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ALTORES ESPAÑOLES
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AUTORES ESPAÑOLES
DESDE LA FORMACIÓN DEL LENGUAJE HASTA NUESTROS DÍAS.
ESCRITOJIES DEl. SIGLO XVL
TOMO SEGUNDO.
OBRAS DEL MAESTRO FRAY LUIS DE LEÓN.
PRECÉDELAS SU VIDA, ESCRITA POR DON GREGORIO MAYANS Y SISCAR ,
Y UN EXTRACTO DEL PROCESO INSTRUIDO CONTRA EL AUTOR
DESDE EL AÑO Í57i AL 1576.
MADRID.
M. RIVAÜENEYRA— IMPRESOR — EDITOr,.
SALÓN DEL PRADO, 8.
1855.
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VIDA Y JUICIO CRÍTICO
DEL MAESTRO
FRAY LUIS DE LEÓN
ESCRITOS
POR DON GREGORIO MAYANS Y SISCAR,
Y ANOTADOS POR EL COLECTOR.
Escribo la vida del maestro fray Luis de León , uno de los varones mas insignes que ha tenido
España por su sabiduría y elocuencia. El licenciado don Francisco Bermudez de Pedraza, que
publicó las Antigüedades y excelencias de Granada en el año 1608, en el lib. 3.°, cap. 21,
donde trató de los hijos de esta ciudad que han escrito libros de teología , contó entre ellos al
maestro fray Luis de León. El licenciado Luis Muñoz, en la Vida del maestro fray Luis de Grana-
da, que publicó año 1639 , en el lib. 1.", cap. 1." , también dijo que nació en la misma ciudad. El
maestro fray Tomás de Herrera, diligente y curioso escritor, en h Historia del convento de San
Agustin de Salamanca no le señaló otra patria, y en el cap. 37, pág. 392, donde escribió una bre-
ve vida del maestro León, dice que nació, según sienten algunos, en la ciudad de Granada , y
que sus padres eran naturales de la villa de Belmoiite, en la Mancha. Esto quizá debió dar ocasión
á queden Tomás Tamayo de Vargas, en la continuación que hizo del Enquiridion de los tiempos de
fray Alonso Venero, desde el año 1383 hasta el de 1640, tratando de los sucesos del año 1604, dijo:
í En Alcalá murió , á 23 de setiembre , el padre Gabriel Vázquez , natural de Belmente , patria de
muchos varones insignes, como los maestros Lorca , fray Luis y frayBasiho de León, y otros, en
edad de ü3 años.» Lo cierto es, que su padre se llamó Lope de León, cuya mujer fué doña Inés de
Valera, ambos nobles y limpios , según el maestro Herrera (a).
Este mismo afirma que tomó el hábito en el convento de San Agustin de Salamanca año 1343 , y
que profesó á 29 de enero de 1544 , siendo prior el padre fray Alonso Dávila , que fué bien dicho-
so en los hijos que dio á la religión ; pero dióle la profesión el venerable padre fray Francisco de
Nieva, entonces provincial de España.
Fué hombre de grande ingenio y de sumo juicio, muy docto en las lenguas castellana, latina,
griega y hebrea, como lo manifiestan sus escritos. Asimismo fué buen poeta latino, y entre los
castellanos , el de espíritu mas sublime ; insignemente erudito y muy sabio teólogo.
Por tan sobresalientes méritos, en la vigiha de la celebridad del Nacimiento de nuestro Salvador,
en el año 1361, consiguió en la universidad de Salamanca la cátedra de Santo Tomás de Aquino,
(a) En la Colección de documentos inéditos para la casa de su padre, abogado de corte, hasta los catorce;
historia de España está continuado el proceso original que se habla trasladado á Salamanca, donde á los cuatro
que se siguió en la inquisición de Valladolid contra ó cinco años de estudios tomó el hábito de San Agustin,
FRAY Luis, proceso cuyo extracto publicamos á continua- se graduó en teología y obtuvo primero la cátedra de
cion de esta biografía. El mismo fray Luis declaró el Lectura de Santo Tomás y después la de Durando. Esta
dia 1." de abril de 1572, ante el inquisidor Quijano, que confesión del mismo fray Luis desvanece todas las du-
habia nacido en Belmonte, donde residió hasta la edad de das y errores del biógrafo. — {JSotadel Colector.)
cinco ó seis años ; que habia pasado á Madrid y vivido en
E.xvi-ii. a
ti VIDA Y JUICIO CRITICO
en competencia de siete opositores , de los cuales los cuatro eran catedráticos , con cincuenta y
tres votos de exceso. Entonces votaban las cátedras los mismos estudiantes , cuyas voluntades pro-
curaban granjear los que pretendian ser catedráticos con una infatigable aplicación á su enseñanza,
para obligarlos mas. Y por eso los maestros, como mas aplicados, y los discípulos, como mejor
enseñados, solían ser muy excelentes.
Después fué catedrático de prima de Sagrada Escritura. Era costumbre informar públicamente
los opositores á los estudiantes sobre sus méritos, y frecuentemente apocaban los ajenos, unas
veces con razón , otras sin ella. Tenemos un ilustre ejemplo de aquel uso en el docto razonamien-
to que hizo el maestro Fernán Pérez de Oliva , que se halla eatre sus obras, publicadas por su sobri-
no el maestro Ambrosio de Morales.
Dejo de referir lo que dice Antonio Pérez en la carta o I , Sobre los provechos de la soledad , por-
que me parece que pertenece al maestro León de Castro.
La universidad de Salamanca , después del conciho de Trento, consultó al maestro fray Luis de
Leox y al dotor Miguel Francés sobre la reducción del calendario, como lo refiere el dotor Vin-
cencio Blasco de Lanuza en el tomo iv, lib. 5.° délas Historias de Aragón, cap. 44.
Un hombre tan grande como el maestro Leox , dotado de tan excelente ingenio, adornado de su-
ma erudición y sabiduría , y dignamente condecorado, no podia dejar de tener, según la corrup-
ción del género humano, muchos envidiosos. Alguno de ellos puso su fama en tal estado, que
del todo la hubiera perdido si Dios no hubiera vuelto por su honra. Su trabajo sucedió de esta
manera.
En el año 1572 fué delatado el maestro fray Luis de León al tribunal de la Inquisición, que
mandó prenderle. El mismo, en la prefación que hizo al letor sobre su explicación del Cántico
de los cdnlicos de Salomón , refirió la causa de su prisión. Dice que por ruegos de un amigo suyo,
que no sabia latin , tradujo en español el Cantar de Salomón , añadiendo en la misma lengua unos
breves comentarios, con que ligeramente señalaba la verdadera y misteriosa inteligencia de
aquel cantar ; pero que explicaba con mayor extensión el contexto de las palabras y las proprieda-
des y las razones de las sentencias , de que abunda el tal libro ; porque la persona por cuya cau-
sa habia emprendido su trabajo le habia pedido que le enseñase , no lo misterioso que conte-
nían aquellos escritos (porque decía que lo habia oído de muchos , y de algunos con especialidad),
sino de qué manera debiera construirse aquella orden de palabras , según la apariencia perturbado
y envuelto. Y así habiéndolo ejecutado , y dado á leer á aquel por cuya petición lo había practica-
do , pocos meses después le volvió su libro, sin quedarse copia alguna. Pero sucedió que un fa-
miliar del maestro Leox, sin saberlo él , tomándole de su escritorio, no solamente le trasladó para
sí , sino íjuo entregó á otros su traslado para que le" copiasen. De donde provino que , aprobando
muchos hombres de todas clases aquel libro, y pidiéndole, brevemente se multiplicó y esparció
por la mayor parte de España, llegando á manos de muchos. Y por cuanto los inquisidores habían
mandado que ningún libro de la Sagrada Escritura ;e leyese en lengua vulgar, algunos, que no
amaban mucho al maestro León , pensaron que se les ofrecía oportunidad de incomodarlo , y lue-
go de buena gana se agarraron de ella. Y añade el maestro León (de quien esa la letra todo lo
dicho) que habiéndose tratado y terminado judicialmente aquella controversia, con especial fa-
vor de Dios en su averiguación, pero con muchos y grandes trabajos suyos, fué restituido ásu
antigua dignidad y á su entera opinión ; y que para satisfocer al juicio de todos, y nada quedase
que pudiese dar alguna sospecha, muchos le exhortaron á que tradujese y imprimiese en latín
aquel mismo libro. Y asi lo practicó ; bien que á su traducción latina añadió lo que faltaba al
original español , que era una seguida y mas copiosa explicación del verdadero y misterioso
sentido.
No lia faltado quien ha dicho que la excelente traducción parafrástica que hizo el incompara-
ble Benito Arias Montano del Cantar de los cantares, que empieza :
Kn los floridos valles de Giona,
es obra del maesiro León ; pero no es asi ; porque el padre fray Luis de León tradujo el cántico de
Salomón á la letra y en prosa, y después añadió la exposición, como lo he visto ; y el doctor Be-
nito Arias .Montano hizo una paráfrasi poética, variando los versos encada capitulo de los Can-
tares.
Otros han querido atribuir á don Francisco de Quevedo Villegas la paráfrasi de Arias Monta-
DEL MAESTRO FRAY LUIS DE LEÓN. i,i
no , sin mas razón que haberse hallado entre sus papeles la introducción y el capítulo primero
de dicha paráfrasi ; pero manifiestamente se han engañado , porque el estilo pastoril de Mon-
tano es la misma sencillez con una sublimidad maravillosa , y el de Quevedo , una notable afec-
tación, que solamente tiene de bueno los lejos de lo que imita, como se puede ver en su Ura-
nia, cotejando una y otra paráfrasi, las cuales se hallan, la de Quevedo en la pág. 294, y la
de Montano , ó su retazo , en la pág. 288 de la impresión de Madrid del año 1670 , que tengo pre-
sente.
La acusación del maestro León tomó mayor cuerpo por haber escrito una disertación sóbrela
Vulgata, por la cual se vio obligado á trabajar una defensa muy larga de las proposiciones que le
habian notado. Me consta ([ue propuso unas cuestiones al arzobispo de Granada (al parecer don
Pedro Guerrero) sobre la edición Vulgata, para que le respondiese ; y el Arzobispo no quiso res-
ponderle. En la Biblioteca del marqués de Montealegre , parte o.% que contiene el índice de los
manuscritos, í'ol. 171 , pág. 2, se lee que en el tomo vn de las Obras miscelláneas, fól. 341 , hay
una carta que escribió Pedro Ghacon al padre fray Luis de León sobre lo que quiso imprimir de la ,
Biblia, por lo cual (dice) estuvo preso en la Inquisición. Tengo por cierto que la carta será muy
digna de tan erudito y sabio autor.
Pero lo que puedo decir es , que el mismo Pedro Ghacon con aquella su sabia ingenuidad escri-
bió una carta en defensa del insigne Arias Montano al maestro León de Castro, catedi'ático de re-
tórica en la universidad de Salamanca, en la cual , entre otras muchas verdades, le dijo esta : « Y
si para mayor prueba añadiere á esto lo que se dejan decir los que vienen de Salamanca , que vue-
samerced, por sí ó por interpuesta persona , ha hecho prender á los que en estos reinos acompañan
la teología con letras griegas y hebreas , para quedar solo en la monarquía , y que ahora pretende
hacer lo mismo con Arias Montano, entendiendo que vuelve á España , para que , muertos ó encer-
rados los perros, no puedan ladrar ni descubrir la celada ; nos dejarán estas cosas hincadas púas
de siniestras sospechas en los ánimos de los jueces. » De cuyas palabras se puede conjeturar, ob-
servando el tiempo, cpie el maestro León de Castro, perseguidor de hombres piadosos y sabios,
t¡uizá fué uno de los acusadores del maestro fray Luis de León (a).
El general de los agustinos TadeoPerusino, en su registro, día 50 de junio de lo72, según refiere
Herrera, puso una nota latina, que traducida á la letra dice así : «Al provincial de España. Nos
dolimos de la prisión del maestro Luis de León, y le exhortamos para que le ayudase. » Y á 7 de
enero del año 1578 el mismo general hizo mención de que el maestro fray Luis de León ya es-
taba libre, y en 28 de julio le confirmó la cátedra que tenia, y le dio licencia para oponerse
á otras {b).
(a) De esto no cabe ya duda alguna. Entre los testigos (b) E12ü de marzo de 1572 se dio el auto de prisión con-
que depusieron contra fray Luis se halla una declara- tra fray Li'is. El 27, á las seis déla tarde, entró en la car-
dón de ese mismo maestro León de Castro, en que acusa cel. A los dos ó tres dias hizo protesta de fe para el caso
virulentamente á nuestro buen autor de que en sus lee- de muerte repentina. El oí pidió á los inquisidores una
ciones quitaba mucha autoridad á la Vulgata , sostenía imagen de la Virgen ó un crucilijo pintado, las Quincua-
que las interpretaciones de los judíos sobre el Viejo Tes- {¡enasúe san Agustín, el tomo de las obras del mismo au-
lamento eran tan verdaderas como las de los cristianos, lor (¡ue contuviera los libros De doctrina christiana, uu
pretendía que en las antiguas escrituras no viene proine- Sa7iBeniar(lo,iinFraij LuisdeGranadayuníisáiscipWnas.
sa alguna déla vida eterna, repetía una y otra vez que la Pidió además un cuchillo para cortar la comida. Pidió
Biblia es susceptible de nuevas y mejores explicaciones que escribiesen á Ana de Espinosa, monja de iMadri-
que las de la traducción latina. Debemos , sin embargo, gal, que no se cansase de rezar por él y le enviase unos
consignar aquí, en honor de la verdad, que dejaron muy polvos que solía remitirle para sus pasiones de corazón
atrás á León de Castro algunos otros testigos. Un tal y sus melancolías. El i." de abril del mismo año decla-
fray Juan Ciguelo, agustino, ilegó á declarar que fray ró por primera vez ante el inquisidor Quijano; el 17 pre-
Luis no solía decir sino misa de réquiem, aunque el sentó un escrito en que reveló que tenía ya traducido el
día fuese festivo; que nunca se le entendía lo que decía, libro de Job y algunos salmos. El o de mayo tuvo lu-
y acababa muy presto ; que estando un día en un convite, gar la acusación liscal, á que contestó fray Luis de pala-
uno de los convidados dijo vino, y fray Luis respondió : bra en aquella audiencia y otras sucesivas. El 10 contes-
«cuando viniere , obligados somos á creerle , aunque se tó á la misma acusación en una serie de escritos. A los
dubda ó hay dubda sí es venido ; » que todos entendíerou pocos días presentó varios pedimentos , quejándose de
lo había dicho por Jesucristo El mismo fiscal de la In- que no se hubiese procedido al interrogatorio que él lia-
quisicion aiíadió á lo alegado por León de Castro, que bía solicitado, ni se hubiesen buscado entre sus papeles
FRAY Luis hablaba mal de los setenta intérpretes y ponía en unas conclusiones que destruíanla acusación. En el resto
ridículo á los santos padres que habían traducido ia Es- de aquel año y los cuatro siguientes hizo reiteraciones
critura; que sostenía que el Cantar de los cantares erat continuadas de esas mismas quejas. No recayó sentencia
CARMEN AMATORiUM Salomoms ad suam uxore.m; (¡ue pondc- definitiva hasta el día 13 de agosto de Váll. En ella se le
raba siempre mucho á los rabinos.— (jYoí« del Colector.) absolvió de la instancia, reprendiéndole y advirtiéndole
IV VIDA Y JUICIO CRITICO
Cuan serena tuviese la conciencia hallándose en la cárcel, dígalo el mismo maestro León,
que escribiendo al cardenal don Gaspar de Quiroga, arzobispo de Toledo, inquisidor general,
en la dedicatoria de la explicación del salmo 26 , con la satisfacción que le daba su buena con-
ciencia, se explicó con estas palabras : «Y aunque yo de ninguna manera soy tal que pueda ser
contado entre los siervos de Dios, con todo eso, tratándome Dios benignamente y con suma
clemencia, experimenté en mí en aquel (según vulgarmente se juzga) calamitoso y miserable
tiempo , cuando por las mañas de algunos hombres criminalmonte fui acusado como sospechoso de
haberme opuesto á la fe , apartado no solo de la conversación y compañía de los hombres , sino
también de la vista, por casi cinco años estuve echado en una cárcel y en tinieblas. Entonces go-
zaba vo de tal quietud y alegría de ánimo , cual ahora muchas veces echo menos , habiendo sido
restituido á la luz y gozando del trato de los hombres que me son amigos. » Y de esta suerte va
prosiguiendo con admirable desengaño de los que no conocen cuánto asiste Dios en los trabajos á
los que en medio de ellos se conforman con su santísima voluntad. Allí dice que trabajó la expli-
cación del salmo 26, y según refiere el maestro Herrera, compuso también con notable desenga-
ño estas dos quintillas :
Aquí la envidia y mentira
Me tuvieron encerrado ;
Dichoso el Immilde estado
Del sabio que se retira
De aqueste mundo malvado ,
Y con pobre mesa y casa
En el campo deleitoso
A solas su vida pasa,
Con solo Dios se conijiasa ,
Ni envidiado ni envidioso.
En la misma prisión me parece que compuso aquella bellísima canción á nuestra Señora , qu e
empieza :
Virgen que el sol mas pura.
Pero , lo que es mas que todo lo dicho, en la misma prisión escribió el maestro León la útilísima
obra de los S'umbres de Cristo, como consta de su dedicatoria á don Pedro Portocarrero, del conse-
jo de su majestad y del de la santa y general hiquisicion, según se lee en la tercer i mipresion
que tengo de esta obra, y no obispo de Córdoba, cuyo dictado se le añadió en la quinta, que tam-
bién tengo, del año 160o. Allí pues se explicó así el maestro León : «Aunque me conozco por el
menor de todos los que en esto que di^o pueden servir á la Iglesia, siempre la deseé servir en
ello como pudiese ; y por mi poca salud y muchas ocupaciones no lo he hecho hasta ahora. Mas,
yaque la vida pasada, ocupada y trabajosa, me fué estorbo para que no pusiese este mi deseo y jui-
cio en ejecución, no me parece que debo perder la ocasión de este ocio, en que la injuria y mala
voluntad de algunas personas me han puesto. Porque , aunque son muchos los trabajos que me tie-
nen cercado , pero el favor largo del cielo, que Dios , padre verdadero de los agraviados , sin mere-
cerlo me da , y el testimonio de la conciencia en medio de todos ellos, han serenado mi ánima con
tanta paz. que no solo en la emienda de mis costumbres, sino también en el negocio y conoci-
miento de la verdad , veo ahora y puedo hacer lo que antes no hacia. Y hame convertido el tra-
bajo el Señor en mi luz y salud. Y con las manos de los que me pretendían dañar ha sacado mi
bien. A cuya excelente y divina merced en alguna manera no respondería yo con el agradecimiento
debido, si ahora, que puedo, en la forma (jue puedo y s(!gun la flaqueza de mi ingenio y mis
fuerzas, no pusiese cuidado en aquesto, que, alo que yo juzgo, es tan necesario para el bien de sus
fieles. »
Restituido ya el maestro León al uso de la pública luz, procuró alumbrar á todos con sus inmorta-
les escritos. Dos años después imprimió su explicación del Cantar de Salomón, escrita en latín con
este título: F. Lunsii lA'íjiommh Augustiniani Divinorum lihrorum primi ajyud Salmanliccm^es
¡nterpretis in Cántica Canticorum Snlomoniü Explanatio ad Serenissimum Vrincipem Alberlum,
Austriae Arcliiducem , S. li. E.Cardinalcm. Salmanticae , Exciidelnit Lucas á Junta m. d. lxxx,
que en adelante mirase romo y dónde li:dd;iba de rosas y biógrafo, le confirmó el general do los agustinos la cáte-
malerias de calidail y peligro como las (pie del prcteeso dra (pie lenia y le dio licencia para que se opusiese á
písultaban. Se mandó atlemasqne se rt-rogicse elcuader- otras. — (.\ula del Colector.)
no de los Cantares. El 2« de julio de 1o78, como dice el
DEL MAESTRO FRAY LUIS DE LEÓN. v
en 4." Es digna de trasladarse aquí la aprobación que dio el doctor Sebastian Pérez , que es como
se sigue :
Explanationem Canticorum Salomonis , Litysii Legiouensis, Augustiniani , Salmaticensis Acade-
miae doctissimi Professoris , legi mné libcntissimé : est enim ejusniodi, id magtiopcre, non solum sen-
tentüs aptissima quadam serie, quod eral in hoc opere valdé difficile, coliaercnübus, sed eliam ser-
monis puritate , et elegantia , autiquilaíem iUam cullam et perpoIUam redoleal. Qunmobrem
edcndam censeo , perqué manus el ora hominum pervagari : cüm sit non tanlüm ortfwdoxa, sed ad
pietatem promovendam, et verum religionis cultum amplificaiidum aptissimé compvsila. — Sebas-
tianits Petrejus Doctor Theologus.
Pero lomas notable es, que fray Pedro Suarez, provincial de los agustinos en la provincia de Cas-
tilla, le mandó publicar esta y otras obras teológicas que liabia compuesto, con un mandamiento
tan fuerte como este : Quoniamque scimus te plura et ad Sacrnrnm Lilteranim explanationem,
et ad Theologicas quaestiones perlinentia, scripsisse, quae si edantur, sint publicé utilia futura;
idcircb tenore praesenlium, et nostri Officii auctoritale in virtule Spiritus Snncti, et in meritum
sanctae obedientiae, tihi praecipimits, ul qnos habes confectos in Canticnm Canticorum Salomonis
Conimenlarios primüm, deinde reliqua omnia , quae in Sacras LUte>as, et de '¡ licohxjicis quaes-
tionibus commentatus es, typis mandes. Datum Salmanlicae xi. Culend. Januarii aun. 1578.
Tanto importaba al honor de su religión y al bien público de la cristiandad que se imprimiesen las
obras del maestro León.
Con razón pues Jacobo Augusto Tuano, al íin del lib. 99 . llamó elengantísima á esta explicación
del Cántico de los cánticos ; y el padre Andrés Escoto , en su Biblioteca española, tomo ii , pág. 266,
añadió que el maestro León escribió eruditamente este comentario ; pero se engañó en decir que
le tradujo en español ; porque primeramente le escribió en castellano, y después le hizo mas lle-
no en latin.
El maestro FKAY Luis de León, á la exposición del Cántico de los cánlicos, imitando á su amigo
Arias Montano (que entre los poetas cristianos latinos ha sido , en mi juicio , el mas sublime en los
pensamientos y mas diestro en la manera de expresarlos con propiedad y elegancia ) , anticipó un
voto á :a Virgen Madre de Dios, muy piadoso y propio del asunto ; y habiendo concluido con admi-
rable acierto su sabia explicación, hizo una excelente oda en acción de gracias, en la cual la belle-
za de las expresiones compite con lo ingenioso de la invención ; de manera que manifestó ser un
poeta de elevadisimo espíritu.
En el mismo año lo80 , juntamente con el referido libro de la exposición de los Cantares, publi-
có la que había hecho en la cárcel sobre el salmo 26, con este título :
F. Luijsii Legionensis, etc. in Psalmum vigesimuní sextum Explnnatio. Sa'manticae , Excude-
bal Lucas a Junta, m. d. lxxx, en 4." La dedicó, según queda referido, al cardenal don Gaspar de
Quiroga, arzobispo de Toledo, y lo que es mas del caso para conciliarse fe en lo que decía, in-
quisidor general.
El modo de escribir del maestro León explicando las divinas letras es muy parecido al de Arias
Montano , varón á todas luces grande , salvo que el maestro Lií<»n suele ser algo mas ceñido en sus
explicaciones que aquel en sus comentarios. Declara la propiedad de las palabras, explica el
verdadero sentido del contexto , averigua las circunstancias de los dichos y de los hechos , las ha-
ce resaltar y observar. No suele citar sino textos sagrados, y estos mucho menos que Montano, á
quien sigue en usar tal cual vez de algún escogido testimonio de algún poeta clásico , y suele valer-
se de la lengua española para explicar mejor algún modo de hablar. Todo con estilo propio , juicio-
so , breve , claro y elegante.
En el tomo u de la Biblioteca selecta del barón de Scliomherg , impresa sin nombre de su ílus-
trísimo dueño, en Amsterdam, por Salomón Schouten y Pedro Mortier, año 1743, pág. 4, hallo que
la explanación del maestro León sobre el Cántico de los cánticos, y tambienla que hizo sobre el
salmo 26, se imprimieron en Salamanca año io82, en 8.°
El año siguiente, lo8o, hizo imprimir el maestro fray Luis de León la útilísima obra de los Nom-
bres de Cristo , y asimismo la Perfecta casada , en Salamanca, en la imprenta de Juan Fernandez,
sogun el maestro Herrera y don Nicolás Antonio, el cual añade que los Nombres de Cristo se im-
primieron en Barcelona el mismo año lo83.
Si esta segunda impresión es cierta, no se tenia noticia de ella cuando se hizo en Salamanca la
que se llamó segunda , y salió á luz con este título : De los nombres de Cristo , en tres libros , por el
V, VIDA Y JUICIO CRITICO
maestro fray Luis de León. Segunda impresión, en que, demás de un libro que de nuevo se añade,
van oirás muchas cosas añadidas y emendadas. Con privilegio. En Salamanca, por los herederos de
Matías Gast. m.d.lxxxv, en 4.° De este título se colige que la primera impresión délos Nombres
de Cristo solamente contenia dos libros.
El año inmediato, 1586, se imprimió lalü mismo Id Perfecta casada, en 4.°, como consta dello-
rao primero de la Biblioteca selectísima del barón de Schomberg , pág. loo.
Yo tengo las que se intitulan terceras impresiones de ambas obras, hermosamente impresas, y
la una dice así : La perfecta casada, por elmaestro fray Luis de León. Tercera impresión, mas aña-
dida y emendada. En Salamanca , en casa de Guillelmo Foquel, m.d.lxxxvií , en 4."
La otra , de los Nombres de Cristo, tiene el título totalmente conforme á la de Matías Gast , y sola-
mente se distingue en que se hizo con notable hermosura de papel y letras, en Salamanca, en casa
de Guillelmo Foquel , 1587 , en 4.°
En lo de diciembre del año 1594 fray Jerónimo de Almonacis dio una aprobación del tenor si-
guiente : « Por mandado del Consejo Real vi un cuaderno de diez y siete hojas , compuesto por el
padre maestro fray Luis ds León, déla orden de San Agustín, catedrático de Escriptura en 1^ uni-
versidad de Salamanca , añadido ahora de nuevo al libro de los Nombres de Cristo , que hasta aquí
andaba impreso, hecho por el sobredicho autor, en que se trata del nombre que Cristo tiene de
Cordero. » Ciertamente se hizo esta aprobación para añadir el nombre de Cordero á la impresión
de los Nombres de Cristo que el año inmediato, 1595, salió áluz en Salamanca según don Nico-
lás Antonio, que , conforme la cuenta referida, fué la cuarta. *
Yo poseo la que se intitula quinta impresión de una y otra obra, hecha también en Salamanca
en casa de Antonia Ramírez, viuda, año 1605, en 4.°, en cuyo frontispicio se lee este título : De
los Nombres de Cristo , en tres libros , por el maestro fray Luis de León. Quinta impresión , en que
va añadido el nombre de Cordero, con tres tablas, la una de los Nombres de Cristo, otra de la Per-
fecta casada , la tercera de los lugares de la Escritura.
Antonio Posevino, en el tomo n de su Aparato, pág. 40, refiere que estas dos obras se impri-
mieron en Yenecia traducidas en lengua italiana. Don Nicolás Antonio dice que sabia haberse im-
preso en Yenecia la Perfecta casada, año 1595, en 8.°, por Juan Bautista Ciotti, y que había visto
impresa en Ñapóles , año 1598 , en 8.° , la misma obra, su autor , esto es , traductor, Julio Zanchini
daCastighoncho, que se llamaba caballero religioso.
No faltaron repreheusores á estas dos grandes obras de la Perfecta casada y de los Nombres de
Cristo, á quienes respondió el autor con su acostumbrada modestia en la prefación del libro ni de
los Nombres de Cristo , enderezada á don Pedro Portocarroro.
En cuanto á los iYomÍJr(?s de Cristo, el padre Andrés Escoto, en su Biblioteca española, tomón,
pág. 266 , siguiendo á Yalero Andrés Taxandro , dice que el maestro León escribió doctamente de
los nombres divinos, á imitación de Dionisio Areopagita. Pero ni los críticos admiten como cierto
haber escrito san Dionisio Areopagita dé tal asunto, ni el maestro León trató, propiamente hablan-
do, délos nomlir.s divinos, sino de los iYo??i/;rt'S rfc Cristo, verdadero Dios y hombre, y con dis-
tinta idea y método que el libro de los Nombres divinos, atribuido á san Dionisio ; de suerte que del
maestro León se puedo decir con verdad sobre este asunto (como ya lo advirtió el maestro Herrera)
lo que do Homero dijo Yeleyo Patérculo : « En quien esto es lo mas, que ni antes del se ha hallado
á quien él haya imitado, ni después del (juien pueda imitarle. »
El autor, en d principio de los Nombres de Cristo, finge que sus diálogos son unos razonamien-
tos í|ue en los años pasados tres amigos suyos y de su orden , los dos de ellos hombres de gran-
des letras é ingenif), tuvieron entre sí por cierta ocasión acerca de los nombres con que es llamado
Jesucristo en la Sagrada Escritui'a. Calló los nombres d(í los tales religiosos, quizá por no exponer-
los á la envidia,
Anoshá(|ue observé que elmaestro LEONÍngii'ió en sus />/áío^o.s algunos sermones, y lo confe-
sará cualquiera que lea el nombre de Padre , en cuyo diálogo , si se (|uitan las interrupciones de los
interiofUlort'sSahino y Juliaui», se hallará un Mdmirai)le s(;i'mon d»; ¡\Iarc(do, cuyo asunto fué e\.-
plicar la protécia de Isaías en el cap. !), cuando dijo : Paler fiituri saeculi. Emj)ez<i Marcelo su ora-
ción con aíjueilas ¡ialabnis : « Lo que agora he propuesto. » Y para que eslo carezca de duda , á
lo último de dicho diálogo llamó Sabino sermón á dicho discurso ; (;I cual si se lee con atención,
se v<;rá que en Es}»aña no ha habido orador de tan sublime estilo como el maestro León. Y así, es
cosa muy sensible que una de sus obiasqnese ha dejado de imprimir liaya sido El perfecto pre-
DEL MAESTRO FRAY LUIS DE LEÓN. vu
dicador, de la cual hizo memoria el maestro José do Valdivieso en la aprobación que dio en i\!a-
drid, dia 20 de octubre del año 1629, á las obras poéticas del maestro Lkon.
Su estilo castellano es castizo, propio, juicioso y elegante. Don Nicolás Antonio quiere que sea
el mejor de la lengua española. Ciertamente lo es , si se mira el agregado de todas sus bellezas, jun-
tas con una exactitud de pensar muy digna de imitarse ; porque ni usa de pensamientos falsos , ni
de argumentos débiles, ni de semejanzas violentas, ni de voces extranjeras. Solamente quisiera
vo que algunas veces no fuesen sus cláusulas tan largas. La lengua castellana le debe una singular
prerogativa , y es , haber sido el primero que procuró introducir en ella la armonía del número.
Cuánto cuidado puso en esto , dígalo él mismo , que hablando con don Pedro Portocarrero en el
libro 111 de los Nombres de Cristo , entre otras cosas , le dijo lo siguiente : « Destos son los que di-
cen que no hablo en romance, porque no hablo desatadamente y sin orden, y porque pongo
en las palabras concierto, y las escojo y les doy su lugar. Porque piensan que hablar en romance
es hablar como se habla en el vulgo, y no conocen que el bien hablar no es común, sino nego-
cio de particular juicio, ansí en lo que se dice como en la manera como se dice. Y negocio que
de las palabras que todos hablan elige las que le convienen, y mira el sonido dellas, y aun
cuenta á veces las letras, y las pesa y las mide y las compone, para que no solamente digan con
claridad lo que se pretende decir , sino también con armonía y dulzura. Y si dicen que no es estilo
para los humildes y simples , entiendan que , así como los simples tienen su gusto , así los sabios y
ios graves y los naturalmente compuestos no se aplican bien á lo que se escribe mal y sin orden, y
coníiesen que debemos tener cuenta con ellos, y señaladamente en las Escrituras, que son para
ellos solos, como aquesto lo es. Y si acaso dijeren que es novedad , yo confieso que es nuevo y ca-
mino no usado por los que escriben en esta lengua , poner en ella número , levantándola del des-
caimiento ordinario. El cual camino quise yo abrir, no por la presunción que tengo de mí , que sé
bien la pequenez de mis fuerzas , sino para que los que las tienen se animemá tratar de aquí ade-
lante su lengua como los sabios y elocuentes pasados , cuyas obras por tantos siglos viven , trataron
las suyas ; y para que la igualen en esta parte que le falta, con las lenguas mejores, á las cuales,
según mi juicio , vence ella en otras muchas virtudes. » Hasta aquí el maestro León , cuyo estudio
en el número tal vez fué causa de que algunas de sus cláusulas tengan la colocación algo traspues-
ta; artificio que la lengua española, amiga de la colocación natural, no quiere sufrir , para que se
vea cuan dificultoso es hacer armoniosa la oración natural [a).
Año i587 escribió una doctísima y elegantísima prefación á las excelentes obras de santa Tere-
sa de Jesús. Y le hubiéramos debido la vida de la Santa , escrita con gran maestría , si Dios hubiera
alargado la suya mas tiempo , pues don fray Diego de Yépes, obispo de Tarazona, en el prólogo de
la que escribió de dicha santa madre, §.4.", nos dejó esta memoria : « La Emperatriz, herma-
na del rey don Felipe II, nuestro señor, le fué devotísima, y deseó mucho que el padre maestro
FRAY Luis DE Leon, dc la orden de San Agustín, catedrático de Escritura de la universidad de Sala-
manca , y hombre bien conocido en la Europa por la grandeza de sus letras é ingenio , escribiese su
vida y milagros , pareciéndole (y con justa razón ) que ninguno había entonces en España que me-
jor pudiese satisfacer á este argumento y á su deseo. Y así, le encargó tomase este trabajo, que para
él fué de mucho gusto. Tomó luego la pluma y juntó muchas otras cosas, que (después del libro que
escribió tan acertadamente el padre dotor Kibera) descubrió el tiempo y cuidado ; y yo le di en-
tonces por escrito mucho de lo que aquí digo ; pero fué Dios servido que muy á los principios,
(«) Este mismo cuidado en colocar las palabras, no so- ración y en la energía de su razonamiento. Ese demasiado
lo le llevó, como dice Mayans, á trasposiciones violentas, esmero de que fray Luis tanto se jacta , mata general-
sino que en muchos pasajes de sus mejores obras le mente la espontaneidad, debilítala energía délas ideas,
hizo, precisamente lo que él queria evitar, áspero y du- hace el estilo lánguido y difuso. Debe ser siempre bien
ro. Se observa en su estilo cierto martilleo que no pocas conocida la lengua en que se escribe; mas no se ha de
veces fatiga. Encabalga las ideas de una manera lasli- sacrificar nunca el pensamiento á las exigencias de la
niosa, turba con largos y numerosos incidentes la mar- pureza ni á las de la cultura de la forma. Fray Luis lo sa-
cha de sus cláusulas, coloca mal las muchas citas con crificó; mas, lo confesamos, es en esto, no solo discul-
([ue salpica todos sus escritos. Es castizo , propio, jai- pable, sino hasta digno de elogio. En sus tiempos la len-
cioso, elegante casi siempre , pero dista mucho de poseer ¡íua castellana estaba en su periodo de formación, tamo,
un estilo que merezca la alta calilicaciou de Nicolás An- que muchos y notables varoues la consideraban aun in-
tonio. Cervantes le aventaja en naturalidad y en ar- digna de traducir fielmente y con nobleza los altos pen-
monía ; Granada en severidad , en animación . en fuer- samientos teológicos. Todo esmero para regularizarla y
za ; Estrella en precisión y en la variedad de la frase; darla dignidad era, por lo tanto , poco. — [Nota del Lo-
san Juan de la Cruz en dulzura; Malón de Chaide en lo lector.)
pintoresco del lenguaje ; Mariana en lo rápido de la nar-
VIH VIDA Y JUICIO CRITICO
cuando aun no había escrito cinco ó seis pliegos , muriese el autor , dejándonos á todos frustrados
de nuestras esperanzas. Pero ya que no sacó á luz parto tan deseado, hizo un prólogo, que anda jun-
tamente con el libro que escribió de su vida la santa Madre , en el cual , aunque brevemente , con
tanta erudición como verdad escribe altamente de las maravillas grandes que Dios obró en esta
santa y por esta santa. » Mas adelante el mismo autor , en el lib. o.", cap. 49, escribió así : « El ma-
yor testimonio que yo podré traer en confirmación de la estima que se ha de tener destos hbros,
es lo que de ellos escribió el padre maestro fray Luis de León, de la orden de San Agustín , cate-
drático de Escritura de Salamanca, y en el tiempo que vivió , luz y gloria de España , que como los
viese y examinase por comisión del Consejo Real, quedó tan aficionado y preso de su dotrina , que
en alabanza de ellos y de su autor hizo un prólogo muy largo y elegante , que anda al principio de
sus libros ; y no contento con esto, comenzó á escribir un libro de la vida y milagros de la santa
Madre , aunque prevenido con la muerte , no la pudo acabar. »
En el capítulo que se celebró en Toledo, día o de diciembre del año I088, en el cual presidió el
general Gregorio Elparense , que después fué cardenal , se cometió al maestro León que hiciese
constituciones para los religiosos recoletos de San Agustín , cuya reformación comenzó aquel año
ó el siguiente, y las hizo y ordenó prudente y religiosamente. Imprimiéronse el mismo año. Tanta
pai'te tuvo en los mayores negocios de aquella congregación. Aludiendo á esto , escribió el licen-
ciado Luis Muñoz en la Vida y virtudes del venerable maestro fray Luis de Granada, lib. 0.° , capí-
tulo 1.°, pág. 163 : «Ayudó mucho á que se avívase este instituto (de la recolección de los agustinos
descalzos) el insigne maestro fray Luis de León, varón de un siglo , en el capítulo que se celebró
en Toledo el año de I088. »
Pensó el maestro León en reimprimh' sus obras expositivas, añadiendo otras, y en el año 1589 en
la oficina de GuilelmoFoquel pubUcó el tomo primero, que contiene cuatro obras. La primera es la
Explicación sobre el Cántico de los cánticos; la segunda sobre el salmo 26; la tercera, dedicada á don
Pedro Portocarrero , entonces obispo de Calahorra, se intitula así : F\ Liiysii Legionensis Auyusti-
niani, Tlieologiae Doctoris, et Divinorum librorum primi apud Salmanticenses interpretis in Abdiam
Prophetam Explanatio. La cuarta, con los mismos dictados , se intitula : In Epistolam Pauli ad Ca-
latas Explanatio, en 4.", y contiene este tomo primero, sin segundo, 921 páginas. Es cosa notable
que el maestro León se intitula dotor en teología , y así el año 1589 ya estaba condecorado con ese
título, que en aquellos tiempos no era tan frecuente como ahora , porque solamente solian aspirar
á ellos muy beneméritos, y era muy costoso.
Auberto Vander Eede , canónigo de Antuerpia, siguiendo los apuntamientos de Auberto Míreo,
en los escritores del siglo xvi dejó escrito que la obra que íjnprimió el maestro León sobre el Cán-
tico de los cánticos en Salamanca, en la oficina de Guillehno Foquel, año 1589, estaba prohibida,
como obra de amores ; pero ni ha habido tal prohibición , ni dicha obra está tratada profanamente;,
aunque su asunto son los amores del alma santa , de que misteriosamente escribió Salomón, siendo
su expositor el maestro León con admirable piedad, juicio y elegancia (a).
Quizá no parecerá vana conjetura decir que el maestro León pensaba incluir en el segundo to-
mo de sus obras teológicas el erudito libro que enderezó á Juan Grial, bien conocido por su juicio
y dotrina : De utriusque Agni typici alque veri immolalionis leyitimo tempore, Sahnanticae apud
Guillelmum Foquel, 1590, en 4.° Probó iimy bien su asunto, con grandes alabanzas del padre Esco-
lo, qutí dijo estar escrito este libro con terso y pulido estilo. Esforzó el mismo asunto su discípulo
y sobrino , el maestro fray Basilio Ponce de León, en su libro singular De Agno typico, impreso en
Madrid por Miguel Serrano de Vargas , año 1604 , en 8.", y á lo último del se reimprimió el tratado
(a) La versión del Cantar de los ca?itarcso.íifíoV.ihi\is\- prol'iindas. Las ameniza de vez en cuando con oportunas
ma. En ella no se contenió el autor conflíjrnos áconoccr cilasde los autores clásicos, griegos y romanos; circuns-
el espirilii del cántico; nos le tradujo á la letra , con lo- taiicia que les da adornas cierto interés y realce. Cuando
das sus elipsis y plfonasmos, con todos sus liebraismos. trata de sondar alguna cuestión, se ve en él, no ya al li-
Las bellezas de la idea y las de la forma cslán igualnien- teralo, sino al liondire pensador, á un liond)re de liierle
te apreciadas : es la versión una verdadera copia. La ex- y vigoroso raciocinio. lira en sus opiniones iiidopendien-
posicion que la acompaña es apreciahle, como todas sus le y liasla audaz; la acusación de que fué objeto no deja-
exposiciones de la iJiblia. I'useia Lkon vastos conocí- ba de tener su fundamento. Miraba en efecto concierto
míenlos, conocía á fondo las lenguas griega y liebrea, desden la traducción conocida con el iiond)re de Vulga-
habia penetrado hasla en los úlliinos secretos de la bis- ía; sostenía (|ne solo en lo relativo á la fe merecía m\
loria judia, y están sus exposiciones llenas<le eru- completo asenlimieulo. ¿lira esto, sin embargo, un cri-
(Jicion y de observaciones lan acerladas como graves y nieu? — [Xoladcl Colector.)
DEL MAESTRO FRAY LUIS DE LEÓN. IX
del maestro León, que se halla tercera vez impreso en los QuodUbetos del doctísimo maestro fray
Basilio Ponce de León , pág. 84.
En el dia 2 de mayo del año 4o91 , se hace mención en los registros generales de que el maestro
FRAY Luis de León era vicario general de la provincia de Castilla.
En el mismo año , dia 14 de agosto, se celebró capitulo en el convento de Madrigal, y fué elegido
provincial.
Por este tiempo estaba el maestro León sumamente dedicado á la lectura de los libros de teología
mística, como lo reíiere el licenciado Luis Muñoz en la Vida y virtudes del maestro fray Luis de
Granada, lib. o.°, cap. 9.", pág, 208, por estas palabras : « Cónstame de original muy cierto que
el gran maestro fray Luis de León, de quien ya hicimos mención en este libro, escribió á Arias
Montano, su grande amigo, que retirado en una casa de campo que tiene el convento de San Agus-
tín de Salamanca, en una isleta que hace el rio, que describe en la introducción del libro 2.* de los
Nombres de Cristo, leyó todas las obras del padre fray Luis de Granada, y que habia aprendido
mas de su letura que de cuanta teología escolástica habia estudiado, y que de allí adelante serian
su principal estudio. Es certísimo que el padre maestro fray Luis de León alababa con grandes
encarecimientos el estilo, elegancia y vigor en el persuadií* del padre fray Luis de Granada;
decía que le habia dado Dios el don de la elocuencia cristiana. Dióse este gran varón los últimos
años de su vida á la lección de libros espirituales, y en aquel tiempo eran los de nuestro maestro
(Granada) los que mas ruido hacían en España : salió con su lección tan aprovechado en lo mís-
tico, como antes docto en lo escolástico ; pocos le igualaron en su siglo, será asombro en los ve-
nideros, í
Con tan buena preparación de ánimo como este, y otras semejantes, murió en Madrigal el maes-
tro FRAY Luis de León , dia 23 del mes de agosto del año 1591 , antes que se acabase el capítulo pro-
vincial. Lleváronle á enterrar al convento de Salamanca , en cuyo claustro yace delante del altar
de nuestra Señora del Pópulo. Su sepultura tiene una lápida con esta inscripción :
MAG. FR. LVISIO. LEGIONENSI. DIVINAKVM. HVMANARVMQVE. ARTIVM. ET. TUIVM. LINGVARVM. PERITISS.
SACRORVa. LIBRORVM. PRIMO. APVD. SALMAM. INTEHPRETI. CASTELLAE. PROVINCIALI. NON. AU
MEMORIAM. LIBRIS. IMMORTALEM. SED. AD. TANTAE. lACTVRAE. SOLATIVM. HVNG
LAPIDEM. A. SE. HVMILEM. AB. OSSIBVS. ILLVSTREM. AVGVSTIMAM
SALMAM. P. OBIIT. AN. M.D.XCI. XXlll. AVGVSTI
AET. LXIIII.
Según esto, nació año 4527. El año 1591 fué lamentable'por la pérdida de algunos varones insig-
nes en letras. Dia 21 de setiembre murió el maestro Ambrosio de Morales , diligentísimo historiador
de las cosas de España. En el mes de noviembre el padre Francisco de Ribera , docto expositor
de las divinas letras. Día 14 de diciembre san Juan de la Cruz, insigne teólogo místico.
El maestro fray Luis de León dejó escritas varias leturas de teología escolástica , de que aun vi-
viendo él se aprovechó el maestro fray Pedro de Aragón, de la orden de San Agustín, en la obra que
imprimió, año 1584 , sobre la segunda parte de la Suma de santo Tomás, De Fule , Spe , et Chari-
tate , como lo confesó el mismo maestro Aragón en el prólogo que hizo al colegio de Salamanca en
el primer tomo , y mas claramente en el prólogo al lector.
También dejó escrito un comentario sobre el Apocalipsi, que se conserva en el colegio de San
Agustín de Salamanca , como lo refiere el padre Luis de Alcázar en su libro intitulado : Vestigatio
arcani sensiis in Apocalypsi , pág. 88.
Una oración latina en alabanza de san Agustín, la cual dijo en la universidad de Salamanca. Es-
tá escrita con juicio , y tengo una copia de ella , aunque algo viciada por la ignorancia de los co-
piantes.
Las demás obras latinas ya quedan referidas en los años en que las publicó, como también las
castellanas, de las cuales solamente quedan por referir las poesías que después de su muerte sa-
lieron á luz.
En el año 1618 se imprimió en Madrid en 16.°, por Diego Flamenco, una traducción que hizo en
verso castellano del salmo Miserere, con una canción á Cristo crucificado. Por buena suerte
paró un ejemplar en la librería del marqués de Víllena , don Juan 3Ianuel Fernandez Pacheco , que
la comunicó al maestro fray Juan hiterian de Avala , gran conocedor de la lengua castellana , y
que supo escribirla con enmienda. Este pues, dos años después de la muerte del Marqués, que su-
cedió dia 29 de junio del año 1725, reconoció que aquella impresión estaba tan desfigurada de
X VIDA Y JUICIO CRITICO
crrafas y defetos, causados de copiantes ignorantes y de impresores no bien adverlidos, que tú
restituh'la aun imperfetamente cá su original no dejó de parecer á la primera vi¿ta empresa algo
mas que dificultosa. Intentólo, no obstante , y con deseo de la pública edificación, pulilicó nue-
vamente aquellas dos poesias en la forma que mejor pudo, en Madrid, en la imprenta Real, por
Josef Rodríguez de Escobar, año 1727, en 8.°, y en una prefacioncilla que hizo previno lo si-
guiente : « 'So se puede dejar de advertir, en gracia ó en. obsequio de algunos ingenios ó algunos
oídos que tienen mas de escrupulosos que de sabios, que el sapientísimo autor se embarazaba
poco, ó no se embarazaba, en que muchos pasos de sus canciones estuviesen asonantados ; de-
feto que ahora se tendría por intolerable. Pei'O es al mismo tiempo escrúpulo que absoluta-
mente despreciaron ó no conocieron los poetas italianos, priuieros maestros del arte, sin excep-
ción de algunos, y entre los nuestros los mayores ; si no es que se dude que lo fueron el Roscan
y Garcilaso.»
Habiendo tenido yo un ejemplar de esta impresión, facilité que se hiciese otra en Valencia,
año i7o7, en 8.°, por los herederos de Jerónimo Conejos, totalmente ajustada á la del maestro
Ayala del año 1727.
Sin haber tenido noticia destas dos excelentes poesias del maestro León , publicó una junta
de las demás don Francisco de Quevedo Villegas ; lo cual indica que su autor compuso aquellas
dos después que liabia hecho ya su recogimiento. Salieron á luz con este título, en alguna manera
digno de enmienda : Obras propias , y traducciones lalinas, griegas y italianas , con la paráfrasi de
algunos psalrnos y capítulos de Job , autor el doctísimo y reverendísimo padre fray Luis de León, de la
gloriosa urden del grande doctor y patriarca san Agustín, sacadas de la librería de don Manuel
Sarmiento de Mendoza , canónigo de la magistral de la santa iglesia de Sevilla. Dalas á la impresión
don Francisco de Quevedo Villegas, caballero de la orden de Santiago. Ilústralas con el nombre y
la protección del Conde-Duque , gran canciller, eir. En Madrid, en la imprenta del reino, año 1651,
en IG." (fl).
Salió afeado este; libro con nuichos yerros de iiiipreiita, de los cuales no se libró en la segunda
impresión, (¡ue se hizo en Milán, por mandado (¡el duque de Feria, en la imprenta de Felipe Gui-
solfi, añoi(J5l, en 12. ° Fué este duque de Feria doü (iomez Suarez de Figueroa y Córdoba, segundo
duque de Feria, (|ue en una carta que escribió dia 41 de junio del año 1604 al maestro fray Juan
Marques, autor de la célebre obra del Gobernador cristiano, refiere que estando en Roma
año 1302, en casa del du(¡ue de Gesa, Gonzalo ¡''ernandez de Córdoba, grande apreciador de los
hombres sabios , y muy celebrado dellos, le dijo que tenía deseo de un libro que tratase De Zas
obligaciones de los estados, y añadió que había j)edido al padre maestro fray Luis de León que
tomase en si aíjnel cuidado; lo cual no pudo tener efeto por la l)revedad de la vida del maestro
León, (lue habia nuieito el año antecedente.
Del tiempo en ((iie el maestro fray Luis de León compuso sus poesías, y del motivo que tuvo
(a) A L'Sla coioccioii iiciiios tciiidu la lovUiiia de poder Salió suiíucnto vano,
añadir una oda A la vida relir;uisa,(]ue iieniüs encontrado l'ucs luego di; repente
entre los manuscritos de la I5il)iioleca Nacional ; aiíju- ^'^ ""^^ ^'^ ''"'^'' V ^l sueño juntamente.
ñas versiones de la iJildia y alfjnnas traducciones de au- Kn ninj^nina conii)osicion se acerca i-nAV Luis de Lkon
lores clásicos. Van todas señaladas con asterisco. La i;iiito como en esta á san Juan de la Cru/. Ifay on ella al^íü
oda á la vida religiosa es un tesoro. La empañan alj^iinas de aquella unción eminentemente mistira cpie tanto lie-
••xprcsio:ies vul;{ares y liasposiciones un si es no es mos ponderado en el juicio critico de este íillimo poeta,
violentas, decae algún lauto t-n la descripción de la vida linlró fray Lns de muy joven en la vida monástica. ¿Si
del anacoreta; pero tiene, en candtio, un conjunto lielli- seria este pe(jueri(t poema inspirado i)or los recuerdos
himo, eslrol'as deliciosas, versos llenos de sentinn<Mito. de las inl'antiles ilusiones (¡ue le decidieron á abando-
ternura en l:i idea, lacilirlad en la expresión, sencillez, n:ir el mundo '.' La descripción del lugar en (jue descan-
Luena dis|)OS¡cion. tiier/.a dramática en el desarrollo del só el alma es tan sencilla como pintoresca; la exposición
argumento. Supone el autor rpie, fatigada su alma por ilela doctrina del cpisli;ni¡smo soltre el cielo, la tierra y
^arios peiisainientus y cansada ya de la lucha, andaba los deslinos del liondtie, tan animada y poética como
desalada Lusc.indo á su querido Lsposo. Si-ntóse á di's- exacta. Sentimos un verdadero placer al dar con lan fe-
tan.sar junto á una fui-nle, cerró sus ojos al sueño, y oyó liz liallazgo. Algunas de las nuevas versiones y traduc-
en lauto que dorniia una vo/ (|ne la dejó admirada. IJ.i- clones (pie publicamos están muy incorrectas. Las lie-
blábale esla \<>7. de lo.s peligrns del nmndo y le pintalia mos debido leer repelid.is veces y puntuarlas con nmclio
con hermosos colores la lran(|uila vida del claustro, rúan- cuidado para llegar á darles sentido. Aun después de
do, gustosa el alma de oiría, se revolvía para ver di- rpié este trabajo (piedim ciertos p;isajes bastante obscuros.
labios brotaba :i(|uella vo/ divina. .\o nos hemos atrevido ái)üner la mano donde tan iosig-
Mai tocando la mano lie varón puso la suva. — {Ñola del Coiccior.)
El agua criitaliúa dv la fucale,
DEL MAESTRO FRAY LUIS DG LEÓN. xi
para juntarlas, ninguno dará mejor razón que el mismo autor, que en la dedicatoria de ellas á don
Pedro Portocarrero dijo que en su mocedad, y casi en su niñez, se le cayeron de las manos, á cu-
va composición se aplicó mas por inclinación que por elección ; no porque la poesía no sea digna
de cultivarse, puesto que Dios la eligió para sus loores , sino porque veia el errado modo de opinar
de nuestras gentes. Y asi, habiéndolas hecho por diversión y para alivio de sus trabajos, no hacia
caso dellas. Pero sucedió que se aplicaron á una persona religiosa, á quien , en lugar de darle ala-
banzas, daban reprehensiones, y se vio obligado á manifestar haber sido autor dellas. Tan sinies-
tros y malignos suelen ser los juicios de los hombres [a).
El maestro León dividió sus Obras poéticas en tres libros , y en su dedicatoria á don Pedro Por-
tocarrero habló dellas con la modestia que manifiestan sus palabras : «Son (dice) tres partes las
deste libro. En la una van las cosas que yo compuse mias. En las dos postreras las que traduje
de otras lenguas, de autores asi profanos como sagi'ados. Lo profano va en la segunda parte ; y lo
sagrado, que son algunos salmos y capítulos de Job, van en la tercera. De lo que yo compuse juz-
gará cada uno á su voluntad. Délo que es traducido , el que quisiere ser juez pruebe jjrimero qué co-
sa es traducir poesías elegantes de una lengua extraña á la suya , sin añadir ni quitar su sentencia,
y con guardar cuanto es posible las figuras del original y su donaii-e y hacer que hablen en cas-
tellano, y no como extranjeras y advenedizas, sino como nacidas en él y naturales. No digo que
lo he hecho yo , ni soy tan arrogante ; mas helo procurado hacer, y así lo confieso. Y el que di-
jere que no lo he alcanzado, haga prueba de sí, y entonces podiá ser ([ue estime mi trabajo mas;
al cual yo me incüné solo por mostrar que nuestra lengua recibe ])ien todo lo que se le enco-
mienda, y que no es dura ni pobre, como algunos dicen , sino de cera y abundante para los que
la saben tratar. * Hasta aquí el maestro León, cuyas poesías castellanas son las que mas ennoble-
cen la lengua española ; porque si ser poeta consiste en una especie de ficción en que perfeta-
mente se imite la naturaleza y las propiedades y circunstancias de las personas y de las cosas,
el maestro León manifestó tener un ingenio sutilísimo parala invención, y una destreza tan feliz
para expresar noblemente lo inventado, que no solo supo declarar noblemente sus propios pen-
samientos , sino también trasladar los ajenos de una lengua en otra , (pie es mucho mas difícil.
Lo primero se ve felizmente ejecutado en la primera parte , en la cual se leen muchas y varias
poesías de asuntos humanos y sagrados; aquellas sin ofensa del decoro de quien las escribió, y de
cualquier ánimo recatado que quiera leerlas ; estas con gran piedad , y con una sublimidad de
])ensamientos que causa admiración á los mayores ingenios ; unas y otras con unos modos de
decir y expresarlas cosas, los mas vivos , propios y elegantes ib).
(rt) Casi ninguno de nuestros poetas tomó en el si- '^ en lodos liompos? I^rzoso es, sin embargo, tiecirlo todo
glo XVI la poesía sino como un medio de distracción y es- "^ ' ¡Qué pocas veces se presentan completamente origina-
paicimíento. Compusieron todos, como fray Lns, sus les! No repetiic-mos ya, con otros muchos críticos, que la
obras en los años de su mocedad, cuando no podía estar primera poesía de la colección y la de la profecía del
formado aun su gusto, cuando el estudio no liabia ro- Tajo son puras imitaciones de Horacio ; hasta en odas
btistecido aun su intebgencia. De hombres, apenas se que por su carácter parece que no podian menos de ser
atrevían á escribir versos, merced á las preocupaciones originales , se hallan pasajes copiados casi á la letra de
de aquella época, que consideraba la poesía como cosa otros autores antiguos. Léanse, después de la descripción
frivola é indigna de ocupar la atención de varones gra- de la tempestad (pág. 7] :
Ves y de altos pensamientos. Tomando en cuenta estos ISo ves cuando acontece
hechos, ¿no es iiasta cierto punto asombroso que conté- Turbai-se el aire tndo en el verano, etc.
mos con tantas y tan buenas composiciones de aquel si- ¡q^ si'mienles versos del libro de las Geórgicas de Vir-
glo, llamado, no sin razón , el siglo de oro ? — (iVoí« del „¡|jq .
Lolector.) Omnia venlorum concurrere praeliavidi,
(b) Las t)oesías de León serán siempre leídas con en- q¡^^^ gravidam late segetcm ab radiábua imis
tusiasmo. A un lenguaje casi siempre poético, reúnen sublime cxpulsam crucrent:itaturbinenifjro
sublimidad en las ideas, fuerza de sentimiento, valentía Verret lücms culmmique kvem stipulasquc coluutcs.
en las transiciones, variedad en el tono, parquedad y Saepeeliam immcnsum coeloienitagmenaquurum
oportunidad en los ci-isodios, descripciones rápidas y Elfoedamglomeranttempemtemmbribusatri»
líeles. Tienen además un colorido propio , cierto sabor <;?'l'^;^^' "' «";; '"f ■; •• rf^^'^f";" 7/ ';;';.
..,.,,,*'. ., ht pluvia tnqenli nala laeta onnm(¡ne Inüores
(¡ue constituye su orignialidad y las caracteriza. No ver- j^.^^^.^. ¿„,^,/,„;„,. z-^,,,,, ,,,„,„ /7„,„,„„ „cmint
san sienq)re sobre temas de la misma naturaleza, como Cumsnnitu; fewelqnc fretis spiranühuí: aequor.
las de tantos otros poetas ; cantan el cielo, la tierra, las ípsu Pater, media mmborum m nocte, corusca
grandes catástrofes nacionales, los misterios de la reli- Fulmina molilur dextra : quo máxima motn
gion , las pasiones do los hombres. No nos sumergen Tenalremil, fugcre femé: etmorlalia corda
nunca en el cieno de los vicios ; nos elevan, nos engran- P'"'' senles humili^ ¡travit pavor...
decen, nos hacen superiores á las mezquinas ambiciones ¿Quién no reconocerá cada rasgo de Leom en uno de
déla tierra. ¿COnio no han de ser estudiadas y ponderadas estos magníficos rasgos de Virgilio? Esto es tanto mas
xn VIDA Y JUICIO CRITICO
Lo segundo, que es la rara habilidad de hacer propios y de la lengua española los ajenos pensa-
mientos expresados en otro idioma , se ve y se admira en las dos postreras partes ó libros , donde se
hallan las traducciones. En las cuales cuan feliz haya sido digalo don Jusepe Antonio González de
Salas , bien conocido entre los eruditos , el cual , en su ¡dea de la tragedia , obra dignísima de que
la imprenta la haga mas ñícilmente legible, porque se ha hecho muy rara en la observación pri-
mera que precede ala tragedia española intitulada Las Iroyanas, pág. 224, hablando de las tra-
ducciones, dijo así : « Disculpe el haberme detenido en esta parte algo mas cuidadosamente el pro-
curar desmentir así el descrédito que en los nuestros hoy tienen las traducciones, pues vemos
que solos se ocupan en ellas los incapaces (como luego digo) de empresa tan difícil; si bien á las
poesías raros se han atrevido, y esos han sido grandes hombres ; en donde tan merecidamente
tiene el lugar primero el siempre digno de alabanza nuestro fray Luis de León , varón , en el juicio
también de los extranjeros, de soberano espíritu , ya se le admitan permisiones de la edad en que
florecía, s
Pero cuánta haya sido su maestría en el arte de interpretar poéticamente , lo declarará el caso
siguiente , en que se verá qué fehcísimos ingenios le hicieron juez de sus traducciones. Ha sido
muy celebrada aquella ingeniosa alegoría que hizo Horacio , príncipe de la poesía lírica latina , en
el libro í.° de sus Cantares, oda 14, donde, en figura de una nave , representó á la repúbUca ro-
mana de este modo :
O ncvis, referent in mare te novi
Fluclus : ó quid arjis? fortiter occupa
Porfían : nonne vides, nt
Nudiim remiíjto latiia,
Et mahis celeri saucius .{frico,
Anteniiaequegemant? ac sine fimibiis
Yix durare caritiae
Posiut imperiositis
Aeqiior? non ubi siint integra ¡iutea :
ISon Di, quos iterum pressa voces malo.
Quamvis Pontica pinus,
Silvae filia nvbilis.
Jactes etgenus, et nomen inutile :
Nil pictis timidus nanita puppibus
Fidit. Tu, nisi ventis
Debes Indibrium, cave.
Nupersollicitum, quae mihi taedium,
Nunc dí'sideninn, enroque non levis,
Interfusa niienleis
Vites aequora Cycladas.
Don Juan de Almeida, poeta laureado , tradujo así esta oda
No mas, no mas al a¿ua;
Si tú me crees, navio, en lí escarmienta
A no probar de hoy mas nueva tormenta.
Las áncoras asienta
V afierra, pues que ves seguro puerto,
V el laclo de remero ja desierto.
Kl mástil casi abierto
Al ábrego animoso eslá crujiendo,
V las nial treciías gúmenas gimiendo.
La furia va creciendo
Del revoltoso mar; navio, guarte,
Que mal podrás sin jarcias sustentarte.
No pienses que eres parte
Para amansar los dioses ofendidos,
Cansados en tu mal y endurecidos ;
Ni en pinos bien nacidos
De la Póntica selva en la espesura,
Ni de la gruesa popa en la pintura,
Pusieron su ventura
Medrosos marineros, que con tiento
No dieron que reir al loco viento.
Ni tú, que el pensamiento
Me tienes tanto agora entretenido.
Cuando de ti poco antes ofendido,
Serás tan atrevido,
Que pruebas ya las ondas espumosas
Vertidas en las Cicladas medrosas.
El maestro Francisco Sánchez de las Brozas, catedrático de retórica en la universidad de Sala-
manca, insigne gramático y feliz poeta, usando del mismo género de estrofas, tradujo la misma
oda de la manera siguiente :
Calera, que me fuiste
Kníado cuidadoso, y nio has trocado
Kn un amor solicito y cuidado ,
;,De (juién te has consejado
Tentar del mar de nuevo la aspereza?
extraño, cuanto que la descripción es un episodio de una
poesía cristiana, para la que [lodia flificilinenle hallar mo-
delo. Se («b'^crva, no obstante, que Lf.on, ann imitando, da
cierto tinte particular á loque imita, aventajando no po-
cas veces al anior original en el modo de condensar el
[leiisamiento. La misma descripción cilnila [inod(! servir
de muestra. Hace aun mas Li:o>-; personaliza á nienudo
en sí lo que sus modelos inqiersonalizaron , y logra co-
municar al asunto mayor fuerza de sentimiento. La com-
No mas, no; toma puerto con destreza.
No sientas la pobreza
De remos por tu lado mal fornido,
Y el árbol con el ábrego Cücendido,
Quebrado y destruido,
paracion entre la oda Qué descausada vida y la de Hora-
cio (|ue empieza : Dealus illi qui procul negotiis, son de
esta oira verdad una conqtleta prueba. ¡Qué no hubiera
hecho Lkon si se hubiese enlregado mas á la espontanei-
dad de su geniol Siqilicamos al lector que lea el paralelo
(¡nc hicimos etitri^ este |)oeta y san .luán de la Cruz en
los pi'climinares del lomo primero de EscnrronES dI'.l si-
glo XVI. — {Nota del Colector.)
Crujiendo te amenazan las amenas.
Durar las naos ó conservarse apenas
Podrán sin jarcias buenas.
¿Noves mas bravo el mar y mas tirano'
Con rolas velas llamaras en vano
A que te den la mano
En lu necesidad los dioses idos ;
Alíi casta y blasones son perdidos.
Pinos ennoblecidos,
DEL MAESTRO FRAY LUIS DE LEÓN.
Del monte Citoriaco cortados,
Serán en tal lugar poco estimados.
En navios pintados
Mal tímido piloto se asegura,
Tú, si al viento no debes tal locura.
No pruebes mas ventura;
Huye las blancas ondas y el bramido
Del mar entre las Cicladas vertido.
Xlll
Don Alonso de Espinosa hizo española la misma oda , variando el género de las estrofas de este
modo :
¡Oh barco ya cansado,
A quien las nuevas ondas sin concierto
Tornan al mar airado.
Cuando era necesario tomar puerto ,
Y en él con doble amarra
Huir del alto mar y aun de la barra !
¿No miras ya que apenas
Tienes por cada banda algún remero,
Y que el mástil y antenas
Crujen y dan lugar al viento Gero,
Y el casco despojado
De jarcias no resiste al mar hinchado?
Las velas tienes rolas,
Los dioses fatigados con ofertas,
Al menester devotas,
Y al peligro pasado poco ciertas.
No tengas, nave, duda
Que en olra tempestad tengas su ayuda.
Aunque tu origen sea
De las montanas altas del Euxino,
Y allá en la selva idea
Cortada seas del mas famoso pino.
El nombre y la pintura
Ai medroso palron poco asegura;
Mas tú, si al^un concierto
No tienes con los vientos en tu afrenta.
Enciérrate en el puerto,
Segura ya del mar y de tormenta.
Baste del mal pasado
Haber salva, aunque rota, ya escapado.
Huye del mar Egeo,
Que las Cicladas ínsulas abraza,
Nave, en quien mi deseo
Y mi cuidado agora se embaraza,
De mí tanto querida,
Cuanto otro tiempo fuiste aborrecida.
Aquellos tres habilísimos traductores consultaron al maestro León, para que, como juez de ente-
reza, imparcialidad y rectitud de juicio, sentenciase á cuál de ellos se debia la palma. Escribiéronle
una carta, cuya copia es esta : « Puede vuestra paternidad quejarse de haber sido importunado en
tiempo que le obliguen* á gastarle en cosas que tan poco valen , y en juzgar el mal romance que
va en esos navios. Dios les dé mas ventura que á sus dueños en fabricarlos, y á usted, padre, en
juzgar estos tres diablos, aunque mas. bien acondicionados que las tres diosas, pues se dan por
contentos de cualquier sentencia. La oda es la 14 del hbro i .° de Horacio, compuesta como novia de
aldea por tres tan malos poetas como ciertos servidores de vuestra paternidad. »
El maestro León , mas prudente que Páris en el juicio de la hermosura de Juno , Palas y Venus,
haciendo cotejo de lastres traducciones, con gran estimación de sus ingenios y sin ofensa suya,
discretamente les dio á entender que debian trabajar mas para llegar al estado de una perfeta
imitación de Horacio en el asunto de aquella oda ; y en una noche (para que se vea su facihdad),
siguiendo la distribución de versos del maestro Francisco Sánchez de las Brozas, compuso otra
canción , en que juntó el rigor de la traducción con el escogimiento de las palabras y elegancia,
dando al mismo tiempo esta discretísima respuesta : « Yo tengo á buena dicha , cualquier ocasión
que sea, tratar con tan buenos ingenios, aunque el juzgar entre ellos es muy diíicultoso , y en este
caso mas , adonde cada cosa en su manera no se puede mejorar. La tercera oda tomó un poco de
licencia, extendiéndose mas de lo que permite esta ley de traducir ; aunque en muchas partes si-
gue bien las figuras de Horacio y parece que le hace hablar en castellano. En las otras dos, que son
mas ala letra, hay en cada una dellas cosas muy escogidas. Al fin, señores, el caso es, que yo
quiero ser marinero con tan buenos patrones, y no juez ; porque me da el ánimo que estoy muy
obligado al servicio de cada uno ; y así , yo también envío mi nave , y tan mal parada como cosa
hecha en esta noche, j
¿Quieres por ventura,
Oh nao, de nuevas olas ser llevada
A probar la ventura
Del mar, que tanto ya tienes probada?
¡Oh! que es gran desconcierto ;
¡Olí! toma ya seguro, estable puerto.
¿No ves desnudo el lado
De remos, y cuál crujen las antenas,
Y el mástil quebrantado
Del ábrego ligero , y cómo apenas
Podrás ser poderosa
De contraFtar ansí la mar furiosa?
No tienes vela sana.
No dioses á quien llames en tu amparo.
Aunque te precies vana-
Mente de tu linaje noble y claro,
Y seas noble pino.
Hijo de noble selva en el Eugino.
X,v VIDA Y JUICIO CRITICO
Del navio pintado Oh fú, mi causadora
Ninguna cosa fia el marinero Ya antes de congoja y de pesares,
Que está experimentado Y de deseo agora
Y teme de la ola el golpe fiero.
Procura pues guardarte,
Si no es que has de perderte y anegarte,
Y no menor cuidado, huye las mares
Que corren peligrosas
Entre las islas Cicladas hermosas.
Advirtió muy bien don Juan de Ahneida, á quien debemos esta liistoria, en una nota suya que
se lee al fin de las Obras del bachiller Francüco de la Torre (que no es tan antiguo poeta como
pensó don Francisco de Quevedo ) , pág. 445, y después de Ahneida , el ingeniosísimo Caramuel en
el tomo n de su Primus Calamus, de la segunda impresión del año 1668, mas aumentada , pág. 529.
Almeida , digo , y Caramuel advirtieron muy bien que el maestro León fué el primero que , imitan-
do á los poetas antiguos , partió en romance algunos vocablos, cumpliendo con la primera parte de
ellos la medida del verso, y pasando con lo restante á dar principio al verso siguiente ; licencia que
practicó algunas veces el maestro León , y singularmente en esta traducción en el verso tercero y
cuarto de la tercera estrofa.
La dotrina del maestro León en su res])uesta es muy notable. Notó en la canción de don Alonso
de Espinosa que tomó un poco de licencia , extendiéndose mas de lo que permite esta ley de tra-
ducir. Esto, según mi parecer, se evita traduciendo primero á la letra en prosa, y convirtiendo
después la prosa en verso ; y como esto rarísima vez puede ejecutarse guardando el mismo número
de las palabras y usando de la colocación poética para ajustarías á la medida de los versos , es lí-
cito añadir algunas palabras muy expresivas, y tal vez alguna sentencia breve, oportuna y (|ue real-
ce el pensamiento, para llenar algún verso ó alguna estrofa. Y para que las estroías de la traduc-
ción sean las mismas en número que las del original , unas veces se compondrán las canciones de
estrofas de menor número de versos, y otras de mayor.
Enseña también el maestro León que deben seguirse las figuras del original ; lo cual se consigue
fácilmente por medio dt; la antecedente rigurosa traducción, por la cual se conservan todas las fi-
guras de sentencia ; y si la lengua en que se traduce no permite la conservación de las figuras d(í
palabra, se procm-an variar con mejoría ó de expresión ó de sentencia. ,
Finalmente , enseña que todo debe ser muy escogido , esto es , así las voces como los pensa-
mientos ; de manera que estos sean poéticos según el género de la poesía, y aquellas, ó propias ó
J)¡en trasladadas, y de ninguna manera bárbaras, como ínsula, voz puramente latina, por isla, voz
castellana, auníjue derivada de aquella.
Pero volviendo á las obras poéticas del maestro IjEon , en la segunda parte ó libro de ellas ma-
nifestó su fefiz destreza en traducir muchas y muy escogidas composiciones de los poetas mas ex-
celentes de la antigüedad , como ciertamente lo fueron Píndaro, Horacio , Virgilio y Tibulo ; y de
los modernos , Petrarca , Monseñor de la Casa , Bembo y otros.
En la i)rim(íra oda pindárica hizo ver (}ue la lengua castellana es capaz de remontarse á lo sumo
de la poesía lírica de los griegos, habiendo sabido traducir á Píndaro , á quien Horacio, príncipe de
los líricos latinos, tuvo por inimitable.
Fué igualmente feliz en las traducciones de Horacio , á íjuien hizo hablar en castellano en las
odas siguientes del libro [¡rimero de sus Cantaren, Maeccnas alavis, 1 , que tradujo de dos maneras:
Solviliir acris liyems, 4; Qiiis mulla gracUis , o; Qiium tu Lidia, 15; O Navis, 14; Maler sae-
vn, \9; Iníeocrvitae, 22; Vitas hinnuleo , ^o ; O Venus, oO ; Albi ne doleas, 55. En otras del
libro segundo, como la 8, fila si juris ; la 10, Rectiiis vives ; la Li, Eheu fugaces ; la 18, ^on
ebur. Y felizmente imitó la í), Nonsemper, y la 12, Nolis longa, del mismo libro.
Del libro tercero tradujo admirablemente la 4, Descende Coc/o; la 7, Quid jks,Aslerie, cuya
traducción, aunque el Brócense la connnúcó á don Juan de Almeida , no era suya, sino del maes-
tro León, que la puso como propia entre las suyas : la 9, Doñee gratas eram ; la 10, Extremum
Tanaim ; la 10, Inclusam Dauaeu ; la 27, Impíos parrac.
Del Hbro í'uarlo la 1 , Inlermisa Venus , y la 15, Audivere Lyee.
Del Epodon la 2, Bealusille, (pie mereció la alabanza del Brócense por su nueva manera de
verso, y muy conforme al latino en la anotación 114 á las Obras de Garci-Laso de la Vega.
También tradujo en romance las diez é(;logasdo Virgilio , príncipe de la poesía pastoril entre los
latinos, y el priuicr libro de los Geórgicos de Virgilio, que algunos críticos de la primera clase han
juzgado ser la obra mas pert'eta de Virgilio.
DEL MAESTRO FRAY LUIS DE LEÓN. xv
Finalmente , tradujo de los poetas antiguos la elegía 3 , Rnra tenent , del libro segundo del culto
Tí bulo.
Asimismo imitó noblemente al Petrarca en la canción ([ue empieza : Mi trabajoso día.
Tradujo maravillosamente la primera canción del célebre Juan de la Casa , alabada del cardenai
Pedro Bembo por su belleza, gravedad, agudeza y modo de pensar altamente ; cuya traducción
empieza :
Ardi, y no solamente la verdura.
Últimamente , tradujo con singular acierto varios sonetos del cardenal Bembo.
Pero si el maestro León fué dichoso en las traducciones de tan insignes poetas antiguos y mo-
dernos , mucho mas lo fué en las que hizo de varias poesías de los mayores poetas que ha tenich)
el mundo, como ciertamente lo fueron los sagrados, es á saber : Job, poeta dramático el mas an-
tiguo que se conoce ; Salomón, principe de la poesía moral , y su padre David, el mas sublime de
todos los poetas.
Tradujo pues en metro castellano trece capítulos de Job , es á saber :elo,4,o,6,7,8,9,i0,
11 , 12,19, 20 v 29. El maestro Herrera y don Nicolás Antonio dijeron que esta obra no estaba im-
presa , habiéndola publicado antes don Francisco de (Juevedo Villegas entre sus poesías , año IGol .
Nos dejó una elegante traducción del capííulo último délo.-; Proverbios de Salomón.
Le debemos admirables traducciones de muchos salmos, que escogió para engrandecer y enri-
quecer la lengua castellana , en la cual habia pocas cosas de estas , como lo advirtió el Brócense en
la anotación o.' á las Óbrasele Garci-Laso de la Vega; y después siguieron el ejemplo del maestro
León , de la manera que pudieron, según su mayor ó menor ingenio, y genio mas ó menos poéti-
co, Cristóbal de Mesa, don Juan deJáuregui, fray Hernando de Jesús, mercenario descalzo, el
dotor Bartolomé Leonardo de Argensola, don Francisco de Quevedo Villegas, el principe de Es-
quilache don Francisco de Borja, el conde de Rebolledo, don Luis de LUoa, y algunos pocos mas.
Pero el maestro Leox, distinguido y sobresaliente entre todos, hizo cuanto pudo, imitar en la
manera posible veinte y un sahnos, ({ue son los siguientes: Beatas vir, 1 ; Cüm invocarem, 4;
Usque quo. Domine, 12; Coeli enarrant , i8;Adte, Domine, levavi, 24; Domiuiisilluminatio, 26;
Dixi custodiüín vías meas, 58 ; Quemadmodum dcsiderat cervus , 41 ; Eructavit cor meum , 44 , del
cual hizo dos traducciones ; Miserere mei, oO ; Deusjudiciumtuum, 71 ; Domine Deus sahitis, 87;
Benedic, anima mea, 102, del cual también hizo dos interpretaciones, una que se halla en sus
Obras poéticas, y otra al fin del libro tercero de los Nombres de Cristo ; Bjuedic, anima mea, 10,1;
Cnnfilemini Domino, 106; In exitu Israel, 116; Qiii confidunt, TiA; De profundis , H9 ; Supcr
^lunwiaBabylonis, 156; Lauda, anima mea, 14o; Lauda, Jerusalem, 147.
El mismo maestro fray Luis de Leox , en la prefación que hizo al letor en la tercera parte de sus
Obras poéticas , dice de qué manera procuró hacer estas traducciones de las poesías sagradas , y
el fin que tuvo. « En esta postrera parte (dice) van las canciones sagradas , en las cuales procuré
cuanto pude imitar la sencillez de su fuente y un sabor de antigiiedad que en sí tienen , lleno , á
mi parecer, de dulzura y de majestad. Y nadie debe tener por nuevos ó por ajenos de la Sagrada
Escritura los versos ; porque antes le son muy propios , y tan antiguos , que desde el principio de
la iglesia hasta hoy los han usado en ella muchos hombres grandes en letras y en santidad, que
nombrara aquí si no temiera ser muy prolijo. Y pluguiese á Dios que reinase esta sola poesía en
nuestros oídos , y que solo este cantar nos fuese dulce, y que en las calles y en las plazas de noche
no sonasen otros cantares , y que en esto soltase la lengua el niño, y la doncella recogida se sola-
zase con esto, y el oficial que trabaja aliviase su trabajo. Mas ha llegado la perdición del nombre
cristiano á tanta desvergüenza y sohura , que hacemos música de nuestros vicios , y no contentos
con lo secreto dellos, cantamos con voces alegres nuestra confusión. Pero esto ni es mío ni deste
lugar (a).
O bien se atienda pues la propia invención en las poesías que hizo el maestro León , ó la felici-
dad en traducir las ajenas, su nombre siempre será respetado en uno y otro género de composición;
siendo muy verdadero el elogio que le dio don Nicolás Antonio , que es el siguiente : « También pa-
rece que fué como naturalmente formado para componer versos , que es la otra parte de la elo-
cuencia, de los cuales ammó algunos latinos á sus obras. Los compuestos en lengua vulgar se im-
(a) Creemos excusado añadir una palabra mas á lo que cunstaiicias que deben acompañar toda buena traducción,
dejó escrito Mayans sobre el mérito de las traducciones y estuvo por cierto tan feliz en dar reglas como eu cuni-
de nuestro insigue poeta. El mismo León definió las cir- plirlas. — (.Veía del Colector.)
XTi VIDA Y JUICIO CRITICO DEL MAESTRO FRAY LUIS DE LEÓN,
primieron juntos después de la muerte de su autor , y son muy castizos y ingeniosos , y llenos de una
fuerza varonil y juntamente de suavidad, con que mereció muy ilustre nombre entre los poetas
de su siglo y nación. > Pero , como las mejores alabanzas de los artífices son las que dan los mismos
que lo son , veamos el juicio que hicieron del maestro León algunos acreditados poetas.
Miguel de Cervantes Saavedra, en el libro vi de la Calatea , en el canto de Caliope , le alabó así :
Quisiera rematar mi dulce canto
En tal sazón, pastores, con loaros
Un ingenio que al mundo pone espanto
Y que pudiera en éxtasis robaros.
En él cifro y recojo todo cuanto
He mostrado basta aquí y be de mostraros :
Fray Luis de León es el que digo,
A quien yo reverencio, adoro y sigo.
Frey Lope Félix de Vega Carpió, en el Laurel de Apolo, silva 4.*, le celebró deste modo :
¡Qué bien que conociste
El amor soberano,
Augustiiio León, fray Llis divino!
¡Oh dulce analogía de Augustino!
¡Con qué verdad nos diste
Al rey profeta en verso castellano,
Que con tanta elegancia traduciste!
¡Cuánto le debiste
(Como en tus mismas obras encareces)
A la envidia cruel, por quien mereces
Laureles inmortales.
Tu prosa y verso iguales
Conservarán la gloria de tu nombre ;
Y los Nombres de Cristo soberano
Te le darán eterno porque asombre
La dulce pluma de tu heroica mano
De tu persecución la causa injusta.
Tú fuiste gloria de Augustino augusta,
Tú el honor de la lengua castellana,
Que deseaste introducir escrita,
Viendo que á la romana tanto imita,
Que puede competir con la romana;
Si en esta edad vivieras.
Fuerte Leos en su defensa fueras.
Don Francisco de Quevedo Villegas, á quien debemos el tesoro de sus poesías, hasta su tiempo
escondido en el olvido, en la dedicatoria que hizo al conde-duque don Gaspar de Guzman , alabó
en las obras de fray Luis de León lo serio y iitil de los asuntos , la buena seguida de los pensa-
mientos, la pureza de la lengua, la majestad de la dicción, la facilidad de los números y la cla-
ridad.
Años há que deseo hacer una nueva impresión de todas las obras poéticas del maestro fray
Luis de León, enmendando antes los defetos de los impresores, y advirtiendo al letor los versos
que dejó por acabar ó de continuar, por no haber dado á sus obras la íiltima lima, como semejan-
temente lo vemos en la incomparable Eneida de Virgilio ; y para que mejor se entendiesen las
traduciones, pensaba yo que debían confrontarse con los textos originales, pero nunca se me ha
ofrecido oportuna ocasión para ejecutarlo. Masúltimainente, habiendo aconsejado á la compañía de
impresores y libreros de la ciudadde Valencia, poco há establecida parabeneíicio délas letras, que
ante todas cosas imprimiesen las obras de los autores clásicos latinos con las mejores traduciones
que tenemos de ellos, les comuniqué algunos libros para este íin, y especialmente las obras poé-
ticas del maestro León de las primeras impresiones, asi las que publicó don Francisco de Quevedo,
como la traducion del salino Miserere y la canción á Cristo cruciíicado ; y en vista de la excelencia
dellas, sin mas esperar, las han dado á la prensa, y en ellas veo bien enmendados algunos ver-
sos, suplidos otros con distinta letra, y mudada la letura de tal cual lugar ; lo cual debo advertir
para que no se me atribuyan estos hechos. Una cosa encargo á los letores, y es, que no se conten-
ten de leer una sola vez estas obras poéticas , porque cuanto mas se leen , mas agradan.
ADVERTENCIA.
Damos á continuación el extracto del proceso instruido contra nuestro autor desde el año 1571
hasta el 1576. Tendremos así lugar de dar á conocer mejor á Fray Luis y á su siglo. Veremos cuan
inicuamente puede cebarse la calumnia en los varones mas virtuosos. Comprenderemos la influen-
cia de la Reforma en los hombres verdaderamente pensadores de España.
Existe este proceso entre los manuscritos de la Biblioteca de esta corte. Será nuestro extracto
muy sucinto ; mas publicaremos íntegros todos los escritos redactados y presentados por el mismo
FRAY Luis ante sus jueces.
EXTRACTO
DEL
PROCESO INSTRUIDO CONTRA FRAY LUIS DE LEÓN
DESDE EL AÑO lo71 AL 1376, EN LA CIUDAD DE SALAMANCA.
Empezóse la instrucción de este proceso llamando á
declarar el comisario del santo olicio de Salamanca,
Francisco Sancho, á maestros y estudiantes de aquella
universidad , notables algunos por sus talentos y otros por
el encarnizamiento con que depusieron contra el ilustre
procesado. Recibióse la primera declaración el dia 17 de
diciembre de to71 ; dióla el muy reverendo padre fray
Bartolomé de Medina, maestro en teología. Dijo haber
leido el Cantar de los cantares de Salomón, puesto en ro-
mance por nuestro autor ; añadió que fray Luis, y con él
los maestros Grajal y Martínez, quitaban siempre autori-
dad á la Vulgata en sus pareceres y disputas.
Llamado por segunda vez este mismo maestro en 18 de
febrero de 1572, declaró además que habla en la univer-
sidad mucho afecto á cosas nuevas y poco á la antigüe-
dad de la religión de Cristo; qué León era uno de los
que mas se pagaban de lo nuevo ; que él y los dichos pre-
ferían en sus controversias, á la traslación Vulgata y al
sentido de los santos, la traducción de Vatablo, Pagniuo
y susjudíos.
Decluró tras Bartolomé de Medina, Francisco Cerralvo
de Alarcon , que no añadió una palabra á lo dicho ; des-
pués de Cerralvo , León de Castro, catedrático de prima
y uno de los mayores y mas terribles émulos que nuestro
agustino tuvo.
llera dijo que también el maestro fray Luis de León,
fraile agustino , residente en la dicha ciudad de Sala-
manca y catedrático en la universidad, vuelve por los
maestros Grajal y Martínez , sustentándolos con gran
pasión; y ansí lo ha visto este declarante, porque en
disputas de lugares de profetas, que los evangelistas y
el mismo Dios declaran en los Evangelios, ha vuelto con
gran porfía que aunque sea ansí verdadera aquella in-
terpretación, que también puede ser verdadera la de los
E. xvi-u.
judíos, y que lo uno y lo otro pudo significar el Profe-
ta. Y si eso es ansí , que la profecía pudo significar lo
uno y lo otro; y lo que dice el Apóstol y lo que dice el
judío , paréscele á este declarante que no podían con-
cluir nada ni probar nada los apóstoles con las profe-
cías que citaban, porque respondería el judío : «Tan bien
querrá decir esta profecía esto como esotro, y no me
concluís;» y san Aguslin, que dice en un lugar de la
Escriptura puede tener muchos sentidos, paréscele que
dice que uno determinado é cierto, y que lo dice de al-
gunos lugares, y no de todos ; y que por esto este decla-
rante tiene esto por peligroso y duro, y principalmente
le paresce muy áspero favorescer con tanta vehemen-
cia las interpretaciones de judíos. Esto es lo que sabe,
ítem dijo que cuanto á la tercera (a), que tienen po-
co respeto á los Santos Padres, sino á estas interpreta-
ciones de rabíes, y queste declarante siempre lo ha en-
tendido ansí de los dichos maestros Martínez y Grajal,
ansí en disputas como en pláticas , y en disputas del
maestro fray Luis de León, aunque no tan claramente.
ítem dijo que todos los dichos tres maestros, Grajal,
fray Luis de León y Martínez, le paresce á este testigo
habelles oído porfiar y decir é defender que se pueden
traer explicaciones de Escriptura nuevas, no contra la
explicación de los santos, sino praeter; pero que aquel
praeter le paresce sufisticado, y questo muchas veces lo
han disputado con este declarante.
ítem declaró haber oído á algunos estudiantes , que
no se acuerda quiénes son, que el maestro Grajal y Mar-
tínez burlan de interpretaciones de santos, y de al-
ia) Será tercera pregunta.
XVI 11
EXTRACTO DEL PROCESO INSTRUIDO
gunos que lo han oido á los dichos tres maeslros, si-
no que se guardan deste declarante por ser de contra-
rios paresceres y tener competencia sobrestá materia,
él y los dichos tres maestros , por donde su dicho di-
jo que se entienda ansí como de hombre que trae com-
petencia sobre las dichas opiniones con ellos; pero que
dice la verdad de todo, y questo es ansí como lo tiene
dicho; y que también les ha oido decir á algunos estu-
diantes, que no se acuerda, que los dichos maestros
dicen que cuando alegan la interpretación de santos,
tiene el dicho maestro Martínez especialmente , por
común refrán en la lengua , « el sabio alegorín , » alu-
diendo á lo que dice en su libro, á parescer de todos,
que cuando los santos no entienden, se acogen á in-
ventar alegorías. Ansimismo dijo queste declarante
oyó decir á los dichos maestros Martínez y Grajal que
muchas cosas en la traslación Vulgata están mal tras-
ladadas , y que el mismo mnestro Grajal leyó pública-
mente y porlió, según oyó decir, públicamente, y se dis-
putó delante deste testigo, lo cual disputó el dicho
maestro Grajal y fray Luis de León y Martínez, que en
el Viejo Testamento no habia promesa de la vida eter-
na, pero habiéndole leído públicamente el maestro Gra-
jal primero que se argumentase, según ha dicho.
ítem en el según {a) dicho que declaró ante el señor
inquisidor Diego González , el dicho maestro León de-
clara lo siguiente contra el dicho fray Luis-
Fuéle dicho que él dice en su primero dicho que el
maestro fray Luis de León, fraile agustino, vuelve por
los maestros Grajal y Martínez, sustentándolos con gran
pasión , y que ansí lo ha visto este declarante , porque
en disputas de lugares de profetas, que los evangelistas
y el mismo D^os declaran cu los Evangelios, ha vuelto
con gran porfía el dicho fray Luis, diciendo que aunque
sea verdadera aquella interpretación, que también pue-
de ser verdadera la de los judíos, y que lo uno y lo otro
pudo significar el Profeta. — Que diga y declare los lu-
gares particulares de la Éscríptura sobre que era la
dicha disputa, sobre que volvía el dicho mnestro fray
Luís por los dichos maeslros Grajal y Martínez, y sí fué
en dis¡tutas de escuelas ó en coloquios particulares, y
qué personas se hallaron presentes á ello.
Dijo que esto fué en junta de teólogos en las escue-
las en el ho-pítal del estudio, viendo á Vatablo por man-
dado del Santo Oíicio, que se devidíó Vatablo por todos
los maestros, y á este declarante cupieron los salmos,
y aprobando los dichos maestros Grajal y Martínez y
fray Luís, y Bravo y Muñón, defuntos, á Vatablo, este
testigo dijo que era judío, y ¡uisi le mandaron : «Pues
que lodos aprueban y vos condenáis , comenzad á de-
cir;» y este declarante escogía los lugares de los sal-
mos, por do comenzó que los sanios apóstoles y evan-
gelistas declaraban, por acortar envites y mostrar que
aquel era judío, porque declaraba los dichos lugares co-
mo judíos, y llevó allí muchos libros ordinariamente,
para que á la cosa que negasen [todérselo mostrar por
los libros, y convencerles con ellos ipu; era judío, y an-
sí se lo mostró por lodos los lugarcis quf en los salmos
citan los ajióstoles. E veníendo en aquel lugar ex ore
infantium el Utctcnlium , que declara é cita el mismo
la) Seri segundo.
Cristo, y mostrando por los libros que fué uno de los
muchos milagros que Dios hizo en este suelo, que los
niños mamantes en brazos de sus madres en el templo,
y los niños que no sabían pronunciar claramente, de-
cían Hosana fili D<ivid clara y perfectamente , y que
Cristo con este dicho afapó la boca á los escribas y fa-
riseos, que como inquisidores le querían ir á la mano de
que se dejaba llamar Dios, dícíéndoles : «¿No veis lo
que pasa, que los mamantes y niños hablan lo que vos-
otros no entendéis?» Y questo quieren decir aquellas
palabras, ut destruas inimicum et ultorem, que en he-
breo está mas claro, para atajar á sus enemigos y á
quien te quería ir á la mano. Porfió de tal manera el di-
cho fray Luis que no era el sentido este deste lugar, y
después de visto por los santos que era ansí , que para
esto llevaba este declarante los dichos libros, que eran
San Jerónimo é San Agustín , y San Crisóstomo y Ciri-
lo y otros santos, porfió el dicho fray Luis que también
podía ser verdadero el sentido de los judíos. E dicién-
dole este testigo que lo que allí ponía Vatablo era el
sentido de los judíos, que él defendía , dijo este testi-
go que aunque viniesen todos los letrados del mundo,
no podrían hacer que aquel sentido de los judíos pu-
diese venir ni cuadrar con la letra griega ni hebrea ni
latina; y que sobre esto este declarante y el dicho fray
Luis vinieron á malas palabras, porque le había sufri-
do este declarante una ó dos veces que le había dicho:
« No tenéis aquí autoridad mas de la que aquí os qui-
siéremos dar ;i) y enojado de la porfía el dicho fray Luis,
después le dijo á este declarante que le había de hacer
quemar un libro que imprimía sobre Exsahías; y este
declarante le respondió que, con la gracia de Dios, que
ni él ni su libro no prendería fuego, ni podia; que pri-
mero prendería en sus orejas y linaje, y queste decla-
rante no quería ir mas á las juntas. Y el colegio de teó-
logos envió al maestro fray Juan de Guevara y á otro
maestro á pedirle y mandarle que no fallase de allí,
porque no podían hacer nada sin las lenguas. Y sobre
otros muchos lugares, que hubo discordia sobro que el
dicho fray Luis dcrendía 'as ínlcrpretacíones de los ju-
díos en Vatablo, ansí en los salmos como en las locio-
nes de Job que reza la Iglesia en los oficios de difuntos,
y en otros que los judíos declaraban los lugares dichos
de otra manera, é hacían interpretaciones diferentes
que la Vulgata, que tiene la Iglesia y sigue; y queste
declarante recorrerá su memoria de los demás lugares
que aquí apunta y que allí se despulaban, é los traerá
por cscrípto y firmados de su nombre; y que estaban
presentes el maestro Francisco Sancho, decano (6), del
cual este declarante se quejaba á él mismo que ¿cómo
favorescía á los dichos maeslros Martínez, Grajal y fray
Luís, y Hravo y Muñón? Y el dicho maestro Sancho le
respondía que sí no les favorescíese no vendría; que
callase y esperase á la postre; que perseverase, que Dios
(b) Al margen se len : «En iZ de maivo <!« i'óli fué examinado
el maestro Francisco Sanrho sobre lo que aquí fuó dado por con-
teste, callados los nombres y las demás circunstancias ; é dijo
que se acuerda haberse' hallado por presidente de este acto, y que,
por verlos alRo en ciilera á lodos, paró en ponerlos en paz, y no
notó las dichas proposiciones. Y que esta es la verdad , so cargo
del dicho juramento.— Ante raí , Celedón Gustin, secretario.— Hay
nna rúbrica.»
CONTRA FRAY LUIS DE LEÓN.
XIX
le ayudaría; y ansí lo hizo el dicho maestro Francisco
Sancho á la postre, que cogió las determinaciones; y
ansí se determinó por el colegio de leulugía de Sala-
manca, que se podrá dar licencia que emprimiesen los
comentos de Vatablo como comentos de judíos , para
que se viese la bajeza del entendimiento de judíos; y
que los dichos maestros Grajal, fray Luis y Martínez no
quisieron declarar esto, á lo menos porfiaron mucho, y
que cree este testigo que fué por permisión de Dios que
faltó el dicho fray Luis de León un dia ó dos, y enton-
ces se hizo la dicha determinación ; y questaban tam-
bién presentes fray Juan de Guevara , agustino , y fray
Juan Gallo, dominico, los cuales estaban á la mira en
la dicha disputa ; y por medio destos le parece á este
declarante que Dios hizo que se hiciese aquel decreto,
porque estos volvían muy mucho por la Iglesia, y aun
encargaron al maestro Francisco Sancho, según á este
testigo le dijeron, no se acuerda á quién lo oyó, que hi-
ciese que se oyese á este testigo, porque, como eran los
contrarios tantos, no le dejaban hablar ; y le encarga-
ron la conciencia, y aun el dicho maestro fray Juan Ga-
llo salió una ó dos veces afuera á buscar pluma y tin-
tero para escribir las proposiciones (a) que decían los
dichos maestros fray Luis, Grajal y Martínez, y luego
se tornaban, porque son astutos. Y que de las proposi-
ciones que decían no se acuerda en particular, por ser
tantas, mas de que le ofendían, y que se remite en ellas
al dicho maestro Gallo, que podría ser las hobíese es-
cripto.
Fuéle dicho que en su declaración dice que los maes-
tros Grajal y Martínez tienen poco respeto á los San-
tos Padres, sino á estos rabíes, y que lo ha entendido
de ellos, ansí en disputas é pláticas , y en dispulas del
maestro fray Luis de León ; que diga y declare quiénes
estaban presentes á las dichas disputas, y qué tantas
veces se lo oyó, y qué tanto tiempo há; y que también
dice que el dicho maestro fray Luis de León disputaba
lo mismo ; que diga las personas que se hallaron pre-
sentes, y el tiempo que há que pasó y en qué partes.
Dijo questo sintió este testigo, á su parecer, en las dis-
putas que han tenido en el colegio de teólogos, ansí
en las escuelas como en el hospital del estudio , y en
casa del maestro Francisco Sancho , tratando de cosas
encomendadas por el Sanio Oficio; y que en estos casos
no se osan los hombres demostrar á la clara . sino que
hablan con recato, y dicen sus intenciones y colum-
brean; y que no solamente este declarante fué sospe-
choso muchas veces en estas juntas, pero que sintió que
lo fué el dicho maestro fray Juan Gallo y fray Juan de
Guevara, porque hablando los dichos maestros frailes
con este declarante, que había disputado con los sobre-
dichos, mostraban no estar satisfechos de los dichos
maestros Grajal y Martínez y fray Luis de León , de
aquello que decían y defendían ; y sobresto este decla-
rante tiene dicho que el dicho maestro Gallo salió por
(a) Al margen se lee : «En ló de marzo de 1372 fué examinado
el maestro fray Juan de Guevara , y preguntado general y particu-
larmente sobre lo que es dado por conteste; dijo que la disputa
fué muy reñida entre todos, y que no paró en las proposiciones
que los dichos maeslrosdijerou. — Ante'mí, Celedón GusUn, se-
cretario. — Hay una riibrica.»
tintero y pluma para escribir las cosas que sobrestá
materia le escandalizaban, que quizá se acordará de al-
gunas ; y que esto había pasado de cuatro años á esta
parte, poco mas ó menos.
Fuéle dicho que también dice en su dicho que ha
oído decir á los dichos maestros Grajal , Martínez y fray
Luis de León que se pueden traer explicaciones nue-
vas de Escripturas , no contra la explicación de los
santos, sino praeter, y que esto lo han disputado con
este declarante muchas veces ; que diga y declare cuán-
tas veces lo han disputado con este declarante, y de
qué tiempo á esta parte, y si ha seído en escuelas ó en
coloquios particulares. Dijo que dice lo que dicho tie-
ne en la pregunta antes desta, y que ha seído de cinco
ó seis años á esta parte , y dende arriba, en presencia
de los perlados questuvieron en esta ciudad. En el con-
cilio tuvo el dicho maestro Grajal unas conclusiones
que contenían defensión de lo escripto en hebreo , que
no estaba errado, y que la traslación de los setenta
intérpretes que estaba errada, y que no convenia con
el hebreo, donde dijo que era notorio que ex útero ante
lucifenim genui te, que no estaba bien , y que fecit
angelos suos spiritus, que cita san Pablo, que no esta-
ba bien, y otros lugares ansí, de que no se acuerda;
pero questo que él convidó á este declarante que ar-
mase estudiantes para que se averiguase la verdad, y
que el dicho maestro Grajal convidó para esto muchos
obispos, y que allí se aVeriguó nuestra verdad católica.
É claramente dijeron á este declarante, y entre otros
el dicho maestro Juan Gallo, que le había de cortar las
uñas hasta hacerle correr sangre ; y que en lo demás
había hecho maravillosamente su oficio, queriendo de-
cir por las uñas que era este declarante áspero, porque
les decia que era aquello de judaizantes, y que no lo
decía por ellos , sino porque defendían las cosas de ju-
díos; y que el dicho Grajal quedó con su sentencia que
la letra hebrea estaba mas verdadera que la de la Igle-
sia en los dichos dos lugares , en cuanto á este testigo
le páreselo.
ítem dijo que el dicho maestro fray Luís de León
tuvo otro acto por la mañana y por la larde por el di-
cho tiempo sobre defender la letra hebrea sobre ciertos
lugares de la Escriptura, que no tiene memoria; y que
este testigo , como le arguyese á la mañana toda, por-
que el maestro Francisco Sancho, como decano, le hi-
zo que respondiese, que él no quería responder; que
bastaba haber respondido á este declarante una hora; y
á la tarde también, habiéndole apretado este declarante
mucho, se puso el dicho fray Luis contra este decla-
rante y contra su obra, diciendo que corrompía la letra
hebrea , y que si no se enmendaba , que habia de dar
queja al Santo Oficio , y que el lugar era : Deleamus
justum quia inutiíis est nob¿s{b); porque este testigo
decia que era cosa común en hebreo haber dos liciones
con mudanza de una letra, y que ansí estaba muy bue-
[b) El original dice delenmos ; \ieTo téngase entendido que en
el libro de h Sabiduría, cap. '2, v. \i, que creemos es el pasaje
á que se alude, se lee en la Vulgata : Circumveniamus ergo juslum,
quoniam imtülia est nobis ; y en la veisioii de los Setenta : Cir-
cumveniamus autem juslum , quoniam inulilis nobis est.
XX
EXTRACTO DEL PROCESO INSTRUIDO
na la dicha letra, Dilixemusjustiim, etc. (a), que tiene
la Iglesia y también la letra de san Jerónimo. Y fué la
dicha disputa de tal calidad, que salidos de allí, dije-
ron á este declarante muchos estudiantes , que de los
nombres dellos no se acuerda mas de que fué uno de
ellos don Bernardino de Mendoza , hijo del marqués de
Mondéjar, que ¿por qué no le liabia armado á él, pues
era del bando de Jesucristo? Y que otra vez que le ar-
mase, si semejantes conclusiones pusiesen; que él tra-
taría aquellos maestríllos, etc.
Fuéle dicho que también dice que ha oído decir á los
dichos maestros Martinez y Grajal que muchas cosas
están mal trasladadas en la ^lición Vulgata; que diga
é declare qué lugares dijeron que estaban mal traduci-
dos, y en qué partes lo dijeron, y si estaban presentes
los dichos maestros, y qué personas estaban presentes,
é sí lo dijo cada uno dellos por sí ó juntos.
Dijo que una de las cosas que sustentaron los di-
chos maestros Grajal y fray Luís fué esto, y que'díce
su culpa este declarante , que, porque el maestro Fran-
cisco Sancho le estorbó , tomando la mano á argüir
sobresto contra Grajal , habiéndole rogado este decla-
rante que le dejase aquel día, que era suyo, no le quiso
por esto ayudar, pudiéndolo hacer muy bien, y defen-
der aquellos lugares, aunque no se acuerda qué luga-
res eran , y ansí los defendió el dicho maestro Sancho,
ítem le fué dicho que en su declaración dice que
ha oído decir públicamente que los maestros Martinez,
Grajal y fray Luis de León dicen que en el Testamen-
to Viejo no había promesa de la vida eterna, é que pri-
mero lo había leído el maestro Grajal ; que diga y de-
clare sí se acuerda quién lo dijo, y cuánto tiempo há,
y quiénes estaban presentes.
Dijo que este testigo oyó decir á esludíanles, de
cuyos nombres no se acuerda, quel dicho maestro Gra-
jal lo había leído en las escuelas en su lición de Biblia,
los cuales estudiantes lo dijeron á Gallo, y el dicho
Gallo lo reprobó en su cátedra; y el dicho Grajal, co-
mo lo supo, tornó á decir que debía tener crédito él,
que había tantos años que leía Escríptura; y que ya
que lo preguntasen, lo preguntasen á quien sabia Es-
cri|)lura , que eran los maestros fray Luís de León y
Martinez , como hombre que quería persuadir que en-
tre ellos estaba el entendimiento de la Escríptura, é no
entre otros; y de esto bulto disputa para averiguar-
se en el colegio de teólogos, en el hospital de las es-
cuelas, al llamamiento del decano, y que allí por san
Agustín y san Jerónimo, de quien ellos se ayudaban,
este declarante mostró lo contrarío, y otros señores
teólogos, por lugares de Escríptura, y ansí se allanaron;
y qiicsla es la verdad é lo que sabe, so cargo del dicho
juramento ; y que no lo dice por odio ni mala voluntad,
sino en favor de la religión.
liemos Irasl.'Klaiio inlfgra osla di.'claracion del iiiaos-
tro C.isiro jxir ser uii;i de las mas apasionadas y venir en
ella forninlatlos iniporlanles cargos de nna manera pn;-
cisa. Declaró (lf;s|)uos de (iaslro el hacliilier I'en» Mo-
driguez, conocido con el anónimo de el Doctor sutil; y
esle, á mas de haber confírmado lo diclio por los teslit^os
(a) Este dilixcmus, que ei yerro del que escribió la íleclara-
cioD, será el deieamus Uc mas arriba.
anteriores, añadió haber oido decir al mismo León en
presencia de sus oyentes que no era de fe que la Virgen
nunca Inibiese pecado venialmenle. El liacliiller Antonio
Fernanilez de Salazar, el maestro fray Juan Gallo y Alon-
so de Fonseca no dirigieron ningún cargo nuevo; mas
si fray Gaspar de Uceda, .de la orden de los Menores, quien
dijo :
ítem, en el año de 1571 , por mayo, un estudiante,
bachiller en teulugía , por nombre Francisco Cerralvo
de Alarcon , que al presente es colegial en el colegio de
Cañizares desta universidad de Salamanca , me dio un
memorial de las siguientes proposiciones, las cuales
defendía Grajal y sus consortes : la primera , que en
ningún lugar del Testamento Viejo había mención de
la gloria; la segunda, que los Cantares de Salomón era
carmen amatorio ; la tercera, que san Agustín no habia
sabido Escríptura. Yo dije entonces á este estudiante
que de la manera que estos maestros declaraban la Es-
críptura , bastaba sola gramática para entenderla , y que
no seria necesaria teulugía. A esto me respondió que
ansí lo afirmaban los sobredichos maestros. Yo entonces
le dije que me parecía error y contra la Escríptura, por-
que, si con sola gramática se podía entender la Escríp-
tura, un infiel la podría entender, y que no sería ne-
cesaria lumbre sobrenatural para entenderla; lo cual es
contra lo que está escrípto, Lucae , cap. 24, v. 43:
Apcruit iliis sensum ut inlelligerent Scripturas; por-
que, si la noticia sola de las lenguas bastara, no fuera
necesario comunicar á los apóstoles el Espíritu Santo
para entender las Escripturas; et Esaíae, cap. 7, v. 9:
Nisi crederitis , non intclligitis (6); y le dije que este
espíritu eslá en la Iglesia y en los concilios para poder
entender la divina Escríptura. Después de esto, aguardé
á que el maestro Grajal viniese á san Francisco , y le
dije cómo tenía yo noticias que él habia dicho las so-
bredichas proposiciones ; y negómelas todas , excepto
la primera, que es de no haber en el Testamento Viejo
escríptura para probar la gloría, y mostróme á santo
Tomás, sobre san Pablo, que lo decía ansí. Yo le res-
pondí que Esaías, G í , hablaba de la gloria cuando dijo :
A saeculo non audienint, ñeque auribus perceperntit :
ociilus non vidit , Deus absque te, quae praeparasti
' expectantibus te. Respondióme que hablaba Esaías de
los bienes temporales; yo le dijo que no hablaba sino
de los eternos; y probéselo con san Pablo, d." arf co-
rinthios, 2; donde alega el Apóstol este mesmo lugar
de Esaías para probar el premio cierno prometido á los
justo.s. Acabildo oslo, me preguntó que le dijese mi
parecer en lo que debia hacer; yo le resi)ondí que sa-
tisficiese deslas cosas al maestro fray Bartolomé de
Medina, dominico, y que dejase la cátedra y se fuese á
su iglesia. Esto me acuerdo haber pasado con el maes-
tro Grajal , y que esta es la verdad, so cargo del dicho
juramento.
Sigiu'n I ras estas las declaraciones dadas en' Valladolid
ante los iiitpiisidores Diego González y Francisco Healie-
go por fray Gabriel Montiiya, fray Francisco de Arbole-
da y fray José de Herrera, las cuales versan prineipal-
menle sobre una caria dirigida |)ür fray Luis al dicho
Arboleda , á la s.izon residenU; en .Sevilla ; carta acompa-
ñada de un cuaderno en que trataba nuestro autor de la
{l>) La Vulgala dice : Nisi credidcrilis, non permanel/itis.
CONTRA FRAY
autoridad de la edición Vulgala. Limitaba fray Luis de
LEO.Nesla autoridad; y como hubiese rogado a! padre Ar-
boleda que diese á leer un cuaderno á las personas doc-
tas, hablan dado muchos su parecer, unos conviniendo en
que la Vulgala solo era infalible en materias de fe y cos-
tumbres, y otras rechazando por completo la opinión del
agustino. Declaran ios tres testigos sobre todo lo ocurrido
y dicho con motivo de aquella consulta, y como por inci-
dente sobre otra opinión de fray Luis acerca de hasta
dónde se extendía ó debía extenderse el principio de
comunidad entre los frailes.
Pasemos ahora por alto las ratificaciones de los testi-
gos de Salamanca, tras las cuales tuvo lugar en Vallado-
lid la declaración del nuevo testigo fray Hernando de Pe-
ralta. Refirió este fray Hernando haber recibido durante
su permanencia en Granada otra carta de fray Luis, acom-
pañada de sus lecciones sobre la Vulgata , en la cual le
rogaba que las diese áleer y escribir al Arzobispo. Aña-
dió haber rasgado la carta y remitido las lecciones al pre-
lado, el cual, dijo, las apartó, aunque no quiso firmarlas,
primero por no tener costumbre de firmar tan importan-
tes cosas, y mas tarde por ver que andaba muy revuelta á
propósito de cuestiones teológicas la ciudad de Sala-
manca.
En el mismo Valladolid declaró á poco fray Diego de
Zúñiga que, paseando un día con frat Luis, oyó de él es-
tas palabras : «Hémosles hecho sufrir ó fiémosles hecho
pasar esta proposición : Interpres Viügatus aliquando non
attingit mentem Spiritus Sancti;* que le oyó además que
había recibido de Arias Montano un libro raro y curioso,
en que había, sin embargo, una herejía sobre el sacra-
mentó de la penitencia ; que había leído un día como me-
dia página de la exposición del Cantar de los cantares por
el mismo fray Luis, y le había parecido altamente escan-
daloso que se interpretase como la relación de los amo-
res de Salomón y la hija del rey de Egipto.
Duras eran ya estas acusaciones, atendidas las ideas
de aquel tiempo , mas no tienen valor al lado de las de
fray Juan Ciguelo, agustino, que se presentó espontánea-
mente ante los inquisidores de Murcia y declaró lo si-
guiente :
Preguntado qué es lo que quiere, dijo quél ha en-
tendido quel padre maestro fray Luis de León , ca-
tredálico de Salamanca, de la orden de señor San Agus-
tin, está preso en la inqusicion de Valladolid; y que
habia un mes que estando esle en el convento de la di-
cha ciudad de la dicha urden-, hablando con fray Martin
de Guevara, natural de Lorca, residente en el dicho
monasterio de San Agustín desta ciudad , le dijo el di-
cho fray Martin quél habia ayudado muchas veces á
decir misa al dicho fray Luis de León en su celda eri
Salamanca, y que siempre se la oyó decir de réquiem,
aunque fuese fiesta, y que nunca le entendía lo que de-
cía, porque hablaba tu tu tu, de manera que no lo en-
tendía, y acababa muy presto. Y cuando se lo dijo
estaban los dos solos paseándose en el monasterio desta
ciudad. \ en lo que dice que há un mes que se lo dijo,
no está bien cierto, sino que de tres meses á esta parte
se lo oyó decir, y esta es la verdad, y que no hubo oca-
sión mas que estar hablando de su prisión.
ítem dijo que un dia después de señor san Bastían
próximo, que agora paso, estando en esta ciudad en el
convenio de señor San Agustín, hablando con fray Luis
Enriquez, de la orden dicha, y profeso en el convento
de Salamanca , sobre la prisión del maestro fray Luis
de León, catredálico de Salamanca, el dicho fray Luis
LUIS DE LEÓN. xxi
Enriquez dijo á este quél ha oido decir que , estando
un dia en un convite el dicho fray Luis de León y otros
maestros, habia el uno dellos dicho vino, y el dicho
fray Luis habia respondido : « Cuando viniere obliga-
dos somos á creerle , aunque se dubda ó hay dubda si
es venido ;» y que lodos hablan entendido que lo habia
dicho por el advenimiento de Cristo. Y esle , como se
lo oyó, se escandalizó dello, y paresciéndoie mal, lo
ha venido á decir aquí , y cuando se lo dijo estaban
solos.
Preguntado si el dicho fray Luis Enriquez le dijo
en dónde habia sido el dicho convite, y quién fueron
los maestros que en él se hallaron , dijo que no se lo
dijo, ni trataron mas dello, y que también fray Pedro
de Castro, prior de San Aguslin desla ciudad, también
le dijo lo del vÍ7io del dicho fray Luis de León, estando
los dos solos, y esto es la verdad. Fuéle encargado el
secreto; prometiólo; fuéle leído; dijo que está bien es-
cripto.
En cambio, en la ciudad de Cartagena, interrogado
fray Luis Enriquez, predicador de la orden de San Agus-
tín, sobre los mismos puntos declarados por fray Cigue-
lo, contesta que no ha oido sino á fray Diego de León lo
que se supone pronunciado por fray Luis en el convite,
y no puede prestar declaración sobre otra cosa alguna; é
interrogado el mismo Diego de León, contesta también
que no se lo ha oido sino a un fraile de su misma orden
que le visitó estando enfermo en Darcelona.
Vinieron tras estas, otras muchas declaraciones, poro
no ya sobre estos últimos extremos, sino sobre ciertas
proposiciones redactadas por fray Luis sobre la autori-
dad de la edición Vulgata, y pasadas á ia aprobación de
teólogos entendidos, ya por el mismo autor, ya por algu-
no de sus amigos.
Lo importante es aquí ya la confesión escrita por el
mismo fray Luis, que trascribimos á la letra :
CONFISIOJÍ DEL MAESTRO FRAY LUIS DE LEÓN, CATREDÁTICO
DE SALAMANCA EN TEULUGÍA.
Ilustres y muy reverendos señores {i) : Yo el maes-
tro fray Luis de León, fraile profeso de la orden de San
Auguslin, y catredálico en la universidad de Salaman-
ca de la cálreda de Durando , como hijo obediente y
humilde de la santa madre Iglesia de Roma, cuya fe
y doctrina he profesado y defendido siempre , y profe-
saré y defenderé mientras viviere; con deseo de acer-
tar en todo, y de si en alguna cosa he errado y ofen-
dido , de ser corregido y enmendado , digo : Que habrá
cuatro ó cinco años que , leyendo en mi cálreda la ma-
teria De fide, y tratando de la Sagrada Escritura y su
autoridad, vine á tratar la cuestión en que se dispu-
ta de la autoridad que tiene la edición latina Vulgata,
la cual cuestión resolví en ocho proposiciones, siguien-
do en todas ellas el juicio de hombres doctos y católi-
cos, y cuyos libros son por tales recebidos y aproba-
dos, como son el maestro fray Alonso de Vega, el maes-
tro Cano , Driedon , Lindano y Jacobo Tolelaiío , doc-
tores lovaníenses. Y digo que pocos dias después se
sustentó un acto mayor en estas escuelas delante de
toda la facultad y maestros de teología, donde se pu-
sieron las dichas proposiciones, y los dichos maesiros
las oyeron y entendieron y disputaron, y les parecieron
llanas y sin peligro de mala doctrina. Demás deslo, yo,
EXTRACTO DEL PROCESO INSTRUIDO
XXll
con deseo de no erraren nada , he comunicado la dicha
cuestión y proposiciones con algunas personas del rei-
no, de muy sanas y buenas letras, para que me dijesen
su parecer en ellas , con (in de , conforme á lo que les
pareciese , tratar otra vez la cuestión , y añadir ó quitar
ó declarar lo que los dichos mefiscribiesen ; de los cua-
les , unos lo han aprobado todo sin añadir ni quitar na-
da; otros aprueban todas las proposiciones, y para ma-
yor abundancia me dicen que eu una ó dos partes añada
dos ó tres palabras para que nadie tenga ninguna oca-
sión de estropiezo. Pero yo , porque no tengo ninguna
cosa por cierta ni segura mientras por este tribunal no
estuviere aprobada , y porque , como dije al principio,
mi deseo y intento ha sido siempre, como debo, pro-
fesar y defender la doctrina verdadera y católica que
enseña la santa Iglesia de Roma, y ser corregido y en-
mendado en cualquier cosa que haya errado; por tanto,
con ánimo humilde y obediente presento delante de
vuestra merced á mí, y a la dicha cuestión y proposi-
ciones que en ella puse , con las firmas y pareceres de
las personas doctas, con quien , como he dicho, las he
comunicado, para que sean vistas y examinadas por
vuestra merced, con ánimo presto y aparejado de, ó
tornarlas á leer, ó en otra forma , cual por vuestra mer-
ced rae fuere mandado , quitar ó añadir, declarar ó re-
vocar y corregir todo lo que vuestra merced me man-
dare y ordenare ser justo y convhiiente, sujectándome
en lodo á este Sanio Oficio, asi como debo.
Demás desto, digo : Que habrá diez ó once años que
á instancia de una persona religiosa hice una declara-
ción breve eu lengua castellana sobre los Cantares de
Salomón , la cual di á la dicha persona que la viese , y
después de algunos dias, como la hubo vislo, se la tor-
né á pedir, y la torné á mi poder. Y acaeció que un
fraile que tenia cargo de mi celda , que se llama fray
Diego de León , que agora está en la provincia de Ara-
gón , hallando abierto un escritorio donde yo tenia el
dicho libro , lo sacó con otros ¿¡apeles , y lo trasladó sin
sabello ni entendello yo, y de aquel traslado en pocos
meses, sin venir á mi noticia, se multiplicaron tantos
oíros traslados , que , cuando lo supe , aunque deseé y
procure recogellos, no me fué posible. Y asi, según
lie eiueiididú, se ha derramado por muchas partes
el dicho libro , contra loda mi voluntad. Y aunque es
verdad que el dicho libro ha coiileiilado mucho a mu-
chos hombres doctos que le lian visto, y en lo que toca
á la doctrina que en el liay, nadie (¡ue lo haya visto lia
puesto Lacha, antes por el me lian enviado recaudos de
mucha amistad y aprobación personas muy señaladas en
letras, como son el padre Foreiro con un fraile domi-
nico, portugués y deudo suyo, que está en este mo-
nasterio de bantistéban, y otras personas; pero no obs-
laiile esto , á algunos amigos mios y á otros les lia pa-
recido tener inconvinieiite por andar en lengua vulgar;
y á mi por la misma razón me ha pesado que ande, y
si lo pudiera estorbar, lo hubiera estorbado. Y para re-
medio dello, el año pasado comencé á ponello en lalin,
para, siendo examinado y aprobado, imprimillo, dando
por cosa ajena, y no mia, todo lo que anduviese en
vulgar y escrito de mano. Y por la falta de salud que
he tenido, como es notorio, no lo lie podido acabar. Y
asi , digo que estoy presto á hacer esta ó otra cualquier
diligencia que por vuestra merced me fuere mandada,
y que me pesa de cualquier culpa que haya cometido,
ó en componer en vulgar el dicho libro, ó en haber
dado ocasión directa ó indirectamente á que se divul-
gase. Y estoy aparejado á hacer en ello la enmienda que
por vuestra merced me fuere impuesta ; y digo que sub-
jecto humilde y verdaderamente á vuestra merced y á
este Santo Oficio y tribunal , ansi este dicho libro, como
cualquier oira obra y doctrina que , ó por escrito ó por
palabra, leyendo ó disputando, ó en otra cualquier ma-
nera haya afirmado ó enseñado , para en todo ser en-
mendado y corregido. Y' aunque es verdad que ni se
me acuerda ni mi conciencia me acusa de haber ense-
ñado en mis lesuras, ni de otra manera, cosa ninguna
que yo entendiese ser en alguna manera ajena de la
dotrina sana y verdadera que nos enseña la santa Igle-
sia romana; y aunque sé de mi certísimamente que
ninguna cosa ha sido ni es, ni, con el favor de Dios,
sera poderosa para qué , entendiéndolo jo, me aparte
de su santa doctrina y creencia ni en un solo tilde; no
obstante esto , digo que si por caso , ó por inadverten-
cia ó por ignorancia, y por no alcanzar mas, en cual-
quier forma y manera, ó leyendo ó desputando, ó en
Oira forma, yo he dicho y afirmado alguna cosa que por
cualquier via sea ajena de la dotrina de nuestra santa
fe, que nos enseña la Iglesia de Roma, que desde luego
la revoco y retracto , y luego que sea acusado dello, la
revocaré y retractaré en la forma y manera que por
vuestra merced me fuere mandada. Y me subjeclo y
subjectaré en todo lo susodicho al parecer y juicio de
cualquier hombre docto- y desapasionado. Solamente
suplico á vuestra merced que si para el examen , ansí
de la sobredicha cuestión y proposiciones, como de
otra cualquier cosa mia, vuestra merced consultare
algunos teólogos, no sean frailes de la orden de Santo
Domingo, porque, por razón de las competencias y pre-
téndencias que yo y este ini monasterio habernos teni-
do y tenemos con ellos, no estarán tan desapasionados
como conviene para juzgar; ni menos sean frailes de
la orden de San Hierónimo, porque, por haber yo sido
parle los años pasados que en esta universidad no hu-
biese un partido que pretendía fray Hettor Pinto, fraile
de su orden , y por habclle sido contrario en una cálrcda
que pretendió y perdió aijui, están sentidos de mi y no
me son amigos, y han dado muestra dello. Ni menos con
el maestro León de Castro, portpic en ciertas juntas que
habemos tenido sobre un libro suyo (|ue, á ini parecer,
enflaquecía muclio la autoridad de la edición Vulgata,
venimos una veza palabras muy ásperas, y de allí que-
dó no amigo conmigo; ni menos con el maestro Rodrí-
guez, porque ha sido mi competidor en dos cátredas,
que son las de Santo Tomás y la de Durando, á que me
he o[)uesto, y el estudio siempre me lia antepuesto á él
en las dichas oposiciones; y por esta causa ha dado
muestras de no estar bien conmigo ni con mi monaste-
rio. Y' por cuanto yo no sé bien el estilo de este santo
tribunal, y mi deseo y voluntad es hacer con toda la
humildad y llaneza y subjeccion posible esta mi con-
fesión y protestación, digo : Que si en este papel hay
¡ alguna cosa ó palabra que deshaga, ó en alguna manera
CONTRA FRAY
dañe á esta humildad y siijeccion que debo y pretendo,
que la doy por no dicha, y no quiero que me' valga. Y
juro por Dios eterno y verdadero, y por esta señal de
la cruz ■}-, que todo lo que en este papel he afirmado es
verdad, sin doblez ni disimulación alguna , y todo lo
que en el mismo he protestado , lo he protestado con
ánimo sencillo y verdadero; y que las personas que he
señalado por apasionadas contra mi , las he señalado
porque las tengo por tales por las causas que he dicho,
y no por otro fin, ni respeto alguno. V asi lo firmé de
mi nombre en Salamanca, á 6 de marzo de io72. —
Fray Luis de León.
Demás desto, tengo por apasionado contra raí al
doctor Muñoz , colegial del Colegio Viejo , porque pú-
blicamente le fui contrarío en una oposición que hizo
con el maestro Ojeda , colegial del colegio de Cuenca.
Y so cargo del juramento hecho, digo que le señalo
por este respecto de pasión, y no por otro alguno. —
Fray Luis de León.
Presentó fray Lcis con esta confesión dos cuadernos
de que copiamos una caria suya y otra de fray V. Mantius
Hernández, por arrojar bastante luz sobre las proposi-
ciones de que nuestro autor hace mención en su ante-
rior escrito. Dicen asi las cartas :
CARTA DE FRAY LUIS DE LEÓN AL PADRE FRAY HERNANDO
DE PERALTA, PRIOR DE AGUSTINOS E.t GRANADA.
Muy reverendo padre (a) : Recibí la de vuestra re-
verencia que trujo el ordinario, y holgara infinito que
trujera la firma y parecer del señor Arzobispo (6), por-
que venia á la mejor coyuntura del mundo ; porque en
esta universidad debe haber alguna pasión , y nosotros,
como tenemos competencias con estos padres de San-
tísléban (c), conviene que en lodo andemos muy aper-
cebidos. Ha sucedido de nuevo que al maestro Grajal
la Inquisición le ha detenido, y está aquí un inquisi-
dor haciendo la visita ordinaria. Y cierto este suceso
del maestro ha puesto en todos escándalo y justo te-
mor para recelarse de todo. Cuando yo leí esa cuestión,
dende á un mes se sustentó en las escuelas en un acto
mayor, y á toda la facultad y maestros de teulugía pa-
reció cosa llana. Agora no sé si alguno, no bien aficio-
nado, querrá tomar dellaalgun asidero para dañarme.
Y con el parecer' del señor Arzobispo , y el de otros
hombres doctos, que han dicho y firmado lo mismo,
quedará el negocio llano, y.ataparémos las bocas á
•quien quisiere maliciar, aunque hasta agora no sé que
lo haya hecho ninguno. Pero sé que los padres sobre-
dichos y otros no me quieren muy bien, y cuanto cre-
ce la afición pública de la escuela para conmigo, tanto
debe ser mayor su mala afición. Suplico á vuestra re-
verencia trate con el señor Arzobispo, y le suplique
(a) Esta carta de frat Luis de León es autógrafa. En el enca-
bezamiento se halla escrito de otra letra lo siguiente : « En Valla-
dolid, á 30 de julio de 137-2 años, la presentó ante los señores
inquisidores licenciados Diego González é Francisco Realiego,
en la audiencia de la tarde, el padre prior de Granada fray Her-
nando de Peralta, y dijo habérsela escripto el padre fray Luis de
León.— Ante mí, Osario.— De otra letra se lee mas abajo : «Carta
que escribió fray Luis al prior de Granada de su orden, que le
enviase el cuaderno sobre lo de la Vulgata. »
(*) Era don Pedro Guerrero arzobispo de- Granada.
{O Los dominicos.
LUIS DE LEÓN. xxiii
nos haga esta merced de firmar en ese papel lo que su
señoría sintiere, porque importa lo que he dicho, y
será servicio de Dios sosegar los pechos de algunos y
atajar intentos maliciosos, lo cual hará su parecer mas
que el de ninguno otro , por su mucha autoridad y re-
putación en doctrina y en virtud. Este hombre no va
á otra cosa, sino á esto. Y pues vuestra reverencia ve lo
que puede importar, bien sé que no tengo necesidad
de ponelle en ello mas espuelas. En ninguna manera
venga sin este recaudo.
En lo que vuestra reverencia me escribe de los di-
neros que habia de enviar el señor dotor Peralta, ya
están en mi poder. Son diez ducados ; guardallos he,
como vuestra reverencia manda, hasta la buena venida
de vuestra reverencia.
En lo de la estada de Madrid vuestra reverencia se
moverá por causas muy justas. Lo que es de mi parte,
que es si yo puedo ó pudiese algo en ello servir como
dtíbo , vuestra reverencia está tan cierto de mí como
de sí en esto y en todo lo que yo pudiere. Nuestro Se-
ñor la muy reverenda persona de vuestra reverencia
guarde en su santo servicio. Son en Salamanca, 1 3 de
marzo de 1S72.
En lo de mis gentes no sé qué decirme , sino enco-
mendallo á Dios ; y habré de ir por allá y tomar algún
medio con ellos.
Vuestra reverencia me escriba cuando llegue este
mensajero , y ni mas ni menos cuando sale de allá. Él
esperará todo lo que vuestra reverencia le mandare para
traer la respuesta.
Envío dos traslados de la cuestión. Suplico á vues-
tra reverencia que la firma y parecer del Arzobispo se
traiga en el uno y en el otro. — Hijo de vuestra reveren-
cia , Fray Luis de Lean.
El sobre dice: «Al muy reverendo padre el prior fray
Hernando de Peralta, prior de San Agustín de Gra-
nada.»
CARTA Y PARECER DE FRAY MANTIUS HERNÁNDEZ.
Recibida en 3 de mayo 1372.
Leída la relación de fray Luis de León , De ratione,
aucthoritate et interpretalione Sacrae Scripturae, y
notados los lugares della, en especial. en la cuestión
de la traslación de los setenta intérpretes y en la si-
guiente de la traslación latina Vulgata , que están en
los cuadernos tercero y cuarto , habla con demasiada
libertad de palabras que parece diminuir la autoridad
que á la Vulgata edición se da en el santo concilio,
usando frecuentisimamente destas palabras : malé,per-
perám , inconcinné , obscuré vertit, et rneliús , pro-
priús, clariús , signiftcantiüs vertisset , y otras tales
palabras muy ordinarias á los judíos y herejes ; demás
que, muchos de los argumentos que conlra la Vulgata
hace son también á los herejes comunes, y parece pre-
tender dar solución á los argumentos con que los ca-
tólicos defienden la autoridad de la edición Vulgata.
Los lugares que trae en la proposición segunda, ale-
gados por el concilio Müevitano y por el Africano , no
son , como él dice, de la Vulgata, sino de la traslación
latina de los Setenta, como parece en los márgenes de
los mesraos concilios y por el texto de la mesma tras-
XXIV
lacion. ítem, que los lugares que enmienda por el
griego y hebreo , teniendo la significación común que
le da la Vulgata y la que él pone , es mucho atrevi-
miento poner por mejor la suya que la que da la Vul-
gata , que aprueba la Iglesia.
La proposición tercera en la segunda hoja del cuarto
cuaderno suena mal , que dice : « Cum in hebraica ve-
»ritate verba aut sententiae equivocae sinl, itíi ut in
Mvarias interpretationes possint adduci, et ex illis sig-
«nificationibus variis Vulgata editio unam elegerit ;
))illa non est ith certa ut reliquae sint negligendae ;
wirno interdum significatio atque sententia quam Vul-
wgata editio non expressil sed praetermissit , est aptior
watque convenientior ea quam expressit.» Y los luga-
res con que la prueba no tienen fuerza para ello, por
hacer verísimo y elegantísimo sentido en la Vulgata,
y mejor que los que él da , según la verdad hebraica
que él dice y traduce siguiendo los rabinos judíos.
La quinta proposición se debe moderar, como la mo-
dera el mesmo Cano , que dice que , siendo varia la
lección, se siga la que mas y mas doctos santos si-
guen.
La sexta es atrevida y temeraria, y sus probaciones,
donde se repiten aquellas palabras significaiitiüs, pro-
priüs, clariüs, rneliüs, perperám, obscuré , inconcin-
né, minus significanter, parum expressit, etc.
La séptima parece lo mesmo y errónea , y la primera
probación falsa , y la segunda mas que falsa ; cuya con-
secuencia , no solo no vale , empero se podria de allí
inferir que lo mesmo seria de los libros y partes de li-
bros y capíiulos , de quien se dudó en los tiempos an-
tiguos si eran canónicos ó no , que los debiera desde
el principio de recibir la Iglesia, lo cual no hizo hasta
que en los concilios, sucediendo los tiempos, los fué
por canónicos declarando.
.La octava parece no declarar bien la determinación
del concillo, y dejar abierto camino para las varias tras-
laciones , según las cuales dice que « studiosi docent
))aliqua potuisse meliiis vertí , et uno eodemque verbo
wplures esse sensus vel certé alíos commodiores, quam
»ex Vulgata possint haberi.» Y así, es una determina-
ción, á lo que parece, libre y atrevida demasiadamen-
te , aunque no hay en ella proposición que notoriamen-
te sea herética ; pero tiene comunicación en el len-
guaje y en el intento, que parece pretender quitar la
autoridad á la Vulgata, que es lo que los herejes pre-
tenden , y darla á los libros griegos y hebreos , siendo
cosa averiguada estar en muchas partes corruptos, y
que es peligroso querer por ellos emendar los latinos,
por tantos centenarios de años usados en la Iglesia, y
últimamente tan autorizados por el santo concilio. —
Fr. Alfonsus Carrillo, magístcr prior. — Hay una rú-
brica.— Fr. V. Mantius //er/ianc/cz , pracsenlatus. —
Hay una rúbrica.
Recibiéronse aun después de estos notables escritos
algunas declaraciones mas, cómela de un criado del mis-
mo FBAV Liis, la de un agustino llamado fray Alonso
Siliieiite y la de otro por nombre fray Antonio de Vclas-
co, que versaron sobre el hecho de haber remitido el acu-
sado las ya mencionadas proposiciones para que se las
diese á leer al arzobispo de Granada.
EXTRACTO DEL PROCESO INSTRUIDO
En esto se presentó ya en Salamanca, ante el notario
y escribano público y apostólico García de Malla, el ve-
cino de la misma ciudad Diego de Valladolid , quien
respondió con su persona y bienes de que fray Luis ida
sin fugarse á la villa y cárcel de Valladolid con el sugeio
ó sugetosque Diego González, inquisidor de esta, le en-
viase. Se condenó, en caso de fuga del acusado, al pago
de dos mil ducados, renunciando su fuero y poniéndose
bajo la jurisdicción de los inquisidores.
Otorgóse esta fianza á 2o de marzo de 1572 (ff), y el 26 se
dio ya mandamiento de prisión contra nuestro autor,
que luego de estar en las cárceles de Valladolid extendió
de su propio puño y letra la siguiente protesta, por si
muriese preso; y pidió lo contenido en otro escrito, que
también publicamos.
PROTESTACIÓN DE FE QUE HIZO FRAY LUIS DE LEÓN ESTANDO EN
LAS CÁRCELES DEL SANTO OFICIO DE VALLADOLID , TEMIENDO
MORIR EN LA PRISIÓN. •
(Autógrafa.)
El encabezamiento dice:
Protestación de fray Luis sobre si le tomare la muerte
súbitamente.
IHS.
Porque no sé lo que Dios será servido ordenar do
mí, ni cuando ni cómo querrá su Majestad llamarme,
para descanso de mi conciencia quise poner aquí las co-
sas siguientes :
Lo primero , yo protesto delante de la Majestad de
Dios y de mi redentor Jesucristo, universal Señor y
juez de los vivos y los muertos, y en presencia de sus
santos ángeles , que vivo y muero , viviré y moriré en
la fe y creencia que tiene y cree la santa madre Iglesia
católica, apostólica, romana, á cuya santa doctrina, co-
mo á doctrina verdadera y enseñada porelEspírituSan-
to, subjeclo todo mí seso y entendimiento, con ánimo
cierto y deseoso de morir por la confesión y defensión
della todas las veces que se ofreciere ocasión.
Lo segundo, confieso delante del cíelo y de la tierra
que el tiempo de mi vida que recibí de la mano de Dios
para conocelle y amalle, y una multitud de gracias y
mercedes que en el discurso della he recebido del mis-
mo para el mismo propósito , todo lo he perdido y mal
empleado, viviendo como hombre sin ley, lleno de in-
gratitud y fealdad , y de infinilos pecados graves y enor-
mes , por los cuales confieso que merezco debidamen-
te muchos infiernos, sin liaber de mí parte cosa que me
valga ni me disculpe. Los cuales, así como los tengo
confesados á mis confesores, los confieso agora en es-
te papel con entrañable dolor; y si me faltare lengua
para pedillo, por este papel pido á cualquier de mis
confesores que se Jiallare presente al tiempo de mi
muerte, que me absuelva dé todos ellos, porque desde
agora para entonces digo que yo les confieso todo lo
(a) Unídse al proceso, después de esta fianza, un tcslimonio li-
brado por Pedro Pérez de Ulllvarri, notario público apostiílico y
del serrólo del oficio de la Santa Iii(|iiisicion de los obisjiados de
Cuenca y de Sigüenza, do haberse instruido ¡iroccso contra algu-
nos ascendientes de fray Luis por judaizantes. Unióse con el
objeto de probar que frat Luis era descendiente de judíos , y por
lo tanto sospechoso, después de haber declarado tantos que pre-
fería los autores judíos á los cristianos para la exposición ó. inter-
pretación de las viejas escrituras.
Lo ponemos por nt»ta por no interrumpir la marcha de los
autos.
CONTRA FRAY
que á cualquiera dellos tengo en diversas veces confe-
sado; y me acuso gravemente de todo, agora por en-
tonces , y entonces por agora ; y como reo que conoce
su culpa, y puesto delante del tribunal de Cristo, Señor
y juez supremo, se acusa della, postrado por el suelo,
pido y suplico ala majestad de su grandeza que, como
• es juez para juzgarme, se acuerdequees también ber-
mano mió dulcísimo y blandísimo para haber miseri-
cordia de mí y perdonarme. Ante el cual , así como co-
nozco y confieso la multitud y gravedad de mis 'cul-
pas , así para descargo dellas ofrezco y presento el te-
soro y valor infinito de su sangre, de su bendita pasión,
de sus divinos ydquísimos méritos, los cuales quiero
por su divino don que sean mios; y creo en él y es-
pero en él, y le amo sobre todas las cosas ; en quien so-
lo mi corazón, aunque mas pecador que ningún otro
hombre, confia y descansa. — Fray Luis de León.
COSAS QUE PIDIÓ FRAY LUIS DE LEÓN Á LOS INQUISIDORES EN 31
DE MARZO 1572, HALLÁNDOSE PRESO EN LAS CÁRCELES DEL
SANTO OFICIO DE VALLADOLID.
El encabezamiento dice :
En Valladolid, á 51 de marzo 1572 años, ante los señores
inquisidores doctor Guijano de Mercado y licenciado
Francisco Realiego , en la audiencia de la mañana, el
dicho fray Luis pidió lo contenido en esta memoria.
Una imagen de Nuestra Señora ó un Crucifijo de pin-
cel.—Las Quinquagenas de san Agustín — El tomo de
sus obras donde están los libros De doctrina cristiana.
— Un San Bernardo. — Un fray Luis de Granada, Deora-
cion. — Unasdisciplinas. — Todo esto mandará luego pro-
veer el padre prior de San Agustín, fray Gabriel Pine-
lo, siendo servidos estos señores dello. Y suplico á sus
mercedes sean servidos dar licencia para que se le di-
ga al dicho padre prior que avise á Ana de Espinosa,
monja en el monasterio de Madrigal, que envíe una ca-
ja de unos polvos que ella solia hacer y enviarme para
mis melancolías y pasiones de corazón, que ella sola los
sabe hacer, y nunca tuve dellos mas necesidad que ago-
ra ; y sobre todo, que me encomiende á Dios sin can-
sarse. También proveerá el dicho padre prior, si se le
pide, un candelero de azófar y unas tijeras de despa-
vilar. También, si sus mercedes fuesen servidos, torno
á suplicar se me dé un cuchillo para cortar lo que co-
mo; que por la misericordia de Dios, seguramente se
me puede dar; que jamás deseé la vida y las fuerzas
tanto como agora , para pasar hasta el fin con esta mer-
ced que Dios me ha hecho , por la cual yo le alabo y
bendigo. — Fray Luis de León.
Le otorgó el tribunal lo que pedia, y le mandó compa-
recer ante su audiencia del 13 de abril, donde fray Luis
declaró muy al pormenor toda su genealogía, manifestó
dónde habia pasado los años de su vida («) , dio noticia
de la confesión que llevaba redactada y liemos publicado
en este extracto , y pidió papel para disipar por escrito
todas las sospechas que contra él creia suscitadas. En la
segunda audiencia, celebrada el 18 del mismo mes, pre-
sentó ya FRAY Luis el escrito, que continuamos integro,
con una adición que luego hizo.
Ilustres señores: Yo, el maestro fray Luis de León,
fraile profeso de la orden del glorioso padre san Agus-
(3) Véase la Vida escrita por Mayans, que precede en este tomo.
LUIS DE LEÓN. xxv
tin, y conventual en el monasterio de San Auguslin de
Salamanca, do la mismo orden, respondiendo á lo que
en la primera audiencia por vuestras mercedes me fué
preguntado , si sabia ó entendía la" causa por qué estoy
preso, digo: Que en 5 del mes de marzo pasado deste
presente año de lb72, yo hice de palabra una confe-
sión delante del ilustre señor inquisidor Diego Gonzá-
lez, y presenté unas ciertas proposiciones que yo habia
leído acerca de la edición Vulgata ; y otro día, que fué
á 6 de marzo, á la una después de mediodía, torné á ha-
cer la misma confesión y presentación por escrito, por-
que así me fué mandado; á las cuales confesiones y
presentaciones me refiero. Y de'spues, á 23 ó 24 del di-
cho mes, el dicho señor inquisidor me mandó prender,
y después acá yo he pensado muchas veces y muchos
ratos sobre la causa desta mi prisión , y se me han
ofrecido muchas cosas que sospechar , que son las si-
guientes.
Primeramente he sospechado que por ventura aque-
lla mi confesión y presentación no fué hecha en tiem-
po; y es verdad que un poco antes de las vacaciones
pasadas yo comencé á entender que fray Bartolomé de
Medina, fraile dominico, trataba de poner algún escrú-
pulo en las dichas proposiciones, y en los Cantares, que
declaré en romance; y aquellas vacaciones quise venir
aquí á presentarme ante vuestras mercedes , y todas
ellas estuve muy enfermo. Y después de San Lúeas yo
y el maestro Graj al hablamos al maestro Francisco San-
cho, comisario de vuestras mercedes, y le dijimos el
escándalo que nos decían que andaba haciendo el di-
cho fray Bartolomé, y le pedímos que, pues él sa-
bia todo lo que nosotros decíamos, y nos juntábamos
todos los maestros teólogos con él ordinariamente, que
hiciese con el dicho fray Bartolomé que dijese en una
congregación qué era lo que le ofendía, y que nosotros
ni teníamos ni queríamos tener otro parecer mas de
loque á él y á aquellos señores pareciese. Esto nunca
sehizo, porqueel fray Bartolomé oslaba enfermo enton-
ces, y poco después se vino aquíá Valladolid, y yo tor-
né á enfermar, la cual enfermedad me duró hasta que
el dicho señor inquisidor fué á Salamanca.
Lo segundo , he sospechado que el maestro León de
Castro, el cual me quiere mal por las causas que diré
cuando por vuestras mercedes, me fuere mandado, de-
nunció algo contra mí el mismo día que yo hice la di-
cha confesión por escripío, y poco antes que yo la hi-
ciese; porque cuando fui á hacella, estaba el dicho
maestro con el dicho señor inquisidor, y entendí que
procuró que yo no supiese queestaba allí. Y si esto es,
yo el día de antes había hecho la dicha mí confesión de
palabra y presentado las dichas proposiciones, y de-
jádolas en poder del secretario.
ítem en aquella mi confesión declaré que habia de-
clarado en romance los Cantares de Salomón, y no de-
claré que habia también hecho en romance una decla-
ración breve sobre el salmo Quaemadmodum deside-
rat cervus , y oira sobre el salmo Usquequó , Domine,
oblivisceris me in fmem. He sospechado si mí prisión ha
sido por no haber declarado esto. Y no lo declaré por-
que nunca entendí que en ello habia escrúpulo , por
esta razón , y es que los dichos dos salmos andan enro-
XXVI
manee en la> horas de Nuestra Señora, y la parte de la
Sagrada Escriíura que anda en romance, nunca se en-
tendió que estaba [trohibido declaralla en romance,
siendo la declarac¡on"buena y católica. Y si en esto hay
culpa, yo confieso que tenia el texto del libro de Job
en romance, y que he tenido intento de hacer sobre él
en romance una declaración ; verdad es que si la hicie-
ra, tenia propósito de presentalla á los comisarios des-
te Santo Oficio, para que vista, dieran licencia, confor-
me á lo que se manda en las reglas del catálogo ro-
mano.
ítem en aquella mi confesión yo presenté las propo-
siciones que lei acerca de la Yulgata, y las que presen-
té son las mismas que leí , á todo lo que entiendo; solo
hay diferencia que cuando las leí las probé con muchos
ejemplos; y en aquel papel, para probanza dellas, no
puse sino pocos ejemplos; y de los argumentos contra-
rios puse solos aquellos en cuya solución había alguna
dificultad. He sospechado si por no estar aquello que
presenté al pié de la letra como lo leí, he sido preso.
Yo lo puse asi porque, como lo enviaba á personas doc-
tas y ocupadas, no quise ofendellos con prolijidad; pe-
ro no dejé de poner ninguna cosa que fuese de subs-
tancia, á lo que yo entiendo. Entre mis papeles está
puntualmente como yo lo leí, y porque digo puntual-
mente, pocos dias después que lo leí, tornando á ver
aquellos papeles, en algunas ¡lartes donde decia que
a'gunas cosas se pudieran trasladar elrgantiüs, aper-
tiús, aptiüs, puse non minús eleganter , non minús
ciperté , non minús apté, y otras cosas así; y una so-
lución de un argumento púsela mas declarada.
ítem he pensado si se han ofendido vuestras merce-
des de que yo hubiese enviado estas dichas proposicio-
nes á personas doctas, para que me dijesen su parecer,
y consultádolas sobre ello. Y si en esto hay culpa, yo
confieso que he cónsul lado sobre ellas al señor arzobis-
po de Granada por medio del prior de San Agustín de
Granada, y que pocos dias antes que me prendiesen re-
ccbí una carta del dicho prior, en que me decia que el
Arzobispo lo aproltaba todo , y que no podía ser la in-
tención del concilio otra de la que yo declaraba allí, y
que siendo necesario, daría su parecer íirniado ; y yo le
torné á escribir con incnsajero propio que era necesa-
rio su parecer, y entiendo que la re-puesta está ya en
Salamanca (a). Tand)ien confieso que escrebí á Flándcs
al maestro Benílo .\rias Montano sobre lo mismo, pi-
diéndole que las mostrase á los maestros de Lova¡iia,y
hiciese que diesen su parecer. No he tenido respuesta,
y el maestro Grajal creo que me dijo que las Uabia él
también enviado á Romaá no sé qué personas doctas,
amigos suyos, creo que á Pedro Chacón, para consultar
el parecer de los teólogos de aquella corte. Y á Sevilla
les envié también á im fraile, para que iiiciese la mis-
ma diligencia con los teólogos de aquella ciudad, y me
envió líos ó tres firmas de aprobación. Creo que están
entre mis papeles.
ítem, cuando me gradué, pregunté en un cuolibeto
ífli Al mirgpn pone de su misma letra : «Creo íjiic oslará en
poder del padre prior de San Augustin. Del mensajero podrú de-
cir Domingo llapon , criado mío , rjue está en Salamanca. Acude á
San Augustin.»
EXTRACTO DEL PROCESO INSTRUIDO
si el pan y vino que trujo Melquísedech á Abrahan , si
fué para hacer sacrificio ó para que comiese Abrahan
y su gente. Tuve la sentencia de san Crisóstomo y de
san Jerónimo en algunos lugares, que fué para queco-
míese Abrahan y su gente, aunque aquel hecho fué fi-
gura del santo sacrificio del altar. Presidia fray Domin-
go de Soto ; parecióle bien á él y á todos los maestros
que estaban presentes; no sé si después acá se ha ofen-
dido alguno. Y leyendo De Eucharistia , no me puedo
acordar si torné á tratar la misma cuestión , ni si tuve
la opinión primera ó la contraria, ó las dejé entramas
por probables.
ítem, leyendo De libero arbitrio, en la prin\eraletu-
ra , porque lo he Icido dos veces , después de haber
puesto la conclusión católica contra Lulero, que tene-
mos libertad de albedrío, yprobádola con muchos tes-
limonios de Escritura y de santos y concilios, dije:
Algunos doctores traen también, para probar esta ver-
dad, aquello del salmo Anima ?«ea in manibus meis
seivper, et Irgem tuam ,g[c.; pero esto no lo prueba
tanto; porque traer el alma en las manos, dicen que es
manera de hablar hebrea , y vale lo mismo que traer la
vida en peligro, como dicen en español: «Traigo la vi-
da jugada á los dados.» No sé sí desto se ha ofendido al-
guno. Yo en solo fray Alonso de Castro he visto traer
aipiellas palabras para probar la libertad del albedrío.
ítem, leyéndola materia De angelis, tratando de las
diversas maneras en que se tomaba esta palabra án-
gelus en la Santa Escritura, entre otras, dije que se
llamaban algunas veces así los elementos del aire y
del fuego, de que Dios usaba como de ministros para
castigo de los malos y defensa de los buenos ; y entre
otros lugares de la Escritura que truje^iara prueba des-
to, me [larece que truje aquello del salmo : (iQuí facit
))angelos suos spirítus el ministros suos ígnem uren-
))lem. » Y no me acuerdo si en la cátedra ó después á
la puerla, oponiéndoseme que el señor san Pablo, en
la epístola ^(/ hebracos, trae aquellas palabras del sal-
mo, entendiéndolas de los ángeles, que son substancias
espirituales, respondí que se podían declararen el un
sentido y en el otro, y que el uno no dañaba al otro,
antes ayudaba. No sé si dcslo se ha ofendido alguno.
La ra/.on que yo entiendo en eslo que he dicho, dalla
he cuando por vuestras mercedes me fuere mandado.
ítem, leyéndola materia De elcemosinn muchos años
há, tratando de aquellas palabras del Evangelio, quod
superest dateeleeiñosinam, etc., las cuales se declaran
dedos maneras: la una así como suena; la otra, y creo
que es declaración de Teofilaclo,que están dichas como
por ironía, como diciendo: «Robáis lo ajeno, y pensaréis
después que con dar algo de lo que os sobra, de limos-
na, toilo queda limpio.» No me acuerdo bien si seguí ó
preferí esla segunda declaración, y podría ser que se
liubiese ofendido alguno del lo.
ítem, leyendo la materia De praedestinatione, yira-
lando de la causa della, y de una opinión de Enrique
de Gandavo , que es opinión de lodos los santos que
precedieron á san Augustin, puse una conclusión que
decia así : «Opinio Heiirici, si recle intelligatur, non
»est omninu iuiprobabilis;» y protesté en ella la cor-
rección de la Iglesia. Y luego consiguientemente puse
CONTRA FRAY
otra en que decia que la sentencia verdadera, y la que
se liabia de seguir, era la de san Augustin y de santo
Tomás, y así la fundé y seguí, y quedé con ella. No
sé si alguno se ha ofendido de haber dicho yo que la
opinión de Enrico no era del todo improbable.
ítem, leyendo la materia De Eucharistia, traté si el
sacramento, en los que le reciben dignamente, demás
de la gracia que infunde en el alma, produce en el cuer-
po alguna buena calidad y inclinación á lo bueno. Y pro-
testando la censura de la Iglesia , tuve que sí , porque
es sentencia clara de san Cirillo y Crisóstomo y otros
santos, y entre ellos creo que es san León papa, y en-
ciende mas á la devoción de este santo sacramento; y
el maestro Mancio tiene la misma opinión. No sé si á
alguno le ha parecido novedad.
Ítem, leyendo en la materia De fide de la Sagrada Es-
critura, y tratando de la traslación que hicieron los se-
tenta intérpretes, tuve que los dichos intérpretes, en
la interpretación que hicieron no fueron profetas, sino
intérpretes. En esto seguí al señor san Jerónimo, que
lo tiene así expresamente , aunque san Augustin y otros
parecen tener- lo contrario ; pero al parecer de san Je-
rónimo se llegó el juicio y el hecho de la Iglesia, que
desechó del uso eclesiástico á la traducción de los Se-
tenta, y admitió y recibió en su lugar la traducción de
san Jerónimo, que agora llamamos Vulgata, y le damas
autoridad que á otra ninguna; lo cual no hiciera la
Iglesia si la de los Setenta fuera hecha por el Espíritu
Santo. Yo por esta autoridad y juicio de la Iglesia me
moví á poner la dicha proposición ; y bien sé que el
maestro León de Castro es de diferente parecer; pero
no sé que á nadie otro haya desagradado.
ítem, leyendo De anyelis, y tratando del pecado de-
llos, tuve que la soberbia de Lucifer estuvo en que,
siéndole revelada por Dios la encarnación de Cristo, y
como su santísima humanidad había de ser cabeza de
los hombres y de los ángeles, él, fundado en su perfec-
ción, soberbiamente se desdeñó deslo, y apeteció para
sí^aquella dignidad; y concordé con esta sentencia las
demás opiniones que parecen diferentes. Este es pare-
cer del señor san Bernardo y de otros muchos doctores,
antiguos y modernos, y nunca vi á quien le pareciese
mal, sino muy bien. Agora todo se me hace temeroso.
ítem, leyendo la materia De legibus, tratando de qué
manera es verdad lo que dicen los sanios, que á los de
la ley vieja prometió Dios premios terrenales, y á los del
Evangelio espirituales y eternos ,' puse tres ó cuatro
proposiciones en declaración desto, como parecerá por
el papel de mi lectura, al cual me refiero. Las cuales
proposiciones, á lo que yo alcanzo , son conformes al
señor san Pablo y á los santos , y las contrarias tiene
Calvino, hereje ; y los que escriben contra él dicen lo
que yo allí dije. No sé si á alguno, por no entendello
bien, le ha parecido nuevo.
ítem , leyendo la misma materia, y tratando de la ley
evangélica y de su gran excelencia , dije que en la ley
evangélica habia leyes y preceptos que mandaban y
prohibían , como son los de los sacramentos y otros ;
pero que habia otra cosa mas que esto, que era solo de
la ley evangélica , y lo principal della en esta razón , y
era que infundía gracia en el ánima , por la cual daba
LUIS DE LEÓN. xxvn
fuerzas para lo que mandaba , y inclinaba á ello , y que
esta ley y inclinación de gracia era propia del Evange-
lio, y no de otra ley alguna. Y en esta sentencia puse
no sé cuántas proporciones, como parecerá por mi lec-
tura. Es sentencia expresa de san Augustin y de santo
Tomás y del concilio Coloniense , y de fray Pedro de
Soto, confesor del Emperador, en una apología que es-
cribió contra ciertos herejes. Es verdad que es cuestión
que no se trata ordinariamente, y así, no sé si á algu-
no-le ha parecido cosa nueva, aunque á la verdad es
de lo mas cierto y antiguo que hay en la doctrina ecle-
siástica, á lo que yo entiendo.
ítem, en la lectura que he dicho que leí de la Sagra-
da Escritura y sus interpretaciones , declaré muchos
pasos de la Escritura que se ofrecían , de los cuales yo
no tengo ni puedo tener memoria sino es viendo mis
papeles. En común me acuerdo que siempre iba arri-
mado á doctores católicos, cuyos libros y personas es-
taban rcccbidos. No sé si entre tantos lugares hay al-
guno cuya declaración haya ofendido á alguna per-
sona.
ítem, en once años ó poco menos que há que leo en
Salamanca , he asistido á muchas disputas y confe-
rencias , así en las escuelas como en particulares con-
gregaciones que ha hecho la facultad de los teólogos
para cosas que se nos mandaban por los señores del
supremo consejo de la Santa Inquisición. Es imposible
acordarse memoria de hombre de todo lo que en las di-
chas juntas se ha dicho, mayormente que con la cólera
de la disputa , algunas veces salen de todos los térmi-
nos de razón y modestia los hombres , y se ciegan de
manera, que dende á poco ellos mismos no saben lo que
han dicho. Pero lo que yo me puedo acordar, y que me
puede hacer alguna sospecha , si alguno lo ha querido
caluniar , es lo siguiente :
En las escuelas, presidiendo yo á un acto, se vino á
tratar por ocasión de un argumento, de la opinión de
santo Tomás , que dice que ha lugar la corrección fra-
terna con los herejes , si se tiene esperanza cierta que
aprovechará. Yo dije que en un caso que yo figuraría,
me parecía que podría tener aquello lugar, y el caso fué
este : si yo tuviese un amigo con quien hubiese tratado
por gran espacio de años , y en todos ellos tuviese ex-
periencia que se gobernaba por mi parecer , y que en
cualquier cosa que yo le decia ó vedaba me obedecia;
si al cabo deste tiempo entendiese que daba en algún
error por no entender mas; que le podría avisar que
era engaño aquello , y que la doctrina católica no lo su-
fría. Dijeron los maestros que estaban presentes: «En
eso no liay duda, porque el tal no es hereje, pues yer-
ra por ignorancia. » No dije mas desto , sino que estan-
do diciendo esto, me acuerdo que los estudiantes que
estaban apartados de la cátreda hicieron señal que al-
zase la voz , porque estaba ronco y no me oían bien,
y yo dije entonces : u Estoy ronco , y mejor es decillo
así paso, porque no nos oigan los señores inquisido-
res.» No sé si desto se ofendió alguno. El caso que puse
bien sé que pareció bien á los padres dominicos enton-
ces; agora no lo sé.
ítem, en una congregación de las que hicimos sobre
la enmienda de la Biblia de Vatablo, que nos cometió
EXTRACTO DEL PROCESO INSTRUIDO
XXVIII
el consejo de la Santa Inijuisicion , el salmo 3." Va-
tablo entiéndelo á la letra de la persona de David. El
maestro León de Castro porliaba que no se podia su-
frir aquello, porque lodos los safitos lo entendían de
Cristo nuestro redentor. Yo defendí que podia pasar lo
que decía Yatabio , por dos razones : la una , porque
muchos santos y otros lo entendían como Vatablo, y
alegué á Eutimio, y á san Crisóstomo, y á Teodoreto,
y á Beda y á Nicolao de Lira , que lo entienden así , y
al titulo del mismo salmo; y lo segundo, porque , según
la sentencia de san Auguslín y de santo Tomás, un
mismo paso de la Escritura y un mismo salmo puede
tener dos y mas sentidos literales , diferentes unos de
otros; y así pareció á aquellos señores maestros , si no
fué al maestro León de Castro.
ítem, otro día en aquellas mismas congregaciones
me acuerdo que porque el maestro León porliaba que
tolos los salmos se entendían á la letra de la persona
de Cristo, lo cual, á mí parecer, no se puede decir,
dije que unos salmos se entendían de la persona de
Cristo, y en ninguna manera de la de David, y puse
ejemplo en algunos; otros se entendían de David , y no
de Cristo, como el salmo de Miserere; otros se enten-
dían de entramos en cosas en que David fué figura de
nuestro redentor Jesucristo; otros ni hablaban de Da-
vid ni de Cristo , sino eran dotrinales , que daban pre-
ceptos y consejos santos para bien vivir. Todos los
maestros aprobaron esto, si no fué el dicho maestro
León.
ítem , me acuerdo que otro día en las mismas con-
gregaciones, tratando sobre las exposiciones nuevas que
daba Vatablo, y en qué manera se habían de admitir
ü desechar, mi parecer fué este: que cuando los santos
en la declaración de un lugar están diferentes, y la Igle-
sia no ha escogido mas la una parle que la otra, que el
católico puede libremente allegarse al parecer de los
santos (|ue mas le agradare; pero que cuando todos
convienen en declarar un lugar de una misma manera,
que la tal declaración se ha de tener por cierta y cató-
lica, mayormente en lo que locare á las doctrinas de
la fe y de las costumbres. Pero que no desechando la
tal declaración, sino liníéndola en el grado de venera-
ción que he dicho, si se diere otro senlído que no sea
contrario, aunque sea diferente , el cual sentido sea ca-
tólico y de sana dolrina , se puede el lal aihnilir , pero
en grado de muy menor autoridad que el primero que
dan los santos, y probélo por razones y autoridades e.\-
prcsas de san Auguslín. Esto descontentó al maestro
León ; pero acuerdóme que el maestro Francisco San-
cho lo aprobó , y alegó cierto paso de Arislótíles para
confirmación dello, en que declaraba que no era lo
mismo ser una cosa contraria que ser diferente, y asi
lo aprobaron los demás maestros. Y conforme á aquesta
regla, fuimos eiuneiidaiido la dicha Hiblia, y donde ha-
llábamos algo contrario á los santos, ó de no buena
doctrina, lo quiíábamos, y lo que no era contrarío,
aunque fuese diferente, lo dejábamos. Y advertimos al
[irincipio con una censura general que so dejaban
aquellas expresiones, no [»ara prejiidicar en nada á las
de los sanios , las cuales han de estar en grado de suma
autoridad, sino como cosas probables y dichas como '
por un dolor, y para que, cotejándose con los santos, se
viese cuan mas altamente declararon ellos la Escriptu-
ra, que no estos nuevos intérpretes. Y yo ordené la di-
cha censura, y como la ordené la firmaron los maestros
todos, y lo que en ella se dice fué resolutamente todo
mí parecer.
ítem, me acuerdo que en las mismas congregaciones,
diciendo el maestro León que de los doctores hebreos
él no tomaría mas de la declaración de los vocablos de
su lengua, dijo allí un maestro, y no me acuerdo con
certinidad cuál dellosfué, mas de que me pareció bien
lo que dijo, y fué que también se podía tomar de los
dichos doctores cosas que locasen á declaración de la
Tierra Santa y de sus lugares, ó de las costumbres de
aquella gente, y también cuando diesen algún sentido
literal á algún paso de la Escritura que fuese de ver-
dailera y sana doctrina, y no contradijese á los santos,
que no se había de desechar por ser dellos , porque la
verdad es buena cualquier que sea el que la dice , como
lo enseña san Auguslín.
ítem, me acuerdo que en otra de las mismas congre-
gaciones sobre no sé qué diferencia que habíamos te-
nido, yo truje escrito en siete ó ocho proposiciones lo
que en aquello me parecía, y se las leí allí, y á todos
parecieron bien. Solo el maestro León parece que se
repuntó un poco, y acuerdóme que le dijo el maestro
Gallo: (( En esto no hay que contradecir, que es cosa
llana; ') y me pidió el dicho Gallo las conclusiones, di-
ciendo que se quería aprovechar dellas cuando se le
ofreciese leer aquel punto. Las conclusiones están en-
tre mis papeles en un pliego de papel suelto.
ítem, he sospechado si se haofentlido alguno de una
Biblia que tengo entre mis libros, que es una Biblia he-
brea y caldea con los comentos de los hebreos en su
lengua, y escritos de la letra que ellos usan, que lla-
man provenzal , la cual yo no entiendo ni sé leer; la
cual Biblia yo no sé ni he visto que esté prohibida; an-
tes en la librería de las escuelas de Salamanca hay otra
como ella que se ve y lee públicamente, y muchos
hombres doctos las tienen en el reino ; y esla que yo
tengo era del arzobispo de Valencia Ilulano (a) de Aya-
la , ya difunto.
Ileni, me acuerdo que eslando el maestro León y yo
con el maestro fray Juan de Guevara en su celda, sobre
un libro que el Consejo Real nos había cometido que
viésemos, se trató de cómo se entendía lo que dice san
Pablo liablando con los casados : Hoc dico per indul~
genliam el non per praeceptum (b) ; y yo dije que aque-
llo se decía, no por ser malo el casamiento, sino por ser
menos bien que la castidad. El dicho maestro León se
azoró, y dijo á un criado suyo que escribiese aquella
[)ropnsicion. Yo dije que la escribiese, y le dilé estas
¡lalabras formales : u Divus Paulns concedil nnplias se-
DCnndiun índulgentiam, non quia nialae sunt, sed quia
))sunt minora bona : praestaret cnim ul onmes coelíbes
«essenl, sí id aul infirmilasnostra, aut ralio nalurae
))humanae |)ateretur. » Así lo declara santo Tomás. No
(fl) Lo mismo que Fulano.
(*) .San l'ablo.cn la r|)íslola primoi-a á los corintios, cap. 7,
V. 6, (licp, spKun la Vulgata : Hoc autcm dico secundum indulgen'
tiam, non secundum impenunt.
CONTRA FRAY
sé si el dicho maestro, como la escribió entonces, ago-
ra también me la ha achacado.
ítem, en unos cuadernos en que comenzaba á poner
en latin los Cantares de Salomón , en un prólogo que
hago al principio , digo que en las partes de la Santa
Escritura donde se habla por metáforas y figuras, como
es aquel libro, adonde Cristo habla como si fuese un pas-
tor y la Iglesia como si fuese una pastora , se han de
declarar dos cosas : lo uno, lo que suenan aquellas pa-
labras si se dijeran propiamente de un pastor á otro,
que es como la sobrehaz y la corteza; y lo otro, lo que
significan conforme á la verdad de las personas que ha-
blan debajo de aquellas figuras. Y dije que los santos
que escribieron sobre aquel libro, que son Teodorelo y •
san Bernardo, los que yo he visto desta segunda sig-
nificación, que es la que el Espíritu Santo pretende y
la que es verdadera, dijeron grandes cosas ; pero que
de la otra significación primera, como de cosa baja, di-
eron muy poco; que yo diria de la una y de la otra, si-
guiendo sus pisadas lo que alcanzase. Desto bien sé que
no se ha ofendido ninguno , porque nadie lo ha visto.
Pero yo lo manifiesto y subjeto á la censura de vues-
tras mercedes, porque, aunque me. parece cosa llana,
estoy agora tal , que lo cierto se me hace sospechoso y
dudoso.
También he tenido alguna manera de recelo desto
que diré. El maestro Grajal me dijo los meses pasados
que enviaba á Flándes por ciertos libros ; no me dijo
qué libros, ni me mostró la memoria dellos, ni yo lo
supe. Pidióme que escribiese al maestro Benito Arias
Montano, que es mí amigo, que se los comprase al mer-
cader que llevaba el cargo dello, y que si viese también
algún otro libro bueno que él supiese , que se lo com-
prase. Yo escribí la carta en esta razón. Ráseme ofre-
cido á la imaginación si acaso entre estos libros se se-
ñaló algún libro que no fuese bueno; lo cual en ninguna
manera puedo creer, porque al maestro Grajal yo siem-
pre le he tenido por católico, y al maestro Benito Arias
por muy católico , y no creo que ni el uno pediría, ni
el otro enviaría, cosa que no fuese tal. Del Benito Arias
yo recebí una carta poco há, y está en poder del secre-
tario, en que dice que hizo lo que le rogué, y que en-
tre los libros del maestro Grajal me envía á mí unos
libros que él ha compuesto.
También declaro que entiendo que el maestro Grajal
es del mismo parecer que yo he sido acerca de la Vul-
gata y de los Setenta ; y no sé que ninguno de los maes-
tros de Salamanca sea de contrario parecer, sino es el
maestro fray Bartolomé de Medina y el maestro León
de Castro.
Acerca de la diferencia de premios que prometió Dios
por observancia de la ley mosaica ó de la ley evangé-
lica, entiendo que el maestro Grajal y yo conformamos
en algunas cosas, y en algunas somos diferentes, como
se podrá ver por mí lelura (a).
Demás desto, digo que tengo grande sospecha no me
hayan levantado algún falso testimonio, porque sé que
de dos años á esta parte se han dicho y dicen algunas
(a) AI margen dice de.su misma letra : «No me acuerdo de to-
das las proposiciones que puse, ni de las que el maestro Grajales
pone. Viendo mi letura yo las seúalaré.»
LUIS DE LEÓN. xxis
cosas de mí que son mentiras manifiestas, y sé que ten-
go muchos enemigos. Cuando el maestro Termon tuvo
sus cuolibetos, se dijo y dice de mí que melmllé en ellos
y le favorecí mucho, y que á mi instancia tuvo el cuo.
líbeto de los estatutos ; y estaba yo en Córdoba cuando
él los tuvo, y todo aquel año, desde 11 de hebrero has-
la fin de setiembre, estuve ausente de Salamanca. Y es
verdad , por el juramento que tengo hecho, que ni él
ni otro jamás significó que quería tener aquel cuolíbc-
to, ni yo lo supe hasta que por el mes de julio en Ma-
drid me contó el maestro Francisco Sancho lo que ha-
bía acontecido en Salamanca, y pocos dias después me
lo contó el mismo Tcrnion allí en Madrid, y me acuer-
do que le dije estas palabras : ((Pésame, Señor, de lo
sucedido, y quisiera haber estado en Salamanca, por-
que si supiera que queríades tratar esa cuestión, os ro-
gara que no os metiérades en ella, porque estaba claro
que Oí habíades de encontrar con muchas gentes. »
También el señor obispo de Zamora dijo á don Juan
de Almeida, y él al maestro Guevara, y él á mí, y el
mismo don Juan me lo tornó á decir, que habrá dos
años que por mandado de vuestras mercedes se veía
aquí una letura mia de matrimonio, y es evidencia ma-
nifiesta que en mi vida ni leí ni escrebí desla materia
cosa ninguna ; y así , cuando lo oí no hice diligencia en
ello, como en cosa claramente falsa (6).
Y porque vuestras mercedes me mandan que si sé de
algún hereje, ó quien haya dicho ó hecho alguna cosa
contra nuestra santa fe, lo declare, digo, lo primero, que
yo há muchos años tuve noticia de un libro escrito de
mano , que me pareció de no buena doctrina , y habrá
como nueve años que vine aquí y di noticia del á los se-
ñores que entonces administraban este Santo Oficio,
que creo eran el señor inquisidor Grijelmo y el señor
inquisidor Riego ; y así, se hallará en las escrituras de
aquel tiempo un papel escrito de mi lelra y firmado de
mi nombre, al cual me refiero.
También habrá algunos meses que oí decir á fray
Juan de Guevara que el obispo de Salamanca les habia
llamado á él y á Mancio, y que de la plática habia en-
tendido, ó que había, ó que se temía hubiese herejes en
Salamanca. No declíiró mas , ni yo he sabido mas. El
dicho maestro fray Juan podrá dar mas clara noticia.
También estando escribiendo esto se me ha ofrecido
á la memoria que habrá como año y medio que en Sa-
lairianca un esludíante licenciado en cánones, que se
llamaba el licenciado Poza , que me leía principios de
astrología, me dijo un día que él tenia un cartapacio de
cosas curiosas, y que tenia algún escrúpulo si le podía
tener ; que me rogaba le viese y le dijese sí le podia te-
ner, porque sí podía, se holgaría mucho. Era un carta-
pacio como de cíen hojas de ochavo de pliego, de le-
tra menuda. Vile á ratos , y había en él algunas cosas
curiosas, y otras que tocaban á sigillos astrológicos, y
otras que claramente eran de cercos y invocaciones, aun-
que á la verdad todo ello me parecía que aun en aque-
lla arte era burlería. Y acúseme que leyéndooste libro,
para ver la vanidad del, probé un sigíllo astrológico, y
! ib) Aquí siguen veinte y cuatro líneas borradas , al parecer, por
el mismo frat Luis de León, que absolutamente no pueden
I leerse.
EXTRACTO DEL PROCESO INSTRUIDO
XXX
en un poco de plomo que me dio el mismo licenciado
con un cucliillo pinté no me acuerdo qué rayas, y dije
unas pala[¡ras que eran santas, y protesté que las decia
al sentido que en ellas pretendió el Espíritu Sanio, acor-
dándome que Cayetano en la Suma cuenta de sí haber
probado una cosa semejante con la misma protestación,
para ver y mostrar la vanidad della; y así todo aquello
pareció vano. Y también me acuso que otro diade aque-
llos en que iba mirando lo que había en aquel libro,
tuve casi deliberada voluntad, estando solo, de probar
otra cosa que parecía fácil, aunque de hecho no la pro-
bé, porque múdela voluntad. Yo quise quemar este
libro en presencia de su dueño , y esperándole un día
que me había de venir á ver, supe que dos días antes
se había ido á Avila, huyendo de la enfermedad de pin-
tas que andaba entonces en Salamanca ; y así, le quemé
aquella noche en mi celda en una chimenea que hay en
ella. Y á todo lo que agora me puedo acordar, me pa-
rece que estaba conujigo entonces el padre fruy Barto-
lomé de Carranza, y que mo preguntó por qué quema-
ba aquello, y se lo dije. Este estudiante me escribió po-
cos días después preguntándome por el libro ; yo no le
respondí, porque no hubo con quien, ni después acá he
sabido ni oído mas del, porque no volvió mas á Sala-
manca, ni yo me he acordado del hasta este punto. No
me acuerdo bien si me dijo un día que quien le había
dado aquel libro había experimentado lo de los conju-
ros. No me dijo quién era, ni yo se lo pregunté ni lo sé.
También al maestro León de Castro oí decir un día
que san Juan Crísóstomo judaizaba, y también le oí que
todos los salmos se entendían de la persona de Cristo,
que es contra todos los santos, y cosa intolerable. Y el
libro que ha escrito sobre Esaías, á mí juicio, destruye
mas que ninguno otro la autoridad de la edición Yul-
gata, y cuando vuestras mercedes me lo mandaren, yo
daré la razón dello, que es clara y fácil. Con todo esto,
no le tengo por hereje, sino por hombre de poco juicio.
También me acuerdo que el maestro Grajal me dijo
que unos estudiantes le habían dicho que. el maestro
Mancio había dicho que no era de fe ({ue en Cristo ha-
bía dos voluntades, lo cual se determinó on el concilio
Calecdonense. No tengo á Mancio por herejí!, sino por
hombre docto; y asi, creo (jue no advirtió lo que decia,
ó no le entendieron. El maestro Grajal podrá dar des-
to noticia mas clara.
También supe que el maestro fray Domingo Ibañez
leyó en Simtistéban de Salamanca que las obras que
iiace un hombre justo , por buenas que sean , no son
morilorias de nuevo grado de gloría sí no son de mayor
intensión que el hábito de caridad que tiene el que las
obra ; y yo lo vi esto en unos papeles de su letura ; y
un fraile vicentíno quií-o sustentar esto, y al maestro
Sancho y Guevara, y fray García del Castillo y á mí nos
¡larecíó peligroso y erróneo; y asi, se quitó de las con-
clusiones. Con todo esto, no tengo al dicho fray Domin-
go por hereje, sino por buen religioso; creo se engañó
por no alcanzar mas.
Finalmente, porque, como he dicho, es ímpo>ible acor-
darme de lodo lo que he leído y dicho en tanlos años,
digo que, aunque yo estoy cierto de mí que entendién-
dolo jamás me he apartado de la dotrina católica, ni he
dicho cosa sin tener autores católicos della , pero en
cualquier manera que , ó en lo que he declarado , ó en
alguna otra cosa de cuantas he dicho, leído, escrito,
disputado en toda mi vida, de las cuales no se me acuer-
da , y si se me acordaran las dijera , y cada y cuando
que se me acordaren las diré ; así que, de cualquier ma-
nera que, por ignorancia, inadvertencia y poco saber,
yo me haya apartado en algo de la doctrina sana y cató-
lica , á la cual siempre amé mas que á mí propia vida,
digo que desde luego lo revoco, y me pesa dello entra-
ñablemente, y pido perdón á Dios y á vuestras merce-
des, á los cuales suplico huinilmente, por la sangre
de Jesucristo , nuestro redentor, que no miren á mí,
•que soy la misma miseria y bajeza, sino al hábito santo
que tengo, y á que mí deseo ha sido desde mi niñez
servir según mi talento á la santa Iglesia, y en esto he
gastado la salud y la vida; y á que estoy cercado de
enemigos, y que todo mí amparo, después de Dios, es-
tá en la piedad y bondad y misericordia de vuestras
mercedes. — Fray Luis de León.
ADICIÓN PHESENTADA Á LOS INQUISIDORES
I'OU IRAY LUIS DE LEÓN.
En el t'iiciibezamieiUo dice :
Vresrntóla fray Luis de León, preso en estas cárceles, en
Valladolid, á 1!) dias del mes de abril de 1572 aiios, es-
tando el señor inquisidor Guijano de Mercado en la au-
diencia de la tarde.
Lo que sigue es de mano de fray Luis de Leen.
Ilustres señores : Acerca de lo que ayer declaré de
los recaudos y firmas que esperaba del señor arzobispo
de Granada , acerca de las proposiciones que leí de la
edición Yulgata, suplico á vuestras mercedes sean ser-
vidos de que con brevedad se sepa en Salamanca lo que
hay en olio, porque el prior de San Augustin no supo
á qué iba el mensajero que, como dije, envié á Grana-
da, y podrá sor que, no entendiendo que es cosa que to-
ca á estos negocios, no cure de las cartas, mayormente
que el mensajero no las daría sino pagándole lo que yo
concerté con él, y así, será fácil cosa iierdorse. A el pa-
dre fray Bartolomé Carranza le dije cómo enviaba
aquel mensajero y á qué le enviaba ; podrá ser que él
haya tcnidocuídailo dello. Y DomingoRapon, criado mió,
que acude á San Augustin, conoce al mensajero, como
declaré ayer. La carta que en esto me escribió el prior
de San Augustin de Granada está en poder del secre-
tario que me prendió.
También un papel de ciertas proposiciones que dije
había llevado á una junta que hicimos los teólogos, es
papel que iin|iorla para entendimiento do algunas co-
sas de las (|ne ayer declaré; y podrá ser que, como es
un [)líego solo de papel, entre otros papeles no se haya
echado de ver. Estaba en mí estudio en los cajones de
la mesa grande, en el cajón postrero, comenzando des-
de la ventana. Suplico á vuestras mercedes que, sí no
vino con los demás , sn torne á mirar en la parle que
digo. Son siete ó ocho |)rO[>osicíones escritas de mí ma-
no en un pliego de pa|iel.
También en lo que declaré ayer que me parecía, aun-
que no me acordaba bien, que el licenciado Poza me ha-
bía dicho que quien le dio el cartapacio de que allí ha-
CONTRA FRAY
go mención , le liabia dicho que él habia probado lo de
las invocaciones; habiendo mirado mas en ello, me
acuerdo que lo que me dijo habia probado el que le co-
municó aquel librillo no era cosa de cerco y invoca-
ciones, sino una de las otras cosas que habia en el di-
cho libro.
También cuando en la sobredicha mi declaración y
confesión digo que entiendo que el maestro Grajal es
de mi parecer en lo de la Vulgata y de los setenta in-
térpretes , entiendo que el dicho maestro aprueba las
proposiciones que yo puse acerca desto. Pero si, demás
de lo que yo alli digo, ha dicho ó escrito el dicho maes-
tro alguna otra cosa ó proposición, lo cual yo no sé, no
entiendo que en las tales cosas y proposiciones ni él es
de mi parecer ni yo del suyo. Mi parecer en estas co-
sas es el que está en los papeles que tengo presenta-
dos. — Fray Luis de León.
Celebróse audiencia el dia 5 dema\o,y en ella for-
muló el licenciado Diego de Haedo su acusación fiscal,
ácuyosdiez c.ipilulos contestó fray Luisen aqnella yotras
dos audiencias. Copiamos íntegros cargos y descargos.
ACUSACIÓN FISCAL.
Ilustres señores : El licenciado Diego de Haedo, fis-
cal en este Santo Oficio, como mejor ha lugar de dere-
cho, parezco ante vuestras mercedes, y acuso criminal-
mente á el maestro fray Luis de León , de la orden de
San Agustin, catedrático de teología en la universidad
de Salamanca, descendiente de generación de judios,
preso en las cárceles de este Santo Oficio, que está
presente. Y contando el caso, premisas las solemnida-
des del dereciio, digo que siendo el susodicho tal maes-
tro sacerdote religioso, y por tanto mas obligado á en-
señar santa y católica doctrina, ha dicho, afirmado y
sustentado muchas proposiciones heréticas y escanda-
losas, mal sonantes, y en especial le acuso los capítu-
los y delitos siguientes :
1." Primeramente, que el susodicho, con ánimo da-
ñado de quitar la verdad y autoridad á la Santa Es-
critura, ha dicho y afirmado que la edición Vulgata
tiene muchas falsedades y que se puede hacer otra
mejor.
2." ítem, que estando en cierta junta de teólogos,
sustentando ciertas personas que los lugares de pro-
fetas que nuestro Señor y sus evangelistas habían de-
clarado en los Evangelios se habían de entender de
otra manera , conforme á lo que leen los judíos y rabi-
nos , el dicho fray Luis de León , dándoles favor, dijo
que aunque fuese verdadero el sentido y declaración de
los evangelistas , también podía ser verdadera la in-
terpretación de los judíos y rabinos , aunque fuese el
sentido diferente , afirmando que se podían traer ex-
plicaciones de Escriptura nuevas; de lo cual dio grande
escándalo.
3." ítem, que habiendo leido públicamente cierta
persona que en el Viejo Testamento no habia promi-
sión de vida eterna, el dicho maestro fray Luis de León
disputó y sustentó lo mismo contra los que tenían lo
contrario y la verdad.
4." ítem, que el susodicho, juntamente con otras
ciertas personas, en las declaraciones de la Santa Es-
LUIS DE LEÓN. xxxi
criptura , ha preferido á Vatablo y á Pagnino y á los
rabies y judíos, á la edición Vulgata y al sentido de los
sanios, especialmente en la declaración de los salmos
y lecciones de Job.
5." ítem , que el susodicho ha hablado mal de los
setenta intérpretes, diciendo que no habían entendido
la lengua hebrea, y que tradujeron mal el hebreo en
griego; de que resultó escándalo. Y ha afirmado que el
concilio Trídentino no difinó (a) como de fe la edición
Vulgata de la Biblia, sino que tan solamente la había
aprobado.
6." Ilem , que el dicho fray Luis, de .León , confir-
mando los dichos errores , ha dicho y afirmado que los
Cantares de Salomón eran carmen amaiorium ud suma
uxorem, y profanando los dichos Cantares, los tradujo
en lengua vulgar, y están y andan en poder de mu-
chas personas á quien (6) él los dio , y de otras , en la
dicha lengua de romance.
1." Ilom, que el susodicho, hablando con ui'ia per-
sona , le dijo en cierto propósito cierta dotrina , de la
cual necesariamente se seguía que sola la fe justifica-
ba, y que por solo el pecado mortal se perdía la fe. Y
diciéndole cierta persona que no dijese aquello, por-
que se seguía cosa peligrosa , calló.
8° ítem, que el susodicho y otras personas, las cua-
les alternatim se siguian y ayudaban, han mofado de
las declaraciones de los santos -en la Sania Escriptu-
ra, diciendo que no la habían sabido, señalando á san
Agustín entre los demás.
9." ítem, que el susodicho sabe que oirás personas
han dicho y afirmado y enseñado muchas proposicio-
nes heréticas, escandalosas, malsonantes, contra lo que
tiene, predica y enseña nuestra santa madre Iglesia
católica romana, y los niega y encubre y se perjura.
10. ítem, que el susodicho ha dicho y afirmado otros
errores que protesto declarar en la prosecución de la
causa, de los cuales generalmente le acuso. Por lo
cual y por lo susodicho ha caído y incurrido en gran-
des y graves penas por derecho y sacros cánones j con-
cilios, leyes y premáticas destos reinos é instrucciones
del Santo Oficio, estatuidas contra los semejantes de-
lincuentes, y en sentencia de excomunión mayor, y es-
tá ligado della. A vuestras mercedes pido y suplico que
declarando al susodicho por perpetrador de los dichos
delitos, le condenen en las dichas penas , y las manden
ejecutar e'n su persona, libros y papeles, para que al
susodicho sea castigo y á otros ejemplo. Y aceto sus
confisiones en lo que contra el susodicho fueren , y no
en mas ; y en lo que pareciere estar diminuto pido sea
puesto á quistion de tormento hasta que enteramente
diga verdad, etc! Para lo cual y en lo necesario el san-
to oficio de vuestras mercedes imploro. — El licenciado
Diego de tíaedo. — Hay una rúbrica.
Y así presentada, el dicho señor inquisidor recibió
juramento en forma del susodicho fray Luis, el cual,
habiendo jurado, prometió de decir verdad; y respon-
diendo á la dicha acusación , dijo lo siguiente :
Capitulo primero. Al primero capitulo dijo que lo
quél ha dicho es lo que está en sus escriptos que pre-
(rt) Asf el original.
[b] El original dice de quien.
x%\n
sentó en Salamanca, en los cuales este nunca lia dicho
que tiene falsedades (a) ; antes expresamente dice que
no hay en ella falsedad ninguna ni que pueda engendrar
error, sino que toda ella es verdadera, y que solamente
dijo que el intérprete no fué profeta ni tradujo cada
palabra por instinlu del Espíritu Santo; y que así, hay
algunas palabras que se pudieran traducir mas clara y
mas significante y mas cómodamente; y que en los lu-
gares adonde el original hebreo hace muchos sentidos,
el sentido que tradujo el intérprete latino es verdadero
V católico ; pero no de manera que el otro sentido ó
sentidos que dejó se hayan de desechar, sino que algu-
nas veces son muy buenos y convenientes con lo que
antecedió y se sigue, en lo cual siguió el parescer de
muchos hombres doctos y católicos. También dijo en el
mismo, soltando un argumento, después de haber da-
do otras respuestas, que no era imposible que se pu-
diese hacer otra edición que fuese mejor y mas perfec-
ta que la Vulgata ; y que luego allí declaró, como pa-
resce de su escripto, que la razón desto era porque si
juntásemos á todo lo bueno que hay traducido en la
Yulgata, que es muy mucho, los pasos que están oscu-
ros y no tan significantemente traducidos, de manera
que estuviesen claramente y bien traducidos, la edi-
ción que desto resultase seria mas perfecta que la Vul-
gata, porque caresceria de lo que en ella hay oscuro, y
demás desto, porque Dios podria dar es[r;ritu profético
á una persona para que tradujese toda la Sagrada Es-
criptura con tanta autoridad como estaba en su prime-
ro original ; pero que dijo juntamente que sin autori-
dad del Sumo Pontífice y de la Iglesia ninguno se ha-
bía de atrever á hacer otra edición , ni aunque se hi-
ciese, se habiaderecebir. Y en todo se refiere á lo que
tiene dicho en sus papeles , y que esto es lo que res-
ponde.
Capitulo 2." Al segundo capítulo dijo que en esto
quel capítulo dice , como declaró los dias pasados en
la primera audiencia, lo que se le acuerda es, que en las
juntas que se hicieron para la enmienda de la Biblia
de Vaíablo se altercó muchas veces sobre si los senti-
dos que daba allí Vaiablo , los cuales el maestro León
de Castro decia que eran de judíos , este declarante no
los sabe, porque jamás leyó ningún rabino, sí se ha-
bían de admitir [lor ser nuevos y diferentes; y señala-
damente, tratando del salmo 3." y 6.", este declarante
dijo que el sentido que daba Vaiablo del salmo 3." era
de santos , y que cuando no fuese , presupuesto que era
doctrina caiólíca y rccebida que una escriptura podía
tener nuichos sentidos literales, que no siendo contra-
rios los que daba Val.djlo á los santos, y siendo de bue-
na y católica doctrina, aiin(|ue fuesendifcrenlcs délos
de los santos, se poilían ailmiiir, no projudicando á los
santos; y así pareció á lodos los maestros, digo, á los
masdollos, é conforme á ello se aprobó é emendó
aquella Biblia. Y en lo que se dice que defendiendo
uno de los lugares que citan los apóstoles en la Sagra-
da Escriptura en un sentido, se podían entender tam-
bién en otro, no excluyendo el que daban los apósto-
les, el cual es de fe, dice que no se acuerda haber
visto disputar esto ni (luion lo desputase ; pero que le
(d; Habla de la Vulgata.
EXTRACTO DEL PROCESO INSTRUIDO
parece que este confesante, como declaró en la prime-
ra visita, ha dicho, hablando con algunos estudiantes,
que el sentido en que los apóstoles traen algún paso de
la Escriptura es cierto y de fe ; pero que , presupuesto
que un mesmo paso de la Escriptura tiene muchos
sentidos literales , puede haber también otro sentido
del mismo paso que citan los apóstoles , como no pre-
judique ni excluya el sentido que los- apóstoles dieron;
lo cual dijo leyendo la materia Dcangelis, y particu-
larmente se acuerda que dijo esto tratando de aquel
verso del salmo Qui facit angelas suos spiritus, etc.,
que. san Pablo trae en la epístola Ad hebraeos, como lo
tiene declarado en la primera audiencia. Y' por ser tar-
de y dada la hora , cesó la audiencia y fué vuelto á su
cárcel.
Capitulo 3." Al tercero capítulo dijo que la decla-
ración que hizo este declarante en la primera audien-
cia, declaró cómo había leído esta cuestión de los pre-
mios que había prometido Dios en la ley vieja y en el
Evangelio, y que en ella había puesto ciertas proposi-
ciones conforme á san Pablo y á los santos, las cuales
este declarante no especificó por no acordarse dolías
sin ver el papel, y que lo que cerca desto dijo está allí
como lo leyó y oyeron sus oyentes , y lo sujeta á la cen-
sura de los señores in<]uísidores; pero que bien se
acuerda que no dijo ni leyó que en el Viejo Testamen-
to no habia promesa de la vida eterna , antes se acuer-
da que puso una proposición que decía que todos los
justos, en el Viejo Testamento, tuvieron fe y esperan-
za y noticia revelada de la vida eterna , y la merecie-
ron por la guarda de la ley vieja, en cuanto procedía de
la fe y esperanza y amor de Cristo, el cual tuvieron
todos los justos en la ley vieja y en la ley de naturale-
za ; y también puso otra proposición que en los libros
del Testamento Viejo se hace expresa y clara mención
en sentido literal déla vida eterna, como parescerá
por su lectura , á la que se refiere.
Capitulo 4." Al cuarto capítulo dijo que en las jun-
tas que se hicieron sobre la Riblia de Vatablo, como
tiene declarado en la primera audiencia, se altercó mu-
chas veces sobre las exposiciones que da Vatablo, acer-
ca de las cuales tuvo el parescer que tiene declarado,
en el cual no prefirió las exposiciones de Vatablo ni
Panino, sino dijo (pie se podrían sufrir cuando no eran
contrarias, aunque fuesen diferenles; y que particu-
larmente se acuerda que sobre aquel i)aso de Job Et
in novissimo die, etc., hubo deferencia (6) sobre la
exposición que daba allí Vatablo y la interpretación
del Testamento Nuevo. Y diciendo el maestro León de
Castro que no se podía sufrir, este confesante , y cree
que el maestro Grajal y el maestro Bravo, defunto, •
mostraron cómo Titílman y otros católicos ponían tam-
bién aquella declaración é ínlcr[iretacion , y así se ad-
mitió de [larocer del colegio de los maestros; y qne á
todo cuanto se |)uede acordar, todas las interpretacio-
nes nuevas que ilefendió que se podrían sufrir, las ad-
mitió el collcgio de los maestros, y se dejaron en la Bi-
blia de Vaiablo, de la cual, como dicho tiene , este de-
clarante hizo la censura, que firmó todo el collcgio.
Capítulo li." Al quinto capítulo dijo que , como de-
{b¡ Uifcrcncia.
CONTRA FRAY
claró en la primera audiencia, trató, leyendo de la auc-
loridad de la Escriptura, de la traducción que hicieron
los setenta intérpretes, y dijo que habia puesto en
ello ciertas proposiciones , y se refirió al papel de su
lectura, y declaró una dellas que se le acordó; y que
agora dice que es verdad , que se Je acuerda que en
aquella lectura, respondiendo á un argumento que pre-
guntaba por qué dejaron ios setenta intérpretes de tra-
ducir muchas cosas muy importantes para probar la
divinidad de Cristo y otros misterios de nuestra fe,
como lo enseña san Hierónimo y se ve claramente,
dio dos respuestas : la primera no se acuerda bien; cree
que fué que no habían traducido aquellos lugares por-
que aun no entendian la divinidad de Cristo, porque el
Espíritu Santo lo habia así ordenado. La segunda res-
puesta fué , de la cual se ha acordado por ocasión des-
ta pregunta, que algunos hombres doctos decian que,
como los setenta intérpretes fueron en tiempo de los
Macabeos, cuando la gente de los judíos, las cosas de
la religión estaban muy destrozadas y perturbadas;
por ventura por esta causa aquellos setenta no tuvie-
ron tan entera noticia ni de la lengua hebrea ni de la
ley como fuera menester para hacer aquella traducion,
como parescerá por su lectura , á la cual se refiere ; y
acuérdase que en lodo se subjecló á la censura de! Oficio.
A este capítulo o." dijo además en otra audiencia que,
respondiendo mas al dicho quinto capítulo, dice que él
dijo en ello lo que está en los papeles que él presentó
en Salamanca, y es que el concilio no difinia que era
de fe que todas las palabras latinas que puso el intér-
prete estaban puestas como dictadas por el Espíritu
Santo; pero que determinó que en la Vulgata no habia
error ni cosa falsa nenguna, y que era mas conforme
a! primer original que ninguna otra traslación, y que
ella sola se habia de tener en el uso eclesiástico, por-
que así declara el concilio fray Alonso de Vega , que
se halló en él cuando se hizo este decreto , y lo con-
sultó con los legados que presidian en el concilio.
Capitulo 6." Al sexto capítulo dijo que él en Sala-
manca confesó delante el señor inquisidor licenciado
Diego González cómo habia puesto en romance los
Cantares á instancia de una monja religiosa del mo-
nesterio de Santa Cruz, que se dice doña Isabel Osorio,
que entonces residía en Salamanca y agora reside en
el monasterio de Santa Cruz desta villa, y le dio un
Ireslado , y después se lo tornó á tomar, pero que no
sabe si agora tiene alguno; y que el dicho libro se di-
vulgó después contra su voluntad por la ocasión que
declaró en la confesión que hizo en Salamanca, en la
cual sujectó el libro á la censura desíe Santo Oficio, y
confesó la culpa que en ello habia tenido; y que es
verdad que en el dicho libro, en el prólogo del, dice que
el Espíritu Santo, debajo de las personas de Salomón y
su esposa, introduce á Cristo nuestro redentor y á la
Iglesia , lo cuíd siempre este tuvo por cosa llana y pro-
bable, porque es de fe que Salomón fué figura de'nues-
tro redentor Jesucristo; y que si llaman carinen ama-
torium adonde se trata de solos amores humanos , este
nunca tal dijo; pero si llaman adonde en figura de
amores humanos se tratan amores divinos y espiritua-
les , que esto si dijo, como está en el mismo libro.
E. xvi-ii.
LUIS DE LEÓN. xxxm
Capitulo 1." Al capítulo séptimo dijo que este de-
clarante nunca en su vida dijo ni sintió que sola la fe
justifica ni que se perdía por cualquier pecado; antes
ha enseñado lo contrario , como se parescerá por su
lectura en la materia de gracia y justificación , y en uu
cuolíbeto que tuvo y está entre sus cuolibetos, adonde
trata de la satisfacción que es menester hacer de
los pecados confesados; y que no se acuerda haber di-
cho doctrina de donde se siguiese con verdad ninguna
cosa destas, sino que lo debió de inferir la ignorancia
ó la malicia del oyente; ó si acaso de lo que este decía
parecía colegirse algo desto, seria cosas que se suelen
decir en disputa, dudando é inquiriendo, en las cua-
lesluego que seveel incoavenieníe que dellas se puede
seguir, se resuelve el entendimiento de que son falsas;
y que, como* se le declare la doctrina, podrá responder
con mas claridad.
Capitulo 8.0 El octavo capítulo dijo que lo niega ;
antes ha tenido lo contrario , como parescerá por unas
siete ó ocho conclusiones que este ¡iresentó en una jun-
ta de maestros, como lo tiene declarado en la primera
audiencia, adonde dice que el entendimiento de la Es-
criptura se ha de lomar de los santos.
Capitulo 9.° Al nono capítulo dijo que ya él tiene
declarado en la primera audiencia que el maestro Gra-
jal ha sido de su parescér desfe acerca de la Wilgata, y
en algunas proposiciones acerca de los premios de la
ley vieja y nueva, como lo declaró en la primera au-
diencia, aunque no se acuerda puntualmente en lo que
convinieron , si no viese sus papeles y los de Grajal ; y
que se acuerda bien que en un papel suyo del dicho
Grajal vio este confesante , el cual papel leyó el dicho
Grajal ante los maestros del colegio de teólogos sobre
la Biblia de Vatablo, que en el Testamento Viejo no se
hacia mención de la vida eterna en sentido literal, sino
en sentido espiritual, y este tuvo en su lectura, como
por ella se parescerá, que se hizo mención en el Testa-
mento Viejo, en sentido literal, de la vida eterna. Tam-
bién dice este declarante que por la observancia de la
ley mosaica sola é definida, sin tener respecto á la fe y
amor de Cristo, no se prometieron bienes eternos, lo
cual este tuvo contra Calvino hereje. Y en esta propo-
sición le paresce que es también el maestro Grajal del
parescér desle declarante. Y á lo que entiende, en lo
que toca á lo que este tuvo de la Vulgata y tiene de-
clarado en este Santo Oficio, ninguno de los maestros
teólogos que estaban en las dichas juntas de la Bi-
blia de Vatablo, y cuando se sustentaron en las es-
cuelas dichas proposiciones, los cuales eran el maes-
tro Francisco Sancho, y el maestro León de Cas-
tro y Juan de Guevara, Grajales , Martínez , Bravo y
maestro Gallo, ninguno dellos fué de parescér contra-
rio á lo que este pudo entender, sino el maestro León
de Castro; y el maestro Gallo, le paresce á este que
contradijo algo mas que otros , aunque no de manera
que paresciese descontentalle del todo y tenello por
peligroso; y que las demás cosas que este ha oído y
entendido de no buena doctrina de otros, ya las tiene
declaradas en la primera audiencia.
Capitulo 10. Al deceno capítulo general dijo que en
su vida erró contra la fe entendiéndolo, y que ha con-
c
XXXIV
fesado todo aquello que, después de mucho cuidado, ha
ocurrido á su memoria en que alguna per?ona se pu-
diese ofender de lo que él hubiese dicho ó hecho ó en-
señado; y que si se le acordara mas, que mas dijera, y
lo dirá cada y cuando que se le acordare, sin ser pre-
guntado ni acusado. Y por el mismo juramento jura que
si en esta confesión ha declarado alguna cosa que no
hubiese declarado en las confesiones pasadas, ha sido
solo por no haberse acordado antes de agora , y no por
haberlo querido encubrir ; lo cual se ve claramente,
porque en la confesión de la primera audiencia dijo y
declaró sin ser acusado muchas cosas de mas impor-
tancia y mas ocultas , que puede ser lo que agora ha
declarado; y que esta es la verdad, so cargo del dicho
juramento. Fuéle mandado leer todo lo que ha dicho,
respondiendo á la dicha acusación , desdfe la primera
audiencia de 5 doste presente mes de mayo hasta ago-
ra ; y habiendo dicho que lo habia oido todo y enten-
dido, dijo que estaba bien escripto y asentado, y es
verdad, so cargo del dicho juramento.
Presentó luego fray Luis los siguientes escritos :
PAPEL QUE PRESENTÓ FRAY LUIS DE LEÓN, ESCRITO DE SU
MANO, Á LOS INQUISIDORES , EN RESPUESTA Á LA ACUSACIÓN
DEL FISCAL.
Dice al principio de distinta letra:
Presentado ante el señor licenciado Diego González, en
su audiencia de la tarde, á 10 de diciembre de IWiil años.
Y después lo que sigue :
Ilustres señores (a): El maestro fray Luis de León,
preso en las cárceles de este Santo Oficio, digo : Que
en la confesión que hice delante de vuestras mercedes
por el mes de abril pasado dcsle presente año de 72, en
la primera audiencia dije que en ciertas proposiciones
que yo habia leidoacerca délas prome'^as del Viejo y Nue-
vo Testamento, en algunas de ellas conveniacon el maes-
tro Grajal, y en otras diferenciaba. Y después, respon-
diendo á la acusación que por parte del fiscal me fué
puesta, dije lo mismo. Y siendo repreguntado por el
ilustre señor inquisidor Diego González para que de-
clarase en cuáles proposiciones convenia y en cuáles di-
ferenciaba , dije que sin ver mis papeles y los del maes-
tro Grajal no lo podria decir puntualmente; pero que
yo afirmaba que en el Testamento Viejo, en sentido
llano y literal , se hacia mención y promesa de premio
espiritual y eterno , y que el maestro Grajal tenia que
no se hacia la lal promesa en el Testamento Viejo en
sentido literal, sino en sentido espiritual y figuralivo,
debajo de cosas corfiorales. Agora digo que yo afirmé
la proposición que dicho tengo, como |)arccerá en mi
lelura, así por mis papeles como por los de mis oyen-
tes, conforme á como tengo declarado en mis confesio-
nes, á las cuales en todo me refiero. Pero cuanto toca
á lo que dijo el dicho maestro Grajal, digo que, recor-
riendo mi memoria, me parece que dijo la proposición
que he dicho; pero no me puedo afirmar en ello del to-
do, por cuanlo yo no se la oí leer ni él la comimicij con-
migo, mas de que en una junla de maestros teólogos,
la) Al margen escribe de sn letra el mismo rn.\y I.iis : «Este
papel se ponga Junio á la respuesta que di á la acusación del
fiscal.*
EXTRACTO DEL PROCESO INSTRUIDO
mas habrá de tres años, me dijo así en confuso que ha-
bia dicho ciertas cosas acerca desta cuestión, y que es-
tudiantes, no entendiéndolas bien, las hablan comuni-
cado con el maestro Gallo , y que él , sin saber lo que
Grajal decia ni cómo lo decia , las habia condenado
por malas. Yo me acuerdo que recebí enojo desto, y en
viniendo el maestro Francisco Sancho, que le estába-
mos esperando, dije á todos los maestros que ya sabían
que todos vivíamos como en guerra por razón de las
pretensiones y competencias, y por la misma causa to-
dos teníamos enemigos, y juntamente con esto sabían
que los oyentes muchas veces entendían una cosa por
otra; que en ley de cristiandad y de prudencia y de
hermandad estábamos obligados, cuando algún oyente
nos dijese de algún maestro que habia dicho algo mal
sonante, no le dar luego crédito, sino hablar con el
maestro que lo habia dicho, y enterarnos de la verdad,
y entonces juzgar conforme á ella. Respondiéronme
todos que tenia mucha razón. Y en aquella junta me
acuerdo que el maestro Grajal dijo que él quería traer
por escrito lo que habia dicho y los fundamentos dello,
para que aquellos maestros lo viesen y juzgasen. Y en
otra junta siguiente me acuerdo que trujo escritos tres
ó cuatro pliegos de papel, en que venían las proposicio-
nes que acerca deslo había dicho, con las razones de-
llas, y las leyó delante de todos, y entonces fué la pri-
mera vez que yo oí y entendí en particular lo que el
maestro Grajal afirmaba en esta cuestión, que á lo que
me parece es lo que he declarado; pero, como há tan-
tos dias, y yo tengo flaca memoria, y después que es-
toy en la cárcel he perdido gran parte della , no me
atrevo del todo á afirmarme en ello. Bien me acuerdo
que en aquellos papeles confesaba el maestro Grajal
que los padres de la ley vieja tuvieron noticia y fe y
esperanza de premio eterno; y me acuerdo que los tes-
timonios de los santos que alegaba en confirmación de
lo que decia, trujeron allí los libros, y mirábamos en
ellos si estaban así como él los alegaba, y en uno ó dos
testimonios hubo diferencia si decían lo que él preten- ,
día ó no; y paréceme que en el uno de ellos , no sé si
era de san Crisóslomo, yo favorecí la parte de Grajal,
mostrando que el original decia lo misino que ci-
taba y pretendía el maesiro Grajal. Y también me
acuerdo que, después de haber leído el dicho maestro
Grajal el dicho papel , á ninguno de los maestros
pareció que habia en ello cosa de peligro, sino que
era probable lo que Grajal decia, y señaladamente el
maestro Francisco Sancho habló sobre ello largamen-
te , mostrando que era cosa probable y sin ningún
peligro loque el maesiro Grajal decia; y con su pare-
cer se acabó la junla, y nos levantamos lodos, y nunca
después oí hablar dello al maestro Sancho ni á otro
maestro, sino como de cosa muy probable, y en que el
maestro Grajal había bastantemente dado razón de sí.
Esto digo y declaro por descargo de mi conciencia, y
suplico á vueslras mercedes que en la respuesta que
di á la acusación del fiscal, adonde trato desto , en la
margen se haga memoria desta mi declaración , para
que cuando aquello se viere ¡tor vueslras mercedes,
también se vea este papel juntamente. En H de di-
ciembre de 1j72. — Fray Luis de León. i
CONTRA FRAY LUIS DE LEÓN.
XXXV
)TRO PAPEL PRESENTADO A LOS INQUISIDORES, TAMBIÉN ES-
CRITO DE 5IAN0 DE FRAY LL13 DE LEÓN, CONTINUANDO SUS
RESPUESTAS Á LA ACUSACIÓN DEL FISCAL.
En Valladolid, á dO de mayo de 1572 años, ante
OS señores inquisidores licenciado Diego González é
Realiego, en la audiencia de la mañana.
Ilustres señores : El maestro fray Luis de León, de
a orden de san AugusLin, para mayor declaración de
0 que lie respondido á la acusación que por el fiscal
:ne ha sido puesta , digo lo siguiente :
Cuanto al primer capítulo digo que yo en Salaman-
ca, sin estar preso ni llamado por este Sanio Oficio,
leclaré y confesé delante del ilustre señor inquisidor
Diego González la lectura y cuestión que hahia hecho
sobre la autoridad de la Vulgata, y le presenté los pa-
peles della y los subjeté á la censura deste Santo Ofi-
cio, como en la mi dicha confesión se contiene, á la
cual me refiero. Y digo que en los dichos papeles está
lo que me acusa el fiscal , y dije que era posible darse
otra edición mas perfecta que la Vulgata, con la decla-
ración y razón de ello. Y lo otro que en este capítulo
se dice , haber yo afirmado que en la Vulgata hay mu-
chas falsedades , si llama falsedades pasos que hay en
ella corrompidos por culjia de los escribientes é impre-
sores , y palabras quitadas y otras añadidas , y que por
culpa de los mismos hay lugares en ella adó, por leer-
se de diversas maneras en diversas Biblias, no oslamos
ciertos de cuál sea la que verdaderamente puso ei in-
térprete latino; destas falsedades y corruptelas de los
escribientes, en los mismos papeles que presente digo
que hay muchas , y así lo dicen todos los hombres doc-
tos y católicos que han escrito. Si entiende por false-
dades que el intérprete puso en ella cosas falsas, de los
papeles de mi lelura y de los de mis oyentes constará
claro que dije que en la Vulgata no había ninguna sen-
tencia falsa ni que pudiese causar error, sino que es-
taba en ella muy bien trasladado todo lo que era nece-
sario para la fe y las costumbres. Si llama falsedades
decir que el intérprete algunos lugares no los tradujo
tan clara ni tan C(5modamenle ni tan del todo confor-
me al original; esto en aquella letura que, como he
dicho, tengo presentada y confesada antes que me
1 prendiesen , lo digo.
Al segundo capitulo, como dicho tengo, no me acuer-
do en junta de maestros haber oído tratar de lo que allí
se dice ; pero, como confesé y declaré en la primera au-
diencia, cuando se rae pregunt(j por qué estaba preso,
leyendo De angelis y tratando de aquel verso del salmo
Qui fácil angelas suos spiritus , el cual yo declaré en
un sentido, y san Pablo en la epístola Ad hebraeos le
declara en otro, dije que podría tener ambos sentidos,
el que daba san Pablo, el cual era de fe, y también el
otro, porque no se contradecían, y por otras razones
que me proferí á dar. Y bien es posible que yo en al-
guna junta de maestros dijese lo mismo. Y en lo. de-
más que dice que afirmé que se podían traer exposi-
ciones nuevas , ya yo declaré y confesé en la primera
audiencia que lo dije como no fuesen contrarias al sen-
tido común de los santos y fuesen de buena doctrina;
y no sé yo que nadie se escandalizase dello sino el maes-
tro León , porque , como lie dicho, conforme á aquella
regla se enmendó la Biblia de Vatablo. Y refiérome á lo
que en esio dije en la primera audiencia.
Al tercer capítulo digo que ya yo declaré y confesé
en la primera audiencia que había leído y tratado la
cnestion de la diferencia de los premios de la ley vieja
Y nueva , y en ella no dije absolutamente que en el Tes-
tamento Viejo no habia promesa de vida eterna , sino
dije que por la observancia de la ley mosaica, tomada á
solas, sin respecto á la fe y amor de Cristo, no se pro-
metió premio eterno en el Viejo Testamento, como se
parecerá por la dicha letura, que, corno dije, declaré y
confesé haber leído, y me referí á ella. Y á lo que dice
este capítulo, que otra persona habia leído lo mismo, lo
que yo sé es, que yendo á una junta de maestros, me
contó el maestro Grajal que él había dicho cierta cosa
locante á esto , y que unos estudiantes no le entendie-
ron bien, y que se lo dijeron al maestro Gallo, y que lo
condenó por mal dicho. Y en aquella junta dije yo á
los maestros que era razón que cuando algún estudian-
te iba á algún maestro á decille lo que otro habia di-
cho, antes que condenasen al tal maestro se había de
enterar si lo había dicho, por excusar alborotos de es-
tudiantes. Y el maestro Grajal dijo que él quería poner
por escrito lo que habia dicho y los fundamentos dello,
y traello allí; y así lo trujo á otra junta y lo leyó,
adonde, á lo que me acuerdo, confesaba que los padres
de la ley vieja tuvieron fe y pronjpsa de la vida eterna;
y acuerdóme que se satisfizo el maestro Francisco San-
cho de lo que decía el maestro Grajal. Y en aquella
junta y en otras entendí que eslaba satisfecho dello. Y
bien entiendo que en aquella junta defendería yo las
proposiciones en que el maestro Grajal convenia con-
migo en esta cuestión , las cuales yo confesé haber leí-
do y afirmado en la primera audiencia.
Al cuarto capítulo digo lo que dicho tengo : que no
prefería las interpretaciones y declaraciones de Vata-
blo y de Pagnino á los santos ni á la Vulgata, sino de-
fendíalas en los lugares que no contradecían al común
de los santos en la forma, y como declaré y confesé en
la primera audiencia. Y juntainente_ conmigo las de-
fendía en la forma que he dicho el maestro Francisco
Sancho, Grajal, Martínez, Bravo y algunos de los otros;
pero estos cuatro eran los mas ordinarios, y nadie de
los demás contradecía, sino el maestro León de Castro.
Al quinto capítulo digo lo que dicho tengo, y con-
fieso todo lo que dije en aquella cuestión de los Setenta,
que confesé haber leído en la primera audiencia.
Al sexto capítulo digo lo que dicho tengo.
Al séptimo lo que dicho tengo.
Al octavo lo que dicho tengo, que nunca mofé, sino
estimé en mucho las declaraciones del común de los
santos, ni dije que no sabían Escritura , antes enseñé
que dellos se habia de tomar el verdadero entendimien-
to della. Y' no sé qué hombre puede testificar esto de
mí, sí no es algún demonio que testifica lo que él sos-
pecha. Es verdad que de los sanios, yo estoy mejor
con las exposiciones de los unos que de los otros, y en
muchos pasos de la Escritura me contenta mas san Je-
rónimo y san Crisóstomo y san Basilio que san Augus-
tin, y he dicho que supo mas Escritura san Jerónimo
que san Augustin , como el mismo santo lo confiesa.
XXXVl
V en la primera audiencia declaré y confesé los luga-
res de la Escritura que yo me acuerdo en mis leturas
haber declarado no conforme á lo ordinario; y si mas
se me acordaren, declararé mas.
Al noveno y décimo capítulos, loque dicho tengo. —
Fray Luis de León.
OTRO PAPEL PRESENTADO Á LOS INQUISIDORES POR FRAY LUIS
DE LEÓN, ESCRITO DE SU .MANO, RESPONDIENDO k LA ACUSA-
CIÓN FISCAL.
Ilustres señores : El maestro fray Luis de León , de
la orden de San Auguslin , digo : Que pensando mas
en lo que me acusa el fiscal en el primer capítulo, ha-
ber yo afirmado que en la Yuigata había falsedades, he
imaginado si el fiscal ó los testigos entienden por eslo
haber dicho yo en mi letura y papeles, cuando traté
esta cuestión , que la Vulgata en algunas palabras y
lugares non concorJat satis cum originali , ó que non
satis veréexprimit in nonnuHis verbis originalcm co-
dicem. Si este desdecir en algunas cosas del original
hebreo llaman falsedades , en los papeles de mi letura
que en la primera audiencia confesé y declaré , digo
aquellas palabras y otras semejantes, á lo que me acuer-
do, y finalmente en aquellos papeles está al pié de la
letra todo cuanto leí y afirmé de la Vulgata en la for-
nw y mamera que en la primora audiencia declaré , y
lodo lo que en ellos hay confesé entonces haber di-
cho, y eso mismo confieso agora y confesaré siempre.
Bien sé que dije que en la Vulgata no había sentencia
falsa ni cosa de que se pudiese sacar error, como po-
drá parecer por mis papeles y por los de mis oyentes.
También he pensado si el estudiante que tuvo unas
conclusiones desto, como he declarado, en sus conclu-
siones puso alguna palabra que diese ocasión á esto
que me acusa el fiscal; y por el juramento que he he-
cho, que con haber pensado mucho en ello, no me pue-
do acordar. Esto sé : que en aquel acto dije muchas
veces lo que he dicho, esto es, que en la Vulgata no
había sentencia falsa ni cosa que pudiese ser causa de
error, y el maestro fray Juan do Gnevara, que es hom-
bre de gran memoria, se acordará lialiérMiclo oído de-
cir entonces.
Ilein , acerca del cuarto capítulo, que dice que he
preferido las exposiciones de Vatablo al sentido de los
santos; si por caso el fiscal llama preferir haber yo
declarado en mis leturas algunos pasos de la Escritura
como los intérpretes nuevos, ya yo he declarado y con-
fesado en la primera audiencia lodos los lugares de
Escritura que me ha ocurrido á la memoria haber ex-
puesto semejanlemonte. Y [laréceme que en un carta-
pacio mío lia de haber olro lugar de la Escritura decla-
rado como lo declara Isidoro Clarío, la cual declara-
ción vi la primera vez en un cartapacio del maestro
fray Alonso de la Barrera, de mi orden , ya difunto; y
de allí la saqué porque me pareció bien. El lugar es
aquello del Evangí^lio : Noli me tunyere, nondum enim
ascendí ad I'alrcm.
ítem, en la jirimera respuesta qu(! di á la acusación
del fiscal dije que en el acto que se sustentó en las
escuelas, de la Vulgita edición, el maestro León de
Castro se había mostrado contrario á lo de la Vulgata.
EXTRACTO DEL PROCESO INSTRUIDO
Acordándome mejor, digo que no contradijo á lo que
se sustentaba de la Vulgata, sino á cierta cosa que lo-
caba á la traslíicíon de los setenta intérpretes.
ítem, acerca del octavo capítulo, en cuanto dice que
yo y otros que alternatim nos ayudábamos, decíamos
que los santos no supieron Escritura, y poníamos en-
tre ellos á san Augustin ; en lo que toca á mí , digo lo
que dicho tengo. En lo que toca á los otros , si es al-
guno dellos el maestro Grajal , él me dijo un dia que le
achacaban que había dicho que se sabía agora mejor la
Escritura que en tiempo de san Augustin ; y por el ju-
ramento que tengo hecho, que á todo lo que me acuer-
do me parece me dijo que era mentira, y que no le ha-
bían bien entendido. Y entonces me dijo que Medina
le hacia guerra, y que le achacaban no sé qué propo-
siciones que traía en un papel , de las cuales las mas
decía que no las había dicho, y otras declaraba como
las entendía. Y me dijo que trataban también de los
Cantares en romance , y yo le dije que los quería volver
en latín , para que los demás se hundiesen. Del maes-
tro Martínez, ansí en confuso á personas del escuela he
oido decir que en sus lecciones, declarando algunas
cosas , decía : «Mira, esto es, y no hay mas que esto ; »
pero á quien lo oí , no lo decían como escandalizados,
sino antes decían que era llaneza suya. A él jamás le oí
cosa en desprecio de los santos que yo me acuerde, y
sí dijese otra cosa, le levantaría falso testimonio. Ni
yo tenia con él trato ni conversación ordinaria; antes
se pasaba un año y dos años que no le veia ni hablaba,
y cuando le hablaba era encontrándonos en los actos
de las escuelas, y la plática ordinaria era decirme de
algún libro de santo, ó griego ó latino, que había ve-
nido de nuevo, para que le comprase. Y siempre le tuve
y tengo por el hombre mas leído en los santos de cuan-
tos hay en aijuclla universidad.
Demás desto, digo que podrá ser haber yo dicho que
algún santo particular no entendió bien algún lugar
particular de la Escritura, uno este y otro aquel, lo cual
pienso que es de fe. Y también que hay algunos luga-
res en la Escritura que no los declararon los santos,
porque no escribieron sobre ellos , aunque por el jura-
mento que he hecho, que no me acuerdo certificada-
mente habello dicho, sino digo que podrá ser, porque
son cosas que las tengo por llanas y ciertas; y como ca-
da dia estudiantes y otras personas me preguntaban un
millar de cosas, será posible á propósito de alguna
haber dicho algo desto. Y si alguno por oírme decir
esto quiso sos[>echar y decir que yo mofaba de los san-
tos ó decía que no sabían Escritura , ya vuestras mer-
cedes ven la i»oca razón que tuvo.
Tand)ien me acuerdo que vino un estudiante á mí,
y tomándome palabra de secreto, me dijo (|ue fray Bar-
tolomé de Medina andaba haciendo pesquisa de Grajal
y Martínez, aunque no me los nombró, pero entcndílo
de las señas que dio, y que á él le había preguntado y
él le había dicho cinco ó seis cosas que les había oido,
y acuéi'donKí de dos dolías, |)orque me [)arecíó que me
locaba á mí tandiíeii. i^a una era de la Vulgata, (|U0 se
podría hacer otra mejor, y yo le dijo riendo : «Pues
quieren alar las manos á Dios, que no i>ueda hacer un
profeta en su Iglesia.» Y la otra era que los Cantares
CONTRA FRAY
eran carmen amütorium; y le dije : Carmen amaio-
rium ni dice bien ni mal. Si dice carmen amatorüim
carnale , eso es mal ; pero si dice carmen amatorium
spirüuale, eso verdad es. Y á lo demás que me dijo me
encogí, como cosa que oia entonces, y no entendía
bien lo que quería decir, á todo cuanto me acuerdo; y
no sé si una de las cosas que me refirió fué que se sa-
bia mejor la Escritura agora qiie en tiempo de san Au-
gustin; y no sé si á este ó á olro, refiriéndome esto
mismo, le dije estas palabras en sentencia : «Si quie-
ren decir que agora algún particular sabe mejor la Es-
critura que en aquel tiempo, dice muy mal; pero si
quieren decir que está agora mas declarada en la Igle-
sia, porque tiene lo que declaró san Augustin y lo que
después acá declararon los concilios, pontífices y doc-
tores que han sucedido, parece cosa decidera.» Sí desto
quiso sospechar que yo tengo en poco los santos, vues-
tras mercedes lo juzguen.
En audiencia de 10 de mayo se le señaló por letrado
al doctor Funes, á quien se tomó juramento de que le
defendería bien y derechamente con todas sus fuerzas.
Se leyeron á fray Lcis sus propias confesiones, y las a|)ro-
bü en todo. Llamado el fiscal, se ratilicó también en lo
dicho en la acusación.
Los inquisidores hubieron entonces la causa por con-
clusa, y dijeron que recibían á ambas parles á la prueba
de lo por ellos alegado, salvo jure impertinentium el non
admiUendorum, conforme al estilo del Santo Olicio.
Pidió luego el fiscal que los testigos se ratificasen en
juicio plenario, y se hicieron las demás diligencias con-
venientes á su derecho.
Celebráronse sucesivamente audiencias. En ellas fué
nuevamente interrogado fray Luis acerca de si envió á
Sevilla sus conclusiones sobre la Vulgata, y cuáles fue-
ron los resultados. Contestó afirmativamente. Declaró el
nombre de la persona á quien dirigió la caria, la contes-
tación de este señor, el dictamen favorable que recibió
de personas de diferentes puntos sobre otras conclu-
siones.
Presentó luego otros escritos.
ESCRITO DE FRAY LUIS I>E LEÓN, DE SU PU.XO Y LETRA,
AMPLIANDO SCS DECLARACIONES.
En el encabezamiento se lee :
Presentada en Yalladolid, á 13 de agosto de 1572 años,
ante el señor inquisidor dolor Giiijano.
Ilustres señores: El maestro fray Luis de León, pre-
so en las cárceles de es^e Santo Oficio, digo: Que el lu-
nes pasado, que se contaron 4 de agosto deste presente
año de 72 , vuestras mercedes me mandaron que de-
clarase si había consultado lo que leí de la Vulgata con
otra persona mas de con el arzobispo de Granada. A lo
cual respondí que en la confesión que hice á 17 de
abril deste presente año había yo declara<lo todas las
personas con quien fuera de Salamanca había consul-
tado la dicha letura; y así, se leyóla dicha confesión, y
en ella se halló que había consultado esta letura, por
medio de diversas personas , con el arzobispo sobredi-
cho, y con los teólogos de la universidad de Lovaína,
y con los teólogos de Roma , y con los teólogos de Se-
villa, como en la dicha confesión se contiene; de las
cuales cuatro cosas el secretario , por descuido , en la
dicha audiencia que se me dio á 4 de agosto, no asentó
LUIS DE LEÓN. xxxvn
mas de la consulta con los teólogos de Sevilla, por don-
, de podría parecer que las dichas dos declaraciones que
sobreesté punto he hecho , la una en 17 de abril y la
otra en 4 de agosto, hayan sido diferentes y nu confor-
mes, como en realidad de verdad ambas contengan lo
mismo. Por lo cual digo que declaro haber comunica-
do y consultado los díciios papeles y letura mía acerca
de la Vulgata, con todas aquellas personas que decla-
radas tengo en las dichas dos declaraciones que he he-
cho, por la manera y forma que allí tengo declaradas,
á las cuales en todo me refiero. — Fray Luis de León.
Y así presentada, el dicho señor inquisidor dijo que
mandaba é mandó que se ponga en el proceso — Ante
mí , Osorio. — Hay una rúbrica.
OTRO ESCRITO DE FRAY LUIS DE LEÓN , DE Sü PUÑO Y LETRA.
El encabezamiento dice :
Presentada en Yalladolid , á '2,1 de agosto de 1572 años ,
estando los señores inquisidores licenciados Diego Gon-
zález é Francisco Realiego en la audiencia de la tarde-
Ilustres señores: El maestro fray Luís de León, pre-
so en las cárceles deste Santo Oficio, digo: Que el mes
de marzo próximo pasado, cuando eslando en Salaman-
ca me presenté delante del ilustre señor inquisidor Die-
go González, dije que subjetahaá la censura y enmien-
da deste Santo Oficio á mí y á todo cuanto había dicho
en mi vida leyendo ó dispulando , ó de otra cualquier
manera , para si en ello hubiese alguna cosa que en
cualquier manera fuese ajena de la doctrina verdadera
y católica que enseña la santa iglesia de Roma, lo cual
yo no sabía ni entendía, revocado y enmendallo, como
desde luego lo revocaba , subjectándome en ello al pa-
recer de cualquier hombre docto y desapasionado. Y
después acá por diversas veces , y señaladamente en la
confesión que hice en la primera audiencia, que fué á
tantos de abril deste presente año , afirmándome en es-
to que he dicho , declaré en particular todas aquellas
cosas que en mis leturasó disputas yo me acordaba ha-
ber dicho, y de las cuales podía sospechar que alguno,
ó por poco saber ó por otra causa, se podía haber ofen-
dido. Y porque no era posible acordarme de todo ni de-
clarado todo en particular, referíme en lo demás á los
papeles de las dichas mis leturas, los cuales están en
poder de vuestras mercedes. Agora, afirmándome en to-
do lo que acerca desto dicho tengo , digo que si se me
acordara alguna otra cosa particular, la declarara; pero,
porque no se me acuerda ni es posible decir en parti-
cular todo loque hay en los dichos papeles por mí com-
puestos, digo que me refiero á ellos ; y como si pala-
bra por palabra aquí fueran por mí expresados , ansí
confieso haber dicho todo ¡o que en ellos se contiene,
y si menester es , los subjecto de nuevo al juicio de
vuestras mercedes, así como los tengo subjectados, por-
que mi voluntad ni es ni fué jamás de apartarme en na-
da de la doctrina sana y católica.
Demás desto, digo que, ansí en Salamanca como des-
pués acá, por muchas veces he declarado que entre mis
papeles había muchos otros que no eran míos ni com-
puestos por mí, como eran leturas del maestro Victo-
ria, y Cano, y Vega, y fray Pedro de Sotomayor, y
fray Juan de la Peña , y el maestro Gallo, y el maestro
xxxvni
Guevara , y el maestro Cipriano , y el maestro Villalo-
bos, y otros muchos de que no me acuerdo; y sin estos,
habia otros cartapacios y papeles que frailes y otrasper-
sonasme habían prestado. Y he suplicado por diversas
veces á vuestras mercedes fuesen servidos de dar orden
como pudiese yo señalar cuyo era , y por quién habia
sido compuesto cada uno de los dichos papeles y carta-
pacios , y las personas de quien y como se podría saber
la verdad de lo que yo acerca desto dijese , para que con
tiempo vuestras mercedes lo mandasen averiguar míen-
tras las dichas personas estaban vivas y presentes; lo
cual hasta agora nunca se ha hecho. Y aunque es ver-
dad que yo ni sé ni creo que en los dichos papeles haya
cosa alguna de mala doctrina, de lo cual pongo á Dios
por testigo, porque de muchos dellos no he leído nada,
y del que mas he visto no han sido treinta hojas; pero,
porque podría ser haber en alguno dellos algún incon-
veniente , ó por menos saber de quien los compuso , ó
por descuido del que los escribió ; y habiéndolo , po-
dría ser que se me hiciese á mí cargo dello á tiempo
que por faltarme los testigos no pudiese probar yo los
dichos papeles ser ajenos, y no míos ni compuestos por
mí; por tanto, digo que yo estoy presto y aparejado á
declarar y probar de lodos los papeles que se hallaron
en mi celda, y de cada uno dellos, cuál sea mío y cuál
no, siendo vuestras mercedes servidos dello, y dando
orden como se pueda hacer. Donde no , protesto que sí
en algún tiempo pareciere haber en ellos alguna cosa
menos bien dicha , la cual , como dicho tengo, yo no
sé ni creo que la hay ; pero sí la hubiere y de ella se me
hiciere cargo á tiempo que yo no pueda probar no ser
mío el papel donde estuviere; protesto que no es á mi
cargo y que dello no se me puede poner culpa, pues
yo con tiempo y tantas veces me he proferido á decla-
rar lo que es cada uno de los dichos papeles en manera
que vuestras mercedes pudiesen fácilmente entender
que trato llaneza y verdad. — Fray Luis de León.
JiOTA DE MANO DE FRATLL'IS DE LEÓN PARA QBE SE BUSCASEN
L'.NAS CONCLUSIONES SUYAS.
De letra, al parecer, del secretario se lee en el en-
cabezamiento: "Üus se busquen en los papeles de fray
Luis estas conclusiones. — Presentó este papel en 26 de
noviembre de 1572.))
Es un pliego de papel solo, en el cual estan-síete ó
ociio conclusiones de letra mia, grande, algo mayor
que esta. Tratando la Sagrada Escritura, y de donde
se ha de tomar su verdatlcro sentido. Paréccme que la
primera conclusión comienza : Sacrae lilterae divini-
lus inspiralae , etc. , y acaba la dicha primera conclu-
sión : Sacrosanctarn habent aucturitatem et infallibi-
lem verilatem.
OTBO ESr.llITO DE FRAY LLIS DE LEÓN , DE SU PU.ÑO Y LETRA.
Ilustres señores: El maestro fray Luis de León, pre-
so en las cárceles de^te Santo Olicio, digo: Que en 27
del mes pasailo de agosto destc presente año dije por
escrito que de los escritos ajenos que haliia entre mis
• escritos, no liahia leído ile! que mas treinta ó cuarenta
hojas; y de palabra dije que ninguno de los dichos es-
critos ajenos estaba escrito de mi mano. Agora digo que
EXTRACTO DEL PROCESO LNSTRUIDO
es así aquello como lo dije, excepto que siendo oyente
de teulugía, y oyendo al maestro Cano , que fué mi
maestro, le escribí en el general las liciones que le oía,
como es costumbre en Salamanca, y de aquellos pa-
peles que entonces le escribí , ha de haber agora en-
tre mis escritos algunos cuadernos, pocos y mal con-
certados, porque los mas después acá se han perdido.
También en un cartapacio mío han de estar algunos
sermones en suma, escritos de mí letra, que son de
fray Alonso Gutiérrez , dominico, los cuales yo le oí en
Salamanca-, y después , como he dicho, sumaba lo que
habia dicho, y escribíalo en el dicho cartapacio. Y no
sé si ha de haber algún otro papel escrito de mi mano,
y no compuesto por mí ; pero sí lo hay, es cosa poca.
Demás desto , digo que yo tengo muchas veces pre-
sentado delante de vuestras mercedes y confesado todo
lo que yo he leído y dicho en mi vida y escrito , así
como está en mis papeles , los cuales he subjcctado á
vuestras mercedes en general , asi como si palabra por
palabra expresara todo lo que hay en ellos, y en parti-
cular declarando y expresando todo aquello que me ha
ocurrido á la memoria y parecido digno de ser declara-
do. En lodo lo cual de nuevo atirmándome, digo que,
demás de lo particular que he dicho , se me acuerda
también que , siendo de edad de diez y ocho ó diez y
nueve años, á un amigo mío que me pidió le declarase
aquello del profeta Ecequiel : Signa tam super frontes
viroruní gementinm, le respondí por escrito en latín,
y la respuesta creo ha de estar entre mis papeles, aun-
que há mas de veinte años que no la he visto; don-
de me parece que puse dos declaraciones : una , la
común , que es de san Hierónimo, y otra conforme á la
traducción de los setenta intérpretes. Creo que en
ninguna de ellas hay ínconviniente; pero, como otras
veces he dicho, agora todo se me hace dudoso, y así lo
declaro.
Ilem , en un cuolíbeto de los mios , que es el prime-
ro de todos , tratando de la diferencia de la ley vieja y
del Evangelio, cuanto á la mayor abundancia de gra-
cia que hay agora, puse y confirmé con muchos Ics-
timonios y razones una opinión que acerca desto tuvo
santo Tomás en los primeros escritos. Y aunque yo á
la fin no quedé con ella, sino resolví la cuestión si-
guiendo la sentencia común; pero, como digo y dije en
el dicho cuolíbeto, aquella opinión de santo Tomás an-
tes de aquel tiempo algunas veces me había parecido
probable. Y acerca de ello me acuerdo que cscrebí una
carta en latín al maestro Cipriano, siendo yo su oyen-
te, pidiéndole que me dijese su parecer; la cual carta
es el dicho ciiolihcto, que no le falta mas de las salu-
taciones del principio y la conclusión del lin. Esta opi-
nión que digo , me pareció algunas veces probable, si-
guiendo en ello la autoridad de santo Tomás, que co-
mo he dicho, la tuvo, y también la vi en otro libro de
mano de mi autor italiano, ilonde habia algunas cosas
que me parecieron buenas y otras peligrosas , á lo que
eidonces imdc entender, fiorque há muchos años que
me lo mostraron ; del cual libro y desla opinión que vi
en él , y de lo demás que me [lareció del , há mas de
diez años que di noticia por escrito en este lugar á los
que adminislraban entonces este Santo Oficio, como de-
CONTRA FRAY
claré en la primera audiencia, á la cual declaración y !
escrito me reflero.
ítem , en otro cuolibeto me parece que tratando de
la causa que lia de haber para conceder indulgencias,
de dos opiniones las mas señaladas que hay acerca de-
11o, la una de santo Tomás y la otra de Alberto Magno
y Alejandro de Ales, y los demás teólogos antiguos,
me parece que me fui allegando algo mas á la opinión
de los teólogos antiguos que á la de santo Tomás. No
sé si en ello hay algo de que alguno se querrá ofender.
No me acuerdo bien cuál fué del todo mi resolución en
estoque digo; pero acuérdeme muy bien que así este
cuolibeto como los demás parecieron muy bien al maes-
tro fray Domingo de Soto y al maestro Sancho, que me
presidieron , y á los demás maestros teólogos que se ha-
llaron presen! es.
Demás desto , yo he suplicado á vuestras mercedes
sean servidos de que un pliego de conclusiones escritas
de mi mano, que están entre mis papeles, se pongan
en este proceso, y se verifique que son mias. Lo mismo
suplico agora, porque conviene á mi justicia. También
suplico á vuestras mercedes sean servidos mandar al
maestro Francisco Sancho que envié el original de la
censura y enmienda que los teólogos de Salamanca hi-
cimos en la Biblia de Vatablo por mandamiento de los
señores del consejo deste Santo Oficio, la cual dicha
censura original vuestras mercedes sean servidos man-
dar que se ponga en este mi proceso, porque importa
para la verdad de mi defensa. — Fray Luis de León.
PEDIMENTO DE FRAY LLIS DE LEÓN, DE SU PÜ.ÑO Y LETRA, PRE-
SENTADO, SEGÚN UNA NOTA QUE HAY AL PRINCIPIO DE MANO
DE UNO DE LOS SECRETARIOS, ANTE EL SEÑOR LICENCIADO
DIEGO GONZÁLEZ, INQUISIDOR, EN LA AUDIENCIA DE LA TAR-
DE, Á 10 DE DICIEMBRE DE 1372 AÑOS.
Ilustres señores : El maestro fray Luis de León, pre-
so en las cárceles deste Santo Oficio, con el acatamiento
que debo digo : Que en principio del mes de octubre
pasado deste presente año de 72 presenté delante de
vuestras mercedes un interrogatorio de ciertas pregun-
tas en que hablan de ser examinados los testigos que
en él nombré para la claridad y defensa de mi justicia,
y supliqué á vuestras mercedes fuesen servidos man-
dar se enviase luego á Salamanca, y se hiciese con bre-
vedad la probanza, antes que los nombrados testigos ó
algunos dellos se ausentasen ó faltasen. Y después des-
to, por el fin de noviembre deste dicho año entendí
que el dicho interrogatorio no se habia enviado, ni lie-
cho la dicha probanza ni otra diligencia alguna acerca
dello. Por lo cual digo, y en la mejor forma que de de-
recho haya lugar protesto, que, si por no haberse hecho
la dicha probanza al tiempo que yo presenté el interro-
gatorio , y supliqué se hiciese , aconteciere después no
hacerse tan enteramente como á mi justicia conviene,
y como es la verdad que pretendo , por haberse en este
medio tiempo muerto óausentado algún testigo ó testigos;
protesto , como dicho tengo , que no es culpa mia ni
es por causa de faltarme verdad ni justicia ; y pido que
no me pare perjuicio, como de derecho ni puede ni de-
be perjudicarme; pues, como he dicho, yo declaré con
tiempo la verdad , y señalé las personas de quien se
LUIS DE LEÓN. xxxix
podria saber; y lo demás todo no está á mi cargo, sino
al de vuestras mercedes, á cuyo oficio toca mandar ha-
cer con tiempo y diligencia todo lo que perteneciere
para el conocimiento y defensa de la verdad y justicia,
ó sea por mi parte , ó sea por la del fiscal.
Demás desto, digo que desde la primera audiencia,
que fué por principio de abril deste presente año, hasta
en fin del mes de noviembre, por muchas veces, por
palabra y por escripto, como parecerá por el proceso,
he suplicado á vuestras mercedes manden buscar unas
conclusiones mias que están entre mis papeles, y com-
probar que son mias con las personas que para ello ten-
go señaladas, porque de las dichas conclusiones consta
que en ciertos artículos que me opone el fiscal soy acu-
sado falsamente. Y con ser esto así , por el fin del dicho
mes de noviembre las dichas conclusiones , como vues-
tras mercedes saben , ni se habían buscado ni compro-
bado ; por lo cual protesto y pido lo mismo que arriba
protestado y pedido tengo, que , si por no haberse he-
cho con tiempo las dichas diligencias , después no se
hicieren bien , no me dañe ni empezca, pues no es por
culpa mia; y en el cuidado que he puesto, y en la ins-
tancia que he hecho, suplicando á vuestras mercedes
que con tiempo se haga , se ve claramente que trato
llaneza y verdad.
Demás desto, digo que , como es notorio , yo há que
estoy preso en estas cárceles ocho meses , y va para
nueve , y en todo este tiempo no se ha hecho publica-
ción de testigos, ni se me ha dado lugar para mi ente-
ra defensa , siendo verdad que si el dia que fui preso
vuestras mercedes me hicieran cargo de lo que de>pues
el fiscal me opuso, dentro de nueve horas mostrara
clara y abiertamente mi inocencia y la malicia de mis
acusadores. Y habiendo después acá por diversas veces
suplicado á vuestras mercedes fuesen servidos mandar
se hiciese publicación de testigos , y dicho que estoy
presto y aparejado para mostrar que en mí no hay culpa
contra la fe ni razonable sospecha della, no se ha hecho
nada; en lo cual mi justicia ha recibido, y cada dia
recibe, notable agravio, porque, como es claro, cuanto
mas se dilata la dicha publicación, tanto con mas difi-
cultad y peligro de imposibilidad podré yo probar la
verdad que pretendo, por los casos inciertos de ausen-
cias y muerte que pueden de cada dia ofrecerse á los
testigos ; por lo cual torno á suplicar á vuestras mer-
cedes acerca desto lo mismo que tengo suplicado y di-
cho tantas veces , pues el daño que vo recibo en no ha-
ber publicación de testigos es notorio, y para la dila-
ción della no parece haber causa razonable , por las ra-
zones siguientes. Lo uno, porque, si se dilata por haber
sobrevenido de nuevo alguna nueva sospecha, en cuya
averiguación se entiende, esto no es causa para que no
se publiquen los testigos acerca de lo que al principio
estaba contra mí articulado; porque en no haber pu-
blicación acerca destos dichos artículos mi justicia re-
cibe el agravio que dicho tengo, y en haber publica-
ción no se prejudica nada á la parte del fiscal ni á la
dicha nueva pretensión ó sospecha que puede ó quiere
pretender, pues, como es claro, yo estoy preso y no rae
puedo ausentar, y el dicho fiscal puede en cualquier
estado de mi cíiusa oponerme de nuevo lo que quisiere.
XL
EXTRACTO DEL PROCESO INSTRUIDO
Lo otro , porque , si la publicación se dilata porque
vueslras mercedes quieren que se vean primero mis pa-
peles y lecturas, esto no lo debe estorbar, por ser lo uno
de lo olro muy diferente, por cuanto todo lo que hay en
los mis dichos papeles, yo lo tengo contesado y sujec-
tado á este santo juicio desde antes que me prendiesen;
y así, acerca dello no hay que averiguar si lo dije ó no,
sino solamente averiguar si es bien ó mal dicho. Pero
el pleito que yo trato con el fiscal es sobre cosas de que
me acusa , las cuales yo no he dicho , y me incumbe
probar que no las he dicho; lo cual , si vuestras mer-
ceiies hubieran sido servidos de recibir y hacer probar
mis descargos, tuviera ya probado. Y cuando la parte
del dicho fiscal pretenda alguna otra cosa, cualquiera
que ella sea, en que se vean mis escritos, por la tal
vista no se debe dilatar la publicación, pues, como di-
cho tengo, yo no me ausento ni los escritos se mue-
ren; y en cualquier estado que esté el pleito puede
hacer presentación de lo que en mis escritos hallase
que pareciere favorecer á su parte.
Lo o!ro, porque, si se dilala la dicha publicación,
porque haciéndose , podria yo venir en noticia de al-
guna cosa que vuestras mercedes no quieren que sepa;
lo uno, este inconveniente es perpetuo, y por la mis-
ma ra/.on la dicha publicación nunca se hará; lo olro,
para la defensa de mi' justicia ninguna cosa hay en
el mundo que me importe sabella ó no sabella. So-
lamente he menester que Dios sea servido sustentar á
los testigos, y alumbrallos para que digan la verdad, y
á los calificadores guiallos para que sin pasión y con
razón pongan á cada cosa en su grado. Y ansi , por todo
lo sobredicho, y por todas las demás razones que con-
forme á derecho hacen por mí, suplico á vuestras mer-
cedes, y si es menester, les requiero en la mejor forma
que de derecho puedo , y les encargo las conciencias
que manden hacer la dicha publicación, para que con
ella pueda con tiempo y enteramente descargarme; pro-
testando que, si por no haberse hecho hasta agora desde
que lo pido y suplico , ó por dilatarse mas desde hoy
adelante , mi probanza y el descargo de mi inocencia
no se pudieren hacer tan enteramente como se hiciera
al tiempo que fué pedido por mí , no me debe dañar
ni perjudicar, como dicho tengo. A H de diciembre
de lo72. — Fray Luis de León.
PnOPOSICIO.NES DE FRAY LCIS DE LEOX, E.SCRITAS DE SU MANO,
ES VALLADOUD , Á 21 DE DICIEMBUE DE 1372 AÑOS.
i.^ Propositio. «Sacrac lilterae a veris prophetis,
■Spiritu Sánelo dictante, conscriptae , el ad hoininurn
.iitililalem divinitüs inspiratae, et sacrosanctam ha-
);bi;nt authoritatem, el infallibilem veritatem.»
2.' pRijposiTio. ((Haec sacrae litterae, Dco sic dis-
»pensante, ea rationc conscriptae sunt, ut ingcnioso-
)írum hominum interpretationibus in varios sensus Ira-
)))ii [lO-siiU, parlim veros, partiin falsos, ñeque ex ipsis
wsolis satis conslat qni sil verus sensus.»
3." Phopusitio. ((Ex solis sacris lilleris, scilicet, ex
)<solo verbo scripto , non adjunclo verbo non scriplo,
wneqne res fidei corló satis slabiliri , ñeque herelici
))salis sufíicienler refulari possunt.»
4.* Propositio. «Vera sacrarum litlcrarum, id ost,
wverbi scripli intelligentia, ex verbo non scripto, id
»est, ex apostolorum tradilione et interpretatioue su-
«menda est : quae Iradilio ex conciliorum diffinitioni-
))bus et summorum ponlificum decretis, et communi
Msaaclorum sensu et interpreíatione colligitur.»
S.'' Propositio. «Cum aut sacra concilla, aul sacri
«doctores ad res íidei probandas, teslimoniis sacrarum
))litterarum utuntur, iis utunturnon ob id potissimími
»ul haerelicos ipsos apud eos ipsos convincant , quippé
wquos sciunl sacras Hileras suo sensu interpretari et
))patrum sensus (a) contemnere ; sed ut apud calholi-
))COs qui patrum sensus et interpretationes vencrantur,
))Constet veré illos k nobis refútalos esse, el nosira
»dogmata vera esse, illorum autem ñUsa.))
().'' PaopüsiTio. (( Nonnulla sunt in iis quae ad fidem
))et ad mores pertinent, quorum in sacris litteris aul
¡mulla sunt , aut perexigua el obscura vestigia.»
7." PiioposiTio. uEcclesia etconcilia ad diffiniendam
waliquamrem fidei, non semperegenl Sacra Scrip tura.»
PEDIMENTO DE FRAY LUIS DE LEÓN, ESCniTO DE SU MANO , PRE-
SENTADO, SEGÚN NOTA DE UNO DE LOS SECRETARIOS, EN VA-
LLADOLID, Á 20 DE DICIEMRRE DE 1572 AÑOS, AME LOS
SEÑORES INQUISIDORES LICENCIADO DIEGO GONZÁLEZ É LI-
CENCIADO SANTOS.
Ilustres señores : Y'o entiendo que con la mudanza
de los priores estará trastornada toda mi celda , y en
poco tiempo faltará lo mas della, porque conozco en
esto la condición de mi gente , y podrá ser tener yo
necesidad para mi negocio de algunas cosas della ; y
también hay cosas ajenas , y que están á mi cargo dar
cuenta dellas si Dios fuere servido darme libertad algún
dia. Suplico á vuestra merced, por amor de Dios, sea
servido de enviar á mandar al maestro Francisco San-
cho, ó á Francisco de Almansa, el familiar que vino con-
migo , que la cierre , y tome todas las llaves y las guar-
de. Y este Almansa lo hará muy bien, porque es hombre
de mucha verdad y recaudo ; y suplico á vuestra merced
no lo ponga en olvido.
— Vista la dicha declaración por los dichos señores
inquisidores, dijeron que, alentó lo pedido por el dicho
fray Iaiís de León , les parece que se encargue desla
celda Pedro de Almansa, familiar deste Santo Oficio en
la ciudad de Salamanca , y lome por inventario todo lo
contenido en la dicha celda, y le ponga sus llaves y can-
dados, para que naide pueda entrar en ella sino él solo,
é lo firmará; los cuales tome por el inventario queslá
hecho, que va con la presente.
CAPÍTULO SACADO DE UNA CARTA DE LOS SEÑORES DEL CONSEJO
DE LA SANTA Y GENERAL I^0U1SICIÜN, SU RECIBO EN VALLA-
DOLID, Á 13 DE ENERO DE 157.'>AÑOS.
ítem, en el proceso de fray Luis.de León están co-
menzadas á rccebir las defensas , sin eslar hecha pu-
blica'Mon , qiies contra loda orden y estilo, lo cual no
se debiera hacer, sin cml)argode lo jiedido por el dicho
fray Luis. De Madrid, 10 de enero 1573 años.
(a) El original sensn.
CONTRA FRAY
PEDIMENTO DE FRAY LUIS DE LEO', ESCRITO DE SU MANO, PRE-
SENTADO, SEGUX NOTA DE UNO DE I.OS SECRETARIOS, ANTE
„L SEÑOR DOCTOR GL'UANO DE MERCADO, INQL'ISIDOR , EN
LA AUDIENCIA DE LA TARDE , Á 21 DE ENERO DE 1573 AÑOS.
Ilustres señores : El maestro fray Luis de León, pre-
so en las cárceles des'e Santo Oficio , pareciendo de-
lante de vuestras mercedes, con el acatamiento que debo
digo : Que en tantos del mes de diciembre del año pa-
sado de 72 , presenté delante de vuestras mercedes una
petición que en suma contenia tres cosas. La una, que
yo en principios del mes de octubre del año pasado ha-
bía presentado un interrogatorio por do hablan de ser
examinadas las personas que en él señalé para defensa
y claridad de mi justicia ; y sabia que en fin del mes de
diciembre el dicho interrogatorio no se habia enviado
á Salamanca , donde estaban las personas que por él se
habian de examinar. La otra, que desde e! principio doste
mi pleito hasta aquel dia , que era espacio de ocho ó
nueve me>es , había por diversas veces , por palabra y
por escrito, suplicado á vuestras mercedes mandasen
buscar un cierto papel de conclusiones mió, y compro-
bar que era mió con las personas que para ello señalé,
y ponello en el proceso como cosa que me importaba,
y que sabia que en todo el dicho espacio de tiempo las
dichas conclusiones no se habian buscado ni compro-
bado. La tercera y última , que en todo el tiempo que
liá que estoy preso , que son ya poco menos de diez
meses, no se habia hecho en este mi pleito publii-acion
de testigos, ni se me habia dado lugar de entera'de-
íoiisa, no pareciendo haber para la tal dilación causa
ninguna jurídica ni necesaria, por cuanto el fiscal, aun-
que estuviese hecha la dicha publicación, y en cualquier
estado que la causa estuviese, podía oponerme cual-
quier cosa que de nuevo contra raí pretendiese, y yo,
dilatándose la publicación y el tiempo de mi defensa,
corría riesgo de no poder probar mí inocencia, por los
casos ordinarios de muerie y ausencia que podrían su-
ceder á mis testigos; y por tanto, decia que, si por ha-
berse dilatado el examen de los testigos que nombré en
el sobredicho interrogatorio, ó por no haberse buscado
ni comprobado las dichas mis conclusiones , ó por di-
latarse tanto como se dilata la publicación de los tes-
tigos, sucediese que, habiéndose muerto ó ausentado
alguna de las personas por cuyo testimonio ha de cons-
tar á vuestras mercedes de mi inocencia, la probanza
que pretendo, ó no se hiciese, ó no fuese tan entera
como á mi descargo conviene, protestaba que no era
por culpa mía ni por faltarme justicia, y pedía en la
mojor manera que de derecho habia lugar, que no me
parase perjuicio, como mas largo se contiene en la mí
dicha petición , á la cual refiriéndome agora en todo,
digo que torno otra vez de nuevo á suplicar á vues-
tras mercedes lo mismo que en aquella supliqué, ha-
ciendo la mesma protestación y pedimiento que en
aquella hice, por las causas que allí expresé, y por to-
das las demás que conforme á derecho rae favorecen.
Demás desto, digo que, como dicho tengo, yo estoy
presto , dándoseme con tiempo lugar para ello , y po-
niéndose por mandado de vuestras mercedes la dili-
gencia y brevedad que es razón, para descargarme, con-
forme á verdad y derecho, de todo lo que por parte del
LUIS DE LEÓN. xu
fiscal me es ó fuere opuesto, mostrando que en mí ja-
más ha habido culpa contra la fe, ni razonable sospe-
cha della. Y por tanto, suplico á vuestras mercedes
manden a! dicho fiscal que si tiene contra mí alguna
otra cosa de que hacerme cargo de nuevo , que la re-
clame y oponga, porque yo estoy aparejado, así desto,
sí algo es , como de lo demás que me acusa , con sola
la noticia que de su acusación puedo collegír, sin aguar-
dar á que se haga publicación de testigos , de mostrar
que ansí en lo uno como en lo otro no tengo culpa ;
protestando, como tengo protestado, que si por la di-
lación que en esto ha habido y hay, y de aquí adelante
hubiere , no se pudiere hacer bien mi descargo , no me
pare perjuicio, pues há tanto tiempo que suplico á
vuestras mercedes que me reciban á prueba , y man-
den hacer mis descargos con la diligencia y brevedad
que yo los hiciera sí por vuestras mercedes no me fue-
ra quitado, y no se ha hecho ni hace.
Demás desto , digo que para mí justicia conviene
presentar delante de vuestras mercedes y poner en el
proceso algunos de mis papeles y escritos ; por lo cual,
como otras veces lo he suplicado de palabra , suplico á
vuestras mercedes sean servidos mandar que se me
muestren mis papeles , y que se pongan en el proceso
los que dellos yo señalare y presentare. Y en todo pido
justicia , y el oficio de vuestras mercedes imploro.
En... (a) de enero de 1573. — Fray Luis de León. —
El doctor Ortiz de Funes.
PEDIMENTO DE FRAY LUIS DE LEÓN, ESCRITO DE SU PUÑO Y LE-
TRA, Y PRESENTADO EN VALLADOLID, Á 26 DE ENERO DE lo73
AÑOS , ANTE EL SEÑOR INQUISIDOR DOCTOR GUUANO DE MER-
CADO, EN LA AÜDII;NCIA DE LA TARDE.
Ilustres señores : El maestro fray Luis de León, preso
en las cárceles deste Santo Oficio, pareciendo delante
de vuestras mercedes , digo que en fin del mes de he-
brero que viene, des'e presente año de 73, ó por prin-
cipio de marzo, se cumple el cuadrienio por el cual
me está proveída la cátreda de Durando que tengo en
la universidad de Salamanca , el cual cumplido , como
es notorio, se vacará , y no oponiéndome yo á ella otra
vez , se proveerá en el que se opusiere y los estudiantes
eligieren. Y aunque es verdad que yo no tengo deseo ni
intento de tratar mas de escuelas, habiendo trabajado
en ellas tan bien como mis concurrentes, y habiendo sa-
cado por ocasión dellas y de sus competencias el trabajo
en que estoy ; pero entendiendo que sí en esta coyun-
tura se vacase la dicha cátreda y se proveyese en otra
persona, mucho número de gentes que en el reino y
fuera del tienen noticia de mi prisión, y presumen por
ella mal de mi, sabiendo la dicha vacatura de cátreda
y provisión ea otra persona , no entendiendo, como no
entienden ni saben , la ley y estilo de la dicha universi-
dad, rae tendrían del todo por culpado y condenado, y
quedaría siempre en pié esta mala opinión contra mí,
aunque vuestras mercedes, conociendo en la prosecu-
ción desle pleito mi inocencia , me den por libre y me
restituyan en mi honra , como espero en Dios que su-
cederá ; porque las sobredichas personas que no saben
el estilo de la dicha universidad, viéndome fuera des-
la) Está en blanco el dia de la fecha.
XLU
tas cárceles y fuera de las escuelas , siempre cntende-
rian que fué orden de vuestras mercedes y pena de mi
culpa, siendo, como son, los hombres fáciles á creer lo
peor, en lo cual mi orden y mis deudos, y lo que es prin-
cipal , la opinión de mi fe y doctrina recibiria nolable
agravio y delrimento; por tanto, en la mejor manera y
conforme á derecho haya lugar, pido y suplico á vues-
tras mercedes sean servidos de, ó mandar á la díclia
universidad que no innove cosa alguna acerca de la di-
cha cá-reda ni de o!ra cosa de que me toque, hasla que
vuestras mercedes, habiendo conocido los méritos desle
pleito, juzguen y manden lo que fueren servidos, con-
forme á justicia , ó me den licencia para delante del
secreíario que está presente dar poder á dos ó las de-
más personas que me pareciere en Salamanca , porque
por mí y en mi nombre , al tiempo que se vacare la di-
cha cátreda se puedan oponer y opongan á ella, y ha-
gan por mí las demás diligencias que conforme á las
leyes y estatutos de aquella universidad fueren nece-
sarias. Porque con es!a diligencia yo espero que se tor-
nará á proveer en mí, ó se reparará gran parte del
daño que, de no hacerse, se me podría seguir, como
dicho tengo; lo cual e:i cualquier suceso es cosa justa
y convinienle. Porque, en caso que yo probare la ver-
dad que trato y siempre he tratado, como confio en
Dios que ha de ser, habiéndose hecho esta diligencia,
podrán vuestras mercedes resíiíuirme en mi estado
mas c'.iteramenlc como es razón; que aunque yo, como
he dicho, no tengo iulenlo de seguir escuelas, pero
es diferente dejallas cuando todos entendieren que es-
toy libre y las dejo de mi voluntad, ó dejallas agora
cuando lodos presumen que soy culpado. Y también
en caso, lo que Dios no permita, que yo no probase mi
descargo y pareciese tener culpa, el haberse hecho esta
diligencia podría servir para, pareciéndoles á vuestras
mercedes ser justo, ser castigado así en la privación
de la cálroda como en lo demás que la justicia pidiere,
aunque, como yo he diclio, yo confio en la gran piedad
de Dios que, aunque mi vida no lo merezca, volverá
por la verdad de mi fe , en la cual sabe que no tengo
cul[)a. En 2G de enero l;i7.3. — Fray Luis de León.
í'EDIMEVrO DE FRAY I.IIS DE LEOX, ESCRITO DE SU MANO Y PRE-
SENTADO EN VAI.I.ADOLID , Á 7 DE MARZO 1575 A.ÑOS, ANTE
EL SEÑOR I.NQt'ISIDOH LICEXCIADO DUXO GOiVZALEZ.
Ilustres señores : El maestro fray Luis de León,
preso en las cárceles deste Santo Oficio, con el acata-
miento que debo digo : Que hace ya un año que es-
toy en esta cárcel , en lodo el cual tiempo vuestras
mercedes no han sido servidos hacer pul)licacion de
testigos en mi negocio, ni darme lugar de entera de-
fensa, con manifiesto (laño de mi persona y justicia, y
sin parecer que para ello hay causa ninguna jurídica
ni razonable, porque, (3 yo estoy descirgado de lo que
soy acusado por parle del fiscal , y así no hay razón
para que detenerme preso , ó no estoy descargado , y
ansí es justo que se me hubiera dado en todo este tiem-
po co[iia de las de()Osicioiics de los que me acusan para
hacer entero descargo, y no con la dilación poner en
condición la defensa de mi justicia por los casos de
rauerle y ausencias que es posible acontecer, y es de
EXTRACTO DEL PROCESO INSTRLIDO
creer que han acontecido con tan larga dilación á mu-
chos de los testigos que para mi descargo han sido de
mí y pueden ser presentados. Y no impide ni obsta á
esto lo que se puede decir, y es , que yo estoy denun-
ciado delante de vuestras mercedes en este santo jui-
cio y acusado por el dicho fiscal , y que por el mismo
caso soy tenido por sospechoso , y no debo ser suelto
hasta ver si de la conclusión de otras pri.dones y ne-
gocios resulta algo contra mí. Esto, como he dicho, no
obsta por la misma razón sobredicha ; porque, si estoy
descargado de lo en que por el fiscal soy acusado , no
soy sospechoso ni debo ser detenido por tal ; y si no
estoy descargado, de ninguna cosa se habia de tratar
primero que de darme la claridad que es necesaria para
mi descarga con la brevedad y diligencia que el nego-
cio pide , mayormente habiéndolo yo suplicado á vues-
tras mercedes desde que el fiscal me acusó, y dicho y
protestado que estoy presto á descargarme, conforme
á derecho, de cualquier culpa, y purgar cualquier sos-
pecha della. Demás de que, siendo notorio, y cons-
tando ó pudiendo constar á vuestras mercedes dello,
que los maestros León de Castro y fray Bartolomé de
Medina, que denunciaron de mí, son capitales enemi-
gos míos y que interesan de mi daño en muchas ma-
neras, no parece razonable que valga mas su dicho
para poner sospecha en mí , que la voz pública de gran
número de personas doctas y desapasionadas y que
me han tratado en particular, que pu!)lican lo contra-
rio. Y júntase á esto que todo el discurso de mi vida
y estudios está remotísimo de toda mala sospecha ; por-
que, como es público, y á vuestras mercedes debe cons-
tar ya dello, desde el año \'í de mi edad , que es des-
de que tengo entendimiento y razón, soy fraile, y todo
el tiempo que hay desde entonces hasta agora he resi-
dido en San Augustin de Salamanca , donde lomé el
hábito , sin salir del reino ni hacer ausencia de aquel
lugar, sino fué el espacio de dos años que en veces di-
ferentes estuve en San Augustin de Soria y en San
Augustin de Alcalá de Henares ; y los maestros de mis
esludios fueron hombres muy católicos, y yo no he te-
nido ni amistad ni trato ó conocimiento alguno con
ninguno de los herejes que en el reino ha habido, ni
con otra persona alguna que se eniendiese ni sospe-
chase ser sospechosa, y todo lo que he enseñado y tra-
tado acerca de la doctrina de la fe ha sido en público.
Y lo que, sobre todo, es mps claro indicio y mas cierto
argumento de la entereza de mi fe y sanidad de mi
doctrina , que habiendo leído teulugía en las escuelas
de Salamanca por espacio de trece ó catorce años con-
tinos, y tiniendo siom[ire sobre mí los ojos de los frai-
les de la orden de Santo Domingo por las competen-
cias y diferencias que entre nosotros ha habido, el di-
cho fray Barlolomé de Medina, deseando dañarme, y
haciendo examen de mis Icluras y papeles por muchos
días en su casa de todo cuanto he leido, ninguna cosa
halló que oponerme pudiese con verdad, sino haber
dicho de la Vulgata que no era imposible hacer otra
traslación que fuese mejor, (pie es cosa que conceden
lo los los hombres doctos que, después dol concilio de
Trente, acerca deslo han escrito. Por todo lo cual, y
¡lor todo lu demás que i)or mi hace y con derecho ale-
CONTRA FRAY
gar puedo, pido y suplico á vuestras mercedes sean ser-
vidos de, ó entendiendo que en mí no hay culpa ni sos-
pecha della, declarar mi inocencia , ó darme claridad y
lugar para que yo con brevedad haga mas entero des-
cargo, porque yo sé que no tengo culpa, y estoy muy
cierto de la verdad y justicia de Dios que ayudará á mi
defensa, y sé que estuviera (o) ya claro y entendido
muclios meses há si vuestras mercedes hubieran sido
servidos qu? se tratara dello.
Demás desto , digo que el cuadrienio de mi cátreda
se cumple agora , y de la vacatura della y provisión en
otra persona redunda daño irreparable en mi honor y
en la buena opinión de mi doctrina y fe ; porque es-
tando yo preso, y proveyéndose mi cátreda en otro,
infinitas gentes que en el reino y fuera del saben de
mi prisión , y no saben la ley del cuadrienio , me ten-
drán por claramente culpado y condenado, y los mis-
mos que están en Salamanca creerán que se ha dilata-
do la conclusión de mi negocio por vuestras mercedes
por este fin. Y siendo así que yo estoy sin culpa, y que
espero en Dios que constará dello en la conclusión dcs-
te pleito á vuestras mercedes, y que constando , debo
ser por vuestras mercedes restituido enteramente en
todo mi estado primero, como otra vez he suplicado,
torno á suplicar agora á vuestras mercedes sean servi-
dos de , ó darme lugar para que con mi poder algunas
personas en Salamanca en la dicha vacatura se opon-
gan por mí , ó mandar al rector de la dicha universi-
dad que acerca desto no innove nada hasta la conclu-
sión deste proceso, porque quede entero á vuestras
mercedes, ó el restituirme ó el castigarme conforme
á justicia. Y no debe impedir este dicho mandamiento
parecer que en ello se quebranta alguno de los estatu-
tos de la dicha universidad, porque á la universidad
es á quien principalmente importa qufi se haga así,
porque haciéndose, y con ello siendo enteramente res-
tituidos en su estado los que de su gremio habernos
sido presos , constando á vuestras mercedes de nuestra
inocencia, se reparará la nota y mal nombre que por
razón de las dichas prisiones ha redundado en la dicha
universidad, que es luz de España y de la cristiandad
( ¡ Dios perdone á los que por sus pasiones particulares
han hecho tan general daño y tan sin causa!); y qui-
tarse ha juntamente el favor que dcstas nuevas habrán
tomado en sus errores las naciones herejes, adonde no
se dirá que un maestro ó otro están presos por cosas
de dispulas ó porfías, sino que toda la facultad de teu-
lugía de aquella (6) escuela es luterana. Y también
será remediado el encogimiento y escándalo que desto
mismo habrán tomado muchos católicos; las cuales co-
sas son todas tan importantes al bien público de aque-
lla universidad y de todos , que cualquier diligencia y
novedad que se haga para el entero reparo y enmienda
(lellas, se les debe, por mas extraordinaria que sea. Y
lo que por mi particular no se hiciera , es justo y muy
digno de la mucha prudencia y buena gobernación de
vuestras mercedes y de los demás ministros deste San-
io Oficio , que se haga por un respecto tan grande y
tan general.— Frfl)/ Luis de León.
(rt) El original estuviere,
{b) El original dice aquel.
LUIS DE LEÓN. xlui
Se accedió á los deseos de fray Luis, manifestados en
estos pedimentos; y á 3 de marzo de 1375 saman-
do hacer la pui)licacion de testigos , callados los nombres
y las demás circunstancias , al estilo del Santo Oficio.
Fray Ltis contestó de palabra, y tMi vari;is audiencias
refutó ó corrigió lo dicho por los declarantes. Pidió en
otra audiencia cuatro pliegos de papel. Presentó los si-
guientes pedimentos y la mas amplia defensa.
PEDIMENTO DE FRAY LL'IS DE LEÓN, ESCRITO DE SU MANO Y PRE-
SENTADO, SEGIN NOTA QUE HAY AL PRINCIPIO DE UNO DE LOS
SECRETARIOS, EN VALLADOLID, Á 5 DE AURIL 1573 AÑOS,
ANTE EL SEÑOR INQUISIDOR LICENCIADO DIEGO GONZÁLEZ.
Ilustres señores : Los libros que he menester man-
den vuestras mercedes que se traigan de mi celda para
mi defensa son los siguientes :
Una Biblia de Vatablo ; está en los repartimientos de
libros pequeños que están sobre el escritorio mayor,
encuadernada en tablas y negro j y dorado el corte.
Una.. Biblia pequeña de cuarto de pliego , impresión de
Plantino, encuadernada en papelón y cuero negro, con
unas cintas de seda negras. Una Biblia hebrea pequeña,
de ochavo, en cuatro cuerpos, impresa por Plantino, '
encuadernada en pergamino y cintas de seda ; el un
cuerpo estaba sobre la mesa, y los tres envueltos en
un papel en los cajones altos de la mesa grande , en el
primer cajón comenzando de la ventana. Unas Concor-
dancias ; son de pliego entero, encuadernadas en ta-
blas y becerro ; están en los estantes de sobre la mesa
grande, en la parte alta al principio, comenzando de la
ventana. Las Obras de san Hilario ; están en la mis-
ma parte ; es un libro en pliego, en labias y pié de
moro, á lo que creo. El libro que se intitula Biblioteca
Santa ; está en los mismos estantes , de la otra parte
del espejo; es de pliego, en tablas y becerro. Lindano,
De óptimo genere interpretandi; ha de haber dos : el
uno andaba sobre la mesa, el otro ha de estar sobre
los repartimientos pequeños del escritorio mayor ; son
de cuarto en pergamino , y este que está en los dichos
repartimientos está encuadernado junto con otra obra
de otro autor, y el Lindano á la postre. Titelman , so-
bre Job y sobre los Cantares ; son dos cuerpecillos de
ochavo, en pergamino y cintas de seda; andaban sobre
las mesas. Un Testamento Nuevo en griego, impresión
de Roberto, de ochavo, en papelón y cuero negro; es-
taba sobre la mesa. Una tercera parte de Santo Tomás.
Se lo dieron.
PEDIMENTO DE FRAY LUIS DE LEÓN, ESCRITO DE SU MANO, PRE-
SENTADO ARTE LOS SEÑORES LICENCIADO DIEGO GONZÁLEZ
É DOTOR GUIJANO DE MERCADO É LICENCIADO SANTOS, IN-
QlISIüORES , EN LA AUDIENCIA DE LA MAÑANA , Á 15 DE ABRIL
Di: loTo AÑOS.
Ilustres señores : El maestro fray Luis de León, pre-
so en las cárceles deste Santo Oficio , digo: Que en la
copia de las deposiciones de los testigos que dicen con-
tra mí, que vuestras mercedes me mandaron dar, hay
algunas cosas que no conforman con lo que á mí se
leyó, y otras que parecen estar erradas y faltas; por lo
cual suplico á vuestras mercedes manden que se con-
fieran con las deposiciones originales, y se enmienden
6 suplan , porque para la claridad de mi defensa y jus-
ticia es necesario. Y los lugares que están faltos son
los siguientes :
El primer testigo en el capítulo 4." no declara cómo
sabe que yo prefería las exposiciones de Vatablo á las
de los santos; y parece Ijabello declarado en su depo-
sición, porque en esta copia que yo tengo hay algunas
palabras confusas. Dello suplico á vuestras mercedes se
mire.
l!em, el mesmo en el capílulo 8." dice de ciertas pro-
posiciones que le dieron, y que dellas eran mias algunas.
No pone las proposiciones ni declara cuáles sean las
mias. Manden vuesíras mercedes que se vea en el ori-
ginal s¡ las declara, y déseme copia dellas. Y este capí-
tulo está diferen'e de como á mí se leyó.
ítem, el testigo quince, que depone de un libro que
\o dije haber visto, supo ó oy(3 decir que yo habia dado
cuenla del en este lugar. Y tengo por cierto que lo de-
claró ansí en su dicho. Suplico á vuestras mercedes se
vea el original y se me dé copia dello , porque es ne-
cesaria para mi defensa y respuesta esta declaración
suya.
Ilem, en los testigos sobrevenidos, el testigo segun-
do en el capítulo 3.", en la copia que yo tengo, se con-
tradice en cierto artículo. Suplico á vuestras mercedes
que se vea el original para ver si está ansí ó de otra
manera.
Demás desto, por cuanto lo que estos testigos sobre-
venidos deponen contra mí es una gran falsedad y
maldad, y entiendo que ha sido negocio hechizo por
algunos dé mis enemigos, para poner á mi prisión peor
nombre del que ella tiene , y para quitar de sobre sí la
sospcclia que muchas gentes tendrán de que ellos han
sido causa dcsle alboroto, suplico á vuestras mercedes
que para que la verdad se averigüe y yo me defienda
se me dé entera claridad de la casa y convite , y perso-
nas que se hallaron presentes.
Y juntamente con esto, por cuanto el tercero destos
lostisosque, según parece, es la origen desta malda,d, él
en su dicho hace contra sí vehemente sospecha que la
¡'ívanta de su cabeza , por cuanto no da persona que se
lo haya dicho, sino dice que no se acuerda della, no
siendo creíble que de cosa tan pesada y repetida por él
en muchas parles, como confiesa, y oida, como él dice,
de pocos meses á esta parte, no se acuerde quién fué
el que se la dijo; ansí que , atento á que él mismo se
hac3 vehoin'^ntcmente sospechoso de falso testigo, su-
plico á vuestras mercedes, y si es menester les requie-
ro en cuanto conformo á derecho puedo y debo , que
manden prender á la dicha persona, y apretalla para
que ó dé autor de su dicho ó se declare por inventor
del, [)orque cuanto vuestras mercedes, ¡lor lo que loca
al favor de la fe , proveen mas á la identidad de los que
en cslo jiiicio testiíican , cubriendo sus nombres y las
cualidades de sus personas, tanto son mas obligados
todas las veces que sintieren ó presumieren que al^'u-
no testifica falsamente, á proceder contra él con lodo
rigor, jiorque nadie se atreva á usar mal de oficio tan
santo, ni ose hacer á vuestras mercedes, que son mi-
nistros de verdad y juslicia, ejecutores y verdugos de
sus pasiones y malas intenciones.
Demás dcslo, parala claridad de ral respuesta y defen-
EXTRACTO DEL PROCESO INSTRUIDO
sa de mi justicia , yo tengo necesidad que vuestras mer-
cedes me manden dar una copia de los Cantares de Sa-
lomón que yo compuse, y la letura que leí de las inter-
pretaciones de la Sagrada Escritura , y otro cuaderno
donde traté de las promesas de la ley vieja , y unos
cuadernillos que hay entre mis papeles, que son de fray
Diego de Zúñiga y cscriplos de su letra. Suplico á
vuestras mercedes sean servidos que se me den.
Demás dosto, por cuanto de unas palabras que en la
audiencia pasada me dijo el iUislrc señor inquisidor
Diego González, entiendo (jue esta publicación de tes-
tigos que se me ha dado, ó no es publicación ó no es
entera publicación; suplico á vuestras mercedes sean
servidos que se me dé entera noticia de todo lo que hay
contra mí, porque después de tantos meses parece jus-
to que yo sepa por qué fui preso, lo cual no alcanzo
hasta agora por las deposiciones que he visto; y que
pueila responder por mí y defenderme enteramente , lo
cual no puedo hacer no se haciendo publicación entera.
— Fray Luis de León,
AMPMA DEFENSA DE FRAY LUIS DE LEÓN', ESCRITA DE SU MANO
DKSPL'ES DE LA PUBLICACIÓN DE TESTIGOS, PRESENTADA
ANTE EL SEÑOn LICENCIADO DIEGO GONZÁLEZ , IN(jUISII)ÜR ,
EN 14 DE JIAVO DE Voló AÑOS , E^ LA AUDIENCIA Di-I LA MA-
ÑANA.
Ilustres señores : Para mayor declaración de lo que
tengo respondido á las deposiciones de los testigos que
contra mí ha presentado el fiscal, y para que vuestras
mercedes mas claramente entiendan la malicia y false-
dad de algunos dellos, siguiendo la orden de sus dichos,
que son en si desvariados y discordantes y confusos,
respondo lo siguiente :
{Testigo i.° — Fray n;u'lüionió de Medina, düiniuico.)
A lo que dice el testigo primero, en el primer capítu-
lo, demás de lo que dicho tengo, digo: Que entiendo
queeste testigo esel maestro fray Bartolomé de Medina,
fraile dominico, el cual es mi enemigo declarada-
mente por las causas que tengo articuladas; el cual con
el maestro León de Castro, muchos meses antes desta
su deposición, trataron con odio y mala voluntad que
me tenían y tienen de dañarme; y no hallando en mi
doctrina,, después de haber buscado papeles mios y vis-
tolos, cosa de que poder asir con color, ordenaron de
diMiunciar del maestro Grajal y del maestro Marlinez,
de los cuales, ó por no declararse ellos bien, ó por no
enlcnilellos bien los estudiantes, se decia haber dicho
algunas cosas que ofendian; haciendo cuenta que si
hacían sospechosas la doctrina y persona destos dos,
por ser yo amigo dellos, y señaladamente del maes-
tro Grajal, pondrían sospecha en mí, con la cual y con
calumniar falsa y confusamente algunas cosas mias,
moverían á vuestras mercedes á que procediesen á pren-
derme, como se ha hecho. Y para osle efecto hicieron
jiinla lie estudiantes, y el diclio Medina llamó á su cel-
da á muchos dellos, y inquirió dellos si liahian oído ó
sabían algo, poniéndolos en escándalo y tomándoles fir-
mas, y juramentándolos para que no le descubriesen. Y
con el dicho maestro León y ciertos frailes hierónimos
y otras personas enemigas se concertó lo que habían
CONTRA FRAY
de hacer, y repartieron entre sí, como en caso de guer-
ra, las parles por donde liabian de acometer cada uno
y lo que había de decir, como vuestras mercedes po-
drán ser informados de Fulano de Alarcon , colegial de
San Millan en Salamanca, que fué uno de los llamados,
y él dirá de oíros ; y fray Gaspar de Uceda , fraile y lec-
tor en San Francisco de Salamanca, sabe también mu-
cho deslo. Todas las cuales cosas hicieron á fin de eje-
cutar su pasión, engañando á vuestras mercedes, por no
estar advertidos de su mal ánimo secreto, el cual pro-
curaron encubrir hasta haber liecho el daño , como se
puede entender de las mismas deposiciones deste lesli-
go y del proceso dellas, y yo lo iré a [virtiendo en sus
lugares. Y en este advierto á vuestras mercedes que
consideren en esta primera deposición que hizo por el
mes de diciembre de 71 , cuan blanda y (empkidamen-
le habla por no dar luego en el principio olor de su in-
tención dañada; porque de los Can/ares de Salomón, que
yo declaré , no dice mas de que andaban en vulgar; y
aunque confiesa en este capitulo que los ha leido, no
dice mal dellos, como después dijo en la tercera depu-
sicion que hizo por diciembre del año de 72 ; y lo de la
Vulgata no dice sino que le quito alguna autoridad.
Capitulo 2." En el segundo capitulo, demás de lo
que dicho tengo, suplico á vuestras mercedes advier-
tan á esto que diré. Este tesligo, anles que viniese á
deponer , tuvo en su poder los papeles de mi lectura
acerca de lo de la Yulgala, que los hubo de algún estu-
diante oyente mió, lo cual sabe ser así el sobredicho
fray Gaspar de Uceda, porque los mismos estudian tes le
dieron cuenta dello. En los dichos papeles este tesligo
no halló que yo hubiese dicho ni enseñado que la Yul-
gata tenia falsedades ó sentencias falsas , puestas por el
intérprete , sino hallo que decía lo contrario; pero por-
que tenia mala voluntad no quiso desengañarse con la
verdad, sino depone, no lo que yo deciay él había vis-
to, sino lo que deseaba que dijese, ó había soñado ha-
ber yo dicho. Y ansí, porque no se descubriese su men-
tira, no dice que él me lo oyó, porque no podía seña-
lar adonde ni cuándo , porque jamás me oyó tratar de-
llo , ni señaló cierta persona que se lo hubiese dicho,
porque se pudiera saber della que mentia; ni dijo que
estaba en mi lectura , porque en viéndose el papel se
viera su falsedad ; sino ecliólo á lo que no se podía ave-
riguar, y dijo que era público. Y porque la verdad ven-
ce siempre, el decir esto no le valió , porque lo que es
público muchos lo dicen , y habiendo depuesto contra
mí tanto número de testigos residentes en Salamanca,
y hombres de la escuela , y muchos dellos enemigos
míos , y tratando de lo que yo dije de la Vulgata , nin-
guno dice liaber dicho yo que en ella había falsedades ó
mentiras, como este tesligo en este capítulo y en el ca-
pitulo 8." dice ser público, sino el testigo que mas di-
ce, que es el tercero, y es el maestro León, que se halló
en el acto donde se trató, con ser enemigo, dice liaber
yo dicho que había en la Vulgata cosas mal trasladadas;
y es cosa muy diferente, como consta, decir que una
cosa está falsa ó decir que está mal trasladada, por-
que mal trasladado se puede decir lo que está obscu-
ro ó menos signííicanlemenle trasladado, y puede al-
guna palabra no estar puesta conforme al original, sin
LUIS DE LEÓN. Xlv
hacer mudanza que importe en la sentencia; y aunque
se diga que la tal palabra no responde al original , no
por eso se dice que la sentencia está falsa. De lo cual
se ve claramente que no es público lo que este testigo
llama público ; y no lo siendo, ni diciendo él haber oído
lo que depone de algún particular ó de mí mismo,
consta que es falso y perjuro en lo que acerca deslo
dice.
Capitulo 3." Acerca del capitulo tercero, demás de
lo que dicho tengo , adviertan vuestras mercedes que
por fin del mes de enero del año 1571 se graduaron
maestros en teulugía por aquella universidad el maes-
tro (a) Gil y un fraile de la Merced ; y en los gallos
de aquellos grados don Juan de Almeida trató algo pe-
sadamente deste tesligo, que es el maestro Medina, que
estaba ausente, respondiendo á oirás pesadumbres y
frialdades que el Medina había dicho en oíros gallos
contra el dicho don Juan en su ausencia. Los domini-
cos se sintieron desto mucho; y porque yo soy particu-
lar servidor del dicho don Juan, entendieron que era
cosa comunicada, y acusaron al dicho Medina, el cual,
movido con el santísimo celo que le pudo poner esía nue-
va, parescii'i delante de vuestras mercede> en laníos de
hebrero del dicho año, á hacer esta segunda declaración ,
donde comenzó á descubrir mas la piedad de su buen
ánimo; y ansí, como no lenia de nuevo cosa particular
que decir de mí , por satisfacer á su enojo y por poner
mas recelo en vuestras mercedes , dice confusamenlo
que me sintió inclinado á novedades ajenas de la anti-
güedad de nuestra fe y religión , en lo cual, sí este tes-
tigo tuviese conciencia ó tratara de decir verdad , de-
poniendo de una cosa tan pesada y en un tribunal tan
grave , había de señalar en particular algunas noveda-
des que hobiese visto en mí doctrina ó oído en mis dis-
putas; que estas cosas, sí son, son muy señaladas y co-
nocidas, y que se echan muy de ver, y que quedan muy
en la memoria de los que las oyen , mayormente sí son
hombres de letras; y ansí, el no señalar ninguna es ar-
gumento claro que el mal inclinado es su ánimo, y no
mi ingenio. Demás desto, si es verdad que sinlíó de mí
lo que dice, ¿por qué en la depusícion primera que hizo
por el diciembre no lo declaró ? Pues ninguna cosa de
las que entonces declaró es tan pesada como es esto, si
fuera verdad. Y por la misma causa no es creíble que lo
dejó por olvido, habiéndose acordado de cosas muy me-
nores, y siendo verdad, como he dicho, que anduvo
muchos días tratando y ordenando esta buena obra. Y
ansí , no decir esto en la primera depusícion es cier-
ta señal que lo inventó en la segunda , á fin de poner
mas miedo y sospecha en los ánimos de vuestras mer-
cedes, para que se moviesen á lo que después sucedió,
pareciéndole que hasta entonces no se habían vuestras
mercedes movido. Últimamente véanse mis leturas,y
si en ellas se hallare rastro de novedades, sino antes in-
clinación á todo lo antiguo y lo santo, yo seré menti-
roso, si no es que este tesligo llama novedad todo lo
que no halla en sus papeles. Y como él ha visto poco
y moderno, á quien desvuelve lo antiguo y lo que está
en los santos y en los concilios, y lo trae á luz, lláma-
le amigo de novedad. Y porque vuestras mercedes vean
(a) Hay un claro.
XLVl
que esto es ansí como digo, que la novedad está en su
poco saber, y no en mi dolrina ni inclinación , pondré
aqui mi ejemplo sacado de las cosas que este testigo
señala como nuevas. En el memorial de conclusiones
que presentó en la tercera dei)usicion que hizo por el
diciembre de 72, diciendo ser mias algunas dellas, y
oirás de otras personas, en la conclusión ó proposición
octava nota de novedad contraria á lo antiguo decir
que en aquellas palabras del salmo li8, «Anima mea
))in manibus meis semper, et legora tuam non sum
woblitus; » en aquella primera parte anima mea, etc.,
no quiere decir David que tiene libre albedrío, sino que
anda cada dia en peligro de mueric; siendo al revés,
porque lo. la la antigüedad de los santos las declara en
esta segunda manera , como lo enseña san Hieronimo
en la epístola ad Suniam et Frelellam por estas pala-
bras : aOmnes ecclesiastici interpretes apud graecos
))hunc locum sicedisserunt, et est breviter bic sensus:
«quotidie periclilor, et quasi in manibus meis sangui-
))nem meum porlo, et lamen legom tuam non sum obli-
))tus. » Y san Augustin eslá tan Irjos de entender que
en aquellas palabras el Proíela declara el libre albedrío,
que dice que uo se lia tle leer anima mea in manibus
meis semper, sino in manibus tuis , esloes, en las de
Dios, con quien va hablando; y que quiere decir:
«Guárdasme, Señor, con tu mano y ampárasme, y por
eso no me olvido de tu ley ni peco;» y afirma que esta
es la verdadera letra. Y por el mismo camino va san
Tcodorelo. Las palabras de san Auguslin en el comen-
to desle mismo salmo son estas : «Xonnulli códices lia-
«bent in manibus meis; sedplures in tuis, et lioc qui-
))dein i)laniüs est, justorum enim animae in manu Dei
Msunt , el non tanget illos, etc. » Y un poco mas aba-
jo: «Anima mea in manibus meis, quomodo intelliga-
))tur ignoro.» Y las palabras de Teodoreto sobre el
mismo salmo son las siguientes: «Anima mea in ma-
«nibus luis semper, etc., id est, a tua enim providen-
«liacustoditus, tuarum legum oblivionem deposui.»
He dicho esle particular para que vuestras mercedes
vean \¡ot él cómo lo que este testigo llama nuevo y aje-
no de la antigüedad de nuestra religión es lo antiguo
della, y que lo que tiene por antiguo es lo que halla en
Adam Godam y en Dormi Securen, y en oíros semejan-
tes trapacistas en que lee.
Capilulo 4." Acerca del capítulo 4.", demás de lo
que .helio tengo, digo que este testigo no dice que me
oyó él á mí preferir á Valablo ó á los judíos, como él
dice, á los santos, sino da á entender que lo oyó á
otra per.sona que decía estar escandalizada dello. Y
es verdad que él no pueile decir, sino es perjurándose,
que me lo oyó, ¡lorque en las juntas donde se trató de
Valablo no se iialló él, jiorque no era maestro ; porque
la visla de aquella Biblia se acabó antes del íin del año
de Oí), y él se graduó en el hebrero del año de 70. I'cro
en lo que dice que otra persona escandalizada dello se
lo dijo, también añade y se perjura; porque la que di-
ce habérselo dicijo es el testigo tercero, que es el maes-
tro León, el cual en su deposición , con ser enemigo,
no depone contra mí de cosa semejante, porque en el
caiiílulo 8.', donde traía dello, dice solamente que
defendía yo las inlerprelacíoues de Valablo en ciertos
EXTRACTO DEL PROCESO INSTRUIDO
lugares de los salmos y Job , y claro es que de defen-
der á preferir hay grandísima diferencia. Y juntamen-
te con esto, como dije en el capítulo de arriba, no es
verisímil ni creedero que si él hubiera oído lo que aquí
dice , y no lo hubiera fingido de su cabeza, lo dejara de
decir en la primera su depusicion, siendo la cosa mas
pesada de cuantas depone contra mí.
Capitulo íi." y 6." En el capítulo S.° y 6.°, demás
de lo que dicho tengo, suplico á vuestras mercedes
adviertan que si esle testigo se moviera con buen celo,
y tratara de verdad, y no de engañar, en su primera de-
pusicion, que hizo por el diciembre de 71 , lo primero
(jue había de decir era esto que agora dice deslos estn-
dianlcs y proposiciones, si hubiera pasado ansí como él
dice. Pero callólo entonces, porque entendió que sien-
do por vuestras mercedes preguntados los dichos es-
tudiantes de cómo había pasado cslo, vendrían en co-
nociniienlo de cómo este tesligo movió y atizó á muchos
dellos, y usurpó el oficio de vuestras mercedes, hacién-
dose inipiisidor en la forma que tengo dicho; y sabido
esto, conocieran vuestras mercedes que era pasión y
enojo , y no verdad, el autor de todo esle movimiento;
lo cual conociendo al principio, no procedieran vues-
tras mercedes con el rigor que procedieron. Ansí que,
al principio lo calló por encubrir su arliticío, y agora,
que vio hecho el mal, lo dice , ó porque debió de ser
preguntado sobrello por vuestras mercedes, ó porque
enlendió que se descubría.
Capitulo 1." Acerca del capítulo 7.° , demás de
lo dicho, digo que esle testigo maliciosamente no se-
ñala los lugares de los Cantares do dice que dejo fácil-
nicnle ala Vulgata, porque si los señalara, viérase cla-
ramente el deseo que tiene de calumniar, porque no
son sino cual ó cual palabra, como tengo dicho, que tie-
nen diversas interpretaciones y signilicuciones en e! he-
breo, y de cualquier manera que se lomen, vienen á
hacer en substancia la misma sentencia (pie pretende
la Vulgata, como mostraré en su lugar. Yon esto supli-
co á vuestras nun-cedes adviertan para mí defensa que
este testigo en este capítulo confiesa haber visto aquel
libro mío, y dice lo que en él le parece mal, en el cual
libro está lo que otros me oponen que digo de Salomón
y su mujer, (jue representan allí las personas de Cristo
y la Iglesia; y con ser esle testigo enemigo y tener de-
seo de dañarme, no lo condena ni pono alguna mala
ñola en ello.
Capitulo 8." Acerca del capítulo S.°, digo, lo pri-
mero, que eslá diferente en este traslado que se me dio
de como se me leyó cuando fui examinado acerca del
por vuestras mercedes , porque allí no se decía ser mía
alguna de las proposiciones de que este cajiítulo ha-
bla, vaquí se dice que algunas dellas eran mías. Lo
segundo, digo que este testigo dice aquí (pie algunas de
las pro[iosicioiies del dicho niemorial eran mias, y que
señaló cuáles eran; pero esle capílulo no las señala, ni
menos parecen en el memorial (|ue con él se me dio, y
ansí, no puedo responderá ellas. Lo tercero, es de ad-
vertir (pie dice aquí esle testigo que hizo memoria y
escribió estas (lidias proposiciones ansí como so las
venían diciendo los esUidianlcs, y no se dice aquí ha-
ber nombrado esle testigo los estudiantes (¡uc se las di-»
CONTRA FRAY
jeron, y cuáles cada uno, clara y distintamente, lo cual
es claro argumento de su mal ánimo y de que no tra-
ta verdad. Porque cierto es , y vuestras mercedes en-
tienden que es ansí , que el hombre temeroso de Dios
y que no quiere levantar testimonio á nadie ni añadir
á la verdad, cuando le vienen algunos con cosas seme-
jantes y hace memoria dellas para avisar á los que han
de poner remedio, lo primero que señala y escribe
es quién se lo dijo, y cuándo y adonde, y las palabras,
y cómo se lo dijo. Y por tanto, decir las proposi-
ciones que le decian , y no dar las personas que se las
decian, es señal nianiflesta de que este testigo añade y
quita y muila y finge en ellas lo que le parece para dar
mayor fuerza á su calumnia, mayormente siendo ver-
dad loque arriba dijo, comolo es, que este testigo lla-
maba á los estudiantes por su autoridad, y los escan-
dalizaba, examinándolos y juramentándolos en la forma
que he dicho.
[Testigo 2."— Francisco Cejalvo.)
Acerca del segundo testigo lo que dicho tengo.
{Testigo 3.°— Maestro León de Castro.)
Acerca del primer capítulo , demás de lo que dicho
tengo, digo que este testigo es el maestro León de
Castro, hombre notoriamente enemigo mío, y de juicio
turbado, y de mas turbada conciencia, como se parece
por este su dicho. Dice que he vuelto con pasión por
ciertas personas, y debe ser por el maestro Grajal; y
para que esto fuese culpa en mí, y no señal de ánimo
dañado en él , habia de mostrar primero que el dicho
maestro Grajal fuese mal hombre , ó que yo hubiese
vuelto por él defendiéndole en cosas malas y no debi-
das. Es verdad que el maestro Grajal ha sido y es mi
amigo, y querelle yo bien comenzó de que , habiendo
sido primero competidores en la cátreda de Biblia, que
él llevó, en las demás oposiciones que yo hice, sin sa-
bello yo, trató en mi favor con tanto cuidado y con tan
gran encarecimiento de buenas palabras, que cuando
lo supe quedé obligado á tratalle, y del trato resultó
conocer enél uno de los hombres demás sanas y limpias
entrañas y mas sin doblez que yo he tratado ; y ansí,
nuestra amistad fué siempre, no como de hombres de
letras para comunicar y conferir nuestros estudios, si-
no como dos hombres que trataban ambos de ser hom-
bres de bien, y por conocer esto el uno del otro se que-
rían bien. Y en tanto es esto verdad, que juro por Dios
verdadero que en muchos años que nos tratamos, fue-
ra de lo que yo le oía á él , ó él me oía á mí, decir en
los actos públicos arguyendo ó sustentando como los
demás maestros, no trató conmigo, ni yo con él, cosas
de letras tres veces; y si fueron tres, no fueron cuatro;
y puedo decir cuáles fueron y de qué , porque la una
fue sobre una doctrina de san Augustin que él habia di-
cho en loor de la ley evangélica , la cual se les hizo
nueva á algunos, y vista, se allanaron en ello ; y la se-
gunda fué sobre lo de las promesas de la ley vieja, en
la manera y forma que tengo en este proceso declarado;
y la tercera cuando me dijo la junta que habia hecho
Medina, y las proposiciones que le calumniaban, como
también tengo dicho. Es verdad que en los actos y jun-
tas algunas veces diciendo su parescer, no se declaraba
LUIS DE LEÓN. xivii
! tan bien porque tiene falta de lengua, y yo, como le oia
' sin pasión, cuando le entendía decía á los maestros que
le argüían: aEl señor maestro me parece que quiere de-
cir esto, y si dice esto es cosa llana;» y era ello ansí
que él decía aquello y que era cosa sin cuestión; y con
esto quedaba en paz la diferencia. Y viniendo á este
particular que señala aquí León, digo que ci'!r!o,como
dije desde el primer día, yo no meaouerdo haber tratado
de la dicha proposición en las juntas que hicimos so-
bre Vatablo donde este testigo dice ; pero sé que ó le-
yendo ó hablando con estudiantes, dije alguna vez , co-
mo confesé en la primera audiencia , que no tenia por
inconveniente que el paso del Testamento Viejo que
cita el Apóstol ó Evangelista, tenga, demás del sentido
que le da el A¡)óslol, el cual es verdadero y de fe, otro
sentido juntamente que sea de sana y católica doctrina.
Y ansí, seria posible que en las dichas juntas hubiese
dicho lo mismo, ofreciéndose disputa semejante. Y si
lo dije fué tratando del salmo 8 y de aquellas palabras
Ex ore infanlium , etc., como este testigo da á enten-
der en el capitulo 7." Y suplico á vuestras mercedes
adviertan en este lugar de cómo este testigo calum-
niosamente, de lo que dije de un lugar particular que
se trataba, de aquello hace regla general para iodos los
lugares; y lo que se dijo en defensa de una interpreta-
ción de Vatablo, llama él defender á todas las interpre-
taciones de los judíos, las cuales, como otras veces he
dicho, yo no he visto ni leído, ni jamás en aquellas jun-
tas se mostró que en las de Vatablo de que disputá-
bamos eran de judíos, demás de que no tocias las ex-
posiciones que dan los judíos en la Sagrada Escriptura
son malas. Muchas son de sana y católica doctrina,
mayormente en los pasos de la Escriplura adonde no
tenemos pleito con ellos; yansí, el glorioso sanHieróni-
mo en muchas partes de sus obras , muchas exposicio-
nes dellos las cita, y aprueba y sigue como cosa bien y
católicamente dicha. Porque , ansí como los católicos y
judíos estamos encontrados en algunos artículos, como
son en el artículo de la Trinidad, en el haber cesado la
ley vieja, en el haber venido ya el Mesías, en la ma-
nera de su venida, si habia de ser pobre y humilde y
para muerte ignominiosa, ó gloriosa y honrada; en si su
reino habia de ser temporal ó espiritual; ansí, ni mas
ni menos, enolros muchos artículos convenimos ellos y
nosotros, como es en el de la resurrección; en que hay
otra vida eterna, y premio eterno en ella; en que á la
fin Dios ha de reducir á su gracia y favor al pueblo
judaico, que agora tiene tan desechado; en que ha de haber
otro advenimiento de Cristo, aunque en esto se diferen-
cian, porque ellos le llaman el primer advenimienlo por-
que no conocen mas de uno, y los católicos le llamamos el
segundo porque confesamos haber ya venido la primera
vez. Y en todo lo que toca á la doctrina moral y precep-
tos della los católicos convenimos con los judíos; por
donde en los lugares de la Escriptura donde se tratare
desto que los unos y los otros confesamos , pueden acer-
tar los judíos exponiéndolos, y aciertan muchas veces,
como los santos lo confiesan y los siguen. Y tornando
á Vatablo y á sus exposiciones, puede ser que algunas
dellas sean sacadas de los comentos de los judíos ; pero
en aquellas juntas no se mostró por ninguno cuáles fue-
XLVIll
sen aquellas, ni se Iralaba de cuyas fuesen , sino de lo
que decían, si era coía ajena de nuestra fe ó conforme
á ella, y tal que se podía admitir. Y es esio verdad en
tanto grado, que algunas de las exposiciones de Vatablo
sobre que se voceó, es impo-ible que sean de judíos,
porque eran del lodo contrarias á los errores dallos.
Ansí que, la proposición que yo he dicho no es que en
todos los lugares que citan los Apóstoles liay con el
sentido que da el Apóstol otro sentido junto, sino que
lo puede haber en algunos, y ni trato de judíos ni de
herejes, sino de sentidos católicos y de sana doctrina,
sean cuyos fueron. Y á lo que dice este testigo , que le
parece á él que si con el sentido queda el Apóstol á al-
gún lugar del Teslamento Viejo, fuese juntamente ver-
dadero el sentido que da el judio, no se podría probar
nada contra ellos; aunque, como he dicho, yo jamás tra-
té de judíos ni de sus exposiciones, pero con todo eso,
no concluye bien , porque se ha de entender que hay al-
gunos lugares en cuya exposición los judíos y nosotros
añilamos encontrados, desta manera, que ellos los en-
tienden de uno y nosoiros de otro diferente, como aque-
llo del Génesis : Son uufiretur sceplruin deJuda, etc.,
los judíos, porque con este lugar los coavencemos de la
venida de Cristo, dicen que no habla de Cristo, sino de
Nabucodonosor, el cual dicen que fué el primero que
derrocó el ceptro de la tribu de Judá. Niisotros lo en-
tendemos de Cristo, y no de Nabucodonosor, y probá-
moselo con muy claras razones. En este lugar y en los
semejantes á este, admitir la exposición de los judíos
es desechar la católica, porque entrambas juntas no se
compadecen. Otros lugares hay los cuales los judíos
los entienden de uno solamente, y los católicos los en-
tendemos de aquel y de otro, como aquello de los lie-
yes :Efjo ero illi in patrem , el ipse eril inihi in'filium,
los judíos lo entienden solamente de Salomón, y san
Pablo en la epístola Ad hehraeos lo cita y declara de
Cristo, y los sanios confiesan que se entiende juntamen-
te del unoy del otro, y que de entrambos se dijeron aque-
llas palabras, ó literalmente deaml)Os, ó del uno en his-
toria y del otro en espíritu y verdad. Y ni mas ni menos
lo que el Evangelista cita y entiende de Cristo, Ex
Egipto vocaoi filiummeum, los judíos lo entienden
solamente del pueblo judaico, que sacó Dios de Egipto;
los santos lodos lo entienden del pueblo judaico y de
Crislu en la forma susodicha. En estos lugares y en
oíros ansí, admitir la exposición de los judíos no admi-
tiéndola exclusiva, sino juntando con el sentido dellos
el sentido que da el Apóstol y Evangoiísta , no solo es
lícito, pero, como lie dicho, hácenlo lodos los santos. Y
á lo que dice Lcon, que no se concluye nada contra el
judío si decimos, vcrhi gracia, que aquello Ex Egipto
vocavi, etc., se entiende d(! Cristo y también del pue-
blo judaico, digo que se concluye ni mas ni menos que
si dijésemos que se entiende solo de Cristo. Y porque
se vea claramente que es ansí, imaginen vuestras mer-
cedes que disputo con un judío y le (luiero probar (pie
Cristo estuvo en Egipto, y de allí, por avisodel ángel,
sus padres le tornaron á Judea, y quiérolo probar con
el leslimonio del [irolcta Oseas sobredicho. Ex Egip-
to, etc. , lo cual entiendo haberse dicho de Cristo y
tambícn del pueblo judaico. Dice el judío: No probáis
EXTRACTO DEL PROCESO INSTRUIDO
nada, porque ese testimonio se entiende del pueblo ju-
daico. Digo es verdad que se entiende de ese pueblo;
pero tam'iien se dijo de Cristo, cuya figura fué ese pue-
blo. Dice que lo niega, y pruéboselo, porque el Evan-
gelista, inspirado por el Espíritu Santo, entiende de
Cristo aquellas palabras. Respóndeme que no cree en
el Evangelista, y para aquí ¡a disputa. Venga agora
este testigo , que es el maestro León , que entiende
aquellas palabras ser dichas de Cristo solamente, y dis-
pule con el mismo judío, y verán vuestras mercedes
cómo no hace mas que yo. Dice : Cristo vino de Egip-
to; pruébelo porque Oseas, hablando del en persona
de Dios, dice: Ex Egipto vocavi, etc. Responde el judío
que Oseas habló allí del pueblo judaico, y aun probár-
selo ha con la autoridad de los setenta intérpretes, á
quien León cree un poco menos que á Dios, los cuales
en aquel lugar de Oseas no leen Ex Egipto vocavi filiuin
meum, sino Ex Egipto vocavi filios ineos. Responde
León : No; que el Evangelista lo lee desta otra manera,
y lo declara do Cristo, y aquel solo es el sentido verda-
dero. Dice el judío que para con él el Evangelista no
tiene aucloridad, y acábase aquí la porfía, y ansí ambas
disputas vienen á tener un mismo fin , y no queda el
judío mas convencido con la una que con la otra; y con
cualquiera dellas queda convencido en la manera que
los tales lo pueden ser, porque esto que es convencer á
los judíos ó á los herejes se puede entender de dos ma-
neras : la una es convencellos al juicio y parecer de-
llos, y es!o no es posible hacerse en disputa sí Dios
particularmente no les vuelve el corazón, porque aun-
que todos admitimos la Sagraila Escriptura, pero tene-
mos diferencia sobre el sentido della, y no tenemos un
juez común admitido por todos á cuyo parecer nos sub-
jetamos cuando oslamos en esta diferencia. Porque lle-
gados á este punto de si se ha de entender desta ma-
nera ó de otra algún paso de la Escriptura, los católi-
cos probamos últimamente nuestro parecer con el
juicio de la Iglesia y de los sanios y de los concilios, las
cuales cosas para conlosjudíds y herejes no tienen auc-
loridad. Y ansí, en llegando aquí es forzoso que pare la
disputa entre ellos y nosotros. En oirá manera se con-
vencen los judíos y los herejes, no al juicio dellos, sino
al juicio de la vcrilad y de la Iglesia , que es columna y
firmamento della, y desta manera los católicos los con-
vencemos cada día con testimonios de la Escriptura,
entendidos conformo á como los entienden los sanios y
los concilios y el sentido de los fieles. Y desla manera,
el que concede que aquel testimonio Ex Egipto, ole,
se enliende de Cristo y del pueblo judaico, laudiien
puede muy bien c.nveiicor al judío conoide que Cris-
to fué ;y vino de Egipto, porque aunque se dijo del
pueblo judaico, también se dijo de Cristo, y de ambos
hablíi allí el Espíritu Santo, y ansí ambas cosas son
verdad ; y se prueba eficazmente por aquellas palabras
al juicio de la Iglesia, no solo que el pueblo de Israel
vino de Egipto, sino que Cristo lambien fué llamado
de allí. Eslo lie dicho sin tener obligación á ello, por-
que, como declaré, yo nunca he tratado de interpreta-
ciones de judíos ni de sus senlidos. Y á lo (jue ai'iade
csle testigo, que san Auguslin no afirma que el Espíri-
tu Santo en un mismo paso de la Escriptura y por unas
CONTRA FRAY LUIS DE LEÓN.
mismas palabras dice juntamente muchos sentidos y
sentencias diferentes, sino que sola la una es la verda-
dera y la pretendida por el Espíritu Santo , levanta
falso testimonio á san Augustin por llevar adelante su
costumbre de no decir verdad; porque san Augustin en
el libro xii de las Con festones, en el capítulo 27 dice es-
tas palabras formales: uSpiritus Sane! US ad culmen auc-
n ihoritatisdivínum sermonem componens , plerumque
weundem sermonem itá aptavit, ut intelligentes plures
«veras possentaccipere sententias, maluilque Scriptu-
» ram sic pro nostra ulilitate esse pluribus sensibus
wfecundam, quam ejusdem Scripturae sic aptare ser-
«monem, ut unam solam veritatem resonaret, caete-
)) rasque veras sententias excluderet. » Y ansí , trae el
mismo santo en aquel lugar el principio del Génesis ;
In principio creavit Deus, etc. Y porque aquella palabra
principio en la Escritura significa dos cosas , el princi-
pio del tiempo y la segunda persona de la Trinidad, que
es el Verbo, afirma que en aquellas palabras In princi-
pio creavit, etc. , el Espíritu Santo dice juntamente
dos verdades diferentes: launa, que Dios crió el mun-
do en el principio del tiempo; la otra, que lo crió en el
Verbo y por el Verbo. Y este mismo parecer suyo repi-
te en otros muchos lugares de su doctrina, y señalada-
mente en el libro ni. De doctrina christianá, cap. 27,
después de una larga razón en este propósito , añade '
«Nam quid in divinis eloquiis potuit largiüs, uberiñs,
))divinitüs provideri, quam ut eadem verba pluribus
«intelliganturmodis? etc.» Este parecer de san Augus-
tin sigue santo Tomás en la primera parte, en la cues-
tión primera , y con santo Tomás va la común de los
teólogos, de manera que decir lo contrario muchos lo
tienen por temerario, y si yo lo hubiese de calificar, le
daría peor nota, por las razones quCfdaré en otro lugar.
Y á lo que dice, concluyendo que le parece áspero fa-
vorecer con tanta vehemencia interpretaciones de ju-
díos, harto mas áspero es que este testigo se ame á sí y
á sus cosas con tanta demasía, queá todo lo que desdi-
ce del le dé nombre de herejes y de judíos. Y si este
testigo en este artículo tratara de decir verdad, y no de
calumniar escandalosamente, había de señalar en par-
ticular qué interpretaciones eran las que yo defendía,
y cuáles y cómo , porque ansí se viera si era cosa que
merecía ser defendida de un hombre católico ó no. Pe-
ro no hace esto, porque si lo hiciera, quedara averigua-
da su malicia y mi inocencia, sino siendo ansí que si
yo dije la subredicha proposición en las dichas juntas,
la dije una vez sobre un lugar que este mismo testigo
abajo confiesa, que fué el salmo 8, cuya interpretación,
la que da Vatablo, como mostraré en su lugar, va por el
mismo camino por donde van los santos, y dice en ello
lo que dicen otros muchos católicos ; de haber vuelto
yo por aquella interpretación, y con palabras muy tem-
pladas y siguiendo la sentencia de san Augustin , en
ello hace todo este ruido, y á una interpretación llama
todas las interpretaciones. Y á lo que dice Vatablo, hom-
bre católico, pónele nombre de rabíes y de judíos; todo
á fin de mover escándalo y de engendrar en los pechos
de vuestras mercedes otro pecho tan sospechoso y tan
malo como el suyo.
Capitulo 2.° Acerca del segundo capítulo, demás de
E.xvi-u.
lo dicho, digo que lo que este testigo dice aquí es tes-
timonio de abono en mi favor, y muy grande por ser de
enemigo , por cuanto en el fin deste capitulo confiesa
que el poco respecto á los santos que dice , no lo en-
tendió en mí tan claramente como en otros; y decir
esto, es decir que no vio en mí ni rastro ni sospecha
dello. Porque si la viera, siendo mi enemigo, como es, y
habiendo levantado todo este escándalo principalmen-
te por dañarme á mí, y siendo de su ingenio el mas sos-
pechoso hombre y mas espantadizo que jamás se vio,
la sospecha se le hiciera evidencia , y una sombra es-
cura le pareciera ser la misma claridad. Y la razón
porqué se templó en este artículo contra mí, levantán-
dome en otros mil testimonios , fué porque se acordó
que un parecer mío que yo llevé por escrito en aquel
mismo tiempo , decía que el verdadero entendimiento
de la Escritura era el que dan los santos, y no osó de-
cir desvergonzadamente en cosa que tan presto y tan á
la clara se podía echar de ver. Este papel que digo que
va ordenado por conclusiones , ya yo le tengo presen-
tado y suplicado á vuestras mercedes que le manden
comprobar; y solo aquel basta para mostrar que cuan-
to León dice en este su dicho es maldad y calumnia.
Capitulo 3." Acerca del capítulo tercero, demás de
lo dicho, digo que este testigo no afirma haber yo dicho
que se podían traer interpretaciones nuevas , sino dice
que le parece. Y es ansí, que formalmente por aquellas
palabras ni yo lo dije ni él lo oyó , sino es cosa que él
collige del parecer que yo tenia y defendía en aquellas
juntas; y collígese en una cierta manera, y en otra no.
Porque se ha de entender que lo que yo he declarado
haber dicho acerca de las interpretaciones nuevas y ex-
posiciones de Vatablo, no fué haciendo reglas genera-
les ni diciendo ¡)roposiciones confusas y mal declara-
das, y entendidas como León depone y calumnia, sino
aplicando á casos y interpretaciones particulares de Va-
tablo la sentencia de san Augustin que he dicho, de los
muchos sentidos , en esta manera : cuando se dudaba
de alguna exposición de Valablo si se había de admi-
tir ó no, yo trataba, lo primero, de averiguar si la sen-
tencia y doctrina que se decía en la tal exposición era
sana y católica, y averiguado que era, trataba, lo se-
gundo, si las palabras de aquel lugar de Escritura de que
se trataba podían con propiedad significar la sentencia
que decía Vatablo ; y constando que podían , miraba si
Vatablo desechaba ó reprehendía la interpretación que
en el mismo lugar daban los santos; y visto que no la
desechaba ni reprehendía, era mí parecer que, atento á
que la exposición de Vatablo era de doctrina católica, y
que aquel paso de la Escritura y las palabras del podían
significar aquella sentencia , y que no desechaba á los
santos, se podía recebir de manera que el tal lugar de
Escritura juntamente tuviese ambos sentidos, el de los
santos y el de Vatablo, en la manera que san Augustin
lo concede, y ansí se recebian; lo cual todo se entende-
rá mas claro por este ejemplo : Vatablo, aquello de E-aías,
Generationem ejus quis enarrabit, dice que quiere de-
cir ¿quién contará la maldad de la gente de aquel si-
glo cuando anduvo Cristo en el mundo, pues no le co-
noció y le crucificó? Y que ansí añade luego el Profeta
la razón de la maldad de aquella gente, diciendo : Quo-
d
EXTRACTO DEL PROCESO INSTRUIDO
niam abscissus est de térra vicentium. Dudóse si se
habia de admitir esla exposición. Dije yo ansí: decir
que la gente de aquel siglo fué mala gente, es verdad
católica. La palabra ycneracíon de que usa allí Esüías, en
la Sagrada Escritura significa, no solo el naciniienlo de
uno, sino también la gente que concurre en una misma
edad y siglo, conforme á aquello : Xon praeteribü ge-
nerado haec doñee, etc. Luego, pues es cierto, según la
doctrina de san Augustin, que en un mismo paso y por
unas mismas palabras el Espíritu Santo dice dos y tres
y mas sentencias diferentes, muy bien podemos conce-
der y admitir que en este paso dijo por boca de Esaías
dos cosas : la una, que el nacimiento de Cristo es admi-
rable ; la otra, que la gente de su siglo fué malvada. Lo
primero dicen los santos, y es lo que se ha de tener por
cierto; lo segundo es dicho de un dolor parlicular, y
es probable. Y ansí como la una y la otra sentencia es
verdadera, ansí es de creer que el Espíritu Santo las di-
jo ambas por aquellas mismas palabras, y que por eso
usó de aquella palabra generación, que es palabra equí-
voca y indiferente á entrambas significaciones. Y deslos
pareceres, dichos an-í en particular como este, León
calumniosamente collige dos proposiciones : la una, que
se pueden admiiir nuevos sentidos en la Escritura; la
otra, que aprobaba yo las interpretaciones de los judíos,
y no dejiuso ni denunció lo que yo formalmente decía,
porque era cosa llana, sino lo que él confusa y malicio-
samente colligia, para con la confusión hacer escánda-
lo. Por lo cual digo que se ha de advertir que la pri-
mera proposición, esto es, que se pueilen traer nuevas
interpretaciones de la Escritura, puede hacer dos sen-
tidos: el uno, que las interpretaciones sean nuevas por
ser de nueva doctrina, no oida hasta entonces en la
Iglesia; y dcsla manera, ni yo lo decía, ni se puede de-
cir, ni menos se colligia de lo que decía, porque nue-
va doctrina en la Iglesia fuera de la antigua, ó la que de
ella se collige , no se puede ni debe admitir. En otra
manera se pueden llamar nuevas interpretaciones, por-
que, dado que la sentencia y doctrina deltas sea antigua
y católica, la aplicación della á aquel paso de la Escri-
tura de que se traía es nueva. Y ansí, por aplicarse
nuevamente á algún paso de la Escritura, se llama nue-
va iníerprelacionen la forma arriba declarada, adonde
el decir que la gente de la edad de Cristo fué mala es
doctrina antigua y católica. El decir que Esaías, dicien-
do gcneralionem eju.s quis enarrahU, lo dice, es nuevo
y moderno. Y dcsta manera, aunque yo no lo afirmaba
formalmente, pero colligíase la dicha proposición de la
sentencia de san Augusiin, que yo defendía en la ma-
nera y con las limitaciones qup aijuíy en otras muchas
parles desle proceso tengo declaradas.
La segunda proposición, de que aprobaba las inler-
prctaciones de los judíos, aunque es pura calumnia de-
cir interpretaciones de judíos solo á lin do engendrar
escándalo, no tratando nosotros sino de solo Vatahlo ;
digo, no obstante esto, que la dicha proposición puedo
entenderse de dos maneras : la una, que se cnlionda de
lasinl(;rprcta''ioiiesqiie los judíos dan contrarias á nues-
tra le, en los lugares con que les probamos la venida
del Mesías, y los demás artículos en que nos contradi-
cen, y en esla manera ninguna inlcrprelacion dellosse
ha de admitir, ni yo la admití jamás ni afirmé, n¡ se co-
llige haberla afirmado de lo que yo en aquellas juntas
votaba y defendía. Y si este testigo particularizara se-
ñaladamente los lugares y exposiciones que yo allí de-
fendí, vieran vuestras mercedes evidentemente ser ver-
dad esto que digo ; pero callólo, porque si lo dijera, no
tuviera fuerza su calumnia ni viniera al efecto su ma-
la intención.
En otra manera, por interpretaciones de judíos, se
pueden entender exposiciones que ellos dan de buena
y católica doctrina en pasos de Escritura adonde entre
ellos y nosotros no hay diferencia ; y recebir las tales
exposiciones, no desechando las de los nuestros, sino re-
cibiéndolas todas juntamente , y puniendo las nuestras
en el mas preeminente lugar, aunque yo no lo decía,
ni jamás hablé, como he dicho, de rabíes ni de sus in-
terpretaciones, porque nunca las vi; pero collígese de
la sentencia de san Augustin , que yo seguía y sigo. Y
collígese por secuela necesaria, porque la sentencia de
san Augustin es que toda sentencia verdadera y católi-
ca que venga bien con las palabras de algún paso de la
Escritura, el Espíritu Santo lo significó poraípiel paso,
déla quien la diere, ó sea una ó sean muchas senten-
cias, como arriba he dicho y declarado. De lo cual todo
se concluye que yo en aquellas juntas, ni en forma ni
en efeto, no afirmé ni defendí sino sola la sentencia de
san Augustin, y que el maestro León no depone lo que
oyó formalmente, sino lo que él quiso collegir de mis
dichos; y no lo depone puramente como se collegia, sí-
no con las palabras que él halló mas aparejadas pa-
ra engendrar mal sentido y escándalo en los que las
oyesen.
Y á lo que dice este testigo, que le parece cosa so-
fisticada decir que una exposición puede ser praeter do
la que dan los santos, y no contra, digo que no tiene
razón y que halla escuridad en una cosa muy clara , y
de lo mal que esto entiende se conoce lo poco que se
puede fiar de su entendimiento y juicio, ponjue el con-
tradecir á los santos en alguna interpretación es cosa
clara y puede acontecer en dos maneras : la una, dando
alguna exposición en algún lugar de la Escritura, de
contraria sentencia de la que los santos dan, de mane-
ra que no se compadezca haber dicho el Espíritu Santo
ambas cosas juntamente por aquellas palabras; la otra,
desechando la exposición que los santos dan, diciendo
claramente que no viene á aquel lugar, y dando otra
diferente, aunque no contraría. Ni lo uno ni lo otro es
liciio. No es lícito declarar la Escritura en contraria
sentencia de lo que dice el común de los santos, ni es
tampoco lícito declaralla en diferente sentido, aunque
no sea contrario, desechando lo que los santos dicen.
Pero el declaralla praelcr siempre es y fué lícito, y
cuantos han escrito y escriben lo hacen ; y el mismo
I-oon, en el libro que escribió, luego en el primer capí-
lulo hace lo mismo. Y el praeter es dcsta manera, ad-
mitiendo y honrando y |)uniendo en el mejor lugar la
intorprolacion f|uo dan los santos, mostrar que en aquel
mismo lugar que iulerpretan , junlamenle con el sen-
lido que dan ellos, puede haber por la equivocación de
las palabras otro y otros sentidos que lodos sean de doc-
trina católica, y lodos prelendidos decir por el Espíritu
CONTRA FRAY
Santo, con unas solas y mismas palabras, como se ve
claro en el ejemplo sobredicho de Esaías, adonde, por-
que la palabra generación, en la Escritura significa tres
cosas, nacimiento, los descendientes de uno, los que
concurren en una edad, tiene aquel lugar tres sentidos:
que el nacimiento de Cristo es admirable , y este es el
común y el mas cierto; que los descendientes de Cris-
to, esto es, los que creen en él, son sin número ; que la
gente de su edad fué muy mala; de los cuales tres sen-
tidos , los dos postreros son praeler del primero , pero
no son contra, porque todos ellos son verdades católi-
cas, y una verdad no se contradice á otra, y la palabra
generación lo abraza todo, y el Espíritu Santo, por de-
cillo de una vez todo y con una misma palabra, usó de
aquella, como dice san Augustiu ; y si quisiera decir so-
lo lo primero, usara desta palabra, nacimiento, y dijera
nativitatem ejus quis explicabit , y no de la que usó»
que abraza tantas cosas como he dicho.
Capitulo 4.° Loque dicho tengo.
Capitulo 5." Al capítulo 5." lo que tengo dicho, que
es lo que parecerá por mi lectura. Y nunca el maestro
León me oyó tratar de la Vulgata sino en el acto que
se sustentó dello, donde dije lo que yo leí, y no otra
cosa. Y es caso extraño que me acuse el maestro León
de que algunas palabras de la Vulgata no estén cómo-
damente trasladadas ; el cual, como diré en su lugar,
muchos lugares della no tiene por Sagrada Escritura,
sino por cosas falseadas por los judíos.
Capitulo 6.° Acerca del capítulo 6.°, lo que dicho
tengo. Y demás desto, hay que advertir tres cosas : la
una, que claramente levanta falso testimonio al maes-
tro Grajal, del cual dice haber dicho la proposición de
las promesas de la ley vieja; porque lo que el dicho
maestro trató y llevó á una junta por escrito, no fué que
no había promesa de vida eterna en el Testamento Viejo,
sino que no la habia con palabras ciaras, sino debajo de
figuras y promesas de cosas temporales. Y de la una
proposición á la otra va lo que hay del cielo á la tier-
ra. Lo segundo, se ha de advertir que lo que yo dispu-
té allí no fué de la proposición, sino, como declaré en
el escrito que presenté por el mes de noviembre ó di-
ciembre pasado, fué que porque en algunos de los tes-
timonios de santos que citaba en su favor el maestro
Grajal hubo dificultad si le favorecían ó no, y miramos
sobre ello los mismos libros que se trujeron allí ; en uno
ó dos dellos porfié yo, y mostré que el maestro Grajal
alegaba bien y fielmente. Lo tercero, juntando con este
capítulo lo que este mismo testigo dice en el capítu-
lo 14, vese la mala voluntad y consciencia del, porque
en este capítulo no dice que se afirmó la dicha proposi-
ción, sino que se disputó en aquella junta. Y en el ca-
pítulo 14 dice que al fin de la disputa se allanaron los
disputantes. Y aunque en ninguna cosa dice lo cierto;
pero presupuesto que sea ansí como él lo dice , si fué
disputar, y no afirmar, y al fin de la disputa se re-
solvieron en que habia la tal promesa, ajenos están de
culpa los que disputaban, y este testigo que depone,
jamás lo estará de cargar maliciosamente como culpa
lo que de su mismo dicho consta no sello.
Capitulo 7." Acerca del capítulo 7.", demás de lo
dicho, digo que, mirando mas en ello, rae he acordado
LUIS DE LEÓN. u
que lo que entre mí y este testigo, que es el maestro
León, hubo en el paso que alega del salmo 8, fué pun-
tualmente esto: lo primero que, diciendo el maestro
León que los santos decían que en el día de Ramos, no
solo los muchachos pequeños, sino los que mamaban y
no sabían hablar, dijeron milagrosamente aquellas pa-
labras de loor, «Hosana, bendito el que viene , etc.,»
dije yo que se me hacia cosa nueva oír aquello, y que no
lo habia visto en ninguno, ni me parecía verisímil que
los evangelistas, haciendo memoria de aquel día y de
aquel hecho, callasen un milagro tan señalado como
aquel, si pasara ansí. León porfió que sí, y en otra
junta me parece que trujo de san Cirillo que lo decia;
pero otros muchos sanios no lo dicen , ni es cosa que
toca á la fe creer que hubo el dicho milagro ó no. Lo
segundo fué que Vatablo, declarando el dicho paso, dice
que David en aquellas palabras quiere decir que Dios,
de los niños y de las cosas mas flacas y mas bajas de la
naturaleza, por razón de la maravillosa providencia
con que las gobierna y sustenta, saca testimonio claro
de su saber y bondad , y que las mismas cosas bajas por
esta causa son como unas voces que están siempre ala-
bando á Dios, y añade que Cristo nuestro redentor,
cuando usó deste paso del salmo contra los fariseos,
esta sentencia general, que es decir que Dios aun de
las cosas mas bajas y mudas saca loor para sí, la apli-
có á aquel caso particular, en el cual los niños y igno-
rantes le alababan, como cosa que se habia dicho por el
Espíritu Santo, ansí por aquel caso como por todos los
semejantes. León decia que esto no se podía sufrir; yo,
diciendo mi voto, dije, refiriéndome siempre al parecer
delosqueestábamosallí,ynoafirmando, sino inquirien-
do, porque siempre se volaba desla manera; ansí que,
dije que no me parecía habia en aquello lanío inconve-
niente como León hacia , porque no era regla nueva ni
inventada por Vatablo decir que algunas veces los
apóstoles, en los testimonios que citan del Testamento
Viejo, sentencias generales las aplican á casos particu-
lares que se encierran en aquella generalidad, en la
manera que en la primera respuesta tengo declarada,
añadiendo que san Agustín este mismo paso del sal-
mo 8 lo entiende, no solo de los niños que el dia de Ra-
mos loaron á Cristo, y á quien Cristo lo aplicó, sino
también de todos los que creyeron en él de la gentili-
dad, que por la ignorancia en que estaban antes, son
llamados niños, los cuales, convertidos á la fe, alabaron
mas á Cristo que el pueblo judaico, que conocía á Dios
y tenia su ley. Y san Teodoreto ni mas ni menos en-
tiende haber sido dicho, no solo por los niños del dia
de Ramos , sino generalmente por los apóstoles y los
demás que creyeron en Cristo y ¡e alabaron , que por
ser gente baja y idiota los llama David niños. Esto es lo
que pasó entonces puntualmente , y si me acuerdo bien,
aquellos maestros se llegaron á mi parecer, y quedó en
Vatablo aquella declaración. Y si León tuviera cuenta
con decir verdad y con su conciencia, ansí en particu-
lar habia de hacer sus deposiciones para que se enten-
diera la verdad, y no encubrilla con generalidades con-
fusas y llenas de engaño. Y lo que mas dice, que mos-
tró por lodos los pasos que los apóstoles alegan de los
salmos , que Vatablo seguía interpretaciones de judíos,
EXTRACTO DEL PROCESO INSTRUIDO
es como todo lo demás que afirma este testigo, lo uno
porque no pasó del salmo 8, y el maestro Francisco
Sancho, por ver los desatinos de León , que es furioso
puesto en disputa, no quiso que pasase adelante , sino
que prosiguiésemos en la enmienda de la dicha Biblia;
y lo otro, porque levanta manifiesto falso testimonio á
Vatablo, como se puede ver por muchos pasos que ale-
gan los apóstoles de los salmos, en los cuales sigue Va-
tablo las mismas interpretaciones. Y yo los pusiera
aquí lodos si se me hubieran dado los libros que supli-
qué á vuestras mercedes se mandasen traer de mi celda.
Capitulo 8.° Lo que dicho tengo, y que si este
hombre tuviera conciencia , y no pretendiera, como
pretendió, engañar á vuestras mercedes , liabia de se-
ñalar los lugares y las interpretaciones dellos, y la ma-
nera en que yo las defendía ; y desta forma se pudiera
entender si yo defendí» en ellas alguna cosa mala y
digna de reprehensión. Pero no quiso decir esto, por-
que si lo dijera, entendiérase que en mí no liabia cul-
pa, y él no consiguiera su inlento; sino dice á bulto
que defendía interpretaciones de judíos, para que quien
lo oye piense que quería inducir algún jutlaismo. Y fui
yo tan desgraciado, y mis pecados son tantos, que para
que viniese yo á la calamidad en que estoy, no quiso
Dios que vuestras mercedes al principio, cuando este
testigo depuso , le hiciesen que depusiese en particu-
lar, señalando en qué y cómo ; sino con esta confusión
general de defender rabíes y judíos, dicha de mili ma-
neras, porque en todo su dicho este testigo en subs-
tancia no dice mas desto, hizo sospechar á vuestras
mercedes que en mí había algún gran mal secreto, y que
estas disputas eran del como unas muestras obscuras,
y procedieron á lo que se hizo; que bien entiendo que
solo este testigo y sus generalidades, con ser mi ene-
migo , fué el todo de mi prisión ; porque lo que depo-
nen los demás todo se resume en la Vulgala y en los
Cantares , lo cual yo antes de mi prisión manifesté á
vuestras mercedes y lo sujecté, con todo lo demás que
yo hubiese escrito, leído ó dicho, al juicio deste Santo
Oficio. Y yo alabo á Dios por lodo.
Capitulo 9." Esta es gran falsedad, como lie dicho,
y lo que pasó puntualmente acerca desto, porque re-
corriendo mi memoria, he venido á acordarme de todo
ello, es lo siguiente : Al principio del e.\ámcn de la
Biblia do Vatablo fué recibido de común consentimien-
to de aquellos maestros que so hallaron en ella, mi pa-
recer, ó por mejor decir, el de san Agustín, (¡ue fué que
las exposiciones de aquella Biblia, donde hubiese algu-
na mala doctrina ó sospecha del la, las quitásemos ó en-
mendásemos, y las que fuesen de doctrina católica y
viniesen bien con la letra del texto, aunque fuesen di-
ferentes de lo ordinario, que las dejásemos, atento á
que lo uno y lo otro juntamente quiso decir el Espíri-
tu Santo por una misma letra, conforme á la sentencia
de san Agustín. Puso acerca desto uno de aquellos
maestros, no me acuerdo bien si fué Sancho ó Gueva-
ra, esta dificultad : que los lectores , viendo aprobada
aquella Biblia [lor la facultarl de leulugía de Salaman-
ca, y que dejábamos en ella aquellas glosas y exposi-
ciones, se podrían engañar, pensando que ó desechá-
bamos las de los santos, ó igualábamos las de aquella
Biblia á las dellos. A esto dije yo que me parecía bien
lo propuesto, y que se remediaría aquel inconveniente
con hacer una censura general que se imprimiese al
principio de la Bililia, la cual avisase al lelor que nos-
otros, ni por dejar la traducion nueva que hay en aque-
lla Biblia, queríamos prejudícar á la Vulgata , ni por
admitir aquellas exposiciones de Vatablo, queríamos
anteponellas ni igualallas á las de los santos; sino que
la interpretación y translación nueva se admitía en
cuanto servia para mayor declaración de la Vulgata , y
á las glosas de Vatablo no les dábamos mas autoridad
que á los dichos de un particular dotor. Pareció á to-
dos esto muy bien , y diciéndolo yo , me acuerdo que
añadió el maestro Gallo, diciendo : «Y aun dígase mas
en la censura, que se dejan las dichas glosas para que,
cotejadas con las de los santos, se vea cuánto es mejor
el espíritu vivo que la letra muerta, y cuan mas alta-
mente anduvieron los doctores de aquel tiempo que los
modernos de agora.» Dije que me parecía muy bien, y
quedó decretado en aquella junta , la cual se hizo en el
hospital de las Escuelas , que se hiciese la dicha cen-
sura en la forma susodicha , cuando hubiésemos aca-
bado de ver la Biblia. Acabóse de ver el Testamento
Viejo todo, y acuerdóme como de lo que agora escribo
que nos juntamos un día en casa del maestro Sancho
para ordenar la sobredicha censura conforme á lo de-
cretado , y tratando dello, dijo el maestro León que se
añadiese mas y se dijese que aquellas interpretaciones
que dejábamos eran de judíos; acerca délo cual yo me
acuerdo que dije que no me parecía que se les diese
aquel nombre ansí generalmente; lo uno, porque si
eran malas, no había para qué dejallas, ni diciendo (juc
eran de judíos , porque lo malo, ni declarando el autor
ni callándolo, no se ha de permitir que ande; y si eran
buenas y católicas, no había para qué ponellas mal
nombre, sambenitándolas; lo otro, porque no era razón
que afirmásemos lo que no sabíamos , porque ninguno
délos que estábamos allí leíamos comentos de judíos,
ni sabíamos que aquellas glosas fuesen dellos, ni el
maestro León lo había mostrado ; lo tercero y princi-
pal , porque algunas dellas era imposible ser de judíos,
como aquella de generationem ejus quis enarrabit,
porque cierto es que los judíos no dicen mal ni conde-
nan á sus antecesores, los que crucificaron á Cristo,
como aquella glosa los condena, y otras nuichas que
hay desta manera; y también por(jue muchas de aque-
llas glosas que daba Vatablo, y á Loon le parecían nue-
vas, había mostrado yo que las daban los santos. En
esto dimos y tomamos un poco, y resolvimos, á lo que
me acuerdo, en que se dijese que parte de aquellas glo-
sas parecían sacadas de los comentos de los judíos. Y
acuerdóme claramente que con esta resolución me
aparté con papel y tinta al asiento de una ventana que
coge andjas las paredes de una esijuína que eslá en
una sala de la casa del maestro Sancho, donde estába-
mos, como he dicho, y ordené la dicha censura , por-
que me lo cometieron á mí entonces, y de ordinario
lodos los decretos que se hacían era á mi cargo el or-
denallos. Y acuerdóme que ordenándole, puse en de-
rogación de las dichas glosas de Vatablo una ó dos pa-
labras mas agraviadas de aquello en que nos había-
CONTRA FRAY
mos resucito. Y hecha la censura , y leyéndola yo á los
sobredichos maestros, que me estaban esperando, me
acuerdo que, llegando á aquellas palabras añadidas,
dije : «Estas puse mas de lo que vuestras mercedes
ordenaron , por contentar al señor maestro León;» y
volvíme á él riyendo, y díjele : aA lo menos hoy no
podrá decir sino que le tengo bien contento;» y ansí
con risa y muy en paz y amistad nos levantamos todos,
y quedó ordenada y firmada la dicha censura. Esta es
la misma verdad; y si hay memoria en el maestro San-
cho y en un criado suyo que se llama el bachiller Mar-
tínez, que estaba presente como secretario, confesarán
que es ansí. Vean vuestras mercedes cuan ciega es la
pasión, que , habiendo sido yo cl primero que di en que
se hiciese censura general , y el que á la postre , cuan-
do se hizo, la ordené y firmé , dice este hombre y jura
que se hizo en mi ausencia porque yo lo contradecía.
Capítulo dO. Lo que dicho tengo.
Capitulo il. M capítulo U, demás de lo dicho, di-
go que se ve en él cuan grande es la fuerza de la ver-
dad, que, con ser este testigo enemigo y deseoso de da-
ñar, y con haber en los capítulos pasados afirmado, sin
hacer significación de duda, contra mí lo que le pa-
reció , agora se retira y hace dudoso lo que ha dicho,
y dice que pasó aquello á su parecer, y confiesa que no
depone lo que vio ni oyó, sino lo que sospechó ; por-
que dice, hablando de mí, que en estos casos no se
osan los hombres declarar, sino que hablan con recato
y dicen sus intenciones y columbrean , que es vocablo
suyo del, y merece sello, y que él fué muchas veces
sospechoso. Pregunto : si yo decía que en la ley vieja
no hubo promesa de vida eterna, si despreciaba á los
santos y á sus sentidos , si anteponía á Vatablo á ellos
y á Pagníno á la Yulgata , si defendía á espada y capa
á los judíos y á sus glosas contra las que dan los após-
toles y el mismo Dios; si, finalmente, afirmaba todo lo
que este testigo hasta aquí contra mí ha depuesto,
¿ cómo es verdad decir que hablaba con recato y que
no me declaraba? ¿Qué menos recalo podía tener, ó
en qué manera podia hablar mas declaradamente , si
yo fuera muy abiertamente malo, que diciendo lo que
este en los capítulos pasados depone haber yo dicho?
De donde se ve clara y evidentemente que, pues este
testigo dice de mí que hablaba con recato y que no me
declaraba, y que él iba sospechoso ; que en los capítu-
los pasados no depone lo que yo decía , sino lo que él
con ánimo dañado y malicioso sospechaba. Y ello es
ansí en realidad de verdad , porque lodo lo que yo dije
en aquellas juntas fué lo que be dicho, y todas fueron
cosas muy sanas y muy católicas; y ansí, siempre fué
de mi parecer la mayor parte con el maestro Francisco
Sancho. Y á lo que dice, que otras personas fueron sos-
pechosas, véase claramente que engaña ; porque nin-
guno de los maestros que se hallaron en aquellas jun-
tas, que eran de mejor entendimiento y letras y cons-
ciencía que él , ni deponen lo que él ni contestan en
nada con él. Y sí hubiera en mí el mal ó la significa-
ción de mal que este testigo dice , no es de creer que
el maestro Francisco Sancho, que se halló en todas
aquellas juntas desde el principio hasta el fin , sin fal-
tar á ninguna dellas , porque sin él no se hacia ningu-
LUIS DE LEÓN. liü
na, y los demás maestros no trataran del remedio an-
tes que este testigo, ó á lo menos después que este los
nombró y fueron por vuestras mercedes examinados,
no es de creer que si fuera verdad lo que este dice , no
contestaran con él ; y vese que no contestaron, pues no
parecen en este proceso sus dichos. Demás de que, como
yo tengo articulado dias há , todas estas juntas pasaron
antes que el ilustre señor infpiisidor Guijano, en fin
del año 69, visitase aquella ciudad; y sí en ellas hubie-
ra habido el mal que este testigo dice , no es de creer
que, estando el negocio tan reciente, aquellosmaestros
no avisasen dello, mayormente habiendo pretendencias
contrarias entre nosotros. Y este testigo no tiene dis-
culpa ni color ninguno de no haber entonces avisado,
sino es decir la verdad , que entonces no era enemigo
mío, y no quiso mentir de balde, y después lo fué por-
que llevaron su libro á la corte , á lo que él cree , por
mi causa , y quiso, por vengarse de mí, dañarse á sí
con el daño que agora se echa de ver poco, y después
se verá y sentirá mucho.
Capitulo 12. En el capítulo 12, demás de lo dicho,
digo que permitió Dios que este testigo depusiese esto
para que vuestras mercedes entiendan que lo que movió
á este hombre á pretender con calumnias y mentiras en-
gañar á vuestras mercedes para que me pusiesen en este
estado, fué el defender yo la edición Yulgata del agravio
que disimulada y maliciosamente este testigo le hace en
un libro que compuso sobre Esaías. Y para que vuestras
mercedes lo entiendan de raíz, pasa esto. Los setenta
intérpretes, el texto que la Sagrada Escritura que por
Moisen y los profetas se escribió en lengua hebrea, de
su primera origen lo pasaron en lengua griega. Des-
pués san Hierónimo , á instancia de Dámaso papa y de
otros católicos, por cuanto los judíos decían que aquel
texto que habían hecho en griego los Setenta no esta-
ba fielmente sacado del original l)ebreo, puso en latín
la Sagrada Escritura ansí como la halló en el texto he-
breo, que es esta translación que llamamos Yulgata,
excepto en los salmos, los cuales no están conformes á
lo que san Hierónimo trasladó del texto hebreo , sino
conforme á la traslación griega que hicieron los Seten-
ta. Y la causa de haber quedado en el uso de la Iglesia
los salmos conforme á los Setenta, y no conforme al
original hebreo, fué que, como antes de san Hieróni-
mo se leían y cantaban en la Iglesia conforme á los Se-
tenta , y el vulgo de los fieles que entendía entonces
latín estaba hecho á oillos, no quisieron hacer en ellos
mudanza los papas por no causar en el vulgo algún es-
cándalo ; y ansí, quedó en el uso eclesiástico el salterio
conforme á los Setenta , y lo demás del Testamento
Viejo conforme al original hebreo, en la manera que lo
trasladó san Hierónimo. Y de los salmos en esta forma
que he dicho, y de lo demás del Testamento Viejo en
la otra forma, se compone esta edición latina que lla-
mamos Yulgata. Demás desto , presupongan vuestras
mercedes que en el profeta Esaías el texto griego que
hicieron los Setenta está muy diferente del texto y ori-
ginal hebreo que agora hay, y la Yulgata latina que
hizo san Hierónimo está conforme del todo en este pro-
feta con el dicho original hebreo que agora leemos y
tenemos. Esto presupuesto, el maestro León de Castro
LIV
hizo un comento sobre Esaías , donde pone el texto de
la Vulgata que hizo san Hierónimo conforme al hebreo,
y pone también el traslado que hicieron en griego los
Setenta. Y porque su intento principal es declarar y
defender el texto de los Setenta en todos los lugares
que le halla diferente del original hebreo , dice que el
original hebreo de que usaron los Setenta cuando hi-
cieron su traslado griego , estaba de otra manera de la
que está el que agora hay, y que este que agora tene-
mos está falseado por los judíos ; y ansí , quita y pone
letras , y muda las palabras hebreas deste original que
agora hay, para hacer que venga con el texto griego
de los Setenta. Yo desde que entendí este intento su-
yo, que fué antes que imprimiese el dicho libro y des-
pués que lo comenzó á imprimir, que fué en viendo el
primero y segundo cuaderno del , le dije á León , pri-
mero familiarmente , y después en el acto que aquí di-
ce , y después con mas cólera en una de las juntas so-
bredichas , que me parecía se engañaba mucho en lo
que allí pretendía; lo uno, porque decir que los judíos
do común consentimiento habían felseado todos sus ori-
ginales, era contra san Augustin. en los libros de la Ciu-
dad de Dios, y contra san Hierónimo. San Augustin dice
que (lecillo est impudentissimum mendacium , y san
Hierónimo prueba que es falso con razones concluyen-
tes ; lo otro, porque en ningún libro de la Escritura era
menos verisímil haber habido esta falsedad que en el li-
bro de Esaías , por cuanto si los judíos le hubieran fal-
seado, fuera para quitar del ó mudar los testimonios
de que nos ayudamos nosotros contra ellos para probar
la divinidad y la venida y pasión de Cristo. Y en los
tales testimonios, en el texto hebreo de Esaías, que
agora hay, no solo no hay mudanza, pero hay muchos
que no hay en el texto de los Setenta, y otros muy mas
claros y mas eficaces en el hebreo que no en los Se-
tenta ; lo tercero y principal que le decía, era que ya
via que la Vulgata latina, que usa y tiene tan aprobada
la iglesia, en lodos aquellos lugares del original he-
breo, que es tan diferente de los Setenta, la dicha Vul-
gata está conforme al hebreo ; por donde , si el hebreo
estaba allí falseado , se seguía evidentemente que la
Vulgata en los mismos lugares decía , no lo que dijo el
Espírilu Santo por Esaías, sino lo que falseó después el
judío ; y que se seguía que la Iglesia, aprobando la Vul-
gata, había aprobado por Sagrada Escritura lo que no
era Sagrada Escritura, sino mentira y falsedad judaica.
A esto no tenia respuesta, y el teólogo á quien el con-
sejo general de la hiquisícion cometió la vista de aquel
libro no lo adviriió. Y si yo hubiera tratado, como León
cree , de que la Inquisición vedara su libro, yo hiciera
que se advirtiera. Y aunque el doctor Valbas en Alcalá,
á quien fué cometido por el Consejo Real , al principio
le quitó grandes pedazos , adonde trataba á san Hieróni-
mo como nif trata á mí agora, no lo pudo quilar esto que
yo digo, [lorque era quitalle lodo el libro, y porque, co-
mo he dicho, es ponzoña disimulada que, sin mentar la
Vulgata, la destruye, y no la advierten todos ; ansí que,
á esto nunca tuvo respuesta León, iiasla que, andando
el tiempo, confesó que el original hebreo que agora te-
nemos no estaba falseado , pero dijo que había en él
diversas liciones, y (jue los Setenta siguieron la una,
EXTRACTO DEL PROCESO INSTRLIDO
y ísan Hierónimo en la Vulgata la otra. Yo le mostré
que decir esto , en efecto era lo mismo ; porque cierto
es que haber diferentes liciones en un mismo texto
tiene principio del error de los escribientes que copian
los libros ; y ansí , donde quiera que un mismo lugar
de un libro se lee en diferentes maneras, es cierto que
la una sola dellas es la verdadera y la que puso el au-
tor del libro, y que la otra nació ó de error ó de igno-
rancia de alguno que copió el original no fielmente,
aunque determinadamente no se puede conocer cuál
de las dos es la verdadera. Y así, en los dichos pasos
de Esaías hay diferentes liciones en el texto hebreo, lo
cual nadie dice sino León ; pero si las hay , la verda-
dera y la que puso Esaías es una sola de ellas , y esa ya
sabemos cuál es, porque ha de ser por fuerza la que
agora hallamos en el original hebreo, porque la Iglesia
la ha aprobado por verdadera aprobando la Vulgata, la
cual , como he dicho , está en estos lugares conforme
al hebreo ; y por el mismo caso queda claro que la li-
ción que leyeron y siguieron los Setenta era la lición
falsa y introducida por el error del mal escribiente , y
que ya, en comparación de la Vulgata, no es lícito de-
fendella ni decir que es verdadera , porque por el mis-
mo caso quedaría la Vulgata por falsa , y la Iglesia, que
la aprobó, habría aprobado por Sagrada Escritura lo que
había puesto el error y ignorancia humana. Ansí que,
quedó también condenada esta segunda evasión, por lo
cual usó de la tercera defensa, que le ha sucedido me-
jor. Y porque no podía defender su libro con razones,
y via que nadie le compraba , y yo le había dicho cla-
ramente delante del maestro Sancho y Medina y otros,
por el fin del año de 71, que entre los libros que había-
mos de mirar para el catálogo de que entonces tratába-
mos, se había de tornar á ver el suyo, y que yo nioslra-
ria á aquellos maestros que esto que he dicho no se po-
día sufrir en él ; ansí que, como no lo pudo defender con
razón , y temió que si yo lo tomaba á pechos haría cla-
ridad de su engaño disimulado, determinó defendelle
por armas. Y porque no quedase por malo su libro, de-
terminó de quitarme delante de sí, y de poner en mí y
en todos los que sentían lo mismo que yo nota de he-
rejes. Y desde aquel día se confederó con Medina, y
comenzaron ambos á mover escándalo en la escuela y
á inventar lo que han hecho ; porque para hacer mal
cualquiera es poderoso. Pues lo que dice agora en este
capítulo de la disputa del acto entre mí y él , fué sobre
este punto que he dicho ; y no le decía yo que corrom-
pía el texto hebreo , aunque á nadie es lícito corrom-
pelle, sino que corrompiendo el texto hebreo, nos cor-
rompía y ponia mala nota en la Vulgata ; y particular-
mente, por vía de ejemplo, le truje el lugar de Esaías,
que él dice que es en el número 3.", adonde los Se-
tenla trasladaron Alligemus justum quia inutilis est
nubis, y la Vulgala traslada Dicite justo quoniam be-
né; y el original hebreo que agora tenemos está ni
mas ni menos que la Vulgata. Y León , para hacer ve-
nir el texio hebreo con lo que trasladaron los Setenta,
muda las palabras hebreas en aquel lugar, y pónelas
de manera que no pueden venir con la Vulgata ; de
manera que si el original hebreo de que usaron los Se-
tenta estaba como dice Lcoli, y si aquella lición es la
CONTRA FRAY
verdadera , e] original hebreo que agora tenemos está
falseado en aquel lugar, y la Vulgata, que le sigue, está
falsa. Y porque vuestras mercedes vean que esto es an-
sí, y que este testigo lo que halla en los Setenta lo tie-
ne por cierto y católico , y lo que está en el hebreo y
en la Vulgata diferente dellos lo tiene por falseado, y
que lodo su intento en aquel libro es introducir los Se-
tenta y desechar la Vulgata, adviertan cómo en este
capítulo , sin podello disimular, porque Dios lo ordenó
ansí para que vuestras mercedes viniesen en conoci-
miento de quién este es , lo que trasladaron los Seten-
ta alligemus justum , etc. , dice que es lo que tiene la
Iglesia ; y á lo que trasladó la Vulgata dicite justo, etc.,
llama solamente de san Hierónimo, siendo al revés ;
que lo que en aquel lugar está en el hebreo y traduce
la Vulgata es la verdadera lición de Esaias que lee la
Iglesia, y la que determinó por auténtica el concilio
de Trento. Y lo demás que dice del estudiante que le
pidió que le armase como él dice , diciendo que él era
del bando de Cristo, como si yo fuera del bando de
Mahoma, es fábula y sueño del dicho León, ó burla que
quiso hacer alguno del , porque ni yo he vivido de ma-
nera en aquel lugar que ninguno, por loco que fuese,
pudiese decir de mí que hacia bando contra Cristo, ni
en mi doctrina hay cosa que mas claramente se descu-
bra que es una inclinación y afición grandísima que
siempre he tenido y tengo á, en todas mis opiniones
y sentencias , engrandecer la santísima humanidad de
nuestro redentor Jesucristo, escogiendo siempre en lo
que hay opiniones la parte que hace á este propósito,
como diré en otro lugar.
Capitulo 13. Al capítulo 13 lo dicho , y es, que dije
lo que está en mi lectura y otras veces he declarado;
eslo es , que en la Vulgata no todas las palabras del
intérprete están puestas por instinto del Espíritu San-
to, y que algunas se pudieran trasladar mas cómoda y
claramente y con mas propiedad , en la forma que he
dicho y en la que de mi letura se eniiende.
Capitulo 14. Demás de lo que dicho tengo, eu cuan-
to dice que en la junta donde el maesiro Grajal llevó
por escrito su sentencia acerca de las promesas del
Viejo Testamento , por san Augustin y san Hierónimo
mostró este testigo lo contrario ; aunque esta sentencia
no me toca, porque, como he dicho, yo fui de la contra-
ria, como parecerá en mi letura ; pero porque vuestras
mercedes vean que en ninguna cosa este testigo sabe
decir la verdad ni lo cierto, pondré aquí algunos de los
lugares de san Augustin que Grajales allegaba por sí,
y dicen lo que él decía, y serán pocos, porque me fal-
tan los libros y la memoria dellos. San Augustin , en
la epístola 120, De gratiaNovi Testamenti , poco des-
pués del principio, dice ansí : « Volens Deus osten-
))dere etiam terrenam felicitatem suum donum esse ;
«prioribus saeculi temporibus dispensandum judicavit
wTestamentum vetusquod pertineret ad hominum ve-
))lerem á quo ista vita necesse est incipiat. Illa quippé
«terrena muñera in manifestó promitlebantur et tri-
wbuebantur, in occulto autem illis ómnibus rebus No-
»vum Testamentum figúrate praenuntiabatur, et ca-
«piebatur intelligentia paucorum quos eadem gratia
Mprophelico muñere dignos fecerat. «
LUIS DE LEÓN. lv
Y en el libro De spiritu et littera, capítulo 21 : « Non
))quia Veleris Testamenti promissa terrena sunt. » Y
puesto un largo paréntesis , torna á su sentencia , di-
ciendo : (íQuia in eo sicut dixi, promissa terrena et
Dtemporalia recitantur quae bona sunt hujus corrupti-
))bilis carnis, quamvis eis sempiterna atque coelestia,
))ad Novum , scilícet, Testamentum , pertinentia figu-
Drarentur. Nunc, id est in Evangelio, ipsis bonum cor-
))dis promittitur, mentís bonum, spirilus bonum, hoc
))est , intelligibileui bonum, cum dicitur : dabo leges
»meas in mente eorum , etc.»
Y en el capítulo 24 del mismo libro : « Sicut ergó
»lex factorum , scripta in tabulis lapidéis , mercesque
Deis térra illa promissionis, quam carnalis domus Is-
»rael cum ex Egipto libérala essel accepit, pertinet ad
))Testamentus Vetus ; ita lex fidei scrip.a iii cordibus,
«mercesque eis species contemplationis quam spiri-
wtualis domus Israel ab hoc mundo libérala, percipiet,
»pertinet ad Testamentum Novum.»
Y san Hierónimo , en el diálogo primero contra los
pelagianos , acusa á Pelagio de que en un artículo de
su libro afirmó que en la ley vieja había promesa del
reino del cielo , y afirma que solo en el Evangelio se
hizo la tal promesa. Las palabras formales son estas :
«Addis praelerea regnum coelorum etiam in Testa-
))mento Veteri repromitti, ponisque teslimonium de
»apocryphis, cum perspicuum sit regnum coelorum
)>primüm in Evangelio predicari per Joannem Baptis-
»tam et Dominum Salvatorem. » Y pone las palabras
del Baptista y de Cristo , y concluye diciendo : « Tu
«autem nos manicheos vocas quia legi Evangelium
«praeferentes, in illa umbram, in hoc veritalem esse
wdicimus.» Y san Crisóstomo dice lo mismo clarísima-
mente en muchos lugares , y señaladamente en estos
dos. En la homilía segunda sobre san Marco dice :
(dlá el lex videbalur quasi quidem ab idolatrlae errore
«paululüm recedere, sed ad coelum volare non pote-
»rat; regnum enim coelorum numquam legimus in le-
))ge. ¿Vultis scire quia regnum coelorum in Evangelio
«lantura praedicalur? Poenitentiam, iaquit, agite, quia
«appropinquavit regnum coelorum. » Y en la homilía
cuarta : uüuantum in meo conle est legens legem, le-
«gens prophetas, legens psalterium, nunquam regnum
«coelorum audivi nisi in Evangelio. « De todo lo cual
se concluye que este testigo, que es e! maestro León,
en ninguna cosa sabe decir verdad. Y con tanto , paso
al cuarto.
{Testigo i."— E\ bachiller Rodríguez.)
Al cuarto testigo , en el capítulo 1 .° y 2.° y 3.°, lo que
dicho tengo.
Capitulo 4." Acerca del capítulo 4." , demás de lo di-
cho, digo que creo que este testigo es un bachiller Ro-
dríguez , y por otro nombre el Doctor Sutil que en Sa-
lamanca llaman por burla ; y sospechólo de que dice en
este capitulo que le dejé sin respuesta, porque jamás
dejé de responder á ninguna persona deaquella univer-
sidad que me preguntase algo, sino á este que digo, con
el cual, por ser falto de juicio y preguntar algunas ve-
ces cosas desatinadas, y colligir disparates de lo que
oía y no entendía, me enojaba y le decía que era tonto.
Lvi EXTRACTO DEL PROCESO INSTRUIDO
Y otras veces, por no enojarme ni desconcertarme con
él, no le respondía nada, sino huia del. Y es tan sin se-
so y tan importuno , que es verdad que rae acuerdo ha-
ber' ido huyendo del algunas veces en mi casa y fuera
de casa , en las escuelas y en las calles , gran espacio
de tierra, y yendo él en mi seguimiento preguntándo-
me desatinos , y yo callando y apresurando el paso has-
la venir á que los compañeros que iban conmigo, ó otros
estudiantes, le apartaban de mí por fuerza, y le dete-
nían y reñían. Desta manera podría ser que de algo que
vo dijese bien dicho y él no entendiese , coUigíese al-
gunos de los desatinos que dice, y yo no le respondiese
por no decílle malas palabras, aunque verdaderamente
• en particular yo no me acuerdo. Y sí este testigo de-
clara la doctrina que dice haberme oído, viérase que
era, como digo, desatino suyo, y no error mío. Y sí por
los disparates que los discípulos oolligen cada día de las
doctrinas sanas de sus maestros , por razón de su poco
saber y entender, hacen vuestras mercedes sospecho-
sos á los maestros , desde luego pueden prenderá cuan-
tos enseñan teulugía en el reino , porque yo oso afir-
mar y jurar que no hay ninguno de cuyas doctrinas, al
parecer de alguno de sus oyentes , no se collijan cuan-
tos errores dijo Arrio y Lutero y todos los demás he-
rejes. Y del error que este desalmado da á entender
quecoUigíó, mi doctrina está apartadísima, como decla-
ré en la respuesta que di á la acusación del fiscal.
Capitulo o." y 6." Acerca de los capítulos 5.° y 6.",
lo que he dicho.
{Testigo 8.°— Fray Gaspar de Uceda.)
[Testigo ü."— Bacliilicr Salazar.)
Al testigo quinto, en el capítulo i." y 2.", lo dicho.
Capitulo 3." En el capítulo 3.", en declaración de
lo que dije en la publicación , y también al tiempo que
el fiscal me acusó acerca de los setenta intérpretes, di-
go que todo lo que leí acerca dellos yo lo tengo confe-
sado en la primera audiencia, refiriéndome á mí lectu-
ra, que está en poder de vuestras mercedes. Y loque
toca á decir que no supieron bien la lengua hebrea, en
l;i dicha letura, respondiendo á un argumento, después
de iiaber dado utras respuestas , á la liii reliero que al-
gunos hombres doctos fueron de aquel parecer. V en lo
que loca á decir que tradujeron mal nmchas cosas, en
la proposición en que traté delio, como por el dicho pa-
pel se parecerá, no liablo absolutamente de los seten-
ta intérpretes, sino de la traslación que hoy día anda
por suya, la cual aimque tiene nombre do los Setenta,
yo en la misma loLura nmeslro, con la autoridad de san
Hierónimo, que en nuiclios lugares no es la verdadera
traslación que liicieron los Setenta, sino que está cor-
rompida y mezclada con otras traslaciones griegas de
la Escritura, que hicieron Aquila y Simmacho y Tco-
docion, las cuales aiitiguamcnto, antes de san Hieróni-
mo, andaban en la Iglesia juntamente con la traslación
de los Setenta.
{Testigo 0.'— U. Alonso de Foiiseca.)
Al sexto testigo lo dicho.
{Testigo 7."— f,! inae.slro fray Ju.iii Gniio.)
A! testigo séptimo lo dicho.
A lo que depone este testigo, demás de lo dicho , di-
go que en esta copia que por vuestras mercedes me fué
dada no se declara ni della se puede entender si este
que depone fué el que dio á otro las conclusiones que
dice, ó sí fué aquel á quien se dieron , ó si fué otro ter-
cero que estaba delante cuando otros dos, el uno al
otro , dio las conclusiones que refiere. Y estando ansí
confuso esto, no se puede entender sí depone como tes-
tigo que me oyó á mí afirmar las dichas conclusiones,
ó como testigo que no me las oyó á mí , sino que oyó
de otros que me las cargaban. Y como quiera que sea
ello, es gran mentira, en la forma que tengo declarado,
y en ninguna manera puedo creer que este testigo de-
pone como quien me las oyó, sino que es á aquella per-
sona á quien se dieron ; y debe ser alguno de los frai-
les dominicos ó de las otras personas que yo tengo se-
ñaladas por enemigas; y como tal, habiéndole dicho por
ventura quien se las dio, que las alirmaban Grajal ó
Martínez , añadió mi nombre al dellos, haciendo vero-
símil su mentira por tener yo nombre de amigo suyo.
Y sí acaso el que depoae es el mismo que dio el papel,
es menester que declare cuándo y cómo y adonde me
las oyó alirmar; que yo estoy bien cierto que no lo ha-
rá,, porque jamás nadie me las oyó decir. Y vese clara-
mente que el que dice es el que las recibió, y que es
enemigo en lo que añade haber oído que yo decía que no
era menester teulugía escolástica para entender la Es-
critura. Porque para conocer que esto es falso testimo-
nio basta conocer la naturaleza y la costumbre ordi-
naria de todos los hombres, en los cuales ninguno hay
que trate de quitar autoridad y crédito á aquello que
sabe y de que es honrado, antes lo precia y estima por
todas tas vías que puede. Y notorio es que yo leo esco-
lástica catorce años há en aquella universidad con tan-
ta acepción y nombre como cualquiera de mis concur-
rentes, y que sí alguna cosa sé medianamente es aque-
llo solo. V pluguiera á Dios que yo , ó supiera menos
dello, ó la escuela me tuviera en posesión de hombre
(jue no lo sabía; que si fuera así, nunca los dominicos
me pusieran aquí. Demás desto, toda la escuela es testi-
go que el San Lúeas del año de 71 dije públicamente en
la cátreda, en la primera lición de aquel año, respon-
diendo á una cédula, porque vino á propósito, dije que
para el entero entendimiento de la Escritura era me-
nester sabello todo, y principalmente tres cosas: la
teulugía escolástica , lo que escribieron los santos, las
lenguas griega y hebrea; y que aunque á mi me falta-
ba mucho de todo esto , pero que sí en mi mano fuese
el tencllo, yo lo escogiera para mí para el efecto sobre-
dicho ; y que los que se contentaban con menos eran
hombres de mejor contento que yo. Y jamás traté, ni en
público ni en secreto, del abismo de Sidier que Diosen-
cerró en los libros de la Santa Kscrítura, que no dijese qu(;
pedia en el que trataba de entendella, que supiese todas
las ciencias y las liistoriasy las nrtes mecánicas, cuanto
mas la teulugía escolástica , que es la verdadera in-
trodncion para ella. Y alo que dice, que basta sola gra-
mática para declarar la Escritura como yo y otras per-
sonas la declaramos, yo nunca he profesado declaralla,
CONTRA FRAY
porque siempre he leido escolástica , sin leer de Sagra-
da Escritura lición ninguna, sino una de oposición cuan-
do me opuse con Grajal. Pero véanse mis leturas y los
lugares en ellas, adonde declaro pasos de Escritura que
se ofrecen , y juzguen los hombres doctos y desapasio-
nados si los declaro como grama! ico ó como teólogo. El
libro de los Cantares declaréy profesé al principio del,
que declaraba sola la certeza de la letra y el sonido de
ella, porque sin entender primero aquella certeza no
se atina bien con el sentido que allí pretendeel Espíri-
tu Santo, como declararé en otro lugar. Y con todo es-
to, yo sé que los hombres sin pasión juzgan que lo que
se dicealli presupone mediana noticia de muchas otras
cosas mayores que gramática ; lo cual si este testigo no
cree, haga prueba y saque á luz su teulugía; y si no
sabe gramática, yo le prestaré la mia para que la junte
con ella, y veamos lo que hace en la declaración de al-
gunos de los libros sagrados. Pero siempre fué muy fá-
cil el reprender lo ajeno, y muy dificultoso el hacer lo
que no merezca ser reprendido. Y ansí, estos hombres
hablan de lejos y como gente segura y libre, y yo, co-
mo preso y ciego , aun no puedo ver bien á quien res-
pondo. Y crean vuestras mercedes que si á mi y á es-
tos nos partieran igualmente el sol, que en los oídos y
en el juicio de personas doctas y sin pasión que nos en-
tendieran , yo les mostrara claramente que eran como
agora cien años solían decir en Castilla : «En poco cien-
tes y en mucho arrogantes.»
{Testigo 9." — Fray Vicente Hernández.)
Al nono testigo, demás de lo dicho, en cuanto dice
que la declaración mia de los Cantares de Salomón le
parece toda una carta de amores, sin ningún espíritu,
y indigna de llamarse declaración de la Sagrada Escri-
tura; lo primero, digo que este testigo, si ó tuviera jui-
cio ó no tuviera pasión, se pudiera responderá sí mis-
mo y satisfacer de su escándalo con lo que a! fin de su
dicho confiesa haber leido en el prólogo de los dichos
Cantares, y es que en aquel libro yo no pretendí ex-
tenderme en declarar el sentido principal y espiritual,
sino en declarar el sonido y corteza de aquella letra,
porque por no enlendella algunos en su propriedad,
venidos á declarar la metáfora y á aplicar aquellas se-
mejanzas corporales á la verdad espiritual , erraban en
la tal aplicación muchas veces, como diré en otro lu-
gar mas largamente. Y siendo esto ansí, que yo no tomé
por oficio en aquel libro sino decir el sonido de aque-
llas palabras y declarar lo que significaran si fueran di-
chas de un hombre á una mujer que se quisieran bien;
y siendo ansí que esta declaración sirve y es necesaria
parala otra, no tiene razón este testigo en decir que es
indigna de la Sagrada Escritura. Porque, si no es in-
digno del Espíritu Santo poner en lugar de la Iglesia
una mujer aficionada, y en el suyo un mancebo ena-
morado della, y que se digan el uno al oíro todas las
palabras blandas y amorosas y encarecidas que ordi-
nariamente los tales se suelen decir; y si no es indigno
del Espíritu Santo en persona de dos personas , hom-
bre y mujer carnales, y en palabras de amores carnales
y usados cubrir las personas suyas y de su Iglesia , y
el espíritu tierno y amoroso con que él la gobierna , y
LUIS DE LEÓN. lvií
ella agradecidamente le responde, ¿porqué será in-
digno de mí ni del que declara aquella Escritura , de-
cir en ella las mismas palabras que el Espíritu Santo
dice? Que pues él con palabras proprias de amores car-
nales y con semejanzas dellos significa sus amores di-
vinos , necesario es para la declaración dellos , y no in-
digno dellos, decir y declarar loque significan aquellas
palabras ansí carnalmente para entender á lo que se
han de aplicar espiritualmente. Porque cierto es que
cuando por una semejanza descubierta se quiere decla-
rar alguna otra cosa encubierta, mientras no se enten-
diere la razón y propiedad de la semejanza , no se po-
drá entender lo semejante que por ella se pretende de-
clarar; sino que á este testigo el oír besos y abrazos y
pechos y ojos claros , y otras palabras destas de que es-
tá lleno el texto y la glosa de aquel libro, le escandali-
zó los sentidos; y lo que no echaba de ver cuando lo
leia en latín , si alguna vez lo leyó , le hirió el oido por
oillo en romance. Y porque oye allí besos, y en Ovidio
también besos , juzga que es carta de amores como las
de Ovidio, siendo verdad, y confesándolo él mismo, que
en el principio y en el fin y en cien partes del medio,
digo y repito que todos aquellos son amores espiritua-
les, y que los besos no son besos, ni los pechos pechos,
sino ó regalos hechos al alma por Dios , ó partes y vir-
tudes della que agradan á Dios, significadas por aque-
llas palabras ; y que porque se entienda qué virtud del
alma ó qué afecto della responde á los miembros cor-
porales y hermosos que allí se nond)ran , y á los rega-
los amorosos que allí se dicen, declaro la propia razón
y significación de aquello carnal para que sin error se
aplique á lo espirilual cada cosa con su semejante ; y yo
mismo en muchas parles del dicho libro lo aplico, como
mostrara aquí refiriendo los mismos lugares, si vuestras
mercedes hubieran sido servidos darme los diclios Can-
tores para este efecto , como lo he suplicado, en los cua-
les se viera que aquel librillo tiene harto mas espíritu
que sentido este testigo, del cual yo no sé qué me en-
tienda, sino es juzgar que nunca entendió ni leyó los
Cantares de Salomón en latín , pues tanto le ofenden
en romance; porque loque tiene en aquel mi librillo
mas sonido de amores carnales es el mismo texto , el
cual al parecer no suena otra cosa; que la glosa que los
declara en mili lugares los aplica á la verdad del espí-
ritu que allí se pretende; ansí que, á este el texto le
ofende, y yo, ya que le puse en romance, no pude ex-
cusar de ofendelle, porque no tenia oíros vocablos con
que romanzar oscula, uhera, árnica mea, forwosamea,
y lo semejante, sino diciendo besos, y pechos, y mi
amada, y mi hermosa, y otras cosas así, porque no sé
otro romance del que me enseñaron mis amas, que es
el que ordinariamente hablamos, que, á saber el len-
guaje secreto y artificioso con que este mi testigo y sus
consortes suelen declararsus conceptos, usara de oíros
vocablos mas espirituales. Y yo sé bien en este artícu-
lo lo que me callo y por qué lo callo; que aunque el
intolerable agravio que padezco me abre la boca y me
desenvuelve la lengua, átamela y deliéneme el temor
de Dios y el respecto que debo á la gravedad deste tri-
bunal con quien hablo.
Concluyo, últimamente, con decir que si á esteespi-
LYlil
ritual le parece carnal aquel libro, podré yo nombrar,
siendo necesario , mas de dos y mas de tres pares de
hombres , no solo de los doolos del reino, sino de los
mas espiriluales que hay en él, que me confesaron que
en aquella corteza, ansi ruda y mal declarada, halla-
ban el cainino derecho para entender el verdadero es-
píritu que allí se encierra, y me rogaron que si tenia
alguna otra cosa de aquel género escrita se la comu-
nicase. Y me pidieron y encargaron que volviese todo
mi cuidado y estudio á declarar algunos libros de la Sa-
grada Escritura , afirmando que Dios me comunicaba
para ello favor particular; el cual, aunque yo no co-
nozco en mi , ni cosa alguna buena, aquellas gentes,
aunque no tan espirituales como esle espiritualísimo,
lo juzgaban ansí.
Y á lo que dice de los atrevimientos en reprender la
Vulgata , si pusiera los lugares y mis palabras, viérase
que ni eran reprensiones ni atrevimientos. Pero yo lo
trataré y mostraré todo en particular cuando tratare de
la defensa de este libro.
{Testigo 10. —Fray Gabrielde MoiUoya.)
Al décimo testigo, demás de lo que dicho tengo, di-
go que este es fraile de mi órtlen y enemigo mío, aun-
que no le nombro, como lo probaré, aunque es verdad
que al principio deste pleito no quise poner nota en
las personas de mi hábito, por el respeto que le debo,
y porque es de mi condición no creer mal de nadie has-
ta que lo veo , ni querer hablar mal de nadie hasta que
la necesidad me compele ; la cual condición niia me tie-
ne en el estado en que estoy. Pues acerca deste testigo,
digo que, si vuestras mercedes son servidos de mirar
en ello, su dicho contra mí es el mayor testimonio de
abono que yo puedo traer por mi parte ; para conoci-
miento de lo cual presupongo, lo primero, que este es
mi enemigo, como después lo probaré ; lo segundo, que
vino á deponer contra mí con ánimo dañado , porque
los que vienen á deponer en este juicio, si no los trae la
consciencia, cosa cierta es que los trae la pasión; y á
este no le trujo la consciencia, porque lo que depone de
mí no es cosa que callada podía engendrar escrúpu-
lo; porque lo primero que dice, que consulte en Sevi-
lla mi Ictura acerca de la Vulgata, fué virtud mia: y lo
segundo , que mí padre me daba buenos consejos , fué
bondad suya; y lo tercero, del gastar de los frailes, es
opinión conuní, enseñada por el maestro Victoria. Y pre-
supongo, lo tercero, que este es fraile de mi órdoii, y
muy antiguo en ella, y que me cotioce y ha tratado des-
de mi niñez, y lo bueno ú malo (|ue hay en mí lo sabe
todo particularmente. Siendo esto ansí, que como ene-
migo, deseó y procuró dañarme, y como familiar mío,
sabrá toda mi vida, es claro argumento de mi inocen-
cia que, [irocurando decir mal de mí y puniendo cui-
dado en ello, no dijo cosa que ó fuese culpa ó no fuese
virtud. Y ansí , á lo primero que dice, que consulté con
hombres doctos mí Ifctnra en Sevilla , es verdad, y los
hondtres que tienen humildad y deseo de acertar lo
hacen ansi siempre. Y en lo que añade, que á él le pa-
reció muy mal lo que yo allí determino, no me daña á
mí y descúbrese á sí. Porqué ¿quién le pidió ó obligó
i qu« viniese en esto juicio á decir su parecer? ¿Ila-
EXTRACTO DEL PROCESO INSTRUIDO
bíanse acabado por dicha los letrados de España? Y
si él no nos alumbrara con su parecer, creo que que-
daran á oscuras vuestras mercedes. A él no le parece
bien, y importa poco , porque no es de los hombres á
quien yo antes deste juicio y en este juicio tengo sub-
jecto el mió, que son solo los doctos y desapasiona-
dos. Fáltale á esle mucha doctrina, y sóbrale mucha
pasión ; y lo primero, los que le conocemos lo sabemos;
y lo segundo, él se lo dice, ó por mejor decir, él en su
dicho conliesa lo uno y lo otro; porque , si tuviera sa-
ber, supiera que decir que en la Vulgata hay algunas
palabras mal trasladadas , en la forma que yo lo digo,
lo dice san Augustin y san Hierónimo y san Hilario; y
después del concilio de Trento lo dice el cardenal Sado-
leto, que fué legado en él cuando el decreto se hizo ; y
Driedon lo dice, y Vega, y Tiletano , y Lindano, y el
autor de la Biblioteca Sania , y el maestro Cano , y fi-
nalmente, cuantos católicos hasta hoy han escrito. Y si
tuviera este iestigo el fundamento del saber , que es la
humildad , conociera que el juicio de tantos hombres
doctos muertos y el parecer de otros muy grandes le-
trados que están vivos, es mas sano que el suyo. Y' si
no estuviera ciego de pasión, viera que el venir él no á
mas de á dar su sentencia en este mi pleito sin ser lla-
mado ni rogado, era pura pasión. Y la razón con que
prueba su parecer es cual el parecer. Dice que quien
miente en lo poco , mentirá en lo mucho ; y débelo de
sacar por sí , porque entre nosotros es esle conocido por
hombre que , si no es por descuido, jamás dice verdad.
Pero lo primero, no es lo mismo no trasladar muy bien
alguna palabra y mentir. Si yo digo que pudiera el intér-
prete algunos pasos trasladallos mejor, mas clara y có-
modamente, no digo por eso que mintió en la traslación
de aquellos pasos. Lo segundo, cuando concediéramos
que el trasladar alguna palabra no conforme al original,
sin daño de la sentencia, fuera mentira, no por eso está-
bamos inciertos ni dudosos de si mentía en las cosas de
mas importancia, porque de esa duda nos sacó el "santo
concilio, diciendo (pie aquella traslación era auténtica,
que fué decir que en las cosas y pasos de importancia,
tocan les á la instrucción de la fe y costumbres, nos po-
díamos fiar della seguramente, lo cual yo dije y afirmé
muy claro en la dicha mi letura, como en ella se pare-
ce , y este, pues la vio , si la entendió , lo pudo ver. Y
esto cuanto al capítulo primero.
Capitulo 2." Cuanto al capitulo 2.'', aunque no me
acuerdo deste particular, pero acuerdóme muy bien
que mi padre, que está en gloria, siempre me aconsejó
como debía aconsejar un padre al hijo que mas amaba,
y como convenia á un hombre tan bueno y tan sabio
como él era. Pero también sé que sus consejos naciaii
mas del amor que me tenia que no de que conociese en
mí alguna siniestra inclinación. Y los que á este fraile
le dieron noticia desto, sí conocieron á mi padre tan-
to como muestran , conocieron del también que habló
siempre y sintió de mí con tanto encarecimiento de
bien, que si no perdieran aiilorídad por ser de padre,
eran sus dichos el mayor testimonio que podía yo ale-
gar en mi favor, por ser de un hombre de tanta bon-
dad y juicio como conoció todo el reino. Y este testigo,
ya que dijo oslo, habia do mostrar que yo no obedecí
m.
CONTRA FRAY
á los consejos de mi padre, contando algunos parti-
culares. Porque si mi padre me aconsejó que fuese obe-
diente á mis prelados, y yo lo he sido , mi padre hizo
bien en aconsejallo, y yo no menos en cumplillo. Si no
lo he sido, habia de decir en qué y cómo , y juntamente
dar razón cómo he sido siempre dellos tan aventajado
á otros, si no les he sido obediente. Pero crean vues-
i tras mercedes que nadie puede disimular lo que le due-
le. Habrá cuatro años, ó poco mas, que, por insistir yo
en ello, en un capitulo provincial de mi orden se votó
secreto en la elección, conforme al concilio, y se ata-
jaron los pasos á la ambición de muchos, y resultó que
este , que se tenia ya por provincial por la violencia de
un su amigo, que si se votara público, como solía, era
muy poderoso, quedó en vacío; y estas son todas sus
lágrimas y mis desobediencias. Y ni mas ni menos, si
mi padre me aconsejó que siguiese las opiniones comu-
nes, habia este de señalar qué doctrinas particulares
lie sustentado; que lo que toca á la Vulgata es tan co-
mún opinión loque acerca della me acusan , que, como
es verdad, lo dicen cuantos doctores han escrito, sin
haber alguno que diga lo contrario.
Capitulo 3.° Y cuanto toca al capítulo 3."*, si yo no
temiera aquella sentencia Maledicti regnum Dei non
possidebunt , y aquella Invicem mordentcs, invicem
consumemini , yo pudiera relatar mas de dos cosas algo
mas pesadas, que es dar un Agnus Dei un fraile á otro
sin pedir al perlado licencia , de las cuales este hombre
religioso no hace escrúpulo. Y esta fuera su merecida
respuesta ; pero, aunque él hable lo que ni sabe ni de-
be , yo miraré lo que debo á mi hábito y á mi persona.
(Testigo 11. — Fray Francisco de Arboleda.)
Al testigo once, demás de lo dicho, digo que es fraile
de mi orden, que se llama fray Francisco de Arboleda,
grande amigo del que depone antes del , al cual Arbo-
leda yo escrebí que comunicase en Sevilla aquella Ic-
tura, como desde la primera audiencia tengo declara-
do. Y es verdad que le escrebí la comunicase con teó-
logos que supiesen de escritura y de lenguas, porque
los que no saben esto, no pueden juzgar bien de lo que
allí se dice ; porque yo conozco muchos que tienen nom-
bre de teólogos, y que piensan de sí que saben de lo
escolástico mas que medianamente , y en toda su vida
no leyeron el texto de la Biblia , ni aun el libro della
le tienen en sus libros; y si les dicen que hay en ella
alguna letra errada por el impresor, se admiran y no lo
creen. Pero acerca de todo este dicho suplico á vues-
tras mercedes adviertan dos cosas : la una, la mala vo-
luntad deste testigo, que se muestra en mil partes,
en denunciar, sin tener qué ni porqué, en mil imper-
tinencias que refiere , solo á On de hablar mal de mi
linaje ; en decir que oyó á no sé quién , que no habia
vivido yo con tanta perfecion en mi orden ; y siendo
él della, y conociéndome muchos días há, no saber se-
ñalar en qué ni cómo; y finalmente , en acusarme que
leí que un fraile, sin pecar en ello mortalmente, podía
gastar uno ó dos reales sin pedir expresa licencia. Lo
otro que suplico á vuestras mercedes adviertan , es lo
mismo que dije en el testigo pasado, que, con ser frai-
le de mi orden y conocerme en particular , y tener to
LUIS DE LEÓN. Lix
das mis leturas , porque fué mi discípulo, y venir á
denunciar de mí con deseo y voluntad de dañarme, no
halló cosa mas pesada de toda mi doctrina que la opi-
nión de los dos reales , lo cual es testimonio de abono
para toda ella. Y porque mas claramente conozcan
vuestras mercedes la mala intención deste que depone,
es verdad , por el juramento que he hecho, que habrá
cuatro años que , viniendo este á un capítulo de mi or-
den, y pasando por Salamanca, me dijo que tenia los
papeles de aquella lectura de la Vulgata, y que era la
mejor cosa del mundo, y que habia declarado la verdad,
que estaba obscura , con otras palabras tan encareci-
das, que no me están á mí bien decillas.
Capitulo 2." Al capítulo 2.", lo dicho.
Capitulo 3." Al capítulo 3.", demás de lo dicho, y lo
que refiere habelle dícíio en Sevilla un hombre docto
á quien mostró mi parecer acerca de la Vulgata para
que él diese el suyo, y dice que le dijo que él no que-
ría saber mas de á santo Tomás y los santos y Soto y
Cano, y no novedades ; digo que esta manera de hablar
es ordinaria en todos los que saben poco y se quieren
persuadir que saben mucho, y se lisonjean á sí mismos,
y les parece que con tener diez pares de libros llenos
de polvo en su aposento, y con llamarse maestros , han
satisfecho al nombre de letrados , y en el resto pueden
alargar la rienda al sueño y á la buena vida seguramen-
te. Y pluguiera á Dios que este y los tales como este
supiesen bien esos libros con que dicen que se conten-
tan, y aun algunos manos , porque saber solos los san-
tos era saber muy mucho. Pero es así que dicen que
se contentan con esto, no porque lo saben, sino porque
tienen los libros y les parece que con tcnellos y ver de
año en año en ellos cualquier renglón , acaso saben ya
á santo Tomás y á los santos; y los demás libros que
tocan á las lenguas y ayudan al conocimiento de la Es-
critura, como no los entienden ni pueden hacer creer
á otros que los entienden , no los tienen y menospré-
cianlos , que es el último consuelo de los que no tienen
alguna cosa ni la esperan tener, mostrar que no hacen
caso della. Mas , como digo, si este supiera los santos
con los cuales dice que se contenta , supiera que san
Augustin y san Hieróninio y san Hilario dicen de la
Vulgata lo mismo que yo digo. Y si hubiera leído á Ca-
no, con quien últimamente se ciñe, no le parecieran
novedades decir que en la Vulgata había algunas faltas
y algunos lugares no bien trasladados, en la forma que
yo lo digo, porque hubiera visio que el dicho Cano en
el libro n, en el capítulo 18, dice estas palabras forma-
les : « Nostram editionem ab omni falsitate defendimus,
))sed non ab omni imperreclione vindicamus.» Y en el
mismo capítulo, poco mas abajo : « Nec vero quis Ira-
wgaedias nobis excitare debet quod editionem nostram
«imperfectam esse in quibusdam locis díximus; pos-
))sunt enim verba hebraica nonnullain médium adduci
))quae Hieronimus ipse in commentariis fatetur signi-
«ficantíüs et meliüs potuisse transferri.» Lo cual es
todo loque yo digo de la Vulgata.
Capítulo 4.° Al cuarto capitulo y á los demás lodos,
lo que dicho tengo.
LX
EXTRACTO DEL PROCESO INSTRUIDO
(Testigo 12.— Fray Josef de Herrera.)
Al testigo doce , demás de lo dicho, digo niie este es
fray Josefe de Herrera, que fué uno de los ¡ue en Sevi-
lla firmaron aquel tratado mió, y vino á decir esto por
sacar en salvo su firma ; y en ello no me perjudica,
antes me favorece como ya tengo declarado.
{Testigo 15.— El maestro Rejón.)
Al trece lo que tengo dicho. Y acerca de lo qiie dice,
liaber dicho yo que Grajal decía que por la observancia
de la ley mosaica se prometian bienes temporales, si yo
á este testigo dije algo, de lo cual no me acuerdo, no
seria que Grajal lo decia , sino que yo habia leido que
por la observancia de la ley mosaica precisamente, sin
tener respecto á la fe y amor de Cristo, no se prometian
bienes eternos, en la forma que desde 'a primera au-
diencia lo tengo declarado, refiriéndome á mi lectura,
que está en poder de vuestras mercedes, la cual pro-
posición es, á mi juicio, de fe, y la contraria herética.
( Testigo 14. — Fray Hernando de Peralta.)
Al testigo catorce lo que dicho tengo.
( Testigo 13.— Fray Diego de Zúñiga.)
Al testigo quince, demás de lo dicho, digo, lo prime-
ro, que este es un fraile de mi orden, que se llama fray
Diego de Zúñiga , o por otro nombre Rodríguez , el
cual me quiere mal por las causas que articularé en su
tiempo y lugar ; y en esla deposición lo muestra no
obscuramente, porque , demás de no referir verdad en
muchas cosas , ninguna cosa dice en ella forzado por
la consciencia, sino movido por su libre y mala volun-
tad. Porque en lo primero, de la Vulgata, ya sabia que
vuestras mercedes tenian noticia dello y lo trataban. Lo
postrero, de los Cantares , también le era notorio que
vuestras mercedes los hablan mandado recoger. Y en
lo segundo, que es lo del libro, tenian entera certidum-
bre que yo muchos años há di noticia del á vuestras
mercedes. \ ansí, viniendo al primer capítulo, digo
que habiendo recorrido mi memoria, he venido á acor-
darme enteramente de lo que entre este y mí pasó en
Madrigal, que es lo siguiente. Díjome un día ansí por
estas palabras que el Papa tenia gran noticia de su per-
sona y le estimaba en mucho, y tras desto, refirióme
un largo cuento de un mercader y de un cardenal por
cuyos medios florecía su nombre en la corle romana,
lleno todo de su vanidad; y añadió que había enviado
al Papa un tratadillo que habia compuesto, porque su
santidad tenia deseo, como él decia, de ver alguna cosa
suya; y mostrómole para que yo le viese. Era un cua-
derno lie seis ó oidio pliegos de papel , y el título era :
Manera para aprender todas las ciencias; y en la
segunda parte del trataba de cómo se habia de apren-
der la Sagrada Escritura. Y en esta parle decia, lo pri-
mero, cómo el original hebreo no estaba corrupto, y
traía algunos lugares á este propósito, y daba á la Vul-
gata la autorída 1 que le da Vega, y á lo que me parece,
algo menos. Vislo, porque me pidió mi parecer, y yo
soy claro, dijele que quisiera que una cosa que enviaba
á lugar tan señalado por muestra de su ingenio, fuera
de mas substancia ó que á lo menos aquel argumento
lo tratara mas copiosamente, porque traía pocos luga-
res, y esos ordinarios, aunque, como le dije, yo creía
que aquellos lugares que alegaba los habia él sacado
de su estudio, y no de los libros ordinarios. Respondió-
me que era gran verdad, que él con su trabajo los ha-
bía notado en la Riblia, sin ayudarse de oiro libro; y
creólo, porque no se precia de leer ni aun á los santos,
y promete que de improviso dirá una hora y mas so-
bre cualquier paso de la Biblia que le abrieren ; y si le
dicen que lea los santos , dice que no los lee porque
no le sirven de nada. Dijele mas, que no debiera, por-
que para su condición fué palabra dura. .\sí que le di-
je : « Yo los dias pasados , leyendo, traté de ese mismo
argumento, y truje gran número de lugares en lo uno
y en lo otro, y después se tuvo un acto de lo que en
esto leí ; y aunque yo y León dimos voces sobre sus
Setenta, pareció bien á todos aquellos maestros. Y en
esto de la Vulgata tuve la sentencia de Vega , aunque
mas templadamente que él , porque Vega y Tiletano
dicen abiertamente que aliquando interpres non attin-
¡jit sensum Spiritus Sancli, y yo no lo dije ni leí, aun-
que llevé los libros del uno y del otro al acto, y leí á
los maestros lo que decían aquellos doctores, y pasaron
por ello sin parecelles mal.» Esto puntualmente pasé
con el Zúñiga en Madrigal , y en el acto pasó lo que
digo aquí, y yo ni afirmé que el interprete en algunos
luifares no atinaba con el sentido del Espíritu Santo,
ni este testigo depone haberlo yo dicho, sino que aque-
lla proposición se habia pasado por los maestros de
Salamanca; y pasóse, no afirmándola yo, sino mostrán-
doles los libros de los que la decían, y no contradicién-
dola ellos. Y no le dije yo á este testigo de la dicha
proposición como de cosa mía, sino como de cosa aje-
na, en la forma susodicha. Y siendo verdad, como es,
que yo no la leí ni enseñé ni defendí en el dicho acto,
no tenia para qué decir que la habia hecho pasar como
cosa mía, ni este testigo lo dice, aunque bien entiendo
que se acuerda de cómo yo se lo dije, sino que por la
mala voluntad que me tiene, templó las palabras de
manera que sin decir él que yo había afirmado la dicha
proposición , lo pudiesen sospechar dellas los que las
oyen y leen. Y en lo que dice, que le pareció duro esto
de Vega, sí vuestras mercedes me hubieran mandado
dar unos cuadernillos suyos que están entre mis pape-
les y yo los he pedido, yo mostrara que este testigo
era perjuro, y no le es cosa nueva sello en juicio.
Capítulos 2.", 3.", 4." Cuanto al segundo, tercero y
cuarto capítulos, demás de lo que dicho tengo, en de-
claración dello digo que este testigo refiere este cuento
muy por otra orden de lo que pasó. No sé qué fin tuvo
en ello. Lo que pasé con él fué lo que diré. En el tiem-
po que yo escrebía los cuolíbetos que hice para gra-
duarme, entró un díaoste fraile en mi celda como en-
traban otros , y hallóme que tenia en las manos el pri-
mero de mis cuolíbetos, y preguntóme lo que era, y
díjeselo. Y' tomó el papel y leyó gran parte del ; y ha-
blando de una opinión de santo Tomás acerca de la
mayor gracia que se da agora en el Evangelio de la
que se daba en la ley vieja, de la cual opinión trataba
yo on aquel cuolibeto, en la forma que en otra parto
CONTRA FRAY
tengo declarado, acuerdóme que le dije : «Esa opinión
se me hizo en un tiempo muy probable , y demás de
sanio Tomás, que la explica brevemente, la vi declarada
y confirmada mas copiosamente en un libro que me
mostró el maestro Benito Arias Montano, que decía ser
compuesto por un monje italiano de muy santa vida,
y aun decía el autor del libro que había tenido una re-
velación donde oyó aquello de Híeremias : Quomodó
obscuralum est aurum? Y después dello oyó que la
misma voz le dijo : Ego non reculo homines justos,
sed justifico. Y ansí , el argumento de todo aquel libro
era probar esta verdad católica contra Lutero, que la
justificación no consistía en solo el perdón exterior, co-
mo dicen los herejes, sino principalmente en la reno-
vación y limpieza interior que Dios engendra en el
ánima del justo, infundiendo en él la gracia y los de-
más dones celestiales. Y á este propósito de mostrar
cuánta verdad es decir que Dios cuando hace justo á
alguno le renueva y santifica interiormente , trataba
esa sentencia que está en ese cuolibeto, mostrando la
abundancia y eficacia de la gracia que Dios infunde en
los justos después de la venida de Cristo, y cuanto ma-
yor es que la que daba 'antiguamente á los justos que
vinieron en la ley vieja. Y dije, y verdaderamente, que
aquel libro declaraba bien en este propósito algunos lu-
gares obscuros de la Escritura. Es verdad que al fin
del me parecieron mal una ó dos cosas ; no sé si las
entendí bien, porque el libro no le leí ni tuve, sino
oíle leyéndole Montano; pero á lo que entendí, aquello
postrero no me contentó ; y añadí que era tan bueno lo
bueno del libro, que, como estaba escrito de mano, ha-
bía tenido sospecha si algún hombre de fe dañada, co-
piándole, había ingerido en él aquello malo. Y dicien-
do yo esto, díjomc el dicho Zúñiga : ¡ Mas si por dicha
lo engirió el Montano! Yo, oyendo esto, es verdad que
me ofendí de un juicio tan arrojado, y le respondí que
jamás , como era verdad , me había pasado por el pen-
samiento tal cosa, ni.á él le pasase; y por si quería
conocer el ánimo y ingenio y bondad del Montano, que
leyese aquella carta, y señalé una que acaso estaba so-
bre la mesa, y era del Montano para mí, la cual pocos
dias antes yo había recibido. Y aun le dije : « Antes sé
yo que después Montano quemó aquel libro; mira cuan
ajeno está de lo que vos sospechastes; » y no se habló
mas en ello por entonces. Dende á dos ó tres dias, hablan-
do con el mismo Zúñiga de no sé qué palabras que dijo,
me díó el aire que no estaba libre de su sospecha; y co-
nociendo del que tenía ingenio melancólico y inclinado
á echar las cosas siempre á lo peor, dijele riyendo :
«Gran melancólico sois; todavía parece que pensáis
mal de aquel hombre.» Dijo : ((Del hombre no pienso
mal; pero hamo dado escrúpulo sí soy obligado á de-
nunciar del libro.» Respondíle en estas palabras : ((Yo
en eso no he tenido escrúpulo, porque del Montano he
juzgado siempre bien , y el libro no es ya en el mundo,
como él me lo certificó y yo lo os dije ; pero haced lo
que os pareciere.» Y desde aquel día en adelante nun-
ca jamás el dicho Zúñiga , aunque habló conmigo mu-
chas veces , ni por palabra ni por carta me dijo mas
del libro ni de cosa del , ni mostró habelle quedado es-
crúpulo, porque verdaderamente yo le dije con gran-
LUIS DE LEÓN. i.xi
dísíma llaneza la verdad de lo que sentía, que es üu
substancia lo que he dicho y él en mis palabras vio
que era ansí. Es verdad que mas de dos años después
que pasé esto que he dicho con el Zúñiga, me cargó á
mí también un poco de melancolía , y viendo los he-
rejes que se habían descubierto y se descubrían de ca-
da día en España, y que parecía no haber cosa segura,
aunque yo juzgaba bien del Montano y creía que me
había dicho verdad en lo del libro, no quise dejallo en
mí crédito solo , sino dar noticia á vuestras mercedes
para que sí les pareciese ser necesario hacer otra dili-
gencia alguna, la hiciesen. Y ansí, unas vacaciones,
por el mes de setiembre, creo que fué el año de 62 ó G3,
habiendo de ir á Granada á ver á mí madre, que estaba
recién viuda, vine por este lugar y hablé una tarde ea
su casa con el señor inquisidor Riego, que residía aquí
entonces, y le di cuenta del libro y de las cualidades
del , y de quién me lo había mostrado y de lo que á mí
me pareció acerca del, con todo lo que acerca dello me
acordaba entonces. Y dijele que yo había rodeado solo
por dalle cuenta de aquello; que no sabía sí bastaba
habérselo dicho á él, ó sí era menester hacer alguna
otra diligencia ; que me mandase lo que debía hacer.
Respondióme que lo pusiese todo por escrito, y que
otro día después de la una de mediodía viniese á esta
casa y lo presentase delante de vuestras mercedes. Y
preguntóme cuándo me había de partir, y diciéndole
yo que otro día . díjome : (( Pues partios después de co-
mer, y de camino os podréis venir por la Inquisición, y
allí nos hallaréis á la hora dicha.» Rícelo ansí, y aquella
noche puse por escrito todo lo que tocaba á aquel libro
y yo sabia, que entonces, como de cosa mas reciente,
me acordaba bien dello, y agora, como de cosa tan añe-
ja , de muchas cosas no me acuerdo ; y entrando aquella
noche á verme á mí celda el dicho Zúñiga y pregun-
tándome la causa de mí venida aquí, le di el papel que
tenia en la mano, diciéndole : ((Ahí lo veréis;» y él
lo leyó, y yo le dije la causa que me habia movido á ha-
cello, que es la que he dicho. Otro día á la hora asen-
tada vine á esta casa á muía , despedido ya de mí mo-
nasterio, y presenté mí papel en este lugar ante los
señores inquisidores Gríjelmo y Riego, que estaban
juntos, y el secretario le registró, asentando en él lo
que es costumbre, y de aquí salí. Y porque hacía mu-
cho calor para caminar aquella hora, y no podía volver
al monasterio porque me habia despedido ya , estuve
pasando la siesta en un mesón fuera de la villa. Y el
mozo que iba conmigo se llama Domingo Rapon , el
cual quedó en Salamanca cuando á mí me prendieron,
y se acordará de cómo vine á esta casa al tiempo que
he dicho, y me apeé y estuve ea la audiencia mas de
medía hora.
Y á loque dice este testigo, que le dije que á mí pa-
recer tenia aquel libro una herejía en lo de confesión,
paréceme que no era sino en lo de Eucaristía , y que
ansí se lo dije , aunque no me determino bien en loque
era, porque estoy muy olvidado dello. Ea la declara-
ción que hice del libro cuando he dicho, declaré lo
cierto porque me acordaba dello entonces. A ello me
refiero.
ítem mas, digo que , respondiendo á estos capítulos,
EXTRACTO DEL PROCESO INSTRUIDO
dije que aquel libro estaba en lengua toscana. Digo que
me parece que es así , aunque como há tan lo tiempo, no
me delermino bien en ello , pero paréceme cierto que
ó todo ó parte del estaba en toscano. ReGérome á la de-
claración que hice.
f íiem mas, digo que, por cuanto respondiendo á uno
destos capítulos, y diciendo que el Montano me había
diclio había quemado aquel libro, y siendo repregunta-
do que por qué le creí , dije que pori|ue no le había ha-
llado en mentira, y porque se había metido freíle des-
pués que me lo dijo , y esto segundo creo que no se
asentó; digo agora que es verdad que me lo certificó ó
de palabra ó por carta , que no estoy bien acordado có-
mo fué; V que yo le creí, porque es de mi condición creer
á cualquier hombre de bien lo que me certifica mien-
tras no le he hallado en mentira, y principalmente por-
que vi que se metió freile en San Marcos de León poco
después, y esto me aseguró muclio. Pero, con todo es-
to, porque la Escritura dice Solus üeus verax, el om-
nishomo mendax, y porque el estado en que estoy me
hace receloso aun de mí mismo , digo que ni santifico
ni verifico al dicho Montano; posible seria que me hu-
biese engañado en lo que me dijo de haber quemado el
libro , aunque ni yo lo pensé entonces ni lo pienso ago-
ra, aunque en duda, denuncié del libro en la forma y
manera que he dicho. Esto es verdad por Dios trino y
uno, que el libro yo no le tuve, sino que el Montano,
viniéndome á ver, le leyó, oyéndole yo, y que ni trasla-
dé ni hice Irasladarni lodo ni parte alguna del, ni que-
dó en mí del mas de la memoria de liabello oído, y de
algunas cosas de las que había en él, que son las que
tengo declaradas once años há; de las cuales unas me
parecieron buenas , y otras probables, y otras malas en
la forma que tengo dicho ; y pudo ser que no hubiere
cu ello el peligro que á mí por entonces me pareció, ó
hubiere menos, y que yo imaginase mas de lo que era,
por oillo de paso y no enlendello bien , y por saber yo
entonces poca leulugía , porque había poco que había
dejado de ser oyente. Aquella opinión de santo Tomás
que vi ca aquel libro me pareció probable, en la for-
ma que la entendí , como tengo declarado antes de ago-
ra en este proceso, y traté della ene! primer cuoübeto
que tuve, donde digo que me había parecido probable.
Y el cuolibeto está en poder de vuestras mercedes, y yo
le tengo desde el principio desle pleito confesado en
general y en particular. Y en el dicho cuolibeto, des-
pués de haber tratado la dicha opinión, me resolví en
((Ira sentencia, porque, como había crecido en estudio
y en juicio, me pareció no tan probable como prime-
ro. De manera que si en esto el fiscal me hace cargo
por no haber dado noticia del dicho libro y de quien
me le mostró, á vuestras mercedes yo la tengo dada
muchos años há. Búsqucsc, que hallarse lia ser como
digo. Si pretende decir que ó me contentó el libro ó
quise que contentase al dicho Zúñiga , el mismo con-
fiesa en su dicho que le dije que á mi parecer había en
él una herejía, lo cual yo no dijera si ó estuviera satis-
fecho del libro ó pretendiera que otro se satisfaciera.
Y ansí, la verdad ella misma se di<e.
Capitulo U." Acerca del capítulo f>.", demás de lo
dicho, digo que en él este testigo por sus palabras
muestra su pasión contra mi, y su mal juicio; porque
al principio confiesa que hablaba mal del libro de los
Cantares sin habelle leído, lo cual no hacendé ningún
libro los que se mueven por razón, y no por pasión; y
lo segundo, añade que á ruego de otro leyó como medía
plana del , y que luego le condenó , en lo cual condena
también su pasión , porque de otra manera leyérale to-
do, y viera que lo que dice de Salomón y su esposa se
trata allí muy diferentemente de como él lo entendió,
y viera que se dice que las personas que allí principal-
mente hablan y á quien derechamente se endereza todo
lo que allí se dice , son las de Cristo y la Iglesia; y vie-
ra que aunque no profesé al principio declarar sino so-
la la corteza de la letra, casi no dejé lugar que no de-
clarase también según el sentido verdadero y principal
que pretende allí el Espíritu Santo, diciendo siempre
cuando paso á tratar del, estas palabras: «Según la
verdad ; según el sentido principal ; según lo que pre-
tende el Espíritu Santo; según la verdad del Espíritu,»
esto y esto.
{Testigo \Q.—Uinm Otin.)
A lo que dice el diez y seis testigo en el primero y se-
gundo capítulos , lo que dicho tengo. Y digo mas, que
este testigo confiesa que lo que dice haber dicho yo de
la Yulgata, lo vio en mi letura della. Yo me refiero á
ella, como antes de ser preso y después lo he hecho mu-
chas veces; que lo que en ella hay es la pura verdad
de todo lo que yo acerca desto he enseñado y afirmado.
{Testigo 17, y 1.° de los sobrevenidos.—
Fray Juan Ciguelo.)
A lo que dice el diez y siete testigo , y primero délos
sobrevenidos, digo lo que dicho tengo; y mas, que mues-
tra en su dicho ser enemigo y haber depuesto con mal
ánimo ; porque habiéndole dicho, como se entiende del
segundo testigo , que yo estaba preso por lo que dice
del convite , calla el haber oído que yo estaba preso por
ello, y dice el cuento desnudo, porque pareciese que
había tenido ocasión y causa para denunciar del. Por-
que si declarara que le habían dicho que estaba preso
por ello, podíanle decir que pues él no me había oído
decir aquellas palabras , ni las había oido de quien me
las oyó, y losque se las dijeron le dijeron también que
estaba preso por ellas , no tenia para qué denunciar de
mí por esta causa.
{Testigo 18, y el ^.°de los sobrevenidos.—
Fray Luis Enrique/,.)
A lo que dice el segundo , lo que diclio tengo ; y mas,
que este testigo en su deposición se contradice y per-
jura, porque al ¡irincipio dice que no le nond)raron las
personas que se hallaron en el convite , y mas bajo di-
ce que se las nombraron, y que no las declara porque
no se acuerda , lo cual es contradicion manifiesta ; y
hace grande indicio de que este testigo sabe que este
cuento es falso, y conoced autor del; y porque no se
entienda, no osa señalar, fingiendo la casa y las perso-
nas del convite.
CONTRA FRAY
{Testigo 19, ij 3." de los sobrevenidos.-^
Fray Diego de León.)
A lo que dice el tercero testigo, lo dicho; y mas, que,
como se ve claramente, este testigo tercero esel prin-
cipio de donde nació esta fábula , porque este lo dijo al
segundo, y el segundo al primero. Y este tercero, que
como principio liabia de decir que me lo oyó él , ó se-
ñalar persona cierta que lo hobiese oido , dice que lo
oyó decir á otra persona , y que no se acuerda quién
era , que es el fin ordinario que tienen todas las cosas
que son sin fundamento de verdad. Y ansí, es argumen-
to claro que mienle, y que él lo levanta; porque una
cosa tan pesada y que él como confiesa oyó de un año
á esla parte, y que no la olvidó, sino antes, como él
dice, lo refirió en muchas partes, no se puede presu-
mir en ninguna manera que no se acuerda de quién se
lo dijo, si alguno se lo hubiera dicho.
Y cerca de todo lo que estos tres últimos testigos de-
ponen , digo, lo primero, que es terrible falsedad y raen-
tira. Lo segundo, que según derecho y verdad, las depo-
siciones destos no hacen prueba alguna ni indicio pro-
bable, ni aun ocasión de sospecha ; lo uno, porque depo-
nen de oidas y inciertamente, sin declarar tiempo ni lu-
gar ni personas, y son diferentes en sus diclios, porque
el uno dice haber dicho yo que se habia de creer la ve-
nida de Cristo, aunque habia alguna duda; el otro di-
ce que habia mucha duda; el otro que cuando viniere
le hablamos de creer. Lo otro , porque el primero se
muestra enemigo en su dicho, y el segundo se contra-
dice y perjura , y contra el tercero hay presunción ve-
hemente de lo mismo, como dicho tengo. Lo otro, por-
que no son mas de un testigo, que es el tercero, el cual
lo dijo al segundo, y el segundo al primero, y este ter-
cero depone habello oido á otro que lo oyó á otro, y
inciertamente, sin declarar á quién lo oyó ni cuándo ni
adonde, y mostrándose en ello perjuro.
Demás desto, vese claro que lo que depone es men-
tira, porque si no lo fuera, era imposible no haber de-
nunciado dello en este Oficio algunos de los presentes,
ó antes de mi prisión ó después della, habiendo sido, co-
mo finge, cosa dicha en público y oida de muchos.
ítem , ello en sí no tiene ninguna verosimilitud ni
apariencia de verdad, porque ¿en qué seso cabe que
un hombre que no es hablador ni le tienen por tonto
habia de decir un desatino semejante , y en un lugar
tan público como es un convite ? Porque si lo echan á
donaire, demás de ser muy necio donaire y muy sin
orden, no era donaire que ningún hombre de juicio lo
habia de decir en los oídos de tan diferentes gentes,
como son las que se juntan en un banquete, donde
unos son necios, y otros escrupulosos, y otros enemi-
gos, y naturalmente malsines, y amigos de echallo todo
á la peor parte. Y si quieren decir que se dijo de ve-
ras, lleva mucho menos camino que yo lo dijese, por-
que cosa cierta es que los que tratan de semejantes
males no los dicen á voces ni en público, sino muy en
particular y muy en secreto, y muy después de haber
conocido y tratado á los que los dicen, y fiándose mu-
' cho dellos, y á fin de persuadir, y no de reir. Y cuando
en esto hubiera testimonios contra mí mas claros y mas
LUIS DE LEÓN. van
ciertos que el sol , antes de creello habían vuestras
mercedes informarse de si aquel dia habia yo perdido
el seso ó si estaba borracho, porque si no era así , no era
creible cosa semejante. Porque, demás de que yo no soy
tenido comunmente por hombre tan desatinado , no sé
yo qué cualidades hay ni en mi persona ni en mi vida
ni en mi doctrina para que se pueda creer ni sospechar
tanto mal de mí. Porque mi padre fué un hombre muy
católico y muy principal, como conoció todo el reino,
y su padre , que se llamó Gómez de León , lo fué no
menos que él en su lugar, y este tuvo un hermano de
pacbe y madre , que se llamó el licenciado Pedro de
León, que fué coliegial en el coUegio del Cardenal des-
ta villa , como se puede luego saber ; y el padre de
ambos , bisagüelo mió , se llamó Lope de León , muy
católico, y de los mas honrados y principales de su lu-
gar; y el padre de este, y bisagüelo mío, se llamó Pero
Fernandez de León, que le trujo el primer señor de
Belmente consigo á aquel lugar, y fué alcaide en la
fortaleza del todo el tiempo que vivió , y el mas prin-
cipal y mas limpio que habia en él , desto que el mundo
llama limpieza , como, siendo necesario, probaré bas-
tantemente. Y no se hallará en memoria de liombres
ni de escrituras ciertas que nombrada y señaladamente
alguno de todos mis antecesores se haya convertido á la
fe de nuevo. Y en lo que toca á mi vida , aunque estoy
lleno de fallas y pecados mas que otro alguno ; pero esto
es verdad , que yo tomé el hábito de religión que tengo
de catorce años de mi edad, y dejé cuatro mili duca-
dos de renta que mi padre tenia vinculados en mi cabe-
za , como en el mayor de sus hijos ; y los treinta años
que soy fraile, perseverando siempre en mi religión y
en esludios y ejercicios loables, y que ninguno de cuan-
tos hay en e'Ua, tan ocupados y trabajados como yo en
estudios, y tan delicado y lleno de enfermedades, ha
vivido mas regularmente que yo he vivido. Y porque
el que duda coa la venida del Mesías, no es posible que
tenga devoción de la santísima humanidad de nuestro
redentor Jesucristo , infórmense vuestras mercedes , y
judiarán ser verdad que de cien años á esta parte en
la universidad de Salamanca no ha habido lector teó-
logo que en todas sus sentencias y opiniones haya pro-
curado ensalzar mas que yo esta santísima humani-
dad. Y desto serán grandes testigos los padres de la
Compañía de Jesús de aquel lugar, porque la opinión
de Escoto, que dice que fuera la humanidad de nues-
tro Señor Jesucristo, y que el Verbo encarnara aun-
que no pecara Adán , porque es opinión muy en ho-
nor desta santísima humanidad , y no se sustentaba en
las escuelas sino por los franciscos , yo en mi lectura
mostré con pasos de Escritura y con razones, las cua-
les ningún teólogo habia descubierto, que era opinión
probabilísima y verdadera ; y desde entonces se sus-
tenta en Salamanca por todos los que ponen conclusio-
nes de aquella materia, que es una de las causas que
encendió á los dominicos contra mí, porque pública-
mente se quejaron dello, y de que habia dejado en esto
á santo Tomás, siendo su opinión probable. Ni mas ni
menos decir que nuestro redentor Jesucristo nos me-
reció, no solo la primera gracia, sino también las dis-
posiciones della que le anteceden, lo cual niegan Drie-
LXtV
don y Solo y otros doctores; yo fui el primero que en
aquella escuela lo sustenté y enseñé , y mostré que se
engañaban y que su opinión era peligrosa ; y ansí se sus-
tentó de allí adelante siempre loque yo decía. También
decir que nuestro redentor Jesucristo mereció , no solo
la gracia que se da á los hombres , sino también la que
se dio á los ángeles, y que es justiiicador de todos, lo
cual tuvo Cayetano , y no se trataba dello en la escue-
la, yo mostré que se había de decir ansí necesaria-
mente. Y lo mismo de que Cristo fué causa meritoria
de nuestra predestinación, y por cuyo respecto Dios
hizo los hombres y los ángeles , y los elementos y los
cielos, y finalmente, todo lo que hay en el universo,
yo lo truje á luz y lo enseñé y mostré ser verdadero,
y ansí se ha sustentado siempre en aquella escuela des-
pués acá , con otras muchas cosas á este propósito, que
son largas de contar y se pueden ver en mis escritos;
y se pueden probar con los padres que he dicho, y con
otras muchas personas de aquella universidad. Tam-
bién el sacristán de San Augustin de Salamanca, que se
llama Hulano de Valderas, podra ser testigo que yo le
daba por año gran suma de limosna para que me hi-
ciese decir misas del nombre de Jesús , porque en to-
dos mis cuidados y trabajos y deseos tuve siempre y
tengo por amparo á este santísimo nombre , y en él
confio que me librará desle trabajo y volverá por mi
inocencia, y se acordará que en medio de todos mis
males siempre mi corazón se volvió á él , y no consen-
tirá jamás que prevalezcan mis enemigos , por muchos
que sean , á poner nota en mi fe ni acerca de su veni-
da , ni de otro algún artículo de la doctrina católica,
sabiendo, como sabe, cuan encendidamente he siem-
pre deseailo morir por su confesión ; el cual vive con
el Padre, digno de infinito loor, en eterna gloría. Amen.
— Fadus sum insipiens. Vos me coegistis. — Fray
Luis de León. — Doctor Orliz de Funes.
Los esciitos de fbay í.ns abiuuJnn en este proceso. Y
como nucsli'o principal intento, al puI)licarIo, es com-
pletar la colección de sus obras en romance , sef^uirómos
dándolos. Después de una serie de pedimentos sigue el
alegato de bien probado , también del puño y letra del
desgraciado agustino, y luego otra porción de pedimen-
tos.
PEDIMENTO DE rflAV LUIS DE I,F.0\, ESCÍIITO DE SU MANO Y
PliKSK>rADO, SEGÚN NOTA ÜE UNO Dlí LOS SECnETAIUOS, EN
VALLADOLIIJ, Á 20 DE MAYO DE lo7o AÑOS, ANTE LOS SEÑO-
KES LNOL'ISIIJORES LICE.NCIAUO DIEGO GO.NZALEZ Y DOTOR GUI-
JANO DE MERCADO.
Ilustres señores : El maestro fray Luis de León di-
go : Que en la copia que por vuestras mercedes me
fué dada de las deposiciones de los testigos qi;<í de-
ponen contra mi, en el testigo octavo, en el primer
caiiílulo, está ansí confusamente puesto, que no se en-
liondc ni declara sí depone como quien me oyó á mí
lo que en su dicho dice, ó como quien oyó de otro lo
que refiere. Su[il¡co á vuestras mercedes manden que
se vea la deposición original, y que por ella se me dé
claridad en esto que pregunto, porque conviene ¡tara
mi defensa, como es notorio.
Demás desto , yo supliqué á vuestras mercedes los
dias pasados me raandasen dar de mis papeles ciertos
EXTRACTO DEL PROCESO INSTRUIDO
que señalé , unos dellos para presentallos en este pro-
ceso , y oíros para dar razón de lo que digo en ellos;
de manera que por lo uno y por lo otro conste á vues-
tras mercedes de mi justicia en los artículos de que
soy acusado , por los que presentaré en los artículos
que íalsamente me oponen , y por los que defendiere en
lo que me acusan con verdad ; los cuales papeles hasta
aliora no se me han dado, y parece no haber causa para
que se rae nieguen, habiendo yo respondido ya por
palabra y por escripto á todo lo que contra mí ha pre-
sentado el fiscal. Por lo cual torno á suplicar á vues-
tras mercedes manden que se me den los dichos pape-
les para el efecto sobredicho , pues , como consta , es
cosa necesaria para mi defensa, si es así que tengo de
tratar della. — Fray Luis de León.
Vista por los dichos señores inquisidores, la manda-
ron poner en el proceso, é que se verá é proveerá jus-
ticia.— Anle raí, Celedón Guslin, secretario. — Hay
una rúbrica.
PEDIMENTO DE FRAY LUIS DE LEÓN, ESCRITO DE SU MANO
Y PRESENTADO EN t DE JUNIO DE lo75.
Ilustres señores : El maestro fray Luis de León, preso
en las cárceles deste Santo Oficio, digo : Que los dias pa-
sados , respondiendo á las deposiciones de los testigos
que contra mi presentó el fiscal, y respondiendo á lo que
depone el testigo quince acerca de un libro que le dije
yo haber visto, del cual dije que quien me le mostró,
que fué el maestro Montano, me certificó después que
le habia quemado, fui repreguntado por vuestras mer-
cedes por qué causa creí al dicho Montano cuando me
dijo que habia quemado el dicho libro ; á lo cual res-
pondí que lo creí porque hasta entonces no le habia
hallado en mentira ; y es mi condición á los hombres
de bien creellos mieníras no he visto que me mienten;
y lo segundo y principal , porque poco después que me
lo certificó vi que se metió freile en San Marcos de
León, lo cual me aseguró mucho. Y entiendo que des-
tas dos cosas que dije , el secretario solamente asentó
la primera , y á mi justicia importa que se asienten am-
bas, porque vuestras mercedes entiendan que tuve bas-
tantes fundamentos para dar crédito al dicho Montano
en lo que dicho tengo. Por lo cual, suplico á vuestras
mercedes manden que se vea aquel lugar de mi confe-
sión ; y si lo que digo no está asentado, se asiente en
él ó se haga en la margen del memoria des'.a mi peti-
ción, para que cuando aquello se viere, se vea esto
también.
Demás dcslo, yo há muchos días y meses que de pa-
labra y por escrito diversas veces he suplicado á vues-
tras mercedes sean servidos mandar que se traiga la
Diblia de Vatablo, que originalmente enmendamos los
maestros teólogos de Salamanca , y la censura general
y original que se hizo sobre ella, la cual quedó en po-
der del maestro Sancho , porijue [lara mi justicia con-
viene presentar algunas parles della en este proceso. Y
cuando aquella censura por acaso no pareciese, Gaspar
de Porlonariis, librero de Salamanca , á quien el con-
sejo general de la Inquisición cometió que hiciese im-
primir la dicha Hiblia, llevó otra censura sacada de la
original y ürmada también de muchos nombres j man-
CONTRA FRAY
den vuestras mercedes que se le pida y traiga ; y si ha
impreso la dicha Biblia, manden vuestras mercedes que
se traiga algún cuerpo della impreso, porque la pre-
sentación de todo ello importa para mi justicia.
ítem, demás desto, lie suplicado á vuestras mercedes
por diversas veces sean servidos de que de mis pape-
les se me muestren algunos que lie sefialado para pre-
sentar en este proceso , por ser necesarios para mi de-
fensa. Suplico á vuestras mercedes manden que aquí,
delante de vuestras mercedes , se me muestren los que
señalé, para que yo los conozca y señale en ellos las
partes y palahras en que los presento , y señaladas , los
presente con efecto. Y los papeles son estos :
Una plática en romance, que hice cuando me opuse
á la cátedra de santo Tomás , que llevé.
De mis cuolebitos el primero, y otro que trata de la
venida del Mesias , y otro que trata de la satisfacción
á que está obligado el hombre después de haber Con-
fesado su pecado.
La lectura que hice acerca de las promesas de la ley
vieja.
Mi lectura de gratia y justificatione.
Mi lectura de las traslaciones de la Sagrada Escri-
tura.
Los Cantares de Salomón , que yo declaré en ro-
mance.
Unos prólogos en latin sobre los dichos Cantares.
Una carta misiva de fray Hernando de Peralta para
mí, que di al secretario Celedón , entre otros papeles,
cuando me prendió.
Demás desto, en la copia de las deposiciones de los
testigos que vuestras mercedes me mandaron dar, en
el testigo octavo está ansí confuso , que no se entiende
bien si depone como quien me oyó á mí lo que dice , ó
si se lo dijo otro. Suplico á vuestras mercedes se vea
la deposición original y se me declare esto, pues, como
es notorio, conviene para mi defensa.
Demás desto, los tres testigos que sobrevinieron á
la postre , en la copia que se me dio no declaran la
causa del banquete que dicen, ni las personas convida-
das. Suplico á vuestras mercedes que si en el original
las declaran se me dé copia dellas , porque estoy ha-
ciendo interrogatorios para mi defensa ; y el saber esto
importa para ello, porque no vayan remendados y con-
fusos.
Demás desto, yo he suplicado á vuestras mercedes
me manden dar unos cuadernillos que están entre mis
papeles, que son de fray Diego de Zúñiga y escritos de
su letra, los cuales pido porque pienso poder probar
con ello que en cierta parte de su deposición contra
mí es conocidamente perjuro. Suplico á vuestras mer-
cedes manden se me den para este efecto.— Fra?/ Luís
de León.
OTRO PEDIMEMO DE FRAY LUIS DE LEÓN, ESCRITO DE SU MANO
Y PRESENTADO E.> 4 DE JUNIO DE 1S73.
Ilustres señores : El maestro fray Luis de León, pre-
so en las cárceles deste Santo Oíicio, digo : Que los tes-
tigos que deponen contra mí, en muchas partes de sus
dichos y deposiciones son falsos y perjuros, lo cual pien-
so mostrar, con el favor de Dios, de sus mismas res-
E,xvi-ii.
LUIS DE LEÓN. lxv
puestas en las cosas que á pedimento mió por vuestras
mercedes fueren repreguntados. Y para este efecto con-
viene á mí justicia que antes que yo presente las co-
sas en que han de ser preguntados , y antes que vues-
tras mercedes los examinen en ellas, el maestro fray
Bartolomé de Medina sea examinado por vuestras mer-
cedes en la pregunta que aquí pondré. Suplico á vues-
tras mercedes , pues el dicho Medina reside aquí , y se
puede hacer con brevedad y facilidad, sean servidos
de mandalle llamar luego, y examinalle en esto que pi-
do. Y siendo vuestras mercedes servidos, cuando es-
tuviere hecho , decirme que está hecho ansí en gene-
ral, para que yo proceda á lo demás de mi defensa, la
cual presupone esto. Y la pregunta en que suplico á
vuestras mercedes que de su oficio manden examinar
al dicho Medina es la siguiente.
Si saben, oyeron decir, etc., que en una junta de
maestros teólogos el año de 71 , estando presentes el
maestro Francisco Sancho y el maestro Grajal y el
maestro León de Castro y el maestro fray Bartolomé
de Medina, tratando de cosas tocantes al catálogo, cuya
orden estaba cometida á los maestros de Salamanca por
el consejo general de la Inquisición, el maestro fray Luis
de León, diciendo su parecer sobre cierto punió, dijo
estas palabras : Que en el texto hebreo, como era no-
torio, había muchas palabras y cláusulas que por la
cualidad de aquella lengua hacían que podían hacer
muchos y diferentes sentidos, y que destos muchos
sentidos el autor de la Vulgala puso en el latin uno, el
que le pareció mejor, y los intérpretes modernos pu-
sieron los demás , cada uno el suyo. Pero que había
esta diferencia : que el sentido que ponía el autor de la
Vulgata era cierto y tenia autoridad católica, y los sen-
tidos que ponían los demás intérpretes tenían no mas
de la autoridad del autor que los ponía, y que en aquel
grado se podían dejar; y que diciendo esto el dicho
maestro, el maestro León de Castro dijo : «Mucho me
contenta esa distinción ; » y el maestro fray Bartolomé
de Medina añadió, diciendo : «Mas que eso habernos
de hacer, y es que cuando el sentido y palabras que
pusiere alguno destos intérpretes modernos fuere tan
diferente de la Vulgata, que excluya del todo la decla-
ración que en el tal lagar da la común de los santos,
habemos de mudar ó quitar aquel lugar de la tal inter-
pretación.» Y puso ejemplo como aquello que leemos en
la Vulgala : Verbum abbreviatum fecit Dominus, etc.,
algunos destos intérpretes modernos trasladan con-
summationem consummantem , ele. , con la cual letra
no puede cuadrar la declaración que dan comunmente
los santos en aquel lugar. Y el dicho maestro fray
Luis respondió entonces que le parecía aquello muy
bien , y que cuando se examinasen las tales traslacio-
nes se quitasen dellas todos los lugares semejantes. —
Fray Luis de León.
OTRO PEDI.MENT0 DE FRAY LUIS DE LEO.N , ESCRITO DE SU MANO
Y PRESENTADO EN iO DE JUNIO DE ioTÓ.
Ilustres señores : El maestro fray Luis de León , en
el pleito que trato con el fiscal deste Santo Oficio, digo:
Que los testigos que deponen contra mí, de cuyas de-
posiciones se me lia dado traslado, en algunas partes de
LxVl
EXTRACTO DEL PROCESO INSTRUIDO
sus dichos deponen general y confuíamente sin decla-
rar lo particular ni cómo lo saben , con las demás cir-
cunstancias de tiempo y lugar que suelen y deben se-
ñalar los que tratan decir verdad. Por lo cual yo en las
dichas partes no puedo responder distintamente ni
mosirar la falsedad y malicia que se encubre debajo de
las depusiciones semejantes. Y ansí, porque es cosa
necesaria para mi defensa , y para que vuestras merce-
des conozcan el engaño de los que contra mi deponen,
que los dichos testigos sean repreguntados en algunas
cosas que yo señalaré , suplico á vuestras mercedes
sean servidos mandar que ansí se haga, y con breve-
dad , porque sin su respuesta á las dichas repreguntas
yo no me puedo legítimamente defender, é mi justicia
podria padecer detrimento. Y las cosas y parles donde
han de ser repreguntados son las siguientes :
Capitulo primero. El primer testigo, en el capítu-
lo 2.", en lo que declara de la Vulgata, en cuanto di-
ce ser público y notorio, pido que declare qué cosa es
notorio y qué cosa es público, y cuántos son menester
para ser público y cuántos para ser notorio, y si lo
oyó á tantas personas que luciesen público y notorio,
y cómo se dicen las personas, para que se entienda ser
de los que tengo nombrados y tachados por enemigos.
2." El mismo testigo, en cuanlo en el capítulo 3."
dice que sintió en el maestro fray Luis de León mucho
afecto á cosas nuevas y poco á la antigüeilad de nues-
tra fe, pido que declare qué nuevas doctrinas le oyó
defender ó sustentar, y cuándo y adonde y delante de
quién.
3." El mismo testigo en el capítulo 4.", en cuanto
dice que el maestro fray Luis de León prefería en sus
díspuias á Vata'ilo y á Panino y á los juilíos, á la Vul-
gata y á los santos , pido que declare cómo lo sabe , si
lo oyó él al dicho maestro ó si se lo dijo otro ; y si otro
se lo dijo, cómo se llama el que se lo dijo. Y si dice que
lo vio él , que declare en qué disputas y en qué tiempo
y en qué lugar, y con qué palabras preferí á Valablo á
los santos, y en qué pasos de la Escrilura y en cuáles
interpretaciones.
4." El mismo testigo, en el capí'ulo 8.", en cuanío
dice que es público que el dicho maeslru íray Luís le-
yó que la Vulgata ieaia muchas mcnliras y falsedailes
puestas j)or el iniérprele, pido que declare sí ha leido
la lectura que hizo sobre ello el dicho maesiro; y si la
hubiere leido, declare quién se la dio, y si halló en ella
esLo que dice ser público, y se le mande que la exhiba
y se ponga en esíe proceso.
a. El testigo tercero, en el capítulo 3. ', en cuanto
dice que le ¡¡areccque aquel pravter es so^^t¡cado, pi-
do declare qué quiere decir solisticiulo.
6." ítem, el mismo le-^ligo, eu el capiUilo 4.", pido
que declare de .qué intcrpre;aciones de santos ha bur-
lado el maestro fray Luis, y conque palabras y en qué
lugar, y ante quién y á qué propósito. Y siendo cosa
lan grave y escandalosa hurlar de los santos y sus in-
terpretaciones , ¿cómo so pudo olviflar de quién se lo
dijo, siendo hombre de lan gran memoria?
7." ítem , el mismo testigo, en el rapilulo fi." y en
el capitulo 14, en cuanlo dice que el maesiro fray Luis
de León y otras personas dispulíiron y argumentaron
que en la ley vieja no había promesa de vida eterna,
pido que declare si el maestro Grajal , que fué el que
trató de ello, y llevó por escrito á una junta su parecer,
decía desnuda y absolutamente que en la ley vieja no
había prom;sa de vida eterna, ó sí decía que en la ley
vieja no se prometia la vida eterna con palabras claras
y en sentido literal , sino debajo de alegorías y figuras
de bienes temporales , y sí decía también que los pa-
dres de la vieja ley entendían aquellas figuras y tenían
noticia y fe y esperanza de bienes eternos; declare sí
estuvo presente á aquella junta el maestro Francisco
Sancho, y en las demás.
8." ítem, el mismo testigo, en el capítulo 8.", en
cuanto dice que el maestro fray Luis defendía las in-
terpretaciones de judíos on Vatablo, en los salmos y
Job , pido que declare si los lugares en que el dicho
maestro defendió á Vatablo fué el salmo 3.°, Domine
quid multiplican, etc., y el salmo 6.^", y en el salmo 8.",
Domine Dominus nosler , y de Job, en el capítulo 4.",
sobre aquellas palabras : Et in angelis suis reperit pra-
vitatem, y en el capítulo 19 sobre aquellas palabras :
Et rursum circundabor pelle mea , y en Esaias sobre
aquellas palabras : Geiieralionem ejus quis enarrabit;
que declare sí fueron estos los lugares de la discordia;
y sí fueron alguno-; mas que estos , que declare cuáles
son y cómo se declararon , y sí estuvo presente el maes-
tro Sancho á las dichas disputas.
9.° ítem , el mismo testigo, por cuanto en su depo-
sición dice muchas veces que el dicho maestro fray
Luís defendía interpretaciones de judíos , pido que de-
clare sí las interpretaciones que llama de judíos son las
que da Vatablo en la Biblia de Roberto, ó si se traían
algunos libros de rabíes ó de otros judíos , cuyas ínter-
pretacionos defendiese el dicho maestro fray Luis.
10. ítem, el mismo testigo, en el decimotercero ca-
pítulo, en cuanlo dice que el dicho maestro fray Luis
sustentó en un acto que había muchas cosas mal tras-
ladadas en la Vulgata, pido sea compelido que declare
este testigo qué cosas dijo el dicho maesiro que esta-
ban mal trasladadas ; y no declarándolas , es incierto
y general , y no prejudica.
i 1. liem, el lestigo cuario, en el capítulo \." y 3.",
en cuanlo dice que oyó al dicho maestro fray Luís
«quod Canlicum canticorum inlellígitur proprié de
)'Salomone ad suam u.vorem», pido que declare si oyó
decir al dicho maestro que los que hablaban allí prin-
cipalmente eran Oíslo y la Iglesia, sino que hablaban
debajo de las personas de Salomón y su esposa ; y que
el hablar Salomón y su esposa era la corleza y el sonido
de la lelra, y el hablar Crislo y la Iglesia era el sentido
priiicipahnenleprclcndido por el Espírilu Santo.
12. ítem, el mismo leslígo, en el capílulo 4.", que
declare qué doctrina era la que oyó al dicho maestro,
de la cual dice que, á su parecer, se seguía algún er-
ror. Y si lo declarare, pido se me dé traslado dello.
i'3. Iiem, el testigo sexto, en el capitulo 1.", pido
que declare cuál es la traslación de san Ilíerónimo y
cuál es la Vulgata, si lo sabe.
H. ítem, el leslígo octavo, en cuanlo dice que el
maesiro fray Luis defendía las proposiciones del me-
morial que dice , pido que declare cómo lo sabe , si se
CONTRA FRAY
lo dijo otro ó si las oyó él defender ; y si las oyó él de-
fender, declare cómo y cuándo y adonde y delante de
quién.
io. ítem, el testigo decimoquinto, en el primero ca-
pitulo, en cuanto dice que estaba presente cierta per-
sona que nombró, pido que se tome el. dicho á aquella
persona que dice estaba presente.
16. ítem, el mismo, en el capítulo 2.", en cuanto
dice que el maestro fray Luis le dijo de un libro de una
cierta revelación , que declare si supo después que el
dicho maestro vino á este lugar y dio noticia del dicho
libro y de quién se lo habia mostrado á los señores que
administraban este Santo Oficio, y vio el mismo papel
que sobre esto presentó el dicho maestro.
17. Cuanto á los tres postreros testigos , digo que,
atento que el primero dellos declara la persona que le
dijo lo del f¿Aío, etc., pido y suplico á vuestras merce-
des que á mi costa manden traer ante sí á la dicha per-
sona , y sea preguntado cómo lo sabe , si lo vio ó si lo
oyó á otro. E habiéndolo oido, declare á quién , y tam-
bién venga á mi costa , hasta que se sepa el origen des-
ta fábula.
18. Cuanto al segundo testigo dejlos tres sobredichos,
atento á que nombra cierta persona á quien lo oyó, pido
y suphco á vuestras mercedes que á mi costa sea traída
delante de vuestras mercedes la dicha persona para que
declare cómo lo sabe, si se halló presente al convite, y
declare las demás personas que estaban en el dicho con-
vite, y todos, á mi costa, vengan á decir sus dichos; é
ansimismo , si aquella persona dijere habello oido de
otro, venga la tal persona á decir su dicho sobre ello
ante vuestras mercedes.
19. Cuanto al tercero testigo destos tres, atento que
el dicho testigo declara otras personas que uno lo ha-
bia dicho á otro , pido y suplico á vuestras mercedes
que las dichas personas vengan á mi costa ante vues-
tras mercedes á decir sus dichos y declarar la verdad,
si se hallaron presentes al convite ó si lo oyeron á otros,
y á quién. Y ansimismo las otras á quien dijeren ha-
bello-oído vengan ante vuestras mercedes, hasta llegar
al principio de quien inventó esta fábula, para que, sa-
bida la verdad, el que tuviere culpa sea castigado con-
forme á su delicio.
20. Otrosí, pido y suplico á vuestras mercedes que
para declaración de lo que tengo dicho acerca del testi-
go quince, manden buscaren este Santo Oficio una de-
nunciación y declaración mia que está escrita y firma-
da de mi nombre, hecha en el mes de setiembre del
año pasado de 62 ó de 63 ante los señores inquisidores
Riego y Guijelmo acerca del libro de que depone el
dicho testigo quince.
21. Otrosí , pido y suplico á vuestras mercedes que,
de lo que los sobredichos testigos respondieren á las
dichas repreguntas me manden dar copia clara y en-
teramente , por cuanto ellos son falsos y perjuros y han
depuesto con dolo y malicia , y engañado á vuestras
mercedes para dañarme y vengarse de mí con el mi-
nisterio de este Santo Oficio, lo cual pretendo mostrar
clara y abiertamente de sus mismas respuestas , las que
dieren á las repreguntas sobredichas, y mostrándolo,
pedir que sean castigados de vuestras mercedes por
LUIS DE LEÓN. lxvii
ello, conforme á derecho y á lo que su maldad merece.
Y es cosa justa y debida que vuestras mercedes den
favor á esta averiguación, y la procuren con deseo y
cuidado, por la ofensa que los sobredichos con su mal-
dad y mentira y engaño han hecho á vuestras merce-
des y á la santidad deste Oficio , y á la honra del reino
y bien público de la Iglesia , en la cual por su particu-
lar pasión han puesto tan grande escándalo como es
notorio; y Dios los castigará como merecen, si ya no
los ha castigado. — Fray Luis de León. — El doctor
Ortiz de Funez. — Hay una rúbrica.
NUEVA RESPUESTA DE FRAY LLIS DE LE0\, ESCRITA DE SU MA-
NO , Á LOS TESTIGOS PRIMERO Y TERCERO , Y PRESENTADA
E>' 23 DE JUNIO DE lü75 ANTE LOS SEÑORES INQUISIDORES
LICENCIADOS DIEGO GONZÁLEZ É SANTOS.
Ilustres señores : El maestro fray Luis de León, en
el pleito que traigo con el fiscal deste Santo Oficio,
para mayor declaración de mi justicia , y de la maldad
de los testigos que contra mí han depuesto , suplico á
vuestras mercedes adviertan á lo siguiente :
Capitulo 1." Acerca de lo que el testigo primero de-
pone contra mí en el capítulo 2.", demás de loque ten-
go respondido, digo que juntando con este capítulo 2."
lo que él mismo depone en el capítulo o." y en el ca-
pítulo 8.'', y las conclusiones que entonces presentó, se
conoce claramente que el dicho testigo es hombre sin
consciencia, y falso y engañoso y perjuro , y conócese
en esta manera. En el dicho capítulo 2." dice que yo
quito autoridad á la Vulgata, diciendo que hay en ella
hartas falsedades, y que lo sabe porque es público ha-
bello yo enseñado; y depone esto en el diciembre de 71.
En el capítulo 5.° y 8." dice que en un papel que pre-
senta están las proposiciones que yo y otros decíamos,
á las cuales se reduce lo que antes habia depuesto de
nosotros ; las cuales supo de diversos estudiantes que
se las dijeron, ofendidos de la novedad dellas , etc. ; y
esto depone el diciembre del año de 72 , un año des-
pués de lo depuesto en el capítulo 2." y nueve meses
después de mi prisión; y dice que le dijeron las dichas
proposiciones los dichos estudiantes el julio pasado ha-
cia un año , que fué el julio de 71 , que fué nueve me-
ses antes de mi prisión y seis meses antes de su pri-
mera deposición.
El papel de las proposiciones que presentó, en la pro-
posición 14 dice desta manera : (cHaec translatio quam
»habet Ecclesia , continet multa falsa , sed non in iis
))quae pertinent ad fidem ñeque ad mores.» Desto se
collige mauiliestamente que lo queá este testigo ledi-
jeron haber dicho yo de la Vulgata (si se lo dijo algu-
no, y no lo inventó de su cabeza) es lo que dice la di-
cha proposición 14, y que él maliciosa y falsamente en
la primera deposición que hizo contra mi en el diciem-
bre de 71 , habiendo oido la dicha proposición por el ju-
lio del mismo año, calló della lo que la podía sanear,
que son aquellas palabras : «Sed non in iis quae perti-
)) nent ad fidem ñeque ad mores ; » y dijo solo lo que
podia hacer escándalo , diciendo en el capítulo 2.° que
decía yo que tenia hartas falsedades. Y aunque es ver-
dad que yo nunca dije ni leí que la Yulgata tiene sen-
tencia falsa, antes leí lo contrario, como tengo dicho;
Lxvm
pero caso negado que fuera ansí como los estudiantes
dice este testigo se lo dijeron, hay tanla diferencia délo
que á él le dijeron y parece en la diclia proposición , á
lo que él depuso contra mí en el dicho capítulo 2°, co-
mo la hay del cielo á la tierra. Porque quien dice que
la \ulgata tiene falsedades, pero no en lo que toca ala
fe (a) y costumbres , manitiestamente confiesa que es
cierta y infalible en todo lo que tocaá la instrucción de
la fe y costumbres, y muestra, por consiguiente, que las
falsedades que dice haber en ella son en cosas de poca
importancia , y en cosas en que ni á la fe ni á las cos-
tumbres no va nada en que se lean , ó ansí ó de otra
manera, como es, verbi gralia, poner vm nombre de un
animal por otro , ó de una yerba ó de una piedra ó
otras cosas semejantes. Pero quien dice absolutamente
que tiene muchas falsedades , hácela sospechosa en to-
das las cosas , ansí las que importan como las que no
importan. Y como si diciendo yo agora que Dios no
promete el cielo á los hombres malos, viniese uno y me
acusase ante vuestras mercedes , y dijese que decía yo
que Dios no prometía el cielo á los hombres , y callase
los malos, este lal me levantaría falso testimonio y se-
ria perjuro; ansí, ni mas ni menos, lo es este testigo en
este artículo, pues habiéndole dicho de mí lo de la pro-
posición 14, cortó por medio la dicha proposición, y
calló lo bueno della, y dijo solo lo primero, y lo que di-
cho á solas había de sonar y parecer mal ; lo cual es
justo que vuestras mercedes adviertan y castiguen se-
veramente, porque si semejantes maldades y calum-
nias pasan sin castigo , no estará segura la misma ino-
cencia.
Capitulo 2." ítem mas, acerca del testigo tercero, en
el capítulo 7." y 8.", en cuanto dice que cuando se exa-
minó la Biblia de Vatablo le defendí en ciertas inter-
pretaciones ; demás de lo dicho , digo que este testigo
en deponer esto contra mí muestra claramente la ene-
mistad que me tiene y su mala conscicncia , y como en
todo pretendió oscurecer la verdad; y la razón es ma-
nifiesta, porque las intcrprclaciones que dice defendía
yo, ó las pasaron y aprobaron los demás maestros que
se hallaron en aquellas juntas , ó las enmendaron ó bor-
raron. Si las aprobaron gran maldad es la de este tes-
ligo en ponerme por culpa lo que á todos los demás, y
á este testigo con ellos, en la resolución de la dispula
pareció bien. Si las enmendaron en algo, siendo ver-
dad, como está probado, que voy todos en el íin délas
juntas nos resolvimos en una misma cosa,queera arjue-
lla que al maestro Sancho con la ma\or parte parecía;
y siendo verdad que yo (irme toda la censura y juicio
y enmienda que se hizo sobre aquella Biblia, como pa-
recerá en ella, manifiesta cosa es que en última resolu-
ción mi parecer fué que se enmendasen los dichos lu-
gares si se enmendaron , y que ansí lo firmé de mí nom-
bre. Y cosa sabida es que aquelio en que últimamente
se resuelve el que dis[(ula, aquel es su verdailero pare-
cer. Y ansí, porambas parles consta que yo no sentí en
aquellas juntas sino lo que todos los demás sintieron, y
quesle testigo está tan ciego de enemistad y tan daña-
do en la conciencia, que, ó me acusado lo que él mi-
mo aprobó, ó resolviéndome en lo que él, me achaca lu
(a) Hemos sDplido la palabra fe que no está en el original.
EXTRACTO DEL PROCESO INSTRUIDO
que disputé antes que me resolviese. Y suplico á vues-
tras mercedes que en la margen de mi respuesta , la
que presenté el mayo pasado, se haga memoria destos
dos capítulos, de cada uno en su lugar, para que cuan-
do aquella se viere se vea esto también. — Fray Luis
de León.
PEDIMENTO DE FRAY LUIS DE LEÓN, ESCRITO DE SO MANO Y
PRESENTADO EN VALLADOLID, Á 23 DE JUNIO DE 1573, ANTE
LOS SEÑORES INQUISIDORES LICENCIADOS DIEGO GONZÁLEZ É
SANTOS, EN LA AUDIENCIA DE LA MAÑANA.
Ilustres señores : El maestro fray Luis de León di-
go: Que muchas veces antes de agora, y señaladamente
en 4 desle mes presente , por una petición he suplica-,
do á vuestras mercedes lo siguiente :
Lo uno, que vuestras mercedes sean servidos man-
dar que se traiga la Biblia de Vatablo que original-
mente enmendamos los maestros de Salamanca, para
presentar algunas partes della que convienen á mi de-
fensa.
Lo segundo, que se me muestren mis papeles para
presentar dellos en este proceso los que en dicha peti-
ción señalé, y señalar en ellos las parles y palabras en
que los presento.
Lo tercero, que acerca del testigo octavo de los que
deponen contra mí , se me declare si depone como de
oídas ó como de vista; porque en la copia que me fué
dada no está declarado.
Lo cuarto, que acerca de los tres testigos que sobre-
vinieron se me declare qué banquete fué donde dicen
que yo dije lo del vino, y qué personas las convidadas;
lo cual no se me debe de negar, por cuanto estos sobre-
dichos testigos que deponen contra mí , ni los que les
dijeron á ellos lo que deponen, no se hallaron en el di-
cho banquete. Y ansí , aunque se me declare la casa y
las personas que se hallaron en él, no es en perjuicio
de los dichos testigos, ni es darme noticia dellos di-
recta ni indirectamente , como es notorio. Y cuando
esto no hubiese lugar, tengo pedido , y ansí lo torno á
pedir y suplicar agora, que vuestras mercedes mcman-
den dar noticia del año y mes y día en que deponen
haber sido el dicho convite; lo cual no se me puede ni
debe negar.
Lo quinto, que se me manden dar unos cuadernillos
de fray Diego de Zúñiga , que están entre mis papeles,
por los cuales pretendo mostrar que es falso en cierta
cosa de las que depone contra mí. Todo lo cual hasta ago-
ra no se ha proveído por vuestras mercedes , en lo cual
padece mi justicia, porque sin la copia y noticia dcs-
tas cosas sobredichas no me puedo defender entera-
mente, como es notorio, y en la dilación puede iiabcr
peligro, y mi inocencia rccebir daño. Por lo cual su-
plico á vuestras mercedes de nuevo lo manden pro-
veer; ó si no ha lugar, me lo digan para que yo no sea
mas importuno, y pueda hacerlo que á mi justicia con-
viene. — Fray Luis de León.
NUEVO ESCRITO DEL MAESTRO FRAY LUIS DE LEÓN.
Ilustres señores : El maestro fray Luis de León, en
el i)lcito que traigo con el fiscal deslc Santo Oficio,
CONTRA FRAY
(ligo : Que el testigo tercero de los que el dicho fiscal
présenlo contra mí, en el capitulo 7." dice que en las
juntas que se hicieron sobre la Biblia de Vatablo, dijo
él que Vatablo era judío , y que para prueba deilo, dis-
curriendo por todos los lugares de los salmos que los
apóstoles y evangelistas alegan y declaran en el Nuevo
Testamenlo, mostró que el dicho Vatablo no los decla-
raba como ellos, sino como los declaran los judíos, pre-
tendiendo por esto dar á entender que yo, de quien él
dice que defendía al dicho Vatablo, debía ser del mis-
mo error y falsedad que debajo deste nombre de judíos
se significa. En lo cual todo el dicho testigo no dice
verdad, y engaña manifiestamente á vuestras mercedes,
y es perjuro y calumniador , como hombre no cristia-
no, sino enemigo y sin ley. Y que esto sea ansí, co-
nocello han vuestras mercedes abiertamente en esta
manera.
Si yo mostrare que Vatablo en los dichos salmos y
sus interpretaciones, todos los pasos dellos que los
apóstoles y evangelistas alegan en el Nuevo Testamen-
to los declara y entiende como ellos , de Cristo y de su
pasión y resurrección y divinidad y obras maravillo-
sas, sin dejar ningún paso ni lugar, evidentemente se
sigue que lo que este testigo afirma de Vatablo, que es
judío, es falso testimonio que le levanta. Y lo que dice
que mostró él [tor todos los pasos de los salmos que
alegan los apóstoles, que los declaraba Vatablo como
judío, es mentira manifiesta; y el querer por medio
destas mentiras poner sospecha en mí, es maldad y ca-
lumnia diabólica. Pues mostrallo he claramente ponien-
do todos los salmos y lugares dellos que los apóstoles
declaran en el Nuevo Testamento, y refiriendo junta-
mente las palabras que el dicho Vatablo dice sobre los
mismos salmos y lugares, sin añadir ni quitar cosa nin-
guna ; de las cuales constará que en todos ellos sigue
Vatablo el sentido de los apóstoles. Y comenzaré del
salmo 109, Dixit Dominus Domino, etc., que es el mas
señalado y donde mas nos contradicen los judíos.
\° Este salmo i 09 lo alega y declara Cristo de sí
en el capítulo 22 de San Mateo y en el capítulo 12 de
San Juan y en otros lugares. — Vatablo en el principio
del comento del mismo salmo dice ansí : «Falso judaei
»hunc psalmum fuisse scriptum ci quodam cantore exis-
))timant, vertentes psalmum de Davide, nam de Christo
))est scriptus; et de ortu regni ejus, potentia et mira-
»bili successu priorem versum de se interprelatur Chris-
))tus Matthaei 22, et Paulus ad hebraeos 1."» Y prosi-
gue declarando todo el salmo de Cristo, palabra por pa-
labra, como se ve en el sobredicho lugar.
2.° El salmo 2.°, Quare fremuerwit gentes , lo alega
y declara de Cristo , y de la conjuración que hicieron
contra él Pilato y los pontífices de los judíos, san Pedro
en el capítulo 4.' de los Actos, y san Pablo en el capí-
lulo 15 del mismo libro, y en el capítulo 1.° y 5.° de
la epístola Ad hebraeos.
Vatablo sobre el mismo salmo , luego al principio,
dice ansí: «Continet enim psalmr - prophetiam con-
xjurationís judaeorum et gentiuu' idversus Christum ;
))ut ex Actorum cap. 4 videmus. > / prosigue declarán-
dolo todo de Cristo y de su reir y resurrección , co-
mo en él se parece.
LUIS DE LEÓN. lxix
3." El salmo 8.", Domine Deusnoster, que es el sal-
mo solo que trujo á examen, y de que hizo muestra es-
te testigo para acusar á Vatablo de que se apartaba de
las declaraciones de los apóstoles ; pues deste salmo el
verso 3.", Ex ore infanlium, etc., Cristo en el capítu-
lo 21 de San Mateo lo aplica á los niños que le alaba-
ban. Y el verso 6.", Minuisli eum pauló minüs, etc., san
Pablo en el primero capítulo Ad hebraeos lo aplica á
Cristo.
Vatablo en este salmo, con ser adonde parece que se
allega menos al sentido, de los apóstoles, dice ansí so-
bre el verso 3."; después de haber dado un sentido, aña-
de : « Cristus hunc locum Davidis ad rem suam accom-
wmodavit dum ei acclamarent infantes in templo Jero-
Msolymitano, Matt., 21, ut ostcnderet pueros laudem
))Dei et Servatoris depraedicare. Non est aulem absur-
))dum eumdem locum Scripturae ad dúo accommodari:
))Christus et Apostoli sententiam Scriplurarum genera-
))lem speciatim iaterdíim tractant et interpretantur,
»quod illud Matth. 2.", Ex Egipto vocavi filium meum,
»satis ostendit. »
Sobre el verso 6.'' dice : «Hic locus citatur in epis-
))tola ad hebraeos accommodaturque Christo, accommo-
Mdatur autem et ad homincm et ad Christum filium ho-
))minis. Sic plura loca sunt quae duplicem habent sen-
)>sum propheticum, scilicet, et propheliae expertem, id
»est, nudum et simpliccin. Quidquid praedicat Scrip-
))tura de hominis dignitate, Christo primíim ut generis
))nostri capiti et instauralori congruit : unde hic ver-
))sus et sequentes jure in ea epístola de eo exponun-
»tur. » En lo cual Vatablo sigue la regla de Ciconio, y
san Augustin pone y aprueba en el tercero libro De doc-
trina cristiana que es regla comunmente recibida.
Deste mismo parecer de que se habla aquí de la dig-
nidad del hombre en común , que es propia de Cristo,
como de cabeza de los hombres, es, como se ve por sus
exposiciones, san Crisóstomo sobre este salmo y sobre
el salmo 48, y en la homilía 5." De incomprehensibili
Dei natura , y Teodoreto y Eutimio sobre este lugar, y
san Augustin aquí parece decir lo mismo.
4." Del salmo 16, Conserva me, Domine, el verso 10,
«Quoniam non dcrelinques animam meam in inferno,
«nec dabis sanctum tuum videre corruptionem ,» san
Pedro en el capítulo 2." y 13 del libro de los Actos las
alega y declara de Cristo y de su resurrección.
Vatablo sobre el mesmo salmo y verso dice ansí :
«Corruptionem vel foveam, id est, non permitios utis
))quem sanctificasti , sive sanctum esse vis et corrup-
))tionis expertem diü commoretur in fovea et sepulchro,
))et sentiat corruptionem , sitque expers resurrectionis
»et vitae eternae, sed mox resurgere facies, repelitio
west, nam derelinqui in inferno et videre corruptionem
»idem significant. Videre foveam est condi in foveam
wad corruptionem. Hic locus implicitus est in Salvato-
))re noslro, ut Actuum 2 et 13 ciíatur ab Apostolis. »
5." El salmo 17, Diligam te, Domine, fortitudo mea,
como consta del título del, y de lo que se escribe en el
capítulo 22 del 2 de los Reyes, David lo compuso de sí
cuando acabó de alcanzar victoria de todos sus enemi-
gos. Pero porque en esto David representaba la perso-
na de Cristo, y sus victorias fueron sombra ó imagen de
LXX
las que Cristo alcanzó en la cruz, del pecado y de la
muerte, y de la grandeza del poderío y reino que el Pa-
dre le dio por su obediencia ; por esto san Pablo, en la
epístola Ad romanos, alega de aquellas palabras cons-
tilites me in caputgentium, para probar la vocación de
las gentes al cristianismo.
Vatablo, en las annotacioues de la margen sobre el
mismo salmo, dice ansí: «Psalmus Cbrislo et mem-
wbris ejus conveniens. » Y sobre el verso que cita san
Pablo dice gentium vocatio. Y poco después dice :
<(Gratias agit Cliristus Patri, quod rejeclis adversariis,
wconstituat eumin caput gentium. »
6." El salmo 18, Coeli enarrant, san Crisóstomo en
la homilía 9.'' Ad populum antiochenum, y Teodoreto y
Eutimio sobre el mismo salmo , y otros doctores santos
y católicos, le declaran á la letra de los cielos materia-
les y de la hermosura y orden dellos, que son como vo-
ces que de contino están alabando á Dios, y que san Pa-
blo en el capítulo 10 Ad romanos, en sentido allegóri-
co, aplica á los apóstoles aquel verso In omnem terraní,
etc. , y los llama cielos porque los apóstoles son en la
Iglesia como los cielos en el mundo.
Vatablosobre el mismo salmo, siguiendo el mismo ca-
mino de los santos citados, dice ansí : «Quod hic dici-
Mlur de coelis, Paulus ad rom., 10, accommodat apos-
»tolis per allegoriain , qui non alitér in universo orbe
wpotentiam et majestalem Dei celebraverunt et prae-
))dicaverunt, quaní illas accuratissima coclorum struc-
»tura eloquitur et denuntial hominibus ubivis terrarum
«habitantibus. »
7." El salmo 21, Deus meus, Dcus meiis, san Mateo
en el capítulo 27 y san Juan en el capitulo 19 lo apli-
can á Cristo y ásu pasión.
Vatablo al principio del dice ansí : David sustinet
hkpersonam Chrisli. Y poco después : « David in mag-
))na aliqua calainitalc positus dum suam angustiam am-
))piilicat,pracdicit magnos illos cruciatus et graves ig-
wnominias quibus oüm aniciendus erat Cliristus. » Y en
las glosillas de la margen dice otras muchas cosas en
esta sentencia.
8." El salmo 30, In le, Domine, speravi. Cristo en el
capítulo 23 de San Lúeas dijo del en su nombre el ver-
so 6." : In mames lúas, Domine, commendo spiritum
meum.
Vatablo al principio del, en la glosa de la margen,
dice ansí : «Cliristo ut capiti competit hic psalmus,
wdeinde membris. » Y en el texto sobre ol verso fi." di-
ce : « Christum haec verba dixisse in cruce rofcrt Lu-
scas, 23, quo manifestum lil Davidern typum Christi
)»fu¡sse. )) Por el mismo camino que se entiende de Da-
vid en figura de Cristo, Teodoreto, Eutimio, Lirano y
su defensor. De Cristo y sus miembros, san Agustín.
9." El salmo 39, Expeclans expcclavi Donñmnn.
Destc salmo san Pablo Ad hcbraros, líl, aloga y aplica
á Cristo aquí^l verso : ((Sacriíicium el oblaüonem no-
whiis'i, corfius aulern a|itasti milii.»
Vatablo al principio del mismo salmo, en la glosa de
la márgon , dice así : «Christi graliarnm actio pro sui
«liberatione.» Y sobre el mismo verso ene) texto dice,
Ad hebraeos, 10: (dlaec vorhaChrisloaccommodantur,
»cujus typus fuít David. » Que David representa aquí
EXTRACTO DEL PROCESO INSTRUIDO
Cristo y á la Iglesia, Teodoreto y Crisóstomo sobre es-
te salmo.
10. El salmo 40, Beatus vir qui intelligit, etc. Deste
salmo en el capítulo 28 de San Mateo se aplican á Ju-
das y á su traición aquellas palabras : « Qui edebat pa-
))nes meos , magnificavit super me supplantationem.»
Vatablo sobre el mismo verso, en la glosa de la mar-
gen, dice ansí : Judae proditoris perfidia. Y en la glo-
sa del texto dice : «Joan., 13. Christus de proditore suo
wJuda hunc versum interpretatur : David enim ipsius
))erat figura. »
U. E\sa.\mo íi, Eructavit cor meum, etc. Deste sal-
mo Ad hebraeos, 1 , san Pablo entiende de Cristo aque-
llas palabras : Sedes tua , Deus, in saeculum , etc.
Vatablo al principio del , en la glosa del texto, dice
ansí : <( Quae hic dicuntur de Salomone et conjuge ejus,
«omninó inlerpretanda sunt de Christo et Ecclesia.» En
lo cual sigue asan Hierónimo, que sobre el primero ca-
pítulo del Ecclesiastes dice lo mismo, esto es , que en
este salmo, en la persona y figura de Salomón, se habla
de Cristo. Y añade el mismo Vatablo sobre el verso C.° :
«Hic locus in primis ad Messiam pertinet. » Y sobre el
verso que cita san Pablo dice : « Ut intelligamus quae
)>in hoc psalmo dicuntur, tantum compelere in Salo-
»monem, ut in typum Mcssiae veri Dei. »
12. El salmo 68, Salvum me fac, Deus, san Mateo en
el capítulo 27 alega y declara de Cristo aquellas pa-
labras que en él se dicen : « Dederunt in escam meam
))fel, et in sití mea potaverunt me aceto. »
A'atablo en la glosa de la margen dice ansí : c( Chrís-
))tus in angustia mortís invocat Deum. » Y en el texto
sobre el mismo verso dice : « Hunc locum adducit Mat-
Hthaeus, cap. 27.»
13. El salmo 96, san Pablo en el capítulo 1." de la
epístola j4rf hebraeos, alega del y declara de Cristo aquel
verso : Adorent cum omnes angeli Dei.
Valablo al principio del, en la glosa del texto, dice an-
sí: ((Ejusdem pené argumenti est hic psalmus cum
"praecedenti; vatícinium est deregno Christi, cujus po-
»tentía terrífica ímpiis, et grata piis dicitur. » Y prosi-
gue por todo el comento, declarándolo palabra por pa-
labra de Cristo.
14. El salmo 108, san Pedro en los Actos de los
apóstoles alega del aquel verso : Et episcopalum ejus
aíter, y lo declara de Judas.
Vatablo en la glosa de la margen del mismo salmo
dice ansí: ((Christi oratio contra Ijlasphematoresgratiae
))suae.)) Y sobre el mismo verso dice: «De Jmlaprodi-
«tore.»
lo. El salmo 117, san Mateo en el capítulo 21 ale-
ga y declara de Cristo aquel verso del : (¡Lapidem quem
«reprobaverunt eililicantes, hic factuscsl in caput an-
))guli.»
Valablo sobre el mismo verso dice ansí: a Quae hic
))tra(Iuntur , jiroprie de Chrislo inlelligi debent , ut
))ipse Christus, Malth.,21, interpretatur, qui íi ser i bis
«et pharisaeis, qui po|»uli principes crant, repudiatus,
»tandein ?i Deo conslilulus est princeps et Rex.» (Vi-
de Act. , 4.)
Estos son los salmos y lugares dellos que en el Nue-
vo Testaiiiontü se alegan y declaran de Cristo y de sus
CONTRA FRAY
obras, en los cuales, comoconsta evidentemenle de lo
alegado, Valablo , como cristiano y católico, sigue en
todos ellos el sentido en que los apóstoles los alegan.
Y para mayor prueba de que las interpretacionesdel
dicho Vatablo son de hombre católico, y de que el so-
bredicho testigo tercero en decir la contrario le levanta
á él falso testimonio, y á mí me calumnia maliciosa-
mente, digo que, no solo en los lugares de los salmos
que alegan los apóstoles sigue sus sentidos y declara-
ciones, como he probado, sino demás de aquellos oíros
muchos salmos que los apóstoles no alegan ni aplican
á Cristo, el dicho Vatablo, como católico y aficionado á
la verdad del Evangelio, los entiende y declara de Cris-
to y de su Iglesia, y de los misterios de nuestra fe, muy
diferentemente de como los declaran los judíos. Y ale-
garé aquí los salmos en que hace eslo, para que se pue-
da ver que digo verdad.
Declara Valablo de Cristo y de los misterios del Evan-
gelio, demás de lo dicho, el salmo 46 por toda la glosa
del te.xto , el salmo 47 en la glosa del texto y de la mar-
gen, el salmo 48 en la margen, el salmo 49 en el texto
y en la margen, el salmo 54 en la margen, el salmo 66
en el texto, el salmo 70 en la margen, el salmo 71 en j
la glosa del texto por todo él , el salmo 84 en las glosas
del texto y margen por todo él, el salmo 85 en la mar-
gen , el salmo 86 en la margen , el salmo 88 en el tex-
to por todo él, el salmo 92 en la margen, el salmo 94
en la glosa del texto , el salmo 95 en el texto y en la
margen, el salmo 97 por toda la glosa del texto, el sal-
mo 98 en el texto y margen por todo él, el salmo 101
en la margen y en el texto desde el verso Tu exurgens,
Domine, misereheris Sion, el salmo 6í en el texto, los
salmos 132 y 148 y 149 en la margen , los salmos 107
y 116 en las glosas del texto y de la margen.
\ digo mas: que se vean sus glosas sobre los profe-
tas mayores y menores, y hallarse ha con verdal que
ninguno de los santos declara de Cristo y de la Iglesia
y de los misterios de nuestra fe mas pasos y lugares
de profetas que declara Vatablo. Y si no fuera proliji-
dad grande, yo alegara aquí todos los lugares ; pero en
él se puede ver fácilmente.
De todo lo cual se collige manifiestamente lo que al
principio propuse, y es, que este testigo tercero, como
en lo demás , ansí en lo que acerca desto depuso en el
dicho capítulo 7.° no dijo verdad , y trató de engañar
maliciosamente á vuestras mercedes , para que, conci-
biendo mala opinión de mí , me pusiesen en el estado
en que estoy. Y siendo ansí en esto como en otras cosas
que en mis respuestas tengo señaladas, este testigo fal-
so y engañador conocidamente , deben vuestras merce-
des proceder contra él como contra tal , ansí por el
agravio particular de mi persona , como por el general
y mas principal que ha hecho á la autoridad y santidad
deste Oficio, y á la opinión del reino y al bien público
de la Iglesia. Y ansí lo suplico á vuestras mercedes , y
si necesario es, con el acatamiento que debo lo requie-
ro.— Fray Luis de León.
LUIS DE LEÓN. lxxi
PEDIMENTO DE FRAY LUIS DE LEÓN , ESCRITO DE SU MANO Y
PRESENTADO EN VALLADOLID , Á i DÍAS DE .lüLIO DE 1373
AÑOS, ANTE EL SEÑOR INQUISIDOR LICENCIADO DIEGO GON-
ZÁLEZ, EN LA AUDIENCIA DE LA TAIiUE.
Ilustres señores: El maestro fray Luis de León, pr«-
so en las cárceles deste Santo Oficio, en el pleito que
trato con el fiscal , digo : Que el miércoles pasado, que
fué 1." de julio deste presente año , vuestras mercedes
á pedimento mío declararon que los tres testigos que
so!)revinieron por el mes de lebrero pasado , en lo que
deponían contra mí no señalaban tiempo cierto; solo el
segundo testigo decía que había oído que fué en Sala-
manca en un banquete de cierlas personas. Y aunque
ansí en esto como en las demás cosas que contra los di-
chos testigos yo tengo en otra parte alegadas , y he aquí
por referidas, muestran manifieslameate que es fábu-
la y maldad lo que dicen, y invención ó suya dellosó de
alguno de mis enemigos ; pero para que en un negocio
tan pesado como esle conste claro déla verdad, sin
que pueda quedar brizna ni rastro de sospecha alguna;
demás de lo que acerca desto tengo suplicado á vues-
tras mercedes antes de agora , lo cual, sí es menester,
torno á suplicar de nuevo, pido y suplico á vuestras
mercedes que á mí costa manden parecer aquí perso-
nalmente á los dichos testigos, y les tornen á tomar sus
dichos sin mostralles ni leelles sus primeras deposicio-
nes, y les apremien y compelían á que señalen el tiem-
po cierto, y la casa y banquete y personas que se ha-
llaron en él ; y de lo que en esto declaren, vuestras mer-
cedes me manden dar copia para mi defensa. Porque
siendo, como es, lo que d'.cen grandísima falsedad y
mentira, no es posible sino que siendo por vuestras
mercedes compellidos á declarar lo que pido, desatina-
rán de manera que su falsedad y mi inocencia queden
mas claras que la luz del mediodía.
Demás des!o, por cuanto en la primera audiencia
vuestras mercedes me tomaron juramenlo, y so cargo
del me mandaron que declarase cualesquier personas
de cuyas iierejías ó errores tuviese noticia, y yo decla-
ré entonces lo que sabia y me acordaba, digo que de
pocos días acá , por razón de haber hecho mas particu-
lar memoria de lo (]ue pasó en las junlas que tuvimos
en Salamanca los maeslros teólogos, para responder á
lo que deponen contra mí los testigos presentados por
el fiscal , me he acordado de algunas cosas que en ellas
oí afirmar, las cuales son temerarias y erróneas, y de-
clarallas he aquí solo á fin de cumplir con el juramen-
to que hice y con mi conciencia.
Lo primero, en una de las juntas que se hizo sobre
la Biblia de Valablo en la capilla del hospital de las Es-
cuelas , estando el maestro Sancho y Grajal y otros
maestros presentes, me acuerdo que diciendo yo al
maestro León de Castro, á propósito de cierta cosa que
se disputaba, y no me acuerdo en particular qué cosa
era; ansí que, diciendo que la Sagrada Escritura tenia
sentido literal y tenia también sentido espiritual y alle-
górico, el dicho maestro León , meneando muy apriesa
la cabeza, como hacen los que niegan alguna cosa de
cuya falsedad están muy ciertos, me dijo clara y dis-
tintamente que no había mas de un sentido; la cual
proposición es, no solo temeraria, porque es contra el
LXXll
parecer de todos los doctores, ansí antiguos como mo-
dernos, pero es claramente errónea, por cuanto el após-
tol san Pablo manifiestamente, en la epístola Ad gala-
tas, conoce en un mismo paso dos sentidos, el uno lite-
j^l y el otro allegórico.
Lo segimdo, en una de las juntas que se hicieron so-
bre el catálogo del año 71, después de San Lúeas, en ca-
sa del maestro Sancho, donde se hacia la junta, presen-
tes el dicho maestro Sancho y el maestro fray Bartolomé
de Medina y el maestro Grajal, y no me acuerdos! algún
otro maestro, hablando el maestro Grajal con el maestro
León sobre no sé qué propósito, y diciéndole que cuando
la Vulgata está diferente ó encontrada con la traslación
de los Setenta, que se atendría antes á la Vulgata que
no á los Setenta, eldicho maestro León de Castro lo ne-
gó. Y replicándole yo que el concilio declaraba por au-
téntica á la Vulgata, me respondió que el concilio no
anteponía la Vulgata sino asólas las demás traslaciones
latinas. Estas fueron las palabras formales que dijo. Lo
que de ellas se entiende y se collige por secuela nece-
saria es , que no se hade anteponer la Vulgata á los Se-
tenta en los lugares en que estuvieren diferentes y en-
contradas estas traducciones , y por consiguiente, que
en los tales lugares no es auténtica la edición Vulgata.
Los hombres doctos juzgarán la cualidad que esto tie-
ne. Esto pasó ansí como he dicho, so cargo del jura-
mento que tengo hecho; y debajo del mismo juramonlo
digo que, aunque tengo causa para querer mal al dicho
León mas (jue á otro hombre , porque con mentira y
maldad me ha hecho el mayor mal que en esta vida me
pudo hacer, el Un que pretendo en esto es cumplir con
el juramento que he hecho; que en lo demás, Dios sabe
que le he suplicado y suplico que al dicho León y á los
demás autores desle mi trabajo les dé su gracia para
que vengan en conocimiento deste mal que han hecho,
y le pidan perdón en esta vida porque descansen en la
otra.
Lo tercero , me acuerdo que el maestro fray Bartolo-
mé de Medina, en una de las juntas que se hacían sobre
el catálogo, hablando de un libro que anda del doctor
Simancas , obispo de Badajoz , me dijo que le había leí-
du , y que tenia no! adasen él seis ó siete proposiciones
ei-róncas y heréticas. Estas palabras formales me dijo.
Yo no he visto el dicho libro; digo lo que le oí; él, sí qui-
siere, podrá dar razón dello. — Fray Luia de León. —
El doctor Ortiz de Funes. — Hay una rúbrica.
PAPF.I. DE FRAY LLIS DE LEÓN, ESCRITO DE SU MANO Y PRE-
SENTADO EN VALLADOLID, Á i DE JIMO DE 1575 AÑOS, ANTE
EL SEÑOR INQUISIDOR LICENCIADO DIEGO GONZÁLEZ , EN LA
AIDIENCIA DE LA TARDE.
Al margen dice: «E-scripto de bien probado.»
Ilustres señores : El maestro fray Luis de León, en el
pleito que trato con el íiscal deste Santo Oficio, ale-
gando mas cumplidamente de mi justicia , y para mas
claridad y averiguación della, suplico á vuestras mer-
cedes manden advertir á lo siguiente, que son las cosas
que resultan contra mí de los dichos de los lostígos. Y
antes que venga á lo iiarlícular dellos, suplico á vues-
tras mercedes prosniíongan estoque se sigue.
Primeramente, que la origen y causa total dcsla de-
EXTRACTO DEL PROCESO INSTRUIDO
nunciacion que se hizo contra mí no fué celo de fe ni
de verdad , sino pasión y odio y deseo de destruirme con
mentiras y calumnias. Constará esto si constare que los
primeros autores de todo este movimiento fueron ene-
migos míos y interesados en mi daño, y concertados y
conjurados para él; lo cual consta deste proceso, pre-
supuesto que se hayan hecho en él las diligencias por
mí pedidas; y consta desta manera.
Los primeros autores desto que se ha hecho , y los
testigos principales, son fray Bartolomé de Medina y el
maestro León de Castro. Diré primero de Medina y des-
pués de León.
El mal ánimo y poca verdad de Medina está claro, lo
primero, por ser enemigo mío por todas las causas de
enemistad , ansí comunes por ser fraile dominico , co-
mo particulares suyas, que articulé en mi interrogato-
rio y presenté en fin de julio de 72. Lo segundo , por-
que por su autoridad hizo inquisición de mi doctrina y
de la de otros, haciendo llamamiento de estudiantes á
su celda, y poniéndolos en escándalo, y tomándoles
firmas y juramentos , y confederándose con otros ene-
migos míos , los cuales se conjuraron todos para este
efecto, como parecerá de lo probado en la pregunta iS
de un interrogatorio que presenté en el junio deste año
de 73. Lo tercero , porque calumniosamcnle me acusa
de algunas cosas en sus dichos, habiendo él visto en
mis leturas lo contrario deltas; esto se prueba de su
misma respuesta del al capítulo 4." de las repreguntas
que presenté el junio deste presente año. Lo cuarto,
porque depone contra mí que prefería la interpretación
de Pagníno á la Vulgata, habiéndome oído decir en una
junta que el sentido que pone el intérprete Vulgato tie-
ne autoridad católica, y los otros intérpretes no la tie-
nen. Esto parecerá ser así de su respuesta del dicho
Medina á una pregunta singular que presenté en el ju-
nio desle presente año. Lo quhito , porque en lo que
depone contra mí acerca de las falsedades ó mentiras
de la Vulgata , calla lo que podía declarar y sanear la
dicha proposición; y habiéndolo oído de una manera,
depónela en otra muy diferente con intención dañada
como se collige de su dicho en el capítulo 2.° y 8.", y
yo lo advertí en el capítulo 1 .", de una petición que pre-
senté en 23 de junio deste año de 73, la cual suplico á
vuestras mercedes tornen á ver acerca deste artículo.
Lo úllinio, porque en la forma y palabras de sus mis-
mas deposiciones muestra claramente que ha tratado
este negocio con fraude y engaño, y gran deseo de da-
ñar en la manera que yo lo advierto en la respuesta á
sus deposiciones, que presenté en el mayo deste año
de 73, en los capítulos 1." y 2." y 3.", y hasta el 8." del
testigo primero. Vuestras mercedes sean servidos de
tornallos á ver.
El mal ánimo y poca verdad del maestro León de Castro
se ve también en esta manera. Lo primero , por ser mi
notorio enemigo por las causas que articulé en el in-
terrogatorio (jue presenté en el julio de 72, que estarán
probadas; demás deque, el mismo León, que es el tes-
ligo tercero, coníiesa en el capítulo t2 de su dicho que
le amenacé públicamoute que había de denunciar de
un libro suyo y hacelle veilar; á la cual amenaza se
siguió, con efecto, el examen que hizo del dicho libro
CONTRA FRAY
el consejo general de la Inquisición, como es notorio, y
el no venderse el libro, habiéndole costado la impresión
del muchos dineros. Lo segundo, porque se confederó
para este finen la forma sobredicha con el maestro Me-
dina , como estará probado en la pregunta i 8 de mi in-
terrogatorio que presenté en el junio deste año de 73.
Y suplico á vuestras mercedes vean en este punto el
capítulo 12 de la respuesta que di al testigo tercero,
porque allí se descubre toda la origen del mal ánimo
deste hombre. Lo tercero , porque todo lo que depone
en sus diciios son cosas que , si fueran , habían pasado
antes de la visita que este Santo Oficio hizo en Sala-
manca por el fin del año de 69 ; y como es notorio , no
denunció entonces de alguna cosa dellas; lo cual es
argumento claro que no habia de qué denunciar, y que
después se movió á ello solo por la enemistad que suce-
dió. Y que todo lo que contra mí depone hubiese pre-
cedido á la dicha visita, consta de lo probado en la pri-
mera pregunta de un interrogatorio que presenté en el
mes de noviembre del año de 72 , y en la pregunta 21
de otro interrogatorio presentado en el junio de 73, y
del dicho del mismo León parece claro ser ansí en el
capítulo 11 y 12, adonde dice que todo lo que depone
pasó cuatro ó cinco años habia , y él depone por el di-
ciembre de 71. Lo cuarto , porque en muchas partes
de su dicho se perjura manifiestamente, la cual es clara
señal de su dañada intención. Es perjuro manifiesto, lo
uno, en decir que yo no vine en la censura que se hizo
sobre la Biblia de Vatablo, la cual está firmada por mí,
como parecerá de la misma censura original , y de lo
probado en la pregunta 7." del interrogatorio presen-
tado en el octubre de 72, y en la pregunta 5." del in-
terrogatorio para el maestro Sancho, que presenté en
el junio deste año de 73. Lo otro, en todas las cosas que
depone haber oído á otros, dice que no se acuerda quién
se lo dijo , siendo hombre de buena memoria ; y hácelo
porque no se descubra su mentira. Esto parece en los
capítulos 4." y 12 y 14 de su dicho. Lo otro , en que
todas las cosas de que me acusa, porque las defendía,
las llama de judíos y rabíes , por hacer sospecha y es-
cándalo en el nombre , siendo verdad que nunca en
aquellas juntas se trató sino solo do Valablo, que fué
hombre católico, sin traerse á ellas ni referirse en ellas
libros ó interpretaciones de judíos, como parecerá de
la respuesta del mismo León al capítulo 9." de las re-
preguntas que presenté por el junio deste año de 73,
y de lo probado en la pregunta 22 de un interrogato-
rio que presenté por el mismo tiempo , y en la pre-
gunta 3.'' de otro interrogatorio presentado por el mis-
mo tiempo.
Lo otro, porque, para hacerme mas sospechoso por-
que en algunos pasos defendía á Valablo, en el capitu-
lo 7." de su dicho jura que mostró en las dichas juntas
que era judío el dicho Yatablo, mostrando que todos los
pasos de los salmos que alegan y declaran los apósto-
les en el Nuevo Testamento, Yatablo los declaraba , no
como los apóstoles, sino como los judíos ; en lo cual se
perjura manifiestamente, porque ni pasó del salmo S.''
adelante, ni era posible mostrar por verdad loque dice,
como consta claramente de una petición y escrito mió,
que presenté por el principio de julio deste año de 73.
LUIS DE LEÓN. Lxxm
Lo otro, porque constando de su mismo dicho, jun-
tando el capítulo 0." con el capítulo 14, que los que
disputaron de las promesas de la ley vieja , de que en
ellos se hace mención , se resolvieron en que habia
promesa de vida eterna , los acusa como si afirmaran lo
contrario.
Lo otro de que me acusa en el capítulo 8." de su
dicho, porque defendí á Yatablo en algunos lugares,
siendo cosa notoria que su parecer y el mío y el de to-
dos los que se hallaron en aquellas juntas, en fin de
las disputas, en aquellos lugares y en todos los demás
fué un mismo parecer , ó aprobándolos ó enmendán-
dolos , como parecerá de lo probado en la pregunta úl-
tima ó penídtima del interrogatorio que presenté en el
julio de 72, y de la censura de la dicha Biblia, que está
firmada por mí y por el dicho León y por todos los de-
más maestros , y como yo lo advertí en una petición
que presenté en 23 de junio deste año de 73. Y la misma
pasión y dañado ánimo suyo se collige de otras muchas
cosas que hay en su dicho, las cuales yo advertí en la
respuesta á él, que presenté en el mayo deste año de 73.
De todo lo cual se conoce que estos dos, que fueron la
origen deste negocio , se movieron con pasión y enojo,
y con intención de mentir y calumniar, como lo han
hecho, y que por consiguiente la fuente primera desta
denunciación ha sido y es maldad, y no verdad, y
enemistad mortal, y no celo de fe ni de religión ; y esto
es lo primero que vuestras mercedes han de advertir y
presuponer.
Lo segundo, suplico á vuestras mercedes adviertan y
presupongan que en aquellas juntas de maestros teólo-
gos, de que estos testigos hacen mención, no se dijo ni
afirmó cosa que mereciese ser traída á este juicio, ni
que pudiese engendrar escándalo ni mala sospecha en
ningún hombre católico que no fuese loco. Esto parece
claro , lo uno , de que todo lo que en ellas se decia y
votaba , siempre se decia y votaba inquiriendo y no afir-
mando; y al fin del votar nos resolvíamos todos en lo
que á la mayor parle parecía, como parecerá de lo pro-
bado en la penúltima pregunta del interrogatorio pre-
sentado por el julio de 72, y en la pregunta 2." del
interrogatorio para el maestro Sancho , que presenté
en el junio deste año de 73. Lo otro, porque en todas
ellas , desde el principio hasta el fin , se halló pre-
sente el maestro Sancho, como parecerá de lo respon-
dido á los capítulos 7." y 8." de las repreguntas que
presenté en el junio deste año de 73, y de lo probado
en la pregunta 1." del dicho interrogatorio para el
maestro Sancho ; el cual maestro Francisco Sancho,
siendo hombre tan docto y católico y anciano, y comi-
sario de vuestras mercedes, si en aquellas juntas se di-
jera algo menos bueno, no lo consintiera, y avisara do-
lió. Lo otro, porque si en mi hubiera alguna raíz de
mala doctrina, como el maestro León pretende decir,
mas verisímil mucho es que diera muestras della en
mis leturas ordinarias, donde trataba con mis oyentes,
que eran aficionados á mi doctrina y que tenían por
oráculo cualquier cosa que les decia, que no en las di-
chas juntas , donde hablaba con gente docta , y alguna
della, por las competencias que teníamos, no bien afi-
cionada. Y pues que en las mis dichas leturas no hay
LXXIV
mal ni rastro dello, como por ellas se parece, cosa
cierta es que menos lo hubo en las disputas de las di-
chas juntas. Lo otro, porque sucediendo luego á aquellas
juntas la vigila que hizo en aquella ciudad este Santo
Oficio el año de 69 , como arriba he dicho , si huhiera
habí lo en eüas alguna cosa mala ó escandalosa ó dig-
na de remedio, no es posible que de tantas personas y
tan doctas y religiosas como en ella se hallaron pre-
sentes, alguna dellas, ó á lo menos el mismo León, no
denunciara dello. Y pues entonces no se hizo, es ar-
gumento evidente que no habia de qué ni por qué ha-
cerse. Lo otro , porque no es de creer que si en aque-
llas juntas se dijo alguna cosa que mereciese ser notada
ó advertida , lo advirtió solo el maestro Leca , y que
ninguno de los demás, ni entonces ni agora, ni cuando
visitó el señor inquisidor Guijano ni cuando el señor
inquisidor Diego González, ni antes de mi prisión ni
después della, ni de su voluntad ni siendo pregunta-
dos por vuestras mercedes, se movió á denunciar della
ó á contestar en algo con el dicho maestro León, como
consta deste proceso. Cosa maravillosa, ó por mejor de-
cir, cosa increible es (jue entre tantor> maestros , solo el
maestro León, el cual es falto de entendimiento , como
lo conocerá cualquiera que le hablare dos veces, y ciego
con enemistad, como parece deste proceso, y sospechoso
en la fe por el libro que compuso, como lo mostraré dán-
dome vuestras merced';s copia del , y como se puede
ver en mi respuesta á su diclio en el capítulo i2; ansí
que , solo este , falto y ciego y en la fe sospechoso ,
eclió de ver lo que tantos doctos no vieron, y celó lo
que gentes tan religiosas no celaron; y lo que no vio
ni celó cuando estaba el negocio en los ojos como pre-
sente, y sonaba en los oídos la voz de la Inquisición,
que inquiría y preguntaba dello, vio y celó después de
cuatro años sin que nadie se lo preguntase ni deman-
dase. Y esto sea lo segundo.
Lo tercero que suplico á vuestras mercedes advier-
tan y presupondrán , es que el testigo tercero, que es el
sobredicho maestro León, allende de las tachas que le
tengo puestas para que su dicho no haga fe conira mí,
to lo lo que afirma en él lo hace después dudoso y in-
cierto en el capítulo 1 1 , diciendo que le parece aquello
y que no me declaraba bien , y que él iba sospechoso;
de manera que, demás de ser enemigo y singular y cla-
ramente perjuro, y no contestar con él los que él nom-
bra por contesles y se hallaron presentes á las dichas
juntas, no se afirma en loque dice.
Lo cuarto y último que se ha de advertir y presujio-
ner es, que ansí mi vida toda y el discurso della, como
mi doctrina y estudios, y tolo mi trato y vivienda y
ingenio y condición , es y fué siempre remotísimo de
toda mala sospecha acerca de todo lo tocante á la ver-
dad de la fe y religión ; lo cual consta en este proceso
délo prohado en la pregunta última del interrogatorio
presíjnlado en el julio de 72, y en la jiregunta 14 del
interrogatorio ¡irusoníado pord octubre de 12, y en la
pregunta 2." y última del inlerrogalorío [iresentado en
el noviembre de 72, y en las [ireguntas 10 y 11 y 12
del interrogatorio para el maestro Sancho, que presen-
tó en el junio deste año de 73.
Esto presupuesto, vengo á lo particular que resulta
EXTRACTO DEL PROCESO INSTRUIDO
contra mí de los dichos de los testigos presentados por
el fiscal, que es lo que se sigue.
Capitulo i." Primeramente me achacan algunos tes-
tigos que anda una exposición mía sobre los Cantares
en romance. Esto depone el testigo primero en el ca-
pítulo 1." y 7.", diciendo que él la ha visto, y el testi-
go segundo dice que lo haoido decir, y el testigo cuar-
to, capítulo 2.'\ dice que lo ha oido decir. Testigo quin-
to, capítulo 1.°, dice que lo ha oido decir. Testigo no-
veno, capítulo 1.°, y testigo decimoquinto, capítulo
último, que la han visto. Dejado aparte que contra to-
dos estos testigos están opuestas tachas bastantes con- '
tra sus personas y dichos para que no me hayan de
perjudicaren otras cosas, cuanto á este artículo tengo
confesado ser verdad que hice la dicha expusicion de '
Cateares, y la tengo sujectada á este Santo Oficio an- j
tes que me prendiesen ; y lo que en ello tiene color de
culpa, que es haberse comunicado ó publicado, yo ten-
go articulado y estará probado en la pregunta 10 y 11
y 12 y 13 de un interrogatorio (pie presenté en el oc-
tubre de 72 , que la hice á instancia de una persona
particular, y que después que la vio se la torné á tomar
sin dejalle traslado , y que un fraile que servia en mi
celda, sin sabello yo ni querello, la sacó de un escrito-
rio mío y la comunicó, y ninguno de los testigos de-
pone habella yo comunicado, como se verá en sus di-
chos. Y demásdesto,hayquela prohibicioudel catálogo
acerca desto nunca se ha entendido bien y ha tenido
diversas interpretaciones, y los comisarios deste San-
to Oficio, preguntados , han dicho que pueden andar
semejantes libros en romance, como constará de lo pro-
bado en la pregunta 13 del interrogatorio presentado
en el octubre de 72.
Capitulo 2." ítem, que dije que los dichos Cantares
propriamente se entendían de Salomón y su mujer ;dí-
celo el testigo cuarto, capítulo 1." y capítulo 3.", y di-
ce que me lo oyó. El testigo noveno, capítulo 2.", dice
que le {larece que digo que la letra de aquel libro son
amores entre Salomón y su mujer, y que en ellos el
Espíritu Santo declara los amores de entre Cristo y la
Iglesia, y dice que lo viií en el dicho libro. El testigo
decimoquinto, capítulo último, dice que los entiendo
de Salomón y su mujer, y que lo vio en el dicho libro.
Estos dos postreros pues se refieren al libro, no prue-
ban mas con sus dichos de lo que en el libro pareciere
esiar, el cual todo antes de riu prisión tengo confesado,
y de lo que en él hubiere estoy presto á dar bastante
razón. El otro testigo, que es el cuarto, para no hacer
fe, tiene, lo primero, que es singular, endecir que me
lo oyó; lo segundo, que es un bachiller Roclriguez,
á quien yo tengo tachado por loco y enemigo en el in-
terrogatorio que presenté en el julio de 72. Lo tercero,
que si yo le dije algo tocante á esto, lo cual no me
acuerdo, y tengo por cierto que nunca le hablé en ello,
seria en la forma como lo digo en el libro, y este testi-
go maliciosamente corta la mitad de las palabras, y lo
(|ui' en esto hace clara y sana mi sentencia; y que se lo
haya dicho, si se lo dije en la forma que digo, constará
de su respuesta al capitulo 1." de las repreguntas que
presenté en el junio deste añode 73.
Ilem , que la exposición del dicho libro parece amo-
CONTRA FRAY
res profanos. Esto dice el testigo primero, capítulo 7.°,
porque los lia leido, y el testigo nono, capítulo i.°,
por lo mismo. Estos dos testigos se meten á dar pare-
cer sobre lo que no son jueces, y no me perjudican ; lo
uno, porque antes que yo fuese preso y antes que ellos
depusiesen esto , subjecté el diclio libro á este Santo
Oficio; lo otro, porque son mis enemigos, y por las de-
más tachas que tengo puestas y estarán probadas en el
interrogatorioquepresentécn el julio de72;yel prime-
ro es fray Bartolomé de Medina , y el nono es fraile
iiieróiiimo. Y aunque á estos no haya parecido bien la
dicha exposición, á otros tan doctos como ellos, y mas,
ha parecido muy bien, y es bastante argumento para
conocer que es tal el haber diez ó once años que añ-
ila por el reino y fuera del en las manos y ojos de infi-
nitas personas doctas y religiosas, y que ni antes de
na prisión ni después nadie vino á decir mal della,
sino solo dos ó tres hombres que saben poco y son mis
conocidos enemigos.
Ca/3í7u/o4.''Queen el dicho libro en algunos lugares
me aparto de la Vulgata. Testigo primero, capítulo 7.°,
t'>-^ligonono, capítulo 1.° Los cuales no me perjudican,
¡Hirque, allende de las tachas que contra ellos están ar-
lii:aladas y estarán probadas en el interrogatorio que
presenté en el julio de 72, no me dañan sus dichos, por
í-.M' inciertos y generales, mas de aquello que se colli-
ge del dicho libro, el cual tengo subjectado áeste San-
io Oficio antes de mi prisión, y ofreciéndome á dar ra-
zón de lo que en él hay.
Capitulo 5." Que se puede hacer otra traslación me-
jor que la Vulgata. Testigo primero, capítulo 2.**, y di-
ce que es público habelloyo leido. Este testigo, demás
de ser enemigo, solo prueba lo que constare de mi lec-
tura acerca desto, la cual lectura tengo subjectada á
este Santo Oficio antes que me prendiesen; y de lo
que he leido y se hallare en mis leturas me ofrezco á
dar razón dello.
Capítulo 6.° Que hay en la Vulgata muchas falseda-
des y mentiras. Testifícalo el testigo primero, capítu-
lo 2." y capítulo 8.°, diciendo que es público habello yo
leido. Este testigo es fray Bartolomé de Medina, y dice
en ello una gran falsedad; y para que no haga fe hay
lo siguiente: lo primero, que es mi enemigo, como
parecerá de lo probado en el interrogatorio que pre-
senté en el julio de 72. Lo segundo, que es singular en
esto y depone de oídas. Lo tercero, que depone ser pú-
blico, y ninguno de los testigos que traían de la mis-
ma materia lo dicen ni contestan con él. Lo cuarto,
que dice habello yo leido, y por mis leturas, las que
presenté antes que me prendiesen, y las que he pedido
y pido se pongan en este proceso, parece lo contrario,
donde digo que no tiene sentencia falsa, y que está en
ella muy bien trasladado todo lo que toca á la fe y á las
costumbres , y que es mas conforme al original que
á ninguna de las otras. Lo quinto, es manifiesto que
me levanta falso testimonio, porque depone en esto
habelle dicho de mí lo que nunca le dijeron ; porque lo
que le dijeron que yo había leido es cosa muy diferen-
te, como consta del capitulo 5.° y 8." de su dicho deste
testigo, y del papel de las proposiciones que presentó,
en la proposición 14, como yo lo muestro claramente
LUIS DE LEÓN. lxxv
en el capítulo i." de una petición que presenté en 23
de junio deste año de 73. Lo sexto, consta haber dicho
yo y enseñado lo contrario de lo probado en las pre-
guntas l.^ y 2.'' y 3." y 4.* y 8." del interrogatorio
presentado en el octubre de 72; y en la pregunta sin-
gular que presenté en 4 de junio deste año de 73 cons-
tará por confesión deste mismo testigo. Y es gran pre-
sunción contra este testigo que habiendo visto los pa-
peles de mi lectura, como constará de su respuesta al
capítulo 4." de las repreguntas que presenté en el junio
deste año, como no halló allí lo que_ dice, no dice que
lo había visto en mi lectura , sino que era público que
yo lo había leido, siendo cosa notoria que en aquella
universidad todo lo que lee el maestro, lo escriben los
oyentes palabra por palabra, como me profiero á probar
siendo necesario.
Capitulo 1° Que en la Vulgata hay cosas mal trasla-
dadas. Testigo tercero, capítulo 5.° y capítulo 13, que
lo enseñé y sustenté. Testigo décimo, capítulo i.", que
digo en mi lectura que se podían trasladar mejor algu-
nas cosas. Testigo último, capítulo último, que digo
en mi lectura que se podían trasladar mejor algunas
cosas. Estos testigos no prueban mas de lo que hay en
mi lectura, la cual alegan; y lo que en ella hay, yo lo
tengo confesado y presentado antes de mi prisión. Da-
ré razón dello.
Capitulo 8." Que en un acto menor dije que el con-
cilio no difinió de fe que la Vulgata era la mejor, sino
que la había aprobado por mejor. Testigo cuarto, capí-
tulo 5.°, el cual no me perjudica ni hace fe, porque es
singular y por las tachas de ser mi enemigo y ser ton-
to, como constará del interrogatorio que presentéen el
julio de 72. No depone certificadamente, sino dice que
le parece, y es hombre de quien no se debe tomar pa-
recer, especialmente que lo que dice que le parece,
tiene en sí repugnancia y contradicion, como de su di-
cho consta.
Capitulo 9." Que se habia de seguir la traslación de
sanHierónimo, y no la Vulgata. Testigo sexto, capítu-
lo 1.", dice que oyó decir que yo lo habia sustentado
en un acto mayor; el cual testigo no hace fe, porque es
singular y depone de oídas, y los que se hallaron en el
dicho acto, tratando desto de la Vulgata, no contestan
con él; y lo que dice trae en sí contradicion, porque
la traslación de san Hierónimo es la misma que la Vul-
gata.
Capitulo 10. Que dije habia hecho pasará los maes-
tros de Salamanca esta proposición : « Interpres Vul-
«gatae aliquando non attingit menlem Spirilus Sanc-
))t¡.» Esto dice el testigo decimoquinto, capítulo pri-
nTe.ro, y no hace fe ninguna , ansí por la enemistad que
contra él tengo articulada en las preguntas ÍO y H y 12
del interrogatorio que presenté por el junio deste año,
como porque es singular y no dice que yo afirmé la di-
cha proposición, sino que dije que la habia hecho pa-
sar en Salamanca á los maestros; y cuando fuere ansí,
solo me convencía de vano, que dije lo que no habia
hecho; y lo que le dije fué muy diferente, como tengo
confesado en la respuesta que di á este testigo, y como
parecerá de lo probado en las preguntas 1." y 2^ y 3."
y i." del interrogatorio que presenté en el octubre de 72.
LXXVl
En aquel acto yo no sustenté ni defendí cosa que pare-
ciese mal á los maestros ni que tuviese color dello.
Capitulo 1 1 . Que en tnis disputas y pareceres he
preferido las exposiciones de Vatablo á los santos, y la
traslación de Patmino á la Yulgata. Testigo primero,
capítulo 4.'* Este es el maestro .Medina, al cual tengo
tachado por mi enemigo capital , como parecerá del
interrogatorio so!-redicho. Y no dice verdad en lo que
dice, y no hace fe alguna , y es singular y depone con-
fusamente, sin decir cuándo ni adonde ni con qué pa-
labras, ni si lo oyó él ó si se lo dijo otro. Y si declara-
re en las repreguntas que lo oyó él , es perjuro, porque
en las juntas donde se trato dello no se halló él, ni era
aun maestro, como constará de lo jirobado en las pre-
guntas 19 y 20 y 21 del interrogatorio que presenté en
el junio deste año de 73. Y si (leclarare que se lo dijo
el que nombra en su dicho que estaba escandalizado
dello, está clara su falsedad , pues habiendo sido exa-
minado sobre ello el nombrado, no contestó con él,
como parece deste proceso. Y para mas verificación de
lo susodicho, digo que yo llevé unas conclusiones por
escrito á aquellas juntas de maestros que se hicieron
en el examen de la Biblia del dicho Yatablo, las cuales
conclusiones contenían el parecer que yo tenia; y en
la cuarta dellas digo que el verdatlero entendimiento
de la Escritura es el que dan los santos ; las cuales con-
clusiones tengo presentadas en este proceso y pedido
que se comprueben , y estarán comprobadas , como pa-
recerá de lo probado en la pregunta 5." del interroga-
torio que presenté en el octubre tle 72. Y si no se ha
hecho, de nuevo torno á suplicar se haga. Y ansimis-
mo parece clara mi defensa por la censura que se hizo
sobre la Biblia de Yatablo, la cual ordené y hrmé yo,
donde se pone Yatablo en un grado muy inferior ; la
cual censura he pedido y pido se traiga y ponga en este
proceso para mi defensa.
ítem , pruébase esta verdad de que yo dije muchas
veces en aquellas juntas que las exposiciones de Yata-
blo que fuesen de buena y sana doctrina se podían
admitir como cosa dicha por un doctor particular, co-
mo parecerá de lo probado en la pregunta 6." del in-
terrogatorio presentado por el octubre de 72, y en la
pregunta '6.' y 6." del interrogatorio para el maestro
Sancho, que presenté en el junio deste año. Convénce-
se también la mentira deste testigo, porque en aquellas
juntas no se trató de comparar á Vatablo con los san-
tos, sino de ver si se jiodian admílir las interpretacio-
nes de Yatablo, como se verá en lo probado en la pre-
gunta 9." del interrogatorio que presenté en el octubre
de 72.
ítem, pruébase esto mismo, porque en mis leturas,
en n)as de mili pasos de Escritura que declaro , en to-
dos ellos pongo y sigo exposiciones de santos. ítem,
prueba esta verdad mi Iclura de la Vulgafa. donde di-
go que la Yidgata se ha de aniepunor á todas las de-
más Iraslacíoncs, y rpjo es mas confrtrme al original
que oira ninguna, la cual lotura tengo prosentada en
este [¡roceso. Ítem, sí han sido exatnínados, como ten-
go suplicado á viieslras mercedes que de oficio lo man-
den hacer, el maestro León y el maestro .Medina, León
en la pregunta 8.'' del inlcrrogatorio que presenté en
EXTRACTO DEL PROCESO INSTRUIDO
el octubre de 72 , y Medina en una pregunta singular
que presenté en -i de junio deste año , no podrán ne-
gar que me oyeron decir que lo que ponía el intérpre-
te de la Yulgata tenía autoridad católica, y lo que los
otros intérpretes, autoridad de un hombre particular.
Capitulo 12. Que tenia poco respeto á los santos en
aquellas juntas. Testigo tercero, capítulo 2.°, dice que
de mí no lo entendió tan claramente; y en el capítu-
lo 4." dice que lo ha oído á otros de mí , y no señala á
quién ni cuándo; el cual testigo no hace fe por las ta-
chas de enemistad que le tengo puestas , y porque es
singular y porque nadie contesta con él , y depone du-
dosamente y de oídas, y de su mismo dicho se collíge
abiertamente lo contrario desto que depone, porque en
el capítulo 3.° dice que decía yo que no se podían ha-
cer explicaciones de la Escritura contra de los santos, y
diciendo yo esto, claro está que los reverenciaba como
debía. Y deslas mismas palabras que confiesa este tes-
tigo se convence la falsedad del testigo primero, en
cuanto depone que yo prefería Yatablo á los santos. Y
demás desto, hay por mí en este artículo lo que allegué
en el capítulo antes deste , y mas unos prólogos mios
en latin y en romance sobre los Cantares, los cuales
tengo pedidos so pongan en este proceso, y sí es me-
nester, lo|pido de nuevo, donde se ve el juicio mío de
los santos y el respecto que les tengo. Y pruébase esto
mismo de lo prohado en la pregunta 14 del interroga-
torio presentado en el octubre de 72, y en la pregun-
ta A." y 5." y 7." del interrogatorio para el maestro
Sancho, que presenté en el junio deste año de 73.
Capitulo 13. Que defendí las interpretaciones de
Yatablo en ciertos pasos de los salmos y Job. Testigo
tercero, capítulo 7.° y 8." Este testigo no me perjudi-
ca , por ser el maestro León , á quien tengo bastante-
mente tachado; y de su dicho no se me puede hacer
cargo, por ser general y confuso y no declarar los pa-
sos y lugares que yo defendía ; porque si los declarara,
viérase claramente que eran cosas llanas ; sino dice en
confuso qué defendía, y no dice de Yatablo, cuyas eran
las interpretaciones, sinódico de judíos, ¡lara con el
vocablo engendrar sospecha. Y es conocida calumnia
lo que en esto dice, porque los pasos que defendí, este
testigo y los demás maestros los aprobaron, á lo que me
acuerdo. Y si en alguno hicieron algún género de en-
mienda, yo vine en su parecer y lo aprobé y firmé, co-
mo se puede ver en la censura que he dicho, y como
lo advertí en el cajiítulo 2." de una petición que pre-
senté en 23 de junio deste año de 73.
Es verdad que yo defendí á Yatablo en algunos lu-
gares, lo cual tengo confesado desde la primera au-
diencia; y en defendellos defendía el juicio de la in-
quisición de España , que tiene censurado y aprobado
aquíd libro tantos años há , y he pedido (jue León de-
clare qué lugares eran , y yo los tengo declarados en
mis confesiones. Y constará ser los que yo he dicho,
de la res[)uesta del maestro Sancho á la pregunta 8."
del inl(!rrogalorio para él , y en la [iregunta 23 de otro
interrogatorio que [¡resenté por el junio deste año. Y
que la manera como los defendía era la que he decla-
rado en mis respuestas , que era solamente seguir la
doctrina de san Augustín, que es doctrina común acer-
CONTRA FRAY
ca de los muchos sentidos verdaderos que juntamente
puede tener un mismo paso de la Escritura, consta, lo
uno, de la confesión desle mismo testigo en el capítu-
lo 1 .", donde refiere la dicha sentencia de san Augustin,
y la pretende escurecer y negar , y lo otro consta de lo
probado en la pregunta 4/ del interrogatorio para el
maestro Sancho; y finalmente, como he dicho, en ellos
en última resolución tuve el mismo parecer que tu-
vieron todos los demás maestros.
Capitulo ii. Que no quise venir en la censura ge-
neral que se hizo por los maestros teólogos de Sala-
manca sobre la Biblia de Vatabio. Testigo tercero, ca-
pítulo 9.° Este testigo no me perjudica, por ser el
maestro León, á quien tengo lachado por mi enemigo,
y es singular y es testigo falso, y como contra tal se
debe proceder contra él, por ser falso en cosa tan subs-
tancial como esta y las demás que ha dicho contra mí,
fuera de lo que yo tengo confesado. Y la falsedad deste
testigo se convence manifiestamente, porque yo mismo
ordené y firmé la censura general que se hizo sobre
Valablo, como parecerá de lo probado en la pregunta 7.®
del interrogatorio que presenté en el octubre de 72, y
de la pregunta S."* del interrogatorio para el maestro
Sancho, y tengo pedido que la dicha censura general,
que de mí está firmada , se traiga originalmente , y
traída, constando á vuestras mercedes de la falsedad
deste testigo, pido y suplico á vuestras mercedes se
proceda contra él como contra testigo falso, porque,
pues en una cosa tan clara y llana y que no la pudo
ignorar es falso, mucho mejor se ha de entender que
lo es en las otras cosas que no se escribieron. Y si ne-
cesario es , de nuevo pido y suplico á vuestras merce-
des se traiga la dicha censura original, firmada de mí
el maestro fray Luis de León y del maestro León de
Castro , la cual quedó en poder del maestro Sancho, y
en poder de Gaspar de Portonariis ha de haber otra,
también firmada de nuestros nombres; para que se en-
tienda que este dicho testigo es con dolo y fallada y
malicia , y que necesariamente vuestras mercedes han
de proceder contra él , pues ha ofendido la autoridad y
santidad deste Santo Oficio con su dicho falso.
Capitulo 13. Que san Augustin no supo Escritura.
Testigo octavo, capítulo L", parece que dice que lo oyó
á otro de mí , y el otro no parece que contesta con él.
Este testigo no me perjudica , porque debe ser el maes-
tro fray Domingo Ibañez , dominico, á quien tengo ta-
chado por mi enemigo, ó otro algún fraile dominico;
y es singular y de oídas, y no señala tiempo ni lugar,
ni contesta con él el que alega por primer autor. Y el
mismo testigo en su dicho trae grandísima apariencia
y presunción de derecho de que no dice verdad, por-
que ¿cómo puede decir nadie de san Augustin que no
sabe Escritura, siendo uno de los cuatro doctores mas
principales de la Iglesia ? Y mucho menos se ha de
creer que lo dijese fraile de su orden ; y en un sermón
en latín que hice en las escuelas de Salamanca en su
fiesta , las primeras palabras que digo son estas : u De
))divo Augustino , incredibili et plañe divina sapientia
»viro, orationem habiturus, etc.» El cual sermón está
con mis cuolíbetos , y suplico á vuestras mercedes
manden se ponga en este proceso para mi defensa. Y
LUIS DE LEÓN. lxxvu
hace también por mí en este artículo todo lo allegado
en los capítulos pasados 11 y 12.
Cupilulo 16. Que se pueden admitir interpretacio-
nes nuevas de la Escritura, no contra, sino practer,
de los santos , y que aquel praeter le parece sofistica-
do. Esto dice solo el testigo tercero en el capítulo 3."
Digo que no me perjudica, porque las nuevas interpre-
taciones que yo decía y defendía, se han de entender
conforme á como yo lo tengo declarado en mis confe-
siones. Y constará que mis confesiones son verdaderas
de lo probado en la pregunta 6.^ del interrogatorio pre-
sentado por el octubre de 72, y en la pregunta 4.^ y 5."
del interrogatorio para el maestro Sancho , presentado
en el junio deste año de 73 , y por el dicho deste mis-
mo testigo en el capítulo 1.", porque toda la defensa
mia en las interpretaciones nuevas era seguir la sen-
tencia de san Augustin que él dice. Y este testigo es
el maestro León de Castro, mi enemigo, y es singular
y incierto ; y claramente de su dicho se collige eviden-
te calumnia y malicia, porque, confesando el testigo
que yo dije que se pueden traer exposiciones de Es-
criptura nuevas, no contra la explicación de los san-
tos, sino praeter, en decir que aquel praeter le parece
sofisticado denota su mal ánimo , porque presintiendo
no contra la exposición de los santos, no puede haber
sofistiquería mala debajo del praeter, sino es laquees-
te testigo con su mal ánimo quisiere inventar; cuanto
mas, que en decir que le parece no me prejudica su
parecer.
Capitulo 17. Que en los pasos del Testamento Vie-
jo que alegan los apóstoles en el Nuevo, el sentido que
ellos dan es verdadero y de fe ; pero que juntamente
con aquel pueden tener otro sentido. Testigo tercero,
capítulo 1."; testigo sétimo, capítulo 1." Estos testi-
gos no me prejudican por las tachas que contra ellos
tengo puestas, y denotan su mal ánimo en deponer
esto contra mí como cosa mala , siendo cosa llana y
verdadera en la manera que yo lo tengo confesado des-
de la primera audiencia , donde dije que leyendo la
materia De angelis, sobre cierto paso que alega san
Pablo en un sentido , dije que juntamente con aquel
sentido, el cual era de fe, podía tener otro; y daré ra-
zón dello.
Capitulo 18. Que en el Viejo Testamento no hay
promesa de vida eterna. Digo que los testigos que en
esto deponen no me prejudican, porque, allende délas
tachas que les tengo puestas y estarán probadas , son
singulares y no contestan ; porque el uno, que es el ter-
cero, en el capítulo 6.", no dice que lo afirmé, sino que
lo disputé en ciertas juntas de teólogos ; y en el capí-
tulo 14, el mismo ni dice que lo disputé ni que lo
afirmé, sino que los que trataban dello se allanaron,
vistos unos lugares de san Augustin ; y el testigo mues-
tra su mal ánimo en deponer por malo lo que se dis-
putó, porque siendo la conclusión buena, no había que
hacer caso de la disputa ; cuanto mas que en mis letu-
ras se hallará haber yo leído y enseñado lo mismo que
este testigo dice que se concluyó ; la cual letura está
presentada en este proceso para mi defensa. El otro tes-
tigo, que es el octavo, en el capítulo 1 ." depone de oí-
das, y no contesta con él aquel á quien dice lo oyó ; de
EXTRACTO DEL PROCESO INSTRUIDO
Lsxvm
donde se ve que es clara mentira lo que dice. El otro
testigo, que es el trece, capítulo i.°, dice una cosa
muy diferente , porque dice que decia yo que el maes-
tro Grajal no habia dicho aquesta proposición, sino so-
lamente que por la observancia de la ley mosaica se
prometían bienes temporales, y que le parece que yo lo
tenia por probable ; y lo que en esto yo haya tenido, se
verá por la dicha letura, que es mas cierta que no lo
que á este testigo parece; y demás deslo, aun el maes-
tro Grajal , de quien dice el testigo tercero que la dijo,
no la dijo ansí desnuda, sino muy diferente, como pa-
recerá de lo probado en la pregunta sexta del interro-
gatorio para el maestro Sancho, presentado en el junio
deste año de 73, y en el capítulo 7." do las repreguntas
presentadas por el mismo tiempo.
Capitulo 19. Que dije una doctrina de do se seguia
que la le sola justificaba , ó otro algún error. Testigo
cuarto, capítulo 4." Este testigo no me perjudica, por-
que le tengo tachado por mi enemigo y por loco y
tonto , y porque es singular y incierto, dudoso y igno-
rante, y no declara cuál doctrina era, y dice que le
parece á él que se seguia un error della , y no se deter-
mina en qué error ; y dice una gran falsedad , porque
en mis leluras De gratia y justificafione, y en un cuo-
libeto mió De satis fací tone, que he pedido se ponga en
este proceso, se hallará que enseñé todo lo contrario
de lo que este testigo dice ; y si es necesario , torno á
pedir de nuevo que se pongan las dichas leturas en
este proceso.
Capitulo 20. Que no es de fe que nuestra Señora
nunca pecó venialmenle. Testigo cuarto, capítulo 6."
Este testigo no me perjudica, por ser mi enemigo y las
demás tachas que le tengo puestas , y es singular. Y si
fuera verdad que yo lo huluera leido en la cátreda, co-
mo el testigo dice, hubiera otros muchos que lo oye-
ran ; y pues dice que fué en letura, en ella })arecerá lo
que yo liubiere dicho acerca desto ; y daré razón de lo
que se hallare en la dicha letura , la cual , si es nece-
sario, pido se ponga en este proceso para mi defensa.
Capitulo 21. Que hay cosas mal trasladadas en los
setenta intérpretes. Testigo quinto , capítulo 3.", que
lo vio en los papeles de mi letura. Digo que yo tengo
confesada esta letura desde la primera audiencia, y
daré razón de lo que en ella hubiere ; y pido que la di-
cha letura se ponga en este proceso para mí defensa.
Capitulo 22. Que puede un fraile, sin pedir licen-
cia á su perlado y sin pecar morlalmcnte, gastar uno
ó dos reales. Testigo diez, cajiítulo 3.°; testigo once,
capítulo 10, dicen (pie está en mis lecturas. Es verdad,
y es sentencia de Victoria, comunmente rccebída ; y
los testigos muestran su mal ánimo en la manera de
deponer.
Capitulo 23. Cuanto á los tres testigos que sobrevi-
nieron, y dicen haber yo puesto duda en la venida del
Mesías , y que por esto estoy [trcso , digo que no me
perjudican por lo que largamente tengo escrito en la
resi)uesta que presenté en el mayo deste año de 73,
que he aquí por repetida ; lo otro, jjorque lodos son de
oidas, y que no me lo oyeron á mí, sino á otros, los
cuales tampoco dicen habérmelo oído. Y ansí, todo ello
es falsedad y mentira , y invención de mis enemigos
después de haberme preso. Y por ser una cosa tan no-
table, que no es razón que se deje de hacer toda inqui-
sición para saber la verdad, y si se hallare haberlo di-
cho yo sea castigado con la pena que de derecho me-
rezco, y si constare ser falsedad y levantamiento, sean
castigados con todo el rigor los que lo han levantado,
porque no es razón que , so color del secreto grande
que hay en este Santo Oficio acerca de los testigos que
deponen , se atreva ninguno á decir lo que no es, pen-
sando no se ha de saber ; por tanto , pido y suplico á
vuestras mercedes, y si es necesario, con el acatamien-
to que debo les requiero , que manden hacer todas las
diligencias necesarias para saber la verdad , y que á
mi cosía manden que personalmente vengan estos tres
testigos aquí ante vuestras mercedes á volver á decir
sus dichos , sin que les sean leídas sus primeras depo-
siciones. Y atento á que en cosas tan graves en tan
poco tiempo no hay olvido, y se presume que malicio-
samente y á sabiendas callan el nombre del inventor
desla maldad , pido y suplico á vuestras mercedes sean
apremiados con todo rigor á que lo declaren , y todas
las personas á quien lo han oído, discurriendo de uno
en otro hasta descubrir el principio de tan gran mal-
dad, y sean castigados todos los que fueren hallados
culpantes. — Fray Luis de Lean. — Dotar Ortiz de Fu-
nez. — Hay una rúbrica.
PEDIMENTO DE FRAY LUIS DE LEÓN, ESCRITO DE SU MANO, Y
PRESENTADO EN 13 DE JULIO DE 1573 AÑOS, ANTE EL SEÑOR
INQUISIDOR LICENCIADO DIEGO GONZÁLEZ, EN LA AUDIENCIA
DE LA TARDE.
Ilustres señores : El maestro fray Luis de León, pre-
so en las cárceles deste Santo Oficio, en el pleito que
trato con el fiscal , digo : Que de ocho ó diez meses á
esta 'parte, por escrito y de palabra, y señaladamente
en 4 del mes de junio pasado , he suplicado á vuestras
mercedes manden que se traiga la censura original que
se hizo por los maestros de Salamanca sobre la Dililia
de Yatablo, que está en poder del maestro Sancho una,
y otra en poder de Gaspar de Porlonariis, librero; que
se me muestre ansí la dicha censura , como mis pape-
les y lecturas , que están en poder de vuestras merce-
des, para señalar en ella y en ellos las partes que con-
vienen á la defensa de mi justicia y presentallas en osle
proceso ; lo cual hasta agora ni se me ha denegado, ni
con efecto se ha hecho, padeciendo en ello mi justicia,
como es notorio. Suplico á vuestras mercedes sean ser-
vidos mandar que se haga, y con brevedad, si ha lu-
gar, y si no se ha de hacer, se me diga claramente, para
que yo no sea mas importuno , y proceda adelante en
lo que pareciere convenir á mi justicia.
Demás deslo, acerca de lo que el lesligo tercero, en
el capitulo 2.*, dice que entendió de mí, aunque no laii
claramente como de otros, que lenía poco respecto á los
Santos I'adres, sino á estas inlcriinilaciones de rabíes,
como él dice ; demás de lo que dicho tengo en mis res-
puestas , digo que eslc lesligo , en este artículo como
en otros muchos , se perjura claramente y me levanta
falso leslímonío , y que de su mismo dicho se convence
necesariamente que cslo es así, porque luego, en el
capítulo 3." siguiente, dice y confiesa que me oyó de-
CONTRA FRAY LUIS DE LEÓN
cir muchas veces, en los mismos lugares y disputas,
I que no se podian traer ni admitir explicaciones de la
Sagrada Escritura en contra ó conlrarias de las que
dan los santos ; de lo cual consta claramente que yo
tenia el respecto que debia á los santos, y que este tes-
tigo, no solo no vio en. mí cosa ajena dello , sino vio y
oyó todo aquello que bastaba para conocer que yo aca-
taba á los santos como era justo , y por consiguiente
que no tiene conciencia , y que debe ser por vuestras
mercedes castigado como hombre que por su mismo
dicho muestra que es falso y perjuro ; porque quien
dice y confiesa que no se pueden traer interpretaciones
contra ó conlrarias de las que dan los sanios, como
este testigo confiesa habello dicho y repetido yo muchas
veces, conocida y abiertamente confiesa lodo esto : lo
uno, que las interpretaciones que dan los santos en la
Escritura son las buenas y las verdaderas, pues no se
ha de admitir lo que les contradijere ; lo otro, confie-
sa que son verdaderas, no así como quiera, sino que
tienen verdad cierta y de grande autoridad , pues lodo
lo que les fuere contrario, por el mismo caso que les
es contrario , se lia de desecliar y condenar por malo
y falso. Lo otro , confesando esto, confiesa necesaria-
mente que ni pueden ser desechadas las dichas inter-
pretaciones , ni menospreciadas ni comparadas con
otras para caso de lenellas en menos , sino que así
como es mas cierto que ellas son verdaderas que no
las demás , ansí son y deben ser aventajadas á todas.
Y pues yo, por confesión dol dicho tercero testigo,
confieso todo esto , suplico á vuestras mercedes sean
servidos de comenzar á conocer la maldad deste hom-
bre y el engaño que les hizo , y el agravio que yo pa-
dezco sin culpa. Y deste mismo dicho y deposición su-
ya se convence ser falso lo que el mismo testigo , en
el capítulo 4.", dice haber oído de mí, y no sabe á
quién, que burlaba de las inierpretaciones de los san-
tos ; y ni mas ni menos desta dicha confesión deste
testigo se prue')a ser falsedad notoria lo que depone
contra mí el primero testigo en el capítulo 4.", dicien-
do que prefería yo en las dichas disputas las interpre-
taciones de Vatablo á las de los santos ; porque el di-
cjio testigo primero no se halló en aquellas disputas y
depone de oídas ; y este testigo tercero, que se halló
en ellas, con ser mi enemigo, y con deponer contra
mí por dañarme , confiesa haber dicho yo muchas ve-
ces que no se podian traer inleri)retacione3 contra de
los santos. Y decir esto , y preferir las que da Vatablo
á las que dan los santos, son cosas que en ninguna
manera se compadecen, como consta de lo arriba de-
clarado. Y suplico á vuestras mercedes que en la mar-
gen de mi respuesta al capítulo 2." del testigo terce-
ro se haga memoria deste papel , para que se vea cuan-
do aquello se viere , y también se haga memoria en la
margen de la respuesta al testigo primero en el capí-
lulo 4." — Fray Luis de León. — Dotor Ortiz de Fu-
nes.— Hay una rúbrica.
LXXIX
PEDIMENTO DE FnAY LUIS DE LEÓN, ESCRITO DE SU MANO Y
PRESENTADO EN VAI.LADOLID, Á 29 DE JULIO DE 1573 AÑOS,
ANTE EL SEÑOR INQUISIDOR LICENCIADO DIEGO GONZÁLEZ, EN
LA AUDIENCIA DE LA MAÑANA.
Ilustres señores : El maestro fray Luis de León,
preso en estas cárceles , en el pleito que trato con el
fiscal deste Santo Oficio, digo : Que entre los pa¡ieles
de mis leturas que están en poder de vuestras merce-
des hay muchos cartapacios , de los cuales algunos
dellos no son míos , sino de otras personas que me los
prestaron; y oíros, aunque son míos, pero lo en ellos
contenido no es co-^a compuesta por mí ni de mis letu-
ras , sino cosas compuesías por otras personas doctas,
las cuales yo habia hecho trasladar á mis escribientes,
de lo cual lodo lo que me pude acordar declaré por un
escrito el día que por mandado de vuestras mercedes
fui preso ; y después acá , creo que por el mes de agosto
del año pasado de 72 , presuponiendo que mis papeles
sé vian, supliqué á vuestras mercedes, como parecerá
por este proceso, fuesen servidos de mandar que se me
mostrasen los dichos carlapacios para señalar en cada
uno dellos cuyos son y de quién los hube, para que
vuestras mercedes, con tiempo, y antes que fallase al-
guna de las personas cuyos son , se informasen de la
verdad, y no hiciesen ver y examinar como cosa mia lo
que es ajeno, con trabajo de los consultores y agravio
mío , protestando que si , por no hacerse con tiempo
esta diligencia, faltase alguna de las personas de quien
yo he habido los dichos papeles , y por su falta no pu-
diese yo probar la verdad de mi pretensión, la tal falta
no me parase perjuicio, pues no sucedía por culpa ni
negligencia mia. Y por cuanto la dicha diligencia no
se ha hecho hasta agora, y porque entiendo que los di-
chos mis papeles, los cuales yo creí que se vian desde
el principio de mi prisión , se comenzaron á ver un año
después y se ven agora actualmente, torno á suplicar
á vuestras mercedes lo mismo, y á protestar lo que
tengo protestado. Porque aunque, como otras veces ten-
go en este proceso declarado y jurado, yo ni sé ni tengo
por qué sospechar que en los dichos papeles ajenos que
están entre los míos haya alguna cosa de mala doctrina,
porque á las personas de quien los hube los tengo por
católicos , y porque, como otras veces he dicho, de lo-
dos ellos he leido muy pocas hojas ; pero, de cualquier
manera que sean , no es (conforme á razón ni á dere-
cho que, siendo ajenos y pudíendo á vuestras merce-
des constalles dello clara y evidentemente, se vean co-
mo míos los dichos papeles, mayormente estando yo
preso mientras se ven. Porque notoria cosa es que los
diciios cartapacios de mano, no siendo compuestos por
mí , no están mas á mi cargo que los demás übros im-
presos que están en mi celda, de los cuales es cierto que
no siendo de autores vedados , no se me puede hacer
cargo ninguno, aunque en ellos se hallasen cosas de
mala doctrina. Y ansí como no seria conforme á dere-
cho que vuestras mercedes me detuviesen preso mien-
tras se vian las obras de Cayetano ó de otro doctor
católico que estuviesen en mi poder, ni seria justicia
que se pusiese á mi cuenta lo malo que en las dichas
obras se hallase ; así no es justo que los dichos carta-
pacios que no son míos se vean como mios , sino que
EXTRACTO DEL PROCESO INSTRUIDO
LXXX
primero y ante todas cosas vuestras mercedes manden
averiguar cuyos son, pues yo estoy presto para dar ra-
zón de ello clara y bastanlemenle, como lo lie dicho y
suplicado y requerido y protestado desde el principio
de mi prisión por muchas veces.
Demás desto, digo que de un año á esta parte he su-
plicado á vuestras mercedes muchas y diferentes veces
fuesen servidos mandar que se trújese la Biblia de Va-
tablo que originalmente se censuró por los maestros
de Salamanca, la cual está on poder del maestro Fran-
cisco Sancho , y otra en poder de Gaspar de Portona-
riis, librero, para presentar en este proceso algunas
partes de ella que convienen á la defensa de mi jus-
ticia; lo cual liasla agora no se ha hecho. Torno á su-
plicar á vuestras mercedes manden que se haga con
brevedad.
Demás desto, suplico á vuestras mercedes sean ser-
vidos mandar que se me den unos cuadernillos de fray
Diego de Zúñiga que están entre mis papeles , porque
pretendo por ellos probar que es falso en una de las
cosas que depone contra mí. Y puódensc contar las ho-
jas de ellos , y rubricar cada una de ellas por el secre-
tario, y donde hubiere algo borrado ó añadido, seña-
lallo, para que vuestras mercedes estén ciertos y segu-
ros que por mí no se muda nada on ellos. Y si esto no
hubiere lugar, vuestras mercedes sean servidos de dar-
me tiempo y espacio para que aquí en la audiencia,
delante de vuestras mercedes ó de alguno de los se-
cretarios, los vea. Y pido justicia, etc. — Fray Luis de
León.
PEDIMENTO DE FRAY LUIS DE I.EON , ESCRITO DE SU MANO Y
PRESENTADO EN VAI.LADOLID , Á 20 DE AGOSTO 1573 AÑOS,
ANTE EL SEÑOR INQL'ISIUOR LICENCIADO DIEGO C0N7.ALEZ.
Ilustres señores : El maestro Fray Luis de León, en
el pleito que trato con el fiscal deste Santo Oficio, di-
go : Que en un interrogatorio de taclias que presenté
el junio pasado, en la pregunta 10, que trata de una
cansa de enemistad que tiene conmigo fray Diego de
Zúñiga, no me acuerdo si presenté por testigo á fray
Francisco de Cueto. Si no lo presenté, agora le nombro
y presento, y supli^^o á vuestras mercedes manden que
sea examinado en ella (a).
Demás des! o, digo que ansí en el dicho interrogatorio
como en los demás que tengo presentados en este pro-
ceso, en algunas preguntas señalo para que sean exa-
minados tres y cuatro y cinco y mas testigos, porque
de algunos de ellos tengo duda si se acordarán entera-
mente de loilo aquello para (pie son presentados; por lo
cual sujilico á vuestras mercedes que si en la exami-
nacion de los dichos testigos, los que fuesen primero
examinados no probaren enteramente lo articulado, se
proceda al examen de lodos los demás por mí señala-
dos; y si caso fuere que por la dilación que lia habido
en la probanza que por mí se haro, alguno de los di-
chos testigos se hubiere muerto ó ausentado, suplico
á vuestras mercedes me manden que señalo otro ú otros
en su lugar, en las preguntas adonde su testimonio
hiciere falla.
(a) Al mJrgen se lee : «No scri necesario hacer esla diligencia,
porque eo el üicbo intcrrogatoriu e&lá sefialado el dicho Cuctu.»
Demás desto, digo que al principio de mi prisión y
de este pleito, y por el mes de agosto del año pasado
de 72, y ni mas ni menos este julio próximo pasado,
he suplicado á vuestras mercedes sean servidos antes
que se vean mis papeles por los teólogos consultores
(leste Santo Oficio, mandar examinar y averiguar cuá-
les son mios y cuáles no. De lo cual yo estoy presto y
aparejado á dar bastante razón y claridad en viéndo-
los , porque de no hacerse así mi justicia recibe agra-
vio, lo uno en que se examine por mió lo que no lo es,
mayormente estando yo preso mientras se examino ; lo
otro, porque cuanto mas se dilatare la averiguación de
cuyos son los dichos papeles, tanto en cosa que des-
pués sea necesario hacerse, se hará con mas dili.ultad,
por los casos de muerte y ausencia que pueden acon-
tecer en tanto tiempo á las personas cuyos son y de
quien yo los hube y con quien lo tengo de probar. Lo
cual hasta agora no se ha hecho. Por tanto, torno á
suplicar á vuestras mercedes lo que acerca de esto ten-
go suplicado, y á protestar lo protestado. Y pido justi-
cia y el oficio, etc. — Fray Luis de León.
PEDIMENTO DE FRAY LL'IS DE LEÓN , ESCRITO DE SU MANO Y
PRESENTADO EN VALLADOLID, Á 9 DE NOVIEMBRE 1575 AÑOS,
ANTE EL SEÑOR INQUISIDOR LICENCIADO DIEGO GONZÁLEZ.
Ilustres señores : El maestro fray Luis do León, en
el pleito que trato con el fiscal deste Santo Oficio, di-
go : Que los cartapacios y papeles que están entre los
mios y no son mios son los siguientes :
1.° El cartapacio número i." no tiene cosa mia;
tiene al principio una letura sobre Isaías, del maestro
Villalobos, augustino, ya difunto. Conocerán que es
letura suya el maestro fray .\lonso Gudiel , el maestro
fray Hernando de Zarate, fray Pedro de Rojas, fray Pe-
dro Arias, augustinos, y otros muchos frailes de mi or-
den, porque anda pública entre ellos. Tiene mas el di-
cho cartapacio, una letura del maestro Cipriano, que fué
catedrático en .Mcalá, sobre los salmos. Rícela sacar á
un escribiente de unos cartapacios de fray Juan Ruiz
de la Mota, augustino, que escribió oyendo al dicho
Cipriano ; él la conocerá y será testigo de lo que digo.
Tiene mas, un pedazo de la letura sobre san Juan, del
maestro fray Dionisio, augustino. Esta letura anda pú-
blica entre nosotros. Conocerán que es ansí fray Fran-
cisco Cuelo y fray Pedro de Rojas y fray Pedro Arias
y otros muchos frailes de mi orden; y en la librería de
san .\ugusliii do Salamanca está un original de la di-
cha letura, por donde cotejando la deste cartapacio con
aquella , se conocerá ser verdad lo que digo. Tiene
mas, un pedazo do exposición sobro la epístola Ad ro-
manos, de un hombro docto, difunto, (pie se llamaba
el maestro Bernardo Pérez; esla me envió desdo Alcalá
con otros papeles el doctor Avila, canónigo de Belmon-
te; él será testigo de que es ansí.
2." El cartai)acio número 2." no tiene cosa mia;
tiene al priiiciiiio una letura del principio de la tercera
parte de san Joróiiiino, do la materia De incarnaíione.
Es letura do fray Juan do la Peña, y al fin dolía os le-
tura del maoslro (irajal, que leyó por el dicho maestro
P(!ña la suslil lición do aíjuel año. Constará esto ser
ansí , cülejando los ¡lapeles de la dicha ielura de Peña,
CONTRA FRAY
los cuales tendrán frailes dominicos, con la letura
deste cartapacio que digo. Tiene mas, una repetición
del mismo Peña sobre aquellas palabras del primer ca-
pítulo de la epístola Ad ephesios : «Benedictus Deus
wpater Domini noslri Jesu-Christi.» Constará ser del
maestro Peña por la manera sobredicha. Tiene mas
el dicho cartapacio , una letura del maestro Guevara
sobre el 3.° de Durando. Constará ser suya coteján-
dola con los papeles de su letura, los cuales se halla-
rán en poder del dicho Guevara y de otras personas.
3." En el cartapacio número 3.'^ no hay cosa mia;
tiene pedazos de letura, como son de Descientia Dei, De
praedestinaiione, De Trinüale, De anima, De gr alia.
Son leturas del maestro fray í*edro de Sotoraayor. Co-
nocerse ha cotejándolo con sus leturas en eslas mate-
rias , las cuales se hallarán en poder de frailes domi-
nicos y de otras personas.
4." En el cartapacio número 4." no hay cosa mia. Tie-
ne una exposición sobre los Cantares en romance del
maestro Benito Arias Montano; préstemela muchos años
há, pidiéndosela yo para ver algunos pasos cuando yo
escribí sobre ellos, y ansí, me aproveché della en algu-
: nos lugares. Preslomela con condición que se la pusie-
i se en latín, y yo nunca lo hice, por ocupaciones que tu-
¡ ve. Consta ser suya por la letra , que es del , y porque
\ él, preguntado si fuese menester, no lo negará.
I 5." En el cartapacio número 5." no hay cosa mia. Tie-
ne cosas tocantes á frasis y otras anotaciones de la Sa-
grada Escritura. Préstemele fray Francisco de Castro-
verde , auguslino, habrá cinco ó seis años, porque pen-
sé leer una lición extraordinaria de las frasis de la Es-
critura. El será testigo dello , que visto el cartapacio,
conocerá la verdad, y sin vello la dirá también; y al
fin deste cartapacio están ciertos cuadernos escritos de
la letra del mismo Castroverde , que tiene al principio
por titulo Miscelánea. Conocerán la letra de Castro-
verde fray Pedro de Rojas, fray Pedro Arias, fray Hie-
rónimo de la Cruz.
6.° En el cartapacio número 6." no hay cosa mia. Al
principio tiene un tratado De musicae el instrumento-
rum uf-u apud veteres hebraeos. Es del maestro Cipria-
no, catedrático que fué en Alcalá. Diómele el doctor
Avila, canónigo de Belmente, con otros papeles. Como
he dicho, él será testigo. Tiene mas otros cuadernos de
lanotaciones diversas de Escritura, los cuales hube de
fray Gabriel de GoWaraz muchos años há , que querién-
jdome yo oponer á la cátedra de Biblia cuando la llevó
Grajal, y estando falto de papeles locantes á la Escri-
tura, se los pedí y me los dio; él será testigo de ello,
demás de que la mayor parte dellos son de su letra, la
cual conocen fray íüerónirao de la Cruz, fray Pedi-o de
Rojas , fray Francisco Cuelo , fray Pedro Arias , au-
gustinos. Tiene mas , uno ó dos cuadernos de mi letra,
y son de la letura de Cipriano sobre la epístola Ad he-
braeos, los cuales escribí oyéndole ; y olro cuaderno de
letura del mismo sobre el Apocalipsi, de letra de fray
Martin de Perea. Conocerá la le Ira fray Pedro de Rojas
y fray Pedro de Uceda , augustinos.
1." Mas, unos cuadernos que tienen por señal núme-
ro 7." Son letura de fray Domingo Ibañez, ilominico.
Preslóraelos un fraile benito, oyente en Salamanca, uo
E. xvi-ii.
LUIS DE LEOiN. i.xxxi
me acuerdo del nombre; tuvo un aclo mayor poco an-
tes que me prendiesen , y prestómelos para que viese
una opinión que tuvo el dicho fray Domingo peligrosa,
en lo del mérito de las obras , de que yo he dado ya no-
ticia en este proceso. En San Vicente de S;damanca co-
nocerán la letra del monje; y el fray Domingo, vistos
los cuadernos, conocerá que es letura suya.
8." ítem, un cuaderno que liene número 8." Es de la
letura de Cipriano sobre los salmos , de que arriba he
dicho, que por descuido no se encuadernó con los de-
más. Probarse ha de la misma manera como dije del
cartapacio número 1."
9." ítem, un cuadernillo que tiene número 9." Es de
fray Pedro de Uceda, auguslino, en que concuerda los
evangelistas, que el uno escribió que habían crucifica-
do á Cristo en la hora de tercia, y el otro en la de sex-
ta. La letra es del mismo ; coiiocella ha fray Hierónimo
de la Cruz y fray Pedro de Rojas, augustinos. Y el mis-
mo Uceda, visto el papel , conocerá ser suyo.
10. ítem, unos cuadernillos que tienen número 10.
Son de fray Diego de Zúñiga , auguslino. Prestómelos
fray Pedro de Uceda. El Uceda y el Zúñiga viéndolos los
conocerán por tales.
11. ítem, un legajo de cuadernos que tiene núme-
ro 11. Hay en ellos una letura De legibus del maeslro
Gallo, y una lelura De gratia , no sé de quién , y una
lelura Depraedeslinalione de un padre de la compa-
ñía de Jesús que lee en Alcalá. Todos ellos me los pres-
tó fray Mateo de Figueroa , auguslino, y todos son de
su letra. La letra conocerán fray de Rojas , á lo que
creo, y fray Juan de Castro, augustinos. Y el fray Ma-
teo conocerá que son suyos , y que en ellos no hay co-
sa mia , y que él me los prestó.
12. Ilem, un cuadernillo numero i 2. Es un sermón de
difuntos del padre Riaño, .auguslino, ya difunto. La
letra es de fray Pedro de Uceda. El conocerá que es
ansí.
13. Ilem, un olro cuaderno que tiene número 13,
donde se traía Utrum gralia el peccatum immediaté
opponanlur. Es cosa tratada por fray Pedro de Uceda
y letra suya. La lelra conocerán los que dije en el nú-
mero 9," ; y el Uceda, viéndolo, conocerá ser suyo.
14. ítem, un legajo que tiene núm. 24. Hay en él
cartas misivas y versos en latin y en romance, y otras
cosas que ninguna dellas toca en cosa de teulugía. Son
de diferentes personas , como por ellos mismos se pa-
rece.
15. ítem, un cuaderno que liene número 1 5. Es de mi
lelra, pero es una cuestión De malo que yo saqué mu-
chos años há de la letura de fray Ambrosio de Salazar,
dominico. Cotejándose con ella, parecerá ser ansí, y
habrála entre frailes dominicos. Y fray Antonio Que-
vedo, auguslino, tiene una lelura de la 1." parle de
santo Tomás del dicho fray Ambrosio , de donde yo sa-
qué la dicha cuestión.
Demás deslos, hay algunos otros carlapacios y pape-
les entre los míos , los cuales no son mios , y no los se-
ñalo porque uo se me han mostrado , que deben estar
en poder de los que los ven. Suplico á vuestras merce-
des manden que se traigan todos y se me muestren,
para que señale los que no son mios enteramente, y no
LXXXIl
EXTRACTO DEL PROCESO INSTRC'IDO
se gasle tiempo en ver lo que ni me toca á mí , ni á es-
te proceso pertenece. — Frmj Luis de León.
PF.DIMKMO DE FRAY LLMS DE LEÓN", ESCRITO DE SU MANO Y
FRESEMADO EN VAI.LADOI.ID, Á 9 DE SETIEMliRE 1375 AÑOS,
A.NTÉ EL SEÑOR INQCISIDOR LICE.NCIADO GO.NZALEZ, EN LA
AUDIENCIA DE LA TARDE.
Ilustres señores: El maestro fray Luis de León, en el
pleito que Iraíocon el fiscal deste Santo Oficio, acerca
délo que el tesügo primero depone en el segundo capí-
tulo, que es notorio liaber leído yo que en la Yulgata
liay nniclias falsedades; demás de lo que dicho tengo,
digo: Que de las mismas deposiciones de los tesligos
que el íiscal ha preseniado conira mí, se convence ser
fal>edad lo que esle lesii^o dice, porque el testigo diez y
seis, en el capítulo 2.", que dice haber visto lo que yo
leí acerca de la Yulgata , dice que lo que yo acerca de
esto leí, esque habiaen la Vulgala algunas cosas que
se podían trasladar mejor conforme á lo hebreo; y el
testigo diez, en el capí.ulo 1. ', que dice también haber
visto mis leturas , dice lo mismo que alirnio yo, que
algunas cosas se pueden trasladar mejor. Y el testigo
tercero, que es el maesiro León, que se halló pre.sente'
al acto donde yo sustenté lo que yo habla leído, en el
capítulo 5.° y en el capítulo 13, donde traía dello, no
dice haber dicho yo que había falsedades, sino que ha-
bia cosas mal trasladadas. De las cuales deposiciones,
admitiéndolas en cuanto son por mi parle , se collige
abiertamente, como dicho tengo, que lo que el dicho
primer testigo depone ser notorio acerca de mi letura
de la Yulgata, es notoria mentira.
ítem , acerca de lo que el mismo primero testigo de-
pone en el capítulo 3.", que me ha visto afecto siempre
á novedades dignas de remedio, digo, demás de lo que
dicho tengo, que de toda la deposición deste mismo
testigo se conoce abierfamente que se movió á depo-
ner esto contra mi solo por su malicia y dañado áni-
mo, y no por haber en ello fundamento de verdad.
Porque cierto es que para que este testigo pudiera con
razón, y no con [)asion y temeridad, juzgar esto de mí,
era necesario haberme oido sustentar ó defender ó apro-
bar en olra alguna maneraalgunas opiniones ó senten-
cias de novedad escandalosa. Y como se ve claro por
todo el discurso de su dicho , en lodo él no depone ha-
berme oído ninguna cosa, ni nueva ni vieja; antes to-
das aquellas cosas de que me acusa dice hahellas oido
de otros que se las dijeron de mí. De lo cual colijo que
si este testigo no pudo decir de mí que me lia visto
afecto á novedades dignas de remedio, sino habiéndo-
me oido defender algunas de ellas; constando de su di-
cho y propia confesión que no me ha oido ninguna co-
sa de cuantas me acusa, abiortamenle se signe que el
decir que me vio afecto á novedades es maldad suya, y
no culpa mía. Y no fiuede decir fpic se le ha olvidado,
porque, pues tuvo memoria de lo que le dijeron otros de
mí, muy mejor se pudiera acordar de lo que me oyó á
mí contra rní, si hubiera qué. Yes manifiesto argumen-
to de mi inocencia en esla parle y de la malicia de es-
te testigo, que siendo maesiro, como es, y hallándose
conmigo por esta causa en los aclos y dis|pulas ordina-
rias que hay en aquella universidad, adonde el calor de
la disputa alguna vez desordena las palabras y el juicio
de los hombres, con todo eso, y con tener deseo de da-
ñarme , no halló cosa mala ni sospechosa ni de novedad
que con verdad pudiese decir que él me la iiabia oido
afirmar ó aprobar.
Demás desto, digo que el día pasado aquí en la au-
diencia entendí que algunos de mis papeles, los cuales
se ven por mandado de vuestras mercedes, se han dado
á ver y examinará fray Juan Gutiérrez, fraile domini-
co , y ansí entiendo que se habrán dado á otros de la
misma orden; y siendo notorio, como es, que todos los
frailes de la dicha orden son sospechosos contra mí por
las competencias que mi orden y yo señaladamente he
tenido con ellos , y p or la cátreda que les hemos quita-
do , y por las demás causas que yo en este proceso ten-
go alegadas y probadas, por las cuales los tengo tacha-
dos por enemigos; es notorio el daño que recibo en que
ninguno de los tales sea admitido al juicio ó examen de
mis cosas; lo uno, porque en mis papeles hay señales
manifiestas de que yo y mi doctrina está apartada de
lodos los errores que la Iglesia y hombres doctos han
condenado hasta el día de hoy; y por esta causa yo de-
seé desde el primer dia que mis papeles se viesen , lo
cual, siendo el examinador que los ve desapasionado y
temeroso de Dios, advertirlo ha mucho, y advertirá de-
llo á vuestras mercedes , y servirá de deshacer con la
verdad la mala sospecha que vuestras mercedes han
sido servidos de funilar contra mí por la maldad de dos
mis enemigos ; pero siendo el examinador hombre apa-
sionado y enemigo, callará ansíestocomo todo lo demás
bueno que hubiere en los dichosmis papeles. Lo segun-
do, porque el examinador desapasionado, con lo bueno
que está claro, entenderá algún paso, si acaso pareciese
estar dudoso y no calumniará las cosas sencillas, ni hará
dificultad en las llanas; y al revés, el enemigo y apa-
sionado buscará todas las entradas posibles y no posibles
para torcer mis palabras. Y aunque yo estoy cierto y con-
fiado en la verdad y en el favor de Dios, que sabe que la
trato, que en mí vida le ofendí conira su fe, que de to-
do cuanto hay en mis papeles y de todo cuanto en ellos
me quisiere calumniar la misma calumnia, daré razón
llana y bastante; pero, con todo eso, recibo daño, por-
que es hacerme pleito en loquenohay pleito. Lo último,
porque cuando no me puedan dañar en oira cosa, es do
presumir que siendo los padres dominicos, como son,
mis enemigos, estando á su cargo la vis'a de mis pape-
les, me dañ;irán en la dilación, alargando la vista dellos,
con ocasión y sin ella, lodo cuanto pudieren. Por las
cuales causas pido y suplico á vuestras mercedes, y síes
necesario, con el acatamiento debido les requiero, que
no permitan que los dichos frailes, ni ningunos oíros
de los por mi tachados, sean admitidos á la vista ó exa-
men de los dichos papeles ó de alguna otra cosa mia.
Y en lo hecho hasta agora por los dichos, todo aquello
que fuese en mí daño, protesto (jue no me puede ni de-
be perjudicar, y asi lo pido y el oficio de vuestras mer-
cedes imploro. — Fray Luis de León. — Dotar Ortiz de
Fu7ies. — Hav una rúbrica.
li
CONTRA FRAY LUIS DE LEÓN.
LXXXlll
PEDIMENTO DE FRAY LUIS DE LEÓN, ESCRITO DE SU MANO Y
PRESENTADO ANTE EL SEÑOR LICENCIADO DIEGO GONZÁLEZ,
INQUISIDOR, EN LA AUDIENCIA DE LA MAÑANA, Á 20 DE OTU-
BRE 1573 AÑOS.
Ilustres señores: El maestro fray Luis de León, pre-
so en estas cárceles, en el pleito que trato con el fiscal
de este Santo Oficio, digo: Que en 7 dias del mes pa-
sado de setiembre, por una petición, supliqué á vues-
tras mercedes fuesen servidos que á la vista y examen
de mis leturas y papeles no fuesen admitidos los frailes
de la orden de Santo Domingo, ni ningún otro de _aque-
llos á quienes tengo tachados en este proceso, por ser
notoria la enemistad y la causa della que los dichos
frailes tienen conmigo y con mi hábito, y por ser ma-
nifiesto que siendo ellos examinadores de mis papeles,
mi justicia é inocencia padecerían gran detrimento por
las causas y razones que allí dije , las cuales he aquí
por referidas. Lo mismo suplico agora, por cuanto su
oficio y deseo de vuestras mercedes es saber la verdad,
la cual jamás se sabe por medio de personas apasiona-
das y torcidas , y porque hacer h contrario sirve sola-
mente de hacer pleito donde no lo hay , y de alargar el
que hay, el cual solo por haberse alargado es pleito,
siendo de suyo muy breve y muy fácil el averiguar mi
justicia.
Demás desto, digo que los dias pasados supliqué á
vuestras mercedes mandasen informarse de cuáles y
qué personas son enemigos de mi tio Antonio de León
y de mis hermanos , para no admitillas al juicio ó con-
sulta de este mi pleito , porque á las que constase ser
tales, yo desde luego las recusaba y tachaba. Agora tor-
no á suplicar á vuestras mercedes lo mismo, por cuan-
to yo tengo gran sospecha que en este mi negocio en-
tienden y tienen mano y parecer personas apasionadas
contra mí por esta causa, ',de las cuales yo no puedo,
por estar preso y encerrado, ni tener noticia ni dalla á
vuestras mercedes. Y pues es cosa cierta que el que
fuere enemigo de los sobredichos lo es mío , y seña-
ladamente en este negocio, adonde el dañarme es afren-
tar á ellos, y yo por mí no puedo informarme de quién
sean para tachallos nombradamente, é importa tanto á
mi justicia como es notorio , al oficio de vuestras mer-
cedes pertenece mandar hacer esta averiguación, y an-
sí lo pido y suplico.
Demás desto, acerca de lo que el testigo primero di-
ce en el capítulo 2." de su dicho, que entiende que de-
be haber oido otras proposiciones de mí , pero que no
se acuerda , digo que desto y de lo que depone él mis-
mo en el capítulo 6.*" y 8.° de su dicho, consta clara-
mente que se perjura; porque en los dichos 6." y 8."
capítulos, los cuales depuso un año después de lo que
depuso en el segundo cai)ítulo , dice y confiesa que por
el julio de 71 , que fué cinco meses antes que depusiese
lo que depone en el capitulo 2.", diversos estudiantes
le dijeron diversas proposiciones que yo y otjas perso-
nas habíamos dicho , los cuales venían escandalizados
¡ü de la novedad dellas ; las cuales proposiciones él es-
cribió y puso por memoria, y las presentó en este jui-
cio al tiempo que hizo la última deposición que se con-
tiene en los dichos 6." y 8.° capítulos, como en ellos se
parece. De lo cual se coUige manifiestamente que este
testigo , al tiempo que hizo la primera deposición , la
cual se contiene en el primero y segundo capítulos, ha-
bía ya oido las dichas proposiciones, y tenia en su po-
der la memoria dellas, y por consiguiente, que es per-
juro en decir en el 2." capítulo que no se acuerda de
otra cosa. Y si dice que cuando hizo la primera depo-
sición que se contiene en el dicho 2.° capítulo no lia-
bia oido las proposiciones que los estudiantes sobredi-
chos le dijeron, ni puéstolas por memoria, convéncese
que miente y se perjura, en cuanto en el capítulo 6.°
y 8." depone que se las dijeron el julio de 71, que, co-
mo he dicho, fué cinco meses antes de su primera de-
posición y ocho meses antes de mi prisión ; y por con-
siguiente, se collige que no se las dijo nadie ni hubo
el escándalo que dice, sino que, como pasó en realidad
de verdad, él le levantó y fabricó esas proposiciones de
lo que su mal ánimo le persuadió que había oido.
Acerca de lo que el testigo 3." dice en el primer ca-
pítulo, demás de lo que dicho tengo;, en cuanto dice
que no podríamos convencer á los judíos con los tes-
timonios que alegan los apóstoles, si fuese verdad que
aquellos testimonios, juntamente con el sentido que les
da el Apóstol , tuviesen otro sentido, digo que de las
mismas palabras que este testigo dice , se convence lo
contrario , porque dice que dirá el judío : « Tan bien
quiere decir esta profecía ó testimonio esto como esto
otro, y no me concluís.» Si el judío confiesa y conce-
de que la profecía dice lo uno y lo otro, y que tiene el
uno y el otro sentido , que es conceder lo que yo decía
en la manera que en otras parles tengo declarado , no
puede decir que no le concluyen, antes queda conclui-
do necesariamente; porque si el Espíritu Santo dice
por un mismo testimonio y profecía dos cosas diferen-
tes , entrambas son verdad y entrambas son de fe , y
ambas se convencen y prueban por aquellas mismas pa-
labras. Y ansí, si el judío concede que el testimonio que
alega el Apóstol tiene el sentido que el Apóstol le da,
y juntamente oiro, no puede negar que es verdad lo
que el Apóstol pretende probar por el dicho testimonio,
como se ve en los ejemplos que puse en la respuesta
que di á este testigo, el cual, como parece en esto, aun
á sí mismo no se entiende , ciego con el deseo de da-
ñarme.
Acerca de lo que el mismo testigo tercero dice en el
capítulo 6.°, que yo y ciertas personas disputamos que
en el Testamento Viejo no había promesa de la vida
eterna , á lo cual respondiendo yo delante de vuestras
mercedes, dije que cuando fuera ansí que yo lo dispu-
tara, no era culpa ni se me podía hacer cargo de ello,
porque el disputar no es afirmar, y porque es común
costumbre de los teólogos , ansí antiguos como moder-
nos , aun las cosas mas ciertas que hay en nuestra fe
ponellas en disputa y argumentar contra ellas, sin por
eso poner en sí ninguna sospecha de que las afirman,
ni ser visto afirmallas ; agora digo lo mismo, y digo mas,
que este testigo, en decir que disputé la dicha proposi-
ción, no quiso ni fué su intención decir que la afirmé,
sino que argumenté acerca della. Lo cual consta de las
últimas palabras del dicho capítulo, que son estas : «Ha-
biéndolo leído públicamente cierta persona de las so-
bredichas que nombró , primero que se argumentase,
LXXXIV
según ha dicho ;» adonde lo que llamó disputar arri-
ba, llama aquí argumentar ; nioslrando que la disputa
fué no afirmar lo falso, sino argumentar pro y contra.
Acerca del testigo quince, en el capítulo i.°, en cuan-
to dice que le dije yo que había hecho pasar á los maes-
tros de Salamanca en un acto que hubo dello aquesta
proposición : «Inlerpres Vulgatae aliquando non at-
))tingit sensum Spíritus Santi;» demás de lo dicho, di-
go que del dicho del maestro León, que es el tercero tes"
tigo, el cual se halló en el dicho acto y depone de lo que
yo ilije acerca desto, consta claramente que yo no afir-
mé en el dicho acto la dicha proposición , porque solo
dice que dije que iiabia cosas mal trasladadas. Y aun-
que yo no lo dije por aquellas palabras, sino por las que
tengo declaradas en otras partes deste proceso ; pero
decir mal trasladado, no es decir que va diferente del
sentido del Espíritu Santo, porque en el traslado se lla-
me lo trasladado ó obscuramente ó equívocamente, ó
no con tanta significación y conformidad en algunas
palabras con el original como pudiera. Y si yo no afir-
mé la dicha proposición en el aclo, de creer es que no
dirían a este testigo que la había afirmado; y cuando lo
dijera, fuera decir lo que no había hecho. Lo que pasó
es lü que en mi respuesta tengo dicho. — Fraij Luis de
León.
PEDIMENTO DE FRAY LUIS DE LEÓN, ESCRITO DE SC JIANO Y PRE-
SENTADO ANTE LOS SEÑOHES, DIGO EL SEÑOR LICENCIADO
DIEGO GUN7.AI.E7., INQUISIDOR, EN LA AUDIENCIA DE LA TARDE,
Á 7 DE NüVIEMURE to75 AÑOS.
Ilustres señores : El maestro fray Luís de León, en el
pleito que trato con el fiscal deste Santo Oficio, digo :
Que yo he suplicado á vuestras mercedes sean servidos
mandar que se (raiga de Salamanca la Biblia de Vata-
blo, que originalmente enmendamos los maestros teó-
logos de aquella universidad, para presentar en este
proceso algunas partes della, que convienen para la de-
fensa de mí justicia. Y agora digo que me acuerdo que
las censuras y notas y enmiendas que acerca de la di-
cha Biblia hicimos, se asentaron en dos Biblias, y la
una, como original, quciló en poder del maestro Fran-
cisco Sancho, y la otra se dio á Ga«;par de I'ortonaríis,
mercader de líliros, para que la hiciese imprimir en la
forma que por nosotros iba enmendada. Y no me acuer-
do bien sí pusimos nuestras lirnias en ambas las Biblias,
ó sí se pusieron en la una sola; por lo cual suplico á
vuestras mercedes manden que se traigan enti-ainbas,
ansí la que quedó en poder del maestro Sancho, como
la que se dio al dicho I'ortonaríis, librero; y si se ha
impreso la díclia Biblia, también su[)lico á. vuestras mer-
cedes manden que se íraíga un volumen de los impre-
sos, porque de lodo ello conste con mas claridad la ver-
dad que yo trato, y la falsedad del testigo tercero, que
acerca deslo depone contra mi.
También tengo suplicado á vuestras mercedes me
manden un traslado do los Cantares (|ue yo compuse,
quedando en poder de vuestras mercedes el original
dellos, que está de mí letra y entre mis papeles. Y la
causa porqué lu pido es, i»orque yo escribo la razón de
lo que jiuse en aquel libro, y responde á lo (jue acerca
del me oponen los testigos presentados por el fiscal; lo
EXTRACTO DEL PROCESO LNSTRUIDO
cual no puedo hacer sin ver el dicho libro, ni es cosa
que á mí defensa conviene dílatallo; porí|ue vuestras
mercedes por los respetos que son servidos , alargan
mucho la conclusión deste pleito y la vista de mi des-
cargo, y yo traigo poca salud, y no sé lo que Dios será
servido disponer de mí. Y para en cualquier suceso te-
ner hecha esta diligencia, es co.sa que á mí me convie-
ne, y no daña ni trae inconveniente alguno al oficio de
vuestras mercedes, el cual imploro y pido justicia, etc.
— Fray Luis de León.
En Valladolíd, á 13 días del mes de noviembre de
1373 años, estando el señor inquisidor licenciado Die-
go González en la audiencia de la mañana, mandó traer
á ella al dicho fray Luis de León, y presente, se le dijo
sí se le ha acordado mas que decir en este su negocio.
Dijo que no.
Fuéle dicho que el fiscal tiene pedida publicación de
la probanza que contra él ha sobrevenido; que vea sí
quiere que se haga. Y antes de hacerse le estaría bien
decir verdad enteramente; que se le encarga lo haga,
porque haciéndolo se usará con él de todo buen trata-
miento.
Dijo que no tiene mas que decir.
E luego se mandó hacer la dicha publicación , calla-
dos los nombres y conombres y las demás circunstan-
cias, conforme al estilo del Santo Oficio.
Medió luego una declaración de fray Luis sobre la ex-
posición de los Cantares , que por lo importante copia-
mos también á la letra.
En la villa de Valladolíd, á 13 días del mes de no-
viembre de 1573 años, estando los señores inquisido-
res licenciado Diego González é dotor Guijano de Mer-
cado en la audiencia de la mañana , mandaron traer á
ella á fray Luís de León, preso; é como fué presente,
se recibió del juramento en forma debida de derecho,
so cargo del cual prometió de decir verdad. Fuéle mos-
trado un libríto de cuarto de pliego , encuadernado en
pergamino blanco, que comienza Exposición sobré el
Cantar de los cantares de Salomón, que parece estaba
en los papeles del dicho padre fray Luís, y al cabo del
dicho líbricoeslán dos renglones escríplosen hebraico,
y dos renglones y medio escriptosen griego, y renglón
y medio en arábigo. Y habiéndolo víslo, dijo : Que el
maesiro Bonilo Arias Montano, extremeño ó andaluz,
habrá diez ó once años, poco uias ó menos , questando
este coidésanle en Salamanca, y pasando por allí di-
cho Benito Arias, este confesante le pidió que le pres-
tase una exposición en romance sobre los Cantares,
la cual este confesante sabia que tenía, porque este
confesante escribía á la sazón sobre los mismos Can-
tares la olira de romance que hizo; y el dicho Benito
Arias le respondió que él se los enviaría en yendo á su
moncslcrio de San Marcos de León, adonde los tenia,
con condición que tomase este trabajo de volvérselos
en latín ; y este dijo que lo haría sí tuviese desocupa-
ción. Y ansí, dendc algunas semanas se los envió desde
San Marcos d(! León, tornándole á escrebir é pedir que
sO los volviese en latín ; y por esta causa este confesan-
te los ha (ietfüiidí) siempre en su poder, porque d(!sea-
ba Cumplir la palabra que le había dado, y por ocupa-
CONTRA FRAY
tiones que se le ofrecían lo dilataba ; y questo pasa en
este negocio.
ítem dijo que la letra del librico de ios dichos Can-
tares es del mismo Benito Arias Montano , porque le
ha visto escrebir muchas veces, y que la reconoscerá
el secretario Zayas de Corte, y otras muchas personas;
y questa es la verdad, so cargo del dicho juramento. E
con tanto, fué llevado á su cárcel.
Los dichos señores inquisidores dijeron que se den
á calificar los dichos Cantares, para que se entienda si
tienen alguna cosa que sea sospechosa en la fe. — Ante
mí. — Celedón Gustin, secretario. — Hay una rúbrica.
En Valladolid,á 23 días del mes de noviembre de 1 ol?>
años, estando el señor inquisidor licenciado Diego Gon-
zález en la audiencia de la mañana, mandó traer á ella
al dicho fray Luis, porque el alcaide ha dicho que pide
audiencia; que pues está en ella, que vea lo que quiere.
Dijo que suplica á su merced le mande dar ocho plie-
gos de papel para responder á los Cantares.
El dicho señor inquisidor se los mandó dar, y se le
dieron ocho pliegos de papel rubricados de mi mano, y
con tanto fué vuelto á su cárcel. — .\nte mí. — Osorio.
— Hay una rúbrica.
Siguen otros dos pedimentos.
PEDIMENTO DE FRAY LUIS DE LEÓN , ESCRITO DE SL' MANO Y PUE-
SENTADO EN VALLADOI.ID, Á2 DE DECIEMRRE 1573 AÑOS, ANTE
LOS SEÑORES INQUISIDORES LICENCIADOS DIEGO GONZÁLEZ É
VALCARCER, EN LA AUDIENCIA DE LA TARDE.
Hustres señores : El maestro fray Luís de León, en
el pleito que trato con el fiscal deste Santo Oficio , y
acerca délo que depone contra mí el primer testigo de
los por él presentados, digo que este dicho testigo, en
el capítulo 8.° de su deposición , donde presentó un me-
morial de proposiciones que yo y otras personas había-
mos dicho, dice desta manera : « Que las proposiciones
que allí están en aquel papel se las dijeron diversas
personas que venían ofendidas de la novedad dellas, de
las cuales tiene declaradas en su deposición las que se
le ha acordado ; y que las dichas personas dijeron que
las dichas proposiciones las decían el maestro fray Luís
de León y ciertas otras personas que nombró , unas
unos y otras otros ; y cuáles dijese cada uno están seña-
ladas en cierta deposición ; y que no se acuerda de mas
en particular.') De las cuales palabras y deposición se
collige que este testigo en decir y deponer que yo dije
ó afirmé algunas de las proposiciones contenidas en el
dicho memorial que presentó, como lo dice en este ca-
pítulo y en el capítulo 2.", se perjura claramente y me
levanta falso testimonio; lo cual se collige, presupo-
niendo, lo primero, que en el dicho memorial que pre-
sentó se contienen todas las proposiciones que este tes-
tigo en su dicho depone haber yo afirmado, que son
solas dos : la una, que hay mentiras y falsedades muchas
en la Vulgata; y la otra, que son mejores las exposi-
ciones de Vatablo y Pagninoy sus judíos que las de los
santos , como parece en el capítulo 2." y 4." de su de-
posición. Lo segundo, presupongo que este testigo no
' sabe haber dicho yo y afirmado ni estas ni alguna otra
de las dichas proposiciones por habérmelas él oído afir-
mar, sino porque otras personas se lo dijeron. Esto cons-
LUIS DE LEÓN. lxxxv
ta de su misma confesión en este capítulo 8." en las
palabras allegadas, donde dice que diversas personas se
las dijeron, que venían ofendidas de la novedad dellas,
y que las mismas personas le dijeron que yo decía al-
gunas dellas, y le señalaron cuáles, y él las señaló en
cierta deposición. Lo tercero, presupongo que en esta
cierta deposición que dice, adonde señaló cuyas eran de
cuáles, conforme á lo que le habían dicho, no declaró
persona alguna que le hubiese dicho que alguna de
aquellas proposiciones en particular era mía. Lo cual
entiendo ser ansí de dos cosas : la una, de que cuando
se me dio por vuestras mercedes el dicho memorial
no se me hizo cargo en particular de ninguna de las
dichas proposiciones ; y lo otro , de que diciendo yo que
pues las proposiciones del dicho memorial, como este
testigo confiesa, no eran todas á mí cargo, que me se-
ñalasen cuáles me tocaban , pues el testigo decía que
habia señalado cuyas eran de cuáles en cierta deposi-
ción. Su merced del señor inquisidor Guijano me res-
pondió que no habia tal deposición que me tocase. De
todo esto yo arguyo desta manera : todo lo que es.e
testigo me acusa se contiene en el dicho memorial ; es-
to no lo supo de si , sino porque otros se lo dijeron de
mí, como él dice; nadie se lo dijo de mí , porque cuan-
do señaló en particular lo que le habían dicho, de cada
uno de los que acusó y quién se lo habia dicho, no se
hizo mención de mi nombre ni persona; luego collí-
gese manifiestamente que en todo cuanto depone con-
tra mí, diciendo que otros se lo dijeron, se perjura y
me levanta falso testimonio. Y ello, en realidad de ver-
dad , es ansí , que nadie le dijo cosa de mí en particu-
lar que mala fuese, sino que él quiso revolver mi nom-
bre con los del maestro Grajal y maestro Martínez , de
quien le habían dicho algunas cosas; pareciéndole que,
por ser mis amigos , tendría apariencia de verdad su
mentira, y porque, en efecto, él no se movería á de-
nunciar dellos, ni á tratar de hacelles mal calumniosa-
mente, sino por probar si de camino, dañándoles á ellos
y haciéndoles sospechosos, poilría pegaren mí también
alguna sospecha por razón de la amistad que con ellos
tengo, y derribarme, como lo hizo. Y por cuanto desta
y de otras muchas cosas que he mostrado y articulado
contra las deposiciones desle y del tercero testigo, cons-
ta claramente que son testigos falsos, y que malic. osa-
mente y con daña lo ánimo se movieron á hacerme da-
ño á mí, y á poner el escándalo público que han puesto,
que es mayor y mas general daño, suplico á vuestras
mercedes, y si es menester, con el acatamiento que de-
bo les requiero , que, ya que no son servidos de ver mi
pleito para concluílle y sentencialle , sean servidos de
ver el proceso para cuanto á este artículo , que toca á
las falsas deposiciones destos testigos, para que luego
se proceda contra ellos como contra tales; lo cual im-
porta para la defensa de mi justicia, y para que vuestras
mercedes vengan en mas clara noticia de mi inocen-
cia y del agravio que padezco ; porque el día que vues-
tras mercedes comenzaren á proceder contra ellos, ese
día se descubrirán muchas cosas que darán testimonio
claro de su maldad y de mí justicia, las cuales ahora
están encubiertas. Y en todo pido justicia y el oficio
de vuestras mercedes. — Fray Luis de León.
LXXXVI
PEDIMENTO DE FRAY LUIS DE LEÓN, ESCRITO DE SU MANO
Y PRESENTADO EX 11 DE ENERO DE 157Í.
Ilustres señores : 1.° El maestro fray Luis de León,
en el pleito que trato con el fiscal de este Santo Oficio,
digo : Que há mas de ano y medio, como consta de este
proceso, que he suplicado á vuestras mercedes por mu-
chas veces mandasen traer de Salamanca la Biblia de
Yatablo con las enmiendas y censuras que los maestros
teólogos de aquella universidad pusimos en ella, que
quedó en poder del maestro Sancho, para presentar
partes deila en este proceso , y para que por vista de
ojos vuestras mercedes vean (o) que mi parecer y jui-
cio acerca de aquella Biblia y el de todos los demás
maestros fué uno, y que lo que yo aprobé aprobaron
ellos; y para que evidentemente constase á vuestras mer-
cedes que el maestro León acerca desto me levantó fal-
so testimonio , y me acusó maliciosamente de la defensa
de aquellos comentos, que él llama de judíos, siendo co-
mentos aprobados por este Oficio y defendidos de mí, y
aprobados en la misma forma que los demás los aprolia-
ron. Y siendo así que todo el fundamento de mi prisión ,
y por donde vuestras mercedes me tuvieron por sospe-
choso, fué lo que toca á esta Biblia, y lo que el dicho
León falsa y calumniosamente depone de mí cerca do-
lía, y pudiendo vuestras mercedes salir deste engaño
evidentemente con solo ver la sobredicha Biblia; im-
portando tanto á la defensa de mi inocencia que vues-
tras mercedes salieran del luego desde el principio deste
pleito, para que , vista la falsedad , cesara la sospecha
que sin causa de mí se tiene ; é habiéndolo yo supli-
cado y acordado tantas veces, hasta agora ni se ha he-
cho ni se iiace , en lo cual ha padecido y padece mi jus-
ticia notable daño; porque, por no haber querido vues-
tras mercedes hasta agora desengañarse con la verdad,
dura el tenerme por sospechoso. Y porque soy tenido
por tal , no lo siendo ni conforme á verdad ni confor-
me á derecho, cualquier novedad que se recrece, y
cualquier prisión de hombres teólogos que por este ofi-
cio se ha hecho y hace después de la mia, juzgan vues-
tras mercedes ser bastante y justa causa para detener
la conclusión de mi negocio ; y desla manera estoy des-
truido ya, y puesio en estado adonde, por muy claro
que conste de mi justicia, no puedo ser restituido por
vuestras mercedes. Por t;into, en la mejor forma que
de derecho puedo , pido y suplico á vuestras merce-
des, y les encargo las conciencias, sean servidos de,
sin poner mas lición (6), hacer traer la dicha Biblia, y
ver la claridad de mis descargos y desagraviarme.
2." Demás deslo, digo que desde principio desle
pleito muchas veces he suplicado á vuestras mercedes,
como consta deste proceso , se me diese copia de mis
papeles para señalar cuáles eran ajenos, para que con
tiempo vuestras mercedes lo mandasen averiguar, pro-
testando que si , por no dárseme la diclia copia, o dár-
seme larde, fallase alguna de las personas que vivían
cuando yo fui ¡ireso, y cou quien yo tengo de probar
acerca deslo mi intención, no parase daño ni perjuicio,
¡lues yo desde ol [irimer día lo pedí y me proferí á la
jirucba dello. iícslos pa¡(elos algunos se me mostraron
(n\ Añail irnos vean, que falla en el original.
{!>} Será dilación.
EXTRACTO DEL PROCESO INSTRUIDO
habrá cuatro ó cinco meses, y después de mi prisión casi
año y medio , y otros muchos dellos hasta agora no se
me han mostrado ; y por una parte me dicen vuestras
mercedes que tengo de dar evidente noticia de cuyos
son , y por otra no me los muestran para que la pueda
dar, habiendo en la dilación el peligro que he dicho.
Pido y suplico á vuestras mercedes manden que se
me muestren luego , y protesto lo que tengo protes-
tado.
3." Demás desto, en un interrogatorio que presenté
el año pasado de 72, por el mes de agosto ó setiembre,
en la pregunta 7.^, donde articulo que yo ordené y fir-
mé la censura que se hizo sobre la Biblia de Yatablo,
presenté por testigos, para que fuesen en ello examina-
dos, á Gaspar de Porlonariis, librero, y al bachiller
Martínez, criado del maestro Sancho. Pido y suplico á
vuestras mercedes que si los dichos testigos hasta ago-
ra no están examinados, que se examinen luego, por-
que ellos por sus ojos me vieron firmar la dicha cen-
sura , y el dicho Porlonariis la ha tenido después acá
en su poder.
4." Demás desto, digo que yo he suplicado á vues-
tras mercedes que , atento á que la vista y conclusión
de mi proceso se dilata tanto^ vuestras mercedes sean
servidos velle cuanto á lo que toca á las ¡falsedades y
perjurios de los testigos que contra mi deponen y yo
tengo señalados, y constará de lo por mí alegado y pro-
bado en este proceso, para que desde luego se proceda
contra ellos conforme á derecho, porque, haciéndose
ansí , se descubrirá cada dia mas su falsedad y mi ino-
cencia. Lo mismo suplico agora.
S.° Ilem, digo que por mí está pedido en este pro-
ceso que los tres testigos que sobrevinieron en el mes
de hebrero deste año de 73 sean por vuestras merce-
des llamados y traídos á mi costa á que parezcan en
esto juicio, donde por vuestras mercedes sean exami-
nados otra vez sin mostrarles sus primeros dichos,
y compelidos á que declaren (c) á quién y cómo oye-
ron lo que deponen ; y que ansí , descubriendo de uno
en uno, vuestras mercedes sean servidos de proceder
hasta llegar al primor inventor de aquella fábula, para
que él sea castigado y mi inocencia quede libre de toda
sospecha. Y porque podría acontecer que si vuestras
mercedes dejasen el hacer esta diligencia hasta la vista
de mi proceso, la cual parece que cada día se dilata
mas, en el entretanto los dichos testigos ó alguno ile-
llos faltase por muerte ó por ausencia, á cuya causa no
se pudiese hacer el dicho examen y averiguación de
verdad , pido y suplico á vuestras mercedes manden
que se haga luego, sin poner en ello mas dilación; pro-
testando que si de no hacerse ansí se siguiere el dicho
inconveniente, el no averiguarse del lodo y basta el cabo
la verdad de mi justicia, no me debe ni puede parar
perjuicio , ni poner mala sospecha alguna en mí , pues
la culpa no es mía. — Fray Luiís de Lcon. — Doclur Or-
tizde Funes. — Hay una rúbrica.
Sif^uióse en esto la itul)lic;)c¡on do algunos testigos;
pidió León (|uc se \c |)r()porcionast'ii ciertos libros (|uo
tenia en Siil;ini;inca, útiles para su (leftMisa , y escrii)ió
un pcdimcnlo, que es el que coi)ianios á continuación,
(c) El oiiyiiial dice declararen.
CONTRA FRAY
lleno de observaciones sobre lo contra él depuesto. Oíros
dos pedimentos siguen de no escasa importancia.
PEDIMENTO DE FRAY LllS DE LEÓN, ESCRITO DE SL' MANO Y
PRESENTADO Á 25 1)E ENERO DE 1374 ANTE EL SEÍVüR INQUI-
SIDOR DOCTOR GUIJANO.
Ilustres señores : El maestro fray Luis de León, en el
pleito que trato con el fiscal deste Sanio Oficio, y acer-
ca de la tercera publicación de testigos que á pedimen-
to suyo por vuestras mercedes me fué hecha el lunes
pasado, que se contaron 1 1 de enero deste año de 74,
demás de lo que entonces respondí , y para mayor de-
claración dello, digo agora lo siguiente :
Capítulo i." Acerca del testigo primero digo, lo uno,
que es el maestro fray Pedro de Uceda, á quien yo en-
vié las proposiciones que habia leido acerca de la Vul-
gata, para que las comunícase con los maestros de Al-
calá , los que le pareciese , y me enviase su parecer y
firmas. Lo otro, digo que, ansí esto como todas las de-
más personas y parles adonde yo envié el mismo tra-
sunto para el mismo fin, yo lo tengo declarado en par-
ticular desde la primera audiencia , en la declaración
que hice de las causas por las cuales, según mi sospe-
cha , vuestras mercedes se movieron á prenderme , y
también lo lorné á especificar en otra declaración que
presenté en fin de julio ó principio de agosto del año
pasado de 72 , como parecerá por el proceso. Lo otro
digo que el mismo original que envié al dicho Uceda
para que lo comunicase, y las firmas y pareceres de las
personas con quien lo comunicó , yo le presenté ante
el ilustre señor inquisidor Diego González en Sala-
manca, hartos días antes de mi prisión , y están pues-
tas en este proceso al principio del. Y ansí, por ellas se
verá lo que sintieron las personas con quien se comu-
nicó, y verse ha muy mas cierto que no por este dicho,
porque aquellas son las palabras dellos, autorizadas con
sus mismas firmas, y lo que este testigo dice es rela-
ción de lo que les oyó, en lo cual puede haber error de
olvido ó de voluntad. Y ansí, viniendo á lo particular
que de cada uno refiere.
Capitulo 2." Acerca del capítulo 2.° digo que la per-
sona de quien habla es el doctor Barriovero, el cual re-
paró en la proposición que dice sin causa ninguna , y
ansí se rieron dello los demás, como me lo escribió el
dicho padre Uceda. Y para que se vea que no tuvo ra-
zón , digo que la proposición dice ansí formalmente :
«En los lugares adonde por la equivocación de las pa-
labras y las diferentes significaciones dellas, el texto
original hebreo ó griego recibe y hace en un mismo lu-
gar muchos sentidos, y el intérprete Yulgato puso en
latín el uno dellos , no es ansí católico el sentido que
puso y trasladó el intérprete Vulgato , que los demás
sentidos que se hayan de tener por falsos y heréticos;»
y claro está; y los que supieren hablar romance, aun-
que no sepan ni lógica ni teulugia, lo entenderán; que
quien dice no es ansí católica la Yulgata, que el otro
sentido que quedó en el original sea herético , no dice
que la Yulgata y su sentido no es católico , sino dice
que el sentido de la Yulgata es católico , y que no es
falso el otro sentido que juntamente con el que está en
la Yulgata admiten las palabras del texto original. Por-
LUIS DE LEÓN. lxxxvu
que quien dice en castellano, hablando de los pescados,
no son ansí buenas las truchas , que los demás peces
sean malos, no quiere decir que las truchas no son bue-
nas, sino que, siendo buenas, como son, su bondad no
hace que sean malos los demás. Y para que se entien-
da esto mas claro, quiero poner un ejemplo en la mis-
ma materia de que trata mi proposición. En el capítulo
20 de Job, adonde se trata del hombre avariento y tira-
no y injusto, y del mal fin que suele tener su prospe-
ridad, donde la Yulgata dice : Luet quae fecit omnia
etnon consummetur , las palabras del original son de
cualidad y están puestas por tal manera que se pueden
trasladar en tres formas y sentidos diferentes : el uno
diciendo ansí: a Pagará sus obras y no será consumi-
do; ') que es decir la pena perpetua con que serán cas-
ligados los malos; y este sentido siguió y trasladó san
Hierónimo. De otra manera: «Pagará su trabajo y no lo
comerá;» que es decir lo que acontece á los hombres
avarientos, que por una parte trabajan y afanan mas
que jornaleros, y por otra parte no osan gozar de lo que
adquieren y ganan ; y por otra parte, con la cobdicia
del enriquecer, encargan las conciencias con malos tra-
tos y se obligan á la pena de la otra vida; y ansí, es ver-
dad decir dellos que pagarán en la otra vida lo que en
esta trabajaron y no gozaron. La tercera manera: (^Hace
renta del trabajo ajeno y no lo comerá. » Lo cual tam-
bién es propio de los avarientos, que se hacen ricos con
el trabajo y dolor ajeno, con el mal año y con el logro
que llevan al necesitado, y al fin no gozan de lo ganado
ansí, sino ello y ellos se pierden. Pues dice agora mi
proposición que destos tres sentidos que admite una
misma letra, el primero, que puso san Hierónimo en la
Yulgata, no es ansí católico que los demás se hayan de
desechar por falsos , sino que hay esta diferencia : que
aquel primero es católico sentido , y habemos de estar
ciertos, después que el concilio aprobó la Yulgata, que
el Espíritu Santo le pretendió decir en aquel lugar y
por aquellas palabras; pero de los otros dos, aunque son
de sana y buena doctrina, no estamos ciertos si el Espí-
ritu Santo los pretendió decir allí, aunque podemos creer
probablemente que pretendió decir todas tres cosas, y
que por eso usó en el original de palabras ansí eípiivü-
cas, que se pudiesen aplicar á lo. las ellas. En el mismo
capítulo, al mismo propósito del argumento, hay otro
ejemplo mas claro. Dicesan Hierónimo: «Cum habue-
»rit quaeconcupieral, possidere non poterit.» El tex-
to original, trasladado palabra por palabra, dice ansí :
«En su deseo no poseerá;» adonde aquella palabra en
su deseo, que está como cortada y suspensa , podemos
enteudella del deseo que está ya cumplido y alcanzado;
y ansí tradujo san Hierónimo en su deseo , esto es,
«cuando hubiere conseguido su deseo no poseerá; »
lo cual es una cosa muy natural y muy ordinaria en los
que por malos medios caminan á la riqueza ó á la hon-
ra, cuando ansí lo han conseguido, quilalles Dios la
vida para que no gocen dello; y como dice el refrán
español : «La casa hecha y el huerto á la puerta;» y
como se ve en aquel rico de quien cuenta el Evangelio
que se alegraba consigo por el mucho trigo que habia
ensilado aquel año, y que le dijo Dios al mismo punto:
«Stulte, hac nocle repetent animara luam á te , et quae
EXTRACTO DEL PROCESO INSTRUIDO
parasti cujus enint ?» (a). En otra manera, cuando dice
en su deseo podemos entender a cuando deseare algo y
estuviere dello necesitado». Y ansi, querrá decir, como
otros trasladan: « Cuando hubiere necesidad y deseo,
no hallará quien le haga bien ; » que es cosa que pasa
también cada dia por los que , para hacerse ricos , ro-
baron á los pobres; que viniendo ellos después á pro-
beza, todos les faltan , como se ve en el rico avariento
del Evangelio, que deseando una gota de agua para re-
frescar la lengua, no hubo quien se la diese. Pues ni mas
ni menos, destos dos sentidos que hace una misma le-
tra, cuya sentencia es sana y verdadera, del primero
estamos ciertos que el Espíritu Santo le pretendió de-
cir en aquel lugar, pues está en la Vulgata; del segun-
do no estamos ciertos, pero no por eso le habernos de
desechar, antes podemos creer que el Espíritu Santo
juntamente ios pretendió á entramos.
Capitulo 3." Acerca del capítulo 3.", demás de lo que
dicho tengo, digo que este testigo confiesa en él que el
doctor Ralbas, que es el de quien habla , le dijo que en
rigor eran probables todas mis proposiciones; lo cual
hace en mi favor, y en cuanto tal lo acepto. Y á lo que
añade, que ijuisiera que fueran mas digestas , digo que
en el papel que yo le envié y presenté puse solas las
proposiciones y la substancia de lo que yo leí, y no puse
todos los ejemplos y argumentos con que las probé
cuando las leí y como están en mi lectura , tiniendo
atención á que las personas á quien lo enviaba eran
ocupadas, y por no cargallas con lición larga. Y en esto
á mí me hice daño, porque si pusiera extensamente to-
das las razones y fundamentos de lo (jue dije, ningún
hombre docto de los que las vieron dejara de íirma-
Uas, ni dudara acerca dellas en cosa alguna ; ansí que,
en mi letura están muy digestas y muy llanas.
Capitulo 4." Acerca del cuarto capítulo, digo que el
doctor Velazquez, de quien habla, si leyera atentamen-
te mi escrito, viera que, pues yo confieso en él que en
la Vulgata no hay error en sentencia ni en sentido, ni
cosa que sea falsa puesta por el intérprete, y que en to-
das las cosas que tocan á la instrucción de la fe y cos-
tumbres dice lo mismo que el Espíritu Santo dijo en la
escriptura original , conociera que yo declaraba bastan-
temente todo lo que él pretende. Y si este testigo qui-
siera decir la verdad de loque él siente, dijera que por
(los ó tres veces me escribió que era, no solo probable,
sino verdadera toda aíjuella resolución mia , y las car-
las por ventura se hallarían en mi celda; y dijera tam-
bién que antes qu(! yo tratase desta malcría ni la leyese,
ni cargase sobre ella el juicio, él era del parecer que yo
despnescn ella tuve; y Iratando dello conmigo, me alegó
al maestro Vega como á hombre que habia estado en el
concilio, y habla consultado el entendimiento deste de-
creto, y escrito la declaración del en el libro que cscri-
l)ió sobre el concilio, el cual le declara como yo. Y es
verdad, por el juramento que he hecho, que hasta que
este testigo me citó el lugar de Vega aprobando su pa-
recer, yo ni habia visto al dicho Vega ni puesto cuida-
lai En la Vulgata , mandada reconocer por Sixto V y Clemen-
te vil! , se dice : •Stulte, hac nocle animaní tuara repclunl á te :
«quai; autcni parasli cujus crunt?»
do en lo que tocaba á la resolución deste argumento,
y que entonces le vi la primera vez.
Demás desto, acerca de lo que depone este testigo y
los demás á quien yo envié las dichas proposiciones
para que las comunicasen, no entiendo ni alcanzo qué
es el cargo que me hace el fiscal, y deseólo entender
para poder responder á él, porque comunicar un letra-
do sus opiniones con otros y pedilles su parecer para
si se engaña en algo, desengañarse, que es lo que yo
hice y pretendí en la dicha comunicación y consulta
que hice , no solo no es culpa , pero es virtud y hu-
mildad y deseo de acertar, y hace evidencia de que no
hay proterbia ni pertinacia en el que lo semejante ha-
ce. Pues decir que algunos de los con quien se comu-
nicaron no les parecieron bien ó no las quisieron fir-
mar las dichas proposiciones, no me daña; porque pa-
ra ser probables las dichas proposiciones y para habe-
llas yo podido leer sin que por ello se ponga sospecha
en mi fe y persona, basta que otros muchos las firma-
ron y aprobaron, y juzgaron que eran opinables, y nin-
guno de los que no las firmaron puso nota de error
en ellas; de manera que en caso que fueran falsas, yo
las pude opinar sin culpa ni sin sospecha della. Y
siendo el negocio dudoso, como es , pues los hombres
doclos juzgan y opinan en él diferentemente, y siendo
evidente que yo en lo que opiné no tuve ni tengo per-
tinacia, pues que lo subjecté á la censura de la Iglesia
cuando lo leí, como es notorio de mis papeles, y á este
juicio también lo sometí antes mucho que me prendie-
sen, sigúese claramente que conforme á derecho no
hay en ello cosa por donde ni entonces se pudo proce-
der á mi prisión, ni agora se me puede hacer cargo.
{Testigo 2."— El doctor Velazquez.)
Capitulo 2.° Acerca del segundo testigo, en el capí-
tulos.", en lo que dice haber oído que cierta persona
que las vio dichas j)roiios¡ciones dijo que tendría por
verdadera aquella resolución si yo confesase que en la
Vulgata no liay error ninguno, digo que la deposición
del testigo priiTiero (desta publicación) , en el capítulo 2.",
consta que yo lo confieso en el dicho escrito ; y que no
haya en ella falta que mude el sentido verdadero tam-
bién lo confieso, pues digo en el dicho escrito que no
hay en la Vulgata sentencia ninguna falsa, que es de-
cir que no hay en ella sentido falso.
Capitulo 3." Acerca del capítulo 3.", demás de lo que
dicho tengo, digo que este testigo depone lo que oyó de-
cir al testigo quince de la primera publicación, que es
fray Diego de Zúñiga; y ansí, en cuanto aquí dice que
el otro refirió que yo habia dicho que en el libro de que
hablábamos no habia error, ó este lo quiso decir ansí,
porque yo sé quien es, y es mi eneinigo, ó el Zúñiga
cuando se lo refirió no trató verdad ; lo cual parece de
su mismo dicho, adonde confiesa que yo le dije que en
cierto artículo, á mi parecer, tenia un error; y como
yo se lo dije, y como lodo ello ])asó, y lo que yo sentía
de aquel libro es al pié de la letra lo que yo tengo de-
clarado en la respuesta larga que di en la primera pu-
blicación al testigo quince. A ella me refiero. Y ni mas
ni menos en lo que este testigo dice (pie le refirió el
Zúñiga de cómo yo di noticia del dicho libro, aquí en
CONTRA FRAY
este lugar, á los señores que regían este Santo Oficio,
yo la di en la forma y manera que tengo declararlo en
la dicha respuesta, y aquella es la pura verdad. A ella
me refiero.
Y demás desto, en lo que este testigo dice, que en
liiar yo aquel libro daba á entender que la Santa Es-
critura no se liabia entendido hasta entonces, digo que
dice su mal entendimiento, ó por mejor decir, su mala
voluntad, y no mi ánimo, porque un desatino semejan-
te no podia caber en ninguno que tuviese mediano en-
tendimiento; y de otras cosas que yo en este proceso
tengo alegadas consta que yo siempre he enseñado que
el verdadero entendimiento de la| Escritura es el que
dan los santos. Y á lo que dice, ansí este testigo como
el testigo quince, que yo, loando el libro, decia que da-
ba grandísima luz para entender la Escritura; lo que
yo dije es lo que declaré en la respuesta que he dicho
y es que declaraba algunos pasos muy bien, y ansí lo
dije cuando denuncié del agora once ó doce años, Y de
los libros de Lutero se puede decir con verdad que de-
clara algunas cosas muy bien, aunque en sus errores
yerra mucho , cuanto mas de aquel cuyo principal y
total argumento era católico y verdadero, que era pro-
bar contra Lutero que la justificación que Dios hace
en el pecador por los méritos de Cristo no es por im-
putación exterior, como él dice, sino por renovación in-
terior, como afirma la Iglesia católica. Y todo cuanto yo
oí en él se enderezaba á este intento. Y es verdad , por
el juramento que tengo hecho, que después acá que de-
nuncié del, muchas veces he pensado que aquello que
en él me hizo escrúpulo yo no lo debí de entender bien,
lo uno, porque yo sabia poco entonces , porque acaba-
ba de ser oyente; lo otro, porque se me leyó de corri-
da y en lengua que yo no entendía bien, y nunca le
tuve en mi poder, ni le vi ni oí sino aquella vez , ni á
él ni á traslado suyo, y ansí , pudo ser que en ello no
hubiese el daño que yo sospeché. Y que yo, hablando
con el dicho Zúñiga, haya loado aquel libro en la for-
ma que he dicho, y no en otra, parece, lo uno, porque
¿en qué consecuencia de buen juicio se sufre hacer los
encarecimientos que estos dicen, y por otra parte de-
cir que tenia herejías, como el Zúñiga confiesa que di-
je? Lo otro, porque el Zúñiga vio el papel que yo pre-
senté en este juicio en la forma que yo he declarado,
adonde puse el bien y el mal que acerca de aquel libro
sentía ; y si viera que puse menos de lo que me había
ojdo, él lo declarara en su dicho; y pues no lo decla-
ró, queda claro que lo que yo sentí y dije del libro es
lo que está en la mi dicha denunciación , y no lo que
estos encarecen. — Fraij Luis de Lean.
PEDIMENTO DE FfiAV LUIS DE LEO>", ESCRITO DE SU MA>"0 V PRE-
SE.NTADOÁ LOS INQUISIDORES DE VALLADOLID, SIN FECHA.
Ilustres señores : El maestro fray Luis de León , en
el pleito que trato con el fiscal deste Santo Oficio, digo:
Que aunque yo he suplicado á vuestras mercedes antes
de agora mandasen traer la Biblia de Vatablo que los
maestros de Salamanca enmendamos y firmamos, para
presentar partes algunas del la en este proceso; pero,
porque entiendo que en ello hay dificultad, suplico á
vuestras mercedes sean servidos mandar á su comisa-
LUIS DE LEÓN. lxxxh
rio que vea la dicha Biblia y haga reconocer mi firma
en San Augustin, á las personas que le pareciere y fue-
ren necesarias, y envíe á vuestras mercedes testimonio
que haga fe en juicio de cómo la dicha Biblia y sus
censuras está firmada por mí y por el maestro León de
Castro y los demás maestros, porque con este testimo-
nio se entenderán dos cosas claramente: lo uno, ser fal-
sedad lo que depone contra mí el tercero testigo, di-
ciendo que no quise venir en la censura que sobre la
dicha Biblia se hizo, pues se verá que la firmé; lo se-
gundo, se conocerá que mi parecer acerca de aquella
Biblia y sus comentos, ansien lo que se quitó y enmen-
dó como en lo que se dejó y aprobó, fué el mismo quel
de los demás maestros; y por consiguiente, que no se
puede hacer cargo dello mas á mí que á los demás,
conforme á como en otras partes deste proceso lo ten-
go dicho y alegado. Y como ya tengo dicho en otra
petición , concluyo, y pido sentencia. — Fray Luis de
León.
PEDIMENTO DE FRAY LUIS DE LEÓN, ESCRITO DE SIIMANOY PRE-
SENTADO Á t3,DE FEBRERO DE 1574 Á LOS INQUISIDORES DE
VALLADOLID.
Ilustres señores: El maestro fray Luis de León, en
el pleito que trato con el fiscal deste Santo Oficio , di-
go : Que, á suplicación mía, vuestras mercedes man-
daron traer de Salamanca una Biblia con los comentos
de Vatablo y las censuras que en ellos pusieron los
maestros teólogos de Salamanca, la cual se me mostró
el viernes pasado, que se contaron i 2 de hebrcro deste
presente año de 74 ; y entre las firmas que había en un
papel, que parecía estar en ella puesto de nuevo y de
poco tiempo acá, no estaba la mia. Por lo cual digo
que yo siempre supliqué á vuestras mercedes manda-
sen traer la Biblia que los dichos teólogos dieron á Gas-
par de Portoiiariis (a), librero, para que la imprimiese,
porque yo sabia que firmé y ordené las dichas censu-
ras, y no tenia memoria en cuál de los trasuntos ha-
bía puesto mi firma, ó en el que quedó en poder del
maestro Sancho, ó en el que se dio al dicho Portona-
riis ; y agora, recorriendo mas la memoria, me acuerdo
que se procedió en la enmienda de la dicha Biblia des-
ta manera. Al principio que se comenzó á ver, por pa-
recer mió, se decrel.ó que se hiciese una censura ge-
neral que se imprimiese al principio de la dicha Biblia
en el Viejo Testamento, y otra en el Nuevo. Casi al fin
del añode G9 acabamos de ver todo el Testamento Viejo,
y hicimos la dicha censura general, y yo la ordené, co-
mo tengo declarado en otro lugar, y escrita de mi letra,
quedó en poder del bachiller Martínez, que era como
secretario en aquellas juntas; y luego sin poner firmas
procedimos á la enmienda del Testamento Nuevo. Po-
co después sucedió, y esto era ya por el principio del
año de 70, que los señores del consejo de la Santa Inqui-
sición enviaron á llamar al maestro Sancho, y á mí me
envió por el mismo tiempo la universidad á la corte á
ciertos negocios; y ansí el maestro Sancho como yo es-
tuvimos ausentes liasta el San Lúeas del añode 70, y por
esta causa cesó todo este tiempo la dicha enmienda del
(a) Al margen se lee de letra de uno de los secretarioi : «Vidse
la de Portouares, y no estaba lirmada.»
xc
Testamento Nuevo. Venidos á Salamanca, tornóse á
proseguir, y acabóse por principio de enero del año de
71, y acabado, yo hice y ordené la censura general que
se puso al principio del dicho Nuevo Testamento , y
mandamos al dicho secretario que sacase en limpio las
dichas censuras y las pusiese, ansi en la Bibliaque ha-
bía de quedar en poder del maestro Sancho como en
la que había de llevar el dicho librero. Mientras estas
censuras se sacaban en limpio y se ponían en ambas Bi-
blias con las demás enmiendas, comenzóse á encender
el tabardete en aquel lugar, y por causadél á ausentar-
se mucha gente de la universidad; y yo con este color
me ausenté entonces, y fui á Belmente á cierto negocio
que tocaba á un deudo mió, donde estuve hasta media-
dos de marzo del dicho año de 71. Vuelto á Sala-
manca, las censuras estaban puestas en limpio, y el di-
cho Martínez y Gaspar de Porlonariis vinieron á mi cel-
da y me trujeron una Biblia, donde estaban asentadas
y venían firmadas de los demás maestros, y yo las hr-
mé; y me acuerdo que el dicho librero me dijo que se
liubia detenido por no ir sin mi tirma. Y diciéndole yo
que me pesaba de habelle dado aquella molestia, me res-
pondió que aunque se detuviera muchos días mas, no
fuera sin ella, porque sabia muy bien que yo habia tra-
bajado en la enmienda déla diclia Biblia masque lodos
los demás. Manden vuestras mercedes que se vea la di-
cha Biblia, y se traiga fe de cómo está allí mi firma con
las demás, porque esto es la misma verdad.
Demás desto, digo que desla Biblia que se ha traí-
do, la cual está íirmada del maestro Sancho y del maes-
tro León y de los demás , para noticia clara de mi jus-
ticia , y para que se reconozxa que las proposiciones
de que me hace cargo el tercero testigo, que es el maes-
tro León y otros algunos, son proposiciones pasadas
por llanas y seguras, y dejadas por tales por el mismo.
León y por los demás maestros de Salamanca , presento
las parles siguientes :
Lo primero, en el capitulo 1." de los Cantares de
Salomón, adonde luego en el principio dice Valablo
estas palabras : u Universa Chrislí mistcria hoc carmi-
«ne díviníssimo conlinentur, nam schemate amaloris
»carnnnís ut psalmo 44 quo dotes Salomonis et filíae
»Pliaraonís celebrantur, eorumque muluus amor et le-
)jgílíma conjunclio, Evangclium laelissime caniUir. »
Las cuales, como es notorio, en la dicha Biblia están
sin censura ninguna, y contienen la [iroposicion (|ue
el testigo cuarto y el testigo noveno y el testigo de-
cimoquinto deponen haber escrito yo en los Cantares
que compuse acerca de Salomón y su mujer.
ítem , presento el cai)ílulo 31 de Hiereinías, adonde
hacía al íin dice Valablo ansí : a Haec prophctía íntel-
)d¡gi polcsl de duiílici luclu , vel d(! Inclu omnium ma-
xlrunaruin Juda, vel de luclu malronarnm Bclhli'cm.
)jMaUhaeus, ca¡). 2.", ad cacdem iid'anlinm rdulit hanc
))prophelíam. Cerlé non vídelur absurdum ul hic locus
odnabus rebus accommodclur quum ¡lie ex Egipto vo-
yicavi filium meum duabus robus serviat.» Ln las cua-
les [)alabras se dice claramente la í»ropos¡cíon que el
testigo tercero en el capítulo L", y el testigo segundo
deponen haber dicho yo , esto es, (jue los lugares que
citan los apóstoles del Testamento Viejo, el sentido que
EXTRACTO DEL PROCESO INSTRUIDO
ellos dan es cierto y verdadero , y juntamente con él
puede tener otro. Y por consiguiente , consta clara-
mente que la dicha proposición está pasada por llana y
sin peligro por los mismos que deponen della contra
mí, y por los demás maestros teólogos de Salamanca,
cuyas firmas están en la dicha Biblia. Y para lo mismo
presento el salmo 8.", adonde está la misma proposi-
ción mas exlendidamente, y adonde está la declaración
de aquel salmo , y paso Ex ore infantium , etc. , que
el testigo tercero, en el capítulo 7.", me acusa haber
defendido , y está allí pasada por llana por él y por los
demás. — Fray Luis de León.
Llaniósele luego á varias interrogaciones. Fué inter-
rogado: 1." sobre diez y siete proposiciones escritas en
latiii y iialladas entre sus papeles, acerca de la autoridad
de la Vulgala ; 2." sobre otras treinta proposiciones ([ue
resultaron de la información liecha por orden de los in-
quisidores; o." sobre cierto cartapacio que se telialló,
donde venían tratados algunos punios teológicos. — Dii-
randus in Terlio Senteiitiarum , üistinctione 25, quaestio-
ne 1." — Sequitiir dispulatio de Sacrae Scriptiirae r alione
el audoritate.
Las contestaciones de frav Llis son imi)ortanles, mas
vienen casi todas repetidas en una serie de escritos, que
continuariamos íntegros con los pedimentos que entre
uno y otro mediaron, á no venir contenido todo mas am-
pliamente en el siguiente escrito, el mas importante del
proceso.
PAPEL DE FRAY LUIS DE LEÓN, ESCRITO DE SU MANO , EN JUSTI-
FICACIÓN DE LO CONTENIDO EN SU LECTURA ACERCA DE LA
VULGATA ; PRESENTADO Á 50 DE MARZO DE 1573.
IHS.
Ilustres señores : En el cuaderno de una lectura mía
acerca de la Vulgata, que yo presenté á este Santo Ofi-
cio antes de mí prisión , un cierto censor notó ciertas
proposiciones, de las cuales vuestras mercedes me hicie-
ron cargo. Y para descargo dolías, y para que vuestras
mercedes juzguen la poca razón que tuvo el censor, y
las muchas en (jue yo me fundé, y los autores á quien
seguí, diré lo siguíenle, subjeclándolo lodo á quien
siempre sujeclé todo mi enlenilimiento y doctrina, que
es al juicio y censura de la Iglesia romana y de sus mi-
nislros legítimos. Y antes que descienda en parlicnlar
á hablar de cada una de las dichas proposiciones, pre-
supongo lo siguiente.
Lo primero, presupongo que la lectura contenida en
el dicho cuaderno yo la leí en la lición ordinaria de mi
cáledra en Salamanca, delante de mas de trescienlos
oyentes, tres ó cuatro años antes de mi prisión. Y
cuando la leí, antes que comenzase á resolver mí sen-
tencia en la cuestión [Topuesla, subjecté lo que decía
al juicio de la Iglesia de Boma , como por la dicha lec-
tura parece ; y pocos meses después un estudiante, en
un aclo mayor que suslenli'i, puso todo lo que yo acer-
ca desto habia leido, y se arguy(') y Iraló dello delante
de todos los maestros teólogos y de toda la aula de leu-
lugía, y ningún maestro puso en ello nota que mala
fuese, antes generalmente pareció bien, corno consta
deste proceso. Y presupongo que en la dicha lectura y
en la sentencia que en ella tuve, yo seguí á todos los
hombres doctos y cab'ilicos que dt!S[)ues del concilio
liaa escrito desla materia ; digo lodos los que han ve-
CONTRA FRAY
ni. lo á mis manos y noticia, sin hallar ninguno que
üiiMí lo contrario, como parecerá por sus palabras,
kií cuales pondré en lo último deste escripto. Y ni
cuando la leí ni cuando la sustenté, ni después por es-
pacio de tres años , habiéndola oido tantas gentes , y
andando después en manos de otras muclias , á nadie
oí que le pareciese mal , antes muchas personas y muy
doctas que la vieron en poder de mis oyentes me di-
jeron palabras de mucha aprobación. Y presupongo
que algunos meses antes de mi prisión , viniendo á mi
noticia quel maestro Medina, que es enemigo mió, an-
daba moviendo escándalo en la escuela, envié la dicha
lelura á que se comunicase con algunas personas doc-
tas del reino para saber su parecer, y con él, ó estar
mas seguro, ó desengañarme si estaba engañado en
algo; y los que la vieron, que fueron el doctor Ralbas,
y el doctor Velazquez, y el doctor Barriovero, y los
maestros fray Alonso de la Veracruz y fray Lorenzo de
Villavicencio, y en Sevilla otros tres maestros, de cu-
yos nombres no tengo memoria , la aprobaron y pusie-
ron en ella sus firmas ; y el arzobispo de Granada, ha-
biéndola visto dos veces, la aprobó, diciendo que todo
lo en ella contenido era seguro y opinable ; y de pala-
bra me dijeron lo mismo los maestros fray Juan de Gue-
vara y fray Pedro de Uceda , y la firmaran si yo les pi-
diera sus firmas ; y no se las pedí por ser tan familia-
res mios, y porque nunca cayó en mi pensamiento que
liabia tanto mal en hombres que se llaman cristianos
y sacerdotes como después se descubrió ; que si lo
imaginara , yo la tuviera firmada de los mas y mas doc-
tos letrados que hay, así en Salamanca como en los de-
más lugares del reino. Y presupongo que últimamen-
te, para mayor seguridad, presenté la dicha letura
dias hartos antes de mi prisión á este Santo Oficio, y
subjecté á la censura del , ansí aquello como todo lo
demás que habia leido , escripto y disputado en toda
mi vida.
Lo segundo, presupongo que yo conozco y confieso,
y en la mi dicha letura , como por ella se parece , lo
enseño y afirmo, todas estas cosas. Lo uno, que en esta
edición Vulgata está muy bien y fielmente trasladado
todo lo que toca y es necesario para instruir y regir
la fe y las costumbres. Lo otro , que en toda ella no
liay sentencia falsa ni cosa que pueda engendrar algún
error pernicioso, sino que cuanto á la sentencia, todo
lo que en ella hay está verdadero y fiel , y digo que el
concilio lo determinó ansí en determinar que era au-
téntica ; y por consiguiente , confieso que en la sen-
tencia todo lo que en ella hay es cierto y de fe , como
parece en la proposición octava de la dicha letura. Lo
otro, que es la mejor y mas conforme al original de
cuantas translaciones , ó latinas ó griegas , de la Es-
critura jamás ha habido. Lo otro, que no es lícito por
ninguna manera , desechando esta , admitir otra alguna
traslación al uso eclesiástico, ni en el canto ni en el
pulpito, ni en la escuela y disputa, porque esta tiene
autoridad de fiel y verdadera en todo lo locante á la fe y
costumbres, y las demás traslaciones latinas no la tie-
nen ; y que todo esto quiso determinar y declarar, y
con efecto lo declaró, el santo concilio de Trento, en
cuanto dijo que entre todas las interpretaciones latinas
LUIS DE LEÓN. xci
se habia de tener esta por auténtica. Juntamente digo
que con esta verdad que he dicho haber declarado el
concilio acerca de la Vulgata, se compadece bien que
haya en ella , como hay, algunos pasos de menor im-
portancia , corrompidos por el descuido de los escri-
bientes y otros , cuya verdadera lición se ha hecho du-
dosa por la misma causa , y otros que el intérprete pu-
diera trasladar mas clara y cómodamente y con mas
significación , y por consiguiente , que no se ha de en-
tender que el Espíritu Santo dictó al intérprete latino
todas y cada una de las palabras latinas que puso , co-
mo las dictó á los profetas , ni el concilio de Trento de-
claró tal cosa ni la quiso declarar. Y esto en substan-
cia es todo lo que doy y lo que quito á la Vulgata, co-
mo se verá por lo que se sigue. Pues presupuesto esto,
y viniendo á lo iparticular de cada una de las dichas
proposiciones notadas , la primera dellas es :
■1.^ Propositio. «Códices Vulgataeeditionisquinunc
Hcircunferuntur, non solum variant inter se, sed etiara
))plurimis in locis á librariis vel ab alus corrupti, non
«continent veram et sinceram Vulgatam editionem. »
Acerca desta proposición, y la 2/ y 3.^, que ea
sustancia todas tres son una misma , no puedo alcan-
zar lo que ofendió al calificador, ni qué motivo tuvo
para poner mala nota en ellas ; porque para entender
que son verdaderas basta solo el leer el texto de la
Biblia latina y cotejar unas Biblias con otras ; y el ca-
lificador, pues es teólogo y da parecer en cosas de tanto
peso, era justo que lo viera muy visto. Y para quitar
todo género de dubda , y que se vea que , si no es ha-
ciendo de la luz tinieblas, nadie puede dar mal nombre
á la dicija proposición, digo ansí, que en ella, como
por sus palabras parece, se dicen tres cosas : una, que
los códices de la Vulgata que tenemos están unos de
otros diferentes en muchos lugares ; otra, que esta di-
ferencia nació del descuido ó ignorancia de los escri-
bientes ó correctores; la tercera, que en estos lugares
no está sincera y pura en estos libros la lición verdade-
ra de la Vulgata. De estas tres cosas, la última se sigue
de las dos primeras ; porque si los códices de la Vulgata
están varios entre sí , y hay en ellos lugares corrompi-
dos por el descuido ó ignorancia de los escribientes,
evidente cosa es que en los tales lugares no está pura
la verdadera lición que puso el intérprete. Ansí que,
si hay mal en la sobredicha proposición , todo él está
en decir que hay variedad en los dichos códices en
algunos lugares que están corrompidos por los escri-
bientes ; lo cual , si es falso y yo lo levanto de mi ca-
beza, merece la nota que me quisieren poner como
mentiroso ; pero si pasa ansí , y la prueba dello no
consiste en razones adelgazadas por el entendimiento,
sino en cosas que se tocan con las manos y ven por los
ojos, porque la verdad dello está en hecho, y no en es-
peculación , ¿quién será tan falto que dé nota de falso
á lo que los ojos conocen por evidente? Véanse las Bi-
blias latinas , ansí las impresas como las de mano, an-
tiguas, y veráse cómo están unas de otras diferentes
en muchos pasos. Y si fuera yo el primero que digo
esto y lo advierto , pudiéranme notar de presumido ;
pero adviértenlo todos cuantos tratan desta materia, de
los cuales pondré aquí algunos. El maestro Gano, en
el libro iiD? locis, en pl capítulo Í5, en la página 78,
dice ansí : «Quinta commodifas est ad menda ea cor-
wrigenda quae ex incuria typograpliorum aut eorum
))qui exscripsere, imperitia obrepserunt. Ut Josué,
Mcap. 41, .Yon fuit civílas quae se non traderet ; ubi
«secunda negatio superfluit , ut ex consequentibus ma-
«nifesté colligilur.») Y ansí prosigue por dos columnas
enteras poniendo ejemplos de cosas que , á su parecer
y de otros doctos, están corrompidas por culpa de los
escribientes en la Yulgata. El mismo, en la página o4,
dice : «Quod autem quae expositur fortasse quispiam
))in margine apposuerit , ea scriptorum vitio textui
«nonnumquam inserantur, Nicolaus Liranus recte 2."
)>R8gum cap. 8 animadverlit. Illa enim verba , de quo
wfecil Salomón omnia vasa áurea in templo, et mare
waeneum et columnas et altare in hunc modum adjecta
weL inserta esse constat.')
El mismo, en la página 91 , dice que por error de
los escribientes leemos agora en San Marcos que Cristo
fué crucificado á la liora de tercia , porque san Marcos
no escribió aá la bora de tercia, sino á la de sextan;
y el mismo, en la página 349 y 330, advierte lo mis-
mo de otros lugares, que por culpa de los escribientes
dice estar corrompidos ansí en la Biblia latina como
en la griega y bebrea.
El maestro Yega , en el libro xv sobre el concilio
Tridenlino, en el capílulo 9.", en la página 6-13, dice lo
mismo ansí , bablando de la aprobación del concilio
acerca de la Yulgala : (( Approbavit dumtaxal Yulga-
»t;;m editiouom repurgatam á mendis quae vitio scrip-
«torum et calcograpliorum in ea obrepserunt.» Y al fin
deste escripto se pondrán todas las palabras y juicio
deste doctor.
Driedon dice lo mismo en el libro ii De scripturis
ecilesiuslicis et dogmatibus, capitulo 2, folio 44, ailon-
de dice que las traslaciones latinas que lian becbo en
esta edad los bomhres doctos sirven atamquam elucida-
«tiones magnopere adjuvantes ad inlclligenda loca vel
«obscura vel ambigua, vel per scriptorum incuriam de-
»pravata in edilione nostra». Y en el folio 37 dice lo
mismo.
Tuétano, en la primera parte de la apología por el
concilio Tridenlino, en la boja 98 , confiesa lo mismo;
cuyas palabras se referirán al fin deste escrito.
Sixto Senense, en el libro que se intitula fíibliolhe-
ca Sánela , libro vni, capítulo último, [lágina -10^9, y
en el libro iv, página 466, bablando de Sáneles Pagni-
no, confiesa lo mismo. Lo que dice en el primer lugar
se referirá al fin deste papel. Lo que dice en el segundo,
que es en el libro iv, e.; esto : « Sanctes Pagninus Lu-
))ccnsis etc. í>um animadveriissct celebren! illam Hie-
«roiiiini versionem temporum injuria et bominum in-
Kcuria, vel magna ex parle intercidisse, vel magna ex
»parle esse corruplam , leiilabit et ipse novam aggredi
))tol¡us Scripturae translalionein , Leone X Ponliíice
«.Máximo borlante , et sumptus operi necessarios prae-
«bcnle , ele.»
Lindano, en el libro ni Dr ojilimo (¡enere inlcrpre-
tandi, capítulo .'!.", folio '2í)0, dice ansí : a I'luriniasin
«Yulgatam islam , cuín Psallerii , tum Novi Tostamen-
«li , ut alia praetermiltamus silenlio, versionem irrcp-
EXTP..\CTO DEL PROCESO INSTRUIDO
«sisse, scribarum sive oscilanlia, sivc irreligiosa etiam
«audacia, non tam mendas, quám vilia : libolli illi ve-
«lerum studiosorum bominum solis luce demonstrant
«manifestiüs, qui in vetustis latitant bibliotliecis, quos
«Correctoria, sive Castigaloria bibliorum inscripse-
«runt. Tale quondam vidimus pervetustum in Cartbu-
«sia Zeelbemensi, juxta Dieslbemium sita, quod Bi-
«blia ad códices Caroli Magni perdiügente castígalos
«notabat emendanda, locis sane ut non paucis , ita mi-
«nimé quoque poenitendis. Ejus generis et in Sorbona
«extat, quo usus esl Robertus Stepbani. AVm alibi ex-
«tanl, sed prae caeleris desiderarim illud, quod ante
»annos 400 Romae Nicolaus sancti Damasi diaconus
«scripsit, máxima, uti apparet, diligentia, ubi con-
«queritur, lusírans armaría, inquiens , nequibam boc
«adipisci, veracia scilicet exemplaria invenire , quia
))el quae á doctissimis viris dicebantur correcta, uno-
«quoque in suo sensu abundante, ita discrepabant , ut
))[)cne quot códices, tot exemplaria reperircm , usque
«adeo etiam millesimo post intcrpretationom Hieronimi
«anno, códices Sacrae Scripturae mendosi atque cor-
«rupti erant , et ita inler se discrepantes.»
Y de los que escribieron antes del concilio , Nicolao
de Lira bizo un libro que intituló Differentias Sacrae
Scripturae, donde de intento trata deslo solo, que es
mostrar las varias liciones, y reducir á la verdadera li-
ción por los ejemplares antiguos.
Augustiüo Eugubino, en el prólogo de la recognición
que liízo sobre el Pentateuco, advierte lo mismo. Y des-
pués lo advierte en muclios lugares particulares por
toda aquella obra.
Demás deslo, yo arguyo ansí. La iglesia latina que
fué en tiempo de san Augustin y de san Hierónimo y
antes dellos no fué menos querida y proveída de Dios
quo la que agora vive , y con lodo eso, vemos que en
los libros latinos de la Escriptura entonces liabia mu-
clios lugares dañados por el descuido de los escribien-
tes y gran variedad en los ejemplares, como lo confiesa
san Hierónimo en el prólogo sobre el Nuevo Testamento
y en el prólogo sobre Josué, y san Augustin en el li-
bro 11 De doctrina chrisliana , capílulo \ \ ; luego no
bay por qué bacer maravilla de que baya agora alguna
variedad y corrupción por la misma causa.
Y si oponen á eslo que , si concedemos que en algu-
nos lugares de la Escriptura los escribientes lian puesto
uno por otro, por la misma causa bacemos dudosos lo-
dos los demás lugares, porque cada uno dirá donde le
pareciere, que el escribiei.te lo erró, digo á esto quo
haber los escribienles en algunas parles errado y puesto
unas cosas por otras, y quitado y añailido en algunas
parles, no se puede negar, porque se ve por los ojos
(|ue los códices están diferentes eiilre sí. Y el teólogo
no lia de negar lo evidente por el inconveniente que
dello parece seguirse, sino mostrar que no se sigue el
tal inconveniente. Y ansí, digo que ni yo ni ninguno
de los que conceden que los escribientes han dañado
algunos lugares, no bacemos dudosos los demás, ni
abrimos puerta para que ninguno otro los pueda bacer
dudosos, porque los luganis donde decimos (pie los es-
cribienles han errado, son aquellos solos donde baila- -
mosquc los ejemplares esláii enlre sí diferentes; por-
CONTRA FRAY
que es evidente que aquella variedad no nació del in-
térprete , el cual solo puso una ücion , sino del escri-
biente, que escribió uno por otro; pero los demás lugares,
que de cien partes de la Biblia son las nóvenla y nueve,
adonde todos los ejemplares latinos están conformes,
ni decimos, ni nadie lo puede decir, que hay error de
escribientes. Y si alguno lo dijere, decirlo ha por su
antojo y desatino, y no por la causa en que se funda esta
proposición, que es la variedad de los códices, como
es notorio. Y esta misma razón hace Driedon á propó-
sito de las Biblias griegas en el libro n, ya alegado, en
la hoja 34.
Y si dicen que san Auguslin escribe que , admitida
una mentira ó falsedad en la Escriptura , toda ella se
hace sospecliosa y queda sin autoridad , es verdad que
lo dice, y dice en ello una gran verdad; pero aquello y
esto que yo digo son cosas diferentísimas , porque san
Augustin habla de las mentiras puestas por el Profeta
que escribió la Escriptura, porque, si aquel mintió en
algo, por el mismo caso podemos sospechar que mintió
en todo , y no tenemos mas razón en lo uno que en lo
otro para estar seguros; pero yo trato de los errores
puestos por el escribiente que copió los libros, los cua-
les no hacen sospechosa la demás Escriptura, porque es-
tos, las partes donde los hay traen consigo la señal y la
prueba, porque están en ella diferentes los códices y
hay varias liciones; pero los que pone el Profeta, si pu-
siese alguno, no tienen señal ninguna, ni tenemos por
donde entender que engañó ó se engañó mas en aquel
lugar que en este , y ansí se hace dudoso todo. \ que
esta sea la verdad, y loque sintió santo Augustin, cons-
ta de sus mismas palabras, que son estas, en una epís-
tola á san Hierónimo : «Ego enim fateor charilati tuae
Hsolis eisesse Scriplurarum librisqui jam canonici apel-
»lantur, didici hunc timoreni honoremque defferre , ul
wnullum eorum authorem scribendo aliquid errasse lir-
))miss¡mé credam. Et si aliquid in eis offendero libris
))quod videalur veritati contrarium, nihil aliud quam
»Tel mendosum esse codicem, vel interpreten! nonasse-
«quutum esse quod dictum est , vel me minimé intel-
))lexisse non ambigo.»En las cuales palabras, como por
ellas parece, tiene por inconveniente san Augustin,
como de hecho lo es grandísimo, que se engañe el Pro-
feta ó autor de los libros sagrados ; y decir esto ó pen-
sallo, condénalo por falso, como lo es; pero no tiene por
inconveniente decir que el escribiente erró escribien-
do, ó que se engañó el intérprete cuando trasladó de
una lengua á otra lo que dijo el Profeta. Y si dicen mas,
que el concilio de Trente aprobó la Vulgata, digo que
aprobó la Yulgata , pero no las faltas que han puesto
en ella la ignorancia y descuido de los escribientes. Y
si dicen que cómo conoceremos esas faltas , digo que
conocer los lugares donde las hay es facilísimo, porque
las hay en todos los lugares donde hay varias liciones
en las Biblias latinas. Y si preguntan mas destas varias
liciones, cómo se conocerá cuál es la verdadera que pu-
so el intérprete, y cuál la errada por el escribiente,
digo que se pueden conocer cotejando los libros anti-
guos y confiriéndolos con los originales, y mirando lo
que entendieron y alegaron en los tales lugares los con-
cilios y los papas y los santos que han escripto. Y si
LLIS DE LEÓN. xcui
dicen que al menos se seguirla que la iglesia latina no
tendría Escriptura Sagrada pura, y no dudosa, si los
escribientes han pueslo faltas en ella, digo que no se
sigue , lo uno, porque aunque yo y el otro particular no
podamos en algunos lugares, donde hay varias liciones,
averiguar cuál dellas es la verdadera y la que puso el
iniérprete; pero la Iglesia puédelo averiguar sin error
ninguno todas las veces que le sea necesario; porque,
demás de que tiene muchos hombres doctos y enseñados
en las lenguas, que es el don del Espíritu Santo, que
nunca falta en la Iglesia, los cuales por su mandado
della pueden conferir los ejemplares antiguos, y cote-
jar los originales, y consultar los libros y escritos de
los doctores, tiene lo que es sobre todo, la asistencia
del Espíritu Santo , el cual , todas las veces que hu-
biere de usar la Iglesia para algún efecto de algunos
destos pasos que el error de los escribientes ha liecho
dudosos , la guiará á que use de lo verdadero, y no de
lo por el escribiente ignorante inducido. Lo otro, por-
que, como digo ea otra parte, todo aquello en que no
hay variedad de códices, que es casi todo, es Sagrada
Escriptura pura , sin que en ello haya pleito ni con-
tienda.
2." Propositio. La segimda proposición es : (dta-
)>que magna etiam nunc disquisitione opus est ad di-
)jjudicandum quaenara sit vera Vulgata editío multis in
wlocis.»
En esta proposición no hay mas misterio que en la
primera, porque, si aquella es verdadera y evidente,
esta se sigue della por consecuencia necesaria; porque,
si hay variedad y corrupción de escribientes en algunos
lugares de la Biblia Vulgata, cierto es que es menester
poner cuidado y diligencia en ellos para averiguar cuál
sea de las dos la lición verdadera. Y este cuidado mu-
chos hombres doctos y católicos le piden á los sumos
pontífices , y desean que se aplicasen á este negocio,
mandando hacerjunla de hombres doctos, para que con
la autoridad de su silla se pusiese fin á estas diferen-
cias , y quedásemos en estos lugares con una sola li-
ción , esto es , con la verdadera.
3." Propositio. La tercera proposición es : « Et pro-
))balur i." ex Bibliis Roberti et Plantini, in quibus ad
"marginen! variae lectiones sunt positae, et ex bis quae
))Benedicti vocantur, in quibus obelo et asterisco quid-
wquid variantes códices, vel addunt vel omittunt, ad-
"uolatum est. — 2.° id liquet ex multis locis quorum
«tria aut quatuor ad summum ponam, nam oninia
))persequi esset nimis ionguni. 2." Regum, cap. 8, tota
Billa sententia de quo fecit Salomón omnia vasa aerea
))in templo etc., ex margine ad textum est translata,
))ut adnotavit Liranus, et Canus fatetur lib. n, cap. 10;
))et liquet ex hebraeo et graeco códice ex edilione Com-
))plutensi. ítem 4." Regum, cap. It. Athalia regnavit
«septem annis. Illud septem amiis additum est á libra-
))rio, ut liquet ex textu hebraico atque graeco, et ex
«códice Complutensi. Josué, cap. H. Non fuit civitas
nquaese non traderet. Secunda negalio redundat , ut
))liquet ex consequentibus et ex codicibus vetustissi-
wmis.»
Esta proposición es lo mismo que las pasadas , y es
cosa que no puedo entender lo que notó en ella el cali-
XCIV
íicador, ó lo de que se defendió; porque en la primera
parle della digo solamente que en las Biblias de Planti-
no y Roberío y Benedicto están señaladas á la margen
las varias liciones que se hallan agora en los códices
de la Yulgata , lo cual se ve por vista de ojos; y ansí,
no tengo qué decir en esto, sino remitirme á los libros
y rogar á Üios que conserve al calificador la vista y no
permita que se le olvide el saber leer.
En la segunda parte de la misma proposición , don-
de pongo dos ó tres ejemplos que contirman lo arriba
dicho, pregunto : O notó el calilícador el decir que hay
cosas erradas por el escribiente ; y esto ya estaba nota-
do en la proposición primera , y está ya por mí defen-
dido; ó nota el decir que los pasos particulares que aquí
señalo están corrompidos, y esto, si no es inconvenien-
te haber algunos pasos errados por esta causa de los
escribientes , menos lo será que algunos dellos sean es-
tos, pues los señalan por tales hombres muy doctos, y
hay para creer que son tales todas las causas que sue-
len hacer sospecha y argumento dello, cómese parece-
rá hablando de cada uno en particular; porque el pri-
mero, Lira y Cano, en los lugares alegados, confiesan
claramente que son palabras añadidas, y no se hallan
en los originales griego ni hebreo, como por ellos se ve,
ni en muchos de los códices la'.inosde la Yulgata, ansí
de mano como de impresos, ¡lorque en la Biblia com-
plutense, no solo en el texto griego que en ella se pone,
lo cual señaló el censor, sino en el texto de la Yulgata
latina que hay en aquella edición, que es la mas en-
mendada y mas autorizada de las que andan impresas,
no está la dicha cláusula. Y en la impresión de Plan-
tino, digo de unas Biblias latinas que imprimió de cuar-
to de pliego, se notan en la margen con obelo aquellas
palabras para declarar que son añadidas, y se advierte
que en seis cjemidares antiguos de los que se confirie-
ron para hacer aquella imiircsion no estaban las dichas
palabras. En el segundo lugar de Alalia, aquello que
dice septem atinis , no está en la Yulgata complutense,
y en la de Plantino están quitadas del texto y puestas
en la margen , que es señal que en los mas ejemplares
de donde se sacó a(|uella im{)res¡on no se hallaban. Y
parecen falsas y añadidas, porque en el segundo del
Paralipomenon, en el capitulo 2.3, se dice que reinó
seis, y no siete años. El tercer lugar de Josué dice an-
sí : "Non fuil civilas quae se non Iraderet filiis Israel
Dpraeler Hevaeum, qui habitabat in Gabaon, omnes
»cnim hollando ce[»it. iJomini enim sententia fueral,
»ul indurarenlur, el pugnarent contra Israel el cade-
»rent , el non merercnlur ullam clementiam , ac peri-
wrcnl, sicut pracccpcrat iJominus Moysi.»
Pues digo que el maestro Cano, en el lugar ya ale-
gado, que es el libro ii , en la página 78 , señala este
paso por uno de los cürrompidos, y dice que la segun-
da negación está añadida. Y es ansí que en la Ifiblia
que ya he dicho de Planlino, aquella negación está se-
Tialada con óbolo, y se dice que dos ojcrnplares de los
que so coidirieron para im[irim¡r aquella Biblia no
tienen la dicha negación; y el texto hebreo, como por
él se parece , no la lieiic , y la sentencia pide (pie no la
tenga por dos razones : una, por.pio excepta á los de
Gabaon ; y ansí, si leemos Non fuil civilas quae se uun
EXTRACTO DEL PROCESO INSTRUIDO
traderet, habemos de decir que todas las ciudades se
entregaron á Josué, si no fueron las de Gabaon, lo cual
es falso, porque, como consta del capítulo 9." del mis-
mo libro, estos solos vinieron, y fingiéndose de lueñes
tierras, se entregaron á Josué y hicieron paz con él y
le juramentaron que no les hiciese mal. Lo segundo,
por la causa que luego añade, diciendo : Omnes enim
bellando cepit. Quía, etc. Si todas se le entregaron de
su voluntad , ¿cómo es verdad decir que todas las en-
tró por fuerza de armas y las asoló? Por donde se en-
tiende que al principio no dijo que todas se le entrega-
ron, sino al revés, que ninguna se le entregó sino los
de Gabaon , y que á todas las venció por fuerza de ar-
mas, y que quiso Dios endurecer aquellas ciudades to-
das y hacer que resistiesen á los judíos para que, sien-
do tomadas por fuerza de armas , no hallasen perdón
en ellos ni clemencia , sino que á todos los pasasen á
cuchillo.
4.'' Propositio. La cuarta proposición es : «In ista
))Yulgata editione quaedam testimonia quibus olim
«concilia et summi Pontífices usi sunt ad confirmanda
»fidei dogmatu , vel desunt , vel sunt alio modo posi-
))ta. Probatur : in concilio railevitano, canone 8 ad
«probandum omnes homines esse peccatores, adduci-
»tur ex Job, cap. 37, qui inmanu liominum signat
))Ul noverinl omnes injhmilaiem suam ; et lamen in
))Yulgala logimus non infirmilaícm in quo verbo ni-
))lit.ur concilium, sed ííí noverinl opera sua. ítem in
«concilio Africano 6.°, cap. 59, ad docendum quanta
«animi lenitate in fralres uti debeainus, adducitur ex
))Isaia , cap. 66, m, inquit, qui se dicunt fruir es nos-
y)tros non esse. Juxta Proplietam dicere debemus fra-
ntres nostri eslis , quae verba desuní in Yulgata edi-
))tione. ítem Alexan., i, in quaedam epist. decretali,
Dadducil ex Ossea, cap. 4.", quasi vaccae lascivienles
•»declinaverunl et dilcxertint afferre ignominiam pas-
))toribus; ct lamen in Yulgata deest totum illud dilexe-
nrunt.
))ltem in cadcm epist. ad comprobandum misterium
))Trinitalis dicilur quod in Éxodo, cap. 34, tcr dicitur,
■» D omine , Domine, Domine , miscricors ; et lamen in
))Yulgata bis tantum ponitur, cum lamen hobraicus
»codcx ter repelat iiomen Dei. Ilem dicitur 3 Regum,
«cap. 18, Eliam dixisse ter Domine, Domine, etc. ; at
))in Yulgata bis tanlum dicilur. Similiter Judit., cap. 9,
))ter dicit Domine, Domine Deus; at in Yulgata bis
))tantum ponilur Domine Deus. Ítem in eadem epist.
))ad Ídem probaiidum dicilur in Apocalipsi, cap. últí-
))mo, dií'i Dotninus Deus el spirilus Prophetarum ; at
))iii Vulgala Icgitur Doininus Deus el spirituum Pro-
nplictarum.»
Tampoco entiendo en esta proposición lo de que se
ofende el calificador ó censor, porque lo que cu ella se
dice es cosa que consiste en lieclio adonde la verdad
no está en razones, sino en ver si pasa ansí ó no lo que
en ella se dice. Y si es ansí , como lo es, que algunos
lugares de los (pie citan los papas y concilios están di-
ferentes de como se hallan agora en la Yulgata, verdad
dice la proposición, adonde se dice esto solamente. Y
lo que es verdad no recibe ni merc^ce ninguna mala no-
ta. Y si acaso preguntan para qué fin puse la dicha pro-
CONTRA FRAY
posición, digo que bien claro se entiende que es como
confirmación de la primera , y puesta solo para fin de
hacer mas cierto lo que allí dije, esto es, que por culpa
de los escribientes están diferenciadas algunas pala-
bras y lugares de aquello que puso el interprete lati-
no. Y si acaso dijeren que no alego verdad-en los lu-
gares que cito , engañarse ha el que lo dijere, porque
cuando lo escribí yo vi los lugares , y sé muy bien de
mí que ni á sabiendas ni por malicia no puse una cosa
por otra, Y después que se me hizo cargo desta caliíi-
cacion, los he tornado á ver, y están como los alego,
excepto uno solo , que es el testimonio del Éxodo, en
el cap. 34, del cual digo que en la Vulgala esta pala-
bra Domine se pone solas dos veces ; y es ansí , que en
la Biblia de que usaba yo cuando escribí aquel papel
estaba dos veces no mas; pero en la que tengo agora
hallo que se pone tres veces Dominalor, Domine
Deus , etc. ; mas por este lugar en que me engañó el
libro, pondré aquí otro, porque quede justa la medida;
porque el mismo papa Alejandro, en la misma epístola,
y al mismo propósito de probar el misterio de la Tri-
nidad, dice que en Isaías, en el capítulo 37, se nombra
tres veces el nombre de Dios por estas palabras : Do-
minus Deus Subaolh , Deus Israel qui sedes super
Cherubim, y en la Vulgata se nombra no mas de dos
veces en esta manera : Domine exerciluum Deus Is-
rael qui sedes super Cherubim , como se ve en la im-
presión de Plantino y en la comiilulense. \' si de otra
cosa alguna se ofendió el calificador, declárese; que yo
no puedo adivinallo.
o." Propositio. La quinta proposición es : aCum in
«hebraica veritate aut verba aut sententiae sint equi-
»vocae, itci ut in varias sententias interpretari possint,
))etex bis variis significationibusauctor Vulgafíie unam
))elegit; eanon semperest ita certa ut reliquaesint ne-
wgligendae , immo interdiim illa senientia et signifi-
))cat¡o quam Vulgata non expressit, non est miníis apta
watque elegans ea quam expressit et elegit.»
En esta proposición se dicen tres cosas : la una, que
las palabras hebraicas de la Santa Escritura algunas
veces por su equivocación reciben y hacen muchos y
diferentes sentidos. La otra, que en los tales lugares,
adonde el original hebreo tiene diversos sentidos , el
sentido que siguió el intérprete latino y le puso con
palabras latinas en la Vulgata, no es ansí cierto que
los demás sentidos que quedan en el original hebraico
en aquel mismo lugar se hayan de desechar. La terce-
ra, que algunas veces en los tales lugares el sentido
que no trasladó el intérprete latino es no menos con-
veniente que el que trasladó y siguió. De estas tres
cosas diré por su orden , porque todas ellas son claras
y ciertas. Y cuanto á la primera, que es decir que las
pala!)ras hebreas de la Escritura en muchas partes es-
tán equívocas y hacen diferentes sentidos, es cosa evi-
dente á los que saben aquella lengua, y confiésanlo to-
dos los que escriben y tratan desto, y enséñalo san
Hierónimo, el cual basta por lodos, en la apología en
el libro 1." contra Rufino, en la página 206, en la im-
presión del Grifo, donde dice estas palabras :
«Nisi enim et prolixum esset et redoleret gloriolam,
»jam nunc tibí oslenderem quid utilitatis habeat ma-
LUIS DE LEÓN. xcv
))gistrorum limina tereré, et artem ab artificibus dis-
))cere : el videros quanta sylva sil apud hebraeos ambi-
wguorum nominum atque verborum. Quae res diversr.c
))interprelalioni materiam praebuit , dum unusquisquo
»in'er dubia quod sibi consequentius videtur, hoc
»transfert.)) Y un poco mas arriba habia dicho : «Quid
))igitur peccavi si verbum ambiguura diversa interpre-
«latione convertí? » Y' poco después : a Quid ergo ec-
«clesiasticae fidei nocet , si docealur lector quot modis
»apud hebraeos unus versiculus explanelur?»
Cuanto á lo segundo , que dice que no es ansí cierto
el sentido que en estos lugares puso el intérprete lati-
no, que los demás sentidos que quedan se hayan de
desechar, digo, lo primero, que en decir esto, ni digo
ni quiero decir, ni las palabras lo suenan, que el sen-
tido que pone el iniérpreíe latino no es cierto, sino
que, por ser cierto lo que pone el intérprete latino, co-
mo lo es , no por eso se ha de pensar que los demás sen-
tidos verdaderos que admiten las mismas palabras ori-
ginales se han de desechar. Y que yo no haya querido
poner duda en (jue es cierto el sentido que siguió y
trasladó el intérprete latino, consta, lo uno, del rigor de
las palabras y de su propiedad , porque cpiien dice no
es ansí precioso el oro que se haya de desechar la pla-
ta , no dice que el oro no es de precio , ni pone duda en
ello, sino, confesando que tiene gran precio, afirma que
la plata también se ha de preciar, aunque en menor
grado. Lo otro , porque yo tengo prohado en este pro-
ceso haber dicho muchas veces que el sentido que si-
gue y pone el intérprete Vulgato en estos lugares, pre-
ñados de muchos senlidos, tiene autoridad católica, y
los demás que quedan en la equivocación del original
tienen muy menor autoridad. Lo otro, porque yo con-
fieso y enseño en este mismo tratado y lectura que la
Vulgata se ha de anteponer á todas las traslaciones
de la Escritura, griegas y latinas, que hahaljido; con
lo cual no se compadece dudar de si es cierto lo que
traduce el intérprete Vulgato. Lo otro, porque yo afir-
mo en la 8.^ proposición del dicho tratado que el con-
cilio definió que eran verdaderas todas las sentencias
que puso el intérprete de la Vulgata, con lo cual no
se compadece dudar de si son ciertas. Y ansí , lo que
enseño y afirmo en la dicha proposición, solamente es
que en los sobredichos lugares equívocos, los senti-
dos que hay [demás del sentido que trasladó el intér-
prete de la Vulgata no se han de desechar por ra-
zón de haberse admitido el que puso la Vulgata, sino
que se pueden admitir lodos juntos, aunque cuanto á
la autoridad en grados diferentes; porque del que si-
guió el intérprete Vulgato habernos de estar ciertos que
fué pretendido por el Espíritu Santo en las palabras
originales; pero de los demás podemos opinar proba-
blemente que el Espíritu Santo también los quiso sig-
nificar en aquellas mismas palabras, y que á ese fin usó
de palabras equívocas para decir juntamente muchas
sentencias y sentidos verdaderos. Ansí que, esto es lo
que afirmo en esta proposición quinta, y la verdad dello
se funda, lo primero, en la sentencia de san Augustin,
el cual en el libro xn de las Confesiones, en el capítulo
27 y 28 y último, y en el lib. ni De doctrina cristiana,
capitulo 27, y en la epístola 59 AdBonifacium, afirma
icvi
que el Espíritu Santo en la Sagrada Escritura, en un
mismo lugar y por unas mismas palabras, dice y signi-
fica muchos sentidos diferentes , y tjue esto es propio
de la Sagrada Escritura, y una de las cosas en que se
conoce el saber y bondad del Espíritu Santo, autor de-
Ha. Lo cual también sigue y aíirma Santo Tomás en la
primera parte, en la cuestión 1.'', en el artículo 10, y
ansí lo siguen y afirman la común de los teólogos esco-
lásticos; de lo cual se sigue evidentemente ser ver-
dadera la sobredicha proposición mia, porque si el Es-
píritu Santo en un lugar y poruñas palabras dice mu-
chas veces diferentes sentencias verdaderas, claramen-
te se siguen dos cosas: lo uno, que si en algunos pasos
hace esto el Espíritu Sanio, en ningunos hay mayor ra-
zón que en aquellos adonde usó de palabras equívocas y
capaces de diversos sentidos ; lo otro, que si en los ta-
les lugares el intérprete Vulgato pone no mas del uno
de los sentidos pretendidos por el Espíritu Santo, ansí
lo habernos de admitir, que no por eso desechemos los
demás sentidos, que es lo que se aíirma en la dicha
proposición , en la forma y manera que tengo decla-
rado.
Lo segundo, fúndase la dicha proposición en la au-
toridad de muchos teólogos doctos y católicos que es-
criben lo mismo que yo allí enseño. El maestro Cano,
en el libro ii De locis, en el capítulo ^5, en la pági-
na 76, dice ansí: (lEstalia quoque utililas adaccipien-
))do5 plures sensus catholicos ex eadem Scriptura,
»praesertim cum apud graecos et hebraeos cst equi-
pvoca. Sic enim dictíones polysemas et ambiguas dia-
nlectici nostri vocare solent. Nam interpres unam so-
»lamvocabulisignificat¡oneni redderepotuit, ut Eccle-
wsiast. 2.",» etc.
El maestro Vega, en el lugar arriba alegado, dice :
«Nec cohibuil nec cohibere voluit studiosorum lingua-
»rum indusLriam, qui aliquando docent meliüs potuis-
))sc aliqua vertí, et uno codcmque verbo vel plures no-
))b¡s suggesisse Spírilus Sanctus sensus, vel certe alios
«commodiores quam e Vulgata editione possenl habe-
»ri,)) etc. Adonde aíirma lo que yo digo.
El Tiletaiio, en la apología por el concilio de Trento,
en el lugar alegado, dice:
«El cum hebraea ¡língua ín plerisque locis plures
Hsenlenlias admitlat propter varias el mulliplices ea-
wrundem vocum signilicatíones, sensum queni vetus
»¡nterpres reddídit, prudens el catholicus explanalor
whandquaquam iin|)robat el rejicit eliamsi alíum scn-
Msuincx ¡pso fonle elici possc; videatur ad rem quae
Mtraolalur, non miníis commodum ela[ipos¡tum.))
Cuanto á lo tercero, que el sentido que no expresó
el ¡ntcrprclc latino en estos lugares equívocos, algunas
veces es no menos apto y elegante que el que expresó,
digo que en decir esto no di^-o que el sentido no ex-
presado os igualmente cierto que fl expresado, ni com-
paro el uno con el otro en loque loca ala ctTleza, sino
en lo que toca al cuadrar biiMi con loque precedió y se
siguió, y á venir bien á pelo con el hilo del propósito;
y oslo, presupuesto lo de arriba, es cosa clara y llana
y que soba de decir ansí, porque, síes verdad, como lo
confiesa la comini ojiínion , (jue en aijuellas jialabras
equívocas pretendió el Es¡tír¡lu Sanio decirnos dos ó
EXTRACTO DEL PROCESO INSTRUIDO
tres sentencias verdaderas para nuestro provecho, y que
por eso usó de palabras equívocas , no es inconvenien-
te, sino muy conveniente, que cualquiera de aquellas
sentencias pretendidas allí por el Espíritu Santo ven-
gan muy á pelo, y cuadren muy bien con lo que anles
y después se dice ; y antes en eso da el Espíritu Santo
señal y muestra clara de que pretendió decir todas
aquellas verdades juntas por unas solas palabras, en
que, con ser diferentes, todas ellas consuenan y vienen,
como dicen, nacidas con el propósito de que se iba tra-
tando.
6.'' Propositio. La 6.^ proposiciones: (íAliquotlo-
))ca sunt in Sacra Scriptura quae si proferantur ju.v-
))ta hebraeos aul graecos códices , inagis coníirmanl
))res fidei,quam si proferantur juxia id quod esl in
)) Vulgata. Probatur Genes. 3. Vulgata legil Ipsa con-
nterel caput iuum; hebraici códices ipse conteret, quod
Mrefertur adChrislum,el sic ex isla lectione conlirma-
))tur Chrislum venturumfuisseadconlerendum pecca-
))ti atque serpenlis imperium. ítem psalm. 2." Vulga-
»ta legil: Apprelíendite dísciplinaní : hebraica oscula-
nmini fil¿uin,\c\ adórate, ut vertit Hleroniínus: quae
))leclio divinitatem Cliristi coníirmat, el judaeos ad-
»horl iur ad Christi íidem suscipiendam. Ítem psalm.
))7i Vulgata legil: Erit firmamcntum in summis mon-
nlium ; hebraica Eril ¡placentula pafiis vel insigne
nfrumnnlum in summis, eíc. , ut Hieronimus vertil : quae
ulectio juxla mislicuní sensum potest trahí ad Eucha-
«ristiae sacramenlum confirmandum.»
En esta proposición, como por ella se parece , no ha-
blo de muchos lugares, sino de algunos pocos y parti-
culares, y ansí digo aliquot, y no trato á la verdad de las
translaciones, sino de la mayor claridad y signiíicacion;
ni condeno por falso lo que traslada la Vulgata , sino
muestro que en aquellos lugares que señalo , lo origi-
nal está mas claro y con mayor fuerza para confirmar
algunos misterios de nuestra fe. Y ansí en efecto esta
proposición no es sino un disponer para la octava, adon-
de digo que algunos pasos de la Vulgata se podían tras-
ladar mas claramente y con mayor significación; y lo
que en aquella [)roposicion afirmo en general , esta pro-
posición lo confirma en particular. Y que sea verdad lo
que en ella se dice, los ejemplos que refiere lo conven-
cen manifiestamente, ponjue no se puede negar que de-
cir ipsc conicrct caput tuum está mas claro y mas li-
bre de ser torcido con falsas interprelaciones á sentido
diferente, para probar la venida de Cristo, y el fin y
obra de su venida, que no leyendo ipsa.\ ansí, san llíe-
rónimo en las cuestiones hebraicas sobre el Géncsiswn-
tífiere la primera manera y lección ; y el maestro Cano,
en el libro n, ya alegado , en la página 78, tiene por tan
bueno el leer ipse, (jue ju/gaqueel ipsa es error de los
escribientes, auiKjue lodos los códices latinos leen an-
sí. Y Auguslino Eugubino, en las recogniciones sobre
el Pentateuco, en este lugar anleliere lanibicn esta ma-
nera de lición, y dice ansí: «Ipsunj conteret caput
wtuum. i\on refcrtur itaque ad nuilierem, sed ad ejus
«semen, qua inlcri)rclatiüne pleriíjue decepli nialan»
wexpositíoncm invexcrunt in hunc locum. El quoniam
»sunt quí (|uod hic dícilur, accoinniodenl ad Jcsuní
«Clirislum, qui (;x semino Evao nalus osl, contri ve-
CONTRA FRAY
))ritque caput serpentis; vides quam juventur ii si he- I
Mbraica, ut se habent, legantur.» Y Lin(lano,enel ca-
pítulo 43 De óptimo genere interjnelandi , eii el capí-
tulo 9." , ansí anletiere el ipse, que dice que lo otro es
corrupción y error de escribientes. Pues el segundo lu-
gar del salmo 2.'^ está muy mas claro. ¿Qué duda hay,
si no, que decir apprehendite discipliuam, cuanto al ri-
gor de las palabras , solamente es un amonestar al hom-
bre á la virtud en general ; y que aunque en la Divi-
nidad no hubiera mas de una persona, como lo imagina
el judío y el moro, estaba bien dicho y con verdad ap-
prehendite discipliuam ? Pero quien dice oscidamini
ó adórate filium , testifica todas estas cosas: lo prime-
ro, que hay Hijo ; lo segundo, que es Dios, pues pide ser
adorado; lo tercero, que los que no le adoran y recono-
cen por tal serán destruidos , que es negocio de gran-
de importancia contra los judíos para proballes con la
Escritura que la desventura en que están les ha veni-
do por no haber recibido á nuestro redentor Jesucristo.
Y ansí, el Lirano y el Burgense sobre este salmo se alle-
gan áesta letra como á cosa que favorece mas á nues-
tra le.
Lo mismo se ve en el ejemplo tercero del salmo 71,
porque decir Erit placentula pañis 6 eledum fru-
mentum , etc. , es como señalar con el dedo el sacra-
mento de la Eucaristía, lo cual no se ve ansí diciendo
Eril fmnamentum , y el Lira sobre este salmo, por ser
esta letra tan clara para probar este misterio , dice que
la letra que leemos en la Yulgala es inducida por igno-
rancia de los escribientes , y que la verdadera lición ha-
bía de ser Erit frumentum. Y aunque se engaña en
pensar que erró aquí el escribiente , porque todos los
códices latinos leen ansí, y el texto griego de los Se-
tenta, de quien se trasladaron los salmos, leen sterig-
ma (a) que quiere decir firmamentum , y no frumentum;
ansí que, aunque Lira se engaña en echallo al escri-
biente, pero en conocer que la otra letra hebrea confir-
ma mas claro el misterio del santo Sacramento, no se
engaña. Y el Burgense, sobre el mismo salmo, en la adi-
ción segunda dice ansí : «Vera translatio secunduní he-
))braicam veritatem; talis est : erit placentula frumen-
i)ti, etc. , quod proprié applicatur sacramento Eucha-
«ristiae, in quosub specie placenfulae frunienti verum
))Christi Corpus continelur; et in hoc concordat trans-
))latio caldaica, in qua ubi dicitur in summis mon-
ntium, expresse dicitur i?t capitibiis sacerdolum.ii Y en
la adición tercera confirma y afirma mi proposición
con otro ejemplo, y dice ansí: ((Hebraica verilas ubi
«dicitur permanel nomen ejus , (hcitur Ynnon, quod
«non est ejusdem significationis cum hoc quod dicitur
))permanet; sed significat íiliationem : unde David Ave.
wnazra in sua glossa dicit : «Hatíc dictio Ynnon estvcr-
»bum pasivum quod derivatur ab hoc nomine Nim,
«quod proprié significat filium. Haec ille, et sic sensus
«est quod ante solem filiabitur nomen ejus, ac si dicat
«quod ab aeterno iste Rex est filius. Unde ex isto loco
«ex necessitate litterae hebraicae potestsumi eficax ar-
«gumentum ad hoc quod in divinis est dure filium seu
«filiationem ab aeterno. Et nota quod in hoc loco et
«praecedenti inmiediaté favorabilior estiiltera hebrai-
co) Esta palabra oii el original está en griegu.
E. xvi-)i.
LUIS DE LEÓN. xcvir
»ca veritati fidei , quam communis noslra translatio.
))Et sic est in quamplurimis alus locis Sacrae Scriplu-
«rae.» Esto dice Burgense.
7." Propositio. La sétima proposición es : «Iniislc-
))cis in quibus est dúplex, aut otiam múltiples lectio, et
«earuní leclionum neutram Sancti Patres et Doctores
))ecclesiastici taiii|uam certam scquuti sunt, sed admo-
«nuerunt lecüonem esse varianí, et dubium esse ulra
))certa esset, non tenemur reciperé pro calholica et cer-
»ta eam lectionem quam Vulgata habet. »
Esta proposición la pone y confiesa por formales pa-
labras el maestro Cano, en el libro n, en el capítulo i 4,
en la página 73 y 74, donde respondiendo á un argu-
mento que es en número quinto de los que puso en el
capítulo 12 contra la autoridad de la Yulgata, afirma lo
que yo aquí afirmo. El argumento es este : « Rursíim si
«latini interpretis sequenda esset editio, fateri oporte-
«ret omnes esse .resurrecturos , ac proindc morituros,
«juxta id quod in priore ad Corinthios epislola dicitur:
nomnes qiiidem resurgemus, sed 7wn omnes inmulabi-
))mur. Athuicsententiae starcnon cogimur, ut D. etiam
))Thomas in comnienlariis in eundem locuní astruit.
ijQuin probabilissinia opinio esL homines qui rcperien-
«tur in dio judicii viví, nulla interveniente morte, vi-
))V0S esse judicandos. Quod Apostolus videtur asserere
«priore ad Thesalonicenses epístola, etc. » La respues-
ta es esta : «Ad aliud autem argumenlum, quoniain
«nolumus esse longi in singulis explicandis, brevitor
))respondetur cum locum ex priori epislola ad Corin-
«thios, bifariam apud graecos legi, et ut Yulgata habet
«editio , et in hunc modum : omnes quidem non dor-
«miemus, sed omnes inmutabimín-. Cujus reí auctor
«ost Didimus et Hieronimus in epístola ad Minerium et
«Ale.xandrum. iXeutra aulem lectio á viris ecclesiae re-
)) probata est. Quin admonuere semper lecüonem du-
«biarn et variam esse, nee aUerutram ex eis ut certam
«et exidorataní aniplexi sunt. Xeutram igitur lectionem
«rccipere cogiuuir, quam neulramparteni Doctores ca-
«tholici tamquam exploralam et catholicam asseruere.
))Quod Ídem in alia partícula qualíbet latinae editionis
«fieret si ídem penitfis contigisset. »
La misma proposición en sentencia confiesa y con-
cede el autor del libro que se intitula Bibliotheca Sáne-
la, libro vr, annot. 26o; y Driedon en el libro u De ec-
clesiae dogmat., folio 39, §. i .", admite la una y la o!ra
lición. Esto es, después del concilio de Trente; que an-
tes del todos los doctores griegos y latinos contiesan
que aquel paso se lee en aquellas dos maneras, y no de-
terminan cuál dellases la que escribió san Pablo, y las
tienen á ambas por probables, y conforme á ellas se di-
viden en diversas opiniones ; y la razón por donde se
entiende que el concilio, en la aprobación que hizo de
la Vulgata, no quiso dar sentencia en este paso ni en
los que le fueren semejantes, sino que los dejó en la
duda en que estaban antes, es razón muy clara y muy
cierta, y es que, como habernos dicho, conforme á estas
dos liciones que tiene aquel lugar, hay dos opiniones
diferentes acerca de si los justos que se hallaren vivos
al tiempo de la venida de Cristo al juicio, morirán ó no.
La una dice que morirán , y luego resucitarán confor-
me á la lición Yulgala omnes quidem resurgemus, etc.;
3
XCVllI
la otra dice que no morirán, sino que de corruptibles se
tornarán incorruptibles y gloriosos, conforme á la otra
letra. Y en estas dos opiniones están divididos todos los
autores griegos y latinos. La primera opinión tiene san
Augustin y san Ambrosio , y Orígenes y Acacio, y Dí-
dimo. La segunda tiene san Hierónimo, en la epístola
AdMarcellam,q\io está en el tercero tomo de sus obras.
Y san Crisóstomo y Teolilaclo, y Teodoro y Diodoro, y
Apolinario y Teodoreto, y OEcumenio y Justino, már-
tir, en las dudas y respuestas católicas. Y ansí afirma
cada uno destos santos su parte, que no condena la con-
traria, sino que la tiene también por probable por ra-
zón de no poder averiguar cuál de las dos letras era la
que puso san Pablo. Ansí lo dice san Augustin en la
cuestión tercera Ad Dulcit, y en el libro De eccles. dog-
matibus, que es libro á quien los teólogos escolásticos
dan aucloridad como á difiniciones de concilio, se aprue-
ban ambas opiniones. Y CEcumenio, sobre aquel paso,
dice lo mismo; y santo Tomás, sobre el mismo paso, es
del mismo parecer, esto es, que se puede seguir de las
dos opiniones y liciones la una y la olra. Esto presu-
puesto, digo que si el concilio de Trcnto determinara
por católica y de fe la lición que tiene la Yulgata en
este lugar, determinara por de fe la opinión que dice
que los justos que estuvieren vivos en la venida de Cris-
to han de morir, y condenara por herejía la contraria,
lo cual no se puede creer ni pensar que el concilio lo
hizo ; lo uno, porque no se trató jamás en el concilio
desla cuestión , ni se altercó sobre ella , ni se hizo al-
guna otra de las diligencias que los concilios hacen
cuando conciliariter y legitimé quieren determinar por
de fe alguna cosa. Y absurdísimo seria decir que el con-
cilio condenó por herética una opinión que todos los
doctores santos y antiguos la afirman, unos por ver-
dadera y otros pur probable, sin hacer alguna diligen-
cia acerca dclla, y sin tratar della, y sin acordarse de-
lla. Lo otro, vese ser esto ansí, de la causa que movió
al concilio á hacer aquel decreto, y del íin que preten-
dió en él, que fué porque los herejes decían que la Vul-
gata estaba falsa en nuichos lugares de importancia, y
querían introducir las ¡ulerprelacioncs que ellos habían
hecho en favor de sus errores, sacar de esla duda y te-
mor á los católicos, declarando que la Yulgata no tenia
los errores y falsedades (jue aquellos decían, sino que
seguramente podíamos y debíamos usar della, como de
traslación fiel y que conformaba bien con el original,
y en quien no había ni error ni falsedad alguna. Ansí
que, el intento del concilio fué declarar que era falso lo
que oponían los herejes, y mandar que usásemos desta
traslación, y no de olra al;.'una de las latinas; pero no
fué su ínlenloen los pasos adonde toda la antigüedad
de los doctores santos confesó que liabia dos liciones, y
no se determinó en cuál della'; era la que puso el Ks-
pirilu Sanio, y las admitió aiidias por probables, averi-
guar cuál de aquellas era la verdadera, ni jamás se tra-
tó de-lo en el cípiicíIío , ni era cosa que pertenecía á lo
que en él se trataba ni al fin para que se congregó, ni
había nece>¡dad alginia en la Iglesia que oblígase á que
esta determinneidii se hiciese, ni peli^rro en cpie no lo
hiciese. Y no mlverlir esto es hablar ile la-; cosas muy
á bullo, y no considerar las reglas que enseñan los tcó-
EXTRACTO DEL PROCESO INSTRUIDO
logos para conocer por ellas en los decretos de los con-
cilios y papas qué es lo que determinan , y lo que no.
8." ET 9." Propositio. De la octava y novena propo-
sición diré después cuando tratare de la última.
10." Propositio. La décima proposición es : « Ad hoc
»ut ecclesia dicatur habere veram sacram Scripturam,
»non est necesse ut habeat omnia quae á sacris aucto-
wribus conscripta sunt. »
Esta proposición, tomada en todo el rigor del mun-
do, es evidente, y no sé yo qué halló en ella el califi-
cador que la notó ; jiorque en ella no se dice ni preten-
de mas de que la verdad de la Escritura Sagrada no
consiste en que esté en pié todo lo que escribieron los
profetas, y que no es necesario para que la profecía de
Esaías sea verdadera Sagrada Escritura que esté en pié
la profecía de Jeremías; lo cual es notorio y evidente.
No es imposible á Dios hacer que se perdiese agora una
de las epístolas de san Pablo. Pregunto : sí Dios la des-,
apareciese, ¿dejarían por eso de ser Escritura Sagrada
las demás? Cierto es que cada libro de la Sagrada Es-
critura es escritura verdadera y divina y revelada , sin
respecto ni dependencia de los demás libros ; luego pa-
ra la verdad de la Escritura no es necesario que estén
en pié todos los libros que escribieron los auctores de-
lla. Mas si dice que bago sospecha en ella que se pu-
dieron perder algunos de los libros que escribieron los
profetas, la proposición que se sigue lo dice claramen-
te, y ansí, no había para qué notar en esta proposición
esa sospecha, pues ni era menester ni las palabras de-
lla la hacen.
i i.^ PuoposiTio. La proposición undécima es : «Nam
«certum est mulla intercidisse eorum quae sacri vates
))scrípsenmt. n
Esta proposición , á mí juicio, si no me engaño mu-
cho, es de fe; y jamás vi que hombre doclo dudase de-
lla, sino es este calificador, que debe ser mas docto que
todos, pero advierta á esto que diré. De fe es que Enocb
fué profeta y escribió profecía, porque san Judas en el
primero capítulo de su epístola le llama profeta, y dice
que profetizó y escribió, y alega parle de su escritura,
y no podemos decir que san Judas, que escribía por mo-
vimiento del Espíritu Santo, se engañó ó llamando pro-
feta al que no lo era, ó teniendo por escritura de Enocb
lo que no era escritura suya; ansí que, de fe es que
Enocb escribió profecía , y evidente es que agora no la
tenemos; porque á lo que dicen algunos que el libro
que llaman la profecía de Enocb es un libro apócrifo,
digo que bien puede ser que el libro que andaba en tiem-
po de san .\gustín con aquel título iuese libro ap()crí-
fo, y que algún hereje le compusiese y le pusiese el
nombre de Enocb, para con aquella aucloridad de nom-
bre cubrir sus engaños ; pero no puetle ser en ninguna
manera que el libro que alega san Judas por de Enoch
no fuese de Enocb, ni puede ser que el libró que es-
cribió Enocb no le escribiese por diciáinen del Espíri-
tu Sanio, pues Judas le llama profeta; porque de olía
manera se^íulriase que se engañó san Judas en pensíir
que el libro ipie alegaba por de Enocb era de Enorli , y
en |iensar (pie babia profel izado no habiendo sido pro-
feta ni escrilo profecía; y si san Judas se engañó, tam-
bién se engañó el Espíritu Sanio que le dictó aquella
CONTRA FRAY
epístola. Y que esto sea ansí testifícalo san Agustín en
el libro XV (a), capítulo 23, por estas palabras : dScrip-
))sísse quídem nonnulla divina Enoch illum septimum
«ab Adam , negare non possuraus , cum hoc in epis-
))toIa canónica Judas apostólas dicat. Sed non frus-
))tra non sunt in eo canone scripluraruní quae serva-
wbantur in templo hebraei populi diligentia succeden-
))tiuni sacerdntum. Cur autem hoc, nisi quia ob anti-
))quitatem suspectae fidei judicata sunt, nec utrum haec
wessent quae ille scripsit poterat inveniri? Unde illa
«quae sub ejus nomine proferuntur, etiam continent
))istas de gigantibus fábulas quod non habuerint homi-
))nes patres, recté á prudentibus judicantur non ipsius
wesse credenda ; sicut multa sub nominibus et aliorum
wprophetarum, et recentiora sub nominibus apostolo-
wrum ab haereticis proferuntur, quae omnia sub nomi-
))ne apocryphorum auctoritate canónica diligenti exa-
»minatione remota sunt. » Adonde abiertamente confie-
sa dos cosas : la una, que no se ha de dudar que Enoch
escribió profecía auténtica y por el Espíritu Sanio; lo
otro, que la que andaba en su nombre no era la que él
escribió , sino invención de herejes , y que por eso se
puso entre las apócrifas. ítem, de fe es que Addo fué
profeta y que escribió un libro de profecía que se inti-
tuló La visión de Addo, contra Jeroboan, porque así lo
dice el libro n del Paralip., en el capítulo 9.": «Reli-
»qua autem operum Salomonis priorum et novissimo-
«rum scripta sunt in verbis Níithan prophetae, et in li-
»bris Aliiae Silonitis in visione quoque Addo videntis
«contra Jeroboam filium Nabat. » Y evidente es que no
hay agora esta profecía y libro. ítem, de fe es que Here-
mías escribió un libro que -se intituló Las descripcio-
nes de Heremias, porque el libro n de los Mácateos, en
el capítulo 2.^10 dice y alega como á Escritura divina y
certísima; y evidente es que no hay tal libro. Ítem, en
el libro de los Números, en el capítulo 21 , se hace men-
ción del libro Bellorum Domini , y se alegan palabras
del, y en el segundo de los Reijes, en el capítulo -I .", se
alega el libro Justorum, los cuales no los tenemos ago-
ra ; y Lira confiesa que muchos son de parecer que no
se trasladaron del hebreo en griego y latín , y que ansí
se perdieron. ítem, en el libro i del Paralip., en el ca-
pítulo 28, se dice que dio David á Salomón la traza del
templo y de todos sus miembros, y la declaración della
por escrito , y que esta escritura era hecha por Dios.
Dice ansí: «Dedit autem David Salomoni descriptio-
))nem porticus et templi, etc.;» y añade : «Omnia, in-
»quit, venerunt scripta mana Domini ad me, ut intel-
«ligcrem universa opera exeniplaris. >) La cual escritu-
ra no hay agora , como es evidente. ítem , san Atanasio
in, Sinopide (¿/) afirma que David escribió y compuso
tres mil salmos, y que los sabios del rey Ecequías los
escondieron, excepto los ciento y cincuenta que están
en la Biblia ; y si se da auctoridad al libro iv de Esdras,
allí se dice que compuso por instinto del Espíritu San-
to los libros de la Escritura que estaban perdidos, que
eran hasta ciento y treinta, los cuales publicó, y otros
setenta que contenían la interpretación verdadera de
los primeros , los cuales dejó en secreto para solos los
(a) De civilale Dei.
(b) Quizá Synopsi.
LUIS DE LEÓN. xcix
sabios. Pues notorio es que en el libro i del Paralip., en
el capítulo... se hace memoria del libro de Nathan pro-
feta, y de Gad, también profeta, los cuales agora no te-
nemos. Y en el libro ti del Paralip., en el capítulo 20, se
dice del libro que escribió Jehu profeta. ítem, en el li-
bro III de los Reyes, en el capítulo 4.", dice que Salomón
escribió tres mil parábolas y cinco mil salmos ó canta-
res, y los hebreos confiesan que cuando los caldeos que-
maron el templo, con los demás libros de la ley, se que-
maron y perdieron estos. Últimamente, san Pablo en
la epístola Ad colossenses, capítulo último , hace me-
moria de una su epístola escrita á los laodicenses, y
manda á los colosenses que lean la carta que les escri-
be á ellos, á los de Laodicea ; y la que había escrito á
los de Laodicea, que la lean en su iglesia los colosen-
ses. Y santo Tomás, sobre la dicha epístola Ad colossen.
ses, confiesa que se perdió ó que los herejes la corrom-
pieron, mezclando en ella sus herejías, y ansí no se re-
cibió, y al fin se perdió (c).
12." Propositio. La duodécima proposición es :
«Quemadmodum non est inconveniens Íntegros vatum
"libros intercidisse , itá non videtur inconveniens in
))iis qui exlant aliqua in parle de vera leclione dubi-
nfari. n
Lo que he dicho en las demás proposiciones digo
también en esla: que el calificador tiene el mas extra-
ordinario ingenio que yo he visto, porque, aunque no
hubiese otro lugar mas de aquel de san Pablo que arri-
ba he dicho, esto es, omnes quidem resurgemus, etc.,
aquel convence que toda la Iglesia, por espacio de mil
y trescientos años , ha dudado en él cuál de las dos li-
ciones sea laque verdaderamente puso san Pablo; y si
dice que después que el concilio aprobó la Vulgata ya
no se puede dudar ni en aquel ni en otro algún paso,
respondo, lo primero, que ya he mostrado cómo después
acá los que han escrito dudan todavía en aquel paso, y
la razón eficaz por qué dudan. Lo segundo , digo que,
aunque el concilio aprobó la Vulgata, en muchos pasos
della hay varias liciones, y unos códices de la Yulgata
leen de una manera y otros de otra, como arriba be
mostrado y es evidente. Y en muchos dellos dudamos
cuál de las dos es la verdadera lición que puso el intér-
prete Vulgato, hasta que el concilio ó el papa lo averi-
güe. Y ansí, aunque el concilio definiera que fué es-
crita la Yulgata toda ella y cada palabra della por el
dedo de Dios, como lo fueron tas tablas de la ley, mien-
tras no declarare en los lugares donde hay varias licio-
nes, en los ejemplares della, cuál es la lición de la Vul-
gata en aquellos lugares, habíamos de estar dudosos
forzosamente. Y esto es cosa clara, y es lo que dicen las
proposiciones 13 y 14, que se siguen.
13." Propositio. La proposición 13 es: aNam etiam-
))si concedamus Vulgatam editionem ab Spiritu Sancto
))e5se editam, necessario fatendum est mullís in locis
))ejus editionis nos non habere indubitatam Sacram
))Scripturam. n
(c) Al margen de las citas que anteceden escribió fray Luis la
siguiente nota : «Lindano, lib. i De óptimo genere iníeiprelandi,
eap. ó, cita á Teoph. sobre San Mateo, que aürraa que los judíos,
por su negligencia y por los continuos trabajos que padecieron,
antes de su destrucción y después, han perdido muchos de los li-
bros sagrados que escribieron los profetas."
EXTRACTO DEL PROCESO INSTRUIDO
ii^ Propositio. La proposición 14 es: «Nam om-
»nia loca in quibus códice? Viilgalae variant, itá ut.
«pro certo slatui non possit quaenam >ilvera Vulgalae
«leciio, in lilis loéis qiiemadnioilum diibiuin esl quid
«posuerit Vulgata editio, itá etiam erit dubium quid
«diclaveril S[iirilus Sanclus, et ex consequenti non
»habeinus Scripluram Sacraní iii illis locis iiidubita-
»tam. »
En estas proposiciones , que las hacen dos, y no son
mas de una, como se ve, Inhlo ex hipothesi, yes argu-
menío que llaman en la escuela ad hominem, y hágole
para probar la proposición i 2, porque digo que aque-
lla proposición la bao de conceder forzosamente todos,
no solo los que declaran el concilio como yo le declaro,
sino también los que quieren entender que la aproba-
ción que hizo de la Vulgata fué determinar que cada
palabra della la puso san Hierónimo por dictamen del
Espíritu Santo, como hizo Moisés ó otro de los profe-
tas en la escritura original que escribió. Y digo que
aunque fuese ansí como estos quieren, que la Vulgata
fuese dictada por el Espíritu Santo cuanto á cada una
de las palabras, como acabo de decir, todavía se ha de
conceder necesariamente que en algunos lugares della
estamos dudosos de cuál es la verdadera lición que allí
puso el Espíritu Santo, que son lodos aquellos adonde
los códices Vulgalos están diferentes, y no sabemos
averiguar cuál de las dosdilerencias es laque puso san
Hierónimo. V estas son cosas tan claras y evidentes,
que no tienen otra mayor [irueba de sí que á sí mismas.
Y yo querría saber de los que reparan en esto, qué les
hace tener por inconveniente lo que toda la Iglesia an-
tigua y moderna no tiene por inconveniente , esto es,
que en algún paso de la Escritura estemos dudosos de
si se lia de leer así ó de otra manera. ¿Paréceles por
ventura que estaría desproveída la Iglesia y desampa-
raila si en algún paso por razón de la variedad de los
libros hubiese esla duda? ¿\o saben que son fundamen-
tos ciertos y católicos en que estribamos los fióles con-
tra los her.'jes, todos estos que diré? Lo uno, que la Igle-
sia es mas antigua que la Escritura; lo otro, que no eslá
cscrilo en los libros sagrados mucho délo que enseña-
ron los apóstoles á la Iglesia , sino que se tiene por tra-
dición, y que esta tradición es de tanta autoridad, que
sin olla errariamos en el entendimiento de la Santa Es-
critura, como yerran los herejos que no la admiten. Lo
otro, que la Iglesia, para declarar de alguna cosa que
es de fe, aunque no tenga Sagrada Escritura de ella, si
tiene trailicion, la tradición le basta. Lo otro, que aun-
que en algún lugar de la Escritura por el descuido de
los escribientes se haya hecho dudoso cuál sea la ver-
dadera lición, siempre queda en ella puro y no dudoso
toilo lo bastante y necesario para instruir en la fe y
costumbres al pueblo cristiano. Lo otro, que aunque
en este ó en aijtiel hignr se haya hecho dudosa la ver-
dadera lición á los doctores particulares, jioro para la
Iglesia y roncílío y papa todas las vect-s que qiusicren,
ó averiguar en aquellos lugares iludosns la lición ver-
dadera , ó aprovocharse deljos para alguna diíinícion,
no le >erán dudoso;, porquo tienen el don ile las len-
guas que eslá en la Iglfsia, y ;.'ran copia de houibrcs
Virtuosos y doctos en ellas, y ínlinita nmltilud de ejem-
plares de los libros sagrados en todas las lenguas, y lo
que es sobre todo, la asistencia del Espíritu Santo y la
dirección suya que les endereza para que siempre infa-
liblemenlo acierten con la lición verdadera y desechen
la que no lo es. Dios, como no falta en lo necesario, ansí
no abunda en lo superfino; y ansí, pues tiene proveída
á su Iglesia en la manera que he dicho, y la tal provi-
sión es bastante y necesaria, no hay para qué pedille
que asista ó haya asistido siempre á la mano de los es-
cribientes ó impresores de los libros sagrados, para que
no pusiesen una palabra por otra, pues deste descuido
lio puede nacer error ni daño en la Iglesia , porque
luego se conoce donde le hay por la variedad de los li-
bros, y tienen para su remedio todas las cosas que he
dicho.
Id." Propositio. La proposición lo es: «Secundo
))sic argunientor; conciba perYulgatam definiunt res
))íidei; igilur si non esl scripta spiritu prophetico, ec-
))clesia in oís definiendis poterit errare. Res[iondeo ne-
» gando consequen tiain; nam Spiritus Sanctus assis-
» tit conciliis ne errent. Et quemadmodum sua assis-
))tencia efllcit ut cuín ex textimoniis Scripturae aliquid
«inferunt conciba, in illatione non errent; ith. etiam
wefficit ul in rebus dubiis definiendis, ea testimonia
«assuinant ex Vulgata in quibus verissimé et fidelissí-
«méest expressa originalis Scriptura; etecclesia alque
))Concil¡a quemadmodum non falluntur in definiendis
» rebus fidei, hk etiam non falluntur in statuendoquae
))sit vera Scriptura. Lude dicoquod omnia illa testi-
))inonia ex Vulgata desumpta, quibus concilia et pon-
))tifices deíiniunl atque statuunt res lldei , eo ipso quod
» concilia et pontífices ea ad hoc assumunt, liquere
))quod veré exprimunl sensum Spiritus Sancti inorigi-
))nali Scriptura positum, ñeque discordare ab origina-
))li; el si in eis locis códices graeciel hebraici discor-
wdanl íi Vulgata, censendum esl graecos et hebraicos
«códices in eis locis esse corruptos, et Vulgatam con-
)) tinerc siiicoram lectionem.»
Todo lo que en esta proposición, la cual es respuesta
do un argumento, afirmo , es de fe , porque lo que en
ella digo es : lo primero, que el Espíritu Santo asiste á
los concilios para que no yerren; lo segundo, que desta
asistencia les viene que ni puedan de los principios de
fe inferir conclusiones talsas, ni puedan tener y usar
por principios de le y por Escritura Sagrada lo que no
lo fuere. De lo cual íníiero, lo tercero y último, que to-
dos los testimonios de la Escriturado que usan los con-
cilios para determinar las cosas de fe, por el mismo
caso que los concilios los alegan para este efecto, ha-
bcmos de estar ciertos que son fieles testimonios, y (|ue
contienen con verdad lo que el Espíritu Santo dijo,
auuípie en los libros ó griegos ó hebreos se hallen es-
tar díferenles. Por donde no ¡modo entender (jué es lo
(|ue nota el calificador en esta [)roposicíon, porque pen-
sar que tiene por falsa ó dudosa alguna destas cosas
que he dicho, no lo puedo pensar de ningún liombn!
que lenga nombre de teólogo; si noes que calificó aqui,
no loque yo digo, sino lo que él quiso sospechar que
dccia, lo cual yo ni sé lo que es ni lo puedo adivinar, si
por ca>;o no es loque uno de vuestras mercedes, tratan-
do de unas [talabras como las desta proposición, que es-
CONTRA FRAY
lahan en un papel que se decía ?cr mió, me apuntó
diciendo que en decir yo que el Esfiírilu Santo rige á
los concilios para que los testimonios de la Escritura
de que usan en sus definiciones sean aquellos adonde
está fielmente trasladado lo que dijo el Espíritu Santo,
parece que doy á entender que de los demás testimo-
nios y partes de la Escritura que quedan en la Vulga-
ta estamos ó podemos estar dudosos de si están bien
V fielmente trasladados. Y si es esto aquello en que el
calificador reparó aquí, respondo, lo primero, que es
sospecha suya, y no afirmación mia, porque ni yo lo
afirmo ni de lo que afirmo se sigue; porque en decir que
las partes de la Escritura que alegan los concilios para
las cosas de fe están fielmente trasladadas, drgo una
gran verdad; y de que estas estén bien trasladadas no se
sigue que las demás no lo están , ni quien afirma lo pri-
mero es visto decir lo segundo; sino lo que se sigue de
mi didio y todo lo que yopreiendí declarar en respon-
der al sobrediclio argumento en la manera que respon-
do , es solamente mostrar que aquella consecuencia que
liace el argumento , «Si la Vulgata no es dictada por
el Espíritu Santo, luego pudieron errar los concilios
que han usado della,» es mala consecuencia, y que es
imperlíueule para lo que loca á la infalibilidad de los
concilios el ser la Vulgala dictada ó no dictada por el
Espíritu Santo, porque los concilios tienen la asislen-
cia de Dios para discernir sin error entre lo que es Es-
critura y lo que no lo es, y entre el traslado della que
está fiel y el cjue no lo está. Y que siquiera usen los
concilios de la misma Escritura original que escribieron
los profetas, siquiera usen de la trasladada en otras len-
guas, siquiera al traslado haya asistido el Espíritu San-
to dictándolo , siquiera haya sido hecho solo con la
fuerza del ingenio y industria y doclrina humana, siem-
pre ha de quedar en salvo \ fuera de toda cuestión
acerca de los cristianos que los concilios jamás ni er-
raron ni errarán, ni alegarán por Escritura lo que no
lo fuere , ni usarán en las definiciones de fe de lestimo-
•nios que no respondan fielmente con los verdaderos
originales. Y para ver esta verdad basta volver los ojos
atrás y mirar el estado de la Iglesia latina desde el
tiempo de los apóstoles hasta el de san Agustín y algu-
nos años después, en el cual tiempo la traslación latina
de la Escritura que había en la Iglesia, ni era una, sino
casi en cada iglesia había la suya, ni hecha por un in-
térprete de cuya doctrina y fe se tuviese noticia, sino
por muchos y diferentes, y algunos dellos no conocidos,
ni respondía bien en muchas partes con las escrituras
originales ; lo cual todo confiesa san Hierónirao y san
Auguslin en muchos lugares; pero no por eso los con-
cilios que celebró la Iglesia latina en aquellos tiempos
ó erraron ó pudieron errar en las definiciones que hi-
cieron acerca de la fe , ni el ser aquella traslación la-
tina faltosa podía poner falta ni engaño en el concilio
que era regido y enderezado por el Espíritu Santo , ni
de lo uno se ha de hacer consecuencia para lo otro en
ninguna manera. Y esto solo es lo que digo y pretendí
decir en toda la sobredicha respuesta. Y aunque pu-
diera respondar al dicho argumento en otras muchas
maneras, entre todas esta me agrailómas; lo uno, por-
que responde m^jor que otra ninguna por la nuctoridad
LUIS DE LEÓN. ' ci
cierta y infalible de los concilios y de sus difiniciones;
lo otro, porque es general para todo tiempo y toda di-
ferencia de opiniones, porque cierto es que antes de la
aprobación que hizo el concilio de Trento de la Vul-
gala, muchos hombres doctos y católicos tenían dife-
rentes pareceres acerca della, y dudaban sí estaba bien
fiel en lugares de importancia; pero ni agora ni antes,
ni en ningún tiempo, ningún hombre católico y docto
pudo ni debió dudar de sí los concilios latinos que ha-
bían usado de la Vulgata se habían engañado por ella
en alguna de sus definiciones ; porque siempre á los
católicos es y fué cierto que asiste el Espíritu Santo á
los concilios para regirlos en estas y otras dudas. Y si
dijeren por ventura que aquellas mis palabras, aunque
no hacen argumento cierto , pero dan alguna ocasión
para sospecliar que afirmo que en las partes de la Vul-
gata no alegadas en los concilios podemos estar dudo-
sos dellas, digo, lo segundo, (jue, pues de loque afirmo
no se sigue, y se trata por sospechas lan ligeras de adi-
vinar y calificar lo que está dentro en mi ánimo, la ra-
zón y cristiandad pide que se esté en ello á mí dicho,
y que se crea de mi ánimo , no lo que sospecha el que
no lo sabe, sino lo que declaro yo, que lo veo. Y ansí,
digo que jamás me pasó por pensamiento poner duda
en que las demás parles de la Vulgala están fielmente
trasladadas, cuanto lo que toca á la verdad de la sen-
tencia y á lo que es menester para que en todas las
cuestiones de la fe y de las coslund^res se le dé cierta
y infalible aucloridad. Y que mi sentido haya sido
siempre esle, pudiéralo ver el calificador en cien partes
de esle mi papel, si quisiera. Y bastaba para entender
que es ansí, ver que luego, al principio de la proposi-
ción que se sigue , digo que todo lo que toca al nego-
cio de la fe y costumbres está ansí fie! y verdaderamen-
te trasladado en la Vulgata , que ninguno puede con
verdad decir lo contrario, donde manifiestamente con-
fieso que el negocio y difinicion de lo que tocare á la
fe y cosas de nuestra religión tiene la misma auclori-
dad que el verdadero original, con quien digo que res-
ponde fielmente; y el original verdadero la tiene infa-
lible, como es notorio. Demás desto, yo confieso en el
dicho papel que en la sentencia, enlodo lo que es Vul-
gata, no liay cosa falsa ni que pueda ser causa de algún
error; y digo que el concilio, en determinarque la Vul-
gata es auténtica, dolerminí') que todas sus sentencias
son verdaderas; en lo cual confieso necesariamenteque
todas son de fe y infalibles, como lo es el verdadero
original de donde se trasladaron. Y lo que es mas claro
argumento de mi sentido y intento es, que en todas
las proposiciones adonde parezco quitalle algo, jamás
trato de la verdad de la sentencia, ni en ella pongo
falla ó nota en alguna parle, sino solo trato ó de ma-
yor claridad ó de mayor significación, ó de cosa que
consiste en la propiedad de algún vocablo , sin hacer
variedad en el sentido que se pretende. Digo, lo terce-
ro, que, con ser esto verdad , como lo es, todavía hay
una diferencia entre las partes de la Vulgata alegadas
por los concilios y las que no lo son ; porque en las
alegadas estamos ciertos de dos cosas : la una , que en
ellas no hay error de escribiente, y que si algunos có-
dices leyeren diferentemente, la verdadera lición es la
EXTRACTO DEL PROCESO INSTRUIDO
que alegan lo? concilios. La otra cosa de que estamos
ciertos es , que las dichas partes alegadas responden
bien y fielmente con el texto original que escribió el
Espirita Santo. Pero en las partes no alegadas por los
concilios y papas , si en algunas dellas viéremos que los
originales discordan y los códices de la misma Vulga-
la están diferentes entre sí , tenemos bastante causa
para sospechar que hay algún descuido ó error del es-
/ribiente, y podemos estar dudosos de cuál de las dos
es la verdadera lición que puso san Hierónimo, y la
que es verdaderamente el texto de la Vulgata; porque,
ansi como en lo que consta ser texto de la Vulgata no
liabemos de dutlar de que en la verdad de la sentencia
responde bien con el verdadero original en la manera
y forma sobredicha; ansí, adonde en ios textos y libros
»le la Vulgata hubiere variedades y diferencia de licio-
nes, y disonancia con los originales, mientras no haya
alguna auctoridad que dé sentencia en ol pleito, no po-
demos carecer de alguna duda sobre cuál de las dos li-
ciones es el verdadero texto de la Vulgata. Y con esto,
paso á la proposición que se sigue.
16.'' Propositio. La proposición 16 es : «Tertió sic
Margumentor; cum ad aliquam quaestionem definien-
wdam profertur alíquod lestimonium a nobis ex Vulga-
))ta, vel est illi simpliciter standum , et sic habetur
))intentum , vel licebit ad graeca et hebraica exempla-
»ria provocare; et hoc non videtur dici posse, quia sic
»non reJinqueretur nobis ratio convincendi haereticos,
»nam stalim ad alia cxemplaria provocarent. Respon-
))deo ad hoc primü quod omnia testimonia quibus res
)>el dogmata nostrae lidei confirman possint, sunt ita
»fideliter exprcssa in Vulgata , ut nenio possit veré di-
«cere alilerhaberi in originali Scriptura. Secundó dico
«quod si forte iu alíqua nova quaestione aliquod testi-
«moniuin adducerelur ex Vulgata, quod ab originali
«códice discreparet , si ex ¡lio solo quaestio definiendo
«esscl , ad ecclessiae el pontificis judicium pertineret
Mslaluere de vera lectione; et eo ipso quod ex tali tes-
«limonio rem definivissct, dcciarasset veram lectionem
Mcam csse quam Jiabebat Vulgata ; idquc judicium pos-
wsel ficri collalis inter se mullís in omni linguacodici-
»bus, et inspeclis saiiclorum l'alruin cílationibus et
»interprelation¡bn<. Et cum dicilur quod non habere-
wmus quo haereticos convínccre possemus , negatur,
«nam convinci possunl judici ccclcsiae cui haeretici pa-
wrere Icncntur, a^l quam pertinel statuere sicut de vera
wintolligonlia Scriplurarum, ita oliam de vera lectione
Mcarimi. In quo esl adverteiidiim quod haeretici ipsi
»apud se convinci a nobis ncijucunt pruplcr suam por-
»l¡nacíani, nain si illis opponimus sanclorum I'atrum
j)sensuin, Paires errassc dicunl; si com-iliorum dcli-
xnilionos, roníilia irrident; si sacrarum litterarum
wlcííliinonia, etiamsi inler nos ct illos constet et con-
»veniat de vera lectione el vera scri[>lura , lamen ea
nalilcr inlerprolantur atque cxponunl. Sed viro catho-
mIícü satis est ut ronviiiral haereticos apud calljoli-
»cos, id esl, njs qni auclorítaloni coiiriljoruin sacro-
»í5anclanilial)i!nl,ífl Palruin dicta veMf'ranlur,ct liabent
wpro vnra Srri(ihira quaní ecclosia i-t Pniiiifices pro
nvera hahcnl , et pro vera Srriplurat' ímIi'11íí.'( iitía, eam
»quac íiidem ccclesiaí' prohaliu', ;id qn.iMi ul dixi,
Mutrumque pertinet , et judicare de vera ¡ntelligentia,
»et de vera lectione.»
En esta proposición puede haber reparado el califi-
cador solamente en que digo que si acaso para la de-
finición de alguna nueva cuestión de fe se trújese al-
gún testimonio de la Vulgata, el cual pareciese estar
diferente de los originales, si no hubiese otro testimo-
nio mas de aquel solo para determinar aquella cues-
tión, que en tal caso pertenecería al juicio de la Igle-
sia y pontífices declarar cuál era la lición verdadera ;
pero en esto, como dello mismo y de lo arriba dicho
consta, no hay qué reparar, porque lo que siento en
ello está claro. Porque no quiero decir que se ha de
dudar de la verdad y sentencia de algún testimonio de
la Escritura que se halla en lo que verdaderamente es
Vulgata , sino digo la madurez con que se debe proce-
der y con la que proceden siempre los concilios cuando
definen algo por de fe, y las diligencias que so hacen,
mayormente en un caso tan extraordinario y metafísico
como es el que en esta proposición se finge, que es que
se tratase de la definición de alguna cuestión no antes
determinada, y que para determinar la una parte della
no hubiese mas de un testimonio, y que en aquel dis-
cordasen los originales, lo cual nunca acontece, por-
que cierto es que en un caso tan peregrino como este,
si aconteciese, había lugar de sospechar si por ventura
ja diferencia que en los ejemplares parecía haber, na-
cía por causa de haber errado, no el intérprete, sino el
escribiente, como lia nacido en otros lugares. Y por el
mismo caso , la razón de buena prudencia pedia que
se examinasen primero con diligencia, confiriendo los
ejemplares y los originales y las alegaciones de los san-
tos doctores , y las demás cosas que para este examen
son necesarias , siendo el negocio tan grave como es
hacer una determinación de fe, y no habiendo para ello
mas de solo aquel testimonio, como se finge y presu-
pone. Así que , digo que en un caso tal el concilio ba-
ria este examen, no para dudar si la sentencia que
está espresada en la Vulgata es verdadera , sino para
certificarse que aquel testimonio y lo que en él se de-
cía era verdaderamente parte de la Vulgata y cosa puesla
por el intérprele, y no introducida por el escribiente
ignorante. Y esto es solo lo que allí digo, lo cual no
creo yo que desagradará á algún católico (jue sea pru-
dente.
Resta hablar de la 17 proposición, y con olla de las
proposiciones 8." y 9.", que dejé para tratar dolías jun-
tamente con esta, [)or estar todas tres tan eslabonadas
entre sí , que de la una se siguen las demás, y lo que
favorece y prueba á cualquiera dellas, eso mismo es
[irueba de todas. Las cuales son :
S." pHOPOSiTio. La 8." proposición es: «Negari non
«potosí in Vulgala editione esse nonnulla loca, non sa-
»lis signilicanler ai) interprete, nec satis aperté con-
» versa.»
9." PnorosiTto. La proposición 9." es : «AuctorVul-
Dgatae non est usus prophctíco spírílu in interpretando
«sacras lit leras, nec omnes et siiigulae voecs latinae
«Inijus edilioiiís iiabendac sunt [lerinde ao sí al) Spiriiu
iiSanclo fiiis.senl diclatao; nec judícandum est níliil in
«illa esse quod non poluisset aut significantiüs , aut
CONTKA FRAY LUIS DE LEÓN.
I ■ »:-'mmodiíis, aut ad graecor, et hebraeos originales co-
I «dices aptiíis transferri; nec concilium Tridenliiuim
))cuin illa pro authenlica habcri voluit, liujusmodi ali-
«quid intendit definiré.»
17/ Propüsitio. La proposición 17 es : ((Ul'itno
))dico niliil repugnare ut in posteríini posset edi aliqua
»translal¡o quae per omnia significantiüs et aptiüs ex-
wprimeret originaleni Scripturam quam Vulgata; nam
))si menda quae vilio jibrariorum in Vulgala irrepscre,
Ddetrahas ; si quae ambigué versa sunt explánate reddas;
»si quae parüra significanter signiricantii:is retineas;
[ ))lum omnia alia quae in \ulgata scientissimé et fide-
' wlissimé sunt conversa et ad ea istaruní rerum expoli-
wtionem tanquam cumulum adjicias; existet profecto
«edilio in qua nemo calliolicus desiderare aliquid pos-
»sit. Nec lamen cum dico posse edi aliam editionem
«aptiorem, eam edere unicuique licere dico, sed id si
1 «tentandum esset, eclessiae et summorum Pontificum
' «volúntate et imperio esset tentandum , et eorundem
))judicio approbandum.»
Acerca de estas proposiciones haré dos cosas : la una,
declararé lo que las dichas proposiciones dicen , y lo
que yo entendí en ellas y por ellas; la otra, alegaré los
autores á quien yo seguí que las afirman, poniendo sus
palabras y refiriendo sus fundamentos y señalando los
lugares que cada uno dellos señala en la Vulgata por
menos convenientemente trasladados.
Y viniendo á lo primero, presupongo que se compa-
dece bien que una traslación no responda con el origi-
nal en algunas palabras, que ó deja ó añade ó pone en
significación diferente, y con todo eso responda bien
con el original en la sentencia, y que basta responder
en esto para que se diga ser fiel ella, y el autor que la
hizo verdadero. Esto se prueba por razón y autoridad;
y la razón es esta : que la verdad que uno pretende
significar á otro en lo que dice ó escribe , no consiste
tanto en el número de las palabras ó en el sonido y
particular significación de cada una dellas, cuanto en
la sentencia que en sustancia hacen todas juntas. Y an-
sí, el que traslada á una lengua lo que halla escrito en
otra, si cumple con esto, que es pasar á su lengua en
sentencia lo que halla escrito en la ajena, hace fiel y
verdaderamente el oficio de buen intérprete. Esto mis-
mo enseña en diversos lugares san Hierúnimo, y con-
fiesa de sí haber siempre trasladado en esta manera, y
prueba que los apóstoles y evangelistas hicieron lo mis-
mo en los testimonios de la Escritura del Testamento
Viejo que citaron y pusieron en el Nuevo y pasaron de
lo hebreo á lo griego, y señaladamente en la epístola
Ad Pamachiuin, De óptimo genere interprelancli, dice
ansí : «Ex quibus universis perspicuum est apostólos
«et evangelistas in interpretatione Veleris Scripturae
))sensum quaesisse, non verba ; nec niagnoperé de or-
))dine sérmonibusque curasse dum intellectui mens
«pateret.»
Y el maestro Cano, en el libro n De loéis , en el ca-
pitulo 14, en la plana 72, declara y prueba lo mismo
largamente. Esto presupuesto, y viniendo á la declara-
ción de las dichas tres proposiciones, digo que la pri-
mera dellas en decir que en la Vulgata hay algunas
cosas ñeque satis apertéy ñeque salis significanter tras-
Clll
ladadas, no dice ni afirma ni siente ni da á entender
que en la dicha Vulgata hay sentencias ó razones que
hagan sentido falso o engañoso. Esto parece ser ansí,
lo uno, porque ni lo digo formalmente en la dicha
proposición, como 'es notorio, ni de las palabras della
se infiere ó colige , aunque se lomen con todo rigor,
como parece del fundamento sobredicho. Lo otro, por-
que expresa y formalmente declaro yo en la dicha lec-
tura lo contrario , diciendo que en la Vulgata no hay
sentencia falsa, como por ella se parece; por donde
cuando en las palabras de la dicha proposición hubiera
alguna duda, está claro que se había de entender y ex-
plicar conforme á las limitaciones y declaraciones que
después añado, que son las que he dicho. Y esto cuanto
á la primera proposición.
Cuanto á la segunda proposición , digo que en decir
que el autor de la Vulgata no tuvo espíritu profético
en la interpretación latina que hizo, no quiero decir ni
digo otra cosa mas de lo que dicen las palabras que
luego se siguen, esto es, que no le dictó el Espíritu
Santo cada una de las palabras latinas que puso en esta
interpretación que llamamos Vulgata, como dictó á
Moisés las palabras hebreas que puso en el Pentateuco,
y á san Juan las palabras griegas que puso en el Evan-
gelio. Y ansí estas palabras segundas son declaración
de las primeras, y de las segundas la declaración y prue-
ba son las terceras, donde añado que no se ha de juz-
gar que no hay en esta Vulgata cosa alguna que se
pueda trasladar mas significante y cómodamente de lo
que está, en lo cual digo lo mismo formalmente que
dije en la octava proposición, que acabo de declarar; y
esto y aquello entiendo y se entiende de la misma ma-
nera.
Cuanto á la tercera proposición, digo que cuando en
ella afirmo que se puede hacer otra traslación que en
todo responda con el original con mas claridad y sig-
nificación que la Vulgala, no hablo del poder legal ni
digo que es lícito hacella, sino del poder lógico, y digo
que es posible y que en ello no hay repugnancia ni
contradicción alguna, como podría Dios hacer que uno
la hiciese dictándole él todas y cada una de las palabras
latinas que en olla pusiese, como hizo en la Escritura
original. Y que esto no sea declaración inventada por
mí agora, sino aquello mismo que entendí al tiempo
que lo leí y enseñé, parece claro, lo uno, de los mismos
términos , porque esta palabra non repugnat, que es la
palabra de que allí uso, cierto es que no hace significa-
ción de lo que es lícito ó no, sino de lo que es posible
ó imposible. Lo otro vese evidentemente de las pala-
bras que añado, diciendo : «Nec tum cum dico posse
))edi aliam editionem aptiorem , id unicuique licere
))dico, etc.» Y esto cuanto á lo que toca á la decla-
ración de las dichas proposiciones, que es el primer
punto de los dos que propuse.
Cuanto al segundo punto, que es probar la verdad de-
llas, presupongo una cosa evidente, yes, que la 2.^ pro-
posición se sigue de la 1 .", y la 3.^ de la 2.", y 'al revés,
de la 3." se sigue la 2." y 1.^; y ansí de cualquier de-
llas se siguen las otras dos por consecuencia necesaria,
de manera que cualquiera que afirma launa, las afirma
todas, y probada la una ser verdadera, quedan proba-
EXTRACTO DEL PROCESO INSTRUIDO
civ
das y averiguadas las demás, porque de lo verdadero,
seguu regla de lógica, no se puede seguir cosa que
no sea también verdadera, porque si es ansí, como dice
la 1." proposición, que algunas cosas de la Yulgata es-
tán trasladadas ñeque mtis aperté, ñeque satis signifi-
canter. conocida cosa es que no dictó el Espíritu San-
to al inlérprete latino cada una iialabra de las que pu-
so, que es la 2."' proposición; y conocida cosa es que, me-
jorando aquellos lugares , y poniéndolos en mas clara
y signiücante forma, y juntándolos á los demás que en
la Vülgata estáu singularmente trasladados, podrán ha-
cer un compuesto ó una traslación mas perfecta que
la 1.% y que en todo con mas claridad y significación
responda con su original. Y esto es la que dice la 3."
proposición ni mas ni menos, trocando las manosy vol-
viendo como por los mismos pasos. Desla última pro-
posición se colige la 2." y I/; porque si es verdad, co-
mo en ella se dice, que se puede mejorar esta trasla-
cíóri eii algunas partes, haciendo que responda al ori-
ginal con mas significación y claridad, bien se sigue
que no dictó el Espíritu Santo al intérprete cada una
di> las palabras que puso en ella, como dice la 2.", y
bien se sigue que hay en ella cosas nec satis aperte,
npque satis sirjni [¡canter trasladadas , como dice la 1.^
Esto presupuesto, vengo á la prueba de la i ." pro-
]ios¡c¡on, porque de allí const-irá la verdad de la 2.^
y 3.^; aunque los doctores á quien yo seguí, y cuyos
lugares y libros alegaré á la fin deste escrito, formal-
mente las afirman á todas tres , como por sus palabras
se verá; pero tornaudo al ¡¡ropósito, digo que la prue-
ba desto será no señalar yo algunos lugares y palabras
de la Vulgala que pudieran estar trasladadas mas có-
moda y signifií^ativamente , porque en esto no quiero
que se dé á mi dicho autoridad alguna ; sino la prueba
será una de las mayores que puedeihaher en negocio
de teulugia, que es mostrar que cuantos hombres doc-
tos y católicos desde san Hierónimo acá han tratado
desla razón, dicen lo mismo que yo digo en las propo-
siciones sobredichas. Y jtorque en esto se puede tener
atención á dos tiempos, el uno antes del concilio de
Trcnlo, y el otro después del. de los doctores que pre-
cedieron al dicho santo concilio, por evitar prolijidad,
no pondré sino algunos sanios y otros hombres señala-
dos; pero de los que escribieron después del concilio
pondré á todos los cpie han venido á mis manos, seña-
lando los lugares de sns obras adonde lo dicen, y refi-
riendo sus [lalabras formales, y de los lugares que no-
tan poniendo algunos (lellos. Y comenzando de los pri-
meros, esloes, de los qiio csr-ribieron antes del conci-
lio, sea el ¡irimoro de todos ellos el glorioso y doctísi-
mo doctor san Hierónimo, cuyo dicho en lodos los ca-
sos vale mucho. Y en este caso es justo que tenga au-
toridad irrefragable, porque es pro[)ia confesión acerca
<le su misma obra, en la cual si él halla y conoce y se-
ñala algímas rosa-; que pufdeii recibir mnjoria y son
dignas de enmienda, rlallc cuello fe no será desestimar
su trabajo, sino conformarnos con su parecer. Pues el
nn'sino nota de menos bien trasladados los Ingares si-
guiente-;: Oseas, CA[). II, en aquellas palabras déla
Vulgata, QuoriKjflij dabo te JCphraim, profeyam le Is-
rael? dice: «Iii coloco ubi nos el Septuaginla itilcr-
«pretatisumusprofeáram te Israel, in hebraico scriptum
)>est... (a). Quod cum in bonam partem pularemus in-
wtelligi et significare protectionem ; ex editione Sym-
))machi contrarius nobis sensus subjicitur, dicentis,
fítradam te. Ex editione quoqueTheodotionis non pros-
"pera sed adversa demonstrantur... (6). Quod signifi-
»cal nudabo te, et auferam a te scutum quo te ante
»protexeram; et sic sensus magis convenil domino
))Comminanti.))
Ezech., cap. 26, sobre aquello que dice á la ciudad
de Tiro: Et non invenieris in sempiternum, dice : « Ut
))in hebraeo (c) et in graeco Aijon (d) scribilur,
))unum saeculum significat, juxta illud Isaiae 23 quia
))post 70 anuos, dicit, Tyrum restituendam in anti-
»quum statum.»
Ezech., 42, en aquello de la Vulgata, Murum ejus ?/n-
dique per circiiitum, loníjitudine quingentorum cubi-
torum, dice: tilllud autem quod per simplicitatem in-
))terpretationis, dum parfim attendimusceleritate dic-
))tandi, et Septuaginta habent et nostra translatio mu-
»rH7?i ejits per latitudincm incircuitri, etc. , hebraeus
))sermo non continet; sed simpliciter latitudine quin-
ngentorum, ut subaudiatur, calamorum.»
Ezech., 4-t, en aquello de la Vulgata, Etdábo eos ja-
nitores, dice: ((Pro eo quod nos posuimus : et dabo eos
y)janitorcs, etc. Symmachus ordinem lectionissensum-
»que considerans, rectiiisque interpretatus est,diccns:
yiposueram eos custodes, etc., ul non ad eos pertineat
» qui futuri sunt in templo, sed ad eos qui fuerunt.D
Ezech., 45, en aquello déla Vulgata, Et arietcm
umim, dice: (dste suscipit arietem, sive ut significan -
» lilis hebraicus sermo demonstrat (c):quodad
)) cuneta aniínantia, et non proprié ad arietem referri
wpotest.»
Ezech., 46 (/"), en aquello de la Vulgata, Et haere-
ditas contra mare magmini, etc. , dice: (dllud eslob-
))servandum in hebraico eundem sermonem... {g), quia
»ambiguusest,et haereditalem sonare, elíorrenfpm, et
))hic magis torrenfeni accipi deberé qunm haered itaiem .
))Iste enim esl torrens qui ingrcditur mare maguuin
i'Rbinocorurae, ut antejam diximus.')
Esaiae , cap. 1.°, en aipiello de la Vulgata, Filiox
))genui, etc., dice: ((Meliñs esl autem juxta hebraicuni
))legere: filies enutrivi.»
Esaiae, cap. 14, lib. v Commentariorum , an aquello
de la Vulgata, Quomodu cecidisti Lucifer, dice: ((Pro
)) eo quod nos interpretati sumus ob facilitatein inlel-
«ligentiac: Quomodo cecidisti de cuelo Lucifer qui ma-
nné oricbaris? In hebraeo, ut verbum e.\|irimanms de
)) verbo, legitur: Qiiomodn cecidisti dr coelu ulula fili
ndiluculi? Signilicatur autem alus V(>rbis Lucifer; et
wdicitur illi quod llere debeat el lugere, qui quondam
»sic fuerit gloriosus ut fulgori luciferi comparatus
»sit. »
(a) Hay un rsp;icio en bliuiro. Snn .Icróniíno oscrihió Áriing-
genach.
(h) Aquí hay dos palabras griegas qut; suenan Aphopliso se.
(o Hay un claro. En las obras de san JerfJnimo se lee Lolam.
(di l'-sta palabra se lialla en el original enn cavadores griegos.
\e) Hay una palabra griega (no hebrea) que suena boskemn.
!/■) Ks el capitulo 48.
(.7) Hay un claro. En san Jeriinimo se lee adíela.
CONTRA FRAY
Esaiae , cap. 19, lib. v Commentariorum , en aquello
de la Vulgata, Caput et caudaní tncurvantem et refre-
nantem, dice: ((.\os aulem verbum liebraicum (o),
»duin celeritcr quae scripta sunt verlimus, ambií.'ue-
))tatedecep!i,?-e/"íTn«7í(e7« diximus, quod significanliíis
wAquila Iranstulit {b), id cst, , qui nihil recté agit,
))sed omne perversum ut pueri.»
En el mismo lugar y capítulo, en aquello de la Vul-
gata, Et erit térra Juda Jígi/pto in festivitatem, dice :
«Melifis reor etiam proprium errorem reprehenderé,
))quam dum erubesco imperitiam confiten, in errorem
)) persistere. In eo quod transtuli: et erit térra Juda
)).€gyptu in festivitatem, i)ro festivitate,h\ hebraico
olegitur... (c), quod interpretan potest festivitas; un-
»dé et Aggaeus in fesiivum vertitur; et timor , quod
"significantiíis Aquila Iranstulit Gorosin {d) cum ali-
)>quis pavidus et tremens circumfert oculos, et adve-
))nientem formidat inimicum. Ergo si voluerimus in
wbonam parlem accipere, quod recordatio Judae -ílgyp-
>'lo sit gaudii, recle festivitas dicitur: sinautem,ut
))pot¡iis arbitror, in timorem pro festivilate vertitur,
wintelligamus formidinem vel pavorem,quod cum Na-
»buchodonosor venerit, ctiam vocabulum Judae terro-
))ri sit .Egyplo, quia dum ei vult auxilium praebere,
otanta mala perpessa sit.»
Esaiae, cap. 31 de aquello que leemos en la Vulgata,
en el salmo 59, Vana salas hominis, dice : uVana salas
hhomiuis; sive ut meliüs habetur in hebraeo, in homine. »
Esaiae, cap. 49, en aquello déla Vulgata, Adabomi-
natam gentein, dice: «Pro eo quod nos vertimus «d
)>contewptibilcmaniinam, ad abominatam geníem , ad
^)servum donrinoruin, Theodolio transtulit: eiqui des-
))picit animam , qui abominationi est genti qui servas
y est principum ; quod manifesté Cliristi personae con-
wvcnit. Ipse enim,etc.)) Y añade: uCui interpretationi
))Aquila convenit, et ex parte Septuaginta. Alii vero
»boc dici arbitranlur de gente judaeorum quae estabo-
vniinatagens universo mundo; sedmclior super Cliris-
))tuin interpretalio.»
Jeremiae, cap. 2, en aquello déla Vulgata, Cursor
levis, dice: ((Quomodó caiirea levis, quaní nos genere
))Communi, cursorem , signilicantiíisque Aquila, Sym-
wmachuset Theodotio verteré, etc.»
En el libro primero contra Joviniano, de aquello de
la Vulgata, en la epístola Ad romanos, cap. 12, sapere
ad sobrietatem, dice : h Sapero ad pudicitiam (non ad
»sobrietalem, ut malé in latinis codicibus legitur) sed
nsapere, inqu'ú, adpudicitiam. Siquidcmgraece scrip-
))lumest,etc.))
En la epístola Ad Suniamet Fretellam,^ohve aquello
del salmo 5.", que está en la Vulgata, Dirige in cons-
pectu tuo viam meam, dice: (iHoc ñeque Septuaginta
wbabent, ñeque Aquila, ñeque Theodotio, ñeque Sym-
«machus, sed sola Koine (e) editio. Denique et in iie-
wbraeo itii scrifitum re|ierio.... (/"), quod omnes voce
(a) Hay un claro. En san Jerónimo se lee Anuon.
(i) Aquí liay una palabra griega que suena speylounta.
(c) Hay un claru. San Jerónimo lee Agua.
(d) En el original esti con caracteres griegos.
(«) Esta palabra se halla con caracteres griegos en el original.
i/l Hay un claro. En san Jerónimo se lee ; Oser laphaval dar-
chach .
LUIS DE LEÓN. cv
I wsimili transtulerunl : Dirige in conspectu meo viam
\ y)tuam, secundum illud quod in oral ¡one dominica di-
))CÍtur : Pater noster, qui es in coelis, sancti/lcetur nn~
\ nmen tuum ;» y ansi sigue esta letra y la declara.
En la misma epístola, en aquello del salmo 21, que
leemos en la Vulgata , Tu anteni Domine ne elongave-
ris auxilium tuum, dice: «Dicitisinvenisse vos, vieum,
«quodet verum est, et itk corrigendum; ñeque eniía
«siquid est scriptorum vítio mutatutn, stulta debemus
))Contentione defenderé.»
En la misma, acerca de aquello del salmo 26, que
leemos en la Vulgata, Exquisivit te facics mea, dice :
(lExquisivit facies mea. Pro quo in graeco positum est
)H¡uaesivit te (g); sed melius superius est.»
En la misma, de aquello del salmo ."ii, que está en la
Vulgata, A pusilanimitatc spiritus , etc., dice: uSed
«sciendum quod pro pusilanimitate, .\quilaet Symma-
«olius, et Theodotio, el quinta editio interpretati sunt,
na spiritu,el in liebraeo scriptum est... (/^), id cst,
nab spiritu.^)
En la misma, de aquello que está en la Vulgata en
el salmo 'ó'.i (i) Ab attitudine dici non timebo, dice :
«Hoc, id est, illud non additum cst, Icgendumque esse
«dicit ab altitudine diei timebo. n
En la misma, de lo que en el salmo o8 está en la
Vulgata, Et scienl qaia Dcus dominabitur Jacob et fi~
nium terrae, dice que aquella conjunción et está aña-
dida y que desbarata el sentido del verso; (i sed et cou-
»junctio, dice , aiMita est; et ordo est: Scient quia
))Deus Jacob dominabitur finium terrae.»
En la misma, en aquello del salmo O I, que está en la
Vulgata, Quia Dcusadjulor noster in acternum, enseña
que aquella palabra aetcrnum está añadida y que se ha
de notar con una virgulilla.
En la misma, acerca de aquello de la Vulgata, en el
salmo 07, Viderunt ingressus tui Deas, dice que «a
¡mobisitii legendum est : Viderunt ingressus tuos Dcus,
»ct scriptorum vitium relinquendum est, qui iiomina-
»tivum posuerunt pro accusativo».
En la misma, en lo del salmo 67, que en la Vulgata
dice: liegna terrae cántate Deo, psallite Domino, psa-
íliteDeo, dice : aHoc psallite Deo esse additionem, et
»obello pracnotandum, nec esscin libris authenticis.»
En la misma, en aquello del salmo 71, que está eii
la Vulgata, Adorabmd eum omnes Reges terrae, dice
que aquel terrae está añadido y demasiado.
En la misma, en;ii]uello de la Vulgata,enel salmo7l ,
Benedictas Dominas Deus Israel, dice que aquella pa-
labra Deas se ha de repetir dos veces desta manera :
{{.Benedictas DominusDeus, Deus Israel, cum et in he-
«braeo, dice, sit, et apud Septuaginta, etmanifestissi-
))me triplex DominiDci, IXM'que nuncupatio, misteríum
))sit Trinitatis.»
En la epístola Ad Ciprianum , que está en el tercero
tomo, sobre aquello del salmo 89,queestá en la Vulga-
ta, Dies annorum nostrorum in ipsis septuaginta an-
nis, dice: ((Pro eoquod nos posuimus, in ipsis, et in
[g) Así en san Jerónimo. Fray Lns de León escribió e.Tquisivit,
lo que es equivocación nianiliesta.
[h) Hay un claro. En este lugar de san Jerónimo se Ice merua.
ú} Fr.\t Luis escribió 56.
EXTRACTO DEL PROCESO INSTRUIDO
«hebraeo habetur (a) Symmacliiis signiíicanliüs
))transtulit Olocleroi {b), id est universi.i^
En la epístola ad Principiam virginem, en aquello
del salmo 44, queeslá en la Vulgata, De domibus ebiir-
neis, dice : «El laetiíicabis eum de domibus eburneis,
Msive ul meliüs in hebraico liabetur de templo vende?i-
i^tíum.n
En la misma, acerca del mismo salmo, dice: aQuod-
»qiie sequilur circumdata varietate , nullus interpre-
))tura posuit, excepta cditione Ynlgata.»
En la epístola .-Id J/circe//a ni, acerca del salmo 126,
que en la Vulgata dice : Beatus vir qui implevit desi-
derium sutim ex ipsis, dice : «In hebraeo et in cunc-
wtis edilionibus ila reperi Beatur vir qui implevit
yipharetram íuam ex ipsis, ut quia metaplioram se-
»mel sumpserat ex sagittis, el in pharelra quoque
))translatio servarelur.»
En la epístola Ad Amandum, acerca de aquello que
leemos en la Vulgala, en el evangelio de san Maleo, Suf-
ficit diei malitia sua, dice : «Kokia, enim, quam latini
«interpretes vertunt in malitiam, apul graecos dúo sig-
Mnificat, el malitiam, el afniclionemquamgraecidicunt
nKakosin, et hic inagis pro malilia Iranslerrri debuit
))a/"/7ic/ío.»
En laepísto¡a.-l(///(?£/i6/(/?/j, en la cuestión 4.*, acer-
ca de aquello que en la Vulgata y en San Maleo se lee,
Vespera autem sabbati,c[c., diceruMihi videlurevan-
wgelistam Malti)aeum qui Evangelium hebraico sermo-
Mne conscripsit. non lam vesperé dixisse, quam seró; et
»eum qui intcrprelatus esl, verbi ambiguilate decep-
»tum, non sera inlerpretalum esse, sed vesperé.))
En lanii<ma epístola, en la cuestión 12, en aquello
de san Pablo en la epístola Adtesulonicenses, cap. últi-
mo, queeslá en la Vulgata, Deus autem pacis sanctifi-
cet ñus per omnia, dice : uSancti/icet vos per omnia,
»vel in ómnibus, sive plenos atquc perfectos ; lioc enim
»magis sonat olotelcis. n
En la epístola Ad Aljasiam, cuesliou <¡.^, en aquello
que leemos en San Lúeas, Qui habebuL villicum iniqui-
tatis, dice: a Dispeusa'.orem poliíis quam villicum
)>ru¡<se vertendum.»
En el libro Traditionum in Genes, (c), en aquello del
capítulo 2.", que leemos en la Vulgata, In quacumque
horacomedvris, viorte morieris, dice: «Meliüs intcr-
Mprelalus esl Symmachus dicens mortalis cris.» En el
mismo, en aquello dul Génesis, cap. 3.", que en la Vul-
gata dice Tu ifisidiuberis calcáneo cjus, dice : «Meliüs
«hahelur in liebrap<» : Ipsa conlerct capul luum , et tu
^'COTitcrcs ralcanrum cjus.»
En el ínismn, en aquello del caiiiluln j.'' del Génesis,
que está en la Vulgata, /i7 rcspr.rit Deus ad Abel, dice:
«Undc scire potcral Cain fpmd fniiris ejus muñera sus-
ncepisset Deus, nisi illa inlorpretalio vera essct quam
»'Thcodotjon posuil : Et injlamtnnbit Dominus super
'Abel et suprr munna ejus? et quoil sequilur.»
En el mÍMiio, sobre aquellas palabras del Génesis,
que están en la Vulgata , Son prrmanebit spirilus ineus
(*) H»Y un riaro. En san Jerónimo se Inc Darm.
(*) Ksia paUbra ¡ip halla en el nri(,'inal ron cinrlíres priegos.
(f; Kn la edirion de los padres dt San Mauro se titula esl» li-
bro Quatslionum hetraicarum in Ccnetm.
in hominibus {d) , etc., dice : (i In hebraeo scriplum
))est : Non judicabit spirilus meus homines istos insem-
npiternum, quia caro sunt , id est, quia frágiles sunl,
»non eos adaeternoscruciatus reservabo; sed hic illis
«restituam quod merentur, quia non severilalem, ut
))in noslris codicibus legitur, sed clemenliam Dei
))sonal.»
En el mismo, acerca de aquello del Génesis , Rubén
fortitudo meaet principium dolorismei, dice : «In he-
wbraeo itk scriplum esl : Rubén primogenitus 7neus
nfortitudomea, et capitulum in liberis meis;n y aprue-
ba esta lelra, y sigúela y declárala.
Zachariae , cap. 11, en aquellas palabras de la Vul-
gala, Projice ad statuarium , dice : « Pro plaste alque
))liclore, statuarium olim inlerprelalus sum , verbi
wambiguitale compulsus.»
Sobre la epíslola Ad Titum, en aquellas palabras
Haereticum hominem post primam correptionem de-
bita, dice : «Sive ut meliüs in graeco habelur post
wunam nouphesiam. Nouphesia , autem , monitionem
»magis el doctrinam, quam increpalionem signilical.»
En aquello de la epístola 1." Ad corinl., en el capí-
tulo 5.", Modicum fermentum iotam massam corrum-
pit, dice : «Male in noslris codicibus habelur, el sen-
))sum poliüs inlerpres suum quam verba Aposloli Irans-
))lulil.))
Ilcm , de aquellas palabras de la Vulgata Ad cphe-
sios , 4.°, Qui desperantes semetipsos tradiderunt im~
■pudicitiae, dice san Hierónimo : « Aliler in graeco le-
))gilur, non enim despcranl gentes nequáquam sen-
"tienles ruinam suam , sed tamqaam besliae secunduin
))carnem ruunt. Pro desperantes igiUir, si volumus
))verbum e verbo cxprimere, legere possumus indolen-
nles.» Referí Driedon, lib. ii De eccles. dogm., fo-
lio 3o.
En el primer diálogo conlra Pelagio, acerca de aque-
llas palabras del .Vpóslol que están en la Vulgata, Opor-
tct episcopum esse docilem, dice : ((Non docilcm ul in-
))terprelalur latina siniplicitas, sed qui possit docere.»
En el mismo diálogo, en aquellas palabras ilel Apijs-
tol , Oportet episcopum esse sobrium, dice : «Sive ut
«meliüs in graeco habelur vigilantem.)>
San Agustín en muchos lugares ñola lo mismo ; esto
es , que pudieran y debieran estar mejor y mas cómo-
damente traducidos. Pondré a(juí los que se me ofre-
cieren.
En la epístola .'.iO (r) Ad Paulinmn , acerca de
atpiello ípie está en la Vulgala en la epíslola 1." Ad
Thimot., cap. 2.", Obsecro itaque primum omniíim
fieri , desdice : «Sccundum graecum eloquium dis-
))Cernenda sunt. Nam noslrí inlerprelcs vix reperiun-
»tur, (jui ea diligenler el scicnter transferre curave-
»rint. ))
En el mismo libro, capítido 13 (/") , d(! aquello que
en la Vulgala está en la iiriiiicra epístola Ad corint.,
{(/) Fb,»t Luis dk León escribió liumiiic, pcru subrajíi esta pala-
bra para indicar (]ue no estaba M'yuro de si debía leerse fiomine ü
hvminihu.1.
(e) Esla epístola es la 149 en la edición de los padres de San
Mauro.
(fl Se rellere al libro De doclriim chrisHana.
CONTRA FRAY
cap. 1.', Quod stultum estDei, sapientius est homi-
nibus, dice : « Illud sapientius est hominibus , non
wcaret ambiguo, etiam si soloecismo careat. Meliüs ita-
wque dicilur itíi sapientius est quam honiines , fortius
«est quaní liomines.»
En el salmo 67, en aquellas palabras de la Yulgata,
/Elhiopia praeveniet manus ejus , dice : «Mallem au-
•Mtem ut latini interpretes sic transtulissent : .-Ethiopia
wpreveniet manus suas, quam manus ejus : et salva
wverilate sic fieri posset , quia in graeca lingua id pro-
«nomen non solura ejus, sed etiam suam significat.»
En el salmo 7Í, en aquello de la Yulgata, In aeter-
num et in saeculum saeculi, dice : (lEt forte commo-
wdiíis diceretur, in saeculum et in saeculum saeculi. »
En el salmo 87, en aquellas palabras Posuerunt me
in lacu inferiorí, dice : «Vel potiíis in lacu ínfimo.
))Sic enim est in graeco. »
En el mismo salmo, en aquellas palabras In me con-
firmatus est furor tuus , dice : «Tolerabiliüs indig-
onationeni dixerim , quam furorem. Furor quippe si-
))cut se latinum babet eloquium non solet esse sano-
wrum.»
En el salmo 89, en aquellas palabras A saeculo us-
que in saeculum tu est , dice : « Convenientiíis dice-
wretur ab aeterno usque in aetertium.n
En el salmo 104, en aquellas palabras Quaerite
Deum et confirmamini , él lee conforlamini , y aña-
de : «Hoc enim de graeco expressiüs interpretatum
west. »
En el mismo , aquellas palabras Eloquium Domini
inflammavit eum , dice : « Vel quod magis de graeco
«expressum est , et alii códices liabent , eloquium Do-
»mini ignivit eum.n
En el mismo, en aquello Et senes ejus prudentiam
doceret, dice : u Quod omninó ad verbum ita dici opor-
wluit, et séniores ejus sapientes faceret. iy
En el salmo 103, en aquello Citó fecerunt , obliti
sunt, dice : «Alii códices inlelligibiliiis liabent, fes-
•Dlinaverunt , obliti sunt operum, etc.
En el niismo , en aquello Et fornicati sunt in adin-
ventionibus suis , dice y prueba que se habia de tras-
ladar in studiis suis.
En el salmo 118, en aquello Tota die meditatio
mea est, dice : «Vel potius sicut graeci habent oten
))ten emeran {a), ubi magis continualio meditationis
wexprimilur. Id intelligitur per omne tempus, id est
wsemper. »
En el mismo salmo , en aquello Anima mea in ma-
nibus meis, etc., dice : «NonnuUi códices habent in
nmanibus meis ; sed plures , in tuis , et hoc planum
«est.» Y mas abajo : a Anima mea in manibus meis,
)jquomodo intelligatur, ignoro.»
En el mismo, en aquello Conjige timore tuo car-
nes meas, lee : «Confige clavis íi timore tuo carnes;» y
añade : « Sic enim expressiüs interpretati sunt quidam
wnoslri , quod graecé uno verbo dicitur, etc.»
En el mismo, en aquello Tempus faciendi Domi-
ne, eíc. , dice : « Tempus faciendi Domino, id enim
«plures códices habent , non ut quidam , Domine.»
;«) Estas palabras vn el original se hallan con caracteres grie-
gos.
LUIS DE LEÓN. cvii
San Ambrosio, lib. n De Spirita Sancto, capítu-
lo o." (6), aquello de la Yulgata, Ad philipp., capitu-
lo 3.°, Qui spiritu servimus (c) Deo , dice que es li-
ción corrompida por los herejes que negaban la divini-
dad del Espíritu Santo, y que la letra verdadera es, qui
spiritui J)ei servimus.
San Hilario, ni mas ni menos, en diversos lugares de
los salmos , afirma y enseña que lo que leemos agora en
la Yulgata en aquellos lugares, está menos bien trasla-
dado ; en unas parles escuro, y en otras no tan signi-
ficante ni con tanta propriedad y conformidad como
debiera. Pondré aquí los que agora se me ofrecen.
En el salmo 6o, en aquello Qui dominabitur, etc.,
dice : «Sed ut in pluribus, nunc quoquo latinitas nos-
))t.ra non satis proprié signilicationem dicLi graeci elo-
wquuta est. Quod enim nobiscum scribitur, qui domi-
nnabitur in virtule sua in adernum, graeci, etc.»
En el mismo, poco mas abajo, dice : «Yerum et
»hic latinitas noslra proprietatem dicti in translatione
»non reddidit.»
En el salmo 66, en aquello Ut cognoscamus in térra
viam tuam , dice : «Quod in latinis libris scriplum
»est, ut cognoscamus, in graecis est tou gnonai ((/). id
«differt , quod sino personae defiíiitioiie est gnonai (e) ;
I ))ut cognoscamus autem, ipsos eos qui haec loquun-
I »tur ostendit, quia secundum veram graecitatis trans-
I »lationem id praccatur, ut cognita fiat in Ierra Dei
Mvia.»
En el salmo 67, en aquello Rex virtutum dilec-
ti, etc., dice : «Laboriosiús autem id etobscuriüs, dum
wcollocationes verborum non demutat, translatio latina
»declarat : ceterüm absolutiíis totum hoc sermone grae-
))C0 enuntiatiis eloquitur.»
En el mismo, en aquello Deus nosler, Deus salvos
faciendi, dice : (c Id enim hisvnrbis, quae latiné mi-
«niis expressé atque absoluté Iranslata sunt, contine-
»tur. Admonuimus, enim, superius, plerumque inter-
opretes cunctos, dura collocationem ordinemque ver-
wborum domutare ac temperare non audent, minus di-
»lucidé proprietatem declarasse dictorum.»
En el salmo 118, en aquello Viam mandatorum
tuorum cucurri , de illo quod in proverbiis scribitur
Sapientia in foribus clamitat , dice : «Yerbi itaque
»haec latinitas nostra vel obscuritatem nobis afl'ert,
»vel alterius intelligentiae opinionem praebet.»
En el mismo, en aquellas palabras Legem pone mihi
Domine, dice : «Sed ralionem consequi versus hujus
))ex latina inlerpretatione difficile est.»
En el mismo , en aquello In aeternum Domine ver-
bum tuum permanet in coelo, dice : «Latina interpre-
»latio ambigua est, et minüs propria significatione
«transtulit.»
En el mismo, en aquello Omnis consummationis
I vidi finem, dice : «Frequenter advertimus , non posse
I »satisfaclionem intelligentiae ex latinilatis translatione
j «praestari. Alia enim vis dicti hujus est ex graeco
I »enuntiati.»
(h) Fray Llis de León escribió capitulo G.
(c) Servivimus escribió fray Lais de León.
I (d) Esta palabra en el original está escrita en caracteres griegos,
I [C) Lo mismo.
cvni
En el mismo, en aquello Conprfe timore tuo carnes
meas, dice : «El minore istud dicti virtute latinita-
')tis transialio oloqnufa esl.»
En el mismo, en Vi(\\xú\úlrjnitum cloquinm tuum, etc.,
<lice : «Non expliciiil proprielalem vorbi Inijus latini-
"talis Iranslaiio. »
En el salmo 130, en aquello Xec elati sunt ocidi
y^mei, dice : «Aüa istud proprietate graecitas eloquuta
»est.))
En el salmo 138, en aquello SfmUam mearn et fu-
nicutum meum investigasti , etc., dice : «Id namque
«quod nobiscum est semita, alia virtute atque intelli-
wgontia in írraecis est.»
Fray Luis de León continúa lotla\ia cilamlo muclios pa-
siijes de aiUoros católicos, que suprimimos en gracia de
li)s lectores. Mas para los tpie quieran consullarlos, los
ponemos aqui por el orden en (jue los acola , y son : anles
del concilio de Trenlo, Mario Victorino, Nicolás de Lira, el
burgense, Au.^usüno Stenclio. Después del concilio de
Trente, el maestro fray Andrés de Vega, el cardenal Sa-
dolelo, Driedon , Sixto Seríense, Lindano, Tiletano y el
maestro Cano.
Luego concluye el maestro León su defensa en estos
lérminos :
Al juicio deslos que escribieron se junta el parecer
y lirmas que tengo presentadas del doctor Ralbas , y
del doctor Velasquez y narriovero, y de los maestros
fray Lorenzo de Villavicencio y fray Alonso de la Cruz,
los cuales, vista la mi dicha leclura , la apriioban, y
señaladamente en estas proposiciones no notan palabra
ninguna que se haya de mudar ó añadir, ó quitar ó de-
clarar. Júntase tandden á eslo^ el parecer del arzobis-
po de Granad.a, el cual, como consta del dicho de fray
Hernando de Peralta, que está en este proceso, y de las
cartas del mismo que tengo presentadas, dice que es
probable y opinable loilo lo que digo en la mi dicha
lectura y escrito.
De todo locual se collige evidonlenienle (pie decir que
en la Vulgata hay algunos lugares que se pudieran tra-
ducir mas clara y cóniodamenle y con mas propiedad,
y por consiguiente, (pie ni el Espíritu Santo dic!ó
cada [lalabra latina, ni es irnposib!(! mejorarla, que
son las propo>iciones que yo leí ; ansi que collígese que
decir esto es decir la sentencia común de hombres doc-
tísimos y sanlisimos que escribieron antes del concilio
y ílespue> d<''! ; y rpic la aprobación de la Vulgala que
liizoel dicho concilio, según el enlendimienio ile cuan-
loí rloclos y católicos después di'-l han escrito , es de-
rlarar, noque no hay en ella algunas cosas que se pue-
dan mejonir en la forma quo he dicho , sino que no
hay m ella doctrina falsa ni que pueila engendrar error
pfirnicioso ; y que lodo lo que loca á la instrucción y
<Mie-!tiones de la fe y costumbres está en ella liel y
ba>lan!emenle trasladado, y í|ue no se ha de desechar
del nsn eclesiástico introduciendo al¡.'una otra en su
lugar. Las rúales ro-as toda»; yo lamliien expresamente
afirmo y confie-;o en la mi di(dta leclura , como por ella
se pareee y como dicho tengo. V aun auailo mas que lo-
do-;, (pie cuanto loca á la senlcncia, loilas cuantas hay
en lo que es Vulgaia son verdaderas y de [>'. Y por con-
siguiente se signe que ni en las dichas propo'^icionps
EXTRACTO DEL PROCESO IXSTRT'IDO
se puede poner ninguna mala nota do falsedad, ni en
mi por habellas afirmado alguna mala sospecha ; por-
que, cuando fueran falsas, afirmándolas tantos hombres
doctos y calólicos, y no habiendo, corno no hay , de-
claración del concilio por la silla apostólica contraria
ni diferente de lo que los autores dichos declaran , yo
las pude opinar iirobablemente, sometiendo mi opinión
á la censura de la Iglesia, como lo hice; mayormente
que de lo dicho se sigue, no solo que son opinables,
sino que son ansí verdaderas las dichas proposiciones,
que decir lo contrario dolías, esto es, que no hay nin-
guna cosa en la Vulgala que se pueda trasladar ni mas
clara ni mas cómodamente , ni que menos recibe me-
joría alguna, y que el Espíritu Santo dictó cada una
do las palabras latinas que puso san Hierónimo en ella,
son proposiciones , á lo que parece , temerarias, porque
contradicen á lodo el torrente de los doctores antiguos
y modernos, santos y no santos, ansí los que precedie-
ron al concilio como los que se siguieron después. Y
con ser esto ansi, son tantos mis pecados, que los que
acusándome muestran afirmar esta temeridad están li-
bres y honrados , y yo porque enseñó una verdad llana
y coinun estoy preso, y en el juicio de muchos mal
notado. Rendito sea Jesucristo , que en todo me hace
lanía merced.— Frajj Luis de León.
A continuación so Ice :
«Lleva treiiila é dos fojas de papel escripias con
esta.')
V sigue la riibrica del secretario Monago.
NOTADK FRAY I.CIS DE I.EON , ESCRITA DE SU MANO, DIRIGIDA
AI. l'ADUE MAKSTRO MANCIO, SU PATRO.NO ; VAI.LADOLID, Á iíO
DI\S DE MARZO DE lo75.
Muy reverendo padre maestro : Acerca de lo que
habemos Iractado , suplico á vuestra palernidad ad-
vierla á esto.
Los doctores Ralbas y Velasquez aprueban lodo lo
contenido en este cuaderno mío de la Vulgala, que
vuestra [laternidad ha visto. Solo advierten, acerca de
las soluciones de los argumentos, que así es verdad lo
que en ellas se dice, que se entienda siempre que cuan-
to á la sentencia lodo lo que es verdaderamente Vul-
gala está fiel y verdadero como la misma escritura ori-
ginal de donde se sacó; y vuestra palernidad confiesa
que lodo lo contenido en el dicho cuaderno es verda-
dero, enlendii'iidolo siempre debajo desta verdad ; la
cual verdad yo la confieso, y siempre confesí? y decla-
iv. V para (pie se vea ser ansi , digo dos cosas.
Lo primero, eierlo es que esta sobredicha verdad yo
no la nie.i^'o en el iljclio pap<;l y cuaderno expresamen-
te, ni menos digo palabras de las cuales se siga en
buena consecuencia que la niego. Que no la niego ex-
presamente es evidenle, leyendo el dicho papel , y pa-
rece tambi(>n ser ansí por el testimonio de los sobre-
dichos doctores; porque si yo negara que toda la Vul-
gala ciianlo á la sentencia es liel , cosa de reír fuera
ailverlir loque advierten, sino loque hicieran fuera
condenar la jiroposicion ó [lalabras donde yo negaba la
diciía verdad. ,\nsí que, yo no la niego expresamente,
CONTRA FRAY
n¡ menos digo palabras de donde en buena consecuen-
cia se siga que la niego ; ponjue cuando digo en la
sexta pi-o[»osic¡on que algunas cosas se pudieran tras-
ladar mas sigüificaiilcmenlo, claro es que no hablo de
sentencia , sino de mayor ó menor signiíicacioii de pa-
labras. Y cuando digo en la sétima pro[>os¡cion (juo no
usó de espíritu prot'ótico el intérprete, porque se en-
tendiese que yo hablaba cuanto á las palabras, y no
cuanto á la sentencia , añadí luego inmediatamente que
el Espíritu Santo no le dictó al intérprete cada una de
las palabras latinas que puso como las dictó a Moisés o
á san Pablo. Y en una solución de un argumento, don-
de digo que aunque la Vulgata no respondiera en todo
con el original, no por eso se seguia que la Iglesia no
tenia verdadera Sagrada Escritura, no afirmo, como es
notorio, ni me pasó por el pensamiento afirmar, (jue lo
que es Vulgata en alguna parte no responde en sen-
tencia con el verdadero original , sino hablo condicio-
nalmente, como las palabras lo suenan, tomadas en lo-
do su rigor. Y digo que, aun puesto por caso que fuese
ansí , no se sigue en buena consecuencia lo que infiere
el argumento, como vuesti-a paternidad sabe que es uso
ordinario de responder en las escuelas. Y en otra solu-
ción, donde digo que todos los testimonios (jue citan los
concilios y papas, de la Vulgata, por el mismo caso ha-
bemos de estar ciertos que son verdadera Escriptura,
aquello que digo es verdad cierta, y del la no se sigue
en ningún rigor lógico que los demás que no citan no
'sean Sagrada Escritura, ni yo lo quise decir.
Digo, lo segundo, que la sobredicha verdad, no solo
no la niego ni expresa ni virtualmente , sino antes la
confieso abiertamente en el dicho papel , cuanto basta
para entre hombres cristianos y iguales', y no malicio-
sos y apasionados.
Porque todas las sentencias de la Vulgata, ó son
sentencias con las que se conforman las cosas de fe ó
costumbres , ó otras que no pertenecen á este género.
De la-; primeras digo expresamente en el dicho papel
que todo lo que toca al negocio de la fe y costumbres
está ni mas ni menos que en el verdadero original, que
es decir que es infalible, como lo es él.
Destas mismas sentencias y de todas las demás digo
én la última proposición que el concilio, determinando
que la Vulgata es auténtica, determinó que cuanto á la
sentencia, toda ella es verdadera, sin haber en ella nin-
guna sentencia que no lo fuese; y decir esto es decir
claramente que, cuanto á la sentencia, todo lo que se
dice en ella, desde lo mayor basla lo menor, es de fe y
infalible, pues digo que el concilio determinó que todo
ello era verdadero.
Demás de que , confesar, como alli confieso , que
cuanto á la sentencia toda esta traslación es traslación
verdadera, es confesar que todas ellas responden fiel-
mente con el verdadero original y tienen la misma au-
toridad que él , porque el ser verdadera una traslación,
hablando propia y formalmente , no es otra cosa sino
ser fiel y responder bien con su original , como es no-
torio. Por lo cual , cuando en algunas palabras de las
que digo en aquel papel pareciera haber duda acerca
desto, que es si hablaban de la sentencia ó de la frasis y
palabras , cosa cierta es que se hablan de entender con-
LUIS DE LEÓN. cix
forme á lo que en las dichas dos parles declaro, que
era el lugar propio donde se habia de declarar. Y ansí,
si los dos sobredichos doctores advirtieron que se en-
tendiese en todo aquello esta verdad, advirtiéronlo por
su mayor satisfacción ; pero no porque entendiesen que
yo, ó negaba la dicha verdad ó no la confesaba bastan-
temente en su proprio lugar ; y ansi, los demás que afir-
maron y aprobaron el dicho papel no usaron de la di-
cha advertencia, porque vieron que yo lo declaraba
bastantemente en el lugar adonde era necesario y con-
venía.
Demás desto, vuestra paternidad confiesa, y es ansi,
que yo doy á la Vulgata todo lo que le da el maestro
Gano, y que él le tía mas que ninguno de cuantos ca-
tólicos han escrito acerca dello después del concilio;
por manera que quien sigue á Cano da á la Vulgata lo
que le dan todos los doctores católicos que han escrito
después de visto el concilio.
Pues yo digo ansí : Si yo doy á la Vulgata todo lo
que le dan todos los escritores católicos, y entiendo el
concilio como el que mas en su favor le entiende, si-
gúese evidentemente que no tuve ni tengo culpa algu-
na en ello, ni merezco por ello ninguna mala nota, si-
no que lo pude opinar probablemente, subjelando mi
juicio á la Iglesia, como lo hice; porque menos núme-
ro de doctores, auiupie hubieran otros escrito en con-
tra, bastaba para hacer opinión probable, y no ha-
biendo ninguno en contra, lo hace mas que probable;
porque el concilio no dice mas de que la tengamos por
auténtica, lo cual todos lo confesamos y decimos. Pero
porque esta palabra autentica es palabra que recibe
muchos sentidos, los doctores católicos, declarándola,
se dividen en diversos pareceres , entendiendo por ella
unos mas y otros menos. Y yo la entendí en el sentido
mas favorable á la Vulgata de cuantos dan los que han
escrito, ó por decir venlad , yo la declaré mas favora-
blemente que ninguno de los que han escrito, porque
Cano, que es el que mas, dice que por auténtica quiso
entender que es verdadera y cierta en todas las cosas
que pertenecen á la dilinicion de le y costumbres ; y
yo afirmo que por auléntica entendió y determinó que
era verdadera y cierta en todas sus sentencias, cuantas
en ella hay, sin exceptar ninguna, ó pertenezcan á la
definición de la fe ó no. Y ansí, es evidente que mi sen-
tido es mas favorable á la Vulgata que la de ninguno
do cuantos han escrito. — Fray Luis de León.
Después de este largo alegato signen las calificaciones
del maestro Malicio sobre las proposiciones del acusado
acerca de la autoridad de la Válgala. Maiicio Iiahia sido
nombrado caiiiicador |)ür el uiisuio frav Luis; asi que,
puso este un decidido enipeoo en refulariay al efecto es-
cribió los siguientes pedimentos :
PEDIMENTO DE FRAY LUIS DE LEÓN, ESCRITO DE SU MANO V
PRESENTADO Á 4- DE MAYO DE Í0~li , ALEGANDO DE NUEVO
SOBRE LO DE LA VULGATA Y LAS TREINTA PROPOSICIONES.
Ilustres señores : El maestro fray Luis de León, en
el pleito que trato con el fiscal deste Santo Olicio , di-
go : Que por vuestras mercedes me fué becho cargo de
una lectura mía acerca de la Vulgata, que presenté en
este juicio antes de mi prisión, adonde un teólogo con-
ex
sultor notó cierta? proposiciones , y juntamente de
otras proposiciones que se decian resultar de la pro-
banza que hay contra mí ; de las cuales proposiciones,
habiéndolas visto el maestro .Mancio,nii patrón, apro-
bó todas aquellas que yo confieso y en este proceso se
prueba haber yo dicho. Y acerca dellas suplico á vues-
tras mercedes sean servidos de advertir lo siguiente :
Acerca de la dicha lectura de la Vulgata se ha de
advertir : lo uno , que cuando la leí subjecté todo lo
que en ella se dice á la censura de la Iglesia de Roma y
al parecer de los hombres católicos y doctos, como por
ella parece. Lo otro, que no hubo escándalo en ella;
antes pareció muy bien generalmente á toda la escuela
y á todos los maestros teólogos della, delante de los
cuales se trató y disputó en un acto en que se sustentó
poco después que yo la leí, como deste proceso cons-
ta; y dello es argumento que convence, ver que ningu-
no de los que la oyeron entonces denunció della en este
jin"cio; porque la denunciación que hizo el maestro
Medina fué cuatro años después (jue yo la leí , y fué
por las causas de enemistad que entre él y mí hay y
constan deste proceso; y depuso de lo que él no oyó ni
vio, porque cuando yo leí la dicha letura y la sustenté
no era maestro el dicho Medina, ni aun estaba en Sa-
lamanca , sino depuso de lo que fingió que oíros le hn-
bian dicho; y ansí, ninguno de los que deponen de
vista contestan en esto con él, ni dan muestra de ha-
ber habido escándalo, como de hecho no le hubo, ni
liubiera ninguno que ni en esto ni en cosa otra alguna
denunciara de mí, si no hubiera sido solicitado y per-
suadido y escandalizado por orden del dicho Medina,
como está probado en este proceso. Lo otro que se ha
de advertir es, que yo presenté un mes antes de mi
prisión , y sujeté , ansí esto como lo demás de mi doc-
trina y persona, á la censura deste juicio, sin ser lla-
mado ni citado ni cargado en cosa alguna por parle de
vuestras mercedes. Lo otro, (]ue lo que en la dicha le-
tui*a se dice no es invención mía, sino la sentencia de
lodos los hombres católicos y doctos que han escrito
acerca desto antes y después del concilio de Trento,
que son: san Hicrónimo, san Augustin, san Hilario, san
Tcdoreto, Marco Victorino, Lirano, Burgense, Augus-
tino Eugubinu, Vega, Driedoii, Sadoieio, Lindano, Ti-
Ictano, Cano, Sixto Senense, como, en la defensa dello
que tengo presentada c:i este [iroceso parece, adonde
al fin se alegan las palabras deslos doctores y los luga-
res de sus obras donde las dicen. V ansí, cuando en
filio hubiera engaño, yo me jiudiera engañar siguién-
doles conforme ú razón y á derecho, sin culpa alguna
y sin sospecha della, como es notorio y evidente, por-
que para hacer opinión probalile basta la sentencia de
dos ó Ires doctores jíraves y clásicos, come» se llaman
en la escufla , cuatito ma-< la de tantos y tan notables
(loclorcs como los que ten;.'o alegados, y especialmente
no habienilo doctor ninguno que haya escrito lo con-
trario, corno de hecho no lo hay. l,o otro que se ha de
advertir es, que demás deslos doctores sftbredicbos, á
quien seguí, han aprobailo la dicha lectura, como
consta deste proceso, muclios otros hombres católicos
y doctos, que la vieron ilc-jiucs y pusieron cu ella sus
firmas, y entre ellos es uno el arzobispo de Granada, el
EXTRACTO DEL PROCESO INSTRUIDO
cual , solo por las cualidades de su persona y letras,
bastaba por todos. Y últimamente, el dicho maestro
Mancio, habiéndola visto muy despacio y examinado
cada palabra della, en última resolución la aprobó y
firmó, diciendo que era verdadero todo lo que en ella
se decía , como se entendiese que cuanto á la senten-
cia, la Vulgata, en todas sus sentencias generalmente,
sin exceptar ninguna , es verdadera y de fe, y dijo que
esta verdad la confieso yo en la dicha lectura bastan-
temente para los hombres doctos , y que siempre en-
tendió de mí y me oyó decir esta dicha verdad clara y
abiertamente , y que en la defensa de la dicha letura
que tengo presentada en este proceso, y él vio, lo digo
muy claramente, y que favorezco en la dicha letura á
la Vulgata mas que ningún doctor de cuantos él ha vis-
to; el cual parecer solo, cuando no hubiera ninguna
cosa de las sobredichas, basta para que vuestras mer-
cedes me absuelvan desla demanda y acusación y me
declaren por libre, por ser de hombre tan docto y de
hábito y orden que tienen competencias con la mia, y
las ha tenido conmigo, como es notorio, y por tal lo
alego. Lo otro que se ha de advertir es , que en la di-
cha letura, no solamente doy á la Vulgata todo aquello
que dan los doctores sobredichos , sino además de aque-
llo, la favorezco y declaro mas en su favor el concilio
que ninguno dellos; porque los sobredichos doctores, y
el que dellos favorece mas á la Vulgata, solamente di-
ce que en todas las sentencias della que pertenecen á
la instrucción de la fe y costumbres está fiel y cierta y
infalible ; y yo en la dicha letura digo lo mismo de la
Vulgata, y añado mas : que en todas sus sentencias ge-
neralmente, sin exceptar ninguna, es verdadera y de-
finida por tal por el concilio, y por consiguiente , digo
que todas sus sentencias son ciertas y de fe, lo cual
ninguno de cuantos han escrito había dicho, y yo fui
el primero que [lúblicamcntcme alargué á dar este fa-
vor á la Vulgata y á enseñar esta verdad , como el di-
cho maestro Mancio confesó en el dicho su parecer.
Y cuanto á lo que el dicho maestro Mancio dice en
el dicho parecer, que en la mi dicha letura yo declaro
esta verdad (pie acabo de decir bastantemente para los
hombres doctos, digo, lo primero, (jue la dicha letura no
se predicó en pulpito al vulgo ignorante , sino se leyó
en las escuelas á gente que profesa letras y que van
muy adelante en ellas, y que lo que no entienden lo
preguntan luego al lector en acabando de leer. Lo se-
gundo, digo que en la dicha letura están solas las pa-
labras que yo dije dictando; y cierta cosa es que el
lector que dicta, después ipie le han escrito y mientras
le escriben los oyentes, declara aquello que dicta por
mas copiosas palabras y por muchas y diferentes ma-
neras, y ansí lo hacia yo sienqire, como es notorio en
aquella escuela. Y ansí, decir el maestro Mancio que
en la dicha letura está declarada la dicha verdad por
mí bastantemente para hombres doctos, es decir que
está declarada bastantemente para aquellos con quien
trataba.
Lo tercero, digo que yo declaro la dicha verdad en
la dicha letura baslantemenle , no solo para los doctos,
sino gcnei'almeiile para todos, jionjue en ella digo por
claras palabras (¡ue el concilio cuando llamó ú la Vul-
CONTRA FRAY
gata auténtica, determinó y definió que todas cuantas
sentencias hay en ella, sin exceptar ninguna, son ver-
daderas. Y decir esto es lo mismo que decir que todas
las sentencias della son de fe y infalibles, porque ma-
nifiesto es, no solo á los doctos, sino á todos los católicos
generalmente, que loque el concilio determina por ver-
dadero es de fe , y que quien dice lo uno dice lo otro,
y en la escuela no hay cosa mas notoria que esta , y
ningún lector para enseñar que alguna cosa es de fe di-
ce mas que decir que tal ó tal concilio la determina por
verdadera. Y ansí, el dicho maestro Mancio, en una de-
claración que hizo después, y fué el Miércoles Santo en
la tarde, confesó y firmóque eran evidencia todas estas
tres cosas: la una, que loqueel concilio determina por
verdadero es de fe; la otra, que quien confiesa lo pri-
mero, confiesa lo segundo; la tercera, que yo en la di-
cha leturadigo lo primero, y por consiguiente lo segun-
do. Por donde, si es evidente que yo declaro esto, como
de hecho lo es y el dicho Mancio lo confiesa , cosa cla-
ra es que yo en la dicha letura declaro la dicha ver-
dad bastantenienlc para todos , doctos y no doctos;
porque loque se dice evidentemente, bastantemente
declara para todos , como es notorio.
Lo cuarto y último, digo que cuando yo en la dicha
letura no hubiera declarado la dicha verdad, como la
declaro, sino que caso negado dijera solamente que la
Vuigata en las sentencias que tocan á la fe y costum-
bres es cierta é infalible, como lo dije, y no añadiera,
como añado, que en todas sus sentencias, sin exceptar
ninguna, es verdadera, y definida por tal en el conci-
lio, digo que, conforme á derechoy raMU, no incurrie-
ra por ello en culpa ni en sospecha della , ni vuestras
•mercedes, conforme á justicia , pudieran ponérmela,
atento á que todos los doctores católicos que han es-
crito acerca desto, que son los arriba dichos, no dicen
mas de aquello primero, que es que la Vuigata en las
sentencias que pertenecen á la instrucción de la fe y
costumbres es fiel y cierta y definida por tal. Y nin-
guno dellos añade lo que yo añado , esto es , que en to-
das las demás sentencias lo es también^ como do suses-
criptos se parece y el dicho Mancio lo confiesa. Por
donde, cuando yo me contentara con decirlo que ellos
dijeron, tenia por mi la autoridad de todos ellos, la cual,
como es notorio, bastaba para hacer opinión y excusar
de toda culpa y sospecha al que los siguiese. Y habien-
do yo dicho lo que ellos dicen , y añadido en favor de
la Vuigata mas de lo que ninguno dellos añado , estoy
tan lejos de culpa y tan libre de toda mala sospecha,
que no solo no merezco pena , antes se me debe pre-
mio y agradecimiento, como es notorio. Y ansí pido y
suplico á vuestras mercedes lo declaren. Y esto cuanto
toca á la dicha lectura de la Vuigata.
Cuanto á las demás proposiciones que se dicen re-
sultar de los testigos que el fiscal tiene presentados con-
tra mí ;
A la primera digo que no se prueba mas de como
yo la confieso, porque solo la depone el testigo pri-
mero en el capítulo 2.", y depone de oídas, y nadie
contesta con él , y es enemigo. Como yo la tengo con-
fesada, es la proposición 17 de la sobredicha letura de
la Vuigata, y es verdadera proposición, y como tal íir-
LUIS DE LEÓN. cxi
mada y aprobada del dicho Mancio y de los demás doc-
tores que firmaron la dicha letura, sin que ninguno no-
I tase acerca della cosa ninguna que se debiese ó de qu'-
tar ó de añadir ó declarar, como por sus firmas consta.
¡ La 2.'' proposición ni la dije ni se prueba. Depónela
I solo el testigo primero en el capítulo 2.° Depone de oi-
I das y nadie contesta con él, y es enemigo; y de mi lo-
j tura consta lo contrario, y de lo demás por mí alega-
do en el escrito de bien probado en el capítulo G.", el
cual vuestras mercedes sean servidos de ver.
La 3.^ no la dije ni se me prueba, antes della consta
que el testigo es falso y enemigo. Depónela el testigo
primero en el capítulo 4." de oídas y nombra el con-
teste, el cual, habiendo sido examinado por vuestras
mercedes, no contesta. Manden vuestras mercedes ver
lo que digo en el escrito de bien probado en el capí-
tulo 1 i .
La 4." no la dije ni se me prueba; es solo el testigo
primero en el capítulo 8.° de oídas , y nadie contesta.
Consta mi verdad de lo alegado en el sobrcdiclio escrip-
to en el capítulo G." dél.
La o.'' es verdadera proposición, como yo lo he mos-
trado, y por tal la firmó el dicho maestro Mancio, y
está firmada y pagada por buena en Vatablo por todos
los teólogos de Salamanca, como consta deste proceso
y de sus firmas , que presenté en el mes de diciem-
bre , fin del año 73. Vuestras mercedes lo manden ver.
La 6.^ no la dije rii se prueba. Depónela solo el tes-
tigo tercero en el capítulo 2." Depone dudosamente y
es enemigo, y de su dicho se collige lo contrario. Man-
den vuestras mercedes ver el dicho escrito de bien pro-
bado en el capítulo 12.
La 7.'' díjela en la forma que tengo declarado y es
evidentemente verdadera; y ansí lo declaró y firmó el
maestro Mancio; y decir lo contrario no carece de te-
meridad. Depánela solo el testigo tercero en el capítu-
lo 3."
La 8.^ es burla y no se prueba. Depónela solo el tes-
tigo tercero en el capítulo 4." Depónela de oídas ; nadie
contesta ; es enemigo. Véase el escrito de bien proba-
do en el capítulo 12.
La 9.^ en la primera forma no la dije ni se prueba.
Depónela solo el testigo tercero en el capítulo 10; es
enemigo; depone generalmente. En la segunda forma
es la proposición 8^ de la lectura de la Vuigata, y los
testigos que deponen della se refieren á ladiclialectura,
y ansí no prueban mas de lo que hay en ella. Son el tes-
tigo diez en el capítulo 1.° y el testigo diez y seis en el
capítulo 1." y 2." Como está en la dicha lectura, está
aprobada por el dicho maestro Mancio y por todos los
demás que la firmaron, sin ninguna excepción ó adi-
ción, como deste proceso consta.
La 10 no la dije ni se prueba; depónela el testigo
tercero en el capítulo 6.", no que la dije y afirmé, sino
que la disputé. Leí lo contrario, como se ve por mi lec-
tura, que está en este proceso. Manden vuestras mer-
cedes ver mis respuestas á estos testigos y lo que digo
en el escrito de bien probado acerca desta proposición.
Piens9 que es el capítulo 18.
La 11 es la misma que la 5.*, y verdadera como ella,
y ansí la aprobó el maestro Mancio.
ex II
La 12 en la primera forma no la dije ni se prueba;
depónela solo el testigo cuarto en el capítulo 1." Hay
con'ra él lo por mí alegado en el dicho escrito de bien
probadoen el capítulo 2." En la segunda formael testigo
que la depone se refiere al libro de \oi Cantares, donde
dice que le parece qne la viú;es el testigo noveno en el
capítulo I."; no prueba mas do lo que hay en el libro,
y lo que en id hay está aprobado por los consultores teó-
iogos que vieron y examinaron el dicho libro, y no no-
taron en él niesto ni otra cosa; y también está aprobado
por el dicho maestro Mancio, que vio lo que allí digo. Y
lo que allí digo cslá firmado y aprobado en Vatablo, y
lo dije también por toda la facultad de tenlugía de Sa-
lamanca, cuyas firmas presenté en el diciembre, fin
del año 73.
La 13 no la dije ni se prueba , y ello en sí trae con-
tradicción y desatino. Depónela solo el testigo cuarto
en el capítulo o."; es enemigo y loco, y depone dudo-
samente, y hace j»or mí todo lo alegado en el escrito de
bien probado en el capítulo 6."
La I i no se prueba mas de como está en mi lectu-
ra, la cual tengo presentada. Viola el maestro Mancio
v aprobóla. Depónela solo el testigo 4." en el capítulo
último; dice que lo leí.
La lo, en la forma que la dice el testigo, no la dije
ni se prueba. Depónela solo el testigo quinto en el ca-
lȒtulo 3."; dice que le parece que lo vio en mi lectura.
Prueba solo lo que hay en ella , y lo que hay en ella ha
sido visto y aprobado por los consultores teólogos deste
oficio, y el maestro Mancio también lo aprobó; y es así
cierto, que lo contrario longo por error en la fe.
La 16 ni la dije ni se prueba. Depónela el mismo
lesligo duilosamenle y refiérese ala lectura, la cual es-
tá aprobada.
La 17 es la misma y está aprobada por verdadera.
La 18 no la dije ni se prueba. Dícela solo el testigo
oclavode oidas, y nombra de quién lo oyó, y no contes-
ta con él.
La 1!) no la dije ni se prueba. Dícela el mismo tes-
tigo de la misma manera, de oídas, y no contesta el
conteste nombrado.
La 20 no la dije ni se prueba. Dicela el mismo tes-
ligo en la forma sobredicha.
La 21 no la ilíje ni se prueba. Id mismo testigo en
. I.'i tnisfna forma.
La 22 no se jinieba mas de como está en mi libro, al
cual se refiere el testigo, que es el noveno, y dice que
le parece que lo loyó allí. Lo que \o allí digo es muy
liiferenle y cslá aprobado por los teólogos consultores
dfste oficio, que lo vieron, y ni inas ni menos por el
maestro Mancio.
La 23 es verdadera, y ansí la firmó el maestro Mancio.
La 24 ¡irnébase como yo la ilije y está en mí lec-
tura , y ansí es verdadera , y el maestro Mancio la fir-
mó |»or muy verisímil.
La 2.'i no loca á la fe y es cosa que eslá en opinión,
y ansí el maestro Mancio, aumpie es de otra opinión,
confesó y firmó i|ue no Iwa á la fe ni meri'ce m;da no-
ta, v YO la leiiíro por opinión imiy probable, y fué opi-
nión del maestro Vieloría.
La 26 ningún le, tigu la di'|poiie de mi, porque e!
EXTR.\CTO DEL PROCESO INSTRUIDO
testigo trece, que es el que la dice, no dice que yo la
decía, sino que le dije que la decía el maestro Graja!;
y demás desto, como firmó el maestro Mancio, es cosa
que está en opinión.
La 27 depónela el mismo testigo trece dudosamente,
y ansí no prueba mas de lo que yo tengo declarado,
que es lo mismo que leí , y cuya lectura tengo presen-
tada; la cual vio el maestro Mancio, y firmó que era
verdadera, y yo la tengo por tan de fe, que á cualquie-
ra que la negare le anatematizaría; porque negalla se-
ria decir que alguno ha conseguido justicia y gloria sin
la fe de Cristo y sin sus méritos.
La 28 no la dije ni se prueba. Depónela solo el tes-
tigo decimoquinto en el capítulo i."; es singular y el
mas enemigo que tengo en mi orden, y no dice que yo
la afirmaba, sino que le dije que la liabia hecho pasar
por buena á los maestros de Salamanca , y en ninguna
cosa dice verdad. Lo que pasó fué lo que digo en mi
respuesta á su dicho.
La 29 es la misma que la 2i, y verdadera como ella.
La 30 es la 9.'' en la seguutla forma, y verdadera co-
mo ella; y ansí lo firmó el maestro Mancio. — Doctor
Ortiz de Funes. — Hay una rúbrica. — Fray Luis de
León.
PEDIMENTO DE FRAY LCIS DE LEOX, ESCRITODESU MANO V PRE-
SENTADO EN VALLADOLID, Á6 DE MAYO DE I.o75 AÑOS, ANTU
LOS SE.ÑORES INQUISIDORES LICENCIADOS DIEGO tíONZALEZ
É DIEGO DE VALCÁRCER, EN LA AUDIENCIA DE LA MA.ÑANA.
Torna á alegar, y dice que le den disputa pública con
los calilicadores.
Ilustres señores : El maestro fray Luis de León , en
el pleito que trato con el fiscal deste San^o Oficio, digo^
Que el maestro Mancio aprobó y linnó todas las propo-
siciones y doctrina mía y que yo confieso haber dicho
y enseñado, como consta deste proceso. Y entiendo que
después acá vuestras mercedes, no satisfaciéndose con
este parecer y con las demás cosas que para razón de la
misma defensa tengo allegadas, comunican con otros
teólogos las dichas proi)osiciones y doclrina, los cuales
no sé quiénes son ni lo que saben. Por lo cual digo, lo
primero, que, conforme á lo que dije [torescrito el miér-
coles pasado, (jue se contaron i de mayo, estoy presto
á defenderme con otros patronos, los que tengo nom-
brados ; y si fuere menester mayor número , nombraré
mas , ó si vuestras mercedes fueren servidos que acer-
ca de la dicha doctrina haya disputa pública con los
teólogos calificadores y con los demás (pie vuestras
mercedes nombraren en la forma que di('Iio tengo, tam-
bién estoy jiresto á defenderme con ellos, y hacelles
conocer qne mi doctrina es sana y verdadera. Digo, lo
segundo, que en el dicho nuevo e.\ámeii ipie vuestras
mercedes hacen recibo notable agravio, y dilatan vues-
tras mercedes la conclusión de mi pleito y mí prisión
sin causa ninguna jurídica , lo cual parece claro en esta
forma. Acerca de la lectura de la Vulgata tengo la apro-
bación del maestro .Mancio, de hábito y orden que tiene
com|ietencias con el mío, y demásdél, tengo las firmas
y apro!)acíon de los doctores Dalhas y Velasqnez y Bar-
rioviMo, y de los maestros fray .Monso de la Yeracruz y
Villaviieiicio, \ el parecer y dicho del arzobispo de
CONTRA FRAY
Granada , y lo que es mas, la sentencia de todos los teó-
logos católicos que después del concilio han escrito
acerca desto, que son Vega, y Cano, y Driedon, y Ti-
letano, y Lindano, y Sixto Senense, cuyas palabras y
lugares tengo presentados en este proceso , y ningún
doctor ha escrito lo contrario. Y todo esto consta ó pue-
de constar á vuestras mercedes deste proceso. De lo
cual se collige dos cosas : la una, que no puede haber
consultores teólogos que hayan puesto nota en la dicha
lectura, tantos ni de tanta cualidad y letras como son
estos que la aprueban; lo 2." que, cuando caso negado
los hubiera , de su parecer no podía resultar que la di-
cha lectura y doctrina era mala , sino que era cosa en
que los católicos y doctos tenian diferentes pareceres;
y esto es evidente. Por lo cual , siendo notorio que del
examen que agora vuestras mercedes hacen, á lo mas,
no puede resultar sino esto que he dicho, y siendo no-
torio, como es, que donde hay diferentes pareceres y
opiniones entre los hombres doctos y católicos, puede
tener cada uno la que le pareciere, subjetando su juicio
á la Iglesia, como yo lo hice, y que no se le puede po-
ner culpa por ello; ansí que, siendo esto notorio, es
notorio y evidente que del dicho examen no puede re-
sultar culpa contra mí, ni mas de lo que sin él se sabe
y se conoce; y que, por consiguiente , se hace sin cau-
sa y sin efecto mas de alargar mi prisión y querer aca-
barme la vida, porque me hallan sin culpa; y en esto
suplico á vuestras mercedes adviertan mucho ; y pues
son cosas que constan del proceso todas , las miren y
pesen como es razón, y no quieran con dilaciones y
exámenes excusados, y en ninguna manera necesarios,
ocuparse á sí y atormentarme á mí; porque, ansí como
vuestras mercedes no pueden sin grave ofensa de Dios
prender sin causa , ansí , ni mas ni menos , no pueden
dilatar la prisión ni un día sin causas muy jurídicas y
muy necesarias. Y aunque en la conclusión deste plei-
to no atendiesen vuestras mercedes mas de al escán-
dalo que mi prisión y las demás que se hicieron con la
mía y después della han causado y causan en los pe-
chos de muchos flacos , ansí en el reino como fuera
del , esto solo obliga á vuestras mercedes á con breve-
dad declararme por libre , pues (jue lo estoy, porque
tan bien es daño de la religión y de la fe el estar pre-
sos y con mal nombre los que son católicos, siendo per-
sonas públicas , como el estar sueltos los que son he-
rejes. Y esto cuanto á la lectura de la Vulgata.
Acerca de las treinta proposiciones, la l.^ y la 9.*
en la segunda forma, y la 30, que es la misma que
la 9.% son la 8." y la 17 proposición que se notaron en
la lectura de la Vulgata ; y ansí, no hay causa para ha-
cer en ellas mas examen del hecho por lo que acabo de
decir.
Las proposiciones 2." y 3." y 4.^ y B." y 8." y 9."
en la primera forma, y la tO y la 12 en la primera for-
ma, y la 13 y la 16 y la 18 y 19 y 20 y 21 y 27 y 28,
yo niego habellas dicho, y no se rae prueban ni aun
con sospecha ligera. Y ansí, pues yo ni las dije ni las
defiendo , cosa notoria es que no hay necesidad de ha-
cer acerca de la verdad ó falsedad dellas mas examen
ni calificación de la que se hizo al principio deste plei-
to cuando se procedió á mi prisión.
E.xvi-ii.
LUIS DE LEÓN. cxni
La proposición 26 ningún testigo la depone contra
mí, y es cosa que está en opinión entre los tomistas y
escotistas de sobre si la bienaventuranza está en la
visión de Dios ó en el amor de Dios ; y ansí , es no-
torio que no hay causa para hacer examen sobre ella,
pues nadie la depone contra mí , y ello en sí es cosa
que anda en opinión.
Las proposiciones 12 en la segunda forma, y la 14
y 15 y 22 y 23 y 24 y 25 y 29, que es la misma que
la 24, no se prueban mas de como están en mis libros
y papeles, á los cuales se refieren los testigos. Y don-
de dicen que les parece que las han visto, los dichos
papeles están vistos y examinados por los consultores
teólogos de vuestras mercedes, y aprobado por ellos lo
que en ellos digo. Y ansí , pues lo que prueban los tes-
tigos , que es lo de los papeles , está aprobado por los
dichos censores, y por ninguno reprobado (porque lo
que notaron los calificadores al tiempo de mi prisión
fué lo que decía el testigo que le parecía haber visto
en el panel, pero no lo que estaba en el papel, porque
no lo había visto. Ansí que , pues lo que en esUis pro-
posiciones se prueba no tiene mala nota de nadie, y la
tiene buena de muchos, cosa evidente es que es contra
derecho hacer en ello nuevo examen.
Quitando de las treinta proposiciones las que he di-
cho, quedan solamente dos proposiciones, que son la 5.^,
11 y 17, que son una misma proposición, y la 7.^* Acer-
ca de las cuales, no solo tengo la aprobación y firma del
maestro Mancio, sino tengo también la autoridad y ex-
presa sentencia de muchos doctores , santos y no san-
tos, y eficaces y necesarias razones y testimonios , que
alegué en la defensa que di dellas por escrito al maes-
tro Mancio, y están en este proceso ; y tengo las firmas
de lodos los maestros teólogos de Salamanca , y entre
ellas las de mis mismos enemigos , los cuales firmaron
y pasaron por buenas en Vatablo las dichas proposi-
ciones ; las cuales firmas presenté en este proceso en
fin del año de 73; y ansí, es evidente que no puede ha-
ber tantas ni tan graves firmas en contrario, y qne cuan-
do las hubiese, yo pude opinar sin culpa ni sospecha lo
que á tantos doctos y católicos parece probable y segu-
ro. Y por consecuencia se sigue que hacer acerca de-
llas mas examen, ni es necesario ni útil ni justo , pues
es claro que hecho, no puede resultar del mas de lo que
agora se sabe y conoce evidentemente. Y ansí por esto
y por lo que arriba dicho tengo, suplico á vuestras mer-
cedes, y les encargo las conscíencias, que sean servidos
de no dar lugar á mas dilaciones en este negocio , sino
que le concluyan con brevedad, atento al mucho tiem-
po que há que estoy aquí , y á la poca causa que hubo
para traerme aquí, y á la enemistad y calumnia notoria
y conocida que dio principio y fué toda la causa deste
escándalo. Y sobre todo, pongan vuestras mercedes á
Dios delante los ojos, y á su juicio, delante del cual es-
taremos todos presto. El se acuerde de mí y encamine
á vuestras mercedes para que hagan lo que conviene al
bien de su Iglesia.— Docíor Ortiz de Fimes.— Hay una
rúbrica. — Fray Luis de León.
CXIY
PEDIMENTO DE FRAY LCIS DE I.EON, ESCRITO DE Sf MANO Y PRE-
SENTADO EN VALLADOLID, Á 14 DE JLLIO DE 1573, AME
LOS SEÑORES INQIISIDORES LICENCIADOS DIEGO GONZÁLEZ É
ANDRÉS DE ÁLAVA.
Torna á alegar sobre la Vulgata.
Iiu>tre> señores : El niaeslro fray Luis de León, en
el pleito que traio con el iiscai (leste Santo Oficio, di-
go : Que yo hd cuarenta meses que estoy preso, y lo fui
por solo que dos hombres, nolorios enemigos mios y que
interesaban en dañarme, dijeron que sospechaban mal
de nn', y después de mi prisión no lia sucedido cosa que
ayudase á esta su sospecha, sino muchas que han mos-
trado ser sospecha vana y sin fundamento y nacida de
ánimo enemigo, y por consiguiente, han hecho clara y
notoria mi inocencia, como deste proceso consta, y de
los decretos de vuestras mercedes que hay en él , por
los cuales han juzgado ser ansí ; y últimamente, para
mayor prueba de mi justicia, en ciertas proposiciones
de que el fiscal me hizo cargo , yo me he descargado
mostrando ser proposiciones de sana y verdadera doc-
trina, por la autoridad de muchos hombres doctos y ca-
tólicos que las han afirmado, y por la fuerza de muchas
y eficaces razones que concluyen ser ansi, y por el jui-
cio y parecer de otros hombres doctos , cuyas firmas
tengo preienladas, y en última resolución, por la sen-
tencia del maestro Mancio, de la orden de Santo Domin-
go, al cual, por las competencias que en Salamanca hay
entre mi orden y la suya, le tenia recusado, y me apar-
té de la recusación y le noml)ré por mi patrón para pro-
bar mas enteramente mi justicia. Y como sea ansí que
el dicho nwestro Mancio, después de haber gastado seis
meses en el e.\ámcn y vista de las dichas proposicio-
nes , yendo y viniendo á Salamanca , las ha firmado y
aprobado todas cuatro meses há ; debiendo vuestras mer-
cedes, conforme á derecho y consciencia, pronunciarme
luego por libre, como en realidad de verdad lo estoy, y
restituirme en mi estado antiguo, deshaciendo el agra-
vio que he padecido y padezco , y dando fin al escán-
dalo que de mí jirision y de las demás se ha recibido y
recibe., no lo hacen, sino perseveran en tenerme preso
como sí fuese hereje, privado del uso de los sacramen-
tos, y con notable peligro de mi vida y de mí alma, y
sin hacerme algún nuevo cargo, y sin dar otra razón de
su hecho mas de su voluntad. Por lo cual pido y su-
plico á vuestras mercedes, y les requiero con el temor
de Dios, y con la cuenta estrecha que le han do dar,
que sean servidos de, alendiondo al agravio y daño que
lie padncido en mi persona y honra, y en la reputación
de mi hábito y orden, sin culpa ni causa alguna, y al
trabajo tan largo que paso, y sobre lodo, á que he pro-
bado mi ¡nocciicja como no la ha probado en este jui-
cio alguno muchos años há , de dar fin á esta mi car-
celería, y dejarme siquiera la muerte libre y entre mis
fríriles, ya que me han quitado la vida por haber quc-
riilo vuestras mercedes dar oidos á dos hombres que los
hicieron ejeculon-s de sus pasiones. Y si de todo este
escándalo que se ha ílado y jtrisiones que se han hecho
queda en los ánimos de vuestras mercedes algún eno-
jo, vuélvanlo vuestras mercedes, no conlra mí, que he
l)adecído y padezco sin culpa, sino contra los malos
EXTRACTO DEL PROCESO INSTRUIDO
cristianos que, engañando á vuestras mercedes, los hi-
cieron sus verdugos, y escandalizaron la Iglesia y pro-
fanaron la autoridad deste Santo Oficio ; y el castigo que
vuestras mercedes hicieren en ellos será el verdadero
y único reparo della. Y digo que si porque uno ó dos
teólogos consultores pusieron mala nota en las dichas
mis proposiciones , les parece á vuestras mercedes que
es justo que el parecer dellos tenga algún peso contra
tantas y tan grandes autoridades y razones como en
este proceso están por mi parte ; digo, como dicho ten-
go, que yo estoy presto á dar otra y otras muy mayores
pruebas de la mi dicha doctrina, la cual sin duda es
sana y verdadera doctrina, y por tal la tengo, y proba-
ré ser tal con otros tantos teólogos patronos como son
los que han puesto nota en ella, y con uno mas, ó en
disputa pública delante de los teólogos que vuestras
mercedes nombraren , y estando presentes los dichos
censores, yo me profiero á demostrar y convencer que
los dichos censores son ignorantes, y la mi dicha doc-
trina sana y verdadera. Y vuestras mercedes están obli-
gados, conforme á derecho, ó de darme por libre, satisfa-
ciéndose con el descargo que tengo hecho, pues es mas
que suficiente, ó si quieren mas satisfacción, aunque,
según razón , ni la pueden ni deben querer; pero si la
quieren, deben darme lugar á una de las dos cosas so-
bredichas, como á cosas que, presupuesta la dicha vo-
luntad de vuestras mercedes, son debidas y necesarias á
mi defensa. Y ansí lo pido en el caso que dicho tengo,
y el oficio de vuestras mercedes, etc. —Fray Luis de
León.
Presentaron á conlinuacion sus calificaciones los seño-
res el doctor Cáncer y fray Nicolás Ramos, los cuales,
junto con el doctor Frocliilla, las precisaron mas, concre-
tándolas á cinco i)ropo.siciones. A su censura contestó
FRAY Luis con el siguiente escrito, tras el cual acompaña-
mos sus últimos pedimentos.
RESPUESTA DE FRAY LUIS DE LEÓN, ESCRITA DE SU MANO, ACER-
CA DE LAS CINCO PROPOSICIONES ANTERIORES , PRESENTADA
ANTE LOS SE.ÑORES LICENCIADOS DIEGO GONZÁLEZ É VAL-
CÁRCER, INQUISIDORES, EN LA AUDIENCIA DE LA TARDE, Á 12
DE SETIEMBRE 1575 AÑOS.
Ilustres señores : El maestro fray Luis de León , en
el pleito que trato con el fiscal deste Santo Oficio, digo :
Que há pocos días que por vuestras mercedes me fué
hecho cargo de cinco proposiciones (¡ue cierto teólogo
notó en el scripto de defensa de la lectura de la Vul-
gata que di al maestro Mancio y se puso en este pro-
ceso, á las cuales proposiciones respondí entonces, y
refiriéndome á lo que dije, digo mas : Que la primera,
en cuanto dice que los teólogos dan autoridad como de
concilio al libro De ecclesiasticis dogmatibus, no quiere
decir que es concilio aquel libro ni que le dan tanta
autoridad, sino que le dan mucha mas de la que sue-
len dar á un doctor santo, ponjue casi lodo aípiel libro
está sacado de definiciones de concilios africanos, y
casi todo él está inserto en el decreto i)or Ciraciano, y
en los libros de las sentencias por el maestro dellas.
La 2." proposición es la misma en efecto que la pro-
posición que se notó en mi lectura de la Vulgata , que
no difieren mas de como regla general y ejemplo par-
CONTRA FRAY
ticular de la dicha regla , y ansí está aprobada por el
maestro Mancio y por los demás maestros cuyas firmas
tengo presentadas , y por los doctores católicos (pie la
afirman, cuyos libros tengo alegados, y ansí está jurí-
dica y bastantísimamente por mí defendida.
La 3." y 4." proposición se siguen necesariamente
della , y ansí estas como la o." las vio en la dicha de-
fensa el dicho maestro Mancio y las aprobó con todo
ello, sin notar ni añadir ni quitar palabra della algu-
na, y las afirman hombres muy doctos y católicos, co-
mo son el maestro Cano y los demás que tengo alega-
dos ; y son cosas tan llanas , que es cosa de gran lás-
tima que en juicio tan grave haya consultores teólogos
que noten cosas semejantes y se tengan por teólogos. Y
ansí, últimamente, digo que, como dicho tengo, yo he
defendido y mostrado que mi doctrina es sana suficien-
tísimamente, y que vuestras mercedes deben decla-
rarme por libre y restituirme en mi estado primitivo,
satisfaciéndose con la claridad que tienen de mi jus-
ticia. Pero si vuestras mercedes no se satisfacen con
ella y quieren mas claridad , yo estoy presto á dalla , ó
defendiéndome con otros teólogos patronos que sean
mas en número que los que pusieron nota en mi doc-
trina, ó en disputa pública con los dichos censores y
delante de los demás teólogos que vuestras mercedes
nombraren, y ansí lo pido. Y hecho esto, concluyo, co-
mo dicho tengo, y no de otra manera.
Demás desto, por cuanto he entendido que esta nue-
va dilación que vuestras mercedes han dado y dan en
este mi negocio es porque todavía me tienen por sos-
pechoso , digo que yo no lo soy, ni vuestras mercedes
rae pueden ni deben tener por tal, conforme á derecho,
por estas razones : lo uno, porque no es sospechoso
mío por estar preso , sino por las deposiciones y testi-
monios que hay contra él y por que le prendieron.
De las cuales deposiciones yo me he descargado bas-
tantemente, como desle proceso consta. Lo otro , por-
que vuestras mercedes, mas liá de año y medio, lo
juzgaron así y decretaron que estoy libre de culpa y
de sospp.cha ; el cual decreto pasó en cosa juzgada,
porque el fiscal no apeló sino de el juzgar vuestras
mercedes que no se me debia hacer cargo de la letura
de la Vulgata que presenté antes de mi prisión. Lo
otro , porque de todos los testigos de cuyas deposicio-
nes me ha sido hecho cargo, solos tres son los que pu-
dieron hacer sospecha contra mí ; y no solo después
de mi prisión y respuestas y defensas, y después de
tanto tiempo, sino antes de ella, pudo constar á vues-
tras mercedes , y constó que sus dichos no me hacían
ni culpado ni sospechoso en manera alguna; porque el
primero, que es el maestro Medina , demás de ser mi
enemigo notorio , como á vuestras mercedes y á todo
el reino constaba, solo dice de mí que le parecía que
me via inclinado á cosas nuevas, sin señalar cosa par-
ticular ni poder señalalla, ni al principio ni después de
ser repreguntado ; y en lo demás que dice , no solo no
nie daña, sino antes me defiende á mí y condena á sí,
porque en todo depone de oidas, y nombra los contes-
tes, y ninguno dellos contesta con él, que es mani-
fiesto argumento de mi inocencia y de su pasión.
El segundo testigo, que es el maestro León, tam-
LUIS DE LEÓN. rxv
bien es notorio enemigo mío , y en todo su diclio dice
que sospechaba mal do mí, sin dar otra razón de su
sospecha mas de que defendía la Biblia de Vatablo, sin
señalar algún lugar malo que yo en ella defenchese , ni
al principio ni siendo repreguntado ; y uno que seña-
la, le he mostrado yo firmado del dicho testigo y de
los demás maestros de Salamanca , como consta deste
proceso , y le he probado y defendido con el maestro
Mancio, mi patrón; demás de que, ninguno de los
maestros que se hallaron presentes á la vista de aquella
Biblia contestaron con el maestro León , ni dicen ha-
ber visto en mí cosa que les hiciese sospecha.
El tercero testigo es fray Diego de Zúñiga en lo
que depone del libro que me mostró el maestro Mon-
tano, la cual deposición, demás de ser de enemigo, es
notorio que no pone en mí ni brizna de sospecha;
porque lo primero que dice, que el dicho maestro me
mostró un libro, es cosa que á cuantos hombres cató-
licos hay puede acontecer mostralles otro algún libro
para que le vean y digan su parecer, mayormenle no
trayendo título de autor hereje, como e! dicho libro no
lo tenia. Lo segundo que dice , que me pareció bien
algo del , y algo del mal , es manifiesto testimonio por
mí de que soy católico, pues le dije que lo malo del me
pareció mal , y le señalé lo que era ; y demás desto, el
haber yo denunciado del tantos años há, y el haber
vuestras mercedes preso al dicho Montano, y inquiri-
do diligentísimamente sobre este negocio, y no haber
hallado otra cosa mas de lo que yo dije desde el año
do 60 , hace mi inocencia mas clara que la luz del
mediodía.
Lo otro, porque habiendo tres años y medio que es-
toy preso , y habiendo vuestras mercedes prendido to-
das las personas de quien pudieron pensar que tenían
comunicación de letras conmigo, no han hallado con-
tra mí cosa alguna, porque es imposible hallar lo que
no hay ; y esto solo l)astai)a á deshacer cualesquier sos-
pechas que fueran mas fundadas que las que contra mí
se han tenido.
Lo otro, porque habiendo mas de veinte y cuatro
años que yo enseño teulugía, primero en mi orden y
después en la universidad de Salamanca, y habiendo
tenido en este tiempo gran número de discípulos y
muy aficionados, si en mí hubiera habido algún mal,
forzosamente lo hubiese pegado á muchos dellos , y se
hubiera descubierto por mili partes luego que fui pre-
so, cuanto mas después de tan largo tiempo.
Lo otro, porque ni en mi persona hay fundamento de
sospecha, ni en el estado que tengo , ni en la manera
como he vivido, ni en los lugares adonde he vivido, ni
con las personas con quien he comunicado, como ten-
go alegado en este proceso y consta del.
Lo otro, porque la prisión de tantos días que he pa-
decido y padezco, y los trabajos que he pasado en ella
por el desacomodo en muchas cosas que he tenido , y
por mi natural flaqueza y enfermedad, ha sido un tor-
mento tan largo y tan duro y tan cruel , que bastara
para purgar todas las sospechas del mundo , por muy
fundadas que fueran.
Lo otro, porque en recompensa de tres hombres ene-
migos míos, que dijeron que sospechaban mal de mí.
CXVl
con todas las faltas que hay en sus dichos, habia el pú-
blico buen nombre y opinión de mi persona y doctrina,
que á vuestras mercedes es notorio, y el testimonio de
rafiaitas gentes que rae trataban y conocían mucho
mas que los dichos testigos, y de mayor juicio y letras
y autoridad que ellos, sin ninguna comparación. Por to-
do lo cual digo que es notorio y manifiesto que en mí
no hay, conforme á razón y derecho, alguna color ni
parte de sospecha , ni por esta causa puedo ni debo ser
detenido por vuestras mercedes ni un solo día, y que
on ello recibo claro agravio, y que debe ser por vues-
tras mercedes enmendado. Y para mayor abundámen
digo que, aunque no funda sospecha con derecho con-
tra el reo la imaginación del juez, sino el dicho del tes-
ligo de que se le hace cargo, suplico á vuestras mer-
cedes sean servidos de declararme todas las imagina-
ciones de sospecha que se tienen contra mí; que yo me
profiero á descargarme dellas , y á hacer claro que son
imaginaciones sin fundamento ; y cuando no lo hiciere,
(ligo que quiero ser condenado por ellas como si fue-
ran testimonios evidentes, no solo por sospechoso, sino
por culpado; y en cualquiera manera que sea, digo que
estoy presto a purgarme de cualquier género de sospe-
cjia se tenga contra mí por todas las vias y formas que
el derecho dispone. Y ansí lo protesto y pido justicia.
— Doctor Ortiz de Funes. — Hay una rúbrica. — Fray
Luis de León.
PEDIMENTO DE FRAY LUIS DE LEÓN, ESCRITO DE SU MANO,
DIRIGIDO AL IXQUISIDGR.GE.NERAL.
No llene fecha ; pero, según una nota del margen , se
recibió en Madrid á 21 de noviembre de 1575.
Ilustrííimo señor : El maestro fray Luis de León, en
el pleito que trato con el fiscal deste Santo Oficio, di-
go : Cjue yo há casi cuatro años que estoy preso por las
sospechas que pusieron en mí los dichos de dos hom-
bres, nolorios enemigos mios, y que después de muchas
diligencias, y después de dos años de prisión, hallán-
dome libre de las dichas sospechas, me fué hecho car-
go de una Ictura acerca de la Vulgata, que yo presenté
en este juicio antes de mi prisión ; y habiendo dado ra-
zón de lo que en ella hay con la autoridad de muchos
íloclorcs católicos que lo escribieron, y con muchas fir-
mas de otros que lo aprobaron después, y últimamente
con la sentencia y firma del maestro Mancio, mi patrón,
que lo vio; y pareciendo que debía ser dado por libre,
por ser notorio que loque lautos católicos y doctos afir-
man, á lo menos es opinable, y que yo lo pude decir sin
culpa subjelandolo á la censura de la Iglesia, como lo
subjeté ; no se hace ansí , antes no sé por qué causa se
dilata cada día mas la conclusión desta mi causa. Por
lo cual, y atento á que jo he dado en esto lodo el des-
cargo que tengo, y he proferido defenderme con otro y
otros muchos patronos ; y .-ilento á que, como deste pro-
ceso consta, en mí no hay ni hubo jamás [icrtinacía, si-
no llana subjcccion á la Iglesia de Homa y á este su
juicio; y á lo nnicho que há que estoy preso , y á mis
pasiones y flaquezas, en caso que pareciere ser conve-
niente que la sentencia desle pleito se dilate, suplico á
vuestra señoría ilustrísima, por Jesucristo, sea serviiln,
daudo yo fianzas suficientes, mandarme poner en un
EXTRACTO DEL PROCESO INSTRUIDO
monasterio de los que hay en esta villa, aunque sea en
San Pablo , en la forma que vuestra señoría ilustrísima
fuese servido ordenar, hasta la sentencia deste nego-
cio, para que si en este tiempo el Señor me llamare, lo
cual debo temer por el mucho trabajo que paso y por
mis pocas fuerzas, muera como cristiano entre perso-
nas religiosas, ayudado de sus oraciones, y recebiendo
los sacramentos, y no como infiel , solo en una cárcel y
con un moro á la cabecera. Y pues la pasión de mis
contrarios y mis pecados me han quitado lo que en la
vida se desea , la mucha piedad y cristiandad de vues-
tra señoría ilustrísima quiera darme este bien y des-
canso para la muerte, porque ninguna otra cosa deseo
ni pretendo ya , y esto es la misma verdad. Y si para
ello es menester que concluya, yo concluyo dende lue-
go con lo que tengo alegado, y me aparto de todo lo de-
más que puede hacer en mi defensa. Y sobre todo, im-
ploro la piedad de vuestra señoría ilustrísima y de su
oficio. — Fray Luis de Lean.
PEDIMENTO DE FRAY LUIS DE LEÓN, ESCRITO DE SU MANO , Y
PRESENTADO ANTE EL SEÑUR LICENCIADO DIEGO GONZÁLEZ,
INQUISIDOR , EN LA AUDIENCIA DE LA TARDE , Á 22 DE MARZO
DE 1576 AÑOS.
Ilustres señores : El maestro fray Luis de León, en
el pleito que trato, digo: Que todo este proceso consis-
te en dos puntos, en sospechas y en proposiciones, en
los cuales suplico á vuestras mercedes sean servidos
advertir io siguiente :
Las sospechas son dos , una entre mí y el maestro
Montano, la cual nace del dicho del testigo quince, que
dice haber sabido de mí que el dicho maestro me mos-
tró un libro en el cual yo dije que habia entre algunas
cosas muy buenas, otras que me parecieron herejías.
De esta sospecha estoy libre, porque lo primero, que es
haberme mostrado el dicho maestro el dicho libro, no
hace sospecha, porque no teniendo título de autor he-
reje, de los teólogos es ver y que se les muestren se-
mejantes libros para que digan su parecer. Lo segun-
do, que dice haber dicho yo que habia en el dicho libro
algunas herejías, no solo no hace sospecha; mas es
prueba de mi fe, pues lo malo me pareció mal, y ansí
lo dije; y juntando con esto la denunciación que hice
del dicho libro el año de 60 , cuya verdad han confir-
mado las diligencias que sobre ello vuestras mercedes
han hecho después acá, queda clara nü inocencia.
La segunda sospecha es entre nu' y los maestros Gra-
jal y Marlinez, la cual nace de los dichos de los testi-
gos primero y tercero. De esta sospecha también estoy
libre, porque, demás de ser enemigos, porque son los
maestros Medina y León, su dicho, según derecho, no
pone mas sospecha en mí de conforme á la razón que
dan del. El primer testigo funda su sos[»echa en ciertas
jiropnsicioiics que dice le dijeron que yo decía, en las
cuales no conteslan con él los que nombra ni otros al-
gunos, y ansí no piruiíba nada. El otro testigo, que es
el tercero, funda su sospecha en que me vio defender
los comentos de la Biblia de Vatablo, sin señalar cuáles
comento.-:. Y esto antes hace presunción por mí, por-
que aquellos comentos há treinta años que, después de
haber sido enmendados por este Oficio, andan firmados
<
CONTRA FRAY
y aprobados del, y ansí, defendellos es defender el jui-
cio de la Inquisición. Y como quiera que sea, pues am-
bos testigos fundan su sospeciía en solas las proposi-
ciones que ó les dijeron que decia yo, ó que dicen ha-
berme oido á mí, estando yo libre jurídicamente de lo
que toca á las proposiciones, estoy notoriamente libre
de la dicha sospecha. Y ansí, todo este primer punto de
las sospechas viene á parar en el segundo punto de las
proposiciones. Y acerca destos dos testigos , suplico á
vuestras mercedes manden ver lo que digo en un escri-
to de bien probado que presenté el año de 73 en el mes
de julio ó agosto, en el primero y segundo presupues-
tos del dicho escrito.
En el segundo punto de las proposiciones hay lo si-
guiente : unas dellas siempre confesé ser mias, y de
las otras lo be negado siempre. En las primeras tengo
notoriamente probada mi justicia, porque, demás de los
doctores y fundamentos y aprobaciones deteólogosque
he dado, todas ellas están firmadas por el maestro Man-
do, que vuestras mercedes me dieron por patrono. De
lo cual es evidente una de dos cosas, ó que son verda-
deras ó que las pude opinar sin culpa ni sospecha de-
11a, porque notorio es que sin pertinacia no hay here-
je ; y la pertinacia es en dos maneras , una expresa y
otra virtual , y es cuando uno yerra en cosas que son
claras á los de su facultad y profesión, y en mí no hay
la expresa, como es manifiesto, ni la virtual , porque en
caso negado que fuesen falsas las dichas proposiciones,
no es clara su falsedad á los de mi facultad, pues otros
tan doctos y mas doctos que yo, antes y después de mi
prisión, con mucho estudio y siendo consultados por
vuestras mercedes, son del mismo parecer que yo. Y
ansí, por consiguiente, es evidente que yo , por habe-
Uas dicho no incurrí ni en culpa ni en sospecha de he-
rejía. Y esta razón es perentoria, y toda ella consta des-
te proceso. Manden vuestras mercedes ver acerca desto
un escrito que presenté el año de 75, en el mes de abril
ó mayo, después que el maestro Mancio firmó todas
las dichas proposiciones.
En las proposiciones segundas, que son las'que niego
haber diclio, en ninguna dellas se prueba lo contrario,
ni semiplenamente , porque en ninguna dellas hay mas
de un testigo que depone, ó de oidas ó dudosamente,
demás de que los dichos testigos singulares son ene-
migos, y demás de que con testigos y con lecturas yo
he probado haber leido lo contrario de lo que ellos di-
cen. Y para que vuestras mercedes lo hallen con bre-
vedad , diré de cada una de las proposiciones negadas
por su orden.
La 2.'' y 3.^ y 4.^ proposiciones dcponelas un solo
testigo, que es el primero; depone de oidas; no contes-
ta nadie con él; es enemigo, porque es el maestro Medi-
na. Manden vuestras mercedes ver el escrito de bien
probado en los capítulos 6." y H.
La G." un solo testigo, que es el tercero, en el capí-
tulo 2.", depone dudosamente ; es enemigo, porque es
el maestro León : refiéreme al dicho escrito en el ca-
pítulo 12.
La S/" , solo el mismo en el capítulo 4." depone de
oidas y inciertamente : refiéreme al dicho escrito en el
capítulo 12.
LUÍS DE LEÓN. cxvii
La 9.^, en la primera forma, esto es, que hay cosas
mal trasladadas en la Vulgata, solo él mismo en el ca-
pítulo 5.° depone confusa y generalmente , y de mi
lectura consta lo contrario : refiéreme al dicho escrito
en el capítulo 7.° y en el capítulo 6.° , y á lo aprobado
en las preguntas una y dos y tres y cuatro del interro-
gatorio que presenté en el octubre de 72.
La 10, solo el mismo en el capítulo 6." depone du-
dosamente, y no dice sino que la disputé; y en el ca-
pítulo último dice que me allané en lo contrario des-
pués de la disputa : refiéreme al dicho escrito en el ca-
pítulo 18.
La 12, en la forma de latin, un testigo solo (es el 4."),
en el capítulo 1." Es enemigo y loco: refiéreme al di-
cho escrito en el capítulo 2." En la forma de romance
refiérese el testigo al libro de los Cantares, donde dice
que la vio como en él está. Está vista y aprobada por
el maestro Mancio y por los demás consultores que vie-
ron el dicho libro.
La 13, solo el mismo en el capítulo 5." depone du-
dosamente : refiéreme al dicho escrito en el capítu-
lo 8."
La 14, el mismo solo en el capítulo último : refié-
rese á mi lelura; en ella está vista y aprobada por el
maestro Mancio.
La 18 y 19 y 20 y 21, un testigo solo, que es el 8.",
en el capítulo 1.°, depone de oidas; nombra á quien
lo oyó; no contesta con él : refiéreme al dicho escrito
en el capítulo 15 y 18; y el testigo es fraile dominico,
y creo que es fray Domingo Yañez, á quien nombrada-
damenle tengo lachado.
La 26 no la depone nadie, y es cosa que firmó el
maestro Mancio que estaba en opinión.
La 28 un solo testigo , que es el Ib en el capítulo i.°
Es enemigo, y no dice que la afirmé , sino que le dije
que la había hecho pasar por buena á los maestros de
Salamanca : refiéreme al dicho escrito en el capítulo 10,
y de mi lectura de la Vulgata consta que enseñé lo
contrario.
Demás dcstas proposiciones y sospechas, hay que de-
claré en romance los Cantares de Salomen : en esto
refiéreme al dicho escrito de bien probado en el capí-
tulo 1."
ítem , hay lo del vino en el convite , que deponen de
oidas unos testigos que depusieron en el hebrero de 73;
refiéreme á la respuesta que di i)Or escrito á la publi-
cación de los testigos en el mes de mayo de 73, en lo
último de la dicha respuesta.
Últimamente, suplico á vuestras mercedes sean ser-
vidos de advertir que , si por caso no se ha probado al-
guna cosa de las por mí articuladas tan enteramente,
no ha sido por falta de verdad ni por culpa mía, sino
por haberse hecho las dichas probanzas dos años des-
pués de mi prisión , y de haber presentado los interro-
gatorios , y pedido que se examinasen los testigos. —
Fray Luis de León.
Vienen después otras calificaciones, mas contenidas
poco mas ó menos en los mismos términos. Fray Luis
extiende luego cinco largos interrogatorios para todos los
testigos que depusieron contra su buena fama. Evacua-
dos, contesta FRAY Luis en varias audiencias, y extiende el
EXTRACTO DEL PROCESO INSTRUIDO CONTRA FRAY LUIS DE LEÓN.
cwm
pequeño escrito que copiamos á continuación con la sen-
tencia que se dio sobre el negocio.
ESCRITO DE FIíAT LCIS DE LEO??, DE SU PROPIA MAKO, PRESEN-
TADO EX VALLADOLID Á 26 DE SETIEMBRE DE 1576 , DANDO
ACLARACIONES SOBRE LA PREGUNTA QUE SE LE HIZO EX LA
ALDIEXCIA ANTERIOR.
Ilustres señores : El maestro fray Luis, en el pleito
que trato, digo : Que me fué preguntado por vuestras
mercedes acerca de la 13 proposición de la Vulgala
lo que sigiiilicaban y yo signifiqué por aquellas pala-
bras della hujus editionis , y yo respondí la misma
verdad; á la cual respuesta me refiero. Y agora, para
mayor evidencia, pongo este ejemplo en esta proposi-
ción , si alguno la dijese : u Aunque concedamos que
Jusiiniano compuso la Inslituta,en muclios lugares de
la diclia Insíüuta no estamos ciertos de la voluntad de
Justiniano, porque los códices están diferentes ;» noto-
ria cosa es en verdadero y común sentido que aquellas
palabras la dicha Instiluta no signilkan la pura como
la escribió Justiniano, sino la que anda en los libros
corrompida. Y notorio tandjienesque no se significa la
Instituía por una mesma manera en el principio de la
proposición, cuando dice compuso la Instituía, y des-
pués cuando dice de la dicha Inslilula; porque lo pri-
mero significa la Instituía pura, y lo segundo la cor-
rompida; y con esto se responde al argumento que por
vuestras mercedes me fué lieclio. Y juntamente con
esto suplico á vuestras mercedes, y biiblando con el
acatamiento que debo, les requiero, que si comuni-
caren la diclia proposición con algún letrado, le mues-
tren las palabras que inmediatamente le suceden , que
son la proposición 14, porque en realidad de verdad
pertenecen á ella misma, y el consultor ó teólogo que
las dividió no tuvo razón. — Frcnj Luis de Lcon.
PRONUNCIACIÓN POR LOS INQUISIDORES DE VALLADOLID DE LA
SENTENCIA DADA POR EL CONSEJO DE LA SUPREMA EN EL PRO-
CESO DE FRAT LUIS DE LEÓN.
Visto este proceso que ante nos lia pendido y pende
entre partes , conviene á saber: de la una actor acu-
sante el promotor fiscal deste Santo Oficio, y de la otra
reo acusado el maestro fray Luis de León, natural de
la villa de Belmente, fraile profeso de la orden de se-
ñor San Agustín, catredático de Durando en la uni-
versidad de Salamanca, residente en ella , preso en las
cárceles deste Santo Oficio , sobre cierta acusación y
cargo que el diclio promotor fiscal puso contra el su-
sodiclio, de ciertas proposiciones que resultaban y se
colegian , ansí de deposiciones de testigos como de
leturas y cartapacios que se bailaron en su poder, y
sobre las demás razones y causas en el proceso del di-
cbo pleito contenidas , á que nos referimos. Y babido
sobre todo ello nuestro acuerdo y deliberación con per-
sonas muy graves y de mucbas letras y rectas con-
ciencias,
CinUSTl NOMINE I.NVOCATO,
fallamos, atento los auctos é méritos del dicbo pro-
ceso, que debemos de absolver y absolvemos al dicbo
maestro fray Luis de León de la instancia deste juicio,
con que en la sala deste Santo Oficio sea reprendido y
advertido que de aquí adelante mire cómo y adonde
trata cosas y materias de la calidad y peligro que las
que deste proceso resultan, y tenga en ellas muclia mo-
deración y prudencia, como conviene para que cese
todo escándalo y ocasión de errores. E por justas cau-
sas é respetos que á ello nos mueven, que debemos
mandar y mandamos que por este Santo Oficio se recoja
el cuaderno de los Cantares, traducido en romance y
ordenado por el dicbo fray Luis de León. Y por esta
nuestra sentencia difinitíva juzgando, ansí lo pronun-
ciamos y mandamos en estos escriptos é por ellos. —
El doctor Quijano de Mercado. — Hay una rúbrica. —
El licenciado Andrés de Álava. — Hay una rúbrica. — ■
El licenciado Pedro de Quiroga. — Hay una rúbrica. —
El doctor Frcchilla. — Hay una rúbrica.
FIN DEL EXTRACTO DBL PROCESO.
OBllAS
AESTRO FRAY LUIS DE LEÓN.
OBUAS POÉTICAS
DIVIDIDAS EN TRES LIBROS.
A DON PEDRO PORTOCARRERO,
FRAY LÜI3 DE LEÓN.
Entre las ocupaciones de mis estudios en mi mocedad, y casi en mi niñez, se me cayeron co-
mo de entre las manos estas obrecillas, á las cuales me apliqué mas por inclinación de mi estre-
lla que por juicio ó voluntad. No porque la poesía, mayormente si se emplea en argumentos de-
bidos, no sea digna de cualquier persona y de cualquier nombre; de lo cual es argumento que
convence, haber usado Dios della en muchas partes de sus sagrados libros, como es notorio;
sino porque conocía los juicios errados de nuestras gentes, y su poca inclinación á todo lo que
tiene alguna luz de ingenio ó de valor, y entendía las artes y manas de la ambición y del estu-
dio, del interés propio y de la presunción ignorante, que son plantas que nacen siempre y crecen
juntas, y se enseñorean agora de nuestros tiempos. Y ansí tenia por vanidad excusada, á costa
de mi trabajo ponerme por blanco á los golpes de mil juicios desvariados, y dar materia de ha-
blar á los que no viven de otra cosa. Y señaladamente siendo yo de mi natural tan aficionado al
vivir encubierto, que después de tantos años como há que vine á este reino, son tan pocos los
que me conocen en él, que, como vucsamerced sabe, se pueden contar por los dedos. Por es-
ta causa nunca hice caso desto que compuse, ni gasté en ello mas tiempo del que tomaba pa-
ra olvidarme de otros trabajos, ni puse en ello mas estudio del que merecía lo que nacía para
nunca salir á luz ; de lo cual ello mismo, y las faltas que en ello hay, dan suficiente testimonio.
Pero como suele acontecerá algunos mozos, que maltratados de los padres ó ayos, se meten frai-
les, así estas mis mocedades, teniéndose como por desechadas de mí, se pusieron, según parece,
en religión, y tomaron nombre y hábito muy mas honrado del que ellas merecían, y han andado
debajo del muchos días en los ojos y en las manos de muchas gentes, haciendo agravio á una
persona religiosa y bien conocida de vuesamerced, á quien se allegaron, con la cual yo en los
años pasados tuve estrecha amistad, y no la nombro aquí por noagravialla. Mas la ocasión deste
error vuesamerced la sabe, y porque es para pocos, y decilla aquí seria comunicalla con mu-
chos, no la digo. Basta saber que la persona que he dicho, por condecender con mi gusto, que era
vivir desconocido, disimuló hasta que, fatigado ya con otras cosas que la malicia y envidia de al-
gunos hombres pusieron á sus cuestas, de las cuales Dios le descargó, como se ha parecido, tra-
tó conmigo que, si no rae era pesado, le librase yo también desta carga. Si el reconocer mis obras
y el publicarme por ellas fuera poner la vida en condición , en un ruego y demanda tan justa lo
hiciera ; y no aventurando en ello cosa que importe, mas que es vencer un gusto mió particular,
si lo rehusara no me tuviera por hombre. Y ansí lo hice, ó por mejor decir, lo hago ahora. Y re-
cogiendo á este mi hijo perdido, y apartándole de mil malas compañías que se le habían juntado,
y emendando de otros tantos malos siniestros que habia cobrado con el andar vagueando, le vuel-
E.xvi-ii. 1
2 OBRAS DE FRAY LUIS DE LEÓN.
vo á mi casa y recibo por mió ; y porque no se queje de mi, que le he sacado de la iglesia adon-
de él se tenia por seguro, envióle á vuesamerced para que le ampare como cosa suya, pues yo lo
soy: que con tal trueque bien sé que perderá la queja y se tendrá por dichoso.
Son tres partes las deste libro. En la una van las cosas que yo compuse mias. En las dos pos-
treras las que traduje de otras lenguas, de autores asi profanos como sagrados. Lo profano va
en la segunda parte, y lo sagrado, que son algunos salmos y capítulos de Job, van en la tercera.
De lo que yo compuse, juzgará cada uno á su voluntad ; de lo que es traducido, el que quisiere
ser juez pruebe primero qué cosa es traducir poesías elegantes de una lengua extraña á la suya,
sin añadir ni quitar sentencia, y con guardar cuanto es posible las figuras del original y su do-
naire, y hacer que hablen en castellano, y no como extranjeras y advenedizas, sino como naci-
das en él y naturales. No digo que lo he hecho yo, ni soy tan arrogante; mas helo pretendido ha-
cer, y asi lo confieso. Y el que dijere que no lo he alcanzado, haga prueba de sí, y entonces
podrá ser que estime mi trabajo mas; al cual yo me incliné solo por mostrar que nuestra lengua
recibe bien todo lo que se la encomienda, y que no es dura ni pobre, como algunos dicen, sino de
cera y abundante para los que la saben tratar. Mas esto, caiga como cayere, que yo no curo mu-
cho dello; solo deseo agradará vuesamerced, á quien siempre pretendo servir; y el que no me
conociere por mi nombre, conózcame por esto, que es solamente de lo que me precio y lo que,
si en mí hay cosa buena, tiene algún lugar.
LIBRO PRDIERO.
¡QoÉ descansada vida
La del que huye el mundanal ruido,
Y sigue la escondida
Senda por donde ban ido
Los pocos sabios que en el mundo han sido!
Que no le enturbia el pecho
De los soberbios grandes el estado,
Ni del dorado techo
Se admira, fabricado
Del sabio moro , en jaspes sustentado.
No cura si la fama
Canta con voz su nombre pregonera,
Ni cura si encarama
La lengua lisonjera
Lo que condena la verdad sincera.
¿Qué presta á mi contento,
Si soy del vano dedo señalado ,
Si en busca de este viento
Ando desalentado
Con ansias vivas, con mortal cuidado?
¡Oh monte , oh fuente, oh rio,
Oh secreto seguro, deleitoso!
Roto casi el navio,
A vuestro almo reposo
Huyo de aqueste mar tempestuoso.
Unno rompido sueño.
Un dia puro, alegre, libre quiero ;
No quiero ver el ceño
Vanamente severo
De á quien la sangre ensalza ó el dinero.
Despiértenme las aves
Con su cantar sabroso no aprendido.
No los cuidados graves
De que es siempre seguido
El que al ajeno arbitrio está atenido.
Vivir quiero conmigo,
Gozar quiero del bien que debo al cielo,
A solas ,sin testigo.
Libre de amor, de celo,
De odio, de esperanzas, de recelo.
Del monte en la ladera
Por mi mano plantado tengo un huerto,
Que con la primavera ,
De bella flor cubierto,
Ya muestra en esperanza el fruto cierto.
Y como codiciosa,
Por ver y acrecentar su hermosura,
Desde la cumbre airosa
Una fontana pura
Hasta llegar corriendo se apresura;
Y luego sosegada,
El paso entre los árboles torciendo,
El suelo de pasada
De verdura vistiendo,
Y con diversas flores va esparciendo.
El aire el huerto orea,
Y ofrece mil olores al sentido,
Los árboles menea
Con un manso ruido,
Que del oro y del cetro pone olvido.
Ténganse su tesoro
LoG que de un falso leño se confian ;
No es mió ver el lloro
De los que desconfian
Cuando el cierzo y el ábrego porfían.
La combatida antena
Cruje , y en ciega noche el claro dia
Se torna , al cielo suena
Confusa vocería,
Y la mar enriquecen á porfía.
A mí una pobrecilla
Mesa , de amable paz bien abastada,
Me basta, y la vajilla
De fino oro labrada
Sea de quien la mar no teme airada.
Y mientras miserable-
Menle se están los otros abrasando
Con sed insaciable
Del peligroso mando,
Tendido yo á la sombra esté cantando ;
A la sombra tendido.
De hiedra y lauro eterno coronado,
Puesto el atento oido
Al son dulce, acordado,
Del plectro sabiamente meneado.
k DON PEDRO PORTOCARRERO.
Virtud, hija del cielo.
La mas ilustre empresa de la vida
En el escuro suelo,
Luz tarde conocida,
Senda que guia al bien , poco seguida :
Túdende la hoguera
Al cielo levantaste al fuerte Alcídes,
Tü en la mas altaesfeía
Con las estrellas mides
Al Cid, clara victoria de mil lides ;
Por tí el paso desvia
De la profunda noche , y resplandece
Muy mas (cual claro dia)
De Leda el parto , y crece
El Córdoba alas nubes , y florece ;
Y por su senda agora
Traspasa luengo espacio con ligero
Pié y ala voladora
El gran Portocarrero,
Osado de ocupar el bien primero.
Del vulgo se descuestn,
Hollando sobre el oro firme, aspira
A io alto de la cuesta;
Ni violencia de ira
Ni blando y dulce engaño le relira.
Ni mueve mas ligera.
Ni mas igual divide por derecha
El aire y fiel carrera,
O la traciana flecha
0 la bola tudesca, un fuego hecha.
Kn pueblo inculto y duro
1 ,duce poderoso igual costumbre,
Y do se muestra escuro
El cielo enciende lumbre.
Valiente á ilustrar mas alta cumbre.
Dichosos los que baña
El Miño , los que el mar monstruoso cierra
D 'iide la fiel montaña
Histael fin de la tierra,
Los que desprecia de Ume la alta sierra.
A FRANCISCO DE SALINAS.
El aire se serena
Y viste de hermosura y luz no usada,
Salinas , cuando suena
La música extremada
Por vuestra sabia mano gobernada;
A cuyo son divino
El alma , que en olvido eslá sumida,
ORRAS DE FRAY LUIS DE LEÓN.
Torna á cobrar el tino
Y memoria perdida
De su origen primera esclarecida.
Y como se conoce.
En suerte y pensamiento se mejora ;
El oro desconoce
Que el vulgo vil adora.
La belleza caduca engañadora.
Traspasa el aire todo
Hasla llegar á la mas alia esfera,
Y oye alli otro modo
De no perecedera
Música , que es la fuente y la primera.
Y como está compuesta
De números concordes , luego envía
Consonante respuesta,
Y entre ambos á porlia
Se mezcla una dulcísima armonía.
Aquí la alma navega
Por un mar de dulzura, y finalmente
En él ansí se anega,
Que ningún accidente
Extraño y peregrino oye y siente.
¡Oh desmaye dichoso !
Oh muerte que das vida! oh dulce olvido,
Durase en tu re'oso,
Sin ser restituido
Jamás aqueste bajo y vil sentido.
A este bien os llamo,
Gloria del apolíneo sacro coro,
Amigo á quien amo
Sobre todo tesoro;
Que todo lo visible es triste lloro.
¡Ohl suene de continuo.
Salinas , vuestro son en mis cides,
Por quien al i)i>!n divino
Des|iiertan los sentidos.
Quedando á lo demás adormecidos.
Inspira nuevo canto,
Caliope en mi iiccbo aqueste dia,
Que de los Horjas canto
Y Knriquez la alfgria
Del rico don que el cielo les invia.
Hermoso sol luciente.
Que el dia das y llevas , rodeado
Ce luz resplandeciente
Mas de lo acostumbrado,
Sal , y verás nacido tu traslado;
ü si te place agora
En la región contiaria hacer manida,
Dctt-nle allá en buen hora.
Que con la luz n:icida
Poilrá ser nuestra esfera esclarecida.
Alma divina, en velo
De femeniles miembros encerrada,
Cuando veniste al suelo
P.obastc de p:is:ida
La celestial riquísima morada.
Dieronte bien sin cuento
Con voluntad coneorde y amorosa,
Quien rige el movímíent!o
Sexto, c.on la diosa
Déla tercera rueda poderosa.
lie lu Ix-lleza rara
El envidioso viejo mal pngado,
1 orrió el fiaso y la raía,
Y el lieio Marte ¡liriido
El camino dejó di'sonqtado.
Y el rojo y crc-pn Apolo,
Que tus pasos guiando, dcbccndia
Contigo al l)aj(j polo,
I, a citara hería,
Y eíKi divino canto ansí decía :
tlJecieiidt; (>n punto i)iieno,
Espíritu re;d,al cuerjio hermoso,
Qiu; en el ilustre seno
Te espera deseoso,
Por dar á lu valor digno reposo.
»EI te dará la gloria
Que en el terreno cerco es mas tenida :
De agüelos larga historia.
Por quien la no hundida
Kave, por quien la España fué regida.
jiTú dale, en cambio deslo.
De los eternos bienes la nobleza,
Deseo alto , honesto,
Generosa grandeza,
Claro saber, íe llena de pureza.
))F.n tu rostro se vean
De su beldad sin par vivas señales.
Los tus dos ojos sean
Dos luces inmortales
Que guien al sumo bien á los mortales.
)>E1 cuerpo delicado,
Como cristal lucido y transparente,
Tu gracia y bien sagrado,
Tu luz, tu continente
A sus dichosos siglos represente.
>íLa soberana agüela.
Dechado de virtud y hermosura,
La tía de quien vuela
La lama , en quien la dura
Muerte mostró lo poco que el bien dura;
)»Con todas cuantas precio
De gracia y de belleza hayan tenido.
Serán por tí en desprecio
Y puestas en olvido.
Cual hace la verdad con lo fingido.
»¡ Ay tristes! ay dichosas
Los ojos que te vieren! Huyan luego.
Sí fueren poi!erosos.
Antes que prenda el fuego
Contra quien no valdrá ni oro ni ruego.
» Ilustre y tierna planta,
Dulce gozo de tronco generoso.
Creciendo te levanta
A estado el mas dichoso
De cuantos dio va el cielo venturoso.»
A FELIPE RUIZ, DE LA AVARICIA.
En vano el mar fatiga
La vela portuguesa, que ni el seno
De Persia ni la amiga
M.iluca da árbol bueno.
Que pueda hacer un ánimo sereno.
No da reposo al pecho,
Felipe, ni la India, ni la rara
Esmeralda provecho,
Que mas tuerce la cara
Cuanto posee mas el alma avara.
Al capitán romano
La vida, y no la sed, quitó el bebido
Tesoro persiano,
Y 'l'áiilalo metido
En medio de las aguas afligido.
De esta sed. y mas dura,
La suerte es del niezqnino que sin lasa
Se cansa ansí , y endura
El oro y la mar pasa
Osado, y no osa abrir la mano escasa.
¿Qué vale el no locado
Tesoro, sí corrompe el dulce sueño.
Si estrecha el ñudo dado.
Si mas enturbia el ceño,
Y deja en la ritiueza pobre al dueño?
Elisa, ya el preciado
Cidiello que del oro escarnio hacia.
La nieve ha variado.
¡ Ay ! ¿Yo no te decía :
cHecoge Elisa el i)ié .([ue vuela el dia »?
^a los (|ue prometian
Durar en tu servicio eternamente,
Ingratos se desvian,
POESl AS. — LIBRO PRIMERO.
Por no mírnr la frente
Con rugas, y afeado el negro diente.
¿Qué tienes del pasado
Tiempo sino dolor? ¿Cuál es el fruto
Que tu labor le ha dado,
Sino es tristeza y luto,
Y el almaliecha sierva á vicio bruto?
¿Qué fe te guarda el vano
Por quien tú no guardaste la debida
A tu bien soberano ;
Por quien mal proveida.
Perdiste de tu seno la querida
Prenda ; por quien velaste ;
Por quien ardiste en celo; por quien uno
El cielo fatigaste
Con gemido importuno;
Por quien nunca tuviste acuerdo alguno
De tí mesnia? Y agora,
Rico de tus despojos, mas ligero
Que el ave huye , y adora
A Lida el lisonjero ;
Tú quedas entregada al dolor fiero.
¡Oh cuánto mejor fuera
El don de hermosura que del cielo
Te vino , á cuyo era
Habello dado en velo
Santo, guardado bien del polvo y suelo!
Mas hora no hay tardía.
Tanto nos es el cielo piadoso,
Mientras que dura el dia;
El pecho hervoroso
En breve del dolor saca reposo.
Que la gentil señora
De Magdalo, bien que perdidamente
Dañada , en breve hora
Con el amor ferviente
Las llamas apagó del fuego ardiente;
Las llamas del malvado
Amor con otro amor mas encendido,
Y consiguió el estado
Que no fué concedido
Al huésped arrogante en bien fingido.
De amor guiada y pena,
Penetra el techo extraño, y atrevida,
Ofrécese á la ajena
Presencia, y sabia olvida
El ojo mofador, buscó la vida.
Y toda derrocada
A los divinos pies que la traian,
Lo que la en si fiada
Gente olvidado habían,
Sus manos, boca y ojos lo hacían.
Lavaba, larga en lloro,
Al que su torpe mal lavando estaba;
Limpiaba con el oro
Que la cabeza ornaba
A su limpieza, y paz á su paz daba.
Decia : «Solo amparo
De la miseria, extrema medicina
Doíni salud, reparo
De tanto mal, inclina
A aqueste cieno tu piedad divina.
» ¡Ay ! ¿qué podrá ofrecerte
Quien todo lo perdió? aquestas manos,
Osadas de ofenderte.
Aquestos ojos vanos
Te ofrezco, y estos labios tan profanos.
*La que sudó en tu ofensa
Trabaje en tu servicio , y de mis males
Proceda mi defensa ;
Mis ojos dos mortales *
Fraguas, dos fuentes sean manantiales.
»Bañen tus píes mis ojos,
Límpienlos mis cabellos, dé tormento
Mí boca, y red de enojos
Les dé besos sin cuento,
Y lo que me condena te presento.
«Presentóte un sugeto
Tan mortalmente herido, cual conviene
Do un médico perfeto
De cuanto saber tiene
Dé muestra, que por siglos mil resuene,»
PnOFECIA r;EL TAJO.
Folgaba el rey Piodrigo
Con l;i hermosa (iava ea la ribera
D(íl Tajo, sin testigo;
El rio sacó fuera
El pecho, y le habló desta manera :
«En mai pimto te goces , •
Injusto forzador; que ya el sonido
0)0 ya, y las voces.
Las armas y el bramido
De Marte, y de furor y ardor ceñido.
i)¡ Ay! esa tu alegría
Qué ikiiitos acarrea, y esa hermosa
( Oiie vio el sol en mal dia ),
A Kspaña ¡ay! cuan llorosa,
Y al cetro de ios godos cuan costosa.
«Llamas, dolores, guerras.
Muertes, asolamiento, fieros males
Entre tus brazos cieñas.
Trabajos inmortales,
A ti y á tus vasallos naturales;
»A los que en ConsUniliiia
Rompen el fértil suelo , á los que baña
El Ebro, á la vecina
Sansueña, á Lusitania,
A toda la espaciosa y triste España.
»Ya dende Cádiz llama
El injuriado conde, á la venganza,
Atento, y no á la faina.
La bárbara pujanza,
En quien para tu daño no hay tardanza,
»Oye que al cielo toca
Con temeroso son la trompa fiera;
Que en África convoca
El moro á la bandera.
Que al airetlesplegada va ligera.
»La lanza ya blandea
El árabe cruel , y hiere el viento
Llamando á la pelea;
Innumerable cuento
De escuadras juntas veo en un momento.
«Cubre la gente el suelo.
Debajo de las velas desparece
La mar, la voz al cielo
Confusa y varia crece,
El polvo roba el dia y le oscurece.
»¡ Ay, que ya presurosos
Suben las largas naves ! ay, que tienden
Los brazos, vigorosos
A los remos, y encienden
Las mares espumosas por do hienden !
«El Eolo derecho
Hinche la vela en popa , y larga entrada
Por el hercúleo eslrecho
Con la pimía acerada
El gran padre Neptuno da á la armada. "
«'¡Ay triste! ¿y aun te tiene
El mal dulce regazo, ni llamado
Al mal que sobreviene
No acorres? ¿Ocupado
No ves ya el puerto á Hércules sagrado?
«Acude , corre , vuela ,
Traspasa el alta sierra , ocupa el llano,
No perdones la espuela,
No des pazá la mano.
Menea fulminando el hierro insano.
»¡ Ay cuánto de fatiga!
Ay cuánto de sudor está presente
AÍ que viste loriga,
Al infante valiente,
A hombres v á caballos juntamente!
»Y tú, Bétis divino.
De sangre ajena y tuya amancillado,
¡Darás al mar vecino
Cuánto yelmo quebrado.
Cuánto cuerpo de nobles destrozado!
«El furibundo Marte
Cinco luces las haces desordena,
Igual á cada parle;
La sexta ¡ay! te condena,
Oh cara patria, á bárbara cadena.?
OBRAS DE FRAY LUIS DE LEÓN.
KOCHE SERENA, k DON OLOARTE.
Cuando contemplo el cielo,
De innumerables luces adornado,
Y miro hacia el suelo,
De noche rodeado.
En sueño y en oh ido sepultado,
El amor y la pena
DespiertanVn mi pecho un ansia ardiente,
Despide larga vena,
Los ojos hechos fuente,
Oloarie, y digo al fin con voz doliente:
« Morada de grandeza.,
Templo de claridad y hermosura.
El alma que á tu alteza
Nació ¿qué desventura
La tiene en esta cárcel baja, escura?
» ¿Qué mortal desatino
De la verdad aleja asi el sentido.
Que, de tu bien divino
Olvidado, perdido.
Sigue la vana sombra, el bien fingido?»
El hombre está entregado
Al sueño, de su suerte no cuidando,
Y con paso callado
El cielo vueltas dando.
Las horas del vivir le va hurtando.
¡ Üh ! despertad, mortales.
Mirad con atención en vuestro daño;
Las almas inmortales,
Ht'ch:is á bien tamaño,
¿Podrán vivir de sombras y de engaño?
¡Av! levantad los ojos
A aquesta celestial eterna esfera,
Burlaiéis los antojos
De aquesa lisonjera
Vida , con cuanto teme y cuanto espera.
¿Es mas que un breve punto
El bajo y torpe suelo, comparado
Con ese gran trasunto,
Do vive mejorado
Lo que es, lo que será, lo que ha pasado?
Quien mira el gran cnncierto
De aquestos resplandores ciérnales.
Su movimiento cierto,
Sus pasos desiguales,
Y en proporción concorde tan iguales;
La luna cómo mueve
La plateada rueda, y va en pos de ella
La luz do el saber ilueve,
Y la graciosa estrella
De amor la sigue, reluciente y bella;
V cómo otro camino
Prosigue el sanguinoso Marte airado,
Y el .lupiter benigno.
De bienes mil cercado.
Serena el cielo con su rayo amado.
Rodéase en la cumbre
Saturno, padre de los siglos de oro;
Tras él la muchedumbre
Del reluciente coro
Su luz va repartiendo y su tesoro.
¿Quién es el que oslo mira,
Y precia la bajeza de la tierra,
Y no gime y suspira,
Y rompe lo ([ue encierra
El alma, y destos bienes la destierraT
Aqui vive el contento.
Aquí reina la fiaz, a(|uí asentado
En rico y alto asiento
E^lá el amor sagrailo.
De glorias y Tleleites rodeado.
Inmensa hermosura
Aquí se muestra toda, y resplandece
Clarisima luz pura,
Que jamás anochece;
Eterna primavera acjui florece.
¡Oh campos verdaderos!
Oh prados con verdad frescos y amenos ,
ItiquKimos mineros!
Oh deleitosos SCOOS,
Itepucsios valles, de mil bienes llenos t
tAS SERENAS A CHERINTO.
No le engañe el dorado
Vaso, ni de la puesta al bebedero
Sabrosa miel cebado.
Dentro al pecho ligero,
Cherinto ,no traspases el postrero.
Asensio, ten dudosa
La mano liberal; que esa azucena,
Esa purpúrea rosa.
Que el sentido enajena,
Tocada, pasa al alma y la envenena.
Retira el pié, que asconde
Sierpe mortal el prado, aunque florido
Los ojos roba ; adonde
Aplace mas, metido
El peligroso lazo está y tendido.
Pasó tu primavera,
Ya la madura edad te pide el fruto
De gloria verdadera.
¡Ay! pon del cieno bruto
Los pasos en lugar firme y enjuto.
Ames que la engañosa
Circe, del corazón apoderada,
Con copa ponzoñosa
El alma trasformada,
Te junte, nueva fiera, á su manada.
No es dado al que alli asienta.
Si ya el cielo dichoso no le mira.
Huir la torpe afrenta :
O arde oso en ira,
O hecho jabalí, gime y suspira.
No fies en viveza.
Atiende al sabio rey Solimitano;
No vale fortaleza ,
Que al vencedor Gazano
Condujo á triste fin femenil mano.
.Tunta al alto griego.
Que sabio no aplicó la noble antena
Al enemigo ruego
De la blanda Sirena,
Por do por siglos mil su fama suena.
Decia comoviendo
El aire en dulce son : «La vela inclina,
Que del viento huyendo,
Por los aires camina
(Ilises , de los griegos luz divina.
«Allega y da reposo
Al inmortal cuidado, y entre tanto
Conocerás curioso
Md historias que canto.
Que todo navegante hace otro tanto;
»Oue todo lo sabemos ;
Cuanto contiene el suelo, y la reñida
Guerra te cantaremos
De Troya y su caida.
Por Grecia y por los dioses destruida.»
Ansí falsa cantaba.
Ardiendo en crueldad; mas el prudente
A la voz atajaba
El camino en su gente
Con la aplicada cera suavemente.
Si á ti se presentare.
Los ojos, sabio, cierra, firme atapa
La oreja si llamare;
Si prendiere la capa.
Huye, que solo aquel que huye escapa.
A FELIPE RUIZ.
¿Cuándo será que pueda
Libro desta prisión volar al cielo,
Eelipe, y en la rueda
Que huye mas del suelo
Contemplar la verdad pura sin duelo?
Alli, á mi vida junto.
En Inz resplandeciente convertido.
Veré distinto y junto
Lo que es y lo que ha sido,
Y su principio propio y ascondldo.
POESÍAS. — LIBRO PRIMERO.
Entonces veré cómo
La soberana mano echó el cimiento
Tan á nivel y plomo,
Do estable y firme asiento
Posee el pesadisimo elemento;
Veré las inmortales
Colunas do la tierra está fundada,
Las lindes y señales
Con que á la mar hinchada
La Providencia tiene aprisionada;
Porqué tiembla la tierra,
Por qué las hondas mares se embravecen,
Dó sale á mover guerra
El cierzo , y por qué crecen
Las aguas del Océano y descrecen;
Ue ció manan las fuentes.
Quién ceba y quién bastece de los ríos
Las perpetuas corrientes,
De los helados frios
Veré las causas y de los estíos;
Las soberanas aguas,
Del aire en la región quién las sostiene,
De los rayos las fraguas;
Dó los tesoros tiene
De nieve Dios, y el trueno dónde viene.
¿No ves cuando acontece
Turbarse el aire todo en el verano.
El diase enegrece,
Sopla el Gallego insano,
Y sube hasta el cielo el polvo vano ;
Y entre las nubes mueve
Su carro Dios , ligero y reluciente?
Horrible son conmueve.
Relumbra fuego ardiente.
Treme la tierra, humíllase la gente ;
La lluvia baña el techo,
Invian largos rios los collados,
Su trabajo deshecho,
Los campos anegados
Miran los labradores, espantados.
Y de allí levantado,
Veré los movimientos celestiales,
Ansí el arrebatado •
Como los naturales,
Las causas de los hados, las señales.
Quién rige las estrellas
Veré , y quién las enciende con hermosas
Y eficaces centellas;
Por qué están las dos osas
De bañarse en la mar siempre medrosas.
Veré este fuego eterno,
Fuente de vida y luz,dó se mantiene,
Y por qué en el invierno
Tan presuroso viene;
Quién en las noches largas le detiene.
Veré sin movimiento
En la mas alia esfera las moradas
Del gozo y del contento,
De oro y luz labradas.
De espíritus dichosos habitadas.
AL LICENCIADO JUAN DE GRIAL.
Recoge ya en el seno
El campo su hermosura , el cíelo acoja
Con luz triste el ameno
Verdor, y hoja á hoja
Las cimas de los árboles despoja.
Ya Febo inclina el paso
Al resplandor egeo , ya del día
Las horas corta escaso,
Ya Eolo, al mediodía
Soplando, espesas nubes nos envía.
Ya el ave vengadora
Del Ibico navega los nublados,
Y con voz ronca llora,
Y el yugo al cuello atados
Los bueyes van rompiendo los sembrados.
El tiempo nos convida
A los estudios nobles, y la fama,
Gríai , á la subida
Del sacro monte llama,
Do no podrá subir la postrer llama.
Alarga el bien guiado
Paso y la cuesta vence, y solo gana
La cumbre del collado,
Y do mas pura mana
La fuente, satisfaz tu ardiente gana.
No cures si al perdido
Error admira el oro, y va sediento
En pos de un bien fingido;
Que no ansí vuela el viento
Cuanto es fugaz y vano aquel contento.
Escribe lo queFebo
Te dicta favorable, que lo antiguo
Iguala, y pasa el nuevo
Estilo; y, caro amigo,
No esperes que podré atener contigo.
Que yo, de un torbellino
Traidor acometido, y derrocado
Del medio del camino
Al hondo, el plectro amado
Y del vuelo las alas he quebrado.
A FELIPE RDIZ.
¿Qué vale cuanto vee
Dó nace y dó se pone el sol luciente,
Lo que el indio posee,
Lo que da el claro Oriente,
Con todo lo que afana la vil gente?
El uno mientras cura
Dejar rico descanso á su heredero.
Vive en pobreza dura,
Y perdona al dinero,
Y contra si se muestra crudo y fiero.
El otro que sediento
Anhela el señorío, sirve ciego;
Por subir su asiento
Abájase ávil ruego,
Y' de la libertad va haciendo entrego.
Quien de dos claros ojos
Y de un cabello de oro se enamora,
Compra con mil enojos
Una menguada hora.
Un gozo breve, que sin fin se llora.
Dichoso el que se mide,
Felipe , y de la vida el gozo bueno
A sí solo lo pide,
Y mira como ajeno
Aquello que no está dentro en su seno.
Sí resplandece el dia.
Si Eolo su reino turba en saña,
El rostro no varia,
Y si la alta montaña
Encima le viniere , no le daña.
Cien como la ñudosa
Carrasca en alto risco desmochada
Con hacha poderosa.
Del ser despedazada
Del hierro torna rica y esforzada.
Querrás hundille , y crece
Mayor que de primero , y sí porOa
La lucha, mas florece,
Y firme al suelo invía
Al que por vencedor ya se tenia.
Exento á todo cuanto
Presume la fortuna , sosegado
Está y libre de espanto
Ante el tirano airado.
De yerro , de crueza y fuego armado.
«El fuego, dice, enciende,
Aguza el hierro crudo, rompe y llega,
Y si me hallares, prende,
Y da á tu hambre ciega
Su cebo deseado y la sosiega.
»¿Qué estás? ¿Ño ves el pecho
Desnudo , flaco , abierto? ¡Oh! no te cabe
En puño tan estrecho
El corazón que sabe
Cerrar cielos y tierra con su llave.
OBRAS DE FRAY LUIS DE LEÓN.
«Ahonda mas adentro,
Desvuelve las entrañas, el insano
Puñal jiciielra al centro;
Mas es lrab;ijo vano,
Jamás me alcanzará tu corla mano.
DRompistemí cadena
Ardiendo por prenderme; al gran consuelo
f ubido he por tu pena;
Ya suelto, encumbro el vuelo.
Traspaso sobre el aire, huello el ciclo.»
DE LA VIDA DEL CIELO.
Alma rep;ion luciente ,
Prado de bienandanza, que ni el hielo
M con el rayo ardiente
Fallece . fértil suelo,
Producidor eterno de consuelo;
De [xirpura y de nieve.
Florida la cabc/a , coronado ,
A dulces pastos mueve
Sin honda ni cayado
El buen pastor en tí su hato amado.
Él va , y en pos, dichosas.
Le sii;nen sus ovejas, do las pace
Con inmortales rtísas ,
Con Horque siempre nace ,
Y cuanto m:s se goza , mas renace.
Y dentro á la montaña
Del alio bien las guia, ya en la vena
i)>'\ gozo íiel las baña,
Y' les da mesa llena ,
pastor y pasto él solo y suerte buena.
V de su esfera cuando
A cumbre leca allisimo subido
El sol , él sesteando ,
De su alo ceñido.
Con dulce son deleita el santo oído.
1(>ca el rabel sonoro,
Y el inmurtal dulzor al alma pasa ,
Con que envilece el oro,
Y' ardiendo se trapasa,
Y lanza en ñqii'l i)ien libre de tasa.
¡Oh sitn ! Oh voz! Siquiera
Pequi'ña parte alguna descendiese
En mi sentido, y fuera
De si el alma pusiese,
Y toda en ti , oh amor, la convirtiese.
Coiioei'ria dónile
S':ste:is, dulce Esposo, ydesatada
Desla prisión adonde
PadiTc , á tu manada
Viviré junta , siu vagar errada.
Ai APARTAMIENTO.
¡Oh ya seguro puerto.
De mi ian liiengo error! Oh deseado
Para n p;iro ciei to
Del trrave mal pasado!
¡ Ileposo dulce , alegre , reposado !
'l'eclií) p.ijizo, adonde
.Tamas hizo morada el enemigo
í'.uiil:ido, ni se esconde
Insidia en rostió amigo,
Ki voz fieijina ni mortal testigo;
Sierra que vas al cielo.
Altísima , y que gozas del sosiego
Que no conore el suelo,
Adonde el vulgo ciego
Ama el morir ardiendo en vivo fuego,
líecibeme en tu cumbre,
necíbeme; que huyo perseguido
La errada mncljeilunibrc,
El trabajar peidido.
La falsa paz, el mal no merecido.
Y do está mas sereno
El aire me coloca , mientras curo
Los daños del veneno
Que bebí mal seguro.
Mientras el mancillado pecho apuro;
Mientras que poco á poco
Borro de la memoria cuanto impreso
Dejó allí vivir loco
Por lodo su proceso
Vario, entre gozo vano y caso avieso.
En ti, casi desnudo
Deste corporal velo, y de la asida
Costumbre roto el ñudo,
Traspasaré la vida
En gozo, en paz , en luz no corrompida.
De tí , en el mar sujeto,
Con lástima los ojos inclinando,
Contemplaré el aprieto
Del miserable bando
Que las saladas ondas va cortando.
El uno, que surgía
Alegre ya en el puerto , salteado
De bravo soplo, guia,
En alia mar lanzado,
Apenas el navio desarmado;
El otro en la encubierta
Peña rompe la nave, que al momento
El hondo pide abierta ;
El otro calma el viento.
Otro en las bajas Sirtes hace asiento.
A otros roba el claro
Dia y el corazón el aguacero,
Ofrecen al avaro
Neptuno su dinero;
Otro nadando huye el morir fiero.
Esfuerza ó pon el pecho ;
Mas ¿cómo será parle un afligido
Que va , el leño deshecho.
De flaca tabla asido.
Contra un abismo inmenso embravecido?
i Ay, otra vez y ciento
Otras, seguro puerto deseado I
No me falte tu asiento,
Y falle cuanto amado.
Cuanto del ciego error es cudiciado.
A LA VIDA RELIGIOSA * (1).
Mil varios pensamientos
Mi alma en un instante revolvía,
(Cercada de tormentos,
De pena y agonía,
Buscando algún descanso y alegría;
Mas, como no hallaba
Contento en esta vida ni reposo.
Desalada l)uscaba
Con paso presuroso
Á su querido amor y dulce esposo.
Y andándole buscando,
Cansada, se sentó junto á una fuente
Que la iba destilando
ÍJn risco mansamente.
Regando el verde prado su corriente.
Las parleruelas aves
ílna acordada música hacían
De voces tan suaves.
Que al alma enternecían,
Y en amor de su esposo la encendían;
Y con gentil donaire
Plegando y desplegando sus alillas,
.luj;alian por el aire
Liissinqdes avecillas,
Divididas en orden por cuadrillas ;
Y en forma de torneo
Las unas con las otras se encontraban,
Con ligero meneo
Después revoleaban,
Y entre la verde yerba gorjeaban.
Gozando de esta fiesta
Mi alma , entre mil flores recostada.
Durmió un poco la siesta ,
(1) Las porslas que, romo csla , van senidadas con un aste-
risco, ban íido publicadas por primera vez cu C3ta colección.
Y eslando descuidada,
Oyó una voz que la dejó admirada.
tlS'o temas, la decía;
Mas oye alentanieiile lo que digo:
Si buscas alegría
Y estar siempre conmigo.
Huye del mundo y de quien es su amigo;
í Que si al trabajo huyes,
Y gustas de deleites y consuelo,
Sabe que te destruyes,
Pues truecas por efsuelo
La gloria eterna del impíreo cielo.
»Mira que estás cercada
De tres contrarios tuyos capitales,
Y vives descuidada
De los crecidos males
Que te podrán causar contrarios tales.
» Advierte que está el uno
Apoderado ya de tu castillo,
Y los dos de consuno
Comienzan á batillo,
Sin que tus fuerzas puedan resistillo.
» Déjalos por despojos
El contento, el regalo y la riqueza,
Y no vuelvas los ojos
Á ver esa vileza,
Pues cuanto dejar puedes es pobreza.
sQue si dejares uno,
Ciento tendrás por él en esta vida
Sin descontento alguno;
Y allá á la despedida
Daráte Dios la gloría prometida.
ji Verás en este suelo,
Dando de mano al mundo fementido,
Un retrato del cielo
Que Dios tiene escondido
En la celdilla pobre y el vestido.
» Ajeno del cuidado
Que al mercader sediento trae ansioso,
De solo Dios pagado.
Se goza el religioso.
Libre del mundo fulso y engañoso.
» No busca los favores
Que al ambicioso traen desvelado
En casa de señores;
Mas antes retirado
Goza su suerte y su felice estado,
»No tiene desconsuelo
Ni puede entristecerle cosa alguna,
Porque es Dios su consuelo,
Ni la baja fortuna
Con su mudable rueda le importuna.
» Su casa y celda estrecha
Alcázar le parece torreado;
La túnica deshecha.
Vestido recamado;
Y el suelo duro , lecho delicado.
» El cilicio tejido
De punzadoras cerdas de animales,
Que al cuerpo eslá ceñido.
Aparta de los males
Que causa el ciego amor con los mortales.
» La disciplina dura
De retorcido alambre le da gusto,
Pues cura la locura
Del estragado gusto
Que huye á rienda suelta de lo justo.
» En estos ejercicios
Su vida pasa mas que venturosa,
Apartado de vicios.
Sin que le dañen cosa
Mundo, demonio, carne pegajosa.
« Cuanto el seghr procura
Adquirir con deleites y hacienda
Se dan de añadidura.
No mas de porque atienda
Al servicio de Dios, y no le ofenda.»
Gustaba en gran manera
Mi alma de la plática que oia;
Y para ver quién era
El que a(|uello decía,
Durmieado, aquí y allí se revolvia.
POESÍAS. — LIBRO PRIMERO.
Mas tocándola mano
El agua cristalina de la fuente.
Salió su intento vano.
Pues luego de repente
La voz sé fué y el sueño juntamente.
A DON PEDRO P0RT0C.4RRER0.
No siempre e<; poderosa,
Poriocarrero, la maldad, ni atina
La envidia ponzoñosa,
Y la fuerza sin ley, que mas se empina,
Al fin la frente inclina;
Que quien se opone al cielo,
Cuando mas alto sube , viene al suelo.
Testigo es manifiesto
El parlo de la tierra mal osado.
Que cuando tuvo puesio
Un monte encima de otro y levantado,
Al hondo derrocado,
Sin esperanza gime.
Debajo su edificio, que le oprime. •
Si ya la niebla fría
Al rayo que amanece odiosa ofende,
Y contra el claro día
Las illas escurisimas extiende,
rSo alcanza lo que emprende
Al fin , y desparece,
Y el sol puro en el cielo resplandece.
No pudo ser vencida.
Ni lo será jamás, ni la llaneza.
Ni la inocente vida,
Ni la fe sin error, ni la pureza,
Por mas que la fierezi
Del tigre ciña un lado,
Y el otro el basilisco emponzoñado.
Por mas que se conjuren
El odio y el poder y el falso engaño,
Y ciegos de ira , apuren
Lo propio y lo diverso, ajeno, exlrañ;"",
Jamás le harán daño ;
Antes, cual fino oro,
Piecobra del crisol nuevo tesoro.
El ánimo constante.
Armado de verdad , mil aceradas,
Mil puntas de diamante
Embota y enflaquece, y desplegadas
Las fuerzas encerradas,
Sobre el opuesto bando
Con poderoso pié se ensalza hollando;
Y con cien voces suena
La ñtma , que á la sierpe, al tigre fiero
Vencidos, los condena,
A daño no jamás perecedero,
Y con vuelo ligero
Venciéndola Vitoria,
Corona al vencedor de gozo y gloria.
CONTRA VS JUEZ AVARO.
Aunque en ricos montones
Levantes el cautivo inüliloro,
Y aunque tus posesiones
Mejores con ajeno daño y lloro,
Y aunque cruel tirano
Oprimas la venia i , y tu avaricia,
Vestida en noni1)re vano.
Convierta en compra y venta la justicia;
Aunque engañes los ojos
Del mundo, á quien adoras , no por tanto,
No nacerán abrojos
Agudos en tu alma , ni el espanto
No velará en tu lerlio,
Ni escucharás la cuita y agonía,
El último despecho,
Ni la esperanza buena en compañía
Del gozo tus umbrales
Penetrará jamás, ni la Meguera
Con llamas infernales,
Coa serpentino azote la alta y fiera
ÍO
OBRAS DE FRAY LUIS DE LEÓN.
Y diestra mano armada,
Saldrá de lu aposento sola una hora;
Y ni tendrás clavada
La rueda, aunque mas puedas, voladora
Del tiempo hambriento y crudo.
Que viene, con la muerte conjurado,
A dejarte desnudo
Del oro y cuanto tienes mas amado;
Y quedaras sumido
En males no unibles y en olvido.
EN LA ASCENSIÓN.
EN CNA ESPERANZA QUE SALIÓ VANA.
Huid , contentos , de mi triste pecho ;
¿Qué engafio os vuelve á do nujica pudistes
Tener reposo ni hacer provecho?
Tened en la memoria cuándo fuistes
Con público pregón ¡ ay ! desterrados
De toda mi comarca y reinos tristes,
Adó ya no veréis sino nublados
Y viento y torbellino y lluvia fiera,
Suspiros encendidos y cuidados.
No pinta el prado aqui la primavera.
Ni nuevo sol jamás las nubes dora.
Ni canta el ruiseñor lo que antes era.
La noche aqui se vela, aqui se Hora
El dia miserable sin consuelo,
Y vence al mal de ayer el mal de agora.
Guardad vuestro destierro, que ya el suelo
No puede dar comento al alma mia.
Si ya mil vueltas diere añilando el cielo ;
Guardad vuestro destierro, si alegría.
Si gozo y si descanso amiais sembrando,
Que aqueste campo abrojos solos cria ;
Guardad vuestro destierro, si tornando
De nuevo , no (piereis ser castigados
Con crudo azote y con infame bando ;
Guardad vuestro destierro, que olvidados
De vuestro ser en mi seréis, dolores ;
Tal es la fuerza de mis duros hados.
Los bienes mas queridos y mayores
Se mudan y en mi daño se conjuran ,
Y son por ofenderme á sí traidores.
Mancillanse mis manos si se apuran,
La paz y la imiistad me es cruda guerra,
Las cul|)as faltan , mas las penas duran.
Quien mis cadenas mas estrecha y cierra
Es la memoria mia y la pureza ;
Cuando ella sube, entonces vengo á tierra.
Mudó su ley en mí naturaleza,
Y pudo en mi dolor lo que no entiende
Ni seso humano ni mayor viveza.
Cuanto desenlazarse mas pretende
El pájaro captivo , mas se enliga,
Y la defensa mia mas me ofende.
Va) mí la culpa ajena se castiga,
Y soy del malhechor ¡ay! [)risionero,
Y ouicren que de mi la fama diga :
Dichoso el (pie jamás ni ley ni fuero,
Ni el alto ttibunai ni las ciudades.
Ni conoció del mundo el trato fiero;
Que ¡(fir las inocentes soledades
Ri'ioge el pobre cuerpo en vil cabana,
Y el ánimo em iquece con verdades.
Cuanflo la luz el aire y tierras baña.
Levanta al puro sol las manos puras,
Sin que se las aplomen oilin y saña.
Sus noches son sabrosas y seguras.
La mesa le l)astecc alegremente
El campo , que no rompen rej;is durís.
Lo justo le acompaña y la lucienie
Verdad, las sencilleces pechos de oro,
La le no colorada falsamente.
De ricas esperanzas almo coro,
Y paz con su descuido le rode.in,
Y el gozo , cuyos ojos Iniye el lloro.
Alli, contento, tus moradas sean,
Alli te lograrás, y á cada uno
De amiellos que de mi saber flesean,
Les di que no me visle en I ienipo alguno.
¿Y dejas. Pastor santo.
Tu grey en este valle hondo, escuro,
Con soledad y llanto;
Y tú, rompiendo el puro
Aire, te vas al inmortal seguro?
Los antes bienhadados,
Y los agora tristes y alligidos.
A tus pechos criados,
De ti desposeídos,
¿Adó convertirán ya sus sentidos?
¿ Qué mirarán los ojos
Que vieron de lu rostro la hermosura,
Que no les sea enojos?
Quien oyó tu dulzura,
¿Qué no tendrá por sordo y desventura?
A aqueste mar turbado
¿Quién le pondrá ya freno? quién concierto
Al viento fiero, airado.
Estando tú cubierto?
¿Qué norte guiará la nave al puerto?
i Ay! nube envidiosa
Aun deste brevegozo, ¿qué te quejas?
¿Dó vuelas presurosa?
¡ Cuan rica tú te alejas !
Cuan pobres y cuan ciegos ; ay 1 nos dejas !
A TODOS LOS SANTOS.
¿Qué santo ó qué gloriosa
Virtud, qué deidad, que el cielo admira,
¡Oh Musa poderosa
En la cristiana lira!
Diremos entre tanto que retira
El sol con presto vuelo
El rayo fugitivo, en este día
Que hace alarde el cielo
De su caballería?
Qué nombre entre estas breñas á porfía
Repetirá sonando
La imagen de la voz, en la manera
El aire deleitando,
Que el Efrateo hiciera
Del sacro y verde Hermon por la ladera?
¿Adó ceñido el oro
Crespo con verde yedra, la montaña
Condujo con sonoro
Laúd , con fuerza y maña
Del oso y del león "domó la saña?
Pues ¿quién diré primero.
Que el alto y que el humilde, y que la vida
Por el manjar grosero
Restituyó perdida.
Que al cielo levantó nuestra caida?
Igual al Patire eterno.
Igual al que en la tierra nace y mora,
De quien tiembla el infierno,
A quien el sol adora,
En quien lodo el ser vive y se mejora.
Después el vientre entero.
La madre desla luz será cantada ;
Clarísimo lucero
Kn esta mar turbada.
Del linaje human;d fiel al)ogada.
I'^spírilu divino,
No callaré lu voz , tu pecho opuesto
Contra el dragón malino.
Ni tú en olvido puesto.
Que á defender mi vida estás dispuesto.
Osado en la promesa,
líarquei'o de la barca no sumida,
A ti mi voz profesa,
Y á ti , que la lucida
Noche le traspasó de muerte á vida.
¿Quién no-dirá tu lloro,
Tu bien trocado amor, oh Magdalena,
De tu Nardo el tesoro.
De cuyo olor la ajena
Casa, la redondez del mundo es llena?
í
poesías.— LIBRO PRIMERO.
11
Del Nilo morndorn,
Tierna flor del saber y de pureza,
De li yo canto agora,
Que en la desiena alteza
Muerta luce tu vida y fortaleza.
Diré el rayo africano,
Diré el Stridones sabio, elocuente,
O del panal romano,
O del que justamente
Nombraron Boca de Oro entre la gente.
Coluna ardiente en fuego.
El firme y gran Basilio al cielo toca,
Mayor que el miedo y ruego,
Y ante su rica boca
La lengua de Denióstcnes se apoca.
Cual árbol con lósanos
La gloria de Francisco sube y crece,
Y entre mil ermilaños
El claro Antón parece
Luna que en las estrellas resplandece.
¡ Ay padre ! ¿y dó se ha ido
Aquel raro valor? ó ¿qué malvado
El oro ha destruido
De tu templo sagrado?
¿Quién zizañó tan mal tu buen sembrado?
Adonde la azucena
Lucia y el clavel , do el rojo trigo.
Reina agora la avena,
La grama, el enemigo
Cardo, la sinjusticia, el falso amigo.
Convierte piadoso
Tus ojos y nos mira , y con tu mano
Arranca poderoso
Lómalo y lo tirano,
\ planta aquello antiguo, humilde y llano.
Da paz á aqueste pecho,
Que hierve con dolor en noche escura;
Que fuera deste estrecho
Diré con mas dulzura
Tu nombre , tu grandeza y hermosura.
No niego, dulce amparo
Del alma , que mis males son mayores
Que aqueste desamparo;
Mas cuanto son peores.
Tanto resonarán mas tus loores.
A SANTIAGO.
Las selvas conmoviera,
Las fieras alimañas, como Orfeo,
Si ya mi canto fuera
Igual á mi deseo.
Cantando el nombre santo Zebedeo ;
Y fueran sus hazañas
Por mí con voz eterna celebradas.
Por quien son las Españas
Del yugo desatadas
Del bárbaro furor, y libertadas;
Y aquella nao dichosa,
Del cielo esclarecer merecedora,
Que joya tan preciosa
ÍS'os trujo, fuera agora
Cantada del que en Citia y Cairo mora.
Osa el cruel tirano
Ensangrentar en tí su injusta espada :
No fué consejo humano ;
Estaba á tí ordenada
La primera corona , y consagrada.
La fe que á Cristo diste
Con presta diligencia has ya cumplido;
De su cáliz bebiste
Apenas que subido
Al cielo retornó, de ti partido.
No sufre larga ausencia ,
No sufre, no, el amor que es verdadero.
La muerte y su inclemencia
Tiene por muy ligero
Medio, por ver al dulce compañero.
Cual suele el fiel sirviente,
Si en medio la jornada le han dejado.
Que haciendo prestamente
Lo que le fué mandado,
Torna buscando al amo ya alejado;
Ansí entregado al viento.
Del mar Egeo al mar de Atlante vuela ,
Do puesto el fundamento
De la cristiana escuela,
Torna buscando á Cristo á remo y vela.
Allí por la maldita
Mano el sagrado cuello fué corlado;
Camina en paz bendita ,
Alma, que ya has llegado
Al término por tí tan deseado.
A España, á quien amaste
(Quesiempreal buenprincipioel fin responde),
Tu cuerpo le enviaste
Para dar luz adonde
El sol su claridad cubre y esconde.
Por los tendidos mures
La rica navecilla va cortando,
Nereidas á millares
Del agua el pecho alzando .
Turbadas entre sí , la van mirando.
Y dellas hubo alguna
Que , con las manos de la nave asida
La aguija con la una ,
Y con la otra tendida
A las demás , que lleguen las convida,
\'a pasa del Egeo,
Vuela por el Ionio , atrás ya deja
El puerto Lilibeo,
De Córcega se aleja ,
Y por llegar al nuestro mar se aqueja.
Esfuerza , viento , esfuerza ,
Hinche la santa vela , embiste en popa
El viento; haz que no tuerza
Do Avila casi topa
Con Calpe, hasta llegar al fin de Europa.
Y tú , España , segura
Del mal y cautiverio que te espera ,
Con té y voluntad pura
Ocupa la ribera.
Recibirás tu guarda verdadera ;
Que tiempo será cuando ,
De innumerables huestes rodeada.
Del cetro real y mando
Te verás derrocada,
En sangre , en llanto y en dolor bañada.
De hacia el mediodía
Oye que la voz amarga suena,
La mar de Berbería
De flotas veo llena ,
Hierve la costa en gente, en sol la arena.
Con voluntad conforme
Las proas contra tí se dan al viento ,
Y con clamor deforme
De pavoroso acento
Avivan de remar el movimiento.
Y la infernal Meguera ,
La frente de ponzoña coronada.
Guia la delantera
De la morisca armada.
De fuego, de furor, de muerte armada.
Cielos, so cuyo amparo
España está á liierced , en tanta afrenta,
Si va este suelo caro
Os" fué, nunca consienta
Vuestra piedad que mal tan crudo sienta.
Mas ¡ay! que la sentencia
En tabla de diamante está esculpida ;
Del godo la i>otencia
Por el suelo caida ,
España en breve tiempo es destruida.
¿Cuál rio caudaloso
Que los opuestos muelles ha rompido
Con sonido espantoso ,
Por los campos tendido ,
Tan presto y tan feroz jamás se vído?
Máscese el triste llanto.
Recobre el español su bravo pecho,
Que ya el Apóstol santo,
L'n otro Marte hecho.
Del cielo viene á dalle su derecho,
n
OBRAS DE FRAY LUIS DE LEÓN.
Vesle de limpio acero
Cercudo, y con la espada relumbrante.
Como rayo ligero,
Cuanto lé va delante
Destroza y desbarata en un instante.
De grave espanto herido ,
Los rayos de vista no sostiene
El moro descreído;
Por valieiite se tiene
Cualquier que para huir ánimo tiene.
Huye, si puedes tanto.
Huye'; mas por demás, que no hay huida ;
Bebe dolor y llanto
Por la mesma medida
Con (|ue ya España fué de ti medida.
Como león hambriento
Sigue, teñida en sangre espada y mano,
De mas sangre sedieiito,
Al moro que huye en vano ;
De nuierlos queda lleno el monte llano.
¡Oh gloria, oh gran prez nuestra,
. Escudo tiel, oh celestial guerrero!
Vencido ya se muestra
El africano üero
Poi- ti , tan orgulloso de primero.
Por ti del vituperio.
Por ti (le la afrentosa servidumbre
Y triste cautiverio
Libres en clara lumbre,
Y de la gloria esiamos en la cumbre.
Siempre venció tu espada ,
O fuese de tu mano poderosa,
O fuese meneada
De aquella generosa
Que sigue tu milicia religiosa.
De tu virtud divina
La fama, que resuena en toda parte ,
Siquiera sea vecina,
Si(iuiera mas se aparte,
A la gente conduce á visitarte.
El áspero camino
Vence con devoción, y al fin le adora
El franco, el peregrino
Que Libia descolora ,
El que en Poniente, el que Levante mora.
A NUESTRA SEÑORA.
Virgen que el sol mas pura ,
Gloria de los mnriai's, luz del cielo,
En quien es la piedad como la alteza ,
Los ojos vuelve al suelo,
Y mira un miserable en cárcel dura ,
Cercado de linieblas y tristeza;
Y si mayor bajiíza
Ño conoce, ni igual, juicio humano,
Que el oslado en que estoy por culpa ajena,
Con poderosa mano
Quiebra, Heina del cielo, la cadena.
Virgen en cu.vo seno
Halló la Deidad digno repoFO,
Do fué el rigor en dulce amor trocado,
Si blando al rigoroso
Vohislc, i)i<n podrás volver sereno
Un corazón de nubes rodeado;
Descubre el dopeado
Rostro, í|ne admira el cielo, el suelo adora ;
Las nubes huirán , lucirá el día.
Tu luz, alta Señora ,
Venza chla ciega y triste noche mia.
Virgen y madre junto.
De tu Hacedor dichosa engendradora,
A cuyos pechos floreció la vida ,
Mira cómo enipeoí a
Y crece mi dolor mas cada punto ;
El odio cunde, la amistad se olvida ;
Si no es de tí valida
La justicia y verdad, que tu engendraste,
;. Adómle hallará seguro amparo?
Y pues madre eres, baste
Para loutifjo el ver mi Uesampuro.
Virgen del sol vestida,
De luces ciérnales coronada ,
Que huellas con divinos pies la luna;
Envidia emponzoñada ,
Engaño agudo, lengua fementida ,
Odio cruel , poder sin ley ninguna,
Me hacen guerra á una.
Pues contra un tal ejército maldito,
¿Cuál pobre y desarmado será parte.
Si tu nombre bendito,
Maria , no se muestra por mi parle?
Virgen por quien vencida
Llora su perdición la sierpe fiera.
Su daño eterno , su burlado intento.
Miran de la ribera ,
Seguras, muciías gentes mi caida.
El agua violentad tlaco aliento;
Los unos con contento,
Los otros con espanto , el mas piadoso
Con lástima la inútil voz fatiga ;
Yo, puesto en ti el lloroso
Rostro, cortando voy onda enemiga.
Virgen , del Padre esposa ,
Dulce madre del Hij ). templo santo
Del inmortal Amor, del hoaibre escudo,
No veo sino espanto.
Si miro la morada , es peligrosa ;
Si la salida , incierta ; el favor mudo,
El enemigo crudo.
Desnuda la verdad, muy proveída
De armas y valedores la mentira,
La miserable vida
Solo cuando me vuelvo á ti respira.
Virgen (pie al alto ruego
No mas humildi! si diste que honesto ,
En quien los cielos contemplar desean ;
Coiuo terrero puesto.
Los brazos presos , de los ojos ciego,
A cien flechas estoy que me rodean,
Que en herirme se emplean.
Siento el dolor, mas no veo la mano ,
Ni me es dado el huir ni el escudarme.
Quiera tu soberano
Hijo , Madre de amor, por ti librarme.
Virgen, lucero amado ,
En mar tempestuoso clara guia,
A cuyo santo rayo calla el viento ,
Mil olas á porfía
Hunden en el abismo un desarmado
Leño de vela y remo, que sin liento
El húaiedo elemento
Corre ; la noche carga, el aire truena.
Ya por el cielo va , ya el suelo toca,
Gime la rota antena;
Socorre antes (¡ue embista en dura roca.
Virgen no enlicionada
De la común mancilla y mal primero
Que al humano linaje coi (amina,
nien sabes (pie en tí espero
Denile mi tierna edad ; y si malvada
Fuerza, que me venció, ha hecho indina
De tu guarda divina
Mi vida pecadora , tu clemencia
Tanto mostrará mas su bien crecido,
Cuan',0 es mas la dolencia,
Y yo merezco menos ser valido.
Virgen , el dolor fiero
Añuda ya la lengua , y no consiente
Que publique la voz cuanto desea;
Mas oye tú al dolienle
Animó, que comino á tí vocea.
CANCIÓN A JESl'CIUSrO CRUCIFICADO.
inocente Cordero,
En tu sangre bañadi'»,
Con que del mundo los pecados quitaSf
Del nibnslü madero
Por los biazos colgado
Abiertos, (jue abraziirme solicit;»;
Ya que humilde marchitas •
poesías. — LIBRO PRIMERO.
La color y hermosura
De ese roslro divino,
A la muerte vecino;
Antes que el alma soberana y pura
Parta para salvarme.
Vuelve los mansos ojos á mirarme.
Ya que el amor iumeuso
Con último regalo
Rompe de esa grandeza las cortinas,
Y con dolor intenso
Arrimado á ese palo,
La cabeza rodeada con espinas
Hacia la Madre inclinas,
Y que la voz despides
Bien de entrañas reales,
Y las culpas y males
A la grandeza de tu Padre pides
Que sean perdonados,
Acuérdate, Señor, demis pecados.
Aqui donde das muestras
Demanirotoylargo
Con las palmas abiertas con los clavos;
Aquí donde tú muestras
Y ofreces mi descargo;
Aquí donde redimes los esclavos,
Donde por todos cabos
Misericordia brotas,
Y el generoso pecho
No queda satisfecho
Hasta que el cuerpo de la sangre agotas;
Aqui, Redentor, quiero
Venir á Injusticia yo el primero.
Aqui quiero que mires
Un pecador metido
En la ciega prisión de sus errores ;
Que no temo te aires
En mirarte ofendido,
Pues abogando estás por pecadores;
Que las culpas mayores
Son las que mas declaran
Tu noble pecho santo.
De que te precias tanto;
Pues cuando las mas graves se reparan,
En mas tu sangre empleas,
)[ mas con tu clemencia te recreas.
Por mas que el peso grave
De mi culpa se siente
Cargar sobre mi corvo y flaco cuello,
Que tu yugo suave
Sacudió, inobediente,
Quedando en nueva sujeción por ello;
Por mas que el suelo huello
Con pasos tan cansados.
Alcanzarte coníio;
Que, pues por el bien mío
Tienes los soberanos pies clavados
En un madero firme,
Seguro voy que no podrás huirme.
Seguro voy, Dios mió.
De que el bien que deseo
Tengo siempre de hallar en tu clemencia ;
De ese corazón fio,
A quien ya claro veo
Por las ventanas de ese cuerpo abierto,
Que está tan descubierto.
Que un ladrón maniatado
Que lo ha contigo á solas,
En dos palabras solas
Te lo tiene robado;
Y si esperamos , luego
De aqui á bien poco le acertará un ciego.
A buen tiempo he llegado.
Pues es cuando (us bienes
Repartes con el Nuevo Testamento.
Si á todos has mandado
Cuantos presentes tienes,
También ante tus ojos me presento;
Y cuando en un momento
A la Madre hijo mandas,
Al discípulo madre.
El espíritu al Padre,
Gloria al ladrón ,
¿Cómo entre tantas mandas
Ser mi desgracia puede
Tanta, que solo yo vacío quede?
Miradme, que soy hijo
Que por mi inobediencia
justamente podéis desheredarme.
Va tu palabra dijo
Que hallaría clemencia
Siempre que á tí volviese á presentarme.
Aquí quiero abrazarme,
A los pies de esta cama
Donde estás espirando;
Que si, como demando,
Oyes la voz llorosa que te llama ,
Grande ventura espero.
Pues siendo hijo, quedaré heredero.
Por testimonio pido
A cuantos le están viendo.
Cómo á este tiempo bajas la cabeza :
Señal que has concedido
Lo que te estoy pidiendo,
Como siempre esperé de tu largueza.
¡Oh admirable grandeza!
¡Caridad verdadera!
Que, como sea cierto
Que hasta el testador muerto
IS'o tiene el testamento fuerza entera,
Tan generoso eres.
Que porque todo se confirme mueres.
Canción, de aqui no hay paso.
Las lágrimas succedan
En vez de las palabras que te quedau;
Que esto nos pide el lastimoso caso.
Ño contentos agora.
Cuando la tierra , el sol y el cielo llora.
A DON PEDRO PORTOCARRERO.
La cana y alta cumbre
Dellíberi, clarísimo Carrero,
Contiene en sí tu lumbre
Ya casi un siglo entero,
Y mucho en demasía
Detiene nuestro gozo y alegría;
Los gozos que el deseo
Figura ya en tu vuelta , y determina
Adó vendrá el Lileo,
Y de la Cabalina
Fuente la moradora,
Y Apolo con la cítara cantora.
Bien eres generoso
Pimpollo de ilustrísimos mayores ;
Mas esto, aunque glorioso,
Son títulos menores.
Que tú por tí venciendo,
A par de las estrellas vas luciendo.
Y juntas en tu pecho
Una suma de bienes peregrinos.
Por donde con derecho
Nos colmas de divinos
Gozos con tu presencia,
Y de cuidados tristes con tu ausencia.
Porque ha salteado
En medio de la paz la cruda guerra
Que agora el Marte airado
Despierta en la alta sierra,
Lanzando rabia y sañas
En las infieles bárbaras entrañas;
Do mete á sangre y fuego
Mil pueblos el morisco descreído,
A quien ya perdón ciego
Huhimos concedido,
A quien en santo baño
Tenemos para nuestro mayor daño;
Para que el nombre amigo,
¡ \y piedad! cruel desconociese
El ánimo enemigo,
Y ansí mas ofendiese;
Mas tal es la fortuna.
Que no sabe durar en cosa alguna.
ii
OBRAS DE FRAY LUIS DE LEÓN.
Ansí la luz que agora
Serena relucía con nublados,
Veréis negra á deshora,
Y los vientos alados
Amontonando luego
Nubes, lluvias, borrores, trueno y fuego.
Mas tú, que solamente
Temes al claro Alfonso , que inducido
De la virtud ardiente
De! pecho no vencido,
Por lo mas peligroso
Se lanza , discurriendo vitorioso ;
Como en la ardiente arena
El líbico león las cabras sigue,
Las haces desordena
Y rompe, y las persigue,
Armado relumbrando,
La vidj por la gloría aventurando.
Testigo es la fragosa
Poqueira , cuando él solo , y traspasado
Con flecha ponzoñosa.
Sostuvo denodado,
Y convirtió en huida
Mil banderas de gente descreída.
Mas sobre todo, cuando
Los dientes de la muerte agudos , fiera,
Apenas declinando.
Alzó nueva bandera.
Mostró bien claramente
De valor no vencible lo excelente.
El pues relumbre claro
Sobre sus claros padres, mas lúen tanto,
Dechado de bien raro.
Abraza el ocio santo,
Que mucho son mejores
Los frutos de la paz , y muy mayores.
Á NUESTRA SEÑORA.
No viéramos el rostro al Padre Eterno
Alegre, ni en el suelo al Hijo amado
Quitar la tiranía del infierno.
Ni el fiero capitán encadenado;
Viviéramos en llanto sempiterno.
Durara la ponzoña del bocado,
Serenísima Virgen, si no liallara
Tal Madre Dios en vos donde encarnara.
Que aunque el amor del hombre ya había hecho
Mover al Padre eterno á que envíase
V.\ único engendrado de su pecho
A que encarnando en vos le reparase.
Con vos se remedió nuestro derecho,
Ilicistes nuestro bien se acrecentase,
Estuvo nuestra vida en que quisístes
Madre digna de Dios, y ansí vencisles.
No tuvo el Padre mas. Virgen, que daros,
Pues quiso que de vos Cristo naciese,
Ni vos tuvisiesmas que desearos,
Siendo el deseo tal, que en vos cupiese;
Habiendo de ser Madre, contentaros
Pudiérades con serlo de quien fuese
Menos que Dios , aunque para tal Madre,
Bien estuvo ser Dios el Hijo y Padre.
Con la immildad que al cielo enríquecislos,
Vuestro ser sobre el cielo levantasles;
Aquello (pie fué Dios solo no fuisles,
Y cuanto no fué Dios, atrás dejastes;
Alma santa del Padre concchistes,
Y al Verbo en vuestro vieiilre le cifrastes;
Que loque el cielo y tierra no abrazaron,
Vuestras santas entrañas encerraron.
Y aunque sois madre, sois virgen entera,
Hija de Adán , de culpa jircservada,
Y en orden de nacer vos sois primera,
Y antes que fuese el cielo sois criada;
Piadosa sois, pues la serpiente fiera
Por vos vio su cabeza miebrantada;
A Dios de Dios bajáis ael cielo al suelo,
Del hombre al hombre alzáis del suelo al cielo:
Estáis ahora, Virgen generosa.
Con la perpetua Trinidad sentada,
Do el Padre os llama Hija, el Hijo Esposa,
Y el Espíritu Santo dulce Amada ;
De allí con larga mano y poderosa
Nos repartís la gracia que oses dada;
Allí gozáis, y aquí para mí pluma.
Que en la eseiícia de Dios está la suma.
Aquí la envidia y mentira
Me tuvieron encerrado.
Dichoso el humilde estado
Del sabio que se retira
De aqueste mundo malvado,
Y con pobre mesa y casa
En el campo deleitoso
Con solo Dios se compasa,
\'á solas su vida pasa.
Ni envidiado ni envidioso.
DEL ML'NDO Y SU VAMDAD.
Los que tenéis en tanto
La vanidad del mundanal ruido.
Cuál áspide al encanto
Del mágico temido,
Podréis tapar el contumaz oído.
¿Por qué mi ronca musa,
En lugar de cantar como solía.
Tristes querellas usa,
Y á sátira la guia
Del mundo la maldad y tiranía?
Escuchen mí lamento
Los que, cual yo, tuvieren justas quejas;
Que bien podrá su acento
Abrasar las orejas,
Rugar la frente y enarcar las cejas.
Mas no podrá mí lengua
Sus males referir ni compréndenos.
Ni sin quedar sin mengua
La mayor parte dellos.
Aunque se vuelvan lenguas mis cabellos.
Pluguiera á Dios que fuera
Igual á la experiencia el desengaño.
Que dárosle pudiera,
Porque, si no me engaño,
Naciera gran proveclio de mí daño.
No condeno del mundo
La máquina, pues es de Dios hechura;
En sus abismos fundo
La presente escritura.
Cuya verdad el campo me asegura.
Inciertas son sus leyes.
Incierta su medida y su balanza.
Sujetos son los reyes,
Y el que menos, alcanza
A miserable y súbita mudanza.
No hay cosa en él ¡lorfeta :
En medio de la paz arde la guerra.
Que al alma mas quieta
En los abismos cierra.
Y de tu patria celestial destierra.
Es caduco, mudable,
Y en solo serlo mas que peña firme.
En el bien variable,
Porque verdad confirme,
Y con (lecillo su maldad afirme.
Largas sus esperanzas,
Y para conseguir el tiempo breve.
Penosas las mudanzas
Del aire, sol y nieve,
Que en nuestro daño el cielo airado mueve.
Con rigor enemigo
Las cosas entre sí todas pelean.
Mas el hombre consigo.
Contra él todas se emplean,
Y toda perdición suya desean.
La pobreza envidiosa
Es de los por quien fué mas alabada.
Mas esta no reposa
poesías.— LIBRO PRIMERO.
lo
Para ser conservada,
ISi puede aquella tener gusto en nada.
La soledad huida
Es de los por quien fué mas alabada,
La trápala seguida
Y con sudor comprada
De aquellos por quien fué menospreciada.
Es ei mayor amigo
( Espejo , dia , lumbre en que nos vemos).
En presencia testigo
Del bien que no tenemos,
Y en ausencia del mal que no hacemos.
Pródigo en prometernos,
Y en cum[)lir tus promesas , mundo, avaro,
Tus cargos y gobiernos
Nos enseñan bien claro
Que es tu mayor [dacer, de balde, caro.
Guay de aquel que procura,
Pues hace la prisión , adó se queda
En servidumbre dura.
Cual gusano de seda.
Que en su delgada fábrica se enreda.
Porque el mejor es cargo,
Y muy pesado de llevar agora,
Y después mas amargo,
Pues perdéis á deshora
Su breve gusto, que sin fln se llora.
Tal es la desventura
De nuestra vida y la miseria della ,
Que es próspera ventura
Kunca jamás tenella
Con justo sobresalto de perdella.
Üe do, señores, nace
Que nadie de su estado está contento,
Y mas le satisface
Al libre el casamiento,
Y al que es casado, el libre pensamienlo.
¡Oh dichosos tratantes!
Ya quebrantado del pasado yerro.
Escapado denantes
Por hacer tanto yerro.
Dice el soldado en áspero destierro;
Que pasáis vuestra vida
Muy libre ya de trabajosa pena,
Segura la comida,
Y mucho mas la cena.
Llena de risa, y de pesar ajena.
¡Oh dichoso sold"ado!
Responde el mercader del espacioso
Mar en alto llevado.
Que gozas de reposo
Con presta muerte ó con vencer glorioso.
El rústico villano
La vida con razón envidia y ama
Del consulto tirano,
Que desde la su cama
Oye la voz del consultor quellama;
El cual por la fianza
Del campo á la ciudad por mal llevado,
Llama sin esperanza
Del buey y corvo arado
A la ciudad, no bienaventurado.
Y no solo sujetos
Los hombres viven á miserias tales,
Que por ser mas perfetos,
Lo son lodos sus males.
Sino también los brutos animales.
Del arado quejoso.
El perezoso buey pide la silla,
Y el cab;dlo brioso
(Mirad qué maravilla)
Querría mas arar que no sufrilla;
Y lo que mas admira.
Mundo cruel, de tu costumbre mala.
Es ver cómo al que aspira
Al bien que le señala ,
Su misma inclinación luego resbala.
Pues no tan presto llega
El término por él tan deseado,
Cuando es de torpe y ciega
Voluntad despreciado,
O de fortuna en tierno agraz cortado.
Dastáranos la prueba
Que en otros tiempos ha la muerte hecho,
Sin la funesta nueva
De don Juan, cuyo pecho
Alevemente della fué deshecho ;
Con lágrimas de fuego.
Hasta quedar en ellas abrasado,
O por lo menos ciego,
Üe miserias llorado.
Viniese á ser de todos consolado.
La rigurosa muerto.
Del bien de los cristianos envidiosa,
Rompió de un golpe fuerte
La esperanza dichosa,
Y del inliel la pena temerosa;
Mas porque de cumjdida
Gloria lio goce, de morir tal hombre,'
La gente descreída,
Tu muerte les asombre
Con solo la memoria de tu nombre.
Sientan lo que sentimos,
Su gloria vaya con pesar mezclada,
Hecuérdense que vimos
La mar acrecentada
Con su sangre vertida y no vengada.
La grave desventuia
Del lusitano, por su mal valiente.
La soberbia bravura
De su animosa gente
Desbaratada miserablemente.
Siempre debe llorarse.
Si como manda la razón se llora ;
Mas no podrá jactarse
La parte vencedora.
Pues reyes dio por rey la gente mora;
Ansi que, nuestra pena
No les puede causar perpetua gloria,
Pues siendo toda llena
De sangrienta memoria,
Ko se puede llamar buena victoria.
Callo las otras muertes
De tantos reyes en lan pocos dias.
Cuyas fúnebres suertes
Fuei on anatomías.
Que liquidar podrán las peñas frias.
Sin duda cosas tales.
Que en nuestro daño todas se conjuran,
De venideros males
Muestras nos aseguran,
Y al (in universal nos apresuran.
¡Oh ciego desatino!
Que llevas nuestras almas encantadas
Por áspero camino.
Por partes desusadas,
Al reino del olvido condenadas;
Sacude con presteza
Del leve corazón el grave sueño
Y la tibia pereza.
Que con razón desdeño,
Y al ejercicio aspira que te enseño.
Soy hombre piadoso
De tu misma salud, que va perdida;
Sácala del penoso
Trance do está metida;
Evitarás la natural caida,
A la cual nos inclina
La justa pena del primer bocado;
Mas en la rica mina
Del inmortal costado.
Muerto de amor, serás vivificado.
DEL CONOCIMIENTO DE SI MISMO.
Canción.
. En el profundo del abismo estaba
Del no ser encerrado y detenido,
S n poder ni saber salir afuera,
Y todo lo que es algo en mi faltaba.
La vida , el alma , e! cuerpo y el sentido,
Y en fin, mi ser no ser entonces era.
OBRAS DE FRAY LUIS DE LEÓN.
Y así desta manera
Eslave elernalnienle,
Nada visible y sin iralar con gente;
En tal suerte", que aun era muy mas buena
Del anclio mar la mas menuda arena,
Y el gusanillo de la gente bollado
L'n rey era, conmigo comparado.
Estando i>ues ea tal tiniebla escura,
Volviendo ya con cueriio presuroso
El sexto siglo el estrellado cielo,
Miió el gran padre, Dios, de la natura,
Y viónie en si benigno y amoroso,
Y sacóme á la luz de aciuesie suelo;
Vistióme desle velo
De flaca carne y hueso,
Mas dióme el alma, á quien do hubiera peso
Que impidiera llegar á la presencia
)'e la divina é inefable Esencia,
Si la primera ciili)a no agravara
Su ligereza , y alas derribara.
; Oh culpa amarga, y cuánio bien quitaste
Al alma mi.i. ciiúnto mal hiciste !
Luego que fué criada y junto infusa.
Tú de gracia y justicia la |)rivasle,
Y al mismo Uios contraria la pusiste,
Ciega , enemiga , sin favor, confusa.
Por ti sieini)re rehusa
El bien y la molesta
La virtiuf, y á los vicios está presta;
Por ti la llera muerte ensangrentada,
Por ti toda miseria tuvo entrada.
Hambre, dolor, gemido, fuego, invierno.
Pobreza, enfermedad, pecado, inlleriiü.
Asi que, en los pañales del pecado
Fui (como todos) luego al punto envuelto,
Y con la obligación de eterna pena
Con tanta fuer/.:i y tan estrecho atado.
Que no pudiera della verme suelto
En virtud piopia ni en virtud ajena,
Sino de aquella, llena
De piedad, tan fuerte
Bondad (|ue con su muerte á nuestra muerte
Mató, y gloriosamente hubo deshecho,
Rompiendo el amoroso y sacro pecho
De donde mana soberana fuente
De gracia y de s:duil á toda gente.
En esto "pbigo á la bondad inmensa
Darme otro ser mas alto quetenia.
Bañándome en el agua consagrada.
Quedó con esto limpia de la ofensa,
Graciosísima y bella el alma niia,
De mil bienes y dones adornada ;
En fin, cual desposada
Con el Rey de la gloría.
¡Oh cuan dulce y suavísima memoria!
Allí la recibió pareara esposa,
Y allí le prometió de no amar cosa
Fuera del ó por él mientras viviese.
¡Oh si (de hoy mas siquiera) lo cumpliese!
Crecí desiiuesy fui en edad enlrando,
Llegué á la discreción , con que debiera
Entregarme á quien lanío me habia dado,
Y en vez deslo, la lealtad quebrando
Que en el i)aplismo s:icro promeliera
Y con mi propio nondirií habia lirmado,
Aun no hubo í)¡en llegado
El deleite sieidSO
Del cruel enemigo venenoso,
Cuando con lodo di en un punto al Irastc.
¿Hay corazón tan duro en si, que baste
A no romperse dentro en nue-tro seno,
Df pena el mió, de láslim.i el ajeno?
Mas que la tierra queda leneínosa
Cuando su claro roslro el sol ausenla,
Y á liañar lleva al mar sn carro de oro;
Mas estéril , mas seca y pedregosa
Que cuando largo lienipo está sedienta.
Quedó mi alma sin aipiel tesoro
Por (jiiien vo [¡laño y lloro,
Y hay qu<; llorar conlino,
Pue.s <pie quedé síii luz del Sol divino
'í sin aquel rocío soberano
Que obraba en ella el celestial verano;
Ciega , disforme, torpe , y á la hora
Hecha una vil esclava, de señora.
¡ Oh Padre inmenso , que inmovible eslancío,
Das á las cosas movimiento y vida,
Y las gobiernas tan suavemente ,
¿Qué amor detuvo tu justicia cuando
Mi alma , tan ingmta y atrevida,
Dejando á ti, del bien eterno fuente,
Con ansia tan ardiente
En aguas detenidas
De cisternas corruptas y podridas
Se echó de pechos ante tu presencia?
i Oh divina y altísima clemencia !
i Que no me despeñases al momento
En el lago profundo del tormento!
Sufrióme entonces tu piedad divina,
Y sacóme de aquel hediondo cieno,
Do sin sentir aun el hedor estaba
Con falsa paz el ánima mezquina.
Juzgando por tan rico y tan sereno
El miserable estado que gozaba,
Que solo deseaba
Perpetuo aquel contento ;
Pero sopló á deshora un manso viento
Del Espíritu eterno, y enviando
Un airo dulce al alma , fué llevando
La espesa niebla que la luz cubría.
Dándole un claro y muy sereno día.
Vio luego de su estado la vileza,
En que guardando inmundos animales.
De su tan vil manjar aun no se hartaba;
Yió el fruto del deleite y de torpeza
Ser confusión y penas tan mortales ;
Temió la recta y no doblada vara,
Y la severa cara
l)e aquel Juez sempiterno.
La muerte, juicio , gloria , fuego , inficmo,
Cada cual acudiendo por su parle.
La cercan con tal fuerza y de tal arte,
Que quedando confuso y temeroso.
Temblando estaba , sin "hallar reposo.
Ya que, en mi vuelto, sosegué algiin tanto,
En lágrimas bañando el pecho y suelo,
Y con suspiros abrasando el viento,
« Padre piadoso, dije, Padre santo.
Benigno Padre. Padre de consuelo,
Perdonad , Padre, aqueste atrevimiento;
A vos vengo, aunque siento
(De mi mismo corrido)
Que no merezco ser de vos oído;
Mas mirad las heridas que me han hecho
Mis pecados, cuan roto y cuan deshecho
Me tienen , y cuan pobre y miserable,
Ciego, leproso, enfermo, lamentable.
))Mostrad vuestras entrañas amorosas
En recebirnie agora y perdonarme,
Pues es, benigno Dios, tan propio vuestro
•Tener piedad de todas vuestras cosas.
Y si os place. Señor, de castigarme,
No me enlregneís al enemigo nuestro;
A diestro y á siniestro
Tomad vos la venganza,
Herid en mí con fuego, azote y lanza;
Cortad, quemad, romped, sin duelo alguno
Atormentad -mis miemliros de uno á uno.
Con (]ue , después de a(|ueste tal castigo,
Volviiis á ser, mi Dios, mi buen amigo.»
Apenas hube dicho aipieslo, cuando
Con los brazos abiertos me levanta,
Y me otorga su amor, su gracia y vida,
Y á mis males y llagas aplicando
La medicina .soberana y santa
A tal enfermedad constituida,
Me deja sin herida.
De lodo |)unlo sano,
Pero con las heridas del tirano
Hábilo, (jue iba ya en naturaleza
Volviémlose , y con una tal lla(|ueza,
Que aun(|ue sané del mal y su accidente,
Diez años bá que soy convaleciente.
poesías.— LIBRO PRIMERO.
47
CAKCIOX AL NACtMlEVTO DE LA HIJA DEL MAHQLÉS
DE ALCAÑICES.
Inspira nuevo crmlo,
Caliojie, en mi pecho enaste dia,
Qiip (le los Borjys caiilo
Y Eiiriquez la alegría,
Y el rico don que el cielo les envia.
Hermoso sol luciente,
Que el dia traes y llevas rodeado
De luz resplandeciente
Mas de lo acostunibr;ido ;
Sol , ya verás nacido tu traslado.
O si te place ahora.
En región solitaria y escondida
Detente allá en buen hora;
Que con la luz nacida
Podrá ser nuestra esfera esclarecida.
Alma divina-, en velo
De femeniles miembros encerrada,
Cuando veniste al suelo
Hobaste de pasada
La celestial riquísima morada.
Diéronte bien sin cuento
Con voluntad conforme y amorosa
Quien rige el movimiento ,
Sexto, con la alta diosa
Que en la tercera rueda es poderosa.
De tu belleza rara
El envidioso viejo mal pagado,
Torció el paso y la cara,
Y el liero Marte airado
El camino dejó desocupado;
Y el rojo y crespo Apolo,
Que tus pasos guiando, decendia
Contigo al bajo polo,
La ciiara hería,
Y con divino canto asi decía:
«Deciende en punto bueno,
Espíritu real , al cuerpo hermoso,
Que en el ilustre seno
Está ya deseoso
De dar á tu valor digno reposo.
>E1 te dará la gloria
Que en el eterno cerco es mas tenida,
De abuelos clara historia,
A quien das nueva vida,
Por quien la grande España fué regida.
íDaráte en cambio desto.
De los eternos bienes la nobleza,
Deseo alto, honesto.
Generosa grandeza,
Claro saber, fe llena de pureza.
»Y en tu rostro se vean
De tu beldad sin par vivas señales,
Y tus dos ojos sean
Lumbreras celestiales.
Que lleven al bien sumo los mortales.
íPor todo el delicado
Cunrpo. como por vidrio transpareate,
Resplandor admirado,
Gracia resplandeciente,
Divina, se descubre abiertamente.
»La esclarecida abuela.
Dechado de virtud y de hermosura,
De (juien gloriosa vuela
La f.ma , en quien la dura
Muerte mostró lo uuco que el bien dura;
»<Y todas cnnnlns precio
De gracia y licnnosnra hayan tenido
Se;in por ti t-n desiiiecio
Y puestas en olvido.
Cual hace la verdad ron lo fingido.
»;Ay tristes! av dichosos
Los ojos que te vieren con sosiego.
Si tiieien venlnro-os
Antes que prenda el fuego.
Contra {|uien no valdrán oro ni fuego!
«Ilustre y tierna planta.
Gozo del claro tionco y generoso,
Creciendo se levanta
A estado ei mas dichoso
De cuaülüs vuelve el globo poderoso.»
EPITAFIO AL TIJMÜI.O DEL PRÍNCIl'E DON CARLOS.
Aqui yacen de Carlos los despojos,
La parle principal volvióse al cii^lo.
Con ella iiié el valor; quedóle al suelo
Miedo eu el cora/.on, llanto en los ojos.
CANCIÓN A LA MUERTE DEL UlSilO.
Quien viere el suntuoso
Túmulo al alto cielo levantado,
De luto rodeado,
De lunr.bres mil cf>pio<;o,
Si se para á mirar (juién es el muerto,
Será desde hoy bien cierto
Que no podra en el mundo bastar nada
Para estorbar la fiera muerte airada;
Ni edad , ni gentileza,
Ni sangre real aniii^ua y generosa,
Ni de la mas gluriosa
Corona la belleza,
Ni fuerte corazón, ni jnueslras claras
De altas virtudes raras.
Ni tan gran padre, ni tan grande abuelo,
Que llenan con su (ama tierra y cielo.
¿ Quién ha de estar seguro.
Pues la fénix que sola tuvo el mundo,
Y otro Carlos Sejiundo,
Nos lleva el hado duro,
Y vimos sin color tu blanca cara,
A su España lan cara,
Cpmo la tierna rosa delicada,
Qne fué sin tiempo y sin sazón cortada?
Ilustre y alto mozo,
A quien el cielo dio tan corla vida,
Que apenas fué sentida.
Fuiste breve gozo,
Y ahora luengo llanio de tu España,
De Flándes y Alemana.
Italia , y de aquel mundo nuevo y rico,
Con quien cua'quier imperio es Cüito y chico.
No lemas (pie la niuerie
Vaya de tus desp(ijos vitoiiosa,
Ames irá meilrosa
De tu espíritu fnerle.
Las ínclitas hazañas (pie hicieras.
Los triunfos que tuvieras;
Y' vio que á no perderte se perdía,
\ asi el m<6UiC> lemor le dio osadía.
E.xví-iT,
18
OBRAS DE FRAY LUIS DE LEÓN.
LIBRO SEGUNDO.
ÉCLOGA PRIMERA DE VIRGILIO.
Titiro y Melibeo.
MELIBEO.
TÚ, Titiro, á la sombra descansaiulo
Desta tendiila liaya , con la avena
El verso pastoril vas acordando.
Nosotros desterrados, tú sin pena
Cantas de tu pastora, alegre, ociosb,
Y lu pastora el valle y monte suena.
TITIRO.
Pastor, este descanso tan dichoso
Dios me le concedió: que reputado
Será de mi por Dios atiuel piado.so,
Y bañará con sangro su sagrado
Aliar muy muchas veces el cordero
Tierno de mis ganados degollado;
Que por su L^neliciO soy vaquero,
Y canto, como ves, pastorilmente
Lo que me da coulcnio y lo que quiero.
MELIBEO.
No te envidio (u bien , nías grandemente
Me maravillo haberte sucedido
En tanta turbación tan felizmente.
Todos de nuestro patrio y dulce nido
Andamos alanzados. Vesme agora
Aquí cuál voy enfermo y dolorido,
Y guio mis cabrillas ; y esta que hora
En medio aquellos árboles parida ,
¡Ay! con lo que el rebaño se mejora,
Dejó dos cabrilillos, dolorida,
Encima de una losa, fatigado,
De mi sobre los hombros es Iraida.
¡Ay triste I que este mal y crudo hado,
A nuestro entendimiento no estar ciego,
Mil veces nos estaba denunciado.
Los robles lo deciau , ya con l'uegt>
Tocados celestial , y lo decia
La siniestra corneja' desde luego."
Mas tú, si no te ofende mi i)orfia.
Declárame, pastor, abi-ertamenlo
Quién es aqueste dios de lualegría.
TITIRO.
Pensaba, Melibeo, neciamente.
Pensaba yo que aquella que es llamada
Roma no era en nada diferente
De aquesta villa nuestra ac(istuml)rada.
Adonde las mas veces los pastores
Llevamos ya la cria destetada.
Asi con los perrillos los mayores,
Así con las ovej.TS.Ioscordero.s»
Y con las cosas grandes las menores
Solia comparar ; uvas los primeros
Lugares con aquella com[)arados.
Son como dos extremos verdaderos ;
Que son de liorna ansi sobrepujados-
Cual suelen del ciprés alto y sid)ido
Los bajos romerales ser sobrados.
MELIBEO.
Pues di, ¿cuál fué la causa que movido
A Roma te llevó?
TITIRO.
Fué libertarme ;
Lo cual, aunque algo tarde, be conseguido.
Que al lili la libertad rpiiso mirarme
Después de luengo tiempo, y ya sembrado
De canas la cabeza , pudo hallanac
Después que Calatea me ha dejado,
Y soy de la Amarilis prisionera,
Y vivo á su querer todo entregado;
Que en cuanto duró aquel imperio fiero
En mí de Calatea , yo confieso
Que ni curé de mí ni del dinero.
Llevaba yoá la villa mucho queso,
Vendia al sacrificio algún cordero ; . '
Mas lio volvía rico yo "por eso.
MELIBEO.
Y esto fué aquel semblante lastimero
Que tanto en (ialatea me espantaba,
Ésto por qué llamaba al cielo fiero;
Esto por qué tristísima d,ejaba
I.afruia sin coger en su cercado.
Pues Titiro, su bien, ausente estaba.
Tú, Titiro, tehabias ausentado;
Los pinos y las fuentes te llamaban.
Las yerbas y las llore? desle prado.
TITIRO.
¿Qué pude? que mil males me cercaban,
Y allí para salir de servidumbre
Los cielos mas dispuestos se mostraban.
Que allí vi, Melibeo, aquella cumbre.
Aquel divino mozo por quien uno
Mi altar en cada mes enciende lumbre.
Alli primero del que de otro alguno
Oi: «Paced, vaqueros, librenieiUe,
Paced como solía cada uno. »
MELIBEO.
Por manera que á ti perpetuamente
Te queda tu heredad ( ¡ oh bienhadado!),
Aunque pequeña , pero suficiente,
Gastante para ti , demasiado,
Auiuiue de pedregal y de pantano
Lo mas de teda ella está ocupado.
No dañará el vecino grey mal sano
Con males pegadizos tu rebaño.
Ni hará que lu trabajo salga vano;
No causará dolencia el pasto extraño
En lo preñado del , ni en lo parido
Las yerbas extranjeras harán daño.
Dichoso poseedor, aquí tendido.
De fresco gozarás junto a la fuente,
Á la margen de rio ,.(Io has nacido.
Las abejas aqirt continuamente
Desle cercado , arras de mil flores,
Te adormirán , sonando blandamente.
Debajo el allapcj"ia sus amores
El leñador aquí,, cantando al viento,
Esparcirá , y la lorióla, dolores.
La tórtola, en el olmo haciendo asiento,
Repetirá su fiueja,' y tus queridas
Palomas sonarán con ronco acento.
TITIRO.
Primero los venados las tendidas
Lagunas pacerán , y el mar primero
Denegará á los peces sus manidas,
Y beberá el germano y parlo 'fiero.
Trocando sus lugares naturales.
El AIbi aíiuesle , el Tigri aquel ligero ;
Primero pues que aijuellas celcsliales
Figuras de aquel mozo, de mi pecho
Borradas, desparezcan lasscj'iales.
MELIBEO.
Nosotros pero iremos con despecho,
Unos á los sedientos africanos,
Oíros á los de Scitia, campo estrecho;
POESÍAS. — LIBRO SEGUNDO.
19
Y otros á los montes y á los llanos
De Creta , y del lodo divididos
De nuestra redondez, á los brilanos.
Después de muchos dias ya corridos,
¡Ay! ¿si vendrá que viendo niis majadas
Las pobres chozas de paternos nidos,
Después de muchas mieses ya pasadas,
Si viéndolos diré maravillado:
Ay tierras ( ¡ ay dolor! ) mal empleadas?
¿Tan buenas posesiones un soldado
Maldito? ¿Y tales mieses tendrá un fiero?
Ved para quién hubimos trabajado.
Ved á cuan miserable y lastimero
Estado á los cuitados ciudadanos
Condujo el obstinado pecho entero.
Vé, pues , Melibeo, y con tus manos
En orden pon las vides , y curioso
Engiere los perales y manzanos.
Andad , ganado mió , ya dichoso.
Dichosas ya en un tiempo , id , cabras mías,
Que ya no cual solia alegre , ocioso,
Ni estando ya tendido en las sombrías
Cuevas , os veré lejos ir paciendo.
Colgadas por las peñas altas frias.
No cantaré , ni yéndoos ya paciendo,
Vosotras ni del ciliso florido
Ni del amarino sauce iréis comiendo.
TITIRO.
Podrías es!a noche, aqui tendido
En blanda y verde hoja, dar reposo
Al cuerpo flaco , al ánimo afligido.
Y cenaremos bien , que estoy copioso
De maduras manzanas , de castañas
Enjertas y de queso muy sabroso.
Y ya las sombras caen de las montañas
Mas largas, y convidan al sosiego,
Y ya de las aldeas y cabanas
Despide por los techos humo el fuego.
ÉCLOGA IL
Alexis.
En fuego Coridon, pastor, ardía
Por el hermoso Alexi, que dulzura
Era de su señor, y conocía
Que toda su esperanza era locura.
Solo, siempre que el solamanecia.
Entrando de unas hayas la espesura,
Con los montes á solas razonaba,
Y en rudo verso en vano asi cantaba:
« No curas de mi mal ni das oído
Á niís<iuerellas, crudo, lastimeras,
Ni de misericordia algún sentido,
Alexi , en tus entrañas vive , fieras.
» Yo muero en viva llama consumido.
Tú siempre en desamarme perseveras,
Ni sientes mi dolor ni yo le agrado;
Por donde me será el morir forzado.
» Busca el ganado agora lo sombrío,
Y por las cambroneras espinosas
Metidos los lagartos, buscan frío,
Y Testiles comidas provechosas
Compone á los que abrasa el seco estío.
Con ajos y con yerbas olorosas;
Conmigo, por seguirte al sol ardiente.
Resuena ía cigarra solamente.
» ¡Ay triste! ¿Y no me hubiera mejor sida
Las iras de Amarilis , los enojos
Y su desden soberbio haber sufrido,
Y haber dado al Menalca mis despojos?
Bien que es Menalca un poco denegrido.
Bien que tú, en color blanco, hermoso en ojos ;
Mas no fies en eso, que preciada
Sobre la blanca rosa es la violada.
» Despréciasme arrogante, y no te curas
De mí ni de saber cuánto poseo
En queso y en ganado. Las alturas
Pazco con mil ovejas de Libeo;
En el estío, en las heladas duras,
De fresca leche falto no me veo;
Canto como el Anfión ya cantaba
Las veces que sus vacas convocaba.
» Pues menos soy tan feo ; que aun agora,
Estando el mar en calma , he contemplado
Mi rostro en ¡a ribera , y si no mora
Pasión en mí , con Uaíni comparado,
No temeré lu vo:'. despreciadoTa
Ni pensaré de ti ser condenado:
Ansí no condenases las cabanas.
El apriscar la caza, las montañas.
1) El perseguir los ciervos temerosos
Con ponzoñosas flechas ¡ay! le agrade,
Al pastólos cabritos deseosos
Guiar con verde acebo no te enfade.
Morar los montes yermos y fragosos
Á ti, ni la cabana, desagrade.
Que puesto entre las selvas y cantando
Conmigo irás al dios Pan imitando.
»EI Pan fué el que primero sabiamente
En la flauta diversas voces puso;
De grueso y de tamaño diferente
Con cera muchas cañas Pan compuso;
Pan guarda las ovejas. Pan la gente
Del campo; y no le pe:^e hacer al uso
De la docta zampoñi el labio bello.
Que Amintas se perdía por sab^llo.
«Tengo de siete voces bien formada
Una sonora flauta , que me diera
Dameta ya muriendo en la pasada
Siega, y diciéndome desta maneía :
—Tú me sucede en esta , que tocada
Por tí , te acordará de mí sicpiiera. —
Dámelas me la dio, quedó lloroso
Amintas , el tontillo, de invidioso.
«Tengo dos corzos que una oveja cria.
De pelo blanco á manchas variados;
Agótanle las telas cada dia,
Y fueron con peligro mío hallados :
Llevármelos la Tostilis porlia ,
Yo para tí los tengo muy guardados ,
Y al fin los llevará , pues en mis dones,
Despreciador, los ojos aun no pones.
«Ofréceme las ninfas oficiosas
Sus canastillos , de azucenas llenos ;
Coge para lí Nais las blancas rosas,
La viola , los lirios , los amenos
Acantos y amapolas olorosas ,
Flores de anís y los lomillos buenos ,
Y casia y otras mil yerbas divinas.
Junta con el jazmín las clavellinas.
nPnesyo te cogeré manzanas bellas.
Cubiertas de su ilor, y las queridas
Castañas de Amarilis , y con ellas
Ciruelas que merecen ser cogidas.
Tú, mirto , y tú , laurel , iréis sobre ellas ,
Que juntos oléis bien. ¡ Ay tosco! ¿olvidas
Que Alexi de los dones no hace caso,
Y que, si á dones va, no es Yola escaso?
«¿Qué hice? ¡Ay! sin sentido puesto he fuego
En el rosal amado, en la agua pura
Lancé los jabalís , turbé el sosiego
Del líquido cristal. ¡ Ay ! la espesura
Del bosque moió Apolo ; ¿qué huyes, ciego?
Y el París en el bosque halló v.enltira ;
Palas more sus techos suntuosos.
Nosotros por los bosques deleitosos.
»Por las montañas la leona fiera
Al ya no osado lobo hambrienta sigue,
El lobo carnicero á la ligera
Cabra de dia y de noche la persigue.
En pos de la retama y cambronera
La cabra golosísima prosigue.
Yo en pos de tí , oh Alexi ,'te importuno ,
Y en pos de sus deleites cada uno.
íSu obra ya los bueyes fenecida,
Y puesto sobre el yugo el lucio arado,
Se tornan, y la sombra ya extendida
De Febo, que se pone apresurado.
Huyendo alarga el paso, y la crecida
Llama que me arde el pecho aun no ha menguado;
Mas ¿cómo menguará? ¿Quién puso tasa?
Quién limitó con ley de amor la brasa?
20
OBRAS DE FRAY LUIS DE LEÓN.
í¡Ay Coridon! ay triste! Y ¿quién te ha hecho
Tan loco, que en Ui mal emliebecicio,
La vid aun no has podado? Vuelve al pecho,
Recobra el varonil vigor perdido.
Haz algo necesario ó de provecho ,
De blanco junco ó mimbre algún tejido ;
Que si te huve aqtieste desdeñoso,
Ko fallará oüo, Alexi , mas sabroso.»
ÉCLOGA m.
Dametas, Menalcas, Palemón.
MF.NALCAS.
Dime, ¿es de Melibeo este ganado?
DAMETAS.
Ko es , sino de Egon , que el mismo Ego
Agora me le habia encomendado.
MEXALCAS.
¡ Ovejas desdichadas! Hace entrego
De si mismo á Neera, preterido
Porque yo le sea , y arde en luego,
Y lia su ganado á iin'perdido.
Ordéñasle dos veces en un hora ,
La madre dejas seca, y desvalido
El hijo.
DAMETAS.
Paso, amigo, que aun agora
Me acuerdo quién tú eres , ya enlendisles,
\' adonde, aunque la diosa que allí mora
Con ojos lo miró no nada tristes,
Y de través las cabras lo miraron.
Mirad quehablais con hombie;¿b¡en me oistes?
MENALCAS.
Si , si , en el mismo tiempo que me hallaron
Corlando de Micones las posturas
Con mala podadera , y me prendaron.
DAMETAS.
o cuando junto á aquellas espesuras
El arco y la zanqioña qucbranliibas
De Dyfni con enlruñas, malo, duras.
En envidiosa rabia te abrasabas,
Porque la lial)ia al zagalejo dado,
Y si alíjun nial no hicieras , reventabas.
MENAI.CAS.
¿Qué no osará quien puede, si un malvado
Ladrón ansi sealreve? Di, atrevido,
¿No fué de ti un cabrón ;i Damo liuri;ido,
Y la Licisca al cielo alzó el ladrillo?
Grité : «Dó sale aquel, Tiliro, n ira.
Tú eu la juncada eslabas ebcoudido.
DAMETAS.
Cantando venci á Damo; ¿quién me tira
Cobrar lü(|ne mi musa mereciera,
Si Damo de lo ¡lueslo se retira?
Si no lo sabis, mió el cabrón era,
Y el misino Damo serio confesaba,
Ne¿abjaielo uo sé en qué manera.
. MENALCAS.
¿Tú á él? tú tocas llanta? ¿No sonaba
Tu Caramillo vil pur los olrros ,
\ d \erdu miserable aun no i^^ualaha?
DAMETAS.
Pues ¿quieres que probemos esos Ceros?
Yo pongo esla becerra que dos cria ,
Y iimclie cada larde dos lecheros.
Yo pongo , no rehuyas la poifia ;
Tú di loque ¡loiidrás, v cxpi'riinciila
Ad6 lle^u lu muba , adó la mia.
MENAI.CAS.
DpI ganado no pongo , que dov cuenta
Por horas á mi padre , y mía dura
Madrastra lr)s cabritos también cuenta ;
Mas , si adelante llevas lu locura ,
Pondré lo que dirás rpie es mas precioso :
Dos >a^os lieos Ue haya y bulla bcchuru.
Labrólo Alcimedon ingenioso.
Formó por la redonda entretejido.
Como de yedra y vid, un lazo hermoso.
En el medio de bulto está esculpido
El Conon , y aquel otro que pusiera
El mundo por sus partes repartido;
El que mostró la siega y sementera ,
\' del arar el tiempo conveniente.
Nuevos los tengo en casa en su vasera.
DAMETAS.
Del mismo hube otros dos extrañamente
Hechos ; las asas ciñe un verde acanto ,
Y en medio del relieve está eminente
Orfeo,y su montaña atenta al canto.
Nunca los estrené : mas comparada
La vaca , los tus vasos no son tanto.
MEXALCAS.
Saldré á cualquier partido, y si te agrada,
Será juez Palemón , que alli viene ,
Que yo enmudeceré tu voz osada.
DAMETAS.
Harélo, que.á mi nadie me detiene;
Mas para escarmentar á este osado ,
Que atieudasbien, Palemón, nos conviene.
PALEMÓN.
Sobre esta yerba donde estoy sentado
Cantad , que agora el tiempo nos convida ,
Que viste do verdura y flor el prado;
Agora el bosque cobra la perdida
Hoja , y agora el año es mas liermoso ,
Y agora inspira el cielo gozo y vida.
Comienza tú , Dámela, y tú, gracioso
Menalca, le responde alternamente ;
Que el responderse á veces es sabroso.
DAMETAS.
De Júpiter diré primeramente,
Que hinche cuanto veo y determino,
Y oye mi cantar atentamente.
MEXALCAS.
Y á mi Febo me ama , y de continuo
Sus dones le presento , el colorado
Jacinio y el laurel verde divino.
DAMETAS.
Traviesa Calatea me ha tirado ,
Perdida por ser vista , una manzana,
Y luego entre los sauces se ha lanzado.
MENALCAS.
Mi dulce fuego, Amintas, de su gana
Fe viene á mi cabana , conocido
Mas ya de mis mastines que Diana.
DAMETAS.
Ya tengo con qué hacer á mi querido
A'.norgeiiiil presente, porque veo
Adonde dos palomas hacen nido.
MENALCAS.
Conforme yo al poder, y no al deseo,
Diez cidras á mi bien be presentado,
Y mañana otras diez dalle deseo.
DAMETAS.
¡Oh cuántas y qué cosas platicado
Conmigo ha Galaica! oh si el viento
Al^u dello á los dioses ha contado!
MENALCAS.
¿Qué me sirve que, Amintas, mi contento
Desees, si guardo en la parada,
Y sigues tú del gamo el movimiento?
DAMETAS.
Envíame á la Filis ,(pie es llegada
Mi liesta , y vén tú, Vola, cuando fuere
La vaca por mi á Géres degollada.
MENALCAS.
Amo á la hermosa Fjlis, que me quiere.
Que me dijo llorosa en la partida :
«Adiós, gentil zagal, si no le viere »
DAMETAS.
El lobo es al ganado y la avenida
poesías.
A lasmieses, al árbol enemigo
£1 viento, á mí Amaril embravecida.
MENALCAS.
Ama el sembrado el agua , sigue amigo
La rama el cabritillo destetado ,
La madre el sauz , yo solo Amintas sigo.
DAMETAS.
Mi musa pastoril lia contentado
A Polio; pues paced con mano llena,
Musas , una ternera á vuestro amado.
MENALCAS.
De versos tiene Polio rica vena ;
Un toro le criad que á cuerno hiera ,
Y con los pies esparza ya la arena.
DAMETAS.
Quien, Polio, bien te quiere , lo que espera
Le venga, y de la encina dulces dones,
Y amonio coja de la zarza fiera.
MEXAI-CAS,
Quien no aborrece á Bavio , los borrones
Ame de Mevio y lea , y juntamente
Las zorras una, ordeñe los cabrones.
DAMETAS.
Los que robáis el prado floreciente ,
Huid presto ligeros, que se asconde
Debajo de la yerba la serpiente. .
MENALCAS.
Mirad por el ganado que no ahonde
El paso , que la orilla es mal segura ,
¿No veis cuál se mojó el carnero, y dónde?
DAMETAS.
No pazcas par del rio, á la espesura
Guia, Tiliro, el hato; que á su hora
Yo le bañaré lodo en fuente pura.
MENALCAS.
Las ovejas , zagal , recoge , que hora
Si las coge el calor, después en vano
Se cansará la palma ordeñadora.
DAMETAS.
i Ay! ¡en cuan buenos pastos, cuan mal sano
Y flaco estás mi toro! Y al ganado
Y al ganadero mala amor insano.
MENALCAS.
El mal destos corderos no es causado
De amor, y tienen solo hueso y cuero ;
No sé cuál ojo malo os ha mirado.
DAMETAS.
Dimc dónde , y tenerte he por certero ,
Tenerte por Apolo ; desle cielo
Apenas se descubre un codo entero.
MENALCAS.
Mas díme tú adó produce el suelo
En las rosas escritos los reales
Nombres, y goza á Filis sin recelo.
PALEMÓN.
No es mío el sentenciar contiendas tales,
Y tú mereces y este la becerra,
Y quien canta de amor los dulces males,
Y quien prueba de amor la larga guerra.
ÉCLOGA IV.
Sicelides.
Un poco mas alcemos nuestro canto,
Musa ; que no conviene á todo oido
Decir de las humildes ramas tanto.
El camjio no es de todos recibido,
Y si cantamos campo, el campo sea
Que merezca del Cónsul ser oido.
La postrimera edad de la Cumea,
Y la doncella virgen ya es llegada,
Y torna el reinado do Saturno y Rea.
Los siglos tornaa de la edad dorada ;
■LIBRO SEGUNDO.
D » nuevo largos años nos envia
El cielo, y nueva gente en si engendrada.
Tú, luna casia, llena de alegría
Favorece, pues reina ya tu Ai)o!o,
Al niño cjue nació en ;u|ue£le dia.
F;1 hierro lanzará del mundo él solo,
Y de un linaje de oro el mas preciado
; El uno poblará y el otro polo.
Ku este vuestro, en este consulado,
Polio, de nuestra edad gran hermosura,
Tendrá principio el rico y alio hado.
I En él comenzarán conluz mas pura
I Los bienhadados meses su carrera,
I Y el mal fenecerá, si al^íuno dura.
Lo que hay de la maldad nuestra primera
Deshecho, quetlarán ya los humanos
I Libres de miedo eterno y de ansia fiera.
Mezclado con los dioses soberanos
De vida gozará (cual ellos) llena
De bienes deleitosos y no vanos.
Verálos, y verán su suerte buena ;
Y del valor [laterno rodeado.
Cuanto se extiende el mar, cuanto el arena,
Con paz gobernará. Pues, niño amado,
Este primero don inculto y puro
El campo te presenta de su grado.
Yate presenta el campo bien seguro
Vacar, la hiedra verde trepadora.
El ülio blanco, el trébol verde escuro.
Y las ovejas mismas á su hora
De leche vienen llenas , sin recelo
Del lobo, del león y de onza mora.
Tus cunas brotan flores, como un velo
D^^rraman sobre tí de blancas rosas,
Y lio produce ya ponzoña el suelo,
Ni yerbas ni serpientes venenosas;
Antes sin diferencia ha producido
En todas [)artes yerbas provechosas.
Pues cuando comenzare en ti el sentido
De la virtud, y fneres ya levendo
Los hechos de tu padre esclarecido.
De suyo ye irá el campo enrojeciendo
Con fértiles espig:is, y colgad:is
Las uvas en la zarza irá creciendo.
Los robles en las selvas apañadas
Miel dulce manarán , mas todavía
Del mal antiguo queilaran pisadas.
Halará quien navegando noche y dia
Corra la honda mar, quien ponga muro
Contra el afrailo fiero y batería ;
Quien rompa arando el campo seco v duro.
Habrá otro 'l'ifi y Argo, otros nomlirados,
Que huyan por la gloria el ocio escuro.
Ibdirá otros desafios aiilazados.
Irá oira vez á Troya, conducido
De sn virtud, Aquilcs, y sus hados.
Mas ya cuando la edad firme crecido
Te hiciere ser varón, el marinero
La mar pondrá y las naves en olvido.
El pino mercader, rico y velero.
No ya de sus confines alejado.
Lo propio trocará con lo extranjero.
Que adonde quiera todo será hallado
Sin reja , sin esleva y podadera,
Sin que ande al yugo el toro el cuello atado.
No mudará la lana su primera
Color, con artificios enseñada
A demostrarse otra de lo que era;
Portiue en la oveja nace colorada,
Con carmesí agradable y con hermoso
Rojo y con amarillo inficionada.
El sandix de sí n>ismo en el vicioso
Prado pacido viste á los corderos
Por hado no mudable ni dudoso.
Porque con voz concorde, y sus ligeros
L'sos, las Parcas dicen, volteando :
«Venid tales lossiglos venideros.»
Emprende, que ya el tiempo viene andando.
Pimpollo ó d¡vin;d ohra de! cielo,
Logriinde que á lí soloeslá csperamlo.
Mira el redondo mundo, mira e! suelo,
Mira la mar tendida, el aire y iodo,
21
22
OBRAS DE FRAY LUIS DE LEÓN.
Leda esperando el siglo de consuelo.
¡ 01), si el benigno liado de lal modo
Mis años alargase, que pudiese
Tus hechos celebrar y bien del todo!
Que si conmigo Orfeo contendiese,
Y si cantando conlendiese e! Lino,
Aunfine la madre y |)adre cieslos fuese,
Caliope de Orteo, y del divino
Lino el hermoso A|)olo, no seria
Mi canto que su canto menos diño;
!Si el dios de Arcadia , Pan, me vencerla,
Y aunque fuese juez la Arcadia desto,
La Arcadia en mi favor pronunciarla.
Conoce pues con blando y dulce gesto
¡Oh niño! ya á tu madre, que el preñado
Por largos meses diez le fué molesto.
Conócela ; que á qrtien no han halagado
Los padres con amor y abrazo estrecho,
Ni á su mesa los dioses le han sentado,
Ki le aduiilea las diosas á su lecho.
ÉCLOGA V.
Menalcas , Mopso.
MENALCAS.
Pues nos hallamosjuntos, Mopso, ahora.
Maestros, tú en tañer suavemente,
Y yo en cantar con voz dulce y sonora,
"¿Por qué no nos sentamos juntamente
Debajo destos corilos, mezclados
Coa estos olmos ordenadamente?
MOPSO.
Tú eres el mayor, á ti son dados,
Menalca, los derechos de mandarme,
Y á mi el obedecer á tus mándalos.
V pues que asi te place, aqui sentarme
A la sombra qne el céliro menea,
O quiero y es mejor allí llegarme
Al canto de la cueva, ([ue rodea
(Cual ves), con sus racimos volteando,
Silvestre vid , que en torno la hermosea.
MENALCAS.
Conmigo mesmo estoy imaginando
Que Amiíila en nuestro campo esquíen couligo
Tan solo competir |)uede cantando.
MOI'SO.
¿Qué mucho os que compita aquel conmigo?
Presumirá vencer al dios de Uelo.
MENALCAS.
Mas di si hay algo nuevo , Mopso amigo;
Di del anifjr de I'ili y desconsuelo,
O si en loor de .\lcon ó de los tieros
De (^odro y de tu grey pierde el recelo.
Pierde , que habrá quien guarde los corderos.
MOI'SO.
Antes aquestos versos ([ue he compuesto
Quiero probar ag<»ra los ((rimeros.
En la corteza escritos los lie puesto
De un árbol , y su tono les he dado,
Y di compila Aminlas después desto.
MESALCAS.
Cuanto es el blanco sauz sobrepujado
De la amarilla oliva , y el espliego
Del rosal es vencido colorado;
Tanta ventaja tú , si no estoy ciego,
Haces al mozo Amintas ; mas di agora,
Queja en la cueva estamos, di hora luego.
MOI'SO.
A Dafni, pastor muerto con Irrndora
Y muerte crudelisinia , lloraban
Toda la deidad qiio el agua mora.
Testigos son los rioscuál estaban
Cuando, del miserable cuerpo asidos,
Los padns las estrellas acusaban.
No hubo por ((ui<ín fuesen eonducidos
Los bueyes á beber aquellos Uius,
Ki fueron los ganados mantenidos*
Aun los leones mismos en sus frias
Cuevas tu muerte, Uafni, haber Horadó
Dicen las selvas bravas y sombrías.
Que por tu mano , Dafni , el yugo alado
Al cuello va el león y tigre fiero;
Tú el enramar las lanzas has mostrado.
Tú diste á Baco el culto placentero,
Tú de tu campo todo y compañía
Fuiste la hermosura y bien entero ;
Ansí como es del olmo el alegría
La vid, y de la vid son las colgadas
Uvas, y de la grey el loro es guia;
Cual hermosea el toro las vacadas,
Como las miet.es altas y abundosas
Adornan y enriquecen las aradas.
Y ansí luego que crudas y envidiosas
Las parcas te robaron , se partieron
Apolo y sus hermanas muy llorosas.
Palas y Febo el campo aborrecieron,
Y los sufcos que ya criaban trigo,
De avena y grama estéril se cubrieron.
En vez de la violeta y del amigo
Narciso , de sí mismo brota el suelo
Espina y cardo agudo y enemigo.
Pues esparcid ya rosas, poned velo
A las fuentes de sombra, que servido
Ansí (luiere ser Dafni desde el cielo.
Y con dolor, pastores, y gemido
Un túmulo poned , y en el lloroso
Túmulo aqueste verso esté esculpido:
Yfl, Dafni, descansando aquí reposo.
Nombrado entre las seU'asliasta el cielo.
De hermosa grey pastor muy íiias hermoso.
MENALCAS.
Cnanto al cansado el sueño en verde suelo,
Cuanto el matar la sed en fresco rio
Es causa de deleite y de consuelo,
No menos dulce ha sido al gusto mió
Tu canto; y no tan solo en la poesía,
Mas en la voz, si yo no desvario,
Igualas lu maestro y su armonía.
Dichoso, qne por él serás tenido
Fuera de toda duda y de porfía.
Mas por corresponder á lo que he oído
En la forma y manera que pudiere,
Quiero poner mis versos en lu oido.
Y al cielo encumbraré cuanto en mí fuere
A tu Dafni , diré á lu Dafni encanto,
Que Dafni á mí también me quiso y quiere.
MOPSO.
No hay don que á mi juicio valga tanto,
Y mereció en lus versos ser cantado,
Y ya me los loaron con espanto.
MENALCAS.
De blanca luz en torno rodeado,
Con nueva maravilla Dafni mira
El no antes visto cielo ni hollado.
Y puesto so sus plantas viendo, admira
Aquellos ciérnales resplandores,
Y aparta la verdad de la mentira.
Allí pues de oirás selvas y pastores,
Alegríí, y de otros campos goza y prados.
Con otras ninfas Irala sus amores.
IS'o temen allí el lobo los ganados;
Ni las redes tendidas ni el cubierto
Lazo fabrica engaño á los venados.
Ama el descanso Dafni , y del concierto
Los montes y las peñas voceando ,
Dicen : «Menalca es Dios, este es Dios eiei'to.
1) Favorece pues bueno, prosperando
Los tuyos y sus cosas amoroso;
Los tuyos , que lu nombre van cantando.
vQn'e en este valle agora y bosque uipbroso
Levanio cuatro aras, y dedico
A Dafni dos, y dos á Febo liíirmoso.
))V en ellas cada año sacrifico
De leche dos lecheros, y apurada
De olio vasos dos le sacrifico.
ȒY sobre lodo, en mesa embriagada,
AbunUunlc con vino y alegría,
POESÍAS. -LIBRO SEGUNDO.
AI fuego y á la sombra colocada
íi(A la sombra en verano, mas el (lia
En que reinare el hielo, junio al fuego),
Tu honor respetaremos é porfía.
«Dámelas y el Egon cantarán luego,
Alfeo imitará también , saltando,
Los sátiros con risa y dulce juego.
«Estos tendrás perpetuo siempre cuando
El dia de las ninfas, cuando fuere
El dia que los campos va purgando.
»En cuanto por las cumbres ya paciere
Del monieel jabalí, en cuanto amare
El rio y en el agua el pez corriere,
»Y en cuanto de lomillo se apastare
La abeja diligente, y del rQCio
La cigarra su canto sustentare;
«Tanto tu fama y nombre yo confio
Irá mas de continuo floreciendo,
Al hielo siempre el mesmo y al estío.
«Como á Céres y á Baco, á ti ofreciendo
Irán sus sacrificios los pastores,
Y sus promesas tú también cumpliendo.»
MOPSO.
¿Qué dones no ser-án mucho menores
Que lo que á versos tales es debido?
Tales, que no es posible ser mejores.
Que á mi no me deleita así el sonido
Del viento que silbando se avecina,
Ni las costas heridas con ruido;
Las costas donde acosa la marina,
Ki el rio sonoroso ansí me agrada,
Que en valles pedregosos va y camina.
MENALCAS.
Primero pues por mi te será dada
Esta flaula, con que el Alexi hermoso
De mí y laGalatea fué cantada.
MOPSO.
Y tú loma esle báculo ñudoso,
Que Anlino, mereciendo ser amado,
Nunca me le sacó, y es muy vistoso
En nudos, y con plomo bien chapado.
23
ÉCLOGA VL
Prima siracusio.
Primero con el verso siciliano
Se quiso recrear la musa mia,
Y no se desdeñó del trato humano
Y pastoril vivienda mi Talia,
Los reyes ya cantaba y Marte insano.
Mas al oido Febo me decia :
«Conviéneie, mi Tiliro, primero
Ser guarda de ganado y ser vaquero;
«Conviene al- pastor pacer ganado,
Y que la flauta y verso iguales sean.»
Y pues contino, oh Varo , estás cercado
De tantos que de tí cantar desean ,
Y que en las tristes guerras sublimado
Ingenio de contino y verso emplean ,
Yo quiero con el son de la pastora
Zampona concertar mi musa agora.
Mandado soy, y si por caso alguno
Si algún aficionado me leyere.
De ti , Varo , mi avena , de tí uno,
En Cuanto el cielo en torno se volviere;
El pino cantará, el lauro, el pruno,
Y todo lo que el bosque produjere ;
Que no hay cosa que á Febo caiga en grado
Como la caria á do Varo es nombrado.
Digamos pues , Piérides : Un dia
De Cromis y Mnasilo fué hallado
Silvanoen una cueva, que yacía
En sueño, y mas en vino, sepultado;
Las venas hinchadísimas tenia
Del vino que bebió el dia pasado,
Y la guirnalda por el suelo estaba.
Mas el barril del asi se colgaba.
Dieron sobre él lu j mozos, que burlados
Del viejo, muchas veces se dolieron
Acerca de unos versos, y llegados,
Con su guirnalda misma le prendieron.
Egle viniendo , ayuda á los turbados,
Egle bella entre cuantas ninfas fueron;
Y ya despierto y viéndoles , la frente
Con moras lo pintaron juntamente.
Entonces él riendo del engaño,
«¿A qué (in proseguís en mas atarme?
Basle el haber itodido hacerme daño,
Baste el haber i)odido aprisionarme ;
Los versos que pedís , luego os los taño ;
Podéis seguros, dice, desalarme:
Los versos para vos; que á esa hermosa
Yo la satisfaré con otra cosa. »
. Y comenzó, y del canto la dulzura
Los sátiros movió , movió las fieras.
Del roble y de la encina misma dura
Las cimas menear á compás vieras ;
No se alegró de Pindó mas la altura
Con Febo y con sus nueve compañeras,
Ni el Bodoque jamás admiró tanto,
Ai el Isniaro, de Orfeo el dulce canto.
Cantaba en qué manera, en el tendido
Vacío decendiendo derramadas,
Las menudas simientes habían sido
Por acertado caso en sí ayuntadas;
De do la tierra , el aire , él encendido
Fuego, las aguas dulces y saladas
Nacían de principio , y cuan de presto
El tierno mundo fuera ansí compuesto.
Y cómo comenzó á secarse el suelo,
Y á su lugar la mar se retiraba,
Y se figura lodo, y cómo el cielo
Con nuevo sol las tierras alumbraba ;
Va toman las ligeras nubes vuelo,
Ya el agua on largos hilos abajaba,
Ya crece la floreta , y van por ella
Los raros anímales sin sabella.
Después dice las piedras alanzadas
rt)r Pirra, y de Saturno el reino de oro,
Las aves en el Cáucaso cebadas,
En el sabio ladrón del gran tesoro ;
Y el Hila , por las costas apartadas
Buscado por demás con triste lloro.
La fuente do quedó, y voz contina,
Que hinche de Hila Hila la marina.
Y' habla con Pasifae, dichosa
Si nunca ó vaca ó toro hubiera habido,
Y dice en su consuelo : « ¡ Ay ! ¿qué afrentosa
Locura ¡ay desdichada! te ha venido?
Jamás apeteció tan torpe cosa
La Prela, aunque bramó por el egido,
Y aunque temió á su cuello el duro arado,
Y en su frente los cuernos ha buscado.
»¡ Ay virgen desdichada! lú perdida
Andas por'la montaña, y él, echado
Debajo un negro roble, en la florida
Verba reposa el bello y blando lado,
Y pace allí la yerba amoriecída,
O por ventura sigue, enamorado.
En medio la copiosa y gran vacada
Alguna vaca hermosa que le agrada.
«Cerrad, ninfas del bosque, las salidas.
Ninfas délas florestas, cerrad luego;
¿Sí acaso encontraré con las queridas,
Con las vagas pisadas de mi fuego?
Que ó las dehesas verdes y floridas-
Detienen, ó por caso el amor ciego
Siguiendo, al.gunas vacas le han traído
Al gorlinio pesebre conocido.»'
Y canta en pos de aquesto la doncella,
De la rica manzana aficionada,
Y viste de corteza amarga aquella
Hermosa compañía lastimada,
?uedel fraterno caso se querella,
en álamos subidos transformada,
Y con raíz hondísima los planta
Y con ramas crecidas los levanta.
Y canta cómo Galo en la ribera
De los ríos de Permeso hallado
Por una de las nueve hermanas fuera,
24
OBRAS DE FRAY LUIS DE LEÓN.
Y cómo dp la mismn fué llevndo
Al inoiiiecle l*;iriiaso. y la m;iiiera
(Jue el apolíneo coiu icvanlado
1 e lii/o leveieiicia, y cómo Lino .
Le dijo con acento y son ilivino.
De tloi es coronada , le decia :
«Toma, que le ila Kuieiiie iKiiiesta avena,
Queanlisdló al de Ascreo. (|ne niov.a
l,i>.v ail)oles las veces que la suena;
(,on ella canlaras el al íjiia
De la {ioiliiiia selva y suerle buena,
PonjuV no liaya bosque ni Uoresla
De quien se ¡¡recie Apolo mas quedesia.
»,«Uné servirá decir cómo cmlada,
O la Scila que á Niso fué traidora,
0 la de quien se suena que, cercada
Las inüjles de liereza ladradora.
De Llises f.iiitió la noble armada,
Y en el profundo piélago do mora,
¡Ay triste! los medí osos maiineros
Despeda/.ó Cruel con perros lieros?
íi¿0 como referia del l'ereo
Los nnembros Irasformados, los nLinjareS,
Los dones, el convite cruilo y feo
Que le dio Filomena, los pesares
(>on que veniíü su pena? V dice arreo
1 as alas que la llevan por lui^ares
Desiertos, con (pie \uela desdichada
Sobre la que antes fuera su morada.
s Y lodo lo que á Feb > ya cantando
El bienaventniado Furota oido
Habla, y el oillo continuaiulo ,
Lo halnan sus laureles deprendido,
Sileno lo cantaba, y re>onan(lo
los valles, á los cielos va el sonido.
Basta que ya la estrella apareciendo,
Del pasto las ovejas fué coyiendo.»
ÉCLOGA Vil.
Forte sub.
Dpbnjn un roble que, movido al viento,
Hacia blando estruendo el Dafiii estaba,
Y Tirsi y (>oridonal mismo asiento
Su líalo cada uno amenazaba ;
IJ Tirsi conduciendo ovej;is ciento,
Cablas el Corid'in apacentaba,
Anibos zagales bellos, ambos diestros,
Y en responder cantaiulo muy maesiios.
Allí fué en cuanto encumbro ilefeniliendo
Los niir os del mal cierzo, desniandatf)
Del hato un cabionmio, y yo sijíuiendo,
Al D:.fni vi, del vi-to, fui llamado;
«Aqui vén, M<l¡beo, aqiii corrii ndo,
Dice , (|ue tu cabrón aijui ha [larado,
Y si te vafía un poco , acini tendido
Descansarás la presa ([ue has traido.
»Aqui las vacas ¡(orel (nado y eras
Re vienen á l)elier, aqui llorccen
Del Mincio en verdes liojas las riberas,
Y los enjambres suenan y ailormecen.
Mas ¡(piién diera recaudo ít mis corderas!
Que ni Filis ni Alcipe no jiarecen,
Y estaban íi cantar desaliados
Tirse, el Coridon , y muy trabados.»
Al fin aventajé sii canto y ruejío
A mi nej;ocio pr:.ji¡o, y Cínnenzaion
El uno acometiendo, el «tío Inefio
Volviendo la respuesta, y porliaron
Gran pieza así en el dulce y docto juí^gn,
Que U .nqnesla ley los mismos se obligaron;
Ll Coridon decia ü'^i cantando,
Y fl Tiisi asi cantaba reidicando.
cnnitio:».
Amadns nin«ns, in^piíadme .igora
Dr VLTSos la ieiiz y docla vena
Del (Jüdro, qne con el que en Délo mora
Cantando á las parejas casi Miena;
O si (lura aquel ¿ulo &u alesoiü
El primor todo déla docta avena,
Coligada para siemi)re desde luogo
A aijueste pino mi zampona e.iirego.
TlliS!.
Este poeta que hora se levanto,
Pastores los de Arcadia , coronada
De hiedra levantad á gloria tanta.
Que con envidia el Codro traspasado.
Reviente, y si excediere en lo que canta.
El uno le ceñid y el otro lado.
Con vacar le ceñid la docla frente;
iNo prenda en él la lenyiia maMicieale.
cor.iDox
De un jabalí ceriloso le présenla
Esta cabeza el Titiro , oh Diana ,
Y estos ramosos cuernos donde cuenta
E\ ciervo vividor su vida vana ;
Y si lo que en el abna representa,
Por medio de tu mano alza y gana,
Dh mármol estarás, y con calzailo
De tornasol teñido y de violado.
TII\SI.'
\ tú de leclie un vaso por ofrenda
De mi tendrás en cada un año cierto ;
No es justo que el pequeño don te ofenda,
Pues guardas tú. l'r ai)0 , un pobre huerto.
De piedra eres ahora . mas si enmienda
Kl año, de riijueza iiás cubieito;
Con oro lucirás si acrecentare
La nueva cria el año y mejorare.
COniDON.
Nerine Calatea , mas sabrosa
Que es el lomillo liibleo, y que el nevado
Cisne mis blanca mucho , y mas hermosa
Que el álamo, de hiedra rodeado,
Si vive en tu senlitlo y si reposa
De aqueste tu pastor algún cuidado,
Vendrás con pié ligero á mi majada
En tornando del pasto la vacada.
TlRSI.
Y yo , mas que el asensio desabrido,
Mas áspero que zarza, y vil le sea
.Mas que las ovas viles, mas huido
Que del lobo es la oveja yo me vea,
Si no se me ligura haber crecido
Un siglo aquesta luz odiosa y fea.
Id hartos, id , novillos, ya á' ¡a eslanza;
Que ya es mala vergüenza tul tardanza.
coni.n'iN.
Fuentes, de verde musco rodeadas,
Y mas que el blanco sueño yerba amena,
Y vos, ramas, que en torno levantadas.
Hacéis sombra a la |iura y fresca avena ;
Debajo de vosotras allegadas
Fesleen las ovejas, ([ue ya suena
F,l grillo y la vid brota, y ya camina
Viniendo el seco eslío, y se avecina.
TlltSI.
Aquí linv liognr y fuego, aqui la llama
Con tea resinosa siempre dura,
A(|iií el humo que sube y se derrama
Matiza con holiiii,el lecho escura ;
A(|uí*si v\ blanco cierzo sopla y brama
Curamos de lo mismo que se cura
De no robar el rio su ribera
O de guardar la grey el lobo entera.
COUIOON.
Debaio de sus árboles caída
Yace 1,1 fruta , y sobre la montaña
Tuerce, de su serval al ramo asida ,
La serva, y del caslaño la caslaña ;
La copia por los campos extendida
El valle y monte todo en gozo baña;
Mas sí Alexis sus ojos relucientes
Cubic , se secarán las mismas fuente.".
TlllSI.
Los c.nnpos están scciw v agostados
Por culjia del sereno aire, muere
poesías. — LIBRO SEGUNDO.
2f5
La yerba sedienta en los collados,
Tender su hoja ya la vid no quiere;
Serán aquestos daños remediados
Al punto que mi Filis pareciere ;
Ante ella su verdor cobrará el suelo,
Y bajará con lluvia laiga el cielo.
CORIDON.
El álamo de Alcides es querido.
De Biico la \ií\ sola es estimada,
El mirto de la Venus siempre ha sido,
Y en el laurel de Febo es Dafne amada.
El corilo es de Filis escogido,
Del corilo la Filis pues se agrada,
Al corilo conozcan por rey solo
El millo y el laurel del rojo Apolo.
TIRSI.
Bellísimo en el bosque el fresno crece,
El pino es de los huertos hermosura,
El álamo en los rios bien parece,
La buya de los montes el altura ;
Mas cuando arRe mis ojos aparece,
l)h Licida divina, tu figura.
El pino de los huertos no es hermoso,
El iresiio de los bosques iio es vistoso.
ÉCLOGA VIH.
Damon, AlFesibeo.
El dulce y docto contender cantando
De Alf'eo y Damon, que embebecida
La novilla , admiró, casi olvidando
La yerba y el pacer, por qui^n perdida
La presa tuvo el lince, y restañando
Los rios sosegaron su corrida ;
Digamos pues el canto y los amores
De Alteo y de Damon, doctos pastores.
¡ Oh lü , que hora con remo vilorioso,
O pasas el Timano ó la vecina
Costa! ¿si jamás dia tan dichoso
Veré , que me conceda con voz dina
Cantar tu pecho y brazo valeroso ,
Cantar tu verso y musa peregrina?
A lo cual sola dicejuslamente
La majestad del trágico elocuente.
De ti hizo principio, en ti fenece,
Y lodo mi cantar en ti se emplea ;
Recibe aquestos versos que te ofrece
La voz qne tu querer cumplir desea ;
Al vencedor laurel que resplamlece
En torno de tu frente y la hermosea,
Consiente que allegada y como asida
Aquesta yerlia vaya enlreteji la.
Apenas de la noche el hielo fiio
Habia el claro cielo desechado,
Al tiempo que es dulcísimo el rocío
Sobre las tiernas yerbas al ganado,
Vertiendo de los ojos largo Vio,
Al tronco de un olivo recostado,
Damon tocó la flaula lastimero,
Y comenzó á cantar así el primero.
DAMON.
Procede ya, lucero , ante el sol bello,
En tanto que de Nise fementida
Por vil amor trocado me querello,
Y notifico al cielo mi herida
(Bien que nunca hallé provecho en ello)
En esta hora postrera de mi vida.
Y lü suena y connjigo el son levanta.
Zampona , como en Ménalo se canta.
Bn Ménalo conlino el bosq'ie suena,
En Ménalo los pinos son cantores,
Y siempre oye sus quejas, sus amores,
Con la voz pastoril siempre resuena,
Y siempre oye los dioses de la avena
Dulcisima primeros inventores.
Pues suena y ¡ ay ! conmigo el son levanta.
Zampona , como en Ménalo se canta.
Casó Nise con Mopso ; ¿qué niiaiura
No templará el amor? El tigre fiero
Pondrá con la paloma , y por ventura
En uno pacerán lobo y cordero.
Dispónete , que tuya es la ventura;
Sus, Mopso, que por ti sale el lucero.
Y tú suena y conmigo el son levanta.
Zampona , como en Ménalo se cania.
Mas ¡ qué bien empleada la qne enfado
De todos, arrogante, y bnrla bacías;
La f|ue mi sobrecejo y mi cayado.
Mi barba y mi zampona aborrecías ;
La que de nuestras cosas el cuidado
Ajeno de los dioses ser creías!
Pues suena ya y conmigo el son levanta,
Zampona , como en Ménalo se canta.
Pequeña , y en tu madre y yo por guia,
Te vi entie mis frutales hacer daño,
Las bajas ramas ya alcanzar podía,
Y encima de los doce andaba un año.
Como le vi te di ¡ay ! el alma mia.
Llevóme en pos de tí preso el cngaíio.
Y tú suena y conmigo el son levanta.
Zampona , como en Ménulo se canta.
Ya te conozco, Amor : entre las breñas.
En liero punto , en dia temeroso.
Ni nuestro en sangre, ni con imeslras señas,
De duros garamantas, del fragoso
Rodope procediste, y de las peñas
Del Ismaro.que bate el mar fin loso.
Y tú suena y conmigo el son levanta,
Zampona , como en Ménalo se canta.
Por tí, crudo, linó la cruda mano
En sus hijos Medea ensangrentada ;
Mas ¿cuál fué de los dos mas inhumano,
O tú , mahxido Amor, ó tú, malvada?
Tú fuiste siempre , Amor, un mal tirano,
Tú fuiste una cruel desapiadada.
Y tú suena y conmigo el son levanta,
Zampona, como eiiMénalo se canta.
Mas ya si;¡uiera huya perseguido
El lobo de la oveja, y sea a. reo
Del roble la azucena , y al sonido
Del cisne so aventaje él cuervo feo,
Y Titiro al Arion sea preferido,
Arion sea en mar, en monie Orfeo.
Y lú suena y conmigo el son levanta ,
Zampona , como en Ménalo ?.s canta.
Y siquiera se anegue en lodo el mundo.
Vivid , silvas, por liempo prolongado ;
Y yo del alio risco al mar prefinido
Venir me determino despeñado ;
Si no io fué el primero, este segundo
Servicio de lí , Nise , será amado.
¡ Ay ! cesa ya , zampona , y no levantes
El son ni como en Ménalo mas cantes.
Aquí dio fin Damon á su lamento,
Y" suspiró profunda y lieniamente;
Tocó flel grave mal el seniíinienlo
El monte, que responde en son doliente.
Y luego puesto en pié . con nuevo acento,
Sonando la zampona dulcemente,
Aifeo comenzó : lo que ha cantado
Vos , musas , lo decid ; que á mí no es dado.
ALFESIOEO.
Corona aqueste a'tar con venda y flores,
Agua me da, y enciende la verbena,
Encienso fino enciende ; en mis dolores
Veré si hay fuerza alguna ó arte buena ,
Veré si torno á Dafni á mis amores;
No falta sino el canto: canta y S\iena,
Y di : «Vé, mi conjuro , y la mar pasa,
Y vuelve de la villa á Dai'niá casa.»
El canto y el conjuro es poderoso
A retraer la luna reluciente;
En rosiro demudó Circe monstruoso
Con cantos de Ulíses á las gentes ;
De canto rodeada vigoroso.
Revienta por los prados la serpiente.
Vé presto, mi conjuro, y la mar pasa,
Y vuelve de la villa á Daini á casa.
Tres cuerdas te rodeo lo primero,
De su color cada una variada
26
OBRAS DE FRAY LUIS DE LEÓN.
Imagen , y con pié diestro y ligero
Acerca desle altar y ara sangrada
Traerle al rededortres veces (juiero;
Que el número de tres al cielo agrada.
Vé presto, mi conjuro, y la mar pasa,
Y vuelve de la villa i\ Dafui á casa.
Añuda, olí Amarilis, con tres ñudos
Cada uno destos hilos colorados ;
Añuda ya, y no estén los labios mudos;
D| en cada ñudo destos por ti dados :
A'udos de amor estreclios, ciegos, crudos,
Ñudos de amor doy lirmes y añudados.»
Vé presto , mi conjuro , y la mar pasa ,
Y vuelve de la villa á Dal'ni á casa.
Ansí como esta cera torna blanda,
Ansí como esle barro se endurece,
Y im mesmo luego en ambas cosas anda,
Y juntamente seca y enternece;
Ausi tu amor conmigo á Dat'iii ablanda,
Y para las demás le empedernece.
Vé presto, mi conjuro, y la mar pasa ,
Y vuelve de la villa á Daliii a casa.
Esparce ese batido de harina ,
De farro y sal mezclada, en esa llama ;
Aquel tierno laurel aquí avecina,
Y con sagrado fuego aqui lo inílama.
Dafni crudo me abrasa á mí mezquina,
Yo quemo en su lui;ar aquesta rama.
Vé presto, mi conjuio, y la mar pasa,
Y vuelve de la villa á Dal'ni á casa.
Cual la novilla, de buscar cansada
Al toro por los montes, junto al rio
Se tiende dolorida, y olvidada,
Ko huye de la noche ni del IVio ;
Ansí me busques Dafni , ansí buscada,
En pago del amor le dé desvio.
Vé presto , mi conjuro, y la mar pasa,
Y vuelve de la villa á Dafni á casa.
En los pasados años a(|uel ciego
Y desleal me dura estos despojos.
Entonces car.is prendas, dulce fuego ,
Agora crudos y ásperos abrojos ;
Aquestos, tierra, agora yo te entrego,
Porque le restituyas á mis ojos.
Vé presto, mi conjuro, y la mar pasa,
Y vuehe de la vilia á Dalní á casa.
'I'and)ien estas ponzoñas producidas
En Ponto, porque el Ponto es fértil dellas,
De su lugar las mieses traducidas,
Y vuelto en lobo al Meris vi con ellas ;
Al Meris , que las vidas fenecidas
Reduce á ver la luz de las estrellas.
Vé presto, mi conjuro, y la mar pasa,
Y vuelve de la villa á Dafni á casa.
Esta eeniza coge y saca afuera ;
Adonde el agua corre vé alcanzalla;
Por lases|)aldas la echa, y vén ligera;
No mires Aniardis al echalla. *
Con esto tentaré aquel alma fiera;
Mas ;,qué canto ó qué Dios podrá ablandalla?
Vé presto, mi conjuro, y la mar pasa,
Y vuelve de la villa á Dafni á casa.
¿So ves que las cenizas alzan llama
Eli cuanto me detengo? Por bien sea.
¡Ay, que yo no sé quién es , que alguno llama ,
One la iteriilla en el portal vocea!
;Si viene por venlnia, ó si quien ama ,
Soñando finge aquello que desea?
¡Ay! pon á tu camino , pon ya lasa ,
Conjuro ; que mi Dafni es vuelto á casa.
ÉCLOGA IX.
Líoidas, Meris.
LICIDAS.
¿Adó , Mcri , los pies te llevan hora?
¿Por caso vas adó va este camino?
Por ventura a la villa vas lú aflora?
MERIS.
¡ Oh Licida! Por nuestro mal destino
Habernos á ver vivos allegado
Lo que en el pensamiento nunca vino.
A que nos diga un malo, apoderado
De nuestras heredades sin mesura :
«Id fuera; que esto lodo á mi me es dado »
Y ansí que se le vuelva en desventura,
Le envió triste agora estos corderos.
Pues lodo lo iraslorna la venlura.
LICIOAS.
Oyera yo que desde los oteros
De do vienen las cumbres y collados
Hasta del haya y agua los linderos,
Que todos estos pastos y sembrados ,
Por medio de su verso y poesía ,
Fueron á tu Meualca conservados.
MERIS.
Oirias lo que ansina se decia ;
Mas versos entre armas pueden tanto,
Como contra el león el ciervo h'aria.
V si ya la corneja con su canto
A fenecer los pleitos como quiera ,
No me inclinara de comino tanto ;
Si desto ya avisado no estuviera ,
Por cierto ten que agora ni esle amigo
Tuyo ni mi Menalca vivo fuera.
LICIDAS.
¡ Ay ! ¿ cabe tal maldad , ni en enemigo ?
¡ Ay 1 casi nuestras fiestas acabadas,
Menalca , y nuestros gozos ya contigo.
¿Quién hiciera en las fuentes enramadas?
Quién cantara á las ninfas de contino?
Quién sembrara con llores las majadas?
O los versos que ayer con arle y lino
A la Amaril hurté calladamente.
Cuando conmigo á solazarse vino.
Tiliro, en cuanto vuelvo prestamente,
Las cabras apacienta , y en paciendo ,
Llévalas á la pura y fresca fuente;
Llévalas , y al llevar ten cuenta yendo
No enojes al cabrón , porque enojado
Hiere mal, con el cuerno acometiendo.
MIÍRIS.
O lo que para Varo no acabado ,
Mas lleno de primor y de dulzura
Caniaba, deleitando monte y prado.
Los cisnes tu loor (si Mantua dura ,
Si Mantua, de Cramona ¡ ay ! mal vecina)
Cantando, subirán en grande altura.
MCIDAS.
Ansí huye lii enjambre de malina
Arbor, ansí las ubres tu vacada
Con |)asto bueno extienda á la contina.
Di si le acuerda de algo, que me es dada
La flauta á mí también , y de mi canto
Dicen que á los pastores mucho agrada.
Dien nue no les doy fe, ni daré cuanto
No merezco de Vario ser oido.
Mas como enlrc los cisnes ánsar, canto.
MliUlS.
En oso mesmo estoy embebecido,
Si pudiese lornallo á la memoria.
Que no merece ser puesto en olvido.
¿Qué pasaliempo liallas ó qué gloria
En las hondas? ¡Oh ! aquí vén. Calatea,
Adó de sus esmaltes hace historia.
•. Adó el verano bello hermosea
Y piula la ribera , pinta el prado
Y todo en derredor cuanto rodea.
Aqui el álamo blanco levantado
Hace sombra á la cueva deleitosa,
Aquí teje la vid verde sobrado,
Aipii hace la vid cstanza umbrosa ;
Aqni pues vén ya, y deja que en la arena
Colpoe á su placer la mar furiosa.
LICIDAS.
¿Y lo que yo te oyera una serciw
Noche? Que si los versos hora olvido,
Su tono en mis orejas siempre suena.
poesías.— LIBRO SEGUNDO.
MEBIS.
Dafni, ¿qué miras, todo convenido
A los antiguos signos? Qué mas bella
Que otra nías bella luz lia parecido?
Mira cuál sale y sube la alta estrella
De César, con la cual se goza el trigo ,
Y las uvas colora en la vid ella.
Engiere con aquesta luz que digo,
Engiere, Dafni, los perales luego;
Tus nietos cogerán el fruto amigo.
Todo lo lleva el tiempo , y aun el fuego
Del gusto y del sentir; que yo solia
Largos soles pasar en canto y juego.
Y agora ya gastada el alma mia ,
En demás de mil versos que me olvido ,
La voz misma me liuye y se desvia.
Primero de los lobos visto he sido;
Mas cien veces aquesto todo arreo
Te será por Meualca referido.
UCIUAS.
Con achaques dilatas mi deseo,
Y el mar se calla agora sosegado,
Y ni resuena el viento, según veo.
Sus murmullos los aires han echado,
Y este es el medio espacio que aparece ,
Adonde el Dianor está enterrado.
Aqui sentados pues , si te parece ,
Cantemos; aquí asienta los corderos.
Que en la villa estarás cuando anochece.
Y si temes algunos aguaceros
Al vejiirde la noche, ansí cantando
Iremos mas alegres y ligeros.
El camino el cantar ira aliviando,
Y yo te aliviaré de aqueste peso,
Porque cantemos yendo caminando.
MERIS.
Pon , Licida , ya fina este proceso ,
Hagamos lo que hacemos de presente;
Que el tiempo y la sazón de todo eso
Es cuando aquel tornare á estar [iresente.
ÉCLOGA X.
Extremum.
Este favor de ti , que gs ya el postrero,
Me sea, oh Aretusa, concedido.
De Galo algunos versos decir quiero,
Mas versos que convengan al oído.
De la Licoris , lazo estrecho y fiero
En que padece preso el afligido ;
Que ¿quién jamás con buena y justa excusa
A Galo negará su verso y musa?
Concédeme pues, ninfa, alegremente
Esta merced debida y deseada ;
Ansí, cuando huyendo tu corriente
Debajo de la mar va apresurada ,
La Doris no inficione osadamente
Con su amargor tu agua delicada.
Comienza , y digamos el cuidado
De Galo , mientras pace mi ganado.
Los montes dan oído á nuestro canto.
Que tienen y los montes sus oídos ,
Y á cuanto les cantamos , otro tanto
Al punto dellos somos respondidos.
Mas, uayadas, ¿qué selva amasles tanto? -
Qué bosque ansí ocupó vuestro sentido
Cuando de amores Galo perecía.
Pues ningún monte docto os detenia?
" Que cieno es que ni el l'indo ni el Parnaso
De algún detenimiento causa osfueron,
Ni el Aganipe Aonía de. Pegaso,
Ni la Castalia fuente os detuvieron;
Y fué tan lastimoso y duro el caso,
Que del los miserables se dolieron;
Lloró el pino y lloró el lauí'el febeo,
Y el Ménalo y las peñas de Liceo.
Y las ovejas mismas lastimadas.
Juntas con él esiabau decontiiio;
A ellas no les pesa ser guiadas
Por t-í, el mayor poeta y mas divino;
No deben ser de ti menospreciadas;
No juzgues que el ganado no te es diño,
Pues fué de bello Adoni apacentado
Por prados y riberas el ganado.
Y vino el ovejero, y vino lue^o
El porquerizo, y vino el gordo hinchado
Menalca de bellota; y tanto fuego
Y lanío amor ¿de dónde? han preguntado;
Y también vino Apolo, y dice: «Ruego
Me digas qué locura te ha tomado.
Licori , por quien , Galo , estás muriendo,
A otro por las nieves va siguiendo.»
Y vino el dios Silvano, y parecía
Que sacudiendo recio meneaba
Dos lilios y espadañas que traía,
Con que la frente en torno coronaba;
Y el dios de Arcadia , Pan, también venia,
Con rostro rubicundo que agradaba ;
Por nuestros ojos mismos visto ha sido.
De negras moras y carmín teñido.
Y ¿cuándo has de dar fin á tu tormento?
Quedestas cosas, dice, amor no cura;
Que nunca amargo lloro y sentimiento
Hartaron del amor la hambre dura.
Ni se vio amor de lágrimas contento.
Ni cabra de pacer rama y verdura.
Ni de ilor las abejas, ni los prados
De en agua de comino andar bañados.
El, siii embargo desio, doloroso
Y triste respondía: «Vos, los pastores
De Arcadiíi, cantaréis con lasti.noso
Verso por vuestros montes mis dolores .
Vosotros que en el canto artificioso
Sois únicos maestros y cantores;
Reposará mi alma ¡oh, en qué alegría !
Si canta vuestra voz la suerte mia.
1) Y aun ¡ oh! si de vosotros fuera yo uno ,
O guarda de ganado ó viñadero,
Si amara á Fíli , Aminta ú otro alguno
(Que si es moreno Aminta , no es tan fiero),
Tendido so las sauces de consuno.
Gozáramos en paz del bien postrero;
La Fíli de guirnaldas me cercara,
Y Aminlas con su canto me alegrara.
»Aqui prados había deleitosos,
Aqui, Licori, hallarás fuentes frías,
Y aquí, si te agradara, en amorosos
Deseos traspasáramos los dias;
Mas ¡ay ! que agora, amor, por peligrosos
Pasos llevas mis locas fantasías,
Y entre las armas fieras y el bramido
De Marte tienes preso mi sentido.
Y de la patria tú, de mí alejada
(Mas nunca crea yo tal desventura).
Sola y sin mi, la nieve Alpina helada,
Y ves del Hin la sierra helada y dura;
¡Av! no ofenda á tu carne delicada
1-1 frío, ó menoscabe tu hermosura;
No corte de tu planta el cuero tierno
La escarcha rigurosa del invierno.
Lo que en verso calcidico he compuesto
Poner quiero en la flauta siciliana,
Y entre las selvas y alimañas puesto.
Quiero pasar mi duelo y pena insana;
Entallaré en los árboles aquesto
Y tu quebrada fe, Licori , y vana ;
Ellos creciendo se harán mayores,
Y creceréis con ellos, mis dolores.
Y á veces con las ninfas paseando.
Del Ménalo andaré por los oteros,
O si me diere gusto, iré cazando .
Los tímidos venados y ligeros;
Sin ser conmigo parte, ni lanzando
O nieve el cielo, ó piedra ó rayos fieros,
Serán de mí con perros rodeados
Los valles del Partenio. y los collados.
Y se me representa ya y figura
Que voy por los peñascos discurriendo;
Ya voy por la montaña espesa, escura.
Ya encorvo el arco turco, ya le extiendo;
2S
OBRAS DE FRAY LUIS DE LEÓN.
¡ Ay! como si snliul á mi locura
Diese lo que ahora triste voy diciendo,
O como si del mal del pedió humano
Supiese condolerse aquel tiíano.
Mas ya ni quiero ninfas ni cantares.
Los versos no me placen ni los quiero,
Ni gusto por montañas y lugares
Ásperos perseguir el puercíT fiero;
Las selvas no remedian mis pesares
Ni la cruel herida de que muero ;
Ni estudio mió ¡ oh pena, oh triste duelo!
Podrán mudar aquel que abrasa el suelo.
No pueden, ni si enniedio del invierno
Pusiese dentro el pecho el Ebro helado,
Ni si cuando del olmo el cuero interno
Se seca en los Guineos, su ganado
Paciese encomendado á mi gobierno ,
Y cuando el sol en Cancro está encumbrado;
Y pues vencido amor lodo lo tiene.
Rendírnosle de fuerza nos conviene.
Esto me baste, oh Musa, liaber cantado
En cuanto un canastillo estoy tf^jieiido
A Galo,' cuyo amor, cual bien plantado
Álamo, en mí por horas va creciendo;
Alto , que el ya á la sombra estar sentado
Daña , y de enebro mas la sombra siendo,
Y aun á las mieses son las sombras frías ;
Id hartas, que anochece, id, cabras mias.
ODAS DE HORACIO FLACO.
ODA PRIMERA DEL UBRO PRIMERO.
De claros reyes claro descendiente.
Mecenas. mi honra toda y grande amparo,
A unos les agrada la carrera
Y polvo del Olimpo, y la coluna
Con arle y con destreza no tocada
De la hervorosa rueda, y la victoria
Noble, si la consiguen , con los dioses ,
Señores de la tierra, ios isuala ;
A otro, si á porfía ei variable
Vulgo le sube á grandes dignidades ;
A otro, si recoge Y-n sus paneras
í'.uanto en las'eras de África se coge.
Con quien gusta del campo y su labranza.
No será parte de Ataloel tesoro
A menealle del , y hacer que corra
La mar, hecho medroso navegante.
En cuanto al mercader le dura el miedo
De cuando el vendaval conmueveguerra
Al golfo Icario, loa á boca llena
Los prados de su pueblo y el sosiego ;
Mas luego, á la pobreza no se haciendo,
Se torna á rehacer la rola vela.
Algunos hay también á quien no pesa
Con el sabroso vino, ni de al día
Sus ciertos ralos darse á buena vida,
A veces so la sombra verde puestos,
A veces á la pura y fresca fuente.
Ama los escuadrones el soldado,
Y el son del alandjor y la pelea,
De las que madres son tan maldecida.
El que la raza sigue, persevera
Al hieloy á la nii;vc, descuidado
De su moza mujer , si acaso han visto
Los perros algún corzo, y si ha rompido
El bravo jabalí las puestas redes.
A mi la yedra, premio y hermosura
De la gloriosa fucntf, nio parece
L'na divinidad; el monte , el bosípje.
El baile de las ninfas, sus cantares
Me alejan de la gente, y mas si sopla ,
Euterpe, tu clariii. y Políhimnia
No deja de me dar ia lesbia lira,
Y a-i , si tú en el numeróme ponc<?
Délos poetas líricos, al cielo
Que lt)co pensaré con la cabeza.
LA MESMA.
Ilustre decendiente
Do reyes, oh mi dulce y grande amparo,
Mecenas, verás gentes
A quien el polvoroso Olimpo es caro,
Y la seña! cercada
De la rueda que vuela, y no focada;
Y la noble Vitoria
Los pone con los dioses soberanos.
Otro tiene por gloria
Seguir del vulgo los favores vanos,
Y otro, si recoge
Cuanto en las eras de África se coge.
Aquel que en labranza
Sosiega de las tierras que lia heredado.
Aunque en otra balanza
Le pongas del rey Al alo el estado,
Del mar Mirtoo dudoso
No será navegante temeroso.
El miedo mientras dura
Del fiero vendaval al mercadanle,
Alaba la segura
Vivienda del aldea , y al instante,
Como no sabe hacerse
Al ser pobre, en la mar torna á meterse.
Habrá también alguno
0»e ni el banquete pierda ni el buen dia
One hurla al importuno
Negocio el cuerpo, y dase al alegría,
Ya so el árbol llorido.
Ya junto nace adó el agua tendido.
Los escuadrones ama
Y el son del atambor el que es guerrero,
Y á la trompa que llama
A\ liero acometer mueve el primero;
La batalla le place.
Que á las que madres son tanto desplace.
El que la caza sigue,
Al hielo está , de si mismo olvidado,
Si el peno liel prosigue
Tras del medroso ciervo, ó si ha dejado
La red despedazada
El jabalí cerdoso en la parada.
La yedra, premio diño
De la cabeza docta , á mi me lleva
En pos su bien divino;
El bosque fresco, la repuesta cueva,
Las ninfas, sus danziyes.
Me alejan de la gente y sus cantares.
Euterpe no me niegue
El soplo de su flauta, y Polihimnia
La citara me entregue
De Lesbo, que si á tu juicio es dina
De entrar en este cuento
Mi voz, en las estrellas haré asiento.
ODA IV, LID. I. — Solví acris.
Ya comienza el invierno riguroso
A templar su furor con la venida
De Favonio suave y amoroso,
Que nuevo ser da al campo y nueva vida;
Y viendo el mercadantc bullicioso
Que á navegar el tiempo le convida.
Con máquinas al mar sus naves echa,
Y el ocio torpe y vil de Í!i desecha.
Ya no quiere el ganado en los ccri'ados
Fslalilos recogerse , ni el villano
Huelga de estarse al fuego, ni en los prados
niaii(|iiea ya el roció helado y cano ;
Ya Venus con sus ninfas concertados •
Railes ordena, mientras su Vulcano
(ion los ciclopes en la fragua ardiento
Está , al trabajo atento y diligente.
Ya de verde arrayan y varias llores.
Que á producir el campo alegre empieza,
i'odenios componer de mil colores
Guirnaldas (jue nos ciñan la cabeza.
Ya conviene que al dios de los paslores
Demos cu sacrificio una cabera
poesías. -LIBRO SEGUNDO.
29
De nuestro hafo , ó sea corderillo,
O, s¡ él quisiéremos, iincabrilillo.
¡ Qué bien tienes , oh Sexto , y;i eiilentlido
Que la muerte amarilla va ignalmenie
A la clioza del pobre desvalido
Y al alcázar real del rey potente !
La vida os tan incierta , y tan medido
Su término , que debe el que es prudente
Enfrenar el deseo y la esperanza
De cosas cuyo fin larde se alcanza.
¿Qué sabi-s si lioy le llevará la muerte
Al reino de Plulon? donde mal dado
Jugarás si te cabe á ti la suerte
De ser rey de banquete convidado.
Ki te consentirán entretenerle
Con el hermoso Licida , tu amado,
De cuyo fueiio fallarán centellas.
Que encieadan en amor muchas doncellas.
oüA V , MB. I. — Qtiis multa.
¿Quién es , oh Nise herniosa,
Con aguas olorosas rociado,
El que en lecho de rosa
Te ciñe el tierno lado,
Y á quién en ñudos bellos
Con simple aseo peinas los cabellos,
Ordenas? ¡ Cuántas veces
Sil dicha llorará y fe mudada,
Y del favor las veces,
¡Ay ! y la mar airada
Sis vientos, su rencilla
Contemplará con nueva maravilla.
El que le goza agora
Y liene por de oro, y persuadido
De liviandad, te adora,
Y ser de ti querido,
Y siempre y solo, espera,
Ko sabio de tu ley mudable y fiera
Es, triste y sin ventura.
En cuyps ojos luces no probada ;
Yo, como la pintura
Por voto al templo darla
Lo muestra , he ofrecido
Mojado, á dios del mar, ya mi vestido.
ODA xi!i, LiB. i. — Cumtu, Lidia.
Cuando tú, Lidia , alabas
La cerviz bella de color de rosa
Del Télelo , y no acabas
A llamar-á los brazos y á ella hermosa,
Mi corazón llagado
Hirviendo con la cólera está hincbado.
Entonces en su asiento
No me queda el color que antes tenia ;
M sel dolor que .siento
l'or mi rosíro las lágrimas euvla,
De las cuales presumo
Cuáii con pequeña llama me consumo,
En rabia y ira ardiendo,
Si las burlas con vino demasiado
Tanto fueron creciendo.
Que han tus hermosos hombros señalado,
Y si el mozo atrevido
Tus colorados labios ha mordido.
Mas lemi que , Señora,
No esperaras de ver siempre constante
Quien los besos, que adoia
El verdadero am:inle.
Dañó , como grosero.
Do puso Venus su contento entero.
¡Oh dichoso's amantes,
A (piien prendas de amor puro y sincero
Entre si tan consiantes
Tiene con un amor tan verdadero,
t-ual no será rompido
Ea cuaulo ül cuerpo el alma habrá regi<lo !
ODA siv, LID. I. — O navis.
¿Tornarás por ventura
A ser de nuevas olas, nao, llevada
A probar la ventura
De! mar, que tamo tienes y^ probada?
¡ Oh ! que es gran desconciério,
¡Oh! loma ya seguro, estable puerto.
¿No ves desnudo el lado
De remos, y cuál crujen las antenas
Y el mástil quebrantado
Del ábrego ligero , y cómo apenas
Podrás ser poderosa
De conlrastar asi la mar furiosa?
No tienes vela sana.
Ni dioses á quien llames en lu.amparo,
Aunque te precies vana-
Mente de tu linaje y nombre claro,
Y seas noble pino.
Hijo (le noble selva en el Euxino.
Del navio pintado
Ninguna cosa (ia el marinero
Que está experimentado,
Y teme de la ola el golpe Oero ;
Pues guárdate con liento.
Si no es que quieres ser juego de! \iento.
Oh tú, mi causadora
Antes de congoja y de pesares,
Y de deseo agora
Y no poco cuidado, huye las mares
Que corren peligrosas
Entre las islas Cicladas hermosas.
ODA XIX , LIO. I. — Mater.
La madre de amor cruda,
Y el hijo de la Sémeles tebana,
Y la lascivia vana,
A la alma que ya está suelta y desnuda
De amar le piandan luego
Que torne y que se abrase en vivo fuego.
El resplandor me abrasa
De Glicera , que mas (¡ue mármol fmo
Reluce, y me hace brasa
Lo esquivo, dulce della y del divino
Piostro un no sé qué que espira.
Grande deslizadero á (¡uien le mira.
Con ímpetu viniendo
En mi la Venus , toda desampara
Su Cipro dulce y cara,
Y ni que el sciía quiere, ni el que huyendo
Valiente se mantiene.
Ni que diga lo que ni va ni viene.
Aquí incienso y verbena.
Aquí céspedes verdes juntamente,
Y aquí poned , mi gente,
D^ vino de dos años una llena
Taza; que por ventura
Vendrá, sacrüicando, menos dura.
ODA XXII, LiB. I. — Integer.
El hombre justo y bueno,
El que de culpa esta y mancilla puro,
Las manos en el seno.
Sin dardo ni zagaya va seguro,
Y sin llevar cargada
La aljaba de saeía enherbolada.
O vaya por la arena
Ardiente de la Libia ponzoñosa,
O vaya por do suena
De Hidaspes la corriente fabulosa,
O por la tierra cruda.
De nieve llena y de piedad desnuda;
De mí sé que al encuentro.
Mientras por la montaña vagueando.
Mas de lo justo entro
Sin armas, y de Lalaje encantado,
Me vido . y mas ligero
Que rayo huyó uu lobo carnicero;
30
OBRAS DE FRAY LUIS DE LEÓN.
Ycreo que alimaña
Mas fiera y espantosa no mantiene
La mas alta Alemana
En sus espesos bosques, ni la tiene
La tierra donde mora
El moro , de fiereza engendradora.
O va en aquella parle
Que siempre está sujeta al inclemente
Cielo, do no se parte
Espesa \ fiia niebla eternamente,
Do árbol no se ve,
Ni soplo de aire blando que le oree;
ü va me ponga alguno .
En la región al sol mas allegada,
üono vive ninguno.
Siempre será de jni Lalaje amada,
La del reir gracioso.
La del parlar muy mas que miel sabroso.
ODAXxin,UB. i. — Vitas.
Reliuves de mi , esquiva
Cual el corcino, oh Cloe, que llamando,
La madre lugiliva
Por los lio hollados montes va buscando,
Y no sin vano miedo
De la selva y del viento nunca quedo;
Poique si ó la venida
Del céfiro las'hojas meneadas
Eriza , ó si ascendida
La verde lagartezna las trabadas
Zarzas movió, medroso
Con pecho y con pié tiembla sin reposo.
Pues yo no te |)eisigo
Para despedazarte crueimenle,
O cual tigre enemigo
O cual león en Libia; finalmente,
Deja , ya casadera,
El seguir á tu madre por do quiera.
. ' OPA XXX, LiB. I. — O Venus.
Oh Venus lan temida,
De Guido y Pato reina poderosa,
Desampara la hermosa
Cipro , do fuiste siempre tan querida,
V [lásate volando
Adó estámi Gliceria llamando.
Venga en tu compañía
Tu niño burlón y apresurado,
Y las ninfas querria
Con las gracias trajeses á tu lado,
I.ii mocedad sabrosa,
Do si no bulle amor , es triste cosa.
ODA XXXm , LIB. i.—.Mbi.
¡Ay ! no te duelas tanto,
Tibulo, ni te acuerdes de olvido
De r.licera , ni en canto
Pnbli(iucs tus querellas dolorido.
Si |)0r un bien dispuesto
Mozo la fe montiila te has pospuesto.
Porque s.ilirás (|iic muere
Por Ciro Licori^a la lierniosa,
Y Ciro no la (|iiiere,
\ vase en pos de Foíoe , desdeñosa,
Y yo se que primero
Se amistarán el loiio y el cordero.
A Venus asi [ilace
Deiqírisioii.'ir diversos corazones
Enduro lazo, que hace
l'onqiuesto de disformes condiciones,
Y de nuestro error ciego
Saca su [lasatiempo y crudo juego.
Por mi lo sé , que s cndo
De un principal amor muy requestado,
Yo mesnio cínisintiendo.
La Mírlale lue licúe aherrojado,
La cual es medio esclava,
Y mas enojadiza que mar brava.
ODA VIH ,LiB. II. — UHa sijuris.
Si, Nise, en tiempo alguno
Haber quebrado tú la fe jurada,
Daño lan solo uno
Pusiera en tí , afeada
En la uña siquiera,
O solo un diente en ti se ennegreciera.
Yo le creyera agora;
Mas por el mismo caso que perjura
Te muestras , se mejora
Muy mas tu hermosura,
Y sales hecha luego
Público y general estrago y fuego;
Y ganas, aunque jures
Por las cenizas de tu madre heladas,
Y luego te perjures,
Y aunijue por las calladas
Luces celestiales
Jures, y por los dioses inmortales;
Que burla destas cosas,
Y destas juras Venus, y el ligero
Peclio de las hermosas
Ninfas y el amor fiero.
Que su saeta ardiente
Aguza en crueldad perpetuamente.
"y hácense mayores.
Creciendo para ti los mozos lodos,
Y en nuevos servidores
Creces , y de tus modos
No huyen crudos fieros.
Por mas que lo amenacen ios primeros.
De ti la cuidadosa
Madre guarda sus hijos y el avaro
Padre,"de tí la esposa
Cela el esposo caro,
Cuitada si no viene.
Pensando que tu vista le detiene.
IMITACIÓN DE LA ODA IX , LIU. U.—NOH SCtPpcr.
No siempre decendiendo
La lluvia de las nubes, baña el suelo,
Ni siempre está cubriendo
Los campos con la escarcha el torpe hielo,
Ni está la mar salada
Siempre con tempestades alleratla.
Ni en la áspera montaña
Los vientos, de comino iiaciendo guerra ,
Ejecutan su saña.
Ni siempre en la alta sierra
Dí'snuda la arboleda
Sin hoja , Nise , y sin verdor se queda.
Mas lú continuamente
Insistes en llorar á tu robada
Madre con voz doliente,
Niá tí la luz dorada
Del sol cuando amanece
Mitiga tu dolor, ni si anochece.
I'ues no lloró al (pierido
Anlíloco sin fin el padre anciano,
Que tres edades vido.
Ni siempre en el troyano
Suelo fué lamentado
El |)rincipe Troilo, en flor corlado.
Da lio va á tus querellas,
Y vnella al dulce eaiúo que solías,
O cania mis centellas,
O lus duras porfías,
Que convierten en rios
Los siempre lagrimosos ojosmios.
Di cómo nuí robaste
De enniedio el tierno pecho el alma y vida;
Di cómo me dejaste.
Jamás de mi ofendida,
Y como tú lie ingrata
Te precias , y de amar yo á quien me mata.
poesías. -LIBRO SEGUNDO.
31
Y cómo , aunque fallece
En mí ya la esperanza y alegría,
La fe viviendo, crece
Mas firme cada dia,
Y siendo el agraviado ,
Perdou ame tus pies pido humillado.
ODA X , LIB. M.—Recíius.
Si en alta mar, Licino ,
No te engolfares mucho , ni temiendo
La tormenta , el camino
Te fueres costa á costa prosiguiendo,
Entre la demás gente
Sabrosa vivirás y dulcemente.
Que quien con'amor puro
La dulce medianía ama y sigue,
Está libre y seguro
De las miserias en que el pobre vive,
Y carece de grado
Del palacio real rico, envidiado.
Que al tin mas cruda guerra
El viento hace al pino mas crecido,
La torre viene á tierra , ^
Cuanto es mas alta con mayor ruido,
Los montes ensalzados
Mas veces de los rayos son tocados.
En los casos aviesos
No pierde la esperanza , ni confia
En los buenos sucesos
El ánimo que está de noche y dia,
Para ser combatido,
De templanza y valor, apercebido.
Con lluvia y noche escura
Si el cielo se escurece , él se serena;
No si falta ventura
Agora, ha de durar siempre la pena;
Que Apolo ya su musa
Despierta , y ya del arco y flechas usa.
En las dificultades
Te muestra de animoso y fuerte pecho,
Y en las prosperidades,
Cuando el favor soplare mas derecho,
Recoge con buen tiento
La vela que va hiiftbada con el viento.
IJIITACÍON DE LA ODA XII, LID. W.—NoUs.
El canto y lira mia
No dicen las escuadras, las francesas'
Banderas en Pavía
Captivas, ni las armas cordobesas,
Ni el nuevo mundo hallado,
Ni el mar crn turca sangre hora bañado.
A son de trompa clara
Y con heroico verso á ti conviene,
Grial, cantar la rara
Virtud del de Vivar, que par no tiene,
O con mas libre pluma
Hacer de nuestros hechos rica suma.
Mi musa no se emplee
Mas de en la ilustre Nise, en su hermosura.
Que el sol igual no vee.
La luz de su mirar, y la dulzura
Su voz, que cuando suena
Alimpia de dolor el alma y pena.
¿Por dicha habrá tesoro
Que á su rico cabello se compare,
Aunque se junte el oro
Que el indiano suelo engendra y pare,
Y cuanta pedrería
Ormuz á Portugal y Persia envia?
Pues ¿qué sentido os deja.
Que la libertad no roba , cuando inclina
Al beso, ó falsa aleja
La boca hermosísima , y se indina,
Amando el ser forzada,
Y á veces ella os besa, no rogada?
ODA XIV, Lie. u.~Heu.
Con paso presuroso
Se va huyendo ¡ay Postumo ! la vida,
Y por mas religioso
Que seas, no dilatas la venida
A la vejez, ni un hora
Detienes á la muerte domadora;
No , aunque en sacrificio
Degüelles cada dia que amanece
Mil toros por servicio
Del dios Pluion , que nunca se enternece.
Que estrecha la grandeza
bel Ticio con las aguas de tristeza.
Por do pasaron todos
Cuantos la liberal tierra mantiene.
Ansí el que de los godos
Deciende y en su mano el cetro tiene,
Como loslabradores
Que viven de tan solo sus sudores.
Y no servirá nada
No haber en la cruel batalla entrado
Ni de la mar airada
Las brava? olas nunca haber probado,
Y en el otoño en vano
Huido habrás el ábrego mal sano.
Que del Cocito escuro
Las aguas perezosas es forzado
Que veas, y que el duro
Trabajo á que Sisifo es condenado,
Y la casta alevosa
De Danae , y su suerte trabajosa.
Y que dejes muy [iresio
La casa, tierra y la mujer amada,
Y que solo funesto
El ciprés te acompañe en la jornada.
Solo de todas cuantas
Plantas, para dejar en breve , plantas.
Y tus vinos, guardados
Debajo de cien llaves, del dichoso
Heredero gastados
Serán, y del licor, que en suntuoso
Convite aun no he ¿oslado,
De lu casa andará el suelo bañado.
ODA XVIII, LIB. u. — Non ebur.
Aunque de marfil y oro
No está en mi casa el techo jaspeado
Con la labor del moro.
Ni las vigas de Himecia sustentado
Columnas muy labradas
De los confines de África acortadas;
Y aunque no fui heredero
De las riquezas de Átalo y su estado.
Ni tengo en mi granero
El trigo que enla Apulia se ha sembrado,
Ni envían mis criadas
De Colonia las granas adobadas;
Pero una medianía
Con un ingenio y vena razonable
Tengo, con que me hacia,
Aunque pobre, á los ricos agradable,
Y en aquesta pobreza
Nunca pedí á los dioses mas riqueza.
Ni pido al poderoso
Amigo que me dé mayor estado.
Pues llamo yo dichoso
Al que me da mi granja y campo amado,
Y veo cuál se alejan
Los días , que vuelan , y vejez me dejan.
Tú buscas oficiales.
Casi entregado á la vejez odiosa,
Que te corten iguales
Los mármoles y losa
Para edificar casa , ya olvidado
De la muerte , que tienes tan al lado.
Y poco le parece
A tu avaricia toda la ribera ;
Que á edificar se ofrece
Dentro del mar, quizá porque acá fuera '
32
OBRAS DE FRAY LUIS DE LEÓN.
No fe sufre la tierra;
I'iies ullá hallarás quien te haga guerra.
Tomatido vas á todos
Tus vasallos las tierras que han comprado,
Y por lodos los modos
Que puedes en sus tierras te has entrado,
Y de .«al avarieiila.
Solo á reliarlo asi no estás contento.
A la mujer cuitada,
Cargada con sus hijos, vas echando
De su pobre morada,
Su dura suerte y tu crueldad culpando,
Y el marido lloroso
Venganza pide al cielo poderoso.
A aíiuestos les consuela
Ver que a(|ueste señor de grande estado
El iidierno le espera.
Do será por menudo castigado
Decnaiilas sinrazones
Hiz'i tomando ajenas posesiones.
¿gué andas imaginando
Pai-a adquirir mas de lo adquirido?
Que la muerte demando
A todos va cuantos acá han nacido,
Asi á los mas señores
Como á los miserables labradores.
Pues á la centinela
Que la infernal morada está guardando,
No pienses con cautela
M con puro dinero ir engañando,
Pups nunca por dinero
Pudo engañar Proteo al gran portero.
Este tiene en cadena
A Tántalo y á todo su linaje,
Este saca de pena
Al pobre que la vida le era ultraje,
Y al que vive contento
Le hace gustar la muerte en un momento.
ODA IV, LiB. \]\. — Descende.
Deciende ya del cielo,
Caliope, oh reina de poi^sia,
Por largo espacio el suelo
Ilinchede melodía,
ü la flauta sonando
O va la dulce citara tocando.
),Ois? O mi locura
Dulce me engaña á mi ; porque el sagrado
Canto se me liiíura
Que ovo , y que llamado,
Bosque paseo ameno,
De frescas aguas, de aire blando lleno.
En el monte Vulturo,
Do me ericen la Apulia, fatigado
En mi niñez de puro
Jugar, lüdoentiegado
Al sueño, me cubrieron
Unas [lalomas (jue sobrevinieron.
De verdes hojas; tanto.
Que á todos admiró cuautos la sierra
Y risco de Araranlo,
Y la nionluosa tieira
De Bata y de Fin ano
Moran el abundoso y fértil llano,
En ver cómo dormía ,
Ni de osos ni de víboras dañado,
Y cómo me cidiria
Be mirto amontonado
Y de laurel un velo,
Que este animo rn un niño era del cielo.
Por el alto Sabino
Vuestro voy, vuestro, oh musas, y doquiera
Que vaya, ú si camino
Al Tibiir en ladera,
O si al Penestre frío,
O si al bajano suelo el paso guio.
Porque amo vuestros dones,
En los campos lilipos en huida
Los vueltos esruailroues
No coi'luruu mi vida,
Ni el tronco malo y duro.
Ni en la mar de Sicilia el Palinuro,
Como os tenga primero
Conmigo, tentaré de buena gana,
O hecho marinero,
Del mar la furia insana,
O heciio caminante.
Los secos arenales de Levante.
Por entre los britanos.
Fieros para los huéspedes, seguro,
Y por los guipuzcanos,
Que brindan sangre puro,
Y por la Scitia helada
Iré , y por la Gelona , de arco armada.
Cuando del trabajoso
Oficio el alto César tíe la guerra,
Buscando algún reposo,
En los pueblos encierra
La gente de pelea.
Con vosotras se asconde y serecrea.
Vosotras el templado
Consejo y la razón dais, y por gloria
Tenéis haberle dado ;
Que pública es hi historia
Be la titana gente.
Cómo líPdestruyó con rayo ardiente
Quien los mares ventosos.
Quien la pesada tierra, quien los muros
Altosy populosos,
Y los reinos oscuros,
Y solo él los mortales
Y los dioses con leyes rige iguales.
Bien es verdad que puso
Aquella fiera gente, confiada
En sus brazos , confuso
Temor en la morada
Soberana del cielo,
Adó subir quisieron desde el suelo.
¿Qué mas parle podían
Ser Mimas ni fifon ni el desmedido
Porfirio? ó ;.qué valían
El Ueto , el atrevido
Encelatlo, que echaba
Los árboles al cielo, que arrancaba,
En contra el espantoso
Escudo de la Palas? A su pífte
Vulcano hervoroso
Y Juno estaba y Marte,
Y quien jamás desecha
De sus hombros la aljaba ni la flecha;
Y baña en la agua pura
Castalia sus cabellos, y es servido
Be Licia en la espesura,
Y el bosque do ha nacido
Posee, y el que solo
En Délo y en Palara reina, Apolo.
Be sí misma es vencida
La fuerza sin consejo y derribada,
Masía cuerda y medida
Bol cielo es prosperada,
A quien la valentía
Desplace, dada al mal de noche y día.
Testigo es verdadero
Be mis sentencias Gias , el dolado
Be cien manos, y el fiero
Orion, el osado
Tentador de Diana,
Domado con saeta soberana.
Buélese la cargada
Tierra sobre sus partos, y agrámenle
Ver su casta lanzada
En el abismo siente.
Ni el fuefío á la montañ.i
De El na sobrepuesto gasta ó daña.
Y del vicioso Ticio
Jamás se aparta el buitre ni se muda,
A su maldad y vicio
Dado por guarda cruda,
Y eslá el enamorado
Pirilo en mil cadenas apretado.
poesías.— Libro segundo.
33
ODA vji, LiB. lU. — Quid fies.
Porque te das tormenlo,
Asterie, no será el abril llegado,
Que con próspero viento.
De riquezas cargarlo,
Y mas de fe cumplido,
Tu Giges te «eiá restituido,
Que en ürico de agora,
Después de las Cabrillas revoltosas,
Del viento guiado, mora,
Las noclies espaciosas
Yfrias desvelado
Pasa , y de largo lloro acompañado.
Bien que con maña y arles
De su huéspeda Eloe, el mensajero
Le tienta por mil partes,
Diciendo el dolor fiero
En que la triste pasa,
Y cómo con tu luego ella se abrasa.
Y cómo la alevosa
Antea movió á Preto con fingida
Ouerella, apresurosa-
Meiile quitar la vida
Al casto en demasía
Belerofonle, el mismo le decia.
Y cuerna cómo puesto
En el último trance fué Peleo,
Mi('ntras qne huye honesto
Hipólito, y arreo
Le trae toda la historia
Del mal ejemplo el falso á la memoria,
En balde, porque a cuanto
Le dice está mas sordo que marinrí
Boca, ni por espanto
N'i por ruego se inclina;
Tú huye por lu parte
De Eniíieo, tu vecino, enamorarte.
Aunque ni en la carrera
Ninguno se le iguala , ni con mano
Revuelve mas ligera
El caballoenel llano,
Ni con igual presteza.
Nadando , corta el Tibre su braveza.
En siendo anochecido
Tu puerta cierra , y no abras la ventana
Al canto dolorido
De la flauta alemana,
Y aunque mil veces fiera,
Tú mas dura en no oírle persevera.
ODA IX, LiB. nu— Doñee gratas.
HORACIO.
Mientras que te agradaba,
Y mientras que ninguno mas dichoso
Los brazos añudaba
Al blanco cuello hermoso.
Mas que el persiano rey fui venturoso.
LIDIA.
Y yo mientras no amaste
A otra mas que á mí , ui desdichada,
Por Cloe me dejaste,
De todos alabada,
Y mas fui que la Ilia celebrada.
HORACIO.
A mi me manda agora
La Cloe, que canta y toca dulcemente
La vigüela sonora,
Y porque se acreciente
Su vida, moriré yo alegremente.
LIDIA.
Y yo con inflamado
Amor á Calais quiero y soy querida,
Y si el benigno hado
Le da mas larga vida,
La mia daré yu por bien perdida,
E.xvi-u.
HORACIO.
Mas ¿qué. si torna al juego
Amor, y torna á dar lirnie lazaila?
¿Si (le mi puerta lu» go
La rubia Cloe apail^uia,
A Lida queda abierta y libre entrada?
LIDIA.
Aunque Calais lieniioso
Es mas que el sol, y tú mas bravo y fiero
Oue mar tempestuoso,
Mas que pluma ligero.
Vivir quiero contigo , y morir quiero.
ODA X, LiB. m.—Exlremum,
Aunque de Sciiia fueras.
Aunque mas bra\o fuera lu marido,
CnniioUrle debieras,
Lice , del que ofrecido
Al cierzo tienes en tu umbral tendido.
La huerla, la arboleda
¿No ves , del fiero viento combatida ,
Cuál brama? ¿Cuál se queda
La nieve ya calda.
Del aire agudo en el mármol convertida?
Deja ; (juees desamada
De Venus esa tu soberbia vana;
No te halles burlada.
Note engendró Toscana
A ser, como Peiiélope. inhumana.
¡Oh! aun(iueá domeñarte
Ni tu marido, de otro amor trocado,
Ni ruego ni oro es parte,
Ni del enamorado
La amarillez teñida de violado;
Un poco de mesura
Usa conmigo, oh sierpe mas que yerta
Encina y roble dura ;
Que lio siempre tu puerta
Podré sufrir al agua descubierta.
ODA XVI, LiB. m.—Inclusar.i.
Asaz tenia guardada
A üanae de noturnos amadores,
La torre fabricada
De meial, y de perros veladores
La centinela alerta,
Y mas fuerte que acero la gran puerta,
Si del padre medroso,
Guardador de la virgen , no burlaran
Venus y el pndeíoso
Júpiter, y ambos juntos acordaran
Ser seguro camino
Para entrar , convertirse en oro fino.
El oro tiene tanta
Fuerza , que va por medio de la guerra,
Y las piedras quebranta
Con mas fuerza que el rayo viene á tierra;
Pororó destruida
Filé la c;isa de Argivo esclarecida.
El rey Filipo hendía
Las puertas y los muros torreados
Con dones, y vencía
A los reyes contrarios obstinados;
Pone el don extranjero
Al feroz, capitán grillos de acero.
Cnanto mas va creciendo
La rii|ue/a , el ciiidailo de juntalla
Tanto mas va subiendo,
Y la sed insaciable deaumentalla;
Por eso huyo medroso,
Mecenas, el ser rico y poderoso.
Al que menos codicia
Le da Dios y se harta fácilmente;
Dejando ile avaricia,
El bando sigo de la pobre gente,
Y huyo muy contento
Del real del que es rico y avariento.
3
34
ORRAS DE FRAY
Y sov mas verdadero
Señor de la hacienda no estimada,
Que no si en mi granero
Cuanto ara y coge Apulia yo encerrara,
En medio de riqueza
Tanta viviendo en misera pobreza.
No entiende el poderoso
Señor que manda el África marina
Que estado mas dichoso
Que el suyo me da el agua cristalina
De mi limpio arroyuelo,
Mi fértil monte y campo pequeñuelo.
La calabresa abeja.
Aunque no me da miel blanca y sabrosa,
Ni mis vinos añeja
La cueva Listrigonia tan famosa,
Ni traigo mis ganados
En los pastos de Francia apacentados;
Ni vivo con pobreza,
Ni la vida tener suelo alterada;
Y si quiero riqueza
Mayor , no mesera por tí negada.
Sin la codicia ardiente
Los tributos daré mas fácilmente.
Que no el que poseyere
Juntas Arcadia y Tracia poderosas.
A aquel que nmcho quiere,
Le han de fallar por fuerza muchas cosas;
No es mal afortunado
A quien Dios poco , que le baste , ha dado.
ODA XXVII DEL LIB. Ul.—ImpÍOS.
Agüero en la jornada
Al malo dé la voz del pico oida,
Y la perra preñada,
Y la zorra parida,
Y del monte la loba decendida ;
Y rompa el comenzado
Camino la culebra , que torciendo
Ligera por el lado,
Al cuartago tremendo
Dejó ; ¿qué yo temo agora, habiendo
Con santa voz movido
De adonde nace el sol el cuervo abuelo,
Primero que al querido
Lago, rayendo el suelo,
Volase lasagaz del negro cielo?
Dichosa adó quisieres
Podrás ir , Calatea , y acordada
De mí vive do fueres;
No veda tu jornada
Ni pico ni corneja desastrada.
Mas mira cómo, lleno
El Orion de furia , va al poniente;
Yo sé fpiién es el seno
Del Adria luengamente,
Y cuanto estrago hace el soplo oriente.
La tempestad que mueve
El resplandor cgeo que amanece.
Quien mal quiero la pruebe,
Y el mar que brama y crece,
Y las costas azota y estremece.
Que ansi d(;l engañoso
Toro la blanca Lurq)a confiada,
Con rostro temeroso
Miró la mar cuajada
De formas espanl;diles , aunque osada.
La que poco antes era
Maestra de giikniílilas, robadora
De la verde ribeía,
Kn breve es(iacio de hora
No vio mas de agua y cielo , noche , y llora.
Y luego que se vido
En la poblaíla ('reta, enajenada
De todo su sentido,
¡Oh padre , oh voz amada ! .
Por un ciego furor tan mal trocada ;
Y dijo: « ; Ay enemiga
De mí ! ¿dó y de dó vine? ;i Todo el bando
Del malno me castiga?
LUIS DE LEÓN.
¿Por dicha estoy llorando
Culpada , ó inocente estoy soñando?
¿O velo, ó sueño vano.
Del umbral de marlil aparecido.
Me burla? ; Ay! ¡ cuan mas sano
Fuera el prado llorido
Que las olas del mar embravecido!
Si me entregase alguno
Aquel novillo malo en que venia,
Con hierro uno á uno
Quebrar me esforzaría
Los cuernos que poco há tanto quería.
Desvergonzada , el lecho
De mi padre dejé; desvergonzada,
¿Después de lo que he hecho
Respiro? ¡ ay Dios! cercada
Me vea yo , y" de tigres ya tragada.
Antes qué se desjugue
La presa , y magrez aborrecida
El fresco rostro arrugue;
Que ansi bella y florida
Dei^eo de leones ser comida.
Europa vil, lu ausente
Padre te aprieta el ñudo ; da , mezquina,
¿Qué dudas? prestamente
Él cuello á aqiiesa encina
Con este cordón tuyo , que adevina
Ceñiste , ó si le adrada
El risco agudo y el despeñadero.
Sus, muere despeñada.
Entrégate al ligero
Viento ; sí no es que , hija de rey , quiero
Obedecer esclava
A bárbara mujer en vil estado.
Presente al lloro estaba,
Riendo falsa, al lado
La Venus y su hijo desarmado..
Y de burlar contenta.
Le dijo : Si aquel mal toro á deshora
Tornare, tened cuenta
No le hiráis. Señora,
Ni os le mostréis tan brava como agora.
Aprende á ser dichosa ;
¿Del .Iúpiter(no llores) no vencido
No ves que eres esposa?
Del orbe dividido
El tercio gozará de tu apellido.
ODAí, LiB. w.—Intermissa.
Después de tantos dias.
Oh Venus , otra vez soplas el fuego
De tus duras porfías ;
No mas por Dios, no mas por Dios, te ruego ;
Que no soy cual solía
Cuando á la hermosa Cinara servía.
No trates mas en vano,
;0h de amor dulce cruda engendradora!
Rendirme, (jue estoy cano
Y duro para amar ; vele en buen hora,
Revuelve allá tu llama
Sobre la gente moza, que te llama.
Si un corazón procuras.
Cual debes , abrasar , y si emplearte
Dehidimente curas.
Con Máximo podrás aposentarte ;
Haz allí tu manida.
Que de nadie serás lan bien servida;
porque es mozo hermoso,
Y en todo cuanto hace es agraciado;
Es noble y generoso.
De mil habilidades adornado,
Y dejensa elocuente
Del acuitado reo diligente.
El llevará animoso
De tu capitanía la bandera ;
Y si , mas poderoso
Que el rico contendor, le echare fuera,
Por este benelicio
Te servirá con templo y sacrificio.
POESÍAS.— LIBRO SEGUNDO.
De mármol tu figura
Pondrá , so lico lecho colocada,
Acerca la agua pura
Del higo Al baño, adó ■< Tás honrada
Con incienso abundante,
Con cantos y con ciiara sonante.
Dos veces allí al dia
Las vírgenes y mozos escogidos
Cantarán á porfía
Tu nombre en corro, déla mano asidos,
Y á son yendo cantando,
El suelo herirán de cuando en cuando.
A mí ya no me agrada
Ni mozo ni mujer, ni aquel ligero
Esperar, que pagada
Me es la voluntad , ni menos quiero
Coronarme de rosa.
Ni la embriagada mesa me es gustosa.
Mas ¡ ay de mi mezquino !
¿Qué lágrimas son estasque á deshora
Me caen? ¡Ay, Ligurinn!
Ay ! di , ;, qué novedad es esta que hora
A mi lengua acontece.
Que en medio la palabra se enmudece?
De tí en la noche escura
Mil veces que te prendo estoy soñando,
Otras se me figura.
Traidor, que en pos de tí, que vas volando,
Ya por el verde prado.
Ya por las raudas aguas sigo á nado.
ODA XIII, LiB. IV. — Audivere.
Cumplióse mi deseo.
Cumplióse , oh Lice ; á la vejez odiosa
Entregada le veo,
Y todavía parecer hermosa
Cuanto puedes procuras,
Y burlas, y haces mil desenvolturas.
Y con la voz temblando
Cantas por despertar al perezoso
Amor, que reposando
Se está despacio sobre el rostro hermoso
be Chia la cantora.
Que de su edad está en la flor agora.
Que sobre seca rama
No quiere hacer asiento ni manida
Aquel malo , y desáma-
Te ya , porque la boca denegrida
Y las cañaste afean,
Que en la nevada cumbre ya blanquean.
Y no son poderosas.
Ni las granas de Coo ni los brocados
Ni las perlas preciosas
A lomarle los años que encerrados *
Debajo de su llave
Dejó la edad , que vuela mas que el ave.
¿Qué se hizo aquel donaire,
Aquella tez hermosa? ¿Üó se ha ido
Del movimiento el aire?
¿Aquella, aquella do ha desparecido,
Aquella en quien bullía
Amor, que enajenado me tenia?
No hubo mas amada
Beldad después de Cinara, mas clara.
De mas gracias dotada ;
Mas ¡ay! ¿cómo robó la muerte avara
A Cinara temprano,
Y con la Lice usó de larga mano?
Dióle que en larga vida
Con la antigua corneja compitiese.
De años consumida.
Para que con gran risa ver pudiese
La gente moza herviente.
Vuelta eu pavesa ya la hacha ardiente.
ODA II DEL EPODON. — 2?e«/«S.
Dichoso el que de pleitos alejado,
Cual los del tiempo antigo.
Labra sus heredades, olvidado
Al logiero enemigo.
Ni el arma en los reales le despierta.
Ni tiembla en la mar brava.
Huye la plaza y la soberbia puerta
De la ambición esclava.
Su gusto es , ó poner la vid crecida
Al álamo ajnntada,
O contemplar c'iál pace,desparcida
Al valle, su vacada.
Ya poda el ramo inútil y ya ingiere
En su vez el extraño ,
O castra sus colmenas, ó si quiere,
Tresíjuila su rebaño.
Pues cuando el padre Otoño muestra fuera
La su frente galana,
¡ Con cuánto gozo coge la alta pera
Y uvas como grana,
Y á tí, sacro Silvano, las presenta.
Que guardas el egido !
Debajo un robíe antiguo ya se asienta,
Ya eu el prado florido.
El agua en las acequias corre, y cantan
Los pájaros sin dueño.
Las fuentes al n urmullo que levantan
Despiertan diilca suimIo,
Y ya que el año cubre campo y cerros
Con nieve y con heladas,
O lanza el jabalí con muchos perro?,
En las redes paradas,
O los golosos lordos , ó con liga
O con red engañosa ,
O la extranjera grulla en lazo obliga.
Que es presa deleitosa.
Con esto ¿quién del pecho no desprende
Cuánto en amor se pasa ?
¿ Pues qué, si la mujer honesta entiende
Los hijos y la casa ?
Cual hace la sabina ó calabresa.
De andar al .^ol tostada,
Y ya que viene el amo, enciende apriesa
La leña no mojada,
Y ataja entre los zarzos los ganados,
Y los ordeña luego,
Y ponemd manjares no comprados,
Y el vino como fuego.
Ni me serán los rombos mas sabrosos.
Ni las ostras , ni el mero ,
Si algunos con levantes furiosos
Nos da e] invierno fiero ,
Ni el pavo caerá por mi garganta.
Ni el francolín greciano,
Mas dulce que la oliva , que quebranta
La labradora mano.
La malva, ó la romaza enamorada
Del vicioso prado;
La oveja en el disanto degollada.
El coidero quitaiio
Al lobo, y mientras como, ver corriendo
Cuál las ovejas vienen.
Ver del arar los bueyes, que volviendo
Apenas se soslieneii ;
Ver de esclavillos el hogar cercado.
Enjambre de riqueza.
Ansí dispuesto un cambio ya al arado '
Loaba la pobreza.
Ayer puso en sus ditas todas cobro,
Mas hoy ya torna al logro.
FRAGMENTO DE LA ANDROMACA DE EURÍPIDES
No trujo , esposo, á Troya cosa buena,
Mas pestilencia vana y desventura.
Cuando á su lecho Páris trajo á Elena ,
Por quien cayendo Troya de su altura,
El Mane griego de mil naos cercado,
Con fuego .se deshizo y lanza dura ;
36
OBRAS DE FRAY LUIS DE LEÓN.
Ni á mi esposo, que triste al cnrro atado,
Le trajo en tüiuu el muro por el suelo.
Y yo de mi nlto tr'clio al desconsuelo
De acjiíesla triste |ilay;i luí traída,
Cubieila de cativo lioVrilile velo;
¡Cuánta auna por mi f.iz cavó vertida
Cuan<lo dejé mi casa y mi marido !
¡Ay triste! y ¿para qné ya el sol lucido,
Esclava de Hermione hrava y ciuda.
Que á aqueste duro eslreclio me ha traído,
Ansiíisa y dé mortal favor desnuda.
Estoy á aquesla imagen abrazada,
En lloro ciesliaciéndome, cual suda
El ayua por la piedra destilada?
DE LA MISMA.
O no nacer jamás escojo y quiero,
O ser de padres buenos ,
Y en tedios snninosos heredero
Y de noblezas lleno';.
Que si lo (|ue es difícil acontece,
Los qut! son bien naci..os
Nü snn de lo que a\uda y favorece
La escasez validos.
De la proeza antií;ua y celebrada
Les viene honra y gloria ;
Que de los virtuosos no es gastada
Con tiempo la memoria ;
Que aun muerlos su virtud les resplandece
Como clara lumbrera,
Y aní,j, es mejor perder lo que se ofrece
Por no justa manera,
Que con ofensa odiosa y violenta
Hollará la justicia.
Bien es aquesto dulce y bien contenta
A la mortal malicia ;
Mas tiempo con el tiempo se marchita .
Su flor y seca queda,
Y afrenta á las familias da infinita
En cuanto el siglo rueda.
DE PINDARO, LA ODA PRIMERA.
El agua es bien precioso,
Y entre el rico te.><(iro
Como el anuente fuego en noche escura,
Ansi relumbiael oro,
Was, alma, si es sabroso
Cantar de las contiendas la ventura,
Ansi como en la allnra
No hav rayo mas lueicnte
Que ei sol. que, rey d.l dja.
Por todo el yermo cielo se demuestra;
Ansi es mas excelente
La olimpica porfía
De todas las que canta la voz nuestra.
Materia abundante.
Donde todo elegante
Ingenio alza la voz, ora cantando
De liea y de Saiurno el engendrado,
Y junlanienlo entrando
Al techo de llieron alto preciado.
Ilieron, el cpie manlicne
El cetro miírecido
Del abundoso cielo siciliano,
Y dentro en si cogido
Lo bueno y la flor tiene
De cuanto valor cabe ea pecho humano;
Y con maestra mano
Discanta señalado
En la mas dulce parle
Del canto, la (|ue infunde mas contento,
Y' en el banqin-lc amado
Mavor dulzor reparle.
Mas toma ya el laúd, si el sentimiento
Con dulces fantasías
Te colma y alegrías
La gracia de Fornico, el queco Alfco
Volando sin espuela en la carrera,
Y venciendo el deseo
De! amo, le cobró la voz primera.
Del amo g'oricso
En lacaballena.
Que en Siracusa tiene el principado,
Y rayos de sí envia
Su gloria en e! famoso
Lugar que fué por Pélope fundado;
Por Pélope, que amado
Fué ya del gran Neptuno,
Luego que á ver el cielo
La Clotole produjo, relumbrando
En blanco marül uno
De sus hombros , al suelo
Con la extrañez jamás vista admirando.
¡Ay espantosos hechos!
Y en los humanos pechos.
Mas que no la verdad desafeitada,
La fábula , con lengua artificiosa
Y dulce fabricada.
Para lanzar su engaño es poderosa.
Merced de la poesía ,
Que es la fabricadora
De todo lo que es dulce á los oidos,
Y ansí lo enmiela y dora.
Que hace cada día
Los casos no creíbles ser creídos;
Mas los dias nacidos
Después ven el engaño.
Lo que al hombre conviene
Es fingir de los dioses lo que es diño;
Siquiera es menor daño.
Por donde á mí me viene
Al ánimo cantar de ti, divino
Tanlálides, diverso
De lo que canta el verso
De los antepasados , y es , que habiendo
A los dioses tu padre combinado,
\ eu Sipilo comiendo,
Nepluno te robó, de amor forzado.
Domóle amor el pecho,
Y' en carro reluciente
Te puso adorne mora el Jove magno, ■
Adó en la edad siguiente
Vino al saturnio lecho
En vuelo el Ganimédcs soberano.
Mas como el ojo humano
Huíste, y mil mortales.
Que luengo te buscaron,
A tu llorosa madre no trajeron
Ni raslroni señales;
Por tanto, no faltaron
Vecinos envidiosos que dijeron
Que por cruel manera
En ferviente caldera
Los dioses te cocieron, y traído
A la mesa de esta arte ,
Entre ellos te comieron repartido.
Mas tengo por locura
Hacer del vientre esclavo
A celestial alguno, y carnicero.
Yo al lin mis manos lavo,
Que de la desmesura
1.1 (laño y el desastre es compañero ;
Y mas que de primero
El Tántalo fué amado
De los gobernadores
Del cielo, si lo fué ya algún terreno.
llien ()ue al amontonado
Tesoro de favores
No le bastando el pecho , de relleno,
Rompió en un daño fiero.
Que el .Inpiler severo
L(! sujetó á la i)eña caediza;
Y' ansi, el huir (|ue siempre fantasea,
Y el miedo que le alíza,
Ajtíiiaide de cuanto se desea.
Y de favor desnudo,
Padece otros tres males
Demás (leste mal crudo ; porque osada-
Mente dio á sus iguales
POESIAS.
La ambrosía que no pudo ,
Y el néctar do los dioses colocada
Tienen su bienhadada
Y nofinible vida.
Mas, ¡cuánto es loco y ciego
Quien fia de encubrir su hecho al cielo!
Después desla caida,
También el hijo luego
Tornaron al lloroso y mortal suelo;
Y como le apuntaba
La barba ya. y estaba
El mozo en su vigor y florecía ,
Al rico y generoso casamiento
Que entonces se ofrecía,
El ánimo aplica y pensamiento.
Ardiendo pues desea
Alalpodamia,
Del claro Pisadon ilustre planta ;
Ya do la mar batía.
Cuando la noche afea
Al mundo, solo busca al que quebranta
Las ondas y levanta ;
Al cual . que enconlinente
Junto del aparece,
Le dice: «Si contigo aquel pasado
Tiempo sabrosamente
Algo puede y merece,
Y si ya mí dulzor te vino en grado,
Enflaquece la mano
Y lanza del Písano,
Y dame la Vitoria en Elís puesto ,
Que á dilatar las bodas y concierto
Efpadre está dispuesto.
Dado que son ya trece los que ha muerto.
»Lo grande y peligroso
No es para el cobarde.
El alto y firme pecho lo presume ;
Y pues temprano ó tarde
Es el morir forzoso ,
¿Quién es el que sin nombre y vil consume,
Y en honda noche sume
El tiempo de la vida.
De toda prez ajeno?
Al fin estoy resuelto en esta empresa,
y tuya es la salida
Y el'dar suceso bueno.»
Y dicho esto calló, mas no fué aviesa
De aquesta su requesta
La divinal respuesta ;
Porque dándole nueva valentía ,
Le puso en carro de oro, en los mejores
Caballos que tenia »
Con alas no cansadas voladores.
Y ansí alcanzó Vitoria ,
Y fué suya la virgen ; y casados ,
De alto fecho y gloría ,
Seis principes, seis hijos engendrados
Dejaron. Y pasados
Los días, yace agora
En tumba suntuosa
A par del agua alfea , á par de la ara ,■
De las que el mundo adora
La mas nobleyíiloriosa;
Y hace que su nombre y fama clara
Por mil partes se extienda
La olímpica contienda
Que se celebra allí , do el pié ligero ,
Do hacen las osadas fuerzas prueba;
Y quien sale el primero.
Dulcísimo descanso y gozo lleva
Para toda la vida ;
Tanto es precioso y raro
El premio que consigue , y siempre aviene
Ser excelente y raro
El bien que de avenida
Y junto y en un dia al hombre viene;
Mas á mí me conviene
Con alto y noble canto,
Por mas aventajado.
En el veloz caballo coronarte,'
Hieron ilustre. Ycurnilo
A todos en estado
■LIBRO SEGUNDO.
Vences y en claros hechos , celebrarte
Tanto con mas hermosas
Y m;is ariiliciosas
Canciones yo presumo. Vive y crece.
Que Dios tiene á su cargo tu ventura,
Y si no "esfaliece,
Aun yo te cantaré ';on mas dulzura.
Cantarte lie vilorioso
En voladora rueda ;
Y C?oiiio, que hacia el sol contínomira.
Para que tanto pueda,
Me infundirá copioso
Don de palabras vivas. Que en mí inspira
Forlisima y me tira
A si. hecha señora,
La musa poderosa ;
Que cada uno en uno se señala,
Y todo al Hey adora.
No busques mayor cosa ;
Y el cielo que en lo alto de la escala
Te puso, te sustente
Allí continuamente;
Y yode tan ilustre compañía
Me vea de comino rodeado,
Y claro en poesía.
Por todo el griego suelo andar nombrado.
37
BETIUtLO, elegía MI, LIB. II.
Al campo va mi amor, y va á la aldea;
El hombre que morada un punto solo
Hiciere en la ciudad, maldito sea.
La mesma Venus deja el alto polo,
Y á los campos se va, y el dios Cupido
Se torna labrador por esto solo.
¡Ay, yo con qué placer, si permitido
Me fuera estar do estás, con el arado
Rompiera el fértil campo endurecido,
Y en hábito de aldea disfr,izailo
Siguiera el paso de los bueyes lento,
De tus hermosos ojos sustentado !
Si me abrasara el sol , ningún tormento
Sintiera ni dolor, ni si la esteva
Las manos me llagara en parles ciento;
Que Apolo bien ansí en forma nueva
De las vacas de Admeto fué vaquero,
Y hizo de su amor ilustre prueba.
La música y belleza contra el fiero
Amor no le valió , ni saluilable
Yerba de cuantas él halló primero.
Toda su medicina al incurable
Golpe quedó rendida, y traspasada
Su alma fué con flecha penetrable.
Llevó y tornó del pasto la vacada.
La leche fué exprimida por su mano,
\' en las redondas formas apretada.
¡ Ay ! cuántas veces, cuánt:is de su hermano,
Que en pos de algini. novillo le encontraba,
Se avergonzó Diana , masen vano.
El cabello, que al oro despreciaba.
Revuelto le traía y desgreñado;
Que el duro amor asi so lo mandaba.
¡üh venturosa edad ! ¡ siglo dorado!
Cuando sin deshonor ni inconveniente
Aun á los niesmos dioses era dado
Servir al dulce amor abiertamente.
Ardí, y no solamente la verdura
Deste mí breve año , amor , te he dado.
Mas del maduro otoño una gran parte.
Pedía libertad, y liasme apretado,
Como preso que huye , con mas dura
Cadena, y no me vale ruego ni arte.
¡Ay triste! ¿habrá en el mundo alguna parte
Segura en cueva , en monte, en la "mar honda,
Abismo do me esconda,
Y libre deste mal con mi destierro
Siquiera de mis años lo postrero?
Con razón temo tu poder crecido,
38
OBRAS DE FRAY LUIS DE LEÓN;
Oue el cornzon mil veces me hns abierto,
Sin liüilür conira ti defensa en n'jila,
M;is de con voz hnmikle y color muerto
Coiifes;ir¡iie á la ciara por rendido.
Cualqiie región desierta y apartada
Buscar ciiiisiera agora, (jue gastada
La tuerza siento y el caljello cano.
Por liuii' de tu mano;
(,'ue entre el tu. rte escuadrón que su bandera
Siiiue , un sdidiido fl:ico ;, (pié honra espera?
iMas, ¡a\ triste! ¿dó iré? Que i)or doquiera,
O por l;i liuniida mar ó seca arena
Tomado tiene el paso Amor primero;
Doquiera el tueg.p luce, el arco suena,
Y veo contra mi la punta fiera,
Üe cuyo golpe guarecer no espero ;
Que el blanco es cierto y el tirador certero.
Was ¿qué sirve , si el tiempo La ya secado
Mi vigor y agostado.
Como yerba que al sol su fuerza pierde,
Y solo en mi el deseo queda verde ?
Tiempo fué cuando osé, de amor vencido,
Pelante alguna bella y desdeñosa
Presentar mis querellas y tormento;
Hallé una voluntad blanda, amorosa
Debajo del desden , y convertido
Jli dolor y mi pena fué en comento.
ílas ¿quién oirá de hov mas mi triste acento?
Quién no condenará una edad causada
De nuevo enamorada?
La voz está ya ronca y los ser.tidos,
Comoculebr.. al hierro entorpecidos.
Tórname aquel vigor que el tiempo avaro
Piobó veloz , v torna la viveza
Que me alentaba , y tifie este cabello
Cual fué piimero, porque en la corteza
El mal secreto no se nuiestre claro;
Y si sov tuyo , haz que pueda sello.
Que no huyo la guerra , antes en ello
£l no poder me duele. Mas mi suerte
Si no es va para el fuerte
Oliciüluyo, libertad lepiílo;
Yo viviré, seiás tú bii'ii servido.
I'.l iiivi<'rno\ las nubes fie mi vida
So'.o te tpiiló amor, y a(|uesle hielo
De tus llamas y ardor tan diferente.
No se debe pesar si el débil vuelo
Convieito a mejor nido , pues seguida
Ha sido ya de mi tan liieiigaiiienie
Tu vida amarga y dulce juntamente.
Que justo es ya que sea libertado
ÍJii esclavo cansado,
Si(|uiera á la vejez . y así es costumbre
Doinle se vea nobleza y mansedumbre.
Mas pues que amor ningún consejo quiere,
Sigúele adonde fuere,
Di eve canción , y anie mi bien presenta
El coiitiiio dolor que me atormenta.
IMITACIÓN DE DIVERSOS.
Vuestra tirana exención
Y ese vuestro cuello erguido,
Estov cierto cpie Cii(ii<lo
Pondrá en dura sujeción.
Yivid esipiiva v exenta ,
Que á mi cuenta
Yos serviréis al amor
Cuando de vuestro dolor
Ninguno (pilera hacer cuenta.
<:u;indo la doiada cumbre
ruere di; nieve esparcida,
Y las dos luces de vida
Recogieren ya su lumbre;
Cuando la ruga enojosa
En la hermosa
Érente y cara se mostrare,
Y el tiempo , que vuela , helare
Esa fresca y linda rosa;
Cuando os viéredes perdida,
Os perderéis por querer,
Sentiréis qué es padecer,
Querer y no ser querida ;
Diréis con dolor, Señora,
Cada hora:
«Quien tuviera, ¡aysin ventura!
O agora aquella hermosura,
Oenioncesel amor de hor? »
A mil gentíos que agraviadas
Tenéis con vuestra porfía
Dejaréis en aquel dia
Alegres y bien vengadas;
Y por mil partes volando,
Publicando
El amor irá este cuento.
Para aviso y escarmiento
de quien no sigue su bando.
¡ Ay ! Por Dios, señora bella.
Mirad por vos mientras dura
Esa flor graciosa y pura.
Que el nogozallaes perdella.
Y pues no menos discreta
Y perfeta
Sois que bella y desdeñosa.
Mirad que ninguna cosa
Hay que á amor no esté sujeta.
Él amor gobierna el cielo
Con ley dulce eternamente,
Y ¿queréis vos ser valiente
Conira él? Acá en el suelo
Da movimiento y viveza
A la belleza
El amor, y es dulce vida,
Y la suerte mas valida
Sin él es pobre tristeza.
¿Qué vale el beber en oro ;
El vestir seda y brocado.
El techo rico labrado
Y los montes del tesoro?
Y ¿ qué vale , si á derecho
Os da pecho
El mundo todo y adora,
Si á la fin dormís. Señora,
En el solo y frió lecho?
IMITACIÓN DEL PETRARCA.
Mi trabajoso dia
Hacia la tarde un poco declinaba,
Y libre ya del grave mal pasado.
Las fuerzas recogía .
Cuando (sin entender quién me llamaba)
A la entrada me hallé de un verde prado.
De flores mil sembrado,
Obra do se extremó naturaleza.
El suave olor , la no vista belleza
Me convidó á poner allí mi asiento.
¡Ay triste! que al momento
La flor quedó marchita,
Y mi gozo tornó en pena inñnita.
Üe labor peregrina
Una casa real vi, cual labrada
Ninguna fué jamás por sabio moro.
El muro plata lina,
De perlas y rubíes era la entrada.
La lorie de marlil, el lecho de oro;
niquisimo tesoro
Por las claras ventanas descubría,
Y dentro una dulcísima armonía
Sonaba, queme puso en esperanza
De cierna bienandanza.
Entré, que no debiera;
ILillé por paraíso cárcel íiera.
Cercada de frescura ,
Mas clara que el cristal hallé una fuent©.
En un lugar secreto y deleitoso
De entre una peña dura
Nacía , y murmurando dulcemente
Con su correr hacia el campo hermoso.
Yo, lodo deseoso,
Lánceme pop beber. ¡ Ay triste y ciego!
Beid por ajjua fresca ardiente fuego;
POESÍAS.—
Y por mayor dolor el cristalino
Curso mudó el camino,
(Jue causa que muriendo
Agora viva , en sed y pena ardiendo.
De blanco y colorado
Una paloma y de oro matizada,
La mas bella y mas blanca que se vido,
Me vino mansa al lado.
Cual una de las dos por quien guiada
La rueda es de quien reina en Pafo y Gnido.
¡Ay! Yo, de amor vencido.
En el seno la puse, que al instante
En mi pecho lanzó el pico tajante,
Y me robó, cruel, el alma y vida;
Y luego convertida
En águila , alzó el vuelo;
Quedé merced pidiendo yo en el suelo.
Al fin vi una doncella
Con semblante real , de gracia lleno.
De amor rico tesoro y de hermosura.
Puesto delante della.
Humilde le ofreci , abierto el seno,
Mi corazón y vida con fe pura.
¡Ay! ¡cuan poco el bien dura!
Alegré lo lomó, y dejó bañada
Mi alma de placer ; mas luego airada,
De mi se retiró por tal manera,
Como si no tuviera
En su podermi suerte.
¡Ay dura vida! Ay perezosa muerte!
Canción , estas visiones
Ponen en mí encendida
Ansia de fenecer tan triste vida.
LIBRO SEGUNDO.
Alargo enfermo el paso, y vuelvo, cuanto
Alargo el paso, atrás el pensamiento.
No vuelvo , que antes siempre miro atento
La causa de mi gozo y de mi llanto.
Allí estoy (irme y quedo ; mas en tanto,
Llevado del contrario movimiento
(Cual liace el extendido en el tormento),
Padezco fiero mal, fiero quebranto.
En partes pues diversas dividida
El alma, por huir tan cruda pena
Desea dar ya al suelo estos despojos.
Gime, suspira y llora dividida ,
Y en medio del llorar solo esto suena :
¿Cuándo volveré, Nise, á ver tus ojos?
39
Señor, aquel amor por quien forzado,
Muriendo, de mi mal hiciste enmienda,
Nos libre de tu ira y nos defienda.
Mira, Padre amoroso,
Cuánto es tenaz esta mundana liga,
Y cómo el engañoso
Contrario con mil lazos nos obliga,
Y el dulce con que cubre su enemiga;
Por donde, si acontece que nos prenda.
Tu blanda piedad á esto atienda.
¿Quién hay que no confiese.
Señor, que son sin lin nuestras maldades?
Mas si culpa no hubiese,
¿Adó demostrarlas tus piedades?
¿En qué relucirían tus bondades?
Las cuales porque el hombre las entienda ,
No tomes á despecho que te ofenda.
Tú , Padre, nos lanzaste
En este mar, y tú nos saca á puerto.
Y si ya nos amaste
Cuando el suelo te tuvo vivo y muerto ,
Amaños también hora , y nuestro tuerto
A tu dulce perdón no ponga rienda ,
Mas siempre mas copioso en nos decienda.
SONETOS.
Amor casi de un vuelo me ha encumbrado
Adonde no llegó ni el pensamiento ,
Mas toda esta grandeza de contento
Me turba y entristece este cuidado;
Que temo que no venga derrocado
Al suelo por faltarle fundamento ;
Que lo que en breve sube en alto asiento,
Suele desfallecer apresurado.
Mas luego me consuela y asegura
El ver que soy, señora ilustre, obra
De vuestra sola gracia , y que en vos fio.
Porque conservaréis vuestra hechura,
Mis faltas supliréis con vuestra sobra,
Y vuestro bien hará durable el mío.
Agora con la aurora se levanta
Mi luz , agora coge en rico ñudo
El hermoso cabello, agora el crudo
Pecho ciñe con oro, y la garganta.
Agora vuelta al cielo pura y santa.
Las manos y ojos bellos alza , y pudo
Dolerse agora de mi mal agudo ,
Agora incomparable tañe y canta.
Ansí digo, y del dulce error llevado,
Presente ante mis ojos la imagino ,
Y lleno de humildad y amor la adoro.
Mas luego vuelve en si el engañado
Animo, y conociendo el desatino,
La rienda suelta largamente al lluro.
¡Oh cortesía , oh dulce acogimiento!
Oh celestial saber, oh gracia pura,
Oh de valor dotado y de dulzura,
Pedio real , honesto pensamiento.
¡ Oh luces, del amor querido asiento,
Oh boca donde vive la hermosura ,
Oh habla suavísima, oh ligura
Angélica, oh mano, oh sabio acento!
Quien tiene en solo vos atesorado
Su gozo y vida alegre da y su consuelo ,
Su bienaventura y rica suerte,
Cuando de vos "se viere desterrado,
¡Ay ! ¿qué le quedará sino es recelo,
Y noche y amargor y llanto y muerte?
Después que no descubren su lucero
Mis ojos lagrimosos noche y día ,
Llevado deí error, sin vela y guia,
Navego por un mar amargo y fiero.
El deseo , la ausencia, el carnicero
Recelo , y de la ciega fantasía
Las olas muy furiosas á porfía
Me llegan al peligro postrimero.
Aquí una voz me dice cobre aliento,
Señora , con la fe que me habéis dado ,
Y en mil y mil maneras repetido;
Mas ¿cuánto desto allá llevado ha el viento?
Respondo, y á las olas entregado,
El puerto desespero, el hondo pido.
GEÓRGICA PRIMERA DE VIRGILIO.
Lo que fecunda el campo , el convinieate
Romper del duro suelo , el sazonado
Juntar la vid al olmo, y juntamenle
Cómo secura el buey, cómo el ganado,
Y de la escasa abeja diligente
Su industria y saber mucho no enseñado,
Aquí, Mecenas claro, comenzando
Por orden cada cosa, iré cantando.
Oh vos, lumbreras claras de la vida,
Que el año producís andando el cielo.
Alma Céres y Baco, si en florida
Espiga por don vuestro mudó el suelo
40 OBRAS DE
La primera bellota , y la bebida
Con las lialladas uvas perdió el hielo;
Y vos, dioses propicios del aldea ,
Venid, faunos, adómi voz desea.
Venid, faunos, venid , coro lucido
De dríadas , pues vuestros dones canto;
\ lü, Nepluno. aquien el campo herido
Con el i;rande tridente, con espanto
El caballo produjo; y del fl .-rido
Bosque el cultivador" y de otro, canto,
De novillos pastor tres veces ciento.
Que pacen de la Cea el grueso asiento.
Y tú . pastor de ovejas, Pan, dejados
Tus bosques y tus valles de Liceo,
Si son de ti tus Ménalos ya armados ,
Vén presto favorable aqui. oh Tegeo;
Y tú, Minerva, vén, que á los collados,
La gruesa oliva hallando, <l¡ste arreo,
Yei mozo inventador del corvo arado,
Y del ciprés entero por cayado.
Y los dioses y diosas igualmente,
Cuantos tenéis por obra y por oficio
La guarda de los campos jumamente;
Aquellos que con vuestro beneficio
Las mieles levantáis no sin simiente,
Y aquellos que enviáis del edificio
Del cielo, para el l)ien de los sembrados,
Largos hilos de lluvia derramados.
Y finalmente, tú, de quien se duda
A cuál divinidad serás alzado ,
O si de lo terreno , que se muda,
Querrás y de tu liorna el gran cuidado;
De arte que colgada de tu ayuda
La redondez le adpre , coronado
Conel materno mirlo frente y sienes,
Señor del aire y campo y de sus bienes,
üli si fueres del mar por Dios tenido,
Y a ti solo adorare el maiinero,
Y Tule lo poslrer de lo sabido ,
Y diere por ti Teti el mar entero,
Por ti para su yerno , ó añadido
A los meses tardíos por lucero
En el lugar que esiá <iésocupado,
Entre Virgoy las Celas asentado.
Une si lo miras , ya para tu asiento
Los brazos encogió el Kscorpio ardiente,
Y mas de la miiad con miramiento
Te deja de su silla reluciente.
Pues, ó le venga desto mas contento,
O seas el que fueres finalmente
(Que no le esperará rey riel infierno,
Ki lü desearás tan mal gobierno.
Aunque el Kliseo campo Grecia admire,
YProserpina huva, demandada
Volverse con su madre), ansí que inspire
En mí tu deidad, apiadada
Del labrador, que ignora por dó tire,
Y da favor á aquesta empresa osada.
Vén pues , y desde luego acoslund)rado
Aprende como Dios ser invocado.
Kn el \erano nuevo, cuando el frió
Humiír. en alta sierra desatado,
Deciende convertido en largo rio,
Y el campo, con el céfiro alentado,
El seno atinja que cerraba el frió,
Al punto gima el i)uey con el arado,
Hincándolo , y la reja , de gastada ,
Conel arar relnndire como espada.
Aquella mies sin duda corresponde
Con lo que siempre el labrador desea ,
Que en dos tiem|ios el hielo en si la esconde,
Y en dos tiempos el sol la ve y recrea ;
Sus frutos las paneras rompen, donde
Se encierran. Mas tu estudio y vela sea ,
Antes de abrir con reja el nuevo suelo.
Las mañas conocer del viento v ciclo.
Los \ientos, \ los modos diferentes
Del aire y sus diversas calidades;
Lo pnipio de las tierras, las sindenles
Que huyen ó á quién iiacen amistades;
Que ¡ifpii se dan los trigos, las ardientes
Ivas mejor allí , las variedades
FRAY LUIS DE LEÓN.
De frutas hallan dicha en otra parle ,
Y lo que sin cultura nace y arte.
¿No ves por ventura cómo envía *
Cilicia su azafrán , el indio fiero
Nos da el rico marfil , y cómo cria
Encieiiso el viciosísimo Sabeo,
Y los calibesdan hierro, y porfía
El Ponto el venenoso castóreo,
Y Epiro en dar las yeguas tiene gloria,
■ Que en lilis se aventajan con viloria?
Que luego en el principio divididas.
La suya á su lugar naturaleza.
Aquestas leyes puso establecidas
Con liga y nudo eterno de firmeza ;
Luego cuando las piedras esparcidas
Lanzó Deucalion por la grandeza
Del yermo suelo y tierra espaciosa.
De do los hombres nacen , dura cosa.
Ansí que , como digo , el mes primero
Del año el fuerte buey con el arado
Trastorne el fértil suelo, porque quiero
Quecue/a con su ardor el quebrantado
ierion el seco estío ; y si es ligero
El campo, á la ligera sea tocado;
Allí porque no ahogue yerba el trigo,
Aqui poique no espire el jugo amigo.
También harás que á veces repartido
Goce el segado campo de reposo,
Y que por luengo espacio entorpecido
Con molió se endurezca el perezoso,
O sembrarás cebada allí, venido
Su tiempo, de do en vaina sonoroso
O Coges el legumbre, ó fué arrancada
De do por ti la abeja delicada ,
O de donde sacaste del lupino
Triste la caña fiaca vocinglera.
Mas quema , adonde nace, el campo el lino,
Y la bañada en sueño dormidera
Le quema , y las avenas. El contino
Uso trocando ansí , pues se aligera ,
Con tal que sin empacho ni recelo
Hartes de esiiérco! grueso el flaco suelo.
De estiércol y ceniza torpe, inmunda,
Esparce largo el campo adelgazado ,
Que ansí y mudando escpiilino se fecunda
La ti'MM'a. Y no es ninguna del no arado
Suelo la utilidad. A la infecunda
Haza provecho á veces ha causado
Quemarla, y que al rastrojo seco asido,
Corra abrasando el fuego y dé estallido.
O porque ansí se esfuerza ocultamente
Y mas se engruesa el campo, ó poríjue luego
Quemado, lo vicioso totalmente
Perece, y suda el daño con el fuego,
O porque aquel ardor eficazmente
Descubre mas caminos, y lo ciego
Relaja de los poros, por do venga
El jugo á lo sembrado , y lo mantenga.
Ó es porque endurece el fuego al suelo,
Y aprieta mas las venas dentadas,
A que ni recios soles , ni del cielo
Las lluvias menudas enviadas.
Ni el cierzo penetrable, envuelto en hielo.
Le abrase. Y mas sirve á las aradas
Quien rompe los terrones descuidados.
Con puntas y con zarzos arrastrados.
No mira al que esto hace del dorado
Cielo la roja Céres sin provecho.
Ni menos al que al brazo atravesado
Los lomos que alzó arando en el barbecho
l.os corta de través con el arado,
Y al sesgo, diligente, y al derecho
La tierra sin cesar desasosiega,
Y doma y trae sujeta ansi la vega.
Húmiíios eqnioocios, fríos, serenos,
Labradores |icdid, que el polvoroso
Hielo da ricos panes , hace amenos
Prados , y si presume de abundoso
El suelo de la Frigia , y sus llenos
Campos admira el Gárgaro gozoso,
Desta sazón de tiempo mis le viene
Que de cuauta cultura y labor tiene-
poesías. — LIBRO SEGUNDO.
¿Qué diré del que liiejío que lia esparcido
La simiente, prosigue, y de la arena
Flaca lo amontonado y mal asido
Deshace, y que después con larga vena
Dei agua que le sigue, el esparcido
Campo baña , y lo mesmo cuando pena
Y hierve el abrasado suelo ardiendo,
Y sus yerbas, que en él se están muriendo,
Al punto de la altura recostada
Abre camino al agua, que cayendo
Hiere las lisas piedras , y encontrada.
Ronco mormullo mueve, y tiembla yendo
La tierra abierta y seca , de abrasada ;^
Y del que en yerba el vicio va paciendo
De las mieses que igualan las aradas.
Porque después no se echen de granadas?
¿Del que el humor, en lagos recogido,
Con bebedora arena lo deslierra?
El rio mayormente si salido
De madre , y largamente por la tierra
En los inciertos meses extendido,
Con cieno, que dejó , la ocupa y cierra,
Por do las anchas fosas llenas sudan
Con aguas que estantías no se mudan.
Y (no's dado (lue el hombre y buey á «na.
Cultivando la tierra y trabajando.
Hayan aquesto hecho) no es ninguna
La ofensa que el mal ánsar hace andando,
Y las grullas de. Tracia , y la importuna
Indivia los sembrados enredando
Con sus amargas hebras, ni es velleño
Las sombras á los panes muy pequeño.
Que el mismo Padre eterno quiso en parte
No fuese la labranza del barbecho
Fácil, y lué el primero que con arte
Los campos meneó, porque de hecho
El cuidado forzoso fuese parte
Para aguzar el torpe humano pecho;
No consintiendo que su monarquía
Se entorpeciese con pereza fria.
Porque ante de su reino por ninguno
El campo ni fué arado ni mollido,
Niel señalar con lindes cada uno
Su parte , ó el d¡\-idir fué permitido;
Servían al común sin miedo alguno,
La tierra daba fruto no pedido.
El ansimismo puso mal veneno
A las serpientes negras en el seno.
El les mandó á los lobos que salteen,
Al mar que se levante, y sacudida
?u¡soque miel las hojas no goteen,
del la luz del fuego fue ascendida ;
Los vinos que corrían no se veen.
Que fué por él su vena reprimida ,
Para que imaginando el uso , hiciese
Las artes poco á poco, y las puliese.
Y para que buscase él trigo arando,
Y para que del seno el ascondido
Fuego, á los perdenales golpeando,
Sacase. Allí primero fué sentido
El barco de los ríos , y allí cuando
Redujo á cierta suma ', y su apellido
Compuso á cada estrella el marinero.
Osas, Virgilias, Hiadas, Lucero.
Y entonces se inventó el cazar las fieras
Con lazos y con ligas engañosas,
EJ enredar las aves, y las fieras
Selvas cercar con canes. Las undosas
Mares con redes largas , barrederas,
El uno escudriñaba y con ñudosas
Mangas , el otro , hiriendo á su albedrío ,
El hondo penetró del ancho rio.
Y entonces el rigor del hierro vino,
y fué la cortadora sierra hallada,
Que á fuerza de las cuñas cortó el pino,
Fátil para él henderla edad dorada.
Nacieron muchas artes; que el contino
Trabajo pertinaz y l-a apretada
Falta , que en lo preciso no reposa,
Todo lo sobrepuja poderosa.
Céreslos enseñó á romper la tierra
Cou hierro , cuando ya casi fallaba
Bellota en el sagrado monte y sierra,
Y la comida Epiro nos negaba ;
Mas luego al pan le vino nueva guerra,
La nubla dañadora , que gastaba
La espiga , y el baldío y desechado
Cardo, que se erizaba en el sembrado.
Ahóganse las mieses, sube y crece
Selva desagradable, abrojo, espina,
Y en lo que cultivado resjihindece
Reina la grama inútil, la maligna
Avena ; y si tu mano desfallece
En perseguir con rastro á la conlina
Al campo , y si no espantas con ruido
Las aves, ó con honda y estallido;
Si no estrechares tú con podadera
Las sombras del umbroso y negro suelo,
Si en el otoño y en la primavera
Con votos no pidieres agua a! cielo.
En vano ¡ ay ! los montoiies de la era
Ajena mirarás, y tu consuelo.
Con que consolarás tu merecida
Hambre, será la encina sacudida.
También nos convendrá que dicho quede
Qué armas ha de usar el esforzado
Rústico, sin las cuales no se puede
Sembrar ni mejorar lo ya sembrado.
La reja es lo primero, y le sucede
El roble del muy grande y corvo arado,
La carreta de Céres Eleusina,
Que despacio volviéndose camina.
Los trillos, las rasireras, los pesados
Rastros desigualmente , los teji<los
Cestos, alhajas viles, los trabados
Zarzos de rama y mimbre, los debidos
Harneros al dios Baco, queajuntados
Con acuerdo tendrásy apercebidos
De antt's todos estos , si la amada
Gloria del fértil campo teesguard.ula.
Con tiempo allá en la selva retorcido
Con fuerza valentísima es domado
El olmo para cama , y costreñído
Recibe forma en si de corvo arado ;
De allí por ocho pies sale extendido
Derecho asi el timón , y cada lado
Su oreja y su dental , y de antemano
Se corte al yugo el tojo bien liviano.
El tejo y ia allahaya , y juntamente
La esteva se apareje , que pkintada
Detrás en el arado, prestamente
Vuelva las bajas ruedas ; y colgada
La leña dura en el hogar caliente,
Alli será del humo examinada.
Y puédote decir otras mil cosas.
Que los ancianos mandan, provechosas.
Mil cosas, si te place estar atento,
\' tan menuda cuenta no es penosa.
La era, lo primero, de cimiento
Trastórnala , y con greda pegajosa
Macízala después, y desde el centro
Por toda alrededor con poderosa
\ bien rolliza piedra ansí rodando.
Lo desigual del suelo irás quitando.
Porque no nazcan yerbas, ni hendida,
El polvo en ella reine , ocasionada
A ser de mil trabajos ofendida ;
Que á veces hace en ella su morada,
Y su troje el ratón , y su manida
El topo ciego pone allí cavada,
Y el sapo alli se halla cada día,
Y cuanta sabandija el suelo cria ;
Y á veces el gorgojo átala y gasta
Grande montón de trigo, y la hormiga
Ensila mucho mas délo que basta,
Temiendo la vejez pobre y mendiga ;
Que si tu diligencia no contrasta
Mil daños amenazan á la espiga;
Y atenderás también, si te es gustoso,
Adivinar lo estéril , lo abundoso.
Atiende cuando en flor la almendrera
Se viste por el campo , y de florida
Las ramas encorvare ; la panera,
Si el fruto viene á colmo , enriquecida
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OBRAS DE FRAY LUIS DE LEÓN.
Será por un igual , y grande era
Verás con gran calor ; mas si caida
La flor se l'uere en hoja , muy menguadas
Espigas trillarás y mal granadas.
Y visto 1)6 yo que muchos sembradores
Los granos medicinan, y primero
Con alpecliin los hnñan/con licores
Otros, para que el fruto mas entero
Hincha la falsa vaina , y los ardores
Del fuego , aunque pequeño, mas ligero
Los cuezan y enmollezcan , y aun be vido
El trigo desdecir muy escogido.
He visto que después de'gran cuidado
Desdice poco á poco, si el humano
Velar en cada un año lo granado
No escoge y lo mejor con propia mano;
Que ansi por ley en todo la criado
Descae y vuelve atrás el ser liviano,
Y viénese empeorando de contino
A estado menos bueno y menos diño.
^o de otra iorma y niodo que acontece
Al que con remo y fuerza apemis lleva
El barco la agua arriba , si enflaquece
Y si de cnanto puede no hace prueba,
Si acaso el brazo afloja y desfallece,
Y la raudal corriente se le lleva
Al punto en pos de sí arrebatado,
Y como cuesta abajo despeñado.
Y allende deslo, importa el tener cuenta
(Tanto á nosotros como al marinero
Que el Ponto y que el estrecho ávido tienta.
Llevado por el mar ventoso y fiero
Al patrio y dulce nido, donde asienta)
Con el Arcturo y con el Carretero,
Sus cabras y su dia , y juntamente
Con la culebra austnd" resplandeciente.
Cuando la Libra iguales horas diere
Al sueño y á la vela , y justamente
La redondez por medio dividiere
Entre la noche y luz , el buey valiente
'J'raed á la melena , y por do' fuere
Con mano, oh labradores, diligente
Esparced las cebadas hasta cualido
Lo crudo del invierno venga helando.
Y por el niesmo modo es a|iro|)iado
Tieuipo para entregar el lino al suelo ,
Y de la dormidera el delicado
Crano á la santa Céres sin recelo,
(Cuando está seco el campo, y el nublado
Alto V suspenso se anda por el cielo;
Mas de babas es la sen)entcra
Cuando aparece ya la primavera.
Y á ti también, alfalfa, los llovidos
Sulcos te acogerán bien en su seno ,
Y ai mijo en cada un año sus debidos
Cuidados sa/on viene y tiempo bueno,
(>nando ya el blanco toro con lucidos
Cuernos del año hneiio y del sereno
Aire la puerta abriendo, y se pusiere .
El Can contrai ia estrella , y le cediere.
Empero si labrares para el trigo
L: s tierras, ó si para las cebada.s ,
Y fueres de los panes solo amigo ,
I'rimero se te escondan las llamadas
Virgilias. y piimero (como digo)
Se asconda la corona, que entregadas
Al sulco lassimienlcs le confies,
Y al suelo sin sazón tu año íics.
Que nuiclios comenzaron no caida ,
La maya, mas al Un la espiga vana
Hurló sus esperanzas. Si esparcida
La arbeja ó vil lasólo, y la gitaTia
Lenteja fuere en preciode ti habida ,
Su tienqio te dirá y su sazón sana
Sus rayos el Hooíes ndiijando;
Comienza, y llega al hielo asi sendirando.
Que por aquesta fin d(d sol dorado
La redondez del rielo dividida,
Con numero medido y limitado
I'or doce claros signos es regida
Y en cinco zonas todo está cortado;
La una de las cuales enccudida
La tiene de contino el sol presente ,
Y el fuego que la tuesta eternamente.
De atpiesta al rededor las dos postreras
Por la siniestra y por la diestra mano
Se extienden verde y negras con las lleras
Lluvias, con el rigor del hielo insano;
Y entre esta y la media van dos veras,
Dadas por don al hombre soberano,
Y en ambas al través hecho el camino
Por do los signos andan de contino.
Que cuanto se levanta el cielo alzado
Encima jos alcázares rifeos ,
Tanto sé va sumiendo , y recostado
Hacia el Ábrego y Libia y los guineos.
Aqueste quicio vemos ensalzado;
Debajo de los pies aquel los feos
Y hondos infernales; el Cerbero
Le ve , y del negro lago el mal barquero.
Aquí va dando \ueltas la serpiente
Grandísima, á manera de un gran rio,
Por entre las dos osas reluciente;
Las osas, que en la mar nunca el pié frió
Lanzaron; mas allí continamente
Que es calma dicen todo y estantío,
En noche profundísima espesando
Lo escuro las tinieblas, y engrosando.
O dicen que la aurora despedida
De aquí los lleva el dia, y al momento
Que torna á descubrírsenos nacida ,
Y que de sus caballos el aliento
Nos toca, de la tarde la lucida
Estrella allí con presto movimiento
Sus luces les enciende, por manera
Que el cielo nos enseña verdadera.
Enseña que nos dice sin engaño
Del aire las mudanzas revoltoso.
La mies, la sementera, y cuando el año
Concede dar el remo al niar undoso ;
Cuando se puede al agua echar sin daño
La nave , y cuando el pino poderoso
Con su sazón debida viene á tierra.
Cortado en la fragosa y alta sierra.
Ansi que, no es sin fruto tener cuenta
En ver si nace el signo, si se pone ,
Y el año que con una y justa cuenta
De cuatro tiempos varios se compone.
Si fuere que la lluvia no consienta
Salir al labrador, no se perdone
De hacer mil cosas, (¡ue la nube huida,
Convienen y se bacen de corrida.
Que el labrador la reja allí embotada
Afila de su espacio , y cava el leño
En barco , ó si le place , á su manada
Almagra, y el montón grande ó pequeño
A cuenta le reduce , es aguzada
La horca de dos puntas, alza el dueño
El rolo valladar, allí se apresta
Lo que la vid caediza tiene enhiesta.
Entonces con los mimbres es tejido
El fácil canastillo, tuesta el fuego
Entonces las espigas, y es molido
El grano con la piedra ; y al sosiego
Santo el hacer también le es permitido
Por ley algunas obras , porque el riego
No hay tiesta que loved(>, ni es vedado
Cercar con valladares el sembrado.
Ni menos el armar al ave engaño,
Ni el encender los cardos, ni el roñoso
Ganado cabriller en fresco baño;
Y á veces sobrepone al espacioso
Asnillo el labrador, conforme al año,
Aceite ó vil manzana, y va , y gozoso
Lo torna del mercado á su morada
(Wíii pez ücual(|ue pi(Mlia aderezada.
Y para el trabajar también la luna
A (lias es feliz en su carrera.
Huye su quinta luz, en quien á una
Tesifoiie nacieron y Meguera,
Y el Oreo verdinegro y la laguna,
Y en tal dia la tierra lanzó afuera
(oM parlo alioininable á Tifoeo,
A Japeto, Porfiria , Heto, Coeo.
POESÍAS. — LIBRO SEGUNDO.
43
En tal produjo infelicemente
A lodos los hermanos conjurados
De dar asalto al cielo osadamente.
Tres veces procuraron levantados
Sobreponer al Pelio el eminente
Osa y Olimpo , y fueron derrocados
Tres veces con el rayo soberano
Los montes, que el íuror alzaba en vano.
Empero es feiicisimo el sereno
Que al décimo sucede, en poner vides.
En el domar los bueyes, y es muy bueno
Para tejer lo urdido ; y si partides
De vuestra casa , el propio es el noveno,
Aunque es malo á los hurtos y á sus lides,
Y á cosas es mejor la noche fria,
O cuando al alba el suelo se rocía.
De noche muy mejor la paja leve.
De noche mejor mucho el seco prado
Se corta , que á las noches se les debe
Un correoso humor; y desvelado
A los candiles largos del sol breve',
Con hierro aguza alguno delicado
La tea , y su mujer, que también vela.
Corre la lanzadera por la tela.
Corre por el telar, y engaña el duro
Y luengo trabajar ansí cantando,
O cuece el dulce mosto al fuego puro ,
El cobre hírviente á tiempos espumando.
Mas el estío al trigo ya maduro
La hoz aguda aplica , y volteando
En la espaciosa era , son trilladas
Las mieses, del calor del sol tostadas.
Ara cuando se puede arar desnudo ,
Y siembra por el mesmo modo y arte ,
Que el tiempo del invierno es como nudo
Que ala al labrador la mano y arle ;
Que cuando reina el frío y hielo crudo,
Los labradores por la mayor pai le
Gozan de lo allegado , y juntamente
A veces se convidan dulcemente.
Convídalos á ello el tiempo helado ,
Hecho para el regalo , y que del pecho
Desata las congojas y cuidado ;
Como cuando con viento al fin derecho
Entran en el puerto dulce y deseado,
Cargados los navios de provecho,
Alegres, con laurel los marineros
Coronan á los árboles veleros.
Bien tal que es propio á la cosecha
Del roble y laurel y verde oliva
Y del sangriento mirto, y que aprovecha
Para enredar la grulla fugitiva ,
Para poner al ciervo en red estrecha ,
Seguir la liebre , herir la corza esquiva
Con honda que estallido , en cuanto al suelo
La nieve cubre, al rio enfrena el hielo.
¿Qué diré del otoño y su mudanza ,
Ya cuando van los dias de corrida ,
Lo que se ha de velar en la labranza ;
Y cuando va el verano de vencida,
Y cuando por los campos la mies lanza,
Y eriza sus espigas conmovida,
Y en las cañas los granos, ya cuajados
De leche, se demuestran muy hinchados?
Que he visto yo en la misma siega , y cuando
Llamaba él labrador los segadores.
De mil contrarios vientos, batallando.
Venir las guerras todas y furores ,
Que de raíz las mieses arrancando
Enteras, por los aires voladores
Subieron, y llevó la caña el grano,
Envuelta en torbellino, el soplo insano.
Y viene muchas veces desde el cielo
De agua ¡numerable un golpe fiero,
Y las nubes derraman sobre el suelo
(Que el cierzo amontonara) un mar entero;
Húndese el alto cielo , y lo que al hielo
Y al sol labrara el buey, el aguacero
Lo anega, y quedan llenos los fosados;
Los ríos resonando van hinchados.
Crecen los hondos ríos, todo el llano
Cenólas hervorosas bulle, y luego
Del nublo tenebroso la alta mano
Lanza tronando rayos hechos fuego.
Con que la tierra tiembla, con que en vano
Las alimañas huyen, con ((ue el ciego
Y abatido pavor generalmente
Los ánimos humilla de la gente.
Mas él con tiro ardiente, fervoroso,
O las Ceraunias puntas encumbradas,
O el Ródope ó el Ato montuoso
Derrueca, y lue':roal punto desplegadas
Sus alas, se redobla furioso
El Ábrego, y la lluvia (desatadas
Las nubes) espesísima, al crecido
Viento la playa y bosques dan bramido.
Pues con récelo desto pon cuidado
En advertir los meses, las estrellas.
Los sinos do se asconde el viejo helado,
Y adó el Cilenio esparce sus centellas.
Mas sobre todo, da lo situado
A las diosas y á Céres, grande entre ellas,
A quien festejarás con larga mano.
Fenecido el invierno, en el verano.
En las primeras yerbas santo ofrece.
Cuando se viste el campo de hermosura.
Entonces el cordero es gordo y crece,
Al sueño baña entonces la dulzura,
Entonces ya cocido se enmollece
El vino , y de la sombra la espesura
Entonce es agradable en la mon'aña,
Entonces pues tu rústica campaña.
Adore pues á Céres lo aldeano,
Y tú el panal le mezcla y leche y vino,
Y la dichosa hostia vaya amano
Tres veces de las mieses el camino;
La gente le acompañe y coro ufano,
Y llame á sí con voces de contino
.\ Céres , y ninguno sea osado
La hoz meter primero en lo sembrado.
La hoz en las espigas , sí primero
De encina coronado no dijere
A Céres su cantar , y placentero
Con saltos descompuestos la sirviere.
Y porque con indicio verdadero
Podamos conocer lo que viniere , •
Las lluvias, los calores, los estíos,
Los vientos, (pie producen hielo y fríos.
El cielo estatuyó loque la luna
Nos dice , que por meses se renueva,
Que signo aplica el viento, y lo que una
Y muchas veces vislo, es cierta prueba
Para que el labrador por ley ninguna
Déla cabana lueñe al hato mueva.
Mas junto al derredor de su morada
Apaste receloso su manada.
Que yendo ya los vientos á alterarse.
Las costas de los mares conmovidos
Comienzan enojadas á hincharse,
Y se oyen por las sierras estallidos;
Resuenan las riberas , que turbarse
Empiezan , ó se espesan los ruidos
Del bosque y sus murmullos de hora en hora.
Indicios de ia fuerza movedora.
Y apenas ya las olas se coniienen
De hacer á los navios guerra íiera,
Cuando del mar sus cuervos prestos vienen.
Trayendo vocería, á la ribera;
Y cuando las cercetas se detienen
Y espacian por lo seco y la junquera,
Y los sabidos lagos olvidando.
La garza sobre el nublo va volando.
Y vemos muchas veces los cometas,
Si vientos se aparejan , derrocarse
Del cíelo, y desús llamas luengas vetas,
En pos de sí luciendo, señalarse
Por las escuras noches y secretas;
Y muchas revolando levanlarse
Las pajas y las hojas ya caídas,
Y plumas sobre el agua andar movidas.
Mas si fulmina de «lo el cierzo aspira,
Si truena donde el Euro vive y mora.
Cuanto del prado v campo el cielo mira,
Anda nadaiiUo todo en breve hora,
44
OBRAS DE FRAY LUIS DE LEOX.
Y lodo marinpro en la mar tira
Las velas hechas agua, y las mejora;
Mas nunca por fallarles él aviso
La lluvia ofende al hombre de improviso;
Porque ó la grulla luego , alzando el vuelo,
Como el vapor del valle se levanta,
Le huye, ó la becerra, vuelta al cielo,
Atrae el aire á si, ó suena y canta
La rana en el charcal su antiguo duelo,
O vuela , y no se cansa ni quebranta
De andar cercando el lagoá la contina,
Mil veces la parlera golondrina.
También del mar mil aves diferentes,
Y las que en torno de los asios prados
Los lagos escudriñan diligentes.
Los l.gos del t^aislro no salados,
Verás cómo á poil'ía hombros, frentes
Se esparcen y rocian , y en los vados
Ya corren , ya se sumen , y así en vano
Se estudian de bañar con juego ufano.
Y la sagaz corneja también llama
La Iliivia con voz llena , y se pasea
A solas por la arena y por la llama
Uel sucio y vil candil , si centellea;
Las sierviis, que mandadas de su ama,
Velan de noche y hilan su tarea.
Conocen el llover, porque producen
Las mechas unos hongos que relucen.
V puedes con señales no menores.
Llovido, colegir lo raso y puro;
Que ni en los celesiiules resplandores
Se muestra la luz bota, el rayo escuro.
Ni menos en la luna los tenores
Que sigue de su heiinano rojo y puro,
Ni andan por el aire derramadas
Como unas lanas blancas y delgadas.
Ni menos en el sol las alas tienden
Los halciones, de la Telis amados ;
No los lecliones con la boca entienden
En derramar los haces desatados;
Mas anles á los valles se descienden,
Y en ellos se recuestan rellanados
Los húmidos vapores, y en el techo
Apenas abre la lechuza el pecho.
Apenas viendo que es el sol ya ido.
Cania ; y el esmerejón se ve ensalzado,
Allisinu) en el aire, y su debido
Paga por el cabello colorado
La ciris, que adó (¡uiera que del nido
Cortando por el cielo va delgado.
La signe el enemigo crudo y fiero
Con grande estruendo y con volar ligero.
Sigúela el esmerejón por donde quiera,
Y ella de la parle do él se avia.
Con ala el aire liquido, ligera
Huyendo, va cortando, y se desvia;
Y sus voces los cuervos ó tercera
O cuarta vez repiten á poifia,
Y á veces en los .-irboles alzados,
No sé con qué dulzura alborozados.
Alegres mas que suelen travesean
Consigo y con las hojas con ruido,
Y cuando ya las lluvins no golean
Cusían de reveer su dulce nido
Y sus [tequeños hijos. No qiie sean
Por esto mas flivinos en sentido.
Ni , cuanto á lo que creo , que por hado
Mas cifM'io ó mas discurso les sea dado ;
Sino que cuando el tiempo variable
Y el movedizo humor su senda altera,
Y el ábrego con soplo deleznable
Lo raro espesa, alloja lo que fuera
Espeso, luego aviene que lo instable
Del animóse trueca en su manera,
Y siente agora el pecho un míivimienlo,
Y otro si conduce lluvia el viento.
De aqui vienen aquellos acordados
Cantos que dan las aves gorjeando,
El juego y el placer de los ganados.
Los cuervos con los cuellos pompeando.
Mas si los soles mlr.is prcsurados.
Las lunas que los siguen rodeando.
Ni el dia venidco hará engaño.
Ni la serena noche burla y'daño.
La luna en el principio, que su puro
Ardor, que se le torna , va cogiendo.
Si con escuro ruerno el aire escuro
Cercare, en si gran lluvia apercibiendo,
Se va contra la mar y suelo duro;
Mas si se colorare apareciendo.
Es viento , porque al viento la dorada
Luna se pone siempre colorada.
Mas si en su cuarta luz (que siempre ha sido
Pronóstico la cuarta verdadero)
Con alilado cuerno y con lucido
Saliere , y aquel dia todo entero,
Y los demás por todo el mes cumplido
Sin vientos lucirán, y el marinero
Dará sus votos salvo en la ribera
A Glauco, á Panopo ó Melicera.
Y el sol , ó cuando sale ó cuando encierra
Sus rayos en las ondas, da señales;
\' el sol en sus señales nunca yerra,
O salga por las puertas orientales,
O láncese debajo de la tierra
Y suba á las esirellas celestiales ;
Que lo que señalare el sol divino
Certísimo sucede de contino.
Que si cuando en oriente se mostrare
Con manchas esparciere su salida,
Y nube en la niilad de si encerrare,
Si media redondez asi escondida;
No dudes de la lluvia si tardare.
Que ya de golpe viene y de corrida
El Ndto despeñándose furioso,
A hatos, mieses y árboles dañoso.
Y si por entre el nublo espeso opuesto,
Por partes diferentes descubriere.
Nacido el sol, sus rayos, ó con gesto
La aurora deslucida apareciere,
Del lecho de Titon. de llor compuesto,
• La hoja podrá mucho, si pudiere
Las uvas defender, según saltando
Con el granizo, el techo irá sonando.
Y aun es mas de provecho el tener cuenta
Con cuando el sol , pasada su carrera.
Se parle ya del cielo, que presenta
Entonces cada vez de su manera
Su rostro , como vemos; que si alienta
La lluvia, es verdinegro, si la fiera
Pujanza do los euros, tiene luego
Su rostro de color de sangre y fuego.
Y si del claro rostro el ardor puro
Con manchas á mezclarse comenzare.
Verás en un momento el aire escuro
Hervir en lluvia y viento; y si cerrare
La noche, no será nadie tan duro,
Serálo el que en tal noche me rogare
Correr por la mar alta, puesta en guerra.
Desamarrar la nave de la tierra.
Mas si , y cuando el dia el sol conduce,
Y cuando nos asconde el que ha traído,
Su redondez entera y pura luce,
En vano el nublo entonce habrás temido;
Del cierzo , que á pureza le reduce.
Verás la selva y monte ser movido.
Da el sol ciertas señales linalmente
De toilo lo que al campo es conveniente.
El te dirá lo í|ue la luz tardia
I, a estrella de la tarde le acarrea ;
El te diiá qué piensa el Mediodía,
El liiiinido .\fric;ino, que desea
Las nubes, de dó el viento, y dónde guia
El hace que se entienda y (pie se vea;
Que ¿(piién será tan tonto y tan osado,
Que diga que el sol burla y (|uc es burlado?
Taml)ieii el sol avisa á la coniina
Los ciegos movimientds qu(! se ordenan,
Las guerras que se emprenden, y adcvina
l<as fraudes que en secreto se eneailenan.
Del Cesaren la muerte el niesnio, indina,
Por quien ansí los hados nos condenan,
poesías. -LIBRO TERCERO.
Cubriósuluz; temieron los malvados ,
i'ó
Siglos en noche eterna ser dejados.
Aunque también entonces, y las tierras
Y jos trndidos mares señas dieron,
Las aves importunas y las perras,
Al Etna muchas veces todos vieron
Hervir y rebosar por campo y yerbas,
Rompidas las hornazas que tuvieron
Los Cíclopes , y en bolas hecho el fuego
Lan/ar, y piedras hechas polvo luego.
Sonó por todo el aire eu Alemana
De armas temeroso y gran sonido ,
Tembló mas de lo usado la montaña
De los fragosos Alpes , y fué oído
En los callados bosques son de extraña
Figura , y ya de noche escurecido
Fantasmas fueron vistas, matizadas
Con formas y colores nunca usadas.
Hablaron los salvajes animales
Lo que no es de di cir, el curso el rio
Detuvo, abrióse el suelo en los umbrales
Sagrados, sudó el bronce, lloró el frió
Marlil , y el Po , venciendo sus canales
Con avenida enorme y desvario ,
Las selvas trastornaba , y del egido
Las chozas y el ganado lleva asido.
Y siempre en aquel tiempo se hallaron
Señales de amenaza en la asadura
Que abria el sacrificio , y no cesaron
Los pozos de manar en sangre pura ,
Ni las ciudades grandes se excusaron
De oir aullar loslobos por la escura
Noche, ni en luz serena el cielo y clara
Tantos rayos jamás de sí alcanzara ,
Ni tantas veces nunca se encendieroü
Los aires con cometas. Y así avino
Que vieron otra vez, los campos vieron
Filipos los romanos , que sin tino
Escuadras contra escuadras concurrieron;
Ni tuvo el crudo cielo por indino
Que Emr.tia, por dos veces ¡ay! bañada
Con nuestra sangre, fuese así engrosada.
Será que en algún tiem|io trastornando
La tierra el labrador con corvo arado ,
Los hierros de los dardos irá hallando.
El hierro del onn casi gastado;
Y en los vacíos yelmos arrastrando
Encontrará con el ligón pesado ,
Y rotos los sepulcros allí espesos.
Con pasmo mirará los grandes huesos.
Dioses, de nuestra patria propio amparo',
Dioses, que traspasasles della al cielo ,
Y tú. Remo, y tu, Vesla, á quien escaro
El libre turbio y el romano suelo.
Que al menos este mozo alto y raro
Socorra aijueste siglo envuelto en duelo.
No os pese , que ya asaz con muertes duras
Pagamos las troyanas falsas juras.
Que veo que ya el cielo soberano
De ti nos tiene envidia, y se lamenta
Que mas te ocupes, César, con lo humano,
Do en fuero ó desafuero ya no hay cuenta.
Do hierve con guerras todo , do el insano
Furor en tantas formas representa.
La esteva no se precia , los sembrados
Se yerman, de cultores despojados.
Llevados los obreros, se ensilvecen ,
Las hoces se transforman en espadas ,
Los partos de una parte se embravecen.
De otra las Germanias alteradas;
Los pueblos que vecinos mas parecen ,
Guerrean , ya sus ligas quebrantadas ;
Esparce por do quiera el Marte crudo
f^o fiero , lo sangriento, lo sañudo.
Como cuando del puesto libre extiende
El paso por el campo la cuadrega,
Y cuanto se adelanta , mas se enciende ,
Y' del correr las alas mas desplega ;
Y en balde elcuadreguero lira y tiende
Las riendas, ó le plega ó no le plega,
Llevado de los potros de las ruedas.
Que sordas á los frenos , no están quedas.
LIBRO TERCERO.
En esta postrera parte van las canciones sagradas , en las cuales procuré , cuanto pude , imitar la
sencillez de su fuente y un savor de antigüedad que en sí tienen , lleno á mi parecer de dulzura y
de majestad. Y nadie debe tener por nuevos ó por ajenos de la Sagrada Escritura los versos, porque
antes le son muy propios, y tan antiguos, que desde el principio de la Iglesia hasta hoy los han
usado en ella muchos hombres grandes en letras y en santidad , que nombrara aquí si no temiera
ser muy prolijo. Y pluguiese á Dios que reinase esta sola poesía en nuestros oídos, y que solo este
cantar nos fuese dulce, y que en las calles y en las plazas de noche no sonasen otros cantares, y que
en esto soltase la lengua el niño, y la doncella recogida se solazase con esto, y el oficial que tra-
baja ali\1ase su trabajo aquí. Mas ha llegado la perdición del nombre cristiano á tanta desvergüenza
y soltura, que hacemos música de nuestros vicios , y no contentos con lo secreto dellos , cantamos
con voces alegres nuestra confusión. Pero esto ni es mío ni deste lugar.
SALMO PRIMERO. — BcUtUS Vir.
Es bienaventurado
Varón el que en concilio malicioso
No anduvo descuidado ,
Ni el paso perezoso
Detuvo del camino peligroso,
Y huye de la silla
De los que mofan la virtud y al buenO/
Y Juntos en gavilla.
Arrojan el veneno.
Que anda recogido en lengua y seno;
Mas en la ley divina
Pone su voluntad , su pensamiento,
El día cuando se inclina ,
Y el claro movimiento ,
Lo escuro de la noche en ella atento.
Será cual verde planta ,
Que á las corrientes aguas asentada,
Al ciclóse levanta
Con fruta sazonada ,
De hermosas hojas siempre coronada.
Será en todo dichoso.
Seguro de la suerte, aue se muda.
46
No así el malo animoso,
Cual si el viento sacuda
La paja de la era muy menuda.
Por esto ai dar la cuenta
La causa de los malos . como vana.
Caerá con grande afrenta
Allí la cortesana
Santa nación, huirá como liviana;
Porque Dios el camino
Sabe bien de los justos , que su historia
Del otro desatino.
De la m;ildad , memoria
Ko habrá, como de baja y vil escoria.
OBRAS DE FRAY LUIS DE LEÓN.
SALMO i\.—Cum invocar em.
SALMO II. — Quare fremuerunt '.
¿Por qué braman las penles?
Los pueblos vanidades han pensado,
Los reyes excelentes
Y principes del mundo se han juntado
Con coraje, negando
Al Señor, y á su Cri?to amenazando;
Y dicen : «Nuestros cuellos
Saquemos de su yugo y ataduras;»
Mas riéndose deiios
Estará aquel que habita en las alturas.
Agora calla y mira ,
Y á su tiempo hablará con furia é ira.
Mas yo en Cristo ungido
Soy, por mano de Dios, en rey alzado, ^
Sobre el monte subido 9
De Sion, su lev al mundo he predicado;
Por esto en este dia
Me dijo estas palabras de alegría :
«Tú eres mi hijo amado,
Que yo engendré, mi ser comunicándole;
Hoy te he regenerado
Después de muerte á vida revocándote ;
Pídeme en algo herencia ,
Que ;.qué te negará quien dio su esencia?
«¿Pides, oh hijo mió,
Las gentes que se armaron contra tí'
Yo le doy señorío
Sobre ellos, que te sirvan como á mí;
Y aqueste ímiieiio y mando
De hoy mas se vaya al mundo publicando.
sY pues con cruz durísima
Tu cuerpo lastimaron , alligiéndolo.
Yo con liberalisima
Voluntad le las doy, tú mereciéndolo,
Que en premio digno y justo
Los rijas y castigues á tu gusto.
i Oh, pues, reyes tiranos.
Los que juzgáis al mundo injustamente,
De cuya lengua y manos
Escapa condenado el inocente!
Sufrid que el documento
Divino en vuestras almas haga asiento.
Sufrid mi osadía
Al Señor, mi jactancia presuntuosa ;
Con humilde alegría ,
Con alegre conciencia, mas medrosa,
Aprended la doctrina
Que á virtud y justicia siempre inclina.
Cuardad que no se encienda
Por vuestra culpa el celo soberano,
I'firque quien os defienda
No habrá de su abrasante y fuerte mano,
Y tenéis tal ceguera,
Que no hallaréis la senda verdadera.
Y cuando so encendiera
El fuego de su saña en un momento,
¡Dichoso el que tuviera,
No en el mundano y flaco pensamiento
Puesta , rnas en el cielo,
Su esperanza , su gozo y su consuelo !
Cuando en grave dolencia
Del alma te llamé , lü me escuchaste ,
Dios, de la inocencia
Autor, y me ensanchaste
El corazón, que en sueño estrecho hallaste.
Pues eres piadoso ,
Derrama sobre mi piadosos dones,
Y vuelve tu amoroso
Oído á mis razones,
Que mas son que mis culpas tus perdones.
¡01) hombres! ¿hasta cuándo
Tendréis el corazón endurecido.
La vanidad amando
Del bien que os han mentido ,
Siguiendo á rienda suelta su partido?
Sabed que engrandece
A su amigo Dios, su voz oyendo ;
Mi alma favorece ,
Luego la concediendo
Cuanto en su corazón la está pidiendo.
Enójeos lo pecado,
Y no pequéis jamás en vuestros hechos ;
Corregid lo pasado,
Y entre los ricos lechos
Sollozaréis, en lágrimas deshechos.
Un sacrificio justo
Sacrificad á Dios, que es el que alcanza
Perdón á lodo injusto,
Y tened confianza ;
Que nadie se salvó sin esperanza.
Dicen los pecadores :
«¿Quién nos dirá dó están las cosas buenas?»
¿No ven los resplandores
De mi rostro y las venas
De luz , de quién están sus almas llenas?
Dísteme tú alegría ,
.Toya que gozan solos tus privados ;
Mas á la compañía
De los que van errados
Fruto de vino y pan multiplicados.
De paz favorecido.
Entre justos y santos reposando,
Me quedaré dormido.
Porque me estás guardando.
En confianza eterna descansando.
SALMO VI. — Domine ne in ftirore '.
No con furor sañoso
Me confundas. Señor, estando airado,
Ni con ceño espantoso
Me castigues, tasado
Cuanto merece al justo mi pecado.
Mas antes sin enojo,
Doliéndote de mi , te muestra humano;
Pues á tus pies me acojo ;
Sáname con tu mano.
Que no tiene mi cuerpo hueso sano.
Mi alma está confusa.
Entre esperanza y miedo vacilando;
Y ¿dónde, Señor, se usa
Que quien se está finando
Y os llama le dejéis asi? ¿Hasta cuándo?
Vuelve, Señor, tu cara,
Alíenla aqueste espíritu afligido ,
Que tu clemencia rara
No alropella al caido
Ni quiere hacer justicia en el rendido.
Que nudieen la agonía
Se acordará de tí sin tí, por cierto ;
Y con la losa fria,
De tierra ya cubierto,
¿Qué gioi i;i puedí! darle un cuerpo muerto?
Por (íslo en un g(>mido
Las noches llevaré todas llorando,
El lecho defendido
Que mancillé pecando.
Mi cama con mis lágrimas bañando.
poesías.
La fuerza de mi llanto
De mis ojos la vista ha enflaquecido ;
Y de enemigos tanto
Fui siempre combalido.
Que estoy siempre arrugado y consumido.
¡ Afuera, pecadores!
No tengáis parte en mi los que habéis sido
De la maldad autores ,
Porque el Señor ha oido
El llanto de mis voces y gemido.
Porque ya de mis quejas
La lamentable voz es recibida
Dentro de sus orejas ;
Y tan bien acogido,
Que luego fui librado en siendo oido.
Túrbanse avergonzados
Todos mis enemigos grandemente ;
Las espaldas tornados,
Vuelven confusamente ,
Huyendo á rienda suelta velozmente.
LIBRO TERCERO.
Hinchirá la victoria
Mi alma de dulzura ;
Yo cantaré, y diré que soy tu hechura.
4'i
SALMO XI. — Sahuim me fac, Domine '.
¡Oh sálvame, Señor, que no hay ya bueno,
Que faltan las verdades ,
Y trate á un con quien lien dentro el seno
Cada uno falsedades ,
Con labios halagüeños cada uno ,
Y con dos corazones.
No dejes de estos labios, Dios, ninguno,
Ni destos fanfarrones
Que dicen : «Prometamos largamente;
Su boca está en mi mano;
¿Qué cuesta el hablar largo, ó qué vivienío
Me estorbará el ser vano? »
Mas dice Dios: «\'a vengo conmovido
De los menesterosos ,
De sus agravios dellos, del gemido
De los pobres llorosos,
» A serles en salud y ser bonanza
Y soplo favorable.»
Y' son. Señor, tus dichos sin mudanza ,
Y son firmeza estable,
Son en hornaza piala, en fuego ardiente
Mil veces apurada;
Y ansí , nos librarás eternamente.
Señor, desta malvada ,
Desta malvada genle , que contino
Nos cerca á la redonda ,
Y crece porque tu saber divino
Y lu grandeza honda
Les da pasar en gozos y convites ,
Y ansí se lo permites.
SALMO XII. — Usqtie quo. Domine.
Diosmio, ¿hasta cuándo
Ha de duiai aqueste eterno olvido
Que vas conmigo usando?
Hasta cuándo ,"ofendido
De mí , tu rostro mostrarás torcido?
Y entre consejos ciento
¿Hasta cuándo andaré desatinado?
¡Ay duro y gran tormento !
¿Hasta cuándo hollado
Seré del enemigo crudo , airado?
Conviene ya lu cara.
Aplica á mi querella tus oídos,
Dios mío, y con luz clara
Alumbra mis sentidos.
No sean del mortal sueño oprimidos.
No puede mi advei-sario
Decir: «Prevalecíle algún día ;»
Que si el duro contrario
Viese la muerte mia ,
Exiremos de placery gozo haría.
Mas tu misericordia ,
En quien , Señor, confio, me asegura.
SALMO \\n.— Di!igam te. Domine '.
Con todas las entrañas de mi pecho
Te abrazaré , mi Dios , mi esfuerzo y vida ,
Mi cierta libertad y mi pertrecho;
Mi roca, adonde tengo mi guarida.
Mi escudo fiel, mi esloque victorioso,
Mi torre bien murada y bastecida.
De mil loores digno', Dios glorioso,
Siempre que te llamé leluve'al lado,
Opuesto al enemigo , á mí amoroso.
De lazos de dolor me vi cercado
Y de espantosas olas combatido,
De riil mortales males rodeado.
Al cielo voceé triste, afligido;
Oyérame el Señor desde su asiento ,
Entrada á mi querella dio en su oido.
Y luego de la tierra el elemento
Airado estremeció, turbó el sosiego
Elerno de los montes el cimiento.
Lanzó por las narices himio , y fuego
Por la boca lanzó; turbóse el día.
La llama entre las nubes corrió luego.
Los cielos doblegando descendía,
Calzado de tinieblas, ven ligero
Caballo por los aires descubría
Un querubín sentado, ardiente y fiero,
En las alas del viento qne bramaba,
Volando por la tierra y mar velero,
Y de tinieblas todo se cercaba.
Metido, como en tienda , en agua oscura ,
De nubes celestiales que espesaba.
• Y como dio seiial con su luz pura.
Las nubes arrancando , acometieron
Con rayo abrasador, con piedra dura.
Tronó rasgando el cíelo, estremecieron
Los montes, y llamados del tronido
Mas rayos, mas piedras decendieron.
Huyó el contrario , roto y esparcido
Con tiros y con rayos redoblados.
Allí queda uno muerto , allí otro herido.
Con esto, de las nubes despeñados,
Con su soplo mil ríos hasta el centro
Dejaron , hecha rambla en montes, prados.
Lanzó desde su altura el brazo dentro
Del agua , y me sacó de un mar profundo ,
Libróme del hostil y duro encuentro.
Libróme del mayor poder del mundo,
Libróme de otros mil perseguidores,
A cuyo brazo el mío es muy segundo.
Dispuestos en mi daño y veladores.
Vinieron de improviso, y ya vencían,
Mas corrió con fuerzas Dios mayores.
Y adentro en cerco estrecho me tenían ;
Mí Dios abrió espacioso y largo paso.
Porque mi vida y obras le aplacian.
No se mostró en la paga corto, escaso;
El premio y la virtud y mi inocencia
Vinieron y lu gracia al mismo paso,
Porque perpetuamente en mi presencia
Tus leyes conservé , tus santos fueros
No por avisos quebré , no por violencia.
Jamás fueron al mal mis pies ligeros.
Huí loilo lo que es de Dios ajeno ,
No me altarle jamás de mis senderos ;
Mas por ellos anduve entero y bueno
Delante del Señor continuamente,
Y' siempre á mí apetito puse freno.
Y así correspondió perfectamente
El premio á mí justicia , á mi pureza ,
Que siempre ante sus ojos fué presente.
Que cual cada uno vive, así tu alteza
Se hace con el bueno , bueno y pío ,
Y llano con el que usa de llaneza.
Con el puro te apuras , Señor mío ,
A cántelos cautelo, á mañas maña,
Y al desvarío pagas desvarío.
48
OBRAS DE FRAY LUIS DE LEÓN.
En cuanto el sol roden y la mar baña
Te niiiestrns al iiiimiIJe luvuralile
Y abales la allivez cun ira y sana.
Siempre lució ante mi lu luz amable,
Y en mis peligros loJos sii-mpí e tuve
De lu bondad consejo saUui.iblc.
Por li traspaso el nuuo (pie mas sube,
Por li, |)0r lus opuestos escnadroncs
Rompiendo, victorioso y salvo anduve.
El caso es, que la regla y ley que pones
Lo bueno es y lo puro , y asi escuda
A a(piellos (¡ue le dan sus corazones.
¿nuión hay, fuera de ti, Señor, que acuda
Cuando la Tuerza y uso desfallece?
¿Qué roca hay qneasegure sin tu ayuda?
Dios es el (jue me anima y fortalece,
El que todos mis pasos encamina,
Y hace que ni caiga ni tropiece.
Pusiste ligereza en mi vecina
Al gamo, y uie delienles colocado
En risco que á las nubes se avecina.
Por ti la espada esgrimo, tu cuidado
Hace mi brazo diestro en la pelea ,
Y fnt-rle mas que acero bien teni¡»lado.
Tu amparo como escudo me rodea.
Tu diestra me fuerza, tu blandura
Me sube á todo el bien que se desea,
Uotastes de presteza y de soltura
Mis pasos, que jamas en la carrera
Doblaron por trabajo ni longura.
Segniay alcanzaba la bandera
Contraria , que huia y tornaba.
Sin primero hacer matanza liera.
De los qne destrozados derrocaba
Jamás se levantó ningún caido,
\ con pié poderoso los llevaba.
De f<*rtaleza, de ánimo ceñido
Por ti fué en la batalla, por tí vino
El que se rebeló ante mi rendido.
Por tí , sin corazón y sin camino,
Huyó de mi cuchillo el enemigo.
Desorden fué á su escuadra y desatino.
Buscaba voceando algún abrigo ,
Y no hubo valedor, á li llamaron,
Y ni rogado tú le fuiste amigo.
En parles menudisimas quedaron
Deshechos por mi mano; como el viento
Volando lleva el polvo . asi volaron.
Librásleme, Señor, del movimiento
Del pueblo bandolero, á mi corona
Sujetos allegaste pueblos ciento.
Quien nunca vi me sirve y me corona.
Apenas le hablé ya me obedece ,
A su natural miente, á mi me abona.
Esto hace el extraño, el que parece
Mío, no mió ya, mas extranjero,
Cerrado en sns miserias, vil |ierece.
Vívame mi Señor, mi verdadero
Peñasco, mi bendito, mi ensalzado.
Mi Dios y mi salud , mi gozo enlero.
Tu de scngaiizas justas has hartado
Mi pecho, y no contento con vengarme.
Mil gentes á nu' cetro has sujetado.
No te satisliciste con librarme
Del opresor injusto; hasta el cielo
Te plugo sobre todos levantarme.
Por lorio el habitable y ancho suelo
Celebrare lu nombre y tus loores ,
Mi voz, de li caniando, alzará el vuelo.
De li, qui' le esmer a^le en dar favores
A tu (juerido rt;y, á tú Mi'Sías,
Que amjiaras de David los sucesores
£u cuanto Iras las uoches van los días.
No hav habla ni lenguaje tan diverso,
Que á las voces del cielo no dé oido.
Corre su voz por lodo el universo,
Su son de polo á polo ha discurrido.
Allí hicisle al sol rica morada,
Alli el garrido esposo y bello mora.
Lozano y valeroso su jornada
Comienza y corre, y pasa en breve hora.
Traspasa donde la una á la otra parte
Del cielo , y con su rayo á todos mira.
Mas ¿cuániü mayor luz. Señor, reparte
Tu ley, que del pecado nos retira?
Tus ordenanzas. Dios, no son antojos,
Avisos santos son al Ionio pecho.
Tus leyes alcohol de nuestros ojos.
Tus mandados alegría y tiel derecho.
Tenerle es bien jamás perecedero,
Tus fuerzas son verdad juslilicada.
Mayor codicia ponen que el dinero.
Mas dulces son que miel muy apurada.
Amarle es abrazar lus maiKlamientos,
Mas ;,quién los guarda, ó quién sns movimientos,
O todos los nivela ó los entiende?
¡Ay! libra de allivez el alma mia ,
Que si Vitoria deste vicio alcanzo,
Derrocaré del mal la monarquía.
Diéi asme oido eulonces; yo contino
Diré: Mi Redentor, mi bien divino.
SAi-MO \\~tii.—Coeli enarrant.
Los ciclos dan pregones de tu gloria ,
Anuncia el eslrtíllado tus [iroezas.
Los dias le componen clara hi.storia,
tas noches luaniUestan lus grandezas.
SALMO \\\s.—Adte, Domine, levavi.
Aunque con mas pesada
Mano, mostrando en mí su desvario.
La suerte dura , airada ,
Me oprima á su albedrio.
Levantaré mi alma á ti , Dios mío.
En tí mi alma repuso
De su bien la defensa y de su vida ;
No quedaré confuso ,
Ni la gente perdida
Se alegrará , soberbia, en mi caida,
Por(|ue jamás nurlados
Los que esj)erando en tí permanecieron,
Serán ni avergonzados;
Confusos siempre fueron
Los que sin causa al bueno persiguieron.
Enséñame pordónde
Caminaré, dónde hay deslizaderos,
Y el lazo dó seasconde;
Con pié y huellos ligeros,
Señor, me enseña andar por tus senderos.
Guíame de contino.
Señor, por tu camino verdadero.
Pues solo á tí me inclino,
Y á li solo yo quiero,
Y siempre en ti esperando persevero;
Que es tuyo el ser piadoso
Esté siempre presente eu lu memoria,
Y el número copioso
Delu misericordia,
T)e que esiá llena loda antigua historia.
Conforme á mis maldades
No me mires. Señor, con ojos de ira;
Conforme á tus piedades
Por lu bondad me mira.
Por tu bondad, por quien lodo respira.
i!s bueno y jiintair.ente
Es íiel y justo Dios ; al que sin lino
Va ciega y locamente
Redúcele benigno „
(Mas con debido azote) al buen camino.
A los mansos aveza
Que sigan de su huella las pisadas;
A la humilde llaneza
l'or senda.'» acertadas
La guia, y por razón jusliflcadas.
Todo es misericordia
Y fe cuanlo Dios obra y tiene obrado
Por la anligna memoria ,
Con los fpie su sagrado
Concierto, y lo por Dios testificado
POESÍAS.— LIBRO TERCERO.
49
Conservan, Y por tanto.
Que clés dulce perdón , Señor , le pido
Por el lu nombre sanio,
A lo que te lie ofendido,
¡ Ay Iribte ! que es muy grave y muy crecido.
Mas ¡ cuál y ciián dictiovo
Aquel varón será que de Uios fuere
Y su ley lenieroso !
irá Dios donde él fuere.
Será su luz en todo lo que hiciere.
Su alma en descansada
Vida, de bienes mil enriquecida,
líeposará abastada ;
La tierra poseída
Ue su casia será esclarecida.
A los que le temieren
liará Uios su secreto manifiesto,
Y á ios que le sirvieren,
El tesoro repuesto,
Que en su ley y promesa tiene puesto.
Mis ojos enclavados
Tengo, Señor, en ti la noclie y dia,
Porque mis pies sacados,
Según mi fe confia ,
Serán por li del lazo y su porfía.
Tus brazos amorosos
Abre, Señor, á mi con rostro amado,
Con ojos piadosos ,
Porque desamparado,
Soy pobre yo y de todos desechado.
Los lazos de tormenlo,
(Jue estrechamente ciñen mi afligida
Alma , ya son sin cU' nto.
¡Ay Uios! libra mi vida
Le suerte tan amarga y abatida.
Atiende á mi bajeza,
Mira mi abatimiento , de mi pena
Contémplala ¡.vaveza.
Con mano de amor llena
Rompe de mis pecados la cadena ;
\ mira cómo crecen
Mis enemigiis mas cada momento,
Y cónio nie aboi recen
Con ab( rrecimienlo
Malo, duro, cruel, fiero, sangriento.
Por li sea guardada
Mi alma, y mi salud de tan tirano
Poder sea librada;
m fe no salga en vano,
Pues me puse. Señor, todo en tu mano.
Al fin , pues que te espero,
Valdráme la verdad y la llaneza;
Mas sobre todo quiero
Que libre tu grandeza
A lu pueblo de angustia y de tristeza.
SALMO xxvi. — Dominus illuminaüo.
Dios es mi luz y vida;
¿Quién me podrá dañar? Mi fortaleza
Ls Dios, y mi manida;
¿Qué fuerza ó qué grandeza
Pondrá en mi corazón miedo ó flaqueza?
Al mesnio punto cuando
Llegaba por tragarme el descreído.
El enemigo bando.
Yo firme y él caldo
Quedó, y avergonzado y destruido.
Si cerco me cercare.
No temerá mi pecho, y si sangrienta
Guerra se levantare,
O si mayor tormenta,
En este espero yo salir de afrenta.
A Dios esto he pedido
Y pediré , que en cuanto el vivir dura
Repose yo en su nido,
Para ver su dulzura
Y remirar su casa y hermosura.
Que allí en el dia duro.
Debajo de su sombra ahinojado,
En su secreto muro
E.xvi-ii.
Me defendió cercado,
Conioen roca lirmísiivia ensalzado.
Y también vcie agitra
De aíjuesius (|ue me cercan el quebranto,
Y donde Uios se adora,
Y le ofrecí don sanio
De gozo , de dolor , de dulce canto.
Uiclina ¡oh poderoso !
A mi voz, que te liania, tus oidos ;
Cual siempre, piadoso
Te muestra a mis gemidos,
Sean de ti mis i'uegos siemi)re oidos;
A ti dt'iilro en mi (¡echo
(Dijo nd corazón) y con cuidado,
Kn la mesa, en el lecíio
Mis ojos te han buscado
Y buscan hasta ver tu rostro amado.
No le me ascondas, Uiieno,
No te apartes de mí con faz torcida;
Pues ya lu dulce seno
Me fué cierta guarida;
No me deseches, no, Uios de mi vida.
Mi padre en mi terneza
Faltó , y quitó á mi madre el nombre caro
Ue madre su crueza;
Mas Líos con amor raro
Me recogió debajo de su amparo.
Muéstrame tu camino,
Guia , Señor , por senda nunca errada
Mis pasos de contino;
Que no me dañen nada
Los puestos contra mi siempre en celada.
No me des en la mano
De aquestos (¡ue me tienen afligido.
Con testimonio vano
Crecer de mí han (|uerido,
Y al fin verán que contra si han mentido.
Vo espero firmemente.
Señor, que me he de ver en algún dia
A tus bienes presente
En tierra de alegría ,
De paz, de vida y dulce compañía.
No concibas despecho
Si se detiene Uios, oh alma; espera,
Dura con fuerte pecho,
Con fe acerada, entera.
Aguarda , atiende, sutre , persevera.
SALMO wxwn.—Bixi: custodiam.
Dije: «Sobre mi boca
El dedo asentaré , tendré cerrada
Uenlrola lengua loca,
Porque desenfrenada
Con el agudo mal. no ofenda en nada.
«l'cndrele un lazo eslreclio ,
Mis ansias pasaré graves conmigo ,
Ahogaré ennii pecho
La voz, mientras testigo
Y de mi mal juez es mi enemigo »
Callando como mudo
Estuve , y de eso mismo el detenido
Dolor creció mas crudo ,
Y en fuego convertido,
Dtsi'hlazó la lengua y el sentido.
Y dije: «Manifiesto
El término de tanta desventura
Me muestra. Señor , presto;
Será no lanío dura,
Si sé cuándo se acaba y cuánto dura.
» ¡ Ay ! corla ya estos lazos ,'
Pues acortaste tanto la medida.
Pues das tan cortos plazos
A mi cansada vida.
i Ay , cómo el hombre es burla conocida!
» ¡ Ay, cómo es cieno vano,
Imagen sin sustancia, que volando
Camina! Ay, cuan en vano
Se cansa amontonando
Lo que deja, y no sabe á quién y cuúudol»
4
m
OBRAS DE FRAY LUIS DE LEÓN.
Mas yo, ¿en qué espero ngora
En mal tan miserable mejoría?
En ti , en quien solo adora ,
En quien solo conlia.
En quien solo descansa el alma mia.
De lodos, que sin cuento
Mis males son, me libra, y á mi ruego
Te muestra blando, atento.
Ko me pongas i)or juepo
Y burla al ignorante vulgo y ciego.
En nadie fundo queja.
Callando y mudo jiasó mi fatiga,
Y digo si me aqueja ,
Mi culpa es mi enemiga ,
Y que tu justa mano me castiga.
■ Mas usa de clemencia.
Levanta ya de mi tu mano airada,
Tu 'azote', tu sentencia,
Que la carne gastada,
Y la fuerza del alma está acabada.
No gasta la polilla
Ansí como tu enojo y su porfía
Contra quien se amancilla;
Consümesle en un día,
Que al lin el hombre es sueño y burlería.
Presta á mi ruego oído.
Atiende á mi clamor, sea escuchado
Mi lloro dolorido,
Pues pobre y desterrado
Como mis padres, vivo á ti allegado.
O da una pausa poca ,
Suspende tu furor, para que pueda
Con risa abrir la boca
En vida libre y leda
Aqueste breve tiempo que me queda.
SALMO xu.—Quemadmodum.
Como la cierva brama
Por las corrientes aguas, encendida
En sed, bien asi clama
Por verse reducida
Mi alma á ti, mi Dios, y á tu manida.
Sed tiene la alma mia
Del Señor , del viviente y poderoso;
i Ay ! ;,cuando será el día
Que tornaré gozoso
A verme ante tu rostro glorioso?
1.a noche estoy lloranoo
Ye! día, y solo aquesto es mi^contento,
En ver que preguntando
Me estancada momento:
«¿Tu Dios, di, dónde está, y tu fundamento?»
Y en lloro desatado.
Derramo el corazón con la memoria
De cuando rodeado
Iba de pueblo y gloria.
Haciendo de tus loas larga historia.
M.'is digo: " ¿Por qué tanto
Te afliges? Fia en Dios, alma mia;
Que con del)ido canto
Yo cantaré algún dia
Las sus saludes y la mi alegría.»
Y crece mas mi pena.
Dios mío , desto mismo que he cantado ,
Viétnlome en el arena
De liermon y despoblado
De Mizaro, de tí tan acordado.
Y ansí viene llamada
T,'na tormenta de otra, y con ruido
Descarga una nublada
Apenas que se lia ido
La otra, y de mil olas soy batido.
Mas nacerá , yo esi)f'ro ,
El dia en que usará de su blandura
Mi I)ios; en tanto quiero.
Mientras la noche dura,
Cantallcy suplicallc con fe pura.
Decille he : » ¡Oh mi escudo !
¿Porqué me olvidas? Di, ¿por ípié hasquerido
Que el enemigo crudo
Me traiga á si afligido ,
Con negro manto de dolor vestido?»
Como maza pesada
Los huesos quebrantó en partes ciento
La voz desvergonzada ;
Que cada dia siento
Decir: « ¿Dó está tu Dios, tu fundamento?»
Mas no te acuites tanto.
En el Señor espera, oh alma mia,
Que con debido canto
Yo le diré algún dia:
* ."di Dios y mi salud y mi alegría.»
SALMO xuiv .—Eructavit.
El pecho fatigado
De sentencias mayores y subidas
Me sobra cogolmado;
Al Rey van dirigidas
Mis obras y canciones escogidas.
Y'uélase mi ligera
Lengua, como la mano ejercitada
A escribir mas entera.
Sin que se borre nada ,
Ni canse , hasta la fin muy concertada.
Hermosísimo esposo.
Mas que Adán y sus hijos esparcido
De gracias, y sabroso,
Y ansina mas querido,
Y de Dios para siempre bendecido.
Ciñe tu rica espada.
Prepotente de gloria y de grandeza,
Y salga bienhadada
Esa tu gentileza;
Descúbrase á todos tal riqueza
Sobre sublimes ruedas
De justicia, verdad y mansedumbre ,
Y verás cómo quedas
De hazañas en la cumbre,
Vencida de enemigos muchedumbre.
Tus agudas saetas
Pueblos derrocarán muchos tendidos;
Rey , todo lo sujetas;
Los latios van heridos.
No se verán de golpes tan garridos.
Tu real silla y asiento
Dura siempre jamás. Rey poderoso,
De mudanzas exento;
Tu cetro glorioso,
Cetro de rectitud, no riguroso;
La justicia en tu celo,
Y' la desigualdad tu aborrecida;
Por eso Dios del cielo
Con mas larga medida
Te bendijo, que á todos extendida.
Tu jirecioso vestido
Lanza mirra de sí , olor suave,
Cuando al mármol bruñido
Se le quila la llave,
Y se abren los almarios donde cabe."
A tu derecha mano
Se asentará la esposa señalada,
De estado soberano
Y reina rodeada.
De oro luciente y puro coronada.
Y vos, linda doncella.
Pone al varón vuestros oidos;
Dejad tierna querella
De |)adres y conocidos,
Y olvidad ¿sos ¡tueblos ya sabidos.
Ya te es aficionado
El Rey á tu donaire y hermosura;
Tenle muy acatado.
Mira que eres su hechura ;
Postrarse ha la de Tiro á tu Figura.
Y en esto mas graciosa
Que de cslado real tan eminente,
Nii se te asconda cosa ,
Y cuando eres presente ,
Tienes á rey que manda tanta gente.
poesías.— LIBRO TERCERO.
Bl
Vestida muy de £rnla
En ropas de íiiio de oro entretejidas,
Te temen en tu sala
Mil damos itíen garridas,
Cantando en tus entradas y salidas.
Por tus padres cansados
Y viejos, de los años consumidos,
De mozos esforzados
En números crecidos
Hijos verás por reyes escocidos.
Muy dentro en mi memoria,
Mienfras durare el sol y su rodeo,
Tendré viva la liisloria
De aqueste mi himeneo.
Pues del me mana el bien que yo poseo.
Y por tal beneficio
Mis pueblos prontamente conmovidos
A inmortal ejercicio.
Los tus loores debidos
Barán eleniamente conocidos.
EL MESMO EN OTRO VERSO.
Un rico y soberano pensamiento
Me bulle dentro el pecho;
A ti, divino Rey, mi entendimiento
Dediro y cuanto he hecho.
A tí yo le enderezo , y celebrando
Mi lengua tu grandeza ,
Irá como escrihano volteando
La pluma con presteza.
Traspasas en beldad á los nacidos,
En gracia estás bañado ;
Que Dios en tí á sus bienes escogidos
Eterno asiento ha dado.
Sus, ciñe ya tu espada poderoso,
Tu prez y hermosura
, Tan rara, y sobre carro glorioso
Con próspera ventura.
Ceñido de verdad y de clemencia
Y de bien soberano.
Con hechos hazañosos su potencia
Dirá tu diestra mano.
Los pechos enemigos tus saetas
Traspasen herboladas,
Y ves en tus pisadas las sujetas
Naciones derrocadas.
Y durará. Señor , tu trono erguido
Por mas de mil edades ,
Y de tu reino el cetro esclarecido,
Cercado de igualdades.
Prosigues con amor lo justo y bueno.
Lo malo es tu enemigo;
Y asi te colmó Dios , tu Dios, el seno
Masque á ningún tu amigo.
Las ropas de tu fiesta , producidas
De los ricos marfiles.
Despiden, en tí puestas, recogidas.
Olores mil gentiles.
Son ámbar y son mirra y son preciosa
Algalia sus olores.
Rodéate de infantas copia hermosa,
Ardiendoen tusamores,
Y la querida reina está á tu lado
Vestida de oro fino.
Pues, oh tú , ilustre hija, pon cuidado, .
Atiende de contino,
Atiende y mira , y oye lo que digo :
Si amas tu grandeza,
Olvidarás de hoy mas tu pueblo amigo
Y tu naturaleza;
Que el Rey por ti se abrasa, y tú le adora.
Que él solo es señor tuyo ,
Y tú también por él serás señora ,
Y lodo el gran bien suyo.
El Tiro y los mas ricos mercaderes.
Delante ti humillados.
Te ofrecen, desplegando los haberes,
Los dones mas preciados.
Y añadirá en tí toda la hermosura ,
Y vestirás tesoro,
Y al Rey serás llevada en vestidura
Y en recamados de oro ,
Vjiinlainente al Rey serán llevadas
CoMiigo otras doncellas ;
Irán siguiendo todas tus pisadas,
Y tú delante dellas.
Y con debida fiesta y regocijos
Te llevarán al lecho.
Do, en vez de tus agüelos , tendrás hijos
De claro y alio hecho,
A qmen del mundo todo repartido
Darás el cetro y mando.-
Mi canio , con los siglos extendido ,
Tu nombre irá ensalzando.
Celebrarán tu nombre eternamente
Toda nación y gente.
EXPOSICIÓN DEL SALMO L.
Miserere mei, Deas , secundnm maguam mmricordiam
íuam.
Dulcísimo Dios mió.
Cuya clemencia inmensa
Jamás falló al que á ti se ha convertido;
Pues solo en tí confio,
Perdóname la ofensa
Uue contra tí , Dios mió , he cometido.
Y así como ella ha sido
Tan grande y cometida
Contra divina esein;ia.
Así sea la clemencia
También, Señor, muy grande y muy cumplida.
Porque sea perdonado
Con gran misericordia un gran pecado.
Et secitndum miUitudinem miserationttm tuarum,
dele iuiquitatem vieain,
Y pues que siendo una
Tu clemencia divina.
Las obras de ella son inumerables.
No me niegues ninguna.
Pues varia medicina
Reípiieren tantas llagas incurables.
\' aquellos exorables
Ojos tuyos piadosos.
Que están acostumbrados
A perdonar pecados ,
Los vuelve á mí. Señor, mas amorosos;
Borrando mis delitos
De! libro del rigor , do están escritos.
Amplius lava me ab iniquitate mea , et h peccato meo
munda me.
Lava mi culpa grave
Con agua de tu gracia
Una vez y otra vez, mi Dios eterno,
Porque con tan suave
Reme lio y eficacia
Me hbre de las penas del infierno.
Y el fuego sempiterno.
En que arde quien te ofende
En el profundo abismo,
Aparta de mí mismo,
Y en tu divino amor. Señor . me enciende;
Pues mucho es mas cumplida
Tu gracia que la culpa mas crecida.
Qtioniajn iniquitatem meam ego cognosco; etpeccatum
meum contra me estsemper.
Si yo, Señor, negase
Mi culpa en tu presencia.
Queriéndome librar ó excusar de ella,
Fuera bien se ociilia^e
A mí tu gran clemencia.
Pues ne;ia .do, no pudí- merecella.
Mas yo, que en conocella
Jamás me vi obstinado.
Antes siempre delante
Tengo en cualquier instante
Micidpa descubierta y mi pecado,
Justo es que así merezca
Que til piedad de mí se compadezca.
b2
OBRAS DE FRAY LülS HE LEÓN.
Tibí soU percavi . el mnlum cnram te feci; titji/st>ftier¿s
iii serinoiúbus tuis , el vincas cuín judicaris,
A ti solo ppqué,
A li soloofeiiili.
Mal 'Iflíiiiie (le li, mi Dios, be liecbo.
Señor, peí (lona me ,
Poii] e Vfiiii que en li
CoMti>nn:iii l.is p ihilnus cou elliecho,
\ qiieile siilisItM lio
El iiiuiido, á quien dijiste
Que al [htiuIt que Hora
IViduMMs á lü hoia,
One en inl lan cl:ir:imeiite lo cumpliste;
Dfjando cdiit'nndittn
Al que dudar de aquesto se ha alrovido.
Ecce enim in iniquilafibiix cnnceptus siim ; et in peccatis
cuitjepil me muíer in¿u.
Mira que ronprhido
He sillo en el [ie( ado
Original de ini pii ni-m padre,
Por (;u en sov perspt;nii!o
Desde que fui en^nidi ;id(i.
EsUn lio aun en el vienire de mi madre.
Y asi es juslo (ine cuadre
En nii i!ias (u cKniei.cia
t,)ue SI libre naciera
Y ii;iliiial me lucra
Verdad acompañada de inocencia;
Porque es muv dnio intento
Forzar iu iiiclinaciun del iiacimienlo.
Lcce enim veriíatem dileriitti; incerta et oculta sopieiitiae
tuae munifestasti milñ.
Bien sé, Señor, que amaste
Verdad sencilla y pma,
Y siempre lo conlr.irio aborreciste;
Y asi , pues que otori;aste
Clemencia á lu criatura ,
No faltará el perdón que prometiste.
Y pues que descubriste,
Señor, al alma mía
Y á uii ingenio imperfeto
Lo cuilo y lo secreto
De lu alta y celestial sabiduría,
Ni) es muciioíjue \o entienda
Que no puede fallar a quien se enmienda.
Asperges me hyssopo, et mundahor; ¡avabis me, et siiper
nivem dealüabur.
Asi como el lisiado
De hi lepra ir solia
Al sumo Siicerdiite, y con la mano
Del íiisopo rociado
(".oblaba mejoria,
Y de su enfermedad quedaba sano;
Así. Dios soberano.
De lu s;iiigie bencila
Con liisopu rocía
Atpiesla lepra iiiin ,
C'ne con 01 ro remedio no se quila.
\.\\\H mi alma con ella,
N verse lia mas que nieve blanca y bolla.
Auditui meo dahis gaudiiim et Inetiliam; et exuUabunl
ossa fiumiliata.
Doy ya. Señor, coiilento.
Doy jjo/.o y alejaría
A mi desconsolado triste oido,
I'iciendo ipie el tormento,
Pecado y culpa una
Me está ya perdonado.
Porque el cuerpo alligido
Y liuesos liumillados,
Trocando en suertes buenas
-Sus dolores y penas,
Están de verse asi regocijado»,
Sintiendo de lu fíiacia
El soberano fruto y cDcacia,
Averie faciem liiamti peccnlix nicis; etomnes iniqíiilates
nu US dele.
Aquel ros'.ro divino
Vuelve, Señor, de mi maldad inmensa,
Y aparta ile conlino.
Mi Dios, de tu memoria
Las culpas coinelid:is en lu ofensa.
Y pues que recompensa
No hay correspondiente,
Con tu sangre bendita
Se supla lo que falla , y acreciente;
ÍJorrando con clemencia
De todas mis maldades la sentencia.
Cor mundum crea in me Deas; et spiritum rectum
innova in visceribus ineis.
Siendo la culpa mia,
Señor, ya perdonada ,
Y la pena por ella merecida,
En mí un corazón cria
Dií limpieza exlreniada.
Con que muy pura y limpia sea la vida.
\ poi (jue yo despida
Las culpas de mi pecho .
Y las antiguas mañas,
Henueva en mis enlr^iñas
Un espíritu limpio y muy derecho;
Quitando el ([ue agoviado
Estaba cou el peso del pecado.
Neprojicias me a facie tua; et spiriltm sanctnm tuuin
ne alíferas ii me.
No me arroje!^. Dios niio.
De tu rostro glorioso;
Muéstramele pues manso y muy benigno; .
Déjame á mi albedrío
Mirarle con reposo,
Y verle y atlorai le de contino.
Tú Espíritu divino ,
Santísimo, admirable.
Infunde al alma mia.
Con que tenga alegría
De go/o y de conieiiio perdurable ;
Y un don lan excelenle
De mí uo le quitad eleniaménte.
Redde mihi ¡aetitiam sahdaris tul ; et spiritu principali
confirma me.
Vuélveme aqnel estado
De gran contentamiento,
Dichoso, alegre, dulce, inestimable;
Y en mi alma encerrado k
Esté así muy de asiento í
Tu Espíritu saniisimo , admirable.
Y poicpie variable
De mi parle no cpiede
Aíiueste don crecido.
Que lo conlirmes pido.
Pues confirmarse fácilmente puede,
Poniendo en mí la mano.
Tu Espíritu divino y soberano.
Decebo iniquos vías titas, et impii ad te convertentur.
Seré, Señor, lan grato
A la merced crecida
Que en eslo de tu mano he recibido ,
Que ni un punto ni un rato
Emplearé mi vida
Sino en loar tu nombre engrandecido.
Y así , de agradecido
A los ojos divinos, í
A los malos sin fe.
Señor, enseñaré
Tus obras, tus carreras y caminos,
Con lengua lan despierta ,
Que el t¡uc mas malo fuere se convierta.
POESIAS.-
Liberame de sanguhúhus, Deus, Dpiis salutis nieae ;
et exultabit lingtta mea justüiam tuam.
¡Oh Dios y Señor mió,
Mi Dios y Padre eterno!
Pues tú solo, Señor, puedes salvarme,
Líbrame de aquel brio ,
Con que á mí , llaco y tierno,
La carne y sangre suele sujetarme;
Y pueda yo alegrarme,
Quedando ya contento,
De no ser tributario
De tan duro adversario.
Y viéndome quedar libre y exento.
Entonces, de alegría,
Cantaré lu justicia cada dia.
Domine, labia mea aperies; et os meum annuntiabii
laudem tuam.
Mi boca ahora está
Opresa y oprimida
Con grave cerradura del pecado;
Y así, no puede ya,
No siendo socorrida ,
Cantarte á tí , Señor glorificado.
Rompe pues la cadena
De mis labios cerrados,
Y entonces será parte
Mi lengua de alabarte
Con armonía dulce y voz serena.
Con cantos de alabanza sublimados;
Y anunciaré yo solo
Tus loores , Señor, de polo á polo.
Quoniam si volídsses sacrificium, dedissem titique;
holocauslis non deleclaüens.
Yayo, Señor, hubiera
Por mis culpas inmensas
Corporal sacrificio á tí ofrecido;
Mas sé que no es manera
De perdonar ofensas
El sacriflcioen luego consumido.
Ni á ti te ha complacido
Ni da contento puro
El mísero becerro
Muerto con duro hierro.
Ni el tímido cordero satisface
Los delitos que el hombre contra ti hace,
Ni menos el intenso
Olor del humo espeso del incienso.
Sacrificium Deo spiritus contribulatus; cor contriium
et humiliatum Deus non despides.
El sacrificio suave,
Señor , y verdadero,
Y aquel que mas á ti , mi Dios, agrada,
Es un dolor muy grave
De esi)íritu sincero,
Y un alma de su yerro atribulada.
También de tí es pnciada
La pena y sentimiento
De un corazón ci'nlrito;
De su enorcne delito
Lleno de contrición y de tormento.
Y nunca despreciaste
El corazón que de este modo hallaste.
Benigne fac. Domine , in bona volúntate tua Sion :
ut aedificenlur muri Jerusalem,
Estando confiado
De que benignamente
Perdonaras ," Señor, mi culpa inmensa,
Quiero pedirte osado
Que ya universa Imente
Perdones á tu pueblo toda ofensa.
Con tu bondad dispensa,
Y sea justamente
Con la sacra Sion, ciudad nomftradaj
Porque sea perdonada
La culpa y el error de tanta gente,
Y sean edificados
Los de Jerusuien muros sagrados.
•LIBRO TERCERO. B3
Ttinc acceptahis sacrificinm juxtiflae. ohla'tones et holo-
causto; tune, impone nt su per altare tuum vítulos.
Hecho ya esle edificio,
Por donde se liiíura
La Iglesia mi!il;i¡ite,
Y en ella el sacrifiíio
O'ie es de justicia pura ,
Será á Dios agradable é importante.
Pondrá también delante
La ofrenda y el incienso,
Y en el alt;ir sagrado.
Becerro delicado.
Que dé gemidos de dolor intenso;
Por donde es entendido
El penitente humilde y afligido.
Gloria Patri , etc.
Al Padre sempiterno,
Al alto Rey del cielo
Se dé perpetua gloria y alabanza;
Y al Hijo del Eterno,
Nacido acá en el suelo.
La gloria se le dé en igual fialanza;
Y al líspiritu que alcanza
El mismo ser divino.
De entrambos procelente.
Se dé gloria excelente
Por todos los fieles de contino ;
Como se da y se ha dailo
Desde el principio al fin de lo criado;
SALMO Lxxi. — Deus judicinm.
Si^ñor, da al Rey tu vara ,
Al hijo del Rey da tu mmarqida.
Que con ju<;Í¡cia rara
El Sillo regirá tu señoría.
Alcanzarán derecho
Los valles por su mano, y los collados
No turbarán el peclio
Del vulgo, ni los cerros encumbrados.
No habrá mas sinjii';titia ,
Porque él daia el deliido á cada uno:
Al humilde justieia,
Salud al injuriado , al importuno
Ifijuriador qu 'branlo;
Serás teinido lu mientras 'uciere
El sol y luna, y cnaiiio
La rueda de los siglos se volviere.
Intluira a'noi-osu.
Cual la menmla lluvia y cual rocío
En prado deleitoso;
Florecerá en su lieuipo el poderlo
Del bien, y una puj m/.a
De paz, que durara 110 un siglo solo.
Su reino rico aicair/.a
De mar á mar y de uno al otro polo;
Y pueslo ante él postrado
El negro Montesino, el enemigo,
El polvo besa hollado.
Los reyes de la mar con pecho amigo,
Y Grecia y los romanos.
Con los isleños tolos, los sábeos,
Los árabes cercanos.
Tributo le darán , y los deseos
De toilos los vivientes
A sí convertirá ; las mas lucidas
Coronas de las gentes
Todas adorarán, ante él caídas,
Por cuanto por su mano
Será librado el pobre, que oprimía
El soberbio tirano.
El triste á quien amparo fallecía;
Sobre el menesteroso
Derramará perdón, la empobrecida
Alma C'in don copioso
Será por él del daño redimida,
Y de la violencia
La sangre del cuitado muy preciosa,
54
OBRAS DE FRAY LUIS DE LEÓN.
Delante su presencia,
y á \i(la le reduce gloriosa,
Y dale ricos dones,
Por donde agradecido de comino,
Con debidos pregones
Ensalzará sus loas, sa divino
Amor sin pausa aliíuna
Por él será bendito. ¡Oh siglos de oro.
Cuando tan sola una
Espiga sobre el cen o tal tesoro
Producirá, sembrada.
De niiescs ondeando, cual la cumbre
Del Líbano nombrada!
Cuando con mas Iar.i;ue7.a y muchedumbre
Qneel feno en las ciudades.
El higo crecei á: pnr do desplega
La tama en nid edades
El nonibrn de este rey , y al cielo llega ;
E\ nombre (¡ue primero
Que ci sol man;ise lu/. , resplandecía.
Kn (pilen liaíta el postrero
MíMial será bendito, en quien dedia,
De noche celebrando.
Las g'^ntes d;iráii loa y bienandanza,
Y dirán alabando :
€ Señor Dios de Israel , ¿qué lengua alcanza
A tu debida gloria?
De maravill.is solo autor, bendito
'lú seas; tu memoria
Vava de gente en gente en inQnilo
Espacio, y hincha el suelo
Tu sacra majestad, cual hinche el cielo.»
SALMO ix\x\u.— Domine Deus saluiis.
Señor de' mi salud , mi solo muro,
Juez de mi delensa , á ti voci-o
Cuando está el aire claro y cuando escuro.
Entrada en lu presencia sin rodeo,
Y halle en tus oidos libre entrada
La dolorida voz de mi deseo.
De males crudos, de dolor colmada
El iilma , y casi ya en la sepultura
Está la vida breve y fatigada.
Clin los que moran la región escura
Y triste , con aquellos soy contado ,
A quien falló el amparo y la ventura.
Libre y captivo vivo , y sepultado.
Cual el (¡ne duerme ya en eterno olvido,
Del todo de lu mano desechado.
Pnsisleino en el i)0/.o mas sumido.
Adonde á la redonda me contienen
Abismos y lijdeblas y gemido.
Asiento en mi tus sañas firme tienen ,
Y sobre mi cabeza sucediendo,
De tu furor los olas van y vienen.
Su rostro mis amigos encubriendo .
(Por(|ue, Señor, lo quieres), me declinan,
O por mejor decir, se van huyendo.
Antes me huyen, antes me abominan;
Comalles mis ra/.ones yo quisiera ,
A (piii-n ¡ ay ! siisnitrañas no se inclinan.
'¿i\ cárcel me d(>lienesasi (iera.
Que nila pluma ni la voz se extiende •
A pnliliear su pena laslimera.
('.i';.'ad(i he con la lluvia que deciende
Continua de mis ojos, yconiiiio
El grito á ti y los brazos la alma atiende.
^ dicen: «;.Si vi ran su bien divino
Los polvos , ó los hiK'sos eiiicrrados
Tus loas si dirán con tanto diño?»)
Tus hechos, en l.i huisa celebrados,
¿Sirá de sus grandezas hecha historia
El) la callada tumba , en los finados?.
i,\'.n las tinieblas lucirá lu gloria ,
O por ventura habrá de tus loores
En la región de divido gran iniinoi ia?
No ceso do enviarte mil dauKjres,
Y.aiiii antes que des|)¡erles lú la aurora,
Despierto á referirte mis dolores.
¿Por qué , Señor, tu pecho, do el bien mora,
Desprecia asi las voces de un caido,
Y huyes de mirarme mascada hora?
Bien sabes de mi vida cuánto ha sido
El curso miserable , y cuan cuitado
Los golpes de tu saña he sostenido.
Encima de mis cuestas han pasado
Las olas de lus iras, tus espantos
Me tienen consumido y acal»ado.
Un mar me anega de miseria y llantos;
No en partes , sino juntos, me rodean
Un escuadrón terrible de quebrantos.
A los que mi salud y bien desean,
A lodos de mi, triste, los destierras,
Y porque nada en mi dolor provean,
Eu sus secretos crudo los encierrai.
SALMO cw.—Benedic, anima mea.
Alaba á Dios coritino , ¡ oh alma mía !
Y todas mis entrañas, dad loores
A su glorioso nombre noche y dia.
Alaba, y nunca olvides sus favores,
Sus dones, tan diversos del debido
A lus malvados hechos y traidores.
El te perdona cuanto has ofendido.
El pone saludable medicina
A todo lo (jue en ti queda herido.
Tu vida, que al sepulcro era vecina,
El mismo la repara y hermosea
Con ricos dones de piedad divina.
Bastécete de cuanio se desea ;
Cual águila, será por él trocada
En bella juventud lu vejez fea.
Hace juslici.a Dios muy apurada,
Da Dios á los opresos su derecho,
A los que oprimen mnesira mano osada.
Nollticó su ingenio y dulce pecho
Al sanio Moisen, á su querido
Pueblo manifestó su estilo y hecho.
Y dijo : « Para lodo lo nacido
Soy de entrañable amor, soy piadoso.
Soy largo en perdonar la ira y olvido.»
¡N'o liene en sus entrañas ni reposo
La saña, ni sosiego , ni le dura
Entero en ira el pecho corajoso.
No fué el castigo cual la desmesura;
nías al contrario, incomparablemente
La pena es menos que la culpa dura.
Cuanto se encubre el cielo reluciente
Sobre la baja tierra , tanto crece
Su amor sobre la humilde y b.aja gente.
Lo que hay de do el sol nace adó anochece,
Tanto por su clemencia, siempre usada
De nos, nuestra maldad se desparece.
Con las entrañas que la madre amada
Abraza á sus hijuelos, tan amable
Te muestras á lu gente regalada.
Conoces nuestro barro miserable,
Y tienes dibujado en tu memoria
Que nuestro ser es polvo vil instable.
De nuestros años la mas larga historia
Es heno, tierra y flor, que en un momento
Florece y muere su belleza y gloria.
Pasó por ella un llaco soplo, un viento,
Y como si jamás nacido hubiera.
Aun no conocerás dó tuvo asiento.
La graciajile Dios siempre es duradera
En quien dura su amor, y sucediendo. .
Por mil generaciones, pers_evera
En los que, su ley santa obedeciendo.
La escriben en su alma , y sin olvido ,
Y velando la cumplen y (inriniendo.
No solo reinas sid)re el sol Incido,
Mas tu corona alcanza y comiirende
Cumio será jamás y cuanto ha sido.
1,1 coro, el cerco, que enlu amor se enciende,
Déle loor el coro jioderosn,
El que á tu voz divina slenqtre atiende.
Ücudigateel ejército hermoso
poesías.— LIBRO TERCERO.
5o
De todas las lumbreras celestiales,
A quien hacer tu gusto es deleitoso.
Beiidigante tus obras celestiales,
Déte loores cuanto el mundo cria,
El mar, la tierra, el aire, los mortales,
Y alábete también el alma mia.
SALMO ciii. — Benedic, anima mea.
Alaba ¡oh alma! á Dios. Señor, tu alteza
¿Qué lengua hay que la cuente?
Vestido estás' de gloria y de belleza
Y luz resplandeciente.
Encima de los cielos desplegados
Al agua diste asiento.
Las nubes son tus carros , tus alados
Caballos son el viento.
Son fuego abrasador tus mensajeros ,
•Y trueno y torbellino.
Las tierras sobre asientos duraderos
Mantienes de contino.
Los mares las cubrían de primero
Por cima los collados ;
Mas , visto de tu voz el trueno fiero.
Huyeron espantados ;
Y luego los subidos montes crecen,
Humíllanse los valles ;
Si ya entre si hinchados se embravecen.
No pasarán las calles
Los mares, que les diste , y los linderos,
Ni anegarán las tierras.
Descubres minas de agua en los oteros ,
Y corre entre las sierras
El gamo, y las salvajes alimañas
Alli la sed quebrantan.
Las naves nadadoras allí bañas,
Y' por las ramas cantan.
('.on lluvia el monte riegas de tus cumbres,
Y das hartura al llano.
Ansí das heno al buey, y mil legumbres
Para el servicio humano;
Ansí se espiga el trigo , y la vid crece
Para nuestra alegría ;
La verde oliva así nos resplandece,
Y el pan da valentía.
De allí se viste el bosque y la arboleda
Y el cedro soberano,
Adonde anida el ave , adonde enreda
Su cámara el milano.
Los riscos á los corzos dan guarida,
Al conejo la peña.
Por tí nos mira el sol, y su lucida
Hermana nos enseña
Los tiempos. Tú nos das la noche escura.
En que salen las fieras ;
El tigre, que ración con hambre dura
Te pide , y voces fieras.
Despiertas el aurora , y de consuno
Se van á sus moradas.
Da el hombre á su labor sin miedo alguno
Las horas situadas.
i Cuan nobles son tus hechos, y cuan llenos
De tu sabiduría !
Pues ¿quién dirá el gran mar, sus anchos senos,
Y cuántos peces cria?
¿ Las naves que en el corren , la espantable
Ballena que le azota?
Sustento esperan todos saludable
De tí , que el bien no agota.
Tomamos si tú das; tu larga mano
Nos deja satisfechos.
Mas tornará tu soplo, y renovado
Repararás el mundo.
Será sin fin tu gloria, y tú alabado
De todos, sin segundo;
Tú, que los montes ardes si los tocas,
Y al cielo das temblores.
Cien vidas que tuviera y cien mil bocas
Dedico á tus loores.
Mi voz le agrad:irá, y á mí este oficio
Será mi grao goutento.
No se verá en la tieiTa maleficio
Ni tirano sangriento.
Sepultará el olvido su memoria.
Tú , alma , á Dios da gloria.
SALMO c\í.—Confttemini Domino.
Cantemos juntamente
Cuan bueno es Dios con todos, cuan clemente.
Canten los libertados.
Los que libró el Sijñor de poderío
Del áspero enemigo , conducidos
De reinos apartados ,
De Oriente y de Poniente cierzo frió,
Del Ábrego templado , que perdidos
Por yermos no corridos.
Sin encontrar poblodo, vagueaban,
Y ansiosos voceaban ,
Remedio de su mal á Dios rogando;
El cual luego inclinando
Su oido con piadoso
Amor, salvos los puso en buen camino
Y colocó en reposo.
Pues lóenle comino
Porque hartó la hambre , y alentado
Hizo de ricos dones abastado.
Y digan : «Inmortales
Loores , oh Señor, te den tus obras.
Tu amor con los mortales ,
Las no vistas grandezas que en nos obras.»
Aquellos que en cadena
Moraron en horror en noche escura ,
De hierro rodeados y pobreza ,
Padeciendo la pena
Debida á su maldad, á su locura.
Porque amargaron malos la nobleza
De la divina alteza.
Hollaron su consejo verdadero ;
Por donde les colmó el pecho mal sano.
Sin que favor humano
Les valga, de miseria y dolor fiero.
Y libres del primero
Error, vueltos al cielo.
Llamarán al Señor que abra la estrecha
Cárcel , y como al suelo
La cadena deshecha ,
Celebren el poder por quien quebradas
Fueron las cerraduras aceradas.
Y digan : «inmortales
Loores, oh Señor, te den tus obras,
Tu amor con los mortales,
Las grandes maravillas que en nos obras.»
Y los hombres livianos.
Que por seguir sin orden ni medida
El deleitoso mal , la errada senda.
Los miembros firmes, sanos,
Hincheron de dolor, y de la vida
Perdieron la mas dulce y rica prenda ;
Que á la dura contienda
No iguales , de la fiebre derrocados ,
Estando ya del lodo al mal rendidos ,
Del vivir despedidos,
Contra todo manjar enemistados,
A la muerte llegados,
Con miserable lloro
Pidieron tu favor, y tú al momento
Les mandaste un tesoro.
Ofrézcante por este beneficio
Agradecido y justo sacrificio.
Y digan : «Inmortales
Loores, oh Señor, te den tus obras.
Tu amor con los mortales ,
Las no vistas grandezas que en nos obras.»
También los que corrieron
La mar, en flaco leño volteando
Por las profundas aguas, y probaron
En el abismo, y vieron
De Dios las niaravillas grandes, cuando
Mandándolo él, los vientos se enojaron,
Y las olas alzaron
Al cielo furiosos ; ya se apega
OBRAS DE
Con las nubes 1n nao, ya en el suelo
Se hunde , y el recelo
Atónitos los turbii, ahila y ciega;
El íjrito al cielo llega.
Mas luego Dios llamailo.
Las mares allanó, serenó el dia,
Y dentro el dese.ido
Puerto con ah'gria
Los puso. Pues los tnles de eminente
Cant''n de Üios ios hechos a la gente.
Y digan : ((Inmortales
Loores, oh Señor, te den tus obras,
Tu amor con los murtales.
Las no vistas gnindezas que en nos obras.»
Dios secará las fuentes.
Agotará los rios, y la tierra
Viciosa yerma- á por los pecados
De las malvud;is gentes
Que muraban en ella , y de In sierra
Estéril hará frescos verdes prados,
Y pondrá alii pl:intados
Los pobres, donde hechos moradores.
La tierra lahrarán , (jue no envidiosa
Alegrará copiosa
r.oii rico y dulcc' fruto á sus señores;
Y con dones mayores
Irán sfeuipre creciendo
Ellos y sus ganados, porque el daño
Y el ir disminuyendo
No nace del mal año.
Mas de los malos dueños; y por tanto,
Sobre ellos venera duelo y quebranto.
Y dio al pobre riciueza
Y sucesión ilnsire, gozo al bueno,
Para el malo tristeza ,
Y pouga esto el que es sabio dentro el seno.
SALMO cix. — Dixit Dotiiinus '.
' Asiéntate á mí. Rey, mi Dios le dice ,
A mi mano derecha ;
Oue yo pondré lo que te contradice ,
Peana á tus pies hecha;
Y de Sion tu vüra fuerte envia
Sohre tus enemigos;
Que lodos tus vasallos en un dia
Son nobles, son amigos;
Que til tienes en ti del nacimiento
La fiieiza y el roció.
Con (jiie los naces llenos de contento.
De luz y tanto brio
M.is cierto que de el sol la blanca aurora,
El pasto el vientre lleno
Y el sacerdocio en tí por siempre mora,
Conforme al del rey buiMio;
One Dios lo jnró asi, que nunca lira
Ni inndn lo jurado ;
Y Dios ílesiro/n reyes , puesto en ira ,
A lu derecho lado ;
Y [tasará á cnchillo el mundo, llenos
De nmerins los fosados ,
Y los erguidos, dél. ni mas ni menos.
Serán despedazados.
Mas tn. (pie bebes turbio en la carrera.
Ensalzarás bandera.
FRAY LUIS DE LEOX.
Siente el favor glorioso
Con que á su pueblo lleva Dios triunfando
El mar, y temeroso
Huye, y atrás volando.
Vuelve el Jordán, su curso levantando.
Alli de gozo el suelo
(Como las ovejuelas y corderos
Se alegran al señuelo
De sus pastores veros).
Se alegran montes , valles y oteros.
El mar furioso y rio
Ante el aspecto de su Dios sagrado
No tiene poderío;
Por solo su mandado
Mueve la tierra á uno y otro lado.
Y ansí del escahroso
Estéril risco y de la piedra dura.
Con ruido sonoroso.
Manaron en hartura
Estan(|ues y corrientes de agua pura.
A ti se debe solo
De tan ilustres hechos gloria entera.
Que en nuestro humilde polo
Ningún mortal hubiera
Quede tan altas obraá digno fuera.
De tu piadoso celo
Tenemos tantos bienes recebidos ,
Porque el bárbaro suelo ,
Viéndonos oprimidos.
No diga : «Están de Dios destituidos.»
Pues desde el sacro asiento
Del cielo, do lu Espíritu divino
• Reside, el fundamento
Gobierna y da camino ;
Das solo lo que quiere tu deslino.
Los simulacros vanos ,
Que los bárbaros adoran humihnente,
Son obras de sus manos.
De plata reluciente.
De oro ó de metal falso aparente.
Los cánticos gozosos
No gozarán , que sordos los oídos
Tienen los poderosos;
Y olores ofrecidos
No los percibirán, por muy subidos.
Sus manos veneradas
No palparán su gloria, ni en el suelo
Se verán sus pisadas ,
Ni aun para su consuelo
Podrán ellos gemir su desconsuelo.
SALMO c\n\.—In cxifH Israel
En la feliz salida
Del pueiilo y casa de Jacob famosa ,
í)e la descnimcida,
l'.árbara y (irodigio-a
Tiei ra de Egipto idólatra y viciosa,
La celestial morada ,
Gloria del mundo y célebre Judea,
iiié alli sanlilicada,
( 011 la cual ■se recrea
Su Dios, y en solo su favor se emplea.
SALMO cwiv.—Qui confidunt.
Como ni trastornado
El monte de Sion . y de su asiento
Jamás será mudado.
Ansí de mal exenio
Será (inien tiene á Dios por fundamento.
De montes rodeada
Eslá Jerusalen y defendida,
Y Dios tiene cercada
A su gente escogida
Con cerca (pie jamás será rompida.
No entregara al injusto
Cetro Dios la virtud , porque la rienda
No suelte acaso el justo,
Y en la vedada senda
No niela el jiié, ni al malla mano extienda.
Que Dios al bueno ampara
Y ciñe con su gracia y don divino,
Y al 'lue con libre cara
Sigue por el camino
Derecho favorece de conlino;
Mas los (pie por torcidos
Senderos se (bísviaii , engañados,
Serán de Dios traídos
A fines desastrados;
Libre el Señor de mal h sus amados
SALMO cxxix.— Di pro fundís.
De lo hondo de mi pecho
Te he llamado, Señor, con mil gemidos;
Esloy en grande estrecLo ;
Ko cierres lus oidos
A mis llantos y irisies alaridos.
Si mirares pecados,
Delante tí , Señor, la luz no es ciara ;
Presentes y pasados,
La justicia mas rara
Ko osará levantar á tí su cara.
Ñas no eres riguroso.
A un lado está p'.r do nació indulgencia;
Tú en medio vas sabroso
A pronunciar sentencia,
Vestido de justicia y de clemencia.
Y así los pecadores,
Teniendo en ti, su Dios, tal esperanza,
Te temen y dan loores ;
•Que á tu justa balanza
Saben que está vecina confianza.
Yo, Señor, en ti espero,
Y esperando, le digo al almaniia
Que mas esperar quiero,
Y espero todavía ,
Que es tu ley responder al que confia.
No espera á la mañana
La guarda de la noche desvelada,
Ni así con tanta gana
Desea la luz dorada,
Cuanlo mi alma ser de ti acallada.
poesías.— LIBRO TERCERO.
Castiga estos feroces
Guerreros, (pie venciendo no contentos,
Dicen á grnndes voces :
«Derriba los cimientos.
Asolad . asolad los fundamentos.»
¡Olí Babilonia triste!
Dichoso el que te diere el justo pago
Del mal que nos hiciste,
Y dijera : «Yo hago
En iiondire de Sion aqueste estrago.»
V en la justa venganza
•Mas bendito será quien mas llevare
Por riíor la matanza,
A los niños que hallarj
Con piedras sin piedad despedazare.
87
SALMO csxxvi. — Si'.per flumina.
Cuando presos pasamos
Los rios de Babilonia sollozando,
Ün rato nos sentamos
A descansar llorando.
De tí, dulce Sion, nos acordando.
Allí, de descontentos.
Colgamos de li»s sauces levantados
Los dulces instrumentos
Que. en Sion acordados.
Solían tañer á Dios salmos sagrados.
Colgámoslos de enojo
De ver que aquellas bárbaras naciones
Tuviesen cruel antojo
De oircanlar canciones
A quien hacen llorar mil sinrazones.
Lllos, como se vieron
Cerca de Babilonia en su región,
Canta y tañé, dijeron,
Vnocualqnier canción.
Sino uno de los cantos fie Sion;
Con amargos extremos
Les respondimos : «Presos en cadena,
¿Nos mandáis que cantemos
Salmos en tierra ajena
De Dios y de toda cosa buena?»
Si yo mientras viviere.
De ti, Jerusalen, no me acordare,
Do quiera que estuviere,
Queausenteme hallare,
De mi me olvide yo si te olvidare.
Sí en tal prisión y mengua
Puesto, por mi canción fuere cantada ,
La voz ronca y la lengua
Al paladar jiegada
Quede, de haber cantado castigada.
Si tuviere contento
Sin ti , Sion , mí bien y mi alegría.
Con áspero tormento
Pague el placer de un dia
Con mil años de pena el aima mia.
Ten , oh Señor , memoria
De los hijos de Edon en la alegría,
De tu ciudad y gloria.
Vengando en a(|uel dia
Su iuria , crueldad y tiranía.
s.\LMO cxLv. — Lauda anima.
Mientras que gobernare
El alma aquestos miembros, y entretanto
Que el aliento durare,
Yo con alegre canto
Mí Dios celebraré y su nombre santo.
No funde su esperanza
En los reyes ninguno , ni en sugeto
Ponga su buena andanza,
En poder imperfecto.
En sí mismo, á miserias mil sujeto.
El alma por su parte
A su esfera con presto movimiento,
Y en polvo la otra parte
Se torna , y al momento
Los sus intentos lodos lleva el viento.
Aquel sera dichoso
Y de buena ventura, que en su ayuda
Pone á Dios poderoso,
Que en solo Dios se escuda,
Y nunca su fiducia de Dios rauda.
De Dios, que mar y tierra
Y el cielo fabricó resplandeciente,
Con cuanto dentro encierra;
De Dios, que á toda gente
Mantiene fe y palabra eternamente.
Y saca de cadena
Los pies injustamente aherrojados,
Da [lan con manit llena
A los necesitados.
Es tiel justicia de los agraviados.
Con mano poderosa
Levanta y pone en pié al abatido.
Da á ver la luz hermosa
Al ciego, y con crecido
Amor abraza al bueno y su partido.
A su sombra se acoge
El que anda desterrado y peregrino,
Al huérfano recoge
Y á la viudez, y el tino
Hace que pierda el malo en su camino.
Dios reina sobre cuanto
O fué ya ó es agora ó después fuere ;
Dios, que es tu Dios en tanto,
Si(in ,que mundo hubiere
Y un siglo á otro siglo sucediere.
SALMO C.XLVll.
Jerusalen gloriosa ,
Ciudad del cielo amiga y amparada.
Loa al Señor, gozosa
De verle del amada,
Loa á tu Dios , Sion , de Dios morada.
Porque ves con lus ojos
De lus puertas estar sobrecerrados
Candados y cerrojos,
A tus hijos amados
Bendijo 'en ti por siglos prolongados.
De bien y paz ceñida,
Tanto te guarda Dios, que no hay camino
Por do seas ofendida ;
58
OBRAS DE FRAY LUIS DE LEÓN.
Y con manjar divino
Te hurla y salistace de comino.
Aqueste Dios envía
A la tierra su vez y mandamiento,
Y con piesta alegría
Se obedece al momento,
Sin poder resistir todo elemento.
tnvía y lanza nieve
Como co|)os de lana carmenada ;
Aqueste es el que llueve,
Y esparce niebla helada,
Mt^nuda cual ceniza derramada.
Envía también del cielo.
Cual planchas de cristal endurecido,
El liyuroso hielo,
Cuyo trio nacido
JNo puede reparar ningún vestido.
V aunque esta mas helado.
Se dorrite al divino mandamiento;
Sopla el sonido airado
De algún lluvioso viento,
Y al [uinto suelta el agua el fundamento.
Y aqueste Dios declara
5u pakd)ra á Jacob, su pueblo amado;
Y en Israel, que ampara,
Nos ha depositado
La lev y ceremonias que ha ordenado.
No lia hecho Dios tal cosa
Con todas las nacíonesjuntamente,
Ni con lengua piadosa
Maiiilestóá otra gente
Su corazón tan cierta y tiernamente.
• El himno Pange lingua *.
Publica , lengua , y canta
El misterio del cuerpo glorioso
Y de la sangre santa
Que dio por mi re| oso
El friuo de aquel vientre generoso.
A t'idos nos fué dado;
De la Virgen purísima María
Por todos engendrado;
Y mientra acá vivia
Su celestial doctrina despareja.
De allí en nueva manera •
Dio lili maravilloso á su jornada
La noehe ya postrera.
La noche deseada,
Lslíindo ya lacena aparejada.
("onvida á sus hermanos ;
Y cunqilída la sombra y ley primero,
(^on sus sagradas manos
Por el legal coi dero
Li-s da á comer su cuerpo verdadero.
Aquella criadora,
Palabra con palabra, sin mudarse.
Lo que eia pan agora
I II carne hace tornarse
Y el vino en pro[iia sangre trastornarse.
Y puesto que el grosero
Sentido se acob:irda y desfallece,
Ll corazón insano
Por eso no ciill;iqueco.
Porque la le le anima y favorece.
Honremos [iiies, echados
Por tierra, tan divino Sacramento,
Y queden desechados,
Pues vino el cunqtlíniiento.
Los ritos del Antiguo Testamento.
Y sí el sentido quería
Pasmado de tan alta y nueva cosa.
Lo que él no puede pueda,
Ose lo que él no osa.
La fe determinada y animosa.
jCIoria al Omnipotente,
Y al gran Kngendrador y al Engendrado,
Y al iiierablemenle
De eiilranibos inspirado
Igual loor , igual honor sea dado !
CAPITULO ULTIMO DE LOS PBOVEftBlOS.
El sabio Salomón aquí pusiera
Lo que para su aviso , de recelo
Su madre y de amor llena le dijera.
¡ Ay hijo mío ! Ay dulce manojuelo
De i;iis entrañas! Ay mi deseado.
Por quien mi voz contíno sube al cielo!
Ni yo al amor de hembra te vea dado,
Ni en manos de mujer tu fortaleza.
Ni en daño cíe los reyes conjurado ;
Ni con beodez afees tu grandeza.
Que no es para los reyes, no es el vino,
¡Si para los jueces la cerveza;
Porque en bebiendo olvidan el camino
De fuero, y ciegos tuercen el derecho
Del oprimido pobre y del mezquino.
Al que con pena y ansia está deshecho.
Aquel dad vino vos, la sidra sea
De aquel á quien dolor le sorbe el pecho.
Beba y olvídese , y no siempre vea
Presente su dolor adormecido;
Húrtese aquel espacio á la pelea.
Abre tu boca dulce al que alligido
No habla, y tu tratar sea templado
Con todos los que corren al olvido.
Guarda justicia al pobre y al cuitado ,
Amparo halle en tí el menesteroso.
Que asi florecer.^ tu casa-estado.
Mas, ¡oh si fueses, hijo, tan dichoso,
Que hubieses por mujer hembra dolada
be corazón honesto y virtuoso!
Ni la perla orientai asi es preciada,
Ni la esmeralda que el olir envía ,
Ni la vena riquísima alejada.
En ella su marido se confia
Como en mercaduría gananciosa;
No cura de otro trato ó granjeria.
Ella busca su lino hacendosa.
Busca algodón y lana diligente.
Despierta allí la mano artiliciosa.
Con gozo y con placer continuamente
Alegra, y con descanso á su marido;
Enojo no jamás , ni pena ardiente.
Es bien como navio bastecido
Por rico mercader, que en sí acarrea
Lo bueno que en mil partes ha cogido.
Levántase, y apenas alborea.
Reparte la ración á sus criados.
Su parte á cada uno y su tarea.
Del fruto de sus dedos y hilados
Compra un heredamiento (¡ue le plugo,
Plantó fértil majuelo en los collados.
Nunca el trabajo honesto le desplugo.
Hizo sus ojos lirmos á la vela.
Sus brazos rodeó con fuerza y jugo.
Esle sabroso el torno, el aspa y tela.
El adquirir, la industria, el ser casera;
De noche no se apaga su candela.
Trae con mano diestra latonera;
El fuso, entre los dedos volteando,
Le huye y torna luego á la carrera.
Abre su pecho al pobre que llorando
Socorro le rogó , y con mano llena
Al fallo y al mendigo va abrigando.
Al cierzo abrasador, que sopla y .suena,
Y esparce hielo y nieve, bien doblada
De ropa, su familia está sin pena.
De redes que labró tiene colgada
Su cama , y rica seda es su vestido
Y pinpura liiiísima preciada.
Por ella acatado es su marido;
En plaza , en consistorio, en eminente
Lugar por lodos puesto y bendecido.
H;ice también labores de excelente
Obra para vend(>r; vendtt al joyero
Fraiiias tejidas bella y sutilmente.
¿Ouií'i) Contará su bien? Su verdadero
Vestido es el valor, la virtud pura;
Alegre llegará al día postrero.
Cuanto nace en sus labios es cordura,
De su lengua discrcla cuanto mana
poesías.— LIBRO TERCERO.
59
Es todo piedad, amor, dulzura.
Discurre por su casa, no está vana
Ni ociosa, i)i sin que ya se le deba,
Se desayunará por la mañana.
El coro de sus hijos crece, y lleva
Al cielo sus loores, y el querido
Padre con voz gozosa los aprueba,
Y dice: «Muchas otras han querido
Mostiarse valerosas, mas con ella
■ Compueslas, como si no iiubieran sido »
Es aire la' tez clara como estrella,
Las hermosas figuras burlería ;
La hembra que á Dios teme, esa es la bella.
Dadle que goce el fruto, el alegría
De sus ricos trabajos; !osextr¡iños,
Los suyos por bis plazas á porfía
Celebren su loor eternos años.
CAPITULO III DE JOB.
Al fin creciendo en Job el dolor fiero,
Gimió del hondo pecho , y convertido
Al cielo, lagrimoso habló el primero.
Y dijo maldiciendo: «¡Ay! Destruido
El día en que nací , la noche sea,
En que mezquino yo fui concebido!
Tórnese aquel maldito dia en fea
Tiniebla, no le mire alegre el cielo,
Ni resplandor de luz en el se \ea.
Poséale por suyo en negro velo
La muerte rodeada, paraasiento
De nubes , de amargor, horror, recelo.
Y aquella triste noche no entre en cuento
Con 1.' eses ni con años, comienada
A tempestad escura y bravo viento.
Fué noche solitaria y desastrada,
Ni c;into sonó en ella , ni alegría ,
Ni música de amor dulce, acordada.
Maldíganla los que su amargo dia
Lamentando maldicen, los que hallaron
Al fin de su pescar la red vacía.
En su alba los luceros se anublaron,
El sol no amaneció, ni con la aurora
Las nubes retocadas variaron.
Pues de mi ser primero en la triste hora
No puso eterna llave á mi. aposento,
Y me quitó el sentir lo que veo agora.
¿Por qué no perecí luego al moniento
Que vine á aquesta luz? Porqué salido
Del vientre, recogí el común aliento?
¿Por qué de la partera recebido
En él regazo fui? Por qué á los pechos
Maternos fui con leche mantenido?
Que si muriera entonces, mil provechos
Tuviera, y ya durmiendo descansara;
Pagará ya á la muerte sus derechos.
Con muchos altos reyes reposara ,
Con muchos poderosos que ocuparon
Los campos con palacios de obra rara;
Y con mil ricos hombres que alcanzaron
Del oro grandes sumas, hasta el techo
En sus casas la plata amontonaron.
Y si antes del nacer fuera deshecho,
Y cual los abortados niños fuera ,
Que del vientre á la huesa van derecho,
■Adó repuesta ya la vista fiera
Del violento yace , y los cansados
Brazos gozan de holganza duradera ;
Adó de las prisiones libertados -
Están los que por deudas presos fueron ,
Sin ser del acreedor mas aquejados;
Los que pequeños y altos fueron,
Mezclados allí son confusamente ;
No tienen amo allí los que sirvieron ;
Que ¿para qué ha de ver el sol luciente-
Un miserable? Y ¿'para qué atla vida
Al que vive en dolor continuamente;
Al que desea ansioso la venida
De la muerte que huye , v la persigue
Mas que la dea vena es perseguida;
Al que se goza alegre sí consigue
El fenecer muriendo, y si le es dado
Hallar la sepultura, aqneso sigue;
Al que es como yo triste, á quien cerrado
Le tienen el camino , y uno á uno
Los pasos con tinieblas le han alado?
iMi han)bre con suspiros desayuno;
V como sigue al trueno, á misg'emidos
Ansí sigue una lluvia de importuno.
^ Lloro , que me consume. ¡ Ay ! ¡ cuan cumplidos
Veoya mis tcmoies! cuan ligeros!
Cuan juntos en mi daño y cuan unidos!
¿En (pié merecí vo males tan fieros?
¿Por dicha no traté templadamente
Con el vecino y con los extranjeros?
Y soy ferido ansí severamente.» •
CAPITULO IV DE JOB.
Lifaz, de aqueste fin mal ofendido
(Después de con los ojos haber dado
Señas á los amigos), con fingido
Hablar revueíto á Job, «Aunque pesado
Y grave el dis[iutar te será agora.
Dice , ¿quién callará lo que ha pensado?»
¿ Qué es esto? ¿ Y eres tú el que antes de agora
A todos consejabas, los caídos
Alzabas con tu voz consoladora?
¿Eres por quien los brazos descaídos
Cobraron nueva fuerza , y el medroso
Temblor huyó los pechos afligidos?
¿Para otros sabio, y para ti faltoso?
Quebraste al primor toque, y un avieso
Caso despareció tu ser ventoso,
¿ Por dicha no demuestra este suceso
Que tu derechez era burlería ,
Tu religión , tu vida y tu proceso?
¿Qué sirve preguntar: sCuál culpa mia
Es digna deste mal»? ¿Qué justo ha sido
Cortado en la sazón que Ihirecia?
Como al revés ha siempre acontepido,
Que el hacedor del mal recoge el fruto
Conforme á la simiente que lia tendido.
Su gozo se convierte en triste lulo
En soplando el Señor; ante su aliento
El mal verdor se torna sect), enjuto. •
Al bramáiior Icón en un momento
Y á la liera leona vuelve mudos,
Y quiebra al leoncillo el diente hambriento.
Y quita de las uñas á ¡os crudos
Tigres la amada pi'esa , y désparciilos
Los pobres hijos van , de bien desnudos.
No te pregones justo. En misoidos
Sonó lo que diré, y á malas penas
Cogieron parte dello mis sentidos.
Cuando tintas del ne^^ro humor las venas,
Caiga la pesadilla al hombre, y cuando
La noche ofrece formas de horror llenas,
Adentro de los huesos penetrando,
Un súbito pavor me sobrevino,
Y sin saber de qué, quedé temblando.
Y como soplo un aire peregrino
Pasó sobre nii rostro, y cada pelo
Se puso en mí mas yerto que el espino.
Y pareció ante mí en obscuro velo
En pié , no supe quién , vi una figura ,
Oí como una voz que aguza el duelo.
Y dijo: «¿A par de Dios por aventura
Se abonará el mortal? ¿La vida humana
Ante su Hacedor mostrarse ha pura?
» Si no (lió á su famjüa soberana
Constancia duradera, si no puso
En sus ángeles luz del todo sana,
)>¿(>uánto menos al hombre, que compuso
De polvo, que en terrena casa mora.
Que el ocio le entorpece y gasta el uso;
))Que nace como flor p()r el aurora,
Y en !a tarde marchito desparece,
Y no queda del rastro en breve hora?
»¿Por qué no tiene apoyo? Asi acontece •
GO
OBRAS DE FRAY LUIS DE LEÓN
111SÍ al preciado,
AI escogido, al vil
Y el miserable vulgo ansí |ierece,
Y en esto es con los hruios igualado.»
CAPITULO V DE JOB.
Y añade : «Pero si no soy creido,
Llama quien te delienda.si parece
Alguno, ó di cuál santo cual tú ha sido.»
Cual vive, á cada uno asi acontece.
A manos de su antojo el tonto muere,
Ll malo y revoltoso en lid [lerece.
Por mas liien arraigado que estuviere,
Al malo , si le veo , le makligo ,
Y mas cuanto mas rico y feliz fuere.
¡ Ay, cuan amargo lrue(|ue, ay triste, digo.
Te espera! Que tus liijos condenados
Por cárceles irán sin hion ni abrigo.
Langostas comerán los tus sembrados,
No les defenderá el seto, la espina,
Tus bienes del ladrón serán robados;
Que cierto es que la tierra no es malina
Desuyo, ni jamás produce el suelo
Por culpa suya malo cosa indina.
Kl hombre es siilo aquel á quien de suelo
Le viene el producir maldad y pena.
Como es á la centella prtti)io el vuelo.
Yo juzgo que el valer , la suerte buena
Es el buscar á Üios; en el su oido
Mi voz y mi oración contino suena.
Gran hacedor de hazañas que en sentido
No caben , de proezas cuyo cuento
No puede ser por sumas recogido.
Levanta adelgazando el elemento
Del agua, y vuelto en lluvia, lo derrama
Por la fazde la tierra en un momento.
Del polvo sube en aito, y encarama
Ala bajeza humilde, ya! cercado
De noche torna á luz y buena fama.
Deshace y desbarata el avisado
Intento del engaño , y no consiente
Que consiga el traidor lo deseado.
C(m sus artes eidaza al mas prudente,
Con sus avisos mismos , y la li;;a
Destruye de la falsa y mala g<'nte.
La luz se le ennegrece y le fatiga ,
Y como en noche escura estropezando.
No sabe el resabido i'or dó siga.
Valiente salvador del pobre cuando
Le 0[ir¡me ya el tirano, y cuando el crudo
Cuchillo encima del va relumbrando.
Ks paia el desarmado íiel escudo,
Al solo es rico i)ien, rii'a esperanza,
Al opresor l)urlado deja y mudo.
Dichoso el iioMd)ie(iue de Dios alcanza
Ser corregido a(pii; por esto amigo
Sufre su (iisciplina con lem¡)lanza ;
Que si te pasa el pe( ho su enemigo
Fiero, le sanará con blanda mano,
Hará venir el bien tras el casligo.
De los tral)ajos seis el soberano
Vitoria te dará, aun del seieno
Te sacará gozoso , alegre y sano.
Kl te sustentará si el mal sereno
Cielo quemure el campo , en el sonido
Al arma, te |)ondrá dentro en su seno.
Guardado le, tendrá y comoeseondido
Déla perversa lengua; sano y ledo,
Si el aire se dañare corronqiido.
Si la tierra temblare, estarás quedo ;
Si 'e asolare el robo, tú, seguro.
Ni de las beslias (leras habrás miedo.
Aun los peñascos mesnios, aun el duro
Roble le acatarán , y la lieieza
Se volverá contigo en anmr puro.
De paz verás cercada y de nobleza
Tu casa, y mirarás con diligencia,
\ falta no volasen tu grandeza.
Verás mulliplicar tu decendencia.
Sus pimpollos crecer cual crece el heno,
A (juien el cielo mira con clemencia.
En la fuesa entrarás de días lleno.
Maduro y bien grabado, como espiga
Cogida con sazón en año bueno.
Aquesto (la verdad que yo te diga)
Es todo cuanto alcanzo, cuanto hallo,
Y cierto es ello ; ansí tu oreja siga
Mi voz, lu pecho empléese en peusallo.
CVPITILO VI DE JOB.
Los ojos en IJfaz como enclavados ,
De nuevo dolor lleno y de amargura,
Los brazos sobre el pecho ambos cruzados,
Ojala, dice Job, que mi ventura
Tal fuera , que en un peso se pesara
Mi queja juntamente y suerte dura.
Entonces vieras lii cual traspasara
A cuál, cuánto es mayor el mal que siento
Que el lloro. ¡Ay, que la voz me desampara!
Agudos pasadores ( ¡ ay ! ) sin cuento
Me beben sangre y vida ponzoñosos;
Soy de dolores mil amargo asiento.
¿Biamó por yerba, dime, en los viciosos
Bosíjues el corzo , ó. di , d:ó el buey bramido
En los pesebres llenos, abundosos?
¿O viste que pudiese ser comido.
Lo amargo, 6 (pie lo soso y desalado
No pareciese a todos desabrido?
Ni el ipie está alegre liora . ni el cuitado
Puede callar su maf; y yo ansi agora,
Si querelloso estoy , eslov llagado.
i Oh, quién me concediese en eslahora
Aquello que demando! Oh. si cumpliese
Mi voluntad el que en lo alto mora!
Que pues lo comenzó, me deshiciese,
Que á su mano soltase ya la rienda,
Y que en menudas piezas me partiese.
Y me consuele en esto, que no atienda
A si me dolerá, sino que acabe.
Seguro que yo nunca medelienda.
Que ¿cual es mi valor para en tan grave
Mal in> desfallecer? ¿qué valentía
Para durar al lin que no se sabe?
¿Por dicha es de meial la carne niia?
¿Soy bronce, soy acero? Mi dnre/.a
¿(^011 la del pedernal tiene porfía?
Ni en mi para valerme hay f irlaleza.
Ni en los amigos hallo al;;un consuelo ,
Sino en luiar de amor, tieía exlrañeza.
i Oh ! Quien viendo a! amigo por el sucio
Olvida la amistad , el tal ¿osado
Sera á poner las manos en el cielo?
Mis lien, los como arroyos me han fallado,
Gomo airovüs que corren de avenida
Por los valies con paso acelerado.
Van turbios con la escarcha di;rretida.
Van turbios y crecí los con el hielo
Y nieve '|ue va en ellos escondida.
Mas deiide á poco tiempo como en vuelo
Se pasan y deshacen; al estío,
Por do pasaron, seeo t"ina el suelo.
Por do sonaba hinchado un grande rio
El paso va torciendo una delgada
Nena (|ne f.ilia, y (píela al lin vacío.
Miiólos des(l(í b'jos la calzaila
De 'i'eniano, mir()losel camino
De Aiabia , la en riipiezas ab.islada.
Vi(')los el caminante, á ellos vino
Cansado, cii.indo lie ,6 habi.iii pairado.
Confuso condenó su desatino.
Tal es lo (|ue conmigo habéis usado.
VeiHstes, y siu causa jiisia alguna
Ingratos Cínilra mí os habéis mostrado.
i. Hijo por aventura: « Dadme una
Parle de vuestro haber»? ¿Mí \o¿ lia sido
En algo |)cdigúe.M;> ó ini|iorluna?
¿O he (pie me bbra.sedes (pierido
De a giin grave enemigo temeroso?
¿Qni' bi(!n ó (pn'! resígate os he pedido?
Hablad, si tenéis qué , que Con reposo
Os proslnré atención. DocidiTiP aíjora
Si os lie ol'eiitlido pii algo 6 soyiK^noso.
¡01), cuino es poderosa y veiiceiiora
Fn Idclo la veriiad ! Olí, cómo en nada
ftk; empece vueslia voz acusadnra !
En vuestro imaginar está fundada
Vuestra repreiiension, de solo el viento
Movisies contra mí la voz airada.
lii caso es que en cayendo uno, al momento
To>Ios son contra él; á un ferido, .
A un amigo vuestro dais tormento.
Qupied bien atendei^mi gemido,
Mirad mi razón toda afWtamenle,
Veréis que ante vosotros no excedido;
O si os place , tornemos l)Iandaniente
A razonar sobre ello, tornad luego,
Veráse mi razim mas claramente.
No torcerá jamás por mal, por ruego.
Mi lengua á la maldad ; que si me duelo,
Si lloro, soy de carne y ardo en fuego,
Y siealo coino cuantos tiene el suelo.
POESÍAS. -LlCnO TERCERO.
Si dicen que pequé , tu ser estable
CI
CAPITULO VII DE JOB.
¡Ay, no tuviera el hombre señalado
Tiempo para morir ! Ay , no luciera,
Como el obrero tiene, un fin lasado!
Con el deseo que la sombra espera
El siervo trabajado, ó el jornalero
Que el sol fenezca aguarda su carrera;
Ansí esperando yo el dií^istrero,
En vano muchos meses lie contado,
Mil noches he tenido en dolor íiero.
("nanilo me acuesto digo : «Va es llegado
Mi íin, no hay levantar;» y á la maña ;a:
«No hay tarde ; » y á la Un quedo burlado.
Alárgase mi mal , toda es i<'mprana
llora para mi lin, aunque vestido
De podre, aunque no tengo cusa sana.
Cual lanzadera en tela, ansi han corrido
Mis dias descansados, mi contento
Voló . y el mi esperar en vano ha sido.
¡Ay! miémbratede mí. Señor, pues viento
Conoces que es mi vida , y que pasada ,
No tornará á gozar de luz, de aliento.
No me podra mas ver \ista criada.
Si un poco lu clemencia mas se olvida;
Cuando me querrás ver , no verás nmla.
Llovió, y pasó la nube ; ansi es la vida,
Asi quien una vez bajó á la escura
Región, no halla vuelta ni subida,
¡Si torna mas á verla hermosura
De su dorado techo y alta casa.
Ni le conoce mas su mesnia hechura.
Sino yo menos puedo poner tasa
A mi doliente voz ; diré mi pena ,
Diré cuánto la amarga ánima pasa. •
¿Qué esesto? ¡ ay ! di. Señor, ¿yosoy ballena,
Soy mar , que á cada lado, á cada parte
y encuentro en el dolor y en la cadena?
Si digo: « Del dulzor que el sueño parte
Mi lecho no será escaso amigo,
Alli podré olvidar de mi mal parte;»
Con temerosas formas enemigo,
Me tomas el descanso ansí espantoso.
Que el despierto dolor abrazo y sigo.
El lazo estrecho y crudo por sabroso
Escoge el almamia.y cualquier suerte,
Y no este cuerpo flaco y doloroso.
Aborrezco el vivir, amo la muerte ;
Y pues es tan forzoso , ¡ay ! venga luego ,
No guarde un ser tan vil tu mano fuerte.
¿Cuál es, sino bnjeza, el hombre, y juego.
Para que cuide del tu providencia ,
O le deshaga el hierro ó queme el fuego?
¿Para que en la alborada con clemencia
Le mire cada dia y le remire
Por horas, por momentos tu excelencia?
¡Ay! ¿cuándo has de acabar? O se retire
De sostener la vida miserable
Tu mauo , ú dame alivio en que respire,
¿Que pierde, para ijue por blanco opuesto
5le tengas , heclio peso intolerable ,
A mi mismo? Señor, amansa [ucsto,
Amansa ya lu brazo riguroso.
No tengas ya en tus ojos mi mal puesto.
¿No ves ([ue si emperezas vagaroso.
Hoy me pondré á dormir en este suelo,
Y al alh;i, si me buscas piadoso.
No hallaras de au un solo pelo?
CAI'irüLO VIII DE JOB.
Aquí Baldad airado abrió la boca.
¿Qué lin ha de tener lu parlería.
Dice, tu presunción ventosa, loca?
¿Hizo jamás Dios sobra ó demasía?
¿Torció el derecho a nadie"'' ¿Armó la mano,
Fallándole razón, con tiranía?
Si ciegos de su error tus hijos, vano.
Pecaron contra él injustamente ,
Los derribó con bra/o soberano.
Y tú si con cuidado diligente
Agora descriares tus sentidos.
Si á Dios los convirtieres humilmente,
Si con pura limpieza en sus oídos
Sonares, él también de madrugada
Te colmará de bienes escogidos,
Y quedará zaguera tu pasada
Felicidad , riqueza y buena suerte ,
Con tus postrimerías comparada.
Pregunta á los ancianos, vé y convierta
Tus ojos por los siglos ya primeros.
En los antiguos casos mira, advierte.
(Que nos ayer nacimos, y ligeros
Volamos mas que sombra y como el vienlü,
Y en el saber quedamos míiy ¡iostreros.)
Ellos te enseñarán con largo cuenlo.
Ellos te hablarán , y del divino
l'ecl'.o producirán reconocimiento.
Diránte (|ue es notorio desatino
Pedir verdor al junco, ni hermosura,
Que no está junio al agua de contiuo.
Que si parece estar en su frescura.
Sin que le toque el hierro íii la mano.
Primero que ninguna otra verdura
Se seca, y que ansiinesmo el ser humano
Perece de cuahiuier que Dios olvida;
De lodo falso hipócrita profano.
Al cual su vanidad á conocida
Calamidad conduce, y su esperanza
Es tela adó la araña hace su vida ;
Adó el flaco animal cuando el pié lanza,
No halla dó estribar, y auii(|ue procura ,
Caido, levantarse, no lo alcanza.
También le enseñarán que cuanto dura
A la planta el humor, y el sol beiiino
La mira, crece en ramos y frescura.
Y' abriendo por las piedras, da camino
A sus lirmes raices , y enredada
Con las peñas, las pasa masque fino
Acero; y que si acaso es arrancada
De su lugar, ansí que quien la vido
Diga, no queda rastro ni pisada ;
Entonces es su gozo mas crecido.
Por uno mil pimpollos vigorosa
Produce dentro el polvo removido.
Ello es verdad perpetua no dudosa;
Jamás á la bondad de Dios desampara ,
Jamás á la maldad hace dichosa.
Ni le dejes tú á él, que él nunca para,
Hasta que de loor te colme e! pecho.
Hasta que bañe en gozo boca y cara.
Los malquerientes tuyos al despecho
Entregará confuso; que el estado
Del bueno nunca viene á ser deshecho,
Ni el del malo jamás es prosperado.
62
OBRAS DE FRAY LUIS DE LEÓN.
CAPITULO IX IjE JOB.
(".onfleso que es asi, que nadie es parle,
Si Dios, responde Job , -A iioml)re acusa,
A con justa razón guardar su paríe;
Que con quien él baraja , si ya usa
De lodo su saber, dará lurl)ado
Por mil acusaciones una excusa.
Es de corazón sabio, eslá dolado
De poderosa i+jerza ; ¿quien presume,
.Teniendo lid con 61 , gozar su eslado?
Los monles er.cumlirados tuerce y sume
Con tan presto furor, que apenas vieron
El golpe dccender (jue los consume.
Én tocando la tierra, estremecieron
Los fundamentos de ella , y conmovidos
De su lugar eterno y lirme fueron.
Manda al sol que recoja sus lucidos
Rayos , y no los muestra , y los sagrados
Anlores por él son escurecidos.
El tiende el aire puro , desplegados
Los cielos son por él , y va y camina
Por cima de los mares mas hinciíados.
El solo cria el norte y la bocina
Y el carro y el austral contrario polo,
La retraída estrella peregrina.
Poderoso obrador de lo que él solo
Entiende ; de sus obras y grandeza
Liomenzó el hombre el cuento, mas dejólo.
Pondráseme delante, y mi rudeza
No le conocerá, subirá el vuelo,
Y no entenderá: tal es tu alteza.
Pues si algo aprehendiere, ¿quién del suelo
Le quitará la presa? ¿cuál osado
Razón demandará al que tuerce el cielo?
iS'o enfrena con temor su pecho airado ;
Que del mundo lo alio y lo crecido
iJebajo desús pies tiene humillado.
Pues ¿cuándo ó cómo yo seré atrevido
De razonar con él? para su audiencia
¿Qué estilo fallaré tan escogido?
Que ni sabré tornar por mi inocencia ,
Por mas que limpio sea; mas temiendo,
Le rogaré que juzgue con clemencia.
Y podrá acontecer tamí)¡en que liabiendo
Llamádole , res[)onda , y yo no crea
Ni sepa que á mi voí dio entrada oyendo.
El como torbellino me rodea,
Y empina y l)ate al suelo presuroso ;
En añadir dolor en mí se emplea.
No me concede un punto de reposo.
Ni un solo recoger el llaco aliento;
En aniargarn:e solo es abundoso.
Ansi que, si va á fuerzas, no entra en cuento
La suya ; si á derecho, no hay criado
Que parezca por mí en su acatamienlo.
Seré yo por mi boca condenado ,
Si hablo en mi defensa; limpio y puro.
Seré , y convencerá que soy culpado.
Yo mismo no estaré cierto y .seguro
De mi justicia misma ; lo mas claro
De mi vida tendí é por mas escuro.
Mas lo que he dlciio y d¡j;oes,que al avaro,
Al liberal , al malo, al virtuoso
Le rompe de una suerte el hilo caro.
Mas ya que el destruirme le es sabroso,
Acábeme de una , y no haga juego
Del mal de quien jamás le fué enojoso.
Andáis mal engañados. liacé entrego
Del mundo , si Ir place , al fucmigo
Injn-.to, (|ue le pone á sangre y fuego,
Y lo trastorna toflo, y no hay testigo
Ni vara que sc oponga á su osadía.
Decid , ¿quién se lo dio, sino es quien digo?
Y á mi, rpie no he [¡ecado, el corto dia
De la vida me huye mas ligero
Que posta , y mas que sombra mi alegría.
No corre ansí el navio mas vtlcro,
Ni menos ansí vuela y se apresura
A la |)r('sa el milano carnicero.
Ni en el pensar jamás tuve soltura.
Jamás dije entre mi : « Quiero yo agora
Hurtarme al sobrecejo, á la cordura.»
No me desenvolví si(|uiera un hora;
Que siempre ante mis ojos figurada
Tu mano tuve y fuerza vengadora.
Mas si , como decis, soy malo , nada
Me seivirá el rogar, porque si fuese
Justo , no lo seré si á él le agrada.
Si puro mas que nieve emblanqueciese.
Si masque la limpieza misma todo
Con dichos voy con hechos reluciese,
Ante él pareceré con torpe lodo
Revuelto y sucio, an^uemi vestido
Huya , desamparándome del todo.
¡Ay! que no es otro yo, ni igual ceñido
De carne , con quien pueda osadamenlL:
Ponerme á barajar por mi partido.
Ni menos hay nacido, hay viviente
Que medie entre los dos , que nos presida,
Que mida á cada uno justamente.
Ponga su vara aparte, su crecida
Saña no me estremezca , y yo me obligo
A entrar con él en cuenta cíe mi vida ;
Mas así como estoy, uo estoy conmigo.
CAPITULO X DE JOB.
Este morir viviendo noche y dia ,
Ansí me enfada ya , que sin respeto
Las riendas soltai-é á la lengua mia.
Diré mis amar}iln\as en secreto;
Señor, ¿condenarás á un atrevido.
Ni me diiás razón de aqueste aprieto?
¿Es bueno ante tus ojos oprimido
Tener con violencia al que es tu hecliura ,
Y dar calor al malo, á su partido?
¿Tus ojos son de carne por ventura?
Tu vista cual la humana? tu partido.
Tu ser es como el ser de la criatura?
¿Pesquisas lo que dudas engañado
Por dicha, ó por sospecha manifiesto?
Tú sabes que jamás te fui culpado.
¿No sabes mi ignorancia? Mas ni aquesto,
Ni fuerza ni saber alguno iiuinano
Descarga de mis hombros lo que has puesto.
Tus dedos me formaron , con tu mano,
Señor, me compusiste á la redonda;
Y ¿ahora me despeñas inhumano?
Acuérdi'te que soy vileza hedionda ;
Del polvo me hiciste encenizado.
Hora es que el mismo polvo en mise esconda.
Como se forma el queso, así yo puedo
Decirle, de una leche sazonada
Me compusiste con tu sabio dedo.
Vestísleme de carne rodeada
De cuero delicailo, y sobre estables
Huesos ton íirines ner\ios asentada.
Yida me diste y bienes no estimables,
Y con lu vestidura persevera
Mi huelgo llaco y días deleznables.
Bien séíiue no lo olvidas ni está fuera
De lu memoria aquesto , y que en tu pecho
Mora lo que será y lo que antes era.
Si le ofendí , Señor, bien me has deshecho;
Si cometí maldad , á buen S(>guro
Que no me iré loando de lo hecho.
Y si pecador fui , ¡ ay , cuánto es duro
Mi azoiel y si fui juslo, ¿qué he sacado
Mas de mi ser amargo y dolor puro?
El cual como león apoderado
De mi , me despedaza ; mas yo luego
Soy por tí á mas pena reparado.
Con milagrosa mano en medio el fuego,
Por prolongar mi duelo, me sustentas,
Y muero siempre, y nunca al morir llego.
Il(>niievas mis azotes, y acrecientas
Tus iras, y mandándome conlino,
Con un miibni de males me alormentas.
¡Ayl ¿''e qué voluntad, Señor, te vino
Rediicirn ? á esta luz? ¡Ay! feneciera
Antes qu : comenzara á ser vecino
I
poesías.— LIBRO TERCERO.
63
Deimnndo, que mortal ¡oh! ya me viera;
Y el vientre se trocara en sepultura,
Y como el que no fué jamás yo fuera.
Mas pues lo poco que mi vida dura
Conoces, ten, Señor, la mano airada,
Dame un pequeño plazo de holgura
Antes que dé principio á la jornada
Para nunca volver, antes que vea
La tierra negra de temor cercada.
La tierra escura, tenebrosa y fiera,
De confusión y de desden muy llena,
Falta de todobien que se desea,
Adonde es noche cuando mas serena.
CAPITULO XI DE JOB.
• ¡ Oh , cuánto. Job , lo tienes mal mirado ,
Si por juntar palabra , no argüido.
Si piensas por hablar no ser culpado !
(Dijo el Sofar Nosmano). Di: rendido,
¿Todo te callará? ¿Tú solo .haciendo
Burla , serás de nadie escarnecido ?
Di, fallo, ¿no sonó tu voz diciendo:
«Soy libre de maldad , soy limpio y puro,
En óbrtis, en palabras reluciendo» ?
I Oh, si rompiese Dios su velo escuro,
Y puesto en clara luz y boca á boca.
Hablase coii tu pecho terco y duro,
Y descubriese á tu arrogancia loca
Su abismo de saber, su derecheza,
Y cómo á tu maldad su pena es poca!
¿Por caso has apurado su honda alteza ?
Al último poder y ser divino
¿Por dicha penetró tu gran viveza?
Subido es mas que el cielo cristalino ;
Pues ¿cómo llegarás? Es mas profundo
"Que el centro ; ¿qué hará tu desatino?
Si mides de una parte á otra el mundo.
Mayor es su medida, y con su anchura
Compuesto el ancho mar, es muy segundo.
Si lodo lo talare , y si en escura
Cárcel cerrado todo lo escondiere,
¿Habrá que se le oponga criatura?
Cuanto el mortal y vano pecho hiciere
El lo conoce , y cala sus intentos,
Y entiende al que á sí aun no se entendiere.
Oue el hombre es vanidad, sus pensamientos
Carecen de sustancia, y es movido,
Como salvaje bruto, á lodos vientos.
Mas digo que si ahora convertido'
Te vuelves con estable y firme pecho,
Y tiendes y los brazos y el gemido ;
Y si alejas de tu alma y de tu hecho
A toda la maldad ; si el desafuero
No reposare mas dentro en tu pecho.
Podrás alzar al cielo puro entero
El rostro y sin mancilla; denodado,
Ko te pondrá temor ningún mal fiero.
Y tú, de aquestos duelos olvidado.
No qued rá en ti dellos mas memoria
Que de las raudas aguas que han pasado.
Será cual mediodía, y mas, tu gloria,
Y' si rodare el tiempo, como aurora,
Dará mas luz , creciendo , tu memoria.
Seguro morirás , pues se mejora
Tu suerte , y como si acabado hubieras,
Ansi te será el sueño de aquella hora.
Sin miedo que figura ó voces fieras
Te asombren ó te rompan el reposo.
Descansarás las horas ¡tostrimeras.
Colgados de tu amparo provechoso
Te acatarán los tuyos, los extraños,
Con que será tu nombre mas glorioso..
Mas ¿quién dirá del pecador los daños?
El miedo le consume vida y ojos,
Cuarida le fallece , y de sus años
El fin son males crudos como abrojos.
CAPITULO XII DE JOB.
Torciendo Job el rostro dice : ¿El mundo
Sin duda en vos se encierra . y acabado
Con vos todo el saber, irá al profundo?
Y yo de entendimiento soy dotado,
Y' no menos que vos , á lo que creo.
Ni quedo en decir esto muy loado.
Mas, pues tan sabios sois, ¿no veis que es feo
Reír de un vuestro amigo en tal fortuna?
No veis que Dios no oirá vuestro deseo?
Atiéndeme : una tea ardiendo, ó una
Antorcha en rico lecho es abatida.
Y' guia bien los pies cuando no hay luna.
No porque es maltratada fué perdida
Mi vida , ni soy malo aunque azotado,
Que á veces la bondad es alligida.
¿No viste alguna vez de bien colmado
El techo del logiero y del que arlora
El dios que con su mano ha fabricado?
Mas Dios es poderoso, ¿quién lo ignora?
El ave lo dirá , que el aire vuela.
La bestia que en los bosciues altos mora.
La tierra torpe y bruta es como escuela,
Que enseña esa verdad , el mar lemiido
Y cuanto pez por él nadando cuela.
¿A qué cosa criada es ascondido
Que Dios con poderosa y sabia mano
Crió la tierra, el cielo, él sol lucido;
Y' que de su gobierno soberano
La vida del viviente está colgando,
Y el soplo que gobierna el cuerpo humano?
De cuanto razonásedes hablando
La oreja es el juez, y en los sabores
El gusto es el que tiene cetro y mando.
Los viejos son muy grandes sabidorcs,
Los (lias y los años prolongados
En, caso de saber son los mejores.
Mas mucho mas en Üios aposentados
Están todo el saber y valentía.
Con otros mil tesoros encerrados.
Lo que su mano airada al suelo envía,
No se edifica ; mas lo que él encierra,
Cerrado quedará de noche y día.
Secáronse las fuentes y la tierra
Cuando él detiene el agua , y cuando quiere.
Lanzándola destruye campo y sierra.
Puede cuanto le place, y cuanto hiciere
Es ley , y ni á sufrir ni á poner lloro
Es parte algún mortal, si el no quisiere.
Vacíos dejará de su tesoro
Los pueblos donde el seso y ley moraba,
Y convirtió en vil soga el cinto de oro.
El cinto tachonado, que cercaba
Los lomos del tirano, desalado.
Lo muda en vestidura pobre, esclava.
Del sacerdocio santo despojado
Por él va el sacerdote , y por su mano
El brazo poderoso es quebrantado.
A todo el bien decir del pecho humano
Deslengua, y si le place, en desvarío
Convierte el saber todo y seso anciano.
Derrama de desprecios como un rio
Encima délos queres))Iandecian
Ilustres en linaje ó señorío.
Y los que en honda noche se suniian
Los pone en clara luz, y saca al cielo
A los que los abismos ascondian.
Y'a multiplica el pueblo, ya con duelo
Lo mengua , y ó lo esparee ó lo deslierra,
Y lo reduce ya á su propio suelo.
A las cabezas altas de la tierra
Las ciega , y por los yermos sin camino
Las lleva sin saber adó el pié yerra.
Como el que en noche escura pierde el tino,
y alarga á toda parte el aire en vano,
Así van , y cual el que rige el vino.
Que ofende aquí ya el pié y allí la mano.
6í OBRAS DE FRAY LUIS DE LEÓN.
CAPÍTULO XIX DE JOB. Esla esperanza firme en mi reposa.
Uigolo porque todos de consuno
De tan luengo e«cucliar atormentado, Decís: «Demos en él , que , de acosado.
Responde Jo!) , y dice : ¿Hasta cuaiidu * Dará de su maldad indicio en uno. «
Seré de vuestros dichos f;ilÍL;ado? Temed por Dios, temed el acerado
Ya Sobre nueve veces haidonaudo Cuchillo , aquel cuchillo que apacienta
Perseveráis mi mal , y cada hora Sus tilos en las carnes del malvado ,
Os vais mas contra mi desverüouzando. Sabieuúo que de todo ha de haber cuenta.
Pues digo lo que he dicho hasta agora:
Erré ; pues quiero errar, y de conliuo
Aqueste error conmigo vive y mora.
Por mas que me digáis que desatino,
Por mas que poríieis soberbiamente
Que soy de cuanto mal padezco diiio.
Digo, porque entendáis mas cláramete,
Que a ser juicio aqueste, el soberano
Juez procedería ni igualmente.
Estoy por la siniestra y diestra mano
Sitiado en derredor, y si voceo
Llamando quien me ayude , llamo en vano.
Bramo por ser oido , mas no veo
Manera de juicio, ni acusado
Ni delenciido soy, cual suele el reo.
Veo que Dios los pasos me ha tomado,
Corlado me ha la senda , y con escura
Tiniebla mis caminos ha cerrado.
Quitó de mi cabeza la hermosura
Del vivo resfilandor con que iba al cielo ;
Desnudo me dejó con mano dura.
Cortóme al derredor, y vine al suelo
Cual árbol derrocado ; mi esperanza
El viento la llevó con presto vuelo.
Mostró de su furor la gi an pujanza ;
Airado y triste yo , como si fuera
Contrario , ansí de si me aparta y lanza.
Corrió como en tropel su escuadra liera,
Y vino , y puso etéreo a mi morada,
Y abrió por medio dell;; gran carrera.
Hizo de mi dolor muy alejada
La ayuda de mis deudos ; mis amigos
Huyeron ya de mi , la fe olvidada.
Y los vecinos , de mi ma! testigos,
Huyeron, ¡ay! y cuantos me trataban
Ño cuidan ya de mí masque enemigos.
De mis puertas adenl ro los que estaban.
Mis siervos como ajeno me extrañaron,
Conu) si hiH'sped fuera me miraban.
Estos labios que veis ya vocearon
Al siervo, que me huye mas que el viento,
Yco:í palabras blandas le rogaron.
Aun mi propia mujer huyó mi aliento
Con asco , y mis brazos , y rogada,
No quiso en su regazo darme asiento.
¿Úué mas? Hasia la gente deS(irec¡ada
We l)ff:in , y si dellos me desvio.
Hacen burla de mi, cruel, malvada.
Los cpie antes eran del secreto mío
Abominan de mi, y estos preciados
Amigos me maltratan con desvio.
Mis huesos al peUi-jo están pegados,
Y ya, de consumido, brotan fuera
Los dientes , sobi e el cuero señalados.
Merced habed de mi, merced, siíjuiera
Vosotros mis amigos, que la mano
Del Alto me tocó , |)esada y liera.
liaste (pie él no dejó en mi hueso sano.
Sin (pie me acrecentéis m:iyur lonnenUj,
No Irrrtosde mi mal ci'udo, iidinmano
¡ Oh , (luiénme concediese ([ue este cuento
Quedase por escrito figurado
En libro fpie durase siglos ciento,
O con buril de acero señalado
En plancha, ó, para ser mas duradero.
En pedernal durísimo formado?
Si bramo, no por eso desespero.
Bien sé (pie hay redentor para mi vida.
Que el suelo hollará el siglo [loslrcro ;
I'or quien, desi)ues de rota y con>umida
Mi carne, reformada y mas dichosa,
Y'erá del Juez alto la venida.
Yo mismo lo veré; de aquella hermosu
LU£ gozaráamis ojos, no olro alguno;
CAPULLO XX DE JOB.
Callábase ya Job, mas el Nemano
Solar, de enojo lleno y de despecho.
Volviendo contra si la diestra mano,
Pues, dice , ¿para qué tengo en mi pecho
Saber? para qué íin dentro en mi mora
Hazon,queme reduce á lo derecho?
Que si esto dejo ansí pasar agora,
Afrenta me sera cuanto he velado.
Que es aire mi saber dirá cada hora,
Dime: ¿por aventura has olvidado
Que desde que la tierra tiene asiento ,
Desde que en ella el hombre es sustentado.
El canto del malvado es un momento.
El gozo del hipócrita fingido
En un abi ir del ojo lleva el viento?
Si levantare al cielo el cuello erguido,
Si locare á las nubes su altiveza,
En rico trono altisinio subido,
Ci.mo basura vil con ligereza
Perecerá su fin, ios que le vieron
Dirán: «¿Qué es del? Qué se liizo su grandeza?»
Cual sueño volador, (pie no pudieron
Prendelle, huirá, y muy mas ligero
Que las noturnas sombras nunca fueron.
Los ojos que le vieron de primero,
No mas, ni le verá la casa amada,
No el alto mármol . no el rico madero.
Sus hijos en pobreza avergonzaila
Mendigos andarán , y de sus manos
Sustentarán la vida lacerada.
Pues ocupó sus fuerzas en livianos
Ht'clios de mocedad, tenga por cierto
Que irán con él al polvo, á los gusanos.
Súpole bien el mal, el desconcierto
Al gusto lo aplicó, y sin dejar nada,
Le dio por la garganta paso ahierto.
Üañósele, ai cslómago llegada.
La mal dulce comida , en ponzoñoso
Tóxico por las venas transformada.
Cnanlü traigo sin órdon, codicioso.
Lanzó con iiKJiial basca, y de su seno
Lo saca Dios con bra/.o poderoso.
Huyendo del vivir, tendrá por bueno
Que ¿I áspide le beba sangre y vida,
ü lanceen él la vibora el veneno.
No (piiso la vivienda enri()ucc¡da
De bienes inocent(!S del aldea.
De miel y de manteca bastecida;
Quiso (pie ajeno mal su censo sea,
Mas no gozara del , ni de alegria
Su rica con mil camhiosaira vea.
I'nes contra el pidu'c el brazo convcrtia,
Aniupie pueda usurpar la ajena casa ,
Jamás podra fninlar su tiranta.
Pues (pie lio conoció su li.unbre tasa,
Verá, piuísio en deseo y en bajeza,
Qneíoda ajena mano le es escasa.
Cruel no consintió (pie á la pobreza
Sobrase de su mesa algún reparo;
Por tanto será humo su riíjueza.
(Cuando tuviere lleno el vientre avaro,
Heveiitará de harto, y cien dolores
Harán (¡ne el mal bocado le sea caro.
Y Dios descargará mil pasadores
Hasta vaciar la aljaba, y encendido
En ira, lloverán sobre (d temores.
Del hierro huirá triste , alligido
Dará sobre el acero ; de un liviano
peligro dará cu otro mas crecido.
I
i
/
poesías.— LIBRO TERCERO.
Con la espada desnuda en nlla mano,
Con el amargo i.ierro relumbrante
Le seguirá terrible el soberano.
Tendrá por gran riqueza el mal andante
La mas cerrada cueva y mas escura,
Por declinar los ülos del tajante
Cuchillo; y para su mas desventura,
En triste soledad será abrasado
Con fuego que contino en un ser dura.
El suelo con el cielo concertado,
Aqueste de sus bienes hará cuento.
Aquel se le opondrá rebelde, airado.
Y Dios destruirá desde el cimiento
Su casa, esparcirá toda su gloria
Con ira, cual al polvo hace el viento.
Aquesta de los malos es la historia,
Su granjeria es esta , sus provechos
Ansí los paga Dios, esta memoria
Envía por los siglos de sus hechos.
CAPITULO XXIX DE JOB.
Y dijo mas : ¡ Oh ! ¡quién me concediera
El ser lo que fui ya en tiempo pasado ,
En tiempo cuando Dios mí guarda era!
¡ Cuando su resplandor en mí sagrado
Lucia como antorcha, y yo hollaba
La noche , con su luz clara guiado !
¡Cual fui cuando la edad florida daba
Vigor y hermosura al rostro, cuando
En mi secreto el Alto reposaba !
¡Al tiempo que duró perseverando
Conmigo el poderoso, y me cenia.
Colgada mi familia de mi mando!
¡Cuando nadaba cuanto poseía
En leche y en manteca, y aun la dura
Peña del olio ríos me verlia!
¡Cuando de gloria lleno y de hermosura
Salia al tribunal! Cuando en los grados
Mi asiento se mostraba en mas altura!
¡Cuando de ante mi faz, avergonzados.
Los mozos se escondían, los ancianos
En pié me recibían levantados!
Ponían sobre su boca las manos
La gente principal en mi presencia.
No osaban razonar por no ser vanos.
Los hombres que tenían eminencia
En sangre y eu valor enmudecían.
Atentos esperando mi sentencia.
Oídos que me oyeron bendecían
Mi lengua, con las señas me aprobaban
Los dichos que de mis labios salían ,
Cuando á los pobres que favor clamaban
Libraba, general amparo bocho
De cuantos sin abrigo se hallaban.
Bendito fui de mil á quien mi techo
Dio vida, y de la viuda fice llena
La boca de loor, de gozo el pecho.
Como de reo á reo en luz serena,
Ansí de la justicia me vesiía.
La rectitud mi joya y mi cadena.
Al pobre que de vista carecía
Le fui en lugar de vista , del lisiado
Tullido fui sus pies y su fiel guía.
Por padre piadoso reputado
De la pobreza fui; sí contendian.
En sus barajas puse mi cuidado,
A los que violentos oprimían.
Las muelas les deshice , y de la boca
Les arranqué la presa que tenían.
Y dijeme (mas ¡ay! ¡cuan falsa y loca
Salió la mi esperanza ! ) : « En mí reposo
Traspasaré esia vida que me toca.
»Ní faltará á mi tronco copioso
Gobierno de las aguas, del rocío
Mí campo no será jamás f dioso.
«Injuria no hará el rigor del frío
A las mis verdes hojas, siempre entero
Relucirá en mi mano el arco mío »
i Ay miserable engaño! ay , qué ligero
Voló todo mi bien, cuanto esperaba !
¡Cuan otro estoy de a(|iiel que fui primero!
Callaba quien me oía; cuando hablaba,
Por no perder de mis palabras una ,
En mí los ojos firmes cnclavidia.
Jamás contra mis dichos huho alguna
Manera de respu(!sta; yo intluia
Como en sugelo humilde sin ninguna
Dificultad ; mí habla decendi a
Cual lluvia en sus oídos deseosos,
Como en sediento suelo agua taidía.
Si me reía á ellos, de gozosos.
Apenas lo crHÍ,'in,al sentido
De todos mis semblaiues cuidadosos.
Encaminando á ellos, recibido
De todos , me sentaba en cabecera.
Cual rey que de su corle está ceñido.
Cual elque da consuelo en pena fiera.
FI.N DE LAS OBRAS POÉTICAS.
L. X\1-II
4
OBRAS EN PROSA.
DE LOS NOMBRES DE CRISTO;
AÑADIDO JUNTAMENTE EL NOMBRE DE CORDERO,
DIVIDIDO EN TRES LIBROS.
A DON PEMO PORTOCARRERO, ORISPO DE CÓRDORA \ DEL CONSEJO DE Sü MAJESTAD, Etc,
LIBRO PF.BIERO.
INTRODUCCIÓN.
Dase razón yjiiotivo de la obra.
De las calamidades de nuestros tiempos, que, 'como
vemos, son muchas y muy graves, una es, y no la me-
nor de todas, el haber venido los hombres á disposi-
ción que les sea ponzoña lo que les solia ser medi-
ciíia y remedio ; que es también claro indicio de que
se les acerca su fin , y de que el mundo eslá vecino á
la muerte, pues la halla en la vida. Notoria cosa es
que las escrituras que llamamos sagradas las inspi-
ró Dios á los profetas que las escribieron , para que
nos fuesen en los trabajos desta vida consuelo, y en
las tinieblas y errores della clara y fiel luz , y para
en las llagas que hacen en nuestras almas la pasión y
el pecado , allí , como en oficina general , tuviésemos
para cada una proprio y saludable remedio. Y porque
las escril)ió para este fin, que es universal, también es
manifiesto que pretendió que el uso dellas fuese común
á todos ; y así , cuanto es de su parte lo hizo ; porque
Jas compuso con palabras llanísimas y en lengua que
era vulgar á aquellos, á quien las dio primero.
Y después , cuando de aquellos, juntamente con el
verdadero conocimiento de Jesucristo , se comunicó y
traspasó también este tesoro á las gentes , hizo que se
pusiesen en muchas lenguas, y'casi en todas aquellas
que entonces eran mas generales y mas comunes, por-
que fuesen gozadas comunmente de todos. Y así fué,
que en los primeros tiempos de la Iglesia, y en no po-
cos años después , era gran culpa en cualquier de los
fieles no ocuparse mucho en el estudio y lición de los
libros divinos. Y los eclesiásticos y los que llamamos
seglares , así los doctos como los que carecían de le-
tras, por esta causa trataban tanto deste conocimien-
to , que el cuidado de los vulgares despertaba el estu-
dio de los que por su oficio son maestros, quiero decir,
de los prelados y obispos ; los cuales de ordinario en
sus iglesias , casi todos los dias , declaraban las san-
tas Escrituras al pueblo , para que la lición particular
que cada uno tenia dellas en su casa, alumbrada con
la luz de aquella doctrina pública , y como regida con
la voz del maestro , careciese de error y fuese causa
de mas señalado provecho. El cual á la verdad fué tan
grande cuanto aquel gobierno era bueno ; y respon-
dió el fruto á la sementera , como lo saben los que tie-
nen alguna noticia de la historia de aquellos tiempos.
Pero, como decía , esto, que de suyo es tan bueno, y
que fué tan útil en aquel tiempo, la condición triste
de nuestros siglos y la experiencia de nuestra grande
desventura nos enseñan que nos es ocasión agora de
muchos daños. Y así, los que gobiernan la Iglesia, con
maduro consejo, y como forzados de la misma necesi-
dad , han puesto una cierta y debida tasa en este ne-
gocio , ordenando que los libros de la sagrada Escri-
tura no anden en lenguas vulgares de manera que los
ignorantes los puedan leer ; y como á gente animal
y tosca, que, ó no conocen estas riquezas, ó si las co-
nocen, no usan bien dellas, se las han quitado al vulgo
de entre las manos.
Y si alguno se maravijla , como á la verdad es cosa
que hace maravillar, que en gentes que profesan una
misma religión haya podido acontecer que lo que an-
tes les aprovechaba les dañe agora , y mayormente
en cosas tan substanciales ; y si desea penetrar á la
origen de aqueste mal , conociendo sus fuentes , digo
que, á lo que yo alcanzo , las causas desto son dos,
ignorancia y soberbia , y mas soberbia que ignoran-
cia ; en los cuales males ha venido á dar poco á poco
65 OBRAS DE FRAY
el pueblo cristiano , descayendo de su primera virUul.
La ignorancia ha estado de parte de aquellos á quie-
nes incumbe el saber y el declarar estos libros , y la
soberbia de parte de los mismos y de los demás to-
dos , aunque en diferente manera ; porque en estos la
soberbia y el pundonor de su presunción , y el título
de maestros, que se arrogaban sin mcrecerlOj les cega-
ba los ojos para que ni conociesen sus faltas ni" se
persuadiesen á que les estaba bien poner estudio y cui-
dado en aprender lo que no sabiarr . y se prometían
saber"; y á los otros aqueste humor mismo , no solo les
quitaba la voluntad de ser enseñados en estos libros y
letras, y mas les persuadía también que ellos las po-
dían saber y entender por sí mismos. Y así, presumien-
do el pueblo de ser maestro, y no pudiendo, como con-
venia , serlo los que lo eran ó debían de ser, conver-
tíase la luz en tinieblas, y leer las Escrituras el vul-
go le era ocasión de concebir muchos y muy perni-
ciosos errores, que brotaban y se iban descubriendo
por horas.
Mas si, como los prelados eclesiásticos pudieron qui-
tar á los indoctos las Escrituras, pudieran también po-
nerlas y asentarlas en el deseo y en el entendimiento y
en la noticia de los que las han de enseñar, fuera me-
nos de llorar aquesta miseria; porque estando estos,
que son como cielos , llenos y ricos con la virtud de
aqueste tesoro, derivárasedellos necesariamente gran
bien en los menores , que son el suelo , sobre quien
ellos influyen. Pero en muchos es esto tan al revés,
que no solo no saben aquellas letras, pero despre-
cian, ó á lo menos muestran preciarse poco y no juz-
gar bien de los que las saben. Y con un pequeño gus-
to de ciertas cuestiones contentos é hinchados, tienen
títulos de njaestros teólogos , y no tienen la teología;
de la cual, como se entiende, el principio son las cues-
tiones de la escuela , y el crecimiento la doctrina que
escriben los santos, y el colmo y perfección y lo mas
alto de ella, las letras sagradas ; á cuyo entendimiento
todo lo de antes, como á fin necesario, se ordena.
Mas dejando estos , y tornando á los comunes del
vulgo á este daño, de que por su culpa y soberbia se
hicieron inútiles para la lición de la Escritura divina,,
líaseles seguido otro daño , no sé sí diga peor , que se
han entregado sin rienda á la lición de mil libros , no
solamente vanos, sino señaladamente dañosos; los cua-
les, como por arte del demonio, como faltaron los bue-
nos, en nuestra edad , mas que en otra., han crecido.
Y nos ha acontecido lo que acontece á la tierra , que
cuando no produce trigo da espinas. Y digo que este
segundo daño en parte vence al primero , porque en
aquel pierden ios iiomhrcs un grande instrumento pa-
ra ser buenos, mas en es! o le tienen para ser malos;
allí quítasele á la virtud algiyi gobierno, aquí dase ce-
bo á los vicios. Porque si, como alega san Pablo (a),
(das malas conversaciones corrompen las buenas cos-
tumbres,» el libro torpe y dañado , que conversa con
el que le lee á todas horas y á todos tiempos, ¿qué no
hará? ó ¿romo será posible que no crie viciosa y ma-
la sangre el que se mantiene- de malezas y de pon-
zoñas ? Y á la verdad , si queremos mirar en ello con
(o) i, Ad Coriüt,, cap. lü, V. ."3,
LUIS DE LEONJ
atención y ser justos jueces, no podemos dejar de juz-
gar sino que destos libros perdidos y desconcertados, y
de su lición , nace gran parte de los reveses y perdi-
ción que se descubren continuamente en nuestras
costumbres, Y de un saboj: de gentilidad y de infideli-
dad que los celosos del servicio de Dios sienten en
ellas (qne no sé yo si en edad alguna del pueblo cris-
tiano se ha sentido mayor) , á mí juicio el principio y
la raíz y la causa toda son estos libros, Y es caso de
gran compasión , que muchas personas simples y pu-
ras se pierden en este mal paso, antes que se advier-
tan del , y como sin saber de dónde ó de qué , se ha-
llan emponzoñadas , y quiebran simple y lastimosa-
mente en esta roca encubierta. Porque muchos destos
malos escritos ordinariamente andan en las manos de
mujeres doncellas y mozas , y no se recatan dello sus
padres ; por donde las mas veces les sale vano y sin
fruto todo el demás recato que tienen.
Por lo cual , como quiera que siempre haya sido pro-
vechoso y loable el escribir sanas doctrinas, que des-
pierten las almas ó las encaminen á la virtud, en este
tiempo es así necesario, que á mí juicio todos los bue-
nos ingenios en quien puso Dios partes y facultad pa-
ra semejante negocio , tienen obligación á ocuparse en
él , componiendo en nuestra lengua , para el uso co-
mún de todos, algunas cosas que, ó como nacidas de
las sagradas letras , ó como allegadas y conformes á
ellas , suplan por ellas , cuanto es posible , con el co-
mún menester de los hombres , y juntamente les qui-
ten de las manos, succediendo en su lugar dellos los
libros dañosos y de vanidad.
Y aunque es verdad que algunas personas doctas y
muy religiosas han trabajado en aquesto bien feliz-
mente, en muchas escrituras que nos han dado, llenas
de utilidad y pureza ; mas no por eso los demás que
pueden emplearse en lo mismo se deben tener por des-
obligados ni deben por eso alanzar de las manos la plu- ,
ma ; pues en caso que todos los que pueden escribir es- f
cribiesen , todo ello seria mucho menos , no solo de lo
que se puede escribir en semejantes materias, sino de i
aquello que, conforme á nuestra necesidad, es menester '
que se escriba, así por ser los gustos de los hombres y
sus inclinaciones tan diferentes, como por ser tantas ya
y tan recebidas las escrituras malas , contra quien se
ordenan las buenas. Y lo que en las baterías y cercos de
los lugares fuertes se hace en la guerra, que los tien-
tan por todas las partes y con todos los ingenios que
nos enseña la facultad niilílar , eso mismo es necesa-
rio que hagan todos los buenos y doctos ingenios ago-
ra ; sin que uno se descuide con otro , en un mal uso
tan torreado y fortificado como es este de que vamos
hablando.
Yo así lo juzgo y juzgué siempre. Y aunque me
conozco por el menor de lodos los que en esto que di-
go pueden servir á la Iglesia , siempre la deseé servir
en ello como pudiese ; y por mí poca salud y muchas
ocupaciones no lo he hecho hasla agora. Mas, ya (juc la
vida pasada ocupada y trabajosa me fué estorbo para
que no pusicso este mí deseo y juicio en ejecución, no
me parece que debo perder la ocasión desle ocio, en
que la injuria y mala voluntad tic algunas personas me
DE LOS NOMBRES DE CRISTO.— LIBRO PRIMERO.
09
han puesto; porque , aunque son muclios los trabajos
que me tienen cercado , pero el favor largo del cielo,
qar Dios , padre verdadero de los agraviados, sin me-
recerlo, me da , y el testimonio , de la conciencia , en
medio de todos ellos, lian serenado mi ánima con tan-
ta paz, cpie no solo en la enmienda d'e mis costumbres,
sino también en el negocio y conocimiento de la verdad,
veo agora y puedo hacer lo que antes no hacia. Y ha-
rae convertido este trabajo el Señor en mi luz y sa-
lud, y con las manos de los que me pretendían dañar
ha sacado mi bien. A cuya excelente y divina merced-
en alguna manera no responderla yo con el agradeci-
miento debido, si agora que" puedo , en la forma que
puedo , y según la flaqueza de mi ingenio y mis fuer-
zas, no pusiese cuidado en aquesto, que, á lo que yo
juzgo, es tan necesario para el bien de sus fieles.
Introdúcese en ei asunto con la idea de un coloquio que tuvieron
tres amigos en un deporte.
Pues á este propósito me vinieron á la memoria unos
razonamientos que , en los años pasados, tres amigos
mios y de mi orden , los dos dellos hombres de gran-
des letras é ingenio , tuvieron entre sí por cierta oca-
sión , acerca de los nombres c'on que es llamado Je-
sucristo en la sagrada Escritura; los cuales me refirió
á mí poco después el uno dellos , y yo por su cualidad
no los quise olvidar. Y deseando yo agora escribir al-
guna cosa que fuese útil al pueblo de Cristo , hame
parecido que comenzar por sus nombres , para prin-
cipio, es el mas feliz y de mejor anuncio, y para
utilidad de los lectores , la cosa de mas provecho , y
para mi gusto particular , la materia mas dulce y mas
apacible de todas; porque, así como Cristo nuestro Se-
ñor es como fuente, ó por mejor decir, como octa-
no , que comprende en sí todo lo provechoso y lo dul-
ce que se reparte en los hombres , así el tratar del, y.
como si dijésemos, eldesenvolver aqueste tesoro, es
conocimiento dulce y provechoso mas que otro ningu-
no. Y por orden de buena razón se presupone á los
demás tratados y conocimientos aqueste conocimiento,
porque es el fundamento de ellos , y es como el blan-
co adonde el cristiano endereza todos sus pensamien-
tos y obras; y así, lo primero á que deben;ios dar asien-
to en el ánima es á su deseo, y por la misma razón, á
su conocimiento , de quien nace y con quien se en-
ciende y acrecienta el deseo. Y la propria y verdadera
sabiduría del hombre es saber mucho de Cristo, y á la
verdad es la mas alta y mas divina sabiduría de todas ;
porque entenderle á él es entender todos los tesoros
de la sabiduría de Dios , que , como dice san Pablo (a),
((están en él encerrados;» y es entender el infinito
amor que Dios tiene á los hombres , y la majestad de
su grandeza , y el abismo de sus consejos sin suelo , y
de su fuerza invencible el poder inmenso , con las de-
más grandezas y perfecciones que moran en Dios, y se
descubren y resplandecen , mas que en ninguna parte,
en el misterio de Cristo. Las cuales perfecciones to-
das, ó gran parle dellas, se entenderán si enlendié-
(a) AdColos., cap. 11, Y. 5.
remos la fuerza y la significación de los nombres que
el Espíritu Santo le da en la divina Escritura; porque
son estos nombres como unas cifras breves , en que
Dios maravillosamente encerró todo lo que acerca
desto el humano entendimiento puede entender y le
conviene que entienda.
Pues lo que en ello se platicó entonces, recorriendo
yo la memoria dello después , casi en la misma forma
como á mt me fué referido, y lo mas conforme que ha
sido posible al hecho de la verdad ó á su semejanza,
habiéndolo puesto por escrito , lo envío agora á vues-
tra merced , á cuyo servicio se enderezan todas mis
cosas.
— Era por el mes de junio, á las vueltas de la fiesta
de San Juan, al tiempo que en Salamanca comienzan á.
cesar los estudios , cuando Marcelo , el uno de los que
digo (que así le quiero llamar con nombre fingido, por
ciertos respetos que tengo, y tomismo haré á los de-
más), después de una carrera tan larga como es la de
un año en la vida que allí se vive, se retiró , como á
puerto sabroso , á la soledad de una granja que , como
•vuestra merced sabe, tiene mi monasterio en la ri-
bera de Tórmes ; y fuéronse con él , por hacerle com-
pañía y por el mismo respeto, los otros dos. Adonde
liabiendo estado algunos días , aconteció que una ma-
ñana , que era la del día dedicado al apóstol San Pe-
dro , después de haber dado al culto divino lo que se
le debía , todos tres juntos se salieron de la casa á la
huerta que se hace delante della.
Es la huerta grande , y estaba entonces bien poblada
de árboles , aunque puestos sin orden ; mas eso mismo
hacia deleite en la vista, y sobre todo, la hora" y la sa-
zón. Pues entrados en ella, primero,. y por un espacio
pequeño, seanduvieron paseando y gozando del frescor,
y después se sentaron juntos á la sombra de unas par-
ras y junto á la corriente de una pequeña fuente , en
ciertos asientos. Nace la fuente de la cuesta que tiene
la casa á las espaldas , y entraba en la huerta por aque-
lla parte, y corriendo y estropezando, parecía reírse.
Tenían también delante de los ojos y cerca dellos" una
alta y hermosa alameda. Y mas adelante , y no muy le-
jos, se veía el rio Tórmes, que aun en aquel tiempo,
liinchiendo bien sus riberas , iba torciendo el paso por
aquella vega. El dia era sosegado y purísimo y la hora
muy fresca. Así que, asentándose y callando por un pe-
queño tiempo , después de sentados , Sabino (que así
me place llamar al que de los tres era el mas mozo),
mirando hacia Marcelo y sonriéndose , comenzó á de-
cir así :
«Algunos hay á quien la vista del campo los enmu-
dece , y debe ser condición de espíritus de entendi-
miento profundo; mas yo, como los pájaros, en viendo
lo verde , deseo ó cantar ó hablar.»
«Bien entieiído por qué lo decís , respondió al pun-
to Marcelo , y no es alteza de entendimiento , como dais
á entender por lisonjearme ó por consolarme, sino
cualidad de edad y humores diferentes, que nos pre-
dominan y se despiertan con esta vista, en vos de san-
are, y en mí de melancolía. Mas sepamos, dice , de
Juliano (que este será el nombre del tercero) , si es pá-
jaro también ó si es de otro metal.»
»
70 OBRAS DE FRAY
«Xo soy siempre de uno mismo , respondió Juliano,
aunque agora al humor de Sabino ine inclino algo mas.
Y pues él no puede agora razonar consigo mismo mi-
rando la belleza del campo y la grandeza del cielo,
bien será que nos diga su gusto acerca de lo que po-
dremos liablar. ')
Entonces Sabino , sacando del seno un papel escri-
to y no muy grande , «Aquí , dice , está mi deseo y mi
esperanza.»
Marcelo , que reconoció luego el papel , porque es-
taba escrito de su mano , dijo , vuelto á Sabino y rién-
dose r «No os atormentará mucbo el deseo á lo menos,
Sabino , pues tan en la mano tenéis la esperanza ; ni
aun deben ser ni lo uno ni lo otro muy ricos, pues se
. encierran en tan pequeño papel.»
«Si fueren pobres, dijo Sabino, menos causa ten-
dréis para no satisfacerme en una cosa lan pobre. »
«¿En qué manera, respondió Márcelo, ó qué parte soy
yo para satisfacer á vuestro deseo , ó qué deseo es el
quedecis?»
Entonces Sabino , desplegando el papel , leyó el tí-
tulo, que decía: De los nombres de Cristo, y no le-
yó mas , y dijo luego: «Por cierto caso hallé hoy esle
papel , que es de Marcelo, adonde, como parece , tiene
apuntados algunos de los nombres con que Cristo es
llamado en la Sagrada Escritura , y los lugares de eUa
adonde es llamado así. Y como le vi , me puso codicia
de oirle algo sobre aqueste argumento , y por eso dije
que mi deseo estaba en este papel ; y está en él mi es-
peranza también, porque , como parece del , este es ar-
gumento en que Marcelo ha puesto su estudio y cui-
dado, y argumento que le debe tener en la lengua; y
así, no podrá decirnos agora lo que suele decir cuan-
do se excusa , si le obligamos á hablar, que le tomamos
desapercebido. Por manera que , pues le falta esta ex-
cusa , y el tiempo es nuestro , y el dia santo , y la sa-
zón tan á propósito de pláticas semejantes, no nos será
dificultoso el reutlir á Marcelo , si vos Juliano me fa-
vorecéis.»
«En ninguna cosa me hallaréis mas á vuestro lado,
Sabino, respondió Juliano.» Y dichas y respondidas mu-
chas cosas en este propósito, porque Marcelo se excu-
saba mucho, ó á lo menos pedia que tomase Juliano
su parle y dijese también ; y quedando asentado que
á su tiempo, cuando pareciese, ó si pareciese ser menes-
ter, Juliano haría su oficio , Marcelo, vuelto á Sabino,
dijo así: «Pues el papel ha sido el despertador desta
plática, bien será que él mismo nos sea la guia en ella.
Id leyendo, Sabitio, en él, y (h; loque en él estuvie-
re , y coid'orme á su orden, así iremos diciendo, si no
os parece otra cosa.»
«.\nles nos parece, tomismo,» respondieron comoá
una Sabino y Juliano. Luego Sabino, poniendo los ojos
en el escrito , con clara y moderada voa leyó así:
§. 11.
Explícase qne viene 9 ser nombre, qué oficio tiene , por qué Dn se
introdujo y en qué nianura se suele jioner.
«Los nombres que en la Escritura se dan á í;risto
sOn muchos , así como son muchas sus virtudes y ^'li-
LUIS DE LEÓN.
cios ; pero los principales son diez , en los cuales se
encierran , y como reducidos, se recogen los demás , y
los diez son estos. »
^(Primero que vengamos á eso , dijo Marcelo alargan-
do la mano hacia Sabino , para que le detuviese , con-
vendrá que digamos algunas cosas que se presuponen
á ello , y convendrá que tomemos el salto, como dicen,
de mas atrás , y que guiando el agua de su primer na-
ciiuiento , tratemos qué cosa es esto que llamamos
nombre , y qué oficio tiene , y por qué fin se introdujo, "
y en qué manera se suele poner ; y aun antes de todo
esto, hay otro principio.»
«¿Qué otro principio, dijo Juliano , hay que sea pri-
mero que el ser de lo que se trata , y la declaración
deilo breve, que la escuela llama difinicion?»
«Que como los que quieren hacerse á la vela , res-
pondió Marcelo , y meterse en la mar, antes que des-
plieguen los lienzos, vueltos al favor del cielo, le piden
viaje seguro; así agora en el principio de una seme-
jante jornada, yo por mí, ó por mejor decir, lodos pa-
ra mí, pidamos á ese mismo de quien habemos de ha-
blar, sentidos y palabras cuales convienen para ha-
blar dé!. Porque si las cosas menores, no solo acabíirlas
no podemos bien , mas ni emprenderlas tampoco , sin
que Dios particularmente nos favorezca , ¿quién podrá
decir de Cristo y de cosas tan altas como son las que
encierran los nombres de Cristo , si no fuere alentado
con la fuerza de su espíritu ? Por lo cual desconfiando
de nosotros mismos , y confesándola insuficiencia de
nuestro saber , y coiño derrocando por el suelo los co-
razones, supliquemos con humildad á aquesta divina
luz que nos amanezca; quiero decir , que envié en mi
alma los rayos de sii resplandor y la alumbre , para
que en esto que quiero decir del , sienta lo que es dig-
no del ; y para que lo que en esta manera sintiere , lo
publique por la lengua en la forma que debo. Porque,
Señor, sin tí, ¿quién podrá hablar como es justo de
tí? ó ¿quién no se perderá, en el inmenso océano de tus
excelencias metido , si tú mismo no le guias al puerto?
Luce pues ¡ oh solo verdadero Sol ! en mi alma , y luce
con tan grande al)undancia de luz , que con el rayo
dellajunlamentc mi voUuilad encendiila le ame, mi
entendimiento esclarecido le vea , y enriquecida mi'bo-
ca, Ichable y pregone , si no como eres del todo , á lo
menos como puedes de nosotros ser entendido, y solo á
fin de queseas glorioso y ensalzado en todo tiempo y
de todos.» Y dicho esto, calló, y los otros dos quedaron
suspensos y atentos mirándole; y luego tortió á co-
menzar en aquesta manera :
«El nombre, si habemos de decirlo en pocas pala-
bras , es una palabra breve, que se substituye por aque-
llo de quien se dice, y se torna por ello mismo. O
nombre es aquello mismo que se nombra , no en el ser
real y verdadero que ello tiene , sino en el ser que le da ',
nuestra boca y entendimiento. Porque se ha dcen--
tender í|ue la jterfeccion de todas las cosas, y señalada- >
mente de aquellas que son capaces de entendinn'ento y "
razón , consiste en que cada una dellas tenga en sí á to-
das las otras, y en que siendo inia, sea todas cuanto
le fuere posible; poniue en estose avecina á Dios, que i
en sí lo contiene todo. Y cuaiilo mas en esto creciere,
DE LOS NOMBRES DE CRISTO.— LIBRO PRIMERO.
11
tanto se allegará mas á él , haciéndosele semejante. La
cual semejanza es , si conviene decirlo así , el princi-
pio general de todas las cosas , y el fin y como el blan-
co adonde envían sus deseos todas las criaturas. Con-
siste pues la perfección de las cosas en que cada uno
de nosotros sea un mundo perfecto , para que por esta
manera, estando todos en mi, y yo en todos los otros,
y teniendo yo su ser de todos ellos, y todos y cada uno
dellos teniendo el ser mió , se abrace y eslabone toda
aquesta maquina del universo, y se reduzga á unidad
la muchedumbre de sus diferencias , y quedando no
mezcladas , se mezclen , y permaneciendo muchas, no
lo sean ; y para que extendiéndose , y como desplegán-
dose delante los ojos la variedad y diversidad, venza
y reine y ponga su silla la unidad sobre todo. Lo cual
es avecinarse la criatura á Dios, de quien mana , que
en tres personas es una esencia , y en infinito número
de excelencias no comprehensibles, únansela perfecta
y sencilla excelencia.
«Pues siendo nuestra perfección aquesta que digo , y
deseando cada uno naturalmente su perfección , y no
siendo escasa la naturaleza en proveer á nuestros ne-
cesarios deseos , proveyó en esto , como en todo lo de-
más, con admirable artificio; y fué que, porque no
era posible que las cosas , asi como son materiales y
toscas , estuviesen todas unas en otras , les dio á cada
una dellas , demás del ser real que tienen en sí , otro
ser del todo semejante á este mismo , pero mas deli-
cado que él , y que nace en cierta manera del , con el
. cual estuviesen y viviesen cada una dellas en los enten-
dimientos de sus vecinos , y cada una en todas , y to-
das en cada una. Y ordenó también que de los enten-
dimientos por semejante manera saliesen con la pala-
bra á las bocas. Y dispuso que las que en su ser ma-
terial piden cada una dellas su proprio lugar , en aquel
espiritual ser pudiesen estar muchas , sin embarazar-
se , en un mismo lugar en compañía juntas ; y aun, lo
que es mas maravilloso, una misma en un mismo tiem-
po en muchos lugares.
»De lo cual puede ser como ejemplo lo que en el
espejo acontece. Que si juntamos muchos espejos y
los ponemos delante los ojos , la imagen del rostro , que
es una, reluce una misma y en un mismo tiempo en
cada uno dellos, y de ellos todas aquellas imágenes, sin
confundirse, se tornan juntamente á los ojos, y de los
ojos al alma de aquel que en los espejos se mira. Por
manera que, en conclusión de lo dicho , todas las cosas
viven y tienen ser en nuestro entendimiento cuando las
entendemos y cuando las nombramos en nuestras bocas
y lenguas. Y lo que ellas son en sí mismas , esa misma
razón de ser tienen en nosotros , si nuestras bocas y
entendimientos son verdaderos.
»Digo esa misma en razón de semejanza , aunque en
cualidad de modo diferente, conforme á lo dicho. Por-
que el ser que tienen en sí es ser de tomo y de cuerpo,
y ser estable y que así permanece ; pero en el enten-
dimiento que las entiende hácense á la condición del,
y son espirituales y delicadas; y para decirlo en una
palabra , en sí son la verdad , mas en el entendimien-
to y en la boca son imágenes de la verdad , esto es, de
sí mismas, é imágenes que substituyen y tienen la vez
de sus mismas cosas para el efecto y fin que está di-
cho ; y finalmente , en sí son ellas mismas , y en nues-
tra boca y entendimiento sus nombres. Y así queda
claro lo que al principio dijimos , que el nombre es
como imagen de la cosa de quien se cUce, ó la misma
cosa disfrazada en otra manera, que substituye por ella
y se toma por ella, para el fin y propósito de perfección
y comunidad que dijimos.
Y desto mismo se conoce también que hay dos ma-
neras ó dos diferencias de nombres , unos que están
en el alma, y otros que suenan en la boca. Los prime-
ros son , el ser que tienen las cosas en el entendimien-
to del que las entiende ; y los otros , el ser que tienen
en la boca del que como las entiende las declara y sa-
ca á luz con palabras. Entre los cuales hay esta con-
formidad, que los unos y los otros son imágenes, y co-
mo ya digo muchas veces, substitutos de aquellos cuyos
nombres son. Mas hay también esta desconformidad,
que los unos son imágenes por naturaleza , y los otros
por arte. Quiero decú- , que la imagen y figura , que
está en el alma, substituye por aquellas cosas cuya figura
es, por la semejanza natural que tiene con ellas; mas
las palabras , porque nosotros , que fabricamos las vo-
ces, señalamos para cada cosa la suya, por eso substitu-
yen por ellas. Y cuando decimos nombres , ordinaria-
mente entendemos estos postreros, aunque aquellos
primeros son los nombres principalmente. Y así nos-
otros hablaremos de aquellos , teniendo los ojos en es-
tos.» Y habiendo dicho Marcelo esto, y queriendo pro-
seguir su razón , díjole Juliano :
((Paréceme que habéis guiado el agua muy desde su
fuente , y como conviene que se guie en todo aquello
que se dice , para que sea perfectamente entendido. Y
si he estado bien atento , de tres cosas que en el prin-
cipio nos propusistes, habéis ya dicho las dos, que son,
lo que es el nombre, y el oficio para cuyo fin se ordenó.
Resta decir lo tercero , que es la forma que se ha de
guardar , y aquello á que se ha de tener respeto cuan-
do se pone.»
((Antes deso, respondió Marcelo, añadiremos esta pa-
labra á lo dicho , y es , que como de las cosas que en-
tendemos , unas veces formamos en el entendimiento
una imagen , que es imagen de muchos , quiero decir,
que es imagen de aquello en que muchas cosas que
en lo demás son diferentes convienen entre sí y se
parecen ; y otras veces la imagen que figuramos es
retrato de una cosa sola, y así proprio retrato della, que
no dice con otra ; por la misma manera hay unas pala-
bras ó nombres que se aplican á muchos , y se llaman
nombres comunes, y otros queson proprios de solo uno,
y estos son aquellos de quien hablamos agora. Enlos cua-
les , cuando de intento se ponen , la razón y naturaleza
dellos pide que se guarde esta regla , que , pues han
de ser proprios , tengan significación de alguna parti-
cular propriedad, y de algo de lo que es proprio á aque-
llo de quien se dicen ; y que se tomen y como nazcan
y manen de algún minero suyo y particular ; porque si
el nombre , como habemos dicho , substituye por lo
nombrado , y si su fin es hacer que lo ausente que sig-
nifica, en él nos sea presente y cercano, y junto lo
que nos es alejado , mucho conviene que en el soni-
I
72 OBRAS DE FRAY
do , en la figura , ó verdacleramente en la origen y sig-
nificación de aqufillo de donde nace , se avecine y ase-
meje á cuyo es , cuanto es posible avecinarse á una
cosa de toino y de ser el sonido de una palabra.
wXo se guarda esto siempre en las lenguas. Es grande
verdad. Pero si queremos decir la verdad , en la prime-
ra lengua de todas casi siempre se guarda. Dios, á lo
menos, asi lo guardó en los nombres que puso , como
en la Escritura' se ve. Porque, sino es esto, ¿qué es lo
que se dice en el Génesi (a), que Adán, inspirado por
Dios , puso á cada cosa su nombre , y que lo que él laj
nombró, ese es el nombre de cada una? Esto es decir
..]ue á cada una les venia como nacido aquel nombre , y
que, si se pusiera á que era asi suyo por alguna razón
particular y secreta, otra cosa no le viniera ni cuadrara
lan bien. Pero, como decia, esta semejanza y conformi-
dad se atiende en tres cosas: en la figura, en el sonido,
y señaladamente en la origen de su derivación y signifi-
cación. Y digamos de cada una, comenzando pw aques-
ta postrera.
» Atiéndese pues aquesta semejanza en la origen y sig-
nificación de aquello de donde nace ; que es decir que
cuando el nombre que se pone á alguna cosa se de-
duce y deriva de alguna otra palabra y nombre , aque-
llo de donde se deduce ha de tener significación de al-
guna cosa que se avecine á algo de aquello que es pro-
prio al nomlDrado ; para que el nombre, saliendo de allí,
luego que sonare , ponga en el sentido del que le oye-
re la imagen de aquella particular propriedad. Esto es
para que el nombre contenga en su significación al-
go de lo mismo que la cosa nombrada contiene en su
esencia. Como , por razón de ejemplo , se ve en nues-
tra lengua en el nombre con que se llaman en ella los
que tienen la vara de justicia en alguna ciudad , que
los llamamos corregidores, que es nombre que nace
y se toma de lo que es corregir , porque el corregir lo
malo es su oficio dellos, ó parte de su oficio muy pro-
pria. Y asi , quien lo oye , en oyéndolo , entiende lo
que liay ó haber debe en el que tiene éste nombre. Y
también á los que entrevienen en los casamientos los
llamamos en castellano casamenteros , que viene de lo
que es hacer mención ó mentar , porque son los que
hacen mención del casar, entreveniendo en ello y ha-
blando dello y tratándolo. Lo cual en la Sagrada Es-
critura se guarda siempre en todos aquellos nombres
que , ó Dios puso á alguno , ó por su inspiración se pu-
sieron á otros. Y esto en tanta manera , que no sola-
mente ajusta Dios los nombres que pone con lo pro-
prio que las cosas nombradas tienen en sí , mas también
todas las veces que dio á alguno y le añadió alguna
cualidad señalada , demás de las que de suyo tenia , le
ha puesto también algim nuevo nombre que se con-
formase con ella, como se ve en el nombre quede nue-
vo puso á [b) Abrahan , y en el de Sara, su mujer , se
ve también , y en el de Jacob , su nieto , á quien llamó
Israel, y en el de Josué , el capitán que puso á los ju-
díos en la posesión de su tierra, y así en oíros muchos.»
«No há muchas horas, dijo entonces Sabino, que oí-
mos acerca de eso un ejemplo bien señnlado, y aun
(i) í:e(es., cap. 2, '.20. (b) Gcncs.,cap.l7, v. 5ct la. Genes,
cap. Zi, V- 28] Num., cap. 13, v. 17.
LUIS DE LEÓN.
oyéndole yo , se me ofreció una pequeña duda acerca
del.» «¿Qué ejemplo es ese?» respondió Marcelo. «El
nombre de Pedro , dijo Sabino, que le puso Cristo, co-
mo agora nos fué leído en la misa.» «Es verdad, dijo
Marcelo , y es bien claro ejemplo. Mas ¿qué duda tenéis
en él?» «La causa por qué Cristo le puso, respondió Sa-
bino , es mi duda, porque me parece que debe contener
en sí algún misterio grande.» «Sin duda, dijo Marcelo,
muy grande ; porque dar Cristo á san Pedro aqueste
nuevo público nombre, fué cierta señal que en lo secre-
to del alma le infundía á él , mas que á ninguno de sus
compañeros, un don de firmeza no vencible.»
«Eso mismo , replicó luego Sabino , es lo que se me
hace dudoso ; porque ¿ cómo tuvo mas firmeza que los
demás apóstoles , ni infundída ni suya , el que solo
entre lodos negóá Cristo por tan ligera ocasión? Sino
es firmeza prometer osadamente, y no cumplir flaca-
mente después.»
«No es así, respondió Marcelo, ni se puede dudar en
manera alguna de que fué este glorioso príncipe en
este don de firmeza de amor y fe para con Cristo, muy
aventajado entre todos. Y es claro argumento de esto
aquel celo y apresuramiento que siempre tuvo para
adelantarse en todo lo que parecía tocar ó á la honra ó
al descanso de su Maestro. Y no solo después que re-
cibió el fuego del Espíritu Santo, sino antes también,
cuando Cristo , preguntándole tres veces si le amaba
mas que los otros , y respondiendo él que le amaba, le
dio á pacer sus ovejas , testificó Cristo con el hecho
que su respuesta era verdadera, y que se tenia por.
amado de él con firmísimo y fortísimo amor. Y si negó
en algún tiempo , bien es de creer que cualquiera de
sus compañeros , en la misma pregunta y ocasión de
temer , hiciera lo mismo si se les ofreciera , y por no
habérseles ofrecido , no por eso fueron mas fuertes. Y
si quiso Dios que se le ofreciese á solo san Pedro (c),
fué con grande razón. Lo uno para que confiase menos
de sí de allí adelante el que hasta entonces , de la
fuerza de amor que en sí mismo sentía, tomaba oca-
sión para ser confiado. Y lo otro , para que quien ha-
bía de ser pastor y como padre de todos los fieles, con
la experiencia de su propria flaqueza, se condoliese de
las que después viese en sus subditos, y supiese lle-
varlas. Y últimamente, para que con el lloro amargo
que hizo por esta culpa mereciese mayor acrecenta-
miento de fortaleza. Y así fué, que después se le dio
firmeza para si , y para otros muchos en él ; quiero de-
cir, para todos los que le son sucesores en su silla
apostólica , en la cual siempre ha permanecido firme y
entera, y permanecerá hasta la fin la verdadera doc-
trina y confesión de la fe.
))Mas, tornando á lo que decia, quede esto por cierto,
que todos los nombres que se ponen por orden de Dios
traen consigo significación de algún particular secre-
to que la cosa nombrada en sí tiene , y que en esta
significación se asemejan á ella ; que es la primera de
las tres cosas en que, como dijimos, esta semejanza
se atiende. Y sea la segunda lo que toca al sonido; es-
to es, que sea el nombre que se pone de tal cualidad,
que cuando se pronunciare suene como suele sonar
(í) Matih., 16
DE LOS NOMBRES DE CRISTO.— LIBRO PRIMERO.
73
aquello que significa , ó cuando habla , si es cosa que
habla, ó en algún otro accidente que le acontezca. Y
la tercera es la figura , que es la que tienen las letras
con que los nombres se escriben , así en el número co-
mo en la disposición de si mismas , y la que cuando las
pronunciamos suelen poner en nosotros. Y destas dos
maneras postreras , en la lengua original de los libros
divinos y en esos mismos libros hay infinitos ejem-
plos; porque del sonido, casi no hay palabra de las que
significan alguna cosa, que, ó se haga con voz ó que
envié son alguno de sí, que pronunciada bien, no nos
ponga en los oídos ó el mismo sonido ó algún otro
muy semejante del.
«Pues lo que toca á la figura, bien considerado, es
cosa maravillosa los secretos y los misterios que hay
acerca desto en las letras divinas. Porque en ellas, en
algunos nombres se añaden letras , para significar acre-
centamiento de buena dicha en aquello que signifi-
can , y en otros se quitan algunas de las debidas , para
hacer demostración de calamidad y pobreza. Algunos,
si lo que significan por algún accidente , siendo varón,
se ha afeminado y enmollecido , ellos también toman
letras de las que en aquella lengua son , como si di-
jésemos , afeminadas y mujeriles. Otros al revés, sig-
nificando cosas femeninas de suyo , para dar á enten-
der algún accidente viril toman letras viriles. En otros
mudan las letras su propria figura , y las abiertas se
cierran, y las cerradas se abren y mudan el sitio, y se
trasponen y disfrazan con visajes y gestos diferentes,
y, como dicen del camaleón, se hacen á todos los
accidentes de aquellos cuyos son los nombres que cons-
tituyen. Y no pongo ejemplos de aquesto, porque son
cosas menudas , y á los que tienen noticia de aquella
lengua, como vos, Juliano y Sabino, la tenéis, noto-
rias mucho; y señaladamente porque pertenecen pro-
píamente á los ojos , y asi, para dichas y oídas son co-
sas escuras.
wPero, si os parece, \alga por todos la figura y cua-
lidad de letras con que se escribe en aquella lengua el
nombre proprio de Dios, que los hebreos llaman ine-
fable, porque no tenían por lícito el traerle comun-
mente en la boca , y los griegos le llaman nombre de
cuatro letras , porque son tantas las letras de que se
compone. Porque, si miramos al sonido con que se
pronuncia , todo él es vocal , ansí como lo es aquel á
juien significa, que todo es ser y vida y espíritu, sin
linguna mezcla de composición ó de materia; y si
it^ndemos á la condición de las letras hebreas con
lue se escribe, tienen esta condición , que cada una
lellas se puede poner en lugar de las otras , y muchas
ecesen aquella lengua se ponen ; y así, en virtud ca-
la una dellas es todas, y todas son cada una, que es
orno imagen de la sencillez que hay en Dios, poruña
arte, y de la infinita muchedumbre de perfecciones
ue por otra tiene , porque todo es una gran perfec-
ion , sí aquella una es todas sus perfecciones. Tanto,
ue si hablamos con propríedad, la perfecta sabiduría
e Dios no se diferencia de su justicia infinita ; ni su
islicia, de su grandeza; ni su grandeza, de su mise-
cordia ; y el poder y el saber y el amar en él , todo
uno. En cada uno destos sus bienes , por mas que le
desviemoF! y alejemos del otro , están todos juntos , y
por cualquiera parte que le miremos, es todo y nopar-
te. Y conforme á esta razón es , como habemos dicho,
la condición de las letras que componen su nombre.
))Y no solo en la condición de las letras , sino aun , lo
que parece maravilloso, en la figura y disposición tam-
bién le retrata este nombre enunacierta manera.» Y di-
ciendo esto Marcelo, é inclinándose bacía la tierra, en
la arena con una vara delgada y pequeña formó unas
letras como estas ,', y dijo luego: «Porque en las letras
caldáicas este santo nombre siempre se figura así. Lo
cual , comQ veis , es imagen del número de las divinas
personas , y de la igualdad dellas , y de la unidad que
tienen las mismas , en una esencia , como estas letras
son de una figura y de un nombre. Pero aquesto dejé-
moslo así.» Y iba Marcelo á decir otra cosa ; mas atra-
vesándose Juliano, dijo desta manera:
«Antes que paséis, Marcelo, adelante, nos habéis de
decir cómo se compadece con lo que hasta agora ha-
béis dicho, que tenga Dios nomljre proprio; y desde el
principio deseaba pedíroslo, y dojélo por no romperos
el hilo. Mas agora, antes que salgáis del, nos decid: si
el nombre es imagen que substituye por cuyo es, ¿qué
nombre de voz ó qué concepto de entendimiento pue-
de llegar á ser imagen de Dios? Y si no puede llegar,
¿en qué manera diremos que es su nombre proiirio?
Y aun hay en esto otra gran dificultad : que si el Un
de los nombres es , que por medio dellos las .cosas cu-
yos son estén en nosotros, como dijistes, excusada co-
sa fué darle á Dios nombre , el cual está tan presente
á todas las cosas , y tan lanzado, como si dijésemos, en
sus entrañas, y tan infundido y tan intimo como está
su ser dellas mismas. »
«Abierto habíades la puerta, Juliano, respondió Mar-
celo, para razones grandes y profundas, si no la cerra-
ra lo muclio que hay que decir en lo que Sabino ha
propuesto. Y así, no os responderé mas de lo que bas-
ta para que esos vuestros ñudos queden desatados y
sueltos. Y comenzando de lo postrero, digo que es
grande verdad que Dios está presente en nosotros, y
tan vecino y tan dentro de nuestro ser como él mis-
mo de sí ; porque en él y por él , no solo nos movemos
y respiramos, sino también vivimos y tenemos ser, co-
mo lo confiesa y predica san Pablo (a). Pero así nos
está presente , que en esta vida nunca nos está^re-
sente. •
))Quiero decir que está presente y junto con nues-
tro ser , pero muy lejos de nuestra vida y del conoci-
miento claro que nuestro entendimiento apetece. Por
lo cual convino , ó por mejor decir , fué necesario que
entre tanto que andamos peregrinos dél en estas tierras
de lágrimas, ya que no se nos manifiesta ni se junta
con nuestra alma su cara, tuviésemos, en lugar della,
en la boca algún nombre y palabra, y en el entendimiento
alguna figura suya, como quiera que ella sea imperfecta
y escura, y como san Pablo llama (6), enigmática. Por-
que, cuando volare desta cárcel de tierra, en que agora
nuestra alma presa trabaja y afana, comometidaen tinie-
blas, y saliere alo claro y á lo puro de aquella luz, el
mismo que se junta con nuestro ser agora, se juntará
(0) Acto 17, Y. 28. (i) 1, M Corint., 13, v. 12.
'* OBRAS DE FRAY
con nuestro entendimiento entonces, y él por sí, y sin
medio de otra tercera imagen, estará junto á la vista del j
alma ; y no será entonces su nombre otro que él mismo, ;
en la forma y manera que fuere visto ; y cada uno !e nom-
brará con lodo loque viere y conociere dé!, estoes, con \
el mismo él , así y de la m sma manera como le cono- I
ciere. Y por esto dice san Juan en el libro del Apoca- \
lipsi (a) que Dios á los suyos en aquella felicidad , de- '
más de que les enjugará las lágrimas y les borrará de '
la memoria los duelos pasados, les dará á cada uno una
pedrecilla menuda, y en ella un nombre escrito, el
Aial solo el cjue le recibe le conoce. Qu^ no es olra
cosa sino el tanto de sí y de su esencia , que comu-
nicará Dios con la vista y entendimiento de cada uno
de los bienaventurados; que con ser uno en todos, con
cada uno será en diferente grado , y por una forma de
sentimiento cierta y singular para cada uno. Y íinal-
mente, este nombre secreto que dice san Juan, y el nom-
bre con que entonces nombraremos á Dios, será todo
aquello queentonces ennuestra alma será Dios, el cual,
como dice san Pablo (6), «será en todos todas las co-
sas.» Así que, en el cielo, donde veremos, no ten-
dremos necesidad para con Dios de otro nombre mas
que del mismo Dios; mas en esta oscuridad, adonde,
con tenerle en casa , no le echamos de ver , csnos for-
zado ponerle algún nombre. Y no se le pusimos nos-
otros , sino él por su grande piedad se le puso luego
que vio la causa y la necesidad.
))En lo cual es cosa digna de considerar el amaes-
tramiento secreto del Espíritu Santo que consiguió el
santo Moisés (c) acerca desto , en el libro de la crea-
ción de las cosas. Porque tratando allí la historia de la
creación , y habiendo escrito todas las obras della , y
habiendo nombrado en ellas á Dios muchas veces, has-
la que huljo criado al hombre (y Moisés lo escribió),
nunca le nombró con este su nombre ; como dando á
entender que antes de aquel punto no había necesi-
dad de que Dios tuviese nombre, y que nacido el hom-
bre, que le podia entender, y no le podría ver en esta
vida , era necesario que se nombrase. Y como Dios te-
nia ordenado de hacerse hombro después, luego que
salió á luz el hombre quiso humanarse nombrándose.
»Yálo otro, Juliano, que propusistos, que siendo Dios
un abismo de ser y de perfección infinita, y habiendo
de í^r el nombre imagen de lo que nombra , cómo se
podia entender que una palabra limitada alcanzase á
ser imagen de lo que no tiene limitación; algunos di-
cen que este nombre, como nombre que se le puso
Dios á sí mismo, declara lodo aquello que Dios entien-
de de sí , que es el concepto y verbo divino , que den-
tro de sí engendra entendiéndose; y que esta palabra
que nos dijo y que sut^iia en nuestros oídos, es señal
que nos explica aquflla jialabra elerna é incomprensi-
ble que nace y vive en su ^eno; así cdmo nosotros cnn
las palabras de la boca declaramos todo lo secreto del
corazón. Pero, como quiera que aquesto sea, cuando
decimos que Dios tiene nombres proprios,ó que aques-
te es nombre proprio de Dios, no queremos decir que
es cabal nombre, ó nombre (¡u*'. abraza y que nos decla-
ra todo aqtifllo que hay en él. Porque imoesel serpro-
(oj Apoc, 2, V. 17. {bj 1, Ad Corint,, Ici, v. 28. (cj Genes. 2.
LUIS DE LEÓN.
prio , y otro es el ser igual ó cabal. Para que sea pro-
prio basta que declare , de las cosas que son proprias,
aquellas de quien se dice alguna dellas; mas, si no las
declara todas entera y cabahnenle, no será igual. Y así
á Dios, si nosotros le ponemos nombre, nunca le pon-
dremos un entero que le iguale, como tampoco le po-
demos entender como quien él es entera y perfecta-
mente; porque loque dice la boca es señal de lo que se
entiende en el alma. Y así, no es posible que llegue la
palabra adonde el entendimiento no llega.
))Y porque ya nos vamos acercando á lo proprio de
nuestro propósito y á lo que Sabino leyó del papel,
esta es la causa por qué á Cristo nuestro Señor se le dan
muchos nombres ; conviene á saber , su mucha gran-
deza y los tesoros de sus perfecciones riquísimas , y
juntamente la muchedumbre de sus oficios y de los
mas bienes que nacen del y se derraman sobre nos-
otros. Los cuales, así como no pueden ser abrazado^
con una vista del alma , así mucho menos pueden ser
nombrados con una palabra sola. Y como el que infun-
de agua en algún vaso de cuello largo y estrecho , la
envía poco á poco, y no toda de golpe; así el Espíritu
Santo, que conoce la estrecheza y angostura de nues-
tro entendimiento , no nos presenta así toda junta aque-
lla grandeza , sino como en partes nos la ofrece , di-
cicndonos unas veces algo della debajo de un nom-
bre , y debajo de otro nombre otra cosa otras veces. Y
así vienen á ser casi innumerables los nombres que
la Escritura divina da á Cristo ; porque le llama León,
y Cordero, y Puerta, y Camino, y Pastor, y Sacerdo-
te, y Sacrificio, y Esposo, y Vid, y Pimpollo, y Rey
de Dios, y Cara suya, y Piedra, y Lucero, y Oriente,
y Padre, y Príncipe de paz , y Salud , y Vida , y Ver-
dad; y así otros nombres sin cuento. Pero de aques-
tos muchos, escogió solos diez el papel, como mas sus-
tanciales ; porque , como en él se dice , los demás to-
dos se reducen ó pueden reducir á estos en cierta ma-
nera,
))Mas conviene, antes que pasemos adelante, que ad-
virtamos primero que, así como Cristo es Dios, así
también tiene nombres que por su divinidad le con-j
vienen ; unos proprios de su persona , y otros comune^
á toda la Trinidad; pero no habla con estos nombres
nnesiro papel, ni nosotros dgora trataremos en ellosj
porque aquellos propiamente perlenecen á los nombres
do Dios. Los nombres de Cristo que decimos agora son
aquellos solos que convienen á Cristo en cuanto horal
bre, conforme á los ricos tesoros de bien que encierrt
en sí su naturaleza humana , y conforme á las obras
que en ella y por ella Dios ha obrado y siempre obra er
nosotros. Y con esto, Sabino, si no se os ofrece olra co-
sa, i»rosegu¡d adelante.» Y Sabino leyó luego.
§. IIL
Es Ilam.i(Io Cristo pímpo//o , y explicase cómo le coiivionc est(
nombre, y el modo de su maravillosa concepción.
í( El primer nombre puesto en castellano se dlrábier
Pimpollo, que en la lengua original es Cemach, y ei
texto latino de la Sagrada Escritura unas veres lo tras-
lada diciendo Germen, y otras diciendo Oriens. As
DE LOS NOMBRES DE CRISTO.— LIBRO PRIMERO.
7S
le llamó el Espíritu Santo en el cap. 4 del profeta
Esaías : — En el dia el Pimpollo del Señor será en
grd.ide alteza, y el fruto de la tierra muy ensalzado. —
Y por Jeranías en el cap. 33 : — Y liaré que nazca
á David Pimpollo de ju«tioía, y liaré justicia y razón
sobre la tierra. — Y por Zacarías en el cap. 3 , conso-
lando al pueblo judaico, recien salido del cautiverio de
Babilonia: — Yo liaré, dice, venir á mi siervo el Pim-
pollo—"^ en el cap. 6 : — Veis un varón cuyo nombre
es Pimpollo. — ))
Y llegando aquí Sabino, ceso. Y Marcelo, (¡Sea, esíe,
dijo , el primer nombre , pues la orden del papel nos
lo da. Y no carece de razón que sea este el primero;
porque en él, como veremos después, se toca en cierta
manera la cualidad y orden del nacimiento de Cristo y
de su nueva y maravillosa generación , que en buena
orden, cuando de alguno í;e habla, es lo primero que se
suele decir.
))Pero antes que digamos qué es ser Pimpollo, y que
es lo que significa este nombre , y la razón por qué
Cristo es asi nombrado , conviene que veamos si es
verdad que es aqueste nombre de Cristo, y si es ver-
dad que le nombra asi la divina Escritura , que será
ver si los lugares de ella agora alegados hablan pro-
piamente de Cristo; porque algunos, jd infiel ó igno-
rantemente, nos lo quieren negar. Pues viniendo al pri-
mero , cosa clara es que habla de Cristo , así porque el
texto caldáico, que es de grandísima autoridad y an-
tigüedad , en aquel mismo lugar adonde nosotros lee-
mos:—En aquel dia será el Pimpollo del Señor,— dice
él: — En aquel dia será el Mesías del Señor; — como tam-
bién porque no se puede entender aquel lugar de otra
alguna manera; porque lo que algunos dicen del prínci-
pe Zorobabel , y del estado feliz de que gozó debajo de
su gobierno el pueblo judaico, dando á entender que
fué este el Pimpollo del Señor, de quien Esaías dice:
— En aquel dia el Pimpollo del Señor será en grande
alteza, — es hablar sin mirarlo que dicen; porque
quien leyere lo que las letras sagradas , en los libros
de Neemías y Esdras, cuentan del estado de aquel pue-
blo en aquella sazón, verá mucho trabajo, mucha po-
breza, mucha contradicción , y ninguna señalada felici-
dad, ni en lo temporal ni en los bienes del alma, que'
á la verdad es la felicidad de queJEsaías entiende cuan-
do en el lugar alegado dice (a) : — En aquel dia será el
Pimpollo del Señor en grandeza y en gloria. —
»Y cuando la edad de Zorobabel, y el estado de los
judíos en ella hubiera sido feliz , cierto es que no lo
fué con el extremo que el Profeta aquí muestra; por-
que, ¿qué palabra hay aquí que no haga significación
• de un bien divino y rarísimo ? Dice del Señor que es
palabra que á todo lo que en 'aquella lengua se añade
lo suele subir de quilates. Dice: gloria, y grandeza,
y magniftcencia , que es todo lo que encareciendo se
puede decir. Y porque salgamos enteramente de duda,
alarga, como si dijésemos, el dedo el Profeta, y señala
el tiempo y el dia mismo del Señor, y dice de aquesta
manera:— En aquel dia.— Mas ¿qué dia? Sin duda nin-
guno otro sino aquel mismo de quien luego antes .de
aquestodecia(6):— En aquel dia quitará al redropelo el
(0) Esai., i, V. 2. {b) Esai., 3, v. 17.
Señor á las hijas de Sion el chapín que cruje en los pies
y los garbines de la cabeza, las bmetas y los collocares,
las ajorcas y los rebozos, las botillas y los calzados al-
tos , las argollas , los apretadores , los zarcillos , las sor-
tijas, las cotonías, las almalafas, las escarcelas, los vo-
lantes y los espejos ; y les trocará el ámbar en hedion-
dez, y la cintura rica en andrajo, y el enrizado encal-
va pelada, y el precioso vestido en cilicio, y la le?, cu-
rada en cuero tostado, y tus valientes morirán á cu-
chillo.—
«Pues en aquel día mismo, cuando Dios puso por el
suelo toda la alteza de Jerusalen , con las armas de los
romanos, que asolaron la ciudad y pusieron á cuchillo
sus ciudadanos y los llevaron cautivos; en ese mis-
mo tiempo el fruto y el Pimpollo del Señor, descu-
briéndose y saliendo á luz , subirá á gloria y honra
grandísima. Porque en la destruicion que hicieron de
Jerusalen los caldeos (si alguno por caso quisiese de-
cir que habla aquí della el Profeta) no se puede decir
con verdad que creció el fruto del Señor , ni que fruc-
tificó gloriosamente la tierra al mismo tiempo que la
ciudad se perdió. Pues es nolorio que en aquella ca-
lamidad no hubo alguna parte ó alguna mezcla de fe-
licidad señalada, ni en los que fueron cautivos á Ba-
bilonia ni en los que el vencedor caldeo dejó en Ja-
dea y en Jerusalen para que labrasen la tierra, porque
los unos fueron á servidumbre miserable, y los otros
quedaron en medio y en desamparo , como en el libro
de Jeremías se lee (c).
))Mas al revés, con aquesta otra caída delpueblojudái-
co se juntó, como es notorio, la claridad del nombre
de Cristo, y cayendo Jerusalen, comenzó á levantarse
la Iglesia. Y aquel á quien poco antes los miserable:;
habían condenado y muerto con afrentosa muerte , y
cuyo nombre habían procurado oscurecer y hundir, co-
menzó entonces á enviar rayos de sí por el mundo y
á mostrarse vivo y Señor, y tan poderoso , "que casti-
gando á sus matadores con azote gravísimo , y quitan-
do luego el gobierno de la tierra al demonio , y deslia-
ciendo poco á poco su silla , que es el culto de los ído-
los, en que la gentilidad le servia , como cuando el sol
vence las nubes y las deshace , así él solo y clarísimo
relumbró por toda la redondez,
»Y lo que he dicho deste lugar, se ve claramente tam-
bién en el segundo de Jeremías {d) , de sus mismas
palabras. Porque decirle á David y prometerle que le
«nacería ó fruto ó Pimpollo de justicia», era propia
señal de que el fruto babia de ser Jesucristo , mayor-
mente añadiendo lo que luego se sigue, y es, que «es-
te fruto baria justicia y razón sobre la tierra» ; que es
la obra propria suya de Cristo, y uno de los principales
fines para que se ordenó su venida; y obra que él solo,
y ninguno otro , enteramente la hizo. Por donde las
mas veces que se hace memoria del en las Escrituras
divinas , luego en los mismos lugares se le atribuye es-
ta obra, como obra sola del y como su proprio blasón.
Así se ve en el salmo 7t , que dice:— Señor, da tu va-
ra al Rey, y el ejercicio de justicia al hijo del Rey,
para que juzgue á tu pueblo conforme á justicia y los
pobres según fuero. Los montes altos conservarán paz
(O Jerem., 39 et 52. (rf) Jerem., 33, v. 13.
OBRAS DE FRAY LUIS DE LEÓN.
con el vulgo , y los collados les guardarán ley. Dará su
derecho á los pobres del pueblo , y será amparo de los
pobrecitos, y hundirá al viólenlo opresor — .)>
«Pues en el tercero lugar de Zacarías (a), los mismos
hebreos lo confiesan , y el texto caldeo que he dicho
abiertamente le entiende y le declara de Cristo. Y asi-
mesmo entendemos el cuarto testimonio , que es del
mismo profeta (6). Y no nos impide lo que algunos tie-
nen por inconveniente, y por donde se mueven á de-
clararle en diferente manera , que es decir luego que
«este Pimpollo fructificará después ó debajo de sí, y
que edificará el templo de Dios»; pareciéndoles que
esto señala abiertamente á Zorobabel, que edificó el
templo y fructificó después de si por muclios siglos á
Cristo, verdaderísimo fruto. Asi que, esto no impide, an-
tes favorece y esfuerza mas nuestro intento. Porque el
fructificar debajo de sí, ó, como dice el original en su
rigor, acerca de sí, es tan proprio de Cristo , que do
ninguno Ib es mas. ¿Por ventura no dice él de sí mis-
mo (c):— Yo soy vid, y vosolros sarmientos— ? Y en el
salmo que agora decía, en el cual todo lo que se dice
son propricdadrs de Cristo, ¿no se dice también {d)-.—
Y en sus días fructificarán los justos—? O, si queremos
confesar la verdad, ¿quién jamás en los hombres per-
didos engendró hombres santos y justos, ó qué fruto
jamás se vio que fuese mas fructuoso que Cristo? Pues
eso mismo sin duda es lo que aquí nos dice el Profeta;
el cual, porque le puso á Cristo nombre de fruto, y
porque dijo, señalándole como á singular fruto:—Yeis
aquí un varón que es fruto su nombre; — porque no se
pensase que se acababa su..fruto en él , y que era fruto
para sí , y no árbol para dar de sí fruta , añadió luego
diciendo:— Y fructificará acerca de sí;— como si con mas
palabras dijera:— Yes fruto que dará mucho fruto, por-
que á la redonda del , esto es, en él y de él , por lodo
cuanto-se extiende la tierra , nacerán- nobles y divinos
frutos sin cuento , y aqueste Pimpollo enriquecerá el
mundo con pimpollos no vistos. —
);Dc manera que este es uno de los nombres de Cris-
to, y según nuestra orden el primero dellos, sin que
en ello pueda haber duda ni pleito. Y son como vecinos
y deudos suyos otros algunos nombres que también
se ponen á Cristo en la Santa Escritura; los cuales,
aunque en el sonido son diferentes, pero bien mirados,
todos se reducen á un iniento mismo y convienen en
una misma razón; porque si en el cap. 34 de Ere-
quiel es llamado planta nombrada, y si Esaías en el
cap. H , le llama unas veces rama , y otra flor, y en el
cap. .'i.3 , tallo y raíz , todo es decirnos lo que el nom-
bre de Pimpollo ó de fruto nos dice. Lo cual será bien
que declaremos ya, pues lo primero, que pertenece
á que Cristo se llama así, está suficientemente proba-
do, si no se ofrece otra cosa.»
((Ninguna, dijo al punto .lulinno, antes há'rato ya que
el nombre y esperanza dcste fruto ha desperlado»cn
nueslrogustogolosina del.» «Merecedor es decualquie-
ra golosina y deseo, respondií) Marcelo , porque es dul-
císimo fruto, y no menos provechoso que dulce, si ya
no le menoscaba la pobreza de mi lengua é ingenio,
{a) Z,ichar., Z, v. 8. (*j Zachar,, 6, v. 12. (c) Joan., 15, v. o.
■((/) rsr.lm. 71.
I Pero idme respondiendo, Sabino; que lo quiero haber
agora con vos. Esta hermosura del cielo y mundo que
vemos, y la otra mayor que entendemos, y que nos
I esconded mundo invisible, ¿fué siempre como es agora,
j ó hízose ella á sí misma, ó Dios la sacó á luz y la hizo?»
¡ «Averiguado es , dijo Sabino , que Dios crió el mun-
', do, con todo lo que hay en él , sin presuponer para ello
alguna materia , sino solo con la fuerza de su infinito
! poder, con que hizo, donde no había ningjjna cosa,
salir á luz esta beldad que decís. Mas ¿qué duda hay
• en esto?» «Ninguna hay, replicó prosiguiendo Marcelo;
mas decidme mas adelante, ¿nació esto de Dios, no ad-
virticndo Dios en ello, sino como por alguna .natural
consecuencia; ó hízolo Dios porque quiso y fué su vo-
luntad libre de hacerlo?» «También es averiguado,
I respondió luego Sabino, que lo hizo con propósito y li-
bertad.» «Biendecis, dijo Marcelo"; y puesconoceiseso,
I también conoceréis que pretendió Dios en ello algún
grande fin.» «Sin duda grande, respondió Sabino, por-
que siempre que se obra con juicio y libertad esa fin de
algo que se pretende.» «¿Pretendería desa manera, di-
jo Marcelo, Dios en esta su obra algún interés y acre-
centamiento suyo?» «En ninguna manera, respondió Sa-
bino.» «¿Por qué? dijo Marcelo, y Sabino respondió:
«Porque Dios, cine tiene en sí todo el bien, ennínguna
cosa que haga mera de sí puede querer ni esperar pa-
ra sí algún acrescentamiento ó mejoría.» «Por manera,
dijo Marcelo, que Dios, porque es bien infinito y per-
fecto , en hacer el mundo no pretendió recebir bien
alguno del , y pretendió algún fin , como está dicho.
Luego, si no pretendió recebir, sin ninguna duda pre-
tendió dar; y si no lo crió para añadirse á sí algo, crió-
lo sin ninguna duda para comunicarse él á sí , y para
repartir en sus criaturas sus bienes.
»Y cierto este solo esfindigno de lagrandcza de Dios,
y propio de quien por su naturaleza es la misma bon-
dad, porque á lo bueno su propia inclinación le lleva •
al bien hacer, y cuanto es mas bueno uno, tanto se in-
clina mas á esto. Pero si el intento de Dios, en la crea-
ción y edificio del mundo , fué hacer bien á lo que
criaba, repartiendo en ello sus bienes, ¿qué bienes ó
qué comunicación dellos fué aquella á quien como á
blanco enderezó Dios todo el oficio desta obra suya?».
«No otros, respondió Sabino, sino esos mismos que dio
á las criaturas, así á cada una en particular como á to-
das juntas en general.» «Bien decís, dijo Marcelo, aun-
que no habéis respondido á lo que os pregunto.» «¿En
qué manera?» responcHó. «Porque, dijo Marcelo, como
aquesos bienes tengan sus grados , y como sean unos
de otros de diferentes quilates , lo que pregunto es, ¿á
qué bien ó á qué grado de bien entre todos enderezó^
Dios todo su intento prificipalmente?» «¿Qué grados,
respondió Sabino, son esos?» «Muchos son, dijo Mar-
celo, en sus parles, mas la escuela los suele reducirá
tres génoros, á naturaleza y á gracia y á unión }ier-
sonal. A la naturaleza pertenecen los bienes con (pie
se nace, á la gracia perienecen aquellos que después
de nacidos nos añade Dios, El bien de la unión perso-
nal es haber juntado Dios en Jesucristo su persona
.con nuestra naturaleza. Entre los cuales bienes es muy
grande la diferencia que hay.
DE LOS NOMBRES DE CRISTO.— LIBRO PRIMERO.
«Porque lo primero, aunque todo el bien que vive y
luce «n la criatura es bien que puso en ella Dios , pe-
ro puso en ella Dios unos bienes para que le fuesen
proprios y naturales, que es todo aquello en que con-
siste su ser y lo que dello se sigue; y estos decimos
que son bienes de naturaleza, porque los plantó Dios
en ella y se nace con ellos, como es el ser y la vida
y el entendimiento, y lo demás semejante. Otros bie-
nes no los plantó Dios en lo natural de la criatura ni
en la virtud de sus naturales principios para que de
ellos naciesen , sino sobrepúsolos él por sí solo á lo na-
tural ; y ansí , no son bienes fijos ni arraigados en la
naturaleza, como los primeros, sino movedizos bienes,
como son la gracia y la caridad y los demás dones de
Dios , y aquestos llamamos bienes sobrenaturales de
gracia. Lo segundo, dado, como es verdad, que todo
este bien comunicado es una semejanza de Dios, por-
que es hechura de Dios , y Dios no puede hacer cosa
(pie no le remede , porque en cuanto hace se tiene por
dechado á sí mismo; mas aunque esto es así, todavía
es muy grande la diferencia que hay en la manera del
remedarle. Porque en lo natural remedan las criaturas
el ser de. Dios , mas en los bienes de gracia remedan el
ser y la condición y el estilo, y como si dijésemos, la
vivienda y bienandanza suya; y así, se avecinan y jun-
tan mas á Dios por esta parte las criaturas que la tie-
nen , cuanto es mayor esta semejanza que la seme-
janza primera ; pero en la unión personal no remedan
ni se parecen á Dios las criaturas , sino vienen á ser el
mismo Dios , porque se juntan con él en una misma
persona.» Aquí Juliano, atravesándose, dijo:
»¿Las criaturas todas se juntan en una persona con
Dios?» Respondió Marcelo riendo : a Hasta agora no tra-
taba del número, sino trataba del cómo; quiero decir,
que no contaba quiénes y cuántas criaturas se juntan
con Dios en estas maneras , sino contaba la manera có-
mo se juntan y le remedan , que es, ó por naturaleza
ó por gracia ó por unión de persona ; que cuanto al
número de los que se le ayuntan , clara cosa es que
en los bienes de naturaleza todas las criaturas se ave-
cinan á Dios , y solas , y no todas las que tienen enten-
dimiento en los bienes de gracia ; y en la unión per-
sonal sola la humanidad de nuestro redentor Jesucris-
to. Pero aunque con sola aquesta humana naturaleza
se higa la unión personal propiamente, en cierta ma-
nera también, en juntarse Dios con ella, es visto jun-
tarse con todas las criaturas , por causa de ser el hom-
bre como un medio entre lo espiritual y lo temporal,
que contiene y abraza en sí lo uno y lo otro. Y por ser,
como dijeron antiguamente, un menor mundo ó un
mundo abreviado.»
((Esperando estoy, dijo Sabino eníonces, á qué fin se
ordena aqueste vuestro discurso.» «Bien cerca estamos
ya dello, respondió Marcelo, porque preguntóos : si el
fin porqué crió Dios todas las cosas fué solamente por
comunicarse con ellas, y si esta dádiva y comunica-
ción acontece en diferentes maneras , como habernos
ya visto; y si unas de estas maneras son mas perfectas
que otras, ¿no os parece que pide lá misma razón que
un tan grande artífice , y en una obra tan grande tu-
viese por fin de toda ella , hacer en ella la mayor y mas
perfecta comunicación do sí que pudiese?» «Así pare-
ce,» dijo Sabino. «Y la mayor, dijo siguiendo Marcelo,
asi de las hechas como de las que se pueden hacer, es
la unión personal que se hizo entre el Verbo divino y
la naturaleza humana de Cristo , que fué hacerse con
el hombre una misma persona.» «No hay duda, res-
pondió Sabino, sino que es la mayor.»
«Luego , añadió Marcelo , necesariamente se sigue
que Dios , á fin de hacer esta unión bienaventurada y
maravillosa, crió todo cuanto se parece y se esconde;
que es decir que el fin para que fué fabricada toda la
variedad y belleza del mundo fué por sacar á luz esr
te compuesto de Dios y hombre , ó por mejor decir, es-
te juntamente Dios y hombre, que es Jesucristo.» «Ne-
cesariamente se sigue,» respondió Sabino. «Pues, di-
jo entonces Marcelo, esloes ser Cristo fruto, y dar-
le la Escritura este nombre á él, es darnos á entender
á nosotros que Crislo es el fin de las cosas, y aquel
para cuyo nacimiento feiiz fueron todas criadas y en-
derezadas. Porque, así como en el árbol la raíz no se
hizo para sí , ni menos el tronco , que hace y se sus-
tenta sobre ella , sino lo uno y lo oiro juntamente con
las ramas y la flor y la hoja, y todo lo demás que el
árbol produce, se ordena y endereza para el fru toque
del sale, que es el fin y como remate suyo; asi por la
misma manera, estos cielos extendidos que vemos, y
las estrellas que en ellos dan resplandor, y entre to-
das ellas esta fuente de claridad y de luz , que todo lo
alumbra , redonda y bellísima ; la tierra pintada con
flores y las aguas pobladas de peces; los animales y
los hombres , y este universo todo , cuan grande y cuan
hermoso es , lo hizo Dios para fin de hacer hombre á
su Hijo, y para producir á luz este único y divino fru-
to, que es Cristo, que con verdad le podemos llamar
el parto común y general de todas las cosas.
»Y así como el fruto, para cuyo nacimiento se hizo
en el árbol la firmeza del tronco y la hermosura de la
flor, y el verdor y frescor de las hojas, nacido, contie-
ne en sí y en su virtud todo aquello que para él se
ordenaba en el árbol, ó por mejor decir, la árbol todo
contiene ; así también Cristo , para cuyo nacimiento
crió primero Dios las raices firmes y hondas de los ele-
mentos , y levantó sobre ellas después esta grandeza del
mundo con tanta variedad , como si dijésemos de ra-
mas y hojas , lo contiene lodo en sí, y lo abarca y se
resume en él, y como dice san Pablo [a) , se recapitu-
la todo lo no criado y criado , lo humano y lo divino,
lo natural y lo gracioso. Y como de ser Crislo llamado
fruto por excelencia , entendemos que todo lo criado se
ordenó para él; así también desto mismo ordenado, po-
demos, rastreando, entender el valor inestimable que
hay en el fruto para quien tan grandes cosas se orde-
nan, Y de la grandeza y hermosura y cualidad de los
medios argüiremos la excelencia sin medida del fin.
wPorque si cualquiera que entra en algún 'palacio ó
casa real rica ó suntuosa , y ve primero la fortaleza
del muro ancho y torreado , y las muchas órdenes de
las ventanas labradas, y las galerías y los chapiteles
que deslumhran la visla, y luego entrada alta y ador-
nada con ricas labores , y después los zaguanes y pa-
la) Colos., 1, V. 20,
78
OBRAS DE FRAY LUIS DE LEÓN.
tíos grandes y diferentes, y las columnas de mármol,
y las largas salas y las recámaras ricas, y la diversi-
dad y muchedumbre y orden de los aposentos, hermo-
seados todos con peregrinas y escogidas pinturas y con
el jaspe y póríiro, y el marfil y el oro, que luce por
los suelos y paredes y techos ; y ve juntamente con es-
to la muchedumbre de los que sirven en él , y la dis-
posición y rico aderezo de sus personas-, y el orden que
cada uno guarda en su ministerio y servicio , y el con-
cierto que todos conservan entre si ; y oye también los
meneslriles y dulzura de música; y mira la hermosu-
ra y regalo de los lechos , y la riqueza de los aparado-
res, que no tienen precio; luego conoce que es incom-
parablemente mejor y mayor aquel para cuyo servi-
cio todo aquello se ordena ; así debemos nosotros tam-
bién entender que si es hermosa y admirable esta vista
de la tierra y del cielo, es sin ningún término muy
mas hermoso y maravilloso aquel por cuyo fin se crió.
))Y que si es grandísima, como sin ninguna duda lo
es, la majestad deste templo universal, que llamamos
mundo nosotros, Cristo, para cuyo nacimiento se orde-
nó desde su principio, y á cuyo servicio se sujetará
todo después , y á quien agora sirve y obedece , y obe-
decerá para siempre, es incomparablemente grandísi-
mo, gloriosísimo, perfeclísimo, mas mucho de lo que
ninguno puede ni encarecer ni entender. Y finalmen-
te, que es tal, cual, inspirado y alentado por el Es-
píritu Santo, san Pablo dice, escribiendo á los colo-
senses (a): — Es imagen de Dios invisible, y él engen-
drado primero que todas las criaturas. Porque para él
se fabricaron todas, así en el cielo como en la tierra,
las visibles y las invisibles ; así digamos los tronos co-
mo las dominaciones , como los principados y poten-
tados , todo por él y para él fué criado ; y él es el ade-
lantado entre todos , y todas las cosas tienen ser por
él. Y él también del cuerpo de la Iglesia es la cabeza,
Y él mismo es el principio y el primogénito de los
muertos, para que en todo tenga las primerias. Por-
que le plugo al Padre y tuvo por bien que se aposen-
tase en él todo lo sumo y cumplido. — Por manera que
Cristo es llamado fruto porque es el fruto del mundo,
esto es , porque es el fruto para cuya producción se or-
denó y fabricó todo el mundo. Y así Esaías, deseando
6U nacimiento , y sabiendo que los cielos y la natura-
leza toda vivía y tenia ser principalmente, para este
parlo á toda ella se le pide diciendo (6): — Derramad
rocío, cielos, desde vuestras alturas, y vos, nubes, llo-
viendo enviadnos al Justo, y la tierra se abra y pro-
duzga y brote al Salvador. —
))Y no solamente por aquesta razón que habernos di-
cho. Cristo se llama fruto, sino también porque todo
aquello que es verdadero fruto en los hombres , digo
fruto que merezca parecer ante Dios y ponerse en el
ciclo, no solo nace en ellos por virtud deste fruto, que
es Jesucristo, sino en cierta manera también es el mis-
mo Jesús; porque la justicia y santidad que derrama
en los ánimos de sus fieles, así ella como los demás
hienes y santas obras que nacen dclla , y que naciendo
dclla, después la acrescientan , no son sino como una
imagen y retrato vivo de Jesucristo, y lan vivo, que
(a) Cotos., 1, i V. 15. (¿I Esai., 45, v. 8,
es llamado Cristo en las letras sagradas , como parece
en los lugares sagrados adonde nos amonesta san Pa-
blo que nos vistamos de Jesucristo, porque el vivir
justa y santamente es imagen de Cristo. Y así por es-
to , como por el espíritu suyo , que comunica Cristo é
infunde en los buenos, cada uno delios sé llama Cris-
to, y todos ellos juntos, en la forma ya dicha, hacen
un mismo Cristo. Así lo testificó san Pablo , dicien-
do (c) : — Todos los que en Cristo os habéis bautizado,
os habéis vestido de Jesucristo; que allí no hay judío
ni gentil, ni libre ni esclavo, ni hembra ni varón, por-
que todos sois uno en Jesucristo. — Y en otra parte (rf):
— Hijuelos míos , que os engendro otra vez , hasta que
Cristo se forme en vosotros^ — Y amonestando á los ro-
manos á las buenas obras, les dice y escribe (e): — Des-
echemos pues las obras escuras y vistamos armas de
luz , y como quien anda de dia , andemos vestidos y
honestos. No en convites y embriagueces, no en desor-
denado sueño y en deshonestas torpezas , ni menos en
competencias y envidias ; sino vestios del Señor Jesu-
cristo.— Y que todos estos Cristos son un Cristo solo,
dícelo él mismo á los corintios por estas palabras (/") :
— Como un cuerpo tiene muchos miembros , y todos
los miembros del cuerpo, con ser muchos, son un cuer-
po , así también Cristo. — Donde , como advierte san
Agustín (<;), no dijo , concluyendo la semejanza , así
es Cristo, y sus miembros; sino, así es Cristo; para
nos enseñar que Cristo , nuestra cabeza , está en sus
miembros , y que los miembros y la cabeza son un so-
lo Cristo , como por aventura diremos mas larga-
mente después. Y lo que decimos agora , y lo que de
todo lo dicho resulta , es conocer cuan merecida-
mente Cristo se llama fruto, pues todo el fruto bueno
y de valor que mora y fructifica en los hombres es
Cristo y de Cristo, en cuanto nace del y en cuanto le
parece y remeda , así como es dicho. Y pues habemos
platicado ya lo que hasta acerca de aquesto, proseguid,
Sabino, en vuestro papel.»
((Deteneos, dijo Juliano, alargando contra Sabino la
mano, que, si olvidado no estoy, os falta, Marcelo,
por descubrir lo que al principio nos propusistes, de lo
que loca á la nueva y maravillosa concepción de Cris-
to, que, comodijistes, este nombre significa.» ((Es ver-
dad, é hicistes muy bien, Juliano, en ayudar mi me-
moria , respondió al punto Marcelo , y lo que peáis es
aquesto. Este nombre, que unas veces llamamos pim-
pollo y otras veces llamamos fruto, en la palabra ori-
ginal no es fruto como quiera , sino es propiamenle el
fruto que nace de suyo sin cultura ni industria. En lo
cual, al propósito de Jesucristo, á quien agora se apli-
ca, se nos demuestra dos cosas. La una, que ño hubo
ni saber ni valor ni merecimiento ni industria en el
mundo, que mereciese de Dios que se hiciese hom-
,bre, esto es, que produjese este fruto, la olra, que
en el vientre purísimo y santísimo do donde aqueste
fruto nació, anduvo solamente la virtud y obra de Dios,
sin ajuntarse varón.» Mostró, como oyó esto, moverse
de su asiento un poco Juliano, y como acostándose ha-
cia Marcelo , y mirándole con alegre rostro, le dijo:
(r) Calat., 7>, v. 27. (d) Calat., /J, v. 19. {e) Román. ,15, v. 12.
{[) ¡, M Coiint., 12, V. 12. {(/} Aub'., enarrai, jii ísaiw. 142.
DE LOS NOMBRES DE CRISTO.— LIBRO PRIMERO.
«Agora me place mas el haberos, Marcelo, acordado lo
que o'vidábjdes , porque me deleita mucho entender
que el artículo de la limpieza y entereza virginal de
nuestra común Madre y Señora está significado en las
letras y profecías antiguas, y la razón lo pedia.
«Porque adonde se dijeron y escribieron, tantos años
antes que fuesen , otras cosas menores , no era posible
que se callase un misterio tan grande. \ si se os ofrecen
algunos otros lugares que pertenezcan á esto , que sí
ofrecerán, mucho holgaría que los dijeres , si nore-
cebis pesadumbre.» «Ninguna cosa, respondió Marce-
lo, me puede ser menos pesada que decir algo que per-*
tenezca al loor de mi única abogada y Señora, que aun-
que lo es generalmente de todos, mas atrévome yo á
llamarla mía en particular, porque desde mi niñez me
ofrecí todo á su amparo. Y no os engañáis nada , Ju-
liano , en pensar que los libros y letras del Testamen-
to Viejo no pasaron callando por una extrañeza tan
nueva , y señaladamente tocando á personas tan im-
portantes. Porque ciertamente en muchas partes la
dicen con palabras para la fe muy claras , aunque al-
go obscuras para los corazones á quien la infidelidad
ciega , conforme á como se dicen otras muchas cosas
de las que pertenecen á Cristo , que , como san Pablo
dice (o), es misterio escondido ; el cual quiso Dios de-
cirle y esconderle por justísimos fines, y uno dellos fué,
para castigar así con la ceguedad y con la ignorancia
de cosas tan necesarias á aquel pueblo ingrato por sus
enormes pecados.
«Pues viniendo á lo que pedis, clarísimo testimonio
es, á mi juicio, para aqueste propósito aquellode Esaías,
que poco antes decíamos : — Derramad, cielos , rocío, y
lluevan las nubes al Justo. — Adonde , aunque , como
veis , va hablando del nacimiento de Cristo como de
una planta que nace en el campo , empero no hace
mención ni de arado ni de azada ni de agricultura,
sino solamente de cielo y de nubes y de tierra , á los
cuales atribuye todo su nacimiento. Y á la verdad , el
rjue cotejare aquestas palabras que aquí dice Esaías con
las que acerca de aquesta misma razón dijo á la ben-
litísima Virgen el arcángel Gabriel , verá que son ca-
si las mismas, sin haber entre ellas mas diferencia de
jue lo que dijo el Arcángel con palabras proprias, por-
gue trataba de negocio presente, Esaías lo significó con
palabras figuradas y metafóricas, conforme al estilo de
os profetas. Allí dijo el Ángel (6):— El Espíritu Santo
k'endrá sobre tí. — Aquí dice Esaías: — Enviaréis, cie-
os,, vuestro rocío.— Allí dice que la virtud del alto le
lará sombra. Aquí pide que se extiendan las nubes.
Mlí: — Y lo que nacerá de tí , santo, será llamado Hi-
0 de Dios. — Aquí: — Abrase la tierra y produzga al
salvador. — Y sácanos de toda duda lo que luego añade
liciendo : — Y la justicia florecerá juntamente, y yo el
señor le crié. — Porque no dice, y yo el Señor la crié,
conviene saber, á la justicia, de quien dijo que había
le florecer juntamente ; sino, yo le crié , conviene sa-
)er»al Salvador, esto es , á Jesús, porque Jesús es el
lombre que el original allí pone ; y dice , yo le crié,
f atribuyese á sí la creación y nacimiento de esta bien-
iventurada salud , y preciase de ella como de Iiecho
lo) AdColos.,i,v. 26, (ij Lucae, 1, V. 55,
79
singular y admirable , y dice : — Yo, yo; — como si di-
jese:— Yo solo, y no otro conmigo. '
»Y también no es poco eficaz , para la prueba desla
misma verdad , la manera como habla de Cristo , en el
capítulo 4 de su Escritura, aqueste mismo profeta, cuan-
do usando de la misma figura de plantas y frutos y
cosas del campo , no señala para su nacimiento otras
causas mas de á Dios y á la tierra, que es á la Virgen
y al Espíritu Santo. Porque , como ya vimos, dice (c):
—En aquel dia será el Pimpollp de Dios magnífico y
glorioso, y el fruto de la tierra subirá á grandísima al-
teza.— Pero entre otros, para este propósito, hay un
lugar singular en el salmo 109, aunque algo escuro
según la letra latina, mas según la original mani-
fiesto y muy claro , en tanto grado , que los doctores
antiguos que florecieron antes de la venida de Jesu-
cristo conocieron de allí, jkansí lo escribieron, que la
Madre del Mesías habia de concebir virgen, por virtud
de Dios y sin obra de varón. Porque vuelto el lugar
que digo á la letra, dice desta manera [d): — En res-
plandores de santidad del vientre, y del aurora conti-
go el rocío de tu nacimiento. — En las cuales palabras,
y no por una dellas , sino casi por todas , se dice y se
descubre aqueste misterio que digo. Porque lo prime-
ro, cierto es que habla en este salmo con Cristo el Pro-
feta. Y lo segundo, también es manifiesto que habla en
este verso de su concepción y nacimiento, y las pala-
bras vientre y nacimiento, que según la propiedad ori-
ginal también se puede llamar generación , lo de-
muestran abiertamente,
»Mas, que Dios solo, sin ministerio de hombre , haya
sido el hacedor de aquesta divina y nueva obra en el
virginal y purísimo vientre de nuestra Señora , lo pri-
mero se ve en aquellas palabras: — En resplandores de
santidad. — Que es como decir que habia de ser con-
cebido Cristo , no en ardores deshonestos de carne y de
sangre, sino en resplandores santos tlel cielo ; no con
torpeza de sensualidad , sino con hermosura de santi-
dad y de espíritu. Y demás desto, lo que luego se sigue
de aurora y áe roció , por galana manera declara lo
mismo. Porque es una comparación encubierta, que si
la descubrimos sonará así: —En el vientre, conviene á
saber, de tu madre , serás engendrado, como en la au-
rora;—esto es, como lo que en aquella sazón de tiem-
po se engendra en el campo con solo el rocío, que en-
tonces desciende del cielo, no con riego ni con sudor
humano. Y últimamente , para decirlo del todo, aña-
dió:—Contigo el rocío de tu nacimiento.— Que porque
habia comparado al aurora el vientre de la madre , y
porque en el aurora cae el roció con que se fecunda la
tierra , prosiguiendo en su semejanza á la virtud de la
generación, llamóla rocío también.
)jY á la verdad, así es llamada en las divinas letras,
en otros muchos lugares , esta virtud vivífica y gene-
rativa con que engendró Dios al principio el cuerpo
de Cristo , y con que después de muerto le reengen-
dró y resucitó , y con que en la común resurrección
tornará á la vida nuestros cuerpos deshechos, como en
el capítulo -26 de Esaías se ve. Pues dice á Cristo David
que este rocío y virtud que formó su cuerpo y le dio
le) E§ai., 4, V, 2, {4¡ PsalBí. 109. v. 5.
80
OBRAS DE FRAY LUIS DE LEÓN.
1
vida en las virginales enlrañas , no se la prestó otro,
ni la puso en aquel santo vientre alguno que viniese
de fuera , sino que él mismo la luvo de su cosecha y
la trujo consigo. Porque cierto es que el Verbo divi-
no , que se hizo hombre en el sagrado vientre de la
Santa Virgen, él mismo formó allí el cuerpo y la natu-
raleza de hombre de que se vistió. Y asi, para que en-
tendiésemos esto , David dice bien que tuvo Cristo
consigo el rocío de su nacimiento. Y aun así como de-
cimos nacimiento en este lugar, podemos también de-
cir niñez, que aunque viene á decir lo mismo quena-
cimiento , todavía es palabra que señala mas el ser
nuevo y corporal , que tomó Cristo en la Virgen; en el
cual fué niño primero, y después mancebo, y después
perfecto varón ; porque en el otro nacimiento eterno
fjue tiene de Dios, siempre nació Dios eterno y perfec-
to, é igual con su Padre. •
«Muchas otras cosas pudiera alegar á propósito de
aquesta verdad; mas porque no falte tiempo para lo
demás que nos resta , baste por todas , y con esta con-
cluyo la que .en el capítulo 53 dice de Cristo Esaías (a) :
— Subirá creciendo como pimpollo delante de Dios , y
como raíz ó arbolico nacido en tierra seca. — Porque si
va á decir la verdad, para decirlo, como suele hacer el
Profeta , con palabras figuradas y escuras , no pudo de-
cirlo con palabras que fuesen mas claras que estas. Lla-
ma aoristo arbolico , y porque le llama así , siguiendo
el mismo hilo y figura, á su santísima Madre llama la
tierra, conforme á razón, y habiéndola llamado así, para
decir que concibió sin varón , no había una palabra que
mejor ni con mas significación lo dijese, que era decir
que fué tierra seca. Pero, si os parece, Juliano, prosi-
ga ya Sabino adelante.» «Prosiga», respondió Juliano,
y Sabino leyó.
§. IV.
Declárase cómo Cristo tiene el nombre de faces, 6 cara de Dios,
y por qué le conviene este nombre.
«También es llamado Cristo Faces de Dios, como
parece en el salmo 88, que dice: — La misericordia y la
verdad precederán tus faces. — Y dícelo , porque con
Cristo nació la verdad y la justicia y la misericordia, co-
mo lo testifica Esaías, diciendo: — Y la justicia nacerá
con él juntamente. — Y también el mismo David, cuan-
do en el salmo 84, que es todo del advenimiento de
Cristo, dice: — La misericordia y la verdad se encon-
traron. Lajusticía y la paz se dieron paz. La verdad na-
ció de la tierra y la justicia miró desde el cíelo. El Se-
ñor por su parto fué liberal , y la tierra por la suya res-
pondió con buen fruto. La justicia va adelante del y po-
ne en el camino sus pisadas. — ítem, dásele á Cristo este
rnismo nombre en el salmo Oí, adonde David, convi-
dando á los hombres para ol recibimiento de la buena
nueva del Evangelio , les dice : — Ganemos por la mano
á su faz en confesión y loor. — Y mas claro en el sal-
mo 79:— Conviértenos, dice. Dios de nuestra salud;
muéstranos tus faces, y seremos salvos. — Y asimismo
Esaías en el capítulo G4 le da esto nombre, diciendo: —
Desceridislo, y delante de tus faces se derritieron los
(a) Esai., ü3, v. 2.
montes. — Porque claramente habla allí de la venida de
Cristo, como en él se parece.»
cíDemás destos lugares que ha leido Sabino, dijo en-
tonces Marcelo , hay otro muy señalado , que no le pu-
so el papel , y merece ser referido. Pero antes que diga
del quiero decir que en el salmo 79 , aquellas pala-
bras que se acaban agora de leer {h) : — Conviértenos,
Dios de nuestra salud, — se repiten en él tres veces, en
el principio ven el medio y en el fin del salmo , lo
cual no careáPde misterio , y á mi parecer se hizo por ■
una de dos razones ; de las cuales la una es , para ha-
teemos saber que hasta acabar Dios y perficionar del
todo al hombre, pone en él sus manos tres veces. Una
criáüdole del polvo y llevándole del no ser al ser, que
le dio en el paraíso ; otra reparándole después de es-
tragado, haciéndose él para este íin hombre también;
y la tercera resucitándole después de muerto , para no
morir ni mudarse jamás. En señal de lo cual , en el li-
bro del Génesi , en la historia de la creación del hom-
bre se repite tres veces esta palabra criar. Porque dice
desta manera (c) : — Y crió Dios al hombre á su imagen
y semejanza , á la imagen de Dios le crió; criólos hem-
bra y varón. —
»Y la segunda razón , y lo que por mas cierto tengo,
es , que en el salmo de que hablamos pide el Profeta
á Dios en tres lugares que convierta su pueblo á sí y
le descubra sus faces , que es á Cristo, como habemos
ya dicho; porque son tres veces las que señaladamente
el Verbo divino se mostró y mostrará al mundo, y señala-
damente á los del pueblo judaico, para darles luz y salud.
Porque lo primero se les mostróenel monte, adonde les
dio leyy les notificó su amor y voluntad, y ccrcadoy CO'
mo vestido de fuego y de otras señales visibles, les ha-
bló sensiblemente, de manera que le oyó hablar todo
el pueblo; y comenzó á humanarse con ellos entonces
como quien tenia determinado de hacerse hombre de
líos y entre ellos después , como lo hizo. Y este fué
aparecimiento segundo , cuando nació rodeado de nue:
tra carne y conversó con nosotros , y viviendo y ma
riendo negoció nuestro bien. El tercero será, cuando ei
el fin de los siglos tornará á venir otra vez para entera
salud de su Iglesia. Y aun, si yo no me engaño, estas
tres venidas del Verbo, una en apariencias y voces sen-
sibles , otras dos hecho ya verdadero hombre, significó
y señaló el mismo Verbo en la zarza, cuando Moisen le
pidió señas de quién era , y él, para dárselas, le dijo
así (c/) : — El que seré, seré; — repitiendo esta palabra de
tiempo futuro tres veces, y como diciéndoles: — Yo soy
el que prometí á vuestros padres venir agora para li-
braros do Egipto, y nacer después entre vosotros pa:
redemiros del pecado, y tornar últimamente en la mi
ma forma de hombre para destruir la muerte y perfi'
clonaros del todo. Soy el que seré vuestra guia en el
desierto, y el que será vuestra salud hecho hombre , y
el que seré vuestra cntt^ra gloría , hecho juez. — »
Aquí Juliano, atravesando, dijo: «No dice el texto
scrt-, sino soy, de tiempo prosonte; porf/uo, aunque
la palabra original en ei sonido sea seré , mas en la
significación es soy, según la propriedad de aquella
(i) rsalm. 79, V. ^,8,20. (c) Genes., 1, V. 27. (¿)Exotl.,5,
y. 14.
1
DE LOS NOMBRES DE CRISTO.— LIBRO PRDJERO.
81
lengua.» «Es verdad, respondió Marcelo, que en aquella
lengua las palabras apropiadas al tiempo futuro se po-
nen algunas veces por el presente; en aquel lugar po-
demos muy bien entender que se pusieron asi, como
lo entendieron primero san Jerónimo y los intérpretes
griegos. Pero lo que digo agora es , que sin sacar de
sus términos á aquellas palabras , sino tomándolas en
su primer sonido y significación , nos declaran el mis-
terio que he dicho. Y es misterio que, para el propósi-
to de lo que entonces Moisés queria saber, con venia
mucho que se dijese.
«Porque , yo os pregunto , Juliano, ¿no es cosa cier-
ta que comunicó Dios con Abrahan este secreto, que se
había de hacer hombre y nacer de su linaje del?» «Co-
sa cierta es, respondió, y ansí lo testifica él mismo en
el Evangelio, diciendo (a): — Abrahan deseó ver mi
día, viole y gozóse. — » «Pues ¿no es cierto también, pro-
siguió Marcelo, que este mismo misterio lo tuvo Dios
escondido hasta que lo obró , no solo de los demonios,
sino aun de muchos de los ángeles?» «Así se entiende,
respondió Juliano, délo que escribe san Pablo (6).» «Por
manera, dijo Marcelo, que era caso secreto aqueste, y
cosa que pasaba entre Dios y Abrahan y algunos de sus
succesores, conviene á saber; los succesoresprhicipales
y las cabezas del linaje, con los cuales, de uno en otro
y como de mano en mano, se había comunicado este
hecho y promesa de Dios.» «Asi, respondió Juliano,
parece.» «Pues siendo así, añadió Marcelo, y siendo
también manifiesto que Moisen, en el lugar de que ha-
blamos, cuando dijo á Díos(c): — Yo, Señor, iré, como
me lo mandas, á los hijos de Israel , y les diré: El Dios
de vuestros padres me envía á vosotros ; mas si me pre-
, gunlaren cómo se llama ese Dios, ¿qué les responde-
, ré? — Así que, siendo manifiesto que Moisen, por estas
palabras que he referido , pidió á Dios alguna seña cier-
ta de si, por la cual , así el mismo Moisen como los
principales del pueblo de Israel , á quien había de ir con
aquella embajada , quedasen saneados que era su ver-
, dadero Dios el que le había aparecido y le enviaba, y no
algún otro espíritu falso y engañoso,
»Por manera que pidiendo Moisen á Dios una seña
corno esta, y dándosela Dios en aquellas palabras, di-
■ ciéndoles: — Diles: El que seré, seré, seré, me envía á
vosotros; — la razón misma nos obliga á entender que lo
que Dios dice por estas palabras era cosa secreta y
encubierta en cualquier otro espíritu y seña, que solo
• Dios y aquellos á quien se había de decir la sabían ; y
que era como la tesera militar , ó lo que en la guerra
decimos dar nombre, que está secreto entre solos el
capitán y los soldados que hacen cuerpo de guarda. Y
por la misma razón se concluye que lo que dijo Dios
,á Moisen en estas palabras es el misterio que he di-
cho, porque este solo misterio era el que sabían sola-
mente Dios y Abrahan y sus succesores, y el que so-
lamente entre ellos estaba secreto.
«Que lo demás que entienden algunos haber signifi-
:ado y declarado Dios de sí á Moisen en este lugar, que
ís su perfección infinita , y ser él el mismo ser por
ísencia, notorio era, no solamente á los ángeles, pero
:ambien á los demonios , y aun á los hombres sabios
(o) Joan., 8, v, 56. (¿; Colos., 1, Y. 2<J, (c) Exod-, 5, y. 13,
E.SVMI,
y doctos es manifiesto que Dios es ser por esencia y
que es ser infinito, porque es cosa que con la luz na-
tural se conoce. Y así, cualquier otro espíritu que qui-
siera engañar á Moisen y vendérsele por su Dios ver-
dadero, lo pudiera, mintiendo, decir de sí mismo; y no
tuviera Moisen, con oir esta seña, ni para ^alir de duda
bastante razón, ni cierta señal para sacar dellaá los prúi-
cipes de su pueblo , á quien iba.
»Mas el lugar que dije al principio, del cual el pa-
pel se olvidó, es lo que en el capitulo 6 del libro de los
Números mandó Dios al sacerdote que dijese sobre el
pueblo cuando le bendijese, que es esto [d) :— Descu-
bra Dios sus faces á tí y haya piedad de tí. Vuelva Dios
sus faces á tí y déte paz.— Porque no podemos dudar
sino que Cristo y su nacimiento entre nosotros sones-
tas faces que el sacerdote pedia en este lugar á Dios
que descubriese á su pueblo, como Teodoreto y como
san Cirilo lo afirman, doctores santos y antiguos. Y de^
más de su testimonio, que es de grande autoridad, se
convence lo mismo de que en el salmo 66 , en el cual,
según todos lo confiesan , David pide á Dios que envío
al mundo á Jesucristo, comienza el Profeta con las pa-
labras de aquesta bendición y casi la señala con el de-
do y la declara, y no le falta sino decir á Dios claramen-
te:— La bendición que por orden tuya echa sobre el
pueblo el sacerdote , eso. Señor, es lo que te suplico, y
te pido que nos descubras ya á tu Hijo y Salvador nues-
tro, conforme á como la voz pública de tu pueblo lo
pide. — Porque dice desta manera (e):— Dios haya pie-
dad de nosotros y nos bendiga. Descubra sobre nosotros
sus faces y haya piedad de nosotros. —
»Y en el libro del Eclesiástico, después de haber
el Sabio pedido á Dios con muchas y muy ardientes pa-
labras la salud de su pueblo,, y el quebrantamiento de
la soberbia y pecado, y la libertad de los humildes opre-
sos, y el allegamiento de los buenos esparcidos, y su
venganza y honra, y su deseado juicio , con la mani-
festación de su ensalzamiento sobre todas las naciones
del mundo, que es puntualmente pedirle á Dios la pri-
mera y la segunda venida de Cristo , concluye al fin y
dice (/■): — Conforme á la bendición de Aaron,así, Se-
ñor, haz con tu pueblo, y enderézanos por el camino de
tu justicia. — Y sabida cosa es, que el camino de la jus-
ticia de Dios es Jesucristo, así como él mismo dice {g):
— Yo soy el camino y la verdad y la vida. — Y pues san
Pablo dice, escribiendo á los de Efeso (/«) : — Bendito ssa
el Padre y Dios de nuestro Señor Jesucristo, que nos
ha bendecido con toda bendición espiritual y sobre ce-
lestial en Jesucristo; — viene maravillosamente muy
bien que en la bendición que se daba al pueblo anles
que Cristo viniese, no se demandase ni desease deD.03
otra cosa sino á solo Cristo , fuente y origen de loJa
feliz bendición ; y viene muy bien que consuenen y
se respondan así estas dos Escrituras, nueva y antigua.
Asi que, las faces de Dios que se piden en aqueste lu-
gar son Cristo sin duda.
»Y concierta con esto ver que se piden dos veces,
para mostrar que son dos sus venidas. En lo cual es
digno de considerar lo justo y lo propio de las palabras
(¿) Num., 6, V. 23, 26. [e] Psalra. 66, v. i. {f) Eccles., 36,
V, Í9. (i?) Jpan., 14, Y. 6. {/i) ppbes., i, v, 3,
I
82 OBRAS DE FRAY
que el Espíritu Sanio da á cada cosa. Porque en la pn-
mera venida dice £/e5a(6i'i>, diciendo:— Descubra sus j
faces Dios,— porque en ella comenzó Crlslo á ser visi- .
ble en el mundo. Masen la segunda dice volver, di- j
ciendo :— Vuelva Dios sus faces,— porque entonces vol- j
verá otra vez á ser vislo. En la primera, según otra le- I
tra dice lucir, porque la obra de aquella venida fué
desterrar del mundo la noche de error, y como dijo san
Juan {a) :— Resplandecer en las tinieblas la luz. — Y así
Cristo por esta causa es llamado luz y sol de juslicia.
Mas en la segunda dice ensalza', porque el que vino
antes humilde, vendrá entonces alto y glorioso, y ven-
drá, no á dar ya nueva doctrina, sino á repartir el
castigo y la gloria. Y aun en la primera dice: — Haya
piedad de vosotros; — conociendo y como señalando que
se habían de haber ingrata y cruehneníe con Cristo, y
que habían de merecer por su ceguedad é ingratitud
ser por él consumidos , y por esta causa le pide que se
apiade dollos y que no los consuma. Mas en la segunda
dice que Dios les dé paz, esto-es, que dé fin á su tan
luengo trabajo, y que los guie á puerto de descanso
después de tan fiera tormenta, y que los meta en el
abrigo y sosiego de su Iglesia , y en la paz de espíritu
que hay en ella y en todas espirituales riquezas. O di-
ce lo primero porque entonces vino Crislo solamente
á perdonar lo pecado y á buscar lo perdido , como él
misólo lo dice (¿>) ; y lo segundo , porque ha de venir
después á dar paz y reposo al trabajo santo y á remu-
nerar lo bien hecho,
))Mas, pues Cristo tiene este nombre, es de ver ago-
ra por qué le tiene. En lo cual conviene advertir que
aunque Cristo se llama y es cara de Dios por donde,
quiera que le miremos; porque, según que es hombre,
se nombra así , y según que es Dios y en cuanto 'es el
Verbo, es también propia y perfectamente imagen y
figura del Padre , como san Pablo (c) le llama en di-
versos lugares ; pero lo que Iralumor, agora es lo que
toca al ser de hombre, y lo que buscamos es el Ulu-
lo por donde la naturaleza humana de Cristo merece
ser llamada sus faces. Y para decirlo en una palabra,
decimos que Cristo hombre es faces y cara de Dios
porque, como cada uno se conoce en la cara, así Dios
se nos representa en él, y se nos demuestra quién es
clarísima y pcrfcctísimamcníe. Lo cual en tanto es ver-
dad, que por ninguna de las criaturas por sí, ni por
la unívcr.sidad dolías juntas, los rayos de las divinas
condiciones y bienes relucen y pasan á nuestros ojos
ni mayores ni mas claros ni en mayor abundancia que
por el ánima de Cristo y por su cuerpo y por todas sus
inclinaciones, hechos y dichos, con lodo lo demás que
pertenece á su oíicío.
»Y comencemos por el cuerpo , que es lo primero y
mas descubierto; en el. cual, aunque no le vemos, mas
por la relación que Iciicmos del, y eulrc tanto que vie-
ne aquel bienaventurado día en que por su bondad in-
finita esperamos verle amigo para nosotros y alegre;
así que, dado que no le veamos, pero pongamos agora
con la fe los ojos en aquel rosiro divino y en aquellas
figuras del , figuradas con el dedo del Espírítu^^Sanlo,
y miremos el semblante hermoso y la poslura grave y
(a) Joan., 1, V. 5. [0) Mauli,, 18, v. 11. {,c¡ Ucbrae, 1, v. 3.
LUIS DE LEÓN.
suave , y aquellos ojos y boca que está nadando siempre
en dulzura , y aquellos muy mas claros y resplande-
cientes que el sol; y miremos toda la compostura del
cuerpo, su estado, su movimiento, sus miembros con-
cebidos en la misma .pureza y dolados de inestimable
belleza.
»Mas ¿ para qué voy menoscabando este bien con mis
pobres palabras, pues tengo las del mismo Espíritu
que le forma en el vientre déla sacratísima Virgen, que
nos le pintan en el libro de los Cantares, por la boca
déla enamorada pastora, diciendo (rf) : — Blanco y co-
lorado-, trac bandera enlre los miliares. Su cabeza oro
de Tibar, sus cabellos enriscados y negros^ sus ojo^
como los de las palomas, junto á los arroyos délas aguas,
bañadas en leche ; sus mejillas como eras de plantas
olorosas de los olores de confección , sus labios viole-
tas, que deslílan preciada mirra; sus manos rollos lle-
nos de oro de Társis , su vientre bien como el marfil
adornado de safiros , sus piernas columnas de mármol
fundadas sobre basas de oro fino, el su semblante como
el del Líbano, erguido como los cedros; su paladar
dulzuras, y todo él deseos. —
«Pues pongamos los ojos en aqucsla acabada beldad,
y contemplémosla bien, y conoceremos que todo lo que
puede caber de Dios en un cuerpo, y cuanto le es po-
sible participar del, y retraerle y figurarle y asemejár-
sele, todo esto, con ventajas grandísimas, entre todos
los otros cuerpos resplandece en aqueste ; y veremos
que en su género y condición es como un retrato vivo
y perfecto. Porque lo qae en el cuerpo es color , que
quiero, para mayor evidencia, cotejar por menudo cada
una cosa con otra y señalar en este retrato suyo, que
formó Dios de hecho, habiéndole pintado muciios años
antes con las palabras, cuan enloramenle responde to-
do con su verdad; aunque por no ser largo, diré poco
de cada cosa, ó no la diré , sino tocarla he solamente.
Por manera que el color en el cuerpo, el cual resulta
de la mezcla de las cualidades y humores que hay en
él , y que es lo primero que se viene á los ojos , res-
ponde á la liga, ó si lo podemos dech" así, á la mezcla
y tejido que hacen entre sí las perfecciones de Dios.
Pues, así como se dice de aquel color, que sq tiue de
colorado y de blanco, así toda aquesta mezcla secreta
se colora de sencillo y amoroso. Porque lo que luego
se nos ofrece á los ojos cuando los alzamos á Dios, es
una verdad pura y una perfección sini])le y sencilla,
que ama.
»Y asimismo, la cabeza en el cuerpo dice con lo
que en Dios es la alteza de su saber. Aquella es de oro
de Tíhar , y aquesta son tesoros de sabiduría. Los ca-
bellos, qi.e de la cabeza nacen,. se dicen ser enrisca-
dos y negros; los pensamientos y consejos, que proce-
den de aquel saber, son ensalzados y obscuros. Los ojos
de la providencia de Dios y los ojos de aqueste cuerpo
son uijos; que estos miran como- palomas bañadas en
leche , las aguas; aquellos atienden y proveen á la uni-
versidad de las cosas con suavidad y dulzura grandí-
sima, dando á cada una su sustento, y como digamos
.su leche. Pues ¿qué diré de las mejillas , que aquí son
eras olorosas de plantas, y en Dios son su juslicia y
(d; Caut., li, i T. 10,
DE LOS NOMBRES DE CRISTO. — LIBRO PRIMERO.
83
su misericordia , que se descubren y se le echan mas
de ver, como si dijésemos , en el uno y en el otro lado
del rostro, y que esparcen su olor por todas las co-
sas? Que, como es escrito (a) : — Todos los caminos del
Señor son misericordia y verdad. — Y la boca y los la-
bios, que son en Dios los avisos que nos da y las escri-
turas santas donde nos habla, así como en este cuerpo '
son violetas y mirra, así en Dios tienen mucho de en-
cendido y de amargo , con que encienden á !a virtud y
amargan y amortiguan el vicio. Y ni mas ni menos, lo
que en Dios son las man'os, que son el poderío suyo pa-
ra obrar, y las obras hechas por él son semejantes á
las deste cuerpo , hechas como rollos de oro rematados
en Társis; esto es, son perfectas y hermosas y todas
muy buenas, como lá Escritiu-a lo dice (6) : — Vio Dios
todo lo que hiciera, y todo era muy bueno.— Pues para
las entraiías de Dios y para la fecundidad de su virtud,
que es como el vientre, donde todo se engendra, ¿qué
imagen será mejor que este vientre blanco y conio he-
cho de marfil y adornado de safiros? Y las piernas del
mismo, que son hermosas y firmes, como mármoles
sobre basas de oro , clara pintura sin duda son de la
firmeza divina, no mudable , que es como aquello en
que Dios estriba. Es también su semblante como el del
Líbano, que escomo la altiu-a de la naturaleza divina,
llena de majestad y belleza. Y finalmente, es diüzuras
su paladar, y deseos todo él , para que entendamos del
todo cuan merecidamente este cuerpo es llamado ima-
gen y faces y cara de Dios, el cual es dulcísimo y ama-
bilísimo por todas partes , ansí como es escrito (c) :
— Gustad y ved cuan dulce es el Señor, y cuan grande
es, Señor, la muchedumbre de tu dulzura, que escon-
diste para los que te aman.—
«Pues si en el cuerpo de Cristo se descubre y reluce
tanto la figura divina , ¿cuánto mas expresa imagen suya
será su santísima ánima? la cual verdaderamente , así
por la perfección de su naturaleza como por los teso-
ros de sobrenaturales riquezas que Dios en ella ayun-
tó, se asemeja á Dios y le retrata mas vecina y acaba-
damente que otra criatura ninguna, Y después del
mundo original , que.es el Yerbo, el mayor del mundo
y el mas vecino original es aquesta divina alma, y 'el
mundo visible, comparado con ella, es pobreza y peque-
nez ; porque Dios sabe y tiene presente delante de los
ojos de su conocimiento todo lo que es y puede ser, y
el alma de Cristo ve corr los suyos todo lo que fué, es
y será. En el saber de Dios están las ideas y las razo-
-nes de todo, y en esta alma el conocimiento de todas
las artes y ciencias; Dios es fuente de todo el ser, y el
alma de Cristo de todo el buen ser, quiero decir, de to-
dos los bienes de gracia y justicia, con que lo que es se
hace justo y bueno y perfecto ; porque di la gracia qae
hay en él mana toda la nuestra. Y no solo es gracioso
en los ojos de Dios para sí, sino para nosotros tam-
bién; porque tiene justicia, con que parece en- el aca-
tamiento de Dios, amable sobre todas las criatiu"as, y
tiene justicia poderosa para hacerlas amables á todas,
infundiendo en sus vasos de cada una algún efecto de
aquella su grande virtud, como es escrito {d) :— De cu-
fa) Psalm. 24, V. 11. (i) Genes., 1, v. 31. (c) Psalffl. 33, y, 9,
et Psjlm. 30, V. 20. (d) Joan,, 1, y. 16.
ya abundancia recebimos todos gracia por gracia, esto
es, de una gracia otra gracia, de aquella gracia, que es
fuente, otra gracia, que es como su arroyo; y de aquel
dechado de gracia que está en él, un traslado de gracia
ó una otra gracia trasladada , que mora en los justos.
))Y finalmente, Dios cria y sustenta al universo todo,
y le guia y endereza á su bien ; y el alma de Cristo re-
cria y repara y defiende, y continuamente va alentan- •
do é inspirando para lo bueno y lo justo cuanto es de
su parte á todo el género humano. Dios se ama a sí y
se conoce infinitamente, y ella le ama y le conoce coxi
un conocimiento y amor en cierta manera infinito.
Dios es sapientísimo, y ella de inmenso saber ; Dios po-
deroso, y ella sobre toda fuerza natural poderosa. Y co-
mo si pusiésemos muchos espejos en diversas distan-
cias delante de un rostro hermoso, la figura y faciónos
del en el espejo que le estuviese mas cerca se de-
mostraría mejor ; así esta alma santísima, como es'á ■
junta, y si lohabemos de decir así, apegadísima, por
unión personal al Yerbo Divino, recibe sus resplando-
res en sí y se figura de ellos mas vivamente que otro
ninguno.
wPero vamos mas adelante , y pues Iiabemos dicho
del cuerpo de Cristo y de su alma por sí , digamos da
lo que resulta de todo junto, y busquemos en sus in-
clinaciones y condición y costumbres aquestas faces é
imagen de Dios. Él dice de sí (e) que es manso y hu-
milde, y nos convida á que aprendamos á serlo del.
Y mucho antes el profeta Esaías , viéndolo en espíritu,
nos le pintó coa las mismas condiciones, diciendo (/"):
— No dará voces ni será aceptador de persona's, y su voz
no sonará fuera. A la caña quebrantada no quebrará ni
sabrá hacer mal , ni aun á una poca de estopa, queecha
humo. No será acedo ni revoltoso. — Y" no se ha de en-
tender que es Cristo manso y humilde por virtud de
la gracia que tiene solamente; sino así como por in-
clinación natural son bien inclinados los hombres,
unos á una virtud y otros á otra; así también la huma-
nidad de Cristo, de su natural compostura, es de con-
dición llena de llaneza y mansedumbre.
»Pues con ser Cristo, así por la gracia que tenia co-
mo por la misma disposición de su naturaleza ," un de-
chado de perfecta humildad , por otra parte tiene tanta
alteza y grandeza de ánimo, que cabe en él, sin desva-
necerle , el ser Rey.de los hombres y Señor de los án-
geles, y cabeza y gobernador de todas las cosas , y eí ser
adorado de todas ellas, y el estar á la diestra de Dios
unido con él y hecho una persona con él. Pues ¿qué es
esto, sino ser faces del mismo Dios? El cual, con ser
tan manso como la enormidad de nuestros pecados y
la grandeza de los perdones suyos, y no solo de los per-
dones, sino de las maneras que ha usado para nos perdo-
nar, lo testifican y enseñan, es también tan alto y tan
grande como lo pide el nombre de Dios , y como lo di-
ce Job por galana manera {g) :— Alturas de cielos, ¿qué
farás? honduras de abismo, ¿cómo le entenderás? Ion-
gura mas que tierra medida suya y anchura allende del
mar.— Y juntamente con esta inmensidad de grandeza
y celsitud, podemos decir que se humilla tanto y se
allana con sus criaturas, que tiene cuenta con los pa-
lé) Mattb.,11, y, 29. (/) Ewi., 42,k v. 2, (?} Job,ll, v. 8 et 9.
84 OBRAS DE FRAY
jaricos y provee á las hormigas, y pinta las flores, y
desciende luista lo mas bajo del centro y hasta los mas
viles gusanos. Y, loque es mas claro argumento de su
llana bondad, mantiene y acaricia á los pecadores, y los
alumbra con esta luz hermosa que vemos; y estando
altí'.imo en sí, se abaja con sus criaturas, y como dice
el salmo (a) : — Estando en el cielo, está también en la
tierra. —
wPues ¿qué diré del amor que nos tiene Dios , y de
la caridad para con nosotros que arde en el alma de
Cristo? ¿De lo que Dios hace por los hombres y de lo
que la humanidad de Cristo ha padecido por ellos? ¿Có-
mo los podré comparar entre sí, ó qué podré decir, co-
tejándolos, que mas verdadero sea, que es llamar á esto
faces é imagen de aquello? Cristo nos amó hasta dar-
nos su vida, y Dios, inducido de nuestro amor, por-
que no puede darnos la suya, danos la de su hijo Cris-
to. Porque no padezcamos infierno y porque gocemos
nosotros del cielo, padece prisiones y azotes y afren-
tosa y dolorosa muerte , y Dios por el mismo fin , ya
que no era posible padecerla en su misma naturaleza,
buscó y halló orden para padecerla por su misma per-
sona. Y aquella voluntad ardiente y encendida que la
naturaleza humana de Cristo tuvo de morir por los
hombres , no fué sino como una llama que se prendió
del fuego de amor y deseo , que ardían en la voluntad
de Dios, de hacerse hombre para morir por ellos,
»No tiene fin este cuento , y cuanto mas desplego las
velas, tanto hallo mayor camino que andar, y se me
descubren nuevos mares cuanto mas navego; y cuan-
to mas considero estas faces , tanto por mas partes se
me descubren en ellas el ser y las perfecciones de Dios.
Mas conviéneme ya recoger, y hacerlo he con decir so-
lamente que, así como Dios es trino y uno, trino en per-
sonas y uno en esencia, así Cristo y sus fieles , por re-
presentar en esto también á Dios, son en personas mu-
chos y diferentes; mas, como ya comenzamos á decir, y
diremos mas largamente después, en espíritu y en una
unidad secreta, que se explica mal con palabras y que
se entiende bien por los que la gustan, son uno mismo.
Y dado que las cualidades de gracia y de justicia y de
los demás dones divinos , que están en los justos, sean
en razón semejantes y divididos y diferentes en núme-
ro; pero el espíritu que vive en todos ellos , ó por me-
jor decir, el que los hace vivir vida justa, y el-quc los
alienta y menea, y el que despierta y pone en obra las
mismas cuajidades y dones que he dicho, es en todos
uno y solo , y el mismo de Cristo. Y ansí vive en los
suyos él , y ellos viven por él, y todos en él, y son uno
mismo multiplicado en personas y en cualidad y subs-
tancia de espíritu simple y sencillo , conforme á lo que
pidió á su Padre , diciendo (6) : — Paraque sean lodos
una cosa, ansí como somos una cosa nosotros. —
wDícese también Cristo faces de Dios porque , como
por la cara se conoce uno , ansí Dios por medio de
Cristo quiere ser conocido. Y el que sin este medio le
conoce , no le cono-^c , y por esto dice el de sí mis-
mo (c)que manifestó el nombre de su Padre á los hom-
bres. Y es llamado puerta y entrada por la misma razón,
porque él solo nos guia y encamina y hace entrar en el
{a) Psalm. 158, v. 8. (*) Joau., 17, v. 21. (c) Joan., 17, v, 6,
LUIS DE LEÓN.
conocimiento de Dios y en su amor verdadero. Y basto
haber dicho hasta aquí de lo que toca á es'e noml)re.))
Y dicho esto, Marcelo calló , y Sabino prosiguió luego.
§■ V.
Es Crisío llamado. Camino, y por qué se le atribuye este nombre.
((Llámase también Camino Cristo en la Sagrada Es-
critura. Él mismo se llama así en San Juan, en el
capítulo 14. — Yo, dice, soy camino, verdad y vida.— Y
puede pertenecer á esto mismo lo que dice Esaías en
el capítulo 3 j : — Habrá entonces senda y camino, y será
llamado camino santo , y será para vosotros camino
derecho. — Y no es ajeno dello lo del salmo 13: — He-
ciste que me sean manifiestos los caminos de mi vida.
— Y mucho menos lo del salmo 68: — Para que co-
nozcan en la tierra tu camino; — y declara luego qué ca-
mino : — En todas las gentes tu salud , — que es el nom-
bre de Jesús.»
«No será necesario , dijo Marcelo luego que Sabino
hubo leído esto, probar que Camino es nombre de Cris-
to , pues él mismo se le pone. Mas es necesario ver y
entender la razón por qué se le pone, y lo que nos qui-
so enseñar á nosotros llamándose á sí camino nuestro.
Y aunque esto en parte está ya dicho, por el parentes-
co que este nombre tiene con el que acabalnos de de-
cir agora , porque ser faces y ser camino en una ciorla
razón es lo mismo ; mas porque, demás de aquello, en-
cierra este nombre otras muchas consideraciones en sí,
será conveniente que particularm'ente digamos del. Pues
para esto , lo primero se debe advertir que camino en
la Sagrada Escritura se toma en diversas maneras. Que
algunas veces camino en ella significa la condición y
el ingenio de cada uno, y su inclinación y manera de
proceder , y lo. que suelen llamar estilo en romance , ó
lo que llaman humor agora. Conforme á esto es lo de
David en el salmo, cuando hablando de Dios, dice (d):
—Manifestó á Moisés sus caminos. — Porque los caminos
de Dios que llama allí, son aquellos que el mismo sal-
mo dice luego, que es loque Dios inanifestó de su con-
dición Q\\e\ Éxodo, cuando se le demostró en el monte
y en la peña, y poniéndole lamano en los ojos, pasó por
delante del, y en pasando le dijo (c): — Yo soy amador
entrañable y compasivo mucho y muy sufrido, largo en
misericordia y verdadero , y que castigo hasta lo cuar-
to yuso de piedad hasta lo mil. — Así que, estas buenas
condiciones de Dios y estas entrañas suyas son allí sus
caminos.
nCamino se llama en otra manera la profe;^ion de vi-
vir que escoge cada uno. para sí mismo, su intento, y
aquello que pretende ó en la vida 6 en algún negocio
particular, y lo que se pone como por blanco. Y en es-
ta significación dice el salmo (/"):— Descubre tu ca-
mino al Señor, y él lo hará. — Que es decirnos Da-
vid (pie pongamos nuestros intentos y prel elisiones
en los ojos y en las manos de Dios, poniendo en su
providencia confiadamente el cuidado dellos , y que
con esto quedemos seguros del que los tomará á su
cargo , y les dará buen suceso, Y si los ponemos en
sus manos, cosa debida es que sean cuales ellas son,
(di Psalm. 102, V. 7. (e) Exod., 34, v. C. if) Psalni. 36, v. 5.
DE LOS NOMBRES DE CRISTO. — LIBRO PRIMERO.
esto es, -que sean de cualidad que se pueda encargar
dellos Dios, que es justicia y bondad. Así que, de una
vez y por unas mismas palabras nos avisa a^í ds dos
cosas el salmo. Una , que no pretendamos negocios
ni prosigamos intentos en que no se pueda pedir la ayu-
da de Dios. Otra, que después de así apurados y justi-
ficados, no los fiemos de nuestras fuerzas, sino que los
echemos en las suyas y nos remitamos á él con espe-
ranza segura.
»La obra que cada uno hace, también es llamada ca-
mino suyo. En los Prot'er6ios dice la Sabiduría de sí (a):
— El Señor me crió en el principio de sus caminos, es-
to es, soy la primera cosa que procedió de Dios. — Y del
elefante se dice en el libro de Job (6) que es el prin-
cipio de los caminos de Dios , porque entre las obras
que hizo Dios cuando crió los animales , es obra muy
aventajada. Y en el Deuteronomio dice Moisen (c) que
con juicio los caminos de Dios; queriendo decir que sus
obras son santas y justas. Y el justo desea y pide en el
salmo (á) que sus caminos , esto es, sus pasos y obras
se enderecen siempre á cumplir lo que Dios le manda
que haga.
))Dícese mas camino el precepto y lá ley. "Así lo usa
David (e) : — Guardé los caminos del Señor y no hice co-
sa mala contra mi Dios. — Y masclaro en otro lugar (/"):
— Corrí por el camino de tus mandamientos, cuando en-
sanchaste mi corazón. — Por manera que este nombre
camino, demás délo que significa con propriednd, que
es aquello por donde se va á algún lugar sin error, pasa
su significación á otras cuatro cosas por semejanza , á
la inclinación , á la profesión, á las obras de cada uno,
á la ley y preceptos; porque cada una destas cosas en-
camina al hombre á algún paradero , y el hombre por
ellas , como por camino, se endereza á algún fin. Que
cierto es que la ley guia y las obras conducen , y la pro-
fesión ordena y la inclinación lleva cada cual á su cosa.
«Esto así presupuesto, veamos por qué razón de estas
Cristoes dicho camino, ó veamos si por todas ellas lo es,
como lo es* sin duda, por todas. Porque cuanto álapro-
priedad del vocablo , así como aquel camino (y señaló
Marcelo con el dedo, porque se parecía de allí) es el de
la corte porque lleva á la corte y á la morada del Rey
á todos los que enderezan sus pasos por él , así Cristo
es el camino del cielo , porque si no es poniendo las
pisadas en él y siguiendo su huella, ninguno va al cie-
lo. Y no solo digo que habemos de poner los pies don-
de él puso los suyos, y que nuestras o])ras, que son
nuestros pasos', han de seguir á las obras que él hizo;
sino que , lo que es proprio al camino , nuestras obras
han de ir andando sobre él , porque si salen del van
perdidas. Que cierto es que el paso y la obra que en
Cristo no estriba y cuyo fundamento no es él , no se ade-
lanta ni se allega hacia el cielo. Muchos de los que vi-
vieron sin Cristo abrazaron la pobreza y amaron la cas-
tidad y siguieron la justicia, modestia y templanza; por
manera que quien no lo mirara de cerca juzgara que iban
por donde Cristo fué y que se parecían á él en los pa-
sos ; mas, como no estribaban en él , no siguieron ca-
mino ni llegaron al cielo. La oveja perdida , que fue-
(a'i Prov., 8, V. 22. (í) Job, 40, v. 14. (c) Deut., 32, v. 4.
(d¡ Psalm. 118, v.3, [e) Psalm. 17, v..22. (/") Psalm, 118, v. 32.
ron los hombres , el pastor que la halló , como se dico
en san Lúeas , no la trujo al rebaño por sus pies della
ni guiándola delante de sí , sino sobre sí y sobre sus
hombros. Porque si no es sobre él , no podemos andar,
digo , no será de provecho para ir al cielo lo que sobre
otro suelo anduviéremos.
).^¿No habéis visto algunas madres , Sabino, que te-
niendo con sus dos manos las dos de sus niños, hacen
que sobre sus pies dellas pongan ellos sus pies , y así
los van allegando á sí y los abrazan, y son juntamente
su suelo y su guia? ¡Oh piedad la de bios! Esta misma
forma guardáis. Señor, con nuestra flaqueza y niñez.
Vos nos dais la mano de vuestro favor. Vos hacéis que
pongamos en vuestros bien guiados pasos los nuestros.
Vos hacéis que subamos. Vos que nos adelantemos. Vos
sustenlais nuestras pisadas siempre en vos mismo, has-
ta que avecinados á vos en la manera de vecindad quo
os contenta, con ñudo estrecho nos ayuntáis en el cielo.
))Y porque, Juliano, los caminos son en diferentes
maneras , que unos son llanos y abiertos y otros estre-
chos y de cuesta, y unos mas largos , y otros que son
como sendas de atajo; Cristo, verdadero camino y uni-
versal, cuanto es de su parte, contiene todas estas dife-
rencias en sí ; que tiene llanezas abiertas y sin dificul-
tad de estropiezos , por donde caminan descansadamen-
te los flacos, y tiene sendas mas estrechas y altas para
los que son de mas fuerza , y tiene rodeos para unos,
porque así les conviene, y ni mas ni menos por donde
atajen y abrevien los que se quisieren apresurar. Mas
veamos lo que escribe deste nuestro camino Esaías {g): —
Y habrá allí senda y camino, y será llamado camino san-
to. No caminará por él persona no limpia, y será dere-
cho este camino para vosotros; los ignorantes en él no
se perderán. No habrá león en él, ni bestia fiera, ni su-
birá por él ninguna mala alimaña. Caminarle han los
librados, y lo'S redemidospor el Señor volverán, y ven-
drán á Sion con loores y gozo sobre sus cabezas sin fin.
Ellos asirán del gozo y del alegría, y el dolor y el ge-
mido huirá dellos. —
))Lo que dice senda, la palabra original significa to-
do aquello que es paso por donde se va de una cosa á
otra ; pero no como quiera paso , sino paso algo mas
levantado que lo demás del suelo que le está vecino, y
paso llano, ó porque está enlosado ó porque está lim-
pio de piedras y libre de estropiezos. Y conforme á es-
to, unas veces significa esta palabra las gradas de pie-
dra por donde se sube, y otras la calzada empedrada y
levantada del suelo , y otras la senda que se ve ir lim-
pia en la cuesta, dando vueltas desde la raíz á la cum-
bre. Y todo ello dice con Cristo muy bien , porque es
calzada y sendero y escalón llano y firme. Que es de-
cir que tiene dos cualidades este camino, la una de al-
teza y la otra de desembarazo , las cuales son propias
así á lo que llamamos gradas como á lo que decimos
sendero ó calzada. Porque es verdad que todos los que
caminan por Cristo van altos y van sin estropiezos. Van
altos, lo uno porque suben; suben, digo, porque su
caminar es propiamente subir; porque la virtud cris-
tiana siempre es mejoramiento y adelantamien'o del
alma. Y así, los que andan y se ejercitan en ella forzo-
tg) Esai., 33, h V. 8,
86 , OBRAS DE FRAY
sámente crecen , y el andar mismo es hacerle de con-
tinuo mayores; al revés de los que siguen la vereda del
vicio, que siempre descienden, porque el ser vicioso
es de'shacerse y venir á menos de lo que es ; y cuanto
va mas, tanto mas se menoscaba y disminuye, y viene
por sus pasos contados, primero á ser bruto, y después
á menos que bruto , y finalmente á ser casi nada,
))Los hijos de Israel , cuyos pasos desde Egipto has-
ta Judea fueron imagen de aquesto, siempre fueron su-
biendo por razón del sitio y disposición de la tierra.
Y en el templo antiguo, que también fué figura , por
ninguna parte se podia entrar sin subir. Y así el Sabio,
aunque por semejanza de resplandor y de luz, dice lo
mismo así de los que caminan por Cristo como de los
que no quieren seguirle. De los unos dice (a) : — La sen-
da de los justos , como luz que resplandece y crece y
va adelante hasta que sube á scrdia perfecto. — De los
otros, en un particular que loscomprehende: — Descien-
de, dice, á la muerte su casa y á los abismos sus sen-
das.— Pues esto es lo uno ; lo otro, van altos porque van
siempre lejos del suelo, que es lo mas bajo. Y van le-
jos del porque lo que el suelo ama ellos lo aborrecen,
lo que sigue huyen , y lo que estima desprecian. Y lo
último, van así porque huellan sobre lo que el juicio
de los hombres tiene puesto en la cumbre , las rique-
zas, los deleites, las honras. Y esto cuanto á la prime-
ra cualidad de la alteza.
»Y lo mismo se ve en la segunda, de llaneza y de ca-
recer de estropiezos. Porque el que endereza sus pa-
sos conforme á Cristo no se encuentra con nadie; á
lodos les da Aventaja; no se opone á sus pretensiones,
no les contramina sus designios; sufre sus iras, sus
injurias, sus violencias: y si le maltratan y despojan
los otros , no se tiene por despojado , sino por desem-
barazado y mas suelto para seguir su viaje. Como al
revés , hallan los que otro camino llevan , á cada paso
innumerables estorbos, porque pretenden otros lo que
ellos pretenden, y caminan todos á un fin ,.y á fin en
que los unos á los otros se estorban, y así se ofenden
cada momento y estropiezan entre si mismos y caen,
y paran, y vuelven atrás, desesperados de llegar adonde
iban. Mas en Cristo, como habemos dicho , no se halla
estropiezo, porque es como camino real, en que todos
los que quieren , caben sin embarazarse.
)>Y no solamente es Cristo grada y calzada y sendero
por estas dos cualidades dichas, que son conmnes á to-
das estas tres cosas, sino también por lo propio de cada
una dellas comunican su nombre con él ; porque es
grada parala cnirada del templo del cielo, y sendero que
guia sin error á lo alto del monteadonde la virtud hace
vida, y calzada enjuta y firme, en quien nunca ó el paso
engaña ó desliza ó titubea el pié". Que los otros cami-
nos mas verdaderamente son deslizaderos ó despeñade-
ros, que cuando menos se picn-^a, ó eslán corlados, ó
debajo de los pies sq sumen ellos y echa en vacío el pié
del miserable que caminaba seguro. Y así, Salomón di-
ce:—El camino de los malos, barranco y abertura hon-
da". — ¿Cuántos en las riquezas y por las riquezas que
buscaron y hallaron perdieron la vida ? Cuántos cami-
nando á la honra hallaron su afrenta? Pues del deleite
(a) Prov., i, V. 18,
LUIS DE LEOX.
¿qué podemos decir, sino que su remate es doR)r? Pues
no desliza así ni hunde los pasos el que nuestro cami-
no sigua, porque los pone en piedra firme de continuo.
Y por eso dice David (b) :— Está la ley de Dios en su co-
razón ; no padecerán engaño sus pasos. — Y Salomón :
— El camino de los malos , como valladar de zarzas ;
la senda del justo sin cosa que le ofenda.— Pero añade
Esaías: — Senda y camino, y será llamado santo.— En
el original la palabra camino se repite tres veces , en
esta manera: — Y será camino y camino y camino lla-
mado santo; — porque Cristo es camino para todo gé-
nero de gente. Y todos ellos, los que caminan en él se
reducen á tres : á principiantes, que llaman, en la vir-
tud, á aprovecliados en ella, á los que nombran per-
fectos. De los cuales tres órdenes se compone todo lo
escogido de la Iglesia ; así como su imagen , el templo
antiguo, se componía de tres partes, portal y palacio y
sagrario; y como los aposentos que estaban apegados á
él y le cercaban á la redonda por los dos lados y por
las espaldas se repartían en tres diferencias, que unos
eran piezas bajas, otros entresuelos y otros sobrados.
Es pues Crísto.tres veces camino , porc{ue es calzada
allanada y abierta para los imperfectos , y camino para
los que tienen mas fuerza, y camino santo para los que
son ya perfectos en él.
wDice mas : No pasará por él persona no limpia ; por-
que, aunque en la Iglesia de Cristo y en su cuerpo mís-
tico hay muchas no limpias, mas los que pasan por él
todos son limpios, quiero decir que el andar en él siem-
pre es limpieza ; porque los pasos que no son limpios
no son pasos hechos sobre aqueste camino. Y son lim-
pios también todos los que pasan por él , no todos los
que comienzan en él , sino lodos los que comienzan y
demedian y pasan hasta llegar al fin; porque el no ser
limpio es parar ó volver atrás ó-salir del camino. Y asi,
el que no parare , sí no pasare , como diciio es , forzo-
samente ha de ser limpio.
))Y parece aun mas claro de lo que se sigue: — Y será
camino derecho para vosotros. — Adonde el original di-
ce puntualmente : — Y él les andará el camino, ó él áellos
es el camino que andan. — Por manera que Cristo es el
camino nuestro y el que anda también el camino ; por-
que anda él andando nosotros , ó por mejor decir, an-
damos nosotros porque anda él y porque su movimien-
to nos mueve. Y así , él mismo es el camino que anda-
mos y el que anda con nosotros y el que nos incita para
que andemos. Pues cierto es que Cristo no hará com-
pañía á lo que no fuere limpieza. Así que, no camina
aquí lo sucio ni se adelanta lo que es pecador, porque
ninguno camina aquí si Cristo no camina con él. Y
desto mismo nace loque viene luego. — Ni los ignoran-
tes se perderán en él. — Porque ¿quién se perderá con
tal guia? ¡Mas qué bien dice los ignorantes ! Porque
los sabios , confiados de sí y (|uc presumen valerse y
abrir camino por sí, fácilmcnic. se pierden; antes de ne-
cesidad se pierden si confian en sí. Mayormente que si
Cristo es él mismo guía y camino, bien se convence
que es camino claro y sin vueltas, y que nadie lo pier-
de si no lo quiere perder de propósito (c). — Esta es la
voluntad de mi Padre, dice él mismo, que no pierda
(b) Psaliü. 30, V, 31. Píov., lü, V. 10. (c) Joan., 6, v. ZO.
DE LOS xNOMBRES DE CRISTO.— LIBRO PRIMERO.
87
ninguno de los que rae dio , sino que los traiga á vida
en el dia postrero. —
))Y sin duda, Juliano, no hay cosa mas clara á los ojos
de la razón , ni mas libre de engaño que el camino de
Dios. Bien lo dice David (a) :— Los mandamientos del
Señor, que son sus caminos lucidos y que dan luz
á los ojos. Los juicios suyos verdaderos y que se abo-
nan á sí mismos. — Pero ya que el camino carece de
error, ¿liácenlo por ventura peligroso las fieras ó saltean
en él? Quien lo allana y endereza , ese también lo ase-
gura ; y así , añade el Profeta: — No habrá león en él, ni
andará por él bestia fiera. — Y no dice andará, sino su-
birá , porque si , ó la fiereza de la pasión ó el demonio
león enemigo acomete á los que caminan aquí , si ellos
perseveran en el camino , nunca los sobrepuja ni viene
á ser superior suyo, antes queda siempre caído y bajo.
Pues si estos no, ¿quién andará?— Y andarán, dice, en
él los redemidos. — Porque- primero es ser redemidosque
caminantes; primero es que Cristo por su gracia y por
la justicia que pone en ellos, los libre de la culpa, á
quien servían cautivos, y les desate las prisiones con
que estaban atados , y después es que comiencen á an-
dar. Que no somos redemidos por haber caminado pri-
mero , ni por los buenos pasos que dimos, ni venimos
á la justicia por nuestros pies (6) : — No por las obras
justas que hicimos, dice, sino según su misericordia nos
hizo salvos. — Así que, no nace nuestra redención de
nuestro camino y merecimiento , sino redemidos una
vez , podemos caminar y merecer después , alentados
con la virtud de aquel bien.
))Y es en tanto verdad, que solos los redemidos y li-
bertados caminan aquí, y que primero que caminan
son libres, que ni los que son libres y justos caminan
ni se adelantan , sino con solos aquellos pasos quedan
como justos y libres; porque la redención y la justicia
j el espíritu que la hace, encerrado en el nuestro, y
el movimiento suyo, y las obras que deste movimien-
to y conforme á este movimiento hacemos , son para
este camino los pies , pues han de ser redemidos. Mas
¿por quién redemidos? La palabra original lo descubre,
porque significa aquello á quien otro alguno por vía de
parentesco y de deudo lo rescata, y como solemos de-
cir, lo saca por el tanto. De manera que, si no caminan
aquí sino aquellos á quien redime su deudo , y por vía
de deudo , clara cosa será que solamente caminan los
redemidos por Cristo , el cual es deudo nuestro por par-
te de la naturaleza nuestra, de que se vistió; y nos re-
dime por serlo. Porque como hombre padeció por los
hombres, y como hermano y cabeza dellos pagó, se-
gún todo derecho , lo que ellos debían , y nos rescató
para sí , como cosa que le pertenecíamos por sangre y
linaje , como se dirá en su lugar.
«Añade : —Y los redemidos por el Señor volverán á
andar por él. — Esto toca propiamente á los del pueblo
judaico , que en el fin de los tiempos se ha de reducir
á la Iglesia; y reducidos, comenzarán á caminar por es-
te nuestro cammo con pasos largos , confesándole por
Mesías. Porque, dice, tornarán á este camino, en el cual
anduvieron verdaderamente primero cuando sirvieron
á Dios en la fe de su venida, que esperaban, y le agra-
{«) Psalm. 18, V. 9 et 10, [b) Ad Tit., 3, v. S,
daron , y después se salieron del , y no lo quisieron co-
nocer jcuando lo vieron, y así agora no andan en él,
mas está profetizado que han de tornar. Y-por eso di-
ce que volverán otra vez al camino los que el Señor
redimió. Y tiene cada una destas palabras su particu-
lar razón , que. demuestra ser así lo que digo. Porque
lo primero, en el original , en lugar de lo que decimos
ScTwr, está el nombre de Dios propio, el cual tiene par-
ticular significación de una entrañable piedad y mise-
ricordia. Y lo segundo, lo que decimos redemidos, al
pié de la letra suena redenciones ó rescates, en mane-
ra que dice que los rescates ó redenciones del piado-
sísimo tornarán á volver. Y llama rescates ó redencio-
nes á los de este linaje, porque no los rescató una sola
vez de sus enemigos , sino muchas veces y en muchas
maneras, como las sagradas letras lo dicen.
»Y llámase en este particular misericordiosísimo; lo
uno , porque aunque lo es siempre con todos , mas es
cosa que admira el extremo de regalo y de amor con
que trató Dios á aquel pueblo, desmereciéndolo él. Lo
otro, porque teniéndole tan desechado agora y tan
apartado de sí , y desechado y apartado con tan justa
razón, como á infiel y homicida; y pareciendo que no
se acuerda ya dél, por haber pasado tantos siglos que le
dura el enojo ; después de tanto olvido y de tan luen-
go desecho , querer tornarle á su gracia , .y de hecho
tornarle, señal manifiesta es de que su amor para con
él es entrañable y grandísimo , pues no lo acaban , ni
las vueltas del tiempo tan largas, ni los enojos tan en-
cendidos, ni las causas dellos tan repetidas y tan justas.
Y señal cierta es cjue tiene en el pecho de Dios muy
hondas raíces aqueste querer , pues cortado y al pa-
recer seco , torna á brotar con tanta fuerza. De arte que
Esaías llama rescates á los judíos, y á Dios le llama
piadoso; porque sola su no vencida piedad para con
ellos , después de tantos rescates de Dios , y de tantas
y tan malas pagas dellos , los tornará últimainente á li-
brar; y libres y ayuntados á los demás libertados que
están agora en la Iglesia , los pondrá en el camino della
y los guiará derechamente por él.
))Mas ¡qué dichosa suerte y qué gozoso y bienaventu-
rado viaje, adonde el camino es Cristo, y la guia dél
es él mismo, y la guarda y la seguridad ni mas ni nñe-
nos es él , y adonde los que van por él son sus hechu-
ras y rescatados suyos; y asi, todos ellos son nobles y
libres , libres, digo , de los demonios y rescatados de la
culpa, y favorecidos contra sus reliquias , y defendidos
de cualesquier acontecimientos malos, y alentados al
bien con prendas y gustos dél , y llamados á premios
tan ricos, que la esperanza sola dellos los hace bien-
andantes en cierta manera. Y así concluye , diciendo:
— Y vendrán á Sion con loores y alegría no 'perecedera
en sus cabezas; asirán del gozo, y asirán del placer, y
huirá dellos el gemido y dolor.— Y por esta manera es
llamado camino Cristo, según aquello que con propie-
dad significa , y no menos lo es según aquellas cosas
que por semejanza son llamadas así. Porque si el cami-
no de cada uno son , como decíamos, las inclinaciones
que tiene , y aquello á que le lleva su juicio y su gus-
to. Cristo con gran verdad es «camJno de Dios»; per-
eque es, -como poco antes dijimos, imagen viva suya y
88 OBRAS DE FRAY
retrato verdadero de sus inclinaciones y condiciones
todas ; ó por decirlo mejor, es como una ejecución y
un poner por la obra todo aquello que á Dios le place
y agrada mas. Y si es camino el fin y el prop(^sito
que se pone cada uno á sí mismo para enderezar sus
cbra?, camino es sin duda Cristo de Dios; pues, como
decíamos hoy al principio , después de si mismo, Cristo
es el fin principal á quien Dios mira en todo cuanto
produce.
»Y finalmente ¿cómo no será Cristo camino, si se
llama camino todo lo que es ley, regla y mandamiento
que ordena y endereza la vida, pues es él solo la ley?
Porque no solamente dice lo que habernos de obrar,
mas obra lo que nos dice que obremos , y nos da fuer-
zas para que obremos lo que nos dice. Y así, no manda
solamente á la razón, sino hace en la voluntad ley de
lo que manda, y se lanza en ella; y lanzado allí, es su
bien y su ley. Mas no digamos agora de esto, porque
tiene su propio lugar, adonde después lo diremos.» Y
dicho esto, calló Marcelo, y Sabino abrió su papel y
dijo.
§. YI.
Llámase Cristo Pastor; por qué le conviene este nombre, y cuál es
el oUcio de pastor.
((Llámase también Cristo Pastor. El mismo dice en
san Juan: — Yo soy buen pastor. — Y en la epístola á los
hebreos dice san Pablo de Dios : — Que resucitó á Je-
sús , pastor grande de ovejas. — Y san Pedro dice del
mismo:— Cuando apareciere el Príncipe de los pasto-
res.— Y por los profetas es llamado de la misma mane-
ra. Por Esaías en el capítulo 40 , por Ecequiel en el
capítulo 34, por Zacarías en el capítulo 11.»
Y Marcelo dijo luego : «Lo que dije en el nombre pa-
sado puedo también decir en este, que es excusado pro-
bar que es nombre de Cristo , pues él mismo se le po-
ne. Mas, como esto es fácil, así es negocio de mucha
consideración el traer á luz todas las causas por qué
se pone este nombre. Porque en esto que llamamos
Pastor se pueden considerar muchas cosas ; unas que
miran propiamente á su oficio , y otras que pertenecen
á las condiciones de su persona y su vida. Porque lo
primero, la vida pastoril es vida sosegada y apartada
de los ruidos de las ciudades y de los vicios y delei-
tes dellas. Es inocente así por esto como por parte del
trato y granjeria en que se emplea. Tiene sus deleites,
y tanto mayores cuanto nacen de cosas mas sencillas
y mas puras y mas naturales. De la vista del cielo li-
bre, de la pureza del aire, de la figura del campo, del
verdor de las yerbas, y de la belleza de las rosas y de
las flores. Las aves con su canto y las aguas con su
frescura le deleitan y sirven. Y así, por esta razón es
vivienda muy natural y muy antigua entre los hom-
bres, que luego en los primeros dellos hubo pastores ;
y es muy usada por ios mejores hombres que ha.ha-
bido, que Jacob y los doce patriarcas la siguieron, y
David fué pastor; y es muy alabada de todos, que,
como sabéis, no hay poeta , Sabino , que no la cante y
alabe.»'
«Cuandoninguno la loara, dijo Sabino entonces, bas-
te para quedar muy loada lo que dice della el poeta la-
• LUIS DE LEÓN.
tino , que en todo lo que dijo venció á los demás , y en
aquello parece que vence á sí mismo; tanto son esco-
gidos y elegantes los versos con que lo dice. Mas, por-
que, Marcelo, decís de lo que es ser pastor, y del caso
que de los pastores la poesía hace, mucho es de mara-
villar con qué juicio los poetas, siempre que quisieron
decir algunos accidentes de amor, los pusieron en los
pastores , y usaron mas que de otros de sus personas
para representar aquesta pasión en ellas ; que así lo hi-
zo Teócrito y Yirgílio, y ¿quién no lo hizo, pues el
mismo Espíritu Santo, en el libro de los Cantares, tomó
dos personas de pastores para por sus figuras dellos
y por sú boca hacer representación del increíble amor
que nos tiene? Y parece, por otra parte, que son perso-
nas no convenientes para esta representación los pas-
tores, porque son toscos y rústicos. Y no parece que
se conforman ni que caben las finezas que hay en el
amor , y lo muy agudo y proprio dé! con lo tosco y vi-
llano. ««Verdad es, Sabino, respondió Marcelo, que usan
los poetas de lo pastoril para decir del amor , mas no
tenéis razón en pensar que para decir del hay perso-
nas mas á propósito que los pastores , ni en quien se
represente mejor. Porque puede ser que en las ciuda-
des se sepa mejor hablar , pero la fineza del sentir es
del campo y de la soledad.
»Y á la verdad los poetas antiguos, y cuanto mas an-
tiguos tanto con mayor cuidado, atendieron mucho á
huir de lo lascivo y artificioso, de que está lleno el
amor que en las ciudades se cria , que tiene poco de
verdad, y muclio de arte y de torpeza. Mas el pastoril,
como tienen los pastores los ánimos sencillos , y no con-
taminados con vicios, es puro y ordenado á buen fin;
y como gozan del sosiego y libertad de negocios que
les ofrece la vida sola del campo, no habiendo en él
cosa que los divierta, es muy vivo y agudo. Y ayúdales
á ello también la vista desembarazada, de que continuo
gozan , del cielo y de la tierra y de los mas elemen-
tos , que es ella en sí una imagen clara , ó por mejor
decir , una como escuela de amor puro y verdadero.
Porque los demuestra á todos amistados entre sí y
puestos en orden, y abrazados, como si dijésemos, unos
con otros, y concertados con armonía grandísima, y
respondiéndose á veces y comunicándose sus virtu-
des, y pasándose unos en otros y ayuntándose y mez-
clándose todos, y con su mezcla y ayuntamiento sa-
cando de continuo á luz y produciendo los frutos que
hermosean el aire y la tierra. Así que, los pastores son
en esto aventajados á los otros hombres. Y así, sea esta
la segunda cosa que señalamos en la condición del pas-
tor, que es muy dispuesto al bien querer,
»Y sea la tercera lo que toca á su oficio, que aunque
es oficio de gobernar y regir, pero es muy diferente de
los oíros gobiernos. Porque lo uno, su gobierno no con-
siste en dar leyes ni en poner mandamientos, sino en
apacentar y alimentar á los que gobierna. Y lo segundo,
no guarda una regla generalmente con todos y en to-
dos los tiempos, sino en cada tiempo y en cada ocasión
ordena su gobierno conforme al caso particular del que
rige. Lo tercero, no es gdÍji^Tnoel suyo que se reparto
y ejercita por muchos ministros, sino él solo adminis-
tra todo lo que á su grey le conviene ; que él la apasta,
DE LOS NOMBRES DE CRISTO. — LIBRO PRIMERO.
g9
y la abféva, y la baria, y la tresquila, y la cura, y la cas-
tiga, y la reposa, y la recrea, y hace música, y la ampara
y defiende. Y últimamente, es proprio de su oficio re-
coger lo esparcido y traer á un reljaño á muchos , que
de suyo cada uno dallos caminara por sí. Por donde las
sagradas letras, de lo esparcido y descarriado y perdido
dicen siempre que son como ovejas que no tienen pas-
tor, como en san Mateo se ve {a) y en el libro de los
Reyes (6) y en otros lugares. De manera que la vida
del pastor es inocente y sosegada y deleitosa, y la con-
dición de su estado es inclinada al amor, y su ejercicio
es gobernar dando pasto y acomodando su gobierno á
las condiciones particulares de cada uno, y siendo él
solo para los que gobierna todo lo que es necesario, y
enderezando siempre su obra á esto, que es hacer re-
baño y grey.
«Veamos pues agora si Cristo tiene esto, y las venta-
jas con que lo tiene, y así veremos cuan merecidamente
es llamado Pastor. Vive en los campos Cristo, y goza
del cielo libre, y ama la soledad y el sosiego, y en el si-
lencio de todo aquello que pone en alboroto la vida,
tiene puesto él su deleite. Porque , así como lo que se
comprehende en el campo es lo mas puro de lo visible,
y es lo sencillo, y como el original de todo lo que de-
11o se compone y se mezcla, así aquella región de vida
adonde vive aqueste nuestro glorioso bien es la pi.u-a
verdad y la sencillez de la luz de Dios y el original ex-
preso de todo lo que tiene ser, y las raíces firmes de
donde nacen y adonde estriban todas las crialiu-as. Y
si lo habemos de decir así, aquellos son los elementos
puros y los campos de flor eterna vestidos, y los mine-
ros de las aguas vivas, y los montes verdaderamente
preñados de mil bienes altísimos, y los sombríos y re-
puestos valles, y los bosques de la frescura, adonde exen-
tos de toda injiu-ia, gloriosamente florecen la liaya y la
oliva y el lináloe, con todos los demás árboles del in-
cienso, en que reposan ejércitos de aves en gloria y en
música dulcísima , que jamás ensordece. Con la cual
región si comparamos aqueste nuestro miserable des-
tierro, es comparar el desasosiego con la paz, y el des-
concierto y la turbación y el bullicio y disgusto de la
mas inquieta ciudad con la misma pureza y quietud y
dulzura. Que aquí se afana y allí se descansa. Aquí se
imagina y allí se ve. Aquí las sombras de las cosas nos
atemorizan y asombran, allí la verdad sosiega y deleita.
Esto es tinieblas, bullicio, alboroto; aquello es luz pu-
rísima en sosiego eterno.
))Bien y con razón le conjura á este pastor la esposa
pastora que le demuestre aqueste lugar de su pasto (c).
— Demuéstrame, dice, oh querido de mi alma , adonde
apacientas y adonde reposas en el mediodía. — Que es
con razón mediodía aquel lugar que pregunta, ado.nde
está la luz, no contaminada en su colmo, y adonde, en
sumo silencio de todo lo bullicioso, solo se oye la voz
dulce de Cristo, que cercado de su glorioso rebaño,
suena en sus oídos dél sin ruido y con incomparable
deleite, en que traspasadas las almas santas, y como
enajenadas de sí, solo viven en su Pastor. Así que , es
pastor Cristo por la región donde vive, y también lo es
por la manera de vivienda que ama, que es el sosiego
(«j Matlh., 9, V. 36. (*; iii, Reg., 22, v. í7. (c) Cant., 1, v. 6.
de la soledad, como lo demur-stra en los suyOfí, á los
cuales llama siempre á la soledad y retiramiento del
campo. Dijo á Abraham (el) : — Sal de tu tierra y de tu
parentela, y haré de tí grandes gentes. — A Elias, para
mostrársele, le liizo penetrar el desierto (e). Los hijos de
los profetas vivían en la soledad del Jordán (/"). De su
pueblo, dice el mismo por el Profeta que le sacará al cam-
po y le retirará á la soledad, y allí le enseñará [g). Y en
forma de esposo, ¿qué otra cosa pide á su esposa sino
aquesta salida (/t) ? — Levántate , dice , amiga mia , y
apresúrate y vén ; que ya se pasó el invierno, pasóse la
lluvia, fuese; ya han parecido en nuestra tierra las flo-
res, y el tiempo del podar es venido. La voz de la tor-
lolilla se oye, y brota ya la higuera sus higos, y la uva
menuda da olor. Levántate, hermosa mia, y vén. —
Que quiere que les sea agradable á los suyos aquello
mismo que el »lma; y así como él por ser pastor ama
el campo, ansí los suyos, porque han de ser sus ovejas,
han de amar el campo también ; que las ovejas tienen
su pasto y su sustento en el campo.
«jorque á la verdad, Juliano, los que han de ser apa-
centados por Dios han de desechar los sustentos del
mundo, y salir de sus tinieblasy lazos ala libertad clara
de la verdad, y á la soledad poco seguida de la virtud,
y al desembarazo de lodo loque pone en alborotóla vi-
da, porque allí nace el pasto que mantiene en felicidad
eterna nuestra alma , y que no se agosta jamás. Que
adonde vive y se goza el pastor, allí han de residir sus
ovejas, según que alguna dellas decía {i) : — Nuestra
conversación es en los cielos. — Y como dice el mismo
pastor (/) : — Las sus ovejas reconocen su voz y le si-
guen.—Mas si es pastor Cristo por el lugar de su vida,
¿cuánto con mas razón lo será por el ingenio de su con-
dición, por las amorosas entrañas que tiene? A cuya
grandeza no hay lengua ni encarecimiento que allegue.
Porque, demás de que todas sus obras son amor, que
en nacer nos amó y viviendo nos ama , y por nuestro
amor padeció muerte, y todo lo que en la vida hizo y
todo lo que en el morir padeció, y cuanto glorioso agora
y asentado á la diestra del Padre negocia y entiende, lo
ordena todo con amor para nuestro provecho,
))Así que, demás de que todo su obrares amar, la afi-
ción y la terneza de entrañas, y la solicitud y cuidado
amoroso, y el encendimiento é intensión de voluntad,
con que siempre hace esas mismas obras de amor que
por nosotros obró, excede todo cuanto se puede imagi-
nar y decir. No hay mach-e así solícita , ni esposa así
blanda, ni corazón de amor así tierno y vencido, ni tí-
tulo ninguno de amistad así puesto en fineza, que le
iguale ó le llegue. Porque antes que le amemos nos ama,
y ofendiéndole y despreciándole locamente, nos busca,
V no puede tanto la ceguedad de mi vista ni mi obsti-
nada dureza, que no pueda mas la blandura ardiente de
su misericordia dulcísima. Madruga , durmiendo nos-
otros descuidados del peligro que nos amenaza. Madru-
ga, digo, antes que amanezca se levanta , ó por decir
verdad, no duerme ni reposa, sino asido siempre al al-
daba de nuestro corazón, de continuo y á todas horas
(rf) Genes., 12, v. 1. <e) iii, Reg., 19. (f) iv, Reg., 7.
ig) Oseae, 2. (h) Cant., '?, & v. 10. (¿j Philip., 3, v. 20.
(1) Joan., 10, V. 4.
90 OBRAS DE FRAY
le iiiere y le dice, como en los Cantares se escribe (a): |
— Ábreme, hermana mia, amiga mía, esposa mia, ábre-
me; que la cabeza traigo llena de rocío, y las guedejas
de mis cabellos llenas de las gofas de la noche. No
duerme, dice David (6), ni se adormece el que guarda
á Israel. —
wOue en la verd;ul, así como en la divinidad es amor,
conforme á san Juan (c): — Dios es caridad, — así en
la humanidad, que de nosotros tomó, es amor y blan-
dura. Y como el sol, que de suyo es fuente de luz, to-
do cuanto hace pcrpétuam.enle es lucir, env-iando, sin
nunca cesar, rayos de claridad de sí mismo; así Crislo,
como fuente viva de amor, que nunca se agola, mana
de coaünuo en amor, y en su rostro y en su figura
siempre está bulliendo este fuego, y por todo su traje
y persona traspasan y se nos vienen á los ojos sus lla-
mas, y todo es rayos de amor cuanto dél*55e parece. Que
por esta causa, cuando se demostró primevo á Moiseii,
no le demostró sino unas llamas de fuego que se em-
prendía en una zarza {d), como haciendo allí figura de
nosotros y de sí mismo , de las espinas de la aspareza
nuestra y de los ardores vivos y amorosos de sus en-
trañas, y como moslrando en la apariencia visible el
fiero encendimiento que le abrasaba lo secreto del pe-
cho con amor de su pueblo. Y lo mismo se ve en la fi-
gura del, que san Juan en el principio de sus reve-
laciones nos pone , adó dice que vio una imagen de
hombre cuyo rostro lucia como el sol y cuyos ojos eran
romo llamas de fuego, y sus pies como oriámbar encen-
diJo en ardiente fornaza, y que le centelleaban siete es-
trellas en la mano derecha, y que se cenia por junto á
los pechos con cinto de oro, y que le cercaban en der-
redor siete antorchas encendidas en sus candeleros.
Que es decir de Cristo que espiraba llamas de amor,
que se le descubrían por todas partes, y que le encen-
dían la cara y le salían por los ojos, y le ponían fuego á
los pies y le lucían por las manos, y le rodeaban en torno
resplandeciendo. Y que como el oro, que es señal de la
caridad en la Sagrada Escritura, le ceñía las vestidu-
ras juilo á los pechos; así el amor de sus vestiduras,
qae en las mismas letras significan los fieles que se alle-
gm á Criito, le rodeaba el corazón.
»Mas dejemos esto, que es llano, y pasemos al oficio
del pas'.or y á lo propio que le pertenece. Porque si es
del oficio del pastor.gobernar apacentando, como agora
decía, solo Cristo es pastor verdadero, porque él solo es,
enlre lodos cuantos gobernaron jamás, el que pudo usar
.y el que usa desle género de gobierno. Y así, en el
salmo, David, balitando d'-sle pastor, juntó como una
misma cosa el apacentar y el regir. Porque dice (e) :
—El Señor me rige, no me faltará nada , en lugar de
pastos abundantes me pone.— Porque el propio gober-
nar de Cristo, como por ventura después diremos, es
darnos su gracia y la fuerza eficaz de su es]iírilu; la
cual así nos rige, que nos alimenta, ó por decir la ver-
dad, su regir principal es darnos alimento y sustento.
Porque la gracia de Cristo es vida del alma y salud de
la volunlad y fuerzas de todo lo ílaco que hay en nos-
otros, y reparo de lo que gallan los vicios, y antídoto
{c'i I, Joan., i, V. 16.
(a) Cant.,.'), V. 2.
[d) Exo(l.,3, Y. 2.
(b) Psalm. 120, v. 4.
(e) Psalm. 22, v. 1.
LUIS DE LEÓN;
eficaz contra su veneno y ponzoña, y restaurativo salu-
dable, y finalmente, mantenimiento que cria en nos-
otros inmortalidad resplandeciente y gloriosa. Y así,
todos los dichosos que por este pastor se gobiernan en
todo lo que, movidos del, ó hacen ó padecen, crecen y
se adelantan y adquieren vigor nuevo, y todo les es vir-
tuoso y jugoso y sabrosísimo pasto. Que esto es lo que
él mismo dice en san Juan (f) : —El que por mí en^
trare, entrará y saldrá, y siempre hallará pastos. — Por-
que el entrar y el salir, según la propiedad de la Sa-
grada Escritura, comprehende toda la vida y las dife-
rencias de lo que en ella se obra,
»Por donde dice que en el entrar y en el salir, esto
es, en la vida y en la muerte, en el tiempo próspero y
en el turbio y adverso, en la salud y en la flaqueza, en
la guerra y en la paz, hallarán. sabor los suyos á quien
él guia, y no solamente sabor, sino mantenimiento de
vida y pastos substanciales y saludables. Conforme á lo
cual es también lo que Esaías profetiza de las ovejas
deste pastor, cuando dice (g): — Sobre los caminos se-
rán apacentados, y en todos los llanos pastos para ellos,
no tendrán hambre ni sed, ni las fatigará el bochorno
ni el sol. Porque el piadoso dellos los rige y los lleva á
las fuentes del agua. — Que, como veis, en decir que sean
apacentados sobre los caminos, dice que les son pasto
los pasos que dan y los caminos que andan ; y que los
caminos que en los malos son barrancos y estropiezos
y muerte, como ellos lo dicen (h) : — Que anduvieron
caminos dificultosos y ásperos, — en las ovejas deste
pastor son apaslamíento y alivio. Y dice que así en los
altos ás])eros como en los lugares llanos y hondos, esto
es, como decía, en todo lo que en la vida sucede, tienen
sus cebos y pastos seguros de hambre y defendidos del
sol. Y esto ¿porque? Porque dice: El que se apiadó de-
llos, ese mismo es el que los rige. Que es decir que por-
que los rige Crislo, que es el que solo con obra y con
verdad se condolió de los hombres. Como señalando lo
que decimos, que su regir es dar gobierno y sustento,
y guiar siempre á los suyos á las fuentes del agua, que
es en la Escritura á la gracia del Espíritu, que refresca
y cria y engruesa y sustenta.
»Y también el Sabio miró á esto adó dice (i) que
la ley de la sabiduría es fuente de vida. Adonde, co-
mo parece, juntó la ley y la fuente; lo uno, porque po-
ner Cristo á sus ovejas ley, es criar en ellas fuerzas y
salud para ella por medio de la gracia, así como he di-
cho. Y lo o!ro, porque eso mismo que nos manda es
aquello de que se ceba nuestro descanso y nuestra ver-
dal lera vida. Porque todo lo que nos manda es que vi-
vamos en descanso y que gocemos de paz, y queseamos
ricos y alegres, y que consigamos la verdadera nobleza.
Porque no planló Dios sin causa en nosotros los deseos
destos bienes, ni condenó loque él mismo plantó; sino
que la ceguetlad de nuestra miseria, movida del deseo,
y no conociendo el bien á que «c endereza el deseo, y
engañada de oirás cosas que tiene apariencia de aque-
llo que se desea por apetecer la vida, sigue la muerte,
y en lugar de las riquezas y de la honra va desalentada
en pos de la aírenla y de la pobreza. Y así, Crislo nos
if) Joair., 10, V. 9. {ff) Esa!., 49, v. Q. (/;) Sapicii., S, v. 7.
(i) Prov., 13, V. 14.
DE LOS NOMBRES DE CRISTO, — LIBUO PRIMERO.
91
Pone leyes que nos guien sin error á aquello verdadero
que nuestro deseo apetece,
))De manera que sus leyes dan vida, y lo que nos
manda es nuestro puro sustento, y apaciéntanos con
salud y con deleite y con honra y descanso, con esas
mismas reglas que nos pone con que vivamos. Que, co-
mo dice el Profeta (a) : — ^4cerca de tí está la fuente de
la vida, y en tu lumbre veremos la lumbre.— Porque la
vida y el ver, que es el ser verdadero, y las obras que
á tal ser le convienen, nacen y manan como de fuente
de la lumbre de Cristo. Esto es de las leyes suyas, así
las de gracia que nos da como las de mandamientos que
nos escribe. Que es también la causa de aquella quere-
lla contra nosotros, suya tan justa y tan sentida, que
pone por Jeremías , diciendo (6) : —Dejáronme á mí,
fuente de agua viva, y caváronse cisternas quebradas,
en que el agua no para.— Porque guiándonos él al ver-
dadero pasto y al bien, escogemos nosotros por nuestras
manos lo que nos lleva á la muerte. Y siendo fuente él,
buscamos nosotros pozos ; y siendo manantial su cor-
riente, escogemos cisternas rotas, adonde el agua no se
detiene. Y á la verdad, así como aquello que Cristo nos
manda es lo mismo que nos sustenta la vida; así lo
que nosotros por nuestro error escogemos, y los cami-
nos que seguimos, guiados de nuestros antojos, no se
pueden nombrar mejor que como el Profeta los nombra.
»Lo primero, cisternas cavadas en tierra con increíble
trabajo nuestro, esto es, bienes buscados entre la vileza
del polvo con diligencia infinita. Que sí consideramos
lo que suda el avariento en su pozo, y las ansias con
que anhela el ambicioso á su bien , y lo que cuesta de
dolor al lascivo el deleite, no hay trabajo ni miseria
que con la suya se iguale. Y lo segundo nombra las
cisternas secas y rotas , grandes en apariencia y que
convidan á sí á los que de lejos las ven y les prometen
agua que fatiga su sed ; mas en la verdad son hoyos
hondos y escuros, y yermos de aquel mismo bien que
prometen, ó por mejor decir, llenos de lo que le con-
tradice y repugna, pwque en lugar de agua dan cieno,
Y la riíjueza del avaro le hace pobre. Y a! ambicioso su
deseo de honra le trae á ser apocado y vil siervo. Y el
deleite deshonesto á quien lo ama le alormeata y en-
ferma.
»Mas si Cristo es pastor porque rige apartando y por-
que sus mandamientos son mantenimientos de vida,
también lo será porque en su regir no mide á sus ga-
nados por un mismo rasero, sino atiende á lo particu-
lar de cada uno que rige. Porque rige apacentando, y
el pasto se mide según la hambre y necesidad de cada
amo que pace. Por donde, entre las propietlades del buen
pastor pone Cristo en el Evangelio (c), — que llama
por su nombre á cada una de sus ovejas ; que es de-
cir que conoce lo particular de cada una dolías, y la ri-
ge,-llama al bien en la forma particular que mas le
conviene, no á todas por una forma, sino á cada cual
por la suya. Que de una manera pace Cristo á los flacos,
y de otraá los crecidos en fuego; de una á los perfec-
tos, y de otra á los que aprovechan ; y tiene con cada
uno su estilo, y es negocio maravilloso el secreto trato
5ue tiene con sus ovejas, y sus cUferentes y admirables
(a) Psalm. 55j v, 10, {b¡ Jier., 2, y. 13. [c] Joan., 10, v, 3.
maneras. Que ansí como en el tiempo que vivió con
nosotros, en las curas y beneficios que hizo no guardó
con todos una misma forma de hacer, sino á unos curó
con su sola palabra, á otros con su palabra y presen-
cía, á otros tocó con la mano, á otros no los sanaba
luego después de tocados, sino cuando iban su camino,
y ya del apartados les enviaba salud ; á unos que se la
pedían y á otros que le miraban callando ; ansí en este
trato oculto y en esta medicina secreta que en sus ove-
jas continuo hace, es extraño milagro ver la variedad
de que usa y cómo se hace y se mide á las figuras y
condiciones de todos. Por lo cual llama bien san Pe-
dro ((/) multiforme á su gracia, porque se transforma
con cada uno en diferentes figuras.
))Y no es cosa que tiene una figura sola ó un ros-
tro. Antes como al pan que en el templo antiguo se po-
nía ante Dios (e), que fué clara imagen de Cristo, le
llama pan de faces la Escritura divina; así el gobierno
de Cristo y el sustento que da á los suyos es de muchas
faces y es pan. Pan porque sustenta, y de muchas fa-
ces ^oorque se hace con cada uno según su manera, y
como en el maná dice la Sabiduría que hallaba cada
uno 5U gusto, así diferencia sus pastos Cristo, confor-
mándose con las diferencias de todos. Por lo cual su
gobierno es gobierno extremadamente perfecto ; porque,
como dice Platón {f) : —No es la mejor gobernación la
de leyes escritas;— porque son unas y no se mudan, y
los casos particulares son muchos y que se varían, se-
gún las circunstancias, por horas, Y así, acaece no ser
justo en este caso lo cpie en común se estableció con
justicia; y el tratar con sola ley escrita es como tratar
con un hombre cal>ezudo por una parte y que no ad-
mite razón, y por otra poderoso para hacer lo que di-
ce, que es trabajoso y fuerte caso. La perfecta gober-
nación es de ley viva, que entienda siempre lo mejor, y
que quiera siempre aquello bueno que entiende. De
manera que la ley sea el bueno y sano juicio del que
gobierna , que se ajusta siempre con lo particular de
aquel á quien rige.
»Mas porque este gobierno no se halla en el suelo,
porque ninguno de los que hay en él es ni tan sabio ni tan
bueno, que , ó no se engañe ó no quiera hacer lo que
ve que no es justo, por eso es imperfecta la goberna-
ción de los hombres , y solamente no lo es la manera
c-on que Cristo nos rige, que, como está perfectamente
dotado de saber y bondad, ni yerra en lo justo ni quiere
lo que es malo ; y así, siempre ve lo que á cada imo con-
viene, y á eso mismo le guia, y como san Pablo de sí
¿l^.Q ^(^) : _ A todos se hace todas las cosas, para ganar-
los á todos.— Que toca ya en lo tercero y proprio de
este oficio, según que dijimos, que es ser un oficio lleno
de muchos oficios , y que todos los administra el pas-
tor. Porque verdaderamente es así , que todas aquellas
cosas que hacen para la felicidad de los hombres, que
son diferentes y muchas, Cristo principalmente las eje-
cutaylas hace; que él nos llama, y nos corrige, y nos lava,
y nos sana, y nos santifica , y nos deleita , y nos viste
de gloria. Y de todos los medios de que Dios usa para
guiar bien un alma, Cristo es el merecedor y el autor.
(<í) I, Petr., 4, V. 10. [e, ExolI., 2o, v. 5C>. [f) Plat., lil). -1,
de Rep. (s) i, Coriat., 9, v. í'3.
^2 OBRAS DE FRAY
wMaí ¡ qué bien y qué copiosamente dice desto el Pro-
feta! Porque el Señor Dios dice asi (a) : — Yo mismo
buscaré mis ovejas y las rebuscaré ; como revee el pas-
tor su rebaño cuando se pone en medio de sus despar-
tidas ovejas, así yo buscaré mi ganado; sacaré mis
ovejas de todos los lugares adó se esparcieron en el dia
de la nube y de la escuridad, y sacaré las de los pue-
blos, y recogerlas lie de las tierras, y lornarélas á meter
en su patria, y las apacentaré en los montes de Israel.
En los arroyos y en todas las moradas del suelo las apa-
centaré con pastos muy buenos, y serán sus pastos en
los montes de Israel mas erguidos. Allí reposarán .en
pastos sabrosos, y pacerán en los montes de Israel pas-
tos gruesos. Yo apacentaré á mi rebaño y yo le haré
que repose, dice Dios el Señor. A la oveja perdida bus-
caré, á la absentada tornaré á su rebaño, ligaré á la
quebrada y daré fuerza á la enferma , y á la gruesa y
fuerte castigaré, paceréla en juicio. — Porque dice
que él mismo busca sus ovejas, y que las guia si estaban
perdidas, y si cautivas las redime, y si enfermas las
sana, y él mismo las libra del mal y las mete en el bien
y las sube á los pastos mas altos. En todos los arroyos
y en todas las moradas las apacienta, porque en todo
bque les sucede les halla pastos, y en lodo lo que per-
manece ó se pasa; y" porque todo es por Cristo, añade
laego el Profeta (6) : — Yo levantaré sobre ellas un pas-
tor y apacenlarálas mi siervo David ; él las apacentará
y él será su pastor; y yo, el Señor, seré su Dios; y en
medio deilas ensalzado mi siervo David. —
)>En que se consideran tres cosas. Una que para po-
ner en ejecución todo esto que promete Dios á los su-
yos, les dice que les dará á Cristo, pastor, á quien lla-
ma siervo suyo, y David , porque es dosceniliente do
D'dvid según la carne , en que es menor y sujeto á su
padre. Lo segunda, que para tantas cosas promete un
so!o pastor, así para mostrar que Cristo puede con to-
do, como para enseñar que en él es siempre uno el que
rige. Porque en los hombres, aunque sea uno solo el
que gobierna á los otros , nunca acontece que los go-
bierne uno solo, porque de ordinario viven en uno niu-
c!io5,sus pasiones, sus afectos, sus intereses, que manda
cada uno su parle. Y la tercera es, que este pastor que
Dios prome'.e y tiene dado á su Iglesia, dice que ha de
o.-lar levantado en medio de sus ovejas , que es decir
que ha de residir en lo secreto de sus entrañas , ense-
ñoreándose deilas, y que las ha de apacentar dentro de
sí. Porque cierto es que el verdadero pasto del hombre
está dentro del mismo hombre y en los bienes de que es
señor cada uno. Ponjue es sin duda el fundamento del
bien aquella división de bienes en que Epitecto, filó-
sofo, comienza su libro; porijuedicedcsla manera : — De
las cosas, unas están en nuestra mano y otras fuera de
nuesiro poder. En nuestra mano están los juicios , los
apetüoí, los deseos y los desvíos, y en una palabra, to-
das las que son nuestras obras. Fuera de nuestro poder
eslán el cuerpo y la hacienda, y las honras y los man-
dos, y en una palabra, todo lo que no es obras nues-
tras. Las que están en nuestra mano son libres de suyo
y que no padecen estorbo ni impediuT^nlo, mas las que
van fuera de nuestro poder son flacas y siervas y que
(fl) Ezcc, 34, V. 11. (A) Ezec, 34, v. 23.
LUIS DE LEÓN.
nos pueden ser estorbadas y al fin son ajenas todas.
Por lo cual conviene que adviertas que si lo que de su-
yo es siervo lo tuvieres por libre tú, y tuvieres por pro-
prio lo que es'ajeno, serás embarazado fácilmente y cae-
rás en tristeza y en turbación, y reprehenderás á veces
á los hombres y á Dios. Mas si solamente tuvieres por
tuyo lo que de veras lo es, y lo ajeno por ajeno, como
lo es en verdad, nadie te podi'á hacer fuerza jamás, nin-
guno estorbará tu designio, no reprehenderás á nin-
guno" ni tendrás queja del, no liarás naila forzado, na-
die le dañará, ni tendrás enemigo, ni padecerás detri-
menlo. —
»Por manera que, por cuan! o la buena suerte del
hombre consiste en el buen uso de aquellas obras y co-
sas de que es señor enteramente, todas las cuales obras
y cosas tiene el hombre dentro de si mismo y debajo de
su gobierno, sin respeto á fuerza exterior; por e^o el
regir y el apacentar al hombre es el hacer que use bien
deslo que es suyo y que tiene encerrado en sí .mismo.
Y así, Dios con justa causa pone á Cristo, que es su pas-
tor, en medio de las entrañas del hombre, para que, po-
deroso sobre ellas, guie sus opiniones, sus juicios, sus
apetitos y deseos al bien, con que se áliaienic y cobre
siempre mayores fuerzas el alma, y se cu.mpla desta n;a-
nera lo que el mismo Profela dice : — Que serán apacen-
tados en todos los mejores pastos de su tierra propria ; —
esto es, en aquello que es pura y propiamente buena
suerte y buena dicha del hombre. Y no en esto sola-
mente, sino también «en los montes altísimos de Is-
rael», que son los bienes soberanos del ciclo, que so-
laran á los nalurales bienes sobre toda manera, porque *
es señor de toilos ellos aquese minino paslcr que los
guia, ó para decir la verdad, porque los tiene todos
y amontonados en sí.
))Y porque los Heneen sí, por esta misma causa, lan-
zándose en medio de su ganado, mueve siempre á sí sus
ovejas, y no liuizándose solamente, sino levantándose y
encum¡)rándo.se en ellas, según loque el Profeta del
dice. Porque en sí es alto por el amontonamiento de
bienes soberanos que liene, y en ellas es alto también,
porque apacentándolas las levanta del suelo y las aleja
cuanlo mas va de la tierra, y las tira siempre hacia sí
mismo y las enrisca en su alteza , encumbrándolas
siempre mas y entrañándolas en los aUísimos bienes
suyos. V pflrque e! uno mismo está en los pechos de
cada una de sus ovejas, y porque su pacerlas es- ayun-
tarlas Qi:)nsigo y entrañarlas en sí, como agora decía, por
eso.le conviene también lo postrero, que pertenece al
pastor, que es hacer unidad y rebaño. Lo cual hace Cristo
por maravilloso modo, como por ventura diremos des-
pués. V bástenos decir agora que no está la vestidura tan
allegada al ruerjto del que la viste , ni ciñe tan estre-
chamente por la ciniura la cinta, ni seayunlan tan
conformemente la cabeza y los miembros, ni los padres
tjon tan deudos del hijo, ni el es[>oso con su esposa tan
uno, cuanlo Cristo, nuestro divino pastor, consigo y
entre sí hace una su grey.
»>.\sí lo pille y así lo alc.mza , y así de hecho lo hace.
Que l(»s demás hombros que antes del y sin el intro-
dujeron en el inundo leyes y f-cclas, no semblaron paz,
sino división, y no vinieron á reducir á rebaño, sino.
DE LOS NOMBRES DE CRISTO. — LIBRO PRIMERO.
como Cristo dice en san Juan (a) -. — Fueron ladrones
y mercenarios , que entraron á dividir y desollar y dar
muerte al rebaño. — Que, aunque la muchedumbre de los
malos haga contra las ovejas de Cristo bando por sí, no
por eso los malos son unos ni hacen un rebaño suyo en
que estén adunados; sino cuanto son sus deseos y sus pa-
siones y sus pretendencias, que son diversas y muchas,
tanto están diferentes contra sí mismos ; y no es rebaño
el suyo de unidad y de paz, sino ayuntamiento de guerra
y gavilla de muchos enemigos, que entre sí mismos se
aborrecen y dañan, porgue cada uno tiene su diferente
querer. Mas Cristo, nuestro pastor, porque es verdade-
ramente pastor, hace paz y rebaño. Y aun por esto,
allende de lo que dicho tenemos , le llama Dios Pastor
uno en el lugar alegado; porqi^ su oficio todo es ha-
cer unidad. Así que, Cristo es pastor por todo lo dicho,
y porque si es del pastor el desvelarse para guardar y
mejorar su ganado, Cristo vela sobre los suyos siempre
y los rodea solícito. Que, como David dice (6): — Los
ojos del Señor sobre los justos, y sus oídos en sus rue-
gos. Y aunque la madre se olvide de su hijo, yo, di-
ce (c)' no me olvido de tí. — Y si es del pastor trabajar
por su ganado al frío y al hielo, ¿quién cual Cristo tra-
bajó por el bien de los suyos? Con verdad Jacob, como
en su nombre, decía (d): — Gravemente laceré de noche
y de día, unas veces íil calor y otras veces al hielo, y
huyó de mis ojos el sueño. — Y si es del pastor servir
abatido, vivir en hábito despreciado, y no ser adorado
y servido, Cristo, hecho al traje de sus ovejas, y vestido
de su bajeza y su piel, sirvió por ganar su ganado.
))Y porque habernos dicho cómo le conviene á Cristo
todo lo que es del pastor, digamos agora las ventajas
que en este oficio Cristo hace á todos los otros pasto-
res. Porque no solamente es pastor, sino pastor como
no lo fué otro ninguno ; que así lo certificó él cuando
dijo (e) : — Yo soy el buen pastor. — Que el bueno allí es
señal de excelencia, como si dijese el pastor aventaja-
do entre todos. Pues sea la primera ventaja, que los
otros lo son ó por caso ó por suerte , mas Cristo nació
para ser pastor, y escogió antes que naciese, nacer pa-
ra ello ; que, como de sí mismo dice (/"), abajó del cie-
lo y se hizo pastor hombre, para buscar al hombre, ove-
ja perdida. Y así como nació para llevar á pacer, dio
luego que nació á los pastores nueva de su venida. De-
más desto, los otros pastores guardan el ganado que ha-
llan , mas nuestro pastor él se hace el ganado que ha
de guardar. Que no solo debemos á Cristo que nos ri-
ge y nos apacienta en la forma ya dicha, sino también,
y primeramente, que siendo animales fieros, nos da
condiciones de ovejas , y que siendo perdidos, nos hace
ganados suyos , y que cria en nosotros el espíritu de
sencillez y de mansedumbre y de santa y fiel humil-
dad, por el cual pertenecemos á su rebaño. Y la terce-
ra ventaja es, que murió por el bien de su grey ; lo que
no hizo algún otro pastor ; y que por sacarnos de entre
los dientes del lobo, consintió que hiciesen en él presa
los lobos.
» Y sea lo cuarto, que es así pastor, que es pasto tam-
bién, y que su apacentar es darse á sí á sus ovejas.
(a) Joan., 10, v. 8. (A) Psalm. 33, v. 16. (c) Esai., 49, v. 13.
l«*; G«nes., 31, Y. 4, W Jqsji., lO, v. ij. V; Lueae, 13, v, 4-
9.3
Porque el regir Cristo á los suyos y el llevarlos al pas-
to, no es otra cosa sino hacer que se lance en ellos y
que se embeba y que se incorpore su vida, y hacer que
con encendimientos fieles de caridad , le traspasen sus
ovejas á sus entrañas , en las críales traspasado, muda
él sus ovejas en sí. Porque cebándose ellas del, se des-
nudan á sí de sí mismas y se visten de sus cualidades
de Cristo, y creciendo con este dichoso pasto el ganado,
viene por sus pasos contados á ser coa su pastor una
cosa. Y finalmente , como otros nombres y oficios le
convengan á Cristo, ó desde algún principio ó hasta
un cierto fin ó según algún tiempo, este nombre de
Paslvr en él carece de término. Porque antes que na-
ciese en la carne , apacentó á las criaturas luego que
salieron á luz ; porque él gobierna y sustenta las co-
sas, y él mismo da cebo á los ángeles, — y todo espera
del su mantenimiento á su tiempo, — como en el sal-
mo se dice {g). Y ni mas ni menos, nacido ya hombre,
con su espíritu y con su carne apacienta á los hom-
bres , y luego que subió al cielo llovió sobre el suelo
su cebo, y luego y ahora y después, y en todos los tiem-
pos y horas, secreta y maravillosamente y por mil ma-
neras los ceba ; en el suelo los apacienta, y en el ciclo
será también su pastor, cuando allá los llevare, y en
cuanto se revolvieron los siglos y en cuanto vivieren
sus ovejas, que vivirán eternamente con él, él vivirá
en ellas, comunicándoles su misma vida, hecho su pas-
tor y su pasto. « Y calló Marcelo aquí, significando á Sa-
bino que pasase adelante, que luego desplegó el papel
y leyó.
§. VIL
Se le da á Cristo el nombre de Monte ; qué signiflca eale en la
Escritura, y por qué se le atribuye á Cristo.
«Llámase Cristo Monte, como en el capítulo segun-
do de Daniel , donde se dice que la piedi-a que hirió
en los pies de la estatua que vio el rey de Babilonia, y
la desmenuzó y éleshizo, se convirtió en un monte muy
grande, que ocupaba toda la tierra. Y en el capítulo
segundo de Isaías : — Y en los postreros días será esta-
blecido el monte de la casa del Señor sobre la cumbre
de todos los montes. — Y en el salmo 67: — El monte
de Dios, monte enriscado y lleno de grosura. — »
Y en leyendo esto cesó. Y dijo Juliano luego : «Pues
que este vuestro papel, Marcelo, tiene la condición de
Pitágoras, qiie dice, y no da razón de lo que dice, jus-
to será que nos la deis vos por él. Porque los lugares
que agora alega , mayormente los dos postreros, alga-
nos podrían dudar si hablan de Cristo ó no. » « Muchos
dicen muchas cosas, respondió Marcelo ; pero el papel
siguió lo mas cierto y lo mejor, porque en el lugar de
Esaías casi no hay palabras, así en él como en lo que
le antecede ó se le sigue, que no señale á Cristo, como
con el dedo. Lo primero dice:— En los dias postreros, —
y como sabéis, lo postrero de los dias, ó los dias postre-
ros, en la Santa Escrituraos nombre que se da al tiem-
po en que Cristo vino, como se parece en la profecía de
Jacob, en el capítulo último del libro de la creación {h)
y en otros muchos lugares. Porque el tiempo de su ve-
nida, en el cual juntamente con Cristo comenzó á na^
(g) Píílm, 193, V. 27, (/i; G^ues., 4í), V. 1,
94 OBRAS DE FRAY
ccr la luz del Evangelio, y el espacio que dura el mo-
vimieiUo dcsla luz, que es el espacio de su predicación,
que va como un sol cercando el mundo , y pasando de
unas naciones en otras ; así que todo el discurso y su-
ceso Y duración de aqueste akimbramienlo se llama
un dia, porque es como el nacimiento y vueña que da
e! sol en un dia, y Húmase postrero dia, porque en aca-
bando el sol del Evangelio su curso, que será en ha-
biendo amanecido á todas las tierras , como este sol
amanece, no ha di sucederle otro dia. — Y será predi-
cado, dice Crisfo (a), aqueste Evangelio por todo el
mundo, y luego vendrá el fin. —
))Demás deslo dice: — Será establecido,. — Y la palabra
original significa un establecer y afirmar no mudable,
ni como si dijésemos, movedizo ó sujeto á las injurias
y vueltas del tiempo. Y así, en el salmo con esta mis-
ma palabra se dice {h) : — El Señor aíirnió su trono so-
bre los cielos. — Pues ¿qué monte otro hay ó qué gran-
deza no sujeta á mudanza, sino es Cristo solo, cuyo
reino no tiene fin, como dijo ala Virgen el Ángel? Pues
¿qué se sigue Iras esto?— El monte, dice, de la casa del
Señor. — Adonde la una palabra es como declaración
de la otra, como diciendo el moale, esto es, la casa del
Siiñor. [.a cual casa entre todas por excelencia es Cris-
to, nuestro Redentor, en quien reposa y mora Dios en-
teramente. Como es escrito (c) : — En el cual reposa
todo lo lleno de la divinidad.~Y dice mas:— Sobre la
cumbre de los montes. — Que es cosa que solamente de-
Cristo se puede con verdad decir. Porque monte en la
Escritura y en la secreta manera de hablar de que en
ella usa el Espíritu Santo, significa todo lo eminente,
6 en poder tem[ioral, como son los príncipes, ó en vir-
tud y saber espiritual, como son los profetas y los pre-
lados; y decir montes sin limitación, es decir todos los
montes, ó (como se entiende de un artículo que está en
el primero texto en aqueste lugar) es decir los mon-
tes mas señalados de todos, así por alteza de sitio co-
mo por otras cualidades y condicionas suyas. Y decir
que será establecido sobre todos los montes, no es de-
cir solamente que este monte es mas levantado que los
demás, sino que está situado sobre la cabeza de todos
olios; por manera que lo. mas bajo del está sobrepues-.
to á lo que es en ellos mas alto.
» Y así juntando con palabras descubiertas todo aques-
to que he dicho, resultará de lodo aquesta .sontencia :
Que la raiz, ó como llamamos, la falda deste monte que
dice Esaias, esto es, lo menos y mas humilde del, tie-
ne debajo de sí á todas las altezas mas señaladas y al-
ias que hay, así tenijioralos como espirituales. Pues
¿qué alteza 6 encumbramiento será aqueste tan grande,
si Cristo no es? O ¿á qué otro monte de los que Dios tie-
ne convendrá una semejante grandeza? Veamos loque
la Santa Escritura dice cuando habla con palabras lla-
nas y sencillas de Cristo, y cotejémoslo con los rodeos
de aqueste lugar, y si halláremos que ambas parles di-
cen lo mismo, no dudemos de que es uno mismo a(|uel
de quien hablan. ¿Qué dice Daviil? ((/)— Dijo el Señor
á mi Señor : Asiéntale á mi mano derecha hasta que
ponga por escaño de lus pies á tus enemigos. — Y el
(a) Mnlih., 2t, v. li. (i) Psalm. C7, v. 17. (c) Cotos!, 2, y. 9,
(d) Psalm. 10 J, V. 1.
LUIS DE LEÓN.
apóstol san Pablo (e):— Para que al nombre de Jesús
doblen las rodillas todos, ansí los del cielo como los de
la tierra y los del infierno.— Y él mismo, hablando pro-
piamente del misterio de Cristo, dice (/") : — Lo fiaco
de Dios que parece, es mas valiente que la fortaleza to-
da, y lo inconsiderado, mas sabio que cuanto los hom-
bres saben. — Pues allí se pone el monte sobre los mon-
tes, y aquí la alteza toda del mundo y del inlierno por
escaño de los pies de Jesucristo. Aquí se le arrodilla lo
criado, allí lodo lo alto le está sujeto. Aquí su humil-
dad, su desprecio, su cruz, se dice ser mas sabia y mas
poderosa que cuanto pueden y saben los hombres; allí
la raiz de aquel monte se pone sobre las cumbres de
todos los montes.
))Ansí que, no debemos dudar de que es Cristo aques-
te monte de que haola Esaias. Ni menos de que es
aquel de quien cania David en las palabras del salmo
alegado. El cual salmo todo es manifiesta profecía,
no de un misterio solo, sino casi de lodos a((uellos que
obró Cristo para nuestra salud. Y es obscuro salmo al
parecer, pero obscuro á los (]ue no dan en la vena del
verdadero sentido, y siguen sus imaginaciones ppoprias,
con las cuales, como no dice el salmo bien, ni puede
decir, para ajuslarle con ellas revuelven la letra y es-
curecen y turban la sentencia, y al fin se fatigan en
balde ; mas al revés, si se toma una vez el hilo del y su
intento, las mismas cosas se van diciendo y llamándo-
se unas á otras, y trabándose entre sí con maravilloso
artificio. Y lo que toca agora á nuestro propósito (por-
que seria apartarnos mucho del declarar todo el sal-
mo), ansí que lo que toca al verso que deste salmo
•alega el papel, para entender que el monte de quien el
verso habla es Jesucristo, basta ver lo que luego se si-
gue, que es monte en el cual le aplacio á Dios morar
en él, y cierto morará en él eternamente. Lo cual, si-
no es Jesucristo, de ningún otro se puede decir. Y son
muy de considerar cada una de las palabras, ansí de
este verso como del verso que le antecede ; pero no tur-
bemos ni confundamos el discurso de nuestra razón.
«Digamos primero qué quiere decir que Cristo se lla-
me monie, y dicho, y volviendo sobre estos mismos lu-
gares, diremos algo de las cualidades que da en ellos
el Espíritu Santo á este monte. Pues digo así, quedemás
de la eminencia señalada que tienen los montes sobre
lo demás de la tierra, como Cristo la tiene, en cuanto
hombre, sobre todas las criaturas ; la mas principal ra-
zón por qué se llama monte, es por la abundancia, ó di-
gámoslo ansí, por la preñez riquísima de bienes dife-
rentes que atesora y comprcliendc en sí mismo. Por-
que, como .sabéis, en la lengua hebrea, en que los sagra-
d(is libros en su primer origen se escriben , la palabra
conque el monte se nombra, según el sonido dellá,
suena en nuestro castellano el preñado ; por manera
que los (pie nosotros llamamos montes, llama el hebreo
por nombre proprio preñados. Y díceles aqueste nom-
bre muy bien, no solo por la figura que tienen alta y
redunda, y como hinchada sobre la tierra, por lo cual
panicen el vientre della, y no vacío ni llojo vientre, mas
lleno y preñado; sino también porque tienen en sí co-
mo concebido, y lo paren y sacan á luz á sus tiempos,.
(e) PhiliD., 2. V. 10. (/■) I. Corint.. i, v, 23,
DE LOS NOMRRES DE CRISTO.— LIBRO PRIMERO.
01
casi lodo aquello giie en la tierra se estima. Producen
árboles de diferentes maneras, unos que sirven de ma-
dera para los edificios, y otros que con sus frutas man-
tienen la vida. Paren yerbas, mas que ninguna otra
parle del suf>lo , de diversos géneros y de secretas y
eficaces virtudes. En los montes por la mayor parle se
conciben las fuentes y los principios de los ríos, que
naciendo de allí y cayendo en los llanos después, y tor-
ciendo el paso por ellos, fertilizan y hermosean las
tierras. Allí se cria el azogue y el eslaño , y las venas
ricas de la plata y del oro y de los demás metales, to-
das las minas, las piedras preciosas y las canteras de
las piedras firmes, que son mas provechosas, con que
se fortalecen las ciudades con muros y se ennoblecen
con suntuosos palacios. Y finalmente, son como un ar-
ca los montes, y como un depósito de todos los ma-
yores tesoros del suelo.
b »Pues por la misma manera Cristo nuosíro Señor, nff
solo en cuanto Dios , que según esta razón, por ser el
Verbo divino, por quien el Padre cria todas las cosas,
las tiene, todas en sí de mejores quilates y ser que son
en sí mesmas; mas también según que es hombre, es un
monte y un amontonamiento y preñez de todo lo bue-
no y provechoso y deleitoso y glorioso que en el deseo
y en el seno de las criaturas cabe, y de mucho mas que
no cabe. En él está el remedio del numdo y la deslrui-
cion del pecado y la victoria contra el demonio, y las
fuentes y mineros de toda la gracia y virtudes que se
derraman por nuestras almas y pechos, y los hacen fér-
tiles, en él tienen su abundante principio ; en él tienen
sus raíces, y del nacen y crecen con su virtud, y se vis-
ten de hermosura y de fruto las hayas altas y los so-
beranos cedros y los árboles de la mirra, como dicen
los Cantares, y del incienso, los apóstoles y los mártires
y profetasur vírgines. El mismo es el sacerdote y el sa-
crificio, el pastor y el pasto, el doctor y la doctrina, el
abogado y el juez , el premio y el que da el premio , la
guia y el camino, el médico, la medicina, la riqueza, la
luz, la defensa y el consuelo es él mismo y solo él. En
él tenemos la alegría en las tristezas , el consejo en los
casos dudosos, y en los peligrosos y desesperados el am-
paro y la salud. .
))Y por obligarnos mas así, y porcpie buscando lo que
nos es necesario en otras partes, no nos divirtiésemos
del , puso en sí la copia y la abundancia , ó si decimos
la tienda y el mercado, ó será mejor decir el tesoro
abierto y liberal de todo lo que nos es necesario, útil y
dulce, asi en lo próspero como en lo adverso, así en la
vida como en la muerte taml)ien , así en los años traba-
josos de aqueste destierro como en la vivienda eterna
y feliz adó caminamos. Y como el monte alto en la cum-
bre se toca de nubesy las traspasa, y parece que llega
hasta el cielo , \ en las faldas cria viñas y mieses, y da
paslos saludables á los ganados; ansí lo alto y la cabeza
de Crisloes Dios, que traspasa los cielos, y es consejos
altísimos de sabiduría , adonde no puede arribar inge-
nio ninguno mortal ; mas lo humilde del , sus palabras
llanas , la vida pobre y sencilla y santísima que mo-
rando entre nosotros. vivió, las obras que como hombre
hizo, y las pasiones y dolores que de los hombres y por
los hombres sufrió, son paslos de vida para sus fieles
ovejas. Allí hallamos el trigo, que esfuerza el corazón
de los hombres, y el vino, que les da verdadera alegría.
y el olio, hijo de la oliva y engondrador de la luz, que
destierra nuestras tinieblas. — El risco, dice el salmo {a),
es refrigerio de los conejos. — Y en tí, oh verdadera gua-
rida de los pobrecitos amedrentados, Cristo Jesús ; y en
tí, oh amparo dulce y seguro, oh acogida llena de fideli-
dad , los afligidos y acosados del mundo nos esconde-
mos. Si vertieren agua las nubes y se abrieron las ca-
nales del cielo, y saliendo la mar de madre, se anegaren
las tierras y sobrepujaren como en el diluvio sobre los
montes las aguas, en este monte, que se asienta sobre
la cumbre de lodos los montes, no las tememos. Y si Ios-
montes, como dice David, trastornados de sus lugares,
cayeron en el corazón de la mar, en csle monte no mu-
dable, enriscado, carecemos del miedo.
))Mas ¿qué hago yo agora, ó adonde me lleva el ardor?
Tornemos á nuestro hilo, y ya que habernos dicho el
por qué es monte Cristo, digamos, según que es monte,
las cualidades que le da ¡a Escritura. Decía pues Da-
niel (6) que una piedra sacada sin manos hirió en les
pies de la estatua y la volvió en polvo, y la piedra cre-
ciendo se hizo monte tan grande, que ocupó toda la tier-
ra. En lo cual primeramente entendemos que este
grandísimo monte era primero una pequeña piedra. Y
aunque es así, que Crislo es llamado piedra por dife-
rentes razones, pero aquí la piedra dice fortaleza y pe-
quenez. Y así, es cosa digna de considerar que no cayó
hecha monte grande sobre la estatua y la deshizo, sino
hecha piedra pequeña. Porque no usó Cristo, para des-
truir la alteza y poder tirano del demonio, y la adora-
ción usurpada y los ídolos que tenia en el mundo, de
la grandeza de sus fuerzas, ni derrocó sobre él el bra-
zo y el peso de su divinidad encubierta , sino lo hu-
milde que había en él, y lo bajo y lo pequeño. Su car-
ne sania y su sangre vertida, y el ser preso y condena-
do y muerto crudelísimamente, y esa pequenez y fla-
queza fué fortaleza dura, y toda la soberbia del infierno
y su monarquía quedó rendida á la muerte de Cristo.
Por manera que primero fué piedra y después de pie-
dra monte. Primero se humilló, y humilde venció, y
después vencedor glorioso , descubrió su claridad , y
ocupó la tierra y el cielo con la virtud de su nombre.
))Mas lo que el Profeta significó por rodeos, ¡ cuan lla-
namente lo dijo el Apóstol! (c)— El haber subido, dice
hablando de Cristo, ¿qué es sino por haber, descendido
primero hasta lo bajo de la tierra? El que descendió,
ese mismo subió sobre todas los cielos , para henchir
todas las cosas. — Y en otra parte (d) :^Fué hecho obe-
diente hasta la muerte, y muerte de cruz, por lo. cual
ensalzó su nombre Dios sobre todo nombre. — Y como
dicen del árbol , que cuanto lanza las raíces mas en lo
hondo, tanto en lo alto crece y sube mas por el aire ;
así á la humildad y pequenez desla piedra correspon-
dió la grandeza sin medida del monte ; y cuanto primero
se desminuyó, tanto después fué mayor. Pero .acontece
que la piedra que se tira hace gran golpe, aunque sea
pequeña, si el brazo que la envía es valiente ; y pudíé-
rase por ventura pensar que si esta piedra pequeña lii-
(oV Psalm. 103, v. 18. (í) Daniel, 2, v.-oi el 3b. (c; Eplics-,
4,v, 9ttlO. (rf, Pliiüp., 2, V. 8.
96 OBRAS DE FRAY
zo pedazos la estatua, fué por la virtud de alguna fuer-
za extraña y poderosa que la lanzó. Mas no fué así, ni
quiso que se imaginase así el Espíritu Santo, y por esta
causa añadió que hirió á la estatua sin manos, convie-
ne á saber, que no la hirió con fuerza mendigada de I
otro ni con poder ajeno , sino con el suyo mismo hizo ¡
tan señalado golpe. Como pasó en la verdad.
wPonjue lo flaco y lo despreciado de Cristo, su pri-
sión y su muerle, aquel humilde escupido y escar- i
necido, fué tan de piedra, quiero decir, tan firme para I
sufrir y tan fuerte y duro para herir, que cuanto en el
soberbio mundo es tenido por fuerte no pudo resistir
á su golpe, mas antes cayó todo quebrantado y deshe-
cho, como si fuera vidrio delgado. Y aun lo que es mas
de maravillar, no hirió aquesta piedra la frente de
aquel bulto espanlable, sino solamente los pies, adonde
nunca la herida es mortal ; mas sin embargo desto, con
aquel golpe dado en los pies vinieron á menos los pe-
chos y hombros y el cuello y cabeza de oro. Porque fué
así, que el principio del Evangelio y los primeros gol-
pes que Cristo dio para deshacer la pujanza mundana
fueron en los pies della y en lo que andaba como ras-
treando en el suelo ; en las gentes bajas y viles , así en
oOcio como en condición. Y heridos estos con la verdad,
y vencidos y quebrados del mundo, y como muertos á
él y puestos debajo la piedra , las cabezas y los pechos,
esto es, los sabios y los altos, cayeron todos, unos para
sujetarse á la piedra, y otros para. quedar quebrados y
desmenuzados della ; unos para dejar su primero y mal
ser, y otros para crecer para siempre en su mal. Y ansí,
unos destruidos y otros convertidos, la piedra, trans-
formándose en monte, ella sola ocupó todo el mundo.
«Es también monte lieclio y como nacido de piedra,
porque entendamos que no es terreno ni movedizo es-
te monte, ni tal que pueda ser menoscabado ó dismi-
nuido en alguna manera. Y con esto, pasemos á ver lo
demás que decía del el santo David. — El monte, dice,
del. Señor, monte cuajado, monte grueso. — Quiere de-
cir fértil y abundante monte , como á la buena tierra
solemos llamarla tierra gruesa. Y la condición de la
tierra gruesa es ser espesa y tenaz y maciza, y no del-
gada y arenisca, y ser tierra que bebe mucha agua, y que
no se anega ó deshace con ella, sino antes la abraza to-
da en sí, y se engruesa é Jiinche de jui^o ; y así, después
son conformes á aquesta grosura las mieses, que pro-
duce espesas y altas, y las cañas gruesas y las espigas
grandes.
»Bien es verdad qtie adonde decimos grueso, el pri-
mer te.xío dice Basan, que es nombre propio de un mon-
te llamado asi en la Tierra Sarita, que csiá do la o!ra par-
le del Jordán, en la suerte que cujio á lo.í de Gad y Ru-
bén y á la milad drl Iribú de Manases. Pero era seña-
ladamente abiindan'c este monte; y así, nuestro te.xto,
aunque calló el nombre, guardó bien el sentido y puso
la misma sentencia, y en lugar de j^c/san puso monte
grueso, cual lo es el Basan. Pues es Cristo ni mas ni
menos, no como arena flaca y movediza, sino como lier-
ra de cuerpo y de tomo, y que bebe y ronlienc en sí
lodos los dones del Espíritu Santo, que la {'.escritura sue-
le muchas venes nombrar con nombre de aguas ; y asi,
el fruto que de te monle sale, y las mieses que se crjan
LUIS DE LEÓN.
en él , nos muestran bien á la clara si es grueso y fe-
cundo este monte. De las cuales mieses , David en el
salmo 71 , debajo de la misma figura de trigo y de mie-
ses y de frutos del campo, hablando á la letra del reino
de Cristo, nos canta diciendo (a) : — Y será de un pu-
ñado de trigo echado en la tierra en las cumbres de los
montes, el fruto suyo mas levantado que el Líbano, y
por las villas florecerán como el heno de la tierra. —
O porque en este punto y diciendo esto me vino á la
memoria, quiérolo decir como nuestro común amigo lo
dijo, traduciendo en verso castellano este salmo :
¡Oh siglos de oro.
Cuando tan sola una
Espisa sobre el cerro, tal tesoro
Producirá sembrada,
De mieses ondeando, cual la cumbre
Del Líbano ensalzada,
Cuando con mas largueza y muchedumbre
a Que el heno, en las ciudades
Cl trigo crecerá I
»Y porque se viese claro que este fruto que se llama
trigo no es trigo, y que aquesta abundancia no es
buena disposición de tierra ni templanza de cielo cle-
mente, sino que es fruto de justicia y mieses espiritua-
les nunca antes vistas, que nacen por la virtud deste
monte , añade luego :
Por do desplega
La fama en mil edades
El nombre deste rey, al cielo llega.
» Mas ¿ nació por ventura con este fruto su nombre,
ó era ya y vivía en el seno de su Padre primero que
la rueda de los siglos comenzase á moverse? Dice :
El nombre, que primero
Que el sol manase luz resplandecía,
Eu quien hasta el postrero
Mortal serú bendito, á quien de dia, ^
De noche celebrando.
Las gentes darán loa y bienandanza.
Y dirán alabando :
«Seilor Dios de Israel, ¿qué lengua alcanza
A tu debida gloria?»
«Salido he de mi camino, llevado de la golosina del
verso; mas volvamos á él.» Y habiendo dicho esto Mar-
celo y tomado un poco de aliento, quería pasar ade-
lante; mas Juliano, deteniéndole, dijo: «Antes que
digáis mas, me decid, Marcelo, este común amigo nues-
tro que nombrastes, cuyos son estos versos , ¿quién es?
Porque, aunque yo no soy muy poeta, hanme parecido
muy bien, y debe hacerlo ser cl sugeto cual es, en quien
solo, á mi juicio, se emplea la poesía como debe.» «Gran
verdad, Juliano, es, respondió al punto Marcelo, lo
que dccis; porque este es solo digno sugeto de la poe-
sía, y los que la sacan del , y forzándola, la emplean,
ó por mejor decir, la pierden en argumentos de livian-
dad, habían de ser castigados como públicos corrom-
pedoi'fís de dos cosas santísimas : de la poesía y de las
coslutnl)res. La poesía corrompen , pon/ue sin duda la
inspiró Dios en los ánimos de los hombres para con cl
moviinienlo y espíritu dolía levantarlos al cielo, de
donde ella procedo; porque poesía no es sino una co-
municación del aliento celestial y divino; y así, en los
(a) i'salm. 71, V. 10,
DE LOS NOMBRES DE CRISTO.— LIBRO PRIMERO.
97
profelas cuasi toilos , así los que fueron movidos ver-
daderamente por Dios, como los que incitados por otras
causas sobrehumanas hablaron , el mismo espíritu que
los despertaba y levantaba á ver lo que los otros hom-
bres no veian, les ordenaba y componía y como melri-
ficaba en la boca las palabras, con número y consonan-
cia debida , para que hablasen por mas subida manera
que las otras gentes hablaban , y para que el estilo del
decir se asemejase al sentir, y las palabras y las cosas
fuesen conformes. .
))Así que, corrompen esta santidad, y corrompen tam-
bién, lo que es mayor mal, las santas costumbres; por-
que los vicios y las torpezas, disimuladas y enmeladas
con el sonido dulce y artificioso del verso, recíbense
en los oidos con mejor gana , y dellos pasan al ánimo,
que de suyo no es bueno, y lánzanse en él poderosísi-
mamenle, y hechas seFioras del, y desterrado de alii
todo buen sentido y respeto, corrómpenlo, y muchas
veces sin que el mismo que es corrompido lo sienta. Y
es, iba á decir donaire, y no es donaire, sino vitupe-
rable inconsideración , que las madres celosas del bien
de sus hijas les vedan las pláticas de algunas otras mu-
jeres , y no les vedan los versos y los cantarciüos de
argumentos livianos , los cuales hablan con ellas á to-
das horas; y sin recatarse dellos, antes aprendiéndolos y
cantándolos , las atraen á si y las persuaden secreta-
mente, y derramándoles su ponzoña poco á poco por
los pechos, las inficionan y pierden. Porque así como
en la ciudad , perdido el alcázar deila y puesto en las
manos de los enemigos , toda ella es perdida; así, ga-
nado una vez, quiero decir , perdido el corazón, y afi-
cionado á los vicios y embeleñado con ellos, no hay
cerradura tan fuerte ni centinela tan veladora y des-
pierta, que baste á la guarda. Pero esto es de otro lu-
gar, aunque la necesidad ó el estrago que el uso malo,
introducido mas agora que nunca, hace en las gentes,
hace también que se pueda tratar dello á propósito en
cualquiera lugar.
»Mas, dejándolo agora, espániomo, Juliano, queme
preguntéis quién es el común amigo que dije, pues no
podéis olvidaros que, aunque cada uno de nosotros dos
tenemos amistad con muc:;os amigos, uno solo tenemos
que la tiene conmigo y con vos cuasi en igual grado;
porque á mí me ama como á sí, y á vos en la misma
manera como yo os amo , que es muy poco msnos que
á mí.') «Razón tenéis, respondió Juliano, en condenar
mi descuido, y ya entiendo muy bien por quién decís.
Y pues tendréis en la memoria algunos oíros salmos da
los que ha puesto en verso aqueste amigo nuestro, mu-
cho gustaría yo, y Sabino gustará dello, si no me en-
gaño también, que en los lugares que se os ofrecieren
de aquí adelante uséis de ellos , y nos los dig.-iis.» ((Sa-
bino , respondió Marcelo , no sé yo si gustará de oir lo
que sabe ; porque , como mas mozo y mas aficionado á
los versos, tiene cuasi en la lengna estos salmos que
pedis; pero haré vuestro gusto, y aun Sabino podrá
servir de acordármelos si yo me o' vi Jare , como será
posible olvidarme. Así que, él me los acordará, ó si
mas le pluguiere , dirálos él mismo , y aun es justo que
leplazga, porque los sabrá decir con mejor gracia.»
Deslo postrero se rieron un poco Juliano y Sabino. Y
E-xvi-ii,
diciendo Sabino que lo baria así y que gustaría de ha-
cerlo , Marcelo tornó á seguir su razón , y dijo :
((Decíamos pues que este sagrado monte, conforme á
lo del salmo, era fértil señaladamente, y probamos su
grosura por la muchedumbre y por la grandeza de las
mieses que del han nacido , y referimos que David, ha-
blando dellas, decía que de un puño de trigo es[iarcido
sobre la cumbre del monte serian el fruto y cañas que
nacerían del tan altas y gruesas, que igualarían á los
cedros altos del Líbano. De manera que cada caña y
espiga seria como un cedro , y todas ellas vestirían la
cumbre de su monte , y meneadas del aire ondearían
sobre él como ondean las copas de los cedros y de los
otros árboles soberanos de que el Líbano se corona. En
lo cual David dice tres cualidades muy señaladas ; por-
que, lo uno , dice que son mieses de trigo, cosa útil y
necesaria para la vida , y no árboles , mas vistosos en
ramas y hojas que provechosos en fruto , como fueron
los antiguos filósofos y los que por su sola industria qui-
sieron alcanzar la virtud ; y lo otro , afirma que estas
mieses, no solo por ser trigo son mejores, sino en alte-
za también son mayores mucho que la arboleda del Lí-
bano ; que es cosa que se ve por los ojos , si cotejamos
la grandeza de nombre que dejaron después de sí los
sabios y grandes del mundo con la honra merecida que
se da en la Iglesia á los santos , y se les dará siempre,
floreciendo cada día mas en cuanto el mundo durare;
y lo tercero, dice que tiene origen aqueste fruto de muy
pequeños principios , de un puñado de trigo sembrado
sobre la cum]}re de un monte, adonde de ordinario cre-
ce el trigo mal; porque, ó no hay tierra, sino peña, en
la cumbre , ó si la hay, es tierra muy flaca, y el lugar
muy frío por razón de su alteza. Pues esta es una de
las mayores maravillas que vemos en la virtud que na-
ce y se aprende en la escuela de Cristo, que , de prin-
cipios al parecer pequeños y que cuasi no se echan de
ver, no sabréis cómo ni de qué manera nace y crece, y
sube en brevísimo tiempo á incomparable grandeza.
«Bien sabemos todos lo mucho que la antigua filosofía
trabajó por hacer virtuosos los hombres , sus precep-
tos , sus disputas , sus revueltas cuestiones , y vemos
cada hora en los libros la hermosura y el dulzor de sus
escogidas y artificiosas palabras ; mas también sabe-
mos , con todo aqueste aparato suyo , el pequeño fruto
que hizo, y cuan menos fué lo que dio de lo que se es-
peraba de sus largas promesas. Mas en Cristo no pasó
así ; porque , si miramos lo general del mismo , que se
llama no muchos granos , sino un grano de trigo muer-
to , y de doce hombres bajos y simples, y de su doctri-
na, en palabras tosca y en sentencias breve, y al juicio
de los hombres amarga y muy áspera, se hinchió el
mundo todo de incomparable virtud, como diremos
después en su proprio y mas conveniente Uigar. Y por
semejante manera, si ponemos los ojos en lo particular
que cada día acontece en muchas personas , ¿quién es
el que lo considera que no salga de sí? El que ayer vi-
vía como sin ley, siguiendo en pos de sus deseos sin
rienda , y que estaba ya como encallado en el mal ; el
que servia al dinero y cogía el deleite, soberbio con to-
dos, y con sus menores soberbio y cruel, hoy, con una
palabra que le tocó en el oido, y pasando de allí al co-
7
98 OBRAS DE FRAY
razón, puso en él su simiente, Inn delicada y pequeña, .
que apenas él mismo la entiende, ya comienza á ser j
otro , y en pocos dias , cundiendo por toda el alma la
fuerza secreta del pequeño prano, es otro del lodo, y
crece así en nobleza de virtud y buenas costumbres,
que la hojarasca sec^a, que poco antes estaba ordenada
al infierno, es ya árbol verde y liermoso, lleno de fruto
y de flor, y el león es pveja'ya, y el que robaba lo ajeno
derrama ya en los ajenos sus bienes, y el que se revol-
caba en la hediondez esparce al derredor de si y muy
lejos de si por todas partes la pur^^za del buen olor.
»Y, como dije, si tornando al })rincipio. comparamos
la grandeza de aquesta planta y su hermosura con el
pequeño grano de donde nació , y con el breve tiempo
en que ha venido á ser tal , veremos en extraña peque-
nez admirable y no pensada virtud. Y asi. Cristo en unas
parles dice (a) que es como el grano de mostaza , que
es pequeño y Irasc'ende , y en otras se asemeja á perla
oriental , pequeña en cuerpo y grande en valor, y parte
hay donde dice (6) que es levadura, la cual en sí es poca
y parece muy vil , y escondida en una gran masa , cuasi
súbitamente cunde por ella toda, y la inficiona. Excusado
es ir buscando ejemplos en esto, adonde la muchedum-
bre nos puede anegar ; mas entre lodos es clarísimo
el del apóstol san Pablo, á quien hacemos hoy fiesta.
¿Quién era, y quién fué , y cuan en breve y cuan con
una palabra se convirtió de tinieblas en luz , y de pon-
zoña en árbol de vida para la Iglesia ?
»Pero vamos mas adelante. Añade David Monte
cuajado. La palabra original quiere decir el queso, y
quiere también decir lo corcobado, y propriamente y de
su origen significa todo lo que tiene en sí algunas par-
tes eminentes é hinchadas sobre las demás que contie-
ne; y de aquí el queso y lo corcobado se llama con
aquesta palabra. Pues juntando esta palabra con el
nombre de monte, como hace David aquí, y poniéndola
en el número de muchos, como está en el primero
texto, suena, como leyó san Agustín (c), «monte de
quesos,)) ó como trasladan agora algunos, ((monte de
corcobas,» y de la una y de la otra manera viene muy
bien; porque en decir lo primero se declara y especifi-
ca mas la fertilidad doste monte, el cual, no solo es de
tierra gruesa y aparejada para producir micscs, sino
también es monte de quesos ó de cuajados, esto es,
significando por el efecto la causa, monte de buenos
pastos para el ganado , digo monte bueno para pan lle-
var, y para apacentar ganados no menos bueno. Y, co-
mo dice bien san Agustín, el pan y la grosura del monte
que le produce es el mantenimiento de los perfectos, la
leche que se cuaja en él y los paslos que la crian es el
profirió manjar de los que comienzan en la virlud, co-
mo dice san F'ablo (r/) : — Como á niños os di leche , y
no manjar macizo. — Y así, conforme á esto, se entien-
de que este monte es general sustento de todos , así de
los grandes en la virlud con su grosura , como de los
recien nacidos en ella con sus paslos y Icclie.
))Mas si decimos de la otra manera , monte de cor-
cobas ó de hinchazones, dícese una señalada verdad, y
es , que como hay unos montes que suben seguidos
(n) Luc, -, V. 19 el 41. (b) Luc, iZ, v. 21.
(c) Enarrai. lnpsalm."7,n.22. {d} i,Corint., 3,v, í.
LUIS DE LEÓN.
hasta lo alto, y en lo alto hacen una punta sola y re-
donda , y otros que hacen muchas puntas y que están
como compuestos de muchos cerros, así Cristo no.es
monte, como los primeros, eminente y excelente en una
cosa sola, sino monte hecho de montes, y una grandeza
llena de diversas é incomparables grandezas , y como
si dijésemos monte que lodo él es monles, para que, co-
mo escribe divinamente san Pablo (e), — tenga princi-
pado y eminencia en lodas las cosas. — Dice mas : — ¿Qué
sospecháis, montes de cerros? — Este es el monte que
Dios escogió para su morada , y ciertamente el Señor
mora en él para siempre. Habla con lodo lo que se tiene
á sí mismo por alio y que se opone á Crislo, presumien-
do de traer competencias con él, y diceles : — ¿Qué sos-
pecháis ? — O como en otro lugar san Jerónimo puso :
— ¿Qué pleiteáis ó qué peleáis contra este monte? —
Y es como si mas claro dijese : — ¿Qué presunción ó
qué pensamiento es el vuestro, oh montes, que cuanto
quiera que seáis, según vuestra opinión, eminentes,
de oponeros con este monte; pretendiendo ó vencerle,
ó poner en vosotros lo que Dios liene ordenado de po-
ner en él, que es su morada perpetua? — Como si dije-
se : — Muy en balde y muy sin fruto os fatigáis, — De
lo cual entendemos dos cosas : la una , que este monle
es envidiado y contradecido de muchos montes; y la
otra, que es escogido de Dios entre lodos.
))Y de lo primero, que loca á la envidia y conlradicion,
es como si dijésemos hado de Cristo el ser siempre en-
vidiado , que no es pequeño consuelo para los que le
siguen , como se lo pronosticó el viejp Simeón luego
que lo vio niño en el templo, y hablando con su madre,
lo dijo (/■): — Ves este niño , será caída y levantamiento
para muchos en Israel , y como blanco á quien contra-
dirán muchos. — Y el salmo segundo en este mismo
propósito {g) : — Porque dice : Bramaron las gentes, y
los pueblos trataron consejos vanos; pusiéronse los re-
yes de la tierra, y los principes se hicieron á una con-
tra el Señor y contra su Cristo. — Y fué el suceso bien
conforme al pronóstico , como se pareció en la conlra-
dicion que hicieron á Crislo las cabezas del pueblo he-
breo por lodo el discurso de su vida, y en la conjura-
ción que hicieron entre sí para traerle á la muerte. Lo
cual , si se considera bien , admira mucho sin duda;
porque si Cristo se tratara como pudo tratarse, y con-
forme alo que se debía á la alteza de su persona; si
apeteciera el mando temporal sobre lodos , ó si en pa-
labras ó si en hechos fuera altivo y deseoso de enseño-
rearse; si pretendiera no hacer bienes , sino enrique-
cerse de bienes, y sujeianilo á las gcnles, vivir con su
sudor y trabajo dellas en vida de descanso abundante;
si le envidiaran y sí se le 0[)usíeran muchos movidos
por sus intereses, ninguna maravilla fuera, antes fuera
lo que cada día acontece; mas siendo la misma llaneza,
y no anteponiéndose á nadie ni queriendo derrocar á
ninguno de su preeminencia y oficio , viviendo sin
fausto y humilde, y haciendo bienes jamás vistos gcnc-
ralmenle á todos los hombres, sin buscar ni pedir ni
aun querer recibir por ello ni honra ni interés, que Ic
aborreciesen las gentes, y que los grandes desamasen á
(í) Ad Cotos., 2, V. 10. {/) Lucae, 2, v. U. (i» Psalm. % v. U
DE LOS NOMBRES DE CRISTO.— LIBRO PRIMERO.
un pobre, y los potentados y pontificados a un huniikle
Jjienlicchor, es coía que espanta.
«Pues ¿acabóse esta envidiosa oposición con su muer-
te, y á sus discípulos del y á su doctrina no contradije-
ron después ni se opusieron contra ellos los hombres?
Lo que fué en la cabeza, eso mismo aconteció por los
miembros. Y como él mismo lo dijo (-a) : — No es el dis-
cípulo sobre el maestro ; si me persiguieron á mí, tam-
bién 03 perseguirán á vosotros. — Así puntualmente les
aconteció con los emperadores y con los reyes y con los
príncipes de la sabiduría del mundo. Y por la manera
que nuestra bienaventurada luz , debiendo según toda
buena razón ser amado, fué perseguido ; así á los suyos
y á su doctrina, con .quitar todas las causas y ocasio-
nes de envidia y de enemistad , les hizo toda la gran-
deza del mundo enemiga cruel. Porque los que ense-
ñaban , no á engrandecer las haciendas ni á caminar á
la honra y á las dignidades, sino á seguir el estado hu-
milde y ajeno de envidia , y á ceder de su propio dere-
cho con todos , y á empobrecerse á sí para el remedio
de la ajena pobreza, y á pagar el mal con el bien, y los
que vivían así, como lo enseñaban, hechos unos públi-
cos 'hieniíechores , ¿quién pensara jamás que pudie-
ran ser aborrecidos y perseguidos de nadie? ó cuando
lo fueran de alguno, ¿quién creyera que lo habían de
ser de los reyes, y que el poderío y grandeza había de
tomar armas y mover guerra contra una tan liumilde
bondad? Pero era af{uesta la suerte que dio á este mon-
te Dios para mayor grandeza suya.
»Y aun si queremos volver los ojos al principio y á la
primera origen de aqueste aborrecimiento y envidia, ha-
llaremos que mucho antes que comenzase á ser Cristo
en la carne, comenzó aqueste su odio ; y podremos ve-
nir en conocimiento de su causa del en esta manera.
Porque el primero que le envidió y aborreció fué Lu-
cifer, como lo afirma, y muy conforme á la doctrina ver-
dadera, el glorioso Bernardo ; y comenzóle á aborrecer
luego, que habiéndoles á él y á algunos otros ángeles
revelado Dios alguna parte deste su consejo y misterio,
conoció que disponía Dios de hacer príncipe universal
de todas Ijis cosas á un hombre. Lo cual conoció luego
al principio del siglo y antes que cayese , y cayó por
aventura por aquesta ocasión. Porque volviendo los ojos
á sí, y considerando soberbiamente la perfección altísi-
ma de sus naturales, y mirando juntamente con esto el
singular grado de gracias y dones de que le había do-
tado Dios mas que á otro ángel alguno , contento de sí
y miserablemente desvanecido, apeteció para sí aquella
excelencia ;"y de apetecerla vino á no sujetarse á la or-
den y decr«to de Dios, y á salir de su santa obediencia
y á trocar la gracia en soberbia , por donde fué hecho
cabeza de todo lo arrogante y soberbio, así como lo es
Cristo de lodo lo llano y humilde. Y como del que en la
escalera bajando pierde algún paso , no para su caída
en un escalón, sino de uno en otro llega hasta el pos-
trero cayendo, asi Lucifer de la desobediencia para con
Dios cayó en el aborrecimiento de Cristo, concibiendo
contra el primero envidia y después sangrienta ene-
mistad, y de la enemistad nació en él absoluta determi-
nación de hacerle guerra siempre con todas sus fuerzas.
(a) Joan., I5,v.20.
00
))Y así lo intentó primero en sus padres , matando y
condenando en ellos, cuanto fué en sí, toda la succcs-
sion de los hombres, y después en su persona misma
de Cristo, persiguiéndole por sus ministros y trayén-
dolo á muerte ; y de allí en los discípulos y seguidores
del, de unos en otros hasta que se cierren los siglos,
encendiendo contra ellos á sus principales ministros,
que es á todo aquello que se tiene por sabio y por alto
en el mundo. En la cual guerra y contienda, peleando
siempre contra la flaqueza el poder, y contra la humil-
dad la soberbia y la maña, y la astucia contra la senci-
llez y bondad, al fin quedan aquellos vencidos parecien-
do que vencen. Y contra este enemigo propiamente
endereza David las palabras de que vamos hablando.
Porque á este ángel y á los demás ángeles que le si-
guieron en tantas maneras de naturales y graciosos bie-
nes enriscados é hinchados , llama aquí corcobados y
enriscados montes, ó por decirlo mejor, montes mon-
tuosos, y á estos les dice así : — Porque, oh montes sober-
bios, ó envidiáis la grandeza del hombre en Cristo, qu3
os es revelada, ó le movéis guerra pretendiendo estor-
barla, ó sospecháis que se debía esta gloria á vosotros,
ó que será parte vuestra contradicíon para quitársela;
que yo os hago seguros que será vano este trabajo vues-
tro, y que redundará toda aquesta pelea en mayor acre-
centamiento suyo , y que por mucho que os empinéis,
él pisará sobre vosotros, y la divinidad reposará en él
dulce y agradablemente por todos los siglos sin fin.— i)
Y habiendo Marcelo dicho aquesto, callóse ; y luego Sa-
bino, entendiendo que había acabado, y desplegando de
nuevo el papel, y mirando en él dijo : <cLo que se sigue
agora es asaz breve en palabras , mas sospecho que en
cosas ha de dar bien que decir, y dice así
§. Yin.
Llámase Cri-sfo Padre del siglo futuro, y explícase el modo
con que nos engendra en hijos suyos.
»E1 sexto nombre es Padre del siglo futuro. Ansí le
llama Esaías en el capítulo 9, diciendo :— Y será lla-
mado Padre del siglo futuro.—»
«Aun no me había despedido del monte , respondió
Marcelo entonces; mas, pues Sabino ha pasado adelan-
te, y para lo que me quedaba por decir habrá por ven-_
tura después otro mejor lugar, sigamos lo que Sabino
quiere. Y dice bien, que lo que agora ha propuesto es
breve en palabras y largo en razón; á lo menos, si no
es largo , es hondo y profundo , porque se encierra en
ello una gran parle del misterio de nuestra redención.
Lo cual, si como ello es pudiese caber en mi entendi-
miento, y salir por mi lengua vestido con las palabras
y sentencias que se le deben, ello solo hinchiria de luz
y de amor celestial nuestras almas. Pero confiados del
favor de Jesucristo, y ayudándome en ello vuestros san-
tos deseos, comencemos á decir lo que él nos diere; co-
mencemos desta manera.
«Cierta cosa es, y averiguada en la Santa Escritura,
que los hombres para vivir á Dios tenemos necesidad
de nacer segunda vez, demás de aquella que nacemos
cuando salimos del vientre de nuestras madres. Y cier-
to es que todos los fieles nacen este segundo nacimien-
to, en el cual está el principio y origen de la vida san-
m
OBRAS DE FRAY LUIS DE LEÓN.
ta y fieL Asilo afirmó Cristo á Nicodémus, que siendo
maestro en la ley, vino una noclie á ser su discípulo.
Adonde, como por fundamento de la doctrina que le ha-
bía de dar, presupuso esto, diciendo (o-) : — Ciertamen-
te te digo que ningún hombre, si no torna á nacer se-
gunda vez, no podrá ver el reino de Dios. — Pues por
fuerza de los términos correlativos, que entre sí se res-
ponden, se sigue muy bien que donde hay nacimiento
liay hijo, y donde hijo hay también padre. De manera
que si los fieles, naciendo de nuevo, comenzamos á ser
nuevos hijos, tenemos forzosamente algún nuevo padre
cuya virtud nos engendra ; el cual padre es Cristo. Y
por esta causa es llamado Padre del siglo futuro, porque
es el principio original desta generación bienaventura-
da y segunda, y de la multitud inumerable de descen-
dientes que nacen por ella.
))Mas, porque esto se entienda mejor, en cuanto puede
ser de nuestra flaqueza enlcndido, tomemos de su prin-
cipio toda esta razón , y digamos lo primero de dande
vino á ser necesario que el hombre naciese segunda
vez ; y dicho esto, y procediendo de grado en grado or-
denadamente, diremos todo lo demás que á la claridad
de todo este argumento y á su entendimiento conviene,
llevando siempre, como en estrella de guia, puestos los
ojos en la Escritura Sagrada , y siguiendo las pisadas de
los doctores y santos antiguo^. Pues conforme á lo que yo
agora decia, como la iníiniia bondad de Dios, movida de
su sola virtud , ante todos los siglos se determinase de
levantar á sí la naturaleza del hombre, y de hacerla
particionera de sus mayores bienes y señora de todas
sus criaturas. Lucifer, luego que lo conoció, encendido
de envidia, se dispuso á dañar é infamar el género hu-
mano en cuanto pudiese, y estragarle en el alma y en el
cuerpo, por tal manera, que hecho inhábil para Tos bie-
nes del cielo, no viniese á efecto lo que en su favor ha-
bía ordenado Dios.— Por envidia del demonio, dice el
Espíritu Santo en la Sabiduría (6), entró la muerte en
el mundo.— Y fué así, que luego que vio criado al pri-
mer hombre y cercado de la gracia de Dios, y puesto en
lugar deleitoso y en estado bienaventurado, y como en
un vecino y cercano escalón para subir al eterno y ver-
dadero bien, cclió también juntamente de ver que le
había Dios vedado la fruta del árbol, y puéslole sí la co-
miese pena de muerte, en la cual incurriese, cuanto
á la vida del alma luego, y cuanto á la del cuerpo des-
pués; y sabia por otra parte el demonio que Dios no
podía por alguna m mera volverse de lo que una vez po-
ne. Y así, luego se imaginó que sí él podía engañar al
Jiombre y acabar con él que traspasase aquel manda-
miento, lo dejaba necesariamente perdido y condenado
A la muerte , ansí del alma como del cuerpo, y por la
misma razón lo hacía incapaz del bien , para que Dios
Je ordenaba.
)'Mas, porque se le ofreció que aunque pecase aquel
liombre primero, en los que dr-spues dé! naciesen po-
dría Dios traer á efeolo lo que ton ¡a ordenado en favor
de los hombres, determinóse de poner en aquel prime-
ro, como en la fiu-ntc primera, su ponzoña y las semi-
llas de su soberbia y profanidad y ambición , y las raí-
ces y principios de todos los vicios, y poner un atiza-
[a] Joan., Z, v. 3. (b) Sapien., 2, v. U.
dor continuo doUo^, para que juntamente con la nalu-
! raleza, en los que naciesen de aquel irimer hombre re
I derramase y extendiese esto mal, y ansí naciesen lodos
I culpados y aborrecibles á Dios , é inclinados á conti-
nuas y nuevas culpas , é inútiles todos para ser lo que
Dios bahía ordenado que fuesen. Ansí lo pensó, y como
lo pensó lo puso por obra , y sucedióle su pretensión ;
porque inducido y persuadido del demonio, el hombre
pecó, y con esto tuvo por acabado su bocho. Esto os,
tuvo al hombre por perdido á remate, y tuvo por des-
baratado y deshecho el consejo de Dios.
))Y á la verdad .quedó extrañamente dificultoso y re-
vuelto todo este negocio del hombre; porque se contra-
decían y como hacían guerra entre sí dos decretos y
sentencias divinas, y no parecía que se podía dar corte
ni tomar medio alguno que bueno fuese ; porque por
una parte había decretado Dios de ensalzar el hombre
sobre todas las cosas, y por orra parte había firmado
que sí pecase le quitaría la vida del alma y del cuerpo,
y habia pecado. Y así, si cumplía Dios el decr'eto pri-
mero, no cumplía con el segundo ; y al revés, cumplien-
do el segundo dicho, el primero se deshacía y borraba,
y juntamente con esto, no podía Dios, así en lo uno co-
mo en lo otro, no cumplir su palabra ; porque no es mu^
dable Dios en lo que una vez dice, ni puede nadie po-
ner estorbo á lo que él ordena que sea. Y cumplirlo en
ambas cosas parecía imposible; porque si á alguno se
ofrece que fuera bueno criar Dios otros hombres no
descendientes de aquel primero, y cumplir con estos la
ordenación de su gracia , y la sentencia de su justicia
ejecutarla en los otros ; Dios lo pudiera hacer muy bien
sin ninguna duda , pero todavía quedaba falta y como
menor la verdad de la promesa primera, porque la gra-
cia della no se prometía á cualesquiera, sino á aquellos
hombres que criaba Dios en Adam, esto es, á los que
del descendiesen. Por lo cual, en esto, que no parecía
haber medio, el saber no comprehensíble de Dios lo ha-
lló, y dio salida á lo que por todas partes estaba con di-
ficultades cerrado. Y el medio y la salida fué, no criar
otro nuevo linaje de hombres , sino dar orden cómo
aquellos mismos ya criados y por orden de descenden-
cia nacidos, naciesen de nuevo otra vez , para que ellos
mismos y unos mismos , según el primer nacimiento
muriesen, y viviesen según el segundo ; y en lo uno
ejecutase Dios la pena ordenada, y la gracia y grande-
za promelida cumpliese Dios en lo otro; y así, quedase
en lodo verdadero y glorioso.
)'Mas, qué bien , auiu|ue brevemente, san Lcon papa
dice aquesto que he dicho (c). — Porque se alababa,
•dice, el demonio que el hombre , por su engaño indu-
cido al pecado , había ya de carecer de los'dones del
cíelo, y (jue de anudado del don de la inmortalidad, que-
daba sujeto á dura sonlencia de nmerte ; y porque de-
cia que habia hallado ron^ue'o de sus caídas y ma-
les con la compañía del nunvo pecador, y que Dios
también, pidiéndolo así la ra/on de su severidad y jus-
ticia paia con el hoin!)re, al cual crió jiara honra tan
grande, había mudado su a"nlí%'uo y primer parecer;
pues por esto fué necesario que usase Dios de nueva
y secreta forma de consejo, para que Dios, que es ín-
(c) S. I.cü, s«nn. 2, de Nativitate, cap. 1.
DE LOS NOMBRES BE CRISTO. —LIBRO PRIMERO.
m
mudable y cuya voluntad no puede ser impedida en los
largos bienes que hacer determina, cumpliese con mis-
terio mas secreto el primer decreto y ordenación de su
clemencia ; y para que el hombre, por haber sido indu-
cido á culpa por el engaño y astucia de la maldad in-
fernal , no pereciese, contra lo que Dios tenia ordena-
do.—
«Esta pues es la necesidad que tiene el hombre de na-
cer segunda vez. A lo cual se sigue saber qué es ó qué
fuerza tiene y en qué consiste este nuevo y segundo
nacimiento. Para lo cual presupongo que cuando na-
cemos, juntamente coii la substancia de nuestra alma
y cuerpo con que nacemos , nace también en nosotros
un espíritu y una infección infernal, que se extiende y»
derrama por todas las partes del hombre, y se enseño-
rea de todas y las daña y destruye. Porque en el en-
tendimiento es^ tinieblas, y en la memoria olvido, y en
la voluntad culpa y desorden de las leyes de Dios, y en
los apetitos fuego y desenfrenamiento, y en los sentidos
engaño, y en las obras pecado y maldad , y en todo el
cuerpo desatamiento y flaqueza y penalidad , y final-
mente muerte y corrupción. Todo lo cual san Pablo
suele comprehender con un solo nombre, y lo llama (o)
«pecado y cuerpo de pecado», y Santiago dice (6)
que la rueda de nuestro nacimiento, esto es, el prin-
cipio del ó la sustancia con que nacemos está encen-
dida con fuego del infierno. De manera que en la
substancia de nuestra alma y cuerpo nace, cuando ella
nace, impresa y apegada esta mala fuerza, que con mu-
chos nombres apenas puede ser bien declarada, la cual
se apodera della así , que no solamente la inficiona y
contamina y hace casi otra, sino también la mueve y
enciende y lleva por donde quiere, como si fuese algu-
na otra substancia ó espíritu asentado y engerido en el
nuestro, y poderoso sobre él,
bY si quiere saber alguno la causa por qué nacemos
ansí, para entenderlo base de advertir, lo primero, que
la substancia de la naturaleza del hombre , ella de sí y
de su primer nacimiento es substancia imperfecta, y co-
mo si dijésemos comenzada á hacer, pero tal, que tie-
ne libertad y voluntad para poder acabarse y figurarse
del todo en la forma, ó mala ó buena, que mas le plu-
guiere; porque de suyo no tiene ninguna, y es capaz
para todas , y maravillosamente fácil y como de cera
para cada una dellas. Lo segundo, hase también de ad-
vertir que esto que le falta y puede adquirir el hom-
bre, que es como cumplimiento y fin de la obra, aun-
que no le da cuando lo tiene el ser y el vivir y el mo-
verse, pero dale el ser bueno ó ser malo, y dale deter-
minadamente su bien y figura propia, y es como el es-
píritu y la forma de la misma ánima, y la que la lleva y
determina á la cualidad de sus obras, y lo que se extien-
de y trasluce por todas ellas, para que obre como vive
y para que sea lo que hace, conforme al espíritu que la
cualifica y la mueve á hacer.
«Pues aconteciónos así, que Dios cuando formó al pri-
mer hombre, y formó en él á todos los que nacemos del,
como en su simiente primera, porque le formó con sus
manos solas , y de las manos de Dios nunca sale cosa
menos apabada y perfecta, sobrepuso luego á la subslan-
(o) Rom., 6, V. 6. (¿>i Jacob, 3, v. 6,
cía natural del hombre los dones de su gracia , y figu-
rólo particularmente con su sobrenatural imagen y es-*
píritu, y sacólo como si dijésemq^ de un golpe y de
una vez acabado 'del todo, y divinamente acabado. Por-
que al que, según su facilidad natural, se podía figurar
en condiciones y mañas, ó como bruto ó como demo-
nio ó como ángel , figuróle él como Dios, y puso en él
una imagen suya sobrenatural y muy cercana á su se-
mejanza,' para que así él como los que estábamos en él
naciendo después, la tuviésemos siempre por nuestra,
si el primero padre no la perdiese. Mas perdióla pres-
to, porque traspasó la ley de Dios; y así, fué despojado
luego de aquesta perfección de Dios que tenia , y des-
pojado della, no fué su suerte tal que quedase desnudo,
sino, como dicen del trueco de Glauco y Diomédes, tro-
cando desigualmente las armas, juntamente fué desnu-
dado y vestido. Desnudado del espíritu y figura sobre-
natural de Dios, y vestido de la culpa y de su miseria,
y del traje y figura y espíritu del demonio, cuyo indu-
cimiento siguió. Porque así como perdió lo que tenia de
Dios, porque se apartó del ; a.sí, porque siguió y obede-
ció á la voz del demonio, concibió luego en sí su espí-
ritu y sus mañas, permitiendo por esta razón Dios jus-
tísimamente que debajo de aquel manjar visible, por
vía y fuerza secreta, pusiese en él el demonio una ima-
gen suya, esto es, una fuerza malvada muy semejante
á él.
))La cual fuerza, unas veces llamamos ponzoña, por-
que se presentó el demonio en figura de sierpe ; otras
ardor y fuego , porque nos enciende y abrasa con no
creíbles ardores ; y otras pecado, porque consiste toda
ella en desorden y desconcierto, y siempre inclina á des-
orden. Y tiene otros mil nombres, y son pocos todos
para decir lo malo que ella es, y el mejor es llamarla un
otro demonio, porque tiene y encierra en sí las condi-
ciones todas del demonio, soberbia, arrogancia, envi-
dia, desacato de Dios, afición á bienes sensibles, amor
de deleites y de mentira y de enojo y de engaño, y de
todo lo que es vanidad. El cual mal espíritu, así como
sucedió al bueno que el hombre tenia antes , así en la
forma del daño que hizo , imitó al bien y al provecho
que hacia el primero. Y como aquel perficionaba al hom-
bre, no solo en la persona de Adam, sino también en la
de todos los que estábamos en él , y así como era bien
general, que ya en virtud y en derecho lo teníamos io-
dos, y lo tuviéramos cada uno en real posesión en na-
ciendo; así aquesta ponzoña emponzoñaba, no á Adam
solamente, sino á todos nosotros, sus succesores, pri-
mero á todos en la raíz y semilla de nuestra origen, y
después en particular á cada uno cuando nacemos, na-
ciendo juntamente con nosotros y apegada á nosotros.
))Y esta es lacausapor qué nacemos, como dije al prin-
cipio, inficionados y pecadores; porque, ansí como aquel
espíritu bueno , siendo hombres , nos hacia semejantes
á Dios , así aqueste mal y pecado añadido á nuestra
substancia , y naciendo con ella , la figura y hace que
nazca, aunque en forma de hombre, pero acondiciona-
da como demonio y serpentina verdaderamente, y por
el mismo caso culpada y enemiga de Dios, y hija de ira
y del demonio, y obligada al infierno. Y tiene aun, de-
más deslaS; otras propriedades esta ponzoña y maldad,
i 02 OBRAS DE FRAY
las cuales iré refiriendo agora, porque nos servirán mu-
cho para después.
mY lo primero tiene que entre aquestas dos cosas que
digo, délas cuales la* una es la substancia del cuerpo y
del alma, y la otra esta ponzoFia y espíritu malo, hay es-
ta diferencia cuanto á lo que toca á nuestro propósito,
que la substancia del cuerpo y del alma ella de sí es
buena y obra de Dios, y si llegamos la cosa á su prin- ;
cipio, la tenemos de solo Dios. Porque el alma él solo ;
la cria, y del cuerpo, cuando al principio lo hizo de un \
poco de barro, él solo fué el hacedor, y ni mas ni me- \
nos cuando después lo produce de aquel cuerpo pri-
mero, y como van los tiempos los saca á luz en cada uno
que nace, él también es el principal de la obra. Mas el
Ciro espíritu ponzoñoso y soberbio en núiguna mane-
ra es obra de Dios, ni se engendra en nosotros con su
querer y voluntad, sino es obra toda del demonio y del
primer hombre; del demonio, inspirando y persuadien-
do; del hombre, voluntaria y culpablemente recibién-
dolo en sí. Y así, esto solo es lo que la Santa Escri-
tura llama en nosotros viejo hombre y viejo Adaní, por-
que es propia hechura de Adam ; esto es , porque- es,
ne lo que tuvo Adam de Dios , sino lo que él hizo en
sí por su culpa y por virtud del demonio. Y llámase
vestidura vieja porque , sobre la naturaleza que Dios
puso en Adam, él se revistió después con esta figura,
y hizo que naciésemos revestidos della nosotros. Y
llámase imagen del hombre terreno porque aquel
hombre que Dios formó de la tierra se transformó en
ella por su voluntad, y cual él se hizo entonces, tales
nos engendra después, y le parecemos en ella, ó por de-
cir verdad, en ella somos del todo sus hijos, poniue en
ella somos hijos solamente de Adam. Que en la natura-
leza y en los demás bienes naturales con que nacemos
somos hijos de Dios, ó sola ó principalmente, como ar-
riba está dicho ; y sea aquesto lo primero.
)>Lo segundo, tiene otra propriedad aqueste mal espí-
ritu, que su ponzoña y daño del nos loca de dos mane-
ras. Una en virtud , otra formal y declaradamente. Y
porcjue nos toca virluahnenle déla primera manera, por
eso nos locó formalmente después. En virtud nos tocó,
cuando nosotros aun no teníamos ser en nosotros, sino
en el ser y en la virtud de aquel que fué padre de lodos.
En efecto y realidad cuando de aquella preñez veni-
mos á esta luz. En el primero tiempo este mal no se pa-
recía claro sino en Adam solamente, pero entendíase
que lanzaba su ponzoña con disimulación en todos los
que oslábamos en él también, como disimulados; mas
en el segundo tiempo descubierta y expresamente nace
con cada uno. Porque si lomásemos agora la pepita de
un melocotón ó de otro árbol cualquiera, en la cual es-
tán originalmente encerrados la raíz del árbol y el
tronco y las hojas y flores y frutos del , y si imprimié-
semos en la dicha pepita por virtud de alguna infusión
algún color y sabor extraño, en la pepita misma luego
se ve y siente aqiioste color y sabor, pero en lo que esta
encerrado en su virtud della aun no se ve, ansí como
ni ello mismo aun no es visto ; pero entiéndese que es-
tá ya lanzado en ella aquel color y sabor, y que le está
impreso en la misma manera que aquello lodo cslá en
la pepita encerrado, y verse abiertamente después en las
LUlá DE LEO>;.
hojas y flores y frutos que digo, cuando del seno de la
pepita ó grano donde estaban cubiertos se descubrie-
ren y salieren á luz. Pues así y por la misma manera
pasa en aquesto de que vamos hablando.
»La tercera propiedad y que se consigue á loque agora
decíamos, es que esta fuerza ó espíritu que decimos,
nace al principio en nosotros, no porque nosotros por
nuestra propia voluntad y persona la hicimos ó mere-
cimos, sino por lo que hizo y mereció otro, que nos te-
nia dentro de sí, como el grano tiene la espiga ; y así,
su voluntad fué habida por nuestra voluntad, y querien-
do él, como quiso, inficionarse en la forma que habernos
dicho, fuimos vistos nosotros querer para nosotros lo
mismo. Pero, dado que al principio esta maldad ó espí-
ritu de maldad nace en nosotros sin merecimienlo
nuestro proprio, mas después, queriendo nosotros seguir
sus ardores y dejándonos llevar de fuerza, crece y se
establece y confirma mas en nosotros por nuestros des-
merecimientos. Y así, naciendo malos y siguiendo el es-
píritu malo con que meemos, merecemos ser peores, y
de hecho lo somos.
«Pues sea lo cuarto y postrero que esta mala ponzo-
ña y simiente, que tantas veces ya digo que nace con
la substancia de nuestra naturaleza y se extiende por
ella, cuanto es de su parle la destruye y trae á perdi-
ción, y la lleva por sus pasos contados á la suma mise-
ria, y cuanto crece y se fortifica en ella , tanto mas la
enflaquece y desmaya , y si debemos usar desta palabra
aquí, la aiuiihila. Porque, aunque es verdad, como ha-
bemos ya dicho , que la naturaleza nuestra és de cera
para hacer en ella lo que quisiéremos; pero, como es he-
chura de Dios, y por el mismo caso buena hechura, la
mala condición y mal ingenio y mal espíritu que lo po-
nemos, aunque le recibe por su facilidad y capacidad,
pero recibe daño con él , por ser, como obra de buen
maestro, buena ella de suyo é inclinada á lo que es me-
jor. Y como la carcoma hace en el madero, qu'e nacien-
do en él, lo consume ; así csla maldad ó mal espíritu,
aunque se haga á él y se envista del nuestra naturale-
za, la consume casi del todo. Porque asentado en ella,
y como rQvendo en ella continuamente, pone desorden
y desconcierto en todas las partes del hombre ; porque
pone en alboroto todo nuestro reino , y lo divide entre
sí, y desala las ligaduras con que esta compostura nues-
tra de cuerpo y de alma se ata y se traba ; y así, hace
que ni el cuerpo esté sujeto al alma, ni el alma á Dios,
que es camino cierto y breve para traer á sí el cuerpo,
como el alma á la muerte. Porípie, como el cuerpo tie-
ne del alma su vida toda, vive mas cuanto le está mas
sujeto, y por el contrario, se va apartando de la vida
como va saliéndose de sujeción y obediencia; y así, aques-
h" dañado furor, que tiene por oficio sacarle della, en sa-
cándole, que es desde el primer punto que se junta á
él y que nace con él, le hace pasible y sujeto á enfer-
medades y males ; y así como va creciendo en él, le en-
flaquece mas y debilita, hasta que al fin le desala y
ajiarla del lodo del alma, y le torna en polvo, para que
quede para siempre hecho polvo cuanto es de su parte.
))Y lo qi¡e hace en ol cuerpo, eso mismo hace en el
alma, que como el cuerpo vive ilella, así ella vivo Je Dios,
del cual este espíritu malo la aparta y va cada día at>ar-
DE LOS NOMBRES DE CRISTO.— LIBRO PRIMERO.
103
tándola mas, cuanto mas va creciendo; y ya que no pue-
de gastarla toda ni volverla en nada, porque es de me-
tal que no se corrompe , gástala hasta no dejarle mas
vida de la que es menester, para que se conozca por
muerta, que es la muerte que la Escritura santa llama
segunda muerte , y la muerte mayor ó la que es sola
verdadera muerte ; como se pudiera mostrar agora aquí
con razones que lo ponen delante los ojos, pero no se
ha de decir todo en cada lugar. Mas lo proprio deste que
tratamos agora,, y lo que decir nos conviene, es lo que
dice Santiago , el cual como en una palabra esto todo
que he dicho lo comprende, diciendo (a): — El pecado,
cuando llega á su colmo, engendra muerte. —Y es dig-
no de considerar que cuando amenazó Dios al hombre
con miedos para que no diese entrada en su corazón á
aqueste pecado, la pena que le denunció fué eso mis-
mo que él hace, y el fruto que nace del, según la fuer-
za y la eficacia de su cualidad , que es una perfecta y
acabada muerte ; como no queriendo él por sí poner en
el hombre las manos ni ordenar contra él extraordi-
narios castigos, sino dejarle al azote de su proprio que-
rer, para que fuese verdugo suyo eso mismo que ha-
bía escogido.
wMas dejando esto aquí, y tornando alo que al princi-
pio propuse, que es decir aquello en que consiste aques-
te postrer nacimiento, digo que consiste, no en que
nazca en nosotros otra substancia de cuerpo y de alma,
•porque eso no fuera nacer otra vez , sino nacer otros,
con lo cual, como está dicho, no se conseguía el fin pre-
tendido ; sino consiste en que esta nuestra substancia
nazca sin aquel mal espíritu y fuerza primera, y nazca
con otro espíritu y fuerza contraria y diferente della.
La cual fuerza y espíritu en que, según decimos, con-
siste el segundo nacer, es llamado hombre nuevo y
Adam nuevo en la Santa Escritura, así como el otro su
contrarío, y primero se llama hombre viejo, como ha-
bernos ya dicho. Y así como aquel se e.\lendia por todo
el cuerpo y por toda el alma del hombre , así el bueno
también se extiende por todo ; y como lo desordenaba
aquel, lo ordena'este y lo santifica y trae últimamente
á vida gloriosa y sin fin , así como aquel lo condenaba á
muerte miserable y eterna. Y es por contraria manera
del otro, luz en el ánimo y acuerdo de Dios en la me-
moria, y justicia en la voluntad y templanza en los de-
seos, y en los sentidos guia, y en las manos y en las obras
provechoso mérito y fruto; y finalmente, vida y paz ge-
neral de todo el hombre é imagen verdadera de Dios,
y que hace á los hombres sus hijos. Del cual espíritu,
y de los buenos efectos que hace, y de toda su eficacia
y virtud, los sagrados escritores tratando del debajo de
diversos nombres , dicen mucho en muchos lugares,
pero baste por todos san Pablo en lo que, escribiendo á
los galatas, dice desta manera (6) : — El fruto del Espí-
ritu Santo son caridad, gozo, paz, largueza de ánimo,
bondad, fe, mansedumbre y templanza. — Y él mismo,
en el capítulo 3 á*los colosenscs (c) : — Despoján-
doos del hombre viejo , vestios el nuevo , el renovado
para conocimiento, según la imagen del que le crió. —
Aquesto pues es nacer los hombres segunda vez, con-
viene á saber, vestirse de aqueste espíritu y nacer, no
Ifi) Jacob, 1, V. 13. [b] Galat., 3, v. 22. (c) Colos., 3, v. 9 et 10.
con otro ser y substancia , sino cualificarse y acondi-
cionarse de otra manera, y nacer con- otro aliento dife-
rente. Y aunque prometí solamente decir qué naci-
miento era este , en lo que he dicho he declarado no
solo lo que es el nacer, sino también cuál es lo que na-
ce, y las condiciones del espíritu que en nosotros nace,
así la primera vez como la segunda.
«Resta agora qfie, pasando adelante, digamos qué hi-
zo Dios y la forma que tuvo para que naciésemos de
aquesta segunda manera; con lo cual, si lo llegamos al
cabo, quedará casi acabado todo lo que á esta declara-
ción pertenece. » Callóse Marcelo luego que dijo esto,
y comenzábase á apercebir para tornar á decir; mas Ju-
liano, que desde el principio le había oído atentísimo, y
por algunas veces con significaciones y meneos había
dado muestras de maravillarse, tomando la mano, dijo:
« Estas cosas, Marcelo, que agora decís, no las sacáis de
vos, ni menos sois el primero que las traéis á luz, por-
que todas ellas están como sembradas y esparcidas, así
en los libros divinos como en los doctores sagrados,
mías en unos lugares y otras en otros ; pero sois el pri-
mero de los que he visto y oído yo que, juntando cada
una cosa con su igual cuya es, y como pareándolas en-
tre sí y poniéndolas en sus lugares, y trabándolas todas
y dándoles orden, habéis hecho como un cuerpo y co-
mo un tejido de todas ellas. Y aunque es verdad que
cada una destas cosas por sí, cuando en Iqs libros don-
de están las leemos, nos alumbran y enseñan, pero no
sé en qué manera juntas y ordenadas, como vos agora
las habéis ordenado, hinchen el alma juntamente de luz
y de admiración, y parece que le abren como una nue-
va puerta de conocimiento. No sé lo que sentirán los
demás; de mí os afirmo que, mirando aqueste bulto de
cosas y este concierto tan trabado del consejo divino,
que vais agora diciendo y aun no habéis dicho del todo,
pero aquesto solo que hasta aquí habéis platicado, mi-
rándolo, me hace ya ver, á.lo que me parece, en las le-
tras sagradas muchas cosas ; no digo que no las sabia,
sino que no las advertía antes de agora, y que pasaba
fácilmente por ellas. Y aun se me figura también (no sé
sí me engaño) que este solo misterio así todo junto bien
entendido, él por sí solo basta á dar luz en muchos de
los errores que hacen en este miserable tiempo guerra
á la Iglesia, y basta á desterrar sus tinieblas dellos. Por-
que en esto solo que habéis dicho, y sin ahondar mas en
ello, ya se me ofrece á mí y como se me viene á los ojos
ver cómo este nuevo espíritu, en que el segundo y nue-
vo nacimiento nuestro consiste, es cosa metida en nues-
tra alma, que la transforma y renueva, así como su
contrario de aqueste, que liace el nacimiento primero,
vivía también en ella y la inficionaba; y que no es cosa
de imaginación ni de respeto exterior, como dicen los
que desatinan agora; porque, sí fuera así, no hiciera na-
cimiento nuevo , pues en realidad de verdad no ponía
cosa alguna nueva en nuestra substancia, antes la de-
jaba en su primera vejez. Y veo también que este es-
píritu y criatura nueva es cosa que recibe crecimiento,
como todo lo demás que nace, y veo que crece por la
gracia de Dios y por la industria y buenos méritos de
nuestras obras que nacen della; como al revés su con-
1 trario, viviendo nosotros en él y conforme á él, se hace
104 . OBRAS DE FRAY
cada día mnyor y cobra mayores fuerzas , cuanto son 1
nuestros desmerecimientos niayore?. Y veo lamMen
que obrando crece este espíritu , quiero decir que las j
obras que liacemos movidos del merecen su crecimien-
to del y son como su cebo y proprio alimento, así como .
nuestros nuevos pecados ceban y acrecientan á ese
mismo espíritu malo y dañado que á ellos nos mueve.»
«Sin duda es así, respondió entdftces Marcelo, que j
aquesta nueva generación , y el consejo de Dios acerca
della, sí se ordena todo junto y se declara y entiende
bien, deílruye las principales fuentes del error lute-
rano, y liace su falsedad manifiesta. Y entendido bien
esto de una vez, quedan claras y entendidas muchas es-
crituras que parecen revueltas y oscuras. Y sí tuviese
yo lo que para esto es necesario de ingenio y de letras,
y si me concediese el Señor el ocio y el favor que yo le
suplico, por ventura emprenderla servir en este argu-
mento á la Iglesia, declarando este misterio, y aplicán-
dolo á loque agora entre nosotros y los herejes se alter-
ca, y con el rayo de aquesta luz sacando de cuestión
la verdad, que á mí juicio seria obra muy provechosa;
y así como puedo , no me despido de poner en ella mí
estudio á su tiempo.» «¿Cuándo no es tiempo para un
negocio semejante? respondió Juliano'.» «Todo es buen
tiempo, respondió Marcelo , mas no está todo en mí po-
der, ni soy mió en todos los tiempos. Porque ya veis
cuántas son juYis ocupaciones y la flaqueza grande de
mi salud.» «Como si en medio de aquesas ocupaciones
y poca salud, dijo, ayudando á Juliano , Sabino, no su-
piésemos que tenéis tiempo para otras escrituras que
no son menos trabajosas que esa, y son de mucho me-
nos utilidad.» «Esas son cosas, respondió Marcelo, qu«,
dado que son muchas en número , pero son breves cada
una por sí ; mas esta es larga escritura y muy trabada y
de grandísima gravedad, y que comenzada una vez, no
se podía, hasta llegarla al fin, dejar de la mano. Lo que
yo deseaba era el fin de^os pleitos y prelendencias
de e-cuelas, con algún mediano y reposado asiento. Y
si al Señor le agradare .'servirse en esto de mí , su pie-
dad lo dará.» «Él lo dará, respondieron comoá una Ju-
liano y Sabino ; pero esto se debe anteponer á todo lo
demás. » « Que se anteponga , dijo Akrcelo , en buen
hora , mas eso será después ; agora tornemos á prose-
guir lo que está comenzado.» Y callando con esto los
dos , y mostrándose atentos, Marcelo tornó á comenzar
así :
«Habernos dicho cómo los hombres nacemos segun-
da vez , y la razón y necesidad por qué nacemos así,
y aquello en que este nacimiento consiste. Quédanos por
decir la forma que tuvo y tiene Dios para hacerle , que
es decir lo que ha hecho para que seamos los hombres
engendrados segunda vez. Lo cual es breve y largo jun-
tamente. Dreve, porque con decir solamente (¡ue liízo
un otro hombre, que es Cristo hombre, para que nos
engendrase segunda vez , así corno el primero hombre
nos engendró la primera, queda dicho todo lo que es
ello en sí; mas es largo, porque para que esto mismo se
entienda bien y se conozca, es menester declararlo que
puso Dios en Cristo, para que con verdad se diga ser i
nuestro padre, y la forma cómo él nos engendra. Y así
lo uno como lo otro no se puede declarar brevemente.
LUIS DE LEÓN.
«Mas viniendo á ello, y comenzando de lo primero,
digo que , queriendo Dios y placiéndole por su bondad in-
finita dar nuevo nacimiento á los hombres , ya que el
primero, por culpa dellos, era nacimiento perdido, por-
que de su ingenio es traer á su fin todas las cosas con
suavidad y dulzura, y por los medios que su razón dellas
pide y demanda, queriendg hacer nuevos hijos, hizo
convenientemente un nuevo padre de quien ellos na-
ciesen , y liacerle fué poner en él todo aquello que pa-
ra ser padre universal es necesario y conviene. Por-
que lo primero, porque había de sen padre de hombres,
ordenó que fuese hombre , y porque había de ser padre
de hombres ya nacidos , para que tornasen á renacer,
ordenó que fuese del mismo linaje y metal dellos. Pero,
porque en esto se ofrecía una grande dificultad, que
por una parle, <iue renaciese deste nuevo padre nues-
tra substancia mejorada, convenia que fuese él del mis-
mo linaje y substancia; y por otra parte estaba dañada
é inficionada toda nuestra substancia en el primero pa-
dre , y por la misma causa tomándola del el segundo
[ladro , purecia que la habia de tomar asimismo daña-
da, y si la tomaba así, no pudiéramos nacer del segun-
da vez puros y limpios , y en la manera que Dios pre-
tendía que naciésemos.
»Así que, ofreciéndose aquesta dificultad, el sumo sa-
ber. Dios , que en las mayores dificultades resplandece
mas, halló forma cómo este segundo padre fuese hom-
bre del linaje de Adam, y no naciese con el mal y con el
daño con que nacen los que nacemos de Adam. Yasí,lc
formó do la misma rnasa y descendencia de Adam, pero
no como se forman los demás hombres, con las manos y
obras de Adam, que e? todo loque dañayestraga laobra,
sino formóle con las suyas mismas y por sí solo y por
la virtud de su espíritu, en las entrañas purísimas de la
soberana Virgen, descendiente de Adam. Y de su san grey
substancia santísima , dándola ella sin ardor vicioso y
conamor de caridadencendido, hizo el segundo Adam y
padre nuestro universal de nuestra substancia y aje-
no del lodo de nuestra culpa , y como panal virgen he-
cho con las manos del cielo de materia pura, ó por me-
jor decir, de la flor de la pureza misma y de la virgi-
nidad. Y esto fué lo primero.
»Y demás deslo , procediendo Dios en su obra, por-
que todas las cualidades que se descubren en la flor y
en el fruto conviene que estén primero en la semilla,
de donde la flor nace y el fruto; por eso en este, que
habia de ser la origen desta nueva y sobrenatural des-
cendencia, asentó y colocó abundantísima ó inlinila-
menle, por hablar mas verdad, lodo aquello bueno en
que habíamos de renacer todos los que naciésemos del:
la gracia, la justicia y el espíritu celestial, la caridad,
el saber, con todos los demás dones del Espíritu Santo;
y asentólos como en principio con virtud y eficacia pa-
ra que naciesen del en otros y se derivasen en sus des-
cendientes, y fuesen bienes que pudiesen producirde si
otros bienes. Y porque en el principio no solamente es-
tán las cualidades de los que nacen del , sino también
esos mismos que nacen , antes que nazcan en sí están
en su principio comeen virtud; por tanto, convino tam-
bién que los que nacemos deste divino Padre estu-
viésemos i/rímero puestos en él como en nucslro prin-
DE LOS NOMBRES DE CRISTO.— LIBRO PRIMERO.
^on
cipio y como en simiente, por secreta y divina virtud,
y Dio» lo hizo así.
»Porqae se lia de entender qnc Dios por una mane-
ra de unión espiritual é inefable junio con Cristo en
cuanto hombre, y como encerró en él, á todos sus miem-
bros, y los mismos que cada uno en su tiempo vienen
á ser en sí mismos y á renacer y vivir en justicia, y los
mismos que después de la resurrección de la carne,
justos y gloriosos y por todas partes deificados , dife-
rentes en personas , seremos unos en espíritu , asi en-
tre nosotros como con Jesucristo; ó por hablar con
mas propriedad , seremos lodos un Cristo ; esos mis-
mos , no en forma real , sino en virtud origina! , estu-
vimos en él antes que renaciésemos por obra y por
artificio de Dios ^ que le plugo ayuntarnos á sí secreta
y espiritualmente con quien había de ser nuestro prin-
cipio , para que con verdad lo fuese , y para que pro-
cediésemos del , no naciendo según la substancia de
nuestra humana naturaleza , sino renaciendo según la
buena vida della , con el espíritu de justicia y de gra-
cia. Lo cual j demás de que lo pide la razón de ser pa-
dre , consigúese necesariamente á lo que antes desto
dijimos. Porque si puso Dios en Cristo espíritu y gra-
cia principal , esto es , en sumo y eminente grado , pa-
ra que de allí se engendrase el nuevo espíritu y la nue-
va vid$ de lodos, y por el mismo caso nos puso á todos
en él , según aquesta razón. Como en el fuego , que tie-
ne en sumo grado el calor , y es por eso la fuente de
todo lo que es en alguna manera caliente , está todo lo
que lo puede ser, aun antes que lo sea, como en su fuen-
te y principio.
))Mas, por sacarlo de toda duda, será bien que lo pro-
bemos con el dicho y testimonio del Espíritu Santo. San
Pablo, movido por él en la carta que escribe á los efe-
sios, dice lo que ya he alegado antes de agora (o):— Que
Dios en Cristo recapituló todas las cosas. — Adonde la
palabra del texto griego es palabra propria de los con-
tadores , y dignifica lo que hacen cuando muchas y dife-
rentes partidas las reducen á una , lo cual llamaniae en
castellano sumar. Adonde en la suma están las parti-
das todas, no como antes estaban ellas en sí divididas,
sino como en suma y virtud. Pues de la misma mane-
ra dice san Pablo que Dios sumó todas las cosas en
Cristo , ó que Cristo es como una suma de todo , y por
consiguiente está en él puesto todo y ayuntado por Dios
espiritual y secretamente, según aquella manera y se-
gún aquel ser en que todo puede ser por él reformado,
y como si dijésemos reengendrado otra vez , como el
efecto está unido á su causa antes que salga della, y
como el ramo en su raíz y principio. Pues aquella con-
secuencia que hace el mismo san Pablo , diciendo (6):
—Si Cristo murió por todos, luego todos morimos, — no-
toria cosa es que estriba y que tiene fuerza en aquesta
unión que decimos. Porque muriendo él , por eso mo-
rimos , porque estamos en él todos en la forma que he
dicho. Y aun esto mismo se colige mas claro de lo que
á los romanos escribe. — Sabemos, dice (c), que nues-
tro viejo hombre fué crucificado juntamente con él. —
Si fué crucificado con él, estaba sin duda en él, no por
lo que tocaba á su persona de Cristo, la cual fué siém-
(a) Ephes., 1, v. 23. (*) n, Cor.., 5, v. 14. (c) Rom., 6, v. 6.
pre libre de todo pecado y vejez , sino porque tema nui -
das y juntas consigo mismo nuestras personas por se^-
creía virtud.
))Y por razón desía misma unión y ayuntamiento ¿Q
escribe en otro lugar de Cristo {d) ,— que nuestros pe-
cados todos los subió en sí , y los enclavó en el made-
ro.—Y lo que á los efesios escribe san Pablo {e) ,— que
Dios nos vivificó en Cristo y nos resucitó con él junta-
mente, y nos hizo sentar juntamente con él en los cie-
los,—aun antes de la resurrección y glorificación gene-
ral , se dice y escribe con grande verdad, por razón de
aquesta unidad. Dice Esaías (/") ,— que puso Dios cu
Cristo las maldades de todos nosotros , y que su cardenal
nos dio salud.— Y el mismo Cristo, estando padeciendo
en la cruz , con alta y lastimera voz dice {g) : — Dios mió,
Dios mío, ¿porqué me desamparaste?— Lejos de mi salud
las voces de mis pecados ;— asi como tanto antes de su
pasión lo había profetizado y cantado David. Pues ¿cómo
será aquesto verdad , si no es verdad que Cristo pade-
cía en persona de lodos, y por consiguiente que está-
bamos en él ayuntados todos por secréla fuerza , como
están en el padre los hijos, y los miembros en la cabe-
za? ¿No dice el Profeta (/i) que I rae este rey sobre sus
hombros su imperio? Mas ¿qué imperio? pregunto. El
mismo rey lo declara cuando en la parábola de la ove-
ja perdida dice que para reducirla la puso sobre sus
hombros. De manera que su imperio son los suyos, so-
bre quien él tiene mando, los cuales trae sobre sí , por-
que para reengendrarlos y salvarlos los ayuntó prime-
ro consigo mismo. San Agustín sin duda dícelo así es-
cribiendo sobre el salmo 21 alegado, y dice desta ma-
nera (í) :— Y ¿ por qué dice eso, sino porque nosotros
estábamos allí también en él? —
))Mn.s excusados son los argumentos adonde la ver-
dad ella misma se declara á si misma. Oigamos lo que
Cristo dice en el sermón de la Cena (/):— En aquel
dia conoceréis (y hablaba del dia en que descendió so-
bre ellos el Espírilu Santo); así que, en aquel dia cono-
ceréis que yo estoy en m.i Padre, y vosotros en mí. —
De manera que hizo Dios á Cristo padre de este nuevo
linaje de hombres, y para hacerle padre puso en él to-
do lo que al ser padre se debe. La naturaleza conforme
á los que del han de nacer , y los bienes todos que han
de tener los que en esta m:inera nacieren ; y sobre to-
do, á ellos mismos los que ansí nacerán encerrados en
él y unidos con él como en virtud y en origen.
«Mas, ya que habemos dicho cómo puso Dios en Cris-
to todas las partes y viriudes de padre, pasemos á lo
que nos queda por decir, y habemos prometido decir-
io, que es la manera cómo aqueste padre nos engen-
dró. Y declarando la forin? desta generación, quedará
mas averiguado y sabido el misterio secre'o de la unión
sobredicha ; y declarando cómo naceinos de Cristo, 'que-
dará claro como es verdad que estábamos en él pri-
mero. Pero convendrá para dar principio á aquesta de-
claración que volvamos un poco atrás con la memo-
ria, y que pongamos en ella y delante de los ojos del
(di i, Pelr., 2, v. 21. (e) Ephes., 2, v. 5 et 6.
[f) Esai., .Vi.v. 5 el 6. ig) M;iltli., '27, v. 4 el 6. Psalm.
(/}) Esai., 9, V. 6. (i) Eiiaiial. 2ii) psalm. -¿í, n. 5.
(t¡ Joan., 14, Y. 20.
v.l.
106 OBRAS DE FRAY
entendimiento lo que arriba dijimos del espíritu ma-
lo con que nacemos la primera vez , y de cómo se nos
comunicaba primero en virtud , cuando nosotros tam-
bién teníamos el ser en \irlud y estábamos como en-
cerrados en nuestro principio , y después en expresa
realidad, cuando saliendo del y viniendo á esta luz,
comenzamos á ser en nosotros mismos. Porque se ba
de enlenier que este segundo padre , como vino á
desliacer los males que hizo el primero, por las pisa-
das que fué dañando el otro , por esas mismas proce-
de él haciéndonos bien. Pues digo ansí , que Cristo nos
reengendró y cualificó primero en sí mismo , como en
virtud y según la manera como en él estábamos jun-
tos , y después nos engendra y renueva á cada uno por
sí y según el efecto real.
»Y digamos de lo primero : Adam puso en nuestra na-
turaleza y en nosotros, según que en él estábamos, el
espíritu del pecado y la desorden , desordenándose él á
sí mismo y abriendo la puerta del corazón á la ponzo-
ña de la serpiente, y aposentándola en sí y en nosotros.
Y ya desde aquel tiempo , cuanto fué de su parte del,
comenzamos á ser en la forma que entonces eramos,
hilicionados y malos. Cristo, nuestro bienaventurado
Padre, dio principio á nuestra vida y justicia, hacien-
do en sí primero lo que en nosotros había de nacer y
parecer después. Y como quien pone en el grano la ca-
lidad con que desea que la espiga nazca, así, teniéndo-
nos á todos juntos en sí , en la forma que habemos ya
dicho , con lo que hizo en sí , cuanto fué de su parte,
nos comenzó á hacer y á calificar en origen tales, cua-
les nos habla de engendrar después en realidad y en
cfeclo.
))Y porque este nacimiento y origen nuestra no era
primer origen , sino nacimiento después de otro naci-
miento , y de nacimiento perdido y dañado ; fué nece-
sario hacer, no solo lo que convenia para darnos buen
espíritu y buena vida , sino padecer también lo que era
menester para quitarnos el mal espíritu con que ha-
blamos venido á la vida primera. Y como dicen del
maestro que toma para discípulo al que está ya mal
enseñado , que tiene dos trabajos , uno en desarraigar
lo malo y otro en plantar lo bueno; así Cristo, nuestro
bien y Señor , hizo dos cosas en sí, para que hechas en
ti , se hiciesen en nosotros los que estamos en él , una
para destruir nuestro espíritu malo , y otro para criar
nuestro espíritu bueno. Para matar el pecado y pa-
ra destruir el mal y la desorden de nuestro origen pri-
mero, murió él en persona de todos nosotros, y cuan-
to *es de su parle , en él recebímos todos muerte , an- •
sí como estábamos lodos en él, y quedamos muertos
en nuestro Padre y cabeza , y muertos para nunca
vivir mas en aquella manera de ser y de vida. Por-
que , según aquella manera de vida pasible y que te-
nia imagen y reprcsenlacion de pecado, nunca tor-
nó Cristo , nuestro Padre y cabeza , á vivir , como el
Apóstol lo dice {a) : — Si murió por el pecado, ya murió
de una vez ; si vive, vive ya á Üios. — Y de aquesta pri-
mera muerte del [iccado y del viejo hombre, que se ce-
lebró i-n la muerte de Cristo corno general y como ori-
ginal para los demás, nace la fuerza de aquello que di-
(o) Rom., C, T. 6,,
LUIS DE LEÓN.
ce y arguye san Pablo , cuando escribiendo á los ro-
íganos, les amonesta que no pequen, y les extraña mu-
cho el pecar, porque dice (b) : — Pues ¿qué diremos?
¿Convendrá perseverar en el pecar para que se acre-
ciente la gracia? En ninguna manera. Porque, los que
morimos al pecado, ¿cómo se compadece que vivamos en
él todavía? — Y después de algunas palabras, declarán-
dose mas (c) : — Porque habéis de saber esto , que nues-
tro hombre viejo fué juntamente crucificado para que
sea destruido el cuerpo del pecado y para que no sir-
vamos mas al pecado. — Que es como decirles que cuan-
do Cristo murió á la vida pasible y que tiene figura de
pecadora , murieron ellos en él para todo lo que es esa
manera de vida. Por lo cual , que pues murieron allí á
ella por haber muerto Cristo , y Cristo no tornó des-
pués á semejante vivir , si ellos están en él , y si lo que
pasó en él eso mismo se hizo en ellos , no se compa-
dece en ninguna manera que ellos quieran tornar á
ser lo que, según que estuvieron en Cristo, dejaron de
ser para siempre.
»Y á esto mismo pertenece y mira lo que dice en otro
lugar ((/):— Así que, hermanos, vosotros ya estáis muer-
tos á la ley por medio del cuerpo de Cristo. — Y poco
después (e):— Lo que la ley no podía hacer, y en lo que
se mostraba flaca por razón de la carne, Dios, envian-
do á su Hijo en semejanza de carne de pecado , «conde-
nó el pecado en la carne. — Porque, como habemos ya
dicho , y conviene que muchas veces se diga , para que
repitiéndose se entienda mejor, procedió Cristo á esta
muerte y sacrificio acceptisimo , que hizo de sí, no co-
mo una persona particular , sino como en persona de
todo el linaje humano y de toda la vejez del , y señala-
damente de todos aquellos á quienes de hecho había de
tocar el nacimiento segundo, los cuales por secreta
unión del espíritu había puesto en sí y como sobre sus
hombros; y así, lo que hizo entonces en sí cuanto es
de su parte , quedó lieclio en todos nosotros.
»Y que Cristo haya subido á la cruz como persona
pública y en la manera que digo , aunque está ya f)ro-
bado, pruébase mas con lo que Cristo hizo y nos quiso
dará entender en el sacramento de su Cuerpo, quede-
bajo de las especies de pan y vino consagró, ya vecino
á la muerte. Porque tomando el pan y dándolo á sus
discípulos , les dijo desta manera (/") : — Este es mi cuer-
po , el que será entregado por vosotros. — Dando cla-
ramente á entender que su cuerpo verdadero estaba
debajo de aquellas especies , y que estaba en la forma
que se había de ofrecer en la cruz, y que las mismas
especies de pan y vino declaraban y eran como imagen
de la forma en que se había de ofrecer. Y que así co-
mo el pan es un cuer|)o compuesto de niu(;lios cuer-
pos, esto es, de muchos granos, (pie penliendo su pri-
mera forma, por la virtud del agua y del fuego ha-
cen un pan; así nuestro pan de vida, habiendo ayun-
tado á sí por secreta fuerza de amor y de espíritu la
naturaleza nuestra , y habiendo hecho como un cuerpo
de sí y de todos nosotros , de sí en realidad de verdad,
y de los demás en virtud , no como una persona sola,
sino como un principio que las contenía todas, se ponia
(b\ Rom., r>, V. 1. (f) Ibidem, v. 6. (</) Ibidcm, 7, v. 4.
(ej Ibidcaí, 8, v. 3. (/") Wallli., 2(J, v. 26.
DE LOS NOMBRES DE CRISTO. —LIBRO PRIMERO.
107
en la cruz. Y que corno iba á la cruz abrazado con lo-
dos , así se encerraba en aquellas especies , para que
ellas con su razón, aunque ponian velo á los ojos, alum-
brasen nuestro corazón de continuo ,' y nos dijesen
que contenían á Cristo debajo de sí , y que lo conte-
nían, no de cualquiera manera, sino de aqciella como
se puso en la cruz, llevándonos á nosotros en sí, y he-
cho con nosotros, por espiritual unión, uno mismo,
así como el pan cuyas ellas fueron , era un compuesto*
hecho de muchos granos.
«Así que, aquellas unas, y unas mismas palabras, di-
cen juntamente dos cosas. Una: — Este, que parece pan,
es mi cuerpo, el que será entregado por vosotros. Otra:
— Como el pan, que al parecer está aqiu', así es mi cuer-
po, que está aquí y que por vosotros será á la muerte en-
tregado.— Y esto mismo como en figura declaró el santo
mozo Isaac (a), que caminaba al sacrificio, no vacío,
sino puesta sobre sus hombros la leña que había de ar-
der en él. Porque cosa sabida es que en el lenguaje
secreto de la Escritura el leño seco es imagen del pe-
cador. Y ni mas ni menos en los cabritos que el Levi-
tico sacrifica por el pecado {b), que fueron figura clara
del sacrificio de Cristo , todo el pueblo pone primera
sobre las cabezas dellos las manos , porque se entien-
da que en este otro sacrificio nos llevaba á todos en sí
nuestro-Padre y cabeza. Mas ¿({ué digo de los cabritos?
Porque si buscamos imagines de aquesta verdad, nin-
guna es mas viva ni mas cabal que el sumo pontífice
de la ley vieja, vestido de pontifical para hacer sacrifi-
cio. Porque , como san Jerónimo dice , ó por decir ver-
dad , como el Espíritu Santo lo declara en el li1)ro de !a
Sabiduría (c), aquel pontifical, así en la forma del co-
mo en las partes de que se componía , y en todas sus
colores y cualidades , era como una representación de
la universidad de las cosas ; y el sumo sacerdote vesti-
do del era un mundo universo ; y así como iba á tra-
tar con Dios por todos , así los llevaba todos sobre sus
hombros. Pues déla misma manera Crislo, sumo y ver-
dadero sacerdote, para cuya imagen servia todo el su-
mo sacerdocio pasado , cuando subió al altar de la cruz
á sacrificar por nosotros fué vestido de nosotros mis-
mos en la forma que dicho es , y sacrificándose á sí, y á
nosotros en sí, dio fin desta manera á nuestra vieja
maldad.
«Habemos dicho lo que hizo Cristo para desarraigar
de nosotros nuestro primero espíritu malo; digamos
agora lo que hizo en sí para criar en nosotros el hom-
bre nuevo y el espíritu bueno ; esto es , para después
de muertos á la vida mala , tornarnos á vida buena , y
para dar principio á nuestra segunda generación. Por
virtud de su divinidad, y porque según ley de justicia
no tenia obligación á la muerte , por ser su naturaleza
humana de su nacimiento inocente, no pudo Cristo
quedar miierlo muriendo; y como dice San Pedro {d),
— no fué posible ser detenido de los dolores de la se-
pultura ; — y ansí, resucitó vivo el día tercero ; y re-
sucitó, no en carne pasible y que tuviese representa-
ción del pecado y que estuviese sujeta á trabajos , co-
mo si tuviera pecado, que aquello murió en Cristo para
(o) Genes., 22, v. 6. (b) Levit,, 8.
(.(í) Actor., 2, V. U.
{c) Sapien., 18, v. 24.
jamás no vivir, sino ea cuerpo incorruptible y glorio-
so y como engendrado por solas las manos de Dios,
Porque, así como en el primer nacimiento suyo en la
carne , cuando nació de la Virgen , por ser su padre
Dios , sin obra de hombre , nació sin pecado ; mas por
nacer de madre pasible y mortal , nació él semejante-
mente hábil á padecer y morir, asemejándose á las fuen-
tes de su nacimiento, á cada una en su cosa ; así en la
resurrección suya , que decimos agora , la cual la Sa-
grada Escritiu-a también llama nacimiento ó genera-'
cion , como en ella no hubo hombre que fuese padre
ni madre , sino Dios solo , que la hizo por sí y sin mi-
nisterio de alguna otra causa segunda , salió todo como
de mano de Dios , no solo puro de todo pecado , sino
también de la imagen del ; esto es , libre de la pasibi-
lidad y de la muerte, y juntamente dotado de claridad
y de gloria. Y como aquel cuerpo fué reengendrado so-
lamente por Dios , salió con las calidades y con los sem-
blantes de Dios , cuanto le son á un cuerpo posibles.
Y así, se precia Dios deste hecho como de hecho sola-
mente suyo. Y así, dice en el salmo (e): —Yo soy el que
hoy te engendré. —
wPues decimos agora cpie de la manera que dio fin
á nuestro viejo hombre muriendo , porque murió él por
nosotros y en persona de nosotros, que por secrelomisle-
rio nos contaría en sí mismo, como nuestro padre y ca-
beza; por la misma razón, tornando élá vivir, renació
con él nuestra vida. Vida llamo aquí la de justicia y de
espíritu, la cual coniprebcnde, no solamente el principio
de la justicia, cuando el pecador, que era, comienza á
ser justo, sinoel crecimiento della también, con todo su
proceso y perfección, hasta llegar el hombre á la inmor-
talidad del cuerpo y á la entera libertad del pecado. Por-
que cuando Cristo resucitó, por el mismo caso que él.
resucitó , se principió todo esto en los que estábamos
en él como en nuestro principio. Y así lo uno como lo
otro lo dice breve y significantemente san Pablo, di-
ciendo (/"):— Murió por nuestros deUtos y resucitó por
nuestra justificación.— Como si mas extendídaraente
dijera;— Tomónos en sí, y murió como pecador, para
que muriésemos en él los pecadores; y resucitó á vida
eternamente justa é inmortal y gloriosa , para que re-
sucitásemos nosotros en él á justicia y á gloria y á in-
mortalidad.—Mas ¿por ventura no resucitamos nosotros
con Cristo? El mismo apóstol lo diga (ff):— Y nos dio
vida, dice hablando de Dios, juntamente con Cristo, y
nos resucitó con él, y nos asentó sobre las cumbres del
cielo.— De manera que lo que hizo Cristo en sí y en
nosotros , según que estábamos entonces en él , fué
aquesto que he dicho.
»Pero no por eso se ha de entender que por esto
solo quedamos de hecho y en nosotros mismos ya nue-
vamente nacidos y otra vez engendrados , muertos al
viejo pecado y vivos al espíritu del cielo y de la justi-
cia ; sino allí comenzamos á nacer , para nacer de he-
cho después. Y fué aquello como el fundamento de
aqueste otro edificio. Y para hablar con mas proprie-
dad , del fruto noble de justicia y de inmortalidad que
se descubre en nosotros, y se levanta y crece y traspa-
sa los cíelos , aquellas fueron las simientes y las raíces
{e) Psalm. 2, V. 7. (/■) Ro»., 4, V. 23. {g) Ephes., 2, v. 5 et 6.
!08
OBRAS DE FRAY
primeras; porque, así como, no embargante que cuan-
de pecó Adam, todos pecamos en él y concebimos espí-
ritu de ponzoña y de muerle, para que de hecbo nos
inficione el pecado y para que este mal espíritu se nos
infunda , es menester que también nosotros nazcamos
de Adam por orden natural de generación; así, por la
misma manera , para que de becbo en nosotros muera
el espíritu de la culpa y viva el de la gracia y el de la
justicia, no basta aquel fundamento y aquella semi-
lla y origen, ni con lo que fué becbo en nosotros en la
persona de Cristo , con eso, sin mas bacer ni entender
en las nuestras , somos ya en ellas justos y salvos, co-
mo dicen los que desatinan acora; sino es menester
que de becbo nazcamos de Cristo , para que por este
nacimiento actual se derive á nuestras personas y se
asiente en ellas aquello mismo que ya se principió en
nuestra origen. Y aunque usemos de una misma seme-
janza mas veces como la esi»iga , aunque está cual ba
de ser en el grano, para que tenga en sí aquello que es,
y sus cualidades todas y sus figuras , le conviene que
con la virtud del agua y del sol salga del grano nacien-
do; asimismo laml)i(>ii no comenzaremos á ser en nos-
otros cuales en Cristo somos basta que de becbo naz-
camos de Cristo.
»Mas, preguntará por caso alguno: — ¿En qué mane-
ra naceremos, ó cuál será la forma de aquella genera-
ción? ¿Habemos de tornar al vientre de nuestras midrcs
de nuevo, como, maravillado de aquesta nueva doctri-
na, preguntó JNicodemus («) , ó vueltos en tierra ó
consumidos en fuego, renaceremos, como el ave fénix,
de nuestras cenizas? Si este nacimiento nuevo fuera na-
cer en carne y en sangre , bien fuera necesaria alguna
dcstas maneras; mas, como es nacer en espíritu, bá-
cese con espíritu y con secreta virtud. — Lo que nace
de la carne, dice Cristo en este mismo propósito {b),
carne es, y lo que nace del cs¡iíritu, espíritu es. — Y
así, loque eses[iírilu ba de nacer por orden y fuerza de
espíritu. El cual celebra esta generación en esta ma-
nera.
))Crislo, por la virtud de su espíritu , pone en efec-
to actual en noso'ros aquello mismo que comenzamos
á ser en él , y que él hizo en sí para nosotros ; esto es,
pone muerte á nuestra culpa, quitándola del alma; y
aquel fuego ponzoñoso que la sierpe inspiró en nues-
tra carne , y que nos solicita á la cidpa, amortigúale y
pónele freno agora, para después en el último tiempo
n)alarle del todo; y pone también simiente de vida , y
como si dijésemos, un grano de su espíritu y gracia,
que encerrado en nuestra alma y siendo cultivado como
es razón, vaya después creciendo por sus términos, y
tomando fuerzas y levantándose basta llegar á la me-
dida , como dice san Pablo, de varón perfecto. Y poner
Cristo en nosoljos esto, es nosotros nacer de Cristo en
realidad y verdad. Ma> está en la mano la[ireguntay
!-■. duda, ¿l'one por aventura Cri'-to en lodos |(»s bom-
l'Cs aquesto, ó [lóneloen todas lassazoiiesy liempos? ó
¡"P (piién y cuándo lo pone? Sin duda no lo pone en l,o-
d'is ni en cualquiera forma y manera , sino solo en los
(j !C nacen del , y nacen del los que se bautizan , y en
«quel sacramento se celebra y pone en obra aquesta ge-
iO) Joan., 3, V. 4. (/>) Joan., 3, v. 6.
LUIS DE LEÓN.
neraoion. Por monera que , tocando al cuerpo el agua
visible, y obrando en lo secreto la virtud de Cristo in-
visible, nace el nuevo Adam, quedando muerto y se-
pultado e! antiguo. En lo cual , como en todas las cosas,
guardó Dios el camino seguido y llano de su provi-
dencia.
"Porque, así como para que de' fuego ponga eo un ma-
dero su fuego; esto es, para que el madero nazca fuego
encendido, se avecina primero al fuego el madero, y
con la vecindad se le bace semejante en las cualidades
que recibe en sí de sequedad y calor , y crece en esta
semejanza basta llegarla á su punto, y luego el fuego
se lanza en él y le da su forma; así , para que Cristo
ponga é infunda en nosotros, de los tesoros de bienes
y vida que atesoró muriendo y resucitando, la parle que
nos conviene , y para que nazcamos Cristos , esto es,
como sus bijos , ordenó que se biciese en nosotros una
representación de su muerte y de su nueva vida, y
que desfa manera, becbcs semejantes á él, él, como
en sus semejantes, influyese de sí lo que responde á
su muerte y lo que responde á su vida. A su muer-
te responde el borrar y el morir de la culpa , y á su
'resurrección , la vida de gracia. Porque el entrar en
el agua y el sumirnos en ella es como, ahogándonos
allí, quedar sepultados, como murió Cristo y fué en
la sepultura puesto , como lo dice san Pablo (c): —En
el bautismo sois sepultados y muertos juntamente con
é!. — Y por consiguiente, y por la misma manera, el
salir después del agua es como salir delsepulcro vi-
viendo. Pues á esta representación responde la ver-
dad juntamente, y asemejándonos á Cristo en esta ma-
nera', como en materia y sujeto dispuesto, se nos in-
funde luego el buen espiritu , y nace Cristo en nosotros,
y la culpa , que coma en origen y en general destruyó
con su muerte, dcstrúvelaentonces en particular encada
uno de los que mueren en aquella agua sagrada. Y la
vida de lodos, que resucitó en general con su vida, pó-
nela también en cada uno y en particular cuando, sa-
liendo del agua, parece que resucitan. Y asi, en aquel
becbo juntamente bay representación y verdad. Lo que
parece por defuera es representación de muerte y de
vida; mas lo .que pasa en secreto es verdadera vida de
gracia y verdadera muerte de culpa.
))Y si os place saber, pudiendo esta representación de
muerte ser becba por otras mucbas maneras, por qué
entre todas escogió Dios esta del a':ua, conténtame r.iu-
cbo lo que dice el glorioso mártir (Cipriano ('/), y es,
que la culpa que muere en esta imagen de muerte es
(•ulj)a que tiene ingenio y condición de ponzoña, como
la que nació de mordedura y de alíenlo de sierpe; y
cosa sabida es que la ponzoña de las sierpes se pierde
en agua, y que las culebras, si entran en ella, dejan
su jionzoña primero. Así que, morimos en agua para
que muera en ella la ponzoña de nuestra culpa, por-
que en el agua uniere la ponzoña naturalmente. Y
esto es en cuanto á la muerte que allí se celebra; pero
cuanto á la vida, es de advertir que, aunque la culpa
muere del lodo, pero la vida que se nos da allí es del
lodo perfecta. Quiero decir, que no vive luego en nos-
otros el hombre nuevo, cabal y perfecto, sino vive co-
(t) Rum., C, T. 4. (il¡ In serna, ilc Biiptism,
DE LOS NOMBRES DE CRISTO.— LIBRO PRIMERO,
!09
mo la razón del segundo nacimiento lo pide, como niño
Ikico y tierno. Porque no pone luego Cristo en nos-
oíros todo el ser de la nueva vida que resucitó con él,
sino pone, como dijimos, un grano della y una pequeña
semilla de su espíritu y de su gracia, pequeña, pero efi-
cacísima para que viva y se adelante, y lance del alma
las reliquias del viejo hombre contrario suyo, y vaya
pujando y extendiéndose hasta apoderarse de nosotros
del todo, haciéndonos perfectamente dichosos y buenos.
»Mas, ¡ cómo es maravillosa la sabiduría de Dios , y
.cómo es grande la orden que pone en las cosas que hace,
trabándolas todas entre sí y templándolas por extraña
manera! En la filosofía se suele decir que, como nace
una cosa, por la misma manera crece y se adelanta.
Pues lo mismo guarda Dios en este nuevo hombre y en
este grano de espíritu y de gracia , que es semilla de
nuestra segunda y nueva vida. Porque, así como tuvo
principio en nuestra alma cuando por la representación
del bautismo nos hicimos semejantes á Cristo, así cre-
ce siempre y se adelanta cuando nos asemejamos á él,
aunque en diferente manera. Porque para recebir el
principio desta vida de gracia le fuimos semejantes por
representación, porque por verdad no podíamos ser sus
semejantes antes de recebir esta vida, mas para el
acrescentamiento della conviene que le remedemos con
verdad en las obras y hechos.
»Y va, así esto como en todo lo demás que arriba diji-
mos , este nuevo hombre y espíritu respondídamente
contraponiéndose á aquel espíritu viejo y perverso.
Porque, así como aquel se diferenciaba de la naturaleza
de nuestra substancia en que , siendo ella hechura de
Dios, él no tenia nada de Dios, sino era lodo hechura
del demonio y del hombre ; así este buen espíritu todo
es de Dios y de Cristo. Y así como allí hizo el primer
padre, obedeciendo al demonio, aquello con lo que él y
los que estábamos en él quedamos perdidos; de la mis-
ma manera aquí padeció Cristo, nuestro padre segun-
do, obedeciendo á Dios, con lo que en él y por é| , los
que estamos en él nos habernos cobrado. Y así como
aquel dio fin al vivir que tenia, y principio al morir,
que mereció por su mala obra , así este por su divina
paciencia dio muerte á la muerte y tornó á vida la vi-
da. Y así como lo que aquel traspasó no lo quisimos
de hecho nosotros , pero por estar en él como en pa-
dre, fuimos vistos quererlo; así lo que padeció y hizo
Cristo para bien de nosotros , sí se hizo y padeció sin
nuestro querer, pero no sin lo que en virtud era nues-
tro querer, por razón de la unión y virtud que está di-
cha. Y como aquella ponzoña, como arriba dijimos, nos
tocó é inficionó por dos diferentes maneras, una en ge-
neral y en virtud cuando estábamos en Adam todos
generalmente encerrados, y otra en particular y en ex-
presa verdad cuando comenzamos á vivir en nosotros
mismos, siendo engendrados; así esta virtud y gracia
de Cristo, como habemos declarado arriba también, nos
cualificó primero en general y en común, según fui-
mos vistos estar en él por ser nuestro padre, y después
de hecho y en cada uno por sí, cuando comienza cada
uno á vivir en Cristo, naciendo por el bautismo.
» Y por la misma manera, así como al principio, cuando
nacemos, incurrimos en aquel daño y gran mal, no por
nuestro merecimiento propio, sino por lo que la cabeza,
que nos contenia, hizo en sí mismo; y si salimos del
vientre de nuestras madres culpados, nu nos forjamos
la culpa nosotros antes que saliésemos del ; así cuando
primeramente nacemos en Cristo, aquel espíritu suyo
que en nosotros comienza á vivir no es obra ni premio
de nuestros merecimientos. Y confurme á esto y por la
misma forma y manera como aquella ponzoña, aunque
nace al principio en nosotros sin nuestro proprio que-
rer, pero después, queriendo' nosotros usar della y
obrar conforme á ella y seguir sus malos siniestros é
inclinaciones, la acrecentamos y hacemos peor por
nuestras mismas malas mañas y obras ; y aunque entró
en la casa de nuestra alma, sin que por su propria vo-
luntad ninguno de nosotros le abriese la puerta, des-
pués de entrada por nuestra mano y guiándola nosotros
mismos, se lanza por toda ella y la tiraniza y la con-
vierfe en sí misma en una cierta manera; así esta vida
nuestra y aqueste espíritu que tenemos de Cristo, que
se nos da al principio sin nuestro merecimiento, si des-
pués de recibido, oyendo su inspiración y no resistien-
do á su movimiento, seguimos su fuerza, con eso mismo
que obramos siguiéndole lo acrecentamos y hacemos
mayor, y con lo que nace de nosotros y dé!, merece-
mos q\ie crezca él en nosotros. Y como las obras que
nacían del espíritu malo eran malas ellas en sí, y acre-
centaban y engrosaban y fortalecían ese mismo espí-
ritu de donde nacían ; así lo que hacemos guiados y
alentados con esta vida que tenemos de Cristo, ello en
sí es bueno y delante de los ojos de Dios agradable y
iiermoso, y merecedor de que por ello suba á mayor
grado de bien y de pujanza el espíritu de do tuvo
origen.
«Aquel veneno asentado en el hombre, y perseveran-
do y cundiendo por él poco á poco, asi le contamina y
le corrompe, que le trae á muerte perpetua. Esta sa-
lud, si dura en nosotros, haciéndose de cada día mas
poderosa y mayor, nos hace sanos del todo. De arte
que, siguiendo nosotros el movimiento del espíritu con
que nacemos, el cual, lanzado en nuestras almas, las
despierta é incita á obrar conforme á quien él es y al
origen de donde nace, que es Crisio; así que, obrando
aquello á que este espíritu y gracia nos mueve, somos
en realidad de verdad semejantes á Cristo, y cuanto
mas asi obráremos mas semejantes. Y así, haciéndonos
nosotros vecinos á él, él se avecina á nosotros y mere-
cemos que se infunda mas en nosotros y viva mas,
añadiendo el primer espíritu mas espíritu, y á un grado
otro mayor, acrecentando siempre en nuestras almas ia
semilla de vida que sembró, y haciéndola mayor y mas
esforzada, y descubriendo su virtud mas en nosolros,
que obrando conforme al movimiento de Dios y cami-
nando con largos y bien guiados pasos por este cami-
no, merecemos ser mas hijos de Dios, y de hecho lo
somos. Y los que cuando nacimos, en el bautismo fui-
mos hechos semejantes á Cristo en el ser de gracia
antes que en el obrar; esos que, por ser ya justos, obra-
mos como justos, esos mismos, haciéndonos semejantes
á él en lo que toca al obrar, crecemos merecidamente
en la semejanza del ser. Y el mismo espíritu que des-
pierta y atiza á las obras, con el mérito dellas crece y
lio OBRAS DE FRAY
se esfuerza, y va subiendo y haciéndose señor de nos- :
otros y dándonos mas salud y mas vida, y no para
hasta que en el tiempo último nos la dé perfecta y glo-
riosa, habiéndonos levantado del polvo.» Y como hubo
dicho esto Marcelo, callóse un poco y luego tornó á
decir :
« Dicho lie cómo nacemos de Cristo, y la necesidad
que tenemos de nacer del, y el provecho y misterio
(leste nacimiento; y de un abismo de secretos qiie
acerca desta generación y parentesco difino en las sa-
gradas letras se encierra, he dicholo poco que alcanza
mi pequenez, habiendo tenido respeto al tiempo y á la
ocasión, y á la cualidad de las cosas que son delicadas
y obscuras. Agora, como saliendo de entre las zarzas y
espinas á campo mas libre, digo que ya se conoce bien
cuan justamente Esaías da nombre de Padre á Cristo
y le dice que es Packe df 1 siglo futuro. Entendiendo
por este siglo la generación nueva del honibre y los
hombres engendrados así , y los largos y no unibles
tiempos en que ha de perseverar aquesta generación.
Porque el siglo presente, el cual, en comparación del
que llama Esaías venidero, se llama primero siglo, que
es el vivir de los que nacemos de Adam, comenzó con
Adam, y se ha de rematar y cerrar con la vida de sus
descendientes postreros, y en particular no durará en
ninguno mas de lo que él durare en esta vida presen-
te. Mas el siglo segundo, desdo Abel, en quien comenzó,
extendiéndose con el tiempo, y cuando el tiempo tuviere
su fin, reforzándose él mas, pjrseverará para siempre.
» Y llámase siglo futuro, dado que ya es en muchos
presente, y cuando le nombró el Profeta lo era tam-
bién, porque comenzó primero el otro siglo mortal. Y
llámase siglo también , porque es otro mundo por sí,
semejante y diferente de este olro mundo viejo y visi-
ble ; porque , de la manera que cuando produjo Dios el
hombre primero hizo cielos y tierra y los demás ele-
mentos, así en la creación del hombre segundo y nue-
vo, para que todo fuese nuevo como él, hizo en la Igle-
sia sus cielos y su tierra y vistió ala tierra con frutos,
y á los ciclos con estrellas y luz. Y lo que hizo en
aquesto visible, eso mismo ha obrado en lo nuevo invi-
sible, procediendo en ambos por unas mismas pisadas,
como lo dei)ujó, cantando divinamente, David en un
.salmo, y es dulcísimo y elegantísimo salmo. Adonde por
unas mismas palabras, y como con una voz, cuenta,
alabando á Dios, la creación y gobernación de aquestos
dos mundos, y diciendo lo que se ve, significa lo que
se esconde, como san Agustín lo descubre, lleno de in-
genio y de espíritu. Dice (a) que extendió los cielos
Dios como quien dcsi)lega tienda de campo, y que cu-
brió los sobrados dellos con aguas, y que ordenó las
nubes, y que en ellas, como en caballos, discurre vo-
lando sobre las alas del airo, y que le acompañan los
truenos y los relámpagos y el torbellino.
«Aquí ya vemos ciclos y vemos nubes, que son aguas
espesadas y asentadas sobre el aire londidn, que tiene
nombre de cielo; oímos también el trueno á su tiempo
y sentimos el viento que vuela y que brama, y el res-
plandor del relámpago nos hiere los ojos ; allí, esto es,
en el nuevo mundo y Iglesia, por la misma manera, los
(o) Psal. 103, V. 2,
LUIS DE LEOX.
cielos son los apóstoles y los sagrados doctores y los de-
más santos, altos en virtud y que inlluyen virtud, y su
doctrina en ellos son las nubes, que derivada en nos-
otros, se torna en lluvia. En ella anda Dios y discurre
volando, y con ella viene el soplo de su espíritu, y el
relámpago de su luz y el tronido y el estampido, con
que el sentido de la carne se aturde. — Aquí , como di-
ce, prosiguiendo, el salmista, fundó Dios la tierra so-
bre cimientos firmes, adonde permanece y nunca se
mueve; — y como primero es-tuviese anegada en la
mar, mandó Dios que .se apartasen las aguas, las cua-
les , obedeciendo á esta voz , se apartaron á su lugar,
adonde guardan contimiamente su puesto; y luego que
ellas huyeron, la tierra descubrió su figura humilde en
los valles, y soberana en los montes. Allí el cuerpo fir-
me y macizo de la Iglesia, que ocupó la redondez de la
tierra, recibió asiento por mano de Dios en el funda-
mento no mudable, que es Cristo, en quien permane-
cerá con eterna firmeza. En su principio la cubría y
como anegaba, la gentilidad y aquel mar grande y tem-
pestuoso de tiranos y de ídolos la tenían cuasi sumida;
mas sacóla Dios á luz con la palabra de su virtud, y
arrech'ó della la amargura "y violencia de aquellas obras,
y (fuebrólas todas en la flaqueza de una arena menuda,
con lo cual descubrió su forma y su concierto la Igle-
sia, alta en los obispos y ministros espirituales, y en
los fieles legos humildes, humilde. Y como dice Da-
vid, — subieron sus montes y parecieron en lo hondo
sus valles. — *•
»Allí como aquí, conforme á lo que el mismo salmo
prosigue, sacó Dios venas de agua de los cerros de los
altos ingenios, que entre dos sierras, sin declinar al
extremo, siguen lo igual de la verdad y lo medio dere-
chamente; en ellas se bañan las aves espirituales y los
frutales de virtud que florecen dellas, y junto á ellas
cantan, dulcemente asentadas. Y no solo las aves se
bañan aquí, mas también los otros fieles , que tienen
mas de tierra y menos de espirilu, si no se bañan en
ellas, á lo menos beben dellas y quebrantan su, sed. El
mismo, como en el mundo, así en la Iglesia, cnvia llu-
vias de espirituales bienes del cielo, y caen primero en
los montes, y de allí, juntas en arroyos y descendiendo,
bañan los campos. Con ellas crece para los mas rudos,
así como para las bestias, su heno, y á los que viven con
mas razón, de allí les nace su mantenimiento. El tri-
go que fortifica, y el olio que alumbra, y el vino que
alegra, y todos los dones del ánimo con esta lluvia flo-
recen. Por .ella los yermos desiertos se vistieron de re-
ligiosas hayas y cedros, y esos mismos cedros con ella
se vistieron de verdor y de fruto, y dieron en sí reposo
y dulce y saludable nido á los que volaron á ellos hu-
yendo del mundo. Y no solo proveyó Dios de nido á
aquestos huidos, mas para cada un estado de los demás
fieles hizo sus proprías giiarídas. Y como en la tierra
los risoos son para las cabras monteses, y los conejos
lienon sus viveras entre las peñas, así acontece en la
Iglesia.
»En ella luce la luna y luce el sol de justicia, nace y
se pone á veces, agora en los unos y agora en los otros,
y licnen también sus noches de tiempos duros y áspe-
ros, en que la violencia sangrienta de los enemigos tic-
DE LOS NOMBRES DE CRISTO. — LIBRO PRIMERO.
Ui
ros halla su sazón para salir y bramar y para ejecutar
su fiereza; mas también á las noches sucede en ella
después el aurora, y amanece después y encuévase con
la luz la malicia, y la razón y la virtud resplandece.
¡Cuan grandes son tus grandezas, Señor ! Y como nos
admiras con esta orden corporal y visible, mucho mas
nos pones en admiración con la espiritual é invisible.
No falta allí también otro Océano, fti es de mas cortos
brazos ni de mas angostos senos que es este, que ciñe
por todas partes la tierra, cuyas aguas, aunque son fie-
les, son, no obstante eso, aguas amargas y carnales y
movidas tempestuosamente de sus violentos deseos;
cria peces sin número, y la ballena infernal se espacia
por él. En él y por él van mil navios, mil gentes ali-
viadas del mundo, y como cerradas en la nave de su se-
creto y santo propósito; mas ¡dichosos aquellos que
llegan salvos al puerto !
wTodos, Señor, viven por tu liberalidad y largueza;
mas, como en el mundo, así en la Iglesia , escondes y
como encoges cuando te parece la mano y alma, en
faltándole tu amor y tu espíritu vuélvese en tierra. Mas,
si nos dejas caer para que nos conozcamos, para que
te alabemos y celebremos después nos renuevas. Así
vas criando y gobernando y perficionando tu Iglesia
hasta llegarla á lo último, cuando consumida toda la
liga del viejo metal, la saques toda junta pura y lucien-
• te, y verdaderamente nueva del todo. Cuando viniere
este tiempo ( ¡ ay amable y bienaventurado tiempo, y no
tiempo ya, sino eternidad sin mudanza ! ); así que, cuan-
do viniere, la arrogante soberbia de los montes extre-
meciéndose vendrá por el suelo, y desaparecerá hecha
humo, obrándolo tu majestad, toda la pujanza y deleite
y sabiduría mortal, y sepultarás en los abismos, junta-
mente con esto, á la tiranía, y el reino de la tierra nueva
será de los tuyos. Ellos cantarán entonces de continuo
tus alabanzas, y á tí el ser alabado por esta manera te
será cosa agradable. Ellos vivirán en tí, y tú vivirás en
ellos, dándoles riquísima y dulcísima vida. Ellos serán
reyes, y tú Rey de 'reyes. Serás tú en ellos todas las co-
sas y reinarás para siempre.» Y dicho esto, Marcelo ca-
lló, y Sabino dijo luego : « Este salmo en que, Marcelo,
habéis acabado, vuestro amigo le puso también en ver-
so, y por no romperos el hilo, no os lo quise acordar.
Mas pues me distes este oficio, y vos le olvidastes, de-
cirle he yo, si os parece. » Entonces Marcelo y Juliano
juntos respondieron que les parecía muy bien, y que
luego le dijese. Y Sabino, que era mancebo, así en el
alma como en el cuerpo muy compuesto, y de pronun-
ciación agradable, alzando un poco los ojos al cielo y
lleno el rostro de espíritu, con templada voz dijo desta
manera :
Alaba ¡oh alma! á Dios; Seilor, (u alteza,
¿Qué lengua hay que la cuente?
Vestido estás de gloria y de belleza
Y luz resplandeciente.
Enci;ra de los cielos desplegados
Al agua diste asiento.
Las nubes son tu carro, tus alados
Caballos son el viento.
Son fuego abrasador tus mensajeros,
Y trueno y torbellino.
Las tierras sobre asientos duraderos
Mantienes de continuo.
Los mares las cubrian de primero,
Por cima los colKidos ;
Mas visto de tu voz el trueno fiero,
Huyeron espantados.
Y luego los subidos montes crc.en ,
Homillanse los valles.
Si ya entre sí hinchados se embravecen.
No pasarán las calles,
Las calles que les diste y los linderos,
Ni anegarán las tierras.
Descubres minas de agua en los oteros,
\ corre entre las sierras.
El gamo y las salvajes alimañas
Allí la sed quebrantan.
Las aves nadadoras allí bañas,
Y' por las ramas cantan.
Con lluvia el monte riegas de tus cumbres,
Y das hartura al llano.
Ansí das heno al buey, y mil legurubres
Para el senicio humano.
Ansí se espiga el trigo y la vid crece
Para nuestra alegría.
La verde oliva ansi nos resplandece,
Y el pan de valentía.
De allí se viste el bosque y arboleda
Y el cedro soberano,
.\donde anida la ave, adonde enreda
Su cámara el milano.
Los riscos á los corzos dan guarida,
Al conejo la peña.
Por tí nos mira el sol , y su lucida
Hermana nos enseña
Los tiempos. Tú nos das la noche escura,
En que salen las fieras.
El tigre, que ración con hambre dura
Te pide y voces fieras.
Despiertas el aurora, y de consuno
Se van á sus moradas.
Da el hombre á su labor, sin miedo alguno,
Las horas situadas.
¡ Cuan nobles son tus hechos, y cuan llenos
De tu sabiduría!
Pues ¿quién daria á el mar sus anchos senos,
Y cuantos peces cria;
Las naves que en él corren, la espantable
Ballena que le azota?
Sustento esperan todos saludable
De tí, que el bien no agota.
Tomamos, si tú das; tu larga mano
Nos deja satisfechos.
Si huyes, desfallece el ser liviano.
Quedamos polvo hechos.
Mas tornará tu soplo, y renovado.
Repararás el mundo.
Será sin fin tu gloria, y tú alabado
De todos sin segundo.
Tú, que los montes ardes si los tocas,
Y al suelo das temblores, •
Cien vidas que tuviera y cien mil bocas,
Dedico á tus loores.
Mi voz te agradará, y á mí este oficio
Será mi gran contento.
No se verá en la tierra maleficio
Ni tirano sangriento.
Sepultará el olvido su memoria;
Tu alma á Dios da gloria.
Como acabó Sabino aquí, dijo Marcelo luego : «No
parece justo después de un semejante fin añadir mas.
Y pues Sabino ha rematado tan bien nuestra plática, y
habemos ya platicado asaz luengamente, y el sol parece
que por oírnos, levantado sobre nuestras cabezas, nos
ofende ya, sirvamos á nuestra necesidad agora repo-
sando un poco, y á la tarde, caída la síesrta, de nuestro
112
OBRAS DE FRAY LUIS DE LEÓN.
espacio, sin que la noche auiK/ue sobrevenga lo estorbe,
diremos lo que nos resta.» «Sea así,» dijo Juliano. Y
Sabino anadió : « Y yo seria de parecer que se acabase
aqueste stfrmoii en aquel soto é isleta pequeña que el
rio liace en medio de sí, y que de aquí se parece. Por-
que yo miro boy al sol con ojos que, si no es aquel, no
nos dejará lugar que de provecho sea. » ((Bien habéis di-
cho, respondieron Marcelo y Juliano, y hiígase como
decis.» Y con esto, puesto en pié Marcelo, y con él les
demás, cesó la plática por entonces.
LIBRO SEGUNDO.
INTRODUCCIÓN.
Descripción de la miseria liuraana, y origen de su fragilidad.
En ninguna cosa se conoce mas claramente la mise-
ria humana, muy illustre Señor, que en la facilidad con
que pecan los hombres y en la muchedumbre de los
que pecan, apeteciendo todos el bien naturalmente, y
siendo los males del pecado tantos y tan manifiestos. Y
si los que antiguamente filosofaron, argumentando por
los efectos descubiertos las causas ocultas de ellos, hin-
crrran los ojos en esta consideración , ella misma les
descubriera que en nuestra naturaleza habia alguna
enfermedad y daño encubierto , y entendieran por ella
que no estaba pura y como salió de las manos del que
la hizo , sino dañada y corrompida, ó por desastre ó por
voluntad; porque, si miraran en ello, ¿cómo pudieran
creer que la naturaleza , madre y diligente proveedora
de todo lo que toca al bien de lo que ¡iroduce, habia de
formar al hombre por una parle tan mal inclinado , y
por otra tan flaco y desarmado para resistir y vencer á
su perversa inclinación? O ¿cómo les pareciera que se
compadecía ó que era posible que la naturaleza , que
guia, como vemos, los anímales brutos y las plantas,
y hasta las cosas mas viles , tan derecha y eficazmente
á sus fines, que los alcanzan todas ó casi todas, criase
á la mas principal de sus obras lan inclinada al peca-
do , que por la mayor parte , no alcanzando su fin , vi-
niese á extroina miseria?
Y si seria notorio desatino entregar las riendas de
dos caballos desbocados y furiosos á un niño flaco y sin
arte para que los gobernase por lugares pedregosos y
ásperos, y si cometerle á este mismo en tempestad una
nave, para que contrastase los vientos , seria error co-
nocido , por el mismo caso pudieran ver no caber en
razón que la providencia sumamente sabía de Dios, en
un cuerpo lan indomable y de tan malos siniestros, y
en tanta tc,m[iestad de olas de viciosos deseos como en
no.-:olros sentimos, pusiese para su gobierno una razón
lan flaca y lan desnuda de toda buena doctrina como
es la nucslra cuando nacemos ; ni pudieran decir que,
en esperanza de la doctrina venidera y de las fuerzas
que con los años podia cobrar la razón , le encomendó
Dios aqueste gobierno, y la colocó en medio de sus
enemigos sola contra tantos, y desarmada contra lan
poderosos y fieros. Porque sabida cosa es que, primero
que despierte la razón en nosotros, viven en nosotros
y se encienden los deseos bestiales de la vida sensible,
que se apoderan del ánimo, y haciéndola á sus mañas,
la inclinan mal antes que comience á conocerse. Y
cierto es que, en abriendo la razón los ojos, están como
á la puerta y como aguardando para engañarla el vulgo
ciego y las compañías malas, y el estilo de la vida lle-
no de errores perversos , y el deleite y la ambición , y
el oro y las riquezas, que resplandecen. Lo cual cada
uno por sí es poderoso á escurecer y á vestir de tinie-
blas á su centella recien nacida, cuanto mas todo jun-
to , y como conjurado y hecho á una para hacer mal ;
y así, de hecho la engañan, y quitándole las riendas de
las manos , la sujetan á los deseos del cuerpo, y la in-
ducen á que ame y procure lo mismo que la destruye. ^
Así que , este desconcierto é inclinación para el mal
que los hombres generalmente tenemos , él solo por sí,
bien considerado , nos puede traer en conocimiento de
la corrupción antigua de nuestra naturaleza. En la cual
naturaleza, como en el libro pasado se dijo, habiendo
sido hecho el hombre por Dios enteramente señor de
sí mismo , y del todo cabal y perfecto , en pena de que
él por su grado sacó su ánima de la obediencia de Dios,
los apetitos del cuerpo y sus sentidos se salieron del
servicio de la razón , y rebelando contra ella, la sujeta-
ron, escureciendo su luz y enflaqueciendo su liber-
tad, y encendiéndola en el deseo de, sus bienes dellos,
y engendrando en ella apetito de lo que le es ajeno y
le daña ; esto es , del desconcierto y pecado.
En lo cual es extrañamente maravilloso que, como
en las jotras cosas que son tenidas por malas, la expe-
riencia de ellas haga escarmiento para huir dellas ; pues
que el que cayó en un mal paso rodea otra vez el ca-
mino por no tornar á caer en él en esta desventura que
llamamos pecado, el probarla es abrir la puerla para
meterse en ella mas , y con el pecado primero se h ¡ce
escalón para venir al segundo; y cuanto el alma en este
género de mal se destruye mas, lanío parece que gusta
mas de destruirse; que es de los daños que en ella el
pedido hace, si no el mayor, sin duda uno de los ma-
yores y mas lamentables. Porque por esta causa, como
por los ojos se ve , de pecados pequeños nacen , esla-
bonándose unos con oíros, pecados gravísimos, y se
endurecen y crian callos, y hacen como incurables los
corazones humanos en este mal del pecar, añadiendo
siemi)re á un i)ecado otro pecad(r, y á un i)ecado menor
sucediéndolc otro mayor de continuo, por haber co-
menzado á jiecar. Y vienen así , continuamente pecan-
do, á tener por hacedero y dulce y gentil lo que, no solo
DE LOS NOMBRES DE CRISTO.— LIBRO SEGUNDO.
ÍI3
en sí y en los ojo"^ cíe los que bien juzgan es aborrecible
y feísimo, sino loque esos mismos que lo liacen, cuan-
do de principio entraron en el mal obrar, huyeran el
pensamiento de ello, no solo el hecho, mas que la
muerte ; como se ve por infinitos ejemplos, de que así
la vida común como la historia está llena.
Mas entre todos es claro y muy señalado ejemplo el
del pueblo hebreo antiguo y presente ; el cual , por ha-
ber desde su primero principio comenzado á apartarse
de Dios, prosiguiendo después en esta su primera du-
reza, y casi por años volviéndose á él, y tornándole
luego á ofender, y amontonando á pecados pecados,
mereció ser autor de la mayor ofensa que se hizo ja-
más , que fué la muerte de Jesucristo. Y porque la
culpa siempre ella misma se es pena, por haber llegado
á esta ofensa, fué causa en sí misma de un extremo de
calamidad. Porque , dejando aparte el perdimiento del
reino, y la ruina del templo, y el asolamiento de su
ciudad, y la gloria de la religión y verdadero culto de
Dios traspasada á las gentes , y dejados aparte los ro-
bos y males y muertes innumerables que padecieron
los judíos entonces, y el eterno cautiverio en que viven
agora en estado vilísimo entre sus enemigos, hechos
como un ejemplo común de la ira de Dios.
Así que, dejando esto aparte, ¿puédese imaginar
mas desventurado suceso , que habiéndoles prometido
Dios que nacería el Mesías de -su sangre y linaje, y ha-
biéndole ellos tan luengamente esperado, y esperando
en él y por él la suma riqueza , y en durísimos males y
trabajos que padecieron , habiéndose sustentado siem-
pre con esta esperanza, cuando le tuvieron entre sí no
le querer conocer , y cegándose , hacerse homicidas y
destruidores de su gloria y de su esperanza , y de su
sumo bien dellos mismos? A mí verdaderamente , cuan-
do lo pienso, el corazón se me enternece en dolor. Y
si contamos bien toda la suma deste exceso tan grave,
hallaremos que se vino á hacer de otros excesos , y que
del abrir la puerta al pecar , y del entrarse continua-
mente mas adelante por ella, alejándose siempre de
Dios, vinieron á quedar ciegos en mitad de la luz; por-
que tal se puede llamar la claridad que hizo Cristo de
sí, así por la grandeza de sus obras maravillosas como
por el testimonio de las letras sagradas que se demues-
tran ; las cuales demuestran así claramente que no pu-
diéramos creer que ningunos hombres eran tan ciegos,
si no supiéramos haber sido tan grandes pecadores
primero. Y ciertamente, lo uno y lo otro, esto es, la
ceguedad y maldad dellos y la severidad y rigor de la
justicia de Dios contra ellos, son cosas maravillosa-
mente espantables.
Yo siempre que las pienso me admiro ; y trújomelas
á la memoria agora lo restante de la plática de Marcelo
que me queda por referir, y es ya tiempo que lo refie-
ra. Porque fué así , que los tres , después de haber co-
mido, y habiendo tomado algún pequeño reposo, ya
que la fuerza del calor comenzaba á caer, saliendo de
la granja, y llegados al rio , que cerca della corría, en
un barco, conformándose con el parecer de Sabino, se
pasaron al soto que se hacia en medio del, en una
como isleta pequeña que apegada á la presa de unas
aceñas se descubría. Era el soto, aunque pequeño, es-
E.xvi-u.
peso y muy apacible , y en aquella sazón estaba muy
lleno de hoja , y entre las ramas que la tierra de suyo
criaba, tenia también algunos árboles puestos por in-
dustria, y dividíale como en dos partes un no pequeño
arroyo que hacia el agua que por entre las piedras de
la presa se hurtaba del rio, y corría cuasi toda junta.
Pues entrados en él Marcelo y sus compañeros , y
metidos en lo mas espeso del y mas guardado de los
rayos del sol , junto á un álamo alto, que estaba cuasi
en el medio , teniéndole á las espaldas, y delante los
ojos la otra parte del soto, en la sombra y sobre la yer-
ba verde, y cuasi juntando al agua los pies , se senta-
ron ; adonde diciendo entre sí del sol de aquel día, que
aun se hacia sentir, y de la frescura de aquel lugar,
que era mucha , y alabando á Sabino su buen consejo,
Sabino dijo así : «Mucho me huelgo de haber acertado
tan bien, y principalmente por vuestra causa, M;!rce!o,
que por satisfacer á mi deseo tomáis hoy tan grande
trabajo, que, según lo mucho que esta mañana dijis-
tes, temiendo vuestra salud, no quisiera que agora di-
jera des mas , si no me asegurara en par.e la cualidad y
frescura de aqueste lugar; aunque quien suele leer en
medio de los caniculares tres liciones en las escuelas
muchos días arreo , bien podrá platicar entre estas ra-
mas la mañana y la tarde de un dia, ó por mejor decir,
no habrá maldad que no haga. » «Razón tiene Sabino,
respondió Marcelo , mirando hacia Juliano, que es gé-
nero de maldad ocuparse uno tanto y en tal tiemito en
la escuela; y de aquí veréis cuan malvada es la vida
que así nos obliga. Así que, bien podéis proseguir, Sa-
bino, sin miedo ; que , demás de que este lugar es me-
jor que la cátedra , lo que aquí tratamos agora es sin
comparación muy mas dulce que lo que leemos allí; y
así, con ello mismo se alivia el trabajo.» Entonces Sa-
bino, desplegando el papel y prosiguiendo su lectura,
dijo desta manera :
De cómo se llama Cristo Brazo de Dios, y á cuánto se extiendo
su Tuerza.
ftOlro nombre de Cristo es Brazo de Dios. Esaías en
el capítulo 33 : — ¿Quién dará crédito á lo que habe-
rnos oído? y su brazo Dios ¿á quién lo descubrirá? — Y
en el capitulo 32. • — Aparejó el Señor su brazo santo
ante los ojos de todas las gentes, y verán la salud de
nuestro Dios todos los términos de la tierra. — Y en el
cántico de la Virgen: — Hizo poderío en su brazo, y der-
ramó los soberbios. — Y abiertamente en el salmo "O,
adonde en persona de la Iglesia dice David : — En la
vejez mia ni menos en mi senectud no me desampa-
res, Señor, hasta que publique tu brazo átoda la ge-
neración que vendrá. — Y en oíros muchos lugares.»
Cesó aquí Sabino, y disponíase ya Marcelo para co-
menzar á decir; mas Juliano, tomando la mano, dijo :
«No sé yo, Marcelo , sí los hebreos nos darán que Esaías
en el lugar que el papel dice hable de Cristo. » « No lo
darán ellos, respondió Marcelo, porque están ciegos;
pero dánoslo la misma verdad. Y como hacen los malos
enfermos, que huyen mas de lo que les da mas salud,
así estos , perdidos en este lugar , el cual solo bastaba
para traerlos á luz , derraman con mas estudio las li-
8
H4 OBRAS DE FRAY
nieblas de su error para esciiroceñe ; pero primero per-
derá su claridad este sol. Por.pie si no liabla de Crislo
Esaias allí, pregunto, ¿de quién habla?» «Ya sabéis lo
que dicen , respondió Juliano. » «Ya sé, dijo Marcelo,
que lo declaran de sí mismos y de su pueblo <^n el es-
tado de agora ; pero ¿pareceos á vos que hay necesidad
de razones para convencer un desatino tan claro?» «Sin
duda clarísimo, respondió Juliano, y cuando no hubie-
ra otra cosa , hace evidencia de que no es así lo que
dicen , ver que la persona de quien Esaias habla allí, el
mismo Esaias dice que es inocentísima y ajena de todo
pecado , y limpieza y satisfacción de los pecados de to-
dos ; y el pueblo hebreo que agora vive, por ciego y ar-
rogante que sea , no se osará atribuir á sí aquesia ino-
cencia y limpieza.
» Y cuando osase él , la palabra de Dios le condena
en Oseas cuando dice (a) que en el fin y después
deste largo cautiverio en que agora están los judíos se
convertirán al Señor. Porque , si se convertirán á Dios
entonces , maniliesío es que agora están apartados del
y fuera de su servicio. Mas , aunque este pleito esté
fuera de duda, todavía, si no me engaño, os queda pleito
con cllo^ eu la declaración deste nombro; el cual ellos
también confiesan que es nombre de Cristo , y confie-
san, como es verdiid, que ser brazo es ser fortaleza de
Dios y victoria de sus enemigos ; mas dicen que los
enemigos que por el Mesías , como por su brazo y for-
taleza , vence y vencerá Dios , son los enemigos de su
pueblo; esto es, los enemigos visibles de los hebreos, y
los que los han destruido y puesto en cautividad, como
fueron los caldeos y los griegos y los romanos , y las
demás gentes sus enemigas, de las cuales esperan verse
vengados por mano del Mesías, que, engañados, aguar-
dan , y le llaman brazo de Dios por razón de aquesta
victoria y venganza.» «Así lo sueñan, respondió Mar-
celo ; y pues habéis movido el pleito , comencemos por
él. Y como en la cultura del campo, primero arranca el
labrador las yerbas dañosas y después planta las bue-
nas, así nosotros agora desarraiguemos primero ese er-
ror, para dejar después su campo libre y desembarazado
á la verdad.
»Mas decidme , Juliano , ¿prometió Dios alguna vez
á su pueblo que les enviaría su brazo y fortaleza para
darlos victoria de algún enemigo suyo, y para ponerlos,
no solo en liberlad, sino también en mando y señorío
glorioso? Y ¿díjoles en alguna parte que habia de ser
su Mesías un forlísimo y belicosísimo capitán, que ven-
cería por fuerza de armas sus enemigos y extendería
por todas las tierras sus esclarecidas victorias, y que
sujctaria á su imperio las gentes?» «Sin duda así se lo
dijo y promclíó, respondió Juliano.» «Y ¿prometiósclo
por ventura, siguió luc^-o Marcelo, en un solo lugar ó
una vez sola, y esa acaso y hablando de otro projiósi-
lo?» «No, sino en muchos lugares, respondió Juliano,
y de principal íniento y con palabras muy encarecidas
y Iiermosas.» «¿Q'"-' palabras, añadió Marcelo, ó qué
lugares son esos? Referid algimos si los leñéis en la
memoria.» «Largos son de coníar, dijo Juliano, y aun-
que pregiiniais lo que sabéis, y no sé ¡¡ara qué fin, diré
los que se me ofrecen.
(a) Ospac, ó, V. ¡i
luís de león.
wDavid en el salmo, hablando propiamente con Cris-
to, le dice (6): — Ciñe tu espada soln'o tu muslo pode-
rosísimo , tu hermosura y tu gentileza; sube en el ca-
ballo y reina prósperamente por tu verdad y manse-^
dumbre y por tu justicia; tu derecha te mostrará ma-
ravillas, tus saetas agudas (los pueblos caerán á tus
pies) en los corazones de los enemigos del Rey. — Y en
otro salmo dice el mismo (c) : — El Señor reina ; haga
fiesta la tierra, alégrense las islas todas; nube y tinie-
bla en su derredor, justicia y juicio en el trono de su
asiento. Fuego va delante del; que abrasará á todos sus
enemigos. — Y Esaias en el capítulo 11 ((/) : — Y en
aquel día extenderá el Señor segunda vez su mano para
poseer lo que de su pueblo ha escapado de los asirlos
y de los egipcios y de las demás gentes ; y levantará
su bandera entre las naciones, y allegará á los fugitivos
de Israel y los esparcidos de Judá de las cuatro partes
del mundo; y los enemigos de Judá perecerán, y volará
contra los filisteos por la mar; cautivará á los hijos de
Oriente, Edon le servirá y Moab le será sujeto, y los
hijos de Amon sus obedientes. — Y en el capitu-
lo 41 por otra manera (e) : — Pondrá ante sí en hui-
da las gentes, perseguirá los reyes; como polvo los
hará su cuchillo , como astilla arrojada su arco ; perse-
guirlos ha y pasará en paz , no entrará ni polvo en sus
pies. — Y como después él mismo (/") : — Yo, dice , te
pondré coilio carro, y como nueva trilladera con denta-
les de hierro, trillarás los montes y desmenuzarlos has,
y á los collados dejarás hechos polvo ; aventaráslos y
llevarlos ha el viento, y el torbellino los esparcerá. —
Y cuando el mismo profeta introduce al Mesías, teñida
la vestidura con sangre, y á otros que se maravillan de
ello y le preguntan la causa , dice que él le respon-
de {g): — Yo solo he pisado un lugar, en mi ayuda no
se halló gente ; píselos en mi ira y patéelos en mi in-
dignación, y su sangre salpicó mis vestidos, y he en-
suciado mis vestiduras todas. — Y en el capítulo 42 (/i):
— El Señor, como valiente, saldrá, y como hombre de
guerra, despertará su coraje, guerreará y levantará ala-
rido, y esforzarse ha sobre sus enemigos; — mas es
nunca acabar.
»Lo mismo, aunque por diferentes maneras, dice en
el capítulo C3 y 66, y Joel dice lo mismo en el capítulo
último, y Amos profeta también en el mismo capitulo,
y en los cai'ítulos 4 y !> y último lo repile Miqueas , y
¿qué proi'ela hay que no celebre cantando en diversos
lugares esle capitán y aquesta victoria?» «Así es ver-
dad, dijo Marcelo, mas también me decid: ¿los asirios
y los babilonios fueron hondjres señalados en armas, y
hubo reyes belicosos y vicloriosos entre ellos, y sujeta-
ron á su imperio á lodo ó á la mayor parte del mundo?»
« Así fué, respondió Juliano.» «Y los medos y persas que
vinieron después, añadió luego Marcelo, ¿no menearon
también las armas asaz valerosamente y enseñorearon
la tierra , y íloreció entre ellos el esclarecido Ciro y el
poderosísimo Jcrjcs?» Concedió Juliano que era verdad.
«Pues no menos verdad es, dijo prosiguiendo Mar-
celo, que las victorias de los griegos sobraron á estos,
ib) Psalm. Ai, h v. A. (c) Psalm. 90, ¡i v. 1.
(rfi Ks;ií.,H, iiv. 11. (e) n)i(1('m,4l,iiv. 2. (/^ Ibldcm.h v. 13.
{tjj Ibideni, W, v. .">. (h) Ibidcm, 4"-', v. M,
DE LOS NOMBRES DE CRISTO.— LIBRO SEGUNDO.
113
y que el no vencido Alejandro, con la espada en la ma-
no y como un rayo, en brevísimo espacio corrió lodo el
mundo, dejándole no menos espantado de sí que venci-
do; y muerto él, sabemos que el trono de sus succesores
tuvo el cetro por largos años de toda Asia y de mucha
parte de África y de Europa. Y por la misma manera los
romanos, que les succedieron en el imperio y en la glo-
ria de las armas, también vemos que venciéndolo todo,
crecieron hasta hacer que la tierra y su señorío tuvie-
sen un mismo término. El cual señorío, aunque dismi-
nuido, compuesto de parles, unas flacas y otras muy
fuertes, como lo vio Daniel en los pies de la estatua (a),
hasta hoy dia persevera por tantas vueltas de siglos. Y
ya que callemos los príncipes guerreadores y victorio-
sos que florecieron en él en los tiempos mas vecinos
al nuestro, notorios sonlosScipiones, los Marcelos, los
Marios , los Pompeyos , los Césares de los siglos ante-
pasados, á cuyo valor y esfuerzo y felicidad fué muy
pequeña la redondez de la tierra, n
«Espero, dijo Juliano, dónde vais á parar.» «Presto
10 veréis, dijo Marcelo , pero decidme : esta grandeza
de victorias é imperio que he dicho, ¿diósela Dios á los
que he dicho, ó ellos por sí y por sus fuerzas puras, sin
orden ni ayuda del la alcanzaron ?» «Fuera está eso de to-
da duda, respondió Juliano, acerca de los que conocen
y confiesan la providencia de Dios. Y en los Proverbios
dice él mismo de sí mismo (6) : — Por mí reinan los
príncipes.—» «Decís la verdad, dijo Marcelo, mas toda-
vía os pregunto si conocían y adoraban á Dios aquellas
gentes.» «No le conocían, dijo Juliano, ni le adoraban.»
«Decidme mas, prosiguió diciendo Marcelo : antes que
Diosles hiciese aquestamerced, ¿prometió de hacérsela,
ó vendióles muchas palabras acerca dello, ó envióles
muchos mensajeros, encareciéndoles la promesa por
largos dias y por diversas maneras?» «Ninguna de esas
cosas hizo Dios con ellos, respondió Juliano, y si de al-
guna destas cosas, antes que fuesen, se hace mención
en las letras sagradas , como á la verdad se hace de al-
gimas , hácese de paso y como de camino, y á fin de
otro propósito.»
«Pues ¿en qué juicio de hombres cabe ó pudo caber,
añadió Marcelo enconlinente, pensar que lo que daba
Dios y cada dia lo da á gentes ajenas de sí y que vi-
ven sin ley, bárbaras y fieras y llenas de infidelidad y
de vicios feísimos, digo el mando terreno y la victoria
en la guerra , y la gloria y la nobleza del triunfo sobre
lodos ó cuasi todos los hombres ; pues quién pudo per-
suadirse que lo que da Dios á estos , que son como sus
esclavos, y que se lo da sin prometérselo y sin vendér-
selo con encarecimientos, y como si no les diese nada
ó les diese cosas de breve y de poco momento, como á
la verdad lo son todas ellas en sí , eso mismo ó su se-
mejante á su pueblo escogido, y al que solo, adorando
ídolos todas las otras gentes, le conocía y servia para
dárselo, si se lo quería dar como los ciegos pensaron,
se lo prometía tan encarecidamente y tan de atrás, en-
•viándoles cuasi cada siglo nueva promesa dello por sus
profetas, y se lo vendía tan caro y hacia tanto esperar,
que el dia de hoy, que es mas de tres mil años después
de la primera promesa, aun no está cumplido^ ni ven-
ía) Daniel, 2, v. 33. (*) Prov., 8, v. 16.
drá á cumplimiento jamás, porque no es oso lo que Dios
prometía?
»Gran donaire, ó por mejor decir, ceguedad lastimera
es creer que los encarecimientos y amores de Dios ha-
bían de parar en armas y en banderas y en el estruen-
do de los alambores, y en castillos cercados y en muros
batidos por tierra, y en el cucliillo, en la sangre y en el
asalto y cautiverio de inocentes ; y creer que el brazo
de Dios, extendido y cercado de fortaleza invencible,
que Dios promete en sus letras y de quien él tanto en
ellas se precia, era un descendiente de David, capi-
tán esforzado, que rodeado de iiierro y esgrimiendo la
espada, y llevando consigo inumerables soldados, ha-
bía de meter á cuchillo las gentes y desplegar por to-
das las tierras sus victoriosas banderas. Mesías fué de-
sa manera Ciro y Nabucodonosor y Artajérjes , ó ¿qué
le faltó para serlo? Mesías fué, si ser Mesías es eso, Cé-
sar el dictador y el grande Pompeyo, y Alejandro en
esa manera fué mas que todos Mesías. ¿Tan grande va-
lentía es dar muerte á los mortales y derrocar los al-
cázares, que ellos de suyo se caen , que le sea á Dios ó
conveniente ó glorioso hacer para ello brazo tan fuer-
te, que por este hecho le llame su fortaleza? ¡Oh, có-
mo es verdad aquello que en persona de Dios les dijo
Esaías (c) : — Cuanto se encumbra el cielo sobre la tier-
ra, tanto mis pensamientos se diferencian y levantan
sobre los vuestros. — Que son palabras que se me vienen
luego á los ojos todas las veces que en este desatino pon-
go atención.
»Otros vencimientos, gente ciega y miserable, y otros
triunfos y libertad, y otros señoríos mayores y mejores
son los que Dios nos promete. Otro es su brazo y otra
su fortaleza, muy diferente y muy mas aventajada de
lo que pensáis. Vosotros esperáis tierra que se consu-
me y perece ; y la escritura de Dios es promesa del cic-
lo. Vosotros amáis y pedís libertad del cuerpo, y en vi-
da abundante y pacifica , con la cual libertad se com-
padece servir el ánima al pecado y al vicio ; y deslos
males, que son mortales , nos prometía Dios libertad.
Vosotros esperábades ser señores de otros ; Dios no pro-
metía sino haceros señores de vosotros mismos. Vos-
otros os tenéis por satisfechos con un sucesor de David,
que os reduzga á vuestra primera tierra y os manten-
ga en justicia, y defienda y ampare de vuestros contra-
rios ; mas Dios, que es sin comparación muy mas libe-
ral y mas largo , os prometía, no hijo de David solo,
sino hijo suyo y de David hijo también, que enriqueci-
do de to;lo el bien que Dios tiene , os sacase del poder
del demonio y de las manos de la muerte sin fin, y que
os sujetase debajo de vuestros pies todo lo que de veras
os daña, y os llevase santos, inmortales, gloriosos á la
tierra de vida y de paz, quenunca fallece. Estos son bie-
nes dignos de Dios, y semejantes dádivas , y nootras,
hinchen el encarecimiento y muchedumbre de aque-
llas promesas.
»Y á la verdad, Juliano, entre los demás inconvenien-
tes que tiene este error, es uno grandísimo que los que
se persuaden del forzosamente juzgan de Dios muy ba-
ja y vilmente. No tiene Dios tan angosto corazón como
los hombres tenemos , y estos bienes y gloria terrena
{c) Esai.,.')5, V. 9.
H6 OBRAS DE FRAY
que nosotros estimamos en tanto, aimqiie es él solo ol
que los distribuye y reparte, pero conoce que son bie-
nes caducos y que están fuera del hombre , y que no
solamente no le hacen bueno, mas muchas veces le em-
peoran y dañan ; y asi, ni hace alarde destos bienes Dios,
ni se precia del repartimiento dellos , y las mas veces
los envia á quien no los merece, por los fines que él se
sabe ; y á los que tiene por desechados de sí, y que son
delante de sus ojos como viles cautivos y esclavos , á
esos les da aqueste breve consuelo ; y al revés, con sus
escogidos y con los que como á hijos ama, en esto co-
munmente es escaso , porque sabe nuestra flaqueza y
la facilidad con que nuestro corazón se derrama en el
amor destas prendas exteriores teniéndolas, y sabe que
cuasi siempre ó cortan ó enflaquecen los nervios de la
virtud verdadera.
))Mas dirán : — Esperamos lo que las sagradas letras
nos dicen; y con lo que Dios promete nos contentamos, y
eso tenemos por mucho. Leemos capitán, oimos guer-
ras y caballos y saetas y espadas , vemos victorias y
triunfos, prométennos libertad y venganza , diccnnos
que nuestra ciudad y imestro templo será re[iarado, que
las gentes nos servirán y que seremos señores de todos.
Lo que oimos, eso esperamos, y con la esperanza de ello
vivimos contentos. — Siempre fué flaca defensa asirse á
la letra cuando ia razón evidente descubre el verdadero
sentido ; mas , aunque flaca , tuviera aquí y en este pro-
pósito alguna color si las mismas divinas letras no des-
cubrieran en otros lugares su verdadera intención. Por-
que, pues Esaías, cuando habla sin rodeo y sin figuras
de Cristo, le pinta en persona de Dios de aquesta ma-
nera (a) : — Veis, dice, á mi siervo, en quien descanso,
aquel en quien se contenta y satisface mi ánima ; puse
sobre él mi espíritu, él hará justicia á las gentes, no
voceará ni será acceptador de personas, ni será oida en
las plazas su voz. La caña quebrantada no quebrará , y
la estopa que íiuniea no la apagará, no será áspero ni
bullicioso; — maniíiestamente se muestra que este bra-
zo y fortaleza de Dios , que es Jesucristo , no es forta-
leza militar ni coraje de soldado , y que los hechos ha-
zañosos de un cordero tan humilde y tan manso como
es el que en este lugar Esaías pinta, no son hechos des-
ta guerra que vemos , adonde la soberbia se enseñorea
y la crueldad se despierta, y el bullicio y la cólera y la
rabia y el furor menean las manos. No tendrá , dice,
cólera para hacer mal ni á una caña quebrada; y an-
tójasele al error vano de aquestos mezquinos que tie-
ne de trastornar el mundo con guerras.
»Y no es menos claro lo que el mismo profeta dice en
otro capítulo {b) : — Herirá la tierra con la vara de su
boca, y con el alíenlo de sus labios quitará la vida al
malvailo. — Porque, si las armas con que hiere la tier-
ra y con que quila la vida al malo son vivas y ardien-
tes palabras, claro es que su obra de aqueste brazo no
t'S pelear con armas carnales contra los cuerpos , sino
contra los vicios con armas de espíritu. Y así, confor-
me áeslo, le arma de punta en blanco con todas sus pie-
zas en otro lugar, diciendo (c) : — Vistióse por loriga
justicia, y salud por yelmo de su cabeza ; vistióse por
vestiduras venganza, y el celo le cubrió romo capa. —
(o)Esai., 4¿,av.l. (i) Ibldím, H, v. 4. (c) Ibidem, W, v.l7.
LriS DE LEÓN.
Por manera que las saetas que antes decía que envia-
das con el vigor del brazo traspasan los cuerpos , son
palabras agudas y enherboladas con gracia, que pasan el
corazón de claro en claro ; y su espada famosa no se
templó con acero en las fraguas del Vnlcano, para der-
ramar la sangre corlando, ni es hierro visible, sino rayo
de virtud invisible,- que pone á cuchillo todo lo que en
nuestras almas es enemigo de Dios ; y sus lorigas y sus
petos y sus arneses, por el consiguiente, son virtudes
heroicas del cielo, en quien todos los golpes enemigos
se embotan. Piden á Dios la palabra, y no despiertan
la vista para conocer la palabra que Dios les dio.
«Corno piden cosas dcsta vida mortal, y que cada día
las vemos en otros, y que comprendemos lo que valen
y son , pues dice Dios por su profeta ((/) que el bien
de su promesa y la cualidad y grandeza della, ni el
ojo la vio ni llegó jamás á los oídos, ni cayó nunca en
el pensamiento del hombre. Vencer unas gentes á
otras bien sabemos qué es ; el valor de las armas cada
día lo vemos ; no hay cosa que mas entienda ni mas
desee la carne que las riquezas y que el señorío ; no
promete Dios esto, pues lo que promete excede á lo lo
nuestro deseo y sentido. Hacerse Dios hombre, eso no
lo alcanza la carne ; morir Dios en la humanidad que
tomó para dar vida á los suyos, eso vence el sentido ;
muriendo un homlire, al demonio, que tiranizaba Io.í
liombres, hacerle sujeto y esclavo de ellos, ¿quién nunca
lo oyó? Los que servían al infierno, convertirlos en
ciudadanos del cielo y en hijos de Dios , y finalmente
hermosear con justicia las almas , desarraigando dellas
mil malos siniestros, y hechas todas luz y juslicia, á ellas
y á los cuerpos vestirlos de gloría y de inmortalidad,
¿en qué deseo cupo jamás, por mas que alargase la
rienda al deseo?
»Mas ¿en qué me detengo? El mismo profeta ¿n(>
pone abiertamente y sin ningún rodeo ni velo el ofi-
cio de Cristo y su valentía, y la cualidad de sus guer-
ras en el capítulo Gi del profeta Esaías, adonde intro-
duce á Cristo, que dice (e) : — El espíritu del Señor
está sobre mí, á dar buena nueva á los mansos me en-
vió— ?¿No veis lo que dice? ¿Qué? Buena nueva á los
mansos, no asalto á los muros. Mas: — A curar los de
corazón qiiebranlado. — Y díceel error que á pasarporlos
filos de su espada á las gentes. — A predicar á los cau-
tivos perdón. — A pre(Ucar; que no á guerrear. A'o á dar
rienda á la saña , sino — á publicar su indulgencia , y
predicar el año en que se aplaca el Señor , y el día en
que, como si se viese vengado, queda mansa su irá. A
consolar á los que lloran y á dar fortaleza á los que se
lamentan. A darles guirnalda en lugar de la ceniza, y
unción de gozo eii lugar del duelo, y manto de olor en
vez de, la tristeza de espíritu. —Y para que no quedase
duda ninguna, concluye: — Y fueran llamados fuertes
en justicia. — ¿Dónde eslán agora los que, engañándo-
se á sí mismos, se prometen fortaleza de armas, prome-
tiendo declaradamente Dios fortaleza de virtud y de jus-
ticia?»
Aquí Juliano , mirando alegremente á Marcelo, «pa-
récemc, dijo , Marcelo , que os he metido en calor, y
bastaba d del día; mas no me pesa de la ocasión que
(d) Esal., 04, V. 4. {«) Ibidem, 61, v. i.
DE LOS NOMBRES DE CRISTO.— LIBRO SEGUNDO.
ín
os he dado , porque me satisface mucho lo que habéis
dicho, Y porque no quede nada [lor decir, quiéroos tam-
bién preguntar qué es la causa por donde Dios, ya
que hacia promesa deste tan grande bien á su pueblo,
se la encubrió debajo de palabras y bienes carnales y
visibles, sabiendo que para ojos tan flacos como los de
aquel pueblo era velo que los podia cegar , y sabiendo
que para corazones tan aficionados al bien de la carne,
como son los de aquellos , era cebo que los habia de
engañar y enredar.» «>'o era cebo ni velo, respondió
al punto Marcelo, pues juntamente con ello estaba lue-
go la voz y la mano de Diu? , que alzaba el velo y avi-
saba del cebo, descubriendo por mil maneras lo cierto
de su promesa. Ellos mismos se cegaron y se enreda-
ron de su voluntad.» «Por ventura yo no me he decla-
rado, dijo entonces Juliano, porque eso mismo es lo
que pregunto. Que pues Dios sabia que se hobian de
cegar tomando de aquel lenguaje ocasión, ¿por qué no
corló la ocasión del iodo? Y pues les descubría su vo-
luntad y determinación , y se la descubría para que la
entendiesen , ¿por qué no se la descubrió sin dejar es-
condrijo donde se pudiese encubrir el error? Porcp.ie no
diréis que no quiso ser entendido ; porque , si eso qui-
siera, callara; ni menos que no pudo darse á enten-
der. »
«Los secretos de Dios , respondió Marcelo, encogién-
dose en sí, son abismos profundos; por donde en e^los
es ligero el dificultar, y el penetrar muy dificultoso; y
el ánimo fiel y cristiano mas se ha de mostrar sabio
en conocer (que seria poco el saber de Dios si lo com-
prendiese nuestro saber) que ingenioso en remontar
dificultades sobre lo que Dios hace y ordena. Y como
sea esto así, en todos los hechos de Dios en este par-
ticular que toca á la ceguedad de aquel pueblo, el mis-
rao san Pablo se encoge y parece que se retira; y aun-
que caminaba con el soplo del Espíritu Santo, coge las
velas del entendímicn'o y las inclina, diciendo (a):
— ¡Oh honduras de las riquezas y sabiduría y conocimien-
to de Dios, cuan no penetrables son sus juicios y cuan
dificultosos de rastrear sus caminos. — Mas, por mucho
que se esconda la verdad , como es luz , siempre echa
algunos rayos de sí , que dan bastante lumbre al ánima
humilde.
» Y así , digo agora que no porque algunos toman oca-
sión de pecar, conviene á la sabiduría de Dios mudar,
ó en el lenguaje con que nos habla ó en la orden con
que nos gobierna. ó en la disposición de las cosas que
cria ; lo que es en sí conveniente y bueno para la na-
turaleza en común. Bien sabéis que unos salen á ha-
cer mal con la luz , y que á otros la noche con sus ti-
nieblas los convida á pecar ; porque , ni el cosario cor-
rería á la presa si el sol no amaneciese, ni si no se pu-
siese, el adúltero macularia el lecho de su vecino. El
mismo entendimiento y agudeza de ingenio de que
Dios nos dotó, si atendemos á !ns muchos que usan mal
del, no nos le diera, y dejara al hombre no hombre. ¿No
dice san Pablo de la doctrina del Evangelio , que á unos
es olor de vida para que vivan , y á otros de muerte pa-
ra que mueran? ¿Qué fuera del inundo si , porque no
se acrescentara la culpa de algunos, quedáramos todos ¡
(a) Rom., 11, V.Ó3,
en culpa? Esta manera de hablar , .Juliano , adonde con
semejanzas y figuras de cosas que conocemos y vemos
y amamos nos da Dios noticia de sus bienes, y nos los
promete para la cualidad y gusto de nuestro ingenio y
condición, esmuy útil y muy conveniente. Lo uno, por-
que todo nuestro conocimiento , así como comienza de
los sentidos, así no conoce bien lo espiritual , sino es
por semejanza de lo sensible, que conoce primero. Lo
otro, porque la semejanza que hay de lo uno á lo otro,
advertida y conocida, aviva el gusto de nuestro enten-
dimiento naturalmente, que es inclinado á cotejar unas
cosas con otras, discurriendo por ellas ; y así, cuando
descubre alguna gran consonancia de propriedades en-
tre cosas que son en naturaleza diversas, alégrase mu-
cho y como saboréase en ello, é imprímelo con mas
firmeza en las mentes. Y lo tercero , porque de las co-
sas que sentimos, sabemos por experiencia lo gustoso
y lo agradable que tienen ; mas de las cosas del cielo no
sabemos cuál sea ni cuánto su sabor y dulzura.
'.>Pues, para que cobremos afición y concibamos deseo
de lo que nunca habemos gustado, preséntanoslo Dios
debajo de lo que gustamos y amamos , para que, enten-
diendo que es aquello mas y mejor que lo conocido,
amemos en lo no conocido el deleite y contento que
ya conocemos. Y como Dios se hizo hombre dulcísimo
y amorosísimo, para que lo que no entendíamos de la
dulzura y amor de su natural condición, que no veía-
mos, lo experimentásemos en el hombre, que vemos, y
de quien se vistió para comenzar allí á encender nues-
tra voluntad en su amor ; así en el lenguaje de sus es-
crituras nos habla como hombre á otros hombres, y nos
dice sus bienes espirituales y altos con palabras y figu-
ras de cosas corporales que les son semejantes , y pa-
ra que los amemos los enmiela con esta miel nuestra;
digo con lo que él sabe que tenemos por miel.
»Y si en todos es es! o , en la gente de aquel pueblo
de quien hablamos tiene mas fuerza y razón por su
natural y no creíble flaqueza, y como divinamente dijo
san Pablo, por su infinita niñez. La cual demandaba
que, como el ayo al muchacho pequeño le induce con
golosinas á que aprenda el saber , así Dios á aquellos
los levantase á la creencia y al deseo del cielo , ofre-
ciéndoles y prometiéndoles al parecer bienes de tierra.
Porque, si en acabando de ver el infinito poder de Dios
y la grandeza de su amor para con ellos en las plagas
de Egipto y en el mar Bermejo divi(ljdo por medio ; y
si teniendo casi presente en los ojos el fuego y la nube
del.Sina, y la habla misma de Dios, que les decía la
ley, sonando en sus oídos entonces; y si teniendo en
la boca el maná que Dios les llovía; y si mirando ante
sí la nube que los guiaba de día y les lucia de noche,
venidos á la entrada de la tierra de Canaan, adonde Dios
los llevaba, en oyendo que la moraban hombres va-
lientes, temieron y desconfiaron,y volvieron atrás, llo-
rando fea y vilmente ; y no creyeron que quien pudo
romper el mar en sus ojos, podría derrocar unos mu-
ros de tierra; y la riqueza y abundancia de la tierra que
veían y amaban , ni la experiencia de la fortaleza de
Dios , los pudo mover adelante ; si luego y de primera
instancia y por sus palabras sencillas y claras les pro-
metiera Dios la encamación de su Hijo y lo espiritual
118 OBRAS DE FRAY
de sus biones, y lo que ni scnlian ni podían sentir, ni
se les podía dar luego, sino en otra vida y después
fie haber dado luengas vueltas los siglos, ¿cuándo, me
decid, ó cómo ó en qué manera aquellos ó lo creyeran
ó lo eslimaran ? Sin duda fuera cosa sin fruto.
»Y así, todo lo grande y apartado de nuestra vista
que Dios les promete , se lo pone tratable y deseable,
saboreándoselo desta manera que he dicho. Y particu-
larmente en este misterio y promesa de Cristo, para
asentársela en la memoria y en la afición , se la ofrece
en los libros divinos cuasi siempre vestida con una de
dos figuras. Porque lo que toca á la gracia que descien-
de de Cristo en las almas, y á lo que en ellas fructifica
este gracia , díceselo debajo de semejanzas tomadas de
la cultura del campo y de la naturaleza del. Y, como
vimos esta mañana, para figurar aqueste negocio hace
sus cielos y su tierra , y sus nubes y lluvia , y sus mon-
tes y valles, y nombra trigo y vides y olivas con gran-
de propriedad y hermosura. Mas lo que pertenece á lo
que antes desto hizo Cristo , venciendo el demonio
en la cruz , y despojando el infierno y triunfando del y
de la muerte, y subiéndose al cielo para juntar después
á sí mismo todo su cuerpo , represéntaselo con nom-
bres de guerras y victorias visibles , y alza luego la
bandera y suena la trompa y relumbra la espada; y pín-
talo á las veces con tanta demonstracion , (jue cuasi se
oye el ruido de las armas y el alarido de los que hu-
yen , y la victoria alegre de los que vencencuasi se ve.
))Y demás desto, si va á decir lo que siento , la du-
reza , Juliano , de aquella gente , y la poca confianza
que siempre tuvieron en Dios , y los pecados grandes
contra él que della nacieron en aquel pueblo luego
en su primero principio, y se fueron después siempre
con él continuando y creciendo, feos, ingratos , enor-
mes pecados, dieron á Dios causa justísima para que
tuviese por bueno el liablarles así figurada y revuelta-
mente. Porque de la manera que en la luz de la profe-
cía da Dios mayor ó menor luz, según la disposición y
capacidad y cualidad del profeta, y una misma verdad
á unos se la descubre por sueños y á otros despiertos,
perofior imágenes corporales y obscuras que se le figu-
ran en la fantasía, y á otros por palabras puras y sen-
cillas ; y como un mismo rostro en muchos espejos
mas y menos claros y verdaderos se muestra por dife-
rente manera; así Dios esta verdad de su Hijo, y la his-
toria y cualidad de sus hechos, conforme á los pecados
y mala disposición de aquella gente, asi se la dijo algo
nicubierla y obscura. Y quiso hablarles así , porque
ciitfndió que para los que entre ellos eran y habían de
sor buenos y fieles aquello bastaba, y que á los con-
tumaces perdidos no se les debía mas luz.
))Por manera que vio que álos unos aquella media-
namente encubierta verdad les serviría de honesto
ejercicio buscándola , y de santo deleite hallándola, y
que eso mismo seria eslropiezo y lazo para los otros,
jiero merecido cslrojúezo por sus murhos y graves pe-
cados. Por los cuales, caminando sin rienda y aven-
tajándose siempre á sí mismos , como por grados que
ellos perdidamente se edificaron, llegaron á merecer
este mal, que fué el sumo de todos; que teniendo de-
lante de los ojos su vida, abrazasen la muerte , y que
LUIS DE LEÓN.
aborreciesen á su único suspiro y deseo cuando lo
tuvieron presente; ó por mejor decir, que viéndole no
le viesen, ni le oyesen oyéndole, y que palpasen en las
tinieblas estando rodeados de luz; y merecieron pecan-
do pecar mas, y llegar á cegarse hasta poner las ma-
nos en Cristo y darle muerte y negarle y blasfemar del;
que fué llegar al fin del pecado. ¿Levánteselo agora yo,
ó no se lo dijo por Esaías Dios mucho antes (a)?— Ce-
gará el corazón deste pueblo y ensordecerles he los oí-
dos para que viendo no vean, y oyendo no entiendan,
y no se conviertan á mí ni los sane yo. — Y que sirvie-
se para esta ceguedad y sordez el hablarles Dios en
figuras y en parábolas, manifiéstalo Cristo, diciendo (6):
— A vosotros es dado conocer el misterio del reino, pe-
ro á los demás en parábolas , para que viéndolo no lo
vean, y oyéndolo no lo oigan. —
))Mas pues estos son ciegos y sordos, y porfían en ser-
lo, dejémoslos en su ceguedad, y pasemos á declarar la
fuerza deste brazo invencible.» Y diciendo esto Marce-
lo, y mirando hacia Sabino, añadió : ((Si á Sabino no le
parece que queda alguna otra cosa por declarar.» Y di-
jo esto Marcelo porque Sabino, en cuanto él hablaba,
ya por dos veces' había hecho significación de querer-
le preguntar algo , inclinándose á él con el cuerpo , y
enderezando el rostro y los ojos en él. Mas Sabino le
respondió: «Cosa era lo que se me ofrecía de poca im-
portancia, y ya me parecía dejarla; mas, pues me con-
vidáis á que la diga, decidme, Marcelo: si fué pena de
sus pecados en los judíos el hablarles Dios por figuras,
y se cegaron en el entendimiento dellas por ser peca-
dores , y si por haberse cegado, desconocieron y tra-
jeron á Jesucristo á la muerte, ¿podréisme por aventu-
ra mostrar en ellos algún pecado primero tan malo y
tan grande, que mereciese ser causa deste último y
gravísimo pecado que hicieron después?» «Excusado es
buscar uno, respondió Marcelo, adonde hubo tan enor-
mes pecados y tantos. Mas, aunque esto es así, no ca-
rece de razón vuestra pregunta, Sabino; porque, si
atendemos bien á lo que por Moisen está escrito , po-
dremos decir que en el pecado de la adoración del be-
cerro merecieron , como en culpa principal , que per-
mitiéndolo Dios, desconociesen y negasen á Cristo des-
pués. Y podremos decir que de aquella fuente manó
aquesta mala corriente, que creciendo con otras ave-
nidas menores, vino á sor un abismo de mal.
»Porque si alguno quisiere pesar con peso justo y fiel
todas lae cualidades de mal que en aquel pecado jun-
tas concurren, conocerá luego que fué justamente me-
recedor de un castigo tan señalado como es la cegue-
dad en que están , no conociendo á Jesús por Mesías, y
cómo son los males y miserias en que han incurrido
por causa della. No quiero decir agora que los había
Dios sacado de la servidumbre de Egipto, y que les
había abierto con nueva maravilla la mar, y que la me-
moria deslos beneficios la tenían reciente; lo que digo
para vcrdailero conocimicnlo de su grave maldad, es
aquesto, que en este tiempo y punto volvieron las es-
paldas á Dios, cuando le tenían delante de losojospre-
senlc encima de la cumbre del monte, cuando ellos es-
taban alojados á la falda del Sina, cuando veían la nu-
(fl) tsai., C, Y. 10. • {!>) Lucac, 8, v. 10.
DE LOS NOMBRES DE CRISTO.— LIBRO SEGUNDO. no
testigos m;in¡(¡cstos de su presencia; ¡ les liabia de ser, como es, cosa perdida y sin fruto, y
que liabiaii de mirar, como ven agora , sin' menearse do
be y el fuego
cuando sabían queMoisen estaba liablandocon él, cuan-
do acababa de recibir la ley , la cual ellos comenzaron
á oir de su misma boca de Dios, y movidos de un te-
mor religioso, no se tuvieron por dignos para oiría del
lodo , y pidieron que Moisés por todos la oyese. Asi
que, viendo á Dios, se olvidaron de Dios, y mirándole,
le negaron , y teniéndole en los ojos, le borraron de la
memoria.
))Mas ¿por qué le borraron? No se puede decir mas
breve ni mas encarecidamente que la Escritnra lo di-
ce : Por un becerro que comia beno. Y aun no por be-
cerro vivo que comia , sino por imagen de becerro que
parecía comer, hecba por sus mismas manos en aquel
punto. A aquellos desatinados dijeron (a): — Este, este
es tu dios, Israel, el que te sacó de la servidumbre de
Egipto. — ¿Qué flaqueza, pregunto, ó qué desamorha-
bian bailado en Dios hasta entonces? O ¿qué mayor
fortaleza esperaban de un poco de oro nial figurado? O
¿qué palabras encarecen debidamente tan grande ce-
guedad y maldad? Pues los que tan de balde y lan por
su sola malicia y liviandad increíble se cegaron allí,
justísimo fué, y Dios derecbamenle lo permitió, que se
cegasen aquí en el conocimiento de su único bien. Y
porque no parezca que lo adevinamos agora nosotros,
Moisés en su cántico y en persona de Dios , y hablando
de aqueste mismo becerro de que hablamos , tan mal
adorado, se lo profetiza y dice de aquesta manera (6):
— Estos me provocaron á mí en loque no era dios, pues
yo los provocaré á ellos (conviene á saber, á envidia y
dolor) , llamando á mi gracia y á la rica posesión de
mis bienes á una gente vil y que en su estima dellos
no es gente. — Como díciéndoles que, por cuanto ellos
le habian dejado por adorar un metal , él los dejaría á
ellos, y abrazaría á la gentilidad, gente muy pecadora
y muy despreciada. Porque sabida cosa es, así como
lo enseña san Pablo (c) , que el haber desconocido á
Cristo aquel pueblo, fué el medio por donde se hizo
aqueste trueque y traspaso, en que él quedó desecha-
do y despojado de la religión verdadera , y se pasó la
posesión della á las gentes.
))Mas traigamos á la memoria y pongamos delante de-
lla lo que entonces pasó y lo que por orden de Dios hizo
Moisen ; que el mismo hecho será pintura viva y testi-
monio expreso de aquesto que digo. ¿No dice la Escri-
tura en aquel lugar, que abajando Moisés del monte,
habiendo visto y conocido el mal recaudado del pueblo,
quebró, dando en el suelo con ellas, las tablas de la ley,
que traía en las manos; y que el tabernáculo adonde
descendía Dios y hablaba con Moisen, le sacó Moisen
luego del real y de entre las tiendas de los hebreos, y
lo asentó en otro lugar muy apartado de aquel? Pues
¿qué fué esto sino decir y profetizar figuradamente lo
que en castigo y pena de aquel exceso había de suce-
der á los judíos después? Que el tabernáculo donde
mora perpetuamente Dios, que es la naturaleza humana
de Jesucristo, que habia nacido dellos y estaba resi-
diendo entre ellos, se habia de alejar por su descono-
cimiento de entre ¡os mismos, y que la ley que les ha-
bia dado y que ellos con tanto cuidado guardan agora,
(a) EiOd., 52, V. i. (l>) Dcut., 32, v. 21, (c) Uyuí., 9.
sus lugares y errores, las espaldas de Moisen, esto es,
la sombra y la corteza de su escritura. La cual, siendo
de ellos, no vive con ellos, antes los deja y se pasa á
otra parte delante de sus ojos, y mirándolo con grave
dolor. Así que, por sus pecados todos, y entre todos,
por este del becerro que digo, fueron merecedores de
que ni Dios les hablase á la clara, ni ellos tuviesen
vista para entender lo que se les liablaba.
»Mas, pues habernos dicho acerca dcsto todo lo que
convenia decir, digamos ya la cualidad dcste brazo, y
aquello á que se extiende su fuerza.» Y como se callase
Marcelo aquí un. poco, tornó luego á decir : «DeLac-
tancio Fírmiano se escribe, como sabéis, que tuvo mas
vigor escribiendo contra los errores gentiles que efi-
cacia confirmando nuestras verdades, y que convenció
mejor el error ajeno que probó su propósito. Mas yo,
aunque no le conviene á ninguno pror^eter nada de sí,
confiado de la naturaleza de las mismas cosas, oso es-
perar que sí acertaré á decir con palabras sencillas las
hazañas que hizo Dios por medio de Cristo, y las obras
de fortaleza, por cuya causa se llama su brazo, que por
el cabo ello mismo hará prueba de sí tan eficaz, que sin
otro argumento se esforzará á sí mismo y se demos-
trará que es verdadero, y convencerá de falso á lo con-
trarío. Y para que yo pueda agora, refiriendo aquestas
obras mostrar la fuerza deltas mejor, antes que las re-
fiera, me conviene presuponer que á Dios, que es in-
finitamente fuerte y poderoso, y que para el hacer le
basta solo el querer, ninguna cosa que hiciese le seria
contada á gran valentía si la hiciese usando de su po-
der absoluto y de la ventaja que hace á todas las de-
más cosas en fuerzas.
))Por donde lo grande y lo que mas espanto nos pone,
y lo que mas nos demuestra lo inmenso de su no com-
prehensíble poder y saber es , cuando hace sus cosas
sin parecer que las hace, y cuando trae á debido fin lo
que ordena, sin romper alguna ley ordenada y sin ha-
cer violencia, y cuando sin poner él en ello, á lo que
parece, su particular cuidado ó sus manos; ello de sí
mismo se hace; antes con las manos mismas y con los
hechos de los que lo desean impedir y so trabajan en
impedirlo, no sabréis cómo ni de qué manera viene ello
cuasi de suyo á hacerse. Y es propria manera esta de
la fortaleza, á quien la prudencia acompaña. Y en la
prudencia, lo mas fino della y en lo que mas se señala,
es el dar orden cómo se venga á fines extremados val-
tos y dificultosos por medios comunes y llanos, sin que
en ellos se turbe en lo demás el buen orden. Y Dios se
precia de hacerlo así siempre, porque es en lo que mas
se descubre y resplandece su mucho saber. Y entre los
hombres, los que gobernaron bien siempre procuraron
cuanto pudieron avecinar á esta imagen de gobierno sus
ordenanzas. La cual imagen apenas la imitan ni conocen
los que el día de hoy gobiernan; y con otras muchas
cosas divinas, de las cuales agora tenemos solamente
la sombra, también se ha perdido la fineza de aquesta
virtud en los que nos rigen, que atentos muchas veces
á un fin particular que pretenden , usan de medios y
poiieu leyes que eslorbuu oíros fines mayores, y iiuccii
120 OBHAS DE FRAY
violencia á la buena gobernación en cien cosas, por
salir con una cosa sola que les agrada.
))Y aun eslán algunos lan ciegos en esto, que enton-
ces presumen de sí, cuando con leyes, que cada una de-
llas quebranta otras leyes mejores, estrechan el negocio
de tal manera, que reducen á lance forzoso lo que pre-
tenden. Y cuando suben, como dicen, el agua por una
torre, entonces se tienen por la misma prudencia y por
el dechado de toda la buena gobernación ; como, si sir-
viera para nueslro propósito, lo pudiera yo aurora mos-
trar por muchos ejemplos. Pues quedando esto así, pa-
ra conocer clarumenle las grandezas que hizo Dios por
este brazo suyo, convendni poner delante los ojos la
dificultad y la muchedumbre de las cosas que convenia
y era necesario que fuesen hechas por Dios para la sa-
lud de los hombres. Porque, conocido lo mucho y lo
dificuKoso que se habia de hacer, y la contrariedad que
elloe.Ttre sí mismo tenia, y conocido cómo las unas
partes dello impedían la ejecución de las otras, y vista
la forma y faciliflad, y si conviene decirlo así , la des-
treza con que Dios por Cristo proveyó á todo y lo hizo
como de un golpe, quedará manifiesta la grandeza del
poder de Dios y la razón justísima que tiene para
llamar á Cristo brazo suyo y valentía suya.
"Decíamos pues hoy que Lucifer, enamorado vana-
mente de sí, ape eció para sí lo que Dios ordenaba para
honra del hombre en Jesucris'o, y decíamos que sa-
liendo de la obediencia y de la gracia de Dios por esta
soberbia, y cayendo de felicida I en miseria, concibió
enojo contra Dios y mortal envidia contra los hombres,
y decíamos que movido y aguzado de aquestas pasio-
nes, procuró poner todas sus mañas é ingenio en que
el hombre, quebrantando la ley de Dios, se apartase de
Dios, para que, aparlado del, ni el hombre viniese á la
felicidad que se le aparejaba, ni Dios trújese á fin prós-
pero su determinación y consejo; y que así persuadió
al hombre que pasase el man.lamiento de Dios, y que
el hombre le traspasó; y que hecho esto, el demonio se
tuvo por vencedor, porque sabia que Dios no podía no
cumplir su palabra, y que su palabra era que muriese
el hombre. el ilía que traspasase su ley. Pues digo ago-
ra, añadiendo sobre esto lo que para aquesto de que
vamos hablando conviene , que destruí>ío el hombre,
puesto por esta manera en desorden y en confusión el
consejo de Dios, y quedando cunlento de sí y de su
buen suceso el demonio, pertenecía al honor y á la
grandeza de Dios que volviese por sí y que pusiese en
todo conveniente remedio, y ofrecíanse juníamenie
grande muchedumbre de cosas diferentes y cuasi con-
trarias entre sí, que pedían remedio.
)>Porque lo pi'imero el hombre habia de ser castigado
y habia de morir, porque de otra manera no cumplía
Dios ni con su [lalabra ni con su justicia. Lo segundo,
para que no carci-dese de oferto el consejo primero, ha-
bía de vivir el hombre y bahía de ser remediado. Lo
tercero con ven ¡a también que Lucifer fuese tratado con-
forme á lo que merecía su hecho y osadía, en la cual
habia mucho que considerar; porque lo uno fué sober-
bio contra Dios, lo otro fué enviilioso del hombre. Y en
lo que con el hombre hizo, no so'o pretendió apartarle
íle Dios, sino sujeiurle a su lirania, liuciOndose el se-
LUIS DE LEÓN. •
ñor y cabeza por razón del pecado. Y demás desto, pro-
cedió en ello con maña y engaño, y quiso como en
cierta manera competir con Dios en sabiiluría y con-
sejo, y procuró como atarle con sus mismas palabras,
y con sus mismas armas vencerle. Por lo cual, para que
fuese conveniente el castigo destos excesos, y para que
se fuesen respondiendo bien la pena y la culpa, la pena
justa de la soberbia que Lucifer tuvo, era, que al que
quiso ser uno con Dios, le hiciese Dios siervo y esclavo
del hombre. Y asimismo, porque el dolor de la envidia
es la felicidad de aquello que envidia, la pena propria
del demonio, envidioso del hombre, era hacer al hombre
bienaventurado y glorioso. Y la osadía de haber cutido
con Dios en el saber y en el aviso no recibía su debido
castigo, sino haciendo Dios que su aviso y su astucia
del demonio fuese su mismo lazo, y que perdiese á sí y
á su hecho por aquello mismo por donde lo pensaba
alcanzar, y que se destruyese pensando valerse.
»Y en consecuencia desto, si se podía hacer, conve-
nia mucho á Dios hacerlo, que el pecado y la muerte,
que puso el demonio en el hombre para quitarle su
bien, fuesen lo uno ocasión y lo otro causa de su ma-
yor bienandanza, y que viviese verdaderamente el hom-
bre por haber habido muerte, y por haber habido mi-
seria y pena y dolor viniese á ser verdaderamente di-
choso, y que la muerte y la pena, por donde á los
hombres les viniese este bien, la ordenase y la trújese
á debida ejecución el demonio, poniendo en ella todas
sus fuerzas, como en cosa que, según su imaginación,
le imporiaba; y sobre todo, cumplia que en la ejecu-
ción y obra de todo aquesto que he dicho, no usase Dios
de su absoluto poder ni quebrantase la suave orden y
trabazón de su3 leyes, siuo que yéndose el mundo como
se va, y sin sacarle de madre, se viniese haciendo ello
mismo. Esto pues había en la maldad del demonio y en
la miseria y caída del hombre y en el respeto de la
honra de Dios, y cada una deslas cosas, para ser debi-
damente ó castigada ó remediada, pedia la orden que
he dicho, y no cumplia consigo misma y con su repu-
tación y honor la potencia divina si en algo desto fal-
taba, ó sí usaba en la ejecución dello de su poder ab-
soluto.
»Mas, pregunto, ¿qué hizo? ¿Eufadóse por aventura
de un negocio tan enredado, y apartó su cuidado del
enfadándose? De ninguna manera. ¿Dio por caso saliila
y remedio á lo uno, y dejó sin me licina á lo otro, im-
[>edido de la dificultad de las cosas? Antes puso recaudo
en todas. ¿Usó de su absoluto poder? A'o, sino de suma
igualdad y juslicia. ¿Fueron por dicha grandes ejérci-
tos de ángeles los que jun'.ó para ello? ¿Movió guerra
al demonio á la descubierta y en halalla campal, y par-
tida, le venció y le quitó la presa ? Con solo un hombre
venció. ¿Qué digo un hombre? Con solo permitir que
el demonio pusiese á un hombre en la cruz y le diese
allí muerte, trujo á felicísimo efecto todas las cosas que
arriba dije juntas y entera'^. Porque verdaderamente
fué así, que solo el morir Cristo en la cruz, adonde su-
bió por su permisión y por las manos del demonio y de
sus ministros, por ser persona divina la que murió y
por ser la naturaleza humíuia en que murió inocente
y de lodo pecado libre, y saiui.3Íma y perfectísinia, y por
DE LOS NOMBRES DE CRISTO.— LIBRO SEGUNDO.
121
naturaleza de nuestro metal y linaje, y naturaleza do-
tada de virtud general, y de fecundidad para engendrar
nuevo ser y nacimiento en nosotros, y por estar nos-
otros en ella por esta causa como encerrados.
«Así que, aquello muerte por todas aquestas razones
y títulos, conforme á todo rigor de justicia, bastó por
toda la muerte á que estaba el linaje humano obligado
por justa sentencia de Dios, y satislizo cuanto es de su
parte por todo el pecado, y puso al hombre no solo en
libertad del demonio, sino también en la inmortalidad
y gloria y posesión de los bienes de Dios. Y porque puso
el demonio las manos en el inocente y en aquel que
por ninguna razón de pecado le estaba sujeto, y pasó
ciego la ley de su orden, perdió justísimamentc el va-
sallaje que sobre los hombres por su culpa dellos te-
nia, y le fueron quitados como de entre las uñas mil
queridos despojos , y él mereció quedar por esclavo
sujeto de aquel que mató, y el que murió, por haber
nacido sin deber nada á la muerte, no solo en su per-
sona, sino también en las de sus miembros, acocea co-
mo á siervo rebelde y- fugitivo al demonio. Y quedó
desta manera, por pura ley, aquel soberbio y aquel or-
gulloso y aquel enemigo y sangriento tirano abatido y
vencido. Y el que mala y engañosamente al sencillo y
flaco hombre, prometiéndole bien, habia hecho su es-
clavo, es agora pisado y hollado del hombre, que es
ya su señor, por el merecimiento de la muerte de Cris-
to. Y para que el malo reviente de envidia, aquellos
mismos á quien envidió y quitó el paraíso en la tierra,
en Cristo los ve hechos" una misma cosa con Dios en el
cielo. Y porque presumía mucho de su saber, ordenó
Dios que él por sus mismas manos se hiciese á sí mis-
mo aquese gran mal, y con la muerte que él habia in-
troducido en el mundo, dándola á Cristo, dio muerte á
sí y dio vida al mundo. Y cuando mas el desventurado
rabiare y se despechare , y ansioso se vol viere á mil
parles, no podrá formar queja sino es de sí solo, que
buscando la muerte á Cristo, á sí se derrocó á la mise-
ria extrema, y al hombre, que aborrecía, sacándole de
esta miseria, le levantó á gloria soberana, y esclareció
y engrandeció por extremo el poder y saber de Dios,
que es lo que mas al enemigo le duele.
))¡0h grandeza de Dios nunca oída! Oh sola verda-
dera muestra de su fuerza infinita y de su no medido
saber! ¿Qué puede calumniar aquí agora el judío, ó
qué armas le quedan con que. pueda defender mas su
error? ¿Puede negar que pecó el primer hombre? ¿No
estaban todos los hombres sujetos á muerte y á mise-
ria, y como cautivos de sus pecados? ¿Negará que los
demonios tiranizaban el mundo? O ¿dirá por ventura
que no le tocaba al honor y bondad de Dios poner re-
medio en este mal, y volver por su causa, y derrocar al
demonio, y redimir al hombre y sacarle de una cárcel
tan fiera? O ¿será menor hazaña y grandeza vencer este
león, ó menos digna de Dios, que poner en huida los
escuadrones humanos y vencer los ejércitos de los hom-
bres mortales? O ¿hallará, aunque mas se desvela, ma-
nera mas eficaz, mas cabal, mas breve, mas sabia, mas
honrosa, ó en quien mas resplandezca toda la sabiduría
de Dios, que esta de que, como decimos, usó, y de que
usó en realidad de verdad, por medie del esfuerzo y de
la sangre y de la obediencia de Cristo? O si son famosos
entre los hombres y de claro nombre los capitanes que
vencen á otros, ¿podrá negar á Cristo infinito y escla-
recidísimo nombre de virtud y valor, que acometió por
sí solo una tan alta empresa, y al fin le dio cima?
))Pues todo aquesto que habernos dicho obró y mere-
ció Cristo muriendo, y después de muerto, poniéndolo
en ejecución, despoj') luego el infierno, abajando á él,
y pisó la soberbia de Lucifer y encadenóle, y volviendo
el tercero dia á la vida, para* no morir mas, rodeado de
sus despojos, subió triunfando al cielo, de donde el so-
berbio cayó, y colocó nuestra sangre y nuestra carne en
el lugar que el malvado apeteció á la diestra de Dios;
y hecho señor, en cuanto hombre, de todas las criatu-
ras, y juez y salud deltas para poner en efecto en ellas
y en nosotros mismos la eficacia de su remedio, y para
llevar á sí y subir á su mismo asiento á sus miembros,
y para el fuerte tirano que encadenó y despojó en el
infierno, quitarie de la posesión malvada y déla adora-
ción injusta que se usurpaba en la tierra , envió desde
el cielo al suelo su espíritu sobre sus humildes y pe-
queños discípulos, y armándolos con él, les mandó mo-
ver guerra contra los tiranos y adoradores de íilolos, y
contra los sabios vanos y presuntuosos, que tenia por
ministros suyos el demonio en el mundo. Y como ha-
cen los grandes maestros, que lo mas dificultoso y mas
principal de las obras lo hacen ellos por sí, y dejan á
sus obreros lo de menos trabajo, ansí Cristo, vencido
que hubo por sí y por su persona al espíritu de la mal-
dad, dio á los suyos que moviesen guerra á sus miem-
bros. Los cuales discípulos la movieron osadamente y
la vencieron mas esforzadamente, y quitaron la pose-
sión de la tierra al príncipe de las tinieblas, derrocando
por el suelo su adoración y su silla.
»Mas ¿cuántas proezas comprehende en sí aquesta
in-oeza? Y aquesta nueva maravilla ¿cuántas maravillas
encierra? Pongamos delante de los ojos del entendi-
miento lo que ya vieron los ojos del cuerpo , y lo que
pasó en hecho de verdad en el tiempo pasado figuré-
moslo agora. Pongamos de una parte doce hombres
desnudos de todo lo que el mundo llama valor, bajos
de suelo, humildes de condición , simples en las pala-
bras, sin letras, sin amigos y sin valedores; y luego
de la otra parte pongamos totla la monarquía del mun-
do , y las religiones ó persuasiones de religión que en
él estaban fundadas por mil siglos pasados, y los sacer-
dotes dellas y los templos , y los demonios que en ellos
eran servidos , y las leyes de los principes , y las orde-
nanzas de las reiiúblicas y comunidades , y los mismos
príncipes y repúblicas; que es poner aquí doce hom-
bres humildes , y allí todo el mundo y todos los hom-
bres y todos los demonios , con su saber y poder.
))Pues una maravilla es, y maravilla que, si no se vie-
ra por vista de ojos, jamás se creyera, que tan pocos
osasen mover contra tantos; y ya que movieron , otra
maravilla es que, en viendo el fuego que contra ellos el
enemigo encendía en los corazones contrarios, y en
viendo el coraje y fiereza y amenazas dellos , no desis-
tiesen de su pretensión ; y maravilla es que tuviese áni-
mo un hombre pobrecillo y extraño de entrar en Roma,
digamos agora, que entonces tenia el cetro del mundo,
122 OBRAS DE FRAY
y era la casa y morada donde se asenlaba el imperio;
así que osase entrar en la majestad de Roma un pobre
hombre y decir á voces en sus plazas della que eran
demonios sus ídolos, y que la reliu'ion y manera de vi-
da que recibieron de sus antepasados era vanidad y
maldad ; y maravilla es que una lal osadía tuviese su-
ceso , y que el suceso fuese tan feliz como fué es ma-
ravilla que vence el sentido. Y si estuvieran las gentes
obligadas por sus religiones á algunas leyes diíiculto-
sas y ásperas, y si los apósTolcs los convidaran con de-
leite y soltura, aunque era dificultoso mudarse todos
los hombres de aquello en que habían nacido , y aun-
que el respeto de los antepasados de quien lo hereda-
ron, y la autoridad y dicho de muchos excelentes en
elocuencia y en letras que lo aprobaron , y toda la cos-
tumbre antigua é inmemorial , y sobre todo , el común
consentimiento de las naciones toda?, que convenían en
ello , les hacia tenerlo por firme y verdadero ; pero,
aunque romper con tantos respetos y obligaciones era
extrañamente difícil , todavía se pudiera creer que el
amor demasiado con que la naturaleza lleva á cada uuo
á su propria libertad y conleiUo habia sido causa de
una semejante mudanza.
))Mas fué todo al revés, que ellos vivían en vida y
religión libre y que alargaba la rienda á todo lo que
pide el deseo ; y los apóstoles , en lo que toca á la vida,
los llamaban á una suma aspereza, á la continencia, al
ayuno, á la pobreza, al desprecio de todo cuanto se
ve; y en lo que toca á la creencia, les anunciaban lo
que á la razón humana parece increíble , y decíanles
que no tuviesen por dioses á los que les dieron por dio-
ses sus i»adres , y que tuviesen por Dios y por hijo de
Dios á un hombre á quien los judíos dieron muerte de
cruz; y él , muerto en la cruz , dio vigor no creíble á
aquesta palabra. Por manera que aqueste hecho , por
donde quiera que le miremos, es hecho maravilloso;
maravilloso en el poco aparato con que se principió,
maravilloso en la presteza con que vinoá crecimiento,
y mas maravilloso en el grandísimo crecimiento á que
vino, y sobre todo, maravilloso en la forma y manera
como vino. Porque si sucediera así , que algunos per-
suadidos al principio por los apóstoles, y por aquellos
persuadiéndose otros, y todos juntos y hechos un cuer-
po y con las armas en la mano se lucieran señores de
una cuidad, y de allí, peleando , sujetaran á sí la co-
marca , y poco á poco, cobrando mas fuerzas, ocuparan
un reino, y como á Roma le aconteció, que, hecha se-
ñora de Italia, movió guerra á toda la tierra; así ellos,
hechos [lodorosos y guerreando vencieran el mundo y
le mudaran sus leyes; si así fuera, menos fuera de ma-
ravillar. Así subió Roma á su imperio, así también la
ciudad de Cartago vino á alcanzar grande poder ; rau-
c!ios poderosos reinos crecieron de semejantes princi-
pios; la secta de Mahoma, falsísima, por este camino
ha cundido, y la potencia del Turco, de quien agora
tiembla la tierra, principio tuvo de ocasiones mas Ha-
cas; y finalmente, desta manera se esfuerzan y crecen
y sobrepujan los hombres unos á otros.
))Mas niif'>lro hecho, porque era hecho vcnlíidcra-
mentf (le Dios, fué [lor nuiy diferente camino. IN'unca
ge juntaron los ajióslylcs y los que creyeron á los após-
LUIS DE LEÓN.
toles para acometer, sino para padecer y sufrir; sus
armas no fueron hierro, sino paciencia jamás oída. Mo-
rían , y muriendo vencían ; cuando caían en el suelo
degollados luiestros maestros se levantaban nuevos dis-
cípulos, y la tierra, cobrando virtud de su sangre,
producía nuevos frutos de fe, y el temor y la muerte,
que se espanta naturalmente y aparta , atraía y acodi-
ciaba á las gentes á la fe de la Iglesia ; y como Cristo
muriendo venció , así , para mostrarse brazo y valen-
tía verdadera de Dios, ordenó que hiciese alarde el de-
monio de todos sus miembros, y que los encendiese en
crueldad cuanto quisiese , armándolos con hierro y con
fuego , y no les embotó las espadas , como pudiera , ni
se las quitó de las manos, ni hizo á los suyos con cuer-
pos no penetrables al hierro, como dicen de Aquíles;
sino antes se los puso , como suelen decir, en las uñas,
y les permitió que ejecutasen en ellos toda su crueza y
fiereza y lo que vence á toda razón, muriendo los fieles,
y los infieles dándoles muerte, diciendo los infieles ma-
temos, y los fieles diciendo muramos, pereció total-
mente la infidelidad y creció la fe, y se extendió cuanto
es grande la tierra.
» Y venciendo siempre, á lo que parecía, nuestros ene-
migos , quedaron , no solo vencidos , sino consumidos
del todo y deshechos , como lo dice por hermosa ma-
nera Zacarías , profeta (a) : — Y será este el azote con
que herirá el Señor á todas las gentes que tomaren ar-
mas contra Jcrusalen ; la carne de cada uno, estando él
levantado y sobre sus pies , deshecha se consumirá , y
también sus ojos, dentro de sus cuencas sumidos, se-
rán hechos marchitos, y secaráseles la lengua dentro
de la boca. — Adonde, como veis, no se dice que había
de poner otro alguno las manos en ellos para darles la
muerte, sino que ellos de suyo se habían de consumir
y secar y venir á menos, como acontece á los éticos, y
que habían de venir á caerse de suyo, y esto, al pare-
cer, no derrocados por otros , sino estando levantados
y sobre sus pies. Porque siempre los enemigos de la
Iglesia ejecutaron su crueldad contra ella y quitaron á
los fieles cuantas veces quisieron las vidas, y pisaron
victoriosos sobre la sangre cristiana; mas también acon-
teció siempre que, cayendo los mártires, venían al suelo
los ídolos y se consumían los marlirizadores gentiles,
y multiplicándose con la muerte de los unos la fe de
los otros, se levantaban y acrecentaban los fieles, hasta
que vino á reinar en todos la fe.
«Vengan agora i)ups los que so ceban de solo aquello
que el sentido aprehende, y los que, esclavos de la letra
muerta, esperan batallas y triunfos y señoríos de tierra,
porque algunas palabras lo suenan asi; y si no quieren
creer la victoria secreta y espiritual y la redención de
las ánimas, que servían á la maldad y al demonio, que
obró Cristo en la cruz , porque no se ve con los ojos, y
porque ni ellos para verlo tienen los ojos de fe que son
menester, esto á lo menos que pasó y pasa pública-
mente y (pie lo vio todo el mundo, la caída de los ído-
los y la sujeción de toilas las gentes á Cristo, y la ma-
nera como las sujetó y las venció. Pues vengan y dí-
gannos si les parece atpieste hecho pequeño ó usado ó
visto otra vez, ó siquiera imaginadu como posible el
(o) Zacliar.jU, V. 12.
DE LOS NOMP.RES DE CRISTO. -L11}I\0 SEGUNDO.
123
poder de este hecho antes que por el hecho se viese;
dígannos sí responde mejor con l;is promesas divinas,
y si las hinche mas este vencimienlo y si es mas digno
de Dios que las armas que fanta-^ea su desatino. ¿Qué
victoria, aunque junten en uno todo lo próspero en ar-
mas y lo victorioso y valeroso que lia habido , traída
con esta victoria á comparación, tiene ser? Qué triunfo
ó qué carro vio el sol que iguale con este? Qué color
les queda ya á los miserables ó qué apariencia para
perseverar en su error ?
»Yo persuadido estoy para mí, y téngolo por cosa evi-
dente, que sola esla conversión del mundo, considerada
como se debe, pone la verdad de nuestra religión fuera
de toda duda y cuestión, y hace argumento por ella tan
necesario, que no deja respuesta á ninguna infidelidad,
por aguda y maliciosa que sea , sino que, por mas que
se aguce y esfuerce, la doma y la ata y la convence , y
es argumento breve y clarísimo y que se compone todo
él de lo que toca al sentido. Porque ruégeos, Juliano y
Sabino, que me digáis , y si mi ingenio por su ílaqueza
no pasa adelante , tended vosotros la vista aguda de los
vuestros, quizá veréis mas; asi que, decidme, hablando
agora de Cristo y de las cosas y obras suyas que á to-
das las gentes, asi fieles como infieles, fueron notorias,
así las que hizo él por sí en su vida, como las que hi-
cieron sus discípulos del después de su muerte , decid-
me, ¿no es evidente á todo enlendimiento, por mas
ciego que sea, que aquello se hizo o por virtud de Dios
ó por virtud del demonio, y que ninguna fuerza de
hombre, no siendo favorecido de alguna o'.ra mayor,
no era poderosa para hacer lo que, viéndolo todos, hi-
cieron Cristo y los suyos? Evidente es esto sin duda;
porque aquellas obras maravillosas que las historias de
los mismos infieles publican, y la conversión de toda la
gentilidad, que es notoria á todos ellos y fué la mas
milagrosa obra de todas ; así que, estas maravillas y mi-
lagros tan grandes necesaria cosa es decir que fueron
ó falsos ó verdaderos milagros; y si falsos, que los hizo
el demonio, y si verdadero?, que los obró Dios.
))Pues siendo esto así, como es , si fuere eviden'e que
no los hizo el poder del demonio, ¿quedará convencido
que Dios obró? Y es evidente que no los hizo el demo-
nio, porque por ellos, como todas las gentes lo vieren;
fué destruido el demonio y su poder y el señorío que
tenia en el mundo , derrocándole los hombres sus tem-
plos y negándole el culto y servicio que le daban antes,
y blasfemando del. Y lo que pasó entonces en toda la
redondez del orbe romano pasó en la edad de nuestros
padres y pasa agora en la nuestra, y por vista de ojos
lo vemos en el mundo nuevamente hallado; en el cual,
desplegando por él su victoriosa bandera, la palabra
del Evangelio destierra por donde quiera que pasa la
adoración de los ídolos. Por manera que Cristo ó es
brazo de Dios ó es poder del demonio ; y no es poder
del demonio , como es evidente , porque deshace y ar-
ruina el poder del demonio ; luego evitlentemente es
brazo de Dios. Oh , cómo es luz la verdad , y cómo ella
misma se dice y defiende y sube en alto y resplandece,
y se pone en lugar seguro y libre de contradicion! ¿Xo
veis con cuan simples y breves palabras la pura verdad
se concluye? Que tgrno á decirlo otra y tercera vez. Si
Cristo no fué error del demonio , de necesidad se con-
cluye que fué luz y verdad de Dios, porque entre ello
no hay medio; y si Cristo destruyó el ser y saber y po-
der del demonio, como de hecho le destruyó , evidente
es que no fué ministro ni faulor del demonio.
«Humíllese pues á la verdad la infidelidad, y conven-
cida, confiese que Cristo, nuestro bien, no es invencioa
del demonio, sino verdad de Dios y fuerza suya y su
justicia, y su valentía y su nombrado y poderoso brazo.
El cual , si tan valeroso nos parece en esto que ha he-
cho, en lo que le resta por hacer y nos tiene prometido
de hacerlo, ¿qué nos parecerá cuando lo hiciere, y
cuando, como escribe san Pablo (a), dejare vacías, eslo
es, depusiere de su ser y valor á todas las potestades y
principados, sujetando así y á su poder enteram*^n'.e
todas las cosas para que reine Dios en todas ellas;
cuando diere fin al pecado , y acabare la muerte y se-
pultare en el infierno para nunca salir de allí la cabeza
y el cuerpo del mal ? Mucho mas es lo que se pudiera
decir acerca deste propósito; mas , para dar lugar á lo
que nos resta, basta lo dicho y aun sobra, á lo que [la-
rece, según es grande la priesa que se da el sol en lle-
varnos el día.» Aquí Juliano, levantando los ojos, miró
hacia el sol, que ya se iba á poner, y dijo : ((Huyen las
horas, y cuasi ñolas habemos sentido pasar, detenido^,
Marcelo, con vuestras razones; mas para decir lo de-
más que os placiere no será menos conveniente la no-
che templada que ha sido el día caluroso.» «Y mas,
dijo encontinentc Sabino, que como el sol se fuere á
su oficio, vendrá en su lugar la luna, y el coro resplan-
deciente de las estrellas con ella, que, Marcelo, os ha-
rán mayor auditorio, y callando con la noche todo, y
hablando solo vos, os escucharán atentísimas. Vos mi-
rad no os halle dcsapercebido un auditorio tan grande.»
Y diciendo esto y desplegando el papel, sin atender mas
respuesta, leyó :
§.n.
Es Cristo llamado Rey, y de las cualidades que Dios puso en él
para este oUcio.
((Nómbrase Cristo también Rey ele Dios. En el sal-
mo 2 dice él de sí , según nuestra letra : —Yo soy Rey
constituido por él, esto es, por Dios, sobre Sion, su
monte santo. —Y según la letra original, dice D.'os de
él : _ Yo constituí á mi Rey sobre el mont^í de Sion,
monte santo mío. — Y según la misma letra, en el ca-
pítulo 14 de Zacarías : — Y vendrán todas las gentes
y adorarán al Rey del Señor Dios.—»
Y leido esto , añadió el mismo Sabino , diciendo :
«Mas es poco todo lo demás que en este papel se con-
tiene; y así, por no desplegarle mas veces, quiéroio
leer de una vez;» y dijo :
((Nómbrase también Principo de paz, y nómbrase
Esposo. Lo primero se ve en el capítulo 9 de Esaías,
donde, hablando del, el Profeta dice:— Y será llamadlo
Príncipe de paz. — De lo segundo él mismo, en el
evangelio de san Juan , en el capítulo 3 , dice : — El
que tiene esposa esposo es , y su amigo oye la voz del
esposo y gózase. — Y en otra parle : — Yeiidráii días
la)i, Connt.,i5,v. 24.
m OBRAS DE FRAY
cuando les será quitado el Esposo , y entonces ayuna-
rán. — »
Y con esto calló. Y Marcelo comenzó por esta ma-
nera: (vEn confusión me pusiera, Sabino, lo que liabeis
dicho, si ya noesíuviera usado á hablar en los oídos do
las estrellas, con las cuales comunico mis cuidados y
mis ansias las mas de las noches, y tengo para mi que
Eoa sordas, y si no lo son y me oyen, eslas razones do
que agora tratamos no me pesará que las oigan , pues
son suyas, y de ellas las aprendimos no'íotros, según lo
que en el salmo se dice («) : — Que el cielo pregona la
gloria de Dios , y sus obras las anuncia el cielo esíre-
llado. — Y la gloria de Dios y las obras de que é\ seña-
ladamente se precia sq^i los hechos de Cris'o, de que
platicamos agora. Asi que, oiga en buen hora el cielo
lo que nos vino del cielo y lo que el misuio cielo nos
enseñó. Mas sospecho, Sabino , que , según es baja mi
voz, el ruido que en esta presa hace el agua cayendo,
que crecerá con la noche, les hurtará de mis palabras
las mas. Y' como quiera que sea , viniendo á nucslro
propósito, pues Dios en lo que habéis agora leido llama
á Cristo rey suyo , siendo asi que todos los que reinan
son reyes por mano de Dios, claramente nos da á en-
tender y nos dice que Cristo no es rey como los demás
reyes, sino rey por excelente y no usada manera. Y
según lo que yo alcanzo, á solas tres cosas se puede
reducir todo lo que engrandece las excelencias y ala-
banzas de un rey; y la una consisie ea las cualidades
que en su misma persona tiene convenientes para el
fin del reinar, y la otra está en la condición de los sub-
ditos sobre quien reina, y la manera como los rige y lo
que hace con ellos el rey es la tercera y postrera; las
cuales cosas en Cristo concurren y se hallan como en
ninguno otro, y por esta causa es él solo llamado por
cscelencia rey hecho por Dios.
))Y digamos de cada una dellas por sí. Y lo primero,
que toca a las cualidades que puso Dios en la natura-
leza humana de Cristo para hacerle rey, comenzándo-
las á declarar y á contar, una dellas es humildad y man-
sedumbre de corazón, como él mismo de sí lo testifica,
diciendo (ft) : — Aprended de mí, que soy manso y hu-
milde de corazón. — Y como decíamos poco há, Esaías
canta del (c) : — No será bullicicsi, ni apagará una es-
topa que humee, ni una cañaqucl^rantada la quebrará.
—Y el profeta Zaf^arias también (</) : — .\o quieras te-
mer, dice, hija de Sion; que tu rey viene á tí juslo y
salvador y pobre, ó como dice otri lelra, manso y asen-
tado sobre un pollino. — Y parecerá al juicio del mun-
do que esta '•oudicion de ánimo no es nada decente al
que ha de roinar, mas á Dios, que no sin justísima can-
ea llama entre lodos los demás reyes á Cristo su rey, y
que quiso hacerse en él un rey de su mano, que res-
pondiese perfectamente á la idea de su corazón, halló,
como es verdad , que la primf-ra piedra desla su obra
era un ánimo manso y humililc, y vio que un semejan-
te c lili''io tan soberano y lau alio no se podía susten-
tar sino sobre cimientos Um hondos. Y como en la mú-
sica no suenan todas las voits agudo ni todas grueso,
sino grueso y agudo debidamenle, y lo alio se templa
(ai Psalm. 18, v. 1.
vrf) Zacliar.,0, V. y.
(A Matlh., n, V.29.
Eí3i., VI, V. 3.
LUIS DE LEOX.
y reduce á consonancia en lo bajo, así conoció que Ih
humildad y mansedumbre entrañable que tiene Cristo
en su alma convenia mucho para hacer armonía con la
alteza y universalidad de saber y poder con que sobre-
puja á todas las cosas criadas. Porque si tan no medi-
da grandeza cayera en un corazón humano que de suyo
fuera airado y altivo, aunque la virtud de la persona
divina era poderosa para corregir este mal, pero ello
de sí no podía prometer ningún bien.
«Demás de que, cuando de sí no fuera necesario que
un tan soberano poder se lem[ilara en llaneza, nía Cris-
to, por lo que á él y á su ;inima toca, le fuera necesaria
ó provechosa esta mezcla, á los subditos y vasallos su-
yos nos convenia que esle rey nuestro fuese de exce-
lente humildad. Ponjue toda la eficacia de su gobierno
y toda la muchedumbre de no estimables bienes que
de su gobierno nos vienen, se nos comunica á todos por
medio de la fe y del amor (jue tenemos con él y nos jun-
ta con él ; y cosa sabida es que la majestad y grande-
za, y toda la excelencia que sale fuera de competencia
en los corazones mas büjos, no engendra afición, si-
no admiración y espanto, y mas arriedra que allega ó
atrae ; por lo cual no era posible cpie un pecho flaco y
mortal , que considerase la excelencia sin medida de
Cristo, se le aplicase con fiel afición y con aquel amor
familiar y tierno con que quiere ser de nosotros ama-
do, para que se nos comunique su bien, si no le consi-
derara también no menos humilde que grande, y si, co-
mo su majestad nos encoge su inestimable llaneza y la
nobleza de su perfecta humildad, no despertara osadía
y esperanza en nuestra alma.
»\ á la verdad, si queremos ser jueces justos y fie-
les, ningún afecto ni arreo es mas digno de los reyes
ni mas necesario que lo manso y lo humilde, sino que
con las cosas habcmos ya perdido los hombres el juicio
dellas y su verdadero conocimiento, y como siempre
vemos altivez y severidad y soberbia en los príncipes,
juzgamos que la humildad y llaneza es virtud do los po-
bres. Y no miramos siquiera que la misma naturaleza
divina, que es emperalriz sobre todo, y de cuyo ejem-
plo han de sacar los que reinan la manera como han
de reinar, con ser inlinílainente alia, es llana iníinit;>
menle ; y si este nombre de humilde puede caber en
ella, y en la manera que puede caber humildísima, pues
como vemos, desciende á poner su cuidado y sus ma-
nos ella por sí misma, no solo en la obra de un vil gu-
sano, sino landjíen en que se conserve y que viva; y
matiza con mil graciosos colores sus plumas al pájaro,
y viste de verde hoja los árboles ; y eso mismo que nos-
otros despreciando hollamos los prados y el campo,
aquella majestad no se desdeña de irlo pintando con
yerbas y llores ; por donde con voces llenas de alabanza
y de adnn'racion le dice David (í) : — ¿Quién es como
nuestro Dios, que mira en las alturas, y mira con cui-
dado hasta las mas humildes bajezas, y él mismo jun-
lamente eslá en el cielo y en la tierra? —
))Así (pie, si no conocemos ya aquesta condición en los
priiic¡|i('s, ni se la pedimos, ponpie el mal uso recebido
V fimdado daña las obras y pone tinieblas en la razón,
y porque á la verdad, ninguna cosa son menos que lo
(«; Valia, ll'i, V. í).
DE LOS NOMBRES DE CRISTO.— LIBRO SEGUNDO.
12B
qiie se nombran señores y príncipes, Dios en su Hijo, á
quien liizo príucipe do todos los priucipes, y solo ver-
dadero rey entre todos, como cualidad necesaria y pro-
ciada la puso. Mas ;en qué manera la puso, ó qué
tanta es y fué su dulce humildad? Mas pasemos á otra
condición que se sigue, que diciendo della, diremos
en mejor lugar la grandeza de aquesta que habernos lla-
mado mansedumbre y llaneza, porque son entre sí muy
vecinas ; y lo que diré es como fruto de aquesto que he
dicho. Pues fué Cristo, demás de ser manso y humilde,
mas ejercitado que ningún otro hombre en la experien-
cia de los trabajos y dolores humanos. A la cual expe-
riencia sujetó el Padre á su Hijo porque le habia de ha-
cer rey verdadero, y para que en el hecho de la verdad
fuese perfectísimo rey, como san Pablo lo escribe [a) :
— Fué decente que aquel de quien y por quien y para
quien son todas las cosas, queriendo hacer muchos hi-
jos para los llevar á la gloria , al príncipe de la salud
dellos le perficionase con pasión y trabajos ; porque el
que santifica y los santificados han de ser todos de un
mismo metal. — Y entreponiendo ciertas palabras, lue-
go poco mas abajo torna y prosigue: — Por domle con-
vino que fuese hecho semejante á sus hermanos en to-
do, para que fuese cabal y fiel y misericordioso pon-
tífice para con Dios, para aplacarle en los pecados de'
pueblo. — Que por cuanto padeció él siendo tentado,
es poderoso para favorecer á los que fueren tentados.
En lo cuál no sé cuál es mas digno de admiración , el
amor entrañable con que Dios nos amó, dándonos un
rey para siempre, no solo de nuestro linaje, sino tan
hecho á la medida de nuestras necesidades, tan huma-
no, tan llano, tan compasivo y tan ejercitado en toda
pena y dolor, ó la infinita humildad y obediencia y pa-
ciencia desie nuestro perpetuo Rey, que no solo para
animarnos á los trabajos, sino también para saber él
condolerse mas de nosotros cuando estamos puestos en
ellos, tuvo por bueno hacer prueba él en sí primero de
todos.
wY como unos hombres padezcan en una cosa y otros
en otra. Cristo, poi'quc, así como su imperio se exten-
día por todos los siglos, así la piedad de su ánimo abra-
zase á todos los hombres, probó en sí cuasi todas las
miserias de pena. Porque, ¿qué deii) de probar? Pa-
decen algunos pobrezii; Cristo la padeció mas que otro
ninguno. Otros nacen de padres bajos y obscuros, por
ilondc son tenidos por menos; el padre de Cristo á la
opinión de los hombres fué un oficial carpintero. El
destierro y el huir á tierra ajena fuera de su natural
es trabajo, y la niñez de aqueste Señor huye su natural
y se esconde en Egipio. Apenas ha nacido la luz, y ya
el mal la persigue. Y si es pona el ser ocasión de dolor
á los suyos, el Infante pobiv, huyendo, lleva en pos de
sí por casas ajenas á la doncella pobre y bellísima, y al
ayo santo y pobre también. Y aun por no dejar de pa-
decer la angustia que el sentido de los niños mas sien-
te, que es perder á sus padres. Cristo quiso ser y fué
niño perdido.
"Mas vengarnos á la edad de varón. ¿Qué lengua po-
drá decir los trabajos y dolores que Cristo puso sobre
sus hombros , el no oído sufrimiento y fortaleza con
10, Aü Hebraeor., 2, T. 10etl7.
que los llevó, las invenciones y los ingenios de nue-
vos males que él mismo ordenó, como saboreándose en
ellos; cuan dulce le fué el padecer, cuánio se pre-
ció de señalarse sobre lodos en esto, cómo quiso que
con su grandeza compitiese en él su humildad y pa-
ciencia? Sufrió hambre, padeció frió, vivió en extrema-
da pobreza, cansóse y desvelóse, y anduvo muchos ca-
minos, so'oá iin de hacer bienes de incomparable bicu
á los hombres. Y para que su trabajo fuese trabajo pu-
ro, ó por mejor decir, para que llegase creciendo á su
grado mayor, de todo aqueste afán el fruto fueron muy
mayores afanes. Y de sus tan grandes sudores no co-
gió sino dolores y persecuciones y afrentas, y sacó dei
amor desamor, del bien hacer mal padecer, del nego-
ciarnos la vida, muerte extremadamente afrentosa, que
es todo lo amargo y lo duro á que en este género de ca-
lamidad se puede subir. Porque si es dolor pasar uno
pobreza y desnudez y mucho desvelamiento y cuida-
do, ¿qué será cuando por quien se pasa no lo agrade-
ce? qué cuando no lo conoce? qué cuando lo descono-
ce, lo desagradece, lo maltrata y persigue? Dice David
en el salmo (6) : — Si quien me debía enemistad me per-
siguiera, fuera cosa que la pudiera llevar; mas mi ami-
go y mi conocido yol que era un alma conmigo, el que
comía á mi mesa y con quien conmnicaba mi corazón.
— Como si dijese que el sentido de un semejante caso
vencía á cualquier o'ro dolor. Y con ser así , pasa un
grado mas adelante el de Crislo; porque, no solo le per-
siguieron los suyos, sino los que por infinitos benefi-
cios que recibían del estaban obligados á serlo, y lo que
es mas, tomando ocasión de enojo y de odio de aquello
mismo que con ningún agradecimiento podían pagar,
como se querella en su misma persona del el profeta
Esaías, diciendo (c) : — Y dije: Trabajado he por demás,
consumido he en vano mi fortaleza, por donde mi plei-
to es con el señor y mi obra con el que es Dios mío. —
Seria negocio infinito si quisiésemos por menudo de-
cir en cada una obra de las que hizo Crislo lo que su-
frió y padeció.
)) Vengamos al remate de todas ellas, que fué su muer-
te, y veremos cuánto se preció de beber puro este cá-
liz, y de señalarse sobre todas las criaturas en gustar
el sentido de la miseria por extremada manera, llegan-
do hasta lo último del. Mas ¿quién poilrá decir ni una
pequeña parle de aquesto? .No es posible decirlo todo,
mas diré brevemente lo que basta para que se conoz-
can los muclios quilates de dolor con que cualificó Cris-
to aqueste dolor de su muerte, y los innumerables ma-
les que en un solo mal encerró. Siéntese mas la mise-
ria cuando sucede á la prosperidad, y es género de ma-
yor infelicidad en los trabajos el haber sido en algún
tiempo feliz. Poco an'.es que le prendiesen y pusiesen
en cruz, quiso ser recibido, y lo fué de hecho con triun-
fo glorioso. Y sabiendo cuan mal tratado habia de ser
dende á poco, para que el sentimiento de aquel trata-
miento malo fuese mas vivo, ordenó que estuviese re-
ciente y como presente la memoria de aquella divina
honra que aquellos mismos que agora le despreciaban
ocho días antes le hicieron. Y tuvo por bien que cuasi
se encontrasen en sus oídos las voces de o Hosanna, Hijo
(b) Psalm. 7, v. 5. (t) Esai., 4Ü, v. 3,
126 OBRAS DE FRAY
de David», y de «Bendito el que viene en el nombre de '
Dios», con las de {(Crncifícalo, crucificale», y con las I
de «Veis el que deslruia y rcoJificalja el templo de Dios |
en tres dia> ; no puedo salvarse ;'i sí, y pudo salvar á los
oíros». Para que lo desigual dolías y la contrariedad
que entre sí tenían con las unas las otras causase ma-
yor pena en su corazón. |
)>SueIe ser descanso á los que desta vida se parlen no
ver las lágrimas y los sollozos y la tristeza afligida de
los que bien quieren; Cristo la noche á quien succedió
el di.i último ilo su vida mortal los juntó á todos, y ce-
nó con ellos juntos, y les manifestó su partida, y vio su
congoja, y tuvo por bien verla y sentirla, para que con
ella fuese mas amarga la suya. ¿Qué palabras les dijo
en lu que platicó con ellos aquella noche? Qué enter-
necimientos de amor? Que si á los que agora los ve-
mos escritos el oírlos nos enternece, ¿qué seria lo que_
obraron entonces en quien los decía? Pero vamos adon-
de ya él mismo, levantado de la mesa y caminando para
el huerlo, nos lleva. ¿Qué fué cada uno de los pasos de
aquel camino, sino un clavo nuevo que le hería, lle-
vándole al pensamiento y á la imaginación la prisión
y la muerte, á que ellos nñsmos le acercaban buscán-
dola? Mas ¿qué fué lo que hizo en el huerlo, que no
fuese acreceníamíento de pena? Escogió tres de sus
discípulos para su compañía y conhorte, y consintió que
se venciesen del sueño, para que con ver su descuido
dellos, su cuidado y su pena del creciese mas.
«Derrocóse en oración delante del Padre, pidiéndole
que pasase del aquel cáliz, y no quiso ser oído en aques-
ta oración. Dejó desear á su sentido lo que no querría
que se le concediese, para sentir en sí la pena que nace
del desear y no alcanzar lo que pide el deseo. Y como
si no le bastara el mal y el tormento de una muerte que
ya le estaba vecina, quiso hacer como si dijésemos vi-
gilia della y morir antes que muriese, ó por mejor de-
cir, morir dos veces, la una en el hecho y la otra en la
imaginación del. Porque desnudó por una parte á su
sentido inferior de las consolaciones y esfuerzos del cie-
lo, y por otra parte le puso en los ojos una represen-
tación de los males de su muerte y de las ocasiones
della, tan viva, tan natural, tan expresa y tan figurada,
y con una fuerza tan eficaz, que lo que la misma muer-
te en el hecho no pudo hacer sin ayudarse de las espi-
nas y el hierro, en la imaginación y figura por sí mis-
ma y sin armas ningunas lo hizo. Que le abrió las ve-
nas, y sacándole la sangre dolías, bañó con ella el sa-
grado cuerito y el suelo. ¿Qué tormento tan desigual
fué este con que se quiso atormentar de antemano? Qué
Jiambre, ú digamos, qué codicia de padecer? No se con-
tentó con sentir el morir, sino quiso probar tíimbíen la
imaginación y el temor ilel morir lo que puede doler.
Y porque la muerte súbita y que viene no pensada y
cuasi de improviso, con un breve sentido se pasa, qui-
so entregarse á ella antes que fuese. Y antes que sus
cíiomigos se la acarreasen, quiso traerla él á su alma
y mirar su figura triste, y detener (d cuello á su espa-
da, y sentir por memido y dí'si)acio sus lieridas todas,
y avivar mas sus sentidos, para soiitir mas el dolor de
sus gol|)os, y romo dije, probar hasta oj rabo cuánto
duele la nmerle, oslo es, el morir y el temor del morir.
LUIS DE LEÓN.
»Y aunque digo el temor del morir, sí tengo de de-
cir, Juliano, lo ([ue siempre entendí acerca desta ago-
nía de Críslo, no entiendo que fué el temor eí que le
abrió las venas y le hizo sudar golas de sangre; porque,
aunque de hecho temió, porque él quiso temer, y le-
miendo probar los accidentes ásperos que trae consigo
el temor ; pero el temor no abre el cuerpo ni llama
afuera la sangre, antes la recoge adentro y la pone á la
redonda del corazón, y deja frió lo exterior de la carne,
y por la misma razón aprieta los poros della. Y así, no
fué el temor el que sacó afuera la sangre de Cristo, si-
no, sí lo habemos de decir con una palabra, el esfuerzo
y el valor de su ánima, con que salió al encuentro y con
que al temor resistió , eso con el tesón que puso abrió
todo el cuerpo. Porque se ha de entender que Cristo,
como voy diciendo, porque quiso hacer prueba en sí de
lodos nuestros dolores, y vencerlos en sí para que des-
pués fuesen por nosotros mas fiícilmente vencidos, ar-
mó contra sí en aquella noche todo lo que vale y pue-
de la congoja y el temor, y consintió que todo ello de
tropel y como en un escuadrón moviese guerra á su al-
ma. Porque figurándolo lodo con no creíble viveza, pu-
so en ella como vivo y presente lo que otro día habia
de padecer, así en el cuerpo con dolores como en esa
misma alma con tristeza y congojas. Y juntamente con
esto, hizo también que considerase su alma las causas
por las cuales se sujetaba á la muerte , que eran las
culpas pasadas y porvenir de todos los hombres, con la
fealdad y graveza dolías, y con la indignación grandí-
sima y la encendida ira que Dios contra ellas concibe;
y ni mas ni monos consideró el poco fruto que tan ri-
cos y tan trabajados trabajos habían de hacer en los
mas de los hombres.
»Y todas estas cosas juntas y distintas, y vivísíma-
monle consideradas, le acometieron auna, ordenándolo
él, para ahogarle y vencerle. De lo cual Cristo no iuiyó
ni rindió á eslos temoresy fatigas apocadamonlo su al-
ma, ni para vencerlos los ondxiló, como pudiera, las
fuerzas; antes, como he dicho, cuanto fué posible se las
acrescentó ; ni monos armó á sí mismo y á su santa al-
ma, ó con insensibilidad para no sentir, antes desper-
tó en ella mas sus .sentidos, ó con la defensa de su di-
vinidad bañándola en gozo, con el cual no tuviera sen-
tido del dolor, ó á lo menos con el pensamiento de la
gloria y bienaventuranza divina, ala cual por aquellos
males caminaba su cuerpo, a|)arlando su vísla de ellos
y volvióiiilola á aquesta otra coiisidoracion, ó templan-
do síqni(>ra la una consideración con la otra ; sino, des-
nudo de todoeslo, y con solo el valor de su alma y per-
sona, y con la fuerza que ponía en su razón el respeto
de su Padre y el deseo de obedecerle , les hizo á todos
cara y luchó, como dicen, á brazo partido con lodos, y al
fin lo rindió todo y lo sujetó debajo sus pies. Mas la
fuerza que puso en ello, y el estribar la razón contra el
sentido, y como dije, el loson generoso con (pie aspiró
á la vicLoria, llann'j afuera los ospírilus y la sangro, y
la derranK). Por manera que lo (]no vamos diciendo, que
gustó Críslo d(>, sujetarse á nuestros dolores, haciendo
en sí prueba dellos, según esta manera de d(!cir, aun se
cumpit! mejur. Ponjue, no sído sintió el mal del li'inor
y la pena de la congoja y el trabajo, que es sentir en sí
DE LOS NOMBRES DE CRISTO.— LIBRO SEGUNDO.
m
divertidos dosoos, y el desear a]go que no se cumple,
pero !a faliga iiicroible del pelear coiilra su apelilo pro-
prio y conira su misma imaginación, y el resislir á las
formas horribles de lormealos y males y afrentas, que
se le venian espaiüosañicule a los ojos para aliogarle,
y el iiacerles cara, y él peleando uno contra tantos, va-
lerosamente vencerlos con no oido trabajo y sudor, tam-
bién lo_ experimentó.
))Mas ¿de qué no liizo experiencia? También sintió
la pena que es ser vendido y Iraido á muerte por sus
mismos amigos, como ello fué en aquella noche de Ju-
das ; el ser desamparado en su trabajo de los que le
debian tanto amor y cuidado, el dolor del trocarse los
amigos con la foriuna, el verse, no solamente negado
de quien tanto le amaba, mas entregado del todo en las
manos de quien le desamaba tan mortalmente ; la ca-
lumnia de los acusadores, la falsedad de los testigos, la
injusticia misma, y la sed de la sangre innocente asen-
tada en el soberano tribunal por juez , males que solo
quien los ha probado los siente ; la forma de juicio y
el hecho de cruel tiranía, el color de religión adonde
era todo impiedad y blasfemia, el aborrecimiento de
Dios, disimulado por defuera con íparencias falsas de
su amor y su honra. Con todas estas amarguras tem-
pló Cristo su cáliz , y añadió á todas ellas las injurias
de las palabras, las afrentas de los golpes, los escar-
nios, las befas, los rostros y los pechos de sus enemi-
gos bañados en gozo, el ser traido por mil tribunales,
el ser estimado por loco, la corona de espinas, los azo-
tes crueles, y lo que entre estas cosas se encubre, y es
dolorosísimo para el sentido, que fué el llegar tantas
veces en aquel dia de su prisión la causa de Cristo, me-
jorándose, á dar buenas esperanzas de sí, y habiendo
llegado á este punto, el tornar súbitamente á empeo-
rarse después.
))Porque cuando Pilato despreció la calumnia de los
fariseos y se enteró de su envidia, mostró prometer
buen suceso el negocio. Cuando temió por haber oido
que era Hijo de Dios, y se recogió á tratar dello con Cris-
to, resplandeció como una luz y cierta esperanza de li-
bertad y salud. Cuando remitió el conocimiento del
pleito Pilato á Heródes, que |iur oidas juzgaba divina-
mente de Cristo, ¿quién no esperó breve y feliz conclu-
sión? Cuando la libcrtail de Cristo la puso Pdato en la
elección del pueblo, á quien con tantas buenas obras
Cristo tenia obligado ; cuando les dio poder que libra-
sen al homicida ó al que restituía los muertos á vida ;
cuando avisó su mujer al juez de lo que habia visto en
visión, y le amonestó que no condenase á aquel justo,
¿qué fué sino un llegar casi á los umbrales el bien? Pues
este subir á esperanzas alegres y caer dellas al mismo
momento, este abrirse el dia del bien y tornar á escu-
recerse de súbito , el despintarse improvisamente la
salud que ya se tocaba. Digo pues que este variar en-
tre esperanza y temor , y esta tempestad de olas diver-
sas que ya se encumbraban prometiéndole vida, y ya se
derrocaban amenazando con muerte ; esta desventura
y desdicha, que es propia de los muy desgraciados, de
florecer para secarse luego, y de revivir para luego mo-
rir, y de venirles el bien y desaparecerse, deshacién-
Aoseles entre las manos cuando les llega, probó también
en sí mismo el Cordero. Y la buena suerte y la buena
dicha única de todas las cosas quiso gustar de lo que
es ser uno infeliz.
))Infin¡to-cs loque acerca dcsto se ofrece, mas cán-
sase la lengua en decir lo que Cristo no se cansó en pa-
decer. Dejó la sentencia injusta la voz del pregón, los
hombros flacos, la cruz pesada , el verdadero y proprio
cetro de aqueste nuestro gran rey, los gritos del pueblo,
alegres en unos y en otros llorosos, que todo ello traia
consigo su proprio y particulai- sentimiento. Vengo al
monte Calvario. Si la pública desnudez en una persona
grave es áspera y vergonzosa. Cristo quedó delante de
todos desnudo. Si el ser atravesado con hierro por las
partes mas sensibles del cuerpo es tormento grandísi-
mo, con clavos fueron allí atravesados los pies y las ma-
nos de Cristo. Y porque fuese el sentimiento mayor, el
que es piadoso aun con las mas viles criaturas del mun-
do, no lo fué consigo mismo, antes en una cierta ma-
nera se mostró contra sí mismo cruel. Porque lo que la
piedad natural y el afecto humano y común , que aun
en los ejecutores de la justicia se muestra, tenía orde-
nado para menos tormento de los que morían en cruz,
ofreciéndoselo á Cristo, le desechó. Porque daban á be-
ber á los crucificados en aquel tiempo , antes que los
enclavasen, cierto vino coníicionado con mirra y en-
cienso, que tiene virtud de ensordecer el sentido y co-
mo embotarle al dolor para que no sienta ; y Cristo, aun-
que se lo ofrecieron, con la sed que tenia de padecer,
no lo quiso beber.
))Así que, desafiando al dolor, y desechando de sí to-
do aquello con que se pudiera defender en aquel desa-
fio, el cuerpo desnudo y el corazón armado con forta-
leza y con solas las armas de su no vencida paciencia,
subió este nuestro rey en la cruz. Y levantada en alio
la salud del mundo, y llevando al mundo sobre sus hom-
bros, y padeciendo él solo la pena que merecía pade-
cer el mundo por sus delitos , padeció lo que decir no
se puede. Porque ¿en qué parte de Cristo ó en qué
sentido suyo no llegó el dolor á lo sumo? Los ojos vie-
ron lo que visto traspasó el corazón, la madre viva, y
muerte presente. Los oídos estuvieron llenos de voces
blasfemas y enemigas. El gusto, cuando tuvo sed, gus-
tó hiél y vinagre. El sentido todo del tacto, rasgado y
herido por infinitas partes del cuerpo, no tocó cosa que
no le fuese enemiga y amarga. Al íin dio licencia á su
sangre, que, como deseosa de lavar nuestras culpas, sa-
lía corriendo abundante y presurosa. Y comenzó á sen-
tir nuestra vida despojada de su calor, lo que solo le
quedaba ya por sentir los fr.'os Iristísimos de la muerte,
y al fin sintió y probó la muerte también.
»Pero ¿para qué me detengo yo en esto? Lo que agora
Cristo, que reina glorioso y señor de todo, en el cielo
nos sufre, muestra bien claramente cuan agradable lo
fué siempre el sujetarse á trabajos. ¿Cuántos hombros,
ó por decir verdad, cuántos pueblos y cuántas nacio-
nes enteras, sintiendo mal de la pureza de su doctrina,
blasfeman hoy de su nombre? Y con ser así, que él en
sí está exento, de todo mal y miseria, quiere y tiene por
bien de en la opinión de los hombres padecer esta
afrenta en cuanto su cuerpo místico, que vive en este
destierro, padece, para compadecerse así del y para con-
m OBRAS DE FRAY
formarse siempre con él.» «Nuevo camino para ser uno '
rey, dijo aquí Sabino vuelto á Juliano, es este que nos j
]ia descubierlo Marcelo. Y no sé yo si acertaron con él
algunos de los que antiguamente escribieron acerca de j
la crianza é institución de los príncipes, aunque bien sé
que los que agora viven no le siguen. Porque er> el no
saber padecer tienen pues! o lo principal del ser rey.»
(.Algunos, dijo al punto Juliano, de los antiguos qui-
sieron que el que se criaba pura ser rey se criase en
Iralajos, pero en trabajos de cuerpo, con que saliese sa-
no y valiente; mas en trabajos de animo que le ense-
ñasen á ser compasivo, ninguno, que yo sopa , lo escri-
bió ni enseño. Mas si fuera aquesta enseñanza de bom-
bres, no fuera aqueste rey de Marcelo rey propiamente
hecho á la traza y al ingenio de Dios , el cual camina
siempre por canjinos verda-doros, y por el mismo caso
contrarios á los del mundo, que sigue el engaño.
«Así que, no es maravilla, Sabino, que los reyes de
r.gora no se procien para ser reyes de lo que se preció
Jesucristo, porque no siguen en el ser reyes un mismo
fm. Porque Cristo ordenó su reinado á nuestro prove-
cho, y conforme á esto, se cualificó á sí mismo y se do-
tó de todo aquello que parecía ser necesario para ha-
cer bien á sus subditos ; mas estos que agora nos man-
dan, reinan para sí, y por la misma causa no so disponen
ellos para nuestro proveclio , sino buscón su descanso
en nuestro daño. Mas aunque ellos, cuanto á lo que les
toca, desechen de sí osle amaestramiento de Dios, la
experiencia de cada día nos enseña que no son los que
deben por carecer del. Porque ¿de dónde pensáis que
nace, Sabino , el poner sobre sus subditos tan sin pie-
dad tan pesadísimos yugos , el hacer leyes rigurosas,
el ponerlas en ejecución con mayor crueldad y rigor,
sino de nunca haber hecho experiencia en sí de lo que
duele la aflicción y pobreza?» «Así es, dijo Sabino;
pero ¿qué ayo osaría ejercitar en dolor y necesidad á su
príncipe? O si osase alguno, ¿cómo seria recibido y su-
frido de los demás?» «Esa es, respondió Juliano, nues-
tra mayor ceguedad, que aprobamos lo que nos daña, y
que tendríamos por bajeza que nuestro príncipe supie-
se de todo, siendo para nosotros tan provechoso como
liabeis oído, que lo supiese. Mas, si no se atreven á esto
los ayos , es jiorque ellos y los demás que crian á los
príncipes los quieren cmponer en el ánimo á que no
se precien de bajar los ojos de su grandeza con blan-
dura á sus subditos, y en el cuerpo á que ensanchen
el estómago cada día con cuatro comidas, y á que aun
la seda les sea áspera y la luz enojosa.
«Pero aquesto, Sabino, es de otro lugar, y.quitamos
en ello á Marcelo el suyo, ó por mejor decir á nosotros
mismos el de oir enteramente las cualidades de aqueste
verdadero rey nuestro. » «A mi, dijo Marcelo, no me
Iiabeis Juliano, quitado ningún lugar, sino antes me ha-
béis dado espacio para que con mas aliento prosiga me-
jor mi camino. Y á vos, Sabino, dijo volviéndose á él,
no os pase por la imaginación querer concertar ó pen-
sar que es posible que se concierten las condiciones
que pu.so Dios en su rey con las que tienen estos re-
yes que vemos. Que si no fueran tan diferentes del to-
do, no le llamara Dios señaladamente su rey , ni su rei-
no dellos se acabara coa ellos y el de nqe&lro rey fuera
LÜiS DE LEÓN.
sempiterno, como es. Ansí que, pongan ellos su estado
en la altivez , y no se tengan por reyes si padecen algu-
na pena ; que Dios, procediendo por camino diferente,
para hacer en Jesucristo un rey que mereciese ser su-
yo, le hizo humildísimo para que no se desvaneciese en
soberbia con la honra, y le sujetó á miseria y á dolor
para que se compadeciese con lástima de sus tral)ajados
y do'uriiios subditos. Y demás desto, y para el misino fin
de buen rey,- le dio verdadero y perfecto conocimiento
de todas las cosas y de todas las obras dolías , así las
que fueron como las que son y serán; porque^el rey,
cuyo oficio es juzgar dando á cada uno su merecido, y
repartiendo la pena y el premio, si no conoce él por sí
la verdad, traspasará la justicia ; que el conocimiento
que tienen de sus reinos los príncipes por relaciones y
pesquisas ajenas, mas los ciega que los alumbra.
»Porquo, demás de que los hombres por cuyos ojos
y oídos ven y oyen los reyes muclias veces se engañan ,
procuran ordinariamente engañarlos por sus particu-
lares intereses é intentos. Y así, por maravilla entra en
secreto real la verdad. Mas nuestro roy, porque su en-
tendimiento, como (Jarísimo espejo, le representa siem-
pre cuanto se hace y se pion-^a , no juzga, como dice
Esaías (o), ni reprehendo ni premia por lo que al oído
le dicen ni según lo que á la vista parece, porque el
un sentido y el otro sentido puede ser engañado; ni
tiene de sus vasallos la opinión que otros vasallos suyos
aficionados ó engañados le ponen , sino la que pide la
verdad, que él claramente conoce. Y como puso Diosen
Cristo el verdadero conocer á los suyos, ansimismo le
dio todo el poder para hacerles mercedes. Y no sola-
mente le concedió que pudiese, mas también en él mis-
mo, como en tesoro, encerró lodos los bienes y riquezas
que pueden hacer ricos y dichosos á los de su reino.
De arle que no trabajarán remitidos de unos á otros mi-
nistros con largas. Mas, lo quo es principal, hizo para
perficionar este rey que sus subditos todos fuesen sus
deudos, ó por mojor decir, que naciesen del todos, y que
fuesen hechura suya y figurados á su semejanza. Aun-
que esto sale ya de lo primero , que toca á las cualida-
des del rey, y entra en lo segundo que propusimos, de
las condiciones do los que en este reino son subditos; y
digamos ya de ellas.
»Y á la verdad casi todas ellas se reducen á esta, quo
es ser generosos y nobles todos y de un mismo linaje.
Porque, aunque el mando de Cristo universalmcule
comprehonde á todos los hombres y á todas las criatu-
ras, asi las buenas como las malas, sin que ninguna
dellas pueda eximirse de su sujeción , ó se contente
dello ó le pese; poro el reino suyo de que agora vamos
hablando, y el reino en quien muestra Cristo sus nobles
condiíMoncs de rey, y el que ha de durar perpetuamente
con él descubierto y glorioso (porque á los malos ten-
drálos encerraílos y aprisionados y sumidos en elcrno
olvido y tinieblas); asi quo, este reino son los buenos y
justos solos, y deslos decimos agora que son generosos
lodos y de linnje alto y todos do uno mismo. Porque
dado que sean difercnles en nacimientos, mas, como
esta mañana se dijo, el nacimiento en que se diferen-
cian, fué nacimiento perdido y de quien caso no se ha-
la) Esai.. 11 V.3.
DE LOS NOMBRES DE CRISTO. —LIBrtO SEGUNDO.
120
ce para lo que teca á ser vasallos on este reino, el cual
se compone todo de lo que san Pablo llama nueva cria-
tura , cuando á los de Galacia escribe , diciendo (a) :
— Acerca de Cristo Jesú, ni es de estima la circunci-
sión ni el prepucio, sino la criatura nueva. — Y así,
todos son hechura y nacimiento del cielo y hermanos
entre sí, y hijos todos de Cristo -en la manera ya dicha.
»Vió David esta particular excelencia deste reino de
su nieto divino, y dejóla escrita breve y elegantemente
en el salmo 109, según una lición que así dice (6) :
— Tu pueblo príncipes , en el día de tu poderío. —
Adonde lo que decimos príncipes, la palabra original,
que es nedaboth, sígniíica al pié de la letra liberales,
dadivosos ó generosos de corazón. Y así, dice que en
el dia de su poderío, que llama así el reino descubierto
de Cristo, cuando vencido todo lo contrario, y como
deshecha con los rayos de su luz toda la niebla ene-
miga, que agora se le opone, viniere en el último tiem-
po y ea la generación de las cosas, como puro sol, á
resplandecer solo, claro y poderoso en el mundo; pues
en este su dia, cuando él y lo apurado y escogido de
sus vasallos resplandecerá solamente, quedando los de-
más sepultados en obscuridad y tinieblas, en este tiem-
po y en este dia su pueblo serán principes. Esto es to-
do ; sus vasallos serán reyes, y él, como con verdad la
Escritura le nombra, Rey de reyes será y Señor de se-
ñores.»
Aquí Sabino, volviéndose á Juliano, «Nobleza es,
dijo, grande de reino aquesta, Juliano, que nos va di-
ciendo Marcelo, adonde ningún vasallo es ni vil en li-
naje ni afrentado por condición, ni menos bien nacido
el uno que el otro. Y paréceme á mí que esto es ser
rey propria y honradamente, no tener vasallos viles y
afrentados.» «En esta vida, Sabino, respondió Juliano,
los reyes della, para el casügo de la culpa, están como
forzados á poner nota y afrenta en aquellos á quien go-
bieraan , como en la orden de la salud y en el cuerpo
conviene á las veces maltratar una parle para que las
demás no se pierdan. Y así, cuanto á esto no son dignos
de reprehensión nuestros príncipes.» «No los repre-
hendo yo agora, dijo Sabino, sino duéleme de su con-
dición, que por esa necesidad que, Juliano, decis, vie-
nen á ser forzosamente señores de vasallos ruines y
viles. Y débeseles tanto mas lástima, cuanto fuere mas
precisa la necesidad. Pero si hay algunos príncipes que
lo procuran, y que les parece que son señores cuando
hallan mejor orden, no solo para afrentar á los suyos,
sino también para que vaya cundiendo por muchas ge-
neraciones su afrenta y que nunca se acabe, deslos,
Juliano, ¿qué me diréis?» «¿Qué? respondió Juliano.
Que ninguna cosa son menos que reyes. Lo uno, por-
que el fin adonde se endereza su oficio es hacer á sus
vasallos bienaventurados, con lo cual se encuentra por
maravillosa manera el hacerlos apocados y viles. Y lo
otro, porque cuando no quieran mirar por elloS; á sí
mismos se hacen daño y se apocan.
«Porque, si son cabezas, ¿qué honra es ser cabeza
de un cuerpo disforme y vil? Y si son pastores, ¿qué
les vale un ganado roñoso? Bien dijo el poeta trágico :
— Mandar entre los ilustres, bella cosa. — Y no solo da-
la) Galat., C, V. i:;. (b¡ Psalm. 109, v. i. in litler. lleb.
E.xvi-u.
ñan á su honra propia cuando buscan invenciones para
manchar la de los que son gobernados por ellos, mas
dañan muchos sus intereses, y ponen en manifiesto pe-
ligro la paz y la conservación de sus reinos. Porque, así
como dos cosas que son conlrarias, aunque se jun-
ten , no se pueden mezclar, así no es posrbie que se
añude con paz el reino cuyas paries están tan opuestas
entre sí y tan diferenciadas, unas con mucha honra y
otras con señalada afrenta. Y como el cuerpo que en
sus parles está maltratado y cuyos humores se con-
ciertan mal entre sí está muy ocasionado y muy ve-
cino á la enfermedad y á la muerte; así por la mis-
ma manera el reino adonde muchas órdenes y suertes
de hombres y muchas casas parüculares están como
sentidas y heridas, y adonde la diferencia que por es-
tas causas pone la fortuna y las leyes no permite que
se mezclen y se concierten bien unas con otras, está
sujeto á enfermar y á venir á las armas con cualquiera
razón que se ofrece. Que la propia lástima é injuria de
cada uno encerraila en su pecho, y que vive en él,
los despierta y los hace velar siempre á la ocasión y á
la venganza.
«Mas dejemos lo que en nuestros reyes y reinos, ó
pone la necesidad ó hace el mal consejo y error, y cá-
benos, Marcelo, de decir por qué razón estos vasallos
todos de nuestro único rey son llamados liberales y ge-
nerosos y príncipes. » «Son, dijo Marcelo, respondiendo
encontinente, así por parte del que los crió y la for-
ma que tuvo en criarlos , como por parte de las cua-
lidades buenas que puso en ellos cuando así fueron
criados. Por parte del que los hi-.o, porque son efec-
tos y frutos de una suma liberalidad; porque en solo
el ánimo generoso de Dios y en la largueza de Crísio
no medida pudo caber el hacer justos y amigos suyos, y
tan privados amigos, á los que de sí no merecían bien,
y merecían mal por tantos y tan diferentes títulos.
Porque, aunque es verdad que el ya justo puede mere-
cer mucho con Dios, mas esto, que es venir á ser justo
el que era aborrecido enemigo, solamente nace de las
entrañas liberales de Dios; y ansí, dice Santiago (c)
que nos engendró voluntariamente. Adonde lo que
dijo con la palabra griega poyArjeót,;, que significa de
su voluntad, quiso decir lo que en su lengua materna,
sí en ella lo escribiera, se dice Nadib, que es palabra
vecina y nacida de la palabra ncc?«6oí/i, que, como di-
jimos, significa á estos que llamamos liberales y prínci-
pes. Así que, dice que nos engendró liberal y princi-
palmente, esto es, que nos engendró, no solo porque
quiso engendrarnos y porque le movió á ello su volun-
tad, sino porque le plugo mostrar en nuestra creación
para la gracia y justicia los tesoros de su liberalidad y
misericordia.
»Porque á la verdad, dado que lodo lo que Dios cría
nace del, porque él quiere que nazca, y es obra de su
libre gusto, á la cual nadie le fuerza el sacar á luz á las
criaturas; pero esto, que es hacer justos y poner su ser
divino en los hombres, es no solo voluntad, sino una ex-
traña liberalidad suya. Porque en ello hace bien, y bien
el mayor de los bienes, no solamente á quien no se lo
merece, siiw señaladamente á quien del lodo se lo des-
te) Jacob., 1, V. 18.
Í30 ORRAS DE FRAY
merece. Y por no ir alargánclomc por cada uno de los '
particulares á quien Dios liace csíos bienes, miremos lo
que pasó en la cabeza de todos, y cómo se bubo con ella
Dios cuando, .sacándola del pecado, crió en ella aqueste
bien de justicia, y en uno, como en ejemplo, conoce-
remos cuan ilustré prueba bace Dios de su liberalidad
cuando cria los justos. Peca Adam, y condénase á sí y
á todos nosotros, y perdónale después Dios y liácele
justo. ¿Quién podrá decir líis riquezas de liberalidad
que descubrió Dios y que derramó en aqueste perdón?
Lo primero, perdona al que, por dar fe á la serpiente,
de cnyafe y amor para consigo no tenia experiencia,
se dejó á el Criador suyo, cuyo amor y beneficios expe-
rimentaba en sí siempre. Lo segundo, perdona al que
estimó mas una promesa vana de un pequeño bien que
una experiencia cierta y una posesión grande de mil
verdaderas riquezas. Lo tercero, perdona al que no pe-
có ni apretado de la necesidad ni ciego de la pasión,
sino movido de una liviandad y desagradecimiento in-
finito. Lo otro, perdona al que no buscó ser perdonado,
sino antes huyó y se escondió de su perdonador, y per-
dónale, no mucho después que pecó y laceró misera-
Memente por su pecado, sino cuasi luego, luego como
hubo pecado.
))Y lo que no cabe en sentido para perdonarle á él,
hízose á sí mismo deudor. Y cuando la gravísima mal-
dad del hombre despertaba en el peclio de Dios ira jus-
tísima para deshacerse, reinó en él y sobrepujó la
liberalidad de su misericordia , que , por rehacer al
perdido, delerminó de disminuirse á sí mismo, como
san Pablo lo d¡ce(fir), y de pagar él lo que el hombre
pecaba, y para que el hombre viviese, de morir él he-
cho hombre. Liberalidad era grande perdonar al que
había pecado tan de balde y tan sin causa, y mayor li-
beralidad perdonarle tan luego después del pecado, y
mayor que ambas á dos, buscarle para darle perdón an-
tes que él le buscase; pero lo que vence á lodo encare-
cimiento de liberalidad, fué, cuando le reprehendía la
culpa, prometerse á sí mismo y á su vida para satis-
facion y remedio. Y porque el hombre se apartó del
por segiM'r al demonio, hacerse hombre él para sacarle
de su poder. Y lo que pasó entonces, digámoslo así,
generalmente con todos, porque Adam nos encerraba á
todos on sí, pasa en particular con cada uno continua
y secretamente.
»Porque ¿quién podrá decir ni entender, sino es el
misrno que en sí lo experimenta y lo siente, las for-
mas piadosas de que Dios usa con uno para que no se
pierda, aun cuando él mismo se procura perder? Sus
inspiraciones continuas, su nunca cansar.se ni darse por
vencido de nuestra ingratitud tan continua, el rodear-
nos por todas partes y como en caslíllo torreado y cer-
cado, el tentar la entrada por diferentes maneras, el te-
ner siempre la mano en la aldaba de nuestra puerta, el
rogarnos blanda y amorosamente que le abramos, como
si á él le importara alguna cosa, y no fuera nuestra sa-
lud y bienandanza toda el abrirle; el decirnos por ho-
ras y por momentos con el Esposo {h) : —Ábreme, her-
mana mia, esposa mia, paloma mía y mi amada y per-
fecta, que traigo llena de ro^ío mi cabeza y con las
(a) Philip., 2, V. 7. (i) Cant., 3, v . 2 .
LUIS DE LEÓN.
gotas de las noches las mis gnedejas. — Pues sea esto
lo primero, que los justos son dichos ser generosos y
liberales , porque son demonstracíones y pruebas del
corazón liberal y generoso de Dios.
))Son, lo segundo, llamados asi por las cualidades que
pone Dios en ellos, haciéndolos justos. Porque, á la ver-
dad, no hay cosa mas alta ni mas generosa ni mas real
que el ánimo perfectamente cristiano. Y la virtud mas
heroica que la filosofía de los estoicos antiguamente
imaginó ó soñó, por hablar con verdad, comparada con
la que Cristo asienta con su gracia en el alma, es una
poquedad y bajeza. Porque si miramos el linaje de don-
de desciende el justo cristiano, es su nacimiento de
Dios, y la gracia que le da vida es una semejanza viva
de Cristo. Y si atendemos á su estilo y condición , y al
ingenio y disposición de ánimo, y pensamientos y cos-
tumbres que deste nacimiento le vienen, todo lo que es
menos que Dios es pequeña cosa para lo que cabe en su
áüimo. Xo estima lo que con amor ciego adora única-
mente la tierra, el oro y los deleites; huella sobre la
ambición de las honras, hecho verdadero señor y rey de
sí mismo ; pisa el vano gozo, desprecia el temor, no le
mueve el deleite, ni el ardor de la ira le enoja; y riquí-
simo dentro de sí, todo su cuidado es hacer bien á los
otros.
))Y no se extiende su ánimo liberal á sus vecinos so-
los ni se contenta con ser bueno con los de su pueblo
ó de su reino, mas generalmente á todos los que sus-
tenta y comprebende la tierra, él lamliien los com-
prehende y abra/a ; aun para con sus enemigos san-
grientos, que le buscan la afrenta y la muerte, es él
generoso y amigo, y. sabe y puede poner la vida, y de
hecho la pone alegremente, por esos mismos que abor-
recen su vida. Y estimando por vil y por indigno de sí
á todo lo que está fuera del, y que se viene y se va con
el tiempo, no apetiece menos que á Dios, ni tiene por
dignos de su deseo menores bienes que el cielo. Lo
sempiterno, lo soberano, el trato con Dios familiar y
amigable, el enlazarse amando y el hacerse cuasi único
con él, es lo que solamente satisface á su pecho. Como
lo podemos ver á los ojos en uno destos grandes justos.
Y sea aqueste uno san Pal)lo. Dice en persona suya y
de lodos los buenos, escribiendo á los corintios, así (r):
— Tenemos nuestro tesoro en vasos de tierra, porque
la grandeza y alloza nazca de Dios, y no de nosotros.
En todas las cosas padecemos tribulación, pero en nin-
guna somos afligidos. Somos metidos en congoja, mas
no homos desamparados; padecemos persecución, mas
nonos falta el favor. Ilumíllannos, pero no nos aver-
güenzan. Somos derribados, mas no perecemos. —
Y á los romanos, lleno de ánimo generoso, en el capí-
tulo 8 (r/) : —¿Quién, diee, nos apartará de la caridail
y amor de Dios? ¿La Iribulai'ion por aventura, ó la an-
gustia , ó la hambre, ó la desnudez, ó el peligro, ó ia
persecución, ó el cuchillo? —
))D¡cho be en parlo lo (|ue puso Dios en Cristo para ha-
cerle rey, y lo que hizo en nosotros para hacernos sus
súbdüos, que de tres cosas, á las cuales se reducen to-
das las que pertenecen á un reino, son las primeras
dos; resta agora que digamos algo de la tercera y pos-
te) II, Ad Corinl., 4, a v. 7. (</; llom., 8, v. 35.
DE LOS NOMBRES DE CRISTO. — LIBRO SEGUNDO.
m
trera, que es de la manera cómo este Rey gobierna á los
suyos, que no es menos singular manera ni menos fuera
del común uso de los que gobiernan, que el Rey y los
súbdilos en sus condiciones y cualidades, las que ha-
bernos dicho 5on singulares. Porque cosa clara es que
el medio con que se gobierna el reino es la ley, y que
por el cumplimiento della consigue el rey, ó hacerse
rico á sí mismo si es tirano y las leyes son de tirano,
6 liacer buenos y prosperados á los suyos si es rey ver-
dadero. Pues acontece muchas veces desta manera, que
por razón de la flaqueza del hombre y de su encendida
inclinación á lo malo, las leyes por la mayor parte traen
consigo un inconveniente muy grande, que siendo la
intención de los que las establecen, enseñando por ellas
lo que se debe hacer y mandando con rigor que se ha-
ga, retraer al hombre de lo malo é inducirle á lo bue-
no, resulta lo contrario á las ve:es, y el ser vedada una
cosa despierta el apetito de ella.
»Y así, el hacer y dar leyes es muchas veces ocasión
de que se quebranten las leyes, y de que, como dice san
Pablo {a), se peque mas gravemente, y de que se em-
peoren los hombres con la ley que se ordenó é inventó
para mejorarlos. Por lo cual Cristo, nuestro redentor
y señor, en la gobernación de su reino halló una nueva
■manera de ley, extrañamente libre y ajena de aquestos
inconvenientes, de la cual usa con los suyos, no sola-
mente enseñándoles á ser buenos , como lo enseñaron
otros legisladores, mas de hecho haciéndolos buenos,
lo que ningún otro rey ni legislador pudo jamás hacer.
Y esto es lo principal de su ley evangélica y lo propio
della; digo, aquello en que notablemente se diferencia
de las otras sectas y leyes. Para entendimiento de lo
cual conviene saber que, por cuanto el oücio y minis-
terio de la ley es llevar los hombres á lo bueno y apar-
tarlos de lo que es malo, asi como esto se puede hacer
por dos diferentes maneras, ó enseñando el entendi-
miento ó aficionando á la voluntad, así hay dos dife-
rencias de leyes ; la primera es de aquellas leyes que
hablan con el entendimiento y le dan luz en lo que con-
forme á razón se debe ó hacer ó no hacer, y le ense-
ñan lo que ha de seguir en las obras y lo que ha de ex-
cusar en ellas mismas; la segunda es de la ley, no que
alumbra el entendimiento, sino que aficiona la vo-
luntad, imprimiendo en ella inclinación y apetito de
aquello que merece ser apetecido por bueno, y por el
contrario, engendrándole aborrecimiento de las cosas
torpes y malas. La primera ley consiste en mandamien-
tos y reglas; la segunda en una salud y cualidad celes-
tial, que sana la voluntad y repara en ella el gusto bueno
perdido, y no solo la sujeta, sino la amista y reconcilia
con la razón ; y como dicen de los buenos amigos, que
tienen un no querer y querer, así hace que lo que la
verdad dice en el entendimiento que es bueno, la vo-
luntad aficionadamente lo ame por tal.
«Porque á la verdad , en la una y en la otra parte
quedamos miserablemente lisiados por el pecado pri-
mero, el cual escureció el entendimiento, para que las
rnenos veces conociese lo que convenía seguir, y estra-
gó perdidamente el gusto y el movimiento de la volun-
tad, para que casi siempre se aficionase á lo que la da-
ta) Rom., 5, V. 20.
ña mas. Y así, para remedio y salud destas dos partes
enfermas fueron necesarias estas dos leyes, una de luz
y de realas para entendimiento ciego, y otra de espíri-
tu y buena inclinación para la voluntad estragada. Mas,
como arriba decíamos, diferéncianse aqueslas dos ma-
neras de leyes en esto, que la ley que se emplea en dar
mandamientos y en luz, aunque alumbra el entendi-
miento, como no corrige el gusto corrupto de la volun-
tad, en parte le es ocasión de mas daño ; y vedando y
declarando, despierta en ella nueva golosina de lo malo
que le es prohibido. Y así, las mas veces son contrarios
en esta ley el suceso y el intento. Porque el intento es
encaminar el hombre á lo bueno, y el suceso á las ve-
ces es dejarle mas perdido y estragado. Pretende afear
lo que es malo, y sucédele por nuestra mala ocasión ha-
cer lo mas deseable y mas gustoso. Mas la segunda ley
corta la planta del mal de raíz, y arranca, como dicen,
de cuajo lo que mas nos puede dañar. Porque inclina
é induce y hace apetitosa y como golosa á nuestra vo-
luntad de todo aquello que es bueno , y junta en uno
lo honesto y lo deleitable , y hace que nos sea dulce lo
que nos sana, y lo que nos daña aborrecible y amargo.
))La primera se llama ley de mandamientos, porque
toda ella es mandar y vedar. La segunda es dicha ley de
gracia y de amor, porque no nos dice que hagamos es-
to ó aquello, sino hácenos que amemos aquello mismo
que debemos hacer. Aquella es pesada y áspera, porque
condena por malo lo que la voluntad corrompida ape-
tece por bueno; y así, liace que se encuentren el enten-
dimiento y la voluntad entre sí , de donde se enciende
en nosotros mismos una guerra mortal de contradicion.
Mas esta es dulcísima por extremo, porque nos hace
amar lo que nos manda , ó por mejor decir, porque el
plantar y engerir en nosotros el deseo y la afición á lo
bueno , es el mismo mandarlo. Y porque aficionándo-
nos y, como si dijésemos, haciéndonos enamorados de lo
que manda, por esa manera, y no de otra, nos manda.
Aquella es imperfecta, porque á causa de la contradi-
cion que despierta, ella por si no puede ser perfecta-
mente cumplida ; y así, no hace perfecto á ninguno. Es-
ta es perfectísima, porque trae consiga y contiene en sí
misma la perfección de sí misma. Aquella hace teme-
rosos , aquesta amadores. Por ocasión de aquella, to-
mándola á solas, se hacen en la verdad secreta del áni-
mo peores los hombres, mas por causa desla son hechos
enteramente santos y justos. Y como prosigue san Agus-
tín largamente en los libros de la letra y del espíritu,
poniendo siempre sus pisadas en lo que dejó hollado
san Pablo, aquella es perecedera, aquesta es eterna;
aquella hace esclavos , esta es propia de hijos. Aquella
es ayo triste y azotador, aquesta es espíritu de regalo y
consuelo. Aquella pone en servidumbre, aquesta en hon-
ra y libertad verdadera.
«Pues, como sea esto así , como de hecho lo es, sin
que ninguno en ello pueda dudar, digo que así Moisen
como los demás que antes ó después del dieron leyes y
ordenaron repúblicas , no supieron ni pudieron usar
sino de la primera manera de leyes, que consiste mas
en poner mandamientos que en inducir buenas incli-
naciones en aquellos que son gobernados. Y así, su obra
de todos ellos fué imperfecta y su trabajo careció da
^35 OBRAS DE FRAY
succ.-o, y lo que pretendían, qiic era hacer á la virtud á
los suyos, no salieron con ello por la razón que está di-
clia. Mas Cristo, nuestro verdadero redentor y legisla-
dor, aunque es verdad que en la doctrina de su Evan-
gelio puso algunos mandatos, y renovó y mejoró otros
algunos que el mal uso los tenia mal entendidos; pero
lo principal de su ley y aquello en que se diferenció de
todos los que pusieron leyes en los tiempos pasados, fué
que mereciendo por sus obras y por el sacrificio que hi-
zo de sí el espíritu y la virtud del cielo para los suyos,
y criándola él mismo en ellos como Dios y Señor po-
deroso, trató no solo con nuestro entendimiento, sino
también con nuestra voluntad , y derramando en ella
este espíritu y virtud divina que digo, y sanándola así,
esculpió en ella una ley eficaz y poderosa de amor, ha-
ciendo que todo lo justo que las leyes mandan lo apete-
ciese, y por el contrario, aborreciese todo lo que pro-
hiben y vedan.
» Y añadiendo continuamente de este su espíritu y
salud y dulce ley en el alma de los suyos, que procu-
ran siempre ayuntarse con él, crece en la voluntad ma-
yor amor para el bien, y desminúyese de cada día mas
la contradicion que el sentido le hace, y de lo uno y de
lo otro se esfuerza de continuo mas aquesta santa y sin-
gular ley que decimos, y echa sus raíces en el alma mas
hondas, y apodérase della hasta hacer que le sea cuasi
natural lo justo y el bien. Y así, trae para sí Cristo y
gobierna á los suyos, como decía un profeta (o), con
cuerdas de amor, y no con temblores de espanto ni con
ruido temeroso, como la ley de Moisen. Por lo cual di-
jo breve y significantemente san Juan (6):— La ley fué
dada por Moisen, mas la gracia por Jesucristo. — Moi-
sen dio solamente ley de preceptos , que no podía dar
justicia; porque hablaban con el entendimiento, pero no
sanaban el alma, de que es como imagen la zarza del
Éxodo (c), queardia y no quemaba ; porque era cualidad
de la ley vieja, que alumbraba el entendimiento, mas no
ponía calor á la voluntad. Mas Cristo dio ley de gracia,
que lanzada en la voluntad, cura su dañado gusto y la
sana, y la aficiona á lo bueno, como Jeremías lo pro-
fetizó divinamen'e, diciendo {fl) : — Días vendrán, dice
eLSeñor, y traeré á perfección sobre la casa de Israel y
sobre la casa de Judá un nuevo testamento, no en la
manera del que hice con sus padres en el día que los
así de la mano para sacarlos de la tierra de Eí.'ipIo, por-
que ellos nopcr=evcron en él, y yo los desprecié á olios,
dice el Señor. Este pues es el testamento que yo asen-
taré con la casa de Israel después de aquellos días, di-
ce d Señor; asentaré mis leyes en su alma dellos y es-
cribirélas en sus corazones. Y yo les seré Dios, y ellos
me serán pueblo sujeto ; y no enseñará alguno de allí
adelante á su prójimo ni á su hermano, diciéndole : Co-
noce al Señor; porque todos tendrán conocimiento de
mí, desde el menor hasta el mayor dellos, porque ten-
dré piedad de sus pecados, y do sus maldades no Icn-
dr.'; mas memoria de allí en adelante. —
)' Pues estas son las nuevas leyes de Cristo, y s\i mane-
ra i:e gobernación particular y nueva. Y no será menes-
ter que loe agora yo lo que ello se loa , ni me será ne-
(ol Jcrora., r.l, V. 7,\.
(d) Jcrcm.,31, u v. 31.
(i/ Joan., 1, T. 17. (c Exo(l.,3.
LUIS DE LEÓN.
cesarlo que refiera los bienes y las ventajas grandes de
aquesta gobernación, adonde guia el amor y no fuerza
el temor ; adonde lo que se manda se ama , y lo que se
hace se desea hacer; adonde no se obra sino lo que da
gusto, ni se gusta sino de lo que es bueno ; adonde el
querer el bien y el entender son conformes; adonde
para que la voluntad ame lo justo en cierta manera, no
tiene necesidad que el entendimiento se lo diga y de-
clare. Y así desto como de todo lo demás que se ha
dicho hasta aquí se concluye que este Reyes sempiter-
no, y que la razón por qué Dios le llama propiamente
rey suyo, es porque los otros reyes y reinos, como lle-
nos de faltas, al fin han de perecer, y de hecho perecen;
mas este, como reino que es libre de todo aquello que
trae á perdición á los reinos, es eterno y perpetuo. Por-
que los reinos se acaban ó por tiranía de los reyes, por-
que ninguna cosa violenta es perpetua , ó por la mala
cualidad de los subditos, que no les consiente que entre
sí so concierten, ó por la dureza de las leyes y mane-
ra áspera de la gobernación; de todo lo cual, como por
lo dicho se ve, este rey y este reino carecen,
))Que ¿cómo será tirano el que para ser compasivo
de los trabajos y males qiie pueden sucederá los suyos,
hizo primero experiencia en sí de todo lo que es dolor
y trabajo? O ¿cómo aspirará á la tiranía quien tiene
en sí todo el bien que puede caber en sus subditos , y
que así no es rey para ser rico por ellos, sino todos son
ricos y bienaventurados por él? Pues ¿los subditos en-
tre sí no estarán por aventura añudados con ñudo per-
petuo de paz, siendo todos nobles y nacidos de un pa-
dre y dotados de un mismo espíritu de paz y nobleza?
Y la gobernación y las leyes ¿quién las desechará como
duras, siendo leyes de amor? Quiero decir tan blandas
leyes, que el mandar no es otra cosa sino hacer amar
lo que se manda. Con razón pues dijo el ángel de aques-
te Rey á la Virgen (c): — Y reinará en la casa de Jacob,
y su reino no tendrá fin. — Y David tanto antes desle
su glorioso descendiente cantó en el salmo 72 (/") lo
que Sabino, pues ha tomado este oficio, querrá decir
en el verso en que lo puso su amigo.» Y" Sabino dijo lue-
go: «Debe ser la parte, según sospecho, adonde dice
de aquesta manera :
Serás tpmido lú mientras luciere
E\ sol y luna, y cuanto
La rueda de los siglos se volviere.
Y de lo que toca á la blandura de su gobierno y á la
felicidad de los suyos dice :
Influirá amoroso
Cual la mcnuila lluvia y cual roclo
l-"n prado dclciloso.
Florerrrá en su lionipo el poderlo
Del bien , y una pujanza
De paz que durará no un siglo solo.»
Y prosiguiendo luego Marcelo, añadió : «Pues ohra
que dura siempre, y que ni el tiempo la gasta ni la
edad la envejece, cosa clara es que es obra propia y
digna de Dios; el cual, como es sempiterno, así se pre-
cia de aquellas cosas que hace que son de mayor du-
ración. Y pues los demás reyes y reinos son, por sus
defectos, sujetos á fenecer, y á la fin miserablemente
(e) Lucac, 1, v. 32. {/) Píalm. 72,
DE LOS NOMBRES DE CRISTO.— LIHRO SEGUNDO.
i33
fenecen, y aqueste Rey nuestro florece y se aviva mas
con la edad, sean todos los reyes de Dios, pero este so-
lo sea propiamente su Rey, que reina sobre todos los
demás, y que pasados todos ellos y consumidos , tiene
de permanecer para siempre.» Aquí Juliano, parecién-
dole que Marcelo concluía ya su razón, dijo : (lY aun
podéis, Marcelo, ayudar esa verdad que decis, confir-
mándola con la diferencia que la Sagrada Escritura po-
ne cuando significa los reinos de la tierra ó cuando
habla de aqueste reino de Cristo, porque dice*con ella
muy bien.» «Eso mismo queria añadir, dijo entonces
Marcelo , para con ello no decir mas deste nombre. Y
así, decis muy bien, Juliano, que la manera diferente
cómo la Escritura nombra estos reinos, ella misma nos
dice la condición y perpetuidad del uno, y la mudan-
za y fin de los otros. Porque estos reinos que se le-
vantan en la tierra, y se e.xtienden por ella y la ense-
ñorean y mandan, los profetas, cuando quieren hablar
dellos, significanlos por nombres de vientos ó de bes-
tias brutas y fieras ; mas á Cristo y á su reino Uáman-
le monte.
«Daniel, hablando de las cuatro monarquías que ha
nabido en el mundo, los caldeos, los persas, los roma-
nos, los griegos, dice (a) que vio los cuatro vientos, que
peleaban entre sí ; y luego pone por su orden cuatro
bestias, unas de otras diferentes cada una en su signi-
ficación. Y Zacarías, ni mas ni menos en el capítulo 6,
después de haber profetizado é introducido para el mis-
mo fin de significación cuatro cuadrigas de caballos
diferentes en colores y pelo, dice (6) : — Aquestos son
los cuatros vientos. — Con lo demás que después de
aquesto se sigue. Porque á la verdad, todo este poder
temporal y terreno que manda en el mundo, tiene mas
de estruendo que de sustancia ; y pásase como en el
aire volando, y nace de pequeños y ocultos principios.
Y como las bestias carecen de razón y se gobiernan
por fiereza y por crueldad, así lo que ha levantado y
levanta estos imperios de tierra es lo bestial que hay
en los hombres : la ambición fiera y la codicia desor-
denada del mundo, y la venganza sangrienta y el co-
raje, la braveza y la cólera y lo demás que como esto es
fiero y bruto en nosotros ; y así finalmente perecen. Mas
á Cristo y á su reino, el mismo Daniel una vez le sig-
nifica por nombre de monte , como en el capítulo 2 (c),
y otras le llama hombre , como en el capítulo 7 , de
que agora decíamos. Donde se escribe {d) que vino
uno como hijo de hombre, y se presentó delante del
anciano de días, al cual el anciano dio pleno y sempi-
terno poder sobre las gentes todas. Para lo primero,
del monte , mostrar la firmeza y no mudable duración
deste reino; y en lo segundo, del hombre , declarar que
e,sta santa monarquía no nace ni se gobierna , ni por
afectos bestiales ni por inclinaciones del sentido des-
ordenadas , sino que todo ello es obra de juicio y de
razón ; y para mostrar que es monarquía adonde reina,
no la crueldad fiera, sino la clemencia humana en to-
das las maneras que he dicho, n
Y habiendo dicho esto Marcelo, calló , como dispo-
niéndose para comenzar otra plática ; mas Sabino an-
(a) Daniel, 7, v. 2. (ij Zatliar., 6, v. 5. {c) Daniel, 2, v. 5b.
{d) Ibidem, 7, v. 13.
tes que comenzase le dijo : «Si me dais licencia, Mar-
celo, y no tenéis mas que decir acere i deste nombro,
os preguntaré dos cosas que se me ofrecen, y de la
una há gran rato que dudo, y de la otra me puso ago-
ra duda aquesto que acabáis de decir.» «Yueslra es la
licencia, respondió entonces Marcelo, y gustaré mucho
de saber qué dudáis.» «Comenzaré por lo postrero, res-
pondió Sabino, y la duda que se rae ofrece es, que Da-
niel y Zacarías, en los lugares que habéis alegado, po-
nen solamente cuatro imperios ó monarquías terrenas,
y en el hecho de la verdad parece que hay cinco, por-
que el imperio de los turcos y de los moros, que agora
florece, es diferente de los cuatro pasados, y no me-
nos poderoso que muchos dellos ; y si Cristo con su
venida y levantando su reino había de quitar de la
tierra cualquier otra monarquía, como parece haberlo
profetizado Daniel en la piedra que hirió en los pies
de la estatua, ¿cómo se compadece que después de ve-
nido Cristo, y después de haberse derramado su doc-
trina y su nombre por la mayor parte del mundo, se
levante un imperio ajeno de Cristo en él, y tan gran-
de como es aqueste que digo? Y la segunda duda es
acerca de la manera blanda y amorosa con que habéis
dicho que gobierna su reino Cristo. Porque en el sal-
mo 2 y en oirás partes se dice del (e) que regirá coa
vara de hierro, y que desmenuzará á sijs subditos co-
mo si fuesen vasos de tierra. »
«No son pequeñas dificultades, Sabino , las que ha-
béis movido, dijo Marcelo entonces , y señaladamsnle
la primera es cosa revuelta y de duda, y adonde qui-
siera yo mas oír el parecer ajeno que no dar el mió.
Y aun es cosa que para haberse de tratar de raíz pi-
de mayor espacio del que al presente tenemos. Pero
por satisfacer á vuestra voluntad, diré con brevedad
lo que al presente se ofrece , y lo que podrá bastar pa-
ra el negocio presente. » Y luego volviéndose á Sabino
y mirándole, dijo: «Algunos, Sabino, que vos bien co-
nocéis, y á quien todos amamos y preciamos mucho
por la e.vcelencia de sus virtudes y letras, han queri-
do decir que este imperio de los moros y de los tur-
cos, que agora se esfuerza tanto en el mundo, no es
imperio diferente del roinano, sino parte que procede
del y le constituye y compone. \\o que dice Zaca-
rías de la cuadriga cuarta, cuyos caballos dice que
eran manchados y fuertes , lo declaran así , que sea
aquesta cuadriga este postrero imperio de los roma-
nos , e! cual por la parte del que son los moros y tur-
cos se llama fuerte, y por la parte del occidental , que
está en Alemania, adonde los emperadores no succeden,
sino se eligen de diferentes familias , se nombra vano
ó manchado.
»Y á lo que yo puedo juzgar, Daniel en dos lugares
parece que favorece algo á aquesta sentencia. Porque
en el capítulo 2 , hablando de la estatua en que se sig-
nificó el proceso y cualidades de todos los imperios
terrenos , dice {f) que las canillas della eran de hierro,
y los pies de hierro y de barro mezclados, y líis cani-
llas y los pies , como todos confiesan , no son imagen
de dos diferentes imperios , sino del imperio romano
solo, el cual en sus primeroí; tiempos fué lodo de hler-
(e) Psalm, 2, v. 9, {fj Dauiel, 2, v.53,
134 ODUAS DE FUAY
ro, por rnzon de la grandeza y fortaleza suya; que pu- I
so á toda la redondez debajo de sí; mas agora en lo |
último lo occidental del es flaco y como de barro, y lo
oriental, que tiene en Constantinopla su silla, es muy
fuerte y muy duro. Y que este hierro duro de los pies,
que según aqueste parecer representa á los turcos,
nazca y proceda del hierro de las canillas, que son los
antiguos romanos , y que así estos como aquellos per-
tenezcan á un mismo reino, parece que lo testificó Da-
niel en el mismo lugar, cuando, según el texto latino,
dice (a) que del tronco, ó como si dijésemos déla raiz
del hierro de las canillas , nacia el hierro que se mez-
claba con el barro en los pies. Y ni mas ni menos el
mismo profeta en el capítulo 7, en la cuarta bestia
terrible , que sin duda son los romanos , parece que
afirma lo mismo; porque dice {1) que tenia diez cuer-
nos , y que después le nació un otro cuerno pequeño,
que creció mucho y quebrantó tres de los otros. El cual
cuerpo parece que es el reino del turco, que comenzó
de pe lueños y bajos principios , y con su gran creci-
miento tiene ya quebrantadas y sujetadas á sí dos si-
llas poderosas del imperio romano, la de Constantino-
pía y la de los soldanes de Egipto , y anda cerca de
hacer lo mismo en alguna de las otras que quedan. Y
si este cuerno es el reino del turco, cierto es que este
reino es parte del reino de los romanos , y parte que
se encierra en él; puosos cuerno, como dice Daniel,
que nace en la cuarta bestia , en la cual se representa
el imperio romano, como dicho es. Así que, algunos hay
á quienes esto parece, según los cuales se respondo
fácilmente, Sabino, á vuestra cuestión.
»Pero si tengo de decir lo que siento, yo hallé siem-
pre ea ello grandísima dificultad. Porque, ¿qué hay en
los turcos por donde se puedan llamar romanos, ó su
imperio pueda ser habido por parte del imperio romano?
¿Linaje? Por la historia sahornos que no lo hay. ¿Le-
yes? Son muy diferentes. ¿Forma de gobierno y de re-
pública? No hay cosa en que menos convengan. ¿Len-
gua, hábito, estilo de vivir ó de religión? No se po-
drán hallar dos naciones que mas se diferencien en
esto. Porque decir que pertenece al imperio romano
su imperio porque vencieron á los emperadores roma-
nos, que tenían en_ Constantinopla su silla, y derrocán-
dolos della, les succedieron; si juzgamos bien, es decir
que todos los cuatro imperios no son cuatro diferentes
imperios, sino solo un imperio ¡porque á los caldeos ven-
cieron los persas, y les succedieron en Uabilonia , fiue era
su silla; en la cual los persas estuvieron asentados por
muchos años hasta que succediendo los griegos, y sien-
do su capitán Alejanilro, se la dojaron á su pesar; y á
los griegos después los romanos los depusieron. Y así,
si el succcder en el imperio y asiento mismo hace que
sea uno mismo el imperio de los que succeden y de
aquellos á quien se succe le , no ha habido mas de un
imperio jamás. Lo cual, í'abino, como vos veis, ni se
puede cn'onder bien ni decir. Por dunihí al^-unas ve-
ces me inclino á pensar que los profetas del Viejo Tes-
timenlo hicieron mención de cuatro reinos solos, co-
mo, Sa'iino, decis, y que no encerraron en ellos el man-
do y po ler de los turcos , ni por caso tuvieron luz del.
ifl) Daniel, 2, v. 33. {b, Ibidem, 7, v. O,
LUIS DE LEÓN.
Porque su fin acerca deste arlículo era profetizar el
orden y succesion de los reinos que había de haber en
la tierra, hasta que comenzase en ella á descubrirse
el reino de Cristo, que era el blanco de su profecía , y
aquello de cuyo feliz principio y suceso querían dar
noticia á las gentes. Mas si después del nacimiento de
Cristo y de su venida , y del comienzo de su reinar,
y en el mismo tiempo en que va agora reinando con
la espada en la mano , y venciendo á sus enemigos, y
escogiendo de entre ellos á su Iglesia querida para
reinar él solo en ella gloriosa y descubiertamente por
tiempo perpetuo; así que, si en este tiempo que digo,
desde que Cristo nació hasta que se cierren los siglos,
se había de levantar en el mundo algún otro imperio
terreno fuerte y poderoso, y no menor que los cua-
tro pasados; de eso, como de cosa que no pertenecía
á su intento, no dijeron nada los que profetizaron an-
tes de Cristo, sino dejólo eso la providencia de Dios
para descubrirlo á los profetas del Testamento Nuevo,
y para que ellos lo dejasen escrito en las escrituras
que del los la Iglesia tiene.
))Y así, san Juan en el Apocalipsi, si yo nome engaño
mucho, hace clara mención, clara digo cuanto le es
dado al profeta, desle imperio del turco, y no como de
imperio que pertenece á ninguno de los cuatro de quien
en el Testamento Viejo se dice, sino como de imperio
diferente dellos, y quinto imperio. Porque dice en el
capítulo 13 (c) que vio una bestia que subía de la
mar, con siete cabezas y diez cuernos y otras tantas
coronas, y que ella era semejante á un pardo en el
cuerpo, y que los pies eran como de oso, y la boca se-
mejante á la del león , y no podemos negar sino que
esta bestia es imagen de algún grande reino é imperio,
así por el nombre de bestia como por las coronas y
cabezas y cuernos que tiene, y señaladamente por-
que, declarándose el mismo san Juan, dice poco des-
pués que le fué concedido á esta bestia que moviese
guerra á los santos y que los venciese, y que le fué
dado poderío sobre todos los tribus y pueblos y len-
guas y gentes. Y así como es averiguado esto, así tam-
l)ien es cosa evidente y notoria que esta bestia no es
alguna de las cuatro que vio Daniel , sino muy diferen-
te de todas ellas , así como la pintura que della hace
san Juan es muy diferente. Luego si esta bestia es
imagen de reino, y es bestia desemejante de las cuatro
pasadas, bien se concluye que había de haber en la
tierra un imperio quinto después del nacinn'ento de
Cristo, demás de los cuatro que vieron Zacarías y Da-
niel , que es este que vemos.
))Y á lo que, Sabino, decís, que si Cristo naciendo y
comenzando á reinar por la predicación de su dichoso
Evangelio, había de reducir á polvo y á nada los rei-
nos y principados del suelo, como lo figuró Daniel en
la piedra que hirió y deshizo la estatua, ¿cómo se com-
padecía que después de nacido él , no solo durase ci
imperio romano, sino naciese y se levantase otro tan
poderoso y tan grande? A esto se ha de decir, y es co-
sa muy d'gna de que se advierta y entienda, que este
golpe que dio en la estatua la piedra, y este herir Cris-
to y desmenuzar los reinos del numdo, no es golpe
(r) Aiiocalip., 13., v.l.
DE LOS NOMBRES DE CRISTO. — LIBRO SEGUNDO.
13a
que se dio en un breve tiempo y se pasó luego, ó gol-
pe que hizo todo su efecto junto en un mismo instante,
sino golpe que se comenzó á dar cuando se comenzó á
predicar el Evangelio de Cristo, y se dio después en el
discurso de su predicación , y se va dando agora , y que
durará golpeando siempre, y venciendo hasta que todo
lo que le ha sido adverso, y en lo venidero le fuere,
quede deshecho y vencido. De manera que el reino del
cielo, comenzando y saliendo á luz, poco á poco va hi-
riendo la estatua , y persevera hiriéndola por todo el
tiempo que tardare él de llegar á su perfecto creci-
miento y de salir á su luz gloriosa y perfecta. Y lodo
aquesto es un golpe con el cual ha ido deshaciendo
y continuamente deshace el poder que Satanás tenia
usurpado en el mundo, derrocando agora en una gen-
te, agora en otra, sus ídolos, y deshaciendo su adora-
ción ; y como va venciendo aquesta dañada cabeza, va
también juntamente venciendo sus miembros; y no
tanto deshaciendo el reino terreno, que es necesario
en el mundo, cuanto derrocando todas las condiciones
de reinos y de gentes que le son rebeldes, destruyen-
do á los contumaces , y ganando para sí y para me-
jor y mas bienaventurada manera de reino á los que
se le sujetan y rinden. Y de aquesta manera, y de las
caídas y ruinas del mundo saca él y allega su Iglesia,
para en teniéndola entera , como decíamos , todo lo de-
más, como á paja inútil , enviado al eterno fuego, y él
solo con ella sola abierta y descubiertamente reinar
glorioso y sin fin. Y con aquesto mismo, Sabino, se
responde á lo que últimamente preguntastes.
«Porque habéis de entender que este reino de Cris-
to tiene dos estados, así respeto de cada un particular
en quien reina secretamente, como respeto de todos
en común , y de lo manifiesto del y de lo público. El
un estado es de contradicion y de guerra ; el otro será
de triunfo y de paz. En el uno liene Cristo vasallos obe-
dientes, y tiene también rebeldes; en el otro todo le obe-
decerá y servirá con amor. En este quebranta con vara
de hierro á lo rebelde, y gobierna con amor á lo sub-
dito; en aquel todo le será subdito de volunlad. Y para
declarar esto mai , y tratando del reino que tiene Cris-
to en cada un ánima justa, decimos que de una manera
reina Cristo en cada uno de los justos aquí, y de otra
manera reinará en el mismo después; no de manera
que sean dos reinos, sino un reino, que comenzando
aquí, dura siempre , y que tiene según la diferencia
del tiempo diversos estados. Porque aquí lo superior
del alma está sujeto de voluntad á la gracia, que es
como una imagen de Cristo y lugarteniente suyo he-
cho por él, y puesto en ella por él , para que le presi-
da y le dé vida , y la rija y gobierne. Mas rebelase
contra ella, y pretende hacerle contradicion siguien-
do la vereda de su apetito la carne y sus malos de-
seos y afectos. Mas pelea la gracia , ó por mejor decir,
Cristo en la gracia , contra estos rebeldes; y como el
hombre consienta ser ayudado della, y no resista á su
movimiento, poco á poco los doma y los sujeta, y va
extendiendo el vigor de su fuerza insensiblemente por
todas las partes y virtudes del alma; y ganando sus
fuerzas, derrueca sus malos apetitos della, y á sus de-
seos, que eran como sus ídolos, se los quita y desha-
ce; y finalmente, conquista poco á poco todo aqueste
reino nuestro interior, y reduce á su sola obediencia
todas las partes del ; y queda ella hecha señora única,
y reina resplandeciendo en el trono del alma , y no
solo liene debajo de sus pies á los que le eran rebel-
des, mas desterrándolos del alma y desarraigándolos
della , hace que no sean , dándoles perfecta muerte, lo
cual se pondrá por obra enteramente en la resurrec-
ción postrera , adonde también se acabará el primer
estado de aqueste reino , que habernos llamado estado
de- guerra y de pelea , y comenzará el segundo estado
de triunfo y de paz.
((Del cual tiempo dice bien san Macario {a): — Porque •
entonces, dice, se descubrirá por defuera en el cuerpo
lo que agora liene atesorado el alma dentro de sí ; ansí
como los árboles , en pasando el invierno , y habiendo
tomado calor la fuerza que en ellos se encierra, con el
sol y con la blandura del aire arrojan afuera hojas y
flores y frutos. Y ni mas ni menos como las yerbas
en la misma sazón sacan afuera sus flores, que te-
nían encerradas en el seno del suelo, con que la tier-
ra y las yerbas mismas se adornan. Que todas estas co-
sas son imágenes de lo que será en aquel dia en los
buenos cristianos. Porque todas las almas amigas de
Dios, esto es, todos los cristianos de veras tienen su
mes de abril, que es el dia cuando resucitaren ávida;
adonde con la fuerza del Sol de justicia saldrá afuera
la gloria del Espíritu Santo^ que cobijará á los justos
sus cuerpos , la cual gloria tienen agora encubierta en
el alma; que lo que agora tienen, eso sacarán enton-
ces á la clara en el cuerpo. Pues digo que este es eP
mes primero del año , este el mes con que todo se ale-
gra , este viste los desnudos árboles desatando la tier-
ra, este en todos los animales produce deleite, y este
es el que regocija todas las cosas ; pues este por la mis-
ma manera es en la resurrección su verdadero abril á
los buenos, que les vestirá de gloria los cuerpos, de
la luz que agora contienen en sí mismas sus almas;
esto es, de la fuerza y poder del espíritu, el cual en-
tonces se les será vestidura rica , y mantenimiento, y
bebida , y regocijo, y alegría , y paz, y vida eterna. —
))Esto dice Macario. Porque de allí en adelante toda
el alma y lodo el cuerpo quedarán sujetos perdurable-
mente á la gracia, la cual, así como será señora ente-
ra del alma , asimismo liará que el alma se enseño-
ree del todo del cuerpo. Y como ella, infundida hasta
lo mas íntimo de la voluntad y razón , y embebida por
todo su ser y virtud, le dará ser de Dios y la trans-
formará cuasi en Dios ; así también hará que , lanzán-
dose el alma por todo el cuerpo, y actuándole perfec-
lísimamente , le dé condiciones de espíritu y cuasi le
transforme en espíritu. Y así, el alma vestida de Dios
verá á Dios, y tratará con él conforme al estilo del cie-
lo; y el cuerpo, cuasi hecho otra alma, quedará dota-
do de sus cualidades della; esto es, de inmortalidad,
y de luz , y de ligereza, y de un ser impasible; y am-
bos juntos, el cuerpo y.el alma, no tendían ni otro ser
ni otro querer, ni otro movimiento alguno mas de lo
que la gracia de Cristo pusiere en ellos, que ya reina-
rá en ellos para siempre gloriosa y pacífica. Pues lo
(a) HoDiil. t5,
Í3Q OBRAS DE FRAY
que [oca á lo público y universal de este reino va tam- I
bien por la misma manera. Porque agora, y cuanto clu- i
rare la succesion de estos siglos, reina en el mundo Cris-
to con contradicion , porque unos le obedecen y otros j
se le rebelan , y con los sujetos es dulce , y con los \
rebeldes y contradicientes tiene gueira perpetua. Por
medio déla cual , y según las secretas y no compre-
hensibles formas de su infinita providencia y poder,
los ha ido y va desbaciendo,
«Primero, como decia, derrocando las cabezas, que
son los demonios , que en contradicion de Dios y j.le
Cristo, ?e habían levantado con el señorío de todos los
.hombres, sujetándolos á sus vicios é ídolos. Así que,
primero derrueca á estos, que son como los caudillos de
to la la infidelidad y maldad , como lo vimos en los si-
glos pasados, y agora en el nuevo mundo lo vemos.
Porque sola la predicación del Evangelio, que es de-
cir la virtud y la palabra de solo Cristo , es lo que
siempre ha deshecho la adoración de los ídolos. Pues
derrocados estos , lo segundo á los hombres , que son
sus miembros dellos, digo, á los hombres que siguen
su voz y opinión , y que son en las costumbres y con-
diciones como otros demonios , los vence también , ó
re;luciéndolo5 á la verdad, ó si perseveran en la men-
tira duros , quebrándolos y quitándolos del mundo y
de la memoria. Así ha ido siempre desde su principio
el Evangelio, y como el sol, que moviéndose siempre
y enviando siempre su luz, cuando amanece á los unos,
á los otros se pone; así el lEvangelio y la predicación
de la doctrina de Cristo, andando siempre y corriendo
de unas gentes á otras, y pasando por todas, y amane-
ciendo á las unas, y dejando las que alumbraba antes
en oscuridad, va levantando fieles y derrocando im-
perios , ganando escogidos y asolando los que no son
ya de provecho ni fruto.
))Y si permite que algunos reinos infieles crezcan en
señorío y poder, hácelo para por su medio dellos traer
á perfección las piedras que edifican su Iglesia; y así,
aun cuando estos vencen, él vence y vencerá siempre,
é irá por esta manera de continuo añadiendo nuevas
■victorias, hasta que cumpliéndose el número determi-
nado de los que tiene señalados para su reino, lodo lo
demás, como á desaprovechado é inútil , vencido ya y
convencido por sí, lo encadene en el abismo, donde no
parezca sin fin ; que será cuando tuviere fin este siglo, y
entonces tendrá principio el segundo estado deste gran
reino, en el cual desechadas y olvidadas las armas,
solo se tratará de descanso y de triunfo, y los buenos
serán puestos en la posesión de la tierra y del cielo, y
! reinará Dios en ellos solo y sin término, que será estado
mucho mas feliz y glorioso de lo que ni hablar ni pen-
sar se puede, y del uno y del otro estado escribió san
Pablo maravillosamente, aunque con breves palabras.
Dice á los de Corinlo (a) : — Conviene que reine él
hasta que ponga á lodos sus enemigos debajo de sus
pies, y á la postre de lodos será destruida la muerte ene-
miga. Porque todo lo sujetó á sus pies , mas cuando
flice que todo le está sujeto, sin duda se entiende todo,
exce[ito aquel que lo sujetó. Pues ruíindo l/ido le estu-
viere sujeto, entonces el mismo hijo estará sujeto á
(o) I, Corint., 1j, v.2j.
LUIS DE LEÓN.
aquel que le sujetó á él todas las cosas, para que Dios
sea en todos todas las cosas. —
wDice que conviene que reine Cristo hasta que pon-
ga debajo de sus pies á sus enemigos y hasta que deje
en vacío á todos los demás señoríos ; y quiere decir
que conviene que el reino de Cristo en el estado que
dec¡mo.> de guerra y de contradicion dure lias'a que,
habiéndolo sujetado todo, alcance entera victoria de
todo, y dice que cuando hubiere vencido á lo demás,
lo postrero de todo vencerá á la muerte, último ene-
migo; porque, cerrados los siglos y deshechos todos los
rebeldes, dará fin á la corrupción y á la mudanza, y rc-
sucilará los suyos gloriosos para mas no morir, y con
esto se acabará el primer estado de su reino de guerra,
y nacerá la vida y la gloria , y lleno de despojos y de
vencimientos, presentará su Iglesia á su Padre, que rei-
nará en ella juntamente con su Hijo en felicidad sem-
piterna. Y dice que entonces, esto es, en aquel estado
segundo, será Dios en lodos todas las cosas, por dos ra-
zones. Una porque todos los hombres y todas las parles
y sentidos é inclinaciones que en cada uno dellos hay,
le estarán obedientes y sujetos, y reinará en ellos la
ley de Dios sin contienda, que, como vemos en la ora-
ción que el Señor nos enseña, estas dos cosas andan
juntas ó casi son una misma, el reinar Dios y el cum-
plir nosotros su voluntad y su ley enteramente, así co-
mo se cumple en el ciclo. Y la otra razón es porque
será Dios entonces él solo y por sí para su reino, todo
aquello que á su reino fuere neeesario y provechoso.
Porque él les será el príncipe y el corregidor, y el se-
cretario y el consejero, y todo lo que agora se gobierna
por diferentes ministros, él por sí solo lo administrará
con los suyos, y él mismo les será la riqueza y el dador
dclia, el descanso, el deleüe, la vida.
» Y como Platón dice del oficio del rey, que ha de
ser de pastor, así como llama Homero á los reyes, por-
que ha de ser para sus subditos lodo, como el pastor
para sus ovejas lo es ; porque él las apacienta y las gu'a
y las cura y las lava y las tresquila y las recrea. Asi
Dios será entonces con su dichoso ganado muy mas
perfecto pas!or, o será alma en el cuerpo de su Iglesia
querida, porque junto entonces y enlazado con ella, y
metido por toda ella por manera maravillosa hasta lo
intimo, así como agora por nuestra alma sentimos, así
en cierta manera entonces veremos y sentiremos y en-
tenderemos, y nos moveremos por Dios, y Dios echará
rayos de sí por lodos nuestros sentidos, y nos resplan-
decerá por los rostros. Y como en el hierro encendido
no 3C ve sino fuego, así lo que es hombre casi no será
sino Dios, que con su Cristo reinará enseñoreado per-
feí'taniente de todos. De cuyo reino ó de la felicidad
de.-te su estado postrero ¿(|ué podemos mejor decir
(lue lo que dice el Profeta (6)? — Di alabanzas, hijaile
Sion; gózate con júbilo, Israel; alégrate y regocíjate de
lodo tu corazón, hija de Jerusalen ; que el Señor dio
fin á lu castigo, apartó de tí su azote, retiró tus ene-
migos el Rey de Israel. El Señor en medio de ti, no te-
merás mal de aquí adelante. — O como otro profeta le
dijo (c) : — No sonará ya de allí adela. ite en tu tierra
maldad ni injusticia, ni asolamiento ni dcstruiciou ei\
i^b) t;o¡.liün., 3, V. 14. {c¡ Ebui., GO, v. 18.
DE LOS NOMBUES DE CRISTO. — LIBRO SEGUNDO.
IT,
tus términos; la salud se enseñoreará por tus muros, y ¡
en las puertas tuyas sonaní voz de luor. No te servirás
de allí adelante del sol para que te alumbre en el dia,
ni el resplandor de la luna será tu lumbrera; mas el Se-
ñor mismo te valdrá por sol sempiterno y será lu gloria
y tu hermosura tu Dios. No se pondrá tu sol jamás ni
tu luna se amenguará, porque el Señor será tu luz per-
petua, que ya se fenecieron de tu lloro los dias. Tu
pueblo todo serán justos todos, heredarán la tierra sin
fin, que son fruto de mis posturas, obra de mis manos
para honra gloriosa. El menor valdrá por mil, y el pe-
queñito mas que una gente fortisima , que yo soy el
Señor, y en su tiempo yo lo haré en un momento. — Y
en otro lugar (a): — Serán alli en olvido puestas las
congojas primeras, y ellas se les esconderán de los ojos.
Porque yo criaré nuevos cielos y nueva tierra, y los pa-
sados no serán remembrados ni subirán á las mentes.
Porque yo criaré á Jerusalen regocijo, y alegría á su
pueblo, y me regocijará yo en Jerusalen, y en mi pue-
blo me gozaré. Voz de lloro ni voz lamentable de llanto
no será ya allí mas oída, ni habrá mas en ella niño en
dias ni anciano que no cumpla sus años , porque el de
cien años, mozo perecerá, y el que de cien años peca-
dor fuere será maldito. Edilicarán y morarán, plantarán
viñas y comerán de sus frutos. No edificarán y mora-
rán otros, no plantarán y será de otro comido. Porque
conforme á los dias del árbol de- vida, será el tiempo
del vivir de mi pueblo. Las obras de sus manos se en-
vejecerán por mil siglos. Mis escogidos no trabajarán
en vano ni engendrarán para turbación y trist(!za. Por-
que ellos son generaciones de los benditos de Dios, y
es lo que dallos nace, cual ellos. Y será que antes que
levanten la voz, admitiré su pedido, y en el menear do
la lengua yo los oiré. El lobo y el cordero serán apa-
centados como uno, el león comerá heno así como el
buey, y polvo será su pan de la sierpe. No maleficiarán,
no contaminarán, dice el Señor, en toda la santidad do
mi monte. — » Calló Marcelo un poco luego que dijo es-
to, y luego tornó á decir : a Bastará, si os parece, para
lo que toca al nombre de Rey lo que habernos agora
dicho, dado que miu^lio mas se pudiera decir; mas es
bien que repartamos el tiempo con lo que resta.» Y
tornó á callar. Y descansando, y como recogiéndose
todo' en sí mismo por un espacio pequeño, alzó después
los ojos al cielo, que ya estaba sembrado de estrellas,
y teniéndolos en ellas como enclavados, comenzó á de-
cir así.
§. m.
Explicase qué cosa es paz, cómo Cristo es su autor, y por tanto
llamado Principe de paz.
«Cuando la razón no lo demonstrara, ni por otro ca-
mino se pudiera entender cuan amable cosa sea la paz,
esta vista hermosa del cielo que se nos descubre agora,
y el concierto que tienen entre sí aquestos resplando-
res que lucen en él , nos dan dello suficiente testimo-
nio. Porque ¿qué otra cosa es, sino paz, ó ciertamente
una imagen perfecta de paz, esto que agora vemos en
el cielo y que con tanto deleite se nos viene á los ojus?
Que si la paz es, como san Agustín breve y verdade-
(a) Esai. , 65, y. íQ,
ramenle concluye, una orden sosegada ó un tener so-
siego y firmeza en lo que pide el buen orden, eso mis-
mo es lo que nos descubre agora esta imagen. Adonde
el ejército de las estrellas, puesto como en ordenanza
y como concertado por sus hileras, luce hermosísimo,
y adonde cada una dellas inviolablemente guarda su
puesto, adonde no usurpa ninguna el lugar de su ve-
cina ni la turba en su oficio, ni menos, olvidada del
suyo, rompe jamás la ley eterna y santa que le puso la
Providencia, antes como hermanadas todas y como mi-
rándose entre sí, y comunicando sus luces las mayores
con las menores, se hacen muestra de amor, y como
en cierta manera se reverencian unas á otras , y to las
juntas templan á veces sus rayos y sus virtudes, redu-
ciéndolas á una pacífica unidad de virtud, de parles y
aspectos diferentes compuesta, universal y poderosa so-
bre toda manera.
»Y si así se puedo decir, no solo son un dechado de
paz clarísimo y bello, sino un pregón y un loor que con
voces manifiestas y encarecidas nos notifica cuan ex-
celentes bienes son los que la paz en sí contiene y los
que hace en todas las cosas. La cual voz y pregón sin
ruido se lanza en nuestras almas, y de lo que en ellas
lanzada hace, se ve y entiende bien la eficacia suya y
lo mucho que las persuade. Porque luego, como con-
vencidas de cuanto les es útil y hermosa la paz, se co-
mienzan ellas á pacificar en sí mismas y á poner á cada
una de sus partes en orden. Porque si estamos atentos
á lo secreto que en nosotros pasa, veremos que este con-
cierto y orden de las estrellas, mirándolo, pone en
nuestras almas sosiego, y veremos que con solo tener
los ojos enclava.los en él con atención , sin sentir en
qué manera, los deseos nuestros y las afecciones tur-
badas que confusamente movían ruido en nuestros pe-
chos do dia, se van quietando poco á poco, y como
adormeciéndose, se reposan, tomando cada unasu asien-
to, y reduciéndose á su lugar propio, se ponen sin sen-
tir en sujeción y concierto. Y veremos que, asi como
ellas se humillan y callan, así lo principal y lo que es
señorea el alma, que es la razón, se levanta y recobra
su derecho y su fuerza, y como alentada con esta vista
celestial y hermosa, concibe pensamientos altos y dig-
nos de sí, y como en una cierta manera se recuerda do
su primer origen, y al fin pone todo lo que es vil y
bajo en su parte, y huella sobre ello. Y así, puesta ella
en sil trono como emperatriz, y reducidas á sus luga-
res todas las demás partes del alma, queda todo el hom-
bre ordenado y pacifico.
»Mas ¿qué digo de nosotros que tenemos razón?
Esto insensible y aquesto rudo del mundo, los elemen-
tos y la tierra y el aire y los brutos se ponen todos en
orden y se quietan luego que poniéndose el sol, se les
representa aqueste ejército resplandeciente. ¿No veis
el silencio que tienen agora todas las cosas, y cómo pa-
rece que mirándose en este espejo bellísimo, se com-
ponen todas ellas y hacen paz entre sí, vueltas á sus
lugares y oficios, y contentas con ellos? Es sin duda el
bien de todas las cosas universalmeale la paz; y así,
donde quiera que la ven la aman. Y no solo ella, mas
la vista de su imagen de ella las enamora y las enciende
en codicia de asemejársele, porque todo se inclina la-
138 OBRAS DE FRAY
cil y cliilcemente á su bien. Y aun si confesamos, co-
mo es juslo confesar, l.i verJail, no solamente la paz es
amada generalmente de todos , mas sola ella es amada
y seguida y procurada por todos. Porque cuanto se
obra en esta vida por los que vivimos en ella, y cuanto
se desea y afana , es por conseguir este bien de la paz,
y este es el blanco adonde enderezan su intento y el
bien á que aspiran todas las cosas. Porque si navega el
mercader y si corre las mares , es por tenor paz con su
codicia , que lo solicita y guerrea. Y el labrador en el
sudor de su cara y rompiendo la tierra busca paz, ale-
jando de sí cuanto puede al enemigo duro de la pobre-
za. Y por la misma manera, el que sigue el deleite y el
que anbela la lionra y el que brama por la venganza, y
finalmente, todos y todas las cosas buscan la paz en cada
una de sus pretensiones. Porque , ó siguen algún bien
que les fídta, ó buyen algún mal que los enoja.
))Y porque a-i el bien que se busca como el mal que
se padece ó se teme, el uno con su deseo y el otro con
su miedo y dolor, turban el sosiego del alma y son
como enemigos suyos, que le bacen guerra, coligóse
manifiestamente que es liuir la guerra y buscar la paz
todo cuanto se bace. Y si la paz es tan grande y tan
único bien , ¿quién podrá ser príncipe della, esto es,
causador della y principal fuente suya, sino eíe mis-
mo que nos es el principio y el autor de todos los bie-
nes, JesuciisLo, Señor y Dios nuesiro? Porque si la paz
es carecer de m;d que allige y de deseo que atormenta,
y gozar de reposado sosiego, solo él bace exentas las
almas del temer, y las enriquece por tal manera , que
no les queda cosa que poder desear. Mas para que esto
se entienda , será bien que digamos por su orden qué
cosa es paz y las diferentes maneras que della bay, y si
Cristo es principe y autor della en nosotros, según to-
das sus partos y maneras, y de la furnia en que, cómo
es su autor y su principe. »
«Lo primero dosio que proponéis, dijo entonces Sa-
bino, paréccino, Marcelo, que está ya ileclarado por vos
en lo que liabeis diclio basta agora, adonde lo probastes
con la autoridad y testimonio de san Agustín.» «Es ver-
dad que dije, respondió luego Marcelo , que la paz , se-
gún dice san Agustín , es no otra cosa sino una orden
sosegada ó un sosiego ordenado. Y aunque no pienso
agora determinarla por oira manera , porque esta de san
Agustín me contenía, todavía quiero insistir algo acerca
de eslo mi-nio que san Agustín dice , para dejarlo mas
entcramen'e entendido. Porque, como veis, Sabino, se-
gún esta sentencia, dos cosas diferentes son las de que
se hace la paz , conviene á saber, sosiego y orden. Y
liácese dclla asi, que no será paz sí alguna dellas, cual-
quiera que sea, le faltare. Porque lo primero, la paz
pide orden, ó [lOr mejor decir, no es ella oIra cosa sino
que cada una cosa guarde y conserve su orden. Que lo
alto esté en su lugar, y lo bajo, por la misma manera,
que obedezca lo que lia de servir, y lo que es de suyo
señor que sea servido y obedecido; que baga cada uno
BU oficio, y que responda á los otros con el respeto que
li cada uno se debe. Pide lo sogundo , sosiego la paz.
Porque, aunque muclias personas en la república, ó nm-
cbas [.artes en el alma y en el cuerpo del bombre con-
serven entre sí su debido orden, y se nianlengau cada
LUIS DE LEÓN.
una en su puesto , pero sí las mismas están como bu-
Uiendo para desconcertarse, y como forcejeando entre
sí para salir de su orden , aun antes que consigan su
intento y se desordenen, aquel mismo bullicio suyo y
aquel movimiento destierra la paz dellas, y el moverse
ó el caminar á la desorden , ó siquiera el no tener en
la orden estable firmeza, es sin duda una especie de
guerra.
«Por manera que la orden sola sin el reposo no bace
paz, ni al revés, el reposo y sosiego, si le falta la orden.
Porque una desorden sosegada , si puede babor sosie-
go en la desorden , pero sí le bay , como de becbo le
parece baber en aquellos en quien la grandeza de la
maldad, confirmada con la larga costumbre , amorti-
guando el sentido del bien , bace asiento. Asi que , el
reposo en la desorden y mal no es sosiego de paz , si-
no confirmación de guerra, y es, como en las enferme-
dades confirmadas del cuerpo, pelea y contienda y ago-
nía incurable. Es pues la paz sosiego y concierto. Y
porque aSí el sosiego como el concierto dicen respeto
á otro tercero, por eso propiamente la paz tiene por
sugeto á la muchedumbre porque en lo que es uno, y
del todo sencillo, sino es refiriéndolo á otro, y porros-
peto de aquello á quien se refiere, no se asienta pro-
piamente la paz. Pues cuanto á este propósito perte-
nece , podemos comparar el bombre , y referirlo á tres
cosas : lo ¡irimcro á Dios , lo segundo á este mismo
hombre , considerando las partes diferentes que tiene,
y comparándolas entre si, y lo tercero á los demás
hombres y gentes con quien vive y conversa. Y según
estas tres comparaciones , entendemos luego que pue-
de baber paz en él por tres diferentes maneras. Una
si estuviere bien concertado con Dios, otra sí él den-
tro de sí mismo viviere en concierto, y la tercera si no
se atravesare ni encontrare con otros.
))La primera consiste en que el alma esté sujeta á
Dios y reiulida á su voluntad , obedeciendo entera-
mente sus leyes, y en que Dios, como en sugeto dis-
puesto, mirándola amorosa y dulcemente, influya el fa-
vor de sus bienes y dones. La segunda está en que la
razón mande, y el sentido y los movimientos del obe-
dezcan á sus mandamientos, y no solo en que obedez-
can, sino en que obedezcan con presteza y con gusto, de
manera que no baya alboroto entre ellos ninguno ni
rebeldía, ni [trocure ningiuio ponpie la baya; sino que
gusten asi todos deleslar auna, y les sea así agradable
la conformidad, que ni traten de salir della, ni por ello
forcejoii. La tercera es dar suderecbo á lodos cada uno,
y recibir cada uno de lodos aquello que se le debe sin
pleito ni contienda. Ca la una deslas jiaces es para el
liombre de grandísima utilidad y provecho, y de todas
junlas se compone y fabrica toda su felicidad y bicn-
and;mza. La nulidad do la pos! nn-a manera de paz, que
nos njimta estrechamente, y nos tiene en sosiego á los
bomlircs unos con otros, cada dia hacemos esiierien-
cia dolía , y los llorosos males que nacen do las con-
tiendas y de las diferencias y de las guerras nos la ha-
cen mas conocer y símtir.
);EI b'on de la segunda, que es vivir concertada y
pacíficamenlc consigo mismo, sin que el miedo nos es-
tremezca ni la afición nos hiüamc, ni nos saque de
DE LOS NOMBRES DE CRISTO.— LIBRO SEGUNDO.
139
nues!ros quicios la alegría vana ni la Irisleza, ni me-
nos el dolor nos envilezca y encoja, no es bien tan co-
nocido por la experiencia, porque, por nuestra miseria
grande, son muy raros los que hacen experiencia del;
mas convéncese por razón y por autoridad claramente.
Porque ¿qué vida puede ser la de aquel en quien sus
apelilos y pasiones, no guardando ley ni buena orden
alguna, se mueven conforme á su antojo? ¿La de aquel
que por momentos se muda con aficiones contrarias,
y no solo se muda, sino muchas veces apetece y desea
junlameule lo que en ninguna manera se compadece
esuir junio? ¿ya alegre, ya triste, ya confiado, ya te-
meroso, ya vil, ya soberbio? O ¿qué vida será la de
aquel en cuyo ánimo hace presa todo aquello que se le
pone delante? ¿del que todo lo que se le ofrece al sen-
tido desea ? del que se trabaja por alcanzarlo todo, y del
que revienta con rabia y coraje porque no to alcanza?
del que lo alcanza hoy, lo aborrece mañana , sm tener
perseverancia en ninguna cosa mas de ser inconstan-
te? ¿Qué bien puede ser bien entre tanta desigualdad?
O ¿cómo será posible que un gusto tan turbado halle
sabor en ninguna prosperidad ni deleite? O por mejor
decir, ¿cómo no turbará y volverá de su cualidad ma-
lo y desabrido á lodo aquello que en él se infundiere?
No dice esto mal, Sabino, vuestro poeta (a) :
A quien teme ó desea sin mesura,
Su casa y su riqueza ansí le agrada
Como á la visla enferma la pintura,
Como á la gola el ser muy fomentada,
O como la vihuela en el oido
Que la podre atormenta amontonada.
Sí el vaso no está limpio, corrompido,
.\ceda todo aquello que infiindiercs.
«Y mejor mucho y mas brevemente el Profeta, di-
ciendo (6) : — El malo como mar que hierve, que no
tiene sosiego. — Porque no hay mar brava en quien lo-
vientos mas furiosamente ejecuten su ira, que iguale á
la tempestad y á la tormenta , que yendo unas olas y
viniendo otras, mueven en el corazón desordenado del
hombre sus apetitos y sus pasiones. Las cuales á las
veces le escurecen el dia, y le hacen temerosa la no-
che, y le roban el sueño, y la cama se la vuelven dura,
y la mesa se la hacen trabajosa y amarga, y (inalincn-
te, no le dejan una Iiora de vida dulce y apacible de ve-
ras. Y así, concluye diciendo : — Dice el Señor: No cabe
en los malos paz. — Y si es tan dañosa aquesta desor-
den, el carecer della, y la paz que la contradice y que
pone orden en todo el hombre, sin duda es gran bien.
Y por semejante manera se conoce cuan dulce cosa es
y cuan importante |s el andar á buenas con Dios y el
conservar su amistad, que es la tercera manera de paz
que decíamos, y la primera de todas tres. Porque de
los efectos que hace su ira en aquellos contra quien
mueve guerra, vemos por vista de ojos cuan provecho-
sa é importante es su paz.
Jeremías, en nombre de Jerusalen, encarece con lloro
el estrago que hizo en ella el enojo de Dios , y las mi-
serias á que vino por haber trabado guerra con él (c) :
— Quebrantó, dice, con ira y braveza toda la fortaleza
(01 Horat.Jib.l, cpist. 2.
(c) Tren., 2, v. 3.
(*) Esai., 57, y. 20,
de Israel, hizo volver atrás su nr.no derecha delante del
enemigo, y encendió en Jacob como una llama de fue-
go abrasante en derredor. Flechó su arco como con-
trario, refirmó su derecha como enemigo, y puso á cu-
chillo todo lo hermoso y todo lo que era de ver en la
morada de la hija de Sion; derramó como fuego su gran
coraje. Volvióse Dios eaomigo, despeñó á Israel , asoló
sus muros, deshizo sus reparos, colmó á la hija de Judá
de bajeza y miseria. — Y va por aquesta manera prosi-
guiendo muy largamente. Mas en el libro de Job se vo
como dibujado el miserable mal que pone Dios en el
corazón de aquellos contra quien se muestra enojado(r/):
— Sonido, dice, de espanto siempre en_ sus orejas,
y cuando tiene paz, se rocela de alguna celada ; no cree
■poder salir de tinieblas, y mira en derredor, recatándose
por todas partes de la espada, atemorízale la tribula-
ción y cércale á la redonda la angustia. — Y sobre to-
dos refiriendo Job sus dolores, pinta singularmente en
sí mismo el estrago que hace Dios en los que se enoja.
Y decirlo he en la manera que nuestro común amigo
cu verso castellano lo dijo. Dice pues:
Veo que Dios los pasos me iia tomado,
Corlándome la senda, y con escura
Tiniebla mis caminos ha cerrado.
Quitó de mi cabeza la hermosura
Del rico resplandor con que iba al cielo;
Desnudo me dejó con mano dura.
Cortóme en derredor, y vine al suelo
Cual árbol dcrrocailo, mi esperanza
El viento la llevó con presto vuelo.
Mostró de su furor la gran pujanza,
Airado, y triste yo, como sí fuera
Contrario, asi de sí me aparta y lanza.
Corrió como en tropel su escuadra llera,
Y vino y i)nso cerco á mi morada ,
Y abrió por medio della yran carrera
))Y si del tener por contrario á Dios, y del andar en
bandos con él nacen estos daños, bien se entiende que
carccr-rá dellos el que se conservare en su paz y amis-
tad; y no solo carecerá destos daños, mas gozará de
señalados provechos. Porque como Dios enojado y ene-
migo es terrible, así amigo y pacífico es liberal y dul-
císimo. Como se ve en lo que Isaía- en su persona del
dice que hará con la congregación santa de sus ami-
gos y justos {e) : — Alegraos con Jerusulen, dice, y re-
gocijaos con ella todos los que la queréis bien ; gózaos,
gózaos mucho con ella todos los que la llorábadcs, para
que á los pechos de su contento puestos, los gustéis y
os harjeis, para que los exprimáis, y tengáis sobra de
los deleites de su perfecta gloria. Porque el Señor dice
así : Yo derribaré sobre ella como un rio de paz, y co-
mo una avenida creciente la gloria de las gentes, de
que gozaréis; traeros han á los pechos, y sobre las ro-
dillas puestos, os harán regalos; como si una madre aca-
riciase á su hijo, así yo os consolaré á vosotros; con
Jerusalen seréis consolados. — Así que, cada una destas
tres pnces es de mucha importancia. Lns cuales, aun-
que parecen diferentes, tienen entre sí cierta confor-
midad y orden , y nacen de la una deltas las otras por
aques-a manera. Porque del estar uno concertado y
bien compuesto dentro de sí, y del tener paz consigo
mismo, no habiendo en él cosa rebelde que á la razón
{d¡ Job., 13, V. 21. (c) Esai., últ., v. 10.
140 OBRAS DE FRAY
conlradiga, nace como de fuente; lo primero el estar
en concordia con Dios , y lo segundo el conservarse en
amistad con los hombres.
wY digamos de cada una cosa por sí. Porque, cuanto
á lo primero, cosa maniíiesta es que Dios, cuando se
nos pacifica y de enemigo se amista , y se desenoja y
ablanda, no se muda él, ni tiene otro parecer ó querer
de aquel que tuvo dende toda la eternidad sin princi-
pio, por el cual perpetuamente aborrece lo malo y ama
lo bueno y se agrada dello; sino el mudarnos nosotros,
usando bien de sus gracias y dones, y el poner en or-
den á nuestras almas, quitando lo torcido dellas y lo
contumaz y rebelde, y pacificando su reino y ajustán-
dolas con la' ley de Dios ; y por este camino, el quitar-
nos del cuento y de la lista de los perdidos y torcidos-
que Dios aborrece, y traspasarnos al bando de los bue-
nos que Dios ama, y ser del número dellos, eso quita
á Dios de enojo y nos torna en su buena gracia. No
porque se mude ni altere él, ni porque comience a amar
agora olra cosa diferente de lo que amó siempre ; sino
l-orque, mudándonos nosolros, venirnos á figurarnos en
aquella manera y forma que á Dios siempre fué agra-
dable y amable. Y así él, cuando nos convida á su amis-
tad por el Profeta, no nos dice que se mudará él, sino
pídenos que nos convirtamos á él nosotros , mudando
nuestras costumbres. — Convertios á mí, dice {a), y yo
me convertiré á vosotros. — Como diciendo: Volveos
vosotros á mi ; que haciendo vosotros esto, por el mis-
mo caso yo estoy vuelto á vosotros, y os miro con los
ojos y con las entrañas de amor con que siempre estoy
mirando á los que debidamente me miran. Que, como
dice David en el salmo (6) : — Los ojos del Señor sobre
los justos, y sus oidos en sus ruegos dellos. —
))Así que, él mira siempre á lo bueno con vista de
aprobación y de amor. Porque, como sabéis. Dios y lo
que es amado de Dios siempre se eslán mirando entre
sí, y como si dijésemos: Dios en e! que ama, y el que
ama á Dios, en ese rncsmo Dius tiene siempre enclava-
dos los ojos. Dios mira por él con particular providen-
cia, y él mira á Dios para agradarle con solicitud y cui-
dado. De lo primero dice David en el salmo (c) : — Los
ojos del Señor sobre los justos , y sus oidos á sus rue-
gos dellos. — De lo segundo dicen ellos también {d): —
Como los ojos de los siervos miran con alencion á las
manos y á los semblantes de sus señores, así nuestros
ojos los teneinos (¡jados en Dios. — Y en los Cantares
pide el Esposo al ánima jiisla (r) que le muestre la ca-
ra, porque ese es oficio del justo. Y á muchos justos,
en las sagradas letras en particular, i)ara decirles Dios
que sean justos y que perseveren y se adelanten en la
virtud, les dice así y les ¡tidc que no se escondan del,
sino que anden en su presencia y que le traigan siem-
pre delante. Pues cuando dos cosas en esta manera jun-
tamente se miran, si es así que la una dellas es inmu-
dable, y si con eslo acontece (|ue se dejen de mirar al-
gún tiempo, eso de necesidad avendrá , ponpic la otra
que se jiodia torcer, usainlo de su f)Oíler, volvió á otra
¡•arle la cara, y si tornaren á mirarse después, será la
causa itorque aquella misma que se torció y escondió,
(fl) F.zocl)., so, V. 9. {b) Psrilm. ó.", v. IC.
(d) ViAm. Vil, V. 2. (c; CíinUc.,2, v. 14.
(c) Ibidem.
LUIS DE LEÓN.
volvió otra vez su rostro hacia la primera, mudándose.
Y de aquesta misma manera, estándose Dios firme é in-
mudable en sí mismo, y no habiendo mas alteración en
su querer y entender que la hay en su vida y en su ser,
porque en él todo es una misma cosa , el ser y el que-
rer; nuestra mudanza miserable y las veces de nues-
tro albedrio, tp.ie como vientos diversos juegan con nos-
otros, y nos vuelven al mal por momentos, nos llevan
á la gracia de Dios ayudados della , y nos sacan della
con su propia fuerza mil veces. Y mudándome yo, hago
que parezca Dios mudarse conmigo, no mudándose él
nunca. .\si que, por el mismo caso que lo torcido de mi
alma se destuerce, y lo alborotado della se pone en paz
y se vuelve, vencidas las nieblas y la tempestad del pe-
cado á la pureza y á lo sereno de la luz verdadera, Dios
luego se desenoja con ella. Y de la paz della consigo
misma criada en ella por Dios, nace la paz segunda,
que, como dijimos, consiste en que Dios y ella, puestos
aparte los enojos, se amen y quieran bien. Y de la mis-
ma manera, el tener uno paz consigo es principio cer-
tísimo para tenerla con todos los otros.
Porque sabida cosa es que lo que nos diferencia y
lo que nos pone en contienda y en guerra á unos con
otros son nuestros deseos desordenados , y que la fuen-
te de la discordia y rencilla siempre es y fué la mala
codicia de nuestro vicioso apetito. Porque todas las di-
ferencias y enojos que los hombres entre sí tienen siem-
pre se fundan sobre la pretensión de alguno destos
bienes que llaman bienes los hombres, como son, ó el
interés ó la honra ó el pasatiempo y deleite , que , co-
mo son bienes limitados y que tienen su cierta tasa,
habiendo muchos que los pretendan sin orden, no bas-
tan á todos, ó vienen á ser para cada uno menores; y
así, embarazan y se estorban los unos á los otros aque-
llos que sin rienda los aman. Y del estorbo nace el dis-
gusto y el enojo, y al enojo se le siguen los pleitos y
las diferencias, y linalmente las enemistades capitales
y las guerras. Como lo dice Santiago, casi por estas
mismas palabras (/") : — ¿De dónde hay en vosotros plei-
tos y guerras , sino por causa de vuestros deseos ma-
los?— Y al revés, el hombre de ánimo bien compuesto
y que conserva paz y buena orden consigo, tiene ata-
jadas y como cortadas casi todas las ocasiones, y cuan-
to es de su parle, sin duda todas las que le pueden en-
contrar con los hombres. Que si los otros se desentra-
ñan por estos bienes , y si á rienda suelta y como des-
alenlados siguen en pos del deleite, y se desvelan por las
riquezas y se trabajan y fatigan por subir á mayor gra-
do y á mayor digniílad, adelantándose á todos este que
digo, no se les i)üne delante para hacerles dificultad ó
para cerrarles cli>aso, antes haciénflose á su parle, y ri-
co y contento con los bienes que posee en su ánima, les
deja á los demás cami)0 ancho, y cuanto es de su parle
bien desembarazado, adonde á su contenió se espacien.
Y nadie aborrece al (pie en ninguna cosa le daña. Y el
que no ama lo que los otros aman, y ni quiere ni pre-
tende quitar de las manos y de las uñas á ninguno su
bien, no (laña á ninguno.
Asi (jue, como la piedra que en el edificio está asen-
tada en su debido lugar, ó por decir cosa mas propia,
(/■} Jacobi, 4, V. 1,
DE LOS NOMBRES DE CRISTO.— LIBRO SEGUNDO. '
Ul
como la cuerda en la músico, dobidomentc templada en
sí misma, hace música dulce con todas las demás cuer-
das, sin disonar con ninguna; así el ánimo bien concer-
tado dentro de sí, y que vive sin alboroto, y tiene siem-
pre en la mano la rienda de sus pasiones y de todo lo
que en él puede mover inquietud y bullicio, consuena
con Dios y dice bien con los hombres, y teniendo paz
consigo mismo , la tiene con los demás ; y como diji-
mos, aquestas tres paces andan eslabonadas entre sí mis-
mas, y de la una dellas nacen, como de fuente, las otras,
y esta de (juien nacen las demás es aquella que tiene
su asiento en nosotros. De la cual san Agustín dice bien-
en esta manera (a) : — Vienen á ser pacíficos en sí mis
mos los que , poniendo primero en concierto todos los
movimientos de su ánima, y sujetándolos á la razón, es-
to es, á lo principal del alma y espíritu, y teniendo bien
domados los deseos carnales, son hechos reino de Dios,
en el cual todo está ordenado; así que, mande en el hom-
bre lo que en él es mas excelente , y lo demás en que
convenimos con los animales brutos no le contradiga;
y eso mismo excelente, que es la razón, esté sujeta á lo
que es mayor que ella, esto es, á la verdad misma, y al
Hijo unigénito de Dios, que es la misma verdad. Por-
que no le será posible á la razón tener sujeto lo que es
inferior, si ella á lo que superior le es no sujetare á sí
misma. — Y esta es la paz que se concede en el suelo
á los hombres de buena voluntad , y la en que consiste
la vida del sabio perfecto.
))Mas dejando esto aquí, averigüemos afora y veamos,
que ya el tiempo lo pide, qué hizo Cristo para poner el
reino de nuestras almas en paz, y por dónde es llama-
do príncipe della. Que decir que es príncipe de aqlies-
taobra, es decir, no solo que él la hace, mas que es
solo él el que la puede hacer, y que es el que se
aventaja entre todos aquellos que han pretendido el ha-
cer este bien; lo cual ciertamente han pretendido mu-
chos, pero no les ha sucedido á ninguno. Y así, hal)e-
raos de asentar por muy ciertas dos cosas , una que la
religión, ó la policía, ó la doctrina, ó maestría que no
engendra en nuestras ánimas paz y composición de
afectos y de costumbres, no es Cristo ni religión suya
por ninguna manera; porque, como sigue la luz al sol,
así este beneficio acompaña á Cristo siempre, y es in-
falible señal de su virtud y eficacia. La otra cosa es, que
ninguno jamás, aunque lo pretendieron muchos, pudo
dar aqueste bien á los hombres sino Cristo y su ley.
Por manera que no solamente es obra suya esta paz,
mas obra que él solo la supo hacer, que es la causa por
donde es llamado su príncipe. Porque unos atendiendo
á nuestro poco saber, é imaginando que el desorden
de nuestra vida nacía solamente de la ignorancia, pa-
recióles que el remedio era desterrar de nuestro enten-
dimiento las tinieblas del error, y así pusieron su cui-
dado y diligencia en solamente dar luz al hombre con
leyes , y en ponerle penas que le indujesen con su te-
mor á aquello que le mandaban las leyes. Desto, como
agora decíamos , trató la ley vieja, y muchos otros hom-
bres que ordenaron leyes atendieron á esto , y mucha
parte de los antiguos filósofos escribieron grandes li-
bros acerca deste propósito.
(a) Oe serm. Domiui in monte.
«Otros, considerando la fuerza que en nosotros tiene
la carne y la sangre, y la violencia grande de sus mo-
vimientos, persuadiéronse que de la compostura y
complexión del cuerpo manaban como de fuente la
destemplanza y turbaciones del ánima , y que se podría
atajar este mal con solo cortar esta fuente. Y por-
que el cuerpo se ceba y se sustenta con lo que se
come, tuvieron por cierto que con poner en ello or-
den y tasa se reduciría á buena orden el alma, y se
conservaria siempre en paz y salud. Y así, vedaron unos
manjares, los que les pareció que comidos con su vi-
cioso jugo acrecentarían las fuerzas desordenadas y
los malos movimientos del cuerpo, y de otros señala-
ron cuándo y cuánto dellos se podía comer, y ordena-
ron ciertos ayunos y ciertos lavatorios, con otros se-
mejantes ejercicios, enderezados todos á adelgazar el
cuerpo, criando en él una santa y limpia templanza.
Tales fueron los filósofos indios , y muchos sabios de los
bárbaros siguieron por este camino , y en las leyes de
Moisen algunas dellas se ordenaron para esto tam-
bién; mas ni los unos ni los otros salieron con su pre-
tcnsión; porque, puesto caso que estas cosas sobredi-
chas todas ellas son útiles para conseguir este fin de
paz que decimos, y algunas dellas muy necesarias,
mas ninguna dellas, ni juntas todas, no son bastan-
tes ni poderosas para criar en el alma esta paz entera-
mente, ni para desterrar della, ó á lo menos para po-
ner en concierto en ella , aquestas olas de pasiones y
movimientos furiosos que la alteran y turban. Por-
que habéis de entender que en el hombre, en quien
hay alma y hay cuerpo, y en cuya alma hay voluntad
y razón , por el grande estrago que hizo en él el peca-
do primero, todas estas tres cosas quedaron misera-
blemente dañadas. La razón con ignorancias, el cuer-
po y la carne con sus malos siniestros, dejados sin rien-
da, y la voluntad , que es la que mueve en el reino del
hombre , sin gusto para el bien y golosa para el mal',
y perdidamente inclinada, y como despojada del alien-
to del cielo, y como revestida de aquel malo y ponzo-
ñoso espíritu de la serpiente , de quien esta mañana
tantas veces y tan largamente decíamos.
))Y con esto, que es cierto, habéis también de enten-
der que destos tres males y daños, el de la voluntad es
como la raíz y el principio de todos. Porque, como en
el primer hombre se ve que fué el autor destos males,
y el primero en quien ellos hicieron prueba y expe-
riencia de sí mismos , el daño de la voluntad fué el
primero, y de allí se extendió, cundiendo la pestilencia
á el entendimiento y al cuerpo. Porque Adán no pecó
porque primero se desordenase el sentido en él ni por-
que la carne con su ardor violento llevase en pos de sí
la razón , ni pecó por haberse cegado primero su en-
tendimiento con algún grave error; que, como dice san
Pablo (6), en aquel artículo no fué engañado el varón;
sino pecó porque quiso lisamente pecar; esto es, por-
que abriendo de buena gana las puertas de su volun-
tad , recibió en ella al espíritu del demonio, y dándolo
á él asiento, la sacó á ella de la obediencia de Dios y
de su santa orden y de la luz y favor de su gracia. Y
hecho una por una este daño, luego del le nació en el
(í)_i, Timot., 2, V.14.
i 42 OBRAS DE FRAY
cuerpo desorden y en la razón ceguedad. Así que la
fuente de. la desventura y guerra común es la vo-
luntad dañada y cómo emponzoñada con esta maldad
primera.
» Y porque los que pusieron leyes para alumbrar nues-
tro error mejoraban la razón solamente , y los que or-
denaron la dieta corporal, vedando y concediendo manr
jares, templaban solamente lo dañado del cuerpo; y la
fuente del desconcierto del hombre y de aquestas des-
órdenes todas no tenia asiento ni en la razón ni en el
cuerpo, sino, como babemos dicho, en la voluntad mal
tratada; como no atajaban la fuente ni atinaban ni
podían atinar á poner medicina en aquesta podrida
raíz , por eso careció su trabajo del fruto que preten-
dían. Solo aquello consiguió, que supo conocer esta
origen , y conocida, tuvo saber y virtud para poner en
ella su medicina propia, que fué Jesucristo, nuestra
verdadera salud. Porque lo que remedia este mal espí-
ritu y aqueste perverso brío, con que se corrompió en
su primero principio la voluntad, es un otro Espíritu
Santo y del cielo , y lo que sana esta enfermedad y mal
liácía della , es el don de la gracia , que es salud y
verdad. Y esta gracia y aíjueste espíritu solo Cristo
pudo merecerlo y solo Cristo lo da; porque, como de-
ciamos acerca del nombre pasado , y es l)¡en que se
torne á decir para que se entienda mejor, ponjue es
punto de grande importancia, no se puede fahear ni
contrastar lo que dice san Juan (a): — Moisen hizo la
ley, mas la gracia es obra de Cristo. —
wComo si en mas palabras dijera : Esto, que es hacer
leyes y dar luz con mandamientos al entendimiento del
hombre, Moisen lo hizo , y muchos otros legisladores
y sabios lo intentaron á hacer, y en parle lo hicieron;
y aunque Cristo también en esta parte sobró á todos
ellos con mas ciertas y mas puras leyes que hizo, pe-
ro lo que puede enteramente sanar al hombre, y lo que
es sola y propia obra de Cristo, no es eso; que muy bien
se compadecen entendimiento claro y voluntad perver-
sa, razón desengañada y mal inclinada voluntad, mas
es .sola la gracia y el esiiírilu bueno, en el cual ni Moi-
sen ni ningún otro sabio ni criatura del mundo tuvo
poder para darlo, sino es solo Cristo Jesús. Lo cual es
en tanta manera verdad, no solo que Cristo es el que
nos da esta medicina eficaz de la gracia , sino que so-
la ella es la que nos puede sanar enteramente, y que
los demás medios de luz y ejercicios de vida jamás nos
sanaron , que muchas veces aconteció que la luz que
íilumhraba el entendimiento , y las leyes que le eran
como aniorcha jiara descubrirle el camino justo, no
solo no reme.liaron el mal de los hombres, mas antes
por la disposición dellos mala les acarrearon daño y
enfermedad notablemente mayor. Y lo que era bueno
en sí, por la cualíílad del sugcto enfermo y mal sano,
se les convertía en ponzoña que los dañaba mas, como
lo escribe expresamente san l'aiilo (//jen una parte, di-
ciendo que la ley le quilo la vida del toilo; y en otra,
que por ocasión de la ley se acn'fouló y salió el pe-
cado como de madre; y en otra, dando la razón deslo
mismo, porque dice: — El pecado que secom(;le habien-
do ley es pecado en manera superlativa;— estoes, ¡)or-
(a) Joan., 1, v. 'ól. (b¡ Rom., '■>, v. 20.
LUIS DE LEÓN.
que se peca cuando así se peca mas gravemente, y vie-
ne asi á llegar á sus mayores quilates la malicia de! mal.
))Púrque á la verdad, como muestra bien Platón en
el segundo Alcibiades , á los que tienen dañada la vo-
luntad, ó no bien aficionada acerca del liu último y
acerca de aquello que es lo mejor , la ignorancia les ci
útil las mas de las veces , y el saber peligroso y dañoso,
porque no les sirve de freno para que no se arrojen al
mal, porque sobrepuja sobre todo el desenfrenamiento,
y como si dijésemos el desbocamiento de su voluntad
estragada ; sino antes les es ocasión , unas veces para
que pequen mas sin disculpa, y otras para que de he-
cho pequen los que .«in aquella luz no pecaran. Porque,
por su grande maldad , que la tienen ya como embe-
bida en las venas , usan de la luz , no para encaminar
á sus pasos bien, sino para hallar medios é ingenios
para atraer á ejecución sus perversos deseos mas ftlcil-
mente; y aprovéchanse de la luz y del ingenio , no pa-
ra lo que ello es, para guia del bien, sino para adalid
ó para ingeniero del mal ; y por ser mas agudos y mas
sabios, vienen á corromperse mas y á hacerse peores.
De lo cual todo resulta que sin la gracia no hay paz
ni sakul, y que la gracia es obra nacida del mereci-
miento de Cristo.
»Mas porque esto es clai'o y certísimo, veamos agora
qué cosa es gracia ó qué fuerza es la suya , y en qué
manera, sanando la voluntad, cria paz en todo el hom-
bre interior y exterior.» Y diciendo esto Marcelo, puso
los ojos en el*gua, que iba sosegada y pura, y relu-
cían en ella como en espejo todas las estrellas y her-
mosura del cielo , y parecía como otro cielo sendjrado
de hermosos luceros; y alargando la mano hacia ella,
y como mostrándola , dijo luego a^í : «Aquesto mismo
que agora aquí vemos en esta agua , que parece como
un otro cielo estrellado , en parte nos sirve de ejemplo
para conocer la condición de la gracia. Porque, así co-
mo la imagen del cielo recibida en el agua, que es
cuerpo dis[)uesto para ser como es|)ejo, al parecer de
nuestra vista la hace semejante á sí mismo; así , como
sabéis, la gracia venida al alma y asentada en ella, no
al j)arecer de los ojos, sino en el hecho de la verdad,
la asemeja á Dios y le da sus condiciones del, y la
transforma en el cielo cuanto le es posible á una cria-
tura que no pierde su propia sustancia ser transfor-
mada. Porijue es una cualidad , auntiue criada, no do
la cualidad ni del metal de ninguna de las criaturas
que vemos , ni tal cuales son todas las que la fuerza
de la naturaleza produce , que ni es aire ni fuego ni
nacida de ningún elemento, y la materia del cielo y
los cielos mismos le reconocen veril aja en orden de
nacimiento y en grado mas subido de origen. I*orque
lodo aquello es natural y nacido i>or ley natural ; mas
esta es sobre todo lo que la naturaleza puede y produ-
ce. En aquella manera nacen las cosas con lo que les
es natural y propio y como debido á su estado y á su
conilieion ; mas lo que la fíracia da , por ninguna ma-
nera pude ser natural á ninguna sustancia criada,
porque, roino dlf^o, traspasa sobre todas ellas, y es co-
mo im retrato de lo mas [iropio de Dios , y cosa que lo
retrae y remedía mucho, lo cual no puede ser natural
sino á Dios.
DE LOS NOMBRES DE CRISTO.— LIBRO SECUNDO.
U3
vDi arte que la gracia es una como deidad, y una
como figura viva del mismo Cristo , que puesta en el
alma, se lanza en ella y la deifica, y si va á decir ver-
dad, es el alma del alma. Porque, así como mi alma,
abrazada á mi cuerpo y extendiéndose por todo é!,
siendo caedizo y de tierra , y de suyo cosa pesadísima
y torpe, le levanta en pié y le menea, y le da aliento y
espíritu , y ansí le enciende en calor, que le hace co-
mo una llama de fuego y le da las condiciones del fue-
go, de manera que la tierra anda, y lo pesado discur-
re ligero, y lo torpísimo y muerto vive y siente y co-
noce ; así en el alma , que por ser criatura tiene con-
diciones viles y bajas , y que por ser el cuerpo adonde
vive de linaje dañado, está ella aun mas dañada y per-
dida, entrando la gracia en ella y ganándola llave della,
que es la voluntad, y lanzándosele en su seno secreto,
y como si dijésemos penetrándola toda, y de allí exten-
diendo su vigor y virtud por todas las demás fuerzas
del ánimo, la levanta de la afición de la tierra, y con-
virtiéndola al cielo y á los espíritus que se gozan en
él, le da su estilo y su vivienda, y aquel sentimiento
y valor y alteza generosa de lo celestial y divino; y en
una palabra, la asemeja mucho á Dios en aquellas co-
sas que le son ú él mas propias y mas suyas , y de cria-
tura que es suya , la hace hija suya muy semejante; y
finalmente, la hace un otro Dios, así adoptado por Dios,
que parece nacido y engendrado de Dios.
))Y porque , como dijimos , entrando la gracia en el
alma y asentándose en ella, adonde primero prende es
la voluntad , y porque en Dios la voluntad es la misma
ley de lodo lo justo, y esto es bien lo que Dios quiere,
y solamente quiere aquello que es bueno ; por eso, lo
primero que en la voluntad la gracia hace , es hacer
della una ley eficaz para el bien , no diciéndole lo que
(S bueno, sino inclinándola y como enamorándola
dello. Porque , como ya habernos dicho , se debe en-
tender que esto que llamamos ó ley ó dar ley puede
acontecer en dos diferentes maneras. Una es la ordi-
naria y usada , que vemos que consiste en decir y se-
ñalar á los hombres lo que les conviene hacer ó no ha-
cer, escribiendo con pública au!orid;ul mandamientos
y ordenaciones dello, y pregonándolas públicamente.
Otra es que consiste, no tanto en aviso como en incli-
nación , que se hace no diciendo ni mandando lo bue-
no , sino imprimiendo deseo y gusto dello. Porque el
tener uno inclinación y prontitud para alguna otra
cosa que le conviene, es ley suya de aquel que está en
aquella manera inclinado, y así la llama la filosofía;
porque es lo que le gobierna la vida, y lo que induce
A lo que le es conveniente , y lo que le endereza por el
camino de su provecho, que todas son obras propias
de ley. Así es ley de la tierra la inclinación que tiene
á hacer asiento en el centro , y del fuego el apetecer
lo subido y lo alto, y de todas las criaturas sus leyes
2on aquello mismo á que las lleva su naturaleza propia.
))La primera ley, aunque es buena, pero, como arriba
está dicho, es poco eficaz cuando lo que se avisa es
ajeno de lo que apetece el que recibe el aviso, como lo
es en nosotros por razón de nuestra maldad. Mas la se-
gunda ley es en grande manera eficaz, y esta pone Cristo
con la gracia en nuestra alma. Porque por medio della
escribe en la voluntad de cada uno con amor y afición
aquello mismo que las leyes primeras escriben en los
papeles con tinta; y de los libros de pergamino y de las
tablas de piedra ó de bronce, las leyes que estaban es-
culpidas en ellas con pincel ó buril las tra'^pasa la gra-
cia y las esculpe en la voluntad. Y la ley que por de-
fuera sonaba en los oídos del hombre y le aHigia el alma
con miedo, la gracia se la encierra dentro del seno, y se
la derrama como si dijésemos tan dulcemente por las
fuerzas y apetitos del alma, que se la convierte en su
único deleite y deseo; y finalmente, hace que la volun-
tad del hombre, torcida y enemiga de ley, ella misma
quede hecha una justísima ley, y como en Dios, así en
ella su querer sea lo justo, y lo justo sea todo su deseo
y querer, cada uno según su manera, como maravillo-
samente lo profetizó Jeremías en el lugar que está di-
cho. Queda pues concluido que la gracia, como es se-
mejanza de Dios, entrando en nuestra alma y pren-
diendo luego su fuerza en la voluntad della, la hace por
participación, como de suyo es la de Dios, ley é incli-
nación y deseo de todo aquello que es justo y que es
bueno. Pues hecho esto, luego por orden secreta y ma-
ravillosa se comienza á pacificar el reino del alma y á
concertar lo que en ella estalla encontrado, y á ser des-
terrado de allí todo lo bullicioso y desasosegado que la
turbaba, y descúbrese entonces la paz y muestra la luz
de su rostro, y sube y crece, y finalmente queda reina
y señora.
))Porque, lo primero, en estando aficionada por vir-
tud de la gracia, en la manera que habernos dicho, la
voluntad luego calla, y desaparece el temor horrible de
la ira de Dios, que le movía cruda guerra , y que po-
niéndosele á cada momento delante , la traía sobresal-
tada y atónita. Así lo dice san Pablo {a) : — Justificados
con la gracia, luego tenemos paz con Dios. — Porque no
le miramos ya como á juez airado, sino como á padre
amoroso, ni le concebimos ya como á enemigo nuestro
poderoso y sangriento, sino como á amigo dulce y blan-
do. Y como por medio de la gracia nuestra voluntad
se conforma y se asemeja con él, amamos á lo que se
nos parece, y confiamos por el mismo caso que nos
ama él como á sus semejantes. Lo segundo, la voluntad
y la razón, que estaban hasta aquel punto perdidamen'e
discordes, hacen luego paz entre sí; porque de allí ade-
lante lo que juzga la una parte, eso mismo desea la
otra, y lo que la voluntad ama, eso mismo es lo que
aprueba el enlendimienfo. Y así cesa aquella amarga y
continua lucha, y aquel alboroto fiero, y aquel con-
tinuo reñir con que se despedazan las entrañas del
hombre, que tan vivamente san Pablo con sus divinas
palabras pintó cuando dice (6) : — No hago el bien
que juzgo, sino el mal que aborrezco y condeno. Juzgo
bien de la ley de Dios, según el hombre interior, pevo
veo otra ley en mi mismo apetito, que contradice á la
ley de mi espíritu y me lleva cautivo en seguimiento
de la ley de pecado, que en mis inclinaciones tiene
asiento. Desventurado yo, y ¿quién me podrá librar de
la maldad mortal deste cuerpo? —
))Y no solamente convienen en uno de allí adelante
la razón y la voluntad , mas con su bien guiado deseo
(a) Rom., 3, V. 24. {b¡ Ibidem, 7, t. 13.
145 OBRAS DE FRAY
deüa y con el fuego ardiente de amor con que apetece
lo bueno, enciende en cierta manera luz, con que la
razón viene mas enleramenle en el conocimiento del
bien, y de muy conformes y de muy amistados los dos,
vienen á ser entre sí semejantes y casi á trocar entre
sí sus condiciones y oficios, y el entendimiento levanta
luz que aficione, y la voluntad enciende amor que
guie y alumbre, y casi enseña la voluntad, y el enten-
dimiento apetece.
))Lo tercero, el sentido y las fuerzas del alma mas vi-
les, que nos mueven con ira y deseos , con los demás
apetitos y virtudes del cuerpo, reconocen luego el nuevo
huésped que ha venido á su casa, y la salud, nuevo va-
lor que para contra ellos le lia venido á la voluntad; y
reconociendo que bay justicia en su reino y quien le-
vante vara en él poderosa para escarmentar con castigo
á lo revoltoso y rebelde, recógense poco á poco, y como
atemorizados se retiran, y no se atreven ya á poner unas
veces fuego y otras veces biclo, y continuamente albo-
roto y desorden, bulliciosos y desasosegados como an-
tes solian; y si se ¡Ureven, con una sofrenada la volun-
tad sania los pacifica y sosiega, y crece ella cada dia
masen vigor, y creciendo siempre y entrañándose de
continuo en ella mas los buenos y justos deseos, y ha-
ciéndolos como naturales á sí, pega su afición y talante
á las otras fuerzas menores, y apartándolas insensible-
mente de sus malos siniestros y como desnudándolas
dellos, las hace á su condición é inclinación della mis-
ma, y de la ley santa de amor en que está transformada
por gracia, deriva también y comunica á los sentidos su
parle ; y como la gracia, apoderándose del alma, hace
como un otro Dios á la voluntad, asi ella, deificada y be-
cha del sentido como reina y señora, cuasi le convierte
de sentido en razón. Y como acontece en la naturale-
za y en las mudanzas de la noche y del dia, que, co-
mo dice David en el salmo (a) : — En viniendo la no-
che salen de sus moradas las fieras, y esforzadas y guia-
das por las tinieblas, discurren por los campos y dan
estrago á su voluntad en ellos, mas luego que amanece
el dia y que apunta la luz, esas mismas. se recogen y
encuevan; — así el desenfrenamiento fiero del cuerpo
y la rebeldía alborotadora de sus movimiento;;, que
cuando est;dja en la noche de su miseria la voluntad
nuestra caída, discurrían con libertad y lo metían todo
á sangre y á fuogo, en comenzando á lucir el rayo del
buen amor y en mostrándose el dia del bien , vuelve
luego el pié atrás y se esconde en su cueva, y deja que
lo que es hombre en nosotros salga á luz y haga su
oficio sosegiida y pacíficamente y de sol á sol.
«Porque, á la verdad, ;.qué es lo que bay en el cuerpo
que sea poderoso para desasosegar á quien es regido
por una voluntad y razón semejante? ;,Por ventura el
deseo de los bif nos desla vida le solicitará , ó el temor
de los males della le romperá su reposo? ¿Alterarse ha
con amljícion de lionras ó con amor de riquezas, ó
con la afición de los fionzoñosos deleites dosalentado,
saldrá de sí mismo? ¿Cómo le turbará la pobreza al que
desla vida no quiere mas de una estrecha pasada? Có-
mo le inquiclará con su hambre el grado rdlo de dig-
nidades y honras al que huella sobre lodo lo que se
(a; I'salm. 103, v. 20.
LUIS DE LEÓN.
desprecia en el suelo ? Cómo la adversidad , la contra-
dicion, las mudanzas diferentes y los golpes de la for-
tuna le podrán hacer mella al que á todos sus bienes
los liene seguros y en sí? Ni el bien le azozobra ni el
mal le amedrenta, ni el alegría lo engríe , ni el temor
le encoge, ni las promesas lo llevan, ni las amenazas
le desquician, ni es tal que lo próspero ó lo adverso le
mude. Si se pierde la hacienda, alégrase, como libre de
una carga pesada. Si le faltan los amigos, tiene á Dio3
en su alma, con quien de continuo se abraza. Si el odio
ó si la envidia arma los corazones ajenos contra él, co-
mo sabe que r.o le pueden quitar su bien, no los teme;
en las mudanzas está quedo, y entre los espantos se-
guro, y cuando todo á la redonda del se arruine , él
permanece mas firme, y como dijo aquel grande elo-
cuente : — Luce en las tinieblas, y empellido de su lu-
gar, no se mueve. ~Y lo postrero con que aqueste bien
se perficiona últimamente , es otro bien que nace de
aquesta paz interior, y naciendo della, acrecienta á esa
misma paz de donde nace y procede. Y este bien es el
favor de Dios que la voluntad así concertada tiene, y
la confianza que se le despierta en el alma con aques-
te favor. Porque ¿ quién pondrá alboroto ó espanto en la
conciencia que tiene á Dios de su parte? O ¿cómo no
tendrá á Dios de su parte el que es una- voluntad con
él y un mismo querer? Bien dijo Sófocles : — Sí Dios
manda en mí, no estoy sujeto á cosa mortal. Y cierto
es que no me puede dañar aquello á quien no estoy
sujeto. —
»Así que, de la paz del alma justa nace la seguridad
de! amparo de Dios, y desta seguridad se confirma mas
y se fortifica la paz. Y así, David juntó, á lo que pare-
ce, aquestas dos cosas, paz y confianza, cuando dijo en
el salmo (6) : — En paz y en uno dormiré y reposaré. —
Adonde, como veis, con la paz puso el sueño, que es
obra, no de ánimo solícito, sino de pecho seguro y con-
fiado. Sobre las cuales palabras , si bien me acuerdo,
dice así san Crisóstomo (c) : — Esta es otra especie
de merced que hace Dios á los suyos , que les da paz.
De paz, dice, gozan los que aman tu ley, y ninguna
cosa les es estropiezo ; porque ninguna cosa hace asi
paz, como es el conocimiento de Dios y el poseer la
virtud , lo cual dcslierra del ánimo sus perturbacio-
nes, que son su guerra secreta , y no permite que el
hombre traiga bandos consigo. Que á la verdad, el
que desta paz no gozare, dado que en las cosas de fuera
tenga gran paz y no sea acomciido de ningún enemi-
go, será sin duda miserable y desventurado sobre lodos
los hombres. Porque ni los sc-ilas bárbaros ni los de
Tracia ni los sarmatas, ó los indios ó moros , ni otra
gente ó nación alguna, [lor mas fiera que sea, pueden
hacer guerra tan cruda como es la que hace un mal-
vado pensamiento cuando se lanza en lo secre'o del
ánimo, ó una desordenada codicia , el amor del dinero
sediento ó el deseo entrañable de mayor dignidad, ó
otra afición cualijuiera acerca de arpiellas-cosas que to-
can á esta vida presento. Y la razón pide que sea así,
porque nquella guerra es guerra de fuera, mas aquesta
es guerra d(' dentro de casa. Y vemos en todas las co-
sas (jue el mal que nace de dentro es mucho mas grave
(i) Psalm. 4, V. 9. (r) Chris., sup. dicta verba.
DE LOS NOMBRES DE CRISTO.— LIBRO SEGUNDO.
que no aquello que acomete de fuera. Porque al ma-
dero la carcoma que nace dentro del le consume mas.
y á la salud y fuerzas del cuerpo las enfermedades que
proceden de lo secreto del le son mas dañosas que no
los males que le advienen de fuera. Y á las ciudades y
repúblicas no las destruyen tanto los enemigos de fue-
ra cuanto las asuelan los domésticos y los que son de
una misma comunidad y linaje. Y por la misma ma-
nera, á nuestra alma lo que la comUice á la muerte no
son tanto los artificios é ingenios con que es acometida
de fuera, cuanto las pasiones y enfermedades suyas y
que nacen en ella. Por donde si algún temeroso de Dios
compusiere los movimientos turbados del ánimo, y si
les quitare á los malvados deseos, que son como fiera;;,
que no vivan y alienten, y si, no les permitiendo que
hagan cueva en su alma, apaciguare bien esta guerra,
ese tal gozará de paz pura y sosegada. Esta paz nos dio
Cristo viniendo al mundo. Esta misma desea san Pablo
cuando dice en todas sus cartas : — Gracia en vosotros
y paz de Dios, padre nuestro. — El que es señor desta
paz , no solo no teme al enemigo bárbaro, mas ni al
mismo demonio, antes hace burla del y de todo su ejér-
cito ; vive sosegado y seguro, y alentado mas que otro
hombre ninguno, como aquel á quien ni la pobreza le
aprieta ni la enfermedad le es grave, ni le turba caso
ninguno adverso de los que sin pensar acontecen ; por-
que su alma, como sana y valiente, se vadea fácil y ge-
nerosamente por todo. Y para que veáis á los ojos que
es aquesto verdad, pongamos que es uno envidioso y
que en lo demás no tiene enemigo ninguno; ¿qué le
aprovechará no tenerle? El mismo se hace guerra á
sí mismo, él mismo afila contra sí sus pensamientos,
mas penetrables que espada. Oféndese de cuanto bien
ve, y llágase así con cuantas buenas dichas suceden á
otros; á todos los mira como á enemigos, y para con
ninguno tiene su ánimo desenconado y amable. ¿ Qué
provecho pues le trae al que es como este , el tener
paz por defuera , pues la guerra grande que trae den-
tro de sí le hace andar discurriendo furioso y lleno
de rabia , y tan acosado della, que apetece ser antes
traspasado con mil saetas ó padecer antes mil muer-
tes que ver á alguno de sus iguales ó bien reputado ó
en otra alguna manera próspero? Demos otro que ame
el dinero : cierto es que levantará en su corazón por
momentos discordias innumerables, y que acosado de
su turbada afición, ni aun respirar no podrá. No es así,
no, el que eslá libre de semejantes pasiones; antes,
como quien está en puerto seguro, de espacio y con
reposo hinche su pecho de deleites sabios , ajeno de
todas las m.olestias sobredichas. —
))Esto dice pues san Crisóstomo. Y en lo postrero qué
dice descubre otro bien y otro fruto que de la paz se
recoge, y que en este nuestro discurso será lo postrero,
que es el gozo santo que halla en todo el que está pa-
cífico en si; porque el que tiene consigo guerra, no es
posible que en ninguna cosa halle contento puro y sen-
cillo. Porque, así como el gusto mal dispuesto por la
demasía de algún humor malo que le desordena , en
ninguna cosa halla el sabor que ella tiene, así al que
trae guerra entre sí no le es posible gozar de lo puro y
de la verdad del buen gusto. En el ánimo cou paz so-
E.xvi-u.
segado, como en agua reposada y pura, cada cosa sin
engaño ni confusión se muestra cuál es, y así de cada
una coge el gozo verdadero que tiene, y goza de sí mis-
mo, que es lo mejor. Porque, así como de la salud y
buena afición de la voluntad que Cristo por medio de
su gracia pone en el hombre, como decíamos, se ijaci-
íica luego el alma con Dios y cesa la rencilla que antes
desto había entre el entender y el querer, y también el
sentido se rinde, y lo bullicioso del ó se acaba ó se es-
conde, y de toda esta paz nace el andar el hombre libre
y bien animado y seguro ; así de todo aqueste amontona-
miento de bien nace a((ueste gran bien, que es gozar
el hombre de sí y poder vivir consigo mismo y no te-
ner miedo de entrar en su casa, como debajo de her-
mosas figuras, conforme á su costumbre, lo profetiza
Miqueas, diciendo lo que en la venida de Cristo al mun-
do y en la venida del mismo en el alma de cada uno
había de acontecer á los suyos {a) : — No levantará,
dice, espada una nación contra otra, y olvidarán de allí
adelante las artes de guerra; y cada uno, asentado de-
bajo de su vid y debajo de su higuera , gozará della , y
no habrá quien de allí con espanto le aparte. — Adonde
juntamente con la paz hecha por Cristo pone el des-
canso seguro con que gozará de sí y de sus bienes el
que en esta manera tuviere paz.
«Mas David en el salmo, vuelto á la Iglesia y á caaa
uno de los justos que son parte della, con palabras bre-
ves, pero llenas de significación y de gozo, com preben-
de todo cuanto habemos dicho muy bien. Dice {b) :
— Alaba, Jerusalen, al Señor. — Esto es^ todos los que
sois Jerusalen, poseedores de paz, alabad al Señor. Y
aunque les dice que alaben, y aunque parece que así se
lo manda, este mandar propiamente es profetizar lo que
desta paz acontece y nace , porque, como dijimos , al
punto que toma posesión de la voluntad, luego el alma
hace paces con Dios, de donde se sigue luego el amor
y el loor. Mas añade David : — Porque fortaleció las
cerraduras de tus puertas y bendijo á tus hijos en tí. —
Dice la otra paz que se sigue á la primera paz de la vo-
luntad, que es la conformidad y el estar á una entre sí
todas las fuerzas y potencias del alma, que son como hi-
jos della y como las puertas por donde le viene ó el mal
ó el bien. Y dice maravillosamente que está fortalecido
y cerrado dentro de sus puertas el que tiene esta paz.
Porque, como tiene rendido el deseo á la razón, y por el
mismo caso, como no apetece desenfrenadamente nin-
guno de los bienes de fuera, no puede venirle de fuera
ni entrarle en su casa, sin su voluntad, cosa ninguna
que le dañe ó enoje , sino cerrado dentro de sí, y bas-
tecido y contento con el bien de Dios que tiene en sí
mismo, y como dice el poeta del sabio, liso y redondo,
no halla en él asidero ninguno la fuerza enemiga.
«Porque ¿cómo dañará el mundo al que no tiene
ningunas prendas en él? Y en lo que luego David añade
se ve mas claramente esto mismo; porque dice así:— Y
puso paz en tus términos. — Porque de tener en paz el
alma á todo aquello que vive dentro de sus murallas y
de su casa , de necesidad se sigue que tendrá también
pacifica su comarca ; que es decir que no tiene cosa en
que los que andan fuera della y al derredor della dañarla
(a) Mich., i, V. 3. (¿] Psalm 147, v. l.
10
i 40 OBRAS DE FRAY
puedan. Tiene paz en su comarca porque en ninguna
cosa tiene competencia con su vecino ni se pone á la
parte en las cosas que precia el mundo y deseí, y así
nadie le mueve guerra , ni en caso que se la quisiesen
mover, tienen en qué hacerla, porque su comarca aun
por esta razón es pacífica , porque es campiña rasa y
estéril, que no hay viñedos en ella, ni sembrados fér-
tiles, ni minas ricas, ni arboledas, ni jardines, ni ca-
serías deleitosas é ilustres ; ni tiene el alma justa cosa
que precie que no la tenga encerrada dentro de sí; por
eso goza seguramente de sí, que es el fruto último, co-
mo decíamos, y el que significa luego este salmo en las
palabras que añade : — Y te mantiene con hartura con
lo apurado del trigo.— Porque, á la verdad, los que sin
esta paz viven , por mas bien afortunados que vivan,
no comen lo apurado del pan. Salvados son sus man-
jares, el desecho del bien es aquello por quien andan
golosos, su gusto y su mantenimiento es lo grosero y
lo moreno y lo feo , y sin duda las escorias de lo que
es sustancia y verdad; y aun eso mismo, tal cual es y
en la manera que es , no se les da con hartura. El pa-
cífico solo es el que come con abundancia y el que co-
me lo apurado del bien; para él nace el día bueno, y el
sol claro él es el que solamente le ve : en la vida , en la
muerte, en lo adverso, en lo próspero, en todo halla
su gusto, y el manjar de los ángeles es su perpetuo
manjar, y goza del alegre y sin miedo que nadie le ro-
be , y sin enemigo que le pueda ser enemigo vive en
dulcísima y abundocísima paz, divino bien y excelente
merced hecha á los hombres solamente por Cristo. Por
lo cual , tornando á lo primero del salmo , le debemos
celebrar con continuos y soberanos loores , porque él
salió á nuestra causa perdida y tomó sobre sí nuestra
guerra, y puso nuestro desconcierto en su orden, y nos
amistó con el cielo , y encarceló á nuestro enemigo el
demonio, y nos libertó de la codicia y del miedo, y nos
aquietó y pacificó cuanto hay de enemigo y de adverso
en la tierra, y el gozo y el reposo y el deleite de su di-
vina y riquísima paz él nos le dio, el cual es la fuente
y el manantial de donde nace , y su autor único , por
donde con justísima razón es llamado su príncipe. » Y
habiendo dicho aquesto Marcelo, calló. Y Juliano in-
continente, viéndole callar, dijo :
((Es sin duda, Marcelo, príncipe de paz Jesucristo
por la razón que decís; mas, no mudando eso, que es
firme, sino añadiendo sobre ello, paréceme á mí que le
podemos también llamar así porque con solo él se pue-
de tener aquesto que es paz. » Aquí Sabino, vuelto á
Juliano, y como maravillado de lo que decía , «No en-
tiendo bien, dice, Juliano, loque decís, y traslúceseme
que decis gran verdad ; y así , si no recibís pesadum-
bre, me holgaría que os dcclarásedesmas.» «Ninguna,
respondió Juliano; mas dcfidme, pues así os place,
Sabino, ¿entendéis que todos los que nacen y viven
en esta vida son dichosos en ella y de buena suerte, ó
que unos lo son y otros no?» «Cierto es, dijo Sabino,
que no lo son todos.» «Y ¿sonlo algunos?» añadió Ju-
liano. Respondió Sabino : «Sí son.» Y luego Juliano
dijo : «Decidme pues, ¿el serlo así es co.sa con que se
nace ó caso de suerte , ó viénelcs por su obra é indus-
lria?v «iNo es nacimiento ni suerte, dijo Sabino, sino
LUIS DE LEÓN.
cosa que tiene principio en la voluntad de cada uno y
en su buena elección.» «Yerdad es, dijo Juliano; y
habéis dicho también que hay algunos que no vienen
á ser dichosos ni de buena suerte.» «Si be dicho,» res-
pondió. «Pues decidme, dijo Juliano, esos que no lo
son ¿no lo quieren ser ó no lo procuran ser?» Dijo
Sabino : «Lo procuran y apetecen con ardor grandísi-
mo. » «Pues, replicó Juliano, ¿escóndeseles por ven-
tura la buena dicha, ó no es una misma?» «Una mis-
ma es, dijo Sabino, y á nadie se esconde, antes, cuanto
es de su parte , ella se les ofrece á todos y se les entra
en su casa ; mas no la conocen todos , y así , algunos
no la reciben. » «Por manera que decis, Sabino^ dijo
Juliano , que los que no vienen á ser dichosos no co-
nocen la buena dicha , y por esta causa la desechan de
sí.» «Ansí es,» respondió Sabino.
«Pues decidme, dijo Juliano, ¿puede ser apetecido
aquello de quien el que lo ha de amar no tiene noti-
cia?» «Cierto es, dijo Sabino, que no puede.» «Y ¿de-
cis que los que no alcanzan la J¡uena dicha no la co-
nocen?» dijo Juliano. Respondió Sabino que era así.
«Y también habéis dicho, añadió Juliano, que esos
mismos que no lo son apetecen y aman el ser bienaven-
turados.» Concedió Sabino que lo había dicho. «Luego,
dijo Juliano , apetecen lo que no saben ni conocen ; y
así, se concluye una de dos cosas, ó que lo no cono-
cido puede ser amado, ó que los de mala suerte no
aman la buena suerte ; que cada una dellas contradice
á lo que , Sabino , habéis dicho. Ved ahora si queréis
mudar alguna dellas. » Reparó entonces Sabino un po-
co, y dijo luego : «Parece que de fuerza se habrá de
mudar.» Mas Juliano , tornando á lomar la mano, dijo
así : «Id conmigo, Sabino; (¡ue podría ser que por esta
manera llegásemos á tocar la verdad. Decidme : la
buena dicha ¿es ella alguna cosa que vive ó que tiene
ser en sí misma, ó qué manera de cosa es?» «No en-
tiendo bien, Juliano, respondió Sabino, lo que me
preguntáis.» «Ahora, dijo Juliano, lo entenderéis: el
avariento, decidme , ¿ama algo?» «Sí ama, dijo Sabi-
no.» «¿Qué?» dijo Juliano. «El oro sin duda, dijo
Sabino, y las riquezas.» «Y el que las gasta, añadió
Juliano, en tiestas y banquetes, ¿en aquello que hace
busca y apetece algún bien?» «No hay dudadoso,» dijo
Sabino. «Y ¿qué bien apetece?» preguntó Juliano.
«Apetece, respondió Sabino, á mi parecer, su gusto
propio y su contento. » «Bien decis, Sabino , dijo Ju-
liano luego.
»Mas, decidme , el contento que nace del gastar las
riquezas y esas, mismas riquezas, ¿tienen una misma
manera de ser? ¿No os parece que el oro y plata es
una cosa que tiene substancia, y como que la veis con
los ojos y la locáis con las manos? Mas el contento no
es así, sino como un accidente que sentís en vos mis-
mo ó que os imagináis que sentís; y no es cosa que ó la
sacáis de las minas , ó que el campo ó de suyo ó con
vuestra labor lo produce , y producida , la cogéis del y
la encerráis en el arca; sino cosa que resulta en vos de
la posesión de alguna de las cosas que son de tomo,
que ó poseéis ó os imagináis poseer.» «Verdad es, dijo
Sabino, lo (|ue deeis.» «Pues ahora, d'jo Juliano , en-
li'iidoréis uii pregunta, que es, si la bii^ua dicha tit.-ne
DE LOS NOMBRES DE CRISTO.— LIBRO SEGUNDO.
14"?
ser como las riffiíezas y el oro , ó como las cosas que
llamamos gusto y contento.» oComo el gusto y el con-
tento , dijo Sabino luego; y aun me parece á mí que la
buena dicba no es otra cosa sino un perfecto y entero
contento, seguro de lo que se teme y rico de lo que se
ama y apetece.» ((Bien habéis dicho, dijo Juliano; mas
si es como el contento ó es el contento mismo , y ha-
bemos dicho que el contento es una cosa que resulta
en nosotros de algún bien de substancia que ó tenemos
ó nos imaginamos tener , necesaria cosa será que de la
buena dicha haya alguna cosa de tomo , que sea como
su fuente y raíz , de manera que le dé ser dichoso al
que la poseyere, cualquiera que él sea.» ((Eso, dijo Sa-
bñio, no se puede negar. » «Pues decidme, ¿hay una
fuente sola ó hay muchas fuentes?» ((Parece, dijo Sa-
bino , que hay una sola. » ((Con razón os parece así , dijo
Juliano entonces , porque el entero contento del hom-
bre en una sola manera puede ser, y por la misma ra-
zón no tiene sino una sola causa.
»Mas esta causa, que llamamos fuente, y que, como
decis, es una, ¿ámanla y búscanla todos?» «No la
aman,» dijo Sabino. «¿Por qué?» respondió Juliano. Y
Sabino dijo: «Porque no la conocen.» «Y ¿ninguno, dijo
Juliano, deja de amar, como antes decíamos, lo que es
buena dicha?» «Así es,» respondió. «Y no se ama, re-
plicó, lo que no se conoce; luego habéis de decir, Sa-
bino , que los que aman el ser dichosos y no lo alcan-
zan , conocen lo general del descanso y del contento,
mas no conocen la particular y verdadera fuente de
donde nace , ni aquello uno en que consiste y que lo
produce; y habéis de decir que, llevados por una parle
del deseo , y por otra parte no sabiendo el camino , ni
pueden parar ni les es posible atinar , al revés de los
que hallan la buena suerte. Mas decidme, Sabino: los
que buscan ser dichosos y nunca vienen á serlo, ¿no
aman ellos algo también y lo procuran haber como á
fuente de su buena dicha, la que ellos pretenden?»
«Aman , dijo Sabino , sin duda. » «Y ese su amor, dijo
Juliano,, ¿hácelos dichosos?» «Ya está dicho que no los
hace, respondió Sabino, porque la cosa á quien se alle-
gan y á quien le piden su contento y su bien no es la
fuente del ni aquello de donde nace.» «Pues si ese amor
no les da buena dicha, dijo Juliano, ¿hace en ellos otra
cosa alguna, ó no hace nada?» «¿No bastará, dijo Sa-
bino, que no les dé buena dicha?» «Por mí, dijo Julia-
no, baste en buen hora, que no deseo su daño; mas no
os pido aquello con que yo por ventura quedaría con-
tento si fuese el repartidor , sino lo que la razón dice,
que es juez que no se dobla.» «Paréceme, dijo Sabino,
que como el hijo de Priamo, que puso su amor en Ele-
na y la robó á su marido , persuadiéndose que llevaba
con ella todo su descanso y su bien , no solo no halló
allí el descanso que se prometía, mas sacó della la rui-
na de su patria y la muerte suya , con todo lo demás
que Homero canta, de calamidad y miseria; así, por la
misma manera los no dichosos por fuerza vienen á ser
desdichados y miserables , porque aman como á fuente
de su descanso lo que no lo es, y amándolo así, píden-
selo y búscanlo en ello y trabájanse miserablemente
por hallarlo, y al fin no lo hallan ; y así , los atormenta
junlarneiite y como en un tiempo el deseo de haberlo y
el trabajo de buscarlo y la congoja de no poderlo ha-
llar; de donde resulta que, no solo no consiguen la
buena dicha que buscan, mas, en vez della , caen en
infelicidad y miseria.»
«Recojamos, dijo Juliano entonces, todo lo que ha-
bemos dicho hasla ahora, y así podremos después me-
jor ir en seguimiento de la A-erdad, pues tenemos de
todo lo sobredicho : lo uno, que todos aman y preten-
den ser dichosos; lo otro , que no lo son todos; lo ter-
cero , que la causa desta diferencia está en el amor de
aquellas cosas que llamamos fuentes ó causas , entre
las cuales la verdadera es sola una, y las demás son
falsas y engañosas; y lo último, tenemos que, como el
amor de la verdadera hace buena suerte , así hace , no
solo falta della, sino miseria extremada, el amor de las
falsas.» «Todo eso está dicho, mas de todo eso, dijo
Sabino, ¿qué queréis, Juliano, inferir?» «Dos cosas
infiero , dijo Juliano luego : la una , que todos aman,
los buenos y los malos, los felices y los infelices, y que
no se puede vivir sin amar ; la otra , que como el amor
en los unos es causa de su buena andanza, así en los
otros es la fuente de su miseria, y siendo en todos
amor , liaCe en los unos y en los otros efectos muy di-
ferentes, ó por decir verdad, claramente contrarios.»
«Así se infiere,» dijo Sabino. «Mas decidme, añadió
Juliano; ¿atreveros heis, Sabino, á buscar conmigo la
causa de aquesta desigualdad y contrariedad que en sí
encierra el amor?» «¿Qué causa decis, Juliano? «res-
pondió Sabino. « El por qué , dijo Juliano , el amor,
que nos es tan necesario y tan natural á todos , es en
unos causa de misería, y en otros de felicidad y buena
suerte. » « Claro está eso , dijo Sabino luego ; porque,
aunque en todos se llama amor, no es en todos uno
mismo ; mas en unos es amor de lo bueno , y así les
viene el bien del, y en otros de lo malo, y así les fruc-
tifica miseria.»
«¿Puede, replicó Juliano, amar nadie lo malo?» «No
puede, dijo Sabino, como no puede desamar á sí mis-
mo. Mas clamor malo que digo, llamóle así, no porque
lo que ama es en sí malo , sino porque no es aquel bien
que es la fuente y el minero del sumo bien.» «Eso
mismo, dijo Juliano, es lo que hace mi duda y mi pre-
gunta mas fuerte.» «¿Mas fuerte? respondió Sabino; y
¿en qué manera?» «Desla manera, dijo Juliano; por-
que, si los hombres pudieran amar la miseria, claro y
descubierto estaba el por qué el amor hacia miserables
á los que la amaban ; mas amando todos siempre algún
bien, aunque no sea aquel bien de donde nace el sumo
bien , ya que este su amor no los hace enteramente di-
chosos', á lo menos, pues es bien lo que aman, justo y
razonable seria que el amor del les hiciese algún bien;
y así , no parece verdad lo que poco antes asentamos
por muy cierto , que el amor hace también á las veces
miseria en los hombres. » «Así parece,» respondió Sa-
bino. «No 03 ríndais , dijo Juliano, tan presto, sino id
conmigo inquiriendo el ingenio y la condición del amor,
que, si la hallamos, ella nos podrá descubrir la luz que
buscamos. » « ¿Qué ingenio es ese? respondió Sabino,
ó ¿cómo se ha de inquirir?» «Muchas veces habréis
oído decir, Sabino, respondió Juliano, que el amor
consiste en una cierta unidad. » « Sí lie , dijo Sabino,
{ 48 OBRAS DE FRAY
oiMo y leido que es unión el amor y que es unidad , y
que es como un lazo e>íreclio entre los que junta-
mente se aman, y que por sor asi, se transforma el que
ama en lo que ama por tal manera , que se hace con él '
una misma cosa.» i
((Y ¿pareceos, dijo Juliano, que todo el amor es así?»
« Sí parece ,» respondió Sabino. «Apo'.o, dijo Juliano, j
á vuestro parecer, ¿amaba cuando en la fábula, como
canta el poeta, sigue á Dafne, que le huye? O el otro
de la comedia cuando pregunta dónde buscará, dónde
descubrirá , á quién preguntará , cuál camino seguirá
para hallar á quien había perdido de vista, pregunto,
¿amaba también?» «Así, dijo, parece.» «Y ambos, re-
plicó Juliano, estaban tan lejos de ser unos con lo que
amaban, que el uno era aborrecido dello, y el otro no
hallaba manera para alcanzarlo. » a Verdad es, dijo Sa-
bino, cuanto al hecho, mas cuanto al deseo ya lo eran;
porque esa unidad era lo que apetecían, si amaban.»
((Luego, dijo Juliano, ¿ya el amor no será él la unidad,
sino un apetito y deseo della?» «Así, dijo, parece. »
«Pues decidme, añadió Juliano; aquestos mismos, si
consiguieran su intento, ó otros cualesquiera que aman,
y que lo que aman lo consiguen y alcanzan-y vienen á
ser uno mismo con ello, ¿dejan de amarlo luego, ó áman-
la todavía también ? » « Como puede uno no amar á si
mismo , así podrán , dijo Sabino, dejar de amar al que
ya es una misma cosa con ellos.» «Bien decís, dijo Ju-
liano ; mas decidme , Sabino , ¿ será posible que desee
alguno aquello mismo que tiene?» «No es posible,»
dijo Sabino. «Y habéis dicho, añadió Juliano, que ya
aquestos tales han venido á tener unidad.» «Sí han ve-
nido , » dijo. « Luego habéis de decir , replicó Juliano
que ya no la desean ni apetecen.» «Ansí es, dijo, ver-
dad.» «Y es verdad que se aman, añadió Juliano; luego
no lo es decir que el amar es desear la unidad.» Estu-
vo entonces sobre si Sabino un poco , y dijo luego :
«No sé, Juliano, qué íin han de tener hoy estas redes
vuestras, ni qué es lo que con ellas deseáis prender.
Mas pues así me estrecháis, dígoos que hay dos amores
ó dos maneras de amar, una de deseo y otra de gozo.
Y dígoos que en el uno y en el otro amor hay su cier-
ta unidad , el. uno la desea, y cuanto es de su parte la
hace, y el otro la posee y la abraza, y se deleita y avi-
va con ella misma ; el uno camina á este bien, y el otro
descansa y se goza en él ; el uno es como el principio,
y el otro es como lo sumo y lo perfecto, y así el uno
como el otro se rodea, como sobre quicio, sobre la uni-
dad sola, el uno haciéndola y el otro como gozando de-
Ha.» «No lian hoclio mala presa estas que llamáis mis
redes, Sabino, dijo Juliano entonces, pues han cogido
de vos esto que decís ahora, que está muy bien dicho; y
con ello estoy yo mas cerca del fin que pretendo de lo
que vos, Sabino, pensáis. Porque, pues es así que lodo
amor, cada uno en su manera, ó es unidad, ó camina á
ella y la pretende ; y pues es así que es como el blan-
co y el fin del bien querer el ser unos los que se quie-
ren, cosa cierta será que lodo aquello que fuere con-
trario ó en alguna forma dañoso áaquosUi unidad, será
desabrido enemigo j»ara el amor; y que el que amare,
por ol mismo caso r|ue ama , padecerá tormento graví-
simo todas las veces que , ó le aconteciere algo de lo
LLIS DE LEÓN.
que divide el amor, ó temiere que le puede acontecer.
Porque, como en el cuerpo siempre que se corta ó que
se divide lo uno del y lo que eslá ayuntado y continuo,
se descubre luego un dolor agudo, así lodo lo que en el
amor, que es unidad, se esfuerza á poner división, po-
ne por el mismo caso en el alma que ama una miseria
y una congoja viva, mayor de lo que declarar se pue-
de.» «Esa es verdad en que no hay duda, dijo enton-
ces Sabino.»
«Pues si en esto no hay duda, añadió Juliano, ¿po-
dréisme decir, Sabino, cuántas y cuáles sean las cosas
que tienen esta fuerza , ó que la pretenden tener, de
corlar y dividir aquello con que el amor se añmla y se
hace uno?» «Tiene, dijo Sabino, esa fuerza todo aque-
llo que á cualquiera de los que aman , ó le deshace en
el ser, ó le muda y le trueca en la voluntad , ó total-
mente ó en parle, como son , lo primero, la enfermedad
y la vejez y la pobreza y los desastres, y finalmente la
muerte; y en lo segundo, la ausencia, el enojo, la di-
ferencia de pareceres, la competencia en unas mismas
cosas, el nuevo querer y la liviandad nuestra natural.
Porque en lo primero la muerte deshace el ser, y así
aparta aquello que deshace de aquello que queda con
vida ; y la enfermedad y vejez y pobreza y desastres,
así como disponen para la muerte, así también son mi-
nistros y como instrumentos con que este apartamien-
to se obra. Y en lo segundo, cierto es que la ausencia
hace olvido, y que el enojo divide , y que la diferencia
de pareceres pone estorbo en la conversación; y así,
apartando el trato, enajena poco á poco las voluntades
y las desata para que cada una se vaya por sí ; pues con
el nuevo amor, claro es que se corta el primero, y ma-
nifiesto es que nuestro natural muilable es como una
lima secreta, que de continuo, con deseo de hacer no-
vedad, va dividiendo lo que está bien ajuntado. n
« No se dará bien , conforme á eso, Sal)ino, dijo Julia-
no entonces, el amor en cualquier suelo. » Respondió
Sabino. «¿Cómo no se dará?» Y Juliano dijo : «Como
dicen de algunos frutales, que plantados en Persía, su
fruta es ponzoña , y nacidos en estas provincias nues-
tras, son de manjar sabroso y saludable ; así digo que so
concluye de lo que hasta ahora está dicho, que el amor
y la amistad, todas las veces que se plantare en lo que
estuviere sujeto á todos ó algunos desos accidentes
que habéis contado, Sabíuo,como planta puesta en lu-
gar, no solo ajeno de su condición, mas contrario y
enemigo de la cualidadde su ingenio, producirá, no fru-
to que recree, sino tósigo que mate. Y si, como poco
antes decíamos, para venir á ser dichosos y de buena
suerte nos conviene que amemos algo que nos sea co-
mo fuente de aquesta buena ventura , y sí la naturaleza
ordenii que fuese el medio y el tercero de toda la bue-
na dicha el amor, bien se conoce ya lo que arriba du-
dábamos, que el amor que se empleare en ai|uello que
está sujeto á las mudanzas y daños que dicbo habéis,
rto solo no dará á su dueño ni el sumo bien ni aquella
parle de bien, cualquiera que ella se sea, que posee en
sí afjuello á quien se endereza, mas le hará triste y mi-
serable del lodo. Porque el dolor que le traspasará las
entrañas cuando alguno de los casos y de los acciden-
tes que dijistes, Sabino, pues no se excusan, le acón-
DE LOS NOMBRES DE CRISTO.— LIBRO SEGUNDO.
149
teciere, y el temor perpetuo de que cada liora le pueden
acontecer, le convertirán el bien en continua miseria.
Y no le valdrá tanto lo bueno que tiene aquello que
ama para acarrearle algún gusto, cuanto será poderoso
lo quebradizo y lo vil y lo mudable dé su condición
para le afligir con perpetuo é infinito tormento.
))Mas si es tan perjudicial el amor cuando se emplea
mal , y si se emplea mal en todo lo que está sujeto á
mudanza, y si todo lo semejante le es suelo enemigo,
adonde si prende, produce frutos de ponzoña y miseria,
ya veis, Sabino, la razón por qué dije al principio que
solo Cristo es aquel con quien se puede tener paz y
amistad ; porque él solo es el no mudable y el bueno, y
aquel que cuanto de su parte es , jamás divide la uni-
dad del amor que con él se pone ; y así. él es solo el su-
geto propio y la tierra natural y feliz adonde florece
bienaventuradamente y adonde liace buen fruto esta
planta ; porque ni en su condición hay cosa que lo di-
vida, ni se aparta del por las mudanzas y desastres á
que está sujeta la nuestra , como nosotros libremente
no lo apartemos dejándole. Que ni llega á él la vejez,
ni la enfermedad le enflaquece, ni la muerte le acaba,
ni puede la fortuna, con sus desvarios, poner cualidad
en él que la haga menos amable. Que, como dice el sal-
mista (a) : — Aunque tú, Señor, mismo desde el principio
cimentaste la tierra, y aunque son obra de tus manos
los cielos, ellos perecerán y tú permanecerás; ellos se
enveje'íerán, como se envejécela ropa, y como se plie-
ga la capa los plegarás y serán plegados ; mas tú eres
siempre uno mismo, y tus años nunca desmenguan. Y
tu trono, Señor, por siglos y siglos, vara de derechezas
la vara de tu gobierno. — Esto es en el ser ; que en su
voluntad para con nosotros , si nosotros no le huimos
primero, no puede caber desamor.
«Porque si viniéremos á pobreza y á menos estado,
nos amará , y si el mundo nos aborreciere , él conser-
vará su amor con nosotros ; en las calamidades, en los
trabajos y en las afrentas , en los tiempos temerosos y
tristes, cuando todos nos huyan , él con mayores rega-
jos nos recogerá á sí. No temeremos que podrá venir á
menos su amor por ausencia, pues está siempre lan-
zado en nuestra alma y presente. Ni cuando , Sabino,
se marchitare en vos esa flor de la edad , ni cuando
corriendo los años y haciendo su obra, os desfiguraren
Ja belleza del rostro, ni en las canas, ni en la flaqueza,
ni en el temblor de los miembros , ni en el frió de la
vejez se resfriará su amor en ninguna cosa para con
vos. Antes rico para hacer siempre bien, y de rique-
zas que no se agotan haciéndole, y deseosísimo conti-
nuamente de hacerlo, cuando se os acabare todo, se os
dará todo él, y renovará vuestra edad como el águila, y
vistiéndoos de inmortalidad y de bienes eternos, como
esposo verdadero vuestro , os ayuntará del todo con-
sigo con lazo que jamás faltará, estrecho y dulcísimo.
»Mas esto ya toca á vos, Marcelo (dijo Juliano pro-
siguiendo y volviendo á él), porque es del nombre de
Esposo de que últimamente habéis de decir, y de que
yo de propósito os he detenido que no dijésedes con
aquesto que he dicho , no tanto por añadir cosa que
importase á vuestras razones, cuanto para que repo-
(a) Pía'ra. 101, v. 26.
sásedes entre tanto vos, y así entrásedes con nuevo
alíenlo en aquesto que os resta, » «Vos, Juliano, dijo
Marcelo entonces, siempre que habláredes, será con
propósito y provecho mucho, y lo que habéis hablado
ahora ha sido tal , que hacéis mal en no llevarlo ade-
lante. Y pues ello mismo os había metido en el nom-
bre de Esposo , fuera justo que lo prosiguiérades vos,
á lo menos siquiera porque entre tanto malo como he
dicho yo, tuviera tan buen remate esta plática; que
yo os confieso que en este nom.bre no puede decir lo
que hay en él quien no lo ha sabido sentir, y de mí ya
conocéis cuan de lejos estoy de todo buen sentimien-
to.» «Ya conocemos, dijeron juntos Juliano y Sabino,
cuan ninl sentís de estas cosas, y por esta causa os que-
remos oír en ellas ; demás de que es justo que sea de un
paño todo.» «Justo es, dijo Marcelo, que sea todo de
sayal, y que á cosa tan grosera no se añada pieza mas
fina. Mas, pues es forzoso, será necesario que, como
suelen hacer los poetas en algunas partes de sus poe-
sías, adonde se les ofrece algún sugeto nuevo ó mas di-
ficultoso que lo pasado, ó de mayor cualidad, que tor-
nan á invocar el favor de sus musas ; asi yo ahora tor-
ne á pedir á Cristo su favor y su gracia para poder de-
cir algo de lo que en un misterio como aqueste se en-
cierra, porque sin él no se puede entender ni decir.»
Y con esto humilló Marcelo templadamente la cabeza
hacia el suelo, y como encogiendo los hombros, calló por
un espacio pequeño, y luego tornándola á alzar y ten-
diendo el brazo derecho, y en la mano del, que tenia
cerrada, abriendo ciertos dedos della y extendiéndolos,
dijo :
§. IV.
Llámase Cristo Esposo, y explicase cómo lo es de la Iglesia,
y las circunstancias de este desposoiio.
(( Tres cosas son, Juliano y Sabino, las que este nom-
bre de Esposo nos da á entender, y las de que nos obli-
ga á tratar : el ayuntamiento y la unidad estrecha que
hay entre Cristo y la Iglesia ; la dulzura y deleite que
en ella nace de aquesta unidad; los accidentes, y como
si dijésemos, los aparatos y circunstancias del desposo-
rio. Porque si Cristo es esposo de toda la Iglesia y de ca-
da una de las ánimas justas, como de hecho lo es, ma-
nifiesto es que han de concurrir en ello aquestas tres
cosas. Porque el desposorio, ó es un estrecho ñudo en
que dos diferentes se reducen en uno, ó no se entien-
de sin él, y es ñudo por muchas maneras dulce, y ñudo
que quiere su cierto aparato, y á quien le anteceden
siempre y le siguen algunas cosas dignas de conside-
ración. Y aunque entre los hombres hay otros títulos y
otros conciertos, ó ordenados por su voluntad dellos
mismos ó con que naturalmente nacen así , con que se
ayuntan en unas veces mas y otras menos. Porque el
título de deudo ó de padre es unidad que hace la na-
turaleza con el parentesco , y los títulos de rey y de
ciudadano y de amigo son respetos de estrechezas con
que por su voluntad los hombres se adunan ; mas aun-
que esto es así, el nombre de Esposo y la verdad de es-
te nombre hace ventaja á los demás en dos cosas : la
primera, en que es mas estrecho y de mas unidad que
íbO OBRAS DE FRAY
ninguno ; la segunda, en que es lazo mas dulce y cau-
sador de mayor deleite que todos los otros.
))Y en aqueste arüculo e? muy digna de considerar
la maravillosa blandura con que ha tratado Cristo á los !
hombres; que , con ser nuestro padre, y con hacerse nues-
tra cabeza, y con regirnos como pastor, y curar nues-
tra salud como médico, y allegarse á nosotros, y ayun-
tarnos á sí con otros mil títulos de estrecha amistad, no
contento con todos, añadió á todos ellos aqueste ñudo
y aqueste lazo también, y quiso decirse y ser nuestro
esposo. Que para bzo es el mas apretado lazo; y para
deleite, el mas apacible y mas dulce ; y para unidad de
vida, el de mayor familiaridad; y para conformidad de
Toluuiades, el mas uno; y para amor, el mas ardiente
y el mas encendido de todos. Y no solo en las palabras,
mas en el hecho es así nuestro esposo, que toda la es-
trecheza de amor y de conversación y de unidad de
cuerpos que en el suelo hay entre dos, marido y mujer,
comparada con aquella con que se enlaza con nuestra al-
ma este esposo, es frialdad y tibieza pura. Porque en el
otro ayun*itmiento no se comunica el espíritu, mas en
este su mismo espíritu de Cristo se da y se traspas'a á los
justos. Como dice san Pablo (a): —El que se ayunta á
DiOr, hácese un mismo espíritu ton Dios. — En el otro
así dos cuerpos se hr.cen uno, que se quedan diferentes
en ledas sus cualidades; mas aquí así se ayuntó la per-
sona del Verbo á nuestra carne, que osa decir san Juan
(6) que se hizo carne. Allí no recibe vida el un cuerpo
del otro, aquí vive y vivirá nuestra carne por medio del
ayuntamiento de la carne de Cristo. Allí al íin son dos
cuerpos en humores é inclinaciones diversos, aquí ayun-
tando Cristo ^u cuerpo á los nuestros, los hace de las
condiciones del suyo, hasta venir á sor con él cuasi un
cuerpo mismo, poruña tan estrecha y secreta manera,
que apenas e.xplicarse puede. Y así lo afirma y encare-
ce san Pablo (c) : — Ninguno, dice, aborreció jamás á
su carne, antes la alimenta y la abriga como Cristo á la
Iglesia, porque somos miembro3.de su cuerpo, de su
carne del y de sus huesos del. Por esto dejará el hom-
bre á su padre y á su madre, y se ayuntará á su mujer,
y serán dos en una carne; este es un secreto y un sa-
cramento grandísimo, mas enliéndolo yo en la Iglesia
con Cristo. —
»Pero vamos declarando poco á poco, cuanto nos fue-
re posible , cada una de las partes de aquesta unidad
maravillosa, por la cual todo el hombre se enlaza es-
trechamente con Cristo, y todo Cristo con él. Porque
primeramente, el ánima del hombre justo se ayunta y
se hace una con la divinidad y con el alma de Cristo,
no solamente porque las anuda el amor, esto es, por-
que el justo ama á Cristo entrañablemente, y es amado
de Cristo por no menos cordial y entrañable manera ;
sino también por otras muchas razones. Lo uno, porque
imprime Cristo en su alma dé!, y le dibuja una seme-
janza de sí mismo viva, y un retrato eficaz de aquel
grande bien que en sí mismas contienen sus dos na-
turalezas, humana y divina. Con la cual semejanza fi-
gurando nuestro ánimo, y como vestido de Cristo, pa-
rece otro él, como poco há que decíamos, hablando de
la virtud de la gracia. Lo otro, porque demás desta imá-
(0) I, Coriui., O, V. 17. (&; Joan., ijV. 14. (p) Epücs., íJ, v. 29.
LUIS DE LEÓN.
gen de gracia que pone Cristo como de asiento en
nuestra alma, le aplica también su fuerza y su vigor
vivo, y que obra y lánzalo por ella toda ; y apoderado
así della, dale movimiento y dispiérlala y háceleque no
repose, sino que, conforme á la santa imagen suya, que
impresa en sí tiene, así obre y se menee y bulla siem-
pre, y como fuego arda y levante llama, y suba hasta el
cielo, ensalzándose. Y como el artífice, que, como algu-
na vez acontece, primero hace de la materia que le con-
viene lo que le ha de ser instrumento en su arte , fi-
gurándolo en la manera que debe para el fin que pre-
tende ; y después cuando lo toma en la mano, querien-
do usar del, le aplica su fuerza y le menea, y le hace
que obre conforme á la forma de instrumento que tie-
ne , y conforme á su cualidad y manera ; y en cuanto
está así el instrumento, es como un otro artífice vivo,
porque el artífice vive en él y le comunica cuanto es
posible la virtud de su arte ; así Cristo , después que
con la gracia, semejanza suya, nos figura y concierta,
en la manera que cumple, aplica su mano á nosotros,
y lanza en nosotros su virtud obradora , y dejándonos
llevar della nosotros sin le hacer resistencia, obra él, y
obramos con él y por él lo que es debido al ser suyo,
que en nuestra alma está puesto, y á las condiciones hi-
dalgas y al nacimiento noble que nos ha dado; y hechos
así otro él , ó por mejor decir, envestidos en él , nace
del y de nosotros una obra misma, y esa cual conviene
que sea la que es obra de Cristo.
))Mas ¿por ventura parará aquí el lazo con que se añu-
da Cristo á nuestra alma? Antes pasa adelante; porque
(y sea esto lo tercero, y lo que ha de ser forzosamente
lo último), porque no solamente nos comunica su fuerza
y el movimiento de su virtud en la forma que he dicho,
mas también por una manera que a penas se puedo decir,
pone presente su mismo Espíritu Santo en cada uno de
los ánimos justos. Y no solamente se juntan con elloj
por los buenos efectos de gracia y de virtud y de bien
obrar que allí hace, sino porque el mismo espíritu di-
vino suyo está dentro dellos presente, abrazado y ayun-
tado con ellos por dulce y bienaventurada manera. Que
así como en la divinidad el Espíritu Santo, inspirada
juntamente de las personas del Padre y del Hijo, es
el amor, y como si dijésemos , el ñudo dulce y estre-
cho de ambas; así él mismo , inspirado á la Iglesia , y
con todas las partes justas della enlazado, y en ellas
morando , las vivifica y las enciende, y las enamora y
las deleita, y las hace entre sí y con él una cosa mis-
ma.— Quien me amare, dice Cristo (d), será amado d(3
mi Padre, y vendremos á él y haremos moradaenél. —
Y san Pablo (c): — La caridad de Dios nos es infundida
en nuestros corazones por el Espíritu Sanio, que nos
es dado. —Y en otra parte dice (/') que nuestros cuer-
pos son templo suyo , y que vive en ellos y en nuestros
espíritus. Y en otra {g) , que nos dio el espíritu de su
Hijo, que en nuestras almas y corazones á boca lle-
na le llama Padre y mas Padre. Y como aconteció á
Elíseo con el hijo de la liuéspeda muerto {h), que lo
aplicó primero su báculo, y se ajustó con él después, y
lo último de todo le comunicó su aliento y espíritu;
{d] Joan., U, v. 23. (c) Rom,, fi, v. 5.
(íf) Uom.,8,V.lü. (A) IV, lUiJ., -i.
if) f, Coíiül., üu
DE LOS NOMBRES DE CRISTO
así en su manera es lo que pasa en este ayuntamiento
y en este abrazo de Dios; que primero pone Dios en el
alma sus dones , y después aplica á ella sus manos y
rostro , y últimamente le infunde su aliento y espíritu,
con el cual la vuelve á la vida del todo , y viviendo á
la manera que Dios vive en el cielo , y viviendo por él,
dice con san Pablo (a) : — Vivo yo, mas no yo, sino vi-
ve en mí Jesucristo. —
))Esto pues es lo que hace en el alma, y no es menos
maravilloso que esto lo que hace con el cuerpo, con el
cual ayunta el suyo estrechísimamente. Porque, demás
de que tomó nuestra carne en la naturaleza de su hu-
manidad , y la ayuntó con su persona divina con ayun-
tamiento tíin firme, que no será suelto jamás, el cual
ayuntamiento es un verdadero desposorio, ó por me-
jor decir, un matrimonio indisoluble celebrado entre
nuestra carne y el Verbo , y el tálamo donde se cele-
bró fué , como dice san Agustín , el vientre purísimo.
Así que, dejando esta unión aparte que hizo con nues-
tra carne, haciendo la carne suya, y vistiéndose della,
y saliendo en pública plaza , en los ojos de todos los
hombres, abrazado con ella , también esta misma car-
ne y cuerpo suyo , que tomó de nosotros , lo ayunta
con el cuerpo de su Iglesia y con todos los miembros
della , que debidamente le reciben en el Sacramento
del altar, allegando su carne á la carne dellos , y ha-
ciéndola cuanto es posible con la suya misma. — Y se-
rán, dice (¿») , dos en una carne. Gran sacramento es
este , pero entiéndolo yo de Cristo y de la Iglesia. — No
niega san Pablo decirse con verdad de Eva y de Adán
aquello : — Y serán una carne los dos; — de los cuales al
principio se dijo; pero dice que aquella verdad fué se-
mejanza de aqueste otro hecho secreto , y dice que en
aquello la razón dello era manifiesta y descubierta ra-
zón ; mas aquí dice que es oculto misterio,
»Y á este ayuntamiento real y verdadero de su cuer"
po y el nuestro miran también claramente aquellas
palabras de Cristo (c) : — Si no comiéredes mi carne y
bebiéredesmi sangre, no tendréis vida en vosotros. — Y
luego , ó en el mismo lugar: — El que come mí carne
y bebe mi sangre, queda en mí, y yo en él. — Y ni
mas ni menos lo que dice san Pablo (d) : — Todos
somos un cuerpo los que participamos de un mismo
mandamiento. — De lo cual se concluye c{ue, así como
por razón de aquel tocamiento son dichos ser una car-
ne Eva y Adán ; así, y con mayor razón de verdad,
Cristo esposo fiel de su Iglesia, y ella esposa querida
y amada suya por razón deste ayuntamiento que en-
tre ellos se celebra , cuando reciben los fieles digna-
mente en la hostia su carne , son una carne y un cuer-
po entre sí. Bien y brevemente Teodoreto sobre el
principio de los Cantares y sobre aquellas palabras
dellos: — Béseme de besos de su boca; — en este propó-
sito dice desta manera: — r*^jjes razón que ninguno se
ofenda de aquesta palabra dc beso; pues es verdad que
al tiempo que se dice la misa , y al tiempo que se co-
mulga en ella, tocamos al cuerpo de nuestro Esposo, y
le besamos y le abrazamos , y como con esposo, así nos
ayuntamos con él. —Y san Crisóstomo dice mas larga
(a) Galat., 2, v. 20. '/') Ephes., 5, v. 51.
[d) i, Corint., lü, V.17.
(c) Joan., 6,v. í4.
■LIBRO SEGUNDO. ISi
y mas claramente lo mismo: — Somos, dice, un cuer-
po, y somos miembros suyos hechos de su carne y he-
chos de sus huesos. Y no solo por medio del amor so-
mos uno con él, mas realmente nos ayunta y como
convierte en su carne por medio del manjar de que
nos ha hecho merced. Porque, como quisiese declarar-
nos su amor , enlazó y como mezcló con su cuerpo el
nuestro , y hizo que todo fuese uno, para que así que-
dase el cuerpo unido con su cabeza , lo cual es muy
propio de los que mucho se aman. Y así , Cristo, para
obligarnos con mayor amor y para mostrar mas para
con nosotros su buen deseo , no solamente se deja ver
de los que le aman , sino quiere ser también tocado
dellos y ser comido , y que con su carne se engiera la
dellos, como diciéndoles: — Yo deseé y procuré ser vues-
tro hermano, y así por este fin me vestí, como vosotros,
de carne y de sangre , y eso mismo con que me hice
vuestro deudo y pariente , eso mismo yo ahora os lo
doy y comunico. — »
Aquí Juliano, asiendo de la mano de Marcelo, le
dijo : «No os canséis en eso, Marcelo ; que lo mismo que
dicen Teodoreto y Crisóstomo , cuyas palabras nos
habéis referido, lo dicen por la misma manera cuasi
toda la antigüedad de los santos , san Irineo , san Hila-
rio, san Cipriano, san Agustín, Tertuliano, Ignacio,
Gregorio Niseno, Cirilo, León, FocioyTeofilato. Por-
que , así como es cosa notoria á los fieles que la carne
de Cristo debajo de los accidentes de la hostia recibida
por los cristianos , y pasada al estómago por medio
de aquellas especies, toca á nuestra carne, y es nues-
tra carne tocada della ; así también es cosa en que nin-
guno que lo hubiere leído puede dudar, que así las
sagradas letras como los santos doctores usan por esta
causa de aquesta forma de hablar , que es decir que
somos un cuerpo con Cristo , y que nuestra carne es
de su carne, y de sus huesos los nuestros; y que no so-
lamente en los espíritus , mas también en los cuerpos
estamos todos ayuntados y unidos. Asi que estas dos
cosas ciertas son y fuera de toda duda están puestas.
Lo que ahora, Marcelo, os conviene decir, si nos que-
réis satisfacer, ó por mejor decir, si deseáis satisfacer
al sugeto que habéis tomado y á la verdad de las co-
sas , es declarar cómo por solo que se toque una carne
con otra, y solo porque el un cuerpo con el otro cuer-
po se toquen , se puede decir con verdad que son am-
bos cuerpos un cuerpo y ambas carnes una misma car-
ne, como las sagradas letras y los santos dotores, que
asi las entienden, lo dicen. ¿Por ventura no toco yo
ahora con mi mano á la vuestra , mas no por eso son
luego un mismo cuerpo y una misma carne vuestra
mano y mi mano?»
«No lo son sin duda, dijo Marcelo entonces, ni me-
nos es un cuerpo y una carne la de Cristo y la nuestra
solamente porque se tocan cuando recibimos su cuer-
po , ni los santos por solo este tocamiento ponen esta
unidad de cuerpos entre él y nosotros , que los peca-
dores que indignamente le reciben también se tocan
con él; sino porque tocándose ambos por razón de ha-
ber recibido dignamente la carne de Cristo, y por me-
dio de la gracia que se da por ella viene nuestra car-
ne ú remedar en algo ú lu dc GrislOj haciéndosele se-
m OBRAS DE FRAY
mejante.» ((Eso, dijo Juliano entonces, dejando á Mar-
celo, nos dad mas á entender.» Y Marcelo, callando un
poco , respondió luego desta manera: » Quedara muy
entendido si yo , Juliano , hiciere ahora clara la ver-
dad de dos cosas : la primera , que para que se diga
con verdad que dos cosas son una misma basta que
sean muy semejantes entre sí; la segunda, que la car-
ne de Cristo, tocando á la carne del que le recibe dig-
namente en el Sacramento , por medio do la gracia
que produce en el alma hace en cierta manera seme-
jante nuestra carne á la suya. Si vos probáis eso, Mar-
celo , respondió Juliano , no quedará lugar de dudar;
porque, si una grande semejanza es bastante para que
se digan ser unos los que son dos, y si la carne de Cris-
to, tocando á la nuestra, la asemeja mucho á sí misma,
clara cosa es que se puede decir con verdad que por
medio deste tocamiento venimos á ser con él un cuer-
po y una carne. Y á lo que á mí me parece, Marcelo,
en la primera desas dos cosas propuestas no tenéis
mucho que trabajar ni probar; porque cosa razonable
y conveniente parece que lo muy semejante se llame
uno mismo, y así lo solemos decir.»
<(Es conveniente , respondió Marcelo , y conforme á
razón , y recibido en el uso común de los que bien
sienten y hablan. Dedos, cuando mucho se aman, ¿por
ventura no decimos que son uno mismo , y no por mas
de porc[ue se conforman en la voluntad y querer? Lue-
go si nuestra carne se despojare de sus cualidades, y
se vistiere de las condiciones de la carne de Cristo,
serán como una ella y la carne de Cristo , y demás de
muchas otras razones , será también por esta razón car-
ne de Cristo la nuestra , y como parte de su cuerpo y
parte muy ayuntada con él. De un hierro muy encen-
dido decimos que es luego, no porque en substancia lo
sea , sino porque en las cualidades, en el ardor, en el
encendimiento, en la calor y en los efectos lo es; pues
así para que rmestro cuerpo se diga cuerpo de Cristo,
aunque no sea una substancia misma con él , l)ien le
debe bastar el estar acondicionado como él. Y para
traer á comparación lo que mas vecino es y mas seme-
jante, ¿no dice á boca llena san Pablo (a) que el que
se ayunta con Dios se hace un espíritu con él? Y ¿no
es cosa cierta que el ayuntarse con Dios el hombre no
es otra cosa sino recibir en su alma la virtud de la gra-
cia, que, como ya tenemos dicho otras veces, es una
cualidad colostial, que, puesta en el alma,ponecn ella
mucho de Iris condiciones de Dios y la figura muy á
su semejanza? Pues si al espíritu de Dios y al nuestro
espíritu los dice ser uno el predicador de las gentes
por la semejanza suya que hace en el nuestro el de
Dios, bien bastará para que se digan nuestra carne y
la carne de Cristo ser una carne , el tener la nuestra
(si lo tuviere) algo de lo que es propio y natural á la
carne de Cristo.
))Son im cuerpo de repúltlif-a y de pueblo mil hombres
en linaje extraños, en condiciones diversos, en oficios
diferentes, y en voluntades é intentos contrarios entre
sí mismos, porque los ciñe un muro y porque los go-
bierna una ley ; y dos carnes tan juntas, que traspasa
por medio de la gracia mucho de su virtud y de su
(<i) 1, Corint.,G,T.17^
LUIS DE LEÓN.
propiedad la una en la otra . y cuasi la embebe en sí
misma , ¿ no serán dichas ser una ? Y si en esto no hay
que probar, por ser manifiesto, como, Juliano, decis, ¿có-
mo puede ser obscuro ó dudoso lo segundo que propu-
se, y que después de aquesto se sigue? Un guante olo-
roso traído por un breve tiempo en la mano , pone su
buen olor en ella, y apartado della, lo deja allí pues-
to; y la carne de Cristo virtuosísima y eíicacísima, es-
tando ayuntada con nuestro cuerpo y hinchando de
gracia nuestra alma, ¿no comunicará su virtud á nues-
tra carne? ¿Qué cuerpo estando junto á otro cuerpo no
le comunica sus coadiciones? Este aire fresco que aho-
ra nos toca nos refresca, y poco antes de ahora, cuando
estaba encendido, nos comunicaba su calor y encendía.
Y no quiero decir que esta es obra de naturaleza , ni
digo que es virtud que naturalmente obra la que acon-
diciona nuestro cuerpo y le asemeja al cuerpo de Cris-
to, por({ue sí fuese así, siempre y con todos aquellos á
quien tocase sucedería lo mismo; mas no es con todos
así , como parece en aquellos que le reciben indignos.
En los cuales el pasar atrevidamente á sus pechos su-
cios el cuerpo santísimo de Jesucristo, demás de los da-
ños del alma , les es causa en el cuerpo de malos acci-
dentes y de enfermedades, y á las veces de muerte,
como claramente nos lo enseña san Pablo.
))Así que, no es obra de naturaleza aquesta, mases
muy conforme á ella y á lo que naturalmente aconte-
ce á los cuerpos cuando entre sí mismos se ayuntan. Y
si por entrar la carne de Cristo en el pecho no limpio
ni convenientemente dispuesto, como ahora decía, jus-
tamente se le destempla la salud corporal á quien as¡
le recibe, cuando por el contrario estuviere bien dis-
[tuestoelque le recibiere, ¿cómo no será justo que con
manivillosa virtud no solo le santifique el alma, mas
tatnbicn con la abundancia de la gracia que en ella
pone le apure el cuerpo y le avecine á sí mismo todo
cuanto pudiere? Que no es mas inclinado al daño ([ue
al bien el que es la misma l)ondad, ni el bien hacer lo
es dificultoso al que con el querer solo lo hace. Y no
solamente es conforme á lo que la naturaleza acostum-
bra , mas es muy conveniente y muy debido á lo que
piden nuestras necesidades. ¿No decíamos esta mañana
que el soplo de la serpiente y aquel manjar vedado y
cóndilo nos desconcertó el alma y nos cinponzoñ(') el
cuerpo? Luego convino que este manjar, que se ordenó
contra aquel, pusiese no solamente justicia en el alma,
sino tamliien por medio della santidad y pureza celes-
tial en la carne; pureza digo, que resistiese á la pon-
zoña primera , y la desarraigase poco á poco del cuer-
po. ¿Cómo dice san Pablo? — Así como en Adán murie-
ron foilos, así cobraron vida en Jesucristo. — En Adán
hubo daño de carne y de espíritu, y hulio inspiración
del demonio espiritual para el alma y manjar corpo-
ral para el cuerpo. Pue^ la vida se contrapone á la
muerte, y el remedio ha de ir por las pisadas del daño,
necesario es que Cristo en ambas á dos cosas produzga
salud y vida, en el alma con su espíritu , y en la car-
ne ayuntando á ella su cuerpo. Aquella manzana, pa-
sada al estómago , así destempló el cuerpo, que luego
se descubrieron en él mil nialn? cualidades mas ardícn-
tos que el íue^'o ; esta carne sanU; allegada debidamente
DE LOS NOMBRES DE CRISTO.— LIBRO SEGUNDO.
á la nuestra por virtud de su gracia produzga en ella
frescor y templanza. Aquel fruto atosigó nuestro cuer-
po, con que viene á la muerte; esta carne comida en-
riquézcanos así con su gracia , que aun descienda su
tesoro á la carne , que la apure y le dé vida y la re-
sucite,
»Bien dice acerca desto san Gregorio Niseno: — Así
como en aquellos que han bebido ponzoña , y que ama-
tan su fuerza mortífera con algún remedio contrario,
conviene que. conforme á como hizo el veneno, asimis-
mo la medicina penetre por las entrañas , para que se
derrame por todo el cuerpo el remedio; así nos con-
viene hacer á nosotros , que pues comimos la ponzoña
que nos desata , recibamos la medicina que nos repa-
ra , para que con la virtud desta desechemos el vene-
no de aquella. Mas esta medicina ¿cuál es? Ninguna
otra sino aquel santo cuerpo que sobrepujó á la muer-
te y nos fué causa de vida. Porque, así como un poco
de levadura, como dice el Apóstol , asemeja á sí á toda
la masa , así aquel cuerpo á quien Dios dotó de inmor-
talidad, entrando en el nuestro, le traspasa en sí todo
y lomuda. Y así como el ponzoñoso, con lo saludable
mraclado, hace á lo saludable dañoso, así al contrario,
este cuerpo inmortal á aquel de quien es recibido le
vuelve semejantemente inmortal. — Esto dice Niseno.
Mas entre todos san Cirilo lo dice muy bien : — No
podía , dice , este cuerpo corruptible traspasarse por
otra manera á la inmortalidad y á la vida , sino siendo
ayuntado á aquel cuerpo á quien es como suyo el vi-
vir. Ysi á mí no me crees, da fe á Cristo, que dice: Sin
duda os digo que sí no comiéredes la carne del Hijo del
hombre , y si no bebiéredes su sangre, no tendréis vida
en vosotros. Que el que come mí carne y bebe mi san-
gre ; tiene vida eterna, y yo le resucitaré en el postre-
ro día. Bien oís cuan abiertamente te dice que no
tendrás vida si no comes su carne y si no bebes su san-
gre. No la tendréis, dice, en vosotros; esto es, dentro
de vuestro cuerpo no la tendréis. Mas ¿á quién no ten-
dréis? á la vida. Vida llama convenientemente á su car-
ne de vida, porque ella es la que en el día último nos
ha de resucitar. Y deciros he cómo. Esta carne viva,
por ser carne del Verbo unigénito, posee la vida, y así
no la puede vencer el morir; por donde, sí se junta á
la nuestra, alanza de nosotros la muerte; porque nun-
ca se aparta de su carne el Hijo de Dios. Y porque está
junto y es como uno con ella, por eso dice : Y yo le re-
sucitaré en el día postrero. — Y en otro lugar el mismo
dobtor dice así : — Es de advertir que el agua, aunque es
de su naturaleza muy fría, sobreviniéndole el fuego,
olvidada de su frialdad natural , no cabe en sí de calor.
Pues nosotros, por la misma manera, dado que por la
naturaleza de nuestra carne somos mortales , parti-
cipando de aquella vida que nos retira de nuestra na-
tural flaqueza , tornamos á vivir por su virtud propia
deíla ; porque convino que no solamente el alma alcan-
zase la vida por comunicársele el Espíritu Santo, mas
que también este cuerpo tosco y terreno fuese hecho
inmortal con el gusto de su metal , y con el tacto dello
y con el mantenimiento. Pues como la carne del Sal-
vador es carne vivifica , por razón de estar ayuntada al
Yerbo, que es vida por naturaleza , por eso cuando la
' Vó3
comemos tenemos vida en nosotros , porque estamos
unidos con aquello que está hecho vida. Y por esta
causa Cristo, cuando resucitaba á los muertos, no sola-
mente usaba de palabra y de mando como Dios , mas
algunas veces les aplicaba á su carne, como juntamen-
te obradora , para mostrar con el hecho que también su
carne, por ser suya y por estar ayuntada con él, tenia
virtud de dar vida. — Esto es de Cirilo.
))Así que , la mala disposición que puso en nosotros
el primero manjar nos obliga á decir que el cuerpo de
Cristo, que es su contrario, es causa que haya en el
nuestro, por secreta y maravillosa virtud, nueva pu-
reza y nueva vida ; y lo mismo podemos ver si pone-
mos los ojos en lo que se puso por blanco Cristo en
cuanto hizo , que.es declararnos su amor por todas las
maneras posibles. Porque el amor , como plalicábades
ahora, Juliano y Sabino, es unidad, ó todo su oficio es
hacer unidad, y cuanto es mayor y mejor la unidad,
tanto es mayor y mas excelente el amor; por donde,
cuanto por mas particulares maneras fueron en uno
mismo dos entre sí, tanto sin duda ninguna se tendrán
mas amor. Pues si en nosotros hay carne y espíritu, y
si con el espíritu ayunta el suyo Cristo por tantas ma-
neras , poniendo en él su semejanza y comunicándole
su vigor y derramando por él su espíritu mismo , ¿no
os parecerá , Juliano , forzoso el decir, ó que hay falta
ea su amor para con nosotros , ó que ayunta tan bien
su cuerpo con el nuestro cuanto es posible ayuntarse
dos cuerpos? Mas ¿quién se atreverá á poner mengua
en su amor en esta parte, el cual por todas las demás
partes es sobre todo encarecimiento extremado? Por-
que pregunto , ¿ó no le es posible á Dios hacer esta
unión, ó hecha, no declara ni engrandece su amor, ó
no se precia Dios de engrandecerle? Claro es que es
posible , y manifiesto que añade quilates , y notorio y
sin duda que se precia Dios de ser en todo lo que hace
perfecto. Pues si esto es cierto , ¿cómo puede ser du-
doso, si hace Dios lo que puede ser hecho y lo que im-
porta que se haga.para el fin que pretende ? El mismo
Cristo dice, rogando á su Padre (a) : —Señor, quiero
que yo y los míos seamos una misma cosa, así como yo
soy una misma cosa contigo. — No son una misma cosa
el Padre y el Hijo solamente porque se quieren bien
entre sí , ni solo porque son , así en voluntades como
en juicios conformes , sino también porque son una
misma substancia, de manera que el Padre vive en el
Hijo, y el Hijo vive por el Padre, y es un mismo ser y
vivir el de entrambos.
»Pues así, para que la semejanza sea perfecta cuanto
ser puede, conviene sin duda que á noso.tros los fieles
entre nosotros, y á cada uno de nosotros con Cristo, no
solamente nos añude y haga uno la caridad que el es-
píritu en nuestros corazones derrama , sino que tam-
bién en la manera del ser , asi en la del cuerpo como
en la manera del alma , seamos todos uno , cuanto es
hacedero y posible; y conviene que, siendo muchos en
personas , cotno de hecho lo somos , empero por razón
de que mora en nuestras almas un espíritu mismo y
por razón que nos mantiene un individuo y solo man-
jar, seamos todos uno en un espíritu y en un cuerpo
(a) Joan., 17, V. 22.
1S4 OBRAS DE FRAY
divino ; los cuales espíritu y cuerpo divino , ayuntán-
dose estrechamente con nuestros propios cuerpos y es-
píritus , los cualifiqueií y los acondicionen á todos de
una misma manera , y á todos de aquella condición y
manera que le es propia á aquel divino cuerpo y espí-
ritu, que es la mayor unidad que se puede hacer ó
pensar en cosas tan apartadas de suyo. De manera que,
como una nube en quien ha lanzado la fuerza de su
claridad y de sus rayos el sol, llena de luz y, si aques-
ta palabra aquí se permite, en luz empapada, por don-
de quiera que se mire es un sol; así, ayuntando Cris-
to, no solamente su virtud y su luz, sino su mismo es-
píritu y su mismo cuerpo con los fieles y justos, y co-
mo mezclando en cierta manera su alma con la suya
dellos, y con el cuerpo dellos su cuerpo, en la forma
que he dicho, les brota Cristo y les sale afuera por ios
ojos y por la boca y por los sentidos , y sus figuras to-
das y sus semblantes y sus movimientos son Cristo,
que los ocupa asi á todos, y se enseñorea dellos tan ín-
timamente, que, sin destruirles ó corromperles su ser,
no se verá en ellos en el último día ni se descubrirá
otro ser mas del suyo , y un mismo ser en todos ; por
lo cual , así él como ellos , sin dejar de ser él y ellos ,
serán un él y uno mismo.
);Grande ñudo es aqueste , Sabino , y lazo de unidad
tan estrecho, que en ninguna cosa de las que, ó la na-
turaleza ha compuesto ó el arte invenlaílo las parles
diversas que tiene , se juntaron jamás con juntura tan
delicada ó que así huyese la vista , como es esta jun-
tura; y cierto, es ayuntamiento de matrimonio tanto
mayor y mejor, cuanto se celebra por modo mas uno y
mas limpio, y la ventaja que hace al matrimonio ó despo-
sorio de la carne en limpieza, esa ó nuiclio mayor ven-
taja le hace en unidad y estrecheza; que allí se infi-
cionan los cuerpos, y aquí se deifica el alma y la car-
ne; alli se aficionan las voluntades, aquí lodo es una
voluntad y un querer ; allí adquieren derecho el uno
sobre el cuerpo del otro, aquí, sin destruir su subs-
tancia, convierte en su cuerpo, en la manera que he
dicho, el esposo Cristo á su esposa; allí se yerra de
ordinario, aquí se acierta siempre; allí de continuo hay
solicitud y cuidado, enemigo de la conformidad y uni-
dad , aquí seguridad y reposo ayutlador y favorecedor
de aquello que es uno; allí se ayuntan para sacará luz
á otro tercero, aíjuí por un ayunlamienlo se camina á
otro , y el fruto de aquesta unidad es afinarse en ser
uno, y el abrazarse es para mas abrazarse; allí el con-
tento es aguado y el deleite breve y de bajo mcíal, aquí
lo uno y lo olro tan grande, que baña el cuerpo y el al-
ma; tan nobk, que es gloria; tan puro, que ni antes
le precede ni después se le sigue , ni con él jamás .se
mezcla ose avunta el dolor. Del cual deleite, pues ha-
bemos dicho ya del ayuntamienio, que es lo (|ue pro-
pusimos primero, lo que el Seiior nos ha comunicado,
será bien que digamos ahora lo que se pudiere decir,
aunque no sé sí es de las cosas que no se han de decir;
á lo menos cierto es que , cómo ello es y cómo pasa,
ninguno jamás lo supo ni pudo decir.
wYasí, sea e.>ta la primera prueba y el argumento
primero de su no medida í.'randeza,que nunca cupo en
lengua humana, y que el que lo iaucba lo calla mas,
LUIS DE LEÓN.
y que su experiencia enmudece la habla , y que tiene
tanto de bien que sentir , que ocupa el alma toda su
fuerza en sentirlo , sin dejar ninguna parte della libre
para hacer otra cosa ; de donde la Sagrada Escritura,
en una parte adonde trata de aqueste gozo y deleite,
le llama maná escondido, y en otra, nombre nuevo
que no lo sabe leer sino aquel solo que lo recibe, y en
otra , introduciendo como en imagen una figura de
aquestos abrazos, venido á este punto de declarar sus
deleites dellos, hace que se desmaye y que quede mu-
da y sin sentido la esposa que lo representa; porque,
así como en el desmayo se recoge el vigor del alma á
lo secreto del cuerpo , y ni la lengua ni los ojos ni los
pies ni las manos hacen su oficio, así este gozo, al
punto que se derrama en el alma, con su grandeza in-
creíble la lleva toda á sí , por manera que no le deja
comunicar lo que siente á la lengua.
))Mas ¿qué necesidad hay de retraer por indicios lo
que abierlamente testifican las sagradas letras y lo que
por clara y llana razón se convence? David dice en su
divina escritura (a) : — ¡ Cuan grande es , Señor , la
muchedumbre de tu dulzura, la que escondiste ^'a
los que te temen! — Y en otra parte : — Serán, SeMr,
vuestros siervos embriagados con el abundancia de los
bienes de vuestra casa , y daréisles á beber del arroyo
impetuoso de vuestros deleites. — Y en otra parle : —
Gustad y ved cuan dulce es el Señor. — Y en otra : —
Un rio de avenida baña con deleite la ciudad de Dios,
y voz de salud y alegría suena en las moradas de los
justos, y bienaventurado es el pueblo que sabe qué es
jubilación. — Y finalmente, Isaías (6) : — Ni los ojos lo
vieron, ni lo oyeron los oidos, ni pudo caber en humano
corazón lo que Dios tiene aparejado para los que es-
peran en él. — Y conviene que, como aquí se dice así,
sea por necesaria razón y tan clara, que se tocara coa
ílas manos si primero "entendiéremos qué es y cómo se
hace aquesto que llamamos deleite; porque deleite es
un sentimiento y movimiento dulce, que acompaña y
como remata todas aquellas obras en que nuestras po-
tencias y fuerzas, conforme ásus naturalezas ó á sus
deseos , sin impedimento ni estorbo se emplean ; por-
que todas las veces que obramos así , por el medio de
aquestas obras alcanzamos alguna cosa, que, ó por na-
turaleza ó por disposición y costumbre, ó por elección
y juicio nuestro, nos es conveniente y amable. Y como
cuando no se posee y se conoce algún bien , la ausen-
cia del causa en el corazón una agonía y deseo, así es
necesario decir que, por el contrario, cuando se posee
y se tiene, la presencia del en nosotros y el oslar ayun-
tado y como abrazado con nuestro apetito y s(!ntidos,
conociéndolo nosotros ansí, los halaga y regala; por
manera que el deleite es un movimiento dulce del
apetito.
»Y la causa del deleite son, lo primero, la presencia,
y como si dijésemos el abrazo del bien deseado, al cual
abrazo se viene por medio de alguna obra conveniente
que hacemos, y es como si dijésemos el tercero desta
concordia, ó por mejor decir, el que la saborea y sa-
zona el conocimiento y el sentido dclla; porque á quien
no siente ni conoce el bien que posee, ni si lo posee,
(a) rsalm. 50, 5j, io, tUO,í*>. {l>) Esiü., <;1, lí., v. 4,
DE LOS NOMBRES DE CRISTO. —LIBRO SEGUNDO.
no le puede ser el bien ni deleitoso ni apacible. Pues
eslo presupuesto de aquesta manera, vamos agora mi-
rando estas fuentes de donde mana el deleite, y exami-
nando á cada una dellas por sí, que, adonde quiera que
las descubriéremos mas, y en todas aquellas cosas
adonde halláremos mayores y mas abundantes mineros
del, en aquellas cosas sin duda el deleite dellas será
de mayores quilates. Es pues necesario para el deleite,
y como fuente suya, de donde nace, lo primero, el co-
nocimiento y sentido; lo segundo, la obra, por medio
de la cual se alcanza el bien deseado; lo tercero, ese
mismo bien ; lo cuarto y lo último, su presencia y ayun-
tamiento del con el alma. Y digamos del conocimiento
primero, y después diremos de lo demás por su orden.
))E1 conocimiento, cuanto fuere mas vivo, tanto cuanto
63 de su parte será causa de mas vivo y mas acendra-
do deleite; porque , por la razón que no pueden gozar
del todas aquellas cosas que no tienen sentido, por esa
misma se convence que las que le tienen , cuanto mas
del tuvieren, tanto sentirán la dulzura mas, conforme
á como la experiencia lo demuestra en los animales ,
que en la manera que á cada uno dellos , conforme á
su naturaleza y especie , ó mas ó menos se les comu-
nica el sentido , así ó mas ó menos les es deleitable y
gastoso el bien que poseen ; y cuanto en cada una or-
den dellos está la fuerza del sentido mas bota, tanto
cuanto se deleitan es menor su deleite; y no solamente
se ve esto entre las cosas que son diferentes, compa-
rándolas entre si mismas , mas en un linaje mismo de
cosas y en los particulares que en sí contiene se ve;
porque los hombres, los que son de mas buen sentido,
gustan mas del deleite, y en un hombre solo, si ó por
acaso ó por enfermedad tiene amortecido el sentido del
tacto en la mano, aunque la tenga fria y la allegue á
la lumbre , no le hará gusto el calor ; y como se fuere
en ella por medio de la medicina ó por otra alguna
manera despertando el sentir, ansí por los mismos pa-
sos y por la medida misma crecerá en ella el poder
gozar del deleite. Por donde, si esto es así , ¿quién no
sabe ya cuan mas subido y agudo sentido es aquel con
que se comprehenden y sienten los gozos de la virtud
que no aquel de quien nacen los deleites del cuerpo?
Porque el uno es conocimiento de razón, y el otro es
sentido de carne; el uno penetra hasta lo úlíimo de las
cosas que conoce, el otro para en la sobreliaz de lo que
siente; el uno es sentir bruto y de aldea, el otro es
entender espiritual y de alma; y conforme á esta dife-
rencia y ventaja , asi son diferentes y se aventajan en-
tre sí los deleites que hacen.
«Porque el deleite que nace del conocer del senti-
do es deleite ligero ó como sombra de deleite , y que
tiene del como una vislumbre ó sobrehaz solamente, y
es tosco y aldeano deleite; mas el que nos viene del
entendimiento y razón es vivo gozo y macizo gozo , y
gozo de substancia y verdad ; y así como se prueba la
grande substancia de aquestos deleites del alma por la
viveza del entendimiento que los siente y conoce , así
también se ve su nobleza por el metal de la obra que
nos ayunta al bien de do nacen ; porque las obras por
cuya mano metemos á Dios en nuestra casa, que, pues-
to en ella, k tiiiiche de gozo, son el contemplarle y el
455
amarle y el ocupar en él nuestro pensamiento y deseo,
con todo lo demás que es santidad y virtud; las cuales
obras ellas en si mismas son por una parte tan pro-
pias de aíjuello que en nosotros verdaderamente es ser
hombre, y por otra tan nobles en si, que ellas mismas
por sí, dejado aparte el bien que nos traen, que es
Dios, deleitan al alma, que con sola su posesión dellas
se perficiona y se goza; como, al revés, todas las obras
que el cuerpo hace, por donde consigue aquello con que
se deleita el sentido, sean obras ó no propias del hom-
bre, ó así toscas y viles , que nadie las estimarla ni se
alegraría con ellas por si solas, si ó la necesidad pura
ó la costumbre dañada no le forzase. Asi que, en lo
bueno, antes que ello deleite hay deleite, y eso mismo
que va en busca del bien y que lo halla y le echa las
manos, es ello en si bien que deleita, y por un gozóse
camina á otro gozo ; por el contrario de lo que acon-
tece en el deleite del cuerpo , donde ios principios son
intolerable trabajo, los fines, enfado y hastio, los fru-
tos , dolor y arrepentimiento.
))Mas cuando acerca desto faltase todo lo que hasta
agora se ha dicho, para conocer que es verdad basta la
ventaja sola que hace el bien de donde nacen estos es-
pirituales deleites, á los demás bienes que son cebo de
los sentidos. Porque si la pintura hermosa presente á
la vista deleita los ojos, y si los oidos se alegran con la
suave armonía, y si el bien que hay en lo dulce ó en
lo sabroso ó en lo blando causa contentamiento en el
tacto, y si otras cosas menores y menos dignas de ser
nombradas pueden dar gusto al sentido, injuria será"
que se hace á Dios poner en cuestión si deleita ó qué
tanto deleita al alma que se abraza con él. Bien lo sen-
tía esto aquel que decía (a) : — ¿Qué hay para mi en
el cielo? y fuera de vos, Señor, ¿qué puedo desear en la
tierra? — Porque si miramos lo que, Señor, sois en
vos, sois un occéano íníinito de bien, y el mayor de los
que por acá se conocen y entienden es una pequeña
gota comparado con vos, y es como una sombra vues-
tra obscura y ligera. Y sí miramos lo que para nosotros
sois y en nuestro respeto, sois el deseo del alma, el úni-
co paradero de nuestra vida, el propio y solo bien nues-
tro, para cuya posesión somos criados y en quien solo
hallamos descanso, y á quien, aun sin conoceros, bus-
camos en todo cuanto hacemos. Que á los bienes del
cuerpo, y cuasi á todos los demás bienes que el hombre
apetece, apetécelos como á medios para conseguir al-
gún fin, y como á remedios y medicinas de alguna falta
ó enfermedad que padece ; busca el manjar porque le
atormenta la hambre , allega riquezas por salir de po-
breza; sigue el son dulce, y vase en pos de lo propor-
cionado y hermoso, porque sin esto padecen mengua
el oído y la vista,
))Y por esta razón los deleites que nos dan estos bie-
nes son deleites menguados y no puros, lo uno porque
se fundan en mengua y en necesidad y tristeza , y lo
otro porque no duran mas de lo que ella dura, por don-
de siempre la traen junto á sí y como mezclada consi-
go. Porque si no hubiese hambre no seria deleite el
comer, y en faltando ella falta él juntamente. Y así, no
tienen mas bien de cuanto dura el mal para cuyo re-
ía) Psalm. 72, V. 25.
ia6 OMAS DE FRAY
medio se ordenan. Y por la misma razón no puede en- '
tregarse ninguno é ellos sin rienda, antes es necesario j
que los use el que dellos usar quisiere, con tasa, si le
han de ser, conforme á como se nombran, deleites ; por-
que lo son hasta llegar á un punto cierto, y en pasando
del no lo son. Mas vos, Señor, sois todo el bien nues-
tro y nuestro soberano fin verdadero; y aunque sois el
remedio de nuestras necesidades, y aunque hacéis lle-
nos todos nuestros vacíos, para que os ame el alma mu-
cho mas que á sí misma no le es necesario que padezca
mengua, que vos, por vos, merecéis todo lo que es el
querer y el amor. Y cuanto el que os amare. Señor, es-
tuviere mas rico y mas abastado de vos, tanto os amará
con mas veras. Y así como vos en vos no tenéis fin ni
medida, así el deleite que nace de vos en el alma que
consigo os abraza dichosa, es deleite que no tiene fin,
y que cuanto mas crece es mas dulce, y deleite en quien
el deseo, sin recelo de caer en hartura, puede alargar
la rienda cuanto quisiere ; porque, como testificáis de
TOS mismo {a) : — Quien bebiere de vuestra dulzura,
cuanto mas bebiere, tendrá della mas sed. —
))Y por esta misma razón, si, Juliano, no os desagra-
da, y según que agora á la imaginación se me ofrece, !
en la Sagrada Escritura aqueste deleite que Dios en los
suyos produce es llamado con nombre de avenida y de
rio, como cuando el salmista decía que da de beber
Dios á los suyos un rio de deleite grandísimo. Por-
que en decirlo así, no solamente quiere decir que les
dará Dios á los suyos grande abundancia de gozo, sino
•también nos dice y declara que ni tiene límite aqueste
gozo, ni menos es gozo que hasta un cierto punto es
sabroso, y pasado del no lo es, ni es, como la son los
deleites que vemos, agua encerrada en un vaso, que
tiene su hondo, y que fuera de aquellos términos con
que cerca, no hay agua, y que se agota y se acaba be-
biéndola ; sino que es agua en rio, que corre siempre y
que no se agota bebida, y que por mas que se beba,
siempre viene fresca á la boca, sin poder jamás llegar
á algún paso adonde no haya agua; esto es, adonde
aquel dulzor no lo sea. De manera que , por razón de
ser Dios infinito y bien que sobrepuja sin ninguna com-
paración á todos los bienes, se entiende que en el alma
que le posee, el deleite que hace es entre todos los
deleites el mayor deleite , y por razón de ser nuestro
último fin, se convence que jamás aqueste deleite da
en cara. Y si esto es por ser Dios quien es, ¿qué será
por razón del querer que nos tiene , y por el estrecho
ñudo de amor con que con los suyos se enlaza? Que si
el bien presente y poseído deleita, cuanto mas presente
y%)as ayuntado estuviere, sin ninguna duda deleitará
mas.
nF'ues ¿quién podrá decirla e=;!reclieza no compa-
rable de aqueste ayuntamiento de Dios? No quiero de-
cir lo que agora he ya dicho, repitiendo las muchas y
diversas maneras como se ayunta Dios con nuestros
cuerpos y almas; mas digo que cuando estamos mas
metidos en la posesión de los bienes del cuer[(0 v so-
mos hechos mas dellos señores, (oda aquella unión y
estrechez es una cosa finja V como de-;atada en compa-
ración desle lazo. Porque el sentido y lo que se junta
(a) Ecclei., 24, V. 29.
LUIS DE LEÓN.
con el sentido solamente se tocan en los accidentes de
fuera, que ni veo sino colorado, ni oigo sino el retin-
tín del sonido, ni gusto sino lo dulce ó amargo, ni per-
cibo tocando sino es la aspereza ó blandura; mas Dios
abrazado con nuestra alma penetra por ella toda y se
lanza á sí mismo por todos sus apartados secretos, has-
ta ayuntarse con su mas íntimo ser, adonde hecho co-
mo alma della y enlazado con ella, la abraza estrechí-
simamente. Por cuya causa en muchos lugares la Es-
critura dice que mora Dios en el medio del corazón. Y
David en el salmo (6) le compara al aceite, que puesto
en la cabeza del sacerdote, viene al cuello y se extiende
á la barba, y desciende corriendo por las vestiduras
todas hasta los pies. Y en el libro de la Sabiduría (c)
por aquesta misma razón es comparado Dios á la nie-
bla, que por todo penetra. Y no solamente se ayunta
mucho Dios con el alma, sino ayúntase todo, y no todo
succediéndose unas partes á otras, sino todo junto y
como de un golpe, y sin esperarse lo uno á lo otro ; lo
que es al revés en el cuerpo, á quien sus bienes, los que
él llama bienes, se le allegan de espacio y reparlida-
mente, y succediéndose unas partes á otras, agora una,
y después desta otra, y cuando goza de la segunda, ha
perdido ya la primera. Y como se reparten y se dividen
aquellos, ni mas ni menos se corrompen y acaban, y
cuides ellos son, tal es el deleite que hacen; deleite
como exprimido por fuerza y como regateado y como
dado blanca á blanca con escasez, y deleite al fin que
vuela lígcrísimo y que desvanece como humo y se aca-
ba; mas el deleite que hace Dios viene junto y perse-
vera junto y estable, y es como un todo no divisible,
presente siempre todo á sí mismo; y por eso dice la
Escritura en el salmo, que deleita Dios con rio y con
ímpetu á los vecinos de su ciudad; no gota á gota, si-
no con todo el ímpetu del rio así junto.
))De todo lo cual se concluye, no solamente que hay
deleite en este desposorio y ayuntamiento del alma y
de Dios, sino que es un deleite que por donde quiera
que se mire, vence á cualquier otro deleite. Porque, ni
se mezcla con necesidad, ni se agua con tristeza, ni se
da por parles, ni se corrompe en un punto, ni nace de
bienes pequeños ni de abrazos tibios ó flojos, ni es de-
leite tosco ó que se siente á la ligera, como es tosco y
superficial el sentido, sino divino bien y gozo íntimo,
y deleite abundante y alegría no contaminada, que
baña el alma toda, y la embriaga y anega por tal mane-
ra, que como ello es no se puede declarar por ninguna.
Y así , la Escritura divina cuando nos quiere ofrecer al-
guna como imá-'cn de aqueste deleite, poríjue no hay
una que se le asemeje del lodo, usa de muchas seme-
janzas é imágenes. Que unas veces, como antes de
agora decíamos, le llama maná escondido. Maná , por-
que es deleite dulcísimo, y dulcísimo no de una sola
manera ni sabroso con un solo sabor, sino como del
maná se escribe en la Sabíduria {d), — hecho al gusto
del deseo y lleno de ínuinerables sabores. — Maná es-
condido, jiorqne está se Tclo en el alma y ponjue, sino
es quien lo gusta , ning\mo otro entio-ide bien lo (jue
es. Otras veces le llama apusmlo de rino, como en el
libro de los Cantares, y otras el vino mismo, y otras li-
{b'i Psalm. 132, V. 2, (c} Eccle8.,24, v. 6. {d¡ Sapient., 16, y. 20.
DE LOS NOMBRES DE CRISTO.— LIBRO SEGUNDO.
157
cuor mejor mucho que el vino. Aposento de vino, como
quien dice amontonamiento y tesoro de todo lo que es
alegría. Mas que el vino; porque ningima alegría ni to-
das juntas se igualan con esta.
«Otras veces nos le figura, como en el mismo libro,
por nombre de pechos ; porque no son los pechos lan
dulces ni tan sabrosos al niño, como los deleites de
Dios son deleitables á aquel que los gusta. Y porque
no son deleites que dañan la vida ó que debilitan las
fuerzas del cuerpo, sino deleites que alimentan el es-
píritu y le hacen que crezca, y deleites por cuyo medio
comunica Dios al alma la virtud de su sangre hecha le-
che, esto es, por manera sabrosa y dulce. Otras veces
son dichos mesa y banquete, como por Salomón y Da-
vid , para significar su abastanza y la grandeza y varie-
dad de sus gustos, y la confianza y el descanso, y el
regocijo y la seguridad y esperanzas ricas que ponen
en el alma del hombre. Otras los nombra sueño, por-
que se repara en ellos el espíritu de cuanto padece, y
lacera en la continua contradicion que la carne y el de-
monio le hace. Otras los compara á guija ó á pedreci-
. Ha pequeña y blanca, y escrita de un nombre que solo
el que le tiene le lee; porque, así como, según la cos-
tumbre antigua, en las causas criminales, cuando echa-
ba el juez una piedra blanca en el cántaro era dar vida,
y como los días buenos y de sucesos alegres los anti-
guos los contaban con pedrezuelas de aquesta manera,
asimismo el deleite que da Dios á los suyos es como
una prenda sensible de su amistad y como una senten-
cia que nos absuelve de su ira, que por nuestra culpa
nos condenaba al dolor y á la muerte, y es voz de vida
en nuestra alma, y día de regocijo para nuestro espí-
ritu, y de suceso bienaventurado y feliz.
))Y finalmente, otras veces significa aquestos deleites
con nombre de embriaguez y desmayo y de enajena-
miento de sí , porque ocupan toda el alma, que con el
gusto dellos se meterán adelante en los abrazos y sen-
timientos de Dios, que desfallece al cuerpo y cuasi no
comunica con él su sentido , y dice y hace cosas el
hombre que parecen fuera de toda naturaleza y razón.
Y á la verdad, Juliano, de las señales que podemos te-
ner de la grandeza destos deleites los que deseamos
conocerlos y no merecemos tener su experiencia , una
de las mas señaladas y ciertas es el ver los efectos y las
obras maravillosas y fuera de toda orden común que
hacen en aquellos que exprimen tan su gusto. Porque,
si no fuera dulcísimo incomparablemente el deleite
que halla el bueno con Dios, ¿cómo hubiera sido po-
sible ó á los mártires padecer los tormentos que pade-
cieron, ó á los ermitaños durar en los yermos por tan
luengos años en la vida que todos sabemos? Por ma-
nera que la grandeza no medida deste dulzor, y la vio-
lencia dulce con que enajena y roba para sí toda el al-
ma, fué quien sacó á la soledad á los hombres y los
apartó de cuasi todo aquello que es necesario al vivir,
y fué quien los mantuvo con yerbas y sin comer mu-
chos días , desnudos al frió y descubiertos al calor, y
sujetos á todas las injurias del cielo. Y fué quien hizo
fácil y hacedero y usado lo que parecía en ninguna
manera posible. Y no pudo tanto ni la naturaleza con
sus necesidades ni la tiranía y crueldad con sus no oidas
cruezas, para retraerlos del bien, que no pudiere mu-
clio mas para detenerlos en él aqueste deleite y todo
aquel dolor que pudo hacer el artificio y el cielo ; la
naturaleza y el arte, el ánimo encrudelecido y la ley
natural poderosa fué mucho menor que este gozo. Con
el cual esforzada el alma, y cebada y levantada sobre sí
misma, y hecha superior sobre todas las cosas, llevando
su cuerpo tras sí, le dio que no pareciese ser cuerpo.
»Y si quisiésemos agora contar por menudo los ejem-
plos particulares y extraños que desto tenemos , pri-
mero que la historia se atiabaría la vida; y así, basle por
todos uno, y este sea el que es la imagen común de to-
dos, que el Espíritu Santo nos dibujó en el libro de los
Cantares, para que por las palabras y acontecimientos
que conocemos, veamos como en idea todo lo que hace
Dios con sus escogidos. Porque ¿qué es lo que no hace
la esposa allí para encarecer aqueste su deleite, que
siente, ó lo r[ue el esposo no dice para este mismo pro-
pósito? No hay palabra blanda, ni dulzura regalada, ni
requiebro amoroso, ni encarecimiento dulce de cuan-
tos en el amor jamás se dijeron ó se pueden decir, que,
ó no lo diga allí ó no lo oiga la esposa, y si por palabras
ó por demonstraciones exteriores se puede declarar el
deleite del alma, todas las que significan un deleite
grandísimo, todas ellas se dicen y hacen allí; y comen-
zando de menores principios, van siempre subiendo y
esforzándose siempre mas el soplo de gozo ; al fin, las
velas llenas, navega el alma justa por un mar de dulzor
y viene á la fin á abrasarse en llamas de dulcísimo fue-
go por parte de las secretas centellas que recibió al
principio en sí misma. Y acoatécele cuanto á este pro-
pósito al alma con Dios, como al madero no bien seco
cuando se le avecina el fuego le aviene. El cual , así
como se va calentando del fuego y recibiendo en sí su
calor, así se va haciendo sugeto apto y dispuesto para
recibir mas calor, y lo recibe de hecho. Con el cual ca-
lentado, comienza primero á despedir humo de sí y á
dar de cuando en cuando algún estallido, y corren al-
gunas veces gotas de agua por él , y procediendo en
esta contienda y tomando por momentos el fuego en él
mayor fuerza, el humo que salía se enciende de impro-
viso en llama, que luego se acaba, y dende á poco se
torna á encender otra vez y á apagarse también; y así
hace la tercera y la cuarta, hasta que al fin el fuego, ya
lanzado en lo íntimo del madero y hecho señor de todo
él, sale todo junto y por todas partes afuera, levantando
sus llamas, las cuales prestas y poderosas y á la re-
donda bulliendo, hacen parecer un fuego el madero.
»Y por la misma manera, cuando Dios se avecina al
alma y se junta con ella y le comienza á comunicar su
dulzura, ella, así como la va gustando, así la va desean-
do mas, y con el deseo se hace á sí misma mas há-
bil para gustarla, y luego la gusta mas; y así, cre-
ciendo en ella aqueste deleite por puntos, al principio
la estremece toda, y luego la comienza á ablandar; y
suenan de rato en rato unos tiernos suspiros, y correa
por las mejillas á veces y sin sentir algunas dulcísi-
mas lágrimas, y procediendo adelante, enciéndese de
improviso como una llama compuesta de luz y de amor,
y luego desaparecí volando, y torna á repetirse el sus-
piro, y torna á lucir y á cesar otro no sé qué resplan-
13S OBRAS DE FRAY
dor ; y acreciéntase el lloro dulce, y ancla así por un
espacio haciendo mudiinzas el alma, traspasándose unas
veces, y otras veces tornándose á si, hasta que, sujeta
ya del todo al dulzor, se traspasa del todo, y levantada
enteramente sobre sí misma, y no cabiendo en sí mis-
ma, espira amor y terneza y derretimiento por todas
sus partes, y no entiende ni dice otra cosa sino es : —
Luz, amor, vida, descanso sumo, belleza infinita, bien
inmenso y dulcísimo, dame que me deshaga yo y que
me convierta en tí toda. Señor. —
))Mas callemos, Juliiuio, lo que por mucho que ha-
blemos no se puede hablar.» Y calló, diciendo esto Max-
celo, un poco, y tornó luego á decir: «Dicho he del
ñudo y del deleite desle desposorio lo que he podido;
quédame por decir lo que supiere de las demás circuns-
tancias y requisitos suyos. Y no quiero referir yo agora
las causas que movieron á Cristo, ni los accidentes de
donde tomó ocasión para ser nuestro esposo, porque
ya en otros lugares habernos dicho hoy acerca desto lo
que conviene; ni diré de los terceros que intervinieron
en estos conciertos , porque el mayor y el que á lodos
nos es manifiesto fué la grandeza de su piedad y bon-
dad ; mas diré de la manera como se ha habido con es-
ta su esposa por todo el espacio que desde que se pro-
metieron corre, hasta el dia del matrimonio legítimo; y
diré de los regalos y dulces tratamientos que por este
tiempo le hace, y de las prendas y joyas ricas, y por
ventura de las leyes de amor y del tálamo, y de las fies-
tas y cantares ordenados para aquel dia. Porque, así co-
mo acontece á algunos hombres que se desposan con
mujeres muy niñas, y que para casarse con ellas aguar-
dan á que lleguen á legítima edad, así nos conviene en-
tender que Cristo se desposó con la Iglesia luego en
naciendo ella, ó por mejor decir, que la crió y hizo na-
cer para esposa suya, y que se ha de casar con ella á
su tiempo.
))Y habemos de entendor que, como aquellos cuyas
esposas son niñas las regalan y las hacen caricias pri-
mero, como á niñas, y así por consiguiente, como va
creciendo la edad, van ellos también creciendo en la
manera de amor que les tienen y en las demostracio-
nes del que les hacen , así Cristo á su esposa la Iglesia
la ha ¡do criando y cariciando conforme á sus edades
della, y diferentemente según sus diferencias de tiem-
pos , primoro como á niña y dc'spues como á algo ma-
yor, y agora la trata como á doncelleja ya bien enten-
dida y crecida y cuasi ya casadera. Porque toda la edad
de la Iglesia desde su primer nacimiento hasta el dia
de la celebridad do sus bodas, que es todo el tiempo
que hay desde el principio del mundo hasta su fin , se
divide en tres estados de la Iglesia y tres tiempos. El
primero que llamamos de naluraleza , y el segundo de
ley, y el tercero y postrero de gracia. El primero fué
como la niñez de esta esposa. En el segundo vino á al-
gún mayor ser. En esle tercero que agora corre se va
acercando mucho á la edad de casar. Pues como ha ido
creciendo la edad y el saber, asi se ha habido con ella
diferentemente su esposo, midiendo con la edad los fa-
vores y ajustándolos siempre con ella por maravillosa
manera, aunque siempre por manertí llena de amor y
de regalo, como se ve clarumenle en el libro, de quien
LUIS DE LEÓN.
poco antes decia, de los Cantares, el cual no es sino un
dibujo vivo de todo aqueste trato amoroso y dulce que
ha habido hasta agora, y de aquí adelante ha de haber,
entre estos dos, esposo y esposa, hasta que llegue el di-
choso dia del matrimonio, que será el dia cuando se cer-
raren los siglos.
))Digo que es una imagen compuesta por la mano de
Dios, en que se nos muestran por señales y semejanzas
visibles y muy familiares al hombre, las dulzuras que
entre estos dos esposos pasan , y las diferencias dellas
confürmo álos tres estados y edades diferentes que he di-
cho. Porque en la primera parte del libro, que es hasta
cuasi la metad del segundo capítulo, dice Dios lo ¡ue
hace significación de las condiciones desta su espos;; en
aquel su estado primero de naturaleza, y la manera de
los amores que le hizo entonces su esposo. Y desde
aquel lugar, que es donde se dice en el segundo capí-
tulo : — Veis, mi amado me habla y dice: Levántale y
apresúrale y vén;— hasta el capítulos, adonde torna á
decir : — Yo duermo y mi corazón vela; — se pone lo que
pertenece á la edad de la ley. Mas desde allí hasta el fin ,
lodo cuanto entre aquestos dos se platica es imagen
de las dulzuras de amor que hace Cristo á su esposa
en aqueste postrero estado de gracia.
«Porque, comenzando por lo primero, y tocando tan
solamente las cosas, y como señalándolas desde lejos,
porque decirlas enteramente seria negocio muy largo,
y no de aqueste breve tiempo que resta. Así que, di-
ciendo de lo que pertenece á aquel estado primero, co-
mo era entonces niña la esposa , y le era nueva y re-
ciente la promesa de Dios de hacerse carne como ella
y de casarse con ella , como tierna y como deseosa de
un bien tan nunca esperado, del cual entonces comen-
zaba á gustar, entra, con la licencia que le da su niñez
y con la impaciencia que en aquella edad suele causar
el deseo, pidiendo apresuradamente sus besos. — Bése-
me, dice, de besos de su boca; que mejores son los tus
pechos que el vino. — En que debajo deste nombre de
besos le pide ya su palabra y el aceleramiento de la
promesa de desposarla en su carne, que apenas le acaba
de hacer. Porque desde el tiempo que puso Dios con el
hombre de vestirse de su carne del, y de así vestido ser
nuestro esposo, desde ese punto el corazón del hombre
comenzó á haberse regalado y familiarmente con Dios,
y comenzaron desde entonces á bullir en él unos sen-
limicnlos de Dios nuevos y blandos y por manera nun-
ca antes vista dulcísimos. Y hace siguilicacion de aques-
ta misma niñez lo que luego dice y prosigue :— Las ni-
ñas doncellitas te aman. — Porque las doncellilas y
la esposa son una misma. Y el aficionarse al olor, y el
comparar y amar al Esposo como un ramillete llorido,
y el no poderse aun tener bien en los pies, y el pedir
alEsiiosoque le dé la mano, diciendo: — Llévame en pos
de tí, correremos; — y el prometerle el Esposo lortolillas
y sarlalejos, todo ello demuestra lo niño y lo imper-
fecto de aipiel amor y conocimiento primero.
))Y porque tenía entonces la Iglesia presentes y co-
mo delante de los ojos dos cosas, la una su culpa y pér-
dida, y la otra la promesa dichosa de su remedio, co-
mo mirándose á sí, por eso dice allí así : — Negra soy,
raas hermosa, hijas de Jerusalcn, como los luberuácu-
DE LOS NOMBRES DE CRISTO.— LIBRO SEGUNDO.
159
los de Cedar y como las tiendas de Salomón. — Ne-
gra por el desastre de mi culpa primera, por quien
¡le quedado sujeta á las injurias de mis penalidades;
mas hermosa por la grandeza de dignidad y de rica
esperanza, á que por ocasión deste mal he subido. Y
si el aire y el agua me maltratan de fuera^ la palabra
que me es dada y la prenda que della en el alma tengo,
me enriquece y alegra. Y si los hijos de mi madre se
encendieron contra mí, porque viniendo de un mismo
padre el ángel y yo, el ángel malo, encendido de envi-
dia, convirtió su ingenio en mi daño, y si me pusieron
por guarda de viñas , sacándome de mi infelicidad , al
polvo y al sudor y al desastre continuo desta larga mi-
seria;,y si la mi viña, esto es, la mi buena dicha pri-
mera, no la supe guardar, como sepa yo agora adonde, .
oh Esposo, sesteas, y como tenga noticia y favor para ir
á los lugares bienaventurados adonde está de tu reba-
ño su pasto, yo quedaré mejorada. Y así, por esta causa
misma el Esposo entonces no se le descubre del todo,
ni le ofrece luego su presencia y su guia , sino dícele
que si le ama como dice, y si le quiere hallar, que siga
la huella de sus cabritos. Porque la luz y el conoci-
miento que en aquella edad dio guia á la Iglesia , fué
muy pequeño y muy flaco conocim.iento en compara-
ción del de agora. Y porque ella era pequeña entonces,
esto es, de pocas personas en número, y esas esparci-
das por muchos lugares y rodeadas por todas partes de
infidelidad , por eso la llama allí, y por regalo la com-
para á la rosa, que las espinas la cercan. Y también es
rosa entre espinas , porque cuasi ya al fin de aquesta
niñez suya, y cuando comenzaba á florecer y brotaba
ya afuera su hermosa figura, haciendo ya cuerpo de re-
pública y de pueblo fiel con muchedumbre grandísima,
que fué estando en Egipto, y poco antes que saliese de
allí, fué verdaderamente rosa entre espinas, así por ra-
zón de los egipcios infieles que la cercaban, como por
causa de los errores y daños que se le pegaban de su
trato y conversación, como también por respeto de la
servidumbre con que la oprimían.
))Y no es lejos de aquesto, que en sola aquella parte
del libro la compara el Esposo á cosas de las que en
Egipto nacian , como cuando le dice : — A la mi yegua
en los carros de Faraón te asemejé, amiga mía. — Por-
que estaba sujeta ella á Faraón entonces, y como jun-
cida al carro trabajoso de su servidumbre. Mas llegando
á este punto, que es el fin de su edad la primera, y el
prino#pio de la segunda la manera como Dios la trató,
es lo que luego y en el principio de la segunda parte
del libro se dice : — Levántate y apresúrate , amiga
mía, y vén, que ya se pasó el invierno y la lluvia ya se
filé;— con lo que después desto se sigue. Lo cual todo
por hermosas figuras declara la salida desta santa es-
posa de Egipto. Porque llamándola el Esposo á que sal-
ga, significa el Espíritu Santo, no solo que el Esposo la
saca de allí, mas también la manera como la hace sa-
lir. Levántate , dice , porque con la carga del duro tra-
tamiento estaba abatida y caída. Y apresúrate, porque
salió con grandísima priesa de Egipto, como se cuenta
en el Éxodo. Y vén, porque salió siguiendo á su Espo-
so. Y dice luego todo aquello que la convida á sab'r.
Porque ya, dice, el invierno y los tiempos ásperos de tu
servidumbre lian pasado , y ya comienza á aparecer la
primavera de tu mejor suerte. Y ya, dice, no quiero que
le me demuestres como rosa entre espinas, sino como
paloma en los agujeros de la barranca, para significar
el lugar desierto y lil)re de compañías malas adó la
sacó.
»Y así ella , como ya mas crecida y osada , responde
alegremente á este llamamiento divino, y deja su casa
y sale en busca de aquel á quien ama. Y para decla-
rárnoslo, dice : — En mi lecho y en la noche de mi ser-
vidumbre y trabajo busqué y levanté el corazón á mi
esposo; busquéle, mas no le hallé. Levánteme y rodeé
la ciudad y pregunté á las guardas della por él. — Y di-
ce esto así, para declarar todas las dificultades y traba-
jos nuevos que se le recrecieron con los de Egipto y con
sus principes dellos, desde que comenzó á tratar de salir
de su tierra hasta que de hecho salió. Mas luego en sa-
liendo halló como presente en figura de nube y en figura
de fuego á su Esposo, y así añade y le dice : — En pasan-
do las guardas hallé al que ama mi alma, asile, y no le de-
jaré hasta que le encierre en la casa de mi madre y en la
recámara de la que me engendró. — Porque hasta que
entró con él en la tierra prometida, adonde caminaba
por el desierto, siempre le llevó como delante de sí. Y
porque se entienda que se habla aquí de aquel tiempo
y camino, poco mas abajo le dicen : — ¿Quién es esta que
sube por el desierto, como varilla de humo de mirra y
de incienso y de todos los buenos olores? — Y lo que des-
pués se dice del lecho de Salomón y de las guardas del,
con quien es comparada la esposa, es la guarda grande
y las velas que puso el Esposo para la salud y defensa
suya por todo aquel camino y desierto. Y lo de la li-
tera que Salomón hizo, y la pintura de sus riquezas y
obra, es imagen de la obra del arca y del santuario, que
en aquel mismo lugar y camino ordenó para regalo de
aquesta su esposa.
))Y cuando luego por todo el capítulo 4 dice della su
Esposo encarecidos loores, cantando una por una todas
sus figuras y partes, en la manera del loor y en la cua-
lidad de las comparaciones que usa , bien se deja en-
tender que el que allí habla, aquello, de que habla lo
concebía como una grande muchedumbre de ejército
asentado en su real, y levantadas sus tiendas y dividi-
das en sus estancias por orden, en la manera como se-
guía su viaje entonces el pueblo desposado con Dios.
Porque, como en el libro de los lY^ímeros vemos, el asien-
to del real de aquel pueblo, cuando peregrinó en el de-
sierto, estaba repartido en cuatro cuarteles, de aquesta
manera. En la delantera tenian sus tiendas y asientos
los del tribu de Judá, con los de Isaar y Zabulón á sus
lados. A la mano derecha tenian su cuartel los de Rubén
con los de Simeón y de Gad juntamente. A la izquierda
moraban con los de Dan los de Aser y Xeftalim. Lo
postrero ocupaban Efraira con los tribus de Benjamín
y de Manases. Y en medio deste cuadrado estaba fijado
el tabernáculo del testimonio, y al derredor del por to-
das partes tenian sus tiendas los levitas y sacerdotes.
Y conforme á esta orden de asiento seguían su camino
cuando levantaban real. Porque lo primero de todo iba
la coluna de nube, que les era su guía. En pos della se-
guían sus banderas tendidas , Judá con sus compañe-
160 OBRAS DE FRAY
ros. A estos sucedian luego los que perlenecian al cuar-
tel (le Rubén. Luego iban el Tabernáculo con todas sus
partes, las cuales llevaban repartidas entre sí los levi-
tas. Efraim y los suyos iban después. Y los de Dan iban
en la retaguarda de todos.
«Pues teniendo como delante los ojos el Esposo esta
orden, y como deleitándose en contemplar esta imagen,
en el lugar que digo la va loando, como si loara en una
persona sola y hermosa sus miembros. Porque dice
que sus ojos , que eran la nube y el fuego que les ser-
vían de guia, eran como de paloma. Y sus cabellos, que
es lo que se descubre primero , y el cuartel de los que
iban delante, como hatos de cabras. Y sus dientes, que
son Gad y Rubén, como manadas de ovejas. Y sus la-
bios y habla, que eran los levitas y sacerdotes, por quien
Dios les hablaba, como hilo de carmesí. Y por la mis-
ma manera llama mejillas á los de Efraim , y á los d;'
Dan cuello. Y á los unos y á los otros los alaba con her-
mosos apodos. Y á la postre dice maravillas de sus dos
pechos, esto es de Moisen y Aaron , que eran como el
sustento dellos y como los caminos por donde venia
aquel pueblo, lo que los mantenía en vida y en bien.
Y porque el paradero deste viaje era el llegar á la tier-
ra que les estaba guardada , y el alcanzar la posesión
pacífica della, por eso, en habiendo alabado la orden
hermosa que guardaban en su real y camino, llégalos
á la ün del camino, y mételos como de la mano en sus
casas y tierras. Y por esto le dice : — Vén del Líbano,
amiga mia, esposa mía; vén del Líbano, vén, y serás co-
ronada de la cumbre de Amana y de la altura de Sanir
y de Hermon, de las cuevas de los leones, de los mon-
tes de las onzas ; — que es como una descripción de la
región de Judea. En la cual región , después que della
se apoderó Dios y su pueblo, creció y fructificó por mu-
chos siglos con grandes acrecentamientos de santidad
y virtudes la Iglesia. Por donde el Esposo, luego que
puso á la esposa en la posesión desta tierra , contem-
plando los muchos frutos de religión que en ella pro-
dujo, para darlo á entender le dice que es huerto y le
dice que es fuente, y de lo uno y de lo otro dice en es-
ta manera : — Huerto cercado, hermana mia, esposa,
huerto cercado, fuente sellada. Tus plantas vergeles son
de granados y de lindos frutales, el cipro y el nardo,
y la canela y el cinamomo , con todos los árboles del
Líbano, la mirra y el sándalo, con los demás árboles del
incienso. —
))Y finalmente , diciendo y respondiéndose á veces ,
concluyen todo lo que á la segunda edad pertenece. Y
concluido, luego se comienza el cuento de lo que en
esta tercera de gracia pasa entre Cristo y su esposa.
Y comienza diciendo : — Voz de mi amado que llama.
Ábreme, hermana mia, amiga mia, paloma mia; que mí
cabeza llena está de rocío, y las mis guedejas con las
gotas de la noche.— Que por cuanto Cristo en el prin-
cipio desta edad que decimos, nació cubierto de nuestra
carne, y vino así á descubrirse visiblemente á su espo-
sa, vestido de su librea della, y sujeto como ella lo es,
álos trabajos y á las malas noches que on la obscuridad
dcsla vida se pasan, por eso dice que viene maltratado
de la noche y calado del agua y del rocío. Lo cual has-
ta aquel punto nunca de sí dijo el Esposo, ni menos
LUIS DE LEÓN.
dijo otra cosa que se pareciese á ello ó que tuviese sig-
nificación de lo mismo. Pues ruégale que le abra la
puerta, porque sabia la dificultad con que aquel pue-
blo donde nació, y donde en aquel tiempo se sustenta-
ba aqueste nombre de esposa, le había de recibir en su
casa. Y esta dificultad y mal acogimiento es lo que
luego encontinenle se sigue : — Desnúdeme la mi ca-
misa, ¿cómo tornaré á vestírmela? Lavé los mis pies,
¿cómo los ensuciaré? — Y así, mal recibido, se pasa ade-
lante á buscar otra gente.
»Y porque algunos de los de aquel pueblo, aunque
los menos dellos, le recibieron, por eso dice que al fin
salió la esposa en su busca. Y porque los que le reci-
bieron padecieron por la confesión y predicación de su
fe muchos y muy luengos trabajos, por eso dice que lo
rodeó todo buscándole, y que no le halló, y que la ha-
liaron á ella las guardas que hacían la ronda , y que la
despojaron y que la hirieron con golpes. Y las voces
que da llamando á su Esposo escondido, y las gentes
que movidas de sus voces acuden á ella, y le pregun-
tan qué busca y por quién vocea con ansia tan gran-
■ de , no es otra cosa sino la predicación de Cristo , que
ardiendo en su amor , hicieron por toda la gentilidad
los apóstoles; y los que se allegan á la esposa y los
que le ofrecen su ayuda y compañía para buscar al que
ama, son los mismos gentiles, todos aquellos que
abriendo los oídos del alma á la voz del santo Evange-
lio, y dando asiento á las palabras de salud en su co-
razón , se juntaron con fe viva á la esposa, y se en-
cendieron con ella en un mismo amor y deseo de ir
en seguimiento de Cristo. Y como llegaba ya la Iglesia
á su debido vigor, y estaba como si dijésemos en la flor
de su edad , y había conforme á la edad crecido en co-
nocímieiilo, y el Esposo mismo se le había manifesta-
do hecho hombre , da señas del allí la esposa, y hace
pintura de sus facciones todas, lo que nunca antes hizo
en ninguna parte del libro; porque el conocimiento
pasado, en comparación de la luz presente, y lo que
supo de su Esposo la Iglesia en la naturaleza y la ley,
puesto con lo que agora sabe y conoce , fué como una
niebla cerrada y como una sombra escurísíma.
))Pucs como es agora su amor de la esposa y su co-
nocimiento mayor que antes, así ella en esta tercera
parte está mas aventajada que nunca en lodo género
de espiritual hermosura, y no está, como estaba antes,
encogida en un pueblo solo, sino extendida por todas
las naciones del mundo. En significación de lo cual, el
Esposo en esta parte, lo que no había hecho en las par-
tes primeras, la compara á ciudades, y dice que es
semejante á un grande y bien ordenado escuadrón , y
repite todo lo que Iiabia dicho antes loándola, y añade
soI)re lo dicho otros nuevos y mas soberanos loores; y
no solamente él la alaba, sino también, como á cosa
ya hecha pública por todas las gentes y puesta en los
ojos de todas ellas, alábanla con el Esposo otros mu-
chos. Y la que antes de agora no era alabada sino des-
de la cabeza hasta el cuello , es loada agora de la cabe-
za á los |)¡és, y aun de los pies es loada primero, por-
que lo humilde es lo mas alto en la Iglesia. Y la que
antes de agora no tenía herm.uia , porque estaba, co-
mo he dicho, sola cu un pueblo, agora ya tiene lier-
DE LOS NOMBRES DE CRISTO,
mana y casa, y solicitud y cuidado della, extendiéndo-
se por innumerables naciones. Y ama ya su bien y es
amada del por 'diferente y mas subida manera ; que no
se contenta con verle y abrazarle á sus solas, como an-
tes hacia, sino en público y en los ojos de todos, sin
mirar en respetos y en puntos , como trae una mozue-
la á su niño y hermano en los brazos , y como se aba-
lanza á él, ado quier que le ve desea traerle ella á sí
siempre y públicamente añudado con su corazón, co-
mo de hecho le trae en la Iglesia todo lo que merece
perfectamente aqueste nombre de esposa. Que es lo
que da á entender cuando dice : — Quien te me diese
como hermano mamante pechos de mi madre. Halla-
ríate fuera y besaríate, y cierto no me despreciarian
á mí; asiré de tí y te llevaré á casa de la mi madre, y
tú me besarás y yo te regalaré. —
»Y porque llegando aquí ha venido á todo lo que en
razón de esposa puede llegar, no le queda sino que de-
see y que pida la venida de su Esposo á las bodas , y
el dia feliz en que se celebrará aqueste matrimonio di-
choso. Y así lo pide finalmente, diciendo: — Huye, ama-
do mio,'y aseméjate á la cabra y al cervatico sobre los
montes. — Porque el huir es venir apriesa y volando,
y el venir sobre los montes es hacer que el sol, que
sobre ellos amanece , nos descubra aquel dia. Del cual
dia y de su luz, á quien nunca succede noche, y de sus
fiestas, que no tendrán fin, y del aparato soberano del
tálamo, y de los ricos arreos con que saldrán en públi-
co el novio y la novia, dice San Juan en el Ajwcalipsi
cosas maravillosas, que no quiero yo agora decir, ni,
si va á decir verdad, puedo decirlas, porque las fuerzas
me faltan. Y valga por todo lo que David acerca deslo
dice en el salmo 44, que es propio y verdadero can-
tar destas bodas , y cantar adonde el Espíritu Santo
habla con los dos novios por divina y elegante manera.
Y dígalo Sabino por mí, pues yo no puedo ya, y el de-
cirlo le toca á él.» Y con esto Marcelo acabó, y Sabino
dijo luego (a) :
Un rico y soberano pensamiento
Me bulle dentro el pecho;
A li, divino Rey, mi entendimiento
Dedico, y cuanto be heclio
A tí yo lo enderezo, y celebrando
Mi lengua tu grandeza,
Irá, como escribano, volteando
La pluma con presteza.
Traspasas en beldad á los nacidos,
En gracia estás bañado;
Que Dios en ti á sus bienes escogidos
Eterno asiento ha dado.
Sus, ciñe ya lu espada poderoso.
m
(a) Psalm. U.
Y
á su
LIBRO SEGUNDO.
Tu prez y hermosura;
Tu prez, y sobre carro glorioso
Con próspera ventura.
Ceñido de verdad y de clemencia
Y de bien soberano ,
Con hechos hazañosos su potencia
Dirá lu diestra mano.
Los pechos enemigos tus saetas
Traspasen herboladas,
Y besen tus pisadas las sujetas
Naciones derrocadas;
Y' durará, Señor, tu trono erguido
Por mas de mil edades,
Y de tu reino el cetro esclarecido,
Cercado de igualdades.
Prosigues con amor lo justo y bueno,
Lo malo es tu enemigo ;
Y así te colmó, oh Dios, tu Dios el seno
Mas que á ningún tu amigo.
Las ropas de tu tiesta , producidas
De los ricos marfiles.
Despiden, en ti puestas, descogidas
Olores rail gentiles.
Son ámbar y son mirra y son preciosa
.\lgalia sus olores;
Rodéate de infantas copia hermosa,
Ardiendo en tus amores,
Y' la querida Reina está á tu lado.
Vestida de oro lino.
Pues, oh tú, ilustre hija, pon cuidado,
Atiende de continuo ;
Atiende, y mira, y oye lo que digo,
Si amas tu grandeza.
Olvidarás de hoy mas tu pueblo amigo
Y tu naturaleza ;
Que el Rey por tí se abrasa, y tú le adora,
Que él solo es señor tuyo,
Y tú también por él serás señora
De todo el gran bien suyo.
El tiro y los mas ricos mercaderes.
Delante lí humillados,
Te ofrecen, desplegando sus haberes.
Los dones mas preciados,
Y' anidará en ti toda la hermosura,
Y' vestirás tesoro,
Y' al Rey serás llevada en vestidura
Y' en recamados de oro,
Y juntamente al Rey serán llevadas
Contigo otras doncellas.
Irán siguiendo todas tus pisadas,
Y' lú delante deltas;
Y' con divina tiesta y regocijos
Te llevarán al lecho.
Do, en vez de tus abuelos, tendrás hijos
De claro y alto hecho,
A quien del mundo todo repartido
Darás el retro y mando.
MI canto por los siglos extendido
Tu nombre irá ensalzando ,
Celebrarán tu gloria eternamente
Toda nación y gente.
dicho esto, y ya muy noche, los tres se volvieron
lugar.
E,xvi-M,
ii
162
OBRAS DE FRAY LUIS DE LEÓN.
LIBRO TERCERO.
LNTRODUCCION.
Se da solución á algunos reparos que se hicieron sobre epfa ujra,
y vuelve á introducir el diálogo para proseguirla.
De los dos libros pasados, que publiqué para ¡irobar
en ellos lo que juzgaba de aqueste escribir, he eulen-
dido, ilustrísirao Señor, que algunos han hablado mu-
cho y por diferente manera; porque unos se maravi-
llan que un teólogo , de quien , como ellos dicen , es-
peraban algunos grandes tratados llenos de profundas
cuestiones, haya salido a la íiu con un libro en roman-
ce; otros dicen que no eran para romance las cosas
que se tratan en estos libros , porque no son capaces
dellas todos los que entienden romance; y otros iiay
que no los han querido leer porque están en su lengua,
y dicen que si estuvieran en latin los leyeran ; y de
aquellos que los leen, hay algunos que hallan novedad
en mi estilo, y otros que no quisieran diálogos, y otros
que quisieran capítulos, y que, finalmente, se llegaran
mas á la manera de hablar vulgar y ordinaria de todos,
porque fueran para todos mas Iralabies y mas comu-
nes. Y porque juntamente con estos libros publiqué
una declaración del capítulo último de los Pruierbíos,
que intitulé La perfecta Casada, no lia fídtado quien
diga que no era de mi persona ni de mi profesión de-
cirles á las mujeres casadas lo que deben hacer ; á los
cuales todos responderé, si son amigos, para que se
desengañen , y si no lo son, para que no se contenten;
á los unos, porque es justo satisfacerlos, y á los otros,
porque gusten menos de no estar satisfechos ; á aque-
llos , para que sepan lo que lian de decir, á estos, para
que conozcan lo poco que nos dañan sus dichos. Por-
que los que esperaban mayores cosas de mí , si las es-
peraban porque me esliman en algo, yo les soy muy
deudor; mas, si porque tienen en poco aquestas qr.e he
escrito, no crean ni piensen que en la teología, que lla-
man, se tratan ningunas ni mayores que las que trata-
mos aijuí, ni mas dificultosas ni menos sabidas, ni mas
dignas de serlo ; y es engaño común tener por fácil y
de poca estima todo lo que se escribe en romance, que
ha nacido de lo mal que usamos de nuestra lengua, no
la empleando sino en cosas sin ser, ó de lo poco que
entendemos della, creyendo que no es capaz de lo que
es de importancia; que lo uno es vicio y lo otro enga-
ño, y lodo ello falla nuestra, y no de la lengua ni de
los que se esfuerzan á poner en ella todo lo grave y
precioso que en alguna de las otras se halla.
Así que, no piensen, porque ven romance, que es de
poca estima lo que se dice; mas, al revés, viendo lo
que se dice , juzguen que puede ser de mucha estima
lo que se escribe en romance , y no desprecien por la
lengua las cosas, sino por ellas estimen la lengua, si
acaso las vieron ; porque es muy de creer que los que
esto dicefi ñolas han vi.^io ni leido. .Mas noticia tienen
dellas, y mejor juicio hacen los segundos, que las qui-
í-ieran ver en latin, aunque no tienen mas razón que los
primeros en lo que piden y quieren. Porque pregunto:
¿por qué las quieren mas en latin? No dirán que por
entenderlas mejor, ni hará tan del latino ninguno, que
profese entenderlo mas que á su lengua, ni es justo
decir que, porque fueran entendidas de menos, por eso
no las quisieran ver en romance; porque es envidia no
querer que el bien sea común á todos, y tanto mas fea
cuanto el bien es mejor.
Mas dirán que no lo dicen sino por las cosas mismas,
que, siendo tan graves, piden lengua que no sea vul-
gar, para que la gravedad del decir se conforme con la
gravedad de las cosas. A lo cual se responde que una
cosa es la forma del decir , y otra la lengua en que lo
que se escribe se dice. En la forma del deciV la razón
pide que las palabras y las cosas que se dicen por ellas
sean conformes, y que lo humilde se diga con llaneza,
y lo grande con estilo mas levantado, y lo grave con
palabras y con figuras cuales convienen; mas, en lo
que toca á la lengua, no hay diferencia, ni son unas
lenguas para decir unas cosas, sino en todas hay lugar
para todas; y esto mismo de que tratamos no se escri-
biera como debía por solo escribirse en latín, si se es-
cribiera vilmente ; que las palabras no son graves por
ser latinas, sino por ser dichas como á la gravedad le
conviene , ó sean españolas ó sean francesas ; que si,
porque á nuestra lengua )a llamamos vulgar, se ima-
ginan que no podemos escribir en ella sino vulgar y
bajamente, es grandísimo error; que Platón escribió
no vulgarmente ni cosas vulgares en su lengua vulgar,
y no menores ni menos levantadamente las escribió
Cicerón en la lengua que era vulgar en su tiemi)o; y
por decir lo que es mas vecino á mí hecho, los santos
Basilio y Crisóslomo y Gregorio Nacianceno y Cirilo,
con toda la antigüedad de los griegos , en su lengua
materna griega, que, cuando ellos vivían, la mamaban
con la leche los niños y la hablaban en la plaza las ven-
dederas, escribieron los misterios mas divinos de nues-
tra fe, y no dudaron de poner en su lengua lo que sa-
bían que no había de ser entendido por muchos de los
que entendían la lengua; que otra razón en que estri-
ban los que nos contradicen, diciendo que no son [tara
todos los que saben roinance estas cosas que yo escribo
en romance, como si todos los que saben latin, cuando
yo las escribiera en lalin , se pudieran hacer capaces
dellas, ó como si todo lo que se escribe en castellano
fuese entendido de todos los que saben castellano y lo
leen. Porque cierto es que nuestra lengua, aunque
poco cullivada por nuestra culpa, Iiay todavía cosas,
bien ó mal escritas, que pertenecen al conocimiento do
diversas artes, que los que no tienen noticia dellas,
aunque las lean en romance, no las eniiendcn.
Mas á los que dicen que no Icen aque¿los mis libros
DE LOS NOMBRES DE CRISTO. — LIBRO TERCERO.'
IP3
por eslaren romance, y que en lalin los leyeran, se les
responde que les debe poco su lengua , pues por ella
aborrecen loque, si estuviera, en otra, tuvieran por
bueno. Y no sé yo de dónde les nace el estar con ella
tan mal; que ni ella lo merece ni ellos saben tanto de
la latina, que no sepan mas de la suya , por poco que
della sepan, como de hecho saben della poquísimo nm-
clios. Y destos son los que dicen que no hablo en ro-
mance, porque no hablo desatadamente y sin orden , y
porque pongo en las palabras concierto, y las escojo y
les doy su lugar ; porque piensan que hablar romance
es hablar como se habla en el vulgo, y no conocen que
el bien hablar no es común , sino negocio de particu-
lar juicio, ansí en lo que se dice como en la manera
como se dice; y negocio que de las palabras que todos
hablan elige las que convienen y mira el sonido dellas,
y aun cuenta á veces las letras, y las pesa y las mide
Y las compone, para que, no solamente digan con cla-
ridad lo que se pretende decir , sino también con ar-
monía y dulzura. \^ si dicen que no es estilo para los
humildes y simples, entiendan que, así como los sim-
ples tienen su gasto , así los sabios y los graves y los
naturalmente compuestos no se aplican bien á lo que
se escribe mal y sin orden; y confiesen que debemos
tener cuenta con ellos , y señaladamente en las escri-
turas que son para ellos solos , como aquesta lo es.
Y si acaso dijeren que es novedad, yo confieso que
es nuevo y camino no usado por los que escriben en
esta lengua poner en ella número , levantándola del
descaimiento ordinario. El cual camino quise yo abrir,
no por la presunción que tengo de mí , que sé bien la
pequenez de mis fuerzas, sino para que los que las tie-
nen se animen á tratar de aquí adelante su lengua co-
mo los sabios y elocuentes pasados, cuyas obras por
tantos siglos viven , trataron las suyas , y para que la
igualen en esta parte que le falta con las lenguas me-
jores, á las cuales, según mi juicio, vence ella en otras
muchas virtudes ; y por el mismo fin quise escribir en
diálogo , siguiendo en ello el ejemplo de los escritores
antiguos, así sagrados como profanos, que mas grave y
mas elocuentemente escribieron. Resta decir algo á los
que dicen que no fué de mi cualidad ni de mi hábito
el escribir del oficio de la casada , que no lo dijeran si
consideraran primero que es oficio del sabio, antes que
hable , mirar bien lo que dice ; porque pudieran fácil-
mente advertir que el Espíritu Santo no tiene por aje-
no de su autoridad escribirles á los casados su oficio,
y que yo en aquel libro lo que hago solamente es poner
las mismas palabras que Dios escribe y declarar lo que
por ellas les dice, que es propio oficio mío, á quien por
título particular incumbe el declarar la Escritura; de-
más de que , del teólogo y del filósofo es decir á cada
estado de personas las obligaciones que tienen; y sino
es del fraile encargarse del gobierno de las casas aje-
nas , poniendo en ello sus manos , como no lo es sin
duda ninguna , es propio del fraile sabio y del que en-
seña las leyes de Dios , con la especulación traer á luz
lo que debe cada uno hacer, y decírselo; que es lo que
yo allí hago, y lo que hicieron muchos sabios y santos,
cuyo ejemplo, que he tenido por blanco , ansí en esto
como en lo demás que me oponen, puede conmigo mas
para seguir lo comenzado que para retraerme ileiío,
aquestas Imaginaciones y dichos , que , demás de ser
vanos, son de pocos, y cuando fueran de muchos, el
juicio solo de vuestra señoría y su aprobación es de muy
mayor peso que todos; con el cual alentado , coa buen
ánimo proseguiré lo que resta, que es lo que los de Mar-
celo hicieron y platicaron después, que fué lo que agora
se sigue.
El día que sucedió, en que la Iglesia hace fiesta par-
ticular al apóstol san Pablo , levantándose Sabino mas
temprano de lo acostumbrado , al romper del alba salió
á la huerta, y de allí al campo que está á mano drecha
della, hacia el camino que va á la ciudad; por donde^
habiendo andado un poco rezando , vio á Juliano, que
descendía para él de la cumbre de la cuesta, que, co-
mo dicho he, sube junto á la casa; y maravillándose
dello, y saliéndole al cncueniro, le dijo : «No he sido
yo el que hoy ha madrugado, que, según me parece,
vos, Juliano, os habéis adelantado mucho mas, y no sé
por qué causa. » « Como el exceso en las cenas suele
quitar el sueño, respondió Juliano , asi , Sabino, no he
podido reposar esla noche, lleno de las cosas que oí-
mos ayer á Marcelo, que, demás de haber sido muchas,
fueron tan altas, que mí entendimienlo por apoderarse
dellas apenas ha cerrado los ojos. Así que, verdad es
que os he ganado por la mano hoy, ponjue mucho an-
tes que amaneciese ando por estas cuestas. » «Pues ¿por
qué por las cuestas? replicó Sabino. ¿No fuera mejor
por la ribera del rio en tan calorosa noche?» «Parece,
respondió Juliano , que nuestro cuerpo naturalmente
sigue el movimiento del sol, que á esta hora se en-
cumbra, y á la tarde se derrueca en la mar; y así, es
mas natural el subir á los altos por las mañanas que
el descender á los ríos, á que la tarde es mejor.»
«Según eso, respondió Sabino , yo no tengo que ver
con el sol , que drecho me iba al rio sí no os viera.»
«Debéis, dijo Juliano, de tener que ver con los peces.»
«Ayer, dijo Sabino, decia yo que era pájaro^» «Los
pájaros y los peces, respondió Juliano, son de un mis-
mo linaje, y así viene bien'.» «¿Cómo de un linaje
mismo? » dijo Sabino. «Porque Moisen dice (a), res-
pondió Juliano, que crió Dios en el quinto día del agua
las aves y los peces.» «Verdad es que lo dice, dijo Sa-
bino; mas bien disimulan el parentesco, según se pa-
recen poco.» «Antes se parecen mucho, respondió Ju-
liano entonces; porque el nadar es como el volar, y
como el vuelo corta el aire, así el que nada hiende por
el agua , y las aves y los peces por la mayor parle na-
cen de huevos; y si miráis bien las escamas en los pe-
ces, son como las plumas en las aves, y los peces tienen
también sus alas , y con ellas y con la cola se gobier-
nan cuando nadan, como lasaves cuando vuelan lo ha-
cen.» «Mas las aves, dijo riendo Sabino, son por la ma-
yor parte cantoras y parleras, y los peces todos son
mudos.» «Ordenó Dios esa diferencia, respondió Julia-
no, en cosas de un mismo linaje para que entendamos
los hombres que, si podemos hablar, debemos también
poder y saber callar , y que conviene que unos mismos
seamos aves y peces mudos y elocuentes , conforme á
lo que el tiempo pidiere.» «El de ayer á lo menos, dijo
(a) Genes., 1.
164 OBRAS DE FRAY
Sabino, no sé si podía, siendo tan caloroso, que s^ b:i-
blase tanto; mas' yo, que lo pedi , sé que deseo algo
mas. )) «¿Mas? dice; y ¿qué liubo en aquel argumenlo
que Marcelo no le dijese?» ((En lo que se propuso, dijo
Sabino, á mi parecer, liabló Marcelo como ninguno do
los que yo lie visto bablar, y aunque le conozco, como
sabéis , y sé cuánto se adelanta en ingenio , cuando le
pedi que hablase , nunca esperé que hablara en la for-
ma y con la grandeza que habló ; mas lo mas que digo
es , no en los nombres de que trató , sino en uno que
dejó de tratar; porque, hablando de los nombres de
Cristo, no sé cómo no apuntó en su papel el nombre
propio de Cristo, que es Jesús, que de razón habia de
ser ó el principal ó el primero. » «Razón tenéis, res-
pondió Juliano , y será juslo que se cumpla esa talla,
que de tal nombre aun el sonido solo deleita , y no es
posible sino que Marcelo, que en los demás anduvo tan
grande, tiene acerca deste nombre recogidas y adver-
tidas muchas grandezas.
«Mas ¿qué medio tendremos, que parece no buen
comedimiento pedírselo, que estará muy cansado, y
con razón?)) «El medio está en vuestra mano, Julia-
no», dijo Sabino luego. «¿Cómo en mi mano?» respon-
dió. «Con hacer vos, dice Sabino, lo que no os parece
justo que se pida á Marcelo, que estas cuestas y esta
vuestra madrugada tan grande no son en balde sin du-
da.» «La causa fué, respondió Juliano, la que dije,yel
fruto el asentar en el entendimiento y en la memoria
loque oí con vos juntamente; y si fuera dello he pen-
sado en otra cosa , no loca á esc nombre , que nunca
advertí hasta agora en el olvido que del se tuvo ayer;
mas alrevámonos, Sabino, á Marcelo, que, como dicen,
á los osados la fortuna.» «En buen hora», dijo Sabino.
Y con esta determinación ambos se volvieron á la huer-
ta, y en la casa supieron que no se habia levantado
Marcelo; y entendiendo que reposaba, y no le querien-
do desasosegar, se tornaron á la huerta, paseándose
por ell^ por un buen espacio de tiempo, hasta ([ue
viendo que Marcelo no salia, y que el sol iba bien alto,
Sabino, con algún recelo de la salud de Marcelo, fué
á su aposento, y Juliano con él. Adonde entrados, le
hallaron que estaba en la cama, y preguntándole si se
detenia en ella por alguna mala disposición que sin-
tiese, y respondiéndoles él que solamente se sentia un
poco cansado y que en lo demás estaba bueno, Sabino
añadió : «Mucho me pesara, Marcelo, que no fuera así,
por tres cosas : por vos principalnifinle, y después por
nií,queos}iabia dado ocasión, y lo poslreroporque se nos
desbarataba un concierto.» Aquí Marcelo, sonriénddsc
un poco, dijo : «¿Qué concierto, Sabino? ¿Habéis por
raso hallado hoy otro papel?» «No otro, dijo Sabino;
mas en el de ayer he hallado que culparle que entre los
nombres que puso olvidó el de Jesús, que es el pro[iio
(le Cristo, y así es vuestro el suplir por él; y habernos
concertado Juliano y yo que sea hoy , por hacer con
ello, en este día suyo, fiesta á san Pablo, que. sabéis
cuan devoto fué deste nombre y las veces qu(! en sus
escritos le puso , hermoseándolos con él como se her-
mosea el oro con los esmaltes y con las perlas.» «Bue-
no es, resfiondió Marcelo, hacer concierto sin la parte;
ese santo nombre dejóle el papel , no por olvido , sino
LUIS DE LEÓN.
por lo mucho que han escrito del algunas personas ;
mas si os agrada que se diga, á mí no me desagradará
oír lo que Juliano acerca del nos dijere , ni me parece
mal el respeio de san Pablo y de su dia, que, S;ibino,
decís.» «Ya eso está andado, respondió al punto Sabi-
no, y Juliano se excusa.» «Bien es que se excuse hoy,
dijo Marcelo, quien puso ayer su palabra y no la cum-
plió. »
Aquí, como Juliano dijese que no In habia cumplido
por no hacer agravio á las cosas , y como pasasen acer-
ca dcito algunas demandas y respuestas entre los dos,
excusándose cada uno lo mas que podía , dijo Sabino :
«Yo quiero ser juez en este pleito, si me lo consentís,
y si osolVeceis á pasar por lo que juzgare. » « Yoconsien-
to», dijo Juliano, y Marcelo dijo que también consen-
tía , aunque le tenia por algo sospechoso juez; y Sabi-
no respondió luego: «Pues porque veáis, Marcelo, cuan
igual soy, yo os condeno á los dos : á vos que digáis
del nombre de Jesús y á Juliano que diga de otro ó de
oíros nombres de Cristo, que yo le señalaré ó que él se
escogiere.» Riéronse mucho desto Juliano y Marcelo, y
diciendo que era fuerza obedecer al juez, asentaron
que, caída la siesta, en el soto, como el día pasado, pri-
mero Juliano y después Marcelo dijesen. V en lo que
tocaba á Juliano, que dijese del nombre que le agrada-
se mas. Y con esto, se salieron fuera del aposento Ju-
liano y Sabino, y Marcelo se levantó. Y después de ha-
ber dado á Dios lo que el dia pedia , pasaron hasta que
fué hora de comer en diversas razones , las mas de las
cuales fueron sobre lo que habia juzgado Sabino, de que
se reía Marcelo mucho. Y así, llegada la hora, y habien-
do dado su refección al cuerpo con templanza, y al áni-
mo con alegría moderada , poco después Marcelo se re-
cogió á su aposento á pasar la siesta , y Juliano se fué
á tenerla entre los álamos que en la Iiuerta habia, es-
tanza fresca y apacible ; y Sabino, que no quiso esco-
ger ni lugar ni reposo, como mas mozo, decía que ad-
virtió de Juliano que lodo el tiempo que estuvo en la
alameda , que fué mas de dos horas , lo pasó sin dor-
mir, uijas veces arrimado y otras paseándose, y siem-
pre níctidos los ojos en el suelo y pensando profundisi-
mamente. Hasta que él , pareciémlole hora, despertó
al uno de su pensamiento y al otro de su reposo, y di-
ciéndoles que su oficio era no solo repartirles la obra,
sino también apresurarlos á ella y avisarlos del tiempo,
ellos con él y en el barco se pasaron al soto y al mis-
rao lugar del dia de antes. Adonde asentados, Juliano
comenzi'i así.
§. I.
Cuan piopiameiite se llama Ciisio ¡lijodi' Dio.t, por liallarsccnfl
lodus las condiciones que se requieren para serlo.
«Pues me toca el hablar primero, yestá en mi elección
lo de que tengo de hablar, paréceuie tratar de un nom-
bre (pie Cristo tiene , demás d(í los que ayer se dijeron
del , y de oíros muchos ipie no se bao dicho, y este es
nombre de I fijo , que así se IJama Cristo por |>artieulnr
]iropiedad. Y si hablara de mi voluntad ó no hablara
delante de (pu'en tan bien me conoce, buscara alguna
manera con que, deshaciendo mi ingenio y excusando
mis fallas y haciéndome opinión de modestia, ganara
DE LOS NOMBRES DE CRISTO.— LIBRO TERCERO.
165
vuestro favor. Mas, pues eslo no sirve, y vuestra aten-
ción es cual las cosas lo pillen , digamos en buen pun-
to, y con el favor que el St'ñor nos diere , eso mismo
que él nos lia dado á entender. Pues digo que este
nombre de Hijo se le dan á Cristo las divinas letras en
muchos lugares. Y es tan común nombre suyo en
ellas, que por esta causa cuasi nu lo echamos de ver
cuando las leemos, con ser cosa de misterio y digna
de ser adverÜLfa.
«Mas entre otros, en el salmo 71 , adonde debajo de
nombre de Salomón refiere David y celebra muchas do
las condiciones y accidentes de Cristo , le es dado este
nombre por manera encubierta y elegante. Porque don-
de leemos (a): — Y su nombre será eternamente bendi-
to, y delante del sol durará siempre su nombre; — por
lo que decimos durar ó perseverar, la palabra original,
á quien estas responden , dice propiamente lo que en
castellano no se dice con una voz ; porque significa el
adquirir uno naciendo el ser y el nombre de hijo, ó el
ser hecho y producido , y no en otra manera que hijo,
por manera que dirá asi : — Y antes que el sol le ven-
drá por nacimiento el tener nombre de Hijo. — En que
David no solamente declara que es Ivijo Cristo, sino
dice que su nombre es ser hijo. Y no solamente dice
que se llama así por haberle sido puesto este nombrf,
sino que es nombre que le viene de nacimiento y de
linaje y de origen, ó, por mejor decir, que nace en »'d
y con él este nombre ; y no solo que nace en él agora,
ó que nació con él al tiempo que nació de la Virgen,
sino que nació con él aun cuando no nacia el sol , que
es decir, antes que fuese el sol ó que fuesen los siglos.
Y ciertamente san Pablo en la epístola que escribe á los
hebreos , comparando á Cristo con los ángeles y con
las demás criaturas, diferenciándole deüas y aventa-
jándole á todas , usa deste nombre de Hijo y toma ar-
gumento del para mostrar, no solamente que Cristo es
Hijo de Dios, sino que entre todos le es propio á él este
nombre. Porque dice desta manera (6) : — Y hízole Dios
tanto mayor que los ángeles, cuanto por herencia alcan-
zó sobre ellos nombre diferente. Porque, ¿á cual de los
ángeles dijo: Tú eres mi hijo, yo te engendré hoy? — En
que se debe advertir que, según lo que san Pablo dice,
Cristo no solamente se llama Hijo, sino, como decía-
mos , se llama así por herencia, y que es heredad suya
y como su legítima el ser llamado Hijo entre todos. Y
que con ser asi que en la divina Escritura llama Dios
á algunos hombres sus hijos, como á losjudíos en Isaías,
cuando les dice (c): — Engendré hijos, y ensalcé los que
me despreciaron después. — Y en el otro profeta, que
dice(rf): — Llamé á mi Hijo de Egipto. — Ycon ser tam-
bién los ángeles nombrados hijos , como en el libro de
Job (e) y en el libro de la Creación (f) y en otros mu-
chos lugares dice osadamente y á boca llena san Pa-
blo , y como cosa averiguada y en que no puede haber
duda, que Dios á ninguno, sino á solo Cristo, lo llamó
hijo suyo.
»Mas veamos este secreto, y procuremos , si posible
fuere, entender por qué razón ó razones, entre tantas
cosas á quien les conviene este nombre , le es propio á
(o) Psalm. 71, v. 17. {b) llebr., 1, v. 4. (c) Esai., 1, \. 2,
{4) Osee, 11. V. 1. \ei Job, i. (f) Genes., 4,
Cristo el ser y llamarse Hijo; y veamos también qué
será aquello que dándole á Cristo este nombre nos en-
seña Dios á nosotros.» Aquí Sabino, «Cuanto á la natu-
raleza divina de Cristo, dice, no parece, Juliano, gran
secreto el por qué Cristo y solo Cristo se llama Hijo;
porque en la divinidad no hay mas de uno á quien le
pueda convenir este nombre.» «Antes, respondió Julia-
no, lo oscuro y lo hoatlo, y lo que no se puede alcan-
zar de aqueste secreto, es eso mismo que, Sabino, de-
cís; conviene á saber : ¿Cómo ó por qué manera y ra-
zón la persona divina de Cristo solo ella en la divini-
dad es Hijo y se llama así , habiendo en la divinidad
la persona del Espíritu Santo, que procede del Padre
también, y le es semejante no menos que el Hijo lo es?
V aunque muchos , como sabéis , se trabajan por dar
desto razón , no sé yo agora si es razón de las que los
hombres no pueden alcanzar, porque á la verdad es de
las cosas que la fe reserva para si sola. Mas no turbe-
mos la orden , sino veamos primero qué es ser hijo, y
sus condiciones cuáles son , y qué cosas se le consi-
guen como anejas y propias; y veremos luego cómo
se halla esto en Cristo, y las razones que hay en él para
que sea llamado Hijo á boca llena entre todos.
»Y cuanto á lo primero, hijo, como sabéis, llamamos,
no lo que es hecho de otro como quiera, sino lo que
nace de la substancia de otro, semejante en la natu-
raleza al mismo de quien nace; y semejante así, que el
mismo nacer le hace semejante y le pinta, como si di-
jésemos, de las colores y íiguras del padre, y pasa en
él sus condiciones naturales. Por manera que el mis-
rao ser engendrado sea recibir un ser, no como quiera,
sino un ser retratado y hecho á la imagen de otro. Y
como en el arte el pintor que retrata, en el hacer del
retrato mira al original , y por la obra del arte pasa sus
figuras en la imagen que hace , y no es otra cosa el ha-
cer la imagen sino el pasar en ella las figuras origina-
les, que se pasan á ella por esa misma obra con que se
forma y se pinta ; asi en lo natural el engendrar de los
hijos es hacer unos retratos vivos , que en la substan-
cia de quien los engendra, su virtud secreta, como en
materia ó como en tabla dispuesta, los va figurando
semejantes á su principio. Y esto es el hacerlos , el fi-
gurarlos y el asemejarlos á sí. Mas, como entre las co-
sas que son haya unas de vida limitada y otras que
permanecen sin fin , las primeras ordenó la naturaleza
que engendrasen y tuviesen hijos para que en ellos,
como en retratos suyos y del todo semejantes á ellos,
lo corto de su vida se extendiese y lo limitado pasase
adelante, y se perpetuasen en ellos los que son perece-
deros en sí; mas en las segundas, cuando los tienen, ó
las que dolías los tienen, el tenerlos y el engendrarlos
no se encamina á que viva el que es padre en el hijo,
sino á que se demuestre en él , y parezca y salga á luz
y se vea. Como en el sol lo podemos ver, cuyo fruto, ó
si lo habernos de decir así , cuyo hijo es el rayo que del
sale, que es su misma cualidad y substancia, y tan lu-
cido y tan eficaz como él. En el cual rayo no vive el
sol después de haber muerto, ni se le dio ni le produ-
ce él para fin de que quedase otro sol en él cuando
el sol pereciese, porque el sol no perece; mas si no se
perpetúa en él, luce en él y resplandece y ¿c noá viü-
165 OBRAS DE FRAY
ne á lo- ojo?; y así, le produce, no para vivir en él,
sino para mostrarse en él, y para que, comunicándole
toda su luz, veamos en el rayo quién es el sol. Y no so-
lamente le veamos en el rayo , mas también le goce-
mos y seamos particioneros de todas sus virtudes y
bienes. Por manera que el hijo es como un retrato vivo
del padre , retratado por él en su misma substancia,
hecho en las cosas que son eternas y perpetuas para
fin de que el padre salga afuera en el Jiijo, y aparez-
ca y se comunique.
»Y así, para que uno se diga y sea hijo de otro con-
viene, lo primero, que sea de su misma substancia; lo
segundo, que le sea en ella igual y semejante del todo;
lo tercero, que el mismo nacer le haya hecho á sí seme-
jante ; lo cuarto, que, ó substituya por su padre cuan-
do faltare él , ó si durare siempre , le represente siem-
pre en sí , y le haga manifiesto y le comunique con to-
dos. A lo cual se coiisigue que ha de ser una voluntad
y un mismo querer él del padre y del hijo; que su es-
tudio del y todo su oficio ha de ser emplearse en lo
que es agradable á su padre; que no ha de hacer sino
lo que sij padre hace, porque si es diferente, ya no lo
es semejante, y por el mi^^mo caso en aquello no es hi-
jo;'que siempre mire á él como á su dechado, no solo
para figurarse del , sino para volverle con amor lo que
recibió con deleite , y para enlazarse en un querer pu-
ro y ardiente y recíproco el hijo y el padre. Pues sien-
do esto así y en la forma que dicho habemos , como de
hecho lo es, claramente se ve la razón por qué Cristo
entre todas las cosas es llamado Hijo de Dios á boca
llena. Pues es manifiesto que concurren eu solo él to-
das las propiedades de hijo que he dicho , y que en
ninguno otro concurren. Porque lo primero, él solo, se-
gún la parle divina que ea sí contiene , nace de la subs-
tancia de Dios, semejante por igualdad á aquel de quien
naco, y semejante porque el mismo nacer y la misma
forma y manera como nace de Dios , le asemeja á Dios
y le figura como él tan perfecta y acabadamente, que
le hace una misma cosa con él. Como él mismo lo di-
ce (a): — Vo y el Padre somos una cosa; — de que di-
remos después mas copiosamente.
»Pues, según la otra parle nuestra que en sí tiene,
ya que no es de la substancia de Dios, mas, como Mar-
celo ayer dccia, parécese mucho á Dios, y es cuasi
otro él por razón de los infinitos tesoros de celestiales
y divinísimos bienes que Dios en ella puso; por donde
él mismo de-ía (6): — Felipe, quien á mí me ve, á mi
Padre ve.— Demás di;sto, el fin para que las cosas eter-
nas, si tienen hijo, le tienen, que es para hacerse ma-
nifiestas en él, y romo si dijésemos, para resplandecer
por é! en la vista de lodos , Cristo solo es el que lo pue-
do poner por obra, y el que de hecho lo pone. Porque
61 solo nos ha dado á conocer á su Padre, no solamen-
te poniendo su noticia verdadera en nuestros entendi-
mientos, sino también metiendo y asentando en nues-
tras almas con suma eficacia sus condiciones de Dios,
y sus mañas y su estilo y virtuiles. Según la naturale-
za divina hace este oficio, y según que es hfjmhre sir-
vió y sirve en este ministerio á su l'adre; que en am-
bas na'uralezas es voz que |n mniiifiesta, y rayo de luz
^ {0} Joan., 10, V. 30. {J>¡ Ibidem, 1 », v. y.
LUIS DE LEÓN.
que le descubre , y testimonio que le saca á luz, y ima-
gen y retrato que nos le pone en los ojos.
»En cuanto Dios , escribe san Pablo del (c) , que es
resplandor de gloria, y figura de su Padre y de su subs-
tancia. En cuanto hombre dice él mismo de sí (r/) :
—Yo para esto vine al mundo, para dar testimonio de
la verdad.— Y en olra parte también (e):— Padre, ma-
nifesté á los hombres tu nombre.— Y conforme á esto
es lo que san Juan escribe del (/■):— Al Padre nadie le
vio jamás; el Unigénito, que está en su seno, ese es el
que nos dio nuevas del. — Y como Cristo es Hijo de
Dios solo y singular en lo que habemos dicho hasta
agora, asmismo lo es en lo que resta y se sigue. Por-
que él solo, según ambas naturalezas, es de una volun-
tad y querer con él mismo. ¿No dice él de sí {g): — Mi
mantenimiento es el hacer la voluntad de mi Padre; —
y David del en el salmo (/i): — En la cabeza del libro
está escrito de mí que hago tu voluntad, y que tu ley
reside en medio de mis entrañas — ?Y en el huerto, com-
batido de todas parles, ¿qué dice (í)? — No lo que me pi-
de el deseo , sino lo que tú quieres, eso. Señor, se ha-
ga.— Y por la misma manera siempre hace y siempre
hizo solamente aquello que vio hacer á su Padre.— No
puede el hijo, dice (/), hacer de sí mismo ninguna cosa
mas de lo (jue ve que su padre hace. — Y eu otra par-
te (m): — Mi doctrina no es mi doctrina, sino de aquel
que me envia. — Su Padre reposa en él con un agrada-
ble descanso , y él se retorna todo á su Padre con una
increíble dulzura, y van y vienen del uno al otro lla-
mas de amor ardientes y deleitosas. Dice el Padre {n) :
—Este es mi querido Hijo, en quien me satisfago y des-
canso.— Dice el Hijo (o): — Padre, yo le he manifeslado
sobre la tierra, ca períicionado he la obra que me en-
comendaste que hiciese. —
»Y si el amor es obrar, y si en la obediencia del que
ama á quien ama se hace cierta prueba de la venlad
del amor, ¿cuánto amó á su padre quien así le obede-
ció como Cristo?— Obedecióle, dice (p), hasta la muer-
te, y hasta la muerte de cruz ; — que es decir, no sola-
mente que murió por obedecer , sino que por servir á
la obediencia , el que es fuente de vida dio en sí en-
trada á la muerte , y halló manera para morir el que
morir no podía, y que se hizo hombre mortal siendo
Dios, y que siendo hombre libre de toda culpa, y por
la misma razón ajeno de la pena de la muerta, se vis-
lió de todos nuestros pecados para padecer muerte por
ellos; que puso en cárcel su valor y poder para que le
pudiesen prender sus contrarios ; que se desampan') , si
se puede decir, á sí mismo para que la muerte cortase
el lazo que añudaba su vida. Y porque ni podía morir
Dios, ni al hombre se le debia muerte, sino en pena
de culpa, ni el alma , que vivía de la vista de Dios, se-
gún consecuencia natural poilía dar vida á su cuerpo,
se hizo hombre, se cargó de las culpas del hombre,
puso (istanco á su gloria para que no pasase los límites
(le su alma ni se dcrrama-S'. á su cuerpo, exentándole
de la muerte; hizo maravillosos ingenios solo para su-
(r) llchr., 1, V. 3. (rf) Joan., 8,v. 18. (e) Ihidptn, 17,v. 6.
(/■) Ibidcín, 1, V. 18. {g) Ihiilcm, 4, v. ."i. (Ai Psalm. 39, v. 8.
(ii Mülih., 2r., V. 5'J. (/) Joan.,. "i, v. 19. (mi Ibidem, 7, v. 16.
I») MaUli., 3, V. 17. (o; Joan., 17, V, 6. (pj Filip., 2, v. 8.
DE LOS NOMBRES DE CRISTO.— LIBRO TERCERO.
407
jetarisc al morir , y todo por obedecer ;i su Padre , del
cual él solo con justísima razón os llamado Hijo entre
todas las cosas , porque él solo le iguala y le demues-
tra y le hace^conocido é ilustre , y le ama y le remedía,
y le sigue y le respeta, y le complace y obedece tan
enteramente cuanto es justo que el padre sea obedeci-
do y amado. Aquesto quede dicho en común ; mas de-
cendamos agora á otras mas particulares razones.
wTiene nombre de hijo Cristo, porque el hijo nace y
porque le es á Cristo tan propio, y como si dijésemos,
tan de su gusto el nacer, que solo él nace por cinco di-
ferentes maneras, todas maravillosas y singulares. Na-
ce según la divinidad eternamente del Padre. Nació de
la madre virgen , según la naturaleza humana tempo-
ralmente. El resucitar después de muerto á nueva y
gloriosa vida para mas no morir, fué otro nacer. Nace
en cierta manera en la Hostia cuantas veces en el al-
tar los sacerdotes consagran aquel pan en su cuerpo.
Y últimamente, nace y crece en nosotros mismos siem-
pre que nos santifica y renueva. Y digamos por su or-
den de cada uno destos nacimientos por sí. « «Grande
tela, dijo al punto Sabino, me parece, Juliano, que ur-
dís, y SI no me engaño, maravillosas cosas se nos apa-
rejan.» «Maravillosas son sin duda las que se encier-
ran en lo que agora propuse, respondió Juliano, mas
¿quién las podrá sacar todas á luz? Y en caso que al-
guno pueda, conocido tenéis, Sabino, que yo no seré.
De la grandeza de Marcelo, si vos fuérades buen juez,
era propiamente aqueste argumento.» «Dejad, dijo Sa-
bino, á Marcelo agora, que ayer le cansamos y hoy se
cansará. Y vos no sois tan pobre de lo fpie Marcelo con
tanta ventaja tiene, que os sea necesaria su ayuda.»
Marcelo entonces dijo sonriéndose : «Hoy el mandar es
de Sabino, y nuestro el obedecer; seguid, Juliano, su
voluntad; que el descanso que me ordena á mí le reci-
bo, no tanto en callar yo como en oiros á vos. » «Yo la
seguiré», dijo, y tornó luego á callar, y deteniéndose
un poco, comenzó á decir así :
(( Cristo Dios nace de Dios, y es verdadera y propia-
mente hijo suyo. Y ansí en la manera del nacer, como
en lo que recibe naciendo, como en todas las circuns-
tancias del nacimiento, hay infinitas cosas de conside-
ración admirable. Porque aunque parecerá á alguno,
como á los infieles parece, que á Dios, siendo, como es,
en el vivir eterno y en la perfección infinito y cabal en
sí mismo, ni le era necesario el tener hijo, ni menos le
convenia engendrarlo ; pero considerando por otra par-
te, como es la verdad, que la esterilidad es un género
de flaqueza y pobreza, y que por la misma causa, lo ri-
co y lo perfecto, y lo abundante y lo poderoso, y lo bue-
no conforme á derecha razón anda siempre junto con
lo fecundo, se ve luego que Dios es fecundísimo , pues
es no solamente rico y poderoso, sino tesoro infinito de
toda la riqueza y poder, ó por mejor decir, la misma
bondad y poderío y riqueza infinita. De manera que por
ser Dios tan cabal y tan grande , es necesario que sea
fecundo y que engendre , porque la soledad era cosa
tristísima. Y porque Dios es sumamente perfecto en to-
do cuanto es, fué menester que la manera como engen-
dra y pone en ejecución la infinita fecundidad que en sí
tiene fuese sumamente perfecta, de arte que no solo
careciese de faltas, sino también se aventajase á todas
las otras cosas que engendran, con ventajas que no se
pudiesen tasar.
"Porque lo primero es así, que Dios para engendrar
á su Hijo no usa de tercero de quien lo engendre con
su virtud, como acontece en los hombres; mas engén-
dralo de sí mismo y prodúcelo de su misma substancia,
con la fuerza de su fecundidad eficaz. Y porque es infi-
nitamente fecundo él mismo, como si dijésemos, se es
el padre y la madre. Y así, para que lo entendiésemos
en la manera que los hombres podemos , que entende-
mos solamente lo que el cuerpo nos pinta , la Sagrada
Escritura le atribuye vientre á Dios, y dice en ella él á
su Hijo en el salmo, según la letra latina (o) : — Del
vientre, antes que naciese el lucero, yo te engendré.—
Para que así como en llamarle Padre la divina Escri-
tura nos dice que es su virtud la que engendra ; así,
ni mas ni menos, en decir que le engendra en su vien-
tre, nos enseña que lo engendra de su substancia mis-
ma, y que él basta solo para producir este bien. Lo otro,
no aparta Dios de sí lo que engendra , que eso es im-
perfección de los que engendran así, porque no pueden
poner toda su semejanza en lo que de sí producen , y
así es otro lo que engendran; y el hombre, aunque en-
gendra hombre, engendra otro hombre apartado de sí ;
que, dado que se le parece y allega en algunas cosas,
en otras se le diferencia y desvia , y al fin se aparta y
divide y desemeja, porque la división es ramo de de-
semejanza y principio de disensión y desconformidad.
Por donde, así como fué necesario que Dios tuviese hi-
jo , porque la soledad no es buena, así convmo también
que el Hijo no estuviese fuera del Padre, porque la di-
visión y apartamiento es negocio peligroso y ocasio-
nado. Y porque en la verdad el Hijo que es Dios no po-
día quedar sino en el seno, y como si dijésemos, en las
entrañas de Dios, porque la divinidad forzosamente es
una, y no se aparta ni divide. Y así dice Cristo de sí (6),
que él está en su Padre , y su Padre en él ; y san
Juan dice del mismo (c) , que está siempre en el seno
de su Padre. Por manera que es hijo engendrado, y
está en el seno del que lo engendra. En que por ser hi-
jo engendrado, se concluye que no es la misma perso-
na del Padre que le engendró, sino otra y distinta per-
sona , y por estar en el seno del , se convence que no
tiene diferente naturaleza del ni distinta. Y así, el Pa-
dre y el Hijo son distintos en personas para compañía,
y uno en esencia de divinidad para descanso y con-
cordia.
»Lo tercero, aquesta generación y nacimiento no se
hace partidamente ni poco á poco, ni es cosa que se hi-
zo una vez, y quedó hecha y no se hace después, sino
por cuanto es en sí limitado todo lo que se comienza y
acaba, y lo que es Dios no tiene límite ; desde toda la
eternidad el Hijo ha nacido del Padre , y eternamente
está naciendo , y siempre nace todo y perfecto , y tan
grande como es grande su Padre ; por donde á este na-
cimiento, que es uno, la Sagrada Escritura le da nom-
bre de muchos. Como es lo que escribe Miqueas, y di-
ce {d) :— De tí, Belén, me saldrá capitán para ser rey en
(a) Psalm. 109, v. 3. {!>) Joan., 10, v. 38. v^) Ibid. , 1 , v. 18.
(d) Micb., 5, V. 2,
16S OBRAS DE FRAY
Israel, y sus manantiales desde ya antes, desde los dias
de la eternidad. — Sus manantiales dice, porque manó
y mana y manará, ó por mejor decir, porque es un ma-
nantial que siempre manó y que mana siempre. Y así
parecen muchos, siendo uno y sencillo, que siempre es
lodo, y que nunca se comienza ni nunca se acaba. Lo
olro, en esta generación no se mezcla pasión alguna, ni
cosa que perturbe la serenidad del juicio ; antes se ce-
lebra toda con pureza y luz y sencillez, y es como un
manar de una fuente, y como una luz que sale con sua-
vidad del cuerpo que luce, y como un olor que sin al-
terarse espiran de sí las rosas. Por lo cual la Escritura
dice desfe divino Hijo, en una parte (a) : — Es un vapor
de !a virtud de Dios y una emanación de la claridad
del Todopoderoso, limpia y sincera. — Y' en otra (6): —
Y'o soy cumo canal de agua perpetua , como regadera
que salió del rio, como arroyo que sale del paraíso. —
De arle que aquí no se turba el ánimo, ni el entendi-
miento se añubla.
» Antes (y sea lo quinto) el entendimiento de Dios
espejado y clarísimo es el que la celebra, cómelos san-
tos antiguos lo dicen expresamonlc, y como las sagra-
das letras lo dan bien á entender. Porque Dios entien-
de, por cuanlo todo él es mente y entendimiento, y se
entiende á sí mismo , porque en él solo se emplea su
entendimiento como debe. V entendiéndose á sí, y sién-
dole natural , por ser suma bondad , el apetecer la co-
municación de sus bienes, ve todos sus bienes, que son
inOnitos, y ve y comprehende según qué formas los
puede comunicar, que son también infinitas, y de sí y
de todo esto que ve en sí dice una palabra que lo de-
ciara, esto es, forma y dibuja en sí mismo una imagen
viva, en la cual pone á sí y a todo lo que ve en sí, así
como lo ve menuda y distintamente ; y pasa en ella su
misma naturaleza entendida y cotejada entre sí misma
y considerada en todas aquellas maneras que comu-
nicarse puede, y como si dijésemos, conferida y com-
parada con todo lo que della puede salir. Y esla ima-
gen producida en esla forma es su Hijo. Porque, como
un grande pintor, si quisiese hacer una imagen suya
que lo retratase, volvería los ojos á sí mismo primero,
y pondría en su entendimiento á sí mismo , y enten-
diéndose menudamente, se dibujaria allí primero que
en la tabla y mas vivamente que en ella, y este dibujo
suyo, hecho, como decimos, en el entendimiento y por
él, seria como un otro pintor, y si le pudiese dar vida
seria un otro pintor de hecho, proilucido del primero,
que tendría en sí lodo lo que el primero tiene y lo mis-
mo que el primero tiene, [lero allegado y hecho veci-
no al arte y á la imagen de fuera ; así Dios, que nece-
sariamente se entiende y que apetece el pintarse, des-
de que se entiende, que es desde toda su eternidad, se
pinta y se dibuja en sí mismo ; y después cuando le
place se retrata defuera. Aquella imagen es el Hijo ;
el retrato que después hace fuera de sí son las criatu-
ras, así cada una dellas como todas allegadas y juntas.
Las cuales comparadas con la figura quf; [irodujo Dios
en sí y con la imagen del arte, son como sombras os-
curas y como parles por extremo pequeFiiis, y como
cosas muertas en comparación do la vida.
(a) Sap , 7, V. 23, (i) ficcl., Í4, v. 41,
LUIS DE LEÓN.
))Y como (insistiendo todavía en el ejemplo que he
dicho) si comparamos el retrato que de sí pinta en la
tabla el pintor con el que dibujó primero en sí mismo,
aquel es una tabla tosca y unas colores de tierra y
unas rayas y apariencias vanas, que carecen de ser en
lo secreto, y este, si es vivo como dijimos , es un otro
pintor; así toda esta criatura es una ligera vislumbre
y una cosa vana y mas de apariencia que de substancia,
en comparación de aquella viva y expresa y perfecta
imagen de Dios, y por esta razón , todo lo que en este
mundo inferior nace y se muere , y lodo lo que en el
cielo se muda , y corriendo siempre en torno , nunca
permanece en un ser, en esta imagen de Dios tiene su
ser sin mudanza y su vida sin muerte, y es en ella de
veras lo que en sí mismo es cuasi de burlas. Porque
el ser que allí las cosas tienen, es verdadero y macizo,
porque es el mismo de Dios ; mas el que tienen en sí
es trefe y baladí, y como decimos, en comparación de
aquel es sombra de ser. Por donde ella misma dice de
sí (c) : — En mí está la manida de la vida y de la ver-
dad , en mí toda la esperanza de la vida y de la vir-
tud.— En diciendo que está toda la vida en ella, ma-
nifiesta que tiene ella en sí el ser de las cosas , y di-
ciendo que está la verdad, dice la ventaja que el ser
de las cosas que tiene hace al que ellas mismas tie-
nen en si mismas , que aquel es verdad , y este en su
comparación es engaño. Y para la misma ventaja dice
también ((/) : — Yo moro en las alturas y me asiento
sobre la coluna de nube, como cedro del Líbano me em-
piné y comeen el monte Sion el ciprés; ensálceme co-
mo la palma de Cades y como los rosales de Jericó,
como la oliva vistosa en los campos y como el plátano
á las corrientes del agua. Y san Juan dice della en el
capítulo primero de su Evangelio (c), que todo lo he-
cho era vida en el Verbo, en que dice dos cosas, que
estaba en esta imagen lo criado todo , y que como en
ella estaba, no solamente vivía como en sí vive, sino que
era la vida misma.
»Y por la misma razón, aquesta viva imagen es sa-
biduría puramente , porque es lodo lo que sabe de sí
Dios, que es el perfecto saber, y porque es el dechado,
y como si dijésemos, el modelo de cuanto Dios hacer
sabe, y porque es la orden y la proporción, y la medi-
da y la decencia, y la compostura y la armonía y lí-
mite, y el propio ser y razón de todo lo que Dios hace
y puede ; por lo cual san Juan, en el principio de su
Evangelio, le llama X&yo? por nombre, que, como sabéis,
es palabra griega que significa todo aquesto que he di-
cho. Y por consiguiente, aquesta imagen puso las ma-
nos en todo cuando Dios lo crió, no solamente porque
era ella el dechado á quien miraba el Padre cuando hi-
zo á las criaturas, sino f)orque era dechado vivo y obra-
dor, y que ponía en ejecución el oficio mismo que tie-
ne. Que, aunque tornemos al ejemi)Io que he puesto
otra y tercera vez, si la imagen que el pintor dibujó en
si de sí mismo tuviese ser que viviese, y si fuese subs-
tancia capaz de razón, cuando el pintor se quisiese re-
tratar en la tabla, claro es que no solamente menearía
el pintor la mano mirando á su imagen, mas ella mis-
ma por sí misma le regiría el pincel, y se pasaría ella
(c) Eccl., 2» , V. 25. (rf) Ibid., ii, V. 7 el 17. (í) Jgaji., i, v, 4,
DE LOS NOMBRES DE CRISTO.— LIDRO TERCERO.
16!)
á sí misma m la tabla. Pues así san Pablo dice (a) de
aquesta imagen divina, que liizo el Padre por ella los
siglos. Y ella ¿qué dice (6)? — Yo salí de la boca del
Alto, engendrada primero que criatura ninguna; yo hi-
ce que naciese en el cielo la luz que nunca se apaga,
y como niebla me extendí por toda la tierra. —
))Y ni mas ni menos de aquesto se ve con cuánta ra-
zón esta imagen es llamada Hijo, y Hijo por excelencia,
y solo Hijo entre todas las cosas. Hijo porque procede,
como diclio es, del entendimiento del Padre, y es la
misma naturaleza y substancia del Padre, expresada y
viva con la misma vida de Dios. Hijo por excelencia,
no solamente porque es el primero y el mejor de los
hijos de Dios, sino porque es el que mas ¡guala á su
Padre entre todos. Hijo solo, porque él solo representa
enteramente á su Padre , y porque todas las criaturas
que hace Dios, cada una por sí en este Hijo las parió,
como si digamos, primero todas mejoradas y juntas; y
así, él solo es el parto de Dios cabal y perfecto , y todo
lo demás que Dios hace nació primero en este su Hi-
jo. Y de la manera que lo que en las criaturas tiene
nombre de padre y de primera origen y de primero
principio, lo tiene según que el Padre del cielo se co-
munica con él, y la paternidad criada es una comuni-
cación de la paternidad eternal, como el Apóstol lo sig-
nifica do dice (c) : — De quien se deriba toda la pater-
nidad de la tierra y del cielo ; — por la misma manera,
cuanto en lo criado es y se llama hijo de Dios, de aques-
te Hijo le viene que lo sea, porque en él nació todo pri-
mero, y por eso nace en sí mismo después, porque na-
ció eternamente primero en él.
))Que dice acerca desto san Pablo {d) : — Es imagen
de Dios invisible, primogénito de todas las criaturas,
porque todas se produjeron por él , así las de los cie-
los como las de la tierra , las visibles y las invisibles.
^Dice que es imagen de Dios, para que se entien-
da que es igual á él y Dios como él. Y porque con-
sideréis el ingenio del apóstol san Pablo, y el acuerdo
con que pone las palabras que pone , y cómo las or-
dena y las traba entre sí, dice que esta imagen es ima-
gen de Dios invisible, para dar á entender que Dios,
que no se ve, por esta imagen se muestra, y que su ofi-
cio della es, según que decíamos, sacar á luz y poner
en los ojos públicos lo que se encubre sin ella. Y por-
que dice que era imagen , añade que es engendrado,
porque, como está dicho, siempre lo engendrado es muy
semejante. Y dice que es engendrado primero, que es
primogénito, no solo para decir que antecede en tiem-
po el que es eterno en nacer, sino para decir que es el
original universal engendrado, y como la idea eterna-
mente nacida de todo lo que puede por el discurso de
los tiempos nacer, y el padrón vivo de todo, y el que tie-
ne en sí y el que deriva de sí á todas las cosas su na-
cimiento y origen. Y así, porque dice esto, añade lue-
go á propósito dello y para declararlo mejor : — Porque en
él se produjeron todas las cosas , así las de los cielos,
como las de la tierra, las visibles y las invisibles. — En
él, dice, que quiere decir en él y por él, en él primero y
originalmente, y por él después como por maestro y ar-
io) Hebr., 1, v. 1. (é) Eccl., 24, v. S. (q Epücs., Z, v. 13.
W) Colos.,1, V. 15.
tífice. Así que, comparándolo con fodaí^ las criaturas, él
solo sobre todas es hijo ; y comparándolo con la terce-
ra persona de la Trinidad, el Espíritu Santo. Sola esta
imagen es la que se llama Hijo con propiedad y ver-
dad. Porque aunque el Espíritu Santo sea Dios como
el Padre, y tenga en sí la misma divinitlad y esencia
que él tiene , sin que en ninguna cosa della se dife-
rencie ni desemeje del , pero no la tiene como imagen
y retrato del Padre, sino como inclinación á él y como
abrazo suyo ; y asi, aunque sea semejante, no es seme-
janza según su relación particular y propia ; ni su ma-
nera de proceder tiene por blanco el hacer semejanie, y
por la misma razón no es engendrado ni es hijo. Quie-
ro decir que, como yo me puedo entender á mí mismo,
y me puedo amar después de entendido, y como del
entenderme á mí nace en mí una imagen de mí, y del
amarme se hace también en mí un peso que me lleva á
mi mismo y una inclinación á mí que se abraza con-
migo ; así Dios desde su eternidad se entiende y se ama,
y entendiéndose como dijimos, y comprehendiendo todo
lo que su infinita fecundidad comprehende , engendra
en sí una imagen viva de lodo aquello que entiende, y
de la misma manera, amándose á sí mismo, y abrazan-
do en sí á todo cuanto en sí entiende, produce en sí una
inclinación á todo lo que ama así, y produce, como di-
cho hablamos, un abrazo de todo ello.
))Mas diferimos en esto, que en mí esta imagen y C3fa
inclinación son unos accidentes sin vida y sin substan-
cia; mas en Dios, á quien no puede advenir por acciden-
te ninguna cosa, y en quien todo lo que es, es divini-
dad y substancia, esta imagen es viva y es Dios, y esta
inclinación ó abrazo que decimos, es abrazo vivo y que
está sobre sí. Aquella imagen es hijo, porque es ima-
gen, y esta inclinación no es hijo, porque no es imagen,
sino espíritu, porque es inclinación puramente; y estas
tres personas. Padre é Hijo y Espíritu Santo , son Dios
y un mismo Dios ; porque hay en todos tres una natu-
raleza divina sola, en el Padre de suyo, en el Hijo re-
cibida del Padre, en el Espíritu recibida de! Paire y del
Hijo. Por manera que esta única naturaleza divina en
el Padre está como fuente y original, y en el Hijo como
en retrato de sí misma, y en el Espíritu como en incli-
nación hacia sí. Y en un cuerpo, como si dijésemos, y
en un bulto de luz, reverberando ella en si misma, por
inefable y diferente manera resplandecen tres cercos.
¡Oh sol inmenso y clarísimo! Y porque dije, Sabino,
sol, ninguna de las co?as visibles nos representa mas
claramente que el sol las condiciones de la naturaleza
de Dios y de esta su generación que decimos. Porque,
así como el sol es un cuerpo de luz que se derrama por
todo , así la naturaleza de Dios inmensa se extiendo
por todas las cosas. Y así como el sol alumbrando ha-
ce que se vean las cosas que las tinieblas encubren y
que puestas en oscuridad parece no ser , así la virtud
de Dios apocándose, trae del no ser á la luz del ser á
las cosas. Y así como el sol de suyo se nos viene á los
ojos, y cuando de su parte es, nunca se asconde, por-
que es él la luz y la manifestación de todo lo que se
manifiesta y se ve ; así Dios siempre se nos pone de-
lante , y se nos entra por nuestras puertas si nosotros
no le cerramos la puerta, y lanza rayos de claridad por
170 OBRAS DE FRAY
cualquiera resquicio que halle. Y como al sol junta-
mente le vemos y no le podemos mirar; veníosle, por-
que en todas las cosas que vemos, miramos su luz; no
le podemos mirar, porque si ponemos en él los ojos los
encandila ; asi de Dios podemos decir que es claro y os-
curo, oculto y manifiesto. Porque á él en sí no le ve-
mos, y si alzamos el entendimiento á mirarle nos cie-
ga, y vémosle en todas las cosas que hace, porque en
todas ellas resplandece su luz.
»Y porque quiero llegar esta comparación á su fin :
asi como el sol parece una fuente que mana y que lan-
za claridad de continuo, con tanta priesa y agonia, que
parece que no se da á manos ; así Dios, infinita bondad,
está siempre como bullendo por hacernos bien y en-
viando Cuino á borbollones bienes de si, sin parar ni ce-
sar. Y para venir á lo que es propio de agora : así co-
mo el sol engendra su rayo (que todo este bulto de res-
plandor y de luz que baña el cielo y la tierra un rayo
solo es, que enviado si todo el sol), así Dios engendra
un solo Hijo de sí, que reina y se extiende por todo. Y
como este rayo del sol, que digo, tiene en si toda la luz
que el sol tiene y esa misma luz que tiene el sol, y asi
su imagen del sol es su rayo ; así el Hijo (¡ue nace de
Dios tiene toila la substancia de Dios y esa misma subs-
tancia que él tiene y es, como deciamos, la sola y per-
fecta imagen del Padre. Y' así como en el sol , que es
puramente luz, el producir de su rayo es un enviar luz
de sí, de manera que la luz dando luz le produce ; esto
es, que le produce la luz figurándose y pintándose y
retratándose; asi ol Padre Elerno, figurando su ser en
sí mismo, engendra á su Hijo. Y como el sol produce
siempre su rayo; que no lo produjo ayer, y cesó hoy de
producirlo, sino siempre le produce, y con producirle
siempre, no le produce por partes, sino siempre y con-
tinuamente sale del entero y perfecto; asi Dios siem-
pre desde toda su eternidad engendró y engendra y
engendrará á su Hijo, y siempre enteramente. Y como
estándose en su lugar, su rayo nos le hace presente,
y en él y por él se extiende [lor todas las cosas el sol,
y es visto y conocido por él ; así Dios, de quien san Juan
dice (a) que no es visto de nadie , en el Hijo suyo que
engendra nos resplandece y nos luce, y como él lo
dice de sí , él es el que nos manifiesta á su Padre. Y
linalmenle, así como el sol por la virtud de su rayo obra
adonde quiera que obra ; así Dios lo crió todo y lo go-
bierna lodo en su Hijo, en qui<Mi, si lo i>odemos decir,
están como las simientes de toilas las cosas.
»Mas oigamos en qué manera en el libro de los Pro-
verbios él mismo dice aípicslo mismo de sí (6): — El
Señor me adquirió en principio de sus caminos. Ante
de sus obras desde eiilonccs. Desde siempre fui orde-
nada, desílc el comienzo, de enantes de los comienzos
de la tierra. Cuando no abismos, concebida yo ; cuando
no fuentes, golpes grandes de aguas. Enantes que se
aplomasen los montes, primero yo que los collailos for-
nida. Aun no liabia hecho la tierra, los temiidos, las
cabezas de los polos del nunido; cuainlo aparejaba los
cielos, alh' eslaba yo, cuando señalaba círrii|(» on redon-
do sobre la haz del abismo, cuando forüficaba el cielo
estrellado en lo alio y poiiia en pfso las fuentes del
(o) Joan., 1, V. la. [b, I'rov., 8, v. 22.
LUIS DE LEÓN:
agua , cuando él ponía su ley á las mares y á las aguas
que no traspasasen su orilla, cuando establecía el ci-
miento á la tierra, y junto con él eslaba yo componién-
dolo, y un dia y cada día era dulces regalos , jugando
delante del de conlino, jugando en la redondez de su
tierra, y deleites mios con hijos de hombres. — En las
cuales palabras, en lo primero que dice, que la adqui-
rió Dios en la cabeza de sus caminos, lo uno entiende
que no caminara Dios fuera de sí, quiero decir, que no
hiciera fuera de sí las criaturas que hizo, á quien co-
municó su bondad, si antes y desde toda la eternidad
no engendrara á su Hijo, que, como dicho tenemos, es
la razón y la traza , y el artificio y el artífice de todo
cuanto se hace. Y lo otro, decir que la adquirió, es de-
cir que usó dolía Dios cuando produjo las cosas, y que
no las produjo acaso ó sin mirar lo que hacia , sino
con saber y con arte. Y lo tercero, pues dice que Dios
la adquirió, da bien á entender que ni la engendró apar-
tada de sí , ni engendrándola en sí, le dio casa aparte
después, sino que la adquirió, esto es, que nacida del,
queda dentro del mismo.
))Y dice con propiedad adquirir, que es allegar y
ayuntar por menudo. Porque, como dijimos, no engen-
dra á su Hijo el Padre entendiendo á bullo y confusa-
mente su esencia, sino entendiéndola apuradamente y
con cabal distinción y con particularidad de todo aque-
llo á que se extiende su fuerza. Y porque lo que digo
adquirir en el original es una palabra que hace signi-
ficación de riquezas y de tesoro que se posee, po-
dríamos decir desla forma que Dios en el principio la
atesoró, jiara que se entendiese que hizo tesoro de sí
el Padre engendrando su Hijo. De si digo, y de todo lo
que del puede salir, por cualquiera manera que sea, que
es el sumo tesoro. Y como decimos que Dios la ad-
quirió en el principio de su camino, el original da
licencia que digamos también, como dijeron los que lo
trasladaron en griego, que Dios la formó principio y
cabeza de su camino, que es decir que el Hijo divino
es el príncipe de todo lo (pie Dios cria después, porque
están en él las razones dello y su vida. Y ni mas ni me-
nos en lo que se sigue. Antes de sus obras, desde en-
tonces se puede decir también : — Soy la antigüedad
de sus obras ; — porque en lo que de Dios procede, lo
que va con el tiempo es moderno, la antigüedad es lo
que elernamcntc procede del ; y porque estas mismas
obras presentes y que saca á luz á sus tiempos, que en
si son modernas, son en el Hijo muy ancianas y an-
tiguas. Pues en lo que añade: — Desde siempre fui
ordenada; — loque dice nuestro texto on/í'/K/t/a, se
debe entender que es palabra de guerra, conforme á lo
que se hace en ella cuando se ponen los escuadrones en
orden, en que tiene sobre todos su lugar el capitán. Y
así, ordenada es aquí lo mismo que puesta en el grado
mas alto y como en el tribunal y en el principado de
todo; porque la palabra original quicredocir hacer prin-
cipe. Y por(juo significa lamiiien lo qur los plateros lla-
man vaciar, que es infundir en el molde el oro ó la pla-
ta derretida para hacer la pieza principal que preíen-
den, entrando el melal en el molde y ajuslándo;e á él,
podremos decir aquí que la Sabiduría divina dice de sí
que fué vaciada por el i'adrc desde la elernidad, por-
DE LOS NOMBRES DE CRISTO.— LIBRO TERCERO.
ni
que es imagen suya, que la pintó, no apartándola de sí,
sino amoldándola en sí y ajustándose del todo con ella.
»Y en lo que dice después acrecienta lo general que
habia dicho, especificándolo por sus partes en parti-
cular y diciendo que la engendró cuando no habia
comienzos de tierra, ni abismos ni fuentes; antes que
los montes se afirmasen con su peso natural , y que los
collados subiesen, y que se extendiesen los campos, y
que los quicios del mimdo tuviesen ser. Y dice no so-
lamente que habia nacido de Dios antes que Dios hi-
ciese estas cosas, sino que cuando las hizo, cuando obró
los cielos y fijó las estrellas y dio su lugar á las nubes,
y enfrenó el mar y fundó la tierra, estaba en el seno del
Padre y junto con él componiéndolas. Y como decimos
componiéndolas , da licencia el original que digamos,
alentándolas y abrigándolas , y regalándolas y tra-
yéndolas en los brazos , como el que llamamos ayo ó
ama que cría suele traer á su niño. Que, como nacían
en su principio tiernas y como niñas las criaturas,
entonces, respondiendo á esta semejanza, dice la divi-
na Sabiduría de sí, que no solo las crió con el Padre,
sino que se apropió á sí el oficio de ser como su aya
deltas ó como su ama. Y llevando la semejanza ade-
lante, dice que era ella dulzuras y regocijos todos los
días ; esto es , que como las amas dicen á sus niños
dulzuras, y se estudian y esmeran en hacerles regalos,
y los muestran, y á los que los muestran les dicen que
miren cuan lindos; así se esmeraba olla, al criar de las
cosas, en regalar las criadas y en hacer como regoci-
jos con ellas, y en decir, como quien las toma en la ma-
no y las muestra y enseña, que eran buenas, muy bue-
nas.— Y vio, dice (a), Dios todo lo que hecho habia, y
era muy bueno. — Que á este regalo que al mundo re-
ciente se debía miró, Sabino, también vuestro poeta do
dice (6) :
Verano era aquel, verano hacia
El mundo en general, porque lemplaron
Los vientos su rigor y fuerza fria;
Cuando primero de la luz gozaron
Las Qeras y los hombres, gentoidura.
Del duro suelo el cuello levantaron;
Y cuando de las selvas la espesura,
Poblada de alimañas, cuando el cielo
De estrellas fué sembrado y hermosura;
Que no pudiera el flaco y tierno suelo
Ni las cosas recientes producidas
Durar á tanto ardor, á tanto hielo.
Si no fueran las tierras y las vidas,
Templando entre lo frió y caluroso,
Con re§alo tan blando recibidas.
))Y dice, según la misma forma é imagen, que hacia
juegos de continuo delante del Padre, como delante de
los padres hacen las amas que crian, y concluye con ¡
esta razón; porque dice :— Y mis deleites hijos de hom- |
bres;— como diciendo que entendía en su regalo por- j
que se deleitaba de su trato, y deleitábase de tratarlos
porque tenia determinado consigo de, venido su tiempo, ;
nacer uno dellos. Del cual nacimiento segundo que na- ;
ció este divino Hijo en la carne , es bien que ya diga-
mos, pues habemos dicho del primero , que aunque es
también segundo en quilates, no por eso no es extraño
y maravilloso por donde quiera que le miremos , ó mi-
(0) Genes., 1, Y. 5i. [b'i Gtíor., 2. ,
remos el qué ó el cómo ó el por ([ué. Y diciendo de lo
primero , el qué deste nacimiento, ó lo que en este na-
ciiTiiento se hizo, todo ello es nuevo, no visto antes ni
imaginado que podia ser visto ; porque en él nace Dios
hecho hombre. Y con tener las personas divinas una
sola divinidad, y con ser tan uno todas tres, no nacie-
ron hechas hombre todas tres, sino la persona del Hijo
solamente. La cual así se hizo hombre, que no dejó de
ser Dios, ni mezcló con la naturaleza del hombre la na-
Im-aleza divina suya, sino quedó una persona sola en
dos distintas naturalezas, una que tenia de Dios, y otra
que recibió de los hombres de nuevo ; la cual no la crió
de nuevo, ni la hizo de barro, como formó la primera,
sino bízola de la sangre virgen de una Virgen purí-
sima, en su vientre della misma, sin amancillar su pu-
reza; é hizo que fuese naturaleza del linaje de Adán y
sin la culpa de Adán ; y formó de la sangre que digo
carne, y de la carne hizo cuerpo humano con todos sus
miembros y órganos, y en el cuerpo puso alma de hom-
bre dotada de entendimiento y razón , y con el enten-
dimiento y con el alma y con el cuerpo ayuntó su per-
sona, y derramó sobre el alma mil tesoros de gracia, y
diüle juicio y discurso libre, y hízola que viese y que
gozase de Dios, y ordenó que la misma que gozaba de
Dios con el entendimiento sintiese disgusto en los sen-
tidos, y que fuese juntamente bienaventurada y pa-
sible.
»Y toda esta compostura de cuerpo y infusión de al-
ma y ayuntamiento de su persona divina , y la santi-
ficación y el uso de la razón, y la vista de Dios y la ha-
bilidad para sentir dolor y pesares, que dio á lo que á
su persona ayuntaija, lo hizo todo en un momento, y
en el primero en que se concibió aquella carne ; y de
un golpe y en un instante solo salió en el tálamo de
la Virgen á la luz desta vida un hombre Dios , un ni-
ño ancianísimo, una suma santidad en miembros tier-
nos de infante, un saber perfecto en un cuerpo que
aim hablar no sabia; y resultó en un punto, con mila-
gro nunca visto, un niño y gigante , un flaco muy
fuerte, un saber, un poder, un valor no vencible,
cercado de desnudez y de lágrimas. Y lo que en el vien-
tre santo se concibió, corriendo los meses salió del,
sin poner dolor en él y dejándole santo y entero. Y
como el que nacía era según su divinidad rayo , como
agora decíamos , y era resplandor que manaba con pu-
reza y sencillez de la luz de su Padre, dio también á su
humanidad condiciones de luz, y salió de la madre como
el rayo del sol pasa por la vidriera sin daño, y vimos una
mezcla admirable, carne con condiciones de Dios, y Dios
concondiciones de carne, y divinidady humanidad junta,
hombre y Dios nacido de padre y de madre, y sin padre y
sin madre , sin madre en el cíelo y sin padre en la tier-
ra; y finalmente vimos junta en uno la universalidad
de lo no criado y criado. ¿Qué dice san Juan (c)? — El
Verbo se hizo carne, y mora en nosotros lleno de gracia
y de verdad, y vimos su gloría, gloria cual convenia á
quien es unigénito del Padre eterno. — Y Isaías ¿qué
dice (f/)? — El nacido nos ha nacido á nosolros , el Hijo
á nosotros es dado , y sobre su hombro, su mando y su
nombre será llamado admirable, consejero , Dios, va-
{c) Joan.,1. (d) Isai.,9, v. 6.
172 OBRAS DE FRAY
lienie, padre ríe la eterniJad, principe de paz.— El na- ;
cido, dice , no es nacido; esto es, el engendrado eler-
nalnienle de Dios ha nacido por otra manera diferente ^
para nosotros, y el que es Hijo, en quien nació todo el
ediíicio del mundo, se nos da nacido entre los del mun-
do como hijo. Y aunque niño, es rey, y aunque es re-
cien nacido, tiene hombros para el gobierno, que se
llama admirable por nombre, porque es una maravilla
lodo él , compuesto de maravillas grandísimas. Y llá-
mase también consejero porque es el ministro y la eje-
cución del consejo divino , ordenado para la salud de
los hombres. Y es Dios y es valiente y padre del nuevo
siglo, y único autor de reposo y de paz.
»Y loque dijimos, que no tuvo padre iiumanoen este
segundo nacer, ayer lo probó bastantemente Marcelo,
y que naciendo no puso daño en su madre. ¿Por ven-
tura no lo vio Salomón cuando dijo (a) : — Tres cosas
se me asconden, y cuatro de que nada no sé : el cami-
no del águila por el aire , el camino de la culebra en
la peña , el camino de la nave en la mar , y el camino
del varón en la Virgen— ? En que, por comparación de
tres cosas , que en pasando nadie puede saber por dón-
de pasaron, porque no dejan rastro de sí, significa que
cuando salió este niño varón, que decimos, del sagra-
rio virginal de su Madre, salió sin quebrar el sagrario
y sin hacer daño en él ni dejar de su salida señal , co-
mo ni la deja de su vuelo el ave en el aire, ni la ser-
piente de su camino en la peña, ni en las mares la na-
ve. Esto pues es el qué deste nacimiento santísimo.
))E1 cómo se In'zo esto es de las cosas que no se pue-
den decir. Porque las maneras ocultas por donde sa-
be Dios aplicar su virtud para los efectos que quiere,
¿quién las sabe entender? Bien dice san Agustín que
en estas cosas , y en las que son como estas , la mane-
ra y la razón del hecho es el infinito poder del que' lo
hace. ¿En qué manera se hizo Dios hombre? Porque
es poder infinito. ¿Cómo una misma persona tiene na-
turaleza de hombre y naturaleza de Dios? Porque es
poder infinito. ¿Cómo crece en el cuerpo y es perfec-
to varón en el alma; tiene los sentidos de niño, y ve
íí Dios con el enlendimifínio; se concibe en mujer y
sin hombre , sale naciendo della y la deja virgen? Por-
que es de poder infinito. N'o hiciera Dios por nosotros
mucho si no hiciera mas de lo que nuestro sentido tra-
za y alcanza. ¿Qué cosa es hacer mercedes á gentes de
poco saber y de pecho angosto , que porque e.vcedcn á
lo que ellos hicieran , ponen en duda si se las hacen?
¿Cómo se hizo Dios hombre? Digo que amando al hom-
bre. ¿Por ventura es cosa nueva que el amor visla del
amado al que ama , que le ayunte con él , que le trans-
fünne? Quien se inclina mucho á una cosa, quien pien-
sa en ella de continuo, quien conversa siempre con ella,
quien la remeda, fácilmente queda hecho ella misma.
¿Qué decía poco Jiá el Verbo de sí? ¿No decía que era
MI deleite el tratar con los liomhres? No solamente
Iralxir con ellos, mas vestirse de su figura aun antes
que tomase su carne. Que ron Adau habló vn c\ pa-
raíso en figura de hombre, corno san I.con pa|)a y otros
muchos doctores sanios lo dicen. Y con Abrahan cuan-
do descendió A destruir á Sodoma, y con Jacob en la
(o) ProT., 30, V. 10,
LUIS DE LEOX.
lucha , y con Moisen en la zarza, y con Josué, el capi-
tán de Israel. Pues salióle el trato á la cara; y hacien-
do del hombre, salió hecho hombre; y gustando de dis-
frazarse con nuestra máscara, quedó con la figura ver-
dadera á la lin , y pararon los ensayos en hechos.
»¿Cómo está la deidad en la carne? Responde el di-
vino Basilio : — Como el fuego en el liiorro, no mudando
lugares, sino derramando sus bienes; que el fuego no
camina hacia el hierro, sino estando en él, pone en él
su cualidad, y sin disminuirse en sí, le liinche todo de
sí y le hace partícipe. Y el Verbo de Dios de la misma
manera hizo morada en nosotros, sin mudar la suya, y
sin apartarse de sí. No te imagines algún descendi-
miento de Dios, que no se pasa de un lugar á otro lu-
gar como se pasan los cuerpos, ni pienses que la dei-
dad, admitiendo en sí alguna mutlanza, se convirtió
encarne; que la inmortal no es mudable. Pues ¿cómo
nuestra carne no le pegó su infección? Como ni el fuego
recibe las propiedades del hierro. El hierro es frío y es
negro; mas después de encendido, se viste de la figura
del fuego, y toma luz del y no le ennegrece, y arde con
su calor y no le comunica su frialdad. Y ni mas ni me-
nos la carne del hombre, ella recibió cualidades divi-
nas, mas no apegó á la divinidad sus flaquezas. ¿Qué
no concederemos á Dios que obre lo que obra este fue-
go que muere? — Esto dice Basilio. Y porque los ejem-
plos dan luz ; como el arca del Testamento era de ma-
dera y de oro, de madera que no se corrompía y de oro
finísimo; ella hecha de madera y vestida de oro por
todas partes, de arte que era arca de madera y arca de
oro, y era una arca sola, y no dos; así en este nacimien-
to segundo el arca de la humanidad inocente salió
ayuntada á la riqueza de Dios. La riíjueza la cubría
toda , mas no le quitaba el ser ni ella lo perdía, y sien-
do dos naturalezas , no eran dos personas , sino una
persona.
))Y como en el monte de Sina , cuando daba Dios la
• ley á Moisen en lo alto estaba rodeado de llamas del
cielo y se vestía de la gloría de Dios , y que allí repo-
saba y hablaba, \ en las raíces padecía temblores y
iiumo; así Cristo naciendo hombre, que es monte, en lo
alto de su alma ardía todo en llamas de amor y gozaba
de la gloría de Dios alegre y descansadamente; masen
la parte suya mas baja temblaba y humeaba, dando lu-
gar en sí á las penalidades del hombre. Y como el pa-
triarca Jacob [b) cuando en el camino de Mesopotamia,
ocupado de la noche, se puso á dormir en el campo, en
el parecer de fuera era un mozo pobre, que tendido en
la tierra dura y lomando reposo parecía estar sin sen-
tido, masen lo secreto del alma contom[ilaI)a en aque-
lla misma sazón el camino abierto desde la tierra has-
ta el cíelo, y á Dios en él y á los ángeles que andaban
por él ; asi en aqueste nacimiento apareció por defue-
ra un niño flaco, puesteen un pesebre, que no liabla-
ha, y lloraba, y en lo secrelo vivía en él la contempla-
ción de todas las grandezas de Dios. Y como en el rio
Jordán (r), cuando se puso en medio del el arca de la
ley vieja, |iara hacer paso al pueblo, que caminaba al
descanso, en la parte de arriba del las aguas que ve-
nían se amoninuaron creciendo, y en la parlo de abajo
\,b) ticucs., -S. (<•) Josué, 5.
DE LOS NOMBRES DE CRISTO.— LIBRO TERCERO.
173
siguieron Pii curso natural y corrieron; así, naciendo
en la naturaleza humana de Cristo Dios, y entrándose
en ella, lo alto della siempre miró para el cielo, mas en
lo inferior corrió, como corremos todos, cuanto á lo que
es padecer dolores y males.
wPor donde debidamente en el Apocalipsi san Juan (a),
al Verbo nacido hombre le ve como cordero y como
degollado cordero, que es lo sencillo y lo simple y lo
manso del , y lo muy sufrido que en él se descubría á
la vista , y juntamente le vio que tenia siete ojos y siele
cuernos , y que él solo llegaba á Dios y tomaba de sus
manos el libro sellado y le abría , que es lo grande,
lo fuerte , lo sabio , lo poderoso que encubría en sí mis-
mo, y que se ordenaba para abrir los siete sellos del li-
bro , que es el por qué se hizo este nacimiento , y la
tercera y última maravilla suya; porque fué para po-
ner en ejecución , y para hacer con la eficacia de su
virtud claro y visible el consejo de Dios, oculto antes y
escondido, y como sellado con siete sellos. En el cual,
siendo abierto, lo primero que se descubre es un ca-
ballo y caballero blancos con letra de victoria; y luego
otro bermejo, que deshacía la paz del suelo y lo pOnia
en discordia, y otro en pos deste negro, que pone peso
y tasa en lo que fructifica la tierra , y después otro des-
colorido y ceniciento, á quien acompañaban el infierno
y la muerte , y en el quinto lugar se descubrieron los
afligidos por Dios , que le piden venganza, y se les daba
un entretenimiento y consuelo, y en el sexto se estre-
mece todo y se hunde la tierra, y en el séptimo queda
sereno el cielo y se hace silencio. Porque el secreto se-
llado de Dios es el artificio que ordenó para nuestra
.santificación y salud. En la cual lo primero sale y vie-
ne á nuestra alma la pureza blanca de la gracia del cíe-
lo con fuerza para vencer siempre; succédele lo segun-
do el celo de fuego que rompe la mala paz del sentido
y mete guerra entre la razón y la carne, á quien ya no
obedece la razor» , antes le va á la mano y se opone á
sus desordenados deseos. A este celo se sigue el estu-
dio de la mortificación triste y denegrido , y que pone
en todo estrecha lasa y medida. Levántase aquí luego
el infierno y hace alarde de sus valedores , que arma-
dos de sus ingenios y fuerzas , acometen á la virtud y
la maltratan y turban, afligiendo muchas veces y der-
rocando por el suelo á los que la poseen , y haciendo de
su sangre dellos y de su vida su cebo.
«Mas esconde Dios después desto debajo de su altar
á los suyos , y defendiéndoles el alma debajo de la pa-
ciencia de su virtud, adonde le sacrifican la vida, con-
suélalos y entreliénelos, y con particulares gozos los
rodea y los viste en cuanto se llega el tiempo de su
buena y perfecta ventura. Y probados y aprobados así,
alarga á su misericordia la rienda, y estremece todo lo
que contra ellos se empinaba en el suelo, y va al hon-
do la tierra maldita condenada á dar fruto de espinas.
Después de lo cual para todo en sosiego y en un silen-
cio del cielo. Mas porque ninguna criatura , como san
Juan dice , no podría abrir estos sellos ni poner en
luz y en efecto esta obra, convino que el que los hubie-
se de abrir y de poner en ejecución, su virtud fuese cor-
dero, que es flaco y sencillo por una parte, y por otra
(a) Apoc, ü.
tuviese siete ojos y siete cuernos, que son todo el sa-
ber y poder; y que se juntasen en uno la fortaleza de
Dios con la flaqueza del hombre, para que por ser hom-
bre llaco pudiese morir, y por ser masa santa fuese su
morir acceplable, y por ser Dios fuese [lara nosotros
su muerte vida y rescate. — De manera que nació Dios
hecho carne, como Basilio dice (6), para que diese
muerte á la muerte, que en ella se escondía; que como
las medicinas que son contra el veneno, ayuntadas al
cuerpo vencen lo venenoso y mortal , y como las tinie-
blas que ocupan la casa, metiendo en ella la luz des-
parecen ; así la muerte que se apoderaba del hombre,
juntándose Dios con él se deshizo. Y como el hielo se
enseñorea en el agua en cuanto dura la oscuridad de
la noche, mas luego que el sol sale y calienta le des-
hace su rayo; así la muerte reinó hasta que Cristo vino,
mas después que apareció la gloria saludable de Dios,
y después que amaneció el Sol de justicia , quedó su-
mida en su victoria la muerte , porque no pudo hacer
presa en la vida. ¡Oh grandeza de la bondad y del amor
de Dios con los hombres ! Somos libertados, y pregun-
tamos cómo y para qué, debiendo gracias por beneficio
tan grande. ¿Qué te habernos, hombre, de hacer? No
buscabas á Dios cuando se ascondia en el cíelo , no le
recibes cuando desciende y te conversa en la tierra,
sino preguntas en qué manera ó para qué fin se quiso
hacer como tú. Conoce y aprende, por eso es Dios car-
ne, porque era necesario que esta carne tuya, que era
maldita carne , se santificase ; esta flaca se hiciese va-
liente, esta enajenada de Dios se hiciese semejante con
él , esta á ffuien echaron del paraíso fuese puesta en el
cielo. — Hasta aquí ha dicho Basilio.
»Y á la verdad es así, que porque Dios quería hacer
un reparo general de !o que estaba perdido, se metió
él en el reparo para que tuviese virtud. Y porque el
Verbo era el artífice por quien el Padre crió todas las
cosas , fué el Verbo el que se ayuntó con lo que se ha-
cia para el reparo deltas. Y porque de lo que era capaz
de remedio el mas dañado era el hombre , por esto lo
que se ordenó para medicina de lo perdido fué una na-
turaleza de hombre. Y porque lo que se hacia para dar
á lo enfermo salud había de ser en sí sano, la natura-
leza que se escogió fué inocente y pura de toda culpa.
Y porque el que era una persona con Dios con venia
que gozase de Dios, por eso desde que comenzó á te-
ner ser aquella dichosa ánima, comenzó también á ver
la divinidad que tenia. Y porque para remediar nues-
tros males le convenía que los sintiese , así gozaba de
Dios en lo secreto de su seno, que no cerraba por eso
la puerta á los sentimientos amargos y tristes. Y por-
que venia á reparar lo quebrado , no quiso hacer nin-
guna quiebra en su Madre; y porque venia á ser lim-
pieza general, no fué justo que amancillase su tálamo
en alguna manera. Y porque era Verbo que nació con
' sencillez de su Padre, y sin poner en él ninguna pa-
' sion, nació también de su Madre, hecho carne con pu-
reza y sin dolor della. Y finalmente , porque en la di-
vinidad es uno en naturaleza con el Padre y con el Es-
píritu Santo , y diferente en persona cuando nació he-
cho hombre en una persona , juntó á la naturaleza áa
(i) Eu el scriUün úd Nacjuieuto.
i-a OBRAS DE FRAY
su divinidad la naturaleza diferente de su alma y su
cuerpo. Al cual cuerpo y á la cual alma cuando la i
muerte las apartó, -consintiéndolo él , él mismo las tor-
nó á juntar con nuevo milagro después de tres dias, y
liizo que naciese á luz otra vez lo que ya habia desata-
do la muerte,
).Del cual nacimiento suyo , que es el tercero de los
cinco que puse al principio, lo primero que agora de-
cir debemos es, que fué nacimiento de veras, quiero de-
cir, nacimiento que se llama así en la Sagrada Escritu-
ra; porque, como ayer se decia, el Padre, en el sal-
mo 2 (a), bablando desta resurrección de su Hijo, co-
mo san Pablo lo declara (6), le dice:— Tú eres mi Hijo,
que en este dia te engendré. — Porque, así como formó
la virtud de Dios en el vientre de la Virgen, y de su san-
gre sin mancilla el cuerpo de Jesucristo con disposi-
ción conveniente para que fuese aposento del alma; ni
mas ni menos en el sepulcro , cuando se llegó la sazón
al cuerpo, á quien las causas de la muerte iiabian agu-
jerado y herido y quitado la sangre, sin la cual no se
vive, y la muerte misma lo habia enfriado y hecho mo-
rada inútil del alma, el mismo poder de Dios, abrazán-
dolo y fomentándolo en sí, lo tornó á calentar, y le regó
con sangre las venas, y le encendió la fornaza del co-
razón nuevamente , en que se tornaron luego á forjar
espíritus que se derramaron por las arterias palpitando
y bulliendo, y luego el calor de la fragua alzó las cos-
tillas del pecho, que dieron lugar al pulmón, y el alma
se lanzó luego en él, como en conveniente morada, mas
poderosa y mas eficaz que primero, porque dio licencia
á su gloria que descendiese por toda ella , y que se co-
munícase á su cuerpo y que le bañase del todo ; con
que se apoderó de la carne perfectamente y redujo á su
voluntad todas sus obras, y le dio condiciones y cuali-
dades de espíritu ; y dejándole perfecto el sentir, la li-
bró del mal padecer; y á cada una de las partes del
cuerpo les conservó ella por sí , con perpetuidad no
mudable, el ser en que las halló, que es el proprio de
cada una.
))De manera que sin mantenimiento da substancia á
la carne , y tiene vivo el calor del corazón sin ceballo,
y sustenta los espíritus sin que se evaporen ó se consu-
man del uso. Y así desarraigó de allí todas las raíces
de muerte , y desterróla del todo y destruyóla en su
reino, y cuando se tenia por fuerte ; y traspasó gloria
por la carne, que, como dicho he, la tenia apurada y
sujeta á su fuerza; y resplandecióle el rostro y el cuer-
po, y descargóla de su peso natural, y dióle alas y vue-
lo, y renació el muerto mas vivo que nunca, hecho vi-
da, hecho luz , hecho gloria, y salió del sepulcro co-
mo quien sale del vientre vivo , y para vivir para siem-
pre, poniendo espanto á la naturaleza con ejemplo no
visto. Porque en el nacimiento segundo que hizo en la
carne, cuando nació de la Virgen, aunque muchas co-
sas del fueron oxlraordínarias y nuevas, en otras se
guardó en él la orden común ; que la materia de que se
formó el cuerpo de Cristo fué sangre , que es la natu-
ral fie que se forman los otros ; y después de formado,
la Virgen con la sangre suya y con sus espíritus hin-
chó de sangre las venas del cuerpo del Hijo, y las ar-
ia) Psalm. 2, V. 7. (b) Acl., 13, v. 33.
LUIS DE LEÓN.
terias de espíritu, como hacen las otras madres, y gu
calor de ella, conforme á lo natural, abrigó á aquel cuer-
po ternísimo, y se lanzó todo por él, y le encendió fue-
go de vida en el corazón, con que comenzó á arder en
su obra, como hace siempre la madre. Ella de su subs-
tancia le alimentó, según lo que se usa, en cuanto le
tuvo en su vientre , y él creció en el cuerpo por todo
aquel tiempo por la misma forma que crecen los niños;
y así como hubo en esta generación mucho de lo natu-
ral y de lo que se suele hacer , ansí lo que fué en-
gendrado por ella salió con muchas condiciones de las
que tienen los que por vía orcUnaria se engendran , que
tuvo necesidad de comer para reparo de lo que en él
gastaba el calor, y obraba en el mantenimiento su cuer-
po, y le cocia, y le coloraba, y le apuraba hasta mu-
darle en sí mismo, y sentia el trabajo, y conocía la ham-
bre , y le cansaba el movimiento excesivo , y podía ser
herido y iasümado y llagado; y como los ñudos con que
se ataba aquel cuerpo los habia añudado la fuerza na-
tural de su madre , podían ser desatados con la muer-
te, como de hecho lo fueron.
«"Mas en este nacimiento tercero todo fué extraordi-
nario y divino; que ninguna fuerza natural pudo dar
calor al cuerpo helado en la huesa , ni fué natural el
tornar á él la sangre vertida, ni los espíritus que dis-
curren por el cuerpo y le avivan se los pudo prestar nin-
gún otro tercero; el poder solo de Dios y la fuerza efi-
caz de aquella dichosa alma, dotada de gloriosísima vi-
da , encendió maravillosamente lo frió , y hinchó lo
vacío, y compuso lo maltratado , y levantó lo caído, y
ató lo desatado con ñudo inmortal , y díó abastanza en
un ser á lo mendigo y mudable. Y como ella estaba
llena de la vida de Dios , y sujeta á él y vestida del y
arraigada en él con firmeza, que mudar no se puede,
así hizo lleno de vida á su cuerpo, le bañó lodo de al-
ma, y le penetró enteramente y le puso debajo de su
mano , de tal manera, que nadie se le puede sacar; y le
vistió íinalmente de sí, de su gloria, de su resplandor,
desde la cabeza á los pies, lo secreto y lo público, el
pecho y la cara, que de sí lanzaba mas claros resplan-
dores que el sol. Por donde mucho antes David, hablan-
do de aqueste hecho, decia (c): — En resplandores de
santidad, del vientre y del aurora, el rocío de tu naci-
miento contigo. — Que aunque ayer \)0v la mañana lo
deciarastes , Marcelo , y con muclia verdad , del naci-
miento de Cristo en la carne , bien entendéis que con
la misma verdad se puede entender de aqueste naci-
miento también. Porque el Espíritu Santo, que lo ve
lodo junto, junta nuiclias veces en unas palabras mu-
chas y diferentes verdades. Pues dice (¡ue nació Cristo
cuainlo resucitó del vienlre de la tierra en el amane-
cer del aurora por su propria virtud, }iorque tenia con-
sigo el roció de su nacimiento, con <jue reverdecieron
y llorecieron sus huesos. Y esto en resi)landorcs de san-
tidad, ó, como podemos tand)ien decir, en hermosuras
santísimas; porque se juntaron en él entonces y en-
viaron sus rayos y hicieron públicas sus hermosuras
Ires resi)landores bellísimos: la divinidad , que es la
lumbre, el ánima de Cristo santo y rodeada de luz, el
cuerpo lambifui h'^rmoso y como hecho de nuevo, que
(c) Psalm. lO'J, V. 3,
DE LOS NOMBRES DE CRISTO.-- LIBRO TERCERO.
17S
echaba rayos de sí ; porque el resplandor infinito de Dios
reverberaba su hermosura en el alma, y el alma, con
este resplandor hecha una luz, resplandecía en el cuer-
po, que, vestido de lumbre, era como una imagen res-
plandeciente de los resplandores divinos.
»Y aun dice que entonces nació Cristo con resplan-
dores de santidad ó con bellezas santas, porque cuan-
do así nació del sepulcro no nació solo él , como cuan-
do nació de la Virgen en carne , sino nacieron jun-
tamente con él y en él las vidas y las santidades y las
glorias resplandecientes de muchos, lo uno porque
trujo consigo á vida de luz y á libertad de alegría las
almas santas, que sacó de las cárceles; lo otro y mas
principal, porque, como ayer de vos, Marcelo, aprendí,
en el misterio de la última cena , y cuando caminaba á
la cruz , ayuntó consigo por espiritual y estrecha ma-
nera á todos los suyos, y como si dijésemos, fecundó-
se de todos y cerrólos á todos en sí para que en la muer-
te que padecía en su carne pasüile , muriese la car-
ne dellos mala y pecadora^ y por eso condonada á la
muerte; y para que renaciendo él glorioso después,
renaciesen también ellos en él á vida de justicia y
de gloria. Por donde por hermosa semejanza, á pro-
pósito deste nacimiento, dice él de sí mismo (a): —
Sí el grano de trigo puesto en la tierra no muere,
quédase él , mas sí muere, produce gran frulo; — por-
que , así com.o el grano sembrado , sí atrae para sí el
humor de la tierra, y se empreña de su jugo y se pu-
dre, saca en sí á luz cuando nace mil granos, y sale
ya no un grano solo, sino una espiga de granos; así y
por la misma manera Cristo, metido muerto en la tier-
ra, por virtud de la muerte allegó la tierra de los
hombres; así apurándola en sí y vistiéndola de sus cua-
lidades, salió resucitando á la luz, hecho espiga, y no
grano.
))Así que, no nació an rayo solo la mañana que ama-
neció del sepulcro este sol , mas nacieron en él una mu-
chedumbre de rayos y un amontonamiento de resplan-
dores santísimos, y la vida y la luz y la reparación de
todas las cosas , á las cuales todas abrazó consigo mu-
riendo para sacarlas, resucitando todas vivas en sí. Por
donde aquel día fué de común alegría , porque fué dia
de nacimiento común. El cual nacimiento hace venta-
ja al primero que Cristo hizo en la carne , no solamen-
te en que, como decimos, en aquel nació pasible y en
este para mas no morir, y no solamente en que lo que
se hizo en este fué todo extraordinario y maravilloso y
!)echo por solas las manos de Dios , y en aquel tuvo la
naturaleza su parte ; y no solamente en que fué naci-
miento, no de uno solo, como el primero, sino de mu-
chos en uno; mas también le hace ventaja en que fué
nacimiento después de muerte, y gloria después de
trabajos , y bonanza después de tormenta gravísima;
que á todas las cosas la vecindad y el cortejo de su con-
trario las descubre mas y las hace salir. Y la buena
suerte es mayor cuando viene después de alguna des-
ventura muy grande. Y no solamente es mas agradable
este nacimiento porque sucede á la muerte, sino en
realidad de verdad la muerte que le precede le hace
subir en quilates ; porque en ella se plantaron las raí-
la) Joaa., 12, V. 24.
C8s desta dichosa gloria , que fueron el padecer y el
morir (que porque cayó, se levantó , y porque descen-
dió torna á subir en alto, y porque bebió del arroyo
alzó la cabeza, y porque obedeció has!a la muerte vi-
vió para enseñorearse del cielo); y así, cuanto fueron
mayores ¡os fundamentos y mas firmes las raíces, tan-
to habernos de entender que es mayor lo que destas
raíces nace ; y á la medida de aquellos tantos dolores,
de aquel desprecio no visto, de aquellas invenciones de
penas, de aquel desamparo, de aquel escarnio, de
aquella fiera agonía, entendamos que la vida á que
Cristo nació por ello, es por todo e.\trerao altísima y
felicísima vida.
))Mas ¡cuan no comprensibles son las maravillas de
Dios! El que nació resucitando tan claro, tan glorio-
so, tan grande, y el que vive para siempre dichoso en
resplandores y en luz, halló manera para tornar á na-
cer cada dia encubierto y disimulado en las manos del
sacerdote en la Hostia , como saboreándose en nacer
este solo Hijo, este propriamente Hijo, este Hijo que
tantas veces y por tantas maneras es Hijo. Porque el
estar Cristo en su Sacramento, y el comenzar á ser
cuerpo suyo lo que antes era pan , y sin dejar el cielo
y sin mudar su lugar, comenzar de nuevo á ser allí
adonde antes no era, convirtiendo toda la substancia
del pan en su santísima carne , mostrándose la carne
como si fuese pan, vestida de sus accidentes, es come
un nacer allí en cierta manera. Así que, parece que
Cristo nace allí porque comienza á ser de nuevo allí
cuando el sacerdote consagra. Y parece que la Hostia
es como el vientre adonde celebra aqueste nacimiento,
y que las palabras son como la virtud que allí le pone,
y que es como la substancia, toda la materia y toda la
forma del pan que en él se convierte , y es señal y prue-
ba de aqueste nacimiento; lo es en la forma que digo,
el llamar á Cristo Hijo la Sagrada Escritura en este
mismo caso y articulo; porque bien sabéis que en el
salmo 72 leemos así [b): — Y habrá firmeza en la tier-
ra, en las cumbres de los collados. — Adonde la palabra
firmeza, según la verdad, significa el trigo, que la
Escritura lo suele llamar firmeza , porque da firmeza
al corazón, como David en otro salmo lo dice (c); y
bien sabéis que muchos de los nuestros , y aun algu-
nos de los que nacieron antes que viniese Crislo, en-
tienden este paso deste sagrado pan del altar. Y bien
sabéis que las palabras originales por quien nosotros
leemos firmeza son eslas : pisath, bar, que quieren
puntualmente decir partecilla ó puñado de trigo es-
cogido, y que BAR, como significa trigo escogido, mon-
dado, también significa hijo. Y así, dice el Profeta que
en el reino del Mesías , y cuando floreciere su ley, en-
tre muchas cosas singulares y excelentes, habrá también
un puñado ó una partecilla de trigo y de hijo; esto es,
que será el hijo lo que parecerá un limpio y pequeño
trigo, porque saldrá á luz en figura del, y veremos así
hecho y amoldado como si fuese un panecito pequeño.
))Y no solamente aqueste consagrarse Cristo en el pan
es un cierto nacer, mas es como una suma de sus na-
cimientos los otros en que hace retrato dellos, y los di-
buja y los pinta. Porque, así como en la divinidad nace
{l>\ Psalm. 72, v. 10. [c¡ Psalra. 1Ü2.
i 76 OBRAS DE FRAY
como palabra , que la dice el entendimiento divino, así
aquí se consagra y comienza á ser de nuevo en la Hos-
tia por virtud de la palabra que el sacerdote pronun-
cia. Y como en la resurrección nació del sepulcro con
su carne verdadera , pero heclia á las condiciones del
alma y vestida de sus maneras y glorias , así consagra-
do en la Hostia, está la verdad de su cuerpo en realidad
de verdad , mas está como si fuera espíritu , todo en la
Hostia toda, y en cada parte della todo también. Y co-
mo cuando nació de la Yírgen salió bienaventurado
en la mas alta parte do! alma, y pasible con el cuerpo,
y sujeto á dolores y muoríe ; y en lo secreto era la ver-
dadera riqueza , y en la apariencia y en lo que defuera
se veía era un pobre y humilde; asi aquí por defuera
parece un pequeño pan despreciado, y en lo escondido
es todos los tesoros del cielo ; según lo que parece pue-
de ser partido y quebrado y comido, mas según lo que
encubre no puede ni el mal ni el dolor llegar á él. Y
como cuando nació de Dios se forjaron en él , como en
sus ideas, las criaturas en la manera que lie dicho , y
cuando nació en la carne la recibió para limpiar y li-
])rar la del hombre, y cuando nació del sepulcro nos
sacó á la vida á todos juntamente consigo , y en todos
sus nacimientos siempre hubo algún respeto á nues-
tro bien y provecho; así en esto de la consagración
de su cuerpo tuvo respeto al mismo bien; porque
puso en él , no solamente su cuerpo verdadero sino
también el místico de sus miembros , y como en lo?
demás nacimientos suyos nos ayuntó siempre á sí
mismo , también en este quiso contenernos en sí ; y
quiso que encerrados en él, y pasando á nuestras en-
trañas su carne, nos comunicásemos unos con otros
para que por él viniésemos todos á ser jior unión de
espíritu un cuerpo y un alma.
))Porlo cual el pan caliente, que estaba de continuo
en el templo y delante del arca de Dios , que tuvo fi-
gura de aqueste pan divinísimo , le llama fian de faces
la Sagrada Escritura, para enseñar que este pan ver-
dadero, á quien aquella imagen miraba, tiene faces
inumerables, quiero decir, que contiene en sí á sus
miembros, y que, como en la divinidad abraza en sí por
eminente manera todas las criaturas , así en la huma-
nidad y en este Sacramento santísimo, donde se en-
cierra, encierra consigo á los suyos. Y así, hizo en-este
lo que en los demás nacimientos hizo, que fué nuestro
bien, que consiste en andar siempre juntos con él, ó
por decir lo que parece mas proprio, trujo á efecto y
puso como en ejecución lo que se pretendía en los otros.
Porque aqni hecbo mantenimiento nuestro, yp;i>ándose
enrealiilail de verdad dcnlrode nuestras enlrañasyjun-
landocon nuestra carne la suya, si la halla dispuesta man-
tieneal alma y purifica lacarnc,yapaga el fuego vicioso,
y poneá cuchillo nuestra vejez, y arranca de raíces el
mal, y nos comunica su ser y su vida, y comiéndole nos-
otros, nos come él á nosotros y nos viste de sus cualida-
des; y finalmente cuasi nos coiiviertecnsímismo. Yirae
aquí á frutoyá espiga lo que sendiró en los demás uaeí-
mientos primeros. Y como dice en el salmo David (a):
— Hizo memorial de sus luiiravillas el Señor misericor-
dioso y piadoso , dio á los (jue le tciueii nianj.ir. — Por-
{a) Psalm. 110, V. 4.
LUIS DE LEÓN.
que en este manjar, que lo es propríaiYiente para ios
que le temen, recapituló todas sus grandezas pasadas,
que en él hizo ejemplo clarísimo de su saber infinito
y de su misericordia y de su amor con los hombres;
ejemplo jamás oído ni visto, que no contento ni de
haber nacido hombre por ellos , ni de haber muerto
por ponerlos en vida , ni de haber renacido para su-
birlos á gloria , ni de estar junto siempre y á la dies-
tra del Padre para su defensa y amparo , para su re-
galo y consuelo , y para que le tengan siempre no
solamente presente, sino le puedan abrazar consigo
mismos , y ponerlo en su pecho y encerrarlo dentro de
su corazón , y como chuparle sus bienes y traerlos á sí,
se les presenta en manjar y , como si dijésemos , les
nace en figura de trigo para que así le coman y traguen
y traspasen á sus entrañas , adonde encerrado y ceñido
con el calor del espíritu , fructifique y nazcn en ellos
en otra manera , que será ya la quinta y la última de
las que prometimos decir, y de que será justo que ya
digamos si, Sabino, os parece.» Y calló.
Y Sabino dijo sonriéndose: «Huelgo, Juliano, que
conozcáis por mayor, y bien decía yo que urdíades gran-
de tela, porque sin duda habéis dicho grandes cosas
hasta agora, sin lo que os resta, qiw no debe ser me-
nos, aunque en ello tengo una duda aun antes que lo
digáis. » ((¿Qnél respondió Jidiano; ¿no entendéis que
nace en nosotros Cristo cuando Dios santifica nuestra
alma?» ((Bien entiendo, dijo Sabino, que san Pablo dice
á los gálatas (b) : — Hijuelos míos, que os torno á parir
hasta que se forme Cristo en vosotros; — que es decir
que, así como el ánima, que era antes pecadora, se con-
vierte al bien y se va desnudando de su malicia, así
Cristo se va formando en ella y naciendo; y de los que
le aman y cumplen su voluntad , dice Cristo que son
su Padre y su Madre. Pero, como cuando el ánima que
era mala se santifica se dice que nace en ella Jesu-
cristo, así también se dice que ella nace en él; por
manera que es lo mismo, á lo que parece, nacer nos-
otros en Cristo y nacer Cristo en nosotros , pues la ra-
zón por qué se dice es la misma; y de nuestro nacimien-
to en Jesucristo ayer dijo Marcelo lo que se puede de-
cir. Y así no parece, Juliano, que tenéis mas que de-
cir en ello. Y esta es mi duda.» Juliano entonces dijo:
«En eso que dudáis, Sabino, habéis dado principió á mi
razón; porque es verdad que estos nacimientos andan
juntos, y que siempre que nacemos nosotros en Dios,
nace Cristo en nosotros, y que la santidad y la justicia,
la renovación de nuestra alma es el medio de ambos
nacimientos. Mas aunque por andar juntos jtarecen uno,
todavía el entendimiento atento y agudo los divide, y
conoce que tienen diferentes razones. Porque el nacer
nosotros en Cristo es propriamenle, quitada la mancha
de culpa con que nuestra alma se figuraba como demo-
nio, recibir la gracia y la justicia que cria Dios en nos-
otros, que es como una imagen de Cristo, y con que
nos figuramos de su manera. Mas nacer Cristo en nos-
o!ros es no solatnente venir él donde la gracia á nues-
tra alma, sino el mismo espíritu de Cristo venir á eiin
y juntarse con ella, y, como si fuese alma del alma, der-
nimarse por ella, y derramado y como embebido en ella,
(b, Galat., 4, v. id.
DE LOS NOMBRES DE CRISTO.— LIBRO TERCERO.
177
Apoderarse de sus potencias y fuerzas , no de paso ni
de corrida, ni por un tiempo breve, como acontece en
los resplandores de la contemplación y en los arroba-
mientos del espíritu, sino de asiento y con sosiego es-
table y como se reposa el alma en el cucrpa, que él
mismo lo dice así {a): — El que me amare será amado
de mi Padre , y vendremos á él y haremos asiento en
él. —
«Así que, nacer nosotros en Cristo es recibir su gra-
cia y figurarnos della; mas nacer en nosotros él, es ve-
nir él por su espíritu á vivir en nuestras almas y cuer-
pos. Venir, digo, á vivir, y no solo á hacer deleite y re-
galo. Por lo cual , aunque ayer Marcelo dijo de cómo
nacemos nosotros en Dios, queda lugar para decir hoy
del nacimiento de Cristo en nosotros. Del cual , pues
habemos ya dicho que se diferencia y cómo se diferencia
del nuestro, y que propriamente consiste en que comience
á vivir el espíritu de Cristo en el alma, para que se entien-
da esto mismo mejor, digamos lo primero cuan diferen-
temente vive en ella cuando se le muestra en la oración,
y después diremos cuándo y cómo comienza Cristo á na-
cer en nosotros , y la fuerza deste su nacer y vivir en
nosotros, y los grados y crecimiento que tiene; porque
cuanto á lo primero, entre esta venida y ayuntamiento
del espíritu de Cristo á nosotros , que llamamos naci-
miento suyo, y entre las venidas que hace al alma del
justo, las demostraciones que en el negocio de la ora-
ción le hace de sí, de las diferencias que hay, la prin-
cipal es, que en esto que llamamos nacer, el espíritu de
Cristo se ayunta con la esencia del alma , y comienza á
ejecutar su virtud en ella, abrazándo^je con ella sin que
ella lo sienta ni entienda. Y reposa allí como metido en
el centro della, como dice Isaías (6): — Regocíjate y
alaba, hija de Sion , porque el Señor de Israel está en
medio de tí. — Y reposando allí, como desde el medio
derrama los rayos de su virtud por toda ella, y la mueve
secretamente , y con su movimiento del y con la obe-
diencia del alma , á lo que es del movida , se hace por
momentos mayor lugar en ella, y mas ancho y mas
dispuesto aposento.
«Mas en las luces de la oración y en sus gustos todo
su trato de Cristo es con las potencias del alma , con el
entendimiento, con la voluntad y memorias, de las
cuales á las veces pasa á los sentidos del cuerpo y se
les comunica por diversas y admirables maneras, en la
forma que les son posibles aquestos sentimientos á un
cuerpo. Y de la copia de dulzores que el alma siente
y de que está colmada, pasan al compañero las sobras.
Por donde esas luces ó gustos, ó este ayuntamiento
gustoso del alma con Cristo en la oración tiene condición
de relámpago; digo que luce y se pasa en breve. Porque
nuestras potencias y sentidos en cuanto esta vida mor-
tal dura tienen precisa necesidad de divertirse á otras
contemplaciones y cuidados , sin los cuales ni se vive
ni se puede ni debe vivir. Y júntase también con esta
diferencia otra diferencia , que en el ayuntamiento del
espíritu de Cristo con el nuestro, que llamamos naci-
miento de Cristo , el espíritu de Cristo tiene vez de al-
ma respeto de la nuestra , y hace en ella obra de alma,
moviéndola á obrar como debe en todo lo que se ofre-
(a) Joan, 14, v. 22. (í; hai., 12, v. 6.
L.xvi-n.
ce, y pone en ella ímpetu para que se menee ; y así obra
él en ella y la mueve, que ella ayudada del obra con
él juntamente; mas en la presencia (|ue de sí hace en
la oración á los buenos por medio de deleite y de luz,
por la mayor parte el alma y sus potencias reposan , y
él solo obra en ellas por secreta manera un reposo y
un bien que decir no se puede. \ así, aquel primer
ayuutamienío es de vida, mas este segundo es de de-
leite y regalo; aquel es el ser y el vivir, aqueste es lo
que hace dulce el vivir; allí recibe vivienda y estilo de
Dios el alma, aquí gusta algo de su bienandanza; y
así , aquello se da con asiento y para (jue dure, porque
si falta no se vive; mas esto se da de paso y á la lige-
ra , porque es mas gustoso que necesario, y porque en
esta vida, que se nos da para obrar este deleite, en cuan-
to dura, quita el obrar y le muda en gozar. Y sea esto
lo uno, y cuanto á lo segundo que decía, digo desta
manera :
«Cristo nace en nosotros cuando quiera que nuestra
alma, volviendo los ojos á la consideración de su vida,
y viendo las fealdades de sus desconciertos, y aborre-
ciéndolos, y considerando el enojo merecido de Dios, y
doliéndose del , ansiosa por aplacarle, se convierte con
fe, con amor, con dolor á la misericordia de Dios y al
rescate de Cristo. .\sí que, Cristo nace en nosotros en-
tonces. Y dícese que nace en nosotros porque entonces
entra en nuestra alma su mismo espíritu, que enlazando
se entraña en ella, y produce luego en ella su gracia, quo
es como un resplandorycomo un rayo que resulta de su
presencia, y que se asienta en el alma y la hace hermosa.
Yasí comienza á tener vida allí Cristo; esto es, comienza
á obrar en el alma y por el alma lo que es justo que obro
Cristo; porque lo mas cierto y lo mas proprio de la vida
es la obra. Y desta manera el que es en sí siempre , y
el que vive en el seno del Padre antes de todos los si-
glos , comienza como digo y cuando digo á vivir en
nosotros ; y el que nació de Dios perfecto y cabal, co-
mienza á ser en nosotros como niño. No porque en sí
lo sea, ó porque en su espíritu, que está hecho alma
de! nuestro, haya en realidad de verdad alguna-dimi-
nucion ó menoscabo, porque el mismo que es en sí,
ese mismo es el que en nosotros nace tal y tan grande;
sino porque en lo que hace en nosotros se mide con
nuestro sugeto, y aunque está en el alma todo él , no
obra en ella luego que entra en ella todo lo que vale
y puede, sino obra conforme á cómo se le rinde y se
desnuda de su propriedad, i)ara el cual rendimiento y
desnudez él mismo la ayula ; y así, decimos que nace
entonces como niño. Mas cuanto el alma, movida y guia-
da del, se le rinde mas y se desnuda mas de Ío que
tiene por suyo, tanto crece en ella mas cada día; esto
es , tanto va ejecutando mas en ella su eficacia y des-
cubriéndose mas y haciéndose mas robusto, hasta que
llega en nosotros, como dice san Pablo (c) , á edad de
perfecto varón. A la medida de la grandeza de Cristo;
esto es, hasta que llega Cristo á ser en lo que es, y
hace en nosotros y con nosotros, perfecto, cual lo es en
sí mismo.
«Perfecto, digo, cual es en sí, no en igualdad preci-
sa, sino en manera semejante. Quiero decir que el vi-
{f> Eplies., 4.
Í2
178
OBRAS DE FRAY LUIS DE LEÓN.
vir y el obrar que tiene en nuestra alma Cristo cuan-
do liega á ser en ella varen perfecto, no es igual en
grandeza al vivir y al obrar que tiene en sí , pero es
del mismo metal y linaje. Y así, aunque reposa en nues-
tra alma todo el espíritu de Cristo desde el primer pun-
to que nace en ella , no por eso obra luego en ella todo
lo que es y lo que puede , sino primero como niño, y
luego como mas crecido, y después como valiente y
perfecto. Y de la manera que nuestra alma en el cuer-
po desde luego que nace en él nace toda , mas no hace
luego que en él nace prueba de sí totalmente, ni ejer-
cita luego toda su eficacia y su vida , sino después y
succesivamente, así como se van enjugando con el ca-
lor los órganos con que obra, y tomando firmeza hábil
para servir al obrar; así es lo que decimos de Cristo,
que aunque pone en nosotros lodo su espíritu cuando
nace, no ejercita luego en nosotros toda su vida, sino
conforme á como, movidos del, le seguimos y nos apu-
ramos de nosotros mismos, así él va en su vivir conti-
nuamente subiendo. Y como cuando comienza á vivir
en nuestra alma se dice que nace en ella, así se dice que
crece cuando vive mas, y cuando ll^ga á vivir allí al
estilo que vive en sí , entonces es lo perfecto. De arte
que, según aquesto, tiene tres grados este nacimiento y
crecimiento de Cristo en nosotros. El primero de niño,
en que comprehendemos la niñez y la mocedad, lo prin-
cipiante y lo aprovechante que decir solemos ; el segun-
do de mas perfecto; el idtimo de perfecto del todo. En
el primero nace y vive en la mas alta parte del alma;
en el segundo en aquella y en la que llamamos parle
inferior ; en el tercero en esto y en todo el cuerpo del
todo. Al primero podemos llamar estado de ley perlas
razones que diremos luego; el segundees estado de
gracia; y el tercero y último, estado de gloria.
))Y digamos de cada uno por sí, presuponiendo prime-
ro que en nuestra alma , como sabéis , hay dos partes :
una divina , que de su hechura y metal mira al cielo y
apetece cuanto de suyo es, si no la estorban ó oscure-
cen ó llevan lo que es razón y justicia inmortal de su
naturaleza , y muy hábil para estar sin mudarse en la
contemplación y en el amor de las co.sas eternas; otra
de menos quilates, que mira á la tierra y que se co-
munica con el cuerpo, con quien tiene deudo y amis-
tad, sujeta á las pasiones y mudanzas del, que la tur-
ban y alteran con diversas olas de afectos; que teme,
que se congoja, que codicia, que llora, que se engríe y
ufana, y que, finalmente, por el parentesco que con la
carne tiene, no puede hacer sin su compañía estas
obras. Estas dos parles son como hermanas nacidas de
un vientre, en una naturaleza misma, y son de ordina-
rio entre sí contrarias , y riñon y so hacen guerra. Y
siendo la ley que esta segunda se gobierne siempre por
la primera, á las veces, como rebelde y furio.sa, loma
las riendas ella del gobiorno y hace fuerza á la mejor,
lo cual es vicioso, así como le es natural el deleite y c!
alegrarse, y el sentir en sí los demás afectos que la
parte mayor le ordenare, y son propriamenle la una
como el cielo y la otra como la tierra, y como un Jacob
y un Esaú concebidos juntos en un vientre, que entre
sí pelean, como diremos mas largamente después.
»Esto así dicho , decimos agora que cuando el al-
ma aborrece su maldad y Cristo comienza á nacer en
ella, pone su espíritu, como decíamos, en el medio y
en el centro, que es en la substancia del alma, y pren-
de luego su virtud en la primera parte dolía , la parle
que dcstas dos que decíamos es la mas alta y la mejor.
Y vive Cristo allí en el primer estado deste nacimien-
to, ejercitando en aquella parte su vida, esto os, alum-
brándola, y enderezándola, y renovándola, y compo-
niéndola , y dándole salud y fuerzas para que con va-
lor ejercite su oficio. Mas á la otra parte menor en este
primer estado, el espíritu de Cristo, que en lo alio del
alma vive , no le desarraiga sus bríos , porque aun no
vive en aquesta parte baja; mas aunque no viva en
ella como señor pacífico , dale ayo y maestro que go-
bierna aquella niñez, y el ayo es la parte mayor en que
él ya vive, ó él mismo, según que vive en ella , os el
ayo desta parte menor, que desde su lugar alto lo da
leyes por donde viva, y lo hace que se conozca, y le va
á la mano, sí se mueve contra lo que se le manda, y la
riñe, y la aflige con amenazas y miedos; de donde re-
sulta contradicción y agonía, y servidumbre y trabajo.
Y Cristo, que vive en nosotros, y desde el lugar donde
vive, en este artículo sea con esta menor parte como
Moisen, que le da ley, y la amonesta y la riñe, y la ame-
naza y la enfrena , mas aun no la libra de su fiaqueza
ni la sana de sus malos movimientos, por donde á este
grado ó estado le llamamos de ley. En que, como Moi-
sen en el tiempo pasado gozaba de la habla de Dios, y
en la cumbre del monte conversaba con él y recibía su
gracia y era alumbrado de su lumbre, y descendía
después al pueblo carnal é inquieto y sujeto á diferen-
tes deseos, y que estaba á la falda de la sierra, adonde
no veía sino el temblor y las nubes , y descendiendo á
él, le ponía leyes de parte de Dios , y le avisaba que se
pusiese á sus deseos freno, y él se los enfrenaba cuanto
pedia con temores y penas; así la parle mas alta nues-
tra , luego al principio que Cristo en ella nace , santi-
ficada por él y viviendo por su espíritu , como su vida
en el monte con Dios , al pueblo que está en la falda,
esto es, á la parte inferior, que por los muchos movi-
mientos de apetitos y pasiones diferentes que bullen
en ella es una muchedumbre de pueblo bullicioso y
carnal é inclinado á hacer lo peor, le escribo leyes y le
enseña lo que le conviene hacer ó huir, y le gobierna
las riendas , á veces alargándolas y á veces recogién-
dolas hacia sí , y finalmente la hinche del temor y de
amenazas.
»Y como conira Moisen se rebeló por diferentes veces
el pueblo, y ccmo siempre con dilioultad puso al yugo
su mal domada cerviz, de donde nacieron con tradi-
ciones en ellos y alborotos y ejemplos de señalados cas-
tigos; así esta parte baja, en el estado que digo, oye
mal muchas veces las amonestaciones de su hermana
mayor, en que ya Cristo vive, y luchan las dos á veces
y disjiiortan entre sí crueles peleas. Mas ccmo Moisen
para llevar aquella gente al asiento de su descanso les
persuadió primero que saliesen de Egipto, y los metió
en la soledad del desierto, y los guió haciendo vueltas
por él por largo espacio de tiempo, y con quitarles el
regalo y el amparo de los hombres, y darles el amparo
de Dios, en la nube, en la coluna de fuego, en el maná
DE LOS NOMBRES DE CRISTO.— LIBRO TERCERO.
que les llovían los ciclos y en el agua que les manaba
la piedra, los iba levantando hacia Dios, hasla que al
lia pasaron con Josué, su capitán, el Jordán y limpia-
ron de enemigos la tierra , y reposaron en ella liasta
(jüc vino últimamente Cristo á nacer en su carne ;* asi
su espíritu, que ha nacido ya en lo que es principal en
o! alma , para reducir á su obediencia la parte que res-
la, que tiene las condiciones y flaquezas y carnalidades
que he dicho , desde la razón donde vive , como otro
Moisen induciéndola á que se despida de los regalos de
Egipto, y lavándola con las tribulaciones, y destelán-
dola poco á poco de sus toscos consuelos, y quitándole
de los ojos cada dia mas las cosas que ama, y hacién-
dola á que ame la pobreza y la desnudez del desierto,
y dándole allí su maná, y pasando á cuchillo á muchas
de sus enemigas pasiones, y acostumbrándola al des-
canso y reposo santo , va creciendo en ella y ^prove-
chando y mitigando sus bríos, y haciéndola cada dia
mas hábil para poner su vida en su carne , y al fin la
pone, y como si dijésemos, se encarna en ella y la hin-
che de sí, como hizo á la mayor y primera, y no le
quita lo que le es natural , como son los sentimientos
medidos y el poder padecer y morir, sino desarraígale
lo vicioso, si no del todo, á lo menos cuasi del todo.
))Y este es el grado segundo que dijimos, en el cual
el espíritu de Cristo vive en las dos parles del alma: en
la primera, que es la celestial, santificándola, ó si lo
habernos de decir así, haciéndola como Dios; y en la
segunda, que mira á la carne, apurándola y mortificán-
dola de lo carnal y vicioso ; y en vez de la muerte que
ella solía dar con su vicio al espíritu. Cristo agora pone
en ella á cuchillo cuasi todo lo que es contumaz y re-
belde. Y como se hubo con sus discípulos cuando an-
duvo con ellos, que los conversó primero , y dado que
los conversaba , duraban en ellos los afectos de car-
ne, de que los corregía poco á poco por diferentes ma-
neras , con palabras , con ejemplos , con dolores y pe-
nas, y finalmente, después de su resurrección, tenién-
dolos ya conformes y humildes y juntos en Jerusalcn,
envió sobre ellos en abundancia su espíritu , con que
los hizo perfectos y santos. Así , cuando en nosotros
nace, trata primero con la razón y fortifícala para que
no le venza el sentido, y procediendo después por sus
pasos contados, derrama su espíritu, como dice Joel (a):
—Sobre toda la carne, con que se rinde y se sujela al
espíritu. — Y cúmplese entonces lo que en la oración le
pedimos,— que se haga su voluntad, así como en el cie-
lo, en la tierra ; — porque manda entonces Dios en el cielo
del alma , y en lo terreno della es obedecido cuasi ni
mas ni menos , y baña el corazón de sí mismo , y hace
ya Cristo en toda el alma oficio enteramente de Cristo,
que es oficio de ungir ; porque la unge desde la cabeza
á los pies, y la beatifica en cierta manera ; porque aun-
que no le comunica su vista, comunícale mucho de la
vida, que le ha de durar para siempre, y sostiénela
ya con el vivir de su espíritu , con que ha de ser des-
pués sostenida sin fin ; y este es el mantenimiento y el
pan que por consejo suyo pedimos á Dios cada dia cuan-
do decimos (6) : « Y nuestro pan, » como si dijésemos
«el de después», que eso quiere decir la palabra del
(a) Jocl, 1. (ij Lucae, 11, v. 3.
Í19
original griego e»/oc/on, «dánosle hoy;n ostoes, aquel
pan nuestro ; nuestro, porque nos le prometes; nuestro,
porque sin él no se vive; nuestro, porque solo él liíncho
nuestro deseo. Así que , este pan y esta vida que pro-
metida nos tienes , acorta los plazos , Señor, y dánosla
ya , y viva ya tu Hijo en nosotros del todo , dándonos
entera vida, porque él es el pan de la vida.
))De manera que cuando viene á este estado el naci-
miento de Cristo en nosotros, y cuando su vida en mí
ha subido á este punto, entonces Cristo es lisamente
en nosotros el Mesías prometido de Dios , por la razón
sobredicha ; y el estado es de gracia , porque la gra-
cia baña á casi toda el alma , y no es estado de ley ni
de servidumbre ni de temor, porque todo lo que se
manda se hace con gusto, porque en la parte que solía
ser rebelde y que tenia necesidad de miedo y de freno,
vive ya Cristo, que la tiene cuasi pura de su rebeldía.
Y es estado de evangelio, porque el nacer y vivir Cristo
en ambas las partes del alma, y la santificación de toda
ella con muerte de lo que era en ella vejez, es el efecto
de la buena nueva del Evangelio, y el reino de los cie-
los que en él se predica , y la obra propria y señalada,
y que reservó para sí solo el Hijo de Dios y el Mesías
que la ley prometía. Como Zacarías en su cántico di-
ce (c): — Juramento que juró á Abrahan, nuestro padre,
de darse á nosotros , para que librándonos de nuestros
enemigos, le sirvamos sin miedo, le sirvamos en san-
tidad y justicia, y en su presencia la vida toda. — Y es
estado de gozo, por cuanto reina en toda el alma el es-
píritu, y así hace en ella sin impedimento sus fru-
tos , que son , como san Pablo dice (rf) : — Caridad y
gozo, y paz y paciencia y larga esperanza en los ma-
les. — Por donde , en persona de los deste grado , dice
el profeta Isaías (e) : —Gozándome gozaré en el Señor,
y regocijaráse mi alma en el Dios mío, porque me vis-
tió vestiduras de salud y me cercó con vestidura de
justicia. Como á esposo me hermoseó con corona, y
como á esposa, adornada con sus joyeles. —
))Y también en ciarla manera es estado de libertad y
de reino, porque es el que deseaba san Pablo á los co-
losenses en el lugar donde escribe (/■) :— Y la paz de
Dios alce bandera y lleve la corona en vuestros cora-
zones.— Porque en el primer grado estaba la gracia y
paz de Dios, como quien residía en frontera y vecina
á los enemigos, encerrada y recatada y solícita; mas
agora ya se espacia y se alegra, y se extiende como se-
ñora ya del campo. Y ni mas ni menos es estado de
muerte y de vida ; porque la vida que Cristo vive en los
que llegan aquí, da vida á lo alto del alma, y da muer-
te y degüella á casi todos los afectos y pasiones malas
del cuerpo ; de que dice el Apóstol (g) :— Si Cristo está
en vosotros, vuestro cuerpo sin duda ha muerto cuanto
al pecado , mas el espíritu vive por virlud de la justi-
cia. —Y finalmente, es estado de amor y de paz, porque
se hermanan en él las dos partes del alma que decimos,
y el sentido ama servir á la razón, y Jacob y Esaú se ha-
cen amigos, que fueron imagen desto, como antes de-
cía. Porque, Sabino, como sabéis (/i), Rebeca, mujer da
Isaac, concibió de un vientre aquestos dos liijos, que
(c) Lucae, 1, v. 73. id) GaIat.,S, v. 22. {e) Isai.,61,v.lO.
(/) Coloss.,3, V.15. Lg¡ llora., 8, v. 10. (Aj Genes., 2i5, v, 21.
jeo OBRAS DE FRAY
antes que naciesen peleaban entre sí mismo;; por
donde ella, afligida, consultó el caso con Dios, que le
respondió que tenia en su vientre dos linajes de gentes
contrarias, que pelearían siempre entre sí, y que el me-
nor en salir á luz, vencerla al que primero naciese. Lle-
gado el tiempo , nació primero un niño bermejo y be-
lioso, y después del, y asido de su pié del, nació luego
otro de diferente cualidad del primero. Este postrero fué
llamado Jacob y el primero Esaú. Su inclinación fué di-
ferente, así como su figura lo era. Esaú aficionado á la
caza y a! campo, Jacob á vivir en su casa. En ella com-
pró un dia por cierto caso á su hermano el derecho del
mayorazgo, que se le vendió por comer. Poco después
con artificio le ganó la bendición de su padre, que creyó
que bendecía al mayor. Quedaron por esta causa ene-
migos ; aborrecía de muerte Esaú á Jacob , amenazábale
siempre. El mozo santo, aconsejado de la madre, huyó
la ocasión , desamparó la casa de! padre ; caminó para
oriente , vio en el camino el cíelo sobre si abierto, sir-
vió en casa do su suegro por Lia y por Raquel , y ca-
sado, tuvo abundancia de hijos y de hacienda; y vol-
viendo con ella á su tierra, luchó con el ángel, fué ben-
decido del; y ennaquecido en el muslo, mudó el andar
con el nombre, y luego le vino al encuentro Esaú, su
hermano, ya amigo y pacífico.
«Pues conforme á esta imagen , son de un parlo las
dos parles del alma y riñen en el vientre , porque de
su naturaleza tienen apetitos contrarios, y poripiesin
(luda después nacen dellas dos linajes de gentes enemi-
gos enlre sí, las que siguen en el vivir el querer del sen-
tido, y las que miden lo que hacen por razón y justicia.
Nace el sentido primero , poríjue se ve su obra prime-
ro; tras él viene luego el uso de la razón. El sentido es
teñido de sangre y vestido de los frutos de ella , y ama
el robo, y sigue siempre sus pasiones fieras por alcan-
zarlas; mas la razón es amiga de su morada , adonde
reposa, contemplando la verdad con descanso. Aquí le
vienen á las manos la bendición y el mayorazgo. Mas
enójanse los sentidos, y descubren sus deseos san-
grientos contra el hermano , que guiado de la sabidu-
ría para vencerlos, los huye, y corta las ocasiones del
mal ; y enajénase el hombre de los padres y de la casa,
y puestos los ojos en el oriente, camina á él la razón,
á la cual en este camino se le aparece Dios y le ase-
gura su amparo , y con esto le mueve y guia á servir
muchos años y con mucho frulo por Raquel y por Lia;
hasta que, finalmente , acercándose ya á su verdadera
tierra, viene á abrazarse con Dios y como á luchar con
el ángel, pidiéndole que le santifique y bendiga y [ na-
ga en paz sus sentidos , y sale con su porfía á la lin, y
con la bendición muere el muslo, porque en el morir
del sentido vicioso consiste el quedar enteramente ben-
dito; y cojea luego el hombre, y es Israel. Israel por-
que se ve en él y se descubre la eficacia de la vida di-
vina, que ya posee; cojo ¡lorque anda en las cosas del
mundo con solo el pié de la noccsidiid, sin que le lle-
ve el deleite, Y así, en llegando a este punto el sonlido
sirve á la razón y se pacífica con ella y la ama, y gozan
ambas, cada una según su manera, do riquezas y bie-
nes, y son buenos hermanos Esaú y Jacob, y vive, co-
mo en hermanos, conforme el espíritu de Cristo, que ?e
LUIS DE LEÓN.
derrama por ellos , que es lo que se dice en el sal-
mo (o) : — Cuan bueno es , y cuan lleno de alegría, el
morar en uno los hermanos, coma el ungüento bueno
sobre la cabeza, que desciende á la barba, á la barba
del sacerdote, y desciende al gorjal de su investidura.
Como roció en Hermon, que desciende sobre los moa-
tes de Sion. — Porque allí instituyó el Señor la bendi-
ción , las vidas por los siglos. Porque todo el descanso
y toda la dulzura y toda la utilidad desta vida entonces
es, cuando aquestas dos partes nuestras , que decimos
hermanas , viven también como hermanas en paz y con-
cordia.
»Y dice que es suave y provechosa esta paz como lo
es el ungüento oloroso derramado , y el rocío que des-
ciende sobre los montes de Hermon y de Sion ; porque
en el hecho de la verdad, el Hijo de Dios, que nace y
que vive en estas dos partes, y que es unción y rocío,
como ya muchas veces dijimos, derramándose en la
primera dellas , y de allí descendiendo á la otra y ba-
ñándola, hace en ellas esta paz provechosa y gustosa;
de las cuales parles la una es bien como la cabeza, y la
otra como la barba á'-pera , y como la boca ó la margen
de la vestidura ; y la una es verdaderamente Sion,
adonde Dios se contempla, y la otra Hermon, que es
asolamiento, porque consiste su salud en que se asue-
le en ella cuanto levantad demasiado y vicioso deseo.
Y cierto, cuando Cristo llega á nacer y vivir en alguno
desta manera, aquel en quien así vive, dice bien coa
San Pablo (6) : — Vivo yo, ya no yo , pero vive en mí
Jesucristo; — porque vive y no vive; no vive por sí, pero
vive, porque en él vive Cristo ; esto es, porque Cristo,
abrazado con él y como infundido por él, le alíenla y
le mueve y le deleita y le halaga, y le gobierna las
obras y es la vida de su feliz vida. Y de los que arjuí lle-
garon dice propiamente Isaías (c): — Alegráronse con
tu presencia, como la alegría en la siega, como se re-
gocijaron al dividir del despojo. — De la siega dice que
es señalaila alegría, porque se coge en ella el fruto de
lo trabajado , y se conoce que la confianza que se hizo
del suelo no salió vacia, y se halla como por la largueza
de Dios mejorado y acrecentado loque parcela perdido.
Y así es alegría grandísima la de los que llegan aquí;
porque comienzan á coger el fruto de su fe y peniten-
cia, y ven que no les burló su esperanza, y sienten
la largueza de Dios en sí mismos y un amontonamiento
de no pensados bienes.
))Y dice deldividir los despojos, porque entonces ale-
gran á los vencedores tres cosas: el salir del peligro,
el quodar con honra , el verse con lauta riqueza. Y las
mismas alegran á los (jue agora decimos. Ponpie ven-
cido y casi muerto del todo lo que en el sentido hace
guerra , y esto porque el espíritu de Cristo nace y so
derrama por él , no solamente salen de peligro , sino so
hallan de improvisamente dicho.sos y ricos. Y por eso
dice que se alegran en su presencia, porque la presen-
cia suya en ellos, que es el nacer y vivir de Cristo en
lodi su alma , les acarrea este bien, que es el que aña-
de luego diciendo: — Porque el yugo de pesadumbre y
la vara de su hombro y el cetro del (ejecutor en él , lo
quebrantaste como en el dia de Madian.— Que á la ley
(n) rsalra. i32, v. 2. (¿; Galat,, 2, v. 20. (c) Isai., 9, v. 3.
DE LOS NOMBRES DE CRISTO.-LIP.RO TERCERO.
m
dura que pu^o el pecado en nuestra carne y á lo que
Jieredamos del primer lioinbre , que es hombre viejo en
nosotros , lo llama bien yugo de pesadumbre , porque
es carga muy enlazada á nosottos y que mucho nos en-
Iiza, y varado su hombro, porque con ella, como con
vara de castigo , nos azota el demonio. Y dice de su
hombro, por semejanza de los verdugos y ministros an-
tiguos de justicia , que traían al hombro el manojo de
varas con que herían á los condenados. Y es cetro de
cjecuior, y en nosotros, porque por medio de la mala
inclinación del viejo hombre, que reside en nuestra
carne, ejecuta el enemigo su voluntad en nosotros. Lo
cual todo quebranta Cristo cuando de lo alto del alma
extiende su vida á la parte baja della, y viene como á
nacer en la carne.
))Y quebrántalo como en eldíadeMadían. Que ya sa-
béis en qué forma alcanzó victoria Gedeon de los ma-
dianitas , sin sus armas, y con solo qviebrar los cánta-
ros y resplandecer la luz que encerraban y con tocar
las trompetas (o). Porque comenzar Cristo á nacer en
nosotros, no es cosa de nuestro mérito, sino obra de
su mucha virtud , que primero como luz metida en el
medio del alma se encierra allí, y después se descubre
y resplandece, quebrantado lo terreno y carnal del sen-
tido. A cuyo resplandor, y al sonido que hace la voz de
Cristo en el alma, huyen los enemigos y mueren. Y co-
mo en el sueño que entonces vio uno de los del pue-
blo contrario , un pan de cebada y cocido entre la ce-
niza , que se revolvía por el real de los enemigos, lo-
cando las tiendas las derrocaba , así aquí Cristo , que
os pan despreciado al parecer y cocido en trabajos, re-
volviéndose por los sentidos del alma, pone por el sue-
lo los asientos de la maldad , que nos hacen guerra , y
finalmente, los abrasa y consume, como dice luego el
Profeta: — Que toda Ja presa ó pelea peleada con albo-
roto, y la vestidura revuelta en las sangres, será para
ser quemada, será mantenimiento de fuego. — Y dice
bien (da pelea peleada con alboroto'), cuales son las
conlradíciones que los deseos malos, cuando se encien-
den, hacen á la razón, y las polvaredas que levantan, y
su alboroto y su ruido. Y dice bien «el vestido revuel-
to en la sangro) , que es el cuerpo y la carne que nos
vestimos , manchada con la sangre de sus viciosas pa-
siones ; porque todo ello en este caso lo apura el santo
fuego que Cristo en el Evangelio dice que vino á poner
en la tierra (6). Y lo que el mismo profeta en otro ca-
pítulo escribe, también pertenece á este negocio, por-
que dice desta manera (c) : — Porque el pueblo en Sion
habitará en Jerusalen. No llorará, llorando ; apiadan-
do, se apiadará de tí. A la voz de tu grito, en oyéndo-
la, te responderá. Y daros ha el Señor pan estrecho y
agua apretada , y no volará mas tu maestro , y á tu
maestro tus ojos le contemplarán, y tus orejas oirán á
las espaldas tuyas palabra que te dirá : Este es el cami-
no, andad en él, no inclinéis á la derecha ó á la iz-
quierda.—Que es imagen destomismo que digo, adon-
de el pueblo que estaba en Sion hace ya morada en
Jerusalen.
))Y la vida de Cristo, que vivía en el alcázar del alma,
se extiende por toda la cerca della y la pacifica, y el
(«) Judie, 7. {b} I.ucae, 12. (c) Isai. , 30, v. 19,
que residía en Sion hace ya su morada en la paz, y ce-
sa el lloro que es lloro, porque se usa ya con ellos de
la piedad , que es perfecta, y como vive ya Cristo en
ellos, óyelos en llamando, ó por mejor decir, lo que él
pide en ellos, eso es lo que pide, porque está en ellos
su maestro metido , que no se les aparta ni ausenta , y
que en hablando ellos, los oye, y dales entonces Dios
pan estrecho y agua apretada , porque verdaderamente
les da el pan y el agua que dan vida verdadera : su
cuerpo y su espíritu, que se derrama por ellos y los sus-
tenta; mas dáselo con brevedad y estrechez, lo uno
porque de ordinario mezcla Dios con este pan que les
da, adversidad y trabajos; lo otro, porque es panqué
susten'a en me lío de los trabajos y de las apreturas el
alma. Y por último, porque en esta vida este pan vive
como escondido y como encogido en los justos, que,
como dicedellos San Pablo ((/):— Nuestra vida está es-
condida con Cristo en Dios , mas cuando él apareciere
que es vuestra vida, entonces le pareceréis á él en la
gloria. — Porque entonces acabará de crecer en los su-
yos Cristo perfectamente y del todo cuando los resu-
citare del polvo inmortales y gloriosos, que será el gra-
do tercero y el último de los que arriba dijimos. Adon-
de su espíritu y vida del se comunicará de lo alto del
alma á la parte mas baja della, y della se extenderá por
el cuerpo , no solamente quitando del lo vicioso , sino
también desterrando del lo quebradizo y lo flaco, y vis-
tiéndolo enteramente de sí.
De manera que todo su vivir, su querer, su enten-
der, su parecer y resplandecer será Cristo, que será
entonces varón perfecto enteramente en todos los su-
yos, y será uno en todos, y todos serán hijos cabales de
Dios, por tener en sí el ser y el vivir deste Hijo, que
es único y solo Hijo de Dios, y lo que es Hijo de Dios,
en todos los que se llaman sus hijos. Y así como Cris-
to nace en todas estas maneras, así también en las es-
crituras sagradas hebreas es llamado Hijo con cinco
nombres diversos. Porque , como sabéis , Isaías le lla-
ma Ided ; y David en el salmo 2 le llama Bar , y en
el salmo 71 le llama Nin, y de David y de Isaías es
llamado Ben, y llámale Sil Jacob en la bendición de
su hijo Judas, en el libro de la Creación de las cosas. De
manera que , como Cristo nace cinco veces , así tam-
bién tiene cinco nombres de Hijo, que todos significan
lo mismo que Hijo, aunque con sonidos diferentes y
con origen diversa. Porque Med es como si dijése-
mos el engendrado, Bar el criado apurado, escogido;
Nin, el que se va levantando ; Ben, el edificio, y Sil,
el pacífico ó el enviado; que todas son cualidades que
generalmente se dicen bien de los hijos, por donde los
hebreos tomaron nombres dellas para significar lo que
es hijo; porque el hijo es engendrado y criado y saca-
do á luz , y es como lo apurado y lo ahechado que sale
del mezclarse los padres , y el que se levanta en su lu-
gar cuando ellos fallecen, sustentando su nombre, y es
como un edificio , por donde aun en español á los hijos
y descendientes les damos nombre de casa, y es la paz
el hijo , y como el ñudo de concordia entre el padre y
la madre.
))Mas dejando lo general, con señalada propiedad son
{d¡ Cotos., 3, V. 3.
182 OBRAS DE FRAY
estos nombres de solo aqueste Hijo qae digo; porque
él es el engendrado según el nacim'ento eterno, y el
sacado á luz según el nacimiento de la carne, y lo apu-
rado y ahechado de toda culpa según ella misma , y el
que se levantó délos muertos, y el edificio que encier-
ra en la hostia donde se pone á todos sus miembros, y
el que nace en el centro de sus almas, de donde envia
poco á poco por todas sus partes dellas la virtud de su
espíritu, que las apura yaviva y pacifica, y bastece de
todos sus bienes. Y finalmente, él es el Hijo de Dios,
que solo es Hijo de Dios en sí y en todos los demás que
lo son. Porque en él se criaron y por él reformaron , y
por razón de lo que del contienen en sí son dichos sus
hijos. Y eso es ser nosotros hijos de Dios , tener á este
su divino Hijo en nosotros. Porque el Padre no tiene sino
áél solo por Hijo, ni ama como á liijos sino á los que
en sí le contienen y son una misma cosa con él, un cuer-
po, un alma, un espíritu. Y así, siempre ama á solo él
en todas las cosas que ama.» Y acabó Juliano aquí, y
dijo luego: cHecho he, Sabino, lo que me pcdisles, y
dicho lo que he sabido decir ; mas si os tengo cansado,
por eso proveistes bien que Marcelo succediese luego;
que con lo que dijere nos descansan! á todos.» \X Sa-
bino dijo entonces Marcelo : «Yo fio que no le habéis
cansado , mas habeisme puesto en trabajo á mí , que
después de vos , no sé qué podré decir que contente.
Solo hay este bien , que me vengaré agora, Sabino, de
vos en quitaros el buen gusto que os queda.» Dijo
Marcelo esto, y quería Sabino responderle, mas estor-
bóselo un caso que sucedió, como agora diré.
En la orilla contraria de donde Marcelo y sus com-
pañeros estaban, en un árbol que en ella había, estuvo
asentada una avecilla de jilumas y de figura particular,
cuasi todo el tiempo que Juliano decía , como oyéndo-
le, y á veces como respondiéndole con su canto, y esto
con tanta suavidad y armonía , que Marcelo y los de-
más habían puesto en ella los ojos y los oidos. Pues al
punto que Juliano acabó y Marcelo respondió lo que
he referido, y Sabino le quería replicar, sintieron rui-
do hacia aquella parle, y volviéntlose, vieron que lo ha-
cían dos grandes cuervos , que revolando sobre el ave
que he dicho y cercándola al derredor , procuraban ha-
cerle daño con las uñas y con los picos. Ella al princi-
pio se defendía con las ramas del árbol, encubriéndose
entre las mas espesas. Mas creciendo la porfía, y apre-
tándola siempre mas adó quiera que iba, forzada se
dejó caer en el agua, gritando y como pidiendo favor.
Los cuervos acudieron también al agua, y volando so-
bre la haz del rio, la perseguían malamente, iiasta que
á la fin el ave se sumió toda en el agua, sin dejar ras-
tro de sí. Aquí Sabino alzó la voz, y con un grito dijo:
«¡Oh, la pobre, y cómo se nos ahogó !» Y así lo cre-
yeron sus compañeros , de que mucho se lastimaron.
Los enemigos, como victoriosos, se fueron alegres lue-
go. Mas como hubiese pasado un espacio de tiempo, y
Juliano con alguna risa consolase á Sabino, que mal-
decía los cuervos, y no podía pcnli-r la lástima de su
pijara, que así la llamaba , de improviso á la parleadon-
de Marcelo estaba, y cuasi junto ásus pies, la vieron sa-
car del agua la cabeza, y luego salir del arroyo á la
orilla, toda fatigada y mojada. Como salió, se ^hiío sobro
LUIS DE LEÓN.
una rama baja que estaba allí junto, adonde extendió sus
alas y las sacudió del agua, y después batiéndolas con
presteza, comenzó álevantarse por el aire, cantandocon
una dulzura nueva. Al canto, como llamadas otras mu-
chas aves de su linaje, acudieron á ella de diferentes
partes del soto. Cercábanla , y como dándole el para-
bien, le volaban al derredor. Y luego juntas todas, y
como en señal de triunfo, rodearon tres ó cuatro veces
el aire con vueltas alegres, y después se levantaron en
alto poco á poco hasta que se perdieron de vista.
Fué grandísimo el regocijo y alegría que deste su-
ceso recibió Sabino. Mas decíame que mu-ando en es-
te punto á Marcelo , se vio demudado en el rostro y
turbado algo y metido en gran pensamiento, de que
mucho se maravilló, y queriéndole preguntar qué sen-
tía, viole que levantando al cielo los ojos, como enire
los dientes y con un suspiro disimulado dijo : « Al fin
Jesús es Jesús.» Y que luego, sin dar lugar á que nin-
guno le preguntase mas, se volvió áél, y él dijo: «Aten-
ded pues, Sabino, á lo que pedistes.
§. n.
De fómo Cristo es llamado Cordero, y porqué le conviene
este nombre.
»E1 nombre de Cordero , de que tengo de decir , es
nombre tan notorio de Cristo , que es excusado pro-
barlo ; que ¿quién no oye cada día en la misa lo que re-
fiere el Evangelio haberle dicho el Bautista:— Este es
el Cordero de Dios, que lleva sobre sí los pecados del
mundo—? Mas si esto es fácil y claro, no lo es lo que
encierra en sí toda la razón deste nombre , sino ascon-
dido y misterioso, mas muy digno de luz. Porque Cor-
dero , pasándolo á Cristo , dice tres cosas : mansedum-
bre de condición, y pureza y inocencia de vida, y sa-
tisfacción de sacrificio y ofrenda, como San Pedro jun-
tó casi en este propósito hablando de Crisio {a): — El
que, dice, no hizo pecado ni se halló engaño en su bo-
ca, que siendo maklecido no maldecía, y padeciendo
no amenazaba, antes se enlrej-aba al (jue le juzgaba
injuslainenle; el que llevó á la cruz sobre sí nuestros
pecados. — Cosas que encierran otras muchas en sí, y
en que Cristo se señaló y aventajó por maravillosa ma-
nera, y digamos por sí de todas tres. Pues cuanto á lo
primero. Cordero dice mansedumbre, y esto se nos
viene á los ojos luego que oímos Cordero, y con ello
la mucha razón con que de Cristo se dice por el ex-
tremo de mansedumbre que tiene , ansí en el Iralo ce-
rno en el sufrimiento, ansí ei» lo que por nosotros su-
frió como en lo que cada día nos sufre.
»Del trato, Isaías decía (6) : — No será bullicioso ni
inquieto ni causador de alboroto. — Y él de sí mis-
mo (c) : — Aprended de mí, que soy manso y de corazón
hiunildc. — Y respondió bien con las palabras la blan-
dura de su acogimienlo con todos los que se llegaron
á él [lor gozarle cuando vivió nucsira vida: con los
humildes, humilde; con los mas despreciados y mas
bajos, mas amoroso, y con los pecadores que se cono-
cían, dulcísitno. La mansedinnljre deste Cordero salvó
á la mujpr adúltera, que la ley condenaba, y cuando so
(flj ., l'vU-., 2, V. 12. [bi Isal., i% V. 4. {c¡ Miilll)., 1 J, V. 2i>.
DE LOS NOMBRES DE CRISTO.— LIBRO TERCERO.
183
la puso en su presencia la malicia de los fariseos y le
consultó de la pena , no parece que le cupo en la boca
palabra de muerte, y tomó ocasión para absolverla el
faltarle acusador, pudiendo solo él ser acusador y juez
y testigo. La misma mansedumbre admitió á la mujer
pecadora, y hizo que se dejase tocar de un infame, y
consintió que le lavasen sus lágrimas , y dio limpieza á
los cabellos que le limpiaban sus pies. Esa misma pu-
so en su presencia los niños que sus discípulos aparta-
ban della , y siendo quien era , dio oidos á las largas ra-
zones de la Samaritana , y fué causa que no desechase
de si á ninguno, ni se cansase de tratar con los hom-
bres siendo él quien era , y siendo su trato dellos tan
pesado y tan impertinente como sabemos.
))Mas ¿qué maravilla que no se enfadase entonces
cuando vivia en el suelo , el que agora en el cielo, don-
de vive tan exento de nuestras miserias, y declarado
por Rey universal de todas las cosas , tiene por bueno
de venirse en el Sacramento á vivir con nosotros , y
lleva con mansedumbre verse rodeado de mil imperti-
nencias y vilezas de hombres, y no hay aldea de tan po-
cos vecinos , adonde no sea casi como uno de sus ve-
cinos en su iglesia nuestro Cordero, adonde no ten-
gamos casi como uno de ellos en su iglesia á nuestro
Cordero , blando, manso, sufrido á todos los estados?
Y aunque leemos en el Evangelio que castigó Cristo á
algunas personas con palabras , como á San Pedro una
vez, y muchas á los fariseos, y con las manos también,
como cuando hirió con el azote á los que hacian mer-
cado en su templo ; mas en ninguna encendió su corazón
en fiereza ni mostró semblante bravo, sino en todas
con serenidad de rostro conservó el sosiego de manse-
dumbre , desechando la culpa y no desdiciendo de su
gravedad afable y dulce. Que como en la divinidad sin
movérsele mueve todo , y sin recibir alteración riñe y
corrige , y durando en quietud y sosiego, lo riñe y alte-
ra; ansí en la humanidad, que como mas se le allega,
ansí es la criatura que mas se le parece ; nunca turbó
la dulzura de su ánimo manso, el hacer en los otros lo
que el desconcierto de sus razones ó de sus obras pedia,
y reprehendió sin pasión y castigó sin enojo, y fué aun
en el reñir un ejemplo de amor. ¿ Qué dice la Espo-
sa (o)?— Su garganta suavísima, y amable todo él, y
él todas sus cosas.»
«Y aquella voz, dijo Sabino aquí, ¿pareceos, Marce-
lo , que será muy amable (6) :— Id malditos de mi Pa-
dre al fuego eterno aparejado para el demonio;— ó se-
rá voz que se podrá decir sin braveza, ó oír sin espíin-
to? Y si tan manso es el trato todo de Cristo, ¿qué le
queda para ser león, como en la Escritura se dice?» aBien
decís , respondió Marcelo. Mas en lo primero creo yo
muy bien que les será muy espantable á los malos
aquella tan horrible sentencia , y que al parecer ante el
juez , y el rostro y el mirar del juez les será de increí-
ble tormento. Mas también habéis de entender que se-
rá sin alteración del alma de Cristo, sino que manso en
sí, bramará en los oidos de aquellos, y dulce en sí mis-
mo y en su rosiro, les encandilará con terriblez y fie-
reza los ojos. Y á la verdad , lo que mas me declara el
infinito mal de la obstinación del pecado, es ver que
(a) Cant., H, V. IG. [b) Mallb-, 25, v, Al.
trae á la mansedumbre y al amor y ala dulzura de Cris-
to, á términos de decir tal sentencia, y que pone en
aquella boca palabras de tanto amargor, y que quien se
hizo hombre por los hombres y padeció lo que padeció
por salvarlos , y e) que dice que su deleite es su trato,
y el que vivo y muerto , mortal y glorioso, ni piensa ni
trata sino de su reposo y salud, y el que todo cuanto
es ordena á su bien , los pueda apartar de sí con voz
tan horrible , y que la pura fuerza de aquella no cura-
ble maldad mudará la voz al Cordero. Y siendo lo or-
dinario de Dios con los malos ascenderles su cara, que
es alzar la vista de su favor y dejarlos para que sus de-
signios con sus manos los labren , conforme á lo que
decía el Profeta (c): — Ascendiste de nosotros tu cara,
y con la mano de nuestra maldad nos quebrantaste ; —
aquí el celo del castigo merecido le hace que la descu-
bra, y que tome la espada en la mano, y en la boca tan
amarga y espantable sentencia.
))Y alo segundo del león, que, Sabino, dijistes, hal)eis
de entender que, como Cristo lo es, no contradice, an-
tes se compadece bien con el ser para con nosotros
Cordero. Porque llámase Cristo, y es león por lo que
á nuestro bien y defensa toca , por lo que hace con los
demonios enemigos nuestros, y por la manera como
defiende á los suyos. Que en lo primero, para librarnos
de sus manos, les quitó el mando y derrocóles de su
tiranía usurpada, y asolóles los templos, y hizo que los
blasfemasen los que poco antes los adoraban y servían,
y abajó á sus reinos obscuros, y quebrantóles las cár-
celes y sacóles mil prisioneros ; y entonces y agora y
siempre se les muestra fiero y los vence, y les quita de
las uñas la presa. A que mira San Juan para llamarle
león , cuando dice (d) :— Venció el león de Judá. — Y en
lo segundo , ansí como nadie se atreve á sacar de las
uñas del león lo que prende , ansí no es poderoso nin-
guno á quitarle á Cristo de su mano los suyos ; tanta
es la fuerza de su firme querer. — Mis ovejas, dice él,
ninguno me las sacará de las manos. — Y Isaías en el
mismo propósito. — Porque, dice (e), el Señor, ansí co-
mo cuando brama el león, y el cachorro del león brama
sobre su presa, no teme para dejarla; si le sobreviene
multitud de pastores, á sus voces no teme ni á su mu-
chedumbre se espanta; ansí el Señor descenderá y pe-
leará sobre el monte de Sion , sobre el collado suyo. —
Ansí que ser Cristo león le viene de ser para nosotros
amoroso y manso Cordero , y porque nos ama y nos su-
fre con amor y mansedumbre infinita , por eso se mues^
tra fiero con los que le dañan y los desama y maltrata.
Y ansí, cuando á aquellos no sufre, nos sufre, y cuando
es con ellos fiero, con nosotros es manso. Y hay algu-
nos que son mansos para llevar las importunidades aje-
nas, pero no para sufrir sus descomedimientos, y otros
que si sufren malas palabras, no sufren que les pongan
las manos ; mas Cristo, como en todo , ansí en esto per-
fecto Corr/ero , no solamente llevó con mansedumbre
nuestro trato importuno , mas también sufrió con igual-
dad nuestro atrevimiento injurioso;— como Cordero,
dice Isaías, delante del que le trasquila. —
"¿Qué no sufrió de los hombres por amor de los hom-
bres? ¿Üe qué injuria no hicieron experiencia en él los
(c) Isai., 64, V. 7, {(i) Apoc, o, v. 5, (e) Isai,, 51 , v. 4,
184 OBRAS DE FRAY
que vivian por él? Con palabras le trataron descome-
didas , con testimonios falsísimos pusieron sus manos
sacrilegas en su divina persona ; aiiadieron á las bofe-
tadas azotes, y á los azotes espinas, y á las espinas
clavo? y cruz dolorosa , y como á porfía probaron en
hacerle mal sus descomulgados ingenios y fuerzas; mas
ni la injuria mudó la voluntad, ni la paciencia y man-
sedumbre bizo mella en el dolor. Y si , como dice san
Agustín, mi padre {a), es manso el qne da vado á los
hecbos malvados y que no resiste al mal que le bacen,
antes le vence con el bien. Cristo sin duda es el extre-
mo de mansedumbre; porque ¿contra quién se hicie-
ron tantos hecbos malvados, ó en cuyo daño se esforzó
mas la maldad , ó quién le hizo menos resistencia que
Cristo , ó la venció con retorno de beneficios mayores?
Pues á los que le huyen busca, y á los que le aborrecen
abraza, y á los que le afrentan y dan dolorosa muerte,
con esa misma muerte los santifica, y los lava con esa
misma sangre que enemigamente le sacan. Y es pun-
tualmente en este nuestro Cordero lo que en el cordero
antiguo , que del tuvo figura , que todos le comían y
despedazaban , y con todo él se mantenía , la carne y
las entrañas y la cabeza y los pies; porque no hubo
cosa en nuestro bien adonde no llegase el cuchillo y el
diente : al costado, á los pies, á las manos, á la sagrada
cabeza , á los oidos y á los ojos y á la boca con gusto
amarguísimo; y pasó á las entrañas el mal, y afligió
por mil maneras su ánima santa, y le tragó con la honra
la vida.
«Mas con cuanto hizo nunca pudo hacer que no fuese
Cordero, y no cordero solamente, sino provechoso cor-
dero , no solamente sufrido y manso , sino en eso mis-
mo que tan mansa y igualmente sufría , bienhechor
útilísimo. Siempre le espinamos nosotros, y siempre él
trabaja por traernos á fruto. Y como Dios, en el Profe-
ta, de sí mismo dice (6) : —Adán es mi ejemplo desde
mi mocedad.— Porque como en la manera que fué por
Dios sentenciado y mandado que Adán trabajase y la-
brase la tierra, y la tierra labrada y trabajada le fruc-
tificase abrojos y espinas; ansí con su mansedumbre
nos sufre y nos torna á labrar, aunque le fructifique-
mos ingratitud. Y no solo en cuanto anduvo en el sue-
lo, mas agora en el cielo glorioso, y Emperador sobre
todo y Señor universal declarado, nos ve que desprecia-
mos su sangre, y que cuanto es por nosotros hacemos
sus trabajos inútiles, y pisamos, como el Apóstol dice,
su riquísima satísfacion y pasión; y nos sufre con pacien-
cia y nos aguarda con sufrimiento, y nos llama y dis-
pierta y solicita con mansedumbre y amor entrañable.
))Y á la verdad, porque es tan amoroso, por eso es
tan manso, y porque es excesivo el amor, por eso es la
mansedumbre en exceso; porque la caridad, como el I
Apóstol dice, de su natural es sufrida; y ansí, conser-
van una regla y guardan una modiíla misma el querer
y el sufrir. De manera que, cuamlo no hubiera otro ca-
mino, por este solo del amor entendiéramos la grandeza
de la mansedumbre de Cristo, porque cunnlo nos quiere
bien , tanto se ha con nosotros man^':a y sufridamente,
y quiérenos cuanto ve que su Padre nos quiere, el cual
nos ama por tan rara y maravillosa manera, que dio por
(oj De serm. Dotaini ¡u monte, llb, i. (i) Zachar., 13, v. li.
LUIS DE LEÓN.
nuestra salud la vida de su unigénito Hijo; que, como
el Apóslol dice (c): — Ansí amó al mundo Dios, que dio
su Hijo unigénito para que no perezca quien creyere
en él.— Por.que dar aquí es entregar á la muerte. Y en
otro lugar (d) : — Quien no perdonó á su Hijo propio,
antes le entregó por nosotros, ¿qué cosa, de cuantas
hay, dejó de darnos con él?— Ansí que, es sin medida
el anioi- que Cristo nos tiene , y por el mismo caso la
man-^edumbre es sin medida, porque corren & las pare-
jas lo amoroso y lo manso; aunque, si no lo fuera an-
sí, ¿cómo pudiera ser tan universal Señor y lan gran-
de? Porque un señorío y una alteza de gobierno seme-
jante á la suya , si cayera ó en un ánimo bravo ó mal
sufrido y colérico, intolerable fuera, porque todo lo
asolara en un punto; é ansí, la misma naturaleza de las
cosas pide, y la razón del gobierno y mando, que cuanto
uno es mayor señor y gobierna á mas gentes y se en -
carga de mas negocios y oficios, tanto sea mas sufriilo
y mas manso; por donde la Divinidad, universal empe-
ratriz de las cosas, sufre yespera, y es mansaloque no se
puede encarecer con palabras. Y ansí, ella usó de mu-
chas cuando quiso declarar esta su condición á Moi^^en,
que le dijo (e):— Soy piadoso, misericordioso, sufrido,
de larguísima espera, muy ancho de narices y que ex-
tiendo por mil generaciones mi bien. — Y del mismo
Moiscn , que fué su lugariiniente y cabeza puesta por
él sobre todo su pueblo, se escribe que fué mansísimo
sobre todos los de su tiempo. Por manera que la razón
convence que Cristo tiene mansedumbre de cordero
infinita : lo uno, porque es su poderío infinito, y lo
otro, porque se parece á Dios mas que otra criatura
ninguna; y ansí, le imita y retrata en esta virtud, como
en las demás , sobre todos.
))Y si es Cordero ^ov la mansedumbre, ¿cuan justa-
mente lo será por la inocencia y pureza, que es lo se-
gundo de tres cosas que decir propuse? Que dice san
Pedro (/■): — Redimidos, no con oro y plata, que se cor-
rompe, sino con la sangre sin mancilla del Cordero
inocente.— Que en el fin por que lo dice declara y en-
grandece la suma inocencia de aqueste Cordero nues-
tro; porque lo que pretende es persuadirnos que esti-
memos nuestra redención , y que cuando ninguna otra
cosa nos mueva, á lo menos por haber sido comprados
con una vida tan justa y lavados del pecado con una
sangre tan pura, porque tal vida no baya padecido sin
fruto y tal sangre no se derrame de balde, y tal inocen-
cia y pureza, ofrecida por nosotros á Dios, no carezca
de efecto, nos aprovechemos del y nos conservemos en
él, y después de redimidos, no queramos ser siervos.
Dice Santiago {g) que es perfecto el que no estro-
pieza en las palabras y lengua. Pues de nuestro Cor-
dero dirá que ni hizo pecado ni en su boca fué hallado
engaño, como dice san Pedro. Cierta cosa es que lo quo
Dios en sus criaturas ama y precia mas es santidad y
pureza; porque el ser puro uno es andar ajustado con
la ley que le pone Dios y con aquello que su naturaleza
le pide , y eso mismo es la verdad de las cosas, decir
cada uno con lo que es, y responder el ser con las obras;
y lo que Dios manda eso ama , y porque dello so con-
(c) Joan., 3, v. i6. (rfl Rom., 8, v. 32. (e) ExoJ., 3J, v. 6.
(/■) I, Pclr., i, V. 18. (;J Jacob., 3, v. 2.
DE LOS NOMBRES DE CRISTO. -LIBRO TERCERO.
18o
tenia lo manda, y al que es el ser mismo ninguna cosa
le es mas agradable (ó conforme á lo que con su ser
responde) que es lo verdadero y lo cierto, porque lo-
lal^o y engañoso no es; por manera que la pureza es
verdad de ser y de ley, y la verdad es lo que mas agra-
da a! que es puro ser.
wPues si Dios se agrada mas de la humanidad sania
de Cristo, concluido queda que es mas santa y pura que
todas las criaturas, y que se aventaja en esto a todas
(anío, cuantas son y cuan grandes son las ventajas con
que de Dios es amada. ¿Qué? ¿No es ella Hijo de su
amor, que Dios llama, y en el de quien únicamente se
complace, como ceríiíicó á los discípulos en el mon-
te, y el Amado por cuyo amor y para cuyo servicio hizo
lo visible y lo invisible que crió ? Luego si va fuera de
toda comparación el amor, no le puode haber en la san-
tidad y pureza, ni hay lengua que la declare ni enten-
dimiento que comprenda lo que es. Bien se ve que no
tiene su grandeza medida en la vecindad que con Dios
tiene, ó por decir verdad , en la unidad ó en el lazo es-
trecho de unión con que Dios consigo mismo le enlaza.
Que si es mas claro lo que al sol se avecina mas , ¿qué
resplandores no tendrá de santidad y virtud el que está
y estuvo desde su principio y estará para siempre lan-
zado y como sumido en el abismo de esa misma luz y
pureza? En las otras cosas resplandece Dios, mas con
la humanidad que decimos, está unido personalmente;
las otras llcganse á él, mas esta llénela lanzada en el
seno; en las otras reverbera este Sol, mas en esta hace
un sol de su luz. — En el Sol , dice («), puso su mora-
da;—porque la luz de Dios puso en la humanidad de
Cristo su asiento, con que quedó en puro sol transfor-
mada. Las otras centellean hermosas , esta es de res-
plandor un tesoro; á las otras les adviene la pureza y
la inocencia de fuera , esta tiene la fuente y el abismo
de ella en sí misma ; finalmente , las otras reciben y
mendigan vu-tud, esta, riquísima de santidad en sí,
derrama en las otras. Y pues todo lo santo y lo inocente
y lo puro nace de la santidad y pureza de Cristo, y
cuanto deslc bien las criaturas poseen es pariecilla
que Cristo les comunica , claro es, no solamente ser
mas santo, mas inocente, mas puro que todas juntas,
sino también ser la santidad y la pureza y la inocen-
cia de todas, y por la misma razón, la fuente y el abis-
mo de toda la piu^eza y inocencia.
»Pero apuremos mas aquesta razón para mayor clari-
dad y evidencia. Cristo es universal principio de san-
tidad y virtud , de donde nace toda la que hay en las
criaturas santas , y bastante para santificar todas las
criaturas, y otras infinitas que fuese Dios continua-
mente criando; y ni mas ni menos es la víctima y sa-
crificio aceptable y suficiente á satisfacer por todos los
pecados del mundo y de otros mundos sin número.
Luego fuerza es decir que ni hay grado de santidad ni
manera della, y que no le haya en el alma de Cristo, ni
menos pecado ni forma ni rastro de que del todo Cristo
no carezca; y fuerza es también decir que todas las
bondades, todas las perfecciones, todas las buenas ma-
neras y gracias que se esparcen y podrían esparcir en
infinitas criaturas que hubiesen, están ayuntadas y
[O) Psaim. 18, V. o,
amontonadas y unidas sin medida ni cuenta en el ma-
nantial dellas, que es Cristo; y que no se aparta tanto
el ser del no ser, ni se aleja tanto de las tinieblas la
luz, cuanto del mismo toda especie, todo género, todo
principio, toda imaginación de pecado, hecho ó por
hacer, ó en alguna manera posible, está apartado y le-
jisimo; porque necesario es, y la ley no mudable de la
naturaleza lo pide, que quien cria santidades las ten-
ga, y quien quita los pecados, ni los tenga ni pueda te-
nerlos; que como la naturaleza á los ojos, para que
pudiesen recibirlos colores, cria limpios de todos ellos,
y el gusto , si de suyo tuviese algún sabor infundido,
no percibiría todas las diferencias del gusto; ansí no
pudiera ser Cristo universal principio de limpieza y
justicia si no se alejara tlél todo asomo de culpa , y si
no atesorara en sí toda la razón de justicia y limpieza.
))Que porque había de quitar en nosotros los hechos
malos que obscurecen el alma, no pudo haber en él
ningún hecho desconcertado y obscuro; y porque ha-
bía de borrar en nuestras almas los malos deseos, no
pudo haber en la suya deseo que no fuese del cielo; y
porque reducía á orden y á buen concierto nuestra
imaginación varia y nuestro entendimiento turbado, el
suyo fué un cielo sereno , lleno de concierto y de luz;
y porque había de corregir nuestra voluntad mal sana
y enferma, era necesario que la suya fuese una ley do
justicia y salud ; y porque reducía á templanza nues.^'
tros encendidos y furiosos sentidos , fueron necesaria-
mente los suyos la misma moderación y templanza; y
porque había de poner freno y desarraigar finalmente
del todo nuestras malas inclinaciones , no pudo haber
en él ni movimiento ni inclinación que no fuese justi-
cia; y porque era limpieza y perdón general del peca-
do primero, no hubo ni pudo haber, ni en su principio
ni en su nacimiento, ni en el discurso de sus obras y
vida, ni en su alma ni en sus sentidos y cuerpo, alguna
culpa, ni su culpa del ni sus reliquias y rastros; y por-
que á la postre y en la nueva resurrección de la carno
la virtud eficaz de su gracia había de hacer no pecable.^
los hombres, forzoso fué que Cristo , no solo careciese
de toda culpa, masque fuese desde su principio impe-
ca!)le ; y porque tenía en si bien y remedio para todos
los pecados y para en todos los tiempos y para en lo-
dos los hombres, no solo en todos los que son justos,
mas en lodos los demás que no lo son y lo podriaii sor
si quisiesen; nc solo en los que nacerán en el mundo,
mas en todos los que podrían nacer en otros mundos
sin cuento; convino y fué menester que todos los gé-
neros y especies del mal actual, lo de original, lo de
imaginación , lo del hecho , lo que es y lo que camina
á que sea, lo que será y lo que pudiera ser por el tíejn-
po , lo que pecan los que son y lo que los pasados pe-
caron , los pecados venideros y los que , si infinitos
hombres nacieran , pudieran suceder y venir ; final-
mente, todo ser, todo asomo, toda sombra de maldad ó
malicia estuviese tan lejos del , cuanto las tinieblas de
la luz, la verdad de la mentira, de la enfermedad la
medicina están lejos.
»Y convino que fuese un tesoro de inocencia y lim-
pieza, porque era y había de ser el único ma!!antial di
ella riquísimo. Y como en el sol, por mas que penolreiá
186 OBRAS DE FRAY
por su cuerpo , no veréis sino una apurada pureza de
resplandor y de lumbre, porque es de las luces y res-
plandores la fuente; ansí en este Sol de justicia, de
donde manó todo lo que es rectitud y verdad , no ha-
llaréis, por mas que lo divida y penetre el ingenio, por
mas que desmenuce sus partes , por mas agudamente
que las examine y las mire, sino una sencillez pura y
una rectitud sencilla, una pureza limpia, que siempre
está bullendo en pureza, una bondad perfecta , entra-
ñada en cuerpo y en alma y en todas las potencias de
ambos, en los tuétanos dellos, que por todos ellos lanza
rayos de sí. Porque veamos cada parte de Cristo, y ve-
remos cómo cada una dellas, no solo está bañada en la
linifiieza que dii'o, mas sirve paradla y la ayuda.
))En Cristo consideramos cuerpo y consideramos alma,
y en su alma podemos considerar lo que es en sí para el
cuerpo y los dones que tiene en sí por gracia de Dios, y
el estar unida con la propia persona del Verbo. Y cuan-
to á lo primero del cuerpo, como unos cuerpos sean de
su mismo natural mas bien inclinados que otros, según
sus composturas y formas diferentes, y según la tem-
planza diferente de sus humores, que unos son de su-
yo coléricos, oíros mansos , otros alegres y oíros tris-
tes, unos honestos y vergonzosos, oíros poco honestos
y mal inclinados, modestos unos y humildes, otros so-
berbios y altivos, cosa fuera de toda duda es, que el
cuerpo de Cristo de su misma cosecha era de inclina-
ciones excelentes, y en todas ellas fué loable, honesto,
hermoso y excelente. Que se convence ansí de la ma-
teria de que se compuso como del arliíice que le fa-
bricó; porque la materia fué la misni;i pureza de la san-
gre sanlísima de la Virgen, criada y encerrada en sus
limpias en'.rañas. De la cual habemos de entender que
aun en ley de sangre fué la mas apurada y la mas
delgada y mas limpia, y mas apta para crialla, y mas
ajena de todo afecto bruto, y de mas buenas calidades
de todas; porque allende de lo que la alma puede obrar
y obra en los humores del cuerpo, que sin duda los al-
tera y califica según sus afectos , y que por esta parte
el alma santísima de la Virgen hacia santidad en su
sangre y sus inclinaciones celestiales della, y los bie-
nes del cielo sin cuento que en sí tenia, la espirituali-
zaban y santificaban en una cierta manera. Ansí que,
allende deslo, de suyo era la flor de la sangre, quiero
decir, la sangre mas ajena de las condiciones gro.seras
del cuerpo, y mas adelgazada en pureza que en géuc-
ro de sangre, después de la de su Hijo, jamás hubo en
la tierra. Porque se ha de entender que lodas las san-
liíicacionfs y purificaciones y limpiezas de la ley de
Moisen, el comer estos manjares, y no aquellos, los la-
vatorios , los ayunos, el tener cuenta en los días , todo
se orden ') para que adelgazando y desnudando de afec-
tos brutos la sangre y los cuerpos, y de unos en otros
apurándose siempre mas, como en el arle del destilar
acontece, viniese úllimamenle una donf ella á hacer una
sangre virginal por todo extremo limpísima, que fuese
materia del cuerpo purísimo sobre lodo extremo de
Cristo. Y todo aquel artificio viejo y anliguo fué co-
mo un destilatorio, que de un licor puro sacando otro
mas puro por medio de fuego y vasos difercnle.., lle-
gue á la suUlcía y puicía pgsU'cra.
LUIS DE LEÓN.
))Ansí que, la sangre de la Virgen fué la flor de la san-
gre, de que se compuso lodo el cuerpo de Cristo. Por
donde aun en ley de cuerpo , y por parte de su misma
materia, fué inclinado al bien perfectamente y del todo.
Y no solo aquesta sangre virginal le compuso mientras
estuvo en el vientre sagrado , mas después que salió
del le mantuvo, vuelta en leche, en los pechos santísi-
mos. De donde la divina Virgen, aplicando á ellos á su
Hijo de nuevo, y enclavando en él los ojos, y mirándo-
le y siendo mirada del, dulcemente encendida ó á la
verdad abrasada en nuevo y castísimo amor, se la da-
ba, si decir se puede, mas sania y mas pura. Y como
se encontraban por los ojos las dos almas bellísimas, y
se trocaban los espíritus que hacen paso por ellos con
los del Hijo , deificada la Madre mas , daba al Hijo mas
deificada su leche. Y como en la divinidad nace luz del
Padre, que es luz, ansí también cuanto á lo que locaá
su cuerpo, nace de pureza, pureza.
))Y si cslo es cuanto á la materia de que se compone,
¿qué podremos decir por parte del Arliíice que le com-
puso? Porque, como los otros cuerpos humanos los com-
ponga la virtud del varón , que la madre con su calor
conliene en su vientre, en este edificio del sanüiimo
cuerpo de Cristo el Espíritu Santo hizo las veces de
aquesta virtud , y formó por su mano él , y sin que in-
terviniese otro ninguno, este cuerpo. Y si son perfectas
todas las obras que Dios hace por sí, esta, que hizo pa-
ra sí, ¿qué será? Y si el vino que hizo en las bodas fué
vino bonísimo, porque sin medio de otra causa le hizo
de la agua Dios por su poder , á quien toda la materia,
¡lor indispuesta que sea, obedece enteramente sin re-
sistencia, ¿qué pureza, qué limpieza, qué sanüdad
tendrá el cuerpo que fabricó el infinitamente Sanio de
materia tan sania? Cierloesque le amasóconlodoel ex-
tremo de limpieza posible, quiero decir, que le com-
puso por Uiia parle tanajenodeloda inclinación ó prin-
cipio ó ajeno de vicio, cuanto es ajena de las tinieblas
la luz; y por olratan hábil, tan dispuesto, tan hecho,
lan de sí inclinado á lodo lo bueno, lo honesto, lo de-
cenio, lo virtuoso, lo heroico y divino, cuantosin dejar
dí^ ser cuerpo en todo género de pasibilidad se sufría.
Y de esto mismo se ve cuánto era de su cosecha pura
su alma, y de su natural inclinada á toda excelencia de
bien , que es la otra fuente desta inocencia y limpieza
(le que platicamos agora. Porque, como sabéis, Julia-
no, en la filosofía cierla, las almas de los hombres,
aunipie sean de una especie todas, pero son mas per-
fectas en sí y en su subslancia unas que otras, por ser
de su natural hechas para ser fitrmas de cuerpos, y pa-
ra vivir en ellos y o!)rar por ellos, y darles á ellos el
oljrar y el vivir. Une como no son lodos los cuerpos há-
biles en una misma manera para recibir este inllujo y
acto de la alma, ansí las almas no son lodas de igual
virtud y fuerza para ejecutar esta obra, sino medida
cada inia para el cuer[)() que la naturaleza le da.
))De manera que cual es la hechura y compostura y
lialtilidad de los cuerpos, tal es la fuerza y [loderío na-
tural para ellos de la alma; y según lo que en cada
cuerpo y por el cuerpo puede ser hecho, ansí cria Dios
lieclia y Ira/.ada y ajustada cada alma, que estaría co-
mo violcnludubi fuese al revés; y si tuviese mas vir-
DE LOS NOMBRES DE CRISTO. -LIBRO TERCERO.
187
tud de informar y dar ser de lo que el cuerpo, segiin su
disposición, sufre ser informado, no seria ñudo natural
y suave el de la alma y del cuerpo , ni seria su casa de
la alma la carne fabricada por Dios para su perfección
y descanso, sino cárcel para tormento y mazmorra. Y
como el artífice que encierra en oro alguna piedra
preciosa la conforma su engaste , ansi Dios labra las
ánimas y los cuerpos de manera que sean conformes,
y no encierra ni engasta ni enlaza en un cuerpo duro
y que no puede ser reducido á alguna obra una áni-
ma muy virtuosa y muy eficaz para ella ; sino , pues
los casa , aparéalos , y pues quiere que vivan juntos,
ordena cómo vivan en paz. Y como vemos en la lis-
ta de todo lo que tiene sentido y en todos sus grados,
que según la dureza mayor ó menor de la materia que
los compone, y según está organizada y como ama-
sada mejor, ansí tienen unos animales naturalmente
ánima de mas alto y perfecto sentido ; que de suyo y
en sí misma la ánima de la concha es mas torpe que el
pez , y el ánima de las aves es de mas sentido que las
de los que viven en el agua , y en la tierra la de las cu-
lebras es superior al gusano ; y la del perro á los to-
pos, y la de los caballos al buey , y la de los jimios á
lodos. Y pues vemos en una especie de cuerpos huma-
nos tantas y tan notables diferencias de humores , de
complexiones , de hechuras , que con ser de una espe-
cie todos , no parecen ser de una masa, justamente di-
remos, y será muy conforme á razón, que sus almas,
por aquella parte que mira á los cuerpos, están hechas
en diferencias diversas, y que son de un grado en espí-
ritu , y mas y menos perfectas en razón de ser formas.
«Pues si hay este respeto y condición en las almas,
la de Cristo , fabricada de Dios para ser la del mas per-
fecto cuerpo , y mas dispuesto y mas hábil para toda
manera de bien , que jamás se compuso, forzosamente
diremos que de suyo y de su naturaleza misma está
dotada solDre todas las otras de maravillosa virtud y
fuerza para toda santidad y grandeza, yquenohubo gé-
nero ni especie de obras , ó morales ó naturales, per-
fectas y hermosas, á que, ansí como su cuerpo de Cris-
to era hábil , ansí no fuese de suyo valerosa su alma.
Y como su cuerpo estaba dispuesto y fué sugeto natu-
ralmente apto para todo valor, ansí su alma por la na-
tural perfección y rigor que tenia, aspiró siempre á to-
do lo excelente y perfecto. Y como aquel cuerpo era de
suyo honestísimo y templado de pureza y simpleza, an-
si el alma que se crió para él era de su cosecha esfor-
zada á lo honesto. Y como la compostura del cuerpo era
para mansedumbre dispuesta , ansí la alma de su mis-
ma hechura era mansa y humilde. Y como el cuerpo
por el concierto de sus humores era hecho para grave-
dad y mesura, ansí la alma de suyo era alta y gravísi-
ma. Y como de sus calidades era hábil el cuerpo para
lo fuerte constante, ansí el alma de su rigor natural era
hábil para lo generoso y valiente. Y finalmente, como
el cuerpo era hecho para instrumento de todo bien, an-
sí la alma tuvo natural habilidad para ser ejecutora de
toda grandeza; esto estuvo lo sumo en la perfección de
toda la latitud de su especie.
»Y si por su natural hechura era aquesta sacratísima
alma tan alta y lan hermosa, tan vigorosa y tan buena,
¿qué podremos decir della con lo que en ella la gra-
cia sobrepone y añade? Que si es condición de los bie-
nes del cielo , cualesquiera que ellos sean , mejorar aun
en lo natural su sugeto, y la semilla de la gracia, en la
buena tierra puesta, da ciento por uno; en naturales no
solo tan corregidos , sino tan perfectos de suyo y lan
santos , ¿que hará tanla gracia? Porque ni hay virtud
heroica , ni excelencia divina , ni belleza del cielo , ni
dones y grandezas de espíritu , ni ornamento admira-
ble y nunca visto, que no resida en su alma y no viva
en ella sin medida ni tasa. Que , como san Juan dice :
— No le dio Dios con mano limitada su espíritu. — Y
como el Apóstol dice :— Mora en él la plenitud de la di-
vinidad tola.— Y Isaías («):— Y reposará sobre él el
espíritu del Señor. — Y en el psalmo:— Tu Oíoste un-
gió, oh Dios, con unción de alegría sobre todos tus par-
ticioneros.—Y con grande razón puso mas en él que
•juntos en todos , pues eran particioneros suyos ; esto
es, pues había de venir por él á ellos, y habían de ser
ricos de sus migajas y sobras. Porque la gracia y Ui
virtud divina que la alma de Cristo atesora, no solo era
mayor en grandeza que las virtudes y gracias finitas,
y hechas una de todos los que han sido justos , y son
agora y serán adelante ; mas es fuente de donde mana-
ron ellas , que no se disminuye enviándolas , y que tie-
ne manantiales tan no agotables y ricos , que en infi-
nitos hombres mas , y en infinitos mundos que hubie-
se , podria derramar en todos y sobre todos excelencia
de virtud y justicia como un abismo verdadero de bien.
))Y como aqueste mundo criado , ansí en lo que se
nos viene á los ojos como en lo que nos encubre su
vista , está variado y lleno de todo género y de toda
especie y diferencias de bienes ; ansi aquesta divina
alma, para quien y para cuyo servicio esta má juina
universal fué criada , y que es sin ninguna duda me-
jor que ella y mas perfecta, en sí abraza y contiene lo
bueno, todo lo perfecto, lo hermoso, lo excelente y
lo heroico, lo admirable y divino. Y como el divi-
no Verbo es una imagen del Padre viva y expresa , que
contiene en sí cuantas perfecciones Dios tiene; an-á
esta alma soberana, que como á él mas cercana, y
enlazada con él , y que no solo de continuo , mas tan
de cerca le mira y se remira en él y se espeja , y re-
cibiendo en sí sus resplandores divinos, se fecunda y
figura y viste , y engrandece y embellece con ellos,
y traspasa á sí sus rayos cuanto es á la criatura posi-
ble , y le remeda y se asemeja , le retrata tan al vi-
vo , que después del , que es la imagen cabal , no hay
imagen de Dios como la alma de Cristo; y los queru-
bines mas altos, y todos juntos y hechos uno los ánge-
les, son rascuños imperfectos y som])ras obscurísimas
y verdaderamente tinieblas en su comparación.
))¿Qué diré pues de lo que se añade y sigue á esto, que
es el lazo que con el Verbo divino tiene, y la personal
unión , que ella sola , cuando todo lo demás faltara , es
justicia y riqueza inmensa ? Porque ayuntándose el
Verbo con aquella dichosa ánima, y por ella también
con el cuerpo, ansi la penetra toda y embebe en sí mis-
mo, que con suma verdad no solo mora Dios en él, mas
es Dios aquel hombre , y tiene aquella alma en sí todo
(o) isai., 11, V. 2.
188 OBRAS DE FRAY
cuanto Dios es, su ser, su saber, su bondad, su po-
der, y no solamente en sí lo tiene, mas tan enlazadoy
tan estrechamente unido consigo misma, que ni puede
desprenderse del ó desenlazarse , ni es posible que
mientras del presa estuviere, ó con él unida en la ma-
nera que digo, no viva y se conserve en suma perfec-
ción de justicia. Que como el hierro que la fragua en-
ciende, penetrado y poseído del fuego, y que parece
otro fuego , siempre que está en la hornaza es y pare-
ce ansí , y si della no pudiese salir no tendría , ni tener
podría , ni otro parecer ni otro ser ; ansí lanzada toda
aquella feliz humanidad y sumida en el abismo de Dios,
y poseída enteramente y penetra la por todos sus po-
ros de aquel fuego divino, y firmado coa no madaWo
ley que ha de ser ansí siempre , es un hombre rpic es
Dios, y un hombre que sení Dios cuanto Dios fuere, y
cuanto está lójos de no lo ser, tanto está apartada de no
tener en su alma toda inocencia y rectitud y justicia.
«Que como ella es medianera entre Dios y su cuerpo,
porque coa él se ayunta Dios por medio del alma , y
como los medios comunican siempre con los extremos
y tienen algo de la naturaleza de ambos, por eso la al-
ma de Cristo , que como forma de la carne dice con
ella y se le avecina y allega , como mente cjiada para
unirse y enlazarse con Dios , y para recibir en sí y de-
rivar de sí en su cuerpo, an>í natural. como místico , y
los influjos de la divinidad, fué necesario que se ase-
mejase á Dios y se levantase en bondad y justicia mas
ella sola que juntas las criaturas , y convino que fue-
se un espejo de bien y un dechado de aquella suma
bondad , y un sol encendido y lleno de aquel Sol de jus-
ticia, y una luz de luz y un resplandor de resplandor,
y un piélago de bellezas cebado de un abismo bellisi-
mo. Y rodeado y enriquecido con toda aquesta hermo-
sura y justicia y inocencia y mansedumbre nuestro
santo Cordero f como tal, y para serlo cabalmente y
del todo, se hizo nuestro único y perfecto sacrifici),
aceptando y padeciendo, por darnos justicia y vida,
muerte afrentosa en la cruz. En que se ofrece á la len-
gua infinito; mas digamos solo el cómo fué sacrificio,
y la forma de aquesta e.\piacion. Que cuando san Juan
deste Cordero dice («) que quita los pecados del mun-
do, no solamentedice que los quita, sino que, sogun la
fuerza de la propia palabra , ansí los quita de nosotros,
que los carga solare si mismo y los hace como su vos pa-
ra ser él castigado por ellos, y que quedásemos libres.
De manera que cuanto al cómo fué sacrificio, decimos
que lo fué no solamente padeciendo por nuestros peca-
dos, sino tomando primero á nosotros y á nuestros pe-
cados en sí, y juntándolos consigo y cargándose de
ellos , para que padeciendo él , padeciesen los que con
él estaban juntos, y fuesen allí castigados. En que es
gran maravilla que sí padeciéramos en nosotros mis-
mos doliéranos mucho y valiéramos poco. Y mas, co-
mo acaece á los árboles que son sin fruto en el suelo
do nacen, y trasplantados del fructifican; ansínosolros
traspasados en Cristo morímos sin pena, y fuénos fruc-
tuosa la muerte; que la maldad de nuestra culpa había
pasado tan adelante en nosotros, y cxtendidose y cun-
dido tanto en el alma, que lo tenía estéril todo y inútil,
(O; JOJD, 1, y. >e,
LUIS DE LEÓN.
y no se quitaba la culpa sino pagando la pena, y la pe-
na era muerte.
»De manera que por una parte nos convenia morir,
y por otra, siendo nuestra, era inútil la muerte. Y an-
sí, fué necesario , no solo que otro muriese , sino tam-
bién que muriésemos nosotros en otro que fuese tal y
tan justo, que por ser en él tuviese tanto valor nues-
tra muerte, que nos acarrease la vida. Y como esto era
necesario , ansí fué lo primero que hizo el Cordero en
sí, para ser propiamente nuestro sacrificio. Que como
en la ley vieja (6), sobre la cabeza de aquel animal con
que limpiaba sus pecados el pueblo , en nombre del po-
nía las manos el sacerdote , y decía que cargaba en ella
lodo lo que su gente pecaba ; ansí él , porque era tam-
bién sacerdote , puso sobre sí mismo las culpas y las
personas culpadas , y las ayuntó con su alma, como en
lo pasado se dijo, por una manera de unión espiritual
y inefable , con que suele Dios juntar muchos en uno;
deque los hombres espirituales tienen mucha noticia.
Con la cual unión encerró Dios en la humanidad de su
Hijo á los que según su ser natural estaban della muy
fuera, y los hizo tan unos con él , que se comunica-
ron entre sí y á veces sus males y sus bienes y sus
condiciones , y muriendo él , morímos de fuerza nos-
otros, y padeciendo el Cordero, padecimos en él y
pagamos la pena que debíamos por nuestros peca-
dos, los cuiles pecados, juntándonos Cristo consi-
go, por la manera que he dicho, los hizo como su-
yos propios, según que en el psalmo dice(c): — Cuan
lejos de mi salud las voces de mis delitos; — que llama
delitos suyos los nuestros , porque se echó ansí á ellos,
como á los autores dellos leiiia sobre los hombros pues-
tos, y tan allegados á sí mismo y tan juntos , que se le
pegaron las culpas dellos, y le sujetaron al azote y al
castigo y á la sentencia contra ellos dada por la Justicia
divina. Y pudo tener en él asiento lo que no podía ser
heclio ni obrado por él. En que se consideran con nue-
va maravilla dos cosas: la fuerza del amor, y la gran-
deza de la pena y dolor. El amor, que pudo en un suge-
lo juntar los extremos de justicia y de culpa; la pena
que nacería eji un alma tan limpia cuando se vio no
solamente vecina, sino tan por suya tanta culpa y tor-
peza. Que sin duda, si bien se considera, veremos ser
esta una de las mayores penis de Cristo; y si no me
engaño , de dos causas que le pusieron en agonía y en
sudor de sangre en el liuerlo, fué esta la una, i
);Porquo, dejando aitarto el ejército de dolores que se
le puso delante , y de la íúorid que en vencerlos puso,
de quedijimos arriba, ¿qué sentimiento seria (¿qué di-
go sentimiento?), qué congoja, qué ansia, qué basca
cuando el que es cu sí la misma santidad y limpieza, y
el que conoce la fealdad del pecado cuanto conocida
scriuicde, y el que la aborrece y desama cuanto ama
su justicia, y cuanto á Dios mismo , á quien ama con
amor iuíinilo, vio que tanta muchedumbre de culpas,
cuantas son todas las que desde el principio hasta la fin
cometen los hombres, tan graves, tan enormes, tan
feas , y c(m laníos modos y figuras torpes y liorril)les, se
le entraban por su casa y se le avecinaban al alma, y
la cercaban y rodeaban y cargaban sobre ella, y ver-
(*) Lcvit., 16, V. 21. (c) Pial». 21, v. 1,
DE LOS NOMBRES DE CRISTO.— LIBIDO TERCERO.
189
(laderamente se le apegaban , y liaoian como suyas
sin serlo ni haberlo podido ser? ¿Qué agonía y qué
tormento tan grande quien aborreció tanto este mal , y
quien via á los ojos cuánto de Dios aborrecido era y
huido , verse del tan cargado , y verse leproso el que
en ese mismo tiempo era la salud de la lepra , y como
vestido de injusticia y maldad el que en ese mismo tiem-
po es justicia, y herido y azotado y como dcsec'iado
(le Dios el que en esa misma hora sanaba las heridas
nuestras y era el descanso del Padre? Ansí que, fué ca-
so de terrible congoja el unir consigo Cristo purísimo,
inocentísimo y justísimo, tantos pecadores y culpas, y
el vestirse tal rey de tanta dignidad de nuestra vejez y
vileza.
»Y eso mismo, que fué hacerse Cordero de sacrificio,
y poner en sí las condiciones y cualidades debidas al
Cordero , que sacrificado limpiaba , fué en cierta ma-
nera un gran sacrificio ; y disponiéndose para ser sa-
crificado, se sacrificaba de hecho con el fuego de la con-
goja que de tan contrarios extremos en su alma nacia,
y antes de subir á la cruz le era cruz esa misma carga
que para subir á ella sobre sus hombros ponia. Y su-
bido y enclavado en ella, no le rasgaban tanto ni las-
timaban sus tiernas carnes los clavos, cuanto le tras-
pasaban con pena el corazón la muchedumbre de mal-
vados y de maldades, que ayuntados consigo y sobre
sus hombros tenia; y le era menos tormento el des-
atarse su cuerpo, que el ayuntarse enel mismo templo
de la santidad tanta y tan grande torpeza. A la cual,
por mía parte, su santa ánima la abrazaba y recogía en
sí para deshacerla por el infinito amor que nos tiene, y
por otra esquivaba y rehuía su vecindad y su vista, mo-
vido de su infinita limpieza , y ansí peleaba y agoniza-
ba y ardía como sacrificio aceptísimo ; y en el fuego de
su pena consumía eso mismo que con su vecindad le
penaba, ansí como lavaba con la sangre que por tan-
tos vertía esas mismas mancillas que la vertían, á que,
como si fueran propias , dio entrada y asiento en su ca-
sa. De suerte que ardiendo él , ardieron en él nuestras
culpas, y bañando el cuerpo desangre, se bañaron en
sangre los pecadores, y muriendo el Cordero, todos los
que estaban en él por la misma razón pagaron lo que
e! rigor de la ley requería. Que como fué justo que la
comida de Adán , porque en si nos tenia , fuese comida
nuestra , y que su pecado fuese nuestro pecado , y que
emponzoñándose él, nos emponzoñásemos todos; ansí
fué justísimo que ardiendo en el ara de la cruz, y sa-
crificándose este dulce Cordero, en quien estaban en-
cerrados y como hechos uno tO(^s los suyos, cuanto es
de su parle quedasen abrasados todos y limpios. De lo
cual , Juliano , veréis con cuánta razón se llama Cristo
Cordero , que fué lo que al principio declarar propu-
se, y según lo mucho que hay que decir, lie declarado
algún tanto. Pasemos, si os parece, alnombrede Jma-
do, que pues tan agradable le fué á Dios el sacrificio
de nuestro santo Cordero, sin duda fué amado y lo es
por extraordinaria manera. «Viendo Marcelo que daban
muestras los dos de gustar que pasase adelante , co-
brando un poco de aliento , prosiguió diciendo: «Digo
pues que es llamado Cristo el Amado, etc.
III.
Trátase del nombre el Amado, que se le da á Cristo en la Sagrada
Escritura , y explicanse las Unezas de amor con que los suyos
le aman.
»Y porque, Sabino, veáis que' no me pesa de ol)ede-
ceros, y porque no digáis, como soléis, que siempre os
cuesta lo que me oís muchos ruegos, primero que diga
del nombre que señalasles , quiero decir de un otro
nombre de Cristo, que las últimas palabras de Juliano,
en que dijo ser él lo que Dios en todas las cosas ama,
me le trujeron á la memoria, y es el Amado, que así le
llámala Sagrada Escritura en diferentes lugares.» «Ma-
ravilla es veros tan liberal , Marcelo , dijo Sabino en-
tonces ; mas proseguid en todo caso , que no es de per-
der una añadidura tan buena.» ((Digo pues, prosiguió
luego Marcelo , que es llamado Cristo el Amado en
la Santa Escritura , como parece por lo que diré. En
el libro de los Cantares la aficionada Esposa le llama
con este nombre casi todas las veces; Isaías, en el ca-
pítulo v , hablando del mismo y con él mismo, le di-
ce (a) :— Cantaré al Amado el cantar de mi tío á su vi-
ña. — Y' acerca del mismo profeta en el capítulo xxvi,
adonde leemos (6):— Como la que escribió el tiempo
del parto vocea herida de sus dolores , ansí nos acaece
delante tu cara; — la antigua traslación de los griegos
lee desla manera: — Ansí nos aconteció con el Ama~
do. — Que, como Orígenes declara, es decir que el
'Amado, que es Cristo concebido en el alma, la hace
sacar á luz y parir, lo que causa grave dolor en la car-
ne, y lo que cuesta cuando se pone por obra, agoníay
gemidos , como es la negación de sí mismo. Y David,
al salmo 44, en que celebra los loores y los desposorios
de Cristo, le intitula cantar del Amado. Y san Pablóle
llama el hijo del amor, por aquesta misma razón. Y
el mismo Padre celestial, acerca de san Mateo, le nom-
bra su Amado y su Hijo. De manera que es nombre de
Cristo este , y nombre muy digno del , y que descubre
una su propiedad muy rara y muy poco advertida.
«Porque no queremos decir agora que Cristo es ama-
ble ó que es merecedor del amor, ni queremos en-
grandecer su muchedumln'e de bienes, con que puede
aficionar á las almas, que eso es un abismo sin suelo,
y no es lo propio que en este nombre se dice. Así que,
no queremos decir que se !e debe á Cristo amor infi-
nito, sino decir que es Cristo el Amado; esto es, el
que antes ha sido y agora es y será para siempre la
cosa mas amada de todas. Y dejando aparte el dere-
cho , queremos decir del hecho y de lo que pasa eñ "
realidad de verdad, que es lo que propiamente im-
porta este nombre , no menos digno de considera-
ción que los demás nombres de Cristo. Porque, así co-
mo es sobre todo lo que empren le el juicio la gran-
deza de razones por líis cuales Cristo es amable , así
es cosa que admira la muchedumbre de los que siem-
pre le amaron , y las veras y las finezas nunca oídas de
amor con que los suyos le aman. Muciios merecen ser
amados y no lo son , ó k) son mucho menos de lo que
merecen; mas á Cristo, aunque no se le puede dar el
amor que se debe , diósele siempre el que es posible á
(a) Isai., 'o, V. 1. ;>) Ibidem, 26, v. 17.
iOa ODRAS DE FRAY
los liombres. Y si dellos levantamos los ojos, y pone-
mos en el cielo la vista , es amado de Dios todo cuanto
merece; y así es llamado debidamente el Amado , por-
que ni una criatura sola, ni todas juntas las criaturas
son de Dios tan amadas , y porque él solo es el que
tiene verdaderos amadores de sí. Y aunque la prueba
deste negocio es el hecho , digamos primero del dicho,
y antes que vengamos á los ejemplos , descubramos las
palabras que nos hacen ciertos desta verdad, y las
profecías que della hay en los libros divinos.
«Porque lo primero, David en el salmo en que trata
del reino de aqueste su Hijo y Señor profetiza como en
tres partes esta singularidad de afición con que Cristo
había de ser de los suyos querido. Que primero dice {a):
— Adorarle han los reyes todos, todas las gentes le ser-
virán.— Y después ánade: — Y vivirá, y daránle deloro
de Sabá , y rogarán siempre por él ; bendecirle han to-
das las gentes. — Y á la postre concluye : — Y será su
nombre eterno, perseverará allende del sol su nombre;
bendecirse hantodos en él, y daránle bienandanzas. —
Que como aquesta afición que tienen á Cristo los suyos
es rarísima por extremo, y David la contemplaba alum-
brado con la luz de profeta , admirándose de su gran-
deza, y queriendo decirla, usó de muchas palabras, por-
que no se decía con una. Que dice que la fuerza del
amor para con Cristo, que reinaría en los ánimos fieles,
les derrocaría por el suelo el corazón adorándole, ylos
encendería con cuidado vivo para servirle, y les haría
que le diesen todo su corazón hecho oro , que es decir,
hecho amor, y que fuese su deseo continuo rogar que
FU reino creciese y que se extendiese mas y allende su
gloria, y que les daría un corazón tan ayuntado y tan
hecho uno con él , que no rogarían al Padre ninguna
cosa que no fuese por medio del ; y que del hervor del
ánimo les saldría el ardor á la boca, que les bulliría
siempre en loores, á quien ni el tiempo pondría silen-
cio, ni fin el acabárselos siglos, ni pausa el sol cuan-
do él se parare , sino que durarían cuanto el amor que
los hace, que seria perpetuamente y sin fin. El cual
mí-mo amor les sería causa á los mismos para que ni
tuviesen por bendito lo que Cristo no fuese , ni desea-
sen bien , ni á oíros ni á sí, que no naciese de Cristo,
ni pensasen haber alguno que no estuviese en él , y así
juzgasen y confesasen ser suyas todas las buenas suer-
tes y las felices venturas.
«También víó aqyestos extremos de amor con que ama-
rían áCristo los suyos el patriarca Jacob, estando veci-
no á la muerte, cuando profetizando á .losef, su hijo,
sus buenos sucesos, entre otras cosas, le dice (6) :— Has-
ta el deseo de los collados eternos. — Que por cuanto le
había bendecido, y juntamente profetizado que en él
y en su descendencia florecerían sus bendiciones con
grandísimo efecto, y por cunuto conocía que al fin ba-
hía de perecer toda aquella felicidad en sus iiíjos, por
la infidelidad dellos , al tiempo que naciese Cristo en
el rnundo, añadió, y no sin lástima, y dijo : — Hasta el
deseo de los eternos collados. — Como diciendo que su
bendición en ello-, lemlría suceso ba'^la que Cristo na-
ciese. Que así como cuando bendijo á su hijo Judas lo
dijo que mandaría entre su gente y tendría el cetro
(a) Psalm. 71. {b) Geoes., 49, v.20.
LUIS DE LEÓN.
del reino hasta que viniese el Silo, así agora pone lí-
mite y término á la prosperidad de Josef en la veni-
da del que llama deseo. Y como allí llama á Cristo Si-
lo por encubieria y rodeo, que es decir el enviado 6
el hijo della , ó el dador de la abundancia y de la paz,
que todas son propiedades de Cristo , así aquí le nom-
bra el deseo de los collados eternos ; porque los co-
llados eternos aquí son todos aquellos á quien la virtud
ensalzó, cuyo único deseo fué Cristo. Y es lástima, co-
mo decía, que hirió en estepuntoel corazón de Jacob,
con sentimiento grandísimo que viniese á tener fin la
prosperidad de sus hijos cuando salía á luz la felici-
dad deseada y amada de todos, y que aborreciesen ellos
para su daño lo que fué el suspiro y el deseo de sus
mayores y padres, y que se forjasen ellos por sus ma-
nos su mal en el bien que robaba para sí todos los co-
razones y amores.
»Y lo que decimos deseo aquí, en el original es una
palabra que dice una afición que no reposa y que abre de
coiiiinuo el pecho con ardor y deseo. Por manera que
es cosa propia de Cristo, y ordenada para solo él , y
profetizada del antes que naciese en la carne, el ser
querido y amado y deseado con excelencia, como nin-
guno jamás ha sido ni querido ni deseado ni ama-
do. Conforme á lo cual fué también lo de Ageo, que
hablando de aqueste general objeto de amor y deste
señaladamente querido, y diciendo de las ventajas que
había de hacer el templo segundo, quese edificabacuan-
do él escribía, al primero templo, que edificó Salomón
y fué quemado por los caldeos, dice por la mas señala-
da de todas (c) : — Que vendría á él el deseado de to-
das las gentes, y que le hínchíria de gloria. — Porque,
así como el bien de todos colgalia de su venida, así le
dio por suerte Dios que los deseos é inclinaciones y
aficiones de todos se inclinasen á él. Y esta suerte y
condición suya, que el Profeta miraba , la declaró lla-
mándole el deseado de todos. Mas ¿por aventura no lle-
gó el hecho á lo que la profecía decía, y el de quien
se dice que seria el deseado y amado, cuando salió á
luz no lo fué? Es cosa que admira lo que acerca desto
acontece , sí se considera en la manera que es. Porque
lo primero puédese considerar la grandeza de una afi-
ción en el espacio que dura , que esa es mayor la que
comienza primero , y siempre persevera continua , y se
acaba ó nunca ó muy tarde. Pues si queremos confe-
sar l;i verdad, primero que naciese en la carne Cristo,
y luego que los hombres ó luego que los ángeles co-
menzaron á ser, comenzó á prender en sus corazones
dellos su deseo y su amor. Ponpie , como allísímanien-
te escribe san Pablo, cuando Dios primeramente intro-
dujo á su Hijo en el mundo, se dijo {d): — Y adórenlo
lodos sus ángeles. — En que quiere significar y decir
que luego y en el principio que el Padre sacó las co-
sas á luz y dio ser y vida á los ángeles, metió en la po-
sesión dellos á Cristo, su hijo, como á heredero suyo
y para quien se crió, uotificáiidoles algo de lo que te-
nia en su ánimo acerca de lahumanídail de Jesús; se-
ñora que habia de ser de todo y reparadora de todo, á
la cual se la propuso como delante los ojos, para que
fuese su esperanza y su deseo y su amor.
(c) Agco, 2, V. 8. (rfj llcbr., i, V. e.
DE LOS NOMBRES DE CRISTO. -LIBRO TERCERO.
101
»Asíque, cuanto son antiguas las cosas, tan antiguo
es ser Jesucristo amado deüas , y como si dijésemos , en
sus amores del se comenzaron los amores primeros , y
en la afición de su vista se dio principio al deseo, y su
caridad se entró en los pedios angélicos, abriendo la
puerta ella antes que ninguno otro que de fuera vinie-
se. Y en la manera que san Juan le nombra Cordero sa-
crificado desde la origen del mundo (a), así también le
debemos llamar bien amado y deseado desde luego que
nacieron las cosas ; porque ansí como fué desde el prin-
cipio del mundo sacrificado en todos los sacrificios que
los hombres á Dios ofrecieron desde que comenzaron á
ser, porque todos ellos eran imagen del único y gran-
de sacrificio deste nuestro Cordero , ansí en todos ellos
fué aqueste mismo Señor deseado y amado. Porque to-
das aquellas imágenes , y no solamente aquellas de los
sacrificios , sino otras inumerables que se compusieron
de las obras y de los sucesos y de las personas de los
padres pasados, voces eran que testificaban este nues-
tro general deseo de Cristo , y eran como un pedírse-
le á Dios, poniéndole devota y aficionadamente tan-
tas veces su imagen delante. Y como los que aman una
cosa mucho , en testimonio de cuanto la aman , gustan
de hacer su retrato y de traerlo siempre en las manos,
así el hacer los hombres tantas veces y tan desde el
principio imágenes y retratos de Cristo , ciertas seña-
les eran del amor y deseo del que les ardía en el pecho.
Y así las presentaban á Dios para aplacarle con ellas,
que las hacían también para manifestar en ellas su fe
para con Cristo y su deseo secreto.
))Y este deseo y amor de Cristo, que digo que comen-
zó tan temprano en hombres y en ángeles , no feneció
brevemente, antes se continuó con el tiempo y perse-
vera hasta agora, y llegará hasta el fin y durará cuan-
do la edad se acabare , y florecerá fenecidos los siglos,
tan grande y tan extendido cuanto la eternidad es
grande y se extiende ; porque siempre hubo y siempre
hay y siempre ha de haber almas enamoradas de Cris-
to. Jamás faltarán vivas demonstraciones deste biena-
venturado deseo; siempre sed del, siempre vivo el ape-
tito de verle, siempre suspiros dulces, testigos fieles
del abrasamiento del alma. Y como las demás cosas para
ser amadas quieran primero ser vistas y conocidas , á
Cristo le comenzaron á amar los ángeles y los hombres
sin verle y con solas sus nuevas. Las imágenes y las
figuras suyas , ó diremos mejor aun , las sombras obs-
curas que Dios les puso delante , y el rumor solo suyo
y su fama , les encendió los espíritus con increíbles ar-
dores. Y por eso dice divinamdlh.e la Esposa (6) : —
En el olor de tus olores corremos , las doncellitas te
aman. — Porque solo el olor de aqueste gran bien, que
tocó en los sentidos reciennacidos, y como donceles
del mundo, les robó por tal manera las almas , que las
llevó en su seguimiento encendidas. Y conforme á esto
es también lo que dice el Profeta (c) : — Esperamos en
tí , tu nombre y tu recuerdo , deseo del alma , mi alma
te deseó en la noche. — Porque en la noche , que es,
según Teodoreto declara , todo el tiempo desde el prin-
cipio del mundo hasta que amaneció Cristo en él como
luz , cuando á malas penas se devisaba , llevaba á sí los
(a) Apoc, 13, V. 8. (í) Cant., 1, v. 2. (c) Uai., 26, v. 9,
deseos ; y su nombre apenas oído , y unos como rastros
suyos impresos en la memoria , encendían las almas.
vMas, ¿cuántas almas? pregunto. ¿Una ó dos, ó á lo
menos no muchas? Admirable cosa es los ejércitos sin
número de los verdaderos amadores que Cristo tiene y
tendrá para siempre. Un amigo fiel es negocio raro y
muy díücultoso de hailar. Que, como el Sabio dice {d) :
— El amigo fiel es fuerte defensa ; el que le hallare, ha-
brá hallado un tesoro. — Mas Cristo halló y halla infini-
tos amigos, que le aman con tanta fe , que son llamados
los fieles entre todas las gentes , como con nombre pro-
pio y que á ellos solos conviene. Porque en todas las eda-
des del siglo y en todos los años del , y podemos decir
que en todas sus horas, han nacido y vivido almas que
entrañablemente le amen. Y es mas hacedero y posible
que le falte la luz al sol , que fallar en el mundo hom-
bres que le amen y adoren. Porque este amor es el sus-
tento del mundo, y el que le tiene como de la mano
para que no desfallezca. Porque no es el mundo mas
de cuanto se hallare en él quien por Cristo se abra-
se. Que en la manera como todo lo que vemos se hizo
para fin y servicio y gloria de Cristo , según que diji-
mos ayer ; así en el punto que faltase en el suelo quien
le reconociese y amase y sirviese , se acabarían los si-
glos, como ya inútiles para aquello á que son. Pues si
el sol , después que comenzó su carrera , en cada una
vuelta suya produce en la tierra amadores de Cristo,
¿quién podrá contar la muchedumbre de los que ama-
ron y aman á Cristo? Y aunque Aristóteles pregunta
si conviene tener uno muchos amigos, y concluye que
no conviene ; pero sus razones tienen fuerza en la amis-
tad de la tierra , adonde , como en sugcto no propio,
prende siempre y fructifica con imperfección el amor.
Mas esa es la excelencia de Cristo, y una de las razo-
nes por donde le conviene ser el amado con propiedad,
que da lugar á que le amen muchos como si le amara
uno solo, sin que los muchos estorben, y sin que él
se embarace en responderse con tantos. Porque si los
amigos , como dice Aristóteles , no han de ser muchos,
porque para el deleite bastan pocos ; porque el deleite
no es el mantenimiento de la vida, sino como la salsa
della, que tiene su límite ; en Cristo aquesta razón no
vale, porque sus deleites, por grandes que sean, no se
pueden condenar por exceso.
))Y si teniendo respeto al interés, que es otra razón,
no nos convienen porque habemos de acudir á sus ne-
cesidades, á que no puede bastar la vida ni la hacienda
de uno si los amigos son muchos , tampoco tiene aques-
to lugar, porque su poder de Cristo haciendo bien no se
cansa , ni su riqueza repartida se disminuye, ni su alma
se ocupa aunque acuda á todos y á todas sus cosas. Ni
menos impide aquí lo que entre los hombres estorba,
que (y es la tercera razón) no se puede tener amistad
con muchos si ellos también entre sí no son amigos.
Y es dificultoso negocio que muchos entre sí mismos
y con un otro tercero guarden verdadera amistad. Por-
que Cristo en los que le aman él mismo hace el amor
y se pasa á sus pechos dellos y vive en sus almas , y
por la misma razón hace que tengan todos una misma
alma y espíritu. Y es fácil y natural que los semejantes
{d) Eccles,, 6, V. 14.
in OBRAS DE FRAY
y los unos se amsii. Y si noso'ros no poclpinos cumplir :
con muclios amigos, porque aconleceria en un m¡>mo
tiempo, como el mi?mo filósofo dice, ser necesario sen-
tir dolor con !o^ unos y placer con los otros ; Cristo,
que tiene en su man.o nupstro dolor y placer, y que nos
1.1 repar'.e cuando y como conviene, cumple á un mis-
mo tiempo dulcisimameu'e con todos. Y puede él, por-
que nació para ser por excelencia el Amado, lo que no
podemos los hombres , que es amar á muchos con es-
trecheza y ex'remo ; que el amor no lo es si es tibio ó
mediano ; porque la amistad verdadera es muy estre-
clia, y así nosotros no valemos sino para con pocos.
Mas él puede con muchos, porque tiene fuerza para
lanzarse en el alma do cada uno de los que le aman, y
para vivir en ella y abrazarse con ella cuan estrecha-
mente quisiere.
)iDe todo lo cual se concluye que Cristo, como á
quien conviene el ser amado entre todos , y como aquel
que es c! sugdo propio del amor verdadero, no sola-
mente puede tener muchos que le amen con estrecha
amistad, mas debe tenerlos, asi de hecho los tiene,
porque son sus amadores sin cuento. ¿No dice en los
Cantares la Esposa (a) : — Setenta son sus reinas y
ochenta sus aficionadas, y de las doncelliias que le
aman no hay cuento — ? Pues la Iglesia ¿qué le dice
cuando le canta que se recrea entre las azucenas, ro-
deado de dan/.as y de coros de vírgenes? Mas san Juan,
en su revelación , como testigo de vista, lo pone fuera
de toda duda, diciendo (6) que vio una muchedum-
bre de genle que no podia ser contada, que delante
del trono de Dios asistían ante la faz del Cordero ves-
tidos de vestiduras blancas y con ramos de palma en
las manos. V si los aficionados que tiene entre los
hombres son laníos, ¿qué será si ayuntamos con ellos
á todos los santos ángeles , que son también suyos en
amor y en fidelidad y en servicio? Los cuales sin nin-
guna comparación exceden en muchedumbre á las co-
sas visibles, conforme á lo que Daniel escribia (c) : —
Que asisten ú Dios y le sirven millares de mulares, y de
cuen'os y de miliares. — Cosa sin duda, no solamente
rara y no visla, sino impensada ni imaginada jamás, que
sea uno amado de tanlos, y que una naturaleza huma-
na de Cristo abra^^e en amor á lodos los ángeles, y que
se extienda tanto la virlud destc bien, que encienda
afición de sí cuasi en todas las cosas.
»V porque dije cuasi en todas, po lomos, Juliano,
decir que las rpie ni juzgan ni sienten , las que carecen
de razón y las que no tienen ni razón ni sentido, apete-
cen también á Cristo y se le inclinan amorosamente, to-
cadas deste su fuego en la manera f|ue sn natural lo con-
siente, l'or.jne lo ipio la natnraleza hace, que inclina
á cada cosa al amor de su propio provecho sin que ella
misma lo sienta, e.so obró Dios, que es por quien la
naluralezase guia, inclinando al deseo de Cristo aun
á lo que no siente ni entiende. Porque todas las cosas
puiailas de un movimiento secreto, amando su mismo
Lien , le aman también á 61 y suspiran con su deseo y
gimen por su venida, en la manera que el Apóstol es-
cribe {d) : — La esperanza de toda la criatura se ende-
{a) Cant., G, v. 7. {b] Apoc, 7, v. 9. (c; D.in., 7, v. 10.
(d; RoiD.,8,Uv. 10.
LUIS DE LEÓN.
reza á cuándo se descubrirán los hijos de Dios , que
agora es!á sujeta á corrupción fuera de lo que apetece,
por quien á olio le obliga y la mantiene con esta espe-^
ranza. Porque cuando los hijos de Dios vinieren á la
libertad de su gloria, también esta criatura será liber-
tada de su servidumbre y corrupción. One cosa sabida
es que todas las criaturas gimen y están como de parto
hasta aquel día. — Lo cual no es otra cosa sino un ape-
tito y un deseo de Jesucristo, que es el autor desta li-
bertad que san Pablo dice y por quien todo vocea. Por
minera que se inclinan á él los deseos generales de
todo, y el mundo con todas sus parles le mira y abraza.
"Conforme á lo cual, y para significación dello, decía
en los Cantares la Esposa (c) q.ie Salomón hizo para
si una litera de cedro, cuyas colunas eran de piala , y
los lados de la silla de oro, y el asiento de púrpura , y
en medio el amor do las hijas de Jerusalen ; porque
esta litera, en cuyo medio Cristo reside y se asienta,
es lo mismo que este templo del universo, que , como
digo, él mismo hizo para sí en la manera como para
tal Rey convenia, rico y hermoso, y lleno de variedad
admirable y compuesto, y como sí dijésemos artizado
con artificio grandísimo ; en el cual se dice que anda
él como en Hiera, porque todo lo que hay en él le trae
consigo, y le demuestra y le sirve de asiento. En todo
está , en todo vive , en todo gobierna, en todo resplan-
dece y reluce. Y dice que está en medio, y llámale por
nombre el amor encendido de las hijas de Jerusalen
para decir que es el amor de todas las cosas , así la
que usan de entendimiento y razón , como las que ca-
recen deüa y las que no tienen sentido. Que á las pri-
meras llama hijas de Jerusalen, y en orden dellas le
nombra amor encendido, para decir que se abrasan
amándole todos los hijos de paz , ó sean hombres ó án-
geles. Y las segundas demuestra por la litera y por las
partes ricas, que la componen la caja, las colunas, el
recodadero y el respaldar, y la peaña y asiento; res-
pecto de todo lo cual , dice que este amor está en me-
dio, para mostrar que todo ello le mira, y que como al
centro de todo, su peso de cada uno le lleva á él Ioí
deseos de todas las partes derecha y fielmente , como
van al punto las rayas desde la vuelta del círculo.
))Y no se contentó con decir que Cristo tiene el medio
y el corazón desta universidad de las cosas para decir
que le encierran todas en sí , ni se contenió con llamar-
le amor dolías para demostrar que todas le aman , sino
anadió mas, y llamóle amor encendido con una pala-
bra de tanta significación como es la original que allí
pone, que significa, no encendimiento comoquiera,
sino encendimienlo grande ó intenso y como lanzado
en los huesos , y encendimiento cual es el d(í la brasa,
en que no se ve sino fuego. Y así diremos bien aquí :
el amor abrasado ó el amor que convierte en brasa los
corazones de sus amigos, para encarecer así mejor la
fineza de los que le aman. Porque no es tan grande el
número de los amadores que tiene este Amado, con ser
tan fuera de lodo número como dicho tenemos, cuan'.o
es ardiente y firme y vivo y por maravilloso modo en-
trañable e! amor rpie le licnen. Porque, á la verdad, lo
que mas aquí admira es la viveza y firmona, y blaadu-
(e) Cant,,.\v. í).
DE LOS NOMBRES DE CRISTO.— LIBRO TERCERO.
193
ra y fortaleza , y grandeza de amor con que es amado
Crisio de sus amigos. Que personas haliabido, unas
deüas naturalmente bienquistas, otras que, ó por su
industria ó por sus méritos, han allegado á sí las afi-
ciui;es de muchos , otras que enseñando sedas y alcan-
zando grandes imperios han ganado acerca de las na-
ciones y pueblos reputación y adoración y servicio.
«Mas no digo uno de muchos, pero ni uno de otro par-
ticular intimo amigo suyo , fué jamás amado con tanto
encendimiento y firmeza y verdad como Cristo lo es de
todos sus verdaderos amigos, que sbn, como dicho ha-
bemos, sin número. Que si , como escribe el Sabio (a):
— El amigo leal es medicina de vida , y hállanle los que
temen á Dios ; — que el que teme á Dios hallará amistad
verdadera, porque su amigo será otro como él ; ¿qué po-
dremos decir de la leal y verdadera amistad de los ami-
gos que Cristo tiene y de quien es amado , si han de
responder á lo que él ama á Dios , y si le han de ser
semejantes y otros tales como él ? Ciaro es que , con-
forme á esta regla del Sabio , quien es tan verdadero y
tan bueno ha de tener muy buenos y muy verdaderos
amigos, y quien ama á Dios y lo sirve, según que es
hombre, con mayor intención y fineza que todas las
criaturas juntas, es amado de sus amigos mas firme y
verdaderamente que lo fué jamás criatura ninguna-. Y
claro es que el que nos ama yiiosrequesla, y nos so-
licita y nos busca , y nos bencíicia y nos allega á sí , y
nos abraza con tan-increible y no oida aíicion, al íin
no ,se engaña en lo que liaee, ni es respondido de sus
amigos con amor ordinario. Y conócese aquesto aun
por otra razón ; porque él misino se forja los amigos y
les pone en el corazón el amor en la manera que él
quiere. Y cuanto de hecho qniere ser amado de los su-
yos , tanto los suyos le aman ; pues cierto es que quien
ama tanto como Cristo nos ama, quiere y apetece ser
amado de nosotros por extremada manera. Porque el
amor solamente busca y solamente desea al amor. Y
cierto es que , pues nos hace que le seamos amigos,
nos hace tales amigos cuales nos quiere y desea; y que
pues enciende este fuego , le enciende conforme á su
voluntad, vivo y grandísimo.
«Que si los hombres y los ángeles amaran á Cristo de
su cosecha, y á la manera de su poder natural y según
su sola condición y sus fuerzas , que es decir al estilo
tosco suyo y conforme á su aldea; bien se pudiera te-
ner su amor para con él por tibio y por flaco. Mas si
miramos quién los atiza de dentro, y quién los despier-
ta y favorece para que le puedan amar, y quien prin-
cipalmente cria el amor en sus Wmas, luego vemos no
solamente que es amor'de extraordinario metal, sino
también que es incomparablemente ardentísimo ; por-
que el Espíritu Santo mismo, gue es de su propiedad
tíl amor, nos enciende de sí para con Crisio, lanzán-
dose por nuestras entrañas , según lo que dice san Pa-
blo (6): — La caridad de Dios nos ha sido derramada por
los corazones por el Espíritu Santo, que nos han dado.
— Pues ¿qué no será, ó cuáles quilates le fallarán, ó á
qué fineza no allegará el -amor que Dios en el hombre
hace y que enciende con el soplo de su espíritu propio?
¿Podrá ser menos que amor nacido de Dios, y por la
^0) Eccles., 6, V. 16. (*} Rom., o, v. o.
misma razón digno del , y hecho á la manera del cielo,
adonde los serafines se abrasan? O ¿será posible que la
idea, como si dijésemos, del amor, y el amor con que
Dios mismo se ama, crie amor en mi que no sea en fir-
meza fortísimo, y en blandura dulcísimo, y en propó-
sito determinado para todo y osado , y en ardor fuego,
y en perseverancia perpetuo , y en unidad estrechisi-
mo? Sombra son sin duda, Sabino, y ensayos muy im-
perfectos de amor, los amores lodos con que los hom-
bres se aman, comparados con el fuego que arde en los
amadores de Cristo, que por eso se llama por excelen-
cia el Amado, porque hace Dios en nosotros, para que
le amemos, un amor diferenciado de los otros amores,
y muy aventajado entre todos.
))Mas ¿qué no hará por afinar el amor de Cristo en
nosotros quien es padre de Cristo , quien le ama co-
mo á único hijo , quien tiene puesta en solo él toda
su satisfacción y su amor? Que asi dice san Pablo de
Dios , que Jesucristo es su hijo de amor, que es decir,
según la propiedad de su lengua, que es el hijo á quieri
ama Dios con extremo. Pues si nace deste divino Padre
que amemos nosotros á Cristo, su hijo, cierto es que nos
encenderá á que le amemos, si no en el grado que él le
ama, á lo menos, en la manera que le "ama él. Y cierto
es que hará que el amor de los amadores de Cristo
sea como el suyo, y de aquel linaje y metal único ver-
dadero, dulce cual nunca en la tierra se conoce ni ve;
porque siempre mide Dios los medios con el fin que pre-
tende. Y en que los hombres amen á Cristo, su hijo, quo
les hizo hombre, no solo para que les fuese Señor, sino
para que tuviesen en él la fuente de todo su bien y te-
soro; así que, en que los hombres le amen no solamen-
te pretende que se le dé su debido, sino pretende tam-
bién que por medio del amor se hagan Unos con él y
participen sus naturalezas humana y divina, para que
desta manera se les comuniquen sus bienes. Como.Orí-
genes dice (c) : — Derrámase la abundancia de la cari-
dad en los corazones de los santos, para que por ella
participen de la naturaleza de Dios, y para que por me-
dio deste don del Espíritu Santo se cumpla en ellos
aquella palabra del Señor (c/) : Como tú , Padre , estás
en mí y yo en tí, sean estos así unos en nosotros ; con-
viene á saber, comunicándoseles nuestra naturaleza
por medio del amor abundantísimo que les comunica
el espíritu. —
«Pregunto pues, ¿qué amor convendrá que sea el que
hace una olira tan grande? Qué amistad la que llega ú
tanta unidad? Qué fuego el que nos apura de nuestra
tanta vileza, y nos acendra y nos sube de quilates has-
ta allegarnos á Dios? Es sin duda finísimo, y como
Orígenes dice, abundantísimo el amor que en los pe-
chos enamorados de Cristo cria el Espíritu Santo. Por-
que lo cria para hacer en ellos la mayor y mas mila-
grosa obra de todas, que es hacer dioses á los hombres,
y trasformar en oro fino nuestro lodo vil y bajísimo. Y
como si en el arte de alquimia , por solo el medio del
fuego convirliese uno en oro verdadero un pedazo ile
tierra, diriamos ser aquel fuego extremadamente vivo
y penetrable y eficaz y de incomparable virtud ; así el
amor con que de los pechos santos es amado este Ama'
ic) Oriscnos, suií. cpisl. art rom. 5. (d) Joan., 17, v. 21.
13
iU OBRAS DE FRAY
do, y que en ellos trasforma, es sobre lodo amor entra-
ñable y vivísimo ; y es, no ya amor, sino como una sed
y una hambre insaciable con que el corazón que á Cris-
to ama se abraza con él y se cnlraña, y como él mis-
mo lo dice {a), le come y le traspasa á las venas. Que
para declarar la grandeza del y su ardor, el amar los
santos á Cristo llama la Escritura comer á Cristo. — Los
que me comieren, dice (6), aun tendrán hambre de raí.
Y si no comiéredes mi carne y bebiéredes mi sangre,
no tendréis vida en vosotros (c). — Que es también una
de las causas porqué dejo en el sacramento de la hostia
su cuerpo, para que en la manera que con la boca y con
los dientes, en aquellas especies y figuras de pan, co-
men los fieles su carne y la pasan al estómago, y se
mudan en ella ellos, como ayer se decía; ansí en la mis-
ma manera en sus corazones con, el fuego del amor le
coman y le penetren en sí, como de hecho lo hacen los
que son sus verdaderos amigos, los cuales, como decía-
mos, abrasándose en él, andan, si lo debemos decir así,
desalentados y hambrientos por él. Porque, como dice
el Macario (d) : — Si el amor que nace de la comunica-
ción de la carne divide del padre y de la macü'e y de
los hermanos, y toda su afición pone en el coitóorte, co-
mo es escrito (e); por tanto dejará el hombre al padre
y á la madre , y se juntará con su mujer y serán un
cuerpo los dos.— Pues si el amor de la carne así desata
al hombre de todos los otros amores, ¿cuánto mas to-
dos los que fueren dignos de participar con verdad aquel
don amable y celestial del espíritu quedarán libres y
desatados de todo el amor de la tierra ; y les parecerán
todas las cosas della supéríluas é inútiles , por causa de
vencer en ellos y ser rey en sus almas el deseo del
cielo? Aquello apetecen , en aquello piensan de conti-
nuo , allí viven, allí andan con sus discursos , allí su
alma tiene todo su trato, venciéndolo todo, y levantan-
do bandera en ellos el amor celestial y divino, y la afi-
ción del espíritu.
«Mas veremos evidentemente la grandeza no medida
deste amor que decimos; si miraremos la muchedum-
bre y la dificultad de las cosas que son necesarias pa-
ra conservarle y tenerlo ; porque no es mucho amar á
uno sí para alcanzar y conservar su amistad es poco lo
que basta. Aquel amor es verdaderamente grande y de
subidos quilates, que vence grandes dificultades. Aquel
ama de veras que rompe por todo, que ningún estorbo
le puede hacer que no ame ; que no tione otro bien sino
al que ama ; que con tenerle á él, perder todo lo demás
no lo estima ; que niega todos sus propios gustos, por
gustar del amor solamente; que se desnuda lodo de sí,
para no ser mas de amor. Cuales son los verdaderos
amadoras de Cristo.
«Porque para mantener su amistad es necesario, lo
primero,quesecumplansus mandamientos.— Quien me
ama á mí, dice {f), guardará lo que yo le mando;— que
es no una cosa sola, ó pocas cosas en número ó fáciles
para ser hechas, sino una muchedumFjre de diliciilta-
fles sin cuento. Porque es hacer lo que la razón dice y
lo que la justicia manda y la fortaleza pide, y la tem-
planza y la prudencia y todas las demás virtudes esla-
(a) Joan., 6, v. 57. {b] Eccles^ 24, v. W. (c) Joan., 6, v. U.
{d) Hom. 4. (e) Cenes., í, y. 2í. <f! Joan , 1 1, v. 21.
LUIS DE LEÓN.
tuyen y ordenan. Y es seguir en todas las cosas el ca-
mino fiel y derecho, sin torcerse por el interés, ni con-
descender por el miedo, ni vencerse por el deleite, ni
dejarse llevar de la honra ; y es ir siempre contra nues-
tro mismo gusto, haciendo guerra al sentido. Y es cum-
plir su ley en todas las ocasiones , aunque sea pospo-
niendo la vida. Y es negarse á sí mismo, y tomar sobre
sus hombros su cruz y seguir á Cristo, esto es, cami-
nar por donde él caminó y poner en sus pisadas las
nuestras. Y finalmente, es despreciar lo que se ve y
desechar los bienes* que con el sentido se tocan, y abor-
recer lo que la experiencia demuestra ser apacible y
ser dulce, y aspirar á solo, lo que no se ve ni se siente,
y desear solo aquello que se promete y se cree, fiáii-
dolo todo de su sola palabra. Pues el amor que con tan-
to puede , sin duda tiene gran fuerza. Y sin duda es
grandísimo el fuego á quien no amata tanta muche-
dumbre de agua. Y sin duda lo puede todo, y fale va-
lerosamente con ello, este amor que tienen con Jesu-
cristo los suyos. Que dice el Esposo á su Esposa {g) :
—La muchedumbre del agua no puede apagar la cari-
dad, ni anegarla los ríos. — Y san Pablo, que dice (/j):
— La caridad es sufrida, bienhechora; la caridad care-
ce de envidia , no lisonjea ni tacañea , no se envanece
ni hace de ninguna cosa caso de afrenta , no busca su
interés, no se encoleriza ; no imagina hacer mal ni se
alegra del agravio, antes se alegra con la verdad; todo
lo lleva, todo lo cree, todo lo sufre. — Que es decir que
el amor que tienen sus amadores con Cristo no es un
simple querer ni una sola y ordinaria afición, sino un
querer que abraza en sí todo lo que es bien querer, y
una virtud que atesora en sí juntas las riquezas de las
virtudes, y un encendimiento que se extiende por todo
el hombre, y le enciende en sus llamas.
«Porque decir que es sufrida , es decir que hace un
ánimo ancho en el hombre, con que lleva con igualdad
todo lo áspero que sucede en la vida, y con que vive
entre los trabajos con descanso, y en las turbaciones
quieto, y en los casos trisles alegre, y en las contra-
diciones en paz, y en medio de los temores sin miedo.
Y que como una centella, sí cayese en la mar, ella lue-
go se apagaría y no baria daño en el agua ; así cual-
quier acontecimiento duro en el alma á quien ensan-
cha este amor, se deshace y no empece. Que el daño,
si viniere, no conuie've esta roca; y la afrenta, si suce-
diere, no desquicia esta torre; y las heridas, sí golpea-
ren, no doblan a(|ueste diamante. Y añadir que «es li-
beral y Iiienhechora», es afirmar que no es sufrida pa-
ra ser vengativa, ni calla para guardarse á su tiempo,
ni ensancha el corazón con rfcseo de mejor sazón de
venganza, sino que por imitar á quien ama se engo-
losina en el hacer bien á los otros. Y que vuelve bue-
nas obras á aquellos de quien las recibe muy malas. Y
porque este su bien hacer es virtud, y no miedo, por
eso dice luego el Apóstol «que no lisonjea ni es taca-
ña »; esto es, que sírve'á la necesidad del prójimo, por
mas enemigo que le sea, pero que no consiente en su
vicio ni le halaga por defuera , y le aborrece en el al-
ma, ni le es tacaña é infiel. Y dice «que no se envane-
ce», que es decir que no hace estima de sí ni se hin-
(?) Cant., 8, V. 7. (/í) I, Coiint., l .l, v. i .
DE LOS NOMBRES DE CRISTO.— LIBRO TERCERO.
ÍOS
cha vanameule para descubrir en ella la raíz del su-
frimiento y del ánimo largo que tiene este amor. Que
los soberbios y pundonorosos son siempre mal sufri-
dos, porque tqdo les hiere. Mas es propiedad de todo lo
que es de veras amor, ser humildísimo con aquello á
quien ama ; y porque la caridad que se tiene con Cris-
to por razón de su incomparable grandeza, ama por él
á todos los hombres, por el mismo caso desnuda de to-
da altivez al corazón que posee, y le hace humilde con
todos. Y con esto'dice lo que luego se sigue , « que no
hace de ninguna cosa caso de afrenta. » En que no so-
lamente se dice que el amor de Jesucristo en el alma,
las afrentas y las injurias que otros nos hacen , por la
humildad que nos cria y por la poca estima nuestra
que" nos enseña, no las tiene por tales, sino dice tam-
bién que no se desdeña, ni tiene por afrentoso ó indig-
no de sí ningún ministerio, por vil y bajo que sea , co-
mo sirva en él á su amado en sus miembros.
»Y la razón de todo es , que añade tras esto que « no
busca su interés , ni se enoja de nada»; toda su incli-
nación es al bien, y por eso el dañar á los otros aun no
lo imagina, los agravios ajenos y que otros padecen
son los que solamente le duelen, y la alegría y felici-
dad ajena es la suya. Todo lo que su querido Señor le
manda hace, todo lo que le dice lo cree, todo lo que se
detuviere le espera , todo lo que le envia lo lleva con
regocijo, y no halla en ninguno , sino es en solo él , á
quien ama. Que como un grande enamorado bien di-
ce (a) : — Así como en las fiebres el que está inflamado
con calentura aborrece y abomina cualquier' manteni-
miento que le ofrecen, por mas gustoso que sea , por
razón del fuego del mal que le abrasa y se apodera del
■y le mueve ; por la misma manera aquellos á quien en-
ciende el deseo sagrado del Espíritu celestial, y á quien
llaga en el alma el amor de la caridad de Dios , y en
quien él se enviste, y de quien se apodera el fuego di-
vino que Cristo vino á poner en la tierra y quiso que
con presteza prendiese, y lo que se abrasa, como dicho
es, en deseos de. Jesucristo ; todo lo que se precia en
este siglo, él lo tiene por desechado y aborrecible , por
razón del fuego de .amor que le ocupa y enciende. Del
cual amor no los puede desquiciar ninguna cosa, ni del
suelo ni del cielo ni del infierno. — Como dice el Após-
tol:— ¿Quién será poderoso para apartarnos del amor de
Jesucristo? — con lo que se sigue; pero no se permite
que ninguno halle el amor celestial del espíritu si no se
enajena de todo lo que este siglo contiene , y se da á
sí mismo á sola la inquisición d^amor de Jesús, liber-
tando su alma de toda solicitud terrenal, para que pue-
da ocuparse solamente en un fin por medio del cum-
plimiento de lodo cuanto Dios manda.
))Por manera que es tan grande este amor, que des-
arraiga á,e nosotros cualquiera otra afición, y queda él
señor universal de nuestra alma ; y como es fuego ar-
dentísimo , consume todo lo que se opone , y así des-
tierra del corazón los otros amores de las criaturas, y
Iiace él su oficio por ellos, y las ama á todas mucho mas
y mejor que las amaban sus propios amores. Que es otra
particularidad y grandeza deste amor con que es amado
Jesús, que no se encierra en sQlo él; siap en él y por él
{¡t) Macario, \tova, 6,
abraza á todos los hombres, y los mete dentro de sus
entrañas con una afición tan pura, que en ninguna co-
sa mira á sí mismo ; tan tierna, que siente sus males
mas que los propios ; tan solícita, que se desvela en su
bien ; tan firme, que no se mudará dellos si no se muda
de Cristo. Y como sea cosa rarísima que un amigo se-
gún ia amistad de la tierra quiera por su amigo padecer
muerte, es tan grande el amor de los buenos con Cris-
to, que porque así le placea él, padecerán ellos dañosy
muerte, no solo por los que conocen, sino por los que
nunca \^ieron , y no solo por los que los aman, sino tam-
bién por quien los ajjorrece y persigue. Y llega este
Amado á ser tan amado , que por él lo son todos. Y en
la manera como en las demás gracias y bienes es él la
fuente del bien que se derrama en nosotros, así en es-
to lo es; porque su amor, digo el que los suyos le tie-
nen, nos provee á todos y nos rodea de amigos, que ol-
vidados por nosotros, nos buscan, y no conocidos, nos
conocen, y ofendidos, nosdeseany nos procuran el bien,
porque su deseo es satisfacer en todo á su amado , que
es el Padre de todos. Al cual aman con tan subido que-
rer, cual es justo que lo sea el que hace Dios con sus
manos, y poi* cuyo medio nos pretende hacer dioses,
y en quien consiste el cumplimiento de todas sus le-
yes, y la victoria de todas las dificultades, y la fuerza
contra todo lo adverso, y ladulziya en lo amargo, y la
paz y la concordia, y el ayuntamiento y abrazo gene-
ral y verdadero con que el mundo se enlaza.
))Mas ¿para qué son razones en lo que se ve por ejem-
plos? Oigamos lo que algunos destos enamorados de
Cristo dicen, que en sus palabras veremos su amor, y
por las llamas que despideii sus lenguas conoceremos
el infinito fuego que les ardia en los pechos. San Pa-
blo , que dice (6) : — ¿ Quién nos apartará del amor de
Cristo? ¿La tribulación por venlura,ü la angustia, ola
iiambre, ó la desnudez, ó el peligro, ó la pcíísecu-
cion, ó la espada?— Y luego:— Cierto soy que, ni la
muerte ni la vida , ni los ángeles ni los principados
ni los poderíos , ni lo presente ni lo por venir, ni lo al-
to ni lo profundo , ni finalmente , criatura ninguna,
nos podrá apartar del amor de Dios en nuestro Señor
Jesucristo.— ¿Qué ardor? Qué llama? Qué fuego? Pues
el del glorioso Ignacio ¿cuál era? — Yo escribo, di--
ce (c) , á todos los fieles, y les certifico que mueropor
Dios con voluntad y alegría. Por lo cual os ruego que
"no me seáis estorbo vosotros. Ruégeos mucho que no
me seáis malos amigos. Dejadme que sea manjar de las
fieras, por cuyo medio conseguiré á Jesucristo. Trigo
suyo soy , y tengo de ser molido con los dientes de los
leones para quedar hecho pan limpio de Dios. No pon-
gáis estorbo á las fieras , antes las convidad con rega-
lo , para que sean mi sepultura y no dejen fuera de sí
parte de mi cuerpo ninguna. Entonces seré discípulo
verdadero de Cfisto , cuando ni mi cuerpo fuere visto
en el mundo. Rogad por mí al Señor que por medio
destos instrumentos.me haga su sacrificio. No os pon-
go yo leyes como san Pedro ó san Pablo , que aquellos
eran apóstoles de Cristo , y yo soy una cosa pequeña;
aquellos eran libres como siervos de Cristo, yo hasta
agora solamente soy siervo. Mas si como deseo, padez-
{b) Rora^, 8, Y. 35. (c) En la ei)istola sd ropanos.
196
OBRAS DE FRAY LUIS DE LEÓN.
co, seré siervo libertado de Jesucristo, y resucitaré en
él del todo Iil)re. Agora aprisionado por él, aprendo a no
desear cosa alguna vana y mundana. Desde Siria lias-
ta Roma voy echado á las bestias. Por mar y por tier-
ra, de noclie y de dia voy atado á diez leopardos, que
bien tratados se hacen peores. Mas sus excesos *son mi
doctrina, y no por eso soy justo. Deseo las fieras que
ine están aguardando, y ruego verme.presto con ellas;
á las cuales regalaré y convidaré que me traguen de
presto, y que no bagan conmigo lo que con oíros, que
no osaron tocarlos. Y si eüasno quisieren de sfl volun-
tad , yo las forzaré que me coman. Perdonadme, lii-
jos, que yo sé bien lo que conviene. Agora comienzo á
aprender á no apetecer nada de lo que se ve ó no se
ve, á fin de alcanzar al Señor. Fuego y cruz y bes-
tias (¡eras, heridas, divisiones, quebrantamientos de
liuesos, cortamientos de miembros, desatamiento de
todo el cuerpo , y cuan'o puede herir el demonio, ven-
ga sobre mí, como solamente gane yo á Cristo. Nada
me servirá toda la tierra , nada los reinos desle siglo.
Muy m^jor me es á mí morir por Cristo que ser rey de
todo el mundo. Al Señor deseo, al Hijo verdadero de
Dios , á Cristo Jesús , al que murió y resiíciló por nos-
oLros. Perdonadme, hermanos mios, no me' impidáis el
caminar á la vida; que Jesús es la vida de los fieles.
No queráis que muera yo ; que muerte es la vida sin
Cris o. —
■»M'as veamos agora cómo arde san Gregorio el teó-
logo.—¡Oh luz del Paire! dice (a), ¡oh palabra de
aquel entendimiento grandísimo, aventaja lo sobre to-
da palabra! Oh luz inlinita de luz inliniUi ! ünigéni:o,
figura del Padre, sello del que no tiene principio, res-
plandor que jumamente resplandeces con él , fin de los
siglos, clarisimo, resplaudecien te, dador de riquezas
inmensas, asentado en trono alto, celestial, poderoso
de inlifii o valor, gobernador del mundo, y que das á
to las las cosas fuerza que vivan. Todo lo que es y lo
quesera, tú lo haces. Sumoartífice, á cuyo cargo está
tolo, porjue á tí^ oh Cristo, se debe que el sol en el
cielo con sus resplandores quite á las esirellas su luz,
asi como en com[)araclon de tu luz son tinieblas los
mas claros e-^piriais. Obra tuya es que la luna, luz de
la noche, vive á veces y muere, y torna llena después,
y concluye su vnolta. Por tí el circulo que llamamos
zodiaco, y ajuella danza , com)si dijésemos lan orvlc-
na la de! cielo , pone-sa/on y debidas leyes al año, mez-
clando sus parres entre sí, y iemp'ándo'as como sin
sen ir, en dul/.ura. Las es'reüas, asílasfijas como las
que andan y tornan, son pregoneros de tu saber admi-
rab'e. Luz luya son lo los aquellos entendimientos del
cielo, que celebran la Trini lad con sus canio>. Tam-
bién el hombre es iu gloria, que colocasleen la tirrra
como ángol iu;.o pregonero y cantor. ¡Oh lumbre cla-
rí.^ima, qne por mí disimulas tu gran resplandor! Oh
inmortal, y mortal j)or mi cau-a' Lngcndrado dos veces,
alto/a libre de carne, y á la postre4)ara mi remedio, de
carne veslida. A tí vivo, á ti liali'o, soy víciima luya;
por M la lengua encadeno, y agora por tí la de n'o( y
pido e, Señor, que me des callar s liab'ur ( onio deb).—
MMa-, o, gamos algo de los regalos de nuc^Uü cna-
(0; En UQ bimao de Cristo.
morado Agustino.— ¿Quién me dar<i, dice (b) , Señor,
qne reposo yo en tí? Quién me dará que ven.-as i ó.
Señor, á mi pecho y que le embriagues, ó que olvide
mis males y que abrace á tí solo, mi bien? Quién eres,
Señor, para mí (dame licencia que bable), ó quién
soy yo para tí? ¿Qué mandas qne te ame, y si no lo ba-
go te enojas conmigo y me amenazas con grandes mi-
serias, como si fuese pequeña el mismo no amarle?
¡Ay triste de mí! Dime por tus piedades, Señor y Dios
mío, quién eres para mí. Di á mi alma : Yo soy tu sa-
lud. Dilo como lo oía; ves delante de tí mis oídos del
alma; tú les abre. Señor, y dile á mi espíritu : Yo soy
tu salud. Correré en pos dcsta voz yasiréte. No quie-
ras, Señor, esconderme tu cara. Moriré para no morir si
la viere. Estrecha casa es mi alma pai'a que á ella ven-
gas, mas en^sáncbala tú. Caediza es, mas tú la repara.
Cosas tiene que ofenderán á tus ojos; séloyconfiéso'o.
Mas ¿quién la hará limpia, ó á quién vocearé sino á
tí? Limpíame, Señor , de mis encubiertas y perdona á
tu siervo sus demasías. —
))No tiene este cuento fin , porque se acabará prime-
ro la vida qne el referir todo lo que los amadores de
Cristo le dicen para demostración de lo que le aman y
quieren. Baste por todos lo que la Esposa dice , qne sus-
tenta la persona de todos. Porque si el amor se mani-
fiesta con palabras, ó las suyas lo manifiestan , ó no lo
manifiestan ningunas. Comienza desta manera (r): —
Béfeme de besos de su boca; que mejores son tus amo-
res que el vino.— Y prosigue diciendo: — Llévame en
pos de tí; y correremos. — Y añade: — Dime, oh amado
del alma , adonde sesteas y adónile apacientas al meilio-
día. — Y repite después: — Ramillete de flores de mirra
el mi amado para mí, pomlréle en're mis pechos. — Y
después, siendo alabada del, le responde (d):— Oh, có-
mo eres hermoso , amado mío , y geni il , y florida nues-
tra cama, y de cedros los lechos ríe nuestro^ retre'es.
— Y com¡iáralo al manzano, y dice cuánto deseó e^tar
asentada á su sombra y comer de su fruta. Y desmáya-
se luego de amor; y desmayándose dice que la socor-
ran con flores, porque desfallece, y pide que el amado la
abrace, y dice en la manera cómo quiere ser abrazada.
Dice que le buscó en su lecho de noche, y qne no le
hallando levantada, salió de su casa en su busca, y que
rodeó la ciudad acuitada y ansiosa, y que le halló, yqne
no le dejó hasta lornar'ié á su casa. Dice (|ue en otra
noche salió también á buscarle, que le llanv) por las
calles á voces, que no oyó su respuesía, que la mal-
trataron, las rondas, qne les dijo á todos los que oye-
ron sus voces (c):— Conjúroo^;, ¡oh hijas de Jerusalcn!
si sabréis de mi amado, qne le digáis que desfallezco
de amor. — Y después de olras muchas cosas, le dice: —
Vén , amado mió, y salgamos al campo, bagamos vida
en la aldoa, madrugarcMUos [lor la mañana alas viñas;
.veremos si da fruto la viña, si está en cierne la uva,
si florecen los granados, si las mandragoras esparcen
o!or. Allí te daré mis amores; qne to los los frutos, así
los de guarda como los de noguardti , los guardo yo pa-
ra tí. — Y finalmenic, abrasándose en vivo amor loda,
concluye y le dice (/) : — ¿Quién te me dará á tí como
(*) En las Confesiones, lib. i, cap. H, (c) Cant., 1, v. i.
(d) Caul., V. 17. (c) ibid(.ni, 2, v, 7. {/) Ibidem, 8, v. 1,
DE LOS NOMBRES DE CRISTO.— LIRRO TERCERO.
hermano mió mamante los pedios de mi madre? Halla-
r.'aíe fuera, besaríafe. y no me despreciaría ninguno, no
liarla befa de mí; asirla de tí , meteríate en casa de mi
madre, avezaríasme, y daríate yo del adobado vino y
del arrope de las granadas, lu izquierda debajo de mi
cabeza y tu dereciía me ceñirla en derredor. —
))Pero excusadas son las palabras adonde vocean las
obras , que siempre fueron los testigos del amor verda-
deros. Porque ¿qué hombre jamás, no digo muchos
hombres, sino un hombre solo, por mas amigo suyo que
fuese , hizo las pruebas de amor que hacen y harán
inumerahles gentes por Cristo en cuanto los siglos du-
raren? Por amor deste amado, y por agradarle, ¿qué
prueba no Inn hecho de si infinitas personas? Han de-
jado sus naturales , hanse despojado de sus hacien-
das, hanse desterrado de lodos los Jiombres , hanse des-
e'ncarnado de todo lo que se parece y ve , de si mis-
mos , de todo su querer y entender hacen cada día
renunciación perfectísima. Y si es posible enajenar-
se un hombre de sí, y dividirse de sí misma nuestra
alma , y en la manera que el espíritu de Dios lo pue-
de hacer, y nuestro saber no lo entiende, se enaje-
nan y se dividen amándole. Por él les ha sido la po-
breza riqueza , y paraíso el desierto, los tormentos de-
leite y las persecuciones descanso; y para que viva en
ellos su amor, escogen el morir ellos á todas las cosas,
y llegan á desfigurarse do sí , hechos como un sugeto
puro sin figura ni forma, para que el amor de Cristo sea
en ellos la forma, la vida, el ser, el parecer, el obrar;
y finalmente , para que no se aparezC(i en ellos mas de
su amado. Que e> sin duda" el que solo es amado por
excelencia etilre foJo.
))¡0h grandeza de amor! Oh el deseo único detodoslos
buenos! Oh fuego dulce por quien se abrasan las almas!
Por tí. Señor, las tiernas niñas abrazáronla muerte, por
tí la flaqueza femenil holló sobre el fuego , tus dulcísimos
amores fueron los que poblaron los yermos. Amándole á
tí, oh dulcísimo bien, se enciende, se apura*, se esclare-
ce, se levanta , se arroba , se anega el alma , el sentido,
la carne.» Y paró Marcelo aquí, quedando como suspenj
so, y poco después, abajando la vista al suelo y encogién-
dose todo, «Gran osadía , dice, mia es querer alcanzar
con palabras [o que Dios hace en el ánima que ama á su
Hijo, y la manera como es amado y cuánto es amado.
Basta para que se entienda este amor, saber que es don
suyo el amarle , y basta conocer que en el amarlo con-
siste nuestro bien todo , para conocer que el amor su-
yo, que vive en nosotros , no es una grandeza sola, si-
no .un amontonamiento de bienes y de dulzuras y de
grandezas ¡numerables, y que es un sol vestido de res-
plandores, que por mil maneras hermo-^ean el alma. Y
jara ver que se nombra debidamente Cristo el Amaclo
basta saber que le ama D^os únicamente. Quiero decir
que no solamenle le ama mucho mas que á olra cosa
ninguna , sino que á ninguna ama sino por su respe-
to, ó para decirlo como es, porque no ama sino á Cris-
to en la^co:a5 que ama. Porque su semejanza de
Cristo, en la cual por medio de la gracia, que es ima-
gen de Cristo , se trasforma nuestra alma , y el mismo
espíritu de Cristo , que en ella vive , y así la hace una
CQsa con Cristo, es lo que salisface á Dios en nosolrüs.
1^1
Por donde solo Cristo es el AmaJo, por cuanto todos
los amados de Dios son Jesucristo , por la imagen suya
que tienen impresa en el alma, y porque Jesucristo es
la hermosura con que D'.Oi henno-ea, confurme á su
gusto , á todas las cosas, y la salud con que les da vi-
da, y por eso se llama Je=;us, que es el nombre de^que
diremos agora.» Y caüó Marcelo, y habiendo tomado
algún reposo, tornó á hablar desla manera, puestos en
Sabino los ojos.
§. IV.
Qué signifií-a, y cámo 1« conviene solo i Cristo ¿1 nombre de
Jesús, y de cómo es su nombre propio en cuanto hombre.
((El nombre de Jesiis, Sabino, es el propio nombre
de Cristo , porque los demás que se han dicho has*a
agora, y otros muchos que se pueden decir, son nom-
bres comunes suyos, que se dicen del por alguna se-
mejanza que tiene con oirás co>as, de las cuales tam-
bién se dicen los mismos nombres. Los cuales y I03
propios difieren , lo uno , en que los propios , como la
palabra lo dice, son particulares de uno , y los comu-
nes competen á muchos; y lo otro, que los propios, si
están puestos con arte y con saber , hacen significa-
ción de lodo lo que hay en su dueño, y son como ima-
gen suya, como al principio dijimos; mas los comunes
dicen algo de loque hay, pero no todo. Así que, pues
Jesús es nombre propio de Cristo, y nombre que se le
puso Dios por la boca del ángel, por la misma razón
no escomo los demás nombres, que le significan por
partes, sino como ninguno de los demás , que dice to-
do lo del , y que es como una figura suja , que nos po-
ne en los ojos su naturaleza y sus obras; que estojólo
que hay y se puede considerar en las co<as. Mas con-
viene advertir que Cristo , así como tiene dos natu-
ralezas, así también tiene dos nombres propios : uno
según la naturaleza divina en que nace del Padre eter-
namente, que solemos en nuestra lengua llamar Verbo
ó palabra; olro según la humana naturaleza, es el que
pronunciamos Jesús. Los cuales, ambos son, cada uno
conforme á su cualidad, retratos de Cristo perfectos y
enteros. Ilelrafos, digo , enteros, que cada uno en su
parle dice todo lo que hay en ella cuanto á un nombra
es posible. Y digarfios de ambos y de cada uno por sí.
))Y presupongamos primero que en estos dos nom-
bres unos son los originales y oíros son los traslatos.
Los originales son aquellos mismos que reveló Dios á
los profetas, que los escribieron en la lengua que ellos
sabían , que era sira ó hebrea. Y asi en el primer num-
hre que decimos palabra, el original es Habar , y en
el segundo nombre Jesús, el original es Jehosuah ; pe-
ro los traslados son estos mismos nombres en la manera
como en otras lenguas se pronuncian y escriben. Y por-
; que sea mas cierta la doctrina , diremos de los ori¿¡na-
'' les nombres. De los cuales, en el primero, Dabar, di-
; go que es propio nombre de Cristo según la naturale-
! za divina , no solam.ente porque es así de Cristo, que
: no conviene ni al Padre ni al Espíritu Santo, sino
también porque todo lo que por 'otros nombres se dice
del , lo significa solo este. Porque Dabar no dice una
cosa sola, sino una mucliedumbre de cosas; y dícelas
i como quiera y f or do quiera que le iüir<íuiO;í , ó- junto á
198 OBRAS DE FRAY
todo él , ó á sus partes cada una por sí, á sus sílabas y
á sus lelras. Que lo primero, la primera letra, que es D,
tiene fuerza de artículo , como ct en uueslro español ; y
el oficio del artículo es reducir á ser lo común y como
demostrar y señalar lo ooufu>o, y ser guia del nom-
bre, y darle su cualidad y su linaje, y levantarle de qui-
lates y añadirle excelencia ; que todas ellas son obras
de Cristo, s^gun que es la palabra de Dios; porque él
puso ser á las cosas todas , y nos las sacó á luz y á los
ojos, y les dio su razón y su linaje; porque él en sí es
la razón y la proporción ,y la compostura y la conso-
nancia de tOiLlas, y las guia él mismo, y las repara si se
empeoran, y las levanta y las sube siempre y por sus
pasos á grandísimos bienes. ,
»Y la segunda letra, que es B , como san Jerónimo
enseña , tiene signilicacion de edificio , que es también
propiedad de Cristo , así por ser el edificio original y
como la^raza de todas las cosas, las que Dio^ tiene edi-
ficadas y las que puede edificar, que son infinitas, co-
mo porque fué el obrero deltas. Por donde también es
llamado tabernáculo en la Sagrada Escritura , como
Gregorio .\i-eno dice : — Tabernáculo es el Hijo de Dios
unigénito, porque contiene en sí todas las cosas; el
cual también fabricó tabernáculo de nosotros. — Por-
que , como decíamos , todas las cosas moraron en él
eternamente antes que fuesen , y cuando fueron ellas
sacó á luz y las compuso para morar él en ellas. Por
manera que , así como él es casa, así ordenó que tam-
bién fuese casa lo que nacía del , y que de un taberná-
culo napiese otro tabernáculo, y de un edificio otro, y
que lo fuese uno para el otro y á vece?. El es taberná-
culo porque nosotros vivimos en él, nosotros lo so-
mos porque él mora en nosotros. Y la rueda está en
medio la rueda , y los aniñóles en las ruedas, y las rue-
das en los animales, como Ecequicl escribía (a); y es-
tán en Cristo ambas las ruedas, porque en él está la di-
vinidad del Verbo y la humanidad 'de su carne, que
contiene ensila universidad de todas las criaturas ayun-
tadas y hedías una, en la forma que otras veces lie
dicho,
))La tercera lelríide Dabar es la fí, que, conforme al
mismo doctor san Jerónimo, tiene significación de ca-
l)eza ó principio, y Cristo es principio por propiedad.
Y él mismo se llama principio en el Evangelio, porque
en él se dio principio á todas las .cosas, porque, como
muchas veces decimos, es el original dolías, que no so-
lamente demuestra su razón y figura su ser, sino que
les da el ser y la substancia haciéndolas. Y es princi-
pio también, porque en todos los linajes de preeminen-
cias y de bienes tiene él la preeminencia y el lugar
mas aventaja^ro, ó por decir la verdad, en lodos los bie-
nes es la cabeza de aquel-bicn, y como la fuente de don-
de mana y se deriva y se commnca á los demás que
lo tienen. Cotilo e.scrihc san Pablo (6), que es el prin-
cipio y que en todo tiene las primerias. Porque -en la
orden del ser, él es el principio de quien les viene el
ser á los otros; y en la orden del buen ser, él nu>moeá
la cabeza que todo lo gobierna y reforma. I'ues «n el
vivir es el manantial de la vida ; en el re:,ucilar, el pri-
mero que resucita su carne , y el que es virtud para
(«} Emb., 1, V. 16. (*, Cylos., i, V. 15. .
LUIS DE LEÓN.
que las demás resuciten ; en la gloria , el padre y el
Océano della; en los reyes, el Rey de lodos, y en los sa-
cerdotes , el sacerdote sumo que jamás desfallece ; entre
los fieles, su pastor; en los ángeles, su príncipe; en los
rebeldes ó ángeles ó hombres, su señor poderoso ; y fi-
nalmente, él es el principio por donde quiera que le mi-
remos. Y aun también la R significa , según el mismo
doctor, el espíritu, que aunque es nombre que convie-
ne á todas las tres personas , y que se apropia al Espí-
ritu Santo, por señalar la manera como se espira y pro-
cede ; pero dícese Cristo espíritu, demás de lo común,
por cierta particularidad y razón ; lo uno , porque el
ser esposo del alma es cosa que se atribuye al Verbo, y
el alma es espíritu, y así conviene que él lo sea y se lo
Llame, para que sea alma del alma y espíritu del espíritu;
lo otro, porque en el ayuntamiento que con ella tiene
guurda bien las leyes y la condición del espíritu, qu^
se va y se viene , y se entra y se sale , sin que sepáis
cómo ni por dónde; como san Bernardo, hablando do
sí mismo, lo dice con maravilloso regalo. Y quiero re-
ferir sus pataleas, para que gustéis su dulzura.
» — Confieso, dice (c), que el Verbo ha venido á mí
muchas veces , aunque no es cordura el decirlo. Mas
con haber entrado veces en mí, nunca sentí cuando en-
traba. Sentíle estar en mi alma, acuerdóme que le tu-
ve conmigo, y alguna vez pude sospechar que entraría,
mas nunca le sentí ni entrar ni salir. Porque , ni aun
agora puedo alcanzar de dónde vino cuando me vino,
ni adonde se fué cuando me dejó, ni por dónde entró ó
salió de mi alma, t^onforme á aquello que dice (rf) : — No'
sabréis de dónde viene ni atlónde se va. — Y no es co-
sa nueva, poiYjue él es á quien dicen (e) : — Y h huella
de tus pisadas no será conocida. — Verdaderamente él
no enlró por los ojos, porque no es sujeto á color; ni
tampoco por los oídos, porque no hizo sonido ;'ni me-
nos por las narices, porque no se mezcló con el aire; ni
por la boca, porque ni se bebe ni se come; ni con el
tacto "le sentí, porque no es tal que se toca. ¿Por dón-
de pues entró? O por ventura no entró, porque no vi-
no de fuera, que no es cosa alguna de las que están por
defuera. Mas ni tamt'oco vino de dentro de mí, por-
que es bueno, y yo sé que en mi no hay cosa que bue-
na sea. Subí pues sobre mí, y hallé que este Verbo aun
estaba mas alto. Descendí debajo de mí, inquisidor cu-
rioso, y también hallé que aun estaba mas bajo. Si mi-
ré á lo tle fuera , vile aun mas fuera (jue toilo ello. Si
me volví para dentro', hallóle dentro también. Y cono-
cí ser verdad lo que liabia leído (/") : — Que vivimos en
él y nos movemos en él y somos en él. Y dichoso
aquel que á él vive y se mueve.— Mas preguntará al-
guno: Si es tan imposible alcanzarle y entenderle sus
pasos, ¿de dónde sé yo que estuvo presente en mí al-
ma? Porque es eficaz y vivo este Verbo, y así luego i}ue
entró, despertó mi alma, que se dormía. Movió y ablan-
dó y llagt) mi corazón , que estaba duro y de piedra y
mal sano. Comenzó luego á arrancar y á deshacer, y A
edificar y á plantar , á regar lo seco y á resplandecer
en lo ol)-,curo, á traer lo torcido á derecliez y á con-
vertir las asperezas en caminos muyllanos, deartoque
ic) Homil. 74 in Tanlica. (rfi Joan, 3, v. 8.
(e) Psaliu. 76, v. 20. (f) Ador., 17, v. 20.
DE LOS NOMBRES DE CRISTO.— LIBRO TERCERO.
199
bendicen al Señor mi alma , y todas mis entrañas á su
santísimo nombre. Así que, entrando el Verbo esposo
algunas veces á mí , nunca me dio á conocer que en-
traba con ningunas señas , no con voz , no con figura,
no con sus pasos. Finalmente no rae fué notorio por
ningunos movimientos suyos ni por ningunos senti-
dos mios el habérseme lanzado en lo secreto del pe-
cho. Solamente, como he dicho, de lo que el corazón me
bullía entendí su'presencia. De que huian los vicios, y
los afectos carnales se detenían, conocí la fuerza de su
poder. De que traía á luz mis secretos, y los discutía y
redargüía, me admiré de la alteza de su sabiduría. De
la enmienda de mis costumbres, cualquiera que ella se
sea, experimenté la bondad de su mansedumbre. De la
renovación y reformación del espíritu de mí alma, esto
es, del hombre interior, percibí como pude la hermo-
sura de su belleza. Y de la vista de todo esto juntamen-
te, quedé asombrado de la muchedumbre de sus gran-
dezas sin cuento. Mas porque todas estas cosas, luego
que el Yerbo se aparta, como cuando quitan el fuego á
la olla que hierve, comienzan con una cierta flaqueza
á caerse torpes y frías, y por aquí, como por señal, co-
nocía yo su partida, fuerza es que mi alma quede tris-
te, y lo esté hasta que otra vez vuelva y torne , como
solía, á calentarse mieorazon en mí mismo, y conozca
yo así su tornada. — Esto es de Bernardo.
«Por manera que el nombre Dabar en cada mía de
sus letras significa' alguna propiedad de la^ que Cristo
tiene, y si juntamos las letras en sílabas, lo significa
mejor, porque las que tiene son dos da y bar, que jun-
tamente quieren decir el hijo, ó este es el hijo, que, co-
mo Juliano agora decia, es lo propio de Cristo ; y á lo
que el Padre aludió cuando desde la nube y en el mon-
te de la gloría de Cristo dijo á los tres escogidos dis-
cípulos:— Este es mi hijo;— que fué como decir: Es Da-
bar, es el que nació eterna é invisiblemente de mí, na-
cido agora rodeado de carne y visible. Y como haya mu-
chos nombres que significan el hijo en la lengua desta
palabra, á ellacon misterio le cupo este solo, que es bar,
que tiene origen de otra palabra que significa el sacar á
luz y el criar, porque se.enlienda que el hijo que dice y
que significa este nombre, es hijo que saca á luz y que
cría, ó sí lo podemos decir así, es hijo que ahija á los
hijos, y que tiene la filiación en si de todos. Y aun si
leemos al revés este nombre , nos dirá también alguna
maravilla de Cristo. Porque bar, vuelto y leído al con-*
trario es rab, y rab es muchedumbre y ayuntamiento
6 amontonamiento de muchas cosas excelentes en una,
que es puntualmente lo que vemos en Cristo, según que
es Dios y según que es hombre. Porque en su divini-
dad están las ideas y las razones de todo, y en su liu-
manida'd las de todos los hombres , como ayer en sus
lugares se dijo.
);Mas vengamos á lodo el nombre junto por sí, y vea-
mos lo que significa, ya que habernos dicho lo que nos
dicen sus partes ; que no son menos maravillosas las
signíficacbnes de todo él que las de sus letras y síla-
bas; porque Dabar en la Sagrada Escritura dice mu-
chas y diferentes grandezas. Que lo primero, Dabar sig-
nifica el verbo que concibe el entendimiento en sí mis-
mo, que es una como imagen entera é igual de la cosa
que entiende. Y Cristo en esta manera es Dabar, por-
que es la imagen que de si concibe y produce cuando
se entiende su Padre. Y Dabar significa taml)ien la pa-
labra que se forma en la boca, que es imagen de lo que
el ánimo esconde. Y Cristo también es Dabar, así por-
que no solamente es imagen del Padre escondida en el
Padre, y para solos sus ojos, sino es imagen suya para
todos, é imagen que nos le representa á nosotros, é
imagen que le saca á luz y que le imprime en todas
cosas que cria. Por donde san Pablo (a) conveniente-
mante le llama a sello del Padre»; así porque el Padre
se sella en él y se dibuja del todo , como porque impri-
me él como sello en todo lo que cria, y repara la ima-
gen del que en sí tiene. Y Dabar también significa la
ley y la razón , y lo que pide la costumbre y estilo , y
finalmente el deber en lo que se hace , que son todas
cualidades de Cristo, que es según la divinidad la ra-
zón de las criaturas, y la orden de su compostura y su
fábrica , y la ley por quien deben ser medidas , así en
las cosas naturales cono en las que exceden lo natu-
ral, y es el estilo de la vida y de las obras de Dios, y el
deber á que tienen de mirar todas las cosas que no
quieren perderse ; porque lo que todas hacer deben es,
el allegarse á Cristo y el figurarse del y el ajustarse
siempre con él. Y Dabar también significa el hecho se-
ñalado que de otro procede, y Cristo es la mas alta co-
sa que procede de Dios , y en lo que el Padre entera-
mente puso sus fuerzas , y en quien se traspasó y. co-
municó cabalmente. Y si lo debemos decir así, es la
grandísima hazaña y la única hazaña del Padre , pre-
ñada de todas las demás grandezas que el Padre hace,
porque todas las hace por él. Y así es luz nacida de luz,
y fuente de todas las luces, y sabiduría de sabiduría naci-
da, y manantial de todo el saber y poderío, y grandeza
y excelencia, y vida é inmortalidad, y bienes sin medida
ni cuenta, y abismo de noblezas inmensas, nacidas de
iguales noblezas, y engendradoras de todo lo poderoso
y grande y noble que hay. Y Dabar dice todo aquesto
que he dicho, porque significa todo lo grande y exce-
lente y digno de maravilla que de otro procede.
))Y significa también, y con esto concluyo, cualquie-
ra cosa de ser, y por la misma razón el ser mismo y la
realidad de las cosas, y asi Cristo debidamente es lla-
mado por nombre propio Dabar, porque es la cosa que
mas es de todas las cosas , y el ser primero y original
de donde les mana á las criaturas su ser, su substan-
cia, su vida, su obra. Y esto cnanto á Dabar; que jus-
to es que digamos ya de Jesús, que, como decimos, tara-
bien es nombre de Cristo propio, y que le conviene se-
gún la parte que es hombre; porque, así como Dabar
es nombre propio suyo según que nace de Dios, por ra-
zón de que este nombre solo con sus muchas significa-
ciones dice de Cristo lo que otros muchos nombres
juntos no dicen ; así Jesús es su propio nombre según
la naturaleza humana que tiene , porque con una sig-
nificación y figura que tiene sola dice la manera del
ser de Cristo hombre , y toda su obra y oficio , y le re-
presenta y significa mas que otro ninguno. A lo cual
mirará todo lo que desde agora dijere. Y no diré del nú-
mero de las letras que tiene este nombre, ni de la pro-
(0) Hebr., 1 , v. 3.
200 OBRAS DE FRAY
piedad de cada una dellas por sí, ni de la significación ^
singular de cada una , ni de lo que vale en razón de j
aritmética, ni del número que resulta de todas, ni del
poder ni de la fuerza que tiene este número, que son
cosas que las consideran algunos y sacan misterios de-
llas, que yo no condeno; mas drjolas porque muchos
las dicen, y porque son cosas menudas y que se pintan
mejor que se dicen. Sola una cosa des'as diré, y e>, que
el original deste nombre Jesús, que es Jchosuah, como
arriba dijimos, tiene todas las letras de que se compo-
ne el nombre de Dios, que llaman de cuatro letras, y
demás dellas, tiene otras dos. Pues como sabéis, el nom-
bre de Dios, de cuatro letras , que se encierra en este
nombre, es nombre que no se pronuncia, ó porque son
vocales todas, ó porque no se sabe la manera de su so-
nido, ó por la religión y respeto que debemos á Dios,
6 porque, como yq algunas veces sospecho, aquel nom-
bre y aquellas letras hacen la señal con que el mun-
do, que liablar no puede , ó cualquiera que no osa ha-
blar significa su afecto y mudez con un sonido rudo y
desatado y que no liacc figura, que llamamos interjec-
ción en latin , que es una voz tosca , y como si dijése-
mos, sin rostro y sin facciones ni miembros. Que qui-
so Dios dar por su nombre á los hombres la señal y el
sonido de nuestra mudez, para que enlendiéóemos que
no cabe Dios ni en el entendimiento ni en la lengua, y
que el verdadero nombrarle es confesarse la criatura
por muda todas las veces que le quisiere nombrar , y
que el embarazo de nuestra lengua: y el silencio nues-
tro cuando nos levantamos á él es su nombre y loor,
como David lo decía (a). Así que es nombre inefable y
que no se pronuncia este nombre.
«Mas, aunque no se pronuncia en sí, ya veis que en el
nombre de Jesús, por razón de dos letras que se le aña-
den, tiene pronunciación clara y sonido formado y sig-
nificación entendida, para que acontezca en el nombre
' lo mismo que pasó en Cristo, y para (|ue sea, como di-
cho tengo, retrato §\ nombre del ser. Porque por la mis-
ma manera en la persona de Cristo se junta la divini-
dad con el alma y con la carne del hombre , y la pala-
bra divina, que no se leía, junta con estas dos letras se
lee, y sale á luz lo escondido, hecho conversable y vi-
sible, y es Cris'o un Jesús, esto es, un ayuntamiento
de lo divino y humano, de lo que no se pronuncia y
de lo que pronunciarle puede, y es causa que se pro-
nuncie lo que se jun'.acoii ello. Mas en esto no pasemos
de aqui, sino digamos ya de la sígniíicacíon del nom-
bre de Jesús, c<)mo él conviene á Cristo, y cómo es so-
lo de Cristo, y cómo aliraza todo lo que del se dice, y
las muchas maneras como aquesta significación le con-
viene. Jesús pues significa salvación ó salud, que el
ángel así lo dijo (6). Pues si se llama salud Cristo, cier-
to será que lo es, y si lo es, que lo es para nosotros ;
porque para si no lieiic necesidad de salud el que en
sí no padece falla ni tiene miedo de padeccrhi. Y si pa-
ra nosotros Cristo es Jesús y salud, bien se entiende que
tenemos cnfermcilad no-oIros para cuyo remedio se
ordena la salud de Je.sns. Veamos pues la cualidad de
nuestro estado miserable, y el número de nuestras fla-
quezas, y los daños y males nuestros; que dcllo': coiio-
(flj l'ialm. 138, V. 4. (bj Luc, i, \.Zl.
LUIS DE LEÓN.
cerémos la grandeza desla salud y su condición , y la
razón que tiene Cristo para que el nombre Jesús , en-
tre tantos nombres suyos, sea su propio nombre.
»E1 hombre de su natural es movedizo y liviano y sin
constancia en un ser, y por lo que heredó de sus pa-
dres, es enfermo en todas las partes de que se compone
su alma y su cuerpo; porque en el entendimiento tie-
ne obscuridad, y en la voluntad flaijueza, y en el apctüo
perversa inclinación , y en la memoria olvido , y en los
sentidos, en unos engaño y en otros fuego, y en el cuer-
po muerte , y desorden entre todas estas cosas que lio
dicho, y disensiones y guerra, que le hacen ocasiciiado
á cualquiera género de enfermedad y de mal. Y lo que
peor es, heredó la culpa de sus padres, que es enfer-
medad en muchas maneras, por la fealdad suya que po-
ne, y por la luz y la fuerza de la gracia que quita, y
porque nos enemista con Dios, que es fiero eneinigo, y
porque nos sujeta al demonio y nos obliga á penas sin
lin. A esta culpa común añade cada uno las suyas, y
para ser del todo miserables, como malos enfermos, ayu-
damos el mal, y nos llamamos la muerte con los exce-
sos que hacemos. Por manera que nuestro estado, de
nuesiro nacimiento, y por la mala elección de nucsiro
aibedrío, y por las leyes que Dios contra el pecado pu-
so, y por las muchas cosas que nos convidan siempre á
pecar, y por la tiranía cruel y el celro durísimo que el
demonio sobre los pecadores tiene, es infelicísimo y mi-
serable estado sobre toda manera, por donde quiera que
le miremos. Y nuestra enfermedad no és una enferme-
dad, sino una suma sin número de todo lo que es dolo-
roso y enfermo.
))El remedio de lodos estos males es Cristo, que nos
libra dellos en la? formas que ayer y hoy se ha dicho
en diferenles lugai'es; y porque es e! rewsedio de todo
ello, [!or eso es y se 'llama Jesús, esto es, salvación y
salud. Y es grandísima salud, porque la enll'rmedad es
grandísima, y nómbrase propiamenfe de ella, ponpie
como la enfermedad es de tantos senos y enramada
con laníos ramos, todos los demás oficios de Cris'o y
los nombres que por ellos tiene son como partes que
se ordenan á esta salud, y el uoinbre de Jesús es el to-
do, según que todo loque signilican los oíros nombres,
ó es parle desla salud que es Cristo y que Crisio hace
en nosotros, ó se ordena á ella ó se sigue della por ra-
zón necesaria. Que si es llamado pimpollo Cristo, y si es,
Qomo decíamos, el parto común de las cosas , ellas sin
duda le [tarieron para que fuese su Jesús y salud. Y así
Isaías, cuando les pide (pie lo paran y que lo saquen á
luz, y les dice (c) : — Rociad, cielos, dende lo alio, y vos,
nubes, lloved al Justo; — luego dice el lin para ipie le
han de |);irir; porque añade : — V tú, tierra, fruclilica-
rás la salud. — Y sí es «faces de Dios»), eslo porque es
nueslra salud, la cual consiste en que nos asemejemos
á Dios y le veamos, como Cristo lo dice {d) : — Esta es
la villa eterna, conocerte á lí y á lu Hijo. — Y lambiiMi
si le llumainos Camino y si le nombramos Monte, es
camino [lorque es guía, y es monte porque es defensa;
y ciorto es que no nos fuera Jesús si no nos fuera guia
y do|V'ti>;a; porque la salud, ni se viene á ella sin guia,
ni se conserva sin defensa.
(ci I.Mi., \">, V, 8. ((/; ¡i,»»., 17, V. \
DE LOS NOilBRES DE CRISTO.— LIBRO TERCERO.
201
»Y de la misma manera es llamailo Padre del siglo
futuro, porque la salud que el hombre pretende no se
puede alcanzar si no es engendrado otra vez. Y así, Cris-
to no fuera nuestro Jesús si primero no fuera nuestro
engendrador y nuestro padre. También es brazo y rey
de Dios y príncipe de paz, brazo para nuestra libertad,
rey y príncipe para nuestro gobierno, y lo uno y lo otro,
como se ve, tiene orden á la salud.; lo uno que- se le
presupone, y lo otro que la sustenta. Y así, porque Cris-
to os Jesús, por el mismo caso es Brazo y es rey. Y lo
mismo podemos decir del nombre de Esposo; porque
no es perfecta la salud sola y desnuda si no la acompa-
ña el gusto y deleite. Y esia es la causa porqué.Crislo,
que es perfecto Jesús nuestro , er-, también nueslro es-
poso, conviene á saber, es el deleito del alma y su com-
pañía dulce, y será tamitien su marido, que engendra-
rá della y en ella generación casta y noble y et-crna;
que es cosa que nace de la salud entera y que de ella
se sigue. De arte que dicien<lo (¡uc se llama Cristo Je-
sús, decimos que 'es esposo y rey, y príncipe de paz y
brazo, y monté y padre, y camino y piínpollo ; y es lla-
marle, como también la Escritura le llama, pasior y ove-
ja, hostia y sacerdote , leou y cordero ; vid, puerta, mé-
dico, luz, verdad y sol de justicia, y otros nombres así.
«Porque si es verdaderamente Jesús nuestro, como lo
es, tiene todos estos oficios y tíiuios, y si le faltaran no
fuera Jesús entero ni salud cabal, así como nos es ne-
cesaria. Porque nuestra salud, presupuesta la condición
de nuestro ingenio, y la cualidad y muchedumbre de
nuestras enfermedades y daños, y la corrupi-ion qüa
había en nuestro cuerpo, y el poiler que por ella tenia
en nuestra alma el demonio, y las penas á que la. con-
denaban sus culpas, y el enojo y la enemistad contra
nosotros de Dios, no podía hacerse ni venir á colmo si
Cristo no fuera pastor que nos apacentara y guiara, y
oveja que nos alimentara y vistiera , y hostia que se
ofreciera por nuestras culpas, y sacerdote que intervi-
niera por nosotros y nos desenojara á su Padre; y león
que despedazara al loon enemigo, y cordero que lle-
vara sobr»; sí los pecados del mundo, y vid que nos co-
municara su jugo, y puerta que nos meiiera en el cielo,
y médico que curara mil llagas , y verdad que nos sa-
cara de error, y luz que nos alumbrara los pies en la
noche desta vida oscurísima, y íinalmente sol de justi-
cia , que en nuestras almas, ya libres por él , naciendo
en el centro deltas, derramara por todas las partes de-
ltas sus lucidos rayos para hacerlas claras y hermosas.
Y así, el nombre de Jesits está en todo • los nombres que
Cristo tiene, porque todo lo que en ellos hay se ende-
reza y encamina á que Crislo sea perfeetameate Jesús.
Como escribe bien sau Bernardo, diciendo :
» — Dice Isaías: Será llamado admirable, consejero,
lioí , fuerte , padre del siglo futuro , príncipe de paz.
Ciertamente grandes nombres son estos, mas ¿qué se
ha hecho del nombre que es sobre todo nombre, el noin-
bre úe Jesús, á quien se doblan todas las rodillas? Sin
duda hallarás este nombre en todos estos nombres que
he dicho, pero derramado por cierta manera, porque
del es lo que la Esposa ainorosa dice : «Ungüento der-
ramatlo tu nombre. » Porque de todos aquestos nombres
resulta un nombre, Jesús, de manera que no lo fuera
ni se lo llamara si alguno deUos le faltara por caso-
¿Por ventura cada uno de nosotros no ve en sí y en la
mudanza de sus voluntades que se llama Cristo admi-
rable? Pues eso es ser Jesús. Porque el principio de
nuestra salud es, cuando comenzamos á aborrecerlo
que antes amábamos, dolemos de lo que nos daba ale-
gría, abrazarnos con lo que nos ponía temor , seguir lo
que Iniiamos, y desear con ansia lo que ¿e'^ecbábambs
con enfado. Sin duda admirable es quien liace tan gran-
des maravillas. Mas conviene que se muestre también
consejero en el escoger de la penitencia y en el orde-
nar de la vida , porque acaso no nos lleve el celo de-
masiado, ni le falte prudencia al buen deseo. Pues tam-
bién es menester que experimentemos que es Dios, con-
viene á saber, en el perdonarlo pasado, porque no hay
sin esle perdón salud, ni puede nadie perdonar peca-
dos sino es solo Dios. Mas ni aun esto basta para sal-
varnos, si no se nos mostrare ser fuerte, defendiéndonos
de quien nos guerrea, para que no venzan los antiguos
deseos, y sea peor que lo primero lo postrero. ¿Pareceos
que falta algo para quien es por nombre y por oficio Je-
sús? Sin duda faltara una cosa muy grande si no se lla-
mara y si no fuera padre del siglo futuro, para que en-
gendre y resucite á la vida sin l]n á los que somos en-
gL'ndrados para la muerte por los padres deste presen-
te siglo. Ni aun esto bastara si, como prírfcipe de -paz,
no nos pacificara á su Padre, á quien hará entrega del
reino. —
))De lo cual todo san Bernardd concluye que los nom-
bres que Cristo tiene son todos necesarios para que se
llame enteramente Jesús; porque para ser lo que este
nombre dice, es menester que tenga Cristo y que haga
lo que significan todos los otros nombres. Y así, el nom-
bre de Jesús es propio nombre suyo entre todos. Y es
suyo propio también porque, como el miímo Bernardo
dice, no le es nombre postizo, sino nacido nombre, y
nombre que le trae embebido en el ser, porque, como
diremos en su lugar, su ser de Cristo es Jesús, porque
lodo cuanto en Cristo hay es salvación y salud. La cual,
demás de lo dicho , quiso Cristo que fuese su nombre
propio , para declararnos su amor. Porque no escogió
para nombrarse ningún otro título suyo de los que no
miran ánoíotros, teniendo tantas grandezas en si, cuan-
to es justo que tenga en quien , como san Pablo dice,
reside de asiento y como cor;iorali!ien'e toda la riqueza
divina ; sino escogió para su nombre propio io que di-
ce los bienes que en nosotros hace y la salud que nos
da, mostrando clarisimamenle lo mucho que nos ama y
estima, pues de ninguna de sus grandezas se precia ni
hace nombre sino de nuestra salud. Que es lo mismo
que á Moi?en dijo en el Éxodo, cuando le preguntaba
i su nombre , para poder decir á los hijos de -ísrael que
! Dios le enviaba, porque dice allí así {a) : — Desta niane-
! ra dirás á los hijos de Israel : El señor Dios de vuestro
! padre. Dios de Abrahan y Dios de Isaac y Dios de Jacob,
' me envía á vosotros ; que este es ¡ni nombre para siern-
' pre, y mi apellido en la generación de las generacio-
iie?.— DÍ--8 que es su nombre Dios de Abrahan, por ra-
: zon do lo que hasta agora ha hecho y hará siempre por
sus hijos de Abrahan , que ;:on todos los que tienen su
I (o; Exod., 3, v. 15.
202
OBRAS DE FRAY LUIS DE LEÓN.
fe. Dios que nace de Abralian, que gobierna á Abrahan,
que lo defiende , que lo multiplica , que lo repara y re-
dime y bendice, esto es, Dios que es Jesús de Abrahan.
))Y dice que este nombre es el nombre propio suyo,
y el apellido que él mas ama , y el título por donde quie-
re ser conocido y de que usa y usará siempre , y seña:-
ladamente en la generación de las generaciones, esto es,
en el renacer de los hombres nacidos y en el salir á la
luz de la justicia, los que hablan ya salido á esta visi-
ble luz llenos de miseria y de culpa , porque en ellos
propiamente, y en aquel nacimiento, y en lo que le per-
tenece y se le sigue, se muestra Cristo á la clara Jesiis.
Y como en el monte, cuando Moisen subió á ver la glo-
ria de Dios, porque Dios le habia prometido mostrársela,
cuando le puso en el hueco de la peña , y le cubrió con
la mano y le pasó por delante , cuanto mostró á Moi-
sen de sí lo encerró en estas palabras que te dijo (a) :
— Yo soy amoroso entrañablemente, compasivo, an-
cho de narices , sufrido y de mucha espera , grande en
perdón, fiel y leal en la palabra, y que extiendo mis bie-
nes por mil generaciones de hombres; — como dicien-
do que su ser es misericordia, y de lo que se precia es
piedad, y que sus grandezas y perfecciones se resumen
en hacer bien , y que todo cuanto es y cuanto quiere
sor es blandura y amor ; así cuando se nos mostró vi-
sible á los ojos , no subiendo nosotros al monte , sino
descendiendo él á nuestra bajeza todo lo que de sí nos
descubre es Jesús. Jesús es su ser, Jesús son sus obras,
Jesús es su nombre, eslo es, piedad y salud.
wJIas quiso Cristo tomar por nombre propio á la sa-
lud, que es Jesús; porque salud no es un solo bien, si-
no una universalidad de bienes inumerables. Porque
en la salud están las fuerzas, y la ligereza del movi-
miento, y el buen parecer, y la habla agradable , y el
discurso entero de la razón, y el buen ejercicio de todas
las parles y de todas las obras del hombre. El bien oir,
el buen ver y la buena dicha y la industria, la salud la
contiene en sí misma. Por manera que salud es una
preñez de todos los bienes. Y así, porque Cristo es esta
preñez verdaderamente, por eso este nombre es el que
mas le conviene; porque Cristo, así como en la divini-
dad es la idea y el tesoro y la fuente de todos los bie-
nes , conforme á lo que poco há se decía , asi según la
humanidad tiene tolos los reparos y todas las medici-
nas y todas las saludes que son menester para toilos. Y
así, es bien y salud universal, no solo porque á todos
Jiacc bien, ni solamente porque tiene en sí l;i salud que
es menester para torios los males, sino también porque
en cada uno de los suyos hace todas las saludes y bie-
nes, y para cada uno le es Jesús de ¡numerables ma-
neras. Porqu", aun pie cnire los justos hay grados,
así en la 'gracia que Dios les da como en el premio
que les dará de la gloria, pero ninguno dellos hay que
no tenga por Cristo, no solo lodos los reparos que í^on
necesarios para librarse del mal, sino también todos los
bienes que son menester para ser ricos perfeclamente.
Eslo es, que no hay dcllos ninguno á quien á la íin Je-
sús no les dé salud perfecta en todas sus potencias y
partes, así en el alma y sus fuerzas, como en el cuer-
po y sus sentidos,
(o; Eíod., G4, v. C.
))Por manera que en cada uno hace todas las salu-
des que en todos , limpiando la culpa , dando libertad
del tirano, rescatando del infierno, vistiendo con la gra-
cia, comunicando su mismo espíritu, enviando sobre
ellas su amparo, y últimamente resucilando y glorifi-
cando los sentidos y el cuerpo. Y lo uno y lo otro, las
muchas saludes que Cristo hace en cada uno de los su-
yos y la copia universal que en sí tiene de salud y de
Jesús, dice David maravillosamente en el verso cuarto
del-salmo 109, que yo declaré ayer por una manera,
y vos, Julianp, poco bá lo dcclarastes en otra, y consin-
tiéndolas la letra todas, admite también la tercera; por-
que le.podemos muy bien leer asi (6) : — Tu pueblo no-
blezas.en aquel día; lu ejército (noblezas) en los res-
plandores Sctntos, que mas que el vientre y mas que la
mañana hay en tí rocío de lu nacimiento. — Porque di-
ce que eñ el día que amanecerá , cuando se acabare la
noche deste siglo obscurísimo, que es verdaderamente;
dia porque no camina á la noclie , y dia porque res-
plandecerá en él la verdad ; y así, será dia de resplan-
dores santísimos, porque el resplandor de los justos, que
agora se esconde en su pecho dellos, saldrá á luz en-
tonces y se descubrirá en público, y les resplandecerá
por los ojos y por la cara y f5or lodos los sentidos del
cuerpo; pues en aquel dia, que es día, lodo el pueblo de
Cristo será noblezas. Que llama pueblo de Cristo á los
justos solos, porque en la Escritura ellos son los que se
llaman pueblo de Dios, dado que Cristo es universal Se-
ñor de todas las cosas. Y á los mismos que llama pueblo^
llama después ejército ó escuadrón , ó puntualmente, co-
mo suena la letra original, pod.erio de Cristo, según que
en el español antiguo llamaban poderes al ayuntamiento
de gentes de guerra. Y llama ajos justos así, no porque
ellos hacen á Cristo poderoso, como en la tierra los mu-
chos soldados hacen poderosos los reyes, sino porque
son prueba del grandísimo poder de Cristo lodos juntos
y cada uno por sí. Del poder, digo de su virtud , y de
la eficacia de su espíritu , y de la fuerza de sus manos
no vencidas , con que los sacó de la postrera miseria á
la felicidad de la vida.
«Pues este pueblo y escuadrón de Cristo lucido, di-
ce que todo es noblezas; porque cada uno dellos es, no
una nobleza, sino muchas noblezas; no una salud, sino
muchas saludes, por razón de las no numerables salu-
des que Cristo en ellos pone por su nobleza infiniía,
cercándolos de salud y levantando por todas sus ahne-
nas dellos señal de victoria ; lo cual puede bien hacer
Jesucristo por lo que se sigue, y es, que tiene en sí ro-
cío de su nacimiento, mas que vientre y mas que auro-
ra; porque rocío llama la eficacia de Cristo y la fuerza
del espíritu que da ; en las divinas letras suele tener nom-
bre de agua, y llámale rocío de nacimiento, porque ha-
ce con él que nazcan los suyos á la buena vida y á la
dichosa vida, y nómbrale su nacimiento, porque lo ha-
ce él y porque naciendo ellos en él, él también nace en
ellos. Y dice .-—Masque vientre y mas (pie aurora, — pa-
ra significar la eficacia y la copia de aqueste rocío. La
eíiciicia, como diciendo que con el rocío de Jesús, que
en sí tiene, saca-Ios suyos á luz de vida bienaventura-
da muy mas presto y muy mas cierto que sale el sol
(bi Pí-ilm. m, V. 3.
DE LOS NOMBRES DE CRISTO. —LIBRO TERCERO.
203
al aurora oque nace el parto maduro del vientre lleno.
Y la copia desta manera : Que tiene Cristo en sí mas j
rocío de /esus para serlo, que cuanto llueve por las ma-
ñanas el cielo, y cuanto envían las fuentes y sus ma-
nantiales, que son como el vientre donde se conciben
y de donde salen las aguas ; y así, son como suena la pa-
labra original, 13 madre dellas, y en castellano la canal
por donde el rio corre decimos que es la madre del. río.
«Pero vamos mas adelante. La salud es un bies que
consiste en proporción y en armonía de cosas diferen-
tes , y es una como música concertada que hacen en-
tre sí los humores del cuerpo ; y lo mismo es el olicio
que Cristo hace , que es otra causa por qué se llama Je-
sús. Porque ño solamente según la divinidad es la ar-
monía y la proporción de todas las cosas , mas también
según la humanidad es la música y la buena corres-
pondencia de todas las partes del mundo. Que asi dice
el Apóstol (rt) que pacífica con su sangre , así lo que
está en el cíelo como lo que reside en la tierra. Y en
otra parte dice también (6) que quitó de por medio
la división que había entre los hombres y Dios , y en
los hombres entre sí mismos, unos con otros, los gen-
tiles con los judíos, y que hizo de ambos uno; y" por
lo mismo es llamado « piedra , en el salmo (c) , puesta
en la cabeza del ángulo». Porque es la paz de todo
lo diferente , y el ñudo que ata en sí lo visible con lo
que no se ve , y lo que concierta en nosotros la razón y
el sentido; y. es la melodía acordada, y dulce sobre
toda manera , á cuyo santo sonido lodo lo turbado se
aquieta y compone. Y así es Jesús con verdad.
»Demíís desto, llámase Cristo /e«<sy salud, para que
por este su nombre entendamos cuál es su obra propia
y lo que hace señaladamente en nosolros; esto es, para
que entendamos en qué consiste nuestro bien y nues-
tra santidad y justicia , y lo que habernos de pedirle
que nos dé, y esperar del que nos lo dará. Porque, a^í
como la salud en el enfermo no está en los refrigeran-
tes que le aplican por defuera , ni en las epítimas que
en el corazón le ponen , ni en los regalos que para su
salud ordenan los que le aman y curan , sino consiste
en que dentro del sus cualidades y humores, que ex-
cedían el orden, se compongan y se reduzgan á tem-
planza debida; y hecho esto en lo secreto del cuerpo,
luego lo que parece defuera , sin que se le aplique co-
sa alguna se templa , y cobra su buen parecer y su co-
lor conveniente; así es salud Cristo, porque el bien
que en nosotros hace es como aquesta salud ; bien
propiamente, no de sola apariencia ni que toca sol^
mente en la sobrehaz y en el cuero, sino bien secreto
y lanzado en las venas, y metido y embebido en el al-
ma, y bien, noque solamente pinta las hojas, sino que
propia y principalmente mundifica la raíz y la fortifi-
ca. Por donde decía bien el Profeta (d) :— Regocíjate,
hija de Sion , y derrama loores , porque el Santo de
Israel está en medio de tí.— Esto es, no al derredor de
tí, sino dentro de tus entrañas, en tus tuétanos mis-
mos, en d meollo de tu corazón, y verdaderamente
de tu alma en el centro. Porque su obra propia de
Cristo es ser salud y Jesús, conviene á saber, compo-
(«) Co!os.,1,v.20. (í) Ephes., 2,v. 14. (c) Psalm. 117, v.22.
{d) Istii., 12, V. 6.
ner entre sí y con Dios las partes secretas del aíma,
concertar sus humores é inclinaciones , apagar en ella
el secretoy arraigado fuego de sus pasiones y malos
deseos ; que el componer por defuera el cuerpo y la
cara y el ejercicio exterior de las ceremonias , el ayu-
nar, el díscípHnar, el velar, con todo lo demás que á
esto pertenece, aunque son cosas santas sí se ordenan
á Dios, así por el buen ejemplo que reciben dellas los
que las miran , como porque disponen y encaminan el
alma para que Cristo ponga mejor en ella aquesta se-
creta salud y -justicia que digo; mas la santidad for-
mal y pura, y la que propiamente Cristo hace en nos-
■ otros , no consiste en aquella. Porque su obra es salud
que consiste en el concierto do los humores de dentro,
y esas cosas son posturas y refrigerantes ó fomenta-
ciones de fuera , que tienen apariencia de aquella sa-
lud y se enderezan á ella , mas no son ellas mismas
como parece; y, como ayer largamente decíamos , to-
das esas son cosas que otros muchos antes de Cristo, y
sin él , las supieron enseñar á los hombres y los índu-
cieron á ellas , y les lasaron lo que habían de comer,
y les ordenaron la dieta , y les mandaron que se lava-
sen y ungiesen, y les compusieron los ojos, los sem-
blantes, los pasos, los movimientos; mas ninguno de-
llos puso en nosotros salud pura y verdadera , que sa-
nase lo secreto del hombre y lo compusiese y tem-
plase, sino solo Cristo, que por esta causa es Jesús.
»iQué bien dice acerca desto el glorioso Macario !
— Lo propio , dice , de los cristianos no consiste en la
apariencia y en el traje y en las figuras de fuera , así
como piensan muchos, imaginándose que para dife-
renciarse de los demás les bastan estas demonstracio-
nes y señales que digo, y cuanto alo secreto del al-
ma y á sus juicios, pasa en ellos lo que en los del mun-
do acontece, que padecen todo lo que los demás hom-
bres padecen : las mismas turbaciones de pensamien-
tos , la misma inconstancia , las desconfianzas, las an-
gustias, los alborotos; y diferéncianse del mundo en
el parecer y en la figura del hábito y en unas obras
exteriores bien hechas ; mas en el corazón y en el al-
ma están presos con las cadenas del suelo , y no gozan
en lo secreto, ni de la quietud que da Dios ni de la paz
celestial del espíritu; porque ni ponen cuidado en pe-
dírsela, ni confian que le aplacerá dársela. Y cierta-
mente la nueva criatura , que es el cristiano perfecto y
verdadero , en lo que se diferencia de los hombres del
siglo es en la renovación del espíritu y en la paz de
los pensamientos y afectos en el amar á Dios, y en
el deseo encciidi.lo de los bienes del cielo ; que esto
fué lo que Cristo pidió páralos que en él creyesen,
que recibiesen estos bienes espirituales. Porque la
gloría del cristiano y su hermosura y su riqueza la
del cielo es, que vence lo que se puede decir, y que
no se alcanza sino con trabajo y con sudor y con mu-
chos trances y pruebas, y principalmente con la .gra-
cia divina. ~
))Esto es de san Macario. Que es también aviso nues-
tro , que por una parte nos enseña á conocer en las
doctrinas y caminos de vivir que se ofrecen , sí son ca-
minos y enseñanzas de Cristo; y por otra nos dice y
como pone delante de los ojos el blanco del ejercicio
204 OBRAS DE FRAY
sanio, y aquello á que liabemos de aspirar en él , sin
reposar hasla que lo con"-i^amos. Que cuanto á lo pri-
mero, de las enseñanzas y camino^ de vida, hahemos
de tener por cosa certísima que la que no mirare á
este fin de salud, la que no tratare de desarraigar del
alma las pasiones malas que tiene , la que no procura- I
re criar en el secreto della orden , templanza , justicia, i
por mas que de fuera parezca sania, no es santa, y por '
mas que se pregone de Cristo , no es de Cristo ; porque j
el nombre de Cristo es,Á-sus y salud, ye! oficio desta '
es sobresanar por defuera. La obra de- Cris! o propia
es renovación del alma y justicia secreta ; la dosta son ]
ñparicncias de salud y justicia. La difinicion de Cristo' I
es ungir, quierq decir, que Cristo es lo mismo que i
unción , y de la unción es ungir , y la unción y el un- ¡
gir es cosa que penetra a los huesos; y este otro ne-
gocio que digo es embarnizar, y no ungir. De solo Cris- |
to es el deshacer las pasiones; e.-*to no las deshace, an- |
tes las sobredora con coloros y demonstraciones d^ bien. '
¿Qué digo no deshace? Antes vela con atención sobre
ellas , para en conociendo adó tiran , seguirlas y cebar- '
las, y encaminarlas á su ¡trovecho. Así que, la doctrina !
6 enseñamiento que no hiciere cuanto en sí es esta j
s?dud en los hombres, si es cierto que Cristo sé llama |
Jesús, porque la hace siempre, cierto será que no es !
enseñamiento de Cristo.» • |
Dijo Sabino aquí : (i También será cierto, Marcelo, que '
no hay en esta edad en la Iglesia enseñamientos de la '
cualidad quedecis.» «iPor cierto lo tengo, Sabino, res- |
pendió Marcelo; mas halos habido y puédelos haber j
cada dia, y por esta cau-a es e! aviso conveniente.» «Sin ¡
duda conveniente, dijo Juliano, y necesario; porque si
no lo fuera, no nos apercibiera Cristo en el Evangelio, ¡
como nos apercibe , acerca de los falsos profetas (a) ; !
porque falsos profetas son los maestros destos caminos, I
6 por decir lo que es, esos mismos enscñamienios va-
cíos de verdad son los profetas falsos , por defuera como
ovejas en las apariencias buenas que tienen , y dentro '
robadores lobos por las pasiones fieras que dejan en el I
ídma como en su cueva.» «Y yaque no haya agora, lor- ¡
nó Marcelo á decir, mal tan desvergonzado como esc, '
pero sin duda hay algunas cosas que tiran ü él y le ¡
l>arecen. Porque, dendme, Sabino, /.no liabréis visto !
alguna vez, ó oido decir, que para inducir al pueblo á I
limosna, algunos les han ordenado que haga alarde y |
se vistan de fiesla, y con pífano y alamlior, y disparan- I
do los arcabuces en comiielencia los unos de los oíros, <
vayan á hacerla? Pues esto ¿qué es sino seguir el hu- i
mor vicioso del hombre, y no desarraigarle la mala I
pasión de vanidad, sino aprovecharse dolía y dejarse- j
la mas a-cnlada , dorándomela con el bien de la limosna
de fuera? Qué es sino atender agudamente á que los
liombres son vanos y amigos de presunción, é inclina-
dos á ser loados y aparecer mas que los otros, y por-
que son íisí, no irles á la mauo en esios sus malos si-
nieslros, ni jirocurar li!ierla;los deHos, ni apurarles
las almas, reduciéndolas á la salud de Jesús, sino sa-
car proveclio deüos para interés nucsiro ú ajeno v de-
jarse los ma< fijos y firmes? Que no po;"que mira á la
limosna, que es buena, es justo y bueno pojier cu obra
(o) Matih., 7, T. 1j,
LUIS DE LEÓN.
y traer á ejecución y arraigar ma=; con e1 hecho la pa-
sión y vanidad de la estima misma que vivía en el hom-
bre; ni es tanto el bien de la limosna que se hace, co-
mo es el daño que se recibe en la vanidal de nuestro
pecho, y en el fruto que se pierde, y en la pasión que
se pone por obra; y por el mismo caso se aíirní mas,
y queda, no solamente mas arraiga la | sino, lo que es
mucho peor, aprobada y como santificada con el nom-
bre de piedad , y con la autoridad de los que inducen
á ello, que á trueco de hacer por defuera limosneros
los hombres, los hacen mas enfermos en el alma de
dentro y mas ajenos de la verdadera salud de Cris'o,
que es contrario derecliauíente de lo que prelenJe Je-
sús, que es srlud.
»Y aunque pudiéramos señalar otros ejemplos, bás-
tenos-por todos los semejantes el dicho , y vengamos á
lo segundo que dije, que Cristo, llamándose Jesús y sa-
lud, nos demuestra á nosotros el único y verdadero
blanco de nuestra vida y. deseo, que es mas claramente
decir que , pues el fin del cristiano es hacerse uno con
Cristo , esto es, tener á Cristo en sí , transformándose
en él ; y pues Cristo es Jesús, que es salud , y pues la
salud no es el estar vendado ó fomentado ó refrescado
por defuera el enfermo, sino el estar reducidos á tem-
plada armonía los humores secretos, entienda el que
camina á su bien que no ha de parar antes que al-
cance aquesla santa concordia del alma, porque hasta
tenerla no conviene que él se tenga por sano, esto
es , por Jesús; que no ha de parar aunque haya apro-
vechado en el ayuno; sepa bien guardar el silencio, y
nunca falte á los cantos del coro ; y aunque ciña el ci-
licio, y pise sobre el hielo desnudos los pies, y mendi-
gue lo que come y lo que viste paupérrimo ; si entro
esto bullen las pasiones en él, si vive el viejo hombre
y enciende sus fuegos, si se atufa en el alma la ira,
si se hincha la vanagloria, si se ufana el propio con-
tenió de sí, si arde la mala codicia; finalmente, si hay
respeios de odios, de envidias, de pundonores, do
emulación y ambición. Que si esto hay en él , por mu-
cho que le parezca que ha hecho y que ha aprovecha-
do en los ejercicios que referí , téngase por dicho quo
aun no ha llegado á la salud , que es Jesús. Y sepa y
entienda que ninguno mientras que no sanó desta sa-
lud cnira en el cielo n¡ ve la clara visla de Dios. Co-
mo dice san Pablo (h) :— Amad la paz y la santidad, sin
la cual no puede ninguno ver á Dios.— Por tanto, des-
pierte el que así es, y conciba ánimo fiierle, y puos-
l(»s los ojos en es!e blanco que digo, y esperando en
Jesús, alargue el paso á Jesús. Y pídale á la salud que
le sea salud* y en cuanlo no lo alcanzare , no cese ni
pare, sino, como dice de sí san Pablo (c) : — Olvidando
lo pasado y extendiendo con el deseo las manos á lo
porvenir, corra y vuele á la corona que le eslá puesta
delante. —
»Pues (¡ué, ¿es malo el ayuno, el cilicio, la mor! ifi-
cacion cxlei'ior? IN'o es sino bueno; mas es bueno co-
mo medicinas que ayudan , pero no co/no la misma
falud ; bueno como em|i!aslros, pero como emplastros
que ellos mismos son testigos que estamos enfermos;
bueno como medio y camino para alcanzar la justicia,
(b) Ilcbr. ,2. (r) fliilii.., Z, v. i;.
DE LOS NOMBRES DE CRISTO.—LIBRO TERCERO.
203
pero no como la misma juslicia; bueno unas veces
como causas, y otras como señales de ánimo concerta-
do ó que ama el concierto, pero no como la misma
santidad y concierto del ánimo. Y como no es ella
misma, acontece algunas veces que se halla sin ella,
y es entonces hipocresía y embusle, á lo menos es
inútil y sin fruto sin ella. Y como debemos condenar á
los herejes que condenan contra toda razan aquesta
muestra de santidad exterior, la cual ella en sí es hermo-
sa y dispone el alma para su verdadera iiermosura, y es
agradable á Dios y merecedora del cielo cuando nace de
la hermosura de dentro.; así ni mas ni menos debemos
avisar á los heles que no está en ella el paradero de
su camino , ni menos, es su verdadero caudal ni su
jusíicia ni su salud la que de veras sana y ajusta su
alma, y la que es nece.sarla para la vida que siem-
pre dura, y la que finalmente es propia obra de Cristo
Jeáus. Que seria negocio de láslima que caminando á
D'os, por haber paralo antes de tiempo ó por haber
hecho hincapié en lo que solo era paso, se hallasen sin
Dios á la postre ; y proponiéndose llegar á Jesús , por
no entender que es Jesús, se hallasen miserablemente
abrazados coa Solón ó con Pilágoras , ó cuando mas,
con Moison; porque Jesús es salud, y la salud es la
justicia secreta y la comnoslura del alma, que luego
■que reina en ella, echa de sí rayos que resplandecen
de fuera, y serenan y componen y liermosean todos
los movimientos y ejercicios del cuerno.
))Y como es mentira y error tener por malas ó por no
dignas de premio aquestas observancias de fuera , así
taraiiien es perjuicio y engaño pensar que son ellas
mismas la pura salud de nuestra alma, y la justicia que
formalmente nos hace amables en los ojos de Dios-, que
esa propiamente es Jesús; esto es , la salud í|ue dere-
chamente hace dentro de noso'ros , y no sin nosotros,
Jesús. Que es lo que habernos diclio, y por quien san
Pablo, hablando de Cristo, dice (a) que fué deter-
minado ser hijo de Dios en fortaleza , según el espíritu
de hi santificación en la resurrección de los muertos
de Jesucristo. Que es como si mas e.\tendidameníe di-
jera que el argumento cierto y la razón y señal pro-
pía por donde se conoce que Jesús es el verdadero Me-
sías, Hijo de Dios prometido en la ley , como se cono-
ce-por su propia definición una cosa , es porque es
Jesús; esto es, por la obra de Jesús que hizo, que era
obra reservada por Dios- y por su ley y profetas para
solo el Mesías. Y esta ¿qué fué? Su poderío , dice, y
fortaleza grande. Mas ¿en qué la ejercitó y declaró? En
el espíritu , dice , de la santificación ; conviene á saber,
en que santifica á los suyos , no en la sobrehaz y corte-
za de fuera, sino con vida y espíritu ; lo cual se celebra
en la resurreccitm de los muertos de Jesucristo, esto
es, se celebra resucitando Cristo sus muertos; que es
decir, los que murieron en él cuando él murió en la
cruz , á los cuales él, después resucilado, comunica su
vida. Que como la muerte que en él padecimos es cau-
sa que niñera nuestra culpa cuando segan Dios na-
cemos, asr su resurrección, que también fué nuestra,
es causa que cuando muere en nosotros ¡a culpa, naz-
ca la vida de la juslicia, como ayer mañana dijimos,
(o) Rom.,i,v.4.
»Así que, según que decía, el condenar la ceremonia es
error, y el poner en ella la proa y la popa de la justicia
es engaño; el medio destos extremos es lo dereciio, que
la ceremonia es buena cuando sirve y ayuda la verda-
dera santificación del alma, porque es provechosa, y
cuando nace dolía es mejor, porque es merecedora del
cielo; mas que no es la pura y la viva salud que Cristo
en nosotros hace, y porque se llama Jesús. Digo mas.
No se llama Jesús asi porque solamente hace la salud
que decimos, sino porque es él mismo esa salud ; por-
que, aunque sea verdad, como de hecho lo es, que Cris-
to en los que santifica hace salud y justicia por medio
de la gracia que en ellos pone asentada y como ape-
ga la en su alma, mas sin eso, como decíamos ayer, él
mismo por medio de su espíritu se junta con ella, y jun-
tándose, la sana y agracia; y esa misma gracia que di-
go que iiace en el alma, no es otra cosa sino como un
resplandor que resulta en ella de su amable presencia.
Así que él mismo por sí, y no solamente por su obra y
efecto, es la salud. Dice bien san Macario. Y dice desta
manera :— Como Cristo ve que tú le buscas, y que tie-
nes en él toda tu esperanza siempre puesta, acude lue-
go él y te da caridad verdadera, esto es, dásete á sí ;
que puesto en tí se te hace todas las cosas paraíso, ár-
bol de vida, preciosa perla, corona, edificador, agricul-
tor, compasivo, libre de toda pasión, hombre, D.os; vi-
no, agua vital, oveja, esposo, guerrero y armas de guer-
ra, y finalmente Cristo, que es todas las cosas en to-
dos.— Así que, el mismo Cristo abraza con nuestro es-
píritu el su\o, y abrazándose, le viste de sí, según san
Pablo dice (b) : — Vestios de nuestro Señor Jesucristo. —
Y vistiéndole, le reduce y sujeta á sí mismo, y se cala
por él totalmente. Porque se debe advertir que, así co-
mo toda la masa es der^alada y desazonada de suyo, por
donde se ordenó la levadura que le diese sabor, á la
cual con verdad podremos llamar, no solo la sazonado-
ra, sino la misma sazón de la masa , por razón de que
la sazona no apartada della, sino junta con ella, adon-
de ella por sí cunde por la masa y la transforma y sa-
zona ; así, porque la masa de los hombres estaba toda
dañada y enferma, hizo Dios un Jesús, digo una huma-
na salud, que no solamente estando apartada, sino jun-
tándose, fuese salud de todo aquello con quien se junta-
se y mezclase, y así él se compara á levadura á sí mis-
mo (c). De arte que, como el hierro que se enciende del
fuego, aunque en el series hierro y no es fuego, en el
parecer es fuego y no hierro ; así Cristo, ayuntado con-
migo y hecho totalmente señor de mí, me apura de tal
manera de mis daños y males , y me incor[iora de tal
manera en sus saludes y bienes, que yo ya, no parezco
yo el enfermo que era, ni de hecho soy ya el enfermo,
sino tan sano, que parezco la misma salud, que es Jesús,
»¡0h bienaventurada salud! Oh Jesús dulce, dignísimo
de todo deseo, si ya me viese yo. Señor, vencido ente-
ramente de tí! ¡Si ya cundieses, oh salud, por mi al-
ma y mi cuerpo ! Si me apurases ya de mi escoria , de
toda aquesta vejez ! Si no viviese ni pareciese ni lu-
ciese en mí sino tú , ó si ya no fuese quien soy ! Que^
Señor, no veo cosa en mí que no ; ea digna de aborre-
cimiento y desprecio. Casi todo cuanto nace de mí son
(¿) riom., 13, V. 14. (c) Mattli,, 1", v. Ó3,
206 OBRAS DE FRAY
increíbles miserias, cuasi todo es dolor, imperfección,
malicia y poca salud. Y como en el libro de Job se es-
cribe (a): — Cada dia siento en mí nuevas lástimas, y es-
perando ver el fin dellas, he contado muchos meses va-
cio?, y muchas noches dolorosas han pasado por mí.
Cuando viene el sueño me diuo : ; Si amanecerá mi ma-
ñaña? Y cuando me levanto, y veo que no me amane-
ce, alargo á la tarde el deseo." Y vienen las tinieblas, y i
Tienen también mis aves y mis flaquezas , y mis dolo- '
res mas acrecentados con ellas. Vestida está y cubierta
rai carne de mi corrupción miserable , y de las torpe-
zas del polvo que me compone, están ya secos y arru-
gados mis cueros. Veo, Señor, que se pasan mis dias,
y que me han volado muy mas que vuela la lanzadera
en la lela ; acabados cuasi los veo, y aun no veo, Señor,
mi salud. Y si se acaban , acáljase mi esperanza con
ellos. Miémbrate, Seiior, que es ligero viento mi vida,
y que si paso sin alcanzar este bien, no volverán ja- !
más mis ojos á verle. Si muero sin tí, no me verán para
siempre en descanso los buenos. Y tus mismos ojos, si
los enderezares á mí , no verán cosa que merezca ser
vista. Yo, Señor, me desecho, me despojo de mí, me
huyo y desamo, para que no habiendo en mí cosa mía,
seas tú solo en mí todas las cosas. Mi s'-r, mi vivir, mi
salud, mi Jesús.» Y dicho esto, call(t Marcelo, todo en-
cendido en el rostro, y suspirando muy sentidamente,
tornó luego á decir : i
«No es posible que hable el enfermo de la salud, y
que no haga significación de lo mucho que le duele el
verse sin ella. Así que, me perdonaréis, Juliano y Sabi-
no, si el dolor, que vive de continuo en mí, de conocer
mi miseria, nao sali(3 á la boca agora y se derramó por
la lengua.» Y tornó á callar, y dijo luego : « Cristo pues
se llama Jesús porque él mismo es salud ; y no por esto
solamente, sino también porque toda la salud es solo él.
Porque siempre que el nombre que parece *comun se
da á uno por su nombre propio y natural, se ha de en-
tender que aquel á quien se da.ticne en sí toda la fuer-
za del nombre, como si llamásemos á uno por su nom-
bre virlud, no queremos decir que tiene virlud como ;
quiera, sino que se resume en él la virtud. Y por la mis-
ma manera ser salud el propio nombre de Cristo, es de-
cir que es por excelencia saluch, ó que todo lo que es
salu(U vale para .salud esíá en él. Y como haya en la
salud, según los sugelos, diferentes saludes, que una es
la salud del ánima y otra es la ^el cuerpo, y en el cuer-
po tiene por sí salud la cabeza y el estómago y el co-
razón y las demás partes del hombre ; ser Cristo por ex-
celencia salud ynuostra salud, es decir que es toda la
salud , y qiy; él todo es salud , y salud jiara toilas en-
fermedades-y tiempos. Es toda la .salud, porque como la
razón de la salud, según dicen los médicos, tiene dos
parles; una que la conserva y otra que la reslíLuye;
una que provee lo que la puede tener en pié , otra que
recepta lo que la levanta si cae; y como así la una co-
mo la otra tienen dos intenciones solas, á qne endere-
zan como á blanco sus leyes , aidicar lo bueno y apar-
tar lo dañoso, y como en las cosas que se comen |T«ra
salud, unas son para que crien subslanVja ou el cuer-
po, y otras para que le purguen de sus malos humores;
(fl) iob, 7, V. Z.
LUIS DE LEÓN.
unas que son mantenimiento, otras que son medicina;
asi esta salud que llamamos Jesús, porque es cabal y
perfecta salud, puso en sí aquestas dos parles juntas:
lo que conserva la salud, y lo que la restituye cuando
se pierde; lo que la tiene en pié, y lo que la levanta
caida; lo qu£ cria buena substancia, y lo que purga
nuestra ponzoña.
))Y come es pan de vida, como él mismo se llama, so
quisó amasar con todo lo que conviene para estos dos
fines: con lo santo, que hace vida, y con lo trabajoso y
amargo, que purga lo vicioso. Y templóse y mezclóse,
. como si dijésemos , por una parle de la pobreza, de la
luinr'!'!:Kl, del trabajarse, del ser trabajado, de las afren-
tas, de los azotes, de las espinas, de la cruz, de la muer-
te; que cada cosa para el suyo, y todas son tó.\ico para
todos los vicios; y por otra parte de la gracia de Dios,
y de la sabiduría del cielo, y de la justicia santa, y de la
rectitud, y de todos los demás dones del Espíritu Santo,
y de su unción abundante sobre toda manera, para que
amasado y mezclado así, y compuesto de todos aques-
tos simples, resultase de lodos un Jesús de veras, y una
salud perfectisíma que allegase lo bueno y apartase
lo malo, que alimentase y purgase. Un pan verdadera-
mente de vida, que comido por ngsolros con obediencia
y con viva fe, y pasado á las venas, con lo^ amargo des-
arrc^igase los vicios y con lo santo arraigase la vida.
De arte que comidas en él sus espinas, purgasen nues-
tra altivez; y sus azotes, tragados en él por nosotros,
nos limpiasen de lo que es muelle y regalo; y su cruz,
en él comida de mí , me apurase del amor de mi mis-
mo; y su muerte por la misma manera diese fin á mis
vicios. Y al revés, comiendo en él su justicia, se criase
justicia en mi alma, y Iraspasandó á mi estómago su
santidad f gracia, se hiciese en mí gracia y santidad
verdadera, y naciese en mí substancia del cielo, que
me hiciese hijo de Dios; comiendo en él á Dios hecho
hombre, que estando en nosolros, nos hiciese á la ma-
nera que es él, muorlos al pecado y vivos á la justicia,
y nos fuese verdadero Jesús.
))Así que, es Jesús porque es toda la salud, es tam-
bién Jesus porque es salud todo él. Son salud sus pa-
labras; digo, son Jesus sus palabras, son Jesus sus obras,
su vida es Jesus y su muerte es Jesus. Lo que hizo, lo
que pensó, loque padeció, loque anduvo, vivo, muer-
to, resucitado, subido y asentado en el cielo, siempre
y en lodo es Jesús. Que con la vida nos sana y con la
muerte nos da salud , con sus dolores quita los nues-
tros, y como Isaías dice (b) : — Somos hechos sanos con
sus cardenales. — Sus llagas son medicina del alma, con
su sangre vertida se repara la flaqueza de nuestra vir-
tud. Y no solo es Jesús y salud con su doctrina , ense-
ñándonos el camino sano y 'declarándbnos el malo y
peligroso, sino tambienxoii el ejemplo de su vida y do
sus obras hace lo mismo, y no solo con el ejemplo dellas
nos mueve al bien y nos incita y nos guia, sino con la
virtud saludable que sale dellas, que la comunica á nos-
otros, nos aViva y nos despioria, y nos purga y nos sa-
na. Llámese pues con justicia Jesus quien todo él, por
donde quiera que se mire, es Jesus. Que como del árbol
de quien san Juan en el Apocalipsi escribo (c), se dice
(i) Itai., b7>, V. Jj. (c) Apoc. líltim., v. 2.
DE LOS NOMBRES DE CRISTO.—LIBRO TERCERO.
S07
que estaba plantado por ambas partes de la ribera del
rio de agua viva, que salia de la silla de Dios y de su
cordero, y que sus hojas eran para salud de las gentes;
así esta santa humanidad, arraigada á la corriente del
rio de las aguas vivas, que son toda la gracia del Espí-
ritu Santo, y regada y cultivada con ellas, y que rodea
sus riberas por ambas partes, porque las abraza y con-
tiene en sí todas , no tiene hoja que no sea Jesús , que
no sea vida, que no sea remedio de males , que no sea
medicina y salud.
»Y llevaba también este árbol , como san Juan allí
dice, doce frutas, en cada mes del año la suya, porque,
como decíamos , es Jesús y salud , no para una enfer-
medad sola , ó para una parte de nosotros enferma , ó
para una sazón ó tiempo tan solamente; sino para to-
do accidente malo , para toda llaga mortal , para toda
apostema doloroía , para todo vicio, para todo sugeto
vicioso, agora y en lodo tiempo es Jesús. Que no sola-
mente nos sana el alma perdida-, mas también da salud
al cuerpo enfermo y dañado. Y no los sana solamente
de un vicio, sino de cualquiera vicio que baya iiabido
en ellos, ó que .haya, los sana. Que á nuestra soberbia
es Jesús, con su caña por cetro y con su púrpura por
escarnio, vestida para nuestra ambición, esjesus. Suca-
beza coronada con fiera y desapiadada corona es Jesús,
en nuestra mala inclinación al deleite; y sus azotes y
todo su cuerpo dolorido, en lo que en nosotros es car-
nal y torpe, es Jesús. Eslo para nuestra codicia, su des-
nudez; para nuestro coraje, su sufrimiento admirable;
para nuestro amor propio, el desprecio que siempre
hizo de sí. Y así la Iglesia, enseñada del Espíritu Santo
y movida por él, en el día en que cada año representa
la hora cuando aquesta salud se sazonó para nosotros
en el lugar de la cruz, como presentándola delante de
Dios, y mostrándosela enclavada en el leño, y conocien-
do lo mucho que esta ofrenda vale y lo mucho que pue-
de delante del, ¿qué bien ó qué merced no le pide? Pí-
dele, como por derecho, salud para el cuerpo. Pídele los
bienes temporales y los bienes eternos. Pídele para los
papas, los obispos, los sacerdotes, los clérigos, para los
reyes y príncipes, para cada uno de los fieles según sus
estados. Para los pecadores penitencia, para los justos
perseverancia, para los pobres amparo, para los presos
libertad, para los enfermos salud, para los peregrinos
viaje feliz y vuelta con prosperidad á sus casas.
))Y porque todo es menos de lo que puede y merece
aquesta salud, aun para los herejes, aun para los pa-
ganos, aun para los judíos ciegos que la desecharon,
ppne la Iglesia delante de los ojos de Dios á Jesús muer-
to, y hecho vida en la cruz para que les sea Jesús: Por
lo cual la Esposa en los Cantares le llama racimo de
cofer, diciendo desta manera (a): — Racimo de cofer,
mi amado, á mí en las viñas de Engadí. — Y ordenó á lo
que sospecho , la providencia de Dios que no supiése-
mos de cofer qué árbol era ó que planta, para que de-
jándonos de la cosa, acudiésemos al origen de la pala-
bra; y así conociésemos que cofer, según aquello de
donde nacl^, significa aplacamiento y perdón y satis-
facción de pecados. Y por consiguiente, entendiésemos
con cuánta razón le llama racimo de cofer á Cristo la
(a) CanC, 1, v. 14.
Esposa ; diciéndono's en ello por encubierta manera que
no es una salud Cristo sola, ni un remedio de males
particular, ni una limpieza ó un perdón de pecados de
un solo linaje, sino que es un racimo que se compone,
como de granos, de inumerables perdones, de inume-
rables remedios de males , saludes sin número , y que
es un Jesús en quien cada una cosa de las que tiene es
Jesús. ¡Oh salud, oh Jesús, oh medicina infinita! Pues
es Jesús el nombre propio de Cristo porque sana Cris-
to y porque sana consigo mismo, y porque es toda la
salud y porque sana todas las enfermedades del hom-
bre, y en todos los tiempos y con todo lo que en sí tie-
ne, porque todo es medicinal y saludable, y porque to-
do cuanto hace es salud.
, »Y por llegar á su punto toda aquesta razón, decid-
me, Sabino, ¿vos no entendéis que todas las criaturas
tienen su principio de la nada?» «Entiendo * dijo Sa-
bino, que las crió Dios con la fuerza de su infinito po-
der, sin tener sugeto ni materia de que hacerlas. » «¿Lue-
go, dice Marcelo, ninguna dellas tiene de su cosecha y
en sí alguna cosa que sea firme y maciza, quiero decir,
que tenga de sí, y no recibido de otro, el ser que tiene?»
((Ninguna, respondió Sabino, sin duda. »«Pues decid-
me, replicó luego Marcelo , ¿ puede durar en un ser el
edificio que ó no tiene cimientos ó tiene flacos cimien-
tos?» ((No es posible, dijo Sabino, que dure. » ((Y no
tiene cimiento de ser macizo -y suyo ninguna de las co-
sas criadas, añadió luego Marcelo; luego todas ellas,
cuanto de sí es, amenazan caida, y jxir decir lo que es,
caminan cuanto es de suyo al menoscabo y al empeo-
ramiento; y como tuvieron principio de nada, vuélven-
se cuanto es de su parte á su principio, y descubren la
mala lista de su linaje, unas (lesbaciéndose del todo, y
otras empeorándose siempre. ¿Qué se dice en el libro
de Job ? De los ángeles dice (6) : — Los que le sirven
no tuvieron firmeza, y en sus ángeles halló torcimien-
to.— De los hombres añade : — Los que n^oran en casas
de lodo, y cuyo apoyo es de tierra, se consumirán de po-
lilla.— Pues de los elementos y cielos, David (c) : — Tú,.
Señor, en el principio fundaste la tierra , y son obras
de tus manos los cielos ; ellos perecerán y tú permane-
cerás, y se envejecerán todos, como se envejece una
capa. — En que, como vemos, el Espíritu Santo conde-
na á caida y á menoscabo de su ser á todas las criaturas.
Y no solamente da la sentencia, sino también demues-
tra que la causa dello es, coriio decimos, el mal cimien-
to que todas tienen. Porque si dice de los ángeles que
se torcieron y que caminaron al mal, también dice que
les vino de qi.e su ser no era del todo firme. Y si dice
délos hombres que se consumen, primero dijo que eran
sus cimientos de tierra. Y los cielos y tierra, si dice que
se envejecen, dice también cómo se envejecen, que es
como el paño, de la polilla que en ellos vive, eslo es,
de la flaqueza de su nacimiento y de la mala raza que
tienen.»
((Todo es como decis , Marcelo , dijo Sabino; mas de-
cidnos lo que queréis decir por todo ello.» ((Dirélo, res-
pondió, si primero os preguntare. ¿No asentamos ayer
que Dios crió todas las criaturas á fin de que viviese
en ellas y de que luciese algo de su bondad?» ((Así se
{b) Job., 4, V. 18. (c) Psalra. 101, v. 20.
sos OBRAS DE FRAY
asentó, dijo Sabino.» a Pues, añadió Marcelo, si las |
criaturas, por la enfermedad de su origen, forcejean j
siempre por volverse á su nada, y cuanto es de suyo se i
van empeorando y cayendo para que dure en ellas la |
bondad de Dios, para cuya demonstracion las crió,ne- j
cesarlo fué que ordena-^e Dios alguna cosa que fuese 1
como el reparo de todas y su salud general, en cuya !
virtud durase lodo en el bien , y lo que enfermase sa-
nase. Y asi lo ordenó , que como engendró desde la eier- :
nidad al Yerbo, su hijo, que, como agora se decia, es :
la traza viva y la razón y el artificio de todas las cria-
turas, asi de cada una por sí- como de todas juntas, y '
como por él las trujo á luz y las hizo así cuando le pa- I
recio , y en el tiempo que él consigo ordenado tenia, le '
engendró otra vez hecho hombre Jesús, ó l)izohora!n;e i
Jesús en el tiempo aquel á quien por toda la elerni- j
dad comunica el ser Dios, para que él mismo, que era i
la traza y el artífice de todo , según que es Verbo de |
Dios, fuese, según que es hombre, hecho una persona ¡
con Dios , el reparo , y la medicina , y la restitución , y I
la salud de todas las co¿as; y para que él mismo, que [
por ser, según su naturaleza divina, el ar i ificio general \
de las crialUFas, se llama , seuun aquella parte, en he- I
breo Dabar, y en griego AOFOS, y en castellano Yer-
bo y palabra ; ese mismo, por ser, según la naturaleza
humana que tiene la medicina y el restaurativo univer-
salmente de iodo, sea llamado Jesu^ en hebreo, y en
romance salud.
))De manera qwe en Jesucrisío , como en fuente ó
como en Occéano inmenso, está a! esorado todo el ser y
todo el buen ser, lóete la substancia del mundo, y por-
que se daña de suyo , y para cuando se daña , todo el
remedio y lodo el Jesús do esa misma substancia. To-
da la vida y todo lo que puede conservar elernameiite
la vida sana y en pié. Para que, como decia san Pablo,
en todo tenga las primerias y sea él el alfa y el homega,
el principio y el lin ; el que las hizo primero, y el que,
deshaciéndose ellas y corriendo á la muerte, las sana y
repara; y finalmente, está encerrado en él el Verbo y
Jems; esto es , la vida general de todos y la salud de la
vida. Porque de hecho es asi , que no solamente los
hombres, mas también los ángeles que en el ciclo mo-
ran, reconocen que su salud es Jesús ; á los unos sanó,
que eran muirlos, y á los otros dio vigor para que no
muriesen. Eslo hace con las criaturas que tienen ra-
zón, y á los demás que no la tienen les da los bienes
que pueden tener, porque su cruz lo abraza lodo, y su
sangre limpia lo clarifica , y su humanidad santa lo
apura, y por él tendrán nuevo estado y nuevas cuali-
dades, mejores que las que agora tienen, los elementos
y cielos, y es en toilos y para todos /csüí. Vde la ma-
nera que ayer al [.rincipio dcstas razones dijimos, que
(odas las cosas, las sensibles y las que no tienen senti-
do, se criaron para sacar á luz este parto, que dijimos
sor parto de toilo el mundo común , y que se nombra
por esta causa fruto ó pimpollo; así decimos agora que
él mismo, para cuyo parto se hicieron todas, fué liccho
como en retorno para reparo y remedio de todas ellas,
y que por esto le llamamos la salud y el Jesús.
»Y puraque, Sabino, admiréis la sabiduría de Dios,
para hucer Dioá ú lus ciialuras no lúiQ hoiubiQ á 6U
LUIS DE LEÓN.
Hijo, mas bízole hombre para sanarlas y rehacerlas.
Para que el Yerbo fuese el arlifice bastó solo ser Dio ; ;
mas para que fuese el Jesús y la salud convino que
también f'ue¿e hombre. Porque para hacerlas, como no
las hacia de alguna malcría ó de algún siigeio que se
ledie^e, como el escultor hace la eslalua del mármol
que le dan, y que él no lo hace ; sino que, como decía-
des, la fuerza sola de su no medido poder las sacabato-
das al ser , no se requería 'que el artífice se midiese y
se proporcionase al sugelo, pues uo le habia; y como
toda la obra salía solamente de Dios , no hubo para qué
el Yerbo fuese mas que solo Dios para hacerla; mas pa-
ra reparar lo ya criado y que se desataba de suyo, por-
que el reparo y la medicina se hacia en sugeto que era,
fué muy conveniente, y conforme á la suave orden de
Dios necesario , que el reparador se avecinase á ¡o que
reparaba y que se proi»orcionase con ello, y que la
medicina que se ordenaba fuese tal, que la pudiese ac-
tuar el enfermo, y queia salud y el Jesús, para que lo
fuese á las cosas criadas , se pusiese en una naturaleza
criada , que con la persona del Yerbo junta hiciese un
Jesús. De arte que una misma persona en dos natura-
lezas distintas, humana y divinn , fuese criador en la
una , y médico y redentor y-salud en la oira; y el mun-
do todo, como tiene un Hacedor general, tuviese tam-
bién una salud general de sus daños , y concurriesen
en una misma persona esle formador y reforaiador, es-
ta vida y esta salud de vida, Jesús.
))Y como en el estado del paraíso (o) , en que puso.
Dios á ruieslros primeros padres, tuvo señalados dos
árboles, uno que llamó del .saber y otro que servia al
vivir, de los cuales en el primero había virtud de cono-
cimienlo y de ciencia , y en el segundo fruta que co-
mida reparaba todo lo (¡uc el calor natural gasia con-
tinuamente la vida; y como quiso que comiesen los
hombros desle, y del otro del saber no con)iesen ; así en
esle segundo estado , en un supuesto mismo, tiene pues-
tas Dios aquestas dos maravillosísimas plantas, una del
saber, que es el Yerbo, cuyas profundidades nos es ve-
dado entenderlas, según que se escribe (6): — Al que
escudriñare la majestad, hundirálo la gloria. — Y otra
del reparar y del sanar , que es Jesús , de la cual co-
meremos, porque la comida de su fruía, y el incorpo-
rar en nosotros su sanlísíma carne se nos manda , no
solo no se nos veda ; (pie él mismo lo dice (c) : — Si no
comiéredes la carne del Hijo del hond)re y no bcbié-
redes su sangre, no tendréis vida.— Que como sin la
luz del sol no se ve , porque es fuente general de la luz;
así sin la comunicación deste grande Jesús, deste que
es salud general, ninguno tiene salud. El es Jesús nues-
tro en el alma, él lo es en el cuerpo, en los ojos, en
las palabras, en los sentidos lodos, y sin esle Jesús no
puede haber en m'nguna cosa nuestra Jesús; digo, no
puede haber siilud quesea verdadera salud en no.'^otros.
En los ca.'^os prósperos tenemos Jesús en Jesús; en lo
miserable y adverso tenemos Jesús en Jesús; en el vi-
vir, en el morir tenemos /csus en Jesús, que, como di-
versas veces se ha dicho , cuando nacemos en Dios por
/í'íuí, nacemos sanos de culpas; cuando después de na-
cidos andamos y vivimos en él, él mismo nos es Jesús
(o) CvH«í , '.', V. 9. (*) Prov.,2«, V. 27. (c) Joiiu., o, V. ül.
DE LOS NOMBRES DE CRISTO.— LIBRO TERCERO.
209
para los rastros que el pecado deja en el alma;cuaudo
perseveramos viviendo , él también extiende su mano
saludable y la pone en nuestro cuerpo mal sano, y tem-
pla sus infernales ardores y lo mitiga y desencarna de
sí, y casi le trasforma en espíritu. Y finalmente, cuan-
do nos deshace la muerte , él no desampara nuestras
cenizas, sino junto y apegado con ellas, al fin les es tan
Jesús, que las levanta y resucita y las viste de vida,
que ya no muere, y de gloria, que no fallece jamás.
»Y tengo por cierto que el profeta David cuando
compuso el salmo 102 tenia presente á esta salud uni-
versal en su alma ; porque lleno de la grandeza desta
imagen de bien , y no le cabiendo en el pecho el gozo "
que de contemplarla sentía , y considerando las inume-
rables saludes que esta salud encerraba, y mirando en
una tan sobrada y no merecida merced la piedad in-
finita de Dios con nosotros , reventándole el alma en
loores , habla con ella misma y convídala á lo que es
su deseo, á que alabe al Señor y le engrandezca , y le
dice (a):— Bendice, oh alma mía, al Señor. Di bienes
del , pues él es tan bueno. Dale palabras buenas siquie-
ra en retorno de tantas obras suyas tan buenas. Y no
te contentes con mover en mi boca la lengua , y con
enviarle palabras que diga , sino tórnate en lenguas tú,
y haz que tus entrañas sean lenguas , y no quede en tí
parte que no derrame loor. Lo público, lo secreto, lo
que se descubre y lo íntimo , que por muchos que ha-
blen, hablarán mucho menos de lo que se debe hablar.
Salga de lo hondo de tus entrañas la voz , para queque-
de asentada allí y como esculpida perpetuamente su
causa; hablen los secretos de tu corazón loores de Dios
para que quede en él la memoria de las mercedes que
debe á Dios, á quien loa , para que jamás se olvide de
los retornos de Dios , de las formas diferentes con que
responde á tus hechos. Tú te converlias en nada , y
él hizo nueva orden para darle su ser. Tú eras pes-
tilencia do tí y ponzoña para tu misma salud, y él or-
denó una salud, un Jesús general, contra toda tu pesti-
lencia y ponzoña; Jesús, que dio á todos tus pecados
perdón ; Jesús, que medicinó todos los ayes y dolencias
que en tí dellos quedaron ; Jesús , que hecho deudo tu-
yo, por el tanto de su vida sacó la tuya de la sepultu-
ra ; Jesús, que tomando en sí carne de tu linaje, en ella
libra á la tuya de lo que corrompe la vida ; Jesús , que
te rodea toda, apiadándose de tí toda; Jesús, que en ca-
da parte tuya halla mucho que sanar, y que todo lo sa-
na Jesús; y salud, que no solamente da la salud, sino
salud blanda , salud que de tu mal se enternece , salud
compasiva, salud que te colma de bien tus deseos, sa-
lud que te saca de la corrupción de la huesa, salud que
de lo que es su grande piedad y misericordia le com-
pone premio y corona. Salud , finalmente , que hinche
de sus bienes tu arreo, que enjoya- con ricos dones de
gloria tu vestidura, que glorifica, vuelto á vida, tu cuer-
po ; que le remoza y le renueva y le resplandece , y
le despoja de toda su flaqueza y miseria vieja , como el
águila se despoja y remoza.
wPorqudtoce : Dios á la fin es deshacedor de agra-
vios y gran hacedor de justicias. Siempre se compade-
ce de los que son saqyeadQS , y les da su derecho; que
(a) Pgalra. 102, v. 1.
E.xvi-ii.
si tú no merecías merced, el engaño con que tu pon-
zoñoso enemigo te robó tus riquezas voceaba delante
del por remedio. Desde que lo vio se determinó reme-
diarlo, y les manifestó á Moisen y á los hijos de su
amado Israel su consejo, el ingenio de su condición,
su voluntad y su pecho, y les dijo:— Soy compasivo y
clemente, de entrañas amorosas y pías, largo en sufrir,
copioso en perdonar , no me acelera el enojo , antes el
hacer bienes y misericordias me acucia; paso con an-
cho corazón mis ofensas , no me doy á manos en el der-
ramar mis perdones; que no es de mí el enojarme con-
tinuo, ni el barajar siempre con vosotros no me puede
aplacer.— Así lo dijiste. Señor, y así se ve por el hecho
que no has usado con nosolros Gonforme á nuestros pe-
cados ni nos pagas conforme á nuestras maldades. Cuan
lejos de la tierra está el cielo, tan alto se encumbra la
piedad de que usas con los que por suyo te tienen. Ellos
son tierra baja , mas tu misericordia es el cielo. Ellos
esperan como tierra seca su bien, y ella llueve sobre ellos
sus bienes. Ellos, como tierra, son viles; ella, como cosa
del cielo, es divina. Ellos perecen como hechos de polvo,
ella como el cielo es eterna. A ellos, que están en la
tierra, los cubren y los obscurecen las nieblas; ella, quo
es rayo celestial, luce y resplandece por todo. En nos-
otros' se inclina lo pesado como en el centro , mas su
virtud celestial nos libra de mil pesadumbres. Cunnto
se extiende la tierra y se aparta el nacimiento del sol
de su poniente, tanto alejaste de los hombres sus cul-
pas. Habíamos nacido en el poniente de Adán; tras-
pusístenos, Señor, en tu oriente, Sol de justicia. Como
padre que ha piedad de sus hijos, así tú, deseoso de
darnos largo perdón , en tu Hijo te vestiste para con
nosotros de entrañas de padre. Porque, Señor, como
quien nos forjaste, sabes muy bien nuestra hechura
cuál sea. Sabes , y no lo puedes olvidar ; muy acorda-
do estás que soy polvo. Como yerba de heno son los días
del hombre; nace y sube y florece y se marchita cor-
riendo. Como las flores ligeras , parece algo y es nada;
promete de sí mucho, y para en un flueco que vuela;
tócale á malas penas el aire, y perece sin dejar rastro
de sí.
)>Mas cuanto son mas deleznables los hombres , tan-
to tu misericordia. Señor, persevera mas firme. Ellos
se pasan , mas tu misericordia sobre ellos dura desde
un siglo hasta otro siglo y por siempre. De los padres
pasa á los hijos , y de los hijos á los hijos dellos, y dellos
por continua succesion en sus descendientes; los que te
temen, los que guardan el concierto que hiciste, ios
que tienen en sus mentes tus fueros , porque tienes ta
silla en el cielo, de donde lo miras; porque la tienes
afirmada en él , para que nunca te mudes ; porque tu
reino gobierna todos los reinos , para que todo lo pue-
das. Bendíganle pues , Señor, todas las criaturas, pues
eres de todas ellas Jesús. Tus ángeles le bendigan, tus
valerosos , tus valientes ejecutores de lus mandamien-
tos, tus alertos á oir loque mandas, tus ejércitos te
bendigan, lus ministros, que están prestos y apresta-
dos para tu gusto. Todas las obras tuyas te alaben, to-
das cuantas hay por cuanto se extiende tu imperio, y
cómodas ellas, Señor, alábete mi alma también. Y
como dice en otro lugar ¡—Busqué para alabarte nuevas
li
210 OBRAS DE FRAY
maneras de cantos ; no es co?a usada ni siquiera he-
cha otra vez la grandeza tuya que canta; no la canté
por la forma que suele. — Hiciste salud de tu brazo, hi-
ciste de tu Verbo Jesiis; lo que es tu poder, lo que es
tu mano derecha y tu fortaleza, hiciste que nos fuese me-
dicina blanda y suave. Sacaste hecho Jesús á tu Hijo en
los ojos de todos, pusístelo en lo público, jusliñcaste
para con todo el mundo tu causa. Nadie te argüirá de
que nos permitiste caer, pues nos reparaste tan bien.
Nadie se te querellará de la culpa para quien supiste
ordenar tan gran medicina. Dichoso , si se puede de-
cir, el pecar, que nos mereció tal Jesús. Y esto llegue
hasta aquí. Vos, Sabino, justo es que rematéis esta plá-
tica, como soléis.» Y calló; y Sabino dijo: ((El remate
que conviene, vos le habéis puesto , Marcelo, con el
salmo que habéis referido; loque suelo haré yo, que es
deciros los versos.» Y luego dijo {a):
Alaba, oli alma, á Dios, y todo cuanto
Eucueva en si tu seno
Celebre con loor su nombre santo,
De mil grandezas lleno.
Alaba, oh alma, ú Dios, y nunca olvide
Ni borre tu memoria
Sus dones en retorno á lo que pide
Tu torpe y fea historia.
Que él solo por si solo fe perdona
Tus culpas y maldades,
Y cura lo herido, y desencona
De tus enfermedades.
Él mismo de la huesa á la luz bella
Restituyó lu vida;
Cercóla con su amor, y puso en ella
Riqueza no creida ,
Y en eso que te viste y te rodea
También pone riqueza;
Ansí renovarás lo qne te afea,
Cual águila en belleza.
Que al íin hizo justicia y dio derecho
Al pobre saqueado;
Tal es su condición, su estilo y hecho.
Según lo ha revelado.
Manifestó á Moisen sus condiciones,
En el monte subido;
Lo blando de su amor y sus perdones
A su pueblo escogido,
Y dijo: «Soy amigo y amoroso
Soportador de males.
Muy ancho de narices, muy piadoso
Con todos los mortales.»
-(a) PsalD). 102.
LUIS DE LEÓN.
No riñe y no se amansa ; no se aira,
Y dura siempre airado;
No hace con nosotros ni nos mira
Conforme á lo pecado;
Mas cuanto al suelo vence, y cuanto excede
El cielo reluciente,
Su amor tanto se encumbra y tanto puede
Sobre la humilde genle.
Cuan lejos de do nace el sol fenece
El soberano vuelo,
Tan lejos de nosotros desparece
Por su perdón el duelo.
Y con aquel amor que el padre cura
Sus hijos regalados.
La vida tu piedad , y el ser procura
De tus amedrentados.
Conoces á la lin que es polvo y tierra
El hombre, y torpe lodo;
Contemplas la miseria que en sí encierra,
Y le compone todo.
Es heno su vivir, es llor temprana
Que sale y se marchita;
L'n llaco soplo, una ocasión liviana,
La vida y ser le quita.
La gracia del Señor es la que dura,
Y Drme persevera,
Y va de siglo en siglo su blandura
En quien en él espera.
En los que su ley guardan y sus fueros
Con viva diligencia.
En ellos, en los nietos y herederos
Por larga descendencia ;
Que ansí do se rodea el sol lucido
Estableció su asiento ,
Que ni lo que será ni lo que ha sido
Es de su imperio exento.
Pues lóente , Señor, los moradores
De lu rica morada ,
Que emplean valerosos sus ardores
En lo que mas te agrada ,
Y alábete el ejército de estrellas
Que en alto resplandecen.
Que siempre en sus caminos claras, bellas,
Tus leyes obedecen.
Alábente tus obras todas cuantas
La redondez contiene,
Los hombres y los brutos y las plantas,
Y lo que las sostiene;
Y alábete con ellos noche y dia
También el alma mia.
Y calló. Y con este fin le tuvieron las pláticas de los
nombres de Cristo, cuya es toda la gloria por los siglos
de los siglos. Amen.
FIN DE LOS NOMOneS DR (.ItlSTO.
LA PERFECTA CASADA.
A DOÑA MARÍA VÁRELA OSORÍO.
LNTRODüCCION.
Ed que se habla de las leyes y condiciones del estado del matri-
monio, y de la estrecha obligación que corre á la casada de
emplearse en el cumplimiento dellas.
Este nuevo estado en que Dios lia puesto á vuestra
merced , sujetándola á las leyes del santo matrimonio,
aunque es como camino real , mas abierto y menos tra-
bajoso que otros , pero no carece de sus dificultades y
malos pasos , y es camino adonde se eslropieza tam-
bién y se peligra y yerra, y que tiene necesidad de
guia como ios demás ; porque el servir al marido y el
gobernar la familia y la crianza de los liijos, y la cuen-
ta que juntamente con esto se debe al temor de Dios,
y la guarda y limpieza de la conciencia ( todo lo cual
pertenece al estado y oficio de la mujer que se casa),
obras son que cada una de por si pide muclio cuidado,
y que todas juntas , sin particular favor del cielo, no se
pueden cumplir. En lo cual se engañan mucbas muje-
res, que piensan que el casarse no es mas que dejar la
casa del padre y pasarse á la del marido, y salir de ser-
vidumbre y venir á libertad y regalo ; y piensan que
con parir un bijo de cuando en cu.indo, y con arrojar-
le luego de sí en los brazos de una ama, son cabales y
perfectas mujeres. Y dado que el buen juicio de vues-
tra merced y la inclinación á toda virtud , de que Dios
la dotó , me aseguran , para no temer, que será como
alguna deslas que digo, todavía el entrañable amor
que la tengo y el deseo de su bien que arde en mí, me
despiertan para que la provea de algún aviso , y para
que la busque y encienda alguna luz que sin engaño
ni error alumbre y enderece sus pasos por todos los
malos pasos de este camino, y por todas las vueltas y
rodeos del. Y como suelen los que ban heclio una lar-
ga navegación ó los que han peregrinado por lugares
extraños, que á sus amigos , los que quieren empren-
der la misma navegación y camino, antes que lo co-
miencen y antes que parlan de sus casas , con diligen-
cia y cuidado les dicen menudamente los lugares por
donde ban de pasar y las cosas de que se ban de guar-
dar, y los%)erciben de todo aquello que entienden les
será necesario , así yo en esta jornada que tiene vues-
tra merced comenzada, la enseñaré, no lo que me en-
señó á mí la experiencia pasada, porque es ajeno de
mi profesión , sino lo que lie aprendido en las sagra-
das letras , que es enseñanza del Espíritu Santo. En
las cuales, como en una tienda común y como en un
mercado público y general para el uso y provecho ge-
neral de todos los hombres, pone la piedad y sabiduría
divina copiosamente todo aquello que es necesario y
conviene á cada un estado , y señaladamente en este de
las casadas se revé y desciende tanto á lo particular
del , que llega hasta, entrándose por sus casas, poner-
les la aguja en la mano , y ceñirles la rueca y menear-
les el buso entre los dedos. Porque, á la verdad, aun-
que el estado del matrimonio en grado y perfección es
menor que el de los continentes ó virgines; pero, por la
necesidad que hay del en el mundo para que se conser-
ven los hombres, y para que salgan dellos los que nas-
cen para ser hijos de Dios , y para honrar la tierra y
alegrar el cielo con gloria , fué siempre muy honrado y
privilegiado por el Espíritu Santo en las letras sagra-
das ; porque della; sabemos que este estado es el pri-
mero y mas antiguo de todos los estados, y sabemos que
es vivienda, no inventada después que nuestra natu-
raleza se corrompió por el pecado y fué condenada á
la muerte , sino ordenada luego en el principio , cuan-
do estaban los hombres enteros y bienaventuradamen-
te perfectos en el paraíso. Ellas mismas nos enseñan
que Dios por su persona concertó el primer casamien-
to que hubo, y que les juntó las manos á los dos pri-
meros casados y los bendijo , y fué juntamente como si
dijésemos el casamentero y el sacerdote. Allí vemos que
la primera verdad que en ellas se escribe haber dicho
Dios para nuestro enseñamiento , y la doctrina prime-
ra que salió de su boca fué la aprobación do este ayun-
tamiento, diciendo : üNo es bueno que el hombre esté
solo («).») Y no solo en los libros del Viejo Tc^lamen-
to , adonde el ser estéril era maldición , sino también
en los del Nuevo, en los cuales se aconseja y como
apregona generalmente , y como á son de trompeta la
continencia y virginidad , al matrimonio le son hechos
nuevos favores. Cristo, nuestro bien, con ser la flor de
la virginidad y sumo amador de la virginidad y limpie-
za , es convidado á unas bodas , y se halla presente á
ellas y come en ellas, y las santifica, no solamente con
(a) Genes,, cap. 2, v. 18,
212 OBRAS DE FRAY
la majestad de su presencia , sino con uno de sus pri-
meros y señalados milagros («). El mismo, habiéndose
enflaquecido la ley conjugal , y como aílojádose en cier-
ta manera el estrecho ñudo del matrimonio, y habien-
do dado entrada los hombres á muchas cosas ajenas de
la limpieza y firmeza y unidad que se le debe; así que,
habiéndose hecho el tomar un hombre mujer poco
mas que recibir una moza de servicio á soldada por el
tiempo que bien le estuviese ; el mismo Cristo , entre
las principales partes de su doctrina , y entre las cosas
para cuyo remedio habia sido enviado de su Padre, pu-
so también el reparo deste vínculo santo, y así le res-
tituyó en el antiguo y primero grado (6). Y, lo que so-
bre todo es, hizo del casamiento, que tratan los hom-
bres entre sí , significación y sacramento santísimo del
lazo de amor con que él se ayunta a las almas, y qui-
so que la ley matrimonial del hombre con la mujer fue-
se como retrato é imagen viva de la unidad dulcísima y
estrechísima que hay entre él y su Iglesia (c) ; y así,
ennoblesció el matrimonio con riquísimos dones de su
gracia y de otros bienes del cielo. De arte (d) que el
estado de los casados es estado noble y sanio y muy
preciado de Dios , y ellos son avisados muy en particu-
lar y muy por menudo de lo que les conviene en las
sagradas letras por el Espíritu Santo , el cual , por su
infinita bondad, no se desdeña de poner los ojos en nues-
tras bajezas , ni tiene por vil ó menuda ninguna cosa
de las que á nuestro provecho hacen. Pues, entre otros
muchos lugares de los divinos libros que tratan de es-
ta razón , el lugar mas propio y adonde está como re-
capitulado , ó todo ó lo mas que á este negocio en par-
ticular pertenesce, es el último capítulo délos Provef-
bios, adonde Dios, por boca de Salomón, rey y profe-
ta suyo , y como debajo de la persona de una mujer,
madre del mísrno Salomón, cuyas palabras él pone y
refiere, con hermosas razones pinta acabadamente una
virtuosa casada con todos sus colores y parles; para que
las que lo pretenden ser (y débenlo pretender todas las
que se casan) se miren en ella como en un espejo cla-
rísimo, y se avisen, mirándose allí, de aquello que les
conviene para hacer lo que deben. Y así , conforme á
lo que suelen hacer los que saben de pintura y mues-
tran algunas imágenes de excelente labor á los que no
entienden tanto del arte, que les señalan los lejos y lo
que está pintado como cercano, y les declaran las luces
y las sombras y la fuerza del escorzado , y con la des-
treza de las palabras liacen que lo que en la tabla pa-
recía estar muerto, viva ya y casi bulla y se menee en
los ojos de los que lo miran , ni mas ni menos , mi ofi-
cio en esfo que escribo será presentar á vuestra mer-
ced esta imagen que he dicho lal)rada por Dios, y po-
nérsela delante la vista y señalarle con las palabras, co-
mo con el dedo, cuanto en mí fuere, sus hermosas figu-
ras con todas sus perfecciones , y hacerle que vea claro
loque con grandísimo artificio el saber y mano de Dios
puso en ella encubierto. Pero antes que venga á esto,
que es declarar las leyes y condiciones que tiene sobre
Bíla casada, será bien que entienda vuestra merced la
estrecha obligación que tiene á emplearse en el cumpli-
(flí Job, cap. 2. (bí MalUi., cap. 19. (c) Ad oplics., cap. 5.
(.d) Vale lo mismo que, de mudn, c que, de sucilc.
LUIS DE LEÓN.
miento dellas, aplicándose toda aellas con ardiente de-
seo. Porque, como en cualquier otro negocio y oficio que
s& pretende , para salir bien con él son necesarias dos
cosas: la una, el saber lo que es, y las condiciones que
tiene, y aquello en que principalmente consiste; y la
otra, el tenerle verdadera afición; así en esto que va-
mos tratando, primero que hablemos con el entendi-
miento y le descubramos lo que este oficio es , con to-
das sus cualidades y partes , convendrá que inclinemos
la voluntad á que ame el saberlas y á que sabidas , se
quiera aplicar á ellas. En lo cual no pienso gastar mu-
chas palabras , ni para con vuestra merced , que es de
su natural inclinada á bueno, será menester, porque al
que teme á Dios, para que desee y procure satisfacer á
su estado bástale saber que Dios se lo manda , y que
lo propio y particular que pide á cada uno es , que res-
ponda á las obügacioues de su oficio, cumpliendo con
la suerte que le ha cabido, y que si en esto falta, aun-
que en otras cosas se adelante y señale, le ofende. Por-
que, como en la guerra el soldado que desampara su
puesto no cumple con su capitán, aunque en otras co-
sas le sirva , y como en la comedia silban los mirado-
res al que es malo en la persona que representa, aun-
que en la suya sea muy bueno ; así los hombres que
se descuidan de sus oficios , aunque en otras virtutles
sean cuidadosos, no contentan á Dios. ¿Tendría vues-
tra merced por su cocinero y daríale su salario al que
no supiese salar una olla y tocase bien un discante {eyí
Pues así no quiere Dios en su casa al que no hace el ofi-
cio en que le pone. Dice Cristo en el Evangelio que
«cada uno tomo su cruz» (/"); no dice que tome la aje-
na, sino manda (juecada uno se cargue de la suya pro-
pia. No quiero que la religiosa se olvide de lo que debe
al ser religiosa y se cargue de los cuidados de la casa-
da, ni le place que la casada se olvide del oficio de su
cosa y se torne monja. El casado agrada á Dios en ser
buen casado, y en ser buen religioso el fraile, y el mer-
cader en hacer debidamente su oficio, y aun el solda-
do sirve á Dios en mostrar en los tiempos debidos su
esfuerzo, y en contentarse con su sueldo, como lo dice
san Juan (g). Y la cruz que cada uno ha de llevar y por
donde ha de llegar á juntarse con Cristo , propiamente
es la obligación y la carga que cada uno tiene por ra-
zón del estado en que vive ; y quien cum[)le con ella,
cumple con Dios y sale con su intento, y queda honra-
do é ilustre, y como por el trabajo de la cruz alcanza
el descanso que merece. Mas al revés , quien no cum-
ple con esto, aunque trabaje mucho en cumplir con los
oficios que él se toma por su voluntad, pierde el Ira-
bajo y las gracias. Mas es la ceguedad de los hombres
tan miserable y tan grande , que con no haber duda en
esta verdad , como si fuera al revés y como si nos fue-
ra vedado el satisfacer á nuestros oficios y el ser aque-
llos mismos que profesamos ser; así tenemos enemis-
tad con ellos y huimos dcllos, y metemos todaslas ve-
las de nuestra industria y cuidado en hacer los ajenos.
Porque verá vuestra merced algunas personas de pro-
fesión religiosas , que, como si fuesen casadas, lodo su
cuidado es gobernar las casas de sus deudos ó de otras
(í) Especie rio Kiiilaira pcquena, quecomunraenlc se lt<*iaa tiple.
{/) Luc., cap. 14, V. "il. lii) Ibiíl., cap. 3, v, 11.
LA PERFECTA CASADA.
213
personas, que ellas por su volunlad han tomado á su
cargo, y que si se recibe ó se despide el criado, ha de
ser por su mano deltas, y si se cuelga la casa en invier-
no , lo mandan ellas primero ; y por el contrario, en las
casadas hay otras que, como si sus casas fuesen de sus
vecinas , así se descuidan dellas, y toda su vida es el
oratorio y el devocionario, y el calentar el suelo de la
iglesia tarde y mañana, y piérdese entre tanto la moza,
y cobra malos siniestros la hija, y la hacienda se hun-
de, y vuélvese demonio el marido. Y si el seguir loque
no son les costase menos trabajo que el cumplir con
aquello que deben ser , tendrian estas algún color de
disculpa, ó si habiéndose desvelado mucho en aques-
to que escogen por su querer , saliesen perfectamente
con ello, era consuelo en alguna manera; pero es al re-
vés , que ni el religioso , aunque mas trabaje , gober- '
nará como se debe la vida del hombre casado , ni ja-
más el casado llegará á aquello que es ser religioso;
porque, así como la vida del monasterio y las leyes y
observancias y todo el trato y asiento de la vida monás-
tica favorece y ayuda al vivir religioso, para cuyo fin
todo ello se ordena, así al que, siendo fraile, se olvida
del fraile y se ocupa en lo que es el casado , todo ello le
es estorbo y embarazo muy grave. Y como sus inten-
tos y pensamientos y el blanco adonde se enderezan
no es monasterio; así estropieza y ofende en todo lo
que es monasterio, en la portería , en el claustro, en
el coro y silencio, en la aspereza y humildad de la vida;
por lo cual le conviene, ó desistir de su porfía loca, ó
romper por medio de un escuadrón de duras dificulta-
des, y subir, como dicen , el agua por una torre. Por
la misma manera , el estilo de vivir de la mujer casa-
da, como la convida y alienta á que se ocupe en su ca-
sa , así por mil partes la retrae de lo que es ser monja
6 religiosa ; y así los unos y los otros , por no querer
hacer-lo que propiamente les toca , y por quererse se-
ñalar en lo que no les atañe, faltan á lo que deben y no
alcanzan lo que pretenden , y trabajan incomparable-
mente mas de lo que fuera si trabajaran en hacerse
perfectos cada uno en su oficio, y queda su trabajo sin
fruto y sin luz. Y como en la naturaleza los monstruos
que nacen con parles y miembros de animales diferen-
tes no se conservan ni viven , así esta monstruosidad
de diferentes estados en un compuesto, el uno en la
profesión y el otro en las obras , los que la siguen no
se logran en sus intentos ; y como la naturaleza abor-
rece los monstruos , así Dios huye destos y los abomi-
na. Y por esto decía en la ley vieja que ni en el cam-
po se pusiesen semillas diferentes, ni en la tela fuese
la trama de uno y estambre de otro (a) , ni menos se
le ofreciese en sacrificio el animal que hiciese vivien-
da en agua y en tierra (6). Pues asiente vuestra mer-
ced en su corazón con entera firmeza que el ser ami-
ga de Dios es ser buena casada , y que el bien de su al-
ma está en ser perfecta en su estado, y que el trabajar
en ello y el desvelarse es ofrecer á Dios un sacrificio
aceptísimo de sí misma. Y no digo yo , ni me pasa por
pensamieim), que el casado ó alguno han de carecer de
oración , sino digo la diferencia que ha de haber entre
las buenas religiosa y casada; porque en aquella el
(fl) Lev., cap. 15, V. 9. (*j De«tetvü., C3p. 14.
orar es todo su oficio , en es(a ha de ser medio el orar
para que mejor cumpla su oficio. Aquella no quiso el
marido y negó el mundo y despidi(5se de todos , para
conversar siempre y desembarazadamente con Cristo;
esta ha de tratar con Cristo para alcanzar del gracia y
favor con que acierte á criar el hijo y á gobernar bien
la casa y á servir como es razón al marido. Aquella
ha de vivir para orar continuamente, esta ha de orar
para vivir como de!)e. Aquella aplace á Dios regalán-
dose con él , esta le ha de servir trabajando en el go-
bierno de su casa por él. Mas considere vuestra merced
cómo reluce aquí la grandeza de la divina bondad, que
se tiene por servido de nosotros con aquello mismo que
es provecho nuestro. Porque á la verdad, cuando no
hubiera otra cosa que inclinara la casada á hacer el
deber , sino es la paz y sosiego y gran bien que en es-
ta vida sacan é interesan las buenas de serlo, esto solo
bastaba; porque sabida cosa es, que cuando la mujer
asiste á su oficio , el n)arido la ama , y la familia anda
en coacierto, y aprenden virtud los hijos, y la paz reina,
y la hacienda cresce. Y como la luna llena en las no-
ches serenas se goza rodeada y como acompañada de
clarísimas lumbres, las cuales todas parece que avi-
van sus luces en ella , y que la remiran y reverencian;
así la buena en su casa reina y resplandece, y con-
vierte á sí juntamente los ojos y los corazones de to-
dos. El descanso y la seguridad la acompaña adonde
quiera que endereza sus pasos , y á cualquiera parle
que mira encuentra con el alegría y con el gozo ; por-
que si pone en el marido losojos, descansa en su amor;
si los vuelve á sus hijos, alégrase con su virtud, halla
en los criados bueno y fiel servicio, y en la hacienda
provecho y acrecentamiento , y todo le es gustoso y ale-
gre, como al contrario, á la que es mala casera todo se
le convierte en amarguras, como se puede ver por infi-
nitos ejemplos. Pero no quiero detenerme en cosa por
nuestros pecados tan clara, ni quiero sacar á vuestra
merced de su mismo lugar. Vuelva los ojos por sus ve-
cinos y naturales, y revuelva en su memoria lo que de
otras casas ha oído. ¿De cuántas mujeres sabe que por
no tener cuenta con su estado y tenerla con sus anto-
jos, están con sus maridos en perpetua lid y desgracia?
¿Cuántas ha visto lastimadas y afeadas con los descon-
ciertos de sus hijos y hijas, con quien no quisieron te-
ner cuenta? Cuántas laceran en extrema pobreza por-
que no atendieron á la guarda de sus haciendas, ó por
mejor decir, porque fueron la perdición y la polilla de
ellas? Ello es así que no hay cosa mas rica ni mas fe-
liz que la buena mnjer, ni peor ni mas. desastrada que
la casada que no lo es ; y lo uno y lo otro nos enseña
la Sagrada Escritura. De la buena dice así : «El marido
de la mujer buena es dichoso y vivirá doblados días,
y la mujer de valor pone en su marido descanso, y
cerrará los años de su vida con paz. La mujer buena
es suerte buena , y como premio de los que temen á
Dios , la dará Dios al hombre por sus buenas obras (c).
El bien de la mujer diligente deleitará á su marido y
hinchará de grosura sus huesos, Don grande de Dios
es el trato bueno suyo (d) ; bien sobre bien y hermo-
sura sobre hermosura es una mujer que es santa y ho-
(e¡ Ecclcsiast,, cap. 26, v. i, 2, 3. (dj Ibid., v. 16, 17.
214 ORRAS DE FRAY
nesla. Como el sol qiie nace, parece en las alluras del
cielo; así el rostro de la buena adorna y hermosea su
casa [a).n Y de la mala dice por contraria manera :
«La celosa es dolor de corazón y llanto continuo [b),
y el tratar con la mala es tratar con los escorpiones (c).
Casa que se Hueve es la mujer rencillosa (d), y lo que
turba la vida es casarse con una aborrecible (e). La
tristeza del corazón es la mayor herida, y la maldad de
la mujer es todas las maldades. Toda llaga, y no de co-
razón; todo mal, y no mal de mujer {f). No hay cabeza
peor que la cabeza de la culebra, ni ira que ¡guale á la
de la mujer enojada. Vivir con leones y con dragones
mas es pasadero que hacer vida con la mujer que es
malvada (í;). Todo mal es peiueño en comparación de
la mala; á los pecadores les caiga tal suerte. Cuil es la
subida arenosa para los pies ancianos , tal es para el
modesto la mujer deslenguada (h). Quebranto de cora-
zón y llaga mortal es la mala mujer. Cortamiento de
piernas y descaimiento de manos es la mujer que no
da placer á su marido. La mujer di*') principio al peca-
do, y por su causa morimos todos (/), y por esta for-
ma otras muchas razones.» Y acontece en esto una
cosa maravillosa, que siendo las mujeres de su cosecha
gente de gran pundonor, apetitosas de ser preciadas y
honradas, como son todos los de ánimo flaco, y gus-
tando de vencerse entre sí unas á otras aun en cosas
menudas y de niñería, no se precian , antes se descui-
dan y olvidan, de lo que es su propia virtud y loa. Gusta
una mujer de parecer mas hermosa que otra, y aun si
su vecina tiene mejor basquina, ó si por ventura saca
mejor invención de locado, no lo pone á paciencia; y
sien el ser mujer de su casa le hace ventaja, no se
acuita ni se duele, antes hace caso de honra sobre
cualquier menudencia, y solo aquesto no eslima. Como
sea así que el ser vencida en aquello no le daña , y el
no vencer en esto la destruye, con ser así que aquello
no es su culpa y aquesto destruye todo el bien suyo y de
su casa; y con ser así que el loor que por aquello se al-
canza, es ligero y vano loor, y loor que antes (jue nazca
perece, y tal, que si hablamos con verdad, no merece ser
llamado loor, y por el contrario, la alabanza maciza y
que tiene verdaderas raíces, y que florece por las bocas
de los buenos juicios, y que no se acaba con la edad ni
con el tiempo se gasta, antes con los años crece, y la
vejez la renueva, y el tiempo la esfuerza, y la eternidad
se espeja en ella, y la envía mas *íva siempre y mas
fresca por mil vueltas de siglos. Porque á la buena mu-
jer su familia la reverencia, y sus hijos la aman, y su
marido la adora_^ y los vecinos la bendicen, y los pre-
sentes y los vcíiideros la alaban y ensalzan. Y á la ver-
dad , si hay debajo de la luna cosa que merezca ser
estimada y preciada, es la mujer buena; y en compa-
ración della el sol mismo no luce, y son escuras las
estrellas, y no sé yo joya de valor ni de loor que ansí le-
vante y hermosee con claridad y resplandor á los hom-
bres, como es aquel tesoro de inmortales bienes de ho-
nestidad, de dulzura , de le, de verdad , de amor, do
i
(a) Ecclesiast., V.19, 21. (í-) Ibid., c.2G, v.8. (c) Ibid., v.lO.
[d, I'ro\(.rb , cap. 19, v. 13. (c) Ibid., cap. .10, v. '¿3.
(/■) F-cciciijsl., cap. 2a, v. 17, 18, 19. (^i Ibid., v. ■>■> , T.
\h) Ibid., V. 26, 27. (i) Ibid., V. 31, 32, 33.
LUIS DE LEÓN.
piedad y regalo , de gozo y de paz , que encierra y
contiene en sí una buena mujer cuando se la da por
compañera su buena dicha. Que si Euripides {1), es-
critor sabio, parece que á bullo dice de todas mal, y
dice que si alguno de los pasados dijo mal deltas, y de
los presentes lo dice , ó si lo dijeren los que vinieren
después, todo lo que dijeron y dicen y dirán, él solo
quiere decir y dice. Así que, si esto dice, no lo dice en
su persona, y la que ¡o dice tiene justa disculpa en ha-
ber sido Medea la ocasión de que lo dijese. Mas, yaque
liabemos llegado aquí, razón es que callen mis pala-
bras, y que comiencen á sonar las del Espíritu-Santo,
el cual en la doctrina de las buenas mujeres, que pone
en los Proverbios (m), y yo ofrezco ahora aquí á vuestra
merced, comienza destos mismos loores en que yo aho-
ra acabo, y dice en pocas razones lo que ninguna len-
gua pudiera decir en muchas; y dice desta manera :
L
Algunas advertencias del autor para entrar á li';i(<ir
de la matciia,
¿Quién hallará mujer de valor? Raro y extremado
es su precio (n).
Pero antes que comencemos, nos conviene presu-
poner que en este capítulo el Espíritu Santo así es
verdad que pinta una buena casada, declarando las
obligaciones que tiene, que también dice y significa, y
como encubre debajo desta pintura , cosas mayores y
de mas alto sentido, que perlenescen á toda la iglesia.
Porque se ha de entender que la Sagrada Escritura,
que es l!a!)la de Dios, es como una imagen de la con-
dición y naturaleza de Dios. Y así como la divinidad es
junlamenle una perfección sola y muchas perfecciones
diversas; una en sencillez, y muchas en valor y emi-
nencia; así la Santa Escritura por unas mismas, pala-
bras dice muchas y diferentes razones, y como lo en-
señan los santos, en la sencillez de una misma sen-
tencia encierra gran preñez de sentidos. Y como en
Dios todo lo que Imy es bueno , así en su Escritura lo-
dos los sentidos que puso en ella el Espíritu Santo son
verdaderos. Por manera que el seguir él un sentido
no es desechar el otro, ni menos el que en eslas sa-
gradas letras, enire muchos y verdaderosentendimien-
tos que tienen, descubre uno dellos y le declara, no
por eso ha de ser leniílo por hombre que desecha los
otros entendimientos. Pues digo que en este capítulo,
Dios , por la boca de Salomón, por unas mismaspalabras
hace dos cosas. Lo uno instruye y ordena las costumbres,
lo otro profetiza misterios secretos. Las costumbres
que ordenasen de la casada; los misterios que profeti-
za son ingenio, y las condiciones (jue habia de poner
en su Iglesia , de quien habla como en figura de una
mujec de su casa. En eslo postrero da luz á lo que se
lia de creer, en lo primero enseña lo que se ha de obrar.
Y porque aquesto solo es lo que hace ahora á nuestro
propósito, por eso hablaremos dello aquí solamente, y
procurarémo-j cuanto nos fuere posible sacar á luz y
poner como delante de los ojos loilo lo que hay en es-
la imagen de virtud que Dios aquí ]iinla. Dice [)ucs:
(/) In IlcLuba. (w) Pioverb., cap. 31. {n¡ Ibid-, cap. 31, v. 10.
LA PERFECTA CASADA.
215
II.
Caánto es menesfer para que una mujer sea perfecta, y lo que
debe procurarlo ser la que es casada.
Mujer de valor ¿quién la hallará? Raro y extre-
mado es su precio [a).
Propone luego al principio arjiíello de que ha de
decir, que es la doctrina de una mujer de valor, esto
es, de una perfecta casada, y loa lo que propone, ó , por
mejor decir, propone loándolo, para despertar desde
luego y encender en ellas aqueste deseo honesto y vir-
tuoso. Y porque tuviese mayor fuerza el encarescimien-
to, pónelo por via de pregunta, diciendo : «Mujer de
valor ¿quién la hallará?» Y en preguntarlo y decirlo
así, dice que es dificultoso el hallarla, y que son po-
•cas las tales. Y así, la primera loa que da á la buena
mujer , es decir della que es cosa rara , que es lo mis-
mo que llamarla preciosa y excelente cosa, y digna de
ser muy estimada , porque todo lo raro es precioso. Y
que sea aqueste su intento, por lo que luego añade se
ve: «Alejado y extremado, dice, es su precio.» O co-
mo dice el original en el mismo sentido: «Mas y allen-
de , y muy alejado sobre las piedras preciosas el pre-
cio suyo. )) De manera que el hombre que acertare con
una mujer de valor se puede desde luego tener por
rico y dichoso, entendiendo que ha liallado una piedra
oriental, ó un diamante finísimo, ó una esmeralda, ú
otra alguna piedra preciosa de inestimable valor. Así
que, esta es la primera alabanza de la buena mujer, de-
cir que es dificultosa de hallar. Lo cual, así es alaban-
za de las buenas , que es aviso para conoscer general-
mente la flaqueza de todas. Porque no seria mucho ser
una buena si hubiese muchas buenas, ó si en general
no fuesen muchos sus siniestros malos. Los cuales son
tantos, á la verdad, y tan extraordinarios y diferentes
entre sí, que con ser un linaje y especie, parecen de
diversas especies. Que como, burlando en esta materia,
ó Focílides ó Simónides solia decir (6), en ellas solas
se ven el ingenio y las mañas de todas las suertes de
cosas, como si fueran de su linaje; que unas hay cerri-
les y libres como caballos, y otras resabidas como ra-
posas , otras labradoras , otras mudables á todos colo-
res, otras pesadas , como hechas de tierra, y por estola
que entre tantas diferencias de mal acierta á ser bue-
na , merece ser alabada mucho. Mas veamos por qué
causa el Espíritu Santo á la buena mujer la llama mu-
jer de valor, y después veremos con cuánta propiedad
la compara y antepone á las piedras preciosas. Lo que
aquí decimos mujer de valor, y pudiéramos decir mu-
jer varonil, como Sócrates, acerca de Jenofon (c), lla-
ma á las casadas perfectas; asi que esto decimos varo-
nil ó valor , en el original es una palabra de grande sig-
nificación y fuerza , y tal , que apenas con muchas
muestras se alcanza todo lo que significa. Quiere decir
virtud de ánimo y fortaleza de corazón , industria y ri-
quezas y poder .y aventajamiento; y finalmente, un ser
perfecto y cabal en aquellas cosas á quien esta pala-
bra se aplica; y todo í^sto atesora en sí la que es buena
(a) Proverb., cap. 31, v. 10. (b) Apud Stobaeum , serm. 73.
if) Memorabil, sivc De administraiioue domestica, lib. v,
mujer, y no lo es si no lo atesora. Y para que enten-
damos que es esto verdad, la nombra el Espíritu Santo
con este nombre, que encierra en si tanta variedaJ de
tesoro. Porque , como la mujer sea de su natural flaca
y deleznable mas que ningún otro animal , y de su
costumbre é ingenio una cosa quebradiza y melindro-
sa ; y como la vida casada sea vida sujeta á muchos
peligros, y donde se ofrecen cada día trabajos y difi-
cultades muy grandes, y vida ocasionada á continuos
desabrimientos y enojos, y como dice san Pablo (d),
vida adonde anda el ánimo y el corazón dividido y
como enajenado de sí, acudiendo á los hijos, ahora
á los hijos, ahora á la familia y hacienda; para que
tanta flaqueza salga con vicíoria de contienda tan di-
ficultosa y tan larga, menester es que la que ha de
ser buena casada esté cercada de un tan noble escua-
drón de virtudes, como son las virtudes que habe-
mos dicho y las que en sí abraza la propiedad de aquel
nombre. Porque lo que es harto para que un hombre
salga bien con el negocio que emprende, no es bas-
tante para que una mujer responda como debe á su ofi-
cio; y cuanto el sugeto es mas flaco, tanto para arribar
con una carga pesada tiene necesidad de mayor ayu-
da y favor. Y como cuando en una materia dura y que
no se rinde al hierro ni al arte vemos una figura
perfectamente esculpida, decimos y conocemos que
era perfecto y extremado en su oficio el artífice que la
hizo, y que con la ventaja de su artificio venció la du-
reza no domable del sugeto duro; así, y por la mis-
ma manera, el mostrarse una mujer la que debe entre
tantas ocasiones y dificultades de vida , siendo de suyo
tan flaca , es clara señal de un caudal de rarísima y ca-
si heroica virtud. Y es argumento evidente que cuan-
to en la naturaleza es mas flaca , tanto en valor del áni-
mo y en su virtud es mayor y mas aventajada. Y esta
misma es la causa también por donde, como lo vemos
por la experiencia, y como la historia nos lo enseña en
no pocos ejemplos, cuando alguna mujer acierta á seña-
larse en algo de lo que es de loor, vence en ello á mu-
chos hombres de los que se dan á lo mismo. Porque
cosa de tan poco ser como es esto que llamamos mu-
jer, nunca ni emprende ni alcanza cosa de valor ni
de ser, sino es porque la inclina á ello y la despierta
y alienta alguna fuerza de increíble virtud que ó el
cielo ha puesto en su alma ó algún don de Dios sin-
gular. Que pues vence su natural, y sale, como rio, de
madre , debemos necesariamente entender que tiene
en sí grandes acogidas de bien. Por manera que con
grandísima verdad y significación de loor el Espíritu
Santo , á la mujer buena no la llamó como quiera
buena, ni dijo ó preguntó : ¿Quién hallará una buena
mujer? sino llamóla mujer de valor, yuso en ello de una
palabra tan rica y tan significante como es la original
que dijimos, para decirnos que la mujer buena es mas
que buena, y que esto que nombramos bueno, es una
medianía de habíar que no allega á aquello excelente
que ha de tener y tiene en sí la buena mujer ; y que
para que un hombre sea bueno le basta un bien me-
diano, mas en la mujer ha de ser negocio de muchos y
muy subidos quilates, porque no es obra de cualquier
(d) I, Ad corintli., cap. 7, v. 54,
2(6 OBRAS DE FRAY
oficial, ni lañoe orillnario, ni bien que se halla adó .
quiera , sino artificio primo {a) y bien incomparable, !
ó por mejor decir, un amontonamiento de riquísimos '.
bienes. Y este es el primer loor que le da e! Espíritu ;
Santo , y con este viene como nascido el segando , que I
es compararla á las piedras preciosas. En lo cual, co-
mo en una palabra, acaba de decir cabalmente todo lo
que en esto de que vamos hablando se encierra. Por-
que, así como el valor de la piedra preciosa es de subi-
do y extraordinario valor, así elbien de una mujer buena
tiene subidos quilates de virtud; y como la piedra pre-
ciosa en sí es poca cosa , y por la grandeza de la virtud
secreta cobra gran precio, asi lo que en el sugeto flaco
de la mujer pone estima de bien , es grande y raro bien;
y como en las piedras preciosas la que no es muy fina
no es buena, así en las mujeres no hay medianía, ni
es buena la que no es mas que buena ; y de la miíma
manera que es rico un hombre que tiene una preciosa
esmeralda ó un rico diamante, aunque no tenga otra
cosa, y el poseer estas piedras no es poseer una piedra,
sino poseer en ella un tesoro abreviado; así una buena
mujer no es una mujer , sino un montón de riquezas,
y quien la poscees rico con ella sola, y sola ellale pue-
de hacer bienaventurado y dichoso ; y del moilo que la
piedra preciosa se trae en los dedos y se pone delante
los ojos , y se asienta sobre la cabeza para hermosura
yhonradella, y el dueño tiene allí juntamente arreo
en la alegría y socorro en la necesidad; ni mas ni me-
nos á la buena mujer el marido la ha de querer mas
que á sus ojos y la ha de traer sobre su cabeza , y el
mejor lugar del corazón del ha de ser suyo, ó por me-
jor decir, todo su corazón y su alma, y ha de entender
que en tenerla tiene un tesoro general para todas las
diferencias de tiempos , y que es varilla de virtud, co-
mo dicen , que en toda sazón y coyuntura responderá
con su gusto y le hinchirá su deseo , y que en la ale-
gría tiene en ella compañía dulce con quien acrescen-
tará sii gozo , comunicándolo , y en la tristeza amoroso
consuelo, y en las dudas consejo fiel , y en los trabajos
regalo, y en las fallas socorro, y medicina en las enfer-
medades, acrescentamíento para su hacienda, guarda
de su casa, maestra de sus hijos , previsora de sus ex-
cesos; y finalmente, en las veras y burlas, en lo prós-
pero y adverso, en la edail florida y en la vejez cansa-
da, y por el proceso de toda la vida , dulce amor y paz
y descanso. Hasta aquí llegan las alabanzas que da Dios
á aquesta mujer; veamos ahora lo que después deslose
sigue.
§• ni.
Qué confianza ha de entrcnrlrar la buena m\úo.t en el pecho del
marido, y de c6mo' pertenece al olicio de Iü casada la guarda
de la hacienda , que consiste en que no sea gastadora.
Confia en ella el corazón de su marido , no le harán
mengua los despojos (6).
Después que ha propuc=;to el sugcto de su razón , y
nos ha aficionado á él , alabándolo , comienza á especi-
ficar las buenas partes dé!, y aquello de que se com-
pone y perficiona, para que asentando los pi6s las mu-
jeres en aquestas pisadas y siguiendo estos pasos, lle-
(fl) Es lo mismo que excelente o primoroso. (l>) Vcrs, 11.
LUIS DE LEÓN.
guen á lo que es una perfecta ca-ada. Y porque la per-
fección del hombre, en cualquier estalo suyo, consiste
principalmente en el bien obrar, por eso el ííspíritu
Sanio no pone aquí por partes de esta perfección de que
habla sino solamente las obras loables á que es:á obli-
gada la casada que pretende ser buena; y la primera
es, que ha de engendrar en el corazón de su marido una
gran confianza; poro es de ver cuál sea y de qué esta
confianza que dice ; porque pensarán algunos que es
la confianza que ha de tener el marido de su mujer, que
es honesta ; y aunque es verdad que con su bondad la
mujer ha de alcanzar de su marido esta buena opinión,
pero á mi parecer, el Espíritu Santo no trata aquí de
ello, y la razón por qué no lo trata es justísima; lo pri-
mero, porque su intento es componernos aquí una ca-
sada perfecta, y el ser honesta una mujer no se cuen-
ta ni debe contar entre las partes de que esta perfec-
ción se compone , sino antes es como el sugelo sobre
el cual todo este edificio se funda, y para decirlo en
una palabra , es como el ser y la sustancia de la casa-
da; porque si no tiene esto, no es ya mujer, sino ale-
vosa ramera -yvilísimo cieno y basura la mas hedionda
de todas y la mas despreciada. Y como en el hombre,
ser dolado de entendimiento y razón no pone en él loa,
porque tenerlo es su propia naturaleza, mas si le falla-
se por caso, el faltarle pondría en él mengua grandísi-
ma; asi la mujer no es tan loable por ser honesta, cuan-
to es torpe y abominable si no lo es. De manera que
el Espíritu Santo en este lugar no dice á la mujer que
sea honesta , sino presupone que ya lo es , y á la que así
es, en señal de lo que le falta y lo que hade añadir para
ser acabada y perfecta. Porque, como arriba dijimos,
esto todo que aquí se refiere es como hacer un retra-
to ó pintura, adonde el pintor no hace la tabla, sino
en la tabla que le ofrceen y dan pone él los perfiles é
induce después los colores, y levantando en sus luga-
res las luces y bajando las sombras adonde conviene,
trae á debida perfección su figura. Y por la misma ma-
nera Dios, en la honestidad de la mujer, que es como
la labia, la cual presupone por hecha y derecha, aña-
de ricas colores de virtud, todas aquellas que son ne-
cesarias para acabar una tan hermosa pintura. Y sea
esto lo primero. Lo segundo, porque no habla aquí Dios
de lo que loca á esta fe, es porque quiere que este ne-
gocio de honestidad y limpieza lo tengan las mujeres
tan asentado en su pecho, que ni aun piensen que pue-
de ser lo contrario. Y como dicen de Solón, el que dio
leyes á los atenienses, que señalando para cada male-
ficio sus penas, no puso castigo para el que diese muer-
te á su padre, ni hizo memoria (leste delito, porquedi-
jo que no convenia que tuviesen por posible los hom-
bres, ni por acontecedero, un mal semejante; así por la
misma razón no trata aquí Dios con la casada que sea
honesta y fiel, porque no quiere que le pase aun por la
itnaginacion que es posible ser mala. Porque, si va á
decir la verdad, ramo de deshonestidad es en la mujer
casta el pensar que puede no serlo, ó que en serlo
hace algo que le deba ser agradescido. Que como á las
aves les es naturaleza el volar, así las casadas han de
tener por dote natural , en que no puede haber quiebra,
el ser buenas y honestas , y han de eálar persuadidas,
LA PERFECTA CASADA.
217
qiie lo contrario es suceso aborrcscible y de desventura
y hecho monstruoso, ó por mejor decir, nohan de ima-
ginar que puede suceder lo contrario mas que ser el
fuego frió ó la nieve caliente. Entendiendo que el que-
brar la mujer á su marido la fe es perder las estrellas
su luz, y caerse los cielos, y quebrantar sus leyes la na-
turaleza, y volverse todo en aquella confusión antigua
y primera. Ni tampoco ha de ser esto, como algunas lo
piensan , que con guardar el cuerpo entero al marido,
en lo que toca á las pláticas y á otros ademanes y obre-
cillas menuda^ se tienen por libres; porque no es ho-
nesta la que no lo es y parece. Y cuanto está lejos del
mal, tanto de la imagen ó semeja del ha de estar apar-
tada. Porque , como dijo bien un poeta latino , aquella
sola es casta en quien ni la fama mintiendo osa poner
mala nota. Y cierto, como al que se pone en el camino
de Santiago, aunque á Santiago no llegue, ya le llama-
mos romero ; así sin duda es principiada ramera la que
se toma licencia para tratar destas cosas , que son el ca-
mino. Pero si no es esto, ¿qué confianza es la de que
Dios habla en este lugar? En lo que luego dice se en-
tiende , porque añade : « No le harán mengua los des-
pojos.» Llama despojos lo que en español llamamos al-
hajas y aderezo de casa , como algunos entienden , ó
como tengo por mas cierto , llama despojos las ganan-
cias que se adquieren por via de mercancías. Porque se
ha de entender que los hombres hacen renta y se sus-
tentan y viven ó de la labranza del campo ó del trato
ó contratación con otros homl^res. La primera manera
de renta es ganancia inocente y santa ganancia , por-
que es puramente natural , así porque en ella el hom-
bre come de su trabajo , sin que dañe ni injurie , ni
traiga á cosía ó menoscabo á ninguno, como también
porque en la manera como á las madres es natural
mantener con ieche á los niños que engendran , y aun
á ellos mismos, guiados por su inclinación, les es tam-
bién natural el acudir luego á los pechos ; así nuestra
naturaleza nos lleva é inclina á sacar de la tierra, que
es madre y engendradora nuestra común , lo que con-
viene para nuestro sustento. La otra ganancia y mane-
ra de adquirir , que saca fruto y se enriquesce de las
haciendas ajenas , ó con voluntad de sus dueños , como
hacen los mercaderes y los maestros y artífices de otros
oficios , que venden sus obras , ó por fuerza y sin vo-
luntad, como acontesce en la guerra, es ganancia po-
co natural y adonde las mas veces interviene alguna
parte de injusticia y de fuerza , y ordinariamente dan
con disgusto y desabrimiento aquello que dan las per-
sonas con quien se granjea. Por lo cual , todo lo que
en esta manera se gana es en este lugar llamado des-
pojos por conveniente razón. Porque de lo que el mer-
cader hinche su casa, el otro que contrata con él que-
da vacio y despojado , y aunque no por via de guerra,
pero como en guerra , y no siempre muy justa. Pues
dice ahora el Espíritu Santo que la primera parte y la
primera obra con que la mujer casada se perficiona, es
con hacer á su marido confiado y seguro que teniéndo-
la á ella , para tener su casa abastada y rica no tie-
ne necesidad de correr la mar, ni de ir á la guerra, ni
de dar sus dinerosa logro, ni de enredarse en tratos vi-
les é injustos , sino que con labrar él sus heredades,
cogiendo su fruto, y con tenerla á ella por guarda y
por beneficiadora de lo cogido , tiene riqueza bastante.
Y que pertenezca al oficio de la casada , y que sea par-
te de su perfección aquesta guarda é industria , demás
de que el Espíritu Santo lo enseña , también lo demues-
tra la razón. Porque cierto es que la naturaleza orde-
nó que so casasen los hombres, no solo para fin quo
se perpetuasen en los hijos el linaje y nombre dellos,
sino tanü)ien á propósito de que ellos mismos en sí y
en sus personas se conservasen ; lo cual no les era po-
sible, ni al homlire solo por sí , ni á la mujer sin el hom-
bre; porque para vivir no basta ganar hacienda, si lo
que se gana no se guarda ; que si lo que se adquiere
se pierde , es como si no se adquiriese. Y el hombre quo
tiene fuerzas para desvolver la tierra y para romper el
campo, y para discurrir por el mundo y contratar con los
hombres, negociando su hacienda, no puede asistir á
su casa, á la guarda della, ni lo lleva su condición; y
al revés la mujer, que por ser de natural flaco y frió,
es inclinada al sosiego y á la escasez , y es buena para
guardar, por la misma causa no es buena para el su¡lor
y trabajo del adquirir. Y así, la naturaleza, en lodo pro-
veída, los ayuntó, para que, prestando cada uno dellos
al otro su condición , se conservasen juntos los que no
se pudieran conservar apartados. Y de inclinaciones
tan diferentes, con arte maravillosa, y como se hace en
la música, con diversas cuerdas hizo una provechosa
y dulce armonía, para que cuando el marido estuvie-
re en el campo la mujer asista á la casa, y conserve y
endure el uno lo que el otro cogiere. Por donde dice
bien un poeta que los fundamentos de la casa son la
mujer y el buey : el buey para que are , y la mujer pa-
ra que guarde. Por manera que su misma naturaleza
hace que sea de la mujer este oficio , y la obliga á es-
ta virtud y parle de su perfección , como á parte prin-
cipal y de importancia. Lo cual se conosce por los bue-
nos y muchos efectos que hace; de los cuales es uno
el que pone aquí Salomón cuando dice que confia en
ella el corazón de su marido , y que no le harán men-
gua los despojos. Que es decir que con ella se con-
tenta con la hacienda que heredó de sus padres, y con
la labranza y frutos della, y que ni se adeuda, ni me-
nos se enlaza con el peh'gro y desasosiego de otras gran-
jerias y tratos', que por do quiera que se mire, es gran-
dísimo bien. Porque, si vamos áconsciencia, vivir uno
de su patrimonio es vida inocente y sin pecado , y los
demás tratos por maravilla carecen del. Si al sosiego,
el uno descansa en su casa, el otro lo mas de la vida en
los mesones y en los canñnos. La riqueza del uno no
ofende á nadie , la del otro es murmurada y aborreci-
da de todos. El uno come de la tierra , que jamás se
cansa ni enoja de comunicarnos sus bienes; al otro des-
ámanle esos mismos que le enriquescen. Pues si mi-
ramos la honra , cierto es que no hay cosa ni mas vil
ni mas indigna del hombre que el engañar y el men-
tir, y cierto es que por maravilla hay trato destos que
carezca de engaño. ¿Qué diré de la institución de los
hijos, y de la orden de la familia, y de la buena disposi-
ción del cuerpo y del ánimo , sino que toda va por la
misma manera? Porque necesaria cosa es que quien
anda ausente de su casa, halle en ella muchos descon-
218 OBRAS DE FRAY
cierlos, que nascen y crescen y toman fuerzas con la ^
ausencia del dueño; y forzoso es, á quien trata de en- ,'
ganar, que le engañen , y que á quien contratay seco- j
raunica con gentes de ingenio y de costumbres diver- i
sas, se le apeguen muchas malas costumbres. Mas al
revés , la vida del campo y el labrar uno sus hereda-
des es una como escuela de inocencia y verdad; por-
que cada uno aprende de aquellos con quien negocia y
conversa. Y como la tierra en lo que se le encomienda
es fiel, y en el no mudarse es estable velara, y abierta
en brotar afuera y sacar á luz sus riquezas , y para
bien hacer liberal y abastecida; asi parece que engen-
dra é imprime en los pechos de los que la labran una
bondad particular y una manera de condición sencilla,
y un trato verdadero y fiel y lleno de entereza y de bue-
nas y antiguas costumbres, cual se halla con dificultad
en las demás suertes de hombres. Allende de que los cria
sanos y valientes y alegres y dispuestos para cualquier
linaje de bien. Y de todos estos provechos, la raíz de
donde nascen y en que se sustentan es la buena guar-
da é industria de la mujer que decimos. Mas es de ver
en qué consiste esta guarda. Consiste en dos cosas: en
que no sea costosa, y en que sea hacendosa. Y diga-
mos de cada una por sí. Ño ha de ser costosa ni gas-
tadora la perfecla casada, porque no tiene para qué lo
sea; porque todos los gastos que hacemos son para
proveer ó á la necesidad ó al deleite ; para remediar
las faltas naturales con que nascenios, de hambre ó
desnudez, ó para basíecer á los particulares antojáis y
sabores que nosotros nos hacemos por nuestro vicio.
Pues á las mujeres en lo uno la naturaleza les puso
muy grande tasa, y en lo otro las obligó á que ellas
mismas se la pusiesen. Que, si decimos verdad y mi-
ramos lo natural, las fullas y necesidades de las muje-
res son mucho menores que las de los hombres; por:»>
que, lo que toca al comer, es poco lo que les basta, por
razón de tener menos calor natural. Y así es en ellas
muy feo ser golosas ó comedoras. Y ni mas ni monos
cuanto toca al vertir, lanaluralezalas hizo por unapar-
te ociosas, para que rompiesen poco, y por otra asea-
das, para que lo poco les luciese mucho. Y las que pien-
san que á fuerza de posturas y vestidos lian de hacerle
Jiermosas viven muy cngañailas, porque la que lo es,
revucüa lo es, y la que no, de ninguna manera lo es
ni lo parece, y cuando mas se atavia es mas fea. Ma-
yormente que la buena casada, de quien vamos Ira-
lando, cualquiera que ella sea, fea ó hermosa, no lia
de querer parecer otra de lo que es, como se dirá en su
lugar. Así que, cuanto á lo necesario, la naturaleza li-
bró de mucha costa á las mujeres, y cuanto al deleite
y antojo, las aló con muy estrechas obligaciones para
que no fuesen costo as. Y una dolías es el encogimien-
1o y modestia y templanza que deben á su natural;
que aunque el desorden y domasía , y el dar larga rien-
da al vano y no necesario deseo, es viíuporablo en to-
do linaje de gentes, en el df las mujoros, que nascie-
ron para sujeción y humildad, es nniclio mas vicioso
y vituperable. Y con ser esto así , no sé en qué mane-
ra acontece que cuanto son mas obligadas á tener este
freno, tanto, cuando le rompen, se desenfrenan mas
que los hombres y ¡lasan la raya muciio mas, y no líe-
LUIS DE LEÓN.
ne tasa ni fin su apetito. Y así, sea esta la segunda cau-
sa que la? obliga á ser muy templadas en los gastos de
sus antojos, porque si comienzan á destemplarse, se
destemplan sin término, y son como un pozo sin sue-
lo, que nada les basta, y como una carcoma, que de
continuo roe, y como una llama encubierla, que se en-
ciende sin sentir por la casa y por la hacienda, hasta
que la consume. Porque no es gasto de un dia el suyo,
sino de cada dia ; ni costa que se liace una vez en la vi-
da, sino que dura por toda ella; ni son, como suelen
decir, muchos pocos, sino muchos y muchos. Porque,
si dan e}i golosear, toda la vida es el almuerzo y la me-
rienda y la huerta y la comadre y el dia bueno; y si dan
en galas , pasa el negocio de pasión , y llega á increíble
desatino y locura; porque hoy un vestido y mañana
otro, y cada fiesta con el suyo; y lo que hoy hacen,
mañana lo deshacen , y cuanto ven , tanto se les anto-
ja. Y aun pasa mas adelante el furor, porque se hacen
maestras é inventoras de nuevas invenciones y trajes,
y hacen Iionra de sacar á luz lo que nunca fué visto. Y
como todos los maestros gusten de tener discípulos que
los imiten, ellas son tan perdidas, que en viendo en
otras sus invenciones , las aborrescen , y estudian y so
desvelan por hacer otras. Y cresce la frenesía mas, y
ya no les place lanío lo galano y hermoso como lo cos-
toso y preciado, y ha de venir la tela de no sé dónde,
y el brocado de 7nas altos {a) , y el ámbar, que bañe el
guante y la cuera (6) , y aun hasta el zapato, el cual
ha de relucir en oro también, como el tocado, y el
manteo ha de ser mas bordado que la basquina; y lodo
nuevo y todo reciente y lodo hecho de ayer, para ves-
tirlo hoy y arrojarlo mañana. Y comolos caballos desbo-
cados, cuando toman el freno, cuanto mas corren, tan-
to van mas desapotlerados, y como la [licdra que cae de
lo alto, cuanto mas desciende, lauto mas se apresura;
así la sed dcstas cresce en ellas con el beber, y un
gran desatino y exceso que hacen les es principio de
otro mayor, y cuanto mas gastan , tanto les aplace mas
el gastar. Y aun hay en ello otro daño muy grande, que
los hombres, sí les acontece ser gastadores, las mas
veces lo son en cosas, aunque no necesarias, pero du-
raderas ó honrosas , ó que tienen alguna parte de uti-
lidad y provecho , como los que edifican suntuosa-
mente y los que manlienen grande familia, ó como los
que gustan delener muchos caballos; mas el gasto de
las mujeres es lodo en el aire; el gasto muy grande, y
aquello en que se gasta, ni vale ni luce. En volantes
y en guantes, y en pebetes (c) y cazoletas {d), y aza-
baches y vidrios y muMirañas, y en otras cosillas de la
tienda, que ni se pueden ver sin asco ni menear sin
hedor. Y muchas veces no gas! a tanto un letrado en
sus libros como alguna dama en enrubiarlos cabellos.
Dios nos libre de tan gramle perdición; y noquiero po-
nerlo todo á su culjia, que no soy tan injusto; que gran-
de parle de aquesto nasce de la mala paciencia de sus
mandos. Y pasara yo agora la pluma á decir algo dellos,
(a) Coma si dijrra, de mas ónicncs, que por lo rogular en ios
broradns rt trias labiinadas de seda son Ires, es á saber : el fon-
do, la labor, y sobre esta el escari bado.
(A) líspecie de vestidura que se usaba antiguamente eiuinia de'
jubón.
(c; Composiciones aroraálicas. (rfj Cierta especie de perfumo.
LA PERFECTA CASADA.
219
si no me detuviera la compasión que les he; porque si
tienen culpa, pagan la pena della con las setenas. Pues
no sea la perfecta casada costosa, ni ponga la hon-
ra en gastar mas que su vecina , sino tenga su casa
mas bien abastada que ella y mas reparada , y haga con
su aliño y aseo que el vestido antiguo le esté como
nuevo, y que con la limpieza, cualquiera cosa que se
pusiere le parezca muy l}ien , y el traje usado y común
cobre de su aseo della no usado ni común parecer.
Porque el gastar en la mujer es contrario de su oficio,
y demasiado para su necesidad, y para los antojos vicio-
so y muy torpe, y negocio infinito que asuela las casas
y empobrece á los moradoreSj'y los enlaza en mil tram-
pas, y los abale y envilece por diferentes maneras ; y á
este mismo propósito es y pertenece lo que se sigue.
§. IV.
Déla obligación qn6 tienen los casados de amarse y descansarse
en los trabajos mutuamente.
Pagóle con bien, y no con mal, todos los dias de su
vida {a).
Que es decir que ha de estudiar la mujer, no en em-
peñar á su marido y meterle en enojos y cuidados, sino
en librarle dellos y en serle perpetua causa de alegría
y descanso. Porque, ¿qué vida es la de aquel que ve
consumir su patrimonio en los antojos de su mujer, y
que sus trabajos todos se los lleva el rio, ó por me-
jor decir, el albañar, y que tomando cada dia nuevos
censos, y cresciendo de continuo sus deudas, vive vil
esclavo aherrojado del joyero y dei mercader? Dios,
cuando quiso casar al homore , dándole miijei , dijo :
«Hagámosle un ayudador su semejante {b) ; » de donde
se entiende que el oficio natural de la mujer y el fin
para que Dios la crió, es para que sea ayudadora del ma-
rido, y no su calamidad y desventura; ayunadora, y no
des'ruidora. Para que le alivie de los trabajos que trae
consigo la vida casada , y no para que le añada nuevas
cargas. Para repartir entre si ios cuidados, y tomar ella
su parte, y no para dejarlos todos al miserable, mayo-
res y mas acrecentados. Y finalmente, no las crió Dios
para que sean rocas donde quiebren los maridos y ha-
gan naufragio las haciendas y vidas, sino para puertos
deseados y seguros en que, viniendo á sus casas, repo-
sen y se rehagan de las tormentas de negocios pesadí-
simos que corren fuera deilas. Y así como seria cosa
lastimera si aconteciese á un mercader que, después de
haber padescido navegando grandes fortunas, y después
de haber doblado muchas puntas . y vencido muchas
corrientes, y navegado por muchos lugares no navega-
dos y peligrosos , habiéndole Dios librado de lodos , y
viniendo ya con su nave entera y rica , y él gozoso y
alegre para descansar en el puerto, quebrase en él y se
anegase, así es lamentable miseria la de los hombres,
que Dracean y forcejan todos los dias contra las corrien-
tes de los trabajos y fortunas desta vida, y se vadean en
ellas, y en el puerto de sus casas perecen ; y les es la
guarda deslruicion, y el alivio mayor cuidado, y el so-
siego olas de tempestad, y el seguro y el abrigo, Scila
y Caríbdis, y peñasco áspero y duro. Por donde lo jus-
(0) Vers. 12. {b¡ Genes., cap. 2, v. is.
to y lo natural es, que cada uno soa aquello mí?mo [la-
ra que es ; y que la guarda sea guarda, y el descanso paz,
y el puerto seguridad , y la mujer dulce y perpetuo re-
frigerio y alegría de corazón , y como un halago blando que
continuamente esté trayendo la mano, y enmolleciendo
el pecho de su marido, y borrando los cuidados del ; y
como dice Salomón : (¡Hale de pagar bien, y no mal, to-
dos los tlias de su vida. » Y dice, no sin misterio, que le
ha de pagar bien, para que se entienda que no es gra-
cia y liberalidad este negocio, sino justicia y deuda que
la mujer al marido debe, y que su naturaleza cargó so-
bre ella criándola para este oficio, que es agradar y ser-
vir, y alegrar y ayudar en los trabajos de la vida y en
la conservación de la hacienda tá aquel con quien se des-
PQsa; y que, como el hombre está obligado al trabajo
del adquirir, así la mujer tiene obligación al conservar
y guardar ; y que aquesta guarda es como paga y sala-
rio que de derecho se debe á aquel servicio y sudor; y
que , como él está obligado á llevar las pesadumbres de
fuera , así ella le debe sufrir y solazar cuando viene á
su casa, sin que ninguna excusa la desobligue. Bien á
propósito desio es el ejemplo que san Basilio trae, y lo
que acerca del dice (c). «La víbora, dice, animal fero-
císimo entre las sierpes , va diligente á casarse con la
lamprea marina; llegada, silba, como dando señas deque
está allí, para desta manera atraerla de la mar áquc
se abrace maridablemente con ella. Obedece la lam-
prea, y júntase con la ponzoñosa fiera sin miedo. ¿Quó
digo en. esto? ¿Qué? Que por mas áspero y de mas fie-
ras condiciones que el marido sea, es necesario que la
mujer le soporte, y que no consienta por ninguna oca-
sión que se divida la paz. ¡Oh que es un verdugo! Pero
es lu marido. ¡ Es un beodo ! (cí) Pero el ñudo matri-
monial le hizo contigo uno. ¡Un áspero, un desapaci-
ble ! Pero miembro tuyo ya, y miembro el mas princi-
pal. Y porque el marido oiga lo que le conviene tam-
bién. La víbora entonces, teniendo respeto al ayunta-
miento que hace, aparta de sí su ponzoña, ¿y tú no de-
jarás la crudeza inhumana de tu natural por honra del
matrimonio?» Estoes de Basilio. Y demás deslo, decir
Salomón que la buena casada paga bien, y no mal, á su
marido, es avisarle á él que, pues ha de ser paga, lo me-
rezca él primero, tralánlola honrada y amorosamente;
porque, aunque es verdad que la natuiabza y estado
pone obligación en la casada, como decimos, de mirar
por su casa y de alegrar y descuidar continuamente á
su marido , de la cual ninguna mala condición del la
desobliga; pero no por eso han de pensar ellos que tie-
nen licencia para serles leones y para hacerlas esclavas;
antes, como en todo lo demás es la cabeza el hombre,
así todo este trato amoroso y honroso ha de tener prin-
cipio del marido; porque ha de entender que es com-
pañera suya , ó por mejor decir, parte dé su cuerpo, y
parte flaca y tierna, y á quien por el mismo caso se de-
be particular cuidado y regalo. Y esto san Pablo, ó en
san Pablo Jesucristo, lo manda así, y usa mandándolo
de aquesta misma razón, diciendo : «Vosotros los ma-
ridos amad á vuestras mujeres (e), y como á vaso mas
flaco, poned mas parte de vuestro cuidado en honrarlas
(c) In Hexaem. , homil. vii; De reptilibus.
(d) Tomado del vino, {dj Ad eplies., cap. 5, v, 2o,
220 OBRAS DE FRAY
y tratarlas bien. » Porque, así como á un vaso rico y
bien labrado, si es de vidrio, le rodeamos de vasera (o),
y como en el cuerpo vemos que á los miembros mas :
tiernos y mas ocasionados para recibir daño la n9tu''a-
leza los dotó de mayores defensas , así en la casa á la
mujer, como á parte mas flaca, se le debe mejor trata-
miento. Demás de que el liombre, que es la cordura y
el valor, y el seso y el maestro, y todo el buen ejemplo
de su casa y familia, ha de haberse con su mujer co-
mo quiere que ella se haya con él, y enseñarla con su
ejemplo lo que quiere que ella haga con él mismo, ha-
ciendo que de su buena manera del y de su amor apren- j
da ella á desvelarse en agradarle. Que si el que tiene ¡
mas seso y corazón mas esforzado , y sabe condescen- !
der en unas cosas y llevar con paciencia algunas otras,
en todo, con razón y sin ella, quiere ser impaciente y fu-
rioso, ¿qué maravilla es que la flaqueza y el poco sa- ;
ber y el menudo ánimo de la mujer dé en ser desgra- I
ciado y penoso? Y aun en esto hay otro mayor incon-
veniente, que como son pusilánimes las mujeres de su
cosecha , y poco inclinadas á las cosas que son de va-
lor, si no las alientan á ellas cuando son maltratadas y
tenidas en poco de sus maridos, pierden el ánimo mas
y descáenseles las alas del corazón, y no pueden poner
ni las manos ni el pensamiento en cosa que buena sea;
de donde vienen á cobrar siniestros vilisimos. Y de la
manera que el agricultor sabio á las plantas que miran
y se inclinan al suelo, y que si las dejasen se tenderían,
rastrando por él, no las deja caer, sino con horquillas
y estacas [b) que les arrima las endereza y levanta,
para que crezcan al cielo , ni mas ni menos el marido
cuerdo no ha de oprimir ni envilecer con malas obras
y palabras el corazón de la mujer, que es caedizo y
apocado de suyo, sino al revés , con amor y con honra
la ha de levantar y animar, para que siempre conciba
pensamientos honrosos. Y pues la mujer, como arriba
dijimos, se dio al hombre, para alivio de sus trabajos
y para reposo y dulzura y regalo, la misma razón y na-
turaleza pide que sea tratada del dulce y regaladamen-
te; porque ¿adó se consiente que desprecie ninguno á
su alivio, ni que enoje á su descanso, ni que traiga guer-
ra perpetua y sangrienta con lo que tiene nombre y ofi-
cio de paz? O ¿en qué razón se permite que esté ella
obligada á pagarle servicio y contento, y que él se des.
obligue de merecérselo? Pues adeúdelo él y pagúelo
ella porque se lo debe, y aunque no lo deba lo pai;uc j
porque cuando él no lo supiere adeudar, lo que debe á
Dios y á su oficio, pone sobre ella esta deuda de agra-
dar siempre á su marido , guardando su persona y su
casa, y no siéndole, como arriba está dicho, costosa y
gastadora, que es la primera de las dos cosas en que,
como dijimos, consiste esta guarda. Y contentándonos
con lo que della habcmos escrito, vengamos ahora á la
segunda, que es el ser hacendosa, á lo cual perlencsce
lo que Salomón añade, diciendo :
(a) Funda con que se dcflcndc el vaso.
ih) Horra pcqueúa que sinc para all.inzar ó asegurar alguna
cosa en cl ku;lu.
LUIS DE LEÓN.
V.
Po' que se vale el Espíritu Santo de la mu.ier de un labrador pa-
ra derliado de las perfectas casadas; y cómo todas ellas, por
mas ricas y nobles que sean, deben trabajar y ser liacendosas.
Buscó lana y lino, y obró con el saber de sus ma-
nos (c).
No dice que él marido le compró lino para que ella
labrase , sino que ella lo busco. Para mostrar que la
primera parte de ser hacendosa es que sea aprovecha-
da, y que de los salvados de su casa y de las co«as que
sobran y que parecen perdidas, y de aquello de que no
hace cuenta el marido, haga precio ella, para proveer-
se de lino y de lana, y de las demás cosas que son co-
mo estas , las cuales son como las armas y el campo
adonde descubre su virtud la buena mujer. Porque
ajuntando su artificio ella, y ayudándolo con la vela é
industria suya y de sus criadas, sin hacer nueva costa
y como sin sentir, cuando menos pensai-e , hallará su
casa abastada y llena de riquezas. Pero dirán por ven-
tura las señoras delicadas de ahora que esta pintura es
grosera, y que aquesta casada es mujer de algún labra-
dor que hila y teje, y mujer de estado diferente del su-
yo, y que así no habla con ellas. A lo cual respondemos
que esta casada es el perfecto dechado de todas las ca-
sadas, y la medida con quien así las de mayores como
las de menores estados se han de ajuslar, cuanto á ca-
da una le fuere posible: y es como el padrón desía vir-
tud, al cual la que mas se avecina es mas perfecta. Y
bastante prueba delloes, que el Espíritu Santo, que nos
hizo y nos conosce, queriendo enseñar á la casada su
estado, la pinta desta manera. Mas porque quede mas
entendido, tomemos el agua de su principio y digamos
así. Tres maneras de vidas son en las que se reparten
y á las que se reducen todas las maneras de viviendas
que hay cutre los que viven casados; porque, ó labran
la tierra, ó se mantienen de algún trato y oficio, ó ar-
riendan sus haciendas á otros, y viven ociosos del fru-
to deUas. Y así, una manera de vida es la de los que la-
bran, y llamémosla vida de labranza; y otra la de los
que tratan, y llamémosla vida de contratación; y la ter-
cera de los que comen de sus tierras, pero labradas con
el sudor de los otros, y tenga por nombre vida descan-
sada. A la vida de labranza perlencsce, no solo el labra-
dor que con un par de bueyes labra su pegujar (</), si-
no taMd)ien los que con muchas juntas y cou copiosa y
gruesa familia rompen los cam|ios y apacientan gran-
des ganados. La otra vida, que dijimos de contratación,
abraza al tratante pobre y al ofioial mecánico, y al ar-
tífice y al soldado, y finalmente á cualquiera que vende
ó su trabajo ó su arte ó su ingenio. La tercera vida, ocio-
sa , cl uso la ha iiecho propia ahora de los que se lla-
man nobles y caballeros y señores, los que tienen ó
renteros ó vasallos de donde sacan sus rentas. Y si al-
guno nos preguntare cuál dcstas tres vidas sea la mas
perfecta y mejor vida , decimos que la de la labranza
es la |)rimera y la verdadera; y que las demás dos, por
la parle que .se avecinan con ella y en cuanto le pare-
cen SOL bucnac, y según que della se desvian son pe-
le) Ven. 13. (d) Coila porción de siembra.
LA PERFECTA CASADA.
221
ligrosas. Porque se ha de entender que en esta vida
primera, que decimos de labranza, hay dos cosas, ga-
nancia y ocupación ; la ganancia es inocente y natural, !
como arriba dijimos, y sin agravio ó desgusto ajeno; la ,
ocupación es loable , necesaria y maestra de toda vir- ^
tud. La segunda vida, de contratación, se comunica con i
esta en lo segundo, porque es también vida ocupada
como ella, y esto es lo bueno que tiene ; pero diferen-
ciase en lo primero, que es la ganancia, porque la reco-
ge de las haciendas ajenas , y las mas veces con des-
gusto de los dueños dellas , y pocas, veces sin alguna
mezcla de engaño. Y así, cuanto á esto, tiene algo de
peligro y es menos bien reputada. En la tercera y íd-
tima vida, si miramos á la ganancia, cuasi es lo mismo
que la primera, á lo menos nascen ambas á dos de una
misma fuente , que es la labor de la tierra , dado que
cuando llega á los de la vida que llamamos ocioín. por
parte de los mineros por donde pasa, cobra algunas ve-
ces algan mal color del arrendamiento y del rentero, y
de la desigualdad que en esto suele haber, pero al íin,
por la mayor parte y cuasi siempre es ganancia y renta
segura y honrada, y por esta parte aquesta tercera vida
os buena vida; pero si atendemos á la ocupación, es del
todo diferente de la primera, porque ciquella es muy ocu-
pada,yesta es muy ociosa, y porlamismacausamuy oca-
sionada á daños y males gravísimos, de manera que lo
perfecto y lo natural en esto de que vamos hablando es el
trato de la labranza. Y pudiera yo aquí ahora extender la
, pluma alabándola, mas dejarélo por no olvidar mi pro-
pósito, y porque es negocio sentenciado ya por los sabios
antiguos, y que ha pasado en cosa juzgada su sentencia,
y también porque á los que sabemos que Dios puso al
liombre en esta vida, y no en otra, cuando le -crió, y an-
tes que hubiese pecado, y cuando mas le regalaba y que-
ría, bástanos esto para saber que de todas las maneras
de vivir sobredichas, es aquesta la mas natural y la me-
jor. Pues dejado aquesto por cosa asentada , añadimos
prosiguiendo adelante, que en todas las cosas que son
de un mismo linaje y que comunican en una misma
razón, si acontece que entre ellas haya grados de per-
fección diferentes, y que aquello mismo que todas tie-
nen, esté en unas mas entero y en otras menos, la ra-
zón pide que la mas aventajada y perfecla sea como
regla y dechado de las demás , que es decir que todas
han Gu mirar á la mas aventajada , y avecinarse mas á
ella cuanto les fuere posible, y que la que mas se le alle-
gare será de mejor suerte. Claro ejemplo tenemos des-,
to en las estrellas y en el sol, los cuales todos son cuer-
pos llenos de luz, y el sol tiene mas que ninguno de-
Uos y es el mas lucido y resplandescíente, y asi es el
que tiene la presidencia en la luz, y á quien todas las
cosas lucidas miran y siguen, y de quien cogen sus lu-
ces tanto mas cada una cuanto se le acerca mas. Pues
digo ahora que, como entre todas las suertes de vivir
de los hombres casados tenga el mas alto y perfecto
grado de seguridad y bien la labranza, y sea ella, como
está concluido, la medida y la regla que han de seguir,
y el dechado que han de imitar, y el blanco adonde han
de mirar, y á quien se han de hacer vecinas las demás
suertes cuanto pudieren, no convenía en ninguna ma-
nera que el Espíritu Santo, que pretende pouer aquí
una que sea como dechado de las casadas, pudiese ó una
mercadera, mujer de. los que viven de contratación, ó
una señora regalada y casada con un ocioso caballero.
Porque la una y la otra suerte son suertes imperfec-
tas y menos buenas, y por la misma causa inúlües, pa-
ra ser puestas por ejemplo general y por decha lo. Si
no escogió la mejor suerte, y hizo una pintura de per-
fecta mujer en ella, y púsola como delante de los ojosa
todas las mujeres, así á las que tienen aquella condición
de vida como á las de diferentes estados, para que fue-
se común á todas, á las del mismo estado, para que se
ajustasen del todo con ellas, y á las de otra manera,
para que se le acercasen y hiciesen semejantes cuan-
to les fuese posible. Porque, aunque no sea de todas el
lino y la lana, y el huso y la tela, y el velar sobre sus
criadas , y el repartirles las tareas y las raciones ; pero
en todas hay otras cosas que se parecen á estas y que
tienen parentesco con ellas, y en que han de velar y se
han de remirar las buenas casadas con el mismo cui-
dado que aquí se dice. Y á todas, sin que haya en ello
excepción, les está bien y les perlenesce, á cada una en
su manera, el no ser perdidas y gastadoras, y el ser ha-
cendosas y acrescentadoras de sus haciendas. Y si el
regalo y mal uso de ahora ha persuadido que el des-
cuido y el ocio es parle de nobleza y de grandeza, y si
las que se llaman señoras hacen estado de no hacer na-
da y de descuidarse de todo, y si creen que la granje-
ria y labranza es negocio vil y contrario de lo que es
señorío, es bien que se desengañen con la verdad. Por-
que, si volvemos atrás los ojos , y si tendemos la vista
por los tiempos pasados, hallaremos que siempre que
reinó la virtud, la labranza y el reino anduvieron her-
manados y juntos; y hallaremos que el vivir de la grao,
jería de su hacienda era vida usada, y que les acarrea-
ba reputación á los príncipes y grandes señores. Abra-
liam , hombre riquísiino y padre de toda la verdadera
nobleza , rompió los campos (a) , y David , rey inven-
cible y glorioso, no solo antes del reino apascentó las
ovejas (b), pero después de rey, los pechos de que se
rnaalenia eran sus labranzas y sus ganados. Y de los
romanos, señores tlel mundo, sabemos que del arado iban
al consulado, que es decir al mando y gobierno de tOila
la tierra, y volvian del consulado al arado (c). Y si no
fuera esta vida de nobles, y no solo usada y tratada por
ellos, sino también debida y conveniente á los mismos,
nunca el poeta Homero en su poesía, que fué imagen
viva de lo que á cada una persona y estado convino, in-
trodujera á Elena, reina noble, que cuando salió á ver
á Teiémaco asentada en su cadira (d), una doncella
suya le pone al lado en un rico canastillo copos de la-
na ya puestos á punto para bilxir, y husadas ya hiladas,
y la meca para que hdase (e). Ni en el palacio de Al-
cinoo, príncipe de su pueblo riquísimo, de cien damas
que tenia en su servicio, hiciera, como hace,. hilande-
ras á las cincuenta. (/) Y la telado Penélope, princesa
de Itaca, y su tejer y destejer (g), no la fingiera el jul-
'] cío de un tan grande poeta , si la tela y el urdir fuera
I (fl) ficnes., cap. 21. (¿) Lib. i, R.'.? , cap. Í7.
I {C} Cic. pío Rose. Ameiin. l'lin., lifi. xviii, Hist. Nat., cap. 3.
I (di Voz antigua y de poco uso en la lengua castellana; signilica
I silla, (ej Odys., íiü. IV. (/; Ibid., lib. vii. (j) Ibid., lib. u.
!
222 OBRAS DE FRAY
ajeno de las mujeres principales. Y Plularco escribe
(a) que en Roma á todas la^ mujeres, por mayores que
fuesen , cuando se casaban y cuando la llevaba el ma- j
rido á su casa, á la primera entrada della y como en ¡
el umbral, les tenia, como por ceremonia necesaria,
puesta, una rueca para que lo que primero viesen al en-
trar de su casa les fuese aviso de aquello en que se ba-
bian de emplear en ella siempre. Pero ¿qué es menes-
ter traer ejemplos tan pasados y antiguos, y poner de-
lante los ojos lo que, de muy apartado, cuasi se pierde
de vista? Sin salir de nuestras casas, dentro de Espa-
ña, y casi en la edad de nuestros abuelos, bailamos cla-
ros ejemplos desla virtud, como de la reina católica
doña Isabel, princesa bienaventurada, se lee. Y si las
que se tienen abora por tales , y se llaman duquesas y
reinas , no se persuaden bien por razón , bagan expe-
riencia dello por algún breve tiempo, y tomen la rueca
y armen los dedos con la aguja y dedal, cercadas de sus
damas, y en medio dellas hagan labores ricas con ellas,
y engañen algo de la noche con este ejercicio, y húr-
tense al vicioso sueño , para entender en él, y ocupen
los pensamientos mozos de sus doncellas en estas ha-
ciendas, y hagan que, animadas con el ejemplo de la
señora, contiendan todas entre sí, procurando de aven-
tajarse en el ser hacendosas ; y cuando por el aderezo
ó provisión de sus personas y casas no les fuere nece-
saria aquesta labor (aunque ninguna casa hay tan gran-
de ni tan real , adonde semejantes obras no traigan
honra y proveclio), pero cuando no para sí, háganlo pa-
ra remedio y abrigo de cien pobrezas y de mil necesi-
dades ajenas. Así que, traten las duquesas y las reinas
el lino y labren la seda, y den tarca á sus damas, y
pruébense con ellas en estos oficios, y pongan en esta-
do y honra aquesta virtud ; que yo me hago valiente de
alcanzar del mundo que las loo, y de sus maridos, los
duques y reyes, que las precien por ello y que las es-
timen ; y aun acabaré con ellos que en pago deste cui-
dado las absuelvan de otros mil importunos y memora,
bles trabajos con que atormentan sus cuerpos y ros-
tros, y que las e.vcuscn y libren del leer en los libros de
caballerias, y del traer el soneto y la canción en el se-
ijo, y del billete y del. donaire de los recaudos, y del
terrero (0) y del sarao, y de otras cien cosas deste jaez
aunque nunca las hagan. Por manera que la buena ca-
sada en este artículo de que vamos hablando, de ser
hacendo.M y casera, ha de ser ó labradora en la forma
que dicho es, ó semejante á labradora todo cuanto pu-
diere. Y porque del ser hacendosa decíamos que era la
primera parle ser aprovechada , y que por esta causa
Salomón no dijo que el marido le compraba lino á esta
mujer, sino que ella lo buscaba y compraba, es de ad-
vertir lo que en esto acontece, que algunas, ya que se
disponen á ser hacendosas, por fallarles esta parte de
aprovechadas , son mas caras y mas costosas labrantío
que antes eran desaprovechadas holgando; porque cuan-
to hacen y labran lia de venir todo de casa del joyero
y del mercader, ó fiado , comprado á mayores precios,
y quiere la ventura después que, habiendo venido mu-
cho del oro y mucha de la seda y aljófar, para lodo el
(a) In í]ii3csl. romanis.
{J>l Luyur ó sillo (ictdc donde corlejaD en palacio i las damas.
LUIS DE LEÓN.
artificio y trabajo en un arañuelo (c) de pájaros ó en
otra cosa semejante de aire. Pues á estas tales mánden-
les sus maridos que descansen y huelgen , ó ellas lo
harán sin que se lo manden, porque muy menos malas
son para el sueño que para el trabajo y la vela; que lo
casero y lo hacendoso de una l)uena mujer, gran parte
dello consiste en que ninguna cosa de su casa quede
desaprovechada, sino que todo cobre valor, y carezca en
sus manos, y que, como sin saber de qué, se haga rica
y saque tesoro, á manera de decir, de entre las barre-
duras de su portal. Y si el descender á cosas menudas
no fuera hacer particular esta doctrina, que el Espirita
Santo quiso que fuese general y común, yo Irujera aho-
ra á vuestra merced por toda su casa, y en cada uno de
los rincones della le dijera lo que hay de provecho ; mas
vuestra merced lo sabe bien y lo hace mejor, y las que
se aplican á esta virtud, de sí mismas lo entiendenj
como al revés, las que son perdidas y desaprovechadas,
por mas que se les diga, nunca lo aprenden. Pero vea-
mos lo que después de aquesto se sigue.
§• VI.
Declárase qué es ser mujer caser-i , y del modo que debe
acrescenlar la hacienda.
Fué como navio de mercader , que de lueñe (d) trae
su pan (e).
Pan llama la Sagrada Escritura á todo aquello que
pertenece y ayuda á la provisión de nuestra vida. Pues..-
compara á esta su casada, Salomón, á un navio de
mercader bastecido y rico. En lo cual hermosa y efi-
cazmente da á entenderla obra y el provecho dcsto que
tratamos y llamamos casero y hacendoso en la mujer.
La nao , lo uno corre la mar por diversas partes , pasa
muchos senos, loca en diferentes tierras y provincia?,
y en cada una dolías coge lo que en ellas hay bueno y
•barato, y con solo tomarlo en sí y pasarlo á su tierra,
le da mayor precio y dobla y tresdóblala ganancia. De-
más deslo , la riqueza que cabe en una nao y la mer-
cadería que abarca , no es riqueza la que basta á un
hombre solo ó á un género de gente particular, sino es
provisión entera para una ciudad, y para todas las di.fc-
rencias de gentes que hay en ella trae lienzos y sedas
y brocados , y piedras ricas , y obras de oficiales her-
mosas , y de todo género de bastimento , y de todo gran
copia. Pues esto mismo acontece á la mujer casera, que
como la nave corre por diversas tierras buscando ga-
nancia, así ella ha de rodear de su casa todos los rin-
cones, y recoger lodo loque pareciere estar perdido en
ellos, y convertirlo en utilidad y provecho, y tentarla
diligencia de su indusiria, y como hacer prueba della,
así en lo menudo como en lo granado. Y como el que
navega á las Indias , de las agujas que lleva y de los al-
fileres y de otras cosas de aqueste jaez, que acá valen
poco y los indios las estiman en mucho, trae rico oro
y piedras preciosas; así esta nave que vamos pintan-
do, ha de convertir en riqueza lo que pareciere maí
desechado , y convertirlo sin parecer que hace algo en
ello, sino con lomarlo en la mano y tocarlo, como hace
(c) Red muy delgada con que se cazan avecillas.
(d) Voz anticuada : signlliea lejos ó distante. («; Vcrs, U.
LA PERFECTA CASADA.
253
la nave, que sin parecer que se menea, nunca descan-
sa , y cuando los otros duermen , navega ella , y acres-
cíenta con solo mudar el aire el valor de lo que recibe;
y así la hacendosa mujer, estando asentada no para,
durmiendo vela, y ociosa trabaja, y cuasi sin sentir
cómo ó de qué manera, se hace rica. Visto habrá vues-
tra merced alguna mujer como esta , y dentro de su ca-
sa debe haber no pequeño ejemplo de aquesta virtud.
Pero si no quiere acordarse de sí , y quiere ver con
cuánta propiedad y verdad es nao la casera, ponga de-
lante los ojos una mujer que rodea su casa, y que de lo
que en ella parece perdido hace dinero, y compra lana
y lino, y junta con sus criadas lo adereza y lo labra, y
verá que, estándose sentada con sus mujeres, voltean-
do e! huso en la mano, y contando consejas (como la
nave , que sin parecer que se rauda , va navegando, y
pasando un dia y sucediendo otro, y viniendo las noches
y amanesciendo las mañanas, y corriendo, como sin me-
nearse, la obra), se teje la tela y se labra el paño, y se
acaban las ricas labores, y cuando menos pensamos,
llenas las velas de prosperidad, entra esta nuestra nave
en el puerto y comienza á desplegar sus riquezas, y
sale de allí el abri¿,o para los criados, y el vestido para
los hijos , y las galas suyas, y los arreos para su mari-
do , y las camas ricamente labradas , y los atavíos para
las paredes y salas , y los labrados hermosos , y el abas-
tecimiento de todas las alhajas de casa, que es un teso-
ro sin suelo. Y dice Salomón que trae esta nave de
lueñe (a) pan , porque si vuestra merced coteja el prin-
cipio desta obra con el fin della , y mide bien los ca-
minos por donde se viene á este puerto, apenas alcan-
zará cómo se pudo llegar á él , ni cómo fué posible de
tan delgados y apartados principios venirse á hacer des-
pués un caudaloso rio. Mas pasemos á lo que después
desto se sigue*
§. vir.
Pondérase la obligación de madrugar en las casadas, y se persua-
de á ello con una hermosa desciipcion de las delicias que
suele traer consigo la mañana. Avisase también que el levan-
tarse temprano de la cama ha de ser para arreglará los criados
y proveer ala familia.
Madrugó y repartió á sus gañanes (6) las raciones,
la tarea á sus mozas (c).
Es, como habernos dicho, esta casada que pinta aquí
y pone por ejemplo de las buenas casadas el Espíritu
Santo, mujer de un hombre de los que viven de labran-
za. Y la razón por qué pone por dechado á una mujer
desta suerte , y no de las otras maneras , también es'á
dicha. Pues como en las casas semejantes la familia
que ha de ir á las cosas del campo es menester que
madrugue muy de mañana, y porque no vuelve á casa
hasta la noche , es menester también que lleve consigo
la provisión de comida y almuerzo, y que se les repar-
ta á cada uno, así la ración de su mantenimiento, como
las obras y haciendas en que han de emplear, su tra-
bajo aquel dia; pues como esto sea así, dice Salomón
fai De lejos.
(*. Cañan es el pastor que siive en los ministerios mas ínfimos
& los mayorales y rat adanes, el cual se llama también zagal y
hatero. \e) Vers. líi.
que su buena casada no encomendó este cuidado á al-
guna de sus sirvientas , y se quedó ella regalando con
el sueño de la mañana descuidadamente en su cama;
sino que se levantóla primera , y que ganó por la mano
al lucero, y amáneselo ella antes que el sol, y por sí
misma, y no por mano ajena, proveyó á su geale y fa-
milia, así en lo que hablan de hacer como en lo que
habían de comer. En lo cual enseña y manda á las que
son desta suerte , que lo hagan así , y á las que son de
suertes diferentes, que usen de la misma vela y diligen-
cia. Porque , aunque no tengan gañanes ni obreros
que enviar al campo, tienen cada una en su suerte y
estado otras cosas que son como estas, y que tocan al
buen gobierno y provisión de su casa , ordinario y de
cada dia, que las obligan á que despierten y se levan-
ten y pongan en ello su cuidado y sus manos. Y así, con
eslas palabras dichas y entendidasgeneralmenle, avisa
de dos cosas el Espíritu Santo, y añade como dos nue-
vos colores de perfección y virtud á esta mujer casada
que va dibujando. La una es , que sea madrugadora; y
la otra, que madrugando, provea ella luego y por sí
misma lo que la óiden de su casa pide ; que ainhas á
dos son importantísimas cosas. Y digamos de lo prime-
ro. Mucho se engañan los que piensan que mien'ras
ellas, cuya es la casa, y á quien propiatnente toca el
bien y el mal della, duermen y se descuidan, cuidará
y velará la criada , que no le toca y que al fin lo mira todo
como ajeno. Porque si el amo duerme, ¿por qué des-
pertará el criado? Y si la señora , que es y ha de ser el
ejemplo y la maestra de su familia, y de quien ha de
aprender cada una de sus criadas lo que conviene á su
oficio, se olvida de todo; por la misma razón, y con
mayor razón , los demás serán olvidadizos y dados al
sueño. Bien dijo Aristóteles en este mismo propósi-
to (c/) que el que no tiene buen dechado no puede
ser buen remedador. No podrá el siervo mirar por la
casa si ve que el dueño se descuida della. De manera
que ha de madrugaría casada para que madrugue su
familia. Porque ha de entender que su casa es un cuer-
po, y que ella es el alma del , y que como los miembros
no se mueven si no son movidos del alma, así sus cria-
das , si no las menea ella y las levanta, y mueve á sus
obras, no se sabrán menear. Y cuando las criadas ma-
drugasen por sí, durmiendo su ama y no la teniendo
por testigo y por guarda suya, es peor que madruguen,
porque entonces la casa por aijuel espacio de tiempo
es como pueblo sin rey y sin ley , y como co¡nunidad
sin cabeza ; y no se levantan á servir , sino á robar y
destruir, y es el propio tiempo para cuando ellas guar-
dan sus hechos. Por donde , como en el castillo que
está en frontera ó en el lugar que se teme de los ene-
migos nunca falta la vela, así en la casa bien gober-
nada , en tanto que están despiertos los enemigos, que
son los criados , siempre ha de velar el señor. Es c! que
ha de ir al lecho el postrero, y el primero que hade le-
vantarse del lecho. Y la señora y la casada que esto no
hiciere, haga el ánimo ancho á su gran desventura, per-
suadida y cierta que le han de entrar los enemigos el
fuerte , y que un dia sentirá el daño y otro verá el ro-
bo, y de continuo el enojo y el mal recaudo y servi-
(áj De cura rei familiaiis, lib. i, cap. 6.
224 OBRAS DE FRAY
cío , y que al mal de la hacienda acompañará lambien j
el mal de la honra. Y como dice Cristo en el Evange- ;
lio {a) , que mientras el padre de la familia duerme, !
siembra el enemigo la zizaua ; así ella con su descui- \
do y sueño meterá la libertad y la deshonestidad por su
casa, que abrirá las puertas y falseará las llaves y que-
Dranlará los candados, y penetrará hasta los postreros
secretos, corrompiendo alas criadas, y no parando has-
ta poner su inficion en las hijas; conque la señora que
no supo entonces ni quiso por la mañana despedir de
los ojos el sueño ni dejar de dormir un poco, lastima-
da y herida en el corazón, pasará en amargos suspiros
muchas noches velando. Mas es trabajoso el madrugar
y dañoso para la salud. Cuando fuera así, siendo por
otra parle tan provechoso y necesario para el buen go-
bierno de la casa, y tan debido al oficio de la que se
llama señora della, se habia de posponer aquel daño,
porque mas debe el hombre á su oficio que á su cuer-
po, y mayor dolor y enfermedad es traer de continuo
su ftimilia desordenada y perdida, que padcscer un po-
co, ó en el estómago de flaqueza, ó en la cabeza depe-
sadumbre; pero al revés, el madrugar es tan saluda-
ble, que la razón sola de la salud, aunque no desper-
tara el cuidado y obligación de la casa, habia de levan-
tar de la cama en amanesciendo á las casadas. Y guarda
en esto Dios , como en lodo lo demás , la dulzura y sua-
vidad de su sabio gobierno, en que aquello á que nos
obliga es lo mismo que mas conviene á nuestra natu-
raleza y en que recibe por su servicio lo que es nues-
tro provecho. Así que, i\q solo la casa, sino también la
salud, pide á la buena mujer que madrugue. Porque
cierto es que es nuestro cuerpo del metal de los otros
cuerpos , y que la orden que guarda la naturaleza para
el bien y conservación de los demás , esa misma es la
que conserva y da salud á los hombres. Pues ¿quién no
ve que aquella hora despierta el mundo todo junto, y
que la luz nueva saliendo, abre los ojos de los anima-
les todos, y que si fuese entonces dañoso dejar el sue-
ño, la naturaleza (que en todas las cosas generalmen-
te, y en cada una por si, esquiva y huye el daño, y si-
gue y apetece el provecho, ó que , para decir la verdad,
es ella eso mismo que á cada una de las cosas conviene
y es provechoso) no rompiera tan presto el velo de las
tinieblas que nos adormecen, ni sacara por el oriente
los claros rayos del sol, ¿si los sacara, no les diera
tantas fuerzas para nos despertar. Porque si nos des-
pertase naturalmente la luz, no le cerrarían las venta-
nas tan diligentemente los que abrazan ci sueño. Por
manera que la naturaleza , pues nos envía la luz,
quiere sin duda que nos despiarle. Y pues ella nosdes-
pierta, á nuestra salud conviene que despertemos. Y
no contradice á esto el uso de las personas que aliora
el mundo llama señores, cuyo principal cuidado es vi-
vir para el descanso y regalo del cuerpo, las cuales
guardan la cama bástalas doce deldia. Antes osla ver-
dad, que se toca con las manos, condena aquel vicio,
del cual , ya por nuestros pecados ó por sus pecados de
ellos mismos , hacen honra y estado, y ponen parte de
su grandeza en no guardar ni aun en esto el con-
cierto que Dios les pone. Castigaba bici una persona,
(a) Mauh., cap. 13, t. 2S,
LUIS DE LEÓN.
que yo conoscí, esta torpeza, y nombrábala con su me-
rescido vocablo. Y aunque es tan vil como lo es el he-
cho , daráme vuestra merced licencia para que lo pon-
ga aquí, porque es palabra que cuadra. Asi que, cuan-
do le decia alguno que era estado en los señores este
dormir, solía él responder que se erraba la letra, y que
por decir establo decían estado. Y ello á la verdad es
así, que aquel desconcierto de vida tiene principio y
nasce de otro mayor desconcierto , que está en el alma
y es causa él también y principio do muchos otros des-
conciertos torpes y feos. Porque la sangre y los demás
humores del cuerpo, con el calor del día y del sueño
encendidos demasiadamente y dañados, no solamente
corrompen la salud, mas lambien aficionan é inficionan
el corazón feamente. Yes cosa digna de admiración que,
siendo estos señores en todo lo demás grandes seguido-
res, ó por mejor decir, grandes esclavos de sudeleile,en
eslosolo se olvidan del, y pierden por un vicioso dormir
lo mas deleitoso de la vida, que es la mañana. Porque
entonces la luz, como viene después de las tinieblas?
y se halla como después de haber sido perdida, parece
ser otra y hiere el corazón del hombre con una nueva
alegría, y la vista del cielo entonces, y el colorear de las
nubes y el descubrirse el aurora (que no sin causa los
poetas [b) la coronan de rosas), y el aparecer la her-
mosura del sol , es una cosa bellísima. Pues el cantar
de las aves , ¿qué duda hay sino que suena entonces
mas dulcemente, y las flores y las yerbas y el campo,
todo despide de sí un tesoro de olor? Y como cuando
entra el Rey de nuevo en algima ciudad se adereza y
hermosea toda ella , y los ciudadanos hacen entonces
plaza y como alarde de sus mejores riquezas ; así los
animales y la tierra y el aire, y todos los elementos , á
la venida del sol se alegran, y como para recibirle, so
hermosean y mejoran y ponen en público cada uno sus
bienes. Y como los curiosos suelen poner cuidado y tra-
bajo por ver semejantes recibimientos, asi los hombres
concertados y cuerdos, aun por solo el gusto, no haa
de perder esta fiesta que hace toda la naturaleza al sol
por las mañanas; porque no es gusto de un solo senti-
do, sino general contentamiento de todos, porque la
vista se deleita con el nascer de la luz y con la figura
del aire y con el variar de las nubes ; á los oídos las
aves hacen agradable armonía; para el oler, elolorquo
en aquella sazón el campo y las yerbas desi)iden de sí
es olor suavísimo; pues el fresco del aire de entonces
templa con grande deleite el humor calentado con el
sueño, y cria salud y lava las tristezas del corazón, y
no sé en qué manera le despierta á pensatnicntos divi-
nos antes que se ahogue en los negocios del día. Pe-
ro, si puede tanto con estos hijos de tinieblas el amor
dellas, que aun del día hacen noche, y pierden el fruto
de la luz con el sueño, y ni el deleite, ni la salud, ni
la necesidad y provecho que dicho habemos , son po-
derosos {>ara los hacer levantar, vuestra merced, que
es hija de luz, levántese con ella, y abra la claridad do
sus ojos cuando descubriere sus rayos el sol , y con pe-
cho puro levante sus manos limpias al Dador de la luz,
ofresciéndole con santas y agradescidas palabras su co-
(ij Virgil., lib. VI, if:ne¡d., v. ür.ri, y Gaicilaso do la Vega,
LA PERFECTA CASADA.
razón , y después de hecho esto , y de haber gozado del
í^usto del nuevo dia , vuelta á las cosas de su casa, en-
tienda en su oficio, que es lo otro que pide en esta le-
tra el Espíritu Santo á la buena casada, como fin á
(juíen se ordenó lo primero que babemos dicho del ma-
drugar. Porque no se entiende que si madruga la ca-
sada , ha de ser para que , rodeada de botecillos y ar-
quillas, como hacen algunas, se esté sentada tres ho-
ras afilando la ceja y pintando la cara, y negociando con
su espejo que mienta y la llame hermosa. Que, demás
del grave mal que hay en aqueste artificio postizo, del
cual se dirá en su lugar, es no conseguir el fin de su
diligencia, y es faltar á su casa por ocuparse en cosas
tan excusadas, que fuera menos mal el dormir. Leván-
tese pues , y levantada, gobierne su gente y mire lo que
se ha de proveer y hacer aquel dia, y á cada uno de sus
criados reparta su oficio; y como en la guerra el capi-
tán, cuando ordena por hileras su escuadra, pone á ca-
da un soldado en su propio lugar y le avisa á cada uno
que guarde su puesto ; así ella ha de repartir á sus cria-
dos sus obras y poner orden en todos , en lo cual se
encierran grandes provechos , porque lo uno , hácese
lo que conviene con tiempo y con gusto; lo otro, para
cuando alguna vez acontece que , ó la e¡ifermedad ó la
ocupación tiene ausente á la señora, están ya los cria-
dos, poreluso, como maestros en todo aquelloque deben
hacer , y la voz y la orden de su ama , á la cual tienen
hechos ya los oidos , aunque no la oigan entonces , les
suena en ellos todavía, y la tienen como presente sin
vella. Y demás desto, del cuidado del ama aprenden
las criadas á ser cuidadosas , y no osan tener en poco
aquello en que ven que se emplea la diligencia y el man-
damiento de su señora ; y como conocen que su vista
y provisión della se extiende por todo, parécelcs, y con
razón, que en todo cuanto liacen la tienen como por
testigo y presente, y así se animan, no solo á tratar
con fidelidad sus obras y oficios, sino también aventa-
jarse señaladamente en ellos. Y así cresce el bien como
espuma, y se mejora la hacienda, y reina el concierto, y
va desterrado el enojo. Y finalmente , la vista y la pre-
sencia y la voz y el mando del ama hace á sus mozas,
no solo que le sean provechosas , sino que ellas en sí
no se hagan viciosas, lo cual también pertenesce á su
oficio.. Sigúese:
§. VIH.
La perfecta casada no soto ha de cuidar de abastecer su casa y
conservar lo que el marido adquiere, sino que ha de adelantar
también la hacienda.
Vínole al gusto una heredad, y compróla , y del fruto
de sus palmas plantó viña (a).
Esto no es algún nuevo precepto diferente de los pa-
sados, ni otra virtud mas particular que las dichas; si-
no antes es como una cosa que se consigue y nasce do-
lías. Porque cierto es que la casada que fuere tan ta-
sada en sus gastos y tan no curiosa por una parte, y
por otra tan casera y veladora y aprovechada, no solo
conservará lo que su marido adquiere, sino también
ella lo acrescenlará por su parte, que es lo que aquí
{a) Vers. 16.
E. xvi-ii.
m
ahora se dice. Porque de tan grande industria y vela,
el fruto no puede ser sino grande. Por manera que á
los demás títulos que, siguiendo esta doctrina de Dios,
habernos dado á la buena mujer, añadimos aliora este,
que sea adeianiadora de su hacienda, no como título di-
ferente de los piimeros, sino como cosa que se sigue
dellos, y que declara la fuerza de los pasados y lo que
pueden, y el basta dónde han dellegar. Y así , decir que
compró heredamiento y que plantó viña del sudor de
su mano, es avisarle que del ser casera , que se le pi-
de, su propio punto es no parar hasta esto, que es, no
solo bastecer á su casa, sino también adelantar su ha-
cienda; no solo hacer que loque está dentro de sus
puertas esté bien proveído, sino hacer también que se
acrescienten en número los bienes y posesiones defue-
ra. Y es decille que pretenda y se precie ella también
de, señalando como con el dedo alguna parte de sus po-
sesiones, poder decir claramente: «Este es fruto de mis
trabajos; mi industria añadió esto á mi casa; de mis
suilores fructificó esta hacienda; » como lo han hecho en
nuestros tiempos algunas. Pero dirán que es esto pe-
dir mucbo. Mas pregunto yo á las que lo dicen, ¿qué os
en esto lo que tienen por mucho? ¿Tienen por mucho
que déla diligencia y aprovechamiento y labor de una
mujer, acompañada de sus mujeres, salga cosa de tanto
valor como es esto? ¿O tienen por mucbo que quiera
ella gastar lo que adquiere en estos aprovechamientos
y haciendas, y no en sus contentos y galas? Si aquesto
postrero es loque les parece mucho, en aquesta doctri-
na no tienen razón, ni en tener otro gasto, por mas su-
yo ni por mas apacible y gustoso, ni en pensar que se
vende en la tienda cosa que comprada las hermosee
mas que estas compras. Porque aquello pasa en el aire,
y el bien y honra y contento, juntamente con el buen
nombre, que por esta otra vía se adquiere, como tiene
raíces en la virtud, es duradero y perpetuo. Mas si lo
primero las espanta porque no creen tanto bien de sus
manos, lo uno hácense injuria á sí mismas y limitan su
poder apocadamente, y lo otro ellas saben que no es
así, y que pueden, si quieren apiJcarsc, pasar de esta
raya, porque ¿ailónde no llegará laque puede hacer y
la que hiciere lo que se sigue?
§. IX.
Cuánto debe evitar la mujer buena el ocio, y de los vicios y malas
resultas que de él nacen.
Ciñóse defortalczay fortificó su brazo. Tomó gusto en
el granjear; su candela no se apagó de noche. Puso
sus manos en la tortera (6), y sus dedos tomaron el
huso (c).
Tenga valoría mujer, y plantará viña; ame el traba-
jo, y acrescenlará su casa ; ponga las manos en lo que
es propio de su oficio, y no se desprecie del, y crecerán
sus riquezas; no se desciña, esto es , no se enmollezca
ni haga de la delicada , ni tenga por honra el ocio, ni
(b) Significa la rodaja que suele ponerse á la punta del huso
para torcer mejor la hebra ; y asi, la versión caldáica por el nom-
bre hebreo kiscor, que la Vuigala interpreta foríia, entiende y po-
ne vertibulum ; lo cual parece haber gustado mas á jíuestfo autor^
por ser tan docto en la lengua hebrea.
(c) Vers. 17, IS, 19.
1»
226 OBRAS DE FRAY
por estaJo el descuido y el sueño, sino ponga fuerza en
sus brazos v acostumbre á la vola sus ojos, v saboréese i
en el trabajar, y no se desdeñe de poner las manos en |
lo que toca al oficio de las mujeres, por bajo y por me-
nudo que sea ; y entonces verá cuánto valen y adonde 1
llegan sus obras. Tres cosas le pide aquí Salomón, y ca- j
da una en su verso : que sea trabajadora lo primero, y
lo segundo, que vele, y lo tercero, que hile. No quiere
que se regale, sino que trabaje. Muchas cosas están es-
critas por muchos en loor del trabajo , y todo es poco
para el bien que hay en él ; porque es la sal que preser-
va de corrupción á nuestra vida y á nuestra alma, mas
yo no quiero decir aquí nada de lo general. Loque pro-
piamente toca á la mujer casada, eso diré solamente;
porque cuanto de suyo es la mujer mas inclinada al re-
galo y mas fácil á enmohecerse y desatarse con el ocio,
tanto el trabajo le conviene mas. Porque si los hom-
bres, que son varones, con el regalo conciben ánimo y
condición de mujeres y se afeminan, las mujeres ¿qué
serán, sino lo que hoy dia son muchas dellas? Que la
seda les es áspera y la rosa dura, y les quebranta el te-
nerse en los pies, y del aire que suena se desmayan,
y el decir la palabra entera las cansa, y aun hasta lo
que dicen lo abortan, y no las ha de mirar el sol, y to-
das ellas son un melindre y un lixo (a), y un asco; y
perdónenme porque les pongo este nombre, que es el
que ellas mas huyen, (3 por mejor decir, agradézcanme
que tan blandamente las nombro. Porque quien consi-
dera lo que deben ser lo que ellas mismas se hacen , y
quien mira la alteza de su naturaleza y la bajeza en
que ellas se ponen por su mala costumbre, y coteja con
lo uno lo otro, poco dice en llamarlas así; y si las lla-
mase cieno, que corrompe el aire y le inficiona, y abo-
minación aborrescible, aun se podía tener por muy cor-
to. Porque teniendo uso de razón y siendo capaces de
cosas de virtud y loor, y teniendo ser que puede hollar
sobre el ciclo y que está llamado al gozo de los bienes
de Dios, le deshacen tanlo ellas mismas y se aniñan así
con delicadez, y se envilecen en tanto grado, que una
lagartija y una mariposiila que vuela, tiene mas tomo
que ellas, y la pluma que va por el aire, y el aire mismo,
es de mas cuerpo y sustancia. Así que, debe mirar mu-
cho en esto la buena mujer, estando cierta que en
descuidándose en ello se volverá en nada. Y como los
que están de su naturaleza ocasionados á algunas en-
fermedades y males se guardan con recato de lo que
en aquellos males les daña , así ellas entiendan que vi-
ven dispuestas para esta dolencia de nadería y melin-
drería, ó no sé cómo la nombre, y que en ella el regalo
es rejargar (6), y guárdense del como huyen la muer-
te, y conténtense con su natural poíjucdadjy no le aña-
dan bajnza ni la hagan mas apocada; y adviertan y
entiendan que su natural es femenil, y que el ocio por
síafemína, y no junten á lo uno lo otro, ni quieran
ser dos veces mujeres. He dicho el extremo de nada á
que vienen las muelles y regaladas mujeres, y no digo
la muchedumbre de vicios que desto mismo en ellas
nasccn, ni oso meter la mano en este cieno. Porque no
hay agua encharcada y corrompida que crie tantas y
(o) Lo mismo que cieno. Va no se usa.
(í) Especie de vcncpo, que tambicu llaman arsOnlcQ,
LUIS DE LEÓN;
tan milas sabandijas, que nascen vicios asquerosos y
feos en los pechos dojias damas delicadas, de que va-
mos hablando. Y en una dellas, que pinta en los Pro-
verbios (c) el Espíritu Santo, se ve algo desto ; de la
cual dice así: «Parlera y vagabunda, y que no sufre
estar quieta ni sabe tener los pies en su casa , ya en la
puerta, ya en la ventana, ya en la plaza, ya en los can-
tones de la encrucijada, y tiende por donde quiera sus
lazos. Vio un mancebo, y llegóse á él y prendióle, y dí-
jole con cara relamida blanduras : Hoy hago fiesta y he
salido en tu busca, porque no puedo vivir sin tu vista,
y al fin he hecho en tí presa. Mi cámara he colgado
con hermosas redes, y mi cuadra con tapices de Egip-
to ; de rosas y de flores , de mirra y lináloe {d) está
cubierto el suelo todo y la cama. Vén y bebamos la em-
briaguez del amor, y gocémonos en dulces abrazos has-
ta que apunte la aurora.» Y si todas las ociosas no sa-
len á lo público de las calles, como cs'a salía, sus abs-
condidos rincones son secretos testigos de sus proezas,
y no tan secretos, que no se dejen ver y entender. Y
la razón y la naturaleza de las cosas lo pide. Que cier-
to es que produce malezas el campo que no se rompe
y cultiva, y que con el desuso de hierro se toma de
orín y se consume, y que el caballo holgado se manca. Y
demás desto, si la casada no trabaja ni se ocupa en lo
que pertenece á su casa, ¿qué otros estudios ó negocios
tiene en que se ocupar? Forzado es que, si no trata de
sus oficios, emplee su vida en los oficios ajenos, y que
dé en ser ventanera, visitadora, callejera, amiga de
fiestas, enemiga de su rincón, de su casa olvidada y de
las casas ajenas curiosa, pesquisidora de cuanto pasa,
y aun de lo que no pasa inventora, parlera y chismosa,
de pleitos revolvedora, jugadora también y dada del to-
do á la conversación y al palacio , con lo demás que
por ordinaria consecuencia se sigue, y se calla aquí aho-
ra, por ser cosa manifiesta y notoria. Por manera que,
en suma y como en una palabra, el trabajo da á la mu-
jer, ó el ser ó el ser buena; porque sin él, ó no es mu-
jer, sino asco, ó es tal mujer, que seria menos mal que
no fuese. Y si con estoque he dicho sepersuadcná tra-
bajar, no será menester que les diga y enseñe cómo han
de tomar el huso y la rueca, ni me será necesario ro-
garles que velen, que son las otras dos cosas que les pide
el Espíritu Sanio, porque su misma afición buena se las
enseñará; y así, dejando esto aquí, pasaremos á lo que
se sigue.
Ha de ser la pciTccía cnsada piadosa con los pobres y necesitados;
pero debe ir con cuidado en ver á quién admite en casa y favo-
rece.
Sus palmas abrió para el afligido, y sus manos ecc-
tendiópara el menesteroso (e).
A muy buen tiempo puso esto aquí Salomón, porque
repitiendo tanto lo que toca á la granjeria y aprove-
chamiento, y aconsejando á la mujer tantas veces y
fe) Provcrb., cap. 7, 'a ÍO ad 18.
(di l.n mismo que áloe, ñrhol de las Indias orientales, cuya ma-
dera quemada causa un olor deliciosísimo,
(c) Vcrs. iO.
LA PERFECTA CASADA.
227
con tan encarecidas palabras que sea hacendosa y ca-
sera, dejábala, al parecer, muy vecina al avaricia y es-
casez, que son males que tienen parentesco con la gran-
jeria, y que se le allegan no pocas veces. Porque, así co-
mo hay algunos vicios que tienen apariencia y semejanza
de algunas virtudes, así hay virtudes también que eslán
como ocasionadas á vicios; porque, aunque es verdad
que la virtud consiste en el medio, mas como este me-
dio no se mide á palmos, sino es medio que se ha de
medir con la razón, muchas veces se aleja mas del un
extremo que del otro, como parece en la liberalidad,
que es virtud medida por la razón entre los ex Iremos
(iel avaro y del pródigo, y se aparta mucho menos del
pródigo que del avaro. Y aun también acontece que
de la virtud y del vicio, que en la verdad son principios
muy diferentes en la vista pública, y en lo que de fue-
ra parece, nazcan frutos muy semejantes. Tanto es di-
simulado el mal, ó tanto procura disimularse para nues-
tro daño, ó por mejor decir, tanta es la fuerza y exce-
lencia del bien, y tan general su provecho, que aun el
mal, para poder vivir y valer, se le allega y se viste dél^
y desea tomar su color. Asi vemos que el prudente y
recatado huye de algunos peligros, y que el temeroso
y cobarde huye también. Adonde , aunque las causas
sean diversas, es uno y semejante el liuir. Y vemos por
la misma manera que el hombre concertado granjea y
beneficia su hacienda , y el avariento también es gran-
jero, y que son unos en el granjear, aunque en los mo-
tivos del granjear son diferentes. Y puede tanto este
parentesco y disimulación, que no solamente los que
miran de lejos y ven solo lo que se parece , engañán-
dose, nombran por virtud lo que es vicio, mas también
esos mesmos, que ponen las manos en ello y lo obran,
muchas veces no se entienden á sí, y se persuaden que
los nace de raíz de virtud lo que les viene de inclina-
ción dañada y viciosa. Por donde todo lo semejante pi-
de grande adveriencia, para que el mal disimulado con
el bien no pueda engañarnos. Y así , porque á Dios no
aplace sino la virtud, y porque serla mujer muy gran-
jera le puede nacer de avaricia y de vicio, para que no
se canse sin fruto y para que no ofenda á Dios en lo
que piensa agradarle , avísale aquí que sea limosnera
(jue es decirle que, dado que le tiene mandado que sea
liacendosa y aprovechada y veladora y allegadora , pero
que no quiere que sea lacerada ni escasa, ni quiere que
todo el velar y adquirir sea para el arca y para la poli-
lla, sino para la provisión y abrigo, no solo de los su-
yos, sino también de los necesitados y pobres, porque
en ninguna manera quiereque sea avarienta. Y por eso
dice elegantemente que abra la palma, que la avaricia
cierra, y que alargue y tienda la mano, que suele en-
coger la escasez. Y dado que el ser piadoso y limosne-
ro es virtud que conviene á todos los que se tienen por
hombres, pero con particular razón las mujeres deben
esta piedad á la blandura de su natural , entendiendo
que ser una mujer de entrañas duras ó secas con los
necesitados, es en ella vituperable mas que en hombre
ninguno. Y no es buena excusa decir que les va á la
mano el marido ; porque, aunque es verdad que perte-
nece á él el dispensar la hacienda, pero no se entiende
que si veda á la mujer y le pone ley para que no haga
otros gastos perdidos, le quiero también cerrar la puer-
ta á lo que es piedad y limosna, á quien Dios con tan
expreso mandamiento y con tan grande encarecimiento
la abre. Y cuando quisieseser aun en cstoescasoel ma-
rido, la mujer, síes en lo demás cual aquí pintamos, no
debe por eso cerrar las entrañas á la limosna, que es
debida á su estado, ni menos el confesor se lo vede.
Porque si el marido no quiere, eslá obligado á querer;
y su mujer, si no le obedece en su mal antojo, confór-
mase con la voluntad, que él debe tener de razón; y
en hacer esto trata con utilidad y provecho su alma
del y su hacienda; porque lo uno, cumple con la obli-
gación que ambos tienen de socorrer á los pobres; y
lo otro, asegura y acrescienta sus bienes con la bendi-
ción que Dios , cuya palabra no puede faltar, tiene á la
piedad prometida. Y porque muchos nunca se fian bien
de esta palabra, por eso muchos hombres son crudos y
lacerados. Que si se pusiesen á considerar que reciben
de Dios lo que tienen , no temerían de le tornar parte
dello, ni dudarían de que quien es liberal no puede ja-
más ser desagradescido; y quiero decir en esto que Dios,
el cual, sin haber recibido nada dellos, liberalmente los
hizo ricos, si repartieren después con él sus riquezas,
se las volverá con gran logro. Eslo que he dicho , en-
tiendo de las limosnas mas ordinarias y comunes que
se ofrescen cada día á los ojos; que en lo que fuere mas
grueso y mas particular, la mujer no ha de traspasar
la ley del marido, y en todo le luí de obedescer y servir.
Y yo íio que ninguno habrá tan miserable ni malo, que
si ella es de las que yo digo, tan casera, tan hacendosa,
tan veladora y tan concertada en todo y aprovechada,
le vede que haga bien á los pobres. Ni será ninguno
tan ciego , que tema pobreza de la limosna que hace á
quien le enriquece la casa. Así que, abra sus entraña?
y sus brazos y manos á la piedad la buena mujer, y
muestre que su granjeria nasce de virtud, en no ser
escasa en lo que según razón es debido. Y como el
que labra el campo , de lo que coge en él da sus primi-
cias y diezmos á Dios; así ella de las labores suyas y de
sus criadas aplique su parte para vestir á Dios en los
desnudos y hartarle en los hambrientos, y llámele co-
mo á taparte de sus ganancias, y abra, como aquí dice,
sus manos ai afligido, y al menesteroso sus palmas. Mas
si dice que abra sus manos y su casa á los pobres, es
mucho de advertir que no le dice que las abra general-
mente á todos los que se profesan ser pobres. Porque á
la verdad una de las virtudes de la buena casada y mu-
jer es el tener grande recato acerca délas personas qua
admite á su conversación y á quien da entrada en su
casa; porque, debajo de nombre de pobreza, y cubrién-
dose con piedad, á las veces entran en las casas algu-
nas personas arrugadas y canas , que roban la vida y
entiznan la honra y dañan el alma de los que viven en
ellas, y los corrompen sin sentir , y los emponzoñan
paresGÍendo que los lamen y halagan. San Pablo (a) ca-
si señaló con el dedo á este linaje de gentes, ó á algu-
nas gentes deste linaje, diciendo: «Tienen por oficio
andar de casa en casa ociosas, y no solamente ociosas,
mas también parleras y curiosas, y habladoras de lo que
no conviene.» Y es ello así, que las tales de ordinario
(a) 1, Ad ÜDiolli., cap. 5, V. 13.
SaS OBRAS DE FRAY
no entran sino á aojar todo lo bueno que vieren , y
cuando menos mal hacen, hacen siempre este daño,
que es traer novelas y chismerías de fuera , y llevarlas
á fuera de lo que ven ó les parece que ven en la casa
donde entran, con que inquietan á quien las oye y les
turban los corazones; de donde muchas veces nascen
desabrimientos entre los vecinos y amigos, y materias
de enojos y diferencias, y á veces hay discordias mor-
tales. En las repúblicas bien ordenadas, los que anti-
guamente las ordenaron con leyes, ninguna cosa ve-
daron mas que la comunicación con los extraños y de
diferentes costumbres. Así Moisen, ó por mejor decir,
Dios por Moisen, á su pueblo escogido le avisa desto en
mil lugares (a) con encarecimiento grandísimo. Por-
que lo que no se ve no se desea; que, como dice el ver-
sillo griego: «Del mirarnace el amar (6).» Y por e'
contrario, lo que se ve y se trata, cuanto peor es, tan-
to mas ligeramente, por nuestra miseria, se nos apega,
Y lo que es en toda una república, eso también en una
sola casa por la misma razón acontece. Que si los que
enlran en ella son de costumbres diferentes de las que
en ellas se usan, unos con el ejemplo y otros con lapa-
labra alteran los ánimos bien ordenados, y poco á poco
los desquician del bien. Y llega la vejezuela al oido, y
dice á la hija y á la doncella que por qué huyen la ven-
tana ó por qué aman la almohadilla tanto; que la otra
Fulana y Fulana no lo hacen así. Y enséñales el mal
aderezo, y cuéntales la.desenvoltura del otro, y las ma-
rañas que ó vio ó inventó púneselas delante, y vuélve-
les el juicio, y comienza á teñir con esto el pecho sen-
cillo y simple, y hace que figuren en el pensamiento
lo que con solo ser pensado corrompe; y dañado el pen-
samiento, luego se tienta el deseo, el cual en encendién-
dose al mal, luego se resfria en el bien, y así luego se
comienzan á desagradar de lo bueno y de lo concerta-
do, y por sus pasos contados vienen á dejarlo del todo
á la postre. Por donde, acerca de Eurípides (c), dice
bien el que dice: (¡Nunca, nunca jamás, que no me
contento con decirlo una sola vez, el cuerdo casado
consentirá que eneren cualesquier mujeres á conversar
con la suya, porque siempre hacen mil daños. Unas por
su interés tratan de corromper en ella la fe del matri-
monio; otras, porque han fallado ellas, gustan de te-
ner compañeros de sus faltas; otras porque saben poco
y do puro necias. Pues contra estas mujeres y las seme-
jantes á estas conviénelc al marido guarnecer muy
bien con aldabas y con cerrojos las puertas de su casa;
qucjamás estas entradas peregrinas ponen en ella algu-
na cosa sana, sino siempre liacen diversos daños.» Pero
veamos ya loque después de aquesto se sigue.
§. XI.
Del buen trato y apacililc condición con que se deben portar
las scúoras con sus sirvientas y criadas.-
No temerá de la nieve su familia, porque toda su [¡en-
te Cilú vestida con vestiduras dobladas {d).
Ko es aquesta la menor parle ilo la virtud de aques-
{a) Levit., cap. 22, v. 2j. Numero;., cap. 18, v. i. t, lisd.,
eap. 10, V. 11.
{bi Uiogoriian. apud Erasmum cliil.l. Adag. , cent. 2, núm. 79.
(c) Eurip. ia Andromachc. [d) Vcrs. 22.
LUIS DE LEÓN.
ta perfecta casada que pintamos, ni la que da menos
loor á la que es señora de su casa, el buen tratamiento
de su familia y criados ; antes es como una muestra don-
de claramente se conoce la buena orden con que se
gobierna todo lo demás. Y pues le habia mostrado Sa-
lomón, en lo que es antes de esto, á ser limosnera con
los extraños, convino que le avisase ahora, y le diese á
entender que aqueste cuidado y piedad ha de comenzar
de los suyos; porque, como dice san Pablo (e), «el que
se descuida de la provisión de los que tiene en su ca-
sa, infiel es y peor que infiel. » Y aunque habla aquí Sa-
lomón del vestir, no habla solamente del, sino por lo que
dice en este particular enseña lo que ha de ser en lodo lo
demás que pertenece al buen estado de la familia. Por-
que, así como se sirve de su trabajo della el señor, así ha
de proveer con cuidado á su necesidad , y ha de compa-
sar con lo uno lo otro, y tener gran medida en ambas co-
sas, para que ni les falle en lo que lian menester, ni en
lo que ellos han de hacer los cargue demasiadamente, co-
mo lo avisa y declara el Sabio en el capítulo 33 del Ecle-
siástico. Porque lo uno es injusticia, y lo otro escasez,
y todo crueldad y maldad. El pecar los señores en esto
con sus criados, ordinariamente nace de soberbia y de
desconocerse á sí mismos los amos. Porque , si consi-
derasen que así ellos como sus criados son de un mis-
mo metal, y que la fortuna, que es ciega, y no la natu-
raleza proveída, es quien los diferencia , y que nascie-
ron de unos mismos principios, y que han de tener un
mismo fin , y que caminan llamados para unos mismos
bienes ; y sí considerasen que se puede volver el aire
mañana, y á los que sirven ahora servirlos ellos después,
y si no ellos, sus In'jos ó sus nietos, como cada dia acon-
tece, y que al fin todos, así los amos como los criados,
servimos á un mismo Señor, que nos medirá como nos-
otros midiéremos; así que, si considerasen esto, pon-
drían el brío aparte, y usarían de mansedumbre, y tra-
tarían á los criados como deudos, y mandarlos hian co-
mo quien siempre no ha de mandar. Y aquí conviene
que las mujeres hinquen los ojos mas, porque se des-
vanesccn mas fácilmente, y hay tan vanas algunas, que
casi desconocen su carne, y piensan que la suya es car-
ne de ángeles,_y las de sus sirvientas de perros, y quie-
ren ser ailoradas dellas, y no acordarse dellas si son nas-
cidas ; y si se quebrantan en su servicio, y si pasan sin
sueño las noches y si están ante ellas de rodillas los dias,
lodo les parece que es poco y nada para lo que se les
debo, o ellas presumen que se les ha de deber. En lo
cual, demás de lo mucho que ofenden á Dios, hacen su
vida mas miserable de lo que ella se es, ponjue se ha-
cen aborrescibles á los suyos, que es una cncarescida
miseria; ponjue ninguna enemistad es buena, y la do
los criados, que viven dentro del seno de los amos y
saben los secretos de casa y son sus ojos , y aunque les
pese, de su vida testigos, es peligrosa y pestilencia!. Y
de aquí ordinariamente salen las chismerías y los testi-
monios falsos, y las mas veces los verdaderos. Y esta es
la causa por donde muchos hallan, cuando no piensan,
las plazas IIímkis do sus secretos. Y como es peligrosa
desventura hacer de los criados fieles, crueles enemi-
gos con no debiiloá tratamientos; así el Irulurlos biea
(e) I, Ad liniülti., cap. ii, v. 8.
LA PERFECTA CASADA.
229
es, no solo seguriiinrl, sino honra y buen nombre. Por-
que lian de entender los señores que son como parte
de su cuerpo sus gentes, y que es como un compuesto
su casa, adonde ellos son la cabeza, y la familia los miem-
bro?, y que por el mismo caso que los tratan bien, tra
tan bien y honradamente á su misma persona. Y com.!
se honran de que en sus facciones y disposición no ha-
ya ni miembro torcido ni figura que desagrade, y co-
mo les añaden á todos sus miembros cuanto es en sí
hermosura y los procuran vestir con debido color ; así
se han de preciar de que en toda su gente relumbre,
su mucha liberalidad y bondad. Por manera que los de
su casa, ni estén en ella faltos, ni salgan della quejo-
sos. Conoscí yo en aqueste reino una señora, que es
muerta, ó por mejor decir, que vive en el cielo, que del
caballo troyano que dicen , no salieron tantos hombres
valerosos , como de su casa sirvientas suyas doncellas
y otras mujeres remediadas y honradas. A la cual, como
le acontesclese echar de su casa, por razón de un des-
concierto, á una criada suya no tan bien remediada co-
mo las demás, la oí decir muchas veces que no se po-
día consolar cuando pensaba que de las personas que
Dios le había dado, que así lo decía, había salido una de
su casa con desgracia y poco remedio. Y yo sé que en
esta bondad gastaba muy grandes snmas, y que hacien-
do estos gastos y otros de semejantes virtudes , no solo
conservó y sustentó los mayorazgos de sus hijos, que
estaban en su tutoría, y les venían de muchos abuelos
de antigua nobleza, sino que también los acresoenló é
ilustró con nuevos y ricos vínculos; y así era bendita
de todos. Deben pues amar esta bendición las mujeres
de honra , y si quieren ellas ser estimadas y amadas,
aqueste es camino muy cierto. Y no quiero decir que
todo ha de ser blandura y regalo; que bien vemos que
la buena orden pide algunas veces severidad; mas, por-
que lo ordinario es pecar los amos en esto , que es ser
descuidados en lo que toca al buen tratamiento de los
que los sirven, por eso hablamos dello, y no hablamos de
cómo los han de ocup^, de que ellos se tienen cuida-
do. Sigúese ;
§. KII.
De cómo el traje y manera de vestir de la perfecta casada ha de
ser conforme á lo que pide la honestidad y la razón. Aféase el
uso de los afeites, y condénanse las galas y atavíos, no solo con
razones turnadas de la misma naturaleza de las cosas, sino tam-
bién con dichos y sentencias de los padres de la Iglesia y au-
toridades de la Sagrada Escritura.
Hizo para si adererezos de cama, holandc^ y púrpura
es su vestido (a).
Porque había hablado de la piedad que deben las bue-
nas casadas al pobre, y del cuidado que deben á la bue-
na provisión de su gente, trata ahora del tratamiento
y buen aderezo de sus mismas personas. Y llega hasta
aquí la clemencia de Dios y la dulce manera de su pro-
videncia y gobierno, que desciende á tratar de su ves-
tido de la casada, y cómo ha de aderezar y asear su per-
sona, y condescendiendo en algo con su natural, aun-
que no le place el exceso, tampoco se agrada del des-
aliño y mal aseo, y así dice : «Púrpura y holanda es su
{a) Ycrs. 22,
vestido. » Que es decir que desta casada perfecta es
parte también no ser en el tratamiento de su persona
alguna desaliñada y remendada , sino que, como ha de
ser en la administración de la hacienda granjera, y con
los pobres piadosa, y con su gente no escasa; asi por la
misma forma á su persona la ha de traer limpia y bien
tracada , aderezándola honestamente en la manera que
<u estado lo pide, y trayéndose conforme á su cualidad,
así en lo ordinario como en lo extraordinario taml/ien.
Porque la que con su buen concierto y gobierno da luz
y resplandor á los demás de su casa, que ella ande des-
lucida en sí, ninguna razón lo permite. Pero es de sa-
ber por qué causa la vistió Salomón de holanda y de
ptirpura, que son las cosas de que en la ley vieja se ha-
cía la vestidura del gran Sacerdote (6); porque sin duda
tiene en sí algún grande misterio. Pues digo que quie-
re Dios declarar en esto á las buenas mujeres que no
pongan en su persona sino lo que se puede poner ea
el altar, esto es, que todo su vestido y aderezo sea san-
to, así en la intención con que se pone como en la tem-
planza con que se hace. Y ¿íceles que quien les ha de
vestir el cuerpo no ha de ser el pensamiento liviano,
sino el buen concierto de la razón ; y de la compostura
secreta del ániíuo ha de nascer el buen traje exterior,
y que este traje no se ha de cortar á la medida del an-
tojo ó del uso vituperable y mundano, sino conforme á
lo que pide la honestidad y la vergüenza. Así que, se-
ñala aquí Dios vestido santo , para condenar lo profano.
Dice ptirpura y holanda, mas no dice los bordados que
se usan ahora, ni los recamados ni el oro tirado en hilos
delgado. Dice vestidos, mas no dice diamantes nirubíes.
Pone lo que se puede tejer y labrar en casa, pero no las
perlas que se asconden en el abismo del mar. Concede
ropas, pero no permite rizos ni encrespes ni afeites. El
cuerpo se vista, pero la cabeza no se desgreñe ni se en-
crespe en pronóstico de su grande miseria. Y porque
en esto, y señaladamente en los afeites del rostro, hay
grande exceso aun en las mujeres, que en lo demás son
honestas; y porque es aqueste su propio lugar, bien se-
rá que digamos algo dellos aquí. Aunque , sí va á decir
la verdad, yo confieso á vuestra merced que lo que me
convida á tratar desto, que es el exceso, eso mismo me
pone miedo. Porque, ¿quién no temerá de oponerse
contra una cosa tan recibida? O ¿quién tendrá ánimo
para osar persuadirles]á las mujeres á que quieran pa-
recer lo que son? O ¿qué razón sanará la ponzoña del
solítuan? Y no solo es díticultoso este tratado, pero es
peligroso también ; porque luego aborrescen á quien es-
to les quita. Y así querer ahora quitárselo yo, será des-
pertar contra mí un escuadrón de enemigos. Mas ¿qué
les va en que yo las condene, pues tienen tantos otros
que las absuelven? Y si aiuan aquellos que, condescen-
diendo con su gusto dellas, las dejan asquerosas y feas,
muy mas justo es que siquiera no me aborrezcan á mí,
sino que me oigan con igualdad y atención; que cuanto
ahora en estoles quiero decir, será solamente enseñarles
quesean hermosas, que es lo que principalmente desean.
Porque yo no les quiero tratar del pecado que algunos
hallan y ponen en el afeite, sino solamente quiero dár-
selo á conocer, demonstrándoles que es un fullero en-
{b) ExQd,, cap. 28, v..C,7..
230 OBRAS DE FRAY
gaHoso, qiiG les da al revés de aquello que les promete, •
y que coino en un juego que hacen !o3 niños, así él, di- i
ciendo que las pinta, las burla y entizna , para que, i
conocido por tal , hagan justicia del y le saquen á la ■
vergüenza con todas sus redoiniilas al cuello. Pues yo I
no puedo pensar que ninguna viva en este caso tan •.
engañada, que ya que tenga por hermoso el afeilc,á lo j
menos no conozca que es sucio, y que no se lave las ma- j
nos con que lo ha tratado antes que coma. Porque los
material ?^ del, los mas son asquerosos; y la mezcla de
cosas tan diferentes como son las que casan para este
adulterio, es madre de muy mal olor, lo cual saben bien
las arquillas que guardan este tesoro y las redomas y
las demás alhajas del. Y si no es suciedad, ¿por qué, ve-
nida la noche, se le quitan y se lavan la cara con dili-
gencia, y ya que han servido al engaño del dia, quieren
pasar siquiera la noche limpias? Mas ¿para qué son ra-
zones? Pues cuando nos lo negasen, á las que nos lo ne-
gasen les podríamos mostrar á los ojos sus dientes mis-
mos y sus encías negras y mas sucias que un muladar,
con las reliquias que en ellas ha dejado el afeite. Y si
las pone sucias, como de hecho las pone, ¿cómo se pue-
den persuadir que las hace hermosas? ¿No es la lim-
pieza el fundamento de la hermosura, y la primera y
mayor parle dolía? La hermosura allega y convida á sí,
y la suciedad aparta y ahuyenta. Luego ¿como podrán
caber en uno lo hermoso y lo sucio? ¿Por ventura no
es obra propia de la belleza, parecer bien y hacer de-
leite en los ojos? Pues ¿qué ojos hay tan ciegos ó tan
botos de vista, que no pasen con ella la tela del sobre-
puesto , y que no cotejen con lo encubierto lo que se
descubre, y que viendo lo mal que dicen entre sí mis-
mos, no se ofendan con la desproporción? Y no es me-
nester que los ojos traspasen este velo, porque él de sí
mismo, en cobrando un poco de calor el cuerpo, se tras-
luce; y descúbrese por entre lo blanco un escuro y ver-
dinegro, y un entre azul y morado ; y matízase el rostro
todo, y señaladamente las cuencas de los bellísimos ojos,
con una variedad de colores feísimos ; y aun corren á
las veces derretidas las gotas, y aran con sus arroyos
la cara. Mas si dicen que acontece esto á las que no son
buenas maestras , yo digo que ninguna lo es tan bue-
na, que si ya engañare los ojos, pueda engañar las na-
rices. Porque el olor de los adobtos (a), por mas que se
perfinnen, va delante dellas, pregonando y diciendo que
no es oro lo que reluce, y que todo es asco y engaño, y
va como con la mano desviando la gente en cuanto
pasa la que yo no quiero nombrar. Tomen mi consejo
las que son perdidas por esto, y hagan máscaras do bue-
nas figuras y pónganselas; y el barniz pinte el lienzo, y
no el cuerpo, y sacarán mil provechos. Lo uim, que ya
((ue les agrada ser falsas hermosas, quedarán á lo me-
nos limpias. Lo otro, que no lemoriiii que las desafei-
te ni el sol ni el polvo ni el aire. Y lo último, con este
aríificio podrán encubrir, no solo el color escuro, sino
también las facciones malas. Porque cierta cosa es que
la hermosura no consiste tanto en el escogido color,
cuanto en que las facciones sean bien figuradas cada
una por sí, y todas entre sí mismas proporcionadas. Y
claro es que el afeite, ya que haga engaño en la color,
(o) Vuz aulicuada ; ahora adobos.
LUIS DE LEÓN.
pero no puede en las figuran poner enmienda, que ni
ensancha la frente angosta, ni los ojos pequeños los en-
grandece, ni corrige la boca desbaratada. Pero dicen
que vale mucho el buen color. Yo pregunto, ¿á quién
vale? Porque las de buenas figuras, aunque sean more-
nas, son hermosas, y no sé si mas hermosas que siendo
blancas; las de malas, aunque se transformen en nieve,
al lin quedan feas, mas dirán que menos feas, yo digo
que mas; porque antes del barniz, si eran feas estaban
limpias, mas después del quedan feas y sucias, que es
la mas aborrecible fealdad de todas. Pero valga mucho
el buen color, si de veras es buen color ; mas este ni es
buen color ni casi lo es, sino un engaño de color (jue
todos lo conocen , y una postura que por momentos se
cae, y un asco que á todos ofende, y una burla que pro-
mete uno y da otro, y que afea y ensucia. ¿Qué locura
es poner nombre de bien á lo que es mal , y trabajarse
en su daño y buscar con su tormento ser aborrecidas,
que es lo que mas aborrecen ? Que es el fin del adere-
zo y de la cura del rostro, sino el parecer bien y agra-
dar á los miradores? Pues ¿quién es tan falto, que des-
los adobíos se agrade? O ¿quién hay que no los con-
dene? Quién es tan necio (lue quiera ser engañado, ó
tan boto que ya no conozca este engaño? O ¿(}uién es
tan ajeno de razón, que juzgue por hermosura del ros-
tro lo que claramente ve que no es del rostro, lo que ve
que es sobrepuesto, añadido y ajeno? Querría yo saber
(lestas mendiganlas hermosas, si tendrían por liermo>a
'a mano que tuviese seis dedos. ¿Por ventura no la
hurtarían á los ojos? No harían alguna invención de
guante para encubrir aquel dedo añadido? Pues ¿tie-
nen por feo en la mano un dedo mas, y pueden creer
que tres dedos de enjundia sobre el rostro les es her-
moso? Todas las cosas tienen una natural tasa y medi-
da, y la buena disposición y parecer dellas consisle en
estar justas en esto ; y si dello les falla ó sobra algo, eso
es fealdad y torpeza; de donde se concluye que estas
de quien bablíuiios, añadiendo posturas y excediendo lo
natural, en caso que fuesen hermosas, se tornan feas con
sus mismas manos. Bien y prudentemente aconseja,
acerca de un poela antiguo (6), un padre á su hija y le
dice: «No tengas, hija, afición con los oros, ni rodees
tu cuello con perlas ó con jacintos, con que las de po-
co saber se desvanecen ; ninguna necesidad tienes des-
te vano ornamento; ni tampoco te mires al espejo parí
componerte la cara, ni con diversas maneras de lazos
enlaces tus cabellos, ni te alcoholes con negro los ojos,
ni te colores las mejillas , que la naturaleza no fué es-
casa con las mujeres, ni les dio cuer|io menos hermoso
de lo que se les debe ó conviene. » Pues ¿qué diremos
del mal del engañar y fingir, á que se hacen, y como en
cierta manera se ensayan y acostumbran en esto? Aun-
que esta razón no es tanto para que las mujeres se per-
suadan que es malo afeitarse, cuanto para que los ma-
ridos conozcan cuan obligados están á no consentir que
se afeiten. Porque han de entender que allí comienzan
á mosirárseles otras de lo que son , y á encubrirles la
verdad, y allí comienzan á tentarles la condición y ha-
cerlos al engaño, y como los hallaren pacientes en esto,
así subirán á engaños mayores. Bien dice ArislóLeles
(A) Nauíiiacli. aiiuJ SlubaiHim , sorni. Lxxiv.
LA PERFECTA CASADA.
231
on este mismo propósito (a), qne «como en la vida y
coslumbres la mujer con el marido ha de andar senci-
lla y sin engaño, así en el rostro y en los aderezos del
lia de ser pura y sin afeite ». Porque la buena en nin-
guna cosa lia de engañar á aquel con quien vive, si quie-
re conservar el amor, cuyo fundamento es la caridad y
la verdad, y el no encubrirse los que se aman en nada.
Que, así como no es posible mezclarse dos aguas oloro-
sas mientras están en sus redomas cada una; así en
tanto que la mujer cierra el ánimo con la encubierta
del fingimiento, y con la postura y afeites asconde el
rostro, entre su marido y ella no se puede mezclar
amor verdadero. Porque si damos caso que el marido
la ama así, claro es que no ama á ella en este caso, sino
á la máscara pintada que se parece, y es como si amase
en la farsa al que representa una doncella hermosa. Y
por otra parte, ella, viéndose amada desta manera, por
el mismo caso no le ama á él , antes comienza á tener
en poco, y en el corazón se rie del y le desprecia, y co-
noce cuan fácil es engañarle, y al fin le engaña y le car-
ga. Y esto es muy digno de considerar, y mas lo que se
sigue tras esto , que es el daño de la conciencia y la
ofensa de Dios. Que aunque prometí no tratarlo, pero
al fin la conciencia me obliga á quebrantar lo que pu-
se. Y no les diga nadie, ni ellas se lo persuadan á sí,
que ó no es pecado ó es muy ligero pecado , porque es
muy al revés ; ca (6) él es pecado grave en sí, y que de-
más desto anda acompañado de otros muchos pecados,
unos que nacen del, y otros de donde él nace. Porque
dejando aparte el agravio que hacen á su mismo cuerpo,
que no es suyo, sino del Espíritu Santo, que le consa-
gró para sí en el bautismo, y que por la misma causa
ha de ser tratado como templo santo con lionra y respe-
to; así que, aunque pasemos callando por este agravio
que hacen á sus miembros, atormentándolos y ensu-
ciándolos en diferentes maneras , y aunque no diga-
mos la injuria que hacen á quien las crió, haciendo
enmienda en su obra y como reprehendiendo, ó á lo me-
nos no admitiendo su acuerdo y consejo (porque sabida
cosa es que lo que hace Dios, ó feo ó hermoso, es á fin
de nuestro bien y salud) ; así que, aunque callemos esto
que las condena, el fin que ellas tienen y lo que las
mueve é incita á este oficio, por mas que ellas lo doren
y apuren, ni se pueda apurar ni callar. Porque, pregun-
to, ¿porqué la casada quiere ser mas hermosa délo que
su marido quiere que sea? Qué pretende afeitándose
á su pesar? Qué ardor es aquel que le menea las ma-
nos para acicalar (c) el cuerpo como arnés, y poner en
srco las cejas? ¿Adonde amenaza aquel arco? y aquel
resplandor ¿á quién ciega? El colorado y el blanco, y el
rubio y dorado, aquella artillería toda ¿qué pide? qué
desea? qué bocea? No pregunta sin causa el cantarcillo
común ni es mas castellano que verdadero : «¿Para qué
se afeita la mujer casada?» Y torna á la pregunta y re-
pite la tercera vez preguntando: «¿Para qué se afeita?
Porque, si va á decir la verdad, la respuesta de aquel
para qué, es amor propio desordenadísimo ; apetito in-
(fl) Lib. 1 De cura rei familiaris , cap. i.
{b] Lo mismo que porque. Es voz del uso antiguo.
(C) Acicalar vale tanto, por metáfora, como afeitar, 6 bjcer
tersa y reluc^nto alguna cosa.
saciable de vana excelencia, codicia fea, deshone Uidad
arraigada en el corazón, adulterio, ramería, delito que
jamás cesa. ¿Qué pensáis las mujeres que es afeitaros?
Traer pintado en el rostro vuestro deseo feo. Mas no
todas las que os afeitáis deseáis mal. Cortesía es creerlo.
Pero si con la tez del afeite no descubrís vuestro mal
deseo, á lo menos despertáis el ajeno. De manera que
con esas posturas sucias, ó publicáis vuestra sucia áni-
ma, ó ensuciáis las de aquellos que os miran. Y todo
es ofensa de Dios. Aunque no sé yo qué ojos miran, quo
si bien os miran , no os aborrezcan , ó asco ó hedor ó
torpeza. Mas ¡ qué bravo ! diréis algunas. No estoy bra-
vo, sino verdadero. Y si tales son los padres de quien
aqueste desatino nace, ¿cuáles serán los frutos que del
proceden, sino enojos y guerra continua, y sospechas
mortales y lazos de perdidos, y peligros y caídas, y es-
cándalos y muerte y asolamiento miserable? Y si to-
davía os parezco muy bravo, oid ya, no á mí, sino á saa
Cipriano, las que lo decís, el cual dice desta manera {d):
«En este lugar el temor que debo á Dios, y el amor
de la caridad, que me junta con todos, me obliga á que
avise no solo á las vírgenes y á las viudas, sino á las ca-
sadas también, y universalmenle á todas las mujeres,
que en ninguna manera conviene ni es lícito adulte-
rar la obra de Dios y su hechura , añadiéndole ó color
rojo ó alcohol negro ó arrebol colorado, ó cualquiera
otra compostura que mude ó corrompa las figuras na-
turales. Dice Dios (c)_: Hagamos al hombre á la imagen
y semejanza nuestra, ¿y osa alguna mudar en otra fi-
gura lo que Dios hizo? Las manos ponen en el mismo
Dios cuando lo que él formó lo procuran ellas refor-
mar y desfigurar. Como si no supiesen que es obra de
Dios todo lo que nace, y del demonio todo lo que se mu-
da de su natural. Si algún grande pintor retratase con
colores que llegasen á lo verdadero las facciones y ros-
tro dealguno, con toda la demás disposición de su cuer-
po, y acabado ya y perficionado el relralo, otro quisiese
poner las manos en él , presumiendo de mas maestro,
para reformar lo que ya estaba formado y pintado, ¿pa-
receos que tendría el primero justa y grave causa para
indignarse? Pues ¿piensas tú no ser castigada por una
osadía de tan malvada locura, por la ofensa que Iiaces
al divino Artífice? Porque, dado caso que por la alcahue-
tería de los afeites no vengas á ser con los hombres
deshonesta y adúltera, habiendo corrompido y violado
lo que hizo en tí Dios, convencida quedas de peor adul-
terio. Eso que pretendes hermosearte, eso que procu-
ras adornarte, conlradicion es que haces contra la obra
de Dios, y traición contra la verdad. Dice el Apóstol (/"),
amonestándonos ¡-^Desechad la levadura vieja, para
que seáis nueva masa, así como sois sin levadura, por-
que nuestra pascua es Cristo sacrificado. Asi que, cele-
bremos la fiesta, no con la levadura vieja ni con la le-
vadura de la malicia y de tacañería, sino con la pureza
de sencillez y verdad.— ¿Por ventura guardas esta sen-
cillez y verdad cuando ensucias lo sencillo con adul-
terinos colores, y mudas en mentira lo verdadero con
posturas de afeites? Tu Sefior dice {g) que— no llenes
{(l) Lib. De disciplina et hahilum Virginum.
(e) Genes., cap. A, v. 26. if) i,M corialh., cap, b, v. 7, 8.
(g) Umh; cap, 5, V. 36.
232 OBRAS DE FRAY
poder para tornar blanco ó negro uno de liis cabellos;
y tú pretendes ser mas poderosa, por sobrepujar lo
que tu Señor tiene diclio , con pretensión osada y con
sacrilego menosprecio. Enrojas tus cabellos , y en mal
agüero de lo que te está por venir les comienzas á dar
color semejante al del fuego, y pecas con grave maldad
en tu cabeza , esto es , en la parte mas principal de tu
cuerpo, y como del Señor esté escrito (a) que — su ca-
beza y sus cabellos eran blancos como la nieve,— tú
maldices lo cano y abominas lo blanco , que es seme-
jante á la cabeza de Dios. Ruégote, la que esto liaces,
¿no temes en el dia de la resurrección, cuando venga,
que el Artífice que te crió no te reconozca ; que cuando
llegues á pedirle sus promesas y premios, te descebe,
aparte y excluya; que te diga con fuerza y severidad de
juez : Esta obra no es mia, ni es la nuestra esta imagen;
ensuciaste la tez con falsa postura , demudaste el cabe-
llo con deslionesto color, luciste guerra y venciste á tu
cara, con la mentira corrompiste tu rostro, tu figura no
es esa? No podrás ver á Dios, pues no traes los ojos que
Dios hizo en tí, sino los que le inficionó el demonio; tú
le has seguido, los ojos pintados y relumbrantes de la
ser i lente has en tí remedado; figuraste del y arderás
juntamente con él. « Hasta aquí son palabras de san Ci-
priano. Y san Ambrosio (6) habla no menos agrámente
que él, y dice así : «De aquí nace aquello que es via é
incentivo de vicios, que las mujeres, temiendo desagra-
dar á los hombres, se pintan las caras con colores aje-
nos, y en el adulterio que hacen de su cara, se ensa-
yan para el adulterio que desean hacer de su persona.
Mas ¿qué locura aquesta tan grande, desechar el rostro
natural y buscar el pintado? Y mientras temen de ser
condenadas de sus maridos por feas, condenarse por ta-
les ellas á sí mismas ; porque la que procura mudar el
rostro con que nació, por el mismo caso da sentencia
ella contra sí y lo condena por feo; y mientras procura
agradar á los otros, ella misma á sí se desagrada pri-
mero. Di, mujer, ¿qué mejor juez de tu fealdad podemos
hallar que á tí misma, pues temes ser vista cual eres?
Si eres hermosa, ¿por qué con el afeite te encubres?
Si fea y disforme, ¿por qué te nos mientes hermosa,
pues ni le engañas á ti, ni del engaño ajeno sacas fru-
to? Porque el otro en tí afeitada , no ama á tí, sino á
otra, y tú no quieres como otra ser amada. Enseñaste
en tí á ser adúltero, y sí pone en otra su amor, recibes
pena y enojo. Mala maestra eres contra tí misma. Mas
tolerable en parte es ser adúltera que andar afeitada ;
porque allí se corrompe la castidad y aquí la misma na-
turaleza. » Estas son palabras de san Ambrosio. Pero
entre todos, san Clomeute Alejandrino es el que escribe
mas extendídamcntc , diciendo (c) : «Las que hermo-
sean lo que se descubre, y lo que está secreto lo afean,
no miran que son como las composturas de los egipcios,
los cuales adornan las entradas de sus templos con ar-
boledas, y ciñen sus portales con muchas columnas ; y
edifican los muros dellos con piedras peregrinas, y los
pintan con escogidas pinturas , y los mismos templos
los hermosean con plata y con mármoles Iraidos desde
(o) Apocalyp., cap. 1, v. 14.
{b, Lib. 1 De tir¡jinibus, ad Marccllinsiü syrürcu).
(C) Ub, III. rcJvjf., cap. 2,
LUIS DE LEÓN.
Etiopia. Y los sagrarios de los templos los cubren con
planchas de oro; mas en lo secreto dellos, si alguno pe-
netrare allá, y si con priesa de ver lo escondido, busca-
re la imagen del Dios que en ellos mora, y si la guarda
dellos ó alguno otro sacerdote con vista grave, y can-
tando primero algún himno en su lengua, y descubrien-
do un [lOCO del velo, le mostraré la imagen, es cosa de
grandísima risa ver lo que adoran; porque no hallaréis
en ellos algún Dios como esperábades , sino un gato ó
un crocodilo, ó alguna sierpe de las de la tierra, ó otro
animal semejante, no digno de templo, sino dignísimo
de cueva ó de escondrijo ó de cieno, que como un poe-
ta antiguo les dijo {d) :
Son fieras sobre púrpura asentadas
Los dioses á quien sirven los gitanos.
»Talss pues me parecen á mí las mujeres que se vis-
ten de oro y se componen los rizos , y se untan laí
mejillas y se pintan los ojos y se tiñen los cabellos, y
que ponen toda su mala arte en este aderezo muelle y
demasiado, y que adornan este muro de carne, y ha-
cen verdaderamente como en Egipto, para atraer á sí
á los desventurados amantes. Porque si alguno levan-
tase el velo del templo , digo , si apartase las tocas , la
tintura, el bordado, el oro, el afeite, esto es, el velo
y la cobertura compuesta de todas aquestas cosas , por
ver si hallaría dentro lo que de veras es hermoso, abo-
minaríalas , á lo que yo entiendo, sin duda. Porque no
hallara en su secreto deltas por moradora , según que
era justo , á la imagen de Dios , que es lo digno de pre-
cio, mas hallara que en su lugar ocupa una fornicaria
y una adúltera lo secreto del alma, y averiguara que es
verdadera fiera , mona con albayalde afeitada ó sierpe
engañosa, que, tragando lo que es de razón en el hom-
bre por medio del deseo del vano aplacer , tienen el al-
ma por cueva ; adonde mezclando toda su ponzoña
mortal , y rebosando el tóxico de su engaño y error,
trueca á la mujer en ramera aqueste dragón alcahuete;
porque el darse al afeite , de ramera es , y no de buena
mujer, como claramente se ve; porque las que con es-
to tienen cuenta, no la tienen jamás con sus casas. Su
cuenta es desenlazar las bolsas de sus maridos , y el
consumirles las haciendas en sus vanos antojos , y
para que testifiquen muchos que parecen hermosas , el
ocuparse asentadas todos los días al arte del afeitaróe
con personas alquiladas á ello. Así que, procuran de
guisar bien su carne , como cosa desabrida y de mala
vista; y entre dia por el afeite se están deshaciendo en
su casa, con temor que no se les eche ver que es pos-
tiza la llor; mas venida la tarde, como de cueva, luego
se hace afuera, aquesta adulterada hermosura, á quien
ayuda entonces, para ser tenida en algo, la embriaguez
y la falta de luz. Menandro el jioeta lanza de .'ju casa á
la mujer que se enrubia , y dice :
Vé fuera desta casa ; que la buena
Do trata de liacer rubios los cabellos.
lá) San Clemente Alejandrino no pone esta sentencia como do
poeta ; y así, paiece que, por haberla leído en alguno nuestro au-
tor, la alegó como de tal. Pero ya que ailadió de suyo esto, dobla
haberle oienclonado para darnos mas uoticia do una curiosidad
uliscivada do tan pocjs ó ninguno.
LA PERFECTA CASADA.
233
»Y no dice que se barnizaba la cara, ni menos que
se pintaba los ojos. Mas las miserables no ven que con
añadir lo postizo destruyen lo hermoso, natural y pro-
pio, y no ven que matizándose cada dia , y estirán-
dose el cuero y emplastándose con mezclas diversas se-
can el cuerpo y consumen la carne , y con el exceso
de los corrosivos marchitan la flor propia, y así vie-
nen á tornarse amarillas y á hacerse dispuestas y fá-
ciles á que la enfermedad se las lleve , por tener con
los afeites la carne que sobrepintan gastada , y vienen
á deshonrar al Fabricador de los hombres, como á quien
no repartió la hermosura como debia ; y son con razón
inútiles para cuidar por su casa, porque son como co-
sas pintadas, asentadas para no mas de ser vistas, y
no hechas para ser caseras cuidadosas. Por lo cual,
aquella bien considerada mujer, acerca del poeta có-
mico, dice :— ¿Qué hecho podremos hacer las mujeres
que de precio sea ó de valor, pues repintándonos y en-
floreciéndonos cada dia, borramos de nosotras mismas
la imagen de las mujeres valerosas, y no servimos si-
no de trastos de casa y de estropiezos para los mari-
dos y de afrenta de nuestros hijos? — Y asimismo Antí-
fanes, escritor también de comedias («) , mofa de aques-
ta perdición de mujeres, poniendo las palabras que
convienen á lo que comunmente todas hacen, y dice:
— Llega , pasa, torna , no se pasa , viene , para, lim-
piase, revuelve, relimpiase, peinase, sacúdese, frié-
gase, lávase , e.spójase , vístese, almízclase, aderézase,
rocíase con colores , y al fin si hay algo que no , ahó-
gase Y mátase.— Merecedoras, no de una, sino de dos-
cientas mil muertes, que se coloran con las freces (6)
del crocodilo, y se untan con la espuma de la hedion-
dez, y que para las avenólas (c) hacen hollín y alba-
yalde para embarnizar las mejillas. Pues las que así
enfadan á los poetas gentiles, la verdad ¿cómo no las
desechará y condenará? Pues Alexi , otro cómico , ¿qué
dice deltas, reprendiéndolas? Que pondré loque dijo,
procurando avergonzar con la curiosidad de sus razo-
nes su desvergüenza perpetua, sino que no pudo lle-
gar á tanto su buen decir, y verdaderamente que yo
me avergonzaría, si pudiese defenderlas con alguna
buena razón , de que las tratase así la comedia. Pues
dice : — Demás desto, acaban á sus maridos, porque su
primero y principal cuidado es el sacarles algo, y el
pelar á los tristes mezquinos; esta es su obra, y todas
las demás en su comparación les son acesorias. ¿Es
por ventura alguna deltas pequeña? embute los chapi-
nes de corcho; ¿es otra muy luenga? trae una suela
sencilla, y anda la cabeza metida en los hombros, y
(a) In Malíhaca, según el testimonio del mismo san Clemente
Alejandrino ; porque tengo entendido que ya no está dicha obra.
iOi Freza, entre otras cosas, significa el extremo de los anima-
les ; y asi, parece que habia de decir frezas, y no freces. Pero, por
cuanto en todas las ediciones que he visto se halla freces, uo me
he atre\ido á corregirlo.
(c) Aunque no he hallado este vocablo en ninguno de los mu-
chos diccionarios de la lengua castellana que he visto á este tin,
no pongo duda alguna en que su significado son las cejas, pues
además de persuadirlo así el contexto, se infiere claramente por
el original en griego de san Clemente Alejandrino, que dice des-
ta suerte : xai xou.i; oOpjJt ir¡y &<7prjXr¡'t áva [ji.aTToiJ.evxt '
lo cual vienen lot inlérpretes : E( supercilis fidiging ilUnm,
hurta esto al altor ((/) ; ¿es falta de carnes? afórrase de
manera que todos dicen que no hay mas que peilir ;
¿crece en barriga? estréchase con fajas, como si tran-
zase (e) el cabello, con que va dereclia y cenceña {f),
sumida de vientre ; como con puntales hace la ropa
adelante; ¿es bermeja de cejas? encúbrelas con hollín;
¿es acaso morena? anda luego el albayalde por alto;
¿es demasiadamente muy blanca? friégase con la tez
del húmero; ¿tiene algo que sea hermoso? siempre lo
trae descubierto; pues que si los dientes son buenos,
forzoso es que se ande riendo. Y para que vean todos
que tiene gentil boca, aunque no esté alegre, todo el
santo dia se ríe, y trae entre los dientes siempre al-
gún palillo de murta delgado, para que, quiera que no,
en todos tiempos esté abierta la boca.— Esto he alegado
de las letras profanas , como para remedio contra este
mal artificio y deseo excesivo del afeite , porque Dios
procura nuestra salud por todas las vías posibles ; mas
luego apretaré con las letras sagradas, que al malo
público natural es apartarse de aquello en que peca,
siendo reprehendido por la vergüenza que padece.
Pues así como los ojos vendados ó la mano envuelta
en emplastos, á quien lo ve hace indicio de enferme-
dad , asi el color postizo y los afeites de fuera dan á en-
tender que el alma en lo de dentro está enferma. Amo-
nesta nuestro divino Ayo y Maestro que no lleguemos
al rio ajeno, figurando por el rio ajeno la mujer des-
templada y deshonesta , que corre para todos , y que
para el deleite de todos se derrama con posturas las-
civas. —Contiénete, dice {g) , del agua ajena, y déla
fuente ajena no bebas ;— amonestándonos que huyamos
la corriente de semejante deleite, si queremos vivir
luengamente, porque el hacerlo así añade años de vi-
da. Grandes vicios son los del comer y beber , pero no
taii grandes, con mucha parte, como la afición excesi-
va del aderezo y afeite; para satisfacer el gusto la mesa
llena basta, y la taza abundante, mas á las aficionadas
á los oros, á los carmesíes. y á las piedras preciosas no
les es suficiente ni el oro que hay sobre la tierra ó en
sus entrañas della , ni la mar de Tiro , ni lo que viene
de Etiopía, ni el rio Pactólo, que corre oro, ni aunque
se transformen en Midas , quedarán satisfechas algu-
nas deltas , sino pobres siempre y deseando mas siem-
pre, aparejadas á morir con el haber. Y si es la rique-
za ciega , como de veras lo es las que tienen puesta
en ella toda.su afición y sus ojos, ¿cómo no serán cie-
gas? Y es que, como no ponen término á su mala co-
dicia , vienen á dar en licencia desvergonzada, porque
les es necesario el teatro y la procesión y la much(^
dumbre de los miradores , y el vaguear por las iglesili
y el detenerse en las calles para ser contempladas de
todo?, porque cierto es que se aderezan para conten-
tar á los otros. Dice Dios por Hieremías (h) : — Aunque
te rodees de púrpura y te enjoyes con oro y te pintes
los ojos con alcohol , vana es tu hermosura.— Mas ¿qué
desconcierto tan grande que el caballo y el pájaro y
todos los demás animales de la yerba y del prado sal-
(rf) Es voz que no se usa ya. Dícese ahora altura.
(e) Tranzar es lo mismo que trenzar.
(/■) Vale tanto como delgada. (f) Ecclesiast., cap. 23, v. j).
\hl lüei'iíiU., tii[). i, V, 5Q,
234 OBRAS DE FRAY
gan aliiulaclo? cada lino con su propio aderezo , el ca-
ballo con crines, el pájaro con pinturas diversas, y to-
dos con su color natural , y que la mujer, como de peor
condición que las bestias, se tenga así misma en tan-
to grado por fea , que haya menester hermosura pos-
tiza, comprada y sobropuesta? Preciadoras de lo her-
moso de! roítro, y no cuidadosas de lo feo del corazón;
porque sin duda, como el liierro en la cara del escla-
vo muestra que es fugitivo, así las floridas pinturas
del rostro son señal y pregón de ramera. Porque los
volantes y las diferencias de los tocados, y las inven-
ciones del coger los cabellos, y los visajes que hacen
dellos , que no tienen número, y los espejos costosos,
á quien se aderezan , para cazar á los que, a manera de
niños ignorantes, hincan los ojos en las buenas figu-
ras, cosas son de mujeres raídas (a), y tales, que no
se engañará quien peor las nombrare, transforma-
doras de sus caras en máscaras. Dios nos avisa que no
atendamos á lo que parece , sino á lo que se encu-
bre (6) ; porque es lo que se ve temporal , y lo que no,
sempiterno; y ellas locamente inventan espejos, adon-
de , como si fuera alguna cosa loable , se vea artificio-
sa figura , á cuyo engaño le venia mejor la cubierta y
el velo. Que , como cuenta la fábula , á Narciso no le
fué útil el haber contemplado sn rostro, Y si veda
Moisen (c) á los hombres que no hagan alguna ima-
gen, compitiendo en el arte con Dios, ¿cómo les se-
rá á las mujeres lícito en sus mismas caras formar
nuevos gestos en revocación de lo hecho? Al profeta
Samuel cuando Dios le envió á ungir en rey á uno de
los hijos de José, parcsciénlole que el mas anciano
dellos era hermoso y dispuesto, y queriéndole ungir,
díjole Dios : — No mires á su rostro ni atiendas á su
buena disposición de ese hombre que le tongo desecha-
do; que el hombre mira á los ojos y Dios tiene cuenta
con el corazón (rf). — Y así, el Profeta no ungió al her-
moso de cuerpo , sino consagró -al hermoso de animo.
Pues si la belleza de cuerpa, aun aquella que es natu-
ral, tiene Dios en tanto menos que la belleza del alma,
¿qué juzgará de la postiza y fingida el que todo lo fal-
so desecha y aborrece?— En fe caminamos, y no en lo
que es evidente á la vista (e). — Maniíieslamentcnos en-
soñó en Abrabam el Señor que ha de menospreciar
quien le siguiere la parentela , la tierra , la hacienda y
riquezas y bienes visibles (f). Hízole peregrino, y lue-
go que despreció su natural y el bien que se veía,
le llamó amigo suyo ; y era Abrabam noble en tierra y
muy a!)und;inte en riqueza, que, como se lee {g) , cuan-
<k venció á los reyes que prendieron á Lol , armó de
sola su casa trescientas y diez y ocho personas. Sola es
Ester la que- hallamos {h) haberse aderezado sin cul-
pa, porque se hermoseó con misterio y para el Rey, su
marido; demás de que aquella su hermosura fué res-
cale de toda una gente condenada á la muerte ; y así,
lo que se concluye de todo lo dicho es, que el afeitarse
y el hermosearse, á las mnjeres hace rameras y á ios
(a) Libres y dcsvcrgniizadas.
{b, II, A(l corinth., cap. i, v. 2.
(Ci Exoil., cap. 20, v. i. Deulcron., rap. 'i, v. 8.
{di Lib. I Kcgum, cap. 16, v. 7.
(í) II, Ail corinth., cap. 3, v. 7. 'f, Guiies., ijp. i2, v. 1.
ig) Gcacs., cap. U, v. 14. (A) Esllier., cap. 5, v. t.
LUIS DE LEÓN.
hombres hace afeminado!; y adúlteros, como el poela
trágico lo dio bien á entender cuando dijo :
De Frigia vino á Esparta el que juzgara,
Según lo dice el cuento de los griegos,
Las diosas; hermosísimo en vestido,
En oro reluciente, y rodeado
De traje barbaresco y peregrino.
Amo, y partióse asi, llevando hurtada
A quien también le amaba , al monte de Ida ,
Estando Menelao de casa ausente.
»¡0h belleza adúltera! El aderezo bárbaro trastornó
á toda Grecia. A la honestidad de Lacedentionia cor-
rompió la veslidura, la policía y el rostro. El orna-
mento excesivo y peregrino hizo ramera á la hija de
Júpiter. Mas en aquellos no fué gran maravilla , que
no tuvieron maestro que les cercenase los deseos vi-
ciosos, ni menos quien les dijese : — No fornicarás ni
desearás fornicar; —que es decir : No caminarás al for-
nicio (i) con el deseo , ni encenderás sil apetito con
el afeite ni con el exceso del aderezo demasiado.') Has-
ta aquí son palabras de san Clemente. Y Tertuliano,
varón doctísimo y vecino á los apóstoles, dice (/) :
«Vosotras tenéis obligación de agradará solos vues-
tros maridos. Tanto mas los agradaréis á ellos, cuanto
menos procuráredes parecer bien á los otros. Estad se-
guras. Ninguna á su marido le es fea ; cuando la esco-
gió se agradó porque ó sus costumbres ó su figura se
la hicieron amable. No piense ninguna que si se com-
pone templadamente la aborrecerá ó desechará su ma-
rido, que todos los maridos apetecen lo casto. El ma-
rido cristiano no hace caso de la buena figura , por-
que no se ceba de lo que los gentiles se ceban; el gen-
til en ser cosa nuestra la tiene por sospechosa, por el
mal que de nosotros juzga. Pues dime, tu belleza ¿para
quién la aderezas, si ni el gentil la cree ni el cristiano
la pide? Para qué te desentrañas por agradar al re-
celoso ó al no deseoso? Y no digo esto por induciros á
que seáis algunas dcr-aliñadas y fieras, ni os persuado
el desaseo, sino digoos lo que pide la honestidad, el
modo, el punto, la templanza con que aderezareis
vuestro cuerpo. No habéis de exceder de lo que al ade-
rezo simple y limpio se debe, de lo que agrada al Se-
ñor ; porque sin duda lo ofenden las que se untan
con unciones de afeites el rostro, las que manchan con
arrebol las mejillas, las que con hollin alcoholan los
ojos ; porque sin duda les desagrada lo que Dios hace,
y arguyen en sí mismas de falla á la obra divina , re-
prehenden al Arlíllce que á lodos nos hizo. Reitrehén-
dcnle , pues le enmiendan, pues le añaden. Que estas
añadiduras témanlas del conlrarlo de Dios , esto es, del
demonio, ponpie, ¿quién otro será maestio de mudar
la figura del cucri)0, sino el que transformó en malicia
la imagen del alma? Él sin duda es el que compuso
este artificio, para en nosolros poner en Dios las ma-
nos en cierta manera. Lo con que se nace , obra de
Dios es; lo que se finge y artiza (;u), obra será del de-
monio. Pues ¿qué maldad, á la obra de Dios sobre[)0-
ner lo que ingenia el demonio? Nuestros criados no to-
man ni prestado de los que nos son enemigos ; el buen
(i) Vale lo mismo que fornicacio.i. Es voz que ya no se usa.
(/) Lib. fíe cultu fuemiiiuhm.
\m) Ailuar C5 lo mismo que hacer por aitc. Ko eslá cu oso.
LA PERFECTA CASADA.
233
soldado no desea metCédes del que á su capitán es con-
trario , que es aleve encargarse del enemigo de aquel
á quien sirve , y recebir ayuda y favor de aquel malo
el cristiano , si ya le llamo bien con tal nombre , si es
ya Cristo. Porque mas es de aquel cuyas enseñanzas
aprende. Mi;s, ¡cuan ajena cosa es de la enseñanza cris-
tiana de lo que profesáis en la fe ! Cuan indigno del
nombre de Cristo traer cara postiza, las que se os
mandó que en todo guardéis sencillez ; mentir con el
rostro, las que se os veda mentir con la lengua ; ape-
tecer lo que no se os da , las que os debéis abstener de
lo ajeno ; buscar el parecer bien, las que tenéis la ho-
nestidad por oíicio! Croedme, benditas; mal guarda-
réis lo que Dios os manda, pues no conserváis las fi-
guras que os pone. Y aun bay quien con azafrán muda
de su color los cabellos. Afrénlanse de su nación; dué-
lense por no haber nacido alemanas ó inglesas, y así
procuran desnaturalizarse en el cabello siquiera. Mal
agüero se hacen colorando su cabeza de fuego. Persuá-
dense que les está bien lo que ensucian. O cierto, las
cabezas mismas padecen daño con la fuerza de las le-
jías. Y cualquier agua, aunque sea pura , acostumbrada
en la cabeza, destruye el cerebro, y mas el ardor del
sol con que secan el cabello y le avivan. ¿Qué hermo-
sura puede haber en daño semejante, ó qué belleza
en una suciedad tan enorme ? Poner la cristiana en su
cabeza azafrán, es como ponerlo al ídolo en el altar;
porque en todo lo que se ofrece á los espíritus malos,
sacados los usos necesarios y saludables a que Dios lo
ordenó, el usar dello puede ser habido por cullura de
ídolos. Mas dice el Señor (a) : «¿Quién de vosotras
puede mudar su cabello ó de negro en blanco ó de
blanco en negro?» ¿Quién? Estas que desmienten á
Dios. Veis, dicen, en lugar de hacerle de negro blan-
co, le hacemos rubio, que es mudanza mas fácil. Demás
de que, también procuran de mudarle de blanco en ne-
gro las que les pesa de haber llegado á ser viejas. Oh
desatino, oh locura, que se tiene por vergonzosa la
edad deseada , que no se asconde el deseo de hurlar de
I0.4 años, que se desea la edad pecadora, que se repara
y se remedia la ocasión del mal hacer. Dios os libre á
las que sois hijas de la sabiduría , de tan grande nece-
dad. La vejez se descubre mas cuando mas se procura
encubrir. ¿Esa debe de ser sin duda la eternidad que
se nos promete , traer moza la cabeza ? Esa la incorrup-
tibilidad de que nos vestiremos en la casa de Dios , la
ípie da la inocencia ? Bien os dais priesa al Señor, bien
os apresuráis por salir deste malvado siglo las que te-
neis por feo el estar vecinas á la salida. A lo menos de-
cidme, ¿de qué os sirve esta pesadumbre de aderezar
la cabeza? ¿Por qué no se les permite que reposen á
vuestros cabellos , ya trenzados , ya sueltos , ya derra-
mados, ya levantados en alto? Unas gustan de reco-
gerlos en trenzas , otras los dejan andar sin orden y
que vuelen ligeros con sencillez nada buena ; otras,
demás desto, les añadis y apegáis no sé qué monstruo-
sas demasías de cabellos postizos, formados á veces
como chapeo (6), ó como vaina de la cabeza, ó como
cobertera de vuestra mollera, á veces echados á las es-
(o) Matth., cap. 5, v. 36.
(b] Lo tuismo quu sorabici'o. Es voz anticuada,
paldas, ó sobre ia cerviz empinados. ¡Maravilla es
cuanto procuráis estrellaros con Dios, contradecir sus
sentencias! Sentenciado está (c) que «ninguno pueda
acrecentar su estatura». Vosotras, si no á la estatura, á
lo menos añadís al peso, poniendo también sobre vues-
tras caras y cuellos no sé qué costras de saliva y de
masa. Si no os avergonzáis ele una cosa tan desmedi-
da, avergonzaos siquiera de una cosa tan sucia. No
pongáis, como iguales, sobre vuestra cabeza santa y
cristiana los despojos de otra cabeza por ventura su-
cia, por ventura criminosa y ordenada al infierno. Antes
alanzad de vuestra cabeza libre esa como postura ser-
vil. En balde os trabajáis por parecer bien tocadas , en
balde os servís en el cabello de los maestros que mejor
lo aderezan, que el Señor manda que lo cubráis ((/). Y
creo que lo mandó porque algunas de vuestras cabezas
jamás fuesen vistas. Plega á él que yo, el mas misera-
ble de todos, en aquel público y alegre día del regocijo
cristiano alce la cabeza, siquiera puesto á vuestros pies,
que entonces veré si resucitáis con albayalde, con co-
lorado , con azafrán , con esos rodetes de la cabeza , y
veré si á la que saliere así pintada la subirán los ánge-
les en las nubes al recibimiento de Cristo. Si son estas
cosas buenas, si son de Dios, también entonces se ven-
drán á los cuerpos y resucitarán , y cada una conocerá
su lugar. Pero no resucitarán mas de la carne y el es-
píritu puros. Luego las cosas que ni resucitarán con el
espíritu ni con la carne, porque no son de Dios, conde-
nadas cosas son. Absteneos pues de lo que es condena-
do. Tales os vea Dios ahora , cuales os ha de ver enton-
ces. Mas diréis que yo, como varón y como de linaje con-
trario, vedo lo lícito á las mujeres, como si permitiese
yo algo desto á los hombres. ¿Por ventura el temor de
Dios y el respeto de la gravedad que se debe , no quita
muchas cosas á los varones también? Porque sin nin-
guna duda , así á los varones por causa de las mujeres,
como á las mujeres por contemplación de los hombres,
les nace de su naturaleza viciosa el deseo de bien pa-
recer. Que también nuestro linaje sabe hacer sus em-
bustes : sabe atusarse (e) la barba, entresacarla, or-
denar el cabello, componerle, dar color á las canas, y
quitar, luego que comienza á nacer, el vello del cuerpo,
pintarle en partes con afeites afeminados , y en partes
alisarse con polvos de cierta manera ; sabe consultar
el espejo en cualquiera ocasión , ó mirarse en él con
cuidado. Mas la verdad es, que el conocimiento que ya
profesamos de Dios , y el despojo del desear aplacer, y
la pausa que prometemos de los excesos viciosos, huye
destas cosas todas , que en sí no son de fruto, y á la ho-
nestidad hacen notable daño. Porque adonde Dios está,
allí está la limpieza , y con ella la gravedad, ayudadora
y compañera suya. Pues ¿cómo seremos honestos si
no curamos de lo que sirve á la honestidad como pro-
pio instrumento, que es el ser graves? O ¿cómo con-
servaremos la gravedad, maestra de lo honesto y de
lo casto , si no guardamos lo severo ansí en la cara co-
mo en el aderezo, como en todo lo que en nuestro
cuerpo se ve? Por lo cual también en los vestidos po-
{c] Ma;th., cap. 6, V. 27.
(rfi I, Ad conntl)., cap. H.
<£) Atusar siguiDca propiaíuente cortar fil pelo co» tijera.
236 OBRAS DE FRAY
ned lasa con diligencia, y desechad de voso' ras y de-
Uos las galas demasiadas; porque , ¿qué sirve traer el '
rostro honesto y aderezado coa la sencillez que pide
nuestra profesión y doctrina , y lo demás del cuerpo
rodeado de esas burlerías de ropas ajironadas y pom-
posas y regaladas? Qué fácil es de ver cuan junta anda
esa pompa con la lascivia, y cuan apartada de las re-
glas honestas, pues ofrece al apetito de todos á la gra-
cia del rostro, ayudada con el buen atavío ; tanto, que
si esto falta, no agrada aquello , y queda como descom-
puesto y perdido. Y al revés , cuando la belleza del
rostro falta , el lucido traje cuasi suple por ella. Aun á
las edades quietas ya y meüdas en el puerto de la tem-
planza, las galas de los vestidos lucidos y ricos las sa-
can de sus casillas, é inquietan con ruines deseos su
madurez grave y severa , pensando mas el saínete del
traje que la frialdad de los años. Por tanto, benditas,
lo primero, no deisenlrada en vosotras á las galas y
riquezas de los vestidos, como á rufianes que sin duda
son y alcahuetes; lo otro, cuando alguna usare de
semejantes arreos, forzándola á ello ó su linaje ó sus
riquezas ó la dignidad de su estado, use dellos con
moderación cuanto le fuere posible, como quien pro-
fesa castidad y virtud, y no dé riendas á la licencia
con co'or que le es fuerza ; porque, ¿cómo podremos
cumplir con la humildad que profesamos los que somos
cristianos, si no cubijáis como con tierra el uso de vues-
tras riquezas y galas que sirve á la vanigloria? Por-
gue la vanagloria anda con la hacienda. Mas diréis :
¿\o tengo de usar de mis cosas? ¿Quién os lo veda
cfue uíeis? Pero usad conforme al Apóstol, que nos en-
seña (a) que usemos deste mundo como si no usásemos
del. Porque, como dice, «todo lo que en él se parece
vuela. Los que compraren , dice , compren como si no
poseyesen (6).» Y esto ¿por qué? Porque había dicho
primero (c), «el tiempo se acaba.» Y si el Apóstol
muestra que aun las mujeres han de ser tenidas como
si no tuviesen , por razón de la brevedad de la vida,
¿qué será destas sus vanas alhajas? ¿Por ventura mu-
chos no lo hacen así, que se ponen en vida casta por
el reino del ciclo, privándose de su voluntatl del de-
leite permitido y tan poderoso? ¿No se ponen entredi-
cho algunos de las cosas que Dios cria, y se contienen
del vino y se destierran del comer carne, aunque pu-
dieran gozar d<!llo sin peligro ni solicitud, pero ha-
cen sacrificio á Dios de la afición de sí mismos en la
abelinencía de los manjares? Harto habéis gctzado ya
de vuestras riquezas y regalos , harto del fruto de vues-
tras dotes. ¿Habéis por caso olvidado lo que os enseña
Ja voz de salud? Nosotros somos aquellos en quien vie-
nen á concluirse los siglos (d) ; nosotros á los que,
siendo ordenados de Dios antes del mundo para sacar
provecho y para dar valor á los tiemí)os (e) , nos ense-
ña él mismo {[) que castiguemos, ó como si dijése-
mos, que castremos el siglo; nosotros somos la cir-
cuncisión general de la carne y del espíriiu (<;), por-
{a) I, Ad corintli., cap. 7, v. l.'í.
(*^ Ibirt., V. 30. (c) lljid., V. 29,
(d) I, Ad cürinih.,C3p. 10, v. IJ. (e) Ad cpliCJ., Cíp. 1 , y. 4.
(/) II, Ad corinlli., cap. 6, v. 'J.
ií) Ad philippcaí,, cap. 3, Y. 3.
LUIS DE LEÓN.
que cercenamos todo lo seglar del alrna y del cuerpo,
¿Dios sin duda nos debió de enseñar cómo se cocerían
las lanas, ó en el zumo de las yerbas ó en la sangre
de las ostras? ¿Olvidósele, cuando lo crió todo, man-
dar que naciesen ovejas de color de grana ó moradas?
¿Dios debió de inventar los telares do se tejen y la-
bran las telas, para que labrasen y tejiesen las telas
delicadas y ligeras, y pesadas en solo el precio? Dios
debió de sacar á luz tantas formas de oro para luz y
ornamento de las piedras preciosas? Dios enseñaría
horadar las orejas con malas heridas, sin tener respeto
al tormento de su criatura ni al dolor de la niñez, que
entonces se comienza á doler, para que de aquellos
agujeros del cuerpo, soldadas ya las heridas, cuelguen
no sé qué malos granos? Los cuales los partos se en-
gieren por todo eJ cuerpo en lugar de hermosura ; y
aun hay gentes que al mismo oro, de que hacéis honra
y gala vosotras, le hacen servir de prisiones, como en
los libros de los gentiles se escribe. De manera que es-
tas cosas, por ser raras, son buenas, y no por sí. La ver-
dad es, que los ángeles malos fueron los que las ense-
ñaron, ellos descubrieron la materia, y los mismos de-
mostraron el arte. Juntóse con el ser raro la delicadez
del artificio, y de allí nació el precio, y del precio la
mala codicia que dello las mujeres tienen, las cuales
se pierden por lo precioso y costoso. Y porque estos mis-
mos ángeles que descubrieron los metales ricos, digo
la plata y el oro, y que enseñaron cómo se debían la-
brar, fueron también maestros de las tinturas con que
los rostros se embellecen y se coloran las lanas , por
eso fueron condenados de Dios, como en Enoch se re-
fiere. Pues ¿en qué manera agradaremos á Dios, si nos
preciamos de las cosas de aquellos que despertaron
contra sí la ira y el castigo de Dios? Mas háyalo Dios
enseñado, háyalo permitido, nunca Esaías {h) haya
dicho mal de las púrpuras, de los joyeles ; nunca haya
embotado las ricas puntas de oro; pero no por eso,
haciendo lisonja á nuestro gusto, como los gentiles lo
hacen, debemos tener á Dios por maestro y por inven-
tor destas cosas, y no por juez y pesquisidor del uso
dellas. ¡ Cuánto mejor y con mas aviso andaremos si
presumiéremos que Dio.s lo proveyó todo y lo puso en
la vida para que hubiese en ella alguna prueba de la
templanza de los que le siguen! De manera que, en
meilio de la licencia del uso, se viese por experiencia
él templado. ¿Por ventura los señores que bien gobier-
nan sus casas no dejan de industria algunas cosas á
sus criados, y se las permiten, para experimentar en
qué manera usan dellas, si moderadauíente, si bien,
pues que loado es allí el que se abstiene de todo, el
que se recela de la condescendencia del amo? Así
pues, como dice el Apóstol {i), «todo es lícito, pero
no edifica lodo.» El que se recelare en lo lícíLo, ¡cuánto
mejor temerá lo vedado! Decidme qué cauía tenéis
para mostraros tan enjaezadas , pues estáis apartadas
de lo que á las otras las necesita ; ponjue ni vais á los
templos de los ídolos, ni salís á los juegos públicos, ni
tenéis que ver con los días de fiesta gentiles; que
siempre por causa destos ayuntamientos, y por ra¿on
de ver y de ser vistas se sacan á plaza las galas , ó
(A) Ad philippcus., cti¡). 3. (i) I, Ad conalli-, cap, 10, v. 23.
LA PERFECT
para que negocie lo deshonesto , ó gara que se engría
lo altivo, ó para liacer el negocio de la deshonestidad,
ó para fomentar la soberbia. Ninguna causa tenéis para
salir de casa, que no sea grave y severa, que no pida
3strecliez y encogimiento ; porque , ó es visita de al-
gún infiel enfermo, ó es ver la misa ó el oir la palabra
de Dios. Cada cosa destas es negocio santo y grave, y
negocio para que no es menester vestido y aderezo, ni
extraordinario ni polido ni disoluto. Y si la necesidad
de la amistad ó de las buenas obras os llama á que
veáis los infieles, pregunto, ¿por qué no iréis adere-
zadas de lo que son vuestras armas , por eso mismo,
porque vais á las que son ajenas de vuestra fe, para
que iiaya diferencia entre las siervas del demonio y de
Dios? ¿Para que les sea como ejemplo y se edifiquen
de veros? Para que, como dice el Apóstol, sea Dios
ensalzado en vuestro cuerpo? Y es ensalzado con la
honestidad y con el bábito que á la honestidad le con-
viene. Pero dicen algunas : Antes porque no blasfemen
de su nombre en nosotras, si ven que quitamos algo
de lo antiguo que usábamos ; luego ni quitemos de
nosotros los vicios pasados. Seamos de unas mismas
costumbres , pues queremos ser de uu mismo traje , y
entonces con verdad ¿no blasfemarán de Dios los gen-
tiles? ¡Gran blasfemia es, por cierto, que se diga de
alguna que anda pobre después que es cristiana! ¿Te-
merá nadie de parecer poljre después que es mas ri-
ca, ó de parecer sin aseo después que es limpia? Pre-
gunto á los cristianos, ¿cómo les conviene que an-
den, conforme al gusto de los gentiles ó conforme al
de Dios? Lo que habemos de procurar es, no dar causa
á que con razón nos blasfemen. ¡Cuánto será mas dig-
no de blasfemia si las que sois llamadas sacerdotes de
honestidad salis vestidas y piuladas como las desho-
nestas se visten y afeitan , ó que mas hacen aquellas
miserables que se sacrifican al público deleite y al
vicio, á las cuales, si antiguamente las leyes las apar-
taron de las matronas y de los trajes que las matronas
usaban , ya la maldad deste siglo , que siempre crece,
las ha igualado en esto con las honestas mujeres , de
manera que no se pueden reconocer sin error! Verdad
es que las que se afeitan como ellas poco se diferen-
cian dellas ; verdad es que los afeites de la cara, las es-
crituras nos dicen que andan siempre con el cuerpo
burdel (a) , como debidos á él y como sus allegados.
Que aquella poderosa ciudad, de quien se dice (6) que
preside sobre siete montes , y quien mereció que la lla-
mase ramera Dios, ¿con qué traje, veamos, correspon-
de á su nombre? En carmesí se asienta sin duda, y en
púrpura y en oro y en piedras preciosas, que son co-
sas malditas, y sin que pintada ser no pudo la que es
ramera maldita. La Tliamar, porque se engalanó y se
pintó, por eso á la sospecha de Judas fué tenida por
mujer que vendia su cuerpo (c) ; y como la encubría
el rebozo, y como el aderezo daba á entender ser rame-
ra, hizo que la tuviese por tal ; quísola y recuestóla,
y puso su concierto con ella. De adonde aprendemos
que conviene en todas maneras cortar el camino aun
(a) Se toma como adjetivo, y es lo mismo que torpe ó luju-
rioso, {bj Apocalyp., cap. 17.
(c) Geues., caj). 38, v. 14, liJ, 16, 17, 18.
A CASADA. 237
á lo que hace mala sospecha de no'olros. Que ¿por
qué la entereza del ánima casta ha de querer ser man-
chada con la sospecha ajena? Por qué se esperará de
vos lo que huís como la muerte? Por qué mi traje no
publicará mis costumbres, para que, por lo que el tra-
je dice, no ponga llaga la torpeza en el alma, y para
que pueda ser tenida por honesta la que desama el ser
deshonesta? Mas dirá por caso alguna : No tengo ne-
cesidad de satisfacer á los hombres, ni busco el ser
aprobada dellos ; «Dios es el que ve el corazón {d).n
Todos sabemos eso , mas también nos acordamos de lo
que el mismo por su Apóstol escribe : « Vean los hom-
bres que vives bien (e). n Y ¿para qué, sino para que
la mala sospecha no os loque , y para que seáis buen
ejemplo á los malos, y ellos os den testimonio? O ¿qué
es, si esto no es? Resplandezcan vuestras buenas
obras; ó ¿para qué nos llama el Señor luz de la tier-
ra (/■)? Para qué nos compara á ciudad puesta en el
monte, si nos sumimos y lucir no queremos en las ti-
nieblas? Si ascondiéredes debajo del celemín la cande-
la de vuestra virtud , forzoso será quedaros á escuras,
y de fuerza estropezarán en vosotras diversas gentes.
La^ obras de buen ejemplo , estas son las que nos ha-
cen lumbreras del mundo; que el bien entero y cabal
no apetece lo escuro , antes se goza en ser visto, y en
ser demostrado se alegra. A la castidad cristiana no le
basta ser casta, sino parecer también que lo es; por-
que ha de ser tan cumplida , que del ánima mane al
vestido, y del secreto de la conciencia salga á la so-
brehaz para que se vean sus alhajas de fuera , y sean
cual convienen ser para conservar perpetuamente la fe.
Porque conviene mucho que desechemos los regalos
muelles, porque su blandura y demasía excesiva afe-
minan la fortaleza de la fe y la enflaquecen. Que cier-
to no sé yo si la mano acostumbrada á vestirse del
guante sufrirá pasmarse con la dureza de la cadena,
ni sé si la pierna hecha al calzado bordado consentirá
que el cepo la estreche. Temo mucho que el cuello
embarazado con los lazos de las esmeraldas y perlas no
dé lugar á la espada. Por lo cual , benditas , ensayé-
monos en lo mas áspero , y no sentiremos. Dejemos lo
apacible y alegre, y luego nos dejará su deseo. Estemos
aprestadas para cualquier suceso duro, sin tener cosa
que temamos perder; que estas cosas ligaduras son que
detienen nuestra esperan/a. Desechemos las galas del
suelo si deseamos las celestiales. No améis el oro, que
fué materia del primer pecado del pueblo de Dios {g).
Obligadas estáis á aborrecer lo que fué perdición de
aquella gente ; lo que apartándose de Dios, adoró ; y aun
ya desde entonces el oro es yesca del fuego. Las sie-
nes y frentes de los cristianos en todo tiempo, y en este
principalmente, no el oro, sino el hierro , las traspasa
y enclava. Las estolas del martirio nos están prestas y
á punto. Los ángeles las tienen en las manos para ves-
tírnoslas. Salid, salid aderezadas con los afeites y con
los trajes vistosos de los apóstoles. Poneos el blanco de
la sencillez, el colorado de la honestidad; alcoholad
con la vergüenza los ojos , y con el espíritu modesto y
{(i) I, Rcg., cap. 16. V. 7. Ps. vit, v. 10.
{e) Ad pliiiippens., cap. 4, v. 3. (/") Matlh., cap. 5, v. 14.
(^j Ex.od., cap. 32.
238 OCRAS DE FRAY
callado. En las on'^ja<; poned como arracadas las pala- .
bras de Dios. Añudad á vuestros cuellos el yugo de i
Cristo. Subjetad á vuestros maridos vueslras cabezas, y i
quedaréis así bien liormosas. Ocupad vuestras manos |
con la lana, enclavad en vuestra casa los pies, y agrá- |
darán mas así que si los cercásedes de oro. Vestid seda j
de bonilad, iioianda de santidad, púrpura de castidad \
y pureza, que afeitadas desía manera, será vuestro ena- i
morado el Señor.» Esto es el Tertuliano. Mas no son i
necesarios los arroyos, pues tenemos la voz del Espí- |
rilu Santo , que por la boca de sus apóstoles , san Pe-
dro y san Pablo, condena este mal clara y abiertamen-
te. Dice san Pedro {a) : «Las mujeres estén sujetas á
sus maridos , las cuales ni traigan por defuera descu-
biertos los cabellos , ni se cerquen de oro, ni so ador-
nen con aderezo de vestiduras preciosas , sino su ade-
rezo sea en el bombre interior, que está en el corazón
ascondido. La entereza y el espíritu quieto y modes-
to, el cu.al es de precio en los ojos de Dios; que desta
manera en olro tiempo se aderezaban aquellas santas
mujeres. Y san Pablo escribe semejantemente (6) :
Las mujeres se vistan decentemente, y su aderezo sea
modesto y templado, sin cabellos encrespados y sin
oro y perlas, y sin vestiduras preciosas, sino cual con-
viene á las mujeres que han profesado virtud y bue-
nas obras. » Este pues sea su verdadero aderezo, y para
lo que toca á la cara , hagan como hacia alguna señora
deste reino. Tiendan las manos y reciban en ellas el
agua sacada de la tinaja , que con el aguamanil su sir-
vienta les echare, y llévenla al rostro, y tomen parte
della en la boca y laven las encías , y tornen los dedos
por los ojos y llévenlos por los oídos , y detrás de los
oídos también, y hasta que lodo el rostro quede limpio
no cesen ; y después, dejando e! agua, limpíense con
un paño áspero , y queden así mas hermosas que el sol.
Añade:
§. XIIL
Lo buciiD mujer lia de ser dicha, gloria, feliz suerte y bendición
de su marido.
Señalado en las puertas su marido cuanilo se asen-
tare con los gobernadores del pueblo (c).
En las puertas de la ciudad eran antiguamente las
plazas, y en las plazas estaban los tribunales y asien-
tos de los jueces y de los que se juntaban para consul-
tar sobre el buen gobierno y regimicnio del pueblo.
Pues dice que en las plazas y lugares públicos, y adon-
de quiera que se hiciere junta de hombres principa-
les, el hombre cuya mujer fuere cual es la que aquí
so dice, será por ella conocido y señalado y preciado
en: re todos. V dice eslo Salomón , ó en Salomón el Es-
píritu Santo, no solo para mostrar cuánto vale la vir-
tud de la buena, pues da honra á sí y ennoblece á su
marido, sínoparaenseñarleen csla virtud de la perfec-
ta casada, de que vamos hablando, que es lo sumo de-
lla, y la raya hasta donde ha de llegar , que es el ser
corona y luz y bendición y alteza do su marido; piics
es así que lodos conocen y cantan y reverencian, y tie-
(fl) 1, Pct., cap. 3, V. 1,3,4,5.
IftJ I, Ad tiraolfi., cap. 2, v. 0. (c) Vers. 23.
LUIS DE LEÓN.
nen por dichoso y l^ienavonturado al que le ha cabido
csla buena suerte; lo mo [)or haberle cabido, porque
no hay joya ni posesión tan preciada ni envidíala co-
mo la buena mujer; y lo olro, por haber merecido que
le cupiese; porque, asi como este bien es precioso y ra-
ro, y don propiamente dudo de Dios; así no le alcanzan
de Dios sino los que, temiéndole y sirviéndole, se lo
merecen con señalada virtud. Así lo leslifica e! mismo
Dios en el Eclesiástico [d) : aSuerte buena es la mujer
buena, y os parle de buen premio de los que sirs'en á
Dios, y será dada al hombre por sus buenas oltras.»
De arle que el que tiene buena mujer es estiuíado por
dichoso en tenerla , y por virtuoso en haberla merecido
tener. De donde se entiende que el carecer deste bien,
en muchos espor suculpa dollos. Porque á la verdad, el
hombre vicioso y distraído y de aviesa (e) y revesada
condición, que juega su hacienda , y es un león en su
casa, y sigue á rienda suelta la deslionestidad, no es-
pere ni quiera tener buena mujer; porque ni la merece,
ni Dios la quiere á ella tan mal, que la quiera juntar á
compañía tan mala, y porque él mismo con su mal
ejem[>lo y vida desvariada la estraga y corrompe. Pero
torna Salomón á lo casero de la mujer, y dice.
§. XIV.
La ¡luiuslria y cuidado de la buena casada lian de llcRar, no solo
á lo que basta en su casa, sino aun á lo que sobra.
Lienzo tejió y vendiólo; franjas dio al cananeo(f).
Cananeo llama al mercader y al que decimos cajero,
porque los de aquella nación ordinariamente trataban
deslo, como sí dijésemos ahora al portugués. Y va
siempre añadiendo una virtud á olravirtud, y lleva po-
co á poco á su mayor perfección esta pintura que hace,
y quiere que la industria y cuidado de la buena casada
llegue, no solo á lo que basta en su casa, sino aun á lo
que sobra, y que las sobras las venda, y las convierta
en riqueza suya y en arreo y provisión ajena. Y baste
lo que ya acerca deslo arriba leneinos dicho.
§.XV.
De la templanza y medio que ha de observar la perfecta
mujer en su condición y trato.
Fortaleza y buena gracia su veslido, reirá hasta d
dia postrero (//),
Aunque es'a buena casada ha de ser para mucho, que
es lo que aípií Salomón llama fortaleza, no por eso tie-
ne licencia para ser de.-a])r¡da en la condición, y en su
manera y trato desgraciada; sino, como el vestido ciñe
y rodea todo el cuerpo, así ella toila y por todas partes
iia de andar cercada y como vestida de un valor agra-
ciado y do una gracia valerosa. Quiero decir, que ni la
diligencia ni la vela ni la asistencia á las cosas de su
ca^a la ha de hacer áspera y terrible, ni menos la bue-
na gracia y la ;qiaciblc habla, semblante ha de ser mue-
lle ni de-alado. Sino que templando con lo uno !o otro,
conserve el medio en ambas á dos cosas, y haga de en-
trambas una agradable y excelente mezcla. Y no h:.i do
{(l) Ectlesi:isl., cap. 2C, v. 3.
(/■) Vers. 24. {g) Vcrs. 23.
(c) Mal inclinada.
LA PERFECTA CASADA.
239
conservar por un dia ó por un breve espacio aqueste
tenor, sino por toda la vida, liasla el dia postrero delia.
Lo cuales propio de todas las cosas cjue, ó son virtud ó
tienen raíz en la virtud, ser perseverantes y casi per-
petuas, y en esto se diferencian de las no tales ; que es-
tas, como nacen de antojo, duran por antojo; pero aque-
llas, como se funilan en firme razón , permanecen por
luenj-'os tiempos. Y los que han visto alguna mujer de
las que se allegan á esta que aquí se dice, podrán ha-
ber experimentado ¡o uno y lo otro. Lo uno, que á todo
tiempo y á toda sazón se halla en ella dulce y agrada-
ble acogida; lo otro, que esta gracia y dulzura suya no
es gracia que desata el corazón del que la ve ni le en-
mollece, antes le pone concierto y le escomo una ley
de virtud, y así le deleita y aficiona, que juntamente le
limpia y purifica; y borrando del las tristezas, lava las
torpezas también ; y es gracia que aun la engendra en
los miradores. Y la fuerza della, y aquello en que pro-
piamente consiste, lo declara mas enteramente lo que
se sigue.
§. XVL
Cuánto imporla que las mujeres no hablen mucho y que
seau apacibles y de condición suave.
Su boca ahrió en sabiduría, y ley de piedad en su
lengua {a).
Dos cosas hacen y componen este bien de que va-
mos hablando, razón discreta y habla dulce. Lo prime-
ro llama sabiduría , y piedad lo segundo , ó por mejor
decir, blandura. Pues entre todas las virtudes sobredi-
chas, ó para decir verdad, sobre todas elias, la buena
mujer se ha de esmerar en esta, que es ser sabía en su
razón y apacible y dulce en su hablar. Ypodemos decir
que con esto lucirá y tendrá como vida todo lo demás
de virtud que se pone en esta mujer, y que sin ello que-
dará todo lo otro como muerto y perdido. Porque una
mujer necia y parlera, como lo son de continuo las ne-
cias, por mas bienes oíros que tenga, es intolerable ne-
gocio. Y ni mas ni menos la que es brava y dé diu^a y
áspera conversación, ni se puede ver ni sufrir. Y así,
podemos decir que todo lo so'jredicho hace como el
cuerpo desta virtud de la casada que dibujamos; mas
esto de ahora es como el alma y es la perfección y el
remate y la flor de todo este bien. Y cuanto toca á lo
primero, que es cordura y discreción ó sabiduría, como
aquí se dice, la que de suyo ñola tuviere ó no se la hu-
biere dado el don de Dios, con dificultad la persuadire-
mos á que le falta y á que la busque. Porque lo mas
propio de la necedad es no conocerse y tenerse por
sabia. Y ya que la persuadamos, será mayor dificultad
ponerla en el buen saber, porque es cosa que se apren-
de mal cuando no se aprende en la leche. Y el mejor
consejo que les podemos dar á los tales, esrogarles que
callen y que ya que son poco sabias, se esfuercen á ser
mucho calladas. Que como dice el Sabio (6) : uSi calla
el necio, á las veces será tenido por sabio y cuerdo.»
Y podráser así, que callando y oyendo, y pensando pri-
mero consigo lo que hubieren de hablar, acierten á ha-
(a) Vers. 26.
(b) Provcrb., cap. 17, v. 23,
blar lo que merezca ser oido. Así que, deste mal esta es
la medicina mas cierta, aunque ni es bastante medici-
na ni fácil. Mas, como quiera que sea, es justo que se
precien de callar todas, así aquellas á quien lesconvie-
ne enculirir su poco saber, como aquellas que pueden
sin vergüenza descubrir lo que saben; porque en todas
es, no solo condición agradable, sino virtud debida, el
silencio y el hablar poco. Y el abrir su boca en sabi-
duría, que el Sabio aquí dice, es no la abrir sino cuan-
do la necesidad lo pide, que es lo mismo que abrirla
templadamente y pocas veces, por.pie son pocas las
que lo pide la necesidad. Porque , así como la natura-
leza, como dijimos y diremos, hizo á las mujeres para
que encerradas guardasen la casa, asilas obliga á que
cerrasen la boca; y como las deíobügá de los negocios
y contrataciones de fuera, así las libertó de lo que se
consigue á la contratación, que son las muchas pláti-
cas y palabras. Porque el hablar nace del entender, y
las palabras no son sino como imágenes ó señales de lo
que el ánimo concibe en sí mismo; por donde, así como
á la mujer buena y honesta la naturaleza no la Iiizo
para el estudio de las ciencias ni para los negocios de
dificullados, sino para un solo oficio simple y domésti-
co; asiles limitó el entender, y por consiguiente les ta-
só las palabras y las razones; y así como es esto lo que
su natural déla mujer y su oficio le pide , así por la mis-
ma causa es una de las cosas que mas bien le está y que
mejor le parece. Y así solía decir Demócrito (c) que
el aderezo de la mujer y su hermosura era el hablar
escaso y limitado. Porque, como en el rostro la hermo-
sura del consiste en que se respondan entre sí las fac-
ciones , así la hermosura de la vida no es otra co:;a sí-
no el obrar cada uno conforme á lo que su naturaleza y
oficio le pide. El estado de la mujer , en comparación
del marido, es estado humilde, y es como dote natural
de las mujeres la mesura y vergüenza, y ninguna cosa
hay que se compadezca menos, ó que desdiga mas, de
lo humilde y vergonzoso, que lo hablador y lo parlero.
Cuenta Plutarco {d) queFidias, escultor noble, Iiizoá
los elicnses una imagen de Venus que afirmaba los
pies sobre una tortuga , que es animal mudo y que
nunca desampara su concha; dando á entender que las
mujeres por la misma manera han de guardar siempre
la casa y el silencio. Porque verdaderamente el saber
callar es su sabiduría propia y aquella de quien ha-
bla aquí Salomón , aunque para aprendida es muy di-
ficultosa á aquellas que de su cosecha no la tienen, co-
mo decíamos. Y' esto cuanto á lo primero. Mas lo se-
gundo, que toca á la aspereza y desgracia de la condición,
que por la mayor parte nace mas de la voluntad vicio-
sa que de naturaleza errada, es enfermedad mas cu-
rable. \' deben advertir mucho en ello las buenas mu-
jeres; porque, si bien se mira, no sé yo si hay cosa mas
mosiruosa y que mas disuene de lo que es, que ser
una mujer áspera y brava. La aspereza hízose para el
liniíje da los leones ó de los tigres , y aun los varones,
por su compostura natural y por el peso de los nego-
cios en que de ordinario se ocupan, tienen licencia pa-
ra ser algo ásperos. Y el sobrecejo y el ceño y la es-
(c) Apud Slobaeum, scrm. lxix.
{(i) Lib. De ¡¡raeccpíis coiiJujalHus.
240 0BBA5 DE FRAY
quivez en ellos está bien á las vecer, mas la mujer, si es
leona, ¿qué le queda de mujer? Mire su hechura toda, ;
y verá que nació para piedad. Y como á las onzas las ,
uñas agudas y los dientes largos y la boca fiera y los I
ojos sangrientos las convidan á crueza, asiá ella la fi- |
gura apacible de toda su disposición la obliga á que no I
sea el ánimo menos mesurado que el cuerpo parece
blando. Y no piensen que las crió Dios , y las dio al ¡
hombre solo para que le guarden la casa , sino también
para que le consuelen y alegren. Para que en ella el
marido cansado y enojado halle descanso , y los hijos
amor , y la famiüa piedad , y todos generalmente aco-
gimiento agradable. Bien las llama el hebreo á las mu-
jeres (da gracia de casa». Y llámalas así, en su lengua
con una palabra, que en castellano, ni con decir gracia
ni con otras muchas palabras de buena significación,
apenas comprehendemos todo lo que en aquella se di-
ce; porque dice aseo, y dice hermosura, y dice donai-
re , y dice luz y deleite y concierto y contento , el vo-
cablo con que el hebreo las llama. Por donde entende-
mos que de la buena es tener estas cualidades todas , y
entendemos también que la que va por aqui , no debe
ser llamada, ni la gracia ni la luz ni el placer de su
casa, sino el trastodella y el estropiezo, ó por darles su
nombre verdadero, el trasgo (a) y la estantigua (6) que
á todos los turba y asombra. Y sucede así , que como
las casas que son por esta causa asombradas, después
deliaberlas conjurado, al fin los que las viven las de-
jan; así la habitación donde reinan en figura de mujer
estas fieras, el marido teme entrar en ella, y la familia
desea salir della, y lodos la aborrecen, y lo mas presto
que pueden la santiguan y huyen. ¿Qué dice el Sa-
bio? (c) (lEl azote de la lengua de la mujer brava por
todos se extiende, enojo fiero la mujer airada y borra-
cha, es su afrenta perpetua {d).» Conocí yo una mujer
que cuando comia reñia, y cuando venia la noche re-
ñía también, y el sol cuando nacía la hallaba riñendo,
y esto bacía el disanto (e) y el día no santo, y la semana
y el mes , y todo el ai"io no era otro su oficio sino reñir ;
siempre se oía el grito y la voz ásjtera, y la palabra
afrentosa y el deshonrar sin freno, y ya sonaba el azote
y ya volaba el chapín, y lumca la oí que no me acor-
dase de aquello que dice el poeta {f) :
Tesifnne, ceñida rtc crueza
La entrada, sin clonnir de noclie y dia,
Ocupa , suena el grito, la braveza,
El lloro, el crudo azule, la porria.
Y así, era su casa una imagen del infierno en esto,
con ser en lo demás un paraíso, porque las personas
dellaseran, no ji.ira mover á braveza, sino para dar con-
tento y descanso á quien lo mirara bien. Por donde,
cargando yo el juicio algunas veces en ello , me resol-
ví en que de todo aquel vocear y reñir no se podía dar cau-
sa alguna que colorada fuese, sino era querer digerir
con aquel ejercicio las cenas, en las cuales de ordinario
(a) Duende.
(*) Vision ó fantasma, que ofreciéndose i los ojos, causa es-
panto.
{c, Ecclcsiast., cap. 26, v. 9.
(d) Ihiil., V. 1-2.
{e, Domingo ó dia de fiesta. No es VOZ poHtlca,
ií) Ovid., lü> IV, Mctaiuori^l).
LUIS DE LEÓN.
esta señora excedía. Y es así que en estas brava.?, si se
apuran bien todas las causas desta su desenfrenada y
continua cólera, todas ellas son razones de disparate;
la una, porque le parece que cuando riñe es seilora;
la otra, porque la desgració el marido , y líalo de pa-
gar la hija ó la esclava; la olra, porque su espejo no le
mintió ni la mostró hoy tan linda como ayer, de cuanto
ve levanta alboroto. A la una embravece el vino, á la
otra su no cumplido deseo, y á la otra su mala veiilura.
Pero pasemos mas adelante. Dice ;
§. XYIL
No han de seflas buenas mujeres calU-jeras, visitadoras y vaga-
bundas, sino que han de amar mucho el retiro y se han de acos-
tumbrar á estarse en casa.
Rodeó todos los rincones de su casa, y no comió el
pan de balde {g).
Quiere decir que en levantándose la mujer, ha de pro-
veer todas las cosas de su casa y poner en ellas orden, y
que no ha de hacer loque muchas de las de ahora hacen,
que unas en poniendo los pies en el suelo , ó antes que
los pongan, estando en la cama, negocian luego con el
almuerzo, como si hubiesen pasado cavando la noche-
Otras se sientan con su espejo á la obra de su pintura,
y se están en ella enclavadas tres ó cuatro horas , y es
pasado el mediodía, y viene á comer el marido y no hay
cosa puesta en concierto. Y habla Salomón desta dili-
gencia aquí, no porque antes de ahora no hubiese ha-
blado della, sino por dejarla, con el repetir, mas firme
en la memoria, como cosa importante, y como quien
conocía de las mujeres cuan mal se hacen al cuidado
y cuan inclinadas son al regalo. Y dícelo también por?
que, diciéndole á la mujer que rodee su casa, le quiere
enseñar el espacio por donde ha de menear los pies la
mujer, y los lugares por donde ha de andar, y como si
dijésemos, el campo de su carrera, que es su casa pro-
pia, y no las calles ni las plazas , ni las huertas ni las
casas ajenas. «Rodeó, dice, los rincones de su casa;»
para que se entienda que su andar lia de ser en su ca-
sa, y que ha de estar presente siempre en todos los rin-
cones della, y que porque ha de estar siempre allí pre-
sente, por eso no ha de andar fuera nunca, y que, por-
que sus pies son para rodear sus rincones, entienda que
no los tiene para rodear los campos y las calles. ¿No di-
jimos arriba que el fin para que ordenó Dios la mujer,
y se la dio por compañía al marido, fué para que le
guardase la casa , y para que lo que él ganase en los
oficios y contrataciones de fuera, traído á casa, lo tu-
viese en guarda la mujer, y fuese como su llave? Pues
si es por natural oficio guarda de casa, ¿cómo se permite
que sea callejera y visitadora y vagabunda? ¿Qué dice
san Pablo á su discípulo Tilo que enseñe á las mujeres
casadas? «Que sean prudentes, dice, y que sean hones-
tas y que amen á sus maridos, y que tengan cuidado
de sus casas {h).n Adonde, lo que decimos, «que ten-
gan cuidado de sus casas,» el original dice así : «Y que
sean guardas de su casa.» ¿Por qué les dio á las muje-
res Dios las fuerzas flacas y los miembros muelles, si-
(g) Vers. 27.
(h) Ad til., caii.2,v. 1,5.
LA PERFECTA CASADA.
241
no porque las cri(5, no para ser postas, sino para estar
en su rincón asentadas? Su natural propio pervierte la
mujer callejera. Y como los peces, en cuanto están
dentro del agua, discurren por ella y andan y vuelan
íigeros, mas si acaso los ;;acan de allí, quedan sin se
poder menear; así la buena mujer, cuanto para de sus
puertas adentro ha de ser presta y ligera, tanto para
fuera del las se ha de tener por coja y torpe. Y pues no
las dotó Dios ni del in,i^enio que piden los negocios ma-
yores, ni de fuerzas las que son menester para la guer-
ra y el campo, mídanse con lo que son y conténtense
con lo que es de su suerte, y entiendan en su casa y
anden en ella, pues las hizo Dios para ella sola. Los
chinos, en naciendo , les tuercen á las niñas los pies,
porque cuando sean mujeres no los tengan para salir
fuera , y porque para andar en su casa aquellos torci-
dos les bastan. Como son los hombres para lo público,
así las mujeres para el encerramiento, y como es de los
hombres el hablar y el salir á luz, asi dellas el encer-
rarse y encubrirse. Aun en la iglesia, adonde la nece-
sidad de la religión las lleva y el servicio de Dios, quie-
re san Pablo (a) queestén asi cubiertas, que apenas los
hombres las vean, ¿y consentirá que por su anlojo
vuelen por las plazas y calles, haciendo alarde de si?
¿Qué ha de hacer fuera de su casa la que no tiene par-
tes ningunas de las que piden las cosas que fuera della
se traían? Forzoso es que, como la experiencia lo ense-
ña, pues no tienen saber para los negocios de sustancia,
traten, saliendo, de poquedades y menú lencias, y forzo-
so es que , pues no es de su oficio ni natural hacer lo
que pide valor , hagan el oficio contrario. Y así es que
las que en sus casas cerradas y ocupadas las mejoran,
andando fuera dellas las destruyen. Y las que con an-
siar por sus rincones ganarán las voluntades y edifica-
rán las conciencias de sus maridos, visitando las calles
corrompen los corazones ajenos y enmollecen las al-
mas de los que las ven, las que, por serellas muelles, se
hicieron para la sombra y para el secreto de sus pare-
des. Y si es dolo propio de la mujer e! vaguear por las ca-
lles, como Salomón en los Proverbios lo dice (6), bien
se sigue que ha de ser propiedad de la buena el salir
pocas veces en público. Dice bien uno acerca del poeta
Menandro (c):
A la buena mujer le es propio y bueno
El (le continuo estar en su morada,
Que el vaguear defuera es de las viles.
Y no por esto piensen que no serán conocidas ó esti-
madas si guardan su casa, porque al revés, ninguna co-
sa hay que así las haga preciar como el asistir en ella
á su olicio , como de Teano la pitagórica, que siendo
preguntada por otra cómo vendría á ser señalada y
nombrada, escriben que dijo ((/) que hilando y te-
jiendo y teniendo cuenta con su rincón. Porque siem-
pre á las que asi lo hacen les sucede lo que luego se
sigue. Esloes:
(a) I, Ad corinth., cap. 11.
(* Cap. 7, V. II).
(c Apud Stobaeum , scrm. tXXIV.
\,d) Sophocles in Püriio.
E. XM-IU
§.XYIII.
De cómo pertenece al oficio de la perfecta casada hacer bueno al
mai-iiio, y de la obligación que tiene la que es madre de criar
por sí á los hijos.
Levantáronse SUS hijos y loáronla, y alabólatamhien
su marido [p).
Parecerá á algunos que tener una mujer hijos y ma-
rido tales que la alaben, mas es buena dicha della que
parle de su virtud. Y dirán que no es esta alguna da
las cosas que ella ha de hacer para ser la que debe, si-
no de las que si lo fuere, le sucederán. Mas aunque es
verdad que á las tales les sucede esto; pero no se ha de
entender que es suceso que les adviene por caso, sino
bien que les viene porque ellas lo hacen y lo obran.
Porque al oHcio de la buena mujer pertenece, y esLo
nos enseña Salomón aquí, hacer buen marido y cr ar
buenos hijos, y tales, que no solo con debidas y agra-
decidas palabras le den loor, pero mucho mas con bue-
nos hechos y obras. Que es pedirle lauta bondad y vir-
tud cuanta es menester, no so'a para sí, sino también
para sus hijos y su marido. Por manera que sus bue-
nas obras dellos sean propios y verdaderos loores de-
lla , y sean como voces vivas que en los oí los de todos
canten su loor. Y cuanlo á lo del marido, C!'?r;o es lo
primero que el Apóstol dice, que muchas veces la mu-
jer cristiana y fiel , al marido que es infiel le gana y
hace su semejante {f). Y así, no han de pensarque pe-
dirles esta virtud es pedirles lo que no pueden hacer,
porque si alguno puede con el marido es la mujer so-
la. Y si la caridad cristiana obliga al bien del extraño,
¿cómo puede pensar la mujer ijue no esa oblígala á
ganar y á mejorar su marido? Cierto es que son dos co-
sas las que entre todas tienen para persuadir eficacia:
el amistad y la razón. Pues veamos cuál deltas dos
cosas falta en la mujer que es tal cual decimos aquí,
ó veamos si hay algún otro que ni con muchas par es
se iguale con ella en esto. El amor que hay entre dos,
mujer y marido, es el mas estrecho, como es notorio,
porque le principia la naUíraleza, y le acrecienta lagra-
cia, y le enciende la costumbre, y le enlazan eslrticlií-
simamente otras mucbas obligaciones. Pues la razón y
la palabra de la mujer discreta es mas eficaz que o'ra
ninguna en los oidos del hombre , porque su aviso es
aviso dulce. Y como las medicinas cordiales, así su voz
se lanza luego y se apega mas con el corazoi. Muc'ios
hombres habría en Israel tan pruden'es y de tan dis-
creta y mas discreta razón que la mujer de Tecca; y
para persuadir á David y para inducirle á que 'ornas-i á sa
hijo Absalon á su gracia, Jí.ab, su capitán general, avi-
sadamente se aprovechó del aviso de sola esta muj t,
y sola esta quiso que con su buena razón y dulce p:i'a-
bra ablandase y torciese á piedad el corazón del Rey,
justamente in.lignado {g), y sucedióle su intento; por-
que, como digo, mejv'irase y esfuérzase muclio cual-
quiera buena razón en la boca dulce de la sabia y bue-
na mujer. Qué ¿quién no gusta de agradar á quien
ama? ü ¿quién no se fia de quien es amado? O ¿quiéo
(e) Vers. 28. (/■) Ad t coiialli , cap. 7, v. U.
(ffi ii,lte8, cap. 14.
242
no da crédito al amor y á la razón cuando se juntan?
La razón no se engaña y el amor no quiere engañar; y
así, conforme á esto, tiene la buena mujer tomados al
marido todos los puertos, porque ni pensará que se en-
gaña la que tan discreta es, ni sospechará que le quie-
re engañar la que como su mujer le ama. Y si los beneG-
cios en la voluntad de quien los recibe crian deseo de
agradecimiento y la aseguran, para que sin recelo se
lie de aquel de quien los ha recibido , y ambas á dos
cosas hacen poderosísimo el consejo que da el benefi-
ciador al beneficiado , ¿qué beneficio hay que iguale al
que recibe el marido de la mujer que vive como aqui
se dice? De un hombre extraño, si oimos que es vir-
tuoso y sabio, nos fiamos de su parecer, ¿y dudará el
marido de obedecer á la virtud y discreción que cada
dia ve y experimenta? Y porque decimos cada dia, tie-
nen aun mas las mujeres para alcanzar de sus maridos
lo que quisieren esta oportunidad y aparejo, que pue-
den tratar cpn ellos cada dia y cada hora, y á las horas
de mejor coyuntura y sazón. Y muchas veces lo que la
razón no puede, la importunidad lo vence, y señalada-
mente la de la mujer, que, como dicen los experimenta-
dos, es sobre todas. Y verdaderamente es caso, no sé
si diga vergonzoso ó donoso, decir que las buenas uo
son poderosas para concertar sus maridos , siendo las
malas valientes para inducirlos á cosas desatinadas que
los destruyen. La mujer por sí puede mucho, y la vir-
tud y razón también á sus solas es muy valiente, y jun-
tas entrambas cosas, se ayudan entre sí y se fortifican
de tal manera, que lo ponen todo debajo de ios pies. Y
ellas saben que digo verdad, y que es verdad que se
puede probar con ejemplo de muchas que con su buen
aviso y discreción han enmendado mil malos siniestros
en sus maridos, y ganádoles el alma y emendádoles la
condición , en unos brava, en otros distraída, en otros
por diferentes maneras viciosa. De arte que las que se
quejan ahora dellos y de su desurden , quéjense de sí
primero y de su negligencia, por la cual no los tienen
cual deben. Mas si con el marido no ¡)uedcn , con los
¡lijos, que son parte suya y los traen en las manos des-
de su nacimiento y les son en la niñez como cera, ¿qué
pueden decir, sino confesar que los vicios dellos y los
desastres en que caen por sus vicios, por la mayor par-
te son culpas de sus padres? Y porque ahora hablamos
de las madres, entiendan las mujeres que, si no tienen
buenos hijos, gran parte dcllo es porque no les son
ellas enteramente sus madres. Porque no ha de pensar
la casada que el ser madre es engendrar y parir un
hijo; que en lo primero siguió su deleite, y á lo segun-
do le forzó la necesidad natural. Y si no hiciesen por
«líos mas, no sé en cuánta obligación los pondrán. Lo
que se sigue desi)ucs del parto es el puro oficio de la
madre, y lo que puede hacer bueno al hijo y lo que de
veras le obliga. Por lo cual, téngase por dicho esta
perfecta casada que no lo será si no cria á sus hijos, y
que la obligación que tiene por su oficio á hacerlos bue-
nos, esa misma le pone necesidad á que los críe á sus
pechos; porque con la leche, no digo que se aprende,
que eso fuera mejor, porque contra lo mal aprendido
es remedio el olvido; sino digo que se bebe y convierte
en sustancia y como en n4< maleza lodo lo bueno y lo
OBR.VS DE FRAY LUIS DE LEÓN.
malo que hay en aquella de quien se recibe ; porque el
cuerpo ternecico de un niño, y que salió como comen-
zado del vientre, la teta le acaba de hacer y formar. Y
según quedare bien formado el cuerpo, así le avendrá
al alma después, cuyas costumbres ordinariamente na-
cen de sus inclinaciones del ; y si los hijos salen á los
padres de quien nacen, ¿cómo no saldrán á las amns
con quien pacen, si es verdadero el refrán español?
¿Por ventura no vemos que cuando el niño está enfer-
mo purgamos al ama que le cria , y que con purificar
i y sanar el mal humor della le damos la salud á él?
I Pues entendamos que, como es únala salud, asi es uno
i el cuerpo, y si los humores son unos , ¿cómo no lo se-
! rán las inclinaciones, las cuales, por andar siempre her-
manadas con ellos, en castellano con razón las llama-
I mos humores? De arte que si el alma es borracha , ha-
bernos de entender que el desdichadito beberá con la
leche el amor del vino; si colérica, si tonta, sí desho-
nesta, sí de viles pensamientos y ánimo, como de or-
dinario lo son, será el niño lo mismo. Pues sí el no criar
los hijos es ponerlos á tan claro y manifiesto peligro,
¿cómo es posible que cumpla con lo que debe la casada
que no los cria? Esto es decir la que en la mejor par-
te de su casa, y para cuyo fin se casó principalmente,
pone tan mal recaudo. ¿Qué lévale ser en todo lo demás
diligente, si en lo que es mas es así descuidada? Sí el
hijo sale perdido, ¿qué le vale la hacienda ganada? O
¿qué bien puede haber en la casa donde los hijos para
quien es no son buenos? Y sí es parte desta virtud con-
jugal, como habernos ya visto, la piedad generalmente
con todos , las que son tan sin piedad, que entregan á
un extraño el fruto de sus entrañas, y la imagen de vir-
tud y de bien que en él habia comenzado la naturale-
za á obrar, consienten que otro la borre, y permilen
que imprima vicios en lo que del vientre salía con prin-
cipio de buenas inclinaciones , cierto es que no son
buenas casadas, ni aun casadas, sí habemos de hablar
con verdad; porque de la casada es engendrar hijos, y
hacer esto es perderlos; y de la casada es engendrar
hijos legítimos, y los que se crian así, mirándolo bien,
son llanamente bastardos. Y porque vuestra merced voa
que hablo con verdad, y no con encarecimiento, ha de
entender que la madre en el hijo que engendra no po-
ne sino una parte de su sangre, de la cual la virtud
del varón, figurándola, hace carne y huesos. Pues el ama
que cria pone lo mismo, porque la leche es sangre, y
en aquella sangre la misma virtud del padre que vive
en el hijo hace la misma obra; sino que la diferencia
es esta, que la madre puso este su caudal por nueve
meses, y la ama por veinte y cuatro; y la madre cuan-
do el parto era un tronco sin sentido ninguno, y el ama
cuando comienza ya á sentir y reconocer el bien que
recibe; la madre influye en el cuerpo, el ama en el
cuerpo y en el alma. Por manera que echándola cuan-
ta bien, el ama es la madre, y la que parió es peor que
madrastra, pues enajena de sí á su hijo, y hace borde-
lo que habia nacido legítimo , y es causa que sea
mal nacido el que pudiera ser noble, y comete en cier-
ta manera un género de adulterio poco menos feo y
no menos dañoso que el ordinario, porque en aquel
vende al marido por hijo el qqe no QS del, y aquí el que
LA PERFECTA CASADA.
243
no lo es della , y hace sucesor de su casa al hijo del
ama y de la moza, que las mas veces es una ó villana ó
esclava. Bien conforma con esto lo que se cuenta ha-
ber dicho un cierto mozo romano, de la familia de los
Gracos, que volviendo de la guerra vencedor y rico de
muchos despojos, y viniéndole al encuentro para reci-
birle alegres y regocijadas su madre y su ama junta-
mente, él, vuelto á ellas y repartiendo con ellas d« lo
que traía, como á la madre le diese un anillo de plata
y al ama un collar de oro, y como la madre, indignada
desto, se doliese del, le respondió que no tenia razón;
«porque,, dijo, vos no me tuvisteis en el vientre mas de
por espacio de nueve meses, y esta me ha sustentado
á sus pechos por dos años enteros. Lo que yo tengo de
vos es solo el cuerpo, y aun ese me diste por manera
no muy honesta, mas la dádiva que desta tengo, dió-
mela ella con pura sencilla voluntad. Vos, en naciendo
yo, me apartaste de vos y me alejastes de vuestros ojos,
mas esta ofreciéndose , me recibió, desechado, en sus
brazos amorosamente, y me trató así, que por ella he
llegado y venido al punto y estado en que ahora estoy.»
Manda san Pablo, en la doctrina que daá las casadas (o),
«que amen á sus hijos.» Natural es á las madres amar-
los, y no había para qué san Pablo encargase con par-
ticular precepto una cosa tan natural; de donde se en-
tiende que el decir «que los amen», es decir que los
crien, y que el dar leche la madre á sus hijos, á eso san
Paolo llama amarlos, y con gran propiedad; porque el
no criarlos es venderlos y hacerlos no hijos suyos, y como
desheredarlos de su natural , que todas ellas son obras
de aborrecimiento, y tan fiero, que vencen en ello aun
á las fieras, porque, ¿qué animal tan crudo hay, que
no crie lo que produce , que fie de otro la crianza de lo
que pare ? La braveza del león sufre con mansedumbre
á sus cachorrillos que importunamente le desjuguen
las tetas. Y el tigre, sediento de sangre, da alegre-
mente la suya á los suyos, Y si miramos á lo delicado,
el flaco pajarillo, por no dejar sus huevos, olvida el co-
mer y se enflaquece, y cuando los ha sacado, rodea to-
do el aire volando, y trae alegre en el pico lo que él de"
sea comer, y no lo come porque ellos lo coman. Mas
¿qué es menester salimos de casa? La naturaleza dentro
della misma declara casi á voces su voluntad, envian-
do, luego después del parto, leche á los pechos, ¿Qué
mas clara señal esperamos de lo que Dios quiere, que
ver lo que hace? Cuando les levanta á las mujeres los
pechos, les manda que crien ; engrosándoles los pezo-
nes, les avisa que han de ser madres; los rayos de la le-
che que viene son como aguijones con que las dis-
pierta á que alleguen á sí lo que parieron. Pero á todo
esto se hacen sordas algunas, y excúsansc con decir
que es trabajo y que es hacerse temprano viejas , pa-
rir y criar. Es trabajo, yo lo confieso; mas si esto va-
le , ¿quién hará su oficio? No esgrima la espada el sol-
dado, ni se ponga al enemigo, porque es caso de peligro
y sudor; y porque se lacera mucho en el campo, desam-
pare el pastor sus ovejas. Es trabajo el parir y criar,
pero entiendan que es un trabajo hermanado, y que no
tienen licencia para dividirlo. Si les duele el criar, no
paran, y si les agrada el parir, crien también. Si en
la) Ad Ut.jcap.íi.v. 4.
esto hay trabajo , el del parlo es sin comparación el
mayor. Pues ¿por qué las que son tan valienlcs en lo
que es mas, se acobardan en aquello que es miónos?
Bien se dejan entender las que lo hacen así , y cuando
no por sus hijos, por lo que deben á su ver^iücnza, ha-
bían de traer mas cubiertas y disimuladas sus inclina-
ciones. El parir, aunque duele agrámente, al fin se lo
pasan. Al criar no arrostran, porque no hay deleite que
lo alcahuete. Aunque si se mira bien, ni aun esto les
falta á las madres qiuá crían ¡antes en este trabajo la na-
turaleza, sabia ) prudente, repartió gran parte degus-
to y de contento. El cual, aunque no le sentimos los
hombres, pero la razón nos dice que le hay , y en los
extremos que Iiacen las madres con sus niños lo ve-
mos. Porque, ¿ qué trabajo no paga el niño á la madre
cuando ella le tiene en el regazo desnudo, cuando él
juega con la teta, cuando la hiere con la manecilla,
cuando la mira con risa? Pues cuando se le añuda al
cuello y la besa, parécemeque aun la dejaobligada. Crie
pues la casada perfecta á su hijo, y acabe en él el bien
que formó, y no dé la obra de sus entrañas á quien se
la dañe , y no quiera que torne á nacer mal lo que ha-
bía nacido bien , ni que sea maestra de vicios la leche,
ni haga bastardo á su sucesor, ni consienta que conoz-
ca á otra antes que áella por madre, ni quiera que en
comenzando á vivir se comience á engañar. Lo prime-
ro en que abra los ojos su niño sea en ella, y de su ros-
tro della se figure el rostro del. La piedad, la dulzura,
el aviso, la modestia, el buen saber, con todos los de-
más bienes que le habernos dado, no solo los traspase
con la leche en el cuerpo del niño, sino también los
comience á imprimir en el alma tierna del con los
ojos y con los semblantes ; y ame y desee que sus bijos
le sean suyos del todo, y no ponga su heclio en parir
muchos hijos, sino en criar pocos buenos ; porque los
tales con las obras la ensalzarán siempre, y muchas ve-
ces con las palabras, diciendo lo que se sigue.
§. XIX.
Qué alabanzas mereee la perfecta casada , y cómo para serlo,
es menester que esté adornada de muchas perfecciones.
Muchas hijas allegaron riquezas, mas iú subiste
sobre todas (6).
Hijas llama el hebreo á cualesquier mujeres. Por ri-
quezas habemos de entender no solo los bienes de la
hacienda, sino también los del alma, como son el valor,
la fortaleza , la industria , el cumplir con su oficio, con
todo lo demás que pertenece á lo perfecto desta virtud,
ó por decirlo mas brevemente, riquezas aquí se toman
por esta virtud conjugal puesta en su punto. Y dice Sa-
lomón que los hijos de la perfecta casada , loándola , la
encumbran sobre todas, y dicen que de las buenas ella es
la mas buena, lo cual dice ó escribe Salomón que lo di-
rán conforme á la costumbre de los que loan, en la cual
es ordinario lo que es loado ponerlo fuera de toda com-
paración , y mas cuando en los que alaban se ayunta á
la razón la afición. Y á la verdad todo lo que es per-
fecto en su género tiene aquesto, que si lo miramos
con atención , hincho así la vista del que lo aura, que
(b) Vera. 2».
244 OBRAS DE FRAY
no le deja pensar que hay igual. O digamos de otra
manera, y es que no se hace la comparación con otras
casadas que fueron perfectas , sino con otras, que pare-
cieron quererlo ser. Y esto cuadra bien , porque esta
mujer que aquí se loa , no es alguna particular que
fué tal como aquí se dice, sino el dechado y como la
idea común que comprchende todo este bien ; y no es
una perfecta, sino todas las perfectas, ó por mejor de-
cir, es la misma perfección; y así , no se compara con
otra perfección de su género , porque no hay otra y en
ella está toda , sino compárase con otras cualidades que
caminan á ella y no le llegan , y que en la apariencia
son este bien, mas no en los quilates. Porque á cada
virtud la sigue é ¡mita otra que no es ella ni es vir-
tud ; como la osadía parece fortaleza, y no lo es , y el
desperdiciado no es liberal, aunque lo parece. Y por la
misma manera hay casadas que se quieren mostrar ca-
bales y perfectas en su oficio , y quien no atendiere
bien, creerá que lo son, y á la verdad no atiuan con
él ; y esto por diferentes maneras; porque unas, si son
caseras, son avarientas; otras, que velan en la guarda
de la hacienda, en lo demás se descuidan; unas crian
los hijos y no curan de los criados ; otras son grandes
curadoras y acariciadoras de la familia, y con ella ha-
cen bando contra el marido. Y porque todas ellas tie-
nen algo de su perfección, que traíamos, parece que la
tienen toda, y de hecho carecen dclla, porque no es
cosa que se vende por partes. Y aun hay algunas que
se esfuerzan á lodo , pero no se esfuerzan á ello por ra-
zón, sino por inclinación ó por antojo; y así, son mo-
vedizas, y no conservan siempre un tenor ni tienen
verdadera virtud , aunque se asemejan mucho á lo bue-
no. Porque esta virtud, como las demás, no es planta
que se da en cualquier tierra, ni es fruta de lodo ár-
bol , sino quiere su propio tronco y raiz, y no nace ni
mana sino es de una fuente, que es la que se declara
en lo que íq sigue.
§. XX.
De cómo la mujer que es buena ha de cuidar de ir limpia y asea-
da para mostrar asi su áuiíao comiiuesti) y concerladü , que ha
de procurar adornar principalmente con el temor santo de
Dios.
Engaño es el buen donaire, y lurkria la hermosura ; la
mujer que teme á Dios, esa es digna de loor (a).
Pone la hermosura de la buena mujer, no en las fi-
guras del rostro, sino en las virtudes secretas del alma,
las cuales todas se comprehenden en la Escritura debajo
desloque llamamos temerá Dios. Mas aunque este temor
de Dios, que hermosea el alma de la mujer como prin-
cipal hermosura, se ha de buscar y eslimar en ella, no
carece de cuestión lo que de la belleza corporal dice
aquí el Sabio , cuando dice que es vana y que es bur-
lería ; porque se suele dudar si es conveniente á la
buena casada ser bella y hermosa. Bien es verdad que
esta duda no loca tan derechamente en aquello á que
las perfectas casadas son obligadas, como en aquello
que deben buscar y ccogcr los maridos que desean ser
bien cacados. Purquc el ser hermosa ó tea una mujer,
(O) Vcfi. 30.
LUIS DE LEÓN.
es cualidad con que se nace, y no co"a que se adquie-
re por voluntad ni de que se puede poner ley ni man-
damiento á las buenas mujeres. Mas como la hermo-
sura consista en dos cosas , la una que llamamos bue-
na proporción de figuras, y la olra que es limpieza y
aseo , porque sin lo limpio no hay nada hermoso: aun-
que es verdad que ninguna, si no lo es, se puedti figu-
rar como hermosa, dado que lo procure, como se ve
en que muchas lo procuran y en que ninguna dellas
sale con ello ; pero lo que toca al aseo y limpieza, ne-
gocio es que la mayor parle del está puesta en su cui-
dado y voluntad; y iiegocio de cualidad, que aunque
no es de las virtudes que ornan el ánimo, es fruto de-
lla , é indicio grande de la limpieza y buen concierto
que hay en el alma, el cuerpo limpio y bien aseado;
porque, así como la luz encerrada en la linterna la es-
clarece y traspasa, y se descubre por ella , así e! alma
clara y con virtud resplandeciente, por razón de la
mucha hermandad que tiene con su cuerpo, y por es-
tar íntimamente unida con él , le esclarece á él , y le
ligara y compone cuanto es posible de su misma com-
posición y figura; así que, si no es virtud del ánimo la
limpieza y aseo del cuerpo, es señal de ánimo concer-
tado y limpio y aseado , á lo menos es cuidado necesa-
rio en la mujer para que se conserve y se acreciente
el amor de su m;ir¡do con ella , si ya no es él por ven-
tura tal que se deleite y envicie en el cieno. Porque
¿cuál vida será la del que ha de traer á su lado siem-
pre en la mesa, donde se asienta para tomar gusto, y
en la cama, que se ordena para descanso y reposo, uu
desaliño y un asco que ni se puede mirar sin torcer
los ojos, ni tocar sin atapar las narices? O ¿cómo será
posibie que se allegue el corazón á lo que naturaltnen-
te aborrece y de que rehuye el sentido? Serále sin du-
da un perpetuo y duro freno al marido el deseo de su
mujer, que todas las veces que inclinare ó quisiere in-
clinar á ella su ánimo, le irá deteniendo y le apartará
y como torcerá á otra parte. Y no será esto solamente
cuando la viere, sino todas las veces que entrare en
su casa, aunque no la vea. Porque la casa forzosamente
y la limpieza della olerá á la mujer , á cuyo cargo está
su aliño y limpieza, y cuanlo ella fuere aseada ó des-
aseada, tanto así la casa como la mesa y el lecho ten-
drá de sucio ó de limpio. Así que, deslo que llama-
mos belleza, la primera parle, que consiste en el ser
una mujer aseada y limpia, cosa es que el serlo está
en la voluntad de la mujer que lo quiere ser , y cosa
que le conviene á cada una quererla , y que pertenece
á esto perfecto que hablamos , y lo compone y hermo-
sea como las demás parles dello. Poro la olra parte,
que consiste en el escogido color y figuras, ni cslá en
la mano de la mujer Icncrla , y asi no i)crlenece á aques-
ta virtud, ni por ventura conviene al que se casa bus-
car mujer tpie sea muy aventajada en belleza ; porque,
aunque lo hermoso es bueno , pero están ocasionadas
á no ser buenas las que son hermosas. Cien dijo acerca
dcblo el poeta Simónides (6) :
Es hclla cosa jl ver la hembra iiorraoSí ,
Della para Ins otrus; que al marido
Costoso dafio es y dcsvculura.
(*) Apud Slobaeum, serm. lxxu'.
LA PKRFECTA CASADA.
245
Porque lo que mucbos desean liase de guardar de
muchos, y así corre mayor peligro, y lodos se aficio-
nan al buen parecer. Y es inconveniente gravísimo que
en la vida de los casados, que se ortlenó para que am-
bas las partes descansase cada una dellas, y se descui-
dase en parte con la compañía de su vecina , se escoja
íal compañía , que de necesidad obligue á vivir con
recelo y cuidado, y que buscando el hombre mujer
para descuidar de su casa, la tome tal , que le atormen-
te con recelo todas las horas que no estuviere en ella.
Y no solo esta belleza es peligrosa porque atrae á sí
y enciende en su codicia los corazones de los que la
miran, sino también porque despierta á las que la tie-
nen á que gusten de ser codiciadas ; porque , si todas
generalmente gustan de parecer bien y de ser vistas,
cierto es que las que lo parecen no querrán vivir as-
cendidas ; demás de que á todos nos es natural el amar
nuestras cosas, y por la misma razón el desear que
nos sean preciadas y estimadas, y es señal que es una
preciada cuando muchos la desean y aman ; y así, las
que se tienen por bellas, para creer que lo son , quie-
ren que se lo testifiquen las aficiones de muchos. Y
si va á decir verdad , no son ya honestas las que toman
sabor en ser miradas y recuestadas deshonestamente.
Así que, quien busca mujer hermosa camina con oro
por tierra de salteadores , y con oro que no se con-
siente encubrir en la bolsa , sino que se hace él mis-
mo afuera y se les pone á los ladrones delante los
ojos, y que cuando no causase otro mayor daño y cui-
dado, en esto solo hace que el marido se tenga por muy
afrentado, si tiene juicio y valor; porque en la mujer
semejante la ocasión que hay para no ser buena, por
ser codiciada de muchos, esa mesma hace en muchos
grande sospecha de que no lo es, y aquesta sospecha
basta para que ande en lenguas menoscabada y perdi-
da su honra. Y si este bien de beldad tuviera algún
tomo , pudieran por él ponerse á este riesgo los hom-
bres; mas ¿quién no sabe lo que vale y lo que du-
ra esta flor, cuan presto se acaba, con cuan ligeras
ocasiones se marchita , á qué peligros está sujeta , y
los censos que paga? «Toda la carne es heno , dice el
Profeta (o), y toda la gloria della, que es su hermosu-
ra toda, y su resplandor como flor de heno.» Pues bue-
no es que por el gusto de los ojos ligero y de una ho-
ra quiera un hombre cuerdo hacer amargo el estado
en que ha de perseverar cuanto le perseverare la vida, y
que para que su vecino mire con contento á su mujer,
muera él herido de mortal descontento , y que negocie
con sus pesares propios los placeres ajenos. Y si
aquesto no basta, sea su pena su culpa, que ella mis-
ma le labrará; de manera que , aunque le pese algún
día, y muchos días conozca sin provecho y condene
su error, y diga, aunque tarde, loque aquí dice deste
su perfecto dechado de mujeres el Espíritu Sanio:
«Engaño es el buen donaire , y burlería la hermosura;
la mujer que teme á Dios, esa es digna de ser loada.»
Porque se ha de entender que esta es la fuente de todo
lo que es verdadera virtud , y la raíz de donde nace todo
lo que es bueno , y lo que solo puede hacer y hace que
cada uno cumpla entera y perfeclamenle con lo que
(o) Isaiac, cap, 11, V. 6.
debe , el temor y respeto de Dios , y el tener cuenta
con su ley; y lo que en esto no se funda, nunca llega
al colmo, y por bueno que parece, se hiela en flor. Y
entendemos por temor de Dios , según el estilo de la
Escritura Sagrada, no solo el afecto del tener, sino el
emplearse uno con voluntad y con obras en el cum-
plimiento de sus mandamientos, y lo que, en una pala-
bra , llamamos servicio de Dios. Y descubre esta raíz
Salomón á la postre, no porque su cuidado ha de ser
el postrero; que antes , como decimos , el principio de
todo este bien es ella;' sino lo uno, porque.temeráDios
y guardar con cuidado su ley , no es mas propio de la
casada que de lodos los hombres. A todos nos convie-
ne m.eter en este negocio todas las velas de nuestra
voluntad y afición, porque sin él ninguno puede cum-
plir ni con las obligaciones generales de cristiano ni
con las particulares de su oficio. Y lo otro, dícelo al
fin por dejarlo mas firme en la memoria, y para dar
á entender que este cuidado de Dios no solamente lo
ha de tener por primero, sino también por postrero;
quiero decir , que comience y demedie y acabe todas
sus obras, y todo aquello á que le obliga su estado, de
Dios y en Dios y por Dios ; y que haga lo que convie-
ne, no solo con las fuerzas que Dios le da para ello,
sino última y principalmente por agradar á Dios, que
se las da. Por manera que el blanco adonde ha de
mirar en cuanto hace, ha de ser Dios, así para pe-
dirle ííivor y ayuda en lo que hiciere, como para ha-
cer lo que debe puramcnle por él ; porque lo que se
hace , y no por él , no es enteramente bueno , y lo que
se hace sin él, como cosa de nuestra cosecha, es de
muy bajos quilates. Y esto es cierto, que una empresa
tan grande y adonde se ayuntan tan diversas y tan di-
íicullosas obligaciones como es satisfacer una casada
á su estado, nunca se hizo ni aun medianamente siii
que Dios proveyese de abundante favor. Y así, el temor
y servicio de Dios ha de ser en ella lo principal y lo
primero, no solamente porque le es mandado, sino
también porque le es necesario; porque las que por
aquí no van siempre, se pierden , y demás de ser mal
cristianas , en ley de casadas nunca son buenas , como
se ve cada día. Unas se esfuerzan por temor del mari-
do, y así, no hacen bien mas de lo que ha de ver y
entender. Otras , que trabajan porque le aman y quie-
ren agradar, en entibiándose el amor, desamparan el
trabajo. A las que mueve la codicia no son caseras,
sino escasas , y demás de escasas, faltas por el mismo
caso en otras virtudes de las que pertenecen á su ofi-
cio, y así , por una muestra de bien no tienen ninguno.
Otras que se inclinan por honra y que aman el pare-
cer buenas , por ser honradas cumplen con lo que pa-
rece , y no con lo que es, y ninguna dellas consiguen
lo que pretenden ni tienen un ser en lo que hacen,
sino con los días mudan los intentos y pareceres^ por-
que caminan ó sin guia ó con mala guia, y así, aun-
que trabajan , su trabajo es vano y sin fruto. Mas al
revés , las que se ayudan de Dios y enderezan sus obras
y trabajos á Dios cumplen con todo su oficio entera-
mente, porque Dios quiere que le cumplan todo, y
cúmplenlo, no en apariencia , sino en verdad , porque
Dios no se engaña; y andan en su trabajo coü su gus-
246 OBRAS DE FRAY
to y deleite, porque Dios persevera ; y son siempre unas, i
porque el que las alienta es él mismo; y caminan sin
error, prrque no le hay en su guia; y crecen en el ca-
mino y van pasando adelante, y en breve espacio tras- I
pasan largos espacios , porque su hecho tiene todas i
las buenas cualidades y condiciones de la virtud ; y
finalmente , ellas son las que consiguen el precio y el
premio; porque quien le da es Dios, á quien ellas en !
su oficio miran y sirven ; y el premio es el que Salo- I
mon , concluyendo toda aquesta doctrina, pone en lo
que se sigue. j
§. m I
Del premio y gabrdon que tiene Dios aparejado para la perfcct» j
casadü, no solu en la otra ^ida, sino aun en este mundo.
Dadle del fruto de sus manos, y lóenla en las plazas
sus obras {a).
Los frutos de la virtud, quiénes y cuáles sean, san
Pablo los pone en la epístola que escribió á los gálatas,
diciendo (6) : « Los frutos del Espíritu Santo son amor
y gozo, y paz y sufrimiento, y largueza y bondad, y
larga espera y mansedumbre, yfe y modestia, y templan-
za y limpieza. » Y á esta rica compañía de bienes , que
ella por sí sola parecía bastante , se añade ó sigue otro
fruto mejor, que es gozar en vida eterna de Dios. Pues
estos frutos son los que aquí el Espíritu Santo quiere y
manda que se den á la buena mujer, y los que llama
fruto de sus manos, esto es, de sus obras della. Porque
aunque todo es don suyo, y el bien obrar y el galardón
de la buena obra; pero, por su infinita bondad, quiere
que porque le obedecimos y nos rendimos á su movi-
miento, se llame y sea fruto de nuestras manos é indus-
tria lo que principalmente es don de su liberalidad y
largueza. Vean pues ahora las mujeres cuan buenas
manos tienen las buenas, cuan ricas son las labores
que hacen y de cuan grande provecho. Y no solo sacan
provecho dellos, sino honra también, aunque suelen
decir que no caben en uno. El provecho son bienes y ri-
quezas del cielo, la honraos una singular alabanza en la
tierra. Y así añade : « Y lóenla en las plazas sus obras.»
Porque mandar Dios que la loen, es hacer cierto que la
(a) Vers, 51. (¿) Cap. 5, v. 22, t3.
LLIS DE LEÓN.
alabarán; porque lo que él dice se hace, y porque la
alabanza sigue coino sombra á la virtud, y se debe á so-
la ella. Y dice : « En las plazas ;» porque no solo en se-
creto y en particular, sino también en público y en ge-
neral sonarán sus loores, como á la letra acontece. Por-
que, aunque todo aquello en que resplandece algún bien
es mirado y preciado, pero ningún bien se viene tanto
á los ojos humanos, ni causa en los pechos de los hom-
bres tan grande satisfacción, como una mujer perfecta,
ni hay otra cosa en que ni con tanta alegría ni con tan
encarecidas palabras abran los hombres las bocas, ó
cuando tratan consigo á solas , ó cuando conversan con
otros, ó dentro de sus casas, ó en las plazas en público.
Porque unos loan lo casero, otros encarecen la discre-
ción, otros suben al cielo la modestia, la pureza, la
piedad, la suavidad dulce y honesta. Dicen del rostro
limpio, del vestido aseado, de las labores y de las velas.
Cuentan las criadas remediadas, el mejoro de la hacien-
da , el trato con las vecinas amigable y pacífico; no ol-
vidan sus limosnas , repiten cómo amó y ganó á su ma-
rido; encarecen la crianza de los hijos, el buen trata-
miento de sus criados; sus hechos, sus dichos, sus
semblantes alaban. Dicen que fué santa para con Dios y
bienaventurada para con su marido, bendicen por el'a a
su casa y ensalzan á su parentela , y aun á los que la
merecieron ver y hablar llaman dichosos ; y como á la
santa Judit (c), la nombran gloria de su linaje y coro-
na de todo su pueblo ; y por mucho que digan, hallan
siempre mas que decir. Los vecinos dicen esto á los aje-
nos, y los padres dan con ella doctrina á sus hijos, y
de los hijos pasa á los nietos, y extiéndese la faina por
todas partes creciendo , y pasa con clara y eterna voz
su memoria de unas generaciones en otras, y no le ha-
cen injuria los años ni con el tiempo envejece, antes
con los días florece mas , porque tiene su raíz junto á
las aguas, y asi no es posible que descaezca, ni menos
puede ser que con la edad caiga el edificio que está fun-
dado en el cielo , ni en manera alguna es posible que
muera el loor de la que lodo cuanto vivió no fué sino
una perpetua alabanza de la bondad y grandeza de Dios,
á quien solo se debe eternamente el eusalzamienlo y la
gloria. Amen.
(c) Juditli, cap. Ib, V. 10,
FIN DE I.A PERFtCTA CASADA.
TRADUCCIÓN LITERAL
Y DECLARACIÓN
DEL LIBRO DE LOS CANTARES
DE SALOMÓN.
PROLOGO.
Ninguna cosa es mas propia á Dios que el amor, ni al amor hay cosa mas natural que volver al
que ama en las mismas condiciones y genio del que es amado ; de lo uno y de lo otro tenemos
claras experiencias. Cierto es que Dios nos ama, y todo el que no esté muy ciego lo puede cono-
cer en sí por los señalados beneficios que de su mano continuamente recibe : el ser, la vida, el
gobierno de ella, y el amparo de su favor, que en ningún tiempo ni lugar nos desampara. Que
Dios se precie mas de esto que de otra cosa , y que le sea propio el amor entre todas sus virtudes,
vese en sus obras, que todas se ordenan á este fin , que es hacer repartimiento y poner en pose-
sión de sus grandes bienes á las criaturas , haciendo que su misma semejanza resplandezca en to-
das, y midiéndose asi á la medida de cada una de ellas para ser gozado de todos, que, como diji-
mos, es obra propia del amor. Señaladamente se descubre este beneficio y amor de Diosen el
hombre, al cual crió al principio á su imagen y semejanza, como otro Dios, y á la postre se hizo
Dios á la figura y semejanza suya , volviéndose hombre últimamente por naturaleza , y mucho antes
por trato y conversación, como se ve claramente en todo el discurso de las sagradas letras, en
las cuales por esta causa es cosa maravillosa el cuidado que pone el Espíritu Santo en conformar-
se con nuestro estilo (á fin de que no nos extrañemos del que nos ama infinitamente ) , remedando
nuestro lenguaje, é imitando en sí proporcionadamente toda la variedad de nuestro ingenio y con-
diciones , como es el hacerse del alegre y del triste , mostrarse airado y arrepentido, y amena-
zando á veces , y á veces venciéndose con mil blanduras , y no hay afición ni cualidad tan propia
á nosotros y tan extraña á él, en que no se transforme. Testigo de esto son los salmos de David , y
mucho mas los escritos de los santos profetas ; pero ninguno tanto como este libro de los Cantares,
que tenemos entre las manos, donde Dios se muestra herido , y todo á fin de que no huyamos de
él ni nos extrañemos de su gracia ; y que vencidos, ó que por afición ó que por vergüenza haga-
mos lo que nos manda , que es aquello en que consiste nuestra mayor fehcidad. Testigo de esto
son los versos y canciones de David , las pláticas y sermones de los santos y profetas , los consejos de
la sabiduría, y finalmente, toda la vida y doctrina de Jesucristo , luz y verdad , y todo el bien y es-
peranza nuestra. Pues entre las demás escrituras divinas , una es la canción suavísima que Salomón,
rey y profeta, compuso , en la cual, debajo un enamorado razonamiento, y entre dos, pastor y pas-
tora, mas que en nmguna otra escritura, se muestra Dios herido de nuestros amores, con todas
aquellas pasiones y sentimientos que este afecto suele y puede hacer en los corazones humanos
mas blaados y mas tiemos. Huega , Hora y pide celos , vase como desesperado, y vuelve luego ; y
248 OBRAS DE FRAY LUTS DE LEÓN.
variando enfre esperanza, temor, alepría y tristeza, ya canta de contento y ya publica sus que-
jas , haciendo testigos á los montes y á lo írboles de ellos, á los animales y á las fuentes, de la pena
grande que padece. Aquí se ven pintad .-s al vivo los amorosos fuegos de los verdaderos amantes,
los encendidos deseos, los perpetuos cuidados, las recias congojas que la ausencia y el temor en
ellos causan, juntamente con los celos y sospechas que entre ellos se mueven ; aquí se oye el so-
nido de los ardientes suspiros, mensajeros del corazón, y de las amorosas quejas y dulces razona-
mientos (jue unas veces se ven venidos de esperanza, y otras de temor; y en breve todos aque-
llos sentimientos que los apasionados amantes suelen probar, se ven aquí tanto mas agudos y de-
licados, cuanto mas vivo y acendrado es clamor divino que el mundano. Dicelbs con el mayor
primor de palabras, blandura de requiebros , extrañeza de bellísimas comparaciones, que jamás se
escribió y oyó ; á cuya causa la lección de este libro es dificultosa á todos, y peligi'osa á los mance-
bos y á los que no esíán muy adelantados y íirmes en la virtud ; porque en ninguna escritura se
explica la pasión del amor con mas fuerza y sentido que en esta ; y así , acerca de los hebreos no
tenían licencia para lejr este libro y otros algunos de la ley los que fuesen menores de cuarenta
años. Del peligro no hay que tratar ; la virtud y valor de vuestra merced nos hace segiu'os ; la di-
ficultad,-que es mucha, trabajaré yo cuanto alcanzaren mis fuerzas, que son bien pequeñas.
Cosa cierta es y sabida que en estos Canlai¿s , como en persona del rey Salomón y su esposa, la
hija del rey de Egipto, debajo de amorosos requiebros explica el Señoría encarnación de Cristo y
el entrañable amor que siempre tuvo á su Iglesia, con otros secretos de gran misterio y de gran
peso. En este sentido, que es espiritual , no tengo qué tocar ; porque de él hay escritos grandes li-
bros por personas sanlisimasy muy doctas, que ricos del mismo espíritu que habló en este libro,
entendieron gran parte de su secreto, y como lo entendieron lo pusieron en sus escrituras, que
estaban llenas de espíritu y regalo. Así que, en esta parte no hay qué decir, ó porque ya está dicho,
ó porque es negocio prolijo y de grande espacio ; solamente trabajaré en declarar la corteza de la
letra asi llanamente, como si en este libro no hubiera otro mayor secreto del que muestran aque-
llas palabras desnudas , y al parecer dichas y respondidas entre Salomón y su esposa, que será so-
lamente declarar el sonido de ellas y aquello en que está la fuerza de la comparación y del requie-
bro ; que aunque es trabajo de menos quilates que el primero, no por eso carece de grandes
dificultades, como luego veremos. Porque se ha de entender que este libro en su primer origen se
escribió en metro, y es todo él una égloga pastoril, adonde con palabras y lenguaje de pastores
hablan Salomón y su esposa, y algunas veces sus compañeros, como si luesen gentes de aldea. Hace
dificultoso su entendimiento primeramente lo que suele poner dificultad en todas las escrituras adon-
de se explican algunas gi'andes pasiones ó afectos, mayormente de amor, que al parecer van las ra-
zones corladas y desconcertadas ; aunque á la verdad, entendido una vez el hilo de la pasión que
mueve , responden maravillosamente á los afectos que explican , los cuales nacen unos de otros
por natural concierto ; y la causa de parecer ansí corladas es, que en el ánimo enseñoreado de
alguna pasión vehemente no alcanza la lengua al corazón , ni se puede decir tanto como se siente,
y aun eso que se puede , no se dice todo , sino á parles y cortadamente , una vez el principio de la
razón , y otra vez el fin sin el principio ; que así como el que ama siente mucho lo que dice, así le
parece que en apuntándolo él , está por los demás entendido ; y la pasión con su fuerza y con in-
creible presteza le arrebata la lengua y corazón de un afecto en otro, y de aquí son sus razones
cortadas cutre sí, porque responde el movimiento que hace la pasión en el ánimo del que las dice;
la cual quien no la siente ó ve , juzga mal de ellas, como juzgaría por modo de desvarío y de mal
seso los meneos de los que bailan el que , viéndolos de lejos, no percibiese el son á quien siguen ; lo
cual C3 mucho de advertir en este libro y en todos los semejantes. Lo segundo que pone oscuri-
dad es ser la lengua hebrea, en que se escribió, de su propiedad y condición lengua de pocas
palabras y de corladas razones, y esas llenas de diversidad de sentidos, y juntamente con esto,
por ser el estilo y juicio de las cosas en aquel tiempo y en aquella gente tan diferente de lo que se
platica ahora ; de donde nace i>arecernos nuevas y extrañas y fuera de todo buen primor las com-
paraciones de que usa este li!)ro, cuando el esposo ó la esposa quieren mas loar la belleza del otro;
como cuando compara el cuello á una torre, y los dientes á un rebaño de ovejas, y así otras seme-
jantes. Como á la verdad , cada lengua y cada gente tonga sus propiedades do hablar adonde la
costumbre usada y recibida hace que sea primor y gentileza lo que en otra lengua y en otras gen-
tes parecería muy tosco; así es de creer que todo esto, que ahora por su novedad v por ser ajeno
de uucáifo UoO uo¿ debasrada, era el todo bien habW y toda la corlesia de aquclliempo cuUeaqutí-
TRADUCCIÓN DEL LIBRO DE LOS CANTARES, 249
lia gente. Porque claro es que Salomón era , no solamente muy sabio, sino rey é hijo de rey ; y quo
cuando no lo alcanzara por letras y por doctrina , por la crianza sola y por el trato solo de su coi-te y
casa supiera hablar su lengua mejor y mas cortésmente que otro ninguno. Lo que yo hago en esto
son dos cosas : la una es volver en nuestra lengua, palabra por palabra, el texto de este libro ; en la
segunda declaro con brevedad , no cada palabra por sí , sino los pasos donde se ofrece alguna obs-
curidad en la letra , á fin que quede claro su sentido entero , y después de él su declaración. Acer-
ca de lo primero procuré conformarme cuanto pude con el original hebreo, cotejando juntamente
todas las traducciones giñegas y latinas que de él hay, que son muchas ; y pretendi que respon-
diese esta interpretación con el original, no solo en las sentencias y palabras, sino aun en el cor-
riente y en el aire de ellas, imitando sus figuras y sus modos de hablar y maneras cuanto es posi-
ble á nuestra lengua , que á la verdad responde á la hebrea en muchas cosas , donde podrá ser que
algunos no se contenten tanto, y les parezca en algunas partes que la razón queda corta y dicha
muy á la vizcaína y muy á lo viejo , y que no hace corra el hilo del decir, pudiéndola hacer fácil-
mente con mudar algunas palabras y añadir algunas otras ; lo cual yo no hice por lo que he dicho
y sé , y porque entiendo sea diferente el oficio del que traslada , mayormente escrituras de tanto
peso, del que las explica y declara. El que traslada ha de ser fiel y cabal , y si fuere posible , con-
tar las palabras , para dar otras tantas, y no mas, de la misma manera , cualidad, y condición y va-
riedad de significaciones que las originales tienen, sin limitallas á su propio sonido y parecer,
para que los que leyeren la traducción puedan entender la variedad toda de sentidos á que da
ocasión el original si se leyese , y queden libres para escoger de ellos el que mejor les pareciere.
El extenderse diciendo, y el declarar copiosamente la razón que se entienda, y con guardar la
sentencia que mas agrada, jugar con las palabras, añadiendo y quitando á nuestra voluntad, eso
quédese para el que declara , cuyo oficio es ; y nosotros usamos de él , después de puesto cada un
capítulo , en la declaración que se sigue. Bien es verdad que , trasladando el texto , no pudimos tan
puntualmente ir con el original , y la cualidad de la sentencia y propiedad de nuestra lengua nos
forzó á que añadiésemos alguna palabrilla, que sin ella quedaría oscurísimo el sentido; pero estas
son pocas , y las que son , van encerradas entre dos rayas de esta manera ( ). Vuestra merced re-
ciba en todo esto mi voluntad ; que lo demás á mí no me satisface mucho , ni curo que satisfaga
á otros; bástame haber cumplido con lo que se me mandó, que es loque en todas las cosas mas
pretendo y deseo.
TRÁDUCCÍON LITERAL
Y DECLARACIÓN
DEL LIBRO DE LOS CANTARES.
Propiedad es de una lengua hebrea doblar así una
palabra cuando quiere encarecer alguna cosa ó en bien
ó en mal ; así que , decir Cantar de cantares es lo
mismo que solemos decir en caslcllano cantar entre
cantares ; es hombre entre hombres ; esto es, señalado
y eminente entre todos, y mas excelente que otros mu-
chos. Entendemos de esto que mostró la riqueza y re-
galos de su amor el Señor mas en este cantar que en
otro alguno, pues dice así :
CAPÍTULO PUIMERO.
i Béseme de besos de su boca ; porque buenos (son)
tus amores mas que el vino.
2 Al olor de lus ungüentos buenos. (Es) ungüento der-
ramando lu nombre; por eso las doncellas te amaron.
o Llévame en pos de ti , correremos al olor de lus un-
güentos. Metióme el Ucyen sus retretes, regocijarnos
liemos y alegrarnos hemos en li, mcmbrársenos han lus
amores mas que el vino; las dulzuras le aman.
4 Morena yo, pero amable, liijas de Jerusalen, como
las tiendas de Cedar, como las cortinas de Salomón.
5 No me miréis, que soy algo morena, que miróme el
sol; los hijos de mi madre poiiiaron conlra mi. pusiéron-
me (por) guarda de viñas ; la mi viña no guardé.
6 Enséñame, amado do mi alma, dónde apacientas,
dónde sesteas al mediodía ; {)orque seré jo descarriada
entre los ganados de lus compañeros.
ESPOSO.
7 Si no te lo sabes, oh hermosa cnlre las mujeres; sai
(sigue) por las |)isadas del ganado, y apacentarás lus ca-
britos junio á las cabanas de los pastores.
8 A la yegua uiia en el carro de Taraon le comparé,
amiga mía.
9 Lindas (están) tus mejillas en las perlas, tu cuello en
los rollares.
10 Tortolitas de oro te haremos, esmaltadas de plata.
ESPOSA.
H Cuando estaba el Rey en su reposo mi nardo dio su
olor.
12 Manojitode mirra mi amado á mi, morará cnlre mis
pedios.
lo Racimo de cofcr mi amado á mi, de las viñas de
Engaddi.
ESPOSO.
14 ¡Ay, cuAn hermosa, amiga mia (eres lú) , cuan her-
niosa, lus ojos de paloma!
ESPOSA.
15 ¡Ay, cuan hermoso, amado mió (eres tú), y cuan gra-
cioso! Nuestro lecho (eslá) llorido.
16 Las vigas de nuestra casa son de cedro; el techo,
de ciprés.
COMENTO.
«Béseme de besos de su boca.» Ya dije que lodo
este libro es una égloga pastoril, en que dos enamora-
dos, esposo y esposa, á manera de pastores se hablan
y responden á veces. Pues entenderemos que en este
primer capítulo comienza á hablar la esposa , que ha-
bemos de fingir que tenia á su amado ausente , y es-
taba de ello tan penada , que la congoja y deseo la traía
muchas veces á desfallecer y desmayar, como parece
claro por aquello que después en el razonamienlo de su
proceso hace, cuando ruega á sus compañeros que avi-
sen al esposo de la enfermedad y desmayo en que está
por sus amores y por el ardiente deseo que tiene de
vclle ; que es aféelo naturalísimo del amor, y nace de
lo que comunmente se suele decir, que el ánima del
amante vive mas en a({uel á quien ama que en sí mis-
mo ; por douile , cuanto el amado mas se aparta y au-
senta, ella, que vive en él por continuo pensamiento y
afición, le va siguiendo; tanto, que no comunica con
su cuerpo cuanto quiere ó cuanto puede ; desataríase
de él totalmente si fuese posible, y no puede tampoco,
que ya que no rompa las ataduras que la tienen en su
cuerpo presa, no las enflaquezca sensiblemente ; délo
cual da muestra la amarillez del rostro, la fiaijueza del
cuerpo y desmayo del corazón , que [iroceden de este
enajenamiento del alma, que es lambien todo el fun-
damento de aquellas quejas de que siempre usan las
casadas y enamoradas, y los aficionados y poelas las
encarecen y suben hasta el cielo, cuando llaman alo
que aman alma mia , y publican haberles sido robado el
corazón, tiranizada su libertad, puestas á sacomanos
sus entrañas ; que no es encarecimiento ni manera de
buen decir, sino verdad que pasa ansí por la manera
que tengo dicba ; y asi , la propia medicina de esta
aflicción, y lo que mas en ella se prelemle y desea, es
cobrar cada una que ama su alma, que sienle serle ro-
bada; la cual, porque parece lener su asiento en el
aliento que se coge por la boca, do aquí es el desear
TRADUCCIÓN DEL LIBRO DE LOS CANTARES.
281
tanto, y deleitarse los que se aman en juntar las bocas ;
y mezclar los alientos, como guiados por esta imagi-
nación y deseo de reslituirse en lo que les falta de su
corazón, ó acabar de entregarlo todo (a).
Queda entendido con esto con cuánta razón la es-
posa, para reparo de su alma y corazón (que la faltaba
por la ausencia de su esposo ) , pide por remedio sus
besos, diciendo : «Béseme de sus besos;» que es decir:
■Vivido he y sustentado me he con vanas esperanzas ;
visto he muchas promesas de su venida , muchos men-
sajes he recibido ; mas ya el ánimo desfallece y el de-
seo vence ; solo su presencia y el regalo de sus dulces
besos es lo que me puede guarecer ; mi alma está con
él , é yo estoy sin ella hasta que la cobre de su gracio-
sa boca, donde está recogida. Y no hay que pedille
vergüenza á la esposa de este caso, que el mirar esos
achaques es flaqueza de afición ; que el amor grande y
verdadero rompe con todo, y muéstrase tan razonable
y conforme al entendimiento del que ama, que no le
da lugar para imaginar que á nadie le parezca otra co-
sa. Dice pues : (í Béseme de besos de su boca ; » que aten-
la la propiedad de su original y palabra á quien res-
ponde, que es minesicoth, se dirá bien en castellano,
héseme con cuales ó qualque besos ; en que da á enten-
der lo mucho que desea la presencia de su esposo y lo
mucho en que le aprecia , pues la salud de su desma-
yo, que es tan grande, no pide besos sin cuenta, sino
cuales y qualque besos.
«Porque buenos son tus amores mas que el vino.»
Viene esto bien á propósito del desmayo, cuyo remedio
suele ser el vino, como que imaginásemos que sus com-
pañeras se lo ofrecían y ella lo desechaba , y responde:
El verdadero y mejor vino para mi remedio seria ver á
mi esposo ; aunque, conforme á lo que se trata, la com-
paración del vino hecha al amor es buena , demás que
en otro cualquier caso es gentil y propia comparación,
por los muchos efectos en que el vino y el amor se con-
forman. Natural es al vino, como se dice en los prover-
bios y en los salmos, el alegrar el corazón, el desterrar
de él todo cuidado penoso, é hinchirle de ricas y gran-
des esperanzas; hace osados, seguros, lozanos, descui-
dados de mirar en muchos puntos y respetos á aquellos
á quien manda , que todas ellas son también propieda-
des del amor, como se ve por la experiencia de cada dia,
y se podria probar con muchos ejemplos y dichos de
hombres sabios , si para ello nos diera lugar la breve-
dad que tenemos prometida. Dice mas adelante :
«Al olor de tus ungüentos buenos.» Hase de enten-
der y añadir: Volveré en mí y sanaré de este mi desma-
yo; porque está falta y cortada esta sentencia, como di-
cha de persona apasionada y enferma, que le falta el
aliento , y como acontece las mas veces en todo lo que
se dice en alguna vehemente pasión , que el ardor de-
masiado del ánimo traba la lengua y demedia las pa-
labras y razones. «Ungüentos buenos» llama á lo que
en nuestra lengua decimos aguas de olor ó confeccio-
nes olorosas, que todo viene bien en el de'smayo que te-
ta) Léase con detención esta cláusula , y se hallará la mayor
parte de los defectos que hemos señalado en el estilo de este au-
tor. ¡Qué falta de unidad! Qué encabalgamiento de ideas! Qué es-
cascí de soltura y de energía ! (I^ola del Culfílor.)
nemos dicho, para cuyo remedio se suele usar de cosas
semejanles. Así que, to^do es demostración y encareci-
miento de lo mucho que ama á su esposo y de lo mu-
cho que puede con ella su vista y presencia; porque es
como si dijese : Si yo viese á quien amo, con la fragan-
cia sola de sus olores tornarla en mí ; declara cuan gran-
de sea esta , y por eso dice y añade : «Ungüento derra-
mado es tu nombre. » Derramado , según la propiedad
de la lengua hebrea, y palabra á quien responde, quie-
re decir repartido en vasos , ó mudado de unas vasijas
en otras, porque entonces se esparce mas su buen olor.
«Tu nombre» no quiere decir tu fama, como algunos
entienden, y como se suele entender en oíros lugares;
porque eso viene fuera de lo que se trata ; quiere pues
decir el nombre en que es llamado cada uno; así que,
dice, llámasete olor esparcido, que es decir, es tal y
trasciende tanto tu buen olor, que podemos justamente
llamarte, no oloroso, sino el mismo olor esparcido ; que
es manera usada en la Sagrada Escritura y en otras len-
guas, en la cosa que uno es loado ó vituperado ponelle
el nombre de ella, para mostrar que la posee en sumo
grado y no así como quiera ; como parece claro acerca
de san Mateo adonde Cristo á Simón el principal, para
demostración de su firmeza y constancia, le puso poj
nombre Cephas , que quiere decir piedra. Mas porque
no parezca que la afición engaña á la esposa, y que no
es ella sola á quien parece esto, añade luego : « Por tan-
to, las doncellas te amaron, » las cuales propiamente se
pierden por todo lo que es oloroso, hermoso y gentil.
« Llévame en pos de tí, correremos. » Puede entenderse
esto como cosa que está junta con la razón ya dicha,
de arte que de todo ello resulte esta sentencia de la es-
posa al esposo : Vén y llévame en pos de tí con el olor
de tus olores , que es tan grande , que aficiona á todos,
que seguirte he corriendo ; ó decir que es razón por sí
distinta de todo lo arriba dicho ; la cual explicación con
nuevo encarecimiento declara el deseo que tiene de ver-
se con su esposo, que estando enferma y sin fuerzas,
dice que le seguirá corriendo si la quiere llevar con-
sigo.
«Metióme el Rey en sus retretes. » Cuan natural es
esto al amor, imaginar que pasó ya lo que desea, y tra-
tar como de cosa hecha de lo que pide la afición , bien
se deja conocer; porque dijo que el esposo la llevase y
metiese en su casa, donde le hace graneles regalos, y asi
dice : Metióme, que según el uso de la lengua, aunque
muestra tiempo pasado, es cosa que está por venir, para
mostrar la certidumbre y esperanza de que será. Así que,
en decir «Meterme ha el Rey», olvidóse de la persona de
pastora en que hablaba ; y así, llámale por su nombre,
que siempre el amor trae consigo estos descuidos; ó
por ventura es propiedad de aquella lengua, como lo es
de la nuestra, todo lo que se llama en extremado amor
llamarse así mi rey y semejantemente. «En sus retre-
tes,» esto es, en todos sus retretes, dándome parte de
todas sus cosas , que es prenda certísima de su amor.
Declárase esto en lo que se sigue : «Regocijarnos he-
mos, alegrarnos hemos en tí,» esto es, juntamente con-
tigo. «Membrársenos han tus amores mas que el vino;
las dulzuras te aman;» y muestra por el defecto el ex-
ceso de los regalos y placeres que ha de recibir en el
232
OBRAS DE FRAY LUIS DE LEÓN.
retrete de su esposo, porque dice le quedarán impre-
sos en la memoria mas que ningún otro placer ni con-
tento.
En este lugar hay diferencia entre los que escriben
la traslación de él, y nace tolo el peligro de la palabra
hebrea nazchira , que yo traslado dulzuras, la cual pro-
piamente suena derechezas, y aunque suena así, dicen
algunos hebreos doctos en aquella lengua que cuando
está junta con esta palabra (a), que signiüca el
vino, le dan título de bueno y preciado , como si dijé-
semos que justamente y con derecho se bebe; y tiene
algunos lugares de la Escritura que ayudan á este, y de
aquí son diferentes los pareceres. San Jerónimo sigue
el sonido de la voz, y así traslada las derechuras ó de-
rechos, estoes, los justos y buenos te aman. Siguiendo
esta letra, quiere decir, acordarme he de tus amores,
esto es, de los que me tienes y yo te tengo, de tu tra-
to y conversación blanda, regalada y amorosa, mas que
de ningún otro placer ó alegría, que todas ellas se en-
tienden por el vino, por el alegría y placer grande que
da y pone á los corazones de los que de él usan; y da
luego la razón que tiene de preciar tanto los amores del
esposo y de acordarse de ellos, diciendo: Lasdulzuras ó
derechuras te aman ; que es decir : Todo lo que es bue-
no, dulce y apacible le cerca y abraza ; estás cercado de
dulzuras, eres acabado y perfecto en todas las cosas. La
traslación de otros dice así : Membrársenoi han tus amo-
res mas que el vino preciado, te aman (las doncellas);
de arle que, según esto , en decir membrársenos han
tus amores , se hace punto , y en lo que sigue todo es
mostrar la esposa que no es ella sola la de este parecer
en querer y preciar tanto á su esposo , pues es amado
de todas las doncellas generalmente.
Puédese, á mi juicio, aun leer de otra manera, y no
menos que esta : mcmbrarémonos, poner luego punto,
como se ve en su original, y seguir luego: tus amores
mejor que el vhio dulce ó preciado te aman , esto es,
te hacen amable ; y la causa es, porque son mas dulces
y deleitosos que la misma dulzura y deleites, que, como
he dicho, se declara en el vino; y según esta manera, en
la primera palabra mondjrarémonos , acordarémonos,
que al parecer queda así desacompañada, se encierra un
accidente muy dulce y muy natural en los que bien se
quieren, cuando acontece verse después de algún año
y larga ausencia, que se cuenta el uno al otro con todo
el mayor encarecimiento que saben, la pena y dolor en
que por esta ausencia ha vivido. Así que, la esposa, co-
mo había dicho que se vería en el secreto de su espo-
so, se alegraría y regocijaría jimtamcnte con él, añade
convenientemente lo que por orden de afición se sigue
después del regocijo de la primera vista; acordarnos
hemos, esto es, conlarrinos, tú á mí y yo á tí, lo mucho
que en esta ausencia hemos pasado y padecido ; traere-
mos á la memoria nuestras ansias, nuestros deseos y
temores. Pues quede aquí que esla razón , por cualquie-
ra manera que se entienda, va llena de ingenio y de
gentileza y de una afición blandísima.
«Morena yo, pero amable, hijas de Jerusalen , como las
tiendas de Cedar, como las cortinas do Salomón. » Bien
se entiende del salmo íi, adonde á la IcUa se celebran
(aj No «e tiiiila cu lus manu^ciitos*
las bodas de Salomón con la hija del rey Faraón, que es,
como he dicho, la que habla aquí en persona de pasto-
ra y en figura de la Iglesia, que era no tan hermosa al
parecer de fuera, cuanto en lo que encubría de dentro;
porque allí se dice : «La hermosura de la hija del Rey
está en los escondidos; » pues responde ahora la esposa
á lo que la pudieran oponer los que la veían tan con-
fiada del amor que le tenia su esposo, siendo al parecer
morena y no tan hermosa , que siempre en esto tiene
gran recato el amor. Dice pues : Yo confieso que soy mo-
rena, pero en todo el resto soy hermosa y bella, y dig-
na de ser amada ; porque debajo de este mi color mo-
reno está gran belleza escondida, lo Cual cómo sea
declara luego por dos comparaciones; soy, dice, como
las tiendas de Cedar y como los tenderones de Salomón.
Cedar llama á los alárabes, porque son descendientes
de Adar, el hijo segundo de Ismael, que es gente move-
diza, que no vive en lugares, sino en campo, mudándose
cada un año donde mejor le parece, y poroso viven siem-
pre en tiendas hechas de cuero ó de lienzo, que se pue-
den mudar ligeramente. Así que , es la esposa en her-
mosura muy otra de lo que parece, como las tiendas de
los alárabes, que por defuera las tienen negras del aire
y sol á que están puestas , mas de dentro en sí encier-
ran las alhajas y joyas de sus dueños, que son muchas
y ricas ; y como los tenderones que suele usar en !a guer-
ra Salomón , que lo de fuera es de cuero para defensa
de las aguas, mas lo de dentro es de oro y seda y her-
mosas bordaduras , como suelen ser los de otros reyes.
Esto es en cuanto á la letra ; que según el sentido que
pretende el Señor, clara está la razón por qué la Igle-
sia, esto es, la compañía de los justos, y cualquiera de
ellos tiene el parecer de fuera moreno y feo, por el po-
co caso y poca cuenta, ó por mejor decir, por el gran-
de mal tratamiento que el mundo les hace , que al pa-
recer no liay otra cosa mas desamparada ni mas pobre
y abatida que son los que tratan de bondad y de vir-
tud , como á la verdad estén queridos y favorecidos de
Dios, y llenos en el ánima de incompandjie belleza.
«No me miréis, que soy morena; que miróme el sol.»
Responile eslo bien á lo natural de las mujeres, que no
saben poner á paciencia lodo lo que les toca en esto de
la hermosura, que, según parece, bien pagada quedaba
esta pequeña falta de color con las demás gracias que
de sí dice la esposa, aunque en ello no hablara mas; pe-
ro, como le oscurece, añade diciendo, y muestra que es-
ta falta no es natural de tal manera que no tenga re-
medio, sino venida acaso por haber andado al sol, y aun
eso no por culpa suya, sino forzada contra voluntad por
la porfía de sus liernianos; y ansí dice : «Los hijos da
mi madre porfiaron (encendidos) contra mí; pusiéron-
me por guarda de viñas, mi viña no guardé.» Donde
dice mi viña, en el hebreo tiene doblada fuerza, que di-
ce (mía remia); dando á entender cuan propia suya es
y cuánto cuidado debe tener de ella, como si dijera, la
mi querida viña de mi alma; que tal es en la estima de
las mujeres lodo lo que loca á su buen parecer y gen-
tileza. Dice pues que no guardó su viña, porque se ol-
vidó de sí y de lo que locaba [Á su roslro por atender
en guardar las viñas ajenas, en que los hermanos la ha-
bían ocupado por fucr/a; y no se ha de entender quo
TRADUCCIÓN DEL LIBRO DE LOS CANTARES.
253
esto pas(5 ansí por la hija de Faraón , que habla aquí, i
que siendo hija de rey, no es cosa verosímil y de creer, |
sino presupuesta la persona que representa y á quien I
imita hablando, que es de pastora , es la mas propia y
gentil disculpa y color que podría dar á su mal color,
decir que ha andado en el canipo al sol, forzada de sus
hermanos, y que, como pastores, era gente tosca y
de mal aviso. En el sentido del espíritu es grande ver-
dad decir que sus hermanos la hicieron esta fuerza,
porque ningún género de gente es mas contrario y per-
seguido de la verdadera virtud que los que la profesan
en solos los títulos y apariencias de fuera, y los que nos
son en mayor deuda y obligación , esos las mas veces
experimenlamos por mayores capitales enemigos.
((Enséñame, amado de mi alma, dónde apacientas,
dónde sesteas al mediodía. » Disculpada de su color,
torna á hablar con su esposo, y no pudiendo sufrir mas
la dilación, desea saber dónde está con su ganado , que
se determina á buscalle, que el verdadero amor no mi-
ra en puntillos de crianza ni en punto de honores, ni
espera ser convidado primero , antes él se convida y se
ofrece, y aunque había llamado la esposa á su esposo
para su remedio, y no le responde, no por eso se enti-
via ó desdeña ó hace caso de honra , antes c.^ece de
nuevo mas, y pues él no viene, ella delermiüa de ir en
su busca. Y puédese entender esto en dos maneras : ó
que sea un mostrar al esposo lo mucho que desea saber
de él para seguirle , ó excusarse que si no lo iiace es
por no andar vagueando, perdida y de monte en mon-
te; como si dijese : Ojalá yo supiera, amor mío, ó tú me
lo hubieras dicho, dónde estás con tu ganado, que fue-
ra luego allá; mas si no lo hago, es por no andar de ca-
bana en cabana preguntando á los pastores; ó enten-
damos (y esto es lo mas cierto y natural ) que pide al
esposo dónde ha de sestear al mediodía, que luego se
irá allá. Y no estorba esto, que estando el esposo, como
presuponemos que está, ausente, ni podrá oir los rue-
gos de la esposa ni satisfacer á su voluntad ; porque en
el verdadero y vivo amor pasan siempre mil imposibi-
lidades semejantes; que con la ardiente afición se ocu-
pan así y se ciegan los sentidos, que engañándose, juz-
gan como posible y hacedero todo lo que piensan; y ansí,
por una parte habla la esposa al esposo como si lo tu-
viera presente y lo viese y oyese , y por otra no sabe
dónde está, y ruega que se lo diga, porque si no, ella es-
tá determinada , como quiera que sea , de buscalle , en
lo cual podría haber inconveniente de perderse; y por
esto añade : « Porque andaré yo descarriada ó eseami-
nada entre los ganados de tus compañeros. » Donde de-
cimos descarriada ó escaminada , otros trasladan arre-
bozada, porque la palabra hebrea á quien responde, su-
fre lo uno y lo otro; y decir arrebozada es decir mujer
ramera y deshonesta y perdida, porque este era el tra-
je de las tales entre aquella gente, como se entiende en
el capítulo 38 del Génesis , cuando Tamar, puesta en
semejante hábito, hizo creer á Judas, su suegro, que era
ramera. De la una manera y la otra hace huen sentido,
porque dice : Yo me determino de buscarte ; pero no es
justo que ande descaminada como si fuera una desver-
gonzada y deshonesta , y por taalo conviene que sepa
yo dónde tu estás.
Hasta aquí ha dicho la esposa ; agora habla el esposo
y responde á eslo postrero, diciendo : «Si no te lo sa-
bes, hermosa entre las mujeres, salte y sigue las pisa-
das del ganado, y apacentarás tus cabritos junto á las
cabanas de los pastores. » No puede sufrir un corazón
generoso que quien le ama pene mucho tiempo por él,
y por eso le dice (entendiendo que su esposa lo desea)
que siga la huella del ganado, que por ella le hallará.
«Si no te lo sabes,» él (te) abunda y está de sobra.
Propiedad es de la lengua hebrea , como en la nuestra
decimos, no sabes lo que te dices, y otras tales. «Her-
mosa entre las mujeres,» es decir, mas hermosa que
todas ; «apacienta tus cabritos;» general decoro es de-
cir cabritos, porque ordinariamente las mujeres, por
ser mas delicadas , no las ponen en recios trabajos. Si
el marido cava, ella quita las piedras; si poda, ella sar-
mienta; si siega, ella hacina; y así, si el marido trae el
ganado mayor, ella suele traer el menudo. El hebreo di-
ce hacuab, que es la postrera parte del pié, que en es-
pañol llamamos carcañal, y poniendo el nombre de la
causa á su efecto en este lugar, valdría tanto como de-
cir, la huella, la cual puede tener dos entendimientos:
que diga el esposo á su esposa, ó que siga la huella que
hallará del ganado que pasó ya, ó que vaya en pos de
sus cabritos de ella, los cuales, por la costumbre de otras
veces, ó por el amor ó instinto natural que los guia á
sus madres (habomos de entender que, como se suele
liac?r, habían quedado cerrados en casa, y el esposo
traía las madres paciendo por el campo), la pondrían
do su esposo ; y así añade : « Y apacentarás tus ca-
britos junto á las cabanas de los pastores,» que es de-
cir ellos te llevarán adonde los lleva á ellos su amor
y adonde tienen su pasto , que es lugar adonde yo es-
toy con los demás pastores. El sentido espiritual es
decir el esposo que siga para hallarle la huella del ga-
nado, para avisar á las almas de los justos que le de-
sean , de dos cosas muy importantes. La una, que para
hallar á Dios, aun en las cosas brutas y sin razón te-
nemos bastante guia; que, como lo dice el salmo 18, la
grandeza ó lindeza del cielo, las estrellas con sus mo-
vimientos en tal diversidad tan concertadas, y con tan-
ta orden los días y las noches, con las mudanzas y sa-
zones de los tiempos, que siempre vienen tan á tiempo,
nos dicen á voces quién sea Dios, para que no quede
disculpa alguna á nuestro descuido. La otra, que el ca-
mino para hallar á Dios y la virtud no es el que cada
uno por los rincones quisiere imaginar y trazar para sí,
sino el trillado ya y usado por bienaventurado ejemplo
de infinitas personas santísimas y doctísimas que nos
han precedido.
« A la yegua mia en carro de Faraón te comparo yo,
amiga mia. » Con la gentil presencia de su esposa con-
cibe el esposo nuevas llenas de amor, que le hacen dar
muestra por galanas comparaciones de lo bien que le
parece. Hermosa cosa es y llena de gentil brío una ye-
gua blanca y bien enjaezada, cuales son las que hoy día
usan los señores en los coches. Pues muestra el esposo
en esto la lozanía y gallardía de ver su esposa, y dice,
en carro de Faraón, significando por él al rey, la tierra
y reino de Egipto, cuyos reyes se llaman así; que quie-
re decir lanío como vengadores y restauradores , que
234 OBRAS DE FRAY
los antiguos ponian noml)re á lo^, maoMros de la repú-
blica, á cada uno conlbrme a la obra de su olicio. Pues
hase de entender que en aquel tiempo eran muy pre-
ciados los carros que se hacían en Egipto, y las yeguas
traidas para ellos de allá , como parece del tercero libro
de los Reyes, y Salomón, que es el que habla aquí, como
rey riquísimo, tenia en grande abundancia las mejores
de estas cosas, porque él enviaba por ellas, y el rey de
Egipto se las enviaba y presentaba. Ya oira vez he co-
menzado á decir, y quedará de aquí dicho para otros
muchos lugares donde es menester adelante, que aun-
que toda esta plática que pasaba entre Salomón y su
esposa es como si pasase entre pastor y pastora, pero
algunas veces se olvidan de lo que representan y hablan
como quien son, como en este lugar, do dice ser suya
la yegua, muestra tener coches traídos de Egipto, con
gentiles yeguas que lo guien , lo cual no cabe en per-
sona de pastor; como al revés, otras veces digan cosas
por el cabo ajenas de sus personas , y muy conformes
con la afición y pasión que explican y estilo pastoril
que siguen.
«Lindas (están) tus mejillas en las perlas, tu cuello
en los collares.» «En las perlas ,» la palabra hebrea, que
es thor, es de varia y dudosa significación. Unos dicen
que significa perlas ó aljófar enhilado, otros cadenas de
oro delgado, oíros tortolicas hechas de bulto, y otros
dicen que son hilos ó torzalejos que cuelgan. Paréceme"
que he visto en pinturas y figuras antiguas, en el toca-
do de las mujeres, en el remate de la toca , si no es lo
que cae sobre la orilla, desde el principio de las sienes
para airas cuelgan como unos rapacejos largos hasta
la mitad algo mas del carrillo, y según esto, podemos
concertar toda esta diferencia , diciendo que estas las
personas ricas y principales las usaban de aljófar ó per-
las menudas puestas en hilos ó cadenillas delgadas de
oro, que los cabos, así de los unos como de los otros, se
remataban en algunos brinquiños ó pinas de oro peque-
ñas, liechas en forma de torlolillas ó de otras cosillas se-
mejantes, de arle que thor sea principalmente rapa-
cejo. Pues, como si imaginásemos que la esposa estaba
tocada así, dice el esposo : ¡Cuan lindas se descubren
tus mejillas entre las perlas, y tu cuello entre los co-
llares ! Esto estele bien, y hermoséate maravillosamen-
te este traje, que, como dijo uno en una poesía, (¡un be-
llo una beldad allome,)) y esto es propio de Las que son
hermosas, que todo cuanto se ponen les está bien, les
dice como co-a nacida y iiecha para su ornamcnlo y ser-
vicio, como al revés las feas, mientras mas se aderezan
y atavian , parecen peor. Aunque es verdad que el de-
cir (das perlas ó entre las perlas') da ocasión á otro senti-
do, que á mi juicio viene bien á propósito, diciendo, no
que la esposa tenia algunos de estos arreos que añadie-
sen á su hermosura, sino que al revés, estaba desnuda de
ellos, y con todo esto, al parecer y dicho del esposo, sin
comparación estaba muy mas hormona que otra que los
tuviese ; porque, así como ya (l¡jimo>, en la projiicdad de
la lengua original , hermosa entre las mujeres es tanto
como decir mas hermosa que tod.is las mujeres; así de-
cir lindíis tus mejillas entre las perlas, sea como si di-
jese mas lindas que todas las perlas y aljiífarcs que ^
otras hermosean, y tu cuello sin jojales es mas bello
LUIS DE LEÓN.
que todas las joyas que suelen hermosear y arlornar los
de las demás mujeres; esto es, tu belleza vence á otra
cualquiera belleza, ó sea natural ó ayudada con arti-
ficio.
« Zarcillos de oro te haremos, con remates de piala.')
A lo que decimos responde la palabra ya dicha; y así,
otros trasladan tortolica, otros cadenillas ; es lo que he-
mos dicho, y promete el esposo de mandar hacer las
dichas tórtolas, ó dárselas á la esposa , ó porque le es-
taban bien , si decimos que usaba de ellas , ó si no las
usaba ni tenia, porque las usase y con ellas pareciesci
mejor; y viene bien en este lugar significar tórtolas es-
ta palabra , porque es muy usada entre enamorado^;, en
los servicios que hacen á sus amadas, darles algunos
cosas que tengan sombra y significación de sus afectos,
unos de amor y otros de desamor y desesperación , otros
de desvíos, y algunos otros de celos. Esto hácenlo es-
cribiendo en los tales algunos motetes ó letras que ten-
gan el nombre de los que ellos quieren dar á entender,
ó poniendo figura ó color alguno, que da á conocer lo
que ellos sienten. Pues así promete el esposo de dar á_
la esposa de aquellos torzalejos de oro en figura de tór-
tolas, y que tengan los remates, que son el pico y uñas,
de plata; porque, demás de ser el presente hermoso, con
esta hechura da á entender el afecto del esposo que es
un amor perfecto para siempre en una persona, como
el que dos tórtolas, macho y hembra, se tienen entre sí,
que, como se escribe, es tan fiel, que muerlo el uno, el
otro se condena á perpetua viudez.
«Cuando estaba el Rey en su reposo mi nardo dio
su olor.» Responde la esposa, y en caso de querer bien
á su esposo y demostralle la afición de su corazón con
todas las buenas palabras que el amor puede y sabe, no
le quiere dar la ventaja; y así, al principio del amor
tierno cuenta un gran regalo que hizo á su esposo.
«Cuando estaba el Rey, dice, en su reposo.» La pala-
bra hebrea, que es mesah, quiere decir recostamiento
ó en derredor, que según los doctores hebreos, en este
lugar es lo mismo que convite; porque, conforme al
uso antiguo, comían recostados y puestos á la redon-
da, porque era así la fonna de las mesas. Nardo es una
raíz muy olorosa que ahora se trae de la India de Por-
tugal , de la cual escribe Plinio y Díoscórides que es
conocida y usada en las boticas; y de esta principal-
mente, y de otras cosas aromáticas, se solía hacer una
suave y gentil confección de suave olor, conque se ro-
ciaban la cabeza y manos los antiguos; que los griegos
llaman nardina , y los hebreos , por el mismo nombre
de la raíz, le dicen nered. Galeno hace mención de ella,
y en el evangelio de san Juan se dice que la Magda-
lena derramó un bote de nardo preciosísimo sobre la
¡ cabeza y cara de Jesucristo. Juiílameiile con esto se ha
i de advertir que entre la gente hebrea se usaba rociar
I con este licor á los convidados cuando eran personas
ricas y principales , ó á quien se deseaba y debia hacer
todo regalo y servicio, por ser cosa de gran precio yes-
tima, demás de ser muy suave y apacible; como pa-
rece claramente en el capítulo 7 de san Lúeas, donde de-
fendiendo Cristo á la mujer pecadora, que puesta á sus
píes, los lavó con lágrimas y los roció con este ungüen-
to, dice al fari^:co que le liublacouvidadoil comer: Es-
TRADUCCIÓN DEL LIBRO DE LOS CANTARES.
2i)í
la ha hecho lo que tú debías hacer en ley de buena ra-
zón y costumbre, y no lo hiciste; convidásteme , dice,
y no rociaste mi cabeza con ungüento oloroso, y esta ro-
ció mis pies. Con esto quedan claras las palabras de la
esposa , que hacen significación del gran gozo y con-
tento que tiene en sí por el servicio que a su esposo
hizo. Cuando estaba , dice , el mi Rey en su banquete,
yo le rocié todo con mis olores ; y por eso dice que el
nardo dio su olor, el cual entonces se siente mas cuan-
do el licor se esparce.
«Manojuelo de mirra, el mí amado á mí, morará en-
tre mis pechos. » Como es cosa hermosa y amada de
las doncellas un ramillete de llores ó de otras cosas
semejantes olorosas , que lo traen siempre en las ma-
nos y lo llegan á las narices , y por la mayor parte le
absconden entre sus pechos, lugar querido y hermoso;
tal dice que es para ella su esposo , que por el grande
amor que le tiene, le trae siempre delante de sus ojos,
puesto en sus pechos y sentado en su corazón. Mirra
es un árbol pequeño que nace en Arabia , en Egipto y
Judea , del cual, hiriendo su corteza á ciertos tiempos,
destila lo que llamamos mirra ; las hojas y flor de este
árbol huelen muy bien , y de esta habla la esposa.
« Racimo de cofer mí amado á mí. » Gran diferen-
cia liay en averiguar el árbol que sea este que aquí se
llama cofer , el cual unos trasladan cipro , como es
san Jerónimo, y entiende un árbol llamado así, y no
de la isla de Chipre, como algunos incongruamente de-
claran; otros trasladan alcanfor ó alheña; otros dicen
que es un cierto linaje de palma; cierto es ser especie
aromática y muy preciosa, y entre tanta diversidad, lo
mas probable es , ser hoy el cipro árbol de olorosísimo
olor, de quien hacen mención Piinío y Dioscórides , el
cual crece en Palestina, en Engaddi, que es lugar jun-
to al mar Muerto, como se lee en Josefo , donde hay las
vides que llaman el bálsamo, y por eso añade «en las
viñas de Engaddi».
Responde el esposoy dice: «¡Ay, cuánhermosa, ami-
ga mía! tus ojos de paloma.» Todo esto es como una
amorosa contienda, en la cual cada uno procura aven-
tajarse al otro en decirle amores y requiebros. Loa pues
la hermosura de la esposa, que á su parecer es suma-
mente bella, y declara ser grande su belleza, usando de
esta repetición de palabras , que es común en la Es-
critura, diciendo: Hermosa eres, amiga mia, hermosa
eres ; como si dijera , hermosa , liermosísima eres ; y
porque gran parte de la hermosura está en los ojos, que
son espejo del alma , y el mas noble de sus sentidos, y
que ellos solos , si son feos , bastan para afear el rostro
de una persona, por mas gentiles facciones que tenga;
por eso mas particularmente , después de haber loado
la belleza de su esposa en general, dice de sus ojos que
son como de paloma. Las que vemos por acá no los
tienen muy hermosos; pero sonlo de hermosísimos las
de la tierra de Palestina; que, como se sabe por rela-
ciones de mercaderes , y por unas que traen de levan-
te, que llaman tripolinas, son muy diferentes de las
nuestras , señaladamente en los ojos , porque los tie-
nen grandes y llenos de resplandor y de un movimien-
to bellísimo , y de un color extraño que parece fuego
vivo.
«¡Ay qué iiermoso, amado mío!» responde la esposa,
y págale en la misma moneda á su esposo , conocien-
do y publicando la hermosura que hay en él ; y por-
que la belleza está, no solamente asentada en la exte-
rior muestra de la proporción de los miembros y es-
cogida pintura de naturales colores, mas tambicn y
principalmente tiene su silla en el alma; y porque es-
taparte de hermosura del alma se llama gracia y se
muestra defuera, y da á entender en los mismos mo-
vimientos de la misma ánima , como son andar, mirar,
hablar, reir, cantar y los demás, los cuales todos en la
lengua toscana se llaman belleza, de tal manera, que sin
esta , la otra del cuerpo es una fealdad sin sal ni gra-
cia, y menos digna de ser amada que una imagen, como
se ve cada dia; así que, por esta causa la esposa, para
loar perfectamente á su esposo, le dice: «Y tú hermo-
so.» En el hebreo está una palabra en estos dos luga-
res del esposo y esposa , que en latín se interpreta ecce,
y es voz que en esta parte da muestra de grande afec-
to y regocijo del que habla; como uno queestando con-
templando la beldad de su amada , no cabe en sí ni
puede detener al ímpetu de la alegría que le bulle den-
tro, y dice: «¡Ay como eres hermosa!» ú otratalrazon
del impetuoso afecto, la que no se puede pintar al vi-
vo en la escritura , porque el dibujo de la pluma solo
llega á lo que puede trazar la lengua, la cual es casi
muda cuando se pone á declarar alguna pasión , y es
como si dijera: Amado mío, no eres hermoso solamen-
te, sino también dulce , y no tú solo, sino todas tus co-
sas , la casa rica y hermosamente edificada , la cama
florida; al fin todo esto es lindo, y tú mas que ello; y
en decir, «también nuestro lecho florido,» como en-
cubiertamente, le convida que se venga á estar con ella,
que es deseo que se sigue ordenadamente después del
bien que concibió de su esposo. En decir aquellas pa-
labras, ¡ay, qué hermoso amado mío! el techo de ci-
prés , las tablas ó artesones que cargan sobre las vigas,
que eran , según dice , de cedro , en el espíritu de la
letra se declara el deseo de las ánimas que amana Dios,
pero son imperfeclas en la virtud , que quieren traerle
y gozarle en su casa y en su lecho, esto es , donde tie-
nen su descanso y sus riquezas y su contento ; mas
llámalas Dios, y procura de sacallas de este regalo, co-
mo adelante veremos.
CAPÍTULO II.
ESPOSA.
i Yo rosa del campo y azucena de los valles.
ESPOSO.
2 Como azucena entre espinas, así mi amiga éntrelas
bijas.
ESPOSA.
3 Cual el marmano entre los árboles silvestres, asi nrii
amado entre los hijos. A la sombra del que deseé, senlé-
me, y su fruta dulce á mi garganta.
4 Metióme en la cámara del vino, la bandera suya en
mi amor.
5 Esforzadme , rodeadme de vasos de vino, cercadme
de manzanas; que enferma estoy de amor.
6 La izquierda suya debajo de mi cabeza, y suderecba
rae abracará .
236
OBRAS DE FRAY
ESPOSO.
7 Conjuróos, hijas de Jenisnlen, por las cabras y por los
ciervos monteses del cam|io , si desperláreiies ó velar
hiciéredes á la amada hasta que quiera.
ESPOSA.
8 Voz de mi amado (se oye); véislo, viene atravesando
por los montes y saltando por los collados.
9 Semejante es mi amado á la cabra montes ó cierve-
cito ; helo (ya está) tras nuestra pared acechando por las
ventanas, mirando por los resquicios.
10 H;ib!ado ha mi amado y dijoaie: Levántate, aimiga
tiia. galana niia, y vente.
11 Ya ves pasó la lluvia, y el invierno fuese.
12 Los ca[)ullosde las flores se demuestran en nues-
tra tierra, el tiempo de la poda es venido, oida es la voz
de la tórtola en nuestro campo.
io La higuera brola sus higos y las pequeñas uvas dan
o'or; por ende, levántate, amiga mia , hermosa niia, y
vén.
H Paloma mia, puesta en las quiebras do la piedra,
en las vueltas del caracol , descubre tu vista, hazme oir
la tu voz; que la tu voz dulce y la tu bella vista ama-
ble.
ESPOSO.
4S Prendedme las raposas, pequeñas destruidoras de
viñas; que la nuestra viña está en cierne.
ESPOSA.
16 El amado mió para mi, y yo para él, que se apacienta
entre las azucenas.
i7 Hasta que sople el dia y las sombras huyan. Tórna-
te , semejante , amado mió, á la cabra ó al corzo sobre
los montes de Beter.
COMENTO,
Prosiguen en el principio de este capítulo el esposo
y la esposa en su amorosa porfía de loarse el uno alolro
cuanto mas pueden, y después en el proceso reíiere al-
gunas cosas la esposa , que ya en los pasados dias le
liabian acontecido con su esposo.
«Yo rosa del campo.» Estas palabras esUín así, que
.se pueden entender indiferentemente del uno de los dos;
pero mas á propósito es que las diga la esposa, que por
ser mujer, tiene mas licencia para loarse, y que ven-
gan dependientes y liagan una sentencia con lo que
acaba de decir en el fin del primer capítulo : «Nuestro
lecho florido y nuestra casi de ciprés , añade , yo rosa
del campo;» porque por todo ello convide y persuada
mas á que el esposo la amo mas y acompañe, y en nin-
gún tiempo la deje.
«Yo rosa del campo.» La palabra hebrea es habacc-
hth, que según los mas doctos en aquella lengua , no
es cualquiera rosa, sino una especie de ellas, en la co-
lor negra, pero muy hermosa y de gentil olor; y viene
bien que se compare á esta, porque, como parece en lo
que habernos dicho, la esposa confiesa de sí que aun-
que es hermosa, es morena.
«Azucena de los valles.» Esto dice la esposa del es-
poso, como si mas claro dijese: Yo soy rosa del cam-
po, y tú lilio del valle, en lo cual muestra cuín bien
diga la hermosura del uno con la belleza del otro; y
que, como se dice de los desposados .son para en uno,
como la rosa y el lilio, que junios crece la gentileza
de entrambos y agradan á la vista y dan olor mas que
LUIS DE LEÓN.
cada uno por sí; demás que, siendo entrambas ríístlcas
flores, cuadra bien la una con la otra, que la una es ro-
sa del campo y la o!ra lilio de los valles, donde la na-
turaleza sola es hortelana, que por estar el lugar mas
húmedo, está mas fresco y de mejor parecer.
Lo que traducimos azucena ó lilio , en el hebreo está
susanot, que quiere decir flor de seis hojas; cuál sea
ó cómo se llame acá no está bien averiguado, ni va
mucho en ello; y de aquí es que á las veces llamamos
azucena, á las veces alhelí ó violeta.
«Como azucena entre espinas.» Muchas veces se ve
que una yerba buena crece mas cercada de espinas ú
otras yerbas que si estuviese sola , y esto es lo que se
halla por experiencia. Y la razón de estoes por natural
apetito que las plantas tienen de gozar del sol ; y lo otro,
que las yerbas circunstantes la liacen sombra al pié y
la conservan en frescura y humedad , y de aquí viene
á ser tnayor su crecimiento. Demás de esto, la flor que
nace entre las espinas es tanto mas amada y preciada,
cuanto son mas aborrecibles las espinas entre que na-
ce , y de la fealdad de las unas viene á descubrirse mas
la hermosura de la otra.
Presupuesto esto , consiente el esposo en lo que la
esposa dice de sí misma, y añade tanto mas, cuan-
to se hecha mas de ver y descubre la rosa en I re las
espinas que entre otras cosas ; así que , en decir es-
to , no solo dice ser hermosa como rosa entre otras,
sino así hermosa, que solo ella es hermosa y solo ella
es rosa , porque las demás á su comparación parecen es-
pinas.
Lo que dice «entre las hijas», es decir entre todas
las doncellas, por propriedad de aquella lengua, que
cuando pone esta palabra ansí á solas , habla de solas
las doncellas; y cuando le añade otra cosa, como di-
ciendo hijas de Jerusalen ó hijas de Tiro, significa to-
das las mujeres de aquella tierra, ora sean casadas, ora
sean viudas ó doncellas ; pues es doncella la esposa, y
de las mujeres, las doncellas tienen la hermosura mas
entera y mas hermosa, y entre todas ellas la esposa es
la que vence.
En el espíritu de la letra es digno de considerarse
que la Iglesia es rosa entre espinas, y no rosa cultivada
y labrada ; porque no es obra de los hortelanos del mun-
do, sino flor que crece y se sustenta por sola la in-
fluencia del cielo y su clemencia , como dice san Pa-
blo: «Yo planté, Apolo fué el que regó; pero solo Dios
fué el que os sacóá luz y á crecimiento.» Y está cerca-
da de espinas por la muchedumbre de las diversas sec-
tas de infidelidad y herejías y supersticiosas creen-
cias que en derredor de ella están , las cuales procuran
ahogarla ; pero firme y segura es la promesa del Señor,
y entre esos golpes, mientras mayores fueren, tanto
mas centelleará la luz de la verdad.
Págale por la misma medida la esposa, y asi le res-
ponde: «Como el manzano entre los árboles silvestres
y campesinos, tan grande ventaja haces tú á los demás
hombres.» Hermoso árbol es un manzano lleno de hoja
y cargado de fruta , y en esto la esposa da mayor loor
al esposo del que ella había recibido; que él la com-
paró á la azucena , que es cosa hermosa , pero de nin-
gún l'rulo; y el manzano á que ella 1« comparó tiene lo
TRADUCCIÓN DEL LIBRO DE LOS CANTARES.
257
uno y lo otro. Lleva adelante esta su comparación , y
como suele un árbol grande y verde con la liermosura
de su fruta y frescura de sus hojas convidar á los que
lo ven á reposar debajo de su sombra y á coger de su
fruta, ansí dice que la vista de su esposo la puso en
semejante deseo , y como lo deseó, ansí lo puso por
obra. «En su sombra que deseé,» conviene á saber, re-
posar, sentóme; esto es, conseguí el fin de mi deseo,
«y su fruta dulce á mi garganta;» en que se declara
una posesión entera y perfecta. Y como en decir esto
tórnase á la memoria el tiempo pasado de aquellos sus
primeros y mas dulces amores , sigue el hilo del pen-
samiento, y cuenta con grandes gracias y blanduras de
afectos mucha parte de sus accidentes : la posesión de
sí que le dio el esposo , cómo ella se le desmayó en-
tre los brazos, y los regalos que recibió de él estando
ansí desmayada , con otras cosas de grande afición, ter-
neza y blandura; y ansí dice:
«Metióme en la cámara del vino.» Ya dijimos que en
el vino se declara en la Escritura todo lo que es delei-
te y alegría; así que, entrar en la cámara del vino es
aposentarse y gozar, no por partes, sino enteramente,
de toda la alegría mayor, que cuanto á lo que toca á la
esposa , consentía en los mayores regalos y muestras
del entrañable amor que recibía de su esposO ; y por
tanto añade:
« La bandera suya en mi (amor) ; » que se puede en-
tender en dos sentidos. Traer bandera, en la propie-
dad hebrea, como después veremos, es señalarse algu-
no y aventajarse en aquello de que se trata , como es
señalado el alférez que la lleva entre todos los de aquel
escuadrón; y según esto, quiere decir, enriqueció el
esposo mi alma de alegría, hízola señora de un increí-
ble contento , y esto porque en ninguna cosa quiso
aventajarse tanto como en amarle; ó digamos , y es lo
mejor, que la esposa diga ó dice : Metióme en la bode-
ga del vino , y yo le seguí ; que como los soldados si-
guen su bandera, así la bandera que á mí me lleva
Iras sí, y á quien yo sigo, es el su amor. De donde se
sigue que cualquiera que no esté fuera de seso de hom-
bre, ame á quien sabe que le ama ; y amándole , que se
fie de él ; y fiándose, que se deje llevar sin sospecha y
sin recelo por donde el otro quisiere ; porque el amor
siempre es puerto de la confianza , y el que es amado
entiende bien que el que le ama no le lleva sino don-
de le cumple para su provecho; y eso es lo que dice la
esposa, que sabiendo ella cómo su esposo la amaba, se
dejó llevar y guiar de este amor secura; y su rey yes-
poso, que la llevaba, la metió en la bodega, donde la
hizo particulares mercedes y beneficios, que fueron una
nueva yesca para acrecental le el amor; que cierto es
que los dones y beneficios, aunque no son causa del na-
cimiento del verdadero amor todas veces , á lo menos
son parte de acrecentamiento, y son como el manteni-
miento con que se sustenta y conserva.
((Rodeadme de vasos de vino.» La flaqueza del cora-
zón humano no tiene fuerzas para sufrir ningún extre-
mo le alegría ó dolor, ninguna extremada afición, ora
sei de tristeza, ora de dolor ó alegría. Pues así con el
sobrado gozo que recibió con los favores de su esposo
se desfalleció Iaespo¿a, y por estas palabras pidió el
E.xvi-ii.
remedio á su desfallecimiento, en que declaró su mal
con mayor gracia que si por palabras claras explicara
el gozo de esta manera. Vencido de gozo el corazón y
el deseo, hallóme desmayada; esforzadme con buenos
vinos y cosas olorosas para que revoque el corazón ea
su fuerza y torne en sí el enfermo con tales socorros.
Y así en decir esfurzadme se da á entender el desfa-
llecimiento de su fuerza , que se iba á caer. Y lo que
dice que está enferma, no es la enfermedad propia del
cuerpo, sino una grave aflicción del alma, que la aflige
de alguna cosa , de que se sigue el desfallecer el cuer-
po. Así declaran la palabra hebrea asioth los mas doc-
tos de aquella lengua ; aunque el texto vulgar traslada
flores. Lo uno y lo otro es cosa de recreación para el que
está enfermo; aunque los vasos de vidrio hanse de en-
tender aquí llenos de vino, como lo advierten los expo-
sitores , para que con su olor y sabor tornase en sí el
corazón desmayado.
«La su izquierda;» pro'sigue la esposa demandando
socorro para su desmayo. El natural remedio á los que
desmayan de amores es verse juntos y asidos á los que
aman, y que les muestren favor y señal de amor; por-
que de allí les viene su trabajo, y de lo mismo les ha de
venir su remedio y descanso. Y así la esposa, estando
ya caída en el desmayo, pideá su esposo que se llegue
á ella , la sustente y ciña con sus brazos; y no fué en
esto negligente el esposo, pues visto su desmayo, acu-
dió luego y la tomó en sus brazos, que se hace como ella
pide, poniendo el brazo izquierdo debajo de su cabeza
y abrazando con el brazo derecho , porque es natural
después del desmayo seguir el sueño, que torna en sí, y
se repara la virtud, cansada con la pasada lucha.
«Conjuróos.» Habemos de entender que se le adur-
mió en los brazos la esposa , y que él , poniéndola en el
lecho mansamente y guardándola el sueño, como es
propio del amor, se volvió á los circunstantes y los con-
juró por lo que mas quieren , que la guarden el sueño
y la dejen reposar. Estas personas á quien conjura, eran
las compañeras que se finge aquí traía consigo la espo-
sa, y estas eran cazadoras, según parece en la conjura-
ción que el esposo les hace; y es muy conforme á la
imaginación que se prosigue en este libro; porque si la
esposa es pastorcíca , las compañeras han de ser rústi-
cas y que tengan ejercicio en el campo, como es ser
pastoras y cazar, y este era uso de tierra de Asia, prin-
cipalmente hacía Tiro y en aquellas comarcas de Ju-
dea, que las vírgines se ejercitasen en la caza; y así
las requiere y juramenta el esposo, diciendo: «Ruégoos
y conjuróos, hijas de Jerusalen;» ansí os vaya bien en
la caza, ansí gocéis de las ciervas y hermosas cabras
monteses , que no despertéis á mi amada hasta que elía
de suyo se despierte. Esta es comunísima costumbre da
los autores, y aun de todas las gentes, orar la felicidad 6
desgracia del estudio ó ejercicio del otro cuando le quie-
ren rogar algo ó le desean mal , que á uno que estudia
decimos: Ansí os haga Dios un gran letrado; y á uno
que pretende dignidades: Ansí os veáis un gran señor;
ó al marinero: Ansí os dé Dios buenos viajes; y en esta
manera en todas las demás.
Esto pasó así , y la esposa lo relata agora, que el es-
poso, con el cuidado de su enfermedad, volvió luego á
i"'
2S8
OBRAS DE FRAY LUIS DE LEÓN.
ver sí reposaba y hacerle compañía, y si quisiese esfor-
zarse, convidaila se saliese al campo, que por ser en
el principio de la primavera ya eslá l're-co y muy flo-
rido, y le será gran remedio para su tristeza y enfer-
medad, ó digamos que fué como sueño ó imaginación
que á causa de grande amor la esposa se fingió así mis-
ma, pareciéndole que veía á su esposo y le hablaba;
como es natural á los que aman ó tratan de algún ne-
gocio, avisadamente traerles los sueños imaginaciones
semejantes; pues agora, como be diclio, va refiriendo
lo que entonces vio y babló en; re sueños por las pala-
bras que be dicho, pues dice:
(("Voz de mi amado se oye.» Es el cuidado del amor
tan grande, y está tan en vela en lo que desea, que de
mil pasos lo siente, entre sueños lo oye, y tras los mu-
ros lo ve; finalmente, es de tal naturaleza el amor, que
hace en quien reina obras mucho diversas de la común
experiencia de los hombros, y por esto los que no sien.
ten tal afecto en sí no creen ó les parecen milagros, 5
por mejor decir, locura, ver y oir las tales cosas en los
enamorados; y de aquí resulta que los autores que tra-
tan de amor son mal entendidos y juzgados por algu-
nos autores de devaneos y disparates. Por lo cual un
antiguo poeta de nuestra nación, muy enamorado y
muy honesto, hizo el principio de sus canciones dicien-
do en su lengua misma ^esla sentencia : «No vea mis es-
critos quien no es triste, ó quien no ha estado triste en
tiempo alguno.» Así que, las extrañas cosas que dicen,
sienten y hacen los que aman, no se pueden entender
de los libres de amor, donde será forzoso que muchas
cosas de este libro sean escuras, ansí al expositor de
él, como álos demás que en el divino amor estén tan
fríos y tibios; y por el contrarío, será muy claro todo
al que tuviere una sola sentencia de esta obra , y nin-
guna cosa le parezca imposible ni disparada. Vemos
aquí que la esposa, cansada del trabajo pasado, estádur-
miendo, y con todo eso, en el punto que su esposo ha-
bla, siente su voz y la conoce sin errarla, y le avisa de
su venida, diciendo: «Voz de mi amado se oye.» Esto
bien muestra en la manera de las palabras ansí corta-
das el alboroto de su corazón.
«Véisle, viene atravesando por los montes y saltan-
do por los collados; semejante es mi esposo á la cabra
montes ó cícrvecito; helo, ya eslá tras nuestra pared
acechando por las ventanas, mirando por los resqui-
cios.» Propio es de los que sueñan ó imaginan con des-
aliño alguna cosa, antojárseles que ven ansí lo ausente
y que está lejos, como lo cercano y presente, juntando
cosas diferentes y de diversos tiempos, como si todo
fuese un mismo negocio. Eslá en su lecho desmayada la
esposa, y parécela que ve venir á su esposo volando
por los montes y por los collados, como si fuese una
cabra ó un corzo, animales ligerísimos. Es prestísimo
Dios en dar favores á los suyos. Véisle , está ya tras
nuestra pared acechando por las ventanas, descubrién-
dose por las celosías. Todo este mostrarse, absconderse,
no entrar de rondón, sino andar acechando, ora por
una liarte, ora por otra, es natural de los muy reque-
brados , y son unos regalos y juegos graciosísimos del
amor; lo cual se pone a'juí con gran propiedad y her-
njosura depcdabras. Ansí que, cuando ella lo ve por en-
tre las puertas , él de presto se quita de allí , y corre á
mostrarse por las saeteras de la casa, y de allí, siendo
visto, se muda á las rejas y se asoma un poco , y ansí
de un lugar á olro , y en todos ella le sigue y alcanza
con la vista; y esto es muy común acá, cuando uno se
absconde burlando, decirle el otro burlando: ¡Ah! bien
te veo la cabeza, veo agora los ojos por entre las puer-
tas; que ya seliaquitado; helo, helo allí, por la ventana
asoma. Y como hemos dicho, estas cosas, aunque parecen
inciertas, no lo son en los amantes; porijue ellos esli-
man unas cosas de las que otros hacen poco caso, y las
cosas en que olro se recrea ó precia, á ellos dan fasti-
dio. «Mostrándose por las ventanas ; » en la propiedad
de su lengua se toca en estas palabras una gentil com-
paración que en nuestra lengua no se siente. Donde de-
cimos mostrándose , la palabra hebrea es ziz, que es
propiamente mostrarse la flor cuando brota ó de otra
manera se descubre; pues como suelen los claveles
asomar por los agujeros pequeños de los encañados que
los cercan , ansí imagina y dice que el esposo, mas que
el clavel y la rosa bello, se descubre, ya por una parte,
ya por la otra.
«Hablado ha mí amado y díjome. » Cuenta lo que le
dijo, ó por mejor decir , soñó que le decía su esposo:
«Levántate, amiga mía, galana mía, y vente; ya ves
pasó el invierno , cesó la lluvia, fuese; descubre flores
la tierra, los capullos de lasfloresse muestran, el tiem-
po de podar es venido , oída es voz de tórtola en nues-
tro campo, la higuera brota sus higos, y las pequeñas
uvas dan olor; por ende levántale, amiga mía, hermosa
mía, y vente.» Y haciendo de lodo una sentencia segui-
da , convida en este lugar á la esposa al gozo de sus
amores ; y porque él anda en el campo, que es lugar
para el amor mejor que otro, pídele que se salga á él,
poniéndole paramovella el amor que la tiene en rega-
ladas palabras de amiga y de galana, y la sazón del ve-
rano, que es tiempo fresco y apacible y muy aparejado
para tratar amores ; y ansí dice : Levántate , amiga mía,
galana mía, y vente. En decir levántate , se entiende
estaba acostada é indispuesta; y ansí, la dice que se es-
fuerce y salga con él para su salud á gozar de la her-
mosura y frescor del campo, á quien tienen natural afi-
ción los corazones enamorados, y que con la nueva ve-
nida del verano estaba deleitosísimo; lo cual pinta
políticamente por apacibles rodeos y deseos; y así dii-e:
«Ya ves pasó el invierno, pasó la lluvia, fuese;» todas
son condiciones de la primavera: el tiempo de podar,
(que es el mes de marzo ó abril) es venido ; la voz de
la tortolilla (que es ave que suele venir con el verano,
como las golondrinas) es oida en nuestro campo ; las
viñas pequeñas ó uvas dan olor; esto es , están, como
decimos en español, en cierne; y haciendo de todo una
sentencia seguida, será como si dijese : Levántate, amor
mió , de ahí donde estás en tu casa acostada, y vente; no
tengas temor á la salida, porque el tiempo está muy
gracioso ; el invierno con sus vientos y sus frios, que te
puiliera fatig;ir , ya se fué ; el verano (como se ve por
todas sus señales) es ya venido; los árboles se visten
de flores, las aves entonan sus músicas con nueva y
mas suave melodía, y la lorlolíca, ave peregrina, que
no invierna en nuestra tierra, es venida á ella, y la he-
TRAnurr.iAN del libro de los cantares.
259
mos oído panfar; la liípiípn brota ya sus higos , las vi-
des ti'^non pámpanos y liuplen ásu flor; de manera aue
por todas se descubre ya el verano; la sazón es fresca
y el rampo está hermoso ; todas las cosas favorecen á tu
venida y ayudan á nuestro amor, y parece que la na-
lur^ieza nos adereza y adorna el aposento; por eso le-
vántn'e, árnica mía, hermosa mia, y vente.
«Paloma mia puesta en las quiebras de la piedra, en
las vueltas del caracol, etc.» Todas son palabras de
amor y de requiebro, que continuando el cuento, dice
la esposa haber dicho el esposo. Declara pues en esto
el esposo á la esposa la condición de su amor, y cómo se
ha de haber con él en este oficio de amarlo, y trae
para ella una gentil semejanza de las palomas, cuya
propiedad sabida, queda claro este lugar. Hanse de tal
manera las palomas en su compañia, que desde queuna
vez se hermanan macho y hembra para vivir juntas, ja-
másdeshacen la compañía hasta que el unodeellos fal-
ta, y tal, que no le basta el amor y lealtad que de natu-
raleza le tiene, sino que también sufre muchas riñas é
imporlunos celos del marido; porque esta ave es la que
mayores muestras de celos da; y ansí, en viniendo de
afuera, luego hiere con el pico á su compañera, luego
le riñe, y con la voz áspera da grandes indicios de su
sospecha, cercándola muy azorado y arrastrando la cola
por el suelo; y á todo esto está ella muy paciente, sin se
mostrar áspera; y estas aves (entre todos los demás
animales brutos) muestran mas claro el amor que se
tienen ser de grande fuerza, ansí por el andar siempre
juntos y guardarse la lealtad el uno al otro y con gran
simplicidad , como por los besos que se dan y rega'os
que se hacen después de pasadas aquellas iras. Pues de
esta manera misma notifica el esposo á la esposa que
se han de haber entrambos en el amor; y ansí le dice:
Vén acá, compañera mia; que ya es tiempo que juntemos
este dulce desposorio; sabed que yo soy palomo y vos
habéis de ser paloma , y paloma no de otro palomo, sino
paloma mia y amada mia , y yo amado y compañero
vuestro; este amor lia de ser firme para siempre, sin que
cosa alguna jamás lo desminuya, y con todo eso , yo os
tengo de pedir celos, y porque aun que haiga muchas
palomas en un lugar, cada cual vive por sí, ni ella sabe
el nido ajeno, ni el palomo extraño le quita el suyo, es
razón que nosotros nos apartemos á nuestra posadilla
aparte; por eso venios al campo, paloma mia; aquí en
esta peña hay unos agujeros muy aparejados para nues-
tra habitación, aquí hay unascuevíis enestapiedraalta,
aquí me mostraron los palominos vuestra vista, aquí os
oiga yo cantar, que aquí me agradáis, y en esta so-
ledad vuesira visla mees muy bella y vues ra voz sua-
vísima. Dice: «Paloma puesta en las quiebras de la pie-
dra,» porque en semejantes lugares las palomas bra-
vas suelen hacer su asiento; aunque en lo que dice:
«En los escondrijos del paredón,» hay diferencia, que
algunos trasladan en las vueltas del caracol. Por lo uno
y lo otro se entiende un edificio antiguo y caído, como
suele haber por los campos , donde las palomas y otras
aves acostumbran hacer nido.
« Prendedme las raposas pequeñas, destruidoras de
las viñas , que nuestra viña está en flor y con pequeñas
uvas, u Estas palabras se pueden entender , ó que las
diga el esposo , ó que las dicja !a e^po;;», y de-pue^ se-
guiremos el otro sentido. Ufana pues la esposa y muy
regalada con los favores y dulces palabras que le acaba
de decir su querido , viene en este lugar á ser movida
de un afecto que es muy común á los regala los en te-
niendo delante de sí á quien les ama y regala. Decla-
rarlo hemos con este ejemplo: cuando una madre, es-
tando ausente de su niño, y en viniendo, luego pide por
él y lo llama y abraza, y mostrándole aquella terneza
de regalo que le tiene, lo primero que él hace es que-
jarse de quien le ofendió en su ausencia , y con unos
graciosos pucbericos relata como puede su injuria, y
pide á la madre que le vengue; lo mismo hace una es-
posa ó mujer casada que ama mucho á su marido y
le ha tenido ausenie , que luego se regala , quejándose
de las desgracias que en su ausencia le han sucedido.
Este afecto muestra aquí la esposa luego que se ve aca-
riciada y regalada con el llamar de su e-;[ioso ; y en lo
demás que le dijo, quéjase de la cosa que mas le ofende,
y es que, como ella tenia una viña , que arriba hemos
visto, la cual apreciaba mucho, y veia que las uvas es-
taban en cierne y comenzaba á quedar limpio el agraz,
tiene gran temor que las raposas se la echen á perder;
y quejándose de la mala casta dañadora, demanda so-
corro al esposo y á los pastores sus compañeros, dicien-
do : «Cazadme las raposas pequeñas ; » y en decir pe-
queñas guarda bien la propiedad de lanaiuraleza; por-
que cuando las viñas están en agraz, y antes que co-
miencen á madurar, entonces las raposillas de las ca-
rnadas se crian, y estas hacen después muchos daños á
las viñas, porque son muchas y van juntas; y como por
su poca fuerza no se atreven á hacer mal y sallo en
los ganados pequeños ni en las gallinas, ni en las otras
cosas que los raposos viejos cazan y destruyen , vanse
á las viñas, donde hay menos concurso de hombres y
de perros, y ellas son menos vistas por la espesura de
las hojas y pámpanos, y hacen mucho daño; y por eso
pide la esposa que las prendan y maten ahora que aun
son pequeñas, quesera más fácil que después; y ansí, dice
«las raposas», y declarándose más, añade «las raposas
pequeñas»; porque dijo que su viña estaba en cierne,
y con esto se acordó del daño y mal que estando en
tal sazón podrían hacer en ella las raposas. Porque,
como se imagina, en este intermedio alguna cornendo
le pasó por delante, parécete á la esposa que deja el
esposo su plática y da tras la raposa , diciendo á vo'^es
á sus compañeros: A la raposa , á la raposa , que son
destrucción de las viñas, y la nuestra está en flor; y
como le ve ¡r, ruégale que se vuelva luego, diciendo:
« El amado mió es mío , y yo soy suya, queapacien-
ta entre las azucenas.» El amado mió, y yo áél,es ma-
nera de llamar, como si dijese: Amador y amado mió,
tú, que apacienlas entre las azucenas tu ganado hasta
la tarde, vuélvete luego volando como un corzo (a!..^u-
nas palabras destas no carecen de obscuridail) hasta
que sople el día y las sombras huyan. Algunos entien-
den por esto el tiempo de la mañana, otros el medio-
día; y los unos y los otros se engañan , porque, ansí la
verdad de las palabras como el pro;^ósi!o á que se di-
cen , declaran el tiempo de la tarde, t orque siempre al
caer del sol se levanta un aire blando, y las sombras,
260 OBRAS DE FRAY
que al mediodía estaban como quedas, al declinar del
sol crecen con tan sensible movimiento, que parece que ,
Imyen; por donde los setenta intérpretes dijeron bien :
en este lugar : «Hasta que se muevan las sombras;» ¡
como también dijo el poeta, significando la misma sazón !
de tiempo : Altaeque cadunt de montibus umbrae. |
((Sobre los montes de Beter. n Beter es nombre pro- :
pió de monte así llamado, ó es el epitecto general de i
lodos los montes ; porque beter quiere decir división, !
y por la mayor parte los montes dividen entre unas y ;
otras tierras; ansí que, decir « montes de Beter» es j
decir montes divididores; y con estas palabras tornó |
en sí, y viéndose sola, y conociendo su engaño, hace j
lo que en el capítulo siguiente prosigue, diciendo ; (
CAPÍTULO III.
ESPOSA.
i En el mi lecho por las noches busqué al que ama mi
alma; busquéley no le hallé.
2 Levantarme he agora, y cercaré por la ciudad , por
las plazas y lugares anchos buscaré al que ama mi alma,
busquéle y no le hallé.
3 Encontráronme las rondas que guardan la ciudad;
pregúnteles: ¿Visteis por ventura al que ama mi alma?
4 A poco que me aparté de ellos (anduve) hasta hallar
al que ama mi alma; asile, y no le dejaré hasta que le
nieta en casa de mi madre y en la cámara del que me
engendró.
5 Ruégoos, hijas de Jerusalen, por las cabras ó por los
ciervos del campo, no despertéis ni hagáis velar el amor
hasta que quiera.
CORO DE PASTORES.
6 ¿Quién es esta que sube del desierto como columna
de humo de oloroso perfume de mirra é incienso y todos
los polvos olorosos del maestro de olores?
7 Veis el lecho de Salomón, sesenta de los mas valien-
tes de Israel están en su cerco.
8 Todos ellos tienen espadas y son guerreadores sabios;
la espada de cada uuo sobre su muslo por el temor de las
noches.
9 Litera hizo para si Salomón de los árboles del Lí-
bano.
iO Las columnas hizo de plata , su recodadero de oro,
la silla de púrpura, y por el entremedio amor por las hijas
de Jeiusaicn.
11 Salid y ved, hijas de Sion, al rey Salomón con coro-
na con que le coronó su madre en el diadel desposorio y
en eldia de la alegría de su corazón.
COMENTO.
Natural conocida cosa es á las mujeres desposadas que
bien amana sus esposos, en faltándoles de noche de su
casa, les viene mala sospecha, ó que no las aman ó que
aman á otras; y algunas hay que les da tanto atrevi-
miento esta pasión , que les hace creer tener en todo
tiempo présenle al que aman , y en las noches mucho
mas; parte, porque con el sosiego y silencio de la no-
che , de su natural, desembaraza los sentidos de otras
cosas que lo distraen, ocúpase el ánima toda en el pen-
samiento del que ama , y enciéndese mas el amor; y
parte, porque crecen los celos, pensando que se ayuda
de la noche para alguna travesura, y los recelos, de te-
mor no le acontezca algún peligro de los muchos que
suelen acaecer y acarrean las tinieblas. Esta pena, que
es raczcladi de amor y celos , escarva el corazón y lo
LUIS DE LEÓN.
abrasa tanto , que llega algunas veces á sacar una po-
bre, flaca y temerosa mujer de su casa, que olviilindo
su temor y condición , de noche y á solas ronda las
calles y plazas, y no se satisface con menor diligencia;
la cual pasión vehemente se declara enesla lelra, ade-
más de los ejemplos que cada día se ven de esto; y por-
que, como hemos dicho, el amor bueno ni teme peligro
ni para en ningún inconveniente , dice :
«Levantarme he ahora, y cercaré por la ciudad y
plazas y por los lugares anclios, y buscaré al que ama
mi alma; busquéle y no le hallé.» Lugares anchos lla-
ma á los públicos, que por el mayor concurso de gente
se edifican siempre mas anchos y espaciosos que los
otros. Cuenta en esto Salomón, no loque en hecho pa-
só por su esposa, que no es cosa que pudo pasar; sino
lo que podía acontecer, y está bien que acontezca á una
persona tan común como una pastora perdida de amo-
res por su pastor, cuyas palabras imita; que es una fic-
ción muy usada entre los poetas, decir, como he dicho,
no lo que se hace , sino lo que el afecto de que hablan
pide que se haga, fingiendo para ello personas que con
mas encarecimiento y mas al natural lo podían hacer
y así lo hace aquí Salomón.
((Levantarme he.» Gran fuerza de amores esta, que
n¡ la noche ni la soledad, ni los atrevimientos de hom-
bres perdidos, que en tales tiempos y lugares suelen
tomar licencia, pudo estorbar á la esposa que no bus-
case á su deseo. Según el espíritu, se entiende de aquí
el engaño de los que piensan hallar á Dios descansando,
y lo mucho que se ha de arriesgar el que de veras le
busca.
Dice: ((Encontráronme los guardas que rondan la
ciudad.» No se espanta ni enflaquece el amor por nin-
gún poder humano, y el que es verdadero no trata de
encubrirse de nadie, ni de buscar colores para que los
otros no le entiendan; y así, la esposa en viendo á las
rondas les pregunta ; ((¿Visteis por ventura al que ama
mi alma?» Vense aquí dos muy grandes afectos del
amor : el uno, que ya queda dicho, que no se recata de
nadie ni se avergüenza de mostrar su pasión ; el otro
es una graciosa ceguedad que trae consigo, y es gene-
ral en todo grande afecto, el pensar que con decir ((vis-
teis á quien amo», estaba ya entendido por todos como
por ella quién era aquel [lor (¡uien preguntaba. No di-
ce lo que la respondieron; do donde se entiende no ha-
berle dado buen recautlo ú su pregunta; porque las
gentes divertidas en varios y diversos pensamientos,
como son los públicos, saben poco de esto que es amor
con verdad, y ponjue, snguu la verdad del espíritu que
aquí se [irctendc, toda la alteza del saber y [unidíMicia
humana, en cuya guarila y conservación viven los lioui-
bres, jamás alcanzaron á dar cierlas muestras de Jesu-
crislo.
((A poco que me aparté de ellas anduve hasta que ha-
llé al amado de mi alma.» No pierde la esperanza el
amor, aunque no halle nuevas de lo que busca y deseaj
entonces se enciende mas; y así, la esposa anduvo, y
halló j)or sí lo que no supieron mostralle las otras gen-
tes, y dice que lo halló á poco que se apartó de las ron-
das de la ciudad ; que, según el espiritual sentido, es
cosa de ¿grande admiración y de con&iderar, que antes
TRADUCCIÓN DEL LIBRO DE LOS CANTARES.
261
le había buscado mucho y no le halló, y en apartándo-
se de las guardas y de la ciudad, luego le halló; en que
se entiende que en las cosasmas desesperadas, y cuan-:-
do todo el saber y industria humana se confiesa por
mas rendida, está Dios mas presto aparejado para nues-
tro favor; y juntamente con esto, se ve la razón porque
muchos que buscan á Cristo longamente por muchos
dias y con grandes trabajos, no le hallan, hallándole
otros con mas brevedad, que es porque le buscan don-
de él está; y no le hallan los otros, ni quiere, porque le
buscan, no donde él está', sino donde ellos gustan de
hallarle, sirviéndole en aquellas cosas deque ellos mas
gustan, y les coge mas en gracia por ser conformes á
sus inclinaciones y particulares juicios.
((Asile, y no le dejaré hasta que le meta en la casa
de mi madre y en la cámara de! que me engendró.» ^'o
es amor el que, viendo al íin de su deseo, en alcanzando
la voluntad del que ama se entibia y desfallece; que el
bueno y verdadero de alli crece hasta venir al mas al-
to y perfecto grado ; lo que se declara en la casa de la
esposa y en la cámara de su nacimiento, esto es , re-
poso y perfecta posesión que trae consigo el acabado y
perfecto y encendido amor. Llama á su casa , no suya,
sino de su madre, y cámara de quien la engendró, imi-
tando en esto la común manera de hablar de las donce-
llas, que se usa también en nuestra lengua castellana,
como se ve en diversos cantares.
«Conjuróos, hijas de Jerusalen.» Esto dice aquí la
esposa, que son palabras semejantes á las que el es-
poso antes habia dicho. Hablando de ellas, entendemos
que era de noche, y le traia después de muy buscado
para que reposase en su casa; y así, ruega á la gente de
ella que no le quiebren el sueño.
«¿Quién es esta que sube?» Desde aquí hasta el fin
del capítulo hablan los compañeros del esposo, feste-
jando con voz de admiración y de loor á los nuevos
casados; que es declarar el alegría de los cindadanos de
Jerusalen, y las palabras que conforme á ello se pudie-
ron decir cuando la hija de Faraón entró la primera
vez en la ciudad y se casó con Salomón. Asi que, esto
no trae mucha dependencia con lo de arriba, antes pa-
rece que Salomón aquí respondió al cuento que llevaba
enhilado. Se pone á relatar cosas diferentes de aque-
llas, ó ya muy pasadas, que suelen dar mucha gracia
á las escrituras semejantes desla; si no queremos decir
que todo lo que se ha dicho hasta aquí responde al
tiempo que medió entre los conciertos hasta que se
celebraron las bodas de los reyes; en lo cual, como
suele acontecer, es de creer que hubo muchas deman-
das y respuestas de la una parte á la otra, muchos de-
seos, muchos afectos y nuevos sentimientos, los cuales
se han declarado hasta aquí por la figura y rodeos que
habernos dicho y visto. Pues dice : «¿Quién es esta que
sube del desierto ?» Porque los habia muy grandes en-
tre Egipto (de donde venia la esposa) y la tierra de Ju-
dea; porque se finge, como dicho es, que ella vido ásu
esposo en el campo, y de alli vienen juntos.
«Como columna de humo.» Cosa sabida es, así en la
Escritura Sagrada como en las profanas, que la gente
de Palestina y desús provincias comarcanas, por la cali-
dad de la tierra , usaban de muclios y preciosos olores;
pues compara á la esposa á la columna de humo; que
llama al humo así por la semejanza que tiene con ellas
cuando de algún perfume ó de otra cosa que se quemó
sube en alto seguido y derecho; con la cual compara-
ción la loa tanto de bien dispuesta y gentil de cuerpo
(que esto mas adelante se hace copiosamente) cuanto
de la fragancia grande y excelencia de olor que trae
consigo y que iguala al mas precioso y mejor perfume;
y ansí dice : Como columnas de humo oloroso, y oloro-
so perfume de mirra.
«Veis el lecho mío, que es de Salomón.» Deja de decir
de la esposa, y vuelve á loar el palacio y atavíos de camas
y doseles de Salomón, que es desconcierto que da mu-
cha gracia en semejantes poesías; porque responde á
la verdad de lo que acontece á los mirados de semejan-
tes fiestas, que pasan la vista de unas en otras cosas
muy diversas, sin guardar en esta ningún orden ni
concierto; y como el gusto y sabor de mirarlo les des-
concierta los ojos, así el alboroto del corazón alegre,
cuando declara por palabra su regocijo y trae sin orden
ninguna á la boca mil diferencias de cosas. Por eso di-
ce: «Veis el lecho de Salomón;» que es decir, riquísi-
mo y hermosísimo, y que para muestra de grandeza y
mayor seguridad de los que en él descansan, velan
junto á él nuestra gente de armas, como es costumbre
de los reyes; y así dice:
«Sesenta poderosos de su cerco, de los mas poderosos
de Israel ; todos ellos tienen espadas y son guerreado-
res sabios;» esto es, saben de guerra, que es decir que
son escogidos en fuerza y saben de armas, y son bien
proveídos de ellas, y diestros en ellas para defenderse.
«La espada de cada uno sobre su muslo,» que es el
asiento de la espada, «por el temor de las noches;» es-
to es, por los peligros que entonces suelen acontecer y
se temen, para que entiendan la misma guardia que pone
Dios en que nadie rompa el reposo de los que en él
descansan.
«Litera hizo para sí Salomón de madera de Líbano.»
Pensaba decir el trono real con palabras de regocijo y
admiración, como diciendo: «Pues ¿qué me diréis del
trono que ha edificado para sí, en quien la hermosura
compite con la riqueza, que todo él es hecho de plata y
oro y de púrpura por extraña labor y manera? Lo que
dice: «Y en medio cubierto con amor,» la palabra he-
brea razuph quiere también decir encendido , que es
decir, todo él con su hermosura y riqueza encendía
en amor, y codiciaba afición á las hijas de Jerusalen;
esto es, á todos los ciudadanos de aquel lugar, que mi-
rando tan rica y excelente obra , la codiciaban ; pero
toda esta belleza era menos á la que mostraba el Señor
de todas estas obras en sus vestidos y disposición; y así
dice :
«Salid y ved, hijas de Sion, al rey Salomón con la co-
rona que le coronó, etc.» Corona significa gracia en la
Escritura Sagrada, reino y mando, por serial la insig-
nia de los reyes. Dice que se la dio su madre , porque
Bersabé, madre de Salomón, como parece en el libro
segundo de los Reyes, por su discreción y buena in-
dustria alcanzó de David que, entre otros muchos hijos
que tuvo , señalase por sucesor á Salomón en lodos sus
reinos y señoríos; ó corona es, y eslo no me parece
262 OBRAS DE FRAY
menos bií^n , todo gí^nero de atavío y traje fíalano y de
buen parecer, y que agrada al que lo Irae, como la
guirnalda, que liace al que la trae en la cabeza agracia-
do; como el mismo Salomón, en el capíuilo iirimero de
los Proverbios, amoneslando al mozo bozal á que diese
atención y creyese á sus palabras, le dice que el ba-
cello así le será corona de gracias; conviene á saber,
agraciada y bermosa para su cabeza; esto es, lo estará
también al alma cuanto cualqu era olro traje berinoso
al cuerpo, por guian y gentil que fuese; pues cosa sabi-
da es que el dia de las bodas es el día dtí las yalas.
CAPÍTULO IV.
ESPOSO.
i ¡Av qué hermosa eres, amiga mía, at cunn hermosa!
Tus ojos de paloma entre lus guedejas, tu cabello como
un rei)año de cabras que suben al moiile de Galaad.
2 Tus dientes como un rebaño de ovejas trasquiladas
que salen de bañarse, todas ellas con sus crias; uo hay
niacliona en ellas.
5 Como hilo de carmesí tus labios y el tu hablar puli-
do. Como cacho de granada lus sienes eulre lus gue-
dejas.
4 Como torre de David tu cuello, fundada en los cola-
dos; mil escudos cuelgan de ella, todos escudos de po-
derosos.
5 Tus dos telas como dos cabritos mellizos que están
paciendo entre azncenas.
6 Hasta que sople el dia y huvan las sombras voyme al
monte de la n)irra y al collado del incienso.
7 Toda eres, ami^a mia, bermosa ; falta no hay en ti.
8 Conmigo del Líbano, esposa, conmigo del Líbano te
vendr:is, y seras coronada de la cumbre de Amana, de la
cumbre de Sanír y Hermon, de las cuevas de los leones y
de los montes de las onzas.
9. Robaste mí corazón, hermana mia, esposa ; robaste
mi cora/on con uno de los lus ojos en un sartal de tu
cuello.
10 Cnán lindos son tus amores, mas que el vino, el
olor de lus anmres sobre lodus las cosas aromáticas.
11 l'anal que dcslih) tus labios, esposa, miel y leche
está en tu leii^jua, y el olor de lus vestidos como el olor
del inciiiiso.
1¿ lliieito cerrado, hermana mia, esposa; huerto cer-
rado, fuente sellada.
13 Las tus plantas (son) como jardín de granadas, Con
frutado dulzuras; juncia de olor y nardo.
1i Nardo y azafrán, canela. C(m los demás árboles del
Líbano ; mina y sándalo, con lus demás pieciados olo-
res.
15 Fuente de huertos, pozo de aguas vivas que corren
del monte Líbano.
16 Sus, vuela, cierzo, y vén lú, ábrego, y orea el mi
huerto y espárzanse sus olores.
COMENTO.
«¡Ay qué hermosa ere% amiga mia, ayqu Hermosa!»
Eslecapiíulo no trae dependonciaa'guna con lo qucar-
riba se ba dicho, porque lodo es tni loor lleno de re-
quiebro y gracia que da el esporo ;i su esposa, particu-
larizando todas sus facciones, encareciendo la hermo-
sura dellasporcom|)aracionesdiver.sas, en que iiay gran-
de dilicullad, no tanto por ser la mayor parle ajenas y
extrañas de nuestro común uso y estilo, y algunas de
ellas contrarias al parecer de lodo lo que quieren decla-
rar; sino es, como ya dije, que en aquel tiempo y en
aquella ieuoua toduá e&Us qosíí iQükü grau primor,
LUIS DE LRON.
como en cada tiempo y en cada lengua vemos mil cosas
recibidas y usadas por buenas, que en otra len^'ua ó en
otro tiempo no las tuvieran por buenas, ó decir, loque
tengo por mascierto.qnecomotodoestecanto sea espiri-
tual, y los miembros de la esposa que en él se loan sean
varias y diferentes virtudes que hay en los hombresjustos,
explicadas por miembros y partes corporales; la com-
paración, aunque desdiga de aquello de que se hace al
parecer, dice muy bien y cuadra mucho con la hermo-
sura de! ánimo, que debajo de aquellas palabras se sig-
nifica.
Pues comienza el esposo como maravillándose de la
excesiva hermosura de la esposa, y diciendo una vez y
repitiendo otra, pormayor confirmación y demostración
de lo que siente: «¡Ay qué hermosa te eres, amiga
mia, ay qué hermosa!» Y porque no se pueda sospe-
char que la afición lo ciega, ni se satisface con decillo
asi á bulto, desciende en particular porcada cosa, y co-
mienza por los ojos, que son, como dicen los sabios,
donde mas se descubre la belleza ó torpeza del ánima
interior, y por donde entre las personas mas se comu-
nica y enciende la afición.
((Son, dice, como de paloma tus ojos.» Ya dijimos la
venlaja grande que hacen las palomas de aquella tierra
á las de esta, señaladamente en es o de los ojos; y como
se ve en las que llamamos tripolinas, parece que les
centellean como un vivo fuego, y echan de sí sensible"
menle unos rayos de resplandor; y ser así los ojos de
la esposa, es decille lo que los enamorados á las que
aman dicen comunmente : que tienen llamas en los
ojos, y que su vista les abrasa el corazón.
«Entre lus guedejas.» En la traslación y exposición
de esto hay alguna diferencia enire los intérpretes. La
voz hebrea zímía , que quiere decir cabellos ó cabe-
llera, es propiamente la parie de los cabellos que cae
sobre la frente y ojos, que algunos los suelen traer pos«
tizos, y en caslellano se llaman lazos. San Jerónimo,
no sé porqué fin, entendió por esta voz la hermosura
encubierta; y ansí traduce: Tus ojos de paloma, de-
más de lo que está encubierto; en lo que no solamente
va diferente del común sentido de los mas doctos de
esta lengua, pero también en alguna manera contradi-
ce á sí mismo, que en el capítulo 3 de Isaías, donde está
la misma palabra, entiende por ella torpeza y fealdad,
y así la traduce. Como quiera que sea, lo que he dicho
es lo mas cierto, y ayuda á declarar con mejor gracia
el bien parecer de los ojos de la esposa , mostrándose
entre los cabellos ; algunos de los cuales, desmandados
de su orden, los cubrían á veces, y con su temblor los
hacían pirecer que echaban centellas de sí como dos
estrellas; y siendo, como se dice ser, los hermosos ojos
matadores y alevo os, d.ce graciosamente el esposo
que enlre los cabellos, como si estuvieran puestos en
celada, le herían con inajor fuerza, y muy ásu salvo
liaciati muy ciertos sus golpes.
Üice mas: «Tus cabe!. os como un rebaño de cabras.»
San Pablo conlie-a que el cabello en una mujer es una
cosa muy decente y hermosa; cierto es una gran par.e
de lo que el mundo llama benno-ura; y poresto el espo-
so, después de los ojos, níngutia cosa ira a primero que
del cabello, que cuando es iaryo, cápeao y bien rubio.
TRADUCCIÓN DEL LIBRO DE LOS CANTARES.
263
es lazo y grande red para los que se ceban de semejan-
tes cosas. Lo que es de maravillar aquí es la compara-
ción , que al parecer es grosera y muy apartada de
aquello que se habla ; fuera acertada si dijera ser como
una madeja de oro, oque competían con los rayos del sol
en muchedumbre y color, como suelen hacer nuestros
poetas. En esto ya he dicho lo que siento; particular-
mente aquí digo que si se considera como es razón, no
carece esta comparación de gracia y propiedad, habido
respeto á la persona que habla y á lo que especialmen-
te quiere loaren los cabellos de esta esposa. El que ha-
bla es pastor, y para haber de hablar como tal, no pue-
de ser cosa mas á propósito que decir délos cabellos de
su amada que eran como un gran hato de cabras pues-
tas en la cumbre de un monte alto, mostrando en esto
la muchedumbre y color de ellos que eran negros y re-
lucientes como lo son las cabras que pacen en aquel
monte. Señaladamente digo negros, porque de aquesta
color eran muy preciados entre las gentes de aquella
tierra y provincia, como lo son ahora en muchas partes,
según que diremos de^pue?. Pues dice: Ansí como las
cabras esparcidas por la cumbre del monte Galaad le
adornan y hacen que parezca bien, e! cual sin ellas pa-
rece un peñasco seco y pelado; así los cabellos compo-
nen y hermosean lu cabeza con gentil color y muche-
dumbre. Semejante á esta es la comparación que se
sigue.
«Tus dientes 'como un hato de ovejas trasquiladas,
que salen de bañarse;» que, además de ser pastoril, y
por la misma causa muy conveniente á la persona que
la dice, es galana y digna de gran significación y pro-
piedad para el propósito á que se dice. La bondad y
gentileza de los dientes está en que sean debidamente
menudos, blancos, iguales y bien juntos , lo cual todo
se pone en esta comparación como delante de los ojos;
el estar juntos y ser menudos es decir que son como
un hato de ovejas, que van siempre así apiñadas ; la
blancura, porque salen de bañarse , y la igualdad', es
decir que no hay enferma ni estéril en ellas. Basta la
fealdad sola de la boca para hacer fea á una mujer, aun-
que todo el rostro sea hermoso ; y la boca fea ninguna
cosa le afea mas que los malos dientes. Así que, en esta
parte la esposa queda bien loada.
Donde decimos trasquiladas, en el hebreo es cortar
por regla y á la iguala; y asi, quiere decir trasquiladas
á una misma medida y regla y del todo iguales, que de-
clara la igualdad de los dientes que he dicho, á que se
compara. De los dientes sale á los labios, que para ser
hermosos han de ser delgados y que viertan sangre ;
lo cual, así lo uno como lo otro, declaró maravillosa-
mente , diciendo :
«Como hilo de carmesí tus labios;» añade luego: «Y
el tu hablar polido ; » lo cual viene muy natural con
los labios delgados , como cosa que se sigue una de
otra; porque, según dice Aristóteles, en las reglas de co-
nocer calidades de un hombre por sus facciones, los
labios delgados son señal del hombre discreto y bien
hablado y de dulce y graciosa conversación.
«Como cachos de granada tus sienes entre tus gue-
dejas.» Compara las sienes, que en una mujer hermosa
lo suelen ser mucho , á caclio de granada , ú por
mejor decir, á granada partida, por l.i color de sus gra-
nos, que es mezcla de un blanco y colorado, ó encarna-
do muy sutil , cual es la color que se ve en las sienes
delicadas y hermosas, que por la sutileza de la carne y
cuero que hay en aquella parte, y por las venas que á
esta causa se juntan, se descubre mas allí que en otra
parte si tiene lo blanco, y da gran contentamiento álos
que la miran.
Las sienes en hebreo se llaman raqua , que es como
decir flacas y delgadas, porque son mas que ninguna
otra parte del cuerpo. «Entre tus guedejas,» esto es,
que se te descubren y echan de ver entre los cabellos.
«Como torre de David.» Compara el cuello de la
esposa á una torre, mostrando en esto que es largo y
derecho y de buen aire, que es en lo que consiste ser
hermoso. Pero hay gran diferencia en lo que se le aña-
de, «puesta en el cerco ó collado,» que en la palabra
hebrea se declara diversamente por diversos autores.
Unos dicen^'que es collado ó lugar alto; otros, cosa que
enseña el camino á los que pasan , y otros dicen ser lo
mismo que cerca ó barbacana , y todo aquello con que
se fortalece una cosa; y cierto es que se halla en esta
significación en el libro de Josué, en el capitulo 11,
adonde se dice que Josué , no solo dejó en pié las ciu-
dades que había conquistado por fuerza de armas, por
aquellas que estaban bien cercadas y fortalecidas , las
cuales se dicen por la palabra hebrea ya dicha. Lo que
á mi me parece mas acertado en este lugar para abra-
zar todas estas diferencias ya dichas, es trasladar asi:
«Tu cuello como torre de David puesta en atalaya;»
que es decir , en lugar alto y fuerte y que sirve para
descubrir á los enemigos si vienen y mostrar el cami-
no á los quejpasan , y por el oficio de que sirve y el si-
tio que tiene , de necesidad ha de ser cosa fuerte.
Dice de David que es decir , de las que edificó Da-
vid , y no hace comparación con torre edificada en lla-
no, sino en la cuesta, puesta en atalaya y lugar alto,
porque lo está asi el cuello, puesto sobre los hombros.
«Mil escudos cuelgan de ella, esto es, de la torre, to-
dos escudos de valientes,» que es de gentes de armas
que están allí de guarnición. En esto de los escudos no
es menester decir que se hace comparación al cuello ó
alguna parte de él , sino como mención de la torre.
Es un divertirse , ó contar algunas condiciones de ella,
aunque no venga mucho en el propósito que espiri-
tualmente se trata , lo que es una cosa muy usada y
graciosa en los poetas , sino queremos decir que los es-
cudos colgados de la torre responden á las cadenas y
collares que hermoseaban el cuello de la esposa, así
como á la torre los escudos.
«Tus dos tetas como dos cabritos mellizos (que es-
tán) paciendo entre las azucenas. » No se puede decir
cosa mas bella ni mas al propósito que comparar las
tetas de la esposa á dos cabritos mellizos , los cuales,
demás de la ternura que tienen por ser cabritos, y de
la igualdad por ser mellizos , y demás de ser cosa tan
linda y apacible , llena de regocijo y alegría , tienen
consigo un no sé qué de travesura y buen donaire con
que llevan tras si y roban los ojos de los que los mi-
ran, poniéndoles afición de llegarse á ellos y de tra-
tarlos entre las manos , que todas son cosas muy con-
264 OBRAS DE FRAY
venientes , y que se hallan así en los pechos hermo-
sos á quien se comparan. Dice que «pacen entre las
azucenas n, porque, con ser ellos de sí lindos, así lo pa- ;
racen mas, y queda así mas encarecida y mas loada la ¡
belleza de la esposa en esta parte. |
«Hasta que sople el dia y huyan las sombras voy- ¡
me, etc. » Soplar el dia y huir las sombras, ya he di-
cho ser rodeo con que se declara la tarde , pues dice |
ahora el esposo que se va á tener la siesta y á pasar el j
dia hasta la tarde entre los árboles de la mirra y del
incienso, que es algún collado donde se crian seme-
jantes plantas, que las hay muchas en aquella tierra;
y decirle esto ahora después de tantos y tan soberanos
loores con que la ha loado, es convidalla abiertamente
á que se vaya ; mas vuelve luego la afición , y torna á
loar las perfecciones de su esposa , que son mudanzas
muy propias de amor, y dice como en una palabra
todo lo que antes habia dicho por tantas, y por en par-
ticular de toda su hermosura.
((Falta no hay en tí ; » que aunque no lo dice por pa-
labras , porque la de los muy aficionados siempre son
cortas , dícelo con el afecto , y es como si dijese : Mas
¿me apartaré de tí, amiga mia? O ¿cómo podré estar
un punto sin tu presencia , que eres la misma belleza,
y toda tú convidas y fuerzas á los que te ven se pier-
dan por tí? Por tanto dice: «Vamos juntos;» y si es
grande atrevimiento y pido mucho en pedirte esto, tu
extremada y jamás vista belleza , que basta á sacar de
su seso á los hombres , me disculpa. Demás de esto,
dice que nos volveremos juntos por tal y tal monte,
donde verás cosas de gran contento y recreación para
tí; que es aficionarla mas á lo que pide con las buenas
calidades del lugar , diciendo :
«Conmigo del Líbano, esposa, te vendrás. » Líbano
aquí no es el monte así llamado, de donde se trajo la
madera para el templo y casa de Salomón , de que se
liace mención en el libro de los Reyes, que este no
estaba en Judca, sino es lo que en los mismos libros
se llama Saltus Libani, el bosque del Líbano, llama-
do así por los reyes de Jerusalen , por alguna seme-
janza que tenia con los árboles ó con alguna otra cosa
de aquel monte.
« Robaste mí corazón , hermana mia. » También esto
es á propósito de persuadiile lo mismo, que se vaya
con él por el amor que le tiene, y porque le es á él
imposible hacer otra cosa , como aquel que está preso
y encadenado de sus amores; que es como si dije-
se. Pues yo soy luyo mas que mío, no es justo que
te desdeñes de mi compañía; y si el campo y recrea-
ción con que te he convidado no basta para que te
quieras venir tras mí, sabe que yo no me puedo apar-
tar de ti ni un solo punto, no mas que de mi misma
alma, la cual tienes en tu poler; porque con los ojos
me robaste el corazón, y con la menor cadena de las que
te adornan tu cuello me tienes preso. Y de aquí torna
á relatar, loando y usando de comparaciones nuevas
las gracias y la hermosura de la esposa por el fin ya
dicho, que es demostrar que no puede ir sin ella , y
obligalla así que le siga , si no queremos imaginar y
decir que salió ya y se fué con él, y así, juntos y á
«Olas, y cogiendo el fruto de sus amores; encendido el
LUIS DE LEÓN.
esposo, como es natural , con un nuevo y encendido y
mas vivo amor, y lleno de un terrible gozo, habla con
mayor y mas particular dulzura y regalo; que esto
experimentan cada dia las almas aficionadas á Dios,
que cuando por secreto é invisible amor les comunica
su gracia , derretidas sus almas de amor, se requiebran
con él y se desentrañan, diciéndole mil regalos y dul-
zuras de palabras; y esto viene muy bien con lo que
F» sigue :
«Cuan lindos son tus amores;» que es cornos! jun-
tos con ellos y enterneciéndose en su amor, le dijese:
Hermana mia , querida y dulcísima esposa , mas ale-
gría me pone amarte que la que me pone el vino, ó
á los que con mas gusto le beben ; tus ungüentos y
aceites, que son algalias, y los demás olores que traes
contigo, vencen á todo el mundo; en tí, y por ser tu-
yos, tienen un particular y aventajado olor; tus pala-
bras son todas miel , y tu lengua parece anda toda ba-
ñada en leche y miel , y no es sino dulzura , gracia y
suavidad todo lo que sale de tus labios; hasta tus ves-
tidos , además de que te están bien y adornan mara-
villosamente tu gentil persona, huelen tan bien y tanto,
que pareces con ellos al bello monte del Líbano, donde
tanta frescura hay , así en la vista de las verdes y flo-
ridas plantas como en los suaves olores que el aire
mezcla ; porque en aquel bosque , como hemos dicho,
habia plantas de grande y excelente olor ; que todo
lo demás está declarado por lo que se ha dicho en otros
lugares antes de este,
« Huerto cerrado. » Prosigue en su requiebro el rús-
tico y gracioso esposo, y aunque pastor, muestra bien
la elocuencia que aprendió en las escuelas de amor.
Así, con una semejanza y otra alaba la belleza extrema-
da de su esposa , y declara agora así enteramente y á
bulto toda la gracia y frescura y perfección, lo cual
habia hecho antes de agora parliculari-íando cada co-
sa de por sí. Pues dice que toda ella es como un jar-
din cerrado y guardado. Heno de mil variedades de
frescas y preciosas plantas y yerbas, parle olorosas,
parte sabrosas á la vista y á los demás sentidos ; que
es la cosa mas cabal y mas significante que le pudo
decir en este caso para declarar del todo el extremo
de una hermosura llena de frescor y gentileza; y aña-
de luego otra semejanza, diciendo que es ansí agrada-
ble y linda, como lo parece y lo es una fuente de agua
pura y serena rodeada de hermosas yerbas y guarda-
da con todo cuidado, porque ni los animales ni otra
ninguna cosa la enturbie. Las cuales dos comparacio-
nes propónelas desde el principio como en suma, y
luego prosigue cada una de ellas por sí mas extendi-
damentc, diciendo «huerto cerrado», estoes, guarda-
do de los animales que no le dañen , y tratado con cu-
rioso cuidado ; que donde no hay cerca no se puede
guardar jardín , ni menos al amoroso que vive sin
aviso y sin recato no hay que pedille planta alguna
ni raíz de virtud.
«Hermana mia, esposa, eres tú huerto cerrado;»
repítelo segunda vez para encarecer mas la significa-
ción de lo que dice; «y fuente sellada,» que es cer-
cada con diligencia para que nadie enturbie su clari-
dad. i'Tus plantas,» esto es, las lindezas y grandezas
TRADUCCIÓN DEL LIBRO DE LOS CANTARES.
205
inumerables que hay, amiga mía, en este tu huerto,
que eres tú , son como jardín de granadas con fruto
de dulzuras , que es decir, dulces y sabrosas cuales son
las granadas, adonde también hay cipro y nardo, con
los demás árboles olorosos; y pone un gran número
de ellos, de arte que viene á ser un deleitoso jardin,
el cual pinta; y tal dice que es su esposa, tal su be-
lleza y gracia; toda ella y por todas parles y en todas
sus cosas graciosa y amable y alindada , como es el
jardin á que la compara ; que ni hay en él parte des-
aprovechada ni por cultivar que no lleve algún árbol
ó yerba que la hermosee, 'ni de los árboles y yerbas
que tiene hay alguna que no sea de grande deleite y
provecho , como diremos de cada uno ; que según la
verdad del espíritu , es mucho de advertir que en el
justo y en la virtud están juntos provecho, deleite y
alegría con todos los demás bienes , sin haber cosa que
no sea de utilidad y de valor, y que no solo tiene y
produce fruto que deleite el gusto y con que deleite su
vista, sino también verdor de hojas , olor de buena fa-
ma con que recree y sirva al bien de su prójimo , como
lo declara maravillosamente el real profeta David en
el salmo primero, adonde dice del justo que es como un
árbol plantado en las corrientes de las aguas, que da
fruto á su tiempo y está siempre verde y fresco , sin
secarse jamás la hoja; y señaladamente es de advertir
que todos estos árboles de que hace mención son de
hermosa vista y excelente olor ; por lo cual queda con-
fundido el desatino de los que dicen que las ceremonias
y obras exteriores no son necesarias con la fe ; porque
lo son mucho para la salud del alma del justo, con la
fe que está escondida en ella, y es gran disparate no
hacer mucho caso de las buenas y loables obras y
muestras de fuera, que son las hojas y el olor que edi-
fica á los circunstantes.
«Cipro. » Dioscórides en el capítulo 41 del libro i pone
dos maneras de él : uno que se trae de la India orien-
tal en una raíz y semejanza al gengibre , y de este no
se habla aquí; el otro, de quien aquí se hace come-
moracion, es un género de junco, alio dos codos, cua-
drado ó triangulado , que á la raíz tiene unas hojas lar-
gas y delgadas, y en lo alto hace una mazorca llena de
menuda flor, y es aromático y de grandes provechos;
críase junto á las lagunas ó lugares húmedos, y seña-
ladamente se crian en Siria y en Cilicía , y en español
llaman juncia de olor ó avellanada, y en latín juncus
odoratus.
«Nardo.» Yerba es por el semejante olorosa y pro-
vechosa; de ella hay algunas diferencias, y una de
ellas se da muy bien en Siria y Palestina, según dice
Dioscórides. En España, en algunas partes la llaman
azumbar.
« Canela y cinamomo. » Canela es lo que los griegos
llaman caria. Galeno dice que el cinamomo tiene una
suavidad de olor que no se puede explicar ; y es cosa
cierta que el cinamomo es cosa muy delicada en sabor
y olor , y de mas precio que la caria , aunque se pare-
cen en muchas cosas , y lo uno y lo otro se trae hoy
de la India de Portugal, y según parece, son diferen-
cias de canela mejor y mas buena. En el original he-
breo, donde yo volví canela , algunos trasladan calamus
aromaticus, que es otra yerba diferente de la caria ó
cinamomo, como parece por Dioscórides y por Plinio,
que se da en Siria , semejante algo á la juncia de olor,
que es mas olorosa que ella, y quebrada no se tronza,
sino levanta astillas. El cinamomo que puse está en
hebreo, Quinamon quane, que los doctores de la len-
gua dicen que es cinamomo. Mirra tómase acjuí por
el árbol de donde se saca , del cual dice Plinio es alio
cinco codos y algo pinoso , y herida su corteza , deslila
de él una gola, á quien se da el nombre del mismo
árbol.
Sándalo está en hebreo haloth, por donde algunos
traducen áloe ó acíbar, llevados del sonido de la voz;
en lo cual se engañan grandemente , porque el acíbar
no se cuenta entre los árboles, sino entre las plantas,
y es una planta pequeña, de un tronco y una raíz y de
hojas gruesas; por lo cual otros traducen sándalo, que
es un árbolbennoso y de buen olor, y viene mejor con
el intento de la esposa, que hace mención de todas las
plantas olorosas y preciadas que suelen hermosear mas
un jardin muy gentil, y así dice: «Con todos los demás
preciados olores.»
«Fuente de huertos.» Había comparado el esposo á
su querida esposa, no solo á un lindo huerlo, sino auna
pura y guardada fuente ; declara agora mas esto segun-
do, especificando mas las calidades de aquella fuente,
y dice: fuente de huertos, esto es, tan abundante y
copiosa, que de ella se saca por acequia agua para re-
gar los liuertos. «Pozo de aguas vivas ;» esto es , no en-
carchado,sino que perpetuamente manan, sin faltar ja-
mas. «Que corren del monte Líbano,» que, como he-
mos dicho , es monte de grandes y lindas arboledas y
frescas , y muy nombrado en la Escritura ; para que de
esto se entienda que es muy dulce y muy delgada el
agua de esta fuente de que habla , pues nace y corre por
tales mineros, con lo cual queda pintada una fuente
con todas sus buenas calidades, de mucha agua, muy
pura, muy sosegada, muy fresca y muy sobrada, que
jamás desfallece; para que de la lindeza de la fuente del
jardin entendamos la extremada gentileza de la espo-
sa , que es como un jardin y una fuente.
Sus, «vuela, cierzo, y vén tú, ábrego.» Esto es un
apostrofe y vuelta poética muy graciosa, en la cual el
esposo , habiendo hecho mención y pintura de un tan
hermoso jardin , como habemos visto , prosiguiendo en
el mismo calor de decir , vuelve su plática á los vientos
c'erzo y ábrego , pidiéndoles , al uno que se vaya y no
dañe en su lindo huerto , y al otro que venga y que con
su soplo tan templado y apacible le recree y le mejo-
re, y ayude á que broten las plantas que hay en él, que
es bendecir á su esposa y desear su felicidad y pros-
peridad , lo cual es muy natural cuando se ve ó se pin-
ta con afición y palabras una cosa. Según el espíritu,
significa hacer Dios que cesen los tiempos ásperos y de
tribulación , que encogen y como que marchitan la vir-
tud; y enviar el temporal templado y blando de su gra-
cia, en que las virtudes , que tienen raíces en el alma,
suelen brotar en público, para olor y buen ejemplo y
provecho de sus prójimos; y ansí, el esposo, diciendo
I que su esposa es un jardin, añade y dice luego: ¡Ay!
I Dios me guarde mi jardin de malos vientos , y el ampa-
266 OBRAS DE FRAY
ro del cielo me lo favorezca ; no vea yo el rigor y^ el
aspereza del cierzo, que, como se ve, es un viento daño-
sísimo y por íu demasiado rigor abrasa y quema los jar-
diñes y huertos; avenga el ábrego,» y sopleen este huer-
to mió con airecito templado y suave, para que con el
calor despierte el olor, con el movimiento se lleve y der-
rame por mil partes; por manera que todos gocen de
suavidad y deleite. Y esta bendiciones dichaansí y muy
graciosamente , por irse conforme á la naturaleza del
huerto de que habla ; porque es regla que cuando ben-
decimos ó maldecimos ó aborrecemos alguna persona ó
cosa tal , la maldición ó bendición ha de ser conforme
á su oficio ó naturaleza, conforme lo hizo David en
aquella lamentación sobre la muerte de Saúl, diciendo:
¡Oh montes de Gelboé, estériles seáis, sin ningún fru-
to ni planta, privados del beneficio del cielo, y rocío
ni agua descienda sobre vosotros !
CAPÍTULO V.
ESPOSA.
i Venga el mi amado á su huerto y coma las frutas de
sus manzanas delicadas.
ESPOSO.
Vén á mi huerto, hermana mía, esposa; cogí mi mirra
y mis olores, comí mi panal con la miel mia, bebí el vi-
no y la mi leche, comed, compañeros, y bebed y embria-
gaos.
ESPOSA.
2 Yo duermo y el mi corazón vela ; la voz de mi queri-
do llama. Abre, hermana mia , compañera mia, paloma
mia , perfecta mia , poique mi cabeza está llena de roció
y mis cabellos de gotas de la noche.
3 Desnudóme mi vestidura, ¿cómo me la vestiré? Lavó
mis p'és, ¿cómo me los ensuciaré?
4 Mi amado metió la mano por el resquicio de las puer-
tas, y mis entrañas se me estremecieron en mi.
5 Levánteme para abrir á mi amado, y mis manos go-
leando mirra, ymisdedosmirra,quecorre sóbrelos goz-
nes de la aldaba.
G Yo abrí á mi amado, y mi amado se habia ido y se
habia pasado. Mi anima se me salió en el hablar de él :
busquéle y no le hallé, llámele y no respondió.
7 Halláronme los guardas que rondan la ciudad ; hi-
riéronme, lomáronme el mi manto que sobre mi tenia las
guardas de los muros.
8 Yo os conjuro, hijas de Jerusalcn, que si halláredes
á mi querido, me le hagáis saber que soy enferma de
amores.
COMPAÑERAS DE LA ESPOSA.
9 ¿Qué tiene tu amado mas que otro amado, porque asi
nos conjurasie?
iO El mi amado blanco y colorado (trae bandera) entre
los millares.
11 Su cabeza oro de Tibar, sus cabellos crespos, ne-
gros como cuervo.
12 Sus ojos como los de paloma junto á los arroyos de
las aguas bañadas con leche, junio á la llanura.
13 >us mejillas como eras de plañías olorosas de los
olores de confecciou, sus labios, viólelas que destilan
mirra que corre.
14 Sus manos, rollos de oro que viene de Társis. Su
vientre blanco, de ehur cercado de zafiros.
15 Sus piernas, columnas de mármol fundadas sobre
las basas de oro hno. El su semblante como el del Lí-
bano, erguido como los cedros.
16 Su paladar dulzura, y lodo él deseo: tales mi ama-
do y tales mi querido, hijas de Jerusalcn.
LUIS DE LEÓN.
GUARDAS.
17 ¿Adonde se fué el tu amado, hermosa entre las
mujeres? Dóude se volvió el tu querido, y buscarle hemos
conligo?
COMENTO.
«Venga mi amado á su huerto.» Como acíibó de ha-
blar en huertas el esposo, la esposa, avisada de ello,
acuérdase de uno que tenia su amado , que por ventu-
ra es el mismo de que hizo la comparación arriba di-
cha , y ruégale que se deje ir donde van y que se va-
yan allá junios á comer de las manzanas; ó por mejor
decir, porque le habia hecho semejante á un hermoso
huerto y deleitoso, y ella agora por estas palabras en-
cubiertas y honestamente se le ofrece así , y le con-
vida á que goce de sus amores , como si mas claro dije-
ra : Pues vos me hicisteis semejante á un jardín bello,
¡oh amado esposo! y dijisteis yo era vuestro huerto, vos
venid, esposo mió, coged y comeréis de los buenos
frutos que en este vuestro huerto tanto os han costado;
á lo que responde el esposo, diciendo: «Vendré á mi
huerto, esposa mia, hermana mía;» en lo cual dice
que, pues ella le convida con la posesión y con la fru-
ta de su huerto , á él le place el venir á 61 y hace-
Ile suyo, que por tal le tiene, siendo él y su esposa
una misma cosa; y porque la nombra debajo de figu-
rado huerto, y dice que vendrá á solazarse con ella,
prosiguiendo por las mismas figuras, dice, no por las
mismas palabras sencillas , sino como por rodeos y
señas, explicando con gentiles palabras todo lo que
suele hacerse en cualquier deleitoso huerto cuando
algunas gentes se juntan en él para vacarse y tomar
solaz , que no solamente cogen olorosas flores ó yer-
bas, pero también suelen comer ó merendar en él,
ó llevar viandas y vino, y allá cogen de las frutas que
hay. Por eso dice el esposo: «Comí mi panal con mi
miel;» como si dijera: Yo vendré prestísimo á este mi
huerto, y cogeré la mirra mia, con las demás llores que
en él se crian; comeremos en él frutas dulcísimas , á
las cuales mi esposa me ha convidado , y panales de
miel que allá en el huerto hay , y mucha leche y mu-
cho vino , de manera que nos regocijemos mucho ; y
como si estuviera ya en él , convida á sus compañe-
ros los pastores que beban y se regocijen , como sue-
len decir los amigos que conciertan de ir á algún jar-
din: Iremos allá, comeremos y regocijarnos hemoshas-
ta embeodarnos ; no porque ha de ser así , sino por un
encarecimiento de lo mucho que desean solazar; y así
dice: Comed, compañeros, y bebed hasta que os embeo-
déis; como se suele decir en los convites alegres, cuan-
do con regocijo se convidan unos á otros; y esto para
declarar el esposo la determinación y deseo que tenia
de regocijarse y deleitarse con su esposa, que es aquí
la que es señalada por huerto, de quien se habla.
La palabra vine, que es del tiempo pasado, declara-
mos del tiempo venidero, diciendo: Yo vendré; asimis-
mo las otras, comr, cogi, hdd, cogeré, beberé; por-
que es cosa muy usada y recibida en la Sagrada Escri-
tura poner pasado por futuro, y futuro por pasado; y
esto se ve en todas las demás promesas que la divina
Palabra hace por sus profetas, para mostrar que son
tan ciertas como si fuesen ya pasadas y cumplidas; y
TRADUCCIÓN DEL LIBRO DE LOS CANTARES.
267
así, en los salmos, las cosas que se esperan, muchas ve-
ces se dicen por tiempo pasado , como es aquello : «Y
mi hijo despertó á los enemigos ,» que los despertará;
y diciendo «leche y vino y panales de miel» , á la letra
se guarda el decoro y conveniencia de la persona que
habla; porque una pastora semejantes comidas usa, con
el abundancia de ellas se deleita mucho, como los de-
licados con las soberbias comidas.
Hase de entender aquí que, dicho esto , se fué el es-
poso, y vino la tarde, y pasó aquel dia y amaneció otro;
y la esposa cuenta lo que en aquella noche le habia
acontecido con su esposo, que la vino á ver y llamó á
su puerta, y por poco que se detuvo en abrirle se tor-
nó á ir, que fué causa que ella saliese de su casa per-
dida de noche y se fuese á buscalle ; lo que todo cuen-
te , y cada cosa en particular, con extraña gracia y sen-
timiento.
«Yo duermo y mí corazón vela.» Dícese del que ama
que no vive consigo sino la mitad, y la otra mitad,
que es la mejor parte de él , vive y está con la cosa ama-
da. Porque, como nuestra alma tenga dos oficios, uno
de criar y conservar el cuerpo, y el otro, que es el pen-
sar é imaginar, ejercitándose en el conocimiento y con-
templación de las cosas, que es el mayor y mas princi-
pal ; cuando uno ama, este oficio, que es de pensar é
imaginar, nunca lo emplea en sí, sino en aquella cosa
á quien ama, contemplando en ella y tratando siempre
de ella; solamente obra consigo las obras de su cuerpo,
aquello primero que es un poco de su presencia y cui-
dado , cuanto es menester para tenerle en vida y sus-
tentarle , y aun esto no todas veces muy enteramente.
Esto así parece; y supuesto simplemente, sin mas filo-
sofar en ello , nos declara la grandeza del amor que en
este lugar muestra la esposa, diciendo: « Yo duermo y
mi corazón vela;» porque dice que, aunque duerme,
no duerme del todo, ni toda ella reposa, porque su
corazón no está en ella , sino en su amado está siempre;
que, como se ha entregado al amor y servicio de su es-
poso, no tiene que ver con ella en su provecho; que el
uno quería huir los trabajos del amor , mas el corazón
dice : Yo los quiero sufrir. Dice el que ama : Grave car-
ga es esta; responde el corazón: Llevarla tenemos. Qué-
jase el amante que pierde el tiempo , la vida y la es-
peranza; halo el corazón por bien empleado todo; y así,
cuando el cuerpo duerme y reposa, entonces está el
corazón velando y negociando con las fantasmas del
amor, y recibiendo y enviando mensajes ; y por esto
dice : « Yo duermo y mi corazón vela ; » que es decir :
Aunque yo duerma , el amor de mi esposo y el cuidado
de su ausencia me tiene sobresaltada y media despierta,
y así oí fácilmente su voz. O podemos decir que llama
al esposo ásu corazón por requiebro, conforme á como
se suele decir comunmente ; y según esto , dice que
cuando ella reposaba , su corazón , esto es , su esposo,
estaba velando ; que es un lastimarse de su trabajo en
mostrar lo mucho que de él es querida. Lo cual es muy
propio á Dios, cuyo amor sumo y ardientísimo con los
hombres se va declarando debajo de estas figuras , que
muchas veces, cuando los suyos están mas olvidados
de él, entonces por su grande amor los vela y los rodea
con mayor cuidado.
«Voz de mi esposo.» Dice que al punto que ella des-
pide el sueño (el cual, por causa de traer alborotado y
desasosegado el corazón, tenia ligero) llega el esposo y
llama á la puerta, cuya voz ella bien conoce; el cual le
dice así: «Ábreme, hermana mia; » que todas son pa-
labras llenas de regalo y que muestran bien el amor
que le traia vencido; y en este repetir cada palabra tan-
tas veces muestra bien el afecto con que le llama, para
moverla á abrir á aquel de quien tanto es amada. «Aca-
bada mia,» el amor no halla falta en lo que ama. Así
lo dice Salomón : «El amor y caridad encubre mucho
la muchedumbre de los pecados ; » esto es, hacen que
no se echen de ver los defectos del que es amado , por
muchos que sean. Y á la verdad la esposa, de quien se
habla aquí, que es la Iglesia de los justos, es en todas
sus cosas acabada y perfecta por el beneficio y gracia
de la sangre de Cristo, como dice el Apóstol; y por eso
dice «acabada mia», como si dijera: Por mis manos y
trabajos hermoseada y perfeccionada, y vuelta así linda
y hermosa comopaloma. Y porque no puede sufrir quien
ama de ver padecer á su amado, dice : «Que mi cabeza
llena es de rocío;» que es decir : Cata que no puedo estar
fuera, que hace gran sereno y cae grave rocío, del cual
traigo llena mi cabeza y cabellos ; en que muestra la
grande necesidad que traia de tomar reposo y obligará
que abra con mayor brevedad y voluntad.
Esto decía el esposo; mas ella, así que le oyó, comen-
zó á decir entre sí con una tierna y regalada pereza:
«Desnúdeme mis vestiduras ;» que es decir: ¡ Ay cui-
tada! yo estaba desnuda, ¿y tengo de tornarme á ves-
tir ? y los mis pies, que ahora me los acabo de lavar,
¿téngolos de ensuciar luego? En lo que se pinta un
melindre muy al vivo , que es muy común á las muje-
res, haciéndose esquivas donde no es menester; y aun
muchas, deseando mucho una cosa, cuando la tienen á
la mano fingen enfadarse della y que no la quieren.
Habia la esposa deseado que viniese , y dicho que no
podia vivir sin él ni una sola hora, y rogándole que
venga, y despertando con alegría á la primera voz del
esposo y al primer golpe que dio á la puerta, y agora,
que le ve venido, ensoberbécese y empereza en abrirle,
y hace de la delicada por hacerle penar y ganar aque-
lla victoria mas de él. Y dice, poniendo otras excusas:
Desnúdeme en mi cama de mi vestidura, ¿cómo me la
tornaré á vestir, que estará fría? Láveme mispiéspoco
há para acostarme, ¿téngolos ahora de ensuciarponién-
dolos en el suelo? Es gealil trueco este, que viene el
esposo cansado y mojado, habiendo pasado por el sere-
no y mal rato de la noche, y ella rehusa de sufrir por él
la camisa fría; en que, como digo , muestra bien la con-
dición y natural genio de su linaje, que lo que mas
aman y desean, cuando lo ven presente, cualquiera co-
silla que tienen hace que lo estorbe, y hacen mil me-
lindres y niñerías. Aunque decir esto la esposa no se
entiende que no quiera abrir á su esposo , que esto no
se sufría en un amor tan verdadero y encendido ; sino
que, presupuesto que lo quiere y ha de hacer, muestra
pesarle que no hubiese venido un poco antes , que ella
estaba vestida y por lavar, para no tener agora que ves-
tirse y desnudarse tantas veces.
(lEl mi amado metió la mano por entre el resquicio
268 OBRAS DE FRAY
de la puerta, y mis entrañas se estremecieron en mí.»
Dice agora que, como se detuviese un poco, alo que se
entiende, en tomar sus vestidos, no sufriendo dilación
su esposo, tanteó de abrir la puerta, metió la mano por
entre los resquicios de ella , procurando de alcanzar el
aldaba, y que ella, sintiéndola, toda muy turbada en ver
su prisa , y como causándole dolor en las entrañas de
la pereza que habia mostrado y de su tardanza , así
como estaba, medio vestida y revuelta, acudió á abrir;
y asi dice :
«Levantóme á abrir á mi amado; las mis manos des-
tilaron mirra, que cae sobre los goznes del aldaba.»
Presupónese que levantándose, tomó cualquier botoci-
11o de mirra , esto es , de algún precioso licor confec-
cionado con ella, para en entrando recibir y recrear
con ella al esposo, que venia cansado y fatigado, como
se suele hacer entre los enamorados; que en todo, aun
hasta esto, guarda Salomón con maravilloso aviso é in-
genio todas las propiedades que hay , así en pala-
bras como en hechos, entre dos personas que se quie-
ren bien, cuales son las que en este su cantar introdu-
ce. Dice pues que, con la prisa que llevaba de abrir á
su esposo, estuvo á punto de caérsele el botecillo; pero
al fin se le volvió y derramó entre las manos y sobre
los goznes del aldaba que estaba abriendo. « Mirra que
corre ," no quiere decir que corrió y se derramó sobre
la aldaba, aunque fuese así como he dicho; sino es de-
cir mirra liquida, á diferencia de la que ya está cua-
jada en granos, como es la que comunmente vemos ; ó
lo que tengo por mas cierto y mas conforme al parecer
de san Jerónimo y los hebreos, es dicha mirra excelen-
tísima y líquida, porque la palabra hebrea hober quie-
re decir corriente , que pasa por buena por todas par-
tes; lo cual, según la propiedad de aquella lengua , es
decir que es muy buena y perfecta, y aprobada de to-
dos los que la ven , Conforme á lo que en nuestra len-
gua solemos decir de la moneda de ley, que es moneda
que corre.
«Yo abrí al mi amado, y el mi amado, etc. » Y dice
que, por presto que abrió , ya el esposo, enojado de la
tardanza, se habiapasado de largo. A muy buen tiempo
usa desposo del tanto por tanto con su esposa, porque
viendo que ella al principio no le quiso abrir, dándole
así á entender que no le habia menester, él ¡irueba abrir
ja puerta , mas cuando sintió que se levantaba á abrir
la puerta y que venia, quísole pagar la burla , como si
dijese : Vos queréis darme á entender que podéis estar
sin mí; pues yo os daré á entender cómo yo puedo su-
frir mas sin vos que vos sin mí; y así se ausenta , no
aborreciéndola, sino castigándola y haciéndola penar
un rato entre esiieranzas y lomores, para que esté mas
pronta después, y juntamente escarmiente.
Dice pues : «Yo abrí á mi amado, » y no le hallé á la
puerta como pensaba, porque se era ya ido y pasado
de iargo. Bien se entiende la tristeza de la esposa en
decir estas palabras , como aquella que juntamente se
halla corrida y triste de su descuido; y así, fiarecenlas
palabras como de asombrada y medio fuera de sí; que
la repetición de su decir que se era ido y que se había
pasado denota esto. <iMi alma se salió en el su hablar;»
esto es, derritióse el alma en bu amor y pena en verle
LUIS DE LEÓN.
ido; mas yo iré y le buscaré y le daré voces, henchiré
el aire del sonido de su nombre, porque me responda
y venga á mí. Mas ¡ay de mí! que procurándolo, no le
hallo, y llamándole, no me responde; y así dice: «Bus-
quéle y no le hallé; llamóle y no me respondió;» de don-
de se entiende la ansia con que quedaba, y cuenta jun-
tamente las desgracias que tras ello le acontecieron
buscando á su esposo, «que se encontraron con ella las
guardas que de noche guardan y rondan la ciudad;» y
como éntrelos tales siempre hay capeadores y ladrones,
gente traviesa y desconocida, dice que la hirieron, dán-
dole algunos golpes, como á mujer sola, y que la quita-
ron el manto ó mantilla con que se cubría , y socorrie-
ron á su pasión con esta buena obra ; y asi dice : ((To-
páronme las rondas que rondan la ciudad, y quitáron-
me el manto de sobre mí , » esto es, con que me cubría,
«las guardas de los muros. » Esto ya va dicho ansí, no
porque aconteciese á la hija de Faraón por esta mane-
ra que aquí iiabla , sino porque á persona de enamora-
da, que aquí representa , es natural buscar con tanta
ansia en todos y semejanles tiempos á sus amores, y
con el andar de noche siempre andan junios tales acon-
tecimientos. Según el Espíritu, es gran verdad que lo-
dos los que con ansia bu?can á Cristo y á la virtud,
estos tropiezan siempre en grandes estorbos y contra-
diciones ; y es cosa de grande admiración que los que
tienen de oficio la guarda y vela y celo del bien públi-
co , y en quien de razón habia de tener todo su ampa-
ro la virtud, estos por la mayor parte la persiguen y
maltraían.
«Conjuróos, hijas de Jerusalen.» Con la mayor pena
que sentía de no hallar á su esposo, que duele mas que
todo el resto, no echó mucho de ver ni se agravia del
mal tratamiento que de las guardas recibía; y asi, en
lugar de quejar.se de su mal comedimicnlo, ó de reco-
gerse á su casa y huir de sus manos, ruega á las veci-
nas de Jerusalen que le den nuevas de su amor, si le
han visto, y sino, que le ayuden á buscarle; que es pro-
pio del verdadero amor crecer mas y encenderse cu in-
do mas diíicullades se le ofrecen y peligros se le pro-
ponen dclanle. Dice mas : « Y le contaréis que estoy
enferma de amor;» conforme á loque suele decirse co-
munmente en nuestra lengua: que parece que me fino
de amor; y es de considerar que, aunque eslaba fati-
gada de buscarle, y maltratada y despojada por o! come-
dimiento de los que la toparon, no les manda decir su
congoja ni su cansancio , ni el trabajo que ha puesto
en su busca, ni los desastres sucedidos; sino lo quepade-
ceporsuamor,pordoscausas:launa,porquccslapas¡on,
como la mayor de todas, vencía el seniimienlo de las
d'ímás y las borraba d:; la memoria ; la olra, porque nin-
guna cosa podia ni era justo que pudiese con el cspoío
para inducillc á que volviese, tanlo como el saber el ar-
diente y vívoamur de su esposa, como reprcscntalle lo
que le amaba y su eiifcnnedad; porque no hay cocamas
cíicaz ni que pueda tanto con quien ama, como saber
que es amado; que siempre fué el vcrdailero cobo y pie-
dra imán del amor. Este mismo amor induce ¿ que al-
gunas mujeres de Jerusalen que la oyeron, parle mara-
villadas que una doncella tan bella á tal hora anduvie-
se cou lauta ansia buscaado á su aniadO; parle movidas
THADUCCION DEL LIBRO DE LOS CANTARES.
á lástima y compasión de su ardiente deseo, le pregun-
tan cuál sea este su amado , por quien tanto se quoja,
y en qué se aventajaba á los demás, que merezca el ex-
tremo que hace buscándole á tal hora ; lo cual otra no
Jiaria , creyendo que esto nacia de grandeza de amor ó
de alguna locura y desatino, ó por ventura por ser el
amado merecedor de todo esto; y ansí dicen :
• "¿Qué tiene tu amado mas que otro amado, oh her-
mosa entre las mujeres? Qué tiene tu amailo sobreotro
amado, pues que así nos preguntas? Que es decir: ¿En
qué se aventaja este que tú amas entre los demás man-
cebos y personas que quieren ser queridas? Y esto pre-
gón tanlo por dos causas: la una, como pidiendo razón
del grande y excesivo amor que se le mostraba , que
era justo fuese así por alguna señal de ventaja que hu-
biese su esposo entre todos los demás hombres; la otra,
para por las señales que diese poderlo conocer cuando
lo viesen. A lo cual responde : aMi amado, blanco y co-
lorado, trae la bandera sobre los millares.» Da al prin-
cipio la esposa las señas de su esposo generalmente, di-
ciendo que es blanco y colorado; después va señalan-
do las partes de su belleza, cada una en su lugar. Dice
pues : Sabed, hermanas mías, que el mi amado es blan-
co y rojo, porque de lejos le conozcáis con la luz de
estos colores, que son tan perfectos, que entre millares
se diferencia y hace raya y lleva la bandera ; y por ser
primero de todos ellos la lleva. La palabra hebrea da-
gul signiíica al que lleva la bandera, y ansí, aqui quie-
re decir el alférez; y con ella, por semejanza, se puede
significar todo lo que se señala en cualquiera cosa, co-
mo es señalado el alférez entre los de su escuadrón, lo
cual por la misma forma se dice en nuestra lengua. Y
así, san Jerónimo, atendiendo mas al sentido que á la
palabra, tradujo: «Escogido entre mil;') en las cuales
palabras se entiende como encubierta una reprehen-
sión á las que piden señas de su esposo, como si dije-
se: No hay para qué os diga quién ni cuál es mi es-
poso, que entre mil que esté se echa de ver y descu-
bre. Pero prosigue relatando sus propiedades, porque
es natural del amor deleitarse y como saborearse de
traer siempre á la memoria y en la boca al que ama, por
cualquiera ocasión que sea.
Pues dice: «Su cabeza como oro de Tíbar;)) esto es,
su cabeza es muy gentil , redonda y bien proporciona-
da , como hecha de oro acendrado sin ninguna falta ni
tacha. Porque ^:osa es usada entre todas las lenguas,
para decir que cualquiera cosa es perfecta y agraciada,
decir que es hecha de oro; y por esto lo dice la espo-
sa aquí , y no por ser rubios los cabellos , como luego
veremos ser negros; porque en las tierras orientales y
en todas las tierras calientes tienen por galano el ca-
bello negro, como aun hasta hoy se precian los moros;
y así añade : «Sus cabellos crespos, negros como cuer-
vo.» Y cierto, al rostro de un hombre muy blanco me-
jor le están los cabellos negros y barba que .los rubios,
por ser colores contrarios, que el uno da luz al otro.
Dice mas: «Sus ojos como de paloma en los arroyos
de las aguas, bañadas en leche.» Ya he dicho que las
palomas de aquella tierra, que agora llaman tripoUnas,
son de bellísimos ojos, y parécenlo mucho mas con
las calidades que ánade luego, diciendo; «En los arro-
269
yos;» porque señaladamente cuando salen de bañarse
les relucen y centellean en gran manera , y los que las
compran , suelen con la mano mojada mojalle los ojos,
y en aquel relucir y relampaguear de ellos conocen su
fineza ; y así, dice la esposa que los ojos de su esposo
son tan hermosos como los ojos de las tales palomas
cuando mas hermosos se les ponen , que es cuando se
lavan junto á las corrientes de las aguas , donde se ba-
ñan y refrescan y cobran una particular gracia.
«Bañadas en leche;» estoes, blancas como la leche,
que es la color que mas agrada en la paloma. «Repo-
san sobre la lli3nura;» quise traducir así para dar lugar
á todas las diferencias de sentidos que los exposilores
é intérpretes imaginan aquí, dándonos esta libertad el
original , donde puntualmente se dice por las mismas
palabras. Algunos entienden aquí que la llenura debe
ser agua, cuales son rios grandes y estanques , y de es-
te parecer es san Jerónimo, y traslada que reposan
junto á los rios grandes y muy llenos , que es reuetir
sin necesidad lo mismo que acaba de decir : Junto á las
corrientes de las aguas. A otros les parece entender
que este lleno que se dice aquí son vasos grandes lle-
nos de leche; pero es cosa ajena y muy torcida. Po-
dríase decir que por aquella palabra mdeolh, que en
lo que suena significa llenura ó enchimiento, en algu-
nos lugares de la Escritura por ella se explica lo que
es acabado y perfecto; porque todo lo tal es lleno en su
género. Así que, se podría decir que estar en la llenu-
ra las palomas bañadas en leche, es decir que están
del todo y perfectamente bañadas; esto es, que son
perfectamente blancas, sin tener mancilla de otro color;
conforme á esto, dirá la letra: «Tus ojos como paloma
junio á las corrientes de las aguas, que se bañan en
leche y quedan enteramente bañadas. El sentido cier-
to es , que la palabra hebrea que hemos dicho, signifi-
ca todo aquello que teniendo aigun asiento ó lugar va-
cío ó señalado para su asiento, iiinclie bien tai lugar,
que viene medido con él , como un diamauíe que igua-
la bien en su engaste, ó una paloma que hinche bien
el agujero de la piedra donde hace su nido, porque las
palomas parecen bien en uno ó en dos lugares, ó jun-
to á los arroyos donde se bañan, ó puestas en el nido,
como se vio arriba, donde, por mayor encarecimiento ó
requiebro, el esposo llama á la esposa «paloma puesta
en el agujero del paredón», esto es, en su nido; por
esta causa aquí la esposa, para encarecer los herniosos
ojos del esposo, compáralos á los de la paloma en aque-
llos lugares en que están mas hermosos y parecen me-
jor. Así dice: Son como de palomas junto alas corrien-
tes de las aguas ; como palomas blanquísimas, que con
su gentil grandeza hinchen bien y ocupan y hacen lle-
nos sus nidos donde repodan.
«Las sus mejillas como hileras de yerbas aromáticas
de plantas olorosas.» Por las mejillas se entiende todo
el rostro y todo lo que en español llamamos faces ; el
cual dice que es tan hermoso y tan bien asentado de
gentil parecer y gracia, cuanto lo son y parecen unas
eras de yerbas y plantas aromáticas puestas por gentil
orden y criadas con cuidado y regalo, como se crian
y ponen en Palestina y Oriente, donde la esposa habla
y donde se da esta yerba mas que en otra parle. Pues
2*(> OBRAS DE FRAY
como son liermo?as estas yerbas en igualdad y parecer, ,
así lo es, y no menos agraciado, el rostro del esposo;
y así añade : «De plantas olorosas.»
Dice mas: ((Los labios como azucenas.» Dioscórides,
en el capitulo que trata de ellas, confiesa que hay un
género ¿e ellas coloradas como un carmín , á las cua-
les se entiende en este lugar ser semejantes los labios
del esposo , que no solo eran colorados , sino olorosos
también ; y por eso añade : «De los cuales se destila mir-
ra que corre]» esto es, fina y preciada, como habernos
dicho.
Es muy digno de considerar aquí el grande artificio
con que la rústica esposa loa á su esposo ; porque los
que mucho quieren encarecer una cosa , alabando y de-
clarando sus propiedades , dejan de decir los vocablos
llenos y propios , y dicen los nombres de las cosas en |
que mas perfectamente se halla aquella propiedad y ca- !
lídad de lo que loan, lo cual da mayor encarecimiento j
y mayor gracia á lo que se dice ; como lo hace aquel
gran poeta toscano , que habiendo de loar los cabellos,
los llama oro ; á los labios , rosas ó. grana ; á los dien-
tes, perlas; á los ojos , luces, lumbres ó estrellas; el
cual artificio se guarda en la Escritura Sagrada mas
que en otradel mundo; y así, vemos que aquí la esposa
procede de esta manera. Porque, diciendo de los ojos
que son de paloma , dice mas que si dijera que eran
hermosos; y las mejillas como las hileras de las plan-
tas, las loa mas que si dijera parejas iguales y gracio-
sas; y por el mismo tenor alaba las manos , diciendo :
«Las sus manos como rollos de oro que viene de
Társis.» En lo cual alaba la gracia y composición de
ellas , por ser largas y los dedos rollizos , tan lindos co-
mo si fuesen torneados de oro, y la piedra társis, que
se llama así de la provincia donde se halla, es un poco
entre roja y blanca, según la pinta un hebreo antiguo
llamado Alvenecio ; y según esto, da á entender la es-
posa las uñas en que se rematan losdedos de las manos,
que son un poco rojas y relucientes, como lo son las
piedras preciosas de Társis. Y por tanto, las manos en
su hecliura y con sus uñas son como rollos de oro re-
matados en társis , que diciendo aqui de las manos que
son como rollos de oro, solamente habla de la hecliu-
ra y gracia de ellas ; que del color ya ha dicho que son
blancas y coloradas cuando arriba dijo: «Mí esposo blan-
co y colorado.» Luego dice por el mismo estilo y sc-
rrí;janza de hablar:
«El su vientre blanco diente, adornado de zafiros.»
Su vientre, esto es, su pecho y sus carnes, blanco dien-
te; esto es, marfil que se hace de los dientes de losele-
fanles, que son blanquísimos, «Adornados de zafiros,»
que son piedras de gran valor, bermejas algo al pare-
cer, que es decir : Todo él es pulido, y así lucido y res-
plandeciente como una piedra de ujarfil blanquísima
cercada de piedras preciosas.
«Las sus piernas, columnas de mármol fundadas so-
bre basas de oro fino;» en que se muestra la firmeza y
gentil postura y proporción de ellas; y habiendo loado
á su esposo tan en particular como habernos dicho y
visto, señalando su belleza por sus partes desde la ca-
beza hasta los pies, torna, como no bien satisfecha de
lo dicho ni de las señas dadas, á comprchender en
LUIS DE LEÓN.
breves palabras lo que ha publicado; y ahora mucho
mas, diciendo:
«El su semblante como el del Líbano;» en que mues-
tra con harta significación la majestad , hermosura y
gentil postura del esposo, como lo es cosa bellísima y
de gran demostración de majestad un grande monte al-
to, cual es el Líbano, de espesos y deleitosos árboles,
al parecer de los que le miran de lejos. Dice mas :
«Erguido como cedro.» En nuestro castellano, loando
á uno de bien dispuesto, suelen decir: Dispuesto como
un pino; que así el pino como el cedro son árboles al-
tos y bien salidos. Donde decimos erguido , la palabra
hebrea tob quiere decir escogido , y es propiedad de
aquella lengua llamar así á los hombres altos y de buen
cuerpo, porque á la verdad, la disposición los diferen-
cia y hace como escogidos entre los demás. Así dice en
el primero de los Reyes el capítulo 9 , del padre de Saúl,
que tenia un hijo llamado Saúl , que era escogido y bue-
no, esto es , hermoso y bien dispuesto, como de hecho
lo era Saúl. Asimismo en el capítulo 1 1 del Ecdesiastes,
donde dice la letra vulgar : «Huélgate, dale al placer,
ándate á la flor del berro, mancebo, en la juventud;
que presto te se pedirá cuenta estrecha;» está la mis-
ma palabra, que es decir: «Huélgate, erguidíllo;» en lo
cual, como se ve claro, el Espíritu Santo usa de un do-
naire por el cabo bellísimo, que siendo su intento en
aquellas palabras, usando de una artificiosa y fingida
simulación, y como pervirtiéndolas, debajo de alargar-
les la vanidad á los mancebos , escarnece de su livian-
dad, que se andan siempre al buen tiempo, y cogiendo,
como dicen , la flor del berro, desacordándose de lo que
está por venir y les puede suceder; así que, siendo el
intento del Señor reprender mofando el desacuerdo de
los mancebos y amenazallos con pena, no les llama con
el nombre propio de su edad, sino llámalos erguidos,
usando del nombre que declarase al natural el brío, al-
tivez y lozanía, que es la fuente de donde nace no mi-
rar ni curar lo que es!á por venir, y aquel coger sin
rienda y sin medida el fruto del deleite y el pasatiempo
presente, que tanto reprehende.
Pues tornando á nuestro propósito, concluye la es-
posa finalmente, diciendo: «El su paladar;» esto es, su
habla dulzuras; esto es, dulcísima y suavísima; «y to-
do él deseo;» estoes, amable, y tal, que con vida por
todas partes á que le deseen y se pierdan por él los que
le ven. «Tal es mi amado y tal es mi querido, hijas de
Jerusalen ;» como si añadiendo dijese: Porque veáis si
tengo razón de buscalle y de estar íuisiosa en no ha-
Ualle.
Sabidas las facciones y señas por aquellas dueñas de
la esposa, y conociendo con cuan jusia ra/.on la tenia
el esposo enamorada, y se atormentaba y acuitaba por
su ausencia, y moviéndolas agora á compasión su tor-
mento, con el deseo de rcmedialle, piden de nuevo á la
esposa que, si sabe, les diga hacia dónde cree ó imagi-
na haberse doídiuado su amado , porque se lo ayudarán
á buscar; y ansí dicen : «¿AdiMulo fué tu amado, bellí-
sima entre las mujeres? ¿Hacia dónde se volvió tu ama-
do, y buscarle hemos contigo?» A lo cual parece que
responde en lo primero del capítulo que se sigue, di-
ciendo :
CAPITULO VI.
ESPOSA.
1 El mi amado descendió á los huertos míos, á la tier-
ra de los aromas , á apacentar entre los huertos y coger
lüs flores.
2 Yo al mi amado , y el mi amado á mí , que apacienta
, entre las flores.
ESPOSO.
3 Hermosa eres, amiga mía, como Tirsa , bella como
Jerusalen, terrible como los escuadrones con banderas
tendidas.
4 Vuélvete los ojos tuyos que me hacen fuerza. El tu
cabello como las manadas de cabras que se parecen en
Galaad.
5 Tus dientes como atajo de ovejas que suben del la-
vadero, las cuales paren de dos en dos , y no hay estéril
en ellas.
6 Tus sienes son como un casco de granada entre tu
cabello.
7 Sesenta son las reinas, ochenta las concubinas, y las
doncellas sin cuento.
8 Una es la mi paloma , la mi perfecta, única es á su
madre, es la escogida á la que le parió. Viéronla las hi-
jas, y llamáronla bienaventurada , y las reinas y las con-
cubinas la loaron.
9 ¿Quién es esta que se descubre como el alba, her-
mosa como la luna , escogida como el sol , terrible como
los escuadrones?
40 Al huerto del nogal descendí por ver los frutos de
los valles, y ver si está en cierne la vid y si florecen los
granados.
ESPOSA.
\\ No sé; mi anímame puso como los carros de Ami-
nadab.
12 Torna, torna, Sunnamita; torna, torna, y verte he-
mos.
COMENTO.
«El mi amado descendió al su huerto.» Si de cierto
sabia que estaba en el huerto su esposo, por demás era
el andar á buscarlo por la ciudad y en otras partes. Por
lo cual estas palabras, que en el sentido parecen ciertas,
se han de entender con alguna duda haber sido dichas,
como si la esposa, respondiendo á las dueñas de Jerusa-
len, dijese : Buscádole he por mil partes, y pues no le
hallo, sin falta debió de ir á ver su huerto, adonde sue-
le ir á apacentar; ó digamos que esta no es respuesta
de la esposa á la pregunta que hicieron aquellas due-
ñas , sino que luego que acabó de hablallas se dio á
buscar á su esposo , y saliendo de la ciudad á busca-
lie al campo hacia el huerto suyo, que estaba en lo ba-
jo, sintió la voz ú otras señales manifiestas de su espo-
so, y arrebatada de alegría, de improviso comenzó á de-
cir : i Ay ! Véisle aquí al mi amado y al que me trae
perdida buscándole, que al su huerto descendió. Por-
que ella le buscaba en Jerusalen, que era ciudad puesta
en lo alto de un monte , y en los arrabales ó aldeas que
están al pié se finge estar el huerto de esta rústica es-
posa y otros de sus vecinos, como es uso; y dice
que anda entre las eras de las plantas olorosas , y que
es venido á holgarse y recrearse entre los lirios y vio-
letas. Dice mas : «Yo al mi amado, y el mi amadoá mi.»
Lo cual, como ya he dicho , es forma de llamar á voces,
comosi dijese : Hola, amado irúo, ¿ojsrae, entendeisme?
TRADUCCIÓN DEL LIBRO DE LOS CANTARES. 271
De donde se entiende que sall.5 á búscallo al campo ha-
cia el lugar adó está el huerto, y sintiendo estar en él,
llámale, como he dicho, para que le responda. Ala cual
voz sale el esposo , y viendo á su amada, y la afición
grande con que le busca, enciéndese en un nuevo y vi-
vo amor, y recíbele con mayores y mas encendidos rega-
los que antes, y mas encarecidos requiebros, diciendo:
«Hermosa, hermosa eres así como Tirsa.» Encarece
grandemente los loores de su esposa , porque en los
capítulos de arriba, para loar la variedad de su gentileza
y hermosura, la apoda á un huerto, y agora le hace se-
mejante á dos ciudades las mas hermosas que había en
aquella tierra, Tirsa y Jerusalen. Tirsa es numbrada
una ciudad de Israel , noble y populosa, donde los re-
yes tenían su asiento antes que se edificase Samaría. San
Jerónimo, donde dice Tirsa, traslada cosa suave; y los
setenta intérpretes ponen conlento , sosiego , dicieudo:
«Hermosa eres como el contento y deleite;» y es por-
que miraron la derivación y etimología del vocablo, y
no lo que de hecho significa, que es aquella ciudad, así
dicha por el contento y descanso que daba al que la
moraba, por su asiento y habitación de ella descansa-
do y apacible. Jerusalen era la mas principal ciudad y
la mas hermosa que había en toda la Palestina, y aun
en todo Oriente, según sabemos por las escrituras he-
breas y gentiles ; tanto, que David hizo un salmo loan-
do á la letra la grandeza, beldad y fortaleza de Jeru-
salen.
Pues á estas dos ciudades dice el esposo que es seme-
jante el parecer bello y hermoso, lleno de majestad y
grandeza de la esposa , diciendo : Tan grande maravilla
he visto, tan hermosa eres en todo y por todo, cuanto lo es
ver estas dos ciudades, en las cuales la fortaleza de sus si-
tios, la magnificencia de sus edificios , la grandeza y
hermosura de sus riquezas , la variedad de sus artes y
oficios pone grande admiración. A la verdad, es muy
al propósito para declarar el mucho espanto que poneal
amor del esposo la vista de su esposa, y cuan grande y
cuan incomparable y fuera de toda medida le parece su
hermosura; pues para explicar lo que sentía no le ve-
nían á la boca menores cosas que ciudades, y ciudades
tan populosas; esto es, cosas cuya hermosura consiste
en mucha variedad y grandeza. Dice mas:
«Terrible como ejército con banderas tendidas.» No
espanta menos un extremo de bien que lo que hace ex-
tremado mal ; y así, para mayor encarecimiento dice á
la esposa que le pone espanto, y que así le saca de sí el
excesivo extremo de su belleza, que está ya á punió de
romper; que también es decir que , de la misma manera
que un ejército así bien ordenado lo vence todo y lo
allana, sin ponérsele cosa delante que no la rinda y suje-
te; así, ni mas ni menos, no había poder ni resistencia
alguna contra la fuerza y hermosura extremada de la
esposa ; y por esta causa añade luego :
«Vuelve los ojos tuyos, que me hacen fuerza.» Como
si levantando la mano en alto y poniéndola delante del
rostro, y torciendo los ojos á otra parte , dijese : Esposa
mía, no me mires, que me robas con tus ojos y me tras-
pasas el corazón. En lo cual habiendo el esposo loado en
suma la belleza de la esposa, y queriendo toalla otra vez
por sus partes, comienza lo primero por los ojos, y para
272 ORRAS DE FRAY
loallos u<?a de ünaroanfira elegantísima, r/iie no dice la
hermosura de ellos, sino ruega que los aparíe y vuelva
á ol.'a parte mirando, porque le hacen fuerza. En lo cual
loa mas encarecidamenle que si los antepusiese á las
dos mas claras y relucientes estrellas del cielo. Donde
dice: «Que me hacen fuerza, y me vencieron,» hay di-
ferencia entre los intérpretes; porque los setenta, y san
Jerónimo con ellos, traducen: «Aparta tus ojos, que me
hicieron volar;» otros ponen: «Aparta tus ojos, que me
ensoberbecieron ;» y los unos y los otros traducen, no lo
que hallaron en la lengua hebrea, sino lo que le pare-
ció á cada uno que queria decir, porque daba ocasión al
uno y o;ro sentido el sonido y propia significación de
ella, que es este al pié de la letra: «Aparta tus ojos, que
Hicieron sobrepujarme;» porque la palabra harhibeni
de que usa aqui el original , propiamente quiere decir
sobrepujar. Estoá san Jerónimo le parece que seria vo-
lar, porque los que vuelan se levantan así en alto, y co-
mo que se sobrepujan en cierta manera; conforme á lo
cual quiere decir el esposo que aparte la esposa sus ojos
y no le mire, porque viéndolos, no está en su mano no
irse á ella, que arrebata y lleva tras sí el corazón como
volando, sin poder hacer otra cosa, que es requiebro
usado. Los que traducen : «Que me hicieron ensober-
becer,» tuvieron el mismo modo de parecerles que el
ser soberbio es un sobrepujarse en alto, que confor-
me á esto pedia el esposo á su esposa que no le hiciese
aquel favor de mirarle, por no desvanecerse con él. Lo
uno y lo otro fuera bien excusado, pues está claro que
decir: «Hicieron sobrepujarme,» es rodeo de hablar
poético , que vale lo mismo que si dijera : Sobrepujá-
ronme ó venciéronme; y el propósito y hilo de lo que le
va diciendo pedia que se dijese esto. Porque en efec-
to dice: Deseo contar otra vez de tus ojos; mas ellos
son tan bellos y resplandecientes, y tienes en ellos tan-
ta fuerza , que al tiempo que los miro para alaballos,
contemplándolos, y queriendo recoger una á una sus
propiedades y sus gracias, ellos me arrebatan el senti-
do, y con su luz ellos me encandilan de tal manera, que
por la fuerza que el amor me hace , en esto estoy como
excusado; por tanto, esposa dulcísima, vuélvelos, no
me miréis, que no puedo resistirles. Y demandando
esto el esposo, demanda lo qué no quiere, que es que
su esposa no le mire , porque es gran placer el que
siente en su vista; mas con tal demanda dice mas en
su loor que si dijera muy mas por extenso todas las
parles de bellezaque en ellos se encierran ; y estas son
cosas que mejor se entienden que se pueden declarar.
Habiendo loado los ojos el esposo tan altamente por
este delicado artificio, enhila Iras esto las otras partes
del rostro, dientes, labios y mejillas, diciendo las mis-
mas palabras que arriba dijo; porque aquellas semejan-
zas son tan e.xculentes, que no se pueden aventajar.
Dice: «Tus dientes como atajos de ovejas.» Esto dice
por la blancura, por la igualdad de los dientes, y por
el color y gracia y buen asiento de las mejillas, como
•vimos en el capítulo cuarto, donde se declara esto muy
á la larga : «Sesenta son las reinas, ochenta las concubi-
nas, é inumerables las doncellas ; mas única es la pa-
loma mía, la alindada mia, única es á su madre, ella
escogida es á la que la parió.» Mueslra el esposo cuan
LUIS DE LEÓN.
excesivamente y con cuínta razón a»nc á su esnosa, di-
ciendo en persona suya, como si declarase que es Salo-
món rey este pastor que aquí se representa : «Sesenta
son las reinas.» No está la prueba ni la fuerza del amor
en amar á una persona á solas sin compañía de otras;
antes el verdadero amor y mayor punto de él es, cuan-
do, extendiéndose y abrazándose con muchos, entre to-
dos se señala y se diferencia y aventaja claramente con
uno. Lo cual declara bien el esposo en estas palabras,
en las cuales, queriendo bien y teniendo afición á otras
mujeres, confiesa amar á su esposa mas que á todascon
un amor asi particular y diferente de todas las demás,
que las demás en su comparación no merecen el nom-
bre do amor; y aunque quiere á muchas, empero la su
esposa es de él querida por una y singular manera.
Sábese del libro de los fíei/esque Salomón usó de mu-
chas mujeres, que, según la diferencia del estado y tra-
tamiento que tuvieron en la ca^a de Salomón , la Es-
critura les pone diferentes nombres : las unas nom-
braban reinas, porque su servicio y casa era como de
tales; estas eran sesenta; otras dellas, que no eran tra-
tadas con tanta ceremonia, se llamaban concubinas; y
no se ha de entender que eran mancebas , como algu-
nos, engañándose, creen y piensan; antes acerca de los
hebreos eran también mujeres legitimas, pero mujeres
de esta manera, que habían sido antes y primero escla-
vas ó criadas, y su amo las tomó por mujeres; mas no
se celebraban en el casamiento las bodas por escrito
ni con las ceremonias legítimas que se usaban en el ca-
samiento de las otras que eran libres ; y estas se ana-
dian á las mujeres principales, y los hijos que de estas
concubinas nacían no sucedían en los mayorazgos ni he-
rencias capitales; pero podía bien el padre hacelles al-
gunas mandas y donaciones para su sustentamiento,
como aparece claramente en el Génesis, 25 y 35, de Ce-
tura yAgar, mujeres de Abrahan,que la Escritura lla-
ma allí concubinas. Pues de estas tenia ochenta Salo-
món, entendiendo por este número muchas y muchas
mas , según el uso hebreo. Las demás , y bien queridas
de Salomón, hacían el tercero orden, y destas no había
número. Pues dice agora que entre tanto número de
mujeres, la que en amor y servicio y preeminencia se
aventajaba á todas es launa, que es la hija de Faraón, de
quien se habla en este cantaren persona de pastora.
«Una, dice, es mi paloma.» Y es así, que el amor,
comees unidad, no apetece otra cosa sino unidad; y así,
no es firme ni verdadero cuando se pone en igual gra-
do por muchas y diferentes cosas. El que bien ama , á
sola una cosa tiene particular amor, y el que quiere jun-
tamente amar de veras y no limitar su amor á una so-
la cosa, debe emplear en Dios su voluntad, que es bien
general que lo abraza y comprehende todo, como, por el
contrario, todas las criaturas son limitadas y diferentes
entre sí, y á las veces unas contrarias á las otras, de
arte que el querer bien á una es querer mal y aborre-
cer á otras. Dice : «Mi paloma y mi alindada,» y no mi
esposa, para hacer mostrar en la manera de nombrarla
la razón que tenía de amarla con tan particular amor
y de hacelle tan grandes ventajas.
«Única es a su madre, escogida & la que la engen-
dró. » Remeda en esto la común y vulgar manera de Jia-
TRADUCCIÓN DEL LIBRO DE LOS CANTARES.
blar, que es decir: Como la hija amada es todo el regalo
y amor de su madre , así es probada y querida mi es-
posa con la misma singularidad y diferencia de amor.
« Viéronla las reinas. » Grande y nueva cosa es cono-
cer y no envidiar tanto bien las demás mujeres de Sa-
lomón á la esposa, porque lo son de su natural envidio-
sas todas las mujeres entre sí extremadamente; mas en
las cosas muy aventajadas desfallece la envidia. Y mues-
tra en eslo el esposo que no es afición ciega la que le
mueve á querella, sino razón tan clara y de tanta fuer-
za, que las otras mujeres, que de su natural la hablan
detener envidia, confiesan llanamente que reconocién-
dola por tal, la loan á boca llena; y así, refiriendo las
palabras de otras mujeres, dice :
«¿Quién es esta que arriba mira, como el alba, her-
mosa como la luna, escogida como el sol?» Que aun-
que son breves, son de grande loor, porque juntan tres
cosas, la mañana, luna y el sol, que son toda la alegría
y la belleza del mundo. Pues es como si dijese así :
¿Quién es esta que viene por allí mirando hacia nos-
otros, que no parece sino el alba cuando asoma rosada
y hermosa? Y es tan hermosa entre las mujeres como
la luna entre las menores estrellas ; antes, por mejor de-
cir, es resplandeciente y escogida entre todas las luces
como el sol entre las lumbres del cielo; que, así como
el sol es príncipe entre todas las luces soberanas, y es-
cogido de tal manera que todos se aprovechan y parti-
cipan de su lumbre , así esta es todo dechado de toda
beldad, y la que á ella pareciere, mas bella será, y jun-
tamente con su hermosura, tiene una majestad y gra-
vedad, que no parece sino un escuadrón, que á todos
pone reverencia y temor. Y en decir descogida como
el sol», alude á la gran belleza de ella, y á la grande
estimación en que su esposo la tiene mas que á las otras,
y es muy gentil manera de loar esta, diciendo primero
alba, que es hermosa y resplandeciente, y luego luna,
que es mas, y luego sol, que es lo sumo en este género,
y los artífices de bien hablar loan mucho este modo de
decir, y lo llaman encarecimiento acrecentado.
«Al huerto de los nogales descendí, á ver los frutos
de los valles, y si ilorecia la vid y si florecían los gra-
nados. No sé ; la mi alma me puso como los carros de
los principes de mi pueblo.» Estas palabras, los mas
atribuyen á la esposa, en que respondiendo al esposo,
le da cuenta de cómo vino á aquel huerto donde él es-
taba, que llama del nogal, por alguno que en él había,
á ver los frutales si brotaban ; y que eslo lo dice por uno
de dos fines : el uno, que sea como una excusa y un co-
lor de ser venida por aquella parle, que aunque en rea-
lidad de verdad la traía el amor y deseo que tenía de
verse con su esposo , pero es muy propio al natural y
genio de las mujeres dar muestras diferentes de sus
deseos, y fingirse como olvidadas de lo que mas buscan;
y así como respondió á lo que el esposo le pudiera pre-
guntar de su venida , dice : Vine á ver esle mi huerto,
y á ver si los árboles echan ya flor; pero un amor tan
descubierto como (según loque hemos visto) era este,
no da lugar á semejante disimulación; y así, es mejor
entender que estas palabras se dicen por otro fin , que
es que sepa el esposo la causa de su cansancio de la es-
posa, como se verá en las palabras que dice : «No sé;
E.xvi-u.
273
mi alma, etc. » Había venido corriendo, y estaba de la
prisa sin fuerza y sin aliento, de lo cual juntamente da
cuenta y se queja á su esposo ; que las personas que bien
se quieren, y mayormente las mujeres, con lástima re-
galada cuentan luego sus cuitas, y es como si dijese :
¡Ay esposo mió, tan deseado y tan bien buscado de
mí, y qué cansada estoy y qué muerta de la priesa que
he traído ! Que luego como sentí que andábales en el
huerto, en el cual hay grandes nogales y parras y otros
frutales, luego en esle punto descendí aguijando, y he
venido tan presto, que yo no sé cómo vine ni cómo no,
mas de que mi amor me aguijó tanto, y me puso en el
amor tanta fuerza y ligereza , que no me parece sino
que he venido como en un ligerísimo carro de los que
usan los príncipes y poderosos de mi tierra ó pueblo.
Parece mejor que estas palabras, «descendí al huer-
to, » las diga el esposo, y que en ellas responde á la se-
creta queja que verisímilmente se presupone lener su
esposa de él, por haber llegado á su puerta y Uamádo-
la, y después pasádose de largo, de donde nació an lar
ella perdida buscándolo; á lo cual, ganándole por la ma-
no, responde que, como se tardó en abrirle , quiso ver
el estado de su huerto entre tanlo, y proveer á lo que
fuere necesario, y con esta disculpa del esposo vienen
muy á pelo las palabras que siguen , á que le responde
la espo.-a :
«No sé ; la mi alma, etc. » Mi alma,jnuchas veces es
lo mismo que mi afición y mi deseo. «Los carros de
Aminadab, » entiéndese cosa ligera y que vuela corrien-
do, que Aminadab no es nombre propio de alguna per-
sona o lugar, como algunos piensan; que quiere decir,
de mi pueblo príncipe, y eslo dice, porque en tierra de
Judea había pocos caballos, toda la demás gente usaba
ir cabalgando en asno, sino era los principales y pode-
rosos de ella, que hacían traer de Egipto caballos muy
buenos y muy ligeros, y andaban en carros de cuatro
ruedas, que traían aquellos caballos. Pues dice : No sé lo
que ha sido, ni lo que te has hecho en dejarme así, ni
la causa que te movió á ello, sí no fué querer ver tu huer-
to ó alguna otra cosa; en fin, no sé nada; esto sé, que
el deseo mío y el amor entrañable que te tengo, que
posee mi alma y la rige á su voluntad, me ha traído en
tu busca luego que te sentí, volando como en posta.
Y contando eslo, dícele lo que pasó con las mujeres que
la acompañaban, viéndola ir con tanta presteza, que la
decían :
«Torna, torna, solimitana. n Y no se ha de entender,
como avisan los que tienen mejor entendimiento en es-
tas cosas, que son las dueñas las que dicen agora es-
las palabras , sino base de entender que las dijeron
antes, esto es, cuando vieron que se les partía taníipre-
suradamente; y que la esposa las refiere agora al espo-
so, contándole esto y todo lo demás que con ellas pasó,
pues acaba de decir que vino volando en busca de su
esposo. Dice que las compañeras, viendo que se apar-
taba de ellas , con apresuramiento la comienzan á lla-
mar, y pedida que volviese y no se diese tanta priesa,
como que no la habían visto del todo ni gomado ente-
ramente, ni considerado bien su beldad; y a^ la dicen :
«Tórnate, tórnate. » El redoblar unas mismas palabras
es propio de todo lo que se dice y pide con aíioíon. So-
i8
274 OBRAS DE FRAY
limitana es como decirle jeroíolimitana ó mujer de
Jerusalen, como llamamos romana á la mujer de Roma, '■
y esto porque Jerusalen antiguamente se llamó Salen,
como la Escritura la llama donde dice : Melchisedech rex
Salem; y David la llama también ansi en el salmo 76.
Puesá este ruego de las demás responde la esposa, y
dice :
«¿Qué miráis en la solimitana en coros de escuadro-
nes?» Lo cual se declara diferentemente. Algunos ponen
demanda y respuesta, de manera que volviéndose ha-
cia las dueñas que llaman con tanta instancia les diga :
¿Qué es lo que queréis en mí? Responden ellas: Mira-
mos en tí un coro de escuadrones, esto es, una cosa de
tan buen parecer y tan poderosa para vencer á los que
te miran y sujetarlos á tu mandado, como lo es un es-
cuadrón puesto en concierto y ordenanza. Lo que tengo
por mas acertado, es hacer todo una cláusula y una sen-
tencia , en que diga á la esposa de esta manera : Como
me llamaron, volvíme hacia ellas, las cuales, por mirar-
me mejor, divididas de la una parte y la otra, se pusie-
ron en dos hileras como en coros ; yo entonces díjeles :
¿ A qué me miráis así, puestas unas de una banda y otras
de otra, como escuadrón que está puesto por sus hile-
ras? De arte que se presupone que se volvió á ellas, y
que se dividieron en dos partes para vella mejor. Y llá-
malas escuadrón porque eran muchas , y coro por es-
tar así dividida^. Lo que cuenta habelles respondido,
se cuenta en el capítulo que se sigue, que es la mayor
parte de él.
CAPÍTULO VIL
i ¿Qué miráis en la Soliniiíana , sino coros de escua-
drones? ¡Cuiíii lindos son tus pasos con el cal/ado, lu-
ja del Principe! los cercos de tus muslos como ujorcas la-
bradas de mano de maestro.
2 Tu ombligo como taza de luna que está vacía. Tu
vientre como montón de trigo cercado de violetas.
3 Los dos pechos tuvos como dos cabritos mellizos de
una cabra.
4 El tu cuello como torre de marfiL Tus ojos como es-
tanques de Esebon, junto á la puerta de Barrabiii. Tu
nariz como la torre del Líbano, que mira frontera de Da-
masco.
5 La cabeza tuya sobre tí como el Carmelo; la madeja
de tu cabesa como la púrpura, el rey alado en las ca-
nales.
6 ¡Cuánto te alindaste! cuánto te enmelaste, amada,
en los deleites!
7 Esta tu disposición semejante es á la palma, y tus
pechos á ios racimos.
8 bijc : Yo subiré á la palma y asiré sus racimos, y
serán tus pechos como los racimos de la vid, y el aliento
de tii boca como el olor de los manzanos.
9 El lu paladar, como vino i)Ucno que va á mi amado ú
las derechas, hace ha!)lar con labios de dormieutes.
tO Yo soy de mi amarlo, y su deseo á mi,
il Vén, amado mió, salgamos al campo, moremos en
Ijs granjas.
i2 Levantémonos de mañana 6 las viñas, veamos si flo-
rece la vid, si se desfMibre la menuda uva, si brotan los
granados; allí le daré mis amores.
10 Las mandragoras si dan olor; que todos los dulces
frutos, asi los nuevos como los viejos, amado mió, los ¡
guarde para tí.
LUIS DE LEÓN,
COMENTO.
«¿Oué miráis en la solimitana, etc.?» Véase su ex-
plicación á fines del capítulo antecedente,
«Cuan lindos son tus pasos.» Prosigue en su cuen-
to la esposa, y dice á su esposo que , como las dueñas
se llegaron á que se detuviese un poco , que volvió á
ellas ; y ella por su ruego les volvió la cara, preguntán-
doles qué era lo que de ella querían , y la causa por
qué la miraban asi. Ellas, como dando razón de la
justa demanda y de su ardiente deseo, que respondien-
do, comenzaron á loar con gran particularidad y enca-
recimiento su gracia y gentileza, refiriendo todas sus
perfecciones por menudo, desde la mayor hasta la
menor. Lo cual debe responder á la admiración de la
hermosura que pusieron, y los loores que la gente del
pueblo le dio cuando, viniendo de Egipto, entró en Je-
rusalen la primera vez. Pues comienza de los pies,
cuya ligereza y presteza acaba de ver entonces, y va
hasta la cabeza, por ir á lo mayor de lo menor, que es
galana manera de loar ; y asi dice :
«¡Cuan lindos son tus pies en tu calzado, hija de
príncipe ! » Loan el buen aire y movimiento del pié bien
hecho y calzado justo, y que venia como nacido á la
esposa. Y dicho en forma de admiración , quiere decir
que eran extremadamente bellos, y no así como quie-
ra, «hija del Príncipe,» es decir, princesa; que, demás
de convenirle por su linaje y estado, es nombre que en
común uso se da á todos los que loamos de alguna ex-
celencia. Demás de esto, se ha de advertir que en este
lugar la palabra hebrea no es lUelech , con la cual so
suelen nombrar los reyes comunmente, sino es Nadib;
lo cual los setenta intérpretes, no sin misterio, en su
traducion la dejaron así sin trasladalla. Nadib pro-
piamente quiere decir generoso de corazón y liberal;
y como nosotros en la lengua española al principe llama-
mos príncipe, porque de hecho es principal entre los
demás, como lo suena la voz ; entre los hebreos se llama
Nadib, que es decir, el noble, el liberal , el de cora-
zón generoso, porque estas son propias virtudes del
príncipe, en que se ha de señalar entre todos; pues
según el origen de la palabra hebrea y según su so-
nido, es aquí la esposa hija del noble, del generoso.
Y juntando á estoser uso muy recibido en aquella len-
gua que cuando quiere dar alguna virlud ó vicio , lo
llama hijo de ella , como es por pacifico hijo de paz, é
hijo de guerra por 16 belicoso; asi, según esto, ser la
esposa hija de franco y generoso, es decir que lo es
ella; y llámanla noble y gallarda de corazón , y así, di-
rá la letra : « ¡Cuan lindos son tus pasos! Cuan gen-
tiles tus pies!» ¡Con qué gracia los meneas, la del co-
razón gallardo y generoso! Como si dijese que en el
gentil meneo de su cuerpo mostraba bien la genero-
sidad y gallardía de su corazón, porque esta virtud
mas que ninguna otra se descubre en el movimiento
y aire do todo el cuerpo. En la verdad del espírilu
tiene gran misterio y gran verdad en llamar á todos
los justos y á la Iglesia hija del noble y del franco,
porque son hijos de Dios, no por haber nacido así ni'
por merecello por sus obras, sino por sola la fran-
queza y liberalidad de Dio¿; que puerto caso que el
TRADUCCIÓN DEL LIBRO DE LOS CANTARES.
tl^
juslo que es ya justo y liijo merece mucho mas con
Dios, mas eslo, que es ser hijo, ninguno lo mereció por
sí , y Cristo , derramando su sangre liberalmenle por
nosotros y haciéndonos gracia de ella, lo alcanzó pa-
ra todos.
« Sigúese : El cerco de tus muslos como ajorcas muy
bien labradas de mano de maestro.» Y esto dice por
la espesura y macicez de las piernas , que no son Ho-
jas, sino rollizas y bien hechas y redondas , en tal ma-
nera , que si hiciese un arlifice una ajorca ó collar de
muy perfecta redondez y se lo ciñese á las piernas,
vendría muy justo y se hincharla toda la carne de
ellas. Donde decimos cerco ó redondez algunos entien-
den conjunturas y artejos ó goznes de las rodillas donde
juega el muslo; y así, trasladan : «El juego de tu mus-
lo, etc. » No quiere decir mas que lo que suena, que
es la redondez de los muslos y el cuerpo de ellos, que
es una maciza y rolliza hermosura y de muy gentil
proporción ; lo cual pusieron los setenta intérpretes
con mucha propiedad y significación , diciendo en
griego : fíytmoi ton morion; porque ry tinos es toda
buena proporción y compostura de partes entre sí.
Bien se descubre sobre los vestidos el grueso y buen
talle de los muslos, mayormente cuando se va de pri-
sa y contra el aire. Mas lo que se sigue , no sé cómo las
compañeras de la esposa ni de dónde lo pudieron adi-
vinar. Dicen :
(( El tu ombligo como taza de luna que no está va-
cia. » Vaso de luna , es decir, hechura de luna , esto
63, perfectamente redondo. Mixtura entiéndese de
vino mezclado con agua y templado ; quiere decir : So-
bre estas dos hermosas columnas de tus piernas se
asienta el edificio de tu persona. La primera parte de
él es el ombligo y vienire tuyo , el cual está muy her-
mosamente proporcionado, porque no parece sino una
taza tan redonda como la luna , y que esta taza está
siempre llena de mixtura, que es vino aguado para
beber; así, ni mas ni menos, es el tu vientre redondo
y bien hecho, ni flojo ni flaco, sino lleno de virtud , que
nunca le falta, y para mas declarar esta loa del vien-
tre torna á decir :
« Tu vienire como montón de trigo rodeado de vio-
letas;» y es muy gentil apodo este, porque el montón
de trigo está por todas partes redondo y igual en re-
dondez , que en ninguna parte de él hay hoyo ni seno
alguno, porque luego los granos lo hinchen; y así,
dice ser de todas partes lleno y levantado el vientre
de la esposa. Por el ombligo, como por parte, entien-
do el vientre que Aristóteles y Galeno llaman inferior,
que es así redondo; la pane mas alta, que toca en el
estómago y se avecina del pecho, es de quien dice:
Tu vienire como montón de trigo cercado de violetas;
que es añadir hermosura á hermosura. Suben del vien-
tre á los pechos , viniendo por su orden en la fábrica
del cuerpo, y dicen :
<( Tus dos tetas como dos cabritos mellizos de una
cabra.)) Ya dijimos arriba sobre esta comparación.
Sobre los pechos se levanta el cuello ; y así añaden :
«El tu cuello como torre de raarfd ,» que es llamarle
alto, blanco, liso y bien sacado, que es todo lo bueno
que ha de tener el cuello para ser hermoso. La Igle-
sia, como lo enseña el Apóstol, es como un cuerpo,
cuya cabeza es Cristo, en la cual la diferencia de los
estados y vidas hacen lo mismo que los diferentes miem-
bros en el verdadero cuerpo. El cuello por donde se
recibe el aliento y se despide la palabra, son en la
Iglesia los predicadores , que reciben el aliento del Es-
píritu Santo , y lo comunican por palabras á los de-
más; pues los tales han de ser como torre de marfil,
estoes, firmes, blancos y sin mancha ni engaño en
su doctrina ; que ni dejen por temor decir rasamente
lo que deben, ni escurezcan con afectados colores, con
palabras enderezadas á solo el gusto de los oyentes la
sencillez y pureza de la santa doctrina y verdad no ar-
tificiosa del Evangelio. Dicen mas :
« Los tus ojos estanques de Esebon junto á la puer-
ta de Barrabin. » Vese en esto que los ojos de la espo-
sa eran grandes, redondos y bien rasgados, llenos de
sosiego y resplandor; que todas estas propiedades se
muestran en un estanque lleno de agua clara y sose-
gada. Esebon es una ciudad fresca de Israel, la cual
ganaron los hebreos á Seon , rey de los amorreos (nú-
meros 21); y estos estanques que aquí dice la letra
están junto á una puerta de la dicha ciudad que se
llama Barrabin , que quiere decir hija de muchedum-
bre ; y llamábase así porque en entrando por ella es-
taba luogo una plaza grande y capaz de mucha gente,
que, según parece de muchos lugares de la Escritura,
antiguamente las plazas y las casas de consistorio, ago-
ra están en medio de la ciudad, y entonces junto á las
puertas de ella; y como era grande y capaz , su nom-
bre de la plaza era Barrabin , que es hija de muche-
dumbre , porque los hebreos en su uso y manera de
hablar se sirven del nombre de hijo para diversas co-
sas, como para decir muy sabio, dicen hijo de sabidu-
ría, y por muy malo, hijo de maldad. Dicen luego, loan-
do lo demás :
«El bulto de la nariz como la torre del Líbano.» San
Jerónimo y todos los demás declaran ó trasladan aquí
tu nariz, y la palabra hebrea, que es aph, recibe el uno
y el otro sentido, y quiere decir nariz , y también to-
da la cara y vulto, y lo que en español llamamos fa-
ces ; y de estas dos cosas parece mejor entendamos en
este lugar la postrera de ellas; porque comparar la na-
riz á la torre, no sé si es cosa muy conveniente; y
es lo mucho si la comparación se hace al semblante
de la esposa, levantado y hermoso y lleno de majestad
y gallardía. Si entendemos la nariz , diremos así : La
tu nariz es semejante á la torre de Líbano, que mira
hacia Damasco, la cual torre estaba puesta en aquel
monte tan nombrado y celebrado {Isaías, cap. 7) por
sus frescuras , y era muy fuerte , porque servia de ata-
laya en las fronteras de Damasco, que era cabeza de
Siria. Así dice : Está tu nariz hermosa y bien hecha,
que se levanta fuera del graciosísimo rostro como aque-
lla hermosa y fuerte torre que está asentada sobre el
fresco monte del Líbano y se levanta sobre él.
«Tu cabeza sobre tí como el Carmelo.» La última
parte de la persona es la cabeza, considerando desde lo3
pies ; y llamamos en este lugar cabeza al casco de ella,
donde nacen los cabellos , y por esto la letra dice : La
lu cabeza, que está sobre tí; que es decir : Lo úlliíao de
276 OBRAS DE FRAY
tu cabeza es tan hermoso y tan gentil como el monte
Carmelo , que es un monte muy alto en la tierra de
Israel , bien celebrado en la Escritura por haber esta-
da en él muchas veces Elias y Elíseo, profetas. Y para
denotar cuan gentil y cuan dispuesta es esta esposa,
le dice que su cabeza sobrepuja á las otras , como la
cumbre del monte Carmelo á los otros montes. La pa-
labra hebrea, según aparece en su original , significa
tres cosas diferentes : espiga llena , grano , y el monte
sobredicho; y así, los doctores trasladan diferente-
mente este lugar. Y aunque en cualquiera sentido tiene
propiedad la comparación , pero el que habemos dicho
es el mejor y el mas recibido. Añade luego :
« La madeja de tu cabeza como púrpura , el rey
atado en las regueras.» Este es lugar obscuro y dificul-
toso en sí , y por la variedad de los que lo trasladan y
declaran. En el hebreo quiere decir maderas ó tablas
delgadas y pequeñas ; y de aquí significa la techumbre
de algún edificio hecho de artesones, obra morisca,
compuesta de muchas piezas pequeñas. También quiere
decir canales de madera largas y estrechas por donde
suelen guiar el agua, y según esta diferencia, trasladan
los unos y los otros muy diferentemente ; los primeros
leen de esta manera : Tus cabellos como la púrpura ó
carmesí del Rey, asida de los maderos ó artesones ; que
es decir que sus cabellos de la esposa en su lindeza y
hermosura son semejantes á las flocaduras de seda y
de carmesí de los doseles y de la tapicería real , que es-
tá colgada del techo y artesones de la casa ; otros leen
de esta manera : Son como la púrpura real puesta en
los canales; y entienden por esto los vasos donde me-
ten los tintoreros la seda ó grana cuando la tiñen ; y por-
que entonces , como mas nueva , así estará mas lucida
y de mejor lustre.
Si se mira y guarda la propiedad de la letra hebrea,
ni los unos ni los otros dicen bien ; porque se ha de leer
así : «Los cabellos de sobre tu cabeza como púrpura;»
y aquí se ha de hacer punto. Y añade luego: «El Rey
asido y preso á las canales ; n que es decir, colgado de
los mismos cabellos por amor y afición; los cuales se sig-
nifican aquí debajo de este nombre de canales, porque
en ellas el agua cuando corre se va encrespando y ha-
ciendo unos altos y bajos muy semejantes á los largos
y hermoíos cabellos, que sueltos sobre los ojos, con el
movimiento de la persona se hondean y toman nuevos
y diferentes lustres, y hacen unas como aguas muy gra-
ciosas. Y esta letra, á mas de ser la mas propia, encare-
ce mejor que otraningunala Iiermosura de los cabellos,
que aquisepretendeloar; porque, demás de dccirqueson
lindos y vistososcomo púrpura, quecsdccir mucho, como
luego declararemos, dice que son un Jazo y como una
cadena en que por su incstimahlc belleza está preso el
Rey, esto es, Salomón, su esposo. Pues siguiendo esta
letra, para mejor entendimiento de la comparación , es
de advertir que la púrpura antigua, de la cual agora
no tenemos uso, tenia dos cosas: que era finamente
bermeja, y relucía desde lejos como el carmesí que los
plateros dan sobre oro y plata. Conforme á esto, aseme-
jan aquellas dueñas el cabello de la esposa á la púrpu-
ra, porque debían ser castaños ; que aunf|ue no sea
perfecto rojo, tira mas úello que ú otro color; y porque
LUIS DE LEÓN.
en las tierras calientes, como son las de Asia, no se esli-
ma el cabello rubio, antes á los hombres está muy bien
el negro, y á las mujeres negro ó alheñado, como ellas
lo suelen criar, y hoy en día lo usan las moriscas. Por
eso las alaba aquí de aquel color, y mas por el resplan-
dor que daban de sí, y en esto eran muy semejantes á
la púrpura; porque vemos en el color castaño y otros
que se le parecen, cuando relucen son sus luces rojas;
así como las luces del amarillo tiran á blanco y las del
verde á negro. Pues dícenle aquí á la esposa que sus ca-
bellos son rojos un poco y relucientes como la púrpura,
y que son crespos y hondeados como canales ó regueras
adonde el agua va dando vueltas. Y usan luego de un
parlar común á los enamorados diciéndole : «Y en estas
vueltas de tus cabellos tienes tú atado y preso al Rey
esposo y enamorado tuyo. Délos cabellos hace amor la
cuerda con que los liga, que es una muy regalada y muy
graciosa y amorosa loa; y concluye diciendo :
«¡Cuánto te alindaste, cuánto te enmelaste, amada,
en los deleites!» Esta es una cláusula sentenciosa, que
remata todo lo sobredicho, que los retóricos llaman
epifonema, y va mezclada con una grande admiración,
como es natural, después de haber visto y desmenuzado
por palabras alguna muy buena cosa, ronqier el ánimo
del que lo ve y trata en otro tanto espanto y admira-
ción; pues dicen aquellas dueñas: «¿Para qué es ir
particularizando tus gracias, pues es cosa que saca de
juicio ver cuánto seas graciosa en indas tus cosas, tus
dichos, tus obras, dulce, alindada y deleitosa, pues
eres el extremo de la dulzura y lindeza? Y así fué re-
mate de lo pasado el decir esto, que dio nuevo principio
alo poco que ya restaba de decir; y así añaden: «Es tu
disposición,» esto es, tu gallardía y bien sacada esta-
tura, «semejante á la palma ;» que es árbol alto, dere-
cho y hermoso: «Y tus pechos á los racimos.» liase de
entender de alguna vid ó parra cercada á la palma y
abrazada con ella, ó que trepa por el tronco arriba,
dando vueltas y encaramándose con sus sarmientos;
que así como los tales racimos cuelgan y están asidos
á la palma, así los dos pechos tuyos se hacen afuera,
y muestran estar colgados de tu gentil estatura. Porque
es natural de la belleza acodiciar así cualquiera que la
conoce; y porque es común uso de las mujeres, cuan-
do cuentan de alguna otra hermosa ó graciosa que les
agrada mucho, decir : Ya tal y tan linda, que quisiera
llegarme áella y dalla mil abrazos y mil besos. Siguien-
ilo y imitando Salomón á este alecto, añade con singu-
lar gracia y propiedad las palabras que se siguen :
«Dije : Yo subiré á la palma y asiré sus racimos, y
serán tus pechos como los racimos de la vid , el aliento
de tu boca como el olor de las manzanas , y el tu pa-
ladar como el vino bueno, que va á mi amor á las de-
rechas, que hace hablar los labios de dormientes.» Son
palabras que cada una de las dueñas dice por sí, en que
muestran por galana manera la coihcia y afición da go-
zaba que ponia la esposa con su hermosura en ellas,
y en todas las que la veían ; que es decir : «Tan dis-
puesta y linda eres como una palma; ¡ay quién subie-
se á ella hasta asirse de los sus racimos altos!» Dije;
esloes, á mí y á cuantos te ven encendidos en tu be-
lleza UO» dice el deseo y el corazón: «¡Quién te alean-
TRADUCCIÓN DEL LIBRO DE LOS CANTARES.
277
zase y gozase así, que pueda llegarse á tí , y recreándo-
se en tus brazos y dándote mil besos , coger el fruto
de tu boca y pechos!» Y así dice: «Y serian;» esto es,
y son; pone el tiempo pasado por el presente; pues «y
son tus pechos como racimos de vid», que es fresco,
oloroso y apiñado, de gracioso y mediano bulto; a y el
olor de tu boca como olor de manzanas ,» que es olor
por extremo suave y apacible. O hagamos de todo esto
una razojí trabada y continuada que diga de esta manera:
«Linda eres como una palma, ¡ay! quiero llegarme á
ella, asiréme de los sus ramos altos, ysubiréme bástala
cumbre, y seránme los tus pechos como racimos de vid ;
alegrarme he y deleitarme be con ellos, tratándolos co-
mo unos frescos y apiñados racimos de uvas ; cogeré
el aliento de tu boca, mas olorosa que manzanas; gusta-
ré del gusto de tu lengua y paladar, que en el deleitar,
alegrar, embriagar con dulzura y afición, vence al que
el vino mejor y mas gustoso da á tu amado cuando
mas sabor halla en él y mas dulce lo siento; que bebe
tanto del , que después parla temblando los labios y
desconcertadamente, como si estuviese durmiendo;;)
que decir eslo así es llegar hasta el cabo de todo lo
que puede y suele decir un deseo semejante; y esta es
la sentencia. En las palabras donde se compara el pala-
dar al vino hay alguna escuridad, porque dice así:
«El tu paladar, como vino bueno que va á mi amigo
á las derechas, hace hablar con labios de dormientes.»
((Que va ;» es decir, cual es el que escoge ó bebe el mi
amigo ; que es como decir en español mi vecino ó Hu-
laño (a), palabra que no determina alguna cosa ó per-
sona cierta, y confusamen'e las siqnifica todas. Dice:
«Que va alas derechas,» y la palabra hebrea , que es le-
mesarim, que quiere decir derechas, se puede enten-
der de dos maneras : la una es decir que se bobe á las
derechas ó derechamente; esto es, que contenta y da
gusto, y debidamente y con razón, por su bondad y ex-
celencia; la otra es, que ir el vino á las derechas sea
irse y entrarse, como decimos, de rondón, dulce y sua-
vemente por la garganta, y de allí al cuerpo. Esla es
forma de hablar usada en aquella tierra, que responde
y significa lo que podemos y solemos entender en la
nuestra cuando, hablando del vino, que es bueno en el
gusto, y hace después de bebido sus obras, decimos que
se cuela sin sentir. De esta manera de decir en el mis-
mo propósito usa Salomón en el capítulo 23 de los Prover-
bios, diciendo : «No miréis el vino cuando se torna ro-
jo y toma su color y va á las derechas;» como si dije-
se : Y se cuela sin sentir dulcemente; y con esto con-
cierta bien lo que se sigue: «Y hace hablar los labios
de los dormientes;» esto es como si dijese que, como
se óuela dulcemente y hace hablar después desconcer-
tadamente, como suelen hablar los que están vencidos
del sueño , que es propiedad del bueno y suave, que se
bebe como si fuese agua, y puesto después en la cabe-
za y hecho señor de ella y del corazón , traba la lengua
y media las palabras y muda las letras, y muda todo el
orden de buena pronunciación.
«Yo soya mi amado, y su deseo á mí.» Estas palabras
dice de sí la esposa propiamente; de arte que habiendo
relatado al esposo las cosas que en su loor las compa-
(a) Fulano.
ñeras le dijeron, vuélvese á él agora y dícele lo que en-
tonces le respondió, lo que agora está bien decirle;
que es como si dijera : Sea hermosa ó linda cual os pa-
rezco, no me entrometo en eso ; esto sé : que tal cual soy,
soy toda de mi amado, y él no desea ni ama otra cosa
mas que á mí ; que son palabras que por la coyuntura
en que so dicen, esto es, cuando parece que por ser tan
soberanamente loada se pudiera desvanecer algún tan-
to, y volviendo sobre sí, amarse demasiadamente, y juz-
gar que si su esposo le amaba, era cosa que se le debía;
así que, por decirse en esta coyuntura, muestran y en-
carecen el excesivo «mor que tenia á su esposo, por el
cual siendo asi loada , de ninguna cosa se acordó pri-
mero que de su esposo ; como diciendo : Eso, y mas bien
que hubiera en mí,todoesdemiamado, todo se ledebe,
y todo lo quiero yo para él y lo tengo de él , y no hay
que tratar de que yo quiera á otro, ni qae piense nadie
de gozar de mí , ni lo diga ; que yo toda soy y seré de mi
amado, y él es mío, y el que bien me quisiere, quiere á
él bien, que yo no soy mas de lo que él quiere que sea.
Esto es según la letra; que según el entendimiento cu-
biertodel espíritu, es el humilde reconocimiento que el
alma santa tiene de que cuanto liien y cuanta riqueza
posee es por Dios y para Dios ; y así dice : Yo, si soy
algo, por beneficio de mi amado lo soy, y el su deseo y
amor que me tiene es- lo que me hermosea y enriquece.
«Yo soy á mi amado, y su deseo á mi. » Tres condi-
ciones y diferencias entendemos en el amor de dos per-
sonas: una, cuando fingen quererse bien, y no se quie-
ren, y viven engañándose el uno al otro con palabras y
demostraciones amorosas; otra, cuando una délas par-
tes ama con verdad, y la parte amada muestra querer-
le responder , mas de hecho no le responde ; la otra,
cuando quieren y son queridos por igual grado y medi-
da. De los primeros no hay que tratar, porque no
es amor el suyo, sino fingimiento y embuste, y cual
hacen, así lo pagan; y aunque entrambos hagan mal y
profanen la virtud, verdad y santidad del amor, cuyo
nombre usurpan y cuyas propiedades remedan estan-
do tan lejos de sus obras, pero ninguno agravia al otro,
ni tiene de qué quejarse de su compañero, porque en
fingir entre sí y mentirse, ambos corren parejas.
El segundo estado, donde el que ama no es amado,
es estado de amor; pero es estado infeliz y trabajoso
mas que ningún otro de cuantos hay bajo del cielo ,
porque se juntan en él culpa y pena, y son todos sus
males en su mas subido grado; la pena padece el que
ama , y la culpa se comete de parte del que no respon-
de á su amado. Y entenderse ha cuan grave sea cada
uno de estos males en su razón , si se advierte, primero,
que el amar una persona á otra no es otra cosa sino
hacer el que ama un entregamiento y una cesión de sí
y de todos sus bienes en el que es amado, desposeyén-
dose de sí mismo, y poniendo en la posesión de esto y
de toda su alma á la otra parte. Y que esto sea así es-
tá claro ; porque el amor es un aplicarse y entregarse
la voluntad á lo que ama; y la voluntad es la señora
que manda y rige, y sola ella mueve y menea todo lo
que hay en la casa del hombre. De do se sigue que
amar es darse todo, porque es dar la voluntad, que es
señora de lodo. Tócase csla verdad con las manos
278 OBRAS DE FRAY
y con la experiencia, porque vemos que el que ama de ¡
veras no vive en sí, sino en lo que ama; siempre pien-
sa en ello y habla de ello, su voluntad es la de su ama-
do, sin saber querer olra cosa ni poder querella; que es
evidente señal que no es suyo, sino ajeno, entregado
ya al poder y albedrio de otro, que es la regla y el se-
ñor de su querer y entender. Esto presupuesto, entién-
dese, lo primero, el incomparable mal y daño que la par-
te desamada padece de la parte de su amado, porque se
ve desposeída de sí y entregada sin remedio al poder
ajeno, y que el señor se levanta con la entrega villana-
mente, sin hacelie correspondencia ó restitución algu-
na. Si es pena á un rico verse despojado de su honra ó
hacienda, ya veis cuál y cuánto mayor será la del po-
bre que se ve desposeído de lo uno y de lo otro, y de sí
mismo, que ve á sí mismo y á todos sus bienes en el
poder ajeno ; y si pena mas y es causa de mayor sen-
timiento la pena que viene sin culpa, ¿qué dolor senti-
rá el que de buen servicio saca mal galardón, y el que
sembrando amor, coge frutos de desden y de aborreci-
miento? Por el contrario, por los mismos pasos se en-
tiende lo segundo, lo mucho que peca, y la gran feal-
dad y vileza que cómele el que, siendo amado, no ama,
ó no desengaña abiertamente al triste amante; porque
si es culpa hurtar la capa y es pecado tiznar la fama
ajena , ¿qué será levantarse alevosamente con la pose-
sión de todo , juntamente de la fama , de la hacienda,
de la vida, del alma, y finalmente, de toda una perso-
na que nació libre y se vendió á él , para comprar con
este precio parte de su voluntad? Este se recoge el pre-
cio-y se abraza con él y con la mercaduría. Y si la ver-
dadera caridad es noble aun con los que no conoce, y
se extiende su virtud y beneficios aun hasta los mal-
querientes y enemigos, ¿qué palabras encarecerán la
bajeza del que paga el amor con desamor, y roba la li-
bertad del que le sirve, y se va riendo con ella, y triun-
fa de su mayor amigo, y da en trueco y cambio de fir-
meza y sencillez y claridad de buen amor un cuento ó
millón de engaños y de embustes, un favor Ungido y re-
catado, un cariciarmuy disimulado, un mofar y un reir
muy verdadero en volviendo las espaldas, una muestra
de favor muy recatado, un enfadarse luego de lo he-
cho , un agraviarse de nonada , levantar en el aire sin
fundamento mil vanidades de quejas, con otros melin-
dres y niñerías que se callan?
Así que, quien esto hace, por mas principal persona
y por mas generosa que sea , aunque nadie se lo diga,
dígaselo ella á sí, y condénese con testimonio de su con-
ciencia, (lor muy baja y soez y de muy viles y torpes
mañas. Porque se ha de entender que entre dos perso-
nas (aunque las demás calidades, ó que se adquieren
por ejercicio, ó que vienen por caso de fortuna , ó que
se nace con ellas) puede haber y hay grandes y nota-
bles diferencias, pero unidas en caso de amor y volun-
tad, porque esta es señora y libre; así como en todo es
libre y señora, así todos en ella son iguales, sin conocer
ventaja del uno al otro , por diferentes estados y con-
diciones que sean. Así que, mi voluntad es de tanto va-
lor como la de mi vecino, cualquiera que sea, y no se
puede pagar la deuda de mi amor sino con oiro amor
tan bueno y tan grande. Lo cual es tanta vefílad, que
LUIS DE LEÓN.
aun una sola cosa que hay, que por el Incomparable ex-
ceso que nos hace, podía salir muy bien de esta cuenta,
que es Dios, principio de todo bien y bien sin colmo; ese
iguala con nosotros en este artículo, y da por bien ven-
cido el cuanto de su voluntad por el tanto de la nues-
tra; y asi dice : « Yo amo á los que me aman;» y en olra
parte : «El que me ama á mí será amado de mi Padre.»
Y queda dicho lo mucho que ofende el que no le ama,
y el miserable mal que padece el que no es amado, y la
infidelidad y gran copia de males que se encierran en
este estado, que dijimos ser segundo.
Resta que digamos del tercero , donde se entiende
todo esto, porque ciertamente es la mas alegre y dicho-
sa vida que en esta vida se vive , y es muy semejante
y muy cercano retrato del cielo, donde viven las llamas
del divino amor, en que amando y siendo amados los
bienaventurados, se abrasan, y es una melodía suaví-
sima, que vence toda música artificiosa, la consonancia
de dos voluntades que amorosamente se responden, por-
que los que aman como los primeros que dijimos , no
son hombres; y los que aman como los segundos, son
ó desdichados ó malos hombres; solo para estos terce-
ros queda la buena dicha y la buena andanza, que, co-
mo dicen los sabios, consiste en tener el hombre todo
el bien que quiere.
El que ama y es amado, ni desea mas de lo que ama
ni le falta nada de lo que desea. De este bienaventura-
do amor gozaba la esposa , y por esto dijo : « Yo soy á
mi amado , y el su deseo á mí. » Y dicho esto, conví-
dale á que se salga con ella á vivir al campo, huyendo
del estorbo é inquietudes de las ciudades, y porque sin
embarazo de nadie se gocen ambos, y gocen de los bie-
nes y deleites de la vida del campo, que son varios y
muchos, y ella refiere algunos ; y así dice :
« Vén , amado mío, vamonos al campo ; pasemos las
noches en las granjas , levantémonos de mañana á ver
si florece la vid;» que todas son cosas de grande gusto
y recreación. Pero lo que ella mas pretende, es poder-
se gozar á solas y sin estorbos de gentes, que para los
que se aman de veras es tormento á par de muerte; y
por eso dice : «Allí te daré mis amores, las mandra-
goras si dan olor, que todos los frutos, así viejos como
nuevos, guardé en mis puertas para tí ;» como si dije-
se : Demás de estos gustos y pasatiempos que tendremos
en gozar del campo y andar viendo cómo florecen los
árboles, nonos faltarán buenos mantenimientos y dul-
ces y sabrosas frutas, asi de las frescas y recien cogidas,
como de las de guarda, que son riquezas de que suele
abundar la vida rústica; lo cual todo dice, «yo te lo
guardé y aderecé- »
CAPÍTULO vm.
ESl'üSA.
^ ¿Quién te me dar.í como hermano que mamases
los pechos (le mi madre? Iluliarle yo afuera, bcsariatc , y
ya iiíidie me despreciarla.
2 Cogerte yo en la casa de mi madre y en la cSmara de
la que me parió , y enseñariasme; dariate á beber vino
adobado y del mosto de las granadas mias.
3 Su izquierda debajo de mi cabeza, y su dereoha me
abrazará.
FSPOSO.
4 Yo 05 conjuro, Lijas de Jer usalco , ¿por qué desper-
TRADUCCIÓN DEL LIBRO DE LOS CANTARES.
279
taréis, por qué desasosegaréis la amada hasta que
quiera?
CORO DE PASTORES.
5 ¿Quién es esta que sube del desierto, llena de delei-
tes, recostada sobre su amado? Debnjo del man/ano te
desperté, allí te parió tu madre, alli estuvo de parto la
que te parió.
ESPOSO.
6 Ponme como sello sobre tu corazón, como sello sO'
bre tu brazo; porque el amor es fuerle como la muerte,
duros como el inlierno los celos, las sus brasas (sou) bra-
sas de fuego encendido vehementísimas.
7 Muchas aguas no pueden apagar el amor, ni los ríos
lo pueden anegar. Si diere el hombre todos los haberes
de su casa por el amor, como si no los preciase.
ESPOSA.
8 Nuestra hermana pequeña, y no tiene tetas; ¿qué
haremos de nuestra hermana cuando se hablare de ella?
9 Si hay pared , edifiquemos sobre ella un palacio de
plata ; si hay puerta, fortalecerémosla con tablas de ce-
dro.
10 Yo soy muro , y mis pechos como torres; entonces
fui en sus ojos como aquella que halla paz.
H Tuvo una viña Salomón en Bahaimon; entregó la
Tina á los guardas, y que cada uno traiga por el fruto de
ella mil monedas de plata.
12 La viña mia que (e.s) mia delante de mi, mil pnra ti,
Salomón, y ducientaspara los queguardan su fruto.
ESPOSO.
13 Oh tú que estás en el huerto, los compañeros es-
cuchan; haz que yo oiga tu voz.
ESPOSA.
14 Huye, amado mío, y aseméjate á la cabra montes y
á ios ciervecitos sobre los montes de los olores.
COMENTO.
«¿Quién te me dará como hermano?» Una de las co-
sas que hay en el verdadero amor es el crecimiento
suyo, que mienlras mas de él se goza , mas se precia y
mas se desea. Al contrario es el amor falso y vil, que es
fastidioso Y pone una aborrecible hartura. Hemos visto
bien los procesos de este gentil amor que aquí se trata;
como al principio la esposa , careciendo de su esposo,
deseaba siquiera algunos besos de su boca , después de
haber alcanzado la presencia y regalos suyos, deseó te-
nerle en el campo consigo ; y ya que le tiene en el cam-
po, gozando de él á sus solas, sin que nadie le estorba-
se, desea agora tener mas licencia de nunca se apartar
de él, sino en el campo y en el pueblo andar siempre á
su lado, y gozar de sus besos en todo lugar y tiempo;
y para mostrar este deseo la esposa, y la manera con que
queria cumplillo, comienza como en forma de pregun-
ta, diciendo :
« ¿Quién me dará?» La cual en lengua hebrea es ora-
ción que decimos deseo; y vale tanto como ojalá, plu-
guiese á Dios, y así es aquella que dice Jeremías, capí-
tulo 7 : « ¿Quién dará agua á mi cabeza?» David dice :
«¿Quién me dará alas como paloma y volaré?» Pues la
esposa estando á sus solas y sin conversación de gen-
tes, ella goza de los besos de su esposo, y se alegra y se
huelga mucho con él ; mas cuando está delante de gen-
tes tiene vergüenza, como la suelen tener las mujeres,
y dice que es gran pérdida aquella, porque siempre
querría estar colgada de sus hombros del esposo, co-
giendo sus dulces besos sin descansar un punto, y plu-
guiese á Dios ella pudiese tenello, y tratar con él como
con un niño pequeño hermano suyo, hijo de su madre,
que aun mamase; que, como ella lo hallase en la calle,
arremeleria á él y le daría mil besos delante de todos los
que allí estuviesen , porque esto es muy usado de las
mujeres con los niños, y no son notadas por esto, ni tie-
nen empacho de hacer estos regalos y mostrarles este
amor públicamente. Esta felicidad deica la esposa te-
ner en los besos de su esposo, y gozar de él, y dudan-
do aun de la semejanza que ha puesto del niño, prosi-
gue en su deseo, diciendo :
(( En teniéndole yo en mi casa, » con mil besos y abra-
zos te daría á beber vino dulce , vino adobado con mil
espíritus y otras aguas, que los antiguos usaban, porque
fuese mas suave y menos dañoso, y esto era mas género
de regalo que ordinaria bebida.
«Y daría le también arrope de granadas,» porque en
tocias estas cosas dulces se huelgan los niños, y sus ma-
dres y hermanas tienen gran cuidado de les regalar así.
Y lo que dice , enseñariasme , es como si dijese : Es-
tando todavía en figura de niño y comenzando á hablar,
diríasme mil cosas de las que hubieses oído y visto por
la calle, y mil cantarcítos, porque los niños todo cuanto
ven y oyen lo parlan , bien ó mal, como aciertan, y de
esto reciben gran regocijo los que los crian y aman.
Conforme al Espíritu, se pone aquí el grado mas al-
to y de mas subido amor que hay entre Dios y enlre los
justos, que es llegar á amallo y querelle bien. Así que,
no se recelan ya ni se recatan de ninguna cosa de las
del mundo, llenos de una santa libertad, que no se su-
jeta á las leyes de los juicios y devaneos mundanos,
antes rompe con lodos , y hace ley sobre todos por sí,
y sale con eslo, porque al fin la verdad y la razón es la
que vence. Pues los que llegan á este punto y á esta
perfección de gracia (que son pocos y raros), que an-
dan ya con espíriiu de verdad y santidad, y que viven
vida espirilual y fiel , como viven los justos, no tienen
respeto á cosa alguna, sino en público y en secreto go-
zan de la suavidad de sus amores. Los tales entonces
son hermanos de Crislo y hijos perfectos de Dios, co-
mo lo manifiesta el Apóstol (á los romanos, capítulo 8):
« Los que son gobernados por espíritu de Dios , estos
son hijos de Dios;» y el mismo dice «que Crislo tiene
muchos hermanos, y él es el primogénito entre ellos»;
pero es de advertir que aunque los so])redichos, por el
gran extremo de su amor y gracia , tienen ya cobrada
licencia para amar y servir á Dios á ojos vistos del mun-
do, sin temor de sus juicios, estos mismos sienten un
particular gusto y una libertad desembarazada cuando
se ven á solas con Dios sin compañeros ni testigos; por
eso dice : «Que te halle fuera ;» lo cual en todo amor es
natural. Los que bien se aman, aman la soledad y abor-
recen cualquiera estorbo de la compañía y conversación,
porque el que ama y tiene presente lo que ama , tiene
llena su voluntad con la posesión de todo lo que desea;
y así, no le queda voluntad ni deseo ni lugar para que-
rer ni pensar otra cosa ; y de ahí nace que todo lo que
le divierte algo de aquel su amor y gozo, poifiéndose
delante, le es enojo y aborrecible como la muerte. Así
280 OBRAS DE FRAY
que, en toda la amistad pasa esto ansí, pero señaJada-
mciile, mas que en otra ninguna, so ve en la que se en-
ciende entre Dios y el ánima del justo, porque, asi co-
mo excede sin ninguna comparación el bien que hay
en Dios al que se puede íiallar y desear en las criatu-
ras, por su acabada perfección y beldad infinita, así los
que por gran don suyo, enamorados de este bien , co-
mienzan á tener gusto de él incomparablemente mas
que de otro, cuando le tienen ausente, él solo es su de-
seo; cuando por secretos favores se les da presente, ar-
den en vivos fuegos; y ricos en la posesión de un bien
tamaño, juzgan por desventura y mala suerte todo lo
que fuera de él se les ofrece; y en tanto grado aman á
la soledad y se molestan de todo lo que les ocupa cual-
quiera parle de su voluntad, por pequeña que sea, que
si en estado tan bienaventurado como es el suyo se
compadece haber pena ó falla, no sienten otra cosa si-
no es la de su entendimiento y voluntad , que por su
natural flaqueza y limitación quedan atrás del amor
que á tan excelente bien se debe. De aquí es que los
tales por la mayor parte se apartan de los negocios y
trabajoi de esla vida , huyen el trato y conversación de
los hombres, desterrándose de las ciudades, y aman los
desiertos y los montes, y viven entre los árboles á so-
las, y solos al parecer, y olvidados y pobres; pero á la
verdad contentos y alegres, y tanto mas, cuanto en vi-
vir así están mas seguros de que cosa alguna les pueda
cortar el hilo de su bienaventurado pensamiento y de-
seo, que continuo en el corazón les avisa; y dicen con
la esposa :
«¿Quién te dará, hermano mío, criado á los pechos de
mi madre, que te halle fuera? » En toda parte está Dios,
y en todo lo bueno y hermoso que se nos ofrece á los
ojos, en el cielo y en la tierra y en todas las demás
criaturas hay un resplandor de su divinidad , que por
oculto y secreto poder está presente en todas y se co-
munica con todas. Mas estar Dios así es estar encerra-
do, y lo que se ve de él , aunque por ser de él es bien
perfecto, por parte de los medios, que son bienes limi-
tados y angostos, vese mas imperfectamente y ámase
mas peligrosamente; y por eso quiere la esposa tcnelle
fuera, que es gozalle así por sí, sin medio ni tercería de
nadie, ni sin ir mendigando ni como barruntando su
belleza por las criaturas, y visto así cual es, y cuan
grande y perfecto es, llégale á sí y alirázalle con un
nuevo y entrañable amor; mclello en su casa y en lo
mas secreto de su alma, hasta transformarse toda en él
y hacerse una misma cosa con él, como dice el Apóstol :
, (lEl que se ajunla á Dios, hácese un mismo espíritu
í con él ;» y entonces se verá la verdad de lo que añade :
{(Y nadie me despreciará;» que, como dice san Pedro :
«Todo lo que acá se vive os sujeto á vanidad y escar-
miento, pero aquel dia será que volverá por la honra de
la virtud y descubrirá la glori;i de los hijos de Dios.»
Mas, tiempo es que volvamos al hilo de nuestro propó-
sito. Dice la esposa :
«Su izquierda debajo de mi cabeza, y su diestra me
abrazará. » Es propio del corazón enternecido en la pa-
sión del amor, desear mucho ; y viendo la imposibilidad
6 diíicuHud de su deseo, desfallece con las fuerzas y
desmáyase luego. Estaba, como parece, la esposa en el
LUIS DE LEÓN.
campo con su esposo, y aunque gozaba de él, deseaba
gozalle con mas libertad y sin estar obligada á reca-
tarse de nadie, como declaró en las palabras ya dichas.
Mas viendo que le faltaba aquella facilidad para gozar
tolalmente de su amado, desmáyase con una amorosa
congoja, como en semejantes afectos otras veces lo ha
hecho; y porque para todas sus pasiones tiene por úni-
co remedio á su esposo, á tiempo de su desfallecimien-
to demanda el regalado socorro del abrazo suyo, con-
forme á la demanda de otro desmayo que ^'a dijimos,
donde declaramos esta letra y parle de la que se sigue;
solo es de advertir un punto en lo quq dice :
«Conjuróos, hijas de Jerusalen,¿y porqué desperta-
réis y alboroiaréis á la amada hasta que quiera?» La
pregunta por qué vale tanto como rogar vedando, lo
mismo quiere decir por qué despertaréis que no desper-
téis, y tal como esto es lo del salmo : «¿Por qué te apar-
tastes, Señor, lan lejos? Por qué abscondes tus faces?»
Que es decir: Señor, no te alejes, no te ausentes; salvo
que diciéndolo por pregunta, pone mas comparación;
como si dijera : ¿No babois lástima de despertarla? De-
jadla dormir y pasar su desmayo hasta que torne de su-
yo á volver en sí.
« ¿Quién es esta que sube del desierto, sustentada en
su amado? Debajo del manzano te desperté, allí te
parió tu madre, allí estuvo de parto la que te parió.»
El primer verso es paréntesis, ó sentencia en!re!ejida
entre las hablas de los dos, esposo y esposa , y son pa-
labras de las personas que van, como los dos amantes
se iban, desde el campo á la ciudad, y la esposa venia
muy pegada y abrazada de su esposo , porque después
que ella tornó en sí del desmayo sobredicho, se linge
subir á la ciudad, y ella con mas atrevimiento que an-
tes se iba muy junta y abrazada á su esposo , sin tener
el respeto del temor que primero tenia, y como señora
ya que era de aquella liberíad que poco antes deseaba
y pedia, como habernos dicho, i)orque el amor suyo ha-
bía ya llegado á lo sumo, y le daba aliento para vencer
todo esto, y parte fué aquel desmayo que tuvo, y es!a
es cosa muy aguda. En este caso de amor y punto es
de notar mucho que cada vez que sobre algún negocio
que le da pasión de escándalo, ó de olra manera, se des-
maya uno y pierde el juicio, cuamlo torna en sí tiene
nuevo ánimo y nuevo atrevimienlo en a((uel negocio,
y esto es muy probado en los que han estado sin seso,
que después tornan oíros hombres diferentes de lo de
antes. Y vemos que al que enloqueció por algún caso
de honra, después que torna en su libre poder no es-
tima aquello; y de esto hay cada dia muchas experien-
cias, y la causa de ello es lo que acaece por ley de na-
turaleza en lodos los demás sentiilos, pues eso mismo
que sienten y que apetecen naturalmente, cuando vie-
ne á ser excesivo los corromiie y destruye, como vemos
que una claridad muy clara ciega á las veces, y un sonido
desmedido ensordece, el sentido de tocar se torna in-
sensible con el frió ó calor que es extremado, y por la
misma razón un afecto de pena ó pasión que jlegó á
este extremo de torcer el juicio ó desmayar el corazón,
deja como amortiguados los sentidos para sentir jamás
CO.sa semejan te.
Así la esposa ; que poco antes se acongojaba por no
TRADUCCIÓN DEL LIBRO DE LOS CANTARES,
281
osar públicamente gozar de sus amores con su esposo,
de sentir mucho esta vergüenza, viene agora á no sen-
tilla, y viene delante de todos tan asida y tan afirma-
da en él, que todas las otras con admiración preguntan:
¿Quién es esta que sube del desierto tan asida y junto
á su esposo, que viene como sustentada toda sobre él?
Desierto en este lugar, á la letra significa tanto como
campo, porque así se ve que ellos no tornan del desier-
to á la ciudad, sino del campo, donde habia huerto, vi-
Tias y árboles y granjas, y también porque este vocablo
desierto no siempre significa entre los hebreos luga-
res yermos y que carecen de habitación y de pastos y
de verduras, antes muchas veces significa lugares an-
chos y líanos en el campo, adonde, aunque no hay tan
espesas moradas de gentes, no faltan á lo menos algu-
nas, y juntamente hay pastos y bebederos. Porque en la
Escritura muchos pueblos y ciudades se cuentan estar
asentadas en el desierto, que quiere decir en el campo
llano; y asi, leemos en Josué que á los del tribu de Ju-
dá les cupieron seis ciudades del desierto ; y de Moisen
se dice en el Éxodo que llevó el ganado de su suegro,
que apacentaba , al desierto mas adentro de lo que an-
tes estaba.
«Debajo del manzano te desperté, allí te parió , etc.»
Esto es trasladado á la letra del original hebreo ; que el
trasunto latino dice de otra manera; así : «Allí fué cor-
rompida tu madre, allí fué violada la que te parió.» El
sentido á la letra de estas palabras parece ser que la
esposa, viéndose tornada en sí del desmayo pasado, y
con mayor atrevimiento comenzando á gozar de su es-
poso, al cual en la mayor parte de esta canción se pin-
ta rústico pastor, conforme á la imaginación que el au-
tor de ella tomó, viniendo agora con él muy junta y
abrazada, acuérdase del principio de sus amores, de los
cuales ella agora tan dulcemente goza; y acordándose^
cuéntalo con grande alegría; porque una de las condi-
ciones del amor es que á los enamorados hace de gran
memoria, que sin olvidarse jamás de cosa, por pequeña
y liviana que sea , siempre les parece tener delante un
retablo de toda la historia de sus amores, acordándose
del tiempo, del lugar y del punto de cada cosa ; y así , en
sus dichos y secretos usan muchas veces de las cosas
pasadas para su propósito ; unas veces cantándolas sin
parecer que hay para qué , y otras que se ve claro el fin
de su invención ; y como la retórica de los enamorados
consiste mas en lo que hablan dentro de sí que en lo
que por la lengua publican, muchas veces traen lo pri-
mero á la postre y lo último al principio, como vemos
en este lugar, que la esposa dice el principio de sus
amores tan al fin de su canción, que parece que lo de-
bía de haber contado antes, si de ello quería hacer men-
ción ; mas, como habernos dicho, en ellos no hay antes
ni después en estas cosas , que todo lo tienen presente
en su fantasía, y agora embebecida en el amor que de-
lante tenia, pensando unas cosas y callando otras, lo
que dice es esto : Esposo mío, que me parece que agora
te desposaron conmigo, y esto era estando yo y tú de-
bajo de un árbol en las huertas , debajo de aquel árbol
que te parió tu madre. « Y allí estuvo de parto la que
te parió.» Repite la sentencia como suele; quiere de-
cir : No eres extranjero, porque de allí eres natural y
allí te parió la tu madre, y allí te desperté y encendí
en mis amores ; y porque este amor me ha hecho tan
dichosa gozando del bien, por el gozo bendigo aquel día
y aquella hora y el lugar donde tú me amaste ; lo cual
es dicho como otras cosas que arriba hemos dicho, con-
forme á lo que mejor dice y asienta y suele acontecer
mas comunmente á los pastores y labradores que viven
en el campo, cuyas personas y propiedades imita Salo-
món en este canto, á los cuales, así como andan lo mas
tiempo en el campo, así les es muy natural en el cam-
po el concertar sus amores los zagales con las zagalas
por las florestas y arboledas donde se topan. Esta es la
sentencia de esta letra en cuanto podemos alcanzar,
y vamos conforme á las otras razones que en este caso
suelen decir los enamorados.
«Ponme como s'>llo en tu corazón y como sollo en
tu brazo, porque el amor es fuerte como la muerte, du-
ra como el infierno la emulación ; los sus carbones (son)
como carbones de llamas de Dios, las muchas aguas no
pueden apagar el amor , y los ríos no lo pueden anegar,
y si diere el hombre todos los haberes de su casa por
el amor, los despreciaría.» El gran misterio de este lu-
gar es muy digno de consideración ; hasta aquí mos-
trado ha el esposo á la esposa el amor que le tiene, mas
no del todo abiertamente ; que unas veces la regalaba
antes de agora, y otras la loaba, y algunas se mostraba
esquivo y airado , porque ella fuese conociendo poco á
poco la falta que sin él tenia. Agora después que ella
ha venido á amalle perfectamente del todo, y que él
siente ser así, muéstrale y dale á entender por claras
palabras, sin fingimientos ni rodeos, lo mucho que le
ama. como si dijera : Agora es tiempo de avisar á esta mi
esposa de mi amor, para que no pierda ni desminuyael
amor que me tiene; y dícele estas palabras, las cuales
pronuncia con grande y vehemente afecto en esta sen-
tencia : Ten cuenta, esposa carísima, cuánto te amo y
cuánto he penado por tus amores, te encargo que nun-
ca me dejes de tu corazón ni de amarme; de manera
que tu corazón tenga esculpida en sí mi imagen, y no
la de otro ninguno; haz que yo esté en él tan firme
como está la figura en el sello, que está siempre en él,
sin mudarse, y todo cuanto se imprime en él sale de
una misma imagen ; así quiero yo que en tu corazón no
haya otra imagen mas de la mía, ni que tus pensamien-
tos impriman en él mas que á mí, y primero le hagan
pedazos que le puedan hacer mudar el retrato que en
sí tiene mío. Y no solo deseo que me traigas en tu co-
razón y pensamiento, mas también de fuera quiero que
no mires otra cosa ni oigas otra cosa sino á tu esposo, y
que todo te parezca que soy yo, y que allí estoy yo ; y es-
to hacerlo has trayéndome siempre delante de tus ojos,
como los que usan sellar sus secretos y sus escrituras,
que porque nadie les hurte y falsee el sello lo traen siem-
pre consigo en alguna sortija en la mano ; de manera
que siempre ven su sello, porque la parte que mas pres-
to se muestra y mas á menudo vemos son las manos. Y
sabe, esposa, tengo razón de pedirte esto por lo que he
hecho por tí , por causa del amor tuyo que está en mi
pecho, el cual es tan fuerte y me ha forzado tanto, sin
podello resistir, que la muerte, contra quien no se ve
defensa humana, no es mas fuerte que el amor que yo
2S2 ODRAS DE FRAY
te tengo, y ha hecho esto mi?mo de mí y lo que ha
querido esle mi amor, como la muerte hace su volun-
tad con los hombres, sin ser ellos parte para defen-
derse de ella. Deseo también, esposa, que me ames
solo, sin amar á otro, así porque mi amor lo merece,
como por el tormealo que reciben con los celos los que
aman como yo, que te certifico que no les es menos du-
ra y grave la imaginación celosa que la vista de la se-
pultura, y mas fácilmente sufren que les digan : En
este sepulcro que está abierto te han de echar agora, que
si les dijesen : La que tú amas tiene otro amado; por eso
ten cuenta de amarme solo , así como solo lo merezco
por el encendido amor que le tengo. Y tornando el es-
poso á hablar y recordar su amor debajo de esta figura
de fuego amoroso que arde en el corazón, dice que son
brasas de llamas de Dio? ; quiere decir : Son brasas vi-
vas y de fuerte llama. Mayor y mas ardiente fuego es
este que el que acá se usa , porque el fuego de acá con
echarle un poco de agua se apaga, mas el fuego del amor
vence á todas aguas; echándole agua, arde mas y se
embravece mas, aunque se derramasen sobre él los rios
eateros; así que, tan fuerte es el amor, que no basta to-
do el poder de la tierra para lo vencer, ni tampoco se
quiere dejar vencer por dádivas ni sobornos, porque no
Be abate á nada de esto el amor, por su gran majestad.
Así dice: Afirmo que si el hombre quiere rescatar del
amor, cuando él cautiva á alguno, y le diese cuantas
riquezas y haberes que en su casa tiene , aunque fuese
el mas rico, no curaría el amor de ellas, y despreciada
al que se las ofreciese con gran desprecio, y le haría
servir por fuerza ; de manera que el amor es señor muy
fuerte é inexpugnable cuando ha tomado posesión en
el corazón de alguno. Pues siendo lal mi amor contigo,
justo es que tú me respondas, amándome en igual fufir-
za y grado. Este es el sentido; declaremos agora algu-
nas particularidades de la letra.
«Como sello en tu brazo;» quiere decir, en tu mano
y dedo, donde está el anillo, y significa por el todo la
parte. Por el vocablo infierno entendemos sepulcro,
porque así lo significa aquí y en oíros lugares de la Es-
critura, como en aquello de Jacob, Génesis, 37, que di-
ce: «Descenderé al infierno;» que quiere decir: Esta
desgracia de mi hijo Josef me ha de acabar y llevará la
sepultura. Donde dice «llamas de Dios», quiere decir
vchemenlisimas. «Como montes de Dios» quiere decir
altísimos, cedros de Dios crecidísimos; como aquello
de David , salmo 35: «Es, Señor, tu justicia como mon-
tes de Dios.» Y de semejante manera de decir usamos
los españoles y otras naciones para sublimar y engran-
decer una cosa, que usamos de osle nombre divino,
diciendo: Es un hombre divi:io; tiene una divina elo-
cuencia.
«-Hermana enanos pequeña, y telas no tiene, ¿qué
la haremos á nuestra hermana el día que de ella se ha-
blare?» Después q;ic las mujeres están casadas, y por
su parle contentas con su nuevo esposo, suelen acudir
nuevos cuidados de remediar y poner en cobro las her-
manas menores que en casa de sus padres quedan, y
comienzan desde entonces á mirar por ollas y i)or su
honra, y sus esposos las ayudan tomando por suyo el
negocio de las amadas cuñadas. Esle mismo cuidado
LUIS DE LEÓN.
le mueve agora á esta contenlísima o.~posa, y cuenta á
su esposo cómo ellos tienen una hermana tan peque-
ña, que aun no le han nacido los pechos, y que es her-
mosa, y que por ser así no le faltarán nuevos enamo-
rados; y siendo, como es, niña y simple y sencilla, no
tendrá valor para recatarse y mirar por sí; por tanto,
que es menester mirar cómo la guardarán y qué harán
de ella hasta que venga el tiempo de casalla ; que eslo
quiere decir «el dia que se hablará de ella». A esto
responden ellos mismos que será bien tenella en-'-cr-
rada en un lugar que esté muy fuerte, y que así, se ha
de hacer algún edificio de paredes para ello , que sea
tan fuerte , tan macizo , tan liso por defuera , como si
fuera de plata, que ni lo puedan quebrantar minándo-
le ni por él trepando , y después las puertas del tal edi-
ficio guarnezcámoslas de muy fuer les y durables tablas
de cedro, para que de esta suerte esté bien guardada
nuestra hermana.
Estas palabras parecen ser dichas burlando, como si
dijesen : Si por via de guarda lo habemos de hacer , ha-
gámosle un palacio fortísimo, que no baste nadie á en-
trar donde ella está; mas en fin dice : Todo esto no es
menester; y la causa es por lo que añade : «Yo soy mu-
ro,» que es decir: Si yo no estuviera casada con tales-
poso como el que tengo, tendríamos necesidad de tra-
tar de sus negocios para la guarda de mi hermana; mas
agora, estando yo tan amparada con la sombra de mi
esposo , tan honrada con su nobleza y tan acatada por
su causa, yo sola basto para hacer segura á mi herma-
na, no hay para qué tenella encerrada de esa manera,
sino traella conmigo, junto á mí y abrazada á mis pe-
chos, que no hay quien la ose ofender, porque no hay
muro tan fuerte como yo , ni hay torres tan fuertes co-
mo mis pechos y la sombra de mi seno; y esta fortale-
za tengo yo desde el tiempo que comencé á agradar á
mi esposo y le parecí bien á sus ojos, y él comenzó á
comunicarme su amistad. Esto es dicho siguiendo el
parecer de algunos ; mas á mi juicio, todo este lugar se
puede entender de otra manera mas llana y mejor, di-
ciendo que la esposa , movida del natural cuidado del
hiende su hermana , conforme á lo que dijimos acon-
tece comunmente á una doncella cuando se ve casada
y remediada , de.ea luego el remedio de sus herman-as
las demás. Así que, movida de esto, pregunta á sues-
Doso la manera que tendrán, no en guardar ni encer-
rar á la pepieña hermana, sino en aderezalla y ata-
viaba bien el dia de las bodas y al tiempo de casalla, de
manera que parezca bien; porque, como dicen, la po-
brecilla , por la edad y por su propia cotnposicion, no
tenia pechos y era menudilla y de no muy buena dis-
posición. A esto respondo que el remedio será vencer
la naturaleza con arte , y cubrir el defecto natural con
la gentileza y precio de los vestidos y arreos; como
quien hermosea á un muro píniándole las almenas de
piala, y albrramlo una puerta con tablones y entabla-
duras de cedro [lor el mismo fin. Y diciendo y oyendo
esto la esposa, viéncscle ala memoria acordarse de sí
y de su gi'iilileza, y de la poca necesidad que tiene de
semejantes artificios para agradar á su esposo; y agra-
dándose consigo misma y sal)oreándose consigo mis-
ma de ello, dice : «Yo soy muro,» como si dijera : Dios
I
TRADUCCIÓN DEL LIBRO DE LOS CANTARES.
283
loado, que yo no me vi en esa necesidad de buscar ar-
tificios y afeites posüzos para agradar al mi amado; que
yo sin ayuda de hermosura ajena rae soy el muro y las
almenas y las torres de plata , y todo lo demás que di-
ces. Por lo cual , como he dicho , se significa toda la
hermosura advenediza y toda la gentileza añadida por
arte. Prosigue :
«Una viña fué á Salomón en Bahalmon , entregó la
viña á los guardas ; cada uno trae por el fruto de ella
mil monedas de plata ; la viña mia que es mia delante
de mí, mil para tí, Salomón , y doscientas para los que
guardan sus frutos.» Después que las mujeres se hallan
con buenos y honrados maridos, para la sustentación
de su familia es necesario que entiendan en allegar y
guardar la hacienda, y cuanto mas honrada es y mas
ama á su marido, mas cuenta tiene en esto, como pa-
rece claro en las parábolas ó los proverbios de Salomón.
Y así, luego que esta esposa se casa tan á su conten-
to, comienza á tomar cuidado de la hacienda, y espera
de haber gran provecho , porque ella tiene una muy
buena viña , como arriba la oimos decir ; y como agora
está favorecida con su esposo, ella tendrá gran cuida»
do de la guardar hasta que se coja el fruto , y no habrá
quien ose apartarla de guardar su viña, como de antes
hacían sus hermanos ; y así, guardándola ella, como per-
sona á quien le duele , estará mas entero el fruto de la
viña y rentará mas. Y para decir esto , usa de un ar-
gumento entre sí de esta manera: Salomón, el rey de
Jerusalen, tiene una viña en aquel lugar que se llama
Bahalmon , que quiere decir señorío de muchos, como
si dijésemos en el pago de muchas viñas ; y esta viña
arriéndala Salomón á unos hombres para que la labren
y guarden y le traigan mil monedas de plata del valor
cierto de aquel tiempo por el fruto de ella , y que ellos
se ganen lo demás ; y de aquí concluye la esposa que
por fuerza la su viña habrá de rentar mas que la de Sa-
lomón, porque la guarda ella, que es propia señora , y
por la misma causa estaba mejor labrada que no la otra;
y dice : Pues si la tuya, Salomón , le renta mil á tí , y
los que la arriendan y guardan por lo menos la quinta
parte, que son doscientos, ¿qué me rentará á mí la mia,
de quien yo tendré tanto cuidado? Dicho esto, habla el
esposo y dice :
«¡Oh tú, que estás en los huertos , los compañeros te
escuchan; haz que yo oiga tu voz!» La viña de la es-
posa no estaba muy lejos de los huertos , como pode-
mos colegir de lo que ella en el capítulo antecedente
decia, convidando á su amado al campo: «Levantaré-
monos de mañana , veremos las viñas y los huertos;»
de manera que estando en los huertos , podría ver y
guardar su viña ; y como el esposo es pastor , convié-
nele andar entre día con su ganado ; y así , se ocupaba el
uno con el pasto , y el otro con la guarda de las viñas
y en aderezar también alguna cosa del huerto , y que
esto competía á la esposa; mas como se amaban tanto,
no quisieran estar apartados uno de otro. Demás de es-
to, suele acaecer que cuando dos están en gran con-
formidad de estrecho amor, nunca faltan envidiosos que
les pese de ello , porque ellos no tienen semejantes amo-
res, ó porque naturalmente son envidiosos del bien aje-
no, y cualesquiera señas ó cosas que ven pasar entre
los buenos amantes les es enojoso y grave; y de esto,
reciben gran gusto los que mucho se aman , porque no
solamente con estas muestras hacen pesar á los ému-
los, mas acreciéntase también su amor, que parece que
el atizar del contrario les enciende mas el amoroso
fuego de sus corazones.
Esto es lo que pasa en la letra presente , que el es-
poso dice á su amada : Cuando tú estuvieres en los
huertos guardando las viñas, é yo anduviere en el cam-
po apacentando el ganado, canta alguna canción que
pertenezca á nuestro amor , de manera que yo la oiga
y me goce mucho , por ser tu voz que yo tanto amo, y
los pastores que estuviesen escuchando revienten de
envidia. La canción que la esposa dice para estos pro-
pósitos de mostrar el amor suyo y de su esposo, y de
hacer rabiar a los émulos , es la que está luego á la le-
tra , que dice :
«Corre , amado mío , que parezcas á la cabra mon-
tes y al ciervecito sobre los montes de los olores.»
Como si dijese: Esposo mió, amado mío, gran deseo
tengo de verte ; no estés sin venir á visitar á tu esposa,
acude de cuando en cuando á verla, y cuando vinie-
res no estés en el camino, sino muestra el amor que
me tienes , no solo en visitarme á menudO; sino en ve-
nir mas ligero que la cabra montes y mas que el cier-
vecito que anda en los montes espesos, donde hay ce-
dros, terebintos y otras plantas olorosas; porque bien
sabes tú que corren con gran ligereza; no tardes, cor-
re, amor mío verdadero, pues no puedo hallarme sin
tí ; con grande presteza acude á verme. Y podíase tro-
bar esta canción en pocos versos, que dijese de esta
manera:
Amado, pasarás los altos montes
Mas presto que el cabrito
De la cabra montes, y que el gamito.
Son tres pies de la canción de la esposa, con los que
concluye Arias Montano la paráfrasis que hizo de los
Cantares.
La virtud siempre fué y es envidiada de muchos , y
para muchas gentes no hay dolor que mas les llegue al
alma que ver á otros que tratan de amar y ser ama-
dos de Dios; y si pudieran muy á costa suya el desha-
cer esta santa liga, y desterrar la piedad del mundo, y
poner perpetuos bandos y disensión entre el divino Es-
poso y los hombres , y sacalle de entre los brazos , lo
harían , y ansí lo intentan y procuran cuanto en sí es.
Para contra estos le pide Dios la voz de su cantar y
confesión , en que publique lo mucho que la quiere,
que es un amargo y mortal tósigo para el gusto de sus
envidiosos contrarios, los cuales son falsos y sembrado-
res de la zizaña del demonio y sus bandoleros. A esto
obedécela esposa, y el cantar de que usa para el gozo
del esposo y rabia de sus enemigos, es pedille que se
apresure y que venga, que es una voz secreta que, agu-
zada por el entendimiento del Espíritu Santo, suena de
continuo en los pechos y corazones de los ánimos jus-
tos y amadores de Cristo , como lo testificó san Juan en
el Apocalipsi, capitulo último, diciendo: «El esposo y
la esposa dicen: Vén, Señor.» Y poco después dice el
mismo en persona suya, como uno de los mas justos :
cVén preslo, Señor, Jesús j» la cual voz y petición es
28i OBRAS DE FRAY
una muestra de amor muy agradable y muy preciada
de Dios; porque pedille que se apresure y venga , es
pedille lo que se demanda en la oración que él nos en-
señó : que santifique su nombre, que lo ponga todo de-
bajo de su poder y sus leyes, que reine enteramente y
perfectamente en nosotros , y que vuelva por sí y por
su honra, y ponsa fin á los desacatos de los rebeldes
contra la majestad de su nombre; que dé su asiento á
la virtud, y usando de riguroso castigo, ponga en la ma-
la reputación que merecen á los vicios y á los viciosos;
que todas ellas son cosas que, como dicen, le tañen y
pertenecen, y tiene á su cargo de hacellas al tiempo que
él sabe y tiene señalado, que es el del juicio universal,
que con particular razón suele en la Escritura Sagrada
Uamalle dia suyo, porque es propio dia de su honra y
gloria. Por donde el pedille que se acelere presto y que
venga, á él le es por extremo agradable ; y por el con-
trario, Itís es triste y aborrecible á sus enemigos; por-
LUIS DE LEÓN.
que en descubrir ya Cristo su luz y resplandor entera-
mente por el juicio en el mundo , e^tá e! remate de to-
do su mando usurpado y tiranizado, y el principio de
su abatimiento y mal perpetuo.
Pues este aceleramiento de la honra de Dios es el que
pide en esta letra la esposa, como perfecta ya en clamor
suyo, y el que cada cual de nosotros, si somos miem-
bros de Cristo y si nos cabe parte de su divino espí-
ritu , debemos continuamente pedille que le plegué,
aunque sea á costa de asolar las provincias y trocar los
reinos, y poner á fuego y á sangre todo lo poblado, y de
trastornar el mundo; poniendo sus mas antiguas y fir-
mes leyes, y allanando por el suelo los cerros y los
montes, venir volando á deshacer las afrentas y baldo-
nes que cada dia recibe su honra , y volver por su ho-
nor, á quien sola y propiamente se debe toda gloria por
los siglos de los siglos. Amen.
RESPUESTA
QUE DESDE SU PRISIÓN DA A SUS ÉMULOS
EL MAESTRO FRAY LUIS DE LEÓN,
AÑO DE 1573.
Donde haya alguna mayor dificultad, yo quisiera pa-
sar en silencio por ella, porque no sé si hallaré pala-
bras suficientes para declarar lo que siento ; mas , pues i
la fuerza é injuria de mis enemigos me compele á ello,
perdonarme han las orejas honestas y religiosas si para
mi debida y necesaria defensa se levantare el velo con i
que san Jerónimo quiso encubrir la vergüenza que á
su parecer halló en este lugar ; y así , hablaré de las
cosas que la naturaleza hizo para fin honesto, con pa-
labras usadas, las cuales si el uso vicioso las entorpe- i
ce, el juicio limpio y que trata solamente del conoci-
miento de la verdad, las limpia; porque á los limpios
y buenos que no pervirtieron en nada el uso natural,
t.odo lo natural les es limpio, y solo el vicio, que es des-
orden de la naturaleza , les ofende. Pues digo que san
Jerónimo puso este rodeo de palabras : Praeter id quod
intrinsecus latet, en lugar de lo que en hebreo se dice
con una sola, la cual es samo, quiere decir, hermosura
encubierta, habiendo él mismo en Isaías, al capítulo 47,
donde está la misma palabra, trasladado por ella torpe-
za y fealdad ; y ansí, sin declararme mas , añado que
aquella palabra quiere también decir cabellos , á lo que
propiamente llamamos en castellano , en las mujeres,
copetes ó aladares; y yo, viendo esta significación, que
viene bien para el loor que allí el esposo pretende dará
los ojos de la esposa, decir que son hermosos entre sus
cabellos , porque de ordinario algunos de ellos que se
desordenan del orden y asiento que el artificio del to-
cado y trenzado pone en los otros, caen sobre la frente,
y meneados del aire y del movimiento, andan como ju-
gando sobre los ojos ; y ansí , cubriendo á veces y descu-
briendo sus luces, les son causa que parezcan mejor. Esto
dije allí, y no quise descubrir mas la llaga, porque no
era para aquel lugar ni parala persona á quien se escri-
bió aquel libro; y lo que callé allí diré aquí, donde ha-
blo con solos los hombres buenos y doctos.
Y lo primero de todo, digo que de cualquier manera
de las sobredichas que traslademos aquel lugar , ora
digamos: ((Hermosos son tus ojos, demás y allende de
lo escoadido,» en substancia es la misma sentencia , y
por todas parece se consigue lomismo que allí el Espí-
ritu Santo pretende, que es loar la hermosura de los
ojos de la esposa; y si estas razones en algo se diferen-
cian , toda la diferencia de ellas no importa un cabello;
y siendo esto así , decir que por ello me aparto de la
Vulgata es por acaso calumnia , pues no me aparto en
cosa que importe , ni lo que allí digo yo es propiamen-
te desechar el te.xlo latino, sino declaralle y reducille
á su significación con una palabra , y como con mudar
una sola letra.
Lo segundo, digo (y perdóneme el que lo leyere,
que ni lo sé decir ni se puede decir de otra manera),
pues digo que san Jerónimo entendió que la palabra
zama. que habernos dicho, era el nombre propio con
que en arpiella lengua se nombran las vergüenzas déla
mujer, como en castellano tiene su nombre, y en latín
el suyo ; y porque no se atrevió á trasladallo en latín por
su vocablo, por no ofender los oídos, usó de rodeo y
dijo como vemos: «Demás de lo que está allá escondi-
do;» y siguió en ello á Simaco, que entendió lo mismo,
y se aprovechó también para trasladallo del mismo ar-
tificio de significar por muchas palabras encubiertas
honestamente lo que he dicho; pero la suya propia era
deshoneslo; y asi, trasladó: «Hermosos son tus ojos, de-
más de lo que se calla. » Este parecer de san Jerónimo
acerca de este lugar y palabra, yo confieso que ni me
cuadró cuando escribía aquel libro, ni me satisface ago-
ra; y lo primero, mostraré que san Jerúnimodice esto,
y que yo no se lo levanto; y lo segundo, diré las cau-
sas que tengo para estar poco contento de ello. Y cuan-
to á lo primero , séase él testigo de sí mismo , que en
los Comentarios sobre Isaías, en el capítulo 47 alegado,
en el libro xni dice así : In eo ubi nos interpretan su-
mus ; denuda turpitudinem tuam , pro quo 70 trans-
tulerunt. . . Revela oper i inentum. . . A quila ipsum verbum
haebraicum posuit... Zamathec. Simachus... Tacitur-
nitatem tuam, quod taceri debeat prae verecundia.
Quod quidem incantico canticorum legimus ; ubi spon-
saepulchr iludo describitur; ad extremum inferí absque
' taciturnitate tua, nolenlibus, qui interpretan sunt
286
OBRAS DE FRAY LUIS DE LEÓN.
trans ferré nomen , quod in Sacra Scriptnra sojiaret
turpitudinem. Y un poco mas abajo: Disputant stoici
multare turpia prava homiinim consuetitdine, verbis
honesta esse, iit parriciJiuin, aduUerium, homicidium,
incesliim et fus similia. Rursus quae re honesta, no-
minibus videri turpia, ut liberas procreare, vexicam
urinae e fusione laxare. Denique non posse nos ut dici-
musáruta rutila)n, sic mentulam... á... menta face-
re; ergo Zamathec quod Aijuila posuit ,ut diximus,
verecunda mulieris apellanlur. Cujus elimologia apud
eos sonat : Sitiens iuus, ut incxpletam Babilonis in>
dicd voluptatem. De las cuales palabras se colige claro
de san Jerónimo, lo uno, que entiende que esta palabra
hebrea es el nombre propio en que en aquella lengua
se llaman las partes deshonestas de la mujer ; lo otro,
que confiesa que en los Cantares esta palabra la puso
el Espíritu Santo en la misma significación; lo tercero,
que él y Simaco, por servir al respeto que se debe á la
Sagrada Escritura , no trasladaron con otra tal palabra
latina ó griega, sino que uno dijo por rodeo: «Demás
de lo que se calla, ó demás dol silencio;» y el otro :
« Demás de lo que está escondido. »
Resta ahora decir el por qué siempre me desagradó
este parecer, el cual creo yo que agradará á pocos bue-
nos juicios; porque siendo, como es, este cantar espiri-
tual y dictado por Dios para la salud y aprovechamien-
to de las almas, ¿cómo se sufre que en él se nombren
partes tan vergonzosas, y con nombres tan descubier-
tos, ó por mejor decir, tan deshonestos? Y si á san Je-
rónimo y á Simaco les parecía cosa indecente, y que no
se pudiera sufrir ponello por su nombre en latín, ¿cómo
pudieron creer y persuadirse que en el hebreo le había
puesto por su nombre el Espíritu Santo? ¿Era menos
deshonesto ó menos peligroso ó menos indecente de-
cirse en hebreo á los hebreos, que en latín á los latí-
nos, ó en griego á los griegos? O ¿quiso el Espíritu
Santo que tuviese san Jerónimo mas respeto á las ore-
jas de Roma, que tuvo él á los oídos de la gente hebrea,
donde lo leían todos los santos siervos de Dios hebreos?
Demás de esto, si esta mujer de quien se habla en este
cantar es la Iglesia, como lo es en la verdad, ¿cuál
será en la Iglesia el zama? Si son los oídos por los cua-
les -e concibe en las almas (ieles la palabra de Dios, no
era menester nombrallos por metáforas y rodeos tan
asquerosos, pues tenían su nombre limpio y gentil.
Mas dirán por dicha que el hilo del decir y el orden de
lo que se iba platicándole forzó á Salomón á hacer me-
moria de aquella parle encubierta. Ninguna cosa va
mas fuera de camino. Trataba Salomón de loar la her-
mosura de la esposa y su gentileza, particularizando
sus facciones todas; y habiendo comenzado por la ca-
beza, y llegando á los ojos, sin poderse mas sufrir,
dejando tantas en medio que pueden ser sugeto de ex-
tremada belleza, como son fronte, ojos, boca, nariz, la-
bios, cuello, pechos y manos, hizo salto tan pííligroso,
y así tornándolo á repetir tres veces, como lo repite en
los ojos, sienes y mejillas, que son lo que cubren los
cabellos. ¡Cosa es aquella para repetirse como interca-
lar limpieza ! Si en algún tiempo la consecuencia de la
razón obligaba á la memoria de este nombre, era cuan-
do en el capitulo 7, tornando á loar ú la esposa de bella,
comienza Salomón desle los plés y sube á las piernas,
y de allí á los muslos , y llega al vientre y hasta lo mas
alto de la cabeza; y allí, como se ve, no la nombra.
Pues si diciendo de los muslos, trata luego Salomón del
vientre y ombligo, y pasa callando por lo que la natu-
; raleza tiene cubierto, ¿cómo es verosímil que lo nom-
: bra y predica cuando anda ocupado en pintar la cara
: hermosa y no pasa aun de los ojos? ¿Qué tienen que ver
los ojos que resplandecen en la cara con la torpeza de
las piornas? O ¿qué consonancia ó consecuencia puede
haber entre cosas tan apartadas y diferentes para que
la mención hecha de lo uno lleve á lo otro la lengua y
la memoria? Mayormente que ¿quién jamás vio que en
cuentos de hermosura se hiciese cuenta de cosa seme-
jante? O ¿cómo es posible que tenga parle de hermo-
sura lo que la naturaleza, por feo^ encubre en el mas
secreto rincón de !a casa? O ¿cómo se puede creer que
el Espíritu Santo quiso hacer público y patente en su
libro lo que con tanta diligencia escondió y no quiso
que se pareciese en el cuerpo? Mas ¿para qué digo del
Espíritu Sanio? No quiero que este libro sean palabras
de Dios, ni digo que se tratan en él cosas del cielo, ni
menos el que le escribió Salomón, rey sabio y profeta;
sino sea una canción solamente enamorada, compuesta
por un hombre cortesano. Pregunto : ¿en qué ley de
mediano aviso se sufre que un galán diga cantando se-
mejante requiebro á una dama? O ¿qué poeta jamás, ni
griego ni latino, en argumento de esta cualidad usa de
vocablos tan descubiertos? Ovidio , á quien los buenos
juicios condenan por lascivo demasiadamente, cuando
trata del otro que comedía consigo las hermosas figuras
de la otra que iba huyendo, se alargó á decir: Et si
quae latent mdiora putat. V esto, sin que yo lo dispute,
la misma razón nos dice que lo que aun en el secreto
de la cama se dice mal , nadie lo puede decir en públi-
co ni por escrito sin gran torpeza y desorden. Pero
dirán : Si la palabra hebrea lo signiíica, ¿qué pudo hacer
san Jerónimo, sino decir lo que era, y vestíllo de pala-
bras honestas, como lo hizo? A esto digo que no sé si
la palabra tiene tal significación : mas cuando la tu-
viese, tiene también otra muy dilerente; porque sig-
nifica los cabellos y aladares, como habemos dicho
y como enseñan los doctos en aquella lengua. Y así,
teniendo esta palabra dos significaciones, y viniendo
la una con el propósito que allí se Iraia tan á pelo, y
la otra tan á pospelo , no creo yo que habrá ningún
censor, por injusto que sea, que condene mi parecer,
ó no confiese que en cosas de tan poca importancia
como esla, algunas palabrillas que san Jerónimo en sa
translación puso admiten mejoría ; y esto cuanto á este
lugar.
En el capítulo?, en aquellas palabras: Comaecapilis
tui sicut purpura regis vincki canulibus , los selenla
¡ntér|»retes trasladan, según eslá ai)untadoen el hebreo:
Sicut purpura rex lignlus in canalibus; y la letra
hebrea recibe la una y la otra manera de trasladar ; y
ansí, yo declaro la una y la oira lelra, aunque á la pos-
tre me allego mas á la de los setenta , la cual siguió y
declaró toda la Iglesia antigua, porijue al propósito que
allí se trata conviene mej(u-; pero de cuabjuiera manera
que sea, bien ven los hombres doclos quo todo va a uii
RESPUESTA QUE
mismo propósito , y que en substancia liace una misma
sentencia, que es tratar encarecidamente los iiermosos
cabellos de la esposa; porque decirnos: Sicut purpura
regís viñeta canalibus, es decir que son de la color de
]a púrpura cuando está en los vasos donde se tiñó ó
tiñe, que es cuando está mas fina y mas nueva, y los
cabellos de este color son hermosísimos al juicio de las
gentes de aquella tierra. Y si leemos : Sicut purpura
rex ligatus in canalibus, es decir que tienen el color
sobredicho , y que con su hermoso color tienen como
preso al esposo, en la forma que yo declaro en aquella
obrecilla mia; y así, por ambos caminos venimos sola-
mente á decir que los cabellos de la esposa son her-
mosísimos.
Lo último que me achacan está en el capítulo 6, en
aquellas palabras : Averie oculos tuos á me, quia ipsi
me avolare fecerunt ; donde dicen que digo que san
Jerónimo trasladó lo que á él le pareció, y no lo que ha-
lló en el hebreo ; en lo que, los que lo dicen muestran
que aun no entienden romance ; porque las palabras
formales que digo son estas : « San Jerónimo y los se-
tenta intérpretes trasladan: Que me hicieron volar;» y
otros: «Que me ensoberbecieron; y los unos y los
otros trasladan, no lo que hallan en la palabra hebrea,
sino lo que parece á cada uno que quiere decir. » En
lo que no digo que traducieron mal , sino que tra-
ducieron la palabra hebrea así como suena en su len-
gua, y no conforme al propósito á que se aplicaba, lo
que cada uno entendió; porque el sonido de la palabra
es este: «Hiciéronme sobrepujar.» Así á unos pareció,
como allí digo, queel sobrepujar era. volar; a otros
que era ensoberbecerse ; y á uno y otro da ocasión la
palabra original; y yo lo declaro todo, y muestro que
aun así, en el sonido que suena, sin discurrir ni filoso-
DA A SUS ÉMULOS. 287
I far mas, hace sentido conveniente si destrocamos las
palabras, y entendemos que es decir : Sobrepujárori-
me. Y pues es claro y cierto que si dice el esposo que la
esposa con su vista le ensoberbece, estoes, le desvanece
y saca de quicios, ó le sobrepuja y hace fuerza, en todo
ello y por cualquiera manera de ello dice y declara lo
mismo, que es el poder que tenían los ojos de la espo-
sa para, mirándole, hacerse señora de su corazón. No
pueden decir que desecho la Vulgata, como dicen; sino
que declaro con lo que está sencillo en el original la
metáfora y figura de que usa la Vulgata ; ni menos tie-
nen justicia en llamarme en esto atrevido , siendo lo
que hago obra de hombre estudioso y diligente; pero es
imposible que nadie contente á todos, harto es conten-
tará la mayor parte. Y asi, concluyendo esta razón, á
vuestras señorías suplico consideren, de tanto número
de hombres doctos y religiosos que por espacio de diez
años que anduvo en público este mi libro le han visto
y leído , cuantos mas son los que le aprueban; pues los
que le condenan son dos ó tres solos, y valga y pueda
másenoste juicio el sentido de tantos apasionados que
no el antojo de estos, que, demás de ser pocos, son , co-
mo vuestras señorías saben, enemigos míos; los cuales
si hasta aquí engañosamente en el ministerio de tribu-
nal tan santo han vengado en mí sus pasiones, y cuan-
to toca á lo particular de mi persona me han destruido,
de aquí adelante es tiempo que hable la verdad y sea
oída de vuestras señorías ; y ya que no puedo ser re-
parado, que á lo menos ella lo sea, porque su daño es
mal común, y su reparo es honrar á Dios, que es padre
de la verdad y merecedor único de todo lo que de veras
es honra y gloria.
FíuY Luis DE León.
EXPOSICIÓN
DEL LIBRO
OBRA POSTUMA.
Á ü m RELIGIOSA MADRE ANA DE JESÚS, CARMELITA DESCALZA.
Todos padecen trabajos, porque el padecer es debido á la culpa, y todos nacen en ella ; pero
lio los padecen todos de una misma manera, porque los malos á su pesar y sin fruto, los buenos
con uiiiidad y provecho. Y de los buenos, unos con paciencia y otros con gozo y alegría, que es
propio efecto de la gracia del Evangelio, de que san Pablo dice (a) en su persona : « Ya nos goza-
mos en las tribulaciones.» De estos es vuestra reverencia y las demás de su orden, que descansan
cuando padecen , por mostrar lo que aman. Que el amor de Cristo que arde en sus almas, mostrán-
dose descansa y padeciendo se muestra. Y ansí, padecen con gozo, y si no padecen, tienen ham-
bre de padecer , y la descubren siempre que pueden y en todo lo que pueden. Y de ella nace
agora mandarme, vuestra reverencia le declare el libro de los sucesos y razonamientos de Job ; que
como los valientes soldados gustan de conocerlos hechos hazañosos de los que lo fueron, ansí vues-
tra reverencia, en esta mihcia de paciencia que profesa , desea reconocer este ejemplo excelente,
que tal es el de Job, como por su escritura parece. La cual escritura es útil de muchas maneras; por-
que , no es solo historia , sino doctrina y profecía ; porque , demás de que nos cuéntalos azotes de Job
y su paciencia, también nos compone las costumbres y nos profetiza algunos misterios venideros,
y esto en verso y en forma de diálogo , porque mas se guste y mejor se imprima. Verdad es que
el estilo poético y la mucha antigüedad de la lengua y del libro le hacen muy escuro en no pocos
lugares ; mas esta escuridad vencerá con sus oraciones vuestra reverencia , que obhgada es á favo-
recerme con ellas, pues pone este peso en mis hombros. En ({ue hago tres cosas : una , traslado el
texto del libro por sus palabras , conservando cuanto es posible en ellas el sentido latino y el aire
hebreo, que tiene su cierta majestad; otra, declaro en cada capítulo mas extendidamente lo que
se dice ; la tercera, póngole en verso, imitando muchos santos y antiguos que en otros libros sa-
grados lo hicieron , y pretendiendo por esta manera aficionar algunos al conocimiento de la Sa-
grada Escritura, en que mucha parte de nuestro bien consiste , á lo que yo juzgo. Pues ansí como
no sabemos con certidumbre el autor de este libro, que unos dicen que Moisen , y oíros que antes
de Moisen; ansí vuestra reverencia ha de tener por sin duda que es libro sagrado y canónico. En
el cual el Espíritu Santo nos cuenta , lo primero , la virtud y prosperidad de Job ; lo segundo , su
azote, y lo tercero, las razones que pasó con unos compañeros suyos, que viniendo á consolarle,
se pusieron á reprehenderle, que es la mayor dificultad que en él hay ; porque muchas veces pa-
rece que Job y sus compañeros dicen lo mismo, siendo los intentos contrarios.
, Para cuyo entendimiento advertimos que Job, querellándose, dio á entender que padecía sin
culpa ; de que ofendidos sus compañeros , porfían que se engaña y que es pecador. Y pruébanlo
ansí : « Dios es justo ; luego castiga á solos los pecadores. Tú eres castigado de Dios ; luego eres
pecador. » Y sobre este argumento , como sobre quicio , se rodea todo lo que dicen los primeros
[a) Rom., 5, Z.
E.XVl-U, Í3
290 OBRAS DE FRAY LUíS DE LEÓN.
tres compañeros. Y en lo que mas se detienen , es en probar, lo primero, qué es la justicia de Dios,
que á la verdad es lo mas cierto y lo menos necesitado de prueba ; mas insisten en ello, porque, á su
parecer, lo demás nace de allí por fuerza de consecuencia. Y pruébanlo con hacer claro por di-
versas maneras que Dios es bueno y saino y poderoso, diciendo grandezas de la bondad de Dios,
y de su saber y poder ; porque el ser injusto uno siempre le viene , ó de saber poco , ó de poder me-
nos, ó de ser mal inclinado ; que , como se sabe , las fuentes de todo lo malo son , ó flaqueza, ó ig-
norancia, ó malicia. A esto responde Job, y en lo que responde confiésales esta primera parte,
que toca á la justicia de Dios ; y no solo la confiesa, mas él también la prueba, y se extiende en
decir maravillas de estos divinos atributos. Pero niégales lo que de ellos coligen , y persevera en de-
fender su inocencia , y les prueba que no son pecadores todos los (jue Dios en esta vida castiga.
En que , en suma , afirma dos cosas : una , <i No siempre castiga Dios en esta vida álos pecadores , ni
son pecadores todos los que Dios en ella aflige ; » otra, « Yo no he pecado de manera que merezca
el mal que padezco. » Y cuando afirma esto último, agoviado del dolor y de la porfía de los que sin
razón le condenan , parece alguna vez que excede en palabras , volviéndose á Dios , y pidiéndo-
le que se ponga con él ajuicio, y averigüe aqueste azote con él. Por lo cual, á lo último sale Eliu,
el cuarto de los amigos, y no aprobando las razones de los primeros, condena á Job por otra razón
nueva, diciendo que á lo menos peca en ponerse con Dios á juicio. Y ansí, lo que pretende, es
probar, no que fué pecador, sino que se debe Job sujetar á Dios y callar, y tener por bueno lo
que hace. Y pruébalo de aquesta manera : « Las obras de Dios , y lo que pretende en lo que hace,
no lo puede saber el hombre ; luego debe con paciencia juzgar bien de lo que Dios hace , y no pe-
dirle razón de ello. » La primera de estas dos cosas, de que la segunda necesariamente se sigue,
pudo Eliu probarla con ejemplos palpables de las cosas que Dios hace , y no las entendemos los hom-
bres ; mas no la prueba por estavia, antes multiplicando razones impertinentes, la escurece y
confunde. Y ansí , Eliu no erró en lo principal de su intento y en lo que probar pretendía, sino en
no acertar á probarlo. Por donde Dios á la fin se descubre, y lo primero, reprehende á Eliu de que
una cosa tan clara, como es no penetrar el hombre las obras y los juicios de Dios, no supo probar-
la ; y lo segundo , vuelto á Job, le prueba con razones claras lo que confundía Eliu con palabras
escuras. Y ansí , el intento de Dios es el mismo de Eliu, persuadir á Job que tenga por bueno lo que
hace con él, y no quiera saber por qué causa lo hace , ni pedirle cuenta ó razón. Y arguye como
Eliu argüía : «El hombre no puede alcanzarlas obras de Dios ni sus fines ; luego debe con pacien-
cia juzgar bien de lo que Dios hace , y no pedirle cuenta. » Y lo primero desto prueba Dios en su
discurso por manifiesta manera, haciendo alarde de muchas cosas que traemos entre las manos, que
las hace él , y el liombre, aunque las ve , no las entiende , como son las obras naturales y ordinarias.
De donde necesariamente concluye que, si no conocemos lo ordinario que él hace, mucho monos
podremos alcanzar lo extraordinario y los fines secretos que en ello sigue. Job reconoce su exceso
luego, y humíllase. Y Dios, que sabia su sencillez y bondad, y que había defendido con verdad su
inocencia, no se enoja con él, y enójase con sus tres amigos porque hablaron mal en tres cosas:
una, que impusieron á Job que era malo ; otra, que afirmaron que Dios no acosa aquí sino á so-
los los malos ; la tercera, que destas dos mentiras quisieron sacar defensa de la justicia divina. Co-
mo si Dios no pudiera quedar por justo sí quedaba Job por bueno , ó si no se valiera de apoyos tan
flacos y tan falsos. Esto pues bien entendido , en las escuridades de este Ubro dará mucha luz. El
cual Ubro comienza ansí.
ARGUMENTO según se halla en un códice en que están recogidos los capítulos
DE JüU, en tercetos, DE LETRA DEL AUTOR.
Job, natural ríe Hus, provincia vecina á Idumca y Arabia, entre gente ajena de Dios, gran siervo suyo, y de los bie-
nes do la vida aitaslado, cercado do liijos y rico de ganados y de familia , y por estas causas cu su ¡tui-hio y en los
comarcanos señaiaflo y temido , para mayor bien suyo y para ejemplo de virtud á los venideros, es entregado de
Dios al demonio á petición suya, no para que le mate, sino para que lo tiente y azote. Quítale la hacienda, mátale los
bijos , llágale fea y cruelmente en el cuerpo, y Irái'ie á tanto desprecio, que su misma mujer le baldona y le per-
suade á que se mate á si mismo. Pues estando asi lleno de miseria , y arinatlo de paciencia, y sentado en un mula-
dar, visitante cuatro hombres principales y sabios de aquella tierra, ygrandes sus amigos. Con los cuales, después de
un largo silencio que causó en él el dolor, con la vista de los amigos renovado, y en ellos el espanto de una mudanza
de fortuna tin grande; al tin comenzando él y respondiendo ellos, trábase entre lodos un largoy reñido razonamiento.
Que en substancia , de parte de los amigos es decir tjue Dios, como justo que es, siempre á los malos y pecadores en
EXPOSICIÓN DEL LIBRO DE JOB. 291
esla vida los castiga con miserables sucesos, y que ansí le castigaba á él como á gran pecador ; y de parte de Job
es defender que Dios , ni castiga siempre ni á solos los malos en esta vida , ni él lo era enlonces por ser pecador y
malo. Sobre lo cual, ansí por la una como por la otra parte, se dicen razones altísimas, llenas de artificio y de dulzu-
ra en las palabras y en las sentencias, preñadas de grandes misterios. Píntanse las condiciones de los hombres
malvados, el ingenio de los buenos y justos; engrandécese por extrañas maneras la grandeza del poder de Dios y de
su saber, dicese de su grande bondad y juslicia, profetízase su venida al mundo, la resurrección de la carne, el juicio
último, con otras cosas de grande cualidad y provecho. Y al fin de todo sobreviene Dios, y habla con Job con forma
sensible, y enséñale que, pues es hombre, no se ponga con Diosen cuentas ni quiera apear sus juicios. Y después vuelto
á los amigos del, diceles que no han acertado en sus razones y que han afligido sin causa á su amigo, y mándales
que se le humillen y le pidan que le ruegue por ellos, y que rogándoselo .iob, los perdonará. Hácese ansí, y Dios
sana á Job, y restituyele á su estado primero con mayor prosperidad que al principio.
EXPOSICIÓN DEL LIBRO DE JOB.
CAPITULO PRIMERO.
ARGIMKNTO.
Refiérese la calidad de Job, sus posesiones y familia ; alaba Dios
su sliniilicidad y vii'lud, la cual, como Satanás no la quisiese
creer verdadera, sino interesal y mercenaria, cómele Dios el
examen de esta causa al mismo calumniador, dándole licencia
para que persiga á Job en los bienes de fortuna ; aUiíje Satanás
á Job con mano pesada, matándole los ganados y los hijos ; mas
él, al oir los nuncios de tan lastimeras noticias, asi alaba y ben-
dice á Dios como en el tiempo de la prosperidad.
i Un varón fué en la tierra de Hus, su nombre Job, y
fué este varón sencillo y derecho, y temeroso de Dios, y
esquivador de lo malo.
2 Y naciéronle siete liijos y tres bijas.
3 V fué su posesión siete mil ovejas , y tres mil came-
llos, y quinientos pares de bueyes, y quinientas asnas,
y familia muclia mucho; y fué este varón grande sobre
todos los hijos de Oriente.
4 Y iban sus hijos y hacian banquete en casa de cada
uno su dia , y enviaban y llamaban las tres hermanas su-
yas á comer y á ijeber con ellos.
5 Y era ansí, que cuando daban su vuelta los dias del
banquete, enviaba Job y santificábalos ,y madrugaba de
mañana, y alzaba ofrendas al número de todos. Porque
decía Job : Si por caso pecaron mis hijos y bendijeron
á Dios en su corazón. Ansí hacia Job continuamente.
6 Y fué un dia y vinieron los hijos de Dios, y vino tam-
bién Satanás entre ellos.
7 Y dijo Dios a Satanás: ¿De dónde vendrás? Y res-
pondió Satanás á Dios y dijole : De cercar por la tierra y
de pasearme en ella.
8 Y (lijo Diosa Satanás: ¿Por ventura pusiste tu corazón
sobre mi siervo Job, que no como él en la tierra , varón
sencillo y recto, y temeroso de Dios, y esquivador úe lo
malo?
9 Y respondió Satanás á Dios y dijo : ¿ Por ventura de
balde teme Job á Dios?
-10 ¿Por ventura tú no pusiste sobre él, sobre su casa
y sobre todo lo que le pertenece á la redonda, iicciuiras
de sus manos bendejiste, y su posesión creció en la
tierra?
H Mas empero pleguete enviar tu mano y loca en lodo
oque le |)ertenece, si no en la cara te bendijere.
i'2 Y dijo Dios á Satanás: Ves todo lo que le pertenece
en tu mano ; solamente no pongas lu mano en él. Y sa-
lió Süíanás de delante de Dios.
15 Y fué un dia, y sus hijos y sus hijas comían y bebían
ca uno eu casa de su Lcrmauo el mayor.
M Y un mensajero vino á Job y dijo : Las vacas aiabaii
y las asnas pacian junto á ellas.
-15 Y sobrevino e! sabeo y tomólos , y á los mozos pa-
saron á cuchillo, y escapé tan solamente yo solo para que
os lo notificase.
16 Aun este hablaba, y viene otro y dice : Fuego de üios
cayó del cielo, y quemó las ovejas y los mozos, y consu-
miólos, y escapé tan solamente yo solo para darle noticia
dello.
-17 Aun este hablaba, y vino otro y dijo : Los caldeos,
hechos tres partes, acometieron á los camellos y Ileváron-
selos, y á los mozos pasaron á cuchillo, y escapé tan so-
lamente yo solo para darte noticia dello.
18 Aun este hablaba y vino otro y dijo: Tus hijos y tus
hijas comían y bebían en casa de su hermano el mayor.
19 Y veis un viento grande vino de la otra parte del
desierto y hirió en los cuatro cantones de la casa, y cayó
sobre los mancebos y murieron , y escapé tan solamente
yo solo para darte noticia dello.
20 Y levantóse Job y rompió su ropa, y tresquiló su
cabeza, y derrocóse en tierra y adoró.
21 Y dijo : Desiuido salí del vientre de mi madre y des-
nudo volveré allí. Dios lo dio y Dios lo tomó; sea el nom-
bre del Señor bendito.
22 En lodo eslo no pecó Job ni se enloqueció contra
Dios.
EXPLICACIÓN.
i ((Un varón fué on la tierra de ITiis, su nomlire
Job.» Alí,ainos dijeron que ni luibo Jol), ni pasó en he-
cho de verdad esta liisloria; sino que es parábola orde-
nada por Dios y cscrila por sus profetas para decliado
de paciencia perfccla. Mas cslo es falso y condenado,
y en cierta manera injurioso á la verdad de la Divina
Escritura; demás de que, oíros lugares y libros de ella
liacen mención do la persona de Job , como el libro de
Tobías (rt), y Ecequiel (b), y Saniíago (c) en su epísto-
la. Ansí (jue, imbo un liombro sanio y grande amigo de
Dios, llainailo Job, y oslo es cosa sin duda. Mas, como
esto es cierto, ansí es dudoso quién fué y de qué gen-
te ó linaje. Lomas recibido es (|uc fué gentil y dcsceu-
dienle de Ksaú y nielo de Abrabam, hombre principal
y como cabeza y príncipe de su pueblo. Y e.s argumen-
to de ello ser, como aquí se dice , de Uus, que es par-
(fl) Tob., cap. 2, V. 12 y lli. (b) Ezccb., cap. U, v. U y 20.
(c) Jacob., ü, 11.
EXPOSICIÓN DEL
te de Idumea, tierra liabilada y gobernada por Esaú. ¡
Pues salió Job, entre los que adoraban ídolos, adora-
dor de Dios verdadero, y virtuoso entre los viciosos , y
como rosa entre espinas , gran siervo de Dios entre los
enemigos de Dios. Porque Dios para el negocio de la
virtud no excepta personas, ni tiempo, ni lugar, ni li-
naje. Y al fin Job, aunque nacido en tierra de Hus, si
era descendiente de Abraliam, como deciam.os, respon-
dió á su cepa, y la fe del quinto ó sexto agüelo tornó á
dar su fruto en el nielo, y por eso dice: «Y fué esle
varón sencillo y derecho, y temeroso de Dios, y esqiii-
vador de lo malo.» Lo primero le llama varón, porque
como el hombre en la lengua original de este libro ten-
ga tres diversos nombres, el de esle lugar, que nosotros
trasladamos varón, es nombre que importa valor, y
que no se da á cualesquier hombres , sino á los que lo
son de veras, digo á aquellos en quien la razón man-
da y el sentido obedece, que es propriamcnle ser hom-
bres. Y allende de esto, luego en el principio le nombra
varón , y le añade las demás virludes y fuerzas de ánimo
que tenia; porque, como dice bien san Gregorio (a),
habia de contar su lucha luego; y porque dice los he-
chos de un gran luchador, declara el vigor que para lu-
char tiene; que consiste, lo primero, en que es varón,
esto es, no muelle ni afeminado para la virtud, ni que
se vence fácilmente. Lo segundo, en que es simple, y
no quiere decir en el saber , que eso no merece loor,
sino en la sencillez de sus costumbres y en el pecho no
doblado ni falso. Lo cual aun se entiende mas de la pa-
labra primera, porque tham imporia, no simple como
quiera, sino simple y perfecto; y no es perfecto el igno-
rante y que no sabe, ni menos lo puede ser el que te-
niendo dos caras , está dañado en el ánimo y sano en lo
que muestra de fuera, y como se dice en el salmo (6): «El
que habla paz con su prójimo, y en el corazón guarda
mal (c), el que ablanda sus palabras y las emmoUece
mas que aceite, y es una saeta enherbolada.» Porque si
tiene el alma dañada, y sana la apariencia, ni en todo
es malo ni en todo es bueno; y ansí, el ser doblado y
el ser imperfecto siempre andan junios; y al revés, lo
sencillo y lo perfecto son uno. Ansí que, Job era senci-
llo, que es decir, dentro y fuera uno mismo, y cual en
el ánimo tal en el roslro; y por consiguiente, era aca-
bado y perfecto, porque era bueno por todas partes y
en todo. Y á esto se sigue bien lo tercero que añade,
que era recto , que es decir, de ánimo y de costumbres
no torcidas; porque no hay cosa mas natural á la sen-
cillez que el no torcerse ; que el torcer , como se ve , es
ima cierta manera de doblar y es enderezará una par-
te y volverse después á otra. Y como la sencillez dice
unidad, ansí, ni mas ni menos, la rectitud, porque ser
recto es seguir siempre una regla y camino; y por el
contrario, ansí lo doblado como lo torcido dicen varie-
dad y muchedumbre , porque el torcerse es caminar á
cosas diversas y no guardar siempre un mismo tenor.
Mas dice: «Y temeroso de Dios.» Lo que ha dicho de
entereza, sencillez y rectitud, pertenece á los buenos
naturales de Job, y á la loable compostura suya con que
nació, y á sus inclinaciones templadas ; mas esto per-
tenece ya á lo añadido y sobrepuesto por la virtud de
(«J L. 1, Moral., cap. 3, (I/) Ps, 27, 5. (c¡ Ps. 54, 22.
LIBRO DE JOB. 293
la gracia; la cual, sin duda, aunque es poderosa por
sí y aunque tiene fuerza para reducir á cualquier su-
geto, por desbaratado que sea, mas cuando acontece
caer en lo bien inclinado y á la razón rendido de su-
yo, como semilla en campo grueso y dispuesto, hace
maravillosos efectos. Y ciertamente en todo lo muy se-
ñalado en santidad y virtud casi de ordinario se juntó
con lo gracioso lo natural , la buena disposición con
que se hace y la abundancia de la gracia del cielo, las
inclinaciones virtuosas nuestras y los dones abundan-
tes que Dios nos influye. Por donde en el libro de los
Cantares {d) dice Dios con gran razón del alma escogi-
da, que «si es muro, sobreedificará almenas ó saete-
ras de plata»; como diciendo que sobre los naturales
buenos y fuertes de suyo, lo que el Espíritu Santo aña-
de hace obra riquísima. Y ansí, de la misma alma, y
en el mismo libro (e), se dice que es luna y que es soL
Y hase de entender que es sol porque es luna; esto
es, porque si tiene naturales bien dispuestos y como
hechos para recibir la claridad de la luz , como la reci-
be la luna , se logrará mejor el bien que Dios por su li-
beralidad en ella pusiere. Que la gracia en el sugeto
dispuesto se acendra y «da fruto de ciento», como
Cristo nos dice [f). Pues ansí Job, que era de su natu-
ral recto y sencillo, es agora, por don de la gracia, ote-
meroso de Dios;» que es decir, muy santo y muy ade-
lantado en toda virtud. Porque «temer á Dios», en esta
escritura no es una virtud sola, ó como la palabra suena,
solo el don del temor, sino es un cumplimiento perfec-
to de todo lo que Dios manda, nacido de ánimo que le
desea servir, y de hecho le sirve con recato solícito y
con diligente cuidado. Como en el salmo (g) que dice:
«Bienaventurado el varón que teme al Señor, que en
sus mandamientos pone mucha afición;» porque esto
segundo es como declaración de lo primero. Como en
esta manera : «Bienaventurado el que teme á Dios,»
quiere decir, el que obra con afición lo que manda, que
es lo que llamó temor. Y aun en esle lugar lo que lue-
go se sigue, que es: «Y e-quivador de lo malo,» con-
viene que ansí se entienda, y que sea declaración esto
de lo que antes se dijo. Porque decir que Job era «es-
quivador de lo malo» , es declarar lo que habia dicho,
de que era «temeroso de Dios», esto es , adornado de
toda religión y virtud. Que «esquivar el mal» no es una
sola parle de la justicia, sino toda la justicia entera;
que si se dice de la justicia (/t) que consiste en dos co-
sas , apartarse de lo malo y poner en obra lo bueno,
este ser «esquivador de lo malo» lo abraza toJo y lo
comprehende. Porque, ansí como es malo hacer lo que
se veda, ansí también lo es no hacer lo que se manda.
Por donde el que todo lo malo esquiva, ni hace lo que
la ley prohibe ni deja de hacer lo que ordena; y ansí,
esquivar la maldad, y temer á Dios, y cumplir entera-
mente su ley, significan lo mismo. Mas prosigue, y
dice:
2 «Y naciéronle siete hijos y tres hijas.» El tener
hijos los hombres que les sucedan, aunque no es de las
cosas que da Dios á los buenos solos , ú de las que les
da siempre, sino de las que por orden secreto de su
(d) Cant., 8, 9. 'í> Cant., 6, 9. (/■> MatÜi., xiii., v. 8.
(g) Pi.lil, 1. (Aj l's. 55, lo.
294 OBRAS DE FRAY
providencia da á buenos y malos, á veces para su bue-
na diclia, y á veces para su desventura; mas ello en
8Í es cosa buena, como fin á que ¿e ordena el matrimo-
nio; y es consuelo de la vida , y socorro en la nece- i
sidad, y amparo de la vejez, y camino para la perpe- .
tuidad , y bendición y largueza de FJios. Y al bueno á !
quien los da , siempre so los da para buena dicha suya :
y para testimonio de su bondad, que vive y resplan- ;
doce y se adelanta después de la muerte en los bijos. i
Y ansí , dice la Escritura en una parte (a) « que eljiom- j
bre en los bijos que deja después de sí se conoce». Y en
otra {(j) : «Bienaventurado el varón que teme al Señor, ;
el que empica su aticion en sus mandamientos. Su cas- j
td será poderosa en la tierra , la sucesión de los buenos j
será bendita.» Pero al revés, los de los malos son de or-
dinario cuales sus padres delios, y no tales que mejo-
ren su memoria, sino tales que con los sucesos de sus
desbaratadas costumbres y desventurados fines la em-
peoren y entiznen, y finalmente, acaben y sepulten con
perpetua ignominia. Y si da Dios bijos y sucesión á los
pecadorts, muchas veces es, no solo para atormentar-
los en la vida con sus reveses de ellos, sino tam'iien
para castigarlos en ellos después de la muerle; y para
que, ansí como los padres extendieron su maldad cuan-
to su vida, ansí la pena de ella se e.xlienda también
cuanto durare su memoria en sus bijos. Ansí que, aun-
que no siempre la sucesión es premio de la virtud, pe-
ro siempre ó casi siempre que Dios la da á los que son
virtuost's, es para su honra y contento y regalo, y de
esta manera es la de Job; que porque babia dicho de
su bondad, y de cuan acabado era en toda virtud, dice
luego de lo que es, no premio della , sino como añadi-
dura de premio. Y dice que tuvo siete hijos y tres bijas;
que para bijos no son pocos siete, y para bijas son harías
tres, y todos diez hacen número perfecto; como dando
áentender que su buena dicha de Job en los bijos no
era tanto en tener muchos , como en ser ellos perfec-
tos y buenos. Y desciende luego á contar sus riquezas,
y dice:
3 «Y fué su posesión siete mil ovejas, y tres mil ca-
mellos, y quinientos pares de bueyes, y quinientas as-
nas, y familia mucha mucho; y fué este varón grande
sobre todos los de Oriente.» En que se dicen dos cosas,
una de riqueza y otra de buena y grande reputación
con los hombres. De manera que era Job de hijos abas-
tado, y en la hacienda rico , y en opinión muy estima-
do. Y con ser ansí, era, como se dijo, «sencillo y de-
recho, y temeroso de Dios, y esquivador de lo malo;»
que en tanta felicidad temporal casi nunca aconlece. Y
ansí, luego que dijo desu virtud el Espírilu SüuIo, aña-
dió esto á ella para mayor alabanza suya y para mayor
demostración de su punto subido y perfecto; pues que
niel amor de los hijos, que suelen tener por velo los
hombres para encubrir ó para hermosear su miseria, le
hizo seguir la avaricia, ni el cuidado de la granjeria le
sumió el corazón en la tierra , ni su grande cstin¡a y
reputación le desvaneció ó sacó de sus quicios. De ma-
nera que, no solamente fué siervo de Dios cnlrc los
que adoraban los ídolos , mas guardó su ley pura y sen-
cillamente entre todo lo que suele apartar dclla á los
{») EccU., 11,50. (hj i>s. 111,1.
LUIS DE LEÓN.
hombres. Y demás desto, cuenta agora sus riquezas,
porque ha de contar sus calamidades después, para que
deloprimerose entienda lagraveza delosegimdo, y para
que se entienda cuan bueno era, puessiendo tan rico, lle-
vó con ánimo tan igual el venir á ser pobre, y no áser
pobre solamente, sino aserio por extremo, y á venir á
ello no estando apercibido, ni iiabiéndose hecho poco
á poco á ser pobre , sino en un momento y sin pensar,
y hallándose en un instante desnudo de todo. «Siete
mil ovejas» dice que tenia, con lo demás que está di-
cho; que, como él era puro y inocente, ansí su riqueza
era también natural y sin pecado , toda ella del campo
y de la cultura del y no de tratos logreros, ni do mer-
cancías revueltas, ni de pechos, ni de imposiciones.
Dice:
4 «Y iban sus hijos, y hacían banquete en casa de
cada uno su día , y enviaban y llamaban las tres herma-
nas suyas á comer y beber con ellos.» No es repre-
hendido el convite moderado ni el festejarse entre sí
los amigos templadamente, ni menos por lo que desto
dice la Escritura aquí es alabado de Dios como si fue-
se alguna señalada virtud, sino cuéntase, si no por
ello, por loque dello se entiende; que es decir que si
Dios había dado hijos á Job, le había dado, como diji-
mos, hijos que merecían ser suyos; quiero derir , hi-
jos que eran hermanos entre sí y que vivían sin com-
petencia, en concordia. Que, como en él los hijos eran
merced de Dios, ansí se los había dado Dios tales que
le fuesen bien y merced. Porque los bijos mal herma-
nados, tormento son de sus padres ; y como la unidad
de corazón en los hermanos deleita á quien los engen-
dra, como el salmo (c) lo dice, ansí sus diferencias y
disensiones los turban y amargan. En lo cual es cosa
que espanta que, con parecer natural los que nacen de
un tronco ser también de un querer , no sé por qué
manera casi siempre acontece que ningunos se con-
ciertan menos que ellos, y señaladamente acontece en
los que tienen padres nobles y ricos. Esto es sin duda,
que no es enemistad , sino rabia la que se enciende en-
tre los hermanos, cuantas veces se enciende. Por don-
de, para decir Dios la buena suerte de Job, no solo dice
que tenia copia de hijos, sino de hijos conformes, y
que ansí se amaban, que, con ser muchos, eran en la
voluntad como uno. Y no solamente lo dice para decla-
rarnos su dicha, sino también para darnos á conocer !a
buena manera como los había criado y enseñado Job
desde niños. Que á la verdad los males de los hijos las
mas veces nacen como de raíz de sus padres , y el des-
cuido delios, y muchas veces su mal ejemplo, es el (pío
mas los daña y corrompe; ponpie esejeniido doméstico
y que le tienen delante siempre , y ejemplo de autori-
dad, y que atrae á sí, no solamente por lo pegajoso y
atractivo que todo lo malo tiene, sino también por la
particular fuerza que cobra de serles tan cercano y ve-
cino, y no solo porque es dulce el vicio, sino también
porque le es natural al hijo seguir á su padre, y por-
que es vicio de herencia. Ansí que, tienen malos bijos
los que son malos padres, y Job los tenia buenos por-
que era buen padre; y sabérnoslo, porque eran confor-
mes, que era como obra nacida de las mauo$ y cuida.
(c) Ps. 152, 1, 2.
EXPOSICIÓN DEL
do de Job, y fambion por lo qiio luego se dice, .que es:
5 «Y era ansí , que cuando daban su vuelta los días
del banquete, enviaba Job y santificábalos, y madruga- j
ba de macana, y alzabaofrcndas según el número de lo- i
dos. Porqiie decia Job: Si por caso pecaron mis liijos, ¡
y bendijeron á Dios eu su corazón. Ansí hacia Job coa- '
tinuamenle.» Que bien se conoce quién tenia este cui-
dado de poner luego medicina á sus fallas y desenojar-
les á Dios , que no se habia descuidíulo en enseñarles
con avisos y ejemplos que viviesen sin culpa. Dice
pues que madrugaba, para decir la diligencia con que
acudía á Dios por sus liijos, y que «ofrecia por cada
uno su sacrificio», para decir que era igual con todos;
y dice que hacia eslo principalmeule «cuando prece-
día banquete», porque le es vecino al convite el peca-
do; que, como se peco la primera vez por comer, ansí
casi siempre en el comery en el beber de los banquetes
se peca. Y el corazón humano, por una parte engolosi-
nado con el sabor del manjar, y por otra parte distraí-
do de sí y como sacado afuera con la abundancia y la
sobra , y encendido con el vino y metido en placer , y
con esto y con la risa y conversación lanzado en el
gusto de estos bienes sensibles, dentro de sí se abraza
y se casa ó amanceba con ellos ; y viene ( veces hay ) á
decir en sí mismo : «Esto bueno es, apacible, suave;
déjenoslo Dios, y él estése en el cielo.» Y en esta ma-
nera, como preciando á Dios , le desprecia, y como co-
nociéndole, le desconoce, y con dejarle su bienaventu-
ranza y grandeza, calladamente se rie delia y le ante-
pone la suya. Y por esto dice: «Si pecaron mis hijos y
bendijeron á Dios en su corazón ;» esto es , si por caso
alegres y contentos dijeron: «Téngase Dios su gloria;
que á nosotros esto nos basta.» Si no queremos decir lo
que de ordinario se dice, que bendecir aquí es malde-
cir, y que se dice al revés porque el vocablo de mal-
decir á Dios ofende mucho al oído. Mas á la verdad, el
alegría y placer del banquete no induce á maldecir á
Dios, sinoá olvidarse de los bienes de Dios, y alabán-
dole, darle de mano en la manera que dicho tengo; que
para el maldecirle, lo que suele ser ocasión la tris-
teza es y la congoja que de los desastres sucede. Hasta
aquí son las cualidades de Job, ansí en la virtud de su
persona como en su reputación y hijos y hacienda; lo
que se sigue perteneced su calamidad é infortunio, y
dice ansí :
6 «Y fué un día, y vinieron los hijos de Dios á asis-
tir á Dios, y vino también Satanás entre ellos. »
7 «Y dijo Dios á Satanás: ¿De dónde vendrás? Y
respondió Satanás á Dios y díjole : De cercar por la
tierra y de pasearme en ella.» No asisten un día, y
otro no, delante de Dios los ángeles , ni tienen sus
dias señalados ni sus tiempos de corles , porque to-
dos los dias y lodos los tiempos ie están presentes
y sirviendo; ni menos Satanás, después de echado del
cielo, torna á tiempos á él ni ve la cara de Dios , que
á todos los que la ven los hace bieneventurados en
viéndola; mas dícese esto ansí por una de dos razo-
nes : ó porque se suele hacer ansí en las corles de los
reyes cuando de algo se consulta, y Dios, para que
le entendamos los hombres , nos habla en su Santa Es-
critura conforme ú lo que usamos y mas enlendeinos
LIBRO DE JOB. 293
los hombres ; ú de 01 ra manera píntase ansí, porque !o vio
ansí el profeta que este libro escribió, en la visión que
del tuvo por imagines y figuras que se le pusieron eu
la imaginación ó en lo> o^os, como Daniel (a) y saii
Juan (6) vieron las imagines de lo que dejaron escri-
to, y como Esaías (c) dice haber visto á Dios sentado
en un trono, y junto á él cuatro animales y ruedas,
y como del profeta Miqueas se escribe en los Reyes (d),
que se le representó Dios cercado de sus espíritus , y
consultando con ellos quién tomaría á su cargo el en-
gaño de Acab. Las cuales figuras en realidad de ver-
dad, ó con la fantasía ó con los ojos las ven los profe-
tas, y son ellas imagines que tienen su ser, pero no
el mismo que representan , ni son ello mismo, sino fi-
guras suyas hechas por Dios, y que en lo que si;^nifi-
can son conformes al hecho de la verdad, y en la ma-
nera como lo significan se ajuslan y proporcionan con
nuestro entender. Porque no hay duda sino que en
este hecho y acontecimiento de Job, según la verdad,
Dios fué quien ordenó que se hiciese , porque en nin-
guna manera se hiciera sin su querer y licencia, y el
demonio fué el ejecutor por orden de Dios. Y es de
creer que el demonio, según su juicio, estimaba en po-
co la virtud de este hombre, pareciéndole que por el
bien que Dios le hacia le amaba y servia ; y es verisí-
mil que por ocasión de este falso pensamiento y jui-
cio se movió Dios á entregar los bienes de Job á ese
mismo que por causa dellos juzgaba mal del, y ansí
hacer prueba clara de su virtud, no para sí, á quien
todo le es claro, sino para ejemplo nuestro y para glo-
ria suya y para desengaño y confusión del demonio.
Pues todo esto, que es el engaño del demonio y de mu-
chos otros que por caso pensarían lo mismo con me-
noscabo de la honra de Dios; ansí que, el engaño del
demonio, el querer Dios sacar de duda la virtud de
su siervo , el dar al mal juzgador que fuese el exami-
nador de su engañado juicio , el aceptar este oficio él,
y el ponerlo por obra , todo esto que pasó en la ver-
dad, por darlo á conocer Dios al Profeta, figúraselo en la
forma que aconteciera si se tratara de unos hombres á
otros ; y figúraselo ansí , y por tan artificiosa y apacible
manera, que ni encubre la verdad, ni traspasa sus térmi-
nos, ni saca nuestro entender de su costumbre y estilo,
antes le deleita y aficiona, porque le hace ver en las fi-
guras y formas que él usa lo que es sobre todo cuanto
se usa. Que el representar á Dios como asentado en un
trono, y los ángeles, ansí los buenos como los malos, de-
lante del , responde con la verdad del estar presentes to-
das las cosas á Dios , que es emperador sobre todo. Y el
figurar que pregunta Dios al demonio , y que le vuel-
ve respuesta, dice con la verdad de lo que él se ima-
ginaba y pensaba, y con la voluntad que tuvo Dios
de sacar á luz este engaño. Y ansimismo el parecer
que entrega Dios á Satanás la salud y los bienes de
Job, consuena con la licencia que por orden de su
providencia le dio para herirle y tentarle. Y todo
aquesto que nunca pasó en el hecho como aquí se fi-
guró en la imaginación del profela, pasó en el heciio
conforme á lo que significa esta imagen. Pues dice
(rti Daniel , 7, ele. (b) Aiiocalii)., cap. 1. (cj Isai., C.
(cíj m.Ikg., ÜijY.lO.
296 OBRAS DE FRAY
ansí : <( Y fué un día;») porque , aunque Dios desde su
eternidad delermina las cosas , da á cada una de ellas |
su día. ((Y vinieron los hijos de Dios ;» ansí llama aquí
la Escritura los ángeles. « Y vino también Satanás en-
tre ellos.» Satanás es el demonio, porque tiene oficio de
acusador y calumniador, y Satanás quiere decir el que
acusa ó calumnia. Y porque en el caso de este libro j
usó de este oficio el demonio, por eso le dan aquí es- I
le nombre. Y es mucho de considerar que, aunque
pudiera Dios hacer prueba de Job sin tomar ocasión
de otra cosa y sin usar de color ni rodeo , mas por-
que es proprio de su poder y saber gobernar con dul- I
zura (a) , que es ir al fin que se pretende por los me-
dios que él pide, por eso dispuso que la sospecha mala
del demonio, como pareciendo delante del, fuese á
manera de acusador para Job, y le solicitase á la prue-
ba , y que hubiese esta causa tan colorada y tan jus-
ta para lo que él pudiera aun sin ella hacer justa-
mente; y quiso que el mal juicio y deseo de Satanás
contra Job sacase su virtud de cuestión y juicio, y
que la esclareciese. Y ansí dice : a Y dijo Dios á Sata-
nás : ¿De dónde vendrás?» Ansí dice el original, y
tiene en aquella lengua, como en la nuestra, esta ma-
nera de hablar una significación de desprecio y de no
buena sospecha que se tiene de aquel á quien se
pregunta. Solemos decir á los que tenemos por tra-
viesos ó por de mal ánimo, ó que andan en no buenos
pasos, cuando se nos ponen delante : «Pues él ¿de
dó vendrá agora?» como diciéndole : ¿Hay algo aquí
que enredar ó viene de hacer de los suyas? Pues ansí
dice y pregunta á Satanás Dios: «¿De dónde ven-
drás?» Que fué decirle : Vendrás tú agora de hacer
lo que sueles. ¿ Que malicia tuya ó qué pensamiento
dañado te trae? A lo cual Satanás dice : « De cercar por
la tierra y de pasearme por ella. » Tenia el demonio
entonces particular mando en la tierra , y ansí habla
della como de su posesión , en que se espacia y pasea
como señor y dueño ; y á la verdad ol lugar de su ocu-
pación y ejercicio fué siempre la tierra , según la mal-
dición antigua que le condenó á comer tierra (6), y
en la tierra mesma se ve que la rodea y la cerca el de-
monio, porque adonde quiera que volvemos los ojos
hallamos su huella, en unas partos de guerras, y en
otras de muertes, y en otras de enojos, y en otras de
vicios torpísimos ; ansí que, todo lo cerca, porque siem-
bra su ponzoña por todo. Y aun lo que decimos cercar,
en su palabra original quiere también decir «inquirir y
visitar, ó cercir inquiriendo», como lo hace el que
con mando y jurisdicción inquiere y pesquisa; que si
^ el demonio es acusador y calumniador, como de hecho
lo es y se nombra , conviene que también sea inquírí-
: dor y como juez de pesquisa. Mas veamos lo que se
bjgu.;.
« (( Y dijo Dios á Satanás : ¿ Por ventura pusiste tu
corazón sobre mi siervo Job, que no como él en la
tierra, varón sencillo y recto , y temeroso de Dios , y
esquí vador de lo malo?» Lo que el latino dice consi-
derasti, es en el original «poner el corazón»; y poner
el corazón sobre una cosa, es mirar en ella con aten-
ción , en la lengua en que se compuso este libro. Pacs
(a) Sap., 8,1. i,b, Cco., 3, 14.
LUIS DE LEÓN,
pregúntale Dios si lo hn. pajeado todo , como dice ; sí
echó de ver las virtudes de Job, y las ventajas cono-
cidas que á todos en ellas hace. «¿Has visto, dice, á
mi siervo Job, que no hay quien le iguale on la tier-
ra?» Maravilla grande es que Dios haga tanto caso de
un siervo que tiene, hablando con el demonio, que te-
nía entonces á todo el mundo y á casi todos los hom-
bres por suyos, y que, según parece, oponga este uno
á todos los que al demonio servían , y se precie y hon-
re Dios del mas que de toda su gente el demonio.
«¿Pusiste, dice, tu corazón en mi siervo Job?» Como
sí con mas palabras dijera : ¿Valen tanto cuantos te
sirven como este uno que es mió? ¿Has echado de
ver cuánto mejor soy servido de este , que tú lo eres
de cuantos engañas? ¿No miras que , por mas que
cerques la tierra, y por mas que della te apoderes, al
fin hay en ella una semejante virtud? Y verdadera-
mente es ansí, que no se deleita tanto el demonio con
la perdición de muchos, que le sirven pecando, cuan-
to se lastima con la virtud excelente de un bueno; y
por el contrarío, es á Dios tan agradable y de tan a
estima en sus ojos una extraordinaria virtud , que se
tiene por mas servido con ella sola en un justo , que
deservido con la maldad y vicios de muchos injustos.
Y ansí, sufre pecadores ínumerablos por sacar á luz
uno que no lo sea; y por los justos y escogidos, que
son pocos , comparados á los que se pierden , cria sa-
bia y debidamente Dios ¡numerable nuichedninbrc de
los que se han de perder. «¿Viste, dice, á mi siervo
Job?» Y con razón hace Dios como maravilla de un
bueno, porque el ser bueno el hombre es caminar á lo
alto y vivir como se vive en el cielo; y un hombre,
que es tierra y de suyo inclinado á la tierra, ser bue-
no, es ir al revés de lo que es, y venciendo su natural,
volar lo pesado á lo alto. Y como no seria maravilla nin-
guna si de la cumbre de un monte viniesen hasta la
falda del muchas piedras cayendo, mas sí una sola
desde la raíz subiese á la cumbre seria con razón ma-
ravilla; ansi, que pequen muchos y que sirvan al de-
monio muchos no es cosa de espanto, porque es ha-
cer lo que son y seguir la dañada inclinación de su
origen ; mas q\ie haya uno ó algunos que braceen con-
tra la corriente del agua, y que siendo tierra caminen
al cielo, es digno de admiración , uno solo que sea. Y
ansí, el demonio norcs¡iondió á Dios consolándose con
los otros muchos que de su [tarto tenia, ni le dijo que
si Job era bueno, era uno solo, sino, como quien co-
nocía bien lo mucho que lo bueno vale, aunque en solo
uno se halle , quiso mostrar que no lo era Job como á
Dios parecía; y ansí, escriben que dijo :
9 « Y respondió Satanás á Dios, y dijo : ¿Por ven-
tura de balde teme Job á Dios?» Que es como sí mas
claro dijera : Señor, si es bueno, no lo es de suyo, sino
por el interés que dello saca; sí es bueno, bien se lo
pagáis porque lo sea. Traeisle sobre las palmas, hacéis
que todo le suceda á su gusto; ¿qué mucho que os sir-
va, pues vos de continuo le servís á él? Y ansí, en ser-
viros á vos so sirve á sí , y hace su hecho. Y esto es lo
que añade :
10 «¿Por ventura tú no pusiste sobre él y sobre
BU casa y sobre lodo lo que le perlcacce ala redonda?»
EXPOSICIÓN DEL
Lo que dijo el latino vállasU , en el original se dice
posuisti. Pusiste, dice, sobre él, conviene á saber, lu :
guarda y amparo, y como en atalaya, ansí estás siem- ■
pre velando por él. Y declárase luego mas, y pro- i
sigue: «Hechuras de sus manos bendejiste, y su po- ■
sesión creció en la tierra. » Y añade : j
^l «Mas , empero, plégate enviar tu mano, y toca i
en todo lo que le pertenece, si no en la cara te bendi-
jere.» Dice : Mas pruébale enviando sobre él tu azote,
y si entonces abiertamente no se volviere contra tí,
di entonces que es bueno. Mas ¿ cómo no acusará de-
lante de Dios el demonio la culpa, pues aun calumnia
la virtud? Duro acusador es sin duda ninguna; mas
cuanto él es mas agudo y solícito y mal intencionado,
tanto nos obliga mas á velar, como dice san Pedro {a) :
«Hermanos, estad en vos y velad, porque vuestro ad-
versario, el demonio, como león bramador , cerca bus-
cando á quién trague.» «Plégate, dice, enviar tu ma-
no sobre él.» Consuela, como de aquí se entiende, lo
poco que el demonio puede sin licencia de Dios. Tu
mano, dice; veces hay cuando «enviar su mano Dios»
hace significación de favor, como en el salmo (b) :
«Envió su mano y libróme, y sacóme afuera de un
piélago;» mas aquí dice azote y castigo, y la palabra
que se sigue lo declara mejor; porque lo que decimos,
«tócale en todo lo que le pertenece , » según la pala-
bra original , es un tocar con aspereza y como un to-
car azotando y hiriendo. Sigúese :
12 «Y dijo Dios á Satanás : Ves todo lo que le
pertenece en lu mano ; solamente no pongas tu mano
en él. Y salió Satanás de delante de Dios.» No queda-
ra bien confuso ni bien castigado el demonio si no se
le cometiera á él la ejecución de lo que sospechaba y
quería, Y ansí, aunque pidió á Dios que le tocase
él con su mano , Dios le comete que le toque él con
la suya , para que ansí quede satisfecho que Dios, co-
mo amigo de Job, no usó de blandura, y para que, ha-
ciendo él cuanto pudiese , si quedase después vencido,
como de hecho quedó , quedase desesperado y rabiase
de su flaqueza y de la fortaleza de Job , y de ver que
le había honrado con su malicia, pretendiendo da-
ñarle. «Ves, dice , todo lo que le pertenece en tu ma-
no.» Como diciendo : Pues ansí lo piensas y dices, y
el ser Job tan siervo mío lo atribuyes á mi favor y á
los muchos bienes que tiene, yo te pongo toda su ha-
cienda en tu mano , no toques á su persona , del resto
haz á tu gusto. Y es de considerar que no le dice Dios
que le quite ó que le desminuya ó que le asuele la ha-
cienda, sino dice que la pone en su mano, como cier-
to que, según su ingenio dañado y perversa voluntad,
ponerlo en su mano y asolarlo es lo mismo; que nun-
ca tales manos dieron buen cobro de lo que en ellas
se puso; y víóse su sed de hacer mal en su diligencia,
pues dice : «Y salió Satanás de delante de Dios;» que
es decir: Y luego al mismo punto , sin decir ni repli-
car mas, salió á su comisión deseoso. Y dice que «sa-
lió de delante de Dios», á quien todas las cosas le son
siempre presentes, porque iba á hacer mal; el cual,
cuando es de pena, es ajeno de lo que Dios primera y
derechamente apetece , y cuando es de culpa, es aje-
(a) Ep, I, cap. 3, V. 8. (b) Pá. U"», v. 7.
LIBRO DE JOB. 297
no del totalmente , y si se hace en su vista, porque
lo ve para darle castigo, no se hace en su vista, porque
no lo conoce por suyo ni lo favorece ni aprueba. Sata-
nás so aleja de Dios para azotar á Job, que no era hecho
malo, según que Dios lo ordenaba; y algunos se me-
ten á Dios y se visten de su religión para ser su es-
trago della y su azote. Pero mejor será seguir nuestro
intento. Dice :
13 « Y fué un día , y sus hijos y sus hijas comían y
bebían en uno en casa de su hermano el mayor. »
14 «Y un mensajero vino á Job y dijole : Las va-
cas araban , y las asnas pacían junto á ellas. »
15 «Y cayó el sabeo y tomólas, y á los mozos pasa-
ron á cucíiíllo. Y escapé tan solamente yo solo para
que os diese noticia dello. »
16 «Aun este hablaba, y viene otro y dice : Fue-
go de Dios cayó del cielo , y quemó las ovejas y los
mozos, y consumiólos, y escapé tan solamente yo solo
para dar noticia dello. »
17 «Aun este hablaba, y vino otro y dijo : Los cal-
deos, hechos tres partes, acometieron á los camellos
y lleváronlos, y los mozos pasaron á cuchillo, y esca-
pé tan solamente yo solo para darle noticia dello.»
18 « Aun este hablaba , y vino o'ro y dijo : Tus hi-
jos y tus hijas comían y bebían vino en casa de su
hermano el mayor. »
19 «Y veis un viento grande vino de hacia el de-
sierto, y hirió en los cuatro cantones de la casa, y
cayó sobre los mancebos y murieron , y escapé yo solo
para darte noticia dello.» Este es el primer azote que re-
cibió Job por voluntad de Dios y por mano del demonio,
que no solo le quitó cuanto pudo, sino quitóselo todo jun-
to en un día , y por la mas cruel manera asolándolo;
de arte que por donde quiera que este azote se mire,
es muy grande. Grande, porque llevó todos los hijos
y hacienda; grande , porque lo llevó todo junto y como
en un punto; grande, porque ni llevó á los hijos cap-
tivos ni á la hacienda en manera que se esperase co-
brarla, sino dando muerte á los unos y abrasando á
los otros , y consumiendo y asolándolo lodo. Y lo que
fué muy de sentir, que aunque vino en un día, pu-
diera venir en muchos á la noticia de Job, y pudieran
esperar que una llaga se curase antes que la otra vi-
niese , y que con un suceso adverso hiciese poco á poco
el ánimo á sentir menos los otros. Mas la rabia ene-
miga y la crueldad del demonio todo lo hizo junio, y
todo se lo puso junto delante y como de un tropel, y
sin dejarle respirar, para mas ahogarle. El uno dice los
bueyes, el otro luego las ovejas quemadas , el otro los
camellos robados, el otro los hijos muertos, y todos la
familia pasada á cuchillo , para que viéndose caer, y
no por escalones, sino de golpe, la gravezade él le des-
pedazase el juicio y* el ánimo , y rendido á la desven-
tura y vencido de ella, blasfemase de Dios. Y aun para
su mayor aflicción ordenó con aviso particular el de-
monio que parte de su hacienda la acabase el cuchi-
llo , y parle el fuego del cielo, y parte el robo, y parte
la violencia del viento; y hizo que en el campo pere-
ciese lo uno, y en la ciudad y en su propria casa, y en
el tiempo de la seguridad y regocijo y banquete se ar-
ruinase lo Otro, para que representándomele todo con-
298 OBRAS DE FRAY
trarío, el campo y el poblado , lo «olo y la muchedum-
bre, los vecinos y los mas alejados , la tierra y el hier-
ro y el cielo , considerando que adonde quiera y por
dondequiera la calamidad le hallaba, se tuviese por
aborrecido y desierío de toda buena esperanza , se en-
tregase al despecho. Mas ¿qué no puede sufrir o que no
puede vencer la virtud verdadera? Dice :
20 «Y levantóse Job y rompió su ropa, y trasquiló
su cabeza , y derrocóse en tierra y adoró, n
21 o Y' dijo : Desnudo salí del vientre de mi madre,
y desnudo volveré allí. Dios lo dio y Dios lo lomó ;
sea el nombre del Señor bendito.»
22 «En todo esto no pecó Job ni se enloqueció con-
tra Dios. » Si Job no hiciera significación de dolor en
desastres tan grandes, su paciencia no lo pareciera ;
porque pudieran decir que de enajenado no senli;i,
y no que de esforzado sufría. Lo fino de su valor es-
tuvo en que sintiese, y que sintiendo no se dejase ven-
cer, sobrepujado del justo y amargo sentido. Y por
eso dice que rompió su monjil (a) y tresquiló su ca-
beza, que eran en aquel tiempo demostraciones de
duelo, que es decir que conoció bien la adversidad
de su fortuna y la grandeza del mal que le sobrevino,
y que ansí lo sintió y demostró por las señales de fue-
ra. Mas que si le traspasó el alma el dolor, pudo mas
el valor de su ánimo, y que derrocado de su prospe-
ridad y herido, el dolor no le levantó contra Dios; antes
la virtud derrocó al sentimiento por tierra, y domó el
coraje que la desventura enciende en el alma , y á ella y
al cuerpo los postró y humilló. Pues postrado y adoran-
do á Dios, dijo : a Desnudo nací del vientre de mí ma-
dre, y desnudo tornaré allí; Dios lo dio y Dios lo to-
mó; sea su nombre bendito.» En las razones con que
se conhorta y consuela, muestra bien su igualdad.
«Desnudo, dice, salí del vientre de mi madre.» Poco
apegado tenia el corazón á los bienes el que se desnu-
dó de ellos tan presto. Bien se conoce que era Job de
aquellos pocos que desea el Sabio, y de quien dice (6):
«Bienaventurado el varón que no se fué en pos del oro
ni íió en el tesoro. ¿Quién tal? Y diremos que obró
maravillas. Desnudo nací.» Encierra en sí aquesta ra-
zón mil razones eficaces y ciertas; lo uno, porque quien
nació desnudo, hecho ha de tener el ánimo para hallarse
desnudo; que ninguna cosa nos es mas nalural que lo
con que nacemos ; ansí que , es propria del hombre la
desnudez y de su nacimiento le viene. Lo otro , por-
que si al nacer de esta vida, tan necesitada de abrigo,
venimos desnudos, no es mucho que al salir de ella,
<j cuando nos acercamos al fin, ansí del vivir como de
la necesidad de los bienes con que se vive, nos halle-
mos desnudos. «Desnudo, dice , nací del vientre de mi
madre» que me engendró , y desnudo volveré al vien-
tre de la tierra, que es también nuestra madre; y pues
nací desnudo , no me extraño de verme desnudo ; "y pues
á la vida desabrigada vine sin ropa, sin ella potlré pa-
sar en su fin y remate. Mas fácil es morir pobre que
vivir pobre. Demás de que (¡Dios, dice, lo dio y Dios
lo tomó», que es otra y .segunda razón llena de íilo.so-
fía del cielo. Porque, según la verdad, estos bienes de
fuera , y lodos los que no están en la mano del hom-
( a) Monjil es ud gíncru de vcsUdo. {l>) Eccli., 3J, v. 8 y 9.
LUIS DE LEÓN.
bre, no son bienes propríos del hombre; cosas son ad-
venedizas y que tienen otro señor, que las da ó las
quita ; y ni el tenerlas nos hace ricos , porque no son
nuestros bienes , ni el carecer de ellas pobres, por la
misma razón ; y ansí , es contra ella que se duela na-
die si carece , ó porque carece de lo que no se le debe
ni es suyo. Dios los reparte y da por el tiempo que
quiere , y ansí , el prestarlos es gracia , y si los torna
á pedir es derecho ; y como le debemos gracias por lo
primero, ansí dolemos de lo segundo no es justo. «El
lo dio y él lo tomó, » y en lo uno usó de misericordia y
en lo otro de su señorío, y en todo hace siempre lo que
conviene , y ansí , sea siempre y por todo bendito. Esto
dijo Job , y por ello dice del la Escritura que no pecó,
aunque mas lastimado, ni se enloqueció contra Dios.
Y dice bien enloquecer , porque la rabia con que el pe-
cador castigado por Dios se vuelve contra Dios, ha-
biéndose de volver contra sí, desatino es y manifiesta
locura. Bien se maravilla de esto el falso Júpiter acer-
ca del poeta griego, do dice (c) :
Maravilla es de ver cómo la gente
Mortal á Dios acusa, y de sus daños
Por causa pone al cielo solamente.
Ellos se son su lazo y sus engaños,
Y el no seguir la ley que les es dada ,
Su vida contamina y dulces años.
Y mejor nuestro Sabio {d) : « Atraviésale el pié al hom-
bre, y derruecale su maldad, y él brama contra Dios
en su ánimo.
CAPITULO IL
ARGUKIRNTO.
Despojado Job de todos sus bienes , y nn por eso vencido , torna
el demonio á pedir licencia á Dios para alligirle mas. Dásela, y
liicrele el cuerpo con enfermedad y llagas feas. Por donde su
mujer, aborreciéndole, le convida á que desespere ; A la cual
él con ánimo paciente y varonil la reprehende, y se asienta
en el [lolvo, adonde cuatro amigos suyos que le vienen á ver,
y se admiran de velle, asentados y callando y mirándose entre
sí, pasan siete dias.
i Y fué un tila y viniéronlos hijos de Dios á asistir de-
lante do Dios, y vino también Satanás entre ellos á asis-
tir (leíanle do Dios.
2 V (lijo Dios á Satanás : Pues ¿de dónde vendrás? Y
respondió Satanás á Dios : De cercar en la tierra y de iia-
searnic por ella.
3 Y dijo Dios á Satanás : ¿Por dicha pusiste lu corazón
sobre mi siervo Jo!) , que no como él en la tierra, varón
simple y der(^clio, y lomeroso (le Dios, y csquivador de
maldad, y aun agora asido á su bondad? Incitásleíac con-
tra él para alligirle de balde.
4 Y rcsi)ondió Salan;is á Dios y dijo : Pellejo por pe-
llejo, y lodo lo (|ue es al hombre dará por su alma.
5 riégale enviar lu mano , y lócale en el hueso y en
la carne, si no en la cara le bendijere.
6 Y dijo Dios á Satanás: Vesle en tus manos, solamen-
te guarda su alma.
7 Y salió Satanás de delante de Dios, y plagó á Job con
postemas malignas desde la planta de sus pies hasta su
colodrillo.
8 Y lomo una costra de tierra para raerse con ella , y él
sentado en medio del ()()lvo.
9 Y dijole su mujer: ;,llasla cuándo líi asido de lu bon-
dad? ¿Ifcndücir á Dios y morir?
(cj Odys., lib. I, vers. 32, 33, 54. {(I) huv., 19, v. 3.
EXPOSICIÓN DEL
iO Y díjole á ella : Como una de las tontas parlnsie.
También el bien recibimos de Dios, ¿y el mal no le reci-
biremos? En lodo esto no pecó Job en sus labias.
il Y oyeron tres amigos de Job toda esta calamidad
que vino sobre él, y vinieron cada uno de su lugar. Elifaz
el lemanes, y Bildad el de Suhi, y Ofar el Nagmates. Y
jumáronse. juntos para venir á visitarle y á consolarle.
i2 Y alzaron los ojos de lueñe , y no le conocieron , y
levanlaron su grito y lloraron, y rasgaron cada uno su
vestidura, y esparcieron polvo sobre sus cabezas hacia el
cielo.
15 Y sentáronse con él en el sue'o por siete dias y sie-
te noches, y no hubo quien le hablase palabra ; que vie-
lon que grande mucho su dolor.
EXPLICACIÓN.
4 «Y fué un día, y vinieron los liijos de Dios á asiá-
lir delante de él , y vino también Satanás entre ellos á
asistir delante de Dios. »
2 c( Y dijo Dios á Satanás : Pues ¿de dónde vendrás?
Yrespondi(3 Salaiiás á Dios : De cercar en la tierra y de
pasearme por ella. » Hácese otra y segunda consulla, ó
aparécele al Profeta que se hace, anú para luz suya, co-
mo para mayor entendinn'ento y gusto nuestro. Pues
tornan en ella á parecer los ángeles ante Dios , y con
ellos también Satanás, á quien Dios pregunta otra vez,
y él le torna á responder casi en la misma forma de ar-
riba. Lo que de nuevo hubo es lo que agora se sigue :
3 « Y dijo Dios á Satanás : ¿Por dicha pusiste tu co-
razón sobre mi siervo Job, que no como él en la tierra,
varón simple y derecho, y temeroso de Dios, y esquiva-
dor de maldad, y aun agora asido de su bondad? Y in-
citásteme tú contra él para afligirle de balde. » Que fué
decir Dios al demonio : Hízose la prueba que pediste,
y el suceso ha mostrado qus tu imaginación era falsa.
Desnudástele de todo, y cuanto tú le quitaste mas, tan-
to él está mas «asido á su bondad». Bien se ve que no
íolgaba de la riqueza, pues ida la riqueza, la abraza, y
pobre, es rico con ella. Entrañada estaba en él y embe-
bida en las venas ; y aunque le has , dice , desasido de
lo demás, no has podido desasirle de su bondad. Lo que
decimos asido, en la palabra original es asir y u apre-
hender esforzadamente»; y dice, no solo allegamiento á
aquello que se ase, sino fortaleza y firmeza en ello. Por
manera que Job no estaba asido á su virtud con duda y
flaqueza, sino con pecho valiente y con propósito es-
forzado y cierto, para no apartarse de ella por ningún
suceso próspero ni por ningún adverso caso que le
avenga y suceda. «Mas tú, dice, me incitaste contra él
de balde.» «De balde,» dice, respecto del fin que el de-
monio pretendía, y de su imaginación y esperanza, que
salió en vacío y burlada ; que en orden de lo qus Dios
pretendió en este azote y licencia , que fué esclarecer
la virtud de su siervo y hacer prueba de su bondad,
y mostrar que no le servia por interés, y que era mayor
que toda la desventura y desastres, no fué de balde es-
te hecho , ni sucedió al revés ni en otra manera dife- |
rente de lo que Dios pretendía. Mas dice :
4 «Y respondió Satanás á Dios y dijo: Pellejo por j
pellejo , y todo lo que el hombre tiene dará por su al-
ma.» No se vence la malicia de una vez, á lo menos no
quiere mostrarse vencida , para quedar después mas j
confusa i y ansí, hulió todavía que raaligiar y que argir '
LIBRO DE JOB. 299
mentar el demonio, pues dice en sentencia que no es
maravilla que persevere Job en ser bueno, aunque se
vea caído y puesto en pobreza y miseria , porque hom-
bres hay que, como tengan salud y fuerza?, llevan bien
cualquier suceso duro y adverso. Ansí que, la igualdad
con que pasa Job por sus pérdidas puede nacer en él»
no tanto de la virtud que Dios dice, cuanto de un na-
tural suyo apocado, y que con vivir sano pasa bien co-
mo quiera. «Pellejo, dice, por pellejo. » Manera de ha-
blar es de la lengua en que se escribió este libro al prin-
cipio, y es manera no muy conocida, y ansí no declara-
da de un arle. « Pellejo por pellejo dará ,» esto es, según
dicen algunos, un pellejo y otro pellejo, esto es, todos
sus pellejos; que es decir : Cuanto tiene y posee dará
por bien perdido , por quedar con la vida. Oíros dicen
ansí : «Un pellejo dará por otro pellejo, esto es, con la
hacienda comprará la vida y se tendrá por contento ;
y luego lo declara diciendo : « Y todo lo que tiene el
hombre dará por el alma, » que aquí sigiiilica la vida.
Mas esto no sé si dice con lo que aquí quiere el demo-
nio. Por donde podríamos traducirlo de aquesta mane-
ra : «Pellejo en cuanto pellejo, y todo lo que el liombre
tiene en cuanto la vida. » Como diciendo : Llevará el hom-
bre con buen ánimo el perder el pellejo, esto es, su ri-
queza y hacienda, que con razón es pellejo, pues le ro-
dea y abriga, « en cuanto el pellejo,» esto es, en cuanto
le durare el pellejo, quiero decir, como el otro pellejo,
que es la salud y la vida, le quede entero y sano. Y lo
que dijo por figura y rodeo en esta primera parte , de-
cláralo luego en la segunda sin él y con palabras sen-
cillas, y dice : «Y todo lo que el hombre tiene dará en
cuanto su vida. » Como si mas claro dijera : En lo que
digo de « pellejo en cuanto pellejo», quiero decir que el
hombre, aunque pierda lo que tiene , lo pasa mientras
queda con salud y le duran las fuerzas. Y con esto vie-
ne bien lo que añade, que es :
o «Envía tu mano y tócale en la carne y en los
huesos, y si no blasfemare de tí, entonces podrás de-
cir que me engaño.» Tócale, esto es, tocando hiére-
le «en la carne y en los huesos», esto es, en la salud
quitándosela, y no como quiera , sino de manera que la
carne lo lacere y los huesos lo sientan; quiero decir,
de arte que el daño y el dolor le penetre á los huesos.
Dice :
6 «Y dijo Dios á Satanás: Vesle en tus manos; so-
lamente guarda su alma.» Esto es, yo te doy licencia
que le maltrates á tu voluntad , y que le llagues y en-
fermes, pero de manera que no le mates. « Su alma , »
esto es, su vida, te reservo, en que no consiento que lo-
ques ; la salud te entrego para que hagas prueba de tus
fuerzas en ella.
7 «Y salió Satanás de con Dios, y plagó á Job con
postemas malignas desde la planta de sus pies hasta su
colodrillo.» Nunca pone en olvido el hacer mal el de-
monio; luego que se ve con poder, lo pone en obra. De
creer es que esta plagado .Job fué gravísima plaga, an-
sí por ser autor de ella el demonio, que es amigo de ha-
cer lo peor, como por el enojo y envidia que le desper-
taba á llagarle, como también por el fin que pretendía
en ello, que era atraerle á impaciencia, y mostrar con
ella que era apariencia de virtud, como él decía , y no
300 OBP.Afí DE FRAY
viriud verdadera, comn Dio'5 aOrmaba. Ansí que, sin
duia fué graví-imo mal el de Job. Y aunque algunos
han querido señalar qué seria , no parece que se pue- i
de saber, y si algún camino hay para ello , es la pa- :
labra original, en lugar de lo que dijimos postemas, '
que es sechin, porque á la verdad sechin son secas, co- [
moel castellano las llama, que es palabra que decien- ;
de de aquella, y como se conoce de lo que en Esaías (a) ;
y en e! cuarto libro de los fíei'es se dice de la enferme- ,
dad de Ecequías, adonde eí'.a escrita esta mesma, que
por lo que allí se dice, y por la medicina con que el rey
se curó, y por las ocasiones y las circunsíancias del
tiempo, parece claro sechin ser secas ó landres. Poique
Ecequías enferrnó poco después de la mortandad que
sobre los asirios vino una noche ; y como Josefo dice (6),
aquella mortandad fueron landres, con que en una no-
che murieron mas de cien mil per>onas. Y ansí, es ve-
rosímil (]ue del aire corrompido Ecequías se inficionó
de la me.^ma manera , y por esto fué mortal su enfer-
medad y desesperada , como escribe Esaías (c) ; y la
medicina con que él le sanó, que fué masa de higos, es
medicina que se aplica á las postemas y secas, como lo
enseñan los médicos. Ansí que, no se debe dudar sino
que sechin es enfermedad de landres y secas, y que
como son en diferentes maneras , estas de Job fueron
dolorosísimas y pestilencialísimas secas, y por eso dice
el texto que «le hirió con secas ó postemas malignas».
Y como quien sabia la fuerza mala de las enfermeda-
des y males, escogió el demonio para atormentar mas
luengamente á Job y para traerle á impaciencia, entre
lodos aqueste mal, como de mayor eficacia; porque, si
bien se mira, encierra en sí todo lo que en las enferme-
dades suele ser de dolor y trabajo ; porque muchas se-
cas malignas y muy enconadas son clavos agudos de
dolor increíble, que por sí y por la mala cualidad del
humor enciende liebres ardientes, y cuando después
se abren y rompen las llagas, Iiacen asco, y la materia
suciedad y hedor; y si cuando unas maduran, otras co-
mienzan á reverdecer, como á Job sucedía, júntanseen
uno asco, suciedad, hedor y dolor y fiebre continua.
A los cuales males, como accidentes proprios, se les si-
guen oíros cien males, de vigilia; y ansí, dice .lob (d)
que se le pasaban las noches sin sueño y de hastío; y
ansí, dice {e) que aborrecía el comer, y do'falia do alien-
to y eslrecheza en el respirar y aprclamionlo de la gar-
ganta; y ansí, pide (/") tam!)ien á Dios que le deje tra-
gar su saliva; y lo lo esto iba templado por una mane-
ra que le atormentaba y no le acababa, que fuera mas
ligero tormento, de lo cual él después se queja {g) agrá-
menle. Y todo este mal tan doloroso y tan íiero, que pa-
rece que no puede crecer, crece incomparablemonle
con la pobreza extrema que se junta con é!. Porque ni
tuvo el remedio de la medicina, ni el alivio del regalo,
ni el consuelo del servicio, ni el descanso de la cama,
ni el abrigo del lecho, que los enfermos tener suelen;
sino la cama fué el polvo, y la medicina una leja, y el
servicio los baldones de su mujer. Y ansí dice ;
(a) Isai., "8, 21. iv, Rcg., 20, 7.
(*) Jos., lib. X. Antiq. , cap. 2. (ci Issi., 38, i.
(d) Ciip. 7, Z. («) Cap. 6, 7. {f) Cap. 7, 10,
{g) Cap. 6, 9.
LUIS DE LEÓN.
8 uY tomóse una teja para raerí5e con ella, y él sen-
tado en medio del polvo.»
9 «Y díjole su mujer: ¿Hasta cuándo lú agarrado
de tu bondad? Bendecir á Dios y morir. » Esto es, da de
mano á Dios, y acaba y ahógate. Que como era culpa
en la mujer hablar ansí con su marido alligido, y como
era inhumanidad tanto mas fea, cuanto estaba obligada
á ser mas piadosa, ansí se debe creer que le a.fligió mas
cslo á Job que cuan lo mal padecía;' y que de las sae-
tas que le enviaba el demonio, fué esta una de las mas
penetrantes, y el toque mayor de la virtud de este san-
to. Y ansí, fortalecido con ella y mas firme que roca, con
respuesta grave y verdadera la reprehende, diciendo :
i O ((Y dijo á ella: Como hablan las tontas has lu-
blado; también el bien recibimos de Dios, ¿y el mal no
le recibiremos? En lodo eslo no pecó Job en sus la-
bios. )) PveprehéiKle'.a y dale doctrina. Y la reprehensión
es : «Como hablan las tontas has hablado,» ó al pié de
la letra : «Parlar de tontas parlaste. » Y digo parlar,
porque la palabra original, según la fuerza de su orden
y puntos, es hablar, no como quiera, sino hablar mucho,
ó como si dijésemos rehablar, que viene muy bien pa-
ra lo que se habla sin atención y sin tiento, y para lo
que ni la razón lo mide ni la consideración lo modera.
Porque todo loque ansí se habla, aunque parezca poco
y aunque en palabras lo sea, es demasiado y muy lar-
go; y el hablar sin considerar, siempre es muclio ha-
blar. Ansí que, la reprehensión es esta, y la razón de
ella y la doctrina que dije es lo que luego se sigue:
« También el bien recibimos de Dios, ¿y el mai no reci-
biremos?» Que es como decir: Si Dios agora nos azota,
también nos favoreció en otro tiempo, y si recibimos
aquello, ¿porqué no pasaremos por esío? U de oira ma-
nera: Ansí que, recibiremos el bien de la mano de Dios,
y para eso exlenderémos los brazos y el deseo, «¿y el
mal no le recibiremos?» No es eso, dice, razón dejus-
licia; porque el bien no se nos debe, y el mal nos con-
viene para castigo ó remedio. Luego si estamos alegres
cuando nos reparte Dios lo de que somos indignos , sin
razón es mostrarnos enojados y tristes si nos quita lo
que no se nos debe, y nos da lo que nos viene do suelo.
Que al hombre, como después se dice (/i), el trabajóle
es projirio, como al ave el vuelo ó como las centellas al
fuego. Y no eslá la buena dicha del hombre en ser {irós-
pero; la adversidad es la que de ordinario le hace fe-
liz. Y á la verdad, saliendo de esta persona particular
á lo que es general y á lo que á lodos nos loca, ni con-
viene que nos alegremos con los buenos sucesos ni que
nos angustiemos con los malos, .\ntes al revés, el buen
suceso y la buena dicha, y el responder y obedecerá
nuestro gusto las cosas había de criar recelo en nos-
otros ; ponpie, demás de que el buen dia siempre hace la
cama al malo y es su vigilia, eso nn"smo que llamamos
feliz es peligroso mucho y ocasionado á mil males; que
la felicidad naturalmente derrama el corazón con ale-
gría, y cria en él confianza , y de la alegría y de la con-
fianza, por orden natural, nace el descuido, y al des-
cuido se le siguen la soberbia y el des|irecio de otros,
y los errores y fallas. Y quien posee nuiclios bienes, con
el gu'íto de ellos se Ic sujeta; y ansí, conjien::a á ser-
(/(; Jül)., CLip. li, V. 7.
EXPOSICIÓN DEL
vir á lo que habia de mandar y regir, y de ser rico y '
dichoso viene á ser esclavo y á ser miserable. Mas la
adversidad y el trabajo, allende del premio que merece I
ello por sí, si bien se mira, es apelccib'e y es didcc.
Porque ¿quién no gusta de caminar para el bien, y de ¡
negociar su salud, y de salir de deuda, y de atajar que
no se encanceren y hagan incurables sus llagas , que son
todos efectos buenos de lo que se nombra trabajoso y ¡
adverso? Lo cual sin duda preserva nuestra vida de cor- i
rupcion, y es propriamenle su sal, y desarraiga el alma i
del amor de la tierra, que nos envilece, y la desapega '
y como desteta de su pegajosa bajeza, y nos allana y fa-
cilita el salir de esta vida, y cria en el ánimo, no sola- |
mente desamor de ella, sino también un desprecio jun- I
to con una alteza y gravedad celestial. Porque el ser
combatido cada dia de malos, y el hacerles cada dia ca- I
ra y vencerlos, le acostumbra á ser vencedor; y por el |
mismo caso le hace grande y señor, y valeroso y altísi- ¡
mo hasta tocar las estrellas. Y si los que esquivan la ¡
adversidad entendiesen el bien que en ella se encierra
(como algunos que han hecho de ello experiencia lo en-
tienden), no solo no la huirían, mas por aventura ha-
rían plegarias y promesas á Dios porque se la enviase
á sus casas. Que en el descanso del paraíso perdió á
Dios el primer hombre (a), y en el trabajo y en el lloro
oyó después (6) la bendita promesa de su remedio. Y
en lo ancho del mundo se anegaron los hombres (c), y
en lo estrecho del arca Koé se salvó. Y donde reinan los
egipcios (d) y Faraón, reinan también las tinieblas; y
en el rincón de Gesen, donde sirven y laceran los de
Israel, resplandecía la luz. Y la prosperidad á Salomón
le arruinó (e), y á Elias el ayuno (/") y la desnudez y la
persecución continua le subió en carro de fuego. ¿Qué
diré de inüniíos otros que resplandecieron por este ca-
mino ? Que á la verdad es seguido y trillado camino por
todos los amigos de Dios, y no hay prado florido ni
vergel cultivado con diligencia adó se vean tantas di-
ferencias de flores cuantos géneros de personas flore-
cen hermoseados de virtudes en esta aspereza de la ad-
versidad y trabajos. Que el placer de los flacos es, y la
abundancia de bienes de los que son para poco, y el
gusto y el suceso bueno á los que no nacieron para vir-
tudes heroicas les vienen. Lo alto, lo ilustre, lo rico,
lo glorioso, lo admirable y divino siempre se forjó en
esta fragua. Y ansí, dice bien aquí Job que no reciba-
mos con triste cara el trabajo; que tanto nos vale, pues
recibimos alegres la prosperidad , que las menos veces
nos mejora, y las mas nos daña y desvanece. Y confor-
me á eslo, justamente se sigue : « En todo aquesto no
pecó Job en sus labios;» quiere decir, ni aun en sus
labios y palabras, adonde se suele pecar fácilmente. Y
luego dice lo que sucedió con la fama de este caso, que
se derramó por toda aquella comarca.
11 «Y oyeron tres amigos de Job toda la calamidad
que vino soljre él, y vinieron cada uno de su lugar, Eli-
faz de Teman, y Bildad de Subí y Ofar deNagaman. Y
juntáronse juntos para venir á consolarle. »
12 «Y alzaron sus ojos de lueñe, y no le conocie-
ron, y levantaron su grito, y lloraron, y rasgaron cada
(a) Gen., 5.
(c) III, lies
(¿-1 Ibid. (c) Gen., 7. (íA Exod., 10, 22y 23.
11. (f) IV, Ue?., 2, 11, y Eccü., 48, 13.
LIBRO DE JOB. 301
uno su vestidura, y esparcieron polvo sobre sus cabe-
zas hacia e! cielo. »
13 «Y sentáronse en el suelo por siete días y siete
noches, y no hablaron á él palabra ; que vieron que su
dolor era muy grande. » Entiéndese que estos tres ami-
gos de Job eran ricos y principales hombres, porque la
Escritura en otra parte (cj) los llama reyes. Y hicieron
oficio de amigos en acudir al trabajo, aunque e! demo-
nio, como enem.igo, le convirtió á Job la visita de estos
en nuevo tormento. Dannos á lo menos bien á enten-
der con suespanlo y con las demostraciones que hi-
cieron de dolor y silencio, la graveza de los males de
Job, que casi los sacaba de si; considerando con una
mudanza tan no esperada y tan súbita llagado en el pol-
vo al que pocos días antes resplandecía como un sol en
el cielo, y herido y abatido y desamparado como malo
y facineroso al que siempre tuvieron ellos y lodos por
ejemplo de virtud perfecto y rarísimo. Donde dice «á
visitarle», el original dice «á mover la cabeza», que es
el meneo y visaje que hacían antiguamente los que se
condolían con otros. Y lo que dice «no le conocieron»
al proprio quiere decir cmo le devisaron ó asemeja-
ron »; que es decir que aunque le conocieron , le des-
conocieron , sc^uu del mal estaba desfigurado y des-
hecho.
CAPITULO IIL
ARGL.Mfí.MO.
Job á la fin rompe el silencio, y maldi.^e el dia en que nació y su
suei'te dura, no por desesperación ni por impaciencia, sino por
aborrecimiento de los trabajos de la vida y do su condición mi-
serable, sujeta por el pecado primero á tan desastrados reve-
ses. Y ansí, dice que es mejor morir que el vivir, y la suerte
de los muertos mas descansada muciio que la de los vivos; y
refiere cuan sin pensar, y á su parecer sin mciccello, vino sobre
él este mal.
i Y después abrió ansí Job su ])oca, y maldijo á su dia.
2 Yclanió Job y dijo : Perezca el dia en que jo naciera,
y la nociie que dijo: CoiiceI)ido varón.
3 Aquel dia sea oljcuridud, no le busque Dios de arri-
ba, y no resplandezca sol)i'e él c!arid;id.
4 Enturbíete ol)scuridad y liniebia, more sobre él
muerte, asómíirele amargura,
5 A aquella noclie tómela tiniobla, no se ayunte con
dias de año, y en cuenta de meses no venga.
6 Aquella noche sea solilaria, no venga canto en ella.
7 Maldíganla los que maldicen el dia, dispuestos á des-
pertar á Levialan.
8 Entenebrézcanse las estrellas de su noclie, espere
luz y no vea alboradas de mañana.
9 ¿Por qué no cerró puertas de mi vientre y encubrió
laceria de mis ojos?
10 ¿Por qué del vientre no muriera y del vientre saliera
y espirara luego?
11 ¿Para qué me anticiparon las rodillas, y para qué te-
tas que mamé?
12 Porque agora yo naciera y sosegara, doroiiera en-
tonces reposo á mi.
15 Con reyes y consejeros de la tierra los que ediQ-
can des¡iob!ados para si.
14 O con príncipes señores de oro los que Linchen las
casas de plata.
la O como abortado escondido no fuera, como chi-
quitos que no vieron luz.
(¡/) Tub., 2, 15,
302 OBRAS DE FRAY
•16 Allí malos cesaron de liacer alboroto , y allí reposa-
ron alcanzados de fuerza. i
17 Juntamente los encarcelados sosegaron, no oyeron
voz de acreedor.
48 Pequeño y grande allí ellos, y esclavo liorro de su
señor.
19 ¿Para qué se dará al desastrado luz, y vida á amar-
gos de corazón? ¡
" 20 A los que esperan la muerte, y no ella, ¿buscaron- i
lamas que tesoro?
21 ¿A los que se alegran con regocijo y se gozancuan- i
do huilan sepultura? ¡
22 ¿ A varón á quien su camino le fué encubierto, y le I
cubijó Dios con tiniohla? |
23 Porque antes de mi pan mi sospiro viene, y corren j
como asua mis gemidos. I
2t Que temor temí y vínome, y lo que temí vino á mí. '■
20 ¿No me apacigüé y no me sosegué y no reposé? V |
vino temblor.
EXPLICACIÓN. I
1 í(Y dcínues abrió Job así su boca y maldijo su
dia.i) Finalmente rompió Job su largo silencio, y soltó
la rienda al dolor que le guerreaba en el peclio; ó por
mejor decir, abrió la boca y dio salida á la llama que i
Je consumía el alma encerrada, y para desahogarla, ((di- ¡
jo mal de su dia,» esto es, «maldijo el dia» en que na-
ció. Muchos se trabajan aquí en dorar estas maldiciones
de Job y en excusarlas de culpa. Y porque les parece
que maldecir uno su nacimiento en la manera que aquí
Job le maldice, es señal de ánimo impaciento y deses-
perado, hacen fuerza á lo que dice, y lo tuercen por di-
ferentes maneras, y á mi parecer sin razón. Pcrsuádo-
me yo que los que de estas palabras se asombran y les
buscan salida, nunca hicieron experiencia de lo que la
adversidad se siente, ni de lo que duele el trabajo ; que
si la hubieran heclio, ella misma les enseñara que no
se encuentra con la paciencia que él, puesto en desven-
tura y herido, sienla lo que le duele y publique lo que
siente con palabras y señas ; ni menos es ajeno del buen
sufrimiento que desee el que padece, ó no haber ve-
nido al mal que tiene, ó salir del presto y en breve; que
es todo lo que Job hace y dice en este lugar. Porque si
se duele , tiene razón de dolerle, y si no le doliera, no
tuviera sentido ; y si se queja duélele, y la queja es na-
tural al dolor. Y si desea no haber nacido para mal se-
mejante, pregunto, ¿qué razón nos obliga á elegir vi-
da, si ha de ser para pasarla en miseria? ¿Quién en
trabajo de?eó haber á él venido? O ¿qué atormeniado
amó el vivir en tormento? O ¿quién es el que elige vi-
vir para vivir muriendo siempre? O por el contrario,
¿qué cosa hay tan insensible, que no desee el no vivir,
si con él ha de llegar á vivir miserable? Y si el que pa-
dece algún mal grave puede sin exceder la paciencia
pedir á Dios, si es servido, que le acabe el dolor con la
vida, también podrá desear sin traspasar la razón que,
si fuera posible, se la corlaran de antemano. Cristo,
ejem[ilo de perfecta paciencia, aunque en los males que
padeció calló siempre, en lo úllirno de ellos al fin se que-
ja, y con voz dolorosa y grande , vuelto á su Padre, le
dice (a) : ((Dios mió. Dios mió, ¿por qué me desampa-
raste?» En que mostró que no era impaciencia el que-
jarse, y que era de hombres, como él verdaderamente
(a) Matth.,27, 4G.
LUIS DE LEÓN.
lo era, el sentir el dolor y e1 querellarse cada uno délo
que le duele. Porque el sufrimiento no está en no sen-
tir, que eso es de los que no tienen sentido, ni en no
mostrar lo que duele y se siente; sino, aunque duela y
por mas que duela, en no salir de la ley y de la obe-
diencia de Dios. Que el sentir natural es á la carne,
que no es de bronco, y ansi, no se lo quita la razón, la
cual da á cada cosa lo que demanda la naturaleza ; y la
parte sensible nuestra, que de suyo es tierna y blandí-
sima, siendo herida, necesario es que sienta, y al sen-
tir se sigue el ay y la queja. Y la razón que le preside
no se lo veda, que fuera violencia y rigor, sino llénele
con tiento la rienda, para que ni el agudo sentir le ha-
ga buscar medios no lícitos para no sentir, ni el que-
jarse de lo que siente llegue á decir mal de quien se lo
envía. Quiero decir que la impaciencia en los males es
cuando ó desesperan por librarse de ellos, ó se enojan
de Dios, que los causa, ó conciben odio contra los hom-
bres con quien los castiga, ó maltratan á los demás con
palabras ú obras , rabiosos y furiosos , y desabridos y
desgusíados de sí; de que en Job no hay señal. Sola-
mon'.e maldice al dia que le sacó vivo á la luz; esto es,
dice que fué para él malo aquel dia, y que le abrió la
puerta á mucha desventura y desasiré. Y dice que de-
sea, si pudiera ya ser, por no se ver cual se ve, haber
muerto en naciendo, y haberse librado con la brevedad
de la vida de una miseria tan luenga. Y Jeremías di-
ce (6) y desea lo mismo con menores causas , aunque
graves y justas, sin olvidar la paciencia. Porque se ha
de entender que, no solamente afligían á Job la pérdi-
da de los bienes de fuera, y las llagas y dolores agudos
y miserables del cuerpo, y la desnudez y desamparo,
y falta de toda medicina y abrigo , sino mucho mas el
no sentir dentro de sí y en su ánimo las consolaciones
de Dios, y los favores con que suele él en medio de los
males aliviar y alentar á los suyos, y con que á las ve-
ces embola ansí los lilos del mal , que por medio del
dulzor que les derrama en el alma, casi no sienten lo
mucho que padece la carne. Poniuc, como en este capí-
tulo y en otros de este libro se ve, Job sentía en sí
aqueste desamparo inlerior, y Dios se le representaba
y á la imaginación le venia, no como padre amoroso,
sino como señor enojado y fiero, y tal, que parecía sa-
borearse en su mal. Y fué ansí , que quiso Dios retirar
á si su consuelo, para que siendo el dolor puro, y no
aguado con algún alivio y consuelo, venciéndolo Job,
como lo venció, se manifeslaso mas su virtud, y fuese
figura de Cristo en eslo; á cuya humanidad el Padre,
al tiempo de la pelea, le quitó el consuelo del cielo, pa-
ra mas esclarecer su victoria. Pues esta falla le afli^'ia
mucho, y afligíale en dos diferentes maneras. Una por-
que, no teniendo ningún consuelo que disminuyese ó
templase el dolor, era forzoso que ejecutase en él su
fuerza toda, y se hiciese sentir como era. Otra, porque
el no sentir en su alma el halago de Dios, estando der-
rocado en tan gran desventura, criaba sospeclia en él
y justo temor de si Dios le tenia ya desecliado. El cual
temor le asombraba ansí, que en caso que ansí fuera,
tuviera Job por mejor cuahpiier suerte , ó el morir en
naciendo, ó el nunca nacer ni venir á la vida ; porque
{b) Jercm., 20, v. U.
EXPOSICIÓN DEL
ser tlQsee!)acl() y aborrecido de Dios , muy peor es que j
nunca haber sido, y sin duda es triste y obscuro y la-
mentable y desventurado dia el en que nacen los que
UO son para el cielo. Pues ansí como el estar uno cier-
to y fuera de toda duda ( si hubiese alguno que lo es-
tuviese) de que Dios le tenia para siempre olvidado,
engendrarla cierta desesperación en su ánimo, ansí el
estar Job con probable sospecha de que Dios le olvida-
ba, pudo con razón criar en su alma el deseo que de-
clara con estas voces :
. 2 «Y clamó Job y dijo : Perezca el dia en que yo
naciera, y la noche que dijo: Concebido varón;» que
aunque son las primeras palabras que suenan de fuera,
son palabras que nacen de otras muchas que habian
pasado allá dentro en esta manera : Todo parece que se
conjuró contra mí, el cielo y los hombres y Dios; el uno
me abrasó la hacienda, los otros me robaron lo que
quedaba, el demonio me llagó todo el cuerpo, todos me
desamparan; y entre tantas miserias, lo que solamente
me pudiera aliviar, que es Dios , me deja solo y amar-
go; y no solamente me deja, mas en cierta manera se
me muestra fiero y persigue, y como si fuera enemigo
suyo, ansí parece que me aborrece. Y si fuera esto por
un pequeño tiempo, ó si fuera en solo un género de
mal, aun pudiera esperar; mas ¿cuánto liá que dura
esle azote? ¡Ay*demí! ¡y si me tiene olvidado ó si le
place apartarme de sí para siempre! Muriera yo, si es
ansí, cuando vine áesta luz, ó no viniera jamás ni na-
ciera nunca, ni el dia miserable en que nací amane-
ciera. «Perezca el dia en que yo naciera. » Por lo que
decimos aqiú perezca , y en los versos que se siguen,
«sea, busque, resplandezca, enturbie, more y asombre,»
que son palabras de tiempo presente , y en el original
son de futuro, habernos de entender que habla de cosa
pasada, como si dijera ((pereciera, fuera, buscara, res-
plandeciera, enturbiara, morara, asombrara», porque
el hilo de lo que dice lo pide. Y es proprio de la lengua
original de este libro, con las palabras de por venir sig-
nificar ó lo presente ó lo pasado, lo que es mas confor-
me al propósito ; pues para el dia que ya pasó y no ha
de ser mas, y para el que no quisiera haber venido á la
vida, mas á pelo es desear que pereciera, esto es, que
no viniera este dia antes que fuese, que desear que pe-
rezca lo que ya tuvo fin , y no tornara á ser otra vez.
«Pereciera pues, dice, el dia en que yo naciera, y la
noche que dijo : Concebido varón. » Lo mas ordinario
es nacer de dia y ser concebidos de noche , y ansí con-
venientemente da al dia el nacimiento, y la concepción
á la noche , y desea que lo uno y lo otro no hubiera sí-
do jamás. O digamos ansí, que la palabra original, que
es aquí concebir, quiere también decir ó parir ó nacer;
y ansí como quien no sabia cierto si nació ú de noche
ú de dia, para no errar, dice mal del dia y dice mal de
la noche, diciendo : «Nunca fuera el dia en que yo na-
cí,» si dia fué cuando nací, ó si fué noche, « la noche en
que fué á mi madre dicho que paria un hijo, nunca
fuera jamás.» «La noche que dijo, al pié de la letra, « y
la noche dijo : Concebido varón. » Por manera que se
puede entender la noche, ó cuando fué dicho, ó que ella
dijo : «Concebido varón;» que es decir : La noche que
coa su sazón y sueüo obró después del ayunlaiuienlo
LIBRO DE JOB. 303
el concepto; porque decir es obrar en esta escritura.
Sígnese :
3 «Aquel dia sea oscuridad, no lo busque Dios de
arriba, y no resplandezca sobre él claridad.» Que es
decir, como dije: «Fuera escuro aquel dia, no le bus-
cara Dios de arriba, ni resplandeciera sobre él claridad;))
en que dice lo mismo que dijo en el primero verso, pe-
ro mas declarado y encarecido con hermosas palabras.
Porque no haber sido aquel dia, es lo mismo que no
haber nacido aquella luz ni haberse vuelto el cielo pa-
ra dar esa vuelta. «Fuera escuridad,» esto es, no fue-
ra; porque la escuridad es lo contrarío del dia, y en
comparación del ser es como el no ser. «No le buscara
Dios de arriba,» esto es, no volviera Diesel primorcie-
lo para hacer esta vuelta; porque el dia una vuelta es
que da el cielo á la redonda. Y dice con prnpriedad y
elegancia: «No le buscara;» porque Dios, revolviendo
los cielos, según la priesa grande con que los vuelve,
parece que va buscando los días con diligencia y deseo.
Y ansí, este buscar en su original no es buscar como
quiera, sino buscar con ahinco y cuidado, como quien
pesquisa y persigue.
4 «Enturbíele escuridad y tiniebla, more sobre él
nube, asómbrenle amarguras de dia. Enturbíele, esto
os, «enturbiárale y morara sobreélyasombrárale,» co-
mo arriba está dicho. Y es esto también un encareci-
miento de lo mismo , tercera vez repetido, en que de-
sea que hubieran concurrido juntas en aquel dia todas
las cosas que suelen hacer ásperos y desabridos los días.
Porque á unos días los hace tristes el ser nublados , á
otros ser tempestuosos con torbellinos, en otros suce-
den tempestades negras como la noche , y cerradas , y
que son como una sombra de muerte; y los buchornos
y las calinas otras veces, no solo turban el cielo, mas
hacen amarga y incomportable la vida. Pues lo que
cada uno por sí hace el dia malo, eso todo junto qui-
siera Job que le viniera á su dia ; que los turbiones le
cerraran, y las tinieblas le hicieran triste, y las nubes
espesas le robaran la luz , y el buchorno le hiciera in-
sufrible. Porque lo que decimos «amarguras de día»,
en su original es lo que en español llamamos calinas^
cuando en el verano ó estío se espesa y escureceel aire
con vapores gruesos , que con el calor encendidos, se
convierten en horno, de manera que respiran los hom-
bres fuego y padecen increíble tormento. Y conforme
á esto usó bien de la palabraasom^rar, que dice espanto
y pavor, porque cuando acontece, se pone temeroso
todo; y no solo el semblante del cielo tiene un escuro
triste, mas también las nubes que le enraman están
como teñidas de herrumbre, y el aire se colora de en-
tre pardo y amarillo, y todo lo que por su medióse mi-
ra parece también amarillo; y ansí, hace horror en una
cierta manera. Dice:
5 «A aquella noche tómela tiniebla , no se ayunte
con días de año, y en cuenta de meses no venga.» Ha
dicho del dia de su nacimiento , agora dice de la noche
de su concepción. «Tómela, dice, tiniebla;» estoes,
«¡ojalá las tinieblas la tomaran y nunca se ayuntara con
días de año ni viniera en cuenta con meses!» Y desear
que la tomara tiniebla , es desear que fuera mas escura
de lo que de suyo fué, ó es desear que no fuera; que
304 OBRAS DE FRAY
la tiniebla y escuridad significa el no ser algunas ve- j
ees, porque ninguna cosa luce menos que lo que no es. j
Y parece ser ansí por lo que se sigue; esto es: «No se !
ayuntara con días de año ni viniera en cuenta con me- I
ses,» que acontece solamente no siendo. I
6 «Veis, aquella noche sea solitaria, no venga canto ;
en ella ó se entienda.» «Sea solitaria,» esto es, «¡ojalá :
fuera solitaria y no sonara en ella canto! en la misma !
manera de lo que arriba está dicho.» O lo que mas me ;
parece es, que habla en este verso, no deseando, sino \
afirmando de cosa ya pasada, y pronunciando lo que en- I
lonces pasó en aquesta manera: Fué solitaria aquella ¡
noche , y no sonó canto en ella. Pues dice ansí: Veis, ;
que es palabra que afirma algunas veces, y no solamen- !
le demuestra, como hace en este lugar; porque dice ;
ciertamente y sin ninguna duda: Aquella noche que dio i
principio á mi vida fué solitaria y triste noclie. O, y
veis, dice, como fué ello ansí, que la noche de mi !
principio fué pronóstico de mi desdicha; y como era '
madre de un miserable , fué ella solitaria y triste , de- j
mostrando que habia respondido bien el suceso al agüe- j
ro. Y llama solitaria á la noche, cuando guarda cada j
uno su casa y no sale á rondar; y ansí, todo está yer- I
mo , como aconiece en las noches frias y tempestuosas. ;
Y dice que no hubo «canto en ella» en el mismo sen- i
tido, porque no hubo por las calles quien cantase ni i
quien anduviese dando música, que hace las noches !
alegres , y se suele hacer en las noches serenas y apa- |
cibles. Prosigue. i
7 «Maldíganla los que maldicen su día, dispuestos á j
despertar duelo.» Lo que decimos duelo, en su original I
dice leviathan , que es palabra de diversos sentidos; y
ansí, san Jerónimo puso en lo que trasladó la misma \
palabra original, sin mas declararse; porque levia- ¡
than, según una significación, es ó ballena ó cual-
quier otro pez de enorme grandeza, que por figura en
la Sagrada Escritura á veces significa el demonio.
También leviathan por otra manera es palabra com- I
puesta de dos parles, que ambas dicen «el lloro ó el
duelo de ellos». Y aun, según otra consideración, decir
leviathan es decir «ayuntamiento suyo». Y aunque
se puede entender esta palabra aquí de todas maneras,
la segunda es mas sencilla y natural , á lo que á mí me
parece; bien que todas ellas se enderezan á un fin, por-
que por todas pretende Job mostrar con encarecimien-
to cuánto aborrece y quiere mal aquella su noche;
porque desea que digan mal de ella y la blasfemen los
que ó por oficio ó por ocasión suelen Sfiñ darse mas
en lamentarse y en decir mal de lo que les viene á dis-
gusto. Y ansí, según la primera manera , dice que mal-
digan á esta su noche los que, dispuestos para la pesca
údc las ballenas ú de otros pescados, maldicen el día.
Porque suelen decir que los pescadores cuando han
trabajado mucho la norhe, que es á propósito para pes-
car en la mar, y se hallan vacíos al ai)uiilar de la luz,
reniegan desesperadamente del día y de sí, y maldi-
cen su temprana venida. Y dice «levantar á leviathan»
con gran jiropriedad; porque en la pesca de las balle-
nas, según Ojtpiano (a) dice, lo principal de los que
Jas pescan es levantarlas de lo hondo de la mar (udon-
(fl) Oppiano, lib. v.
LUIS DE LEÓN;
de heridas se dejan caer) á lo alto de ella , y el sacar-
las á tierra. Y aun si leviathan es el demonio aquí por
figura , aun encarece mas Job lo que quiere ; porque
«los dispuestos á levantar el demonio» son aquí los he-
chiceros y los que entran en cerco para traerle á su
presencia; los cuales, no solo aborrecen la luz y la mal-
dicen si viene ó cuando viene á estorbarles su oficio,
que es oficio que ama la noche , mas en esa mesma obra
de su cerco y conjuros usan de maldiciones espanto-
sas y de palabras horribles. Mas, si leviathanes, como
decíamos en la tercera manera , lo mismo que ayunta-
miento y amistad, significa Job por él aquí que todos
los conciertos á cuyos deleites favorecen las noches,
la luz, cuando viene, los aparta y divide con desabri-
miento de los que ansí se conciertan, que enojados de
ello , maldicen la luz que amanece. Pero lo mas sen-
cillo es lo segundo, deque agora diremos en postrero
lugar, que es la significación que el Caldeo sigue aquí,
juntamente con otros hombres doctos y antiguos, que
leviathan sea duelo y lamento. Conforme á lo cual,
Job llama «dispuestas para levantar duelo» las que el
español antiguo llamaba endecheras, que se alquila-
ban para llorar á los que morían, y los lloraban, como
gentes para esto enseñadas , con gritos lastimeros y
con voces dolorosas y con todas las significaciones que
demuestran dolor. Pues las que tienCn por oficio el
plañir, y las que ponen su cuidado y ingenio en saber
lamentar, esas quiere Job y desea que se acuiten de
su día y que le abominen y lloren. Bien es verdad que
el caldeo autor que dijimos , alza un poco mas los
ojos, y alargando la vista, por estos «que hacen duelo»
no entiende, ni cualquier manera de duelo , ni cuales-
quier personas que ú de verdad ó por arte se duelen;
sino entiende y señala aquel duelo miserable y postrero
que harán en la resurrección los condenados cuando se
vieren llevar al infierno, porque dice ansí : Maldígan-
le los que maldicen el dia de la venganza, los que están
ordenados para cuando resucitaren levantar lamentable
alarido; en que señala á los del innerno, que maldicen
hoy dia, y maldijeron antes de agora, y durarán maldi-
ciendo aquel dia en que se hizo de sus pecados venganza;
al cual ansí agora le maldicen , que están dispuestos y
comeen víspera para maldecirle mas amargamente des-
pués, cuando en la común resurrección, para su mayor
tormento, cobraren sus cuerpos. Pues estos quiere Job
que le maldigan su dia, ó por mejor decir, desea tener
él palabras tan agras , tan encarecidas y de tanta signi-
ficación y dolor como tienen aquellos. Porque, aunque
su nacer no fué ser condenado , pero según lo (|ue de
presente padece, y según lo que se enajena Dios de él,
á veces se le figura que nació para ser infeliz. Dice mas
adelante:
8 «Entenebrézcanse las estrellas de su noche; es-
pere luz, y no, y no vea alboradas de la mañana.» Di-
ce: Fuera tan noche aquella noche, y tan tenebrosa y
obscura, que perdieran su luz las estrellas , las cuales,
no solamente luctín con la noche, mas cuando la noche
es muy escura suelen ellas mas lueir. Y ansí, declárala
fuerza de su afecto y do su dolor justo con el encare-
cido e.\ceso de lo que i)itle; porque quiere que la escu-
ridad con que descubren mus su luz las estrellas, aque-
EXPOSICIÓN DEL
l!a se la quite y las escurezca , y desea que sea noche
para ellas también; y que, como en algunas noches con
la sombra de la tierra, que llega al primer cielo enviada
del sol, se eclipsa la luna , ansí en aquella noche lle-
gara al cielo estrellado, y le cubijara con escuro velo
del lodo. ((Esperara luz, y no,') es razón corlada, y
hase de añadir, (¡y no vea la luz.» Que es decir y de-
sear quejara sepultada aquella noche en tinieblas eter-
nas, esto es , que nunca tuera. Y lo mismo es por otra
manera: <(Y no vea alboradas de mañana.» cíYnovea,» ;
esto es, y nunca viera. Lo que dice alboradas, en el j
original ó es pestañas, ó aquel movimiento que hacen ¡
las pestañas y los ojos cuando se mueven aprisa , que i
63 semejante á lo que hace el cuerpo del sol, ó los res- !
plandores de luz que parece bullen en él, si alguno
ha mirado en ello, cuando por el oriente amanece, que
es como abrir las pestañas la mañana. Y ansí, podemos
decir: «Y no vea el pestañear de la mañana.» Dice:
9 «¿Por qué no cerró puertas de mi vientre y en- !
cubrió laceria de mis ojos?» El jxjr qué no da causa, ;
antes pregunta ; y prosiguiendo Job en su deseo, de- I
clárale mas , y dice : «¿Por qué , esto es , para qué no i
cerró?» Que es decir: ¡Ojalá cerrara las puertas de mi ■
vientre ! Esto es , del vienire de su madre , que le lia- !
ma suyo porque le tenia por casa y morada. <(Y encu- ¡
brió laceria de mis ojos?» ICsto es, y teniéndome encer- i
rado en sí, ¡ me quitara ver agora el mal que padezco! .!
Y ya que abrió , para que naciese, la puerta, á lo me- ;
nos , dice : i
i O «¿Por qué de la bulba no morí, y del vienire sa- ,
liera y espirara luego?» Esto es, ¿por qué no morí en i
naciendo, y el salir del vientre, ya que de él salí , fue- |
rapara luego espirar? Y encarece y extiende aquesto \
mismo con lo que anda junto con el parto y con la
crianza de lo que se pare , y dice : i
H «¿Por qué me anticiparon rodillas, y para qué (
telas que mamé?» Reciben las mujeres en su regazo á i
los niños que nacen y luego que nacen , y es aquella I
la primera posada ó el primer lecho que en esta vida j
hallan luego que á ella salen del vientre. Allí se libran j
del herirse cayendo , y vienen como de un regazo á un j
otro regazo menos abrigado que el primero , pero pia-
doso y de buena y saludable acogida. Y ansí Job, como
quisiera nacer y morir luego, dice que no quisiera ha-
llar rodillas que le recibieran ni pechos que le dieran
leche, que son las cosas que conservan á los que nacen,
la vida; porque en las rodillas los envuelven y abrigan
y en los pechos los sustentan, y lo uno es como la pri-
mera cama, y lo otro como la mesa del niño. Y viene
bien aquí el anticipar , como dice ; porque al niño, que
cuando va naciendo viene cayendo y como despeñándo-
se , ganante por la mano las rodillas de la comadre , y
pónensele delante para recibirle , porque no se lisie.
12 «Porque agora yaciera y sosegara , durmiera en-
tonces y reposara.» Porque, dice, si ansí fuera, que
en viniendo á la vida me pasara á la muerte , gozara
agora de reposo y de descanso , ansí porque es estado
sin pena el de los que pasan niños de esta vida, como
también porque me excusara de este mal que padezco.
Ansí que , dice Job que descansara muerto, ó porque
habla en el sentido que he dicho, ó porque habla del
E.xvi-ii.
LIBRO DE JOñ. 305
cuerpo solainente , en que padece tormento gravísimo,
y en todos los muertos sin diferencia descansad cuer-
po y carece de dolor en el polvo; y con esto viene muy
á pelo lo que en los versos después de este se sigue.
13 «Con reyes y consejeros de la tierra los que edi-
ficaron despoblados para sí. » Porque dice que si fue-
ra ya muerto su cuerpo, que agora padece, do: vansara
hecho polvo con oíros muchos cuerpos de reyes y prin-
cipes y ricos hombres ; porque, cuanto á la razón de los
cuerpos , ansí en el quedar sin sentido como en el des-
atarse y volverse en ceniza, todos los que mueren son
iguales , ansí los pequeños como los grandes. Y res-
ponde con esto á lo que se le pudiera oponer, que se
hacia agravio á sí mismo en anteponer á la vida !a se-
pultura; porque dice que otros mayores y mejores que
él yacen en ella, y porque es generalmente el reposo
común , adonde duermen los cuerpos de todos. «Con
reyes y consejeros de la tiorra,» entiéndese durmiera,
repitiéndola palabra de arriba. No, dice, estuviera so-
lo ni mal librado; que allí me hicieran compañía mu-
chos grandes señores , porque á la fin lodos duermen
allí. «Con reyes y consejeros.» Consejeros Wama. los que
presiden al gobierno y por cuyo consejo las ciudades se
rigen. «Los que edifican despoblados para sí,» cnlien-
de los mismos hombres que ha dicho, los principes y
los reyes , los cuales de ordinario hacen para su delei-
te casas de placer y de suntuoso edificio en los campos.
Si no queremos entender por estos edificios los monu-
mentos que para sus entierros (según la costumbre anti-
gua de Asiay de Egipto) hacían los reyes y los prínci-
pes fuera de las ciudades y en los campos y en lugares
apartados, con edificios de muchacosla y grandeza; co-
mo leemos de los pirámides de los B'araones y de! mau-
seolo del rey de Caria y del enterramiento de Ciro, que
en la vida de Alejandre pone Arriano. Y' si es esto, di-
ce Job, durmiera mi cuerpo agora, y descansara des-
hecho , como los de los reyes en sus ricos entierros des-
causau , que no porque en los edificios hacen ventaja á
las sepulturas del vulgo, por eso la hacen en el reposo
de que en eüas gozan todos. Y lo mismo es lo que
añade :
14 «O con príncipes señores de oro los que enlle-
nan sus casas de plaía.» Eíto es, durmiera también
descansando mi cuerpo coa los cuerpos de muclíos hom-
bres ricos de oro y de plata, que duermen el mismo
sueño. Mas dice:
15 «O como abortado escondido no fuera, como
chiquitos que no vieron luz.» Este verso responde al
duodécimo de arriba y viene tras él , porque los ver-
sos 13, 14 y lo están entremetidos coí;io paréntesis.
Y ansí, porque dijo en el verso (11 y) 12 que qui-
siera luego que nació haber muerto, y que ni le re-
cibiera la comadre ni le diera la ama los pechos, di-
ce aquí, acrecentando mas esto mismo: ¡O siquiera
nunca saliera vivo! Fuera como los abortados escon-
didos, que salen , no solo muertos, sino imperfectos,
ó ausí revuellos entre sus telas ó tan mal formados,
que no se dejan bien conocer. «Como chiquitos que uo
vieron luz,» porque espiran antes que á ella salgan. Y
si alguno dudare cómo Job, hombre sanio y alabado
de Dios, dice que escogiera por bueno el morir antes
20
306 OBP.AS DE FRAY
de nacer, sabiendo que si no nasciera no se pudiera
limpiar del pecado, á eslo decimos, lo uno, que esla
manera de hablar de Job es una significación de lo '
mucho que duelen los trabajos puros , y la ansia que i
crian en quien los padece ; en lo cual , según el común i
hablar de los hombres , se dicen muchas palabras por j
exceso y hipérbole, mas para encarecer loque se sien-
te, y para representarlo con viveza en los ojos de los
que lo leen , que para que se apuren según lo pun-
tual y riguroso de ellas. Y en un hombre tan sentido
y tan justamente sentido, tan acosado por todas par-
tes y tan no favorecido por alguna , como Job es aquí,
prueba cierta es de su gran virtud que no desespe-
re. Y que desee no haber venido á tal punto, mu-
riendo antes, ó por manera de exceso, nunca habien-
do nascido, no es maravilla ninguna, antes es lo que
dicta á cada uno su natural sentimiento, el cual no
es vicioso mientras no nos lleva (como arriba diji-
mos) ó al aborrecimiento de Dios, ó á la rabia de la
venganza, ó á la muerte violenta, ó á otros medios no
lícitos. Lo otro, como ya dije, puédese entender todo
aquesto debajo de la condición que de su imaginación
le nascia. La cual imaginación era, si acaso Dios, pues
le desamparaba tanto, le tenia ordenado al infierno;
porcfue en tal caso era mas de elegir el limbo, adonde
fuera si muriera en el vientre, que e! infierno, adonde
le parecía llevar su sospecha. Lo tercero, en todo lo
que se dice con algún afecto grande, nunca se dice to-
do cuanto se siente, sino cuanto son los sentimien-
tos mayores , tanto las palabras son mas breves y me-
nos. Y ansí, se debe entender que si Job dice deseaba
haberse muerto en el vientre, cuando lo dice, con un
encogimiento secreto y como volviéndose á Dios, le
dice y añade, mus con el sentido que con la voz, una
condición como esta, es á saber: Con tal , Señor, que
vuestra Majeslríi me limpiara. Y lo último es, que de
la manera que agora decia, aquí no trata Job de todo
sí, sino de su cuerpo solo , en el cual compara lo que
padece agora con lo que padeciera si muriera c.i el
vientre. Y como allí no sintiera dolor, y aquí los sien-
te gravísimos , en respecto de solo esto tiene por me-
jor aquello, y ansí lo desea. Prosigue:
16 «Allí los malos cesaron de su alboroto, y allí repo-
saron los alcanzados de fuerzas.» Esto torna á responder
ala sentencia de los versos que se entremetieron arriba,
donde decía que sí se viera muerto, descansara su cuer-
po con otros muchos cuerpos de reyes que en las se-
pulturas yacen. Porque oi/i, dice, esloes, en la sepul-
tura, todos son iguales, no solamente en lo que es ir
allí , sino también on lo que pasan allí. Que allí , u¡ los
malos se muestran fieros , como solían , poniéndolo lo-
do en ruido , ni los flacos y de poco poder sienten fal-
ta de fuerzas; sino estos reposan y los otros pausan, y
todos están por igual. Y aun podemos decir que en
este verso no trata de dos suertes de hombres, unos
fieros y alborotadores, y otros dcbililados y pobres y su-
jetos á padecer; sino que entiondc de unos mismos en
ambas partes, diciendo: Los malos allí en las sepulturas
harán pausa de su continuo bullicio, y la causa será,
porque reposarán allí alcanzados de fuerza, eslo es,
porque ya allí vendrá su fuerza á menos.
LUIS DE LEÓN.
il ((Juntamente los encarcelados sosegarán , no oi-
rán voz de ejecutor.» Como los malos y los que traba-
jan á otros, puestos en la sepultura no melen el mun-
do en ruido; ansí , dice, también lo? que vivieron afii-
gidos y encarcelados, llegados allí, llegarán al fin desu
trabajo. Ansí que, la sepultura remata los trabajos y po-
ne fin á los contentos, acaba el obrar mal de los malos
y fenece el padecer de los trabajos, yes como un fin y
una pausa universal de todos y de todas sus obras. Lo
que decimos ((ejecutor ó acreedor» quiere también de-
cir atormentador. Y lo uno y lo otro dice bien con los
encarcelados que ha dicho; porque unos están por deu-
das y otros por delitos, y á los unos es amarga cosa el
acreedor que les pide, y á los otros el verdugo que los
pone á tormento. Y finalmente , comprehéndelos á to-
dos , y dice :
18 ((Pequeño y grande allí ellos, esclavo horro de
su señor.» Allí, esto es, en la sepultura, que á todos
los iguala, se juntan grandes y pequeños. Y porque ha
encarecido lo mucho que deseara ser muerto, dice ago*
rael por qué lo desea.
19 ((¿Por qué se dará al desastrado luz, y vidas á amar-
gos de corazón?» Porque, dice, no hay dos cosas que
menos amistad se hagan ni que menos para en uno sean
que vida y trabajos; que vivir para padecer, la misma
razón lo aborrece. Porque el vivir ordénase á bien del
que vive , y el padecer es tormento y mal de quien le
padece. Y el dolor sin la vida no lo seria, y la vida con
el dolores solo para que el dolor viva. Pues ¿para qué,
dice, vive en esta luz el que es desastrado, pues nosa-
ca del vivir sino sentir el desastre? Y vidas, dice (an-
sí llama el vivir con número de muchedumbre la pro-
priedadde la lengua hebrea), ó porque es la vida nues-
tra una cosa remendada y como hecha de diferentes
pedazos, que hoy se vive de una manera y mañana de
otra, y cada día de la suya, agora alegre y luego triste y
después enfermo, y ya mozo, yahonVure, ya cano, ya
viejo, y ninguno hay tan constante en su ser, que do
una hora á otra se parezca á sí mismo; ó porque el
hombre no vive una vida sola ó con una manera de
vida, sino juntamente con tres, como planta y como
animal y como quien tiene discurso y razón. Pro-
sigue :
20 ((A los que buscan la muerte, y no ella , y la I)us-
carán masque tesoro.» Elncarecc mas lo mismo que lia
dicho, y lo confirma con nuevos y mas claros términos.
¿Para qué, dijo, es la vida páralos desastrados? Y para
que mejor se entienda lo mal que conciertan desastre
y vida, dice: ¿Para qué es la vida á los que desean la
muerte? ¿Qué cosa, dice, mas á pospelo que vida á
quien la aborrece? Y al)Orrécenla los desastrados. Es-
peran ((muerte, y no ella», esto es, y no les viene ella,
antes les huye; y buscaránla, esto es, y buscarían-
la si concedido les fuese. Y encarécelo mas, y dice:
21 ((A los que se alegran con regocijo y se gozan
cuando hallan sepultura.» Y de lo general viniendo á
lo parlirular (|uc le loca, y á su misma persona, añade:
22 ((A varón á quien su camino le fué encubierto y
le cercó Dios con tinieblas.» Como diciendo: Y ¡)ara
decirlo en una palabra, ¿para qué seda vida al hom-
bre que es como yo lan desastrado y miserable? Y de-
EXPOSICIÓN DEL
clara la grav<^:^a de su calamirlad y miseria por estero- ;
deo de decir que le tienen encubierto su camino; en ¡
que encarece su mal lodo cuanto es posible. Porque ca- ¡
mino en. la Sagrada EbCritura es lo que uno bace y lo |
que dice y lo que pretende , y el blanco adonde tira,
y el estilo de vivir, y la inclinación suya, y el gusto
proprio; y ansí, diciendo Job que le ban encubierto el
camino , dice que no le lian dejado cosa que buena le
sea, que lo que bace no le sucede, lo que dice no le
aprovecba, sus pensamientos le atormenlan, sus in-
tentos le buyen, sus designios se le desbacen, en nada
llalla su gusto, adonde quiera que vuelve, y en todas
las cosas que ó piensa ó dice ó bace, no baila por
dónde camine. Y como el que camina con prisa, si lle-
gando á la cabeza de mucbos caminos no sabe el ca-
mino, padece agonía suspenso, que ni puede ir ade-
lante, ni su prisa le consiente estar quedo, y cuanto
mas se revuelve tanto menos resuelve; ansí, dice Job,
he venido á punto que no sé qué me bacer, que ni
puedo sostener esta vida, ni se me permite tomar con
mis manos la muerte. Por ninguna parte á que vuelvo
los ojos me consienten dar paso. Dios me espanta si
le miro, mis criados me desconocen si los llamo, mis
bijos llevólos la muerte , mi mujer misma es mi ene-
miga, mi cuerpo es mi tormento. Y si quiero entrar
dentro en mí, mi mas crudo verdugo son las imagina-
ciones de que está llena mi alma. Por ninguna parle
descubro ni un pequeño resquicio de esperanza y de
luz. Y por eso dice: «Y cercóme Dios con tinieblas;»
aunque el original dice puntualmente desta manera:
<(Y cubijó ó atajó Dios por él.» Que puede significar,
«cubijó Dios por él,» esto es, púsose Dios como cubi-
ja ó como mampara delante de mi camino para que no
le viese ; de manera que aquella palabra por él se re-
fiere al camino que dijo, ó puede decir que puso Dios
división de sombra y estorbo entre sí y entre Job, pa-
ra que ni el cor,:uelo de Dios viniese á su alma, ni los
dolores y voces del traspasasen al cielo ; y de ambas
maneras dice que «está envuelto en tinieblas», como
trasladó san Jerónimo. De lo cual todo, en efecto quie-
re Job concluir que, siendo él quien lia dicbo, desas-
trado, amargo de corazón, deseoso de muerle, y que
si le fuese lícito, la buscaría como tesoro, y que si ba-
ilase la sepultura seria su mayor regocijo, y que le tie-
nen cubierlo el camino por todas partes; ansí que, sien-
do este él , lo que mejor le estuviera , fuera el no haber
nacido ó el habérsele acortado la vida; en lo cual ansí
declara su sentimiento este santo, y lo que la carne
apetece en los muy afligidos, que también, como en es-
{icjo, nos muestra lo poco que vale lo que en la vida
liay , y con ello la vida misma. En la cual el bien siem-
pre es escaso y los males muy largos , lo gustoso tiene
ó deseo, y lo amargo casi en toda ocasión ; donde, sino
es el padecer , todo es breve ; donde cuantas horas vi-
ve, tantas corre riesgo el hombre de perecer para siem-
pre, y donde á la fin se nace para morir. Porque, ansí
como quien camina ó por breñas y riscos con peligro
de despeñarse, ó por lugares de salteadores temiendo á
su vida , aborrece el camino y desea verle acabado , y
si en su mano fuera, jamás por él caminara; ansí aques-
ta vida, en que se camina siempre coa tanto peligro,
LIBRO DE JOB. 307
debe ser despreciada ; y pues nacemos para morir , y el
paradero de la vida es la muerte, acortar de trabajos
es llegarallí mas temprano. Yde la consideración aten-
ta de esta verdad clara nació lo que se celebra de Si-
leno, que dijo: La mejor suerte es no nacer, y la se-
gunda tras ella el morirse en naciendo. Mas prosigue
Job , y dice :
23 (iPorque antes de mi pan, mi sospiro viene, y
corren como agua mis gemidos.» Porque , dice , siem-
pre el mal gana por la mano, y mi sospiro viene antes
que mi descanso , y de un pequeño y breve coatento
pago el escote agora con increíbles tormentos ; los cua-
les, cuando intento mitigarlos ó con la medicina ó con
la comida, se me vuelven mayores; y el ir al remedio
endurece el dolor , y si como, crece mi sospiro, y si
duermo, mi espanto; ó por decir mas verdad , el pan
que me sustenta essospiros, y el agua que bebo gemi-
dos, y miseria y amargor es mi mesa. «Porque antes
de mi pan, mi sospiro viene.» No faltan algunos, y en-
tre ellos es san Jerónimo (ó quien escribió la decla-
ración de este libro que anda en su nombre), á quien
parece que una de las enfermedades de Job fué ham-
bre insaciable por una parle , y por otra no poder su-
frir la comida. Que es enfermedad á quien Galeno, Ira-
niano y Paulo Egínela llaman que nace de calor des-
templado del estómago y de fiaqueza del mismo. Y an-
sí, el calor despierta conliua hambre, y la flaqueza
cria congoja en comiendo. De manera que dice Job
que antes de la comida sospiraba por ella , y luego que
liabia comido bramaba con dolor del manjar. Por don-
de á todas horas sospiraba deseando comer , y gemía
dolorosamente por lo que había comido. Y dice quesus
gemidos eran como agua, ó por la muchedumbre , ó á
la verdad por la manera del ruido sordo y contíno, cual
es el de las muchas aguas que corren. Que llevándolo
á nuestras costumbres, es el ingenio proprio de los que
sirven á sus deseos, los cuales siempre están con bam-
brede los bienes que comidos los atormentan ; y sos-
piran antes de la riqueza por alcanzarla, y alcanzada,
gimen y laceran con ella ; y anhelan por venir á la bon-
ra, y puestos en ella y con sus obligaciones, no pue-
den vivir; y siguen sin rienda el deleite, y no llegan á
él tan presto cuan presto les llega con él la venganza,
y no fué tanto el deseo primero , cuanta es después la
congoja y enfado. Y ansí, Job aquí, cuaiido habla del
deseo, dice sospiro, y cuando del dolor que se sigue,
dice gemidos; y aquello dícelo sencillamente, mas esto
con encarecimiento de comparación; porque dice que
son como avenida de rio , que no se esperan á los unos
los otros, ni se aguardan, antes vienen juntos y en tro-
pel, y como agua de avenida le anegan. Y si en el Apo-
calipsi (a) manda Dios á los atormentadores que don
á Babilonia tanto tormento cuanto fué el deleite y el
gozo, entiéndese que mide la pena, no con el deleite
que recibió en realidad de verdad, sino con el deseoen-
cendido que de deleitarse tuvo. Porque el deleite de lo
que aquí se goza ¿qué es? Mucho menos dulce sin com-
paración , que amarga y dolorosa la pona que del se
granjea, y no llega con gran parle á lo que después
atormenta. Ni se dirá bien por él lo que dice el vulgo:
(o) Apoc, 18, 7.
308 OBRAS DE FRAY
«A buen bocado huenífrilo;» sino: A bocado mengua-
do grito amárco y perpetuo. Prosigue:
24 «Que temor temí , y vínome, y lo que temí vino :
á mí.» Naíural e> á lo? que les sucede algún desastre, ;
decir que «su alma «e lo decia, y que no les engañó el ^
corazón». Y ansí , agora á Job su pena le trae á la bo- |
ca lo mismo , y dice que siempre auiluvo con recelo , y \
siempre como sobresaltado y temiendo alguna gran des- |
ventura, y que su alma le fué siempre como adevina. !
En que da claramente á eniender que todo el discur- !
so de su vida , aunque la primera parte della pudo !
parecer descansada, en el liecbo de la verdad fué mi- j
serable , al principio con el recelo del mal que te-
mía, y después con la experiencia d.'-l cuando vino. Y
á la verdad, este miedo que afligía á Job desde que tu-
vo sentido , Dios le despertaba en él por su providen-
cia , con la cual dispone y va como apercibiendo á los
suyos para aquello que tiene ordenado les venga. Y á los
que tiene para trabajos, y para trabajos á quíeii lian de
■vencer, como en cierta manera los hace á las armas
poco á poco , y si es lícüo'dccirlo ansí , los curto para
su sufrimiento, y les endurece ó embota el sentido,
unas veces criando en su ánimo muy de antes una des-
afición y poco gusto de todas las cosas visibles , con
qiie cuando las pierden llevan igualmente el perderlas;
otras ejercitándolos con perpetuo temor de lo mismo
que les tiene ordenado, con que en parte lo tragan.
Porque acoslumbrados al temor de la pérdida, sienten
menos el padecerla después, por cuanto la costumbre
es muy poderosa en todas las cesas. Y entendemos que
usa Dios con los suyos de esta prevención y artificio,
porque con los que por sus pecados desama, no usa del
muclias veces, antes de ordinario cae sobre ellos de
golpe cuando están mas seguros , y gusta en una cier-
ta manera de tomarlos desapercebidos , como hablando
en la SahiduriaDio^ con los malos les dice (a) : «Des-
preciasteis todos mis consejos , y de mis reprehensio-
nes no hicisteis caso. Pues yo también me reiré cuan-
do pereciéredes , y haré escarnio de vosotros cuando
03 sobreviniere lo que teméis. Cuando la calamidad de
repente viniere sobre vuestras cabezas, y cuando la
desventura á deshora como tempestad os cargare, cuan-
do 03 viniere la tribulación y la angustia. » Y en el
evangelio de san Lúeas, á aquel rico y contento con
sus trojes llenas de trigo, cuando se tuvo por mas se-
guro y cuando dijo á su alma que descansase y comie-
se, que tenia por largos años segura la vida, le dijeron
ansí {b) : «xNecio, pues esta noche te llamarán á la
cuenta.» Mas á Job, como á siervo suyo, avisábale Dios,
con los miedos que le enviaba, de lo que Iiabia después
de pasar. Y estos miedos que vienen antes, no sola-
mente hacen callos en el alma para que sienta menos
lo que le sucede después , mas también crian cuidado
en ella para vivir de manera que lo que sucediere , si
sucediere, no sea por culpa suya. Y ansí, Job añade:
2a «¿No me apacigüé y no me sosegué y no me re-
posé? Y vino temblor. «Porque estas palabras se pueden
entender dichas por manera de pregunta, ansí como las
entendi(3y traslado san Jerónimo; y según esta mane-
ra, quiere decir que con temer de conlíno algún gran-
(a; Provcrb., 1, vcrs. 2:;, '2C, 2/. (A) Lucac, 12, 20.
LUIS DE LEÓN.
de trabajo, y con no :',aber porqué lado le vendría, siem-
pre procuró de tomar los caminos todos por donde sue-
len venir, para que nunca viniese. Y que ansí procuró
siempre de vivir pacíficam;mte con los hombres y jus-
tificadamente conD;os; pero que á la fin lesalióen va-
cío toda su diligencia. Y dícclo pregunlando para ma-
yor significación de dolor, como diciendo: «¿Por ven-
tura dejé de hacer cosa de cuantas debía , para no ve-
nir al estado en que estoy? Sin duda no la dejé, y no
obstante eso, «vino temblor» sobre mí. Y llama tem~
hlor á todo lo que es malo y doloroso , porque eso solo
es lo que hace temblar. O puédese entender sin pre-
gunta y deesía manera: «No me apacigüé, no me so-
segué;» que es afirmar que nunca hizo asiento en las
cosas de esta vida, ni puso su amor en ellas de mane-
ra que hiciese allí su reposo , ni jamás las tuvo por fin,
ni se persuadió que en tenerlas se podía tener por se-
guro. Porque si se fiara así, fuera su merecido perder-
las , y era justo que se le quitase lo que amaba tan mal,
y que conociese por el hecho lo poco que se puede llar
de estos bienes. Mas habiéndolos siempre conocido, no
dio causa; y andando tan desapegado en el ánimo, no
parece se le debia la calamidad que padece. Y con esto
da fin.
CAPITULO IV.
AnGU.VENTO.
Ofendiéronse los amigos de Job destas postreras palabras, en que
parece jusiillcarse; y Eilfaz, tomando la mano por todos, pídele
primero licencia para hablar, y después reprehéndele, lo uno
de que se queje tan agriamente, y lo otro de que ponga en duda
la causa por qué es asi castigado; como sea notorio, según él
dice, venir siempre los mulos sucesos á los hombres por sus
pecados. Y linalmcnle, le amonesta á que no se justifique de-
lante de Dios, y cuéntale lo que en visión acerca de esto le fué
dicho.
■1 Y respondió Eüfaz el Témanos, y dijo :
2 Por vciiliira si teiit.'irfnios :i liablarie, enojarte has,
y detener palabras ¿quién podrá?
o ¿Veis' Avisabas ú muchos, y manos flojas esforzabas.
4 Caido, levantaron tus palabras, y rodillas encorvadas
esforzabas.
5 ¿Por qué agora vino á ti, y cansaste; locó fasta lí, y
fuiste turbado?
6 De cierto tu temor, tu fortaleza, tu esperanza, y per-
fección delus carreras.
7 Mienil)ra, rnégole, quien limpio, y se perdió, y
cuando deroclieros l'uevon corlados.
8 (^oino vi á los que aran maldad y siembran desven-
tura, sellarlo.
9 A resuello de Dios perecen, á cspiíitu de sunarizse
consumen.
iO Bramido de león y voz do leona, y dientes do Icon-
cillos son arrancados.
-11 Tigre i)creco sin presa, y Lijos de leou se espar-
cen.
12 Y á mi palabra como á hurtadillas, y lomó mi oreja
parlccilln dolía.
13 V.n cspoluzos de visiones de noche, en caer ador-
meciniicnto sobro varones.
14 Pavor me aconteció y teml)lor, y hizo cspavorecer
mucho mis huesos.
15 Y sopló sobre mis faces, pasó y fizo erizar [¡elos da
mi carne.
1G üsliivo, y no conocí su vista; semejanza ante mis
ojos, callada voz oí.
EXPOSICIÓN DEL LIDRO DE JOB,
309
47 ¿Por ventura varón mas que Dios se justi(¡cará?¿Si
mas qiie su Hacedor se alimpinrá ó varón?
18 Ves, en sus sirvientes no se alirnia, y en sus ánge-
les lialló torcimiento.
■ 49 ¿Cuanto mas moradores de casas de lodo, su ci-
miento de los cuales en polvo, son desmenuzados como
polilla?
20 De mañana á tarde son deshechos; por no haber
quien ponga mientes, para siempre perecerán.
21 Lo que resta, quitárseles ha ; morirán, y no en sa-
biduría.
EXPLICACIÓN.
i «Y respondió Elifaz el lemanes, y dijo. » Como rom-
pió el silencio Job y habió, de allí sus amigos tomaron
también licencia para hablar ; porque hasta entonces su
silencio del los tenia mudos á ellos, y viendo que ca-
llaba y que padecía, entendían que hablarle era .acre-
centarle tormento; mas agora hablando Job, abrióles la
boca para que ellos hablasen. Y aunque al nombre de
amigos y al oficio de consoladores, ya que hablaban,
coavenía hablar consoleándole, hiciáronlo todo al revés,
ó por su ceguedad ó por orden de Dios , para que fuese
esta la última prueba de quién era Job; pues no lecon-
solaron, antes le lastimaron mas con sus pláticas, per-
suadiéndole que sus muchos pecados le tenían ansí.
Porque les pareció que para hacerle paciente era buen
medio que se tuviese por gran pecador; que en un áni-
mo bueno, y por otra parte muy afligido, es negocio in-
sufrible. Y engañáronse en esto , ó como hombres do
no buen juicio y de menos experiencia de los trabajos,
creyendo que para inducirle á paciencia era aqueste el
camino, como agora decía; ó tomando ocasión de lo
que Job razonó, ú de todo ú de parte dello, ó ciertamen-
te de lo que ellos destas quejas para si presumían. Por-
que lo uno, el quejarse tan agrámente, com.o no les do-
lia á ellos lo que á Job le dolía, parecíales ramo de po-
ca paciencia; y lo otro, decir él en lo último que vivió
sobresaltado siempre, y por la misma razón que tuvo
en su vida y obras grande recato, y que se hubo pací-
ficamente con todos, no dando ni á Dios causa de eno-
jo para que le castigase, ni á los hombres de enemistad
para que le persiguiesen , entendieron que era poner
nota de injusto en Dios, y argüyeron que Job, afirmán-
dose por inocente á sí, condenaba á Dios por culpado,
y tuviéronlo por negocio blasfemo ; y ansí, con celo de
la honra de Dios, mas bueno que discreto, movidos, sa-
lieron á la causa por él. Y porque si hablaran juntos no
se entendieran, tomó Elifaz, el uno dellos, la mano, y
escuchándole los otros, habló en nombre de todos ansí:
2 cíPor ventura sí tentáremos hablarte, cansarás, y
detenerpalabras¿quién podrá?» Dice el origina! álaletra:
«Si acaso tiento palabra á tí, ¿ cansarás? Qv.e es decir
que está en duda, y que teme que cualquier palabra
que le loque al oído, y cualquier cosa que se le diga, le
ha de dar enojo; masque no le es posible callar. Que es
una manera de entrada, para decir lo que quiere, llena
de disimulación y arte; que por una parte muestra do-
lerse de su trabajo , y desear no acrescentársele mas,
y por otra desculpa la necesidad que le fuerza; y con
lo uno y lo otro procura calladamente atraer á sí la vo-
luntad de .!oh y ganárselay haofrqüe !o oiga-^on 'í'ual-
dad y atención. Porque dice: Las cosasque so me ofre-
cen decirle , y las que lus trabajos y tus razones nos
I piden que te digamos, son de importancia grandísima
I y no se pueden callar; mas póncme encogimiento para
I hablar ese mesmo trabajo tuyo, que no consentirá que
! te hablen. O por decir verdad, no trata aquí Elifaz del
I hablar sencillamente, ni duda si recibirá enojo Job de
que ellos le liablen , qite antes en los males el corazón
se desahoga hablando; sino trata del disputar y alter-
car, y del meter á Job en contradicción y cuestión, es-
tando rodeado de dolores , con quien tenia cuestión y
lucha contina. Y que esto sea ansí, parece, lo primero,
del hecho mismo, porque todo cuanto dijeron estos no
fué plática de consuelo, sino disputa de contradicción
y amargura; y lo otro, de la fuerza de la palabra origi-
nal, que lo que decimos «tentar palabras», es nísa 6,
que es propriamente hacer prueba délas razones que se
dicen, y examinarlas altercando y arguyendo sobre
ellas. Y ansí dice : Temo que el meterle en disputa ago-
ra, y el examinar lo que has dicho te ha de ser enfado-
so; pero ¿quién puede disimular !o que siente? O ¿quién
podrá no sacar á luz la verdad, ni consentir que con
tus palabras la cubras y cierres? Porque lo que traduci-
mos: (íY detener palabras ¿quién podrá?» El original
nos da licencia á decir: «Y cerrar con palabras ¿quién
podrá?» Esto es, ¿quién consentirá ó podrá consentir
que con palabras la verdad se oscurezca y encierre? An-
sí que dice: Si el disputar te fuere enojoso, el averi-
guarla verdad, y el no consentir que nadie la encarce-
le y aprisione, es santo y honesto, y por la misma cau-
sa debido y necesario. Y con esto comienza y dice:
3 «¿Yeis? Avisabas á muchos, y manos flojas afir-
mabas.»
4 «Al caidü levantaron tus palabras , y rodillas en-
corvadas esforzabas. »
5 «¿Porqué agora vino á tí, y cansaste; tocó fasta tí, y
fuiste turbado?» Lóale sus buenos consejos, y dice
cuan eficaces siempre fueron , ansí para poner ói-den
en quien no la tenia, como para esforzar y animar al
que padecía miseria. Y lóale ansí para dos fines: uno,
para halagarle agora, porque le tiene después de herir;
otro, para dar á su razón mayor fuerza. Porque presu-
pone que Job sufre impacienlemente el mal que padece
y que habla lo que no es razón , y quiérele con sus razones
volver al camino; y siempre es la mas eficaz la que S3
toma de lo que el otro confiesa. Tú, dice, persuadías á
paciencia á los oíros; justo fuera pues que la tuvieras
tú agora, y que hablaras contigo mismo como con los
otros hablaste, y que te esforzaras á tí, pues ponias es-
fuerzo. ¿Keís? dice. Esta palabra üe/5 en la Sagrada
Escritura unas veces hace significación de algo admi-
rable y es señal de novedad y de espanto, y otras de des-
precio y de mofa, como en este lugar; porque ofendido
Elifaz de las palabras de Job, en cierta manera !e des-
precia, y con una risilla falsa , y como torciendo lo3
ojos á sus amigos, y meneando hacia Job la cabeza : ¿ Veis,
dice, en lo que ha parado la santidad deste hombre?
¡Cuan diferente es el hacer del decir! ¡Qué gran acon-
sejador y qué ruin sufridor! Qué gran médico para
oíros tú, y cuan poco sabio para tí mismo! Fea cosa es
ser los hombres necios para sí solos. Que á la verdad,
aunque es ordinario los hombres urdeimr mejor Iuü co-
310 OBRAS DE FRAY
sas ajenas que las suyas propias , y teüer mejor seso
para otros que para sí mismos; pero no obstante, eso es
cosa muy fea, y que arguye mucho nuestra gran po-
quedad y el exceso de nuestro amor, que nos ciega pa-
ra no ver en nuestra casa lo que en las ajenas conoce-
mos y vemos. «A muchos, dice, avisabas;» que es de-
cir que tenia consejos Job para otros. «Y manos flojas
esforzabas.» A los tristes y afligidos se les caen con el
ánimo las manos también; que la naturaleza por acudir
al corazón, que la congoja y oprime, desampara lo de
fuera, y ansí se cae como si estuviese sin alma. Y por-
que la tristeza obra esto en las manos, por eso las «ma-
nos flojas» significan la tristeza y el descaimiento del
ánimo. Y lo mismo es lo que añade: «Y caido levanta-
ron tus palabras, y rodillas encorvadas esforzabas ;» que
es por lo que hace la pena del corazón en el cuerpo
declarar sea misma pena, pues dice: Habiendo sido tú
hasta agora esfuerzo y consejo para otros, «¿por qué
agora vino á tí, y cansaste; tocó fasta tí, y fuiste turba-
do?» Cansaste; caíste con la carga afligido. «Fuiste tur-
bado;» saliste de lo que pide la razón y buena orden.
Añade:
6 «De cierto tu temor, tu fortaleza, tu paciencia y
perfección de tus carreras.» Está faltaaquesta razón, y
pide algo que se le añada, y conforme á ello será su
sentencia. Y lo primero, conviene advertir que donde
decimos fortaleza, la palabra original cisdab quie-
re decir «confianza demasiada» y también necedad;
porque de ordinario son demasiadamente confiados los
necios, y la necedad no es otra cosa sino una gran con-
fianza de sí , nacida de no conocerse á sí. Y ni mas ni
menos lo que decimos paciencia, en el original quiere
también decir esperanza, de quien nace la paciencia,
que no es otra cosa sino una larga esperanza. Estopre-
supuesto, si decimos: «Tu temor, tu fortaleza, tu pa-
ciencia y perfección de tus carreras ,» habernos de aña-
dir : «Era burlería sin duda,» como por el hecho se ha
visto. Parecías bueno, mas no lo eras. La experiencia
ha mostrado que ni temías á Dios de verdad, ni eras
fuerte ni sufrido, como lo demostrabas; y que eran, no
santidades, sino santerías, las tuyas; que si hubieras si-
.do bueno, fueras paciente agora. O por otra razón ,
que pues Dios te trata asi y te castiga, argumento cier-
to es que no le servias. Y conforme á esto segundo, las
pala'.jras de este verso se cumplirán bien en esta mane-
ra. Había dicho Eiifaz: Tú, que aconsejabas á otros y
íes ponías esfuerzo, no lo has tenido cuando le fué me-
nester; dice agora: El caso es, que si va á decir la ver-
dad, nunca hubo en tí cosa que buena fuese , como se
ve itor lo ([ue Dios te castiga. Y á esto se >;iguc bien
lo que en el versoque viene se dice: «Miembra, ruégo-
te, ¿qué limpio se perdifS?» Que es la razón por do se
persuade que Job no fué bueno, porque le ve perdido y
caido. Pero si leemos en la otra manera : «Tu temor tu
confianza, tu esperanza la perfección de tus carreras,»
según algunos, añadiremos ansí: «Tu temor era por tu
confianza, y por tu esperanza tu perfección de carre-
ras. » Que es decir que halla por su cuenta Eiifaz que
si Job había sido bueno, lo había sido por interés y
por el bien tpie recibía y esperaba do Dios; que como
le falló, le dc^^cviiució lue^jo y se voiviO coulra 01 , uio¿-
LUIS DE LEÓN.
trando á la clara que su virtud pasada no fué virtud ,
sino interés y codicia. O en otra manera: «Tu temor
era tu necedad, tu esperanza la perfección de tus car-
reras.» Diciendo: Verdaderamente «tu temor», el qi.c
dices, dígole yo necedad y confianza vanísima; ni tu-
viste temor de Dios ni recato en tus obras , ni adverti-
miento de lo que podía venir, como dices; sino tuvislc
siempre una tonta segundad nacida de corazón vano y
de si contento, y muy lleno de sus esperanzas. «Tu te-
mor, tu vana confianza ;» esto es, tú dices que anda-
bas temeroso; yo digo que anduviste siempre muy
oonfiado y muy vanó, creyendo mas bien de tí que de-
bías. Y es conforme á esto lo que los griegos traducen,
porque dicen ansí: «¿Por ventura tu temor no fué poco
saber, y tu esperanza maldad de tu camino?»
O podemos seguir esta forma, que diga Eiifaz á
Job que con razón andaba temeroso, como dice, sien-
do pecador. Como díciéndule: Verdiideramente «tu te-
mor», el que dices, con razón le tenias; y no te venia
de ser religioso, sino de mal testimonio de tu pecho. Y
«tu esperanza», esto es, el estar, como dices, aguar-
dando siempre algún azote, nacía de que sabias bien
la perfección de tu vida; que llama «perfección de vida
ú de carreras», por disimulación y ironía, al vivir en
pecado. Y en confirmación desto, conviene á saber,
que era Job pecador, añade lo que luego se sigue, y
dice:
7 «Miembra agora, ¿quién limpio, y se perdió? y
¿cuándo derecheros fueron cortados?» Porque, dice, no
puedes ya negar que eres malo, porque si no lo fueras,
no te azotara Dios como te azota; porque dime algu-
no que, siendo justo, haya sido tratado como tú lo eres
ó cortado y destruido como tú. Añade:
8 « Como sicinpre vi á los que aran terceduras y
siembran desventura, segarlo.» Esto es, como al revés
yo veo, y tú ves y todos vemos, que el malo para siem-
pre en mal , y que cual siembra tal í:iega, y que como
son las obras de cada uno, son los frutos que coge. Que
es el principal asunto deslos amigos de Job insistir en
que siempre son en esta vida los malos tratados mal, y
ios buenos bien ; pretendiendo por ello que Job es ma-
lo, pues es así tratado, y que Dios es jus'o, pues da á
cada uno lo que merecen sus obras; j)areciéndoles que
si en Job no ponen culpa, en Dios no hay justicia. Y
ansí, Eiifaz estriba en esto, que ai malo le sucede mal,
y al bueno bien ; y diciéndolo, y en la forma como lo
dice, lo prueba con una semejanza secreta, como di-
ciendo así : Lo que es en la cultura del campo, eso mis-
mo es lo que pasa en la vida; lo que el labrador siem-
bra, eso mismo siega y coge después ; y ni el que sem-
bró cebada coge trigo, ni al revés, coge cebada si fué
trigo la sementera, porque todo acude á su natural. Y
ansi, los que sieml)ran maldad, necesario es que sieguen
desventura y sucesos malos; y esto, dice, les aveiulrá
por mas poderosos que sean. Porque, como añade:
9 «A resuello de Dios perecen, á espírítu/lc su nariz
se consumen.» Que es responder á lo que le pudieran
decir, que algunos, aimquo son muy malos, son por
otra parle tan poderosos y tienen raíces tan firmes y su
tiranía tan fundada, que no parece les puede llegar el
dcaaslre. Puc¿ dice que es sin excepción esta reyla,
EXPOSICIÓN DEL
porque para contra el mas poderoso basta im soplo de ¡
Dios ; y ansí, en soplando él, perecen , y con un bufido j
suyo «se consumen»; que «espíritu de su nariz» llama
lo que llaman bufar en castellano, que se hace en el
enojo, cuando enviamos con fuerza el aire por las na-
rices. Y razona de esta manera: Todo lo alto y todo lo
poderoso, y todo lo que parece arraigado y fundado en
los malos, no es arraigado ni fundado, sino flaco y mo-
vedizo; y ansí como á las cosas secas y sin peso el vien-
to las levanta y esparce , ansí estos son volados luego
en volviéndoseles el aire de la fortuna, y al primer ven-
tecíUo contrario que Dios les envía. Que sus raíces,
aunque lo parecen ser, no son hondas; ni su poder, sien-
do injusto, no es fuerte, sino débil y enfermo; y cuan-
do fuera forlísimo, para contra Dios ninguno lo es, por
bravo que sea. Y ansí dice luego:
40 «Bramido de león y voz de leona, y dientes de
leoncíllos son arrancados.» Que es decir que Dios á los
malos y tiranos , aunque sean fieros mas que leones,
cuando quiere les quita el bramido y los dientes, esto
es, el hacer y el decir, las palabras y las obras ; en las
cuales dos cosas todo el poder consiste. Y llama con
grande significación bramido á las palabras de los ti-
ranos , porque cuanto dicen y mandan es altivez y so-
berbia, y espanto y asombramiento de los menores. Y á
sus obras llámalas dientes, porque todas ellas se resu-
men en morder á los que poco pueden y en hacerlos
pedazos, y porque de todo hacen presa. Y es también de
advertir que, con haber muchas diferencias de mal y
de malos, Elifaz, para decir que los destruye Dios, pu-
so ejemplo solamente en los malos, que son leones, esto
es, en los que pecan con violencia y tiranía, que son
males derechamente contra el bien común délos hom-
bres. Porque á la verdad, si para hacer cierta su re-
gla fuera bastante un ejemplo , no podía traer ejemplo
della mas cierto, según lo que en estegénero continua-
mente se ve. Que si con los demás disimula Dios aquí
muchas veces; pero con los opresores de oíros y con
los violentos que usurpan el derecho, y con los que se
apoderan de las comunidades, nunca ó casi nunca aquí
disimula, anles hace ejemplares castigos. Lo uno, por-
que este pecado no es uno, sino muchos pecados; que lo
primero es soberbia desenfrenada y apetito de excelen-
cia excesiva, que lleva á querer estar sobre todo. Lo
otro es un género de competencia con Dios, que quiere,
sin ser llamado por él, hacerse señor de los otros, ha-
biendo reservado el hacer reyes Dios para sí. Lo terce-
ro es avaricia , que desenfrenada usurpa las libertades
y derechos ajenos. Lo cuarto es codicia de demasia-
dos y vituperables deleites, que se procura hacer seño-
ra de las leyes, para que ninguna le ponga freno. Lo
quinto es defensa y honra de muclios pecadores y ma-
los, de quien de fuerza se ha de valer el tirano. Lo sex-
to y gravísimo es persecución de la virtud y de todo
el buen valor y grandeza, y estropiezo para los flacos
que desean ser buenos , que al fin se sujetan á la lison-
ja y al vicio, y se hacen á lo que les parece que vale.
Por donde en el psalmo (a) David decía: «No dejará
Dios la vara de los pecadores sobre la suerte de los que
son justos, porque no exlienc'aná la maldad los buenos
(8) Ps. íU, 3.
LIBRO DE JOB. 2i\
sus manos. Ansí que, no dilata Dios el castigo de aques-
te mal, porque no es un mal solo, sino un amontona-
miento de casi todos los males. Y aun también acele-
ra el castigo en esta maldad, porque le dan priesa los
gemidos, que continuamente suben á sus orejas, de
muchos á quien estos oprimen, los cuales hacen fuerza
en las entrañas piadosas de Dios. Que si la piedad in-
finita de su condición da espera á los malos, y en una
cierta manera le detiene y le ata las manos, esa mis-
ma en este caso que digo, le despierta y da priesa para
que les envíe su azote. Porque ¿cómo se compadece
que quien tiene piedad de los malos se olvide de los
buenos cuando están oprimidos? O ¿cómo puede ser
que quien se lastima de enviar dolores sobre los enemi-
gos de la virtud, sufra con paciencia que sus amigos
y siervos sean azotados y afligidos por ellos? Y ansí es
que de ordinario no dilata el castigo de los semejantes,
ni consiente que su tiranía no lo pague á la fin; antes
comunmente sus remates son desastrados. Y no sola-
mente allá donde todo se juzga ansí comodebe,mas ea
esta vida también, y en los ojos de todos hace Diosjus-
ticias ejemplares desta maldad, y vuelve públicamente
por el bien público, á quien estos persiguen. Y este es
el quitar la voz al león y el desdentar los leones que
Elifaz aquí dice; yes verdad que, aunque en el parecer
habla en general (porque, como habernos dicho, aconte-
ce esto generalmente) , mas en su intento secreto todo
lo endereza á solo Job, á quien por figura llama león, y
leona á su mujer, y á sus hijos, sobre quien la casa
se hundió, leoncillos. Dando con disimulación á enten-
der que era tirano Job , y que se mantenía de sudores
ajenos, y que sus muchas riquezas (las que hasta allí
poseía) no habían sido bendiciones de Dios, como pen-
saban, sino despojos de muchos pobres, como Dios lo
mostraba azotándole. Y en el mismo propósito añade:
H «Tigre perece sin presa, y hijos de tigre se es-
parcen. » Lo que decimos tigre , podemos decir león
también, porque la palabra es una misma con la de ar-
riba. Y aunque dice «tigre perece sin presa», y no mas,
hase de entender según lo que ha diclio, esto es, que
Dios quita al tigre la presa, y hace que los hijos del ti-
gre se esparzan , que se sigue de lo primero ; porque
no teniendo presa los padres, los hijos dellos, á quien
los padres con sus presas mantienen, acosados de la
necesidad, salen ellos á buscar su comida, yansí se es-
parcen y pierden. Y lo que decimos presa , propria-
menLe, según el original, es lo que en castellano lla-
mamos «gobierno y sustento». Y ansí, se entiende de
aquí que Dios quita á los violemos, no solamente lo
injusto que prenden, sino también lo necesario de que
se mantienen y sustentan ; y que en pago de que con
maneras injustas y haciendo pobres á muchos quisie-
ron vivir en abundancia superfina, los trae Dios á ne-
cesidad extrema, que comienza en ellos y se extiende
por sus hijos y nietos, para que, durando mas, sea mas
advertido el castigo, y para que cuando la pena se cono-
ciere mas por los hombres, tanto la justicia de Dios que-
de mas abonada y mas libre. De manera que Elifaz por
todo lo dicho concluye que Job, aunque antes de agora
fué tenido por justo, en el hecho de la verdad era gran-
de pecador, y que su he:ho fué tiranía disimulada con
312 OBRAS DE FRAY
apariencias Iionesta?;, y que la pniPba dello era su mis-
mo suceso, porque, como dijo, tal coge cada uno cual
siembra, y pues él cogía castigo, argumeulo era que
había sembrado maldad. Y con esto procede áotro mie-
TO argumento, y prueba lo mismo por diferente razón,
que funda en una revelación que refiere, de donde ar-
guye que es malo Job ; porque le revelaron que Dios es
tan justo, que ninguna culpa de ninguna criatura, por
mas alta que sea, ni deja de conocerla ni pasa sin cas-
tigarla. De donde colige que aunque Job no se conoz- i
ca por malo . está obligado á tenerse por tal en lo? ojos
de Dios, que en las criaturas espirituales, de cuya na- i
turaleza es mas apartado el pecar, bailan fallas; cuanto ,
mas en los hombres, á quien, por ser de lodo, es pro- ¡
pió el ser deleznables. Y dice de esta manera :
12 «Y á mí palabra como á luirtadillas, y tomó mi !
oreja poquito della ; » Dice : Y aun á mi mismo fué reve-
lada una cosa que ella sola convence bien mi propósito,
y que es Dios justo, y tú pecador. Y pone luego la ma-
nera como le fue revelada, contando sus circunstancias.
Porque, como dice, fué de noche y entre dormir y ve-
lar, que acontece á algunos profetas. Y dice ansí: «Y
á mí palabra,» conviene á saber, me fué dicha a como
á hurlo )). Porque las cosas grandes y que exceden lo
natural de los hombres, cuando Dios se las dice, óyen-
Ids conforme á su pequeña disposición; y ansí, les pa-
rece que á malas penas las oyen, tanto ansí por la mu-
cha brevedad con que se les dice (que sin tiempo, y en
un abrir de ojo, y con un rayo de luz súbita comprehen-
de largas razones Dios muchas voces), cuanto porque se
las dice en lo muy hondo y secreto del alma, alejadísi-
mo de iodo lo que e? potencia y sentido. Y esto llama
á hurto Elifaz aquí, por su brevedad y secreto, y por-
que lo que ansí se oye, como no cae en el sentido, vie-
ne con dificultad á la lengua y se puede mal declarar.
Por esto dice : «Y lomó mi oreja poquito dolía.» Mi ore-
ja.» e^lo es, mi sentido, porque lo oyó á hurto ^ de
paso. Dice:
i3 «En pensamientos de visiones de noclie, en caer
adormecimiento sobro varones.» Lo que decimos pe«-
aamienlox, según la palabra original, no diremos mal
eo castellano espeluzamimtos ; y lo que decimos ador-
mecimiento es, no cualquier sueño, sino profundo y pe-
sado, cual es la pesadilla que así se nombra. De arte
que el tiempo cuando le fué revelado, fué de noche y
en lo mas hondo y escuro della, cuando las tinieblas
espesas y la soledad que nace del silencio de lodo cau-
san horror en el ánimo, y cuando todo lo (pie se ve ó
BC imagina ver, como no se divisa, haceasomhramiento
que espeluza el cabello; y cuando el humor melancóli-
co, que es calentado con el sueño y acrecentado con ci
alejamiento del sol , se mueve en el cuerpo, y con ios
humos que envía apretando el corazón y enegreciendo
la imaginación y sentido, cria sueños pesados y horri-
bles; que es decir, á media noche ó poco después della
y en lo mas hondo thWa ; que es el tiempo cuando, se-
gún la opinión del vulgo, andan las sombras y estanti-
guas que espantan; y por eso dice «en pensamientos
ó en espeluzos de visiones de noche ». De manera que
esta revelación de Elifaz fué de noche muy noche. Y á
la verdad aquel Ut-uii o e¿ muy aparejado tiempo para
LUIS DE LEÓN.
tratar con el cielo, porque súeló y sus Cuidados Impi-
den menos entonces. Que como las tinieblas le encu-
bren á los ojos, ansí las cosas del embarazan menos el
corazón, y el silencio de todo pone sosiego y paz en el
pensamiento. Y como no hay quien llame á la puerta
de los sentidos, sosiegan ; y el alma retirada en sí mis-
ma y desembarazada de las cosas de fuera, éntrase den-
tro de sí, y puesta allí conversa solamente consigo y
reconócese. Y como es su origen el cielo, avecínase á
las cosas del, y júntase con los que en él moran; los
cuales influyen luego en ella sus bienes, como en su-
geto dispuesto, por cuyo medio se adelanta y mejora; y
subiendo sobre si misn)a , desprecia lo que estimaba de
día, y huella sobre lo que se precia en el suelo, al cual
con ello lodo ve sepultado en tinieblas; y súbese al cie-
lo, que entonces por una cierta manera se le abre res-
plandeciente y clarísimo, y mete todos sus pensamien-
tos en Dios, y en medio de la escuridad de la noche le
amanece la luz. Y con ser ansí que la noche es reparo
de los miembros cansados, y que con el sueño della la-
va el corazón sus tristezas; y con ser ansí que templa
el aire encendido, y que con su templada y saludable
humedad los árboles y las plantas se rehacen del dia,
y que su rocío baña y fertiliza las yerbas; ni las plan-
tas ni los árboles, ni los animales y cuerpos se reparan
ansí con la noche , cuanto las tinieblas della acarrean
mejoramiento y salud al alma que en ellas vela. Por-
que la templan los afectos que la encendían en fuego, y
la olvidan de lo que entre dia hace afán y tral)ajo, y
la renuevan y la fortalecen y la bañan con el rocío del
bien , que mezclado con gozos dulcísimos, sobre ella
desciende; con que, no solamente se alienta y esfuerza,
mas también se empreña y hace fértil para mil partos
bienaventurados, que saca áluz ásu tiempo. Ansí que,
Elifaz en su revelación guarda lo que la razón y na-
turaleza de las cosas demanda. Y dice que le fué hecha
ya muy de noche, porque tiene particular fuerza la
noche, como para adormecer los cuerpos, ansí también
para despertarlas almas y llevarlas á que conversen con
Dios. Pues entonces dice:
14 «Pavor me sobrevino y temblor, y hizo cspavo-
recer mucho mis huesos.» El trato con los espíritus
celestiales , por razón de las ventajas que nos hacen
y por su mucha desígualdatl, naturalmente os teme-
roso á los hombres. Porque, ansí como lo igual y se-
mejante convida á amistad , ansí lo desigual y muy
aventajado, cuando se ve, hace reverencia y espan-
to; porque todas las cohIS por natural movimiento
se allegan á sí y á lo que es como ellas, y se apartan y
se esquivan de quien se les diferencia por su mucha
excelencia. Y ansí, cuando algún espíritu se acerca al
hombre para hablarle, aun antes que se demuestre, na-
turalmente le espanta; ysu vecindad ilél, cuando la or-
dena para mostrársele, le mueve y le turba la sangre y
los espíritus, que sienten la nueva fuerza que en ellos
se enviste. Porque se ha de entender que e4 espíritu
que se aparece para dcs|uu1ar y disponer al hombre
para su trato, que es trato tan ajeno del nueslro, lo pri-
mero aplica su virtud á nuestros sentidos y espíritus,
ordenándolos como es menester para ser de nosotros ó
visto y oido) el cual locumiculo, como es peregrino,
EXPOSICIÓN DEL
lurba la sangre en el hombre y hace temor naturalmen- ¡
te, que es lo que dice Elifaz , y lo que luego declara
mas. Porque añade :
■15 «Sopló sobre mis faces, pasó y hizo erizar pelos
de mi carne.» Y luego :
16 «Estuvo, y no conocí su vista, semejanza ante
mis ojos , callada voz oí.» En que dice que al fin des-
tos espantos se le puso delante un bulto que no le devi-
só bien cómo era, que con voz callada, esto es, con
voz baja y delgada le dijo lo que luego dirá. Y es de ad-
vertir que en su revelación Elifaz pone circunstancias
y tiempo por dos justas razones: una, porque las cir-
cunstancias de los negocios contadas hacen mas cree-
dero loque se cuenta; otra, porque estas particularida-
des, por la cualidad que tienen, no solo hacen verisímil
loque se dice, mas también le añaden autoridad y gran
majestad. Porque quien oye el horror de la noche y el
espeluzamiento del cuerpo y el temblor del corazón, y el
soplo sobre la cara y la figura delante los ojos larga y
escura, y el sonido de la voz delgado y agudo, él mismo
se estremece y se apercibe para lo que se le dice co-
mo para cosa divina. Mas veamos ya lo que dijo á Eli-
faz esta voz :
i7 " ¿Por ventura varón mas que Dios se justifica-
rá? ¿Si masque su Hacedor se limpiará varón?» Díce-
le no ser posible que el hombre sea mas justo que
Dios , lo cual por donde quiera que se mire es verdad ;
porque se puede entender de dos maneras : ó compa-
rando al hombre con Dios, ó siendo de Dios juzgado el
hombre. En la comparación es el hombre como nada, y
en el juicio de luz tan pura cualquier falta suya forza-
damente se ve. Y de esto, que es verdad, colige Elifaz
loque no es, y condena de culpa á Job, sin tenerla.
Porque, como quiera que en comparación de Dios ansí
él como todos sean menos justos, no por eso se sigue
qut son pecadores y malos. Ni menos si midiendo Dios
al hombre con la regla de su afinada bondad , le halla
que no dice con ella del todo, le juzga luego por torci-
do. Porque una manera de juzgar es, midiendo Dios á
los hombres consigo, y según esto, ninguno ajusta con
él; y otra es, midiéndolos con lo que su calidad dellos
demanda; y conforme á esto y con el favor de la gra-
cia muchos son justos. Por manera que concedemos á
Elifaz todo lo que le fué revelado; mas decirnos que
ninguna cosa dello es perjuicio de Job, sino que él se
engañó, aplicando mal á lo particular deste caso lo
que en general es verdad; y la doctrina que le fué de-
mostrada para derrocar en él algún altivez y soberbia,
aplícala á él sin razón para condenar la inocencia, á
quien Dios afligía por diferentes respetos. Pero pasa
adelante la voz y dice:
18 «Ves , en sus sirvientes no afirma , y en sus án-
geles halló torcimiento.»
19 «¿Cuánto mas moradores en casa de lodo, su ci-
miento de los cuales en polvo, son desmenuzados antes
de polilla?» Loque decimos: «Y en sus ángeles halló,»
el original á la letra dice: «Y en sus ángeles puso.»
Por lo que decimos torcimiento , la palabra original
significa ó locura ó alabanza. San Jerónimo siguió
lo primero, y según ello, dice á la letra: «Y en sus
ángeles puso locura.» Y porque el iiacer ó poner Dios
LIBRO DE JOB. 313
lo que suena pecado , en el lenguaje de la Sagrada
Escritura es, no hacer, sino permitir que acontezca;
guardando el mismo sentido y excusando el estro-
piezo de los que no entienden esta forma de estilo,
dijo bien san Jerónimo : «Y en sus ángeles halló torci-
m'.enlo.» Mas quedando esto ansí , la segunda signifi-
cación hace también buen sentido, porque suena á la
letra: «Y en sus ángeles no puso alabanza.» Y digo
«no puso» porque la negación, que está en la primera
parte del verso, extiende su fuerza á la segunda , y se
tiene por repelida en ella, según la propriedad desta
lengua. Pues decir que « no puso su alabanza ó su luz
en ellos», es decir que no crió tales sus ángeles, que no
pudiesen ser vituperables y obscuros; porque la palabra
poner aquí es palabra que significa asentar con firme-
za, y Dios á los ángeles ni los crió de su naturaleza
impecables, ni menos luego que los crió los confirmó
en su gracia y justicia. Esto ansí presupuesto, prueba
Elilaz lo que de suyo está claro por razón evidente, y
arguye de lo que es mas á lo que es menos , ú de lo
que había de acontecer menos, y con todo eso aconte-
ce, á loque es natural que acontezca; porque dice: Si
los espíritus que crió Dios para siervos suyos sin em-
barazos de carne se torcieron del bien y perdieron el
seso, ¿qué serán los que viven en cuerpos de lodo y son
hechos de polvo? «En sus sirvientes, dice, no afirma.»
Sirvientes \\m~\a. suyos alas subslancias espirituales,
porque las crió Dios para por su servicio gobernar las
demás criaturas; y ansí, las doló del conocimiento de-
llas perfecto, y de fuerzas bastantes para poderlas mo-
ver. Y ansí, como mayores y como mas allegados á
Dios, y como ministros de su orden y ley, están menos
ocasionados á salir della que otros. Pues en estos, dice,
de cuya firmeza en la virtud cualquiera se confiara,
Dios, que los conoce mejor, «no se afirma.» Que es de-
cir que no hace en ellos pié, ni se fió de su virtud
dellos, porque conocía su natural, que se podía torcer,
por mas perfecto que fuese, y que en muchos dellos al
fin se torció. Y ansí dice : «Y en sus ángeles halló tor-
cimiento;» y si en ellos le halló, ¿cuánto será mas fá-
cil «en los que moran en lodo»? Y llama ansí á los
hombres, porque sus cuerpos, donde moran sus almas,
se compusieron de tierra. Y porque no pareciese flaca
razón que por ser la casa de tierra había de ser flaco
el morador, añadió luego para mas fuerza : «Y su ci-
miento de los cuales es polvo;» en que demuestra ser
mas que casa lo que llamó casa. Quiere decir que no
es tan despegada del hombre como la casa lo es, sino
como cosa que le pertenece y se le allega mucho, co-
mo parte suya que le compone, y le da sus condicio-
nes y calidades de flaqueza, de mudanza, de variedad,
en la manera como la tierra y el polvo las tiene. Y an-
sí, dice que «su cimiento es en el polvo», porque el
cuerpo del hombre, que es de polvo, es el cimiento
donde el ánima estriba. Porque, aunque ella es la que
mueve y gobierna y da vida , él es por cuyo medio re-
cibe ella las imagines de todo lo que conoce; de mane-
ra que sin ellas no conociera cosa ninguna, y no cono-
ciendo, no podría querer; y ansí, quedaría como un tron-
co muerto, sin apetito ni conocimiento, nuestra alma,
si üo estribase en el cuerpo. De arte que estriba en él,
314 OBRAS DE FRAY
y estriba para poder obrar lo que es propriainente obra
suya; y como el estribo es flaco y sujeto á mudanzas,
ansí lo que por medio del pasa á registrarse en el al-
ma, y su mismo entender y querer (que se funda en
eso que á ella pasa del cuerpo) es variable y muda-
ble y maravillosamente inconstante. Y donde hay in-
constancia y variedad es ordinario el engaño y error,
á lo cual acompaña siempre el desconcierto y pecado.
Y ansi, de ser nuestro cuerpo de tierra, por sus pasos
contados derechamente venimos á sn de nuestro na-
tural sujetos al error en los pensamientos y obras. Y
como nnesiro cuerpo, por ser de lodo, es corruptible en
su ser, ansimismo nuestra alma, que está casada con
él, es deleznable en su querer y entender; porque siem-
pre tuvieron y siempre tienen gran parentesco entre sí
la corrupción y el pecado, conforme á lo que escribe
san Pablo (a) : «Por un hombre entró el pecado en el
mundo, y por el pecado la nuierte.» Y Santiago en la
misma manera (6): «El pecado cuando llega á colmo
engendra muerte.)) Y ansi como el pecares camino de-
recho y cierto al morir, ansi también el ser una cria-
tura corruptible y mudable es disposición grande para
ser pecadora , y mas pecadora , cuanto la muerte tuvie-
re mas libre entrada en ella, esto es, cuanto fuere mas
dispuesta y mas fácil para ser alterada y corrompida. Y
por esta causa, y para mayor prueba de cuan delezna-
bles y cuan fáciles para pecar los hombres somos, la
voz que con Elifaz habla, encarece cuan á nuestra puer-
ta nos está siempre la muerte, y la facilidad con que
perdemos la vida, y la brevedad della, y su no compa-
rable flaqueza. Y dice : «Son desmenuzados ante poli-
lla.» Lo que decimos ante, podémoslo entender, ó en su
presencia della ó antes que ella venga; y ambas á dos
cosas encarecen la miseria de nuestra flaqueza ó la fla-
queza de nuestra vida. Y lo segundo mas ; porque dice
que, no solamente la polilla, esto es, los gusanos (que
como la polilla nace de la vestidura, yconsume la ves-
tidura de donde nace, ansí ellos consumen nuestro
cuerpo muerto, de donde se crian) ; ansí que, no sola-
mente nos deshacen los gusanos, estoes, la muerte, que
es madre dellos, mas antes y primero que venga la
muerte morimos. Y primero que los gusanos nos co-
man, los cuidados y dolores de la vida amargos nos
consumen y gaslan; y el vivir nuestro triste y mise-
rable para deshacernos gana por la mano á la muerte.
Y á la verdad todo el vivir nuestro no es sino un conti-
nuo perder el ser y el vivir que se tiene; y ansi, nues-
tra vida, no solamente es un camino apresurado á la
muerte, mas también una pérdida contina de vida, y
es muerte que cada momento hace vigilia á la nmeríc.
Y ansí añade :
20 «De mañanad tarde son de<lie'-hos; por no ha-
ber quien ponga, para siompre perecerán.» Esto es,
mañana y larde y de coulinuD se deshacen, iiorque el
morir va en posta, y [lonpie para quitarles la vida no
es menester, ni gramle apáralo de gente ni mucho es-
pacio de tiempo; con la vuelta de una breve hora so
Ins va de éntrelas manos. Mas loque dice: «Por no ha-
ber quien ponga, está corlado y defectuoso, y es ne-
cesario añadirle , ú de esta manera: «Por no haber
(0) Ad ruüi., o. 12, (l>, Jacob., cap. 1, lü.
LUIS DE LEÓN.
quien pon;:a)) estorbo, «para siempre perecerán;» que
es decir que siempre y continiramente y por momen-
tos mueren, por no haber quien ponga estorbo al mo-
rir, esto es, quien repare continamente lo que e! calor
conlinameníe consume , que es la fuente de nuestra
muerte, por no haber quien restañe la sangre abierta
y que se derrama de contino; ó de otra manera , que es
la mas cierta y la que siguió san Jerónimo: uPor no
haber quien ponga») las mientes, apara siempre pere-
cen.» Como si en mas palabras dijora: Y de la mañana
á la tarde dejan de ser; no hay hora ni momento en
que ó no mueran ó no es!.éu sujetos á peligros de
muerte; y con ser ansi, son por oLra parte tan inconsi-
derados los hombres, que eso mismo que experimen-
tan no sienten, ni lo que tienen delante ven, la bre-
vedad de la vida y su incertidumbre. Y ni los casos
ajenos, ni los desastres de sus vecinos, ni sus reveses
y trabajos propios, ni el ver que todo vuela y se muda,
les abre los ojos para que reconozcan su ser, y para que
vivan como quien no ha de vivir algún dia, y para que
enderecen su camino y le ajusten al fin adonde vana
parar ; sino , como enajenados de sí , viven como si no
fuesen mortales, y como si tuviesen en su mano y de-
bajo de los pies de la fortuna y los golpes della y sus
desvarios; ó como si no cayese mudanza en su ser, y
no tuviesen sobre si juez, ansí sin rienda siguen tras
sus antojos contentos. De que les aviene que, como no
se consideran mortales, vienen á morir con doblada
muerte; y porque no vivieron como convenia á los que
han de morir, mueren para no vivir para siempre con-
denados por sus delitos á tormento perpetuo. Y confor-
ma con esto bien lo que últimamente se sigue, que es:
21 «Y loque resta partióse dellos; morirán, y no
en sabiduría. » Porque «lo que resta», que es en su
original ielhpr, signiíica « lo que sobra y la dema-
sía y la ventaja», y por la misma razón lodo lo ([ue
excede a lo necesario, ansien honra como en dignidad
y riqueza. Y también dicen algunos que por esto aque
sobra ó que hace ventaja » es significada el alma
aquí, como por rodeo, por su natural excelencia. Y
como quiera que merezca este nombre el alma en to-
dos, por ser la princij>al parle del hombre, viene bien
que se llame ansi en los de que agora se habla , que pa-
san su vida tonta y (lesaconladamonie; y no ponjue su
alma es lo que en ellos se aventaja, sino porque pro-
priainente les es como cosa de sobra y como una de-
masía sin fruto, que no les sirve para el fin que se hi-
zo, que es conocer la razón, pues viven sin ella, y son
de los que la Escritura dice (c) que la recibieron en
vano. Por donde es justo que aun antes de tiempo les
sea quitada, pues no les es de provecho, y que se les
acelere la muerte y que mueran, como aquí dice, «y
no en sabiduria, » pues teniendo alma capaz de razón,
nunca usaron de razón en la vida. Mas si ielher no es
aquí el alma de cada uno, sino aquello en que á los
otros sobra, y se aventaja ó en virtud ó en dignidad
ó en riqueza, dice Elifaz loque de contino aconte-
ce, que los que viven, y no conforme á razón, sin
advertimiento ni se.^o, cuando mueren se aliarla de
ellos, ó por hablar con mas piü¡)riedad, huyo decUoá
(C; VS. '23 , Y. 4.
EXPOSICIÓN DEL
toda su excelencia y ventaja : al revés de lo que á
los buenos y considerados aviene , que lo que es de
precio en ellos, cuando mueren se va con ellos, y
muertos los sigue. Porque es de advertir que lodos los
hombres tienen por principal alguna cosa que se ponen
por blanco; los buenos la virtud y bienes del cielo, los
viciosos y necios esta burlería vana que resplandece
en la tierra. Por donde en la muerte, cuando les viene,
son diferentes ; que los buenos llevan lo que preciaron
consigo, pero los malos dejan acá lo que amaron, y pa-
san á la otra vida desnudos de sus ventajas. Y ansí, di-
vinamente concluye y dice que los tales «mueren, y
no en sabiduría »; esto es, dice que mueren muy necios.
Porque es sin duda lo sumo de la necedad quien vive,
no para vivir aquí siempre , sino para pasar á otra
vida, poner su tesoro lodo y sus ventajas y bien en
lo que se queda en esta cuando parte de ella, pudién-
dose aventajar y hacer rico en lo que siempre le acom-
pañará, porque le da paso la muerte. Por donde Cristo,
sabiduría verdadera, nos dice (a) : aNo queráis atesorar
tesoros en la tierra, adonde hay polilla que los gaste y
ladrones que los hurten. Atesorad tesoros en el cielo,
adonde ni hay ladrón ni polilla. » Y aun podemos de-
clarar por mas sencilla manera esto mismo. Dice: «Par-
tiráse de ellos su excelencia; morirán, y no en sabidu-
ría;)) porque es este el ordinario fin de los malos, cuan-
do están en la cumbre , caer de su prosperidad , y sin
saber cómo, partirse dellos la riqueza y la vida. Y por
eso dice: «Y no en sabiduría; «porque según sus apoyos
y apercibimientos, no alcanzan por dónde les vino el
daño; y según estaban torreados, no hallan por dónde
les entró la desdicha en el fuerte. O si abren con el
azote los ojos, conócense por tan necios, que eso mis-
rao los derrueca, que tuvieron por su firmeza y amparo;
y ven que los medios por do pensaron crecer y perma-
necer en alteza, esos agora los arruinan y hunden.
CAPITULO V.
ARGUMENTO.
Prosigue Elifaz en su razón , y pide á Job que le muestre qué
honiLre santo haya sido maltratado de Dios, como le mostrará
él habello sido siempre ios que son malos ; que cual es cada
uno, ansi le acontece. Y amonéstale después desto que, vuelto
á Dios , baga penitencia ; y le asegura de su favor si así lo hi-
ciere.
1 Llama pues, si hay quien te responda, y ¿á quién de
los santos te volverás?
2 Porque al loco degüella saña, y al tonto mata en-
vidia.
3 Yo vide loco arraigado, y maldije súbito su belleza.
4 Alejaráiise sus hijos de la salud, y serán quebran-
tados en la puerta , y no tendrán defensor.
o Cuya segada el hambriento comerá, y el armado lo
tomará, y sedientos beberán su haber.
6 Porque no saldrá del polvo vanidad , y de tierra no
fruclilicará quebranto.
7 Que el hombre nacido para laceria, y los hijos del ave
para ensalzarse volando.
8 Por donde yo buscada á Dios, y con Dios pondría mi
habla.
9 Hacedor de grandezas sin pesquisa, do maravillas
hasta no cuenta.
[a, Matth., 6, v. 19, 20.
LIBRO DE JOB. 315
do Dador de lluvia sobre faces de tierra , enviador de
agua sobre faces de plazas.
11 Para poner bajos en altura, y enlutados ensalzaron
salud.
12 Desbaratador de pensamientos de resabidos , no
harán sus manos solileza.
15 Prendedor de sabios en su mismo aviso, y consejo
de perversos es desliecho.
14 De dia encontrarán tinieblas, y como nociie palpa-
rán en la siesta.
lo Y salvó de cuchillo de su boca dellos y de mano de
fuerte al pobre,
16 Y fué al mendigo esperanza, y el torcimiento cerró
su boca.
17 Ea, bienaventurado varón, que lo reprehendió Dios,
y castiguerio del Abastado no aborrezcas.
18 Porque él harádoler y suelda; llagará, y sus manos
melecinarán.
19 En seis angustias te escapará, y en siete no tocará
mal en tí.
20 En hambre te redimió de muerte, y en pelea de ma-
no de espada.
21 De azote de lengua serás escondido, y no temerás
correría cuando viniere.
22 Del asolamiento y de la fambre te reirás y de alima-
ña de tierra no temerás.
23 Porque con piedras del campo tu liga, y alimañas
del campo se a[)aciguarán á ti.
24 Y sabrás que paz tu tienda, y visitarás tu morada, y
no pecarás.
2o \' sabrás que mucha tu simiente y tus pimpollos
como yerba de la tierra.
20 Vendrás con sazón á la huesa, y como montón de
mieses es alzado á su tiempo.
27 Ves, eslo pesquisárnoslo, ansi ello; óyelo, y tú apre-
hende para ti.
EXPLICACIÓN.
Insiste todavía en su intento Elifaz, y comienza otra
razón para convencer á Job de pecado. Y porque arriba
lo quiso probar, lo uno por el mal fruto que Job cogia
de su vida pasada, de donde argüía ser mala; y lo olro
porque en los ojos de Dios y en su apurado juicio, aun
en los ángeles se descubren faltas, cuanto mas en los
hombres; procura agora lo mismo por decir que todos
dicen lo que él dice, y son de su parecer, sin que na-
die le contradiga; de queconcluye ser verdadero loque
todos dicen , por no ser posible que todos se engíiñen.
Y razona por esta manera :
1 «Llama, dice, si hay quien te responda, y ¿á
quién de los santos te volverás?» Comoquien dice: Y sí
no basta lo díclio , vuelve los ojos en derredor , ó si
quieres, alza la voz y llama, si por caso hallares algu-
no que te responda, esto es, que consienta contigo, ó
que en algo te favorezca , ó siquiera te disculpe con al-
guna color. Que es decir: Si nadie te defiende, todos
te culpan ; y sí todos te culpan , tú sin duda eres cul-
pable, porque no puede ser que todos yerren. Ansí que,
busca, y no busca solamenle, sino llaiua á voces, que
es mejor para hallar lo buscado, si hay alguno que to-
me razón por tí. Y si dices que no has pecado, y que
aunque te azote Dios, como vemos, has vivido inocen-
te , muéstranos por algún ejemplo ser verdad lo que
dices; y síes posible que los buenos padezcan lual, se-
ñala algún bueno que siéndolo haya mal padecido.
Dame algún santo azolado en lu manera que tú agora
316 OBRAS DE FRAY
lo eres, alguna vida empleada en virtud y rematada en
dolor y miseria. «Y ¿á quién de los santos te volve-
rás?» esto es , ¿qué hombre santo señalarás, ó que le
haya sucedido lo que á tí , ó en caso que le sucediese,
se "haya justificado como tú te justificas, ó dado tanta li-
bertad á su lengua? ^ |
2 ((Porque, á la verdad, dice, al loco degüella saña, |
y al tonto mata envidia.» Esto es, porque, ala verdad, |
cada uno acaba en la manera que vive; y cuales son los j
ejercicios de cada uno , tales son sus sucesos, y tales [
los paraderos cuales son los caminos. Que al loco y al
revoltoso y al despertador dependencias, esas mis-
mas le acarrean la muerte , y « el que mata á espada,
á espada mucre (a)»; y el antojadizo, digo, á quien
cuanto ve se le an'.oja, al fin fenece de antojo. Porque
en lo que decimos tonto, la palabra original, que es
evil, significa un género de liviandad que nace ordi-
nariamente de poco saber, que desea todo lo que ve, y
no tiene firmeza en ninguna cosa de lo que desea ; á la
cual es natural y muy allegada la envidia y el pesarle
de todo lo bueno que se parece en ios otros, porque lo
apetece para sí ardiente y inconstantemente, y no con
mas ardor que inconstancia; que ansí como se pagan
presto de lo que ven , ansí se enfadan dello con facili-
dad; y á un antojo destierra otro antojo, y á este le
hace luego guerra otro mas nuevo que viene, por do
de ordinario perecen á manos dellos. Porque por una
parte los consume la sed que tienen de todo lo que no
tienen , y por la otra les acaba la vida no serles posible
tener todo cuanto desean, porque no hay cosa que no
deseen. Y veces hay que en eso mismo que aman, cuan-
do lo alcanzan les viene envuelta líi muerte; porque,
como aman por antojo, y no con juicio, aman antes
que conozcan bien lo que aman; y ansí, escogen muchas
veces por bueno lo que es venenoso , y meten en su
casa por sus manos á sus enemigos. Mas dice :
3 «Yo vide loco arraigado, y maldije súbito su belle-
za.» Extiende y especifica eso mismo que ha dicho por las
cosas que se le juntan y siguen, y ansí lo hace mas cierto.
Como diciendo: Y porque es verdad sin excepción que
lo.3 malos siempre acaban mal, y que los que siguen sus
antojos vienen á morir á sus manos, por eso todas las
veces que veo algún malo muy próspero , luego le ten-
go por muy perdido ; y aunque con los ojos no vea en
él sino prosperidad, con la vista del entendimiento, mas
cierta, comprehendo su infelicidad y desastre; y por
mas hondas raíces que tenga , luego le juzgo por seco.
«Yo vide loco arraigado,» esto es, cada y cuando que veo
algún malo muy feliz, «maldigo á su belleza súbito,»
esto es, conozco y tengo en poco su felicidad, porque
veo lo breve y lo falso dclla. Que en decir maldujo, no
quiere decir que les desea mal cuando los ve, sino que
ve luego el mal que encierra en sí aquella falsa aparien-
cia de bien, ó el que les acarrea aquella falsa prosperidad
y belleza; y que ansí lo adivina luego y lo anuncia. O
si de':inios que maUlecir aquí es pro¡triame!iie malde-
cir, diremos que maldice á la belleza, nnú como escri-
be, y no á las personas, que csconfünne á razón; por-
que toda la feliridad injusta, ó que se funda en injus-
ticia, es aborrecible y nuddita, ansí por las dañadas
{a)MaUh.,2C, 52.
LUIS DE LEÓN.
raíces de donde nace como por lo engañoso y quebra-
dizo que ella en sí tiene. Que nunca es durable lo que
es violento, y es violento lodo lo que es malo y injus-
to. Y ansí, la felicidad injusta es rosa breve y flor que
á vuelta de ojo se marchita, y bien en apariencia, y
en sustancia y verdad , desventura y miseria ; y por la
misma razón es engaño y embuste que embelesa los
ojos. Y cosa cierta es que todos naturalmente aborrece-
mos y maldecimos á la falsedad y al engaño. Añade :
4 «Alejaránse sus liijos de la salud, y serán que-
brantados en la puerta, y no defensor.» Luego que veo,
dice, algún malo feliz y rico, le anuncio su desastrado
fin, y digo: «Alejaránse sus hijos de la salud;» que es
decir : Este que al parecer toca con la cabeza al cielo,
y tiene las raíces tan hondas, que no hay quien le ar-
ranque, vendrá á menos tan presto, que fenecerá su
casa en sus hijos. «Alejaránse sus hijos de la salud.»
IVo solamente no serán prósperos, pero dice que ven-
drán á ser desastrados y infelices ; porque salud mas
quiere decir libramiento de mal que demasía de bien,
y el salvar es librar de peligro; y ansí, el nunca alcan-
zar la salud es andar siempre en enfermedad y miseria.
Y no dice que sus hijos no alcanzarán la salud, sino
que «se alejarán» della ; ni dice que ella les huirá, sino
que la huirán ellos mismos; que es lo último del de-
sastre , cuando uno parece que él mismo se aparta del
bien, y pareciendo que le sigue, se aleja, y los medios
que usa para allegársele, son caminos ciertos para mas
se apartar. «Y seriín, dice, quebrantados en la puerta.»
Puerta llama el juicio y los tribunales, porque antigua-
mente estaban á las puertas de los lugares las plazas, y
en las plazas los juzgados. «\, dice, no defensor;»
esto es, y cuando fueren llamados á juicioy metidos en
pleito, cuando les pusiere demanda alguno sobre la
hacienda, ó criminalmente los acusare por quitarles la
vida, no tendrán quien defienda su parte, y serán tan
miserables, que no solo los condenará el juez, masan-
tes del, como á condenados en el juicio de lodos, nin-
guno los querrá defender. Que es cosa justísima que
quien forzó la justicia, y no quiso estar sujeto á la ley,
y quitó su derecho á los que poco podían, no la hallo
ni él ni sus hijos, sino que les falle ansí el amparo pú-
blico de la justicia como el socorro particular de la
piedad y misericordia. Y dice :
5 «Cuya segada el hambriento la comerá, y el ar-
mado la tomará, y sedientos beberán su haber;» en que
engrandece mas la caída de los poderosos injustos.
Porque no solamente vendrá tiempo cuando en lajus-
ticia, f|uc se hizo para favor general de todos, no ha-
llarán favor ellos; mas cuando también la tierra misma
y los animales della, como conjniados, le soráii ene-
migos. «Cuya segada, » esto es , sus panes y labranzas,
«el hand)riento la comerá.» Hambriento llama ala lan-
gosta y á lo que es así como ella, que destruye y átala
las mieses. «Y el armado lo tomará. »ylrmoc/o llama, por
la misma figura y rodeo, al mismo pulgón y langosta;
porque, como los soldados armados en la guerra, ansí
ellas con las armas que la naluraleza les da consu-
men manto les viene delanle. Mas es de advertir que
la fialabra original, que es tsinim, unas veces signifi-
ca los escudos, que son armas, y esto 'Jguió san jcró-
EXPOSICIÓN DKL
nimo; y ansí, Irasladóen este lugar armados; oirás sig-
nifica las e^prnas olas punías agudas, cualesquiera
que sean; conforme á lo cual en esle lugar puede ser i
el seto ó valladar que cerca los sembrados ó viñas , y ¡
es como su defensa y escudo, que en muchas partes es i
de zarzas ó espinos. Y ansí, dirá que las langostas liam- |
brientas les comerán las micses á estos ricos y peca- I
dores que dice, y que de las es¡)inas las tomarán; esto ¡
es, que ni las espinas defenderán de las langostas á sus
mieses , ni los valladares ni otro reparo ni cerca. «Y
sedientos beberán su haber. Sedientos llama, o vellosos
(que lo uno y lo otro significa la palabra primera) , á
los salteadores, que hacen vida en los desiertos y cam-
pos, que en Iduniea y Arabia, de quien se escribe este
libro, son faltos de agua. Y ansí, á los que enellos va-
gueaban para hacer mal, justamente Elifaz llama, ó
sedientos, porque les menguaba el beber, ó vellosos,
porque andaban como salvajes ansí en la vida como en
la disposición del cabello. O sedientos llama por figura
á los años secos y estériles, ó verdaderamente á los
Tientos cierzos que dejugan la tierra, y lo que produ-
ce abrasan y secan. A que dos cosas favorecen: una,
que Elifaz en este verso propriamenfe trata del daño
que los temporales hacen en las haciendas de los peca-
dores, y á los temporales malos pertenecen , como las
langostas, ansí también los cierzos y la falta de lluvias.
Otra, porque la palabra original saaph que traslada-
mos beber, propriamente quiere decir «atraerá sí,
como cuando el que respira recoge al pecho el alien-
to, que es como imagen de lo que el sol sin nubes, y el
cierzo cuando corre en la tierra hace, que le sorben el
aliento. Pues dice que el cielo no enviará lluvias, y
enviará cierzos y hielos, y la tierra producirá langos-
tas y espinas , que consumen las haciendas y posesiones
de aquestos que dice. Y reparte con proprledad las pa-
labras, que á las langostas da el comer, y á los cierzos
y calmas el beber, y de las mieses dice que serán co-
midas, y de la demás labranza, que es la que pertene-
ce á las viñas, que será bebida. Como diciendo que la
langosta les comerá los panes, y el cierzo les beberá
y dejugará las viñas. Y con esto viene bien lo que
añade :
6 ((Porque no saldrá del polvo vanidad, ni de tierra
fructificará quebranto. » Vanidad llama todo lo que es
culpa, y quebranto todo lo que es pena y castigo. Y
responde en esto Elifaz á lo que alguno por caso dijera,
que si hay años estériles, y si vienen langostas , y si la
agua, ó faltando ó sobrando, ó anega ó no cria las mie-
ses , que esa es , ó calidad del suelo ó disposición de
los tiempos, y no culpas de los hombres ni castigo de
culpas. Ansí que, responde y dice que ni la tierra pro-
duce vanidad ni fructifica quebranto, que es decir que
ni cria culpa ni padece pena. Porque si la tierra pudiera
pecar, pudiéramos también creer que eran pena de su
culpa los años estériles; mas como en ella no hay
pecado, ansí este desconcierto de tiempos no es casti-
go suyo, y si no es castigo de la tierra, concluye que
lo es de los pecadores que viven en ella, cuyas hacien-
das con semejantes daños se pierden; y si es castigo
delios, convencido queda que el cielo y la tierra son
frucluosOá de sujo, y estériles por nueslrüs pecados,
LIBRO DE JOB. 317
y que usa Dios delios como de verdugos para nuestro
castigo. Y conforme á e^io prosiiue y dice:
7 (lEl hombre nacido para laceria, y las bijas del ave
para ensalzarse volando. » Que es proseguir su razón
y decir : El hombre es sngeto capaz de pena, ansí co-
mo lo es de culpa ; y como al ave le es proprio el vo-
lar, ansí el hombre nace para padecer, porque nace
enemigo y culpado. Por domle los temporales malos
no son pena de la tierra , que no es capaz de! la , sino
castigo del hombre, que nace digno de ser castigado.
Por manera que , reduciendo á términos lógicos el ar-
gumento que Elifaz en estos dos versos encierra, dirá
bien ansí : Los males no son males sino á quien los
sienle y merece ; la tierra no es sugelo de culpa ni
siente pena, y el hombre sí, porque como de naci-
miento le convienen ; luego las esterilidades del suelo
y las malas disposiciones del aire, con los demás da-
ños que en la tierra se ven , no son penas de la tierra,
que ni las sienle ni las merece, sino de los malos hom-
bres que en ella viven. Dice :
8 aPor donde yo buscaría á Dios, y con Dios pondría
mi fabla.» Concluye pues, y concluye bien, según lo
que arriba está dicho. Porque si á los ricos y podero-
sos , si son injustos y malos , les vale tan poco su po-
der y riqueza , que en creciendo caen , y cuando están
mas floridos, ó lo parece, se secan, y no son tan prós-
peros en el subir cuanto son en el caer infelices , y si
todo les es enemigo, y como conjurado en su daño les
hace guerra todo, los hombres, los animales, la tier-
ra , bien dice Elifaz que el remedio es buscar los hom-
bres á Dios , que es seguir la jusí icia y poner los pa-
sos en la virtud, que es el camino por donde se halla.
\ si les aconteciere que , ó vencidos de la flaqueza, ó
engañados por su poco saber, erraren este camino y
salieren alguna vez del , y ofendieren á Dios , que les
pese de la ofensa y que pidan perdón al ofendido ; y
esto llama « poner con Dios su habla», suplicarle con
humildad que los perdone; esto es, no hablar contra
él indignados porque los castiga, sino, sujetándose á la
pena con verdadero conocimiento de sí, hablar con él,
suplicándole que levante la mano de su justicia. Y no
dice Elifaz : Esto se ha de hacer; sino : «Yo esto baria,»
para dar ansí mas fuerza á su dicho y para persuadirlo
mejor, porque nadie escoge para sí sino lo que tiene
por bueno. Y porque habla con Job, á quien ve azotado
y tiene por pecador y culpado, es como si le dijera : El
malo, como te digo, por mucho que á los pirincipios
en riquezas suba , viene á miseria después , como á tí
agora te aviene, que estabas prosperado y eras malo, y
ya estás caído y perdido. Y conforme á esto, el remedio
no es dolerte ó querellarte de Dios , como agora tú te
querellas y dueles , que pues por ofender á Dios venís-
te á caer, por aplacarle y suplicarle, y no por enojar-
le, has de volver á subir. Yo á lo menos ansí lo juzgo,
y lo hiciera ansí si en tu estado me viera, y pusiera
con Dios mi habla, y confesándome por hechura suya
y por digno de mayor pena, supücárale que pusiera
fin á su justa ira. Y porque el estado de Job era muy
miserable, y tal que parecía carecer de remedio, ó á
lo menos tenerle muy dificulloso, porque la dificultad
no impidiese la esperanza á que le llamaba EUiaz , ui
318 OBRAS DE FRAY
dudase Job que volviéndose él á Dios, Dios le tornarla
á su estado, dice luego del poder que Dios tiene, y d¡-
viérlese á tratar del por solo esle fin , y cuéntalo y en-
caréce'o por hermosas maneras. Y dice :
9 (iHaceclor de grandezas sin pesquisa, de maravillas
liasia no cuenta.» Como diciendo : Y no dudes de que
si te vuelves á Dios, te remediará Dios ; que para lo que
puede él eso es muy fácil , porque son sus grandezas
sin cuenta. Y refiere, para mayor evidencia, algunas
dellas, Y aquellas señaladamente que se allegan mas á
esto que él propriamenle pretende, que es liacer á Job
seguro que Dios puede y suele levantar á los caldos, y
reparar á los deshechos que se vuelven á él. Y ansí,
dice desta manera :
10 «Dador de lluvia sobre faces de tierra, enviador de
aguas sobre faces de plazas.» Esto pertenece á las obras
de naturaleza que Dios hace y á las maravillas que en
ella obra , y lo que dice después loca á la gobernación
de las cosas libres. Y escogió Elifaz, entre todas las
obras maravillosas que en la naturaleza hace Dios, esta
del llover, para decirla por tres razones : una, porque
es muy conocida y como puesla en los ojos, y lo que
se trae para prueba de lo que se duda y platica , con-
viene que sea manifiesto y notorio; otra, porque aun-
que la costumbre quita la maravilla, pero es sin duda
maravillosísima obra la del llover, si se considera co-
mo conviene ; porque, como el agua sea mas pesada que
el aire, grande muestra es del poder de Dios y de su
grande saber adelgazarla tanto, que pueda subir en alto
y extenderse por cima del aire, y extendida en él, tor-
nar á cobrar peso para volver á caer, y que ni en lo
uno ni en lo otro baya violencia ni fuerza ; porque na-
tural es al vapor húmido subir en alio y empinarse en
el aire; y natural le es al mismo tornarse al suelo y
caer en él hecho gotas menudas ; y si cayera de un
golpe todo , y como hecho un arroyo , fuera menos es-
panto ; mas que estando junto y apiñado y inclinado
lodo á caer, y con el peso que le es para caer necesa-
rio, y en lugar que por ser raro y sin resistencia no le
puede impelir la caída, no venga al suelo junto, sino
que se reparta ello por no sé qué secreta manera, y
venga ansí esparcido y partido en menudísimas parles,
como si alguno desde lo alto arüficiosamente lo rociara
y tendiera, es verdaderamente maravilloso negocio. Y
sobre lo ^lo lo es, ver que haya Dios hallado artificio
para á un tiempo mismo y á un punto regar tantos y
tan largos espacios de tierras, y tan por un igual á to-
das, como en las lluvias del invierno lo vemo? ; ansí
qup, esta os la segunda cansa ; y la tercera y última es,
porque es obra muy vecina y muy allegada á lo que
pretende , y por decir verdad , porque es como imagen
de aquello mismo que persuade y que prueba ; porque
el enviar Dios lluvias sobre la tierra seca, y fecundar
con ellas y vestir de ln-rmo-ura y de frutos al suelo
yermo y estéril , es como levantar con su favor lo caí-
do y lo pobre á estado pr'ispero y rico, y como dar vi-
da y verdíif á lo (|uc ya tenían agostado y seco los su-
cesos adversos. Y como puede Dios hacer esto en la
lierra, [luedc lo mismo en la gente ; y ansí añade muy
bien :
i I (d'ura ¡loner bajos en altura, y enlutados eusalza-
LUIS DE I.EON.
ron salud. » Como si con mas palabras dijera : Envía
Dios sus lluvias al suelo desnudo y pobre, y con ellas le
adorna y enriquece, para que por ello se entienda cuan
fácil le es á él suliit los « bajos á alteza », y los enhila-
dos y denegridos á vida y sahul; que, como con la lluvia
puede enriquecer lo pobre, ansí con el rocío de su fa-
vor pone en pié lo caido. Y llama enlutados á los de-
sastrados y tristes , porque la tristeza les enegrece el
ánimo, y la mala fortuna derrueca á lugar escuro su
estado ; y dice salud, según la propriedad de su len-
gua, no lo que es carecer de enfermedad en el cuerpo,
sino lo que es perfecto y cabal , bien ansí en la vida
como en la fortuna , como en la estimación y en la
honra ; y es salud io mismo que felicidad y buena an-
danza. Dice :
42 «Desbaratador de pensamientos de resabidos no
harán sus manos sotileza.» Dos cosas pueden poner es-
torbo al remedio del que padece : ó la naturaleza de las
cosas mismas, como en la enfermedad la cualidad de
los humores, ú de los miembros dañados hacen que el
enfermo no sane; ó la contradicción y mal áinmo de
los hombres, que á veces abierta y á veces encubierta-
mente procuran que el caido no repare, porque gustan
de tener un competidor menos. Mostró que no estorba
á Dios lo primero , porque es Señor de la naturaleza y
levanta el agua al cielo , y la despeña cuando quiere
del cielo á la tierra , y embriaga lo seco y seca lo hú-
mido, y despoja lo florido y viste de flor lo desnudo,
muestra agora lo poco que también puede lo segundo,
que es el contradecir de los hombres. Y ansí dice : Si
te vuelves á Dios, no temas que dejará de repararte, ni
por mala disposición á que ha venido tu carne seca y
podrida, porque él sabe enviar su agua so!)rc la tierra
seca, ni por las mañas artificiosas de los hombres, á
quien tu calanndad da contento, porque él es «desba-
ratador de pensamientos de resabidos». Y en decir des-
baratador, no solamente dice que los desbarata, sino
que es como proprio oficio suyo el desbaratarlos. Por-
que á la verdad es asi , que como desde el principio la
codicia de saber excesiva y el querer ser resabidos los
hombres lomó competencia con Dios, así Dios se [(re-
cia parlicularmcnle de hacer guerra á este vicio, y
de volver en necedad lodo el aviso que de sí presume,
y de entontecer, como san Pablo dice («), á toda la sa-
biduría y sotileza del mundo. Y aun podemos decir ^ue
en esle verso Elifaz, y en los cuatro que se siguen,
profetiza, porque no se puede dudar de que en mu-
chas parles este libro es profético; ansí que, profetiza
la victoria que Dios por Cristo habia de alcanzar del
deiTKinio, y la manera como le hahia de vencer con sus
mismos avisos, y venciéndole, despojarle de los que te-
nia engañados y presos. Y profetízalo aquí muy á pro-
pósito, como arguyendo de lo mas á lo menos, y como
diciendo que (pnen puede deshacer la cabeza del mal,
mejor podrá reparar los males particulares ; y (pie
quien ha de librará todos los hombres de la serv¡du!i>-
bre miserable (MI que los tiene el demonio, bien podrá
sanar á Job de las llagas q\ie el azote del demonio le
hace. Y porque de todo este mal que padece Job, el de-
monio es el inducidor y el verdugo, para [¡ersuadirle
(a) i,.\Jcor.,l, V. 20.
EXPOSICIÓN DEL
á que espere su remedio de Dios , y para criar en él
Elifaz la esperanza que quiere, viene muy ijien el
decirle lo mucho que Dios puede contra el demonio, y
lo que en lo venidero ha de hacer contra él. Y como
en los sagrados libros, los profetas que los escribieron, ¡
cuando piden alguna merced á Dios, ó en su persona
ó en la ajena, acostumbran á contar las grandezas que
bizo Dios cuando sacó á los judios de Egipto, para con
aquel cuento como despertar á Dios la memoria del
amor que á los suyos tiene, y lo mucho que por ellos
sabe hacer cuando quiere, y para inducirle á que haga
lo particular que le piden, que es mucho mas fácil,
pues hizo aquello general y tan grande; ansí y por la
misma manera los mismos hacen encubiertamente me-
moria de la caida del mal y de la redención de los hom-
bres todas las veces que en sí ó en otros pretenden
alentar la esperanza ; porque á la verdad, ni hay cosa
que ansí en los trabajos nos anime como considerar
que tenemos ya por Cristo vencido al que nos los pro-
cura y atiza, ni poseemos prenda que ansí nos asegure
del favor que en Dios tenemos, como lo que por Cristo
bizo para sacarnos de nuestras mayores necesidades.
Pues dice bien Elifaz que Dios es «desbaratador de
pensamientos de resabidos», y que «no harán sotileza
sus manos». Porque en lo que contra los hombres hizo
el demonio, aunque procedió en ello primero como
soberbio y después como envidioso, y finalmente como
enemigo nuestro, y de nuestra sangre sediento ; pero
no procedió ciegamente, antes se hubo como mañoso
y astuto , y ató en ello tan bien su dedo y con soti-
leza tan grande, que el saber de Dios solamente, co-
mo en otra parte dijimos (o), pudo contraminarle su
aviso, y desbaratarle, como Elifaz aquí dice , su pen-
samiento á este resabido y sotil. Mas ¿cómo le desbara-
tó? Eso es lo que añade :
13 «Prendedor de sabios en su mismo aviso, y con-
sejo de perversos es deshecho.» Porque las armas con
que Dios le deshizo fueron esas mismas que se forjó
él para deshacer el bien y la preeminencia del hombre;
que engañando á Adán , pensó apartar a Dios del hom-
bre, y por allí vino á juntarse el hombre en una mis-
ma persona con Dios ; y trayendo á Cristo á la muerte,
pretendió fenecer la vida de Cristo, y la muerte de
Cristo dio vida al hombre y asoló el poder del demo-
nio. Y en lo que dice, que «deshace Dios el consejo
perverso», es de advertir que la palabra primera ma-
har tiene significación de acceleramiento , y lo accele-
rado es vecino al error ; que lo loco y sin tino deci-
mos que se accelera, y llamamos súbitos á los que no-
tamos de locos ó necios. Y ansi , decir aquí que « des-
truye Dios el consejo perverso», y decirlo con la pala-
bra que digo , es- decir que le deshace accelerando en
la resolución del á sus autores , y haciendo que cuan-
do pretenden dañar se arroguen inadvertidamente en
su daño ; como en Lucifer pareció , que apenas hubo
conocido el bien que ordenaba Dios para el hombre,
cuando se resolvió en destruirle ; y ansí erró el golpe,
y quedó miserablemente preso adonde pencaba pren-
der. Mas dice :
(a) Lib. I de Ins Nombres de Crislo , en el de Padre, p. 127, y
líb. II, en el de Brazo, p. 201.
LIBRO DE JOB. 319
14 «De día encontrarán tiiiicbla",, y romo norlp | a'-
parán en la siesta;» que es cosa que de lo que ha di-
cho se sigue. Porque el arrebatado y acceletado en sus
pareceres muchas veces no ve lo que tiene presente y
tropieza en lo claro, y en medio de la luz, como si
fuese noche, anda á tiento. Y dice en siesta por mayor
encarecimienlo, porque es mayor la luz entonces, con
el sol en medio del cielo. Añade :
• -13 « Y salvó de cuchillo de su boca dellos y de
mano de fuerte al pobre.» Que como quiera que lo (en-
tendamos, ó según lo genera!, ó conforme al c.iso ¡>;ir-
ticular del demonio, este es el fin para que Dios des-
barata su consejo, esto es, para quitarles la presa de
la boca y sacarles de entre las uñas al pobre. Que es
también lo de que Elifaz quiere asegurar á Job para
que se anime y esfuerce en Dios, aunque se vea, á ío
que parece, perdido. Dice pues que «salvó de cuchillo
de su boca dellos», esto es, de su boca, que es como
cuchillo, «y de mano de fuerte al pobre ,» esto es, de
entre sus manos y uñas fuertes. Porque habla del malo
como de una bestia fiera, cuyas uñas son fuer! es y cu-
yos dientes son como cuchillo, ó porque, á la verdad,
el daño que nos hizo en nuesiro primer padre el de-
monio comenzó de la boca. Quiero decir que se trató
primero en el entendimiento, persuadiéndole con en-
gañosas razones, y se pcrficionó con las manos ; por-
que á los que engañó con palabras puso luego debajo
de su mano tirana y los sujetó á su servicio. Y lo que
allí pasó acontece cada día después en los que engaña
el pecado, que venimos á él, no traídos con fuerza, sino
inclinados con inspiración engañosa; y presos una vez,
la costumbre mala se apodera en breve, y hace en nos-
otros presa y nos echa sus uñas fortísimas. Ansi que,
primero nos prende la boca , y después nos tiene en
las uñas aferrados y asidos. Y es muy de advertir lo
proprio de las palabras que Elifaz da á cada cosa, ansí
á la boca como á las uñas, conforme á lo que aquí sig-
nifican. Que á la boca atribuye cuchillo, y á las enanos
llama fuertes; porque la persuasión y la sugestión, que
es el atizador primero del mal , es sutil y agudo, y cor-
ta y penetra por el alma como espada afilada ; y la cos-
tumbre adonde se perfecciona y remata lo malo, es co-
mo manos que prenden , y como brazos que cercan , y
como uñas que afierran , y como manos y brazos y uñas
fuertes de que apenas librarse puede el que es preso
una vez. Mas prosigue y concluye :
16 «Y fué al mendigo esperanza, y el torcimiento
cerró su boca.» Pobre llama y mendigo á todo el linaje
humano, á quien Cristo libertó del demonio , ansí por
ser de su naturaleza fiaco, como por la desnudez v es-
tado vil en que le puso su culpa. Y pobres son , en res-
pecto de los hijos dcste siglo, que se apoderan del
mundo, todos aquellos que siguen la senciliez y viMa
pura, porque son los mas dispuestos para ser maltra-
tados y para vengarse de quien los maltrata, los mas
faltos de poder y de armas. Mas al fin vuelve por ellos
Dios, cuyo oficio proprio es, como significa Elifaz,
volver por los tales, y la boca que se abrió contra ellos,
ó por mejor decir, la boca que los tuvo ya en sí, déja-
la Dios vacia y mordiendo en el aire, y al fin la cier-
ra; porque al fin el lorciniicnlo, esto es, el autor de
320 OBRAS DE FRAY
todo lo que es malo y torcido , y todo lo torcido y malo
con él, lo sepultará Dios en cerrada y escura cárcel
para que ya mas no parezca. Mas sigue : i
17 «Ves, bienavenlurado varón, que lo reprendió j
Dios, y castigo del Abastado no aborrezcas. » En que,
insistiendo Elifaz en su intento, quila todo lo que po-
día ser estorbo á Job para esjierar en Dios y volverse
á él en la manera que le persuade que vuelva y que
espere; porque le pudiera decir que si ya Dios es po-
deroso, y si tiene por oficio desagraviar á los pobres,
y si sacó al hombre del poder del demonio , pero que
á él no le sacará ni le tornará á su primer estado, por-
que le tiene aborrecido, como por las obras lo mues-
tra. A que responde aquí y dice : No desespere de ser
bien recibido de Dios si se vol viere á él , ni se persua-
da que le aborrece porque le castiga, antes lo tenga
por prenda de amor, y piense que es regalo el azote,
y que el azoíado es diolio.so. Y ansí , le dice que « el
castigo del Abastado no le aborrezca»; esto es, que no
aborrezca á sí mismo ni pierda el esfuerzo porque Dios
le castiga, porque es felicidad tal castigo. Y llama
abastado á Dios porque tiene en sí todo el baslecimien-
to de! bien , y llámale con razón ansí en la coyuntura
de agora, cuando alirma que es buena diclia ser azo-
tado del , y cuando persuade á Job que no desespere
de volver á su fortuna primera, para que le ensene el
mismo nombre que Dios lo puede todo, y que, como es
abastado y poderoso para derrocar lo ensalzado, lo es
también para ensalzar lo caido ; y que, como jíuede lla-
gar, i)ue;le también sanar al que llaga. Y esto es lo
que luego dice :
18 «Porque él liará doler y suelda, llagará, y sus
manos melecinarán. n Porque igualmente y por una
medida mi -ma tiene en sus manos la salud y la en-
fermedad , la muerte y la vida.
i9 («En seis angustias te escapará, y en siete no
tocará mal en lí , » dice. Y aunque por un igual lo pue-
de lodo Dios, pero al Iiacer bien es muy mas inclina-
do, ama el librar de mal y de pena á los suyos. Ansí
que, convierte lu deseo á él, seguro que te librará del
mal que padeces. « De seis angustias , dice , te escapa-
rá, y en las siete no tocará mal en ti ;» esto es, librar-
te lia de todo mal y angustia. Porque con esta forma
de decir de seis y siete, en la lengua original deste li-
bro se suele significar, ó todo aquello de que se habla,
6 mucho dello; y para que la demostración y encarc-
cimienio mayor sea, específica en particular algunos
desios males, y dice :
20 ((En hambre te redimirá de muerte, y en pelea
de mano de espada.» En la hambre le redimirá prove-
yéndole de mantenimiento , y en la guerra será lu es-
cudo para que no seas herido. Y añade :
21 (iDe azote de lengua serás escondido, y no teme-
rás corrí^ría cuando viniere.» Rien di(3 el e^crmilrr al
azo!e de la lengua, porpie el vi'rdadero remedio con-
tra la mala lengua es, que el maldiciento no os vea ni
os conozca , ponjiie nadie que conoce perdona ; y lo
que una vez la lengua mala llaga y entizna, con (lifi-
cullad se sana ó se lim[>ia después. Y lo que dice cor-
rería es nombre de guerra, cuan lo los que e>láu en
frontera salen con Diano armada á correr h tierra do
LUIS DE LEÓN.
los enemigos y á talarles los campo-;, y á prender las
personas y los ganados. Mas torna y repite :
22 ((De correría y de fambre te reirás, y de alima-
ña de tierra no temerás. » Porque Dios dice que será
lu amparo si á él te volvieres, te librará del latroci-
nio de los liom!)rc3, y de la hambre que nace de ios
temporales, y de la violencia de las bestias fieras; por-
que, á la verdad, á estos tres principios se suele y pue-
de reducir todo el mal que padecen los hombres: ó á la
destemplanza del aire, óá la injusticia humana, ó ala
fiereza de las bestias.
23 ((Porque con piedras del campo tu liga, y ali-
mañas del campo se apaciguarán á ti. » Con lo cual aña-
de sobre lo que ha dicho basta aquí, y encarece mas
su propósito, como diciendo: Y no solamente no te
dañará el mal , mas lo que suele para otros ser malo,
será para tí bueno, y olvidará contigo su natural con-
dición. Porque no hay cosa mas seca que la piedra, ni
mas desapegada, ni mas ajena de lo que es sentido de
paz; pues aun esas, dice, se mostrarán de lu banilo;
y (das alimañas fieras», que son las moradas proprias
de la braveza, te serán, no solo mansas, sino también
favorecedoras y amigas. Y si te amara lo sin sentido y
lo bruto , ¿qué será lo do.nésiico y lo que mora en tu
casa? Por lo cual dice:
24 ((Y sabrás que paz tu tienda, y visitarás tu mo-
rada, y no pecarás.» Y sabrás, estoes, y conocerás por
la misma experiencia que tu tienda, esto es, que iu
casa toda (que la llama así por los que en aquella tierra
traían vida movediza y vivían en tiendas de campo,
que eran muchos , cuales eran los ce larenos); así que,
verás, dice, que lu casa y tu tienda es paz;ef,ioes, que
todo lo que hay en ella es descanso y contento, y (¡ue
la mujer te amará y los hijos le agradarán, y le servirá
la familia y será toda lu suerte medida al deseo. Y an-
sí, ((Visitarás tu morada, y no pecarás;» esto es, aun-
que de industria y con diligencia la mires, y aun([uela
trastornes, y aun:|ue pesquises con cuidado todo lo par-
ticular que allí pasa, no hallarás esüopiezo ni cosa que
te ofenda ó enoje, antes lodo será riqueza y bendición,
como añade:
25 ((Y sabrás que mucha lu simiente, y tus pimpo-
llos como yerba de la tierra.» ((Simiente y pimpollos»)
llama , ansí á los hijos proprios como á los demás fru-
tos de hacienda y ganados; que lodo, dice , se lo n)ul-
tiplicará Dios á Job si se torna á él , como se multi-
plica la yerba. Y aunque es verdad que Elifaz habla
agora aquí propriaaif^nle con Job, también es cierto
que pretende en Job enseñarnos á lovlos , y (pie de oca-
sión particular, esta su do(dr¡na es general y común.
En que nos dice y enseña que Dios nunca cierra la
[luerta para recibirnos si nos volvemos á él, ni se can-
sa de perdonarnos, como queramos ser perdonados; ni
{lor habernos hecho mucho bien, y por haberlo perdido
nosotros, queda él, ó menos rico ó menos poderoso,
ó con menos voluntad de reducirnos á mayor y m(\jor
eslado. Y no solamente dice esto cuanto loca á la fe-
licidad temporal y que se descubre de fuera, sino mu-
cho mas cuanto á la secreta prosperidail del ánimo, que
consiste en la limpieza del y en su salud y híírmosu-
ra y celcslialcs riquezas. Y ansí, las mus de sus pala-
EXPOSICIÓN DEL
bras tienen mas alta significación de lo que suenan, y se
pasan á otras cosas m'^jores. Porque sin duda al que
se vuelve con verdad á Dios le promete Elifaz , no so-
lo el amparo de Dios en los males del cuerpo, y no so-
lo la franqueza suya para los bienes de la tierra , sino
mucho mas en los bienes del alma, que son los verda-
deros y proprios. Y promete al que se reconcilia con
Dios paz con las piedras, y que hallará jugo en ellas,
y que las alimañas del campo , en lugar de hacerle pe-
dazos , le harán amistad. Porque en estando bien el al-
ma con Dios, la tierra dura y lo empedernido de nues-
tro cuerpo para los sentimientos del cielo se ablanda
y se enmollece y recibe el rocío del cielo, y da fruto
de piedad y justicia; y hácese fecundólo estéril y fruc-
tifica para el cielo la tierra, y las alimañas fieras de
nuestros sentidos y sus inclinaciones y aficiones bes-
tiales, que salteaban antes á todas horas y que despe-
dazaban el alma, hacen paz con ella y se le sujetan y
la reconocen. Y puede entonces el hombre entrar sin
miedo en su casa y vivir con sosiego consigo; y ni en su
cuerpo (que es como tienda en que el alma desterrada
aquí vive) ni en las partes menos perfectas del alma, ni
en esa alma misma, que es la propria morada de la ra-
zón , halla en qué peque, en qué estropiece, en qué se
desguste y enoje; antes lo halla todo mejorado, y tana
una heclio para hacer bien, que no solamente es bue-
no lo que fructifica , sino también es mucho el fruto y
muy copioso, y ansí por todas partes rico; y añadién-
dosele cada dia nuevos frutos de mérito, fenecido el
navegar de la vida, entra en el puerto abastado de bie-
nes. Por lo cual concluyendo , al fin dice:
20 «Vendrás con sazón á la huesa, como amonto-
namiento de mieses es alzado á su tiempo.» «Con sa-
zón,» dice, morirá si sirve á Dios ; esto es, morirá de
su muerte y sin violencia, y después que la vida lle-
gue á su madurez, bario de días y cuando ya la edad
y los años lo pidan. Que como cuando la fruta en el
árbol llega á tener su sazón , se suele ella caer de su-
yo sin que los otros la corten; así tiene su cierta sazón
el vivir, adonde la vida misma, cuando llega, llama á la
muerte. Y á la verdad , el bueno siempre muere bien,
y el que muere bien siempre muere en sazón. Como al
contrario, á los malos, por mucho que vivan , les viene
siempre sin tiempo la muerte, porque mueren antes
que les convenga morir; y son cortados siempre en
agraz , porque están verdes siempre , por razón de su
mucha liviandad y mal seso. Mas muere, como dice
Elifaz , en su sazón el bueno. Y para declararlo mas,
compáralo y dice: uComo amontonamiento de mieses
es alzado á su tiempo. » Como, dice , se cortan las mie-
ses y se alzan en las paneras, no cuando están verdes,
sino cuando están bien espigadas y secas, ansí al ami-
go de Dios le llama Dios y le alza ásus bienes, cuando
ya le tiene bien granado y maduro. Y no dice como
mieses, sino «como amontonamiento de mieses», esto
es, como muchas mieses y muy abundantes ; porque hay
espigas y mieses secas y estériles, y que se cogen tam-
bién ó para el fuego o para otros servicios, y el justo
no es así, sino como espiga de buen año y riquísima,
que lacerta para el cielo Dios en teniendo sazón. Y con
esto da fin Elifaz á su plática, y rematándola, dice :
E. XVI- II,
LIBRO DE JOB. 321
27 «Ves , esto pesquisamos , ansí ello ; óyelo y apren-
de para tí.» Esto es. Ves, cuauto te he dicho no e3
sueño ni fantasía mia, sino cosa muy pesquisada, es-
to es, considerada con atención profunda, y ello es la
misma verdad. Por tanto óyelo, esto es, dale entero
crédito « y apréndelo para tí » , esto es , y aprovéchate
de ello. Ansí que, dícele que esta su doctrina es ver-
dad apurada, y ruégale que se persuada della, no solo
para conocer que es asi , sino para vivir así como por
ella se dice, que es el lin del saber.
CAPITULO VL
ARGUMICMO.
Job, de nuevo lastimado con la pl;'itica de Elifaz, que oia sus
qiiojus y no s^ntia sus dolores, desea que lo uno y lo otro se
pudiera poner cada uno en su bilanza, para que asi se viera
cuánto es mas lo que le duele que lo que se queja. Desea aca-
bar ya con la vida; laméntase del poco consuelo que halla en
sus amigos, y dice :
i Yreípoiidió Job y dijo :
2 Ojalá [lesando fuese pesiula mi sana y mi quebranto,
y en balanzas se le levatilaseii á una.
5 Porque entonces mas que arena de mares pesarla,
por doiide mis pal;il)i'ns son asoilo/.íidas.
i Porque saetas del poJeroso comigo, cuya ponzoña
bebe mi espirilu, tuibaciones de Dios se ['asieron en or-
den contra iiii.
o ;,Pür veniura gime celro sobre heno ? ó ¿si brama
buey sobre su pesebre?
6 ¿Si será cuniido lo desabrido sin sal? ó ¿si hay gusto
en lo que es morir puro?
7 Lo que rehusó de locar mi alma, eso como, los dolo-
res pan mió.
8 ¿Quién diese que viniese mi demanda, y lo que es-
pero me lo diese Dios?
9 Comenzó iJios, quebránteme , suelte la mano y des-
pedáceme.
10 Y seria mas mi conhorte que asándome con dolonio
apiade, que r.o contradiré palabras de sanio.
11 ¿Cuál fuerza mia, ó cual mi íin? ¿Cuándo ensan-
charé mi alma?
•12 ¿Por dicha fuera de piedras mi fuerza? Por dicha mi
carne de bronce?
13 No mi ayuda en mí, y mi necesario es alanzado de
mi.
1-i Quien se desata de su compañero, el temor de Dios
deja.
13 Mis hermanos se pasaron como arroyo, como ave-
nida de arroyo se pasaron.
16 Que temen la helada, y en ellos cae y se asconde la
nieve.
17 En la hora que se pasan son acabados ; en escalen-
tando fueron deshechos de su lugar.
18 Torceránse caminos de su carrera, caminarán á
nada y perecerán.
19 Consideraron sendas de Teman, caminos deSabbá,
esperad en ellos.
20 Avergonzáronse porque se confiaron, vinieron
hasta aqui, y quedaron corridos.
21 Que agora sois venidos, vedes quebranto y temé-
I des.
22 ¿Si dije : Traed á mí , y de vuestra hacienda pechad
por mí?
1 25 ¿O escapadme de mano de angustiador, y de mano
! de fuerte me redimid.'
I 24 Avezadme, y yo callaré, y lo que erré hacello en-
I tenderá mi.
i 2o ¿Porqué son violentadas palabras dedereche:.?¿Quc
I reprehenderá repreheusür de vosotros?
21
322 OBRAS DE FRAY
26 ¿Por diclia no es así, que para reprehender palabras i
pensadas, y para el viento palabras perdidas?
27 También sobre huérfano alanzáis, y se la armáis á j
vuestro compañero.
28 Y agora quered, comenzad; atendadme , ved si
miento en vuestra cara. i
29 Tornada responder os ruego, y no baya porfía; tor-
nad, mas guárdeseme justicia en ella.
30 Xo habrá en mi lengua torcimieuto, ni en mi paladar
sonará necedad.
EXPLICACIÓN.
i c(Y respondió Jbb y dijo.» Siendo oída y bien en-
tendida por Job la razón de Elifaz , luego que le vio
callar le respondió de esta manera:
2 «Ojalá pesando fuese pesada mi saña, y mi que-
branloen balanzas!» Ofendióse Elifaz de Job y liízole
cargo de dos cosas. Una, del mucho sentimiento que
hacia quejándose agrámente y doliéndose , á su pare-
cer, mucho mas de lo que la fortaleza y paciencia per-
mite. Olra, que se vendía por justo y daba á entender
que padecía sin culpa. De lo primero dijo: «Tú esfor-
zabas las manos dejadas, y vino agora la tribulación
sobre tí y caíste, tocóte y fuiste turbado.» Por causa
de lo segundo decía : «Dime qué limpio se haya per-
dido ó qué hombre recto ha sido corlado.» Pues á
estas dos cosas responde en esle capítulo Job y en el
que se sigue, y dice ansí: «Ojalá pesando fuese pesa-
da mi saña y mi quebranto.» Mi saña, entendió san Je-
rónimo la que Dios tiene comigo por mis pecados, y
trasladó bien: «Ojalá fuesen pesados mis pecados,»
conviene á saber, aquellos con que merecí esta ¡ra de
Dios. Y según esto , responde Job primero al cargo se-
gundo, de que se vendía por justo y por castigado sin
culpa, y dice con palabras que hacen signííicacion de
un deseo grandísimo, que pues no cíeen que padece sin
culpa, ni él lo puede probar por razón, desea ¡níini-
lamente, si posible fuese, hacerles evidencia dello, po-
niendo en una balanza su culpa toda , y en otra su ca-
lamidad y casligo, y puestos, que alzara alguno el peso,
porque así se viera luego cu¡il balanza pesaba mas, cuál
(juedaba agravada en el suelo y cuál se levantaba en
alto ligera. Mas podemos también entender que su sa-
rta,, la que dice, es fa que él mostraba lamentándose
de su desventura y quejándose y mostrándose airado.
Conforme á lo cual , responde Job primero á lo prime-
ro deque Elifaz le acusaba, y afirma que su senii-
micnlo, y las demostraciones que del hace quejándose,
y cuanto contra su nacimiento y su ventura triste ha
mal dicho, si se coleja y si .se pesa fielmente con el mal
que padece y con la calamidad que leallige y le mue-
ve á decirlo , es mucho menos lo que dice de lo que
su trabajo merece que diga , y sn querella es muy me-
nor que el mal de que ansí se querella , y que en este
caso suyo lo que habla no iguala á lo que síenle, ni lo
que siente al grandísimo mal que padece. Y conformeá
csio, prosigue refiriendo y encareciendo por elegante
manera la graveza de su mal, y sus muflios qnilales.
Pues dice: Ojalá, que es palabra que sii/uiíica deseo,
y €s muy proprio el deseo al que se ve sin razón afligi-
do. Porque el saber su razón , y el ver que no se la
creen ni le vale, cria en él agonía, de la cual naccde-
LUIS DE LEÓN.
seo vivo y de fuego de hallar medio.s eficaces para ser
creído y valido; y desea que lo imposible, si es útil pa-
ra sacar á luz su remedio y verdad , se hiciese posible.
«Ojalá, dice, pesando fuese pesada,» esto es, fuese
con efecto bien y fielmente pesada. Porque en la len-
gua original deste libro se suele decir así todo lo que
se hace enteramente y de veras ; como castigando, cas-
tigaré ; amando , amaré ; diciendo , diré ; esto es , cas-
tigaré, amaré, y diré muy de hecho. «Mi saña y mi
quebranío.» Quebranto llama su calamidad y trabajo,
que le había deshecho la hacienda, y quebrado la salud,
y rompido el cuerpo, y desmenuzado el corazón. «En ba-
lanzas levantasen á una;» eslo es: Ojalá mí saña y mi
quebranto las pusiesen en dos balanzas, en cada una la
suya, y puestas, levantase alguno el peso para ver cuál
pesaba mas de las dos. Y dice «en balanzas », porque
el peso del las es proprio para entre dos cosas cuando se
contrapesan , y diciendo : « En balanzas levantasen á
una,» dice la manera fiel de pesar, que es levantará
una el peso, esto es, derecha y fielmente, sin engaño
ni artificio. En lo cual da bien á entender cuan cier-
to está de su verdad, pues lo pone en juicio de peso,
que es juicio afinado y puntual , y de peso adonde en la
forma del pesar no haya engaño. Y así dice:
3 «Porque entonces mas que arena de mares pesa-
ría, por donde mis palabras son asollozadas.» Esto es,
porque si se pesasen, como digo, en peso justo y por
justa manera mi saña y mi quebranto juntamente, á los
ojos se vería luego que pesaba este en comparación de
a<juellamas que toda la arena del mar. En que quiere
decir, no solamenleque es mas grave su calamidad que
su queja, sino también que es tan grande el exceso,
que aquello en que la calamidad á la queja excede, si
se contrapesase con toda la arena del mar, pesada mas
que la arena; que es decir que excede su castigo á su
querella sin proporción ni medida alguna. «Mas que
arena de mares.» Dicho así arenacn número singular,
hace significación de toda la arena, según la proprie-
dad de la lengua , y iiace comparación con la arena, no
solo porque es pesada, sino también porque es mucha;
digo no solamente por lo mucho que pesa, sino por el
número infinito de las arenas que tiene; y así, lo que
dice es, no solamente que el exceso que su calamidad á
sus querellas hace pesa mas quclaarena, sino que si se
contasen ó contar pudiesen las onzas ó las libras que
tiene mas el mal que padece que el sentimiento que
hace, seria en mayor número que son las arenas, lo
cual se'díce por figura y exceso. Demás de que, viene
bien comparar la calamidad grave con la arena pesada,
que para ninguna cosa parece buena, sino es para dar
molestia y trabajo; que ni se siembra bien en ella, ni
se edifica cosa firme sobre ella, ni se puede andar por
ella sin pesadumbre; y como es menuda y sin núme-
ro, así en las calamidades, muchas veces de cosas me-
nudisimas se hace un cuerpo de mal insurrible. Y
porque sus trabajos de Job son, comoarena, muy pesa-
dos y muchos, por eso dice luego: «Por donde mis pa-
labras son asollozadas;» como sí dijese mas claro: Y
así, según que mí mal es grave, mis palabras son dolo-
ridas, porque hablo como padezco, y confórmase en
nú con el sentir el dccii". «Son, dice, asollozadas.» La
EXPOSICIÓN DEL
palabra original, que es Uiah, quiere decir sorber ó tra-
gar; y así, dice Job que sus palabras cuando las dice
las sorbe, que es decirlas con dolor y sollozo; porque
el sollozo, cuando se habla sollozando, menoscaba lo
que se habla, y como lo sorbe y demedia. Dice mas.
4 (iPorque saetas del Abastado comigo, cuya ponzo-
ña bebe mi espíritu; turbaciones de Dios se pusieron
en orden contra mí.» Comienza á declarar la gravedad
de sus males , especificando las cualidades de ellos, pa-
ra que así se vea ser verdad lo que dice de su peso y
exceso. Y lo primero, engrandécelos por la cualidad y
poder de quien en él los causa , que es Dios. Porque las
obras siempre responden al que las hace, y el golpe sue-
le ser siempre cual es la fuerza y el brazo que le da; y
Dios, como es de infinito poder, hiere, cuando hiere, con
golpes durísimos. Por donde la Escritura dice (a): «Hor-
rible cosa es caer en las manos de Dios;» y los ejem-
plos de los castigos graves que ha hecho, en el primer
pecado, en el diluvio del mundo, en los de Sodoma,
en su pueblo el que amaba, lo dan á entender clara-
mente. Y así dice : «Porque saetas del Abastado co-
migo.» Como diciendo: si queréis conocer cómo mi ca-
lamidad es excesiva, mirad el autor della quién es; que
yo no vine á esta desventura por caso , ni es mal que
mi suerte niele acarrea, ni son cosas forjadas por el jui-
cio ni por la enemistad de los hombres ; todo ello es
rayo venido del cielo, y cosa propria de su mano y alja-
ba. «Saetas, dice, del Abastado comigo.» Y tiene su
encarecimiento cada una palabra. Saetas dice, no gol-
pes como quier, ni males que hieren en el sobrehaz ó
que magullan solamente la carne; sino saetas agudas,
que rompen la carne y pasan el corazón y le traspasan,
penetrando hasta lomas sensible y mas vivo. Saetasson
enviadas por el «.Abastado y Poderoso», que en su ori-
ginal dice Sadai, y es uno de los diez nombres de Dios ;
y decir que son «del Abastado sus saetas», es decir que
ni son pocas en número ni enviadas con brazo débil. Y
dice : «Comigo ó juntamente comigo ,» comoel original
lo denmestra; en que hace significación de apegamien-
to y de asiento y de hábito. Como significando por esto
Job que no son tiros ni saetas estas que dice que le
traspasaron y se pasaron , sino saetas que le hirieron y
hieren , estando siempre y de contino en sus entrañas
hincadas de manera, que ni la cirujía las saca, ni la me-
dicínalas mitiga, ni las remedia el ingenio ó el arte; an-
tes las encrudece el remedio, porque su mal es mal ha-
bitual y arraigado y que ha tomado en él posesión. De
suerte que este mal de Job es mal terrible , lo uno por
ser Dios el autor, lo otro por penetrar á lo vivo, lo ter-
cero porestar perseverante y de asiento. Yasi dice: «Cu-
ya ponzoña bebe mi espíritu.» Que por haber llamado
sae:asá sus dolores, siguiendo la figura misma, dice
agora que su ponzoña le acaba, porque es ordinario to-
car con yerba las saetas que dañan ; y dice bien y pro-
priamenle que «le bebe la ponzoña el espíritu», por-
que con los espíritus que llaman en el cuerpo los mé-
dicos, que son el instrumento principal de la vida, tie-
ne derechamente enemistad la ponzoña, que luego que
en el cuerpo se recibe prende en ellos, y los turba y
marchita y deshace y acaba. Mas dice; üTurbaciones
(a) Ad hebiácos, cap, 10, v. 31,
LIBRO DE JOB. 32.3
de Dios se pusieron en orden contra mí.» Por las sae-
tas que ha dicho, podemos bien entender los dolores
agudos que por causa de su enfermedad pailecia, por-
que cada una llaga suya y cada apostema era como ui
pasador que le tenia enclavado ; y por las turlaf^iones
y espantos que añade agora, significa las me'anC'lías
que le turbaban y asombraban el corazón; por]ue su en-
fermedad, por ser de aposiemas y llagas, era, á loque
se entiende, de humor melancólico. Y así, por una par-
te las apostemas doliendo, y por otra la melancolía
negra y corrompida asiendo del corazón y espantándo-
le, hacían guerra al varón santo. Porque á la verdad,
en las enfermedades que son deste humor son increí-
bles las tristezas y los recelos y las imagines de temor
que se ofrecen á los ojos del que padece. Que sabido
es lo que el padre de los médicos dice (6) , que la me-
lancolía á los que fatiga los hace tristes y muy teme-
rosos y de ánimo vil. Y otro médico muy señalado :
Unos , dice (c) , temen á sus mas amigos , otros se es-
pantan de cualquier hombre que sea; este no osa salir
á la luz , aquel busca lo escuro y lóbrego, otro lo teme
y lo huye; algunos se espantan del vino y del agua y
de todo aquello que es líquido; y como la melanco-
lía sea de muclias diferencias , pero en todas es común
y general el hacer tristeza y temor; que todos los me-
lancólicos se demuestran ceñudos y tristes, y no pue-
den muchas veces dar de su tristeza razón, y casi lo-
dos los mismos temen y se recelan de lo que no mere-
ce ser recelado. O digamos de otra manera, que llama
Job «turbaciones de Dios» á aquellos malos espíritus á
quien dio licencia Dios que le turbasen , y á quien hi-
zo ministros y verdugos suyos para afligirle y azotarle.
Y llámalos con razón «turbaciones y espantos de Dios»,
porque es proprio oficio de ellos hacer espanto y tur-
bación de los hombres. Y porque llamó saetas á sus do-
lores, que le traspasan por mil partes el cuerpo , hace
memoria luego de los ballesteros que se las tiran , y
pónelos, como en escuadrón, bien ordenados y ala re-
donda de sí, para engrandecer con mayor viveza su
mal ; porque dice : Herido estoy de mil saetas enher-
boladas, y los que me las envían y hieren con ellas á
la redonda me cercan ; y como los arcabuceros en la
guerra, puestos por sus hileras, dan ordenadamente sus
ruciadas , de manera que ni se pierde bala ni se pasa
tiempo sin tirar y herir, ansí es lo que se hace comi-
go. Y ayuda á esta sentencia la palabra original de lo
que dijimos, «se pusieron en orden,» porque es pro-
pria de guerra y del concierto con que en ella se ponen
en escuadrón los soldados. Prosigue:
5 « ¿ Por ventura gime cebro sobre yerba? ó ¿si bra-
mó buey sobre su pesebre?» Es otra razón para el in-
tento mismo de probar que su mal es gravísimo; y como
la primera se tomó de la causa que procedía, ansí esta
segunda nace de- los efectos que del proceden. Porque
en efecto arguye desta manera : Nadie á quien le va
bien, ó cuando bien le va, se querella. Y pruébalo con
ejemplo palpable, porque dice: Ni el cebro cuando tie-
ne abundancia de heno gime, ni el buey brama con
hambre cuando se ve en su pesebre abastado; luego,
pues yo lloro y me quejo, entender debéis que no lo ha-
(b) Galea., Iib. De ani. mor., cap. 3. (c) ^tio, Ub. vi, cap. 9.
324 OBRAS DE FRAY
go de vicio, sino que padezco lo que me hace quejar, y
que á lo menos, si no excede, no es menor el mal que la
queja, porque el efecío siempre responde á su causa, y
no obra ninguna mas qv.e puede. Y con esto Job así
prueba su intento, que juntamente reprehende por se-
creta manera de mal advertido á Elifaz , como si le
dijese : Acusas mi sentimiento y repreliendés lo mu-
cho que me querello, y si fueras mas avisado, ese mis-
mo sentimiento que hago te declarara la grave causa
que para quejarme teuyo; porque ¿quién es el que de
balde se queja? Los brutos no braman sin causa, y yo,
sinome sobrara, ¿hiciera el sentimiento que hago?Cier-
ta y evidente señal es del gravísimo mal que padezco,
el amargo lloro mió. Que como el bien no causa bra-
mido ni lloro, ansí el mal y trabajo que está en el alma
sale siempre á la boca, y el parto del dolor es gemido.
Y esto es lo que añade luego :
6 ((¿ Si será comido lo desabrido sin sal , ó si hay
gusto en lo que es morir puro?» o como otra letra di-
ce, «en saliva de muerte?» Como diciendo que no pue-
de ser comido lo desabrido, y que cualquiera que gusta
lo desalado, lo desecha, y á lo malo lo aparta de sí.
Que es decir que todos los que gustan lo malo dan lue-
go muestras de su desgusto , y al revés , de lo bueno
no se queja ninguno ; y que ansí él de fuerza en un tra-
go tan amargo da demostraciones de lo mal que le sa-
be. Y arguye á lo mas do lo menos, como en esta ma-
nera: Una cosa desabrida y sin sal, el que en la boca la
pone, la desecha y la aparta de sí, y con palabras y vi-
sajes muestra su desabrimiento y desgusto; y ¿maravi-
llaste agora tú que , despojado yo y desamparado yo y
miserable yo, y llagado el cuerpo, y despedazado el áni-
mo con un mortalísimo mal, diga que el dolor me due-
le y que la desventura me aflige ? Y conforme á esto, de
la primera parte del verso se arguye la segunda, en es-
ta forma : Si no puede ser comido lo desabrido sin sal ,
menos será posible llevar con gusto lo que es puro mo-
rir. Aunque lo que decimos «puro morir», en su ori-
ginal á la letra puede decir (á lo que parece) dos co-
sas, una, «¿ó si hay gusto en lo que es saliva de muer-
te?» que es lo que siguió san Jerónimo, y loque hasta
agora habemos dicho. Porque « .saliva de muerte » lla-
ma lo que tiene sabor de muerte , ó lo que tocado á la
saliva y llegado á la boca, derrama luego por allí su
ponzoña. Otra, «¿ó si hay gusto en saliva de huevo?»
y «saliva de huevo» es su clara , que el hebreo ansí la
llama. Conforme á lo cual, en esta segunda parte del
verso pone Job un particular de lo que en general dice
la parte primera ; que allí preguntaba si seria comido
lo desabrido, y aquí pone ejemplo en una cosa desabri-
da, y repregunta si hay gusto en saliva de huevo. Que
es de lo que, si no es con sal, no se puede comer. Pues
dice : Sí en lo desabrido, quien lo gusta y cuando lo gus-
ta muestra desplacer y desgusto, ¿qué es lo que dello
se sigue? ¿Qué? Que no hago yo cosa nueva ni de razón
ajena si me'desgusto y me ijuejo. ¿Por qué? Porque,
dice, lo que es amargor y lo que es el mismo dcsabri-
mielfo, eso es lo que me dan á comer agora y con lo
que Dios me mantiene. Por lo cual añade diciendo :
7 « Lo que rehusó de tocar mi alma, eso como, los do-
lores pan mío.» «Lo que rehusó de locar mi alma,» cs-
LUIS DE LEÓN.
to es, lo que mas el alma huye y aborrece, y lo que ten-
go por mas amargo y desabrido , eso es lo que como y
con lo que Dios agora me mantiene, y que quiera ó no,
me abre la boca á ello, y lo pasa al estómago, y lo asien-
ta y apega al corazón, y (( mi pan », el que me dan á co-
mer, es el amargor y dolor mió. Y pues así es, ¿qué
maravilla es que tuerza yo el rostro agora, y que con
palabras y meneos muestre el sinsabor que padezco,
pues una clara de huevo ó un huevo ó otra cosa sosa
y sin sal, aquellos á quien se da lo arrojan de sí , y se
desgustan della, y se enojan con quien se la ofrece? Y
esta misma sentencia dicen las palaljras originales, aun-
que mas corlada y mas breve ; porque dicen desla ma-
nera : « Rehusó tocar mi alma esos dolores, pan mío; »
esto es, rehusó mi alma la aflicción y dolor, y eio mis-
mo es agora mi pan. Y llámalo su pan, no porque gus-
te del ni le apetezca, sino porque, como decimos, le ha-
cen que lo coma en gran copia y lo encorporan en él.
Que lo que en abundancia se da, y lo que se ajunia y
apega mucho, parece que se come y se bebe. Y la Es-
critura Santa habla asi por estos nombres de comer y
beber en las desventuras y calamidades, cuando quiere
demostrar la grandeza dellas, y que no son calamida-
des que tocan en la sobrehaz, sino calamidadesque pe-
netran á lo secreto del alma y se afierran y asen della.
Así dice Esaias (a) á los pecadores de su pueblo : ((Co-
merán el fruto de sus invenciones, » para decirles que
padecerán miserias grandísimas. Y en el mismo propó-
sito Oseas (6) : «Arastes maldad y segas'.es mala ven-
tura, y comistes de la mentira los frutos.» Y del beber
en la misma significación en el salmo (c): «El Señor
tiene en su mano un vaso lleno de vino mezclado ; be-
berán del todos los pecadores. » Y en este libro {d)
(mas abajo) se dice del malo «que beberá del furor
del poderoso». Así que, diciendo agora Job que su pan
y su comida es sola su desventura, dice á sus com|)a-
ñcros dos cosas : una, que siendo tal su comida, no so
maravillen si hace ascos della; otra, que es grandísi-
ma aquesta desventura suya , y tan arraigada en él,
que como manjar se le extiende por las venas y se le
convierte en substancia. Y dejando con esto como bien
probado lo que propuso, de que su desventura era ma-
yor que su queja, y que así no excedia en quejarse, an-
tes era mucho menos lo que decía de lo que podía con
justicia decir quejándose; así que, dicho esto, la con-
sideración de su miseria, que con esta razón se avivó,
le movió otra vez la lengua de nuevo para liaccr nueva
queja, que dice así :
8 «¿Quién diese que viniese mi demanda, y lo que
espero rae lo diese Dios?»
9 «Y comenzó Dios, y quebrántaseme, y soltase su
mano y me despedazase. » En que dice recibiría la muer-
te de buena gana, por salir de semejante miseria, y co-
mo quien no espera ya mejorarse, brama por fenecer
con el mal que i)a(lece; y dice que, pues Dios ha co-
menzado á herirle, le traspase y acabe del todo. Y di-
ce : «¿Quién me diese?» que son palabras que signiíi-
can deseo, y no solo deseo, sino juicio de que lo que so
pide , acerca del que lo pide es de grandísima eslima.
(a) Esai., c. '
(Cj Pa. 74, <J.
, 10. {l>) Ose., c. 10, 13.
(rf) Cap. 21, V. 20.
I
EXPOSICIÓN DEL LIDRO DE JOB,
323
Porque decir quien me filete, es decir quien me lu-
ciese tan feliz y diclio-o, y es el extremo de infelici-
dad llegará tener por buena suerte lo que en sí es des-
ventura y miseria. Y ansí, Job aun en esta querella nue-
va prueba por diferente manera su miseria grandísima;
pues en comparación della, el ser despedazado de Dios
lo tiene por buena dicha, y por descanso el morir.
«¿Quién diese, dice, que viniese mi demanda;» esto
es, lo que agora pedir quiero; «y lo que espero me lo
diere Dios?» «Lo que espero,» esto es, lo que apetez-
co y amo. «Y comenzó Dios y quebrántaseme,» esto
es, pues lo comenzó, que lo acabe, y pues me ha lla-
gado de muerte , que acabe de dármela, y que no me
hiera con tenedor, sino que suelte á su mano la rienda,
para que deshaga enteramente á este que tiene ya tan
desliedlo. Y da la razón deste su deseo, diciendo :
10 «Y seria mas mi conhorte, que asándome en do-
lor no se apiade; que no contradiré palabras de santo.»
Esto se puede apuntar de dos maneras, aunque cuanto
al sentido viene á lo mismo. Una es , que diga Job que
le seria descanso, cuando se asa y abrasa en enferme-
dad y dolor, que no se detuviese Dios y le remitiese el
ardor, sino que insistiese y perseverase sin lástima has-
ta consumirle todo ; porque aquella piedad le es á él
crueldad, y aquella mitigación y pausa le es continua-
ción de su trabajo y miseria. Y dice que si por caso en
medio del golpe detiene Dios el azote por no acabar su
paciencia, esté seguro que lo sufrirá, como él se deter-
mine de acabarle azotándole. U de otra manera, que
será su contento que el dolor le abrase, esto es, que el
dolor le consuma como el fuego consume. Porque, con
ver que muere, no sentirá si le duele, y porque no le
será dolor en llegando á ser mortal su dolor. Y dice en
la misma razón : «No apiade; que no contradiré pala-
bras de santo. » Que es decir, no se apiade Dios cuando
me hiere, ni suspenda cuando me azota la mano, sino
azóteme hasta acabarme ; que si él esto hace, yo no me
querellaré jamás del. Como diciendo que si se quere-
lla agora tan agrámente, no es porque le hiere, sino por-
que no le mala; no porque le traspasa, sino porque no
le acaba ; porque el apiadarse es alargar su miseria, y
este pequeño alivio hace que su padecer sea mas luen-
go ; y si le rehace Dios con aflojar los cordeles á tiem-
pos, no le rehace para que descanse, sino para que pa-
dezca mas tiempo , y el dejar de padecer es para mas
padecer, y el no doler á ralos, para que se perpetúe mas
el dolor, que es el mas grave dolor y el mas insufrible
de todos, que es el intento de Job, para mostrar que se
queja con causa. Y conforme á esto se sigue :
i i «¿Cuál fuerza mía para que espere, y cuál mi
fin para que ensanche mi alma?» Lo que decimos «pa-
ra que espere, para que ensanche», el original da li-
cencia para traducirlo también ansí : «¿Qué fuerza mía
cuando esperare? ¿Cuál mi fia cuando ensanchare mi
alma?» Pues según la primera letra da la razón por qué
ha dicho que no se quejara si Dios le hiriera de muer-
te, y que si se queja es porque le hiere, no para aca-
barle, sino para prolongarle en dolor la vida. Pues dice
que esto le es intolerable, porque ni su fuerza ni la de
¡iinguno basta á esperar, esto es, á sufrir mal tan luen-
go y contino. Que si se acabara, dice, o me acabara en
un día, pasara callando , mas para callar en tan larga
miseria no hay fuerza bastante. Y así añade: «¿Cuál
mi fin para que ensanche mi alma?» Como diciendo:
Mas, ya que no fué breve mi mal , pudiérame á lo me-
nos consolar si tuviera algún término firme ; que el fin
situado ensanchara el apretamiento del alma. Mas no
tengo un cierto término ni un fin señalado, de diez ú
de veinte ó de muchos mas años; de donde sucede
que la graveza de los males presentes y la incertidum-
bre de lo que han de durar aprietan el corazón por to-
das partes , sin darle lugar que respire. De aquí pues
nacen mis sospiros y quejas, que el ánima, sin medida
apretada, forzosamente se querella y lamenta. Mas se-
gún la letra segunda dice desta manera : Otra razón, de-
más de las que dicho tengo, libra de culpa mi queja.
Suélese llevar bien el mal cuando se espera con certi-
dumbre el remedio, y el trabajo que va á parar en bien
apenas se siente ; mas yo miserable por tanto mal ¿á
qué bien camino? ¿Cuál es el fruto que deste trabajo
espero? ¿Cómo ó con qué me consolaré? «¿Qué fuerza
mia cuando esperare?» Cuando pongamos por caso, dice,
que yo sufra y espere, «¿cuál es mi fuerza?» Esto es,
el estado de mis cosas ¿cuál es? Cuál la salud de mi
cuerpo? Cuál el negocio de mi hacienda, de misucce-
sion, de mi mujer, de mis familiares y amigos, para
que en lo porvenir me pueda prometer algún bien? La
hacienda asolada , los hijos muertos, los amigos troca-
dos con la fortuna, la mujer hecha enemiga, mi fami-
lia deshecha, la salud sin remedio perdida, decentado el
cuerpo con llagas, y mas destrozado con dolores el áni-
mo, y puesto todo yo en el extremo de la miseria y po-
breza. Cuando quiera callar y sufrir, no tengo ya bien
que esperar. ¿Qué granjearé de haber demasiadamente
sufrido? «Qué fin mió, cuando ensanchare mi alma?»
Si diere, dice, vado á las cosas, y cerrare á mis mise-
rias los ojos, y quisiere asi ensanchar el corazón, ¿con
qué fin ó con esperanza de qué bien le ensancharé?
Mas lo que se sigue viene mejor con la primera letra,
porque dice :
12 «¿Por dicha es de piedra mi fuerza? Por dicha
es mi carne de bronce?» Que habiendo dicho que no
tenia fuerza para sufrir un mal sin fin y término cierto
añade bien, en prueba dello, el demostrar la pequenez de
sus fuerzas. Como diciendo : Si fuera bronce ó piedra
dura mi carne, dm-ara aunque el golpe fuera largo, mas
la carne es carne y la sangre no es piedra, y aun agora,
dice, soy mucho menos de lo que ser solía; que eso de
vigor que habia en mí, gastado con el mal contino, me
falta.
13 «Que, dice , sé que no hay favor en mí , y mis
valedores alanzados de mí. » Lapalabra original hezralh,
que decimos favor, es fortaleza, amparo, virtud , ayu-
da. Pues dice, para mayor encarecimiento de su fiaque-
za, que su favor y su amparo, esto es, lo que en él ha-
bia antes , que le podía servir de consuelo, ya no estaba
en é!. Porque cuando á uno se le mueren los hijos, con-
suélase y favorécese con la hacienda que tiene, y si otro
tiene falta de liacienda, halla en sus amigos amparo, y
cuando ni lo uno ni lo otro posee, halla en sí fuerza y
sr.lud con que se pueda vadear en la vida ; mas la des-
ventura de Job era universal desventura, y era calami-
326 OBRAS DE FRAY
dad giie le arrancó de cuajo, como dicen del árbol. Y
así, dice bien que no halla en sí su favor; esto es, que
no llalla en sí cosa buena ó sana que le favore/.ca, ea-
tre tantas malas que le cercan y aprietan. Y dice : «Y
mis valedores alanzados de mí. » Lo que decimos vale-
dores, en el original es palabra de grande signilicacion.
Thusiah dice sabiduría, substancia, valor, esencia, y
propriaraenie es lo que el español llama ser cuando di-
ce que es de mucho ser algún hombre; y de allí á los
amigos y valedores, que son como la substancia y apo-
yo, los compreliende también este nombre, según san
Jerónimo. Pues de lodo esto se siente despojado Job, y
sin esperanza al parecer de volver á ello mas. Y por eso
dice alanzados, ó como dice el original, en su fuerza,
empellidos; que es decir, apartados muy lejos de mí,
como se aparta mucho de uno aquello que se arroja con
fuerza. O dice alanzados para dcmoslrar la presteza y
violencia con que le fué quitado toilo; que ni le despo-
jaron poco á poco, ni con suavidad ó blandura. O á la
verdad, llámalos alanzados de si, dando á entender que
sus valedores, no solamente le desamparaban, mas que
se le oponían en todo como enemigos; porque no se
desliedla ni alanza propriamenle sino es lo disconve-
niente y contrario. Y porque dijo de sus amigos que le
desamparaban y le contradecían, hace sentencia gene-
ral de la maldad que es de:.amparar á su amigo, y dice :
14 ((El que quite misericordia de su amigo y el te-
mor del Abastado, menospreciará. Que es decir que
no hay maldad alguua que no haga quien no se com-
padece ó quien desampara á su amigo ; entiende.de su
amigo afligido y necesitado y caído , ponjue los caídos
son á quien la compasión se les debe. Y es así que se
atreverá á Dios quien desampara á su amigo caído.
Porque, como san Juan dice en su epíslola (a) : ((Va-
nidad es decir que tiene con Dios amor y ley el que
con su prcJjimo no la tiene; que quien no acude al que
conoce y trata y conversa, ¿cómo acudirá al que ni ve
n¡ conoce? (( E! que quila, dice , misericordia á su ami-
go;» lo que decimos qiíita, en su propiedad es desata;
porque la amistad es como ñudo que obliga, y quien
falta á la amistad en la necesidad desata el ñudo , esto
es, deshace una cosa muy hecha, y aparta lo muy uní-
do y lo que en ninguna manera se podía apartar. Y
aun da lugar el original para que lo digamos ansí :
«Al desatado y deshecho misericordia de su compañe-
ro,» convioneá saber, se le debe; y (( el temor del Se-
ñor menospreciará», conviene á saber, el amigo que
en semejante ocasión no lo es. Que á la verdad si la
aflicción y desastre en cualquiera persona que sea ha-
ce lástima y mueve á desear el remedio, el trabajo
del amigo poderosísinio ha de ser para engendrar en
el amigo, que se dice ser compasión. Por donde el que
líene ánirno para cerrarlo á t;inia deuda, y el que rom-
pe ron tan debidas y estrechas y poilorosas leyes, áni-
mo tiene sin duda de acero, y ánimo hecho para su
8o!o interés, y ánírn) de'.ermifiado á romper desver-
gonzadamente con todo. Ma.s torna Job al propíisíto, y
refiere la poca piedad de sus amigos con él , y habla
particularmente de los que presentes hmía; que no
solo no le consuelan, mas habiendo hecho gran demoi-
(«) Joan., cp. I, cap. 4, ». 21.
LUIS DE LEÓN.
tracion de querer consolarle , saliendo de sus casas , y
viniendo de tierras apartadas y por largos caminos,
publicando este fin, llegados al hecho, tratan de las-
timarle mas y de acrecentar su miseria. Y decláralo
Job viva y hermosamente por comparación de una ave-
nida de agua, que luego que viene parece gran cosa y
que promete de sí mucho, pero pásase en breve y no
deja rastro, y deja burlado y frío al que pensó servirse
della en algo. La cual comparación prosigue exteiidi-
damenle por muchos versos y con singular artificio,
que dice :
15 (( Mis hermanos me pasaron como arroyo , como
avenida de arroyo se pasaron.» Mis hermanos llama
aquellos amigos suyos que tenia presentes, los cua-
les, dice, vinieron con estruendo haciendo junta de
sí , y profesando socorro y consuelo y amor, como vie-
ne, cuando llueve con ímpetu y estruendo, un arroyo.
Mas dice que se pasaron semejantemente, así como el
arroyo se pasa. Y lo que decimos (dne pasaron », pode-
mos también , según su propriedad, decir me faltaron
y mintieron; esto es, mintieron mis esperanzas y fal-
searon su fe como arroyos, que, como agora decíamos,
prometen á la primera venida mucho, y se pasan y
acaban luego. Mas el mismo Job lo particulariza muy
bien.
16 «Que temen la helada , y en ellos cae y se as-
conde la nieve.» A los cuales arroyos, dice, el hielo
y el granizo y la nieve que cae del cielo ó de las mon-
tañas se deshace, y en edos se asconde , los engendra
y engrandece. Porque , como vemos , las avenidas siem-
pre son ó de muGha nieve que en las sierras se des-
hace, ó de la mucha agua y piedra que cae. Mas ¿por
qué, dice, temen la helada? Para decir que la piedra y
granizo que viene deshecho y envuelto en ellos los
enturbia y ennegrece, que siempre en las crecientes
el agua se enturbia. Y dice temer por ennegrecer y
enturbiarse, según la proiiriedad de su lengua, en la
cual se ponen muchas veces unas palabras en la signi-
ficación de otras que les son vecinas , como huir por
apresurarse, porque el que huye se apresura, y con-
solar por lastimar, porque al lastimado se le debe pro-
priamenle consuelo; y así , temer por ennegrecer, por-
que el temor es en cierta manera negro y que escure-
ce la luz y el alegría del ánimo; demás de que, la pa-
labra original codrriin propriamenle es ennegrecidos
y turbios. Prosigue :
17 «En la hora que se pasaren serán acabados, en
escalentando fueron quitados de su lugar.» Mas estos
arroyos, dice, lan crecidos, que la lluvia y el granizo y
la nieve que dentro de sí deshecha llevan los hincha
y enturbia, y que, según vienen , parece que no se han
de acabar, en la hora (pie se pasan serán acabados; es-
to es, en pasando aqutdln primera furia y avenida se
agotan luego. O como dice otra letra (porque el ori-
ginal tüuibien lo sufre), ((á la hora que tomaren calor
se acabarán,» esto es, en calentando el tiempo mas y
en viniendo el eslío; y es lo mismo que añade : ((En
escalentando fueron deshechos de su lugar.» Dice mas:
18 ((Torceránse caminos (b su carrera , caminarán á
nada y perecerán.» Insiste todavía en lo mismo, y de-
cláralo mas ; y dice lo que Cá iwlural al arr oj o (jue es
EXPOSICIÓN DEL
de avenida , cuando va descreciendo , que primero se j
disminuye, y después viene á quedar en una vena del- j
gada, que por la madre del, que solia ir muy llena, i
va ella sola después dando vueltas, y, como en lugar :
bien espacioso, torciendo libremente sus pasos, va adel- |
gazánrlose siempre mas, y últimamente viene á parar '
en nada y queda seca del todo. Añade : j
19 «Considerad, sendas áe Teman, y caminos de
Sabbá, esperad en ellos.»
20 «Avergonzáronse porque se confiaron, vinieron
hasta aquí y quedaron corridos.» Quiere decir : Y acon-
tece muclias veces que los caminantes que alguna vez
vieron de lejos los arroyos que digo que corrían con rui-
do muy llenos , ofreciéndoseles necesidad de beber, y
creyendo que llevan agua , salen de su camino y vienen
á ellos, y se hallan burlados, porque cuando llegan los
hallan sin agua. « Considerad , dice , sendas de Teman
y caminos de Sabbá.» Es figura de hablar decir cammos
para significar á los que andan en ellos, pues dice : Los
que andáis los caminos de Teman y de Sabbá , que son
caminos secos y faltos de agua, mirad bien estos arro-
yos, y confiad en ellos para el tiempo de vueslra sed ;
que ellos os faltarán cuando los buscáredes , y cuando
viniéredes á ellos no hallaréis su agua, sino vuestro
corrimiento y vergüenza. Y como decimos considerad y
confiad en manera de mando , podemos trasladar tam-
bién consideraron y confiaron, como afirmando lo que
de hecho pasa ; que los caminantes que vieron algún
arroyo destos que corria lleno y poderoso, á la vuelta,
queriendo proveerse del, le hallaron seco y vacío. Dice
mas :
2i «Que agora sois venidos, vedes quebranto y le-
médes.» Aplica agora á su propósito la comparación
sobredicha, porque dice : Eslo mismo es lo que con
vosotros me aviene, «que agora sois venidos ;» quiere
decir que, como aquellus arroyos llenos de agua vienen
con ruido y de súbito, asi vosotros juntos y como á
una habéis venido haciendo grande demostración de
amistad y de esperanza de bien, coma la hace en el
caminante sediento ver el arroyo que he dicho. «Mas,
dice , vedes quebranto y temédes ; » esto es , venistes
haciendo muestras de amigos y llegados ; luego que
vistes la grandeza de mi calamidad y quebranto, os re-
tirastes temiendo. No dice que se volvieron contra él,
y que habiéndole de consolar, le acusaron , como lo
pudiera decir con verdad , ¿iiio dice que se temieron ;
en que dice una cosa agudísima, y descubre la verda-
dera raíz de su intento dellos, y lo que verdaderamen-
te á tratarle tan mal los movia ; porque los que se dan
por amigos, y son en sí ruines y ceviies hombres, siem-
jire que se ven obligados á acudir al amigo en algún
caso de necesidad , buscan ocasiones de enojo con él
para mostrarse desobligados y no acudir como deben.
Pues ansí aquestos amigos de Job , según aqiu parece,
aunque vinieron como amigos , luego que vieron el ex-
tremo de su pobreza y miseria, y se conocieron estar
o!¡lígados á su remedio, temiendo apocadamente la
obligación desta carga, para echarla de sí tuvieron por
bueno enojarse con él, tomando color de sus palabras ;
y por salirse de ser amigos se mostraron celosos , sin
propósito de la honra de Dios , y para de¿ob¡i:.arse con
LIBRO DE JOB. 327
apariencia , insistieron en hacerle pecador y malvado ;
y todo se resumía en su avaricia dellos y en su áni-
mo estrecho. Y asi, Job acUde á la raíz y les descu-
bre la llaga de su apocado temor, y les quita el falso
velo coa que pretendían cubrirla. Y conforma con esto
mucho lo que luego se sigue, que es :
22 «¿Por ventura dije : Traed á mi, y de vuestra
hacienda pechad por mí?» ¿Por qué, dice, huis de
mi? Porque amáis vueslra hacienda, y para encubrir
vuestro vicio formáis pleito de lo que digo. Y no tenéis
razón de temer, porque yo, aunque me falta todo, no
os he pedido ni pido cosa ninguna ; que ni os ruego
presente ni os pido pecho , ni quiero vuestra limosna,
ni menos que me saquéis de deuda. Vosotros mismos
sois grandes testigos , y el mayor testigo es la graveza
de mi gran desventura ; porque no lo fuera si pudiera
tener por vuestras manos remedio. Así que , ni quiero
vuestra. hacienda, ni es hacienda lo que me ha de va-
ler. Y como no os pido dineros , tampoco os demando
favor ; que nunca os he dicho :
23 «O escapadme de mano de angustiador, y de
mano de fuertes me redemid. » Como diciendo : Ni me-
nos os he pedido que me libréis de algún enemigo, ó
que arrisquéis vuestra honra ó vuestra vida por mí ;
que es decir que su trabajo era suyo del lodo , y que
ni les pedia ayuda, ni ellos para dársela eran parte, y
que así, temieron sin causa y se quisieron desobligar
del sin por qué , escogiendo para ello el reprehender
su paciencia y el acusar sin razón y sin culpa su vida.
Y dice : Si os parece que no es verdad lo que digo , y
que el acusarme vosotros agora no es color buscada
para desobligaros de mí, mostrad que me engaño en
manera que yo pueda entenderlo; y esto es lo que di-
ce y se sigue :
24 «Avezadme, y yo callaré, y lo que erré hacedlo
entender á mí.» Y añade luego en la misma razón :
2d «¿Porqué son violentadas palabras de derechez?
¿Qué reprehenderá reprehendedor de vosotros?» Mas
¿para qué es, dice, pediros que convenzáis mi culpa?
Mejor seria mucho que reconociéscdes vuestra calum-
nia con que torcéis mis palabras y hacéis á la verdad
violencia; porque conforme á ella, ¿qué me podéis re-
prehender? O dice, según otra letra : « ¡ Cuan forliü-
cadas son palabras de derechez! ¿Qué reprehenderá
reprehendedor de vosotros?» Que, como dijera que le
avezasen y le diesen á entender su engaño si se atre-
vían , como quien estaba saneado de si , dice agora' :
Mas la verdad ¡cuan fuerte es y cuan no vencible! Tra-
bajaréis en balde si le pensáis hacer mella ; ¿quién la
podrá reprehender de vosotros? Y añade :
26 «¿Por dicha no es así, que para reprehender
palabras pensádes, y para el viento razones perdidas?»
Como diciendo : Pues qué, ¿no es verdad que me ca-
lumniáis como digo, y que ponéis vuestro estudio en
torcer mis palabras por desobligaros de mí ? Cierto es
verdad; vuestro intento es buscar en mis dichos oca-
sión de reprehenderme ; fingís en mí culpa por salir
vosotros de deuda. Vuestras reprehensiones no se fun-
dan en falta mía verdadera, sino en el viento de vues-
lra imaginación y defeo vano ; y asi, son palabras per-
didas las vuestras y que azotan el aire. O podemos tra"
32^ OBRAS DE FRAY
ducir eslo postrero desta manern : «Y al viento pala-
bras (le desesperación. » En que les dice que con oca-
siones de viento, y no con verdad de lo que sienten en
él, le dicen palabras de desesperación ; esto es, pala-
bras, no de consuelo, sino de desesperación para un
afligido. Lo cual dice así, porque fatigar y reprehen-
der á un hombre puesto en semejante miseria , de sí
era motivo grande para desesperarle, y por la misma
causa grande argumento de que lo pretendían los que
así le trataban. Y conforme á esto prosigue :
27 «También sobre huérfano lanzáis, y armáis con-
tra vuestro compañero. » Porque , dice , acosáis á un
hombre huérfano , esto es , á un desamparado del to-
do ; y no solo no hacéis con él lo que la común huma-
nidad para con los afligidos obliga, que es compadece
ros siquiera, sino ponéis estudio en serle nuevo estro-
piezo. Esto ¿qué es, sino, cuanto es en vosotros, traer-
le á que desespere? Y tienen particular significación
cada ima destas palabras ; porque lo que pusimos lan-
záis, en su original es naphal, que es como caer de
golpe y con ímpetu, que demucsíra con qué deseo y
ardor se arrojaban contra él por daTiarle ; ó es, según
dicen algunos, echarle lazos delante' donde se prenda
y enrede, que acude bien al iniento que decimos des-
los amigos , que era, acosando á Job, traerle á deses-
peración ó blasfemia para desobligarse del como de
cosa perdida. Y ansimismo, lo que dijimos armáis, que
es en su principio thiqueru, y signitica cavar, aquí es
cavar hoyo y ordenar trampa y armadijo donde caiga
y se suma. Y dijo primero huérfano y después compa-
ñero para acrecentamiento mayor, porque es impiedad
no favorecer al desamparado, cualquier que él sea, y
mayor perset'uirle, y muy mayor armarle lazos y po-
nerle eslropiezos ; y si es amigo vuestro también , ha-
beros así con él es lo sumo de la crueldad y maldad.
Mas dice :
28 «Y agora acabad lo que cnmenzasles, atended-
nie , ved si miento en vuestra cara.» Esto es : Y si no
confesáis lo que digo, y si vuestra pretensión nace de
celo santo, llevad vuestro intento adelante, ó comen-
zad de nuevo si os place, ó plegaos de minmne con
mejores ojos y con mayor atención ; mirad bien si, ó
hablo lo que no debo, ó me engaño en lo que de vos-
otros juzgo. Y así dice :
29 «Tornad á responder, yo os ruego no haya por-
fía ; tornad mas justicia inia en ella.') Como diciendo :
Tornad á la disputa , respondedrne á lo que dijere ; y
si queréis ójusiiíicar vuestra razón ó conocer la que
Iiay en la mia, no tenga parte la pasión en nuesira dis-
pula, búsquese la verdad solamente, no me lor/.ais las
palabras, no os ceguei^' á mis voces obsiinadameiite,
sifio guardadme justicia. «.No haya porfía.» La palabra
original |)ropriatnenle es torcimienlo, y es aquí el sa-
car de sus quicios lo que se dice y el torcerlo á lo peor,
que es proprio de lo que llamamos calumnia , y son
obras que la porfía en la disputa suele hacer de conti-
no ; porque ciega con su calor la razón , y hace que, ó
no entienda, ó entienda dií'erentemfnlo lo que el con-
trario nos dice. «Tornad mas justicia mia en ella;»
quiere decir, ó como habernos dicho y como san Jeró-
nimo dice : Mas guardadme justicia; ó (ornad, que si
LriS DE LEÓN,
tornáis mi jusücia , parecerá en la disputa ; por mas
que os agucéis, quedará mi justicia en pié. Y la razón
desto es lo que luego dice y se sigue :
30 «No habrá en mi lengua torcimiento , ni mi pa-
ladar sentirá necedad, » Porque, dice, yo estoy cierto
de mí que ni he dicho cosa que no deba, ni la diré
si no se me tuerce el juicio. «Mi lengua, dice, y mis
paladares ;» como dicicn'do : Ni excederé en el juicio de
las cosas ni en las palabras y quejas ; mi lengua pu-
blica lo que siento, y mi gusto siente lo que es razón.
Mas este verso, que es el postrero en el original, dice
asi : «¿Sí acaso hay en mi lengua torcimiento? Sí mi
paladar no entendiera quebranto?» Que, ó dice lo que
nuestro intérprete puso, que es lo que dijimos agora
(porque aquella manera de pregunta, «si acaso, si
por ventura, » suele inferir negación ; quiero decir que
demuestra haberse de negar lo que así se pregunta, y
ser claro y cierto que se ha de negar ; de manera que
decir «si acaso hay en mi lengua torcimiento», es decir,
claro es y cierto que no lo hay) ; ansí que, ó es esto
que he dicho , ó sigue y continúa lo que puso en el
verso de arriba, que era : « Atendedme, ved si mien-
to en vuesira cara.» Y añade agora : «Ved si acaso
hay en mi lengua torcimiento;» esto es, si digo lo que
no debo, «si mí paladar,» esto es , mi juicio, «no en-
tiende quebranto,» esto es, no entiende lo malo y lo
bueno, lo que se debe desechar y huir. O «no entiende
quebranto», esto es, no entiende lo que la calamidad y
trabajo es , hasta donde se debe sentir cuánto se puede
soltar en él la rienda al sentimiento. Y porque ha dicho
que le respondan y tornen á la disputa si quieren, tor-
na él á decir lo que siente y á encarecer agrámente sr.s
males, que es lo que en el cíipilulo siguiente se dice.
CAPITULO YIL
AnCUMKNTO.
Prosigue Job en su querella y relata muy por menudo sus m.Mes
todos, y vuelio ¿ Dios, suplícale que les ponga lin, u acabándo-
los o acabándole.
1 ¿Por ventura no es guerra la del ln)ml)ro sóbrela
tierr;i, y como días de mercfíiario días suyos?
2 Como siervo desea Süloinl)ra, y como alquiladizo
espera su obra.
5 Asi me heredé meses de vanidad, y noches de lace-
ria se me aparejaron á mí.
4 Si yazgo, digo : ¿Cuándo me levantaré? Y espero la
tarde, y liarlome de dolores iiasta la uoclíe.
5 Vestida es mi carne de gusanos, y con terrones de
polvo mi cuero se secó, y hizo aborrecible.
6 Misdias me volaron mas que de tejedor (es cortada
la tela), y consumiéronse sin esperanza.
7 Miémbrale (jue os viento mi vida , no tornarán mis
ojos á ver cosa l)uena.
8 No me calara ojo de veedor ; tus ojos en mí, y no yo.
í) Acabóse la nube y i)asóse;asi, quien desciende al
inliiTiio no sul)¡ra.
10 No tornará mas á su casa, y no le conocerá mas su
luííur.
i 1 Por tanto, yo no vedaré mi boca, fablaré con angus-
tia de mi espíritu, querellarme he con amargura de mi
alma.
12 Si mar yo, si culebro, ¿qué pones carcelería sobre
mí?
13 Si digo: Conhortarme hamilcclio, aliviaráine en mi
querella ui cama.
EXPOSICIÓN DEL
H Y con sueños me quebrantaste, y ccn visiones me j
pusiste en espanto. ;
io V escogió ahoganiienlo mi alma, y muerte mis hue- j
sos. j
i6 Despécheme, no mas viviré; contiénete de mi, que i
son nada mis dias. 1
il ¿Qué es el hombre para que le engrandezcas, y j
para que pongas en é! tu corazón? j
i8 Y visitaste á lasal])oradas, y por momentos le prue- i
bas. I
19 ¿ Hasta cuándo no aflojarás de mi? ¿Xo me aflojarás ¡
hasta tragar mi saliva? i
20 Pequé; ¿qué faré á tí, Guardador délos hombres? j
¿Por qué me pusiste por encuentro á ti, y luí sobre mi por !
carga?
21 ¿Por qué no alzas mi rebeldía y faces pqsar mi deli-
to? Porque agora yaceré eu polvo, amenazaraie has, y
no yo.
EXPLICACIÓN.
i «¿Por ventura no es guerra la del liomhre so-
bre la tierra, y como dias de alquiladizo dias suyos?»
Prosigue Job en su razonamiento , y porque en el fin
del capítulo pasado convidó á sus amigos á razonar de
nuevo sobre si excedía quejándose ó profesando in-
nocencia , torna agora como de nuevo á referir algo de
lo que padece y de lo que siente de sí y de sus culpas;
y dice de lo primero desta manera : «¿Por ventura no
es guerra la del liombre sobre la tierra , y como dias
de alquiladizo sus dias?» Esta pregunta infiere afirma-
ción y certidumbre; y así, decir ¿por ventura no es?
vale , cierto y sin duda es guerra la vida. Es verdad
que, como decimos «por ventura no es» en manera de
pregunta, podemos también decir, en manera de deseo,
«¿por ventura no seria la vida del hombre sobre la
tierra milicia?» Estoes, ¿no seria un tiempo determi-
nado y cierto y que se supiese su fin? Porque la pala-
bra original, que bace significación de pregunta, suele
ser también señal de deseo, y lo que en el original sig-
nifica guerra , se pone también algunas veces por es-
pacio de tiempo cierto y limitado; porque antigua-
mente, según las leyes de algunas comunidades, no
tenían obligación de servir á su república en la guerra
los hombres sino por un cierto tiempo. Y hacen estas
palabras, según ambas maneras, significación conve-
niente. Mas digamos de lo primero. «¿Por ventura, di-
ce, no es guerra la vida del hombre sobre la tierra,
y como dias de alquiladizo sus dias? » Hace regla ge-
neral de lo que es la vida de todos, movido de lo que
le acontece á él y de lo que siente y padece ; y la ex-
periencia de sus miserias le abre los ojos para conocer
que el mas dichoso vive en trabajo, y que todo el vi-
vir es un conlino padecer, y no solo padecer, sino es-
tar en peligro y en ocasión de perderse ; porque, como
al jornalero su oficio es trabajo, porque se alquila para
trabajar, y asi en cuanto su tiempo dura le conviene
que trabaje y que sude ; y como al soldado le viene de
oficio lo mismo, y no solo le es proprio el trabajo, sino
también traer la vida al tablero , el estar alerto al ar-
ma y dispuesto para venir á las manos; así ha de en-
tender el que nace que nace alquilado para trabajo y
peligro , y que por el uso y por el jornal desta luz se
le manda que afane en este valle miserable , y que el
eslar en él no es estar en descanso, y que no viene á
LIBRO DE JOB. 329
tierra de paz y de amigos , sino á lucha y á enemigos
continos ; y ello á la verdad es así por do quiera y
cuando quiera y en cualquiera que se considere la
vida , porque en todas las lioras della hay su trabajo :
en la niñez , de ignorancia y flaqueza ; en la mocedad,
de sus pasiones y ardores ; en la edad de varón , de las
pretensiones y competencias, y en la vejez, della mis-
ma ; y en todas acomete la enfermedad y reina la muer-
te y es poderoso el desastre. Y lo que en las edades
acontece, en los estados también, que todos laceran, y
muchas veces mas los que parecen mas descansados ;
que sí hablamos del descanso del siglo, los que se di-
cen señores del, ó los que al parecer ordenan cuanto
hacen para vivir con descanso , como son los ricos, los
regalados, los suntuosos, los grandes, ellos mismos,
como á fuerza del tormento que les dan sus cuidados,
confiesan que padecen miseria ; y si volvemos los ojos
á los que en los bienes del cielo buscan la paz del es-
píritu, ¿quién podrá referir los peligros de este cami-
no , los eslropiezos que en él les pone el demonio , sus
ardides, sus sutilezas, los lazos llenos de engaño en-
cubierto? No hay cosa en esta vida tan llana, que no
tenga sus malos pasos , y este mar del vivir cuando
está mas sosegado ha de ser mas temido ; que en su
calma hay tempestad , y su quietud y sosiego encu-
bre en sí furiosas olas mas empinadas que montes. Del
peligro que en la vida espiritual hay solía decir san
Jerónimo (a) : «No cosa, ni mas feliz que el cristiano
á quien se le promete el reino de los cielos, ni mas
llena de trabajos por los cuotidianos peligros de la vi-
da ; nada mas fuerte que el cristiano , porque vence al
diablo, y nada mas débil , porque es vencido de la car-
ne. » Del estado seglar alto y real decía un antiguo
poeta (6) :
En la prosperidad reposa el miedo,
El peligro en lo claro y señalado,
Todo lo alto en hombres no es seguro;
Que con la envidia ó tiempo viene al suelo,
A la cumbre del bien el que ha subido.
Así que, es nuestra vida guerra, porque es trabajosa y
sujeta de contino al peligro, y porque son nuestros
enemigos casi todos aquellos con quien en ella vivi-
mos ; que nuestro calor mismo , que nos la da , nos la
gasta , y nuestros deseos nos meten en diversos peli-
gros , y los sentidos nuestros que tienen la puerta la
abren á lo que, lanzado en el alma, la daña, y los hom-
bres nos engañan, y la fortuna nos burla, y los aníma-
les nos acometen, y los elementos nos acarrean las
mas veces la muerte. Pues de lo invisible que nos hace
guerra en lo secreto, ¿quién dirá su muchedumbre,
su industria, su maña, su fuerza? Y si esto, dice Job,
es en todos ansí , ¿qué será en mi, á quien falta cuanto
es de consuelo y sobra cuanto acarrea tormento? Por
manera que de lo general desciende á lo pariicular de
su suerte, y prueba y engrandece su miseria propria
con la miseria que anda siempre junta con la vida co-
mún , y arguye de lo mas descansado á lo que es me-
nos. Así, si la vida en todos, aun en los prósperos y
(a) San Jerónimo, en la epist. á Rustico.
(¿) Apolodoro. Véase entre los poetas grie. menores, pág. 431,
edic. de Cantabria;., 1677-8.
330 OBRAS DE FRAY LUIS DE LEÓN.
felices, es guern, ¿qué vida será la mia, conira quien '
pelean junios el cielo y la lierra? Y porijue es tal , de-
sea, como luego clice, dejarla, mas que desea el escla-
vo trabajado la noche, y mas que el jornalero la fin
del dia ; y esto es cuanto á la primera manera. Cuanto
á la segunda , para el mismo propósito de encarecer
su miseria , dice el deseo grande que tiene de salir de
la vida , ó siquiera de tener un uia cicrlo para salir ;
porque, aunque la vida nuoslra tiene término, pero no
tiene un término cierto, y aunque sabemos que se
acaba, no sabemos cuándo se lia de acabar. Por lo
cual dice Job : «¿Por ventura no tendría un cierto
término la vida del hombre sobre la tierra, y como dia
de alquiladizo sus días?» Que es decir : ¡Ojalá, como
es cierta la muerte, estuviera también cierto y asentado
su dia ; y como el jornalero sabe la hora última de su
trabajo, ansí supiera yo la que ha de ser de mi vida el
remate ! que aliviárase mi miseria si supiera de mi fin
el dia , y con saber lo que duraran mis trabajos susten-
taría el ánimo en ellos , contando cada dia lo que me
resta. Mas, dice, con la confusión que en esto hay, y
con el no poderme certificar si es largo ó corlo esto
mi plazo, ahogase el alma , que se abrasa en deseo per
salir deste cuerpo mortal. Porque añade :
2 ((Como siervo desea solombra, y como alquila-
dizo espera su obra;»
3 ((Ansí yo heredé meses de vanidad, y noches de
laceria se me aparejaron á mí. n Esto es, así me acon-
tece en los meses de dolor que me ha dado y en que
me ha heredado mi suerte, que espero desalentado el
fin del'os, y nunca viene ni llega. Por manera que es
semejante Job al jornalero en desear con ansia el re-
mate de su trabajo, y diferente en que el jornalero
consigue lo que desea, y llega la hora señalada y sabe
qué hora es y cuándo lia de llegar ; mas á Job ni le
es cierto el dia que dará fin á su mal, ni en tantos días
como ha pasado esperándole, jamás ha llegado. O di-
gamos, como algunos dicen, de otra manera, que Job
no compara aquí el deseo que el jornalero tiene de dar
fin á su obra con el que tiene él de llegar al fin de su
vida, sino compara el afán que el trabajado jornalero
pasa con la desventura que él al presente padece. Co-
mo diciendo : ((Bien como el esclavo que desea som-
bra, esto es, como el esclavo muy trabajado;» qic
es estilo de la Sagrada Escritura dar á entender lo que
antecede por lo que se sigue dello, y sigúese al sudor
y al trabajo el deseo de venir á la sombra. Ansí que,
dice que como el esclavo muy trabajado vive, y como
el jornalero cuando anhela el fin de su obra, ansí vive
y ha vivido él muchos años y meses. Que es decir que
no hay esclavo trabajado tan trabajado como él , ni
jornalero tan fatigado que haya [)adefido lo que él de
conlino padece. Pfjr manera que no solamente compa-
ra con los trabajos dellos los suyos , sino muestra tam-
bién que los suyos les hacen ventaja. Porque el escla-
vo que cava al sol y desea fatigado la sombra , al fin
la alcanza, y acábase el dia y viene la noche, común
reposo de los fatigados ; mas Job, si decimos que tra-
baja, nunca descansa; y sí el jornalero padece fa-
tiga, es su fatiga de un dia, mas él la pasa muchos
días Y mcics. Dice pues : «Como siervo deseará som-
bra. » Deseará, esto es, que desea (que en la lengua
original las palabras del tiempo futuro valen algunas
veces lo que los participios presentes) ; y ansí, dire-
mos : Como siervo deseante solombra , y como jorna-
lero esperante el fin de su obrar; esto es, como son
trabajados los esclavos y los jornaleros cuando mas lo
son , cuando llega á lo sumo el trabajo ; ansí yo ((he-
redé lunas de vanidad, y" noches de laceria se me apa-
rejaron á mí»; esto es, tales son y mas trabajosos los
meses vanos que me cupieron por suerte y las noches
de miseria que me aparejó la ventura. O como otros
declaran : ((Los meses vanos que me heredaron;» esto
es, los meses á quien entregado estoy y sujeto del to-
do , y que se enseñorean de mí como de cosa que por
herencia les viene ; para mostrar en esto la firmeza de
su miseria , y lo que los malos meses y los trabajosos
sucesos se apoderaban en él. Y llámalos «meses va-
nos», que es decir vacíos de todo gusto y alivio. Y dice
«noches de laceria», y no mienta los días, para dar á
entender que la grandeza del mal le tornaba la luz en
noche , y que para él nunca hay dia. Añade :
4 «Si yazgo, digo cuando me levantaré, y espero
la tarde, y hartóme de dolores hasta la noche, n Como
decía cuánto le atormentaba el no tener un término
cierto, y encarecia así sus trabajos como diferentes de
los demás que padecen , porque el esclavo sabe que su
servicio descansa en la noche, y el jornalero tiene para
trabajar tasadas ciertas horas del dia ; mas él en mu-
chos meses que laceraba nunca llegaba á su fin ; ansí
que, como decía esto en común, especifícalo mas en
particular ahora, para encarecerlo así mas. Porque di-
ce que todas las noches cuando se recogía á dormir
se decía á sí mismo que al levantar ó antes que se
levantase fenecerian ó su mal ó su vida , y que venida
la mañana, y no viendo lo que le prometió la esperan-
za , alargaba para la tarde el deseo su plazo, diciéndo-
se que al caer del sol él también caería. Mas poníase
el sol, y las tinieblas venían y no fenecían, antes cre-
cían sus dolores con ellas ; y que ansí , alargando de
un dia para otro dia el deseo, promeliéndose cada hora
la muerte y hallándose cada hora burlado , esperando
siempre acabar, y comenzando á padecer siempre como
de nuevo, h;dda pasado muchos meses y años en (juo
por horas se le renovaban las llagas, hallando en to-
das ellas sus esperanzas burladas. Dice : «Si yazgo,»
esto es , si me voy ó cuando me voy á dormir. Y está
cortada la sentencia , como acontece en lo que se dice
con pena, porque se ha de añadir : Entonces trato co-
migo del fin de mi vida y trabajos, y preguntóme á mí
mismo su fin, y digo : «¿Cuándo me levantaré?» Esto
es, dígome que al amanecer amanecerá mi descanso,
porfjue me parece que ya quiero espirar. « Y espero la
tarde;» mas, dice, viene el alba, y ni la vida falta ni
el tormentóse afloja, y así alargo mi esperanza á la
tarde ; y dígome que si con la venida del sol se es-
forzó mi vida para no rendirse á la muerte , cuando se
pusiere , que es cuando lodo naturalmente enflaquece,
se dará por vencida ; de que crece deseo en mi de la
larde , y no pienso que ha de llegar, y cuento las ho-
ras. Por donde el original dice ansí : « Y mide mi co-
razón la tarde;» esto es, cuenta [ot momenlos su eá-
EXPOSiaON DEL
pació , y á veces le parece que el tiempo duerme ol- |
vidado de su carrera continua , como siempre parece i
á los que aguardan algún término que mucho desean. •
Mas venida la tarde , ¿qué? ¿Qué? a Hartóme de dolores |
hasta tinieblas.» «Hasta tinieblas» quiere decir mien- |
tras duran las tinieblas ó hasta que las tinieblas se van |
llegando á su fin ; porque la palabra original neseph
es aquella sazón de entre noche y dia , cuando aun no
bien esclarece. Pues dice : Venida la tarde , el dolor
crece y no se acaba la vida , y lo que puse por término
de mis trabajos es principio de trabajos mayores ; y
viene la noche, y acrecienta las causas del morir, y no
acarrea la muerte ; y ansi paso hasta que el alba viene
en gemidos y en llanto. Y da luego la causa de su do-
lor, porque dice :
5 « Vistió mi carne gusano , y terrón de polvo mi
cuero seco y encogido.» Por manera que la enferme-
dad que padece es la causa por qué desea la muerte y
por qué muere viviendo, y dice la calidad de su enfer-
medad para justificar su razón. Porque dice : «Vistió
mi carne gusano ; » que es decir : Hierve mi carne en
gusanos que me cercan á la redonda , como suele cer-
car el vestido ; y encubre, diciéndolo así , una secreta
contraposición , con que engrandece su mal con una
lástima diversa ; porque decir « visto gusanos » es decir
estoy desnudo y vestido ; desnudo como pobre y vesti-
do como miserable ; de cuanto bien poseia no me deja
para abrigo la calamidad aun el cuero, y dame por
vestidura gusanos. Y dice : « Terrón de polvo ; » que
llama así á las postillas y á las costras que la materia
seca hacia en sus llagas. Y añade : « Mi cuero se secó
y encogió,» ó como el original dice , «rasgado y abor-
recible ; » porque era humor fiero y melancólico el hu-
mor desla dolencia de Job. Era por una parte agudo,
que le apostemaba y llagaba , y por otra ardiente , que
le secaba y consumía, y por otra muy melancólico, que
era causa de hediondez y gusanos ; y así, tenia Job jun-
tamente seco y llagado el cuerpo, consumido y abier-
to , gusaniento y aborrecible. Mas dice :
6 «Mis días me volaron mas presto que del tejedor
es cortada la tela, y consumiéronse sin esperanza.» En
el original á la letra : «Mis días se alivianaron mas que
de tejedor, y acabáronse sin esperanza ; » que alivia-
narse es hacerse ligeros , esto es , pasar, no despacio y
pesadamente, sino de prisa y volando, como lo enten-
dió san Jerónimo. Y lo que dice de tejedor es razón no
acabada , y para acabarla añade cada uno lo que mejor
le parece. Nuestro intérprete, el cortar y la tela, y di-
jo : Y volaron mas presto que del tejedor es cortada la
lela. Otros la lanzadera, y dicen : Aliviáronse mis
dias ; esto es , pasaron ligeros mas que la lanzadera del
tejedor, que á la verdad discurre prestísima ; pues dice
que sus dias se le han pasado volando, y llama sus
días, no todos los de su vida, que eso no lo pusiera por
queja (que, como visto habernos, deseaba el fin della
y anhelaba la muerte), sino llama sus dias los dias de
6U vida buenos y alegres, los dias en que vivió dicho-
so y feliz , que estos á su parecer pasaron con presteza
increíble. Y á la verdad , el remate que tuvieron mi-
serable los hacia parecer mas ligeros y breves ; que
aunque todo lo que fenece, cuando fenece, parece ha-
LIBRO DE JOB. 331
ber durado poco y pasádose con brevedad ; pero des-
cúbrese mas esto mismo cuando fué lo que pasó gus-
toso, y lo que sucedió doloroso y triste, porque enton-
ces el desabrimiento presente y la calamidad que se
gusta desminuye el bien que pasó , y muéstralo como
cosa de un punto. Y así , Job en estas palabras añado
nueva querella á sus lástimas, porque dice : Este mal
que padezco ni tiene fin ni me acaba ; y esperando yo
cada dia la muerte, y prometiéndomela el grave mal que
padezco cada noche y cada mañana y cada hora , me
hallo burlado. Así que, el mal no se muda en mí ni se
pasa , sino como firme y enclavado reposa; mas el bien
acabóse en llegando, pasó en posta y voló mas que ave
ligero. Y acabóse, dice, «sin esperanza,» porque su en-
fermedad era incurable y su pobreza tan extrema, y su
desamparo tan universal , que no quedaba á la espe-
ranza para entrar en el alma de Job puerta ni resqui-
cio ninguno. Y así dice «sin esperanza», porque en los
ojos de todos era negocio desesperado el tornar á su
estado primero Job , ó siquiera el mejorarse algo en el
que de presente tenia. Añade :
7 «Miémbrale que es viento mi vida, no tornarán
mis ojos á ver cosa buena. » Como dijo que su mal no
prometía mejoría ni daba lugar á ninguna esperanza
buena , hirióle la religión que moraba en su ánimo y
el conocimiento que está firme en él de que á Dios le
es todo posible ; y así , reportándose , para mostrar que
en la esperanza que negaba no negaba el poder de Dios,
sino decía la naturaleza de su grave miseria, vuélvese
á Dios humildemente , y rogándole que le sane y re-
medie , muestra que reconoce su poder y que confia de
su infinita bondad. Y ansí dice : «Miémbrate que es
viento mi vida;» como si mas claramente dijera : Cuan-
do digo. Señor, que mi felicidad pasó muy ligera, y
que mi infelicidad grave corta las esperanzas del bien,
quiero decir lo que ello en sí es y lo que su naturaleza
promete , mas no niego lo que tú puedes ; sé que para
tí no hay cosa imposible, puédesme hallar si estuviere
perdido, enriquecerme si pobre, sanarme si enfermo;
quieras tú solamente, que al punto seré remediado. Y
para que quiera , pídele se acuerde que es viento su
vida ; en que no quiere decir que se pasa presto , aun-
que es verdad se pasa presLísimo, sino quiere decir y
dice que pasada una vez , no torna, como nunca vuelve
á soplar el viento que ya sopló y se pasó. Porque dice:
Puédesme remediar, y suplicóte me remedies ; mas
conviene me remedies de presto, porque , como sabes,
Señor, conforme á tus leyes, esta vida sensible que aho-
ra se vive es una sola , y pasada no torna, y acabada no
renace otra vez , que es como el soplo , que pasado no
vuelve , sino camira siempre adelante. Por donde, si
agora mientras vivo te detienes, no viviré otra vida
como esta en que me remedies. Y en pedir Job á Dios
que se apresure, sigue el común sentido de los que es-
tán en dolor y desean el remedio , que todo se les hace
tardío ; y en desear, primero que muera, tornar á me-
jor estado, desea, no tanto vivir, cuanto que no le to-
me la muerte estando actualmente en calamidad y mi-
seria ; que aunque los trabajos presentes desprenden
i con facilidad el alma de la afición de la vida , y le alla-
' nan ea cierta manera el morir; mas por otra parte
332
OBRAS DE FRAY
aliogan el aliento y oprimen la esperanza, y lurjjan la
claridad del juicio y inquietan el ánimo ; que son difi-
cultosas disposiciones para la muerte si la abundancia
de la gracia y de la virtud no las vence. Y demás des-
ío, paréceles á los que lo miran de fuera que quien
muere estando en calamidad y miseria, muere ven-
cido del la y antes de su sazón y su tiempo ; y por la
misma razón juzgan que mueren de flacos , y por fal-
tarles para el trabajo hombros y virtud. Por manera
que Job desea ser remediado presto, porque lo que pa-
dece le duele , y desea acabar en estado alegre por no
parecer muere vencido de la tristeza y como desespe-
rado del bien , y pide sea en esta su vida , porque si
pasa no tornará á vivir otra como esta , porque es co-
mo aire que va y no torna. Y dice ansi : o No tornarán
mis ojos á ver cosa buena;» esto es, no tornaré jamás,
si una vez muero, á vivir en estado bueno y feliz cor-
poral y sensiblemente , y á la manera de agora. Y en-
carece mas y extiende mas esto mismo, diciéndolo y
repitiéndolo por diferentes maneras , que dice :
8 « No rae catarán mas ojos de mirador, tus ojos en
mí , y no yo;» ni yo tornaré, dice, á ver esta vida, ni
jiadie, por mas aguda vista que tenga, me verá en ella
después de muerto ; tú mismo. Señor, que todo lo pe-
netras y ves , no me verás vivir otra vez aqueste linaje
de vida, porque así lo ordenaste. Que
9 ((Acabóse la nube y pas(3se, ansí el que decien-
de al inlierno no subirá. » Porque, dice, ansí como la
nube, convirtiéndose en lluvia, pasa y se deshace de
manera que no vuelve jamás, ansí es, dice, el que mue-
re y desciende debajo de la tierra, que no tornará ja-
más á subir á ella; entiéndese, á vivir en ella como ago-
ra se vive, vida corruptible y sujeta á mudanzas, y ne-
cesitada de comida y vestido y posesiones y casas, y
los demás bienes que llamamos riquezas , como en io
que añade demuestra. Que dice :
iO ((No tornará á su casa, y no le conocerá mas su
lugar.» Que no dice rasamente que no tornará, porque
cierio es que ha de volver el hombre á vivir en el cuer-
po en el dia que Dios volvicre á vida á todos los hom-
bres, mas dice limitadamente que no volverá á su casa
ni á ver su lugar, esto es, sus posesiones y asienlo.
Porque 1,1 vida de la resurrección, aunque será en cuer-
po, no será con las necesidades del cuerpo, ni vida que
se vivirá en la forma y estilo de agora, buscando cosas
para sustentar los sentidos, que desfallecen sin ellas.
Alas dice :
il ((Portante yo no vedaré mi boca, fablaré con
angustia de mi espíritu, querellaréme con amargura de
mi alma;» en que torna el dolor á encrudecerse de nue-
vo y á revivir con fuerzas dobladas, que son mudanzas
de áinmos alligidos y tristes. Pues rompe la razón co-
menzada , y torna á dolerse y á lamenlarse, diciendo:
« Por tanto, yo no veilaré mi lengua. » iMas, dice, pues el
Señor se detiene por los fines que él sabe, y quiere que
cuanto de vida me resta sea miseria y dolor , ya que
tengo de morir miserable, y no puedo tornar á vivir en
riqueza y salud y contento, á lo menos no perderé es-
te alivio amargo que solo me rcsla, que es alivio de los
muy miserables, que es dar licencia á la len^rna que
(liga las ausias del corazón, pcnniUr ú \a boca (luc pu-
LUIS DE LEÓN.
blique sus quejas, acompañar los dolores con gritos. Y
ansí dice : ((No vedaré mi boca,» esto es, no le pondré
freno para que no vocee. (( Fablaré con angustia de mi
espíritu,» esto es, diré lo que meditare el ánimo afligi-
do. (( Querellaréme con amargura de mi alma ; » que es
decir que serán sus quejas amargas, ansi como su al-
ma está amarga. Y diciendo esto Job, responde calla-
damente y por nueva manera á lo de que era acusado
de sus amigos, que excedía en quejarse. Porque les di-
ce : Pues no tengo de tornar á vivir, ni espero en lo que
me resta salir de miseria, si estoy condenado sin espe-
ranza á la enfermedad, á los gusanos, al desamparo, al
dolor, ¿porqué siquiera no me será libre el gemido? Por
qué, lleno de dolores, no podré decir que me duele? Por
qué, hecho asiento de males, no tendré licencia para la-
mentar mí desdicha? El dolor saca el grito naturalmen-
to, y el azote el gemido, y el desastre la voz desabrida
y el lloro ; ¿en qué ley pues se sufre que sea vicioso en
mí lo que es natural en lodos, y que quien no espera otro
alivio, siquiera no se desahogue gritando? Y dicho es-
to, suelta la lengua á la queja, y dice, volviéndose á
Dios :
12 ((Si mar yo, sí culebro, ¿qué pones sobre mi car-
celería?» En lo cual se queja de que , siendo flaco, le
hiere como si fuese fuerte y valiente; y quéjase compa-
rándose con la mar y con la ballena , diciendo que le
trata Dios como á ellos, ó en el mismo género de traba-
miento, ó en tratamientos de diverso género, pero tales,
que tienen comparación entre sí. Que es decir que le
encarcela á él como tiene encarcelada la mar , ó que
ansí como está sujeta la mar á tormentas, y es como el
proprio lugar de las tempestades, y donde las olas com-
baten y los vientos ejecutan su violencia y rigor, ansí
le hace á él como sugeto proprio de dolores y de mise-
rias. Y encarece su mal con la desigualdad que con él
tiene lo que compara. Porque si mueven guerra los vien-
tos al mar, es al lin poderoso el mar para avenirse con
ellos, y si se levantan tempestades en él, es tan grande,
que las lleva y las sufre, y si le encierra Dios y pone lí-
mite y le quebranta en la arena, quédale suficiente lu-
gar adonde descanse y repose ; mas Job es flaco y es!á
llagado y podrido, y asentado en el polvo, carece de to-
do alivio. De manera que por una parte no hay mar tur-
bada tan combatida de vientos cuanto lo es de dolores
su alma , y por otra no hay cosa mas flaca ni de menos
fuerza que él , para resistir al dolor. No hay en él su-
geto ya para recibir nuevo azoto, y hiérele Dios siem-
pre con azotes de nuevo. Y así dice : (( Si mar yo, si cu-
lebro, ¿qué pones carcelería sobre mí?» Esto es, ¿(pié
me cercas y tienes ansí preso y rodeado de males, para
que ni menearme ni valerme no pueda, como si corrie-
se peligro el mundo en mi li!)erlad? Que á la mar tie-
nda encarcelada Dios con firmeza, por(]ue si fuese libre
anegarla la tierra, y ni mas ni menos la ballena y las
serpientes del mar asolarían el mundo si pudiesen sa-
lir de su cárcel. Así que, en estos la guarda estrecha es
necesaria. Mas de mí, dice, ¿qué temes. Señor? ¿Soy mar
que sorbe la tierra si me das libertad , ó culebro para
asolarla? Que es también alegar secretamente su ino-
cencia y llaneza, y la mansedumbre de su vida [tasada;
Y como diciéndolo á Dios, roproicntar á ¿us amigos, quo
EXPOSICIÓN DEL
le estaban oyendo, que nunca so apacentó de la sangre
inocente como dragón fiero, ni fué tempestad donde se
anegasen los otros, por donde fuese necesario enfrenar-
le y apretarle, como apretado está, que no halla en co-
sa reposo. Y ansí añade :
13 oSi digo conhortarme ha mi leclio, aliviaréme en
mi querella en mi cama ; » como dando á entender
que en la cama, que es lugar de descanso, halla traba-
jo. Pues si en la cama le halla, dicho queda lo que fue-
ra della padece. Y aun encubre el original aquí un cier-
to encarecimiento , porque dice á la letra : « Cuando
digo conlioriarme ha mi lecho, alzará llama en mi que-
rella mi cama ; » que es claramente decir cuanto se le
aleja el alivio, pues el reposo, no solamente no lo es pa-
ra él, mas antes le acarrea tormento; porqiie en la ca-
ma, adonde se recoge con esperanza de descansar, se
enciende de manera su mal, que se vuelve en horno la
cama. Y era necesario por dos razones que así le avi-
niese : lo uno, porque en la noche, en que se divierte el
sentido menos, crecen mas los cuidados que abrasan el
corazón, el cual pega su ardor al lecho y al cuerpo ; lo
otro, porque las enfermedades de humor melancólico,
cual este era , toman fuerza con las tinieblas, que son
la hora propria cuando la melancolía hierve y humea ;
de manera que si se vela, arde en negras llamas el le-
cho, y si se duerme, acontece lo que luego añade, di-
ciendo :
14 «Y con sueños me quebrantaste y con visiones
me pusiste en espanto. » Porque el humor negro, movi-
do con el sueño, turba en la imaginación las especies, y
tíñelas de su mala color; de que resultan espantables
figuras, que atemorizan y espantan el ánimo del que
duerme. Al cual espanto y horror se sigue por orden
natural lo que dice :
15 «Y escogió ahogamiento mi alma, muerte masque
en mis huesos. » Porque la calidad del humor por una
parte ennegrece la luz, y así borra todo lo que es ale-
gría, y por la misma razón representa la vida como co-
sa obscura y tristísima; y por otra parte, los temores de
las visiones que el mismo humor acarrea hácenla odio-
sa y aborrecible. Y ansí, por natural consecuencia los
tocados de esta calamidad apetecen el salir de la vida
luego y por cualquiera manera que sea ; y es señal del
deseo lo que acontece en el hecho en muchos destos que
lo ponen por obra, y se despeñan ó ahogan. Y este ape-
tito vicioso y fiero que el humor corrompido en el áni-
mo de Job criaba y movía, pone aquí ahora, no dicien-
do lo que la voluntad medida por la razón le pedia, sino
aquello á que le inclinaba la fuerza de su dolencia ; y dí-
celo para encarecer mas sus trabajos y males. Porque
sin duda era miseria particular y causa de grandísima
pena, un hombre como Job, temeroso de Dios y tan su-
jeto á la ley de razón en todas las cosas, y tan aficiona-
do á lo justo, sentir en sí un tan desordenado movi-
miento y tan fiero; y así, con esto demuestra mas su
trabajo. En el cual la substancia era terrible, y los ac-
cidentes peores; la substancia era un universal despo-
jo de la hacienda, de hijos, de salud y alegría; los ac-
cidentes, movimientos que le ponían en peligro ¡os bie-
nes del alma. Pues dice : « Escogió ahogamiento mi al-
ma ; n como si dijese : Y de la enfenuedud que padezco
LIBRO DE JOB. 333
nace en mí otra desventura peor que ella misma , que
me siento llevará poner yo mis manos en mí, y darlin
á una vida tan aborrecible y tan triste ; y véome ten-
tado de ofenderle y perderte, que es lo que mas me due-
le y ofende. Y aunque dice que su alma quiso ahogar-
se, no entiende por su alma el juicio de su razón, sino
una parte della mas baja, que mueve el sentido, á que
llama muchas veces alma la Sagrada Escritura. Y lo
mismo dice en lo que añade : «Y muerte en mis hue-
sos.» Que es decir que el sen I ido le movía á desear
que penetrase hasta dentro de sus hue-;o3 la muerte, es-
to es, que la muerte le deshiciese del todo, y que no
dejase del , como decir solemos , ni pelo ni hueso. O
quiere decir sin duda que le hacia mas ainal)le la muer-
te, que suele ser á otros la alegre vida. Porque el ori-
ginal dice ansí : « Muerte mas que mis huesos. » Que
por nombre de huesos se suele en esta escritura enten-
der la vida á quien ellos sustentan , y no solo la vida,
sino la fortaleza de ella y su próspero estado. Y así, di-
ce que nunca le agradó tanto lo próspero cuanto le
aflige ahora lo adverso, ni quiso á su vida tanto cuando
estaba en su fuerza, como ahora su sentido ama y ape-
tece la muerte. Añade :
16 (( Perdí la esperanza, no viviré mas ; contiénete de
mí, que son nada mis días. » O según otra letra : «Abor-
recí, no para siempre viviré; contiénete de mí, porque
nada mis días. » En que en lo primero la palabra pro-
pria/naasí/í* quiere decir «desprecié con enfado, y tu-
ve en poco y aborrecí», conviene á saber, la vida, y no
la mía solamente, sino generalmente á todo el vivir de
los hombres ; que conoció la vanidad general movido
y como avisado de su propria miseria. Porque es ordi-
nario caer en esta cuenta las gentes cuando se ven caí-
das en algunos trabajos; que el suceso áspero proprio
abre los ojos para conocer el riesgo que todos corren de
que nadie es exento , y conócese aquí que todo es vano
y muy digno de ser despreciado. Mas en lo segundo que
añade : «No viviré mas, ó no viviré para siempre, con-
tiénete de mí;» dejando el cuento de sus miserias (por-
que es proprio de la pasión hacer estos movimientos
diversos, unas veces derramando querellas, otras bus-
cando favor); ansí que, dejando las quejas, vuélvese aquí
Job á las oraciones, y pide á Dios que alce el azote y no
tome tan á pechos el perseguirle, y como secretamente
diciéndole que es hacer caso de una cosa que es nada el
demostrar tanto enojo. Y nace bien esto segundo de lo
que dijo primero. Porque, como decia que él mismo,
alumbrado de su misma experiencia, conocía la vanidad
general de la vida , y la despreciaba como cosa vilísi-
ma, dice bien y consiguientemente que le parece no
digno de Dios oponerse tan de veras contra tanta baje-
za° y hacer prueba de su brazo poderoso en deshacer
loque es nada. Y así, le dice á Dios que se contenga de
mas herirle, si no por lástima, á lo menos por lo que to-
ca á su honra; que no es de majestad semejante mos-
trarse corajoso contra cosa tan baja. Que si el hombre
fuera eterno, y su vida tan firme, que jamás feneciera ni
recibiera mella ninguna ; si fuera tal que nunca pade-
ciera menoscabo tíu vida, fuera entonces para mostrar
Dios su brazo en él conveniente sugeto; mas quien se
acaba mañana, y eso que vive es miseria, y quien es
334 OBRAS DE FRAY
pura nada, ¿qué es para qne Dios liaga caso del ni en |
gracia ni en ira? Porque, como dice y añade : ¡
17 «¿Qué es el hombre para que le engrandezcas, '
y para que pongas en él lu corazón?» «Para que le en-
grandezcas,» entiéndese en tener con él tan estrecha
cuenta, castigándole siempre ; porque hacer caso dé! aun
en esto, es honrarle Dios mucho. Y que sea el sentiio
este, lo que se sigue lo dice: «Y para que apliques á él ¡
tu corazón. » Porque a poner el corazón », en esta escri- I
tura es advertir con atención en lo que se pone , y le- j
ner cuenta con ello, examinándolo y no disimulando con
ello. Y mas claramente se ve por el verso siguiente,
que es :
18 «Y visilástele á las alhoradas, y por momentos le
apruebas. » Porque el visitar aquí y el probar signifi-
can lo mismo , y el probar es tentar y examinar con
castigos. Por manera que Job, considerando por una
parle la flaqueza y bajeza del hombre, y por otra el te-
son con que Dios le castiga', dice lo que en este caso se
viene luego á los ojos, que es un espanto y una gran
maravilla de que Dios, siendo quien es, tome tan á pe-
chos el menudear con los hombres madrugando , esto
es, velando, conviene á saber, mirando sobre ellos siem-
pre y á todas horas con ojos despiertos y sin perder
ningún punto. Que por otra parte, bien mirado y como
lo juzga la razón verdadera, es piedad de Dios y mise-
ricordia grandísima no desdeñarse de andar tan á las
justas conmigo, y traerme siempre sobre ojo examinán-
dome y dándome sofrenadas conlinas , y amargándome
cuanto suele ser dulce en la vida, para que engolosina-
do deilo, no me vaya en pos dello, llevado de mis malos
siniestros. Mas dice en esto Job lo que le decia su car-
ne afligida; y dícelo porque en decir los sentimientos
de la humana flaqueza y los acuitamientos que padecía,
encarece mas sus trabajos, que es aquello en que ago-
ra se alivia. Porque, como dicho he, no era el menor
dellos sentir en sí aquellos sentimientos flaquísimos; y
la enfermedad, aunque grave , y el desamparo que pa-
decía, no le afligía tanto, cuanto le atormentaban estos
movimientos miserables que le bullían en la parle in-
ferior de su alma. Mas añade, dicienda :
19 «¿Hasta cuándo no aflojarás do mí, ni me aflo-
jarás hasta tragar mi saliva? Esto de «tragar saliva»
parece forma de iiablar vulgar y usada en aquella len-
gua, para significar un alivio pequeño, como lo es en
la nuestra, para la misma significación , decir «respi-
rar ó lomar aliento». Pues pregunta Job á Dios (y es
una pregunta envuelta en una sentidísima queja) que
hasta cuándo le ha de apretar los cordeles; ¿qué fin
ha de tener este azote contino sin dejarle respirar un
momenlo, ni sin darle siquiera espacio libre para tra-
gar la saliva? En que engrandece con encarecimiento
nuevo sus males. Porque preguntando cuándo ha de
aflojarle, para que á lo menos respire , se queja de que
su dolor no se remite ni hace jamás pausa; y ansí, de-
muestra que su mal no tiene di;is de huelga, sino dice
que es un abrasamiento perpetuo y que cslá en crecí-
niienlo siempre, ó á lo menos conserva siempre un te-
nor, tie manera que no se rompe con ninguna formado
alivio. Mas dice :
20 «Pequé; ¿qué faré álí, Guardador de loi hom-
I
I
LUIS DE LEÓN.
bres? ¿Por qué me pusiste por encuentro á ti, y fui
sobre mí por carga? Lo que dice pequé , es como si di-
jese « mas si pequé »; porque no confiesa que pades- ,,
ce por sus pecados, antes, asegurado de su conciencia,
porfía que su castigo no es pena de culpa. Mas como-
en las disputas se hace, que para mayor prueba de !o
que pretendemos probar, concedamos al adversario
algo de lo que él nos opone, y le mostramos que no
concluye aunque seleconceda; ansí Job, en mayor con-
firmación de su intento , concede que fuese ansí como
sus amigos le dicen, y que le castiga Dios por sus cul-
pas, y muestra que. sin embargo de todo eso es extra-
ordinario el castigo. En que con unas palabras mismas
acude á todo aquello que contra sus amigos defiende;
que es , lo uno librar de exceso y demasía su queja , lo
otro mostrar que padece sin culpa. Porque diciendo
que es muy grave su azole, aun cuando fuese ansí que
pecado hubiese , prueba que se queja con causa , pues
es tan desmedida la pena; y ni mas ni menos en decir
que sus culpas , en caso que las tuviera, no las cas-
ligaba ahora Dios conforme á su ley, demuestra que
su mal no es castigo de culpas , porque Dios nunca
traspasa sus leyes. Y por consiguiente, manifiesla que
padece sin culpa; porque sí la tuviera, midiera Diosla
pena con ella, y caminara su casi igo por el camino que
siempre, y guardara sus condiciones y sus leyes usa-
das ; lo que aquí no acontece. Porque dice : Sea ansí
que pequé (vos. Señor, sabéis lo contrario); mas presu-
pongamos que sea como aquestos me dicen, pregunto:
¿Qné pecado es el mió, para que, lo que no hicisteis con
pecador, me cerréis, á lo que parece, la puerta del ali-
vio y remedio? Qué hice yo, pecando, masque los otros
que pecan, que mereciese un desamparo tamaño? O ya
que pequé , ¿ qué haré j)ara amansar vuestra ira mas
de lo que hago y he hecho? Abrasástesme la hacienda,
hendíjeos; de un golpe me Uevastes los hijos, que eran
la luz de mi vida, alabé tu bondad; herísteme de pies
á cabeza con llagas de enferine.iad nunca oida, recibílo
y sufrílo; lodos, mujer, criados, amigos, abominaron
de mi, humilde me abracé con el suelo. Si el dolor
mueve á lástima, por eso. Señor, me querello; si el su-
frimiento merece perdón, como una yunque he sufri-
do; si la humildad vale algo, bien conoces la mía; sue-
les perdonar al quebrantado, al afligido, al azotado, al
sufrido, al abatido, al perseguido, al rendido anie tí y
al humilde, ¿qué es de todo esto loque no hallas en
mí? Pues ¿qué mas haré? «¡oh Guardador de los hom-
bros ! » Si me castigaras por culpa , ya estuvieras satis-
I fecho con la paciencia y la pena. Hicn se deja entender
I qvie no desenvainó lu espada mi pecado , pues mi hn-
¡ mildad no la torna á la vaina. Otro es sin duda, Señor,
vuestro intento; no lo alcanzo yo, y así no atino á va-
lerme; enséñame tú, « ¡oh Guardador de los hombres!»
Y en decir « Guardador de los hombres » hay un mis-
terio secreto , con que esta razón se esfuerza mucho
mas; ponjue lo que decimos Guardador, en el original
es iXolscr , que es el proprio sobrenombre de Cristo,
que solemos llamar Nazareno; como se ve en el título
original de la cruz, adonde el Nazareno se escribecon
estas letras mismas, como ala verdad escribirse debe,
aunque algunos con ignorancia y porfía lo niegan. Pues
EXPOSICIÓN DEL
da Job á Dios con gran conveniencia en esta coyuntu- ;
ra de perdón aqueste apellido, como quien via con la
luz de profeta á Dios ya humanado y Nazareno hecho,
que quiere decir Guardador, para fin de guardar al
hombre en sí, tomando sobre sí sus pecados. Según lo ,
cual, acordando con este nombre á Dios su determina-
ción, fortifica Job su dicho mas, y le dice: ¿Qué he
hecho contra tí , ó qué debo hacer para tí mas que los :
otros hombres, «oh Nazareno del hombre?» Que es de- ;
cirle: Pues hade ser Nazareno, estoes, pues hade ser
hombre para tomar en si los pecados de todos, para pa-
gándolos él, libertarlos á ellos; pues lia de ser su oficio
proprio pagar á su costa lo ajeno , pues por el mismo
caso se pregona por tan piadoso y tan blando , que el
exceso de la culpa encendía las entrañas de su miseri-
cordia hasta hacerse hombre entre los culpados para
satisfacer á su Padre por ellos; pues el pecar no le es-
panta, ni el remediar el pecado le es nuevo, ni los pe-
cadores son los que menos acrecientan y esclarecen su
gloria (en caso que él pecado hubiera, y fuera castiga-
do por culpas); que ¿por qué le castiga tan severamen-
te, que cierra ( á lo que parece) la entrada al perdón?
Que si por dicha es él hombre de diferente linaje, ó ha
hecho contra Dios lo que hizo ninguno, ó cuándo se
determinó de ser hombre por todos, exceptó á solo él,
para hacerle blanco de su ira y enojo? Y así dice :
«¿Por qué me pusiste por encuentro á tí?» Como di-
ciendo : Tienes ordenado de ser de nuestra parte y de
ponerte por escudo nuestro, ¿y haces ahora bando con-
tra mí solo? y el que has de ser nuestra adarga, ¿tor-
naste contra mí fiera lanza? Y dice : «Fui sobre mí por
carga.» Porque el oficio de « Jesu Nazareno » es tomar
sobre sí las cargas de todos, para con su trabajo darles
descanso , y con sus cardenales salud ; y á Job , según
era grave y perseverante su azote , parecíale en cierta
manera que, si era por culpa suya, no la pasaba Cristo
á sus hombros, sino la dejaba en los suyos, y dejándo-
la sobre él , le oprimía. O pídele sin duda que la pase
á sí, y se cargue della; y pues pone á su cargo el pe-
cado , pusiese este suyo, si hay suyo alguno, con los
demás. Y por eso le dice :
21 «¿Por qué no alzas mi rebeldía, y faces pasar
mi delito? Porque ahora yazgo en el polvo, amanecer-
me has, y no yo. » Que alzar aquí no solo es quitar
Cristo el pecado de sobre Job , sino llevarle él puesto
y levantado en sus hombros ; porque el original es
Nasa, que es « levantar sobre sí» , y es lo mismo que
dijo á Cristo el Baptista cuando le dijo (a) : «Este es el
cordero de Dios, el que levanta y lleva sobre sí los pe-
cados del mundo.» Y ansí, le dice Job á su Nazareno,
pues lleva sobre sí las rebeldías de todos, ¿por qué le
deja en sus hombros la suya? Por qué no hace pasar su
delito, conviene á saber , de sí á él, de su cuenta á su
cargo ? Porque , dice , si pequé , y tu satisfacción (que
aun ahora tiene virtud) no me vale, y me muero así y
me conviertoen ceniza, cuando amanecieres naciendo,
ya no seré capaz de tu bien. Porque cuanto á la gra-
cia , tal permanece cada uno cuai muere. Y Job, ha-
biendo dicho esto, calló, y respóndele Bildad en el que
luego se sigue,
[a) Joan., l,v.39.
LIBRO DE JOB.
135
C.\PITÜL0 ^TO,
AKGL'MENTO.
Toma la mano otro de los amigos de Job , llamado Bildad ; y co-
mo si Job hubiera acusado de injusto á Dios, ansí vuelve por
su igualdad y deliende sus partes, afirmando tiue ni la maldad,
por mas que se disimule con apariencia de bien, florece, ni la
virtud perece aunque mas la persigan, porque Uios justo da
siempre favor al que lo merece. Dice :
1 Y respondió Bildad el Sohi , y dijo :
2 ¿Hasta cuándo hablarás esto, y espíritu grande pa-
labras de tu boca?
5 ¿Por ventura Dios tuerce el juicio? y ¿si el .\bastado
tuerce justicia?
i Si tus hijos pecaron á él , y enviólos á la mano de su
pecado.
5 Si tú madrugares á Dios, y suplicares al Abastado.
6 Si limpio y derecho tú, cierto luego despertara so-
bre ti, y apaciguara la morada de tu justicia.
7 Y será tu principio poco, y tu postrimería crecerá
mucho.
8 Que pregunta ahora la generación primera, y disponte
á pesquisar de tus padres.
9 (Porque de ayer nosotros, y no sabernos, porque
sombra nuestros días sobre la tierra.)
10 De cierto ellos te avezarán, hablarán á tí, y de su
corazón sacarán palabras.
Al ¿Si crecerá junco en no cieno, crecerá junquera sin
aguas?
12 Aun él en su árbol y no corlado, y antes de toda
yerba se seca.
13 Ansí caminos de todos los que olvidan á Dios y es-
peranza de falsario perecerá.
14 Que despreciará su desatino , y casa de araña su
fiucia.
lo Estribará sobre .su casa, y no estará; trabará en ella,
y no se levantará.
16 Verde y jugoso él delante del sol y sobre su huerto
su pimpollo saldrá.
17 Sobre montón sus raices serán enredadas, casa de
piedras morará.
18 Si lo tragaren de su lugar , y diga en él : No te
vide.
19 ¿Ves? Ese el gozo de su carrera, y de polvo otro
pimpollecerá.
20 ¿Ves? Dios no aborrece perfecto ni esforzará mano
de malos.
21 Hasta que se bincha de risa tu boca, y tus labios de
jubilación.
22 Quien te aborreciere vestirá desprecio, y tienda de
malos no ella.
EXPLICACIÓN.
1 «Y respondió Bildad el Sohl, y dijo.» Este es el
segundo de los amigos que vinieron á Job; el cual toma
la mano ahora, y vista la respuesta pasada , y menos
contento de ella que de lo que oyera primero, sale él
también á decir su razón, que es la misma que Elifaz
tiene dicha. Y ansí, le dice que no se justifique, parque
justificándose á sí condena á Dios , dando á entender
que le castiga sin culpa; y Dios no es injusto, y ansí
es necesario que él se conozca por culpado, pues es no-
torio que Dios le aflige y azota. Y para probar que Dios
es justo y igual , afirma que el malo se seca y el bueno
florece siempre ; y muestra ambas cosas por dos com-
paraciones que trae , una del junco sin agua, y otra
del árbol verde y bien gobernado. Y comienza desta
manera :
336 ORRAS DE FRAY
2 « ¿Hasta cuáiiflo Im'olarás eslo , y espíritu grande
palabras de lu ¡joca? En qua le dice ser falso y sober-
bio lodo cuanto razona; y que no le dicta la razón de-
recha las palabras que dice , sino la poca luimildad de
su espíritu y su corazón enconado contra Dios y hin-
chado. Porque dice :
3 «¿Por aveatura Dios tuerce el juicio? O ¿si el Abas-
lado tuerce justicia? «En que pregunta aquello de que
no duda, antes con la pre¿;unta lo aíirma ; porque en
todas las lenguas liay una manera de preguntar que
liacc afirmación y ceríeza. Pues dice ser negocio ave-
riguado que Dios no es injusto, yuodice mas, sino deja
por manitiesto lo que desto se sigue. Porque si Dios no
es injusto y castiga á Job, como por la obra se ve, Job
es culpado; y ansí, de esta verdad maniliesta que Dios
guarda justicia, y de lo que Job padecía, concluye Bil-
dad su argumento. El cual argumento consiste en dos
cosas : en una verdad que no se niega, esto es, ser justo
Dios, y en un hecho que por los ojos se vía, que era la
miseria de Job; de las cuales dos cosas propone sola la
primera, porque la segunda ella misma se venia al sen-
tido. Mas aunque se venia, estaba en ella de este argu-
mento el engaño, porque el azote manifiesto no era cas-
tigo de culpa. Dice pues : «¿Por ventura Dios tuerce
juicio, ó el Abastado tuerce justicia? » Por una de dos
cosas tuercen de lo justo los hombres : amor ó temor;
el temor es flaqueza, y el amor dice falla. Porque amar
es desear lo que no se posee, y temer rehuir d'3 lo que
padecer se puede. Según lo cual , Bildad prueba esta
sentencia con las mismas palabras de ella , y esto en
dos diferentes maneras : una por formarla en pregun-
ta , que , como dijimos , el preguntar si es ansí es certi-
ficar que es así; otra por decir Dios y Abastado , que
en su original es tanto como el fuerte y el que es la
abundancia; con lo cual no se compadece, ni temor que
le fuerce á injusto, ni apetito de cesa quede ello jamás
le desquicie. Añade :
4 «Sí tus liijos pecaron á él, y enviólos á la mano
de su pecado;» y es otra razón con que justifica Bildad
lo que Dios hace con Job. Porque dice : Cuando fuera
así que tú por tu persona pecado no hubieras , no rae
negarás que pecaron tus hijos, á quien Dios acabó con
muerte tan desastrada. Pues como Dios suele castigar
al padre en los hijos, ansí también castiga muchas ve-
res por los hijos al padre; porque de los padres vienen
(le ordinario á los hijos los vicios. Dice pues: «Sí pe-
caron tus bijos á él.» Este si no es condición de duda,
sino afirmación de cosa cierta ; como si mas claro dije-
se : «Pues es cierto que pecaron tus hijos.» Y lo que
añade: «Y enviólos á la mano de su pecado,» puédese
referir á Job, mudando la persona de segunda en ter-
cera, como muchas veces se hace en la Sagrada Escri-
tura; y ansí dirá: Pues pecaron tus hijos, enviándolos
tú á la mano de su pecado, esto es, imitándote á tí, ó
riortamenle disimulándolo tú. O sin duda diciendo: Si
tus Iiijos pecaron, como por su desastrado íin se ve que
pecaron, tu mal ejemplo, lu mala institución y descui-
do los envió á la mano de su pecado, esto es, los en-
tregó á los pecados y vicios. O de otra manera puéde-
se referir á Dios, y será aqueste el sentido : «Pues pc-
carou tus hijos, y enviólos Dios, oslo es, ¿qué mará-
LUIS DE LEÓN.
villa es que los enviase Dios á la mano de su pecado,
entregándolos al castigo que merecían sus culpas, ó
dejándolos andar por el camino del mal y llegar al pa-
radero adonde él los guiaba? Porque el paradero del
pecado, si se prosigue, es la muerte, según lo que dice
Santiago {a) : El pecado cuando llega á colmo engen-
dra muerte. » Mas dice :
5 « Si tú madrugares á Dios y suplicares al Abas-
tado. »
6 «Si limpio y derecho tú, cierto ahora despertará
sobre tí y apaciguará la morada de lu justicia.» Que se
puede entender de una de dos maneras, ó juntamente
de andias : ó que sea aviso de lo que debe liacer agora
para que Dios se le ablande, ó que sea demostración de
lo que no hiciera Job y debiera hacer, para no venir al
estado y miseria presente; ó que, pues las palabras lo
sufren, diga lo uno y lo otro, lo que si hiciera, no bu-
biera caido, y lo que si hace, se podrá levantar. « Si tú
madrugares,» ó «si tú madrugaras áDios», si hubie-
ras andado en su servicio con vigilancia; que el madru-
gar en esta escritura es diligencia, porque el diligente
madruga. «Y suplicares» ó «suplicaras al Abastado»;
el original dice : « Y le apiadares al Abastado;» y
llama apiadar el pedir piedad, refiriendo uno sus dolo-
res y cuitas. «Si limpio y derecho tú,» ó fueres de aquí
adelante, ó hubieras sido hasta agora; «despertara so-
bre tí,» esto es, velara para lu salud, ó sin duda hubie-
ra estado á tu defensa despierto y alerto. Y responde
este despertar al madrugar que dijera, como diciendo:
Si lú hubieras madrugado en su servicio , él hubiera
andado despierto y velara en tu ayuda. «Y' apaciguara la
morada de tu justicia,» ó do aquí adelante, silo enten-
demos de lo venidero ; ó hubiérala apaciguado antes do
ahora, esto es, hubiera conservado en paz lu morada y
conservado tu casa sin revés ni desastre , como casa
adonde la justicia vivía. Porque el fruto de la justicia
es la paz, y es compañero que jamás se divide de ella,
como escribe un profeta {b). Y conforma con esto lo
que luego añade diciendo :
7 «Y será tu principio poco, y tu postrimería cre-
cerá mucho. » Que dirá (según el primero sentido) que
la felicidad suya pasada será como cifra en comparación
de lo que Dios le dará si á él se convierte ; ó conforme
al segundo , dice que el principio feliz de su vitla , si
hubiera perseverado en ser bueno, llegara á un colmo
de felicidad nunca oída. Poripie siemiire favorece Dios
á los buenos, y como crecen ellos en la virtud, él cre-
ce en mercedes; mas si descrecen, si vuelven airas, si
truecan ó desamparan el verdadero camino, contiene él
su favor, y apodérase de ellos el mal y el desastre, y
ansí caen y perecen. Y pruébalo con la autoridad y tes-
timonio de sus antepasados , y dice :
8 « Pregunta agora á la generación primera , y dis-
ponte á pesquisar de tus fiadres.» Ucmitele á lo que los
antepasados lian dejado dicho y escrito, y encarece su
autoridad, mostrando el crédito que se debe á sus di-
chos,
9 « Porque , dice , de ayer nosotros , y no sabemos
por qué sombra nuestros días sobre la tierra. » Que es
decir que, si no quiere persuadirse de lo que ellos lo
(a) Jacob., 1, V. 5. (l>) laai., 32, v. 17.
EXPOSICIÓN DEL
dicen, se persuada á lo mpnns por lo que los pasados
dijeron; que es venkd que ellos no saben tanto, ansí
por haber nacido ayer, eslo es, por ser modernos y
mozos, como también porque, cuando fueran viejos , es
corta su vida y breve á manera de sombra; y en vida
corta no se puede adquirir mucha ciencia, lo que en
los pasados no es, cuya vida fué larga. Y por tanto :
10 «De cierto ellos le avezarán y hablarán á tí, y de
su corazón sacarán palabras ; » entiéndese en las obras
que dejaron escritas. Y dice bien que sacarán, no de la
boca, sino del corazón, las palabras; porque las escritu-
ras, que por los siglos duran, nunca las dicta la boca ;
del alma salen , adon ,e por muchos años las compone y
examina la verdad y el cuidado. Y debia seralguna es-
critura de este metal antigua y conocida aquesto que
añade , que es :
H «¿Si crecerá junco en no cieno, si crecerá jun-
quera sin aguas?» con lo demás que se sigue. En que
el malo es comparado al junco, que en medio de su
verdor sin ser tocado se seca; y el justo al árbol bien
plantado y de raíces firmes, que aun corlado y arran-
cado se renueva y reuíice. Que á su parecer es lo que
ahora pretende, que los desastres y sucesos malos nun-
ca vienen al bueno. Pues dice : «¿Si c ei'erá el junco
sin cieno ó la junquera sin aguas?» «¿Si crecerá?» esto
es, cierio es que no crecerá ; porque es pregunta que
afirma. Y quiere decir que aunque el junco y las jun-
queras no nacen ni se crian sino en lagunas húmedas
y cenagosas, por lo cual parece habían de durar siem-
pre en verdor y frescura; mas, con todo eso, les acon-
tece lo que luego añade y se sigue :
12 «Aun él en su árbol j no corlado, y antes de
toda jerba se seca; » esto es, que estando verde y en
su vigor, y puesto en el pantano, do se maníiene sin
que la mano ni el hierro lleguen á él, se seca de suyo
y viene á menos, aun cuando florecen las oirás yerbas
mas flacas. Y dice árbol al junco, porque la lengua ori-
ginal llama ansí á toilo lo que se levanta en alto y en
su tronco derecho. Pues dice :
13 « Ansí caminos de todos los que se olvidan de
Dios , y esperanza de falsario perecerá. » Que es decir
que la condición y suceso de los que se gobiernan sin
Dios es de la misma manera; que aunque tengan en
abundancia su cebo, y aunque el favor los rodee, y los
defiendan las riquezas, y sea suyo al parecer el mundo
todo ; cuando reinan , cuando triunfan , cuando están
mas en suflor, desfallecen y se secan, y vienen al suelo
con ocasiones tan ligeras y no pensadas, que parece se
cayeron de suyo. Y viene bien que desampare, sin sa-
ber cómo, su fuerza á los que, sabiendo quién Dios es,
le desamparan y olvidan , y es justo y es necesario que
caigan los que no le tienen por fundamento y apoyo,
y que perezca en su verdor la esperanza de que vive
el falsario. Y llama falsario al que encubre su mal
con apariencias de bien , porque falsea el oro del bien
que muestra con el cobre que encubre, y dora con san-
tidad y con color de virtud la flor mas apurada del vi-
cio, y hace á la religión y al respeto de Dios tercero y
encubridor de sus ponzoñosas pasiones, vicio de gran-
dísima ofensa; y ansí, no permite Dios que se prospe-
re; porque, como dice;
C.xvi-iu
LIBRO DE JOB. 337
14 «Despreciará su desaliño, y casa de araña su
fiucia.» Despreciará, esto es, mirará Dios con despre-
cio y abominación un desatino semejante. Y decir que.
Dios lo mirará con desprecio, es decir un desastre
muy grande, porque ninguna cosa tiene mas ser de
cuanto Dios la acepta y mira con buenos ojos. Y llama
bien necedad y desatino á la maldad del falsario é hi-
pócrita, porque el que con apariencias de bien colora
su interés y su vicio, él mismo con su heclio se conde-
na á sí mismo, sentenciando ser malo lo que pre!en le
(pues no lo muestra de su color ni como ello es, sino
disfrazado de diferente manera), y ser excelente la vir-
tud que desecha, pues se vale de su apariencia de ella
para venderse por bueno. Y dice que «su fuerza» de
este tal es «casa de araña» ; y quiere decir que ea lo
que estriba (que llama fiucia por manera de hablar co-
nocida al fundamento de lo que se espera) es flaco y
quebradizo y engañoso y que no recibe reparo, como
es la casa de la araña, que ni la que la teje puede con
todo su artificio hacer que dure, ni los oíros para cuya
presa se hace hallan allí cosa que los sustente, sino
que los enlace y enrede. Y ansí dice:
lo «Estribará sobre su casa, y no estará; trabará
en ella, y no levantará;» que se puede entender, ó de
lo que acontece á la araña en el edificio de su tela, ó de
lo que les aviene á los que en ella son presos. De estos
dice que en metiendo en ella el pié, caen luego, y en
estribando para tenerse, les falla el suelo engañoso, y
si asen de ella para levantarse, quedan atados y sin re-
medio caídos. Y de la araña dice que se desentrañará
para añadirle fortaleza, y que para ponerle estribos hi-
lará sus entrañas; y heciio esto, «no estará,» esto es,
la tela no tendrá firmeza que dure; y ni mas ni menos
que «trabará en ella», esto es, que la fortificará multi-
plicando los hilos de su tejido, y trabándolos y enre-
dándolos mas ; «pero no levantará,» esto es, no se ha-
rá firme con eso ni permanecerá duradera. Y por el
mismo modo, lo que edifica para su defensa ó para su
descanso la vanidad y maldad, por mas que lo repare y
fortifique con consejo y con hecho, es ello eficaz para
enredar y tener miserablemente presos los ánimos; mas
para darles morada de reposo y asiento de descanso es
caedizo y flaquísimo. Añade :
16 «Verde y jugoso él delante del sol, y sobre su
huerto su pimpollo saldrá.» En que pasa Bildad á ¡ase-
gunda parte, donde, como dije , para testimonio de que
Dios es igual, afirma que el bueno es siempre próspero, y
lo prueba por semejanza del árbol verde y bien gober-
nado, ansí como la infelicidad del hipócrita la probó
por semejanza del junco. Pues dice: «Verde y jugoso
él delante del sol.» Es ordinario en las lenguas (como
esta es) cortas y breves, callar mucho de lo que con-
viene que se diga, y por lo poco que se dice, como por
señas, dar á entenderlo que se calla, librando la senten-
cia entera en el entendimiento de los que oyen, y co-
mo remitiéndose á ellos. Ansí callan los verbos muchas
veces , ansí se refieren sin haber dicho á lo que se re-
fieren, ansí ponen palabras que significan la cualidad
de una cosa antes da nombrar lo que califican, y quie-
ren que por la calidad expresada entendamos el sugeto
á quien la calidad le conviene, como en este lugarago-
338 OBRAS DE FRAY
ra. Porque diciendo «verde y jugoso», quiere que
vengamos en conocimiento de aquello á quien cuadran
estas dos condiciones, que es sin duda algún árbol, á
quien el verdor conviene y el jugo. Y ansí, es como si
entera y llanamente dijera: Mas el árbol verde y que
tiene jugo y que le ve el sol , esto es, y que no está
puesto á la sombra, de este tal «sobre su buerto su
pimpollo saldrán, conviene á saber, sus ramas de este
se levantarán aftas y largas, y como dicen los agricul-
tores, este arrojará sus renuevos con fuerza. Y ni mas
ni menos :
17 «Sobre montón sus raíces serán enredadas, casa
de piedras morará;» esto es, lanzará las raíces tan hon-
das cuanto levantare en alto las ramas, y con el vigor
que tiene traspasará las piedras con ellas, y las enre-
dará por las peñas y penetrará hasta el centro , y por
el mismo caso (irme y bien arraigado, ni le fallará ju-
go ni le arrancarán las tempestades y vientos. Y' porque
lo que no hace la naturaleza, hace algunas veces la vo-
luntad libre del hombre, y corta la mano con hierro ó
arranca con aríilicio lo que de suyo estaba bien firme,
pone también este caso, y dice ansí :
•18 «Si lo tragaren de su lugar, y dijeren: En él no
te vide.» Si lo arrancaren, dice, por fuerza ó lo corta-
ren con hierro, y hicieren que no parezca ni quede ras-
tro del allí donde estaba primero, ansí como se despa-
rece lo que es tragado o sorbido, de arle que digan en
él «no te vide», esto es, de arte que su lugar mismo
quede tan sin rastro del, que si hablase, diria nunca le
haber visto en sí mismo, diría estas palabras negando:
«Yo tal árbol no vi» (porque es costumbre en la Sagra-
da Escritura, para mayor encarecimiento, hablar por
exceso, y dar á lo que no tiene sentido lengua y pala-
bras); pues dice: Si este caso aviniere, ¿qué será,
qué?
iO «¿Ves? Ese es el gozo de su carrera, y de polvo
otro pimpollecerá.)) Entonces, dice, serásu gozo mayor,
porque entonces mostrará mas su fuerza y lo hondo y
firme de sus raíces; que del junco cortado ó de algún
pequeño rastro de raíces dejadas, y que quedan siem-
pre en lo hondo, tornará á renacer mas hermoso y mag
fresco, de manera que no le podrán deshacer ni la in-
juria del tiempo ni la violencia del hombre. Y habiendo
dicho csío Bildad, pasóse á otra cosa, sin aplicarla com-
paración y dejando la sentencia suspensa, ó porque la
aplicación estaba clara, ó como dije, porque todo esto
del junco y del árbol es parte de alguna canción anti-
gua y conocida, con cuyo testimonio Bildad quiso con-
firmar su propúsiio; y es costundjre lo que se cita ó re-
fiere, solamente apuntarlo. De arle que, habiendo dicho
el ingenio y condiciones del árbol (irme, da por dicho
ser lo mismo en el ju-;to, (pie corlado crece, y arran-
cado se renueva y mejora. Y dejándolo ansí, pásase á la
conclusión de su iiiiento, diciendo:
20 «¿Ves? Dios no desecha perfecto, ni trabará ma-
no de malos.» Que es el fin de lo que decir pretende,
es A saber, que D.'os en esla vida siempre prospera á los
buenos, y á los malos los alligc y desecha. Mas prime-
ro que digamos desio, hagamos nosotros lo que Bildad
no hizo, y apliquemos la comparación del árbol al jus-
to. \ antes que la apliquemos, digamos que es conipa-
LUIS DE LEÓN.
ración recibida y usada en la Sagrada Escritura, decir
que el justo es bien plantado árbol, como se ve en oí
salmo primero (a); y enEsaías, en diversos capítulos los
justos de que florece la Iglesia son significados con
nombres de árboles de géneros diferentes. Porque á la '
verdad, el nacer los árboles y el crecer y dar fruto pa-
rece negocio que viene todo del cielo, y cosa no hecha
por los árboles, sino que la hacen en ellos con pequeña
ayuda del los y por orden y eficacia de otros; que es '
muy conforme y semejante á lo que en el negocio de la
virtud acontece. Y ni solo en el nacer y florecer y dar
fruto tienen semejanza con los justos los árboles , mas '
tambiefi en el resistir á lo adverso y en el mejorarse
con la dureza del hierro, y con él siendo heridos y cor-
tados, tornar á renacer de nuevo mejores, como dice
Bildad aquí, de quien parece haber hurtado Hora-
cio (6) aquesta comparación en el mismo propósito (e),
porque compara lo generoso de la virtud, que enfla-
quecida de cien maneras, nunca se rinde, á una car-
rasca dura entre peñas nacida, que cuanto mas la des-
mochan y cortan, tanto con mas fuerza se repara y re-
nueva; y dice de esta manera:
Bien como la ñudosa
Carrasca en alto monte desmochada
Coa liaclia poderosa ,
Que de ese mismo hierro que es cortada.
Cobra vigor y fuerzas, renovada.
Porque es ansí que, como el hierro limpia al árbol de
las ramas viejas é inútiles que le gastaban el jugo sin
fruto, y deja libre la raíz para que le emplee en otros ra-
mos nuevos demás hermosura y provecho; ansí la fir-
meza de la virtud no se ofende de que la dureza de la
adversidad le cercene lo que está fuera della, y no le
sirve sino de distraerla y de ponerla en peligro , antes
se alegra con este daño y se esfuerza mas y descubre
sus bienes. Porque lo bien plantado no teme estos ca-
sos. Y los escogidos, los cuales son de este linaje de
plantas, como san Pablo escribe (J), en todos son prós-
peros, y caídos crecen, y abatidos se empinan, y dester-
rados son sei'íores,y captivos son libres; y ninguna cosa
les es mas natural que cojeando en estas cosas visibles,
estoes, hallándose faltos y menesterosos dellas y afligi-
dos del mundo, luchar á brazo partido con Dios, como
de Jacob se lee (e) con el ángel, estoes, abrazar áDios
en sí, y hollando el suelo traspasar hasta el cielo, y seño-
rearse del con los deseos del ánimo. Pues de esla ver-
dad, que ni el justo es vencido ni el malo prevalece, como
ni el junco permanece ni el árbol bien gobernado se se-
ca, Bildad, por no considerar en qué tiempo ó de qué
bienes se entiende, colige falsa conclusión , afirmando
que los buenos siempre florecen en esta vida, y los ma-
los, al contrario, descrecen siempre; no siendo ansí;
porque la felicidad de los buenos es verdadera, y aques-
tos bienes de la tierra son falsos, y por la misma razón
mas convenientes para que sean posesión de los malos
(a) Ps. 1, 3. (í) Ilorac, lib. iv ; Car., od. iv.
(c) E\ mismo pensamiento exiircsó el maestro fray Luis de
León en la empresa que colocó á la fronte de sus libros con este
lema : Ab ijiso ferro. Véase fray Basilio Püucc, Cü el lomo I de
los sermones de Cuaresma, pág. Si.
[d) II, Cor., 4. (£) Gen., 32.
EXPOSICIÓN DEL
é hipócritas, cuyo bien es fingido; por lo cual es justo, '
si han de ser dichosos , lo sean , no en '^la substancia y
verdad, sino en la sobrehaz y apariencia. Y ni mas ni
menos debemos entender lo que añade:
20 « Ves, Dios no desecha perfecto ni trabará ma-
no de malos. » Que es verdad, cuanto á los bienes ver-
daderos del alma , que Dios ni privará dellos al bueno
ni los entregará al malo jamás; pero cuanto á los del
cuerpo y de la fortuna, que son bienes falseados y que
tienen sola la vislumbre y la apariencia de bienes, no
lo es en ninguna manera; antes por la mayor parte es
corto en ellos y como escatimado con los suyos Dios,
y largo y liberal con los malos. Mas dicho ansi sin mas
detención, y refiriéndolo al tiempo postrero, es verda-
dera sentencia que Dios ni desprecia al perfecto, ó co-
mo podemos también decir , no aborrece al perfecto ,
porque es imposible que desdiga la regla de lo que es-
tá bien reglado : «Ni trabará mano de malos,» ni para
hacer amistad con ellos, ni para dar firmeza ni buenos
sucesos á sus intentos perdidos. Y ansí como decimos
trabará, podemos decir desforzará ó fortificará». Por-
que Dios, aunque permite que el malo fiorezca en esta
vida y se prospere , pero sus intentos malos y los de-
signios de su vanidad, y los consejos y los medios por
donde camina á su bien, no los alienta ni esfuerza ni
aspira á ellos con su favor particular y secreto, ni me-
nos los defiende por defuera ni los justifica; y por esta
causa siempre á la fin desfallecen, y como edificio mal
fundado, vienen con ruido á la tierra. Que, como por el
Sabio es escrito (a): «La esperanza del pecador como
flueco de cardo, que e! viento le lleva, y como espuma
flaca, que la esparce la tempestad, y como humo, que se
desvanece y esparce en el aire, y como la memoria del
huésped de un dia, que pasa.» Porque, dejados de Dios,
á quien desobedecen y ofenden, apoyan sus intentos en
sí, que es apoyo de carne, y por la misma causa corrup-
tible y flaquísimo; y ansí, queda confuso y es en la Es-
critura maldito el que en él se confia. Maldito, dice (6) ,
que pone su brazo y su fuerza en la carne. » Mas
dice:
21 «Hasta que se hincha de risa tu boca, y tus labios
de jubilación.» Falta algo , que se ha de añadir en esta
manera : Y porque Dios no desprecia al perfecto , y
porque él, aunque le cerquen los trabajos y le cercenen,
reverdece como bien plantado árbol y se renueva y me-
jora; por eso concluyo que si tú fueras dellos, no te
dejara Dios como te deja, antes perseverara contigo
hasta darte perfecto gozo. Y dicelo por figura de risa y
de boca; porque cuando del pecho sale la alegría á la
cara, y se hinche de risa la boca , y en la lengua no
suenan sino voces de gozo, entonces el contentamien-
to es entero y colmado. Y con este rodeo dice que si
Job hubiera perseverado en ser bueno , Dios no sola-
. mente le conservara en la felicidad que tenia, mas le
confirmara también en el buen estado della misma ;
esto es, no solóle mantuviera en el ser dichoso y feliz,
mas le libertara del temor de ser desdichado. Porque el
feliz receloso es feliz miserable, y es muy aguado su
gozo, y la risa no le hinche la boca; y porque los ene-
migos son los que de ordinario derruecan los hombres,
(o) Sap., 5, 1» (b) Jerem., 17, v. 5.
LIBRO DE JOB. 339
y Bildad decía á Job que si bueno fuera, ni caido hu-
biera ni tuviera temor de caer , dice bien lo que añade :
22 «Quien te aborreciere, vestirá desprecio, y tien-
da de malos no ella.» Como diciendo : Tan seguro vi-
vieras, tan firme en tu estado, que no te derrocara del
ninguna violencia enemiga. Bien pudieran, dice, tus ad-
versarios descubrir sus dañados ánimos para contigo,
bien pudieran hacer prueba contra ti de todas sus fuer-
zas; mas tú quedaras no dañado y alegre, y ellos «vis-
tieran desprecio», esto es, quedaran rodeados de con-
fusión y de afrenta, que siempre viene cuando uno no
sale con loque mucho pretende. Y lo que dice, «y
tienda de malos no ella,» es el remate de todo aques-
te discurso, y es aquello en que finalmente Bildad se
resume. Como si mas claro dijera: Pero es por demás,
y cuanto hablo es hablar en el aire ; el caso es que tú
eras malo, y ansí era forzoso que feneciese tu casa, y
que tu felicidad pereciese. Tienda llama la casa, por-
que los de aquella tierra vivían movedizos y en tiendas;
y por la casa entienda el estado y las riquezas y la fa-
milia y la prosperidad do la vida, que, como Bildad di-
ce, en los malos viene «á no ella», esto es, viene á no
ser del todo. Porque Dios los destruye tan de raíz , que
no solo perecen ellos en sí, mas también en sus co^as
todas perecen; y la pestilencia de sus costumbres, que
los trujo á la muerte, queda como pegada en to lo cuan-
to fué dellos: en los bienes que poseyeron, en los hijos
que engendraron, y aun en las paredes adonde hicieron
morada ; y ansí , poco á poco lo corrompe todo y des-
truye, y derruecales Dios la casa y siémbrasela de sal,
porque le fueron traidores. O por decir verdad , no
quiere dejarles ni aun esa memoria; y ansí, dice Bildai
« no ella», y no dice, y no á ellos, porque pudiera de-
jarla, y no á ellos, esto es, no para su provecho ni hon-
ra, sino para su afrenta é infamia. Pero á la fin ni aun
ese les deja, asolándolo todo y borrándolos de nuestras
memorias; porquees justísimo que sepulte sempiter-
namente el olvido á los que, presumiendo en sí mismos,
no tuvieron de Dios acuerdo; á quien miran, á quien
buscan y de quien viven todas las cosas.
CAPITULO IX.
AnCL'MKNTO.
Responde Job á Bildad. Conücsa que es Dios jitsfo, y dice gran-
des cosas de su saber y poder ; mas , con ser nios justo , está
firme en decir que él no ha pecado conforme á lo que padece,
y encarece lo que padece por nueva manera.
i Y respondió Jol) y dijo :
2 De cierlo conozco que es ansí; ¿y cómo se justlQ-
cará varón con üios?
o Si le pl;>ciera entrar en baraja con él, no le respon-
der.í (Je mi! uno.
4 Sabio de corazón y fuerte de fuerza, ¿quién se en-
dureció contra él y quedó en paz?
5 Arranca montes, y no supieron que los trastornó con
furor.
6 Estremece tierra de lugar suyo, y sus colunas se es-
pantarán.
7 Dice al sol , y no nacerá , sobre estrellas pondrá
sello.
8 Extiende cielos él solo , y huella sobre las alturas del
mar.
9 Hace siete estrellas, Orion y Cabrillas , y retraimien-
tos del ábrego.
340
OBRAS DE FRAY LUIS DE LEÓN.
10 ll.icc gniulezas basta que no pesquisa,) maravillas
liasl;i ijue no oiioiito.
11 Vois, vendrá sobre mi y no veré, pasará y no lo
cnloiKÍeré
i-2 Pregnnlará,¿y quién se la volverá? ó ¿quién le dirá:
Qué es lo que liaccs?
iZ Dios, á cuvo furor resiste nadie, debajo del opre-
sos los ajioyos del mundo.
14 ;.(".uanio mas responderle yo, y razonar de pensado
con él ?
•lo Que si justo fuere, responderé; rogaré al que me
juzga.
ÍG Si llamare y me respondiere, no creeré que escu-
cha mi voz.
17 Que con tempestad me quebrantará, y amontonará
mis heridas sin causa.
18 No me deja tomar aliento, mas hartóme de amar-
guras.
19 Si para fuerte, fuerte él; si para juicio, ¿quién ates-
tiguará por mí?
20 Si me justificare, mi boca me condenará; entero yo,
y torcorénie.
21 Sencillo yo, y no lo conoce mi alma, aborreceré mi
vida.
22 Uno es ello, y por tanto digo, perfecto y malo ellos
consume.
23 Si azota, mate súbito, de prueba do buenos no es-
carnezca.
24 Tierra es dada en mano de impío, faces de sus jue-
ces cubre; si no adó él, ¿quién él?
2a Mis días se aligeraron mas que correo; huyeron, no
vieron bien.
26 Pasaron como naves de fruta, como águila que vue-
la á comida.
27 Si me digo, olvidaréme de mi querella, mudo mi
rostro, y el dolor se me esfuerza.
25 Temo todas mis obras, sé que no me perdonarás.
29 Pues si ansí soy malo, ¿para qué me trabajaré en
vano?
50 Aunque me lave con aguas de nieve, y alimpie con
limpieza mis palmas,
51 entonces en el lodazar me ensuciarás, y aborre-
cerme han mis paños.
52 Porque no es varón como yo, que le responda y que
vengamos á una ajuicio.
33 iNo hay entre nos razonador que ponga su mano
entre ambos nos.
.14 .\p;irlc de mi su vara, y su miedo no me turbe.
3j Hablaré sin temor, que yo ansí no coniigo.
E.XPLICACION.
i ((Y re^pondiíj Job y dijo. » Respondo aquí Job á
Burlad, que en su razonamieiiio Iialiiii dicho dos cosas:
una, que D.'os es justo, y ansí no quita su justicia á
nin;.'uno ni ie hace agravios; olra, que si él lo iiuhicra
sido, nutica viniera á ni¡^;cria. Y probólo con las seme-
janzas del junco, que de suyo se seca, y del árbol bien
plantado, que maltratado crece, y arrancado se renue-
va; y como dicho habernos, deducía de la primera aques-
ta segunda, en lo cual so engañaíja; porque se com-
padecía bien con ser Dios juslo, Job no iiaI)or pecado y
esiar puesto en trabajos. Pues responde á lo [irinicro
Job agora, y confiesa que es juslo Dios, y tan justo, que
comparado con él, lo es ninguno, no solo porque es
menor que él sin ninguna comparación, sino también
porque examinándolos él, hallará imperfecciones en to-
dos ; y como en la luz del ^o\ las pequeñas molas se pa-
recen, f¡ue fuera del no se vian, ausi en los ojos y pre-
sencia de aquella luz infinita se descubren todas nues-
tras fallas, por"pec]üerias que sean. Y por eso dice desta
manera:
2 <iDe cierto conozco que es así , ¿y cómo se justifica-
rá varen con Dios?») Que es como hacer se suele dispu-
tando en la escuela , conceder el que responde loque
propuso el que argüía para inferir lo que quiere, y ha-
biéndolo concedido, negar lo que dello colige. Pues di-
ce que confiesa ser justo Dios y no torcer el juicio (que
es lo que Bildad presupuso) , y dice que todos los que
Dios juzgare y condenare por malos, convencerá que lo
son, sin que pueda nadie mostrar ni defender lo con-
trario. Que esto llama aquí justificarse, conviene á sa-
ber, mostrarse justo y libre de culpa en lo que Dios le
acusa y se la pone. Ansí que, Job lo concede, mas de
concederle no se sigue, como habemos dicho y habre-
mos forzosamente de decir muchas veces, ser Job ma-
lo; ni para sustentar esta, verdad de la justicia divina
es necesario poner en Job milicia y pecado con ñilse-
dad y mentira. Ansí que, concéilele á Bildad Job el pre-
supuesto primero, y niégale calladamente lo que dello
pretende ; y no solo le concede la primera proposición,
sino confírmala él y engrandécela con razones nuevas.
Y dice:
3 ((Si le placiere barajar con él, no le responfíerá de
mil uno:» esto es, si alguno se atreviere á trabar plei-
to con Dios y á defenderse de los cargos que le pusiere,
á mil no responderá uno. En que quiere decir, no que
so defenderá de alguno, y de muchos no se defenderá ;
sino que á ningano, por mucliosquesean, sabrá respon-
der, porque serán verdaderos todos y justificados. Y
añade :
4 «Sabio de corazón y fuerte de fuerza, ¿quién se lo
opuso y quedó en paz?» Como diciendo que hay dos
caminos por donde los acusados se libran : ó con vio-
lencia, que'jrantando la cárcel y leyes, ó por juicio, mos-
trando con razón su inocencia; y que ambos se los toma
Dios, á quién él hace cargo y acusa. Porque contra Dios
no hay violencia que valga, porque es fuerte , ni aviso
ó saber que disculpe, porque es sabio mas que ninguno.
Y ansí dice: El atrevido que se le opusiere, 6 según otra
letra, que se le endureciere, esto es, que acusándole
Dios, no se conociere luego y se le rindiere, sino presu-
miere de hacerle cara y de cutir con él, defendiéndose,
no tendrá paz, esto es, no conseguirá su deseo; y de-
más desto, perderá la vana opinión que de sí y de su
inocencia tenia, y su misma conciencia se levantará
contra él y le hará contina guerra, sin dejarle parte
de bien ni de reposo. Y en confirmación desle poder
grande de Dios, refiere por hermosa manera algunas de
las cosas que puede, y dice :
5 «Trasmuda montes, y no supieron que los (rastor-
nó con su furor.» Lo que decimos trasmuda, en el ori-
ginal es arranca; y ansi, dice que á los montes (que son
las parles mas firmes y menos mudables de la tierra)
los arranca cuando le place, y los pasa de un lugar á
olro. «Y no supieron , dice, que los trastornó con su
furor;» que lo entendemos en dos diferentes maneras.
«No supieron,» esto es, los que vieron el movimiento y
caidadelos montes no supieron la causa della, que es
declarar mas lo que Dios puede; como diciendo que
EXPOSICIÓN DEL
los mueve y trastorna si le place, sin ayudarse para elle '
del concurso de la naturaleza; y ansí, no hallan causa I
de ello los que lo miran, ni saben cómo ni de qué mane- i
rase hizo. O de otra manera, (¡no supieron,') esto es,
los mismos montes no lo entendieron ; que es forma
de decir bien usada para declararla presteza con que
alguna cosa se hace ; como en nuestra lengua decimos,
en un cerrar y abrir de ojos, sin ser oido ni visto, sin ver
de dónde ni cómo. Pues dice, para mayor demostración
de lo que Dios puede, que trastorna los montes, y que
no gasta tiempo en trastornarlos, ni usa de algún arti-
ficio de máquinas, sino con suma facilidad, en un abrir
de ojo , sin que sepáis cómo ni de qué manera, en un
punto. Y esto es entendiendo aquí los montes con pro-
piedad. Que si queremos decir metáfora, en que los mon-
tes, según el uso de la Escritura, son los grandes y ios
ricos hombres del mundo , dice maravillosamente bien
que los arranca Dios y los trastorna , y ellos no saben
que les viene de Dios aquel azote, parte por la ignoran-
cia y desacuerdo grande que de Dios tienen los tales
(que , como en la prosperidad no le respetan, ansí tam-
bién, por justo juicio suyo, en la adversidad y caída no
le reconocen), y parte porque ordinariamente derrueca
Dios aquestas cabezas, sin parecer que pone él en ellas
su mano , y ciertamente sin hacer prueba de su ex-
traordinario poder, sino con eso mismo que en el co-
mún curso de las cosas sucede, y sin sacarlas de madre;
y las mas veces lo hace con sus mismos consejos y he-
chos dellos, y con lo que se pertrechan y piensan valer,
haciendo Dios azote delio que los atormente y máquina
que los derrueque por tierra. El uno viene á caer por
el amigo que favoreció sin justicia; el otro sus mismas
riquezas que allegó codicioso para su defensa le entre-
gan al poder de la envidia; el otro, que llegaba sin opo-
sición á la cumbre, halló en el alto grado donde subía,
quien le enviase deshecho al suelo. Porque no es honra
de Dios luchar á brazo partido con sus enemigos ni
salir a! campo con ellos, ni seria gran valentía vencer-
los por sí solo quien les hace tantas ventajas ; dalos á
sus esclavos, á ellos mismos y á sus pasiones ; con sus
obras dellos los deshace, y con sus apoyos los derriba, y
con sus armas mismas los vence ; y ansí , vense heri-
dos, y no saben de dónde les vino el golpe , y derrue-
calos Dios, y no ven contra si otras manos enemigas si-
no las suyas. Mas dice :
6 «Estremece tierra de lugar suyo, y sus colunas se
espantarán.» Va acrecentando lo dicho. No solo, dice,
trastorna los montes, sino estremece á la tierra toda,
«y pone espanto á sus colunas, » que es decir, á sus fun-
damentos, para significar que los hace temblar; por-
que quien se espanta tiembla. ¥ aun es mas lo que
añade :
7 «Dice al sol, y no nacerá, y sobre estrellas pondrá
sello;» como diciendo: No solo trastorna la tierra, sino
también pone ley al cielo. «Dice al sol,» estoes, man-
da al sol que no amanezca, y no sale; y si quiere, qui-
ta á las estrellas su luz,
8 «Y extiende cielos el solo, y huella sóbrelas altu-
ras del mar;» que es decir que lo puede todo, y lo hin-
che y también lo cria y sustenta todo. Y ansí dice :
9 «Hizo Arcturo y Orion y Cabrillas y re'.raimientos
LIBRO DE JOB. 341
del ábrego;» que cierto es, si cría el cíelo, cría tam-
bién la tierra , que es menos que el cielo , y nace y se
gobierna del en cierta manera, y por eso se contentó
con decir lo primero. Y no carece de consideración á la
región ''-; donde espira el mediodía llamarla «retrai-
mientos del ábrego», esto es, llamarla retraimiento y
cámara secreta, que ansí lo significa la palabra en su
origen. Porque á la verdad, en la figura de esfera que
tenemos los que en esta parte del mundo vivimos, siem-
pre se nos descubre el oriente y septentrión y ponien-
te, la parte austral y de mediodía se encubre. Demás
de que aquellas tierras australes que están debajo y de
la otra parte de la equinocial, han sido tierras encubier-
tas y no sabidas, y tenidas por inacesibles hasta la edad
de nuestros agüelos, en que las naves de España las des-
cubrieron. Y ansí, llama bien retrete y apartamiento á
la casa del ábrego y á las estrellas australes del otro
polo, de quien por la misma razón dice también el
poeta {a) :
Que cnanto se levanta el cielo alzado
Encima los alcázares rífeos ,
Tanto se va su mundo recostado
Hacia el ábrego y Libra y los guineos.
Aqueste quicio vemos ensalzado,
Debajo de los pies aquel , los feos
Y hondos infernales, el cerbero
Leve, y del negro lago el mal barquero-
Aquí va dando vueltas la serpiente
Grandísima, á manera de un gran rio.
Por entre las dos Osas reluciente.
Las Osas, que en la mar nunca el pié frió
Lanzaron ; mas allí continamente
Qu'es calma , dicen , todo y estantío 1
En noche profundisima espesando
Lo escuro las tinieblas y engrosando.
Y finalmente concluye:
10 «Hace grandezas hasta que no pesquisa, y mara-
villas hasta que no cuento;» esío es, mas y mayores de
lo que pensar ó contar se puede. Y pruébalo encontl-
nente, diciendo :
il «Veis, pasará delante de mí, ynoveré, pasará, y
no le entenderé. » Como si dijese: Tan cierio es que
e.xceden á toda cuenta las maravillas que Dios hace,
que eso mismo que hace delante de nuestros ojos, las
obras suyas que traemos entre las manos no las enten-
demos ni podemos saber. Pasará , dice , delante de
mí,» esto es, lo que pasa y anda delante de mí, las co-
sas que hace en mi presencia, con verlas , no las veo,
porque no las alcanzo ni entiendo. Y ansí
12 «Preguntará, y ¿quién le responderá? ó ¿quién
le dirá: Qué es lo que haces? Preguntará, dice , esto
es, y si él ó otro por él nos pregunta qué es ó por qué
es eso mismo que vemos, no habrá quien le pueda dar
razón , ni quien le diga qué es lo que hace ó por qué
fin y causa lo hace. Mas el original aquí dice desfa ma-
nera: «Arrebatará, ¿quién le hace tornar? ó ¿quién le
dirá: Qué es lo que haces?» Que es otro argumento con
que prueba el mucho poder que Dios tiene , diciendo
que lo que prende una vez no lo suel la, ni hayquienpue-
da hacer que lo suelte, ni con fuerza ni con razones.
Arrebatará, dice, esto es, si arrebatare alguna cosa y
la tomare en las manos , ó sea por hacerla bien ó para
(a) Georgic, l, v. 240.
342
OBRAS DE FRAY LUIS DE LEÓN.
ejecutar su castigo , ¿ quién hará que torne á soltarla? |
Quién puede sacársela de las manos por fuerza ó decir-
le: uQué es lo que haces,» y pedirle esta cuenta? De
lo que loma y allega á sí para bien , dice Cristo en el :
Evangelio (a): «Nadie los sacará de mis manos;» délo ;
que prendo para castigo, es lo de (Oseas) profeta, que ;
dice (6) (hablando de los de su pueblo bajo de la seme- |
janza de una mujer adúltera: «Y varón no la sacará de
mi mano»). Y da luego la causa: ¡
13 (iDios, á cuyo furor ninguno resiste, opresos Je- ¡
bajo del los que apoyan el mundo;» ó como dice el i
hebreo : «No reporta furor suyo.» Que es decir: Nadie ¡
es parle con Dios para que deje lo que una vez prende, j
porque no teme á nadie de manera que le reporte, que |
debajo de sus pies tiene hollados y vencidos á los que I
mas pueden; que llama «apoyos del mundo» á los que
le gobiernan y rigen, y á los poderosos en él, que al pié
de la letra en el original son llamados «ayudadores ó
fortalecedores de soberbia»; porque la soberbia y el
apetito de la excelencia e.\cesivo es propio vícíq de los
grandes del mundo. Porque no solo son soberbios ellos
en sí, mas también ponen en estima y en admiración
con su manera de vivir esta secta de vida, y hacen que
sea amada con ardor y seguida y buscada aun por ca-
minos vedados la grandeza y pujanza. Dice :
14 «¿Cuánto mas responderle yo, y razonar de pen-
sado con él?» A esta conclusión ordenó todo lo que ha
dicho hasta agora ; porque dice desta manera: Pues si
Dios es tan sabio y poderoso come decia , si arranca
los montes y estremece la tierra, y pone velo á las es-
trellas y al sol; si lo crió todo y lo gobierna y visita,
si presente se encubre y claro se escurece, si no suelta
lo que afierra, y sino enfrenasu ira por miedo, ni esti-
ma á los que en el mundo son de temer, antes los opri-
me y los pisa, ¿quién soy yo para ponerme con él á
razones, ni para hacerle rostro y querer, en contra-
dicion suya, salir con la m¡a?
15 «Que (como dice luego) si justo fuere, no res-
ponderé, rogaré al queme juzga;» esto es, por mas jus-
to que sea, enmudeceré puesto delante, y no tendré ni
ánimoni saber paramasde, tendidoá sus pies, apiadar-
me con él, como el original dice , que es procurar mo-
verle á piedad con lastimeras significaciones y voces.
Por manera qvie Job, en lo que hasta aquí dice, desen-
gaña á sus amigos de dos cosas que entendían del fal-
samente, por no h;il)or advertido bien á sus dichos.
Que á la veriladdcoirleaíirmar quenoerapena deculpa
su azote, coligieron ellos con engaño dos cosas : una,
que tenia á Dios por injusto , pues se dei'endia por no
culpado á sí mismo; olra, que presumía de tomarse con
él á manos y ponerle pleito sobre su causa ; y Job ni
lo uno ni lo otro decia, ni de lo que dicho había se po-
día bien inferir. Porque sin ser Diosinjus'.o, podía él ser
inocente y afligido ; y el tenerse por tal no era igua-
larse con Dios ni presumir en tola de juicio vencerle.
Y ansí Job, visln lo mal que sus amigos entendían sus
dichos y el error en que oslaban, los saca del aquí con
palabras clarísimas. Que, como visto habemos , en el
principio dijo: «De cierto conozco qnc es así, y que no
se justificará varón con Dios; » en que le confiesa ser
(9) Joan., IG, T. 22. {b¡ Ose., 2, T. 10.
justo, y cuanto á esto loí saca de engaño; y después aña-
dió que no quería ponerse en disputa con él ni com-
petir en razones, y declara la causa, diciendo lo que del
poiler y saber de Dios sentía para persuadirles mas su
sentido. Y ansí, repitió y extendió muciio esta parle,
en la cual todavía insiste, y añade:
16 «Si llamare y me respondiere, no creeré que es-
cucha mi voz.» Que es decir cuan entendido tiene que
ninguno puede barajar con Dios, como él dice; que por
ser la diferencia y el exceso tan grande, si le llama á
pleito, ó no le responderá si quisiere, ole responderá de
manera que le turbe yatruene. Y dice: Cuando porotra
via no, á lo menos por lo que padezco lo sé; ó dice :
Porque me tiene de manera agora, que apenas á mí
mismo me entiendo. Porque
17 « Con tempestad me quebrantó , y amontonó mis
heridas sin causa.»
18 «No me deja tomar aliento, mas hártame de
amarguras.» Las cuales palabras aunque en el original
suenan lo por venir, mas tienen fuerza y significación
de lo presente acerca de los que lo entienden. Pues
dice que «con tempestad !e quebrantó ó maceó», que
es mas conforme á su origen; para declarar, no solo la
grandeza del mal, sino también la presteza y furia
grande conque vino sobre él. Que como en la tempes-
tad de verano, cuando el aírese turba, el cielo se escu-
rece de súbito, y juntamente el viento brama y el fue-
go reluce y el trueno se oye, y el rayo y la agua y el
granizo, amontonados cayendo, redoblan con increible
priesa sus golpes ; ansí á Job sin pensar le cogió el remo-
lino de la fortuna, y le alzó y abatió con fiereza y prie-a,
de manera que se alcanzaban unas á otras las malas
nuevas. Y esto mismo declara, diciendo que «amonlonó
sus heridas»; en que, no soiamente dice haber sido mu-
chas, sino haber caído con apresuramiento unas sobre
otras. Y por la misma causa añade que no le «deja to-
mar aliento ni respirar»; no le deja, porque el mal no
da vado. Y dice que le «hartó de amarguras»; es decir,
se las da en abundancia, y le embute el pecho deltas, y
si se puede decir, le rellena. O si queremos guardar el
sonido de las palabras , diremos de esta manera : que
aunque Dios salga á la causa, cuando el hombre de-
lante del quisiere volver por sí mismo, no por eso, se-
gún dice Job, se asegure ni fie, ni píense que por(jue
comenzó á oír, le oirá siempre, conservándose en la hu-
manidad y llaneza primera, porque volverá la hoja en
un momento, y como torbellino le turbará y lloverá
miserias sobre él. Y ansí concluye, y prosigue :
19 «Si para fuerza, fuerte él, y si para juicio , ¿quién
me atestiguará?» Como diciendo: De manera que si
quiero tomarme á fuerzas con él , ya veis como es fuer-
te, y si quiero entrar en juicio, ¿quién osará ser mi
abogado ó testigo? Y dice «fuerte él», y no dice mas
fuerte ni muy fuerte, por(]ue fuera decir mucho me-
nos; porque fuerte, ansí dicho, es tanto como el que
solo es fuerte , ó la fortaleza en sí misma. Mas porque
dijo ¿quién será mi abogado? decláralo y acreciénla-
lo luego, diciendo:
20 «Sí me justificare, mi boca me condenará, ente-
ro yo, y torccráme.» Que es decir que su boca mis-
ma en osle juicio no saldrá á ííu defensa, cuanto me-
EXPOSICIÓN DEL
nos otro ninguno; porque enmudecerá, si Dios quiere,
y aun hará que hable contra sí mismo; y por mas dere-
cho que sea , se tendrá por torcido , como Dios quiera
representarle apuradamente, que es ser criatura. Y di-
ce al mismo propósito:
21 «Sencillo yo, y no lo conoce mí alma,» esto es, y
hará que no lo conozca mí alma; «aborreceré ó repro-
baré mí vida,)) porque me la pondrá aborrescible en
mis ojos, Y añade :
22 «Uno ello, y por tanto digo, perfecto y malo él
los consume.» En que, habiendo sacado á sus amigos
de error, y mostrádoles que no dice él lo que presumen
ellos que dice, les manifiesta agora lo que él ha dicho y
querido siempre decir, y es, que por afligir Dios á uno
y deshacerlo , no se ha de argüir con certeza que es pe-
cador y malo el afligido. Porque Dios en esta vida, se-
gún las secretas firmas de su providencia, envía cala-
midades á veces sobre los buenos y á veces sobre los
malos ; y ansí , lo que en la vida sucede al hombre de
miseria ó felicidad no hace argumento contra la virtud,
ni por ella , como Salomón dice (a) , « no sabe el hom-
bre si merece ser amado ó aborrecido , antes todo se
reserva para lo porvenir; y la causa es, porque les su-
cede aquí de una misma manera al justo y al malo , al
limpio y al torpe , al religioso que ofrece sacrificios y al
que los menosprecia; como al justo así al pecador, co-
mo el que perjura , ansí el que dice verdad. » Pues di-
ce: «Uno ello,» estoes, todo va por un igual. O es me-
jor, «uno ello,» esto es, una cosa es la que yo digo, ó
yo no digo lo que vosotros pensáis ; solamente digo y
afirmo «que Dios á buenos y á malos aflige» ; de don-
de, aunque no lo especifica , se infiere que no por ser
afligido ha de ser tenido por malo, Y porque hizo
mención de su azote, y ve la ocasión que del sus ami-
gos toman para escarnecerle y juzgar mal de su vida,
diviértese á decir algo desto, y añade:
23 «Si azota, mate súbito; de paciencia de buenos
no escarnezca. » Digo , dice , que azota Dios á malos
y á buenos , y pluguiera á él que mi azote fuera súbita
muerte y que me acabara de un golpe ; porque conser-
vándome herido y miserable en la vida, se da ocasión á
que estos escarnezcan de mi inocencia, y á que ten-
gan por pena de culpa lo que es prueba de virtud y
paciencia. «No escarnezca , dice , de paciencia de bue-
nos,» esto es, no haga escarnecer dando ocasión para
ello. El original á la letra: «A prueba de buenos es-
carnece;» que leyéndose como pregunta, sale á un mis-
mo sentido. Y aun en lo primero se diferencia tam-
bién, porque dice: «Si azote matara súbito;» que al-
gunos lo declaran así: Sí la pena que Dios envía es
azote de malos, es azote que mata, porque dicen que á
los malos cuando Dios aquí los azota, no es con azo-
te largo , sino corto y que quita luego la vida ; mas
en las aflicciones queenvia á los buenos escarnece, que
es decir alárgalas , y aunque le ruegan que las aligere
ó las quite , no los oye , y en cierta manera se ríe y se
burla, como quien sabe el bien que con ellas les hace.
De arte que Job, porque dijo que Dios aflige al bueno y
al malo, diga ahora que los aflige por diferente mane-
ra, al uno acabándole, y al otro deteniéndole en los
(o) Eccles., 9, Y. 1 y 2.
LIBRO DE JOB. 343
trabajos, para con esto ensoñar á sus amigos que no
juzguen á bulto, sino que diierencien las maneras de
azotes y penas. Mas esto que el original suena á la le-
tra se reduce bien á lo que entendió nuestro intér-
prete; porque lo que dice matará con voz de futuro,
tiene muchas veces en aquella lengua fuerza y signi-
ficación de deseo ; y ansí , vale lo mismo que mate ó
pluguiésele á él que matase. Prosigue:
24 «Tierra es dada en mano de impío, faces de sus
jueces cubre, si no adó él, ¿quién él?» Que se puede en-
tender en diferentes maneras. Y la primera es: Ha dicho
que aflige Dios á malos y buenos, y que así, de ser afli-
gido no se sigue ser malo ; añade ahora á esto y dice que
va tan lejos de verdad argüir los pecados del hombre de
la adversidad que padece , que acontece muchas veces
los peores ser los mas prósperos, porque dice: ¿Nunca
habréis visto que algún malo y perdido se enseñorea de
todo, de manera que parece que Dios se la da, y los hom-
bres no se lo estorban , como se vio en Ciro, en Nabuco-
donosor, en Antíoco y en otros muchos ejemplos? «La
tierra es dada, dice, en mano del impío;» esto es, Dios
muchas veces consiente que sean felices los malos y
que se enseñoreen de los otros. «Y cubre faces de jue-
ces ;» porque parece que los jueces , cuyo oficio es des-
hacer los agravios y oponerse á los malos , para con
estos están ciegos, que ó no advierten á lo mal que ha-
cen , ó no quieren tenerles la rienda ; y dice mas: Si al-
guno lo niega, pregunto, si Dios no es , ¿quién es el
que se lo concede y permite? O digamos de otra y se-
gunda manera. Había dicho que tuviera por bueno que
su azote fuera morir súbito, porque el durar en tanta
miseria no les fuera causa de mal juicio y de mofa á estos
amigos; porque dice: La malignidad reina, y tolo es
juzgar lo peor; y los que por el mayor saber que tienen
habían de ser verdaderos jueces, estos están ciegos tam-
bién , y sobre todos reina y á todos ciega el engaño , ó
mostradme á quién no. «La tierra es dada en mano del
impío.» Pone al vicioso por el vicio mismo, que es de-
cir que la impiedad y malignidad se enseñorea , con-
forme á lo que dice san Juan (6): «Todo el mundo es-
tá puesto en maldad, y las faces de sus jueces cubre;»
como diciendo que se extiende esta malicia aun híista
los sabios, que de razón han de ser los justos esümado-
resde las cosas. «Y sí no adó él, ¿quién él?» Ydíce : Si
no es así lo que digo, dadme siquiera uno que juzgue
con verdad; ¿quién es ó adonde se hallará? Dando en
esto á entender que, pues los presentes, con ser amigos
y sabios, se engañan y le interpretan tan mal y le con-
denan por malo, délo que, si juzgaran bien, pudieran
tenerle por bueno, no se puede ya esperar de ningu-
no; que todo es malicia cuanto en el mundo reina, y
juzgar lo peor. Y ansí, como cansado desús engañosos
juicios, y casi desesperando la enmienda, déjalos á ellos
y vuélvese á sí y á su miseria , y laméntase della, di-
ciendo :
25 «Mis días se aligeraron, mas que correo huyeron,
no vieron bien.» En que lo primero dice la priesa con
que su vida vuela ; y no su vida , que pues deseaba la
muerte, no contara esto por malo, sino lo feliz y apa-
cible della. «Mis días,» dice, esto es, mis buenos dias
[a] I , Joan., o, v. 10.
314 OBRAS DE FRAY
«se aligeraron,» tomaron alas y volaron ((mas que cor- i
reo», no iiubo en ellos cosa eslable ni de peso ni que fir- '
me permaneciese. Que á la verdad, en llegando el tiempo I
del trabajo, toda la felicidad pasada, aunque larga, pa- i
rece haber pasado en un soplo, y la experiencia del do^or i
presente borra de la memoria y hace que no parezca lo ;
que ya se gozó. Dos cosas dice que pasaron en posta i
y que huyeron : y en lo primero, el breve tiempo, y en :
io segundo, en ese tiempo lo poco que se goza este bien, ¡
Porque no solamente es breve su posesión , mas es ¡
aguado su gozo, ó apenas es gozo, porque en el mis- I
mo tiempo que se posee, se mezcla el temor de perder- !
lo, que quita el gozo, y ansi de veras no se posee ; y por !
eso dice que huye , porque al echarle la mano se va por ¡
entre los dedos. Y encarece esto mismo por compara- |
cion de dos cosa^, y dice : ' ¡
26 (1 Pasaron como navios de fruta, como dgnila que |
vuela á comida.» Lo que decimos ((navios de fruta»,
otros trasladan ((de deseo», otros ((de cosarios», que
el original hace lugar para todo; y aun oíros lo dejan
en su mismo soni.lo, y dicen ((navios de Ebeb», afir-
mando que es nombre de una cierta provincia, cuyos
navios son mas veleros que otros. Y á la verdad, todos !
los sentidos pretenden lo mismo. Porque decir (¡navios
de desíío» es significarlos con deseo del puerto adó ca-
minan á remo y vela, y los de cosarios son muy vele-
ros también para alcanzar y huir, y menos se sufre ser
tardos los que caríran de fruta , y la misma ligereza se
denota en el águila que vuela á la presa , y no sola-
mente ligereza en el paso, sino afición grande de lle-
gar al paradero. Porijue los bienes de esta vida, no solo
es'.án poco con nosotros, sino parece que gustan de de-
jarnos y que apetecen el mudar dueños, y aborrecen el
asiento; que por esa causa los llaman de íbrtuna, y á la
f(jrtuna la [)onen en rueda, de cuya propia inclinación
es nunca estar queda ; que como á la figura cuadrada le
es natural el asiento, ansí á la circular el movimiento
le es propio. Mas dice :
27 ((Si me digo , olvidaréme de mi querella , mudo
mi rostro, y el dolor se esfuerza.» Falta algo que se
debe entender para juntar con lo dicho lo que ahora di-
ce. Decia que se le pasaron como en un soplo los dias
buenos ; eso , dice agora , no podré decir de los mise-
rables y malos, que duran y cada dia mas se esfuerzan,
y si quiero valerme contra ellos con animarme y con-
solarme, se r.^doblan. I'orquesi digo: Olvidartíme de mis
quei ellas; esto es, si digo: Quierocallar ahora un poco,
y no quejarme, y divirlitjudome á otra cosa, no pensar
tanto en mis males; y dsi mudo mi rostro», esto es, y
si me compongo esforzáuilome y sereno el semblante, el
dolor de'.enido cobra mas fuerza y se encrudece mas; y
ansí, con el remedio no se disminuye, sino antes crece
el lormenio. Mas el ori^^ínal dice ansí : ((Si me digo,
olvidaré mi querella, dejaré mis iras, esforzaréme;» si
esto hago, ¿qué es lo que entonces sucede? ¿Qué? lo
que luego se sigue :
28 ((Temo todas mis obras, 6 todas mis miserias, como
otros trasladan; sé que no me perdonarás.» Esto es, si
me quiero esforzar y disimular mi miseria, el temor me
derriba luego, y con la larga experiencia que de mis
males tengo, me ¡;ersuado que cuanto hiciere me será
LUIS DE LEÓN.
mas tormento , y que los medios de alivio se me conver-
tirán en dolor y pena; y así, no espero mejoría. Que eso
llama Job perdón , alzar Dios su azote del y restituirle
á su estado. Y por eso añade y prosigue :
29 {(Pues si ansí soy malo, ¿para queme trabajo en
vano? ((ó como dice á la letra : oSi yo me condeno, ¿pa-
ra qué me trabajaré en vano? Que es como quien dice :
Y pues yo no espero bonanza ni venir á mejor estado,
y mi experiencia me condena á conlina miseria, ¿para
qué pondré trabajo en consolarme, pues no es posible
valerme? Para qué haré del esforzado, si el esfuerzo no
mitiga el azote? Que donde no hay remedio, el poner
medios es negocio perdido. Que son razo.ies proprias
estas todas de ánimos opresos con diferentes y conlinas
miserias , porque con el con tino padecer hace coaio há-
bito el mal en alma, que asentándose en ella, desiierra
della todas las esperanzas alegres. Y dice mas:
30 ((.\unque me lave con aguas de nieve y alimpie
con limpieza mis palmas.»
31 ((Entonces en el lodazar me enlodarás, y aborre-
cerme han mis vestidos;» que es confirmación de la
firmeza de su miseria, y razón de la desconfianza que
tiene. Porque dice: Está el mal tan de reposo en mí,
y ha Dios lOmado mi castigo y mis azotes lan de propó-
sito, que aunque me apure como la nieve, y la limpie-
za misma me alimpie, seré para cuanto á esto como si
fuera muy sucio. Y estriba aquí en lo que siempre di-
ce de su inocencia; porque es como si secretamente ar-
guyese: Si este azote mió fuera por culpa, acabárase
con reducirme á justicia ; mas, como Diosaqui no mira
á pecado mió ninguno, ansí, aunque me apure y justi-
fique mas, no por eso alzará la mano. Imperlincnle es
para lo que Dios aquí pretende, que yo me abone y
santifique. El lia puesto sobre mí su mano, y no por mi
culpa , sino por los fines que él se sabe ; como Señor
que lo puede , insiste en herirme , no lo alzará. Aun-
que me torne nieve y limpieza, me azota y azotará co-
mo si fuese lodo y abominación. Y responde con esto
bien al consejo que le dan sus amigos , de reconocer su
pecado y pedir perdón á Dios del ; y estriba también en
que , como decia arriba , nadie se puede poner con Dios
en razones. Y ansí dice: Mi mal es firme, y yo no espero
remedio; porque si me confieso por culpailo, yo me con-
deno, y si me condeno, trabajo en vano, ponjue habré
de ser castigado. Si me defiendo y sí vuelvo por mí y
me pongo á razones con él, si tomare la nieve para la-
varme y alegare por mi causa á la misma inocencia , él
me mostrará, si quiere, mas sucio que el cieno, y me
pondrá tal , que mis vestiduras y yo mismo huya de
mí. Y da la razón:
32 ((Porque no es varón como yo, que le responda y
que vengamos á una á juicio.» Porque, dice, no es mi
igual para volvérsela como me la dijere, ni para hacer
que esté á derecho comígo , ni hay quien con autori-
dad sobre ambos asista y que con igualdad nos presida.
Y por eso dice:
33 ((No hay entre nos razonador que ponga su mano
entre ambos.» Y añade:
34 ((Aparte de mí su vara, y su miedo no me turbe.
3o ((Hablaré y no temblaré, que yo ansí no comi-
go.» Con que declara su sentido Job de lo que decia al
EXPOSICIÓN DEL
principio , que ninguno podía trabar pleito con Dios ni j
entrar en juicio. Porque, como ahora se ve, no quiso de- j
cir en ello que estaba la imposibilidad en su culpa, que
no la confiesa ni se tiene por merecedor de lo que pa-
dece, sino en lo mucho que Dios sabe y puede, con que
larazon humanase turba, y queda como sin juicio quien
con él en semejantes cuentas se pone. Y ansí, diceago-
ra que , estando él turbado y herido tan gravemente
por Dios, y viéndole sobre si de contino espantable y
riguroso, pierde las mientes y enmudece, y si va á ha-
blar, dice uno por otro. «Aparte, dice, de mí su vara,»
esto es, el azote, y déjeme tornar sobre mí; «su mie-
do no me turbe,» esto es , y no se me ponga siempre de-
lante terrible (que por una parte el dolor .de las llagas
lleva á sí el sentido que se babia de ocupar en meditar
la defensa, y por otra el temor y temblor enajenad jui-
cio); que si esto hace, «hablaré y no temeré;» tendré,
dice, ánimo para hablar, y no será todo temblar. «Que
yo ansí no comigo, esto es, no estoy en mi estando de
esta manera. «Mas tras esto crece el dolor en Job, y se
encrudece de arte, que con su grandeza vence al temor
que al azote tenia; y sin respecto á que se podrá agra-
var, despliega la lengua, y dice á Dios lo que en el ca-
pítulo siguiente se escribe.
CAPITULO X.
ARGU.MENT0.
Prosigue Job quejándose, y vupUo á Dios, querellase con él, y
pídele que mitigue su ira y le deje respirar siquiera un poco, y
dice :
1 Enfadada mi alma de mi vida, dejaré sobre mi mi
querella, hablaré en amargura de mi alma.
2 Diré al Señor: No me condenes, fazme saber por qué
barajas com igo.
5 ¿Si bueno áli que me oprimas y repruebes Irahajode
tus palmas, y sobre consejo de malos resplandezcas?
i ¿Si ojos de carne a ti, y si ves como es el ver de los
Lombres?
5 ¿Si como dias de hombre tus dias, si tus años como
años de varón,
6 Que pesquises mi maldad é inquieras mi pecado?
7 Con saber tú que no he hecho maldad y no hay quien
de mano tuya me desafierre.
8 Tus manos me Gguraron y me ficieron á la redonda,
¿y desfacerme has?
9 Miémbrate ahora que como lodo me feciste, y que
al polvo me farás tornar.
10 ¿Por ventura no me vaciaste como leche y me cua-
jaste como queso?
11 De cuero y carne me vestiste y con huesos y nervios
me compusiste.
12 Vidas y merced hiciste comigo, y tu providencia
guardó mi espíritu.
Í5 Esto guardaste en tu corazón , supe que esto con-
tigo.
li Si pequé, guardármelo has, y de mi delito no me
limpias.
15 Si malvado fui, guay de mí, y si justo fui, no levan-
taré cabeza, harto de afrenta ; mira mi aflicción.
16 Por la soberbia como león vinieses á mí, y revol-
vieses, y maravilloso fueses en mi.
17 Renovases tus testigos contra mi , y se acrecentase
tu saña comigo.
18 Y ¿por qué me sacaste del vientre? Espirara, y ojo
no me viera.
LIBRO DE JOB. 3Í5
19 Como si nunca fuera, hubiera sido del vientre lle-
vado á la sepultura.
20 ¿Por ventura no son poco mis dias? Afloja de mi, y
plañiré un poco.
21 Antes que vaya, y no vuelva á tierra de tiniebla y
de sombra de muerte,
22 Tierra de miseria y tinieblas sombra de muerte; no
orden, sino horror sempiterno.
EXPLICACIÓN.
Decía Job en el fin del pasado que alzase su mano
Dios y que hablaría, porque no alzándola él , por una
parte el dolor presente , y por otra el miedo del que le
venia, le turban el juicio y la lengua; mas, como decía-
mos, creció el dolor tanto en este punto, y el despecho
con él, que soltando la lengua, comenzó á hablar sin
respeto de lo que antes temía. Y ansí dijo :
1 «Enfadada mi alma de mi vida, dejaré sobre mí mí
querella, hablaré en amargura de mí alma. » Que es co-
mo sí dijera : Mas yo ¿qué temo? Aborrecida la vida
tengo, hablaré, y venga el mal que viniere. «Enfadada
mi alma de mi vida,» esto es, enojada, ó como es la fuer-
za de la palabra original, melida en pleito y en contien-
da con eüa. Porque su alma, esto es, su razón y deseo,
juzga y apetece que se acabe la vida, y la vida no quie-
re acabarse, el apetito tiene por bueno el morir, y la vi-
da rehuye la muerte, desea en parte el crecimiento del
mal, porque fenezca mas presto, y la vida teme el nuevo
dolor, y con miedo del, quiere poner freno á la lengua;
mas en esta contienda vence el enojo al miedo y el en-
fado al temor, y determínase de hablar sin respetos. Y
dice : «Dejaré sobre mí mi querella, hablaré en amar-
gura de mí ;» esto es, querellarme quiero con libertad,
venga sobre mí lo que viniere; hablaré de mí aunque
me amargue. Y pénelo en obra luego, y añade :
2 «Y diré al Soi'ior : No me condenes, fazme saber
porqué barajas comigo. » Diré, dice, y dicelo, y lo que
dice á Dios es que no le condene, entiende sin hacerle
primero cargo y sin oírle. Y poroso añade : «Fazme sa-
ber por qué barajas comigo. » Barajar es contender con
enojo, y mostrábase enojado Dios contra Job en los azo-
tes que sobre él descargaba ; y aunque no le hablaba,
con las obras al parecer le reñía, y en cierta manera
parecía condenarle y no oirle. Y ansí, en pedirle que no
le condene, le dice que no haga con él lo que hace, y
que sí le castiga como á malo, le muestre primero su
mal y le convenza ; porque lo demás tiene apariencia
de violencia, cosa ajena de Dios. Por do dice :
3 « ¿Si bueno á tí que me oprimas, que repruebes tra -
bajo de tus palmas, y sobre consejo de malos resplan-
dezcas?» «Si bueno á tí,» estoes, ¿por ventura es co-
sa que os eslá bien ó que dice bien con la verdad que
de vuestra justicia y bondad se pregona, «que me opri-
mas »? No dice que me castigues, que el castigo de los
malos muy bien dice con Dios y con su justicia; mas
dice «que me oprimas», porque el oprimir, y la pala-
bra original á quien responde, dice una violencia pode-
rosa y sin ley, que no admite razón ni derecho, y que
lo huella todo y queda sobre ello como señora absoluta.
Pues esto dice ser de Dios ajeno, ansí ello como lo que
dello se sigue, y él luego declara que son estas dos co-
sas : una, que deshace sin causa su obra y lo mismo que
346 OBRAS DE FRAY
él hizo; ofra, que favorece en ello la opinión de los ma- :
los. Y veamos la liierza de ambas , cómo nacen de la ;
primera y cómo son ajenas de Dios. Y cuanto á lo pri- ;
mero, Dios no oprime á nadie en esta manera, ni se !
guia en cosa ninguna por antojo , porque su voluntad !
es la rectitud misma. Mas si fuese ansi, que oprimiese i
á alguno por antojo y sin propósito , seria deshacerle ,
sin causa, y por la misma razón seria destruir lo que
hizo sin tener por qué , y seria dar mala cuenta de su
obra, y haria una cosa muy vana; en lo cual se encon-
traría, por una parte con su providencia, que endereza
á buen lin todas las cosas, y por otra con su bondad in-
finita , que de conlino está dando de sí ser y vida á las
mismas. Porque ¿quién , que muy desbaratado no sea,
hace y deshace sin orden? Y en lo segundo que dice,
del favor que toman de su azote los malos , no siendo
manifiesta su culpa, está claro que cuando el tenido por
bueno es tratado con aspereza, los malos juzgan mal de
la virtud y se afirman en lo que siempre tienen asen-
lado en su pecho, que el ser bueno es negocio de bur-
la ; y no creen que paga su culpa, sino que por ser ton-
to en ser virtuoso padece, y ellos mismos le abonan y se
hacen de su inocencia testigos, porque cuanto mas bue-
no pareciere, tanto mas se averigüe que el serlo es inú-
til , que es su parecer y juicio. Y por esto pide Job á
Dios que, pues le castiga, haga maniíiesla la causa que
él no sabe y á Dios no puede escondérsele, y que saque
á luz sus pecados, ansí como sus azotes son públicos,
para que á lo menos los malos conozcan, si es castiga-
do, que es malo, y que el vicio es padre de los desastres
y la miéma calamidad y miseria, y por el mismo caso
no se conlcnlen de sí mismos , ni tengan por acertada
su elección y consejo , que es condenar el de Dios con
gran menoscabo de la honra que se Te debe. El cual
menoscabo sentía Job mas que su azote proprio, porque
traía á Dios en su alma. Porque es como natural á los
justos en las cosas que les suceden , si a!guna de ellas
redunda ó puede redundar en injuria de Dios ó en que
sientan dól no como deben los hombres sentirlo mas que
su trabajo mismo, por intolerable que sea. Vese esto
cuando en el monte, airado Dios por la idolatría del pue-
blo, decia á Moisen que le destruiría si le dejase, y Moi-
sen le suplicó no lo hiciese, por lo que tocaba á su hon-
ra ; en q\ie se conoce que no miró tanto al daño del
pueblo, ni á la muerte de sus deudos y amigos, ni á la
calamidad de lauta gente miserable coiíio en él conocía,
cuanto á lo que podrían pensar de Dios los enemigos
suyos y los que de lejos lo mirasen, diciendo que fué
poderoso Dios para sacarlos de Egipto, y no lo fué para
ponerlos en la posesión de su tierra, y quo por encubrir
su flaqueza , para quitarles la vida buscó achaques de
enojo, y esto solo se le puso á aquel santo dolante. Pues
ansí Job aquí siente mucho que se favorezcan los malos
de su azote para desestimar la virtud y sentir de Dios
menos bien; y desea y pide por lo qucla honra divina
padece, que ó alce el azote, ó le publiiiue á él por cul-
pado, sí lo es y lo ignora. Y dice que « resplandece so-
bre él consejo de malos », para decir que le favorece y
saca de toda deuda , según la propríedad do esta len-
gua, en la cual el favor de Dios se tiombra con palabras
de luz, y su disfavor con escuridad y liuieblas, lomán-
LUIS DE LEÓN.
dolo de lo que acontece en los liombres, en quien el que
favorece á otro se le descubre y demuestra y se pone
á su lado, y el que su favor niega se encubre y ascon-
de. Dice David en el salmo 6G : « Haz resplandecer su
rostro sobre nosotros,» pidiendo á Dios su favor; y en
otra parte (salmo 43) : «El resplandor de su rostro los
salvó. » Mas vamos á lo que después de esto se sigue.
Dice:
4 (( ¿Si ojos de carne á tí, y si ves como es el ver de
los hombres?» Como pedia á Dios que le hiciese cargo
de sus maldades por los respectos que he dicho, dicele
agora que luego y sin mas dilación puede hacerlo, pues
lodo le es manifiesto. Que en los hombres al cargo an-
tecede la pesquisa y la información ó visita que se ha-
ce primero, porque sin ella los jueces no tienen nolicia,
y ansí han menester tiempo los hombres ; mas en Dios
no es así, porque ni es como ellos, ni conoce como ellos
conocen. Y del conocimiento dice : «Si ojos de carne á
tí;» y declárase con lo que añade, «¿y si ves cómo es
el ver de los hombres? En que preguntando niega, y co-
mo dudando, afirma que ni ve ni conoce como los hom-
bres conocen. Y cuanto al ser por la misma manera:
5 « Si como días de hombres tus dias , si tus anos
como años de varón ;» y pone luego por qué lo dice, aña-
diendo :
6 "¿Que pesquises mi maldad é inquieras mi peca-
do?» Como si dijese : ¿Eres por ventura hombre, ó co-
noces como los hombres conocen , que te sean necesa-
rios para venir en noticia de mis culpas los dichos y
deposiciones ajenas, haciendo inquisición y pesquisa?
Mas, pues por tí lo sabes todo, dime, Señor, ¿por qué te
detienes? Manifiéstame que soy pecador si lo soy. Pero
dice :
7 «Con saber tú que no he Iieclio maldad, y no hay
quien de lu mano me desafierre.» Que es decir: Mas
por demás es pedir que me acuses, que me hagas car-
go , que publiques mis males , que por tí, sin que los
pesquises, los conoces; porque bien sabes que no los hay,
y ansí, excusada cosa es pedir que me culpes. Inocen-
te soy ; mas si lu voluntad no lo acaba contigo, nin-
guno será poderoso para que alces de mí tu mano ni
para que mitigues lu azote. Prosigue :
8 «Tus manos me figuraron y me ficieron del lodo
y á la redonda, ¿y dcsíacerme has?» Porque nombró la
mono airada de Dios, y dijo que no era para desafer-
rarle dolía poderoso ninguno, acuérdase que esa misma
mano le hizo, y acuérdase que le fué piadosa la que se
le muestra cruel agora, y dadora de vida y de bienes la
que pone agora en él dolores y males ; y ansí, saca dc-
11o razón nueva con que persuade á Dios que del se
apiade. Porque dice : Pues esa misma mano. Señor, que
tan aferrado me tiene agora para herirme, fué la que
me figuró y formó con artificio y cuidado sumo. Y dice
figuró con significación de particular atención y diligen-
cia, cual es la que pone el que pinta, no en lo (¡ue ras-
guña, sino en lo que figura, que aun se declara mas en
lo que añade : «Y me ficieron á la redonda,» ó como el
Original dice, «del todo;» que es decir: Pues me hicis-
te con tanto cuidado, ¿cómo agora me deshaces de bal-
de? Y aun dice : ¿Y desfacennc has? como os|iantáii-
düsc de cosas que tan mal se responden, como son, ha-
EXPOSICIÓN DEL
cer con diligencia y deshacer eso mismo sin causa,
amar y desamar en un punto ; con que, como dije, per-
suade á Dios de nuevo que se ablande y mitigue, por-
que no es bien que haga él lo que entre sí se compadece
tan mal. Y porque esta razón es de mucha fuerza, por-
que estriba en el querer de Dios no mudable , y en la
condición del verdadero amor, que es constante, insiste
mas en ella Job, y particulariza el amor que le mostró
y los bienes que en él puso eriándole, y dice :
9 « Miérabrate agora que como lodo me feciste , y al
polvo me harás tornar. » En que no dice tanto que le
hizo de barro cuanto que le hizo como barro, esto es,
como se obra y labra el barro, que es materia blanda y
que hacerse no resiste, y que la forma el artífice como
quiere ; que todo demuestra ser obra de Dios el hom-
bre, hecho no como las demás , sino como á otra nin-
guna, con atención y diligencia grandísima; obra en que
puso sus manos y la formó con sus dedos y figuró parte
por parte , como el que labra en barro y forma y perfi-
ciona con estudio y curiosidad los vasos que hace. Y
ansí, en el libro de la creación Moisen mostró bien esta
diferencia ; porque en la obra de las demás criaturas,
como allí dice (a), no puso Dios mas de su voz y man-
dado, diciendo: «Hágase la luz,» y luego fué hecha; mas
en la compostura del hombre puso él mismo las manos;
porque escribe del así (6) : «Y fabricó Dios al hombre
del lodo de la tierra, é hispiró en él espíritu de vida.»
Adonde lo que digo fabricó, en el original es la palabra
propia de la obra del que labra en el barro, i)ara que
por ella entendiésemos el cuidado y la diligencia cu-
riosa con que hizo esta obra. Y porque dijo barro,
acuérdase que ha de tornar á la tierra , y diviértese á
ello; y torna luego y añade :
10 « ¿Por ventura no me vaciaste como leche y me
cuajaste como queso?» que pertenece á la manera co-
mo el cuerpo se engendra. Y dícelo para mostrar la
particular providencia de que Dios usa, ansien la cua-
lidad de la materia como en la manera como se figura
en el vientre. Y prosigue :
i\ (íDe cuero y carne me veslisle, y con huesos y
nervios me compusiste.» El original dice : «Y con hue-
sos y nervios me cubijaste.» Porque el cuerpo, á quien
los huesos y nervios componen , cubre al alma de quien
habla, y de quien luego dice :
12 (iVida y merced hiciste comigo, y tu providencia
guardó mi espíritu. » Vida es el alma, que es fuente de
vida, y merced llama á los dones que pone Dios en ella
y el bien que le inspira; y lo que dice, (( y tu providen-
cia guardó mi espíritu,» se entiende de ambas mane-
ras, ó guardando el alma para que no peque, ó conser-
vando la vida y aliento del cuerpo para que no muera;
que es sin duda argumento de providencia grandísima,
una vida tan flaca como la humana es, en cuerpo que-
bradizo y tan débil , entre tantas ocasiones para que-
brarse como se ofrecen todos los dias y horas , perse-
verar por tantos años entera. Mas dice : ,
13 « Esto guardas en tu corazón, supe que esto con-
tigo. » Que porque le dijo que se acordase de cómo le
crió y de las mercedes que le hizo eriándole, dícele
ahora que se acuerda de todo esto, y que él sabe que
(oj Gen., 1. {tj Ibid., 2.
LIBRO DE JOB. 347
se acuerda muy bien ; y que sí al parecer le trata co-
mo á cosa aborecida y no suya, en la verdad de su me-
moria está escrito que es suyo. Pero, con todo esto, dice
que no pierde el enojo que en él tiene, y que, aunque
sabe y ve que es hechura suya , se ha con él como si
fuera obra de algún enemigo; y dice que , cuaudo pe-
cado hubiera, se debiera ya desenojar, según es mucho
lo que ha padecido y padece. Y por eso dice :
1 i «Si pequé, guárdasmelo, y de mi delito no me
limpias, n «Si pequé,» dice, esto es, en caso que hu-
biera pecado , con lo que paso pudieras estar ya satis-
fecho, mas guárdasmelo , esto es, ninguna pena mia
hace mella en tu enojo, ni cuanto mal padezco me lim-
pia en tus ojos de culpa, que tienes guardada y entera
an?í en la memoria como en la severidad y continua-
ción del castigo sin pausa. Y ansí, como quiera que me
pregone no hallo remedio; que ni la inocencia me li-
bra de padecer esta pena , ni la que padezco, por mas
que es, me limpia de culpa. Y como luego se sigue :
15 «Si malvado fui , guay de mí, y si me justifiqué,
no levantaré cabeza, harto de afrenta; mira mi aflic-
ción.» Que es decir, si he sido malo, no te satisfaces
con cuanto mal sufro, y si justo soy é inocente, no me
vale para no ser azotado; opreso estoy, ni la pena me
purga, ni la inocencia alza en mí la cabeza. «Harto, di>
ce, estoy de afrenta;» que ansí llama la miseria en que
estaba por el desprecio en que le tenia puesto, y por la
sospecha que en él ponía de culpa. « Mira mi aflicción,»
ó como otra letra dice : «Y de ver mi aflicción. » Mas
creciendo en Job con esta consideración el dolor, ima-
! ginando (como todos los caminos del remedio le esta-
i han tomados) que no, si es mnlo, le limpiará el castigo,
j ni si era bueno, le valia para no ser azotado, con ansia
de que crezca su pena y sus dolores se multipliquen,
porque creciendo le acaben, y acabándole, ellos tambiea
se fenezcan, dice de esta manera :
16 «Y multipliqúense, como león vinieses á mí, y
revolvieses y maravilloso fueses en raí. » Que es decir :
Y ojalá se multiplicase y creciese mas este mal que pa-
dezco, y ojalá tu, Señor, vinieses á mí como león ham-
briento para acabarme , de manera que hicieses mara-
villa y espanto. Dice : «Como león vinieses á mí y re-
volvieses;» que se entiende de dos maneras : ó que vi-
niese sobre él una y muchas veces hasta acabarle, ó
imitando la imagen del león cuando prende , que tiene
la presa en las uñas y vuelve el rostro y los ojos fieros,
así hay quien la quiere, esa misma braveza desea. Y á
esto responde lo que luego añade : «Y fueses maravi-
lloso en mí ,» que quiere decir, espantoso como el león
lo es cuando despedaza la presa. Y prosigue en el mis-
mo propósito :
17 «Renovases tus testigos contra mí, y se acrecen-
tase tu.saña comigo;» ó como otra letra dice, « mudan-
zas y ejército comigo.» «Testigos de Dios» llama las
llagas que tenia y los dolores que padecía, que lo eran
de la saña de Dios para con él ; y también los llama
ansí para declarar su grandeza , que con ella testifica-
ban ser Dios el autor de un tan fiero azote. Y dice :
«Mudanzas y ejército comigo,» y tómalo de lo que en
los asaltos de los lu^^ares en la guerra se usa. Adonde
para esforzar el combale, los sanos suceden á los iieri-
348 OBRAS DE FRAY
do?, y á los cansados los que no han peleado, mudán-
dole; y deica por la misma forma que sus males sin
cesar le combalan, y que sucedan, como en el ejército,
unos á otros, y á los cansados oíros de refresco y ma-
yores, para que entren el fuerte mas presto, esto es,
para que mas presto le deshagan y acaben. Y como di-
ciendo eslo crecía en desear la muerte y en tener en
odio la vida, vase por el hilo de los afectos, y en signi-
ficación de este odio dice lo que se sigue :
18 «¿Y por qué me sacaste del vientre? Espirara y
ojo no me viera. » Y en la misma razón :
19 «('om.o si nunca fuera, hubiera sido del vientre
llevado á la sepultura. » Que la graveza de los trabajos
presentes criaba aborrecimiento de todo lo que era vi-
vir en el pecho santo de Job ; que como la vida era el
sngeto de los dolores, no tenia por bueno ni aun su pri-
mero principio, á lo menos deseaba que se acabara en lle-
gando, y que se encontraran el salir á la luz y el entrar
luego en la huesa. Y dicho esto, muda el afecto y calla
el do'or, y habla el amor de si mismo, diciendo :
20 «¿ Por vontura no son pocos mis dias? Cesa y aflo-
ja de mí, y plañiré un poco. « En que ruega á Dios se
a¡'!aque ya y alce su azote, y le alega para inducirle á
ello una nueva razón. Porque dice : «¿Por ventura no
son pocos mis días?» Que es decir: Pues mi vida es
breve, y lo que de ella falla es muy poco, pues. Señor,
hazme gracia de esto poco que queda, y déjame siquie-
ra en este fin respirar, para morir con juicio libre, do-
liéndoaie de mí y conociéndole á tí. Porque los dolores
intensos llevan á si los sentidos, sin dejarlos libres pa-
ra tratar de otras cosas. Y esloes el «plañir un poco»,
que la letra latina dice, porque la original, en lugar de
plañir, tiene «confortar y esforzar»; en que pide aquel
poco de espacio para tomar fuerza y volver sobre si
antes que fenezca la vida, según lo que añale :
21 «Antes que ande y no vuelva, á tierra de tinie-
bla y sombra de muerte. » Que es, antes que camine á
la muerte camino sin vuelta; porque á esta manera de
vida nunca vuelve el que muere , y á otra ninguna no
puede volver por sus fuerzas. «Y antes, dice, que vaya
á jjcrra de tinieblas y sombra de muerte; » que ansí
nombra la región do sus muertos, conviene á saber, la
sepultura y el limbo. Y repilc lo mismo casi para mo-
ver mas el afecto y dice :
22 «Tierra de miseria y tinieblas, sombra do muer-
te, y no orden, sino horror sempilerno ;» que todas son
cualidades de la sepultura y de los lugares tristes que
lie dicho. Aunque otra letra dice de esta manera : «Tier-
ra de oscuridad como tinichla, iiniebla, y no órdenes,
esclarece comoliniebla;»que es decir : Tierra donde du-
ra la noche siempre y adonde á una tinichla se suce-
de otra Iiniebla luego, que eso es «tinichla, tinichla»;
y no como en esta región, adonde hay órdenes, «sto es,
veces de escuridad y de luz, y adonrlo la noche camina
para la mañana, y se esclarece lo escuro, y lo tenebroso
&e aclara.
LUIS DE LEÓN.
CAPITULO XL
AP.GIMKNTO.
Sofar, el fercpro de los amigos de Job, toma la mano y reprelión-
dele, como los demás, con uspenis palabras; llámale arrogante,
pideá Dios que/le coiifuiula, dice mucho del poderlo de Dios,
y á la fin amonéstale á que haga penitencia, y prométele buena
dicha si la hace.
1 Y respondió Sofar el Naamates, y dijo :
2 ¿Por dicha nniclieduinhre de palabras no oirá, y si
varón de labios se jusliOcará?
o A lí solo mortales enmudecerán, y mofarás, ¿y no
escarnecedor?
4 Y dijiste : Luciente habla mia, y puro fui en ojos
suyos.
5 Y cierto ¿quién diese hablarDios y abrir sus labios
contigo?
G ¿Y hiciese saber á tí secreto de su sabiduría, y que
doblado según ley, y entender que eres castigado mu-
cIjo menos que tu maldad?
7 ¿Quizá escondrijo de Dios hallarás, si hasta fin de
Omnipotente alcanzarás?
8 Mas alto que el cielo, ¿qué farás? Mas profundo que
el infierno, iCómo le conocerás?
9 Loiigura mas que tierra medida suya, y anchura
allende mar.
10 Si atalarey encerrare , y apiñar hiciere, ¿quién le
retraerá?
11 Q lie él conoce mortales de vanidad y ve maldad, ¿ y
no atenderá?
12 Que hombre vano se desvanece, y como pollino
salvaje hombre nacido.
15 Si tú establecieres corazón tuyo, y desplegares áél
palmas luyas.
14 Sí maldad de tus manos la alongares, y no repo-
sare en tu morada iiu'quidad,
13 Entonces alzarás tus faces sin mancilla, serás firme
y no temerás.
16 Y trabajo tuyo olvidarás, como aguas que pasaron
te memhrarás.
17 Y luz de mediodía te lucirá á la tarde, y cuando le
tuvieres por acahado, nacerás como lucero.
18 Confiarás porque hay esperanza, y cavado, dormi-
rás confiado.
19 Y reposarás y no asombrante , y pregonarán tus fa-
ces muchos.
20 Y ojos de malvados consumirán, y guarida perecerá
de ellos, y esperanza suya cuita de alma.
EXPLICACIÓN.
i «Y respondió Sofar el Naamaic^, y dijo. » Toma
la mano Sofar, o!ro de los amigos, y dice lo que los
demás, fundándose en los mismos errores. Dice :
2 «¿Por dicha muchedumbre de palabras no será
reprocliada? Y si varón de labios, ¿se justificará?») Pa-
récele que Job á fuerza de palabras quiere vencer el
pleito y cscurecer la verdad, y por eso dice esto : No
pienses que amontonando palabras nos quilarás la vis-
ta de lo malo que cu ellas encierras, ni imagines qiie
por hablar le has de abonar. «Yaron de labios» quiere
decir parlero y hablador, ó puédese enlcndcr en o'ra
nianera, que diga, lo que es verdad, que quien inuclio
habla siempre yerra, y que ansí Job, hablando mucho,
habia errado también mucho , conviene á saber, en lo
que después en el verso cuarto refiere ; pero lo prime-
ro me parcro mejor.
3 «A ti bolo mortales enmuilcccrán , mofarás, ¿y
EXPOSICIÓN DEL
no escarnecedor?» Nótale de arrogante, y dícele : |
Débete parecer que hablando li'i no ha de haber quien i
hable y te responda, y que puedes mofar de todos sin
que nadie mofe de tí. Mofar aquí es reprender algo de
lo que se dice, y con meneos de rostro y ojos y con so-
nido de voz despreciarlo , que esto quiere decir la pa-
labra original lahag. Prosigue :
4 «Y dijiste : Luciente habla mia, y puro fui en
ojos suyos.» Esto es lo que á Sofar descontentó, y pro-
pónelo para razonar sobre ello. uPuro fui en tus ojos,»
entiende de Dios, porque son las palabras que dijo Job
hablando con Dios, y propónelas Sofar ansí como el las
dijo. Dice :
5 « Y cierto, ¿quién me diese hablar Dios, y abrir
sus labios contigo?» Dice esto ansí por parecerle que
quien dice lo que ha propuesto, ó está muy obstinado
ó muy ciego; y que ansí, sus razones serán flacas para
reducirle, y eficaces solas las de Dios; y por eso desea
que hable él y le diga lo que se sigue.
6 «¿Y que hiciese saber á tí los secretos de sabidu-
ría y que su ley es de muchas maneras, y entendieses
ser castigado mucho menos que es tu maldad?» O como
el original á la letra : « ¿ Y hiciese saber á tí secretos de
sabiduría, y que doblado según ley y entender, que es
á tí Dios allende culpa tuya?» «Secreto de sabiduría,»
esto es , lo secreto de tí , que él entiende y tú mismo no
lo alcanzas ; que quiere decir, tus culpas ocultas , que
huyen de tu vista y están como secretas para tu co-
nocimiento, y descubiertas y claras á los ojos de Dios.
Y de esto nacerá conocer lo que se sigue, esto es,
«que doblado según ley;» como diciendo que, confor-
me á su ley y justicia , y á los secretos y diferentes
respectos della, el mal que padeces es sencillo, ola
mitad menor de lo que ser debía ; que es lo que prin-
cipalmente Sofar probar pretende , conviene á saber,
que Job padece por ser gran pecador, y que sus peca-
dos aun son mayores que el castigo que sufre. Y de-
clárase mas añadiendo : o Y entender que es á tí Dios
allende culpa tuya.» Hase de repetir de arriba la pala- ¡
bra hiciese, de esta manera : Y te hiciese entender !
que es á tí Dios allende culpa tuya ; esto es, como de- \
claró nuestro intérprete, que Dios es piadoso y mise-
ricordioso para tí diferentemente de lo que tú mereces, i
y te castiga mucho menos de lo que tus culpas deman-
dan. Añade : 1
7 «¿Quizá escondrijo de Dios hallarás, si hasta fin i
de Omnipotente alcanzarás?» Que todo es al mismo
propósito de mostrar que Dios sabe y alcanza lo que :
Job no alcanza ; y que ansí como él no sabe lo secreto ¡
que hay en Dios, ansí, por el contrario, Dios ve lo se- j
crelo que hay en él y lo que él mismo no sabe , y todo
á fin de persuadille que tiene culpas , aunque á él le
parezca que no las tiene. Pero aunque es verdad que
el hombre no se entiende á sí mismo, y que pensará á
las veces ser justo y estará reo y culpado , todavía se
engañan mucho estos amigos de Job , y Job tiene me-
jor fundamento para afirmarse inocente que ellos para
porfiar á culparle ; porque él tenia el testimonio de su
conciencia , que aunque algunas veces falta , y aunque
no nos hace ciertos del todo, pero al fin es grande y
valiente argumento ; mas ellos no tenían otra mayor
LIBRO DE JOB. 3i9
razón que los trabajos que padecían, la cual era íl;ica y
engañosa razón , porque de ordinario los justos é ino-
centes y amigos Je Dios son en esla vida los mas tra-
bajados , como dice san Pablo (i , Cor., lo, 19) , « que
si á esla vida miramos , somos los mas miserables de
todos.» Y ansí, aunque todo lo que alega aquí So-
far, ansí de la excelencia de Dios como de la miseria
del hombre, sea manifiesta verdad, pero todo ello va
fuera de lo que se trata, y no prueba su intento, antes
en parte hace argumento de lo contrario ; porque de
ser Dios hondo ea el saber infinilamenle mas de lo que
los hombres alcanzan, se entiende que si da trabajos
no es siempre porque los merecen los trabajados , sino
muchas veces por otros fines justísimos que él se sabe
y nosotros no podemos saber. «¿Hasta fin de Omnipo-
tente alcanzarás?» Fin llama lo último de la perfec-
ción y saber de Dios ; y ansí dice : ¿ Podrás por ven-
tura entender á Dios del lodo perfecta y acabadamen-
te? Dice :
8 «Mas alio que el cielo, ¿qué farás? Mas profun-
do que el iníierao, ¿cómo le conocerás?» O como el
orig nal á la letra ; «Alturas de cielo, ¿qué farás?
Hondura mas que infierno, ¿qué entenderás?» Que
todo viene á un mismo sentido. Porque cuando dice
alturas, hase de añadir ó entender que se añade esta
palabra «vence Dios». Y así dice : Es Dios mas alto que
lo mas alto del cielo; «¿qué farás?» Entiéndese, para
alcanzarle ó llegar á él, morando tú en la tierra y él
sobrepujando los cielos. Añade :
9 «Longura mas que tierra medida suya, y anchu-
ra allende mar. » Todo es lo mismo, dicho por diferen-
tes maneras, y es conforme á lo que David dice en el
salmo cxxxvMi. Pero dice :
10 «Si atalare y encerrare , y apiñar hiciere , ¿quién
le retraerá?» Átala Dios cuando trae á muerte á sus
criaturas , y puédese entender como dicho de lo que en
las obras naturales hace , que en el estío átala , y en el
otoño recoge, y en el invierno hace como juntar la
fuerza y virtud encubierta para que se descubra y brote
en el verano, las cuales obras nadie puede impedirlas.
Pero mejor viene con el juicio universal de los hom-
bres, > á él miró el que habla aquí; porque allí atalará
Dios abrasando el mundo , y encerrará los malos con-
denados, y pondrá juntos los buenos escogidos. Y dice
encerrar en los malos porque estarán presos, y no
dice encerrar en los justos , porque aunque están jun-
tos y en uno , vivirán libres.
i 1 «¿Que él conoce mortales de vanidad y ve mal-
dad, y no atenderá?» Agora se allega mas á su propó-
sito, que es decirle á Job que Dios le conoce y él no se
conoce, y ansí, se engaña mucho en justificarse. «Mor-
tales de vanidad. » Bien dice de vanidad , como posee-
dores de ella, que es decir que viven con ella y la tie-
nen de su cosecha , y es su principal alhaja, ó por me-
jor decir, la señora de la casa toda y la que sola man-
da, y juntó mortales y vanidad, que fué abatir nues-
tra bajeza todo lo posible. La palabra vanidad en el
original es save, que á veces quiere decir vanidad y
á veces falsía y á veces maldad , y todo ello viene bien
aquí , porque todo ello son propias señas del hombre
y cosas que entre sí andan muy hermanadas. « Y ve
350 OBUAS DE FRAY
maldad,') conviene á saber del liombre, «¿y no atende- 1
rá?)) Como si dijese : Y viendo y conociendo esto, ¿se-
ria por ventura justo que no atendiese á ello , y que lo
disimulase y no trújese á juicio? Inferiendo que no se-
ria justo ni á Dios posible , siendo quien es, dejar pa- j
sar por alio las culpas ; que es argumento para cole-
gir que nace de esta justicia y adverlencia de Dios su |
miseria y azote , y que al fin como justo , conociendo- '
le pecador, no quiso que aca.base feliz y próspero co- '.
mo al principio vivia. Mas otra letra dice de esta ma- \
ñera : « Y no se entendiente, y ve al que á sí mismo ■
no se ve, y conoce fil que á sí no se conoce. » Que es j
decírselo á Job, como arriba dijimos. El original á la |
leíra dice : «Y no se enlendiere ;» pero base de su- ¡
plir lo que se calla por propriedad de aquella lengua, i
y decir «y al que no se entendiere», que es lo que ar- '
riba dijo, «y no se entendiente;» porque muclias ve- I
ees la voz del tiempo futuro tiene fuerza de presente, I
y de lo que el arle de la lengua suele llamar participio.
12 «Que bombrc vano se desvanece , y como polli-
no salvaje bombre nacido. » O como otra letra dice :
(( Que bombre vano descorazonado es. » Adonde , por-
que dijo conocer Dios la vanidad de los bombres , se
torna á afirmar en ello, diciendo : «Que bombre vano;»
que vale como decir : Porque todo bombre es vano y
pecador ; que es también á propósito de bacer pecador
á Job, pues lo son todos. Mas en la palabra descorazo-
nado, que puse, bay diferencia; porque la del original,
que es iilabeb, que está en forma de verbo y en figura de
voz pasiva, por haber también Icbab, nombre que signi-
fica el corazón , suena ser privado del corazón , ó serle
quitado ó ser descorazonado , como arriba yo puse. Y
conforme á esta scnlencia puso bien san Jerónimo, que
«se desvanece»; porque el desvanecerse ó el ensober-
becerse los hombres es una falta de corazón ; esto es,
de seso y de peso. Mas otros dicen, por el contrario, que
iilabeb no sea quitar, sino poner corazón y sabor, y
ansí trasladan : « El hombre es ó nace vano , mas será
Iiecbo sáliio.» Mas csla sentencia no viene tan A pelo
en lo que basta aquí se decia y pretendia , que era
monstrar el [toco ser y saber del bombre, y la fulla que
liene en el conocimiento de sí mismo, y ansí, viene
mejor lo primero ; porque decille descorazonado es lla-
marle no advertido, liviano, inconsiderado, que nunca
entra en sí para mirarse, y que siempre anda fuera ó
sobre sí para, desconociéndose, desvanecerse. Y por la
misma razón añade : «Pollino salvaje liombrc nacido;»
esto es, que el hombre nace y es como un pollino sal-
vaje, que es animal brulalísimo, y cuando pollino mas
bruto. Bien es verdad que , si queremos seguir la olra
letra y sentencia, po lemos decir que este verso no se
ase con lo de arriba, sino viene con lo que después del
se sigue, y que es como una sentencia universal de un
parlicular que luego le sucede. Porque en el verso que
viene después de este, amonesta Sofar á Job que se
vuelva á Dios y ordene su corazón con él ; y antes que
se lo d ga dispone agora para decírselo, y liáccie la ca-
ma, como suelen decir, mostrándole que si el hombre,
como ha dicho, nace enfermo do vanidad y pecado,
pero es enfermedad que recibe cura , y la recibirá en
él si quisiere. Porque dice ansí : « El homlre vano, y
LUIS DE LEÓN.
será enseñado ; » como si dijese : Aunque el hombre
es vano'y nace vano, como he dicho, todavía puede
ser enseñado y mejorado por Dios, si quiere, aplicándo-
se á él , dejarse guiar del , porque es animal libre y ca-
paz de doclrina. Y prueba ser así , como arguyendo de
lo mas á lo menos, y de lo mas dificultoso á lo mas fá-
cil, diciendo : «Pollino salvaje hombre será nacido;»
que es decir : El pollino salvaje nacerá bombre , esto
es , se lomará como si naciese hombre con la doclrina
é instrucción. Como si mas claro dijese : Los animales
fierísimos y brutísimos, domados y amaestrados, olvi-
dan su fiereza y toman sentido de bombres en muchas
cosas ; cnanto mas el hombre, que es libre y de cera,
aunque nace vano, sí quiere seguir la enseñanza de
Dios, poilrá arribar á ser bueno y bienaventurado. Y
pues esto es así , añade luego :
13 «Si tú ordenares corazón tuyo , y desplegares á
él tus palmas,» podrás, dice, y tú también, por per-
dido que estés , volver á lo bueno ; y si lo haces, tus
culpas y las penas que padeces por ellas tienen reme-
dio cierto y verdadero. Donde decimos ordenares, la
palabra original significa ordenar y establecer, ende-
rezar y disponer ; y todo ello viene bien aquí , porque
la peniloncia de que se habla endereza el ánimo antes
torcido y le ordena, porque le sujeta á Dios y le dis-
pone á los dones del cielo , y le hace estable y firme
con el propósito de no pecar mas. «Y desplegares á él
tus palmas. » Esto va dicho conforme á la figura con
que los antiguos oraban , que era abiertos los brazos y
volviendo al cielo las palmas descogidas. Mases de ver
la buena orden que Solar guarda , que primero ordena
el corazón, que es la fuente del bien y del mal , y de
allí sale á las muestras de fuera , como lo hace el do-
lor verdadero, que primero se enciende en el corazón,
y del brota á la cara y sale por los ojos , y últimamente
procede á la emienda de la vida. Y por eso se sigue :
14 «Si maldad de tus manos la alongares, y no re-
posare en tu morada iniquidad.» Bien dice « la alonga-
res », porque la verdadera emienda toma muy de atrás
corrida, y corla muy de raíz todas las ocasiones del
mal.
15 «Entonces alzarás tus faces sin mancilla, serás
firme y no temerás.» Pones los bienes de la emienda y
de la buena vida, y el primero es la confianza que de ella
nace para alcanzar de Dios lo que se le pide. Que « al-
zar las faces», aquí lo mismo es que hablar confiada-
mente y, como decimos, sin vergüenza y empacho,
porque con este semblante y rostro hablan los confia-
dos. Y es cosa ordinaria en la lengua en que original-
mente esto se escribe, decir algún semblante del ros-
tro, para decir y dar á entender lo que se suele hacer
ó decir con aquel semblante. «Sin mancilla.» Y por
eso alzará el rostro confiadamente, porque no tendrá
mancilla en el alma que le obligue á esconderle. Mas
dice : « Serás afijado y no temerás ; » que es otro bien
del bueno, no ser movido con temor de los males de
esta vida, y vivir seguro entre los peligros dclla, ansí
por parte del amparo que de Dios tiene y dentro de sí
mismo siente , como por andar como superior sobre
todo lo que aquí se desea , y cuanto ú sí loca, leaerlo
por vano é imiifercnle.
EXPOSICIÓN DEL LIBRO DE JOB.
151
16 «Y entonces trabajo tuyo olvidarás, como aguas
que pasaron te niembrarás.i) Trabajo es el que de pre-
sente padecía ; y viene esto segundo de lo otro prime-
ro, porque es natural el buen suceso presente borrar
de la memoria el mal pasado. Y ansí , le dice que con-
virtiéndose á Dios le sucederá todo tan prósperamente,
que la prosperidad de entonces le pondrá olvido del
mal que pasa agora ; y como el agua ó el rio que corre
en pasando no deja de sí memoria, ansí no dejará en
él ni aun acuerdo de sí el mal que agora le anega. Y
vino á pelo, hablando de trabajos, tomar la compara-
ción del agua ; porque de ordinario en la Escritura con
el nombre del agua se significa el trabajo y calamidad,
conforme á aquello del salmo (o) : «Sálvame, Señor;
que me penetran las aguas hasta lo interior de mi
alma. »
17 «Y luz de mediodía te lucirá á la tarde, y cuan-
do te tuvieres por acabado nacerás como lucero.» O
como dice otra letra : « Sobre luz de mediodía surgirá
tiempo , desfallecerás, como alba serás. » Tiempo, en-
tiéndese tuyo, esto es, el resto de tu vida (y como
tradujo muy bien san Jerónimo, la tarde della, cuando
parece disminuirse la luz) será claro, que quiere decir
feliz y próspero ; que por la luz se significa la prospe-
ridad, como la adversidad por las tinieblas. Por ma-
nera que declara Sofar agora lo que habia dicho algo
escuramente en el verso pasado ; porque dice que á la
Mielta de la vida, y como á la tarde della, cuando sue-
le trocarse la buena dicha en los hombres, y como es-
curecérseles la luz de la salud, alegría y buenos suce-
sos (y en muchos hombres que han vivido lo primero
de su edad descansada y prósperamente , de ordinario
esto postrero, como entremés y fin de tragedia, suele
ser amargo y trabajoso), pues dice que cuando á los
otros suele el sol de la fortuna ponérseles , resplande-
cerá en él como cuando está en medio del cielo y del
dia. Y añade luego en la misma sentencia : «Desfalle-
cerás, como alba serás ; » que es, prosiguiendo en la
misma figura de luz y de dia , decir : A la tarde lucirás
como mediodía , y después de anochecido tornarás á j
amanecer. En que significa una continuación de pros-
peridad, que en un mismo tenor nunca viene á menos
ni tiene fin , sucediéndose siempre un bien á otro bien,
como el mediodía á la mañana ,• y luego otra mañana al
mediodía. Conforme á lo cual, dice Sofar que el bueno
y temeroso de Dios es siempre próspero y va siempre
de bien en mejor, y que su tarde es para mas relu-
cir, y su noche para amanecer de nuevo ; que es ver-
dad ansí en el vigor de la edad , porque al bueno, aun-
que le falte haciéndose viejo, no le falta su buena di-
cha como en los tropiezos de la fortuna, porque se le-
vanta dellos mas prosperado, como también en el fin de
todo, que es la muerte ; porque, si se le pone allí la
vida, es para amanecer otra vez mejor y mas resplan-
deciente. Mas no es de pasar la diferencia de significa-
ciones que el original aquí tiene ; porque lo que aquí
decimos desfallecerás , en el original es thahupha, que
de su primera significación quiere decir volar, y des-
pués relumbrar y escurecer y desfallecer. Lo cual, aun-
que diferente en el parecer, tiene lodo un cierto pa-
(a) Ps. 68.
rentesco enlre sí y nace como de una raíz , que es aque-
llo de que tiene su origen. Porque huph, nombre de
donde al parecer se deriva , quiere decir ala ; y de allí
la palabra que digo significa, lo primero, alear ó volar,
obra propia del ala ; y porque el movimiento que la luz
hace en lo que relumbra con lustres presurosos es se-
mejante al batir de las alas del ave que vuela , por eso
significa también relumbrar y desfallecer , porque el
ave cuando desfallece ó se cansa, en ninguna cosa lo
muestra mas que en el ala , que caida de su natural al
suelo, se le viene á los pies. Y ansí, en nuestra lengua
á los menguados y desfallecidos solemos llamar des-
alados ó de ala caida. Mas porque las aves de ordinario
al caer del dia, mas que en otro tiempo, salen de sus
nidos á volar por el aire, ó porque con las alas cogidas
y puestas cubren y como escurecen su cuerpo , por eso
también significa escurecer ó ennegrecer, como arriba
decíamos. Pues destas cuatro significaciones, las tres,
volar, escurecer y desfallecer, para lo que á este lugar
toca , hacen un mismo sentido , que es el que siguió
san Jerónimo y yo he declarado hasta agora ; que es
decir Sofar á Job que cuando volare entiéndase la
edad, pasando de esta vida á la otra, ó cuando les des-
falleciere la fuerza en la vejez , ó se le escureciere y
ennegreciere el dia de la vida en la muerte (que por
esta causa la nombramos obscura); esto es, cuando
Jos otros se pierden, él se ganará, y cuando los oíros
dan al través, él entrará alegre en el puerto , y final-
mente amanecerá puro y luciente cuando los otros fe-
necen y se apagan para nunca mas relucir. Mas si se-
guimos lo otro, será otro el sentido, y al propósito bien
conforme. Porque dirá : «Relumbrarás, como alba se-
rás.» Que es añadir á lo primero, en que le habia dicho
que seria su prosperidad como luz de mediodía, dicien-
do : Y no pienses por el mediodía que digo, quiero de-
cir que después se inclinará hacia la tarde tu buena
fortuna, recibiendo mengua alguna ó disminuyéndose;
porque ansí digo que « lucirás , como el mediodía re-
lumbrarás», que le aseguro serás como la mañana tam-
bién ; esto es , que tendrá la condición de la mañana
tu buena suerte, y que lucirás como ella luce, subiendo
siempre á mas luz. Por manera que el comparar la
mañana con la felicidad no es en el cuanto de la luz,
sino en el modo de lucir y en el contino crecimiento
della ; porque la luz de la mañana siempre crece , di-
ferente de la tarde , que mengua.
18 «Confiarás, porque hay esperanza, y enterrado,
dormirás confiado; » ó como dice otra letra : «Cavaste,
confiado dormirás. » Por esta manera de hablar signi-
fica Sofar lo que iiay y se espera después de la muerte,
ansí cuanto al ser como cuanto á la memoria; y al jus-
to se dice que hay esperanza, y del malo se niega, co-
mo en los Proverbios se ve ( 14 , 32 , etc. ) ; porque el
justo muere para descansar, y para resucitar después á
mejor vida , mas el malo tornará á vivir para morir la
segunda muerte, que es la verdadera muerte ; el uno
muere para vivir, y el otro muere para mas morir. Pues
después que Sofar dijo lo feliz de la vida del justo, dice
según orden el bien de la muerte. Confiarás, entende-
mos cuando murieres, «porque hay esperanza,» por-
que morirás para vivir muerto y para tornar á vivir en
3o2 OBRAS DE FRAY
es'ado bienaventurado. Y lo que se sigue es lo mismo,
dicho por diferente manera. Dice : «Cavaste, dormirás
confiado. )) El cavaste podemos tomarlo por afuiste ca-
vado^) , esto es, .enterrado , como lo tomó san Jerónimo;
y auií , dice que después de haberle enterrado dormi- \
rá, porque gozará de reposo; y dormirá confiado, por-
que eslará cierto de rcsuciiar para vivir mejor vida. O •
en otra manera, que en el cavaste se encierre unacier- '
ta comparación , y que diga cavaste, esto es, y como i
si Imbie.íes cavado, ó como el que cava y cansado de I
cavar se entrega al sueno , ansí dormirás honda y repo-
sadamente; que es decir que la muerte le será comienzo
do descanso, y no, como á los malos, principio de tor-
mento y miseria. O si queremos decir que cavaste es
como quien dice trabajaste, también vendrá apelo; ;
porque dirá : Y porque trabajaste obrando bien mientras '
vivias, cuando vinieres á dormir en la muerte será con i
gran confianza de reposo. Porque de! bien vivir nace el '
alegre y seguro morir, y las obras de la vida esfuerzan '
al hombre en la muerte, y se van con él como acom- ;
paaándole, como dice san Juan {Apoc, 14, 13) : «Sus
obras los siguen. » Dice mas:
19 «Y reposarás, y no asombrante, y pregarán tus
faces muchos.') Lo pasado pertenecía derechamente á '.
la confianza de la resurrección, esío de agora es pro-
prio del reposo con que descansaban entonces en el
limbo. Y ansí dice : «Y no asombrante,» esto es, y no
Jiabrá ni figuras fieras ni voces temerosas ni golpes '
doloridos que te quiten tu reposo ó le rompan en ma- ;
ñera alguna. «Y pregarán muchos tus faces ; » dícelo I
por la honra y el servicio debido que dan los vivos á ;
los santos después de muertos. Y con esto, pasa á decir :
de los malos, y con ello concluye, y dice así : I
20 «Y ojos de malvados consumirán, y guarida pe- '
recerá dellos, y esperanza suya cuita de alma.» ¿os
ojos en muchos lugares de la Escritura quieren decir
los deseos ; y lo que dice consumirán, en la palabra
original puédese tomar en significación ó activa ó pa-
siva, de manera que diga «serán consutnidos»; y lo
uno y lo otro es verdad, porque los deseos de los malos
son consumidos , porque perecen con la vida, y como
las cosas de que son, ansí ellos también son vanos y ca-
ducos; y también ellos consumen, porque de ordinario
los malos mueren á mano de sus deseos , y el azote de
los que mal aman , las mas veces es eso mismo mal ama-
do, conforme aquello de los Proverbios (o): «Al impío
sus mismas maldades le aprisionan, y es conslreñido i
con los cordeles de sus pecados. Y guarida perecerá j
dellos. » Los malos en esta vida muchas veces tienen |
manida, poro nunca guarida; tienen manida , porque ¡
algunos dellos viven con prosperidad , pero no tienen |
guarida, porque s¡em[ire que los acomete el trabajo y j
la adversidad, los alcanza , quiero decir, los derrueca !
y vence, y ni saben ni fiueden guarecerse. Y en esto, '
como en lo demás, se diferencian notablemente del bue- i
no; porque este, si cae en trabajos, es para levantarse
dellos; mas aquellos caen para caer, esto es, para que-
darse caidos, como dice Salomón (Ij) : «Siete veces cae
el juslo y se levanta, mas los impíos caen de hecho.»
Mas loque se sigue es mucho peor: «Y la esperanzado
(a) Prov., b, V. 22. (i) Prov., U, 10.
LUIS DE LEÓN.
ellos ansia del alma; n porque esto loca á la muerte y
lo que después della les suceile (que los dos males so-
bredichos eran males de vida ). Pues dice « su esperan-
zan, que es loque esperan, ó el mismo esperar; lo que
esperan muertos es eterno ma! , el esperar que tienen
mienlras viven, es temer, temblar, entristecerse y an-
gustiarse. Porque aunque en gozar lo presente los ma-
los se aventajen , pero en echando adelante los ojos, su
esperanza es horror y ansia del alma; y ansí, no espe-
ran , sino temen , y por eso dice que su esperanza es
agonía ó ansia de corazón. Lo cual se dice bien , ó lo
entendamos de lo que se espera, ó del esperar mismo;
porque si decimos de! esperar, sin duda es ansia fiera,
porque es, como dicho habernos, no esperanza, sino
tem!)lor. Y si hablamos de lo esperarlo , con ninguna
palabra se declara mas que llamándolo ansia ó cuita
del corazón ; porque de los dolores que se padecen en
el infierno, el fierísimo es verse los condenados vivos y
muertos, y como si dijésemos, entregados á una muer-
te viva. Esto es decir que con verse , cuanto es de su
parle, há'dlcs para emplear sus sentidos y faculiades
en aquello que es de su gusto, ven que Dios les impi-
de y quita lotaimeníe el emplearse en ello ; y no solo
esto, sino que están forzados á emplearlos en to lo lo
que es su desgusto; y ansí, el ser no les sirve sino
para padecer, y el sentir para sentirse muertos á todas
las obras de vida gustosa. Y este sentir, si le queremos
dar su propio nombre, no es otra cosa sino cuita y ago-
nía y rabia, y como aquí se dice, ansia del alma. Y coa
esto concluye Solar su razonamiento, en que debemos
advertir y enlender que en lo que de los buenos y ma-
los dice, su intento es afirmar que á los buenos les suce-
de en esta vida asi siempre, y á los malos siempre por
el contrario; de que secretamente concluye que Job es
malo, pues es ansí castigado.
CAPITULO XIL
AHCLMENT0.
Respondo Job á Sofar, y con algún mas dcsprci^io que í los ile-
raás amigos, porque se mostró mas arrogante que ellos. Mues-
tra que él no desconoce el poder y saber de Dios grandísimo,
y asi, dice ilél muchas grandezas por hermosa manera ; mas in-
siste siempre en decir que no siempre es pecador el que es
afligido y malhalado.
i Y respondió Job y dijo :
2 Veríhulcraüionte que vosotros pueblo, y con vos-
otros morirá sal)iduria.
o Tainl)ifin á mi corazón como á vosotros, no mengua-
do yo do vos, y ;,á quién no como esas?
<i Quien es reido do su aniiij;o coino vo, liani.Tra á Dios
y oírle lia, porque la sencillez del juslo es puesta en
risa.
5 Hacho despreciado para respectos de reyes, ordenado
para su tiempo.
G Abundarán moradas de rof)adores, y confiadamente
enojan á Dios, que les pnso todas las cosas en las manos.
7 Mas pre},'nnla, yo le ruc^o, á liestias, y te enseñarán,
y á ave dé ciclo, y te lo declarará.
8 O razona con la tierra, y le enseñará, y contarán á tí
peces d(;l mar.
9 ¿Quién no entendió en todos estos que mano de
Dios hi/.o esta?
iO Kn cuya mano alma de todo viviente y espíritu de
toda carne de hombre.
• EXPOSICIÓN DEf
H 6Por dicha oreja no probará palabras, y paladar
manjar gustará?
12 En anciano sabitUiría, y loiigura de días enlendi-
miento.
13 Con él saber y valentía, con él consejo y entendi-
miento.
14 Ves, derrocará y no será ediQcado, cerrará sobre
Lombre y no será abierto.
13 Ves, detendrá las aguas y secaránse , euviarálas
y trastornarán tierra.
16 Con él fortaleza y ley, á él engañado y engañante.
17 Hace ir consejeros despojados , y jueces enton-
tece.
18 Ceñidero de reyes desató, y ató cincho en sus lomos-
19 Hace ir á sacerdotes descompuestos, y á poderosos
destruye.
20 Quita fabla á elocuentes y toma seso á los viejos.
21 Derrama desprecio sobre generosos y levanta á los
oprimidos.
22 Descubre fonduras de escuridad y produjo á luz
sombra de muerte.
2o Multiplica á las gentes y destruyelas, y las destruidas
restituye.
24 Quita corazón de cabezas de pueblo de la tierra, y
descaminólos en yermo sin camino.
25 Palparán tinieblas, y no luz, y fizólos errar como
borracho.
EXPLICACIÓN.
1 «Y respondió Job y dijo. » Responde Job á Sofar
ahora , y respóndele como merecía su demostración ar-
rogante, y dícele así:
2 ((Verdaderamente que vosotros pueblo , y con vos-
otros morirá sabiduría. Parece manera de refrán , como
si dijese : En vosotros está el mundo abreviado , vos-
otros sois los hombres y los sabios, y muertos vosotros,
no habrá mas saber. Y dícelo para que se entienda al
revés, y burla disimuladamente de Sofar, que comen-
zando muy hinchado, y prometiendo de sí mucho, en
cuanto habló nunca supo hablar á propósito. Dice :
3 «También á mi corazón como á vosotros , no men-
guado yo de vos, y ¿á quién no como esas? Aunque os
lo queráis saber todo, (iice, no soy ignorante yo ni de
menos saber que vosotros; y no me alargo, dice, mu-
cho, porque eso que habéis dicho ¿quién no lo sa' e?
Corazón lómase por el saber en la Sagrada Escritura.
«No menguado yo de vos;») conviene ásaber : En ol en-
tendimiento de la sciencia y doctrina no, dice, soy me-
nor que vosotros. ((Y ¿á quién no como esas?» habemos
de añadir, cosas ó palabras, esto es, decir: ¿Quién
lan ignorante, que no alcance eso que dicho habéis? Lo
cual dice, ansí porque era claro, como por ser fuera de
propósi'.o.
4 ((Quien es mofado de su amigo, como yo, llaiiiará
á Dios, y oírle ha, porque la sencillez del justo es pues-
ta en risa.» O traduciendo al pié de la letra : ¡(Reír de
amigo suyo seré yo, llamará á Dios y respondióle, reír
justo sencillo.» En dos cosas pecó Sofar en su razona-
miento: una, que prometió mucho y no habló jamás á
propósito, y á esto pertenece lo que Job ha dicho hasta
agora; otra, que habló con desden y como haciendo es-
carnio, y de esto le reprehende en este verso, diciendo:
«Reír de amigo seré yo. » Baste, dice, que yo soy reír,
esto es, aquel de quien mis amigos se ríen, y he veni-
E.xvi-ii.
LIBRO DE JOB. 3o 3
do á estado que se burlen de mí los que se habían dj
compadecer de mí. Y lo que añade : ((Llamará á Dios
y oírle ha , » si se refiere á la persona de Job míjfada y
burlada de sus amigos, como mi intérprete quiere, en-
tendello h(»mos en esta sentencia, que en pago del agra-
vio que sufre, y como en cambio de que sus amigos le
mofen, Dios abrirá para él sus oidos piadosos y entra-
ñas, y que su injusticia de ellos le ganará entrada y
buena gracia acerca de la misericordia de Dios; porqu'i
siempre es así, que se compadece Dios de los injusta-
mente afligidos, y sus voces oye y ásus querellas pro-
vee. Mas si pertenece esto á ese mismo que mofa, como,
según el rigor de la letra, puede pertenecer, es como si
mas claramente dijese : ¿ Y tendrá cara el que así me
trata , para llamar á Dios en sus necesidades, y podrá
esperar de ser remediado y oído? Que es decir: No le res-
ponderá Dios, ni sé yo con qué cara le podrá pedir pie-
dad para sí el que para mí , caído y amigo , é inocente
y sencillo, tiene tan poca, que me escarnece. De manera
que por tres títulos fué vituperable Sofar: porque burló
de un afligido, que fué de corazón inhumano; porgue
burló de su amigo, que fué de hombre infiel y desleal;
porque burló de un bueno y sencillo, que arguye false-
dad y doblez.
o ((Hacho despreciado para respectos de reyes, orde-
nado para su tiempo;» ó como dice otra letra: («Or^le-
nado para deslizaduras de pié. ((En tra agora en lo proprio
de su causa, y con una semejanza maniOesta defiende
su inocencia , y corta todos los nervios al argumento
que contra él sus amigos hacían , y muestra que es fla-
co y falso su fundamento, porque argumentaban a?í:
A lo 5 buenos les va bien en esta vida , y á los muios
mal ; á tí te va mal , luego eres malo. Pues muestra ser
fabo aquello primero, así en lo que á los buenos toca,
como en lo que toca á los malos. De los malos en el
verso que se sigue , y de los buenos en este. Y dice de
esta manera: que ansí como un hacho de atocha ó una
lea encendida es cosa que los ricos la desprecian , esto
es, que no se precian de alumbrarse con ella (porque
es lumbre de labradores ygente pobre); pues ansí como
un hacho es despreciado y desechado de los ricos , y
es bueno para guiar los pies de noche y en los desliza-
deros y malos pasos; ansí mucbas veces el que es bue-
no y útil vive despreciado y abatido. Y usó bien en este
propósito de cosa que fuese luz ; porque á la verdad el
bueno afligido es gran luz de aviso á los malos para
qi.e se porten y emienden. Porque si el bueno pasa
mal, del malo ¿(jué será? Y esto es cuanto álos buenos.
Y de la postrera parte, que toca á los malos, añade y
dice:
6 ((Abundarán moradas de robadores, confiadamente
enojan á Dios, que les puso todas las cosas en las ma-
nos.» Que es con el ejemplo y como con el dedo mos-
trar ser falso decir que á los malos les va mal en esta
vida. Porque dice : Extiende los ojos , y verás muchos
robadores y logreros ricos, muchos que enojan á Dios
muy confiados, y (lo que era entonces notorio y evi-
dente) muchos idólatras prósperos y felices. Lo cual
íe entiende con mas claridad sí traducimos este paso
ansí como suena !a letra, que es : (( Confianzas á eno-
jadores de Dios, al que trae Dios á su mano. » Porque
23
334 ' OBRAS DE FRAY
los Mólatras son si?nificaf!o?; por fii7uestc rodeo de de-
cir : «E! gue Irae ó el que hace venir á Dios á su ma-
no;» porque adoraban lo que podian traer en las ma-
nos, ó porque hacían que viniese Dios en el leño que
coa las manos formaban, esto es, hacían que el Icno
recibiese semblante y nombre de Dios, figurándole. Pro-
sÍ!-'ue :
7 (.^ías pregunta, yo te ruceo, á bestias, y te en-
sebarán, y ave de cielo, y te lo declarará.))
" 8 (.0 razona con la tierra, y te enseñará, y conta-
Tán á tí peces de mar.»
9 «¿0"'én no entendió en todos estos que manos de
Dios hicieron estas?»
10 üEn cuya mano alma de todo viviente y espíritu
de ;oda carne de hombre.» Ya que mostró ser falso el
"funiiímento de sus amigos, y quitó de su inocencia la
sospechaquesobreeliaponia la calamidad en que estaba,
re?!)onde á lo demás que Sofar argüía de lo mucho que
sabia Dios y podía; y es como si de esta manera dijera :
Yloquedecis, loando áDios, demás de ser imnerlincnte
al propósito, es tan claro, que lo saben los brutos, por-
que las bestias del campo y las aves del cíelo, si las pre-
guntaren, y la misma tierra y la mar y los peces del
os dirán que todo es hechura suya , esto es , de las ma-
nos divinas; y que como Dios lo hizo, ansí lo puede
deshacer cuando y como quisiere , porque en su mano
está la vida y aliento de los animales y de los hombres.
Y porque Sofar conociese que sabia Job no menos que
él de Dios y desús grandezas y hechos, diviértese á
contar alguna parte dellos, y dice :
i i «¿ Por dicha oreja no probará palabras , y pala-
dar manjar gustará?»
12 «En ancianos sabiduría, y longura de días enten-
dimiento.»
d3 «Con él saber y valentía , con él consejo y enten-
dimiento.» Que es, para venir después á decir que Dios
es sabio sobre todo, un ir subiendo poco á poco de lo
menos á lo mas, y refiriendo y como amontonando di-
ferentes co.sas, que cada una en su género es sabia y
avisada, hacer dellas comparación áDios con acrecen-
tamiento y ventaja. Como en esta manera : La oreja sa-
be conocerla palabra, y el paladar es sabio en conocer
el manjar, y los ancianos son muy avisados, y los de
larga edad muy entendidos; mas Dios sobre todos es sa-
bio y lleno de entendimiento y consejo. Y es una ma-
nera de encarecer usada de los poetas, y mas de los que
son mas antiguos, como en Pindaro es claro; que en
la primera canción suya, para engrandecer loando las
Cestas que en su tiempo en Olimpo so hacían, comien-
za subiendo en esta misma manera. Buena, dice, es el
agua en los elementos, y el oro en las riquezas lleva
gra'iílo ventaja, y entre las luces del cielo el sol es el que
preside; mas entre las fiestas, la de Olimpo es sobre
todas, como el sol entre las eílrellaá, (O como tradujo
uno (a) :
El agua es liicn precioso,
Y entre el rico tesoro ,
Como el ardiente fuego en noche escura;
Ansí relumbra el oro ;
(o) El mismo maestro fray Luis de León, libro u ilc las Poc-
Eías, oda ii.
LUIS DE LEÓN.
Mas, alma , si pí sabroso
Cantar de las rnntienilas la ventura,
Ansi como en la altura
No hay rayo mas luciente
Que el sol, que rey del dia
Por todo el yermo cielo se demuestra,
Ansí es mas excelente
La olímpica porfía
De tollas las que canta la voz nuestra;
Donde todoelegante
Ingenio alza la voz, ora cantando
De Il>a y de Saturno el engendrado,
Y juntamente entrando
Al techo de Hicron, alto, preciado.)
Pues por este mismo camino y forma de decir es esto
de agora. Mas es de advertir que de los ancianos dice:
«En los ancianos sabiduría,» y no dice mas; poro de
Dios: «Con Dios sabiduría, y también fortaleza.» Por-
que lo que hay en los hombres es parle y venido de
otra parle ; mas en Dios es el todo, y no recibido de otro,
sino suyo y proprio, y es cosa no apegada en él , sino
que está con él , porque es él mismo y su misma subs-
tancia. Y porque bahía dado sabiduría á los viejos y
gastados ya con los días, y daba á Dios sabiduría tam-
bién, añadió, no sin causa, «también forlalczii,» como
diciendo : Los hombres eso que saben no lo alcanzan
sino á la vejez cuando desfallecen las fuerzas , y no
vienen á ser sabios hasta que vienen á ser enfermos y
flacos; mas Dios es sabio y fuerte juntamente.
i 4 «Yes, derrocará y no será ediíicado, cerrará so-
bre hombre y no será abierto. »
15 «Yes, detendrá las aguas y secarán^e, y envia-
rálas y trastornarán tierra.» Argumento es de sutno po-
der, no poder nadie ni rehacer lo que él deshace ni
deshacer lo que hace. Todo lo que desde aquí hasta el
fin del capítulo dice Job son cosas que se ven por vis-
ta de ojos en muchos casos que cada dia acontecen; y
ansí, pasaremos por ello, sin detenernos sino en los lu-
gares adonde hubiere dificultad.
16 «Con él fortaleza y ley, á él en crañado y engaña-
dor.» Dice que ansi es fuerte, que no hace violencia ni
desigualdad; que es vicio familiar á los poderosos y
fuertes tener por ley sus antojos. Mas Dios lo que quie-
re puede, y es justo tololoquequiere. «A él engañado y
engañador;» conviene á saber, están sujetos á él el que
engaña y es engañado, para dar á entender que nin-
guno hace ni padece mal, que no sea pormiliéndolo
Dios por los fines justos que él sabe.
17 «lince ir consejeros despojados , y jueces enton-
tece.» Despójenlos , entiéndese de -saber y de consejo;
en la cual, nosolo se muestra Dios poderoso, sino tam-
bién muy sabio; pues en caso de saber, no solamente
vence á los dueños de la sabiduría, mas si quiere se la
quita y los deja s'n ella.
18 «Coñidero de reyes desaló, y aló cincho en sus
lomos. » La palabra original, que es nvisnr, en el so-
nido es ceñidero ó ligadura , mas en la significación unas
veces se [lone por el castigo y por las leyes y ordenan-
zas severas que estrechan la vida, y otras por esc mis-
mo que suena; y púnese aquí de ambas maneras. Por-
que, dice que Dios rompe los establecimientos y leyes ri-
gurosas de los tiranos, ó que les quita el ceñidero (que
es, lomando la parle por el todo, el vestido y orna-
EXPOSICIÓN DEI
menlo real), para decir que cuando quiere, abaja á los
inas altos de su trono, y de la silla real los abate á la
cárcel y á la miseria postrera.
19 «Hace ir á sacerdotes descompuesto», y á pode-
rosos destruye.»
20 ((Quila fobla á elocuentes y toma seso á los vie-
jos.» El original dice: «Aparta labios á elocuentes ,» ó
porque los enmudece ó porque delante del es mudo. to-
do el saber y bien decir humano.
2i «Derrama desprecio sobre generosos, y levanta
los oprimidos ,» ó seííun otra letra , «y corazón de fuer-
tes enflaquecerá.» «Derrama, dice, desprecio,» que es
aquello que parecía apartarse dellos mas; y ansí se ve
mas el poder de Dios, pues poneen la alteza bajeza, y
afrenta en la honra, y desprecio en lo generoso y mas
estimado.
22 «Descubre fonduras de escuridad y produjo á luz
sombra de muerte.» «Fonduras de escuridad,» es de-
cir, lo mas bajo y escuro; lo cual hace Dios cuando
saca á luz lo olvidado y pone en lugar alto á los que
el mundo imagina perdidos. «Sombra de muerte» lla-
ma lo que es encarecidamente muy escuro y olvidado,
las muy cerradas tinieblas, que son como un retrato
muy vecino y muy semejante á la muerte.
23 «Multiplica á las gentes y destruyelas, y las des-
truidas restituirá;» ó de otra manera: «Ensanchó gen-
tes y reduciólas.» De donde se entiende que ni el fa-
vor pasado asegura, ni el azote quita la confianza; quie-
ro decir , que ni el favorecido de Dios á los principios
se descuide, asegurándose paralodeade'ante,ni el afli-
gido y azotado desmaye, pensando que siempre ha de
ser azotado.
24 «Quita corazón de cabezas de pueblo de la tier-
ra, y descaminólos en yermo sin camino. » Corazun es
saber y entendimiento. Descaminólos , entiéndese en
la manera que Dios suele hacer ó permitir estas cosas,
que puestas en nosotros tienen figura de culpa ó de
error, que es, no induciéndonos á ellas, sino negándo-
nos por nuestros .deméritos la gracia que para ellas es
necesaria, lo cual propriamente se llama permitir. «Yer-
mo, y no camino,» es comparación disimulada y secre-
ta, cosa muy usada en la Sagrada Escritura. Pues di-
ce que, por permisión de Dios , los que rigen los pue-
blos, por los pecados dellos y de sus súlditos, andan
tan descaminados en su gobierno como el que camina
por tierras despobladas ó yermas, adonde ni hay cami-
no trillado, ni parece viviente que dé nuevas del ó que
guie; que es un encarecimiento de malo y perdido go-
bierno , el mayor que puede decir ; fuera de lo que se
sigue , adonde aun se encarece mas.
2o «Palparán tinieblas, y no luz, y fizólos errar como
borracho ;» que son otras dos comparaciones eficacísi-
mas, dichas brevísímamente para declaración de lo
mismo. Porque ¿quién mas de=at¡narlo que e! que an-
da de noche sin luz y sin noticia del lugar adó anda,
que ya tiende á una parte la mano, yaá otra, y pensan-
do asir lo que busca, abraza el aire, y creyendo que va
derecho, va al revés, y vuelve atrás cuando piensa que
va adelante? Pues un hombre vencido del vino, que no
ha caído y quiere caer , y presume de sostenerse y an-
dar, es retrato vivo del desatino, del error v del descon-
LIHRO DE JOB. 353
cierto. Esio va dicho así conforme al sentido público de
aquesta escritura; porque en la sentencia secreta, á lo
que yo puedo juzgar , debajo destos acontecimientos,
que suelen ser generales y comunes, profetiza Job lo
particular qu« aconteció al pueblo judaico y gentil,
apun I ándelo con pocas palabras. Porque lo que dice el
verso 14 : « Ves , derrocará y no será edificado , cerra-
rá sobre hombre y no será abierto,» pro; iamente per-
tenece al mando usurpado que el demonio en el mun-
do tenia , que fué por Cristo derrocado para iiu-'ca
mas levanlarre, y fué cerrado en la cárcel de! infier-
no para jamás salir della. Y lo del i3: «Ves, detendrá
las aguas y seoaránse , enviarálas y trastornarán tier-
ra,» son los dones y gracia de Dios, que en la Escri-
tura se llaman agua , la cual detuvo muchos siglos que
no cayese sobre los pueblos gentiles, y después la en-
vió con tanta abundancia, que trastornó toda la bajeza
de aquella tierra, convertiéndola en cielo. Y en el 16:
«Con él fortaleza y ley, á él engañado y engañador.»
La fortaleza que dice , fué contra el demonio ven-
ciéndole , y la ley fué la justicia é igualdad con que
templó su po lor para vencerle; de la cual victoria re-
sultó que, ansí el engañador demonio como el linaje
humano engaña lo quedaron sujeios á él , esto es, á Dios
Hombre, el uno para ser castigado como mal esclavo,
y el otro para ser libertado y puesto en lugar de Hijo.
Mas los consejeros y jueces de que dice luego en el ver-
so 47: «Hace ir consejeros despojados, y jueces enton-
tece,» son los sabios del pueblo judaico, á los cuales,
por el desconocimiento (ie Cristo, en que cayeron por
sus antiguos pecados, d''spojó Dios del saber que an-
tes les infundía , y los dejó, como vemos agora, ató-
nitos y como pasmados. Y con los mismos , y con sus
sacerdotes y príncipes, hablan los versos 18 y 19, y di-
cen: «Ceñidero de reyes desató, y ató cincho en sus lo-
mos ; hace ir á sacerdotes descompuestos y á podero-
sos destruye.» Pero el vfirso 20: «Quila fabla y elo-
cuentes, y toma seso á los viejos,» parece que se ende-
reza propriamenlo contra los sabios y poderosos gen-
tiles, que resistían ó quisieron resistir al Evangelio al
principio; de los cuales dice casi lo mismo san Pablo
do escribe (a): «Enionteció Dios la sabiduría del mun-
do.» Y á los mismos reyes y emperadores gentiles to-
ca el 21, que luego se signe: «Derrama desprecio sobre
generosos , y corazón de fuertes enílaquece. » Y á la
primera Iglesia perseguida y abatida y como sumida en
la muerte, y después sacada á luz por Dios, y á honra
y á gloria, toca el verso 22, que se sigue: ((Descubre
fonduras de escuridad y produjo á luz sombra de muer-
te. » Mas lo que después desto dice en los versos 23,
24 y 25 : «Multiplica á las gentes y destrújelas, en-
sancha genles y redúcelas ; quita corazón de cabezas
de pueblo de la tierra, y descaminólos en yermo sin ca-
mino; palparán tinieblas, y no luz, y fizólos errar co-
mo borracho,» se endereza á lo postrero del siglo yque
aun no está cumplido , ni por la misma causa enten-
dido, y no hay duda sino que encierraen sí algún gran
hecho secreto. Y en el salmo 106 y en los postreros
versos del salmo, adonde, como san Agustín confie-
sa (6), trata David de esta misma reprobación y llama-
[a] I , Cor., 1, 20. (*} San .^¡¿ust., sobre el ps. 106, u. 14.
336 OBRAS DE TRAY LUIS DE LEOxX
mienío, y deste discurso y proceso de la Iglesia liasfa
el ñn de ios siglos se procoiie por la misma manera y
se dicen en la sentencia cosas muy semejantes.
CAPITULO XIIÍ.
AnCUMKMO.
Conclayendo Job en el principio dcsle capilulo lo que platicaba
en el pas:uli), diic que por lo dicho conocerán su saber. Y vol-
viéndose i lodos tres, los reprehende como á hombres que li-
sonjeaban á Dios, procurando defender su justicia con poner
culia en él sin tenerla ; siendo asi que Dios no se agrada de la
mentira , ni tiene necesidad de ella pava defender lo que hace.
Y asi, los dfja como á hombres ni bien intencionados ui sabios,
T \uello á Dios, se le queja de que sin oírle le castiga , y le su-
jeta á la pena sin preceder cargo de culpa.
i Veis , totlo esto vio mi ojo , oyó ni¡ oveja y lo enten-
dió.
2 Cual saber vuestro só yo tanil)icn, no menor yo que
vosotros.
o Mas yo cierto al Omnipotente hablaría, y gustaría de
ar?;Qircoii el Alto.
4 Que cierto vosotros componedores de mentira, maes-
tros cíe vaiii(l;id vosotros todos.
o ¿Quién liiciera que callando caüárades, y fuera para
vosotros sübiiUiria?
6 Kscncbédes pues el mi argumento y á barajiis de mis
labios dad atención.
7 ¿Por ventura en favor do Dios ra?.onavéís mentira, y
por él ra/onaréis engaño?
8 ¿Si faces del levantaréis, y en favor del haréis juicio?
9 ¿O ap'aceráie al que nada se le esconde, ó será en-
gañado como hombre con vuestras astucias .'
10 Arguyendo argüirá á vosotros, porque en ascendi-
do sus faces levantáis.
i\ ¿Por ventura en conmoviéndose no os asombrará, y
espanto suyo no caerá en sorno?
i'2 .Memorias vuestras palabras de polvo, alturas de Iodo
vuestras cervices.
i". Poneos silencio, y hablaré yo todo lo que me vinie-
re á las mientes.
1i Que¿|iara qué levantaré oavnemia con dientesmios,
y pongo mi alma en mis |)alnias'?
15 Veis, maiarnie ha, en él esperaré; pero argüiré mis
caminos «leíante del.
10 Y él á mi taudjíeu será salvación; que no delante
del malvado.
17 Oíd oidura de mi palabra y mí razón en vuestras
Orejas.
18 Si me pns'cre en juicio sé que yo saldré justo.
19 Mas ¿quií-n barajará comigo? Venga ; que ¿por qué
callaré y moriré?
20 Pero (los cosas no hagas comígo, entonces de tu
prescmia no me asconderé.
21 Tu palma alueña de mí , y fortaleza tu)a no me
a.^ombrc.
22 llabic.yyo responderé ; ó hablaré, y vuélveme res-
puesta.
S-j Cuantas maldades y pecados á mi, rebeldías mías y
delitos míos házmelos saber.
2i ¿Por qué faces luyas encubres, y me cuentas como
cnemi(5o á lí?
2;í La hoja arrojada quebrantarás, la asidla seca per-
sr^niras.
2(i Que escribes amarguras contra mi, y me harás po-
íeedorde vaniílades de niñez.
27 V j.ondras cejro a pies mios y Ruarda á mis sendas
todas, y sobre raices de mis piéss<'r.t estatuido.
2H M.is c. mo podredumbre seré coiibunudo, como
manto comido de polilla.
EXPLÍCAClOxN.
1 «Veis, todo eslo vio mi ojo? oyó mi oreja y lo en-
tendió.»
2 «Cual saber vuestro sé yo lambicn , no menos yo
que vosotros.» Veis, dice, que no soy iguoraiite ni
conozco de Dios inenos que vosolros, pues alcanzo lo
que he referido, que es la conclusión que [¡retendió
sacar á luz de su pláiica, y para cuyo (in se pasó á de-
cir las grandezas de Dios que él sabia. Y dice -que por
sus ojos vio lo que lia diclio , por causa del Iicclio pú-
blico y ordinario que suele ser cual él cuenta ; y dice
que lo oyó por razón do lo secreLo (¡ue debajo de aque-
llo público profeüza.
3 «Mas yo cicrio al Omnipotente Iia'ilaria, y gusta-
ría de argüir con el Alto.» Como si dijese : Con vos-
otros es perdido el hablar, ponpie andáis muy lejos de '
la verdad ; con Dios hablaría de buena gana, que sabe
mi inocencia. Ansí que, en decir de-ea hablar con Dios,
dice que no gusta de hablar con ellos, y la razón es lo
que añade :
4 «Que cierto vo'^otros comnonelores de inonlira,
maestros de vanidad vosolros lodos.» La palabra origi-
nal quiere decir apegar y junlar unas piezas con oira-^^
como hacen los ensauíbladiu'cs ó los que labran tara-
cea. Y así, dice gr.nciosa y verdadcranieiile á suscom-
patleros que son oficíales y inacslros de componer men-
tiras y engaños con destreza y ariílicio; y dicelo por-
que juntan lo verdadero con lo falso, y de todo hacen
una razón vistosa y aparente. Decían de Dios que era
sabio y que se gobernaba con justicia, y que aborrece
los malos y es amigo de los buenos , y que n! en la
maldad podía haber bien, ni mal en la bondad; y deba-
jo destas cosas de verdadera y hermosa visia, ó junio
con ellas, ajuulaban un grande engaño, eslo es, la
condenación de un hombre inórenle. iNhis lo que añade
« maestros de vanidad», puédese trasladar también
«médicos inútiles»; conforme á lo cual los condena,
no solo de falsos razonadores, sino también de conso-
ladores necios, que viniendo á consolarle , en lugar de
esforzarle el corazón con razones blandas y piadosas,
le afligían mas con dichos falsos y pesados. Y por eso
desea lo que se sigue :
5 «¿Quién hiciera que callando callávadcs, y fuera
para vosotros sabiduría?» Como diciendo : Porque si
Imbiérades tenido silencio, á todos nos fuera ganancia,
porque yo no padeciera y vosotros ganárades reputa-
ción. Y porque no parezca que los nota de poco sabios
y de no bien intoiicionados injustamente, pruébalo lue-
go , y antes que lo pruebe Íes-pide atención y dice :
6 «Esrucháiles pues el mi argumcnlo , y á barajas
de mis labios dad atención.» Mi argumento es la razón
que tengo [lara decir de vosotros lo que digo. Y lo mis-
mo llama barajas de sus labios ; que ansí se nombran,
cuando contienden dos entre sí acusándose y dcfeadiéii-
dosc, las razones que ambos se dicen.
7 «¿Por ventura en favor de Dios razonaréis menti-
ra, y por él razonaréis engaño?» Via por una parle .lo!)
que estos, por defender á Dios, le condenaban á él sin
culpa, y poroira entendi;! que, aunque le llatnaliau pe-
cador y culpado, sabiun para sí lo contrario ¡tor la no-
EXPOSICIÓN DEL
ticía particular que del tcnian , sino que por mosirarse
celosos de Dios se esforzaban á liablar contra su mis- [
ma conciencia. En lo cual iiabia todos estos errores y
males : lo uno , que en lo público le condenaban por ;
malo, sabiendo en lo secreto ser bueno ; lo otro, que I
aunque hablaban otra cosa, en su corazón tenían á Dios
por injusto , pues les parecía que su justicia no se de-
fendía sino condenando al que carecía de culpa ; lo
tercero y último, que pensaban agradar á Dios en esto
y como lisonjearle, como si él oyera solo lo que publi-
caba la boca y no viera lo que el pecho encubría , lo
cual era tenerle, demás de por injusto, por ignoran-
te ; pues toda esla revuelia de errores disimulados con
demostraciones diferentes de la verdad, como la enten-
dió Job, la descubrió, y echa en plaza. ó se la pone á
ellos ante sus ojos sin rodeo ni velo , para que con la
vista de su maldad se confundan. Y ansí comienza :
«Por ventura en favor de Dios ;» y en decir « por ven-
tura», no se duda de lo que se dice, antes, según la pro-
priedad de la lengua, se afirma, pues dice que son tan
fallos de juicio y de seso, que para abonar á Dios mien-
ten , ni siendo menester que Job fuese malo para que
Dios fuese bueno, ni conociendo que por el mismo caso
que presumían defender á Dios con mentira, quedaban
convencidos en sí mismos tener á Dios por injusto. Y
lo mismo por diferentes palabras dice en lo que se
sigue,
8 «¿Si faces del levantaréis, y en favor del liaréis
juicio?» «Levantar faces» en la propriedad del origi-
nal es, en el juicio tener mas respeto á la persona que
á la razón de la causa. Y ansí , les dice que hacen como
los malos jueces, que por respectos de favor, y no por
los méritos del proceso, juzgan y sentencian los plei-
tos. Y lo que dice en la primera parte del verso repite
por palabras mas claras en la segunda. O digamos de
otra manera, que ya en este verso les descubre la in-
tención con que se mueven á mentir en favor, á su pa-
recer, de la causa de Dios, que es pensar le agradan en
ello, y imaginar se contenta de semejante defensa, y
querer ganar favor con él por este camino ; porque le-
vantar faces, no solamente se dice en lo que toca al jui-
cio, mas también algunas veces es, haciendo honra á
alguno, darle placer y contento. Y conforme á esto, les
dice : Estáis tan ciegos, que creéis agradar á Dios y
ganar tierra con él, pleiteando por él y defendiendo su
causa en la manera que he dicho, esto es, hablando lo
que no sentís, y no veis que en eso mismo le ofendéis
mucho mas, pues en vuestra alma le condenáis por in-
justo ; porque lo defendido con falsedad , ese que lo
defiende dentro de sí lo condena. Y si presumís agra-
darle, también le hacéis grande ofensa, porque le juz-
gáis por tan ignorante, que oye vuestras palabras y no
os penetra los corazones , ó se contenta de la vista ex-
terior, sin curar de la verdad de las cosas. Y de cual-
quiera manera viene bien á pelo lo que luego se sigue :
9 «¿O aplacerále al que nada se le asconde , ó será
engañado como hombre con vuestras astucias?» O co-
mo otra letra ílice : «¿Si por ventura bueno cuando
escudriñare á vosotros , si como mentir por hombre
mintiéredes agora por él?» Porque, ó dirá : Cuando
Dios os tomare cuenta, ¿pensáis que os será bueno, ó
LIBRO DE JOB, 337
que os ha de valer e^to que hacéis agora? ¿Imagináis os
ha de recibir en servicio, que le defendéis á tuerto ó
á dereclio, y que menlis por él como se miente acá por
un amigo para salvarle? O siguiendo el hilo del segun-
do sentido, podrá decir : Y ¿pensáis que cuando Dios
escudriñare lo secreto del pecho, no echará de ver
vuestro engaño? Y ¿creéis que el celo y servicio apa-
rente le empañará la vista, para no ver que no decís
tanto bien del en lo público cuanto juzgáis mal del
mismo en lo retirado y secreto? O ¿imagináis que co-
mo un amigo, cuando en su defensa mentís, precia el
testimonio público y no mira ni cura de lo que os que-
da en el pecho, ansí Dios también se contenta de vues-
tra defensa aparente? Y conforme á esto se sigue :
10 «Arguyendo, argüirá á vosotros, porque en as-
cendido sus faces levantáis.» No, dice, será ansí como
lo fantaseáis en vosotros , por mas que le lisonjeéis y
que levantéis sus faces ; esto es, por mas que le res-
petéis por defuera , y por mas que encubráis vuestra
intención en lo hondo del alma, «arguyendo la argüi-
rá,» esto es , la verá y sacará en público, y convencerá
y condenará por malvada. Mas si os reprehendiere de-
11a por ser mala, pero por la lisonja que le hacéis os
librará de la pena. Antes dice :
1 1 «¿Por ventura en conmoviéndose no os asombra-
rá , y espanto suyo no os caerá en somo?» Como si di-
jese : Mal engañados estáis , seréis gravemente puni-
dos, y caerá sobre vosotros su espanto ; porque pre-
guntando dice, y pareciendo que duda dello, lo afirma,
y les hace cierto el castigo. Y ansí añade, abiertamente
afirmando :
12 «Memorias vuestra?; palabras de polvo, altura;?
de lodo vuestras cervices.» Memorias llama todas es-
tas razones dellos, con que á su parecer habían adelan-
tado mucho su partido con Dios, pregonándose cela-
dores de su defensa y su honra. Y lo mismo llama alte-
zas, porque con aquella demonstracion de celo apa-
rente se entonaban y hinchaban. Y dice que son pol-
vo que lo lleva el aire, y lodo que lo huella el pié ; que
es decirles que, ansí como la verdad de aquellas razo-
nes era muy diferente de la muestra dellas , ansí el su-
ceso seria muy otro de su pensamiento ; y que de don-
de esperaban gracia con Dios sacarían indignación y
desgracia , y abatimiento y desprecio de donde se pro-
metían honra y favor. Mas porque le pudieran decir que
si le retraían de sus razones era de piedad , y por ex-
cusar que Dios, ofendido dellas, no le hiriese con nue-
vo y mayor azote , les dice :
13 «Poneos silencio, y hablaré yo todo lo que ine
viniere á las mientes;» ó como dice á la letra: «Y ven-
ga sobre mí cualquier cosa. » Esto es : No cuidéis de
mí, ni por excusar mi daño me queráis persuadir que
soy malo, y que debo confesarlo y callarme ; «habiaré
yo,» esto es , yo quiero hablar á mi riesgo todo lo que
me diere la voluntad , y venga lo que viniere. Y da la
razón por qué quiere ansi hablar.
14 «¿Para qué levantaré carne mía con dientes
mios, y pondré mi alma en mis palmas?» Como di-
ciendo : En hablar desahogo el corazón , que callando
se abrasa en dolor y se consume ; pues ¿á qué fin tengo
de acrecentar mi miseria callando, y estar como des-
338 OBRAS DE FRAY
pe lazan lome á mí mismo y comiérulome vivo? O di-
gamos ansí, dice : Quiero liajjlar porque no puedo ca-
llar, que estoy ansí rabiando de dolor, que me querría
despedazar con los dientes, y traigo el alma en las ma- ,
nos ; que es como decir solemos, traigo el alma en la
boca ó estoy boqueando, para signiücar el último mal ;
y trabajo. i
lo «Ves, malaráme; en él esperaré, pero argüiré i
mis caminos delante dól. ¡
16 «Y él á mi taml)icn será salvación; que no de- !
lanie del málvalo.» Diréis, dice, malanne ha ; mate i
en buena liora, en él esperaré ; que es decir : Seguro i
estoy no me quitará la vida para condenarme, sino |
para descansarme y tornarme á mejor vida á su tiem- |
po , y ansí la muerte será mi descanso. Mas lo que se '
sigue: «Pero argüiré mis caminos delante del,» sí en- i
tendemos el argüir por reprehender, como se entiende
en muchos lugares, y emendemos que dice Job lo que
él siente, tiene mucha dificultad decir que reprehen-
derá sus caminos quien ha dicho hasta agora que ca-
rece de culpa, y que no le repreliendió su conciencia
jamás. Por donde , ó diremos que argüir aquí es poner
en juicio y en cuestión el e.\ámen de sus obras y vida,
cosa que desea hacer Job delante de Dios , y la pide y
suplica, ó podemos decir que refiere en ello lo que sus
amigos le dicen ó podían decirle , ansí como hizo en
las palabras de arriba. Por manera que diga : Veis,
esto es, mas como vosotros decís, matarme ha Dios ;
respondo que eso es lo que espero y deseo. Mas me-
jor será , como también decís , que arguya mis cami-
nos, que confieso mis pecados á Dios, que le pida per-
don , que me convierta á él , y que ansí fenecerá mí
trahijo; pues á eso, dice, también respondo que i
17 «!J¡d sonido de mi palabra, y mi razón en vues- '
tras orejas;» esto es, respondo, lo primero, que me es-
téis muy atentos á lo que decir os quiero ; y lo segun-
do, que
18 «Si me pusiere en juicio, sé que yo saldré por
justo;» e^lo es, que no tengo caminos para argüir ni
ohras malas de que, como decís , acusarme ; antes es-
toy dello tan lejos, que aquí ahora delante de vosotros
me pondré, si necesario fuere, en juicio; ó como el
orisinal dice, ordenaré juicio aquí luego, pareceré ante
el tribunal soberano , propondré mi negocio , pediré
que me sea hecho cargo, y profesaré que estoy presto
á pa*ar por lo juzgado, y saldré libre, como veréis,
como Dios (juiera responderme y oírme. Y por eso
añade :
19 « Mas ¿quién bnrajnrá comigo? Venga, que ¿por
qué rallaré y moriré?» O como otra lelra dice : «Que
ahora callaré y moriré.» Mas no quiere, dice, parecer
en juicio ni viene á /•! , ni veo quien me oiga ni hable;
y ansí, habré de callar y morir. O digamos que aquí|
volviendo Job sobre sí y nnríi.-ii'.ndose de lo que había
pedido, diga : Mas ¿con quim tengo de trabar pleito?
¿Con Dios y ron su grandeza? Mas vale callar y morir,
6 hará que calle y que muera; esto es, sola la vista dé
su majestad será bastante para, asombrándome, qui-
tarme la lengua y la vida. V ansí añade bien :
20 (.Pero dos cosas no hagas Comigo, entonces de
tu presencia no me ascondcrc.»
LUIS DE LEÓN.
21 «Tu palma alueña de mí , y fortaleza tuya no me
asombre.» No me toques , dice, ni me espantes ; y co-
mo en otra parte dice : Ponga aparte el poder, y no
mela consigo mas de la jusiícia ; y así , escoja la parte
que quisiere , ó de preguntarme ó de responderme. Y
esto es lo que dice :
22 ((Hable , y yo responderé ó hablaré , y vuélveme
respuesta. » Y dicho esto, y como ya concertado con
Dios, 'comienza su pleito. Cuyo principio es, pedir á
Dios que le haga cargo de sus pecados, si algunos tie-
ne. Y no se ha de entender que es soberliia esta de
Job ni impaciencia , sino seguridad y confianza que le
nacía del testimonio de su buena conciencia , y de lo
que de sí y de Dios conocía por particular gracia y don
suyo. Y aunque se conocía sin pecado y se via afligí-
do, no tenia á Dios por injusto , porque sabia que era
Señor por una parte y sapientísimo gobernador por
otra, y que se poJia mover Dios á dar lra])ajos á los
hombres , sin que hubiese culpa en ellos , por otras cau-
sas muy justas. Pues como dice :
23 «Cuantas maldades y pecados á mí, re^icldías
mias y delitos míos, házmelos saber.» Y repite pecados
y maldades por tres ó cuatro palabras , dando á enten-
der y diciendo que de los pecados grandes y de los
pequeños, de lo granado y de lo menudo, ansí de lo
que sé peca por flaqueza ó poco saber, como de lo que
se ofende por malicia y de indusiria, quería que le hi-
ciese cargo Dios. Mas como no le responden, añade :
24 «¿Por qué faces tuyas encubres, y me cuentas
como enemigo á ti?» Esto es : ¿Por qué no me res-
pondes, y te encubres de mí, como hace un hombre de
otro á quien aborrece y tiene por enemigo?
25 «¿Hoja arrojada quebrantarás, astilla seca per-
seguirás? » No es, dice, tu honra turnar compc;e¡icia
con cosa tan vil ; y ya que no te inclines por mi, por lo
que debes á ti y á tu mismo respeto, no debes tomar
tan á pechos el hacer mal á una cosa deshecha, ni mos-
trar el tesón de tu ira y furor sobro una hoja caída y
seca.
26 «Que escribes amarguras contra mí, y me haces
poseedor de vanidades de mí niñez.» Esto, con lo de-
más que se sigue, se puede entender en dos maneras:
ó que sea como forma de demanrla (') petición , según
que en la Sagrada Escritura las palabras del tiempo fu-
turo tienen fuerza de mando, y que diga ansí : No
hagas eso. Señor (que es lo que he dicho, herir y as-
conderse, castigar y no dar razón del castigo, niiwlrar
braveza contra una cosa sin resistencia y rendida);
sino antes, Señor, escribe, esto es, pon por escrito
amarguras contra mí (que llama bien así los pecados y
las acusaciones de los pecados) «y háccmc poseedor
de las fallas de mi niñez». Yo, dice, no conozco pe-
cado alguno ni le quiero admitir en mi casa; si le ten-
go, cuabpiiera que sea, aunque sea una mocedad niia,
méteme en su posesión ; esto es, haz, Señor, que yo
le conozca, y castigame luego.
27 «Ponrne los pies en un cepo y ciérrame todos
los pa<os, y húndeme, sí te place, en la tierra.» Que es
decir : Eticarcélame en honda mazmorra y azótame á
tu voluntad. O de otra manera, y es : Porque decia
Dios, siendo él una hoja caída y una astilla seca, lo
EXPOSICIÓN DEL
quebrantaba y seguía, ahora parficularizamlo esto mis-
mo y las condiciones (leste quebranta nienlo , diga y
escriba, lo uno, que escribe contra él amarguras, que
son los azotes y miserias que pasa y que le imprime
Dios en el cuerpo y en el alma ; lo otro, que le mete
en posesión de los pecados de su niñez (porque en-
tiende el pecado original común y primero, que como
si fuese suyo y propio y por su industria adquirido,
ansí lo pone Dios á su cargo), y me maltratas, dice, y
afliges por él , como si hecho por mis manos fuese ; lo
otro, pónesme los pies en el cepo, que era la enferme-
dad grave que padecía y que le tenia tollido ; ó por
mejor decir, el cepo es una pena miserable que del
pecado primero nace, que es una extraña inhabilidad
que en el hombre queda para no poder dar paso en
cosa digna de cielo y de mérito. Y lo mismo es el to-
mar las sendas ó caminos que añade. Y lo que dice
en el verso último :
28 «Mas como podredumbre seré consumido, como
manto comido de polilla,» es la otra grave pena del mis-
mo pecado, que es la obligación ala muerte. Y ansí, si-
guiendo este hilo , parecerá bien decir que en el. ver-
so 24, cuando dice que « quebranta Dios una hoja caí-
da», no se queja por sí solo, sino generalmente por to-
dos, á quien Dios por los pecados primeros hizo sujetos
á trabajo y miseria. Por manera que la memoria que
hacia de su trabajo particular le llevó la lengua á la-
mentar el conum , y la vista de su mal proprio desper-
tó en él la memoria de la calamidad general ; y como
quien vía que de aquella fuente nacía este arroyo, y
que la condición miserable de todos le hacia á él tam-
bién miserable, tratando de sí, trata de ella juntamen-
te. Y es como si desta manera dijese : Mas ¿por qué
me querello solo de mí , y digo que como á enemigo me
tratas? Ni digo mas de mí, que de todo esto que 'es
hombre, que con ser nada y vileza, y menos que una
hojarasca flaquísima , llueves sobre él amarguras. Son-
le propríos y suyos los pecados cometidos por otros ;
primero es amancillado que nazca ; aun no tiene uso
de razón y ya es señor y poseedor de pecado y de culpa,
ni puede por sí dar paso en el bien , ni aun el camino
ó la senda que guia á él no la sabe ; como tollido y
preso y cargado de cepos y hierro, ansí vive, y al fin
se convierte en podre y se consume, y como vestidura
se apelilla y viene á menos, hasta que últimamente
muere y fenece.
CAPITULO XIV.
ARGUMENTO.
Por ocasidn de lo último que dijo en el capítulo pasado de la mi-
seria del hombre, dice Job en este mas largamente ilella; y
luego, vuelto á Dios con una querellosa lástima , le pide que,
pues hizo mortal la vida y de plazo tan corto, esto poco que
dura aqui se la dé con descanso, y le deje vivir en paz este tér-
mino breve, y dice y encarece esto mismo por muchas y dife-
rentes maneras.
1 Hombre muy nacido de hembra , abreviado en días,
harto de postema.
2 Como flor salió y corláronle, huyó como sombra, y
no paró.
3 Y ron lodo esio, ¿sobre este abres tus ojos y faces
venir ¿juicio contigo?
LIBRO DE JOB. 859
4 ¿Quién dará limpio de conlnminado? Cierto tú solo.
5 Breves sus dias, uúniero de meses suvos acerca de
tí, estatuto le iieciste, y no pasará.
6 Ap;irtatc de sobre él para que repose, hasta que su
deseo tenga como jornalero sus dias.
7 Que es al árlml esperanza, si fuere cortado, que aun
reverdecerá, y su talio no fallará".
8 Si envejeciere en tierra raíz suya, y en el polvo mu-
riere su tronco ;
9 Al olor del agua tallecerá, y Inrá mies como planta,
iO Y varón morirá y fallecerá, espirará, y ¿qué es
del?
i\ Partiéronse aguas de mar, y rio agolóse y secóse.
i'2 Y hombre durmió y no levantará, hasta que no cie-
los no despertarán y no velarán tie su sueño.
15 ¿Quién me dará que en inüerno me agazapes, me
ascondas hasta retirar tu ira, pusiérasme término y acor-
dáraste de mi?
li Si muriere el varón , ¿si revivirá? Todos los dias de
mi plazo esperaría hasta venir mi mudan/a.
10 Llamarás, y yo responderé á ti; a obra de tus manos
amas.
16 Que agora pisadas mias contarás ; no hagas cuenta
de pecados mios.
17 Resellada y puesta en bolsa mi makbd, pero curas-
te mi injusticia.
18 Y cierto monte cayendo descaecerá, y piedra se coa-
sumió sacada de su lugar.
19 Y piedras serán cavadas de las aguas, y anegará
plantas suyas polvo de tierra, y esperanza deliombrc hi-
ciste perecer por el semejante.
20 Esforzásteie un poco y hicístele ir, disfrazaste fa-
ces del, y enviáslele.
21 Engrandecerse han sus hijos, y no sabrá; mengua-
rán , y no entenderá él.
22 Y con lodo esio, en cuanto vive carne suya en é
padecerá dolor y alma suya eu él llorará.
EXPLICACIÓN.
i ((Hombre muy engendrado de hembra , alir-n-iado
en dias, harto de postema.» a Muy engendrado ó muy
hijo,)) porque la palabra original en este lugar signifi-
ca con vehemencia. Y comienza bien Job el cuento de
las miserias del hombre de donde, según orden de buen
hablar, se suelen comenzar los loores, que es del origen
del y de sus padres; y ansí, dice que es hijo de hembra
y muyhijo della, lo cual ello por sí es miseria, y prin-
cipio y como fundamento de mnclias miserias. Porque
si la mujer de su cosecha dice flaqueza y mudanza , y
liviandad y vileza y poco ser, el ser hijo y muy hijo
della es ser la nata, y como la flor.de lo flaco y de lo
vil, y de lo mudable y liviano; y quien esto es, en
serlo es miserable , y en los frutos que dello coge muy
mas miserable. Porque de tales raíces no pueden nacer
sino culpas, y de las culpas las penas deltas, en las
cuales dos cosas consiste la suma miseria. «Abreviado
en dias,» el nacimiento vil y la vida corta. Y dice el
original «abreviado de dias» ; lo uno, porque se entien-
da que al principio se le habían dado muy largos y no
perecederos, y que por su culpa se los abreviaron des-
pués; y lo otro, para mostrar que , no solo es poco lo
que se vive, sino que aun eso que se vive no se vive
todo , ó por mejor decir, no es todo vividero, sino que
se puede mondar como dañada manzana, y echar a mal
lo mas de ella. «Harto de postema ; » la palabra origi-
nal, que es rogues , tiene en su si^aiücacion una fuer-
360 OBRAS DE FRAY
za que, declarada, da muclia luz en este pmpósiío á que >
agora se aplica; porque rogiiez proprianiente es aquel
desguslo y coraje que causan eii el corazón de uno los
sucesos desv-arlados y aviesos en negocios muv traba-
jado?; como lo que siente quien en una pretensión muy
merecida y muy bien guiada, sin saber cómo, ve salir
un dislate, y como lo que padece un maestro ingenio-
so con un discípulo rudo, que se atormenta ensenán-
dole, y hace con él lo que diera ingenio á una piedra,
y al fia sale sin fruto; lo cual en romance se llama bien
postemas; despecho, y en lalin propriamente miseria,
como san Jerónimo puso. Pues si bien lo miramos,
toda la vida de los bonibres es esto , afanes perdidos y
dislates no pensados, y á buenos consejos malos fines
y reveses de fortuna locos y tristes; y ansí, toda ella es
un contino despeclio y postema y miseria.
2 «Como flor salió y cortóse, buyo como sombra y
no paro.'» Ordinario es en la Santa Escritura comparar
kflor al liombre , como en los salmos (a) y en Isaías (6)
se ve. Y á la verdad cuadra bien la comparación , por-
que la flor tiene muciio de parecer y muy poco de ser,
y el liombre ansimismo, que si le miráis por lo natural
que tiene , ansí en fuerza de entendimiento como en
agudeza de sentidos y en capacidad de memoria, y en
liaidliilad para bacerseá loque quisiere, llena de indus-
tria y de mana, os parecerá un Dios inníortat, y en el
hecbo de la verdad una araña y un soplo de un aire le
acaba. Y si le miramos por lo que él se quiere ser por
costumbre, las aparencias son excelentes, liermosas
palabras, largos prometimientos, demostraciones de
celo , de gravedad, de justicia, y finalmente de todo lo
honesto y lo bueno; mas venidos al beclio, es flor cor-
tada y marcliita, ni fruto ni esperanza de fruto, (dluyó
como sombra y no paró. » Bien dice huyó, y no huye,
porque es tan veloz el vuelo del liombre en esta carre-
ra de vida, que casi la ba pasado primero que se eche
de ver que la pasa; y «no paró'), como la sombra tam-
poco nunca para.
3 «Y con lodo esto, ¿sobre este abres tus ojos y faces
venir ajuicio contigo?» Estoes lo mismo que propuso
arriba, cuando decía «á una boja caida»; que es ma-
ravillarse que tome Dios al liombre cuenta tan eslre-
clia y le atormente tan de propósito, siendo tan alto
él y tan miserables los liombres, cuya vileza ba conta-
do tan encarecidamente para solo este fin. Y ansí, con-
cluye diciendo : «Y con todo esto, ¿sobre este abres lus
ojos y faces venir ajuicio contigo? Y aunque la conclu-
sión dercclia era decir luego : Señor , no está bien á tu
grandeza que le mires, esto es, que tengas tan menu-
da y particular cuenta con lo que hace, y que le lleves
por el rigor de la suma justicia; pero no lo dice ansí,
sino por via de queja y de [ire;-'unta y de admiración
mezclada, para que tuviese la razón mas senlimicnto
y mas fuerza. La cual ra/on acrccionla y fortalece lue-
go mas con nueva forma de palabras, rlicíendo :
4 «iQu'ii-u d.irá limpio ib' contaminado? Cierto tú
solo. » El original dice « no uno » ; que si afirma , res-
pondo negando, si pregunta, declara que es solo Dios,
como declaró san Jerónimo. Pues dice : «¿ Quién dará
limpio de contaminado?» esto es , ¿cómo jiodrú liacer
(a) r». lOi , V. i;;. (^ Esal., '28, 4 y 4o, G.
LUIS DE LEÓN.
co=;a entcramenle limpia quien de su nacimiento sale
afeado y sucio? Y de raíz podrida ¿cómo nacerán fru-
tos sanos? Y es como si dijese : No solamente lu gran-
deza y nuestra bajeza y vileza pide, SeFior, que no to^
mes tan por el cabo nuestras cosas, sino también la
condición de nuestra compostura y nacimiento sucio é
inlicioiíado teobüga á que no apures tanto nuestra mi-
seria, que de su cosecba es tan impura, ni midas por
tu regla rectísima lo que de suyo tan torcido nace. Mas
aunque ansí esto se diga , no por eso entendemos que
Dios lleva tan porrigsr el lieclio del liombre, que no
atienda y considere su flaqueza y la masa vil de que
está compuesto, como el mismo Espíritu Santo lo tes-
tifica en el salmo 102, y menos Job lo niega aquí; sino
en bacer estas preguntas sentidas declara el dolor y
el sentido de la carne azotada y lierida, la cual, aun-
que el liombre mas sanio sea, no pierde su natural
sentimiento. Y ansí , á Job , aunque tenia sujeta á
Dios la razón, y juzgaba bien de toda su providencia
y justicia, dolíale el dolor y dábale pénala agudeza de
su tormento, que de! pecbo le salía á la boca, y le me-
neaba consiguientemente la lengua, y le bacía salir en
estas preguntas: ¿A una boja flaca persigues? ¿En una
cosa tan débil cargas tus golpes? ¿Ante el rigor de tu
juicio llamas á una flaca miseria? En que no juzga que
D;os liace lo que no debe, sino dice lo que su sentido
afligido y lastimado siente, y lo que la carne berida,si
fuera su elección , escogiera. Y quiere Dios y ordena
que estos naturales sentimientos que por casos diver-
sos en los liombres nacen, los profetas y amigos suyos
los pongan y escriban en sus leí ras divinas , unas veces
en forma de pregunta, y otras por via de queja, y quie-
re parecer preguntado y argüido, y él mismo los nuie-
ve á que lo escriban ansí, como se ve en el profeta Aba-
cliuc (c) y en mucbos psalmos (rf) y eiio'.ras partes de
la Santa Escritura. Y le son agradabli^s oslas preguntas
y quejas nuestras, no porque quiere poner dmla ó es-
curidad alguna en la verdad y suavida'Ule su iiroviden-
cia, sino, lo uno, por mostrar su bondad y llaneza, que
no se desdeña de ponerse en razón con los suyos y ser
preguntado de ellos y darles cuenta de sí; y lo otro,
porque cuando estas querellas nacen de amor bumilde,
como nacen siempre en los siervos de Dios, despierlan
en las entrañas divinas mas piedad para con ellos, por-
que son como los pucberilos que llaman, y como los
grilillos délos liijos regulados para con sus padres; y
demás dcslo, porque no es Dios como Ioslioiiibrcs,quc
quieren berir y que no se queje el lierido, dar dolor y
quitar el gemido del , y que al agraviado aun la voz y
las lágrimas no le queden libres. Dios nunca agravia,
pero en los azotes que da, ó por nuestras culpas ó por
nuestra mayor perfección, no le pesa que los sintamos
y (jue nos escueza el dolor; y como la alma y la razón
esté rendidaá su ley, no nos veda el lloro y las lágrimas
y la voz querellosa para desiibogamiento del corazón.
Porque no está el buen sufrir en no sentir, antes lo fir-
me y lo fino (lela paciencia es, cuando el dolor abrasa,
ycuando el agravio y desafuero se ponen ante los ojos
del que padece, y cuando la carne verdaderamente afli-
gida, desatándole el dolor la lengua, se queja, estar la
{c) Uabac, 1, 2. (rfj I's. 9, 22, I'i, 1, ele.
EXPOSICIÓN t)EL
razón con Dios firme y con-^lante. Ma? tornando al pro-
pósito, lo que el original dice « no uno » , puédese en-
tender ansí como suena, de arle que sea respuesta de
su misma pregunta, y que, como decia «¿quién dará
limpio de sucio?» se responda á sí mismo y diga uno
uno» , esto es ninguno; y ansí lo entendieron y tras-
ladaron los interpretes griegos. O puédese tomar como
otra pregunta, y que valga como si desta manera dije-
se : «¿Por ventura no uno?» que tiene fuerza de afir-
mación , y es como decir, cierto solo uno, como lo en-
tendió y declaró san Jerónimo. Pues lo que se sigue
camina al mismo propósito, aunque por otro camino;
que dice :
5 «Breves sus días, número de meses suyos acerca
de tí; estatuto le heciste, y no pasará. »
6 « Apártate del para que repose , hasta que su de-
seo venga como jornalero sus dias.» Antes persuadía á
Dios que no azotase con tanto rigor al hombre, porque
era flaco y miserable; agora, para persuadirle lo mis-
mo, toma por medio la brevedad de su vida, y dice que
" es limitado su término y que tiene plazo cierto, y que
en llegando, fenece para no lomará vivir mas en seme-
jante manera. Y ansí dice : Si la vida fuera , olí Señor,
inmortal ó muy larga, ó si estuviera en nuestro poder,
llegado el término, alargarlo y alcanzar otro término,
ó siquiera si después de una vez muertos y deshechos,
rodeando el cielo mil siglos, volviéramos á este vivir;
si esto fuera ansí, no fuera mucho rigor, cuando á tu
saber pareciera, enviando trabajos y azotes, hacernos
amarga la vida , porque llegado y acabado el un plazo,
quedara otro mayor para vivir con descanso ; mas pues
es por una parte breve y tan fijo el término que le tie-
nes puesto, que nadie puede traspasarle, y por otra,
acabado una vez el uso y gozo desta vida sensible,
en la forma que ahora se vive, perpetuamente no se
torna á cobrar, apártate. Señor, de herirnos, y con-
téntate con el trabajo que tiene consigo mismo este li-
naje de vida, que sin que tú aflijas al hombre, él de
suyo tiene harta laceria, y sin que tú le amargues
mas, él amargamente se va deshaciendo y llegando ala
vejez triste , adonde llegado, sus males mismos hacen
que tenga por puerto la muerte, y que la ame y desee
para gozar de reposo, como desea el jornalero la pues-
ta del sol y el fenecimiento del día. Y luego por vía
de comparación cotejada al revés, especifica mas y en-
carece esto que ha dicho de nuestra vida, que es breve
y no se repara, y dice ansí :
7 «Que es al árbol esperanza , si fuere cortado , que
aun reverdecerá, y su tallo no faltará.»
8 «Si envejeciere en tierra raíz suya, y en el polvo
muriere su tronco ;»
9 «Al olor del agua tallecerá y hará mies como plan-
ta. » Esperanza, como dijimos , en el uso de aques-
ta escritura es no acabarse uno del todo , cuando se
acaba, sino dejar raíces de sí , ó en sus sucesores , ó en
sus memorias y hechos, ó en su mismo ser, para después
florecer. «Su tallo no faltará,» esto es, después de cor-
tado echa de nuevo. «Si envejeciere en tierra raíz su-
ya.» Unos árboles cortados se renuevan, y otros que
parecen estar secos y muertos por falta de agua, en tor-
nando á ser regados, tornan y reverdecen, y destos dice
LIBRO DE JOB. 33 1
agora. Y por eso dijo : «Si muriere en el polvo su tron-
co,» esto es, si por estar hecha polvo la tierra con se-
quedad, pareciere estar seco, «á olor del agua talle-
cerá;» como si dijera: En tocándole el agua reflorece-
rá , «y hará mies,» esto es, brolará por mil partes y se
rodeará de ramos y hojas. Y ansí dice : A un árbol y á
una planta vil le diste que cortada y seca se renueve
y reviva; mas, como añade :
10 «El varón morirá y fallecerá, espirará, y¿qué e?
del?» Quiere decir, morirá y quedará muerto de hecho
para no vivir mas; entiéndese en la forma que agora se
vive , ó á lo menos por fuerza y virtud natural , como
hace el árbol cortado y la planta, á quien la misma natu-
raleza la renueva. Y tornarlo á decir por otras palabras:
«Espirará, y ¿qué es del?» Esto es, como en castellano
y en la habUi del vulgo se dice, «en espirando, vos si
le vistes.» Y dice twon, ó según la fuerza del original,
varón valiente y poderoso, para contraponerle al árbol
flaco y dar mayor encarecimiento á su dicho; como di-
ciendo, el árbol flaco muerto vive, y el varoa valiente
en finando perece. Y ansí añade :
11 «Partiéronse aguas de mar, y rio agotóse y se-
cóse. »
12 «Y hombre durmió y no levantará hasta que no
cielos no despertarán y no velarán de su sueño. » Lo
cual algunos quieren que se diga por vía de compara-
ción de cosas semejantes en esta manera: que ansí co-
mo el agua que viene de la mar por los secretos senos
y mineros de la tierra, y se descubre en el nacimiento
de los ríos y fuentes, los cuales corren y pasan, ó la
que echa vapor se cuaja en nubes, y vuelta en lluvia
torna á caer, y hace avenidas y arroyos que corren con
ímpetu y se pasan en poco es¡)ac¡o, y el suelo por don-
de pasaron queda seco después, y no vuelven mas á
pasar ni dejan de sí mas memoria; ansí el hombre
después de muerto no vuelve, ni se levanta deste duro
sueño después que le comienza á dormir. Y es seme-
janza usada en las divinas letras y en otras, comparar
la vida del hombre al rio, y el discurso de aqueste nues-
tro vivir á las aguas. Ansí, dijo la mujfr sabia, de que
el libro de los Bajes escribe (a) : «Todos perecemos y
corremos sobre la tierra , como aguas que no tornan
jamás á volver. » Y el Ecclesiastes (6) al mismo propó-
sito: «Todos los rios entran en lámar, y el mar no re-
bosa, al lugar de do nacen vuelven para tornar á cor-
rer. » Y un nuestro poeta (c) :
Nucslras vidas son los rios,
Que van á dar en la mar.
Que es el morir.
Pero mejor me parece que esto no se diga por via de
semnjanza, sino que sea un rodeo de hablar, para de-
cir que dormirá siempre. Como diciendo: Mientras las
nubes sacaren agua del mar y la llovieren, y hicieren
arroyos, y se vol vieren á su nacimiento; esto es, en
cuanto hubiere mar y nubes y lluvias y rios , dor-
mirá el que una vez muriere. Y con esto viene hien lo
que añade: «Hasta que no cielos no despertará;» que
(a) II, Y\cg., 14, 14. (¿) Eccle., 1, 7.
(c) Jorge .Maiiiiiiiie, en su poesía que comienza : Recuerde el
alma dormida; cotila 3.
362 OBRAS DE FRAY
es decir, mientras el cielo durare, durará su sueño. Y >
entendido asi, dice una cosa muy verdadera en cual-
quiera manera que hablemos de la resurrección de los
muertos; porque si hablamos delia por virtud natural,
cierta cosa es que nunca será, y si por virtud sobrena-
tural y divina, ha de ser, pero no mientras se levanla-
ren vapores del mar y llovieren las nubes y corrieren
los rios, esto es, mientras durare esta mudanza natu-
ral de las cosas que se suceden , corromiiiéndose unas
y engendrándose otras, y mientras los ciclos la forma
y movimiento que ahora ticuen tuvieren. Porijue cosa
cierta es en la Divina escritura que cesará todo, y que
tomará el mundo otra figura y estado mejor al tiempo
que los niuerlos tornaren á vivir en sus cuerpos.
13 «¿Quién me dará que en inlicrno me agazapes,
me a^coudas hasta retirar tu ira, pusiérasme lérmiiio y
acordáraslc de mi?» Insiste siempre en la misma ra-
zón, y va acrecentándola y hermoseándola por mane-
ras diversas. Y agora en substancia dice ansí : Si tú,
Señor, me conceilieras después de una vez muerto vol-
ver otra veza esta manera de vida, y me señalaras para
la vuelta un cierto plazo, aunque fuera muy largo, y
aunque entre tanto escondiera al cuerpo la sepuüura
y al ánima el limbo; con la esperanza de tornar esle
vivir, pas:ira aqueste trabajo. Esta es la sentencia (y no
mira en ella á la resurrección general, de que aunque
tenia fe, pero sabia, lo uno, que no será hasta la fin de
los siglos, y lo oLro, que no se vivirá en ella aqucsie
modo de vida; yausí, dice que para llevar bien que
esto que agora vive se lo lleve y destruya el trabajo,
fuera gran negocio saber que le quedaba gitra vida como
esta, para gozarla ea alegría y descanso); ansí que, la
sentencia es esta, y las palabras, que están un poco re-
vueltas, se ordenarán desta forma: ¿Quién me dará
que me pusieras término, conviene á saber, para tor-
nar á lavida, y le acordaras de mí, eslo-es, y me guar-
daras lo jiueslo, y siquiera me agaza[iaras y nre es-
condieras en el iníierno, esto os, el limbo y la sepultu-
ra, hasta que se retirara tu ira, esto es, en cuanto dura-
ra aquel término; porque llama ira de Dios al morir el
liombre y deshacerse y abajar al ¡níiorno , porque es
mal que vímo por ira de Dios, merecida por nuestra
culpa; y an.M, el lomar á la vida el muerto es retirarse
Dios de su ira. Pues dice :
U «Si muriere el varón, ¿si revivirá? To.los los días
de mi [dazo esperaría hasta venir mi mudanza. » O
como san Jerónimo dijo: «¿Piensas que el homiue
mucrlo lorjiará á vivir?» Estoes, porque si pensase yo
y estuviese iicrsuadído que, fenecida esta manera do
vida, había de tornar otra vez á ella, toilos los días de
mí milicia ó de mí ()!azo (que lo uno y lo otro dice la pa-
la'ira primara, y ambas fosas a'pií signifieanlo mí^mo);
ansí que, todos los (has del plazo y poloa desta mi vida
í-n que pol.-o y palczro, o^pcraria, fímvioiic á saber,
pa-nria alngremcnte, aguardando hasia que viniese el
liem|io de mi segunda nmdanza. O lomando á comen-
zar el verso (le arriba de otra manera. Ha dicho que
lo duro de su desventura es que lo que vive y lo que le
resta de vivir lo pasa dolorosa y míserablernr>"nte, lleno
de llagas y faliodc remedios, desamparado y neresila-
do de amparo, y que el dia que se cerrare ía vida cae
LUIS DE LEÓN.
en la muerte , sin esperanza do poder jamás tornar á
esta vida ; ansí decía que , como no tiene mas de una
vida , porque esta manera de vivir á nadie se da mas
de una vez sola; ansí que, no teniendo mas de una vida,
pasarla en dolor , esto es , no gozarla y perderla era
dolorosísima pérdida; y que por esta causa pasaría lo
que le quedaba, pordoloriilo que fuese, con alciíre pa-
ciencia, y que no solo la pasaría con estos dolore^>,
mas sepultado en la huesa y encarcelado en el abismo
cuan miserablemente ser pudiese, la pasaría con todo
el demás tiempo que ordenase Dios hasta satisfacer á su
saña, como se le diese esperanza de tornar otra vez á
vivir, y como le señalase Dios un cierto plazo para res-
tituirle á la vida. Ansí que, habiendo dicho esto para
mayor aíirm:;cion y acrecentamiento dolió mismo, aña-
de ahora y dice que, por largo que fuese el plazo, lo to-
maría y pasaría su mal alegremente con esta esperan-
za. Ydíce'o ansí : Si muriere el hombre, ó si muriere,
esto es, por mas hombres que nazcan y mueran , y se
suce.Ian unos á otros , por mas edades que pasen y por
mas siglos que corran , y [lor mas que dure esle mi
trabajo y se aumento, sí después del, y después de ha-
ber en él muerto, me asegtu-as que he de tornar á vi-
vir, no lo tendré por do!or ni trabajo. Y á la verdad
Job pedía y deseaba,, no tan:o la seguridad del tornar á
la vida, que cierto estaba do'lo por la fe de la resur-
rección que tenía, cuanto el estar seguro de resusci-
tar á descanso, por mas larde que fuese y por muchas
que fuesen las penas que antes de venir á ello pasase;
porque las aliviaba y casi deshacía todas la esperanza
de un tan glorioso remate. V añade:
io «Llamarás, y yo responderé á tí, á obras de tus
manos amas;» que os decir: Y entonces, si pasase ansí
como digo, si me preguntases lo que sentía, yo te res-
pondin'ia que nos ama!)as y que no olvidabas tus obras,
y que si las casLigaba> las tornabas á regalar, y de-pues
de caídas, les dabas la mano para que se levantasen.
Y dice :
10 «Que agora pisadas mías contarás; pero ¿noliarás
cuenta de pecados míos?» Esto es, mas según lo (jue
agora pasa y lo que haces, lu hecho es contar menudí-
símanienlc lo.las nuestras pisadas, cuanto decimos y
iiacemos; y si las cuentas, ¿por ventura las dlsinuilas?
¿no harás [ior dicha cuenta, si los hallas, de mis pe-
cailo.V? Dice:
17 «Resellada y puesta en bolsa mímaldail, pero
curaste mi injusticia.» Antes, dice, loscogesylos guar-
das, como sellados y como metidos en bolsa, que es de-
cir, guárdaslos muclio. Y decir guardar, es decir cas-
ligar hasta lo último; y ansí, decimos en castellano del
qu(!en viendo su tiempo, se satisface do (|uien le tiene
enojado, (|ue «se la guard*')». Ansí (pie, dice: Antes lo
rííguardas, y estás lan hijos de dejar algo sin castigo,
ó de que se le pase por alto a'go sin que lo mires, (¡ue,
sí se puede diícir ansí , aim ves algo mas de lo que es
menester. Y por eso dice otra letra: « Y aun aña liste
sobre mí iniquidad;» que es decir: Y aun me alliges y
azotas sin tener culpa. Porque Dios, no solamente cas-
tiga tolo lo malo, mas aflige y da penas á los buenos
también para hacerlos mejores; y iiay [)enas de castigo
y penas de ínejoramiejilo, y Di 's las renarle todas con-
EXPOSICIÓN DEL
forme á su providencia, liaciendo justicia en lo uno, y |
en lo otro manifestando su amor. Pues dice: Lo que |
agora pasa es, que por una parte no dejas falla nuestra
que no la notes y castigues , y aun sin que la haya, nos
haces, site place, amarga la vida; y por otra no quie-
res que tengamos mas de una vida, y esa brevísima, en
que estás tan íirme y resuelto, que no admites mudan-
za, todo se mudará primero. Y ansí añade :
18 «Y cierto monte cayendo descaecerá, y piedra se
consumió sacada de su lugar.»
19 (íY piedras serán cavadas de las aguas, y anegará
plantas suyas polvo de tierra.» Como qui(?n dice : Los
montes se podrán deshacer y caer, y podrán volverse
en polvo en sus mismos lugares las piedras, y cavará
el agua y gastará al pedernal, y la tierra creciendo de-
jará cubiertas y ahogadas sus plantas, y el hombre no
podrá tornar á vivir; porque le condenaste á que mu-
riese de hecho , y no quisiste le quedase raíz de espe-
ranza para tornar á este estilo de vivienda o!ra vez. Es
verdad que algunos, esto del monte y de las piedras di-
cen que son semejanzas de cosas que se gastan y aca-
ban , como el hombre también se araba , y que á este
fin las alega; pero mas conforme es al hilo de lo que se
viene diciendo, decir que no es sino encarecer la im-
pasibilidad que hay en que el hombre por fuerza natu-
ral resucite, por comparación de cosas imposibles ó di-
ficultosas comparadas por el contrario , como diciendo:
Los montes se caerán y el hombre no resucitará; quees
forma de hablar galana y propria de los poetas. Pero
declararemos algunas palabras. «Cayendo descaecerá,»
esto es, cayendo se desmenuzará, como hace lo que se
arroja y cae de alto. «Piedra se consumirá de su lu-
gar;» puédese entender, ó que su mismo lugar la con-
sumirá, al revés de lo que la naturaleza de las cosas
demanda, ó que de su lugar se consumirá, esto es, que
mudará su lugar el risco y la peña, y será consumida. Y
conforme á esto, la imposibilidad no está en que saca-
das de sus lugares se consuman las peñas, sino en que
muden lugares los peñascos y riscos, que son las par-
tes de la tierra mas íirmes y menos movibles. «Y pie-
dras serán comidas de las aguas;» como si dijese : Las
aguas se tornarán duras , y blandas las piedras. «Y ane-
gará plantas suyas polvo de tierra. » Algunos añaden
aquí una palabra para henchir la sentencia, que entien-
den y leen : «Y la avenida anegará las plantas y el pol-
vo de la tierra,» esto es, arrancará las plantas y arram-
blará la tierra, como suelen decir. Pero esto no es gran-
de novedad, sino cosa ordinariay usada; y ansí, no con-
suena con lo pasado , lo cual todo es imposible ó de
acontecimiento dificultoso y raro. Por donde lo mejor
es dejarlo como ello se suena, porque ansí dice lo que
hace al propósito. «Y esperanza de hombre heciste pe-
recer por el semejante. » No dice destruíste la vida,
sino, lo que es mas, la esperanza, que son las raíces
que pudieran quedar cortada la vida, para tornar á ella
después. Y ansí dice : Todo lo dificultoso podrá hacer la
naturaleza, mas no podrá tornar ávida al hombre muer-
to , porque le destruyes la esperanza, esto es, porque
cuando le matas le arrancas las raíces, y como dicen,
le arrancas de cuajo, y tan del todo, que no dejas en el
seno de la naluraleüa ni brizna ni virtud de principio
LIBRO DE JOB. 363
que á su ser después le torne. Y para decirlo del todo,
añade luego con grandísima significación :
20 «Esforzástele un poco y hecistele ir, disfrazaste
faces del y enviaste. » O como dice otra letra : aPreva-
Iccístele acabadamente,» esto es, del todole arrancasite,
hecho poderoso sobre él, «é hicístele ir disfrazando sus
faces,» conviene á saber, enviástele muy otro y muy
diferente de lo que parece; porque parece poderoso, y
es flaco; sabio, y es ignorante; que lo puorle lodo, y no
se puede valer en nada; que no tiene que ver con la
muerte, y ella con ninguno es mas poderosa. Ansí que,
en aquel punto le quilas la máscara , ó por decir verdad,
le pones la figura verdadera que tiene; y aquella liora
le convence de miserable y de flaco, bien al revés délo
que parece quería y de lo que blasonaba de sí. Porque,
á la verdad, no hay cosa tan diferente de lo que el hom-
bre quiere parecer mientras vive, que la figura y el ser
con que le deja la muerte. Vivo es brioso, soberbio,
arrogante, enemigo de rienda y de ley; muerto es cor-
rupción y vileza sujeta al desprecio de todos. Dice:
21 «Engrandecerse han sus hijos, y no sabrá; men-
guarán, y no entenderá él.» En que cuenta lo que pasa
después de la muerte del hombre, para confirmar lo
muy muerlo que queda. Y casi dice ansí : Tan lejos está
de volver á la vida , que aun no sabe lo que pasa en
ella, no solo acerca de las cosas ajenas, pero ni aun de
las suyas proprias y que le tocan, como son hijos y su-
cesores. Y concluye diciendo :
22 «Y con todo esto, ea cuanto vive, carne suya en
él padecerá dolor, y alma suya en él llorará.» Que es
la conclusión de todo aqueste discurso, y lo que propu-
so arriba querellándose á Dios ; que habiendo el hombre
de morir sin quedarle poder para tornará vivir, en este
pequeño plazo de vida no deja que viva, atormentándo-
le el cuerpo con males y. el alma con angustias y penas.
Y ansí dice: «Carne suya en él y alma suya en él,» esto
es, mientras vive y están juntos el cuerpo y el alma, el
uno se duele y la otra llora; ni al cuerpo dolores, ni al
alma le faltan congojas y ansia.
CAPITULO XV.
ARGUMENTO.
Torna á tomar la mano y la voz del pleito Elifaz el de Teman ; y
reprelienflicndo primero á Job de arroi'ante para con ellos y
de osado y desacatado para con Dios, y notándole de impío
acerca de su providencia, después, á fin de reducirle á mejor
parecer y de probar la sentencia suya y de .sus compañeros,
que á los malos en esta vida les sucede siempre mal, pinta coa
. palabras elegante y copiosamente un tirano en el parecer prós-
pero y en lo secreto de la verdad atormentado de muchas ma^
ñeras.
1 Y respondió Elifaz el Temanes y diio :
2 ¿Por ventura el s.ibio hablará saberes de aire y fea-
chirá su vientre de solano?
c Arguyes con palabras al no tu igual , hablas lo que
no te aprovecha.
4 Cierto tú destruirás el temor y menoscabarás ora-
ción delante de Dios.
5 Porque enseñó maldad luya á boca tuya, y escogiste
lengua de mal sabidos.
6 Condenarte ha por malo boca tuya, y no yo , labios
tuyos hablarán contra ti.
7 ¿Por ventura primero que Adán faiste engendrado y
en aate de collados fuiste hecho?
364 OBRAS DE FRAY
8 ¿Por venliira en consejo deDiosraeliste oido, y sa-
Liiliiria menos que tú?
9 ;,Oué n|ire!ier.diste que no aprel¡endimos? Qué en-
tendcr;!?:, y no con nosotros eso mismo? I
10 También viejo, también anciano entre nos, grande j
i-ias (¡ue padre tuyo de días. |
M ¿Por dicha es gran cosa que Dios te consuele? Mas
tus palabras malas lo vedan.
12 ¿Adonde se solleva corazón tuyo, que pestañean tus
ojos?
•15 ¿Qué se liinclia contra Dios brio tuyo , y qué pala-
bras liirislc salir de tu i)Oca?
H ¿ Quién hombro para que limpio sea, y quién nacido
de hembra para que justo sea?
ib Ves, en sus santos no puso firmeza, y cielos no
limpios son en sus ojos.
■16 ¿Cuánto mas aborrecible y podrido hombre , be-
bióme como aguas maldad?
17 Anunciaré á ti , oje á mi , y esto que vide y conta-
rélo.
18 Lo cual sabios lo manifestaron, y no escondieron
saberlo de sus antepasados.
19 í'e los cuales solos era la tierra, y no pasó forastero
entre ellos.
20 Todos los dias del malvado se ensoberbece, y nú-
mero de años escondido al tirano.
21 Voz de espantos en sus orejas, en la paz el destrui-
dor entrará á ó!.
22 No creerá tornorde escuridad,y mira al derredor si
Lay rncliilio.
23 Si va donde está el pan, sabe que asentado en su
mano el dia escuro.
24 Turbarlo han angustia y aprieto, rodearlo bao co-
mo á rey aparejado al torneo.
2ü Que tendió sus manos contra Dios, y contra Omni-
potente se fortaleció.
26 Corrió contra él con cuello erguido, armado con
gruesa cerviz.
27 Que cubrió faces suyas con grosura suya y fizo ro-
llos de carne sobre las hijadas.
28 Y moró en villas destruidas, casas que no morEron
en ellas, aparejadas á montones de piedras.
29 No os enriquecerá y no se afirmará su haber, y no
lanzará por la tierra su raíz.
50 No se apartará de tinieblas pimpollo suyo, secarálo
la Ñama y será movido con residió de su boca.'
31 No creerá, engañado, que cou precio i)odráser re-
uemido.
52 Eli dia no suyo será acabado, y su ramo no echará
flor.
53 Será destruido como viña de sus tallos tiernos y
bara caer como a oliva su flor. '
3t I'orípie coiigrei:acion de hipócrita desierta, y fuc^o
comerá moradas de don. °
3.-Í Coiu-ebir trabajo y parir vanidad , y vientre dellos
oidenará engaños.
EXPLICACIÓN,
i "Y respondió Elifaz el Témanos y dijo.» Comien-
za Eiifaz sil razón do lo mismo que .Job en el capítu-
lo xni habla dado principio ú la suya; y porque allí dijo
de sí que era sabio y no menos que sus compañeros,
lo [.rimero que le dice ahora Eiifaz es, que no es sá-
I)¡o, sino prcHmtuoso i^'iioraule. V es este el argumento
qu." hace : No dices sabidurjí, luego no eres sabio. Y
ansí, dice preguntando, y no preguntando, sino negan-
do socolor do pregunla :
'■i. <i¿l'or ventura el sabio hablará saberes de aire y
lieuchirá el vientre de solaiio?>; ^uc es decir: El sabio
LUÍS DE LEÓN.
no dico cosas de aire, esfo es, víifi!i<; y falsas; tú las di-
ces, luego no oros sabio. Y repite por oirás palabras lo
mismo, diciendo: «¿Y hetichiráel vientre de solano?»
Solano es el aire que se llama así , y vientre, por figu-
ra, es el entendimiento en aquesta escritura; y ansí le
dice : Y mucho menos el que es sabio tendrá llena de
aire la cabeza, como tú la tienes , según lo que tus ra-
zones demuestran. Y dice mas solano que otro, por-
que es aire dañoso, coniü demostrando que los pensa-
mientos y razones de Job no solo eran vanos, sino
también dañosos y pest-ilenciiiles. Y ansí añade :
3 «Arguyes con palabras al no tu igual, hablas lo
que no te aprovecha. » Hase de traer ó tomar de lo de
arriba la corriente, diciendo: ¿Y por ventura el que sa-
bio es argüirá, esto es, dirá razones, no solo fuera de
propósito, sino llenas de error y de doctrina mala? Y
declara luego por qué lo dice:
4 «Cierto tú destruirás el temor y menoscabarás ora-
ción delante de Dios. » Porque, dice, con tus razones,
abandonándole á ti, deshaces ó la justicia ó la provi-
dencia de Dios , y das ocasión á que los hombres, cuan-
to es de tu parte , no le teman ni le rueguen y acaten.
Y esto dice porque en decir Job que Dios á veces da
males á los buenos y bienes á los malos , entendía Eii-
faz, cegándose, que Job negaba la providencia , y ni
mas ni menos que negaba la inmortalidad del alma ó
la vida advenidera; porque decía el morir para siempre
que cuanto es de su parte el pecado había traído á los
hombres , y no descubría á la clara el misterio de la
resurrección de los muertos, á su parecer de Eiifaz.
Digo á su parecer, porque, á la verdad, pareciendo que
no lo dice, lo dice, como arriba apuntamos , y en los
capítulos que se siguen lo confiesa con manifiestas pa-
labras.
5 « Porque enseño maldad tuya á boca tuya , y esco-
giste lengua de mal sabidos. ') Aquí declara mas lo mismo
que ha dicho, ó lo dice por vía de pregunta reprehen-
diéndole, y como diciéndole que por qué desventura
se ha querido cegar, á que habiendo antes de agora
hablado siempre como sabio y temeroso de Dios, y de-
biendo serlo mas agora que nunca, por razón de la ca-
lamidad en que estaba , escoja por mejor sentir de Dios
coino necio y hablar como impío y malvado. Y lla-
ma «lengua ó labios de inal sahiilos» al estilo y len-
guaje de los que lo son, y entiende por «mal sabidos»
unos presumidos que confian en su juicio y en lo que
llamamos prudencia humana, que mide las cosas todas
por su razón, y en todo quiere saber un punto mas y
iiacer senlenciay juicio; á los cuales lo que la religión
enseña, y toda la doctrina de la otra vida, les parece co-
sa de burlería y de risa.
6 «Condenarte ha por malo boca tuya, y no yo; la-
bios tuyos ha!)larán conira ti.» Y esto que digo no lo le-
vanto yo ; tu lengua misma, dice, y tus razones sou tes-
tigos conira tí y le condenan; y alude en esto á su te-
ma antiguo, y casi le dice : Agraviaste denosolros, que
te ponemos culpa , y ilices que le hacemos injuria en
tenerte [lor pecador, pues Dios ansí te castiga; ya no
lo digo yo, sino tú mismo lo dices , y las razones ma-
las y blasfemas de tu boca salidas lo pregonan, y te
condenan á tí por malo, y me absuelven á mí de calu¡n-
EXPOSICIÓN DEL
nioso ; porque nunca nace tanta blasfemia sino de gran-
des acogidas de mala y viciosa vida. Y añade :
7 «¿Por ventura primero que Adán fuiste engen-
drado, y en ante de collados fuiste hecho?» A los an-
cianos y á las canas suele dar la Escritura nombre de
sabiduría, porque, como dijo un sabio, el tiempo es
padre de la verdad, porque con su luengo discurso la
saca á luz y descubre ; y ansí por esto como porque con
la vejez se enfria la sangre y se marchitan las pasio-
nes, que anublan el juicio de la razón , y queda puro el
entendimiento, la vejez se llama sabia. Pues como Job
los había notado de poco sabios, y á.su parecer dellos,
arrogádose á sí el entender y saber, pregúntanle ago-
ra debajo de una mofa disimulada y como burlando
del, sí nació él antes que el mundo ó si es mas an-
ciano que todos , y por eso presuma saber mas que nin-
guno, y desprecie á los demás como á discípulos mo-
zos. « Primero que Adán. » Puédese tomar Adán , ó por
el nombre proprio del primer hombre , ó por nombre
general con que se significan los hombres; y de la una
manera pregunta Elifuz á Job si fué criado primero que
el primer hombre, y de la oLra, si fué él el hombre
primero.
8 «¿Por ventura en consejo de Dios metiste oído y
sabiduría menos que tú?» La sciencia, sí se adquiere por
industria , es mayor de razón , cuanto es mas el tiem-
po y estudio; y ansí , los mas ancianos son mas sabios,
como dicho tenemos. Mas puédese conseguir el saber
por otra manera en tiempo breve y en edad moza,
cuando acontece que Dios le inspira é infunde, coaio
aconteció á Salomón. Y ansí , lo que agora dice es :
Mas si dices que sin ser anciano eres sabio , serlo has
por ventura porque has tenido á Dios por maesiro ; diine
pues, ¿entraste por caso en el consejo de Dios? ¿Viste
sus secretas sabidurías? Y dice :
9 "¿Qué aprendiste , que no aprendimos? Qué en-
tenderás, y no con nosotros eso mismo?» Descubre
agora la cara á la burla disimulada , y como mirándole
con desprecio, le dice : ¿Xo conocemos aquí (juién
eres? Y el (Uscurso de tu vida desde la cuna hasta este
punto ¿no lo sabemos? ¿Qué aprendíslü? ¿De quién
aprendiste? lo que aprovechaste en la escuela del sa-
ber nos es manifiesto y notorio, tus conipauo ros fui-
mos, y tuvimos los mismos maestros, y nunca apro-
vechaste con ellos tanto, que nos pesase .t nosotros de
nuestro aprovechamiento.
10 «También viejo, también anciano entre nos, gran-
de mas que padre tuyo de dias.» Ilosponde á lo que
Job pudiera decirle , que si era verdad (jue mozos ha-
bían tratado de los mismos estudios , pero hombres y
apartados ya unos de otros, había ya él aprovecha-
do mas, porque tenia en su pueblo y en su compañía
hombres muy ancianos y sabios. Y ansí le dice : Ni
en eso nos l'as hecho ventaja , porque también nos-
otros en nuestra gente estamos cercados de canas, que
vencen á tus padres en dias. Hasta aquí ha respondiilo
Elifaz por su honra y curado la llaga que le escocia,
porque ninguna cosa siente mas el presuntuoso que
ser notado de poco avisado ; y ansí , como le dolía mas
aqueste venino , echó fuera su ponzoña primero ; y
dasenconado ya con haber ultrajado ú su voluntad al
Lir.RO DE JOB. 365
afligido inocente, entra agora á tratar lacau=:a de Dios,
á quien Job, según su falso parecer, injuriaba; y to-
mando ocasión de la postura y del rostro de Job ( que
entonces por caso, los ojos en el cielo enclavados y fijos
y sin pestañear y muy encendidos, parecía reventar coa
dolor) ; ansí que , tomando ocasión desto , y lo que na-
cía de justa congoja dándolo falsamente á coraje con-
tra Dios y á desesperación y soberbia , diceleansí:
i 1 «¿Por dicha es gran cosa que Dios te consuele?
Mas tus palabras malas !o vedan.» O como dice el origi-
nal á la Letra : « ¿ Por ventura poco en comparación de tí
consolaciones de Dios? Y palabra secreta contigo.» Que
es como decirle : ¿Parécete que Dios no puede reparar
tus daños ni vencer tu miseria, y que todo lo dulce
suyo es meaja en comparación de tu grande amar-
gura? Mira bien lo que piensas, atiende bien á lo que
encubre tu pecho; que tu cara nos lo descubre, y ca-
llando la boca , tus ojos y el ardor de tu rostro dan vo-
ces y nos dicen su desesperada razón. Dices que tu
hecho es perdido , que el Omnipotente no lo es para
remedio ; que pudo deshacerte, y rehacerte no pue.le,
ó que ni hizo lo uno ni cura lo otro, sino todo es acae-
cimiento y fortuna. Y esto es lo que añade, «y palabra
secreta contigo, » esto es , aunque entre tí lo comides y
sientes, pero por las muestras de fuera lo' descubres; y
aunque lo encubres, lo vemos, porque reluce en tu ca-
ra , y no mereces ser consolado de Dios , porque en lo
secreto juzgas mal del , y no en lo secreto solamente,
sino también en lo público , porque lo que el corazón
sienle y la lengua lo calla, el rosiro lo vocea y prego-
na. Conforme á lo cual dice luego :
12 «¿Adonde te soüeva corazón tuyo, que pesta-
ñean tus ojos? » Y luego, reprehendido ya el semblante
corajoso y de soberbia lleno , á lo que á Elifaz parecía,
pasa á disputar, ó por mejor decir, á argüir, ne las se-
mejas malas , sino las palabras blasfemas que Job á su
parecer había dicho. Y dice :
13 «¿Qué se hincha contra Dios brío tuyo, y qué
palabras heciste salir de tu boca?» Esto dice por lo
que dijo arriba Job acerca de su bondad é inocencia,
cuando se prefería de dar cuenta de sí á Dios , como
Dios quisiese de bueno á bueno, y puesta aparte su ma-
jestad y grandeza , hablarle é oírle. Y que hable desto
Elifaz vese de lo que se sigue, que es :
14 «¿Quién hombre para que limpio sea, y quién
nacido de liembra para que justo sea?» Lo que aquí
decimos hombre, en su original es enos , palabra que
significa el hombre, pero que trae la origen de su sig-
nificación de lo que es olvido y bajeza y torpeza; y
ansí, en las mismas palabras iiay una como contrapo-
sición elegante; como si dijera desla manera : ¿Quién
es la torpeza para que sea limpia , ó el olvido para que
nunca se descuide ó ensucie , ó la bajeza para que,
siendo vecina de! suelo , excuse las condiciones del y
vilezas? Y usa desta misma figura David en un sal-
mo (8, fj) , diciendo : «¿Quiénes el hombre, que del
te acuerdes?» Adonde el hombre es enos como aquí,
y ansí, vale como si dijese : ¿Quién es el olvido para
que tengas tú del lauta y tan contína memoria? Y lo
que añade, « y nacido de hembra para que justo sea,»
es como si dijera á la clara , nucido de miseria y de
366 OBRAS DE FRAY
pecado y de desorden codicio!:a y ardiente, y en nin-
guna manera sujeta al freno, sino desenfrenada y des-
bocada del lodo. Que to.los estos males , como quien
fué origen y fuente dellos por su primera inconstancia
y codicia, signiHca en la Sagrada Escritura la mujer y
su nombre; y ansí, en la cabeza de las miserias núes- ^
tras pone Dios siempre por principal el nacer de tal
madre, y hace argumenio de lo poco que se nos puede
fiar en razón de virtud, del salir de tal vicnlre, porque
siempre responden á sus principios las cosas. Dice :
15 «Ves , en sus santos no puso firmeza, cielos no
limpios son en sus ojos. » No se contenta con probar
que es pecador el hombre porque es hombro, esto es,
de mala raza y de substancia baja y vil , sino también
porque en el acatamiento de Dios las criaturas que pa-
recen mas libres de culpas no son puras y limpias.
<(Sus san'ios') llama á los ángeles, en quien dice que no
puso firmeza Dios, porque de su na'uraleza pudieron
pecar , y ansí, muchos dellos pecaron. Y ios cielos que
dice, ó son los mismo^j ángeles, significados por otro
nombre, (3 es manera de lml)!ar por exceso.
16 «¿Cuánlo mas aborrecible y podriilo hombre
bebiente como aguas maldad??) Concluye la razón, y
dice maravillosamente bien , para mostrar la facilidad
y gus'o con que los hombres pecan , que beben la mal-
dad como agua; porque ninguna cosa ni se hace con
menos trabajo que el beber, ni mas gustosamenic ni
mas á todo tiempo. Y porque Job había dicho también
que los malos á las veces y los enemigos de Dios vi-
Ten dichosos y prósperos, dícele agora Eliiaz que se
engaña, y púnele delante los ojos un hombre tirano, y
descubre los dolores y males secretos que con él viven,
para que se entienda que lo que parece próspero en el
malo no es próspero; y antes que lo diga , dispone los
oídos de Job para que lo oigan y atiendan , autorizan-
do y encareciendo lo que decir quiere, y diciendo que
no es consideración .suya, sino cosa ya vis'a y no'ada
en escrito por los pásalos y antiguos, y dejada á los
venideros para perpélua memoria. Y ansí dice :
17 «Anunciaré á tí, oye á mí, y esto que viJe y
contarélo ; »
18 "Lo cual sabios lo manifestaron, y no escondie-
ron saberlo de sus antepasados.» Dice esto, porque la
antigüedad da peso á la doctrina; que la verdad, como
no se muda, siempre es una y siempre hubo quien
la supiese ; pero las opiniones de error con los años se
caen , y el tiempo las desliace y las horra , y ansí tie-
nen siempre modernos principios. Por manera que la
doctrina verdadera es duradera y antigua.
19 (( De los cuales solos era la tierra, y no pasó fo-
ra tero entre ellos.» Esto dice, porque no se sospeche
que fueron tiranizados de alguno, y que en odio del ti-
rano escribieron lo que les dictaba su pasión.
20 «Todos los días del malvado se ensoberbece, y
número de años ascoiidido al tirano. » Dice otra letra :
«Todos los días del malvado se estremece.» Y viene
bien á propósito, porque el temor es conqiañero de la
maldaij y que nunca della se aparta; y cuanflo el pe-
cador y fl malo fuese feliz en todo lo que se desea en
la vida. p~le temor y recelo de la consríencia sccre'o
liunca de bi lo aparta ; porque el alma á quien el vicio
LUIS DE LEÓN.
corrompe y saca de sus naturales quicios, sin saber
de qué y sin considerado, está consigo misma inquieta
y descontenta, y se carcome entre sí; y por la parte
que de divina tiene, adevina á sí misma siempre la
desventura que la aguarda y espera; y en particular
en el tirano que por violencia se" hace señor de los
otros se verifica esto mas; porque, alten le del desgus-
to secreto que del pecador le nace en el alma, el sa-
ber que es señor de forzados y de los que desean ser
libres , hace que los tema á todos y á todas horas. Y
ansí, en esto fjue dice Elifaz agora , casi dice desta ma-
nera : Dices, Job, que los injustos y los que adoran los
ídolos viven prosiicados y ricos; no sé cuántos y cuá-
les son los que viven an>í: mas, yaque te concedamos
que los malos tienen salud y riquezas , nunca te con-
cederemos que gozan de ningún bien puranienle, por-
que viven en desasosiego y temor, llenos de sobresal-
tos y de esperanzas malísimas, que son poderosas, no
solo para aguarles su felicidad temporal , mas para mu-
dársela en dolor y tormenlo. « Y número de años as-
conil'do al tirano.» Puédese enicndor de una manera,
repitiendo la palabra de arriba , « tiembla ó se estreme-
ce,» y diciendo ansí: «El tirano li'ombla número de
años ascondido,» esto es, toda la vida que le resta,
que se llama edad ascendida ó años escondidos , por-
que eslá por venir, y lo por venir está como ascendi-
do en el seno del tiempo. O entendámoslo do otra ma-
nera, con añadir una palabra y decir: «Al tirano son
escondidos sus años y el número de ellos; » que es de-
cir, que por el temor y peligro continuo y cierlo en que
le tiene puesto su tiranía, y por el abonecimiento que
con él tienen sus subditos, no tiene, como decir sole-
mos, un dia cierto ni una hora segura; y que le es ansí
incierto y ascondido el fin de su vida, que ni durmien-
do ni velando, ni asentado á su mesa ni cerrado en su
recámara, se puede prome:er un punto de paz. Y con
esto concierta bien lo que se sigue:
21 «Voz de e-^pantos en sus orejas en la paz, el des-
truidor entrará á él.» Que en la guerra y en los al-
borotos de pu'dj'.o se roiien y despojen unos á otros,
la cosa misma lo pide ; mas ser robado y destruido en
la paz es estar sujeto con sujeción extrema á lodo lo
que es calamidad y peligro. Y no solo quiere decir que
los malos y tiranos cuando vienen á estar mas prós-
peros, entonces suelen caer por el suelo, y que su pros-
peridad se les acaba cuando parecía estar mas en su
punto, sino dice también que durando en ser prós-
peros, y eslaudo al parecer de todos sus cosas en paz,
el temor que les nace de su mala conciencia, y el ver-
dugo secielo de la justicia de Dios se les entra en el
alma, sin que se lo estorben ni las riquezas dellos , ni
sus deleites ni su gente de guarda ; y dentro los asom-
bra y entontece, y verdaderamente les roba y des-
truye todo el bien de su gusto. Dice mas:
22 « i\o creei'á tornar de cscuridail , y mira al der-
redor sí hay cuchillo.» Encarece por diversas maneras
la misma sentencia, y engrandece mas este peligro y
temor de que habla; y ansí, dice que no creerá, ó no
tendrá por cierto, como dice otra letra, que ha de tor-
nar de oscuridad, esto es, que cuando se acostare de
noche no estará seguro ni cierlo que llegará á la ina-
IíXP0!^ir,10N DEI
nana, y qiie mirara y contemplará el cucliillo , esto
es , que cuando amaneciere y abriere los ojos con la luz
deseada, loprin)ero que verá, ó lo primero que el jus-
to temor que tiene le representará para que lo vea y
como si lo viese , será el cuchillo y el puñal libre y ven-
gador y la merecida muerte.
23 "Si va adonde está el pan, sabe que asentado en
su mano el dia escuro.» Aquí parece puso en su pun-
to y subió cuanto subir se podia la grandeza desle
miedo y peligro, pues en la mesa misma y en el pan
con que se sustenta la vida, aili temian los tiranos,
mas que en otra cosa, la mueríe. Dia escuro ó de ti-
nieblas llama á la muerte, como el poeta (a) la llamó
noche eterna cuando dijo :
Y los ojos la noche eterna cierra.
24 «Turbarlo han angustia y aprieto, rodearlo lian
como á rey aparejado al torneo.» Concluye como amon-
tonando las fuerzas desle temor, y comparándole á
rey puesto á punto de guerra, rodeado de soldados y de
gente de armas, que de lo que vemos, es el poder ma-
yor y que menos puede ser resistido.
2o "Que tendió sus majios conira Dios, y contra
Omnipotente se fortaleció.» «Tender las manos » unas
veces es señal de humildad , como las tienden los que
suplican y adoran , y oirás de presunción y soberbia,
como las tienden los que en alguno las ponen para da-
ñarle, y ansí se entiende aquí. Y ya que ha dicho del
temor y miseria secreta que enturbia y hace agria la
felicidad de los malos, descubre la fuente de donde les
mana . para que entendido cuan poderoso es el Autor,
y la justa razón que le mueve, quede entendido y con-
cluso cuan perpetuo es y cuan cierto y cuan no evi-
table el miedo y temblor que padecen ; y ansí , dice que
porque se mostró soberbio á Dios el malo, y quiso casi
poner las manos en -él , y presumió poder resistirle,
por eso
26 (( Corrió contra él con cuello erguido, armado con
gruesa cerviz, » ó como dice al pié de la letra : « Cor-
rerá contra él en cerviz, en lo grueso de cuerpos de
escudos del.» Que es, hablando en figura de un hom-
bre armado que pelea con otro armado también , de-
cir que, sin que le valga ni armadura ni fuerza , le he-
rirá Dios en lo mas peligroso y en lo mas defendido,
en el cuello donde se degiiella con un golpe la vida , y
en el pecho que el arnés fuerte y acerado cerca. Y di-
cho este pecado y la pena del , dice luego otro :
27 «Que -cubrió faces suyas con grosura suya, y
hizo rollos de carne sobre las ijadas.»
28 «Y moró en villas desiruidas , casas que no mora-
ron en ellas, aparejadas á montones de piedras.» Lo pri-
mero del mal es el perder el temor á Dios , y el presumir
soberbiamente de poder valerse sin él , que es una da-
ñada rebeldía. A esto se sigue luego soltar la rienda á
los deseos, y coger el fruto de esta vida sin orden , y
vivir en ella como si no hubiese después della otra. Y
los que tropiezan en lo primero, luego caen y se ex-
tienden en esto segundo, lo cual todo encierra Elifaz
debajo del nombre de dos cosas , que son comidas y
(a; Virg., JEa., lib. x, v. 740.
Ur.RO DE JOn. 367
edificios; y en la"; C3?iiidis se comnrehenden todos los
deleites del guslo y del sentido del tacio, y. en los edi-
ficios lodo el aparato de la delicadeza y soberbia. Di-
ce cubrió, esto es, apacentóse bien; y declara por el
efecto la causa, que es el ocio y regalo y los deleites,
y las preciosas y abundantes comidas. «Moró villas
destruidas ; » dícelo ansí , porque los edificios necesa-
rios para nuestra vivienda no se defienden ni repre-
henden. Pero los derramados enesle vicio y en los que
se encierran &n él , no se contenían con lo necesario,
sino en los desiertos, que son los campos , que ansí ios
llama la Sagrada Escril ura , en los bosques , en los mon-
tes , en los lugares perdidos y que no pueden servir
mas de para su antojo, levantan soberbios edificios. Y
dice destruidas, porque en aquellos lugares, como
inútiles, no edifica nadie, ó si edifica, lo deja perder
lufgo; porque el antojo desordenado gusla siempre de
andar al revés de los otros. O dice destruidas, porr
que tomando un tiempo por otro, preslo se destruirán,
esto es, porque en muriendo sus dueños, morarán allí
las aves y los venados, y se envejecerán y caerán so-
bre sus moradores, desamparadas de los ho;nl>res, que
ni quieren ni pueden vivir en ellas. Y conforme á eslo
es lo que añade, y dice : «Aparejadas á montones de
piedras,» porque de los edificios arruinados lo que
queda son montones de piedras mal puestas.
29 "No se enriquecerá, ni se afirmará su haber, ni
lanzará por la tierra su raíz. » Del pecado y vicio que
ha dicho, esto que dice agora es la pena natural y que
casi siempre se ve, poijreza y asolamiento de la ha-
cienda. Porque en un pecho que no pone límite en suí3
deseos y antojos, un Perú ó un océano de oro que en-
tre, se desagua luego y se consume y desaparece. Y.
debajo de esta pena pública se entiende otra secreta, y
también de pobreza de alma y de razón ; porque, como
crece el vigor del apetito desordeñado , y según que
se va haciendo señor del hombre , ansí descrece y se
amengua el uso de la razón y su clara y limpia luz.
Esto pues toca á la pena del malo en su persona, pero
no se acaba con él el castigo, sino pasa á sus hijos,
porque sea escarmiento, no solo á los que vivieron con
él, sino también á ios que después le suceden. Y delios
dice :
30 "No se apartará de Unieblas, pimpollo suyo seca-
rálo la llama, y será movido con resolio de su boca;»
quiere decir, ó no se logran, como decimos, ó nunca
vienen á prosperidad, viviendo siempre en trabajo y mi-*
seria. Y porque los llamó pimpollo, como se llama pro-
priamenle el ramo nuevo nacido de árbol viejo, perse-
verando en la misma manera de hablar de árbol y cosas
de campo, dice que la llama le secará, y le moverá el
soplo , porque las plantas nuevas se pierden , ó quema-
das de algún aire frió y agudo, ó abochornadas del tiem-
po encendido, que las seca y marchita. Y dice «resollo
de su boca», y puédese entender de su boca de Dios, y
ansí está claro, ú de su boca misma del pimpollo y del
liijo, y ansí djrá claramente la mucha facilidad con que
ha de'ser destruido, y cuan dispuesto y aparejado eslá
el hijo del malo á la injuria y á ios golpes de la fortu-
na, pues su soplo, eslo es, él mismo á si mismo se pono
fuego y se seca. Mas si alguno dijere: Si tan grave mal
3C8 OBRAS DE FRAY
padece el tirano , ¿cómo os posible que dure en su ti-
ranía? A esto responde y dice :
31 «No creerá engañailo, que con precio podrá ser
redimido,') ó como dice á la letra : « No creerá vanamen-
te engañado, que vanidad será su trueque.» Como si
dijese : No se entienden á sí mismos, y el mal que pa-
decen no piensan que nace de su malvado vivir, antes
se imaginan que viviendo peor, y añadiendo á deleites
deieiles, aplacarán ó amoriíguarán, ó si quieren, bo-
tarán aquel sentido interior ; y van creciendo en ser
peores cuanto mayores dolores y desasosiegos sienten,
y proméíense grandes cosas, y como no creen otra vida,
tienen por cierto que csíc deleite y mando y riqueza de
que gozan agora no se les trocará después en miseria.
Mas presto ven la falsedad de su pensamiento ; porque,
como añaile :
32 « En dia no suyo será íicabado , y su ramo no
echará flor.») (iDía no suyo » llama cuando, estando mas
para vivir, y conliando mas en su fuerza y poder, re-
volviendo I);os en un momento los tiempos, por un de-
sastre no pensado perecen. Porque aquel dia no era su-
yo, esto es, no era de la muerto al parecer, ni dia que
prometía calamidad ó desastre , sino muy al revés. Y
dice que en aquel dia será acabado ; porque se acaba
del todo su ramo, que es su sucesión y esperanza, sin
llegar á flor. Y declara lo mismo, conviene á saber, el
ímpetu del desastre no pensado que arruina los malos,
por dos comparaciones tomadas del campo, una de la
viña que comienza á florecer, y otra de la oliva que es-
tá en ilor. A quien suele acontecer muclias veces que,
comenzando el dia sereno, y estando ellas como alegres,
desplegando al sol puro sus hojas y flores , de impro-
viso se levanta un violento aire, y turba el cielo y en-
vía una muchedumbre de piedra y granizo, que les der-
rueca al suelo toda aquella hermosura, quedando en un
punto perdidas y pobres las que un poco antes estaban
frescas y hermosas. Y ansí acontece á los malos; por-
que dice :
53 «Será destruido como viña de sus tallos tiernos,
y liará caer como á oliva su flor. » Y añade :
3 i «í^onjue congregación de hipócrita desierta, y
fuegocomorá moradas de don ;» en que concluye lo par-
ticular, haciemlo sentencia gi'neral y diciendo : Forzo-
so es que acontezca al tirano dcsta manera , porque la
ley de Idlos los hipócritas y como su hado siempre fué
semejante. Y entiende por hipócritas, según el uso do
"la Santa Escritura, á toda la universidad de los malos;
ponpic no hay pecado domle no haya alguna disiinula-
cion falsa, y algún color do bien que encubra el mal y
el engaño. Ansí que, el hado do ellos es llama y fue-
go, y úllicno asolainíenlo y destrucción. Dice «casa de
d un, oslo es, donde se compra la justicia con dádivas.
Y íiunquc toca esto propriamcnlc á los jueces que se
cohechan, pero también se extiende á todos los que pe-
can en cualquiera manera ; porque á todos los atrae al- '
gun interese ó deleite presente, y lodos, sobornados del
como con una dádiva rica, tuercen la ley de la razón,
apartándose dclla.
33 «Concebir trabajo y parir vanidad, y vientre de-
llos ordenará engaños,» es conclusión y como un epi-
lobio breve , que en una palabra comprehcnde to lo lo
LUIS DE LEÓN.
dicho cuanto al pecado y pena deste su tirano Eli faz-
Y dice ansí : Al fin, por decirlo mas brevemente, todo
el hecho y negocio destos es, «líoncebir trabajo y parir
vanidad.» «Conciben trabnjo» ansí por el temor que
interiormente padecen, como por sus voluntades y de-
terminaciones perversas. «Paren vanidad,» ponjue el
efecto de sus propósitos y hecho es siempre vanísimo,
ó porque huyendo del trabajo que les causa el desaso-
siego concebido en el ánimo, se derraman fuera de sí,
buscando vanos alivios, esto es, pariendo vanidad y mas
vanidad (que ansí se llaman bien las obras que estos
hacen para buscar su contento), porque ni dan el con-
tento que en ellas se busca , ni siquiera otro menor, ni
son inútiles solamente, sino, como se descubre en la
muerte, dañosas y pestíferas. Y ansí por esto «su vien-
tre dellos», esto es, su pensamiento y consejo y todo
su aviso siempre ordena engaños y lazos, y no lazos en
que los otros caigan, sino lazos que sean redes y duras
prisiones para sus mismos pies.
CAPITULO XYI.
ARGUMENTO.
Oiilo cl razonamiento de Elifuz, responde Job que es fácil á los
que no padecen trabajos el consolar á los que los padecen ; lla-
ma consoladores molestos y locuaces á Elil'az y sus compañe-
ros ; dice que él está inocente aunque padece tantos males, y
en comprobación de su inocencia , implora el juicio de Dios,
quien solo escudriña los corazones de los liombres.
í Y respondió Job y dijo :
2 Oído lie como esas muchas, consoladores de tormen-
tos lodos vosotros.
3 /.Hahr.in fin palabras de vientos? O ¿con qué confirma-
réis cuanto habláis?
i También \ o oonio vos hablaré, y ojalá estuviese vues-
tra ánima en lu¿;ar de la nila.
5 Aplicara soI)re vosotros mis palabras y moviera so-
bre vosotros cabc/a mia.
6 Forlateciéraos con mi boca, y movimientos do mis
l;d)ios detuvieran vuestro dolor.
7 Si hablare no se estorbará mi dolor; si cesare, no se
partirá de mi.
8 Cierlo agora aíligióme, asolaste toda mi congrega-
ción.
9 Heciste rngas en mi, icsligo es y contra mi solevan-
ta; magrez mia on mi cara rospondorá.
to ira suya recogió y contrailijome, escupió, regañó
contra mi con sus dicnlcs, mi enemigo aguzó sus ojos
en mi.
ti ExkMidió sobro mi sus bocas con afrenta, hirieron
en mejilla mia, y juntamente contra mi se amontonaron.
12 Encerrado me entregó Dios al falso, y en las manos
de los malvados me entregó.
13 Kn paz estaba y desmenuzóme, asióme por la cer-
viz, esparcióme desmenuzado y púsome asi como blanco.
l-t Cercáronme sus saetas, traspasóme los lomos, y
no perdonó, derramó por ta tierra liiel mia.
V6 Qucl)rantóme con quel)ranlo sobre quebranlo, cor-
rió contra mi comovalienle barragan.
i6 Cilicio cosí sobre mi cuero, y cargué de polvo mi
cabeza.
17 Mis faces se enlodaron con cl lloro , y sobre mis
pestañas sombra de muerle.
18 Por no violencia de mis manos, j oración mia
limpia.
1!) Tierra, no cubras mi sangre , ni haya lugar á mi
clamor.
EXPOSICIÓN DEL
20 Aun agora en los cielos testigo mió, y raí satidor
en las alturas.
21 Palabreros amigos mios, á Dios llora el mi ojo.
22 Y argüirá varón con Dios, y como hijo de hombre
con su compañero.
23 Que años de cuenta vendrán, y senda no tornaré
que audaré.
EXPLICACIÓN.
1 «Y respondió Job y dijo. » Cansado de oir tantas
veces unas mismas razones, díceles agora Job que se
holgara estuvieran ellos en su lugar para consolarlos él,
y mostrarles la manera como se consuelan los afligidos.
Y de allí, volviendo sobre su desventura, cuenta con
encarecidas palabras lo mucho que padece y cuan sin
culpa lo padece. Y dice :
2 ((Oido he como esas muchas , consoladores de tor-
mento todos vosotros.» Quien dice «esas ó ese», y no
■nombra con su nombre lo que demuestra, como en nues-
tro castellano, ansí también en la lengua original deste
libro hace significación algunas veces de enfado y des-
precio. Y por no dar á la cosa de que se liabla el mal
nombre que ó ella merece ó á nosotros nos parece de-
bérsele, señalamos ansí y nos quedamos como en el ca-
mino, yendo á nombrarla, detenidos de alguna razón de
respeto; y lo que no decimos con la palabra, demos-
tramos con el meneo y desgaire del rostro , y la boca
dice esas y calla, y el desgaire habla por ella, y los que
lo ven entienden que dice esas, como si dijésemos, ó
impertinencias ó necedades , y ansí se usa en este lu-
gar. Porque es muy justa la razón que tiene Job para
mostrarse enfadado ; que, demás de ser desapiadada ma-
nera, á un afligido, en lugar de condolerse con él, de-
nostarle, aun en razón de disputa era disparate lo que
decían y tornaban á decir tantas veces sin jamás lle-
gar al propósito. Porque, aunque era verdad decir que
Dios en esta vida azota severamente á los malos , pero
no estaba allí el punto de la dispula, sino en probar que
siempre les acontecía á los malos ansí, y por el contra-
rio, los buenos vivían siempre en vida abundante y sin
ningún revés de fortuna ; que era lo que Job para su
defensa negaba, y lo que no sabían ni podían probar sus
amigos. Antes, como acontece á aquellos que esgrimen,
si acaso en ellos crece el enojo y les desfallece el brazo
y el arte, que sin guardar tiempo ni orden, tiran y re-
doblan golpes á ciegas, ansí hacen estos, que encendi-
dos con la disputa, y cegándose con la tema y enojo, ni
vian lo proprio de su propósito, por estar ciegos, ni po-
dían contenerse de hablar sin propósito, por estar eno-
jados y corajosos. Y desto nació en ellos tanto hablar
y tan poco acertar, y el pecar en lo mismo siempre , y
volver siempre á lo mismo. Y de aquí nacieron estas
que Job llama esas, y quiere decir, impertinencias va-
nas muchas y muy repetidas, y dellas el enfado de Job
con sus amigos ; porque les dice : « Consoladores de
tormento todos vosotros.» Y luego :
3 «¿Tendrán fin palabras de viento? O ¿con qué con-
firmaréis cuanto habláis ? Llama « palabras de viento »
lo que decían y repetían aquestos, y llámalas ansí con
grande razón , porque iban todas fuera del intento pro-
puesto, y se divertían á cosas que concedidas, no con-
cluian en manera alguna lo que se pretendía. Y esto
E. &V1-U.
LIBRO DE JOB. 369
llamamos bien hablar en el airo, cuando ni tiene fun-
damento ni es á propósito todo cuanto se habla. Tales
pues eran estos por dos razones : una , porque sien-
do su oficio consolar á Job afligido, se ponían á fati-
garle y afligirle de nuevo, acusándole y poniéndole cul-
pas; otra, porque cuando fuera tiempo de tratar con
él dellas, era impertinencia cuanto decían. Y según
esto, añade : «¿Con qué confirmaréis cuanto habláis?»
Que es decirles mas claro que no estribaba su razón
en cosa que verdadera fuese , ó sin duda ninguna era
decirles que con cuanto decian no podían probar ser
verdadero lo que probar deseaban acerca de su culpa y
pecado; questo llama « cuanto habláis», porque toda su
habla la enderezaban á aqueste fin y probanza. Y dice:
4 «También yo como vosotros hablaré, y ojalá estu-
viese vuestra alma en lugar de la mia.»
5 «Aplicara sobre vosotros mis palabras y moviera
sobre vosotros mi cabeza. » Como diciéndoles que lo
que ellos hablaban, esto es, lo que alegaban y en lo que
se extendian para convencerle de culpa, también lo
platicaría él si quisiese. Porque, como al principio diji-
mos, con solo decir que era justo Dios , y con solo ex-
tenderse en alabar su sabiduría y grandeza, les parecía
que Job, pues estaba azotado, quedaba convencido de
malo. Y lo primero era verdad , y lo segundo no lo era
ni se seguía de lo primero. Y ansí, dice bien que habla-
ra como ellos, esto es, que supiera decir de la justicia
y saber de Dios lo que ellos han dicho. Y aun dice que
usara mejor que ellos de aqueste ?aber, porque no con-
cluyera tan mal, ni de ser justo Dios hiciera argumen-
to para condenar á ninguno; y á ellos mismos, si estu-
vieran en su lu?ar y padecieran lo que padece, no los
acusara de pecado, aunque sabe y conoce tan bien co-
mo ellos que es justo Dios por manera infinita. Antes,
dice , yo os mostrara por la obra entonces como debe
ser tratado quien es afligido y padece ; que no me pu-
siera á disputar si pecábades , sino á condolerme de lo
que padecíades, y del dolor ajeno hiciera proprio, y
sintiera loque sentíades, y ajustárame con vuestra for-
tuna. Y eso es lo que dice : «Aplicara sobre vosotros
mis palabras ,» esto es, hablara conforme á lo que pe-
dia vuestra miseria, y midiera mis palabras con ella, y
cuanto dijera fuera á propósito de aliviaros la pena.
«Y moviera sobre vosotros cabeza mia» (que es el ges-
to de los que se conduelen y de los que lloran con otros,
menear la cabeza encogiéndose); y ansí, dice que con
razones y con meneos los consolara, esto es, por todos
los caminos posibles. Porque dos son los principales
para mitigar el dolor : ó la razón, que les disminuye á
los afligidos la causa , ó el sentir que tienen quien se
conduela; que lo primero disminuye la pena, en cuan-
to deshace la causa della , y lo segundo repártela con
otros, y ansí queda menos. Prosigue :
6 (cFortaleciéraoscon mi boca, y movimiento de mis
labios atajara vuestro dolor. » Fortaleciéraos , dice, y
no os reprehendiera, os animara y no os acusara; bus-
cara razones que disminuyeran vuestro sentü", y no
argumentos que sacaran á luz vuestra culpa. Porque
á la verdad, cuando uno está afligido y azotado, no
es tiempo de avisarle, sino de consolarle, y el repre-
hendelle entonces es castigarle mas, y el convencerlo
24
370 OBRAS DE FRAY
de culpa (sin ella) es traerle á desesperación; y en ca- ;
so que la tuviese, pues la paga, no cabe en razón el i
darle en cara con ella, ni el tratar della en manera nin- j
puna. Demás de que, el dolor agudo y presente no deja ;
el juicio libre para atender á otra cosa; y ansí, en pre- ;
sencia suya no bay lugar de disputa, cuya conclusión i
para el que padece es amarga y desabrida. Que, como al
cuerpo enfermo aplicarle nuevas causas de mal seria |
crueldad señalada , ansí al ánimo dolido en ese mismo \
tiempo, cuando se congoja y se duele, y cuando la pena |
le esíá presente, hacerle presente la culpa es añadirle ¡
congoja nueva; que en quien lo hace arguye ó falta de [
saber ó de amor verdadero. «Todas las cosas tienen su i
tiempo,» como dice el Sabio (a), y el del padecer pide •
el consuelo. Y porque esto se hace en dos maneras , ó
'fortificando el ánimo paciente, ó eso mismo que se pa- ¡
dece disminuyéndolo, Job dice que si le tocara á él el
consolar, y á sus amigos el padecer, no solo no hiciera
lo que hacen con él, ni solo no los reprehendiera , mas
hiciera lo que ellos hacer debían, y los consolara por la
mejor via que le fueía posible ; ponjue se ingeniara á
añadirles fortaleza en el ánimo y á cortar los nervios y
deshacer las fuerzas de lo que les causaba dolor, y á ala-
jarie ios mineros del todo. Y añade :
7 (iSi hablare, no se ataja mi dolor; si cesare, no se
partirá de mí.)) Yo, dice, me hubiera con vosotros en
la forma que digo; mas agora á mí, y en la manera que
comigo os habéis, ni el iiabiar me vale ni el oíros me
remedia; porque el hablar es responder á vuestras im-
pertinentes calumnias, que no ataja, sino acrecienta, el
enojo; y el callar es oíros, que es otro mayor enojo.
De arte que, según buena cuenta, estos amigos de Job,
en lugar de consolarle, no solamente le causaban tor-
mento, mas le privaban de la ocasión de consuelo; por.
que si callaran y le dejaran solo, él se conhortara en
alguna manera consigo, ó callando ó hablando buscara
razones que le fortificaran, y ocupárase en ellas, habla-
ra lo que su dolor le pedia y desahogara el dolor. Mas
agora al revés, con su importuna disputa no le dejan ni
pensar ni hablar lo que le fuera de alivio; cuando ca-
lla los ha de oír, y cuando habla, habla para su res-
puesta; y ansí, ni calla ni habla para su descanso, co-
mo pudiera, sino para indignación y nuevo enojo, Y
ansí añade bien :
8 «Y cierto agora afligióme, y asolaste toda mi con-
gTe:.'acion. » San Jerónimo entiende que habla aquí
Job con el dolor de quíiiu dice que le allii-'C \)0V todas
parles. Mas también lo podemos enderezar á Dios,á
quien dice que en esto mismo que a^'ora dice y con
sus amibos padnce, ve claramente cómo le aflige del
todo ; pues este pequeño resquicio que para su con-
í5uelo tener podía , la niodilacion de lo que le podía es-
forzar se le cierra y quita, obligándole á rcspueslas
y demandas tan molesta"?. Y lo que es mas dolor, le
quita este bien por m^dio do ovos miamos que vom'an á
riársolo, converliéíidole en [tona lo que vino á traerle
consuelo, y sacando de sus amigos su daño. Y jior eso
dico qiif! «lo ha asolado ^m rongregncion » ; porijue ha
hecho qiio la mujer y la fanillia y los amigos no solo le
(a) Ecdcs-, Z, 1.
LUIS DE LEÓN.
falten, que fuera mal pasadero, sino que le atormen-
ten por todas maneras, siéndole estorbo para su alivio
y añadiéndole tormento de nuevo, cortando las causas
de consuelo y acrecentando las de dolor y pena ; que
es sin duda asolamiento perfecto, adonde no solo no
queda rastro de lo pasado, mas se pone todo de figura
contraría y diferente. Añade :
9 «Heciste rugas en mí, testigo es, y contra mí se
levanta falsario, en mí cara responderá.» Lo que deci-
mos falsario, en el original significa lo que desdice de
lo que es; y ansí, unas veces quiere decir mentira ó
mentiroso, y otras flaco y magro, porque lo tal no res-
ponde á lo que ha de ser, y es menos de lo que ser de-
be. Por donde otros traducen este verso desta manera:
«Magrez mía en mí cara responderá.» Pues porque ha-
bía dicho arriba que Dios le asoló toda su congregación,
en que entendió, no solamente á toda su familia y ami-
gos, los cuales todos ó le faltaban ó se le volvían con-
trarios, sino también su cuerpo y sus miembros, .como
san Jerónimo entiende, que traslada y dice': «Y aso-
laste todos mis artejos» (porque á la verdad lo de que
el hombre consiste es una congregación y ayuntamien-
to de muchas cosas y muy diferentes que se allegan en
una); pues porque había dicho no tener cosa sana en
su cuerpo, que no solo estaba herido en .los bienes de
fortuna, sino también en los de naturaleza, no solo en
los de fuera , sino en los interiores y suyos , no so-
lo en la mujer, en los hijos, en la familia y amigos, sino
en el alma y en el cuerpo y en cada una de sus partes
y miembros, y finalmente en toda su congregación,
esto es, en toda la muchedumbre de cosas que por algún
título le pertenecen y tocan; ansí que, porque decía esto
arriba, es conforme áello lo que agora añade, pon[ue ef
prueba de ello mismo. Y es como si mas claro dijese :
No tengo parte ni miembro sano, y las arrugas de mi
cara son fieles testigos de lo que padece mi cuerpo, y
el que no lo creyere , míreme, que mi magrez le haré
que me crea. Y prosigue :
dO (lira suya recogió con amenazas, escupió, regañí
contra mí con sus dientes, mí enemigo aguzó susojo^
en mí.» En que, para mayor encarecimiento de lo qut
padece , representa por hermosa manera el enojo qut
con él Dios tiene, y juntamente confirma mas lo qu(
antes decía; porque Dios es quien le azota; y ansí, cuan-
to mostrare á Dios mas enojado, tanto manifiesta mas
la gravedad de su azote. Que la grandeza del efecto poi
la grandeza de la causa se muestra. Pues dice (]ue , s;
no tiene cosa sana, si está asolado del todo, si los sm
yos y los ajenos le faltan, si la carne está consumida j
el cuero seco, y los huesos podridos y las entrañas las-
timadas, y los sentidos turbados y el alma atormeiitadí
y confusa , verán que es así, y que es menos lo que pa-
sa de lo que dice, sí miran á quien lo hace y la dispo-
sición de su ánimo, porque Dios, autor de aqueste cas-
tigo , arde en enojo contra él ; y figura un enojado
y pínialc con maravillosa viveza; porque quien inuclu
se enoja, lo primero recoge la ira en sí , y advirtien-
do y allo^íando las causas de enojo, pono leña á la cóle-
ra, que bien encendida, bulle luego con amenazas y re-
gaña los dientes y aguza los ojos , y los enclava en e
que padece, y casi le traspasa con ellos y le turba y U
EXPOSICIÓN DEL
espanta. Y eso mismo dicede Dios agora; porque dice:
«Ira suya recogió,» esto es, Dios allegó y ayuntó en su
pecho su ira toda, ó como otros entienden , la ira de .
Dios me recogió á mí, esto es, me asió y trabó con sus I
uñas. ((Con amenazas,» dice , esto es, asióme amena- ¡
zándome; que es muy natural á los muy airados iiacer
y decir juntamente, herir y amenazar en ún mismo
tiempo. Añade: «Y escupió, regañó contra mí con sus
dientes.» Porquelaira, como les embravece el corazón,
ansí también les pone fiera la cara y les hace crujir los
dientes ; y la misma obra del herir ejecutada con. ira,
les saca el enojo afuera por los ojos y por la- boca y por
toda la figura del rostro con semblantes y meneos terri-
bles. Y no paró, dice, en solas demostraciones fieras es-
ta su* furia; sino, como añade:
H (i Extendió sobre mí sus bocas con afrenta, hi-
1 ¡cron en mejilla mía, y juntamente contra mí se har-
taron.» Bien dice «extender, y sus bocas», para mos-
trar que su mal no es un bocado solo ni un bocado pe-
queño, antes toma grandes bocados, y tantos, que pa-
recen haber sido necesarias muchas bocas y muy abier-
tas. Porque un bocado, y grandísimo, fué en la reputa-
ción y en la honra, que se la tragó y quitócasidcl todo, de-
jándole en opinión de grandísimo hipócrita, y por eso
dice que con afrenta le hirió en la mejilla; y otro bocado
fué en la hacienda , tan grande, que no le quedó cosa
ninguna, y otro en la salud por la misma manera, y
otro en la familia y amigos, que los llevó todos; y por
causa de aquestos bocados dice que juntamente contra
él «se hartaron», estoes, que mordieron en todo loque
tenia aquellas bocas abiertas, y que no mordieron lle-
vando parte y dejando parte, sino llevándolo y comién-
dolo todo. Y eso significa en decir que «se hartaron»,
porque comieron hasta hartarse, sin dejar cosa ninguna.
Y también en llamar bocas á la boca, y á la boca abier-
ta en llamarla extendida, sigue Job el afecto común de
los que caen en las manos de algún enemigo bravo que
los hiere y maltrata ; que el pavor y asombramiento les
acrecienta en la vista aquello mismo que los espanta,
y todo se les demuestra mayor. Prosigue:
12 «Encerrado me entregó Dios al falso, y en las
manos de los malvados me entregó. Falso y m.alvado
llama al demonio , y á sus ministros los sábeos y los
caldeos , ejecutores deste mal que padece. Y dice que
los encerró Dios ó que le dio encerrado y aprisionado
á los malos , para mostrar que ni le dejó lugar de defen-
sa ni camino de huida. Y llama al demonio con razón
falso y malvado, porque, al'endc de lo general, en este
su caso fué malvado y muy falso; falso, porque pensó y
habló diferente de la verdad que pasaba, afirmando que
la virtud de Job era virtud mercenaria; malvado, por-
que sus malas entrañas y el odio mortal con los hom-
bres le pusieron en que hablase y pensase desla mane-
ra. Añade :
13 «En paz estaba y desmenuzóme, asióme por la
cerviz y arrojóme quebrantado, púsome á sí como blan-
co.» Es mayor el mal no pensado , y la calamidad junta
á la felicidad aflige mas el sentido; y á Job le sucede así,
y él lo dice aquí para demostrar mas su miseria. «En
paz,» dice, estaba, y desmenuzóme;» que en decir
faz, dice, no solamente descuido del mal que le venia
LIBRO DE JOB. 574
cercano, sino descanso y riqueza y bienandanza de es-
tado. Porque jmz, en la propriedad desla lengua dice
todos los bienes; porque á la verdad, todo loque es
bien hace paz, y el bien que falta hace guerra,' porque
inquieta con su deseo. Añade : «Asióme por la cerviz,
y arrojóme quebrantado, y púsome á sí como blanco;» en
que declara su trabajo, mas por dos comparaciones secre-
tas. La presa de la cerviz es lamayor presa, porque el que
prende coge allí todos los nervios, que son los medios por
donde el cuerpo se mueve, los cuales nacen del celebro y
juntan en la cerviz, y por ella descienden y se reparten al
cuerpo; y ansí, cuando de allí le prenden, apenas puede
moverse el animal preso, y pierde el sentido y-la fuerza.
Pues dice: Como un sabueso cuando asédela cerviz algún
gozque, y dándole dos vueltas, con furia le arroja en al-
to y quebranta, y como quien ata uno al palo y le pone
á sus saetas por blanco , ansí Dios me prendió de la
cerviz y me arrojó, y ansí me tiene por terrero en que
descarga sus golpes. Y dice que ansí fe prendió por la
cerviz, para mostrar que no en veces ni poco á poco,
sino como de una vez y de un golpe y juntamente le
privó de sus bienes y fuerzas; y para mostrar que an-
tes que se advirtiese se vio preso,, y antes que pudiese
menear en su defensa la mano se vio arrojado y deslie-
dlo. Ansí que, la semejanza de la cerviz es para de-
clarar la presteza del mal que le vino y lo súbiío del,
que no pudo ni apercebirse ni defenderse ; y el estar
como blanco es para demostrar la muchedumbre de
sus males, que el blanco no se pone para un tiro solo,
sino para muclios tiros. Y aun dice en ello otra cosa,
que como el blanco no es para mas de ser herido, y es-
to solo es su oficio , ansí le parece á Job que no sir-
ve ya sino de sugcto de males y de materia en que las
miserias todas prueben sus fuerzas, y de terrero puesto
á la'crueldad de mil tiros. Y ansí prosigue esta seme-
janza, y añade :
14 «Cercáronme sus saetas, traspasóme los lomos y
no perdonó, derramó por la tierra hiél mia.» Y no fui
blanco, dice, para una saeta, sino para muchas saetas,
que «me cercaron» y se hincaron por todas parles en
mí, que estoy como erizo. Y llama saetas á sus dolores
agudos, ansí los del cuerpo como los del pensamiento,
que le enclavaban el alma. Y dice que le «traspasó los
lomos, y no perdonó», y que le «derramó la hiél por
el suelo»; ó porque «los lomos» por figura significan
en estas letras toda la forialeza del hombre, ansí la in-
terior como la que se descubre de fuera, el pensamien-
to, el discurso del ingenio, la fortaleza de la voluntad,
el vigor de la carne y del cuerpo, y en todo puso sae-
tas Dios y lastimosas heridas ; ó porque entre otros fué
proprio accidente de la enfermedad corporal que tenia
el dolor agudo de los lomos y el continuo flujo del vien-
tre en humor corrosivo y colérico. Prosigue:
lo «Quebrantóme con quebranto sobre quebranto,
corrió contra mí como valiente barragan.» Hay que-
brantar una cosa y hay molerla ; el quebrantar sé ha-
ce con un golpe, y el moler añadiendo golpes á golpes.
Pues usa desta semejanza también para nuevo encare-
cimiento de su fuerte ventura; y dice que no es que-
brado solamente, sino molido y deshecho, no es herido
con un golpe solo, sino desmenuzado con muchos gol-
372 OBRAS DE FRAY
pes que vinieron sobre él casi súbito y como juntos, y 1
luego unos en pos de otros, como en el capítulo prime- j
ro se dijo. Y !o que añade, que «corrió Dios contra él
como valiente barragan», hace significación délo mis-
mo, de su poca defensa y de la mucha pujanza de su
contrario, y de lo que á esto se sigue, que es el destrozo
grandisimo que en él hizo; y dícelo por semejanza de
los que en la guerra pelean y se encuentran con los
muy aventajados en fuerzas. Dice mas:
16 «Cilicio cosí sobre mi cuero, y cargué de polvo
mi cabeza.» Ha dicho el mal que Dios puso en él ; dice
agora las demostraciones dello que él ha puesto en sí
mismo, que todo ello encarece mas su desgracia , por-
que todo es parte della, el ser miserable uno y el pare-
cerlo, el traer el alma atligida y el andar con el cuerpo
enlutado. Pues dice que se vistió de cilicio, y que cu-
brió con polvo su cabeza, que era el hábito de los afli-
gidos y miserables. Y dice mas :
17 «Alis faces se enlodaron con el lloro, y sobre mis
pestañas sombra de muerte;» que esotra demostración
de la pena que su alma sentía, y mas cierta que la pa-
sada. Porque el lloro mana del corazón, que se derrite
en lágrimas cuando está triste. Y vese que la aíliccion
era mucha, pues era el llanto lan grande, que le ensu-
ciaba la cara y le cegaba los ojos; que eso es cuando
dice «mis faces se enlodaron con lloro»; porque el
agua de las lágrimas que le bañaba el rostro y el polvo
que sobre ella caía , se convertía en lodo en las meji-
llas. Y ni mas ni menos lo que añade, que asobre sus
pestañas sombra de muerte», es decir, que del llorar le
nacían tinieblas en los ojos, que suelen cegar con el
lloro ; porque lo negro y lo tenebroso, y lo que es no-
che y obscuro es muy vecino á la muerte , en que se
escurece y envuelve en tinieblas la vida. Dice:
18 «Por no violencia de mis manos y oración mia
limpia.» Esto es lo postrero del encarecimiento. Por-
que aunque consuela el leslimonío de la conciencia,
por otra parte, ver uno que le condenan y le castigan
sin rulí)a, es grande ocasión de enojo y de despecho;
que al íin la culpa llama ala pena, y convida á sufrir el
mal que viene el conocer ser justo que venga. Y ansí,
dice Job dcsta manera : Todo lo que he referido pa-
dezco, y si Iiubitira pecado ó si mereciera un castigo
semejante, funra necesaria medicina y pasara; mas no
me acusa la conciencia ni de hecho ni de pecho que
aquesto merezca , sino es que por ser bueno merezco
ser castigado. «Por no violencia de mis manos,» dice,
como diciendo : Y si los que ois el proceso de mis pe-
nas deseáis saber las ocasiones y las causas dellas , no
sequé deciros, sino que he vivido inocente; que nun-
ca puse las manos ron violencia ni en la persona ni en
la honra ni en la harinnda ajena; á ninguno agravié
ni InVc injusiicia. Y dice: «Y mi oración limpia,» para
responder calladamente á los pensamientos de sus ami-
gos, que le notan de hipócrita y de que, siendo malo,
hacia significaciones de bueno con apariencias de re-
ligión y oración ; que si lo fuera, fuera pecado gravísi-
mo, y que Dios aborrece mucho presonlarso a Dios
religioso y tener el ánimo muy alojado de Dios, mos-
trarse por defuera siervo suyo y aborrecerlo en el pe-
cho, golear las manos sangre ¡nocente y alzarlas á él
LUIS DE LEÓN.
como limpias; que es lo que dice Esaías (a) : Cuando
lendiéredcs á mí vuestras manos, volveré á oira parte
mis ojos, y por mas que multipliquéis oraciones, no os
tengo de oír , porque vuestras manos están llenas de
sangre.» Prosigue:
19 (i Tierra, no cubras mi sangre ni haya lugar á
mi clamor. No se contenta coa afirmarse inocente, si-
no confírmalo y prueba ser así por una de dos maneras:
ó maldiciéndose si no es ansí como dice, ó alegando tes-
tigos de que es verdad lo que dice. Porque este verso
se puede llevar á ambos sentidos; ó que diga: Si no es
ansí, muera yo y la tierra no cubra mi cuerpo, y sea
manjar de las fieras , y cuando me viere oprimido y
llamare, nadie me oiga ; ó de otra manera (y es á mi
juicio mejor) : Bien sabe la tierra que es verdad lo que
digo ; á ella le pido, si no es ansí, que bable y que des-
cubra mis malos hechos. Y tiene su fuerza esta razón,
en que todo lo bueno y lo malo, por secreto que sea,
tiene por testigo á la tierra donde se hace; de donde
nace lo que se dice en manera de antiguo proverbio,
del concierto que con el cielo tiene hecho la tierra de no
encubrirle ninguna cosa. Pues dice ansí Job: Cumpla
su palabra la tierra, y si he hecho lo que no debo, di-
galo á voces al cielo , y no haya lugar en ella adonde
mi maldad pueda ser ascendida. Tierra, dice, «no cu-
bras mi sangre,» esto es, la sangre ajena que he verti-
do yo, si vertido la he, ó los males y violencias que he
hecho. Porque sangre, en estas letras significa todo
aquello en que se mezcla violencia y injuria, como se
ve en David (6), en Esaías (c) , en Oseas ((/) y en otros
lugares. Y dice: «No haya lugar á mi clamor,» esto es,
no des lugar en tí ni baya desierto tan apartado ni
cueva lan secreta ni abismo tan hondo adonde mi cla-
mor se encubra. Y llama clamor suyo, no lo que él
vocea, sino lo que alguno , si ha sido agraviado del, se
querella y se queja. Y verdaderamente llama clamor,
según el estilo desta escritura , á todo pecado grande y
injurioso y violento , y que él mismo por razón de su
enorme gravedad ó fealdad está pidiendo venganza. Y
dice mas :
20 «Aun agora en los cielos testigo mió, y mi sabi-
dor en las alturas.» No solo la tierra, dice, puede ser
buen testigo, mas es lo cierto y mas abonado testigo
el que en el cielo vive; él es el gran sabidorde mi pure-
za y inocencia. «Aun agora en el cielo testigo mío.»
Como si dijese : Y agora, entre todo el mal que padez-
co, cuando parece que me aborrece y me condena to-
do, cuando á vuestro juicio Dios con su castigo me de-
clara por malo y culpado, pues agora ahí donde está
sabe bien la verdad; y si hablase, sé yo bien queha-
blaria por mí. «Mi testigo, dice, en el cielo; » que es
prueba de ser verdadero el testimonio , porque en el
cielo mora la verdad, ansí como en la tierra el engaño;
donde el cielo se atalaya todo y se ve, en el suelo se
desparece y encubre; es el cielo asiento de luz, y la
tierra de noche y tinieblas; y ansí , en el cielo está el
Autor y el saber, y en la tierra el sospechar y el errar. Y
conforme á esto añade:
21 «Palabreros amigos míos, áDios llora el mi ojo.»
(a) Isai., 1, lü. (í) Ps. CO. (c) Isa¡.,l. {d¡ Oseac.,2.
EXPOSICIÓN DEL
Como si mas claro dijera : Hablaréis como os pluguie- |
re vosotros, y juzgaréis como se os antojare de mi; po- j
co curo ni hago caso de vuestros juicios y diclios, á j
Dios me vuelvo y á él miro, que es mi sabidor y tesli- ]
go. «A Dios, dice, llora mi ojo,» esto es, mi cuenta j
toda es con Dios , á él presento mi alma , al mismo lia- j
mo por testigo de mi inocencia, á él suspiro y lloro, pi-
diéndole ayuda. Mas dice:
22 «Y argüirá varón con Dios, como hijo de hom-
bre con su compañero.» Como diciendo: Y pensaréis
vosotros de haberos con Dios en la manera que comigo
os habéis , y como os parece que me concluís con vues-
tras razones sofisticas , ansí persuadiréis á Dios con las
mismas , y como me argüis de culpado, ansi delante de
Dios probaréis que lo soy; mas estáis muy engañados;
porque, como dice:
23 «Que años de cuenta vendrán, y senda no torna-
ré que andaré ;» esto es, porque sin defenderme, ven-
drá dia en que Dios me defienda. Porque yo me aca-
baré y «no tornaré» , esto es, faltaré á mi defensamu-
riendo, y no hablaré sobre ella jamás; pero «vendrán
años de cuenta», esto es, aunque yo no hable , hablará
mi inocencia, porque aunque calle, puesto en silencio
y en muerte, la inocencia tiene su lengua y su vida.
Los años mismos hablan y el tiempo con sus vueltas al
fin trae á luz la verdad. Yo no volveré; mas «años de
cuenta vendrán», adonde el Juez, que engañar no se
puede, estrechará vuestra cuenta y testificará mi ino-
cencia. O pueden declararse de otra manera aquestos
dos versos postreros, diciendo: «Y argüirá varón con
Dios, y como hijo de hombre con su compañero;» esto
es : Y ojalá pudiese yo hablar con Dios agora como
puedo razonar con vosotros. Que porque dijo que á
Dios lloraban sus ojos , que fué decir que suspiraba á
él y lloraba por ayuda y socorro, y porque diciendo es-
to, se le ofreció que aunque le miraba no le via, y
aunque razonaba con él no le respondía palabra , con-
siguientemente desea poder hablar con él en la mane-
ra que con sus compañeros hablaba. Mas viendo que
esto era excusado , ofreciósele que sus días se acababan
presto , y él moriría con este deseo. Y ansí dijo : «Mas
años de cuenta vendrán, y yo senda no tornaré que an-
daré ; » esto es , mas mis dias breves se acabarán , y yo
iré para no volver mi camino. Que «años de cuenta»
llama años contados y breves, y que tienen su cierto
término y que se acaban en breve.
CAPITULO xvn.
ARGUMENTO.
Prosigue Job razonando en favor de su inocencia ; desea con ma-
yor ansia que sea Dios el juez de su causa, y no ios Iiombres,
que juzgando las cosas por el exterior, se engañan; encarece
sus trabajos, y desea verse libre de ellos por medio de la
muerte.
1 Mi espíritu se acaba , mis dias se acortan , sepulturas
me restan.
2 Burlerías no comigo , y mora en amarguras mi ojo.
3 Líbrame yponme contigo, y pelee coiilra mi quien
quisiere.
i Porque ascondiste su corazón del saber, y por tanto
no serán ensalzados.
5 Promete presa á su amigo , y los ojos de sus hijos
desfallecuu.
LIBRO DE JOB. 373
6 Y póueme por ejemplo de pueblo, y soy ejemplo de-
lante deilos.
7 Escurecióse de saña mi ojo , y mis cosas como som-
bra todas ellas.
8 Maravillarse han derechos sobre esto, y inocente so-
bre falsador se despertará.
9 Y trabará justo su carrera , y limpio de manos aña-
dirá fortaleza.
10 Y verdaderamente tornad ahora todos vosotrosy ve-
nid, y no hallaré en vos sabio.
11 Mis dias se pasaron, mis pensamientos fueron ar-
rancados, gastadores de mi corazón.
12 Noche por día pusieron, y luz cercana ante faz de
tinieblas.
13 Si sostuviere, fuesa mi casa, en escuridad extendí
mis lechos.
II A la corrupción llamé, mi padre tú , mi madre y mi
hermano al gusano.
13 Y ¿adonde agora mi esperanza? Y á mi esperanza
¿quién la catará?
16 A rincones de fuesa descenderá, ¿si habrá sobre pol-
vo folgauza?
EXPLICACIÓN.
Porque dijo Job en el fin del pasado que él se iba
para no volver , y que caminaba en posta á la muerte,
declara agora esto mismo mas y razónalo, y dice :
1 «Mi espíritu se acaba , mis dias se acortan, sepul-
turas á fin.» Como diciendo: Mi fin digo que está cer-
ca, porque, á lo que siento, el espíritu me desfallece ya,
y la grandeza de mis dolores amenguan mis dias, por-
que la enfermedad acorta siempre lo que la salud alar-
ga en la vida ; y ansí, no me resta ya sino la sepultura
sola. Y dice sepulturas en muchedumbre, para signi-
car (según la propriedad de su lengua) grandeza y so-
ledad en aquello que trata, esto es , que ya todo su ne-
gocio es sepultura y muerte. Prosigue :
2 «Burlerías no comigo, mora en amargura mi ojo.»
El original á la letra : « Si burlerías no comigo, morara
en amarguras ó en contradicciones mí ojo;» que se pue-
de entender en dos maneras: una, como primero dije y
como lo entendió san Jerónimo, «burlerías no comigo,»
esto es, en mí no hay pecado; que le llama con razón
burlería, porque promete uno y da otro, dejando burlado
al hombre con la mas pesada burla de todas. Pues en mí,
dice, no hay pecado; mas con todo eso, mis ojos tienen
por casa el amargor, esto es, viven en amargura con-
tinua, porque no ven ni sieníen sino aflicción y tor-
mento. Otra manera es, que desee Job en estas pala-
bras verse libre de las vanas razones de sus amigos y
de sus contradicciones pasadas , y de poner su vista y
su atención en lo que dicen y en lo que responder se
les debe , que le es amarga molestia. Y porque dijo
que está vecino á la muerte, diga ansí ahora: «Si no
burlerías comigo, morara;» esto es, y si me dejaran es-
tos palabreros, que consusburlerías me cansan; y sí no
«morara en amarguras mi ojo», esto es, y si no me obli-
garan con ellas á mirar con mas atención mis trabajos;
y deja ansí la razón, que la corla la pena. Y quiere aña-
dir y decir : Y si estos no me atormentaran ahora, pa-
sara'menos mal aquesto poco que me queda de vida, á
lo menos no fuera todo tormento sobre tormento , y á
una pena otra nueva y mayor pena. Porque , como de-
clamos , pudiera divertir Job el pensamiento á cosas que
¿74 OBRAS DE FRAY
le dieran consuelo, ó pudiera siquiera negociar con el |
sueño, aliviador de pesare», que por algún breve espa- j
cío le cerrara los ojos, si sus amigos no. se los abrieran j
con su importunidad de razones. Que sin duda ningu- i
na el obligarle á que respondiese por sí le ponía mas ¡
en los ojos la miseria en que estaba, y el tratar della !
misma le acrecentaba el sentido della, y renovábanse- |
le con la consideración mas las llagas, y señaladamen- |
te decirle que le venia por culpa , y no ser ansí , liacia |
que le diese mas pena. Demás de que ese mismo dicho ¡
y testimonio falso era nueva y dolorosísima llaga , y \
cuanto menos merecida, y cuanto mas amiga la mano
que la hacia, tanto mas dolorosa y mayor. Pues dice en
una palabra: >'í una hora que me queda queréis que
viva sin nueva miseria. Y porque es muy natural quien
se ve muy apretado desear y pedir luego el remedio,
por eso añade luego : •
3 ((Líbrame, Señor, y ponme contigo y pelee contra
mí quien quisiere. » Mas , dice , si estuvieses tú de mi
jiarte , poco caso haría de la contradicción de ninguno.
Pero es de advertir que la palabra original propria-
raente quiere decir afianzar, que es lo que en los con-
tratos ó apuestas se hace cuando las partes se asegu-
ran entre sí de lo que ponen , ó dando fianzas ó po-
niendo prendas , ó con otros resguardos. Y conforme á
esto este verso hace mas de un sentido. Porque ó dice:
Ponme á tu lado y afiánzame, esto es, sed mi fiador y
seguro, y ¿quién osará tocarme en la mano? esto es,
¿quién prometerá de entrar comigo en disputa? (que lo
dice ansí porque se suelen tocar en la promesa las ma-
nos, que es lo que ahora decíamos y lo que san Jeróni-
mo dijo); ó al revés, pide á Dios que se ponga en razo-
nes con él , y que le dé fiador de estar con llaneza á
juicio; pero dice que no halirá quien le fie , y dícelo
desta manera: ((Pon ahora, afiánzame contigo, ¿quién
será el que toque mi mano? Que como dijo el mal ofi-
cio que sus amigos le hacían , acrecentándole sus mi-
serias con obligarle á la consideración y á la plática de
ellas , dice ahora, ya que lo compelen á esto, que el de-
fender contra su mal su inocencia y probar que á su
castigo no corresponde en él culpa, quisiera ¡¡alarlo,
no con ellos , sino con Dios, que saiio lo cierto, como
pusiera aparte su grandeza Dios y se quisiera allanar
con él en razón. Porque, como su saber y rectitud de
Dios le convida á averiguar su causa con él, ansí su
grandeza y po.ler Ic atemoriza y espanta , como arriba
en otra parle decía. Y ansí, dice ahora, ya que habla,
que liahlara de mejor gana con Dios, como se pusiese
con él á razones y le diese fiador de estar con él á jui-
cio, aunque no halla quien ó pueda ñ le ose fiar. (iPon
a?;ora,)) dice, conviene á sabor, tu habla y tu dispula
comi.ú'o, ó pon apnrlc tu mnjesiad y grandeza, ((y afián-
zame,)) esto os, dame fiaflor snguro de que estarás á
juicio; y calla lo que iba á decir, porque las razones de
los angustiados son siempre corladas. Ansí que, calla lo
que decir quiere, que entrará alegremente en disinila
con él si le asegura de su poder ab^^ohiio. Mas dice :
« ¿Quién es el que se tocará con mi mano?» esto es,
¿finién saldrá á la fianza? Quién me dará por Dios la
mano que se allanará como digo? O podemos decir, no
que pide á Dios que ie dé fiador, sino que le promete
LUÍS DE LEÓN.
él dárselo de que saldrá con la suya, y que se emien-
da luego y retira de la promesa, conociendo que no ha-
brá quien le fie en esta manera. «Pon, dice, agora,»
esto es, ponte en disputa comigo, y como si dijésemos,
entra en apuesta; ((y afianzóme contigo,» esto es, y
yo por mi parte te daré quien me fie. Mas dice: ((¿Quién
será el que á mi mano prometa?» esto es, quien toque
por mi la mano y se obligue á fiarme. Y viene con esto
bien lo que luego prosigue, que es:
4 «Apartaste su corazón del saber, y por tanto no los
ensalzarás;» porque es la razón por qué duda de si ha-
brá quien le fie. Porque, dice, son ignorantes , y como
me ven azotado , no se persuadirán que soy inocente;
porque por lo de fuera juzgan de la virtud de los hom-
bres , y miden por la fortuna la vida, y como se les en-
cubre el saber, no alzan el entendimiento del suelo
sobre lo que se descubre ni un dedo ; y por la misma ra-
zón juzgan mal y precian poco al caido, y huyen dél y
le dejan. Que, como dice luego:
5 ((Promete presa á su amigo, y los ojos de sus hi-
jos desfallecen.» Promete, esto es, prometen, conviene
á saber, al amigo presente y valido, presa, estoes, ser-
vicio y socorro y parte de sus bienes y hacienda;» y los
ojos de sus hijos desfallecen,» estoes, y en cayeuíio el
amigo ó muriendo, aunque perezcan de hambre los hi-
jos, no los ven ni socorren. Que desfallecer los ojos,
en estas letras tiene significación de desmayo y des-
amparo y pobreza. Y es como si mas claro dijera : Co-
mo no ahondan en las cosas ni pasa de la sobrehaz sit
saber, no estiman sino lo que ven á los ojos y juzgan
por la apariencia las cosas; y ansí, á los que valen pre-
cian y aman , y á los caídos desprecian ; en el tiempo
feliz prometen largo , mas si la fortuna se vuelve, no
hay quien conozca. Por donde en la fuerza de su origi-
nal este verso algunos le traducen ansí: ((Demostrará,
ó demoslrarán blandura ó lisonja al amigo, y á sus hi-
jos desfalleceránse los ojos;» que es, como decíamos,
de los que andan á ((viva quien vence», y tienen cuen-
ta solamente con esto presente , halagar y prometer en
presencia, y á vueUa de ojos olvidarse. Y aun podemos
traducir ansí en el mismo proposito: aEl dividir mos-
trará amigos,» estoes, cuando hay repartir, que es
cuando pueden y valen los liombres , hay muchos
amigos; «mas ojos, dijo, suyos los consumen;» es-
to es , mas la pobreza y la ausencia los asconde. Y
llama á la pobreza «ojos de sus hijos», que es como
decir sus hijos pobres, porque es del afligido mirar
con mucho ahinco al que pide , conforme á lo que
se dice en el salmo (a): «A ti alcé mis ojos, morador
de los cielos. Como los ojos do la sirvienta en las ma-
nos de su señora, ansí nuestros ojos á nuestro Dios
hasta que seaá merced de nos.» Ansí que, desconfiado
Job de quien vuelva por él , va pintando en estos sus
amigos la ordinaria condición de los hombres que po-
nen el saber en los ojos , y no en el corazón , y juzgan
por la apariencia, y tienen por bueno lo que ven pros-
¡)erado, y favonícen á lo valido, y desprecian y condenan
á loaflií-'idü y lo pobre, comoá él le acontece ahora. Y
ansí dice:
6 « Y p(jnemc por ejemplo de pueblo , y soy ejem-
(fl) Ps. 12-2, V. 1,3.
EXPOSICIÓN. DET.
pío delante dellos.» Al pr'(>;noro , dice , lisonjean , y al
que vale prometen parte ; mas á mí no solo me niegan '
la piedad que á la miseria se debe , mas añaden sobre !
la que padezco , y condenan mi vida, y dicen que la
felicidad hipócrita cae, y pónenme por ejemplo, y soi- |
les como cosa de escarnio. Que lo que añade, «y soy j
ejemplo delante dellos,» en el original se sufre decir, ¡
soy su. risa y regocijo , ó soy la misma vileza en sus !
ojos y como un muladar hediondísimo. Porque tofeth es ¡
Hombre de un lugar cercano de Jorusalen, en el valle de j
ílinnon, muy hediondo y muy sucio. Añade: i
. 7 «Y escureciúse con la saña mi ojo, y mis cosas co- j
mo sombra todas;» en que todavía reíiere lo que sus
amigos dicen y juzgan del. Como diciendo: Y dicen
también que mi ira, estoes, mi impaciencia y despe-
ciio, ha escurecido mi ojo, esto es , me ha quitado el
juicio; porque dicen que blasfemo y soy loco, y que to-
das mis cosas, mis pensamientos, mis imaginaciones,
mis obras son sombra, estoes, vanas y breves, vacías
de verdades y cosas de sola apariencia , que mi felici-
dad , porque era vana y mal fundada, se paso como som-
bra, y pasada, se quitó la máscara y se descubrió mi lla-
gida inocencia. Y consiguienlemenle dicen también:
8 «Maravillarse han justos sobre esto, y inocente so-
bre falseador se despertará;» esto es, que este mi caso
henchirá de maravilla' el corazón de los justos, porque
echarán de ver en él la gran justicia de Dios , que no
permite que prevalezca lo falso, y quila el antifaz á lo
ungido, y descubre y castiga al hipócriia; y porque de
la maravilla nace el loor, viendo esto los buenos, des-
perlaránse á loarle, desatando en sus alabanzas sus len-
guas. Y ni mas ni menos, como en persona de los mis-
mos, añade:
9 ((Trabará justo su carrera, y limpio de manos aña-
dirá fortaleza;» esto es, y dicen también que, escar-
mentados y avisados de mi ejemplo los buenos, «traba-
rán de su carrera,» esto es , insistirán con mas estu-
dio en su buen camino, viendo el mal fruto que da lo
contrario; «y limpio de manos,» esto es, quien no hace
injuria «añadirá fortaleza», estoes, esforzarse ha mas
en su propósito por la experiencia de lo que en mí ha-
ce ei pecado. Que el castigo del malo es aliento y es-
fuerzo del bueno, según lo que en el salmo (a) se escri-
be: «Alegrarse ha el justo cuando la venganza, sus
•manos lavará en la sangre del malo, y dirá : Al fin bue-
no es ser justo, al fin hay Dios que juzga en la tierra.»
Mas habiendo referido Job lo que del sus amigos juzgan
y dicen, diceles él lo que se sigue:
10 «Y verdaderamente tornad agora todos vosotros,
y venid y no hallaré en vos sáLio.» Esto decis, pero
verdaderamente andáis muy errados; si no, volved de
nuevo, venid comigo á las manos, y buscad otras razo-
nes si las tenéis conlra mí ; que yo me prefiero, no solo
para defender mi inocencia, sino para sacar á luz vues-
tra ruda ignorancia preliérome á mostrar que sois ne-
cios. Mas diciendo esto, encrudécese el dolor en él, y
ve ó imagina que no le queda ya vida para alargar mas
disputas. Y djce :
H «Mis dias .se pasaron , mis pensamientos fueron
arrancados, gastadores de mi corazón.» Corrige lo di-
(c; Vs.'ol,\.il, 12.
LIBRO DE JOB. 375
cho , y es como si ansí dijese : Mas ¿qué digo yo , ó en
qué desafíos nuevos me meto? Y no tengo ya ni vida ni
salud, que ni aun pensar puedo, gastado del mal que
padezco , y el entendimiento y el cuerpo me desfallecen.
Y' lo que decimos gastadores , en el original son po-
sesiones, y en llamar al pensamiento posesión del al-
ma, y en decir que es arrancado della, muestra cuan
natural le es al alma el pensar; con que agravia mas
su flaqueza , que le priva de lo que le es tan natural y
tan proprio. Dice mas:
Í2 «Noche por dia pusieron, y luz cercana ante faz
de tinieblas;» que es decir que, de puro desvanecido y
flaco, ha perdido de todo el sueño. Que como dijo que
la*vida y el pensar le faltaban , esto es, que ni tenia ya
espacio para disputar ni cabeza para atender á dispu-
ta, dice la causa dello, que es el extremo del desvane-
cimiento que tiene, diciendo que la noche le es dia,
porque veía en ella como si áif fuese , y que las faces
de tinieblas , esto es , lo hondo de la noche y lo mal al-
to della, cuando todo duerme y sosiega, le es á él co-
mo cuando alborea , que es cOmo cuando todo vela y
despierta; y que ansí, en el dia, con la esperanzado re-
posar , desea la noche , y que venida , como no reposa,
torna á desear que amanezca. Y dice mas :
13 « Si sostuviere fuesa mi casa, en oscuridad ex-
tendí mis estrados.» Extendí, esto es, extenderé, por-
que dice : A este extremo he venido, y no hay decir
que me esfuerce^ que por mas que me esfuerce, la hue-
sa es mi casa y las tinieblas de la sepultura mi lecho ;
esto es, tengo la muerte cierta y muy cercana. Y de-
clárase lo mismo y encarécelo por otra manera , di-
ciendo :
14 «A la corrupción llamé, mi padre tú, mimadre
y mi hermano al gusano.» Que es como si mas claro
.dijese : Todos mis bienes y parentela y mi hecho to-
do es ya la huesa y la muerte, lo demás voló ; aquesto
queda, y ello es mi padre y mi madre, esto es, toda
mi substancia y mi ser. Y si es ansí, como es, ¿quién
me persuadirá que me esfuerce y que espere? Y por
eso dice :
15 «Y ¿adonde ahora mi esperanza? Y mi esperan-
za ¿quién la verá?» Como diciendo : Pues ya ¿qué es-
peranza me queda ó adonde pondré mi esperanza? Si
no es en lo que luego se añade :
16 «A rincones de huesa, si habrá sobre polvo fol-
ganza.» En que dice que la pone en la huesa y en los
rincones de la sepultura, y aun duda si reposará allí y
hecho polvo.
CAPITULO XVIIL
ARGUMENTO.
Llevando muy á mal Bildad Suites el que Job hubiese tenido en
poco el juicio que él y sus compañeros formaban acerca de la
causa de sus trabajos, tomó la mano en hablar contra Job, no-
tándole de jactancioso y arrogante ; y para persuadirle que la
aQiccion que padecía era pena de alguna gran maldad, encarece
por muy elegante manera los desastres y miserias que padecen
los malos en esta vida.
1 Y respondió Bildad el deSohi y dijo :
2 ¿Hasla cu;i;ido poriiéis lina palabras? Entended, y
después hablaremos.
5 ¿Por qué somos contados por bestias y envilecidos
en vuestros ojos?
37C
OBRAS DE FRAY
4 Destruyes tu alma con ira; ¿por caso por tu respeto I
será la tierra dejada , y será arrancada peña de su lu-
gar? I
o Cierto luz de malos se amalará, y no esclarecerá cen- i
tella de su fuego.
6 Luz se escureció en su tienda, y su candela sobre él
se amatará.
7 Estrecliarse han pisadas de su fuerza, y despeñarlo
ha su consejo.
8 Porque enviada red á sus pies, y sobre sus mallas
andará.
9 Trabará el lazo su carcañal, y esforzarse ha sobre él
la sed.
iO Ascendida en la tierra su cuerda, y su enlazamienlo
sobre sendero.
41 tn derredor le turbarán turbaciones , y le enreda-
rán sus pies mismos.
12 Será fambrienta su fortaleza y quebranto aparejado
ásu costilla.
13 Comerá ramos de su cuero, comerá sus brazos ma-
yorazgo de muerte.
14 Será arrancada de su tienda su fiucia, y hollará so-
bre él como rey la matanza.
10 Morará en su tienda del que no á él, será esparcido
sobre su morada azufre.
16 üe abajo sus raices se secarán , y de arriba será
co; tado su ramo.
17 Su memoria se perderá de la tierra, y no nombre á
él sobre faces de plaza.
18 Empelerlo han de luz á escuridad , y del mundo le
removerán.
19 No hijo á él, y no nieto en su pueblo ni remaniente
en sus moradas.
20 Sobre su dia se maravillaron postreros, y ancianos
tnibaron temblor.
21 Pues estas son moradas de malo, y este lugar del
que no supo á Dios.
E.XPLICACION.
Bildad el de Sohi, que fué el segundo que entró en
esta conlienda con Job, como del capítulo viii parece,
torna aliora al palenque , y lleno de enojo y tan falto
de razón como anles, dice lo que no hace al propósito,
y dice ansí :
2 «¿Hasta cuándo pornéis fin á palabras? Enten-
ded, y después hablaréis.» Parecíale que el no rendír-
seles Job nacía de no haberlos bien entendido, porque
á su juicio era negocio manifiesto que tanto castigo
no lo daba Dios sin pecado , porque no fuera justo tra-
tar ansí al inocente ; y ansí, le dice que se le va todo
en hablar, y que como no atiende á lo que le dicen, no
entiende ; que lo entienda primero una vez, y que des-
pués hable si tuviere qué. «¿Hasta cuándo, dice, por-
néis fin á palabras?» Esto es , « pondrás fin ,» que Irue-
\ ca los números. Y dice palabras, para significar que
no era de importancia lo que decía. «Entended, y des-
pués Jiablarérnos;» porque los que díspulan han de
convenir primero en lo í\w. traían , que os el estado de
la causa que llaman , ó el punto do (juc principalmen-
te se duda. Añade:
3 «¿Porqué somos contados por bestias, y somos
envilecidos en vuestros ojos?» No solamente, dice, no
atiendes á lo que te decirnos y hablas y hablas , mas
afréntasnos con tus dichos como si fuésemos bestias.
Y esto dice por lo que dijo Job en el pasado , que les
ascendió Dios sabiduría. Y prosigue ;
LUIS DE LEÓN.
4 «¿Destruyes tu alma con ira, si por tu respeto
será la tierra dejada ó será arrancada peña de su lu-
gar?» Lo que dechnos «destruyes tu alma con ira», el
original á la letra , arrebata tu alma la ira , que viene
á ser lo mismo en sentencia, en que dice que el des-
pecho que de sí tiene y la mucha impaciencia y coraje
le arrebata la alma ; esto es , le saca la razón de sus
quicios para que yerre en tres cosas : la una en no en-
tenderlos , otra en decirles afrentas , y la tercera en ha-
cer á Dios injusto por hacerse inocente. Porque le pa-
rece á Bildad que lo dice en decir que padece sin cul-
pa ; porque si Job no tiene culpa y padece , tiene Bil-
dad por concluso que Dios, que le castiga, no es justo.
Y ansí, entra en la disputa y comienza en esta forma, y
pregunta «si por su respeto la tierra ha de ser dejada
y la peña arrancada de su lugar». Que es reducir á
desatino lo que Job á su parecer del pretende , que es
no guardarse con él lo que Bildad imagina cierto y
estable y que se guarda con todos , y quererle dar á en-
tender que defenderse como se defiende es en virtud
decir que su hecho es extraordinario , y que es otro
mundo el suyo y otras leyes las que con él se platican;
lo cual es mal juicio y mal seso , porque es decir que
el azote en él no sea lo que es en los otros , y la pena
que viene siempre por culpa sea en él señal de inocen-
cia. Y parécele esto á Bildad, como digo, porque tiene
por universal y por cierto que toda desventura es pena
de culpa , y que todo castigado es malo , y que todo
malo es aquí castigado ; y que decir Job que en él no
es ansí , es decir que la tierra se yerma , y que las pe-
ñas se mueven de su lugar, y se cae el cielo, y que mu-
dan su naturaleza las cosas. «¿Si por tí, dice, será la
tierra dejada?» etc. ; esto es, ¿si en tus cosas se muda
el mundo y el estilo y la ley? Que esto se significa por
hacerse yerma la tierra, que naturalmente se hizo para
ser morada y poblada de los hombres ; y por moverse
las peñas de su lugar, que por naturaleza son para es-
tar firmes y quedas , y no para mudar lugares andan-
do. Y pregunta si se muda el estilo de las cosas en él,
no porque á su parecer se mude , sino porque seria des-
atino pensar que se muda. Y en ese imposible y en ese
desaliño da Job estando castigado y diciendo que es
inocente ; porque lo contrario, esto es , ser culpados y
malos los que son azotados y heridos, es al parecer de
Bildad lo establecido y lo usado , y lo cierto y lo ver-
dadero. Y por eso añade , diciendo :
5 « Cierto luz de malos se amatará , y no esclarecerá
centella de su fuego. » Que es decir que no es de bue-
nos y justos el apagárseles la luz totalmente, como á
Job se le ha muerto , sino sin duda de malos y pecado-
res , y que esto es lo usado y lo cierto. Y ansí dice :
(( Cierto luz de malos se amatará ; » esto es , de los ma-
los es y de los hipócritas que se los muera la luz , con-
viene á saber, como á ti te se ha muerto. Y llama luz
la felicidad y lo próspero de los sucesos, porque hacen
cjaro al hombre, ansí en los ojos ajenos que le recono-
cen y esliman , como en su sentido mismo , porque le
esclarecen el corazón y le alegran. Y como la claridad
dcspierla los hombres al hacer, y los encamina en sus
obras y los dispone para ellas, y los favorece y aviva,
y la noche , por el contrario , los entorpece y encoge;
EXPOSICIÓN DEL
ansí los miserables y mal afortunados están como im-
pedidos y aprisionados en todo , sin ejecutar sus de-
signios ni hallar salida en ellos. Y como la noche ata
las manos, como dicho es, y deja a! discurso del pen-
samiento mas libre, ansí la calamidad y miseria aviva
el deseo y la imaginación de las cosas , y pone prisio-
nes á las manos para no conseguirla?. Pues dice ahora
Bildad que lo cierto y lo usado y lo fuera de toda
duda es, que á los malos se les acaba la felicidad de la
manera que á Job se a^abó, y que ansí Job es malo. Y
va por todo este capílulo particularizando el azote de
los pecadores y como pintando en él la caida de Job, y
como diciendo en todo y en cada una parte de este
discurso : Ansí pasa con los malos, y ansí ha pasado
contigo ; luego, ó tú eres malo, que es lo cierto, ó no
entras en cuenta con los demás , y vas por otra ley y
camino, que es imposible. Dice pues : aLuz de malos se
amatará ; » esto es, á los malos acábaseles la felicidad;
quiere decir, no se les disminuye ó mengua , que eso
puede suceder á los que malos no son, sino acábaseles
del todo, como agora pasa por tí. Y ansí añade : « Y no
esclarecerá centella de su fuego;» esto es , ansí se ama-
ta su luz , no queda rastro della ni una centella sola, ni
en salud ni en hacienda ni en hijos, como á Job le
acontece. Mas
6 «Luz se escureció en su tienda, y su candela so-
bre él se amatará.» Llama «su tienda» su casa, por-
que en aquella tierra traían vida movediza en el cam-
po y en tiendas. Y podémoslo entender en una de dos
maneras : ó sencillamente, que escurecérscles la luz
en su tienda y su candela sobre ellos sea decir que la
luz de su casa y la candela que les daba lumbre pierde
su luz (que es repetir lo que arriba dijo por otra y di-
ferente manera , que aunque no añade á la sentencia,
añade al encarecimiento y exagera algo mas), ó decir
que es nueva sentencia y que añade á lo dicho. Uecia
que á los malos se les acaba la luz ; dice agora que se
les acaba en su tienda y sobre ellos mismos. En lo pri-
mero da á entender la pérdida de los bienes de fuera,
y lo que les parece á los otros ; en eslo segundo lo que
sienten ellos mismos en sí, la tristeza que les ocupa el
ánimo, la escuridad del juicio, el error, la ansia, la
agonía, la desesperación que traen de faltarles interior-
mente la luz, y de ser despojados de los bienes de
fuera y de dentro. O es decir que en su tienda y so-
bre él se le apaga la luz al malo , {lor decir que se le
apaga cuando y donde está mas segura , que son acci-
dentes todos que se hallan en este caso de Job. Pro-
sigue :
7 «Estrecharse han pisadas de su fuerza, y despe-
ñarlo ha su consejo.» Al faltar de la luz naturalmente
se consigue el acortarse los pasos, porque no se puede
andar de noche y á escuras ; y como decíamos , la ca-
lamidad es oscuridad , y el miserable y calamitoso no
puede hacer nada ; ansí como el que está en tinieblas
no puede dar paso, ó si le da , tropieza y cae y se des-
peña. Pues dice que al malo, muerta la luz de su feli-
cidad, se le estrechan los pasos de su poder ; esto es,
se le quita el poder para obrar lo que desea , como al
que está á escuras para andar donde quiere ; y que le
despeña su consejo j esto es, que si se quiere valer de
LIBRO DE JOB. 377
sí y se esfuer.'.a para hacer algo en su ayuda, cae por
el mismo caso en mayor calamidad y miseria, como le
acontece caer y despeñarse al que presume caminar sin
lumbrera. V podíale parecer á Bildad que en Job pasa-
ba esto, por su confesión del mismo, que arriba dijo
que le cercaba los pasos Dios , y porque á su parecer
blasfemaba por defenderse, que fué despeñarse. Dice :
8 «Porque enviada red á sus pies, y sobre sus ma-
llas andará.» Dijo que se le estrecharían los pasos al
malo; dice agora la cau>a por qué se le estrecharán, y
es, que «enviará Dios», esto es, que le pondrá Dios
red debajo de los pies para que en ella se enrede , y
enredado, caiga preso y no ande. O porque dijo que le
estrecharía Dios los pasos al malo y que le des[»eñará su
consejo ; en que quiso decir que le pondrá en aprieto
Dios y que pretemlerá salir del , y que por el mismo
camino que lo pretendiere se lanzará mas en el traba-
jo ; dice agora, para mayor declaración desto mismo,
que dará de pies en la red queriendo salir della, y se
enredará mas en sus mallas cuanto mas quisiere des-
enredarse. Y dícelo por s-^m ^janza tomada de las aves
ó de los otros animales que se prenden con redes, que
sintiéndose presos, si procuran librarse se prenden
mas y se enredan. Y sin duda es natural á los malos,
y á los que castiga Dios por sus no emendados peca-
dos, forcejar por salir del mal que padecen, y meterse
mas en él cuanto mas se defienden ; porque los medios
de la salud se les convierten en muerte, como se pro-
baria por muchos ejemplos. Mas dice :
9 «Trabará el lazo su carcañal , y esforzarse ha so-
bre él la sed.» Lo que decimos sed, dice el original
«el sediento» , y el sediento es el ladrón y el que roba
y saltea ; que se llama ansí en este libro, porque era
seca y muy falta de agua la tierra de Job , y la falta de
la agua siéntenla mas los que hacen vida en el campo,
como los salteadores y como los cazadores, que podemos
también entender aquí por decir «el sediento», porque
insiste Bildad en la semejanza propuesta. Y ponjue
dijo de red y de enlazarse los pies en ella, y porque
acontece á los que ponen redes ó lazos, venida la sa-
zón de la presa, tirar de la cuerda con que la red cae
ó el lazo se aprieta, y acudir luego con alegría y pres-
teza á prender y á herir lo caido , ansí dice que « tra-
bará el lazo el carcañal» de los malos, y presos, vendrá
el cazador sobre ellos sin que tengan defensa. Y aun
decláralo mas :
10 «Ascendida en la tierra su cuerda, y su lazo so-
bre sendero. » Porque en la caza semejante encubren
los que cazan la cuerda , porque el animal no se espan-
te , y ponen el lazo en la vereda y en lugar estrecho y
por donde es el paso ; y ansí, cae la fiera en él cuando
va mas segura y cuando va por donde suele ir de con-
tino. Porque sin duda los malos caen cuando piensan
menos de la caida, y cuando siguen su huella y van
mas con el viento en popa y en su camino mismo, y
en eso en que se precian de valer son derribados y pre-
sos. Y como luego dice :
11 «En derredor le turbarán turbaciones , y le enre-
darán sus pies mismos. » Porque caídos en el lazo y
viniendo sobre ellos la red, quedan en derredor cerca-
dos de ella , y dan en ella á cualquier parte que acu-
378 ORRAS DE FRAY
dan , y no ven sino rcil que los turbe; que esas son las |
turbaciones que dice. Y lo que dice, que le «enredarán
sus pies mismos», es decir que por desasirse se enla-
zará , y por librar de la red el pié, le meterá mas en la
red. Dice mas :
12 «Será lanibrienta su fortaleza, y quebranto apa-
rejado á su costilla;)) en que, dejando ya la semejanza
de la red y cazador, pasa á o'ra cosa. Y porque lia dicbo
lo mal que le sucederá al malo en sí mismo, dice có-
mo pasarán su mujer y sus liijos, porque la calamidad,
si es entera, á lodos se extiende. Pues dice : «Será
fambrienta su forlaleza. » Fortaleza llama, según es-
tilo de la Sagrada Escritura, á los liijos, y seualada-
menlc al hijo mayor. Ansí llama Jacob á su Iiijo Rubén
en el Génesi (a) , do dice : «Rubén , mi primogénito y
roí forlaleza, principio de mi valenlía ;» en cuyo ori-
ginal está la mi?ma palabra que aquí , pues dice que
vendrá su forlaleza á pobreza ; ponjue para el padre,
que es el castigado, no es tan malo que mueran como
que laceren y hambreen sus hijos. Y «quebranto», dice,
aparejando á su costilla ; » eslo es , á su mujer, que se
hizo de su costilla y es parle y muy del lado del hom-
bre. Dice :
13 «Comerá ramos de su cuero, comerá sus brazos
mayorazgo de muerte.» Va por sus grados desnudando
de sus bienes al malo. Primero le quitó la hacienda , y
con ella el poner en ejecución lo que hacer se desea ;
después le hiere en la mujer y familia, agora toca en
la persona y en el uso de las fuerzas y miembros. Y
dice que el «mayorazgo de la muerte », eslo es, algún
mal muy grave y muy vecino á ella, le gastará los «ra-
mos de su cuero» ; y declara qué ramos son estos, y
dice que los brazos suyos le comerá el mayorazgo de
muerte, y por los brazos eulieade lodos los miembros.
Dice mas :
14 «Será arrancada de su tienda su fiucia, y holla-
rá sobre él como rey la matanza.» Fallo de toJo, dice,
de hacienda, de familia, de salud corporal, no le de-
jará Dios ni una raíz en que estribe. Que aconlece en
males y calamidades muy graves quedar á lo menos
alguna pequeña esperanza de bien, y un resquicio, aun-
que pequeño, que muestra luz de íiucia ; mas cu el cas-
tigo que á los malos da Dios , y cuando á un perverso
hombre le quila su estado, ni una brizna, dice, le deja
de remedio, ó siquiera de su esperanza, sino la cala-
midad huella sobre él como rey, porque se enseñorea
del y de totlas sus cosas , teniéndole sujeto y rendido.
Mas eslo mismo dice el original por olra manera, que
dice : «Y hará qne vaya al rey de los miedos ; » que á
la falta de la esperanza siempre sucede el miedo y te-
mor. Y jorque dijo que lo arrancaría Dios «la íiucia»
de su casa , eslo es , que no le dejaría cosa en que po-
der esperar, dice consiguieiiie (|iii; h; enviará al rey
de los miedos, esto es, que le enlregará al miedo del
lodo, ó á la desesperación, en que se ciUrega la alma á
lodo lo que temer se puede, ['rosigue :
li) « Morará en su tienda del, que no á él , será es-
parcido sobre su morada azufre.» Una cosa es asola-
miento, y olra mal sucesor y heredero; una que se
destruya lodo, olra que vengad manos del enemigo.
l«) Cene*., 43, 3.
LUIS DE LEÓN.
Pues ambas cosas, dice, hace Dios con lo5 malos ; que
para lo que loca á su provecho dellos esparce azufre
sobre sus personas y haciendas, porque, como si se lo
abrasase, ansí lodo les falta ; y para lo que mira á en-
grandecer su miseria , deja que entre en la posesión
dellü su émulo. Y ansí, dice que «morará en su tien-
da del, que no á él;» esto es, que morará, no solamente
quien no tenga que ver con él por amistad ó por san-
gre, sino quien no le agrade á él y quien le duela y
congoje ; esto es, quien menos ama y quien mas abor-
rece, y quien menos quisiera ver feliz ni con la hacien-
da de otros, y sin duda ese mismo que le calumnió y
derrocó y que fué autor ó ministro de su mal y caí-
da. Y p;ira mayor cumplimiento dice y prosigue :
16 «De abajo sus raices se secarán, y de arriba será
corlado su ra.r.o.» Que es como en suma comprehen-
der lo que ha dicho, aunque por diferente manera. Que
como el árbol que sin esperanza se seca, queda seco
en la raíz y en los ramos, ansí dice que hace Dios con
los malos , que no les desmocha las ramas solas , sino
que los arranca de cuajo, ó que los corla de manera en
lo alto , que pierda el jugo y vida la raíz. Como seria
agora, para que pongamos ejemplo, si quitase Dios la
gracia y favor del rey á algún ministro malo que pri-
vase mucho con él , y él , como suele acontecer á las
veces , se consumiese y muriese de pena de verse caí-
do; en este diremos que, cortado en la rama del favor,
se secó la raíz. O dice, lo que también aconlece, que
dañándose la raíz en un árbol, vienen á secarse las ra-
mas, que secas las cortan y entregan al fuego. Y avie-
ne á los malos de la misma manera, que por no tener
jugo en la substancia y verdad , al fin sus obras y sus
designios y sus sucesos se secan , y quedan útiles so-
lamente para arder en el fuego, donde, vueltos coni-
za, no deje rastro dellos el viento. Que es lo que dice:
17 «Su memoria se perderá de la tierra , y no nom-
bre á él sobre faces de plaza. » Alude á la costuíubrc
antigua de algunas gentes de poner á sus bienhecho-
res en las plazas y lugares públicos estatuas y títulos,
que sí por lisonja se hace alguna vez con los malos, en
volviéndose el viento, los mismos que las pusieron las
quitan y las derruecan y borran. Dice mas :
18 «Empolerlo han de luz á escuridad, y del mun-
do le removerán. » El olvido son las tinieblas ; y ansí,
dice que de la luz, como empeliéndole, le lanzarán en
la noche , porque con estudio y con priesa procurarán
los hombres todos que no quede memoria del en la vi-
da ni rastro de cosa suya , como se hizo con muchos
que tiranizaron sus pueblos, de que está llena la his-
toria. Y al fin dice :
19 «No hijo á él, no nieto en su pueblo, ni rema-
niente en sus moradas ; » que es decir un asolamiento
entero y cabal. Por donde justamente concluye :
20 «Sobre su dia se maravillaron postreros, y an-,
cíanos trabaron temblor ;» que es obra de una grande'
caída poner en espanto á los que miran en ella. Y ansí,
con decir esto encarece mas lo que dicho tiene, y mues-
tra que el golpe con que Dios derriba y despeña á Ios-
malos hace ()asmo con su mucho ruido. «Sobre su
dia, dice, se maravillaron postreros.» Dia llama de-
llos la Sagrada Escritura el de su calamidad y miseria,
EXPOSICIÓN DEL
como en los buenos su día es cuando se descubriere su
gloria, porque entonces sale á luz cada uno y es sin i
error conocido ; como al revés, están en nocbe, el bue- j
no mientras padece, y el malo mientras reina y flore-
ce, porque no se ve ni puede entonces lo que es cada
uno. Pues de su miseria «se maravillarán los postreros');
esto es, los mas mozos que ellos y los que les sucedie-
ren después ; y los «ancianos también, dice, trabarán
temblor», esto es, los mas viejos que ellos , y los que
por la edad y por la experiencia larga de las cosas se
suelen menos maravillar, temblarán; esto es, tembla-
rán todos, viejos y mozos, con maravilla y espanto. Y
dice con propriedad que « trabarán el temblor», porque
los que tiemblan, en el movimiento que hacen parece
que van á trabar, y de hecho traban lo que hallan tem-
blando. Dice finalmente :
21 «Pues estas son moradas de malo, y este lugar
del que no supo á Dios. » Con que concluye, diciendo
que en esto para al íiu la casa y la prosperidad de los
malos y de los que á Dios no temen , y juntamente
queriendo decir que en eslo ha parado Job , y que su
íin ha sido este mismo , y que pues parece malo en el
suceso y en la fortuna, sin ninguna duda lo es en el
hecho y la culpa, que es lodo lo que desde el principio
probar pretende.
CAPITULO XIX,
ARGLMOTO.
Responde Job, csnsado ya de oir una cosa por tantas ma novas; no
replica á sus impertinencias, sino liaee de los nulos que pasa
lasliaiosa historia; profetiza la resurrección postrera.
1 Y respondió Job y dijo :
2 ¿Hasta cuándo ansiades mi alma y me moleréis con
palabras?
5 Ya diez veces me desnoslais con afrenta , y no os
avergonzáis de oprimirme.
4 Ciei lo aunque erré, mi error se quede comigo.
5 Mas vosotros sobi-e mi os engrandecéis, y razonáis
Solire mi denuesto.
6 Pues sabed ahora que el señor me aHige, y no según
tela de juicio, y me ciñe al derredor con azotes.
7 Vocearé adoliéudoine, y uo soy respondido; e?; clama-
ré, y 1)0 juicio.
8 Mi camino vallado y no pasaré, y sobre mis senderos
oscuridad puso.
9 W i honra de sobre mi me despojó, y tiró corona de mi
cabeza.
10 Derrocóme en derredor y perecí, y fizo mover como
árbol mi esperanza.
\\ Encendió contra mi su furor, y contóme á él como
su enemigo.
12 A una vinieron sus soldados y hicieron sobre raí su
carrera, y posaron derredor á mi tienda.
lo Mis hermanos hizo alejar de mi , y mis conocientes
£c extrañaron de mi.
lí Dejáronme mis cercanos, y mis conocientes se olvi-
daron.
■15 Moradores de mi casa y mis siervas por extraño me
contaron; extraño fui en sus ojos.
16 A mi siervo llamé, y uo responde; con mi boca me
apiadaba á él.
17 Mi aliento extrañó mi mujer, y apiádeme por hijos
(le mi vientre.
18 También perversos me despreciaron, ausentábame,
S fablaban contra mí.
LIBRO DE JOB. 379
49 Aborreciéronme todos los varones de mi secreto,
y los que amé fueron vueltos contra mi.
20 A mi cuero, consumida la carne, se apegó mi hue-
so, y escapé con solo cuero sobre mis dientes.
21 Apiadadvos, apiodadvos de mi, vos mis amigos;
porque mano de Dios tocó en mí.
22 ¿Porqué me perseguís como Dios, y de mi carne
no vos hartádes?
23 ¡Quién me diese agora, y fuesen escripias mis pa-
labras! Quién diese en libro, y fuesen esculpidas!
24 Con péndola de tierro y plomo para siempre en peña
fuesen tajadas.
23 Yo conozco que mi redentor vive, y que á la j)0Stre
sobre polvo me levantaré.
26 Y tornará á cercarme mi cuero, y en mi carne veré
á Dios.
27 A! cual yo veré por mí, y mis ojos le verán, y no
extraño, esta esperanza reposa en mi seno.
28 Pues ¿por qué decis : Persigámosle, hallemos
contra él raiz de palabra?
29 Temed á vosotros de la faz de la espada, porque
vengador de delitos espada, y sabed que hay juicio.
EXPLICACIÓN.
1 «Y respondió Job y dijo.» Responde á Bildad Job,
y muestra primero cuan importuna cosa es oir una sin-
razón muchas veces. Y ansí le dice :
2 "¿Hasta cuándo ansiades mi alma y me moleréis
con palabras? » En que da bien á entender la molestia
que sus amigos le daban , pues le criaban ansia en el
alma, y le molían y quebrantaban el cuerpo. Que la
congoja del corazón , que nace de una sinrazón porfia-
da, desbarata todo el hombre. Porque un necio porfia-
do y que entiende siempre menos cuanto mas se le
dice, es fuerte cosa, y mas fuerte mucho si enrlereza
á vneslra injuria lo que dice y porfia. Dice pues : «¿Has-
ta cuándo ansiades mí alma?» Porque en buena razotí
cabia dejar de hablar, viendo que no servía su habla
sino de acrecentar pesadumbre y molestia ; mas el por-
fiado metido eo disputa solo atiende á su cólera. Por lo
cual dice :
3 « Ya diez veces me denostáis con afrenta , y no os
avergonzáis de oprimirme.» «Diez veces» dice por niu-
clias , y dice que le denueslan porqite le itnponen lo
(¡ue no es y entienden mal sus razones. Y dice que le
oprimen, y que no se avergüenzan de tenerle ansí opre-
so, de que se maravilla con grande razón ; porque per-
seguir á un miserable y dar pena al que nada en ella, y
al caido y al dolorido acrecenlatie mas el dolor, es caso
vilísimo y de corazones bajos y villanos y desnudos de
toda humanidad y virtud. Donde decíinos oprimirme,
el original dice empedernecer, que viene bien con eslo
mismo que digo ; porque era de corazones de piedra, en
tanta miseria como delante tenían, no enternecerse
para no dar nueva pena. Que cuando Job no tuviera
razón y traspasara la ley de la paciencia, de la huma-
nidad era condescender con él , visla la ocasión que te-
nia, y considerar lo que puede el dolor, y condolién-
dose del y consolándole , reducirle á templanza. Mas
Dios nos libre de un necio tocado de religioso y con
celo imprudente, que no hay enemigo peor. Dice :
4 «Cierto aunque erré, mi error se quede comigo.»
5 «Mas vosotros sobre mí os engrandecéis, y razo-
náis sobre mí denuesto.» Y el original á la letra ; «Y
3S0 OBRAS DE FRAY
sea que haya errado, comigo mi yerro morará ; ¿si de
•veras os engrandeciérades contra mí , y me razonárades
afrentas?» En que Job, después de haberse quejado
con espanto de la porfía imprudente de sus compañe-
ros, notándolos de inhumanos y duros, comienza en
estos dos versos á volver por su causa , y dice al pare-
cer de algunos ansí : Decis que yerro y me engaño; yo
quiero que sea como vosotros decis ; mas pregunto
si es justo por eso que en el estado en que estoy os
engrandezcáis contra mí, y razonéis sobre mí denues-
to; esto es, que levantéis bandera contra un miserable
y le baldonéis en la cara y le deis en rostro con sus
pecados. Que sea yo cuan malo quisiéredes ; pero no
era tiempo ahora de lastimarme con ello ni de hacerme
sabidor de mis culpas, sino de aliviarme mis penas, de
condoleros de mi trabajo , y de perdonar algo al exce-
sivo mal que padezco, de no maravillaros si hablo y me
duelo, sino antes lo que callo os debiera espantar. O
digamos de otra manera (que es la que mas me con-
tenta, porque dice mas con el enfado justo que Job te-
nia del mal término y peor entendimiento de aquestos
amigos, y porque dice mas con la letra). Hacéis mara-
villa, dice, de que digo que soy azotado sin culpa, y
referís y mostráis, para convencerme, la manera como
deshace Dios á los malos, y si en ellos no me conozco á
mí , decis que yerro y soy ciego ; pues respóndoos, di-
ce, que digo lo que dicho tengo, y que en el error que
vosotros llamáis error, en ese me estoy ; y aunque os
encendáis contra mí y me digáis, como hacéis, mil
afrentas , no me torno atrás de lo que ya dije ; en ello
estoy, y si error es, abrazo ese error. ((Cierto, dice,
aunque erré,» esto es, aunque ansí lo digáis y os pa-
rezca, «mi error se quetle comigo ; » esto es, morará
comido mi error, como o!ra letra decía, que es, no
mudo lo dicho ni me arrejiionlo dello; del mismo pa-
recer soy y de nuevo lo afirmo, «si de veras os en-
grandecéis contra mí ;» esto es, ansí lo digo, por mas
que os enojéis conira mí, ó aunque sé cierto os enoja-
réis contra mí. Y llama ejiqrandecer.se al enojarse, por-
que el enojo levanta el ánimo, y hinche las narices y
el ro.-tro de esjpírilu, y pone bríos de mayor y de supe-
rior en el hombre, que tiene en menos aquellos con
quien se enoja y los hace sujetos. Por donde también
en el uso de los latinos dicen que se levanta en cólera
por decir enojado , como decía el poeta :
Insurgil tn iras (a).
Pues díceics Job qun aunque se levanten, 6 aunque
sabe se levanlarán contra él , estimándose á sí , y á él
despreciándole, teniéndose por sabios á ellos, y á él
por tonto y por necio, condenando la vida del, y apro-
bando y abrazando la suya, dice loilavía lo que dicho
tione, y se afirma en lo mismo. Y si dicen que siempre
Dios deshace la prosperidad de los malos, y los despoja
del lodo, y les seca la raíz y los ramos, yo, dice, no
soy malo, y hace Dios comigo y ha hecho todo eso que
Bildad dice que con los malos liace , y mas que no di-
ce. Y ansí , cuenta luego por orden lo que padece con
sentimiento grandísimo, como comparándose en cada
verso con lo que Bildad dijo arriba , y como mostrando
(«) Virg., ifÜDcid., lib. VII , V. 445, Exarsil in iras.
LUIS DE LEÓN.
que es lo mismo ó mas crudo lo que á él le acontece,
y como confesando que le trata Dios á él como á Bildad
parece que trata siempre á los malos, y que sin embar-
go deso no es malo. Dice :
6 «Pues sabed agora que el Señor me aflige, y no
según tela de juicio, y me cine al derredor con azo-
tes.» El original dice : «Que el Señor se tuerce comi-
go, ó me hace tuerto ; » esto es, que no guarda comigo
ahora lo que la lela del juicio pide, como entendió san
Jerónimo. Esta es la proposición de su tema , que Dios
le azota gravemente, y que él no ha hecho por qué me-
rezca ser azotado ansí. Y dice «sabed agora», como
diciendo, si no lo sabéis, sabedlo, y si no me habéis
entendido , entendedme agora bien , que digo que no
he pecado y padezco. Y en la manera como lo dice lo
prueba en parte , porque dice : « Sabed ahora que el
Señor me aflige, y no por tela de juicio ; » en que secre-
tamente argumenta : Si este fuera castigo de culpa,
guardara Dios en él la forma que se debe ajuicio, acu-
sara primero, oyera', convenciera y pronunciara sen-
tencia ; mas , como dice luego :
7 «Voceo adolíéndome, y no soy respondido ; excla-
mo, y no juicio ; » esto es , pido justicia, y no hay quien
me oiga ; demando cargos y lugar de defensa y no hay
remedio ninguno. Antes, dice :
8 «Mi camino vallado y no pasaré, y sobre mis sen-
deros escuridad puso;» esto es, me tiene cercados los
caminos todos y por todas maneras. No solo, dice, no
me acusa ni me oye, mas ni deja que ninguna otra cosa
me valga ó defienda. «Mi camino vallado,» esto es,
cercó con valladar, y «no pasaré», esto es, y ansí no
puedo dar paso adelante; que es por semejanza de los
que caminan , y liallan cercado ó cortado el camino. Y
llama «camino suyo» su consejo y esfuerzo y justicia,
y lodo lo que le podía ser de provecho. Y dice : «Sobre
mis senderos oscuridad puso;» porque, ansí como no
se camina cuando está cerrado el camino, ansí también
no se puede caminar sin la luz ; y ansí, sin lo uno y lo
otro está Job mas á raya , ó conforme á lo que signifi-
car quiere, mas sin ayuda y defensa. Añade :
9 «Mi honra de sobre mí me despojó, y tiró corona
de mi cabeza.» Dicho que no pasa por tela de juicio
este negocio suyo, y que ni es acusado ni oido, de don-
de secretamenle iníiere que su azote no es azote de
culpa , sino orden de providencia secreta , dice agora
la terribilidad deste su azote y lo que Dios con él hace.
Y dice que luego que le cerró los caminos de la huida
y defensa, como le tuvo bien preso, «le despojó de la
honra y le quitó la corona;» en que declara su mal,
como por semejanza de los que la jusUcia prende por
graves delictos , que primero les cerca la casa para (¡ue
no huyan, y después les arresta la persona y les quilan
las armas , y les secrestan los bienes. Ansí á él , dice,
le tomó Dios lodos los caminos primero, y después le
echó la mano, y le «despojó de la honra y corona »;
esto es , de su hacienda y familia, por quien era honra-
do y estimado. Que llama «honra y corona» por figu-
ra, la prosperidad y buena fortuna suya, como Salo-
món en los Proverbios (6), do dice : «La corona de los
sabios sus riquezas. » Y porque es proprio de los muy
(b) Prov., ll,2í.
EXPOSICIÓN DEL LIBRO DE JOB.
3^1
lastimados repetir muchas veces lo que les duele, y ha-
cer memoria dello por diferentes maneras, usa luego
Job de otra semejanza diversa , y dice lo mismo. Por-
que dice :
10 «Derrocóme en derredor y perecí, y fizo mover
como árbol mi esperanza.» Digo que es lo mismo de
arriba, dicho por semejanza de un poderoso árbol, que
le hieren el tronco á la redonda hasta dar con él en el
suelo , donde perece. O si es cosa diversa , en lo pa-
sado señaló la pérdida de la hacienda , y aquí decla-
ra las enfermedades de su persona y sus llagas. Y dice
que, como acontece á un árbol que el labrador cor-
' la porque no le embarace la tierra , que le hiere pri-
mero con la hacha en el tronco , y le empele después,
y viene quebrado al suelo de su peso mismo , adonde
caido se seca y no torna á ser mas; ansí á él le golpea-
ron á una por todas partes, el saheo en los bueyes , el
fuego en las ovejas, el caldeo en lo demás de la hacien-
da, la casa en los hijos, y el demonio en su cuerpo,
hasta que golpeado y herido al derredor, vino como
tronco cortado al suelo , donde se secó su esperanza.
Dice : «Derrocóme en derredor ;» esto es, corlóme en
derredor para derrocarme, «y perecí ; » el original dice
«y anduve», esto es, y vine al suelo. «Y fizo mover
como árbol mi esperanza. » Hacer mover la esperanza
es hacer que se pase su sazón, como la palabra original
lo demuestra, y llama pasar de su sazón la esperanza en
el árbol venir á secarse. Y es de advertir que la pala-
bra «como árbol» de lo postrero del verso se ha de
entender como puesta al principio, y decir : «Derrocó-
me en derredor como árbol, y anduve, y hizo pasar
mi esperanza.» Dice mas :
íl «Encendido contra mí su furor, y contóme á él
como enemigo. » Dijo el efecto, y dice la causa agora
para que por ella se entienda mas su grandeza. El efecto
fué la calamidad que padece, declarada en las formas
que he dicho; la causa de ello es , á lo que piensa, el
furor de Dios contra él, que es la mas eficaz y ¡a mas
poderosa de todas. Porque ¿qué no podrá Dios todopo-
deroso? Y ¿qué mal no hará Dios enojado y enemigo?
«Encendió, dice, contra mí su furor.» Dice el original
á la letra: «Hizo crecer contra mí su furor;» ó porque
lo que se enciende crece, que el fuego levanta y dilata
las cosas , ó para dar á entender que no se enoja Dios
con él con enojo ordinario, ni usó de cólera usada, sino
acrecentada y mayor que otras veces. Y por eso dice
luego :
12 «A una vinieron contra mí sus soldados , y hi-
cieron sobre mí carrera, y posaron derredor á mi tien-
da.» Como diciendo que no envió sobre él un mal, si-
no todos los males ; ni por discurso de tiempo, sino to-
dos á un tiempo. Y usa aquí de otra semejanza tercera,
sacada de lo que en la guerra acontece, cuando un po-
deroso ejército viene sobre una ciudad y la cerca y la
bate. Ansí dice que el ejército de Dios, que son un es-
cuadrón de mil males enviados por Dios, vinieron
sobre él y le cercaron, y le batieron y pusieron por
tierra. « Y hicieron, dice, sobre mi carrera. » El ori-
ginal : «Y levantaron carrera sobre mi. » Quiere decir
que le aportillaron , y hicieron en él grande y abierta
entrada para el asalto. Y dice «levantar carrera»,
para decir que hicieron ancho y desembarazado cami-
no; porque levantar carrera es hacer calzada, camino
muy conocido, la cual se hace macizando el suelo
y levantándole sobre lo demás con argamasa y con
piedras.
13 «Mis hermanos hizo alejar de mí, y mis cono-
cientes se extrañaron de mí.»
1 4 «Dejáronme mis cercanos , y mis conocientes me
olvidaron.»
13 «Moradores de mi casa y mis siervos por extra-
ño me contaron, extraño fui en sus ojos.» A la caida
de un árbol se sigue que huyan y se aparten los que
la ven. Cayó Job, y derrocólo el Señor, y batióle , co-
mo ha dicho, y púsole por el suelo; y ansí, sucediólo
que dice, que le huyeron todos y le dejaron solo. Que
es uno de los accidentes que , cuando la fortuna se
vuelve causan mayor sentimiento, el faltar luego los
amigos y el desconocerse los deudos, y el ver el hom-
bre por la misma experiencia lo poco que puede fiar de
los hombres , y el engaño grande que pasa en la vida;
que nadie es querido por lo que es en sí , sino por lo
que representa defuera, que, como no es suyo ni fir-
me , ansí no lo son los amigos. Mas son de considerar
las palabras que «á los hermanos», que el deudo los
hace cercanos, dice que «los hizo alejar», y á los cono-
cientes, que son como familiares, dice que hizo extran-
jeros, y á los que antes se le acercaban los detuvo, po-
niéndoles freno, y puso olvido en los que tenían del
conocimiento y memoria, y «á sus criados» hizo que
le mirasen «con ojos de extraño», que fué ponerá ca-
da uno, no diferente de lo que antes era con Job , sino
contrario de lo que antes era, para hacer mas dolor. Y
pasa adelante y dice :
16 «A mi siervo llamé, y no responde; con mi boca
me apiadaba á él.» Duro es mirar bs siervos como ex-
traño al señor, mas durísimo llamados, no responder,
y rogados, volverse de otra parte. «Con mi boca, dice,
me apiadaba á él , esto es , no por tercero, sino por mí
mismo, le llamaba, significando mis lástimas; que esto
llama apiadarse, quejarse del mal que sentía y pedir
que del se apiadasen. Y dice mas :
17 «Mi aliento extrañó mi mujer, y apiádeme por
hijos de mi vientre ,» en que dice lo postrero del en-
carecimiento. ¿Qué no falta cuando la mujer, que es
una misma cosa con su marido , le aborrece y le falta?
«Mi aliento», dice, y la sucesi n de mí casa huyó mi
mujer, y ni rogada quiso admitir mis brazos. Mas
18 «También perversos me despreciaron, ausen-
tábame, y hablaban contra mí.» Mucho duele en la ad-
versidad faltarlos amigos, mas no duele menos ver
también lo que los enemigos se gozan. Y porque no
faltó á Job ni este dolor, dice agora que los perversos,
que son los que por sus pecados estaban mal con sus
virtudes del , alegres con su caida , le despreciaban , y
en apartándose dellos , hacían burla y moí"a. Y por
concluir de una vez, añade generalmente diciendo :
19 «.aborrecieron todos los varones de mi secreto,
y los que amé fueron contra mi. n «Varones de su se-
creto» llama á los que fiaba su alma y con quien nóte-
nla cosa partida, esto es, los mas verdaderos y íntimoá
amigos suyos, á los que él mas amaba y do quien de-
382 OBRAS DE FRAY
bia esperar ser amado, en que de camino nota á los que |
tenia presentes. Y añade :
20 «A mi cuero, consumida la carne, se apegó mi
hueso, y escapé con solo cuero sobre mis dientes;»
que la calamidad y pérdida de los amigos, bienes, sa-
lud, y la congoja que por esta causa levivia de conli-
no en el alma, habian de gastar forzosamente la carne
y sacar afuera los buesos. Por donde añade con razón :
21 «Apiadadvos, apiadadvos vosotros de mi, mis
amigos, porque mano del Señor tocó sobre mí.» Por-
que un estado tan miserable cual el que Job ansí lia
pintado, á los extraños, cuanto mas á los amigos, mo-
vía á piedad, y no lí aspereza; á razones de consuelo,
y no á dispulas pesadas; á palabras blandas, y no á di-
cbos afrentosos. Y cuando otra cosa no hubiera, la ra-
zón que dice lo prueba ; porque á quien Dios hiere y
sobre quien su pesada mano carga, añadirle mas mal
es perder todo el sentido de hombre y bor mas cruel
que las Ceras. Y ansí dice :
22 «/.Por qué me perseguís como Dios, y de mi car-
ne no vos liarláiles?» ¿Tan blando os parece, dice, el
que me azoía y castiga , que es menester añadir vues-
tra dureza á la suya? «¿Por qué me perseguís» como
él me persigue? Como dando á entender que perseguir-
le Dios á él había de ser causa en ellos para que se
condoliesen , y no para que le persiguiesen de nuevo.
Y no solo dice que !e persiguen, sino que imitan á Dios
en la manera de la persecución. Y dícelo porque Dios
le maltrataba siendo siervo suyo, y ellos siendo su
amigo; Dios le azotaba sin culjta, y ellos sin Jiabcrles
hecho ofensa; Dios le cnxió trabajos cuando pudiera
esperar galardones, ellos cuando venían á consolarle
se volvieron contra é! reprehendiéndole; Dios no se
satisfacía con herirle de una manera sola , y ellos no
parecían verse hartos de consumirle las carnes , esto
es, de afligirle y acabarle la vida. O, por decir verdad,
con verle consumido en la hacienda, en la familia, en
la salud, en el cuerpo, no contentos con oslo, le que-
rían destruir el alma y mancliar su inocencia, y en
cierta manera fatigarle basta que desespere. Contra lo
cual, ansí como lo entiende, se apercibe y arma luego
y como hace profesión de su esperanza y su fe, y desea
dejarla escrita en memoria perpetua para desengaño,
ansí de los presentes como de los que vinieren des-
pués. Y por eso dice :
23 «¡Quién me diese agora, y fuesen escripias mis
palabras! Quién diese libro, y fuesen esculpidas!»
«Mis [lalabras ,» dice, esto es, las que quiero decir y
luego diré. «Escriptas, dice, en libro;» que loque
añade, esculpidas, pasa con lo que viene adelante,
que es :
2 i «Con péndola de fierro y plomo para siempre en pe-
ña fuesen tajadas.» Que, como dijo lihro, corrigiese lue-
go, viendo que los libros se acaban presto, y su deseo era
eterno; y ansí, no quiere ya libro, sino ima peña dura
en que se esculpan. Y dice «¡¡éndola de íierro» y con
jAomo, porque se abren las letras con osrüi)lo ó cincel
en la jtíedra, y después se hínclien de plomo vaciado.
l'üCscn este libro ¿qué escribe? El testimonio de lo
que cree, para que á lodos conste de su verdadera y
lirnie esperanza, que có ;
LUIS DE LEÓN;
2o «Yo conozco que mi Redentor vive, y que ;i Ii
postre sobre polvo me levantaré. » Aunque dice r.i-;
athjo y me querello, y parece que me quejo de todo,
no entendáis por eso que no reconozco que hay Dios y
que tiene providencia del mundo, y que miía las cosas
de los suyos con cuidado especial ; sé que hay reden-
tor, y redentor mío , y que vive. Y no solamente dice
se, sino «y yo también sé», como diciendo que no ig-
nora lo que ellos saben, ó que la gravedad de los males
no le quita el conocimiento y memoria ; sabe él tam-
bién que hay redentor, y redentor para él, y que aun-
que lo presente le aflige, esta esperanza le asegura y
consuela. Sabe que !iay redentor, en que confiesa y
profetiza la venida de Cristo, y sus dos naturalezas,
humana y divina. Porquo en decir que vivía entonces,
cuando nacido no había, dice que es Dios, que vive
siempre, y en llamarle redentor suyo dice que ha de
nacer hecho hombre. Porque la palabra original goel,
que es aquí í'ctíe?ifor, signiíica propriamente el que por
vía de deudo libra á su deudo ó su hacienda, y la toma
para sí por el tanto, como se ve en los libros de Moi-
sen (a) y de Ruth (6) en muchos lugares. Pues si el
que espera Job aquí redimirá á Job por su deudo, sí-
gnese que será hombre como él , como lo es de heclio.
Y convino que lo fuese para redimirnos, y para por el
tanto de su preciosa sangre resüluirnos á la libertad
de la vida y librarnos de la muerte, á que nos preten-
día sujelar e! demonio. Ansí que, sabe Job que tiene
redentor Dios y hombre, y sé consuela en medio de
sus males con esto , porque siempre fué y siempre es
y siempre :;erá el único y total consuelo del juslo el
Mesías, en quien Dios tiene puesto todo el bien y todo
el reparo de sus criaturas. Y como los que esperan al-
guna bienandanza excesiva , y della están ciertos , se
conservan alegres en los males con saber que [ireslo
son reyes , ansí halla consuelo el bueno poniendo en
Cristo los ojos en cualesquicr trabajos que vengan , no
solo porque ve en él el remedio particidar delios, que
es sin ninguna duda la particular medicina de todos,
sino porque esto solo, que es consiilerar tanto bien co-
mo es tener tul hermano , borra cualquiera tristeza. Y
luego que considera la alma que somos herederos con
él, y que habernos de vivir de su espíritu, como jun-
tos con él en cuerpo, señores de su reino sin íin , iiue-
lla generosamente sobre todo lo que en esta vida es
trabajo , y lo desprecia y casi no lo echa de ver. Pues
Job, como quien bien lo sabia, con razón se consuela
con ello; y ansí, los sagrados profclas, en muchos cas-
tigos tristes que anuncian, siemi)re y á la lin vuelven
sus razones á Cristo, y con la profei-ia de su dichosa
venida reducen la tempestad de sus amenazas á sere-
nidad alegrísíma, que es lo mismo que Job hace agora.
«Yo sé, dice, que mi Redentor vive.» No me oprime,
dice, tanto este mal que siento, que no me levante
mucho mas y me alíenle esta rica esperanza. Redentor
tengo, y mi deudo, que no me dejará cautivo ni siervo;
redentor tan poderoso, que antes que venga vivo, y
tan amoroso , (juc vendrá hombre vestido de carne. Y
dice : «Y en lo postrero sobre polvo me levantaré. »
(01 NumiTür., cap. ."ü, v. 19, Lev., cap. ~o, v. 2j.
I*) Kulb., cap. 3, V. U, ele.
EXPOSICIÓN DEL
Que pone la po.^lrera obra y el úllirno ef'ecloqufí ea ,
•nuesiro beneficio causa la venida de Cristo, que es la
resurrección de la carne á gloriosa y inmorial vida;
porque en él se rematan y perficionan los demás eíec-
los, y en una cierta manera se encierran todos; que en
elhombre resucitado y glorioso se ve junto y acabado todo
lo que en bien del hombre Cristo hizo con la eíicacia
•infinita de su virtud, y vese la criatura nueva perfecta.
.Y ansí, Job, por decir con una palabra todos los bie-
nes que de Cristo espera , y con cuya esperanza respi-
ra, hace memoria de su sola resurrección. Aunque es
verdad que, según el original, estas postreras pala-
bras, al parecer, hablan con Cristo también , porque
dicen : « Y en lo postrero sobre el polvo se levantará,»
-para decir que el tiempo de su venida será el tiempo
postrero, como las sagradas letras en otras partes lo
-ílicen ; porque de las edades del mundo, esta , que co-
menzó después que vino Cristo y que va corriendo to-
davía, es sin duda la postrera, porque no le sucederá
otra cuando feneciere, sino fenecerán juntos ella y el
siglo. Y aun podemos entenderlo también de su venida
segunda, en cuanto dice que «del polvo se levanta-
rá»; que es como decir que cuando todo cayere se le-
vantará él, y vueltos en ceniza y polvo todos los hom-
bres, aparecerá él vivo y levantado juez en alto para
llamarlos á vida. Y viene con esto bien lo que dice :
26 «Y tornaré á cercarme mi cuero, y en mi carne
veré á Dios ; » porque el tiempo de resucitar á nueva
vida los muertos es junto con el tiempo del venir al
juicio el Juez ; y para que se entienda que habla aquí
-desta venida y juicio con propriedad, nombra á Dios
-en este lugar con el nombre que significa este oficio,
■porque le nombra eloab, que significa el juez. Y dice
xjue le verá en su carne , ó porque le verá , no su alma
sola, sino su carne también y sus ojos corporales, que
entonces tornarán ala vida; ó porque el juez viste carne
y es liombre, por cuanto la humanidad de Cristo, ó
Cristo en cuanto hombre, ha de ejecutar el juicio. Y
lo que decimos ((tornaré á cercarme mi cuero», el ori-
ginal á la letra dice : (( Y después que estos horadaren
mi cuero, ó después que este mi cuero horadado fue-
•re y deshecho , veré á Dios en mi carne ; » que es tor-
vnar resucüando á la vida , y ver á Dios en ella , que
^viene á ser la misma sentencia; en la cual Job, como
se puede colegir de lo dicho, profetiza y confiesa la
encarnación de Cristo y sus dos naturalezas, humana
y divina , y la venida segunda al juicio, y el tiempo de
ella , y la cualidad del Juez , y la resurrección de los
muertos , y la vista que tendrán los buenos de Dios. Y
ansí dice :
27 <(A1 cual yo veré por mí, y mis ojos le verán, y
r.o extraño. Esta esperanza reposa en mi seno. » No le
verá otro por mí, sino yo mismo le veré, porque cada
uno le verá según su medida y según la capacidad que
hace Dios en él por sus méritos , y no según los aje-
nos , como el Apóstol dice (a) , que ((pagará según sus
obras á cada uno». Y ((reposa, dice, esta esperanza
en mi seno», para decir que está firme en él la espe-
ranza de esta verdad , y tan metida en su seno, que
ninguna mano de mal la sacará del, y que con ella re-
to) Romaa., caii. 2, v. 6.
LIBRO DE JOB. 3R3
posa. Aunque el original usa en esto de otra figura,
porque dice : a Acabáronse mis ríñones en mi seno;')
porque ríñones tienen en la Escritura significación de
deseo. Y ansí , decir que sus deseos se resumen todos
en sn seno, es decir que se encierran todos y se con-
cluyon en aquella esperanza con que se reposa y con-
suela. Concluye :
28 « Pues ¿ por qué decis : Persigámosle , hallértios
contra él raíz de palabra?» Y pues, dice, confieso yo
y conozco esto, pues espero en Dios y confieso que,
acabada esta, hay otra vida mejor, que ha de dar Dios
á los suyos; pues afirmo que ha de tener cuenta con
ellos, ¿por qué os persuadís de mí que soy impío? y
¿por qué os conjuráis contra mí, y decis que será bue-
no acosarme para sacar de mi alguna palabra que haga
pública la secreta maldad de mi pecho? Acosémosle,
decís , y demos en él ; que ansí sacaremos del raíz de
palabra, esto es , ansí descubriremos la raíz de esta su
demasiada impaciencia. Y no solamente sois poco pia-
dosos comigo, y no solo me añadís mas tormento,
mas también me maliciáis las palabras , y juzgáis co.i
determinación que soy impío, y procuráis que' me des-
cubra serlo por las muestras de fuera. O digamos, por-
que el original lo concede , de aquesta manera : (( Por
lo cual diréis : ¿Por qué le perseguimos? Y raíz de
cosa hallada en mí.» En que significa que les debe ya
pesar á sus amigos , ó que es justo les pese, de la con-
tradicción que le lian hecho. Dice : ((Por lo cual di-
réis,» esto es, diréis que, pues yo conozco y confieso
lo dicho, ¿por qué le perseguimos? esto es, mal ha-
cemos en perseguirle. ((Y raíz de cosa hallada en mí,»
esto es ( mudando la persona ) , pues es hallada en él
raíz de palabra ; que quiere decir, pues habla con fun-
damento, y trata verdad en lo que dice, y se afirma en
verdadera esperanza; porque, dice, sino volvéis la
hoja , y decis y hacéis lo que os digo,
29 «Temed la faz de la espada, porque vengador
de delictos la espada, y sabed que hay juicio.» Dice :
Porque si no, podéis temer el castigo; que eso llama
la espada y entiende él de Dios, y por eso dice que
((vengador de delictos la espada», porque el de los
hombres muchas veces es castigador de virtudes. Y
dice bien el original , que dice saña por decir venga-
dor; porque la espada de Dios es saña de delito?, por-
que mira á ellos, y noá los delincuentes, y aborrece
la maldad, pero no la persona del malo; al revés de lo
que aviene en el tribunal de los hombres , adó las mas
veces el odio de la persona desenvaina contra el delito
el cuchílio. Y finalmente díce:((Sabed que hay juicio,»
esto es , juicio por excelencia, que descubrirá vuestras
malas intenciones en público, y les dará su pena , sia
torcerse ni por temor ni por ruego.
CAPITULO XX.
AF.GU.MEM0.
Torna Sofar á la plática , y dice que no se tendrá él por quien es
si no le respondiese. Dice que á los malos les sucede mal, y
pinta pava esto un malo levantado y caído, y encarece su caída
contando por menudo todos los males delta.
i Y respondió Sofar elNahamates y dijo:
2 ¿Porque pensamienlos mies me revuelven, y por
qué va y viene eu mi mi sentido?
384 OBRAS DE FRAY
3 Doctrina con que me arguyes oiré, y espírilu enteo' |
dimieuto mió me responderá. |
i ¿Por ventura no sé yo esto de siempre, desde que
se puso hombre sobre la tierra?
o Que cántico de malos de cerca y alegría de hipócri-
ta hasta momento. I
6 Si subiere al cielo su alteza , y su cabeza tocare las ¡
nubes;
7 Como estiércol para siempre perecerá ; los que le
vieron dirán : ¿Adó él?
8 Como sueño volará y no le veráo, será conmovido
como visión de las noches.
9 Ojo que lo vio no añadirá , y no lo verá mas su
lugar.
10 A su.*! hijos ablandará la pobreza, y sus manos re-
tornarán su dolor.
11 Sus iiuosos son llenos de sus vicios, y con él ya-
cerán sobre el polvo.
d-2 Si se <'ndnlzarc cu su boca maldad, cubijarla ha de-
bajo su lengua.
15 Endurarla ha y i:o la dejará . y contenerla ha en su
gargüero.
H Su pan en sus entrañas se convirtió en flel de es-
corpiones allá bien de dentro.
13 Haber ira^ó y gumilólo, el Señor lo desterrará de
su vientre.
16 Cabeza de áspide mamará, y matarlo ha lengua de
vibnra.
17 No verá corrientes rios y arroyos de miel y man-
teca.
18 Pagará lo que hizo y no será consumido, padecerá
conforme á sus muchos embustes.
19 Porque quebrantó y dejó mendigos, casa robó y no
la fraguará.
20 Porque no supo pacificarse en su vientre, y en su
deseo no alcanzará libertad.
21 No restó de su comer, y por tanto no permanecerá
su bien.
22 Cuando ahondo se rellenare, angustia será á él,
tofla mano de desventura le acometerá.
23 Sea que se hincha su vientre, enviará en ella ira
de su furor y lloverá su guerra sobre ó!.
24 Fuirá de arma de fierro, pasarlo ha arco acerado.
2a Üesenvainó y sacó de su vaina, y relampagueó en
amargura, andarán sobre él miedos.
26 Toda oscuridad escondida para su ascondimiento,
comerlo ha fuego no soplado, será quebrantado remane-
cido en su tieiiila.
27 Descubrirán cielos su delicio, y tierra se levantará
contra él.
28 Será descubierto el pimpollo de su casa, y cortado
en el dia del furor del Señor.
29 Esta es la parle que de Dios lleva el malo, y la
heredad que por su estilo ha de Dios.
EXPLICACIÓN.
i f;Y resporiflió Sofar el Nahnmalcs y dijo » No res-
ponde á lo que (lecia Job on el capítulo anlcs de osle So-
far, sino habla af,'ora sobre lo que ya pasó en el capítu-
lo XII, donde Job dijo que pasaban su vida en paz mu-
chos malos ; que habiendo sobre ello pensado, le pare-
ce ser falso y no lo calla, porque se tiene por afrentado
en callar. Y ansí dice :
2 « ¿Por qué pensamientos míos me revuelven, y por
qué va y viene en mí mi sentido?» Que á mi pareceres
pregunta con que Sofar se inciía á sí mismo y se dice:
Pues ¿para qué tengo yo cnleniliniiento y sentido, con-
viene á saber, si en esta coyuntura callo, oyendo ío que
LUIS DE LEÓN.
oigo á mis oídos? «¿Tor qué, dice, pensamientos míos
me revuelven?» esto es, ¿para qué tengo ó de qué me
sirve tener pensamientos sabios? Que tales son los que
ponen al hombre freno, y le vuelven y revuelven como
caballo. Y la palabra original por que decimos aquí re-
volver, cuando se dice de las cosas del ánimo, ordina-
riamente significa la vuelta que hace al bien cuando
se relira del mal. Y ansí, aquí «pensamientos que me
revuelven», propriamenle son pensamientos que me re-
frenan y que me llaman al bien siempre, enseñándo-
me la naturaleza de la virtud y del vicio, y lo que á
Dios se debe, y lo que amenaza y promete. Pues estan-
do, dice, dolado yo de saber, y viendo tu ignorancia ó
blasfemia, ¿será por ventura bueno callar y poner so-
bre la boca el dedo? no será sino afrenioso. Y ansí, lue-
go añade :
3 «Doctrina con que me arguyes oiré, y espíritu en-
tendimiento mió me responderá. » Dice el original á la
letra : «Doctrina ignominia mía oiré.» Como diciendo
que su doctrina será su afrenta, y que ansí se lo dirán
en los ojos; porque, siendo docto, si en ocasión seme-
jante calla, dirán que es ignorante y que se emplea mal
en él el saber. Y dirán también lo que dice, que «sti
entendimiento es espírilu», esto es, viento y aire vaní-
simo. Y dice que « le responderá » , porque le dirá , ó
podrá decir cualquiera que quisiere, que es aire su in-
genio, y que su estudio es vanidad y sus letras sin fru-
to. O podemos declarar estos dos versos ansí: «Por
tanto pensamientos mios me revuelven, etc.» De mane-
ra que no pregunte ni se de^'pierte á hablar, sino an-
tes, pues torna á iiablar de la razón por que torna, y di-
ga ansí : «Por tanto, » esto es, por lo que dijiste poco
antes de agora, cuando afirmaste que pasan próspera-
mente los malos, por eso «mis pensamientos me re-
vuelven, ó se revuelven en mí», esto es, no me dejan
sosegar, antes me fuerzan á que hable, y por la misma
causa mi sentido anda en mí , esto es , me despierta á
razonar mi sentido. Y añaile : « Doctrina con que me
arguyes oiré. » En que dice: Yo hablaré, porque mi
sentido me fuerza, y oiré también sí tendrás saber pa-
ra argüirme de falso, y si lo intentares, «el espíritu de
mi entendimiento te responderá. » Y como quiera que
aquesto se entienda, habiendo con ello Sofar dado prin-
cipio á su plática, entra en la disputa luego y pro-
pone :
4 « ¿ Por ventura no conozco yo esto de siempre, des-
de que puso hombre sobre la tierra?»
5 «Que cántico de malos de cerca, y alegría de hi-
pócritas hasta momento.» Pregunta, y aunque pregun-
ta, no duda , mas antes afirma , poripic esta manera de
dudar es afirmar con mas fuerza. Pues afirma ser cosa
manifiesta y sin duda que siemjjre y desde que el mun-
do es, á los malos y hipócritas se les vuelve en un abrir
de ojo la buena suerte, y que su felicidad en mostran-
do se asconde, al revés de lo que Job en el doceno dijo
á este mismo, que muchos robadores y tiranos viven en
abundancia , y que les suceden á su gusto las cosas
mientras les dura la vida. Por manera que convienen
entrambos en que hay malos prósperos, pero difcrén-
cianse en que Job dice que duran algunos dcllos en su
prosperidad mientras viven, y Sofar afirma que en bre«
EXPOSICIÓN DEL
ve y antes que mueran vienen todos á caer en miseria, I
y por la misma razón, que no han de ser llamados feli- I
ees, porgúela felicidad de su substancia es perseverante
y muy íirme. Dice pues : Yo sé, y es cosa averiguada,
que desde que hay hombres, ael cántico de los malos,»
esto es, su alegría y prosperidad, si alginia vez llegan
á ella, «de cerca,» esto es, está cercana á su fin y se
acaba luego; ó «de cerca» dice, queriendo decir que
es moderna y nace presto y crece con priesa, intirien-
do de ahí que viene á menos luego y se seca con la
misma presteza , porque al paso que las cosas crecen,
al mismo fenecen, según la ley natural. O «es^á cerca
el cántico de los malos», porque trae su paga presente,
y los bienes dellos son de los que luego se dan , ó son
de los que tienen el bien en lo cercano, es!o es, en la
apariencia y en las sobrehaces de fuera. Y aun por la
misma razón le da nombre de cántico y cantar al vivir
ellos en dicha, porque es cosa de sonido, y no de subs-
tancia, cosa que deleita a! oido y se va con el aire. Y á
ese n)ismo propósito, «y alegría, dice, de hipócritas
hasta momei. o;» porque muere, á lo que quiere decir,
en naciendo. Y llama «malos y hipócritas», no á todos los
que ofenden á Dios, sino con especialidad á dos mane-
ras de hombres. Malos á los que son impíos, que es un
género de gentes que ni sienten bien de Dios ni tie-
nen humanidad con el prójimo, que su Dios son ellos
mismos de sí, y en todas las cosas se buscan ; hipócri-
tas á estos mismos puestos en gobierno y poder, por-
que con título de justicia ejeculan su violencia, y lla-
mándose gobernadores, destruyen, y profesándose guar-
das de la comunidad y su ley, negocian solos sus inte-
reses. Destos pues dice Sofar que su cániico es de
breves compases, y que su alegría luego que se desplie-
ga se cierra, que puede ser que florezciin, peio no que
dure ni persevere su ílor. Y dice mas :
6 «Si subiere hasta el cielo su alteza, y su calieza
tocare las nubes.»
7 « Como estiércol para siempre perecerá, los que le
vieren dirán: ¿Adó él?» No solamente, dice, caen
presto, pero caen á !a me;iiila que suben, y cuanto mas
se ensalzan, tanto mas bajau y con mayor ligereza. De
manera que su gr.iudeza, cuanío es ni.iyor, tanto los
dispone á mayor mi eria, y no solo no ¡es siislenía, mas
an.cs ios emiele y derrueca, que es sin duda coía que
casi siempre acontece. Y conforma á razón, porque el
edificio mal fundado, cierto es que cuanto sube mas,
tanto es mayor su peligro, y que esa misma alteza su-
ya es la que le envía al suelo. Y en las costumbres tie-
ne aquesto mas fuerza ; porque las cosas con que el malo
mas se engrandece, que son las injusiicias y despojos
ajenos, y los robos y las ¡iranias , y el estilo profano y
vicioso, les gasta las raices en que se sustentan, y se las
enflaquecen sin que ellos lo sientan. Porque para con
Dios los hacen mas dignos de ser derrocados , y para
con los hombres crian invidia en unos y enemistades
en otros, con que se multiplican los que los han de der-
rocar. Dice en la misma sentencia :
8 ftComo sueño volará, y no le verán, será conmo-
\iJo como visión de las noches. » En que engrandece
con semejanzas la poca substancia de esta felicidad de
que habla, y lo presto que pasa. Dice que es «como sue-
E.xvi-ii.
LIBRO DE JOB. á^,3
ño y como visión de tinieblas», que son co'^as que p;i-
recen mucho al sentido que sueña, que se deshacen lue-
go y que no dejan rastro de sí. Ansí esta prosperidad
violenta parece grande, pero á los que la sueñan, quie-
ro decir, á los que tienen trabados los sentidos con el
sueño de estas cosas visibles; mas pasa luego, porque
en despertando se pasa, y despiértase con un pequeño
ruido, y no queda rastro della, sino es en la memoria
el dolor. Y por eso dice :
O «Ojo que lo vio no añadirá, y no le verá mas su
lugar.» «No añadirá,» dice, esto es, no le tornará á
ver, «y no le verá mas su lugar,» porque no dejan en
él raices que le renueven. En que dice por ligura !o que
declara luego, que dice :
10 «A sus hijos ablandará la nnhre/a, y sus manos
retornarán su dolor.» Que por eso no quedará dé! ras-
tro, porque sus hijos, en quien los hombres pueden vi-
vir, perecen también, ó para mayor dolor de los caldos
padres, quedan hambreando y mendigos. Dice pues
que á sus hijos «ablandará la pobreza », porque es pro-
prio de los que mendigan pobres, como traen los áni-
mos humillados, ser lastimosos en palabras, digo, pe-
dir que les hayan lástima en ellas, y decir blanduras á
este propósito, y halagüeñas razones para despertar
piedad en los otros. Es verdad que el original á la letra
dice de esia manera : «Sus hijos aplacarán mf^iidigos,»
de arte que ellos hablarán con sumisión y con blauílu-
ra á los pobres; que es significación de una pobreza
e.xiremaila, en que llega uno á tener necesidad de os
que la tienen, y le es forzoso para a'ican/ar su socorro,
el hacerles plegaria y lisonja. Mas r>n ;o que anule des-
pués, «y sus manos retornarán su (iOlor,') dolor llama
el que el ma'o hizo en lo^ otio-. á quiea agraviu con in-
juna; porque la palabra del origina! signilicarobo y vio-
lencia, y las causas de «llanque son valentía e injusli-
cia y mentira, y los efeclos on quien padece, esto es,
aflicción, angustia y dolor. Pues d ce, ó que sus manos
del padre injusto resiiiuirán, palecieii lo, en lo'^ iiijo^
pobres el dolor y aflicción (¡ue el hizo con su vio!e;icia
en los oíros , ó que sus hijos serán ejeculado-; por los
robos que lucieron sus padres, y sus manos dellos tor-
narán lo que las de los padres hurlaron, oque las ma-
nos que sus hijos pobres exienilerán mendigando, se
tornarán con dolor á ellos; con dolor, digo, de! que fue-
ron causa sus padres, esto es, que las tornarán vacias
y sin hallar socorro ninguno, en pak'ode los que ei ^m-
dre hizo pobres. Y como él sin piedad de-nojó sus ve-
cinos, ansí no habrá ni deudo ni vecino que tenga pie-
dad de sus hijos, y que pagará como hizo, y lo que pe-
có con arte en secre'o pegado á sus entrañas, lo casti-
gará Dios en lo público, (¿ue es !o que añade :
H «Sus huesos serán llenos desús vicios cruVos,
y con él yacerán en el polvo.» Que sus vicios ocu'os
llama (las maldades) con que los hombres de este gé-
nero recogen á sí las haciendas ajenas, que son muchas
y diferen'es entre sí, y todas artificiosas y ocullas. De
las cuales dice que tendrán llenos los huesos, ó porque
les penetra á los tuétanos aquesta maldad, y andan siem-
pre metidos en ella y embebidos en sus marañas y es-
tudios; y siendo en esto agudísimos, para el conoci-
miento de la verdad apenas tienen sentido, ó porque se
2a
3SC OBRAS DE FRAY
les apeca á sus huesos, esto es , á sus entrañas y á su
mayor fortaleza, que son sus liijos, porque pasa la pena ;
en ellos, y duerme con ellos en el polvo sin teclio, pa- |
gando en los ojos del mundo lo que los malos padres
con máquinas secretas hicieron. Que es lo que luego se
sigue :
i 2 ((Si se endulzare en su boca maldad, cobijarla ha
debajo su lengua. »
13 «Endurarla ha, y no la dejará; contenerla ha den-
tro su gargüero. » En que, ó dice la manera como se han
estas sus máquinas, ó con una risa falsa se burla de^
mal fruto que dellas sacan y de lo mal que al fin les su-
ceden. Y digamos de lo primero. Habla del logrero y
del violento, y del que con artificios exquisitos y injus-
tos trae á su casa lo ajeno, y se hace rico á sí liacien-
do pobres á muchos, y habla del por semejanza de lo
que al goloso ó al glotón acontece. Y dice que, como
cuando uno es goloso de algún manjar, ó halla particu-
lar gusto en algo que come, se detiene en ello y lo en-
dura, y lo encubre á los otros porque le quepa mas parte,
y se saborea en él trayéndolo por el gusto para alargar
el sabor, y finalmente lo traga; ansí estos luego que des-
cubren ó con su ingenio inventan la presa, luego que
ven algún secreto interés, lo callan porque nadie loen-
tienda , y como manjar dulce lo dan á la boca, que lo
encubre sobre la lengua, y lo encomienda á los dientes,
y lo pasa con codicia al estómago. Pues dice: «Si se
endulzare en su boca maldad,» esto es, si le viniere á
las manos algún trato ó algún recambio, ó algún des-
pojo injusto que le parezca proveclio~o y gustoso, po-
nerlo ha en la boca, «y cubijarlo ha debajo la lengua,»
esto es, tenerlo ha secreto, sin Jarparte á ninguno. «En-
durarlo ha,» que es decir, saborearse ha en ello y no lo
dejará de la mano, «y contenerlo ha dentro de su gar-
güero,» esto es, hará en él presa y lomará posesión. V
esto es lo primero. Lo segundo es una mofa secreta,
insistiendo en la mii^ma semejanza, y diciendo : Si bien
le supo la tiranía y el robo, si se le hizo en la boca miel
y la rodeó por la lengua, si la comió con gusto, y para
que le dura=e mas, poco á poco y como manjar sabro-
so lo encubrí') y ¡o tragó, buen [irovechole haga, tome
lo que halló después de haberlo coiuido. Que es lo que
añade :
i i «Su pan se convirtió en hicl de escorpiones, allá
bien de dentro.» «En hiél de e.>cor[iiones,» es decir,
en ponzoña, y «allá bien de dentro», dice, para enca-
recer mas el daño, que el veneno cuanto penetra mas,
se remedia peor. Por manera que si lo comió con gusto
y codicia, comido se lo convirtió luego en ponzoña y
se le derramó por las venas. En que signilica el mal
efecto que hace lo mal ganado en la alma y en la vida,
que a! recoger parece dulce, y recogido es amargo; da
esperanzado vida, y metido en casa acarrea muerte;
tiene apariencia de prosperitlad, y derrueca en calami-
dad á su dueño, y es como espía disimulado y como
alquimista engañoso, que metido en casa y prometiendo
de hacerla rica, la gasta y empobrece y trae á la pos-
trera miseria. «Su pan» dice; bien llama pan y man-
tenimiento al logro y al robo secreto y á las redes con
que los injustos prenden las haciendas ajenas, porque
no hay rnunjar tan gusloso como á los malos es el Ira-
LUIS DE LEÓN.
to de semejantes maldades. Y es digno de considerar
que estas cosas, cuando las tratan, les acarrean deleite,
y cuando las poseen y tienen como en las entrañas me-
tidas, les acarrean bascas moríales ; porque en lo pri-
mero engaña la apariencia de fuera, y en lo segundo
hace su obra la substancia de las mismas cosas, que es
ponzoñosa y mortal. Prosigue :
15 «Haber tragó y gomitólo, y el Señor lo desferra-
rá de su vientre. » Lleva todavía adelante su semejan-
za. Tragó dice, para declarar la codicia y ansia con que
se meten estos en las haciendas ajenas , y para decir
que no se contentan con parte, siao que todo lo tragan.
Y como acaece á los muy comedores, que porque hin-
chen sin medida el estómago, y porque sin corlarlo con
los dientes .o tragan, lo tornan luego feamente á vol-
ver, ansí estos, llenos y cargados de lo mal adquirido,
vomítanlo, no porque ellos querrían , sino porque «el
Señor» , como dice , «lo desterrará de su vientre. » No
solo, dice, lo sacará, sino «lo desterrará», esto es, lo
apartará muy lejos del y de manera que no lo puedan
volver; porque los tales cuando caen no se levantan, y
cuando vienen á pobreza no vuelven á ser ricos, y la
calamidad cuando les viene, les viene de asiento, dife-
rentemente de lo que acontece á los buenos, de quien
dice el Sabio (a) : «Siete veces en el día cae el justo y
se levanta. » Y porque á la caida que no vuelve á subir
y á lo que no tiene remedio se sigue la desesperación,
por eso añade también luego :
16 «Cabeza de áspide mamará, y matarlo ha lengua
de víbora. » Mamará, entiende, la áspide á él, y no él
á la áspide; que es decir que, desesperado de verse caí-
do sin remedio, él mismo se procurará la muerte. Y po-
ne un gñnero de muerte voluntaria de los que mas se
usaban en tiempos antiguos, que era acabar la vida
aplicando á sí una áspide, como de Cleopalra se lee (6),
ó otro animal ponzoñoso , que mordiendo ó chupando
la sangre derramaba por las venas con poco dolor su
ponzoña. Que es caso merecido, los que despojan de la
vida á los otros, y los que beben la sangre y la hacien-
da inocente, que ellos mismos busquen quien les be-
ba y quien les emponzoñe la suya, y que negocien con
los animales fieros que les maten , los que fueron co-
mo basilisco para sus prójimos , y los que no se con-
tentaron con la medianía debida, por huir de la vida se
procuren ellos la muerte. Y ansí dice :
17 «No verá corrientes rios y arroyos de miel y
manteca.» «No verá,» dice, esto es, no le plugo ver;
«rios de miel y manteca» es rodeo que signilica la vi-
da rústica y la granjeria inocente del campo. í'ues di-
ce que patiecen con justicia los tales , pii.s no se con-
teut!;ron con las herencias de sus mayores , y despre-
ciaron la abundancia que da la culiura del campo, que
es santa y sin injuria de alguno; sino, llevados de la
hambre del excesivo poder, buscaron y amontonaron
injustas riquezas. Por donde sucede que, como dice,
18 «Pagará lo que hizo, y no será consumido; pa-
decerá conforme á sus muchos embustes.» O como di-
ce el original á la letra : «Tornará trabajo y no traga-
rá ; como grande haber bU contratación , mas no se re-
gocijará.» En que significa que tornará á rendir la presa
(1) Prov., ?,1, IC {bj Suctou. en Augusto
EXPOSICIÓN DEL
que ya tenia en la boca, y no le quedará en el estúma-
^'0. Y llama trabajo y aflicción á la usura y al robo en
q;¡e hizo presa , por el que da á quien lo padece y lo
paga; y ansí, dice que resliluirá lo mal que ganó con
trabajo y aflicción de los otros , y que por mayores y
mas ricas que sus contrataciones sean , y aunque ten-
ga un grande haber, esto es, muchos millones de cré-
dito, al fin «no se regocijará» , esto es, sacará d.c'.los
mal fruto. Y aun adonde decimos «torna ó restiiuye»,
podemos decir ansí , a hace tornar y pa,:,'ar aflicción , y
no tragará,» en esta sentencia, que, por cuanto hizo lo
retornasen sus dineros en logro, y afligió á su den !or
con usuras, que por eso ni gozará dellos ni de su ¡ra-
to, por mayor y mas grueso que sea. Que se ve ser an-
sí por lo que añade :
19 « Porque quebrantó y dejó mendigos , casa robó,
y no la fraguará.» Porque este verso declara el pasado,
y dice con palabras abiertas lo que el pasado significó por
figuras. «Porque, dice, quebrantó» con intereses las
haciendas ajenas, lia¿la reducirá mendiguez á sus due-
ños , y porque robó la casa ajena , por eso no fra-
guará la suya. Y usó con elegancia y con significación
desla palabra fraguar; porque no fraguar la obra es no
juntarse bien las partes de ella que son diferentes, ni
incorporarse unas con otras ; por donde fácilmente
después se desalan y caen , de manera que después de
hecha y trabajada, por no fraguarse, se pier^le. Y es
en estos de la misma manera, que negocian y trabajan
y velan, y añaden dinero á dinero, y rentas á rentas y
heredades á mas heredades, y parece que suben con
sus casas y mayorazgos al cíelo ; mas al fin no fraguó
la obra por su injusticia, y vienen al suelo. Dice mas:
20 «Porque no supo pacificarse en su vientre y en
su deseo , no alcanzará libertad;» en que toca la vena
de toda aquesta miseria; que á la verdad, el no pacifi-
carse el hombre consigo, esto es, el no contentarse
con su estado , ni tener paz con su suerte , ni tirar al
deseo la rienda, y contentarse con lo necesario y no
apetecer lo supérfluo , es lo que turba y hinche de tra-
bajos y de sucesos desastrados de la vida; por donde la
medianía, el medirse cada uno consigo, es loada por
todos. Salomón (a) dice : «No me des, Señor, riqueza
ó pobreza ; lo necesario solo para la vida le pido. » Y
san Pablo (6) nos amonesta que nos contentemos con
lo que tuviéremos, y dice con encarecimiento los peli-
gros en que incurren los que desean ser ricos ; y los
escritores gentiles ponen en muchos lugares nuichas
cosas bien dichas de lo que es medianía, que por ser
ordinarias no se refieren agora. Prosigue :
21 «No dejó de iw comer, por lanto no permane-
cerá su bien. » Ha dicho los males que cometen estos
de que habla , y por cuya causa Dios los castiga ; dice
agora los bienes que dejan de hacer , que también los
sujetan al castigo de Dios. Ha dicho que eran logreros
y inventores de maneras con que despojan á sus pró-
jimos ; dice que también son no piadosos , sino esca-
sos con los necesitados en el repartir de sus bienes. Y
¿qué maravilla que quien tiene ánimo para hacer po-
bres, no tenga piedad con los que lo son , y que quien
roba lo ajeno, sea escaso en el repartir de lo suyo? Mas
(a) Prov.,30, 8. (*) i, Tim., 6, 8, 9.
LIBRO DE JOB. 387
aunque no es maravilla , antes cosas que se siguen la
una á la otra, pero agrava mucho aauesto segundo.
Porque , aunque la limosna de lo rob: does poco acepta,
el ánimo compasivo y la afición piadosa acerca del po-
bre puede mucho con Dios, y es grande disposición
para traer á mejor disposicii)n al que peca. Y el hin-
car los ojos en la necesidad de los o' ros, y el procurar
rem-i. liarla, á las veces pone freno á la codicia de des-
pojarlos, y en cierta ma:iera la tiempla y detiene. Y
en fin, tiene algo de sano el ánimo pialoso, y la mano
limosnera, aunque sea tam!)¡en robadora, no es loda
mala ; mas el que hace por una par e pobreza , y por
otra es desapiadado con ella, ese desahuciado es. Y
del habla agora Sofar, y dice: «No dejó de su comer,
y por tanlo, no permanecerá su bien.» Y habiendo tan
diferentes limosnas, hace memoria desta sola, que es
dar algo de lo que come, cuando come, á los pobres;
porque es argumento qi:e falta en lo las quien en esta
falta, que es la mas fácil. Porque aun á los perros se
dan entonces las sobras, y el inismo comer y beiier
alegra el ánimo entonces y le ensancha, y como le
convida á ser liberal , por donde el que allí no lo es,
es desapiadado y lacerado sin térmmo. Yjúniase á
esto que la limosna que de lo que se come se hace , es
limosna sin costa , porque está hecha ya ; y ansí , lo que
se da no sale de la bolsa, sino quítase al vientre, di-
go, á la demasía y á la glotonía. Y verdaderamente en-
tonces pide y demanda para el pobre , no solo él , sino
ese mismo que come, y la experiencia que de si hace,
y su misma hambre y necesidad de comer, que son
como unas voces secretas ; porque en el lomar del man-
jar ve la necesidad que del generalmente se tiene, y
en el gusto de la comida couoce cuánto mal se pade-
ce en la hambre, y el reparo que hace en él lo que co-
me le va avisando á la oreja, y trayendo á la meino-
ria el desfallecimiento en que viven los que no tienen
que comer. Per lo cual, ó es muy sordo el ánimo que
no oye estas voces que tan de cerca le hablan, ó muy
duro y cruel el corazón que no se ablanda con ellas,
siéndole tan naturales y proprias. «Y por tanto, como
dice, no permanecerá su bien.» Que ansí como la li-
mosna hace que permanezcan los bienes , según lo del
salmo (c) : « Esparció y dio á los pobres, y su justicia
permanecerá por los siglos ; n ansí la flaqueza della
enllaquece y hace perecederas las ca«as. Y lo que de-
cimos «no permanecerá», el original dice «no parirá»,
que es pena bien conforme al pecado , para que le sea
escaso el buen suceso á quien es tan escaso, y al de
ánimo tan estéril le sean sus bienes estériles , y no pa-
se á los sucesores lo de que no pasó parte á los pobres
pequeña. Y no se acaba la pena aquí, porque añade:
22 «Cuando ahondo se rellenare, angustia será a
él, loda mano de desventura le acometerá.» Porque el
no repartir de la comida es codicia , y la esca-ez es de-
seo de abundar en riqueza ; por eso dice consiguiente-
mente que cuando estuviere relleno por medios tan
viles y injustos, entonces le acontecerá lo que acon-
tece á los que se hinchen con demasiados y diferentes
manjares, que no caben en sí , y llenos de angustia y
congoja y dolores diversos que la pesadumbre despier-
(c) Ps, 111 , 9.
388 OBRAS DE FRAY
ta, padecen bascas de muerle. Y ansí, estos cuamlomas
llenos y hartos, mete la mano en ellos la desventura,
y remuévelos, túrbalos y hácelos miserables por innu- i
merables maneras. Dice: 'I
23 «Sea que se hincha su vientre; enviará en él la \
ira de su furor, y lloverá su guerra sobre él.» En que
dice lo mismo con la misma semejanza y con otras
palabras. «Sea que se hincha su vientre,» estoes, lue-
go que viniere á estar lleno (que aguarda Dios que ven-
ga la felicidad deslos á colmo , para que cayendo de-
11a, sientan mas la caida); pues luego que hinchieren
el vientre, ¿qué será? ¿Qué? Dios, dice, «enviará en
él la ira de su furor, y lloverá su guerra sobre él.»
Que por encarecimiento de cada una destas palabras,
ira, furor, guerra, llover, declara bien la muchedum-
bre, la graveza, el acontecimiento fiero de los males
que les sobrevienen. Y aun añade, para que se en-
tienda mejor :
24 «Fuirá de arma de fierro, y pasarlo ha arco ace-
rado,» para mostrar que serán sin remedio; porque el
huir de unos será dar en otros , y declinando los pe-
queños, caerán en mayores. Y para mas significación y
demostración de lo mismo, introduce á Dios, que es el
castigador de esta gente, con la espada relumbrante
en la mano, diciendo :
2a « Desenvainó, y sacó de su carcaj , y relampagueó
en amargura; andarán sobre él miedos.» Porque, como
cuando uno sobreviene á otro á quien hace ventaja en
fuerzas con el cuchillo alto y relumbrando en la mano,
el acometido huye y padece mil miedos , ansí dice que
acomete Dios esta gente, que acometida y medrosa y
por ascenderse , hará lo que añade.
26 « Toda su escuridad escondida para su ascondi-
miento, comerlo ha fuego no soplado, será quebranta-
do remanecido en su liemla. » Que es decir que se
lanzarán en los abismos de miedo , y por esconderse
del furor espantable de Dios, se meterán en fuego que
nunca se apague ; que eso quiere decir « no soplado » ,
esto es, que de suyo arde, y por eso nunca fenece. Es-
to á ellos; mas á sus cosas ¿qué? «Será, dice, que-
brantado remanecido en su tienda,» esto es, lo que
remaneciere deltas será desmenuzado y deshecho, por-
que cielo y tierra y hombres y demonios todos se con-
jurarán contra ellos. Y ansi dice :
27 « Descubrirán cielos su dclicfo, y tierra se Icvan-
tnrá con Ira él.» Del cielo parece que es encubrir y de
la tierra no moverse, y mudarán para el castigo des-
tos males su ingenio, para que se entienda la enemis-
tad que toda la naturaleza tiene contra lo malo. O los
cielos que lo ven todo y lo saben , sacarán á luz las
maldades encubiertas destos, y una vez descubiertas,
ejecutará el castigo deltas la tierra, esto es, los que
viven en ella, que son sin duda ejecutores crueles, ha-
ciendo muchas veces mas de lo que les mandan. Y an-
sí, sucederá lo que dice :
28 «Será de- cubierto el pimpollo de su casa y cor-
tado en el dia del furor del Señor;» ó como el hebreo
dice : «Veis, será cautivo su pimpollo,» esto es, que
serán estos arrancados de cuajo, y que no quedará pian-
te ni mamante en su casa, ni pimpollo ni ramos, ho-
jas ni raíz. I'orquc, como dicc :
LUIS DE LEÓN.
29 « Esta es la parle que de Dios lleva el malo, y la
heredad que ha de Dios.»
CAPITULO XXL
AKGUMENTO.
Cnnsado Job de oscucliar el largo razonamiento de Sofar Na'ia-
niaiites, pide encarccidarat'nte atención á sns amigos para i|ue
oigan su respuesta ; y por cuanto el argumento de Sofar estri-
ba en decir que los malos siempre son afligidos en esta vida,
muestra él, por el contrario, que el camino de los pecadores es
muchas veces lleno de prosperidades, sin que por eso pueda
alguno reprehender la divina Providencia, que asi lo dispone.
i Y respondió Job y dijo :
2 Oíd con atención mis palabras , y haced peniíencia
3 Soportadme, y yo hablaré, y después de mi hablar
escarneced.
i ¿Por ventura yo coiUra hombre me querello, para
que no hubiera de entristecerme?
5 Catad á mi y maravillaos, y poned mano sobre boca.
6 Que yo, si me acuerdo, me turbo, y traba toml)lor
de mi carne.
7 Por causa de que viven los impíos , y se envejecen y
pujan en haber y riquezas.
8 Su simiente permanece delante dellos con ellos, sus
pimpollos delante sus ojos.
9 Sus casas tienen paz con el miedo, y no sobre ellos
verdugo de Dios.
10 Su buey empreñó y no desechó, su vaca parló y no
abortó.
11 Envían como greyes sus hijuelos, y sus nacidos dan
saltos.
42 Alzaron voz con adufe y con arpa, alegráronse con
sonido de órgano.
15 Pasan en bien hasta la vejez con sus días, y en sú-
bito al sepulcro descienden.
14 Y dijeron á Dios : Apártate de nos, y sabiduría de
tus carreras no nos aplacen.
15 ¿Quién es el poderoso para que le sirvamos? Y ¿qué
aprovechamos si amamos á él?
lü Veis, mas porque no en su mano su bien, consejo
de malos se alejó de mi.
17 ¿(".uáiilas veces candela de malos se amalará, y ven-
drá sobre ellos su quebranto, repartirá dolores en su
furor?
18 Serán como paja delante del viento, y como toma
que le hurtó loriiellino.
lü Dios guardará para sus hijos su robo, y pagará á
él y sabrá.
20 Verán sus ojos su quebranto, y de ponzoña del
Abastado beberá.
21 Mas ¿(pié se le da á él de su cara después de si, y
que el niinierü de sus meses se medien?
22 ¿Por ventura avezará sabiduría al señor, y él juzga-
rá las alturas?
25 Ksie morirá en la fuerza de su perfección , todo él
quieto y pucilico.
21 Sus entrañas llenas de pringue y el meollo de sus
huesos regado.
25 Y este morirá con alma amarga, y no comerá nun-
ca en bien.
2(> Y yacerán á una en el polvo, y los cobijarán los gu-
sanos
27 Dien conozco vuestros pensamientos y imaginacio-
nes, (pie contra mi falseáis.
28 (,)ne deeis : ¿Arló casa del príncipe y adó tiendas
de moradas (U: malos?
29 i're;;iinia(l á cualquier viandante, y entenderéis que
conoce lo nicsmo.
50 Que al día de quebraulo guardado el malo, á dia de
fuiia llevado.
EXPOSICIÓN DEL
31 ¿Quién le dirá en su cara su camino? Hizo él, y
¿quien se lo volverá?
52 Y será llevado al sepulcro , y sobre montón volará. \
33 Adulzáronse á él terrones de arroyo, y en pos de sí i
traerá á todo hombre, y delante del no luibrá cuento. j
3^1 Pues ¿cómo me conhorládes en vano y en vuestras l
respuestas remanece falsía? I
EXPLICACIÓN. I
1 « Y respondió Job y dijo. » Toda la razorr de So- •
far cu el capitulo pasado fué insistir en que los malos, :
ó padecen siempre en esta vida , ó si comienzan en ella I
á llorecer , se les marchita la flor luego, y antes que
mueran, se les muere la buena dicha, y caen en ca- ;
lamidad y miseria, de que hizo una larga pintura. Job, i
al revés, agora está en lo que ha dicho, y afirma de ¡
nuevo que hay malos felices aquí mientras viven , y ¡
que pasan sin revés ni desgusto la vida, y que muer- |
tos vive su sucesión y memoria en los hombres. Y
dice :
2 «Oíd con atención mis palabras, y haced peni-
tencia.» La atención que les pide es que pongan cui-
dado en entender lo que dice , y que no piensen que
loa la vida mala , ni menos pone falta en la justicia
divina por decir que los malos en está vida pasan bien
muchas veces; porque ni es premio de la virtud esta
dicha visible, ni lo contrario del!a castigo del vicio.
Ansí que, pide le entiendan, y que hagan penitencia
de lo mal que del juzgan ; ó como el original dice, que
sean estos los conhortes dellos, eslo es, que los con-
suelos que por su miseria le deben y no se los dan,
se resuman en esto solo, y siquiera le consuelen en
esto, que es entender con sosiego y sin pasión lo que
decir quiere en esto que dice. Y ansí añade :
3 «Soportadme , y yo hablaré , y después de mi ha-
blar escarneced.» Como diciendo: Y si hasta aquí no
me habéis entendido , sufrid un poco , que yo me de-
clararé agora, y si después os desagradare, burlad de
mis palabras y de mí ; y en pedirles que si les pare-
ciere , se burlen entonces , les pide que no escarnezcan
agora ; porque , ó luego que feneció Sofar , parecién-
doles que había convencido su intento , ó en viendo
que Job respondía, juzgándole por porfiado y sin se-
so , con palabras y ademanes mofaban del unos con
otros. Pues dice :
4 «¿Por ventura yo contra hombre me querello,
para que no tuviera razón de enlrislecernie?» Prueba
que trata verdad en lo que ha dicho , y saca argumento
para ello de que se atreve á decirlo ; que no es tan
loco, que se atreviera á ser falso, sabiendo, como sabe,
que habla con Dios. Esto dice, mas dícelo obscura-
menle así en la traslación como en el original, que
dice á la letra : «¿Por ventura yo á hombre mi pláti- !
ca , y si porque no se acortara mi espíritu ? » ¿ Por ven- ¡
tura, dice, hablo yo agora con los hombres? (infi- j
riendo como manifiesto que no habla con ellos, sino |
con Dios, y que él lo conoce) ; y si eslo es, y si es ansí I
que hablo con Dios, que no puede ser engañado; si no ¡
tuviera razón en lo que digo, ó si no tratara verdad,
«¿no me entristeciera?» esto es, ¿no me encogiera y
turbara? ó como el original dice , «¿no se acortara mi
espíritu? esto es, ¿osara bloquearlo? ¿Tuviera aliento
LIBRO DE JOB. 389
ni espíritu para hablar en ello? Nosoy, dice, tan tonto
ni tan perdido. Ansí que, pues lo digo, y sé que hablo
con Dios , que no puede ser engañado , entended que
digo verdad.
tí « Y catad á mí y maravillaos , y poned mano so-
bre boca.»
6 «Que yo, si me acuerdo, me turbo, y traba tem-
blor de mi carne.» Miradme , dice , y atended á lo que
hablo, y maravillaos, si quisiéredes, dello tanto, que
hablar no podáis ; que yo mesmo , que lo digo y tengo
por verdadero, me turbo y espanto cuando bien lo pien-
so, y me ase el temblor por todas partes. Porque , á la
verdad , el decir Job , como ha dicho y dirá luego , y el
ser ello ansí, que muchos malos y injustos tienen aquí
sucesos prósperos, es una verdad que pone á los buenos
en grande espanto, y los turba mucho y admira, por-
que no pueden penetrar á la causa dello, como de se-
creto que Dios reserva. De que David en un salmo (lxxu)
decía : «Yo, casi declinados mis pies, como nada fue-
ron derramados mis pasos ; porque celé en locos, paz
de malos veo; porque no ligaduras á su muerte, y sana
su fuerza. Con trabajo de varón no ellos, y con hom-
bre no son llagados. Por tanto , los ensarta soberbia,
encubre fe, poniendo robo para sí, etc.» Pues, aun-
que quiere tengan su sentencia por cierta, pero dales
licencia que se admiren della, porque él mismo se ad-
mira ; que si su verdad se prueba con experiencia, la
causa della tiene en su secreto muy ascondida Dios , y
no la alcanzan los hombres. Y ansí , conociendo que es
verdad, tiembla Job.
7 u Por causa de que viven los impíos y se enveje-
cen , y pujan en haber y riquezas;» que es lo que So-
far negaba, y Job afirmó antes y lo confirma agora , y
se ratifica en ello con muchas palabras, refiriendo y
engrandeciendo la felicidad de su estado. Sofar decía
que su canto, si alguna vez le tenían, era breve. Job
dice que viven en él y se envejecen, esto es, hasta la
fin de la vida , y pujan siempre cuanto mas van y cre-
cen en «poder y en riquezas».
8 «Y su simiente permanece delante dellos con ellos,
sus pimpollos delante sus ojos.» Porque Sofar decía que
no quedaba dellos ni ramo ni raíz; dice él que al revés
abundan en hijos y gozan dellos, y los ve:i con sus
ojos alegres y ricos y puestos en estado estimados. Y
ni mas ni menos :
9 «Sus casas tienen paz con el miedo, y no sobre
ellos verdugo de Dios.» « Paz con el miedo, dice , que
tienen hechas sus casas , » como diciendo que está de
concierto el miedo con ellas , de nunca traspasar sus
umbrales, ni meter en ellas cosa que, ó menoscabe ó
turbe su buen contento. Por manera que viven, no sola-
mente libres del azote y del mal , sino también seguros
de su recelo y temor. Y pasa mas adelante y dice :
10 «Su buey empreñó y no desechó, parió su vaca y
no abortó.» Que es decir, la naturaleza, que por el en-
cuentro ó flaqueza de las causas segundas hace yerros
muchas veces con otros , en sus casas deslos no yerra,
sino que la vaca les pare siempre , y el ganado se les
multiplica por extraordinaria manera. Y ansí añade :
11 «Envían como greyes sus hijuelos, y sus nacidos
dan saltos ;» porque es parle de esla felicidad tener
390 OBRAS DE FRAY
muclios liijos. Y dice que son muchos, diciendo que |
son (icomo grcyesn, e.Mo es, que andan á manadas co- |
ino ganados; y diciendo que a sus nacidos dan salios»,
sigue la misma semejanza del ganado en los corderos y
cabritos pequeños, que retozan sallando, y quiere de-
cir que viven sanos y alegres y en conlino placer. Por
lo cual dice :
12 «Alzaron voz con adufe y con arpa, y alegrá-
ronse con sonido de órgano;» que pasar la vida en mú-
sica es pasarla en contento, porque es compañera de la
alegría la música. Y finalmente
i3 u Pasan en bien hasta la vejez con sus dias , y en
súbito al sepulcro descienden.» ((En súbito, esto es, de
improviso, sin la pesadumbre de los dolores y enfer-
medades largas , mueren cuando han de morir. O «de
súbito» dice, para decir, como se dice en el vulgo , de
una boqueada, y casi sin sentido de mal , y ya de puro
viejos, desatándose ella de sí misma , de puro madura,
la vida. Que , como un poeta dice, el morir no es tan
amargo ansí, como es trabajoso en su vigilia; y lo que
antecede á la muerte de dolores y angustias, y desata-
iniento de fuerzas y accidentes fieros , que al corazón
acometen , es peor que la muerte misma. Y son , dice
Job, tan dichosos algunos destos que viven sin con-
ciencia y sin Dios, que no solo la vida, cuanto dura,
les es dulce y sabrosa, mas la muerte les es menos pe-
sada; y lo que todos sienten y temen, pasa por ellos
tan de priesa, que no lo sienten, y aun en aquello que
es general y común , y de que nadie se libra , se hace
nueva ley y nueva regla mas suave y mas blanda para
con ellos. Y porque la muerte es de amarga memoria,
como el Sabio (a) dice, para los que tienen aquí su de-
leite, quítales el acuerdo della la arpa y el adufe y la
conlinuada alegría, y el sentido de su amargor lo tarde
y sazonada que viene , y la brevedad súbita y casi no
percil>ida con que se pasa. Y siendo tales en la felici-
dad de la vida, ¿queréis, dice, saber cuáles son sus
cos'.umlTes? ¿Cuáles?
ii «Y dijeron , dice , á Dios : Apártate de nos, y sa-
biduría de tus carreras no nos aplacen.» Que es dere-
chamente lo contrario de lo que Sofar y sus compañe-
ros decían. Y no sé si diga, comunmente es cierto que
se consigue á tanta felicidad tal blasfemia. Porque la
mucha felicidad temporal, no rompida con desastrados
sucesos, cria un grande amor desla vida , de que nace
primero olvido de la otra, y después odio y aborreci-
miento grandísimo , que, entrañado una vez en el alma,
borra dolía casi sin sentir el crédito y la fe de los bie-
nes del cielo. A que se sigue, no solo no querer me-
ter el pié en el camino del , mas desechar también
y liuir el conocimiento de ese mismo camino, y decir,
si no con voces públicas, con secretas á lo menos, que
son mas ciertas , allá dentro en su pecho, que ó no hay
mas bien de lo que ellos poseen y ven , ó que si hay
algo después, que se lo goce Dios con los que quisiere,
que ellos con lo que tienen están satisfechos. Y eso es
decir que dijeron á Dios: «Apártate de nos;» en que
dice que , no solo no le sirven , mas que se alejan con
propósito del, y que ni quieren sus bienes ni conocer
el camino por donde se alcanzan. Que es á sabiendas
(fi) Eccii., 41, 1.
LUIS DE LEÓN.
huir de la luz, y pecar, no por ignorancia ó flaqueza,
sino con malicia desvergonzada y de asiento, que llega
á lo que dice luego.
lo «¿Quién es el poderoso, para que le sirvamos,
y qué aprovechamos si amamos á él?» Y dícenlo por-
que la experiencia de si mismos les dice que d-isirvién-
dole y desamándole pasan próspera y alegremente la
vida; por donde se persuaden que el servirle es vano,
y que él en sí , aunque le llaman poderoso, ó no lo es,
ó no cura de mostrarlo á los hombres. Dice mas :
16 «Yeis, mas porque no en su mano su bien, con-
sejos de mal se alejó de mí.» Como diciendo : Esto pues
pasa ansí como digo; pero no por eso apruebo la suerte
de estos, ni me aplace su vida, ni quiero que vosotros
entendáis que me aplace ; que , aunque la pasan en fe-
licidad y contento , al fin no son señores del contento
que tienen, ó por mejor decir, le tienen en cosas de
que no son señores, y ansí no es verdadero contento. Y
dice esto aquí Job porque se le ofreció que dirían : Si
tan bien les sucede á los que tan malos son, ¿de qué
sirve ser buenos? Predicas con eso el camino del vicio
y persuades la impiedad álos hombres, y allánasles las
dificultades y temores que los apartan de la injusticia;
y pues tanto alabas su felicidad, sin duda apruebas su
consejo, y lo que agora dices, sentías antes de agora, y
vivías en las costumbres como esos, esperando la dicha
dellos, que es confirmar tu maldad. Pues á esto hace
salva, y se escuda contra ello diciendo que, no porque
conoce su dicha, por eso aprueba su vida, ponjue ago-
ra y siempre condenó su consejo. Y da la razón , «por-
que, dice , no en su mano su bien.» En que significa
dos cosas : una, que los bienes destos siempre son mo-
vedizos; olra, que nunca son duraderos. Porque como,
según la división de Epicteto (6), hay dos maneras de
bienes , unos que están en nuestro poder y de que
somos enteramente señores, cuales son las obras de
nuestra alma y el buen uso del las; otros que se nos
pueden quitar sin que queramos, cuales son los que nos
cercan de fuera; manifiesto es que sus bienes destos
que viven mal y pasan bien , que tienen dañada alma y
descansada vida, son destos postreros. Y ansí, no son
señores dellos, quiero decir, no está en su mano serlo
todo cuanto quisieren , sino la fortuna , que los da, los
quita, si se le antoja, y antójasele muchas veces, y
puede anlojársele siempre; y ansí, por esta parte no
sosiegan el ánimo, porque traen mezclado consigo con-
tinamente el recelo que sobresalta el corazón al tiempo
del mejor gusto. Y por la misma causa es gusto muy
aguado el suyo, y no verdadera felicidad, sino sombra;
porque no es feliz el que puede no serlo y lo teme. Lo
cual todo nace de ser, como dije, bienes muebles aques-
tos, y también de no ser duraderos , quiero decir, de
ser bienes de sola esta vida, que tiene fin y se acaba. Y
que, cuando avenga que duren cuanto ella dura, al fin
fenecen con ella , por manera que su poseedor no los
lleva , ni puede , á la otra, que es eterna miseria. Por-
que la felicidad de una cosa lia de durar cuanto ella
dura, que, si fenece antes, es miseria todo lo que res-
ta después , y es una eternidad loque resta, porque son
inmortales las almas. Dice :
(l>) Epict., lib. I, c. 29, y en otros liisurQs.
EXPOSICIÓN DEL
17 «¿Cuántas Veces candela de malo se amatará , y
vendrá sobre ellos quebranto, y repartirá dolores en su
furor? ))
i 8 «Serán como paja delante del viento, y como ta-
mo que le hurló torbellino.»
i 9 «Dios guardará para sus hijos su roLo, y pagará
él y sabrá.» |
20 «Verán sus ojos su quebranto, y de ponzoña del
Abastado beberá.» Que se puede declarar por una de
dos maneras diferentes. O que lo diga Job en su per-
sona y continuando lo que acaba de decir, y en este
sentido, que él reprueba el consejo y determinación de
los malos, aunque muchos dellos viven felices, porque
al fin no son señores de sus bienes ; y ansí , sucede mu-
chas veces que los pierden , y quedan ellos y sus hijos
perdidos. Y ansí dice : «¿Cuántas veces candela de ma-
los se amatará ? etc. ; » como diciendo : Abomino su
suerte destos. Porque, aunque algunos dellos viven en
felicidad mientras viven , mas ¿ cuántas veces y cuán-
tas veces acontece queá otros se les apague la candela
de la felicidad mucho antes que la vida, y que venga
sobre ellos, primero que la muerte, el quebranto de la
miseria y el azote de Dios furioso, y que el viento de
la calamidad los arrebate como tamo ligero, y que Dios
los castigue en sí y en sus hijos? Ansí que , ó se
puede declarar de esta manera ó de otra , y es que lo
diga Job en persona de sus amigos , y como refiriendo
lo que le responden ó podrían responder á sus dichos,
diciendo : Cuando fuese Job ansí , que algunos malos,
como dices , pasasen en alegría su vida , no por eso no
es verdadero loque afirmamos nosotros, que los malos
siempre son miserables , porque siempre los desfruye
Dios en sus hijos; y si ellos cuando viven no pagan,
en su casa y descendencia lo laslan, que se acaba siem-
pre, y fenece miserablemente con ellos. Y dicen ansí :
«¿Cuántas veces candela de malos se apagará, y vendrá
sobre ellos quebranto?» Esto es, ¿cuántas veces aviene,
ya que demos ser posible que avenga? Ansí que, las
veces que aviniere vivir alegres los malos , su candela
á lo menos, esto es, sus hijos (porque en ellos luce y
vive el padre , y son llamados en estas letras por esta
causa candela), pues «su candela» á lo menos «se ama-
tará», y el azote, que se detuvo cuando el padre vivía,
«vendrá sobre él » en sus hijos, que los «apagará con
el quebranto» y desventura que lloverá sobre ellos la
furia del castigo de Dios, «y serán como paja delante
del viento, y como tamo que el torbellino lo liurta,» que
vuela en un momento, y desparece volando. Y ansí
ellos, sin poder resistir á la corriente del mal nial
ímpetu del soplo enemigo, y á quien Ciífiíerza la mal-
dad de sus padres , llevados en alto y en el camino des-
hechos, desparecerán de los ojos, y se vengará Dios
del roto de sus padres en ellos, y verán los pobres su
miseria, y conocerán por dónde les viene. «Y los abre-
viará con su ponzoña el Abastado;» esto es. Dios, abas-
tado en todo, ansí en el bien como en la pena, y que,
como es rico en los bienes, ansí es copioso en enviar
los azotes, les meterá en las entrañas su ira, y les hen-
chirá los tuétanos della. Que llama con razón ponzoña,
porque ase del corazón luego , esto es , de la raíz de la
vida, y causa bascas mortales, y desfigura el ser y le
LIBRO DE JOB. 301
corrompe sin reparo y con increíble presteza. Con lo
cual viene bien lo que se sigue, que es :
21 «Mas ¿qué se le da á él de su casa después de sí, y
que el número de sus meses se medien?» En que habla
ya Job en persona suya , y responde á lo que referia,
como dicho en persona de sus amigos. Y les dice que,
cuando sea ansí , que los malos laceren en sus descen-
dientes, y paguen después de muertos en los hijos lo
que en la vida pecaron; si la pasaron felizmente, sen-
tirán poca pena dello, ó no sentirán pena. «¿Qué se le
da á él de su casa, dice , después de sí, y que el núme-
ro de sus meses (entiende de los meses y duración de
su casa y descendencia) se medien. » Y dice luego :
22 « Por ventura avezará sabiduría al Señor, y el
juzgará á las alturas?» En que endereza las palabras
Job á sus compañeros, y en número de uno habla con
todos , y les dice que si por ventura ellos enseñarán á
Dios ó serán jueces del que vive en el cielo. Y es muy
á propósito de lo que diciendo va; porque, habiendo
afirmado que muchos malos viven y mueren prósperos,
y que el venir sus hijos á pobreza después, ó no acon-
tece siempre , ó, cuando acontece , no lo sienten mu-
cho los muertos , estaba en la mano de sus amigos,
que tenían la parte contraria , replicar y decir que
seria injusto Dios si ansí fuese. A lo cual Job pregun-
ta que si por ventura ellos saben mas que Dios ó son
sus jueces. En que, preguntándolo, niega serlo, y afir-
ma como cosa sin duda que ni son sus jueces ni sus
maestros, y que Dios sabe lo que ellos no saben, y que
á quien es por su naturaleza tan alto no le debe po-
ner leyes el que vive en la tierra , y que Dios , sin ser
injusto , según la alteza de sus secretos juicios , dará
á uno prosperidad en la vida hasta ponerle en la huesa,
y á otro amargos y desventuras hasta llegarle á lo mis-
mo; y que siendo la fortuna de la vida tan diísigual,
será igual en ambos la muerte , y que serán por ven-
tura en las costumbres , ó ambos ijuenos , ó malos am-
bos. Y esto es lo que dice :
23 «Este morirá en la fuerza de su perfección, to-
do él quieto y pacífico ,» que es decir, sin revés ni dis-
gusto.
2Í «Sus entrañas llenas de pringue, y su meollo de
sus huesos regado , » que es significación de una vida
toda ella alegre y contenta.
2o «Y este morirá en almaamarga, y no comerá nun-
ca en bien ; » que es morir en dolor y haber vivido
siempre en trabajo.
26 «Y yacerán á una en el polvo, y los cubijarán los
gusanos;» conviene á saber, igualmente y por una
misma manera, habiendo sido en los sucesos de la vida
tan diferentes. Y no por eso es injusto Dios ni parcial
en el repartir de la dicha , que por los fines que él sa-
be, y no puede nuestra bajeza alcanzar, á vida dichosa
y á vida amarga puede rematar de una misma manera.
Esto concluido, prosigue :
27 «Bien conozco vuestros pensamientos y imagi-
naciones que contra mi falseáis , » esto es, y vuestras
imaginaciones engañadas y falsas.
28 «¿Por qué decís : Adó casa del príncipe y adó
tiendas de moradas de malos?» ¿Por qué, dice, ha-
céis, cuanto á los sucesos de esta vida , diferencia en-
398 OBRAS DE FRAY
tre el malo y el bUéno, diciendo que la ca<;a del prínci- '
je,e>lo es, e1,jus!o, iliira.yla tienda del malo perece,
y do aqiii argüís que yo soy malo porque estoy derro-
cado cii miseria? O dice : «¿ Por qué decis, adó casa del
príncipe?» Eslíes, ¿adonde lia venidola casa de Job, que ;
era lenido por príncipe? ¿Adó? «Adó tiendas de mo-
radas de malos,» esto es, adonde siempre los malos .
paran , que es , en caer al abismo después de haberse
empinado, y en volver la comida después de lleno el i
eslómago, y en venir de abundancia á pobreza, de har-
tura á mendiguez y de felicidad á miseria. Mas dice :
29 (1 Preguntad á cualquier viandante, y entenderéis
que conoce ¡o mismo.» Que puele hacer dos sentencias.
Una, que menosprecie por e&tas psíiabras Job el pare- ¡
cer que sus amigos tienen, y lo que dicen del caer de :
los malos, y diga que es opinión de ignorantes y ha- ¡
blilla que ¿e dice en el vul.30, y como canlarciUo ordi- i
nario. |
30 «Al dia de quebranto guardado el malo, al día de '
furia llevado.» Y que no se alzan un dedo del suelo sus
r.nn'gos en esto, ni dicen sino lo que cualquiera de los
que pasan por la calle (¡ijera. O.ra declaración es, que
Job en e>',o no desprecie la sentencia contraria, sino
coníirme la suya con el testimonio de los que , discur- ¡
riendo por las tierras, tienen noticia de varios y dife-
renies sucesos. Y diga : Bien conozco lo que decís y |
ju/gais , que es lo que referido tengo, en que vivis con
engiño. \ mas, si á minóme creéis, preguntada los que
Vieron tierras cxirañas, y lo que yo os digo, eso mismo
dirán ¡¡a. er v;sio, esto es, haber visto, no solamente
mudios hombres, sino muchos pueblos y muchos rei-
nos e:ii,eros, llenos de vicios y ajenos de Dios y que
adoran los í.iolos, que florecen ajundan'es y próspe-
ros. Yallégasc el original á este sentido, que dice: «¿Por
ventura no preguniasles á los que pasan carrera, y no
<*onocédcs sus señales?» Esto es, ¿lo que dicen de la
aLundanle viila de los pueblos idólatras, que son mani-
í e^as señales y coníirm ciones firmes de mi senten-
cia? V conforme á esto, lo que dice luego, que «al dia
ílel queijranto guardado el malo, al dia de furor lle-
vado», dicelo como en persona de aquestos con quien
d..>puu'), y como diciendo; Alas, con ser tan noíoria-
rnenle falso lo que decis, y con lestiíicar conlra ello la
voz común de las gentes, todavía {loríiais y decis «que
al dia del quebranto guardado el malo, etc.» Mas dice:
31 «¿Uuién le dirá en su cara su camino? Y iiizo él ;
6 ¿quién se lo volverá?» Es; o es, pues llegaos á uno
rieses poderosos y malos, desos que no conocen á Dios
y mandan las gentes; decidles pues que van errailos,
que han de caer de su mal estado, y que se les ha de
trocar el vienio próspero luego. ¿Quién, dice, les osa-
rá decir eso? O ¿quién les ira á la maiioá lo que qui-
fieren hacer? Que es decir que eslím tan lejos de ve-
nir ¡i miseria, como dicen sus compañeros, que no liay
qu.'en se les oponga, ni por palabra ni por obra, y en
Cita prosperidad ¡lasarán la vida. Y como dice lue¿o :
32 «Y ¿era él llevado al scjiulcro, y sobre montón
velará. »ff lo es, y aun después de muerto no morirá
para con los hombres su vida, y en la manera que pue-
de ser vivirá su memoría. Que «volar sobre montón»,
6 quiero decir perseverar y esl«r como en atalaja dcs-
LUIS DE LEÓN.
pues de la muerte , que , como san Jerónimo declaró,
es el montón de los muerto;, ó es vivir en los monu-
mentos altos y en lo> sepulcros suntuosos, y en las
pirámides y en las esiatuas que sobre es'e amontona-
miento de piedras lal.Tadas ponen los muer os de sí mis-
mos, en que se re-presentan vivos, y que velan y obran,
y con sus mismas liguras. Y prosigue y dice :
33 «Adulzáronse á él terrones de arroyo, y en pos
de sí traen á todo hombre, y en pos de sí no habrá
cuento.» Lo que decimos « terrones de arroyo -i, pode-
mos también decir «terrones de valle», y es lo uno y
lo otro rodeo en que se significa la sepultura. Y quiere
decir ijue á estos poderosos que mienia, aini ta sepul-
■lura les es menos dura, porque editican bóvedas y apo-
sentos para reposar muertos, que otros vivos escogie-
ran para su vivienda por muy deleitosos; por manera
que, no solo 'a vida les es dulce vida , mas aun la muer-
te les es en esta razón menos muerte. Y si alguno se
opusiere , dicien^lo que al fin mueren , y que es desven-
tura amarga el morir, á eso , dice , respondo (pie no es
desventura dellos propria, sino general de todos los
hombres , cualesquiera cpie sean , y que es mal común,
y por consiguiente pena que no se pone á cuenta de su
propría malicia, y pena que se consuela con !a muche-
dumbre á quien toca; porque si ellos mueren, cuantos
ante ellos fueron murieron , y morirán cuantos les su-
cedieren después. De que concluye tinalmenie lo mal
que le consuelan sus compañeros , usando para ello de
razones injuriosas y falsas , falsas en si y que se ende-
rezan para su afrenta. Y ansí dice :
34 « Pues ¿cómo me conhoríádes en vano, ven vues-
tras respuestas remanece falsía?» Esto es, pues según
lo dicho, ya veis claramente que vuestro consuelo es
ninguno y que vuestro parecer queda por falso; que
«remanecer falsía» en la respuesta, es quedarse la fal-
sedad en ella.
CAPITULO XXII.
AKGUMIÍNTO.
Eüfaz Tfinanite.<!, inflignado de o¡r la rospu"sta de.Inb, disputa
en l;niir de lj Jusiicia divina, la iu:il no li; alligiera lan grave-
mi'Mlf; SI él n» liuüiti;i ¡w'cado ; y fundado en este ¡iriiuiíiio,
atiibuyc á Job \ai'ius delilos, los i\ütí rctioic pur menudo. OiCñ
también qui!, auiniue los malos son a veces pcospi rados y exal-
tados en esle imindo, al lin vienen á caer niiseiablcinenle; y
desj)ues aconseja á Job que se vuelva á Dios cou tiumildad, y
le i'Crdonai'ú y llenará de bienes.
i Y respondió f;iifaz el Temnnes y dijo:
2 ¿Por vciuiira el hombre se comparará con Dios, por
mas saldo que sea?
5 ¿l'or dicha es {^iislo en el Abastado que te justifiques,
ole es provecho que perlicioiics tus carreras?
4 ; Por caso lennéndole argiiirá contigo ó entrará
coiiliíío en juicio?
5 Df cicilü lu malicia grnnde, y no Un á tus deliclos.
6 Sacaste prenda á tus lierniaiios sin causa, y i)afios de
desnudos fecisle desinular. *
7 iNo diste ogna al cansado, y quitaste el panal ham-
briento.
8 V varón de brazo á él la tierra, y honrado de faces
mora en ella.
9 Viudas enviaste vacías , y brazos de huérfanos be-
clsle peda/os.
10 l'or lauto lazos cn derredor de li , y de súbito te
conturba el e&panto.
EXPOSICIÓN DEL LIBRO DE JOB.
i i ¿Pensabas no ver nunca tinieblas, y no ser cubijado
de muchedumbre de aguas?
12 ¿Por ventura Dios no en altura de cielos, y ve ca-
beza de estrellas que se levantan?
i3 Y dijiste : ¿qué sabe Dios? Y ¿si juzgará por entre
espesuras?
44 Nubes en encubrimiento á él , y círculos de cielos
pasea.
iS ¿Si por dicha camino de mundo seguirás, que pi-
saron varones de tortura?
16 Que fueron cortados sin Lora, rio derramado der-
rocó su cimietiio.
17 Que decían á Dios : Apártate de nos, y ¿qué podrá
hacer á elios el Abastado? •
18 V él habia henchido su casa de bienes; mas conse-
jo de malos arredrado de mi,
19 Verán justos, y alegrarse han, y inocente escar-
necerá dellos.
20 ¿Por dicha no fué corlada su erguidez, y su res-
tante tragado de fuego?
21 Conversa agora con él , y sé pacifico , y por ello te
vendrá mucho bien.
22 Toma agora ley de su boca, y pon sus dichos en tu
corazón.
25 Si te volviercs á Dios, serás fraguado, alejarás tor-
tura de tus tiendas.
24 Y poudrá por tierra pedernal, y por pedernal arrojos
de oro.
25 Y será él poderoso contra tus enemigos, y la plata
crecerá en montón para ti.
26 Que entonces le dilatarás , sobre el Abastado serán
tus deleites, y alzarás tus f;.ces á Dios.
27 ('raras á él , y oírte ha , pagarás tus promesas.
28 Sentenciarás dicho, y afirmarse ha á tí, j sobre tus
carreras esclarecerá luz.
2y Cuando se humillaren dirás (helos en) alteza, y á
la caída de ojos salvará.
30 Escapará el inocente , y será escapado por limpieza
de tus palmas.
EXPLrCACION.
{ «Y respondió Elifaz el Temaneí; y dijo. » SíPinpre
pecaron estos amigos de Job en entender mal á Job y
en colegir de sus palabras lo que no se seguía dellas,
ni á Job le pasaba por el pensamiento decirlo. Y peca-
ban en esto porque !e miraban con poca afición , y de
aquí echaban sus razones á lo peor, y lambien porque
probumian parecer celosos de la iionra de Dios. Y es
fuerte cosa un necio que presume de santo, que todo le
escandaliza , y en todo halla, á su parecer, qué reñir.
Pues ansí le acontece agora ú Elifaz , que porque Job en
el capítulo pasado decia que muchos malos son prós-
peros , y muchos buenos viven oíligidos y pobres , y que
el de vida descansada y el de vida amarga mueren mu-
chas veces de una manera, y que Dios en estas cosas
sabe y hace loque ellos no entienden, parécenle á él,
de puro agudo, dos cosas, y en ambas se engaña. Una,
que decir que hay malos prósperos y buenos afligidos,
es decir que Dios ni premia á los buenos ni castiga á
los malos , y que Job afirma este error. Otra, que se ha
persuadido él de una sentencia verdadera por mal en-
tenderla , y es , que ni nuestras virtudes son a Dios de
provecho ni nuestras maldades le hacen daño. Y ansí,
se imagina que Job de aquí colige que Dios no se cura
de los buenos, pues no le son provechosos, ni á los
malos, pues no le dañan, azota y castiga; y que por
393
falla de entendimiento .se ciega, para inferir de una
verdad clara una blasfemia tan manifiesta. Y ansi, co-
mo en cosa manifiesta, no arguye contra ella, sino pro-
póncla, y déjala, y admírase de la malicia de Job, y
abiertamente le dice que fué tirano y injusto; y amo-
néstale á la fin que vuelva el ánimo á Dios y baga pe-
nitencia , que le será de gran fruto. Pues dice :
2 «¿Por ventura el hombre será comparado con Dios,
por mas sabio que sea?» O como dice el orif.iua! á la
letra: «¿Por ventura aprovechará el hombre á üics,
porque se aprovechó á ú enlendiendoprudenlemenle?))
Y añade luego :
3 «¿Por ventura es gusto en el Abastado que te jus-
tifiques, ó interés qfle perficiones tus carreras?»
4 «¿Por caso temiéndote argüirá contigo ó entrará
contigo en juicio?» Que es como si mas claro dijese :
Entendido te tengo, Job, y muy bien veo adonde van
y de dónde nacen estas tus engañadas razones; y si
porfias que los malos florecen y los buenos padecen,
bien penetro el porqué lo porfias, y el fundamento que
para ello tienes. Porque me dirás : ¿Por ventura el que
se aprovecha á sí, viviendo sabia y prudentemente,
hace provecho á Dios? y el que es justo ¿acarrea algim
interés? Y por el contrario, ¿teme Dios que el malo le
dañe, para que el temor le obligue á castigarle y des-
hacerle luego, ejecutando en él su castigo? Cierto es
que ni el uno le aprovecha ni el otro le daña, y por
consiguiente, que no hay causa para que, como nosotros
decimos, los buenos sean regalados de Dios con pros-
peridades, y los malos derrocados y deshechos del mis-
mo. O Job dice :
5 «De cierto tu malicia grande, y no fin á tus delíc-
tos.') Como diciendo, no quiero ni debo responder á
desatino tan maniliesío; solo digo que eres un hombro
perdido, que en todo andas ciego, que no tienen tér-
mino ni fin tus maldades, Y por ocasión desto pone
luego algunas dellas, y dice:
6 «Sacaste prenda á tus iiermanos sin causa, y pa-
ños de desnudos feeiste desnudar;» que así esta como
las demás que refiere pertenecen á falta de piedad y
justicia, l'orque, como Dios, movido de su bondad infi-
nita, cria los hombres, y los sustenta y gobierna y
ama, y desea y procura con afecto infinito su bien,
pídenos con grande encarecimiento todo lo que á la con-
servación y acrecentamiento de aqueste bien pertene-
ce, y de lo que le deshace ó disminuye ó perturba ofén-
dese por extraordinaria manera, y turba y destruye
este bien el faltar en la piedad y el quebrantar la jus-
ticia. Por donde ios pecados que en esto se hacen son
á Dios muy aborrecidos pecados, y Dios desenvaina de
ordinario contra ellos su espada en públicos y riguro-
sos castigos. Y siendo tal el de Job, á lo que por defue-
ra se vía, pretendiendo Elifaz que le venia por sus pe-
cados, y queriendo señalar los pecados que eran, obli-
góse á decir, no los que en Job habia , sino los que él
conocía ser dignos de semejantes castigos. «Sacaste,
dice, prendas á tus hermanos sin causa.» En el Exn^
do {a) mandaba Dios á su pueblo que si alguno sacase
la ropa de otro por prenda, al anochecer la volviese,
porque el pobre deudor no durmiese sin cama. Y en
(a) Exod., 22, 26, 27. Dcut., U, 12, !3.
3P4 OBRAS DE FRAY
Esaías (38) encarece cuánto le desplace este sacar |
prendas á los pobres por deudas , que á la verdad es i
iüliiimaiiithd señalada, porque es añadirá la congoja
de la deuda el mal del despojo. Que cierto es que al
pobre que le falta con qué pagar no le sobran las alha-
jas de casa , y que sacárselas por prenda es quitarle su
abrigo necesario. Y no va tanteen que el acreedor ase-
gure su deuda , cuanto en que el deudor no quede des-
pojado y desnudo ; porque aquello en el acreedor es
sobra, y en el deudor falta y mengua de lo que necesa-
riamente pide la vida. Y bien se ve cuan lejos está de
apiadarse de las necesidades ajenas el que las hace y las
agrava por poner en seguro sus deudas. Pues cargó
Elifaz á Job este pecado de inhumanidad, y ansí, dice
para mayor claridad: a Y paños de desnudos feciste
desnudar;» esto es, añadiste á la desnudez desnudez,
y pusiste en tu arca lo que á tí no era necesario y de-
jaba desnudo á tu prójimo. Y añade :
7 «No diste agua al cansado y quitaste pan al ham-
l-riento.» Lo primero es falta de piedad, y lo segundo
injusticia, y ambas á dos cosas dañosas á la conserva-
ción de los hombres. Y aunque es de menos mal la pri-
mera, porque menos es no ser piadoso que injusto, y
peor es quitar el pan á cuyo es que negar el agua al
que tiene sed y padece, pero es disposición para la se-
gunda y su fuente ordinaria; que el avariento siempre
es injusto, y quien no tiene ánimo para dar un jarro
de agua al que ha sed, no tendrá lástima de quitar el
pan al hambriento. O podemos decir que ansí lo pri-
mero como lo segundo es, no injusticia, sino falta de
misericordia y piedad; que aunque dice que «quitó el
pan al hambriento», dícelo, no porque quitó al ham-
briento el pan que tenia, sino porque no le dio el que
pedia su hambre. Que la necesidad hace en cierta ma-
nera del pobre lo que le falta, y el no dárselo quien lo
tiene, esquitar al pobre loquease le debe. Y dice:
8 «Y varón de brazo á él la tierra, y honrado de fa-
ces mora en ella. » «Varón de brazo» llama el hebreo
al poderoso ansí en fuerzas como en mando y señorío;
«honrado de faces,» á quien respetan los otros por su
grandeza ó autoridad. Pues como dijo Elifaz que mal-
trataba Job á los pobres, ansí también dice que respe-
taba y beneficiaba á los ricos y poderosos , y que no
valia con él la necesidad y razón, sino la persona y in-
terés; que era nueva maldad negar a los necesitados
su deuda, y acudir á los que tenían sobra de todo. Y
an-í dice : «Y varón de brazo á él la tierra, y honrado
de faces mora en ella.» Como si mas claro dijera : Fal-
lábate para dar limosna á los pobres y sobraba todo
para gastar con los poderosos y ricos; para ellos era tu
hacienda y tu tierra, ó para ellos, dice , es la tierra ge-
neralmente. Dice «la tierra», sin limitación, porque
tollos generalmente sirven á los que mas tienen, y por
mostrar que Job no snguia el camino justo, como pro-
fesaba, que es camino de pocos, sino que ora vulgar co-
mo los demás, y injusto, y aceptador de personas, y
hombre de sus intereses y respectos, y ordinario á'la
manej-a de muchos. Mas
9 '< Viudas enviaste vacías, y brazos de huérfanos
heriste Hazos.» Es particular el cui.lado que do las
Viudas y huérfanos Dios tiene, como en las sagradas
LUIS DE LEÓN.
letras se ve ; porque él es el amparo universal de las
cosas , y ansí á las mas desamparadas siempre acude
mas , y quiere que acudamos nosotros , y se ofende
mucho de los hombres que no le imitan en esto , por-
que todo aborrece á su desemejante y contrario. Por
donde , cuanto á Dios le es grato que favorezcamos á
lo que favorece él , y que cuidemos de lo que él cui-
da , tanto le es enemigo aborrecible que desamemos
lo que ama, ó que nos descuidemos de lo que él tiene
á su cuenta. Y si el descuido le ofende, la crueldad
¿qué hará? Y si el no favorecer á los huérfanos le des-
agrada ¿qué será el quebrantarles los brazos? «Viudas,
dice, enviaste vacias.» Tiene al hombre la mujer natu-
ral inclinación y respecto, como á su proprio abrigo y
amparo, sin el cual vivir no puede; que ansí Dios en el
Génesis (a) se lo dice: «Estarás sujeta al varón, y tu
afición y dependencia mirará á él de contino.» Y ansí,
la viuda es como un miembro cortado de su cuerpo, ó
como un cuerpo que le falta su alma, y como una cosa
imperfecta y necesitada y despojada de lo que suplía su
necesidad, y como echada en la calle. Y no son tanto
miserables por la necesidad exterior, cuanto por la aflic-
ción y mengua que sienten ellas mismas dentro de su
alma , y por la congoja que en su corazón padecen en
faltarles su arrimo; que como la inclinación á él es en
ellas natural y muy intensa, ansí el sentimiento de su
falta es agudo y entrañable, porque se imaginan faltar-
les todo en faltarles el marido. Pues si es delito no so-
correr al necesitado, cualquiera que sea, no socorrerá
uno tan afligido, esto es, á uno tan falto en la verdad y
tan menguado en su imaginación , tan desnudo por de-
fuera y tan cuitado y ansioso de dentro, sin duda es
pecado gravísimo. Y eso es «enviar las viudas vacias»,
enviarlas cual se vienen y cual ellas se imaginan; y son
vacias de todas partes, sin favor en la hacienda, y sin
aliento de consuelo en el alma. Y ansí, añade justa-
mente :
10 «Por tanto lazos en derredor de tí, y de súbito te
conturba el espanto. » Que justo es que quien tal hizo
que tal pague, y que á la culpa de una inhumanidad
tan de brutos responda pena tan espantosa y cruel
como es, «lazos en derredor de tí,» y que «de súbito te
conturbe el espanto». Porque es terrrible caso estar
cercado de lazos uno y como sitiado de males, de ma-
nera que ni queda resquicio para huir, ni esperanza de
libertad, ni camino de alivio. Poriue el «estar cercado»
es, no solo hallarlos adó quiera que vuelve, sino caer
de uno en otro, y por salir de uno dar en otro mayor,
y enredarse y enlazarse de contino mas cuanto mas pro-
cura librarse. Y no es menos mal el que dice, en decir
que «de súbito le conturba el espanto», porque en cada
palabra encarece que el súbito (juila el bien de la pre-
vención, y el conturbar saca de su lugar la razón, que
es luiestra defensa, y «el espanto» es pena que, no solo
duele, sino que traga y que sorbe el ser lodo. Mas
dice:
1 1 «¿Pensabas no ver nunca tinieblas y no ser cu-
bijado de murhcdumbre de aguas?» Tinieblas llama la
Escritura á los trabajos y calamidades, porque con la
tristeza oscurecen el ánimo, y con el estorbo cortan
(a) Gen., 3, lü.
EXPOSICIÓN DEL
los pasos y impiden el expediente de los negocios, y j
ciegan el camino de ellos, como acontece en la noche.
Y llámalos también « muchedumbre de aguas», por-
que ahogan y sumen, y cuando vienen no son simples,
sino de muchas olas, que unas vienen en pos de otras,
coméenla tempestad de la mar. Pues dice Elifaz:
¿Pensabas, Job, que siendo quien eras, esto es, el que
yo digo y figuro, hablas de tener desemejante ven-
tura? Lo que padeces nos dice quién fuiste, y la im-
piedad de tu vida hacia certidumbre desla tu des-
ventura presente. O dice de otra manera, conforme al
hebreo : «Tinieblas no verás, y sobras de aguíi le cubi-
jarán;» en que todavía declara y engrandece la pena
que merece Job por su culpa. Que, como dijo «por
tanto», esto es, por estas tus culpas y por estas tus
crueldades con las viudas y pobres, «lazos en derredor
de tí, y de súbito te conturba el espanto;» añade tam-
bién «y tinieblas», conviene á saber, te rodean, y «no
verás», esto es, y le quitan la vista, y «sobras de
aguas», esto es, de miserias y calamidades, «te cubi-
jarán ,» esto es, te sumen y anegan. Por manera que al
mal que Job padece llama lazos puestos á la redonda,
y espanto que aviene de súbito, y tinieblas que ciegan,
y olas que anegan (porque le enredaba y le tenia ató-
nito, y le cegaba el juicio y le tenia como abogado y
sumido), para con estos nombres declarar mas la pena,
y por la pena hacer mas cierta la culpa. Porque son
penas estas que se deben á los que ansí se alejan y des-
nudan de la piedad, que agravan á los necesitados en
lugar de serles humanos y piadosos. Mas con !o prime-
ro viene mejor lo que dice :
12 «¿Por ventura Dios no en allura de clelo', y ve
cabeza de estrellas que se levantan?» Que como le pre-
guntó con disimulado escarnio si pensaba que no liabia
de venii á tinieblas, y que su felicidad carecia de no-
che , siendo tan injusta su vida , añade bien en la mis-
ma figura, y pregúntale si por ventura imaginaba
también que no habia Dios ni juez en el mundo. Por-
que pensar quien vive mal que pasará sin castigo, nace
ordinariamente de creer que no hay quien le juzgue.
Y ansí como pregunta lo primero con escarnio, y con
la pregunta lo afirma, porque decir «pensabas no ver
tinieblas», es como decir, cierto es que las habías de
ver; ansí, para certificar lo segundo usa también de
pregunta. «¿Por ventura , dice. Dios no en altura de
cielos?» Que es decir, cierta cosa es que hay Dios en
el cielo y que «ve las cabezas de las estrellas que se
levantan». Como diciendo: Al fin hay Diosy tiene pro-
videncia de nuestras cosas. Y afirma que hay Dios, po-
niéndole en las alturas del cielo, porque es aquel su
lugar proprio; y como quien no le pusiese en el cielo
le negaba del todo, ansí el que le confiesa le asienta
luego en su lugar proprio. Y ni mas ni menos confiesa
su providencia , confesando « ve cabezas de estrellas
que se levantan» , que es argüir de lo mayor á lo que
es menor, porque menos es conocer imestras cosas ba-
jas que aquellas tan dificultosas y altas. Y ansí , «ca-
bezas de estrellas que se levantan,» es como decir, las
estrellas mas levantadas y las cumbres de los cielos
que mas se empinan. O llama estrellas por figura á los
que resplandecen en esta vida ricos y prósperos, sion-
LIBRO DE JOB. 395
do injustos y malos, que parece no mira Dios en ellos
ni los ve; ellos á lo menos ansí lo piensan. Y por eso
añade luego :
i 3 «Y dijiste : ¿Qué sabe Dios, y si juzgará por en-
tre espesuras?» Ansí convenia que lo dijera Job , á ser
cual Elifaz le pintaba; que una vida muy rota con el
hecho dice esto siempre , y juzgar ansí y vivir ansí an-
dan casi siempre hermanados. Por donde Elifaz habla
bien yconsiguienlemenle, presupuesto su engaño. Y
ansí dice dijiste, que es como decir : Y no es posible
sino que decías en tu corazón y te persuadías que no
conoce Dios lo que aquí pasa. Y dice «por espesuras»,
porque es la color de este error; que nadie se persuade
alo falso sin alguna apariencia. Porque, como lo malo
no puede ser amado por sí, ansí ni creído lo falso, si
trae el rostro descubierto; por donde á ambos les es
necesario el cubrirlo, á lo malo con colores de bien , y
á lo falso con aparencias de verdad, porque lo bueno y
lo verdadero es lo que solamente puede ser amado y
creído. Pues dice «por espesuras», porque las espesu-
ras y la mucha distancia hacen estorbo á la vista hu-
mana; y ansí, al que juzga de Dios como de sí, iiácesele
verisímil que no le ve, estando tan lejos y con tantas
nubes en medio. Y ansí añade en la misma razón :
H «Nubes en encubrimiento á él , y no ve, y círculo
de cielos pasea. » Hase de repetir la palabra de arriba,
dijiste. «Y dijiste, dice, nubes en encubrimiento á él ;»
esto es , y lo que te persuadió á pensar que Dios no vía
tus hechos , fué parecerte que se los encubrían las nu-
bes, y que se paseaba y vivía en el cielo, lugar que de
la tierra tanto dista. Que son las razones vanas y sofís-
ticas con que se ciegan los que tienen por Dios y por
ley á su gusto. Y ansí dice :
15 «Si por dicha camino de mundo seguirás, ¿qué
pisaron varones de tortura?» Eu que en forma de pre-
gunta afirma que seguía del todo Job el camino trillado
de los malos , y que juzgaba de Dios como ellos juzgan.
Y llama «camino de mundo ó de siglos» la vida de los
que fueron antes del diluvio , que se aventajaron en la
maldad ; y usa de su ejemplo, como notorio por su se-
ñalado castigo, y por el mismo caso, como mas eficaz
argumento para probar su propósito. O habla general-
mente de los malos todos, y llama «camino de mundo»
el juicio que los mundanos hacen de las cosas de la
otra vida, y el propósito suyo y su resolución; y á ellos
los llama « varones de tortura » , como poderosos para
lodo lo malo y torcido , y como artífices y maestros en
ello, cuales fueron los gigantes y son los tiranos y los
que viven para solo viviraquí, cuya ventura es siempre
conforme á su engaño. Y de ambas cosas dice Elifaz.
De la ventura :
16 «Que fueron cortados sin hora, rio derramado
dorrocó su cimiento.» Si de solos los gigantes, dice
«que fueron cortados sin liora» , porque les vino de im-
proviso el diluvio ; si de todos los malos, declara lo que
les sucede por dos semejanzas , una del árbol que sin
sazón le cortaron, y otra de la casa que lleva la aveni-
da del rio. Porque dice : Su maldad pide que no dure su
dicha , ni que sea ordinario y como á otros acontece
su fin; no se caen de suyo, como árbol que ya los años
tienen seco, sino son cortados verdes y antes de ticm-
395 OBRAS DE FRAY
po. Porgue á la verdad, por tarde que les venga el cas-
tigo, para lo que toca á su sazón dellos siempre viene
temprano, porque nunca llegan á madurez, siempre
están en la flor de su vanidad y en el verdor de sus vi- |
cios. Demás de que, como tienen en sola esta vida su I
bien , aborrecen la muerte y su memoria, y nunca se
imaginan que viene, y ansí les viene siempre no pen-
sada y fuera de tiempo y de hora; porque viene á tiem-
po y hora, no solamente no [icnsada, mas de mala sa-
zón, porque Ioí lialla y lleva sin ella, y mueren siem-
pre cuando les está muy mal el morir. Y dice «corta-
dos sin hora», para demostrar también que por la ma-
yor parte es violenta su caida, y que el hierro los acaba,
y las fuerzas de sus enemigos los derruecan al suelo.
Y lo mismo, aunque por otra forma, es lo segundo que
dice. Porque «rio derramado» es rio que sale de ma-
dre, y avenida de aguas no ordinaria, sino que se ayun-
tan de súbito y corren por donde no se temian, y lle-
van lo que hallan delante, y derruecan por el cimiento
las casas; en que hay desapercibimiento y presteza, y
violencia y caida sin tiempo , como en la semejanza pa-
sada, y aun significación de mayor asolamiento que en
ella. Porque allí el árbol después de cortado sirve;
aquí queda deshecha y iníitil la casa , que la agua la
deshace, y las mas veces lleva sus alhajas consigo, y
al dueño también hundido y anegado. Esla pues es la
ventura. Su engaño el que se sigue :
17 «Que decían á Dios: Apártate denos, y ¿qité po-
drá hacer á ellos el Abastado?» En el cual engaño es-
tán de ordinario todos los que viven sin rienda, y si no
con las palabras, dicen á lómenos á Dios con las obras,
que se aparte dellos y que en su cielo se esté, que ellos
quieren y aman la tierra. Pues diciendo y obrando esto,
¿qué maravilla es les avenga lo que ha dicho en el ver-
so pasado? O ¿cómo no les ha de avenir? Porque quien
aparta á Dios de sí, ¿qué defensa se deja? O ¿cómo se
valdrá por sus fuerzas si las de Dios le son contrarias?
Y dice, para mayor demostración de su engaño :
18 «Y él había henchido su casa de bíenes;'mas con-
sejo de malos arredrado de mí.» Porque en esto se ve
cuan engañados y ciegos viven los que, no solamente
no obedecen á Dios, mas quieren no estar debajo de su
providencia; pues no echan de ver que tienen de su
mano y por su grande piedad y largueza esos mismos
bienes do la tierra, conque se amanceban y abrazan.
En que cometen mil errores. Uno, que huyen y aborre-
cen la fuente y el dador de eso mismo que quieren.
Otro, que no advierten que , sí con ser enemigos suyos
los trata tan liberal y regaladamente, ¿qué bienes les
haría sí le obedecieren y ama'^cn? Y el tercero, que no
temen retraiga la mano el que tan sin merecerlo la ex-
tiende á ellos con tanta largueza, ni conocen cuánto
mas fácilmente se quitan que se dan estas cosas. Y dice
advertidamente que Dios les «había henchido su casa
de bienfs», y usa con particular consejo de esla pala-
bra, henchir, para demostrar mas la bondad de Dios y
la ceguedad de estos hombres. Porque poruña media-
na rií|ueza y felicidad mediana puede mas fácilmente
engañarse uno y atribuirla á su industria; pero una so-
brada y excesiva y que crece y sube como espuma en
una hora, sucediendo lodo á guslO; sin variQdad ni rc-
LUTS DE LEÓN.
vés de fortuna, muy ciego es quien no conoce su cau-
sa, quien no ve que no alcanzan allí las fuerzas del
hombre , quien no conoce que es otro consejo y [loder
mayor el que le acarrea y amontona y defiende aquel
bien. Y si tan ciegos estos son, razón tiene Eiifaz en
lo que añadiendo dice, «mas consejo de malos arre-
drado de mí ; » pues por donde quiera que se mire , es
consejo errado y perdido. Que sí miramos su causa,
nace por una parle de pasión desenfrenada, que no quie-
re reconocer superior, y por otra de ceguedad tan cie-
ga como es la que he dicho, si sus efectos son dar rien-
da á los vicios, sí el suceso y el fin, desastre no pensado
y calamidad improvisa y despojo de todo aquello que
se ama y adora con ansia y confusión no creíble. De
que se sigue lo que luego prosigue y dice :
19 «Verán justos y alegrarse han, y inocente escar-
necerá dellos.» Si vamos con los del diluvio, el ino-
cente es Noé con los suyos; y sí son todos en general,
es semejante á loque escribe David (a) : «Alegrarse ha
el justo cuando viere la venganza, lavará en la sangre
de los pecadores sus manos. Que es alegría no nacida
de crueldad ni de amor de venganza, de que carecen los
buenos, sino de la honra de Dios, que sale de sospecha
y se abona cuando derrueca ansí y castiga un tirano,
y de su justicia, que resplandece, y de la libertad de
muchos inocentes y opresos, y señaladamente del es-
carmiento para otros á quien dañaba el ejemplo. Ansí
que, alégranse los buenos en estas caídas de los malos,
y dicen :
20 «¿Por dicha no fué corlada su erguidez, y su res-
tante tragado de fuego?» O como el original á la letra •
«Sino corlada su ramo, y resto dellos tragará el fuego.»
Que refiere en esto Elífaz y imita las palabras de que
usan ó es verisímil que usen en semejantes casos los
justos , como en burla y escarnio diciendo : «¿Por dicha
no fué cortada su erguidez?» Esto es: ¿Pensaban por
dicha no caer ni ser nunca corlados? Al fin cayeron y
les vino su día, y resplandeció la justicia de Dios, y los
asoló totalmente. Que eso significa la «erguidez ó el
ramo corlado, y el restante tragado del fuego»; que
es por semejanza del árbol que le cortan los ramos y le
ponen fuego á la raíz para no dejar rastro del. Porquo
este acabamiento y total deslruicíon es propriedail de la
pena con que Dios castiga á los malos, y en lo (pie se
diferencia del castigo de los buenos y justos ; que á es-
tos desmóchalos Dios para que se renueven y mejoren,
mas á aquellos arráncalos de cuajo para que del todo se
sequen. Es verdad que algunos trasladan ansí: «De
cierto no corlada firmeza y estribo nuestro, y resto
dellos el fuego tragó;» y entiéndenlo de Noé y del dilu-
vio. Por manera que Elífaz, de loque allí pasó, prueba
lo que pretende, que es ser castigados los malos y con-
servados los buenos. Porque dice: Entonces sin duda,
pecando lodos , no pereció nuestra firmeza ó nuestro
reparo (que llama á Noé ansí, porque en él se conser-
varon los hombres), pero al resto, esto cs,á ios demás,
tragólos el fuego; que llama ansí su castigo que los con-
sumió, que aunque fué de agua, el fue;^o es nombre
general de la pena, como se ve en Josué (6), adonde
mandó Dios que apedreasen á Achau, diciendo el Icxlo
(a) Ps. ÍJ7, V. 11. (t>) Josué, 7, 15.
EXPOSICIÓN DEL
que le quemasen. Porque quemar es castigar, y fuego
significa castigo. Mas prosigue y dice: i
21 ((Conversa agora con él, y sé pacífico, y por ello |
te vendrá mucho bien.» Dichas las culpas de Job y los
malos y desastrados sucesos délo? pecadores, pasaago-
ra Elifaz á la tercera parle de su razonamiento, que es
amoneslarle y persuadirle la emienda. Dice pues: aCon-
versa agora con él , y sé pacífico. » Como si mas claro
dijese : La conclusión sea que, pues el camino de los
malos y su consejo es cual digo yo, y tú mismo en tí
experimentas agora, saques tus pasos del, y los ende-
reces por senda segura, y te vuelvas y sujetes á Dios.
«Conversa, dice, con él, y sé pacífico,') esto es, pierde
el coraje que tienes , y amansa el corazón , y con reco-
nocimiento humilde vuélvete á él y habíale, pídele
perdón y suplícale. «Y por ello, dice, te vendrá mucho
bien.» Ño solo huirás el mal presente, mas recibirás el
bien que no esperas; aliéntate á la penitencia con la
espereza cierta del perdón y merced. Que Dios no se
contenta con perdonar la culpa, sino añade la gracia;
no solo suelta la deuda, sino enriquece con nuevas dá-
divas ; no solo pierde el enojo, sino ania y abraza aJ do-
lido. Dice mas :
22 «Toma agora ley de su boca, y pon sus dichos en
tu corazón. » Dos cosas tiene la penitencia, dolor de lo
hecho y emienda en lo por hacer. Lo primero diú á en-
tender en el amansar el corazón y en el conversar con
Dios; porque el dolor humilla el corazón y le deshace,
y le quila el coraje y el brío, y por eso se llama contri-
ción , porque le desmenuza en cierta manera. Agora
declara lo segundo en decir que tome ley de su boca
y ponga en su corazón sus dicl:os, que es decir, ten-
ga su ley por regla en lo que le res la. Porque^ como
añade :
23 «Si te volvieres á Dios , serás fraguado, alejarás
tortura de tus tiendas.» Esto es, tu vida, tu salud y tu
fortuna, que agora está como desalada y caída, fragua-
rá, esto es, tomará ser y firmeza, como se dice del edi-
ficio que fragua. Y «alejarás dice, torturas de tus tien-
das.» Tortura aquí, ó es desastre y mal suceso, y ansí
dice que su casa y hacienda lirme y bien fraguada ca-
recerá del, ó es culpa y delito, y ansí aquella palabra,
ay alejarás,» dice causa, y vale como si mas claro di-
jera: Fraguará tu edificio, porque alejarás y desterra-
rás de tu casa la culpa; conviene á saber, si te convir-
tieres á Dios y guardares su ley. Mas lo primero es
' mejor, y viene con ello bien lo que añade :
24 «Y pondrá por tierra pedernal, y por pedernal ar-
royos de oro. » Y declara mas el fraguar y la firmeza
que dijo, y es como si dijese : No solamenle si te con-
tienes con ánimo verdadero, dará Dios firmeza á tus
cosas , y las exentará de los golpes y malos sucesos de
la fortuna, mas usará de nuevas trazas para acrecen-
tarle y hacerte dichoso. Y decláralo por semejanzas, di-
ciendo que volverá la tierra pedernal , y del pedernal
sacará minas de oro; que es como decir que hará fuer-
te lo flaco y lo pobre rico , y que sacará bien y riqueza
de donde se temía desventura y desastre. Yá lo mismo
viene el original, que diceá la letra: «Pon sobre polvo
fortaleza y en piedra arroyos ofir.» Y es decirle que en
cuanto pusiere las manos le sucederá felizmente, y que
LIBRO DE JOB. 307
vencerá su dicha á su esperanza; que sí fundare sobre
polvo, será como si fundase solire peña dura, y lo flaco
y lo movedizo será, para su utilidad y dcffínsa, fuerte
y firme, y que en la piedra, que es del todo estéril , le
remanecerán fuentes de oro, porque sacará riquezas y
provecho de lo que no se esperaba. Y añade :
25 «Y será el poderoso contra tus enemigos , y la
plata crecerá en montón para tí.» O como el original á
la letra: «Y será el Abastado tu alcázar, y plata de for-
talezas para tí.» En que, si se vuelve á Dios, le promete
que será defendido y que será victorioso, que sus ene-
migos no le vencerán , y que él los sujetará y llevará
sus despojos. No le vencerán, porque Dios será «su al-
cázar» , estoes, su seguridad y defensa; vencerlos ha,
porque la plata de sus fortalezas dellos será suya del,
esto es, ganará y poseerá sus tesoros guardados. Dice
mas :
26 «Que entonces sobre el Abastado serán tus de-
leites, alzarás tus faces á Dios, » A la victoria y á los
buenos sucesos sigue el contentamiento y deleite, y el
reconocer al autor dellos, y el alegrarse en él y ala-
barle. Y ansí, dice «que entonces», esto es, cuando él
emendare su vida y Dios tomare á su cargo la defensa
della, y la sacare dichosamente de todo, se deleitará en
Dios; porque la experiencia de su bondad le enternece-
rá el corazón con regalo y alzará á él sus faces, ben-
diciéndole con merecidos loores. Y dice ;
27 «Orarás á él , y oírle ha , pagarás tus promesas;»
esto es , alcanzarás del cuanto pidieres. Y declara el
cumplimiento de lo que se pide por lo que sucede al
alcanzar lo pedido, que es pagar lo prometido y vota-
do si se cumpliese. Y ansí , «pagar promesas,» es lo
mismo que conseguir aquello por que se promete ; por-
que la promesa no se paga sino cuando se consigue y
alcanza. Dice :
28 «Sentenciarás dicho, y afirmarse han á tí, y so-
bre tus carreras esclarecerá luz.» Que es, prometerle
que, como será fuerte contra sus enemigos, porque será
Dios su defensa, ans! será acatado entre sus ciudada-
nos, porque le cercará Dios con su luz; esto es, será
dichoso en la guerra y señor en la vida política. Porque
tus dichos, dice, serán confirmados por todos, y será
ley tu sentencia, y resplandecerá cuanto hicieres, que
es decir que acertará en todo. Y la prueba de esto es,
ser el eslilo de Dios este, conviene á saber, ensalzar
al que se le humilla y reconoce. Y por eso dice :
29 «Cuando se humillaren, dirás (helos en) alteza,
y al caído de ojos salvará.» En que desta sentencia, que
es general , saca ser verdad lo particular que le ha di-
cho. Y arguye desta manera : Dios ensalza á todos los
que se le humillan; luego hará contigo, si te humilla-
res, lo mismo. Y ansí dice: «Cuando se humillarpn,»
que escomo si dijese: Porque cuando uno se humilla
á Dios, «dirás alteza,» esto es, puedes decir luego que
es alto, y estar cierto que lo será. Porque siempre sal-
va al caido de ojos, esto es, al que conoce su indigni-
dad y bajeza. Que declara el alecto del ánimo por el
semblante que nace del en el cuerpo, y sabida cosa es
que el ánimo humilde derrueca al suelo los ojos. O co-
mo algunos dicen de oLra manera : «Cuando se humi-
llaren dirás alteza,» esto es, cuando los otros cayeren
398 OHP.AS DE FRAY
subirás tú , como diciendo que le exeiilará Dios de las
calamidades comunes; que responde á lo mismo que le
dijo en el capítulo v: «En tres tribulaciones te librará,
y en la sétima no te locará el daño.» Y concluye usan-
do de la misma razón , y dice :
30 «Escapará el inocente, y será escapado por lim-
pieza de sus palmas.» Porque, si esto hace Dios siem-
pre con los inocentes y buenos, si tú fueres dellos, cier-
to, dice, es que pasará lo mismo por tí. O según el
original, de oira manera: « Librará el inocente, y será
escapado pueblo por limpieza de sus palmas;» que en-
grandece mas la bondad, que no solo liace dichoso al
que la tiene, mas libra por él de mal á oíros muchos;
como parece en lo que razonó Abraham (a) con Dios
cuando la deslruicion de Sodoma.
CAPITULO X.MIL
ARCIMEMO,
Responde Job á F.lifjz deseando que su causa fupse prOsciilada
en el juicio de Dios, en cuyos ojos solo liene cabida la verdad;
insiste en defender su inocencia , poniendo á Üios por testigo
de su rectitud, y venera las razones que tenia su sabiduría di-
vina para afligirle tan terriblemente.
i Y respondió Job y dijo :
2 Tambiei) hoy (cuando) en amargura mi habla, mi
mano se engraveció sobre mi gemido.
3 ¡Quién me diese supiese yo y le hallase, viniese
Lasla su asiento!
4 Ordenaría ante él juicio, y mi boca henchiría de ra-
zonamientos.
1) Sabría palabras que me respondiese, y entenderla
lo que dijese á mí.
O No con muchedumbre de fuerzas barajaría comigo,
no cierto él pondrá sobre mi.
7 Ponga derecheza comigo, y saldrá vencedor mí jui-
cio.
8 Mas veis, á oriente iré, y no él, y á poniente, y no le
entenderé.
9 Sí á la izquierda , ¿qué haré? No le asiré ; si á la de-
reciía vuelvo, no veré á él.
¡O Mas él supo mí carrera, examinaráme como oro que
por fuego pasa.
H En sus pisadas asió mi pié, su carrera guardé y no
me acosté.
\-2 De mandamiento de su boca no me retiré, y escondí
C'i) mi seno sus palabras.
13 Y él uno, y ¿quién le hará tornar? Su alma deseó y
ÍJzo.
11 Y cuando cumpliere su voluntad en mi , y lodo
cnanto quisiere, aparejado le estoy,
l.i Por lamo, de sus faces soy conturbado, consideraré
y liajiré pavor del.
U> Dios ennaqueció mi corazón y el Abastado me con-
turbó.
17 No fui corlado por tinieblas que sobrevenían, ni
cubrió liniebla mi cara.
E.XPLICACION.
i «Y respondió Job y dijo.» Responde Job á Elifaz,
repitiendo lo que dicho tiene y perseverando en ello,
y en la defensa de su vida y limpieza. Y como ve que
no persuade á los hombres, vuélvese á Dios, que lo sabe,
no atestiguando con él, sino descando haberlas con él
y oirlc, y .ser oido del en su causa, que es conhanzade
buena consciencia nacida. Pues dice:
2 ((Tandtien boy en amargura mi fabla, mi mano se
(a I Gen, IB, 2C, ele.
LUÍS DE LEÓN,
engraveció sobre mi gemido.» En que comienza á res-
ponder á Elifaz, y no tanto á las palabras que ha dicho,
cuanto á lo que le conoce en el ánimo, que se admiraba
y ofendía de que Job se querelle tan agrámente. Y ansí,
le dice que esté cierto que toda su querella , y lo que
dice agora, cuando mas se querella, y su queja, que tan
agrá y encarecida y excesiva parece, comparada con la
razón que para querellarse tiene, y con la causa que á
querellarse le mueve, y con el mal interior y exterior
que padece, es como si no fuese ninguna. Porque dice:
«También hoy en amargura mi labia, mi mano se en-
graveció sobre mi gemido;» que es razón falta de al-
guna palabra, cuales suelen ser las que se dicen con
alguna vehemente pena ó pasión. Y dirá enteramente:
Pareceos que encarezco mi pena y que excedo los lí-
mites de la razón y paciencia quejándome, yofendeiso.s
de mí como de ciego y blasfemo. Pues estad ciertos que
hoy, cuando es mi querella mas amarga que nunca;
que agora, cuando publico lo que siento con mas^nti-
mienlo, «mi mano,» esto es, mi plaga, esta mano que
Dios pone sobre mi castigo, excede sin medida á lo que
gimo, esto es, á lo que publico y me quejo. Mas como
no me veis mis dolores , y solamente oís mis palabras,
como no conocéis la verdad de mis obras, y veis el ri-
gor tle mis castigos y penas, padecéis engaño en mi
agravio. Y por eso dice :
3 «¿Quién me die^e, supiese yo y le hallase, viniese
hasta su asiento? Por eso, dice, deseo averiguar mi
causa , no con vosotros, que veis solo lo que parece de
fuera , sino con Dios, que sabe la verdad sin engaño.
«¿Quién me diese supiese yoV» Desea saber dónde
Dios está y hallarle, y parecer en su audiencia; porque
dice:
4 «Ordenarla ante él juicio, y mi boca henchiría de
razonamientos.» Ordenar dqu'i es palabra de guerra, y
que se dice propriamente en el ejercicio o escuadrón,
cuando se ponen los soldados en ordenanza; y pásalo á
la audiencia de pleitos , porque es guerra también lo
que allí pasa, y no poco sangrienta , acometiéndose y
defendiéndose, y usando de ardides y de celadas, y me-
jorándose en razón y lugar. Pues viniendo, dice, al
tribunal en que Dios residía, pondría en orden mí de-
fensa. Como si dijese : Mí mente haria alarde de mí3
razones en mí pecho, y del pecho en buena orden las
pondría en la boca y razonaría mí causa. Y dice :
5 «Sabría palabras que me respondiese y entendería;))
cslo es, y habiendo yo hablado por mí , oiria á Dios con
paciencia, y entendería lo que pretende en herirme, y
ó la culpa mía ó la razón que le mueve. Mas porque le
pudiera decir alguno aquí , ó porque se le ofreció su
pensaiincnlo á él cuando cslo decía, que le asombraría
Dios puesto en su presencia , y le enmudecería con es-
panto y le alaria la lengua, asegúrase desto, y dice:
O « No con muchedumbre de fuerzas baraje comi-
go, no cierto ponga él su brazo sobre mí.» O como está
en el original á la letra : «¿Si por ventura con ínuclie-
dumbre de fuerzas barajará comigo? No cierto él pon-
drá sobre mí.» En que, ó según la primera manera, sa-
ca por condición que no use Dios de su poder contra
él; ó según la postrera, se asegura y cerlilica de que
no usará. Gomo diciendo ; Y no tengo por qué me re-
EXPOSICIÓN DEI
celar de su fuerza; que si cí pndernío, como lo es, tam-
bién es igual y justísimo, y puesto en juicio no usará
de violencia. «¿Si por ventura, dice, con mucheduní- |
bre de fuerzas barajará comigo ? » Esto es , en ningu-
na manera barajará, esto es, pleiteará, porque una co-
sa es fuerza, y otra estará juicio. Pues si decimos: «No
con muchedumbre de fuerzas baraje comigOj» limita lo
que dicho tiene, y dase á entender. Y dice : Cuando de-
seo averiguar con Dios mi causa y delante su tribunal
ser oido, entiéndolo si pone Dios su fuerza aparte, y si
se allana á razones y no quiere usar de su poder abso-
luto. Y ansí dice :
7 «Ponga derecheza de argumentos comigo, y saldrá
vencedor mi juicio.» No use de fuerza, dice, sino este-
mos á buena y justa razón; hablen los argumentos y
estén quedas las manos, y yo, dice, saldré con mi causa.
Y la razón es, no porque le falta á Dios en lo que hace,
sino porque es tan justo y verdadero, que no dirá que
lo hace por culpa mia. Mas el original dice ansí : «Allí
derechero argüiría con él , y escaparía del todo libre
del que me juzga;» que casi viene á lo mismo. Porque
dice : No usará de fuerza ni me oprimirá sin oirme ni
entenderme, como vosotros hacéis agora, sino allí val-
drá la razón solamente, y la verdad no ama pasión que
turbe ni ignorancia que ciegue, sino juicio claro y des-
apasionado y derecho. No hará Dios honra de conde-
narme, ni pondrá su justicia en mi culpa, ni juzgará lo
que vosotros juzgáis, que le conviene ser yo malo pa-
ra que él sea justo; el quedará por bueno, como lo es ,
y yo por libre é inocente; con que escaparé libre do
quien me juzga, esto es, de vosotros y de vuestros jui-
cios errados, que tan sin razón me condenan. Mas lle-
gado aquí , ofrécesele á Job la imposibilidad de lo que
desea , y ve que no está en su mano , ni ver á Dios ni
hablarle, ni llegar donde está. Y ansí dice :
8 «Mas veis, á oriente iré, y no él , y á poniente, y
no le entenderé. » Mas es hablar, dice, de balde y tra-
tar de lo que nunca será; porque ¿adonde iré que le ha-
lle? Que si adelante voy, como dice el original á la le-
tra, no le veré, y si vuelvo á las espaldas , tampoco le
hallo, ni se me descubre en oriente ni le hallo en po-
niente. Y por decirlo del todo, añade que ni en se-
tentrion ni en mediodía, que son todas las partes del
mundo. Y dice :
9 «Si á la izquierda, ¿qué haré? No le asiré ; si á la
derecha vuelvo, no le veré á él.» O como el original á
la letra: «Izquierda en obrar suyo, y no le olearé; en
cubrir derecha, y no le veré. » Que llama izquierda el
setentrion y la parte del norte , y derecha la que está
al mediodía, como los filósofos también la llaman , ó
porque el movimiento y camino del sol va por aquella
parte contino, ó porque vuelto uno al oriente y exten-
diendo los brazos, tendería al mediodía el derecho. Pues
dice que en la izquierda, esto es, en la parte del nor-
te, «en obrar suyo,» esto es , que es parte descubierta
y que obra, porque se levanta sobre nuestro horizonte,
y se rodea sobre él sin ponerse jamás ni descubrirse;
«en cubrir derecha,» esto es, ni en la derecha que en-
cubre, porque la parte del mediodía y las estrellas de
su norte nunca se levantan sobre nuestro horizonte; pues
ni en el setentrion, dice, le veo, ni en el mediodía le
Linr.O DE JOB. 390
hallo, ni en el setentrion que se descubre, ni en el me-
diodía que se asconde, ni adonde vemosclaras sus obras,
ni adonde no las tiene ascondidas , ni en la parte que
se levanta sobre nuestras cabezas, ni en la que tene-
mos debajo de los pies. Porque á la verdad, ansí como
es fácil al que camina por la gracia hallar á Dios cerca
de sí, porque, como él dice (a), está cerca de los que le
temen, y sus pláticas son con los sencillos y puros; ansí
es diuculíoso al que le busca por los medios de su in-
genio y imluslria. No hay cosa mas cerca ni mas lejos,
mas encubierta ni mas descubierta que Dios. Demás de
que, veces hay que se asconde á los suyos para fin de
probarlos y ascóndeseles tanto, que les parece no tiene
acuerdo dellos, ni ellos hallan rastro del, por mas que
le buscan, en que padecen lo que decir no se puede. Y
Job lo sentía agora ansí. Pero dice:
10 «Mas él supo mi carrera, examinaráme como oro
que por fuego pasa.» Como diciendo: Mas, ya que no
puedo verme con Dios ni averiguar mi causa con él,
esto sé ciertamente, que él sabe bien mi inocencia, y
que este su azote no es castigo de culpa, no, sino exa-
men de oro que se pone en el fuego, no por su escoria,
sino para que mas resplandezca ; no por limpieza, sino
para mas resplandor. O de otra manera, porque el ori-
ginal dice ansí: «Porque conoció carrera comigo,
exauííueme , como oro saldré. » En que no dice lo que ha
hecho Dios con él, sino dice la razón por qué desea el
e.xámen de Dios. Porque, dice, conoce mi carrera co-
migo, estoes, la que yo anduve, ó también, como yola
conozco, por eso deseaba venir ásu examen, segura de
que su justicia haría en mi inocencia lo que en el oro
la fragua. Porque, como añade:
11 «En sus carreras asió mi pió , su carrera guar-
dé, y no me acosté.» Que la buena conciencia es ma-
dre de la confianza, y entender Job de sí que siguió
siempre en sus caminos á Dios, le da ánimo para espe-
rar salir libre del juicio de Dios. Porque, aunque en su
comparación es torpeza toda la limpieza nuestra, mas
no juzga al hombre Dios midiéndole consigo mismo, si-
no con aquello que le tiene mandado; y nuestra regla es,
no su perfección del, á quien no es posible que la cria-
tura iguale ó arribe, sino la ley que nos tiene puesta,
que es conforme á nuestras fuerzas, á lo menos á las
que él nos da con su gracia , si nuestra culpa y mala
disposición no lo estorba ó impide. Pues prométese
Job buen suceso en el juicio de Dios; porque ayudado
del, ha puesto siempre en sus caminos sus pies. Y dice
que «asió su pié en sus pisadas», esto es, las de Dios,
que son" las que nos manda que demos ; y llama ansí
sus mandamientos y leyes, en que dice «asió su pié»,
para dar á entender que no entró en ellas, y las que-
brantó después habiéndolas primero guardado, sino
que asió con firmeza dellas, y hizo asiento en su guar-
da. En que responde y gana por la mano á lo que le
pudieran decir, que si fué bueno en algún tiempo, fué
malo después, y se salió del camino. Y dice en el mismo
propósito:
i2 «De mandamiento de su boca no me retiré, y es-
condí en mi seno sus palabras.» En que dice por nom-
bres proprios lo que dijera por figura en el verso pa-
la) Vi. 74, V. y, 10; TfOY., 5, >. 32.
400 OBRAS DE FRAY
sado. que su carrera son sus mandamientos y sus pisa- ,
das sus leyes. Y lo que ilice, «escondí en mi seno,» el ^
original dice: uMa>;quc mi fuero puardé ley de su bo- j
ca;» en que encarece mas el cuUiado y amor con que
cum¡)!iólo que Dios le mandaba. Porque llama «su fue-
ro» sus deseos mismos y sus inclinaciones, y aquello
que él amaba y juzgaba. Y la causa es lo que dice:
13 «Y él uno, y ¿quién le liará tornar? Su alma de-
seó y fizo. » Porque si lia servido á Dios y guardado
con el cuidado y amor que dice sus leyes, la causa es,
porque él es uno, ó como dice el original, «es en uno,»
conviene á saber, está siempre en un parecer, sin mu-
dar ni voluntad ni juicio, como mudan los Iiombres. Y
no solamente es sencillo y no mudable, sino, lo que á
e> o se sigue, poderoso y eficaz para todo lo que deter-
mina y quiere, y ansi, no se puede esperar que, ó muda-
rá lo que tiene mandado, ó no ejecutará en quien no !o
cumpliere la pena; que ni es flaco ni mudable, y ansí,
el que e^lo conoce está obligado á no ofenderle por
ambas maneras. Y añade :
ii «Y cuando cumpliere su voluntad en mí y lodo
cuanto quisiere, aparejado le estoy.» Porque liabia
afirmado su inocencia y su vida sin culpa, y porque
coníiando en ella, deseaba averiguar su causa con Dios,
lo cual en él nacía de buena consciencia, y parecía á los
de fuera nacer de soberbia y de arrogancia; por eso y
por alcanzar esta sospecba, muestra agora y confiesa
cuan llena está su alma de Dios y cuan sujeta á todo lo
que él ordenare. Y dice en esta manera: Aunque mi
consciencia me absuelve, y aunque no dudaría de ser
absuelto de Dios cada y cuando que en su juicio parecie-
se, no por eso le acuso porque ine azota ni me encien-
do contra él en coraje; presto esloy y aparejado á llevar
con ánimo rendido y liumilde lodo lo que en mí su
mano pusiere. Verdad es que el original , á lo que pa-
rece, sigue otro camino, porque dice ansí: «Porque
cumplirá mi fuero, y como estas mucbas con él.» Que
porc|ue dijera lo que Dios puede, y cuan inmudable es,
y cómo sale con su voluntad de conlino, prueba ser
ansí por lo que en él lia hccbo y agora liace. Y dice:
Lo que de Dios agora digo, que «su alma deseó y fizo»,
esto es, que liace cuanto quiere y como lo quiere,
cuando no lo supiera por otra via, esto mismo que pa-
sa en mí me lo enseña; porque él cumple y ejecuta en
mí eso mismo que tenia determinado de hacer, sin que
ni mis fuerzas se lo impidan ni mí inocencia se lo es-
torbe. Que ni me valió ser rico ni poderoso, ni bien-
quisto con todos, ni amado de los míos, ni respetado de
los ajenos, ni sencillo y puro y justificado de mis ohras,
para que no cumpliese en mí lo que tenia determinado
de mi por su voluntad y sci-reío juicio. Y esta deter-
minación y decreto de Dios acerca de los sucesos de
Job, llama Jol) «fuero suyo» ó eslablccimieiito suyo,
y como si dijésemos, su hado, porque estaba establecí-
do de Dios para él. Y dice : «Y como estas muchas con
él,» para decir que de estos hechos como el suyo y de
otros semejantes, haré Dios cada día muchos, en de-
mostración de lo mucho que puede y sabe. De donde
resulta lo que luego se sigue, y es decir:
i'ó «Por lanío de sus faces soy conturbado, consideré
J Labré pavor de él.» Porque de la consideración y ex-
LUIS DE LEÓN.
periencia del sumo poder de Dios , y de cómo trae á
efecto continuamente lo que lo place, sin que ningún
poder ni saberse lo estorbe, nace naturalmente un res-
peto y temor en quien lo considera ó en quien tiene de-
11o experiencia. Y pertenece á lo mismo :
16 ((Dios ennaí(ueció mi corazón y el Abantado me
conturbó.» O ansí este verso como el pasado llaman
«pavor y turbación y enternecimiento» la calamidad
que Job padece, como quien nombra por sus efei;t03
la causa; y son desta manera como declaraciones en-,
carecidas de lo que precedió en el verso de arttes, do
dijo que Dios había cumplido su fuero en él, y ejecuta-
do lo que establecido tenia, que era turbarle y asom-
brarle y enfiaquecerle el corazón , asolándole la ha-
cienda, yquilándole los hijos, y destruyéndole la salud,
y cercándole de miserias y gemido. A cuya con>idera-
cion es natural salir luego en el deseo que añade. Por-
que dice :
i7 <(Xo fui cortado por tinieblas que sobrevenían, ni
cubrió liniebla mi cara.» Que es decir: ¿No fuera yo
coriado de esta vida y sacado della, sobreviniendo la
muerte, por tinieblas que sobrevenían, estoes, para
hurtar el cuerpo á la calamidad que aparejada me es-
taba? Que llama tinieblas y escuridad á la desventura
y miseria, porque despoja al corazón de alegría, y todo
se le ennegrece al corazón que está triste. O ¿siquiera,
dice, no fuera yo un hombre no conocido y escuro, de
manera que no supiera nadie mi felicidad ni miseria?
Porque es mayor sin duda, puesta en los ojos de muchos,
y la publicidad la acrecienta. Y el que todos conocen
y ven puesto en grado alto, si cae, siente mas su caída,
porque es mas la afrenta, y tiene amigos que se duelan
y enemigos que se bañen en gozo, y todo le acarrea
mayor dolor, la pena de los uno^ y el placer de lo-:o'ros,
Y por eso añadió: «Ni cubrió tiniebla mi cara.>; Co.na
diciendo: O á lo menos ¿no fuera ó yo tan obscuro, qu3
nadie tuviera noticia de mi y me sepultara en sí la
noche en olvido, ó mi desventura tan cerrada y tan
presta, que me quitara en un punto de la vista y acuer-
do de todo? Sino, dice, obscuréceme el corazón y dé-
jame descubierta la cara, ciégame la alma, no consin-
tiendo en ella luz de consuelo, y desi'úbreme á loi ojos
desta luz pública, ciego y visto, claro y obscuro, enle-
nebrecido y colocado en la luz, esto es, asentado en ti-
nieblas claras y en ob-^curidad mauiliesia, y en afrona
y calamíilad que á nadie se encubre. Y con esto mismo
viene el original , porque dice : «¿Por qué no fui corta-
do delante de tinieblas?» Esto es, mucho antes que vi-
niese esta noche. «Y ¿porqué delante de mis faces es-
condió tinieblas?» Que «esconder las tinieblas» es res-
plauílecer con la luz; y así, esconder Dios las tinieblas
delante de las faces de Job, fué dejarle su cara des-
cubierta y hacerle á él conocido, y jiública y notoria á
todos su desventura y afrenta. O digamos lo que es
mas conforme á la propriedad de la letra, que no pre-
gunta Job aquí, ni por manera de pregunta desea; sino
antes da razón de lo que poco antes decía, que le tie-
ne Dios espantado y turbado. «Porque , diré, no me
corló,» esto es, no me quila delante de las tinieblas y
mal que padezco, que es decir, susténiame en esla mi-
seria, y con ser mortal, no me consume. Y añade: «Y
EXPOSICIÓN TEL
de mis faces escondió liniebla,») que vale, «y no ascon-
diój) (porque se repite la negación primera); que es de-
cir que no ascondia aquella noclie de calamidad á sus
ojos, conviene á saber, cerrándoselos con la muerte y
acabando ya con él para que no vea tan grande mi-
seria.
CAPITULO XXIV.
ARGUMENTO.
Prosigue Jüb ett su raionamicnto, y dice que Dios suele prospe-
rar en esta vicia á los hombres mas facinerosos y perversos , y
darles tiempo para que se anepienlan do sus maldades, reser-
vando el castigo de ellas para la otra vida.
i Del Abastado do fueron escondidos los tiempos, y
sus conocienles no vieron sus dias.
2 Términos estrecharon, ganado robaron y apacen-
taron.
3 Asno de huérfanos llevaron, y prendaron buey de
viuda.
4 Desbarataron el camino de los pobres, oprimieron
jumamente á los humildes de la tierra.
o Otros como cebros en desierto salieron á su obra,
madrugan á la presa, aparejan pan para sus hijos.
6 Siegan, y no su heredad, y vendimian del que opri-
men la viña.
7 Al desnudo hacen pasar sin vestidura, no cobertura
en el frió.
8 De avenidas de monte se humedecen , y sin abrigo
abrazan peña.
9 En violencia despojan pupilos, y despojaron los po-
bres,
10 Desnudos andan sin vestido , y de fambrientos lle-
varon gavilla.
H Entre sus montones hicieron siesta los que pisan
lagares y tienen sed.
i2 De ciudad varones gimen, y alma de heridos vo-
cea, y Dios no lo pasa sin venganza.
io Y ellos fueron rebeldes á la luz , no conocieron sus
carreras y no estuvieron en sus senderos.
ii A la luz se levanta matador, mata pobre y mendigo,
y en la noche es como ladrón.
lo Y ojo de adúltero esperó anochecimienlo, diciendo :
Ko me verá ojo, pondrá faces en encubicrlo.
16 Horadan casas en las tinieblas ; como de dia lo de-
terminaron consigo, no conocieron la luz.
17 Si les sobreviene la aurora, llénenla por sombra de
muerte, y ansi andan en las tinieblas como en la luz.
18 Ligero él sobre faces de aguas , será maldecida su
parte en la tierra, no andará camino de viñas.
19 De calor demasiado pasa á aguas de nieve, y hasta
el infierno su pecado.
20 Olvídese del la piedad, su dulzura gusano, no sea
mentado, sea quebrantado como palo sin fruto.
21 Apacentó á la estéril que no pare, y á la viuda no
hizo bien.
22 Derrocó fuertes con su fortaleza, levantarse ha y no
fiará en la vida.
25 Dióle Dios lugar de dolor, mas él usó del en sober-
bia, sus ojos en sus carreras.
24 Alevantáronse poco, y no permanecieron ; son hu-
millados como todos, son cerrados, y como cabeza de
espiga serán cortados.
23 Y si no adonde, ¿quién rae desmentirá y pondrá ante
Dios mi palabra?
EXPLICACIÓN.
, 1 «Del Abastado no fueron escondidos los tiempos.»
Este nombre de tiempo, en la Sagrada Escritura, rau-
E.xvi-ii.
LIBRO DE JOB. íOl
chas veces significa el del juicio universal que hará
Dios á todos los hombres, y el del pariicu'ar que hace
al principio de la vida que después desla sucede. Di-
ce (a): «Cuando me viniere el tiempo á la mano, yo
juzgaré justicia.» Y en el Ecclesiastes (6) en el capítu-
lo tercero dice de esta manera: «Y dije en mi corazón:
El Señor juzgará al justo y al malo, porque tiempo hay
para todo lo que se quiere y se obra. » Dice que «hay
tiempo», porque tiene Dios, fuera desLavida,otra vida y
olrD dia y otro tiempo. Pues decir agora Job que «los
tiempos no se asconden á Dios», es decir que lo que
á nosotros se ascondo, que es el verdadero tiempo y la
vida que sucede á esta vida, no se le asconde á él, an-
tes la tiene en los ojos como vida de verdad y como
tiempo señalado por él, para manifestar su justicia. Y
dice esto aqui , porque habiendo significado la sinra-
zón con que sus compauei-os le culpan , y cómo se en-
gañan en juzgar del como juzgan , y habiendo deseado
por esta causa verse anlc Dios, la razón pedia que mos-
trase de dónde procedía esle error. Y esta es lo que di-
ce: El Poderoso conoce todos los tiempos, y los que le
conocen, esto es, vosotros, que presumís conocerle, no
conocéis bien sus dias. Como diciendo : Y nace vues-
tro engaño porque, teniendo Dios otro tiempo para ce-
lebrar su juicio, vosotros no conocéis mas deestetiefa-
po presente. O como dice el original á la letra : «Por-
que al Abastado no se le asconden los tiempos , y sus
conocientes ignoraron sus dias.» Dice que á Dios «no
se le esconden los tiempos» , que es decir que ve lo
porvenir, que está debajo de su mano y vista lo desta
vida y lo de la otra, que tiene un tiempo aquí y otro
después, y que lo que aquí disimula castiga allí; y que
estos que presumen de conocerle, «no conocen sus
días,» esto es, no piensan que tiene mas que el dia de
esta vida para ejercitar su justicia y castigar al que
mal hace. Porque aquí disimula muchas veces lo que
después castiga severamente, y tiene, no un dia , sino
dos, el de esta vida y el de la que ha de venir; en aquel
lleva cada uno lo que merece, en este veces hay que
los buenos padecen mal y los malos gozan del bien. Y
pruébalo por lo que en muchos se ve y de ordinario
acontece; porque hombres hay que viven sin ley y pa-
san la vida toda sin desastre ni pena. Y particulariza
sus condiciones menudamente con palabras y Oguras
elegantes, y dice:
2 «Térniinos estrecharon y ganado robaron y apa-
centaron. » Porque dice : Cosa notoria es que hay tira-
nos que se enseñorean con injuria de todos y pasan des-
cansadamente su vida, y sabemos, dice, de algunos
que «estrecharon los términos ajenos», esto es, que se
entraron en las heredades no suyas, y que , por exten-
der sus posesiones, estrecharon los de sus vecinos in-
justamente. Que es como natural á los ricos injustos ir
poco á poco comiendo las heredades de los pobres que
alindan con las suyas, mudándoles los mojones y tér-
minos. Y dice: Sabemos también, ó de esos mismos ó de
otros, que «robaron rebaño y apacentaron», esto es,
que roban las haciendas ajenas y las apacientan por su-
yas , y que del ganado que sus vecinos criaron hacen
ellos su rebaño y ganado. Y dice «roban y apacientan»,
(a) Ps. 74, V. 3. (í) Eccles., cap. 3, y. 17.
26
402 OBRAS DE FRAY
para significación de mayor y mas desvergonzada in- I
justicia. Porque robar el ganado ajeno, para en ascon- j
dido servirse del y comerle, puede ser necesidad y te-
ner alguna disculpa; mas robarle para apacentarle, es-
to es, despojar á mi vecino, para traer yo mas copio-
so rebano y hacerme rico en público con los despojos
del otro, es romper con lodos los respectos de vergüen-
za y de ley. Y es conforme á eslo lo que luego se sigue :
3 «Asno de huérfanos llevaron y prendaron buey de
viuda.» Porque es de ordinario en estos que crecen y
se hacen grandes con injuria de otros, usar de ser mas
injustos con los que liai)ian de ser mas piadosos, y qui-
tar su hacienda á aquellos con quien hablan de repartir
ellos la suya , oprimiendo y agravando siempre á los
que menos pueden, cuales son las viudas y huérfanos.
Y ansí añade :
4 «Desbarataron el camino de los pobres, oprimie-
ron á los humildes de la tierra,» esto es, á los que lia-
bian de favorecer oprimieron, y á los que hablan de
proveer despojaron. Con que se dcmueslra mas la mal-
dad de estos que va piniando Job y con que hace mas
averiguado su intento. Porque si estos viven con des-
canso y mueren en paz y sosiego, cuanto constare ha-
ber sido peores, tanto mas probado queda que Dios en
esfa vida disimula con los malos algunas y muchas ve-
ces. «Desbarataron, dice, el camino de los pobres.»
Camino en estas letras, entre otras cosas , significa el
estilo de la vida y manera de vivienda , y la pasada que
en ella uno tiene. Pues dice que estos injustos desbaratan
el camino de los pobres, porque oprimiéndolos y des-
pojándolos de eso poco que tienen , les cierran el ca-
mino de la vida, esto es, no les dejan con qué pasar y
vivir. Que el que tiene, aunque pierda parte dello, qué-
dale con qué pasar adelante ; mas el pobre despojado
no puede dar mas paso, como si le cortasen los pies,
y queda estrechado de manera que no sabe qué hacer,
ni tiene adonde se ir; y ansí, queda sin orden de vida y
sin camino. O de otra manera, camino es el intento y
propósito que uno sigue en sus obras y costumbres,
como se ve en el psahuo primero (o.) , y «pobres y hu-
mildes» de la tierra se llaman muchas veces en esta
escritura los justos, cuyo intento en sus obras es se-
guir la virtud. Este intento pues y este camino, cuan-
to es de su parle, los malos se le desbaratan ; porque el
bueno, uno de los mayores estropiczos que tiene es ver
prosperado al malo, y verse que sirve á Dios y que le
huella y deshace quien desama á Dios y le desirve, co-
mo David (h) lo sentía do dice: «Veis, ellos pecado-
res y abundantes en el siglo poseyeron riquezas. Y di-
je: Luego en v^mo justifiqué mis manos entre los ¡no-
ceníes, siendo azotailo loilo el día, etc. m Verdad es
que la letra original descubre otro camino, porque di-
ce en esta manera: «Apartaron á los pobres del cami-
no á una, los humildes de la tierra fueron escondidos.»
En que dice una dedos cosas, ó ambas á dos. Una, que
no consienten que parezcan delante de sí los humildes y
pobres; (\ne es proprio de los tiranos soberbios no ad-
mitir á su presencia á los afligidos, y cuando pasan,
que se aparten y ascondan. Otra, que los deslierran de
su tierra y naturaleza, que desamparan por huir de su
(fl) Ps. 1,T. 1. {b)Vi.'ii,y.n,6ic.
LUIS DE LEÓN.
tiranía; como es lo de que se querella acerca del poe-
ta (c) un pastor cuando dice :
Todos (le nuestro patrio y dulce nido
Andamos aianzailos ; vesme agora
- Aquí cuál voy enrcrmo y afligidi),
Y guio mis cabniias...
Y poco después (v. 6o) :
Iremos tristes tlenos <1e despecho.
Unos á los sedientos africanos.
Oíros á los do Scilia, campo estrecho,
Y otros á ios montes y á los llanos
De Creta , y del lodo divididos
De nuestra redondez, á los britanos.
Mas prosigue:
5 «Oíros, como cobros en desierto salieron á su obra,
madrugan á la presa, aparejan pan para sus iiijos.»
O como dice el original á la letra : «Veis , cobros en
desierto salieron á obra suya, madrugantes al robo, so-
ledad á él, pan á los muchac'ios.» O pinta Job un li-
naje solo de hombres tiranos y malos , que ocupan lo
ajeno y despojan al necesitado, y se desvelan en robar
y dañar; ó dice diferentes condiciones de hombres in-
justos, unos logreros, otros engañadores, otros que sal-
tean, otros que son adiilteros, que todos pasan sin azo-
te sus dias. Y esto postrero hinche mejor lo que pre-
tende Job , que es demostrar cómo muchos malos se
logran, y como obrando mal, les sucede lo desta vida á
su gusto. Pues dice agora veis , como diciendo : Ca-
da día veinos y casi tocamos con las manos otros que
viven del robo y que se desvelan en hacerse señores de
todo, y que discurren por la tierra asolándola. O dice :
Estos mismos que dieron en madrugar para hacer mal
á oíros, son como cebros que se desvelan en buscar su
comida. «Como cebros», dice. Cebroesel asno salvaje,
animal, como Plinio dice, feroz, de que en aquellas
parles hay copia grande. Pero es de ver si en las dos
parles de este verso, la primera parte pone la semejan-
za, y la segunda responde á ella desta manera: Como
el cebro sale diligente á su obra, ansí estos madrugan
á la presa y al robo; ó si ambas partes pertenecen al
cobro, y todo el verso hace comparación con los versos
de arriba. Como diciendo: Estos que digo, que turban
los mojones y apacientan por suyas las ajenas ovejas,
que prendan la viuda y despojan al huérfano, y deslier-
ran de su casa y patria á los pobres, son en ello tan
continuos y prestos como los cebros, que se desvelan
en su obra y madrugan á la presa de su suslenlo. Mas
lo (|ue se añade, <(a])arejan pan para sus hijos ,» en el
original está ansí corlado y confuso, que abre la puer-
ta á diferentes sentidos. I'ünjuc dice ú'la letra : «Veis,
cebros en desierto salieron áobra suya, madrugantes
al robo, soledad á é!, pan á los muchachos.» Adonde lo
que decimos «soledad á él», en el original es harababf
que según la palabra de donde desciende, que á las ve-
ces signilica concertar y poner en orden alguna cosa y
negocios, dirá aquí lo que siguió san Jerónimo, quo
este madrugar al robo es negociar y enderezar lo que
á su suslenlo y de los suyos loca. Y también por(|ue
harab es mezclarse unos con otros , y el contratar y
bullir, como en los lugares públicos adunde concurren
á sus negocios los hombres, ilurabab podrá significar
(c) Vire-, cgl. I, V. 11.
EXPOSICIÓN DEl.
esle lugar adonde se ajunlvín, como son las ferias ó los
caminos públicos. Yansi, dirá que, ó salen á los cami-
nos públicos á sallear á los que por ellos pasan, ó cier- ,
lamente se entrometen en las plazas y en las ferias, pa- i
ra con injustos y sutiles y encubiertos tratos mejorar j
sus ganancias. Y porque también tiene significación
de du/c(?í?«»! ¿re aqueste vocablo, podemos entender
que diga aqui Job que el madrugar el malo al robo, á
él lees dulzura y á sus hijos pan, deleite á él y pro-
veclio para los suyos. O lo que es mas ordinario, harab
signilica desierto y soledad ; y según esto, dice aquello
que ó al cebro ó al hombre salteador despierta y mueve
á la presa , que es el desierto y tierra solitaria donde
vive, que por su calidad es menguada de lo necesario.
O juntemos esta palabra con loque le antecede, en es-
ta manera: (iMadrugan al robo en el desierto,» y poner
aquí punto, y luego añadir: a A él pan para sus hijos;»
que es entrocar el orden de las palabras á modo poéti-
co, que deslrocándolas vale : uPara pan á él y á sus hi-
jos;» esto es, que madrugan al robo en el desierto para
pan, esio es, para buscar el sustento de sus hijos y su-
yo. Sigúese:
G (iSiegan, y no su licredacl, y vendimian del que
oprimen la viña ;» que es extender mas la iiijuslicia y
maldad de esos que pinta, especiücamlo sus diversas
maneras. Es verdad que el. original también da lugar
áque también traduzgamos ansí: «En el campo su re-
nuevo siegan , y viña de malo hacen tardar,» en que
descubre otro nuevo camino. í.'orque se puede decla-
rar en dos maneras. Una, que signitique otro nuevo gé-
nero de injusticia de que usan los ricos injustos, sir-
viéndose del trabajo de otros, y no les pagando el jor-
rial. Porque dice: Siegan sus mieses por mano de sus
jornaleros, y sus viñas también las vendimian «y hacen
tardar», esto es, detienen y no pagan ó pagan tarde el
jornal á los pobres que los sirvieron. Oira es,. que
añada aquí Job lo que para la prueba de su inlento fal-
taba. Porque pretende que algunos malos viven feliz-
mente, y hasta ahora solamente ha propuesto unos
hombres malos y injustos, y demostrado que los hay en
el mundo , pero no que viven dichosos. Eso pues es lo
qu€ agora demuestra, y dice : uEn el campo su renue-
vo siegan,» que es decir : Y aunque son tales, ni su
campo es estéril ni se les apedrean las viñas, sino an-
tes tierra y cielo les favorece. «En el campo su renuevo
siegan,» esto es, siegan sus mieses en abundancia, que
la tierra les es liberal y no escasa; que ni la niebla las
envanece, ni la seca las disminuye, ni la langosta las
corta, ni la avenida las lleva. «Y viña de malo hacen
tardar.» «Y la viña,» dice, cuyo dueño es malo y injus-
to, «hacen tardar» (pone un número por otro), esto es,
hace tardar en la vendimia, según es grande y abun-
dante su fruto. Pero torna á hacer nueva pintura de hom-
bres injustos prósperos por maneras diferentes y ele-
gantes, para mayor confirmación de lo dicho. Porque
añade :
7 «AI desnudo hacen pasar sin vestidura , no cober-
tura en el frío.»
8 «De avenidas de montes se humedecen, y sin abri-
go abrazan á peña.» Como si dijese : Otros hay, ó estos
mismos vemos, que son tan sin piedad , que sobrán-
IJBRO ÜE JOB. . 403
doles to lo, no tienen corazón para díf vestido á ua
desnudo, y llenos de aforros ellos, no se ap'ndan del
pobre sin vestido en el rigor del frío, que tiembla;
ellos tienen casas suntuosas, y aposen'os en filas y es-
tufas; y á estos fállales la- vestidura y el lecho, des-
nudos en el cuerpo y descubiertos á las injurias del
cielo, la lluvia los baña, y l.i vuelía de una peña es to-
da su casa y abrigo. Y esto signütca, diciendo: «De ave-
nidas de monies se humedecen, y sin abrigo abra-
zan peña.» Y prosigue:
9 «Con violencia despojan pupilos y despojaron los
pobres.» O como el original á la letra : «Robaron de
tetaá huérfano, y sobre pobre prendaron suerte.» No
solo, dice, son desapiadados, mas robadores crueles;
no solo no abrigan al desnudo, mas desnudan y despo-
jan al pobre; no solo le quitan ia hacienda, mas le cau-
tivan también la persona. «Robaron de teta al huérfa-
no.» Esto dice en uno de dos sentidos , ó porque roban
los niños pequeños y desamparados, para hacer'os sier-
vos y venderlos á oíros, según loque cada dia aconiece,
ó conforme á la cos'.umbre antigua, en que los padres
podían vender á sus hijos y pagar á sus acreedores con
ellos. Y ansí, «estos se pagan, dice, de sus logros in-
justos , tomándoles los hijos tiernos á los pobres que
engañan.» Y por eso añade : « Y sobre pobre nrendaron
suerte;» que es declaración de lo que primero había
dicho. Y dice mas casi en la misma sentencia :
to «Desnudos andan sin vestido, y de hambrientos
llevaron gavilla ,» como recapitulando lo dicho; queá
unos no les dan lo que han menester, y á otros les qui-
tan eso poco que tienen; á unos no hacen limosna, y
á otros roban la capa; desapiadados con unos y injus-
tos con oíros , y crueles con todos. Pero dice :
i 1 « Entre sus montones hicieron siesta los que pi-
san lagares y tienen sed. » O según otra letra : «Entre
sus muros farán aceite, lagares pisaron y tuvieron sed.»
La palabra original , que signiíica «la sazón del medio
dia», es muy semejante á otra que significa «el aceite»,
y al parecer nacen ambas como de un mismo princi-
pio. De aquí san Jerónimo traduce sestean, como al
mediodía se liace; oí rus, ((exprimen aceite;» y ansí la
una como ¡a otra letra tienen los mismos dos sentidos
que arriba en el verso sexto dijimos. Porque ó dice
que los jornaleros que sestearon entre los montes de
estos ricos injustos, esto es, que les sirvieron en la
cosecha (porque es muy ordinario en estas letras con
el nombre de una cosa significar otra alguna que le es
allegada y vecina, y al trabajar á jornal es allegado el
sestearlos que trabajan), pues dice que sus jornaleros
de estos, ansí los de la siega como los de ia vendimia,
«tuvieron sed, » para decir que ni les pagaron lo justo
ni les dieron lo necesario, y que vertiéndose en las pi-
las el vino, no tuvieron qué beber esos mismos que las
henchían pisando la uva ; ó, lo que me parece mas cier-
to, dice, como arriba decía, que aunque son injustos,
viven dichosos y ricos , llenos de aceite y de vino, sin
que su cosecha padezca mengua , y sin que haya año
malo para sus heredades, manan en aceite y en vino.
Y dice que «pisaron sus lagares y tuvieron sed », para
mostrar cómo no se harta la codicia mala jamás. Y pro-
sigue diciendo :
404 OBRAS DE FRAY
12 «De ciudad varones gimen, y alma de heridos
vocea, y Dios no lo pasa sin venganza.» Cuando no hay
parte que pida, disimula la justicia ó usa de clemencia
á las veces. Mas estos, dice Job, de que hablo, son in-
justos y son acusados por tales, hay parle que vocea y
que pide venganza. En la ciudad gimen á Dios los opri-
midos , y la sangre de los heridos de ellos y muertos dan
voces ; y con todo eso, «Dios ¿no lo pasa sin venganza?»
Hasede leeer en pregunta, y á que se responda: Pása-
lo sin duda, y ansí, lo disimula como si no lo viese ó
no le locase el remedio; y ansi, aunque malos y aun-
que acusados por tales , ni son condenados aquí ni
azotados ni heridos; pasan sin desabrimiento ó dis-
gusto. Por donde el original á la letra : « Y Dios no
pone mengua, » esto es, falla, desastre ni azote. Por-
que mengua decimos lo que el lexlo dice thifelah, que
es estorbo, estropiezo, disgusto y desastre. Dice :
13 «Y ellos son rebeldes á la luz, no conocen sus
carreras y no estuvieron en sus senderos.» Como si
dijese : iN'o los castiga aquí Dios, dado que ellos son re-
beldes á la luz, y no conocen ni curan de sus carreras.
Y dijo con adverlencia «la luz», mas que la virtud ó
la razón ó lo justo, por hacer el encarecimiento mas
vivo. Porque es como si mas claro dijera : Ellos huyen
de la luz y son claros; son enemigos de la claridad, y
viéneselesá cásalo que es ilustre en el mundo; aman
las tinieblas del error, y andan ricos, resplandecientes,
ilustres; caminan á escuras, y no tropiezan en desas-
tre; andan sin estrella de guia, y nunca yerran el ca-
mino de la buena dicha ; su trato es de la noche , y
sucédenles las cosas corno si las negociasen de día. Y
porque habló de la luz de la razón , como jugando del
vocablo, se pasa á la maniliesla y visible, y dicelo que
algunos malos con ella hacen; y como de otro princi-
pio, torna á poner diferentes maneras de ellos, que pa-
ra serlo se sirven unos del día y otros de la noche , y
pasan sin revés toda la vida. Dice :
14 «A la luz se levanta maiii ¡or, mata pobre y men-
digo, y en la noche es como laüron.» Gomo diciendo :
Aunque son rebeldes á la luz, como digo, de ellos hay
que no eslán mal con la luz ; la de la razón huyen; mas
aman esta visible, y de ella se sirven ; que el salteador
sale con ella á degollar al caminante pobre que seguro
camina. Y aun quiere también decir que es en tanto
verdad algunos malos gozar en paz de esta vida, que
parece ser suya y para ellos solos hecha y ordenada,
• para que ejecuten su inlonlo. Y ansí, les sirve á unos
con una cosa y á otros con otra para obrar su maldad ;
que al salteador le sirve la luz del dia pura bañar con
sangre inoconlc los caminos, y al adúlloro la uoclie
para amancillar los lechos ajenos. Y ansí dice :
15 «Ojo de adúllcro esperó anochecimicnto, dicien-
do: No me verá ojo, pondrá faces en encubierto » Que
parece se hizo á propósito de su deseo la noche , que
le encubre y como le guia á su mal hacer. Y ansí,
dice que pondrá sus faces en encubrimieiilo, porque le
disimulará con el velo do su sombra para que conoci-
do no sea. Y lleva cslo adelante Job, y por una mane-
ra poi'lica diviértese á relatar las condiciones de estos
que aman para sus malelicios la noche. Y dice :
16 «Horadan casas en las linleblas; como de dia lo
LülS DE LEÓN.
determinaron consigo, no conocieron la luz.» Entre
dia, dice, trazan lo que después en la noche ejecutan.
Mas lo que decimos «como de dia lo determinaron con-
sigo», el original á la letra dice « de día sellaron sobre
sí»; que, ó se puede entender como san Jerónimo dijo,
porque sellar es determinar firmemente; ó quiere de-
cir que estos malhechores nocturnos de dia eslán cer-
rados y como sellados en sus moradas , encubiertos de
dia para de noche no dejar indicios de sí , y durmiendo
y descansando mientras hay sol , para despertar y tra-
bajar en poniéndose. Y ansí , dice que « no conocieron
la luz», ó como el original dice, «no entendieron luz»,
porque, como aves nocturnas, no la vieron de sus ojos.
O porque entender en esta lengua significa á las veces,
como en la nuestra, «obiar y ocuparse,» dice que «no
enleadieron luz», porque, como ha dicho, es proprio á
los tales el dormir y el estar ociosos de dia. Y ansimis-
mo les es natural lo que añade :
17 «Si les sobreviniere la aurora, tíénenla por som-
bra de muerte, y ansí andan en las tinieblas como en la
luz.» O lo que dice el original, que es lo mismo : «Que
juntamente mañana á ellos, sombra de muerte, cuando
la reconociere, espanto ó sombra de muerte.» «Que jun-
tamente mañana á ellos,» esto es , cuando se junta con
ellos y les sobreviene la mañana, y cada vez que apun-
ta la aurora les es como « sombra de muerte »; convie-
ne á saber, porque para ellos y para sus hechos la no-
che es luz, y el dia horror y tinieblas , y ansí le temen
antes que nazca ,. y en naciendo, como atemorizados y
espantados, le huyen. Y por eso añade :
18 «Ligero él sob'-e faces de aguas, será maldecida
su parle, en la tierra no andará camino de viñas.» Que
es decir que huyen del dia luego que aparece, ligeros,
por no ser conocidos ni vistos. Y dice los lugares don-
de se recogen, que son desiertos y descaminados y co-
mo á las cosías del mar, porque en aquella tierra debía
ser lo mas desierto de ella á la marina. « Ligero, dice,
sobre faces de aguas,» esto es , por no ser visto, huye
con presteza á sus escondrijos, que es á la costa del mar.
«Maldecida su parle en la tierra, » esto es, y se recoge
al lugar de su morada, que es lo peor de la tierra; con-
viene á saber, lugar maldito, esto es, desierto, infruc-
tuoso y estéril, y no cultivado con sembrados y vmas,
y por la misma razón no frecuentado de hombres, por-
que con la soledad están mas seguros, Y no es ajeno
de esto mismo lo que se sigue :
19 «De calor demasiado pasa á aguas de nieve, y
hasta el infierno su pecado.» Porque dice : Y no duran
en este mal hacer un dia solo ó algún espacio peque-
ño, en verano y en invierno se emplean en este crudo
ejercicio, en el eslío caluroso y en el tiempo frió y
nevado, y en cuanto la vida dura, y hasta entrar en la
huesa, perseveran robando. Dando en esto á enlender
que !io ;e5 rompe el hilo del malhacer ni los remueve de
su dañada vida y costumbres ningún suceso admira-
ble ni azote , sino al revés, que hacen mal y les sucede
bien , y ansí, llevan siempre y en todo tiempo, y hasta
el fin de la vida, su maldad adelante. Y lo que el origi-
na! á la letra dice aquí, significa esto mismo, auuijue
algunos, y no bien, lo entienden por diferente manera.
Porque dice ; aSecura y calor roban , aguas de nieve,
EXPOSICIÓN DEL
sepultura pecan ; » que es decir que roban en el tiem-
po seco y caluroso y en el lluvioso y nevado, y que
pecan sin estorbo ni contraste hasta la sepultura. Pero
añade :
20 «Olvídese del la piedad, su dulzura gusano, no
sea mentado, sea quebrantado como palo sin fruto.» O
como el original á la letra : « Olvidarse ha del piedad,
tomará gusto suyo gusano, mientras no será mentado
y será quebrantado como palo, tortura ; » que es difi-
cultoso de entender, mirando lo que Job aquí pretende,
y comparando con ello las declaraciones de algunos.
Porque se persuaden que Job por estas palabras quiere
decir que estos injustos y tiranos y robadores que ha
dicho, paran en mal, y que la fortuna los derrueca, y
la muerte los acaba y pone en olvido perpetuo, y no
miran ni advierten que decir esto es afirmar lo contra-
rio de lo que pretende decir, y que es hacer la causa
de sus amigos, y convenir con ellos, y condenarse á sí
mismo. Porque, como al principio dijimos, y habemos
repelido muchas veces después, su intento de ellos es
que los malos en esta vida siempre son castigados, y
que si florecen un poco, se marchitan aquí luego y se
secan; y Job, por el contrario, porfia que esta reglano
es cierta, sino que muchas veces sucede hombres per-
versos vivir aquí descansados; y á este propósito en-
dereza todo aqueste capítulo, á que contradice si ago-
ra dijese que caen desastradamente de su felicidad es-
tos malos. Por donde es necesario decir, ó que este
verso no es afirmación de lo que sucede, sino deseo de
que ansí sucediese (que es natural siempre que hacemos
memoria de lo bueno desearle felicidad , y de lo malo el
contrario, y romper en alguna palabra ó señal que dé
muestras de este deseo; y ansí, Job, que contaba la
maldad de esta gente , no pudo no aborrecerla , y abor-
reciéndola , divertirse á desear aquí su castigo, no por
decir que los castigaban aquí, sino por desear que los
castigasen ) ; así que, es necesario decir que es deseo,
ó que habla , no de esta vida, sino de lo que pasa en
la otra; que, como había dicho que perseveraban en su
maldad hasta la huesa, dice ahora que en llegando á
ella se les trocará la ventura, y los olvidará la piedad,
y se tornarán en gusanos , y perecerán en la memoria
de todos y como cosa sin fruto. O, lo que por mas cier-
to tengo, repite por otras diferentes y elegantes mane-
ras la misma sentencia de arriba , diciendo que «se ol-
vidará del la piedad», estoes, que no hará morada en
sus entrañas y pecho, y que « los gusanos le come-
rán», esto es, que perseverarán sin contraste en el mal
hasta la muerte , y que «mientras, no será mentado, y
será quebrantado como palo», esto es, hasta el fin de la
vida, adonde fenece el recuerdo, y las facultades natu-
rales se quiebran , durará su tortura, esto es, se pros-
perará su injusticia. Por manera que dar gusto á los
gusanos, no ser mas mentado, ser quebrantado ó cor-
tado como árbol sin fruto, son el morir, dicho y varia-
do por tres diferencias sacadas de lo que sucede en la
muerte; y el olvidarse es no conocerle, ni entrar por su
casa es, digo, siempre ocuparse en maldad. O sin
duda la piedad que del se olvida es Dios piadoso, no
solo cuando beneficia , sino cuando castiga , porque
con la pena sana y abre camino para derramar su cle-
LIBRO DE JOB. 405
mencia. Y ansí , el olvidarse la piedad de estos hom-
bres , es decir que los deja Dios ir por sus apetitos,
sin enfrenarlos ni siquiera recogerles la rienda, sin
darles sofrenada ni azote; que sise los diera, fuera
piadoso con ellos , y en no hacerlo se les muestra jus-
ticiero y severo, porque es sin duda grave mal dejar-
nos Dios aquí sin castigo. Añade :
21 «Apacentó á la estéril que no pare, y á la viuda no
hizo bien.» Estos mismos, dice, de que hablo, á las de-
más injusticias suyas ayuntan estas crueldades también,
que hacen mal á la viuda y á la estéril. Dijo que eran
sin piedad, olvidados del todo ellos de ella, y ella de
ellos; dice agora en particular un ejemplo, porque dice:
Apacientan la estéril , y no hacen bien á la viuda. Ha-
cer mal á las mujeres en general es cosa muy inhuma-
na ; que su flaqueza natural , y la blandura de su con-
dición , y el servicio que recebimos de ellas y las deudas
que les debemos por ser nuestras madres, nos obligan á
su servicio y respecto; mas en particular, tratar mal á las
necesitadas y desnudas de abrigo, que ni tienen marido
ni hijos , es fiereza gravísima. «Apacentó, dice , á la es-
téril que no pare, y á la viuda no hizo bien.» Es uso y
forma dehablar, algunapalabraquese poneenlaprimc'
ra parte de un verso, sin ponerla en la segunda , tener-
la por puesta ; y al revés , la que se pone en la postrera
traspasarla á la primera. Y ansí, decimos aquí que aquel
no do se dice « y no hizo bien á la viuda», se traspasa
al principio , diciendo : « No apacentó á la estéril que
no pare, y á la viuda no hizo bien.» Y aun decimos
que la palabra original tiene la misma fuerza y uso que
en castellano el pacer, que unas veces es del que apa-
cienta el ganado, y decimos que pace el pastor sus
ovejas, y otras de ese mismo ganado que pace la yer-
ba. Y podremos , según esto, decir : «Pació la estéril
que no pare , y á la viuda no hizo bien ; » que es como
si mas claro dijera que estos pacen, esto es, comen y
tragan las estériles , y no hacen bien á las viudas. Erí
que pinta Job unas malvadas gentes, de quien Cristo
dijo mucho después (Matlh., 23, 14) que les comen á
las viudas las casas, fingiéndose santos; y no á las viu-
das solas , sino á las doncellas hacendadas y huérfanas,
que por las estériles y que no paren se entienden aquí.
Porque á estos dos géneros, que por ser mujeriles son
fáciles, y por carecer de dueño no tienen guarda en la
puerta, y por esta falta de arrimo admiten con alegría
á cualquiera que se les quiere arrimar, acuden luego
estas aves , y coloreando con largas devociones y oracio-
nes su entrada, negocian su interés y regalo, y llegán-
dose á ellas , allegan sus riquezas á sí, y pareciendo
que las santiguan , las chupan dulcemente la sangre, y
como dice singularmente Job, pácenlas y no les hacen
bien. Porque , profesándose por bienhechores suyos y
por gobernadores de su vida y su alma , en lugar de
hacerlo así, hinchen su bolsa y dejan vacía á la huér-
fana y viuda. Y prosigue :
22 «Derrocó fuertes con su fortaleza, levantarse ha,
y no fiará en la vida.» Lo que decimos derrocó, en el
original es propriamente extender ó alejar arrojando.
Y ansí, dice agora que de estos, no solamente los que
poco pueden y son fáciles de engañar son engañados ,
mas también con los poderosos son violentos y fuertes;
406 OBRAS DE FRAY
á todos acometen y á todos vencen , á los flacos chu-
pan y á los fuertes derruecan. Y dice que los alejan y
arrojan á semejanza de los que tiran con honda , para
mayor demostración de su injusto poder, con que á los
mas valientes arman en un punto un traspié, con que
los derruecan al suelo y los alejan de su descanso muy
lejos. Y lo que dice «y levantarse ha, y no liará en su
Tida», dícelo, no del que arroja, sino del arrojado y
caido; y á mi parecer dícelo perseverando en la seme-
janza misma que he dicho, del que es arrojado de otro
mas poderoso con violencia y con fuerza , como el toro
arroja al que coge en los cuernos ; que de la manera
que el caiao ansí levanta la cabeza y el cuerpo con de-
seo de huir y apartarse del toro, y por otra parte teme
ser visfo de él al alzarse, y siendo acometido otra vez,
tornará venir á sus manos, y un mismo deseo de huir
le mueve y le detiene, ansí dice Job que estos , como
toros bravos y animales fierísimos , no solo huellan y
deshacen lo pequeño y lo flaco, mas á lo fuerte y pode-
roso acometen y derruecan, y arrojan de sí con tanta
braveza , que los arrojados , por apartarse de otro gol-
pe, querrían levantarse , y por no despertarlos otra vez
con su vista, no osan bullirse, y hacen de los morte-
cinos por no quedar muertos del todo. Dice mas :
23 «Diüle Dios lugar de penitencia, mas él usó del
en soberbia, sus ojos en sus carreras.» El original á la
letra : oDarále á la confianza y estribará, y ojo suyo
sobre caminos de ellos ; » que por ser tan cortado , da
lugar á diferentes sentidos. San Jerónimo lo aplica á
Dios, y entiende y traslada de esta manera : Darále,
conviene á saber. Dios á este injusto y malo que digo,
«á la confianza,') esto es, espacio en quo se convierta,
y no le corlará la vida luego ni le cerrará la entrada al
perdón. Mas «él estribará», eslo es, afirmarse ha mas
en su mal hacer, y atribuirá su buen suceso á sus fuer-
zas, y del disimular Dios con él y esperarle tomará oca-
sión de soberbia. « Y ojo suyo en carrera de ellos,» es-
to es, y Dios lo ve y advierte, y con todo eso, pasa por
ello y disimula. Que es decir Job lo que hace á su in-
tento, de que hay muchos malos á quien Dios aquí no
castiga. Otros no lo aplican á Dios, sino al hombre vió-
lenlo y injusto, y dicen así, que este al que una vez
derrueca, le da la mano algunas veces por respecto de
algún inicrés que pretende , pero tráele sobre el ojo,
para en viendo ocasión tornar á hundirle , y déjale en-
gordar un poco para comerlo después , y juega con él,
como el gato con el ratón, que le suelta y le prende, y
al lin le degfmlla. Y según esta manera, á lo que yo en-
tiendo, persevera todavía Job en la semejanza de la bes-
tia fiera y del toro, quo, como sabemos, cuando prende
á uno, le arroja, ge para y le mira, y llegado á 61, le hue-
le para ahinojar sobre él, si está vivo. Ansí, dice, estos
paran después que han derrocado, y dan á los caídos
con este e^',mcío esperanza de huir, mas están atentos
y los ojos abiertos , para cerrar con ellos luego que se
levanten. Y con esto viene á pelo y como nacido lo que
luego se sigue. Porque dice :
24 n Alevantáronse un poco, y no permanecieron. »
O como el original dice : « Y no él , y son humillados,
como loros son cerrados, y como cabeza de espiga son
corlados.» «Alevantáronse un poco,» conviene ú saber,
LUIS DE LEÓN.
los arrojados y caídos; eslo es, alzaron la cabeza por
ver si se les apartaba la fiera, mas ella no se aparta ni
los aleja, antes entonces los acomete de nuevo, y los
huella y acaba, y hace de ellos lo que de los flacos ha-
cia, y los encarcela y corta la cabeza con la facilidad
que se corla la espiga. Y sin duda es así, que los que se
apoderan con violencia, para justificarse, dejan alas
veces respirar un poco á los que oprimen , y están co-
mo en vela , con fin de que respirando hagan algo en
que al parecer se desmanden, para por esta causa des-
truirlos del todo, y velan siempre sobre ellos, y con la
menor demostración los destruyen. Y dicho eslo, con-
cluye y dice :
2o «Y si no, agora ¿quién me desmentirá y pondrá
ante Dios mi palabra?» Como diciendo : Esto pasa co-
mo digo, y si decís que no, ¿quién de vosotros me pro-
bará lo contrario , ó me convencerá de falso delante de
Dios? Y dice «delante de Dios» con particular adver-
tencia, que es tribunal de verdad ; porque en el suyo de
estos amigos, y en el juicio que hacían, esta su razón
de Job condenada estaba por falsa, y él lo entendía. Ver-
dad es que donde decimos «pondrá delante de Dios»,
podemos decir « y pondrá por nada » , porque el ori-
ginal lo consiente. \ dirá que ¿quién, por mas que afile
el ingenio, «pondrá por nada,» esto es, deshará lo que
ha dicho, siendo cosa que se ve por los ojos y se toca
con las manos en mil ejemplos que en la vida se ofre-
cen?
CAPITULO XXV.
ARGUMENTO.
Como Job se había justificado tanto en su razonamiento, intenta
Bildad Suhites confundirle, tomando por principio para inferir
maldades de Job lo terrible y delicado del juicio de Dios , cu-
yos ojos hallan mancha en las criaturas mas lucidas y perfectas
del universo.
1 Y respondió Bildad el de Suhi y dijo :
2 Poderío y pavor con él, hacedor de paz en sus al-
turas.
3 ¿Por ventura tienen cuento sus escuadrones ?-Y¿ so-
bre quién no levanta su luz?
i Y ¿en qué manera se justificará varón con Dios, y
cómo se alimpiará nacido de mujer?
5 El), liasia luna no esclarece, y estrellas no son limpias
en sus ojos.
6 ¿Cuánto mas varón gusano, y hijo de hombre gu-
sano?
EXPLICACIÓN.
ñ «Y respondió Bildad el de Suhi.» Responde Bil-
dad á Job, y no responde al propósito , ni le redarguye
de falso en lo que de hecho dice, sino en lo que se ima-
gina él que quiere decir. Job decía que Dios en esta
vida muchas veces no azota á los malos, y decíalo para
que de su azote no arguyesen que él lo era , como en
realidad de verdad lo argüían. Mas parécelc á Bildad
que decir esto Job es decir que Dios es injusto, y no
sabe concertar enire sí hacer justicia Dios y sor azo-
tado Job no siendo malo. Y ansí, no cura de probar que
castiga aípií Dios á los malos, sino prueba y afirma que
Dios es poderoso y grandísimo, y que es desatino te-
nerse delante del por justos los hombres. Porque le pa-
rece que, siendo eslo cierlo, no se compadece con ello
EXPOSICIÓN DEL
lo que Job afirma, del pasar en esta vida sin castigo los
malos, y de estar sin culpa él, estando, como está, cas-
tigado ; y le parece que no condenarse por malo Job es
condenar á Dios por injusto. Y ansí vuelve por la jus-
ticia de Dios, contra la cual ni Job decía, ni se colegía
de su dicho con verdad cosa alguna. Pues dice :
2 « Poderío y pavor con él , hacedor de paz en sus
alturas. » Como diciendo : Sí fuese ansí como dices, no
seria Dios como es. ¿No sabes que es poderoso y espan-
table, y hacedor de justicia? «Poderío y pavor con él.»
Quiere decir, no que tiene poder solamente, sino que
es la fuente de la majestad y poder, y no solo dice po-
der de fuerza, sino de gobierno y de mando; y ansí, que
Dios tiene el imperio de todo, y la fuerza para ejecu-
ción de su imperio, y que lo tiene, no prestado ni con
miedo, sino proprío y que está «con él», esto es, que
le viene de suyo. De lo cual lo primero le hace gran-
dísimo, y lo segundo espantable y pavoroso, y ambas á
dos cosas demuestran claramente que es justo. Porque
aunque á las veces gobierna y manda la maldad, pero
nunca le viene de suyo el mandar; sola la justicia y la
verdad es natural para el mando. Por donde, decir que
la divinidad es emperadora de suyo, es decir que es
justísima. Y conforme áesto, añade y dice que es «ha-
cedor de paz en sus alturas», que es decir que pone
en orden y gobierna con rectitud las criaturas mas al-
tas ; como arguyendo que si pone en lo poderoso con-
cierto, no dejará desconcertado lo flaco, y si da ley á
los ángeles, no consentirá que vivan sin ella los hom-
bres , y si ordena á los inmortales , no querrá que los
mortales anden sin orden, y seria visto quererlo, si no
hubiese castigo con que lo que se desordena se emien-
de. Y dice en el mismo propósito :
3 «¿Por ventura tienen cuento sus escuadrones? Y
¿sobre quién no se levanta su luz?» No hay número, di-
ce, de sus escuadrones. Prueba elinflnito poder de Dios
por la majestad de su casa, y por la muchedumbre sin
cuento de sus ministros demuestra su grandeza sin fin.
Y llama escuadrones á las criaturas de Dios, por las di-
ferencias de ellas , y por la orden que cada una tiene
en su género, y por la fortaleza de todas, y por la pres-
teza con que acuden á los llamamientos y mandamien-
tos de Dios. Porque cada género de cosas ordenado por
sus subjetos y especies, es como un escuadrón de sol-
dados concertado por sus hileras. Y como el escuadrón
á un tocar de trompeta, y auna seña que el capitán ha-
ce, acomete ó se retira, ó se extiende ó se aprieta, ó se
tuerce por diferentes maneras , ansí á las escuadras de
las cosas criadas con un silvo las mueve Dios por do
quiere. Por manera que en decir escuadrones , signi-
fica que es capitán Dios y gobernador; y en decir que
«no tienen cuento», demuestra que se gobiernan todas
por él, como lo declara diciendo: «¿Y sobre quién no
se levanta su luz?» Porque el gobierno es guia, y la
guia luz, y ansí queda averiguado, siendo luz de todo,
ser el gobierno general de las cosas. Sigúese :
4 « Y ¿en qué manera se justificará varón con Dios,
y como se limpiará nacido de mujer?» Aplica lo dicho
á lo que pretende, y concluye diciendo : Pues si á Dios
le es natural el ser señor y el ser justo, y es, por mejor
decir, el señorío y la justicia misma, «¿ cómo se justi-
LIBRO DE JOB, 407
ficaráel hombre con Dios?» Adonde lo que dice, «con
Dios ,» ó vale tanto como comparado con Dios (y en-
tendido ansí , concluye bien y dice verdad , porque no
hay comparación con el que es de suyo justo, y el que
participa y mendiga de otro su bondad y justicia ; pero
no habla á propósito, porque ni se duda dello, ni se con-
cluye el intento de que Job es malo por ser Dios mas
justo que él y mas bueno), ó vale «con Dios» tanto
como en los ojos y en el juicio de Dios, y esto hacia mas
al propósito , porque era decir que Dios juzgaba á Job
por malo. Mas no se colige bien de lo dicho, que no se
sigue que Dios , por ser infinitamente justo , juzga por
malo á todo lo que no es él. Porque en este juicio no
pide á las criaturas que tengan con él otra tanta justi-
cia, sino aquella sola que á cada una es debida según
su razón, ni las mide por lo que es él en sí, sino por lo
que deben ser ellas. Y como en lo natural , en que son
infinitamente menos perfectas que Dios, si tienen lo que
á su medida conviene , Dios las tiene por buenas y las
llama ansí, como se escribe en el Génesis (a); así en lo
moral, dado que no igualan con infinitos quilates á Dios,
si tienen lo que suelen y les demanda , son tenidas de
Dios por justas. Ansí que, Bildad, de haber asentado que
Dios es la justicia, no concluye bien que en su juicio
lodos los hombres son malos. Bien es verdad que ten-
drían trabajo todos si por todo rigor lo llevasen , no
porque él es justo de suyo, ni porque nos pide que sea-
mos tan justos, sino porque en eso mismo que nos pide
y debemos ser, hacemos mil faltas y pasamos nuestra
ley, y faltamos de nuestra medida en cuanto en esta
vida vivimos. Que aunque el justo puede hacer y hace
algunas obras perfectas, otras también hace que no
son ni perfectas ni buenas; porque ninguno se apura
tanto aquí, que no tenga alguna imperfección ó pecado
ligero. Mas esto no lo niega Job, ni contradice á lo que
afirma y pregona de sí, que es no haber pecado de ma-
nera que mereciese tan grave y riguroso castigo. «Y
¿en qué manera se justificará varón con Dios, y cómo
se limpiará nacido de mujer?» Lo que decimos' i;aro«,
en el original es una palabra que significa el olvido ; y
lo que decimos «nacido de mujer», según la proprie-
dad de su origen, quiere decir muy nacido de mujer.
Y contrapone bien estas dos cosas en el hombre con
las dos que dio á Dios, con quien le compara. En Dios
puso poderío y luz de justicia, pone en el hombre errar
de ceguedad y flaqueza; ceguedad, en darle nombre de
olvido y desacuerdo, que es un género de no saber; fla-
queza, en nombrarle hijo de una cosa tan flaca; que los
hijos á los padres salen , y lo vil no puede engendrar
fortaleza. Y como en Dios puso el poderío y la justicia
en lo sumo, ansí al hombre da extremo de ceguedad y
flaqueza. Que olvido y desacuerdo no es ignorar como
quiera, sino es un no saber en que no queda rastro de
sciencia; y nacer muy hijo de mujer no es mal ordi-
nario, sino mal en hábito y mal lanzado en los huesos.
Y si la mujer en las letras sagradas es flaqueza y livian-
dad y melindre, el hijo de esto ha de ser lo puro de
ello y la flor. Y si son en ellas mismas llamados hijos
de una cosa los que tienen mucho de ella y los que la
poseen con gran eicelencia, como hijo de guerra el be-
(a) Gen., <,,
408
OBRAS DE FRAY
licoso, y de paz los que son muy pacíficos , cierto será
que llamar al hombre de mujer hijo, es llamarle extre-
mado en todo lo que dice mujer, en miseria, en vileza,
en poco ser y substancia. Y si liijo es esto, muy hijo y
por hábito hijo y en los tuétanos hijo, como el original
de este verso denota, ¿qué no será? Mas prosigue:
5 (( Eh, hasta la luna no esclarece, y estrellas no son
limpias en sus ojos.»
6 « ¿ Cuánto mas varón gusano, y hijo de hombre gu-
sano?» Es argumento que llaman de lo mas á lo me-
nos, por manera de negación, ^y es buen argumento;
porque lo que falta á quien mas le conviene, no se ha-
llará en quien menos le compete. La luna y las estre-
llas, que son moradas de luz, ante Dios son escuras;
luego mas lo será el hombre mortal y el hijo de padre
mortal. Pues dice : « Veis, hasta la luna,» que es decir,
veis, hasta la luna misma, que tan pura y blanca se nos
muestra, «no esclarece,» conviene á saber, «en sus
ojos » ( que se traspasa del fin del verso esta palabra al
principio), y no es clara en sus ojos si, como dijimos,
la compara consigo ; que si la mide por lo que á ella
conviene, tiénela por buena y por clara. «Y las estre-
llas,» que son también cuerpos de luz, «no son limpias
en sus ojos,» esto es , en su comparación no se tienen
por luces. «¿Cuánto mas varón gusano?» estoes, cor-
ruptible; que significa por el efecto la causa, porque
de la corrupción nace el gusano. « Y hijo de hombre
gusano,» esto es, corruptible también , de manera que
por sí y de su linaje es miseria. Pero de ser corrupti-
ble, ¿cómo se arguye que es pecador el hombre? Ar-
guyese lo uno, porque lo corruptible es mudable , y lo
mudable flaco, y lo flaco es ocasionado á faltar ; lo otro,
porque la corrupción del hombre nació del pecado, co-
mo san Pablo (a) dice : « Por un hombre entró el pe-
cado en el mundo, y por el pecado la muerte. » Y ansí,
acordarle al hombre que se convierte en gusanos y
que nació de padres gusanos , es decir que de naci-
oienlo es pecador el hombre.
CAPITULO XXVL
ARGUMENTO.
Sentido Job de iiic Rililad liicicse como parte propria suya la
defensa de la divinn Justicia, le dice que Dios no tiene necesi-
dad de que él le defienda, por ser todopoderoso y sabio; y con
esta ocasión alaba Job el divino poder y le engrandece por muy
gallarda manera.
i Y respondió Job y dijo :
2 ¿A quién ayudaste? ¿A quien no tiene fuerza?; Sal-
vaste brazo no fuerte?
3 ¿A quién aconsejaste? ¿A quien no tiene ciencia? Y
¿n)rinifeslasle tu mucho saber?
i ;,A quién enseñaste palabras? ¿Al que fabricó tu re-
suello?
5 Ves, los gigantes gimen so la agua, y los que moran
con ellos.
6 El infierno descubierta su cara, y no tiene velo la per-
dición.
7 Extiende setenlrion en vacío, y cuelga sobre nada la
tierra.
8 Hccoge en sus Dubes las aguas para que no des-
ciendan á una.
(a) Ad rom., cap. 5, v. U,
LUIS DE LEÓN.
9 Aprende faces de asiento, y esparce niebla suya so-
bre él.
iO Con término cercó en derredor la faz de las aguas
hasta que la luz y las tinieblas se acaben.
M Colunas de cielo tiemblan, y se espavorecen á su
increpación.
i"2 En su fortaleza ayunta los mares y con su saber hi-
rió al soberbio.
15 Su espíritu adornó los cielos, y negociandosu mano
salió la torcida culebra,
14 Ves, estas partes de sus carreras, y cuan pequeñi-
ta palabra oímos de ello ; el tronido de su grandeza ¿ có-
mo será percebido?
EXPLICACIÓN.
i «Y respondió Job y dijo. » Burla Job de Bildad en
este capítulo, pero no convienen todos en decir de qué
burla. Unos dicen que pretendió probar la providencia
particular que Dios tiene, y que no la probó, y que an-
sí Job le escarnece ; y por consiguiente trasladan los
versos segundo y tercero y cuarto de esta manera:
«¿Con qué ayudaste lo flaco? ¿Cómo salvaste con fla-
queza de brazo? Cómo determinaste sin sabiduría? Y
¿piensas quemostraste gran saber? ¿Cuyas palabras ma-
nifestaste, y cuyo espíritu salió de tí?» Como diciendo
con ironía, disimulación y escarnio : ¿Quién te ense-
ñó, ó quién fué tu maestro, para confirmar tan flaca-
mente tu sentencia flaca, y para favorecerla con brazo
tan débil? Mas este parecer, aunque es del Parafraste
caldeo , no viene con lo que se sigue después. Y ansí,
considerándolo todo, trasladaron los griegos mejor aquí,
á quien siguiendo san Jerónimo, dice :
2 «¿A quién ayudaste? ¿Por ventura á quien no tie-
ne fuerza?» Según lo cual escarnece Job en Bildad, no
de la providencia, que no probó, que eso es ajeno de lo
que agora se trata , sino del querer volver por la gran-
deza de Dios, como si estuviera en peligro; y ya que
volvía, lo poco que della supo rlecír. Porque en lo pri-
mero, lo uno, agravió á Job, dando á entender que no
sentía bien de Dios, pues él en respuesta suya volvía
por Dios , y lo otro, hizo una cosa excusada, porque
ninguna cosa es mas manifiesta que la grandeza divi-
na; en lo segundo anduvo muy pobre en argumento,
que de suyo es tan extendido y copioso. Y ansí, Job, bur-
lando del, cuanto á lo primero, dice que fué el suyo
trabajo excusado, que sin causa y por qué vuelve por
Dios, á quien él alaba, y cuya grandeza y justicia co-
noce y confiesa, y que él en si está tan alabado, tan
poderoso y tan fuerte. Y cuanto á lo segundo, añade,
alabando á Dios , lo menos que Bildad había dicho de
sus loores. Pues dice: «¿A quién ayudaste? ¿Por ventu-
ra á (piien no tiene fuerza?» Tomaste, dice, la cau-
sa de Dios, como si él no tuviera saber ó poder para de-
fenderla, y juzgaste por perdido su negocio si tú no
salías á la defensa; engañándole en todo, ansí en pen-
sar que corría peligro como en creer que el socorro es-
taba en tí. ¿Tan ílaco te parece Dios, tan falto de fuer-
za, que tiene necesidad de la tuya? «¿Salvaste, dice,
brazo no fuerte?» Y añade:
3 «¿A quién aconsejaste? ¿A quien no tiene sciencia?»
Que lo dice en la misma razón de haberle parecido á
Bildad necesario apoyar el saber, el poder y la justicia
de Dios, siendo ansí que ni Job ni otro alguno hacía
EXPOSICIÓN DEL
cuestión de ello ni duda. Mas dice: «Y manifestaste tu
mucho saber;» que es disimulada ironía, diciendo: He-
cisle gran plaza de lo que sabias , á fin de responder por
la sabiduría de Dios. Porque en realidad de verdad no
fué casi nada lo que en esto bablú, dos palabras solas,
y esas manifiestas y de poca importancia. Mas aquí el
original dice ansí; «¿Y esencia en muchedumbre he-
ciste saber?» Que es preguntarle, conforme á la figura
que sigue, si le parece que con su razón ha enseñado
al que es esencia en muchedumbre, esto es , al que tie-
ne en sí las esencias y las razones de todas las cosas,
y que por la misma razón las sabe y entiende y conoce;
porque al ser se sigue el saber. Y prosigue en el mis-
mo propósito, y dice:
4 «¿A quién enseñaste palabras? ¿Al que fabricó tu
resuello?» Porque cierto es que el autor y artífice del
aliento y del espíritu sabe y entiende mas que quien
recibe el espíritu. Enseñas , dice, á hablar al que hizo
la habla , al que hizo el aliento con que se forma y ar-
lieula, esto es, al mismo maestro. Que en el original
es al pié de la letra: «¿A quién anunciaste palabras, y
espíritu del salió de tí?» En que esto postrero podemos
declarar en una de dos maneras. Una: «¿A quién, dice,
enunciaste palabras?» estoes, ¿por quién has tomado
la mano de hablar, como si él fuese mudo? ¿Por ventu-
ra por Dios ? Pues dime , ¿salió de tí el espíritu de Dios,
6 el tuyo dél?¿Dístele tú vida, ó al revés, él inspiró en tí
aliento y palabras? Que alude alo del Ge?jes/s (a), donde
dice que ciformó Dios al hombre de la tierra, y le inspiró
resuello de vida». Como diciendo con mofa: Hablas por
é!, como si él no supiese , como si fuese hechura tuya,
como si le hubieses inspirado la vida. Otra manera es,
que en esta segunda parte se vuelva á Dios y hable con
él, como maravillándose del poco saber de Bildad, y
diciendo: ¿Por quién razones y hablas? Mas ¿qué des-
acuerdo, Señor, que siendo hechura tuya, y habiendo
recibido de tí el aliento y el alma, presuma de ense-
ñarle ó le parezca que padecerá sin su defensa tu ser?
Y dicho esto en mofa y reprehensión de Bildad, abre su
boca toda en alabanzas de Dios, y por lo poco que Bil-
dad dijo , dice él muchas cosas. De que es la primera:
5 «Ves, los gigantes gimen so las aguas, y los que
moran con ellas.» O como dice otra letra: «Ves, los
muertos serán formados so las aguas , y los que moran
en ellas;» que ambas letras engrandecen á Dios. Por-
que la primera hace alusión al diluvio, adonde Dios
mostró su juiticia en la severidad del castigo, y su po-
der en anegar al mundo con tanta facilidad y presteza;
y la segunda muestra el poder y saber de Dios en la
creación de las cosas, que por medio déla humedad las
produce. Y no solo en esta luz, adonde el hombre la-
bra y el sol resplandece , y el cielo y las estrellas in-
fluyen mas derechamente y mas fuerte; mas en los
abismos mas hondos y debajo de los mares mas altos
produce criaturas extrañas, y da vida adonde al pare-
cer no se puede vivir. Y á la verdad, aunque todos los
elementos están llenos deestas obras divinas, en nin-
guno se ven cosas criadas en mayor copia , ni en ma-
yor diferencia , ni con mayor estrañeza , que en la mar
y las aguas. De que David en el salmo (6), «este mar,
(o) Gen., cap. 2 , v. 7. (*) Ps. 103, ?. 26, 27.
LIBRO DE JOB. Í09
dice , grande y de grandísimos brazos, en él reman ani-
males que no tienen cuento, animales grandes y ani-
males pequeños sin número.» Prosigue:
6 «El infierno descubierto á su cara, y no tiene cu-
bija la perdición ,» entiéndese, ante sus ojos. En el pa-
sado dijo del poder , en este del poder y saber. Porque
en Dios, adonde llega la vista alcanza la mano, y á lo-
do está presente, por ser y por saber y virtud. «El in-
fierno , dice , le está descubierto. » Infierno llama el cen-
tro y lo mas hondo y escuro. Que es decir: En lo mas
escuro ve , y lo mas secreto y ascondido le es claro, y
no hay velo ni cubija para él en cosa ninguna, la per-
dición misma conoce. Y llama perdición lo mismo que
infierno ; porque lo que cae allí se pierde , y es sin uso
y sin provecho todo lo que yace escondido en inaccesi-
bles y hondos lugares. Dice mas :
7 «Extiende setentrion en vacío , y cuelga sobre nada
la tierríK» Selentrion llama á todo el cielo, entendien-
do por figura el todo en la parte. Pues dice , en testi-
monio de la fuerza y sabiduría de Dios , que hizo la tier-
ra y el cielo , que es decir, todas las cosas que la Sa-
grada Escritura suele comprehender en estos dos nom-
bres , como se ve en el libro de la creación (c) al prin-
cipio. Y del cielo dice que le extiende , y de la tierra,
que la tiene colgada, y á la tierra colgada en nada, y al
cielo extendido en vacío; en que da á entender de Dios
ser tan sabio como es poderoso. Porque el criar es po-
der, y el criar en la forma como crió es sabiduría gran-
dísima; que á la tierra pesadísima sostiene como col-
gada en el aire, sin apoyo y sin arrimo ninguno, y al
cielo tiene extendido , no en otro sugelo alguno, sino
en el mismo vacío. Dice mas:
8 «Recoge en sus nubes las aguas para que no des-
ciendan á una.» Maravilloso testigo es de lo que sabe
y puede Dios el negocio de las nubes y lluvias; y así,
Job por este fin hace memoria del luego después de la
creación de las cosas. La tierra es seca de suyo, y el sol
que la rodea y mira siempre, la seca; y ansí, para el re-
frigerio de los que en ella viven, y para el sustento de
todos, fué necesario que fuese regada. Para lo cual or-
denó Dios que la agua subiese en alto , y se espesase
en nubes encima del aire, y se derritiese otra vez en
ellas, y cayese hecha lluvia, para que las nubes defen-
diesen del sol , y la lluvia regase y humedeciese la tier-
ra. Y pareciendo no ser posible que la agua, mas pesa-
da que el aire, se pusiese sobre él, halló Dios forma
como adelgazarla y alivianarla en vapores; y á ese mis-
mo sol , que secaba y agostaba la tierra, hizo ministro
para sacar de ella lo que la defendiese del y amparase;
que el sol levanta el agua á las nubes, y las nubes, de-
jándola caer, mitigan y templan su ardor. Y porque
adelgazada el agua ansí, pudiera subir tan alto, que no
fuera después de provecho , templó y compuso el aire
en tal forma, que llegada á cierta parte del se detuvie-
se , y con el frió de aquel lugar se espesase la que iba
hecha humo con el calor, y espesándose cobrase cuer-
po, y vuelta á su primera forma y peso cayese. Y dis-
puso las casas con tal providencia , que se derritiese
poco á poco y hubiese quien la detuviese y dividiese en
el aire para que no viniese al suelo toda junta y de gol-
(c) Gen., 1.
4^0 OBRAS DE FRAY
pe, que fuera anegarlo , sino en golas menudas. Pues
dice que recoge, ó según el original propriamente, que
«ata en sus nubes las aguas»; porque las que subian
sueltas y esparcidas y hechas vapores , volando con el
arte que dicho habernos, las recoge y las aprieta y las
espesa, y como él dice, «las ala en las nubes,» redu- ¡
ciéndolas á su forma propria y dándolas peso, con el
cual comienzan á descender , no á una ni de golpe,
sino deshechas en partes pequeñas. O como olra le-
tra dice, «no es rompida nube so ellas,» esto es decir
que, aunque las ayunta y espesa en las nubes, y quitán-
doles la ligereza primera, las vuelve pesadas; mas há-
celo de manera que con todo aquel peso suyo no rom-
pen rasgadamente las nubes , sino cuélanse y distilan
por ellas. Prosigue :
9 «Apreliende faces de asiento, y esparce nicblasu-
ya sobre él.» Asiento llama, ó silía, ó cadira de Dios,
según algunos , al cielo , y según otros , a! sol , de quien
David en el salmo {a) dice que «puso Dios en él su
morada y su tienda». Pues entre otras obras grandes
de naturaleza, dice que Dios hace esta también, que
le aprehende, ó como otros trasladan, «ase y toma,» ó
será mejor decir ocupa , y como de los espejos deci-
mos, empaña las faces claras de él, ó cuando le eclip-
sa poniendo entre él y nosotros la oscuridad de la luna,
ü ciertamente cuando levanta y extiende por todas par-
les la niebla ; que todo ello es hecho por maravillosas
y secretas maneras. Y ansí, la Escritura en diversas par-
tes, diciendo las alabanzas de Dios, hace mención dees-
tas obras, como en el salmo (6) David dice: «Enviasu
cristal como en pedazos, esparce como ceniza su nie-
bla.» Y de la que se sigue , que es:
10 «Con término cercó en derredor la faz de las
aguas, hasta que la luz y las noches se acaben;» en que
pone el freno que Dios á la mar puso para que no se
extienda y anegue la tierra; también hace David me-
moria en el salmo (c). «Linde, dice, que no traspasa-
rán , pusiste á las aguas , no volverán á cubijar la tier-
ra.» Y Salomón en los Proverbios [d), diciendo : «Cuan-
do ponia su término al mar, cuando daba á las aguas
ley que no pasasen sus rayas.» Y dice mas:
i 1 «Colunas de cielo tiemblan y se espavorecen á su
increpación.» «A la increpación» entiende, esto es, al
mandamiento de majestad y á la voz llena de autoridad
señoril con que dijo y hizo Dios que se apartasen las
aguas; á esta voz de Dios, dice que temblaron los cie-
los. Y es digno de considerar que las mas de las veces
que de este apartamiento del mar y dcscui)r¡micntodc
la tierra hace mención la Escritura , dice haber sido
Lecha mandándolo Dios con increpación y tronido es-
pantoso. El salmo {e) que agora alegamos decia : «A
tu increpación huyeron, y á la voz de tu tronido tem-
blaron.» Y es verdad que cuando la tierra sumida en
el agua en el tercero dia demostró su ligura, mandó y
dijo Dios que se apartasen las aguas {[). «Ayúntense,
dice, las aguasen un lugar, y parezca la tierra.» Mas
como dijo esto, se escribe haber dicho otras co.sas {g):
que resplandeciese la luz, que el firmamento se hicie-
be, que produjese la tierra plantas, el cielo estrellas,
(a, Ps. 18 , V. S. ib) Ps. 147 , v. 6, 5. (c) Ps. 10J , v. 0.
(di l'fOT., V, V, i'l (d Vi. lU; , 7. {/} Gcu., 1, V. {ff) Allí.
LUIS DE LEÓN.
el suelo y agua aves , animales y peces. Y siendo ansí,
solo este dicho y mando, y sola esta vez que puso fre-
no á las aguas, es significada con nombre de espantoso
ruido; ó por mostrar que esta obra, cuanto es de su
parte, era señaladamente dificultosa, ó por ventura
porque en el hecho no se hizo sin grandísimo ruido y
estruendo. Porque, si, como algunos dicen, se hizo con-
sumiendo parle de ellas el sol , grande fué sin duda el
calor que en tan breve tiempo hirvieron , y el hervor y
las olas de un elemento tan grande sonó espantosamen-
te sin duda. Y si, como otros dicen, nació de abajarse
en algunas parles y recehir las aguas la tierra, cierto
es que la tierra con sus temblores se sume, y que el
temblar y el sumirse , y el caer en una parte , y el le-
vantarse en otra las montes, no se hace sin estampido
y espanto. Mas dice en la misma razón :
12 «En su fortaleza ayunta los mares, y con su saber
hirió al soberbio;» y podemos decir «la soberbia», en-
tiéndese de las aguas y de los mares, que cubrían por
todas partes la tierra, que fué sin duda obra de grandí-
simo poder y saber. Y donde decimos ayunta , pode-
mos decir divide, y en el mismo sentido , porque eran
antes un cuerpo contino , que tenia dentro de sí la tier-
ra sumida; y ansí, el ajuntarlasen una parte para que
se descubriese el suelo en olra , fué dividir la conti-
nuación que tenían. Va mas adelante y concluye:
13 «Su espíritu adornó los cielos, y negociando su
mano, salió la torcida culebra.» O como el hebreo di-
ce : «Y formó con su mano al culebro que huye.» Lo
cual pertenece á la obra del cuarto dia , en que formó
la luna y el sol y las estrellas del cielo, el norte y el
carro, y la culebra que entre ellos se tuerce y da vuel-
tas, en la forma que hace las veces que huye. Y dice
que «su espíritu hermoseó ó es hermosura de los cie-
los», porque aunque todo el ser y el ser bueno es de
Dios, en la obra del cielo resplandece mas su saber; y
las otras obras son de las manos de Dios, mas las de las
estrellas y sus movimientos son de su ingenio y espíri-
tu. Y dicho esto, concluye el capítulo y dice:
14 «Ves, estas son partes de sus carreras, y cuan
pecjueñila palabra oímos de ello; el tronido de su gran-
deza ¿cómo será percebido?»Las carreras de Dios son
sus obras, y esias que ha referido son una parlecilla
pequeña de ellas, porque son las naturales solas, y no
todas, y eí:as no especificadas, sino dichas en figura y
en sombra. Y por esto dice que «estas son parles de
sus carreras,» y porque son pocas, dice que son «pe-
queñita palabra», y porque aun esas no se declaran ni
entienden bien , dice que las oimos apenas. Que sus
obras todas, y «el tronido de sus grandezas», ¿quién
lo sabe ó de quién «podrá ser pcrcebido»? En lo que,
á lo que entiendo, miró no solamente á las obras natu-
rales que Dios hizo en lo sccrc'.o del cielo, en la crea-
ción de los ángeles, en sus jerarquías y órdenes, que
son mayores nnudio que oslas visibles, y ni las sabe-
mos aquí , ni las podemos saber Y>crfcclamente ; sino
miró también, y con mas atención, á lo sobrenatural que
había de hacer Dios por el hombre , á su encarnación,
á su vida, ala forma del humano rescate, á su resur-
rección , á la nueva del Evangelio, á la conversión de
las gentes, al bUce¿odcla I^jlesia y mnute del uiuudo,
EXPOSICIÓN DET.
y justicia y gloria de sus escogidos , que en compara-
ción de eslas, todas las demás son menores. Porque an-
tes que fuesen, no cayeron en la imaginación de cria-
tura ninguna , y después de hechas , y cuando fueron
oidas, espantaron al mundo. Por lo cual dice que del
tronido desús grandezas ¿cómo será percebído?» Que
como el tronido viene sin pensar, y estremece los co-
razones sonando, y cria en ellos pavor y maravilla de
Dios; ansí la voz del Evangelio no pensada, luego que
sonó se pasmaron las gentes. Y oir los hombres que
nació Hombre Dios, y que se puso en la cruz por los
hombres, y que resucitó inmortal de los muertos, y que
vive Señor de todo lo criado en el cielo, y ver la osa-
día con que unos pocos y pobres decian á voces que
erraba en sus religiones el mundo , y cómo se oponia á
los sabios y á los reyes de él una humildad tan desnu-
da, y cómo muriendo vencia, y derramando su sangre
hacia gente, y ver tanta virtud en una palabra tan sim-
ple, que llegada al oido, penetrase luego á. lo secreto de
la alma, y entrada en ella, la desnudase de sí y de sus
mas asidos deseos, y la sacase del ser de la tierra, y le
diese espíritu, ingenio y semblantes divinos, y hollan-
do sobre cuanto se precia, viviese moradora del cielo,
maravilló extrañamente sin duda á los que lo oyeron,
puso á los que lo vieron en espanto grandísimo, crió
admiración de Dios , y de contino la cria en los que la
experimentan en si. Grande es en todo Dios, pero en
este hecho es grandísimo. De las otras obras suyas es
algo , aunque es poco , como dice Job aquí , lo que se
entiende; pero en eslas la menor parte dellas vence to-
do entendimiento y sentido. Y si en el criar del mun-
do extendió sobre vacío los cielos , y cuelga y sustenta
sin ningún apoyo ni arrimo la tierra, recoge en las nu-
bes las aguas ; si oscurece el sol á veces, y esparce por
el aire la niebla ; si puso término al mar, si le recogió
á lugar cierto, si quebrantó su soberbia, y finalmente,
si hermoseó con sol y estrellas el cielo ; eso mismo con
mayor maravilla y mas nueva hizo en esta otra orden
y linaje de cosas. Adonde sin ninguna duda, en los su-
getos de nuestros corazones , tan viles de sí y tan va-
cíos de todo bien, extiende y desplega los cielos, po-
niendo las riquezas y bienes de ellos en vasos tan va-
cíos de bien, y como el Apóstol decia (a): «Ün tesoro
inmenso en vasijas de Iodo;» y la tierra nuestra, que
es cuanto tenemos de ser pesadísimo de suyo y incli-
nado á polvo y bajeza, lo sustenta y lo trae colgado en
nada , y como si dijésemos sin llegar á la tierra. Porque
hace en los suyos que sin apoyo de ningún consuelo
visible y sin llegar al suelo los pies , aun lo que es tier-
ra en ellos ande levantado en espíritu, y el cuerpo vi-
va como no cuerpo en mil cosas , de que vuestra reve-
rencia tiene muchos ejemplos domésticos. Masestoqué-
dese agora aquí, y sigamos nuestro propósito.
(a) II, Ad cor., V. 7.
LIBRO DE JOB.
411
CAPITULO XXVII.
ARGLMENTO.
Prosigue Job con tesón en defender su inocencia ; dice la causa
que le movió para mantenerse en ella, que fué el ver que á los
malos nada les espera de bueno en la otra vida , y aun en esta
no cogen ordinariamente otro fruto de sus esperanzas que la
muerte de sus hijos desgraciada , la mendicidad de sus nietos y
la disipación de sus haciendas.
i Y añadió Job, prosiguiendo su razonamiento, y dijo:
2 Vive Dios, que desvió mi juicio, y Abastado, que liin-
clió de amargura mi'alma.
3 Que en todo liemiio resuello en mí, y espíritu del
Seüor en mis narices.
4 Si hablaren mis labios maldad, y si gorjeare mi len-
gua engaño.
5 Lueñe de mí justificar á vosotros , basta que fallez-
ca no desviaré de mi inocencia.
6 En mi justicia me atendré, y no la dejaré; no me
avergüenza mi corazón en mis dias.
7 Será como malvado mi adversario, y el que es con-
tra mi como injusto.
8 Que, ¿cuál esperanzado bipócrila, si roba avariento,
y no da libertad Dios á su alma?
9 ¿Por ventura oirá Dios su vocería cuando viniere
sobre él la apretura?
10 ¿Si se deleitará sobre el poderoso, ó si le invocará
en todo tiempo?
41 Enseñarvos he en mano de Dios , no ascenderé lo
que con él poderoso.
12 Y cierto vosotros, vosotros todos lo vistes , y ¿para
qué habláis vanidades?
13 Esta es la suerte del hombre impio con Dios , y la
herencia de violentos que recibe del poderoso.
ii Si multiplicados fueren sus hijos, para el mismo
cuchillo sus pimpollos no serán barios de pan.
13 Los que quedaren del serán sepultados en muerte,
y sus viudas no plañirán.
16 Si amontonare como polvo plata , y si como lodo
aparejare vestido.
17 Aparejará y justo se vestirá, y la plata dividirá el ino-
cente.
18 Edificó como polilla su casa , y como cabana que la
guarda hizo.
19 Rico dormirá, y no congregará , abrirá sus ojos, y
noá él.
20 Aprehenderá del como aguas pobreza, de noche le
oprimirá tempestad.
21 Y levantarále viento solano y llevarále, y torbelli-
narle ha de su lugar.
22 Arrojará sobre él, y no perdonará ; de mano suya irá
huyendo.
23 Apretará sus manos sobre él, y viendo su lugar, so-
bre él dará silbo.
EXPLICACIÓN.
1 «Y anadió Job, prosiguiendo su razonnmienfo, y
dijo.» Habiendo burlado Job de la imperlinencia de Bil-
dad , y loado á Dios mas copiosamente que Bildad le loa-
ra , y con esto manifestado lo que él sentía de la for-
taleza de Dios y de su sabiduría infinita, agora en este
capítulo, para mayor claridad de su sentencia y de la
opinión que acerca de la divina justicia tenia, dice y
certifica que no por mostrársele tan severo Dios se
tiene á sí por malo ó á él por injusto. No es él malo
por ser azotado , pues que muchos malos pasan aquí
sin azote; no es injusto Dios, pues que al fin al que
malo es , en el remate de la vida y en su sucesión le
castiga. Y por esta ocasión se extiende á declarar coa
412 OBRAS DE FRAY
encarecimiento los últimos desastres del malo, dando ,
á entender, por el contrario, que si padecen aqiií algu-
nas veces los justos , á la postre tienen ellos y sus co-
sas felices y prósperos fines , con que queda defendida !
y de reprehensión libre y exenta la justicia de Dios. <
Dice pues : |
2 «Vive Dios , que desvió mi juicio, y Abastado , que
Linchó de amargura mi alma.» Que podemos entender
de dos maneras : ó que aunque no se guarda orden de
juicio en mi causa , y aunque estoy de dolor y de amar-
gura lleno, «Dios vive y Abastado hay;» esto es, no
por eso juzgo ni pienso que no hay Dios ni providen-
cia en el cielo ; ó lo que dice mas con la letra, que sea
como afirmación , que pasa á los dos siguientes versos,
que son :
3 «Que en todo cuanto resuello en mí, y espíritu
del Señor en mi nariz.»
4 «Si hablarán mis labios maldad, y si gorjeará
mentirá mi lengua.» Diciendo que, aunque Dios le
amarga y aflige, y no se quiere poner á juicio con él,
pero que por él mismo afirma y certifica que mien-
tras respirare y viviere será poderoso nadie a que ha-
ble ó sienta , ni contra Dios ni contra sí , cosa falsa ó
indebida. «Vive Dios, que desvió mi juicio ;» esto es,
que aunque desvió mi juicio , no guardando con él la
forma y estilo de juzgar, haciendo primero cargo y
oyendo después, como en los capítulos pasados decía.
Mas que, sin embargo desto y de que le tiene lleno de
amargor y dolor, «en todo cuanto resuello en mí, y es-
píritu del Señor en mi nariz ; » esto es, en cuanto du-
rare la vida y el aliento , «sí hablarán mis labios mal-
dad, y si gorjeará mentira mí lengua;» esto es, ni
sentirá mi alma ni pronunciará mi boca cosa torcida
6 falsa, entiéndese en la materia de que agora habla,
esto es, acerca de su inocencia ó de la rectitud de Dios
y de su justicia. Y ansí dice y añade :
5 «Lueñe de justificar á vosotros , hasta que fallez-
ca no desviaré de mí mí inocencia ;» esto es, jamás
consentiré en lo que decís, ni aprobaré en mi conde-
nación vuestra sentencia, ni os tendré por justos y ver-
daderos en esto, ni os confesaré haber vivido así, que
merezca por mi culpa esta pena. «No desviaré, dice,
de mí mi inocencia ;» defenderla he, ni yo la apartaré
ni consentiré que ninguno de mí la desvie. Y añade en
confirmación de lo mismo :
6 ((En mí justicia me atendré ; n 6 como el original
dice : «Estaré fijo, no la desampararé, no me aver-
güenza mi corazón en mis días ; » esto es, no me re-
prehende mi corazón ni mi conscícncia me acusa ; y
ansí, no será ninguno bastante, contra el testimonio do-
lía , á persuadir que soy malo. De que se sigue que
7 «Será como malvado mi adversario, y el que es
contra mí como injusto ; » esto es, el que me contra-
dijere en esto que he dicho y decir quiero ; quien á la
verdad de mí y de Dios que profoso fuere contrarío,
sí no fuere muy ignorante, será forzosamente malvado
y injusto. Y porque lia dicho de sí, pasa á declarar de
la justicia de Dios lo que siente, y pregúntase primero
para que sea mas puntual la respuesta. Y ansí dice :
8 «Que ¿cuál esperanza de hipócrita, si roba ava-
riento y no da libertad Dio: & su alma? d
LUIS DE LEÓN.
9 «¿Por ventura escuchará su vocería Dios cuando
viniere sobre él la apretura?»
10 «¿Si se deleitará en el poderoso, <5 si le invocará
en todo tiempo? » Como diciendo : Pues digo que los hi-
pócritas viven con felicidad á las veces, yque no casti-
ga en su vida Dios siempre á los malos. Diréis por ven-
tura : ¿ Cómo es posible que el hipócrita goce de bue-
na esperanza siendo injusto y de sus pasiones siervo y
esclavo? Y ¿cómo podrá confiar que le oirá Dios si le
llamare, ni cómo podrá llamarle ni gustar de su trato?
Y si vive privado de esta esperanza y amparo, ¿cómo
será posible que tenga hora feliz? A lo cual responde
y dice :
1 1 « Enseñaros he en manos de Dios , no aseonderé
lo que en él poderoso ;» esto es, diré á lo que se pre-
gunta lo que Dios me ha enseñado , y lo que él suele
hacer y hace con los semejantes. Y añade :
12 «Y cierto vosotros, vosotros todos lo vistes, y
¿para qué habláis vanidades?» Como diciendo : Y ver-
daderamente lo que yo decir puedo acerca de este pro-
pósito no se asconde á vosotros; visto lo habéis por el
hecho , y entendido lo tenéis claramente; sino que por
contradecirme, y por los respectos que vosotros sabéis,
os cegáis , y habláis lo que no sentís por dañarme. Y
con esto responde luego á lo propuesto, y declara abier-
tamente lo que se debe sentir, y dice :
13 «Esta es la parte del impío con Dios, y la he-
rencia de los violentos que recibe del poderoso.» Pro-
pone lo que ha de decir para manifestar su propósito,
que es la manera de castigo que usa Dios con los ma-
los, á la cual llama «parle y herencia de violentos».
« Parte y herencia , » para mostrar que no se les da de
gracia, sino de justicia debida , y que como la heren-
cia es del que es hijo, ansí los malos, por hacerse pri-
mero hijos de la maldad, les viene por derecho que he-
reden la pena ; porque , como el hijo sucede por naci-
miento, ansí del desconcierto de la vida y del torci-
miento del obrar nace la desventura y el desastre, y la
calamidad y el castigo ; que no hay árbol tan cierto en
su fruto cuanto es cierto al pecado producir pena y
tormento. Ansí que, llama al castigo que da Dios á los
malos herencia por esta causa ; y llámala «herencia de
violentos», ó como la letra original dice, «de fuertes;»
porque, con ser los malos flacos para vencer sus pasio-
nes, en sus condiciones y en su trato para con los otros
son fuertes, que ni la piedad los ablanda, ni el respec-
to de la razón los mueve, ni hacen mella en ellos las
inspiraciones de Dios. Y son fuertes también, porque
son poderosos de ordinario, valientes en fuerzas y abas-
tados de riquezas, rodeados de valedores, y ansímis-
mo llenos de coraje y soberbia , y amadores de su pro-
pria excelencia , que confian en sus brazos , y no reco-
nocen juez ni temen ley. Como en el libro de la Sabi-
duria (a) ellos lo confiesan , diciendo : «Oprimamos al
hondjre juslo, y no perdonemos á la viuda ni al ancia-
no, ni reverenciemos las muchas canas. Sea nuestra
fortaleza el desafuero; que lo flaco es inútil.» Mas vea-
mos ya qué herencia es la de esta gente , y qué suer-
te. Dice :
14 «Si multiplicados fueren sus hijos, para el mis-
(a) Sap.,ca¡). 2, v. 10, 11,
I
EXPOSICIÓN DEL
mo cuchillo, sus pimpollos no serán hartos de pan.»
Como si dijese : El malo podrá á las veces , como di-
cho tengo, ordenándolo Dios ansi por los fines que él
sabe, vivir próspero y sin revés en cuanto le durare esta
vida ; mas fenecida , en todo lo que queda del reina la
desventura y cuchillo. Esto es lo que hereda su alma,
y esta es la parte que ganó por su culpa, y con que
muestra Dios cuan justo es : «Si multiplicados fueren
sus hijos , para el mismo cuchillo ; » esto es , serán para
el cucliillo, morirán á hierro, nacerán muchos para que
66 ejecute mas la pena del padre en ellos. Y llama hi-
los con propriedad los que según orden natural nacen
del padre , y con semejanza y metáfora , los frutos que
en el malo hace la mala vida después de acabada , que
son todos cuchillo , esto es, pena y miseria. Pues dice
sus hijos, esto es, lo que muerto fructificará su vida
en él será cuchillo y tormento , y esto es siempre in-
falible ; y sus hijos, esto es, los que nacen y descien-
den del y le comunican en sangre , nacerán para el
hierro , y esto es ordinario y casi siempre perpetuo.
Que los tiranos , y los que aquí con injuria de otros
florecen , ó no tienen sucesión , ó si la tienen , es para
hacer Dios en ella ejemplos manifiestos de su justicia.
Dice mas en el mismo propósito :
15 ((Los que quedaren del serán sepultados en muer-
te, y sus viudas no plañirán, n (¡Sepultados en muer-
te» es como decir la muerte los tragará ; que hace sig-
nificación de violentas y desastradas muertes por acon-
tecimientos no vistos ni pensados , é infames y muy
afrentosos. Y ansi, dice que la muerte será su sepul-
tura, porque se hará señora dellos enteramente y del
todo, quitándoles la vida y escureciéndoles la honra,
y sumiéndoles en perpetuo olvido la memoria y el nom-
bre. O serán sepultados en muerte, para decir que ca-
recerán de tierra que los cubra , sino que la muerte
será su huesa y sepulcro. Y añade : « Y sus viudas no
plañirán;» que es acrecentamiento de desventura, cuan-
do aun viene á faltar aquel solo respeto que aquí queda
á los muertos de llorarlos y sepultarlos. Y podemos de-
cir ((que lo que quedare (iél», que aquí dice, y en su
original es seridaiu, es el alma que del queda, que
se sepulta en la muerte, porque vive y yace en muerte
perpetua. Mas dice :
16 «Si amontonare como polvo plata, y como lodo
aparejare vestido. » «Como lodo , » dice, para decir en
abundancia y en copia. Pues ¿qué si lo amontonare?
Dice :
i7 «Aparejará, y justo se vestirá, y la plata divi-
dirá el inocente ; » esto es , gozarán de sus riquezas
otros, y lo que robó y amontonó con violencia volverá
á cabo de tiempo á quien merezca gozarlo, y de lo que
él allegó con pecado vendrán á ser señores con ino-
cencia los buenos. Que se verifica, no solo en estos
bienes de tierra visibles , sino también en las riquezas
de la alma y de las buenas obras , que si algunas tu-
vieron estos que ultimadamente se pierden , sirvieron
mucho mas á los escogidos que á ellos; porque, co-
mo san Pablo enseña (a), todo lo que aquí se hace ó
padece, todo lo bueno ó malo que el hombre obra, todo
lo que Dios ó permite ó ordena, todo sirve á los suyos
(O) Rom., cap. 8, v. 28.
LIBRO DE JOB. 413
y todo lo ordena para el bien de los escogidos. Por ma-
nera que al malo las buenas obras que hizo no le sal-
varon , y esas mismas fueron medios y como instru-
mentos con que los escogidos suben á la gloria ó á la
mayor gloria del cielo , y ansí les fueron mas útiles ; y
con mucha verdad la plata que el malo amontonó re-
partió el inocente, y se vistió el justo de las vestiduras
que aparejaron los malos. Dice mas :
18 «Edificó como polilla su casa, y como cabana
que la guarda hizo ; » que se sigue de eso mismo que
viene diciendo. La casa que la polilla en el madero ó
la vestidura hace , haciéndola la destruye, ó por mejor
decir, el hacerla es deshacerla , porque horadando el
madero ó el paño para vivir en él, le deshace ; y ansí, es
casa que no solamente perece, sino que perece por la
obra y como por las manos de su mismo autor. Y lo
mismo , dice , acontece á los malos , que su casa , esttj
es, su memoria , sus descendientes, sus riquezas y ma-
yorazgos fundados perecen en breve ; y no solo pere-
cen, mas ese mismo fundamento suyo, y la manera y
los medios por donde se hicieron , son su total perdi-
ción ; «y como cabana que la guarda hizo,» que pasa-
do el tiempo de la guarda, ó se cae ó la deshace ella
misma. Dice :
19 «Rico dormirá y no congregará, abrirá sus ojos,
y no á él.» Morirá, dice, rico, y dejará sus riquezas;
no las allegará á sí , y por consiguiente no las llevará
ni le harán compañía. En la vida el adquirirlas les es
culpa , y en la muerte el dejarlas tormento y pena ; lo
que no es en los buenos cuando acaso son ricos. Por-
que aunque los unos y los otros , cuando pasan desta
vida, dejan en ella sus haciendas, mas á los buenos,
lo uno no les duele dejarlas , lo otro tienen ya allá ate-
sorada y traspuesta la mayor parte dellas , que trans-
formada en verdadero y mejor género de tesoro, los
enriquece perpetuamente. «Abrirá, dice, sus ojos, y
no á él ; » esto es , y no verá nada ; que compara la vida
al sueño , y el morir al despertar del , y la posesión
de estos bienes á lo que se sueña durmiendo , que en-
tonces parece algo , y en volando el sueño y en abrien-
do los ojos desparece delante dellos, volviéndose en
viento. Que es lo mismo que decía David (6) : «Dur-
mieron su sueño los ricos, y á la postre no hallaron
nada en sus manos.» A que es consiguiente lo que lue-
go añade :
20 « Aprehenderá del como aguas pobreza , de noche
le oprimirá tempestad.» Porque si abriendo los ojos
después de esta vida no halla nada de su tesoro en su
mano , consiguientemente queda sumido en pobreza,
porque queda sin ningún bien de los que tuvo por bie-
nes. Y ansi, dice que la pobreza le «aprehenderá como
aguas», porque le cercará de todas partes, como las
aguas cercan al que en ellas se sume, y porque, como
avenida de rio , vendrá sobre él de improviso , y cuan-
do por mas rico se tenia y por mas seguro, entonces
con la muerte se anegará en el mal de miseria. Y aña-
de que «de noche le oprimirá la tempestad». Que se
puede entender, ó simplemente diciendo que en la no-
che de la muerte vendrá sobre él y como tempestad la
pobreza , ó que sea semejanza de la tempestad que de
(t>; Ps. 73, V. C.
Ui OBRAS DE FRAY
noche viene lo que aviene al pecador cuando muere ;
y que diga desta manera, que como en la nociie tem-
pestuosa el que camina carece de abrigo y va cercado
de peligro y de miedo , ansí cuando muere el malo no
ve sobre sí sino horror y tinieblas , todo lo que ve es
espanto , y lo que imagina temor. Y dice bien con esto
el original , adonde leemos : « Aprehenderán del como
agua temores , noche le robó turbión ; » esto es , como
al que en el campo y de noche el turbión le roba , quie-
re decir le arrebata , que ni ve persona que le ayude,
ni camino que le guie , ni árbol do se asconda , ni suelo
cierto adonde afirme su paso, y el trueno le espanta , y
la lluvia le traspasa , y la avenida le trabuca y anega,
envuelto en horror y desesperación. Dice :
21 «Y levantaráse viento solano y llevarále , y tor-
bellino le arrancará de su lugar. » Que es decir que,
como lo que lleva el viento desparece de presto , y co-
mo lo que el torbellino arranca lo arranca de cuajo,
ansí la muerte, sobreviniendo á estos malos , los des-
hace, los desparece, los desarraiga en la vida de la al-
ma, en la hacienda , en las memorias , en los descen-
dientes y en todo. Y trae á comparación el aire solano,
que es violento y furioso ; y dice de los torbellinos,
porque, como nacen de concurso de vientos, suelen te-
ner mayor fuerza . Y porque hizo mención de las aguas
y de la tempestad y turbión nocturno, dice bien en
consecuencia de aquello, del viento y del torbellino,
que todo suele andar junto. Y en juntar esto dice que
la lluvia los cerca, y la noche y la tempestad los es-
panta, y el viento los arrebata, y el torbellino los ar-
ranca de su lugar ; y las aguas y la tempestad y la no-
che, y el torbellino y el viento son la muerte cuando
les sobreviene , que los trata en el alma y en el cuer-
po, y que hace estrago en sus cosas como el viento, el
torbellino , la tempestad y la noclie. Y por concluir en
una palabra sola, dice :
22 a Arrojará sobre él y no perdonará , de mano su-
ya irá huyendo ; » esto es, finalmente arrojará Dios so-
bre él saetas , rayos y azotes , y no perdonará , porque
es sin fin la pena de los condenados, a De mano suya,»
esto es , de los golpes que la divina mano en él diere,
«irá huyendo;» ó como el original dice, «huyendo
huirá,» porque concebirá miedo espantable; y cuanto
fuere el miedo , tan grande es el deseo de huir, y ansí
trabajará con agonía por apartarse del golpe , que á la
fin huir no podrá. Y con eslp se ayunta que
23 «Apretará sus manos sobre él , y viendo su lu-
gar, sobre él dará silbo ;» que es el escarnio y la mofa
que los hombres hacen de los poderosos injustos cuan-
do los ven de>Iieclios. Pues, como ha dicho por diversas
maneras el desastrado fin de los malos, concluye con
la burla, que es remate de los desastres, y dice que
quien viere el suceso miserable deslos que cuenta, y el
íin de su grandeza y soberbia , se apretará las manos,
que es muestra de encogimiento y espanto, y silbará
como escarneciendo su burlada esperanza. Y lo que
decimos apretará , puede ser palmeará , conforme al
original; esto es, mostraráse contento, haciendo son
con las manos. Que como el mal de los buenos lasti-
ma, ansí el castigo de los malos, cuando les sobrevie-
ne, alegra y regocija, porque vuelve entonces Dios por
LUIS DE LEÓN.
sí , y porque el castigo dellos es salud para otros , y fi-
nalmente, porque resplandece en ellos la justicia de
Dios, y sale de reprehensión y de duda su honra, co-
mo el salmo (a) decía : «Alegrarse ha el justo cuando
la venganza viere , bañarse ha en la sangre del malo,
y dirá : Al fin es de fruto el ser justo ; hay Dios que
juzga la tierra.»
CAPITULO XXVIII. .
ABGIMENTO.
Muestra Job que todas las cosas tienen su proprio lugar, tiempo
y sazón, y que por tamo puede el liombie hallar razón de lodo,
aun de los países que divide de nosotros el Océano ; mas la
verdadera sabiduría no la hallarán los hombres, por mas que la
busquen , en el mundo, porque tiene su proprio lugar y asiento
en solo Dios. En este capitulo parece profetizarse uo obscura-
mente el descubrimiento de ia América y otras islas ignoradas
de los antiguos.
i Que tiene la plata su vena, y lugar el oro (do) fun-
dirán.
2 El hierro del polvo se toma, y piedra desatada coa
fuego metal.
5 Tiempo puso á tinieblas, y todo fin él considera»
piedra de obscuridad y sombra de muerte.
i Divide arroyo de peregrino, los que olvidó el pié del
momligo, los descaminados.
5 Tierra de do nacia pan, en lugar del es deshecha con
fuego.
6 Lugar de zafir piedras suyas , y polvos de oro á ella.
7 Senda no la conoció la ave, ni la vio á ella ojo de
buitre.
8 No la bollaron hijos de mercader, no pasó leona por
ella.
9 A pedernal tendió su mano, trastornó montes de
raíz.
iO En riscos hizo salir ríos, y todo lo precioso vio el
ojo suyo.
i\ Lo profundo de los rios escudriñó, y lo ascendido
sacó á luz.
12 V sabiduría ¿dónde será hallada? Y ¿cuál el lugar de
enlendiniieiUo y saber?
15 Ignora hombre su precio, y no será hallada en tier-
ra de vivos.
14 Abismo, dijo, no en mi ella, y mar, dijo, no está co-
migo.
15 No se dará oro de Tibar por ella, no se pesará apla-
ta su precio.
16 No se apreciará con colores de India, con zafir ó
precioso sardonio.
17 No la igualará oro y cristal, ni trueque suyo vasos
de oro lino.
18 Lo alto y eminente no será mentado en su compara-
ción ; liáese de lueñe el saber.
19 No iguala con ella esmeralda de Etiopia, y tinturas
purísimas no se comparan con ella.
20 Y saiiiduria ¿de dónde vendrá? Y¿cuál es el lugar del
enlender?
21 Aseondiósc ella de los ojos de todo viviente, y alas
aves del cielo está oculta.
22 Perdición y muerte dijeron : En orejas nuestras oí-
mos su fama.
25 Dios entiende su carrera, y él conoce su lugar.
24 Que él oteara hasta lines de tierra, debajo de todos
los ciclos verá.
2j Para dar peso á los vientos, y pesará con medida las
aguas.
26 Cuando hizo ley á la lluvia y camino al relampa-
guear lie los truenos.
Ca) Pá. Íi7, V. 11, 12.
EXPOSICIÓN DEL
27 Entonces la vio y la relató, aparejóla y trájoía á
luz.
28 Y dijo al hombre : Ves, temor de Dios, esa es sabi-
duría, y el esquivar lo malo saber.
EXPLICACIÓN.
Muchas veces antes de este capítulo ha dicho Job que
estos sus amigos no le entendían, y que se descariaban
mucho de la verdad. Y en el capitulo que luego pasó,
por esta ocasión se declara, y les dice lo que de si y de
Dios siente, y del castigo que en los malos hace decla-
ra el tiempo y el modo , y les descubre lo que en esto
entiende, y les advierte que si la porfía y su poco saber
dellos no les cegara , lo supieran y entendieran tam-
bién , y siempre los nota de poco advertidos y sabios.
Mas es dificultoso caso , dice agora , hacer sabio al que
es necio. Todo, dice, por raro, por ascondido, por di-
ficultoso que sea, puede ser hallado y se halla; mas el
saber, si Dios no le da , ni se halla ni se compra. V en
esta sentencia gasta todo aqueste capitulo, extendién-
dose por manera elegante y poética en referir muchas
cosas ocultas, que vienen á luz finalmente, y que la
industria humana tarde ó temprano las halla y descu-
bre, y en mostrar cómo no es ansí en lo que al saber
toca, que el haberle á las manos, si de Dios no viene,
es negocio dificultoso ó del todo imposible. Y dice
ansí :
i «Tiene la plata su vena, y lugar el oro ( do) fun-
dirán. » Esto es , los metales mas preciosos , la plata y
el oro, tienen sus venas y sus lugares ciertos, donde el
hombre los halla.
2 «Y hierro del polvo se toma, y piedra desatada
con calor metal.» Y el hombre, dice, del polvo saca el
hierro y saca el cobre, hundiendo y desatando con
fuego una cierta vena de piedras ; porque la materia
destos metales son un género de piedra y de tierra. Por
manera que todos ellos, ansí los preciosos como los
mas usuales , los duros y los blandos , al fin se hallcín,
y el hombre sabe y ha descubierto su origen , y no hay
cosa tan escondida , que no venga á luz á su tiempo.
Y ansi dice :
3 «Tiempo puso á tiniebla, y todo fm considera, pie-
dra de escuridad y sombra de muerte.» Tiniebla llama
lo oculto y muy encubierto, y fin llama lo muy acaba-
do y perfecto, como en la letra original se demuestra.
«Piedra de escuridad y sombra de muerte » llama á las
piedras preciosas escondidas en el corazón de la tierra,
donde la escuridad reina y la sombra de muerte , que
ansí llama la Escritura por encarecimiento las muy es-
pesas y escuras tinieblas , y esto postrero es declara-
ción de lo que antecede en esta manera : (( Todo fin con-
sidera, esto es, piedra de escuridad y sombra de muer-
te.» Por manera que, según afirma, ni las cosas muy
ocultas están siempre en tinieblas, sino hasta un cierto
término, y á su tiempo todas parecen y se descubren,
ni menos las muy acabadas y preciosas dejan de ser
vistas y halladas, y el ingenio del hombre y su trabajo
lo halla é inventa, ó la naturaleza misma, y la fuerza
y orden de las causas lo saca á luz y lo descubre. Como
es lo que añade :
4 a Divide arroyo de pueblo peregrino, á los que olvi-
LIBRO DE JOB. 415
dó el pié del mendigo, á los inacesibles;» que es razón
falta, y se ha de suplir que también estos vienen á co-
nocimiento y á luz; esto es, que los que olvidó el pié
del mendigo , conviene á saber , los no conocidos , y
aquellos á quien ningún caminante aportaba, y que es-
taban fuera, y lejos de todo comercio, ó por disposición
de la tierra, ó por algún arroyo que los dividió de los
que peregrinando navegaron á partes diversas, no esta-
rán encubiertos siempre, y vendrán á noticia de todos,
y por suceso de tiempo serán conocidos. Y llama arro-
yo, por diminución , á la mar y á los rios muy cauda-
losos, que suelen dividir y estorbar el común trato y
comercio. En que el original está perplejo y obscuro; y
ansí, otros traducen : «Sale arroyo de conmorador, ol-
vidadas del pié, alzadas mas que hombre, movidas son.»
Aunque ambas letras miran á un mismo propósito, por-
que ambas significan alguna cosa que primero estuvo
oculta y después conocida y descubierta. Que esta pos-
trera, dice , que en los lugares cultivados y morados y
que se tenían por secos, el agua, que el suelo encu-
bría, le rompe, y sale afuera tan abundante y tan honda,
que ni se apea, ni puede vadearse por su grande altura.
«Sale, dice, arroyo (ansí llama con nombre particular
á cualquier golpe grande de agua) de conmorador,» esto
es, en el mismo suelo y parte adonde la gente moraba,
«olvidadas del pié,» conviene á saber, sus aguas, para
decir que son en grande abundancia, y decláralo con
lo que añade, diciendo «alzadas mas que el hombre».
Mas la primera letra , que es mas verdadera y mas cier-
ta, á lo que yo juzgo, señala como con el dedo el des-
cubrimiento del mundo nuevo, que en la edad de nues-
tros padres se hizo, y es profecía manifiesta del , puesta
aquí con grande propósito. Porque, pretendiendo Job
mostrar que solo el saber ni se compra con dinero ni
se halla por artificio, y que todo lo demás con el tiempo
lo descubre y lo halla la industria, no pudo decir mas
señalada cosa ni mas eficaz , para la prueba de lo que
decía, que certificar que los hombres descubririan con
el tiempo un mundo entero, por tantos mulares de años
ascondido y encubierto. Pues dice : « Divide arroyo de
pueblo peregrino á los que olvidó el pié del mendigo,
á los descaminados.» Es razón que está falta, y estará
entera, añadiendo «los cuales serán conocidos» , esto
es, que los que olvidó el pié del mendigo, conviene á
saber, del caminante trabajador, que es decir, aquellos
á quien nunca aportó nadie ni los conoció ni los vio.
Y dice mendigo en uno de dos sentidos: ó porque los
pobres que mendigan lo penetran y andan todo, ó por
figura , llamando mendigos á los mercaderes codicio-
sos, que la hambre y la mendiguez del dinero los lleva
por los mares á regiones extrañas y apartadas sin dejar
un lugar abscondido. Y como el versillo del Poeta dice:
Se lanzan por huir de la pobreza
Por la mar, por los riscos, por el fuego.
Y decláralo mas diciendo «á los descaminados», esto
es , á los que estuvieron fuera y apartados de todo ca-
mino y comercio , no conocidos ni vistos. «Y á los que
divide el arroyo,» esto es, un mar inmenso, que le lla-
ma ansí por diminución, según costumbre poética, y
los divide, dice, del pueblo peregrino, esto es, de los
416 OBRAS DE FRAY
españoles, que entre todas las naciones se señalan en
peregrinar, navegando muy lejos de sus tierras y casas,
tanto que con sus navegaciones rodearon el mundo ; á
estos pues , dice , aunque tan apartados y ocultos , el
tiempo los descubrirá, y el ánimo de los hombres osado
y dispuesto á peligros. Y añade :
5 «Tierra do nacia pan, en lugar del es deshecha
con fuego.» Que, ó se puede entender en general , en
manera que diga que el fuego cubierto en las venas de
azufre que cria la tierra revienta al fin afuera, y se
descubre encendido con el aire, y rompe el suelo sem-
brado por encima de mieses, y le destruye; ó lo enten-
deremos en particular del nuevo mundo, de que agora,
como dijimos, hablaba, y que sea, ansí esto como lo que
en algunos versos se sigue , una demostración de sus
cualidades y de otras cosas secretas que ha descubierto
en él la diligencia de los nuestros hombres. Y que, co-
mo dijo que vendrían á nuestra noticia los que la mar
apartó de nuestro comercio , y la tierra por ninguno
conocida y sabida; diga, como pintándola, que es tierra
adonde el fuego escondido en las cavernas della rompe
de improviso y sin pensar, y sale afuera en muchos
lugares, por los muclios volcanes que en ella hay y se
descubren de nuevo; ó verdaderamente quiera mostrar
la causa de que tuvo principio el estar tan apartado de
nuestra región aquel mundo, que estuvo con él nues-
tro continente, ó á lo menos, mas cercano á él, como
de Platón se colige en el diálogo intitulado Atlante.
Porque, ó lo apartó la mar, anegando la tierra de en-
rnedio, ó el fuego, que abrasó la misma tierra, y la des-
hizo y abajó para que el mar la anegase, como aconte-
ció en la región de Sodoma , ó ambas cosas juntamen-
te. Y diga por ella también lo que añade :
6 «Lugar de zafir piedras suyas, y polvos de oro á
ella. » Esto es, que es lugar donde las piedras son za-
fires y los polvos oro, para declarar la abundancia de
piedras preciosas que en ella hay, y la copia del oro
que entre sus terrones se halla, que , como es notorio,
es grandísimo. Y por la misma manera ,
7 «Senda no la conoció la ave, ni la vio á ella ojo de
buitre,» lo dice para mostrar cuan encubierta estaba y
cuan alejada aquella tierra, que ni las aves, que pere-
grinan y pasan con facilidad de unas tierras á otras, ni
entre ellas, los buitres, que sienten muy de lejos y vue-
lan en breve tiempo por diversas regiones, volaron ja-
mas á ella, ni la conocieron ni vieron. Y como dice,
8 «No la hollaron hijos de mercader, no pasó leona
por ella; » esto es, ni tampoco los mercaderes y tra-
gineros, á quien nada se esconde, y que traspasan, lle-
vados de su codicia, los mares, y que penetran hasta sus
postreros rincones la tierra, no estamparon su pisada
en esta , ni la leona pasó por ella. Y porque diee leo-
na en esta postrera parte, en la primera dcste verso
otros traducen : «No la hollaron los hijos de los ani-
males fieros ; » y el original dice « los hijos de los so-
berbios»; y signilica que jior la distancia y aparta-
miento que entre nosotros y ella hay, no la vieron , ni
las aves volando , ni caminando los animales fieros, á
quien es mas natural el discurrir y vaguear por dife-
rentes regiones. Pues dice :
9 «A pedernal londiú su mano, trastornó montes de
LUIS DE LEÓN.
raíz,» diciendo que esta tierra tan alejada, tan no sa-
bida , y por tan luengos siglos tan encubierta , puede
venir, y vendrá de hecho á la noticiado todos; y los hom-
bres, no solamente la hallarán, sino en ella descubri-
rán muchas y muy preciosas cosas, que en sí tiene en-
cerradas y ocultas. «A pedernal tendió su mano,» esto
es, pues esta tierra abscondida vendrá á ser hallada , y
el que la hallare tenderá en ella su mano al pedernal.
«Trastornará los montes de raíz,» esto es, horadará
las peñas y los montes, y los trastornará en busca y en
seguimiento de las minas y de las vetas ricas de los me-
tales, como de hecho ha pasado. Y dice pedernal, por-
que la veta de la plata de ordinario va entre dos peñas,
que son como su caja , de las cuales la una suele ser
durísima como pedernal. Y dice que «trastornará los
montes hasta la raíz», porque, como Plinio (o) dice,
hacen agujeros los que siguen las minas, y callejones
en lo profundo, y barrenan por grande trecho los mon-
tes, y entran hasta las entrañas del suelo. Y añade :
10 «En riscos hizo salir ríos, y todo lo precioso vio el
ojo suyo.» Porque acontece cuando se ahonda la mina
dar en agua , que se ha de sacar por artificio , y hacer
arroyos della para labrar adelante, como en la misma
mina que antiguamente hubo en España, de que Pli-
nio {b) hace mención , y en muchas de las que ahora
el Nuevo Mundo descubre. Y porque habla destas mi-
nas, añade : « Y todo lo precioso vio el ojo suyo ;» por-
que es incomparable su riqueza, y mayor que ninguna
otra pasada. Que, como se sabe por cuenta cierta, de
las minas de solo un cerro, que llaman de Potosí , en el
Pirú, hasta el año deSbdesde el de 43, que son cuarenta
años escasos, ha valido su quinto ciento y once .millo-
nes de pesos , de á trece reales cada uno. Por manera
que ha dado en este espacio de tiempo quinientos y
cincuenta y cinco millones, sin lo que se hurta al re-
gistro. Mas dice :
11 «Lo profundo de los ríos escudriñó, y lo ascou-
dido sacó á luz ; » que no es otra cosa que lo que en
estas nuevas tierras en la pesca de las perlas hacen los
hombres, calando las aguas de los ríos, y buscando en
sus secretos las perlas. Y finalmente, dice, «todo lo
ascendido sacó á luz ;» que es la sentencia general que
pretende manifestar por todos estos particulares (jue
cuenta; conviene á saber, que lotlo cuanto hay, i)or
escuro y dificultoso que sea, el hombre lo descubre y
alcanza, si no os lo que añade luego, diciendo:
12 «Y la sabiduría ¿adonde será hallada? Y ¿cuál
es el lugar del entendimiento y saber?» ¿Quién la ha-
llará? Estoes, nadie la hallará, ni hallar puede por
sus fuerzas é industria; que el preguntar así, es de-
mostrar lo que ^e ¡iregunla ser del todo imposible. Pues
dice: la jilata se halla en sus profundísimas venas, y
el hombre sabe el lugar do está el oro, 'jeac arte para
hacer del polvo hierro, y para desatar en cobre las pie-
dras; llega á los abismos, adonde nunca entra el dia,
adonde reinan siempre noche y espesas tinieblas , en
{a) Plin., iib. XXXIII, cap. 4.
(b) riin., iib. xxxiii , ryp. fi. Ksta mina paroro ser alRiino do los
pozos de AniiilKil. Del (|iic ll;iniaroii bebdo, dicp el I'. Miiirl ( lii-
veslii;. de N;i\;uia, Iib. i, cap. 2) que cii su lienipo se veían
rastros en el valle de Uastaii, y se sacaban cnlre Us arcuas algu-
nos pocos graiius üu oro.
EXPOSICIÓN DEL
segiiímíenlo de los metales precíeos. Un mundo nue-
vo, apartado de nuestro comercio por mfedio de mares
inmensos, no sabido ni aun de las aves, y ascondido
del todo á nosotros, hallará la diligencia y osadía del
hombre, y hallado, trastornará los montes del, y bar-
renará las peñas, y calará los ríos, y sacará de sus en-
trañas no creíbles riquezas. Todo pues lo puede alcan-
zar; mas la sabiduría no, si no le viene del cíelo. No
hay, dice , vela que produzga saber, ni se cria en mi-
na abscondida, ni hay lugar ni rio hondo que en sí la
contenga ; porque dice :
43 « Ignora hombre su precio, y no será hallada en
tierra de vivos;» esto es, vale mas de lo que el hombre
estimar puede ; y ansí , no se halla en esta tierra donde
vivimos; como diciendo que no es fruto desta tierra,
ni que tiene comparación con lo que en ella nace. Y
dice mas en el mismo propósito :
14 « Abismo dijo, no en mí ella , y mar dijo, no está
comigo.» Porque no se absconde y encubre ansí como
los tesoros desta vida escondidos , que ni la tierra la
encubre en sus entrañas, ni las aguas en sus abismos.
Y el decir « abismo dijo , no en mí ella » , es figura de
hablar poética, que da palabras á lo que no tiene sen-
tido. Prosigue :
i o «No se dará oro de Tibar por ella , no se pesará
á plata su precio ; » esto es , ni se hallará en lo escon-
dido ni se podrá comprar por ningún precio , no es
cosa que se compra con plata ni con oro. Y es lo que
añade lo mismo.
i 6 «No se apreciará con colores de India, con zafir
ó precioso sardonio. » P^r « colores de India» el origi-
nal dice «con oro de Ofir », que es región de la India
oriental, según algunos dicen, cuyo oro es finísimo.
Ansí que, ni se compra con oro fino ni con diamante
precioso el verdadero saber. Y ansimismo :
17 «No la igualará oro y cristal, ni trueque suyo
vasos de oro fino.» Ni menos lo que luego se sigue :
18 «Lo alto y lo eminente no será mentado en su
comparación, y tráese de lueñe el saber. » Por «lo al-
to y eminente» otros trasladaron «corales y perlas no
serán acordadas , y atraer sabiduría mas que margari-
tas». Corales llama altos, porque se levantan debajo
del mar en el suelo. Pues ni ellos ni las perlas valen
para adquirir el saber. Porque dice «tráese de lue-
ñe», que en la lengua de la Escritura , como en el ca-
pítulo último de los Proverbios se lee, significa lo raro
y en esta tierra casi no visto ; lo que ciertamente no
procede ni nace de ella, sino de causas mayores. Y por
eso la sabiduría, como dice,
19 «No iguala con ella topacio de Etiopía y tinturas
purísimas,» y según otra letra, «oro purísimo no se
iguala con ella.» Pues si ni con riqueza se compra, ni
en esta tierra se halla , ¿dónde se hallará ? Como luego
dice :
20 «Y sabiduría ¿de dónde vendrá? Y ¿cuál es el
lugar del entender?» En que repite la pregunta que
hizo en el verso 12 de arriba, para mayor demostra-
ción de cuan dificultosamente se halla. Y para esa
misma demostración sirve lo que luego añade y dice :
21 «Ascendióse ella de los ojos de todo viviente, y á
las aves del cielo está oculta.»)
t. XVi-U.
LIBRO DE JOB. 417
22 « Perdición y muerte dijeron : En orejas nuestras
oímos su fama. » Adonde lo que dice de la perdición y
muerte, entendiéndolo sencillamente, es decir que ni
los muertos conocen la sabiduría. Que , como hizo men-
ción de los que vivían , juntó con ellos luego los muer-
tos, para negarlo de todos , y decir que ni los unos ni
los otros tienen della noticia. Porque decir « en nues-
tros oídos oímos su fama », es negar la vista de ojos, y
es decir de los muertos lo mismo que decia de los vivos,
esto es , que estaba escondida á sus ojos. En lo cual
comprehende todo lo que es naturaleza en nosotros, y
todas nuestras fuerzas y ingenio, y afirma que por sí
mismas nunca pueden conseguir este bien. Y ansí, con-
cluyendo añade :
23 « Dios entiende su carrera, y él conoce su lugar.»
Como diciendo que Dios solo sabe su morada y conoce
el camino que guia á ella , que es decir por rodeo que
solamente Dios es el sabio, y la fuente del saber, y el
maestro de la sabiduría verdadera. Lo cual prueba, lo
primero, porque
24 «El mira hasta fines de tierra, y debajo de todos
los cielos ve.» Porque, dice , él lo ve y penetra todo.
Que la causa del poco saber nuestro es la estrechura de
nuestro higenio y la corta vista que tenemos , y el no
poder abrazar juntamente ni comprehender la orden
que entre sí tienen las causas , ni la eficacia suya toda
en respecto de sus efectos. Mas Dios es perfectamente
sabio, porque juntamente lo alcanza todo y lo ve , ansí
las causas como la orden y fuerza de ellas, con todas sus
correspondencias y diferencias. Que eso es ver bástalos
fines de la tierra, y mirar debajo de todos los cielos, co-
nocer con noticia clara lo alto y lo bajo, y peaetrar
universalmente por todo. Y esta es la probanza prime-
ra. La segunda es que,
2o «Cuando dio peso á los vientos, y pesar con me-
dida á las aguas;»
26 «Cuando hizo leyá la lluvia, y camino al relam-
paguear de los truenos ,»
27 « Entonces la vio y la refirió, aparejóla y trujóla á
luz.» Porque criando las cosas Dios, y ordenándolas en
la forma que vemos, probó clarísimamente la grandeza
incomparable de su sabiduría, y demostró ser sabio á
la clara. Entonces la vio y la relató y trajo á luz, por-
que allí la descubrió, y hizo que en él la viésemos to-
dos. «Cuando dio, dice, peso á los vientos y medida á
las aguas;» esto es, puso en su lugar cada cosa, y le
dio su orden y medida cierta. Y dice de la lluvia y del
relámpago y trueno, entendiendo por esta obra todas las
obras, y mentando esta solamente, por las muchas ma-
ravillas de naturaleza que encierra en sí ella sola. Pues
entonces la vio, porque nos hizo verla en él , y la refi-
rió, porque nos dio lición della á nosotros. Y la lición
es lo siguiente :
28 «Y dijo al hombre: Ves, temor de Dios, esa es sa-
biduría , y el esquivar lo malo saber.» Porque en el ser
que dio á las criaturas , y en la manera como las orde-
nó , y en la ley que les puso , nos enseñó que nuestro
bien y saber verdadero consiste en reconocer su ley y
cumplirla. Que si crió á todas las demás cosas con or-
den, y si las compuso entre sí con admirable armonía, no
dejó al hombre sin concierto , ni quiso que viviese sin
27
4IS OBTÍAS DE FRAY
ley ni que liiciese disonancia en pu música. Y si á to-
do para su bien le es necesario que conserve el lugar
en que le puso Dios, y guarde su puesto, y responda I
debidamente á su oficio; y si en saliendo de orden pe- ■
rece , notificado y sabido queda que en la guarda de las :
leyes que le son dadas se contiene la bienaventuran-
za del hombre; y si en esta observancia está puesto su i
bien , estará forzosameute colocado su verdadero saber !
en el conocimiento que trae á ejecución estas leyes. I
Pues entonces, esto es , en esa misma creación y com- '
posición de las cosas , dijo con las obras mismas como
con voz poderosa; entonces, cuando dio peso al aire
y puso al agua en medida, y determinó su razón y tiem-
po á la lluvia y tronido (que con particular adverten-
cia no dice cuando crió las aguas y produjo los vien-
tos y dio ser á los truenos, sino dice cuando les dio pe-
so, ley y medida, para en esta ley abrir los ojos al hom-
bre para el conocimiento y prueba de lo que luego le
dice), pues en este concierlo universal , cuando Dios le
compuso como en espejo clarísimo, demostró al hom-
bre con el dedo D.'os, y le dijo : Ves: esto es, aquí pue-
des bien claramente entender que tu bien es guardar mi
ley, y tu saber, conocerla; aquí conocerás que tienes ley
cual los otros; aquí verás que por medio deila, como las
den)ás criaturas, consuenas con todas las partes del
mundo; aquí entenderás que, si la quebrantas, disue-,
ñas dellas y las contradices, y las conviertes en tus
enemigos; de aquí está clara la causa de tu perdición
y salud, pues es necesario carecer del favor de todas
quien con todas se desordena, y perderla ganancia
quien desata la compañía. Esta es tu escuela , aquí está
tu enseñanza, tu saber y doctrina es hacer y conocer
solo esto. Y como á las demás criaturas les imprimí
en su ser la ley que siguen , ansí te di sentido á tí para
que comprehendas mis mandamientos; y como las de-
más siguen su intento, ansí tu sentido es para emplear-
lo en mi ley ; y como en ellas todo su oficio y ejercicio
es ar|uel seguimiento, ansien este empleo consiste todo
tu saber y tu vida. Tu sabiduría pues es saber guardar tu
ley, y tu ley es que huyas de lo malo y me temas, esto
es , me sirvas y no me ofendas, cumplas lo que mando
y no hagas lo que vedo, ansí lo conozcas siempre y lo
pongas Olí ejecución de con tino.
CAPITULO XXIX.
ARGUMENTO.
Prosigne Job y cuenta su felicidad pasada , la honra que todos le
liacian, el respclo que le tenían, y con la memoria del bien pa-
sado acrecienta y aviva el sentido de la miseria presente.
i Añ;Klió.Iüb, y prosiguiendo su r.Tzonamicnlo, dijo :
2 ¿U'Jit'ii me ci:ir:i romo meses antiguos, como días en
qiio Oíos me {íuarthiba?
o ¿Hitcieiido resiilandcCer su luz sobre mi cabeza, an.
dab.i ;i su lumbre en las tinieblas?
i ¿I .orno era en dias de mi mancebía, cuando Dios es-
taba en el secreto sobre mi tienda?
5 ¿Cuando aun estaba el Abastado comigo, y me cer-
caban mis mo/.os?
G ;,('.uando l)añaba mis plantas en manteca, y la piedra
me den i;jniaba arrojos de aceite?
7 ¿Cuando salia á la puerta swbie ciudad, y en la plaza
me lionian cadira?
LUIS DE LEÓN.
8 Víanme mozos y abscondianse, y ancianos estaban
en pié.
9 Principes detenían sos hablas y ponían mano en su
boca.
10 Sus voces el capitán abscondia , y su lengua á su
paladar se apegaba.
i I üido que me ola me llamaba dichoso , y ojo que me
via atestiguaba por mi.
i2 Porque libré á pobre que voceaba, y á buérfano des-
anip-'u"ado de ayuda.
ió Bendición de pereciente venía sobre mí, y hacia que
corazón de viuda cantase.
H Justicia vestía, y vestíame como capa y como mitra
el juicio.
lo Ojos fui al ciego, y pies yo para el zopo.
i6 Padre yo para pobres , y baraja que no entendía es-
tudiaba.
1 7 Y quebrantaba á malvado las muelas, y hacia que de
sus dientes soltase la presa.
18 Y decíame : ün mi nido espiraré, y multiplicaré como
palma los dias.
19 Mi raí/, descubierta á las aguas, y en mi mies hará
asiento roció.
20 Gloría mía siempre nueva comigo, y mi arco en mi
mano sei á reiioviulo.
21 üianme y esperaban, y callaban atentos á mi con-
sejo.
22 En pos mi palabra no replicaban, y distiluba sobre
ellos mi fabla.
23 Esperábanme como á lluvia, y su boca abrían como
á agua tardía.
24 Reíame á ellos, y no lo creían, y luz de mis faces no
caia en la tierra.
25 Caminaba á ellos, y me sentaba en cabeza, y senta-
do como rey en ejército, consolaba á los tristes llorosos.
EXPLICACIÓN.
i (íY añadió Job , y comenzando su razón , dijo.» Sa-
tisfecho Job de haber mostrado lo poco que sus amigos
sabían, y cuan lejos, en lo que tocaba á él, andaban de
la verdad, en este capítulo y en los dos que se siguen
declara muy á la larga su adversidad y inocencia. Su
inocencia en el postrero , y su adversidad en los pri-
meros dos, diciendo en este lo que fué, y en el que se
le sigue lo (¡uc es al presente. Porque el haber sido fe-
liz y venir á ser miserable, hace que sea y que se sien-
ta por mayor cualquier desventura, que, como el poe-
ta griego dice :
Al hombre que dichoso un tiempo ha sido
La mudanza es dolor, que el siempre hollado
Con el uso del mal pierde el sentido.
Pues dice:
2 ((¿Quién me dará como meses antiguos, como
(lias en que Dios me guardaba?» Entra descando tor-
nar á ser loque fué, para con este principio referir
por menudo su pasada prosperidad. Y en decir: ((¿Quién
me dará?» muestra, no solo su deseo, sino también la
imposibilidad , ó á lo menos la dificultad, de lo que de-
sea; porque en la manera de hablar dcsta lengua, el
preguntar ansí es hacer dificultoso lo queso pregunta.
«Como dias en que Dios me guardaba.» Ansí se decía
en el caidtulo primero que Dios tenia cercado á Job á
la redonda para no ser ofendido. Y ansimismo de aquí
se entiende que el no incurrir la vida y suerte del hom-
bre en desastres contínos es particular guarda y provi-
dencia de Dios; porque, según son muchasy diferentes
EXPOSICIÓN DEL
y entre sí contrarias las cosas que en esta vida concur- j
ren, maravilla grande es que no hieran y lisien al que
continainenle anda entre ellas. Y como seria cosa de
providencia particular, el que anduviese metido entre j
muclios que peleasen entre si mismos con obstinación
y coraje , y entre muchas espadas y muchas piedrasque ;
de la una parLe á la otra volasen , no salir descalabra-
do de la reyerta; ansí pasar un hombre entre el albo-
roto y pelea universal desta vida sin recebir golpes de
desastres cominos, guarda es de. Dios y particular vela
suya. Y es como añade:
3 «Cuando hacia resplandecer su luz sobre mi cabe-
za, ¿andaba á su luz en tinieblas?» Porque la luz de
Dios y su resplandor, en estas letras no dice guia so-
lamente , sino resplandor también , defensa y ayuda y
sucesos muy prósperos, como en el salmo ■12 y 26 y
en otras partes parece. Con la cual ayuda el hombre
anda entre los peligros seguro y cierto , y sin miedo en
medio de la noche escurísima, por llevar su defensa y
su guia consigo mismo. Pues desea tornar á ser cual
era en los meses pasados, y á que Dios, como entonces
hacia , le defienda y prospere. O como vuelve á decir,
desea tornar á ser :
4 «Como en dias de mi mancebía , cuando Dios es-
taba en el secreto sobre mi tienda ; » esto es , ser viejo
tan próspero y tan favorecido de Dios como cuando fué
mozo. Que qs argumento de extraordinario dolor, en la
vejez, cuando pide la edad mas descanso, tallar el que
en la mocedad se tuvo, y venir vejez trabajosa después
de mocedad descansada. «Como en dias de mi moce-
dad.» Lo que decimos mocedad, en el original es al
pié de la letra reprehensión ó palabra afrentosa , y
aplícase á la mancebía y niñez , porque no solamente
está sujeta á la reprehensión y castigo, mas le convie-
ne que la reprehendan y afrenten. Dice mas:
5 «¿Cuando aun estaba el Abastado comigo , y me
cercaban mis sirvientes?» Repite en diversas maneras
una misma sentencia, y á su prosperidad pasada unas
veces llama guarda de Dios, otras lumbre suya sobre su
cabeza, otras asistencia en su secreto, otras familiar
compañía, para demostrar que nuestro bien, no sola-
mente nace de Dios, sino que para hacerle nos asiste
en diversas maneras : apartándonos de las ocasiones y
tropiezos de fuera, y en eso es guarda; alumbrando lo
interior del sentido, en que es luz resplandeciente so-
bre nuestra cabeza; derramando gracia por la substan-
cia del alma, en que es morador del secreto de nuestra
tienda ; haciéndonos presencia de si para remedio desta
soledad y destierro, y entonces se dirá bien que «es-
taba el Abastado comigo», como aquí dice. Porque
ciertamente entonces está abastada el alma y libre de
loda mengua, entonces es reina, entonces es esposa,
entonces es amiga dulcísima , y entonces es señora de
todo y emperatriz sobre sí, mas alta mucho que el cie-
lo , de donde con desprecio mira el suelo sujeto á sus
pies. Mas veamos lo de adelante:
6 «¿Cuando bañaba mis plantas en manteca , y la
piedra me derramaba arroyos de aceite?» Dice de sus
riquezas, y comienza por la manteca y aceite, y de-
clara por manera de encarecimiento su copia ; que la
manteca era como agua , y aun las piedras le daban acei-
LIBRO DE JOB. 419
te, y por la manteca entiende el ganado, y por el acet-
te todas las plantas de fruto. Dice mas:
7 «¿Cuando salia á la puerta sobre ciudad , y en la
plaza rae ponían cadira?» Dijo de las riquezas, dice
agora de la autoridad que tenia, que es de la prosperi-
dad la mejor parle. Pues demuestra haber sido tan es-
timado, que en los lugares del juzgado , cuando iba á
ellos, le ponían luego silla, ó por decir mejor, su silla
y su asiento era el mas eminente. «Cuando salia á la
puerta sobre ciudad ,» esto es, á la puerta que está á
la entrada y como al principio de la ciudad; porque an-
tiguamente la plaza eslaba junto á ella , y en la plaza
el consistorio y lugar de juicio, porque los de fuera que
venían á contratar ó á pedir justicia no se mezclasen
por lo secreto del pueblo. Y ansí , en diciendo la puer-
ta , añade luego la plaza , porque la puerta y la plaza
estaban, como decimos, juntas. Dice:
8 «Víanme mozos y abscondíanse, y ancianosestaban
en pié.» Engrandece su autoridad por sus accidentes;
que el asconderse los mozos , y el recibirle los ancia-
nos en pié , es cosa que se hace por reverencia. Y ni
mas ni menos lo que se sigue:
9 /( Príncipes detenían sus hablas y ponían mano
sobre sus bocas,» estoes, callaban, hablando yo, y es-
tábanme atentos. Y ansimismo lo que dice:
10 «Su voz el capitán abscondia, y su lengua al pa-
ladar se apegaba.» Como si dijese, ni resollar osaban
delante de mí , ni los mas principales ; que eso signifi-
can estas figuras de ascender la voz y de apegar á sus
paladares sus lenguas,
i i «Oído que me oía , me llamaba dichoso , y ojo
que me vía, atestiguaba por mí.» No solo, dice, me
recibían con reverencia, y no solo me oían con gran-
de atención; mas aprobaban con admiración lo que ha-
blaba, y los que me oían y vían me bendecían. «Ojo,
dice, que me vía, atestiguaba por mi ,» esto es, con-
firmaba con su meneo y movimiento mi habla; que en
lo que nos aplace, en testimonio de quenos aplace, con
los ojos solemos dar señas. Y añade :
12 «Porque libré á pobre que voceaba y á huérfano
desamparado de ayuda.» Porque ha dicho que por su
autoridad le ponían asiento en el juzgado y le daban el
juzgar de los pleitos y le oían cuando hablaba, y sen-
tenciaba con atención y silencio , y le bendecían des-
pués; dice agora la razón por qué después de haberle
oído le bendecían , que es porque libraba con su sen-
tencia «al pobre que voceaba», esto es, que el estar
agraviado le hacia dar voces al cielo, «y al huérfano
desamparado de ayuda,» esto es, porque enderezaba
siempre su razón al desagravio de los pobres y al favor
de los que poco podian. En que demuestra si tenia mu-
cha autoridad con el pueblo, no lo haber alcanzado por
cohecho ni por ingenio y lisonja, ni con las demás ar-
tes malas de la ambición , sino con rectitud hermana-
da con piedad y clemencia. Porque á la verdad, en mu-
chos caminos por donde los hombres vienen á ser pre-
ciados y muy estimados de todos, ninguno es mas cier-
to que el de la piadosa justicia ; porque no hay quien
no admire y reverencie lo justo, aun esos mismos que
viven mal y que destierran de sí la rectitud y justicia,
donde quiera que la vean, la adoran y estiman. Y ansí
420 OBRAS DE FRAY
Job era estimado mucho, no polamente por ser rico, que
también dan su autoridad las riquezas, ni solamente
por ser bien razonado, que es también de estimarla elo-
cuencia, sino principalmente por ser justo y ampara-
dor de lo justo. Y lo que se sigue , esto es :
i 3 ((Bendición de pereciente venia sobre mí y hacia
que corazón de viuda cantase,» ó pertenece á la virtud
de la limosna y largueza , diciendo que acudia á los
necesitados , y ansí le beadecian , y ni mas ni menos,
sustentando y favoreciendo las viudas, les liinchia de
alegría el corazón, que salía á la boca con demostra-
ciones de contento y de gozo; ó pertenece á la admi-
nistración de la justicia de que hablaba, y que, como di-
jo haber librado al pobre que voceaba , diga ahora que
ese mismo pobre, que pereciera si no le librara él , le
bendecía. Y porque dijo que libró «al huérfano des-
amparado de ayuda», diga agora que «á la viuda»,
que es una manera de orfandad, le hincliia de canta-
res la boca con alegría de verse por él socorrida. Y con
ambos sentidos conforma bien lo que luego se sigue:
ií «Justicia vestía, y vestíame como capa y como
mitra el juicio.» Ponpie justicia, en la lengua de la
Sagrada Lscritura es limosna muchas veces, coijio en
san Mateo (a) y en otros parece. Pues dice que su
arreo y su vestido de fiesta y los aderezos de su cuerpo
preciosos eran , ó digamos la limosna ola administra-
ción de la justicia recta, y el amparar con lo uno y lo
olro á to lo lo falto de amparo. Y ansí añade:
15 ((Ojos fui al ciego, y pies yo para el zopo.»
16 ((Y padre yo á pobres, y baraja que no entendía
estudiaba.» En que declara, no solo haber favorecido á
algún necesitado de favor, sino haber sido general am-
paro de lodos los que tenían necesidad alguna, no solo
haberlo hecho alguna vez, sino ha!)erlo tenido de cos-
tumbre y como por oficio proprio y suyo, como lo es
del padre acudir á los hijos, y de los ojos y de los pies
servir cada uno en su obra. Y ansí dice que estudiaba,
ó como el original dice, investigaba con diligencia las
causas de los desamparados, para entender mejor y de-
fender su justicia. Y como la entendia, la ponía por
obra, y por eso dice:
17 ((Y quebrantaba á malvado las muelas, y hacia
que de sus dientes soltase la presa.» Habla del hombre
como de un león ó de otros anímales carniceros por
sciiiojan/.a y metáfora. Dice mas:
18 ((Y decíame: En mi nido espiraré, y multiplicaré
como palma los días.»
19 (iMi raíz descubierta á las aguas, en mi mies ha-
rá asiento el rocío.»
20 ((Gloría mía siempre nueva comigo,y mi arco en
mi mano será renovado;» esto es , y ser mi oficio este,
jiinlamente con la disposición de mi ánimo y con el tes-
timonio de mí conscioncia, criaban en mí esperanza
cicrla de vivir y morir en paz y sin revés de fortuna.
<(Y decíame,» esto es, y prometíame á mí, ((espiraré
en mi nido,» esto es, en mi casa y mi descanso llegaré
hasta el día postrero, ((y multiplicaré mis días como
palma ó como arena,» según otra letra, esto es, viviré
largos años.F*orque ala piedad y al bien hacer promete
en sus letras Dios larga vida. «Mi raíz dcscubieiia ú las
(a; Matlh., cap. C, v. ti,l.
LUIS DE LEÓN.
aguas, »repí!ese la palabra ((V decíame». ((Mi raíz» estará
siempre bañada en agua, que es decir, siempre estaré
florido y verde, gozando de fortuna próspera. Quehabla
de sí como de un árbol plantado cercado laagua.quees
semejanza con que suele declarar Dios la bienandanza del
justo, como en el salmo 1.° (6), do dice: ((Y será como
árbol plantado junto á las corríenies de las aguas, que
dará su fruto ásu tiempo, y su hoja no descaece.» Y lo
mismo es, «en mies hará asiento el rocío,» que es de-
cir, no me faltará el favor y rocío (iel cíelo. (iGloriamia
siempre nueva comigo,» esto es, mi prosperidad, y la
estima en que estoy, y el descanso mío y la reputación
acerca de todos, estará siempre en pié , como está lo
nuevo y flamante; que lo que se envejece viene á me-
nos y camina á la muerte. Y lo mismo dice del ((arco
suyo», que ((será renovado» en su mano, y entiende
por el arco, el poder, el mando, el imperio. Porque el
arco era como insignia de los que mandaban, y lo traían
los reyes consigo, como de la historia de los reyes (c)
se entiende. Esto pues se decía y prometía Job en su
prosperidad, y refiérelo agora con un sentimienLo de
lástima, y como infiriendo, aunque lo calla, ponjue el
dolor se lo ahoga en el pecho; ansí que, inliríendo, mas
¡cómo mí esperanza se engañó! ¡cuan al revés délo
que pensé me sucede ! Y decíame, y sin duda se decía
muy bien, y ansí le sucedió todo después, aunque no
se lo prometía el estado presente. Mas no es tan cierto
el salir cada dia por el oriente el sol, cuanto es tener
buen fin y próspera y larga vida los que sirven á la pie-
dad, y son bienhechores los pol)res, y amparadores de los
que poco pueden, y justos generalmente con todos; por-
que no consiente el Señor que muera afligido quien
fué general socorro de las afiiccíones ajenas, ni que
oprima el desastre al que los desastres ajenos tuvo por
suyos, ni que sea poderosa la violencia injusta contra
quien se opuso á ella siempre por librar á sus pniji-
mos. Que mide Dios como medimos, y perdona como
perdonamos, y nos socorre en la manera y las entrañas
que nos ve socorrer. ((Con la medida, dice (c/), quemi-
díéredes, os tornarán á medir.» Y de la piedad dice san
Pablo (e) ((que tiene promesa destavida y de la otra».
Pero vamos mas adelante:
21 ((Oíanme y esperaban, y callaban atentos á mi con-
sejo.» Torna á proseguir la reputación en que tenido
era, y dice agora su opinión para con todos de sabio,
bien contraria de la que estos sus amigos tenían del al
presente, y por eso lo dice. Y añade:
22 «En pos mi palabra no replicaban, y distílaba so-
bre ellos mí labia. »
23 «Esperábanme como á lluvia, su boca abrían co-
mo á agua tardía;» que loilas son propriedades de los
muy repulidos en prudencia y saber. Ansí los oyen, an-
sí reciben lo que dicen , ó ansí los oyentes ponen en los
oidos sus palabras. «Distílaba, dice, sobre ellos mi fa-
bla.» En semejanza de cuando llueve, como en lo (pe
añade luego parece, y úsase en esta escritura para
significar lo queso habla con elocuencia y es oído con
atención y deseo. Como Moisen ensucántico(/'):«Con-
(b) l's. 1, V. 3. (c) Lib. IV, Rec, cap. 13, v. 13.
(d) MaUli., cap. 7, v. iJ; Mar., cap. 4, v. 24; Lucae, cap. C, v. 3S,
(ej 1, Tiui,, cap. 4, v. 8. U) Üculcion., cap. 52, V. i.
EXPOSICIÓN DEL
viértase en lluvia mi doctrina, y corra como rocío mi
piilabra, como lluvia sobre la yerba.» Que como en el
caer de la lluvia el agua viene de alto, y la tierra que la
recibe está en lugar inferior, y como cae menuda ymu-
cha, y por esta causa cala y empreña la tierra, y como el
suelo secóla recibe de gana, y si se tarda, enciertama-
nera la pide ; ansí al que razona concertada y prove-
chosamente, los oyentes, como inferiores y sujetos, le
oyen, y con la copia de sus palabras escogidas y bien
puestas cae en sus oídos dellos, y de los oidos pasa al
alma y cría en ellos juicios y voluntades y movimien-
tos buenos y santos , y oyen con sed y con gusto, y ape-
tecen oírle si calla, y cuando calla le piden y deman-
dan que hable. Y esto le acontecía á Job, como dice; y
también lo que añade :
24 ((Roíame á ellos y no lo creían , y luz de mis fa-
ces no caia en la tierra.» Tanto era , dice , el respeto
que me tenían, y el caso que hacían de mí , y lo que
preciaban que los mirase, que si lo hacía, apenas lo po-
■diau creer, y criaba duda en ellos el contento excesivo,
y nunca por verme alegre me perdieron el respeto; que
eso es decir que «la luz de sus faces no caía en la tier-
ra», ó como dice el original á la letra, (da luz de mis
faces no desechaban.» Añade y concluye:
2o ((Si caminaba á ellos , me sentaba en cabeza, y
sentado como rey en ejército, consolaba á los tristes
llorosos.» O como el original á la letra : (( Elegía su ca-
mino dellos, y me sentaba en cabeza, como rey en ejér-
cito, como quien á llorosos consuela. » En que dice la
honra que en particular le hacían sus ciudadanos cuan-
do se metía en conversación con ellos ó los visitaba
en sus casas , que le ponían en cabecera y le rodeaban
como á rey , y estaban colgados de su boca , como sue-
len los hombres afligidos del que les está consolando.
CAPITULO XXX.
ARGU.MENTO.
Después de haber contado Job su infelicidad pasada , reñere muy
por menudo los males y miserias á que de presente se hallaba
reducido.
i Y agora ríen sobre mi mis zagueros en días, cuyos
padres me desdeñaba poner con perros de mi ganado.
2 Y que la virtud de sus manos me servia de nada, y
eran tenidos por no dignos de vida.
3 Con pobreza y con lianibre estériles, que roían en
soledad deslustrados con calamidad y miseria.
4 Y comían yerbas y corteza de árboles, raíces de ju-
nípero pan suyo.
5 Que de valles arrebatan aquesto; hallándolo, corren
con voces á ello.
6 En escondrijos de arroyos moraban, en forados de
tierra y en peñas.
7 Que entre estas cosas se alegraban, y sus espinas
esiiniñban regalo.
8 Hijos de necios , hijos sin nombre, deshechos mas
que la tierra.
9 Y agora he sido su cántico y soy para ellos hablilla.
10 Abomináronme y alejáronse de mi, y no detuvieron
su escupir de mi rostro.
\ 1 Abrió su carcaj , y afligióme , puso freno en mi
boca.
12 A la diestra de mi calamidad que nació se levanta-
ron luej-'o, empelieron mis pies, oprimieron como olas con
sus carreras.
LIBRO DE JOB. 421
15 Desbarataron mi senda, pusiéronse en celada contra
mí, y prevalecieron, y no fué (¡uien diese socorro.
14 Como por puerta abierta y muro roto arremetieron
sobre mí. y derrocáronse á mis miserias.
Id Reducido soy á nada, se llevó como viento mi de-
seo, y como nube se pasó mi salud.
16 Y agora en mi se marchita mi alma, ásenme diasde
angustia.
17 De noche de dolores es horadado mi hueso, y los
que me comen no duermen.
18 En muchedumbi-e dellos mi vestidura es consumi-
da, ciñéronme como capilla de túnica.
19 Compúserae al lo(Ío y asemejado soy á polvo y ce-
niza.
20 Voceé á ti , y no me respondiste, estoy, y advertis-
te á mi.
21 Trocádote me has en cruel, en fortaleza de tu ma«
no me haces guerra.
22 Levantásteme, y como sobre el aire puesto á caba-
llo, derrocásleme con valentía.
23 Que conozco que me entregarás á muerte, adon-
de la casa y convento de todo viviente.
24 Empero no envias tu mano para acabamiento dellos,
y si cayeren, tú salvarás.
23 Lloraba sobre el afligido, y condolíase mi alma del
pohre.
26 Cuando esperaba bien, vino mal, esperaba luz, y
salieron tinieblas.
27 Mis entrañas hierven sin descanso, adelantáronseme
los dias de cuita.
28 Enlutado andaba sin brio , levánteme entre la con-
gregación, llamé.
29 Hermano fui de dragones y compañero de aves-
truz.
50 Mi cuero sobre mi ennegrecido, y mis huesos se-
cados del ardor.
51 Convirtióse en lamento mi cítara, y mi canto en voz
de llorosos.
EXPLICACIÓN.
1 «Y agora escarnecen de mí mis zaguefOs en edad,
cuyos padres me desdeñaba poner con perros de mí ga-
nado.» Dijo su felicidad pasada, dice agora su misera-
ble estado presente. Y porque en lo pasado insistió mu-
cho en la autoridad y reputación que tenia , comienza
aquí del grande desprecio á que vino, y dice: a\ ago-
ra,» como diciendo, esto fué entonces, dábanme el pri-
mer lugar adó quier que llegaba , cercábanme como á
rey, estaban de mi boca colgados; mas agora hacen
mofa de mí los mozos y viles, no solo los ancianos y
graves. Y para encarecer mas el desprecio, encarece
con particulares señales la bajeza y vileza de los que le
menosprecian; y dice lo primero, (¡mis zagueros en
dias,» esto es, los que nacieron después de mí, y me
debían por la edad reverencia. Y añade, «cuyos padres
me desdeñaba poner con los perros de mi ganado;» co-
mo diciendo , no solo menores en edad, pero tan viles
en condición , que sus padres no merecían estar con mis
perros , ó cierto no , no me sirviera dellos yo ni para
pastores. Y da la causa y dice:
2 «Que la virtud de sus manos no me servia de na-
da, y eran tenidos por indignos de vida.» Porqr.e, di-
ce, eran inhábiles y inútiles para todo, todo su poder y
saber era ninguno y sin fruto , el aire que respiraban
no merecían. O como el original á la letra dice, «pere-
ció sobre ellos vejez,» estoes, no nació la vejez para
ellos; en que ó pone la parte por el todo, y por la vejez,
422 OBRAS DE FRAY
que es una parfe, comprehende toda la vida, y dice lo
que nuestro intérprete dijo , que no son dignos de vi- j
da ; ó significa que no merecían llegar á la vejez , ó
que nacieron para nunca descansar como viejos , sino
lacerar siempre y trabajar como mozos; porque añade:
3 «En pobreza y con hambre estériles , que roian en
soledad, deslustrados en calamidad y miseria.» Esto es,
porque por su vileza y poca maña é industria la vida les
fué estéril , nunca hicieron fruto que valer les pudiese;
y ansí, vivieron siempre en hambre y pobreza, solos,
desamparados , royendo las raíces del campo , y por la
misma razón, desfigurados con el uso de la continua
miseria. O como otra letra dice en la misma senten-
cia: «En necesidad y hambre solitarios, huyentesá
"severa soledad, asolamiento y destierro.» Esto es, que
no solo eran pobres y hambrientos , mas que ni lo sa-
bían ganar, ni hallaban quien se lo diese, y que el ex-
tremo de la necesidad los sacaba y llenaba á los campos
desiertos y solos y desolados , á comer las yerbas dellos
y á no ser vistos de gentes. Y ansí dice:
4 «Y comían yerbas y cortezas de árboles , raíz de
junípero pan suyo.» Lo que decimos yerhas , en el
original es malvas , en que por figura , nombrando una
especie de yerbas , se entienden todas generalmente.
Y lo que decimos «cortezas de árboles», dice la pri-
mera letra «y de sobre el ramo», que es la corteza que
le cubre, según san Jerónimo; aunque otros dicen cer-
ca del ramo , como diciendo que cogían de entre las
matas malvas y las comían. Dice mas:
o «De valles arrebatan aquesto, hallándolo, con vo-
ces corren á ello;» que es mayor encarecimiento de
hambre. Porque, dice, no solo se mantenían con raíces
y yerbas, mas ni de yerbas tenían copia bastante ; ham-
breando andaban por los valles buscándolas, y si las
hallaban , acudían corriendo y gritando comoá un bien
no pensado. O como dice otra letra: «De enmedio eran
alanzados, voceaban á ellos como ladrón;» que de-
muestra por otro camino la vileza destos hombres que
cuenta. Que su traje , su disposición, su inutilidad de
vivir vagabunda, los hacía sospechosos á la gente; y
ansí, los que los vian los echaban á voces del pueblo,
diciendo: «Al ladrón, al ladrón.» Y según esto, mani-
fiesta la causa principal que los llevaba á los campos.
Y con ello conforma lo que luego prosigue:
6 «En escondrijos de arroyos moraban, en forados
de tierra y en peñas. » Porque huyendo la grita, y el
justo temor y sospecha que dellos tenían los hombres,
desamparados los pueblos, se ascendían entre las pe-
ñas. Y dice «escondrijos de arroyos, y forados de tier-
ra y en piedras », porque en los arroyos las quiebras,
y en la tierra las cuevas, y entre las peñas los aparta-
mientos secretos, son buenos para esconder al que hu-
ye. Dice :
7 «Que entre estas cosas se alegraban, y so espinas
eslimaban regalo;» ó de otra manera : «Entre mator-
rales roznaban, adunábanse debajo de ortiga.» Cuando
una cosa llega á hábito hace contento y regalo, que es
lo postrero á que llegar puede; y ansí, no pudo Job en-
carecer mas la vileza destos que diciendo que se de-
leitaban y alegraban con ella. Y dice que roznaban,
porque la manera de conversar y de alegrarse entre gen-
LUIS DE LEÓN. 1
te tan baja es de ordinario torpe y bestial. Dice mas :
8 «Hijos de desprecio, hijos sin nombre, deshechos
mas que el polvo ;» en que concluye con ellos y con sus
calidades. Como si dijera : Al fin en una palabra gente
despreciadísima y obscurísima, y vil mucho mas que la
tierra. Porque en la lengua original deste libro, decir-
se uno hijo de alguna obra ó cualidad, significa el ex-
tremo della, como es manifiesto. Pues estos hombres
¿qué, qué? Lo que dice :
9 « Y agora he sido su cántico, y soy para ellos ha-
blilla. »
10 «Abomináronme y alejáronse de mí, y no detu-
vieron su escupir de mi rostro.» Esto es, soy agora el
desprecio y la risa y el abatimiento destos que digo,
que es decir, soy mas vil que la vileza y mas bajo que
el abatimiento mismo, pues la vileza y el abatimiento
me huellan , escupen y escarnecen. «Abomináronme,
dice, y alejáronse de mí, y no detuvieron su escupir de
mi rostro ; » que es el gesto que pone y lo que hace
quien encuentra con alguna cosa torpe y hedionda, tor-
cer el rostro y decir ¡ qué pestilencia ! y apartarse aprie-
sa y escupirla. Añade :
H «Abrió su carcaj y afligióme, puso freno en mi
boca. » Esto dice de Dios, y viene bien con lo dicho;
porque quien llega á que la vileza le escupa, no le que-
da mal que no padezca. Y ansí, habiendo llegado á este
estado Job, y dicíéndolo, viene natural el decir que
((abrió su aljaba» Dios para herir, que es tanto como
emplear en él todas sus saetas, y sujetarle á todos los
males. Porque si se debe la compasión al afligido, y nin-
guno es tan crudo que no se conduela de los que mal
padecen, el miserable de quien nadie se compadece^
antes los grandes y los pequeños le mofan, venido liaá
lo postrero de la desventura. Y ansí dice : «Y afligióme
y puso freno en mí boca ; » que aun es otro grado de
miseria mayor no consentir al herido se queje. Y dí-
celo de sí Job, parle porque sus amigos no le consen-
tían quejarse, y parte porque, dado que se quejase , no
llegaba ni igualaba con cuanto se quejaba á su mal. O
en otra manera, porque el original lo consiente , y es :
«Desató mí cuerda y afligióme, y freno de mis faces
desecharon;» en que habla todavía de aquellos viles
que se burlaban del. Y llama cuerda suya su autori-
dad, que los ataba antes para no le perder el respeto, y
«freno de sus faces», la reverencia del, que los enfre-
naba y detenia para no perder la vergüenza. Dice mas :
12 «A la diestra de mi calamidad que nacía, se le-
vantaron luego, empelieron mis pies, oprimieron como
olas con sus carreras.» En lo cual habla, no solo des-
tos viles que ha dicho , sino en general de todos sus
males y de los que los causan. De quien dice que en
descubriéndose su calamidad y en naciendo, se pusie-
ron á la diestra della, conviene á saber, para favorecer-
la, haciéndola mas grave y mayor, y luego que le vie-
ron ir deslizando, le ayudaron á caer, empclicndo sus
pies, y pasaron sobre él caído, y repasaron mil veces á
fin de mas quebrantarle. Que es semejanza traída, ó del
trillar de la era, adonde después de tendidas las micses
las quejjranían andando sobre ellas, ó de lo que en la
batalla acontece, adonde los caídos mueren las mas ve-
ces quebrantados de los caballos que les pasan encima.
EXPOSICIÓN DEL
Y ansí, dice el original puramente : «Exlentlieron sobre
mí caminos de su quebranto , » esto es, con que que-
brantan y desmenuzan lo que huellan. Y dice :
•13 «Desbarataron mi senda, pusiéronse en celada
contra mí, y prevalecieron, y no fué quien diese socor-
ro ;» en que persevera en la semejanza de la guerra que
dije. Porque, comr en ella suelen tomar los pasos al ene-
migo, y cortarle el camino, y sabiendo por dónde pasa,
ponerle celadas y salir y acometer, y desbaratar á los
que ansí de improviso acometen, en la misma manera,
dice , caminando seguro él , el tropel de sus males le
cortaron sus pasos, y de donde no pensó, salieron no
■vistos, y le acometieron y vencieron y desbarataron, sin
bailar socorro en ninguno. Y porque no le acometieron
poco á poco ni uno á uno , sino muchos juntos y casi
en un mismo momento, declara este alropellamiento ó
este Ímpetu tan atropellado , insistiendo todavía en la
semejanza de la guerra, por la manera que se entra en
una ciudad cercada por las ruinas que la balería ha he-
-cho en el muro. Y dice :
44 ((Como por puerta abierta y muro roto arreme-
tieron sobre mí, y derrocáronse á mis miserias;» esto
es , para me hacer miserable , juntos y empelléndose
unos á otros , y hechos de tropel , se derrocaron unos
sobre otros , como los soldados hacen en la ciudad que
se entra. O según otra letra que dice : (( Como en rotu-
ra ancha vinieron por asolamiento, vinieron rodando,»
declara el acometimiento unánime y impetuoso que di-
go, no por la guerra, sino por dos diferentes semejan-
zas, una de la agua que rompe algún muelle , y otra del
edificio en cuesta, que si cae, viene á lo bajo rodíindo.
Porque, dice , vinieron mis enemigos á mí , (( como en
rotura ancha,» entiéndese , vienen las aguas , esto es,
con el ímpetu y muchedumbre que las aguas del rio sa-
len por la presa ó por el muelle opuesto que rompen; y
vinieron como (cuando viene al suelo un muro alio) las
piedras del juntas y unas sobre otras, y empeliéndoe
todas, vienen por la cuesta rodando. De que lo que aña-
de se sigue, esto es :
1 o (( Reducido soy á nada , sollevó como viento mi
deseo, y como nube se pasó mi salud.» ((Su deseo» lla-
ma su ser y su ánimo , y lo que tiene en él el princi-
pado, y la palabra original lo demuestra, que es como
si dijese (do en mí generoso», y salud nombra su
prosperidad y buen estado. Y porque dijo que los ma-
les le convertían en nada, que fué decir que no tenia
ni ser ni valor ni consejo, consumido en el cuerpo con
dolores, y en el alma con aflicciones y angustias, y co-
mo el original dice, porque los espantos, esto es, lo es-
pantoso todo se le ponia delante, por eso dice que su
ánimo y el ser de su juicio y esfuerzo (( el viento le lle-
vó», y su prosperidad ((se pasó como nube», como di-
ciendo no quedarle ningún rastro. Porque es uso de la
Sagrada Escritura, por estos nombres de viento que lle-
va y de nube que pasa , significar lo que se pierde del
lodo ; porque lo que el viento lleva, desaparece en un
punto, y la nube en pasando se deshace, sin dejar de
sí ninguna señal. David en el salmo primero (a) : ((No
ansí el malo, no ansí, sino tamo que el viento lleva de
sobre la tierra. » Y Oseas (b) : «Por tanto serán como
(o) Ps. i, V. 4. (b) Oscae, cap. xiii, v. 3.
LIBRO DE JOB. *23
nube de madrugada y como rocío de la mañana, que pa-
sa.» Mas dice adelante:
16 «Y agora en mí se marchita mi ánima, ásenme
días de angustia. » Dice que desfallece del lodo. Y aun
el original lo encarece mas, porque dice : «Contra mí se
vuelve mi ánima, que era lo que ya solamente pudiera
ser de su parte. Por manera que él á sí mismo se era
contrario, y su alma enemiga con imaginaciones tris-
tes y con pensamientos amargos. Dice mas :
17 (i En noche de dolores es horadado mí hueso, y
los que me comen no duermen. » El pensamiento me
aflige y el dolor, dice , ni de noche descansa. Y d!ce
dolores, porque no padecía un dolor solo, y dice que le
«horadan los huesos», para decir que son penetrativos,
y no en la sobrehaz de la carne. «Y los que me comen
no duermen ; » que son ó esos mismos dolores que le
consumen, porque ninguna cosa gasta ni consume mas
que el dolor, ó verdaderamente son los gusanos que em-
podrecido criaba, los cuales, dice que sin hacer pausa
le comían la carne, y velaban comiéndole, cuando lo-
dos dormían. Otros dicen aquí : «Mis venas, ó mis pul-
sos no descansan ;» con que significan la fiebre continua
que con la noche crecía , mas « los dolores ó los gusa-
nos» viene mejor; porque añade :
•18 « En su muchedumbre dellosmi vestidura es con-
sumida, ciñéronme como gorjal de túnica.» «Su ves-
tidura» llama aquí su carne, de que se demuestra aquí
la alma vestida; la cual vestidura le consumían los gu-
sanos, por ser muchos en gran manera , y por cercarle
todo y por todas partes , de que se seguía que del al
lodo y á la ceniza no había diferencia ninguna. Y por
eso dice :
19 «Comparóme al lodo, asemejado soy á polvo y
ceniza,» que son cosas viles y asquerosas. Pero lo que
mas siente es lo que añade :
20 «Voceé, y no me ropondiste ; estoy, y adverliste
á mí;» entiéndese « y no advertiste á mí»; porque, se-
gún la costumbre de la lengua primera, se repite en el
fin la negación del principio. Pues dice : Y entre tan-
las miserias, la mayor es, que te llamo á voces y no me
respondes, y me pongo delante de tí y me presento afli-
gido, y no me echas de ver. Porque á la verdad una al-
ma santa y que tiene trato con Dios, cuando está pues-
ta en trabajo , por grande que sea , todo lo pasa bien
si le siente acerca de sí , si le responde con su luz
cuando se le presenta; mas si se le encubre, si él tam-
bién se escurece, sí desaparece delante, allí es el dolor
y el sentir verdadero, entonces siente de veras su cala-
midad y trabajo, ó por decir verdad, todo su trabajo es
menor en comparación de que Dios se le absconda.
Porque, demás de la soledad y desamparo que siente
grandísimo, la parte del sentido flaca envía imagina-
ciones aborrecibles á la alma, que le son de increíble
tormento, unas veces desesperando de Dios, y otras te-
niéndose por olvidado del, y otras sintiendo menos bien
de su piedad y clemencia, y como diciendo lo que lue-
go se sigue :
21 «Trocado te me has en cruel , en fortaleza de tu
mano me haces guerra. »
22 «Levantásteme, y como sobre el aire puesto á
caballo, derrocásleme valerosamente. » En que es üer-
424 OBRAS DE FRAY
mosa manen de significar lo qiie es y vale la felicidad
de la tierra, pintar un hombre sobre el aire puesto á ca- j
bailo, puesto, digo, sobre el aire en alto, como si á ca- |
bailo fuese. Porque sin duda todo aquello en que se afir- i
ma y sobre que se empina esla felicidad miserable, |
aire es y ligero viento. Y como el que en el viento su-
biese andaría bien alto, mas á gran peligro de venir |
presto al suelo, ansí los que en estos bienes de la tier-
ra se suben, andan encumbrados, pero muy peligrosos;
parecen altos mas que las nubes, masías nubes mismas
no desaparecen mas presto. Pues desta felicidad, en que
subió Dios a Job, quéjase agora que el mismo Dios le
derrocó poderosamente. Derrocóle , porque se la quitó
poderosamente , porque la quitó en un momento, y no
le puso en el suelo descendiéndole por sus escalones,
sino sin parar en ellos, vino de un golpe á la tierra ; y
no solo le quüó los bienes, mas la salud, la paz, el con-
suelo y contento. Y aun hay en esto otra solilcza mayor,
y ansí en el original leemos «deshácesme con sotileza»;
que poruña parte le deshace este azote, y por otra par-
te le rehace y sustenta; y con ser por extremo durísi-
mo, para que lo sea mas y no tenga fin , repara lo que
consume. Y ansí dice :
23 o Conozco que me entregarás á muerte , donde
es la casa y convento de todo viviente.»
24 « Empero no envías tu mano para acabamiento
dellos, y si cayeren, tú salvarás.» Que es como si di-
jese : Aunque es cierto, Señor, que tengo de morir,
porque con esa condición nacemos todos, según tu an-
tigua y justa sentencia, pero estos males que envías so-
bre mí, aunque son mortales, no quieres tú, para acre-
centar mi tormento, que me sean de muerte; no son
dolores que acabando el sugeto, dan fin á sí mismos, si-
no males que por secreta orden tuya, con poder desha-
cer una peña, me rehacen á mí. Y si vencidas de tan
grave mal, desfallecen mis fuerzas, y si caen, rendidas á
las desventuras, «tu salvarás,» esto es, tú las susten-
tas, para que mi padecer no fenezca ; que es sentencia
semejante á !a que en otras partes ha dicho. O de otra
manera, dice .Job que en tanta miseria le consuela ser
cierta la muerte, que á la fin es puerto de descanso pa-
ra los afiigidos, la cual muerte es inexorable, y que no
se puede rehusar, aunque en lo den)ás no haya mal sin
remedio ; y eso mismo es lo que á él le conhorta , no
sanarse el morir con medicina, ni ablandarse a ruegos,
ni admitir excepción en su ley, porque esta certidum-
bre, y el tener su miseria fin, corren á un mismo paso.
«Pues, dice, conozco que me entregarás á muerte,
adonde es la casa y convento de todo vivíante;» esto es,
al fin conozco que he de morir como lodos, y que es-
tos dolores fenecerán con la mucrie. Y porque el ser
ansí le aliviaba, muestra con palabras cuan cierto es
que ha de ser. Y ansí, añade según el original á la le-
tra : «Que cicrlo no en túmulo enviará mano,» esto es,
ni sacará Dios á ninguno del montón de los muertos,
esto es, no exentará deslo, que es morir, á ninguno. Y
llama á la muerte túmulo ó amontonamiento, 6 asola-
miento según otros, porque lo asuela y porque lo amon-
tona. Y dice mas en la misma razón , «sí en queI>ranto
del clamor á ellos.» Si, esto es, dado que (ícn que-
branto del », esto es, cuando Dios los quebranta y ma-
LUIS DE LEÓN.
ta, «clamor á ellos,» esto es , lloren y clamen, pidién-
dole que les perpetúe la vida. O digamos ansí, «dado
que en quebranto del ,» esto es, cuando les envíe algu-
na otra calamidad y trabajo, «clamor á ellos,» esto es,
les es concedido á los así trabajados pedir y hallar re-
medio. Como diciendo : Aunque en los demás males
Dios, cuando los envía, puede y suele ser ablandado, y
aunque suele extender su mano y librarnos , mas no la
extiende al matar, ni libra á ninguno de no caer en la
huesa, y hacer mayor aquel número, que es certificar
su consuelo, haciendo la muerte cierta é infalible. Pro-
sigue :
25 «Lloraba sobre el afligido, y condolíase mi alma
del pobre. » Bien sabia Job por verdad lo que la misma
verdad dijo después por su boca (a) : «Bienaventura-
dos los misericordiosos, porque ellos conseguirán mise-
ricordia. » Y la memoria de las miserias que ha referi-
do y padece, le hacia imaginar cerrada para sí la puer-
ta de la misericordia , y juntamente se acordaba que él
h trujo siempre abierta para todos ; de que nacía en él
maravillarse mucho que se quebrase en él una regla
tan cierta, y que no hallase piedad un hombre eh quien
los otros la hallaron. Y esto es lo que dice : «Lloraba
sobre el afligido,» ó como el original suena, «lloré al
duro dia, y condolíase mi alma del pobre. »
26 «Y cuando esperaba bien, vino mal ; esperaba luz
y salieron tinieblas.» Como diciendo : Lo que sabia de
mí, y lo que de la condición de Dios conocía , me pro-
metían piedad y buen suceso en mis cosas, porque los
desastrados y los afligidos y menesterosos hallaron
siempre abrigo y piedad en mi corazón y en mí casa;
mas sucedióme al revés, y por piedad he hallado crue-
za, y por bien mal gravísimo , y por vida descansada y
alegre tinieblas de miseria y tristeza. Y ansí dice:
27 «Mis entrañas hierven sin descanso, adclanlá-
ronseme los dias de cuita ; » porque el corazón le her-
vía de congoja, y el cuerpo con fiebres ardientes. Y dice
bien que «los dias» de miseria y «de cuita se le ade-
lantaron » y le ganaron por la mano; porque, según el
común sentido de los Iicmbres , todo lo malo é infeliz,
por mas que se tarde, llega temprano, y con su presen-
cia, por la mala cualidad que en sí tiene , obscurece y
como deshace en cierta manera todo el bien que pasó.
De donde nace parecerles á los infelices y tristes que
ha sido miseria su vida toda, y que sí hubo algún bien
en ella, fué pequeño y momentáneo, porque se les fué
en un punto volando. Y aun dice que «se le adelanta-
ron los dias de cuita», para decir que los adevínabasu
corazón antes que fuesen, y que la alma le decía el mal
que le estaba guardado, y que su miseria, primero que
se le mostrase á los ojos, le atormentó con temor su pe-
cho, estampando su triste figura en él. Y ansí añade :
28 «Enlutado andaba sin brío, levantóme entre la
congrcí-'acion , llamé.» Porque, sin entender de qué, el
alma adevina se le entristecía en sí misma, y ansí an-
daba como vestido de duelo y «sin brío», como dice,
porque la tristeza y el temor derruecan el ánimo. O co-
mo otra letra dice, «andaba sin sol,» porque el ánimo
triste huye la luz y alegría. Y dice que « se levantaba
en la congregación y llamaba»; que es proprio do añi-
la) MaUlj., cap. li, V. 7.
EXPOSICIÓN DEL
mos sobre^aUados y que temen lo que no entienden, '
en medio de la conversación apartarse y salirse della, y i
suspirar sin orden y dar voces sin ocasión y sin tiera- j
po. Y dice luego la manera de las voces y de los ge-
midos que daba, añadiendo :
29 «Hermano fui de dragones y compañero de aves-
truz ;» esto es, semejante fui á ellos en el bramar y ge-
mir, mis voces y las suyas se parecian en lo triste y
temeroso, y en su son descompuesto. Y dice mas :
30 « Mi cuero de sobre mi ennegrecido, y mis huesos
secados del ardor.» Que se ha de referir, no tan sola-
mente al tiempo presente, sino también á paríe del pa-
sado, cuando la tristeza de lo que sin entender recelaba
le consumia la carne y le tostaba el cuero. Y en el mis-
mo tiempo también
31 «Se convirtió en lamento mi cítara, y mí órgano
en voz de llorosos. » Porque el recelo secreto del cora-
zón y los sobresaltos del le aguaban el contento, y se
le quitaba delante en medio de la alegría, y estando en
fiesta, entre el regocijo y placer, le bañaba , sin saber de
qué, el lloro las faces.
CAPITULO XXXL
ARGUMENTO. ,
Conclnye Job sn razonamiento, diciendo pormny extenso todos
los ejercicios y obras santas en que se liabia empleado desde su
niñez, deseando que vengan sotire él los males contrarios si no
es asi como lo cuenta.
i Concierto establecí á mis ojos , para no pensar de
doncella.
. 2 Que ¿qué parte tuviera en mí el Señor de arriba? Y
¿qué herencia del Abastado desde las alturas?
o ¿Por ventura no quebranto al malo, y ajenamiento á
obreros de maldad?
4 ¿ Por ventura él no considera mis carreras y contará
mis |iasos todos?
5 Si anduve con mentira y aguijó á engaño pié mió,
6 Péseme en peso de justicia, y sabrá Dios mi perfec-
ción.
7 Si desvié mi pié de camino, si en pos de mis ojos ca-
minó mi corazón, y si se apegó torpeza á mis manos,
8 SemM'aréy comerá otro, y mis pimpollos serán des-
arr;iÍL;ados.
9 Si se dejó llevar corazón mió de mujer, y si puse ce-
lada á puerta de mi amigo,
10 Ramera de otro sea mi mujer, y otros en somo de
ella se encorven.
41 Que esto tacañería, y ello maldad grandísima.
í2 Que esto fuego, que basta consumir traga, y todos
los frutos desarraiga.
io Si desdeñé juicio de mi sirviente y de mi sirvienta,
cuando ellos pleitearon comigo.
ii Y ¿qué hiciera cuando se levantare Diosa juicio?
y cuando visitare ¿qué responderé á él?
45 ¿Por ventura no hizo á mi quien hizo á él en el vien-
tre, y en la madre nos compuso uno mismo?
46 Si negué su deseo á los pobres , si hice esperar á
ojos de viudas,
47 Y si comí mi bocado á solas , y no comió huérfano
dé!;
48 (Que de mis niñeces creció comigo piedad de padre,
y del vientre de mi madre salió comigo); j
49 Si vi perecer sin vestido, y no di cohija al mendigo;
20 Si no me bendijeron sus costillas, si de la iresqui- ;
ladura de mis ovejas no cobró calor; i
LIBRO DE JOB. 425
21 Sí levanté contra huérfano mano mia, por vermí
superior en la puerta,
22 Mi lado caiga de su hombro y mi brazo quebrado
sea por su canilla.
25 Que siempre temí á Dios como olas hinchadas so-
bre mi, y su peso soportar no podré.
21 Si puse oro fortaleza mia, y al oro de Tibar dije : Mi
fiucia ;
2o Si me regocijé por muchedumbre de mis haberes,
y porque mucho hallaron mis manos;
26 Si miré al sol cuando resplandecía, si á la luna, que
caminaba con claridad;
27 Y se alegró en escondido mi corazón , y besó á mi
mano mi boca;
28 (Que también esta maldad grandísima, y negamien-
to de Dios altísimo);
29 Si me gocé de caída de mí aborreciente, y me re-
gocijé de que el mal le hallase,
oO M di mi paladar á pecar, deseando con maldiciones
su ánima,
31 Si no dijeron varones de mi tabernáculo: ¿Quién
dará sus carnes del, para hartarnos?
ó2 Peregrino no quedó fuera, mí puerta abierta á vian-
dante.
55 Si encubrí como hombre pecados mios, y ascondi
en mi seno mi maldad;
54 Sí me asombré á gran muchedumbre y me espan-
tó desprecio doméstico, sino antes callé, ni salí de mi
puerta;
OO ¿Quién me dará oyente, que mi deseo oiga el pode-
roso, y escriba libro el mismo que juzga?
56 Traerlo be sobre mi hombro, y rodearlo he como
guirnalda.
37 Por todos mis pasos lo pronunciaré, y como á prín-
cipe le ofreceré.
58 Si contra mí mi tierra vocea, y con ella lloran sus
sulcos;
59 Si comí su fruto sin dinero, y afligí ánima de sus
lal)radores;
40 Por trigo me nazcan abrojos, y espinas por cebada.
Acabáronse las palabras de Job.
EXPLICACIÓN.
Después que ha dicho Job su felicidad pasada y su
calamidad prcsenie, y declarado con ambas cosas y
engrandecido su mal , cuenta agora en este capítulo su
virtud é inocencia, que sirve también para mayor en-
carecimiento de lo que padece; que aunque la buena
conciencia en las caídas de esta vida y en los trabajos
y penas consuela , mas también aflige por olra parte
el padecer y el no saber la causa por qué se padece , el
saber uno de sí que era digno de premio y el verse co-
mo malo desechado y hollado, el haber servido á la vir-
tud y el salir burlada , á lo que al presente parece, su
confianza ; y es dolor sin duda grandísimo para los
que, siendo 'virtuosos , son maltratados , el entender
cuántos se apartan del camino bueno atemorizados con
sus desastres , y el crédito que pierde la virtud en los
ojos y juicios del mundo. Pues cuenta Job su inocen-
cia, y contando de sí, hace juntamente un debujo de
los oficios del justo, y diciendo lo que hizo él , enseña
lo que debemos hacer. Y dice ansí :
4 «Concierto establecí á mis ojos para no pensar
de doncella.» En que lo primero que de su pasada vi-
da refiere es su honestidad y templanza; porque, co-
mo es vicio común y á que todos por naturaleza se in-
clioan, y en que los hombres ricos y regalados y podero-
426 OBRAS DE FRAY
sos tienen menos rienda que otros, convínole abonarse !
en esto al principio. Y ansí, dice que en este caso no |
solamente fué honesto en los desaos, sino también en ¡
los ojos y en el mirar muy compuesto. Porque , á la j
verdad, el que mira sin orden desea muchas veces sin |
freno, y en este vicio señaladamente la puerta son de
ordinario los ojos , porque la figura hermosa es lo que
mas le despierta. Y como dice el poeta latino :
Ed el amor los ojos son la guia.
Ymasextendidamente el Sabio en el Eclesiástico (a) :
«No mires la doncella , porque no tropieces en su her-
mosura. No revuelvas la vista por los barrios de la ciu-
dad , ni por sus plazas vaguees. Aparta tus ojos de
mujer afeitada y compuesta , y no hinques los ojos en
la hermosura no tuya ; que por la hermosura de la ca-
sada perdieron la vida muchos, y del buen parecer se
enciende como fuego el deseo.» Pues asentó con sus
ojos que cerrasen la entrada á semejantes figuras, pa-
ra que entrando, no le robasen la casa de la alma; y
como no tuvo denlro de sí quien le solicitase y hechi-
zase el corazón , no se movió á amar y apetecer lo que
amado es ponzoña. Por manera que, no solo tuvo con-
certados deseos, sino cerrados también y tomados to-
dos los caminos de su desconcierto. Y no cerraba co-
mo quiéralos ojos, sino tenia asentado y establecido
con ellos que anduviesen siempre , cuanto á esto, cer-
rados; que es decir que tenia hecho hábito en él la
virtud, y que ya como de suyo obedecían á la razón en
él los sentidos y poioncias del cuerpo. Dice mas :
2 «Que ¿qué parte tuviera en mí el Señor de arri-
ba? y ¿qué herencia el Abastado desde las alluras?»El
original pone lo mismo en otro modo, porque dice :
(( ¿Qué parle tuviera del Señor de arriba? y ¿qué he-
rencia del Abastado desde las alturas?» Que aunque en
lo primero pregunta la parle que tuviera Dios en él si
fuera disoluto y deshonesto, y en lo segundo la parle
que tuviera él en Dios siguiendo tal vida ; mas es todo
uno, porque ni Dios en el malo tiene la parte que se le
debe , ni él en Dios la que le cumple y conviene; que
ni Dios posee su corazón , ni él tiene á Dios en el al-
ma. Pues dice Job la causa y fin por que era templa-
do , que era tener á Dios respeto, y saber que le des-
echaba de sí si admitía amor deslionesto en su pecho ;
con que demuestra esta honestidad en él haber sido
virtud verdadera , pues miraba en ella á Dios, y no po-
nía en ella por su fin principal, como hacen algunos,
su reputación y honor proprio. Y bien entendió tanto
?ntes lo que san Pablo (6) escribe muchos años des-
pués, que (dos fornicarios y muelles y adúlteros no
poseerán el reino de Dios». Y por eso pregunta que
cuál parle ó cuál herencia iiererbra de arriba, esto es,
délos bienes y herencias del cíelo, sí le cupiera parte
sí fuera corrompedor de doncellas; como infiriendo
que no la tienen en aquella herencia los tales. Y ansí
añade :
3 «¿Por ventura no quebranto á los malos, y aje-
namiento á obreros de maldad?» Cierto es, dice , que
fuera excluido de la herencia del cíelo si ocupara mi
(a) Ecli, cap. 9, vv. 5, 7, 8 y 9.
W 1, Ad cor., cap. 6, vv. 9, 10.
LUIS DE LEÓN.
ánimo en ese vicio ; porque lo es cierto y sin ninguna
duda quebrantar y deshacer Dios á los malos, y ena-
jenarlos y desterrarlos de sí. Y sí queréis saber, sir-
viendo á la deshonestidad, cuál fuera mí partida , fue-
ra sin duda quebranto, enajenamiento y destierro. Y
porque no solamente se justifica en el hecho, sino tam-
bién en el pensamiento y deseo (que por eso dijo ha-
berse concertado con su vista para no pensar de don-
cella, ó como el original á la letra, «que ¿para qué
consideraré de doncella? ») , y porque el pensamiento
se encubre en el alma, no por eso, dice , le di rienda
suelta ; que ni por ser deseo sin obra le tenia por líci-
to, pues, como confiesa, por él se pierde la herencia
del cielo, ni por ser oculto y secreto, imaginé que Dios
no lo vía. Y ansí añade :
4 «¿Por ventura él no considera mis carreras , y
contará mis pasos todos ? » Cierto las considera y las
ve en particular y con distinción cada una. Y porque
las ve , conociera con claridad lo que añade :
5 «Si anduve con mentira, y aguijó á engaño pié
mío;» esto es , si mostraba uno y encubría otro, sí pin-
taba con honestidad el semblante y bacía en el alma
burdel , si ponía cerraduras de gravedad á mis ojos y
abría larga entrada en el corazón al deseo, si en lo pú-
blico me fingía templado y en viendo la ocasión secre-
ta aceleraba los pies. El caso es , dice , que , cuanto
á este negocio, no me falló quilate, pura y fielmente
lo he guardado, póngame en un peso fiel , y verá que
es verdad. Y ansí añade :
6 «Pesóme en peso de justicia , y sabrá Dios mi sen-
cillez ó mi perfección,» como dice otra letra. «Peso
de justicia» llama el justo y fiel, y pesar en peso es fi-
gura de hablar que vale tanto como examinar con ri-
gor. Mas prosigue :
7 «Si desvié mi pié de camino, sien pos de mis ojos
caminó mí corazón , sí se apegó torpeza á mis manos.»
Insiste todavía en certificar su limpieza.- Antes la afir-
mó simplemente , agora la confirma debajo de maldi-
ción; primero la probó, porque conocía cuánto Dios se
ofendía de lo contrario, agora la persuade, pidiendo á
Dios que le destruya, si miente. Y dice :«SLdesvié mi
pié de camino ,» esto es , si me aparté de lo que debía;
y declara en qué caso, diciendo : « Si en pos de mis
ojos caminó mí corazón ,» eslo es , si apetecí desorde-
nadamente la hermosura que vi; y dícelo mas claro
luego : « Sí se apegó torpeza á mis manos ,» eslo es, si
en mis obras fui deshonesto y torpe, ¿qué le avendrá?
¿Qué? Lo que añade:
8 «Sembraré, y comerá otro, y mis descendientes
sean desamparados;» esto es, lodo lo en que pusiere
mano se pierda , sucédanme al revés mis designios;
trabaje, y no para mí ; siembre, y cojan otros mis fru-
tos. Lo cual ansí es maldición (que al parecer pide que
le vengue sí fué deshonesto) ; que es también como
profecía ó verdaderamente como doctrina sacada de la
experiencia de lo que sucede de ordinario á los desho-
nestos y mujeriegos, que son desastrados en las cosas
que emprenden. Y como se convierten en carne, y ha-
cen el ánimo muelle y le acostumbran al ocio y regalo,
no aspiran á cosas grandes , ó sí aspiran , son vencidos
en ellas, porque carecen de los nervios que son nicues-
EXPOSICIÓN DEL
ler; que ni ?on para la vela , n¡ para sufrir el trabajo,
ni para irse á la mano en cosa de gus!o, ni para ocupar
el peii>araiento en buscar el consejo, que son los me-
dios por donde lo que se pretende se alcanza; que lo
que el orador escribió en un género de ejercicio y de
industria , es verdad en todos los negocios y pretensio-
nes nobles y honrosas. ((Porque no es posible, dice (a),
en ninguna manera que el ánimo entregado á torpeza
.y ocupado y como enredado en amores, en aficiones, en
deseos, y muchas veces con sobra, y otras con falta de
cosas , pueda responder, no solo en el hecho, mas ni
con el pensamiento, á este oficio que hacemos. Ca con-
viene se dejen los deleites todos , se desamparen los
entretenimientos de pasatiempo, el juego, las burlas,
el banquete, y casi las pláticas y trato doméstico es
necesario se olviden.)) Mas veamos lo que dice adelante:
9 « Si dejé llevar mi corazón de mujer, si puse ce-
lada á puerta de amigo.» Por mujer entiende la casa-
da; que de las solteras es lo de arriba, y por amigo
entiende á su marido, cualquiera que él sea ; que le lla-
ma amigo como quien dice vecino ó prójimo. O si ha-
bla con propriedad, dice lo que acontece á las veces,
que pone mancilla en una casa el que tiene entrada en
ella como deudo ó amigo. Y llama aponer celada», por-
que si el marido es amigo, es hacerle traición caminar
por la amistad á su afrenta, y aprovecharse del ser
amigo para serle enemigo de veras; y si no es amigo
el marido, pénele también celada el adúltero, porque
siempre en semejantes tratos entrevienen encubiertas
y engaños. Pues dice que si solicitó la casada, que
10 «Ramera de otro sea mi mujer, y otros en somo
della se encorven.» Que es decir quien tal hace tal pa-
gue, y su pena sea semejante á su culpa, y lo que hizo,
eso mismo le avenga. Donde decimos «ramera sea de otro
mi mujer», el original dice á la letra «mírela á oíros mi
mujer»; porque, entre otras figuras de hablar proprias
á sola esta lengua , es una por el nombre de moler sig-
nificar el servir á la torpeza en los actos carnales. Así
dice Esaias (6) á Babilonia, á quien habla como si fue-
se doncella : « Levanta la muela y muele harina;» y
para declararlo que entiende añade luego : «Descubre
tu torpeza y vergüenzas.» Y Jeremías , lamentando el
estrago que hicieron en su ciudad los caldeos, dice (c):
«Tomaron los muchachos para que les moliesen , esto
es, usaron deshonestamente dellos,» como san Jeró-
nimo escribe. Prosigue :
il «Que esto tacañería , y ello maldad grandísima.»
Porque, dice, conozco y conocí siempre que la mal-
dad del adúltero es muy grande, y que tiene pena gra-
ve y de muerte el poner en el lecho ajeno semejante
mancilla. Que donde decimos «maldad grandísima»,
el original dice « maldad de jueces », esto es, maldad
que por ley pertenece á juicio, y de quien los jueces,
según lo establecido por derecho , conocen para con-
denarla á castigo. Porque , aunque todos los pecados
son malos , la justicia de la ciudad no conoce de todos,
sino de aquellos señaladamente que deshacen su uni-
dad y destruyen la paz común, cual es el adulterio y
los demás que se hacen con injuria de otros. Porque
(a) Cicerón en Marc. Col.
(b) Isai., cap. 47, t. 3. (c) Tren., cap. 3, t. 15.
LIBRO DE JOB. 427
la injuria diferencia y desata , anM como lo igual con-
cuerda y aduna. Dice mas :
12 «Que esto fuego, que hasta consumir tragará, y
todos los frutos estraga. » Que porque dijo este delito
ser delito de jueces , esto es , tener pena establecida en
las leyes, dice agora y encarece la pena, que es de
muerte y de perdimiento de bienes; porque siempre y
en toda ley fué castigado el adulterio con penas graví-
simas, Y' no habla , á mi juicio, de la pena legítima
solamente, sino mucho mas de los desastres y acon-
tecimientos tristes que suceden de ordinario al adúl-
tero, que, ó caen en manos del injuriado, ó por huir
del se despeñan , ó sentidos , por no morir, desamparan
la tierra y la hacienda ; unos pierden la honra , oíros
hacen naufragio de los dineros , á otros castiga la jus-
ticia y á oíros quita en un punto una eslocada la vida.
Dejo casas asoladas y reinos trasiornados y hundidos
en venganza deste delito; que del solo nació cuanto
Homero canta en su Iliada, porque es sin duda, como
Job dice, fuego que abrasa y que traga. Que es pura
verdad, ansí por la ira que concibe Dios contra él, co-
mo por la rabia y furor que el celo, mezclado con ira,
enciende en el pecho de quien padece la afrenta. Que,
como en los Cantares se dice {d) : a Duros son co-
mo el infierno los celos, sus llamas, llamas ardientes
de fuego, no se apagan ni se aplacan con muchedum-
bre de aguas. » Y en los Prorí?r6ío& Salomón (e) : «El
adúltero, por falta de saber, pierde la vida, amontona
para sí afrenta y deshonra, y su infamia nunca se bor-
ra ; que el celo y el furor del marido en la ocasión de
vengarse no perdona, ni se allega á ruego de alguno,
ni se aplaca , ni toma en concierto ningún don ni te-
soro.» Prosigue :
13 «Si desdeñé juicio de mi sirviente y de mi sir-
vienta cuando ellos pleitearon comigo.» Habiendo di-
cho de la templanza, dice agora lo que toca á la justi-
cia. Y para mostrar que la guardó siempre con todos,
pone la parte en que mas fácilmente se quiebra , que
es con quien nos sirve y poco puede , como arguyendo
á lo que es mas cierto y forzoso; porque quien da su
debido á los bajos y flacos, cosa manifiesta es y forzo-
sa que no agraviará á los altos y poderosos. Pues dice
que nunca se desdeñó de venir á juicio con los suyos
ni de allanarse para estar á justicia con ellos, porque
el pundonor es el que suele retraer á los señores de es-
ta llaneza , que tienen por mal caso que haya ley ni ra-
zón entre ellos y sus criados , porque el haberla es un
género de igualdad penosísima á los ánimos altivos y
señoriles , cuales son los que cria el mundo en los que
se llaman señores. Mas Job no era señor para tenerse
por mejor que su siervo, ni porque podía mandar se
presumia señor absoluto, ni por verse mas alto dejaba
de reconocerse igual con todos en lo que era derecho.
Que es cosa lastimosa lo que en esto los que sirven pa-
san con sus amos á veces; los cuales , no contentos de
haber gozado de su trabajo, ni menos satisfechos de
haberlos tratado con severidad y escaseza , no les pa-
gan su salario, y los atemorizan con amenazas si se lo
quieren pedir. Y nace de que no se conocen y no con-
sideran lo que consideraba Job , como dice :
(d) Cant., cap. 8, v. 6. (e) Piov., cap. 6, t. 32 y sig.
428 OBRAS DE FRAY
i i (í Y ¿qué hiciera cmndo se levan iare Dios á jui- :
cío? y cuando visilare ¿ rjué responderé á él?» Porque j
si advirtiesen que tienen también superior y que hay amo ¡
en el cielo, á quien están sujetos, aunque les pese, y
que es amo común de sus criados y de ellos, y que los j
ha de juzgar á todos, depondrían sus crestas , y cono- j
cerian que si los alzó la fortuna , no por eso los exentó
la justicia. Y es conforme á esto lo que san Pablo es-
cribe á los colosenses (a) : « Los que sois señores con-
servad justicia y igualdad con vuestros criados, sabien-
do que también vosotros tenéis amo en el cielo.» Mas es
de advertir que donde decimos «cuando se levantare
Dios á juicio», el original solamente dice (icuando Dios
se levantare»; y en decir la Escritura que se levanta
Dios , es decir que viene á juzgar. Porque á la verdad,
á los que en esta vida de tinieblas vivimos parécenos
que duerme Dios y que está caído su bando en cuanto
no ejercita su justicia, porque pasan cosas tan desco-
munales y bárbaras entre no"o!ros , y es tan írrande la
confu-ion y desorden, que parece casa sin dueño á los
que no alumbra la fe , ó que si le tiene , que no advier-
te lo que pasa y que duerme ; que como nuestra vista
corla y nuestro ánimo angosto no alcanza ni compre-
hende las muchas cosas á que Dios tiene atención , en
lo que permite que pase , ni ve los fines grandes que en
lodo mira, ni los bienes perdidos que saca de hechos
perdidos y malos» ni los muchos efectos buenos á que
quiere sirva una cosa mala que consiente se haga ; lo
cual lodo aquella soberana Majestad conoce y ordena,
templa y endereza con admirable consejo; parécenos,
porque no envia luego sobre el malo sus rayos , que
tiene descuido ó que no mira , presos los ojos con sue-
ño. Pues respecto de la imaginación de la carne , que
imagina á Dios olvidado y caído, dice la Escritura que
se levantará Dios cuando ejercitare en el juicio justi-
cia. Y á la verdades altísimo siempre Dios y parecerá
en los ojos de todos en aquel día muy levantado y muy
alio. Porque sí levantarse es mostrarse y salir á luz lo
que estaba escondido , los malos , cuyos ojos y deseos
nunca miraron á Dios , le conocerán entonces para su
miseria descubierto y clarísimo. Y si es levantarse to-
mar brio y mostrar fuerza , será no vencible con la que
en aquel día convencerá á los pecadores de culpa y los
sujelará á pena perpetua. Y sí levantarse es declararse
por superior á los otros, en aquel dia lo rebelde todo,
la alteza y soberbia del mundo, las torres do la vana
excelencia, sus máquinas, sus consejos , sus mañas,
su ser, su poder, sujeto á sus pies «se verá», y que-
dará él solo alio, y todo lo demás humillado y rendido.
Ansí que, debidamente es díclio «levantarse Dios»
cuando juzga. Y Job dice con grande razón y pregunta
lo que responder pudiera en aquel dia al Juez, si él no
quisiera agora reconocer para con sus criados juez en
la tierra; que ni le pudiera decir no hablar con los
amos las leyes, ni ser él absoluto señor de sus siervos,
ni estar compuestos ellos de diferenlc metal, ni serle
de nacimiento sujetos y inferiores, como los animales y
bestias. Que, como añade :
15 «¿l'or ventura no hizo á mí quien hizo á él en el
vientre, y en la madre nos compuso Uhomiimo? Ilí-
(é¡ Ej). ad »tl., cap. i, r. 1.
LUIS DE LEÓN.
zolos sin duda y compuso un arlííice mismo, y en un
mismo lugar, y de una misma materia, y poruña mane-
ra misma, y eso es lo que dice. Y es argumento que
con eficacia convence, que son iguales en ley el sier-
vo y el amo, pues lo son en naturaleza; y que, pues
son de una especie, pertenecen á una república, y por
el mismo caso los gobierna y los rige un derecho y un
fuero. Pero veamos lo que dice adelante:
16 «Si negué su deseo á pobres, sí hice esperar ojos,
de viada.» Que ya toca en otra diferente virtud, que es
la misericordia y largueza, que no siempre obliga, aun-
que siempre es muy loable y necesaria para que un
hombre sea perfecto. Dice pues : «Si negué su deseo á
los pobres.» «Deseo de los pobres» llama la limosna que
piden ; que la necesidad cou que la piden hace que la
deseen, y la manera de pedir que tienen y las voces que
dan y las plegarias que hacen son testigos de que es
grande el deseo; y demás desto, dice con particular ad-
vertencia «deseo de pobres», porque los deseos do los
pobres no son ni nacen de antojos, sino de causas ne-
cesarias y justas. Por manera que por dos títulos de-
ben ser oídas y admitidas sus peticiones : porque las de-
sean mucho, y porque son peticiones de lo necesario.
«No hice, dice, esperar ojos de viuda. » Proprío es de
una persona afligida y que su remedio cuelga de otra,
enclavar los ojos en ella, como pidiendo con ellos mas
que con las voces ayuda; y las viudas y pobres muchas
veces mirando piden , adonde el empacho natural les
quila el hablar. Por manera que el mirar es pedir, co-
mo se dice en el salmo (6) : « A tí levanté mis ojos, que
moras en el ciclo;» y durar mirando es perseverar en
lo que se pide; y por la misma manera hacer que á los
ojos que así miran esperen, es dar tarde y escasamente
lo que es pedido. Conforme á lo cual, dice Job que no
solo daba lo que le demandaba la viuda, mas que se lo
daba luego y con mucha presteza, que era darlo, como
el refrán latino dice, «dos veces;» porque el detenerlo
es como no darlo, aunque se dé á la fin y á la postre. Y
ciertamente pierde toda su gracia el bien (pie asi vie-
ne estrujado ; que la gracia de la dádiva es la alegría
con que se hace, y lo que se regatea y escatima no so
hace con alegría. Y ansí decía san Pablo (c), que alar-
guemos en la limosna la mano, «no con tristeza y co-
mo forzados de la necesidad,» y dilatándolo de uno á
otro dia, «porque ama Dios al que en dar es alegre.»
Conforme á lo que dice un poeta:
La griiciii que se tarila es dcsgrafiada»
roniiift la que los p;\sns arcelera
Es muy mas agradable y mas amada.
Y como sea en todos verdad, eslo mucho mas en las
viudas, por parte del corazón que lieneu afligido y es-
trecho ; por donde el acudir presto á su d(!seo les es
por extremo agradable; y no es de ánimos piadosos y
blandos, y cuales deben ser los amadores de Dios, su-
frir que le esperen ni atormentarlas con la dilación.
Ya adelante:
17 «Si comí mí bocado á solas y no comió huérfano
del.» También esto pertenece á la piedad y limosna,
no comer sin dar de comer, y que la necesidad natural
que despierta hambre en mí, despierte también mcmo-
(*) Pi. 12¿. {c) II, Ad cor., cap. 9, t. 7,
EXPOSICIÓN DEL LIBRO DE JOB,
429
ría de lo que padecen los que no tienen, y que de la rae-
moria nazca cuidado , y del cuidado la ejecución en el
hecho. Y verdaderamente es cosa de gusto que gusten
otras de mi manjar, y ningunos gustan mas que los ne-
cesitados y hambrientos, y es deleite grande este en los
que son piadosos de veras , como Job lo era , según
lo que añade:
18 «Que de mis niñeces creció comigo piedad, y
del vientre de mi madre salió comigo.» A lo que deci-
mos piedad, añade el original «como padre», para
decir que no era como quiera ni ordinaria la piedad de
que Dios le dotó , sino piedad de padre con hijos y en-
trañas bañadas en misericordia. Y dellas nacia lo de-
más que se sigue, conviene á saber:
19 «Si vi perecer sin vestido y no di cobija armen-
dlgo; 1) que es otra obra de misericordia. Porque la pri-
inera fué «dar de comer al hambriento'), y esta es «dar
de vestir al desnudo». «Sí vi,» dice, esto es, si per-
mití que, viéndolo yo, padeciese el pobre frió por falta
de ropa. Y dice en el mismo propósito :
20 «Si no me bendijeron sus lados, si del vellón de
mis ovejas no cobró calor.» Es como una pintura de lo
que acaece á un desnudo que fallecía de frío , cuando
le visten , que rodeándose con la ropa y apretándose
con ella, bendice á quien se la da, y siente luego en sí
su calor. «Sus lados,» dice, ó sus costillas, porque el
pecho , estómago y costados es lo que tiene mas nece-
sidad de vestido. Dice mas:
21 «Si levanté contra huérfano mano mia', por ver-
me ser superior en la puerta.» La seguridad de la vic-
toria suele convidar á la injuria ; mas ni esto pudo con
Job para que agraviase ni pusiese pleito al necesitado
6 al huérfano. Y no se ha de entender aquí que no ha-
cia injuria á los pobres, que arriba lo dijo ; sino pro-
priamente dice que no les ponia pleito ni les pedia su
derecho en justicia , aunque le sobraba ella y el favor y
los medios. Porque el no ser riguroso ejecutor con el
huérfano es un género muy santo de limosna. Porque
aflige mucho al que poco puede, cuando le hace pechar
el rico parte de su miseria y pobreza; y ansí, mandaba
en la ley (a) Dios que la prenda que por ejecución de
deuda saca alguno á los pobres, se la vuelva antes que
venga la noche. Y si el rico está obligado á dar á los
que padecen, mucho mas á no pedirles lo que no tie-
nen, aunque mas se lo deban. Y ansí , Dios reprehende
lo contrario por Esaías (6), do dice: En vuestro ayuno
ejecutáis vuestra voluntad, pedís á todos vuestros deu-
dores, y cobráis dellos y herislos. «Por verme, dice, su-
perior en la puerta,» esto es , acerca de los tribunales
de la justicia; porque antiguamente los juzgados se ha-
cían en las plazas, y las plazas estaban juntas á las puer-
tas de la ciudad. Pues si Job ha hecho algo desto, ¿qué
le avendrá? Qué maldición se desea? Qué?
22 «Mi lado, dice, caiga de su hombro , y mi brazo
quebrantado sea por su canilla.» Descoyuntado, dice,
muera. Mas es de ver por qué razón , si ha faltado en
esta virtud, se desea esta pena, esto es, si ha falta-
do en la misericordia y limosna, pide se le quiebren y
descoyunten los brazos. Sin duda porque para el dar
se nos dieron, y ansí , es justo que los pierda el que no
(o) Exod., 22, V. 26 ; Deut,, cap. 23. \b) Isai., cap. 58, v. 3.
los emplea en su oficio, y que sea manco el que no sa-
be alargar al pobre el brazo, y que no tenga manos ni
dedos quien las tiene con la escasez cerradas siempre.
Dice :
23 «Que siempre temí á Dios como á olas hinchadas
sobre mí, y su peso soportar no podré.» Como dicien-
do: Hice esto, favorecí á los necesilados, nunca les hi-
ce agravio, aunque pude; porque mira Dios por ellos
con cuidado particular y hace por su causa señalados
castigos, los cuales temí yo siempre , trayéndolos de-
lante de los ojos. Y dice Job loque á es!o toca con tan-
ta menudencia, por satisfacer á lo que estos sus amigos
significaron en lo pasado, que fué león, y sus hijos ti-
gres, para decir que despojaron y se comieron los po-
bres ; lo cual no fué ansí como dicen, sino todo al re-
vés, porque él de su natural era blando y piadoso; y
demás desto, temía mucho á Dios , de quien sabia ser
perpétuameale amparador de los huérfanos. Del cuida-
do de Dios por los que poco pueden dice David (c) :
«A tu cuidado está el pobre , y tú eres favorecedor del
huérfano.» Y de los castigos que hace por su causa, es-
tá en los Proverbios {d): «No toques los lindes de los pe-
queños ni la heredad de los huérfanos, porque no pe-
rezcas; porque es valiente su deudo, que jugará con-
tra tí su baraja. Que siempre, dice, temí á Dios como á
las olas hinchadas sobre mí.» El original á la letra:
«Que espantó á mi contrición de Dios.» Llama contri-
ción el quebrarse la ola cuando cae. según pareció asan
Jerónimo; ó generalmente «contrición de Dios» es la
pena con que castiga los malos. Que los buenos, si caen
en trabajos, levántanse, como el Sabio de ellos dice (e):
«Siete veces cae el justo y se levanta ;» mas el malo cae
para quedarse caído, y por eso su caída y pena es lla-
mada quebrantamiento, porque quien se hace pedazos
cuando cae, no torna á ponerse en sus pies. Pro-
sigue:
24 «Si puse oro fortaleza mia, si aloro dije: Mi
fuerza.»
2o «Si me regocijé por muchedumbre de mis habe-
res, y porque mucho hallaron mis manos.» En lo
cual dice, no que no era escaso, que en los versos
pasados ha mostrado su piedad y largueza; sino que
no se contentaba ni preciaba de ser rico ni se ensober-
becía dello, ni menos reposaba en las riquezas, como
en su bien, sino que cumplía lo que el salmo dice (f):
«Si las riquezas vinieren en abundancia, no les peguéis
vuestra afición;» y lo que propriamente dice san Pa-
blo (g) : Manda á los ricos deste siglo que no piensen
de si cosas altas, ni confien en la instabilidad de sus ri-
quezas;» que es vicio que lo apega, no sé en qué ma-
nera, el dinero. Porque, como porla corrupción de nues-
tras costumbres se han hecho compraderas todas las
cosas, parécele á quien tiene oro que allí lo Uenetodo,
y que es fuerte, sabio y discreto y bien afortunado , y
finalmente, señor poderoso, cualquiera que es señor
del dinero; de que la altivez y la presunción, y desva-
necimiento y vana confianza y engaño comen de ordi-
nario con los ricos y duermen. El cual es vicio necio y
(O Ps. 9, V. 3G. id) Prov., cap. 23, vv. 10, 11.
(e) Prv. U, V. IG. {fi Ps. 61 , v. 11.
[y) 1, Ad tim., cap. 6. v. 17.
430 ORRAS DE FRAY
feo, y lo principal, muy desagradable en los ojos de Dios.
Necio, por su ser instable y inscontante del oro, por-
que necedad es fundar sobre arena y hacer cimiento y
confianza del viento. Y no solo por ser instable , sino
por ser desleal y traidor ; porque sin duda la posesión
del tesoro no allega amigos, sino envidiosos, y no nos
liace en la apariencia tan amados de algunos, cuanto
en la verdad aborrecidos y malquistos con todos. Pues
ponerla esperanza de mi defensa en lo que de secreto
me hace guerra y llama gente contra mí, necedad es
muy conocida. Ansí que, es necio este vicio, y también
es feo, porque el hombre que nació para bienes tanto
mayores, si se ceba deloro ansí que ponga en él su es-
peranza, afrenta se hace á sí y se envilece y abaja, que
es negocio vituperable y muy feo. Y por todas eslas ra-
zones junlas Dios se desagrada mucho del , y demás
delLis, por otra que loca derechamente á su honra.
Porque poner uno su confianza en el oro, y persuadirse
que en él tiene su bien y su defensa para todo lo que
se le ofrece en la vida, es un género de idolatría, co-
mo la llama san Pablo (a); y por la misma razón es
quitar á Dios lo que propriamente es suyo y se le de-
be, que es esperar del todo el bien. Porque, ansí como
es proprio suyo encerrar él solo todos los bienes en
sí, todos los favores, todos los remedios, todas las
excelencias y honras, y ansí como le conviene á él ser
tan dadivoso de suyo cuanto es rico y abastado, y ser
tan amigo de hacer bien cuanto es bueno y perfecto,
porque la bondad naturalmente apetece el comunicarse
y derramarse en los otros ; ansí , y por el mismo ca-
so, le debemos por derecho el mejor y mas alio grado
de nuestra esperanza; y como es sumo bien en sí, así
le debemos tener por sumo bien nuestro tenerle por
nuestra fortaleza , por nuestra medicina, por nuestra
única gloria y riqueza. Y porque se abonó Job en es-
ta especie de idolatría, consiguientemente muestra su
bondad en lo demás que toca á este género. Y dice:
26 «Si miré al sol cuando resplandecía, si á la luna
que caminabacon claridad.» Porque en aquella su edad
era común error adorar por dioses al sol y á la luna,
como de la Sagrada Escritura se entiende en diversos
lugares. Y ansí, dice que no miró al sol, y enüéndese
para adorarle, porque mirar, en la Escritura es mu-
chas veces lo mismo que poner los ojos con afición y
aplicar el ánimo con reverencia , como es lo del sal-
mo (6) : «No miró las vanidades ni las falsas locuras.»
O dícclo ansí por cierta figura , para demostrar me-
nosprecio. Como si mas claro dijera que estuvo tan le-
jos de adorar estas luces, que despreciándolas, aun no
alzaba aellas los ojos; que no querer ni aun mirar á
uno es señal de tenerle en poco. Y dice que no le mi-
ró «cuando resplandecía)), ó como el original dice, «sol
resplandeciente , n que es tanto como decir el sol orien-
te ó el sol cuando sale; porque en esta adoración era
hora señalada y usada para saludar el sol la mañana
y el apuntar de la aurora, según aquel antiguo verseci-
11o, que dice :
Estjba acaso saladando i Febo,
Al liempo que apuntaba en el oriente.
Y n¡ mas ni menos saludaban á la luna en las noches
(a) Coloi., cap. 3, v. 5. (b) Vi. Z'J, v. 5.
LUIS DE LEÓN. |
llenas y serenas. Y ansí, dice que ni miró á la «luna '
que caminaba con claridad», ó como dice la primera
letra, «que caminabacon honra y con pompa;» porque
la siguen y rodean como sus ministros y criadas infi-
nita copia de estrellas. Que el sol, como si dijésemos
cuando le vemos, camina solo, porque escurece con su
luz lo que le pudiera ser compañía ; mas la luna va
acompañada de ejércitos de luces clarísimas, y ella co-
mo señora entre ellas , y como emperatriz ambiciosa
y pomposa. Y añade en el mismo propósito :
27 «Si se alegró en abscondido mi corazón, y besó
á mi mano mi boca. » Donde decimos «si se alegró»,
dice otra letra, «si se engañó en sí mismo en secreto;»
y decir alegró, es decir, se contentó y satisfizo de te-
nerla por Dios, y decir «se engañó)), es decir, se per-
suadió falsamente , y si no osó declararse, á lo menos
para sí tuvo por cierto, mirándolos, que el sol y la lu-
na eran dioses. Y loque añade, «y besó á mi mano mi
boca, » parece ser manera de reverencia y demostra-
ción del culto que se les daba, allegar el que los ado-
raba su mano á su boca ; como el hincar las rodillas y
el juntar las manos y el herir los pechos son figuras y
meneos religiosos, y ordenados para demostrar el culto
interior. Dice mas :
28 «Que también esta maldad grandísima y nega-
miento de Dios altísimo,» esto es, del verdadero Dios,
en cuya comparación todos los demás que hace dioses
el error de los liombros son cosas muy bajas. Y lo que
decimos grandisima, la primera letra dice «maldad de
jueces», y por esa causa infirió y dijo : «Y también es-
ta.» Como diciendo: Como la pasada que del adulterio
dije, ansí este delito es maldad de jueces, no sol;;men-
te mala en sí, mas condenada á graves penas por ley y
maldad, de que el fuero exterior conoce della y la cas-
liga con penado mucrle. Dice mas:
29 «Sí me gocé de caida de mi aborreciente, y me
regocijé de que el mal le hallase. Muchos hombres hay
que hacen bien y son ásperos en el sufrimiento del mal,
quiero decir, que son misericordiosos y dan alegre-
mente su hacienda , y sirven y adoran á Dios con cui-
dado; mas no llevan ni penlonan la injuria, ni acaban
consigo que no se la paiíue quien se la hace ; los cua-
les tienen bien compuesta la parle concupiscible, pero
la irascible descompuesta y desenfrenada. Y ansí, de
dos caballos que guian el carrode la razón, el uno, que
va sin rienda, le desbarata y trastorna. Mas Job en am-
bas á dos parles tuvo siempre templanza: honesto,
piadoso, liberal , religioso cuanto á la una, y cuanto á
la otra no vengativo. Y por eso dice: «Si me gocé de
caida de mi aborreciente.» Como diciendo que, no solo
tomaba venganza , mas si la daba Dios, enviando sobre
sus enemigos trabajos, no tomaba alegría ; pues ni se
gozaba de la caida del enemigo, ni se rcgocijalja de que
le hallase el mal. Y dice con particular propríelad que
el mal halla á los de quien habla; porque los que
aborrecen y persiguen á los que siguen lo bueno, ordi-
nariamenle son gente poderosa m el mundo, soberbia
de suyo y alliva, y apoyada de favor y riquezas, y por
la misma causa gente, no solo arredrada, mas á lo que
parece , abscondida de todo mal suceso y revés. Por
donde cuando les viene algún desasiré, es visto el mal
EXPOSICIÓN DEL
haber puesto diligencia en buscarles y hallarles entra-
da; que á los desamparados y flacos no los busca el mal,
porque los tiene á la mano y como delante sus ojos,
antes tropiezan en él ellos mismos y se le entran en
casa. Prosigue :
30 ((Ni di mi paladar á pecar, deseando con maldi-
ciones su ánima,)) ó como otra letra dice, «para pedir
con maldiciones su ánima.» Y no solo, dice, no me ale-
gró la caida del enemigo cuando venia , mas ni deseé
que viniese, ni aun con las palabras que la ofensa en-
vía fácilmente demostré tal deseo. ((Dar su paladar á
pecar,» es hablar mal contra el enemigo, y lo que lue-
go declara, ((desear con maldiciones su ánima,» esto
es, maldecir su vida y buen estado. Mas dice:
31 ((Si no dijeron varones de mi morada, ¿quién
dará sus carnes del para hartarnos ? » En que hay difi-
cultad por la nueva forma de hablar, diciendo « comer
de sus carnes». Porque unos lo declaran en significación
de amistad, como que sea amor, querérsele tragar ansí
entero ( que es dura declaración y fuera de lo que agora
se trata), y otros la entienden en aborrecimiento y
enojo, como se debe entender. Mas qué enojo sea este,
y con quién y por qué causa, lo que en ello algunos
dicen es desatino. El enojo, dicen , es de sus siervos de
Job, y dicen en esto verdad; y Job, dicen, es con quien
tienen enojo, ó porque los trabajaba mucho en servir á
los huéspedes, ó porque les tenia la rienda y les casti-
gaba sus vicios, y en esto dicen una cosa improbable.
Lo uno, porque el gobierno justo y templado, cual se-
ria el de un hombre tan bueno, nunca trae los siervos
á un extremo de aborrecimiento tan grande ; lo otro,
porque cuando fuera, no viene á cuento decirlo, cuando
trataba de su ánimo piadoso con todos y de la afición
que es verosímil le tendrían todos por ello. Que ¿qué
propósito es, cuando dice que los ajenos le amaban, de-
cir que los suyos le aborrecían, y que era encarecida-
mente odioso en su casa el que como á común bien-
hechor deseaban bien las ajenas? O ¿qué loor ponía en
un hombre tan pió el gobernarse con su familia de
suerte que sus criados tuviesen sed de su sangre? Que,
como es de remisos descuidarse en la disciplina do-
méstica, ansí es de imprudentes y poco avisados ha-
berse de modo en ella que despierte en los suyos odio,
que le busque la muerte. Pues decimos que los criados
son los que aquí hablan, pero las carnes que comer de-
sean no son las de Job, sino las de sus enemigos de Job,
que viene como descendiendo de arriba. Porque decía
agora que ni se vengó de sus enemigos , ni se gozó de
sus malos sucesos , ni se los deseó, ni les echó maldi-
ciones; y para encarecer y mostrar mas su bondad,
[lasa, y añade que ni la ira de sus criados con ellos, ni
el parecer de los de su casa, que pedían venganza, ni
sus iras, ni sus consejos, ni sus dichos, ni sus hechos,
lo desquiciaron de su propria clemencia. ((Sino dije-
ron, dice, varones de mi morada : ¿Quién dará sus
carnes del para hartarnos?» Esto es, si no es verdad
que aunque los míos me persuadían á que le buscase á
mi enemigo la muerte, y no lo acabaron comigo; si
ofendidos de su maldad , ellos mismos no le buscaban
la sangre y bramaban por la venganza, á que yo esta-
ba sordo; si no les erabravecia la injuria que en mi áni-
LIBRO DE JOB. 431
mo mella no hacía; sí no salían de término con coraje
y enojo de lo que me tocaba á mí y no me enojaba ó
turbaba. Y dice esto por dos razones : la una , para
mostrar que sus enemigos eran tales y tan sangrientos,
que aun sus criados les bebieran la sangre ; y la otra,
para significar su constancia , que ni las obras dellos
ni el ánimo y coraje de los de su casa le movían á ira.
((Para hartarnos,» dice (mas la primera letra tiene
((uo nos hartaremos», que viene á ser todo uno mis-
mu), qu3 es engrandecer el deseo que de vengarse te-
nían , ó diciendo que deseaban hartarse de sus carnes
comiéndolas, ó que, aunque las comiesen, no quedaría
harto su enojo. Dice mas :
32 <( Peregrino no quedó fuera , mi puerta abierta á
viandante. » La virtud de la hospitalidad es muy loada
en la Sagrada Escritura , como parece del libro de To-
bías, capítulo 12, y con las demás tenía Job esta tam-
bién, y con ella la que se sigue :
33 ((Si encubrí como hombre pecados míos, y abs-
condí en mi seno mi maldad. » Diferencia hay entre no
publicar y absconder; no publica el que no los pre-
gona , abscóndelos el que hace apariencias y demos-
traciones contrarias ; esto casi siempre es hipocresía y
engaño, lo otro lícito muchas veces; aquello se debe
hacer cuando la justicia ó salud de la ánima á lo con-
trario no obliga; mas esto hacemos de ordinario los
hombres porque lo traemos de herencia y como apren-
dido de lo que el primer hombre hizo en el paraíso, y
porque somos vanos todos y deseosos de parecer, por la
afición de excelencia que tenemos secreta. Y ansí, Job
no dice que no encubrió sus maldades , mas que no
las encubrió como hombre , eslo es , culpable y vana-
mente, haciendo del justo y vendiéndose con arrogan-
cia por bueno, no siéndolo. Y en decir que (( no las en-
cubrió como hombre», no confiesa que las tuvo, antes
da á entender que fué libre dellas, y que ansí no le fué
necesario encubrirlas. De que le nació en el ánimo la
confianza , que dice en lo que luego se sigue, que es :
34 «Si me asombré á gran muchedumbre y me es-
pantó desprecio doméstico, sino antes callé ni salí de
mi puerta.» Porque la buena conscíencia es madre de
la fortaleza. Y ansí Job, como libre de culpa, con cara
descubierta y corazón esforzado dice de sí que ni te-
mía do oponerse á la muchedumbre cuando la razón
lo pedía, ni se espantaba de incurrir en el odio de sus
ciudadanos , sino armado con la verdad y hollando so-
bre todo, callaba y pasaba ; ó como otra letra dice, ni
callaba vencido del miedo, ni se encogía ni se encer-
raba vilmente en sus puertas, sino hablaba y volvía
con libertad por la justicia. Bien es verdad que otros
declaran este verso por diferentes maneras, que refe-
rir no quiero, contentándome con esta , que dice mas
con lo que trasladó san Jerónimo. Solo diré otro sen-
tido que se me ofrece, y á que da lugar el original pri-
mero, que trasladar podemos ansí : «Cuando quebran-
taba muchedumbre mucha y desprecio de familiares
me puso temor, y callé y no salí de la puerta.» En que
la palabra cuando se ha de repetir por cada parle del
verso, como diciendo: Cuando quebrantaba, cuando
el desprecio me puso temor, cuando callé y no salí de
la puerta. Porque quiere decir que en todos estos ca-
432 OBRAS DE FRAY
sos y tiempos no encubrió su culpa como hombre ni
abscondiü su pecado, que es aquello de que iba hablan- :
do. Por manera que , cnmo dijo que no encubría sus •
fallas, dice luego, cerliíicániiolo mas, que no las encu- !
bria ni en lo> tiempos en que es ordinario y como for-
zoso encubrirlas. Porque dos tiempos hay en que los
hombres se arrogan mas autoridad de la que merecen,
y procuran parecer mas y mejores de lo que son , do-
rando sus culpas. Uno, cuando se ven muy eslimados
de todos , que por no caer de su opinión , la ayudan con
aparencias fingidas; olro, cuando los acusan oíros y
los menosprecian, que por volver por si y por su lion- i
ra, no solo niegan y encubren lo mal hecho, mas se
atribuyen lo bueno que nunca hicieron. Del primer [
tiempo es lo que dice , « cuando quebrantaba muche- ,
dumbre mucha; » esto es, no me hacia estimar por me- ;
jor de lo que era cuando me vi superior á todos, te- i
niéndolos debajo los pies, ni cuando perseguia y casti-
gaba sus culpas. Y del segundo tiempo lo que añade,
diciendo : « Cuando desprecio de familiares me puso te-
mor, y cuando callé y no salí de mi casa ; « porque ni
menos, dice, cuando hasta mis familiares me acusa-
ban y tenían en poco, procuré abonarme con ellos,
atribuyéndome mas bien y virtud que tenia. Que sirve
para lo que de presente traía con e^tos amigos suyos,
porque no piensen que si niega agora lo que le im- ,
ponen, encúbrela verdad del hecho, y se atribuye el i
bien que no ha hecho. O podemos reducir á uno estos I
dos tiempos. Porque donde decimos «cuando quebran-
taba'), podemos también traducir «cuando me espan-
taba de mucliedumbre mucha » ; por manera que diga
que ni el temor de los muchos ni el des¡irccio para con
él de los pocos, ni en público ni en secreto, ni callan-
do ni hablando, ni en su casa ni fuera della, pudieron
moverle á ser liipócríta ni á que colorase su vida con
falsas aparencias fingidas. Pero veamos lo que dice
adelante :
33 «¿Quién me dará oyente, que mí deseo oiga el Po-
deroso y escriba libro el mismo que juzga?» Estando
tratando Job de su inocencia , como vemos que trata,
eso mismo que dice le trae á la memoria y le hace
echar de ver á quien lo dice, que, como visto habemos,
era gente que se persuadían poco de lo que acerca desto
le oían. Y ansí, considerando su mal auditorio, y que- i
riendo fenecer esla relación de su vida, desea tener
oídos desapasionados que juzguen della , y manifiesta
este su deseo, diciendo : «¿Quién me diera oyente?»
Como sí dijese : Mas ¿para qué me canso con quien ni
me cree ni me entiende? ¡Ojalá tuviera yo algún juez
igual que me oyera ! y ¡ojalá « mí deseo oiga el Pode-
roso » ! Y su deseo es , según del original se colige,
ponerle á él por testigo; porque dice desta manera :
«Veis señal mia, el Poderoso respóndame.» Que es de-
cir : Ya yo he dado señal de mí, y hecho, como veis, de
mi vida pintura; ojalá responda el Ominpotente á cada
uno deslos artículos , que responderá sin duda por mí.
De suerte que desea juez igual , y desea que por el in-
terrogatorio que lia iiecho sea e.xatninado de Dios, á
quien , confiado de su verdad , dice pondrá por testigo,
y desea junlarneiite que lo ponga el juez lodo por es-
crito y se haga dello proceso. Y ansí añade, diciendo :
LUIS DE LEÓN.
«Y escriba libro el mismo que juzga ; » porque ansí ca-
recerá lo que se escribiere de falsedad y sospecha, que
son deseos que en la ánima justa y san'a la buena cons-
ciencia cria y produce, porque la virtud no teme la
luz, antes desea siempre venir á ella, porque es hija
della y criada para resplandecer y ser visla. Pues he-
cho este examen que Job desea por juez ¡ncorrup'o, y
preguntado Dios por las preguntas deste capitulo, y
puestas por escrito sus res|iuostas, y hecho proceso,
¿qué, dice, hará Job de aquesta escritura? Qué?
36 «Traerlo he sobre mi hombro, y rodearélo á mi
como guirnalda; » esto es, traerlo he en las manos y
ponerlo he sobre mi cabeza : en las manos , para que
todos lo puedan ver ; sobre mí cabeza, porque s;:'rá mi
corona y mi honra y como la ejecutoria de mi hidal-
guía. Y como añade :
37 «Por todos mis pasos le pronunciaré y como á
príncipe le ofreceré ; » esto es , leyérale y publicárale á
cada paso, no consintiera que le ignorase ninguno, á
todos hiciera sabidores de lo que en sí contenia, porque
todo fuera testimonio de mi inocencia y justicia. «Y
ofreciérale , dice , como á príncipe.» Esto es , como el
afli^^ido ó el necesitado de que le hagan justicia ofrece
sus memoriales al príiici¡)e y desea y humildemente le
suplica pase por ellos sus reales ojos , y los lea y en-
tienda; ansí yo con el mismo ruego y deseo ofreciera
este mi proceso á todos y á cada uno, suplicándoles en-
carecidamente que le revolviesen y leyesen. Tan seguro,
dice, estoy de mí justicia y de que lo que se proce-
sare en esta forma seria todo en mi favor y por mí. Y
porque vio que le faltaba á este su interrogatorio una
pregunta , y dejaba de abonarse en un oficio debido,
añádela al fin y concluye, y dice :
38 « Si contra mí mi tierra vocea, y con ella lloran
sus sulcos.» Llama tierra, por figura, los labradores
della , como declara en esto que añade :
39 « Sí comí su fruto sin dinero y afligí ánima de su3
labradores. » En que comprehcnde la igualdad que el
hombre justo guardar debe en el arrendar sus hereda-
des y en el trato y cobranzas de sus renteros, que no
ha de ser injusto en lo uno, subiendo los arrendamien-
tos en demasía, ni cruel y riguroso en lo olro, ejecu-
tándolos liasta lo vivo. Porque sin duda es mal grandí-
simo al pobre labrador, que con el sudor suyo y de su
familia ha lacerado todo un año, volviendo y revol-
viendo la tierra, pasando malos dias y no descansando
las noches, madrugando y ayunando, al calor y al hie-
lo, en la cultura del campo, y lo que mas es, confianilo
de las aradas ese poco trigo en (pie estaba su sustento
y su vida, el señor del suelo donde sembró, ocioso y
descansado y durmiendo, al fin de su trabajo despo-
jalle de todo el fruto del, y comer el ocioso y vicioso
tantos sudores ajenos y alegrarse él con lo que el mise-
rable llora y suspira. Y ansí, dice otra letra : « Y hice
suspirar ánima de sus patrones,» esto es, de los que
benefician y labran el camjio. No lo hacia Job, y cer-
tifícanos que no lo hacia porque dice : Sí jamás esto
hice,
40 « Por trigo me nazcan abrojos , y por cebada es-
pinas, » ó como otra letra dice, « yerba Jiedionda.» Que
justo es que frucliíi(iuc la tierra al revés de lo que so
EXPOSICIÓN DEL
le confia, al que maltrata y despoja á los que la labran,
y que Ijiu-le las esperanzas del dueño que burla y deja
en vacío los sudores de sus labradores. Y como arriba
en otro artículo dije, esto ansí es maldición, que es
también afirmación y como pronóstico de lo que de
ordinario sucede, que se le.^ hacen estériles las tierras á ¡
los que tratan á quien las labró con rigor semejante,
ó porque ordena Dios que la tierra misma vengue á sus
patrones, como aquí dice, ó porque las decamparan los
labradores maltratados y quedan desarrendadas y sin
labor, y ansí crecen en ellas las espinas y malaá yer-
bas. Y con esto Job feneció sus razones.
CAPITULO xxxn.
ARGUMENTO.
Viendo que Job permanecía en defender sn inocencia , callaron
los tres amigos, y el cuarto, llamado Eliú, toma la mano en
hablar contra Job, admirándose de que los otros tres no hu-
biesen podido convencerle de pecador, y pídeles atención para
que oigan los sabios discursos en que va á prorumpir.
i Cesaron estos tres varones de responder a Job, por-
que él justo en ojos suyos.
2 Y encendió nariz Eliti, liijo deBarcel el Bucites, déla
familia de Ram, en Job encendió narizsuya,pcr jastiücar
él su alma ante Dios.
o Y en tres amigos del encendió su nariz , por cuanto
no hallaron respuesta, y condenaron por malo á Job.
i Y Eliú sostuvo á Job enpalabras, porque viejos ellos
mas que él en dias.
5 Y vio lililí que no respuesta en boca de aquellos tres
varones , y encendió nariz suya.
6 Y respondió Eiiii, hijo de Barcel el Bucites, y dijo :
Zaguero yode dias, y vosotros ancianos; ansí me encogí,
j temí de sigiiilicar saber mió á vosotros.
7 Dias hablarán , y muchedumbre de años notificarán
sabiduría.
8 Verdaderamente espíritu ese en el hombre, y alien-
to de Omnipotente les da entendimiento.
9 No los prolongados son hechos sabios, y viejos en-
tenderán fuero.
10 Por tanto fablaré, oídme á mí, significaré saber^mio
también.
H Veis, sostuve yo palabras vuestras, oí agudezas
vuestras, hasta que escudriñastes razones.
12 V del todo atendí por entenderos, y veis aquí, no á
Job arguyente, no respondiente á palabras del entre vos-
otros.
13 Y porque no digáis : Hallado habernos sabiduría,
Dios le alcanzó, y no hombre.
14 Y no ordenó contra mi razones, y en palabras vues-
tras no le tornaré yo.
lo Pasmaron, no respondieron, mas quitaron de sí
respuesta.
16 Y esperé, porque no razonaron , y hechos estatuas,
no respondieron mas.
17 Responderé yo también parte mia, platicaré ciencia
n^ia también.
18 Lleno estoy de razones, y espíritu hace ondear
vientre mío.
19 Veis, mi vientre como vino no abierto, como odres
nuevos reventado.
20 Hablaré y descanso á mí , abriré labios míos y res-
ponderé.
21 No cierto atenderé á faces de varón, ni Dios á hom-
bre nombraré.
22 Que no sé encubrir, que en breve me alzará mi Fa-
cedor.
.E xvi-)i.
LIBRO DE JOB.
433
EXPLICACIÓN.
1 «Y cebaron estos tres varones de responder á Job,
porque él justo en ojos suyos.» Responder, como está
diclio, en la lengua original en que este libro se escri-
bió se toma por razonar ó hablar con otro ; y ansí, di-
ce que se cansaron ya estos amigos de razonar mas con
Job, y lo dejaron. Y añade la causa dello, porque dice
«y él justo en sus ojos » ; esto es , porque se tenia por
justo , ó porque era justo á su mismo juicio , y entién-
dese esto al parecer dellos. Como si dijese : No quisieron
mas disputar ó razonar sobre el propósito comenzado ,
porque les pareció que Job estaba tan persuadido de su
inocencia , ó á su parecer, tan ciego en el amor y pre-
sunción de sí mismo , que no le queda'ja vista para en-
tender ninguna buena razón que en contrario se le hi-
ciese, y la imaginación de su justicia, que tenia delante
sus ojos , le hacia que no los tuviese para ver su des-
engaño. Porque , como de lo arriba dicho parece , toda
su razón destos para convencer á Job de pecado era
decirle que estaba azotado y castigado de Dios , lo cual
era claro ; y parecíales que no rendirse él á un argu-
mento tan manifiesto nacía de estar muy ciego , y que
la ceguedad era presumir gran bien de sí mismo, y que
ansí , era negocio excusado razonar mas con él.
2 ct Y encendió su nariz Eliú.» Ansí dicen en aque-
lla lengua cuando uno se enoja , como en la nuestra de-
cimos «que se hinchan las narices», cuando queremos
hablar de la ira , porque la ira y el enojo dilata aque-
llas partes y las enciende , enviando por ellas mayor
copia de espíritu. Mas ¿ con quién se enojó y por qué
se enojó tanto Eliú? Añade y dice : Contra Job encendió
su nariz, porque justificaba su alma ante Dios. En el
hebreo dice meelohim, que quiere decir mas que Dios
ó en comparación de Dios ; lo cual se dice , no porque
Job lo hacia ansí en el hecho de la verdad, sino por-
que le pareció ansí á Eliú que lo hacia. Porque afirmar
Job , como afirmaba , que no se debia á sus pecados el
azote que padecía, parecíale á Eliú que era poner in-
justicia en Dios, que le castigaba y azotaba sin culpa,
y que era, haciéndose á sí bueno, poner en Dios nota
de injusto. Por donde, encendido en celo, conforme á lo
que le dictaba sn imaginación, enojóse contra Job, por-
que se hacia justo mas á sí que á Dios, según lo que él
entendía.
3 «Y contra los tres amigos. » También dice que se
enojó contra los tres amigos de Job , pero por causa di-
ferente ; y la causa fué, « porque no hallaron respuesta,
y condenaron por malo á Job. » « Que no hallaron res-
puesta » dice , porque no tuvieron réplica á lo que Job
alegaba por sí , y no obstante esto , le condenaban por
malo ; que es como decir que se enojó con ellos por-
que no le supieron convencer, y tuvieron ánimo para le
condenar. Y con razón se enojó dellos por esto, porque
es propio de gente á quien la pasión ciega faltarles los
ojos y el discurso de razón para ver las razones que
hay para condenar lo que huyen , y perseverar con todo
eso en el juicio de condenallo , sin saber decir la cau-
sa por qué lo condenan ; como testificando contra sí
mismos que condenan porque desean condenar, y no
porque hallan causa que lo merezca. Y si no habló has-
23
434 OBRAS DE FRAY
ta esle punto Eliú, e^ por lo que en el texto se sigue :
4 «Y Eliú sostuvo á Job en palabras, porque viejos
ellos mas que é! en días.»
5 « Y vio Eliú que no respuesta en boca de aque-
llos tres varones , y encendió nariz suya, d d Sostuvo,
dice, en palabras,» esto es, aguardó sufridamente,
callando á todo lo que decía Job, aunque le parecían
no dignas de ser sufridas ; mas sufriólas él , y calló
hasta entonces, porque los otros tres habían tomado la
mano de respondelle , y eran mayores en edad que
Eliú , y parecióle cosa justa callar él cuando ellos ha-
blaban , y como menor, guardarles este respeto. Que es
respeto que deben á los ancianos los mozos , como se
dice en el Eclesiástico (a), y como se prueba bien deste
lugar. Mas, como ellos callaron, habló él , y lo que ha-
bló es lo que se sigue :
6 «Y respondió, esto es, habló Eliú, hijo de Barcel
Bucites , y dijo : Zaguero yo de días, y vosotros ancia-
nos, y ansí me estremecí, y temí de significar mi saber
á vosotros.!) Comienza de la razón por qué había ca-
llado hasta allí y hablaba entonces, que es su modestia
y el respeto que había tenido á los que eran mayores
que él ; con lo cual se hace así mas digno de ser oído,
y como sin sentir se lanza en los sentidos de los oyen-
tes , demostrando que ni había callado antes por no sa-
ber, ni hablaba agora por antojo, sino como forzado
por la misma necesidad. Y lo que aFiade :
7 ((Dije : Días hablarán, y muchedumbre de años no-
tificarán sabiduría. » Es confirmar lo que dijo, que ha-
bía callado porque hablaban ellos , que eran mayores.
Porque dice : Y'o me persuadía que todo el buen ha-
blar y el buen sentir era proprio de los hombres á quien,
con los largos años, la cxiteriencía tenía muy enseña-
dos, y que ansí, adonde ellos metían la mano, los que
éramos de menos días podíamos descansar. Dije , esto
es , porque decía yo y me persuadía. «Dias hablarán.»
La palabra original en la forma en que está , no solo
significa hablar, sino hablar con vehemencia y con es-
tudio y diligencia , esto es, hablar acertada y discreta-
mente. « Y años enseñarán sabiduría. » Adonde la pa-
labra años se puede entender en dos maneras : ó senci-
llamente y sin figura ninguna , y querrá ansí decir que
los años, esto es, el tienripo y la vida larga con la ex-
periencia de las cosas que en su discurso acontecen,
enseñan sabiduría, conviene a saber, á esos mismos
que han vivido muchos años, que es decir que los que
han vivido muchos años son sabios ; ó en otra forma,
la cual me parece mejor, en la palabra añns hay figu-
ra, y dícíemlo años significa Eliú los quo tienen mu-
chos años, esto es, ios ancianos y viejos. Y dice que es-
tos aenseñan sabiduría», como diciendo que el enseñar
la verdad y el ser maestros de las cosas sabias y ocul-
tas era, sogun que á él le había parecido , proprio de
los hombres ancianos, y que, como ellos lo eran , con-
fiado él que respondería el saber á los años, había ca-
llado esperando ; mas desengañado con la experiencia
presente , conoce que no anda siempre con la luenga
edad el saber. Y ansí dice :
8 (( Verdadcramcnlo es[iírílu eso en el hombre, y
aliento del Omnipotente lea da enleu<üniieiilo;)i lo cual
(a) Ecli., cap. 32, v. 13.
LUIS DE LEÓN.
se declara por diferentes manera?. Unos dicen ansí :
Verdaderamente el hombre de suyo es espíritu , esto
es, es aire y viento, y si es algo, ó si tiene saber al-
guno, eso le viene de solo Dios. Por manera que Eliú,
desengañándose de la opinión buena que tenia de los
ancianos cuanto toca al saber, diga agora que conoce
y entiende que el ser sabio uno es gracia de Dioí que
da él á quien le place y cuando le place ; porque el
hombre de suyo, ó sea de poca ó sea de mucha edad,
no tiene ser sabio , sino ser aire y viento. Otros lo de-
claran por otra manera , diciendo que porque había di-
cho Eliú que según su imaginación , la que tenia antes
de agora, eran sabios los viejos, diga agora, desenga-
ñado, que el espíritu es el que hace al homlu-e, y no la
grandeza de la edad , y que en el tener aliento y brío de
ingenio está el saber, y no en el sor viejo y anciano ;
que es decir que la sabiduría nace de la ánima (que
llama espíritu) , por quien no pasan los años ni se en-
vejece, y no de la vejez y ancianía del cuerpo. Y porque
habló de la ánima, para que entendamos que habla de-
lta cuando dice aaliento ó espíritu», añade para mayor
claridad, «y aliento de Omnipotente les da entendi-
miento.» Como si dijese : El espíritu, y no la edad, es
el que da ser al hombre; digo, el espíritu, que es aliento
del Omnipotente ; conviene á saber, el ánima que le
vivífica y informa. La cual llama alíenlo del Omnipo-
tente porque se la inspiró Dios , como si dijésemos á
manera de soplo, como Moisen lo dijo en el Génesis (6):
«Fabricó Dios al hombre del lodo de la tierra, y inspiró
en su cara respiración de vida, y quedó con ánima de
vida.» Lo que á mí me parece, atenía la propriedad de
la lengua original y su estilo común de hablar, es que
en este verso hay una secreta comparación , hecha do
la primera parle del á lo que la segunda conlicne, en
la cual , afirmando la certidumbre de una cosa notoria-
mente sabida, se afirma y notifica la verdad de otra
cosa abscondida. Como diciendo, cuan cierto es esto,
tan cierto es aquello; como el hombre vive y es hom-
bre por el espíríln, ansí es sabio, no por la edad, sino
por el soplo y alíenlo divino; y como en nuestra len-
gua común solemos decir, «esta es luz y l)¡os es ver-
dad ,» en lo cual ninguna otra cosa decimos, sino (pie
ser Dios verdad es tan notorio, cuanto es maniüesto
ser luz aquesta que vemos. Y de la misma manera Eliú
en esle lugar, afirmando que es gracia de Dios, y no fru-
to de los luengos dias, la sabiduría, dice que verdade-
ramente cspírííu ese es hombre, como diciendo: Cuan-
to es verdad que el hombre vive respirando, lanío lo
es ser sabio porque Dios se lo da, y que el alíenlo na-
tural le da vida , y el resuello de Dios y su secreta ins-
piración sabiduría. Y ansí , insistiendo en esto mismo
y declarándose mas, añade y dice:
9 «No los prolongados son hechos sabios, y viejos
cmenderán fuero. » Hasc de repetir el no del principio
en la segunda parlo del verso, y decir «ni los viejos
entenderán fuero». Do decimos prolongados , la pala-
bra original, según su sonido, quiere decir muchos;
y en aquella lengua los grandes y los que profesan el
saber, y las personas públicas y principales se llaman
con aquella palabra; porque eii reprcsenlacion cada uno
il/) Gen., cap. 2, v. 7.
EXPOSICIÓN DEL
de estos es muchos, y ni mos ni menos lo lian de ser
en substancia y valor si responden á lo que represen-
tan. Mas porque acontece que lo que esLos títulos y
personas encubren es muy otro y mucho menos de lo
que prometen, por eso, repitiendo lo mismo que ha-
bla dicho por diferentes palabras, dice Eliú que no es
destos la sabiduría ; esto es , que no por ser un gran
personaje uno, se ha de entender que tiene, ni el pecho
mas sabio, ni mas discreta la lengua, ni que acertará
mas con la verdad en lo dudoso cuando altercare con '
otros. Porque en resolución, el buen seso y buen saber,
como no nace de los años, ansí tampoco viene de los
oflcios preeminentes.
i0 ((Por tanto fablaré, oidme á mí, signiñcaré saber
mío también.» Pues, dice, no andan siempre juntos el
saber y los años, y el seso y los grandes oficios ; yo
agora, aunque en edad y en dignidad soy menor, po-
dré también decir mi razón, y vosotros estaréis obliga-
dos á oírme atentamente cuanto dijere. Y decir esto es
descubrir el fin adonde ordenaba todo lo dicho , que es
desculpar su atrevimiento, y quitar de sí la opinión de
arrogante en que parecía incurrir, ansí por querer ha-
blar delante de hombres tan principales y ancianos,
siendo él en ambas cosas menor, como por querer ra-
zonar en aquello mismo de que los otros hajjian tan
luengamente hablado. Y dice :
11 «Veis, sostuve yo palabras vuestras, oí agudezas
vuestras hasta que escudríñastes razones.» En lo cual
dice dos cosas : una, que le sufran y oigan , pues él los
ha oído y sufrido, que es hacerse mas atención, obli-
gándolos á ella por ley de toda cortesía y justicia; otra,
que no le tengan por desmesurado, como á hombre que
habla antes de tiempo, ó como quien corla la razón de
los otros y les quila de la boca la palabra. Porque dice
«que los sostuvo», estoes, que los ha esperado con pa-
ciencia, escucliando hasta que dijeron todo cuanto con
la agudeza de su ingenio pudieron escudriñar. Y por-
que le pudieran decir todavía que , pues confesaba de
sus compañeros, que habían dicho mucho y con mucho
cuidado, no se excusaba de atrevido en querer él sobre
lo dicho añadir mas, dice y añade :
12 «Y del todo atendí por entenderos, y veis aquí,
no á Job arguyente, no respondiente á palabras del en-
tre vosotros.» Como si dijese : Y si hablo agora, ha-
biendo hablado y razonado tanto vosotros, es porque
cuanto habéis dicho no ha sido á propósito. Y dice : «Y
del todo atendí por entenderos ;» porque no pensase al-
guno que por no haber estado atento él á las razones
de sus compañeros le parecían impertinentes. Porque
él , según dice , no solamente los oyó cuanto quisieron
decir, mas mientras decían puso atención y cuidado , y
como sí dijésemos ansí , aguzó todo su entendimiento y
ingenio para penetrar lo que decian , y con touo ello vio
lo que ha dicho. Por manera que á dos cosas que ca-
lladamente le eran opuestas, y que si no respondiera á
ellas , ni las quitara de la secreta imaginación del
oyente, pudieran enajenársele, teniéndole en opinión
de atrevido, una, que osaba hablar delante de sus ma-
yores, otra, que hablaba sobre negocio ya suficiente-
mente hablado, á la primera respondió con todo lo que
arriba se dijo , con que probó que el saber no siempre
LIBRO DE JOB, 433
responde á los años, y á la postrera responde agora
con esto, en que muestra que, dado que sus compañe-
ros hablaron mucho, nunca habían hablado de manera
que ni él quedase excusado, ni cualquiera otro que
quisiese entrar de nuevo en razones con Job. Y lo que
dice « nO arguyente á Job », es tanto como si dijese, y
ninguno de vosotros le convenció ni trató como él me-
recía. Porque la palabra original ansí suena argüir,
que significa convencer arguyendo ; y no convencer
solamente, sino reprehender convenciendo y castigar
agriamente con las palabras ; por manera que significa
altercación de razones, con quien se mezcla convenci-
miento y castigo. Sigúese :
13 ((Y porque no digáis : Hallado habernos sabiduría.
Dios le alanzó, y no hombre.» Decía de sus compañeros
que no supieron convencer con razones á Job; dice ago-
ra lo que ellos pudieran á es lo responder por sí y des-
hacerlo luego. Que pudieran decir : No nos faltó saber;
y si no habemos llevado adelante la disputa con Job, no
ha sido la causa faltarnos razones, «que hallado habe-
mos sabiduría; » esto es, que muy bien se nos alcanza
lo que acerca desle articulo que tratamos se pudiera
decir ; mas la causa por qué le dejamos ansí es , no
porque nosotros no tenemos píilabras, sino porque ve-
mos claramente que él no es capaz deltas como hom-
bre á quien Dios ha dejado , y por el mismo caso está
obstinado y endiu-ecido y del todo ciego en su error.
O de otra manera, decir «hallado habemos sabiduría»,
es como si respondiendo á Eliú, que los reprehendía
porque no disputaban con Job, le dijesen : Antes eso
mismo que condenas y dices que nace en nosotros de
poco saber, lo tenemos por aviso y por buen seso nos-
otros; porque, ¿de qué sirve poner nuestro seso con
el de un hombre tonto como este y perdido? Ni ¿qué
fruto se espera de tratar de razones con quien la ira de
Dios tiene como entontecido, sin seso y sin razón?
Hale desechado Dios, dicen, y alanzado de sí, y ¿no
le dejarán como cosa perdida los hombres? O sea lo
tercero, y lo que á mi juicio parece mejor, que en de-
cir «hallado habemos sabiduría», defiendan las razo-
nes con que disputaron con Job , afirmando que fueron
sabias y eficaces, y no inútiles, como Eliú les decía.
Ansí que, «hallado habemos sabiduría», esto es, antes
lo que dijimos fué sabio, y el argumento de que usa-
mos eficaz para convencelle á Job de pecador ; porque
«le desechó Dios, y no hombre», quieren decir, porque
el argumento que hicimos es este : Dios le desechó, cas-
tigándole y azotándole como vemos, y Dios, que no
puede errar en lo que hace, como los hombres ; luego él
merece ser por sus pecados ansí castigado. Mas deshace
Eliú esta disculpa, y muestra que es mas disimulación
de su ignorancia que respuesta verdadera, diciendo :
14 «Y no ordenó contra mí razones, y en palabras
vuestras no le tornaré yo.» Como si mas claro dijese :
Y porque no digáis que sois sabios, y que no es mucho
que dejéis de altercar con quien Dios tiene tan des-
echado ; aunque es verdad que Job nunca ha hablado
comigo ni enderezado sus razones, yo disputaré agora
con él , y por diferente camino de lo que liabeis hecho
y dicho vosotros , convenceré sus razones cou debida
respuesta.
430 OBRAS DE FRAY
lo «Pasmaron, no respondieron mas, quitaron de
6Í respuesta.»
16 «Y esperé porque no razonaron , y hechos esta-
tuas, no respondieron mas.»
17 «Responderé yo también parte mía, platicaré
ciencia mía también vo. » Resume repitiendo, para
concluir su razón, lo que ya antes ha diciio, como si
dijese en esta manera : Ansí que, pues estos mis com-
pañeros han quedado como pasmados, callando y cer-
radas sus bocas , les han faltado palabras con que res-
ponder, y pues habiéndolos esperado gran rato, he-
chos estatuas , no liablan , quiero yo , pues me dan lu-
gar, hablar mi razón y liacer prueba de lo que acerca
desto alcanzo y entiendo.
18 «Lleno estoy de razones, y espíritu hace ondear
vientre mío.» Es otra causa por donde Eliú no puede
callar, porque dice que las razones que se le ofrecen
son tantas , que le revientan el pecbo. Espíritu llama
el coraje en que se había encendido con la falta de sus
amigos en esta disputa ; y llama también espíritu al
deseo que le ardía en el pecho por declarar lo que en
ella sentía ; y este dice que le hacía «ondear el vien-
tre»; que es como por una semejanza declarar lo que
hace en el ánimo la fuerza deste coraje y deseo. Por-
que, ansí como el aire en mucha cantidad encerrado en
el vientre le hincha todo y le mueve , meneando con
ruido de una parte á otra todos los intestinos que se
encierran en él, ansí este deseo mueve el ánimo y le
desasosiega, y como le revienta en el pecho. O diga-
mos que en decir «y espíritu hace ondear vientre mío»,
signilica y demuestra el contino movimiento del pecho,
con que está cogiendo apriesa y volviendo el aliento,
y como decimos en español anhelando el que tiene
gran deseo de en akuna apretada ocasión descubrir y
publicar algún gran concepto que siente. Ansí que, co-
mo dijo «lleno estoy de razones», y como de estar lle-
no dellas se seguía haber en él gran deseo de publica-
llas , dijo luego lo que deste deseo por natural orden
se sigue, que es aquel anhelar por decillo ; lo cual
llama por elegante manera « ondear el vientre con el
espíritu». Y para mayor signiíicacion de aquesto mis-
mo añade , diciendo :
10 «Veis mi vientre como vino no abierto, como
odres nuevos reventado.» En que, por semnjanza de lo
que al vino nuevo ó al mosto acontece, declara lo que
él sentía en sí mismo, diciendo : Como el mosto cuando
cuece, si no le dan por donde respire quiebra las vasi-
jas donde se cuece, y aunque le pongan en odres nue-
vos los rompe y revienta, ansí le acontecía á él con
las razones que le ardían en el pecho, que casi se le
rompían si no les daba i)or la lengua salida. «Mi vien-
tre ,» dice, esto es, mi pecho ó mi alma ; porijue en
la lengua en que este libro se escribió al principio, esta
palabra vientre por metáfora significa el entendimien-
to y el ánimo. Como en el salmo (a) : «Y tu ley en me-
dio de mi vientre , » esto es , de mi corazón y entendi-
miento, y en otros mucbos lugares. Pues dice que su
vientre, esto es, su entcnfiimiento, preñado con las ra-
zones que se le ofrecían para decir, está como el «vino
lio abierto»; quiere decir, no como el vino, sino por fi-
(1) Pg. 39, V. 9;p3.21, T, 30 y 43; Pfov,, 20; Isai., 10.
LUIS DE LEÓN.
gura, significando por lo contenido aquello do ?.e contie-
ne , como el vaso que está lleno de vino y no tiene res-
piradero , y por eso dice « no abierto , y como odres
nuevos reventado»; quiere decir, y como vino que
hierve, que aunque esté en odres nuevos los revienta.
O por mejor decir, de las dos parles deste verso , que
cada una dellas parece estar falla y diclia á la vizcaí-
na, juntándolas y poniendo en lo que falta á cada una
lo que hay en la otra, y destrocando las palabras y dán-
doles su proprio lugar, se hace una razón entera y ca-
bal. Porque se ha de advertir que es gentileza propria
de aquella lengua trocar ansí las palabras, y suplir de
la primera parle del verso lo que falta á la segunda, y
de la segunda lo que en la primera faltó, como parece
en este lugar. Porque cuando dice «como vino no abier-
to», dejó de nombrar el vaso donde está el vino encer-
rado ; y cuando añade « como odres nuevos reventado»,
no dijo el vino que contienen los odres; y ansí , em-
prestándose entre sí ambas partes lo que á cada una le
falta, dicen ambas enteramente una sola cosa, y es,
que su vientre está como odre nuevo lleno de mosto
no abierto y reventado ; esto es, que revienta por no
estar abierto ni tener por do respirar. Y añade :
20 «Hablaré y descanso á mi , abriré labios míos y
responderé.» Porque reventaba por hablar, como vaso
de mosto lleno, por eso dice que hablaba para descan-
sar ; que es otra tercera razón por donde nos persuade
que si habla, habla porque la razón y necesidad á ello
le fuerza. Y en lo que se sigue demuestra cómo se ha
de haber en la plática, porque dice :
21 «No cierto atenderé á faces de varón , ni Dios á
hombre nombraré.» Que es decir que en loque dijere
no tendrá respeto á la persona de Job, ni por lison-
jealle á él, ó por condecender con su juicio, no disi-
mulará lo que siente, ni por aplacer al hombre hará
falla á Dios. Esta es la sentencia; mas en las palabras
hay alguna^escuridad. «Atenderé á faces.» La palabra
original , por la cual pusimos atenderé , propriamente
suena levantar en alto; «y levantar faces de otro»
dicen los hebreos por lo que nosotros decimos « tener
respeto á la persona», y complacella y hablar á su gus-
to. Porque, ansí como cuando entristecemos ó maltra-
tamos con palabras á alguno , al entristecido y maltra-
tado se le caen las faces al suelo, y en una cierta ma-
nera parece que le derrocamos el rostro, ansí cuando,
al revés, le alegramos con lisonja ó con honra, el ros-
tro, con la copia de la sangre y espíritus que con la ale-
gría le vienen del corazón, se le endereza y levanta en
alto. Y ansí, teniendo atención á esta obra de naturale-
za, el honrar á uno alegránilole y respetándole llama-
ron «levantalle las faces » la gente que he dicho. Mas
lo que dice, «ni Dios á hombre nombraré,» tiene algu-
na mayor tliücullad. Porque lo que decimos Dios, en
el texto original está de manera que con mudar un
punto podemos decir Dios, como yo puse y puso san
Jerónimo, ó si no le mudamos, habemos de traducir
ansí, «ni al hombre nombraré.» Y ni mas ni menos, lo
que en el tcxlo original responde á la palabra nombra-
ré quiere decir encubrir ó nombrar con nombre en-
cubierto y nuevo, y lo que decimos mudar el nombre.
Y tiene aquí buen sentido en entrambas maneras; por-
EXPOSICIÓN DEL
que si decimos nombraré quiere decir que , por con- j
descender con el gusto de Job y lisonjearle, no le pon-
drá nombre de Dios , esto es, no le justificará como á
Dios ni le igualará con él, como guardando el sentido,
trasladó san Jerónimo. Y si decimos encubriré, quiere
significar, ó que no disimulará la verdad y justicia de
Dios por respeto del hombre, ó que no encubrirá las
flaquezas y faltas del hombre, atribuyéndole lisonjera-
mente las propriedades de justicia y de inocencia de
Dios. Y en la misma forma, si no leemos esta palabra
Diosen esta sentencia, sino decimos limpiamente, co-
mo en el original agora se halla , «ni al hombre nom-
braré,» quiere decir que no le nombrará con nombre
nuevo y no suyo , como hacen los lisonjeros ; y todo
viene á pelo en el propósito presente.
22 ((Que no sé encubrir que en breve me alzará mi
Facedor. » Encubrir es la misma palabra que en el verso
antes traducimos nombrar , y puede en esta significa-
ción, en este lugar, hacer diversos sentidos. O que di-
ga «que no sabe encubrir», esto es, su encubrir del,
que es, cuándo se encubrirá él, faltando á esta luz y
muriendo (y este sentido siguió san Jerónimo , y dijo
«porque no sé cuánto permaneceré»), y según él, dice
Eliú que no encubría con lisonja la justicia y verdad,
porque no sabe cuánto vivirá y cuándo le llamará Dios
á juicio, que el temor deste dia, en los que consideran
bien, es gran freno para todos los vicios; ó que diga de
otra manera, «que no sabe encubrir,» queriendo decir
que no sabe ni tiene condición ni ingenio para disimu-
lar la verdad, ni para dorar con palabras loque mere-
ce ser afeado , y que le viene esto porque conoce cuan
en breve le «alzará Dios », esto es , cuan en breve le
llevará desla vida, y le pedirá cuenta della con riguro-
so juicio.
CAPITULO XXXIII.
ARGUMENTO.
Pide Eliú atoncion á Job, reprehendiéndole úsppnracnte de que,
porjustilicarse el, hubiese dicho que Dios le afligía sin causa;
expone los tres medios de que oniinariamenle se vale la Bon-
dad divina para despertar á los pecadores dormidos en la cul-
pa, de los cuales uno es llenarlos de dolores, tedios y miserias
para que abran los ojos y se conviertan.
1 Empero oye , Job, mis razones , y todas mis palabras
pon enlu oido.
2 Ves, aquí abrí mi boca, habló lengua mia en mi
gargüero.
5 Dereclieza de mi corazón palabras mias, y saber
apurado mis labios razonarán.
4 Espíritu de Dios me fizo, y espiráculo del Omnipo-
tente me vivificó.
5 Si puedes responderme, ordena , afírmate ante mi.
6 Vesme aquí, según tu boca, de Dios y de lodo corta-
do también yo.
7 Ves, asombro mió no te asombrará, y palmo mío
sobre ti no^erá pesado.
8 Dijiste (pues en mis orejas, y voz de palabras oyera
yo).'
9 Puro yo y síu rebelión, limpio yo, y no malicia en
mi.
tO Y ves, achaques contra mi hallará, reputaráme por
eneniií,'o á él.
11 Pondrá en cepo pies mios , y guardará todos mis
seuüerus.
LIBRO DE JOB, 437
12 Ves, esta no fuiste justó ; responderéte yo á ti que
muy mucho mas Dios que el hombre.
13 Porque contra él barajaste, que no todas sus pala-
bras hablará.
14 Que en una hablará Dios, y en dos no mirará á
ella.
lo En el sueño de visión de noche , en el caer pesadi-
lla sobre hombres, en los dormires sobre el lecho.
16 Entonces torcerá oreja de hombre, y castiguerío
dellos sellará.
17 De hacer apartar al hombre de su obra, y cubijar
altivez de varón.
18 Estorbará ánima suya de la fuesa, y vida suya de
pasar á cuchillo.
19 Y reprehenderá con dolores en su lecho, y baraja
á huesos del dará.
20 V aborrecerle hizo vida suya pan, y su alma de man-
jar suave.
21 Menguaráse carne suya á visión, saldrán afuera hue-
sos suyos no vistos.
22 Y acercará á la huesa su alma, y vida suya á los ma-
tadores.
25 Si fuere á él ángel declarante, uno de mil, para en-
señar al hombre su derecheza.
21 Y será apiadado él, y dirá : Líbrale del descenderá
la huesa, que halle aplacamiento.
2s Enmolleció carne suya mas que niñez, tornó á días
de su juventud,
26 Rogará mucho al Señor y serále amigo, y verá fa-
ces suyas con gozo, y volverá al hombre justicia suya.
27 Contemplará sobre hombres, y dirá; Pequé y dere-
cheza pervertí , y no igualdad á raí.
28 Libró ánima mia de pasar á la huesa, y mi vida en
luz será vista.
29 Ves, todo esto hace Dios veces tres con varón.
50 Para reducir su alma á luz, á luz de vivientes.
31 Advierte, Job, óyeme á mí; enmudece, y yo hablaré.
52 Si hay razones , replícame; habla, que me compla-
ce tu justicia,
33 Tú oye á mí y calla , y enseñaréte sabiduría.
EXPLICACIÓN.
1 «Por tanto oye, Job, mis razones, » Pídele que le
esté ansí atento, que no le pierda palabra , encareciendo
con esto lo que le quiere decir, como cosa en que todo
lo que se dijere es necesario y importante, y que si no
lo oye del, por ventura no se lo dirá tan bien ninguno
otro. Y ansí añade :
2 «Ves , aqui abrí mi boca, habló lengua mia en mi
gargüero. » Como diciendo que lo que dice es suyo y
nacido en su boca, y no lomado de boca ajena ni cual
es la doctrina que se puede hallar donde quiera. O es
un rodeo elegante para decir que quiere hablar, dicien-
do y como pintando la figura como se habla, que es
abriendo la boca y meneando la lengua denlro della, y
formando las palabras con su movimiento y con el aire
que se despide por la garganta. Ansi que, pues abre la
boca y menea la lengua, hablará, y hablará con su boca
y en su lengua, esto es, lo que él sabe y conoce, y lo
que él concibe en su corazón, como luego lo dice.
3 «Derecheza de mi corazón palabras mias, y saber
apurado mis labios razonarán. » En lo cual dice dos
cosas: una, que dirá lo que siente, y que concertará
con el pecho la lengm; otra, que lo que siente es lo
justo y lo bueno y la misma verdad ; con las cuales dos
cosas se hace mayor atención y obliga mas á que le
crean y oigan ; porque en ellas solamente se encierra
438 OBRAS DE FRAY
todo lo que ha de tener el saluclalile orador, que sienta
bien, y que declare y ponga en luz sin fingimiento ó
doblez lo que siente. Y confirma esto que ha dicho y i
prometido de sí para hacerse creer, dando por razón lo \
siguiente ;
" 4 «Espíritu de Dios me fizo, y espiráculo del Omni-
potente me vivificó.» Que puede hacer dos seni encías:
6 que diga que el espíritu de Dios le enseñó, y que ansí,
como discípulo de tal maestro, conocerá la verdad y
dirá con verdad lo que conoce , como arriba decia; ó que
signifique que es obra y hechura de Dios, compuesto
por su mano y vivificado con su soplo y espíritu, y que
ansí, como quien conoce que es criatura de Dios, y por
consiguiente teme á su Criador, no osará ni sentir lo
falso ni engañar con palabras, hablando diferentemen-
te de lo que siente. O porque en lo que arriba decia,
que sentía lo bueno y diría lo que sentía, parecía decir
de sí presuntuosamente mas de lo que su persona y
edad prometía , para descargarse desta objeción dice
agora: ((Espíritu de Dios me fizo, y espiráculo del Om-
nipotente rae vivificó. » Como diciendo que si prome-
tía sentir y hablar bien , que es cosa que apenas los
muy ejercitados y muy ancianos la hacen, no les pare-
ciese increíble ; porque, aunque mozo, Dios le había he-
cho y dado su espíritu , y que , como le dio la vida , le
podia haber dado aun en aquella edad mucha parte de
sabiduría. Y porque confia en su razón, no quiere que
se dé crédito á sola su autoridad, antes, para mayor de-
mostración de la verdad y de su modestia, quiere que
Job le replique y responda. Y ansí dice:
5 uSi puedes responderme, ordena, afírmate á raí.»
Lo que dice ordena , es en el original palabra tomada
de la guerra y facultad militar, y se dicede los escua-
drones cuando se ponen en orden para acometer ó rom-
per. Y ansí, dice ordena, conviene á saber, tus pala-
bras y tus razones ponías á punió de guerra, y haz alar-
de de todo tu ingenio, «y afírmate ante tí,» esto es, y
hazme rostro. Como si mas claro dijese : Y aunque pido
que me oigas y atiendas , y que son la misma verdad
mis razones, no quiero que porque yo las digo las creas.
«Si pudieres responderme,» esto es, si hallares que re-
plicar, ó si te diere el ánimo que podrás confutar mi
•verdad, agúzate bien, sacaá luz tu saber, y como quien
hace alarde, ponte con todo ello á punto de guerra,
y está firme delante de mí. Y para dalle mas ánimo
añade :
6 «Vesme aquí, según tu boca , por Dios, y de lodo
cortado también yo.» Loque decimos «por Dios», pode-
mos también decir «de Dios», porque el original recibe
lo uno y lo otro. Y diciendo «de Dios», dice lo que
siguió y trasladó san Jerónimo, que él es de Dios, esto
es, hecho del, como también lo es Job, y formado del
mismo lodo; concluyendo por cslo que no tiene por
qué tcmelle ni por qué rehusar la dispula, á que le
desafia y le llama. Mas leyendo «por Dios», hace otro
y no menos elegante sentido. Porque se ha de advertir
que antes de agora Job había deseado y pedido verse
con Dios, y cara á cara y boca á boca ventilar con él
gu razón , y oír y responder en defensa de su justicia.
Has porque sabia la majestad y poderío de Dios cuán-
to era , sacaba por condición que para entrar en este
LUIS DE LEÓN.
palenque, pusiese Dios aparte su majestad y pcrlftt, y
que no le espantase con lo uno , ni con lo otro le deshi-
ciese, sino que las armas de la. una y de la otra parte
fuesen solamente buena razón. Pues esto presupuesto,
dicele agora Eliú : «Vesme aquí, según tu boca, por
Dios,» esto es, según tu boca, que es lo que decias y
deseabas; vesme aquí á mí , que quiero hacer las partes
de Dios , y defendiendo su causa, entrar contigo en esta
disputa, no metiendo en ella otras armas mas de loque
es habla y razón. «Porque soy corlado,» dice, esto es,
formado de lodo, conviene á saber, hombre fiacocomo
tú y no mas poderoso que tú; y siendo tal , no tendrás
que temerte de lo que temías en la persona de Dios, en
caso que disputases con él , que ni te espantaré con
grandeza ni te oprimiré con fuerza. Y ansí añade :
7 «Yes, asombro mío no te asombrará, y mano mía
sobre tí , y no será pesada. » Y le asegura que no le
asombrará la majestad y grandeza maravillosa que en
él hay, como si hubiese alguna en él; sino poriue no
hay en él ninguna, y ansí lo confiesa, porque, como di-
jo, es criatura y vil criatura; por eso dice que su asom-
bro no le asombrará , esto es , que , como hombre de
lodo como él, no tiene en sí cosa alguna que le pueda
poner asombro ni espanto , ni le haga violencia con
fuerza demasiada; que era lo que Job temía en esta dis-
puta que acerca de su inocencia quería trabar con Dios.
Mano dice, y según la propriedad desla lengua prime-
ra, mano se llama cualquiera fuerza ó poder, ansí de la
alma como del cuerpo , ejecutado por obra; y ansí, san
Jerónimo lo lleva á la fuerza del ingenio que se expli-
ca hablando, y según este sentido tradujo elocuencia.
Pues acabado ya el proemio, y apercebidos los oyentes
de todo lo que según el caso presente era menester,
entra en lo propriode su pendencia, y propone lo pri-
mero cierta razón que dijo Job, de donde quiere él con-
vencerle. Y dice ansí :
8 «Y dijiste (pues en mis orejas voz de palabras
oyera yo).» De los avisados y buenos es no condenar
ni reprehender por oídas á nadie , ni tratar sino de
aquello de que están enterados y ciertos; y ansí, Eliú,
sobre lo que quiere armar contra Job su querella, dice
que él se lo oyó á él mismo. Y lo que oyó es :
9 «Puro yo y sin rebelión, limpio yo y no maldad
en mí.» No dijo Job estas palabras ansí , mas parécete
á Eliú que esto en sentencia era lo que por menudo y
cxtendidamente dijo en defensa de su pureza en el ca-
pítulo XXXI. Lo que decimos rebelión, en el original es
una voz que significa el pecado, y no cualquiera, sino
el que se hace con una particular rotura y descnfrena-
mienlo, como sí no reconociese ni ley ni superior el
que peca. Limpio, en el original es nombre que quiere
decir cubierto, y de allí se toma por lo que está limpio
y reluciente , como suelen estar las cosas cubiertas y
guardadas. Dice mas :
10 «Ves, achaques contra mí halló , reputóme por
enemigo suyo. «También parece que dijo Job esta sen-
tencia en algunos lugares, como diciendo: Aunque no
pequé, Dios se ha habido conmigo, desechándomelo
primero, y después afiigiéndome tanásperamcnlc.como
quien, cansado de la amistad y no teniendo razón justa
para aparlurse de ella, busca colores para dejaba y que-
EXPOSICIÓN DEL
bralla. Y ansí, en el hebreo lo que decimos aquí «oca-
siones ó achaques», quiere decir «quiebras ó quebran-
tamientos », que es como decir colores para quebrar y
romper la amistad. Dice :
1 1 «Puso en cepo mis pies , y puso guardas á todos
mis senderos.» Como diciendo: Quebró lo primero la
amistad por lo que le plugo , y no contento con dejar
de ser amigo, volvióse en enemigo, y como á tal me
prendió , y preso, para que por ninguna parte liuya, me
tiene cercado con guardas. Pues de aquellas palabras
de Job, las cuales refiere aquí Eliú , y Job dijo en sen-
tencia, como arriba está visto, toma su principio y su
fundí nenio Eliú, para hacer con eficacia lo que los tres
pasados no han hecho, que era convencer á Job de pe-
cado. Y ansí infiere , diciendo :
12 «Ves, esta no fuiste justo ; responderéte yo á tí
que muy mucho mas Dios que el hombre. » Como si
dijese : Cuando en lo demás de la vida no hayas pecado
y seas hombre sin culpa , á lo menos pecas ahora en
esta sentencia tuya que he referido; en la cual ansí te
afirmas justo que te quieres poner en cuentas y juicio
con Dios como agraviándote de lo que hace contigo, y
reprehendiéndole por ello. «Ves esta,» quiere decir, en
esto mismo que dices, y en las palabras con que te abo-
nas , no eres justo , porque en ellas en cierta manera
arguyes y conio desafias" á Dios. Y prueba que haber
dicho Job esto era culpa y exceso, diciendo : «Respon-
deréte yo á tí que muy mucho mas Dios que el hom-
bre.» Porque, si Dios fuera otro hombre, dice, como tú
eres, y igual en naturaleza y en sabiduría contigo, pu-
dieras conocer sus intentos, y llegar al cabo de todos
sus hechos, y pedille cuenta y alcanzalle en ella á las
veces ; mas Dios excédete á tí y á todos sin ninguna
comparación ; por donde debes acetar lo que hace, co-
mo quiera que á tí te parezca áspero y duro, sin pes-
quisar cómo lo hace, y entendiendo que él sabe bien
loque obra. Porque género de presunción es, quien sa-
be tan poco, en comparación de Dios, como saben los
hombres, querer medir por su juicio las obras de Dios.
Y á la verdad, en los trabajos, esta sola razón es sufi-
cienlc, como san Gregorio dice (a), para que tenga-
mos paciencia en ellos y los llevemos callando , saber
que vienen de Dios , cuyo saber y bondad nos excede
sin medida ninguna. Porque de lo primero se colige
que pretende algún fin , y de lo segundo que es bueno
y justo el fin que pretende, el cual aunque nosotros no
le alcancemos , pero para sufrirnos y callarnos básta-
nos esto. Como, usando desta misma razón, lo hacia
David en el salmo (6), diciendo : «Callé, Señor, porque
tú lo hiciste, n Por manera que este argumento que
hace Eliú , y en que estriba toda su razón principal-
mente, es bueno y eficaz argumento ; conviene á saber:
Dios excede sin medida en todo género de perfección á
los hombres; luego en lo que él con ellos hiciere, si no
lo entendieren, están obligados á callar y á tenerlo por
bueno. Y al revés , el hombre que azotado de Dios se
querella del , y quiere entender el fin por que lo hace, y
apear su saber, siendo, como es, en tanto exceso infini-
to, bien se infiere que ofende y que peca. Y conforme
á esto, se advierta que la razón de Eliú , si la queremos
(o) S, Greg., lib. xxin ; Moral., cap. 18. (i) Ps, 38, v, 10.
LIBRO DE JOB. 439
reducir á sus términos , procede desta manera : Dios
infinito no puede ser comprehendido en sus fines yobras
del hombre finito; luego culpa es del hombre ponerse
con él á cuenta. Y va adelante : Job se pone con él á
cuenta , como vemos en este azote; luego peca Job, y
no es tan justo como blasonó. En la cual razón esta
conclusión { ostrera, que peca .íob, nace y estriba en
dos cosas: la una, en que se pone á cuenta con Dios;
la otra, que es culpa ponerse con él en esta cuenta. La
primera probó Eliú de sus palabras mismas de Job, y
ansí la deja por manifiesta y notoria; la segunda prue-
ba porqué el saber y los fines que Dios infinito preten-
de, el hombre, que es finito, no los puede comprehen-
der,que es de donde comenzó á decender y á nacer este
argumento todo. Y ansí, porque esta proposición y sen-
tencia es la fuente de toda esta razón , y averiguada
esta, queda concluido lo que se pretende (porque lo de-
más todo que sirve para la conclusión, como dijimos,
del mismo hecho de las palabras de Job se hace noto-
rio); ansí que, porque en esta proposición y sentencia
está todo, insiste Eliú cuanto le es posible en pro-
barla y hacerla cierta. Pero, como dijimos al principio
y diremos después, dejó el camino llano que pudiera
seguir, y descaminado por otros y divertido, obscurece
su primer intento y propósito. Aunque lo que ahora
se sigue viene nacido y muy á pelo con él : porque dice :
13 «¿Por qué contra él barajaste? Que no todas sus
palabras hablará.» Lo cual en dos maneras se entien-
de : ó sin interrogación ni pregunta, como lo trasladó
san .Jerónimo, como diciendo : El porqué te has eno-
jado con él , es porque no habla todas sus palabras, esto
es, porque no responde á tus dichos , dándote cuenta
desús obras todas. Que enlapropriedad de la Sagrada
Escritura las palabras son obras, como es notorio á los
que tienen della alguna noticia, Y dice esto con lo de
arriba desta manera : Dios en saber y ser excede tan sin
medida al hombre , que no es comprehendido del ; y tú
eres tan vano , que te enojas con Dios porque no se
pone á cuenta contigo, como presumiendo de poderle
entender. O de otra manera se puede leer esto en ma-
nera de pregunta, que se infiera y derive de lo que luego
antes desto se dijo y afirmó, que Dios sobrepujaba in-
finitamente á los hombres. Porque si es ansí , como es,
dice, tú, ¿á qué fin ó en qué esperanza presumes entrar
en baraja y disputa con Dios, que ni está obligado por
su excelencia á dar cuenta de sí y de sus hechos , ni si
la diera, no la entendieras tú por tu ruileza las mas de
las veces? «Que todas sus palabras, dice, no hablará.»
«Sus palabras ,» esto es, sus obras todas, «no las habla-
rá,» dando deltas cuenta, porque no está á ello obli-
gado. O «sus palabras» todas, esto es, notodo loque
dijere lo hablará, esto es, lo dirá de arte que pueda ser
por tí, si él no te alumbra, entendido, y como si dijé-
semos , muchas veces habla como si no hablase. De don-
de se prueba eficazmente quién es él y quién somos
nosotros, y cuan loco es el hombre que quiere entrar
en disputa con Dios y ahondar sus juicios, pues sabe y
alcanza tan poco, que no le entiende aun cuando le
habla. Y luego, como verificando esto de nuestro poco
entender , aun cuando Dios se nos muestra, y querién-
dolo confirmar con ejemplos, dice y añade ;
440 OBRAS DE FRAY
14 «Que en una hablará Dios, y en dos no morirá |
á ella.» En una y en dos, según lo que usa esta len-
gua, son tres maneras ó veces. Y dice ansí, insistien-
do en su comenzada razón, que según esto, podrá acon-
tecer que hable Dios al hombre sobre algún caso tres
veces y por tres diferentes maneras, y con todo eso,
el hombre «no morirá áella», estoes, no entenderá ni
la primera ni la tercera manera. Pero san Jerónimo no
va por aquí, porque dice : aEn una hablará Dios,» esto
es , como él traslada , «hablará Dios una vez , y en dos
no mirará á ella,» esto es, y á la segunda no tornará á
decillo , conviene á saber , si de la primera no lo en-
tendistes. Lo cual está muy bien dicho , y las palabras
lo sufren , y puédese juntar fácilmente con la senten-
cia de arriba. Mas veamos qué manera de hablas son
estas de Dios, que aun repetidas apenas son entendi-
das del hombre, como Eliú dice y afirma. Sigúese:
io «En el sueno de visión de noche, en el caer pe-
sadilla sobre hombres, en los dormiros sobre lecho.»
Cosa sabida es, y dello en las sagradas letras hay mu-
chos ejemplos , que Dios habla en el sueño á los hom-
bres y les avisado muchas cosas suyas y ajenas; y es
un género de profecía la que por el sueño se hace , y la
mas baja de todas, como se puede entender del librode
los Números {a), porque es ordinariamente la mas re-
vuelta y obscura. Ydesla habla Eliú aquí, no general-
mente de toda ella, mas de la que se endereza para el
aviso y amonestación del que lo sueña. En lo cual tam-
bién comprehende todas las inspiraciones y movimien-
tos interiores que para este mismo fin da Dios al al-
ma, los cuales por nuestra culpa y dureza se nos ha-
cen obscuros. Pues dice, «en el sueño de visión de no-
che ,» que es decir, en las visiones que de noche hay
en los sueños. «En el caer pesadilla.» La voz origi-
nal significa un sueño grave y pesado, que sepulta los
sentidos del todo; porque en este tiempo, cuando están
atados del todo los movimientos y sentimientos del
cuerpo, el ánimo, como suelto del, está mas dispuesto
para recibirlos conocimientos altos del cielo, como en
el Génesis (6) se ve en Adán y en Abraham (en los ca-
pítulos 12 y 13), que opresos dcste mismo sueño quo
dice este texto , como en los lugares alegados se ve,
fueron capaces de visiones divinas. «En los dormires
sobre el lecho,» esto es , cuando el hombre duerme en
su cama. Pues en este tiempo y sazón dice:
16 «Entonces torcerá oreja de hombres, y castiguerio
dellos sellará.» «Torcer oreja» quiere decir hablar al oí-
do; «castiguerio dcUos» es la reprehensión do su ma-
la vida, y el aviso y amenaza de la pena que , si no se
emiendan , les ha de venir; sellará quiere decir, dirá
por enigmas y por rodeos y figuras ocultas ; porque an-
sí como con el sello se cierra la carta para que no se vea
y entienda lo que dentro contione, ansí cuando la Sa-
grada Escritura, de las profecías de Dios dice que son
selladas ó que las sellen, quiere decir que son obscu-
ras y dificultosas, y que su entendimiento dolías esta-
rá encerrado y escondido, romo parece en Daniel (c).
Ansí que , el sellar lo que Dios dice , es decir quo es
obscuro, y el «abrir el sello» es traerlo á luz dcclaran-
(a) Num., cap. 22, vv. 5, 8, 20.
(*) Gen., cap. 2, v. 21 ; cap. ili, v. 12. (c) Dan., 12, 0.
LUIS DE LEÓN.
do. Por donde de micífro bien aventurado Cordero,
cumplidor y declarador de toda la profecía pasada , se
dice en el Apocalipsi {d) que él solo abrió los siete se-
llos del libro. Pues dice agora Eliú que entonces, cuan-
do duermen los hombres y sueñan, suele Dios en visión
tocalles la oreja y sellarles el castiguerio, esto es, el
aviso y amenaza suya decírsele por imágenes revueltas
y obscuras. Y esto hácelo á fin
17 «De hacer apar lar al hombre de su obra, y cubi-
jar altivez de varón.» 06ra, entiende, mala, y poroso
la llama suya, porque en las buenas la mayor parte es
de Dios. «Cubijar altivez» es apartalie de pecado y ha-
cer que del alcance perdón. Porque el perdonársele los
pecados á uno , la Escritura con particular propriedad
suya lo suele significar, diciendo que se le han cubija-
do, como en el salmo (e): «Bienaventurado aquel cu-
yos pecados fueron cubiertos. » Porque, ansí como lo
cubierto no se ve , ansí el pecado perdonado no ofende
á la vista de Dios. Y llámase cMÍ»¡yar este perdón, y no
desarraigar, no porque quede después del ó en él disi-
mulada la culpa , como en esta edad loca y engañosa-
mente dijeron algunos; sino porque, aunque en él la cul-
pa del pecado se limpia en el alma, queda todavía en
el cuerpo una mala raíz , que es el fomite ó concupis-
cencia, la cual , aunque en los justos no es culpa ó pe-
cado, pero está siempre cuanto es de su parte, sino se
le resiste, fructificando pecados. Mas ¿por qué causa se-
ñaladamente dice altivez , hablando generalmente del
aviso que hace Dios al hombre para apartalie del vicio?
Porque en todo vicio y culpa hay altivez y soberbia;
que el desobedecer á Dios y no sujetarse á sus leyes
es un cierto engreimiento ; y el amarse á sí tanto , que
anteponga á Dios el hombre su gusto proprio , es amar
su excelencia, lo cual es soberbia. Y ansí se halla ella
en todos los pecados , y «es principio de todos », como
la Escritura lo dice (/") :
18 «Estorbará ánima suya de huesa, y vida suya de
pasar á cuchillo.» Como la sombra sigue al cuerpo, an-
sí al pecado sigue la pena, y al fin la muerte, que nace
del como de fuente. Pues avisa, dice Eliú, Dios al pe-
cador en los sueños para que se aparte del pecado , y
libre del, quede libre también de sus frutos , que son
la huesa y el cuchillo. Dice «huesa y cuchillo», para
significar dos géneros en que se comprehcnden todas
las muertes , el que nace de enfermedad y el que vie-
ne por violencia; porque acontece ansí, que unos por
destemplarse pecando enferman y mueren, y otros, por
los daños que hacen á otros con sus malos hechos, vie-
nen á ser muertos y justiciados por ellos. Dice «áni-
ma y vida », y todo significa una misma cosa , porque
en el lenguaje de la Escritura por el nombre de áni-
ma se significa la vida muchas veces. Y esta es la pri-
mera manera cómo Dios, según el dicho de Eliú, ha-
bla avisando á los hombres , y por su bajeza y pecados
de ellos muchas veces no es entendido. Y dicho esto,
pone luego otra manera, y dice:
19 «Y reprehenderá con dolores en su lecho y baraja
á huesos del dará.» Habla, dice, con inspiraciones Dios
al hombre, y no las entiende, y torna entonces otra
id) Apoc, cap. :;, V. 8. (e) Ps. 31, V. 1,
{/) Ecli., cap. 10, V. lí».
EXPOSICIÓN DEL
vffz Dios, y habíale con enfermedades para emendalle,
en las cuales algunas veces tampoco el hombre conoce
lo que Dios por ellas le dice. Y pinla , para decir esto,
una enfermedad con todos sus accidentes elegante y
poéticamenle. Dice reprehenderá , esloes, suele avisar
y reprehender tami)ien Dios al hombre «con dolores
en su lecho», esto es, dánaole enfermedades (que lla-
ma bien á la enfermedad dolor en el lecho, porque
siempre anda con ella el lecho y el dolor), y represén-
lase muy bien con esto su mal y graveza, pues aun en
el lugar del descanso aflige. Mas torna á declarar lo
mismo por otra manera, dic.endo : a Y baraja á huesos
del dará ,» como si dijese , y meterá en pleito y en rui-
do sus huesos, y hará que se muevan guerra contra sí
mismos. Porque en la enfermedad los humores y todas
las parles del cuerpo , roto el concierto y la armonía
con que componen su misma salud, cada uno vapor su
parte, y encuéntranse unos con otros, y contradícense,
y peleando , destrúyense á costa y dolor del que pade-
ce. Mas prosigue diciendo los demás accidentes:
20 «Y aborrecerle hizo vida suya pan, y su alma de
manjar suave.» Dice el hastío del enfermo , que entre
los demás es gravísimo mal. ciHízole aborrecer, dice,
vida suya pan,» esto es, y con la enfermedad vendrá á
aborrecer el comer. Pan llama á todo manjar, y lláma-
lo «vida suya», porque la vida del hombre está en el
mantenimiento. Y lo que añade, «y su alma de manjar
suave,» está falto, y base de añadir, no tiene apetito, ó
otra cosa semejante. Mas sigue:
21 «Menguaráse carne suya á visión , saldrán á fue-
ra huesos SUYOS no vistos. » Así era necesario que no
comiendo se enflaqueciese, y que la flaqueza se siguie-
se al hastío; mas dícelo, como poeta, por elegante ma-
nera. «Menguará su carne á visión,» esto es, la carne
florida y que se venia á los ojos de los que la miraban lle-
na y hermosa, «menguará á visión,» porque adelgaza-
da y consumida con el calor de la fiebre y mal del has-
tío , apenas se verá carne, sino un cuero seco mal pe-
gado á los huesos; y al revés, los huesos, que estaban
antes vestidos con la carne, y debajo della abscondidos,
gastándose ella, quedan descubiertos y públicos. Y di-
ce mas :
22 «Y acercará á la huesa su alma, y vida suya á
losmaladores.» Por sus pasos contados lleva Eliú á la
sepultura este enfermo ; porque, después de flaco y con-
sumido, ¿qué resta ya, sino el boquear y los paroxis-
mos postreros? Y ansí dice: «Y acercará á la huesa su
alma.» «Su alma,»esto es, suvida, enflaquecido ygas-
lado, llegará al punto postrero. «Y' su vida á los ma-
tadores.» il/aíadores llama , á mi parecer, aunqne otros
dicen de otra manera, á los accidentes mortales que
suelen preceder á la muerte y ser mensajeros certísi-
mos della, como los desmayos yel perderla habla, y el
levantarse el pecho y parecer quebrados los ojos. Mas
no pasemos ansí tan sencillamente por esto; porque es-
ta obra que el pecado ó por el pecado se hace en el
cuerpo, en el alma se hace también por él mismo , y
esto público y exterior es imagen de aquello. Porque lo
primero la reprehenden «con dolores en su lecho», por-
que el pecado causa en el alma agudas punzadas de la
conscienciaj «en su lecho,» esto es, todas las veces
LIBRO DE JOB. 4ÍI
que entre dentro de sí y á descansar en s! misma; y
lo que le suele ser dulce reposo el hablar consigo y el
pensamiento de la verdad, y principalmente la me-
moria de Dios y de su ley y bienes, se le convierte en
crecido tormento. Y ansí, el gran pecador de ninguna
cosa huye mas que de sí, porque de sus puertas aden-
tro no halla sino pleito y ruido. Y por eso dice que le
«dará baraja en sus huesos», poniendo en contienda
y en pelea unas con otras sus potencias y sus aficiones,
como dicen los sabios, que no hay cosa mas descaidani
contraria entre sí que el alma del malo ; en que, no so-
lo esto, mas también los pensamientos pelean , como á
los romanos dice san Pablo(a). Y'porqueeste tralarcon-
sigo le da tormento, aborrécelo, y aborreciéndolo, hu-
ye del «pan de su vida », que es de lo que le era salud,
y endurecido en el mal , y yendo siempre en el mal
adelante, y habiéndolo ya convertido como en gusto su-
yo y naturaleza, toda la buena inspiración, todo el buen
ejemplo y doctrina, todos los caminos para la gracia y
el cielo, que son la misma dulzura, los hastia y lo-; abor-
rece; y ansí, creciendo por lioras el mal, y naciendopor
natural orden unos de otros , viene en todo género de
bien y virtud á extraña flaqueza. La carne muelle, que
es lo blando y lo tierno del alma, que la hermoseaba y
vestia, viniendo á mengua, se desparece; y lo duro de
ella, \os huesos, lo terco, lo desapiadado, lo contumaz,
que cuando vivia en gracia, cubierto con ella , no era
ni parecía, brota entonces por momentos afuera. Y co-
mo el rostro consumido, y como suelen decir, desoja-
do, es feísimo ; ansí descubre el alma con el mal del
pecar en sus üguras y modos una torpeza fcisima , y
llega al fin, procediendo así, casi «á la huesa», y avecí-
nase «á los matadores», y comienza á sentir singultos
mortales, y unos como anuncios tristísimos de su per-
dición, y un llegar casi á la postrera desesperación sin
remedio. Pues llegado el miserable hombre á este pun-
to, ¿qué? Dice:
23 «Si fuere sobre él ángel declarante uno de mil,
para enseñar al hombre su derecheza.» Si llegado, di-
ce Eliú, el hombre triste á este punto, aun no enten-
diere lo que Dios por esta manera de tocamiento y de
habla le dice (como muchas veces le acontece al hom-
bre no lo entender, atribuyendo sus enfermedades á
solas las disposiciones del aire ó á otras causas de na-
turaleza); ansí que,noentenderálas mas veces el hom-
bre esto que Dios en semejante forma le dice ; mas si
Dios le amare , haljlalle ha de otra mas descubierta ma-
nera. Y dichoso él si despertare el corazón de algún
siervo suyo, y se le enviare como por su mensajero á
que le interprete con discreta y dulce lengua en su en-
fermedad el secreto consejo de Dios, que el mismo en-
fermo no entiende ; y ansí , descubriéndole el intento de
Dios y revolviéndole á que mire con ojos limpios su pa-
sada vida perdida, le haga ver la verdad, reduciéndo-
le al derecho y santo camino. «Si fuere, dice, sobre él
ángel,» que es decir, y si llegado á este trato, no se en-
tendiere, como comunmente no se entenderá, podrá
ser que Dios envíe sobre él un ángel , esto es , algún su
mensajero. Podrá ser, digo (porque aquella partícula,
si , en la propriedad original y en el uso de la Escri-
(0) Ad rom., cap. 2, v. 15.
442 OBRAS DE FRAY
tura , muchas veces pone en duda y en condición á lo i
que se añade, y niega la certinidad del hecho ú del su-
ceso); ansi que, podrá ser que se le envié, y dichoso si le
enviare un tal mensajero. «Declarante uno de mil.» La
palabra original melits quiere decir, entre otras cosas,
intérprete elocuente y un discreto y dulce hablador, y
que como halague y deleite el oido con la dulzura de
la palabra. «Uno de mil » es como decir escogido entre
mil , estoes, muy escogido y muy elocuente. «Para en-
señar al hombre su dereclieza;» como si dijese el ca-
mino derecho, y lo que Dios le habla y le cumple, en la
manera que he dicho. A esta tercera liaMa de Dios, co-
mo es por medio del hombre, y es habla clara , y para
fin de manifestar lo escuro que en las otras dos pasadas
liabia , si el corazón del enfermo y pecador, cayendo en
la cuenta, se rinde, ó por qué se rinde , sucede lo que
58 sigue:
24 «Y será apiadado él , y dirá : Líbrale del descender
á la huesa, que hallé aplacamiento.» Estas palabras algu-
nos las dan al ángel ó mensajero que ha hecho el oficio
que habernos arriba dicho; el cual , dice , viendo que el
pecador enfermo ya se conoce, y aborrece su vida pasa-
da, «apiadarse ha del, y dirá ,» rogando á Dios , líbrale,
Señor, de la huesa y la muerte, jiorque ya veo y hallo en
él disposiciones para que puedas tornar con él en amis-
tad, aplacándote, como son el conocimiento de su error
y el arrepentimiento de su pecado, por haber sido en tu
ofensa. Mejor me parece que las demos á Dios, y las re-
partamos desta manera : «Y apiadóse del» Dios, con-
viene á sabor, vista su penitencia , y apiadado, dirá el
mismo Dios al ministro sobrenatural , por cuya mano
le enfermaba y heria (que , como se sabe de algunos
lugares de la Escritura, estos castigos temporales que
Dios nos da , nos los da por medio de algunos espíritus
buenos á las veces, y á las veces malos), pues dirá,
mandando al verdugo, á quien tiene cometida la ejecu-
ción dcsla pena, «líbrale del descenderá la huesa;»
esto es, basta ya, no pa-^es adelante hiriéndole, no mue-
ra ni llegue á la sepultura el enfermo, pues ha ya co-
noscido la causa de su enfermedad. « Oue hallé aplaca-
miento,» esto es, que ya me he aplacado con él, y
tengo por satisfecha mi saña. Y á la verdad, en vol-
viéndose el hombre con conocimiento de su mal á Dios,
y con verdadero dolor, aunque estas obras, por la parte
que son del hombre, no sean poderosas para tornalle
con Dios en gracia, son pero, ayudadas del, disposi-
ciones suficientes para que Dios pueda poner y asentar
en el homltre ?,n aplacamiento, esto es, aquello con que
él sola y verdaderamente se aplaca, que son Cristo y
sus méritos. Porque las culpas de nuestros pecados
siempre las perdona Dios por él solo, y las penas que
después de perdonados se deben á ellos, princi|)almentc
las remite por él, porque nace del el valor principal de
las obras que para satisfacción de nuestras culpas ha-
cemos. Ansí que, dice bien que baliij aplacamienlo
luego que viij al hombre bien aficionado y dispneslo;
porque halló enlraila para [loner en él lo qne solo en
sus ojos es amable y hernioso , que es la imagen y la
sangre de Cristo. Mas dice :
2o «Enmolleció carne suya mas que niñez, lomó á
dias de su juventud.» Como ¡lUso por su orden ki ma-
LUIS DE LEÓN.
los efectos que hizo en el hombre el pecado, ha&tacasi
melelle en la huesa ; ansí agora , al revés , refiere orde-
nadamente los frutos del perdón alcanzado y de la justi-
cia. Y lo primero dice que sanó de la enfermedad que
tenia, y dícelo ansí : « Enmolleció carne suya como ni-
ñez,» esto es, al momento despedidas y quitadas las
causas del mal , la carne , que estaba ya seca y tostada
con el ardor de la fiebre, enmolleció, esto es, rever-
deció, como otros trasladan , y tornóse como carne de
niño, blanda y fresca y jugosa; lo cual dice ansí, para
declarar una perfecta salud. Y declárase mas con lo que
se sigue, «y tornó á dias de juventud ,» esto es, tornó
sano como cuando era joven y mozo, y como en espa-
ñol decimos, « tornó á remozarse.» Pero esto es cuanto
al cuerpo, que lo que se sigue al ánima pertenece.
26 « Rogará mucho al Señor, y serále amigo, y verá
faces suyas con gozo , y volverá al hombre justicia su-
ya.» Lo primero que nace en el alma del que es perdo-
nado de la culpa, y librado ansí milagrosamente de una
semejante pena y peligro, es humillarse mucho á Dios
con ánimo agradecido, reconociendo su beneficio y ha-
ciéndole gracias, y faltan muchas veces al alma en este
artículo palabras y significaciones convenientes para de-
claración deste afecto. Y por eso dice «y rogará mucho
al Señor» , que , aunque dice rogará , la palabra origi-
nal comprehende todo género de oración y de gracias.
En este reconocimiento y hacimiento de gracias, como
el alma mira á Dios, y le considera tan de balde piadoso
y beneficiador para con ella, nace luego en ella, y actual-
mente se enciende un amor para con Dios entrañable.
Y por eso dice «y será amigo suyo», esto es, amarále
ardentisimamente y como á amigo, esto es, como quien
le mira con amor ; porque se ve mirado del por la mis-
ma manera, velle ha, como se sigue , con gozo, ó co-
mo dice el original , «con júbilo,» que es como un gozo
amontonado qne hierve y como rebosa, por la gran-
deza de su deleite, por todas las virtudes y sentidos
del alma. Ponpie es ansí que, como los que se ven
en el pecado sumidos, ó no alzan los ojos al cielo, ó si
los alzan y se ponen á considerar algo en Dios, aco-
metidos luego de horror y temor, con el mal testimo-
nio que les da de sí su propria consciencia, se hinchen
de tristeza y amargor; ansí, al contrario, los que se ven
andar de paz ya con Dios, el velle, esto es, el consi-
deralle, y el traellc con el pensamiento delante los ojos,
les es dulcísimo gozo. Mas dice : «Y volverá á el liom-
bre su justicia ; » qne, ó quiere decir que haciendo esto
volverá el hombre á su buen estado primero, ó qnn se-
rá pagado ([lorque la palabra volver, que originalmen-
te está aqui, quiere decir ;3«í/ar y resiünir); ansí que,
será paga de Dios lo bueno que, ya puesto en este es-
tado, hiciere , porque lo que en el pecado se liacia no
tenia valor para el cielo. O digamos que quiere decir
que, venido el hombre á aqueste conocimienlo, andará
ya como debe, y liará, y sentirá, y obraiá, y dirá
aquello (jue pide la condición y naluraleza del lioinbic,
esto es, (pie sentirá vilmente de sí y altísimanienle de
Dios; y esto lo llama bien «justicia del hombre», co-
mo si dijese justicia propria suya, digo, <pic le dice y
le conviene mas propriamente. Porque al hombre, quo
por tantas maneras y razones es miserable, ninguna
EXPOSICIÓN DEL
cosa le cuarlra m^nos qm la nllivez y soiterbia , ni le
arma mejor que la modestia y que la liumildad. Y viene
bien con e>lo lo que se sigue :
27 ((Contemplará sobre hombres y dirá : Pequé y
dereclieza pervertí, y no igualdad á mí.» Que es de-
cir que con el conocimienlo de Dios y de los benefi-
cios que tanto, sin él merecellos, le ha hecho, crecerá
en el conocimiento de sí, y lleno de estos conocimien-
tos, y no pudieiido calielle en el pecho, en las plazas y
en los corros de hoinbrcs, con cualquiera ocasión que
se ofrezca, ó sin que haya ocasión , testificará y publi-
cará la mucha indignidad suya y la grandeza de la mi-
sericordia divina, diciendo que pec(j y que pasó la ley de
Dios, y que fué con piedad mas que con rigor castigado.
Mas veamos cada palabra, porque hay en algunas de-
llas obscuridad. Y ((contemplará sobre hombres», esto
es, minu'á cuando se juntaren algunos hombres, para
confesalies esta misericordia de Dios. Pero lo que de-
cimos coiileinplará , y en el original se dice por esla
palabra iasar, podemos, porque la palabra lo admite,
trasladar des ta manera, «y rectificará sobre hombres,»
esto es, justificará la causa de Dios, cuando se le ofre-
ciere hablar con los hombres, conviene á saber, con lo
que se sigue (en que confiesa su culpa , y justifica el
castigo de Dios), (( y derecheza pervertí.» Las palabras
del texto son estas : Vaiasar hahaviti, que harán este
sentido también , ((y derechamente fué dado por malo.»
Y lo que se sigue , ((y no igualdad á mí ,» esto es, que
fué su pena menor que su culpa, porque la palabra sava
significa, no solo igualdad, sino también promesa ó
placer, lómase en dos otras maneras : una, ((v no pro-
mesa á mi;» que es decir, serví á la maldad, y no me
pagó, ni respondió el mundo á mi servicio, conforme
prometía al principio; que es la misma verdad, que los
vicios debajo de grandes promesas dan nialas pagas.
Otra, que viene casi con esta, o y no placer á mí;»
porque ninguna cosa saca menos el pecador del peca-
do que es el deleite y contento que piensa , y de cuya
esperanza movido, le sigue , antes su verdailero fruto
es disgus'o y tormento. Sigúese :
2S (( Libró ánima mia de pasar á la hue=;a , y mi vida
en luz será vista.» También son palabras deste enfer-
mo restituido á salud, y se entienden como arriba está
dicho. Y concluyendo Eliú con ellas aquí, para dar fin
del todo á esta parte de su razón, vuélv-ese á Job, como
recapitulando lo dicho, y dice :
29 {(Ves, todo esto hace Dios veces tres con varón.»
Bien se enliendc de anuí que Eliú en lo de arriba ha
declarado tres maneras del hablar diferentes, de que
usa Dios con los liombres; y que en lo que dijo arriba,
«una y dos veces,» quiso significar, no dos veces, co-
mo nosotros hablamos, sino tres, añadiendo el un nú-
mero al otro, como habla el hebreo. Dice :
30 ((Para reducir su alma de huesa á luz , á luz de
vivientes.» Como si dijese : Para fin de sanar y salvar
los hombres ; que es el fin que para gloria suya mas
principalmente pretende , y en el que pone y ha pues-
to mas diligencia y cuidado. Pues para este negocio,
que tanto ama él , (( habló tres veces ,» eslo es, conta-
das veces coa el hombre, y esas obscuras, en la mane-
ra que he dicho. Y ¿piensas tuque en otras cosas y
LIBRO DE JOB. 443
misterios suyos podrás entender las razones de Dios,
ni presumirá criatura ninguna oírle y respondelle y
ponerse á cuenta con él? Que es el propósito y el in-
tento que Eliú pretende probar, como dijimos. Y como
contento de sí, y como de liabelle, á su parecer, con-
cluido, díce'ie :
31 «Advierte, Job, óyeme á mí; enmudece, y yo
hablaré.» Que es decir, esto es, esto digno de ser oido,
« óyeme á mí ,» que hablo á propúsiio, y no á estos tus
amigos, que iban por errado camino; no tienes á qué re-
plicar, enmudece. Mas, porque no parezca que le man-
da callar por huir la disputa , añade :
32 ((Si hay razones, replícame; habla, que me com-
place tu justicia;» esto es, que te defiendas, si puedes.
Mas , porque esto no puede ser, que tú te defiendas,
dice :
33 ((Tú oye á mí y calla, y enseñaréte sabiduría.»
Como diciendo que aun quiere añadir mayores y mas
sabias y hondas razones, como de iiecho lo ^rocura cu
lo que se sigue , aunque en decillo ansí no se excusa de
parecer arrogante.
CAPITULO XXXIV.
AnCU.MENTO.
Añade á sus razones otra Eliú, ó por mejor (Jecir, sSIcse Ae\ pro-
p(Jsilo comenzado, (¡ue era persuadirá Job (|ue el liorabrc' no
puede enlender por dó camina Dios en sus hechos. Y pareciCn-
dole que Job en su plálica había notado á Dios de injusticia,
toma ocasión de aquí, y prueba ([ue Dios es justo ; y el medio
con que lo prueba es, porque lo ve todo y es el gobernador
de todo, y como tal, á muchos poderosos, por ser malos, los
deshace y destruye. Yá la lin, parece que, movido por algún
semblante de desprecio que viii en Job contra él , se enojó con
él, y enojado, le desea la muerte, para que con eHa se acabe su
impaciencia y como blasfemia, al parecer suyo.
1 Yrespomlió Eliú y dijo:
2 Oid, sabios, palabras mias, y scientes, dad oMos
á mí.
3 Que oreja palabras probará, y paladar gustará prra
el comer.
4 Juicio eligiríamos para nosotros, y sabremos entre
nosotros qué bueno.
o Porque dijo Job : Justo fui, y Dios apartó mi juicio.
6 ¿Sobre mi derecho mentiré jo? Dolorosa saeta mia
sin peca(.lo.
7 ¿Qué varón como Job beberá escarnio como aguas?
8 Caminó á compaiTia con facedores de maldad, y an-
dar con hombres de impiedad.
9 Porque dijo : No aprovechará varón en correr suyo
con Dios.
10 Por ende, hombres de corazón, oidme, ajeno Dios
de impiedad y el Oainipolente de pecados.
H Que obra de terreno le vulverá á él, y como camino
de hombre hará hallar á él.
12 Mas verdaderamente Dios no hcce impiedad , y el
Omnipotente no maleará juicio.
-15 ¿Quién visitó sobre él la tierra , y quién pasó toda
la redondez?
ii Si sobrepusiere á él su corazón, su espíritu y su es-
piráculo á él añadirá.
lo Desfallecerá toda carne puramente , y hombre á la
tierra tornará.
16 Y si entendimiento, oye esta, escucha á voz de mia
palabras.
17 Endemás, ¿por ventura aborreciente juicio ven-
dará? Y ¿si justo grande harás malvado?
18 ¿Por ventura decir al rey beUahal, impío á los prin-
cipes ?
Uí OBRAS DE FRAY
i9 Que no levantó faces de príncipes, y no respectado
rico delante de pobre , porque obra de manos suyas to- |
dos ellos.
20 De súbito morirán, y media noche conturbados se-
rán; pueblo pasarán, y removerán fuerte sin manos.
21 Que ojos suyos sobre caminos de hombres, y todas
sus pisadas verá.
22 No tinieblas y no sombra obscura , para encubrir
alli obradores de maldad.
2o Que no sobre el hombre pondrá allende, para an-
dar á Dios enjuicio.
2 i Desmenuzará grandes no pesquisa, establecerá pos-
treros después dellos.
2o Por ende hace conocer servidumbres dellos, y con-
vertirá la noche, y serán quebrantados.
26 Por malvados los aporreó en lugar de mirantes.
27 Por cuantos se apartaron de en pos del, y todos los
caminos del no quisieron entender.
28 Para hacer entrar á él grito de pobre, y grito de
afligidos oirá.
29 Y él dará reposo , y ¿ quién condenará por malo? Y
encubrirá f;ices , y ¿quién mirará á él y sobre gentes y
sobre hombres juntamente?
50 De reinar hombre hipócrita, de estropiezos de
pueblo.
51 Porque á Dios decir alcé, no corromperé.
32 No harto miré, tú me enseña; si maldad obré, no
añadiré.
53 ¿Por ventura de tí acabará ella que abominaste?
Que lú elegiste, y no yo, y ¿qué supiste hablar?
úl Hombres de corazón dirán á mi, y varón sabio oyen-
te do mi.
5o Job no en sentencia hablará, y hablas suyas no en-
tendimiento.
56 Padre mió, sea probado Job acabadamente, para
respuestas en hombre de maldad.
57 Que añiidirá á pecados suyos rebelión, entre nos-
otros palmeará, y multiplicará dichos suyos á Dios.
EXPLICACIÓN.
i ((Y respondió Eliú, y dijo.» Esto es, prosigue Eüú
su razón.
2 <( Oid , sabios , palabras mias , y scicntcs, dad oí-
dos á mí. » Torna á liar-erse atención, porque piensa
decir co^as aun mas secretas y hondas que las prime-
ras. Y á la verdad dice algunas maravillosamcnle bue-
nas, aunque para el propósito comenzado y verdadero,
que debía seguir, impertinentes del todo. Ansí que,
porque es alto lo que concibe, apercibe á no cnales-
qiiier orejas , sino á las sabias, que le den alencion. Y
añide :
3 (iQuo oreja palabras probará, y paladar gustará
para e! comer.» E^ una disimulada comparación, y como
arrilia liabemos dicho, es propria manera de compa-
raren la lengua original de esta escritura. Como si, aña-
diendo algunas palabras, dijese : Porque, ansí como el
paladar tiene el gusto para el comer, esto es, tiene por
olicio, gustando, escoger ó desechar lo que se debe co-
mer; ansí el oido alentó es el que tiene el juicio y el
gusto de las palabras, y el que diferencia en ellas lo
eifgaiiic y lo rudo. Pues porque [tidió oidos atentos,
conforma lo que ha jiedido, y da razón dello por aquesta
coiujiaracion. Como diciendo : Si os pido sabias orejas,
por e~o os las pido, porque son el juez ellas de lo que
se dice, ansí como de lo que se come lo es el gusto y el
paladar.
LUIS DE LEÓN.
4 «Juicio eligiremos para nosotros, y sabremos entre
nosotros qué bueno. » Para hacer buen juicio en una
plática ó en una disputa, conviene que la oreja esté
atenta para percibir lo que se dice , y el ánimo sin pa-
sión para juzgar dello como se debe. Habia pedido Eliú lo
primero, que toca ala alencion ; pide agora lo segundo,
que pertenece al estar sin pasión. Y dice : «Juicio eligi-
remos para nosotros ;» esto es, no solo me estad atentos,
mas también conviene que en esto que platicamos an-
demos desapasionados. « Juicio eligiremos. » Elijamos,
dice, por juez en este negocio al juicio, y no á la pasión;
tratemos por orden y por razón aquesta porfía , y sea ea
ella sola el entendimiento el presidente ; y como se hace
en el tribunal del juicio, sin tener respeto á la persona, y
sin que sea parte la enemistad ó el amor, oyendo á ve-
ces y respondiendo , acusando el actor y dando al reo
para su defensa tiempo debido, prosigamos en nuestra
disputa. Porque ansí « sabremos entre nosotros qué
bueno », esto es, alcanzaremos y vendremos á conocer,
platicando unos con otros, lo que de veras es acertado
y es bueno. Y dicho esto, propone aquello contra lo
cual pretende hablar,
5 « Porque dijo Job : Justo fui , y Dios apartó mi
juicio.» Bien ha dicho Job algunas palabras como estas
ó que se parecen mucho con ellas ; mas nunca las en-
tendieron bien ni como Job las decía aqueslos amigos
suyos. Porque en decir que no habia pecado, decía Job
que no habia pecado á propósito de lo que se trataba,
esto es, pecados que mereciesen tan terrible castigo; y
en decir que apartó de él Dios su juicio, no quería de-
cir que Dios era injusto, ó que le había impuesto fal-
samente algún delicio, y le oprimía y justiciaba como
tirano, sino decía que este su trabajo no era pena de
culpa , ni se le daba Dios por ejecutar en él su debi-
da justicia, y que ansí en este su caso no habia cargo
ni descargo, ni condenación , ni ninguna otra cosa de
las que son proprias al tribunal y al juicio. Lo cual era
nmy grande verdad, porque este trabajo de Job no te-
nia en él razón de castigo, porque estaba sin culpa; y
como no se daba por pena, ansí no era obra de la Jus-
ticia divina , ni guardaba Dios en la ejecución del el
estilo del tribunal de justicia; era obra de la providen-
cia de Dios ordenada para otros íiiies, que no eran cas-
tigo de culpas. Ansí que, esto decía Job, mas sus ami-
gos, los que le oian, no penetrando su razón, concebían
que notaba á Dios de injuslicía, y cansábanse á sí y
cansaban á Job sin efeclo. Lo cual agora aquí hace
Eliú, y ansí yerra en dos cosas. La una, en que deja el
asunto primero, y se divierte del que era el asunto
mas acertado, ó aquello de que solamente se debia y po-
día tratar, que el hombre no se ha de poner á cuentas
con Dios, ni pensar que podrá penetrar y entender sus
juicios; (jue es en lo que á la verdad Job con el ago-
nía de la i»orfia había algo excedido. La otra, en que
se engaña como lus demás , imaginando ipie Job en las
palabras propuestas habia acusado á Dios de tirano y
injusto; y ansí, sobre este fuiídainenlo falso funda su
plática, que, aunque es á maravilla rica en algunos
lugares, pero es, á la verdad , mal fundada. Pues sí-
gnese :
6 «Sobre mi derecho ¿mcnlíré yo? Dolorosa saeta
EXPOSICIÓN DEL
mía sin pecado. » También son estas palabras que dijo
Job, que Eiiú aquí las refiere para reprehendellas, en
las cuales hay pregunta de Job á sí mismo, y luego lo
que él se responde. La pregunta es : « Sobre mi derecho
¿mentiré yo?» Como diciendo : ¿Soy yo tal y tan fallo,
que, ó cansado de vuestras importunas porfías, ó de
mis males cegado , no sabré de mí lo que sé , y negaré
á mi inocencia su testimonio? O ¿podrá comigo para
contra mí mas vuestra importunidad que lo que me di-
ce la verdad, que yo conozco para mi defensa, y hu-
yendo della , me culparé á mí, y seré mentiroso sn mi
daño ? A lo cual él responde en lo que luego se sigue,
y se afirma en su primera sentencia, diciendo : «Dolo-
rosa saeta mía sin pecado, n Que es como si mas claro
dijese : Nunca Dios permita, ni jamás tal acontezca,
que mintiendo yo me condene ; lo que siempre he afir-
mado; eso mismo agora digo y afirmo. «Mi saeta dolo-
rosa,» conviene á saber, esta pena cruel que padezco
y que me traspasa las entrañas y el corazón, nunca pe-
cados míos la merecieron, sin pecado ninguno mío
acontece. Lo que decimos dolor osa, en el original se
dice con una palabra, anus, que quiere decir aflicción
y dolor y violencia , y enfermedad cruda é incurable,
que viene bien para abrazar toda la grandeza de mal
que se encerraba en la plaga de Job; la cual llama él
saeta suya, por metáfora y elegante manera, para sig-
nificar muchas cosas. Lo uno , lo improviso que vino
sobre él, como es en la saeta que dispara de la ballesta
ó del arco. Lo otro , que no es mal que para en el cue-
ro, sino que , como saeta , le traspasa hasta lo mas se-
creto del alma. Y lo tercero para significar que no nace
del mismo su mal , ni de sus culpas , ni de la destem-
planza de su vida y humores, sino que de otra parte le
viene como arrojado con fuerza. Esto es lo que Eliú
propone de las palabras de Job; veamos agora lo que
dice contra ello.
7 «¿Quévaron como .lob beberá escarnio como aguas?»
Antes que le convenza, le maltrata de palabra y le afren-
ta. Y sigue en esto Eliú el afecto y sentido natural y co-
mún en las cosas que se oyen ; y luego que se oyen , el
oído y la razón las rehuye como muy malas ( que excla-
ma luego el hombre diciendo : ¡Qué perdición! qué mal-
dad! ó lo que es como esto) , y sosegándose un poco
después , comienza á reprehendello con argumentos y
sin afrentas. Pues ansí Eliú agora, movido á ira y tur-
bado con el primer encuentro de las palabras que ha re-
ferido de Job, exclama contra él con afrenta y deshonra.
«¿Quién, dice, como Job, beberá escarnio como aguas?»
Que es decir que no hay nacido . mortal que le iguale
en ser despreciador de Dios y blasfemo. Porque la San-
ta Escritura, por esta manera de «beber como agua»,
suele dar á entender facilidad mucha, y gusto y abun-
dancia y hábito en aquello de que se trata; como en
el cap i 5, v. 16, de los desvergonzadamente malos y
muy perdidos se dice, que «be])an la maldad como
aguas », ansí como no hay cosa que con mas fticilidad ni
gusto se haga, ni que en mayor cuantidad se beba que
la agua. Pues «beber escarnio Job» es decir que es dado
mucho al escarnecer, y que tiene ventaja grandísima en
ello, y que lo hace sin recelo y con gusto. Y aun paré-
come á mí que por ventura comenzó Eliú de aquesta
LIBRO DE JOB. 445
manera, abominando de Job y diciéndole afrentas, por-
que, cuando agora poco há refirió sus palabras para re-
reprehendellas , advirtió en el rostro y meneos de Job
algún semblante de enfado, que pudo nacer en el cora-
zón de ver que nunca acababan de querelle entender, de
que también oaíe como los demás erraba acerca de lo
que él sentía y decia. Ansí que Eliú, advirtiendo esto,
imaginando que era hacer muestra Job de lo poco en
que lo estimaba , movido de su presunción y amor de sí
mismo, enciéndese contra él , y dícele que es un mofa-
dor, el mayor que se ha visto. ¿No veis, dice , con qué
desgaire y desprecio nos mira? Esle el mofar natural y
tan dulce como el beber un jarro de agua. Dice :
8 «Caminó á compañía con facedores de mal, y á
andar con hombres de impiedad.» Agora entra en su
causa y dice lo primero, lo que á su parecer se consi-
gue de las palabras que refiere luego de Job, demás de
las dichas , y es que aprueba por su sentencia y favo-
rece y da calor al vivir de los malos. Ansí que, decir
«caminó á compañías» no es decir que Job fué tacaño
ni que se acompauó de pecadores en su vida pasada,
sino que es visto agora aproballos y pasarse á su parte
con sus razones. Pero veamos de dónde aquesto se
sigue :
9 «Porque, dijo, no aprovechará á varón en correr
suyo con Dios ; » que suena, á lo que parece, no le apro-
vechará al hombre ser bueno. Si esto lo dijera Job ansí
como este su amigo lo propone y entiende, no había
colegido mal Eliú, porque David, en el salmo 72, de
otras palabras que le hablan venido al pensamiento ansí
como estas, colige contra sí mismo lo mismo, y dice :
« Luego sin causa justifiqué mi corazón , y lavé entre
los inocentes mis manos, y fui herido cada día, y mi
azote muy de madrugada.» Y infiere contra sí luego :
«Mas si esto digo, veis condeno. Señor, y repruebo la
nación de tus hijos.» Ansí que, si estas palabras refe-
ridas se toman en su universalidad como suenan , no
infiere mal Eliú, pero el engaño del y de los demás
siempre está en esto, que lo que Job dice en respecto
y á propósito de su caso particular y solo tratando dél
y entendiéndolo dél , ellos lo hacen universal. Porque
decir Job, si lo dijo (que aunque dice algo que suena
esto, mas no lo dice por aquestas palabras) ; ansí que,
decir Job «no aprovechará varón en correr suyo con
Dios», base de entender según la materia subjeta y se-
gún el propósito y cuestión de que se disputaba, que era
afirmar sus amigos de Job que los buenos son pros-
perados siempre, y que siempre los que aquí son mal-
tratados son pecadores. Lo cual, negándolo, como lo
niega, y con razón, Job, dice bien y verdad, que «no
aprovechará varón en correr suyo con Dios»; esto es,
que aunque sea muy justo y ponga siempre sus pies
donde quiera Dios que los ponga, y siga en todo su ley,
no por eso estará seguro de ser en esta vida siempre
dichoso. « No aprovechará , » esto es, no le valdrá para
que una vez ó otra , ó el amigo no le persiga , ó la ca-
lumnia no le acometa, ó la calamidad no le oprima, ó
el dolor, la pobreza, la enfermedad, el hierro y la muerte
no vengan sobre él. Que es lo que á boca llena dice san
Pablo (o) : {(Cuanto lo que á este mundo toca, raasmi-
(fl) I, A(l COI'., Vj, V. 10.
446 OBRAS DE FRAY
serables somos que lodos los hombres.» Y en otra par-
te (a), los santos, dice, «experimentaron escarnios,»
y lo que tras desto prosigue , que es largo. Pues como
saii Pablo juntó santidad y calamidad , ansí afirmaba
Job en aquestas palabras que la vida virtuosa y la vida
próspera no siempre andan juntas. Mas pasemos ade-
lante.
10 «Por ende, hombres de corazón, oidme, ajeno
Diusde impiedad y Omnipotente de pecado.» ((Hombres
de corazón » llama, por propriedad de su lengua, á los
liombres sabios y advertidos , porque á la verdad , los
que no lo son no le tienen , antes como unos leños sin
vida y sin fruto, aploman, pisan y cansan la tierra.
Ansí que, corazón, en estas letras, por figura significa
entendimiento y saber. Pues convida Eliú á su plática,
y pídeles que le estén atentos á su razón, á los hom-
bres sabios, como disimuladamente significando por
esto que Job no lo era, y como dicicmlo : Pues Job
por su desventura está en sí ciego y errado, que no es
cíipaz de razón ni de consejo bueno ninguno, vosotros,
que sois sabios, oidme bien lo que digo. Y lo (¡ue dice es
una cosa muy mas verdadera que á propósito dicha ; por-
que es «ajeno Dios de impiedad y Omnipotente de peca-
do». Casi las mismas palabras y voces, ellas de sí, mues-
tran á la clara cuánto sea verdadera aquesta sentencia;
jorque Dios, impiedad. Todopoderoso y pecado, son
como cosas contrarias, que no se compadecen en uno.
Dios, dice una fuente de verdad, que está perpetuamen-
te manando en sus criaturas lo lo el ser y bien que po-
seen ; y ansí, decir Dius y decir crueldad es decir luz y
tinieblas. Y por la misma manera, pecar es flaqueza y
falta de saber y de fuerza, y un no ser señor entera-
mente ni poderoso de sí; por donde se ve luego que
servir al pecado y ser poderoso del todo, por ninguna
manera se compadecen. Ansí que, dice clara verdad, y
que ella misma se dice, Eliú, cuan. lo afirma «ajeno
Dios de impiedad y Omnipotente de pecado». Y esta
verdad, aunque no esa propósito de Job, porque él no
la niega ni es contra ella, entendiéndose bien lo que él
dice , mas es muy á pro[utsiio de lo que Eliú concibe y
entiende de las palabras de Job. Porque en haber dicho
Job que no le aprovechará al hombre el haber seguido
siempre á Dios, siendo justo, entendió Eliú que decia
que no aplacia á Dios la virtud ni la daba favor, antes
la afligía y maltrataba como apartándola de sí y des-
echándola; lo cual ponía en Dios crueldad contra el bue-
no y afición con el malo, que era ser cruel y pecar. Y
según esto, oponiéndose con ('•a ella, dice muy bien y
á propósito que es una cosa eso cuya imposibilidad se
colige de las m¡>mas palabras ; y como arguye desta
manera : si no le aprovecha al hombre el seguir á Dios
y ser bueno, como tú dices, luego Dios desfavorece y
maltrata lo justo y da favor á lo malo, y por consi-
guiente es cruel en lo primero, y en lo segundo malo él
mismo y pecador. Mas ni la fuente del ser, que es Dios,
pueile no ser amoroso, ni el que lo puede todo puede
caer flaco en pecado, como ello de sí mismo claramente
y sin mas rodeo se dice; luego desatinas , oh Job, en
tus dichos. Y aun podemos decir de otra manera , que
no me [larece peor, que donde pusimos jjccado pün¿ja-
(nj Ad hebr., cap. 11, v. 30.
LUIS DE LEÓN.
mos esta palabra flaquera ó falta; porque la palabra
resalí, que en el original responde con esta, propria-
mente y generalmente significa cualquier defecto, ó sea
de pena ó de culpa. Pues diciendo ansí , aun arguye
Eliú muy mejor : Dices que no le aprovecha al hombre
ser bueno ; luego Dios , ó está mal con lo bueno, ó no
tiene fuerza y poder para hacelle bien y favor. Mas el
que es Dios, esto es, la regla de todo, ¿cómo puede
aborrecerlo derecho? Y el que es omnipotente, ¿có-
mo será fiaco para favorecello? Y ansí, ó de una ma-
nera ó de otra, es muy eficaz y muy cierto este argu-
mento y conclusión de Eliú. Mas va adelante y pro-
sigue :
i 1 « Que obra de terreno le volverá á él , y como es
el camino de hombre, le hará hallar á él.» Lo cual po-
demos declarar, ó diciendo que sea una como respues-
ta á lo que tácitamente Job le podía oponer, que, si era
Dios tan amador de lo bueno y tan poderoso , cómo
conseulia que tantos buenos y siervos suyos lacerasen
en este mundo, y que le responda fclliú que eso era
engaño, pensar que los verdaderamente buenos laceran,
porque la verdad es que, cual es la vida de cada uno,
tal es su dicha y tortura, y que el que padece mal aquí,
cualquiera que él se parezca , es porque sus pecados
merecen peor (que es dar también Eliú en el error de
sus compañeros, de que á solos los malos afiige aquí
Dios), ó porque esto no me parece tan bien, digamos
de otra manera : que en estas palabras Eliú no dice co-
sa nueva, sino confirma ó extiende lo sobrcdiclio, de
que Dios ama lo justo por la ejecución de la obra, di-
ciendo : Falso es lo que dices , que no aprovecha el ser
bueno; porque Dios ni es injusto ni ama lo malo, an-
tes , como se ve por la obra, á cada uno paga según lo
que hace, y por el camino que va cada uno, ansí orde-
na que halle el paradero y el fin. Mas examinemos to-
davía mas los términos con que esto se dice. «Que
obra de terreno le volverá á él, y como es el camino
del hombre, le hará hallar á él.» No dice que contbr-
me á lo que el hombre hiciere le dará Dios su castigo,
ni que será conforme al camino la pena , sino que la
misma obra se «la volverá y le hará hallar» á su mis-
mo camino, eslo es, que la misma obra será su pena,
y que su mismo intento y designio será su verdugo, y
que con sus mismas manos será azotado y herido. Por-
que realmente, como san Agustín lo escribió, libro i,
Conf., capítulo i2, pasa así, que el ánimo descon-
certado él á sí mismo se es azote y tormento; y nin-
guna cosa hay de las que el mundo y sus seguidores
aman y siguen sin orden, no solo que se escape sin pe-
na, sino de quien por natural consecuencia, como del
árbol nace la fruta, ó lo que es mas semejante, como
nace la carcoma del leño, no nazca su azote. Del des-
templado deleite procede la enfermedad, su castigo; del
deseo de honra sin tasa el servir adulando vilmente;
del amor del dinero, el trabajo en buscallo y el per-
petuo temor de perdello, que como verdugo cruel hace
carnicería del alma, y finalmente y generalmente, del
pecado, como escribe Santiago (6), nace el terrible mal
de la muerte. «El pecado, dice , cuando llega á su col-
mo, engendra la muerte.» Porque el alma desordenada
(¿) Jacob., cflst. I, cap. 1, v. 15.
i
EXPOSICIÓN DEL
y cancerada del todo, el infierno es su huesa , donde
cae muerta á todos los bienes , ansí de los de la vida
racional como de la vida sensible. Y puso Dios esta
orden entre las culpas y penas, haciendo que de las
unas natural y forzosamente nazcan las otras, con ma-
ravilloso saber, por dos grandes causas: la una, para
mas justificación suya , esto es, para que ningún malo
en lo trabajoso que le sobreviene se agravie, viendo á
los ojos que es fruto de lo que hace, y su efecto lo que
padece; y la segunda, para declarar mas Dios su po-
tencia. Porque no le era á Dios valenlia poner la mano
sobre los que pasan su ley y vol vellos en nada; mas era
y fué muy conveniente á su grande poder el hacer que
el mismo deleite, el mismo gusto, el mismo amor y
afición por quien ofenden los hombres a Dios , ofenda
álos mismos, y que en lo que confian les hurte el pié,
y sea en lo que esperan su engaño, y los enflaquezca lo
que tomaban por su defensa, y sean contra ellos sus
armas , y finalmente mueran á las manos de sus mis-
mos amores, y como aquí dice Eliú, su obra revol-
viendo caiga sobre ellos, y su camino querido y segui-
do los lleve á despeñadero miserable y morial. Sigúese :
d2 Mas verdaderamente Dios no hace mal , ni el Om-
nipotente no quiebra juicio.» Sigúese aquesto bien de
lo dicho, como si mas claro dijese : El malo él se trae
arrastrando la soga, él por sus manos obra y edifica su
pena, su mala fortuna él se la causa; que Dios, como
solemos decir, lava sus manos y justifica cuanto es po-
sible su causa, porque la razón pide que goce y use del
fruto el que siembra y cultiva la planta. Por manera
que de la amistad que tienen entre sí la pena y la cul-
pa, y de la vecindad que se hacen, ó por mejor decir,
de ser como causa y efecto lo uno y lo otro, bien in-
fiere Eliú que Dios con nadie es injusto; porque, co-
mo dijimos, una de las causas por la cual Dios á la
pena y á la culpa las ayuntó y hermanó tanto entre si,
fué por sacar de toda duda y cuestión su justicia. Dice
mas :
13 «¿Quién visitó sobre él la tierra, y quién puso
toda la redondez?» Prueba, siguiendo su intento, por
otras dos razones Eliú, que Dios administra justicia
derechamente : una, que nadie le visita ni toma resi-
dencia; otra, que él lo estableció y compuso todo.
Pero dirá alguno que de ninguna destas cosas se sigue
por necesidad que Dios nos guarda justicia; antes todo
ello parece que le pueden ser ocasiones y como atiza-
dores mas para ser absoluto que no guardador de
igualdad y derecho. Porque no tener quien le pida
cuenta, quita el temor de la residencia, que es gran
freno para no hacer mal ; y ni mas ni menos, ser Dios
el que lo crió lodo, le da en cierta manera licencia
para que lo trastorne y hunda lodo á su voluntad. Pero
no es así esto, antes es muy profunda y muy verda-
dera la eficacia de aquesta razón ; porque, no tener Dios
quien le visite ni reconocer superior, demás de que es
decir que gobierna tan justamente , que no le es nece-
sario ser visitado, significa también que él de suyo y
por su naturaleza, y no por orden ó elección de otro
alguno, es rey universal y juez. Y lo mismo significa
lo segundo, que dice que Dios solo es el que hizo y sa-
có á luz toda la redondez ; porque lo formado no le dio
LIBRO DE JOB. 447
á él el reino sobre sí mismo. Y decir que Dios es rey y
gobernador de todo por su naturaleza, y no por volun-
tad ajena , es decir en virtud que le es á Dios ajeno el
no administrar siempre justicia. Porque si los príncipes
y regidores del mundo son en sus oficios muchas ve-
ces injustos , es porque les es advenedizo y como ex-
traño el oficio ; porque ninguno por su naturaleza es
rey, y todos lo son o por voluntad de los hombres ó por
su violencia. Mas si fuese uno tal que la naturaleza mis-
ma suya le pusiese en las manos las riendas y el go-
bierno de todo, en esa su gobernación seria su natu-
leza, y por consiguiente seria la misma regla y razón
de justicia. Y Dios de hecho es ansí; por donde Eliú
arguye bien y concluye que Dios en sus hechos es jus-
to, por cuanto es rey supremo y rey por su misma na-
turaleza. Mas va adelante, y porque dijo que Dios lo
compuso y lo formó todo, y que es supremo señor, por
esta ocasión diviértese un poco á tratar de su grande
poder, y dice :
i 4 «Si sobrepusiere á ella su corazón, su espíritu y
su espiráculo á sí añadiere.» No acaba aquí la senten-
cia, mas esta parte se declara ansí : «Si sobrepusiere,»
conviene á saber, Dios, «á ella,» esto es, á la redon-
dez de la tierra y á ia universidad de las cosas, «su co-
razón,» esto es, su voluntad. Como diciendo : Si pu-
siere Dios sobre el mundo sus ojos, y en voluntad le vi-
niere , « y añadiere á sí su espíritu y su espiráculo , »
esto es, retrajere hacia sí el aliento y espíritu, con solo
hacer esto, con no estar de contino alentándole y disti-
lando de sí en él, y influyendo espíritu y ser; con dete-
ner, como solemos decir, el resuello; con no mas de es-
to, sucederá lo que tras esto se sigue :
15 « Desfallecerá toda carne juntamente , y hombre á
la tierra tornará. » Esto todo en un instante perecerá
y se tornará polvo. Pues concluye esta razón, volvién-
dose á Job , y dice :
16 «Y si entendimiento,» conviene á saber, tienes
tú, «oye esta razón que he dicho, escucha voz de mis
palabras.» Porque, dice, es tan eficaz este mi argu-
mento, que si tienes seso, él solo basta para que reco-
nozcas tu error, conociendo ser verdad lo que digo.
Sigue :
M «Endemás ¿por ventura aborreciente juicio liga-
rá, y si ajusto grande harás malvado?» Es otra y nue-
va razón con que prueba Eliú, con no menos fuerza que
en la pasada, que Dios no es injusto ni cruel con nin-
guno. Y porque es nueva y diferente razón, por eso di-
ce endemás, que es como decir, y allende de lo que ar-
riba está dicho ; y pónela por pregunta, para que vaya
con mas fuerza, como saeta que de bien flechado arco
dispara. Dice pues : «¿Por ventura aborreciente juicio
ligará?» La palabra ligará, en el original es iachabós,
y quiere de su primera significación decir « ligar ó ven-
dar». Y de aquí unas veces se toma por reinar y man-
dar, por cuanto el que manda y gobierna, ata y liga en
una cierta manera con su ley á los subditos; y la ley en
lalin eso mismo quiere decir, esto es, cosa que liga, co-
mo lo enseñan los maestros de aquella lengua. Otras
veces, que es lo ordinario , significa curar heridas, en
la manera que el cirujano las cura, con ligaduras y ven-
das. Algunos siguen en este lugar la primera manera,
44 S OBRAS DE FRAY
y ansí trasladan : «¿Por ventura el que aborrece juicio
será rey y señor?» Como que diga Eliú que, pues Dios,
como está dicho, es rey y señor del mundo legítimo, ha
de ser justo de fuerza, porque no se compadece abor-
recer la justicia y ser rey. Y según estos , no es esta
nueva razón , sino es la pasada, repetida y perficionada
por diferente manera. San Jerónimo siguió el segundo
camino, que en este lugar es sin duda el mejor, y ansí
dice : «¿Por ventura el que aborrece justicia sanará?»
ó como mas comunmente se lee , y la palabra del ori-
ginal lo promete también, «¿será sanado?» Que es de-
cir, «vendará ó será vendado;» porque el vendar sig-
niíioa aquí la salud , dando el nombre de la causa á el
efecto. Pues si leemos en voz pasiva, «será sanado,»
insiste Eliú en probar la justicia de Dios con nuevo ar-
gumento, si no habló propriamente con Job, dándole á
entender y diciéndole que si perseveran sus males, es
por su culpa , porque ni siente bien de Dios ni habla
bien del. Porque ¿cómo, dice, ha de venir jamás á sa-
lud quien aborrece el juicio, esto es, la razón y la ver-
dad, como tú la aborreces , que vienes á decir que aun
es desamada de Dios? Por lo cual en substancia le per-
suade, y le pone espuelas calladamente, para que si de-
sea sanar, mude lámala opinión que tiene de Dios. Pe-
ro si leemos , como á mi juicio es mas cierto , en sig-
nificación activa, "ligará ó sanará,» es, como dije al
¡TÍncipio, razón nueva para el intento propuesto, ^'•muy
elegante razón. Porque dice ansí : iMas dejemos aparte
todo lo dicho, dime, Job, ¿cómo te podrás persuadir
que aborrece Dios la equidad y el no hacer á nadie jus-
ticia, pues vemos el cuidado con que en nuestras nece-
sidades y males nos cura y nos sana, liecho como ciru-
jano de nuestra salud? ¿Quién es tan piadoso, que no
se desdeña de poner las manos en nuestras podridas
llagas, purificándolas con medicinas, y con vendas li-
gándolas? ¿Cómo es posible que en lo que toca al punto
de la justicia no guarde fuero ni ley? Si en lo de gra-
cia y liberalidad es tan amoroso , en lo que parece de-
bido y de fuerza ¿cómo será fiero y cruel? Procede
pues ansí este argumento, reduciéndolo á sus proprios
términos : Dios en nuestras necesidades nos remedia
y en nuestros males nos cura ; luego en nuestras cau-
sas y en nuestros pleitos también nos guarda justicia.
Y está toda su fuerza en la consecuencia que hay en
afirmar lo que es mas , para concluir de allí lo que es
menos. Porque mas es andar hecho Dios nuestro ciru-
jano con amor verdadero de Padre, que guardarnos en
nuestros pleitos derecho; es padre, luego severo juez.
Y lo ['rimero y lo mas, que es nuestro hionli<'chor y
nie-tro padre y médico Dios, no lo prueba Eliú, sino
pónolo ctimo manifiesto y notorio; porque á la verdad,
si lo miramos como es razón, no hay cosa mas clara.
¿Qué cosa hay, ó nuestra ó aj(!na, adó por momentos
no experimentemos la blandura de Dios, y para con nos-
otros su amor? Lo pequeño sustenta y lo grande, de
los buenos es amigo y de los malos es solícito médico,
y padre dulce generalmente de todos en tanta manera,
que desde la primera hasta la postrera de todas sus
obras las ordenó todas para su salud y mejoría del liom-
lire. Pues de tal padre, como arguyo bien Eliú, pode-
mos estar seguros que no será desapasionado, antes
LUIS DE LEÓN.
aficionado y amigo juez. Y ansí, san Pablo (a), hablando
del tribunal de Dios, nos anima, para que no nos rece-
lemos del, con aquesto mismo de donde Eliú abona la
igualdad y piedad del juicio divino. Porque dice á los
hebreos ansí : « Presentémonos pues con fiucia al tro-
no de gracia. » Y dícelo, porque inmediatamente antes
desto decía: «No tenemos pontífice que no sepa com-
padecerse de nuestras enfermedades, tentado en todo.»
Como diciendo : Pues nuestro pontífice es tal, que sabe
conocer y apiadarse de nuestras enfermedades, no du-
demos de parecer ante él en juicio. Que es lo mismo
que dice Eliú : ¿Cómo nos hará sinjusticia quienes
médico piadoso de nuestra miseria? Y en la oración
que el Señor nos mostró (6) , por este mismo respecto
(porque en lo postrero della hablamos á Dios como á
nuestro juez , y nos presentamos ante su juicio confe-
sándole nuestras deudas y pidiéndole que nos las per-
done), para quitarnos toda sospecha y recelo de cruel-
dad, luego al principio della y en sus primeras palabras
nos enseña que es padre, y comenzamos diciendo: «Pa-
dre nuestro, » para que pudiésemos concluir con fiucia
añadiendo, «perdona nuestros pecados.» Porque ¿qué
no hará por salvarnos en su juicio el que por ligar
nuestras llagas nació hecho módico? ¿Cómo no ama
nuestra absolución y defensa quien pone tanto cuidado
en sanar nuestra alma, para que parezca sin culpa? Muy
perdida verdaderamente es. Señor, la causa que, sien-
do tú el juez, se perdiere; que, como has puesto las ma-
nos en nuestras llagas, y sabes lo flaco y lo encancera-
do dellas, fácilmente acaba tu piedad con tu justicia
que contenta se aplaque. Con un suspiro. Señor, con
volver los ojos sobre nosotros, con que nos duela el do-
lor, y sintamos pena de lo que propriamente nos ator-
menta, con que nos euiristezcamos de lo que es triste-
za del alma, haberse apartado de tí y traspasado tu ley;
con que, puestos ante tu presencia, encogidos nos hu-
millemos, y le diga afligido mí corazón : Señor, yo pe-
qué, y veo que yo soy la torpeza, y antes que me con-
dene tu majestad, me condeno; tu justicia. Señor, co-
nocida es y tan clara y tan alta , que llega y pasa los
cielos; mucha mas gloria tuya será perdonarme; cuan-
to soy yo peor, tanto pertenece mas á tu honor mi per-
don; no parezca que la grandeza de nuestras culpas
venció y sobrepujó á tu clemencia ; pues con esto solo,
ó lo semejante, enternecida tu piedad, comienza apla-
cándose á amar en nosotros aquesta sombra Haca y
aquesta vislumbre de la iiumildad y reconocimiento
perfecto, con que te respeta Jesucristo hombre y tu
único hijo, la cual por su mérito y por su don comien-
za ya á relucir y á engendrarse en el alma, y con esto
pequeño y tierno (|ue tenemos del y con que nos pare-
cemos á él, nos ani.is en él. Tanto te agradó siein|)re y
tanto te complació decoulino aquel dechado perlcctí-
simo y único do toilo bien y virtud. Y como nos vendas
y medicinas, y procuras nuestra salud, esto es, que.sea-
mos hábiles para ser de ti amados, por cualquier en-
trada (|ue puedes, pones en nosotros algo de aquella
semejanza del bien, que solo merece tu amor. Y ansí
santificados y amados de tí, ¿qué acusación eiicniisa,
(o I r^iiisl. ad hcbr., cap. 4, v. IC y v. IB.
[b) >l.(llii.,cai).C, V. 0.
EXPOSICIÓN DEL
qué oposición de tieiicfos podrá mas contigo para que ;
nos condenes, que la imagen de tu Hijo, merecida por él
y criada y lanzada por tí en nuestra alma, para que nos
salves? ¡Cuan seguros y cuan sin miedo ni recelo de
ser agraviados nos verá tu juicio! Mas tornemos á lo
que dice Eliú. «Y ¿si juslo gramle liarás malvado?»
Como probó con la razón sobredicha cuan ajeno es de
Dios hacer desafuero á nadie ó sinrazón , y á su pare-
cer y según la verdad, sacó de toda duda que Dios era
justísitno, puesto esto como cosa llana, reprehende á
Job y adviértele de su atrevimiento, según lo que él
sentia ; que siendo Dios tan justo, y estando tan mani-
fiesto que lo es, se habia atrevido él á notalle de tiranía.
Pues dice : «Y ¿si justo grande harás malvado?» esto
es , pues siendo esto ansí como lo es , ¿ parécete que es
razonable ó que es justo, á quien es juslo grande, es-
to es, á quien es la suma igualdad y justicia, á quien
tiene acerca de esto con tantas pruebas libre de toda
sospecha su rectitud, le liagas malvado tú, poniendo
en él tu lengua blasfema? O cuando, lo que no puede
ser, tuvieses para ello alguna color de razón, ¿tiéneslo
por sano ó seguro? ¿No ves que es negocio peligrosísi-
mo? Y por eso añade diciendo :
18 «¿Por ventura decir al rey bellahal , impío á los
príncipes?» Prueba cuan peligroso es el hablar mal de
Dios [!or semejanza, y arguyendo de lo que es menos
á lo que es mas. Y dice : Si es peligroso decir mal del
rey y de los príncipes, mucho mas peligroso será decir
mal de quien él declara después. Esta es toda la razón
entera, pero Eliú dícela cortada y revuelta en pregun-
ta, porque tenga mas fuerza. « ¿ Por ventura decir al rey
beliuhal » (que es palabra de afrenta, y que pone mu-
cho mal en aijuel de quien se dice); ansí que, «decir al
rey beliahal ,» y decir impío, esto es, impíos, tomando
un número [lor otro, «á los principes» ( y base de afia-
dir lo que él no añadió), tiéneslo por seguro? ¿No ves
cuan ocasionado es á daño y peligro? Y de aquí arguye
luego á lo que es mas cierto, diciendo :
19 ((Que no levanta faces de príncipes, y no reco-
noce rico delante de pobre, porque obra de manos su-
yas todos ellos.» Hase de añadir una palabra, que des-
cubre la consecuencia que hace de lo uno á lo otro , la
cual, la indignación con que habla , y la cólera del de-
cir, y la priesa se la quitó á Eliú de la boca, para que,
callándola él, la entendamos nosotros ; que es, ¿cuánto
mas peligroso será el maldecir al que no (( levanta faces
de príncipes»? Como diciendo : Si es peligroso hablar
mal de los reyes, mas lo será de Dios. Y no le llama Dios
por su nombre, mas píntale por rodeo con algunas de
sus cualidades, y señaladamente con aquellas que aña-
den á el argumento mas fuerza. (( Que no levanta faces
de príncipes,» es propriedad de la lengua original, con
que signilica lo que decimos en español, que no respe-
ta á los príncipes. Y como digo, con decir esto así hace
mas fuerte y mas encarecido Eliú su argumento. Por-
que, si es peligroso decir mal de los príncipes, ¿cuánto
será mas de aquel que no los respeta ni los eslima en
lo que huella, que es Dios? Y esle mismo sentido y lin
tiene en decir lo que añade, ((y no reconoce rico delan-
te pobre,» que es proprio de Dios, que no diferencia
las personas , sino atiende ú los méritos. Y la razón es,
E.xvi-ii.
LIDUO DE JOB. 449
porque, como dice, uohn de manoi suyns todo=í ellos,»
esto es, ponpie á todos los hizo ; y ansí, á lodo-^ i or par-
te del ser los estima igualmente, diferénnialo-; ])or solo
el buen ser, que cada uno, ayudado de Dios y de su di-
ligencia, añade sobre el ser recibido. Añade :
20 ((De súbito morirán, y á media noche conturba-
dos serán; pueblo pasará y removerá á fuerle sin ma-
no. » Porque dijo que no respetaba los príncipes Dios,
para el fin y para la buena conclusión que eslá dicha,
diviértese un poco, y extiéndese en decir lo [lOCo en
que estimó Dios á estos príncipes. Y dice : « De súbito
morirán ,» como diciendo : No solo no los respeta, an-
tes muchas veces les quila la vida en un improviso; lo
cual todo añaile en Dios mas grandeza, y por consi-
guiente, confirma mas el intento de que el decir mal de
Dios es muy mas peligroso. «De súbito morirán.» Por
muchos ejemplos sabemos cuántos grandes, ante quien
temblaba la tierra, han sido muertos violentamente y
sin pensar por aquellos mismos á quien tenían sujetos;
lo cual, aunque lo hacen los hombres, como enseña Eliú
aquí, es siempre obra y órAcn de Dios , que castiga y
paga muciías veces de aquella manera á la Urania y so-
berbia. Pinta pues con hermosas palabras la forma en
que aquesto acontece. «Súbito morirán ,» conviene á
saber, estos poderosos, que parece tener en su mano la
vida y la muerte. Y declara luego cómo les sobreviene
aquesta muerte lan súbita. «A media noche,» esto es,
estando en su reposo y en medio de su seguridad y
descuido, «conturbados serán. » Tal fué lo que aconte-
ció á Baltasar, rey de Babel, de quien Esaías y Daniel (a)
hacen cuento. Mas ¿de dónde les nacerá esta turbación
repentina? Dice : «Pueblo pasará, y removerá á fuerle
sin mano.» Despertará Dios, dice, en el pueblo, esio
es, en sus vasallos ó en su misma familia, y llegarán
adonde es su aposento, y escalándole la casa y entran-
do en él , le degollarán en su cama. Mas ¡ cuan bien
contrapuso el pueblo y el fuerle! que es como decir el
flaco y el poderoso, el vulgo y lo grande , para mostrar
que derriba Dios á los fuerles, no con oíros fuertes ó
con otros valientes, sino con lo que es mas bajo y mas
flaco, para encarecer por este medio también lo mucho
que puede Dios, y el desaliño que es traer cnomislades
con él. Y por el mismo fin dijo «al fuerle sin mano»,
esto es, sin mano y sin tra!iajo da muerte á los fuertes,
ó por mejor decir. Dios por el pueblo; como mil veces
habernos oido decir que con una piedra, y á veces con
solo el alboroto y espanto, han sido muertos personajes
muy grandes. Dice :
21 « Que ojos suyos en caminos de hombres, y todas
sus pisadas verá. » Esto puédese juntar con lo que pre-
cedió agora luego, y hacer esla sentencia: Si digo que
da Dios á los príncipes muerte súbita, no enleiidaisque
digo que lo hace sin causa, porque él ve sus obras que
lo merecen. Por manera que lo que en este verso se di-
ce sea dar causa de lo que en el pasado se dijo. O po-
demos decir de otra manera, que me parece mejor, y es,
que se junte este verso, y venga dependiente de lo que
comen/.ó mas arriba acerca del peligro que liabia en
hablar mal de las cosas de Dios. Por manera que, como
argüía entonces, si es peligroso decir mal del rey,¿cuán-
(a) Dan., cap. S, r. 30.
4S0 OBRAS DE FRAY
to será decir mal del que no respeta á los reyes? Ansí,
continuando la misma razón y repitiendo aquella pa-
labra, «cuanto mas.» diga ansí agora : Si es malo decir
mal de los reyes, ¿cuánto será peor del que no solo da
muerte á los reyes, como dicho es, sino también lo ve
todo y lo entien'ic? (lomo diciendo : En los royes es pe-
ligroso el murmurar de ellos, y no siempre los reyes ni
ven ni oyen lo (jue dellos se dice ; pues ¿cuánto será mas
del que con los ojos de."C'ibre y alcanza todas las co-
sas? Y acrecentando y declarando mas esto mismo,
añade :
22 «No tinieblas y no sombra obscura, para encu-
brir allí obradores de mal. No solo, dice, tiene ojos para
ver lo' que pasó, sino ojos que traen consigo la luz ; de
manera que en mitad de las tinieblas hace su vista cla-
ridad, y ansí ve las obras y las pisadas de los hombres,
estoes, no solo sus hechos, pero también sus intentos
y pretensiones, y aquello adonde van á parar. Dice:
23 «nae no sobre el hombre ¡londrá allende, para
andar Dios en juicio. » Donde decimos allende, la pa-
labra que en el original está, hod, mudados los puntos,
puede signilicar también testigo , por pleonasmo de la
voz ; y leyendo así no hace mal sentido, y júntase con-
siguientemente con ¡o que antecede. Porque dirá ansí:
«No puso sobre el hombre tesligo, para andar en jui-
cio. )> Había dicho que no iiuy obscuridad que no sea
clara á los ojos de Dios, dice agora, como amplilican lo
y extendiendo mas esto mismo que ha dicho, que ansí
no tiene necesidad de poner testigos y veladores al hom-
bre, (jue anden sobre él y le acusen ; porque él lo ve
por sí mismo, y cuando entrare con él en juicio, él mis-
mo le hai'á á él cargo de manera que no lo pueda ne-
gar. Míis siguiendo la primera letra, que es la mejor,
como Eliú liara decir iJios por rodeo, dijo primero «el
que no respeta á los príncipes», y después, «el que
su-^ojos ven las obras y las pisadas del hombre;» y en
cada una de estas cosas , como está declarado, prelen-
dió y quiso decir que, si es tan dañoso murmurar del,
¿cuánto mas lo seria del que no hace caso del rey, y
cuánto 'mas lo seria de! que lo ve y oye todo, lo que no
liíícen los reyes? Ansí agora llama áüios el que no po-
ne «sobre el hombre allende para c:)trar en juicio». Y
rcjtiüendo lo mismo que en lo so!)redicho suplimos,
quiere decir que ¿cuánto mas debe ser leiinMo hablar
de quien no pone en el hombre «allende para venir á
juicio»? .Mas ¿qué es, dirá alguno, «poner allende» en
el hombre? Ninguna otra cosa í^ino poner en las ma-
nos del hombre el dilatar ó alargar el tiempo de su cuen-
ta y juicio. Pues dice : Al rey, si le habéis enojado, po-
deisle huir la cara y-iiurlarle el cuerpo á las veces, y
no venir ante su tribunal y huir do su cárcel; mas con
Dios no' es ansí, no puode el hombre decille que no
quiere dalle cuenta hoy, si hoy se la pide, ni |)cd¡r nuc-
■ vos plazos; que en citándole Dio^, ha de parecer anie
su tribunal Im^.n al niomenlo. Y aun podémoslo decla-
rar de otra mimera. I^orquc, donde decimos allende, po-
demos también decir svjln, y dirá ansí Eliú que no po-
ne Dios siglo eii los hombres [lara venir con él á juicio;
esto es, qijc no les dilata el castigo, lii diíiere sicnqirc
su merecida ¡lena para el siglo de la otra vida. Y lo que
se sigue viene con esto nuiy bien , porque dice ansí :
LUIS DE LEÓN.
2í «Desmenuzará grande, :.in cuenta, establecerá
postreros en su lugar.» Que es decir que aquí en esta
luz pública hace justicia de muchos grandes y podero-
sos tiranos, y pone en su silla dellos á los que ellos no
estimaban en nada. Y prosiguiendo en este castigo y
en la causa del, añade :
25 (( Por ende hace conocer servidumbres dellos , y
convertirá la noche, y serán quebrantados.» (diaco co-
nocer servidumbres dellos» es decir que les hará á es-
tos talos, de quien vamos hablando, que conozcan sus
obras. En lo cual se advierten dos cosas : una, que á
las obras malas de los malos y poderosos llama servi-
dumbres ; y creen ellos que en ninguna cosa son mas
señores que en obrar de aquella manera. Y verdadera-
mente es así , que en eso que apetecen y siguen , y en
lo que ponen su contento, y de lo que hacen señorío
y estado, es una servidumbre y un miserable captive-
rio , como si la brevedad de esta escritura diese á ello
lugar se podría mostrar á los ojos. Porque ¿qué es, sino
ser captivos de amos importunos, ó por mejor decir,
de crueles íieras, las mesas y los lechos, y los juegos
y los pundonores , y el desconcierto de vida , y el estilo
de aquestos, rodeados de seda y de olores? Lo otro so
advierte que dice que hará Dios que conozcan estas
sus obras ; porque á la verdad , como decíamos agora,
ellos, engañados y ciegos, no las conocen por trabajo,
sino eslímanlas por deleite y amorío ; poro Dios, en el
tiempo que los castiga por ellas, hace que las conoz-
can. Que como á los niños, ansí á ellos el azote les
abre los ojos para que vean la falsedad y la miseria de
lo que amaban, y de cómo servían esclavos imaginán-
dose grandes y señores. Este conocimienío, auni'iue
sin fruto, se echa bien do ver en aquello cuyas pala-
bras pone la Sabiduría (a), diciendo : « Nosotros cier-
tamente erramos del camino de la verdad, y nunca nos
resplandeció luz de justicia, ni nunca el sol de justi-
cia nos salió. En caminos de iniquidad y de perdición
nos habemos cansado, y habernos andado por caminos
perdidos, y habemos ignorado el camino del Señor. ¿Do
qué nos aprovecho la soberbia , ó qué nos ganaron las
riquezas con la jactancia? Todo aquello se pasó como
sombra y como una postaque pasa corriendo... Ansí
nosotros luego en naciendo faltamos, y ni aun señal
alguna de virtud podimos mostrar; mas en luieslra
malicia fuimos consumidos del todo.» Y conforme á
oslo Eliú, prosiguiendo en el desengaño dcstos, aña-
de : «Y convertirá la noche, y serán (juebrantados.»
Convertirá, es decir, convertiráso, andará el ciclo á la
redonda, y ponerse han las estrellas,, y tendrá lin la
noche, y amanecerá el sol. Ansí que, ¡lasará la noche
(leste su engaño y error, que ellos tenian [lor luz, «y
serán tpiebraiilados;») oslo es, cuando fueren quebran- '
tados con la calamidad y el casligo les amanecerá el
conocinuento y razón. Y algunas v(>ces será con pro-
vecho, como en aquel que decia {b) : «Después (¡ue
me heridle, herí yo mi muslo y hice ponilencía ;» es'o[
es, como hacen los que caen en la cuenta do lo que J
antes no echaban de ver, di una palmada sobre mi nuís-
lo, y desengañado, emendóme y dolíme. O díganlos tam-
bién que es csia'viuala noche, adonde ioJo anda con-
(íij S;ip., cali. '■>, V. 7, S, 'J y 15. i// Jrrtiii , caii. 'I, v. 10
EXPJSICION DEL
fuso y obscuro, y ailomio los que menos son y menos '
valen por la mayor liarle sou esLimados en mas , lo j
cual pasa cuando se acaba, y los que aquí con su tira-
iiia y poder quebrantaban á lodos, serán quebrantados i
entonces. Y como quiera que aquesto se entienda, vie- |
lie bien con ello lo que se sigue :
2G «Por malvailos los ferirá en lugar do miranles. n
Que es decir que liará dellos justicia pública, y con
pregón público, y en los ojos de todos; lo cual liace
Dios en esta vida con muclios pecadores, y en la otra,
en el juicio universal, liará generalmente con todos.
«Lugar de mirantes» llama el teatro y la pla/.a públi-
ca, adonde están muclios que miran, como acontece
cuando se Iiace justicia de algún mallieclior. Dice mas,
y añade la causa de este castigo. O por decir mejor,
porque los lia llevado á degollar á la plaza, apregona él
la causa de la justicia, ó escribe lo que adelante de ellos
con voz alia y clara dice el pregonero, que es :
27 «Por cuanto,») conviene á saber, esta es la jus-
ticia que hace Dios deslos hombres; «por cuanto se
apartaron de en pos del, y todos los caminos del no
quisieron entender.» Y no es mucho, antes es muy jus-
to, que den en semejante despeñadero los que no qui-
sieron á Dios por su guia. Dice mas :
28 « Para hacer entrar á él grilo de pobre, y grito
de atligidos oirá.» En lo cual va dilatando y adornando
mas esta pintura de justicia y público castigo que ha-
ce, con decir algunos de los accidentes que con ella
se suelen juntar. Porque de ordinario acontece , cuan-
do Dios toma ansí venganza pública de algún tirano,
que los humildes y que por caso han sido de aquel
mismo afligidos, que lo miran y ven, alcen la voz á
Dios , alabándole y confesando que es justo. O como pu-
simos «para hacer entrar», podemos también poner
(trocando un tiempo por otro, que es trueque que se
usa mucho en la Santa Escritura); ansí que', podemos
decir : «Porque hizo entrar á sí grito de pobre, y gri-
tos de afligidos oyó. » Y según esto , dirá aquí Eliú la
causa por donde se movió Dios á esta justicia, que fué
el haber oido la voz y las quejas de aquellos á quien opri-
mían estos tiranos que dice, y será como el remate y la
conclusión del pregón. Por manera que el pregón en-
tero será , que hace Dios justicia de aquestos por cuan-
to no fueron en pos del ni quisieron seguir sus cami-
nos, y por cuanto oyó los gritos y las quejas de los po-
bres á quien ellos tiranizaban. Adonde como en suma
se tocan tres géneros de pecados , donde todos se en-
cierran , que es , pecar contra Dios y contra sí y con-
tra el pnijimo. Va adelante :
29 «Y él dará reposo, y ¿quién condenará por malo?»
Como ha dicho Eliú, para engrandecer á Dios la fuer-
za de su justicia cuando condena y castiga, ansí para
el mismo fin de engrandecelle pone también agora
cuan elicaz es Dios cuando absuelve. Y ansí dice : «Y
él dará reposo ; » esto es , cuando da él reposo y cria
paz y justicia en el alma , y defiende al hombre de lo
que exterior y interiormente le hace guerra y persigue,
«¿quién condenará por malo?» Semejantemente alo que
dice san Pablo (a) : «¿Quién condenará,» ó quién dará
sentencia de condenación , « contra los escogidos de
(a) Rom., cap. 8, v. 33.
LIBUO DE JÜD. i:\i
Dios?» Dice : «Y encubrirá faces, y ¿quién mirará á
él y sobre gentes y sobre hombres juntamente?» Y al
revés, dice, si encubre Dios sus faces, esto es, si al-
za la mano y no mira con favor á alguno, agora sea
algún reino ó algún particular, ¿quién mirará por él?
esto es , ¿quién podrá estorbar que no se pierda y pe-
rezca? Mostrando Eliú en esto que todo el bien de to-
dos nace de Dios. Y porque parece mas poderoso un
reino para valerse él á sí mismo, muestra señalada-
mente en él lo poco que puede si Dios no le mira y fa-
vorece. Y ansí añade :
30 «De reinar hombre hipócrita de estropiezos de
pueblo.» Como diciendo : Si Dios aparta sus ojos de al-
guno , aunque sea de un reino todo y de una nación,
¿quién será parle para que no reine y se apodere de ella
un hipócrita? Y llama hipócrita todo lo que es man-
do no legitimo, sino tirano y vicioso. Y lo que añade,
«de estropiezos de pueblo,» puédese entender, ó como
lo entendió y trasladó san Jerónimo, que en las gen-
tes á quien Dios dejare de su mano reinará el hipó-
crita por los estropiezos , esto es , por los pecados y
caídas del pueblo (de manera que por no mírallos Dios
con favor pecarán los subditos , y luego por los peca-
dos dellos y en su pena les dará malos reyes) ; ó de
otra manera, que en el reino por quien Dios no mira,
sin que nadie pueda eslorballo, sucederán luego doí
males : vicios grandes en los miembros , y maldades y
tiranías en las cabezas ; que son dos males que con-
tienen en si toda la calamidad y ruina que puede venir
á un reino. Porque ¿qué le queda de sano, cuando están
en él enfermos la cabeza y los miembros? O digamos
ansí, que «estropiezos de pueblo» llama Eliú las leyes
de los reyes hipócritas, que fingiendo y poniendo de-
lante algún respeto bueno de pública utilidad, no pre-
tenden sino poner en ellas estropiezos al pueblo, para
de sus caídas del sacar el bien de su fisco y provecho.
Y por la aparencia falsa de bien con que visten y disi-
mulan estos mandamientos ó estropiezos suyos, por e^o
á los autores y latores dellos Eliú los llamó bien hipó-
critas. Y dice, conforme á esto, que en el reino á quien
Dios deja no será posible sino que reinen luego malos
príncipes , que para despojar á sus subditos les pongan
leyes en que estropiecen, y caídos se enreden,
31 «Porque á Dios decir alcé, no corromperé.» Ha-
biendo concluido ya su razón Eliú en lo que tocaba al
abono de Dios, vuélvese agora propriamente á razonar
con Job y á amoneslalle con estas pidabras, las cuales
se pueden entender en diferente manera. O ansí :
« Porque yo alcé decir mío á Dios ; » esto es, ansí como
yo he hablado de Dios loándole y defendiendo su cau-
sa , « no corromperé , » esto es , no estorbaré ni te qui-
taré á tí que, si sientes esta causa, que no hables y
hagas lo mismo. Como diciendo en conclusión : Yo he
dicho de Dios lo que me parece ; di tú agora si tienes
algo en conlrario. Ansí lo entendió, y bien, san Je-
rónimo, y conforme á ello tradujo : «Pues que yo he
hablado con Dios, no le vedaré a tí lo mismo.» Y con-
siguiente á esto dijo bien , en persona de Eliú , en el
verso que luego se sigue : «Si erré, tú me enseña ; si
he hablado mal, no añadiré mas. » Esto pues se dice
ansí bien , ó de otra manera, á que nos dan las pala-
452 OBRAS DE FRAY
l)ras licencia. Dice : a Porque á Dios decir :» eslo es,
porque es proj-iiiu ú ÍJios el liocir, coaviciie á saber,
por cuanto Dios es el que puede decir y de hecho dice
alcé, conviene a saber, el pecado; esto es, helo per-
donado (porque alzar en la Escritura, y sefialada-
mente cuando se dice con la palabra original iiasa, que
está en este lui-'ar, siempre significa perdón de las cul-
pas); ansí que, por cuanto la condición de Dios es
decir yo perdono , (Oío corromperé , » ó como otra le-
tra dice, ano ejecutaré,)) eslo es, no quiero traeros
á muerte ni deshaceros, (jue el decir en Dios es hacer;
ansí que, por esto, Job , de mi consejo vuélvele á él y
(lile humilnienle lo que se sigue :
32 (iNo liarlo mire, lú me ensena; si malda.l obré,
no añadiré;» eslo es, si no miré bien lo que dije ni
entendí lo que hice, enséñame tú la verdad; y si he
pecado, no pecaré mas. Y es buen remate este de la
disputa adonde Job es argüido de presunción contra
Dios, amoneslallc que se humille á él , y reconozca y
confiese su culpa con esperanza de que en Dios hay
perdón. Mas lo que sigue es gracioso. Dice :
33 i)¿Por ventura de ti se perficionará ella, que abo-
minaste, que lú elegiste , y no yo, que supiste hablar?
San Jerónimo traslada : «¿Por ventura Dios pídesela
con deseo, que la abominaste?» Y súfrelo la letra tam-
bién. Y quiere decir : ¿Por ventura vale á Dios algo
tu penitencia y buen reconociniiento, que ansí lo abor-
reces y huyes del? Mas sigamos agora esta otra letra.
Yo entiendo aquí que Job, luego que Eliú en el verso
pasado le amonestó á que confesase su culpa reccno-
eiéndose , enfadado mucho de tantas impertinencias
como había hablado Eliú (que aunque en las senten-
cias y en cada parle era verdadera su plática, en el
lodo della no hacia al propósito); ansí que, enfadado y
cansado del, mostró aquí su enfado con algún semblan-
te desabrido, y con algún meneo que á Eliú le pareció
que era muy en su desprecio. Y c^mio él tenia grandí-
sima satisfacción de sí mismo y de su mucho saber,
como lo demostró en el principio de su halda y en oíros
lugares, sintió en el alma que Job le luviese en tan
poco, cuando él pensalja que liabia díciio algo, y con-
tenió de sí, imaginaba que, rendidos todos á él, habían
de admirar su decir. Y ansí, sentido, encendióse en ira
todo, y reventando de enojo, dícele á Job : «¿Por ven-
tura de tí se [lerficionará ella? Esto es : ¿Oué arrogan-
cia es c.-ta luya, que lodo lo desprecias ansí? ¿I'or ven-
lurase perliciona en tí la sabiduría? ¿Eres tú por ven-
tura el remate y la suma de todo el saber? O ¿por ven-
tura puede Líber arrogancia, presunción mayor y mas
en lo sumo que es esla tuya , «que abominaste,» esto
es, que desprecias y escarneces con meneos y gestos
mis [lalabras sabias y mis sanos consejos? Y ¿piensas
lú, dice, que me pusiera yo en disputa contigo, ni lii-
, ciera ese caso de lí, si tú no hicieras pr¡iici[iio? «Tú,
dice, elegiste, y no yo;» ya quo lo comeiizasle , «¿qué
supiste hablar? Como si dijese mas claramente: Co-
menzaste la dis|iuta , y no supiste flecir cosa digna de
ser aprobada ; romen/.asle el desafío, y ni sabes menear
lac.s[iada, ni ^iijuiera ampararle. Y consiguienlcáeslo
es lo quf añade :
34 «Hombres de corazón dirán á mí, y varón sabio
LUIS DE LEÓN.
oyente de mí.» Si tú, dice, estimas mis dichos en poco
y los menosprecias, en menos estimo yo tu juicio; des-
preciaréte, que eres tonto ; que los sabios y los pruden-
tes á buen seguro que no me despreciarán. «Hombres
de corazón dirán á mí , » esto es , alaban mí saber y
elocuencia, y «varón sabio oyente de mí», eslo es,
me oirá para su gusto y provecho. Mas dice :
35 «Job no en sentencia hablará, y hablas suyas no
entendimiento.» Como si dijese : Mas de tí, Job, no
juzgarán ansí, sino muy al revés , que ni demuestras
doctrina, ni parece que tienes enlendimieido en nin-
guna cosa que dices. Y creciendo en Eliú mas el eno-
jo , y llegando la rabia como á lo sumo , dice :
30 «Padre mió, sea probado Job acabadamente, para
respuestas en hombres de maldad.» «Padre mío,» según
la propriedad del original, hace significación de un ar-
diente deseo, como quien dice ¡ojalá! ó ¡pluguiese á
Dios! Pues rabioso de enojo, desea á Job la muerte y
que Dios acabe con él. Y viste su deseo malo con pro-
bable color, para que , dice , sean castigados los que
hablan malamente de Dios. «Sea, dice, probado Job.»
Probar, en la Escritura, es afligir con trabajos y azo-
tes. Acabadamente, ó hasta la fin, es en el original
naisach, que significa perficion entera y pujanza gran-
de, y acabamiento en aquello á quien se dice y ajilica.
Pues desea que la calamidad y azote que está sobro
Job vaya pujando siempre basta que le acalte y le ven-
za, porque asi muerto, ni él hablará desacatadamente
de Dios, y escarmentarán en su cabe/.a Ids malos para
huir de lo mismo. Porque, como úllimamente dice :
37 «Añadirá á pecados suyos maldad, entre nosotros
palmeará, y mulíi]»l¡cará diciios suyos á Dios;» eslo
es, porque si vive será para añadir pecado á pecado.
«Palmeará entre nosotros. » Es esla obra de los muy
desesperados y de los que hablan locos con la pasión,
herir con las palmas y dar voces. Pues dice que cuanto
mas durare Job en la vida , lanío creciendo mas en su
impaciencia, hará cosas de loco, y con palabras y ges-
tos y semblantes añadirá pecados á pecados. « Y nud-
liplicará sus dichos á Dios,» esto es, solo dosaculará
mas y mus cada punto.
CAPITULO XXXV.
ARGUMENTO.
Insiste todavía lüliú en su razón, y poique .lob lial)ia dicho ron
buoii si'iituii) que le sciviria poco para el fin di' i|iii' so tialilalia
el vivii- ,'111 jiccado , él , t'iileiiílu'iidí/lo nial , toma (ica^ioii clcllo
para decir que Job se alirmo por mas justo (|uc Dios ; y prueba
muy de propusilo que el provcclio de la virtud es solo del que
la hace, y que üios siempre adiuiíiistra justicia.
i Y respondió Eliú y dijo :
2 ¿Por ventura eslo parócete de juicio, que dijiste
iuslic'ia mía mas que Dios?
3 Une (lijisle : ¿Qué aprovccliará á li, (luú frulo de
pecado mió?
i Yo ic'iilicaré á li pnlaliras, y .-'i ins aniií?os conlÍL;o.
V> Coiitcnipla cielos v mira ; alza los ojos á los csüe-
llados, ensalzáronse mas que lú.
C Si pecaste, ¿qué iiar.is á él? Y si se nuilliplicareii
liis inalilailes, ¿(|iié liarás á él?
7 Si justo l'uisle, ¿qué le darás 6 ipié de lu mano lo-
mará '.'
8 A iionilirc como lú maldad luya, y á hijo de terreno
justicia luya.
EXPÜSiCIÜN DEL
9 Por muchedumbre de opresores vocearon, gritaron ;
f«or brazo tle poderosos.
10 V no dijo: ¿Dónde Dios, hacedor mió, dador de can
tares en noche,
il Que nos aveza allende bestias de tierra, y allende
ave de cielos nos hace sabios'?
i2 Allí vocearán y iio responderá, defondifndolos de
faces de altivos fuertes.
i5 Kmpero vanidad no oirá Dios, y Omnipotente no mi-
rará á nosotros.
14 Aun cuando dijeres : No mirará á nosotros, juzgar
ante sus faces, y esperarás en é!.
ia Y agora (¡ue no visitó ira suya, y no experimento mi
mucho mal.
1G V Job en vanidad abre boca suya, y sin ciencia pa-
labras amontona.
EXPLICACIÓN.
i «Y responrlió Eliú y dijo:»
2 «¿Por venliira esto parécete ríe juicio, que dijiste :
Justicia mia mas queDios?» «¿Parécete de juicio?" quie-
re? decir, ¿parécete cosa que cabe en juicio y razón, ó
parécete que no es digno de ser traído á juicio y de ser
condenado esto que has diclio, conviene á saber, mi
justicia es mavnr que !a justicia de Dios? No dijo esto
Job, sino colígelo Eliú de lo que Job dijo, que es esto
que se sigue.
3 «Que dijiste: ¿Qué aprovechará á tí, qué fruto de
pecado mió? Declaremos primero la sentencia dees! as pa-
labras, y de-pues cómo se sigue lo que dellas colige Eliú.
«¿Qué aproveciiará á tí?» Pénese aquí una persona por
otra, la segunda por la primera, que se usa algunas ve-
ces en la Santa Escriiura, y decir «á tí», es decir «á
mí». Porque Eliú, como hablaba con Job, dijo «á tí», y
habló de primera persona , aunque referia las palabras
de Job, en las cuales el habló de sí, y dijo «á mí»,
en la persona primera. Pues refiere iiaber dicho Job :
«¿Qué me aprovecbará á mí,» conviene á saber, el vol-
ver mi corazón á Dios y el ser justo? «Y ¿qué fruto de
pecado mió?» Pecado en la Escritura se toma algunas
veces por la ofrenda y sacrificio con que se limpia el
pecado , como dijo san Pablo (a) : «Al que no conocia
pecado hizo por nosotros pecado, para que nosotros
fuésemos hechos justicia de Dios en él mismo;» y an-
sí se toma en este lugar. Y dice Job por esto segundo
lo mismo que habla dicho por lo prlinero , aunque con
diferentes palabras. ¿Qué fruto, dice, sacaré de satis-
facer por mis culpas? Y quiere Job decir en esto una
cosa, y entiende otra Eliú. Job, como dijimos, responde
á lo que sus amigos decian, y habla conforme á lo par-
ticular de su intento, que era decirque, no por ser jus-
to uno , se libraba de ser algunas veces herido y mal-
tratado de Dios. Y ansí , para esle fin de no padecer
algunas veces trabajos , dice que no trae fruto el ser
justo, porque los justos los padecen también, y ansí
decía verdad. Esto decía; mas Eliú hace sentido gene-
ral deste dicho , como si afirmara Job que el ser bue-
no era infructuoso del todo; y entendiéndolo ansí, in-
fiere bien, según su sentido, que Job notaba de injus-
ticia á Dios. Pero infiere mal según la verdad , porque,
de padecer calamidades el bueno, que es lo que Job en
sentencia afirmaba, no se sigue que eá malo Dios. Mas
ifi) u, Cor., cap. ü, v. 21.
LIBRO DE JOB. 433
Eliú sigue su imaginación, y conforme á ella prodigue
diciendo :
4 «Yo replicaré á tí palabras, y á tus amigos conti-
go.» Quiere decir: A tí y á lodos los que fueren de tu
parecer y te ayudaren yo los convenceré. Mas veamos
cóiiiO. Dice : «Contempla los cielos y mira, alza los
ojos á los estrellados, ensalzáronse masque tú.» Hace
Eliú como prudente médico, que acule á la raíz del mal.
Había propuesto dos cosas : la una , que decía Job que
no aprovechaba el ser bueno; y la otra, que él iulirió
que Dios no era justo. No trata deslo segundo, sino ar-
guye contra lo primero de donde esto nació; pi:)rque,
faltando este cimiento, caía lo que en él se fundaba. Y
ansí, quiere probar que el ser bueno aprovecha al que
lo es, y toda su razón consiste en esle argumento: Si
uno es bueno, como las palabras lo dicen, y no es bue-
no para Dios; luego para el hombre que lo es. Y prueba
que no !e importa á Dios, y para proballo comienza an-í :
5 « Mira los cielos y mira los estrellados,» cuánto
están mas altos que tú. Y añaile luego :
6 «Si pecaste, ¿qué harás á él? Y sise multiplicaren
tus maldades , ¿ qué harás á él ?
7 «Si justo fuiste, ¿qué le darás ó qué de tu mano lo-
mará?» Que es argumento que consiste en semejanza,
sino que está la semejanza secreta y disimulada. Y des-
cúbrele desta inanera: Cuan lejos está el cielo de tí,
tan lejos está Dios de tu bien ó tu mal obrar, como
no puedes tocar con la inauo al cielo , ansí ni aprove-
chas ni dañas á Dios con tus obras. Y está la fuerza de
esta semejanza y deste argumento en que Dios está so-
bre el cielo y mqr^.en él; y ansí, quien no puede da-
ñar al cielo, menos podrá dañar al que vive en el cielo.
Y de lo que es manifiesto, que es la distancia que de
nosotros al cielo hay, arguye bien Eliú lo poco que
sirven nuestras obras ala bienaventuranza de Dios, que
está sobre el cielo. Y aun tiene fuerza por otro respecto
nuevo aqueste argumento. Porque decir Eliú á Job
que mire los cielos cuan alzados están, es decide que
están libres y muy ajenos de toda peregrina impresión;
y si en los cielos esto es así, mas lo será en el Señor de
los cielos, cuya naturaleza es de la cualidad del lugar
en que mora , y de muy mejor cualidad. Y dicho esto,
concluye y dice:
8 «.\ hombre como tú maldad tuya, y á hijo de ter-
reno justicia tuya,» base de añadir, traerá ó daño ó
provecho. Porque si aprovecha alguno, y no es Dios á
quien aprovecha, queda que aproveche al que lo ha-
ce, que es lo que pretende Eliú. «A hombre como tú,»
esLo es, á los hombres que están sujetos á daño, co-
mo tú estás , dáñales su maldad. Y dice tuya , porque
á tí la tuya, y la suya á cada uno; ó también por-
que el ser uno malo ó bueno suele ser dañoso ó pro-
vechoso , no solo á él , mas también á los hombres
entre quien vive. Mas prosigtie :
9 «Por muchedumbre de opresores vocearon, grita-
ron por brazo de poderosos.» Esta es una objeción que
á su parecer le pudiera poner Job , y pénesela él á sí
mismo, para responder á ella después. Como si dijese:
P^ro dirás: Si Dios es justo y no toma gusto de lo ma-
lo que en el mundo se hace, ¿porqué hay tantos que
griten y voceen porque ios oprimen y despojan los
454 ODBAS DE FRAY
mas pniIeroso>? Por quú ron>icnto que haya tiranos j
que agravien á mil mezquinos que se (luojaii á voces?
Porque siempre esta razón puso conaoja y como ago- j
nia en los pedios sanios, para en cierta manera que-
rellnríc da Dios, como es lo que dice Abacuc («). A es-
to pues Eliú responde, diciemlo:
iO (íY no dijo: ¿Dónde Dios, liacedor mío, dador do
cantares en noche?» Es como s¡ dijese: La causa de
eso es. no ser Dios injusto, sino ser los que padecen
descuidados en Uamallc. «Y no dijo,» esto es, y la cau-
sa de eso es, porque el oprimido y el que da gritos y
vocea, y llama en su favor á los hombros, «no dijo,»
no tuvo acuerdo de decir: «/.Adunde está Dios, hacedor
mió, dador de cantares en la noche?» Porque si se
aconlara que hahia Dios en el cielo, cslo es, en parle
eminente, para ver cuanto bueno y malo se hace; y se
acordara que le había hecho y criado, y que por la mis-
ma razón no liabia de oIv¡<lar y desamparar su hechu-
ra; y si tuviera memoria de cuan proprio le es dar can-
tares en la noche, esto es, en medio de lo obscuro de
la adversidad dar reposo y regocijar el corazón y la bo-
ca con alegría, y finalmente, dar buena salida y sucoso;
ansí que, si tuviera el oproso todoosio en su memoria^
y movido dello, pidiera á Dios su favor, su trabajo se le
Tolveria en descanso, y si no le sucede ausi, es culpa
suya, y no falta de Dios. Y á la verdad, pasa ansí mu-
dias veces, y os ceguedad digna de compasión que en
nuestros trabajos, los que otros hombres noscausaron,
no nos queremos desengañar de lo poco que podemos fiar
dellos ; y buscando remedio, á cualquier cosa, por flaca y
por dudosa que sea, acudimos primero que á Dios. Mas,
éntrelas cosas que dice Eliú en aqueste lugar, merece ser
advertida que llama á Dios, como con proprio renom-
bre, «Dador de cantaros en noche;» porque es muy su-
yo acudir siempre, cuando todo se escurecc y cuando
todo parece que falla. Y asi dice David (/>) de él que
ayuda siempre «en el punto de la tribulación». Aun-
que podemos decir también de otra nvuiera que se di-
ce de Dios, que da cantares en noclie, poríjue siembra
entonces el cielo con las estrellas, las cuales con su
claridad, hermosura y muchedumbre convidan á los
hombres á que alaben á Dios. Y es ansí que nadie alza
los ojos en una noche serena , y ve el cielo estrellado,
que no alabe luego á Dios, ó con la boca ú dentro de
»i con el espíritu. Y siguiendo esla manera de decir,
tiene también su particular fuerza este argumento;
porque sí el iiombre afligido so acuerda que Dios tiene
cuidado de alumlirar la noche con tanta variedad de
lumbreras, bien tiene por qué esperar que no le desam-
parará á (',] en aquella su nonhe de trabajos si confia
rn él y le llama. Y el que para el cuerpo, porque no es-
tropiero con las tinieblas, puso en el cielo con lania
claridad quien le alumbrase, mejor remediará una áni-
ma injustamente oprimida. Y conforme á este propósi-
to es lo que añado des|iucs:
{ 1 «¿Qué nos aveza allende bestias de tierra, y allen-
de ave de cielos sabios nos hace?» Va esto junto y apo-
llado con el verso de arriba, y de todo olio sfi hace una
fienlencia seguida en esta manera: «No dijo ,» ó no se
acordó de decir : «¿Dónde está Dios, liacodor mió, y da-
(«) Abacur, Cip. 1. (í) í's. O, v. 10; nc, > Z'>.
LUIS DE LECO,'.
dor de cantares en noche, y qué no'. aveza? etc. Y co-
mo cada una parte de las del verso primero dc^ia algo,
que ello mismo despertaba al aíligido y opreso para
que esperase ser socorrido do Dios, y encerraba en sí
alguna razón que concluía: Como Dios no podrá faltar
al socorro do los agraviados, por ser su hacedor y ser por
suyo el desportar gozo en la noche délas tinieblas; an-
sí, ni mas ni menos, lo que en este verso se dice, todo
ello alienta la confianza en Dios del trabajado, mostran-
do por nueva razón cómo Dios no le puede oividar,
porque nos aveza mas que á las bestias y nos hace sa-
bios mas que á las aves del cielo, esto es , nos ha dado
mejor ser y tiene su providencia mas particular cuen-
ta con nosotros. Y si cuida mas de nosotros, y á las
aves y á los animales do quien cuida menos provee tan
largamente como por los ojos lo vemos, cierto es quo
no nos fallará á nosotros en los casos ásperos y de tra-
bajo. Y es esla una manera de argumento en la Escri-
tura usada mucho , poner la proposición primera, que
en la lógica llaman mayor, y la que dcsi)ues della se
añade y la conclusión cállalas, dejándolas al sentido del
oyente, mayormente cuando son manifiestas de suyo.
Porque todo el argumento enlerodirá ansí: Dios nos aven-
taja á las aves, y á las aves provee en sus necesidades;
luego no nos olvidará en las nuestras. Semejantemente
á lo que Cristo mas á la descubierta arguye y prueba en
el capítulo 6." de san Mateo (c), diciendo : «Mirad las aves
que vuelan por el aire , que ni siembran ni siegan ni
recogen en trojes, y vuestro Padre celestial las apacien-
ta. ¿Por ventura vosotros no sois mas que ellas? Con-
cluye pues finalmente toda aquesta razón, y dice:
12 Allí vocearán, y no responderá, defendiéndolos
de faces de altivos fuertes.» Como si dijese: Ansí quo
estos tales, que no se acuerdan, como he dicho, de Dios,
vocearán, poro en balde, porque no serán oídos, no les
responderá Dios acudiendo presto para su defensa.
«Allí vocearán.» ^4///, esto es, en esta manera que he
dicho, de afligidos y olvidados de Dios, se halla el vo-
cear y no ser de Dios socorridos , alli en aijuel caso es
verdad, «do faces do altivos,» que es del [loder y de
las manos de los soberbios y poderosos que los tiranizan.
Añado :
13 «Empero vanidad no oirá Dios, y Omnipo'enfeno
mirará á nosotros.» Es el remate de toda la conclusión;
porque dice ansí: Aili, esto es, en aquel caso parlicu-
lar que habemos dicho, cuando el afligido voceando
llama á Dios , os verdad que Dios no le responde ni lo
libra; «empero, dice, vanidail no oirá Dios,» esto es,
vanidad es y mentira decir en general que no oirá Dios
á los lio;nbres, «ni el OmuipohMile nos n)irará» con el
cuidado de su providencia. Y junio bien «Omnipoten-
te y no nu'rará», queriendo mostrar que no cabia en
Dios el no ver y proveer nuestras cosas; porque, si es
onmipolenle , claro osla que puede vernos y proveer-
nos. Diro:
14 «Aun cuandodijeres: No mira á nosotros, juzgar an-
te sus fai'cs, y esperarás en él.» «Aun cuatulo dijeres.»)
Decir significa en la Escritura, no solo el hablar por la
boca, sino también lo que se dice en el pensamiento,
como es manifiesto de muchos lugares. Pues concluida
(c) MaJ., cap. G, v. 20.
EXPOSICIÓN DEL
ya su razón, amonesta Eliú á Job, y dicele ansí: Pues
siendo esto verdad, como lo es evidente, lú, Job, aun-
que le parezca algunas veces que se descuida Dios , y
que se lia contigo ó con los hombres como quien no
mira por ellos, enlonces, cuando esto te viniere, al
pensamiento, cíñele con tener por certísimo que hay
juzgar, esto es, juicio an/e las faces de Dios, que Dios,
juzga los hombres y tiene cuenta con ellos ; y aunque
te apriete el trabajo y te oprima , gimiendo y reven-
lando , espera siempre en él ; y digo gimiendo y re-
ventando porque la palabra del original , por quien
pusimos en romance esperar, tiene significación de es-
peranza, no como quiera, sino la que se tiene con di-
ficullad en casos de mucho peligro y dolor. Porque the-
cholel quiere de su primera significación decir parir
6 el sentir los dolores del parto. Y ansí, porque el que
se esfuerza á esperar en los negocios que parecen per-
didos y desperados va como reventando y pariendo,
por eso esta palabra se pasa algunas veces á significar
un sufrir y un esperar doloroso y Heno de agonía, co-
mo es este que he dicho. Algunos lo que dice «juzgar
ante Dios», no lo entienden del juicio en que Dios nos
juzga, como lo habemos declarado, sino del juicio con
que nosotros nos juzgamos delante del , condenando
nuestras malas obras. Y ansí, según esto, dícele á Job
Eliú : Cuando mas te pareciere que Dios te olvida y
no se acuerda de tí, entonces con mas cuidado haz tú
dos cosas : la una, examina tu alma, y como si estuvie-
ses delante del tribunal de la Justicia divina, sin que
tenga voto allí la lisonja ó el proprio amor, ansí te juz-
ga tú á tí mismo y te condena; y la segunda, sufre y
espera, que no te faltará Dios. Y júntanse bien estas
dos cosas , porque la segundaos flaca siempre si no se
funda en la primera; y para confiar de veras en Dios
es menester que preceda en nosotros el conocer y abor-
recer nuestra flaqueza ó delitos, porque de la descon-
fianza de la fuerza propria nace el confiar de la ayuda
divina. Ansí parece en el segundo libro del Paralipome-
non, capítulo 20, en lo que hacia Josafat en su tribula-
ción , y en loque hace David en el salmo 141. Prosigue:
15 «Y agora que no visitó ira suya, y no experimen-
to mi mucho mal.» «Y agora,» entiéndese, aunque se
calla, había de decir Job á Dios «que no visitó ira su-
ya», esto es, que no envió su ira toda para que le cas-
tigase, ni le trata con enojo ni le castiga con rigor
por lo que se sigue, «y no experimento mucho mal.»
Mal aquí , como se conoce en la palabra original, sig-
nifica el castigo y pena que se debe al pecado. Y ansí
dice que Job había de conocer y decir que no le visi-
taba con ira Dios, porque aun no padecía todo loque se
debía á su culpa. Ansí que, agora había de decir esto,
como si dijese, juntando lo pasado con esto: Cuando
mas le pareciere á Job que Dios le olvida, entonces ha-
bía de creer firmemente que tenia providencia , y había
de esjierar en él, y agora en este su azote había de re-
conocer que no era castigado cuanto merece. Mas Job
como concluye y dice :
16 «En vanidad abre boca suya , y sin ciencia pa-
labras amontona;» esto es, siente mal de Dios, y habla
peor; ni es verdad lo que dice, ni sabe cesar de decir
mal.
LIBRO DE JOB. -íoj
CAPITULO XXXVL
Confirma F.iiti lo dictio, nfiailiondo que por !a consonancia que
lieno la viitutl con la divina Bondad y la disonancia que liace
con día el vicio. Dios no puede menos de picmiai'á los bue-
nos y castigar á los nr los. Que si tal vez aflige ú los justos, es
para puiilicarlos de algunas imperfecciones, sin las cuales di-
licullosamente se puede pasar en esta vida miseratile ; mas si
filos se dan por entendidos y se apartan de los niales , lueí;o
derrama Dios sobre ellos muchos bienes. Y después de esto,
cxhorla ¿Job á que no quiera averiguar las causas y razones
de los divinos juicios, sino que conlemple su gran poder y sa-
biduría.
1 Y añadió Eliú y dijo :
2 Espérame un poco, y demoslraréle que todavía por
Dios r;izones.
5 Levantaré saber mió de lueñe, y á mi Hacedor daré
justicia.
4 Que verdaderamente no meiUirán palabras niias,
perfectas ciencias coritigo.
5 Ves, Üios grande no despreciará á grande, faene de
corazón.
G No vivificará á impío, y juicios á humillado dará.
7 No aparta sus ojos del justo , y reyes en trono asien-
ta perpetuamente, y serán ensalzados.
8 Y si aprisionados en cadenas, enredados sean con
sogas de niiseria.
9 Y notificará á ellos sus obras y delictos dellos de vio-
lencia.
10 Y torceráles orejapara castiguerio, y dirá que se
tornen de maldad.
11 Si oyeren y cumplieren fenecerán sus dias en bien
y sus años en gloria.
12 Y si lio oyeren pasarán por espada y serán consu-
midos en necedad.
15 Y hipócritas provocan á ira, no vocearán cuando los
aprisionare.
14 Morirán en tempestad, su ánima dellos y su vida
entre los afeminados.
lo Librará de angustia al pobre, y en la tribulación
le descubrirá oreja dellos.
16 También te salvará de boca de angustia, anchura
no cimiento so ella, y descanso de tu mesa lleno de gro-
sura.
17 Tu causa juzgada como de malo , causa y juicio re-
cobraras.
18 No te venza ir á ser opresor, ni te incline muche-
dund)re de dones.
19 Depon tu grande?.» sin enojo, y á todos robustos
con fortaleza.
20 No alargues la noche, porque no suban por ellos los
pueblos.
21 Guarda, no mires á maldad, que comenzaste á se-
guirla por la aíliccion.
22 Yes, Dios alto en fortaleza suya, ¿quién como él es
enseñador?
23 ¿Quién podrá escudriñar caminos del? Y ¿quién le t
dirá : Obraste nialclad?
24 Miénibrate que no sabes obra suya, de quien can-
taron varones.
20 Todos los hombres lo vieron , cada uno mira de
lejos.
26 Ves, Dios grande sobre ciencia nuestra, número de
sus años no tiene pesquisa.
27 Que quitará golas de lluvia, y derrama lluvia á ma-
nera de rios.
28 Que manan de nubes, que lo cubren todo por cima.
29 Si quisiere extender nubes como pabellón suyo.
oO Y relampaguear con lumbre suya de arriba , tam-
bién cobijarán extremos de mares.
4:;6 ODRAS DE FRAY
51 Uite por estas juagará pueblos y da niaiitonimiento
t iiiuclios mortales.
52 El) manos absconde lu/, y mfnulale que torne á ve-
nir.
35 Aun Mciará dellaá su amigo, 'iiie posesión suya es)'
que á él se ievauta.
EXPLICACIÓN.
f «Y ar<nflí(^ Eliú y dijo.» Como dirlio Iiarinmoí, Eliú
estaba persuadido que Job, si bien en lo pasado de la vi-
da liabia sido inocente, en lo presente era gran peca-
dor, pues juzgaba y decia que era injusto Dios, ó que
no atendía al bien ó al mal obrar de los lioni])re5 para
repartir en ellos el castigo ó el premio. Lo cual, si Job
no lo decia así, á Eliú le parecia decirlo, coligiéndolo
falsamente de algunas palabras suyas y (¡ue Job dijera
con mucba verdad y muy diferente propú-ito como vi-
mos arrriba. Y así, Eliú cuanto dice no es propria-
mente contra lo que Job siente ó afirma, sino contra lo
que él se imagina que dice. Y en cfoc'o, prueba en el
pasado y en este capítulo aquello de que Job no tiene
duda ninguna, que Dios es justo y que tiene providen-
cia, y que reparte el castigo y la pena. Y á lo que acer-
ca de esto ba diclio, añade agora loque se sigue :
2 «Espérame un poco, y demostrarte be que todavía
por Dios razones.» Pídele de nuevo atención, porque
son imevas razones las que quiere decirle, y dicele que
le espere, esto es, que le atienda, que quiere demos-
trarle mas su propósito, porque se le ofrecen oirás di-
ferentes razones en defjnsa de la Justicia y Providen-
cia divina. Y así dice :
3 «Levantaré mi saber de Ineuñ, y á mi ñicedor da-
r¿* justicia.» «De lueñe,» dice, por decir que quiere
tratareste negocio muy de su raíz y principio, y mos-
trar la justicia de su Ilaceilor desdo sus causas prime-
ras. Y da autoridad á sus dicbns aOrmando estar lle-
nos de verdad y de peso, y así añade:
4 «Que verdaderamente no mentirán palabras mías,
perfecta ciencia se te pro!)ará á tí ;» perfecto y verda-
dero será cuanto agora dijere. .Mas lo que pusimos,
«perfecta ciencia se te pmbirú á tí ,» en la pritncra
letra dice desta manera, «perfecciones de ciencia con-
tigo; » que ó lo refiere á Job ó á si mi<mo. Si ¡í Job, es
ironía y mofa disimulada, como si mas claro dijera: Aun-
que vos sois gran sabio y perfecto en toda ciencia, á
loque á vos os parece, lo que agora os diré conira
vuestra sentencia no lo alcanzaréis vos, y será verda-
dero y muy cierlo. Mas si iiabla de sí mismo Eliú, loa
su saber , y quiere decirle que es ver.lad lo que le di-
ce, porque quien Jiabla con Job, que es el mismo Eliú,
es la perfección de ¡a ciencia; que son [lalabras bien
confurmes á la arrotrancia con que diú [irincipio á esta
plática , como arriba dijimos. O no iiabla de su saber
de los dos, sino pone lo que confiesa Job y aquello en
que conviene con él, y en ello como en fundamento
edilica sus argumentos. Porque dice, o perfecciones de
ciencia contigo,» ó como pone san Jerónimo, «per-
fecta ciencia se aprueba i\ ti,» que es de. ir : Tú con-
vienes romigo en que Dios tiene perfecta ciencia y
noticia de lodo; yo contigo concuerdo en dar á Dios la
'^orfcc'.'on del sil.fr. Pues esto presuimc'^lo, enira en
LUIS DE LEÓN".
la razón que pretende, y pono otra proposición también
cierta, para de ella y de la pasada concluir su argu-
mento. Y dice :
5 «Dios no desceba poderosos, como sea él podero-
so;» ó como está en el bebreo : «Ves, Dios grande no
despreciará á grande , fuerte de corazón ; » que es de-
cir que ama á su semejante por la regla universal y
necesaria, que lodas las cosas se inclinan á las que con-
vienen con ellas, l'or manera que pone por fundamen-
to dos cosas : una , que Dios tiene perfecta noticia de
lo que pasa acá bajo; otra, que ama lo que le es seme-
jante; la primera pone como concedida por Job , la se-
gunda como clara y manifiesta de suyo, y dellas des-
pués saca su intento á luz por consecuencia necesa-
ria. «Dios, dice , lio desprecia poderosos , como sea él
poderoso.» En todo es poderoso Dios, y aventajado so-
bre todas las cosas ; mas el poder de que aquí propria-
mente se habla, no es en fuerzas de cuerpo, sino en
capacidad de ingenio y en valor de virtud; y eso decla-
ró el original en lo postrero que dice , « fuerte de co-
razón;» como diciendo : Cuando digo que Dios grande
no desprecia los grandes, hablo de las fuerzas del co-
razón, bablo del entendimiento y del ánima. Porque á
la verdad, á esto solo da nombre de grandeza y de sa-
biduría la Sagrada Escritura ; porque el que sirve á sus
vicios, por grande que sea en lo demás, vil es y muy
bajo, y ansimismo ignorante y ciego quien no sabeseí*
hombre , aunque en lo demás tenga ciencia. Y dice :
«Ves , Dios grande no desprecia á grande ;» como di-
ciendo : Ves, esto es, manifiesta cosa es y que se vo
con los ojos, que Dios, sí tiene valor de ánimo, no
pueile aborrecer á los que le parecen en ello, y sí sabo
y entiende, no le desplacen los que tienen entendi-
miento y saber ; y que, en una palabra, am;i todo aque-
llo que le imita y (pie se le asenv^ja. De que colige lo
que luego dice y añade :
6 «No vivificará á impío, y juicio á liumillados da-
rá.» Ponpie sí Dios conoce lo que hacen los hombres,
y ama y se inclina á los que le son semejantes, necesa-
rianK'iitc se sigue que tiene providencia dcllos, y que
favorece, á los buenos que se le parecen , y aborrece,
poripie no se le jiarecen , los malos; que es lo contra-
rio de loque senlia Job, á lo que Eliú falsamente en-
tendía. Y este es el argumenlo nuevo y la sabiduría
sacada de lueñe, y la razón traída de su raíz y princi-
pio, que Eliú prometía. Tú afirmabas, dice, que al bue-
no el serlo no le sirve , ni al malo le daña el ser malo ;
que es negar cuidado en Dios y premio y castigo. Pues
mira y confiesa tu engaño. ¿Por ventura Dios no lo
conoce todo, como tú me concedes? ;. No es evidente
que todo lo semejante se ama? Pues si Dios conoce y ve
y manda y ama y favorece por la regla natural y común
á lo que se le parece, convencido quedas de (|ue Dios
sabio y bueno ama y favorece á los sabios y buenos , y
por la misma razón desama y desecha á los malos in-
justos. «No vivificará á impío, » esto es, no consentirá
que levante cabeza, no le salvará del trabajo, no lo
dará sabnl ni vida que dure, al fin lia de caer en muer-
te pcr|iélua. Peni ((dará juicio á humillados». Jlinni-
Uadox llama la i'>-.critura los juslos y buenos, porque
la virtud los trac bumildcs con el proprio conocimien-
EXPOSICIÓN DEL
to. y porque son tenidos en poco y de ordinario mal-
tratados, y no se oponen á quien los maltrata; antes,
recogidos en sí , callan y sufren y esperan. A estos di-
ce Kliú que « dará juicio» Dios , porque los salvará y |
liará justicia. Que esta palabra de juzgar y de hacer ¡
juicio, en la Escritura hace muchas veces significación
de favor y salud. Y ansi lo declara , añadiendo :
7 «No aparta sus ojos del juslo, y reyes en trono
asienta perpetuamente, y serán ensalzados; «esto es,
jiorque siempre favorece á los justos hasta colocarlos
¡lara siempre como á reyes en trono , donde serán en-
salzados. «No aparta sus ojos del justo, » quiere decir,
tiene siempre con él cuenta y, como acá decimos, mira
siempre por él; que quien esüma una cosa no aparta
los ojos della, y el que guarda á uno, mírale. Y así,
por el semblante del que guarda significa aquí Eliú el
cuidado que Dios tiene. «No aparta sus ojos del justo.»
¡Gran clemencia de Dios, atender tanto á una cosa tan
baja, y gran buena suerte del bueno, ser continuamen-
te de Dios mirado! Lo mismo dice David (o) : «Los ojos
del Señor sobre los justos, y sus oidos á sus ruegos.»
Que si el mirar el sol una sierra la fertiliza, y si la vir-
tud de sus rayos cria oro y plata en el centro, los ojos
de Dios, mirando siempre, ¿qué frutos ó qué riquezas
no engendrarán en el alma á quien mira? Por lo que
se sigue se entiende : « Y reyes en trono asienta per-
petuamente, y serán ensalzados.» Porque de grado en
grado la sube á reino perpetuo. Ennoblécela primero
en sí con dones, semblantes y condiciones de reina;
digo, con virtudes y merecimientos que cria en ella,
generosos y heroicos , pénela sobre su cuerpo y hace
que huelle lo que precia la carne, dala el cetro de Ir.s
pasiones, ensálzala encima de toda adversidad y tra-
bajos, aspira al cielo solo y sus bienes, todo la es vil
sino Dios, y finalmente, hecha reina en la condición
y en el hábiio, pásala al lugar do se reina y con los que
viven allí , que son todos reyes , asiéntala en su trono
clara, resplandeciente, hermosa. Dice mas:
8 «Y si aprisionados en cepos , ó en cadenas enreda-
dos sean con sogas de miseria;» que se ha de leer ansí
enteramente : Y sí fueren aprisionados en cadenas , y
si fueren enredados con sogas de miseria; conviene á
saber, estos humillados y estos justos que dice, si esto
aconteciere, sucederá lo que dice luego después. Por-
que se ha de entender que responde Eliú aquí á lo que
•vio se le podia oponer. Decía que Dios mira, favorece,
ensalza en real trono á los justos. Dijera alguno, al con-
trario, cada día vemos á muchos buenos cuidos y mi-
serables y opresos. Picspóndele ansí : Si eso acontecie-
re á los justos, si el cepo les prcndierc los pies, y si los
cordeles de la miseria, que así llama á la calamidad y
fortuna adversa, los apretaren ; que o.s verdad lo que
acontece , ¿ qué ? Dice :
9 «Y notilicará á ellos sus obras , y deiitos dellos de
violencia.» Hácelo, dice, con particular amor y adver-
tencia para que conozcan algunas fallas que tienen y
para purgarlos de lo que pecaron , pues ninguno, poi
justo que sea, pasa sin faltas y sin pecados la vida. «V
notificará á ellos sus obras ,» esto es , verdad es que les
envia desastres, mas es para notificarles sus obras, es-
ia¡ Vs. 5ü,,v. l!.:.
LIBRO DE JOD. 4b7
to es , las ol)ras imperfectas y faltonas que hacen ellos.
Que sin duda es uno de los fines para que Dios ordena
trabajos al justo, para que abra los ojos on cosas en que
los traía cerrados ; que así como el regalo y el descan-
so hacen seguridad en el ánimo, así la adversidad y
desastre engendran recato en él , haciéndole que mire
por sí y se examine, y que entre en cuenta consi'.'o, en
que loca lo que se le abscomlia antes, y reconoce sus fal-
tas. «Y delitos dellos de violencia,» esto es, y notifícales
por medio del trabajo en que los pone, sus delitos de
violencia, quiere decir, adonde pasaron la igualdad y
usaron de violencia y de fuerza. O como olra letra di-
ce, y «delitos dellos porque prevalecieron », esto es,
cuando sus delitos de los justos prevalecen y crecen.
Porque les acontece á los que Dios por suyos tiene, que
se descuidan y sueltan á los sentidos la rienda, y se de-
jan correr al mal como si no los criara Dios para el
cielo, y usan de fuerza y quebrantan la justicia , y se
de.^or leñan en la templanza y modestia. Pues enton-
ces azótalos Dios , dice Eliú , no para deshacerlos, por-
que son de metal escogido, sino para abrirles los ojos,
haciéndoles que reconozcan su camino perdido. Como
lo declara , diciendo :
10 «Y torceráles oreja para castíguerío, y dirá que
se tornen de maldad.» «Torcer oreja,» en la Escritura
esdar avi-'.o, y scr;p.'adamenle haciendo algún sentimien-
to y dolor; que es tnancra de hablar de que usan tam-
bién los latinos , sacada del uso con que solemos ad-
vertir á los niños con un repelón ó con tirarles ligera-
mente la oreja. Y son sin duda como repelones que da
Dios á los suyos los trabajos á que en la brevedad de
esta vida los sujeta para despertar su niñez ó, por me-
jor decir, para, despojándolos della , dalles juicio en-
tero y perfecto de hombres. Porque no se puede dudar
sino que cuan lejos uno eslá del grado de virtud que
es perfecto, tantos son los quilates que tiene monos de
hombre; y ansi Dios, que no descansa con los suyos
hasta llegarlos al estado de perfecto varón, mientras
que ve en ellos resabios de niños siempre les tuerce
la oreja , y agora con unos y agora con otros á. iores
los apura de sus miserias y los allega á sí mismo, bien
sumo y dignísimo de ser buscado de todos. De donda
sucederá lo que luego se sigue , que
11 «Si oyeren y cumplieren, acabanii: sus diasen
bien y sus años en gloria, ó en deleites,» como dice-
otra letra. «Si oyeren , dice , y cumplieren , » esto es,
si obedecieren á la voz que les llama y si la oyeren pri-
mero; porque en esta manera de llamamientos en am-
bas á dos cosas podemos poner estorbo nosotros : en oír,.
y habiendo oido, en seguir y obedecer al que llama^
Que de los malos dice David {h) «que no quisieron en-
tender por no hacer bien», y en o'ra parte (c) «que ta-
paron sus oidos como á<|i¡(le, por no dar entrada á la'
voz del encanto» ; y oido habían á los que dice otro
salmo ((/) : «Hoy, si habéis oido su voz, no queráis en-
durecer vuestro corazón.» Y' ansí, acontece que algu-
nos, aunque Dios les envié trabajos, no advierten que-
Dios los envia ni á qué liu los envia, y aquestos tales-
no oyen ; otros hay que lo advierten ; mas aunque lo
entienden, no se mueven á ir do los llaman , y estos
(*) Pi. 35, V. 4. (•) íí7, V. o, C. rfl'í.Ci, V. S.
438 ^ Onr.AS OE FRAY
desobedecen al llamamiento de Din?. Y por contraria
manera, los que abren los oídos á Dios para oírle y tie-
nen el corazón blando y dispucs'.o para ir tras su voz,
los que en los azotes oyen el lenguaje divino, y los que
sirven á lo que oyen y volunlariamenie lo siguen, es-
tos, como Eüú aquí dice, fenecen sus vidas en bien, ¡
porque las rernala el descanso, y mueren para vivir, y
viven, aun anles que mueran , dichosos, y su fin es
comienzo de sus bienaventurados y gloriosos deleites.
Mas, al conlrario,dice :
í2 «Si no oyeren , pasarán por espada y serán con-
sumidos en necedad,» esto es, sucedorlos lia todo al
revés; que no feíiecoráii en bien, sino en desventura;
no prolongarán sus días , sino su remate será la breve-
dad desta vida; no morirán para vivir, sino para morir
mas de veras; no pasarán á la gloria y á los deleites,
sino á la ignominia y tormentos. «Si no oyeren, pasa-
rán por espada. » « Si no me oycredes y á ira me mo-
viéredes , el cuchillo tragará vuestras carnes,') dice el
profeta Esaías {a). Porque con nombre de cuchillo y de
espada significa la Sagrada Escritura la postrera cala-
midad y miseria. <iSi no oyeren, pasarán por espada,» y
con justa razón , porque no oír á Dios es gran culpa; lo
uno, cuando es él el que habla, á cuya voz habíamos
de tener abierta la puerta siempre ( que ¿quién no oye
á quien ama? y ¿quién es mas diiio de ser amado? ó
¿qué amar asi nos imporla? ) ; lo otro, por la misma ca-
lidad de la voz , que es bañada en amor toda. « Ábre-
me, dice (¿>), esposa mía, hermana mía, paloma mía,
que traigo llovida mi cabeza y las guedejas della con
las gotas de la noche.» Y no solo blanda , sino así cla-
ra y sonorosa , que si no es de iiiduslria , no se puede
pasar. Porque, si lo consideramos como debemos, nos
llama á sí con cuanlo en nosotros hace y por defuera
nos representa. Por la orden que en las criaturas pu>o
nosllaina; por la hermosura dellas y por sus virtudes,
hedías para mi provecho; por el sucederse las noches y
dias, por las tinieblas y por la luz, por los buenos y
malos tiempos, por la salud, por la enfermedad, por
las menguas ó por los dotes del cuer[io, por el alegría
interior, por la abundancia dol regalo, por las sequeda-
des y males ; por lodo nos dice que miremos á él , que
conozcamos su poderosa mano , que sigamos sus leyes
y nos dejemos llevar de su gobierno sabio y santísimo.
Pero vamos mas adelante :
i'¿ «E hipócritas provocan á ira , no vocearán cuan-
do los aprisionare. » Da razón de lo que agora dfcia,
que si no oyeren , pasman por espada. Porque dice ser
de hipócritas (y por hipócritas entiende «lingiilos de
corazón », como dice el original á la letra, y iiomhres
que en la prosperidad so mostraban buenos con aparen-
cías íingidas, y tenían en el corazón solamente á sí
mismos), pues de cslos tales, dice, cuando los aprisio-
na Dios y con la adversidad los azota, «no vocean,» es-
to es, no volver su voz á él y sus ruegos , ni darse por
entendidos que es de Dios el castigo y que del ha de
venir el remeilío ; que es, ó no conocer su Icngunje, ó
endurecerse para num-a seguirle, i'ucs ¡¡orquc estos
sordos y duros son fingidos y hiiiócrilas , y aunque con-
{ai L-ai , raj.. 1, v. 20. (í, Caiil., cap. li, v. 2.
LUIS DE LEÓN.
besan á Dios con la boca, en lo secreto del corazón le
aborrecen, por eso provocan la ira de Dios, y «lian de
pasar por espada», como arriba decía. Porque grande
ofensa es un hombre, ni azotado, querer confesarse de
culpa; y derrocado, tener ánimos altos; y hollado de
Dios, traer bandos con él ; y sujeto, no querer sujetár-
p'de ; y cuanto es de sn parte el medio de la tribula-
cioii , que se escogió para enviarle conocimiento y sa-
lad, volverle en daño suyo, y obligar por él á Dios que
le destruya y desbaga. Que como en la lucha, cuando
el que cae debajo se rinde y pide al vencedor que per-
done, la clemencia le da la mano luogo y le pone en
sus píes; mas si forceja por mejorarse, y vencido no
quiere conocer que lo es, con eso mismo enciende al
contrario en ira, que de nuevo le hiere y maltrata; así
el furor de Dios se enciende contra los que derrueca
para sanarlos, y derrocados, forcejan para nunca ser.
sanos. Y así, les sucede lo que luego dice, que
14 «Morirá en tempestad su ánima dellos, y su vida
entre los afeminados.» «Morir en tempestad» es morir
antes de tiempo, súbito y de improviso, y anles que la
edad se madure ; y como las tem¡iestades vienen como
sin pensar en verano, porque el verano es tiempo ale-
gre y sereno, y destruyen antes que se sazonen los fru-
tos, y es mal que viene de golpe y de presto. Y vese
esto ser así por la primera letra, que dice: «Morirá
en su enfermedad y entre los afeminados,» adonde se
dice por rodeo lo mismo. Porque «morir entre afemi-
nados» es morir al tiempo que la edad sirve á los de-
leites torpes, que son los años del hombre verdes y
mozos; y es jusia pena de su maleficio que mueran an-
les de tiempo los que, siendo azolados, no conocen el
tiempo de su remedio. Quecomo el que pone fuerza por
ablandar ó por enderezar una cosa, si no la endereza
la quiebra , así Dios no aguarda mas cuando ve que eá
trabajar sin provecho. \ a la verdad, los malos siempre
mueren mozos, porque nunca llegan á tener seso de
ancianos, y canos, son niños; y siempre mueren tem-
prano, ponpic es breve esta vida , por larga que sea, y
no les queda otra dcípues; y siempre acalcan sin sa-
zón, porque nunca nuiíluran ; y siempre su muerte es
tempestad y torbellino e. pan'oso que lo asuela todo de
golpe. Estos son los que no dan oídos á Dios. Mas do
los que le oyen dice :
i3 «Librará de angustia al poI)re, y en la tribula-
ción descubrirá la oreja del los.» «Descubrirá la oreja,>>
porque les hará oír y entender, y esto «en la tribula-
ción», que, como dijimos, es excelente maestra. Dice :
16 «También te salvará de boca de angustia, anchu-
ra no cimiento so ella, y descanso de tu mesa lleno de
grosura.» Algunos dicen (|ue muda la persona, y que
como quien habla con solo Job no habla propriamente
con él, sino generalmente con todos, prosiguiendo los
bienes que hace Dios á los buenos afligidos que se le
rinden. Pero los que dicen esto no tienen razón, por-
que en el verso de arriba, que habla con todos, se dice
la misma sentencia ; y ansí, conviene que en este pré-
senle no se repita de balde, sino que se aplique á lo
particular. Y demás desLo, a(|uella palabra también lo
convence, porque tiene gran fuerza, y es como si mas
claro dijese : Y lo que hace Dios con sus pobre-:, con-
EXPOSICIÓN mi
ligo, con cuan desesperado y aborrecible fe inuestrai,
lambien lo hará si le sujetas á él. Y se ve lo mismo en
lo que después deslo se siyue, que casi todo se gasta
en hablar solo con Job y en persuadirle que sufra
y se sujete á paciencia. Pues dícele que él también
será librado si oyere á Dios en este su azote y le obe-
deciere y siguiere. Y [lara persuadírselo mas , no dice
que será librado así simplemeule, sino con palabras
que cada una encarece. Dice : o También te salvará de
boca de angustia.» Dice «de boca» para señalar que
estaba lanzado en ella y que la tenia presente. Como
diciendo : Y así , no de cualquiera miseria, sino de esa
que agora padeces, que te tiene en la boca, que te
aprieta y te despedaza, Y librándote della, ¿qué? Te
pasará, dice, á «anchura no cimiento so ella», esto es,
á un abismo de anchura , ó como si dijésemos, á an-
chura sin suelo ni término. Porque la anchura que ha-
ce Dios cuando le place en el alma, es un espacio in-
finito y una plenitud que no se compara. «Y ei des-
canso, dice, de tu mesa, lleno de grosura.» Mesa en es-
tas letras es alegría , es socorro y defensa. «Pusiste,
dice David (a) , mesa delante de mí contra todos los
que me persiguen. » O es lugar de acuerdo y consejo.
Dice Esaías (b) : («Ordena la mesa, atalaya el atalaya-
dor, come y bebe, levantad, vos los señores, ungid es-
cudo. Que todas mesas son llenas de vómito é inmun-
dicia, sin haber lugar.») Y conforme á esto dice que
estará llena de grosura su mesa , porque no habrá falta
ni cosa flaca en todo lo que fuere su alegría, su ampa-
ro, su descanso y consejo; todo abundante , todo lleno,
todo cabal y perfecto; que es una bienandanza cifrada,
la cual se diíine : Bien perfeccionado con un amonto-
namiento de bienes. Prosigue :
17 «Tu causa juzgada como de malo, causa y juicio
recobrarás.» Y, dice, tú, que agora eres tralado y con-
denado como gran malhechor, si mi consejo sigues, si
reconoces á Dios y te humillas á él , saldrás por bueno
y por justo, y ganarás este tu pleito perdido, y absol-
verle lia quien te condena agora; porque la humilde
conversión á Dios y el amor para con él encendido,
todo lo repara y recobra. O si no es esto, dice aquí Eliú
una cosa bien diferente, á que ayuda mucho el origi-
nal, que ansí dice : «Juicio de impío cumpliste, causa
y juicio se sustentan ó están en pié. » Que es acusarle
que si no se rinde á Dios con paciencia en esta calami-
dad que padece, y si cumple juicio de impío, esto es,
si prosigue en lo que ha comenzado, y se ha con Dios
como los malos hacen cuando son castigados (que, co-
mo tiene dicho, ni reconocen su culpa ni alzan su áni-
mo á Dios ni le llaman ni le suplican , antes se quejan
del y le acusan y convierten la medicina que les orde-
naba Dios en ponzoña) ; que si esto hace , ó por mejor
decir, si en ello persevera, y hinche del todo la medida
del malo, siguiendo su condición en los trabajos, y su
estilo é ingenio , « que pondrá en pié la causa y juicio,»
esto es , que justificará mas lo que Dios hace con él,
apoyará , abonará mas su justicia para que el mundo
claramente conozca cuan justamente le destruye Dios,
para sacar á luz tanta maldad encubierta. Pues dice y
prosigue :
(a) I's. 3-2, V. S. ih) Ijyi., rsp. ?I, v. 5, y c.ip. Gj, v. \i.
LIBRO DE JOB. 459
18 «No te venza ¡r á sor opresor, ni te incline mu-
chedumbre de dones.» Alíennos quieren decir que en
este verso y el siguiente, que es: «Depon tu grandeza
sin tribulación,» yá todos robustos en fortaleza, no avi-
sa Eliú á Job de lo que ha de hacer ó debe en su tra-
bajo presente, sino antes le reprehende de los desafue-
ros suyos de la vida pasada, con que le da agoraen ros-
tro , y que «no te venza», vale tanto como si no te
venciera, y ansí lo van repitiendo en esta forma: Si no
te venciera, si no te inclinara, si depusieras tu grande-
za, y si resistieras con fortaleza á los malos (que llaman
robustos), como diciendo que padece por esto. Mas este
sentido es ajeno de lo que trata Eliú, el cual , como al
principio se demostró, nunca fué de parecer que Job
pecara en lo pasado, sino que en lo presente pecaba,
no sujetando su juicio al de Dios y pidiéndole cuenta,
que á lo que Eliú colegia, era negar su providencia y
justicia. Que es insistir en el consejo mismo de arri-
ba, que sufra su azote con reconociíniento humilde, y
no se deje vencer de la ira, ó con que Dios le castiga,
ó que se enciende en él por ser castigado, ni le lleve
este enojo «á ser opresor», esto es, á ser del todo malo,
negando la justicia y providencia flivina. « Ni te incli-
ne, dice, muchedumbre de dones ;» esto es, ni el dolor
de los dones y bienes muchos que poseías , de que ago-
ra Dios te despoja, te incline á sentir mal del, como
sientes. O sin duda hay aquí una comparación encu-
bierta, como diciendo : Así como el regalo y las merce-
des y perdones de Dios nunca han de inclinar á des-
cuido , ansí e! castigo y ira suya nunca debe engendrar
impaciencia. A que ayudan mucho estas mismas pala-
bras en la manera que el original las escribe, que dice
ansí : «Que ira no te mate en abundancia, y muchedum-
bre de perdones no te l.aga declinar.» Antes dice :
19 « Depon tu grandeza sin tribulación , y á todo>
robustos en fortaleza;» esto es, antes esta humilde su-
jeción y reconocimiento que digo , no solo cuando es-
tás en miseria, mas en todo tiempo y en toda fortuna
lo debes «sin tribulación» y en medio de tu mayor for-
taleza. En la prosperidad es justo depongamos nuestra
grandeza delante del , y en lo mas fuerte y mas prós-
pero de nuestra vida derroquemos á sus pies todo loro-
busto de nuestros pensamientos y brio=5. Bien es verdad
que hay otra letra muy diferente que dice : «¿Por ven-
tura preciará tu clamor ni oro ni todas las forialezas
poderosas?» En que habiendo en lo pasado Eliú avisa-
do á Job que se humille, le amenaza agora, si no lo
hace y si persevera en ser contumaz, que no habrá po-
der ni intercesión, ni precio ó redención que le salve.
Si llevas, dice, tu soberbia impaciencia adelante, cierto
puedes estar que Dios no «preciará tu clamor», esto
es, no preciará el ruego y las voces de ninguno que
intercediere y clamare por tí, no eslimará «oro ni do-
nes», no serán parte con él «fortalezas poderosas», esto
es, fuerzas ningunas, por grandes y poderosas que
sean. Y con esto conforma bien lo que luego le dice:.
20 «No alargues la noche, porque no subirán por
ellos los pueblos.» Porque quiere decirle que no duer-
ma seguro, y como decimos , á sueño suelto , confian-
do que bastará la comunidad del pueblo á librarle, aun-
que se levante y se conjure toda para su defensa. Y así,
4G0 ' OBRAS DE FRAY
cierra esta su amonestación con aquello en que se su-
ma , diciendo :
21 «Guarda, no mires á maldad, que comenzaste á
seguirla por la aHiccion;» esto es, guárdate, no prodi-
gas el mal comenzado y de que tomaste ocasión en la
calamidad que padeces, y liecisle túsigo délo que or-
denaba bios para tu bien y proveclio. Y la maldad co-
menzada era, no humillarse á Dios, querer entrar á
juicio con él , y penetrar sus consejos, y argüirle, á lo
que Eliú entendía, de injusto; cosas muy ajenas de la
naturaleza de Dios. Y así, le torna á convidar á que mi-
re quién Dios es , y enséñaselo como con el dedo , di-
ciendo :
22 «Ves, Dios alto en fortaleza suya, ¿quién como
él lopi^Iador ó enseuador?» como dice olra lolra. En
que afirma de Dios dos cosas que son claras, y dellas
arguye la tercera por encubierta manera. Afirma que es
alto y fuerte de suyo, arguye que es sumo maes'.ro de
saber y de ley; porque ser alto significa ser sabio,
que la alteza del lugar es señal de conocimiento en la
Santa Escritura. «¿Quién, dice David (c), como el Se-
ñor nuestro, que mora lo alto y mira á lo bajo en la
tierra?» Así que, ser alto es ser sabio, y ser fuerte es
ser poderso y ser bueno, porque la bondad prevalece.
Pues lo que es sabio y fuerte y bueno no puede ser ti-
rano ni injusto, y cuanto uno tiene de lo primero , tan
lejos está desto segundo. Por donde se sigue ser sa-
pientísimo maestro Dios, y legislador justo y rectísi-
mo, pues es alto sobre todo, y poderoso mas que to-
das las cosas. Y de estos rnismos principios nace que
ni podemos ni debemos escudriñar sus juicios; y así
dice :
23 «¿Quién podrá escudriñar caminos del, y quién
le dirá obraste maldad? » Que cierta esta la dilicultad
de alcanzalle, siendo tan alio, y la imposibilidad de ba-
ilar desigualdad en él, siendo justo legislador y maes-
tro. Dice mas :
24 «Siémbrate que no sabes obra suya , de quien
cantaron varones.» Que es razón con que le persuade
loque agora ha dicho, estoes, que no presuma de es-
cudriñar los secretos de Dios ni le pida cuenta y razón
desús hechos, pues no sabe ni conoce estas obras su-
yas visibles, tratadas, contadas y cantadas por todos;
que es argumento fuerte , traído de lo que es mas fácil
de hacer y no se hace, á lo que es dificultoso y muy
arduo. Micinbralc, dice, esto es, trae á la memoria y
advierte que no conoces , ni preguntado sabrías dar ra-
zón de esta su obra, que los hombres vemos y traemos
en la lengua y la boca, obra que es pública y notoria,
y que á ninguno se absconde. Como afirma y añade :
2j «Todos los hombres lo vieron , cada uno mira de
lejos;» porque lodos la ven , los de lejos y cerca, por-
que es esto natural y visible. Mas aunque la ven y co-
nocen todos, pero lodos la miran de lejos, porque nin-
guno dellos la penetra y entiende. Y si en eslo que co-
nocemos , ninguno entiende los intentos de Dios ni el
artificio con que lo compuso , ni las causas de ser y de
no ser que les dio, ¿qué locura es querer alcanzar sus
secretos? Y así dice:
2G «Ves , Dios grande sobre ciencia nuestra, núme-
(oi I's. 112, v.ü.
LUIS DE LEÓN.
ro de sus años innumerable. » Como diciendo : De do po-
drás colegir que Dios vence nuestro saber y que seria,
no grande como es, sino limitado y pequeño, si pudie-
se de nuestro angosto ingenio ser entendido, y que se-
ria poco su saber si en lo que hace alcanzásemos siem-
pre los fines que tiene. Y «número, dice, de sus años
innumerable». Como ve mas que nosotros, sabe mas
que nosotros, y como su vida ni tuvo principio ni ten-
drá nunca fin, ve y alcanza todo lo venidero y pasado,
y atiende á todo juntamente, y concierta lo que hace
con todo ; y ansí no pueden ser entendidos sus fines de
nosotros, que juzgamos por solo lo que tenemos pre-
sente. Por manera que de la eternidad de la vida de
Dios saca Eliúel conocimiento claro que tiene de to-
das las diferencias de tiempos y cosas, y deslo infiere
que las liempla á todas eulre sí, y las concierta unas
con otras, y hace de todas ellas una dulce armonía. A
lo cual se sigue que nuestra vista corta , y que se ex-
tiende apenas á lo descubierto y presente, no puede
alcanzarle, y que así, es gran presunción juzgarle ni
querer enlrar en cuenta con él. Y porque hizo memo-
ria de la grandeza y poder que Dios tiene , como por
ocasión, diviértese á decir algo de las obras naturales
que ha hecho, que demuestran lo mucho que sabe y
puede; y dice señaladamente de la lluvia, délas nubes,
del rclámijugo y trueno, y dícelo de manera que son
también ejemplos claros y argumentos de su proposito.
Porque, como Dios suspende unas veces la lluvia, y
otras en gran copia la envía, y no sabemos la razón que
le mueve ni á lo uno ni á lo otro, y como cubre á tiem-
pos con nubes el cielo, y á liem¡)os le descubre puro y
sereno, y no sabemos la causa ni de la sercnidadni nu-
blado, y como truena unas veces y lanza rayos, y no
sabemos por qué; ansí los dias y vida del homl.'re los
gobierna Dios con diferentes sucesos, unos prósperos,
otros adversos, unos claros, otros turbios y tristes, y
algunos mortales y de postrera calamidad , y no hay (pie
pedirle cuenta ni alcanzar lo que hace, como en lo de-
más no se alcanza. Pues dice :
27 «Que quitará golas do lluvia y derrama lluvia á
manera de ríos;» oslo es, (juila el agua cuando (pi¡(íre,
Y envíala con abundancia (.-uando es servido y le i)la-
ce. La cual lluvia, dice,
28 «Manará de nubes que lo cubren todo por cima,»
como cuando el agua es general acontece; al revés de
cuando es á manchas, que no se extienden ni lo cu-
bren todo las nubes. Y el exlendcrlas le es fácil , y por
eso dice:
29 «Si quisiere extender nubes como ¡¡abellon suyo,
como si mas claro dijese, extiéndelas cuando (piiere,
porque las extiende con la ficilidad que un iiabellon se
desplega. O dice eslo de ¡labcllon , para significar los
núblalos muy cerrados y negros, cuales suelen ser en
los dias de calor y de eslío , (¡ue uno es el nublado de
ivierno, sosegado y igual, y otro el del estío, turbio y
tempestuoso y escuro. Y así, diceEliú que también, si
quiere, extiende las nubes como pabellón cerrado yes-
curo, eslo es, que no solo envía nubes de ivierno sose-
gadas, sino también, si (juiere, turbiones y tempestades
de verano. A lo cual sienqtre acompaña lo que añade
luego:
EXPOSICIÓN DEL
30 «Y relampaguear con lumbre suya de arriba, tam-
bién cobijará extremos ó raíces de mares. » Estos son
los relámpagos que con las nubes del estío vienen y en
medio de su escuridad resplandecen, y su resplandor á
manera de culebra torciéndose, en un punto cuela de
parte á parte cuanto determina la vista. Y por eso dice
que «cobijará raices de mares», porque llega al parecer
hasta donde el mundo se acaba. O dice que «cobija ex-
tremos de mares», porque en el agua aparece como en
espejo otro nublado , y su escuridad y sus relámpagos
y resplandor se pinta en ella semejante y por la misma
manera. Y dice :
31 ((Que por estas juzga á pueblos y da manteni-
miento á muchos mortales.» <( Juzga á pueblos,» eslo es,
castiga los pecados comunes por medio de las nubes y
de las lluvias de que habla, quitándolas y dando con la
sequedad malos años; «y da mantenimiento á muclios
mortales,» al revés, mandando que llueva, y dice « á
muchos», por decir á todos , ó por significar con cuan
poca cosa sabe hacer y hace tan grande abundancia. Y
que si se considera, es maravilla grandísima, con unas
gotas de agua rociada la tierra , sacar á luz tantas dife-
rencias y tan proveciiosas de cosas, Y íinalmenle con-
cluye y dice:
32 (vEn manos absconde luz, y manda que torne á
venir.»
33 «Anunciará de ella á su amigo , que posesión su-
ya y que á él se levanta. Que según la cualidad y mu-
chas significaciones de las palabras originales, se pue-
de decir también en esta manera : « En las encombadas
esconde la luz ó la lluvia, y manda sobre ella, por el
que ocurre y se opone. Anunciará del la á su pastor el
ganado, nariz en alto levantando.» Y cada una deslas
letras tiene conveniente sentido. Que, como iba dicien-
do que por medio del agua y de las nubes castiga los
pueblos y da de comer á los hombres, declara luego en
qué manera usa de ellas en esto. Y dice que los castiga
ahscondiendo , eslo es, encerrando, para que no des-
cienda en las nubes el agua, ó la luz que levanta los
■vapores que llueven, deteniéndola y como apretándola
con las manos para que no los levante. Y dice que los
sustenta y mantiene, mandando después que descien-
dan ; lo cual manda por el «que ocurre y se opone»,
conviene á saber, rogándole y suplicándole que lo man-
de y la envié. Porque como los pecados de los hombres
cierran los cielos y esterilizan los años, como Moisen
en el Deuteronomio (a) demuestra; ansí los ruegos de
los buenos remedian los temporales y traen la lluvia á
su tiempo, como Elias lo hizo (6). Y dice aquí la letra
primera que desla lluvia que viene , da, conviene á sa-
ber. Dios, «aviso á su amigo,» esto es, al que se opuso
pidiéndola; ó porque es posesión suya el que lo pidió,
que es decir, porque es «su amigo », y levantó su cora-
zón y sus ruegos á él , ó porque le enseña y demuestra
que es negocio que está en su mano sola, el levantar el
agua y el darla, el absconder la luz y el bacer que se
demuestre después. O en otra manera , y conforme á
la leln segunda : «Anuncia della,» esto es, da señales
de la lluvia que viene, «á su pastor el ganado ,» movi-
do por instinto natural que Dios en él puso , y las señas
(oj Dcut., cap. 1 1 , V. IC, 1". {b; III , Rcg., 18.
LIDRO DE JOB. 4G1
son, «nariz en alto levantando.» Porque cuando la sa-
zón del tiempo va inclinando á ser húmeda , y cuando
llover quiere, y antes que llueva , los bueyes sienten
luego la mudanza del aire, y lo dan á entender alzan-
do en alto la nariz y abriéndola, y atrayendo el aliento
para sí con mas fuerza. De que dice el poeta (c) :
Porque ó la grulla luego alzando el vuelo,
Como el vapor tiel valle se levanta.
Le huye, ó la becerra, vuelta al cielo,
Atrae el aire á si...
Otras declaraciones diferentes se dan en este lugar,
pero esta á mi juicio es la mas natural y mejor.
CAPITULO X.XXYII.
ARGUMENTO.
Como Eliii al (in del capitulo pasado liabia comenzado á referir
las maravillas del poder divino, en este prosigue su relación y
las engrandece con mucha gallardía, exhortando á Job á que
las contemple y venere.
i Y también sobre eslo se espeluzó mi corazón y fué
desquiciado de su lugar.
2 Oiré coa temblor voz suya, y sonido de su boca pro-
cederá.
5 Üeljíijo de todo cielo considera él, y su luz sobre fines
de la tierra.
i Después del bramará sonido , tronará en voz de su
rnanilictíncia, y no la detendrá cuando fuere oida su voz.
5 Tronará Dios en voz suya á las niaravilias , liacedor
de grandezas que no sabemos.
6 Que á nieve dirá: Dcciei.de á I.t tierra, y á lluvia de
invierno y á lluvia de lluvias de su lortale/a,
7 En mano de todo hombre sella, piua entender cada
uno en su obra.
8 Y entrará alimaña en su cueva, en su escondrijo mo-
rürá.
9 De lo interior vendrá el turbión, y del arturo el frió.
10 A soplo de Dios se hace el hielo , y después se der-
raman en anchura las aguas.
41 Trigo desea nubes, y nubes esparcen lumbre suya.
12 Y ella en cerco se revuelve por lodo en consejo del
Gobernador, para obrar todo lo que él les manda sobre
la faz de la tierra.
lo En una gente, ó en tierra suya, ó en cualquier lu-
gar que su misericordia mandare se hallen.
14 Escucha, Job, y advierte y considera maravillas de
Dios.
15 ¿ Por dicha sabes cuándo manda Dios á lluvias que
mostraren luz de sus nubes?
16 ¿Por dicha supiste sendas de nubes , grandes y per-
fectas ciencias?
17 ¿Por dicha vestiduras tuyas se calientan cuando
soplada la tierra del ábrego?
18 ¿ Por ventura tú con él fabricaste los cielos, que son
macizos como vaciados de cobre?
19 Avézanos que respondamos á él , nosotros no acer-
taremos por las tinieblas.
20 ¿Quién le contará lo que hablo? Aunque el hombre
hablare, será tragado.
21 Y agora no ven luz resplandeciente en los cielos, de
súbito el aire se espesa en nubes, pasa el viento, y puri-
fícalos.
22 De! aquilón viene el oro, y de Dios temerosa ala-
banza.
25 iNo podremos hallarle como merece, grande eo
fortaleza, juicio, justicia, y no puede ser contado.
2i Por tanto, varones le temerán, y no osarán mos-
trarle todos los que se tienen por sabios.
(c) Viig.,Gcürg., 1, v. 374.-
402
OBRAS DE FRAY
CXPLICACION.
i (lY también sobre esto se espeluzó mi corazón y fuó
desquiciado de su lupar. » Por las oI)ras maravillosas
que Dios en la naturaleza hace, en el fin del capítulo
pasado comenzó Eliú á mostrar su saber y grandeza,
para criar en el ánimo de Job la reverencia y temor de
Dios, que á su parecer le faltaba, y para apartarle de es-
cudrinar sus juicios; vio mismo para el mismo íin lle-
va agora adelante. Y porque Iiahia dicho de las nubes
y de las lluvias, dice de los truenos y rayos y relámpa-
gos. Y de los truenos primero, y dice así : «También
sobre oslo se espeluzó mi corazón. » Como diciendo :
Allende de lo dicho , y en esto mismo que dicho he, liay
otra cosa maravillosa y de espanto, asi para el sentido
cuando lo oye, como para el ánimo siempre que consi-
dera la razón y causa dello, que es :
2 «Oiré con temblor voz suya, y sonido que de su
boca procederá. » Como si dijese que enire estas nu-
bes y lluvias que Dios ordena y envia cuando menos
pensáis, abre el Señor la boca con extraordinario ruido
y suena, y (loiré su voz» espantable y temerosa. Que
llama voz de Dios por encarecimiento á los truenos,
ansí por su grandeza de estruentlo como por sonar, á
nuestro parecer, en el cielo sin causa descubierta y que
se vea. Y prosigue diciendo las cualidades del trueno y
lo que le antecede y se le sigue. Dice :
3 cíDebajo de todo cielo considera él, y su luz sobre
fines de tierra.» Quiere decir que primero que el true-
no , ó venga él ó Dios le envié , abre los ojos y mira sú-
bita y brevisimaifientc todo lo que el cielo cubre desde
oriente aponiente. Y cuando dice que «mira ó consi-
dera él», ó habla del trueno y dale persona y sentidos,
careciendo de ellos, por figura poética, ó habla de Dios
y dice que «mira ó considera», también figuradamente,
aunque en otra manera. Porque el mirar ó considerar
que aquí se atribuye, ó al Iruono que suena ó á Dios
que le envia, no es propriodad, sino semejanza, para
declarar el relámpago, que luce antes que el trueno sue-
ne; que se manifiesta por lo que luego se dice, «y su
luz sobre fines de tierra. » Por manera que el conside-
rar es enviar su luz, que es el relámpago, que nace
con el trueno y llega á nuestros oídos primero; y el
relampayuear ó el rasgar el trueno las nubes y dar sa-
lida á su luz, es como un abrir el trueno los ojos y des-
cubrir los rayos dellos y enviarlos delante y como guia
suya, primero (|ucél venga, vayan reconociendo el ca-
mino por donde ha de venir. Que la carrera que ha de
pasar el trueno, el relámpago, en nombre suyo, la pa-
sea y considera primero; y ansí dice otra letra, «debajo
de lodo el cielo enderezamiento y cauiiuo suyo.» Y asi
dice :
í «Después de él bramará tronido, tronará en voz
de su manificencia, y no será buscada cuando fuere
oída su voz.» «Después de él,» esto es, después de est>a
luz del relámpago, y después de haber con ella visto
bien la carrera, «brauíará el tronido» luego, porque
para iKisotros el rclánijiago es vislo primero, y el true-
no oído después. Pues dice que bramará, ¡¡orque es
sonido espantoso; y por el mismo fin añade que «tro-
nará en voz de su niaiiificoncia» , para declarar que es
ÍXIS DE LEOX.
una voz terrible y grandísima; y dice que «no será
buscada cuando fuere oida su voz», para decir la velo-
cidad con que pasa , y para significar que pasada, no
deja rastro de sí, y que aunque entendemos de diinde
vino , no sabremos señalar la parte por dú vino ni adon-
de pasó; ó porque, como otra letra dice, «no la deten- 1
drá cuando fuere oida su voz ,» esto es , no será nadie
poderoso, cuando sonar quiere, para que el tronido no
suene, ni es parte nadie para atapar la boca al cielo
cuando la abre para despedirla voz de este son. «Des-
pués de él, dice, bramará tronido.» En la naturaleza,
y según lo que pasa en el hecho de la verdad, primero
es el trueno y después el relámpago, porque el relám-
pago para salir rasga la nube, que rasgándose hace
aijuel estampido; y como es primero rasgarla que salir
fuera della, ansí es primero el tronar que el relámpago.
Mas en nosotros es al revés, porque la luz es mas lige-
ra que el son, y Eliú habla según lo que sentimos nos-
otros, y habla según la verdad del sentido secreto quo
en esto visible se encubre. Porque sin duda en el cielo
espiritual, cuando ¡nHuyccn una alma estéril para ha-
cer que dé fruto, primero luce y después truena, y
juntamente llueve, y habiendo tronado, cresce con mas
copia la lluvia; ansí como en la naturaleza pasa, según
lo que mentamos y vemos. Porque ansí como la fe es la
primera, y el entender es la puerta para entrar á la vo-
luntad, ansí forzosamente la luz es la que primero en-
tra en el alma ciega y sepultada en tinieblas, y la alum-
bra y hace que vea en un momento el suelo y el cielo,
á sí y á Dios, la vileza y bajeza suya, y la alteza y nm-
chedundjre de los bienes que pierde; y como dice Eliú,
hace que considere «debajo de todo el ciclo, y su lum-
bre vaya sobre alas de tierra» , ó como otra letra dice,
«sobre sus términos.» Porque ve el hombre entonces
por medio de un relámpago súbito y de una represen-
tación clara y brevísima, los fines de la tierra y sus alas,
quiere decir, en qué para lo que en esta tierra de mi-
seria se estima, y su ligiíro vuelo, con que se desparece
en un punió. A lo cual se sigue luego un trueno de te-
mor espantoso, que deja asombradas y temblando todas
las fuerzas del alma , un tronido que dentro della seoye
diciendo : ¡Ay perdida! y ¡qué he hecho! de lo pasado
¡que tengo! y en lo venidero ¡qué esperanza me queda!
Espanto, asombro, tenfijlores, voces de amargura, rc-
prescntacionesdc muerte y lormcnlo perpetuo, que des-
menuzan el corazón y sumen en el abismo el sentido.
Mas entre osla luz y tronido, entre este conocimiento
y temblor, la lluvia de la gracia cae mansamente y des-
ciende; y cuanto el temblor yol ruido (pie en el alma
pasa es mayor, tanto desciende mas copiosa, y ansí la
baña , que mucha parte della sale por los ojos conver-
tida en provechosísimas lágrimas , con que so lava el
corazón podrecido, y poco á poco se repara y renueva,
y de estéril y inútil que era antes, se hace fructuoso y
fecundo, y s(! visle de verdor y hermosura. Ansí se vio
en la luz y en la voz que derribó tanto de su perverso
ánimo, como de su estado, á san Pablo (ylc/. A¡)ost.,
cap. ix) , y ansí se ve cada dia en mil almas. Mas vea-
mos lo que dice mas Eliú :
5 «Tronará Dios en voz suya á las maravillas, hace-
dor de grandezas que no sabemos.» Cada palabra licuti
EXPOSiaON DEL
su encarecimiento , y todas se enderezan á engrande-
ceré! espantoso mido que el trueno hace. Dice tronar,
que es no sonar como quiera, y diceque truena D/os,en
que da á entender que es sonido grandísimo, porque
todo lo que se atriltuye á Dios siempre es grande, y di-
ce «á las maravillas», porque es caso muy maravillo-
so sin duda que un poco de vapor espesado y rasgado
haga tan espantable sonido. Pero no es nuevo á Dios
liacer lo que no alcanzamos los liomlires, antes proprio
y muy suyo; porque, como añade, es Dios ((hacedor de
grandezas que no sabemosD. Y esto misino , si lo pa-
samos al alma, ¡dicliosa aquella en quien Dios truena
con voz suya en la forma y manera so!)redícIia! Porque
sin duda truena «á las maravillas», esto es, para hacer
en ella maravillas nunca merecidas y que solamente
pueden ser hechas por Dios. Porque, como sea maravi-
lloso Dios en todas sus obras, en ninguna es tanto co-
mo en trastornar un pocho al ma! entregado, y sanarle,
volviéndole al amor de la justicia de la afición del pe-
cado. Que una maravilla es , buscar Dios con amor á
quien en acto le aborrece y desirve, y otra, no ser en
esta busca mas misericordioso que justo, teniendo en
ella respeto á su Hijo; y la tercera, sin forzar lo que es
libre, desaficionarle y descasarle de lo que perdidamen-
te ama, é inducirle á querer lo que ni ve ni posee; y la
cuarta es la manera como le sigue y los alcances que
le da, y el artificio de ¡os medios que usa hasta meterle
en sus redes. Que en lo primero muesira su bondad in-
finita, y en lo segundo su justicia sin t(!rni¡no, y en lo
tercero su poder amoroso, y e:i lo último su saber sin
medida-. Y por eso le l!ama (dlacodor de grandezas que
no sabernos»; porque á todo saber excede la sabiduría
de los medios de que Dios para este fin se aprovecha,
como en lo que se sigue veremos. Dice pues :
6 « Que á nieve dirá, desciende á la tierra, y á llu-
via de invierno, y á lluvia de lluvias de su fortale-
za.» Porque dijo ser Dios hacedor de grandezas, re-
fiere algunas naturales que hace en la tierra y el aire;
y como dijo del trueno y relámpago , dice agora de la
nieve y de las lluvias del invierno y verano, confosando
que las envia Dios y alabando en ellas su providencia y
grandeza , que con sumo poder y saber dispuso desde
su principio las causas con tanta eficacia y concierto,
que á sus tiempos ordenados y proprios envíen de las
nubes el agua , unas veces hecha nieve, y otras deshe-
cha en golas menudas de lluvia, unas mansa y otras re-
cia y copiosa, porque conviene así para la sazón de los
frutos. Dice «que dirá á la nieve que descienda en la
tierra», porque él lo hace todo, no solo porque desde
su princit)io compuso las causas para ello, sino tamhicn
porque cuando se hace concurre él con las causas. Y
dicele «que descienda », ó como el original dice, «que
esté,» porque la nieve sobre la tierra, cuando cae, que-
da como asentada reposando en ella, no corriendo ni
sumiéndose por el suelo, conforme á loque el lírico
dice (a) :
Y las i!!c\Ts
Coiiipucsias y tendidas.
De el aire agudo cu hielo convertidas*
. Y distingue dos lluvias, una que llama el original anu-
ía) Horat., lib. iii ; Carm., od. 10, v. 7,
LimiO DE JOB. 463
Liado de lluvia», y draque la nombra «nublado de llu-
vias de su fortaleza». La primera es mol le/na ó agua
mansa , como de invierno, y la segunda recia y de ave-
nida, como son los turbiones en verano, que cada una
es cual conviene ser á su tiempo. Que son diferencias
que ni mas ni menos las hace Dios en el repartir de
su gracia para bien de las almas. Porque unas veces
envia nieves, esto es , disposiciones apretadas y frías
que estrechan y hielan el corazón, y hace que estén do
asiento en él y que duren días y años, para que reco-
giéndose en sí , no se derrame de fuera , y para que el
regalo no le desvanezca y se vaya todo en hojas y flor.
Porque ansí comeen la tierra las nieves sobre los sem-
brados caídas , apretando el suelo y recogiendo el ca-
lor hacia el centro, hacen que se encepe el grano y que
eche raíces , y cobre fuerza en sí mismo , y no brote
afuera sin tiempo, ansí las que Dios nieva en el alma
recogen la fuerza de ella á lo ínlimo, y la desvian de
aquesto exterior, y la esfuerzan y liacen valiente en sí
misma, y la arraigan con firmeza en el bien, para que
después con mayor abundancia dé fruto. Ansí envia
unas veces nieves, y otras riega y baña el alma con llu-
via, unas veces menuda y sosegada, que se bebe en ella
y la cala y penetra dulcemente, y la enmollece y ragala
y hace fértil para producir frulos santos; otras de gol-
pe y de avenida, y con tanta abundancia, que llena do
Dios el alma , y desasida de aquesto visible, embriagada
V como reventando, y no cab.endo en sí misma, se le-
vanta á virtudes heroicas. Y ansí luego dice :
7 «En mano de lodo hombre sella para entender
cada uno en su obra. » Porque quiere decir (jue les se-
lla y cierra las manos por medio de esta nieve fría y
desta abundancia de gracia, para que no se ocupen
en las obras de tierra en que entendían antes; y que los .
encierra en su casa, alejándolos deslas cosas de fuera,
para que encerrados en si , y apartatlos de lo que tan
poco les pertenece , trabajen en la composición de sí
mismos, que es su olido y obra propria. Y esto mismo
acontece en lo natural , de que Eliú descubiertamente
habla. Que como habia dicho de la nieve que Dios en-
via, que es fría cu si , y viene siempre en tiempo frió y
helado, diviértese, según costumbre poética, y dice lo
que el frió hace. Y engrandece su fuerza por sus acci-
dentes y electos, diciendo que «pone sello en las ma-
nos de ios hombres», porque se las entorpece y vuel-
ve ateridas, y como hiútlles para aprehender lo que
quieren, y porque las encierran en sus casas, é impide
y pone estanco en sus obras, para que no entiendan en
ellas. Que el tiempo helado cierra la puerta a las labo-
res del campo, de que dice el poeta (6) :
Que cuando reina el frió y hielo crudo.
Los labr.iilures por la mayor parte
Gozan de lo allegado, y juntamente
A veces se convidan dulcemente.
Dice pues: «En mano de todo hombre sella,» esto es,
pone sello en las manos de todos con el rigor del frío
que envía. «Para entender cada uno en su obra. » «Para
entender» quiere decir «para hacer»; [lorque en la
lengua original, como en la nuestra, entender se toma
por hacer , y entender en una cosa es Itacerla ó poner-»
{b) Virg., Georg., 1, v. 500.
461
OBI\AS DE FRAY
la por obra. Y diciendo «para enlcnder», niega que
puedan entender en sus obras los hombres, por estar
ateridos del hielo; y niégalo por virtud de la negación
que se encierra en decir que les sella, esto es, que no
les deja sueltas y libres las manos. Prosigue adelante :
8 «Entrará alimaña en su cueva, en su escondrijo
morará;» en que dice otro efecto que el frío hace, y
con que encarece, diciéndole, su grande fuerza. Por-
que, vencidas de él , y no pudiendo sufrir su rigor las
alimañas, todas se van á sus cuevas, y en el abrigo de
ellas metidas, en cuanto el rigi>r dura, pasan su vida.
O si decimos que no habla del hielo aquí, sino de los
aguaceros y de las tempestades que hay en el veranode
aguas, es verdad también decir que huyen entonces
los animales á sus escondrijos , y pasan allí en cuanto
pasa la furia. Y de ambas maneras se veriíica bien en
lo que toca á las almas. Porque en los tiempos ásperos
que Dios envia á los suyos, y en el frió de la nieve, y
en la avenida de los trabajos y males, lo bruto que en
nosotros vive y desmandarse suele con la serenidad y
blandura, se retira entonces y encoge, y verdadera-
mente se encubre y enllaquece y casi pierde la vida.
Que para ese íin trabaja Dios á los buenos , para apu-
rarlos, esto es , para acabar en ellos, cuanto es posible,
todo lo que de razón carece ó que no se sujeta á ella,
y quiere vivir brutamente libre y por sí. Dice mas: que
9 «De lo interior vendrá el turbión y del arturo el
frío.» Interior llama el polo que senos encubre, opues-
to y contrario al descubierto que vemos, y ansiinis-
mo á las regiones del mediodía que á él se allegan; y
llámalo ansí, porque antes de agora eran regiones no
conocidas. Pues de allí dice que viene el turbión y
las tempestades de las aguas, porque el ábrego y ven-
dabal que sopla de aquellas parles es tempestuoso y llu-
vioso; «y del arturo,» que es el norte, viene «el frío»,
porque el cierzo, que nace de aquella región , es frío y
agudo viento. Y así, donde decimos ariuro, el origi-
nal dice mczarim, «los esparcidores,» para declarar
por ello los frios, que con su agudeza y sequedad con-
sumen los humores y esparcen y deshacen las nubes y
serenan el aire. Y cuenta esta diversidad de vientos, y
la diferencia de los efeclos contrarios que hacen entre
las obras maravillosas de Dios con razón justa; porque
aunque los conocemos por el sentido , si queremos dar
verdadera razón de ellos con el entendimiento , no la
sabremos dar, ni la han dado los filósofos, queson mas
preciados, y que con cuidado se desvelaron en darla,
como se mosirara á los ojos si no fuera ajeno des! e pro-
pósito. El mf) l¡od!a, en la Sagrada Escritura, y el vÍími-
lo que del mediodía procede, es bien rcce!)ido; y al re-
vés, reprobado y desechado el norle y setentrion; co-
mo se ve por lo que en los Cantares {a) dice la Esposa,
cuando para el bien de su huerto llama al ábrego y le
ruega que sople, y al cierzo y selcntrion le manda que
huya. Y en otra parte dice un profeta (6) que «del nor-
te vendrá el mal todo». Y no sin secreto misterio Lu-
cifer esco'^ia al setentrion [lara asiento, cuando acerca
del Profeta (c) decia: «Sobre las cslrellas del cielo en-
salzaré mi trono, en el monte del Testamento, al ludo
(a) Cant., cap. -i, v. 16. '¿-i Jirera., cap. 1, v. H.
íc) Isai., cap. 14, v. 13.
LUIS DE LEÓN.
del aquilón.» Y conformo ú esto, entendemos por el nor-
te aquí al espíritu enemigo y al sentido de la carne
mundanal y ambicioso, tan lejos del calor de la cari-
dad que da vida , cuanto del sol están desterradas las
partes del norte; los cuales espíritus y sentidos siem-
pre son causa do frió y de hielo en el alma, abrasando
con hielo sus felices plantas, y quitándola el fruto y
entorpeciéndola al bien. Y por el contrario, el medio-
día es buen espíritu que la ablanda y enternece, y la
baña con la lluvia del cielo, y ansí la hace fructuosa y
fecunda y lucida al alma. Mas, porque hay dos maneras
de frialdad y de hielo, una que nace del amor de las
cosas sensibles, y otra que hace Dios retirando en cier-
ta manera el regalo blando de su presencia; una que
liace el vicio que se a-ientaen el alma, otra que se des-
cubre en ella sin culpa suya, y por orden maravillosa
de Dios; de este postrero, yaque del primero había di-
cho, dice agora Eliú en esta manera:
dO »A soplo de Dios se hace el hielo , y después se
derraman en anchura las aguas;» que acontece en lo
natural y en lo espiritual por una misma forma. Por-
que, ansí como con el aire agudo, que es lo que llama
«soplo de Dios», se biela el agua, y después, volvién-
dose el aire en otro mas templado, se deshace y des-
hiela, y corre y se extiende lo que antes estaba como
en cadena ; ansí en esta manera de frialdad y apretura
que hace Dios en el alma para bien della misma, reti-
rando la influencia de su regalo y blandura, la causa
de ella es «soplo de Dios», esto es, es espíritu y orden
suya , ordenada toda para nuestro provecho; y sí no es
espíritu regalado suyo, es espíritu sin duda amoroso,
porque se mueve á ello por amor y en ese mismo ac-
to , y cuando lo hace, nos ama. Y el fin es , «resolverse
después en anchura de aguas;» porque no sigue tanio
la sombra al cuerpo en el sol, como es cierta, después
de una dostas fríaldailes y sequedades muy grandes,
una copia mas grande de regalos dulcísimos. Y es or-
dinario en Dios, cuando nos quiere hacer algunas gran-
des mercedes, y antes que nos las liaga, tentarnos pri-
mero con a[»returas y sequedades por muchas razones.
Una , para así nos hacer mas puros y mejor dispues-
tos para lo que ha de venir. Otra, para renovaren nos-
otros el conocimiento de lo poco que somos sin él, de
manera que su memoria reciente no consienta al re-
ga'ü que luego viene nos desvanezca. Y la tercera, pa-
ra que el pasar de lo amargo á lo dulce, y de la triste-
za déla seipiedad á la suavidad de laanchura, y del frío
helado al calor amoroso, avive el sentido del bien en
nosotros y haga mas acendrado deleite; de arte que lo
dulce nos sea mas dulce, y el regalo mas regalado, y el
bien y el favor mas gustoso, y el Autor de todos e-;tos
bienes sin comiiaracion mas amable; y no mas amable
solamente, sino admirable y por c.\lri'mo maravilloso,
que con tan gran artificio y con varietlad tan diversa
nos tiempla y guisa y hace mas sabroso el bien para
nuestro provecho. Prusigr.e:
ii «Trigo desea nubes, y nubes esparcen lumbre su-
ya. » No solamente la semenlera pide nubes y lluvia,
mas tandjíen las desea el trigo ya nacido y crecido, co-
mo en los meses de mayo y abril. Pues loa en esto la
providencia de Dios, y cuenta, y con razón, como ma-
EXPOSICIÓN DEÍ
ravilla suya también, esle orJonadú concierto con que :
acude Dios con el agua á sus tiempos , no solo al trigo
sembrado para que nazca, sino al nacido para que espi-
gue y fructifique. Y así, diceque «el trigo desea nubes»,
esto es , que tiene necesidad en el abril de sus lluvias;
y porque corre entonces la necesidad, hace la orden de-
Dios que las nuí)es entonces vengan y «derramen su
lumbre», que es su agua lloviendo. Y llámala lumbre,
ó porque la palabra original or significa lo uno y lo
otro, ó porque las lluvias de aquellos meses no son sin
relámpagos. Y entendemos de esta doctrina que no
hay estado en esta vida tan justo ni gustoso, tan crecido
y aprovechado, que no tenga necesidad de la lluvia de
la gracia de Dios , y juntamente que no falta Dios, cuan-
to es en sí, en ningún estado á los suyos. «El trigo, di-
ce, desea nubes,» y porque es trigo, mas las desea. Que
los deseos de los bienes de Dios en los mas crecidos y
mas perfectos son mucho mayores ; los que están en su
muerte y los que están en yerba, ni desean ansí con-¡o
los espigados, ni tanto las hojas como los granos y el
fruto. Y dice que en los tales «ks nubes esparcen su
lumbre», porque lo que infiiiye la gracia de Dios en los
espíritus adelantados en la virtud y perfectos , demás
de ser mucho, tiene mas de luz que de regalo; porque
de ordinario los regalos se dan á los principiantes, co-
mo á tiernos y flacos, y como á niños en la virtud, no
capaces de mantenimiento macizo. Esto es así. Aunque
en este paso el original da lugar á otra letra que dice:
«También serenidad fatiga nube, hará esparcir nube de
su lumbre.» Que en una palabra es decir que algunas
veces llueve bien con el cierzo, al cual llama aquí sere-
7ñdad, porque de ordinario sucede, cuando sopla, cau-
sarla. Y ansí, porque habia dicho en el verso de antes
que Dit)s con su soplo , esto es, con el viento cierzo so-
plando, lielaba y apretaba las aguas, dice agora que
no solamente hiela, sino que también algunas veces
llueve abundantemente con cierzo. «También, dice,
serenidad fatiga nubes,» esto es, no siempre las desha-
ce, sino veces hay que las fatiga, e.ilo es, que las trae
y las llama y las ocupa en su obra. Como declara lue-
go, añadiendo, «hará esparcir nube de su lumbre,» que
es su lluvia, como agora decíamos. Que en lo que toca
al espíritu conviene con lo del verso pasado, adonde
decíamos que á la setjuedad sucede siempre lluvia , y
á la apretura y frialdad de espíritu regalo y blandura
de Dios; porque Id confirma aquí, y dice ser tan cier-
to, que la misma serenidad, esto es, el mismo cierzo,
causador del hielo y del frío, conviene á saber, esa
ínisma esterilidad y encogimiento de espíritu, secreta-
mente, y sin que el alma lo entienda, solicita á las nu-
bes,, esto es, llama y saca la lluvia, haciendo mas pu-
ra el alma y mas capaz para ella, y avecinándola mas á
Dios, el cual influye siempre y abundantemoate luego
que halla sugetos dispuestos. Y así luego dice:
42 «Y ella en cerco se revuelve por todo en consejo
del Gobernador, para obrar todo lo que él le manda so-
bre la haz de la tierra.» Porque ella es la nube, esto
es , la fuente de la gracia ; la cual , según el consejo de
la providencia de Dios , es quien gobernada , «lo cerca
todo á la redonda,» buscando y haciendo sugetos sobre
queinfluya, como en la naturaleza acontece; de que di-
E.xvi-ii,
LIBRO DE JOB. 465
ce que no llueve poco cuando llueve con cierzo, antes lo
cercan las nubes todo, y guiadas do Dios por medio de
viento, discurren y obran lo que él les ordena «sobre
la haz de la tierra», lloviendo ó no lloviendo en partes
diversas. Como luego declara, diciendo :
13 «O en una gente, ó en tierra suya, ó en cual-
quier lugar que su misericordia mandare que se ha-
llen.» O como podemos también traducir : «O para va-
ra ó para misericordia haré que sea hallada. » Por-
que , como sea verdad que las nubes andan por todas
partes y derraman su lluvia, agora en unas, y agora en
otras, según la forma que Dios les ordena; mas no siem-
pre la derraman para un mismo fin , ni hacen siempre
una obra; que veces llueve para castigo, y veces para
misericordia; unas lluvias anegan, otras destruyen los
frutos, otras los producen y multiplican. Y así, dice
que la nube y la lluvia sirve á Dios , ó de vara y azote
para unos , ó de misericordia y piedad para otros. Y es
lo mismo en la gracia; que su influencia unas veces
castiga y destruye y anega las pasiones del cuerpo,
otras en lo alto de el alma, quedes propriamente su
tierra, produce frutos de misericordia riquísimos. Dice
mas :
14 «Escucha Job y advierte y considera maravillas
de Dios.» Después que ha referido Ellú algunas de las
obras maravillosas que en la naturaleza Dios hace, allé-
gase mas á su propósito , y aplica lo que dicho tiene á
lo que pretende decir. Y así, volviéndose á Job, pídele
de nuevo atención, y adviértele considere las maravi-
llas que ha dicho ; y si las ha considerado , pregúntale
y dícele:
15 «¿Por dicha sabes cuándo manda Dios á lluvias
que mostrasen luz de sus nubes?» Que es como si mas
claro dijese : Si has oído , Job , lo que he dicho, y si has
puesto atención, preguntóte, ¿sabrás decirme la causa
de ello? ¿Podrás declararme por qué medios, con qué
virtud de causas, por qué fines hace Dios lo que hace
en las nubes con las lluvias y aire? Como secretamente
arguyéndole que si esto público que Dios liace no sabe,
menos alcanzará lo secreto ; y reprehendiéndole coneste
ai'gumento del haber querido ponerse con Dios á cuen-
ta, «¿por dicha, dice, sabes cuándo manda Dios lluvias?»
estoes, ¿sabes cuándo y cómo y por qué llueve Dios
cuando llueve?» Sabes en esta parte de naturaleza, que
tan manifiesta parece , los secretos que Dios encierra,
las causas que dispuso para la lluvia, cómo y por qué
fines la alza ó la envía? Y añade: «¿Que mostrasen luz
de sus nubes? Como diciendo : Y ¿sabrásme decir tam-
bién de los rayos y relámpagos , que con las nubes y
lluvias vienen y resplandecen? Y prosigue preguntan-
do , y dícele :
16 «¿Por dicha supiste sendas de nubes, grandes y
perfectas ciencias»? O según otra letra: «Extendi-
mientos , ó pesos de nubes maravillas, perfectos sabe-
res.» Que es decirle casi lo mismo que dicho habia, por
otras diferentes palabras. Porque «sendas de nubes»
son los caminos que hacen , el venir sin saber en qué
manera, y desaparecer cuando menos se piensa; y «ex-
tendimientos suyos » son lo que no nos maravilla por ser
ordinario, y es ello en sí muy maravilloso. De una pe-
queña nube , estando el cielo sereno, en brevísimo tiem-
30
466 OBRAS DE FRAY
po cúbrese todo de nubes yextiéndese casi visiblemen-
te , sin ver lo que se le alleaa, como se extiende un velo
que plegado estaba, si se desplega. Y «pesos de nubes»
llama lo que en el aire las tiene suspensas y como en
una cierta balanza , que no las consiente ni alzarse :
mas altas ni caer descendiendo. Todas las cuales co-
sas son rt maravillas y perfectos saberes » , porque sus
causas proprias y verdaderas son muy ocultas, y por la !
misma razón madres de lo que es maravilla; y no las |
entiende sino quien muclio sabe y es perfecto en la i
ciencia. Prosigue:
17 «¿Por dicha vestiduras tuyas se calientan cuando !
es soplada la tierra del ábrego?» Que es razón corlada, ¡
y se hace así entera: «¿Por dicha sabes la causa por
qué tus vestiduras se calientan cuando el ábrego so-
pla?» En que lleva adelante sus preguntas para con-
vencer lo poco que el hombre alcanza de lo que Dios
hace y sabe. Porque sin duda , si se apuran las razones
que los sabios dan para que unos vientos sean fríos y
otros calientes, unos sequen y otros humedezcan, cons-
tará ser razones de aire, que tienen mas de imaginación
y sospecha que de razón y causa verdadera. El ábre-
go calienta , como por la experiencia se ve; y si dijere
alguno, por causa de su calor, venir del mediodía, que
es para caliente y que tiene al sol siempre vecino, pa-
recerá que dice algo , y apretado y llegado al cabo , ni
es verdadero ni verisímil. Porque el ábrego que viene
del mediodía no siempre nace debajo de la zona tórri-
da ó de la equinoccial , ni llega soplando desde aquella
región á la nuestra, sino nace de ordinario no muchas
leguas de donde le sentimos soplar. Y acontecerá mu-
chas veces que mas adelante del lugar donde nace,
nazca otro viento contrario que vaya soplando por ca-
mino 0£juesto, y corriendo hacia los que viven al medio-
día, les sea frígidísimo cierzo. Y si miramos á sus na-
cimientos de ambos, está mas cerca del camino dol sol
el que enfría á los meridionales que el que calienta á
nosotros; y aquel, con nacer junio á la tórrida, será cier-
zo, porque endereza su soplo hacia el polo contrario;
y este, cuyo nacimiento se allega á nuestro norte mas,
es puro ábrego, porque mira á él cuando sopla. Ansí
que, las verdaderas y proprias causas desto natural y
visible no Las alcanzan esos mismos que en su estudio
se emplean. Y eso quiere decir Elíú cuando pregunta
á Job sí sabe por qué , cuando corre ábrego , da calor
el vestido. O como dice otra letra: «¿Por qué tus ves-
tiduras calientes en sosegando la tierra de mediodía?»
En que apunta un caso de naturaleza secreto, y es que,
según dice Plinío (a), el viento ábrego, que es tem-
pestuoso en nuestras regiones y causailor de nublados,
en África y en las tierras mas adelante dclla y mas ve-
cinas al mediodía , serena el cíelo y destierra las nu-
bes. Y así, pregunta si sabe la causa de el calor que
siente cuando la tierra sujeta al mediodía sosiega, es-
to es, cuando el ábrego sopla, qnoai»ura el aire y des-
hace los nublados en ella; que viene á ser lo primero.
Prosigue :
18 «¿Por ventura tú con él fabricaste los cíelos, ma-
cizos como vaciados de cobre?» O según otra letra,
«fuertes como espejo vaciado. » Que es por lodus parles
(tt) I'ÜD., líb. 11, Cüp, 47.
LUIS DE LEÓN.
argüirle de arrogante y presumido, y como decirle si,
como se tiene por sabio, se imagina también poderoso,
y como presume saber lo que Dios hace, juzga de sí
que lo pudiera hacer. Porque quien entiende en una
obra todo su secreto artificio , no está lejos de saber ha-
cerla si quiere. Y así, le pregunta si íabricó él acaso
los cielos; que quien tanto se piensa entender de ellos,
parece haber sido el autor. Y dice «los cielos» señala-
damente , porque todas estas obras de que ha pregun-
tado hasta ahora nacen de ellos y se gobiernan por
ellos , y son efectos suyos muy proprios. Dice :
19 «Avézanos que respondamos á él ; que nosotros
no acertaremos, por las tinieblas;» que es una disimu-
lada mofa é ironía. Tú, dice, que lo sabes todo, nos
enseña qué diremos áel que nos preguntare estas cau-
sas , que nosotros no lo alcanzamos, impedidos de nues-
tra ignorancia. «Por las tinieblas,» dice, como dicien-
do: Nosotros vivimos en noche; tú, que eres señor déla
luz y vives rodeado de lumbre , podrás alumbrarnos.
Pero añade :
20 «¿Quién le contará lo que hablo ? Aunque el hom-
bre hablare, será tragado. » Como diciendo que es un
imposible que él ni ningún otro hombre, si no fuere
alumbrado por Dios , cuente , esto es , declare con ra-
zón verdadera lo que habla agora , esto es , lo que ha
preguntado y propuesto; ninguno podrá declarar es-
tas causas, ninguno en cosas tan visibles y manifiestas
alcanza manifiestamente el arte como Dios las obra. Y
aunque alguno, dice, atrevidamente hablare, esto es,
presumiere de alcanzar las proprias causas de estas
obras de Dios y decirlas, «será tragado» del mismo su-
geto , esto es , perderse ha en este abismo metido, y la
hondura de ellas le sorberá. Y dicho esto, torna á refe-
rir algunas de las mismas obras de naturaleza, di-
ciendo :
21 «Y agora no ven luz, que el aire de improviso en
nubes se espesa, y pasa el viento y purifícalas.» En
que dice la presteza con que el cielo se anubla y sere-
na, que muchas veces se hace en tiempo brevísimo;
con que confirma lo que ahora decía , de cuan dificul-
toso es el conocéroslas causas. Porque sin duda es es-
curo negocio penetrar cómo en tan breve tiempo se
hacen efectos tan grandes , y no es mucho que se pier-
da (antes es conforme á razón) el mortal que en esto
se mete. Dice mas:
22 uDc la parte aquilonar viene el oro, y de Dios te-
merosa alabanza.» Porque dijo, pasa el viento, y ahu-
yenta ó purifica las nubes, dice luego dónde viene es-
te viento. «De la parte aquilonar viene el oro.» Oro
llama la luz serena y el sol que resplandece en el ciclo
puro y desembarazado de nubes , porque es como oro,
y así le suelen llamar los poetas al sol y á laluz ; y di-
ce que viene del norte, porque el cierzo que allí nace
trac días serenos y amables. Y lo mismo que es en el
día , es verdad en el alma ; que sin duda el acrecenta-
miento de su caridad y el precio de su valor, y su pu-
reza y serenidad y su amable reposo, le viene de la ad-
versidad y trabajo, y estos soplos frios y ásperos siem-
pre hacen grandes y ricas las almas. Y cosa notoria es
que en la Sagrada Escritura «el oro» es la carídíul, y
tilapurlc aquilonar); lodo lo enemigo y adveráo. Así que,
EXPOSICIÓN DEL
«del norte viene el oro ,» y de la calamidad el aprove-
chamiento ; y por la misma causa lo que luego se sigue,
«y de Dios temerosa alabanza ,>j ó como olra letra di-
ce, «y áDios temerosa alabanza.» Porque con ser ver-
dad que convida Dios á que le alabemos y reverencie-
mos por todas partes y con todas sus obras; mas esto
de los trabajos y tribulaciones con que ejercita los su-
yos, entre otros bienes que en ellos hace, les cria en
el alma un amor humilde, y una afición llena de reve-
rencia,y un temerosoy aficionado respeto para con Dios,
á quien las almas afligidas y santas miran, poruña par-
te como á Señor que tiene el azote en la mano, y por
otra como á Padre misericordioso que tiempla el rigor
merecido , y que con semblante de enojado las ama, y
por caminos de justicia las beneficia , y haciendo del
que las huye , las apura y las allega á sí, y las abraza
con nudo do amor estrechísimo. Y ansí, el alma justa
azotada, que esto entiende, se deshace en amor y quer-
ría ser toda lenguas, y agoniza por serlo para decir en
alaban zade Dios, de su saber, de su poder, de su artifi-
cio y piadoso cuidado parte de lo que siente. Mas no hay
lengua que baste ; y así dice :
23 (ii\o podremos hallarle como merece, grande en
fortaleza, juicio y justicia, y no puede ser contado.» O
en otra manera : «Poderosísimo no le hallaremos, gran-
de en poder y juicio y muchedumbre de justicianoafli-
girá.» «No podremos hallarle como merece,» esto es, ha-
llarle alabanza que alcance á lo que se le debe, lengua
que le alabe como debe ser alabado; porque es «grande
en fortaleza», esto es, poderoso hacedor de cuanto le pla-
ce. Y aunque todo es poderoso, no es absoluto ni tira-
no, sino tan igual y justo , cuan fuerte y poderoso; por
lo cual, ni oprime su esforzada mano, ni aflige con vio-
leiuúa su poder infinito. De que se sigue lo último,
que es :
24 «Por tanto, varones le temerán, y no osarán mirar-
le todos los que se tienen por sabios.» Porque ni los sa-
bios en su comparación lo son, ni los valientes varo-
nes delante del tienen fuerza; porque para estos es to-
dopoderoso, y páralos otros sabio sumamente, y ansí,
es necesario que ambos con espanto se rindan. Y dio
bien á cada uno la palabra que le convenia , para mas
engrandecer loque quiere; que de los varones, esto
es, de los fuertes, dice que le temblarán , que es lo mas
ajeno y lo que mas lejos está de la valentía; y á los sa-
bios quita el mirar, siendo lo mas proprio dellos el co-
nocer y entender, y el hincar los ojos con mas parti-
cular advertencia en las cosas. Porque se entienda, no
solamente que ninguno iguala ni puede correr lanza
con Dios en el saber ni poder , sino que el sabio ante
él es ciego, y el valiente temeroso y cobarde. Con que
da fin á su razón Eliú, y feneciéndola, arguye y secre-
tamente prueba todo lo que por ella pretende ; que mo-
dere Job su lengua para con Dios y presuma de sí me-
nos, y no piense que, si es fácil el atreverse á decirlo,
el hacerlo y el entrar con Dios en cuenta le será nego-
cio ligero, y que para el desafío basta un atrevimiento
loco , mas para la estacada y victoria hay necesidad de
otro saber y de otro ánimo diferente del suyo.. Que Dios
va fuera de toda cuenta y es libre de toda competen-
cia con él j no viene en comparación con ninguno , sa-
LIBRO DE JOB. 467
pientísimo, poderosísimo, altísimo, y en cuyo respec-
to, el saber de las criaturas es noche, y la fuerza lana,
y el consejo desatino, y el ánimo abalimieato, y el va-
lor flaqueza.
CAPITULO XXXVIIL
ARGUMENTO.
Concluido el largo razonamiento de Ellú, cesaron todos en la dis-
pula ; y desde un torbellino de nubes habla Dios en forma sen-
sible, enseñando á Job cuan en vano había intentado averiguar
las razones que habia tenido para afligirle. Pregúntale el Señor
si sabe las legitimas causas de los efectos naturales, como son,
el movimiento de los astros, la producción de las lluvias, la di-
. fusión de la luz y otros semejantes, para que en vista de ser
estas cosas ocultas al discurso liumano, conozca que le son del
todo impenetrables las razones de los divinos juicios.
1 Y respondió Dios á Job de eiUre el torbellino , y di-
jole:
2 ¿Quién este que escurece sentencias con palabras
vacías de saber?
5 Ciñe como varón tus lomos; preguntaréte y enseñar-
me lias.
4 ¿Dónde eras al fundar yo la tierra? Manifiéstalo, si
tienes saber.
5 ¿Qiiién puso medidas sobre ella, si lo sabes? O ¿quién
extendió sobre ella emplomada?
6 ¿Sobre qué se alirmaron sus apoyos? O ¿quién
puso la piedra de su clave,
7 Cuando me cantaron juntamente estrellas de maña-
na, y se regocijaron todos los bijos de Dios?
8 Y ¿quién cerró con puertas el mar cuando salia fue-
ra como quien sale de madre?
9 ¿Cuando le pouia nube por vestidura, y obscuridad
como faja suya?
10 V rodeóle con términos, y púsele cerrojo y puertas.
11 Y dije: Hasta aquí vendrás, y no afiadirás; aquí
quebrarás levantamiento de olas tuyas.
12 ¿Por ventura después de tu nacimiento mandaste á
la mañana, ó á la aurora enseñaste su lugar?
13 Y ¿aprehendiste los extremos déla tierra, y sacudis-
te impíos de ella?
14 Será vuelto como lodo el sello , y estará como ves-
tidura.
15 Y será quitada á los malos su luz , y brazo levan-
tado será quebrantado.
16 ¿Por dicíia entraste hasta lo profundo de la mar, y
en !o postrero del abismo anduviste?
17 ¿Por diclia abriéronse las puertas de la muerte á tí,
y las puertas viste de la lenebregura?
18 ¿Por ventura consideraste basta las anchuras de la
tierra? Notifícame, si lo sabes todo.
19 ¿Adonde el camino de morada de luz, y tinieblas
¿adonde su lugar?
20 Para que guies á ambas á SUS términos, y entiendas
las send.is de su casa.
21 Sabrás que entonces habías de nacer, y el número
de tus dias muchos.
22 ¿Por dicha has entrado en tesoros de nieve, y teso-
ros de granizo has mirado,
25 Que aparejé para tiempo de enemigo, para dia de
encuentro y pelea ?
24 ¿Porqué camino se esparce la luz ó se divide el
calor sobre la tierra?
23 ¿Quién dio carrera á la grandísima lluvia y camino
al sonoroso tronido,
26 Para llover en tierra de no varón, en desierto do en
él no hombre,
27 Para hartar yerma y descaminada y producir ver-
duras de yerbas?
468 OBRAS DE FRAY
28 ¿Quién es á la Uuvio padre , ó quién engendió go-
tas de roció?
29 ¿De vientre de quién saldrá escarcha? Y hielo de ¡
cielo ¿quién le engendró?
30 Como piedra aguas se endurecen, y faces de abis-
mo se aprietiiii.
ol ¿Por dicha ayuntarás las estrellas resplandecientes
cabrillas, ó podrás desiilar el cerco del arluro?
32 ¿Por ventura producirás lucero á su tiempo, y lu-
cero de la noche harás que sobre término de tierra se
levante?
33 ,,Por ventura sabes estatutos de ciclo, ó si pondrás
su mando en la tierra?
oi ¿Por ventura levantará á la niebla voz tuya, y mu-
chedunibre de aguas te cobijará?
55 ¿P< ir ventura enviarás rayos, y irán y te dirán: Ves-
nos ;iqui?
36 ¿Quién puso en las entrañas del hombre sabiduría,
ó quien dio al velador entendimiento?
37 ¿Quién contará la orden de los cielos? Y consonan-
cia y música de cielos ¿quién hará que duerma?
38 Cuando se fundaba el polvo en la tierra , y sus ter-
rones se apiñaban.
EXPLICACIÓN.
i «Y re'ponclió Dios á Job do enire el lorhellino, y
díjole.» Acabó Eüv'i su razón, y Job habla dado ya fin
á las suyas , y los demás amigos mucho antes hablan
puesto á sus bocas silenció ; y quedaba todavía sin re-
ñíale una porfía tan trabada y refada , porque ninguno
se rendía al olro, antes cada uno estaba en su senten-
cia firme y entero. Y ansí por esta razón como tam-
bién por lo que se debía á la verdad ofendida , convino
que sobreviniese quien volviese por ella y la sacase á
luz, y pusiese en su lugar fuera de los lazos de tan
perplejas razones ; y convino que juzgase alguno este
pleito y le sentencíase, condenando al culpado y vol-
Tiendo al inocente su honra. Para lo cual sale agora
Dios, y habla y liacc su oficio, que es dar luz en las
dudas, declarar las fallas, honrar y premiar las virtu-
des. Y así escribe el Profeta : a Y respondió Dios á Job
del torbellino , y díjole.» Esto es , mas porque callaban
todos Va , y se quedaba cada uno en su lema , habló el
Padre de la verdad para decirnos lo cierto. «Y respon-
dió Dios á Job.» ¿Qué duda habia, sino que en fallan-
do los hombres, había Dios do acudirá su siervo, y que
puesta la justicia en balanza , habia Dios de lomar su
defensa, y que siendo conira Job sus amigos. Dios ha-
bía de ser con Job conira ellos? «Y respondió Dios á
Job,» esto es, y habló Dios á Job; porque en la lengua
de la Escritura Sania el responder es hablar. Demás de
que, asi habla aquí Dios, que responde á algo de lo que
Job tiene dicho. «Y respondió Dios á Job del torbelli-
no.» Ordinario es en la Sagrada E-crilura inlro lucirse
Dios según la disposición de la ocasión en que se in-
troiluce , ó del líem[)0 y persona y negocios de que en-
tonces se trata. Cuamlo apareció á Moísen (a) al prin-
cipio, fué en imagen de fuego, en medio de una zarza
y sin daño ; y en fuego y en zarza , por el ansia en que
se abrásalo su pueblo y por las espinas de trabajos que
lo traspasaban ; y sin daño , para significación de su
libertad y buen suceso. A Ksaías (h) apareció cercado
de humo, por la oscuridad que á su gente veniia. Y &
{O) ExoJ., 3, 2. (bi Isa!., 6,4.
LUIS DE LEÓN.
Ecequíel (c) entre ruedas y animales , por la servidum-
bre que tenía entonces el pueblo captivo, y la que ha-
bían sucesivamente de servir después. Ahora parece y
habla Dios del torbellino , porque Job , á quien habla,
estaba en el torbellino de la calamidad que se ha di-
cho, y porque en los sucesos ásperos y tempestuosos
acude siempre Dios á los suyos, que es como David
dice {(1) : «Favorecedor en el artículo del menester y
en las tribulaciones.» Y en esla habla hay dos cosas :
una cierta , y otra en que puede haber duda ; lo cierto
es, que habló Dios con Job lo dudoso, en qué manera,
si exterior y visiblemente, ó por modo interior ó invi-
sible, y si él por si mismo ó por otro algún medio ; por-
que lodo es posible y lodo usado á Dios, y que aconte-
ció y acontece , como es notorio y san Gregorio mues-
tra {e) por muchos ejemplos. Si fué invisible la habla,
en que sin ruido ni figura de palabras manifiesta Dios
al corazón en un momento grandes y diferentes verda-
des. Dios fué el que propriamenle la hizo ; mas si fué
exterior y visible, fué ángel el que la obró por orden
y en persona de Dios, como el sobredicho santo nos
dice. \o diría que hubo aquí interior y exterior, y que
se mezcló y compuso de ambas cosas la habla. Porque
en lo exterior no podemos negar el torbellino y ruido,
pues la Escritura lo pone con palabras proprias, y que
sin inconveniente pueden ser propriamenle entendi-
das ; pues no es nuevo, como consta de las letras sa-
gradas, que haya algún movimiento verdadero y ruido
exterior. Como cuando dio la ley á su pueblo {f), que
tembló el monte y hubo tronidos, y sonó en los oídos
de todos claro son de bocina. Y cuando dijo á Cristo
su Padre {g) : «Y le esclarecí, y le tengo de esclare-
cer,» ansí sonó la voz, que pareció grande trueno. Y fi-
nalmente, el Espíritu Santo, descendiendo á enseñar ios
apóstoles (/i), hizo sensible ruido, «como de grandísi-
mo viento que viene.» Ansí que, en lo exterior hubo
torbellino y sonido. Mas lo que se razonó y platicó es
muy verisímil , que fué negocio del alma, que no sonó
por defuera , sino que en la manera que á san Pablo
avino (i) yendo ú Damasco, cuando fué cercado de
nueva luz y derrocado con ella, y por Cristo enseñado
y reprehendido ; que la luz y el estampido fué público,
y lo sintieron y vieron ansí él como los que iban con
él , mas las palabras de reprehensión fueron secretas
y solo para san Pablo. Ansí en esta habla de Job él y
sus amigos vieron y sintieron el torbellino y eslruendo
visible , y reconocieron todos por él y en él la presen-
cia divina ; mas lo que Dios présenle dijo no fué para
todos , sino para solo Job , á quien en lo secreto de su
alma Dios hablaba en esla manera. Decía :
2 «¿Quién este, que escurece sentencias con pala-
bras vacías de saber?» Unos dicen que Dios habla aquí
de Elíú, otros sienten de Job, y será mejor decir (jue
de entrambos; porque ansí el uno como el otro eran
dignos de reprehensión, y Eliú mucho mas, y cada
uno en su cosa. Elii'i pecó, lo uno en cargar lan pesa-
damente la mano, llamando pecador á Job y teniéndole
por tal , aunque i)or razones diferentes' de los primeros,
(c) Ezcrh., i. {d} Ps. 9, v. 10.
ie) S. í;iok., Mor.. 1. 50, '2S, c. 1. ( f) líxoil., I!), IG,
iO) Joan., Vi, 28, 2í>. (h) Act. Ap., i.', 2. (i) Allí , 'J.
EXPOSICIÓN DEL
como arriba se dijo ; lo otro , porque su intento , que !
era mostrar no ser del hombre entrar con Dios en cuen-
ta ó pedírsela , siendo tan manifiesto, por probarlo , lo
escureció, replicando razones ajenas é impertinentes.
Mas la culpa de Job fué , no en tenerse por castigado
sin culpa, que sin duda no la tenia conforme al casti-
go, ni haberle faltado paciencia para llevarlo, porque
fué pacientísimo, ni haber sentido mal de la providen- ■
cia de Dios ó de su justicia, la cual confiesa en mu- !
chas parles y alaba , ni en la relación que de su vida é
inocencia hizo , porque fué verdadera , sino en cierta
demasía de palabras, á que pudo llevar un ánimo tan
santo y tan recto la porfía de sus amigos injusta y mo-
lesta sobre un sugeto tan fatigado y herido. Y la de-
masía fué decir á Dios que , ó le oyese y le respondie-
se, ó que le oiria él y después le respondería; que pu-
siese su poder aparte y el espanto que á la criatura
liace cuando se demuestra presente , y que viniese con
él á llana y igual disputa con armas parejas;. y que
así, escogiese , ó preguntar él y Job responderle , ó al
revés, responder siendo por Job preguntado. Que aun-
que en un alma por una parte tan pura, y por otra
parle herida tan crudamente, el dolor y la buena con-
ciencia, y la seguridad que de ella nace, cria natural-
mente una santa osadía, que entre amigos se sufre y
perdona ; mas el juicio de Dios fiel y puro, y que con
los mas suyos es mas delgado, tuvo por demasía fal-
tar, por pequeña cosa que fuese , á la modestia y res-
peto que una bajeza debe á la grandeza divina , ante
quien ni alzar los ojos debemos , cuanto mas pedir ra-
zón de sus hechos, sino acetar sus juicios seguros. Que
quien es la razón , la bondad y el saber, y la verdad y
la misma justicia, la tiene en las cosas que hace. Pues
ansí dice de Eliú : «¿Quién es este que escurece sen-
tencias,» ó como el original dice, consejos, esto es,
verdades y intentos ciertos , con palabras impertinen-
tes? Porque , como dijimos , nunca probó bien lo que
pretendía, con ser su pretensión verdadera. Y de Job
dice : «¿Quién es este que escurece sentencias ó con-
sejos?» Esto es, esta su causa buena y justa en cierta
manera la desdora con palabras no bien pensadas , y
se muestra osado inadvertidamente en la boca , y pa-
rece me desafia y me llama á disputa. Y así dice :
3 « Ciñe como varón tus lomos , preguntarte he y
enseñarme has.» Como diciendo : Pues me llamas á ra-
zón , yo quiero ponerme á ella contigo ; y pues desea-
bas oír y responder, ó preguntar y' ser respondido, á
punió estás, que yo quiero preguntarte ahora y ver lue-
go lo que tú me respondes ; esfuérzate y « ciñe tus lo-
mos como varón»; quees decir, apercíbete y está pres-
Uj con esfuerzo y con ánimo, y si presumes en palabras,
muéstralo agora con obras , y veamos si es lo mismo
el decir que el hacer. Y dicho esto , comienza Dios y
pregúntale :
4 o ¿ Dónde eras al fundar yo la tierra ? Manifiéstalo
si tienes saber. » Como dijimos al principio , en toda
esta plática, que se extiende por cuatro capítulos, pre-
tende Dios una sola cosa , y la misma que Eliú preten-
día, que es mostrar lo poco que el hombre alcanza en
lo que Dios hace, y persuadir por csla via á que sujete
su juicio cada uno á sus hechos , y los apruebe y ace-
LIBRO DE JOB. 469
te, y no le pida cuenta ni juzgue. Porque bien se si-
gue que no debe ni puede pedir cuenta á Dios de sus
obras el que no entiende ni alcanza ni las menores de
ellas. Y ansí, todo aqueste discurso es una relación
por menudo de las obras naturales que hizo Dios , quo
el hombre no entiende, comenzando de las mas altas y
viniendo á las bajas, y de las generales á las mas parti-
culares y proprias ; arguyendo siempre secretamente
que quien no sabe esto que trata y se viene cada día á
los ojos , menos entenderá los consejos que tiene cer-
rados Dios en su pecho. De arte que, constando toda
aquesta razón de dos proposiciones ó partes, una que
antecede, y otra que de ella se sigue (antecede, el
hombre no entiende las obras que Dios hace ; sigúese,
luego no puede ni debe pedirle cuenta ó juzgar de
sus secretos consejos), prueba Dios la primera por in-
ducion de singulares copiosa y elegantisimamente; la
segunda que se sigue calla , porque en la primera está
dicho, y siendo aquella cierta, esta está clara y mani-
fiesta á cualquiera. Dice pues : «¿Dónde eras al fun-
dar yo la tierra?» Como si mas claro dijese : Pues eres
tan sabio que presumes de estar á juicio y á razones
comigo, yo me allano y pongo aparte lo mucho que
puedo, y no uso de mi majestad y grandeza; como
igual con igual te hablo ; y pregunto si me sabrás de-
cir qué eras ó adonde estabas , ó cuál era tu poder y
saber cuando yo comenzaba la tierra. En que por dos
maneras manifiesta al hombre Dios su ignorancia y ba-
jeza. La una, porque hubo tiempo en que no era, y por
la misma razón tuvo su principio de nada ; con que se
arguye claramente su poca substancia y ser flaco y
miserable, que al fin responde á su origen. La otra,
que está tan lejos de competir en nada con Dios , que
lo público que Dios hace , y eso mismo que ve , no lo
entiende. Por lo primero dice : ¿Üónde eras tú cuando
ponía yo á la tierra cimientos? Que es decirle, no solo
que comenzó á ser mucho después , sino que entonces
era nada ; no solo que es moderno en sí, sino que en
su principio es miseria. Para lo segundo le pregunta
de la tierra que huella , y de sus cimientos que cada
día descubre , si sabe ó entiende cómo se pusieron en
la manera como la tienen en pié. Que á la verdad es
caso maravilloso extrañamente y secreto que cuerpo
y pesadumbre tan grande se sus'enle en el aire, que
le cerca á la redonda y del todo. Y no basta lo que del
centro se dice , porque eso es lo que no se entiende y
espanta. Que sea centro aquel punto mas que otro cual-
quiera, ¿qué razón se lo dio? ¿Quién puso ó cómo
puso allí aquella virtud y fuerza tan grande? O ¿qué
fuerza es, y de qué propriedad y metal? Ansí que, es
ignorante el hombre porque es moderno, y porque anda
ciego en eso mismo que ve , como parece en lo poco
que entiende de la fábrica de la tierra adó mira. A que
también pertenece lo que luego se sigue. Dice :
3 «¿Quién puso medidas sobre ella, si lo sabes, ó
quien extendió sobre ella plomada?
6 « ¿Sobre qué se afirmaron sus apoyos, ó quién puso
■la piedra de su clave?» Que es preguntar en una pala-
bra si sábela fábrica de la tierra; que habla de ella á
semejanza de un soberbio edificio de los que los hom-
bres hacen, y así, nouibra los niveles y las plomiidas
470 OBRAS DE FRAY
y los cordeles, y las demás partes é instrumentos del
arte- Prosigue : i
7 ((Cuando me cantaban juntamente las estrellas de |
la aurora , y hacían regocijos todos los lujos de Dios.» j
Lo que en la primera parte del verso nombra por seme-
janza , en la segunda pone por sus propios vocablos. Por '
manera que «estrellas de aurora y hijos de Diosw son unos
mismos , y son todos los ángeles que la Escritura llama
«hijos de Dios », porque entre lo que crió es lo que mas
le parece; y son «estrellas de aurora», porque sus en-
tendimientos , mas claros que estrellas , echaron rayos
de sí, saliendo á la luz del ser en la aurora del mundo.
Y ansí dice Esaías de uno (o) : « ¿ Cómo caíste, oh luce-
ro, que amaneciste á la aurora? » Estos pues cantaban
y con júbilo decían alabanzas á Dios en aquel principio
del mundo, no porque no las cantan ahora, sino porque
comenzaron entonces á abrir los ojos para ver las gran-
dezas de Dios y las bocas para cantarlas. Mas dice :
8 Y ¿ quién cerró con puertas el mar cuando salía
afuera, como quien sale de madre?» Como preguntó
á Job del ser de la tierra , así le" pregunta ahora de la
naturaleza del mar, que es otra gran maravilla de las
que en lo natural Dios tiene hechas. Y en el mar es ma-
ravilloso mucho el no derramarse en la tierra anegán-
dola, y siendo así que la cubría toda al principio, ha-
ber descubierto parte delta por mandado de Dios ; y
siendo tantas sus aguas y tan furiosas sus olas, no tor-
nar cada hora á cubrirla , y quebrar tanta furia en un
poco de arena á la orilla. Pues de este antiguo y nuevo
milagro le pregunta ahora Dios si entiende ó sabe la
causa , ó si es Job el autor del , ó quién es el autor.
«¿Quién, dice, cerró como con puertas el mar?» Por-
que no hay cerraduras tan fuertes ni muelles tan fir-
mes que ansí le tuvieran cerrado , como le tiene ahora
la raya que Dios le ha puesto en la arena. Y dice «¿quién
le cerró?» como diciéndole y preguntándole sí supiera
cerralle, ó sí sabe maneraalguna como cerrarse pudiese,
ó sí entiende que quien le cerró entenderá y sabrá ha-
cer lo que él no puede entender. Dice : «Cuando salía
afuera, como quien sale de madre,» que es cuando fué
criado al principio, y se derramaba con grandísima co-
pia sobre todas las cosas, y las anegaba y sumía. Y que
hable de aquella sazón lo que se sigue lo dice.
9 « Cuando le ponía nube por vestidura y obscuridad
como faja suya.» Porque en aquel principio, comoMoi-
sen escribe en el Génesis (6), luego que crió Dios el mar
y dentro de su abismo la tierra, rodeó á todo el mar de
tinieblas. «Y las tinieblas, dice, cubrían la faz del
abismo.» Y dice «vestidura y faja » aquí ahora , hablan-
do de la mar recién producida, como de una criatura
recién nacida hablara, que la envuelven en sus manti-
llas y fajas. Así, dice, la cubrí con iwbn en su primer*
nacimiento, y la envolví, como con faja, con oscuri-
dad y con nieljla. Pues en este tiempo , dice , cuando
Al lo cubría todo, y á él las tinieblas , le recogí y reduje
á término cierto , y le acortó las riendas , y enfrené su
lozanía para que se detuviese. Lo cual aun ahora de-
clara , diciendo :
10 «Y rodéele con términos, y pósele corrojo y pucr-
laB.» Y donde decimos «rodeóle con términos», dice el
(o) lí»l.,li,v. 12. (í) Gen., 1, V. 2.
LUIS DE LEÓN.
original en la misma sentencia, «y establecí sobre él
decreto.» Por manera que los términos que le puso y
el cerrojo y puertas en que le cerró es la ley y decreto
suyo que le ordenó cuando dijo (c) : «Ayúntenselas
aguas á un lugar , y muéstrese descubierta la tierra. »
El cual mandamiento retrujo entonces, y tiene hasta
agora enfrenadas las mares. Y para declarar su eficacia,
la Escritura en diversos lugares (el) lo llama voz de
trueno y de reprehensión temerosa, y amenazas graves
é increpación que puso espanto en las aguas, y espanto
que siempre le dura. Y ansí añade :
W «Y dije : Hasta aquí vendrás, y no añadirás, aquí
quebrarás levantamiento de tus olas;» que en la forma
del decir, que es de un mandar absoluto, muestra Dios
su poder sobre todo y el rendimiento de las criaturas,
y siempre y en cada palabra va secretamente arguyen-
do cuan ajeno de buena modestia es ponerse á cuentas
con quien sabe y puede tanto. Prosigue :
i2 «¿Por ventura después de tu nacimiento man-
daste á la mañana, ó á la aurora enseñaste su lugar?»
Dichas la tierra y el mar, dice de la luz agora, que se
hizo después dellas , y se hizo con ella el dia primero,
como Moisen testifica (e) ; y dícelo al propósito mismo
de mostrar la bajeza de Job y la grandeza suya fuera de
toda cuestión y competencia. Y pregúntale si él , des-
pués de su nacimiento, mandó ala mañana, estoes, la
crió y la mandó que luciese. Que es, preguntando, ne-
garlo á Job y afirmarlo de sí , y mostrar la infinita dife-
rencia de ambos. Pues preguntados cosas : una, sí crió
él la luz, ó siquiera sí sabe qué ser tiene ó cómo pudo
ser producida; y la otra, si la crió «después de su na-
cimiento», ó como otra letra dice, «antes que naciese.»
Dando á entender por lo uno y por lo otro un propó-
sito mismo, que es la imposibilidad del negocio; por-
que la que fué criada en el dia primero, ni la hizo Job
después de nacido , ni p\ido ser hecha de él antes que
naciese y viviese. Así que, ni la hizo ni la gobernó. Y
por eso pregunta sí mostró á la aurora su lugar, esto
es , si le dice y enseña cada dia el lugar en que nacer
debe , y la parte del cíelo que ha de alumbrar con su
rostro, que no es siempre una misma, sino cada dia la
suya. Que es otra maravilla grandísima el movimiento
que la luz hace, «apartándose y allegándose con perpe-
tuo 6 inviolable concierto, y haciendo el invierno y
estío, y acortando y aumentando los dias.» Dice :
i3 «¿Y aprehendiste los extremos de la tierra, y sa-
cudiste della malvados?» Porque hizo de la luz men-
ción, dice algunas propriedades de ella, hermosean-
do su razón , divirtiéndose por una manera poética.
«¿Y aprehendiste los términos de la tierra,» conviene
á saber, con la luz y con la aurora? Esto es, ¿hiciste
amanecer la luz para hacer lo que hace, que es ocupar
toda la redondez, extendiéndose, y haciendo luego con
sus rayos desaparecer y huir la maldad , que andaba
suelta con las tinieblas? Porque los malhechores aman
la noche, y encógcnse y desaparecen luego que el dia
amanere. Y por eso añado «¿y sacudiste de ella malva-
dos?» E<lo es, ¿bociste que se abscondicsen liuyendo,
quitándolos con la luz del dia el manto que los cubre
de noche? Y donde decimos términos, el original dice
(c) Gen , I, V. 9. (rf) Pá. lC3,v. 7., etc. (c) Gen., 1, S.
EXPOSICIÓN DEL
alas , y entendemos por las alas los nortes , porque el
levante y el poniente son como la cabeza y los pies. Y
así , decir que la aurora ase ó aprehende estas alas, es
declarar el movimiento que hace el sol , fuente de luz,
entre los trópicos, acostándose unas veces al norte en-
cubierto, y otras veces al nuestro; de que nacen las
diferencias de tiempos, frios, calurosos, templados, y
con ellas las de la tierra , que unas veces está verde,
otras seca, otras llena de frutos, otras yerma y agosta-
da. Con que viene natural lo que añade :
ii «Será vuelto como lodo el sello, y estará como
vestidura.» «Como lodo el sello» hase de entender al
revés, «el lodo como el sello,» que es un trueco poé-
tico. Pues dice que , por la variedad de la luz y por el
avecinarse ó apartársela aurora, «el lodo,» esto es, la
tierra, se volverá «como sello,» variando formas, é
imprimiéndose, con la facilidad que el sello imprime,
con diferentes figuras, «y estará como vestidura,» que
los usos diversos la cortan y componen cada dia de ma-
neras diversas. Y porque dijo de la tierra mudable, por
causa del moverse la luz, y porque en el verso antes
de este habló de los pecadores que huyen la luz y tie-
nen su corazón en la tierra, y por la misma causa pa-
decen semejantes mudanzas; la memoria de lo que en
la tierra por causa de la luz pasa, representa lo que en
los amadores del suelo semejantemente acontece, Y
ansí , dice luego :
i 5 «Y será quitada á los malos su luz , y brazo le-
vantado será quebrantado. » Como si mas claro dijera :
¿Enseñas tú su lugar á la aurora, y guíasla al punto en
que ha de salir cada dia, para que así hincha á la tier-
ra de luz , y se allegue al un extremo y al otro, y
huya ante su presencia la gente que en la noche es tra-
viesa, y la tierra misma, con la variedad de la luz, co-
mo con sello imprimiéndose, tome diferente rostro y
figura , y la que florecía agora llena de verdor y de fru-
tos, luego se demuestre yerma y estéril con maravillosa
inconstancia, como también la padecen los ojos que la
aman, y olvidados de los bienes del cielo, abrazan sus
bienes della con maldad é injusticia , que sí florecen y
valen en algún tiempo, poco después se marchitan, y
la luz de su prosperidad se les quita y viene al suelo,
quebrado el poder de su brazo levantado y soberbio?
Ellos son tierra , y acontéceles lo que á la tierra acon-
tece , que hoy se viste de flores , y mañana está seca y
yerma. Por manera que la mudanza de la tierra hizo
camino para decir de la mudanza de los pecadores , y
la memoria del suelo trujo á la boca las condiciones de
los que se asientan en él , y fué ocasión para contar el
caer, como caen, de su estado los malos, el haber con-
tado la mudanza que el cuerpo hace de verde á seco y
de florido á marchito ; que es cotejo y comparación
que de ordinario hace la Santa Escritura. Esaías {a) :
<i Toda carne heno, y toda su gloria como flor del cam-
po. Secóse el heno y cayóse la flor, mas la palabra del
Señor permanece por siempre. » Y David en el sal-
mo (6) : «Recordóse que somos polvo, el hombre co-
mo heno sus días , como flor de campo que florece.» Y
en otro lugar (c) : «Vial impío ensalzado como cedro
(a) Isnl., cap. 40, v. 6. [b] Ps. 102, v. 14, 15,
(C) V&. 3G, V. Gíi, 3;.
LIBRO DE JOB. 47*
del Líbano , y pasé , y ya no era ni pareció sn rastro.»
Y en este libro (d) mismo decia : «Yo vi al malo fuer-
temente arraigado , y maldije su hermosura.» Y mas
propriamente Salomón en el Ecclesiastes (c) , de la mu-
danza de los tiempos, y de las diversas vueltas del sol,
viene á confirmar las caídas, los sucesos varios, la va-
nidad y corrupción de la vida. Y aun el poeta lírico (/)
guia, á lo que parece, por aquí cuando dice :
El año y presto vuelo
Del hora, que huyendo roba el dia,
Te enseñan que en el suelo
No esperes bien durable ; que á la fria
Sjzon hacen templada
Los céliros, la dulce primavera
Es del estío hollada.
El cual también fenece cuand' á fuera
Derrama el rico seno
El otoño, de frutas coronado,
Y torna luego, lleno
• De escarcha, á suceder el tiempo heladOi
Y el oíro poeta latino, que dice ansí :
Coge, doncella, las purpiireas rosas.
En cuanto su flor nueva y frescor dura,
Y advierte que con alas presurosas
Vuelan ansí tus días y hermosura.
Prosigue :
i6 «¿Por dicha entraste hasta lo postrero del mar, y
en lo postrero del abismo anduviste? En el libro del
Eclesiástico {g) , entre los loores de la Sabiduría, que
es el Verbo divino, dice ella de sí : La redondez del
cielo cerqué sola yo, y penetré al abismo profundo, y
anduve en las olas del mar.» Y así ahora, porque es
propria suya, pregunta á Job si hace esta obra él, y,
como diremos, preguntando, niega que la hace, y ne-
gándolo, le da á entender lo poco que él es y lo mu-
cho que Dios puede , y cómo no es de nuestra bajeza
pedirle razón de lo que hace á quien tanto sabe y vale.
Lo que decimos «lo postrero del mar», el original á la
letra dice «los lloros del mar», que llama así sus mi-
neros secretos, y como si dijésemos, sus manantiales,
que siempre está vertiendo agua. Añade :
17 «¿Por dicha abriéronse las puertas de la muerte
á tí , y las puertas viste de la tenebregura?» Quiere de-
cirle sí acaso está él en todas las cosas, presente á todas
y presidiendo sobre ellas, ansí como está su divinidad.
Y porque dijo del hondo del mar, dice ahora de lo que
aun es mas profundo, que son las casas de la muerte,
esto es , lo mas secreto de la tierra y las entrañas de
ella, adonde jamás la luz alcanza y las tinieblas hacen
perpetuo asiento; que es la región adonde, como la
doctrina de la Iglesia enseña, vive la segunda muerte
que padecen los condenados á penas eternas. Y dice en
el mismo propósito :
18 «¿Por ventura consideraste hasta las anchuras
de la tierra? Notifícame , si lo sabes todo. » Dice David
en el salmo (h) , hablando de cómo Dios está en todo
presente : «Si subiere al cíelo, tú estás allí; si descen-
diere al infierno, estás presente ; si madrugare y toma-
re alas y morare allende la mar, allí encontraré con tu
mano.» En que en el cielo muestra lo alto, y en el in-
fierno lo bajo, y en «los fines de la mar lo ancho y e.x-
id) .Inb, 5, 3. (el Cap. 1. if) Hor., lib. iv, od. 7.
(g) Ecli., cap, 24, v. 8. (h) Ps. 158, v, 8, 9. 10.
472 OBRAS DE FRAY
tendido», con que compreliende la universidad de las i
cosas; porque todas ellas , ó se conlienen en estas me- ,
didas de altura , de profundidad y de anchura , ó per- i
tenecen á algunos de estos lugares. Y la misma divi-'
síon es la de aquí para signiOcar la misma presencia.
Porque se preguntó del aurora , que es la parle alta y
superior, y después del abismo y profundo , y ahora de j
la anclmra de la tierra y del mar, esto es , de todas las
cosas á las cuales asiste presente solo Dios, y no criatu-
ra ninguna. Mas porque le dijo en lo postrero del verso ,
que le enseñase, si tan sabio era, prosigue , y pregún-
tale, no ya de su presencia, sino de su ciencia; quiero '
decir, no si alcanza con su ser lo alto y lo profundo y !
lo ancho, sino si, á lo menos, con su saber conoce
lo que en estos lugares y partes pasa, y si sabe dar ra-
zón de lo que en ellos se hace ó deshace. Y' así dice :
49 «¿Adonde el camino de morada de luz? Y tinie-
blas ¿adunde su lugar?» Como diciendo : Ya que no
asistes ni resides en los lugares donde la luz y las ti-
nieblas nacen , ni alcanzas con tu presencia a lo alto y
á lo profundo del mundo , dime á lo menos si tienes
noticia de los cam.iuos ó de la morada de la luz ó de la
casa de las tinieblas. Que es preguntarle si conoce las
causas de do proceden , y los principios de que se sus-
tentan y crecen , con lo demás que á todo su ser per-
tenece. Que declara mas en lo que se sigue :
20 «Para que guies á ambas á sus términos, y en-
tiendas las sendas de su casa.» Que es decirle si tiene
ansí noticia de estas cosas, que pueda dar su razón de
ellas suficiente , diciendo sus fines y principios y efec-
tos; que estas llama por semejanza «sendas y térmi-
nos». « Para que guies ,» dice, esto es , de manera que
puedas guiar, conviene á saber, atinar, diciendo el fin
á que miran , y el paradero que tienen , y los propósi-
tos para que estas dos cosas fueron criadas , y lo que de
ellas resulta. Y porque por la luz y las tinieblas y por las
moradas de ambas se entiende también lo de la muerte
y la vida, y juntamente sus causas, que son las cons-
telaciones y aspectos celestes, en que la luz y la noche
viven y moran , por la mañana en cierta manera de
ellas el vivir y el morir, el venir ú esta luz común , ó
el salir de ella dejándola ; por eso le dice luego :
21 «Sabrás que entonces hablas de nacer , y el nú-
mero de tus días muchos.» Porque, si tuviera perfecta
ciencia de las estrellas, ó verdaderamente de las cau-
sas todas de la muerte y de la vida, pudiera saber algo
Job del principio de la suya y de sus pocos ó muchos
años; mas, como no sabia, lo primero, ansí ignoraba lo
segundo; porque Dios es solo el aulor verdadero yol
sabidor cierto de ambas cosas, las cuales gobierna
con su providencia por secretas y admirables mane-
ras. Dice mas :
22 «¿Por dicha has entrado en tesoros de nieve, y
tesoros de granizo has mirado?» "Viene descendiendo
de las cosas mayores á las menores, y de las mas dificul-
tosas á las que parecen mas fáciles, para que, si ni
estas las sabe y alcanza Job , quede lo que Dios pre-
tende mas convencido. Pues pregúntale si ha entrado
en los tesoros de la nieve ó granizo; porque habla de
estas cosas como de algunas ricas alhajas rciiucslasy
guardadas en sus almacenes para á su tiempo usar de-
LUIS DE LEÓN.
lias , é imagínalas como provisiones hechas y allegadas
y amontonadas en grandísima copia, y mucho antes del
menester, para cuando la ocasión se ofreciere. Y eso
llama «tesoros de nieve y de granizov), que son las cau-
sas en que Dios tiene encerrada \n fuerza de estos efec-
tos, y donde en cierta manera los lione como atesorados
y juntos; porque en ellas los tiene á la mano, y lau
aprestados cuando son menester como si de muchos
años antes estuviesen ya hechos, y asi usa dellos
cuando quiere con presteza increíble. Y dice del uso :
23 «Que aparejé para tiempo de enemigo, para día
de encuentro y pelea. » Porque, si bien sirven de otras
cosas el granizo y la nieve, en este servicio que aquí
dice, da Dios señalada muestra de su poderío, guer-
reando y deshaciendo la fortaleza humana y sus armas
y valentía con un poco de agua espesada, y valiéndose
de sus criaturas que no tienen sentido, y que crió para
nuestro provecho, por nuestras culpas en nuestro daño
y azote. Y señaladamente ha desbaratado y deshecho
muchos ejércitos de hombres enemigos con estas sae-
tas, como en las Escrituras se lee. Que con el aire y las
aguas deshizo Dios en el mar Bermejo á Faraón y álos
suyos {«). Y en el libro segundo de los Reyes, capítulo
quinto, ayudó Dios á David para que venciese á sus ene-
migos, y no esta sola vez, sino otras muchas, le socor-
rió cuando peleaba, hiriendo á sus contrarios con pie-
dra y con relámpagos y rayos y truenos ; de que él ala-
ba y engrandece por hermosa manera á Dios en c!
salmo 17, diciendo :
Cnu todas las cntraüos en rai pecho
T' .nbrazaré , mi Dios , mi esfuerzo y vida,
Mi cierta libertad y mi perirccho ,
Mi roca, adonde tengo mi guarida.
Mi escudo liel, mi estoque victorioso,
Mi torre bien murada y bastecida.
De mil loores digno. Dios glorioso,
Siempre que te llamó te tuve al lado.
Opuesto al enemiso, ü mi amoroso.
De lazos de dolor me vi cercado,
Y de espantosas olas combatido.
De rail mortales males rodeado.
Al cielo voceé triste, alligido ;
Oyérame el Señor desde su asiento.
Entrada á mi querella dio en su oido.
Y luego de la tierra el elomonlo
Aira lo eslremecii), turbó el sosiego
Eterno de los montes su cimiento.
Lanzó por las narices humo, y fuego
Por la boca lanzó, turbóse el dia,
La llama entre las nubes corrió luego.
Los cielos doblegando descendía ,
Calzado de tinieblas, y en ligero
Caballo por losaires discurría;
En querubín sentado, ardiente y fiero.
En las alas del viento (]ac bramaba,
Volando por la tierra y mar velero ;
Y' de tinieblas lodo se cercaba.
Metido como en tienda en agua escura.
De nubes celestiales que espesaba,
Y como dio señal con su luz pura.
Las nubes arrancando, acometieron
Con rayo abrasinhir, con piedra dura.
Troui) rasgando el cielo, estremecieron
Lns montes, y llamados del troniílo,
^'.ls rayos y mas piedras desccsdicron.
Huyó el contrario rolo y desparcido
Con tiros y con rayoi redoblados,
(a) Exod,, cap. 16.
EXPOSICIÓN DEL
Aquí queda uno muerto, allí otro herido.
En esto, de las nubes despenados
Con su soplo mil ríos, hasta el centro
Dejaron hecha rambla en monte, en prados.
Lanzó desde su altura el brazo adentro
Del agua , y me sacó de un mar profundo.
Libróme del hostil y crudo encuentro.
Libróme del mayor poder del mundo.
Libróme do otros mil perseguidores,
A cuyo brazo el mió es muy segundo.
Y no es diferente de esto lo que en tiempo del empera-
dor Marco Aurelio hizo Dios por los suyos, cuando
venció á los niarr órnanos y cuados con grandísima co-
pia de rayos y nieve que les daba en los ojos, impidién-
doles el uso de sus armas, y la defensa de los tiros que
contra ellos hacían los fieles. De que Claudiano , poeta,
dice así (a) : I
A !a curia de tu patria llamado,
Marco Clemente, con tamaño anhelo,
No vuelves , cuando ha dado
La fortuna al hespcriano suelo.
Por do quiera de gente asaz ceñido,
Ser de iguales peligros eximido.
No allí de loar son los capitanes.
Porque lloviendo sobre el enemigo
Fuego, en tantos afanes
El jinete buscando algún abrigo.
Del caballo, que fuego rodeaba.
En la caliente espalda se escapaba.
El infante que vido el capacete
Irse ya con la llama derritiendo,
Se paró, y e! copete
Se fué al fin en cenizas reduciendo.
Con súbitos vapores las espadas
Fueron en poco tiempo liquidadas.
Prosigue :
24 «¿Por qué camino se esparce la luz ó se divide
el calor sobre la tierra?» ó como dice el original, ó «se
derramó el ábrego ó solano sobre la tierra?» Habla de
los vientos, que ó serenan el aire, como el cierzo hace,
ó le calientan, como el solano y el ábrego. Y pregunta :
«¿Por qué camino se esparce la luz?» Esto es, ¿qué
j'iento, cuando sopla, hace huir las nubes y apura el
cielo, para que sin estorbo dé su lumbre la luz? ó ¿qué
vicnlo da calor á la tierra? Y no pregunta tan! o cuáles
vientos sean, ó cómo se nombran los serenos ó caluro-
sos, que eso es notorio en el vulgo, cuanto pregunta de
dónde les viene , ó qué fuerza y vir lud es la que da al
cierzo que serene y al solano que produzca calor. Por-
que, como arriba se dijo, ninguna razón de las que los
sáijios dan satisface, porque la verdadera y propria sá-
belo aquel que los hizo. El cual también hizo lo que se
sigue luego, y nadie sino él puede hacerlo. Yansi dice:
2o «¿Quién dio carrera á la grandísima lluvia, y ca-
mino al sonoroso tronido,»
26 «Para llover en. tierra do no varón, en desierto
do en él no hombre ,»
27 «Para hartar yerma y descaminada, y producir
vcr.luras de yerbas?» «¿Quién dio,» dice, tiá ó yo por
ventura? Que, como dijimos, viene por orden descen-
diendo de los cielos á lo que se hace debajo de ellos y
sobre la tierra, á los vientos, á las nieves, á las lluvias
y á los tronidos ; mostrando en todos que el hombro
(a) Claud. De vi Coss. Honor., lib. i, v. 539. Vcaíc Carón.,
An. de Cristo, 176.
LIBRO DE JOB. 473
es tan ciego para entenderlos como flaco para criarlos»
y convenciendo por el mismo caso, y diciendo que quien
tanto entiende no debe ponerse á cuenta con quien tan-
to sabe y puede. Lo que decimos «carrera á la gran-
dísima lluvia », el original á la letra dice : « ¿Quién abrió
ó dividió la acequia para la avenida?» Y dícelo por se-
mejanza de las minas ó conductos que en la tierra se
hacen para guiar de unas partes á otras las aguas , que
como en la tierra se llevan por acequias y por caños se-
cretos, y se abren para ello minas que rompen el suelo,
ansí pregunta quién es el artífice que abre caminos á
la lluvia en las nubes, y como por conductos la guía
para que caiga, no solo en lo cultivado y poblado, sino
también en lo yermo , para que se vista de yerba que
aproveche , si no á los hombres, de quien carece, á los
animales á lo menos, de que en lo mas despoblado hay
mayor abundancia. Y si no sabes , dice, quién la guia,
¿sabes por aventura quién la engendra?
28 « ¿Quién, dice, es padre á la lluvia, ó quién en-
gendró gotas de rocío?»
29 «¿De cuyo vientre saldrá hielo y escarcha ? Y hie-
lo de cielo ¿quién le engendró,» quiere decir, sino yo
solo? Y porque dijo del hielo, detiénese mas en ello, y
espaciase l¡ermoseándolo y diciendo cómo se cuaja. Y
dice :
30 « Como piedra aguas se endurecen , y faces de
abismo se aprietan.» Que el hielo es agua dura como
piedra. Y no es poca maravilla ver en cosa tan blanda
como el agua es, tanta y tan presta dureza. Mas lo que
digo «se endurecen», el original á la letra dice «se
asconden»; porque ala verdad el hielo es agua y no lo
parece, porque asconde en él su rostro el agua y toma
ligura de piedra. Y lo que decía, «y faces de abismo se
aprietan,» dice á la letra, «se asen ó serán asidas;»
porque cuando el hielo vence, el agua que corría pura,
y las partes della desasidas se asen , y como si se tu-
viesen unas á otras, se quij.an el corriente y están que-
das. Dice mas :
31 « ¿Por dicha ayuntarás las estrellas resplandecien-
tes cabrillas, ó podrás desatar el cerco del arturo?
32 «¿Por ventura producirás lucero á su tiempo, y
lucero de la noche harás que se levante sobre términos
de la tierra?» Las palabras originales mezarot y hais
tienen significación varia y dudosa; que unos entien-
den las cabrillas , otros otras estrellas ó constelaciones
celestes, las virgilias, el orion, el arturo y los doce
signos del cielo, y ansí unos inismos en diversos luga-
res traducen de diversa manera. Y saber lo cierto de
estas significaciones no es de mucha impor'ancia para
lo que aquí se pretende, que es mostrar Dios á Job cuan
baja cosa es lo que saben y pueden los hombres , y en
este verso para este propósito preguntarle y decirle si
podrá él, como Dios pudo, hacer las estrellas y signos
celestiales. Y porque había hablado de la lluvia antes, y
de las aguas abundantes, y del granizo y del trueno, y
las demás cosas que en el aire se hacen, y le había pre-
guntado la causa dellas, y si conocía su fuente y su pa
dre, y porque en esto pueden mucho las estrellas y sus
impresiones, dijo luego y preguntó de aquellas estre-
llas en particular que para este efecto son mas podero-
sas , cuales son las cabrillas y las virgilias , y el arturo
474 OBRAS DE FRAY
y el orion que dijimos, que son constelaciones revolto-
sas, y que al nacer ó al ponerse, alterando el aire, sue-
len mover y despertar tempestades. Por donde el Líri-
co (o) dice del orion :
Mas mira cómo lleno
Ei orion de furia va al poniente;
Yo sé quién es el seno
Del Adria luengamente,
Y cuánto estrago hace el soplo orieilt<^
La tempestad que mueve
El resplandor Egeo que amanece.
Quien mal quiero la pruebe,
Y el mar que brama y crece,
Y las costas azota y estremece.
Y de las cabrillas dice (6) :
¿Por qué te das tormento,
Asteria? No será el abril llegado»
Que con próspero viento
De riquezas cargado,
Y mas de fe cumplido.
Tu Giges te será restituido.
Que en Orico de agora.
Después de las cabrillas revoltosas»
Del viento guiado, mora,
Las noches espaciosas
Y frias desvelado
Pasa, y de largo lloro acompaRado (c).
Y el poeta (d) de las virgilias escribe :
Observa errantes en sereno ciclo
Los signos todos nuestro Palinuro ,
Las hiadas, que amenazan lluvia al stielOi
Los triones uncidos, y ve el duro
Orion armado de oro, y el arturo.
Asi que, por si acaso dijera Job que el origen de las
tempestades de que era preguntado, y el padre que las
engendraba, y el vientre de donde nacian, eran estas es.
trellas, acude á esta secreta respuesta Dios, y repregún-
tale y dicele : Mas si dices que estas obras son efectos
del cielo, y que las estrellas del son los padres de don-
de nacen , pregunto si las compusiste tú por ventura,
ó les diste esa fuerza , ó siquiera sabes y entiendes por
qué la tienen mas estas que otras. Y así añade :
33 «¿Por ventura .«abes estatutos de cielo, ó si pon-
drás su mando en la tierra?» Que es decirie si conoce
por aventura lo mucbo que el cielo puede, y la muche-
dumbre de sus virtudes y fuerzas, y las leyes, asi lasque
guarda él como las que pone en las cosas inferiores
que le están sujetas y por él se gobiernan. Y por eso le
dice si puso él en la tierra el mando del cielo, esto es
si sujetó estas cosas bajas al gobierno de las celestiales'
y hizo que las estrellas presidiesen al suelo, ó si no lo
hizo, si á lo menos sabe en qué manera se hace, ó si no
lo sabe ni puede todo, si será poderoso para alguna par-
te de ello siquiera, si á lo menos podrá hacer la niebla,
y cubrir el aire y la tierra con ella. Y así dice :
34 «¿Por ventura levantará á la niebla voz tuya, y
muchedumbre de aguas le cobijará?» «Voz tuya ,» esto
es, ¿tu mandamiento sacará la niebla del valle, y la le-
vantará en alto, y extenderá asi por todo, que tú y ello
quede vestido de ella y cubierto? Y dice «muchedum-
(fl) Ilorac, od. 27, lib. m. Impíos.
{h) Od. 7, lib. ni, Quid fies?
(c; Víanse estas odas en el libro primefo dO UsPOeiUl*
(O) Vlrg., 3, /Encid., v. ülli.
LUIS DE LEÓN.
bre de aguas », para decir la niebla misma, que es va-
por húmedo, esto es, agua en vapor vuelta y adelgaza-
da. O si á la niebla no, ¿á lo menos, dice, podrás man-
dar á los rayos?
3o «¿Por ventura enviarás rayos, y irán y te dirán :
Vesnos aquí?» esto es, ¿les mandarás que vayan, yeitos
obedecerán tu mandado? Y deja de decir, «como yo lo
hago y como á mí me obedecen,» lo que en todas es-
tas preguntas se entiende. Dice mas :
36 «¿Quién puso en las entrañas del hombre sabi-
duría, ó quién dio al velador entendimiento?» Como di-
ciendo : Y si esto del cielo y de las influencias y obras
del son cosas altas, vengo á las bajas y á las que tocan
las manos, y aun están dentro en tí mismo. ¿Quién ó
cómo ó de dónde vino el entendimiento á tu pecho?
¿Cómo en cosa tan material y grosera, cual es tu cuer-
po, se pudo engerir el saber? Que es preguntar como
en una palabra tres cosas: una, la substancia y la fuer-
za para entender que el alma del hombre tiene, y otra,
de dónde nace, y la tercera, cómo se ayunta con el
cuerpo de tierra, siendo tan delicada. Que todas son co-
sas que las sabe bien solo aquel que las hace. Y añade:
«¿Y quién dio al velador entendimiento?» Por el ve~
lador unos entienden el corazón del hombre, y asi di-
ce por otras palabras lo mismo, mas san Jerónimo en-
tiende el gallo, y lo entiende mejor; porque va abajando
en las cosas y en las preguntas que hace de ellas, para
subir mas la fuerza de lo que arguye. Porque cuanto
mas ordinarias y bajas son las cosas que no sabe el hom-
bre, tanto mas convencido queda de su poco saber. Así
que, pregunta á Job si por ventura sabe «quién hada-
do al galio el entendimiento» que tiene, ó de dónde le
viene que entienda tanto. Y es como si mas claro di-
jese : Y si tienes por dificultoso lo que del ánimo que
en tu pecho vive pregunto, por ser diferente de todo lo
que se siente y se ve, del gallo á lo menos, si sabes el
instinto grande que tiene, me di de dónde le viene. Y
declara luego qué saber es este del gallo y qué instin-
to. Y dice ansí :
37 « ¿Quién contará la orden de los cielos? Y conso-
nancia y música de cielos ¿quién hará que duerma?»
Que es decir que quién como el gallo contará la orden,
esto es, los movimientos del ciclo y sus puntos y horas,
para puntualmente dar señal con la voz del mediodía y
de la media noche, para decir canlando, cuándo el sol
está en lo mas alto ó en lo mas bajo del cielo , y quién
como él atinará á la consonancia que entre sí los cielos
tienen, moviéndose, ó quién consuena y hace música
con el cielo como él, acordando su cantar con sus altos
y bajos. Y «¿quién, dice, hará que duerma?» convie-
ne á saber, «el gallo, » para que ne despierte á sentir y
significar cuándo el ciclo llega á su punto. O podemos
decir así, «y música de cielos ¿quién hará que duer-
ma?» como diciendo que ninguno. «Música del cielo,»
esto es, su misma quietud de él ; ninguna noche sose-
gada y serena le puede adorincccr de manera que no
despierte á su hora cantando. Y llama «música de cie-
los» á las noches puras; porque con el callar en ellas
los bullicios del día, y con la pausa que entonces todas
las cosas hacen, se echa claramente de ver, y en una
cierta manera so oye su concierto y armonía admirable.
EXPOSICIÓN DE
y no sé en qué modo suena en lo secreto del corazón
su concierto, que le compone y sosiega. Y si otra letra
dice ansí, « y influencias de cielos ¿quién hará que des-
cansen?» todo tiene el mismo sentido; porque dice:
¿Quién liará que descanse el gallo? (que mudó el nú-
mero, cosa en estas lelras usada); asi que, ¿quién hará
descuido en el gallo para que no sienta las influencias
del cielo, que tan á punto á cantar le despiertan? Ansí
que, este es su ingenio y su instinto. Y para engrande-
cerlo mas, dice cuan de antiguo le viene tenerlo. Por-
que dice :
38 «Cuando se fundaba el polvo en la tierra, y sus
terrones se apiñaban ;» esto es, siempre desde el prin-
cipio y primera origen de todo, cuando la tierra se crió
se dio al gallo aquesta sabiduría.
Tan antigao es en su vela.
Cuanto es antigua la tierra.
CAPITULO XXXK.
ARGUMENTO.
Prosigue el Señor diciendo á Job que considere la industria que
concedió á varias especies de brutos, la providencia con que
los sustenta y cuida, y el dominio que sobre ellos ejerce. Há-
cele muy gallardas pinturas de las propriedades de varios ani-
males, especialmente del caballo y del águila, para que en
vista de todo esto conozca Job la grandeza del poder y sabidu-
ría divina. Dicele que, pues se ha puesto á disputar con Dios,
le responda á todo lo diciio. Mas Job, lleno de confusión y hu-
mildad, dice que no tiene qué responder, por haber hablado
con ligereza y agitado de sus dolores, y que se arrepiente de
10 que hubiese excedido en las palabras.
1 ¿Por aventura cazarás presa á la leona , y la vida de
sus cachorros hartarás,
2 Cuando reposan en sus cuevas, y están acechando
en sus escondrijos?
3 ¿Quién apareja al cuervo su manjar cuando sus po-
llos vocean á Dios, vagueando por fallar comida?
4 ¿Por ventura conociste el parto de la cabra niontesa
en la peña, ó consideraste las ciervas que paren?
5 ¿Contaste ios meses de su preñez, y supiste los tiem-
pos de su parir?
6 Encórvanse á su parto y paren y eciían bramidos.
7 Apartados son sus hijos,y vanse á los pastos, salen,
y no vuelven a ellas.
8 ¿Quién envió libre al asno salvaje? Y sus ataduras
¿quién las soltó?
9 A quien puse desierto casa suya, y tabernáculos de
él salitrosa.
tO Escarnecerá muchedumbre de ciudad, vocerío de
cobrador BO oirá.
11 Ojea montes desu pasto, y después busca todo lo
verde.
12 ¿Por dicha querrá rinocerote survir á tí, ó hará no-
che sobre pesebre tuyo?
13 ¿Por ventura ligarás al rinocerote para el sulco con
tu coyunda, ó romperá la tierra de los valles en pos de tí?
14 ¿Por dicha fiarás en él, porque mucha su fortaleza,
y encomendarásie á él tus trabajos?
15 ¿Por dicha confiarás de él que te volverá lo que
sembraste y que allegará tu era?
16 Pluma de avestruz semejante á la del berodio y ga-
vilán.
17 Cuando deja en la tierra sus huevos y sobre el polvo,
¿calentarlos lias?
18 Y olvídase que pié los desparza , y que bestia del
campo los palee.
LIBRO DE JOB. 475
19 Endurécese para sus hijos, no suyos : en vano tra-
bajó sin forzarla temor.
20 Que olvidóla Dios de sabiduría y no le repartió á
ella entendimiento.
21 Al tiempo que ensalza sus alas escarnecerá del ca-
ballo ó del caballero.
22 ¿Por dicha darás al caballo valentía? Por dicha ce-
ñiras'su pescuezo de relincho?
23 ¿Por dicha levantarlo has como langosta? Hermosu-
ra de su nariz.y espanto.
24 La tierra cava con el pié, arremete conbrio, saldrá
á los armados al encuentro.
2o Desprecia el temor, y no se espanta ni se retrae de
la espada.
26 Sobre él sonará el carcaj, hierro de lanza y escudo.
27 Hervoroso y furibundo sorbe la tierra, y no estima
que voz de bocina,
28 Cuando oye la trompa dice: ¡Ah!ah! y de lueñe hue-
le la batalla, el ruido de los capitanes, el estruendo de
los soldados.
29 ¿Por dicha por tu saber toma plumas el gavilán y
extiende sus alas al ábrego?
30 ¿Por ventura á tu mandamiento se ensalzará el águi-
la y pondrá en las cumbres su nido?
31 En breñas morará, en el pico tajado se asentará, en
los riscos no accesibles.
32 Desde alli otea el manjar y de lueñe sus ojos mi-
ran.
53 Sus pollos lamen sangre, y donde cuerpo muerto
luego ella allí.
54 Y añadió el Señor y habió á Job :
55 ¿Por dicha quien baraja con Dios calla tan presto? Y
quien arguye á Dios responda.
56 Y respondió Jub al Señor y dijo :
57 Hablé livianamente; ¿qué podré responder? Pon-
dré mi mano sobre mi boca.
38 Una hablé que ojalá no hablara, y otra á que no
añadiré.
EXPLICACIÓN.
En el capítulo pasado examinó Dios á Job en las co-
sas mas alias y mayores, en la criación del mundo, en
la orden de los elementos, en los cielos y en los aires, y
en las impresiones que en ellos hacen las estrellas ; en
este desciende á cosas menores, y examínale en lo que
pasa en el gobierno de los animales , y pregúntale en
particular de algunos de ellos, de su ser, de sus ins-
tintos é inclinaciones y hechos. Y comienza por el león,
y dice ansí :
1 «¿Por ventura cazarás presa á la leona , y la alma
de sus cachorros hartarás?» Como si mas claro dijese:
Ya que ni entiendes ni puedes lo de hasta aquí , esto
mas fácil que diré ahora ¿podráslo? «¿Podrás, dice,
proveer de caza á la leona ó sustentar sus cachorros?))
Que es preguntarle si pone él la mesa á los animales y
les da su mantenimiento y comida ; que por una ó dos
especies de ellos que expresa , compreliende á todo su
género. Y pregúntale esto porque , entre las obras de
que Dios en la Escritura se precia, es una aquesta me-
sa general y tan abundante que á los animales puesta
tiene continuamente. Dice David (a) : (cTodas las cosas
esperan de tí que les des á su tiempo su manjar. Dán-
doles tú, cogerán, y abriendo vos. Señor, vuestra ma-
no, todo será lleno de bien.» Porque sin duda en esto
demuestra Dios lo perfecto de su providencia, que lle-
ga á tener menuda cuenta aun con las criaturas mas
(0) Ps. 106 , V. 27, £8.
476 OBRAS DE FRAY
viles. Y porque dijo de la leona y sus hijos, deliénese
en decir algo de ellos, y señaladamente de la manera
como se encubren para que les venga á las manos la
caza; como diciéndole en esto, si sabrá él ponérsela en
las uñas entonces, ansí como Dios se la pone. Y dice:
2 (iCuando reposan en sus cuevas y están acechan-
do en sus escondrijos; n ó según otra letra: Cuando se
encorvan en sus moradas y están á las sombras de sus
cuevas. Que es la postura de estos animales cuando
se encubren en los lugares adonde esperan hacer pre-
sa; que de los leones en particular se escribe que para
cazar se absconden, y así la caza sin sentirlos se les lle-
ga y es de ellos presa, .porque descubiertos ahuyén-
tanla, porque los sienten y temen. Dice mas :
3 « ¿ Quién apareja al cuervo su manjar cuando sus
pollos vocean á Dios, vagueando por fallar comida? Como
dijo de los leones, dice de los cuervos agwa, que én-
trelas otras, en estas dos especies es de particular con-
sideración su comida ; la de los leones , porque ha de
ser mucha, y si la buscan á la descubierta, como diji-
mos, la pierden , por donde es necesario que con par-
ticular providencia se la ponga Dios en las manos; y la
de los cuervos, porque á los pequeños, luego después
de nacidos , sus madres no los mantienen por muchos
días, en los cuales los sustenta Dios por maravillosa
manera del rocío , según dicen algunos. Y así dice Da-
vid en el salmo (o) : «El que da su mantenimiento á
las bestias y á los pollos de los cuervos que le vocean.»
Porque en aquellos primeros días pian por comer , y los
padresaunquelosoyenlosdejan;maselqueestáenelcie-
lo, á quien piando parece que abren las bocas y llama, se
las hinche y los harta. Dice pues: «¿Quién apareja al
cuervo su manjar cuando sus pollos vocean á Dios?))
Como diciendo: Yo soy el que los proveo, y no tú, y
cuando los padres les faltan, yo, sin parecer que los mi-
ro, los proveo y sustento, y hago con el rocío lo que
ninguno con co¡)ia de muchos manjares hiciera. Y di-
ce : «Cuando vocean á Dios, vagueando por hallar co-
mida, esto es, bulliendo en el nido, y revolviéndose á
diverjas partes en él, llevados de la hambre que los
desasosiega y menea. Pues cuando así piden la comi-
da con gritos , y cuando se revuelven á todas partes
buscándola, ¿'^erás, dice, tú para dársela? Dice mas :
4 «¿Por ventura conociste el parto de la cabra monle-
sa en la peña, ó consideraste las ciervas que paren?))
Toca otra cosa aliora, en que reluce su providencia, que
es el parto y preñez délas ciervas, de quien escribe
Aristóteles (6) y otros autores que [laren con muy
grande dilicullad, y de manera que no parece cosa po-
sible, y así se encorvan y braman mucho al tiempo del
parlo, y como guiadas por Dios, preñadas comen cier-
ta yerba ]iodcrosa para Jiaccrse fácil. En el parir os es-
to, y cu el concebir, según dicen , no conciben hasta
que comienza á nacer cierta estrella. Por mnnera que
en esta criatura es maravilloso Dios en los particulares
avisos do que la tiene dotada, y por esta causa hace de
olla aliora argumento. Como diciendo: Ya que, Job, no
tienes saber para dar á los animales su pasto, ¿sabrás-
me decir acerca de la preñez de las ciervas , la causa
(0^ Ps. lio, V. 9.
{b) i\nb\., Ilisl. uiiiiual., lib.
V, c^<. 11, y lib. VI, c.i|). Ü9.
LUIS DE LEÓN.
por qué aguardan tal tiempo? O si esto no sabes, ¿po-
drás á lo menos socorrer á la dificultad de sus partos?
«¿Consideraste, dice, las ciervas que paren ?» Esto es,
¿sabes cuándo conciben ó tienes saber para aligerar su
preñez? Y prosigue en lo mismo, diciendo:
5 «¿Contaste los meses de su preñez, ó supiste los
tiempos de su parir?» Y luego:
6 «Encórvanse á su parto , y paren y echan brami-
dos.» Que es la dificultad que dijimos, y la razón por
qué aquí se mientan, y en que estriba todo aqueste ar-
gumento. Que dice, si á lo menos sabe ó puede reme-
diarlas en tanto trabajo y sacar sus dificultosos partos
á luz, ansí como Dios lo remedia. Arguyendo de estas
bajezas imposibles al hombre, lo poco que puede, y lo
mucho á que se atreve si pleitea con Dios. Dice mas :
7 Apartados son sus hijos y vanse á los pastos, salen
y no vuelven á ellas. » Toman en breve fuerza los cer-
vatillos, y las madres los enseñan luego á huir y cor-
rer, con que á poco tiempo las dejan, apartan, y buscan
por sí su mantenimiento y su vida. Añade :
8 «¿Quién envió libre al asno salvaje? Y sus atadu-
ras ¿quién las sollo?» El «asno salvaje» es animal libre
y soberbio, y amigo mucho de la soledad, y enemigo de
lo que está vecino á los hombres. Pues de estas proprie-
dades trata ahora, y pregunta á Job si sabe quién se
las dio. En que le examina sí fué él quien hizo al asno
salvaje tan cerril y tan libre y tan ajeno de obedecer al
freno, como obedecen otros animales mas fieros. Que
porque tiene esto causa secreta, por eso hace memoria
de ello Dios aquí para convencer mas nuestra ignoran-
cia, intento pretendido por todos estos capítulos. Dice:
«¿Quién envió libre al asno salvaje?» Esto es, ¿quién
le dio que fuese tan no domable do suyo, sino yo mis-
mo? Y la causa de esta hbertad y selvatiquez , si no es
yo, ¿quién la sabe? Y dice: «Y sus ataduras ¿quién las
soltó?» En que no quiere decir que estaba alado antes
y fué suelto después , sino que fué criado sin ataduras
ningunas, dotándole él de tal compostura, que en nin-
guna manera es hábil para sujetarse al cabestro. Dice
mas:
9 «A quien puse desiertos casa suya, y tabernácu-
los de 61 salitrosa. » Que es la otra propriedad de esta
bestia, amar la soledad entre todas, y huir la conver-
sación de los hombres. Y por eso dice que le dio el
desierto por morada, porque le compuso de tal mane-
ra , que le es aborrecible la gente. « Y salitrosa por ta-
bernáculos ; que es decir, tierra sujela al salitre, esto
es, yerma y no cullivada , y por la misma causa des-
echada del hombre. Esta tierra pues ama, y la poblada
aborrece, ó para decirlo figuradamcntecomocl Profcia,
la desprecia y escarnece y se hurla de olla. Que dice :
JO «Escarnecerá muchedumbre de ciudad, vocerío
de cobrador no oirá. » En las ciudades unas cosas son
de contenió y otras de pesadundjrc y eunjo, la nniclic-
dum!)rc agrada, y el pecho y las derriunas faligau; y
por lo primero oiiticnilc todo lo apacible, y por lo se-
gundo lo que se aborrece y desama. Mas dice que ni
estima lo amable ni padece los trabajos , escarnece y
hace m(»fa de la conversación de los muchos, y de los
gustos que de ella nacen, y no padece las miserias que
entre los mismos se encierran. Y dice esto de un ani-
EXPOSICIÓN DEL
mal sin razón, .como si la tuviora, fingiéndosela por fi-
gura poética, para declarar asi mejor cuánto ama el j
desierto. Prosigue :
1 1 «Otea montes de su pasto, y después busca todo
lo verde.» Ansí dicen de esta bestia, que puesta en al-
to mira los mejores y mas verdes pastos, y á ellos se in-
clina, porque apetece siempre lo verde. Los que mo-
ralizan esta escritura, por el «asno salvaje» entien-
den á los hombres desasidos del mundo , y que con el
alma y cuerpo se alejan del cuanto pueden. Porque no
hay duda sino que como en lo espiritual de su Iglesia
hizo Dios su cielo y su tierra y sus elementos, ansí
también puso en ella sus animales diversos, quiero de-
cir, diferentes inclinaciones de hombres que siguen
diferentes estados, y que por semejanza se correspon-
den y tienen como consonancia las propiedades con
criaturas diversas. Es pues el ermitaño de corazón el
«asno salvaje». Asrw, porque ansí lo juzgan los ama-
dores del mundo, estimando por locura y menos saber
el despreciar lo que ellos adoran, y el huir lo que aman
y el abrazar lo que abominan, la pobreza, la soledad,
el ayuno, el encerramiento, la aspereza de vida. Mas
es saber este asaz , porque no se rinde á sus dichos, y
ni se dejó vencer de lo que juzgan las gentes, ni tratar i
se deja por semejante manera. Son sin duda en esta
parte los hombres de este linaje gente muy cerril y
muy libre. Porque ¿ quién será poderoso al que tiene
gusto de la libertad del espíritu , sujetarle ó inducirle
al amor servil de estas cosas? Y á quien halla en la
soledad paraíso ¿quién le traerá el tormento que el bu-
llicio y variedad del mundo y de sus cosas contiene? Y
tiene mas fuerza esta verdad, cuanto la libertad que
tienen nace de mas firmes principios ; porque , como
da á entender aquí Dios , él solo es el que hace libres
aquestos salvajes, y el que les quita los frenos y las
ataduras que los tienen asidos al suelo. «¿Quién, dice,
envia libre al asno salvaje? Y sus ataduras ¿quién las sol-
tó ? » Porque es sin duda maravillosa obra y muy dig-
na de Dios, hacer del hombre ángel, y del nacido para
las ciudades amador de la soledad de los campos, y del
necesitado del favor de los otros contentísimo con vi-
vir pobre y á solas, y del perdido por estos bienes vi-
sibles aborrecedor de ellos , amando ya lo invisible so-
lamente y suspirando por ello. Que la naturaleza es
atadura grandísima , y la necesidad nudo fuerte , y la
costumbre y el estilo común cadena de hierro, atadu-
ras y prisiones verdaderamente mayores que las fuer-
zas del hombre. Y" ansí, solo Dios es el que las quebran-
ta y saca de prisionestos salvajes suyos, que si lo son,
no volverán á ella por todas las cosas del mundo; por-
que en el desierto del hallan dulce , apacible y rica
morada. Por donde dice luego: «A quien puse desierto
casa suya, y tabernáculos de él salitrosa.» Que es otra
maravilla grandísima, hacer que el desierto sea casa,
y que la tierra estéril y sembrada de salitre sea mora-
da de gustos. Porque no dice que leediíicú casa en el de-
sierto, sino que del desierto le hizo casa, y de la este-
rilidad misma lugar de reposo. Que á la verdad el po-
der de Dios y la eficacia de su no limitada virtud se
extiende á no solo dar contento en el desierto á los su-
yos, y sabor en medio de mil sinsabores , sino á hacer
LIBRO DE JOB. 477
que el desgusto sea gusto, y la tristeza alegría, y el
lloro gozo, y la calamidad padecida por Dios dia de fe-
licidad ak'grísimo , y hacer que la hornaza y el fuego
sirva de rocío y de alivio á sus siervos ; que es alga-
rabía para los que sirven al mundo , y cosa á que ja-
más dieron crédito, como ellos, después de muchas co-
sas acerca del Sabio (a), lo confiesan, diciendo: «Nos-
otros sin seso tuvimos por locura su vida.» Porque si
en el mundo se entendiese este bien, no hubiera quien
no le siguiera sin duda, como se ve en el efecto que
conocido hizo antiguamente y hace; que su golosina
pobló los desiertos y enajena de todo lo que es de gus-
to á los hombres que abrazan la pobreza, desnudez y
desprecio, como otros á los infinitos deleites. «Puso el
desierto casa suya, y tabernáculos de él salitrosa.» ¿Qué
hará en el cielo quien hace cielo en el desierto? Dice
que les da en el desierto, no solamente casa, sino «ca-
sa suya» dellos y tabernáculo de ellos mismos. Y quie-
re decir, lo uno, que es periianeciente, y no alquilada
ó ajena, como son las casas y asieaíos que en sus bie-
nes da el mundo á los suyos , que son mesones de paso,
en que se paga todo al doblo; mas el descanso de estos
salvajes , cuando la vida se acaba , crece él , y con la
muerte se hace perpetuo. Y lo otro díeelo por decir
que es propria y conveniente casa para semejante gen-
te el desierto. Casa suya sin duda , porque en el estar
á solas viven, y en el desierto de todas las cosas des-
cansan , y no tienen reposo sino cuando asuela Dios y
siembra de sal en su alma y sentidos todo lo que mira
á esta vida. Porque en esta pureza hallan junta á sí la
pureza de Dios, y los resplandores de su santa luz re-
verberan luego en espejo tan limpio, y júntanse estre-
chamente, porque no tienen estorbo de cosas que des-
vien entre ellos lo limpio y lo sencillo y lo puro entre
sí. Y en esta junta es adonde verdaderamente se vive,
porque es juntarse á la vida; que cuanto á lo demás,
todo es afanar y morir. Y así dice : Escarnecerá mu-
chedumbre de ciudad , y vocerío de ejecutor no oirá.»
Porque ayuntado á este bien y hecho morador de esta
casa , ni amará la muchedumbre del mundo , ni esti-
mará la majestad que hace estado, antes lo desprecia-
rá todo , porque apenas bullirá en él ni hará ruido la
carne; que todo calla á Dios, luego que su Majestad se
devisa por un alma apurada. «Vocerío de ejecutor no
oirá.» ¡Qué poco siente este salvaje lo que á los mas
nos trae atontados y locos! La voz de la codicia pedi-
güeña ¡qué poco ruido hace en su pecho ! El deleite im-
portuno ¡cuan poco molesta su alma ! El estruendo del
enojo, ira y venganza, los clamores de mil desvariados
y hervorosos deseos, ¡qué mudos son para él! «No oye
vocerío de ejecutor. » Todo loque nos saca prenda,
todo lo que nos aflige y nos turba, todo lo que mete á
saco la quietud de la vida , él apenas lo oye ; porque,
desviándose de sus deseos, lo desterró todo de sí, su
cuidado es solo uno. De que luego se sigue: «Otea mon-
tes de su pasto, y después busca todo lo verde. » Por-
que su oficio contino es ocuparse en la contemplaciou
de sus montes, quiero decir, de las altezas santas á que
Dios le levanta , el cielo , la vida del , los bienes y los
premios divinos, y de Dios sobre todo, de que se man-
ía) Sap.,b, V. 4.
478 OBRAS DE FRAY
tiene, por razón del fruto que de ello saca, que es siem-
pre verde, porque su dulzor nunca enfada, siempre vie-
ne nuevo y fresco y con particular gusto á la boca.
Que esta diferencia, entre otras muchas, hay entre los
mundanos y aquestos : que el bien del mundo y sus
placeres y gustos nunca son verdes, ó si lo son, mar-
chítanse y agóslanse luego , y vuélvense en paja seca,
conveniente manjar de sus amadores , porque traen
consigo el enfado. Y ansí , el que los gusta y torna á
ellos, torna porque no tiene otros bienes, y vacío de
bien, busca en qué se entretener, y no sabe adó ir, y
vuelve como necesitado y como por costumbre á lo que
gustó, ya estragado y manoseado, y lacio y perdido.
Sino que se engaña el miserable á sí mismo, y se es-
fuerza á comer como bueno lo que, si come, da arca-
das; porque este bien visible, en perdiendo la primera
tez, ¿qué es sino asco?An3Í que, este mi salvaje siem-
pre come lo verde, como al revés, el mundano y mise-
rable siempre lo seco y marchito. Mas tornemos á nues-
tro primero propósito:
12 «¿Por dicha querrá rinocerote servirá tí, ó hará
roche sobre pesebre tuyo?» Prosigue en su intento
Dios, y prueba su saber y grandeza por otra obra suya
señalada, que es el rinocerote, que llamamos ahora va-
da, animal ferocísimo, ansí en braveza de ánimo co-
mo en grandeza de fuerzas, como en el talle y compos-
tura de cuerpo ; que por ser notorio ya en estas parles,
por algunos que de la India oriental han venido, no las
pintaré mas despacio. Pues de este le pregunta ahora
Dios á Job si se servirá de él ó si se atreverá á hacelle
doméstico. Dando á entender que puede él hacer y
hace animales que á los hombres no reconocen ; ó por
decir verdad, declarando por esto la grandeza y fiereza
de la bestia, y por ella el poder y saber sumo del Autor
que la hizo. «¿Querrá, dice, servir á tí el rinocerote?»
esto es , ¿Podrás tu sujetarle á tu servicio, como podré
yo, que le hice? O ¿podrás hacer que haga noche «sobre
tu pesebre »? Esto es, si podrá hacerle doméstico. Co-
mo diciendo: Ansí me sirve todo, por mas fiero y bra-
vo que sea; tú, ó el que presumiere traer pleito co-
migo, veamos si lo puede hacer. Y prosigue en la mis-
ma razón, y pregunta :
13 «¿Por ventura ligarás al rinocerote para el sulco
con tu coyunda? O ¿romperá las tierras de los valles
en pos de tí?» Que es como decir una cosa imposible,
dando por ella á entender la grandeza y fiereza de este
animal, en ninguna manera domable. Y para la misma
significación añade como por ironía:
14 «¿Por ventura fiarás en él por su mucha fortaleza
y encomendarle has á él tus trabajos?» Esto es, si por-
que es fuerte y valiente le dará cargo de sus obras,
dcscuiflándosc él de ellas. Y entiende por sus trabajos
y obras los de su labranza , como luego declara, di-
ciendo :
15 «¿Por dicha confiarás de él que le volverá lo que
sembraste y que allegará tu era?» Y dicho esto, pasó
su razón á otro animal también extraordinario y extra-
ño, y por la mistnacausa conveniente para sacar de él,
de su poder y saber, argumento, que es el avestruz; do
que dice :
10 ü Pluma de avestruz, semejante á la del halcón y
LUIS DE LEÓN.
gavilán.» Que es decir : Pues si vamos al avestruz que
yo hice , ¿qué te contaré de él ? Que en la pluma y en
las alas es ave , esto es, tiene plumas como las demás
aves la tienen , y por esta parte puede ser tenido por
una de ellas , como el azor ó como el gavilán, ó según
otra letra, como otra cigüeña. Y pone estas aves en
particular, no por decir solo de ellas (que no son estas
á lasque el avestruz mas parece), sino para en ellas en-
tender generalmente á todas, y decir que es ave ó lo
parece ser el avestruz en la pluma. Verdad es que el
original dice á la letra: «Pluma de pomposos ó regoci-
jados alegre;» y entienden algunos los pomposos á
los pavones, cuya pluma es hermosa y pintada, y por
eso alegre á la vista. Mas no viene esto bien con lo que
se sigue, que es:
17 «Cuando deja en la tierra sus huevos y sobre el
polvo ¿ca'entarlos has?» Porque del avestruz, y no del
pavón, se lee que pone en la arena sus huevos, y olvi-
dado de ellos', los deja. Pues pregúntale Dios á Job si
los sabrá él calentar, esto es, si sin el calor de la ma-
dre y sin el abrigo y cuidado que los padres aves de
sus huevos tienen y suelen tener, sabrá él ó podrá sa-
carlos á la luz, como él los saca y empolla. Y porque
hizo memoria del olvido de aqueste animal, llévalo
mas adelante y extiéndelo por manera poética, y dice :
18 «Y olvídase que pié los desparza, ó que bestia
del campo los patee;» esto es , tiene tan poco acuer-
do de lo que por natural instinto las demás aves tanto
se acuerdan, que no le viene al corazón lo que les
puede suceder sin su abrigo, que ó los esparza el vien-
to ó los pisen las bestias que por el campo libremente
discurren. Y dice:
19 «Endurécese para sus hijos, no suyos , en vano
trabajó sin forzarla temor.» Como diciendo : Todos los
animales, aunque en sí sean fieros, son blandos y amoro-
sos para sus crias; mas este es tan duro y tan olvidadizo
como dicho habemospara sus hijos, si á la verdad pue-
den ser llamados sus hijos los que desprecia, los que
olvida, los que deja sin causa ninguna que la fuerce,
puestos á tan manifiesto peligro. Y por eso dice : «En va-
no trabajó sin forzarla temor;» esto es, el concebir esta
ave los huevos y el ponerlos, con todo lo que pertenece
á esta obra y trabajo, cuanto de su parte es, fué traba-
jo vano y inúld ; y como si vano fuese y sin fruto, an-
sí lo deja y despreciay del todo olvida. «Sin forzarla te-
mor á ello,» esto es, sin que nadie la espante ni ojee, ni
cosa semejante haga , forzándola á que desanqiare sus
huevos. Porque otras aves piérdenlos y los desamparaná
veces, no por su volinitad, sino por no poder mas, for-
zadas de algún caso que les espanta; mas esta no así,
sino como cosa inútil y vana y que por ninguna vía le
toca. Y da la razón diciendo:
20 «Que olvidóla Dio.5 de sabiduría, y no repartió á
ella entendimiento.» En que dice que es olvidadizo do
suyo el avestruz y sin ninguna memoria. Mas si es ol-
vidadizo, no es tardo, y lo que le quitó de memoria, lo
añadió Dios en ser presto y ligero; porque siendo ani-
mal tan pesado, que aunque tiene alas no puede volar,
en correr es ligerísimo, porque ayuda con las alas los
pies. Y así dice :
21 «Al licinpo que ensalza sus alas, escarnecQfá del
EXPOSICIÓN DEL
caballo y del caballero.') Porque no hay caballo aguza-
do con espuelas á la carrera , que así corra como el
avestruz corre. \ por eso dice que escarnece , en ayu-
dándose para el correr con las alas, «al caballo y al ca-
ballero;» no al caballo comoquiera, sino al caballo á
quien el que va encima le anima y enciende. Así que,
escarnécelos, porque los deja atrás con conocida venta-
ja. Dice mas :
22 «¿Por dicha darás al caballo valentía? Por di-
cha ceilirás su cerviz de relincho ?» La mención hecha
del caballo y del caballero trajo á la boca a! caballo, y
ansí dice ahora de él, por ser su natural maravilloso en
extremo, así en el ánimo que tiene, como en la gallar-
día de cuerpo , como en el brío y ligereza y afición á
las armas. Y así le trae Dios por ejemplo de su saber,
preguntándole á Job si supiera él hacer un caballo con
las disposiciones y condiciones que tiene , las cuales
pinta á la larga elegantísimamente. Dice si supiera él
darle al caballo la valentía que liene, porque sin duda
es animal de fuerza y ánimo señalado ; y si supiera
ceñirle la cerviz de relincho, en que demuestra su brio
y gallardía, y su corazón no nada cobarde. Y dice bien
«ceñir la cerviz », porque la menea y estremece toda
el caballo cuando relincha. Y dice mas:
23 «¿Por dicha levantarle has como á langosta?
Hermosura de sus narices espanto, n En que le pone
otras dos propriedades , preguntando á Job si fué él
quien se las dio : la primera es su ligereza, y la segunda
es el espíritu y fuerza de su bufido. De la ligereza pre-
gunta si levanta Job «como á langosta el caballo » , es-
to es, si le dio que saltase presto y ligero corno si fue-
se langosta; porque no solo es en el correr veloz, sino
suelto mucho en el salto. Y del bufido dice «hermo-
sura de sus narices espanto», que llámale «hermosura
de su nariz» con propriedad y elegancia, porque hincha
el caballo cuando bufa y ensancha las narices, y las fi-
gura por una manera llena de una disposición señoril,
á que se consigue en los que le miran espanto. Y así
dice que el bufar suyo, que pone en él majestad, causa
en los miradores espanto. Prosigue :
24 «La tierra cava con el pié, alégrase con brio, sal-
drá á los armados al encuentro.» Es de los caballos el
patear y herir en el suelo, porque no les da sosiego su
grande espíritu , y es proprio de los no lerdos ; que los
generosos son bulliciosos, y esos mismos arrancan ale-
gres y llenos de corazón al encuentro. Porque, como di-
ce luego :
25 «Desprecia el temor y no se espanta ni se retrae
de la espada.» Y particularízalo para mas adornarlo, y
dice :
26 «Sobre él sonará el carcaj , hierro de lanza y es-
cudo.» Quiere decir, aunque esto suene y vea andar
sobre sí , no por eso teme , antes se anima y espera la
señal del acometer con señalado deseo. Y así dice :
27 «Hervoroso y furibundo sorbe la tierra y no esti-
ma que voz de bocina. » Porque el deseo de oirle le hace
que no estime, esto es, que no crea ha de llegar tiempo
en que suene. Y así :
28 «Cuando oye la trompa dice: ¡Ah! ah! y delueñe
huele la batalla, el animar de los capitanes, el estruen-
do de los soldados.» El original dice : «En copia de
LIBRO DE JOB. -^79
trompetas dice : «¡ Ah! ah!» Y lo uno y lo otro es figura
poética, en que, para mayor significación, como si tu-
viera uso de razón, se le dan al caballo palabras en que
demuestre alegría. Porque es tanta, que la demuestra
en su hervor y manos luego que oye la trompeta, ó
como dice aquí Dios, luego que «huele la guerra»; que
si hablara no la demostrara mas claro , porque hace
todo lo que se pone en aquesta pintura. De la cual,
á lo que parece , sacó la suya el poeta latino (a) , que
dice:
Que desde luego altivo y mas brioso
El potro que es de casta , huella el prado,
Y dobla con un aire mas gracioso
El juego de las corvas bien formado.
Y siempre va adelante, y hervoroso
Tienta primero que otro el rio á nado,
Y con ánimo firme y atrevido
Al piélago se lanza no sabido.
No l'espanta el estruendo vano y ciego;
Mas de lueñe que llegue á sus oidos
Sonido de las armas, arde, y luego
No cabe en un lugar, y conmovidos
Sus miembros todos tiemblan , sin sosiego
Aguza las orejas y sentidos;
Sorbe , recoge , aprieta , vuelve , espira
Fuego por las narices, llamas d'ira.
Dice:
29 «¿Por dicha por tu saber toma plurnas el gavilán
y extiende sus alas al ábrego?» Entiende las aves de
rapiña todas por el gavilán, que es una especie de ellas ;
á las cuales es proprio el estar en muda á sus tiempos,
y renovar los cuchillos para volar después con mayor
ligereza y esfuerzo. Pregúntale pues Dios á Job si lo
hace él , esto es, si dio aquesta propriedad al halcón, ó
si sabe la causa de dónde nace, y el secreto que encier-
ra, como lo sabe él , que lo hizo ; que por estas cosas
particulares y usadas demuestra bien cuánto sabe. «Y
extiende sus alas al ábrego.» Por el ábrego viento en-
tiende todos los vientos. Y porque habló délas avesquo
cazan , trata luego de la reina de ellas, el águila, pre-
guntándole á Job si le dio el instinto y naturaleza que
tiene. Y dice :
30 «¿Por ventura á tu mandamiento se ensalza el
águila y pondrá en las cumbres su nido ? » Es proprio
de las águilas hacer nido en las cumbres mas altas; y
por eso le pregunta si le dio él aquesta natural proprie-
dad , ó quién se la dio, si es su mandamiento y querer
el que la aposenta tan alto. Y decláralo y particularíza-
lo luego mas con hermosas palabras.
31 «En breñas, dice, morará, en el pico tajado se
asentará , en los riscos no accesibles.» Y añade :
32 «Desde allí otea el manjar, y de lueñe sus ojos
miran.» Porque son de agudísima vista las águilas, y
así, aunque aniden en alto, descubren bien de allí la
presa y se abaten á ella, y allí ceban á sus hijos, que
son aves que comen carne. Añade y dice :
33 «Sus pollos lamen sangre , y donde cuerpo muer-
to luego ella allí.» Y con esto da Dios fin á la primera
parle de aquesta su plática ; á la cual Job no respondía
palabra , sino como convencido y humilde callaba; y así
Dios torna y le pregunta.
34 «Y añadió el Señor, y habló á Job : »
35 «¿Por dicha quien baraja con Dios calla tan
(a) Virg., 3, Georg., v. 7ü.
480 ORRAS DE FRAY
presto? «Y quien arguye á Dios responda. » Como di- I
ciéndole que callaba mucho, habiendo presumido tanto, !
y que no parecía conveniente se acobardase tan presto i
quien poco antes se profesaba tener ánimo para bara- i
jar con Dios, esto es, para preguntarle y responderle, i
y darle razón de sí y demandársela. Aunque dice otra !
letra: «¿Por ventura es cordura barajar con Dios?» En |
que le pregunta ya si por lo que ha visto y oído, le
parece buen seso ponerse en demandas y en respuestas
con Dios ; como diciéndole que ya debe estar fuera de
un engaño tan grande. A lo cual Job dice y responde :
36 «Y respondió Job al Señor y dijo :
37 ((Hablé livianamente; ¿qué podré responder? Pon-
dré mi mano sobre mi boca. » O como otra letra dice :
«Soy desprecio, ¿qué poiké responder?» Y era cosa sin
duda que, habiéndole hablado Dios , le había de res-
ponder él por esta manera ; porque no hay cosa mas na-
tural ni mas cierta que, puestos en la luz, conocer de sí
loque es cada uno; y es proprio de la luz y de las vi-
siones y hablas de Dios criar profunda humildad en el
hombre, que se conoce entonces verdaderamente su
gran bajeza , contrapuesto á la presencia de tanta gran-
deza. Y así dice : «Soy desprecio ,» soy vileza y polvo,
y viéndote á tí, lo conozco verdaderamente en mí aho-
ra ; que tus palabras, demostradoras de tu saber y poder
excesivo, no solamente me demuestran eso, mas hicie-
ron de mí poco ser y mal hablar en mí entera eviden-
cia. Pues siendo yo tal, y conociendo de tí y de mí
quiénes somos , tu saber y mi grande ignorancia , las
entrañas de tu piedad y mi osadía atrevida, no seré loco
mas, ni añadiré á lo que tengo dicho palabra; mudo
soy y quiero ser mudo. Porque, como dice :
38 «Una hablé que ojalá no hablara, y otra que no
añadiré.» Como diciendo que conoce su demasía tam-
bién , que una vez y otra vez, una y dos veces afirma
y protesta de no hablar mas , y que de lo hablado le
pesa. «Una hablé,» esto es, una vez digo, que «ojalá
no hablara,» esto es, que quisiera no haber hablado;
«y otra,» esto es, y digo otra vez, «que no añadiré,»
esto es, que no diré mas. Como parece por el original
claramente, que dice ansí : «Una vez dije no responde-
ré, y dos, no añadiré.» Conviene á saber, dije, esto es,
digo una vez y otra vez que «no responderé ni añadi-
ré», esto es, que no quiero ni puedo ni tengo qué
responder ni decir.
CAPITULO XL.
ARGU.MENT0.
Vaelve el Señor á hablar á Job, y prosigue en mostrarle su (jran
poder y sabiduría, diciéndole el dominio soberano que tiene
sobre dos monstruosas criaturas suyas, cuales sini , el bclie-
raot, animal terrestre, que, según los mas de los hebreos, es
el elefante, y el leviatan, monstruo marino, que en la opinión
mas común es la ballena.
1 Y respondió Dios del torbellino y dijo :
2 Cinc, ruégote, como barriígan tus lomos, y prcgun-
tárete y eiisori.jr;(sme.
." ¿Por ventura desharás mi juicio, culparás ú mí, pa-
ra jiislilicarte á ti?
■i ¿Y si brazo como Dios á tí , y en voz como él trona-
rás'/
LUIS DE LEÓN.
5 Adórnate con grandeza y ensalzamiento, y gloria y
liermosiira te viste.
6 Esparce soberbios en tu ira y confúndelos, y allende
á tocio arrogante y abájale.
7 Mira todo soberbio y confúndelos, y deshace á ma-
los en su lugar.
8 Abscóndelos en el polvo juntamente, y sus faces lan-
za en la hoya.
9 Y yo confesaré á tí, que también salvará á ti tu de-
recha.
10 Ves ahora á behemot, yerba como buey come.
il Ves, fortaleza suya en sus lomos, y poderío suyo en
ombligo de su vientre.
12 Menea su cola como cedro, nervios de sus vergüen-
zas enhetrados.
i3 Sus huesos fístulas de bronce, sus huesos como va-
ra de hierro.
U El principio de caminos de Dios ; quien le hizo apli-
cará su cuchillo.
to Que montes le producen yerba y todas las bestias
del campo hacen juegos allí.
16 Debajo de sombríos pace, en escondrijo de caña en
pantanos húmidos.
i7 Cúbrenle sombríos su sombra, cercaránlo sauces
del arroyo.
18 Ves, sorberá rio, y no maravilla, y tiene íiucia que
el Jordán entrará por su boca.
19 En sus ojos como anzuelo le prenderá, con palos
agudos horadará sus narices.
20 ¿Por vontura sanarás á leviatan con anzuelo, y cou
soga atarás lengua suya?
21 ¿Por ventura [)ondrás garabato en su nariz y con
alesna horadarás su mejilla?
22 ¿Por ventura mulliplicará ruegos átí, ó si le habla^
rá blanduras?
23 ¿Por ventura hará concierto contigo y recibirle has
por esclavo perpetuo?
24 ¿Por dicha jugarás con él como pájaro, y ataráslc
para tus mozuelos.
23 Despedazaránie los amigos, parliránle los merca-
deres.
26 ¿Por dicha llevarás redes de su pellejo y nasa de
peces con su cabeza?
27 Pondrás tu palma sobre él; micmbrate de la guer-
ra, y no añadas.
28 Ves, su esperanza le burla , y á vista de todos será
despeñado.
EXPLICACIÓN.
1 «Y respondió Dios del torbellino y dijo.» Las lu-
ces de Dios y sus hablas, como agora decíamos, crian
siempre humildad en el hombre á quien se hacen , y
conocimiento verdadero de sí; porque Dios nunca ha-
bla , que no sea para hacer bien , y el principio y como
fundamento de todos los bienes es que se conozca cada
uno á sí mismo. Porque al revés, en el desconocerse y
en el estimarse en lo que no es está el error de la vi-
da. Y como no entra el sol adonde se le cierran las puer-
tas , ansí no entra Dios en el alma que no se conoce ;
porque las puertas que la cierran es la estimación va-
na de sí y el juicio falso de su virtud y su fuerza. An-
sí que. Dios, para introducir sus virtudes, lo primero
pone por el suelo estas puertas, y abre los ojos al alma
con la luz de sus verdades para que se conozca, y co-
noriéiidose, se desestime y humille y sujete á él toda y
del todo, para que así, como en materia enlerainenle
sujeta y como en cera blandísima, fiyureél á su volun-
tad la imagen suya, que es aquello á que aspira el alma
EXPOSICIÓN DEL
santa, y en que está su total perfección. Mas como en
esto hay grados, ansí en las hablas y luces de Dios hay
mas y menos, y no siempre de la primera vez hacen to-
do su efecto; mas repítelas Dios y multiplícalas, si el
que las recibe no contradice , cuantas veces es menes-
ter, hasta salir con su intento. Como en este ejemplo
se ve, adonde Dios, pretendiendo traer á Job á perfecto
conocimiento, ansí de su grandeza y justicia como de
lo poco que él podia y sabia, y teniendo por fin que Job
conociéndose bien se humillase del todo, y se doliese
de alguna demasía y orgullo, á que le habia traído por
una parte el dolor intenso que padecía , y por otra el
testimonio de su consciencia que le aseguraba, acabó
con Job , y hizo en él mucho de esto con el pasado ra-
zonamiento; porque, como de lo que ahora decía se ve,
reconoció su bajeza Job, y confesó que no tenia qué
responder. Mas no llegó del todo á la perfección que se
habia propuesto , porque aun no estaba en Job el dolor
de la demasía en su grado, como veremos que estuvo
después. Por donde torna á segundaren hablarle por el
mismo estilo y forma que comenzara, para con esta se-
gunda luz perficionarle del lodo. Y dicele :
2 ((Ciñe, ruégote, como barragan tus lomos, y pre-
guntaréte y responderásme.» En que, como la vez pri-
mera , le despierta y como desafia á la disputa, y calla-
damente le arguye de alguna osadía. Porque el decir
que se ciña como valiente, es con una ironía secreta
reírse del ánimo que habia mostrado de ponerse en
razones con Dios y de pregonar su inocencia ; que aun-
que sin duda era mucha , y tal que ninguno le iguala-
ba en aquel tiempo en la tierra , como el mismo Dios
lo atestiguó en el principio , pero ninguna criatura es
tan grande que, lo uno sea de algún valor en compa-
ración de la pureza de Dios , y lo otro , baste á tenerle
las manos, para que, si le place, no nos hiera y desha-
ga , sin ir contra su bondad y justicia. Y así y confor-
me á este propósito le dice :
3 «¿Por ventura desharás mi juicio, culparás á mí
para justificarte á tí?» En que no le acusa de semejan-
te osadía y desatino , que sí Job cayera en él , fuera
error y caida muy grande ; sino enséñale esta verdad
que ahora decia, y dale enteramente luz de ella, mos-
trándole que, aunque la criatura mas justa sea, puede
Dios destruirla sin caer en injusticia ni en culpa, y que
cabe lodo esto y se concierta bien en el juicio justo y
santo de Dios, enviar dolores y males en el sugelo cria-
do que está lleno de virtudes y bienes. Porque es Se-
ñor, y como sin obligación nos hizo, ansí puede des-
hacernos por su voluntad; y á su naturaleza y su jus-
ticia y todo lo que en él hay se debe que pueda esto,
si quiere. Y como nadie en grandeza se le iguala, ansí
la rectitud de sus obras va fuera de toda cuenta , y
no hay ley fuera de él que las mida , porque ellas son
ley de sí mismas. Y por la misma razón, todos los que
son menores pueden y deben ser juzgados y por las
leyes de sus superiores medidos ; mas Dios , soberano
y príncipe , en todos y en todas las cosas es la misma
medida , y por consiguiente es la misma justicia por
naturaleza y esencia. Y según esto, agora por medio
de su grandeza demuestra á Job que es error pedirle
nadie cuenta de lo que hace , ó á lo menos, que ha de
E. xvi-ji.
LIBRO DE JOB. 481
ser otro como él , ó si puede ser , mayor que él , quien
quisiere pedírsela. Y así le dice que, pues él se atreve
á ello, ó parece atreverse, que haga lo que Dios hace,
ó pruebe si puede hacerlo. Y dice así:
4 «¿Y si brazo como Dios á tí , y en voz como él tro-
narás?» Como diciéndole , en consecuencia de lo que
en el verso pasado decia, que si quiere juzgar á Dios,
y entrar en cuenta con él , y traer á juicio sus obras,
ha de tener brazo como él , y tronar como truena Dios,
esto es , ser su igual en poder y grandeza. Porque, co-
mo decimos , el que es sobre todos y poderoso por in-
finita manera, es él la ley de sí mismo, y ansí no puede
ser medido ni juzgado por otro; porque la ley que mi-
de y rige á otro forzosamente tiene preeminencia so-
bre aquello que mide. De donde se sigue que, sí Job
quiere poner ley á Dios , ha de ser Dios como él , po-
deroso igualmente como él en palabras y en obras, y si
presume lo uno , ha de tener fuerza y valor en lo otro,
ó por decir verdad, pues arribar no puede á aquesta igual-
dad, no dé entrada á presunción semejante. Y así le
pregunta si tiene brazo como Dios y truena como é!;
que es, preguntando, afirmar que ni tiene brazo ni
truena; y por consiguiente es amonestarle y decirle
que no quiera cutir con Dios en razón de inocencia, pues
es tan su inferior en perfección de naturaleza. Y en este
mismo propósito añade:
5 ((Adórnate con grandeza y ensalzamiento, y glo-
ria y hermosura te viste; » esto es , sí tienes brazo co-
mo bios, muestra que lo eres en el traje y vestido, res-
plandece como él , y despide de ti rayos de luz ; cami-
na, no solo resplandeciente , sino también alto, empi-
nado y encumbrado; demuéstrate en tus meneos y sem-
blantes altísimo. Como arguyendo de esto que no podia
hacer el brazo y poderío que le faltaba. Y pídele que
haga algunas cosas de las que hace Dios y no puede
hacerlas la criatura , como es lo que luego se sigue:
6 ((Esparce soberbios en tu ira y confúndelos, y
atiende á todo arrogante y abájale.» O como dice otra
letra : (¡Esparce iras de tu nariz, y mira todo soberbio y
humíllale.» Que ansí como es propria de Dios la gran-
deza y el andar vestido de resplandor y de luz , y pro-
pria, no como cosa allegada, sino como cosa lanzada
en su esencia; ansí también es proprio negocio suyo
el humillar lo soberbio y el abatir lo empinado, como
en la Escritura se dice (o) : «Dios resiste á los sober--
bios , y á los humildes da gracia. » Y esle proprio, así
por parte de su poder como por respecto de su condi-
ción. De su poder, porque si Dios no pone la suya, no
hay fuerza que baste contra la prudencia y artifítio del
mundo , q-ue es de lo que se vale y en lo que estriba la
presunción y soberbia. Por manera que deshacer lo
que el mundo hace, y derrocar loque ensalza, y aba-
tir lo que apoyan todas las fuerzas humanas , es pro-
prio de las divinas. Por parte de su condición, porque
como el agua contradice al fuego por naturaleza pro-
pria, ansí Dios, que de su natural es la misma sencillez
y verdad, aborrece terriblemente la mentira; y el no
conocerse el hombre por nada , y el ensoberbecerse el
que es polvo, y el presumir de sí quien no tiene de sí
sino miseria y "vileza , es mentira de obras, mucho peor
(a) Jacob., 4, 6.
482 OBRAS DE FRAY
que en palabras. Pues como eso es proprio de Dios, di-
ce Dios á Job que pruebe a hacerlo, si puede, para
que conozca que esiá tan lejos de examinar , cuan léjcs
está de poder !o que Dios puede , y cuan lejos está de ;
poder lo que Dios puede, tanto debe de estar para juz- !
gar lo que Dios hace. Y porque es obra de que se pre- !
cía Dios mucho el deshacer lo soberbio y el dar fin á i
lo malo , torna á repetirla, diciendo : j
7 ((Mira todo soberbio y confúndelos, y deshace á ma-
los en su lugar.» Que es , como luego decia, que si tie-
ne brazo como Dios, se muestre resplandeciente como
él se demuestra, y tenga cuenta como Dios tiene con los
altivos, y ios abata, y con los malos, y los entierre. Mi-
ra, alce, entiende tú, Job, si portal te presumes. Mi-
ra, esto es, penetra con vista clara los secretos y alti-
vos movimientos del alma ((V confúndelos». Y dice bien
confúndelos , porque ala soberbia es pena muy ajusta-
da la confusión; porque confusión es un abatimiento y
vergüenza, al juicio de ese mismo que la padece. Y es
muy á pelo, que quien juzgaba de sí vana y arrogante-
mente, y quien á su parecer tocaba con la cabeza en
el cielo, venga á disposición en que su mismo juicio le
avergüence y abata. Y no desdice el original de esto
mismo; porque dice «y encijrvalos», que es lo con-
trario del cuello y del ánimo erguido. Y en lo que aña-
de luego , ((y desliaz malos en su lugar , » quiere decir
que allí donde pueden y valen, y donde parece estar
arraigados , ó verdaderamente con eso y en eso mismo
con que pretenden y piensan valer, allí los deshaga y
destruya. Porque Dios así lo hace, en prueba de su infi-
nito saber y poder, que con sus manos de esos mismos
que deshace los deshace, y con sus fuerzas mismas los
destruye, y con sus mismos consejos los entontece y
los ciega. A que acude maravillosamente el original.
Porque dice: ((Y deshaz malos debajo de sí,» entiende
debajo de esos mismos malos que son deshechos , por-
que los hace Dios destruidores de sí mismos; y como
quien los destruye son sus mismas fuerzas y mañas,
quedan, como si dijésemos, debajo de sí mismos , caí-
dos y hollados de sí, y finalmente muertos por sus mis-
mas manos. Y ansí añade :
8 ((Abscóndelos en el polvo juntamente, y sus faces
lanza en la hoya,» ó como el original dice, «atalayas
enabscondido;» que por tolo significa la mortaja y la
sepultura, que es la postrera caída. Como si juntado to-
do lo de arriba, dijera: Reconoce los soberbios y derrutí-
calos, ten cuenta con los malos y castígalos, abájalos,
destruyelos, no pares hasta que privados de vida los
encierres en el abismo; que si esto pudieres y hicieres,
entonces , dice :
9 »Y yo confesaré á tí, que también salvará á tí tu
derecha,» esto es, confesaré que eres poderoso para
en'rar en disputa comigoy valerte. Mas, dice, no pue-
des, porque e> cosa reservada para mí solo derrocar á
mi voluntad lo mas alto y amansar lo bravo, y el hacer
y deshacer cosas muy grandes, que ol mirarlas espan-
ta. Y pone ejemplo en la ballena y elefante, animales de
grandeza descomunal, que Dios los hace, y cuando quic.
re los destruye; y el hombre no solamente hacerlos no
puedo, mas ni sabe entender ciimo se hacen, y ni aun
se atreve sin espanto ú mirarlos. Y dice ansí;
LUIS DE LEÓN.
i O {(Ves ahora á behemot, yerba como buey co-
me. » Behemot es palabra hebrea , que es como decir
bestias, y al juicio común de todos sus doctores, sig-
nificad elefante, llamado ansí por su desaforada gran-
deza, que siendo un animal, vale por muchos. Pues en
decir ves le dice dos cosas. Una, que en este animal,
que por su grandeza no es uno, sino muchos juntos, ve-
rá lo mucho que sabe y puede Dios, pues le hace y des-
hace cuando y como le place; y á este fin le pinta ex-'
tensamente como es , refiriendo todas sus partes. Otra,
que en él conocerá cuan proprio le es á Dios amansar
lo soberbio , pues hace que coma heno una bestia tan
fiera. Y así dice, ((yerba como buey come.» Porque en
los animales , entre otras diferencias, hay esta, que unos
se mantienen de yerba, y estos son mas domésticos, y
otros de carne, y estos son fieros y crueles, conforme
al mantenimiento que usan; y al elefante, que ansí por
su grandeza de cuerpo como por su coraje de ánimo
le conviene lo fiero y lo bravo, le trata Dios como si
fuese buey manso y le mantiene con heno. Dice mas :
11 «Ves, fortaleza suya en los lomos y poderío suyo
en ombligo de su vientre.» Pone sus cualidades fuertes
de este animal, y comienza por los lomos y vientre ; en
que no quiere decir que son duros y no penetrables al
hierro, sino que son fuertes y para mucho trabajo. Por-
que, como es notorio, los de Asia, que usaban de ele-
fantes en la guerra, armaban encima de ellos grandes
castillos de madera , en que iba mucho número de gen-
te de armas. Por manera que un elefante llevaba so-
bre sí un castillo, y muchos hombres en él , que no le
seria posible si no tuviese en los lomos grandísima for-
taleza para sustentar tanta carga, y en la barriga vigor
mucho para sufrir los estrechos lazos de los cordeles
con que se ata y afirma pesadumbre tan grande. Pro-
sigue :
12 «Menea su cola como cedro, niervos de sus ver-
güenzas enhetrados;» o como otra letra dice: «Ape-
tecerá su cola como cedro.» Y decir «apetecerá su co-
la », es decir, su cola que apetece ó cuando apetece, es
como cedro. Y habla aquí propriamente de los miem-
bros de la generación , que los compara á un árbol gran-
de por manera de exceso, para que por ellos proporcio-
nablemcnte se entienda la grandeza excesiva de los de-
más. Añade:
13 «Sus huesos fístulas de bronce, sus huesos como
vara de hierro;» porque son durísimos y firmes mucho
los de los elefantes. Y dice :
14 «El principio de caminos de Dios, quien le hizo
aplicará su cuchillo.» El, esto es, el behemot, es
«[i.'iucipio de caminos de Dios», quiere decir, es una
de sus obras mas señaladas, y entre las naturales esuna
maravilla grandísima; tiene entre los «caminos de Dios»,
esto es, entre sus hechos y obras grandes, eminencia.
Mas «quien le hizo», ese, por mas fuerte que sea, le
puede con facilidad deshacer. Y así, dice, «quien le hi-
zo aplicará su cuchillo;» 61 solo puede acabarle, y él
fácilmente le acaba. Dice mas:
lo «Montos le producen yerba, y todas las bestias
del cam[io hacen juegos allí.» Prueba y engrandece la
grandeza de este animal, por la muchedumbre de la
yerba que pace. Y así dice : «Montes le producen yer-
EXPOSICIÓN DEL
ba ;» que es decir que para suslentarle á él y proveer- ¡
le de pasto bastante son menester muchos montes. Y
decláralo mas lo que añade , diciendo : «Y todas las bes-
tias del campo hacen juegos allí ó so alegran alli;» que
es decir que lo que él solo pace basta para susten-
tar y alegrar á todas; esfco es , que será lo que él con-
sume pasto de ellas, no solamente suficiente, sinoabun-
dante y sobrado. Prosigue:
IG ((Debajo de sombrío pace, en escondrijo de caña,
en pantanos húmidos.» Son amigos de lugares húmi-
dos los elefantes, según Plinio (a) de ellos escribe. Y
dio mismo pertenece lo que luego' añade:
17 «Sombríos su sombra, cercaránle sauces del arro-
yo;» en que también declara lo que apetece el elefan-
te, la humedad y la sombra. Y no solamente dice que
la apetece, sino significa también cuan grande ha de
ser la sombra que para él fuere sombra; una sauceda
entera, dice, es su sombra y los sombríos, esto es, una
selva ó un monte espesísimo. De arte que por aquí tam-
bién arguye el exceso de su grandeza. Y lo mismo por
lo que añade:
d8 (iVes, sorberá rio, y no maravilla, y tiene fiucla
que el Jordán entrará por su boca.» Que quien bebe ó
agota un rio entero, necesariamente es muy grande;
aunque en todo esto hay hipérbole y exceso. Otra letra
dice: «Ves, estrechará rio, no se dará priesa.» Quiere
decir en el mismo sentido, que «estrechará al rio», esto
es, que de caudaloso que era antes, le adelgazará, re-
duciéndole á una delgada vena. De que se sigue lo que
añade, que «no se dará priesa», porque correrá con
mas espacio y menos ímpetu , faltándole o menoscabán-
dose en agua. Dice:
19 «En sus ojos como anzuelo le prenderá, con pa-
los agudos horadará sus narices.» En que, por encare-
cimiento, para mayor demostración de lo que ha dicho
del rio, dice que le agota bebiendo de tal manera, y le
apura hasta el suelo, que los palos ó estacas que suele
haber en él se le hincan por el rostro, que con la co-
dicia del beber no se advierte. Y con esto se despide
del elefante y pasa ala mar, á pintar en el mar otro ani-
mar no menos grande y monstruoso que el behemot
en la tierra. Y dice:
20 «¿Por ventura sacarás á leviatan con any.uelo, y
con soga atarás lengua suya?» Leviatan, como dijimos
arriba , llaman los hebreos á los dragones marinos , y
señaladamente á las ballenas , que entre todos son de
señalada grandeza , cuales son las que crian los mares
que están mas sujetos al norte , de que los autores es-
criben cosas muy prodigiosas. Pues de estos animales
habla ahora aquí Dios como de obras suyas maravillo-
sas; porque ansí la desmedida grandeza do sus cuer-
pos como las figuras de sus miembros extraordinarias,
son cosas de espanto y que hacen por mil razones ar-
gumento claro y certísimo, no solo de que Dios sabe y
puede mucho, sino también de lo poco que el hombre
vale, pues no allega á poder mirar sin temor lo que
Dios hace como por juego. Dice : «¿Por ventura sacarás
á leviatan con anzuelo?» En que con una risa fingida,
preguntándole si le podrá pescar, declara cuan lejos
está de ser preso y pescado y cuáa pocas son nuestras
(o) Pliu., lib. VIH, cap. 10.
LIBRO DE JOB. 483
fuerzas para prenderle. «Con anzuelo,» dice, porque
el anzuelo es para los peces pequeños ; y así , pregun-
tar esto de una pesadumbre tan grande , es decir á Job
que todo su poder y saber es, respecto de esto, menos
que anzuelo. «Y con soga atarás lengua suya.» Suelen
los pescadores por las brancas atravesar y colgar algu-
nos peces medianos, y á esto alude aquí. Y en suma,
pregimta si llegará su saber á prender la ballena , ó
«con anzuelo», como á pequeño, ó «con soga», como á
mediano ; como diciendo que no es pequeño ni media-
no pez, sino excesivamente grandísimo. Dice mas :
21 «¿Por ventura pondrás garabato á su nariz y con
alesna horadarás su mejilla?» El freno de los camellos
y de otros animales grandes , de que los africanos y los
asíanos se sirven , suele ser una argolla de hierro atra-
vesada por la nariz como se atraviesa por la oreja el
zarcillo, y unos cordeles asidos de ella por rienda.
Pues pregunta si se atreverá á ponerle freno así y go-
bernarle como á camello. Como diciendo : Y si no le
puedes pescar como á pez pequeño ni atar como á me-
diano, ¿podrás á lo menos, como á los animales de tier-
ra grandes, ponerle freno y regirle? Y preguntar si
podrá esto es afirmar que no puede y es decir que no
se comparan con la ballena ni los peces que cria el
mar ni los animales que produce la tierra. O dice esto
de la argolla y del garabato atravesado por la nariz y
mejilla, conforme á la costumbre antigua con los es-
clavos, que en señal de que lo eran les ponían estos
cercos en las narices , como ahora usan por gentileza
en algunas partes los indios. Y quiere decir si tendrá
fuerza y poder para captivar el leviatan y hacerle su
esclavo, para decir cuan lejos estaba de ello. Y con es-
to viene lo que luego se sigue :
22 «¿Por ventura multiplicará ruegos á tí, ó si te
hablará con blanduras ? » Porque es natural de los es-
clavos y que han sido cautivos ser halagüeños con sus
señores y, echándoseles á los pies, suplicarles con mu-
chos ruegos. Y lo que dice luego es al mismo propó-
sito:
23 «¿Por ventura hará asiento contigo, y recibirle
has por esclavo perpetuo?» Como hacían antiguamente
los que se vendían por esclavos á otros. Pero añade :
24 «¿Por ventura jugarás con él como pájaro, y
atarásle para tus mozuelos ? » Que es lo que hacer se
suele con los pajarillos pequeños, que , presos con una
cuerda, los dan á los niños que jueguen. Lo cual todo
se pregunta en la figura y mofa disimulada que dicho
tenemos, paramas significar lo contrario. O sino es
esto, dice, á lo menos harás con él lo que hacen con
los peces mayores, que, presos, los despedazan y hacen
tarazones de ellos para los banquetes y cenas , y parti-
dos y en pipotes los llevan á diversas partes los mer-
caderes. Porque añade :
25 «Despedazaránle los amigos , » ó como otra letra
dice : «Cenarán sobre él, partiránle los mercaderes.»
Dice mas :
26 «¿Por dicha llevarás redes de su pellejo, y nasa
de peces con su cabeza?» Que es preguntar para la
misma demostración y propósito de encarecer cuan
grande es, si piensa que le podrá pescar con redes ó
prender con garlitos y nasas. Como diciendo que no
484 OBRAS DE FRAY
basta para prenderle lo que ba?ta para prender á los
Ciro?, porque es mas grande que olro ninguno. Dice : |
«¿Llevarás redes de su pellejo?» Fáltale una palabra, i
que se calla y ha de ser entendida , que dirá ansí : .
«¿Llevarás redes Herías de su pellejo?» y «su pellejo» !
es tanlo como decir su cuerpo, según manera de decir ¡
conocida. Y ni mas ni menos lo que se sigue : aY" nasa j
de peces con su cabeza,» es como decir «y nasa llena I
con su cabeza». Y prosigue : ¡
27 (I ¿Ton Irás tu palma sobre él? Miémbrate de la j
giier.a, y no añadirás.» En que llega con el encarecí- j
tnien'o á lo sumo, y como corrigiéndose, dice : «Mas !
¿qué digo, sí le pescarás y prenderás y harás de él es- j
clavo?» Si le osarás tocar con el dedo, te pregunto yo i
ahora. A buen seguro , diré , que sí le tocases, que te ]
acordarlas de tu osa lía para no tornar á ella mas en tu ¡
vida. «¿Pondrás tu palma sobre él?» esto es, ¿osarás
ni locarle? «Miémbrale de la guerra,» esto es, «mem-
Lrarle has» (que se pone un tiempo por otro); ansí que,
memorarte lias de lo que te sucedería , y «no añadi-
rán), esto es , y no ternarias mas en la vida á burlarte
con ella. Y ansí dice :
28 « Ves , su esperanza le burla , y á vista de todos
será despeñado. » Que es decir : El que se atreviere á
tocarle, si pensaba poder algo, quedará mal burlado,
porque á vista de todos será por este dragón despeda-
zado y deshecho. «Ves, dice, su esperanza le burla.»
Hablaba antes con Job en persona, y ahora muda la
persona como si hablara de olro, que es mudanza muy
usada en aquestas escrituras. Pues dice : Tes , esto es,
ten por cierto que si le locares, ó tú ó cualquiera otro
que le locare, le saldrá mal su designo; ponjue «á vista
de todos será despeñado», esto es, porque revolverá so-
bre él y le derrocará y deshará fácilmente, ó, como dice
otra letra : « Aun á su vista derrocado será. » Como si
mas claro dijera : Digo y afirmo que le burlará su es-
peranza y le saldrá al revés su designo; porque «aun á
su vista, esto es, en viéndole, en solo mirarle, ó ver-
daderamente en viendo que él le vuelve los ojos y mi-
ra, « derrocado será, » esto es, caerá muerto ó desma-
yado de espanto. Como diciendo que ningún hombre
tendrá ánimo para mirarle , cuanto menos para venir á
las manos con él. Y esto cesa aquí, para proseguir des-
pués lo que queda.
CAPITULO XLI.
ARGUMENTO.
Prosigue el ScHor hacicnJo una larga descripción de la onorrae
grandeza de miembros y terribles inopriedadcs del levialan.
1 No como cruel le despertaré ; que ¿quién podrá re-
sistir á mi cara ?
2 Y ¿quién tnedonó, fiar.i que yo después le diese?
Cuaiilo liyy debajo del cieíü mió es.
5 .No le perdonaré por palabras poderosas y para apli-
car l)ien coiiipueslas.
4 ¿Qnién descubrirá la cara de su vestidura? Y en me-
dio de su boca ¿quién entrará ?
b Las puertas de su cara ¿quién abrirá? Al derredor de
sus (liciiles espanto.
G Su cueriio como escudos de acoro, apiñado de esca-
mas que se aprietan.
LUIS DE LEÓN.
7 Una se junta conoira.ni ui; respiradero pasa entre
ellas.
8 Una con otra se apegan, y asidas no serán aparta-
das.
9 Su eslornudo resplandor de fuego, y sus ojos pesta-
ñas de aurora.
10 De su boca irán llamas de fuego como teas de fuego
encendidas.
H De sus narices procede bumo como olla encendida
y herviente.
12 Su aliento encenderá brasas, y de su boca llama
saldrá.
i'ó En su cuello hace asiento la fortaleza, yante sus fa-
ces va el asolamiento.
1-i Las partes de sus carnes apegadas entre sí, envia-
rá rayos contra él, que no irá á otra parte.
lo Su corazón duro como piedra, y será apretado co-
mo yunque de martillador.
16 Cuando levantado fuere temerán los ángeles, y los
espantados se purgarán.
17 Cuando le asiere cuchillo no resistirá lanza ni cose-
lete.
18 Reputará como pajas hierro y como leño podrido
el bronce.
19 No le ahuyentará hijo de arco, piedras de hondas se
convierten en bastillas.
20 Como bastilla estimará al martillo, y burlará de lan-
za que bhuulea.
21 Debnjo del rayos de sol, y tenderá deb.ijo de sí oro
como lodo.
22 Hará hervir como olla el profundo del mar, ponerle
ha como cuando hierven ungüentos.
25 En pos de si hace relucir la senda, y reputará á la
hondura como Heno de canas.
21 No hay sobre el polvo quien se le compare , que es
hecho para i o temer á nadie.
25 Todo lo sublime verá , él rey sobre todos los hijos
de soberbia.
EXPLICACIÓN.
i «No como cruel le despertaré; que ¿quién podrá
resistir á mi cara?» Prosigue en referir las figuras
monstruosas de la ballena para el propósito y fin que
está dicho. Y porque decia ahora que quien osase á en-
trar en estacada con ella , ó verdaderaiuente quien tu-
viese ánimo para ponérsele delante y focarla, no le
tendría para resistirá su vista sola, contra quien no
hay esfuerzo que bastee , y que el mas osado quedaría
mas escarmentado de haberse atrevido, y huiría de
volver otra vez ; pues porque decia esto, dice ahora :
« No como cruel le despertaré. » Que puede tener dos
diforenles sentidos. Porque lo primero, hablando Dios
como en su persona y de sí, quería decir : Mas lo que
loshoin!)rcs no pueden ni osan hacer, y si alguno loca-
mente á hacerlo se atreve, es cruel contra su vida y sí
mismo, yo , sin ser cruel contra mí , lo haré; que no
solamente con seguridad, mas con suma facilidad, pon-
dré mi mano sobre este animal lan monstruoso y le pro-
vocaré á ira, y trabaré contienda con él , y le venceré
y desharé sí quisiere. Porque, como dice luego, «¿quién
podrá resistir á mi cara? » O, de otra manera , que no
hable Dios de sí mismo, sino que imite y refiera las
palabras ajenas , y diga : Mas cualquiera que no sea
loco dirá : No soy tan cruel contra mí que le despier-
te, esto es, dirá que no tiene tan olvidado su bien , ni
tan perdido el seso y juicio, que quiera trabar pleito con
él, ni desporlarle ó desafiarle riñendo. A que respon-
EXPOSICIÓN DEL
den las palabras originales , que dicen : «No hay cruel
que le despierte ,» esto es, ninguno es tan cruel contra ;
sí ni tan falto de razón ni do seso, «que le despierte,»
esto es, que le provoque é irrite. Y añade : «¿Quién
podrá resistir á mi cara ? » como arguyendo de lo uno
á lo otro, y diciendo : Pues si nadie es poderoso ni pa-
ra mirar este pez , ¿quién osará oponerse ó quién ten-
drá ánimo para parecer ante mí? Y si tu saber se ago-
ta en el conocimiento de una criatura marina, ¿qué
será puesto en mi competencia? Y añade, como en pro-
banza de esto postrero :
2 «¿Quién me donó, para que yo después le diese?
Cuanto hay debajo del cielo mió es.» Como diciendo
que él es primero que todos y adelantado en todas las
cosas, y que no recibió nada de nadie, y que todos re-
ciben y recibieron de él todos sus bienes ; y que ansí,
tiene sobre todos infinitas ventajas; y por el mismo ca-
so ninguno es poderoso, no solo para resistirle, mas ni
para mirarle ó para parecer en su presencia. O, como
dice otra letra : «¿Quién me precedió, y perficionaré?»
que viene al mismo sentido. Porque, en confirmación
de su infinito poder, pregunta si le precedió alguno,
esto es , si hubo otro ante él que le enseñase é indus-
triase para hacer lo que hizo; esto es , si tuvo maes-
tro alguno en la obra del mundo, ó quien le enseñase
poner en perfección lo que hizo; como diciendo' que
ninguno hubo, y afirmando por el mismo caso que el
de suyo es la fuente y el príncipe de todo el poder y
saber. Y añade :
3 « No le perdonaré por palabras poderosas, y para
aplacar bien compuestas.» En que dice que si acaso
hay tan loco alguno que presuma de sí aventajársele
en algo, que le irá tan mal de su presunción , que ni
ruegos (que esos llama «palabras poderosas y bien com-
puestas para aplacar») ni plegarias ni humillaciones no
le librarán de su mano. Mas la letra original mira, á
lo que parece, á otra parte. Porque dice : «No callaré
sus miembros y palabra de fortalezas y gracia de sus
composturas.» En que quiere decir y dice que torna á
acabar lo comenzado, cuanto á las figuras y dispo-
siciones de esta ballena que pinta ; porque estando en
la pintura de ellas , rompió el hilo con otras pláticas,
el cual ahora ata y prosigue. Y para proseguir dice
que no callará lo que por decir le faltare tocante á los
miembros y fuerzas y composturas de este animal. Y
así, torna luego á ellas, y dice :
4 «¿Quién descubrirá la cara de su vestidura? Y en
su boca ¿quién entrará?» Declarando por esta mane-
ra la fortaleza y dureza de su cuero y la disformidad
de su boca espantosa. Como declara mas en lo que lue-
go se sigue , que es :
5 «Las puertas de su cara ¿quién abrirá? Al derredor
de sus dientes espanto. » Y llama bien «puertas de la
cara » á la boca , porque por ellas entra al cuerpo el
manjar que está fuera ; y puertas también, por mostrar
su desmesurada grandeza, mas semejante á puerta que
á boca. Dice mas :
6 « Su cuerpo como escudos de acero , apiñado de
escamas que se aprietan.» Que es argumento que ha-
bla de algún otro mostró marino mas íiero y mas des- I
medido que la ballena, porque esta ni tiene escamas '
LIBRO DE JOB. 483
ni conchas, ni aun la dureza de cuero que ha dicho»
ni menos lo que se sigue :
7 «Una se junta con otra, ni un respiradero pasa
entre ellas.» Que es decir la juntura estrecha de unas
conchas con otras. Y lo mismo dice luego por otra ma-
nera :
8 «Una con otra se apega, y asidas, no serán aparta-
das;» esto es, no apartará ninguno la una de la otra,
por mas fuerza que ponga. Prosigue :
9 « Su estornudo resplandor de fuego, y sus ojos
pestañas de aurora.» Del estornudo dice que es fuego ^
para mostrar el ardor de su aliento; que como la vida
de los animales está en el calor, los mayores y mas
fieros y fuertes tienen calor mas sobrado; y así, su
aliento es muy mas encendido. Mas de los ojos dice que
son «pestañas de aurora », para decir que son grandes
por extremo y muy rasgados, y juntamente sangrientos.
Porque de ordinario, cuando amanece, la parte del cie-
lo que se viste de luz se colora con arreboles, y parece
así, y se descubre una veta de luz extendida y enarca-
da y bermeja , que es como los ojos ó las pestañas con
que nos comienza á mirar el aurora. Dice mas :
10 «De su boca irán llamas de fuego, como teas de
fuego encendidas ; » lo cual dice por la razón que está
dicha. Y torna sobre él y repite :
ii «De sus narices procede humo como de olla en-
cendida y herviente.» Y luego :
12 «Su aliento encenderá brasas, y de su boca lla-
ma saldrá.» Y pasa adelante :
13 «En su cuello hace asiento la fortaleza, yante
sus faces va el asolamiento.» El cuello grueso y macizo
y nervoso es de cuerpos muy fuertes ; y así , diciendo
que este tiene fuerte cuello, dice que todo él es Ibr-
tísimo, y dice que el cuello es fuerte extremadamente,
diciendo que la fortaleza «hace asiento» en él, como
diciendo que la tiene y posee toda. Y dice que «el aso-
lamiento va ante sus faces», por figura poética, en que
se da persona alo que carece de ella, y se imagina que
lleva al asolamiento, como su lacayo ó alguacil, delan-
te de sí , para significar que lo asuela todo por donde
pasa. Dice :
14 «Las partes de sus carnes apegadas entre sí,
enviará rayos contra él , que no irá á otra parte.» Que
se sigue de lo que luego decia ; porque á la fortaleza
del cuerpo es natural la macicez de la carne; que los
animales de carnes muelles no son señalados en fuer-
za. Pues dice que las de este son macizas en sumo gra-
do, que un rayo no hará en ellas mella, no hará que
se aparten. Y lo mismo dice del corazón ansí :
1 5 «Su corazón duro como piedra , y será apretado
como yunque de martillador.» El hebreo dice «como
la piedra molar» que de las dos está debajo, que 11a-
maljan antiguamente la piedra yusera, y llaman ahora
la cama. Y entendemos aquí por corazón la parte del
cuerpo que tiene este nombre, y la inclinación y afec-
to del ánimo, que también llamamos corazón por me-
táfora. Porque la razón pide que la carne de este ani-
mal sea durísima y maciza mucho en esta parte de su
cuerpo , porque es el cora/on la hornaza que contiene
y conserva en sí el calor de la vida, y el lugar adonde
por medio de este calor la sangre se conviene en es-
486 OBRAS DE FRAY
píritus giie, derramándose por las arterias , alientan el
cuerpo ; y ansí , cuanto el calor es mayor, tanto con-
viene que sea mas macizo y duro el hogar donde arde, :
para que no se pierda y derrame. Y como visto habe-
rnos, es tan grande el de aqueste dragón, que lanza por
la boca llamas y humo. Y si esto es así , á ello se con- •
gigue por fuerza que el corazón, en la otra manera, [
esto es, el afecto malo de su inclinación , sea desapia- 1
dado y crudísimo, esto es, sea duro mas que piedra y
que yunque en la condición y braveza; porque siem-
pre composturas semejantes de cuerpo acompañan en
el ánimo semejantes afectos. Dice mas : i
16 a Cuando levantado fuere, temerán los ángeles, j
y los espantados se purgarán.» Por «los ángeles», otra !
letra dice «los fuertes» ; y conviene esto bien con lo I
que basta ahora está dicho; que natural es que lo ex- I
traoruinario haga espanto, y es muy extraordinaria la
figura de este animal y su fortaleza y fiereza. Por lo
cual dice que en levantándose esta fiera, esto es, cada ¡
y cuando que se descubriere y demostrare á la vista de
algunos, sacando la cabeza y el pecho del agua, por
mas valientes y esforzados que sean, «temblarán y se
purgarán» con el miedo; porque el temor, recogiendo
al corazón el calor, deja frios y desatados los cerraderos
del vientre. Prosigue :
17 «Cuando le asiere cuchillo no prenderá ni lanza
DÍ coselete.» Y dice otra letra : «La espada del que le
tocare no estará,» esto es, no quedará hincada en él,
sino saltará en alto, como si diera en el ayunque; que
responde á la dureza de su carne y conchas y cuero ya
dicha. Y á lo mismo pertenece lo que se sigue :
18 «Reputará como pajas hierro, y como leño po-
drido el bronce.» Porque es de cuerpo impenetraJile,
y ansí no le daña arma ninguna, ni la teme; que, com.o
diclio habernos, no conviene bien á las ballenas, de
que tenemos noticia. Mas en la mar hay otros géneros
de mostros fierísimos y grandísimos, de que hacen
memoria muchos y diversos autores , y Galeno (a) de
algunas ballenas dice que tienen el cuero durísimo. Y
dice mas en el mismo propósito :
19 «No le ahuyentará hijo de arco, piedras de hon-
da se convierten en liastUlas.» «Hijo de arco» llama al
ílecbcro ó á la misma flecha y saeta; y así , dice que ni
teme arco ni se espanta de honda. Y ni mas ni menos :
20 «Como bastilla estimará al martillo, y burlará del
blandear de la lanza.» La palabra cidon en el original
es ballesta de guerra. Y lo que añade, á lo que entien-
do, (jortenece á h misma macicez y dureza de cuerpo.
Porque dice :
21 «Debajo de sí rayos del sol, y tenderá debajo de
sí oro como lodo.» O según otra letra : «Debajo de sí
puntas de teja, tenderse ha agudezas sobre lodo.» Que
está dicho «á la vizcaína», y con falta de algunas pa-
labras, que si las añadimos , diremos de esta manera :
«Debajo de sí tiene puntas de teja, y se tenderá sobre
agudezas como sobre lodo, Y esta letra y la de arriba
vienen á un mismo sentido , que es encarecer mas la
firmeza del cuerpo y dureza del cuero de este mostró
marino, que no siente mas tenderse, cuando toma re-
poso, sobre agudísimas piedras que sobre tierra ó barro
'a) Gal. en el lib. ni Üe usupart.
LUIS DE LEÓN.
blando y molido. Pues dice : «Debajo de sí rayos de
sol , » esto es , recuéstase , si le place ó cuando le pla-
ce, sobre los rayos del sol, que llama así lo que la otra
letra nombra «puntas de tejas»; que por lo uno y lo
otro entendemos las piedras y guijas agudas y ásperas
que suelen estar en lo hondo del agua , que por razón
de su agudeza son aqui llamadas rayos , y por causa
del resplandor que por la mayor parte muchas de ellas
tienen, son nombradas «oro y rayos de sol». Sobre es-
tas pues hace cama esta fiereza, y descansa en ella co-
mo sobre lodo batido y blandísimo. Dice mas :
22 «Hará hervir como olla el profundo del mar, po-
nerle ha como cuando hierven ungüentos,» ó como
dice otra letra, «como olla de ungüentos.» Lo cual
dice para demostrar la fuerza de su movimiento y gran-
deza, con que meneando el agua y corlándola, hace pa-
recer que hierve, y la enciende y hinche de espuma.
Y ansí añade luego :
2.3 «En pos de sí hace relucir la senda, y reputará
á la hondura como lleno de canas.» Que con la espuma
que levanta deja señalado y blanco el camino por don-
de ha pasado, y hace que el mar parezca cano y sem-
brado de espuma blanca, como lo está de canas un vie-
jo. «Y reputará,» dice, esto es , hará que parezca así
á los que caminan, y que le estimen por tal, Y final-
mente, concluyendo y resumiéndose, dice :
24 «No hay sobre el polvo quien se le compare, que
es hecho para no tener miedo.» En que en una palabra
pone toda esta pintura y encarecimiento en su punto,
y antepone aqueste animal marino á todos los que hue-
llan la tierra, Y diciendo « no se ha hecho para tener
miedo», dice que no tiene en sí parte flaca ni sujeta
á peligro, porque en todas es extremadamente fuerte
y robusto, así fenece diciendo :
25 «Todo lo sublime verá; él rey sobre todos los hi-
jos de soberbia.» Verá , dice, esto es , despreciará; que
en estas letras el despreciar y desestimar á uno se nom-
bra ver muchas veces; como en el psalmo (6) : « Por-
que de toda angustia me escapó, y en mis enemigos
vio mi ojo.» Pues dice que «desprecia lo mas alto»,
porque es el mayor en cuerpo y mas dotado de fuerzas
y de fiereza que todos. Y porque se aventaja á todo lo
que es grande en fortaleza y fiereza, por eso dice que
es «rey sobre todos los hijos de soberbia», porque de
ordinario lo valiente y animoso y fiero es soberbio ; y
llama ansí á todos los animales señalados en braveza y
en fuerzas. Por donde algunos intérpretes latinos tras-
ladan: «Sobre todos los monstruos marinos;» los grie-
gos dicen : «Todos los que moran las aguas;» y el que
traslada en caldeo : « Sobre todos los hijos de los mon-
tes,»
CAPITULO XLIL
AnCL'MB^.TO,
Oido el razonamiento del Señor, conllcsa Job con liumildad ha-
ber cxccdiilo en las ¡lalabras y hablado romo ignorante, de lo
cUal se reprehende;! sf mismo y hace penitencia. Y volviéndose
el Señor á los amigos de Job, les reprehende porque no han
hablado ron rcclilud como cslc su siervo; mándales que le
ofrezcan sacrilicio por medio de Job, y que de este modo los
pcrilonar:'!. Vuelve el Señor á Job á su antigua felicidad y le
muliiplica los bienes, y fenece Job lleno do años, riquezas y
virtudes.
1 Y respoiitlió Job al Señor y dijo:
EXPOSICIÓN DEL
2 Sé que todo lo puedes , y que ningún pensamiento
se te asconde.
3 ¿Quién este que encubre consejo sin saber? Por
tanto hablé tontamente y lo que sobrepuja mi ciencia. |
4 Oye ahora, y yo hablaré, preguntaré, y responderás. |
5 Oíte con mis orejas, y ahora te ve mi ojo. |
6 Por tanto me reprehendo, y hago penitencia en polvo
y pavesa. I
7 Y después que el Señor habló estas palabras á Job ,
dijo á Kiifaz Temaniles : Mi furor está enojado contra tus
dos amigos y contra tí, porque no hablastes rectitud á mí, '
como mi siervo Job. 1
8 Pues tomad los siete becerros y siete carneros, y id
á mi siervo Job, y ofreced holocausto por vosotros, y mi
siervo Job rogará por vosotros, y tendré respecto á él
para no imputaros esta culpa de que no hablastes recti-
tud ante mí, como Job, mi siervo.
9 Pues fueron Elifaz el de Teman y Baldad Suid y So-
far de Namatila, y hicieron como el Señor les habló, y re-
cibió Dios los ruegos de Job.
10 Y el Seiíor se convertió á la conversión de Job en
el rogar por sus amigos , y tornó el Señor á Job todo lo
que fué suyo doblado.
H Y vinieron á él todos sus hermanos y todas sus her-
manas y lodos los que le conocían primero, y comieron
pan con él en su casa, y menearon sobre él su cabeza, y
consoláronle de cuanto mal el Señor le dio, y dióie cada
uno su oveja y su moneda de oro.
42 Y el Señor bendijo á las postrimerías de Job mas
que á sus principios ; y fueron á él catorce mil ovejas y
seis mil camellos, y mil juntas de bueyes y mil asnas.
•15 Y tuvo siete hijos y tres hijas.
14 Y llamó el nombre delaunaJemima,y déla segun-
da Quecía , y el de la tercera Querenapuch.
13 No se hallaron en toda la tierra mujeres hermosas
como las hijas de Job, y dióles su padre heredad entre
sus hermanos.
16 Y vivió Job después de estos a/.otes ciento y cuaren-
ta años, y vio sus hijos y los hijos de ellos hasta la cuar-
ta generación, y murió anciano y lleno de dias.
EXPLICACIÓN.
1 «Y respondió Job al Señor y dijo.») Acabó de
hablar el Señor cuando vio que su liabla habia obrado
en Job el efecto que pretendía; que, como arriba dije,
nunca habló Dios al hombre sino para luicer en él ó por
él algún provecho grande, por serle natural el hacer
siempre bien. Pues como hablaba para criar en el alma
de Job conocimiento de lo que habia sobrado en pala-
bras, y pesar de haber en ellas sobrado, y un perfecto
rendimiento á los hechos y consejos divinos , que re-
conociese no entenderlos, y los aprobase sin que los
entendiese; luego que le vio dispuesto de esta manera
cesó de hablar, y Job comenzó á manifestar por la boca
el afecto santo que el Señor con sus razones le habia
engendrado en el ánimo. Y dijo ansí :
2 «Sé que todo lo puedes y que ningún pensamiento
se te asconde.» En que muestra el grado de conoci-
miento en que Dios le habia puesto con esta doctrina;
porque en conocer que Dios lo puede y hace todo, no
conoce solamente que es en todo poderoso, sino tam-
bién que es justo y santo en todas sus obras. Porque el
que lodo lo puede, á todos excede y vence, y el que es
sobre todos, como arriba decíamos, no recibe ley de
(a) Ps. 53, V. 9. Lo lüismo en el ps. 111, v. 8, v cu cl 117,
V. 7,
LIBRO DE JOB. i^^■
ninguno, él solo se es ley á sí mismo, y así es siempre-
justo cuanto hace y ordena. Por manera que quien co-
noce y confiesa sumo poder en Dios, por el mismo caso
conoce y confiesa suma bondad; y si añadimos á esto
saber sumo y perfecto, como aquí Job lo confiesa, con-
cluido queda que quien esto dice , dice que Dios es en
todas sus obras justísimo. Porque el torcer la justicia y
el traspasar la ley de razón, siempre es y se hace, ó
por flaqueza ó por ignorancia ó malicia. Añade :
3 «¿Quién este que encubre consejo sin saber? Por
tanto hablé tontamente, y lo que sobrepuja mi cien-
cia;» que nace de lo que ha dicho primero. Como si
mas extendidamente dijera : Pues todo lo puedes, Se-
ñor, y todo lo sabes, hasta los secretos pensamientos
del ánimo, y eres por el mismo caso, Señor, justo y
santo en tus obras, ¿quién pues, siendo esto verdad,
será tan tonto, que quiera encubrirte su pensamiento?
esto es, que piense ó presuma alegar por .sí y delante
de tí y en favor de su justicia cosa alguna contra quiea
tú. Señor, no tengas clara y evidente respuesta? Y
porque Job en sus palabras habia dado á entender de sí
algún pensamiento como este, y como significado que
podría razonar sobre su causa con Dios y alegar algo á
que no se pudiese bien responder; por eso, lleno ya de
este conocimiento santísimo, condena lo que ha dicho,
no tanto por la substancia de ello, cuanto por el sonido;
no por lo que en realidad de verdad decir quería, sino
por lo qiie parecía querer decir. Y así dice, «por tanto
hablé tontamente , » esto es, sin reparar en el modo y
sin medir bien la forma de las palabras que dije y los
ademanes con que las decía. Y añade «y lo que sobre-
puja mi ciencia », ó como el original dice á la le'ra,
«por tanto dije y no entendí, maravillas sobre mí y no
sabré.» Porque á la verdad, confiado en el testimonio
de su consciencia , quiso ó pareció querer entender de
los juicios y consejos de Dios mas de lo que al hombre
se le concede y permite, en que ahora, habiemlo oído
á Dios, reconoce su demasía. Porque con la grandeza
del saber y poder de Dios, que se le puso delante de los
ojos , echó mas de ver la bajeza y flaqueza humana,
que la vio como junta á Dios y comparada con él , en
cuya comparación todo es como nada. Pues dice y pro-
sigue :
4 « Oye ahora , y yo hablaré , preguntaré y respon-
derás.» Con que apercibe para lo que decir quiere, y
suplica á Dios que con clemencia le oya y responda. Y
lo que decir quiere es :
5 «Oíte con mis orejas, y ahora te ve mi ojo.»
6 «Por tanto me reprueboy hago penitencia en pol-
vo y pavesa.» Que es el afecto á que Dios pretendió re-
ducirie, y á que en efecto le redujo; y es afecto confor-
me al conocimiento pasado y que procede y nace de él.
Porque quien conoced ser de Dios inmenso y la vileza
del suyo, y por otra parte siente en sí haber presumido
de ponerse á razones con Dios, consiguientemente se
humilla en sí luego, y de sí mismo se descontenta y se
duele. Pero dice que antes habia oído á Dios, y que aho-
ra que le ve, por eso se reprehende. En que da clara-
mente á entender la fuerza que tienen para darnos luz
y humillarnos las visiones de las cosas divinas , y es
como una secreta disculpa. Como si mas abierlamente
488 OBRAS DE FRAY
dijese : Señor, si estuve demasiado y como ciego hasta
ahora, alguna ocasión me fué conocerte solamente. Se-
ñor, por oidas. Una cosa es oir de tí, otra verte delante
los ojos ; que como delante del sol se aclara todo, y hu-
yen sin dejar rastro de sí las tinieblas, ansi tu rostro
resplandeciente, amaneciendo en el alma, hace huir
del toda ignorancia y error. Así que , ahora que te veo
á tí, « me reprehendo y me repruebo á mí , » y me duelo
amargamente de te haber en alguna manera ofendido ;
y en señal de mi dolor y del descontento que de mí
tengo, y de cuanto me repruebo y desestimo , me en-
vuelvo en este polvo y ceniza. Que fueron palabras de-
mostradoras del reconocimiento y humildad y dolor
perfecto á que ya llegado había , que era lo que Dios
pretendía. Y dicho esto, calló Job, y Dios quedó satisfe-
cho y contento. Y hace prueba de ello lo que se sigue,
que es :
7 (tY después que el Señor habló estas palabras á
Job, dijo á Elifaz lemanes : Mi furor está enojado con-
tra tus dos amigos y contra tí, porque no hablastes rec-
titud ante mí, como mi siervo Job.»
8 « Pues tomad siete becerros y siete carneros, y id
á mi siervo Job y ofreced holocausto por vosotros ; y mi
siervo Job rogará por vosotros , y tendré respecto á él
para no imputaros esta culpa de que no hablastes rec-
titud ante mí, como Job, mi siervo.» En que se dan á
entender muchas cosas. Lo primero entendemos cuan
amigo queda Dios con Job y cuan satisfecho de sus pa-
lal)ras y ánimo, pues le alaba aquí; y no solamente le
alaba, mas quiere perdonar por su medio de él las cul-
pas de otros. A lo cual vino Job , ansí por la virtud de
la vida pasada, como por la paciencia que mostró en
el azote presente , como por el dolor intenso con que
humilló su corazón delante de Dios, por .las muestras
que dio de atrevido. Lo segundo entendemos lo mucho
que Dios se ofende de la inhumanidad y de la mentira,
aunque se vista de celo santo. Porque si el juicio hu-
mano juzgara aquí por lo que las palabras de Job y de
sus amigos sonaban, ¿quién no cargará á Job de impa-
ciente y atrevido, y loará á sus amigos de celosos de la
honra de Dios? Mas Dios, que miraba la verdad y los
ánimos, juzgó por dirercnte manera. Que vio en estos
amigos, lo uno, que no decían verdad, ansí en condenar
por malo á Job como en afirmar que Dios aquí castigaba
siempre á los malos y á solos ellos. Lo otro conoció
que el ánimo que tenían en esto y lo que les movía, no
era tanto defender á Dios y volver por su honra, la cual
nunca se defendió con mentira, cuanto inclinación á
mostrarse celosos, nacida de presunción y de estimación
propria viciosa, y juntamente un querer debajo de esta
color desobligarse de aquello á que la amistad pasada
y la humanidad obligaba; y ansí, lo que estos hicieron
Ki\ las palabras era falso en muchas cosas, y en el áni-
mo y lin doblado y ungido, porque mostraban uno y
inrabau á otro. Por lo cual Dios se ofende tanto de
f;llo, que pone nombre de furor á su enojo; y les dice
que no hablaron n rectitud, como Job, su siervo»; esto
es, que no anduvieron á las derechas , ni en las pala-
bras que decian ni en el ánimo con que las decían. De
lo cual Job estuvo siempre libre, porque siempre dijo
verdad ea bus palabras, y en el ánimo anduvo dcscu-
LUIS DE LEÓN.
bierto y sencillo. Solo tuvo un poco de demasía en que-
jarse y en querer saber de Dios el porqué de su azote;
que en un hombre tan afligido de Dios y tan agraviado
de los que le debían consuelo, y tan saneado con el tes-
timonio de su buena conciencia, fué ligera falta y muy
digna de ser perdonada. Aunque de esto mismo se ofre-
ce á la consideración otra tercera cosa, y es el cuidado
que tiene Dios y los medios que pone para perficionar
á los suyos y para librarlos de sus fallas, por pequeñas
que sean ; que para quitar de Job esta mota pequeña,
viene por sí mismo y se le descubre y le habla, des-
cendiendo á tan particulares razones. Lo cuarto con-
sideramos el amor grande que tiene Dios á los hombres
y el deseo encendido de su salvación; que cuando ellos
mismos le tienen ofendido y se han hecho indignos de
su favor y su gracia, él mismo les busca terceros,
amigos suyos y gratos á él , que rueguen y intercedan
por ellos. Y porque ellos no merecen ser oidos, negocia
Dios que alguno de los que él oye con amor, le hable,
y para darles el perdón que ellos desmerecen, busca
quien se lo pida y merezca. Y como los padres amoro-
sos hacen con los hijos de que están ofendidos para no
castigarlos, porque su corazón no lo sufre , y para con
el perdón demasiado no darles avilanteza á que pequen,
se muestran por una parte rigurosos y duros , y por
otra negocian secretamente con algún amigo que se
ponga de por medio y les ruegue; ansí Dios clementí-
simo despierta en sus amigos quien con su intercesión
le detenga la mano para que no descargue sobre los
pecadores su golpe. En que hace tres cosas : una, dar
salud á los que merecían castigo; otra, honrar á sus
amigos , los que hace procuradores y medianeros del
bien de los otros; y la tercera , satisfacer á su justicia
con el mérito de quien le ruega , y sin azote de aquel
por quien es en esta manera rogado. Lo último, consi-
deramos aquí cómo encamina Dios las cosas todas paía
el bien y honor de los suyos , que como el salmo (a)
dice , al varón justo todo le sucede prósperamente, por-
que cuanto Dios en él hace ó permite, todo es para su
acrecentamiento mayor. Y es verdad siempre lo que san
Pablo á los romanos {b) escribió, que todas las cosas
hace Dios para sus escogidos. Pues ansí lo vemos aquí,
en que ordena Dios que ruegue y interceda Job por
aquellos mismos que de amigos se .le habían vuelto
enemigos é ingratos; y quiere que tome de ellos esta
santa venganza, trayéndoselos á los pies tan humilla-
dos, que los que poco antes se tenían por justos y de-
fensores de la honra de Dios, y á él le pregonaban pe-
cador y blasfemo, agora se condenen á sí, y á él le con-
íiescn por justo y deseen su intercesión para con Dios
y la rueguen. Y hace que él interceda, esto es, que
pague con bien el mal recibido y que se muestre hu-
mano con quienes le fueron crueles, y que se asemeje
en esto al mismo Dios , que es bienhechor de los que le
ofenden. En que hay muchas cosas : una, la confusión
de estos amigos viendo su engañado juicio ; otra, la hu-
mildad de los mismos; otra, la salud que cria en ellos
aquesta confusión y humildad; otra, la puntualidad do
la justicia divina, que los afrcnl adores de Job esos le
honren, y los pregoneros de su blasfemia esos vengan
[a) Ps. 1 , V. 5. \,b) Rom., S, v. 28.
EXPOSICIÓN DEL
á valerse de sus oraciones y ruegos; olra, el mérito que
ganó Job en rogar y ser de provecho á los tales; olra,
la honra grande del mismo que de todo esto le viene.
Porque es sin duda de ánimos grandes y heroicos, y
obra propria de los hijos de Dios, pagar los males con
bienes, y no dejándose vencer del enojo á que mueven
las recebidas injurias, mostrarse superiores en todo, y
tan superiores , que lo que suele agotar la fuente de la
bondad para que no mane de sí bien en los otros , y lo
que es como esposas para que no hagan buenas obras las
manos, la injuria recebida, la ingratitud y desconoci-
miento no esperado ni merecido, eso mismo cria en
ellos deseos encendidos de hacer bienes mayores, y no
deseos solamente, sino obras de provecho grandísimo.
Y verdaderamente , aun en ley de venganza , no sé yo
salisfacion que se iguale con la vergüenza y confusión
que en un ofensor injusto causa el ver que su ofendido
en retorno es su bienhechor y le ayuda, y el verse ne-
cesitado de su beneficio y favor. Y como al principio
dije, es una santa venganza; venganza, porque, como
la Escritura dice (a), el que esto hace «pone brasas
encendidas sobre la cabeza de su enemigo», ó verda-
deramente en el pecho y en el corazón se las pone ;
santa, porque aprovecha al prójimo, y agrada á Dios y
le imita y se le hace semejante, que es aquello en que
la santidad puramente consiste. Mas veamos lo que se
sigue. Dice :
9 « l'ues fueron Elifaz el de Teman y Baldad Suid
t Sofar de Namatila, y hicieron como el Señor les ha-
bló, y recibió Dios los ruegos de Job.» En que se ve la
obediencia y humildad de los unos y la virtud heroica
del otro. Dice mas :
10 «Y el Señor se converlió á la conversión de Job
en el rogar por sus amigos , y tornó el Señor á Job todo
lo que fué suyo doblado.» Mucho es de considerar lo
que dice aquí el autor de este libro : lo uno, que se
convirtió Dios á la conversión de Job , la que hizo ro-
gar por estos sus llamados amigos; lo otro, añadir lue-
go á esto, que le tornó Dios doblado todo lo que poseía
primero. Y digamos de cada cosa por sí ; porque en lo
primero dásenos á entender claramente que no quiso
ser Dios menos honrado ni menos piadoso que .Job ; y
que como él volvió su ánimo á perdonar á quien tan
mal le tratara , ansí Dios inclinó el suyo á piedad de
los que ofendido le habían. Que son fuerzas admirables
del amor que Dios tiene á los hombres , el cual puede
tanto con él , que no se contenta con hacernos bie-
nes, sino, lo que es puro extremo de amor, busca tra-
zas é ingenios para obligarse en cierta manera á ha-
cerlos, para que siendo libre y no deudor de criatura
ninguna, se muestre deudor y obligado. Porque es pro-
prio del que muclio ama , en todo el bien que hace por
aquel á quien ama , gustar de parecer que lo debió ; y
en realidad de verdad es afecto del amor que es muy
fino , querer el que ama que todo se le deba al amado.
Y tal es lo que se entiende ahora aquí en ordenar Dios
que se convierta Job á piedad para que él se desenoje
y convierta. Porque fué hacer y fortificar, de parte de
Job, para contra sí un argumento que convence en esta
manera : Yo, Señor, que soy miseria, y al lin hombre
(a) Rom., cap. 12, v. 20,
LIBRO DE JOB. 4«i0
de ánimo y pecho angostísimo , perdono á mis enemi-
gos, y deseo y os suplico su bien ; vuestra Majestad,
que es la bondad misma , generoso y piadoso y liberal
sobre todos, muy mas justo es que se desenoje y per-
done, y pues yo me convierto, que. Señor, vuestra
Majestad se convierta. A que mira también lo que el
Hijo nos enseñó que dijésemos en la oración á su Pa-
dre (6) : « Perdona nuestras deudas , como nosotros
perdonamos las de nuestros deudores ; » adonde hace
fuerza el mismo argumento. Tanto procura nuestra
honra y salud en todas las cosas. Y esto cuanto á lo
uno. Y cuanto á lo otro, se advierte que torna Dios á
Job todos sus bienes doblados, cuando se lee del que
perdona á sus malhechores y intercede por ellos ; que
ni cuando padeció con paciencia se dijo , ni cuando se
reconoció por ceniza, ni cuando lloró y se dolió de su
demasía humillado. Porque en ninguna de aquellas co-
sas se mostró lo perfecto de su virtud cuanto en esto,
que á la verdad contiene en sí grandes bienes. Porque
quien á sus enemigos ama, y hace bien á los que le
dañan é injurian , lejos está de querer á nadie mal ni
dañarle ; y quien paga con amor al hombre el mal que
le hace , cierto es que á Dios, de quien tantos bienes re-
cibe , no le olvida y desama. Por manera que ama per-
fectamente á Dios y á los prójimos quien para sus ene-
migos es bueno; y en este amor se encierra todo lo que
Dios manda, y es aquello en que verdaderamente con-
siste la justicia cristiana. Lo cual declara aquí por fi-
gura la Sagrada Escritura , diciendo que le « tornó
Dios á Job doblados sus bienes». Que en lo pasado re-
presentóse en él una justicia antigua, mas en esto pín-
tase la justicia cristiana ; y lo que esta á aquella exce-
de, muéstralo aquí Dios por el exceso del premio. Allí
los bienes son sencillos ; aquí pone bienes y mercedes
dobladas , nombradas á la verdad con nombres de tier-
ra, pero que significan los bienes del cielo, que son
bienes doblados , y proprio premio de los hijos de Dios
y sus semejantes, cuales son aquellos en quien resplan-
dece esta caridad y justicia perfecta y cristiana que
digo. Pues tornó Dios con el doblo á Job los bienes de
la tierra que antes poseyera, para declararlo que le
guardaba en el cielo ; y porque siempre usa Dios de
medios suaves, tórneselos, no criándolos ó enviando-
solos luego de súbito, sino ordenando lo que luego se
sigue. Que fué :
11 «Y vinieron á él todos sus hermanos y todas sus
hermanas y todos los que le conocían primero , y co-
mieron pan con él en su casa , y menearon sobre él la
cabeza, y consoláronle de cuanto mal el Señor le dio, y
dióle cada uno su oveja y su moneda de oro.» Dice que
vinieron entonces á visitar á Job todos sus conocidos y
deudos, y no vinieron al principio de su mal y trabajo,
porque quiso Dios que fuese trabajo puro ; y ansí , de-
tuvo los que le fueran consuelo, y solo dejó venir á
aquellos que le añadieron fatiga. Pues estos «comie-
ron con él », que es señal de ale^'ria, y « movieron so-
bre él su cabeza», que es el meneo del que conhorta y
consuela , y que en efecto « le consolaron », porque aña-
dieron á las palabras las obras , dándole cada uno par-
te de su ganado y dinero. Que aunque dice en número
{b) S. Mat., 6, V, 12,
4!)d OBRAS DE FRAY
singular, «su oteja y su escudo,» no se entiende que
le dio un escudo solo y una oveja sola cada uno, sino
es manera de hablar de eslas leíras decir como en
singular lo que es mucho. Como dice el Profeta (a) :
«No florecerá el higo... y falíará la aceituna.» Pues so-
bre esto que puso la piedad de los deudos , aíiadió Dios
con larga mano su bendición para que se multiplicase
en brevísimo tiempo. Y así dice :
12 « Y el Señor bendijo las postrimerías de Job mas
que á sus principios, y fueron á él catorce mil ovejas y
seis mil camellos, y mil yuntas de bueyes y mil asnas.»
13 » Y tuvo siete hijos y tres hijas.» Hace duda en
este lugar cómo son no mas de siete los hijos, y las
hijas no mas de tres , si es verdad que volvió Dios á Job
todas las cosas dobladas ; que según esto, hablan de ser
ahora catorce y seis , porque hablan sido tres y siete
primero. A lo cual se responde que si le diera ahora
Dios seis y catorce, no le doblara, sino tresdoblara los
hijos. Porque esta es la diferencia de los hijos que se le
murieron á Job, á las ovejas y camellos y los demás
bienes que le faltaron ; que estos , muriendo , perecie-
ron del todo y para siempre; mas los hijos, muertos
los cuerpos, viven siempre en las almas, y en la re-
surrección postrera han de tornar enteramente á vivir.
Y ansí , doblarle los hijos fué , no darle caiorce sobre
los dados , que aun muertos vivían y han de vivir para
siempre, sino darle otros siete, como de hecho le dio.
Mas veamos lo que se sigue :
14 «Y llamó el nombre de la una Jemíma, y de la
segunda Quecia, y de la tercera Querenhapuch. » Jc-
mima viene de jera, que es dia; y Queda es casia,
una especie aromática ó de canela muy fina ; Queren-
hapuch es como decir cuerno de alcohol ó de afeite ;
que según esto, podremos en español llamarlas Diana
y Casilda y Cornelia. Pero ofrécense acerca de esto dos
cosas : una, por qué nombra la Escritura aquí á solas
las hijas ; otra, por qué fin las puso estos nombres. Y
en lo primero se nos ofrecen algunas razones , unas
llanas y que pertenecen á historia , y otras de signifi-
cación y sentido mas secreto. Porque , aunque es de
creer que todos estos hijos de Job fueron hombres se-
ñalados y aventajados en todo , mas de los varones no
consta, y pudo ser no lo fucíen ; de las hembras dícelo
la misma Escritura luego en el verso siguiente , y ansí
quiso con razón que se supiesen sus nom!)res. Lo se-
gundo, porque en nombrarlas hijas Dios y loarlas, deja
nombrados y aprobados los hijos; que si lo flaco y lo mu-
dable, cuales en sí y la Sagrada Escritura son las mu-
jeres, es digno de nombre, lo fuerte y varonil dicho se
está que le merece. Y decimos últimamente que declara
Dios en esto la feliz condición de los justos, en quien
aun la enfermedad y flaqueza, quiero decir, lo flaco y
lo despreciado es nombrado y glorioso; porque en ellos
el ser perseguidos es honra , y el vivir pobres riqueza,
y la tentación victoria, y la aflicion y la cárcel y afren-
tas gloria grandísima , y finalmente , vida y descanso
la muerte. Y no solo por el fruto que de ello sacan, si-
no por eso mismo que cuando lo padecen , y en el mis-
mo padecer, sienten y gozan. Y ansí san Pablo, como
bien experimentado, decía (6) : «De buena gnna haré
(a) llabac, cap. 7,, v. 17. {b) ii, Uor., cap. 12, v. 0, 11, 50.
LUIS DE LEÓN.
honra de mis flaquezas , y si conviene alabarme , de
mis flaquezas me alabaré. » Pero vamos á la segunda
duda que puse acerca del propósito y fin de estos nom-
bres. En que de ordinario se dicen dos cosas : Una,
dice el parafraste caldeo, que «eran de extremada her- j
mesura», como luego la Escritura lo dice, y que las
llamó su padre así para declarar su hermosura en el
nombre. Porque á Jemima, la primera, que es palabra,
como dijimos, originada del dia, llamóla así como si la
llamara Alba ó Aurora, en signiücacion de su gentile-
za y frescura. La segunda, Quecia, fué como llamarla
Olorosa y Fragranté, y de estima y de precio, cual es
la casia y canela. Y en la tercera, que llamó Querenha-
puch, que significa bujeta de alcohol ó de afeite, de-
claró ser ella la misma compostura y pintura , y como
decir solemos, ser una imagen piulada. Otros dicen
ansí, que en los nombres de estas sus hijas señaló Job
los sucesos de su vida , las diferencias y variedad y
fortunas de ella , que es conforme á lo que de los pa-
triarcas en la Escritura leemos , que nombraban á sus
hijos del nombre de algún caso ó suceso presente. Ansí
llamó Adán á Set, su hijo (c). Pues en la primera hija
nombró Job la parte de su vida primera , que fué clara
como el dia, y fué crecido de pequeños principios, co-
mo la luz del aurora , y al fin fué dia que se cierra y
fenece con noche. En la segunda significó el tiempo
de su calamidad y miseria; porque Quecia, aunque
significa la canela ó la casia, si tenemos atención á
su origen , suena á la letra raimiento ó despojamicnto;
y llámase la Casia así porque es corteza de que des-
pojan al árbol , y fué padecer Job en aquella parle de
vida un universal despojo de todos sus bienes. Blas por
el tercer nombre, Qucrenha'puch, mostró claramente
su buena dicha postrera, donde le tornó Dios á manos
llenas doblados y mejorados sus bienes ; ponjue quien
alieiiile al sonido, es como decir «cuerno de vuelta» ;
ó por decirlo mas claro, «restitución y vuelta de cuer-
no;» esto es, de abundancia, de fortaleza, de felicidad
y buena dicha, que todas estas cosas significa por se-
mejanza la Escritura por el nombre de cuerno. Mas
veamos lo que después de esto so sigue :
15 «No se hallaron en toda la tierra mujeres her-
mosas como las hijas de Job, y dióles su padre here-
dad entre sus hermanos, n Bien se echa de ver aquí
cuan perfecto es Dios en sus obras, y cuan largo y li-
beral es en las mercedes que hace , que no hace un
bien solo, ni hace bien falto ó menguado. Dalo hijas,
y hijas hermosísimas, y heredadas entre sus deudos y
iicrmanos, porque se gozasen con ellos , y él de ellos y
ellas gozase. Porque sin duda es soledad y miseria vi-
vir apartados los deudos. Que la presencia de su gran-
deza hace el dia de lioy que los reyes y los grandes vi-
van en esta miseria ; que por acomodar ú los suyos ca-
san con los extraños sus hijos, y dcsticrran de sí las
prendas de su corazón y las entregan á gentes de cos-
tumbres diferentes, y muchas veces de ingenios fieros
y barloaros. Mas Job, enseñado de Dios y guiado de la
verdadera razón , para acrecentamiento de su buena
dicha, casó y heredó á sus hijas cerca de sí y en me-
dio do sus hermanos y hijos, con quien conocía, y do
(c) Gen., cnp. 4, v. SI.
EXPOSICIÓN DEL
quien era conocido y querido. Y no le duró poco esto
bien, que. como luego dice :
íQ «y vivió Job después de estos azotes ciento y
cuarenta años, y vio sus hijos y los hijos de ellos hasta
la cuarta generación , y murió anciano y lleno de dias.»
Porque siempre Dios da ciento por uno, y por un mal
padecido , llevado con virtud y paciencia , restituye
gran copia de bienes , y por un año de miseria sufrida,
cien años de colmada prosperidad. Y bien se entiende
UBRO DE JOB. 40 1
de aquí que no fué breve mucho aqueste azote de
Job, pues el retorno de él fué tan largo. Demás de que,
Dios cuando prueba y ejercita á sus siervos , hace co-
mo del descuidado las mas de las veces, y calla y disi-
mula y déjalos padecer luengamente, para, como si
dijésemos , obligarse después á si á darnos copiosísi-
mos y eternos bienes. A quien por todo debemos dar
cierna gloria. Amen.
FLX DE L.V.S ODDAS LE FRAY LUIS DE LEO\, V DEL TO.MO U DE ESCRlTOriES DFX SIGLO XVI.
Pág.
Vida T JUICIO crítico del maestro fray Luis de León. . . i
Extracto del proceso instruido contra el mismo, desde el
año 1571 al 1576, en la ciudad de Salamanca xvii
OBRAS POÉTICAS.
A don Pedro Portocarrero i
Libro primero ; 3
Libro segundo • . . 18
Libro tercero 45
OBRAS EN PROSA.
De LOS nombres DE Cristo. — Libro primero 67
Libro segundo M'2
Libro tercero 1G2
La perfecta Casada. —A doña María Várela Osorio. . . 211
Traducción literal y declaración del libro de los Can-
tares de Salomón.— Prólogo 2i7
Capítulo primero 250
Cap. II 255
Cap. III 260
Cap. IV 2G2
Cap. V 2C6
Cap. VI •* 271
Cap. vil 274
Cap. viii 278
Respuesta oue desde su prisión da á sus émulos el maes-
tro FRAY Luis de León, año de 1573 28o
Exposición del libro de .Iob. — A la muy religiosa madre
Ana de Jesús, carmelita descalza 289
Argumento 290
Capitulo primero 202
Cap. 11 2ü8
Cap. III 301
Cap. IV 3U8
Cap. V 313
Pág.
Cap. vr 321
Cap. VII 3-28
Cap. VIII 335
Cap. IX 339
Cap. X 345
Cap. XI 348
Cap. XII 352
Cap. XIII 2S6
Cap. XIV 559
Cap. XV 363
Cap. XVI 368
Cap. xvii 373
Cap. XVIII 57a
Cap. Xix 579
Cap. XX 3S3
Cap. XXI 388
Cap. XXII 392
Cap. XXIII 398
Cap. XXIV 401
Cap. XXV 406
Cap. XXVI 408
Cap. xxvii 411
Cap. xxviii 414
Cap. XXIX 418
Cap. XXX 421
Cap. XXXI. 425
Cap. XXXII 453
Cap. XXXIII 437
Cap. xxxiv 443
Cap. XXXV 452
Cap. XXXVI 453
Cap. XXXVII 4G1
Cap. xxxviii 467
Cap. xxxix 475
Cap. xl 480
Cap. XLi 484
Cap. XLii 486
FIN DEL. índice.
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