N
BOLETinsr
DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA
DE HISTORIA NATURAL
MADRID
ESTABLECIMIENTO TIPOGRÁFICO DE FORTANET
IMPRESOR DE LA REAL. ACADEMIA DE LA HISTORIA
Calle de la Libertad, núm. 29
^902
JUNTA DIRECTIVA
SOCIEDAD ESPAÑOLA DE HISTORIA NATURAL
:P-A.I?-.A. 1902
Presidente D. Federico Oloriz y Ag-iiilera.
Vicepresidente D. Zoilo Espejo.
Tesorero D. Ig-nacio Bolívar y Urrutia.
Secretario D. Salvador Calderón y Arana.
Vicesecretario D. José María Dusmet y Alonso.
Bibliotecario D. Eafael Blanco y Juste.
Vicetesorero D. Antonio García Várela.
Cominión fie publicación.
D. Francisco de P. Martínez y Sáez.— I). José Macpher.son.
D. Germán Cerezo y Salvador.
Comitión de Cntálogos.
D. Gabriel Puig- y Larraz. — D. Blas Lázaro é Ibiza. -D. José
■ KodrígniezMourelo.— D. José María Dusmety Alonso.— D.Juan
Manuel Díaz del Villar.— D. Enrique Pérez Zúñig-a.— D. Ang-el
Cabrera Latorre.
SECCIÓN OE BARCELONA.
Presidente. ....*. D. José Casares Gil.
Vicepresidente D. Carlos Ferrer.
Tesorero D. Ig-nacio Tarazona.
Secretario. D. Marcelo Rivas Mateos.
Vicesecretario D. Manuel Carbó y Domenech.
SECCIÓN DE SEVILLA.
Presidente D. Manuel Medina y Ramos.
Vicepresidente D. Ildefonso Urquía y Martín.
Tesorero D. Julio del Mazo y Franza.
¿Secretario D. Federico Chaves y Pérez del Pulg-ar.
Vicesecretario I). Manuel Miquel é Irizar.
SECCIÓN DE ZARAGOZA.
Presidente. D. Hilarión Jimeno.
Vicepresidente I). Pedro Ramón y Cajal.
Tesorero D. Félix Gila y Fidalg-o.
Secretario D. Pedro Moyano y Moyano.
Vicesecretario D. Juan P. Soler y Carceller.
o 1 á
Socios fundadores.
D. José Arguinosa. f
D. Ignacio Bolívar y Urrulia.
Excma. Sra. D.^ Cristina Brunetti
de Lasala, Duquesa de Mandas.
D. Francisco Cala, f
Excma. S *D a Amalia de Heredia,
Marquesa Viuda de Casa Loring.
Excmo. Sr. D. Miguel Colmeiro. f
I). Antonio Cipriano Costa, f
Excmo, Sr. D. Cesáreo Fernández
Losada.
D. Saturnino Fernández de Salas, f
D. Manuel María José de Galdo. f
D. Joaquín González Hidalgo.
D. Pedro González de Velasco. f
D. Ángel Guirao y Navarro, f
D. Joaquín Hysern. f
D. Marcos Jiménez de la Espada, f
D. Rafael Martínez Molina, f
1). Francisco de Paula Martínez y
Sáez.
D. Manuel Mir y Navarro.
D. Patricio María Paz y Membiela. f
Excma. Sra. Condesa de Oñate. f
D. Sandalio Pereda y Martínez, f
D. Laureano Pérez Arcas, f
D. José María Solano y Eulate.
D. Serafín de Uhagón.
D. Juan Vilanova y Piera. f
D. Bernardo Zapater y Marconell.
Presidentes que lia tenido esta Sociedad desde su fundación
en 8 de Febrero de 1871.
1871-72. Excmo. Sr. D.Miguel Col- 1887.
meiro. f 1888.
1873. D. Laureano Pérez Arcas, f
1874. limo. Sr. D. Ramón Llórente 1889.
y Lázaro, f
1876. limo. Sr. D. Manuel Abe- 1890.
leira. f
1876. Excmo. Sr. Marqués de la Ri- 1891.
vera, f 1892.
1877. limo. Sr. D. Sandalio Pereda 1893.
y Martínez, f
1878. D. Juan Vilanova y Piera. f 1894.
1879. Escrao. Sr. D. Federico de
Botella y de Hornos, f 1895.
1880. D. José Macpherson.
1881. D. Ángel Guirao y Navarro, f 1896.
1882 Excmo. Sr. D. Máximo La-
guna, t 1897.
1883. Excmo. Sr. D. Manuel Fer- 1898.
nández de Castro, f
1884. D. Pedro Sáinz Gutiérrez, f 1899.
1885. D. Serafín de Uhagón. 1900.
1886. D.AntonioMachadoyNúñezf 1901.
limo. Sr. D. Carlos Castel.
Excmo. Sr. D. Manuel M. J.
de Galdo. f
D. Ignacio F. de Henestrosa,
Conde de Moriana. f
D. Francisco de P. Martínez
y Sáez.
D. Carlos de Mazarredo.
D. Laureano Pérez Arcas, f
Excmo. Sr. D. Máximo La-
guna, f
Excmo. Sr. D. Daniel de Cor-
tázar.
D. Marcos Jiménez de la Es-
pada, -f
D. José Solano y Eulate, Mar-
qués del Socorro.
D. Santiago Ramón y Cajal.
D. Manuel Antón y Ferrán-
diz.
D. Primitivo Artigas.
D Gabriel Puig y Larraz.
D. Blas Lázaro é Ibiza.
XjISt^ 3d:e¡ socios
de la Española de Hísíoria naíurai
EN 7 DE ENERO DE 1902.
Socios protectores.
EN ESPAÑA.
S. M. el Rey D. Alfonso XIII.
S. A. el Archiduque Luis Salvador.
EN EL EXTRANJERO.
S. M. G. el Rey D. Garlos de Portugal.
S. A. S. el Príncipe Alberto de Monaco.
Socios honorarios.
SiR Archívalo Geikie, Director of Geological Survey of England
and Wales.— 28, Jermyn Street, S. W., Londres.
Ph. Van Thiegen, Professeur adminislrateur au Museum d'His-
toire naturelle. — 22, rué Vauquelin, Paris.
Adolf Engler, Dr. Geheinier Regierungsrath, Professor der
Botanik, Director des Kgl.-botanischen Gartens und Mu-
seums. — Motzstrasse, 89, Berlin W.
D. Santiago Ramón y Gajal, de las Reales Academias de Medi-
cina y Giencias, Catedrático en la Facultad de Medicina,
Consejero de Instrucción pública. — Calle de Atocha, 64,
Madrid.
Carl Brunner von Wattenwyl, Consejero áulico. — Trautsohü-
gasse, 6, Viena.
SiR John Lubbock, Lord Abevury. — Bart. M. D. Saint James, 2^
London, S. W,; también en Down (Keni), High Elnis
(Inglaterra).
Albert Gaudry, Professeur de Paleontologie au Museum d'His-
loire naturelle. — 7 bis, rué des Saints-Peres, Paris.
Samuel Hubbard Scudder. — 156, Brattle Street, Cambridge (Es-
tados-Unidos de la América del Norte).
LISTA DE SOCIOS
Socios Correspondientes extranjeros (1).
MM. Acloque (Alexandre).---69, Aveime de Segur, París. — (His-
toria natural general.)
André (Ernesl), Notario honorario; de la Sociedad ento-
mológica de Francia. — 17, rué des Promenades, Gray
(Haute-Saóne, Francia). — ( Himenópteros , especialmente
Formícidos y Mutilidos.)
Arnold (Dr. J.) — Munich.
Balsamo (Francesco). — Via Salvator Rosa, '290, Napoli (Ita-
lia).— (Botánica y principalmenle algas.)
Bedel (Louis), de la Sociedad entomológica de Francia. —
20, rué de l'Odéon, Paris. — (Coleópteros palear óticos.)
Blanchard (Dr. Piaphael), Pi-ofesor en la F¿icultad de Me-
dicina, Director de los Archives de P ar asilólo gie. —
226, Boulevard Saint-Germain , Paris. — (Entomología
general^ Hirudineos.)
Bois (D.), Asistant au Muséum. — 15, rué Faidherbe á Saint-
Mandé (Seiue), Fi'ancia. — [ Botánica.)
BoMBici (Prof. L.), Director del Gabinete mineralógico de
la Universidad. — Bologna (Italia). — (Mineralogía.)
BoRMANs (Augusle de). — 53, via GoíTrcdo Gasalis, Torino
(Italia). — (ForjicúlidosJ
Brizi (Ugo). — Museo Agrario, Via Santa Susana, Roma. -
(Botánica y principalmente flora de Italia.)
BüCKiNG (Dr. H.j, Profesor en la Universidad. -Strasburgo
(Alemania).
Gamerano (Lorenzo), Profesor de Anatomía compai'ada y
Director del Museo zoológico de la Universidad. — Palazzo
Garignano, Torino (Italia). — (Anatomía comparada,
Gordiidos.)
Gannaviello (Prof. Eurico). — Via Nil:, 32, Nápoli.
Ghevreux (Edouard). — Roule du Gap, Bóne (Gonslantine)
Argelia. — (Crustáceos anfipodos.)
(1) Con el objeto de fomentar las relaciones científicas entre los socios, se indica
entre paréntesis y con letra bastardilla, después de las señas de su domicilio, si el
socio cultiva en la actualidad más especialmente algún ramo de la Historia natural.
DE LA ESPAÑOLA DE HLSTORIA NATURAL. 7
MM. Cohén, Profesor en la Universidad. — Greifswald (Alema-
nia).— (Mineralogía.)
CoiNGY (Augusle de). — Gháteau de Gourtoiseau par Trigue-
res (Loirel), Francia.
DiíHviEUx (Ermanno). — Via Massena. 34. — Torino (Italia).
De Toni (Joannes Baptista). — Via Rogate, 2236.— Padova
(Italia).
DoLLFus (Adrien), Director de La Feuille des Jeunes natu-
ralistes. — Rué Pierre Gharron, 35, Paris.
FiNOT (P. Adrien Prosper), Gapitán de Estado Mayor, reti-
rado.— 27, rué Saint-Honoré, Fontainebleau (Francia).—
(Ortópteros.)
FouMouzE (Armand), Doctor en Medicina. — 78, Faubourg
Saint-Denis, Paris. — (Entomología médico -farmacéu-
tica.) _
(jestro (Raffaello), Doctor, Vicedirector del Museo cívico de
Historia natural. — Villeta Dinegro, Genova (Italia). —
(Coleópteros.)
GiARD (Alfred), Profesor de Zoología en la Facultad de Gien-
cias. Director del Laboratorio de Wimereux y del Bulle-
tin Scientif\que de la France et de la Belgique. — 14, rué
Stanislas, Paris. — (Evolución, Parasitismo, Crustáceos.)
GiRARD (Albert Alexandre), Secretario científico de S. M. —
Lisboa (Portugal). — (Icliologia y Malacologia.)
Heckel (Edouard), Profesor en la Facultad de Giencias. —
31, Gours Lieutaud, Marseille (Francia). — (Botánica.)
HoRvÁTH (Géza), Doctor en Medicina, Director del Museo
nacional de Hungría. — Museumring, 12, Budapest
(Austria-Hungría). — (Hemípteros.)
Janet (Gharles). — Rué Saint-Jacques, Beauvais (Oise),
Francia. — (Costumbres y anatomía de las hormigas.)
KoNOw (Friedrich Wilhelm). — Teschendorf, Grossherz.
Meklenburg (Alemania). — ( Himenópteros y especial-
mente Tentredinidos, Chalastogastra.)
Kraatz (Gustav), Doctor en Filosofía, Redactor de la
Deutsche Entomologische Zeitschrift. -W. 9, Linkstras-
se, 28, Berlín. — (Coleópteros.)
Meu.vier (Stanislas), Profesor de Geología del Museo de
Historia natural. — 7, Boulevard Saint-Germain, Paris.
— (Litologia.)
8 LISTA DE SOCIOS
MM. MoNTANDON (Arnald L.) — Filarete, Slracla Viilor, Bukarest
(Rumania). — (Hemipteros , principalmente helerópteros.J
Nery Delgado (J. F.), Geólogo. — Rúa de D. Carlos I, 35,
Lisboa. — (Geología.)
Oliviek (Henry). — Baroches-au- Houlme (Orne), Francia.
PicGiOLi (Gomm. Francesco), Director del Ii;stitulo fores-
ta!.— Vallombrosa (Italia). — f Botánica.)
PiGGiOLi (Lodovico), Sub-Inspector forestal. — Gapo del dis-
tretto foréstalo di Siena (Italia). — (Botánica.)
PoRTER (Garlos E.) — Director general del Museo y de la
Revisía Chilena de Historia natural. — Gasilla, 1108, Val-
paraíso, Ghile. — (Histología. Crustáceos decápodos y
hemipteros.)
Preudhomme de Borre (Alfred), Individuo de varias Socie-
cüides científicas. — Villa la Fauvelte, Petit Saconnex,
Gene ve (Suiza). — (Entoinologia general, geografía ento-
mológica, coleópteros y principalmente heterómeros é
hidrocántaros.J
Richard (Jules), Doctor en Giencias, Director del Museo
oceanógrafico. — Monaco. — (Crustáceos inferiores J
Salomón (Dr. W.) — Instituto Mineralógico de la Universi-
dad.— Heidelberg (Alemania).
Sodiro (R. P. J.)— Quito (Ecuador).
TuRNEz (W. Henri), Do la Gomisión Geológica. — Washing-
ton (Estados-Unidos) DG. — (Geologia.)
Socios numerarios (1).
1901. Agell y Agell (D. José), Alumno de Farmacia. — Bar-
celona.
19ÜI. Aguilar Amat y Banus (D. Juan del. — Gonsejo de Cien-
to, 387, Barcelona. — (Entomología).
1896. Aguilar y Cuadrado (D. Miguel), Paseo de Atocha, 9,
2.°, Madrid.
1894. Aguilar y E;>teban (D. Cipriano Luís), Licenciado en
Ciencias físico-químicas. — Plaza del Olivo, 7, Cala-
tayu'i. — (Botánica.)
(1) El nombre de los socios numerarios va precedido de la cifra que indica el aña
de su admisión en la Sociedad y el de los socios fundadores de la abreviatura S. F.
DE LA ESPAÑOLA DE HISTORL\ NATURAL. 9
1897. Alaejos y Sanz (D. Luís), Licenciado en Ciencias natu-
rales.— Estación de Biología nnarina. Santander.
1S98. Allbutt (D. Enrique A.), de la Sociedad geológica de-
Leed y de la de Medicina de Atenas. — 24 Paik Square.
— Leeds, York (Inglaterra). — (Geología.)
1898. Alloza Blasco (D. Leandi'o), Alumno de la Escuela de
Ingenieros de Caminos.— C. de las Veneras, 4, pral,, y
en verano en Castellón. — (Geología.)
1901. Almera (D. Jaime), Canónigo de la Catedral. —Sagris-
tans, K 3.°, Barcelona. — (Geología y Paleontología.)
1836. Alorda y Sampol (D. Jaime). — Harina, 28, pral., Palma
de Mallorca. — (Lepidópteros y moluscos.)
1894. Álvarez de Toledo y Acuña (D. Fernando), Conde de
Caltabellota. — Palazzo Bivoua, Largo Fernandina, Ña-
póles (Italia).
1894. Álvarez Serei.x (D. Rafael), Ingeniero de Montes, Ex-
Gobernador civil de las Baleares. — C. de las Huertas^
41, 3.°, Madrid.
1893. Antiga (D. Pedro). — C. de Lauria, 125, Barcelona.
1875. Antón y Ferrándiz (D. Manuel), Catedrático en la Facul-
tad de Ciencias, Jefe de la Sección de Antropología y
Secretario del Museo de Ciencias naturales.— C. de Oló-
zaga, 5 y 7, Madrid. — (Antropología.)
1894. Aragón y Esgagena (D. Federico), Doctor en Ciencias na-
turales, Profesor en el Colegio de Santoña (Santander).
1898. Aramburu y Altuna (D. Pedro), Doctor en Medicina, Ca-
tedrático en la Escuela de Veterinaria. — San Felipe, 4,
Zaragoza.
1885. Aranzadi y Unamcno (D. Telesforo), Doctor en Farmacia
y en Ciencias naturales, Catedrático en la Facultad de
Farmacia de la Universidad. — Barcelona. — (Antropolo-
gía y Botánica.)
1896. Arráez y Carriás (D. José), Abogado.~C. de Miguel
del Cid, 28, Sevilla. — (Antropología criminal.)
1887. Artigas (D. Primitivo), Ingeniero Jefe de Montes. —
Calle del Reloj, 9, principal izquierda, Madrid. — (Silvi-
cultura.)
1889. Aulet y Soler (D. Eugenio), Presbítero, Doctor en Cien-
cias físico-químicas y Licenciado en naturales, Catedrá-
tico en el Instituto de Huesca.— Olot (Gerona).
10 LISTA DE SOCIOS
1873. Ávila (D. Pedro), Director de la Escuela de Ingenieros
de Montes. — El Escorial.
1900. AzAM (D.José), Arquitecto. — 14, rué de Trans, Dragui-
guan (Var), Francia. — (Ortópteros y Hemípteros.)
1897. AzPEiTiA Y Moros (D. Florentino), Profesor en la Escuela
de Minas. — Glorieta del Cisne, 3, hotel, Madrid. —
CMalacologia.)
1901. Ballestero Pardo (D. Mariano), Doctor en Ciencias. —
Calatayud (Zaragoza).
1872. Barboza du Bocage (Excmo. Sr. D. José Vicente), Direc-
tor del Museo de Historia natural. — Lisboa. — (Mamífe-
ros, aves y reptiles.)
Í891. Barras de Aragón (D. Francisco de las), Doctor en Cien-
cias naturales, Catedrático en el Instituto. — Avila. —
(Entomología y Botánica.)
Í901. Barreiro Martínez (R. P. Agustín). — G. de Porlier, 2,
Madrid. — (Botánica y Lepidópteros.)
1895. Bartolomé del Cerro (D. Abelardo), Doctor en Ciencias
naturales. — C. de Daoíz, 5, Madrid.
1902. Bartomeu y Martorell (D. Ramón), Doctor en Farma-
cia.—Plaza de la Universidad, 2, Barcelona.
1889. Becerra y Fernández (D. Antonio), Doctor en Ciencias
naturales, Catedrático en el Instituto. — Almería. —
(Entomología agrícola y dibujo científico.)
1894. Benedicto Latorre (D. Juan), Farmacéutico. — Monreal
del Campo (Teruel). —[Botánica y moluscos terrestres.)
1901. Benet Andreu (D. José), Catedrático en el Instituto de
Teruel.
1898. Benjumea y Pareja (D. José). — C. de Pedro del Toro, 11,
Sevilla.
1901. Biblioteca de Administración Militar. — Madrid.
1901. Biblioteca del Instituto de Almería.
1901. Biblioteca del Instituto de Soria.
Í890. Blanco del Valle (D. Eloy), Catedrático de Historia na-
tural en el Instituto. — Ciudad-Real.
1892. Blanco y Juste (D. Rafael), Licenciado en Ciencias na-
turales. Ayudante por oposición del Museo. — C. de San-
doval, 4, pral., Madrid.
1898. Blas y Manada (D. Macario), Doctor en Farmacia. —
C. del Caballero de Gracia, 3, Madrid.
DE LA ESPAÑOLA DE HISTORLi NATURAL. 11
1901. BoFiLL (D. José María), Doctor en Medicina. — Barcelona.
s. F. Bolívar y Urrutl\ (D. Ignacio), Galedrático en la Facul-
tad de Ciencias, Jefe de la Sección de Entomología en el
Museo. — G. de Moreto, 1, Madrid. — (Ortópteros, Hemip-
teros y Arquipteros.)
1872. Bolívar y Urrutia (D. José María), Licenciado en Medi-
cina.— G. de las Salesas, 2, Madrid.
1882. Bolos (D. Ramón), Farmacéutico, Naturalista. — G. de
San Rafael, Olot (Gerona).— Cfioídnica.;
1898. BoROBio (D. Patricio), Catedrático en la Facultad de Me-
dicina.— Goso, 100, Zaragoza. — (Pediatría.)
1872. BoscÁ Y Casanoves (D. Eduardo), Licenciado en Medici-
na, Gatedrático de Historia natural en la Universidad,
Director de Paseos y arbolados. — Paseo del Grao, Va-
lencia.— (Reptiles de Europa.)
1900. BoscÁ Y Seytre (D. Antimo), Doctor en Ciencias natura-
les, Profesor auxiliar en la Facultad. — Valenci2r.
1900. Brañas (D. Gonzalo), Farmacéutico, Académico de núme-
ro de la de Bellas Artes. — Ancha de San Andrés, 3, La
Goruña.
1877. Breñosa (D. Rafael), Ingeniero de Montes de la Real
Gasa. — San Ildefonso (Segovia). — (Cristalografía.)
1901. Brügués y Esguder (D. Casimiro), Doctoren Farmacia y
en Ciencias. — G. del Bruch, 66, Barcelona. — (Histología
vegetal.)
1883. Buen y del Gos (D. Odón), Gatedrático de Historia natu-
ral en la Universidad. — Barcelona. — (Botánica.)
1897. BuRR (D. Malcolm). — Dormans Park, East Grinstead (In-
glaterra).— (Ortópteros y en especial forficülidos.J
1901. Caballero (D. Arturo), Alumno de la Facultad de
Ciencias.- Madrid.
1892. Caballero (D. Ernesto) , Catedrático de Física en el Ins-
tituto.— Pontevedra. — (Diatomeas.)
1891, Cabrera Y Díaz (D. Analael) , Médico cii'ujano. — Laguna
de Tenerife (Islas Canarias). — (Himenópteros.)
1896. Cabrera y Latorre (D. Ángel). — C. de la Beneflcencia,
18, Madrid. — (Vertebrados y Dibujo científico.)
1900. Cáceres Gómez (D. Mariano), Doctor graduado en Ciencias
físico-químicas. — C. del Dr. Riesco, 29, Salamanca. —
(Estudios agrológicos.)
12 LISTA DE SOCI.OS
1897. Gáceres y González (D. Juan). — G. del Duque, 8, Gcirla-
gena. — (Entomología.)
1892. Galandre y Lizana (D. Luís). — Pasaje de Gonesa, Gai-
tagena.
1872. Calderón y Arana (D. Salvador), Catedrático de Miner.n-
logía y Botánica en la Facultad de Gieocias, Jefe de la
Sección de Mineralogía en el Museo. — G. de Sagasta, 9,
3.°, Madrid. — (Geología y Petrología.)
1901. Galleja y Borja-Tarrius (D. Garlos), Gatedrático en la
Facultad de Medicina. — Gortes, 248, pral., Barcelona. —
(Histología.)
1889. Gamps (Sr. Marqués de). — Canuda, 16, principal, Bar-
celona.
1872. Cánovas (D. Francisco), Gatedrático jubilado de Historia
natural. — Lorca (Murcia). — (Paleontología y Estudios
prehistóricos.)
1893. Capelle (R. P. Eduardo), S. J. — Colegio de Gaousou,
Toulouse (Francia). — (Prehistoria.)
1894. Garbo y Domenech (D. Manuel), Ayudante por oposición
en la Facultad de Ciencias.— G. del Notariado 2, 3.", ?.*
Barcelona.
1877. Carvalho Monteiro (Excmo. Sr. D. Antonio Augusto de),
Doctor en Derecho y en Ciencias naturales por la Uni-
versidad de Coinibra, y miembro de la Sociedad de Acli-
matación de Río Janeiro. — Rúa do Alecrim, 70, Lisboa
(Portugal) — ( Lepidópteros. J
1901. Casamada Mauri (D. Ramón). — Pclayo, 17, 2.", Bar-
celona.
1900. Casares Besgansa (D. Román), Farmacéutico. — aLa Tri-
nidad», fábrica de productos químicos, Málaga.
1901. Casares Gil (D. José), Decano de la Facultad de Farma-
cia en la Universidad de Barcelona. — Rambla de Cata-
luña, 29. — (Análisis químico mineral.)
1901. Casares Gil (D. Antonio), Médico militar. — Rambla do
Cataluña, 29.— (Hepáticas y Musgos.)
1901. Gasino de Zaragoza.
1901. Casino Mercantil, Industrial y Agrícola de Zaragoza.
1874. Castel (limo. Sr. D. Garlos), Ingeniero de Montes, de la
Real Academia de Ciencias exactas, físicas y naturales.
— G. del Desengaño, 1, pral., dra., Madrid.
DE LA ESPAÑOLA DE HLSTORIA NATURAL. 1^
1B76. Castellarnau y de Lleopaht (D. Joaquín María de), In-
geniero .T(3fe de Monte?. — S>e^ovigi.—(MicrografiaJ
1901. Cátedra de Histoi-ia natural de la Universidad de Bar-
celona.
1884. Cazurro y Ruíz (D. Manuel), Doctor en Derecho y en
Ciencias nalui-ales, Catedrático en el Instituto. — Gerona.
— (Orlój)teros y dípteros de Europa, Micrografía.)
1895. Cerezo (D. Germán), Cateilrático de Zoología y Mineralo-
gía aplicadas á la Farmacia. — Ballesta, 16, Madrid.
1872. Cerveha (Excmo. é limo. Sr. D. Rafael), de h Real Aca-
demia de Medicina, — C. de Jacometrezo^ 66, 2.° dere-
cha, Madrid.
1901. Chaquert (D. Eduardo), Director del Museo de flisloria
natural de la Real Academia de la Historia. — Caspe, 78,
Barcelona. — (Mineralogía.)
1891. Chaves y Péhez del Pulgar (D, Federico), Doctoren Cien-
cias físico-químicas. — C. de Jesús, 17, Sevilla. — (Mine-
ralogía y Cristalografía.)
1873. CoDOHNiu (D. Ricardo), Ingeniero de Montes. — Murcia.
1898. Coloivhna y Carolo (D. Alejandro de), Doctor en Ciencias
naturales, Catedrático en el Instituto. — Pontevedra.
1878. CoMERMA (D. Andrés A.), Ingeniero de la Armada. —
Ferrol.
1877. Corral y Lastra (D. Rafael), Farmacéutico, Socio corres-
ponsal del Colegio de Farmacéuticos de Madi-id, Indivi-
duo de la Academia Nacional de Agricultura, Industria
y Comercio de París, de la Sociedad Linneana Matri-
tense y de la de Higiene. — C. de Daoíz y Velarde, 5,
Santander.
1892. Corrales Hernández (ü. Ángel), Licenciado en Ciencias
natuiaies, Profesor auxiliar en el Instituto. — Jaén.
1901. Correa de Barros (D. José Maximiano). — San Martinho
d'Anla, Sabroza (Portugal).
1872. Cortázar (Excmo. Sr. D. Daniel de), Ingeniero Jefe de
Minas, de las Reales Academias de la Lengua y de Cien-
cias exactas, físicas y naturales, Consejero de Instruc-
ción pública. — C. de Velázquez, 32, hotel, Madrid.
1897. Cortina y Poveda (D. Enrique), Disecador del Museo de
Ciencias naturales. — C. de Canipoamor, 4, Madrid. —
(Taxidermia.J
14 LISTA DE SOCIOS
1901. CosGOLLANO Y BuRiLLO (D. José), Profesor auxiliaren el
Instituto. — G. de la Concepción, 29, Córdoba.
1874. CouuER (D. Gerardo), Ingeniero de Montes. — Avila.
1872. Cresfí (D. \ntoi)io), Licenciado en Farmacia y en Cien-
cias naturales, Catedrático en el Instituto. — C. de Pere-
grina, 80, 2.", Pontevedra.
1872. CuNi Y Martohell ( D. Miguel), Individuo de la Real
Academia de Ciencias naturales y Arte?. — C. de Codols^
18, Barcelona. — (Botánica y EntomologíaJ
1889. Dargent (D. Florismuudo). — Moralejo, 5, Aguilar (Cór-
doba).
1893, Dávila (D. Marino), Catedrático en el Instituto.— Ba-
dajoz.
1899. Díaz (R. P. Filiberto), Doctor en Ciencias, Ayudante por
oposición del Museo de Ciencias naturales. — C. de San
Miguel, 21 duplicado, Madrid.
1898. Díaz de Arcaya (D. Manuel), Doctor en Ciencias, Cate-
drático de Historia natural en el Instituto. — C. de la In-
dependencia, 7, Zaragoza.
1890. Díaz del Villar (D. Juan Manuel), Licenciado en Medi-
cina, Catedrático en la Escuela de Veterinaria. — C. de
Atocha, 127 d.", Madrid. — (Epizoarios y Entomozoarios.J
1894. Diez Solomzano (D. Manuel). — G. de Blanca, Saniandei-.
1898. Domenech (R. P. Estanislao), Profesor de Historia natu-
ral en el Colegio del Sagrado Corazón. — C. de Lauria, 21 ,
Barcelona.
1899. Domínguez (D. Antonio A.) — Laguna de Tenerife.— (Co-
leópteros de Canarias.)
1898. DossET (D. José Anloniol, Doctor en Farmacia. — Plaza
de Sas, 2, Zaragoza. — (Diatomeas.)
1890. DusMET Y Alonso (D. José M.), Doctor en Ciencias natu-
rales.— Plaza de Santa Cruz, 7, Madrid. — (Himenóp-
teros.)
1898. Egaña (D. Jesús de), Ingeniero industrial. Comandante
de Artillería. — C. de Santa Engracia, 3, Zaragoza. —
(Geologia.J
1898. Eleicegui (D. Antonio), Catedrático en la Facultad de Far-
macia.— Santiago.
1888. Elizalde y Eslava (D. Joaquín), Licenciado en Ciencias
naturales, Catedrático en el Instituto. — Logroño.
DE LA ESPAÑOLA DE HISTORIA NATURAL. 15
1894. Enciso y Mena (D. Juan), Licenciado en Derecho. —
Huerca! -Overa (Almería), — ( Entomología. J
1875. Espejo (Excmo. Sr. D. Zoilo), Catedrático numerario de
Fitotecnia en el Instituto Agrícola de Alfonso XII, Vice-
presidente 1.° de la Real Sociedad Matritense de Amigos
del País, de la Asociación general de Agricultores de
España y de la Cámara Agrícola de Madrid, Ingeniero
agrónomo, Gran Cruz de Isabel la Católica y del Mérito
naval de 3." clase con distintivo blanco, Vocal del Con-
sejo de Agricultura, Industria y Comercio y Presidente
de su Sección 7/ — C. de Fuencarral, 97, pral., Madrid. —
(Agricultura y Botánica.)
1875. Espluga y Sancho (D. Faustino), Licenciado en Ciencias
naturales, Director del Colegio de I .* y 2.* enseñanza do
Nuestra Señora de la Piedad y Profesor auxiliar en el
Instituto. — Trinidad, 3, Toledo.
1902. Esteva (D. José), Presbítero. — Gerona. — (Botánica gene-
ral y Criptogamia.J
1901. Facultad de Farmacia de la Universidad de Barcelona.
1901. Facultad de Ciencias de la Universidad de Santiago.
1890. Fereal (D. César). — C. de la Salud, 13, principal dere-
cha, Madrid.
1874. Fernández de Castro (D. Ángel), Ingeniero de Montes. —
C. de Fabiola, 5, Sevilla.
1900. Fernández de Gatta y Galache (D. Manuel), Doctor en
Farmacia. — Villavieja (Salamanca).
1890. Fernández Navarro (D. Lucas), Doctor en Ciencias, Ca-
tedrático en el Instituto. — Soria. — (Mineralogía.)
1875. Ferrand y Couchoud (D. Julio), Ingeniero Jefe de la pri-
mera sección de vía y obras de los Ferrocarriles Anda-
luces.— C. de Infanzones, 5, Sevilla. ^
1900. Ferrando y Más (D. Pedro), Licenciado en Ciencias. —
C. de San Bartolomé, 27, Madrid.
1885. Fehrer (D. Carlos), Doctor en Medicina y Bachiller en
Ciencias. — Ronda de la Universidad, 16, 1.°, Bar-
celona.
1901. Ferher y Hernández (D. Jaime). — Montaner, 66, Barce-
lona.— (Mineralogía.)
1901. Finestres y Foch (D. Eduardo).— Vila Vilá, 134, 3.°,
Barcelona. — (Mineralogía.)
16 LISTA DE SOCIOS
1879. Flórez y González (D. Roberto). — Gangas de Tineo
(Oviedo) . — (Entomología.)
lyOl. FoLCH Y Andheu (D. R;ifael), Alumno de Farmacia. —
Casa de Caridad, Barcelona. — (Botánica.)
1901. FoNT Sagué (D. Norberto), Presbítero. — G. del Arco de
Santa María, 8, 2.°, M cidria. —(Geología.)
1901. FoNTSERÉ y Ribas (D. Eduardo), Catedrático de la Facul-
tad de Ciencias. — Barcelona.
1902. FoRTEZA Rey y Forteza (D. José). — Barcelona.
1888. Fuente (D. José María de la), Presbítero. — Pozuelo de
Galatrava (Ciudad-Real). — (Entomología., Coleópteros de
Europa. Admite cambios de estos insectos.)
1890. FusET Y TuBiÁ (D. José), Doctor en Ciencias naturales,
.Catedrático en el Instituto de Palma. — Mallorca. —
(Gusanos y Dibujo científico.)
1899. Gallegos y Sardina (D. Ventura), de las Sociedades
entomológicas de Bélgica y Stettin, de la de Higiene de
París, de la Central de Apicultura é Insectología de
Francia. — Mendoza (República Argentina).
J872. García y Arenal (D. Fernando), Ingeniero del puerto de
Vigo. — Pontevedra.
1887. García y Baza (D. Regino), Ayudante de Montes. — Manila.
Í901. García Fraguas (D. José Esteban), Profesor en el Insti-
tuto.— Coso, 120, Zaragoza.
1894. García y García (D. Antonio), Profesor au.xiliar en el
Instituto. — Hiielva.
1877. García y Mercet (D. Ricardo), Farmacéutico de Sanidad
militar. — C. de Goya, I, Madrid. — ( Himenópíeros de
Europa.)
1899. García Várela (D. Antonio), Licenciado en Ciencias na-
turales, Ayudante por oposición en el Museo. —C. de Re-
latores, 24, Madrid.
1892. Garrido Barrón (D. Joaquín), Catedrático de materia far-
macéutica animal y mineral en la Universidad. — Manila.
1902. Garriga y Barrerán (D. Gerardo). — Barcelona.
1900. Gelabert Rincón (Rvdo. D. José). — Llagostera, Gerona.
— (Mineralogía y Geología.)
1901. GiGiREí MoRENTiN (D. Luis), Catedrático CU la Universi-
dad.— C. Pelayo, 17, B,arcelona. — (Mineralogía.)
1884. GiLA Y FiDALGO (D. Félix), Catedrático de Historia natural
DE LA ESPAÑOLA DE HISTORIA NATURAL. H
en la Universidad.— G. de San Miguel, 56, Zaragoza.—
(Botánica y Geología.)
1890. GoiTiA (D. Alejandro), Licenciado en Ciencias.— G. de
San Quintín, 8, bajo dha., Madrid.
1894. GÓMEZ OcAÑA (D. José), Gatedrálico de Fisiología en la
Facultad de Medicina; de la R. Academia de Medicina.—
G. de Atocha, 127 dup.°, Madrid.
1898. González Arintero (Fr. Juan), Profesor de Historia na-
tural, Licenciado en Giencias, Vice-Rector en el Cole-
gio de PP. Dominicos. — Salamanca.
1887. González y García de Menesks (D. Antonio), Ingeniero
industrial. — G. de Martínez Montañés, 15, Sevilla.
187-2. González Linares (D. Augusto), Catedrático de Historia
natural en la Facultad de Ciencias y Director de la Esta-
ción de biología marina. — Santander.
1900. Gota y Casas (D. Antonio), Doctor en Medicina. — C. del
Pilar, 16, Zaragoza.
1899. Graiño y Cauvet (D. Celestino), Doctor en Farmacia, pre-
miado en varias Exposiciones. — Aviles (Asturias). — (Or-
nitología. Admite cambios.)
1882. Gredilla y Gauna (D. Apolinar Federico), Catedrático de
la Facultad de Giencias, Jefe déla Sección de cultivos
en el Jardín Botánico. — C. déla Estrella, 7, principal,
Madrid. — (Geología y Botánica.)
1898. Gregorio y Rocasolano (D. Antonio), Doctoren Giencias,
Profesor en la Facultad de Giencias. — C. del Temple, 20,
Zaragoza. — (Gramíneas.)
1893. Guillen (D. Vicente), Médico-cirujano, Jardinero mayor
del Botánico. — Valencia.
1901. Gutiérrez Martin (D. Daniel).— G. de Tudescos, 39 y 41,
1.", Madrid, y en el verano en Olmedo (Valladolid).
1902. Gutiérrez Sobral (D. José), Capitán de Navio de 1.' cla-
se.— Madriil. — (Hidrografía.)
1898. Halcón (D. Fernando), Marqués de San Gil.— C. de Al-
fonso XII, 50, Sevilla. — (Patología vegetal. J
1890. Hernández y Álvarez (D. José), Licenciado en Cieuciag
naturales, Conservador por oposición en la Escuela de
Montes.— El Escorial (Madrid), ó C. de Montserrat, 9 y
11, pral. dra., Madrid. — (Botánica.)
1893. Hernández Pacheco y Esteban (D. Eduardo), Doctor en
T. II, N.» L— Enero, 1902. 2
18 LISTA DE SOCIOS
Ciencias naturales, Catedrático en el Instituto.— Córdo-
ba.— (Geología.)
1875. Heyden (D. Lucas von), Mayor de reserva, Doctor en
Filosofía, honoris causa, individuo de las Sociedades
Entomológicas de Alemania, Francia, San Petersburgo»
Suiza, Italia, etc., Caballero de las Ordenes del Águila
Roja prusiana, de la Cruz de Hierro y de San Juan. —
Schlosstrasse , 54, Bockenheim, Frankfurt am Main. —
(Coleópteros. J
1898. Hierro (D. Fibicio), Farmacéutico.— Osorno (Falencia).—
( Botánica. J
1888. Hoyos (D. Luís), Doctor en Ciencias naturales y en Dere-
cho, Catedrático en el Instituto. — Toledo. — (Antro-
pología.)
1895. Huidobro y Hernández (D. José), Doctor en Ciencias na-
turales.— C. de San Bernardo, 52, Madrid.
1901. Hueso (D. José), Profesor numerario de la Escuela Nor-
mal, Doctor en Ciencias.— Granada.
1899. Ibáñez Díaz (D. Francisco Antonio), IXique, 9, Cartagena.
— (Botánica.)
1895. Ibarlugea (D. Casto), Catedrático de Agricultura en el
Instituto. — Moreras, 6, 2.°, Cáceres.
1901. Instituto general y técnico de Avila.
1901. Instituto general y técnico de Guadalajara.
1901. Instituto general y técnico de Burgos,
1901. Instituto general y técnico de Palma de Mallorca.
1901. Instituto general y técnico de Vitoria.
1901. Instituto general y técnico de Santiago.
1901. Instituto general y técnico de Zaragoza.
1873. Iñarra Y Echevarría (D. Fermín), Profesor auxiliar por
oposición, de la sección de Ciencias físico-químicas y
naturales en el Instituto del Cardenal Cisneros.— C. de
Silva, 10, 3.°, Madrid.
1899, Iranzo ^D. Juan Enrique), Catedrático en la Facultad de
Medicina.— C. del Cinco de Marzo, 1, Zaragoza.
1901, IsABAL (D. Marceliano), Doctoren Derecho civil, Diputado
á Cortes.— Coso, 102, Zaragoza.
1896. Jiménez Cano (D. Juan), Licenciado en Ciencias natura-
les.—Casa Blanca [Cuenca,].— (Lepidópteros.)
1884. Jiménez de Cisneros (D. Daniel), Catedrático de Historia
DE LA ESPAÑOLA DE HISTORIA NATURAL. 19
natural en el Iiislitulo. — Muelle de Fouiento, 4, Gijón.
1899. Jiménez Munuera (D. Francisco de P.) — Alto, 9, Carta-
gena.— (Botánica.)
1898. JiMENO (D. Hilarión), Doctor en Ciencias, Director del
Laboratorio químico municipal. — Coso, 127, Zara-
goza,
1901. JiMENO Egurbide (D. Florentino), Doctoren Farmacia.—
Plaza Real, 1, Barcelona.
1895. Rheil (D. Napoleón M.), Profesor en la Escuela de Co-
mercio, Socio del Club de Historia natural de Praga y de
las Entomológicas de Berlín, Stettin y Dresde. — Ferdi-
nandslrasse, 38, Praga (Bohemia).
1884. Lauffer (D. Jorge). — C. de la Lealtad, 13, 2." derecha,
Madrid. — fColeópteros de Europa.)
1901. Laza (D. Enrique), Director propietario del Laboratorio
químico. — C. del Duque de la Victoria, 6, Málaga.
1880. Lázaro é Ibiza (D. Blas), Doctor en Farmacia y en Cien-
cias, de la Real Academia de Ciencias, Catedrático de
la Facultad de Farmacia, — G. de Carranza, 10, 3.°, Ma-
drid.— [Botánica.)
1897. Llanas (D. José María), Farmacéutico militar. — Madrid.
1901. Llenas y Fernández (D. Manuel). — C. del Carmen, 44, 2.°,
1.', Barcelona. — (Botánica.)
1891. Lo Bianco (D. Salvador), Comendador. — Estación Zooló-
gica, Ñapóles (Italia).
1900. LÓPEZ García y Mir (D. Julián), Farmacéutico. — San Ci-
prián. Vivero (Lugo),
1889. LÓPEZ DE ZuAzo (D. José), Doctor en Ciencias naturales.
Catedrático en el Instituto. — Burgos.
1901. LÓPEZ Mendigutla (D. Fernando), Alumno de la Facultad
de Ciencias. — C. de Campoamor, 12, Madrid.
1897. Magiñeira y Pardo (D. Federico G.), Cronista oficial de
Ortigueira (Cor uña). — (Prehistoria.)
1878. Mag-Lennan ( D. José), Ingeniero. — Portugalete (Bilbao).
1872. Magpherson (D. José). — C. de la Exposición, 4, Barrio de
Monasterio, Madrid. — (Mineralogía y Geología.)
1887. Madrid Moreno (D. José), Doctor en Ciencias, Jefe del
Gabinete micrográfico municipal y Profesor en la Fa-
cultad de Ciencias. — C. de Serrano, 40, Madrid. — (Mi-
crografia.)
20 LISTA DE SOCIOS
1873, Marín y Sancho (D. Francisco), Licenciado en Farmacia.
G. de Silva, 49, 2." derecha, Madrid.
1878. Martí y Lleopart (D. Fiaiicisco María de), Licenciado
en Derecho civil y canónico. — G. de Santa Ana, 8, prin-
cipal, Tarragona.
1899. Martín Ayuso (D. Dionisio) , Gatedratico de Agricultura
en el Instituto de Oviedo.
1901. MartÍinez (D. Gesáreo), Licenciado en Giencias naturales.
— Madrid.
1893. Martínez (R. P. Zacarías), Licenciado en Giencias natu-
rales. Real Golegio. — El Escorial (Madrid). *
1874. Martínez y Ángel (D. Antonio), Doctor en Medicina. —
G, de Goya, 9, pral., Madrid.
1874. Martínez Añibarro (D. José), Doctor en Giencias, Miem-
bro de las Sociedades Entomológicas de Francia y de
Bélgica, Gorrespondiente de la Española de Antropolo-
gía y de las Económicas de León y Gerona, Presidente
de la Gomisión Antropológica de la provincia de Burgos.
G. de Alcalá, 101, Madrid. — (Mineralogía y Geología.)
1889. Martínez de la Escalera (D. Manuel). — Paseo de Atocha,
13, Madrid. — (Coleópteros de Europa.)
1892. Martínez Fernández (D. Antonio), Doctor en Giencias
naturales, Profesor en la Facultad de Giencias. — Ovie-
do.— (E^itomología, especiabnente Ortópteros.)
1897, Martínez Gámez (R. P. Vicente), Profesor de Giencias
naturales en el Golegio Galasancio. — Sevilla. — f Ornito-
logía de España.)
1889. Martínez Pacheco (D. José), Doctor en Farmacia. — G. de
San Miguel, 21 duplicado, principal, Madrid.
s. F. Martínez y Sáez (D, Francisco de Paula), Gatedrático en
la Facultad de Giencias, Jefe de la Sección de Osteozoolo-
gía en el Museo. — G. de San Quintín, 6, principal, Ma-
drid.— (Coleópteros de Europa.)
1873. Martínez Vigil (limo. Sr. D. Ramón), Obispo de la dió-
cesis, ex-Gatedrático de Historia natural en la Univer-
sidad de Manila. — Oviedo.
1898. Más y Guindal (D. Joaquín), Oficial 2," de Sanidad mili-
tar.—G, del Conde Duque, 40, pral. dra,, Madrid,
1901, Mascareñas y Boscasa (D. Manuel), Licenciado en Gien-
cias.—Paseo de Gracia, 72, 2.% Barcelona.
DE LA ESPAÑOLA DE HISTORIA NATURAL. 21
1898. Mateos Pérez (D. Félix), Profesor en la Escuela de Vete-
rinaria.— C. de la Montera, 8, Zaragoza.
1882. Mazarredo (D. Garlos), Ingeniero de Montos. — G. de
Claudio Goello, 24, Madrid. — (Neurópteros y Arác-
nidos.)
1897. Mazo y Franza (D. Julio del), Abogado. — Arguijo, 5, Se-
villa.— f Ornitología. J
1884. Mederos Y Manzanos (D. Pedro), Licenciado en Ciencias
naturales. — San Lorenzo (Gran Canaria).
1888. Medina Ramos (D. Manuel), Doctor en Medicina, Cate-
drático de Anatomía en la Escuela de Medicina. — San-
ta María de Gracia, 15, Sevilla. — (Himenópteros.)
1892. Mendoza (D. Antonio), Jefe del Laboratorio provincial en
el Hospital de San Juan de Dios. — G. de Santa Isabel,
34, Madrid.
1879. Mercado Y González (D. Matías), Médico cirujano titular.
— Nava del Rey (Valladolid). — (Entomología.)
1897. Merino (R. P. Baltasar), S. J., Profesor de Física y Quí-
mica en el Colegio de La Guardia (Pontevedra). — (Bo-
tánica.)
1894. MiQUEL É IniZAR (D. Manuel de), Teniente Coronel Jefe
del 2." batallón del 3.°'' regimiento de Zapadores mina-
dores de Ingenieros. — Plaza del Pacífico, 9, Sevilla.
s. F. Mir y Navarro (D. Manuel), Catedrático de Historia na-
tural en el Instituto. — J*aseo de Gracia, 43, 2.°, 1.*, Bar-
celona.
1876. MiRALLES DE IMPERIAL (D. Clemente). — Rambla de Estu-
dios, 1, 2.°, 1.% Barcelona.
1894. Mora y Vizgayno (D. Manuel de), Licenciado en Ciencias
naturales. — Valverde del Camino (Huelva).
1881. MoRAGUES y DE Manzanos (D. Feruaudo), Presbítero. —
C. del General Barceló, Palma (Mallorca). — (Coleópteros.,
himenópteros, dípteros., hemípteros y ortópteros de la&
Baleares y concitas de Europa y exóticas. Admite conchas
á cambio de cualquier orden de insectos de la isla.)
1900. MoRODER y Sala (D. Federico). — Alboraya, 8, Chalet,
Valencia.
1898, MoYANO Y Moyano (D. Pedro), Profesor en la Escuela de
Veterinaria. — Coso, 129, Zaragoza. — (Etnología zootéc-
nica.)
22 LISTA DE SOCIOS
1896. MuGURUZA (D. Federico de), Licenciado en Medicina y Gi-
rngía. — Elgoibar (Guipúzcoa).
1898. Muñoz Ramos (D. Eugenio), Doctor en Farmacia, Licen-
ciado en Ciencias físico-químicas, Director del Labora-
torio municipal y provincial. — Valladolid. — (Micro-
grafia.J
1889. Muso Y Moreno (D. José), Ligeniero de Montes. — G. de
los Dos Amigos, 3, principal, Madrid.
1901. Nacente y González (D. Moisés), Galedrático en la Uni-
versidad.—G. de la Diputación, 415, Barcelona.
1889. Nacher y Vilar (D. Pascual), Gatedrático en la Facultad
de Giencias de la Universidad. — Granada.
1896. Navas (R. P. Longinos), S. J., Profesor del Golegio del
Salvador. — Zaragoza. — (Geología y Entomología^ espe-
cialmente Libelúlidos y Ortópteros y Liqúenes.)
1873. Nieto y Serrano (Excmo. é Timo. Sr. D. Matías), Mar-
qués de Guadalei'zas, Gonsejero de Instrucción pública,
, Presidente de la Real Academia de Medicina. — G. de
Genova, 11, Madrid.
1898. NovoA Y Alvarez (D. Francisco), Socio corresponsal del
Instituto ai'queológico de Pontevedra, Gomendador de la
Real Orden militar de Gristo de Portugal, Médico muni-
cipal de Tomillo. — (Por Tuy), Goyan.
187-2. OberthíJr (D. Garlos), de la Sociedad Entomológica de
Francia. — Faubourg de Paris, 20, Rennes (Ile-et-Vilai-
ne), Francia. — (Lepidópteros.)
1872. Oberthür (D. Renato), de la Sociedad Entomológica de
Francia. — Faubourg de Paris, 20, Rennes (lle-et-Vilai-
ne), Francia. — (Coleópteros.)
1897. Olavarría y Gutiérrez (D. Marcial dej , lugcniero de
Minas. — G. de las Huertas, 82, pral., Madrid.
1901. Oliver Rodés (D. Benito). — Rambla de San José, 23,
Barcelona. — (Análisis de quünica mineral.)
1896. Olóriz (D. Federico), de la Real Academia de Medicina,
Gatedrático en la Facultad de Medicina. — G. de Atocha,
96, Madrid. — (Antropología.)
1887. Onís (D. Mauricio Garlos de), Licenciado en Giencias. —
Galle de Santa Engracia, 23, principal, Madrid.
1899. Gramas y González (D. Pablo). — Norte, 5, Santa Gruz de
Tenerife. — (Coleópteros y Ornitología de Canarias.)
DE LA ESPAÑOLA DE HISTOMA NATURAL. 23
1890. Ortega y Mayor (D. Enrique). — G. de Carretas, 14, Labo-
ratorio químico, Madrid.
1897. Orueta (D. Domingo de), Ingeniero de Minas.— Gijón. —
(Fauna inferior marina del Cantábrico.)
1899. Otero (D. Julio), Ingeniero agrónomo y Director de la
Granja experimental. — G. de la Independencia, 32, Za-
ragoza.
1894. Palacios (D. Pedro), Ingeniero Jefe del Guerpo de Minas,
de la Real Academia de Giencias.— G. de Cedaceros, 8,
Madrid.
1898. Palomar de la Torre (D. Alejandro), Médico déla Ar-
mada.— G. de las Danzas, 5 y 7, pral., Zaragoza.
1873. Palou y Flores (limo. Sr. D. Eduardo), Consejero de
Instrucción pública, Decano y Catedrático en la Uni-
versidad.— G. de los Reyes, 8, Madrid.
1881. Pantel (R. P. José), S. J.— Castel Gemert par Helmond
Holanda (Bravante septentrional). — (Anatomia de ins.,
Ortópteros.)
1898. Pardo y Sastron (D. José), Licenciado en Farmacia. — Val-
dealgorfa, por Zaragoza y Alcañiz (Teruel). — (Botánica.)
1898. Passapj^a Gampderá (D. Mariano), Farmacéutico. — G. de
Fuencarral, 110, Madrid.
1890. Pau (D. Garlos), Farmacéutico. — Segorbe (Castellón). —
(Botánica.)
1882. Paúl y Arozarkna (D. Manuel José de). — C. de San Pa-
blo, 71, Sevilla. — (Patología vegetal.)
1898. Pella y Forgas (D. Pedro), Ingeniero industrial, químico
y mecánico. Socio de mérito de las Económicas Arago-
nesa y Gerundense de Amigos del País y del Ateneo de
Teruel, Ingeniero Jefe de la explotación del Ferrocarril
de Cariñena á Zaragoza. — Zaragoza. — (Geología.)
1901. Pérez Gano (D. Vicente), Cirujano-dentista. — C. Mayor,
59, Madrid. — (Odontología.)
1881. Pérez Lara (D. José María). — Jerez de la Frontera (Cá-
diz).— (Botánica.)
1873. Pérez Ortego (D. Enrique), Doctor en Ciencias. — Pro-
fesor auxiliar en el Instituto del Cardenal Cisneros. —
C. de San Bernardino, 95, Madrid.
1894. Pérez Zúñiga (D. Enrique), Profesor auxiliar en la Facul-
tad de Medicina.— G. del Fúcar, 19 y 21, Madrid.
24 ^ LISTA DE SOCIOS
1901. Pie (D. Mauricio), de la Sociedad entomológica de Fran--
cía. — Digoin (Saóne-et-Loire), Francia, — (Ent. general
de Argelia. Col. é Himenopt. palearct. Meliridos, Ptíni-
dos, Anticidos , Pedilidos, Brüquidos y Nanophyes de
todo el mundo.)
1886. PiELTAiN Y Bartolí ( D. José María), Abogado. — G. de
Moreto, 1, 1.°, Madrid.
1887. Prado y Sáinz (D. Salvador), Doctor en Ciencias natu-
rales, Catedrático en el Instituto. — Guadalajara. — (Mi-
neralogía.)
1874. PuiG Y Larraz (D. Gabriel), Ingeniero de Minas. — C. de
Fomento, 1 duplicado, 1." derecha, Madrid.
1895. Ramón y Cajal (D. Pedro), Catedrático en la Facultad de
Medicina. — Sitios, 6, Zaragoza. — (Histología.)
J901. Real Biblioteca de Berlín (Konigliche Bibliothek).^Beh-
renstrasse, 40, Berlin W, 64.
1883. Reyes y Prosper (D. Eduardo), Doctor en Ciencias natu-
rales. Jefe de la Sección de herbarios en el Jardín Botá-
nico.— C. de la Palma Alta, 30, Madrid. — (Dibujo cien-
tífico^ Cristalografía y Botánica.)
1886. Rio (D. José), Ingeniero de Montes. — C^de Fernando el
Santo, 7, Madrid.
1901. Río (D. Carlos del).— C. de Alberto Bosch, 12, Madrid.
1886. Rioja y Martín (D. José), Catedrático en la Facultad de
Ciencias. — Oviedo. — (Anatomía de animales inferiores.)
1901. RivAS Mateos (D. Aurelio), Licenciado en Farmacia. —
Serradilla (Cáceres).
1896. RivAs Mateos (D. Marcelo), Catedrático en la Facultad de
Farmacia de la Universidad. — Barcelona. — (Botánica.)
1901. RiVES Mampoey (D. José). — Diputación, 441, Barcelona. —
(Botánica.)
1872. Rivera (D. Emilio), Doctor en Ciencias naturales, Secre-
tario y Catedrático de Historia natural en el Instituto.
— Plaza de la Aduana, 13, Valencia.
1890. Rodríguez (D. Ulpiano), Farmacéutico. — Madrid. — (Botá-
nica.)
1884. Rodríguez Aguado (D. Enrique), Doctor en Ciencias y
Medicina, Profesor auxiliar de la Facultad de Ciencias»
— C. de Silva, 2, 1.°, Madrid.
1898. Rodríguez Ayüso (D.Manuel), Ingeniero Agrónomo. —
DE LA ESPAÑOLA DE HISTORIA NATURAL. 25
G. de la Independencia, 14, Zaragoza. — (Plantas de gran
cultivo.)
1872, Rodríguez Y Femenías (D. Juan .J,)—C. de la Libertad, 48,
Mahón (Menorca). — (Botánica,)
1880, Rodríguez Mourelo (D. José), Profesor de Química in-
dustrial orgánica en la Escuela Superior de Artes é In-
dustrias,— C, de Serrano, 96, 3.°, Madrid. — (Minera-
logia.)
1890. Rodríguez Pérez (D. Felipe), Licenciado en Ciencias na-
turales.— Largo Fernandina, Palazzo Bivona, Ñapóles
(Italia). — (Botánica, fanerógamas.)
1872. Rubio y Galí (Excmo. éllmo. Sr. D. Federico), de la Real
Academia de Medicina. — Paseo de Recoletos, 25, Madrid.
1887. Ruíz Arana (D. Segundo S.), Licenciado en Farmacia. —
Gaparroso (Navarra).
1873. Saavedra (Excmo. Sr. D. Eduardo), Ingeniero de Cami-
nos, Individuo de las Reales Academias de la Lengua,
de Ciencias y de la Historia, Consejero de Instrucción
pública. — C. de Fuencarral, 74 y 76, principal, Madrid.
1890. Sáenz y López (D. Juan), Licenciado e . Ciencias natura-
les, Director del Colegio de Sania Ana. — Mérida (Ba-
dajoz).
1901. Salvador y Gil (D. Andrés), Alumno de Medicina. — Pla-
za de la Constitución, 9, Zaragoza.
1901. San Román Elena (D. Manuel), Doctor en Teología, Licen-
ciado en Derecho, Catedrático de las asignaturas de
Ciencias naturales en el Seminario. — Astorga (León).
1896. Sánchez (D. Bartolomé). — C. del Duque, 8, Cartagena, en
memoria de su hijo D. José Sánchez Gómez j- en 1896.
1901. Sánchez Bruil (D. Mariano), Catedrático en el Instituto.
— C. de Alfonso I, 28, Zaragoza.
1891. Sánchez Navarro y Neumann (D. Emilio), Doctor en Cien-
cias naturales. — C. de San José, 48, Puerto Real (Cádiz).
— (Entomología.)
1885. Sánchez y Sánchez (D. Domingo), Doctor en Ciencias na-
turales y Licenciado en Medicina, Ayudante por oposi-
ción del Museo. — C. del Grafal, 17, Madrid.— ('Anaíomia
comparada.)
1899. Sanghíz Pertegas (Excmo. Sr. D. José).— G. de San Vicen-
te, 151, Valencia.
26 LISTA DE SOCIOS
1895. Santo Domingo y [,ópez (D. Agustín), Licenciado en Cien-
cias naturales.— C. de San Segundo, 16 y 18, Ávila.
1898. Santos y Abreu (D. B^lías) , Licenciado en Medicina y Ci-
rugía y Director del Museo de Historia natural y Etno-
gráfico.— Santa Cruz de La Palma (Canarias). — (Ento-
mología y Botánica.)
1879. Sanz de Diego (D. Maximino), Disecador 1.° por oposi-
ción del Mu.seo de Ciencias naturales. — C. de San Ber-
nardo, 94, 1.°, Madrid. — ( Comerciante en objetos y libros
de Historia natural y en utensilios para la recolección,
preparación y conservación de las colecciones, cambio y
venta de las mismas en todos los ramos.)
1900. Saulcy (Feliciano Caignart de). — 3, rué Chátillon, Metz
(Lorraine). — (Coleópteros y Ortópteros de Europa.)
1902. ScHRAMM (D. Jorge), — C. de Quintana, 13, Madrid. —
(Coleópteros Cerambicidos.J
1897. SicGALL (D. José), Ingeniero de Montes. — C. de Villanue-
va, 43, 3.° derecha, Madrid.
1886. Seebold (D. Teodoro), Ingeniero civil, de la Sociedad de
Ingenieros civiles de París, Comendador de la Orden de
Carlos Ilí, Caballero de varias órdenes extranjeras. —
Square du Roule, 2, París. — (Lepidópteros.)
1898. Segovia y Corbales (D. Alberto), Catedrático de Zoología
genei'al en la Facultad de Ciencias de la Universidad
Central. — C. de Leganitos, 47, Madiid.
1897. Seras y González (D. Antonio). — C. de Oriente, Sevilla.
— ( Histología. J
1899. Silva Tavaues (Excmo. Sr. D. Joaquín de). Profesor en el
Colegio de San Fiel, Portugal.
1889. Simarro (D. Luís), Doctor en Medicina. — C. del Conde de
Aranda, 1, Madrid. — (Histología.)
1880. Simón (D. Eugenio). — Villa Said, 16, París. — (Arácnidos.)
1890. Siret (D. Luís), Ingeniero. — Águilas (Murcia). — (Geolo-
gía y Antropología.)
1901. Sobrado Makstro (D. César), Doctor en Farmacia. — Calle.
de las Minas, 13, Madrid.
s. F. Solano y Eulate (D. José María), Marqués del Socorro,
Catedrático en la Facultad de Ciencias, Jefe de la Sec-
ción de Geología en el Museo. — C. de Jacometrezo, 41,
Madrid. — (Mineralogía y Geología.)
DE LA ESPAÑOLA DE HLSTOMA NATURAL. 27
1901. SoLEU Y Batlle (D. Enrique), Farraacéatico militar. —
G. de Cortes, 372. — (Botánica).
Í1S98. Soler y Garceller (D. Juan Pablo), Doctor en Giencias,
Profesor en la Facultad de Giencias. — Goso, 156, Zara-
goza.— f Microquimica.)
1896. Steva de LA Vega (D. Enrique), Subdelegado de Farma-
cia, Licenciado en Giencias físicas y químicas y Profe-
sor niercantil. — Santoña (Santander).
1897, SuRMELY Y Marghal (D. Eduardo), Profesor de Lenguas.
— G. de la Goncepción Jerónima, 15 y 17, pral., Madrid.
— (Botánica y Entomología.)
1899. Tarazona y Blanch (D. Ignacio), Gatedrático en la Facul-
tad de Giencias.— G. de Mallorca, 309, Barcelona.
1899. Tarín y Juaneda (D. Rafael), Doctor en Giencias natura-
les, Profesor auxiliar de la Universidad. — Francos, 30,
Vailadolid.
1901. Tió Y Salvador (D. José).— G. de Balmes, 7, 3.°— Barce-
lona.— (Histología vegetal.)
1901. Tomás y Gómez (D. Galixto), Gatedrático de Anatomía en
la Escuela de Veterinaria. — Górdoba. — (Anatomía com-
parada.)
1901. Tomás y Radó (D. Juan). — G. de Fortuny, 4, entr.°, Bar-
celona.— (Mineralogía.)
1900. Torremocha Tellez (D. Lorenzo), Médico militar. — Ma-
drid (Getafe).
1882. Torrepando (Sr. Gonde de). Ingeniero de Montes. — G. de
Ferraz, 48, hotel, Madrid.
1893. Traizet (D. Emilio). — 42 Rué Notre Dame de Nazareth,
París. — (Coleópteros de Europa.)
1893. Truán (D. Luís), Director facultativo en la Sección Vi-
driera de la Sociedad anónima «Gijón industrial». — Gi-
' jón (AsUiriiis).— (Coleópteros.)
1896. Tutor (D. Vicente), Doctor en Medicina.— Galahorra (Lo-
groño) . — (Coleópteros.)
s. F. Uhagón (D. Serafín de), Miembro de las Sociedades En-
tomológicas de Francia y Berlín. — G. de Montalvan, 7,
Madrid. — (Coleópteros de Europa.)
1900. Urdaniz (D. Julián José).— San Giprián, Vivero (Lugo).
1897. Urquía y Martín (D. Ildefonso).— P.« de Villasis, Sevilla.
1895. Val y Jullín (D. Vicente de), Licenciado en Farmacia,
28 LISTA DE SOCIOS
Socio corresponsal de los Ilustres Colegios de Farmacia
de Madrid y Barcelona, de la Sociedad española de Hi-
giene, Corresponsal de la Médico-Quirúrgica española y
de otras varias Corporaciones, premiado en varias Expo-
siciones.— Boquiñeni y Luceni [Zaragoza.).— f Botánica.)
1900. Vales Failde (D. Javier), Presbítero y Abogado.— C. del
Almirante, 2 quint., 2.°, Madrid.
1887. Vázquez Figueroa y Canales (D. Aurelio), Inspector Jefe
de Telégrafos, jubilado. — C. de Mendizábal, 39, 3.% Ma-
drid.— (Lepidópteros de Europa.)
1902. Vázquez Figueroa y Mohedano (D. Antonio), Arquitecto.
— C. de Mendizábal, 39, 3.°, Madrid. — (Coleópteros.)
1873. Velaz de Medrano (D. Fernando), Ingeniero de Montes.
— Soria.
1894. Vicioso y Trigo (D. Benito), Licenciado en Farmacia. —
C. de Bodeguilla, 9, Calatayud. — (Botánica.)
1899. Vidal y Compaire (D. Pío), Ayudante por oposición del
Museo de Ciencias naturales. — Calle del Piamonte, 6,
Madrid.
1901. ViLA Vendrell (limo. Sr. D. Simón), Doctor en Ciencias,
Catedrático y Decano de la Facultad de Ciencias, Exdi-
pulado á Cortes y Exdireclor general de Hacienda de
Ultramar. — Zaragoza.
1896. ViÑALs Y Torrero (D. Francisco), Doctor en Medicina. —
C. de la Espada, 4, principal, Madrid.
1897. Zamora y Garrido (D. Justo), Licenciado en Farmacia,
Director del Colegio de segunda enseñanza de San Agus-
tín.— Siles (Jaén), por Valdepeñas é Infantes. — [Ento-
mología y especialmente de la Sierra de Segura.)
s. F. Zapater y Marconell (D. Bernardo), Presbítero. — Alba-
rracín (Teruel). — (Botánica.)
1901. Zorrilla y Arroyo (D. Francisco), Abogado.— Sepülveda
(Segovia.)
Spcios agregados.
1897. Ángulo y Tamayo (D. Francisco), Doctoren Medicina. —
C. de San Andrés, 25, pral., Madrid.
1898. Ariño Cenzano (D. Julio).— C. del Coso, 100, Zaragoza.
DE LA ESPAÑOLA. DE HISTORIA NATURAL. 29
1898. CosGOLLA DíEz (D. Eineterio). — Calatayud (Zaragoza).
1901. Criado (D. Melquíades). — Madrid.
1899. Deop (D. Rcimóii). — Zaragoza.
1901. Diez Tortosa (D. Juan Luís), Estudiaule de Ciencias y
de Farmacia, Encargado de Clases pi'ácticas de Historia
natural en la Facultad de Ciencias. — Granada. — (Taxi-
dermia.)
1899. Escribano v Ramón de Moncada (D. Francisco), Licen-
ciado en Medicina. — Argamasilla de Alba (^Ciudad-Real).
1890. Fernández y Cavada (D. Pedro L.) — C. de Santa Clara, 8
y 10, Santander.
1901. Ferrer (D. Modesto). — Coso, 78, Zaragoza.
1901. Guerriareitia (D. Alejandro). — Coso, 78, Zaragoza.
1900. Gutiérrez Ángulo (D. Andrés). — San Miguel, 50, Za-
ragoza.
1899. Herr.ánz (D. Clemente). — Coso, 87, Zaragoza,
1898. Izquierdo (D. Juan Antonio), Catedrático de Ampliación
de Física en la Universidad. — Trinidad, 15, Granada.
1898. Llórente de Pablos (D. Julián). — Valverde (Segovia).
1901. Muñagorriz (D. Luís). — C. de la Parra, 14, Zaragoza.
1898. OssuNA (D. Manuel de). — Puerto de la Cruz (Islas Cana-
rias).
1897. Relimpio y Ortega (D. Federico), Catedrático en la Facul-
tad de Ciencias. — C. de Cervantes, 16, Sevilla.
1901. Sánchez Pérez (D. José Augusto). — Alfonso 1, 28, Za-
ragoza.
1901. Urzola y Gil (D. Luís).— Coso, 37 y 39, Zaragoza.
1893. ViLA y Nadal (D. Antonio), Catedrático en la Facultad de
^ Ciencias de la Universidad. — Santiago (Galicia).
RESUMEN.
Socios protectores 4
— honorarios 8
— correspondientes 41
— numerarios 324
— ag-reg-ados 20
Total 397
30 LISTA DE SOCIOS DE LA ESP. DE HIST. NAT.
Socios que han fallecido en 1901.
S. P. LaCAZE DUTHIERS.
s. F. GoLMEiRO (D. Miguel).
1893. Fernández Duro (D, Gabriel).
1877. FoRTANET (D. Ricardo).
1899. GiMiER (D. Luís).
1886. GÓMEZ Carrasco (D. Enrique).
1872. Laguna (D. Máximo).
1892. Larrinüa y Azcona (D. Ángel).
1898. Marcos Zapata (D. Jacinto).
1898. Pardinas Esteran (D. Calixto).
1892. Rivera (Sr. Marqués de la).
1896. Salazar y Quintana (D. Francisco de).
1892. San Martín (D. Basilio).
1874. Sélys Longchamps (D. Edmundo).
1872. Vayreda y ViLA (D. Estanislao).
1872. Zañez (D. Teodoro).
Madrid 7 de Enero de 1902.
El Vicesecretario,
José M. Dusmet y Alonso.
EELACIONES
del esíado de 1^ Socíedcid y de su Bibliotecci
LEÍDAS EN LA SESIÓN DE DICIEMBRE DE 1901
POR EL SECRETARIO
D. SALVADOR CALDERÓN Y ARANA
Y EL BIBLIOTECARIO
D. RAFAEL BLANCO Y JUSTE
Memoria del Secretario.
Otra vez, en cumplimiento del art. 18 del Reglamento, me
es forzoso molestar vuestra atención, contando siempre con
vuestra probada benevolencia, y ser, aunque bien inmerecida-
mente, el cronista de vuestra obra en el año que acaba de
transcurrir, que es el trig'ésimo de la vida de nuestra So-
ciedad Española de Historia natural, respetable ya y respe-
tada, no solo por su antig-üedad sino por el desinteresado entu-
siasmo con que viene cultivando sus altos fines. Comienzo sin
más preámbulo.
Hoy podemos afirmar lo apuntado, sin que se nos tache dein-
modestos, por la consideración que en diferentes ocasiones ha
merecido la Sociedad de los Poderes públicos, como demostra-
ré después, y por el realce que ha venido á darla el formar
parte de ella alg-unos de los sabios más eminentes del mundo;
tales son Sir Archivaldo Geikie, Director general del Servicio
g-eológ'ico de la Gran Bretaña é Irlanda, individuo de la Real
Sociedad de Londres; Ph. Van Thieg-en, el ilustre botánico,
profesor del Museo de Historia natural de París y miembro del
Instituto de Francia; Adolfo Eng-ler, profesor y Director del
Museo y Jardín botánico de Berlín; D. Santiago Ramón y Ca-
jal, nuestro ilustre consocio y expresidente; Carlos Brun-
ner von Wattenwyl, célebre entomólogo vienes y Conseje-
ro áulico; Sir John Lubbock, Lord Abevury, autor de tan im-
m RELACIONES DEL ESTADO DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA
portantes y conocidas obras; Alberto Gaudry, miembro del Ins-
tituto de Francia y profesor de Paleontolog-ía en el Museo de
Historia natural de París; Samuel Hubbard Scudder, el famoso
explorador de las faunas entomológicas fósiles; tales son nues-
tros socios honorarios, además de los cuales contamos 41 co-
rrespondientes extranjeros y con ellos eminente representación
de todas las ramas de la Historia natural. Además figuran
como protectores en España S. M. el Rey D. Alfonso XH
y S. A. el Archiduque Luís Salvador, y en el extranjero Su Ma-
jestad C. el Rey D. Carlos de Portugal y S. A. S. el Príncipe
Alberto de Monaco.
Durante el año último hemos publicado numerosos trabajos
y sobre variados asuntos, habiendo aparecido en nuestros
Anales buena parte de los que teníamos retrasados, y que en
ocasión semejante á la presente hemos lamentado no poder
dar á luz con la prontitud que todos desearíamos; además han
aparecido en aquéllos algunos escritos presentados en este
mismo año. En totalidad son los siguientes, que me permiti-
réis recuerde solo sin analizarlos: la conclusión del «Ensayo
sobre los maláquidos de España», por el Sr. Uhagon; «H cas-
tagno dal miocene a noi e le sue presentí varietá colturali».
del Sr. Piccioli; «Los cristales de las células en los peciolos de
las begonias», del Sr. Reyes Prosper; «Ensayo de historia evo-
lutiva de la Península ibérica», por el Sr. Macpherson; «Con-
tribución á la flora de Galicia», Suplemento H, del R. P. Meri-
no; «Noticia necrológica de D. Miguel Colmeiro» por el señor
Lázaro; «Apéndice al catálogo de plantas de Torrecilla de Al-
cañíz», por el Sr. Pardo; «Herborizaciones efectuadas en el par-
tido de Carrión de los Condes (Palencia)», por el Sr. Hierro; y
«Revisión y estudio del grupo Caloptení», por el Sr. Martínez
y Fernández-Castillo, memoria esta última que habrá de con-
cluir en el cuaderno 3." del tomo X (xxx), que está ya
muy adelantado y en el que se procurará publicar también los
aun en cartera, á los que se ha añadido últimamente un su-
plemento á la «Florula gaditana» con que nos ha favorecido
nuestro distinguido consocio D. José Pérez Lara.
En el Boletín aparecen trabajos más cortos y en forma más
extractada, que no desmerecen en variedad de asuntos y en
novedad á los enumerados como publicados en las Metnorias.
predominando entre ellos las investigaciones referentes á la
DE HISTORIA NATURAL Y DE SU BIBLIOTECA. 3;í
Historia natural patria, y sin que falte tampoco la colabora-
ción de sabios extranjeros, como VonHeyden, que nos ha hon-
rado remitiéndonos sus «Contribuciones á la fauna ibérica,
MiitiUiclm> y Tournier con sus «Descriptions de quelques Hy-
ménoptéres d'Europe et confins».
Como habéis visto, en este año se ha ensa3'ado con fortuna
la nueva forma de la publicación, apareciendo el Boletín, que
se reparte mensualmente á todos los socios, independiente de
las Memorias. La buena acog-ida que esta innovación ha tenido
se pone de manifiesto por el número de notas que se han reci-
bido y que han hecho no decaig-a en ning-ún número la canti-
dad é importancia de los trabajos. Se ha log-rado además un
resultado anhelado hace mucho tiempo por las personas que
más directamente se interesan por el éxito de nuestra publica-
ción, y es el que cunda entre los socios que envían el fruto de
su trabajo la afición á darle una forma concreta, ciñéndose á
los resultados más nuevos é interesantes, en la intelig-encia de
que, en publicaciones técnicas como la nuestra, toda difusión
huelg-a, pues se dirig-en á personas demasiado peritas para
que haya necesidad de darles precedentes aclaratorios. En cam-
bio dicha concisión permite que los trabajos aparezcan con
prontitud, que no pierdan su novedad y redunda en economía
no despreciable para una Sociedad que solo cuenta con sus
propios medios pecuniarios.
Al éxito de nuestra labor han contribuido este año, como los
anteriores, en g-ran medida las Secciones de Sevilla y Zara- -
goza, seg'ún puede comprobarse revisando el Boletín, en el
cual fig-uran copiosas notas debidas á su iniciativa, y entre las
que dominan noticias locales del más alto interés. Pero en el
año transcurrido hemos tenido una satisfacción que sumar en
este respecto á las de los precedentes: el restablecimiento de la
Sección de Barcelona, que hacía mucho tiempo no celebraba
sesiones y carecía, por tanto, de toda org-anización. Por esta
obra ha merecido sinceros plácemes y un cumplido voto de
g-racias nuestro dilig-ente consocio el Sr. Rivas Mateos, al cual
se debe en primer término el haber convertido en activo y va-
liosísimo un miembro de nuestro org-anisrao que parecía ya
paralizado é incapaz de movimiento. Ning-uno de los sucesos
que me quedan que relatar ha sido tan profundamente satis-
factorio como la lectura del acta de Barcelona del 11 de Abril
T. ii, N.o 1.— Enero, 1902. 3
34 RELACIONES DEL ESTADO DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA
de 1901, en la que se nos comunicaba la formación de la Junta
directiva de aquella Sección y el hermoso y sencillo discurso
del nuevo Presidente, limo. Sr. D. José Casares Gil, poniendo
de relieve el vínculo científico que á todo los individuos de esta
Sociedad, así de Madrid como de provincias, nos une, hacien-
do un llamamiento á los naturalistas y á la juventud estudio-
sa del Principado para que cooperen á la obra de la Sección
BARCELONESA.
En otro orden de trabajos son dig-nos de mención los confia-
dos á la nueva Comisión de Catálog-os, la cual ha estudiado y
hecho imprimir las papeletas que deben repartirse entre los
socios que lo soliciten para que consig-nen en ellas los datos
referentes á la fauna, ñora y g-ea de las regiones que conozcan
ó en que habiten, y puedan devolverlas después á la Sociedad
como materiales para tan importante obia. El Sr. Lázaro é
Ibiza completó aquel trabajo dando en la sesión del 5 de Julio
reg'las precisas para que se utilicen con provecho y economía
dichas papeletas, que han sido solicitadas ya por varios de
nuestros consocios.
La misma Comisión proyecta formar^un Diccionario de los
nombres vulgares castellanos y regionales de animales, y á
este ñn se ha dirigido á las Secciones de provincias solicitando
su concurso y rogando á cuantas personas puedan cooperar á
aquel propósito tuviesen en cuenta dicha manifestación. Los
datos debían inscribirse en papeletas impresas especialmente
para este fin; y con el objeto de dar uniformidad al trabajo, la
mencionada Comisión formuló también reglas que han apa-
recido en las cubiertas del Boletín. Del resultado de estos tra-
bajos no tardaremos seg'uramente en ver pruebas, dado el celo
é interés que la Comisión ha puesto en su desempeño y el
anhelo que la prestan numerosos socios con sus notas y comu-
nicaciones.
Presente tenéis todos, sin duda, la interesante discusión y
los acuerdos á que dio origen la proposición del Sr. Martínez
de la Escalera sobre la conveniencia de que nuestra Sociedad
elevara á los Poderes públicos una exposición pidiendo que las
ciencias naturales formen parte de la enseñanza primaria de
España. Esta discusión, mantenida siempre con elevación de
ideas y de todo punto ajena á cuestiones de partido, ni menos
personales, ha ocupado á la Sociedad durante varias sesiones,
DE HISTORIA NATURAL Y DE SU BIBLIOTECA. 35
habiéndose procurado no incurrir en nota desfavorable de
precipitación, que en este caso hubiera sido lamentable. To -
marón parte en dicha discusión los Sres. Cáceres Gómez, Váz-
quez Fig-ueroa, Bolívar, Lázaro, Rodríg-uez Mourelo, Cerezo,
Gredilla, Artig-as, Oloriz, Puig- y Bartolomé. El Sr. Director de
la Escuela Normal de Maestros, D. Ag-ustín Sarda, tuvo tam-
bién la atención de responder á la invitación que se le había
hecho para que nos comunicase su autorizada opinión sobre el
asunto de que se trataba, haciendo una luminosa exposición
de los antecedentes y medios que conceptuaba eficaces para
lograr el fin propuesto. También los señores socios de provin-
cias. Ribera y Nacher, nos han favorecido con sus luces, el pri-
mero remitiendo un artículo sobre el mismo asunto que había
publicado en la Revista coiitemijoránea, y el seg"undo comuni-
cando el fruto de sus reflexiones en la sesión del 3 de Julio, á
la que asistió. Además, el Sr. D. José Hueso, profesor de la Es-
cuela Normal de Granada y ya consocio nuestro, remitió una
interesante carta en favor del mismo pensamiento, indicando
alg-unos medios conducentes á su realización, que se oyeron
con interés y aprecio, y queriendo la Sociedad hacer alg-o ver-
daderamente práctico, que pudiera dar una norma respecto al
carácter que la enseñanza de la Historia natural debiera reves-
tir en las escuelas primarias, se instó á los señores socios para
que presentasen modelos de lecciones para ios maestros y los
párvulos, progTamas, colecciónese cuanto de la iniciativa par-
ticular pudiera surgir para el mejor log-ro de tan importante
objeto. Entre los que acudieron á este llamamiento, presentan-
do trabajos, recordaremos al Sr. Rodríg'uez Mourelo, que leyó
una lección de Mineralog"ía, hecha para la enseñanza de los
párvulos; al Sr. Bartolomé, que presentó otra en el mismo sen-
tido, y un modelo del medio de que se puede valer el maestro
para desarrollar ante sus pequeños discípulos un asunto de
Historia natural; el prog-rama de un curso breve de silvicul-
tura por el Sr. Artig-as y una lección de Mineralogía para ins-
trucción de los maestros por el que suscribe.
Resumiendo el Sr. Presidente, D. Blas Lázaro, las opiniones
emitidas por todos los señores socios que tomaron parte en la
discusión á que se refieren estas desaliñadas líneas, hizo ver
cómo todas las opiniones coincidían en reconocer la convenien-
cia de que las nociones elementales de las ciencias fig-urasen
36 RELACIONES DEL ESTADO DE LA SOCIEDAD ESPATsOLA
en la enseñanza primaria y se solicitase del Ministerio de Ins-
trucción publícalas disposiciones necesarias para conseg-uirlo,
enumerando los medios que se habían indicado como más
prácticos y eficaces á fin de vencer las dificultades que lleva
consig"o esta reforma, ofreciéndose la Sociedad á resolver las
consultas que los maestros se sirvieran hacerla, tanto respecto
de la determinación de los g-randes g-rupos org*ánicos y de las
especies vulg-ares, como en lo referente á los procedimientos
de recolección, preparación y conservación de los seres natu-
rales.
La exposición referida fué presentada al Sr. Ministro de Ins-
trucción pública por el Sr. Presidente acompañado de una Co-
misión de la Sociedad, haciéndole las consideraciones que
ésta había desarrollado en las aludidas discusiones, habiendo
obtenido de aquel una afectuosa acogúda y la promesa de
(estudiar el asunto detenidamente. El tiempo se ha encarg-ado
de probar que no fué esta una vana promesa ni una mera cor-
tesía, habiendo tenido la Sociedad la satisfacción de ver en la
Gaceta oficial ampliadas las enseñanzas de las Ciencias natu-
!-ales, tanto en las Escuelas elementales como en las superiores
de maestros y maestras por Real decreto de 17 de i\g"osto últi-
mo, con lo que se conseg-uirá, dentro de alg'ún tiempo, que los
¡aaestros, aun los elementales, posean conocimientos de estas
ciencias, y que muchos de ellos las cobren verdadera afición y
cooperen, quizás, á la obra de investig-ación y de estudio de la
ciencia patria á que viene dedicada nuestra Sociedad. Pero
no es este el único motivo de g-ratitud que debemos al señor
'.'onde de Romanones; en efecto, el Real decreto de 29 de No-
viembre org-anizando los Museos de Historia natural y los Jar-
>iines botánicos de los establecimientos de Enseñanza es motivo
(le g'loria para el Ministro que le ha publicado y punto de par-
iida de una nueva era en el conocimiento de la fauna, ñora y
.g-ea de la Península; de esperar es que cuantos son por él lla-
mados á colaborar en este trabajo presten su concurso con la
actividad é intelig-encia que es de desear y veamos pronto el
L .'Uto de tan felices disposiciones.
Sig-uiendo su tradición de inñuir en lo posible de un modo
¡eneficioso para la ciencia en todo cuanto se relaciona con la
Historia natural de nuestro país, hizo nuestra Sociedad opor-
tunamente g'estiones encaminadas á log-rar que un naturalista
DE HISTORIA NATURAL Y DE SU BIBLIOTECA. 37
formara parte de la expedición que se proyectaba á las pose-
siones españolas del g-olfo de Guinea, proponiendo fuera con
este carácter el Sr. Martínez de la Escalera, tan avezado á este
género de expediciones, ya que no fuera posible por ahora or-
g-anizar una Comisión científica más "numerosa y dotada con
los medios conducentes á log-rar una esploración detenida.
El éxito obtenido en semejante intento ha sido altamente sa-
tisfactorio; pues el expresado naturalista, ayudado por nuestro
consocio D. Melquíades Criado, fueron nombrados miembros
de la expedición, y hemos tenido el placer de verlos reg-resar
con cosecha relativamente abundante de recolecciones que
una Comisión compuesta también de individuos de nuestra
Sociedad, y entre ellos el mismo Sr. Martínez de la Escalera,
está encarg-ada de arregdar y estudiar.
Se han llevado á cabo durante el año transcurrido alg-unas
excursiones interesantes, particularmente la realizada durante
la Semana Santa, de Almería á Granada, recog-iendo no pocos
ejemplares que están aún en estudio. También se realizó otra
durante el mes de Enero á Montarco, estación del ferrocarril de
Madrid á Arg-anda, y otras diversas, ya por unos ú otros socios,
de que no se ha dado cuenta en el Boletín.
Paréceme que no se tachará de presuntuosa nuestra afirma-
ción de que la Sociedad no ha perdido su tiempo en el año
transcurrido, sobre todo si se atiende á que lo realizado es el
producto único y exclusivo de nuestro esfuerzo, sin apoyo pe-
cuniario alg-uno de las esferas oficiales ó de otro g-énero.
Como en años anteriores, hemos experimentado dolorosas
pérdidas de queridos y laboriosos consocios, de varias de las
cuales se ha hecho mérito especial y dado noticias necrológ-i-
cas. Al Sr. Lázaro se debe la biog-rafía de D. Migniel Colmeiro,
aparecida en el último tomo de Memorias, pág-inas 201 á 211,
y acompañada de un retrato en fototipia del finado, y las noti-
cias referentes al Sr. Marqués de la Ribera que fig-uran en el
acta del 9 de Enero; el que suscribe participó el fallecimiento
de D. Enrique Gómez Carrasco en la sesión del 6 de Febrero, y
el Sr. Greg-orio, de Zarag-oza, el de D. Jacinto Marcos Zamora,
que aparece en el acta de Marzo; el Sr. Bolívar el de D. Ang-el
Larrinúa, en sesión del 3 de Julio, el que suscribe los del
eminente profesor Lacaze-Duthiers^ nuestro eminente socio
protector, y la de D. Estanislao Vayreda y Vila en 2 de Octu-
38 RELACIONES DEL ESTADO DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA
bre, y el Sr. Lázaro é Ibiza la de D. Gabriel Fernández Duro,
en sesión del 4 de Diciembre. A éstas hay que ag-regar las no
menos sensibles de dos médicos eminentes, el Excmo. Señor
D. Basilio San Martín y el reputado catedrático D. Teodoro Ya-
ñez, que honraban la lista de socios casi desde los comienzos
de esta Corporación, 3^ la de D. Francisco Salazar y Quintana,
disting-uido farmacéutico y publicista.
Estas pérdidas son, como veis, por todo extremo lamentables
en número y calidad, y así lo habéis comprendido consig-nan-
do en las actas la expresión del sentimiento con que Ueg-aron
á vuestra noticia. Posteriurmente á la lectura de esta Memoria
aún hemos sufrido dos sensibles pérdidas: la del Ilustrísi-
mo Sr. D. Calixto Pardiñas, socio de Zaragoza, que colaboró
más de una vez en nuestras publicaciones, y la de D. Ricardo
Fortanet, impresor de los Anales, á cuyo importante estable-
cimiento tipog-ráfico está unida la vida de nuestra Sociedad
por treinta años de relaciones, nunca interrumpidas, durante
las cuales hemos podido apreciar, al par que los excepcionales
medios de publicación que para Revistas de la índole de la
nuestra posee aquel establecimiento, el interés que por nuestra
Sociedad han demostrado, primero D. Joaquín Fortanet hasta
su muerte y después su hermano D. Ricardo, cuya muerte,
ocurrida rápidamente y cuando nada la hacía esperar, ha de
causar honda impresión en nuestros consocios al darse cuenta
de ella en la sesión de Enero próximo.
Hemos tenido además en el año transcurrido las siguientes
bajas de socios numerarios: Cañal (D. Carlos), Codina (D. Ra-
món), Colegio de San Juan de Letrán, Cortes (D. Manuel), Fer-
nández Losada (D. Cesáreo), González Pérez (D. Lino), Pérez
Arcas (D. Antonio), Pino y Vivó (D. José), y los agregados
Borao (D. Jerónimo), Bosque (D. Ángel), Claver (D. José M.).
Eg'uía (D. Robustiano), Gutiérrez (D. Jacinto) y Mezo (D. Juan).
Las pérdidas experimentadas por causa de fallecimiento y
bajas se han compensado con las alzas en número de setenta y
ocho nuevos militantes en nuestras filas, llamados á subsanar
las deserciones, en todos los casos involuntarias y siempre sen-
tidas por los que venimos sosteniendo la tradición de esta labo-
riosa y modesta Sociedad.
El Secretario,
Salvador Calderón.
Madrid 1.° de Diciembre de 1901.
rE HISTORIA NATURAL Y DE SU BIBLIOTECA. 39
Memoria del Bibliotecario.
La Biblioteca de esta Sociedad ha experimentado durante
el presente año, como en los anteriores, un notable aumento
en el número de las publicaciones que la constituyen. Siendo
de sentir que la modesta vida de la Sociedad y la falta de
protección oficial impidan completar esta obra ampliándola
con la suscripción á determinadas Revistas científicas de g-ran
interés, que por sus condiciones de publicación no pueden ser
adquiridas por otro medio.
En la imposibilidad de satisfacer este deset» nuestro, hemos
de limitarnos en la actualidad á dar á conocer sucintamente á
nuestros consocios la variación que durante el corriente año
ha sufrido esta Biblioteca.
Al terminar el año 1900 contábamos con la correspondencia
de 97 centros científicos, cuyos trabajos reg-ulares se recibían
á cambio de nuestras publicaciones. Este número, ya digno de
consideración, ha sido ampliado en el corriente año con otros
nueve cambios solicitados y concedidos para otros tantos cen-
tros científicos cuyos trabajos son de g-ran reputación en todo
el mundo científico. Estos nuevos cambios, en unión de los
anteriores, forman un total de 106, que es el número de corpo-
raciones con las que estamos en relación y de cuya importancia
podrán juzgar los señores socios por la enumeración sig-uiente:
Academia nacional de Ciencias, Córdoba (República Argentina).
Academia Real das Sciencias de Lisboa.
Académie des Sciences de Cracovie.
Académie des Sciences de Paris.
Académie Internationale de Géographie botanique, Le Mans.
Academy of Sciences, Chicago.
Academy of Sciences, lowa.
Academy of Sciences, St. Louis, Mo. (Estados-Unidos).
Academy of Natural Sciences of Philadelphia.
Allgemeine Entomologische Gesellschaft von Dr. Chr. Schroder-Itzehoe
und Udo Lehmann-Neudamm.
American Association for the Advancement of Sciences, Cincinnati (E.-U).
Annaes de Sciencias Naturaes, Foz do Douro (Porto).
Australian Museum, Sydney (Australia).
40 RELACIONES DEL ESTADO DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA
BuñJalo Society of Natural Sciences.
Bulletin scientifique de la France et de la Belgique, sous la direction de
MM. Alfred Giard et Jules de Guerne. París.
Comisión del Mapa geológico de España, Madríd. , •
Comissao dos trabalhos geológicos de Portugal, Lisboa.
Entomological ¡Society, Chicago.
Entomologische Nachrichten, Beriín.
Entomologische Ve reine, Stettin.
Entomologische Zeitung, Wien.
Entomologiska Foreninguen, Stockolm, Suecia.
Essex Instituto, Salem, Mass. (Estados-Unidos).
Faculté des Sciences de Marseille.
Feuille des jeunes naturalistes, Paris.
Field Columbian Museum, Chicago (E.-ü.)
Fondation de P. Teyler van der Hulst, Haarlem (Holanda).
Giornale di Seienze naturali et economiche di Palermo.
Institució catalana d' Historia natural, Barcelona.
Instituto geológico de México.
Jardín botánico de Tiflis.
K. K. Naturhistorisches Hofmuseum, Wien.
K. K, Zoologisch-botanische Gesellschaft, Wien.
Laboratorio ed Orto Botánico, Siena.
Meriden Scientifique Association.
Missouri Botanical Garden, St.-Louis (Estados-Unidos).
Musée zoologique de l'Académie impériale des Sciences de St. Pétersbourg.
Musei di Zoología ed Anatomía comp. della Keale Universitá di Torino.
Museo Cívico di Storia naturale di Genova.
Museo de La Piafa, Buenos-Aires.
Museo de Valparaíso, Chile.
Museo nacional de Buenos-Aires.
Museo nacional de Ciencias naturales, Montevideo.
Museo nacional de Costa-Rica.
Musen Paráense, Para (Brasil).
Museu Paulista, San Paulo, Brasil.
Muséum d'Histoire Naturelle, Paris.
Museum national Hongrois, Budapest.
Museum of Comparativo Zoology at Harvard College. Cambridge (E.-U),
Natural History Society of Glasgow.
Naturee Novitates, Berlin.
Naturforschende Gesellschaft in Basel, Suiza.
Naturhistorische Gesellschaft, Nürnberg.
New-York State Museum University of the State of New- York.
Peabody Museum of American Archselogy and Ethnology, Cambridge.
DE HISTORIA NATURAL Y DE SU BIBLIOTECA. 41
Physikalisch-Medicinische Gesellschaft, Würzburg.
Portugalia, Porto.
Real Academia de Ciencias y Artes de Barcelona.
Reale Academia dei Lincei, Roma.
Museo de Historia natural, Valparaíso.
Royal Microscopical Society, London.
Royal Physical Society, Edinburgh (Inglaterra).
Smithsouian Institution, Washington.
Sociedad científica «Antonio Álzate», México.
Sociedad científica Argentina, Buenos-Aires.
Sociedad Geográfica de Madrid.
Sociedad Mexicana de Historial natural, México.
Sociedade Broteriana, Coimbra.
Societá di Naturalisti, Napoli.
Societá entomológica italiana, Firenze.
Societá italiana di Scienze Naturali é Museo Civico di Storia naturale.
Milano.
Societá romana per gli studi zoologici, Roma.
Societá toscana di Scienze naturali, Pisa.
Societas entomológica Rossica, St. Pétersbourg.
Société botanique de Copenhague.
Société botanique de France, Paris.
Société botanique de Lyon.
Société des Sciences naturelles de l'Ouest de la France, Nantes,
Société d'Histoire naturelle de Toulouse.
Société entomologique de Belgique, Bruxelles.
Société entomologique de France, Paris.
Société entomologique de St. Pétersbourg.
Société entomologique Suisse, Berne.
Société franíjaise de Botanique, Toulouse.
Société géologique de France, Paris.
Société hoUandaise des Sciences, Haarlem (Holanda).
Société impériale des naturalistes de Moscou.
Société Linnéenne de Bordeaux.
Société Linnéenne de Normandie, Caen.
Société Linnéenne du Nord de la France, Amiens.
Société ouralienne d'Amateurs des Sciences nat., Ekathérinenburg (Rusia).
Société Royale malacologique de Belgique, Bruxelles.
Société scientifique du Chili, Santiago.
Société Zoologique de France, Paris.
Société Zoologique suisse et Musée d'Histoire naturelle de Genéve.
The American Naturalist, Philadelphia,
United States Department of Agriculture, Washington.
42 RELACIONES DEL ESTADO DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA
United States Geological Survey, Washington.
United States national Museum, Washington,
Universitas Regia Fredericiana, Cristiania.
Université de Toulouse.
üniversité Royale d'Upsala.
Vereins für naturwissenchaftliche Unterhaltung zu Hamburg (Alemania).
Wisconsin Academy of Sciences.
Wieconsin Geological and Natural History Survey.
Zoologischer Anzeiger, Leipzig.
No menos notable es el ing-reso obtenido por el concepto de
donación, apareciendo entre los donantes los nombres de dis-
tinguidos consocios, tanto extranjeros como españoles, á todos
los que hacemos presente el agradecimiento de la Sociedad
por su generoso desprendimiento.
Entre estos donantes, como se ve en la adjunta lista, apare-
cen nombres tan ilustres como el del Socio Protector S. A. S. el
Príncipe de Monaco, que continúa honrando á la Sociedad con
la donación de sus interesantes trabajos científicos; el del socio
honorario Sr. Brunner von Wattenwyl, que nos ha hecho un
valioso envío de sus publicaciones, y los correspondientes se-
ñores Coincy, DoUfus y otros muchos más que justifican lo que
hemos dicho, y constituye una satisfacción para la Sociedad.
Y hechas estas consideraciones cumplimos un deber regla-
mentario dando á conocer la lista detallada de las publicacio-
nes recibidas durante el año 1901, haciendo constar el concep-
to en que nos han sido enviadas, bien como simple cambio,
bien como donación.
Obras recibidas á cambio:
Academia nacional de Ciencias de Córdoba (Rep. Arg.) — «Boletín». To-
mo XVI, entregas 2.^-4/
Academia Real das Sciencias de Lisboa. — «Jornal de Sciencias mathema-
ticas, physicas é naturaes». 2.a serie, tomo vi, n. xxii (Agosto, 1900);
xxiii (Maio, 1901).
Académie des Sciences de París. — «Comptes-rendus». Tome cxxxi, n. 19,
20, 22-27; tome cxxxii, n. 1-25; tome cxxxiii, n. 1-24.
-- «Tables des Comptes-rendus des séauces». Premier et 2.'^""' semestre,
1900; premier semestre 1901.
DE HISTORIA NATURAL Y DE SU BIBLIOTECA. 43
AcADÉMiE DES SciENCEs DE Cracovie. — «Comptes-reiidus des séance8>.
Année 1900 (Octobre, Novembre).
- «Bulletin international». Année 3 901, n. 1-6 (Janvier-Juillet).
AcaDÉMIE INTERNATIONALE DE GÉOGRAPHXE BoTANlQÜE. JjE MaNS. — «Bullc-
tin>. 10'' année (3.^ serie), n. 134-145.
Academt of Natural Sciences of Philadelphia. — «Proceedings». 1899,
part. i-iii (January-December), 1 900; part. i-iii (January-December);
1901, part. I (.Tanuary-March).
Academy of Sciences St. Louis. Mo (EE. ÜU.) — «Trausactions». Vol. is,
n. 6-9; x, 1-8.
Allgemeine Extomologische Gesellschaft. Neodamm. — c Zeitschrift für
Entoraologie». Band 5, n. 7, 21-24; Band 6, u. 1-21, 23.
American Association for the Advancement of Sciences. Easton (E. ü.)
— «Proceedings». Vol. xlix, 1900.
Association FRANgAisE de Botaniqde. Le Mans. — eBulletin». 4* année,
n. 44-46, 48.
Australian Museüm. Sidnet. — «Report of the Trastees of the Austrahan
Museum for the Year 1899».
Department of Agricolture (U. S.) Washington. — «BuUetin». N. 12-14,
19,21,27.
- «North American Fauna». N. 16-21.
- íYearbook». 1899.
DiREcgio DOS SERVIDOS geológicos de Portugal. — «Communicaí^oes».
Tomo IV.
- íRecueil de monographies stratigraphiques sur le systéme crétacique
du Portugal par Paul Choftat» (deuxiéme étude, le crétacique supé-
rieur au Nord dn Tage). Lisbonne, 1900.
Entomologische Nachrichten. Berlín. — Jahrgang xxiii, Heft. xi; Jahr-
gang xxvi, Heft. xx-xxiv.
Entomologische Veheixe. Stettin. — «Entomologische Zeitung», Jahrg. 50
(1889); Jahrg. 61 (1900); Jahrg. 62, n. 1-12.
Entomologische Zeitung. Wien. — Jahrg. xi-xix; Jahrg. xx; Heft. i-ix.
Faculté des sciences de Marseille. — «Anuales». Tome xi, fase. i-ix.
FiELD CoLUMBiAN MusEUM. Chicago (E.-U.) — « Authropological series.»
Vol. II, n. 4, 5 (publicaciones 61 y 66); vol. iii, n. 1 (public. 55).
- «Botanical series.» Vol. i, n. 6 (public. 48); vol. ii, n. 2.
- «Geológica! series.» Vol. i, n. 8 (public 53).
- «Repoit series.» Vol. i, n. 6 (public. 52).
- «Zoological series.» Vol. ii (public. 46); vol. iii, n. 3 (public. 54''; vol. iii,
n. 1 (public. 46); vol. iii, n. 2 (public. 47); vol. i, n. 18 (public. 49);
vol. II, n 2 (public. 57).
FoNDATioN Teyler. Haarlem. — < Archivcs du Musée». Serie ii, vol. vii,
2eme_4eme partle.
44 RELACIONES DEL ESTADO DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA
Geological Survkt(IT. S.) Washington.— «Biületin». N. 163-176.
- «Monographs»: xxxix-XL.
- «Aiinnal Report>. 1898-99, part. ii-v con atlas y vii.
- íPreliminary Report on the Cape Nome Gold Región Alaska». Washing-
ton, 1900.
- Map of Alaska».
Tnstitüció catalana d'Historia natural. Barcelona. — «Butlletí». Any 1.*'"
num. 2-5.
- «Reglament de rinstitució catalana d'Historia natural».
Instituto geológico de México.— <Boletín», n. 14.
Laboratorio ed orto botánico. Siena. — «Bulletino». Volume terzo,
fase, i-iv (1900); anno i, fase. 4 (Decembre, 1898).
Missouri Botanical Garden. St. Louis Mo.— «Annual Report». Twelfth
(1901).
MüsÉE NATIONAL HoNGROis. BüDAPEST. — »Termeszetrajzi Fuzetek». Volu-
me XXIV (1901), part. iii-iv.
Musée zoologique DE l'Académie impériale des Sciences de St. Péters-
BOURG. — «Annuaire». Tome v, n. 1-4; vi, 1.
Müssei di Zoología bd Anatomía comparata della R. Universita di Tori-
No.— íBolIetino». Vol. xv, n. 377-403.
Museo Cívico di Storia naturale di Genova. — *Annali», Serie 2.%
vol. XX.
- «Índice genérale sistemático delle due prime serie». Genova, 1901.
Museo de Valparaíso. — «Revista chilena de Historia natural». Año iv;
n. 9, 10, 12; Año v; n. 1-6, 8, 9.
Museo Nacional de Buenos Aires. — «Comunicaciones». Tomo i, n. 7-9.
Museo nacional de Costa Rica. San José— «Informe de 1899 á 1900».
Museo nacional de Montevideo. — «Anales». Tomo ii, fase, xv-xvii;
tomo III, fase, xviii, xx-xxi; tomo iv, entrega xix.
MusEü nacional de Rio DE Janeiro. — «Revista». Vol. i (ix de los Ar-
chivos).
- «Archivos». Volume i-viii; x.
MusEu Paraense. Para Brasil. — «Boletim». Vol. iii, n. 2.
MusEU Paulista S. Paulo.— «Revista». Vol. iv.
MusEUM d'Histoire naturelle. París.— «BuUetin». Année 1900, n. 2-8;
année 1901, n. 1-3.
MüSEUM OF COMPARATIVE ZoOLOGY AT HaRVARD CoLLEGE. CAMBRIDGE.—
«BuUetin». Vol. xxxv, n. 7; xxxvi, 1-8; xxxvii, 1-3; xxxviii, 1-4;
XXXIX, 1.
- «Annual Report». 1899-1901.
Naturforschenden Gesellschaft in Basel. — « Verhandlungen». Band xni,
Heft. 2.
- < Namenverzeichnis und Sachregister der Blinde 6 bis 12 (1875-1900).
DE HISTORIA NATURAL Y DE SU BIBLIOTECA. 45
Naturhistorische Gesiíllschaft zu Nürnberq. — < Abhandlungen >.
Band xui.
- ((Saecular-Feier>. (1801-1901).
Naturhistorisches Hofmdsetjm. Wien. — «Annalens. Band xi, n. 1-4;
XII, 1-4; XIII, 1-4; xiv, 1-4; xv, 1-2.
Physikalisch-medicinische Gesellschaft zü Würzburg. — «Verhandlun-
gen». Band. xxxiv, n. 2 6.
- <Sitzungs-Berichte». (1900) n. 2-4.
Portogalia. Porto. — «Materiaes para o estudo do povo portuguez>.
Tomo I, fase. 3."
Real Academia de Ciencias y Artes de Barcelona. — «Boletín». Vol. i,
n. 27-30.
- «Nómina del personal Académico. (1900-1901).
Royal Microscopical Society. London. — <Jourual>. n. 139, 140, 142-144.
RoYAL PiiYSicAL SociETY. Edinbürgh.— «Proceedíngs». Session 1899-1900.
Smithsonian Institution. Washington. — «Bnlletin». n. 47, part. iv.
- «Annual Report». 1898, 1899.
- «Special Bulletin.» American Hydroids, part. i. The Plumularide by
Charles Cleveland Nutting.
Sociedad CIENTÍFICA «Antonio Álzate». México. — «Memorias y Revista».
Tomo xiiT, n. 1-2; xiv, 7-12; xv, 1-10.
Sociedad española de Historia natural. Madrid. — «Anales». Serie ii,
tomo IX (xxix).
Sociedad Geográfica de Madrid.— «Boletín». Tomo xlii, 3.° y 4.° trimes-
tres; tomo xLiii 1 ." trimestre.
- «Revista de Geografía colonial y mercantil». N. 31 y 32; tomo ii, n. 1-4, 6.
SociEDADE Broteriana. Coimbra. — «Bolctín». Vol. XVII (1900), fase. 1-2
y final.
SoctETA DI Natdralisti in Napoli. — «BoUetino». Volume xiv, fascieolo
único.
Societa entomológica italiana. Firence. — «Bulletino». Anno trentaduesi-
mo, trimestres i-iv; anno trentatreesimo, trimestre i-ii.
SOCIETA ITALIANA DI SCIENZE NATÜRALI É MüSEO CÍVICO DI StORIA NATURALE.
Milano.— Volume xxxvui, fase. 4.° (fogli 22-30); xxxix. l''-4" (1-25);
XL, 10-3° (1-18 VJ.
- «Memorie.» L'Abbate Simllanzani a Pavía. Ceuni storiei del Prof. Pietro
Paveri. Milano, 1901.
Societa toscana di Scienze natürali. PIsa. — «Atti». Processi verbali,
vol. XII (Marzo é Maggio).
- «Atti». Memorie, vol. xvii.
SociETA zoológica ITALIANA. RoMA.— «BoUetino». Vol. I (serie ii), fase. i-iv.
Societas entomológica Rossica. St. Pétersboürg.— «Horae».Tomo xxxiii,
n. 3-4; xxxv, 1-2.
46 EELACIONES DEL ESTADO DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA
SociÉTÉ BOTANiQUE DE COPENHAGUE. — <Botan¡sk Tidskrift. «Tome 23, fase. 2
(dernier); 24, 1, 2.
SociÉTÉ botanique de Frange. París.— «BuUetmi. Tome sliv, n. 10; xlvi, 9;
xLVii, 8-9; XLViii, 1-6.
- Tome xLví, session extraordinaire á Hyéres (Var), Mai 1899 (1."^ partie).
SociÉTÉ DES SCIENCE.S NATURELLES DE l'oUEST DE LA FrANOE. NaNTES. — t Bul-
letin». Tome 8, 2.'^™' trim.; tome 10, l."-á.' trim.
SociÉTÉ entomologique de Stockolm. — «Entomologisk Tidskrift>. Arg. 21.
SociÉTÉ entomologique DE Belgiqüe. Bruxblles. — €Annales>. Tome xliv,
n. xi-xiTi; tome lxv, n. i-xi.
- «Mémoires»: viii (Essai monographiqne sur le genre Rhyssenms par
L. Clouét des Pesruches. Bruxelles, 1901.)
SociÉTÉ entomologique suisse. Schaffhausen. — cBulIetin». Voliime. x,
heft. 7-8.
SociÉTÉ géologique de France. París. — «BuUetin». Tome xxviii, n. 1-6, 8.
SociÉTÉ hollandaise des sciences á Harlem. La Haya. — «Archives Néer-
landaises». Serie ii, tome iv, 2''-3'' livraison; serie ii, tome v-vi.
SociÉTÉ impériale des naturalistes de Moscou. — «Bulletin». Année 1900,
números 1-4; année 1901, números 1-2.
SociÉTÉ linnéenne de Bordeaux. — «Actes». Vol. lv [sixiéme serie, t. v).
- «Catalogue de la Bibliothéque>. Fase, ii (Bordeaux, 1901).
SociÉTÉ linnéenne de Normandie. Caen. — «Bulletin». S"" serie, 3^-4* volume.
SociÉTÉ royale malacologique de Belgique. Bruxelles. — «Bulletin. des
séances». Année 1899 (páginas cxxix á final).
- «Anuales». Mémoires, páginas 17 á 28 (année 1899), tome xxxv.
SociÉTÉ sciENTiFiQUE Dü Chili. Santiago. — «Actes». Tome IX, 4^™* et 5''""'
livraisons; tome x, P" et 4"""* livraisons; tome xi, 1'" livraison.
SociÉTÉ zoologique de France. Paris.— «Statuts et Réglement. 1880».
- «Bulletin». Tome xxv (1900); tome xxvi, n. 2.
- «Mémoires». Tome xiii, n. 4; tome xiv, n. 1.
SociÉTÉ zoologique süisse et Musée d'Histoire naturelle de Geneve. —
«Revue suisse de Zoologie. Anuales.» Tom. 8, fase. 3 et dernier;
tom. 9, fase. 1, 2.
The American Naturalist. New-York. — Vol. xxxv, números 406-416,
418, 419.
Université de Toülouse. — «Bulletin». Fase. 12-14.
- «Livret de l'Université de Toulouse». Toulouse, 1900.
- «Archives de Zoologie experiméntale et genérale». Paris. Serie ii,
tome X, n. 1-4; serie iii, tomes i-viii, ix, n. 1.
- «Notes et revue». d™" serie, n. 1-2.
- «Nouvel hommage á M. H. de Laeaze-Duthiers».
University of THE State op New-York. — «State Museum Report. 49>
vol. 3 (1895); 50, vol. 2 (1896); 51, vol. 1-2 (1897).
DE HISTORIA NATURAL Y DE SU BIBLIOTECA. 47
Vereixs für natürwissenschaftliche Unterhaltüng zu Hamburg. —
cVerhandlungen». xi and (1898-1900).
WiscoxsiN AcADEMY OF SciENCEs. Madison. — cTransactioiis». Vol. xii, par-
tes I et 11.
WiscoNsiN Geológica!, an» Natural Histort Survey. Madison. — «Bulle-
tin>. N.° 111 (scientific series, n. 2); n." v (Educational series, n. 1);
n." VI (Economic series, n. 3); n. vii (Economic series, part. i).
ZooLOGiscH-BOTANiscHE Gesellschaft. Wien. — c Verhandlungen>. Band l,
Heft 8-10; Band li, Heft 1-8.
ZooLOGiscHER Anzeiger. Leipzig. — Band sxul, u. 605-632; Inhalt des Ban-
des xxiii; Band xxiv, n. 633-645.
Como donativo.
Acloque (A.)— «Sous le microscope». Abbeville, 1900. (Don. del autor.)
Albert ].<^''(S. a. S. le Prince). — <RésultatB des campagnes scientifiques
accomplies sur son yacht>. Faso, xvii, Céphalopodes.— Fase, xviii,
Hydraires.
- € Notes de géographie biologique marine. Communiflcation faite au
Viiéme congrés international de géographie á Berlin en 1899». Berlín,
1900. (Don. de S. A. S.)
Albert (Federico). — «Informe sobre los estudios preparatorios para la pro-
pagación de la langosta, de Juan Fernández, en la costa de Chile,
hechos durante el viaje de Valparaíso á Sarco en la provincia de
Atacama». (Minist. de Industria i Obras Públicas. Santiago de Chile,
1898.)
- «Contribuciones al estudio de las Aves chilenas. Entregas 6.a á 11."
(Santiago de Chile, 1898-1901.)
- «Las dunas, ó sean las arenas volantes, voladeros, arenas muertas,
invasión de las arenas, playas i médanos del Centro de Chile. San-
tiago de Chile, 1900.
- «Zoología i Botánica aplicada>. Santiago de Chile, 1900.
- «La chinchilla>. Santiago de Chile, 1901.
- «Los lobos marinos de Chile». (Rev. chilena de Hist. nat., 1901.)
- «La pesquería y piscicultura del país.> (Revista del Centro Industrial
y Agrícola de Santiago de Chile, 1901.) (Don. del autor.)
Anónimo. — «Curriculum vitae di Luigi Bombicci Porta, Professore ordina-
rio di Mineralogía nella R. Universitá di Bologna». 1." Gennaio
1901. Bologna, 1901. (Don. del Pr. Bombicci.)
Arechavaleta (J.) — «Flora uruguaya» (solo se ha recibido desde la pági-
na 305 á la 416.) (Don. del autor.)
48 RELACIONES DEL ESTADO DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA
Arnold (Dr. F.) — " Die Lichenen des frankischen Jura». Regensburg,
1885.
- <Die Lichenen des frankischen Jura». Stadtamhof, l890.
- «Zur Lichenenflora von München». München, 1891.
- «Lichene exsiccati (1859-93) nr. 1». München, 1894.
- «cWilliam Nylander». München, 1899. (Don. del autor.)
Artigas (D. Primitivo). — «Trabajos hidrológico-forestales» (conferencias
pronunciadas en el Ateneo de Madrid.) (Don. del autor.)
Ayuntamiento de Madrid. — «Estadística demográfica», Abril, Mayo y Ju-
lio de 1900; Agosto y Septiembre de 1901.
(Don. del Excmo. Ayuntamiento.)
Bedel (L.) — «Description d'un Platyderus nouveau de la Tunisie meridio-
nales. (Soc. entom. de France, 1900.)
- «Diagnose d'un Harpalide nouveau de Tunisie. Notes synonymiques
d'aprés les types de la collection E. Oberthur». (Soc. entom. de
France, 1900.)
- «Notes sur les Paussus du Nord de l'Afrique et sur les espéces du
groupe de P. cornutus Chevr. • (Soc. entom. de France, 1900.)
- «Description d'une espéce nouvelle de Nanophyes parasite du Sedum
telephium L.» (Soc. entom. de France, 1900.)
- Catalogue raisonné des coléoptéres du Nord de l'Afrique». (Soc. entom.
du France, 1900.) (Don. del autor.)
Berg (Carlos). — Notas críticas referentes á las contribuciones al estudio
de las aves chilenas». Buenos Aires, 1901. (Don. del autor.)
Bertoni (A. de W.) — «Aves nuevas del Paraguay», Asunción, 1901.
(Don. del Dr. Moisf^s S. Bertoni.)
Biblioth'equb d'histoire naturelle de peu Alphonse Milne-Edwards. —
«Premier catalogue». París.
Bohn (G.) — «L'évolution du Pigment». (Bibliothéque Scientia.)
(Don. del editor G. Carré.)
Bois (D.)— «Une clématite nouvelle pour les jardins (le Clematis Bucha-
niana D. C.)». Paris, 1901. (Don. del autor.)
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- Di talune recenti idee sulla formazione della grandine e della pretesa
potenza dei vorticelli de gli spari grandinifughi». Bologna, 1901.
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BoRELLi (Dott. Alfredo). — «Di alcuni scorpioni del Chile». (Revista chile-
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- «Additamenta zur monographie der Phaneropteriden». Wien, 1891,
- «Revisión da systéme des Orthoptéres et description des espéces rap-
portées par M. Leonardo Fea de Birmanie». Genova, 1803.
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- «Contributo alia fauna entomológica della colonia Eritrea». Firence,
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(Journal de Botanique. Paris, 1901.) (Don. del autor.)
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Observa^oes dos Professores». Lisboa, 1900.
(Don. del Colegio.)
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las ponencias siguientes: «Ponencia 1.^» Arbitrajes; «id. 2.aí Juris-
prudencia y legislación; «id. 3.^)^ Economía pública; «id. 4."» Cien-
cias; «id. 5.^» Artes y Letras; «id 6.®» Unificación de planes de Ense-
ñanza; «id. 7.1» Relaciones comerciales; «id. 8.^» Transportes, co-
rreos y telégrafos ; «id. 9.^» Exposiciones permanentes ; «id. 10.a» Re-
laciones bancarias y bursátiles; «id. 11.a» Prensa.
(Don. de la Junta directiva del Congreso.)
Cuerpo Nacional de Ingenieros de Montes. — «Catálogo de los objetos
presentados por la Comisión de Repoblación de la cuenca del Segu-
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Murcias. Murcia, 1900. (Don. del Cuerpo.)
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1901. " (Don. del autor.)
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DE HISTORIA NATURAL Y DE SU BIBLIOTECA. 51
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1892.)
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1893.)
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- «Notas entomológicas. VI. Algunas costumbres de las hormigas y hor-
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- «El Barón Edmundo de Sélye-Longchamps». 1901. (Publicados por la
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Valparaíso, 1900. (Don. del autor.)
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Ukagón (D. Serafín). — «Ensaj-o sobre los Maláquidos de España». (Soc. esp.
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UxiVKRsiDAD LITERARIA DE Va'uEnoia. — «Apertura del curso académico de
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ViÑALS (Dr. D. Francisco). — «Sinónimos frecuentes en Patología y Prope-
déutica». Madrid, 1901. (Don. del autor.)
El Bibliotecario,
Rafael Blanco y Juste.
Madrid, Diciembre de ISOl.
BOLETÍN
SOCIEDAD ESPAÑOLA DE HISTORIA NATURAL
Sesión del 8 de Enero de 1902.
PRESIDENCIA DE DON FEDERICO OL(')RIZ
El Secretario leyó el acta de la sesión anterior, la cual fué
aprobada,
— El Sr. Lázaro é Ibiza dio g-racias á la Sociedad por el carg'O
con que le había honrado durante el año transcurrido, y des-
l)ués de felicitarse por tener tan dig'no sucesor como el señor
Oloriz, invitó á los señores elegidos en la sesión anterior para
formar la nueva Junta Directiva á tomar posesión de sus
puestos.
El Presidente, Sr. Oloriz, manifestó también en breves y sen-
tidas frases su g-ratitud por la distinción que le había concedi-
do la Sociedad designándole para aquel puesto, al que no se
creía acreedor, y que trataría de responder á la confianza que
«n él se había hecho.
El Vicepresidente, Sr. Espejo, después de hacer analogías
manifestaciones, consag-ró un recuerdo á la memoria de D. Mi-
g'uel Colmeiro, á quien debía sus aficiones botánicas, y al se-
ñor D. Carlos Castel, nuestro ilustre expresidente, que yace
l)Ostrado en el lecho por cruel enfermedad.
— El Sr. Presidente dio noticia del fallecimiento de nuestro
antig-uo consocio y expresidente D. Máximo Lag-una, invitando
al Sr. Artig-as, g'rande amig'o del finado, á ampliar las noticias
de esta dolorosa pérdida.
El Sr. Artig-as recordó los principales méritos del finado, no.
solo como botánico eminente, sino como zoólog'o y g"eólog"o, y
se lamentó de que pérdida tan sensible no haya tenido toda la
publicidad que merecía en la prensa periódica, pues aparte de
T. II. N," 1. -Enero, 190-2. 5
58 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA
un buen artículo debido á la pluma de nuestro consocio el se-
ñor Rodríg'uez Mourelo, apenas como breve noticia se había
consig-nado en los periódicos. La Sociedad acog-ería, sin duda,
con más interés la triste noticia del que fué dos veces su Pre-
sidente y la honró colaborando en sus publicaciones, por
lo que esperaba constase así en el acta y que se expresase
á su familia el sentimiento por dicha desg-racia ag-ravada por
haber fallecido en el mismo día y en la misma casa un herma-
no querido de nuestro llorado consocio. Así fué acordado.
El Sr. Presidente se asoció á las manifestaciones del Sr, Arti-
g"asy le propuso la redacción de un trabajo necrológico sobre el
finado, acompañado, á ser posible, de su retrato, á lo cual ac-
cedió dicho señor, aunque declarando modestamente que du-
daba salir airoso de esta empresa.
— El Sr. Bolívar participó á continuación el fallecimiento de
D. Ricardo Fortanet, de cuyo suceso se da cuenta en la Memo-
ria del Sr. Secretario, pero que convenía repetir, para que se
acordase consig-naren el acta el sentimiento de la Sociedad por
la pérdida de su antig'uo consocio á quien tanto debía en lo
relativo á los éxitos que en la parte tipográfica habíamos al-
canzado. Quedó así acordado,
CorrespondeDcia. — El Secretario leyó las comunicaciones si-
g-uientes:
De los hijos del Sr. Fernández Duro dando g-racias por el ofi-
cio que les fué enviado dándoles el pésame por la muerte de
su señor padre.
Del limo. D. Zoilo Espejo aceptando y dando g-racias por el
nombramiento de Vicepresidente.
De D. Pedro Fernández-Cavada, de Santander, carta acom-
pañada de un número de La Atalaya de aquella capital, en que
se da noticia de la visita hecha por las autoridades g"ubernati-
va y municipal y otras personas al Gabinete-Museo que ha
logrado constituir allí con elementos de la provincia^ dándole
un carácter g'enuinamente reg-ional. El Sr. Fernández-Cavada,
que estima acertadamente que la noticia de un centro seme-
jante ha de interesar á la Sociedad, pone á disposición de ésta
su Museo, el cual consta de ocho secciones: 1.", minerales, ro-
cas y fósiles; 2.% materiales de construcción; 3.'', productos fo-
restales; 4.% fauna entomológ-ica, que comprende los insec-
DE HISTORIA NATURAL. 59
tos Útiles y perjudiciales, con una rica serie de lepidópte-
ros; 5/, fauna malacológ-ica; 6/, hong-os comestibles y vene-
nosos; 7.% criptóg-amas terrestres, lacustres y marinas; y 8.", se-
millas de los árboles forestales y frutales propios de aquella
provincia.
La Sociedad oyó con interés estas noticias, alabando el pro-
pósito del Sr. Fernández-Caivada, que fuera de desear tuviera
muchos imitadores, dada la importancia de estas colecciones
locales, y acordó consig-nar en acta la satisfacción con que se
había enterado de la existencia del mencionado Museo y que
se dieran las g-racias á nuestro consocio por sus ofrecimientos.
Aprobación de cuentas. — La Comisión de revisión de cuentas
presentó el sig'uiente dictamen:
«Los que subscriben, designados por la Sociedad española
DE Historia natural para examinar las cuentas presentadas á
la misma por el Sr. Tesorero en la sesión anterior, tienen la sa-
tisfacción de participarla que las han encontrado en un todo
conformes con sus comprobantes y de proponer en consecuen-
cia su aprobación.
»Aderaás, y teniendo en cuenta lo penoso del carg-o de Tesore-
ro y el celo é inteligencia con que el Sr. Bolívar viene desem-
peñándole durante tantos años, los que subscriben proponen á
la Sociedad conceda un voto de g-racias al Sr. Bolívar como
testimonio de lo mucho que ag"radece sus valiosos servicios.
»Madrid 8 de Enero de 1902. — Florentino Ácpeiiia. — Lucas F.
Navarro. — Norharto Font. »
La Sociedad aprobó el dictamen y el voto de g-racias, ha-
ciéndolo extensivo al Vicetesorero Sr. García Várela y á los Te-
soreros de las Secciones D. Marcelo Rivas Mateos, de Barcelo-
na, D. Julio del Mazo, de Sevilla y D. Félix Gila, de Zarag-oza,
así como á los Sres. D. Emilio Rivera, D. Román Casares y
D. Pedro L. Fernández Cavada, que en Valencia, Santiag-o y
Santander, respectivamente, han prestado g-randes servicios á
la Sociedad, mereciendo todos ellos sinceros elog-ios por su in-
terés y asiduidad.
Admisiones.— Quedaron admitidos como socios numerarios
D. José Esteva, presbítero, residente en Gerona, presentado
por el Sr. Cazurro; D. Jorge Schramm y D. Antonio Vázquez
eo. boletín de la sociedad española
Fig-ueroa, arquitecto, domiciliados ambos en Madrid, preseii-
tMdos por el Sr. Bolívar, y D. José Gutiérrez Sobral, capitán
de navio de primera clase, presentado por el Sr. Martínez de
la Escalera. • ,
Se hicieron tres nuevas propuestas de socios numerarios y
la del Instituto g-eneral y técnico de Cáceres á instancia del
claustro y propuesta de nuestro consocio el catedrático de
aquel centro. D. Casto Ibarlucea, quedando pendientes de apro-
bación para la sesión próxima, como es regdamentario.
Comunicaciones verbales. — Se dio lectura á la sig-uiente nota re-
mitida por el Sr. Pau.
He leído con la mayor atención la nota publicada en nuestro
Boletín (tomo i, núm. 3, pág-. 162) por el Sr. Rivas Mateos
contestando á las observaciones que le había dirig-ido respecto
de alg-unas apreciaciones contenidas en su comunicación del
6 de Octubre de 1897, sobre la veg"etación de la Sierra de
Béjar, pero disto mucho de conformarme con cuanto aleg'a
en su rectificación y persisto en las manifestaciones ante-
riores ya publicadas en el Acta de la sesión de Diciembre de
1900.
Especialmente-hay un detalle que me interesa mantener, y
es el referente á la única papilionácea leñosa que pude reco-
g-er en la reg'ión desnuda de dicha sierra, y que sig-o creyendo
que es la misma que el Sr. Rivas Mateos halló y consideró al
principio como un Ulex de la sección Stauracaníhus. Pues bien,
sig'uiendo en la creencia de que la planta que ambos hemos
recog-ido sea la misma, debo manifestar que remití una ramita
de la por mí recog-ida á D. Máximo Lag-una, consultándole
sobre su determinación, y este ilustre botánico se ha manifes-
tado conforme con la determinación hecha por mí de que se
trataba de la Genista Lusitanica L.
Terminaré haciendo observar que, aunque he revisado el
viaje á la Sierra de Béjar, en la reseña de las especies veg-eta-
les allí encontradas no he visto que el Sr. Rivas mencione la
Genista Lusitanica, como afirma en su nota.
— El Sr. Reyes (D. Eduardo) presentó un dibujo de la anato-
mía del Helix aspersa que tenía hecho desde larg-o tiempo, y
dijo además que la reciente nota del Sr. Barras sobre la pal-
mera anómala de Sevilla le recordó haber visto una fotog'ra-
DE HISTORIA NATURAL. Ol
fía de un caso de octobifurcaciún de otra notable palmera en
lílche, sitio llamado Huerto del Cura.
— El Sr. Bartolomé y del Cerro hizo un resumen de lo dicho
en la Asamblea de los Amig-os de la Enseñanza referente al
modo de enseñar las ciencias en las escuelas primarias, á la
que dio cuenta de lo tratado por nuestra Sociedad respecto á
este asunto, presentando un trabajo sobre las conclusiones
formuladas por nuestro Presidente y Secretario; trabajo que
tuvo una g-ran acogida por los asambleístas de la sección 1.''
— El Sr. Lázaro presentó una nota del R. P. Merino intitulada
A Igmias especies raras ó criticas de ¡a flora es'pañola en general
y particídarmeiite de la gallega.
— El Sr. Secretario díó noticia de otras dos notas recibidas,
que son las síg-uientes: Nuevos esludios sobre las agallas (ar-
tículo VI), por el Sr. Fernández de Gatta, 3' Los filones estanni-
feros de Cáceres y su coniparacíón con los de otras regiones, por
el Sr. Hernández Pacheco.
— El Sr. Calderón díó las siguientes noticias bibliogTá-
ficas:
I. Con el título de «Nuevas investig-aciones sobre la relación
entre la evolución y la estructura geológ-ica de la Península
ibérica y las ag'uas minerales de España», ha publicado recien-
temente el Dr. Hauser, de Madrid, un interesante folleto, apa-
recido en Budapest.
Comienza el autor por alg'unas g-eneralidades sobre el orig-en
de los manantiales, sentando el principio de Plinio tales aqme
qualis térra perquain fluunt. En g-eneral, las ag'uas de los te-
rrenos primitivos son pobres en cal; los bicarbonatos alcalinos
y tórreos que éstas acarrean proceden de la alteración de los
feldespatos de la profundidad descompuestos por el g-as carbó-
nico. Las ag'uas sulfurosas son, á su juicio, un resultado de
reducción.
El autor rechaza la clase de las ag-uas nitrog-enadas, defendi-
da con ardor por los médicos españoles, sig-uiendo en lo demás
la clasificación que éstos adoptan, que es imitada de la fran-
cesa, no sin reconocer que la compleja mineralización de mu-
chas fuentes embaraza por extremo para su clasificación.
Atribuye el Dr. Hauser al mar la mineralización de las
ag'uas cloruradas; las de base sódica emerg'en de los terrenos
cristalinos, y las de base calcica de los sedimentarios. En g-ene-
62 boletín de la SOCIEDAD ESPAÑOLA
ral, los primitivos y secundarios dan manantiales termales y
fríos los terciarios.
Tales son las ideas principales sustentadas en el interesan-
te folleto á que nos referimos; ideas que, aunque combatidas
con energ-ía por el Dr. Labat, de París, al dar cuenta del mis-
mo trabajo en la Qazette des Eanx del 28 de Noviembre de 1901,
en tesis g-eneral nos parecen muy razonables.
II. En la sesión de Diciembre último de la Sociedad g-eoló-
g"ica de Francia se dio lectura á una nota remitida por Ch. Bar-
rois sobre los g-raptolitos de Cataluña y sus relaciones con las
edades g-raptolíticas de Francia, de cuyo asunto aparecerán
notas más extensas en el Bolet'm de dicha Sociedad. El resulta-
do capital de estos estudios, realizados con los ejemplares re-
cogidos por nuestro eminente consocio el P. Almera, estriba en
la existencia en la provincia de Barcelona de los cuatro pisos
g-othlandienses disting-uidos en el Norte de Europa, que son:
1.°, piso de Can Ferrés con Monograpius ¡oMfenis, Diptograptus
sinnatus, etc., correspondiente á las ftanitas del Anjou (piso
de Liando very) ; 2.°, piso de Camprodón con Monograpius tur-
TiciiJalíis, Cgrlograplus Grayi, etc., correspondiente á las am-
pelitas de Polig-né (piso de Tarannon); 3.°, piso de Gracia con
Monograptiis 2iTÍodony M. diihius, correspondiente alas ainpeli-
tas de Andouillé (piso de Wenlock), y 4,°, piso de Cervello con
Monograpius colonus y M. Nilssoni, correspondiente á las piza-
rras con nodulos de Crozon (piso de Ludlow).
Los documentos son insuficientes todavía para poder seguir
en España y Francia las zonas correspondientes inglesas y es-
candinavas; pero de todos modos, los liallazg-os del Sr. Almera
parecen ya muy importantes al Sr. Barrois como comprobación
de las consecuencias á que había llegado en 1892 sobre la dila-
tada extensión de los mares gothlandienses al W. de Europa.
Secciones. — La de Sevilla celebró sesión el 18 de Diciembre
de 1901 bajo la presidencia de D. Julio Ferrand.
Fué presentado el Sr. D. Manuel Miquel é Irizar, socio resi-
dente en Valencia, que por fijar su domicilio en ésta ing-resa
€n la Sección, y quedó admitido como numerario el Sr. Laza,
presentado en la sesión anterior.
El Sr. Tesorero presentó las cuentas del año 1901, que fueron
aprobadas.
DE HISTORIA NATURAL. 63
Se acordó dar un voto de g-racias á la Junta saliente, proce-
diéndose en seg-uida á la elección de la nueva para el año pró-
ximo, quedando ésta constituida en la forma sig'uiente:
Presidente: D. Manuel Medina y Ramos.
Vicepresidente: D. Ildefonso de Urquía y Martín,
Tesorero: D. Julio del Mazo y Franza.
Secretario: D. Federico Chaves y Pérez del Pulg-ar.
Vicesecretario: D. Manuel Miquel é Irizar.
El Sr. Chaves presentó á los socios dos ejemplares de mine-
rales de hierro procedentes de las provincias de Málaga y Cór-
doba, que le han sido donados por el Sr. Laza. Uno de ellos es
un olig'isto pulverulento de aspecto g-rafitoide, muy untuoso al
tacto, y que se presenta en bolsadas. El otro es una hematites
de textura pizarrosa y de una ley de 61 por 100 de hierro, se-
g-ún análisis del Sr. Laza.
— La Sección de Zaragoza celebró sesión el día 30 de Diciem-
bre de 1901, bajo la presidencia de D. Manuel Díaz de Arcaya.
El Sr. Presidente dio cuenta de haber fallecido el limo, se-
ñor D. Calixto Pardinas, socio fundador de esta Sección, y se
acordó hacer constar en acta el sentimiento de su defunción y
que los Sres. Gila y Moyano hag-an una nota necrológ-ica refe-
rente al mismo.
Después se procedió al nombramiento de Junta Directiva
para el año próximo, y resultaron eleg-idos los señores si-
g'uientes:
Presidente: D. Hilarión Jimeno y Fernández Vizarra.
Vicepresidente: D. Pedro Ramón y Cajal.
Tesorero: D. Félix Gila y Fidalgo.
Secretario: D. Pedro Moyano y Moyano.
Vicesecretario: D. Juan Pablo Soler y Carceller.
Fueron admitidos como socios ag-reg-ados los Sres. D. Modes-
to Ferrer, D. Alejandro Guerricabeitia y D. Luís Muñag-orriz.
Acto seg-uido el R. P. Navas leyó la continuación de sus
«Notas entomológ-icas). VIII. El g-énero Ortheirum en España.
64 boletín de la sociedad española
Notas y comunicaciones.
Algunas especies raras, nuevas ó críticas de la flora española ea
general y particularmente de la gallega
el R. P. BALTASAR MERINO.
Continuando la serie de notas ofrecida anteriormente (1), va-
mos á indicar hoj varias especies encontradas por vez prime-
ra en España, y otras nuevas para la flora g-alleg"a; señalare-
mos las primeras con dos asteriscos y con uno las segundas.
* Isoétes HystrixDur. — Aderaásde la Isoetesvelata A. Br. v.
longissima Lg'e. que hemos visto este verano pasado en el can-
ce del Miño, cerca de Lug-o, donde la descubrió el Sr. Lange,
vive la /. Bystrix Dur. entre el musg'o en algunas hondona-
das frescas de Camposancos y también de la vecina costa.
" ** Sparganium negleclum Beeby. — Por insinuación del se-
ñor Pau hemos andado tiempo hace sobre la pista de esa es-
pecie conocida en el Oeste de Francia, y que, seg-ún conjeturas
de dicho botánico, probablemente existia en Galicia. Cuando
tal excitación se nos hizo, examinamos los ejemplares de
nuestro herbario y en ellos, por los pocos frutos maduros que
tenían, solo reconocimos el S. ramosum Huds., hasta que en
una excursión del último Agosto á los llamados Pozos de Olio,,
entre Beg-onte y Vahamonde (Lugo), dimos en las orillas de
los mencionados Pozos con el S. aeglectum Beeby., cuyos fru-
tos, comparados con los de su afín ramosum Huds., son más
oblongos y van estrechándose gradualmente en punta. _
* Sparganium simplex Huds.— Le hemos visto en dos pun-
tos, en las márgenes del río Bebey, junto al pueblo llamado
las Santas Ermitas (Orense) y en las de un riachuelo que pasa
entr§ San Román de Cervantes y Vilar de Cancelada (Lugo).
* Calamagrostis littorea DC. — Nos parece oportuno dar
cuenta de esta especie, por extremo rara y citada únicamente
(l) Boletín, Febrero 190L
DE HISTORIA NATURAL. 65
por tíl Sr. Colmeiro en Cataluña. Nuestros ejemplares (tres por
junto) proceden de las orillas del río Bebey, frente al pueble-
cito llamado Humoso (Orense).
** Heleocharis ovata R. Br. — Las cañas finamente estriadas
apenas alcanzan un decímetro de altura, y terminan en una
espig-a ovoidea; las escamas inferiores son casi orbiculares y
escotadas; los aquenios abultados en la base del filamento per-
sistente acaban en dos estig-mas. Se da á la vera del río lilla,.
cerca de Cesures (Pontevedra).
Cladium Lucense sp. n. — nRMzomate relíente; cuhno proce-
ro L')--^() diít. alto, obluse irígono, siriato, nodoso, tota longitudi-
ne folioso foliis supremis minorihns JjracteiJ'ormtbns; foliis pra-
sertim infiítiis et mcdiislongissiinis, linearitjus, margine etsuhtus
ñervo medio serratisin xaginam longam aheuniitjiis, folionimin
feriorum et medioriim vaginis longo tractit fissis et lígula Maii-
riculata munitis: anthelis 10-12 axillaribus ¡jedunculatis, liediin-
culis strictis coinpressis, infimis solitariis, reliquis geminatis,
paniculam laxisslmam e/ficientibus 7-0 dm. longam: sjñcuUs ¡jar-
vis, uni/loris rarius bifloris, in ápice pedicellürum 4-9 congestk:
squamis G a basi sensini niajoribns, obtusis: stamiuibus 2; acpenio
ovat3, stylo basi leriter Ínflalo, persistente, 3-4 stigmatibiis pap-
pillosis non plumosis terminato; setis hypogynis nullis.»
Las espig'uillas con las escamas inferiores menores que las
terminales y vacías, abrazando con la superior un aquenio
desprovisto de cerdas hipoginas en la base y llevando en la
parte inferior del pico en que termina un abultamiento discoi-
deo, que se presenta más visible y distinto en los frutos jóve-
nes que en los maduros, nos oblig-an á aplicar esta planta al
g-énero Cladium. Las cañas tríg-onas y las espigniillas uniflo-
ras componiendo antelas axilares la diferencian principal-
mente del Cladium Mariscus R. Br. Tiene también de notable
que los estig-mas no son 2, como se asigma ai g-énero Cladiimi,
sino 3-4, lo que nos parece un fenómeno raro. En g-eneral, en-
tre las Ciperáceas, esta especie es la que g-uarda mayor analo-
g-ía con las Gramíneas, no solo por la caña nudosa, más tam-
bién porque las vainas inferiores y medias son en g-ran parte
rasg-adas, y lo que aún es más extraño, conforme lo observé
en las plantas vivas, á dichas vainas acompaña una líg-ula
hendida en dos orejuelas ovaladas. Seg-ún lo expuesto creemos
que en esta especie aparece la transición de la familia de lai^
<]6 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA
Gramíneas k la de las Ciperáceas por participar de los caracte-
res de ambas.
Vive en las orillas de la lag-una de Río Caldo y de los Pozos
de Olio, entre Beg-onte y Vahamonde (Lug-o).
Adenostyles Pyreaaica Lg-e. an sp?— Las plantas observadas
tanto en los términos donde concurren los valles de Lózara y
Louzarela, como en la dehesa denominada Rog-ueira (Lug-o),
participan de los caracteres de la A. bifrons Rchb. y déla
A. Pyrenaica Lge., y ya el Sr. Costa había reparado la existen-
cia de estos pies intermedios para deducir que la J.. Pijrenaica
Lg-e. debía referirse como variedad á la ^. bifrons Rchb. En
los que nosotros hemos visto, el limbo de las hojas es el de las
■de^. bifrons 'RoXih., desigualmente sinuado-dentado, con el
seno basilar ancho, abierto; los peciolos como, en la ^. Pyre-
naica Lg-e., tienen la base abrazadora mediante dos aurículas re-
dondeadas; el número de flores en cada cabezuela, variable,
pero siempre ó casi siempre más de seis, lo que también es
propio de la A. Pyrenaica Lg-e.; las escamas involúcrales 5-9, ya
todas oblong-as, obtusas, ya alternando con estas otras lan-
ceoladas. Este último carácter las junta todavía más.
** Leucanthemum Cebennense DC. — Perenne, tallo robusto,
estriado, ramoso, con las ramas inferiores postradas en tierra,
las medianas y superiores divergentes, tallos y ramas foliosos
casi hasta las cabezuelas; hojas inferiores y medias con largo
pecíolo y limbo en su perímetro ovalado ú oblongo, pinado-
hendido, y los segmentos pinatíñdos en lacinias lineares ó an-
g-osto-lanceoladas; las superiores simplemente pinado-hendi-
das; segmentos y lacinias divergentes; escamas exteriores del
involucro lanceoladas con margen pardo-escariosa; las inter-
nas oblongo-espatuladas con el ápice redondeado, fimbriado,
marcado con una mancha negra semicircular;' frutos cónico-
inversos recorridos por costillas gruesas, los de la circunferen-
■cia con corona, los restantes calvos.
a) ^íízwmwm DC— Tallos sencillos, monocéfalos.
p) GaUaciciim v. n.)— Tallos ramosos y ramulosos, solicéfalos.
El Sr. Pau, al remitirme la determinación de esta especie, rae
ílice: «Le puse este nombre de Leucanthemum Cebennense DC,
porque unos autores quieren que sea igual al L. palmatuTii
Lamk., mientras otros pretenden que el L. palmatiim Lamk.
pertenece al L. Sibirictim, y por lo mismo De Candolle le cam-
DE HISTORIA NATURAL. 67
biü en L. Cehemiense \)^.^> Willkomm, en el SuppJemenium, p. 84,
al no incluirle en la flora española, da bastante á entender que
hasta su tiempo no se había encontrado en España, á pesar de
la cita de Vayreda. El Sr. Pau, que le recibió del mismo Vayreda,
cree que procedía de planta cultivada. Esto en cuanto á la espe-
cie típica. La variedad p) la hemos visto en las inmediaciones
de San Ciprián (Lug-o), junto á la carretera que desde Sarg-ade-
los va á dicho pueblo. También mi amig-o D. Marcelino Rodrí-
g'uez Franco me ha enviado dos ejemplares de la misma varie-
dad cog-idos á orillas del río Landro, cerca de Vivero, en el
paraje que llaman Chavin y punto conocido con el nombre de
Onzas.
Leontodón hispidus L. v. --.) pinnatifidus (v. \\.)—«Radix ho-
rizontalis lonye repens: folia ¡ñnnaüfida raro integra vel so-
lum modo sinuaia.y> Muy abundante en las montañas de Lug-o,
como en Pórtela (valle de Lozara), Piedrafita, sitio llamado
Ag-uas Rubias, etc.
** Leontodón crispus Vill. — Poco antes de entrar en el bos-
que conocido con el nombre de Rog-ueira (Courel, Lug-o) vive
esta planta cubierta toda ella de cerdillas largas, rígidas y es-
trelladas en la punta, lo que le da mucha aspereza y un as-
pecto ceniciento.
Hieracium andryaloides? Vill. — Fríes cita esta planta en Es-
paña sin precisar localidad. WíUkomm, después de describirla
confiesa que no la ha visto. Nuestra duda nace de que en al-
guna flora francesa se indican dos especies afines, el H. lana-
tiim Vill. y el H. andryaloides Vill.; la primera está vestida de
lana espesa y plumosa, siendo las hojas caulinas sentadas, en-
teras y agudas, caracteres que Willkomm aplica al //. an-
dryaloides Vill., al paso que en la segunda las hojas caulina-
res son pecioladas y denticuladas. Nuestros dos ejemplares,
cogidos en la cima de la ya mencionada Rogueira, pertenecen
á la primera de dichas especies.
Erica occidentalis sp. n. — Planta fruticosa 6-8 dm. alta,
valde ramosa, rami ramuliqíie tomentosi, gráciles, %irgati, f,e-
xuosi, jpatentes horizontales vel etiam deorsum arcuati; folia
2)atentia vel recurva, linearia , subtus sulcata, lase scaricsa
albescentia, Juvenilia jmberula, in verticillis quaterna: flores
longiuscule i^edicellati in aiñce ramulorum divaricatormn 2-8
subveriicillati; hractece calycisque lacinim oitusiuscule longis
6? BOLETÍN DE LA. SOCIEDAD ESPAÑOLA
oiliis árcundncim earumquc carina virides raro piirpurasceutes:
coroUfP corneen vel paJUde ros(B faitee ampia cylindrico-camjmnu-
lasa lohí rotiindaü; antherariun siihexertariim appendices pro-
funde h'ifida, segmentis longis fiUformihus hasUatiore denticula-
tis: Stylus valde exertus. hi prineiis ínter Tmj et Gidllarey, Pon-
tevedra fioret mense martio et aprili.
Comparando esta planta con la Erica anslralis L. y la Erica
Aragoncnsis AVk., que tenemos á la vista, se diferencia de am-
bas por su tamaño mucho menor, por su delg-adez y consisten-
cia endeble, de modo que los ramos inferiores y á veces toda
ella queda desparramada por el suelo,' por sus hojas casi doble
más larg-as, brácteas y lacinias del cáliz, menores, rodeadas
de pestañas más larg-as, matiz de la corola diverso y apéndice
de las anteras de distinta forma. En su conjunto, más que á la
Erica aragonensis Wk., se asemeja á la Erica australis L., se-
g-ún también me lo advirtieron el Sr, Pan y el profesor Sr. Hen-
riques, apartándose de ella, además de los caracteres señala-
dos, por su estilo mucho más saliente. A decir verdad, la afi-
nidad de la Erica aragonensis Wk. con la Erica anstralis L., es
mucho mayor que la de la nuestra con cualquiera de ellas,
siendo tan parecidas las dos primeras, que no sin dificultad
las creemos específicamente distintas.
Armería Berlengensis Daveau v. gracilis (v. n.). — En una
excursión á la isla Ons, situada frente á la ría de Marín, entre
las piedras salpicadas por las olas, recogí hace cuatro años una
Armeria con caracteres que no se describen en nuestras floras.
Remití un ejemplar completo al Sr. Henriques, de Coimbra,
para que le confrontara con los del rico herbario allí existen-
te. En su contestación me decía: «El aspecto de su Armeria en
seg'uida me trajo á la memoria la Armeria Berlengensis Da-
veau, cuya diag-nosis se publicó en el vol. 2.° del Boletini da
Sociedade Broteriana; mando una pequeña muestra para que
se forme idea más cabal de ella; por otra parte, el habitat es
perfectamente análog-o, pues fué encontrada entre los peñascos
de la isla de Berlanga enfrente de Peniche.)/ Comparados
nuestros ejemplares con el recibido, no cabe dudar que la Ar-
??¿mrt de las dos islas es la misma, y solo advierto alg-unas
diferencias secundarias con valor nada más que para fundar
una variedad.
<íPiiberula r. glabra, scapis gracioribus subnutantibiis capitulo
DE HISTORIA NATURAL. 6»
minore, ínvocri exterio7'ibusmajis herbaceisminusqve üGuminatiÉ,
calcare minore scabriusculo.y>
La planta de Berlang-a es más robusta, sus escapos más fir-
mes y g-ruesos, los capítulos mayores, las escamas del involu-
cro más coriáceas y larg-as, el espolón liso.
Sedum cruciatum Desf. — Todo él de aspecto g-arzo-pruinoso;
hojas empizarradas ovoideas casi g-lobosas, lig'eramente con
cavas por la cara superior; pétalos blancos con cintilla rosá-
cea en la quilla. Dase sobre las piedras en el valle de Lozara,
cerca de San Juan y de Santalla, abundantísimo, asociado al
iSedum drevifolium DC.
Notas entomológicas
POR
EL R. P. LONGINOS NAVAS S. J.
VIII.
EL GÉNERO ^(ORTHETRUM» EN ESPAÑA.
1. ^mo^\^.iik.—Ortheírum Newm. 1833. Lihella Brau. 1876.
2. Caracteres del género. — Insectos Neurópteros Odona-
tos. Libelúlidos de tamaño mayor ó menor. Ojos contig-uos en
el vértex, sin burbuja ó hinchazón detrás de ellos. Alas Qon
10 ó más venillas antecubitales. Sectores del arquillo (1) pedi-
celados. Lado anterior del triáng-ulo discoidal mucho más cor-
to que el interior. Alas posteriores sin mancha obscura en la
base; su áng-ulo anal redondeado, no ag'udo. Ahdoiiicn más lar-
g-o que el ala anterior, aquillado, superior y lateralmente, azul
en los (fe" adultos.
3. Clave sinóptica de las especies.— N. B. Al hacerla he
eleg-ido los caracteres muy visibles y de fácil averig-uación,
prescindiendo, en lo posible, de los que son peculiares á uno
de los sexos. Con esto pretendo hacer que los entomólog'os
poco versados aún en el conocimiento de las especies puedan
(1) Llámase arquillo la venilla que por detrás del radio, en su primer tercio, cierra
la célula basilar. De él partea dos venas (sectores) ó una que se bifurca (sector pe-
dicelado).
70 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA
por SÍ propios determinar cualquier ejemplar aislado. A ellos
me dirijo principalmente en este breve cuadro, que los más
adelantados no necesitan de mis cortas luces.
1. Membranílla basilar ó accesoria del ala posterior ne-
g-ruzca 4
— Membranílla blanca. Estig-ma amarillo ó pardo amari-
llento 2
2. Vena radial (la tercera contando desde el borde anterior
del ala), amarilla, excepto en el tercio apical. Amarillas
también las venillas de entrambos lados de la misma en
los dos primeros tercios. Estig-ma g-rande, amarillo, de
45 mm, de larg-o. A veces el tinte amarillo invade la
membrana á lo larg-o del radio nitidinerve Sélys.
— Vena radial neg-ra ó parda como las demás. Venillas
subcostales (las que van del radio á la vena subcostal)
. amarillas 3
3. Estig-ma larg-o, de 3 á 4 mm. Abdomen estrecho, próxima-
mente tan ancho como alto (alg-o más ancho que alto en
el cr"' y menos en la Q), redondeado en la base, compri-
mido hacia el tercer seg-mento, adelg-azado insensi-
blemente hasta el extremo. Alas hialinas, levemente
sombreadas en el ápice en los individuos adultos, á ve-
ces con tinte amarillo basilar en la Q. CíBnilescens Fabr.
— Estig-ma corto, que no lleg-a á 3 mm. de larg-o. Abdomen
deprimido, sensiblemente más ancho que alto, no estre-
chado ó apenas cerca de la base, con quillas muy mani-
fiestas. Alas enteramente hialinas.. . brnnneiim Fonsc.
4. Estig-ma amarillo. Membranílla neg-ruzca, g-ris en la base.
Labio superior amarillo. Cercos ó apéndices abdomina-
les superiores neg-ros cTiryscsügma Burm.
— Membranílla uniformemente neg-ruzca. Estíg-ma neg-ruz-
co ó neg-ro 5.
5. Cercos superiores blancos enteramente, ó solo en el ex-
tremo alMstylum Sel.
— Cercos neg-ros. Estig-ma neg-ro. Tamaño como en la especie
anterior. Long-itud del cuerpo, 40 mm.; del ala ante-
rior, 34-38 mm cmicelldtum L.
4. Distribución geográfica.— 1. O. niiidinerve Sel. Málaga
(Rambur, Sélys, Rosenhauer, Ed. Pictet.— Mus. Nac. Ma-
UE HISTORIA NATURAL. IT
di'id. — Col. mía: Sevilla (Barras\ Granada, Cartag-ena
(Cáceres), Gandía (P. Barnola S. J.), Pozuelo de Calatra-
va (La Fuente), Manresa (Rdo. D. José Guitart), Sobra-
diel, Zarag'oza.
2. 0. C(erulesceus F-dh. — Málag-a y Portug-al (Sélys), Churriana
y San Ildefonso (E.Pictet), Puig-cerdá (Cuní, Excursión
entomolüg-ica y botánica á la Cerdaña española, An.
Soc. ESP. HisT.NAT., 1881). — Mus. Nac, Montarco, Ciudad-
Rodrig'o.— Col. mía: La Guardia (P. Rodeles, S. J.), Gi-
jón, Covadong-a, Ormáizteg'ui (Dusmet), Arlanzi'm (Fer-
nández Duro), Madrid (Vázquez^ Ribas (Dusmet), Po-
zuelo de Calatrava (La Fuente), Cabacés (Tarrag-ona),.
Barcelona (Mas de Xaxárs), Calella (Cuní).
3. 0. bninneum Fonsc. Madrid (Sélys), Málag-a, Granada y
San Ildefonso (Ed. Pictet). Caldas de Malavella (Cuní.^
Excursión entomológ-ica á la provincia de Gerona, An.
Soc. ESP. HisT. NAT., 1885), Puig'cerdá (Cuní). — Mus. Nac.
Madrid. — Col. m. Montseny, Manresa (Guitart), Graus^
(Romero), Zarag-oza, Sobradiel, Calahorra (Tutor),
Ciranada.
4. O. cknjsosligma Burm. (Libelhda harhara Selys). — Col. m.
Cartag-ena (Cáceres), Granada, Málag-a, (P. Risco S. J).
También la poseo de Canarias (Cabrera).
5. O. albisíylum Sel. — No la he visto citada de España. Se ha-
lla en el centro de Europa y es muy posible lleg-ue á en-
contrarse en nuestra península.
6. O. cancellaiiim L. Málag-a (Sélys), Churriana y Granada
(E. Pict).— C. m. Calella (Cuní), Barcelona (Mas de Xa-
xárs), Sobradiel, Zarag-oza, Cartag-ena (Cáceres),.
Granada.
En resumen: de estas seis especies áeOriheirum, lastres,
ccEriíJescens, drunneiimy canceJIatum, están, al parecer, muy ex-
tendidas por toda España; la O. nitidinerve no la he visto aún
de la reg-ión del NO.; la 0. clirysostigma vive en la región má.s-
meridional, en Andalucía y Murcia, y finalmente, la O. alMs-
tylum la hallará, tal vez, alg-ún dilig-ente entomólog-o de
España.
~-2 boletín de la sociedad española
Los filones estanníferos de Caceras y su comparación con los
de otras regiones
POR
D. EDUARDO H. PACHECO.
I.
En un notable trabajo publicado por D. Salvador Calderón
€n el Bjletín de esta Sociedad^ correspondiente al mes de
Mayo último, resume este ilustre g'eólog-o lo que se sabe res-
pecto á la riqueza y caracteres de los minerales de estaño en
nuestra Península, dando noticia de sus yacimientos.
Este verano, y por consig'uiente con posterioridad á dicho
trabajo, tuve ocasión de visitar en Cáceres unos curiosos filo-
nes, no hace mucho tieínpo descubiertos, del mineral citado,
y por tanto no descritos, los cuales ofrecen alg-unas particula-
ridades notables en punto á los minerales que sirven de g'ang-a
á la casiterita, que por ser poco frecuentes los hacen dig-nos
de que se dig"a alg'o de ellos. Por otra parte, su situación en la
provincia de Cáceres, en la cual no se ha señalado de un modo
indudable la existencia del estaño, contribuye en cierto modo
á aclarar la duda expuesta en el escrito del catedrático citado,
respecto á si la zona estannífera hispano-portug"uesa debe com-
prender también Extremadura ó quedar limitada á Galicia
mitad septentrional de Portug-al y provincias de Zamora y Sa-
lamanca.
Los filones de que me voy á ocupar están situados á unos
cinco kilómetros de la capital cacereña, en la serrata silúrica
inmediata conocida con el nombre de Montaña de Cáceres,
sitio llamado Valdeñores, entre el arroyo de este nombre y la
cresta del cerro asentado al saliente del citado arroyo. El terre-
no en que arman los filones en cuestión es silúrico, como he
dicho, constituido por pizarras silíceo-arcillosas, alternando
con alg-unos bancos no muy g'ruesos de cuarcitas, capas que
están orientadas al NNO. y buzando casi verticalmente al
ENE. Son varios, todos ellos paralelos, aflorando á la superfi-
cie en un trayecto de unos seiscientos á setecientos metros, que
€S la distancia que media entre el arroyo y la cúspide del
DE HISTORIA NATURAL. 73
cerro, en donde terminan, adelg-azándose y perdiéndose entre
las cuarcitas y pizarras; su espesor es variable ; por lo g"e-
neral tienen un par de decímetros, oscilando entre un decí-
metro y cerca de un metro, cortando todos ellos normalmente
á los estratos; así es que están orientados al ENE., buzando
casi verticalmente.
Lo general es que los filones estén constituidos por cuarzo le-
choso, siendo estériles los formados por esta roca exclusiva-
mente; pero en otros, á más del cuarzo, entra á constituirlos un
mineral espático, de color blanco, con manchas anubarradas
de tonos azulados, y que el análisis permite considerar como
un ñuoruro hidratado de aluminio, mineral íntimamente mez-
clado con el cuarzo de un modo análog'o á como están dis-
puestos el cuarzo y el feldespato en las peg'matitas de muy
gTuesos elementos. En los bordes de los filones se presenta
frecuentemente una zona constituida por agrupaciones de la-
minitas de lustre nacarado, unas veces entrecruzadas en todos
sentidos, y otras, y esto es lo más frecuente, en ag"rupaciones
radiantes; este mineral referible, seg-ún toda probabilidad á la
iiacrita, forma en algún caso una especie de roca de color blan-
co, salpicada de escamitas brillantes que llena en ocasiones la
caja del filón. También es frecuente la existencia de una roca
arcillosa de color casi blanco unas veces, otras verde, que
constituye á menudo por sí sola la g-anga del filón; siendo ca-
rácter también digno de tomarse en cuenta el que algún filon-
cillo del grupo se compone exclusivamente de cuarzo y fosfo-
rita de la variedad compacto-palmeada.
La casiterita se presenta en los filones en que acompañan
al cuarzo el fluoruro de que he hecho mención y los silicatos
hidratados de aluminio, ó sean la nacrita, y las arcillas referi-
das ó litomargas, mostrándose en cristales unas veces sencillos
y otras maclados, según la tan conocida macla llamada pico
del estaño, con tamaños variables desde un garbanzo á una
nuez, incluidos en el cuarzo y en el fluoruro y también entre
las laminitas de nacrita, mientras que en la litomarga verdo-
sa los cristales son muy numerosos en ocasiones, pero siempre
sumamente pequeños, casi microscópicos.
De todo este grupo de filones, el más característico y tam-
bién el de mayor espesor, es uno situado en la base del cerro,
fácilmente reconocible merced á la calicata que para descu-
T. II. N." 1.— Enero, 1902. 6
■74 boletín de la SOCIEDAD ESPAÑOLA
brirle se ha efectuado. Este filón se inclina en la superficie
hacia el ESE. unos 45°, aumentando la inclinación con ],a pro-
fundidad con marcada tendencia á disponerse verticalmente
como los restantes. Su espesores de alg-o más de ochenta centí-
metros, estando todo él constituido por una mezcla del fluoruro
de que se ha hablado, cuarzo y litomarga verdosa, en cuya
maiía se encuentran repartidos los cristales de casiterita.
II. — Minerales de los filones.
La casiterita no se presenta constituyendo una masa conti-
nua en el centro del filón, sino en cristales incrustados en el
seno de las diversas g'ang-as, pero no en todos ofrecen los
mismos caracteres y aspecto; cuando lo están en el cuarzo y
en el fluoruro son por lo g-eneral de un tamaño comparable á
g-arbanzos, avellanas ó nueces, de formas muy redondeadas,
con g-ran número de facetas imposibles de determinar, porque
estando íntimamente incrustadas en la g-ang-a difícilmente se
obtienen cristales enteros, sino trozos informes, reconociéndo-
se únicamente en alg-unos el áng-ulo entrante propio de la ma-
cla seg'ún 101; su color es pardo-rojizo y muy lustroso.
Los que se muestran entre las láminas de nacrita ofrecen la
particularidad de ser opacos, á diferencia de los anteriores,
que ofrecen cierta transluciencia de color neg-ro y mate; final-
mente, los incluidos en la litomarg-a verdosa son muy peque-
ños, de un tamaño á lo más de dos ó tres milímetros, lustrosos,
de color obscuro y en tan gTan número, que á veces llenan
casi por completo á esta arcilla de puntos neg-ruzcos.
El cuarzo es, como queda dicho, de color blanco lechoso,
transiuciente y con todos los caracteres del cuarzo filoniano.
El fluoruro de que he hablado es un mineral de color blan-
co, teñido en alg'unos sitios por manchas anubanji'adas de color
azul, estructura espática, con lustre nacarado análogo al de
la ortüsa, en las caras de exfoliación, y con aspecto alg'o seme-
jante á este mineral, sobre todo á los gruesos cristales de al-
gunas pegmatitas; opaco y trasluciente en los bordes delgados;
raya con dificultad al apatito y al vidrio de vidrieras y no á la
ortosa, por lo que pudiera expresarse su dureza próximamen-
te por un número cercano al 6 de la escala de Mohs, que sin
gran error pudiera serlo el 6,8.
DE HISTORIA NATURAL. 75
Reducido el mineral á sección delg-ada para su estudio al
microscopio y observado en este aparato con luz paralela y sin
analizador, se muestra transparente y completamente incolo-
ro, cruzado por dos series de líneas de exfoliación que se cor-
tan bajo un áng-ulo próximamente de 65°, no habiendo po-
dido determinar éste con exactitud, por no estar dotado el mi-
croscopio con el cualrealicé la observación de platina giratoria
graduada. Entre los nicoles cruzados se comporta como un
mineral anisótropo, dotado de vivos colores de polarización
análog'os á los del cuarzo. Las secciones se muestran ricas en
inclusiones, que en determinados sitios y vistas con poco au-
mento se agTupan y asemejan al aspecto caolinizado de los
feldespatos. Con mayor aumento, empleando la combinación
del ocular 2 y objetivo DD (Zeiss) se resuelven en enjambres
de diminutas inclusiones, al parecer liquidas, pero tan peque-
ñas, que aun con este aumento no son discernibles claramente;
á éstas acompañan microlitos de color pardo-rojizo referibles
á casiterita.
No pudiendo hacer un análisis completo de este mineral,
me reduje á realizar alg-unos ensayos pirog-nósticos con objeto
de deducir su composición. Colocado un trocito de la substan-
cia entre las pinzas de platino y sometido al dardo del soplete,
acaba por fundir, aunque con alg"una dificultad; colocada una
esquirla en la perla de sal de fósforo en estado de fusión, y so-
metiéndola á la acción del soplete, se funde y disuelve en la
perla, coloreando la llama de verde al principio y azul al final,
mientras que la perla se tiñe del primero de estos colores en
caliente, color que pasa al azul al enfriarse la perla, volvién-
dose ésta opalescente y opaca; si se humedece el mineral con
unag-ota de nitrato cobaltoso, se colorea de azul al calentaxie
intensamente; hervido el polvo con ácido sulfúrico en un cri-
sol pequeño tapado con una lámina de vidrio, ésta se corroe
y deslustra por la acción de los vapores desprendidos; final-
mente, calentado el polvo de la substancia en un tubo de en-
sayo, seco, se desprende abundante vapor de ag-ua que se con-
densa en la reg-ión fría del tubo.
é ■ ,
Desde lueg'o el desprendimiento de ácido fluorhídrico no
deja lugar á duda respecto á que se trata de un mineral ñuo-
rífero; y como no puede ser un silicato por no formar el lla-
mado esqueleto de la sílice con la salde fósforo, debe conside-
76 boletín de la SOCIEDAD ESPAÑOLA
rársele como un fluoruro; la coloración azul que en el ensayo
adquiere con el nitrato cobaltoso indica un compuesto de alú-
mina, y análog-a observación puede hacerse por lo que atañe á
la existencia del agua propia de los minerales hidratados. En
cuanto á la presencia del cobre acusado por la coloración de la
llama y de la perla de sal de fósforo, pudiera considerarse
como accidental y debida al pig-mento que tiñe el mineral de
azul.
Consulté con mi maestro, el Sr. Calderón, respecto á los ca-
racteres de X^-fiudÜa (Al, F^ H4 O.,), especie de la que por su ra-
reza dicen poco los libros de Mineralog-ía, y de los datos que ha
tenido la amabilidad de suministrarme, parece deducirse que,
en efecto, el mineral cacereño puede considerarse como perte-
neciente á esta especie. Por lo demás, los restantes fluoruros
hidratados de aluminio que Groth ha clasificado, y de los que
se ocupa Lapparent en su Cours de Minéralogie, se diferencian
bien del mineral por mí encontrado, pues la llamada tJiomse-
nolita (Na, Ca).2 Fl.j 4- Alo Fl,; -h 2 H^ O, es aún más fnsible que la
criolita, que funde con g-ran facilidad, mientras que la especie
á que me refiero en este trabajo requiere para fundir el enér-
g-ico auxilio del soplete, y por otra parte tiene la thomsenolita
un aspecto de calcedonia del que está muy lejos el mineral ca-
cereño. Por el contrario, el otro fluoruro alumínico hidratado
citado por Lapparent, la raUlonita 3 (Na2 Mg- Ca) FI2 -t-
+ 8 Al2Fle H- 6 Ho O, no es fusible. Por otra parte, estos dos
fluoruros son, como se ve por sus fórmulas, compuestos en
que la alúmina está asociada á la cal, y las disoluciones
del mineral en cuestión no precipitan poco ni mucho por el
oxalato amónico. Como se comprende fácilmente, la cuestión
tiene alg'una importancia, pues la fluelita no se ha encon-
trado nunca en grande cantidad, sino en diminutos cristales
rómbicos en rocas g-raníticas, asociada á cuarzo, wawelita, ca-
siterita y fluorita, en Cornwailles y Stenna Gwyn, y por de con-
tado no citada como propia de la gea ibérica; además de este
aspecto, la existencia de este fluoruro en cantidad explotable,
no deja de tener su importancia por la aplicación á que pudie-
ra prestarse para la obtención industrial del aluminio, ámodo
de la criol|ita, que es el mineral más empleado para este fin.
Queda poí- aclarar si el cobre, que los ensayos de este mineral
señalan como formando parte 'de él, corresponde á su composi-
DE HISTORIA NATURAL. Ti
ción, lo que parece raro, ó más bien debe considerarse como
substancia accidental, que es lo más probable; en vista de lo
cual, y por lo menos hasta tanto que un análisis completo del
mineral no demuestre lo contrario, creo que debe referirse á la
/lite I i ¿a.
Otro mineral, también curioso y característico de los filones
de que trato, es la íuicrila, que ya había observado en la mis-
ma provincia en un ñlón de peg-matita descompuesta, que
cruza el camino que asciende de Albalá á Montánchez, en la
base del cerro sobre el que se asienta el antig-uo castillo de esta
última localidad. En los filones de que se trata, la nacriia ocu-
pa á veces los bordes de los mismos, mezclada con cuarzo y
fiaelita, y rica en g-ruesos cristales de casiterita empotrados
en su masa; las laminillas de esta curiosa arcilla se presentan
en este caso con un color blanco nacarado, muy untuosas al
tacto y ag-rupadas en abanico ú otras fig-uras radiantes, sien-
do el tamaño de las láminas de 6 á 8 mm.; en otros sitios
el mineral rellena por completo la caja del filón, constituyen-
do una roca blanca, terrosa, muy blanda, untuosa al tacto, sal-
picada de microscópicas laminitas de intenso brillo nacarado.
Al soplete, los ejemplares tanto de la una como de la otra va-
riedad, se hinchan entre las láminas de la pinza de platino de
una manera muy perceptible, aumentando los de la primera
hasta el doble y más de su primitivo tamaño, pero en ning-ún
caso se funden; por el nitrato cobaltoso se coloran de azul,
como silicato de alúmina que son, y calcinados en el tubo de
ensayo emiten mucho vapor de ag"ua.
Otro silicato alumínico hidratado, que también he dicho
sirve de g'anga á la casiterita, es una arcilla correspondiente
al g-rupo de las litomargas de Tschermack, ó arcillas químicas
ó de filón de otros autores. Es una roca de g-rano muy fino,
untuosa al tacto, de color verdoso, lustre craso, de dureza alg-o
menor de 3 y bastante tenaz; al soplete se colora de azul,
previamente humedecida con nitrato cobaltoso, infusible y emi-
te poca ag-ua al calentarla en el tubo de ensayo. Esta curiosa
roca se muestra completamente impregnada de diminutos cris-
tales de casiterita, como queda indicado al describir el modo
de presentarse en este yacimiento el mineral de estaño.
Parece deducirse de todo lo dicho, que los yacimientos estan-
níferos de que me ocupo presentan circunstancias que los dis-
■78 boletín de la SOCIEDAD ESPAÑOLA
ting'Lien en cierto modo de los característicos de los demás
yacimientos de dicho óxido descritos de otras reg'iones.
III. — Estructura de los filokes.
Así como en punto á los minerales acompañantes, se distin-
g-uen también por su estructura de los principales yacimientos
estanníferos, no tan solo de la Península, sino también de otras
reg-iones, los filones cacereños objeto de la presente nota.
Una de las formas de yacimiento más características de la
casiterita es la que se conoce g'enéricamente con el nombre de
stockwerck, que consiste en masas informes de rocas eruptivas,
g-ranitos, pórfidos, etc., atravesadas por g-ran número de filo-
nes metalíferos aproximados unos á otros, presentándose el
mineral no tan solo en estos filones, sino también impreg'-
nando la roca en que arman, de tal modo, que no se explotan
únicamente los filoncillos y sus salbandas mineralizadas, sino
que también es utilizable la roca del slockd-erck en totalidad,
ó por lo menos en g-ran parte.
Son tipos de stockwerck los yacimientos tan conocidos del
Erzegebirg-e sajón, de Bohemia y Cornwald, los de las Indias
orientales y los de Nueva Gales del Sur, que parecen ser los
más ricos de la Tierra.
Groddeck (Traite des Grites métaUifcresj considera dos tipos
de filones de estaño, que como se verá se diferencian poco del
concepto que se acaba de dar de stockwerck: uno es el que él
llama tipo Altenljerg, por la localidad sajona de este nombre;
otro el tipo Schlaggenwald, localidad de Bohemia. El yacimien-
to de Altenberg- consiste en una masa de rocas g-raníticas de
menos de un kilómetro de diámetro, en la «superficie, rodeada
de pórfidos y de g-ranitos, de cuyas rocas no se deslinda clara-
mente. La porción mineralizada de la roca que constituye el
stockwerck es la que los mineros conocen con el nombre ira-
propio de Aochverckspovphyr, pues no es un pórfido, sino una
roca análoga á la hialomicta, compuesta principalmente de
cuarzo y mica, pasando á clorita, y en la cual se presenta el
mineral bajo la forma de microscópicos g-ranos asociados á
mispikel, bismuto nativo y fluorina. La roca en cuestión está
atravesada en todas direcciones por venas de cuarzo que con-
tienen, en unión con los minerales citados, molibdenita, bis-
DE HISTORIA NATURAL. 79
mutina y nacrita, y además de las venas de cuarzo, se halla
atravesada por otros filoncillos asimismo cuarzosos, rellenos
en g-ran parte de arcilla roja y con escasa cantidad de casite-
rita, siendo, en cambio, muy ricas las salbandas en mineral
de estaño. Tanto unos como otros filones salen fuera de la roca
citada, insinuándose por entre las inmediatas, habiendo sido
alg-unos explotados como filones aislados.
Análogo á este yacimiento es el stockwerck de Geyer, en la
misma reg-ión, consistiendo en una masa elíptica de granito,
atravesada de un gran número de filones cuarzosos, conte-
niendo casiterita, inispikel, berilo, wolframita, topacio, prehe-
nita, molibdenita, herderita, apatito y fluorina. Los filones
salen también del granito y penetran sin cambiar de dirección
en los gneis y micacitas que rodean el stockwerck. Muy pare-
cidos también al yacimiento de Altenberg son otros de Sajonia,
como el de Zinnwald, en un pórfido felsítico; los de Graupen,
Bohemia; los de Cornwald. Bretaña, y los de la Cordillera Vic-
toria, Australia, descubiertos hacia el año LSTO y que pueden
considerarse como los más ricos del mundo.
Más análogos á los yacimientos españoles parecen ser los
filones estanníferos de Bohemia que arman en las pizarras
cristalinas. Así el de Schlaggenwal (2.° tipo de filones estanní-
feros de Groddeck), consisten en una roca granítica estannífe-
ra, de g-rano muy fino, compuesta principalmente de cuarzo y
conteniendo accesoriamente turmalina, casiterita, fluorina y
pixitas. Los stockwercks están alineados al SO. y rodeados de
gneis; la roca que los constituye á veces por falta de la mica
pasa á una especie de cuarcita, con casiterita, wolframita !y
fluorina, encontrándose también la casiterita en inclusiones
pulverulentas, venillas y nodulos; atravesando además á la
roca granítica existen un gran número de filones estériles de
cuarzo.
Los filones de Graupen, asimismo en Bohemia, están situa-
dos en la proximidad de rocas eruptivas; arman en el gneis,
encontrándose la casiterita en el cuarzo que los constituye, y
asociada á fluorina en unos y á caolín en otros, acompañán-
dola como satélites más comunes, moscovita, nacrita, pirita,
hematites roja, espato pardo, etc.
En España los yacimientos estanníferos, según se deduce
del mencionado trabajo del Sr. Calderón, tienen más parecido
80 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA
con estos últimos que con los del primer tipo de Groddek, pues
únicamente en Beariz (Orense), se cita un stockwerck típico
de g-ranito estannífero. Lo g-eneral es que constituyan redes
de filones armando en el granito y en las rocas estrato-cristali-
nas ó en las pizarras paleozoicas; filones que, como se hace
constar en el citado trabajo, son en realidad cuarzosos, y en
los cuales se presentan de una manera accidental é irregular
concreciones, nodulos y aun bolsadas de casiterita asociada á
mica, turmalina, wolframita, pirita arsenical, óxido de hierro
y cuprita.
Los filones estanníferos de Cáceres presentan en cierto modo,
como ya he dicho, caracteres propios que los disting-uen de to-
dos los yacimientos citados, ofreciendo de común con los filo-
nes estanníferos corrientes la manera de presentarse el mine-
ral en cristales sueltos y nodulos empastados en la roca que
constituye la g"ang'a ; el hecho de constituir el cuarzo la roca
característica y dominante en los filones; el ser éstos muy nu-
merosos y próximos los unos á los otros, y finalmente, el mos-
trarse asociado el mineral á fluoruros y á nacrita. Lo que les
presta especial fisonomía es la ausencia de rocas eruptivas,
tales como g-ranitos.-hialomictas ó pórfidos, relacionados con
los filones cuarzosos, y sobre todo, la falta de fluosilicatos que
acompañan casi constantemente á los filones estanníferos;
pues si bien es verdad que los elementos de estos minerales
existen en g-ran abundancia en los filones cacereños, es bajo
forma de compuestos más sencillos: por una parte fluoruro de
aluminio (fluelita ?), por otra silicatos de aluminio (Utomarga,
nacrita), y por una tercera, filoncillos de fosforita, siendo de
notar que es tanta la riqueza de minerales de aluminio, que
en este concepto, más bien que como de estaño, pudieran con-
siderarse como filones de aluminio.
Descrito el 3'acimiento objeto de mi estudio, é indicadas las
analog'ías y diferencias que muestra con otros de la misma
substancia, queda por resolver una cuestión que anuncié al
principio de este trabajo, á saber: ¿Deben considerarse los
filones estanníferos cacereños como comprendidos en la reg-ión
tístannífera hispano-portug-uesa, ó independientes de ella? Me
inclino á responder afirmativamente, en vista deque la consti-
tución g-eológ'ica de la reg-ión donde radican estos filones viene
á ser próximamente la misma que las de las provincias de Za-
DE HISTORIA NATURAL. 81
mora y Salamanca, tan llenas de yacimientos de casiterita, y
se halla además aquélla muy próxima á los de la zona citada,
que, seg'ún Breidenbach, se extienden en Portug-al hasta el
paralelo 40, que cruza la provincia de Cáceres. Más al Sur de
los que son objeto de estas notas, en Mérida, ha sido citada la
casiterita. La dirección de los filones cacereños coincide con
la de NE. á SO. que el tantas veces citado autor señala como
propia de los análog'os de la zona estannífera hispauo-portu-
guesa; y si, finalmente, se tiene en cuenta que filones de wol-
framita, mineral que por su manera de presentarse en cristales
y nodulos en el cuarzo filoniano y por otras particularidades,
entre ellas el ser uno de los satélites más constantes de la ca-
siterita, se extienden por varios puntos de la provincia de Cá-
ceres, como por la dehesa boyal de la capital, en Garrovillasy
en Valencia de Alcántara, situada esta última localidad no
muy lejos del paralelo 40, puede sin g-ran error considerarse á
los filones de casiterita de Cáceres como comprendidos en la
zona dicha.
En cuanto á la importancia industrial del yacimiento cace-
reño, es prematuro todo lo que se dig'a por ahora; las escasas
labores que se han ejecutado no han dado, en verdad, mucho
resultado, estando actualmente estas minas paradas, después
de haberse exportado alg-ún mineral; pero pudiera suceder que
la impreg-nación de casiterita en las rocas de los filones au-
mentase con la profundidad, como en cierto modo lo indica el
último filón descubierto en la base del cerro, y en este caso el
resultado sería quizás más productivo que hasta el presente.
Nuevos estudios sobre las agallas
POR
D. MANUEL FERNÁNDEZ DE GATTA(l)
VI
Agallas exóticas.
Agallas de Alepo. (Agallas de Levante).
Todas las ag-allas que bajo este nombre circulan en el co-
mercio europeo son orig-inarias de la Turquía Asiática, siendo
•(1) Véase el Bol. de Diciembre 19H.
82 boletín de la SOCIEDAD ESPAÑOLA
los departamentos de Alepo y Esmirna los que en mayor esca-
la las recolectan y exportan. La cupulífera más repartida por la
Turquía Asiática es el Quercus infectoria Willd., en cuyas ye-
mas foliáceas se produce la ag-alla por la picadura del Diphh-
pis gaJIm-tincioria Willd. 8e ig-nora si este himenóptero tiene
la reproducción por dig-énesi?, como muchos otros del g-rupo
de los cinlpidos, y si cada una de sus formas ágama y sexua-
da produce ag-allas ig-uales ó diferentes sobre la misma encina.
Si así fuera, podríamos referir á este dimorfismo agálico la «ag-a-
lla de Alepo» y «la de Esmirna»; pero las diferencias que pre-
sentan, aunque de carácter secundario, las colocan como suer-
tes comerciales de la especie farmacológica «ag-alla de Alepo».
Como variedades farmacológ-icas de ésta consideramos nosotros
la «ag-alla marmorina» y «la de Istria», porque siendo produci-
das en la misma planta y por el mismo insecto, las diferencias
que presentan no atañen á su composición química y estructu-
ra; caracteres que, en definitiva, son el lazo de unión de aqué-
llas en la «especie farmacológ-ica». Y como especie distinta la
«ag-alla coronada de Alepo», que se desarrolla también en el
í¿. infectoria AVilld., y debe su orig-en al Cynips pal geera Gi-
raud; su estructura es radiada, y en cuanto á su composición
química, no difiere de la de Alepo, aunque es alg-o mayor su
riqueza en tanino.
Como nuestro objeto, al hacer el estudio farmacológ-ico de la
ag-alla de Alepo es exponer sus caracteres org-anolépticos, ini-
crog-ráficos y químicos, no nos detenemos á describir unas y
otras, pues aparte el escaso interés farmacológ-ico que ofrecen,
ocúpanse de ello los tratados de Materia farmacéutica.
La ag-alia de Alepo ó de Levante es redondeada ó casi esfé-
rica, de 1" á 2" de diámetro, con tubérculos cortos y cónicos
dispersos por la superficie, que es lisa y de color verde-neg-ruz-
co, y está recubierta de una eñorescencia pruinoso-blanqueci-
na. Los ejemplares que se recolectan primero son más pesa-
dos y astring-entes que aquellos otros recog-idos más tarde, los
cuales presentan el ag-ujero de salida del insecto. Si quebra-
mos transversalmente uno de los primeros, observamos la he-
terogeneidad de su coloración y su desig-ual fractura. En efec-
to, la zona externa es muy dura-, de color pardo-claro, finamen-
te g-ranosa, con algunos puntos blancos, que son los hacecillos;
la inmediata es blanda, esponjosa y amarillo rojiza. Tocadas
DE HISTORIA NATURAL. 83
ambas con la disolución, al centesimo, de sulfato ferroso, ad-
quiere aquélla una hermosa coloración negro azulada, mien-
tras que ésta toma un tinte verdoso. La tercera zona que, á
simple vista podemos diferenciar, es la más dura de todas por-
que en ella predominan los hacecillos fibroso- vasculares; es
grisácea, de fractura concoidea, brillante y de aspecto cereo-
cristalino. La última zona, que es la del centro, tiene un color
acaneladoclaro y su fractura es de grano muy ñno.
La agalla de Alepo es inodora; pero si la humedecemos con
agua se nota en seguida un olor sui generis como el que despi-
de la tinta de galotanato ferroso férrico. Su sabores astringen-
te y algo ácido.
Por el examen micrográfico se distinguen muy bien las tres
zonas primordiales: externa, media é interna. El epidermo apa-
rece como una línea que circunscribe la inmediata subzona, y
está formado por una serie de células aplastadas, de paredes
gruesas y convexas exteriormente. Constituyen la capa celu-
lar subepidérmica varias series de células, de contorno irregu-
lar, que se aplastan por el lado que contacta con el epidermo
y aumentan de volumen cerca del parenquima. Las célalas de
este tejido llevan el pigmento clorofílico. La zona media com-
prende en su parte más externa, el llamado «parenquima es-
ponjoso» porque lo forman células ramosas, punteadas, poco
consistentes, cuyo diámetro radial es mayor que el transver-
sal, y con muchos meatos intercelulares; aquél se confunde in-
sensiblemente con el siguiente, denominado «parenquima
duro», por constituirlo células alarg-adas, de contornos irregu-
lares, paredes gruesas y punteadas y poliédricas en su centro.
En este parenquima hay varias series radiales de células más
pequeñas, globulosas ó conoideas; de paredes gruesas y refrin-
g-entes, alguna vez areoladas. Estas son las células monili-
formes tanígeras. En la parte más interna de esta zona tienen
su asiento los hacecillos ñbroso-vasculares, constituidos exte-
riormente por fibras más ó menos largas, y por vasos rayados
en su interior. Estos hacecillos están ag-rupados formando co-
nos, cuyo vértice mira hacia fuera, y se hallan también espar-
cidos, aunque en corto número, por toda la «zona parenqui-
matosa», porque limita la zona nutritiva primero y más tarde
la cavidad central, protegiendo por sí misma el cinípido galí-
geno que en ella se desarrolla. Está compuesta de varias se-
81 boletín de la sociedad española
ries de verdaderas células pétreas, poliédricas, blancas y con
numerosas puntuaciones.
La última y más importante es la «zona interna» ó «capa
nutritiva», que ocupa el centro de la agalla y está formada por
células, cu3^a forma y contenido varía con el desarrollo adqui-
rido; al principio son globosas y su contenido de naturaleza
protoplásmica; pero desde que empieza el desarrollo de la lar-
va presentan contornos poliédricos y se llenan de g'ranos ami-
láceos.
Todos los elementos histológicos de esta ag-alla contienen
en g-ran proporción el tanino, excepción hecha de los que cons-
tituyen la «capa nutritiva», que se colorean en azul por el
yodo, lo cual demuestra su riqueza en fécula. Compruébase lo
primero tocando el corte micrográfico con la disolución al cen-
tesimo de una sal ferrosa; se observa que cambian su colora-
ción todos los elementos teñidos de amarillo, obscureciéndose
de tal modo, que llega á hacerse imperceptible su examen con
el microscopio, coloreándose en negro, con más intensidad que
ning'ún otro, las células moniliformes tanlg'eras del pareuqui-
ma duro.
Agalla de la China.
Se produce en el Rhus semialata Murr., que crece en la China
y el Japón, por la picadura del ApMs c/iinensisBeU. La hembra
de este hemíptero, valiéndose de las cerdas rígidas y punti-
agudas que lleva en su chupador, horada el epitelio de una
yema ó el epidermo de un peciolo foliar al mismo tiempo que
vierte en la herida el contenido de sus glándulas salivales,
que es irritante y tóxico para la planta. Esto da lugar á la ex-
trasvasación y acumulo de la savia en el punto lesionado, pro-
duciéndose bien pronto una excrecencia hueca, dentro de la
cual quedan encerrados los huevecillos depositados por el in-
secto al efectuar la picadura seguida del líquido irritante.
Completamente desarrollada la ag-alla, su tamaño y forma
son variables é irregulares sus contornos. Alguna vez tiene
forma definida, de ordinario oblonga ú ovoidea, pero la mayor
parte son bifurcadas desde la base y dídimas ó lobuladas en
una de sus ramas. Tanto unas como otras están angostadas en
la porción basilar por donde se insertan en el peciolo de la
DE HISTORIA NATURAL. 85
hoja; tienen muchas protuberancias córneas, cuya superficie
está desprovista del tomento blanco-ag-risado, por lo cual son
translúcidas; este tomento ó vello cortísimo y espeso que recu-
bre exteriormente la ag-alla es fácilmente separable por el
frote, viéndose entonces la superficie de ésta brillante, pardo-
rojiza y estriada long-itudinalmente; sus paredes son delg-adas,
translúcidas, de fractura conoidea, lisa y brillante; la cara in-
terna es lampiña y más blanca que la externa; la cavidad in-
terna contiene una substancia blanco-cretácea, lanosa y restas
de insectos muertos por la elevada temperatura á que fueron
sometidas las ag'allas después de su recolección.
La ag-alla de la China carece de olor exteriormente, pero en
su interior se percibe el mismo olor d tinta que hicimos notar
en la ag-alla de Alepo; su sabor es astring-ente muy pronun-
ciado.
Esta ag-alla tiene, como la del terebinto, una estructura total-
mente homog-énea y celular. El parenquiína medio está consti -
tuído por un tejido compacto de g-ruesas células poliédricas,
desig-uales }' de consistencia ordinaria. En él se disting-uen
g-ran número de hacecillos leñoso-liberianos, orientados casi
siempre en sentido transversal, más pequeños y numerosos
cerca del epidermo interno, y en los cuales predominan los
vasos traqueales. También se observan junto á estos haceci-
llos alg-unos g-rupos de células moniliformes taníg-eras, solo
que aquí no están dispuestas en forma de abanico como en la
ag-allá del terebinto. El epidermo externo es muy característico
y semejante al que presenta la ag-alla del olmo, porque sus cé-
lulas se alarg-an en forma de pelos cortos, unicelulares, afila-
dos en su punta 3^ más ó menos encorvados en la parte media.
El epidermo interno está bien diferenciado y lo constitu^^en va-
rias series de pequeñísimas células apretadas, de forma ta-
bular.
Las células del parenquima contienen g-ran número de pe-
queños g-ranos amiláceos. Cuando se examina un corte que no
haya sido sum erg-ido en líquidos hidro-alcohólicos se ve tam-
bién una substancia de aspecto vitreo, que no es otra cosa que
la g-omo-resina localizada en g-randes lag-unasó cavidades in-
tercelulares, en alg-una de las cuales se reconoce su naturaleza
g-landulosa por los restos de células marg-inales desg-arradas.
Los hacecillos y células taníg-eras que les rodean demuestran
-6 BOLETÍN ÜE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA
SU riquezn en tanino por cualquiera de los reactivos que ponen
á éste de manifiesto, y especialmente por las sales de hierro.
Ortópteros nuevos de España
POR
D. IGNACIO BOLÍVAR,
OcNERODES Brunneri Bol., vciT. CYANiPES iiov. — Los ejempla-
res de esta especie recog'idos en Quero, convienen con el que
sirvió de tipo para la descripción de la especie en la coloración
de las tibias posteriores, cuyo lado interno es amarillo, con
solo el cóndilo azulado, mientras que en los de Montarco, toda
la cara interna de las tibias es de un color azul obscuro muy
intenso. Aun cuando ya había observado esta diferencia, entre
los ejemplares de Montarco y el de Manzanares, la atribuía al
mal estado del único ejemplar que poseía de esta última proce-
dencia; pero el hallazg-o de la especie en Quero y la concordan-
cia de su coloración con el de Manzanares, permite conside-
rar como variedad los ejemplares de tibias azules, á los que
corresponden, no solo los de Montarco sino los de Toledo, Re-
quena, Valencia, Siles, Alcarria y Manresa.
La diferencia puede establecerse en éstos términos.
OcN. Brunneri.— l'iííVíe posticae pallide rubescentes, condylo
intus cinéreo, spinis pallidis ápice nigro.
Var. CYk-ísiPES.—Tibiaeposiicae intus nigrocoerulem spinis pal-
lidis ap)ice nigro.
Pamphagus penctatus sp. nov. — Statura mediana. Corpus Imne
impresso-punciatiim. Colore griseo-cinereo,plenmqiie fusco-zehra-
lo. Antennae filiformes, aj/tcem versas infuscatae, lG-17 articii-
latae. Vértex decUzis, concamts, impresso-punctatus, anticce flssus,
carina occípitali medio evanescente. Costa frontalis inter anten-
nas compressa, infra ocellum trúncala, dehinc sensin dilátala,
tota sulcata. Pronotum laeve vel riigulis raris praeditiim impres-
so ¡miictatum, antice distincte productum, ])ostice sulrotundatum,
crista parum compressa, recta; medio sua/viter sinuata, antice pos-
ticecpie arcaata, declive, hand vel suMilissime el siiMndistincte
alque longitudinaliter sulcata, a sulco transverso in tertia parte
postica disiincte interrupta; laterihus laevihus vel ruga oMiqua
DE HISTORIA NATURAL. 87
praecipiie in ^' insiructis. Metanotum leeve. Elytra marginem
posticiüii segmenii primi aldominalis sudattingentia Q vel ¡Kinim
superantia, cf ovala ajñce ohtiise lanceolata, margine snperiore
paludo. Fanora j>ostícahaud incrassata, carina superiore muiica
indistincte crenuJata, latere mtevno pmnato plus minnsve sanguí-
neo pticto: ¡oM genicularesfascia arcuata fusca ornaii. Tihiaepos-
ticae intus sanguinece, condylo gríseo; spinis ápice nigrís. Proster-
711(111 margine antico recto vel siidemarginaio; struma niriiiqiie
imidentata. Pecius ¡atiusculum, lobis mesosiernalihis spatio ínter-
lobulari hand Jatiorihus. Abdomen snpra unicolor griseum %d
lateribus infuscatiSy segmentormii margine postica membranácea
ferrnginea obJique fusco-zebrata, segmeatis postice carina inedia
liaud producta. Segmeiitis rentralibus d" basi fusco nigris.
Loiig. corporis cT 30 mm. Q 55
» pronoti 8 11-12
» ehjtror 7 8-9
» fem. post 14 17-18
Patria. — La Sag-ra, 1-15 Julio; Santiago de la Espada, 15-30
Julio; Martínez de la Escalera.
Semejante al P. montícola Ramb., del que difiere por su ma-
yor tamaño, y porque en vez de ser rug-oso-g-ranoso, es liso y
está cubierto de pequeños puntos hundidos. Además, las ante-
nas son alg'o más larg-as, el pronoto tiene la quilla alg-o más
alta, recta, casi ondulada y en declive, tanto liacia la cabeza
como en la parte posterior. Los élitros son ovalados mien-
tras que en el P. montícola el borde inferior es recto y en tota-
lidad son más cortos que en la nueva especie. La quilla supe-
rior de los fémures posteriores no está serrada y la cara inter
na de éstos se halla manchada de un rojo de carmín á veces
bastante vivo, pero que en otros ejemplares solo aparece en la
base, }■ en los machos se convierte en azul intenso , exten-
diéndose á lo larg'o del área media de dicha cara y el lóbulo
g'enicular está rodeado por una faja arqueada parda; las tibias
tienen el borde interno de un rojo coralino.
Gryllodes Carrasco! sp. nox. — Siramineiis, castaneo i'arie-
galus. Occíput castaneum lineis longítudínalibv.s 4 siramineis
sv.bacque latís. Pronoiiim antice ¡wsticeque aeqne latv.m, svpra
castaneo-macuJatu7n, lobis deflexis mita subhnmei'ali antice abbre-
88 boletín de la SOCIEDAD ESPAÑOLA
mata, nec non margine postica atqiie inferiori fiiscis. Femora
postica tenuiter fusco-strigata, siqwa intusque ante apicem fusca.
TiMae ¡josticae femoribus dimidio subhreviores suMiis infuscatae
supra intus s].nnis 4 majoribus atqiie altera minuta, intus 4 ar-
matae, calcar supero-interniim, intermedio ¡ongins, dimidian Ion-
gitndinemmetatarsi snhattingens. Metatarsus compressus 8-7 den-
ticiüatus. Abdomen dorso fusco.
(f JEIytra 2)erfecte explicata abdominis ápice tantum liberan-
tia, ápice rotundata, leviter infumata, pellucida; campo laterali
venis tribus co7npletis instructo, vena radialiprope apice^i tantum
ramo minuto; pars dorsalis angusta, campo anali naide transverso
pronoto dimidio breviori; harpa venulis tribus validioribus, alte-
ris 2 vel tribus parvis , veíia pos tica subangulata: specnlo trape-
zoidali, vena angulata diviso, área apicali valde angustata irregu-
lariter biseriatim areolata.
Q Elytra pronoto a latere viso dislincte breviora, postice si7i-
guli rotundata vel obtusissime angulata, leviter inciimbentia,
venis campi laterali par aJlelis. Ovipositor tibiis svMongior sub
decurvus, castaneus. Cerci apicem ovipositoris subatting entes.
Long. corjjoris cr' 11 mm 9 12
» pronoti 2 2.2
» elytr 6,5 1,8
» fe^n. post 7,2 8
» til), post. 4,5 4,5
» met. post 2,6 2,8
i>«M«.— Santiago de la Espada, 15-30 Julio ; Martínez de la
Escalera.
Difiere de todas las especies por las proporciones del área
anal del élitro, que cuando está cerrado aparece más fuerte-
mente transversa, lleg-ando á alcanzar apenas la mitad de la
longitud del pronoto, cuando en las restantes especies es tan
larg-a como aquel. También es notable la forma trapezoidal del
espejo y la posición de la vena angulosa que lo divide, y que
está situada hacia el medio.
Me propongo recordar con el nombre que impongo á esta
especie el de nuestro malogrado colega D. Enrique Gómez
Carrasco.
BOLETÍN
SOCIEDAD ESPAÑOLA DE HISTORIA NATURAL
Sesión del 5 de Febrero de 1902.
PRESIDENCIA DE DON FEDERICO OLÓUIZ.
En ausencia del Secretario actúa como tal el Vicesecretario
•Sr. Dusmet.
Se leyó el acta de la sesión anterior, la cual fué aprobada.
Correspondencia. — El Vicesecretario dio cuenta de una carta en
que Mr. Bouly, Asistente de Paleontología en el Museo de His-
toria natural de París, participa que se va á entreg-ar á M. Albert
Gaudry, en sesión solemne, que se celebrará á fines de Febrero,
una medalla, obsequio de sus discípulos y admiradores. Invita
á nuestra Sociedad para que nombre un representante en dicha
ceremonia.
La Sociedad acordó por unanimidad tomar parte en el mere-
cido homenaje á tan ilustre consocio, y desig'nó para que la
represente en ese acto al profesor M. St. Meunier del Museo de
Historia Natural de Paris.
Se leyó una comunicación de la Sociedad Malag'ueña de Cien-
cias Físicas y Naturales dando á conocer su nueva Junta Direc-
tiva y reiterando su concurso para cuanto se relacione con los
fines que persig-ue, acordándose corresponderá sus ofrecimien-
tos haciendo votos por su prosperidad y remitirla un ejemplar
<le la Memoria anual de nuestra Sociedad; otra del Instituto
Médico Farmacéutico de Barcelona, solicitando el cambio de
ias publicaciones de nuestra Sociedad, por las que hag-a el
Instituto. Después de algunas observaciones del Sr. Rivas Ma-
teos en apoyo de dicha solicitud, quedó acordado pasar la peti-
ción á examen de la Junta Directiva, como es regiamentario,
T. II. -Febrero, 1902. 7
90 boletín de la sociedad española
y por fin se dio cuenta de una circular del Laboratorio Químico
Dociraástico de Cuevas (Almeíra) ofreciendo sus servicios á
esta Sociedad.
Admisiones. — Quedaron admitidos como socios numerarios
D. Ag'ustín Cabrera y Díaz, alumno de la Facultad de Ciencias,
que fué presentado por el Sr. Gredilla; D. Celso Arévalo, por
D. Eduardo Reyes, y D. Cayetano Escribano, por D. José M.
Dusmet; acordándose también admitir como socio al Instituto
g-eneral y técnico de Cáceres.
Comunicaciones verbales. — El Sr. Artig-as leyó la Noticia necro-
lógica de D. Móximo Laguna, que le había sido encarg^ada. Dicho
trabajo recibió merecidos elog-ios de los socios presentes, y pasó
á la Comisión de publicación.
El Vicesecretario presentó una memoria de D. Fibicio Hie-
rro, Herhorizaciones en Carrión de los Condes (PaJeaciaj, en la
que nuestro dilig-ente consocio amplía el número de las plan-
tas por él recolectadas en aquella provincia, acordándose pa-
sara á la Comisión de Catálog-os.
El mismo dio cuenta de haberse recibido una nota de Don
José M. de la Fuente, continuación de los Datos para Ja fauna
de Ja provincia de Ciudad-ReaJ , y otra del Sr. Fernández de
Gatta, Nuevos estudios soJ)re Jas agaJJas.
El Sr. Bolívar presentó una nota del Profesor Fr. Klapalek,
de Prag-a, describiendo tres nuevas especies de los g'éneros
Nemura Latr. y Taniopteryx Pict. de la fauna española.
El Sr. Font y Sag"ué leyó un trabajo SoJ)re eJsU úrico superior
del valle de Camprodón (Pirineos catalanes).
— El Sr. Azpeitia presentó una nota bibliog'ráfica que apa-
recerá en las obras malacológ-icas del Sr. González Hidalg'o, en
curso de publicación en las Memorias de la Real Academia de
Ciencias exactas, físicas y naturales, por si la Sociedad esti-
maba deber publicarla en el Boletín, pues se refiere á la nota
del Sr. Sánchez sobre el divertículo de la bolsa copulatriz del
Helix aspersa.
El Sr. Presidente manifestó, de acuerdo con lo expuesto por
varios Socios, que si el autor consentía la publicación de aque-
lla nota, la Sociedad la estimaba en mucho porque así se com-
pletaba un asunto que se había tratado en el Boletín; la nota
DE HISTORIA NATURAL. 01
del Sr. Sánchez vulg-arizaba el conocimiento de una disposición
anatómica propia de algunas especies, y la que leía el señor
Azpeitia daba todos los datos bibliográficos sobre aquel asunto,
y como el Sr. Azpeitia manifestase estaba autorizado para per-
mitir la publicación en el Boletín de aquella nota, se acordó
la inserción de ella que es como sigue:
«Dice el autor en su nota que existe un divertículo en la Ht-
lix aspersa, pero que en la H. pomatia el conducto de la bolsa
copulatriz es sencillo y no presenta el más ligero indicio de
bifurcación, y que parece que falta el divertículo en todas las
demás especies del género, por lo cual le da á conocer en un
dibujo que representa el sistema genital de la H. aspersa.
»Es cierto que existe dicho divertículo en la Helix aspersa:
fué ya encontrado y descrito con el nombre de rama copulatriz
por Moquin-Tandon, hace cuarenta y siete años, en¿p^ página
178 del vol. II de su obra sobre los moluscos de Francia, y su
denominación debe conservarse, por más que autores poste-
riores le ha^^an dado los de conducto accesorio y divertículo.
»No sirve de carácter diferencial dicho órgano entre \B,sIleUx
aspersa y ponialia; porque, si bien la fig. 388 de la Anatomía
comparada de Yung representa el sistema g-enital de esta última
sin la rama copulatriz, ya en 1871 Dubrueil, eñ la pág. 27 de
su memoria Appar. géner. du genre Helix. había demostrado
que \9i Helix pomatia tiene también rama copulatriz, aunque
más corta que la de la Helix aspersa. (No cita este trabajo Yung
en su bibliografía.)
»La rama copulatriz no falta en las demás especies del género
Helix, sino que existe en muchas de ellas, y está perfectamente
visible en las figuras de diferentes autores. Moquin-Tandon,
en 1855, representa en las láminas 11, 12, 14 y 18 de su obra
antes citada la de las Helix lapicida, Nidensis, vermiculata,
aperta y alpina; Bronn, en la lámina 98 de su Manual (1865),
la de la Helix anstriaca: Binney, en su Fauna de los Estados-
Unidos (1878), vol. V, láms. 13 y 14, la de las Helix seqvoicola,
Stearnsiana, Nicklimiana, Kelletli, Mormonum, arrosay Tryony;
Fischer, en la flg. 75 de su Manual (1887), la de la Helix ser-
pentina; Taylor, en la fig. 323 de su Monografía (1896), la de la
Helix aspersa, etc., etc.
»E1 dibujo que acompaña al texto tiene mucho parecido con
la fig. 388 de Yung, que representa la Helix pomatia, si bien
92
boletín de la sociedad española
hay la diferencia de la rama cupulatriz; pero es deficiente com-
parado con el de Taylor, aunque ambos fig-uran el sistema
g-enital de la IleJix aspersa.»
— El Sr. Reyes Prósper (D. Eduardo) dijo:
Después de leída la sentida y bien pensada biog-rafía que
nuestro disting'uido y respetable consocio Sr. Artig"asha dedi-
cado á la memoria venerable del sabio botánico español don
Máximo Lag-una, no cabe un homenaje mayor á tan elevada
personalidad científica.
DE HISTORU NATL'RAL. 9!?
De D. Máximo Lag-una, aunque conocido más principalmente
por sus producciones de índole fitog-ráfica, los que alcanzamos
la honra de tratarle, sabemos que dedicó también un estudio
profundo y continuos desvelos á los más modernos trabajos
de Org-anografía y Fisiología veg-etal y á la Filosofía de la
Naturaleza.
Como modestísimo homenaje á aquel anciano de alma siem-
pre enérg-ica y siempre joven, he creído que debía dedicarle
una de mis pobres tareas de investig-ación. Será la biog-rafía
admirable del Sr. Artig-as la espléndida corona de orquídeas
depositada en la tumba del inolvidable Lag'una y mi humilde
labor tan solo un puñado de obscuras violetas.
A continuación leyó un estudio sobre los g-ranos de almidón
en las especies del g-énero Enphorbía.
El mismo Sr. Reyes Prósper (D. Eduardo), accediendo á los
deseos de nuestro disting-uido consocio el Sr. Barras, dio cuen-
ta de una nota publicada por él en el periódico La Naturaleza;
se trata de un caso notable de octofurcación de palmera, exis-
tente en Elche, huerto del Cura, cuyo fotog-rabado, el director
del mencionado periódico, ha tenido la bondad de remitirnos
para su reproducción.
— El Sr. Lázaro presentó un estudio sobre una colección de
criptogramas que debía á la g-enerosidad de D. Máximo LagMina,
acordándose pasara á la Comisión de publicación.
Secciones. — La de Barcelona celebró sesión el 28 de Enero de
1902, bajo la presidencia de D. José Casares y Gil, actuan-
do como Secretario el Sr. Carbó en ausencia del Sr. Rivas
Mateos.
Fueron admitidos como socios, D. Ramón Bartomeu y Mar-
torell. Doctor en Farmacia, yD. Gerardo Garrig-a y Barberán^
Alumno de la Facultad de Farmacia, propuestos por D. Marce-
lo Rivas Mateos, y D. José Forteza Rey y Forteza, propuesto
por D. José Ag-ell y Ag-eil.
Se hicieron cinco' nuevas propuestas de socios numerarios.
Se dio lectura de las sig-uientes notas: Mvestigación de Ja
litina en varias aguas mi7ieralcs, por los Sres. D. José Casares
y D. José Busquet; Delermiiiación del bromo en las aguas mine-
rales, por D. José Casares y D. Esteban Salavert, y El Chau-
liodíis Sloani, por D. Odón de Buen.
94 boletín de la SOCIEDAD ESPAÑOLA
Estos tres trabajos pasaron á la Comisión de publicación.
— El Sr. Carbó dio cuenta de una excursión verificada con el
Doctor de Buen y alg-unos alumnos de Historia natural, á me-
diados del pasado Diciembre, á la desembocadura del Ebro,
anunciando se redactará una nota cuando se hayan estudiado
los ejemplares recogidos.
— La Sección de Sevilla celebró sesión el 31 de Enero de
1902, bajo la presidencia de D. Manuel de Paúl.
Tomó posesión la Mesa recientemente eleg-ida.
— El Sr. Paúl presentó una muestra de arena, en la que abun-
da un material verde que parece ser g-lauconita, y cuyo exa-
men ofreció hacer el Sr. Chaves. Procede dicha arena del plio-
ceno de Los Cabezos de Huelva.
— El Sr. del Mazo mostró unos fósiles recogidos por él en Mo-
g'uer; entre dichos fósiles, que fueron examinados por los seño-
res socios, clasificó el Sr. Miquel los sig'uientes: Tres especies
de Turritella, y tres de Cassidaria; frag-mentos de Pinna; tres
especies de Denialinm; dos ídem de Ostrea, idem id. de Corbula
{/'¡gas, ídem id. C/iIarnys, ídem id. Lucina... af. de la L. spinife-
ra Mont.; ídem id. Ringicula... af. de la R. auricuJata Ménard;
un fragmento de una tortuga marina de pequeña talla; un
pólipo y un Vermeias.
Según el Sr. Miquel, estos fósiles son de ag-uas profundas y
diferentes de los que se encuentran en el mioceno de Sevilla y
cita el Sr. Calderón.
— El Sr. Chaves leyó una nota Solare la presencia de fragmen-
tos carbonosos y bituminosos y de huUa en una arcilla de Maro
( Málaga J.
El Sr. Miquel dijo, á propósito de la nota anterior del señor
Chaves, que en una excursión que hizo en unión del Sr. Barras
á Castilleja de la Cuesta el año pasado, halló un trozo de car-
bón vegetal dentro de un gran fragmento de arcilla pliocena
fosilifera de dicha localidad, hecho que, á su juicio, tiene cier-
to interés, por la dificultad de explicarle.
— También el Sr. Paúl mostró unos hiñienópteros recogidos
por él en Huevar, parásitos de un Chalicodoma.
— El Sr. Miquel presentó vaciados de unos dientes que fue-
ron encontrados en La Cistérniga, pueblo de la meseta mio-
«ena de Castilla, á unos seis kilómetros de Yalladolid, cuyo ho-
rizonte está perfectamente determinado por la presencia de
DE HISTORIA NATURAL. 95
frag-mentos de molares de un Masiodon (pai-ece ser del grupo
del M. Turicensis) y la completa carencia del Hip2)ario7i, que
tanto abunda en la capa más reciente del mioceno superior.
Se encontraron también con ellos media mandíbula superior
de una especie del Lislriodon, un g-ran camino de sección
triang-ular perteneciente probablemente á la inferior del mis-
mo individuo, un molar y un cubito de un g-ran rumiante, un
metatarsiano de un tapir y frag-mentos pequeños de tortug-as
difíciles de clasificar, pero que no pertenecen al g-rupo de las
terrestres.
Al lado opuesto de Valladolid, y próximamente á la misma
distancia, está situada Fuensaldaña, donde fueron encontra-
dos los famosos restos de Dinolheriam. Todo lo cual precisa la
edad de este depósito.
Los incisivos, que son dos, uno derecho y otro izquierdo, no
presentan desg-aste y parece no hayan salido del alvéolo á pe-
sar de estar perfectamente desarrollados; el desarrollo de la
raíz permite creer son de la seg-unda dentición. Del canino solo
existe un g-ran frag-mento de la raíz, faltando sus dos extremi-
dades. El molar tiene alg-o de desg-aste y posee todos los carac-
teres propios á la familia de los rinoceróntidos; y aun cuando
no podemos fijar el g-énero, por falta de monografías, parece
no pertenecer al g-énero Rhinoceros ni al Aceratherium.
La Sección de Zaragoza celebró sesión el 29 de Enero de
1902, bajo la presidencia de D. Manuel Díaz de Arcaya.
Tomaron posesión de sus carg-os los señores de la nueva
Junta, y el Sr. Presidente, D. Hilarión Jimeno, manifestó su
agradecimiento por el carg-o que se le había conferido, á cuya
manifestación se adhirieron los restantes Vocales de la Junta.
— El Sr. Gila presentó una Memoria del Sr. Ag-uilar (D. Ci-
priano), de Calatayud, que trata del mioceno lacustre; el señor
Jimeno (D. Hilarión), leyó un estudio sobre La miel de las abe-
jas; el Sr. Cajal (D. Pedro) otro en que se ocupa &ob\'Q\'di Evolu-
ción de las células nermosas, y el P. Navas una nota entomoló-
g-ica sobre los Biplax de España.
96 boletín de la SOCIEDAD ESPAÑOLA
Notas y comunicaciones.
Investigación de la litina en varias aguas minerales
D. JOSÉ CASARES Y D. JOSÉ BUSQUET,
Ocupándonos déla investig-ación del litio, hemos buscado
este elemento en varias ag"uas minerales, obteniendo alg-unos
datos que pueden ofrecer interés para el conocimiento de estos
importantes productos naturales.
Antes de dar cuenta de los resultados obtenidos describire-
mos el método empleado. Nos liemos valido para esta investi-
g-ación del espectroscopio. El litio tiene una raya roja brillan-
te sumamente característica, y cuya presencia constituye el
método más sensible para la investig-ación de este elemento.
Seg-ún indica Vog-el en su obra de análisis espectral (I), bastan
9 millonésimas de miligramo de carbonato lítico para que se
presente la raya del litio; Seg-ún Cannizzaro (2), la cantidad
mínima de litio reconocible en una solución es de 38 milloné-
simas de milig-ramo por centímetro cúbico.
Nosotros hemos encontrado, operando con nuestro aparato,.
Lina sensibilidad incomparablemente menor; añadiendo á
20 ce. de ag-ua destilada una solución de cloruro lítico en la
proporción de 0,037 g-. por 1.000 ce. se necesitaron 1,5 ce. de
esta solución para que apareciese la raya del litio, lo cual co-
rresponde á 0,00258 mg-. La solución se ensayaba tomando una
g-ota con una pequeña espiral de platino é introduciéndola en
el mechero de Bunsen. Esto indica que solo colocándose en
condiciones especiales puede alcanzarse la sensibilidad que
señalan Vog-el y Cannizzaro y que quizás varíe en los diferen-
tes espectroscopios.
La sensibilidad de la reacción del litio disminuye considera-
blemente por la presencia de sales extrañas.
(1) Practisclie speclralanalyse. Berlín, 1889.
(2) Níiova enciclopedia di Chimica. Dr. Julio Guareschi. Torino.
DE HISTORIA NATURAL. 97
1." A 19 ce. (le agua destilada se añadió 1 ce. de una diso-
lución saturada de cloruro sódico. Estos 20 ce. se colocaron en
un vaso y se fué añadiendo poco á poco la disolución de cloru-
ro Utico (0,037 : 1.000) antes mencionada; se necesitaron aña-
dir 6 ce. de esta disolución para que apareciese la raya del li-
tio, lo cual corresponde á 0,00854 mg". por centímetro cúbico.
2.° A 19 ce. de ag-ua destilada se añadió 1 ce. de un soluto
saturado de fluoruro sódico. Estos 20 ce. se colocaron en una
copa y se fué añadiendo poco á poco la disolución de cloruro
Utico. Se necesitaron añadir 3,5 ce. que corresponden á 0,00551
milig-ramos de cloruro lítico por centímetro cúbico.
3.° A 19 ce. de ag-ua destilada se añadió 1 ce. de disolución
comercial de silicato sódico. A estos 20 ce. se añadieron 9 ce.
de e.sta disolución anteriormente citada de cloruro lítico, y á
pesar de contener 0,0114 mg". por centímetro cúbico, no se des-
cubrió el menor indicio de litio.
Para anular en parte la influencia de la sosa y hacer más
cómoda y más sensible la observación espeetroscópica hemos
usado con éxito una disolución de permang-anato potásico,
cuyo empleo no sabemos haya sido propuesto para este objeto.
La disolución se coloca en un tubo de ensayo delante del es-
pectroscopio; la disolución de permang-anato absorbe en g-ran
parte la luz del sodio, dejando pasar las radiaciones que co-
rresponden al litio. La concentración de dicha solución debe
variar seg-ún la cantidad de sosa, aumentando á medida que
la cantidad de sosa es mayor. Para los experimentos anterio-
res añadíamos al ag-ua destilada disolución de permanganato
potásico, de suerte que se percibiesen claramente sus bandas
de absorción.
Empleando la disolución de permang-anato potásico en las
tres disoluciones anteriores hemos percibido la raya del litio:
en la primera (que contenía cloruro sódico), cuando en un cen-
tímetro cúbico había 0,00411; en la seg-unda (la que conte-
nía fluoruro sódico), cuando existía en un centímetro cúbi-
co 0,00336.
Teniendo en cuenta estos resultados hemos empleado para
buscar la litina en las ag-uas la disolución de permang-anato
potásico, solución que también permite descubrir con más fa-
cilidad la raya roja del potasio.
Hemos encontrado directamente la litina en la ag-uas si-
«3 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA
g-uientes: Caldas de Reyes, Catoira, Carballino, Carballo, Gui-
tiriz, Arteijo, Caldelas de Tuy, La Toja y las de Verín, manan-
tiales de Sonsas y Caldeliñas, todas de Galicia.
Estas ag'uas brotan en terrenos g-raníticos, y en casi todas
ellas uno de nosotros ha podido determinar también la presen-
cia del flúor. Es muy probable que á las micas se deba la pre-
sencia de este último y de la litina que dichas aguas con-
tienen.
Asimismo hemos encontrado la litina directamente en las
aguas de la Hermida (Santander), Tona, manantial Roqueta y
Timó (Barcelona) y Vichy Hópital (Francia).
En otra nota daremos cuenta á la Sociedad de la determina-
ción cuantitativa del litio en las aguas.
La miel de abejas
DON HILAllIüN JIMENO.
No sé que se haya publicado trabajo alguno relativo á la
composición y propiedades de la miel de abejas que se cosecha
en distintas comarcas de la Península; y como los datos que
en las obras de análisis figuran aluden siempre á productos
extranjeros que pudieran diferenciarse, dadas las condiciones
de nuestro clima y de nuestra flora, de los recolectados en Es-
paña, me propongo en las siguientes notas transcribir algunas
observaciones que he tenido ocasión de comprobar, estudiando
las características de la miel producida en las proximidades de
Zaragoza, Villanueva de Huerva, en el Apiario ir.ovilista de
D. M. S. R. que tuvo la bondad de facilitarme dos muestras
puras que necesité para mis investigaciones.
Una de las mieles era pastosa, blanca y cristalizada; la otra
liquida, espesa, de color ambarino; las dos ligeramente acidas
y aromáticas, aunque la segunda más que la primera.
Ciento sesenta y dos gramos de cada muestra diluidos en
agua destilada, hasta formar volúmenes de un litro, acusaron
á -h 17" 1.0513 de densidad la blanca, y 1.0500 la amarilla.
DE HISTORIA NATURAL. 99
Los dos líquidos resultaron débilmente ácidos, y valorada la
acidez total calculándola en tartárico, resultó con 0.102 por
litro el primero, y 0.25J6 el segundo. En 100 g-, tle la miel
blanca, seg-ún esto, existían 0.0629 de ácidos libres, y en la
misma cantidad de la amarilla 155 milig-ramos.
Incineradas las mieles á baja temperatura dejaron insig-ni-
ficante residuo: la primera 0.147 por 100, la seg-unda 0.138.
Por evaporación á -4- 95 aprecié el ag-ua, que en la pastosa
asciende al 20,38 por 100, y al 21,42 en la ñuída.
En el polarímetro las mieles disueltas en ag'ua acaban por
ser siempre levog-iras, pero ofrecen el fenómeno de polirota-
ción en un g-rado que dificulta su análisis óptico.
Operando con soluciones de 16,2 por 100 decoloradas por
un décimo de carbón animal puro é inactivo, á la temperatura
(le -!■- 12 g-rados y en el transcurso de alg-unas horas, he podido
apreciar distintas y siempre crecientes desviaciones, y solo
después de un día fué constante la rotación.
Hé aquí las cifras reg-islradas en uno de mis ensayos, obser-
vando la^misma solución, de quince en quince minutos, en
tubos de dos decímetros:
— 7", 7 sacarimétricos.
— 8,6
— 9,4
— 10 ,1
— 10 ,6
— 11 ,3
— 15 .3
La primera es una semirotación comparada con la última.
Ensayando una solución recién preparada de otra miel, la
multirotación fué notoria, como puede verse:
— 2", 8 sacarimétricos.
— 4,6
^ 6 ,0
— 7,6
— 9,1
— 10 ,2
— 12,9
— 13 ,2
— 14 ,2
— 15 .0
100 boletín de la sociedad española
Todas estas desviaciones fueron observadas á idéntica tem-
peratura. Parece que se opera cierta disposición molecular, y
que el trabajo de orientación exig-e un tiempo que se amino-
ra por el calor, pero que no se anula completamente.
En vez de hacer las soluciones en ag-ua á la temperatura del
laboratorio, disolvimos la miel en caliente, elevamos á 100",
dejamos enfriar, y completando el volumen á H- 12 operamos
como queda dicho. En la primera observación leimos — 11, pero
tres horas después el gTado sacarimétrico se eleva á — 14, se-
ñalando en los dos casos el termómetro la misma temperatura.
Sin embarg'o, si la ebullición en los líquidos se prolonga diez
minutos por lo menos, después de fríos el valor del áng-ulo es
invariable.
Dubrunfaut, Landolt y Tollens han estudiado los fenómenos
de polirotación en distintos azúcares. La mayoría de ellos, se-
g-ún estos autores, en disoluciones recientes acusan una rota-
ción inicial mayor que la final, y únicamente la maltosa y una
variedad del azúcar de leche originan efectos contrarios como
los observados en la miel. Haciendo nosotros rápidamente en
frío soluciones de miel, hemos podido verlas desviar á la de-
recha en los comienzos del ensayo, para terminar siendo des-
pués de alg-unos minutos prog-resivamente levógiras.
Una solución al 10 por 100 en tubo de dos decímetros y á la
temperatura constante de -f- 14, operando con rapidez acusó:
-+■ 3° sacarimétricos.
+ 2
+ 1,4
H- 0,8
0,0
— 0.7
- 1,4
Y cuando se mostró invariable había lleg-ado á — 7%2, hechos
que pueden explicar que alg-ún autor haya encontrado mieles
puras destrog-iras, pues el fenómeno se repite fácilmente
cuando las mieles conservan su natural acidez, disolviéndolas
en frío con la mayor celeridad posible. Porque nada de anor-
mal se observa si al producto ó á sus soluciones se les adicio-
na mínima cantidad de un álcali. Los vapores amoniacales
bastan para que el g-rado polarimétrico de tales líquidos se
DE HISTORIA NATURAL. 101
fije desde el primer momento, y una gota de sosa ó de amonía-
co originan desviación invariable.
Siendo la miel una mezcla de sacarosa, giucosa y levulosa,
depende el efecto que sobre ella ejerce la luz polarizada de
dos acciones positivas opuestas á una tercera negativa, que
será máxima, si supera en intensidad á la suma de sus con-
trarias; pero si una de éstas aumenta sin cambiar de signo,
variará y aun podrá anularse el resto desde que se inicie el
crecimiento ó disminución de la inconstante.
Ninguna alteración experimenta la sacarosa en tales condi-
ciones; pero la glucosa debe engendrar por hidratación isóme-
ros inestables de mayor poder rotatorio instantáneo, y en tanto
no se establece el equilibrio en el par derecho, no llega á esta-
cionarse la desviación izquierda.
Otra experiencia confirma cuanto venimos diciendo.
Tratada la miel por alcohol de 96 centesimales se disuelve
en frío débilmente, pero por el calor á 85 la solución es com-
pleta y el líquido que resulta saturado de miel al depositarse
ésta por enfriamiento, es siempre levógiro.
Sin embargo, los resultados son diferentes variando las con-
diciones del experimento.
Si se toman 10 gramos de miel y se disuelven en 20 c. c. de
agua destilada, y con alcohol de 96 se completa un volumen
de 100, el líquido que deja precipitar escasa materia insoluble
é inactiva, resulta destrogiro desde el primer momento, con
una desviación constante que puede llegar á -|- 8° sacarimé-
tricos; y no es que haya desaparecido la levulosa, es que en
presencia del alcohol fórmase una de las glucosas tautomeras
de Tanret, con poder rotatorio positivo mayor. Si se evaporad
líquido y se elimina el alcohol, ofrece de nuevo el residuo di-
suelto en agua fenómenos de polirotación destrogira que des-
aparecen, añadiendo pequeña porción de un álcali.
Difícil es con datos tan inconstantes llegar á resultados
ciertos en el análisis cuantitativo de una miel, si aspiramos á
conocer la proporción en que se encuentran los azúcares que
la forman. Con el líquido de Fehling pueden apreciarse las can-
tidades de sacarosa y de azúcar reductor que existen mezclados
en la miel de abejas; pero si queremos completar el trabajo
sirviéndonos del sacarímetro ó polarímetro, y determinar la
relación en que se hallan la glucosa y la levulosa, dependerá
102 boletín de la sociedad española
el éxito de nuestra labor del cuidado con que verifiquemos la
observación óptica.
En la nota sig-uiente daré cuenta de los resultados que he
podido obtener.
Nota sobre el silúrico superior del valle de Camprodón
{Pirineos catalanes)
D. N0RBERT0 FONT Y SAGUE, PRESBÍTERO.
• La existencia del silúrico superior (Gothlandiense) en los Pi-
rineos catalanes ha sido denunciada desde hace muchos años
por los g-eólog-os que los han recorrido, desde Leymerie hasta
Roussel, los cuales han encontrado vestig-ios muy característi-
cos á lo largo de la cordillera.
El elemento más constante de la formación es la pizarra car-
burada con Monograptus, Rastrites, DipJogrwplus, etc., y la ca-
liza con Scypliocrhútes, Cardiola intemipta, Orthoceras, Siluro-
cardium, etc. La fauna gTaptolítica es sobre todo muy abun-
dante, y seg-ún M. Barrois, ofrece analog-ías muy pronunciadas
con la de los Alpes orientales y de la Sajonia.
El valle de Camprodón, formado por la cuenca superior del
río Ter, había sido reconocido, aunque muy someramente, por
alg'unos g'eólogos disting-uidos, quienes patentizaron la exis-
tencia en él del silúrico superior, especialmente D. LuísM. Vi-
dal y mi querido maestro el canónig'o Almera; pero lo cierto es
que las especies que se citaban como pertenecientes á tal for-
mación, encontradas en el valle de referencia, no pasaban de
media docena, entre ellas la Cardiola mterrwpta, la Penenca hu-
milis Barr. y el Silurocardimn Bohemiciim Barr,, sin que nadie
hiciera ni mención de los g"raptolites ni trilobites.
Cuando hace dos años concebí el proyecto de trazar el Mapa
g-eológ-ico (al 1: 50.000) de aquella reg'ión, mis primeras inves-
tig-aciones se dirigieron hacia la ancha capa de pizarras y ca-
lizas reconocidas ya como características del silúrico superior,
á fin de tener un punto de partida fijo á qué referir las demás
formaciones tanto superiores como inferiores. El mayor éxito
coronó mis esfuerzos, pues á los pocos días tenía recogidos un
sin fin de ejemplares, la mayoría de ellos nuevos para la sinop-
DE HISTORIA NATURAL. 103
sis silúrica de España. Investigaciones posteriores rae han per-
mitido aumentar considerablemente la colección, en que se
cuentan por centenares los g-raptolites, pues las pizarras car-
buradas están materialmente repletas de ellos, y las calizas
ampelíticas son también riquísimas en braquiópodos y lameli-
branquios.
En todo el valle de Camprodón el CjoUdandiense se presenta.
de abajo para arriba, en la sig-uiente forma:
1." Pizarras carburadas con g-raptolites, que descansan so-
bre las satinadas, silúricas y ferruginosas, pertenecientes pro-
bablemente al cámbrico.
2." Pizarras carburadas descompuestas con graptolites in-
determinables.
3.° Pizarras carburadas ferruginosas, sin fósiles.
4." Calizas con Orthoceras. Cardiola mtevnvpta, Süiirocar-
dium, etc.
5." Calizas cristalinas de un color verde azulado, sin fósiles.
A continuación siguen los potentes bancos de calizas á
griotte, negras, amarillentas y vinosas, con Orthoceras y Gonia-
tites, pertenecientes á mi parecer al devónico. Toda esta for-
mación sigue la dirección general de Sierra Cabellera, por su
vertiente Norte, paralela á la general del Pirineo catalán, has-
ta llegar al Este de Camprodón, donde cambia de dirección y
se interna en Francia por el CoU d'Aras.
No están aún clasificados el sin fin de ejemplares encontra-
dos, pero puedo adelantar la siguiente lista de los que remití
á M. Barréis, pertenecientes á las pizarras carburadas de la
base, y que dicho eminente geólogo tuvo la amabilidad de es-
tudiar:
Bahnanites longicaudaius Murch., Monograptnsjmodon Brow.,
M. Tnrriculatíís Barr., J/. clingani, M. Hisingeri Carr., M. Bec-
ki Bar., M. Galaensis, M. ¡oMíenis .'', M. gemínalas Ba.n'., Diplo-
graplifs esp., Cyrtogra'ptiis Grayí Lapw., Aptychopsis primiis
Barr.
Una vez estudiadas las demás especies encontradas última-
mente, esta lista aumentará mucho más; pero son suficientes
las anteriores para caracterizar el Gothlandíense en el piso co-
rrespondiente á las ampelitas de Poligné (piso de Tarannon).
Con esto, gracias á los graptolites, queda completa la serie
del Gothlandíense á Cataluña, pues mi distinguido maestro el
104 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA
canónig-o Almera había ya encontrado los pertenecientes á los
yacimientos de Llandovery, Wenlock y Ludlow, que con el de
Tarannon constituyen la clasificación del silúrico de la Gran
Bretaña por los g-raptolites, tal como la ha establecido M. Lap-
worth.
Las especies encontradas en la caliza ampelítica son muchí-
simo más variadas, y el día en que estén del todo estudiadas,
formarán un verdadero catálog-o, como dudo pueda presentar-
lo ning-una otra región de España; tanta es la abundancia y
variedad con que se presentan. Hé aquí con todo la lista de al-
g-unas que teng-o ya clasificadas:
Orthoceras elegans, O. nummulariiim Low., O. ammonium Barr.,
CardioJainterruptaBvor\á., C. gibbosa Barr., Penenca humilis
Barr.. Silurocardium Boliemícum L&ym., Dualinacomitans Barr.,
LnmcHcardium Bohemicum B?irr., L. evohens Barr., L. simpJex
Barr., Dalila reseda Barr., MyiUns Jongior Barr., Posidonoviya
engira Barr., AstarU bohémica Barr., Ámenla pnssilla Barr,
A trypa Sapho Barr.
Además de estas especies y muchísimas otras que, como he
dicho, están aún por clasificar, tuve la fortuna de encontrar
varios ejemplares de unos espong-iarios de seis lóbulos que, re-
mitidos á M. Barrois, los ha remitido á su vez á un especialis-
ta, porque llaman la atención, no solo por su tamaño y forma,
sino porque presentan un pedúnculo roto; carácter notable que,
de comprobarse, echaría por tierra la opinión g-eneral entre los
g-eólog'os de que las esponjas silurianas no tenían pedúnculo
en su cara inferior.
Ya tendremos ocasión de hablar de ello en alg-una otra nota
de las que pienso publicar á medida que vaya estudiando los
ricos yacimientos del silúrico del valle de Camprodón y clasi-
ficando las numerosas especies ya recog-idas.
El Chauliodus Sloani,
POR
D. ODÓN DE BUEN.
Aunque citado en las grandes profundidades del Mediterrá-
neo, no se había hasta ahora encontrado en las costas de España
este curiosísimo pez.
DE HISTORIA NATURAL. 105
Le encontré casualmente hace dos veranos en una de mis
■excursiones á Blanes (Gerona),
Disecando una g-ran merluza pescada á unas 800 brazas de
profundidad, se halló en el tubo dig-estivo medio ChaiUiodus ,
afortunadamente con la cabeza entera, que figura en la colec-
ción de peces de esta Universidad.
Los pescadores á quienes con insistencia preg-unté no recor-
daban haber visto nunca ejemplares análog-os, y quedaron sor-
prendidos de la deforme dentadura de aquel pez tan raro.
Ha}^ frente á Blanes una sima profunda, un Rech, como ya
■científicamente le llama el profesor Pruvot en sus estudios del
fondo del mar en aquella zona, que interrumpe la planaza
donde los pescadores tienden sus palangres; y en ese Rech
vivía seg-uramente el Chauliodiis á que dio caza la merluza,
que en efecto se pesca á profundidades relativamente enormes
por los hábiles y sufridos pescadores de Blanes.
Ofrece un interés biológ-ico muy g-rande toda aquella zona
marítima, sobre la cual acumulo datos para ofrecerlos ¿mues-
tra Sociedad. Entretanto adelanto esta nota por el interés que
ofrece el descubrimiento de especies abisales en nuestra costa
tan poco explorada zoológ-icamente.
Datos para la fauna de la provincia de Ciudad-Real (i)
POR
D. JOSÉ MARÍA DE LA FUENTE.
XV. — Especies de Pozuelo de Calatrava. — Coleópteros.
Stenolophus skrimshiranus Steph. var. xanthochrous n. v. —
Fere ovinino flavus, capile incluso, 'prater: apex mandihularuní
niger; anteniw, duobus primís articulis exceptis, infuscatm: ociili
atri et mínus f/uam in iypo promimili; femora postica subnigra.
— Long'. 6; lat. 2,3 mm.
Un ejemplar en el sitio llamado La Nava en Agosto, al borde
de una acequia.
Esta variedad, calificada de muy interesante por el Dr. Karl
(1) Véanse las Jí/flsdeest.a Sociedad de 1897, páginas 129, 177,202 y 210; las de 189?,
páginas 83, 97 y 205; las de 1899, páginas 30 y 210; las de 1900, pág. 188 y el Boletín de
Í901,pág. 123.
T. II.— Febrero, 1902. 8
106 boletín de la sociedad española
Daniel, de Munich, parece al primer g-olpe de vista un ejem-
plar inmaturo de Stenolophus: pero la consistencia de sus teg'u-
mentos, el color claro uniforme de sus élitros y sobre todo la
cabeza amarillo-rojiza y los muslos posteriores obscurecidos,
destierran toda duda y la caracterizan perfectamente.
Catops nitidicollis Kr. — Cuatro ejemplares en Marzo en una
carroña. Especie nueva para E-spaña? Por lo menos el señor
Uhag-on (A^ial Soc. esp. de Hist. nat., xix p. 15, y xxvii (Actas,
p. 117) no lo cita de la Península).
Meligethes Lederi Reitt. (Revis. d. Gen. Melig. 1870, 50.)—
Citado de Oran (Arg-elia); nuevo para la fauna de Europa.
Omias castilianus Dan. n. í^^.—Nigro-'piceiis, hviter ohscure
mieo-micans, supra, iwmserüm in elytris, puhescentia densissima
erecta vestitus, antennis pedibusque rufis.
Ab O. concinno forma minns elongata, caiñte latiore, indis-
tincte cónico, ocíiJis prominulis, parte ajñcali rostri Icemgata, ely-
tris convexioribus , bremoribiis, lateraliter magis rotundatis ct
pilosiiate detisiore, setuliformi, obscura, ¡exiter micante separan-
díis.—l^owg. 2,5-2,75 min.
Híspanla centralis (Fuente).
Dr. Karl Daniel in Societas entomológica, 1900, xv, p. 140.
Trachyphloeus picturatus n. ^-^. — Subovalis, vix dcpressiis,
brunneus, antennis pedibusqiie dihite testaceis, translucidis, den-
se squamosiis . Prothorace vitta laterali elytrisque maculis mmie-
rosis albidis ornatis; supra antice bremssime, in elytris serie Ion-
gius Mrsutíis. Rostrum breve, antice perparum attenuatíim, capite
fere longivs, obsolete snlcatum. Oculi minnti, non exserti. Anten-
nnfe sat gráciles, scapo modice curvato, ciliato, funictili articu-
lo 1° cónico, 2." subtransverso, basi constricto, cmteris brevibus^
clava ovata. Prothorax transversas, a latere valde rotundato-am-
pliatus, antice coarctatus. Eljtra p)ari(m co7ivexa, in dorso postice
minus abrupte declivia, humeris rotundatis, tenue striato-punc-
tata. Pedes ciliati, tibiis ap)ice intus tenue breviter uncatis. Stib-
tus inpectore abdomineque dense squamis latioribus cretaceis ves-
titvs. — Long". 4; lat. 1,8 mm.
Forma, colore, setis fUiformibiis elytrormn facile distinctus.
La descripción que precede ha sido hecha sobre más de 30
individuos recogidos de Noviembre á Enero en un ribazo pró-
ximo al cementerio de esta villa, á la derecha del camino de
Ciudad-Real.
DE HISTORIA NATURAL. iOT
Aphthona Fuentei Reitt. n. sp. — Testacea nitida, glabra, /ere
impunctata, oculis femorihisque posíicis dimidio apicali nigris,
sutura elytrorum concolore.— Long. 2-2,3 mm.
Unter den g-elben Aphthonen durch schwarze Apicalhálfte
der Hinterscheiikel leicht kenntlich. Rothlichg-elb, stark g-lán-
zend, g-latt, kaum puuktirt, die Naht der Flüg-eldecken nicht
g-eschwíirzt, die Scheibe der letzteren bei starker Verg-rüsserung*
fein hautartig" gerunzelt, Bauch und Brust gelbroth.
Von Herrn Presbyter José María de la Fuente bei Pozuelo de
Calatrava (Ciudad-Real, Spanien) in Anzahl g-esammelt und
nach dem Entdecker benannt.
Edmund Reitter in Wienner Entomologische Zeitung, xx.
Jahrg, X. Heft (25 December 1001).
Ortój) teros.
Stenobothrus parallelus Zett. var. montanus Cliarp.— Esta
variedad no se ha mencionado de España; pues si bien es ver-
dad que el Sr. Brunnervon Wattenwyl ■Prodromus, p. 128) dice
que se halla por todas partes en ejemplares aislados (Die lang-
gefiügelte Varietat findet sicli Uberall in einzelnen Exemplaren),
también lo es que con estas palabras nada determina ni con-
creta. Por otra parte, el Sr. Bolívar, tan conocedor de nuestra
fauna ortopterológica, asegura terminantemente (Catál. sinópt.
de los Ortópt. de la fauna ibérica, Coimbra, 1900, p. 64) que no
ha visto ejemplares de España de la variedad con élitros y alas
completos. Nosotros hemos recogido hasta una docena en el
prado juncal de La Inesperada.
Hemipteros.
Lygus pastinacae Fall. var. algiricus Reut. (Hem. Gymn. v.
(1896) p. 80.) Tan frecuente como el tipo, que lo es mucho, en
las umbelas de Coniíim maculatum L. Citado solo de Argelia.
Los granos de almidón en las Euforbiáceas
POR
D. EDUARDO REYES PRÜSPER.
La forma de los granos de almidón contenidos en el látex
délas euforbiáceas ha sido objeto de atención porparte délos
108 boletín df, la sociedad española
autores que de histolog-ía veg-etal se ocupan. Losg-ranos de al-
midón de la Euphorhia SpUndens Boj, y la EuylwrMa Helios-
coiña L., soljre todo, y los de alg-una otra especie con menor
fijeza, "se ven representados en muchos de los libros de carác-
ter docente, que se encuentran en manos de los discípulos que
á las cátedras de Anatomía veg-etal concurren.
Aprovechando la colección de especies del g-énero EupJiorbia,
que se encuentran en el Jardín Botánico, he extendido la ob-
servación de las formas de los g-ranos de almidón á 25 espe-
cies. De ellas son especies correspondientes á nuestra flora
las sig'uientes:
EuphorMa Lathyris L., Pilosa L., Dulcís L., Verrucosa L.,
Rupicola Boiss., Cyparisias L., Charadas L., Serrata L., Esula L.,
Amijgdaloides 'L., Pephis L.. SegetaUs L.
También han sido objeto de estudio las sig-uientes especies,
alg'unas dudosamente admitidas como españolas, por varios
autores.
EuphorMa Agraria Biebrst., Melapetala Boiss., Condylocarpa
Biebrst., ¡Spinosa L., Altissima Boiss., Rígida Biebrst., Sihíhor-
pii Boiss., Mgrsini ¿es L., NereifoHa L., Antiquorum'L., Cana-
riensis L., Regís- fu bae Webb, Globosa Sims.
Las observaciones las hice de mediados de Mayo á fines de
Junio, y del 15 de Octubre al 20 de Noviembre, para percibir
las fases del amilo-leucito desde su asjjecto primordial á su
final constitución.
Debo manifestar que en cada especie de euforbiácea de las
que queda hecha mención, se observan varias clases de formas
á que pueden referirse g-eneralmente las de 'todos los g-ranos
de almidón que se encuentran en el látex de cada una de di-
chas especies en particular.
Las formas correspondientes á cada especie no son ig'uales
entre sí, interpretando la frase con rig'or matemático, pero sí
presentan analog"ías frecuentemente para que correspondan á
lo que pudiéramos llamar tipo morfológ'ico común de los gra-
nos de almidón peculiares á cada especie.
En unas especies, el tamaño, como acontece para la forma,
nunca es ig-ual en los g-ranos de almidón, pero á lo menos es
sensiblemente uniforme; en otras especies las variaciones del
tamaño son verdaderamente extraordinarias.
En la E. Lathyris L. (fig-. L*), los g-ranos de almidón sepre-
DE HISTORIA NATURAL.
109
sentan como fusiformes, con dos especies de mazas en las pun-
tas; lo mismo ocurre en la E. Riipicola Boiss. (fiy. 2.^), aunque
por la parte centrallos granos de almidón sean en esta última
especie más anchos. La reg-ión central es en cambio estrecha
en la J'. AmygdaJoidcs L. (fig-. 3.^), en la B. Pepliis L. (fig-u-
ras 4.% 5." y 6.'"'), y en otras varias especies.
Una forma como rectang-ular con los extremos ensanchados
poco manifiestos se ve en la E. Agraria Biebrst. (fig-. 7.**). En
la E. Esula L., E. Dulcis L., E. Coiidylocarpa y aun en la
ü
/r /¿ /7 -r /^
2,0
z/
E. Melapetala Boiss. (fig'S. 8." y 9."), aunque en é.sta sean más
pequeños que en las otras especies de que queda hecha men-
ción.
De pequeño tamaño, pero con las mazas terminales bien ma-
nifiestas, son los de la E. Verrucosa L. (fig-. 10), y en la E. Pe-
j)lus L. se presentan g-ranos sumamente alarg-ados y otros cor-
tos y de mediana long-itud, siendo esta considerable diverg-en-
cia de tamaños una nota muy característica de esta especie.
Aciculares son los bonitos g-ranos de almidón de la E. Cera-
tocarpa Ten. (fig-. 11). Alg-unos semejan como las ag-ujas de las
brújulas y también presentan diferencias considerables de ta-
maño y aun de forma.
No se perciben g-eneralmente las mazas de los extremos en
lio BOLETÍN DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA
la E. SiMhorpn Boiss., en la E. Pilosa L., E. Charadas L., en
la Myrsinites L. y en la E. Regis-Jnbae Webb. Tampoco pueden
verse en los granos de almidón diminutos de la E. Amygdaloi-
des L. (fig-. 12), donde son frecuentes formas elipsoidales. En
cambio pueden observarse extremos ensanchados en los gra-
nos pequeñísimos también de la E. Altissima Boiss. (fig\ 13).
Granos curiosísimos curvos ofrece mu}' constantemente la
E. Segetalis L. (fig. 14).
En la E. Serrata L. (fig. 15), los granos presentan gran di-
ferenciación entre la parte central y las extremidades.
Forma de bastones cortos y lisos pueden verse en la E. SiJ)-
thorjñi Boiss., en la E. Esnia L., E. Pilosa L. y la E. Regis-Jv-
bac Webb.
En la E. Charadas L. (fig. 16) y la E. Myrsinites L. (figu-
ra 17) subsiste la forma de bastones cortos, pero aquí los bas-
tones se hacen nudosos, y los nudos salientes se colorean por
el yodo más enérgicamente que en el resto del grano.
Es curioso, por otra parte, que en los granos de almidón,
que poseen extremidades ensanchadas, se tifian éstas más
pronto y con mayor energía que en la superficie restante, en
algunas especies, como la^. Serrata L. (fig. 15), por ejemplo,
y en otras muchas, como la E. Rígida Biebrst., E. Antiquonim
L. y E. Nerei folia L., mucho después que en la región central
del grano.
Estrechas y sinuosas por el centro, con los extremos muy
ensanchados y redondeados muy regularmente, son las formas
que afecta el almidón en la E. Globosa Sims. (fig. 19) y en la
E. Rigida Biebrst; los granos también ensanchados en las ex-
tremidades presentan manifestaciones morfológicas muy cer-
canas de las de la E. Nerei foliáis, (fig. 21), E. Antiqíiorum L.
(fig. 20) y E. Canariensis L. (fig. 22). Todas ellas ofrecen entre
sí semejanzas que las hace referibles, en cuanto á la forma de
sus granos de almidón, á los ya conocidos de la E. S'plendens
Boj. Los de la E. Canariensis L., especie interesante para nos-
otros por su procedencia, son curiosísimos, porque al compa-
rarse como los de la E. Spiendens Boj. á un húmero ó un fé-
mur, resultarían en elia estos huesos muy acortados y sus ex-
tremidades de un anómalo desarrollo extraordinario.
En cuanto á la abundancia ó escasez de los granos de almi-
dón en la unidad de volumen del látex, asunto que no he vis-
DE HISTORIA NATURAL. 111
to tratado, encontré g-radaciones insensibles entre la E. Regis-
Jubae Webb, que es una de las que más g-ranos de almidón
ofrecen en las especies por mí examinadas, y en la E. Anti-
qiiorum L., donde se presentan con relativa infrecuencia.
Tres pérlidos de España
EL PROFESOR F. KLAPALEK.
Taeniopteryx arcuata sp. n. — Cuerpo delg-ado. Cabeza en cier-
tos sitios, especialmente entre los estemas, casi del todo mate,
entre las antenas, por delante del clípeo y en el labro, lustro-
sa, rojkoparda, en las partes lustrosas más obscura y casi
negra entre las antenas; por detrás pardo-rojiza y entre los
estemas con matiz rojizo. La superficie de la cabeza en el medio
de la parte posterior y en el tértice presenta gruesas arrugas lon-
gitudinales; á los lados y en la proximidad de los ojos solo ofre-
ce una lig-era reticulación. Frente alta entre la base de las an-
tenas, con dos impresiones elípticas, long-itudinales,que orig'i-
nan tres elevaciones, de las cuales las esternas son arqueadas
y converg-entes hacia atrás, donde se reúnen con la del medio.
Las fajas mates de la parte posterior de la cabeza son poco
visibles en los ejemplares que teng-o á la vista, por estar la ca-
beza muy metida en el pronoto. Antenas delgadas á manera
de cerdas con los artejos de la porción flexible más largos que
anchos y casi completamente cilindricos; el segundo artejo ne-
gro, el primero siempre más claro, á veces casi totalmente par-
do-ba3'0, y solo obscurecido hacia el ápice; el resto de la ante-
na es de "color pardo claro en el primer tercio y obscurecido su-
«esivamente hasta hacerse neg'ro.
Pronoto notablemente más ancho que larg-o (casi en propor-
ción de 4 : 3); en el -/ la mitad posterior tiene sus lados para-
lelos, estrechando mucho desde el medio hacia delante, de ma-
nera que el borde anterior es una cuarta parte más corto que
el posterior. En la 9 el pronoto os también más ancho hacia el
medio de la mitad posterior, estrechando desde dicho punto fuer-
temente hacia adelante. Toda su superñcie está arrugada en
.sentido longitudinal; es mate, con pequeñas manchas esparcí-
112
boletín de la sociedad espakola
das, lisas y poco lustrosas. Color pardo obscuro ó neg-ruzco, con
los bordes recorridos por angosta marg-en pardo-rojiza,, de cuyo,
tinte se disting-uen también alg-unas manchas nebulosas sobre
el disco. Meso y mesonoto lustrosos, pardo negruzcos, con el
escudete más claro ó pardo rojizo.
Alas hialinas, brillantes; las anteriores con tres fajas trans-
versas muy aparentes, obscuras, arqueadas, con la concavidad
hacia afuera, y con solo ligero viso obscuro en el ápice del ala.
La venulación es semejante á la del T. risi; la vena mediana se
junta solamente en unimnto con el sector del radio, y del cubito
salen dos ramos hacia delante.
Patas de color pardo bayo claro, con un anillo negro en los
fémures por encima de la rodilla, el cual se prolong-a por am-
bos lados de la quilla formando una faja hasta la base en don-
de se juntan mediante un anillo. También las tibias tienen un
anillo negro debajo de la rodilla, y en el extremo, lo mismo
que los tarsos, están bordeadas estrechamente de neg-ro; en las
patas anteriores la coloración es más obscura.
La placa subgenital del cf es muy prolongada, como en el
T. risi encorvada hacia arriba, pero el ápice está doblado y
apretado hacia atrás de modo que la pun-
ta, vista por detrás, parece truncada. El
apéndice es largo en la base y ancho en
forma de pala y de coloración clara. El
apéndice del lóbulo supraanal es largo,
tectiforme, muy delgado en el extremo,
bastante anchamente excavado por de-
bajo. En la Q la falsa placa subgenital del
noveno seg-mento es casi tan ancha como
larga, triangular y escotada en ángulo
obtuso en la punta.
Esta especie es cercana á la T. risi, á
la que á primera vista se asemeja tanto
que no parece distinta de ella; pero el
vértice y el pronoto rugosos longitudinal-
mente, las fajas transversales de las alas, mucho más mani-
fiestas, y la coloración de las patas, la distinguen sin duda
alguna.
Patria. Rio Moro, en la provincia de Segovia (Bolívar). Va-
rios ejemplares cf y Q.
Extremidad del lóbulo
supraanal del T. arena-
ta Kl.
DE HISTÜIUA NATURAL.
113
Nemura Bolivari sp. n.— Cabeza medianamente lustrosa, ha-
cia delante más obscura. Antenas neg-ruzco-pardas. Pronoto
transversal (en proporción de 24 : 17), hacia detrás apenas más
estrecho con lados rectos; pardo-obscuro. Los ejemplares que
he visto presentan en el pronoto y en la parte posterior de la
Extremidad del abdomen de la A'. Bolivari Kl.; a, por encima; b, por debajo: c, de lado.
cabeza una estructura especial, pues aparece la superficie lon-
g-itudinalmente arrug-ada, pero creo sea causada por haberse
peg-ado el pelo fino que la cubre cuando se han matado los ani-
males. El resto del cuerpo neg-ruzco-pardo; meso y metanoto
medianamente lustrosos.
Patas bayo-obscuras; fémures anteriores y medios en su qui-
114 boletín de la sociedad española
lia con línea más obscura, el extremo de las tibias anteriores
y medias con un anillo sutil. En las tibias posteriores hay en
el medio un anillo nebuloso, obscuro, y por debajo de la rodi-
lla otro medianamente ancho, bien marcado y neg*ro. También
el extremo de las tibias posteriores, lo mismo que el seg'undo y
tercer artejo de los tarsos de todas las patas, son neg-ros. Alas
hialinas, alg-o lustrosas con nerviación bastante manifiesta.
El apéndice de la placa subg-enital del cf es medianamente
larg-o y estrecho. Las placas subanales son simples, obtusamen-
te triang'ulares y están colocadas á cada lado de la placa subg'e-
nital. Cercos muy asimétricos; el derecho sencillamente cilin-
drico, un poco curvo, medianamente larg'o como el de íY. du-
hitans: el izquierdo es algo más breve, truncado en la punta
y en el lado interior excavado en forma de pala. La punta del
lóbulo supraanal es estrecha, en forma de cuchara.
Esta especie es próxima á la N. duMtans en cuanto á los
órg-anos sexuales; sin embargo se disting-ue bastante de ella
por la forma del pronoto y la asimetría de los cercos.
Patria. 'Río Moro ^^Bolívar). Varios ejemplares (f J 9-
Nemura fulviceps sp. n. — Cabeza lustrosa, alg'o rojiza, de co-
lor pardo-bayo, con una mancha semilunular, neg-ra y bastante
marcada en la frente, que llena el área entre los estemas y se
extiende á ambos lados hasta las antenas. Ojos de color pardo-
rojizo obscuro. Antenas neg'ras, con el primer artejo alg-o más
claro. Pronoto fuertemente transversal, casi en proporción de
5 : 3; los áng'ulos anteriores enteramente redondeados; los la-
dos hacia atrás muy poco converg-entes; el margen posterior en
ambos lados alg-o oblicuamente cortado. El color es en el medio
pardo-neg-ruzco; en los lados, especialmente por delante, roji-
zo-bayo-pardo, lustroso. Meso y metanoto lustrosamente pardo-
neg-ruzcos, escudete y post-escudete claramente pardos. Patas
pardas, tibias y muslos en las rodillas más obscuras. Abdomen
pardo-negTuzco. Alas morenas; en el í^ndo, en donde se divi-
de la vena mediana, tienen una mancha obscura, nebulosa; la
nerviación bastante manifiesta. En el c^ los apéndices g-enita-
les son como en el g-rupo de la Cámbrica. El apéndice de la
placa subg-enital es en forma de pala, algo más estrecho hacia
la base. Placas subanales larg-as, estrechas, simples y con lados
casi paralelos. Cercos como en la Camhica, cortos, de manera
DE HISTORIA NATURAL. 115
que sobresalen muy poco de las placas; en la punta son cor-
vos, simplemente ganchudos.
Extensión de las alas: 15-19 mm.
N. fulviceps es muy semejante á N.suhtiHs, pero se disting-ue
bastante por el tamaño y por la forma de los cercos. De N. Cám-
brica se disting-ue por la forma del pronoto y por las placas sub-
anales. El color de la cabeza, particularmente si comparamos
« 5
Extremidad del abdomen de la N.ftilciceps Kl.; a, por debajo; b, (!e lado.
nuestro ejemplar con el g-rabado. se parece mucho al de la
N. lacustris Pictet; sin embarg'o, creo que el Sr Pictet no ha-
bría olvidado de mencionar la mancha neg'ra de la frente, de la
cual no habla. Tampoco conviene con nuestra descripción la
forma y el color del pronoto.
Los apéndices g*enitales que dibuja Morton de íY. lacustris
Pictet son naturalmente diferentes por completo de los de nues-
tra especie.
Patria. Madrid (Sauz); Madrid, Octubre (Bolívar); Aranjuez,
Junio (Bolívar).
Sobre la presencia de fragmentos carbonosos, bituminosos
y de hulla en una arcilla de Maro (Málaga)
POR
D. FEDERICX) CHAVES Y PÉREZ DEL PULGAR.
El hallazg'o de partículas de hulla y frag-mentos carbonosos y
bituminosos entre los residuos del lavado de una arcilla de Maro
116 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA
ha llamado especialmente mi atención. Cierto es que ítíM. Bar-
rois y Oífret, en su Mémoire sur ¡a constitution géologiqíie clu
sud de VA ndaloiisie, de la Sierra Tejeda á la Sierra Nevada, deux .
part. Pétrog-rapliie, 1889, mencionan los granulos de g-rafito y
las abundantes inchisiones carbonosas de la andalucita en las
micacitas de andalucita que forman en g-ran parte la masa
rocosa de Vélez-Málag-a, enumerando también el carbono entre
los elementos petrog-ráficos de las pizarras de cloritoide. Yo he
observado también inclusiones carbonosas abundantes en los
cristales de quiastolita de las pizarras de las Tierras Nuevas y
otros sitios de las proximidades de -Maro (1). Pero semejantes
materiales carbonosos de dimensiones microscópicas no g-uar-
dan relación, á mi juicio, con los que son asunto de esta nota.
Creo, pues, útil hacer mención del referido descubrimiento,
que si bien es insig-nificante por lo exig'uo de su manifestación,
ofrece importancia en cuanto á las consideraciones á que se
presta en lo que toca á la g-eolog-ía de detalle de la localidad, la
cual constituye tiempo há objeto de estudio por parte mía.
Conviene, para aclarar mi concepto, recordar que, aparte de
los g-neis y micacitas y de la caliza dolomítica cristalina, los
terrenos de Maro señalados en conjunto en el mapa g-eológ-ico
de España como estrato-cristalino superior, no me han propor-
cionado sino alg-unos fósiles marinos del mioceno (2) abundan-
tes entre la playa de Burriana y el Barranco de Maro, y una
brecha moderna muy coijsistente con Helix, la cual, dicho sea
de paso, no ha sido mencionada en mis anteriores trabajos.
Hasta ahora nada parece abog-ar por la existencia probable
del carbonífero en Maro y Berja y sus alrededores. Sería, por
otra parte, aventurado el fundar esa sospecha en la existencia
in situ de partículas carbonosas de pequeñas dimensiones,
mezcladas á frag-mentos calizos, de micacita, cuarzo, etc., in-
terpuestos en la arcilla, que pueden haber sido arrastrados
desde distancias considerables.
Yo así lo juzg-o, y creo de interés investig-ar si en efecto, ya
sea en la localidad, ya sea más lejos al Norte, existen capitas
de hulla ó carbones, que sin duda no serán abundantes, pero
sí de interés g-eológ*ico indudable.
(1) Chaves: Acotas mineralógicas. (Anales de la Soc. esp. de Hist. nat.,t xsi v, 18!i5.)
(2) Chaves: Sobre las deformaciones de los cristales de cuarzo de Maro, etc. (Anales
de la Soc. esp. de Hist. nat., t. sxvi, 1897.)
DE HISTORIA NATURAL. 117
Por lo demás, las propiedades de estos frag'mentos son bas-
tante diversas. Unos son mates, duros y coherentes, y se po-
nen incandescentes á la llama de la lámpara de alcohol, dando
humos y olor bituminoso y sulfuroso; éstos dejan un residuo
de la misma forma que el frag-mento de que procede, residuo
también coherente, gñs obscuro. Parecen ser una pizarra bitu-
minosa, por cuanto á veces ofrecen superficies planas. Otros
desprenden g-ases que arden con llama fulig-inosa y dan me-
nos residuos. Y por último, he examinado un trozo rodeado de
hulla g'rasa, perfectamente caracterizada.
Nuevos hongos de España
D. BLAS LÁZARO
Con g'usto hubiese aplazado esta comunicación si por su
contenido no tuviese estrechas relaciones con las noticias bio-
gráficas referentes al limo. Sr. D. Máximo Lag-una y Villanue-
va, que ha de leer en esta sesión D. Primitivo Artig-as.
Pocos días antes de salir para Santa Cruz de Múdela el señor
Lag-una, y estando tan lejos de su ánimo como del mío el pen-
samiento de que aquella era la última vez que nos veíamos,
tuvo la g-enerosidad de ofrecerme las plantas criptóg-ainas ce-
lulares de su herbario, única colección que conservaba en su
poder, pues sabido es que las plantas vasculares habían sido
entreg'adas hace ya bastante tiempo á la Escuela de Ing-enie-
ros de Montes, de El Escorial.
Aceptada con el ag-rado que es de suponer la iniciativa del
ilustre botánico, á quien me lig-an tantos motivos de ag-rade-
cimiento, dos días después la mencionada colección de criptó-
gamas estaba en mi poder; y si desde lueg-o pensé en comu-
nicar á la Sociedad lo que de notable encontrase en ella, creo
que debo hacerlo hoy con mayor razón ya que el desg-raciado
é imprevisto fin de D, Máximo ha convertido en leg-ado mor-
tuorio áu valioso regíalo.
Consiste dicha colección en unas seiscientas especies de
plantas celulares, casi todas determinadas y procedentes en su
mayoría de cambios con otros botánicos, y de exicatas de diver-
sos países de Europa y aun algunas del Norte América. El resto
118 boletín de la sociedad española
son criptóg-amas españolas, recog-idas casi todas por el propio
Sr. Lag'una, y que si no muy numerosas en especies, hállanse,
en g-ran parte, representadas por bastante número de ejempla-
res. Proceden en su mayoría de El Escorial y localidades próxi-
mas, alg-unas del Norte, de Urbión y de las montañas de Nava-
rra. De las demás comarcas españolas apenas si hay alg-ún que
otro ejemplar.
No existe representación de las alg-as en la colección á que
me refiero. De hongos hay bastantes, especialmente de Uredi-
náceos, Erisifáceos, Esferiáceos y Valsáceos. De liqúenes está
reg"ularmente provista, y no pocos de ellos son españoles. De
musg-os hay bastantes, sobre todo de Alemania.
Aunque apenas he tenido tiempo de hacer una primera re-
visión del conjunto de la colección, he hallado ya alg-unos da-
tos de interés en la parte recolectada en España, datos que
merecen, ciertamente, ser conocidos, y espero que el estudio
de los materiales restantes habrá de suministrarme materia
para alg-una otra comunicación.
Lo más interesante hasta ahora es la parte de hongos, en la
que he hallado alg-unas especies que creo no han sido nunca
mencionadas como de España, aunque D. Máximo los tenía
en su colección desde hace más de veinte años. Hasta ahora
resultan en este caso los sig-uientes:
Leocarpus vernicosus Lk. — Esta interesante especie de hon-
g-os mixomicetos fué recogida en el lug-ar de El Escorial que
se conoce por la Herrería en Enero de 1879 y dice de ella: «Veo
por primera vez este hong-o aquí, y no sé que se cite en Espa-
ña. El invierno actual muy lluvioso y no muy frío.»
Hydnum auriscalpium L. — Recog-ido en El Escorial en Abril
de 1875 y determinado como tal por el Sr. Lag-una, creo que
en efecto corresponde á dicha especie.
Cyathus sericeus Sch. — Recog'idos también en el lug-ar de la
Herrería en compañía del Cyathus Crucihulum y determinados
con duda como C. striatiis. Paréceme indudable que no corres-
ponden á esta especie sino al C. sericeus Sch,, que no se había
citado aún en nuestro país.
Exoascus Pruni Fue k.—l -Amblen de El Escorial, y que creo
es la primera vez que se cita en España.
ErysipheMartii Zt^i;.— Menciónase esta especie en l2i Enume-
ración del Sr. Colmeiro, citando alg-una localidad portug'uesa é
DE HISTORIA NATURAL. 11^^
indicando con interrog'ante que acaso se encuentre en España,
pero sin citar ning-una localidad española. El Sr. Lag-una re-
cog-iü abundantes ejemplares de hinojo plag-ados de la enfer-
medad constituida por este hong-o.
Phyllactinia guttata Lev. (Ph. su/^iilia Sacc] — También este
erisifáceo fué recogido en abundancia en El Escorial por el se-
ñor Lag'una (1874-77) sobre los robles y avellanos.
Lo dicho basta para justificar la conveniencia de publicar
datos tan dig'iios de mención, y que solo por la verdadera y
excesiva modestia que acompañaba á los g-randes méritos del
Sr. Lag-una habían permanecido inéditos hasta hoy.
Determinación del bromo en las aguas minerales
D. JOSÉ CASARES Y D. ESTEBAN SALAVERT.
Alg-unas ag'uas minerales, entre ellas las de Tona (Cataluña)
y las de La Toja (Galicia), contienen el bromo en notable pro-
porción.
Hemos estudiado los métodos que describen Fresenius, Tie-
mann y Treadwell para la determinación cuantitativa de este
elemento. En el de, Fresenius, que describe también Tiemann^
después de haber separado el yodo se añade nitrato de plata:
se obtiene asi una mezcla de cloruro y bromuro arg-éntico.
Para determinar en esta mezcla la cantidad de bromo se la
pesa primero con cuidado y después se separa una parte que
se calienta en una atmósfera de cloro. Del cambio de peso se
deduce la cantidad de bromo buscada. Este método es larg-o y
de una ejecución delicada.
Treadwell recomienda el procedimiento de Bunsen. Después
de haber separado el yodo alcaliniza el líquido con bicarbo-
nato sódico; descompone los nitritos y determina el bromo aña-
diendo poco á poco al líquido caliente ag-ua de cloro valorada,
tomando como final de la operación el momento en que una
g-ota de agua de cloro no colorea el líquido en amarillo. En
este método hemos encontrado dificultad para apreciar el final
de la operación, y le modificamos por el procedimiento sig-uien-
te, que no hemos visto descrito en otras obras.
La disolución encontrada de los bromuros se coloca cu un
12() BOLETÍN DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA
frasquito con tapón esmerilado, se acidula con ácido sulfúrico,
se le añade una pequeña cantidad de cloroformo ó sulfuro de
carbono, y en seg-uida, g-ota á gota, ag-ua de cloro agitando á
cada nueva adición. Al descomponerse los bromuros por el
ag'ua de cloro se tiñe en amarillo el cloroformo y este color va
aumentando en intensidad á cada nueva g-ota mientras haya
bromuro por descomponer. Cuando se observa que el color va
no aumenta sensiblemente, se decanta el líquido acuoso á otro
frasquito, se le añade nueva cantidad de cloroformo y unas g-o-
tas más de ag-ua de cloro para aseg-urarse que la descomposi-
ción ha sido completa. Si el cloroformo se colorea todavía se
repite esta manipulación otra vez, ó las que fueren necesarias.
Cuando el cloroformo quede incoloro por la adición de una g-ota
de ag-ua de cloro, la descomposición es completa. Debe evitar-
se añadir exceso de ag-ua de cloro. Reúnanse entonces sobre
un filtro, previamente humedecido, todas las porciones de clo-
roformo coloreado y lávense hasta que las ag-uas de loción no
conteng-an cloro, de lo cual nos aseg-urareraos por medio del
papel yodo-almidonado. Se trasvasa el cloroformo que tiene di-
suelto todo el bromo á un frasquito y se le añade un exceso de
una disolución de yoduro potásico. Así como el cloro descom-
pone los bromuros, de la misma manera el bromo pone en li-
bertad una cantidad equivalente de yodo. Este tiñe el clorofor-
mo de un color rosado. Añadiendo ahora una pequeña canti-
dad de bicarbonato sódico para neutralizar el poco ácido que
pudiera existir, se determina el yodo por medio de una disolu-
ción valorada de hiposulfito sódico, fundándose en la decolo-
ración del cloroformo.
Conocida ya la cantidad de yodo determinada de esta mane-
ra, se puede deducir fácilmente la equivalente de bromo que
había en la disolución.
Los resultados obtenidos operando con cantidades conocidas
de bromuro potásico nos han dado errores que fluctúan entre
un milig-ramo y una décima de miligramo de menos; errores
más pequeños que los producidos operando con el método de
Bunsen.
Más adelante comunicaremos á la Sociedad los resultados
obtenidos aplicando nuestro método á distintas ag-uas mine-
rales.
BOLETÍN
SOCIEDAD ESPAÑOLA DE HISTORIA NATURAL
Sesión del 5 de Marzo de 1902.
PRESIDENCIA DE DON FEDERICO OLÓRIZ.
El Secretario leyó el acta de la sesión anterior, la cual fué
aprobada.
Correspondencia. — Se dio cuenta de las comunicaciones si-
-g'uientes:
De la Sociedad Entomológ'ica de Ontario, aceptando el cam-
bio de publicaciones.
De la Sociedad Cordobesa de Excursiones, enviando su re-
g'lamento y ofreciéndose á la nuestra en atento oficio.
De D. Antonio Eleicej^-ui López, aceptando la representación
de la Sociedad en Santiag'o de Galicia, por lo cual se acordó
consig-nar en acta la g-ratitud á que se hacía acreedor por tan
estimables servicios.
Del Museo Nacional de Costa Rica, el cual pasa á formar
parte del Instituto Físico-g'eog-ráfico, y rog-ando continúen co-
mo hasta aquí las relaciones de cambio con nuestra Sociedad.
Del Profesor M. Stanislas Meunier, de París, aceptando la
representación oficial de nuestra Sjciedad, que le fué pro-
puesta en el jubileo de M. Albert Gaudry,
Presentaciones. — Se hicieron seis nuevas presentaciones de
Socios, la del Instituto g-eneral y técnico de Valencia, presen-
tado por nuestro consocio y Secretario de aquel Centro D. Emi-
lio Ribera y la de la casa Fortanet en la que se imprimen
nuestras publicaciones.
Comunicaciones verbales y notas breves.— El Sr. Presidente propu-
T. II. -Marzo, 1902. 9
122 boletín de la SOCIEDAD ESPAÑOLA
SO, y así fué acordado, constase en acta la satisfacción de la-
Sociedad por haber obtenido los hermanos Ramón y Cajal,..
nuestros consocios, la distinción de merecer el premio Martí-
nez Molina, que les lía sido concedido por la Real Academia de
Medicina en condiciones excepcionales y altamente hono-
ríficas.
— El Secretario dio cuenta de los acuerdos tomados por la
Junta Directiva aceptando el cambio de publicaciones con la
Sociedad entomológ-ica de Ontario, con la Academia de Cien-
cias de Davenport de lowa, el Instituto Médico-farmacéutico
de Barcelona y la Universidad de Sassari en Italia,
— El Secretarlo leyó á continuación la sig-uiente «Nota pro-
poniendo que se distribuya en dos cursos la enseñanza en los
Institutos de la Historia natural», remitida por D. Emilio Ri-
bera, de Valencia, la cual quedó sobre la mesa para que los
Srés. Socios la estudiasen más despacio é hiciesen sobre ella
en otra sesión las observaciones que creyeran oportunas.
«En buena práctica pedag-óg-ica, seg-uida en casi todos los
países, se enseñan las ciencias durante varios cursos, á fin de
que, recibidas en dosis sucesivas, puedan irse g-rabando más
fácilmente en los cerebros de los alumnos las ideas y asimilan-
do los conceptos. Y se reputa esto más necesario tratándose de
jóvenes discípulos que por vez primera saludan la ciencia en
que se les quiere instruir. Pero si además ésta es de las que
exig-en método objetivo para su enseñanza y desarrollo del
espíritu de observación como base para que produzca los fines
perseg-uidos, entonces las necesidades de la enseñanza por
fracciones sucesivas se eleva á imperiosa exig-encia. La Histo-
ria natural se encuentra indudablemente en este caso, y fuera
ofender á mis ilustrados consocios el insistir un punto más so-
bre ello.
»Vienen en España desde hace algún tiempo preocupán-
dose los leg"isladores de satisfacer á la división en cursos de
cada disciplina docente, y en el vig-ente plan para la segunda
enseñanza (R. D. de 17 de Ag-osto de 1901), se establece así ya
en punto á las leng'uas, la Geografía, la Historia, las Matemá-
ticas y hasta la Filosofía. Casi únicamente la Historia natural
queda exceptuada de tan saludable método, la cual se dispone
sea explicada en un solo curso con nueve lecciones semana-
les, seis de Historia natural propiamente dicha y tres más para
DE HISTORIA NATURAL. 1-23
lo que se llama Fisiología é Hig-iene, parte de la ciencia natu-
ral la primera, y estudio de la acción sobre el hombre de los
ag-entes naturales la seg-unda.
»Es completamente imposible que los jóvenes, casi niños
aún, que cursan la enseñanza secundaria en nuestro país, asi-
milen debidamente lo que van á oir por primera vez sobre la
naturaleza, ni menos eduquen su espíritu con las lecciones que
la observación de ésta hubiera de darles; ni es dado se formen
idea cabal, mediante el debido estudio práctico, de los seres que
les rodean y de sus aplicaciones j)ara la vida humana indivi-
dual ó colectiva, si se ha de hacer desfilar ante sus ojos todo
esto con la fatig-a abrumadora y precipitada de dos lecciones un
día y una al sig'uiente en ciclo repetido durante ocho meses
sucesivos.
»Fundado en estas consideraciones me atrevo á solicitar de la
Sociedad española de Historia natural que, dando una prueba
más del celo con que cuida de la difusión de la hermosa cien-
que profesa, eleve al Excmo. Sr. Ministro de Instrucción pú-
blica una representación que, por ser suya, resultará autori-
zadísima pidiendo:
»Que la enseñanza de la Historia natural con la Fisiología é
Hig"iene en los Institutos se curse en los años 5.° y 6.°, bien
pasando al 5.° la Fisiolog-ía é Hig'iene (alterna) y dejando para
el 6.° la Historia natural (diaria), bien dividiendo la Historia
natural propiamente dicha en dos cursos, análog-amente á
como lo está en Facultad, uno de lección alterna en 5.° año
para principios g-enerales, Geolog-ía con Mineralogía y Botáni-
ca, y otro en 6.° año para Zoología, que con la Fisiología é Hi-
giene prodían formar uno de lección diaria; tal vez esta se-
gunda solución fuera la preferible.
»Ninguna de ambas reformas es quizás bastante para satisfa-
cer á las necesidades de la enseñanza de nuestra ciencia; pero
como se trata de no alterar el plan general á que obedece el
vigente, limito mi petición á lo que consig-nado queda.
»Lo propuesto no perturba el plan vigente cuanto á distribu-
ción dentro de él de las materias que abarca; antes mejora esta
distribución, pues si en el 5.° año de los estudios generales
aumenta una lección alterna, resultando un total de cuatro
diarias, deja en cambio para el 6.° solo tres diarias y una alter-
na, aligerando así algo el trabajo á los que en el último año
124 boletín de la SOCIEDAD ESPAÑOLA
tienen que repasar todas las asig-naturas para el g-rado, tér-
mino final del bachillerato. Análog-amente mejora la distribu-
bución de los estudios elementales para el mag-isterio, entre
cuyos cursos 2° y 3.° deberían darse las nuevas asig-naturas,
en vez de fig-urar solo en el 3.°; y lo propio resultaría para es-
tudios elementales de Ag-ricultura, en cuyos cursos 2.° y 3."
también habría de darse la Historia natural según lo propues-
to, con la ventaja aquí de que cursarían estos alumnos Fisio-
log-ía é Hig-iene, sin las que no se concibe cómo van á ser
ag-rónomos sólidamente instruidos, á. la vez que preparados
para emprender estudios superiores de Ag-ricultura; para esto
se les venía exig-iendo, seg-ún el plan anterior al vig-ente, la
Historia natural con Fisiolog-ía é Hig-iene.
»Si la Sociedad española de Historia natural se dig-na
tomar en consideración lo que propong-o, aceptándolo ó mejo-
rándolo, se log-rará, sin duda, una reforma ventajosa para
la enseñanza de la ciencia objeto de nuestros afanes, y
me consideraré afortunado por haber procurado contribuir á
ello.»
— El Secretario dio lectura de una nota remitida por don
Eduardo H. Pacheco, de Córdoba, Sobre la existencia de fenó-
menos glaciares en el Norte de Extremadura.
— El Sr. Bolívar presentó un trabajo del Dr. Eurico Canna-
viello, de Ñapóles, intitulado Contridución al estudio de los Mi-
crol ejñdóp teros de la Italia meridional , y otro de D. Cipriano
Ag-uilar, de Calatayud, sobre el Mioceno lacustre.
— También el Sr. Dusmet y Alonso entreg-ó y dio cuenta en
extracto de un trabajo de D. Jorge Schramm, que versa sobre
Batos yara el conocimiento de la fauna himenopterológica de Es
paña y de wcíQí^ Noticias de lo publicado en 1901 sobre Entomolo-
gia de España, de que es autor el mismo Sr. Dusmet.
— El Sr. Lázaro presentó una nota de D. Joaquín Más y Guin-
dal referente á Una excursión botánica al Pico de Ocejón, y dio
noticias sobre Hongos nuews de España de la colección del señor
Laguna y de otros también españoles que no pertenecen á esta
colección, presentando ejemplares.
— El Sr. Reyes Prosper (D. Eduardo) leyó una Nota de Histo-
logía regetal, y el Sr. Font y Sagué otras dos tituladas Nota so-
bre el carbónico del Valle de Camprodón (Pirineos catalanes) y
Rocas eruptivas del Valle de Camprodón.
DE HISTORIA NATURAL. 125
— El Sr. Bolívar presentó una breve Nota sobre Pérlidos de
España.
— El Sr. Cerezo presentó varios ejemplares de minerales ob-
tenidos artificialmente por D. César Sobrado Maestro, leyendo
una nota referente á ellos de este último señor; los ejemplares
fueron examinados por los Sres. Socios con g'ran satisfacción,
y la nota pasó á la Comisión de publicación para su inserción
en el Boletín.
— Mostró el Sr. Cabrera Latorre una lámina referente á una
especie de quiróptero, descripta por él recientemente con el
nombre de Vespertilio Espadcp, y que ya estaba fig-urada en una
lámina inédita en la que lleva el nombre de Vesperus Petersi
Esp.; presentó también la descripción del Herpestes Ahuodova-
ri, nueva especie traída por el Sr. Martínez de la Escalera de
su viaje al Muni, y que dedica al Sr. Duque de Almodóvar
como prueba de ag-radecimiento por haber ag-reg'ado un natu-
ralista á la Comisión de límites del Golfo de Guinea.
— El Sr. Calderón dijo que, entresacando lo verosímil de va-
rios relatos más ó menos fantásticos que han visto la luz pú-
blica en los periódicos de los días pasados, se puede inferir que
el sábado 1.° de Febrero último, á las dos de la tarde, se sintió
la explosión de un bólido en el término de Guadalcanal, pro-
vincia de Sevilla, sin que hasta ahora se teng-a noticia de ha-
ber sido recog-idos frag-mentos del meteorito. También el día 19
del mismo mes, á las once de la noche, estalló otro bólido en
Arag-ón, produciéndose una estela luminosa, que fué presen-
ciada en Castellón, en dirección NE., á la que sig'uió fuerte
explosión.
El Sr. Bolívar leyó con este motivo una carta del médico
de Granja de Torrehermosa, D. Francisco Cano, que por mu-
chos años fué consocio nuestro y al que se había dirigñdo en
vista de los sueltos publicados por varios periódicos refiriendo
detalles de la caída de un meteorito en aquella población, dis-
puesto á que un conservador del Museo saliese inmediatamen-
te en su busca si se confirmaban aquellos datos; en dicha carta
el Sr. Cano describe el fenómeno diciendo que hacia las dos de
la tarde del 1." de Febrero se produjo un ruido de trepida-
ción, que las personas que estaban en el campo lo comparan
al que podrían producir tres truenos prolongados, pero sin que
se observara mang-a de fuego ni g-lobo alg'uno luminoso, ni
126 boletín de la SOCIEDAD ESPAÑOLA
mucho menos presenciara nadie la caída de frag-mentos, como
aseguraron alg"unos periódicos. Tampoco han dado resultado
alguno las g-estiones que oficialmente hizo con el apoyo del
Sr. Subsecretario del Ministerio de Instrucción Pública 3' Bellas
Artes, para que por los Gobernadores de las provincias en que
se observó el fenómeno se procurase recog-er frag-mentos ú ob-
servaciones sobre el fenómeno de referencia.
— Indicó también el Sr. Calderón que en los últimos Comptes
rendus de la Academia de Ciencias de París, núm. 8 (24 de
Febrero de 1902), aparece una nota de M. Rene Nickles /S'oíí'í?
la existencia de fenómenos de recubrimiento en ¡a zona síibhética,
trabajo imposible de extractar por la forma concisa en que és-
tos aparecen en aquella importantísima y clásica publicación,
pero cuyo solo enunciado bastará para que comprendan su
índole las personas que por estos estudios se interesan, y cuya
importancia queda abonada con el nombre de su autor, tan
justamente afamado por sus investig-aciones sobre la zona me-
diterránea de nuestra Península.
También es dig'no de especial mención el trabajo de J. Lam-
bert Description des EcJmiides fossiles de la])romnce de Barcelo-
ne, con cuatro láminas, inserto en el tomo ix de las Memorias
de Paleontología de la Sociedad Geológica de Francia, que
acaba de aparecer.
Secciones. — La de Sevilla celebró sesión el 12 de Febrero
de 1902, bajo la presidencia de D. Manuel de Paúl.
Se hizo una nueva propuesta de Socio.
— El Sr. Chaves presentó un hueso fósil encontrado en una
brecha muy fosilífera que forma una masa de consideración
al SO. del Pabellón de las Mercedes, en Maro, provincia de Má-
laga, y dijo que este fósil fué recogido por su difunto y queri-
do hermano D. Rafael de Chaves y Pérez del Pulgar hace años,
y que por él fueron unidos los diferentes trozos en que hubo
de frag-mentarse al extraerlo de la roca consistente en que se
hallaba empastado. En un principio supuso el Sr. Chaves que
dicho fósil era una costilla de un balénido; mas una indica-
ción hecha días há por el Sr. Miquel le decidió á mostrarlo á
los señores consocios para conocer su opinión. Mide unos 4S
centímetros de longitud y está perfectamente fosilizado.
El Sr. Miquel manifestó que el fósil en cuestión era proba-
DE HISTORIA NATURAL. 127
blemente una de las defensas de una morsa, pero que sería
conveniente, antes de decidir sobre su clasificación, el tallar
una preparación que permitiese estudiar su estructura micros-
cópica,
— El Sr. Medina envió noticias de un interesante trabajo del
Dr. Reg'uault sobre los factores que inñuyen en la talla hu-
mana.
La Sección de Zaragoza celebró sesión el 26 de Febrero de
1902, bajo la presidencia de D. Hilarión Jimeno.
A propuesta del Sr. Presidente se acordó por unanimidad
hacer constar en el acta la satisfacción con que se sabía que la
Real Academia de Medicina de Madrid había concedido el pre-
mio Martínez Molina á los Sres. Ramón y Cajal (D. Santiago y
D. Pedro), expresidente el primero y Socio honorario de la
Sociedad española de Historia natural y Vicepresidente el
seg'undo de esta Sección.
— El Sr. Ramón y Cajal (D. Pedro) leyó una nota intitulada
Álffunas refecciones sobre la doctrina de la evolución orgánica de
los corpúsculos iñramidales del cerebro.
Notas y comunicaciones.
Sobre la existencia de fenómenos glaciares
en el Norte de Extremadura
D. EDUARDO HERNÁNDEZ PACHECO.
Con objeto de aportar datos al interesante estudio del fenó-
meno del g'laciarismo en la Península, voy á exponer alg'unas
observaciones que he verificado en la porción de la cordillera
Carpetana que forma el extremo Norte de Extremadura y que
separa á esta reg'ión de la provincia de Salamanca; observa-
ciones que estimo no desprovistas de interés, no tan solo por
ofrecerlo siempre todas las que se refieren á la época gdaciar,
sino también por presentar las formaciones de que voy á ocu-
parme caracteres especiales que las diferencian en cierto
modo de sus análogas de otras zonas de la misma cordillera,
128 boletín de la SOCIEDAD ESPAÑOLA
tales como las ya conocidas de Torrelodones y otras localida-
des de la provincia de Madrid.
Los g-laciares cuaternarios de la sierra de Hervás, que son
los que motivan estos apuntes^ no han sido objeto de ning-ún
estudio, que yo sepa, á no ser un lig-ero trabajo con carácter
de divulg-ación científica que publiqué en la lievisia de Extre-
madura, en el número correspondiente al mes de Mayo de
1899, poco tiempo después de haber observado las morrena^:
terminales y demás restos detríticos que los hielos cuaterna-
rios depositaron en las zonas bajas de la sierra mencionada.
Los restos rocosos que constituyen estas morrenas ocupan
en las montañas septentrionales de la provincia de Cáceres
una zona muy extensa, radicando los por mí observados en el
extremo Noroeste del partido de Hervás y extendiéndose desde
Casas del Monte hasta Hervás, en una zona que calculo en
unos 12 kilómetros, sig-uiendo el trazado de la vía férrea de
Plasencia á Salamanca, camino que corta buen número de
acumulaciones de cantos g-raníticos de todos tamaños entre-
mezclados con arenas y arcillas. Estos montículos, observados
con detenimiento, no pueden menos á nuestro juicio de inter-
pretarse como g-randes morrenas terminales formadas con los
materiales rocosos desgajados por poderosos g-laciares que
descendieron de las elevadas sierras de Béjar y de Hervás, y
acumulados al liquidarse los hielos en la abertura del valle en
anfiteatro que forman las dos altas sierras mencionadas.
Antes de entrar á describir tales formaciones conviene decir
dos palabras respecto á la disposición y constitución geológica
de la zona de que trato.
La terminación de la sierra de Gredos hacia Poniente se ve-
rifica por dos bifurcaciones: una la sierra de Béjar, que se
extiende con una dirección general poco apartada de la de
Este á Oeste; otra la sierra de Hervás, que avanza de Noroeste
á Suroeste; en el punto de bifurcación de las dos se halla si-
tuado el pico Calvitero, con elevación de 2.401 m., alzándose
las cimas principales de dichas dos bifurcaciones á altitudes
también considerables. Estas dos sierras limitan un gran valle
en forma de herradura, abierto al OSO., por el cual desciende
el Ambroz y otros riachuelos que con él se unen, y juntos van
á desembocar en el Alag-ón, afluente importante del Tajo. En
cuanto á la constitución litológica de la región, es de una
DE HISTORIA NATURAL. 12»
gran uniformidad y monotonía, estando toda ella consti-
tuida por granitos con diversidad de estructuras, atravesados-
por venas de pórfidos, frecuentemente cnarcíferos, y de otras
rocas eruptivas, salvo un manchoncillo g-neísico que aflora en
la sierra de Hervás; las pizarras cristalinas y las rocas franca-
mente sedimentarias faltan allí por completo.
Las cumbres que circundan este valle, coronadas de nieve
gran parte del año, serían las que en la época g-laciar alimen-
tarían con sus nieves perpetuas á los g-laciares que descen-
diendo por las laderas á lo larg-o, con gran probabilidad, de los
cauces de los torrentosos riachuelos actuales, como el Ambroz
y sus afluentes, depositarían á la salida del valle la carg-a de-
trítica arrancada de las alturas; ríos de hielo que limando
lentamente la montaña, ahondando paulatinamente el valle y
probablemente frag-uando el cauce de los arroyos que en la
actualidad descienden por sus costados, habrán contribuido
en no pequeña escala á dar á este rincón de Extremadura su
config-uración actual.
Están dispuestas las morrenas de las cercanías de Hervás.
como queda dicho, á lo larg'o de la vía férrea que cruza estos
parajes, la cual corta á varias de ellas. Consisten en torron-
teros, por lo g'eneral alarg'ados, de cantos g-raníticos de muy
variables tamaños, desde masas de varias toneladas de peso
hasta diminutos g-ranos de arena, cantos mezclados caótica-
mente y de superficies más ó menos redondeadas; claro es que
teniendo en cuenta la constitución esencialmente g-ranítica de
las sierras de Hervás y Béjar, y sobre todo en las vertientes
que miran al primero de estos dos pueblos, se comprende fá-
cilmente por qué las piedras que componen estos montículos
son, salvo alg-una excepción, únicamente de g-ranito.
La composición litológ-ica de las piedras de tales acumula-
ciones, y sobre todo el carácter especial del g-ranito, hace que
no sea fácil encontrar cantos con las estrías características que
muestran frecuentemente los acarreados por los glaciares; sin
embarg"o, rebuscando pacientemente se perciben estas señales
en alg-unos ejemplares, aunque no de un modo tan claro coma
si la roca fuese de otra naturaleza y que no dejase lug-ar á
duda. A pesar de esto y del detenido examen de dichas forma-
ciones se deduce que reconocen un orig-en glaciar, pues desde
luego salta á la vista la imposibilidad de que sean acarreos
130 boletín de la sociedad española
fluviales, teniendo en cuenta el g-ran tamaño de alg'unas de
las piedras; tampoco se trata de un fenómeno de desag-reg-a-
ción del granito por la acción de la intemperie, pues las acu-
mulaciones de g-randes cantos g-raníticos debidos á esta causa,
y que comunmente se observan al lado de los referidos, ofre-
cen aspectos completamente diferentes; ni creo que se esté en
el caso de un fenómeno análogo al fotografiado y descrito por
el Sr. Macplierson en la Venta de los Mosquitos, cerca de San
Ildefonso, es decir, de una desagreg*ación in situ de la roca
g-ranítica, fenómeno frecuente también en alg'unas localidades
cacereñas, aunque con otro aspecto, como, por ejemplo, entre
Mmoharín y Miajadas. En los cortes del terreno se observa en
la sierra de Guadarrama la transición del granito arenáceo
y descompuesto, al coherente, y no alterado infrayacente, cosa
que no acontece en el Norte de Extremadura.
Creo, por consig'uiente, que deben considerarse las forma-
ciones de los alrededores de Hervás de que estoy tratando, como
morrenas terminales depositadas por los glaciares cuaterna-
rios. Acarreos que ofrecen, como decía al principio, un aspecto
«n cierto modo algo diferente de los de la misma cordillera en
la provincia de Madrid; éstos, tomando como ejemplo los que
próximos al túnel de Torrelodones corta la vía férrea del Norte,
^stán constituidos análogamente á los extremeños por g-ran-
des aglomeraciones de masas de arena, g-ravas y g'ruesos can-
tos graníticos en revuelta confusión; pero observándose una
cierta disposición, según la cual los cantos graníticos yacen
con sus ejes mayores horizontales, es decir, como se depositan
las piedras en el fondo de las aguas «faltando en cierta ma-
nera las morrenas terminales, á causa de verter los glaciares
del Guadarrama en las lagunas, que, como débil resto de los
lagos terciarios, llegaban hasta las estribaciones de la sierra;
cosa análoga á lo que sucedería con los glaciares de sierra
Nevada, que depositarían su carga detrítica en la inmensa
laguna de la Vega», según expone el Sr. Macpherson en su
último trabajo Ensayo evolutivo de la Peninsiila ibérica. Los
restos del glaciarismo en los alrededores de Hervás ofrecen
más marcado el aspecto de ias morrenas terminales que los
madrileños, á causa sin duda de que vertieron su carg*a de-
trítica directamente sobre el terreno, y no en lagunas, restos
de los lagos de la época anterior, que es verosímil no llegarían
DE HISTORIA NATURAL. 131
á estos sitios, á juzg-ar por la falta de aluviones y de depósitos
terciarios en la parte alta de la cuenca del Alag-ón.
A más de estos torronteros, interpretados como queda dicho
por restos de morrenas, se percibo una tierra arcillosa, quizás
la arcilla de g-laciar, de color amarillento, salpicada de grani-
llos cuarzosos y hojuelas de mica, formando el suelo de las
alamedas que hay á la entrada de Hervás, cubriendo con su
manto la roca g-ranítica subyacente.
Tales son las observaciones recogidas en el Norte de Extre-
madura sobre el problema enunciado, que he creído deber con-
sig-nar por si se juzg-an de alg-ún interés.
Nota sobre la iconografía del «Vespertilio Espadae» Cabr.
POR
D. ÁNGEL CABRERA LATORRE.
En la séptima de las láminas que el Dr. Jiménez de la Espada
hizo litog"rafiar para el libro que sobre los mamíferos recog-i-
dos en el viaje al Pacífico pensaba escribir, he hallado dos fig"u-
ras del Vespertilio EspadcR descrito por mí recientemente (1),
el cual aparece en dicha lámina como Vesijerus Petersi Esp. De
las dos fig'uras, una representa con exactitud los dientes de
ambas mandíbulas; la otra, que representa el animal, deja bas-
tante que desear bajo el punto de vista científico, pues estando
indudablemente hecha sobre el ejemplar recién sacado del
alcohol, el pelo parece muy corto por estar peg-ado al cuerpo,
y las orejas, saliendo demasiado sobre el pelaje, parecen mu-
cho más larg-as de lo que realmente son. El coloi'ido es tam-
bién falso, habiéndose acentuado demasiado los matices rojos,
que en el natural solo son perceptibles cuando se deja al des-
cubierto la raíz del pelo. La forma de la oreja y del trag'o ape-
nas puede apreciarse.
En cuanto al nombre de la especie, debe prevalecer el de
Vespertilio Espadce, pues el Sr. Espada no lleg'ó á publicar
descripción ning-una de su Vesperus Petersi (2), estando este
(1) Boletín de la. Soc. esp. de Hist. nat., tomo I (1901), p. 308.
(2) La diferencia del nombre genérico depende solamente de las leyes taxonómi-
cas, según las cuales debe devolverse al género Vesperus Kej's }• Blas el nombre de
Vespertilio que con oclienta y un años de antelación le dio Liuneo.
132" BOLETÍN DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA
nombre consig'nado solamente en las láminas á que he hecho
referencia, las cuales permanecen inéditas. Todos los ejempla-
res de ellas, sin otra excepción quizá que el que yo recibí del
mismo Sr. Espada, encuéntranse actualmente archivados en la
Biblioteca de la Facultad de Ciencias; y como serla fácil que en
ella los viese alg-iín aficionado á investig-aciones científicas, me
ha parecido conveniente identificar las fig-uras del murciélag-o
en cuestión.
Notas entomológicas
EL R. P. LONGINOS NAVAS S. J.
IX.
El género nDiplax» en España.
Advertencia. — Con buen acuerdo resolvió la Sociedad es-
pañola DE Historia natural en sesión del 7 de Febrero de 1900
publicar el catálogo de los seres naturales de España por sec-
ciones de familias, g-éneros, etc., á medida que estuviesen su-
ficientemente estudiados. En este caso se encuentra el g'énera
Diplax, perteneciente al g-rupo de insectos neurópteros Odona-
tos, del cual no es creíble se descubran en adelante en nuestra
patria más especies de las que hasta el presente se han halla-
do. Era, pues, oportuno dar la lista de las especies españolas
de este g'énero con la indicación de sus respectivas localida-
des. Mas creyendo ser útil á los consocios que no dispong-an
de los libros clásicos que sobre Odonatos se han escrito y que
teng-an g-usto en determinar por sí propios las especies que
encontraren, he añadido á mi somero estudio una sucinta si-
nopsis de los caracteres específicos.
^mommx.—Sympetrum Newm. 1833. Diplax Charp. 1840.
Aunque seg-ún ley de prioridad debiera prevalecer el nombre
de Sympetrum al áe Diplax, sin embarg*o, sig-uiendo el ejemplo
de los grandes Odonatólog-os Hag-en (On the g-enus Sympe-
trum Newman, 1888), Sélys (Orthoptéres et Névroptéres de
Belg-ique, 1888), Martin (Les Odonates en Alg-érie au mois de
mai, 1901), etc., conservamos qI Diplax. De suprimirse, parece
debieran también cambiarse los que de él se forman: Macrodi-
DE HISTORIA NATURAL. 133
"¡ñax, MicTodi'plax , Pachydiplaái:, etc., los cuales entonces no
tendrán razón de ser, no existiendo el nombre primitivo
Diplaw.
Característica del género «Diplax». — Insectos neurópte-
ros. Libelúlidos de mediano y pequeño tamaño,— 0/o¿' conti-
g'uos por breve espacio. Abdomen alg-o más corto que las alas,
delg-ado, prismático triangular, comprimido y apenas hincha-
do en la base. — Alas con menos de 10 venillas antecubitales,
la última incompleta, es decir, que no pasa de la vena sub-
costal. Triáng-ulo discoidal mediano, ancho, dividido por una
venilla transversal mediana, y seg-uido de una serie de tres
celdillas post-triang-ulares. — Patas larg-as, delg-adas, de color
negro y amarillo.
Sinopsis de las especies españolas. — 1. Alas atravesadas
por una faja pardo-rojiza por detrás y junto al estig-ma,
el cual es amarillo alarg-ado, pedemontana All.
— Alas no marcadas de faja transversal 2
2. Alas inferiores teñidas de amarillo en la base por un espa-
cio notable que puede ocupar hasta el quinto ó tercio de
su extensión. Estig-ma poco más largo que ancho. . . 3
— Sin tinte amarillo en la base de las alas del segundo par,
ó poco visible y extenso 4
3. Tinte amarillo de la base en las alas posteriores extendido
por todo el tercio basilar, llegando hasta el triángulo
discoidal é invadiendo á veces el espacio costal. Estigma
rojizo ó rojo /laveola L.
— Tinte amarillo mucho más reducido, limitado al octavo
basilar y terminando mucho antes del triángulo del
disco. Estigma amarillo FonscoJombei Sélys.
4. Patas negras casi totalmente, solo amarillas en la base de
todos los fémures y en la parte inferior del fémur ante-
rior. Estigma rojizo ó parduzco. Tinte amarillo basilar
en ambas alas 5
— Patas listadas de amarillo longitudinalmente. 6
■5. Segmentos del abdomen marcados lateralmente con una
línea neg-ra delgada. Pleuras ó lados del tórax y estigma
rojizos sanguínea MüU.
— Segmentos del abdomen señalados lateralmente con doble
mancha negra á manera de ; , Pleuras amarillas y es-
tigma pardo-rojizo depressiuscula Sel.
131 boletín dt: la sociedad española
6. Pleuras de ün amarillo pálido uniforme, apenas señaladas
con dos líneas negras oblicuas, la posterior en la se-
g-unda sutura, interrumpida ó nula. Membranilla basi
lar del ala posterior blanco-grisácea. Estig-ma amari-
llento, ensanchado en medio, más de dos veces tan lar-
go como ancho. Patas con amarillo que domina sobre el
negro, reducido éste á una linea fina, meridíonalis Sélys.
— Pleuras de amarillo vivo ó rojizo, con tres líneas negras
oblicuas. Membranilla gris. Estigma rojo ó parduzco,
alargado 7
—Pleuras de un amarillo vivo, con tres líneas negras obli-
cuas muy distintas. La marca basilar negra de la frente
no pasa de las antenas ni desciende, por lo tanto, á lo
largo de los ojos striolata Charp.
7. Pleuras de un amarillo rosáceo, con tres líneas negras
oblicuas poco manifiestas, ceñidas de cierta penumbra.
La línea negra del vértex baja por delante de las ante-
nas adelgazándose y como rodeando el ojo por de-
lante vulgata L.
Habitación. — Las más de las especies del género DipJax
existentes en Europa se hallan esparcidas por toda ella y en
abundancia tal, que apenas se cogerán Odonatos en alguna
localidad sin que se cuente entre ellos alguna Diplax. Ni
se limitan á volar por las cercanías de las aguas en que se
desarrollaron durante los períodos larvar y ninfal; muchas veces
se internan á varios kilómetros de distancia por los campos }•
bosques de la comarca en busca de alimento.
La enumeración que sigue es incompleta, especialmente
para dos especies; de desear es que nuevas investigaciones de
nuestros consocios la completen.
L DipJax 'pedemontana AIL— Norte de España, Puigcerdá
(Cuní, Excursión entomológica y botánica á la Cerdaña
española. Actas de la Soc. esp. de Hist. nat., 1889). —
Col. Cuní y mía.
2. B. flaveoJa L. — Huesca (Asso, Introductio in Oryctogra-
phiam et Zoologiam Aragonife, 1773, p. 133), Madrid
(Sélys y Mus. Nac), San Ildefonso (Ed. Pictet, Névropté-
res d'Espagne, 1865), Puigcerdá (Cuní), Calella (Cuní,
Fauna entomológica de la villa de Calella, An. Soc, esp.
de Hist. nat., 1898), Col. m. Sobradiel, Granada.
DE HISTORIA NATURAL. 135
3. D. Fonscolom'beí feélys. — En toda España, abundante en
toda partes. Churriana (Ed. Pitet), Gibraltar (Mac-La-
chlan, Neuroptera collected by Mr. J. J. Walker on botli
sides of the straits of Gibraltar, Entomolog-ist Monthly
Magazine, 1889), Puig'cerdá y Calella (Cuní). Col. mía.
Cabacés (Tarrag-ona), Monseny (Barcelona), Cang-as de
Tineo (Asturias-Flórez), Chamartín, Madrid (Vázquez),
Moncayo, Zarag'oza, Cartag-ena (Cáceres), Granada y
Málaga.
4. D. sang'uinea^lViW. — Rara. Madrid (Rambur, Névroptéres,
1842), San Ildefonso (Ed. Pict.), Espinal' (Bolívar; Mus.
Nac. y col. m,).
5. D. depressitisciila Sélys. — Zarag-oza! (11 y 12 de Junio 1897,
col. mía). Ibid.? Asso: «Libellula rubicunda. Ca^sarag-ostse.
Corpus coccineum, subtus línea nig-ra. Alie basi fulvíe.»
(Introd. in Oryct. et Zoog-r. x\rag\) «C'est peut-étre la
FonscolomUi, la sanguínea, la depressiuscula ou Very-
thrmi.» (Crocothemis)>->, dice Sélys -Long-champs (Soc.
Entom. Belg\ 5 Nov. 1887). Mus. Xac: Pozuelo de Cala-
trava (La Fuente) Ciudad-Rodrig-o (Sanz).
6. D. meridionalis Sélys. — Frecuente en casi toda España.
España (Rambur), Granada (Ed. Pict.), Puig-cerdá y Ca-
lella (Cuní), Madrid y Pozuelo de Calatrava (Mus. Nac).
Col. mía: Cabacés, Montseny, Barcelona, Zarag-oza, Bri-
hueg'a. Pozuelo de Calatrava (La Fuente), Granada, Má-
lag-a, Sevilla (Barras), Cádiz, Madrid (Dusinet y Vázquez).
7. D. striolata Charp. — España (Rambur), Granada y San Il-
defonso (Ed. Pict), Calella (Cuní), Col. mía: Granada,
Chamartín, Moncayo, Montseny, Pozuelo de Calatrava
(La Fuente) y Gijón (Asturias).
8. D. mügata L. — Muy extendida por toda Europa. España
(Rambur), Zarag-oza (Asso): ^(Leg-i Cíesarag-ostfe (Sara-
g-osse), circa Luna»), Puig-cerdá (Cuní), Barcelona (Id.
Insectos de los alrededores de Barcelona. An. Soc. esp.
de Hi.st. nat. 1888), Calella (Id.), Madrid (Mus. Nac), Col.
mía: Chamartín, Granada, Gijón, Covadong-a, Cangas
de Tineo (Flórez), Montseny, Brihuega, Pozuelo de Ca-
latrava (La Fuente), Cartagena (Cáceres), Zaragoza (un
ejemplar, entre otros, cogido el 13 de Noviembre de
1901).
i'SG boletín de la sociedad española
Albita de Antequera
DON salvador calderón.
El hallazg'o á que se refiere la presente nota consiste en una
costra cristalina, desarrollada, como producto secundario, en
la superficie de una ofita procedente de Antequera, en la pro-
vincia de Málag-a, ejemplar recogido allí y donado á las colec-
ciones del Museo de Historia natural por nuestro disting-uido
consocio el reputado g-eólog'O D. José Macpherson.
La albita en cuestión constituye un ag'reg-ado de pequeños y
abundantes cristales mezclados con maclas de la misma, que
miden de 4 á 7 mm. de ancho por 2 de anchura; y aunque la
cantidad de la substancia no es bastante para un estudio com-
pleto, lie podido determinar con certeza que se trata de la pla-
g"ioclasa mencionada, como indicaré á continuación.
Tanto los cristales, como las maclas, son blancos, translúci-
dos, muy frescos y dotados de ese brillo vitreo habitual en la
especie, y que ha hecho decir que es, con respecto á las plag-id-
clasas, lo que la adularla es á la ortosa. A pesar de su pureza,
suelen contener á modo de inclusión una materia verdosa que
parece un producto secundario de la roca en que yacen.
Las citadas maclas son las bien conocidas de la albita, que
se reúnen á su vez en gTupos de dos seg-ún ?o p ^^ originando
la llamada de Karlsbad. En los cristales rotos se ven abundan-
tes láminas, que corresponden á las maclas múltiples habitua-
les en esta y otras plag-ioclasas, y en alg'unos se observa el
ca/ial de la albita. Pero estos caracteres no hubieran bastado
para determinar la especie, si no se hubiera determinado alg'ún
áng'ulo característico; felizmente he podido medir con el go-
niómetro los áng-ulos que forman las caras terminales básicas
de un trozo exfoliado seg-ún =>o p =« y he obtenido un valor
de r 19' (1).
Ya he dicho que la substancia escasea demasiado para rea-
lizar otros reconocimientos de carácter óptico, ni para intentar
(1) El valor teórico de este úngulo en la albita es ~° 12', en el labrador 1° 36' y eu
la anortita 8^ 20'.
liH HISTURIA NATURAL. 137
mi análisis químico completo; pero he podido ver que colorea
la llama de amarillo.
La albita forma una costra delg'ada, viéndose entre los cris-
tales de ésta, calcita concrecionada y alg-unos g-ranos cristali-
nos negaros que parecen de titanita. Dicha costra se halla en
una superficie ondulada sig-uiendo las desig'ualdades de ésta,
con evidentes señales de haber estado larg'o tiempo al aire.
La roca en que yace la albita es una ofita estudiada por el
Sr. Macpherson (1), el cual la refiere al g-rupo de las varieda-
des cristalinas porfiroídeas de color verde claro. Al microsco-
pio aparece en las secciones delgadas como una masa felsítica
turbia y blanquecina, que á la luz polarizada se resuelve en
grandes cristales de feldespato, los cuales, merced á las impu-
rezas que contienen, apenas dejan ver, y esto solo en algunos
casos, las fajas polisintéticas. Entre estos cristales hay una gran
cantidad de substancia verde fibrosa que, tratada por los áci-
dos, se divide en una parte soluble consistente en productos de
alteración, y otra insoluble, de naturaleza anfibólica. unida á
granos y pequeños fragmentos de epidota. Hay, además, en la
roca, aglomeraciones de hierro magniético.
La plagioclasa de esta ofita es un feldespato distinto por sus
caracteres físicos y estructurales de la albita desarrollada en
el ejemplar de que me ocupo, sin que se observe tránsito tam-
poco entre una y otra. Si corresponde la primera, como parece
inferirse del citado trabajo del Sr. Macpherson, á la oligoclasa,
un incremento de sosa y de sílice, una disminución de alú-
mina y la eliminación de la cal, explicarían su transformación
en albita. El problema de ésta, como de otras evoluciones se-
mejantes, es de los más obscuros, sin que hasta ahora conduz-
can á su esclarecimiento las reproducciones artificiales, que
en el caso de que tratamos son obra de elevada y persistente
temperatura; condiciones, por tanto, en nada semejantes á las
que la naturaleza ha puesto enjuego para dar nacimiento á
las plag'ioclasas de origen secundario.
El hallazgo de la albita de Antequera reviste importancia,
tanto desde el punto de vista de la mineralogía e.spañola como
desde el de la petrografía en g'eneral.
(1) Sohre las rocas eruptivas ñe la provincia de Cádiz.. (Anat,. Soc. esp. de Hist. nat.
t. V, 187(5, pág. 20.)
T. Ji.— Marzo, ¡902, ' 10
138 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA
Por lo que toca al primer aspecto, ya he tenido ocasión de
indicar (1) que solo existe una cita auténtica y seg-ura de ha-
Uazg-o de albita en nuestro país, la del Sr. Chaves (2), que la
ha descubierto en pequeños prismas implantados en el g*neis
de Almuñecar, en la provincia de Málag-a. Posteriormente cita
el mismo feldespato de Cintra, en Portug-al, pero sin dar detalle
alg-uno del mineral ni de su yacimiento, el Sr. Pedro Gomes (3),
reduciéndose á esto todo lo que sabemos sobre la existencia de
tan importante plag-ioclasa en nuestra Península.
Tiene, por último, interés en sí el ejemplar de Antequera por
la orig-inalidad del yacimiento. En efecto, la albita se presenta
casi siempre en rocas metamórficas ricas en sílice, forma filon-
cillos dentro de la ortosa y la microclina, ó está aprisionada en
las calizas y dolomías cristalinas en que fué eng-lobada; pero
no sabemos se haya citado hasta ahora de las rocas básicas ó
neutras, y seguramente nunca de las ofitas, como puede verse
en el mag-nífico estudio de los feldespatos del eminente pro-
fesor Fouqué (4).
Un nuevo mamífero del género «Herpestes»
POR
D. ÁNGEL CABRERA LATORRE.
Nuestro consocio el Sr. Martínez Escalera ha traído de la
costa occidental de África, entre los mamíferos recog'idos du-
rante la reciente expedición á la reg"ión del Muni, un Herpestes
parecido á la forma de cola neg-ra del H. albicamlus G. Cuv.,
pero que sin embarg'o presenta ciertas diferencias que permi-
ten considerarlo como representante de una nueva especie, ala
que denominaré H. Almodovari para hacer constar á mi mane-
ra el interés demostrado por elExcmo, Sr. Ministro de Estado,
Duque de Almodóvar del Río, por la parte científica de la pre-
citada expedición.
Como quiera que la fig'ura y la descripción detallada de la
(1) Plagioclasas espaTiolas. Anal. Soc. esp. de Hist. nat., t. xxv, 1896. Actas, p. 23.)
(2) Notas mineralógicas. (Anal. Soc. esp. de Hist. nat., t. xxiv, 1895, p. 221.)
(3) Mineraes descobertos em Portugal. (Commun. da Direcc. dos Trabalh. geol.,
t. III, 1895-1898, pág. 207.)
(4) ContriMtion a l'étude des feldspaths des roches volcaniques. París, 1894.
\
Bol. de la Soc. Esp. de Hist. Nat.
Tomo II. Lám. 1.^^
:ntipia i1r Hauser y Meníi
HUESOS LINGUALES DEL MEGATERIO, CON ESCALA
EN CENTÍMETROS
Bol. de la Soc. Esp. de Hist. Nat.
Tomo II. Lám. 2.'^
CONJUNTO DEL HIOIDES EN POSICIÓN INVERTIDA
tipia de Hauser y Men«
HIOIDES ADAPTADO SOBRE EL CRÁNEO DEL MEGATERIO
EN POSICIÓN INVERTIDA
DE HISTORIA NATURAL. 139
nueva especie han de publicarse en la memoria que estoy
preparando acerca de la parte mammalóg'ica de las coleccio-
nes reunidas por el Sr. Escalera, daré ahora solamente la si-
g-uiente diag-nosis del c/ adulto:
Herpestks almodüvari sp. nov.
H. especiei albicaud;e affinis, sed wiinor, 2)i¡is nigris ex albo
fiadoque annulaiis veslUiis: cauda pilosíssima , ex albo el oiigro
variegata; pedibus migris.
Bab. Cabo San Juan (Biafra).
A primera vista disting-uese esta especie por su pelaje, en
el que se encuentran ag-radablemente mezclados el neg^ro bri-
llante y el rojizo vivo; la cola no es neg-ra ni blanca, como en
el H. albicaiidus, sino variada de ambos colores.
El cráneo es larg-o y estrecho. En la mandíbula superior, el
seg-undo molar presenta un desarrollo muy superior al obser-
vado en las demás especies del g-énero, siendo mayor que el
último premolar, con el que está en una relación de 129 por
100. En el borde externo del último molar inferior nótanse,
aunque bastante desgastadas, tres puntas, siendo este el prin-
cipal punto de contacto entre H. Almodovari y II. albicavdus.
Notas sobre un Megaterio existente en Valencia
POR
I). E. BOSCÁ Y CASANÜVES.
Honrado por el Excmo. Ayuntamiento de Valencia para di-
rigir los trabajos preparatorios para la montura de una parte
de la rica colección paleontológica donada al mismo por el pa-
tricio D. José Rodrigo Botet, de la que he tenido ya ocasión de
tratar (1), procedí al estudio general de las numerosas piezas
esqueléticas de que consta. Empecé por reunir las correspon-
dientes á cada una de las respectivas especies indicadas en el
catálog'o provisional hecho por el intelig*ente cuanto infatiga-
ble colector D. Enrique de Caries, para más tarde continuar
con el deslucido aunque indispensable trabajo del correspon-
(1) Noticias sobre una colección paleontológica, regalada al Excmo. Ayuntamieuto de
Valeacia. (Anales de la Soc. esp. de Hist. nat., tomo xxviii, 1899. Act., p. 82-85.')
*14Ó BOLETÍN DIÍ LA SOCIEDAD ESPAÑOLA
diente acoplo de cada una de las piezas entre sí, dando princi-
pio en particular, seg-ún acuerdo de la Comisión técnica en-
carg-ada de la custodia y cuanto á la colección se refiere, por
el esqueleto del Meg-aterio, uno de los más completos entre los
existentes, á la fecha completamente reconstruido, y con se-
g'uridad el más llamativo para el público el día en que se lle-
g"ue á su deseada instalación (1).
El esqueleto de que se trata, encontrado en el arroyo Sanbo-
rombón, está inédito, y en cuanto á la especie á que pueda re-
ferirse sería menester compararlo detenidamente con cada uno
de los cuatro ejemplares que se citan de los Museos de Madrid^
Londres, Turín ,y Milán, para determinarlo con sólido funda-
mento y saber con certeza si se trata, como es posible, de una
especie nueva; afirmación, que por su g-ran transcendencia
científica, no puece hacerse sin maduro examen.
Por ahora me limitaré á exponer alg-unas consideraciones á
propósito del aparato ling-ual del citado esqueleto, respecto á
cuyos órg"anos tan solo he visto la descripción de la pieza esti-
lo-hioidea en la mag-istral obra de Owen (2), aventurando á la
vez alg-unas consideraciones sobre el estado en que se encuen-
tra el Meg-aterio de Valencia, aun entrando en terreno alg-ún
tanto hipotético, permitido hoy al naturalista para la explica-
ción de cómo han podido diferenciarse los objetos sobre los que
recae el estudio, siquiera muchas veces estas teorías sean me-
ras aproximaciones y motivos de controversia con frecuencia
necesaria para depurar los hechos.
Alg'una circunstancia favorable concurrió sin duda para que
los restos que nos ocupan puedan hoy admirarse acompañados
de varias piezas, que por lo menudas ó lo delicado de su tex-
tura suelen desaparecer, resultando raras en las colecciones.
Al g-olpe de vista de su conjunto se advierte, en efecto, que el
animal al morir debió quedar descansando sobre el plano in-
ferior del tronco extendido á la cabeza, colocada entre las pa-
(1) Existe el acuerdo, tomado en firme por la Corporación Municipal, de construir
un pabellón al efecto, reuniendo toda la colección, en el llamado «Llano del Real», de-
trás de los escombros del palacio conocido por Montañitas de Elio, comprendidas en
la avenida del gran paseo, en proyecto ya tramitado, hasta el mar.
(2) Debo á la exquisita amabilidad del reputado catedrático señor Marqués del So-
corro, D. .Tose M.* Solano, haber podido consultar esta obra, que posee en su valiosa
biblioteca.
DE HISTORIA NATURAL, 141
tas antedores y cola, con arrumbamiento hacia el costado de-
recho, siendo envuelto por los acarreos in siln (1).
Así se explica que el deterioro causado por los ag-entes at-
mosféricos sobre el armazón del colosal desdentado alcance
de modo muy ostensible á los relieves más altos de la colum-
na vertebral, faltando la mayor parte de las vértebras dorsales,
todas las lumbares, muchas de las costillas ó de alg-una desús
porciones, del lado izquierdo, y los bordes superiores de la escá-
pula é ilíaco, el húmero y la pieza tibia-peroné del mismo lado.
Los materiales envolventes, causa ocasional de su fosiliza-
ción, pueden estudiarse en las cavidades y orificios nutricios de
los huesos, que aparecían rellenos de la finísima tierra clási-
ca de las Pampas (Coam), cuya acumulación lo mismo pudie-
ra atribuirse á la turbulencia de las ag-uas que á la acción del
viento, dada la igualdad en el tamaño de sus elementos (2).
Los huesos aparecen limpios y como desecados con exceso, á
lo que deben cierta frag-ilidad; y en cuanto á su color g-risáceo,
varía seg'ún las reg-iones, pudiendo observarse en los huesos
larg'os, rotos por accidente, la falta de conducto medular que
caracteriza la inferioridad funcional del elemento óseo corres-
pondiente, acumulado en g-randes masas,, como ocurre en los
mamíferos superiores.
(1) Un amigo cariñosísimo me comunica, entre otras cosas, el haber leído en la
obra de Geiliie que la conservación de los esqueletos en los depósitos huesosos es
debida á que los animales quedaron enterrados en el barro blando por su propio peso.
Eran estos sitios generalmente charcas donde acudían á beber; allí se les hundían
las patas y no podían salir, en ocasiones en que había mucha humedad. Añadiendo,
por su propia cuenta, que asi suelen quedar enterrados burros y muías eu algunos
parajes de Andalucía.
Ameghino, en -su f'ontribución al conocimiento de los mamíferos fósiles de la Repúbli-
ca Argentina (Acad. nac. de Ciencias, en Córdoba, 18S9J refiere, á propósito de la si-
multánea existencia del hombre con la de los megaterios, que se ha visto un esque-
leto de estos animales con señal evidente de haber sido atacado su corpulento cuer-
po por medio de instrumentos cortantes y por el fuego, en ocasión Ue hallarse en la
crítica circunstancia apuntada, la cual, añade, pudiera haber sido provocada con toda
intención.
(2) Lapparent explica el origen del Coam por la acción de las partículas arranca-
das y acarreadas por los arroyitos de las regiones altas, que descendiendo poco á poco,
bajo forma de un barro fino y con un movimiento tan lento, que ha podido respetar la
fragilidad de las conchas terrestres que aprisiona.
Iratándose del Coam de las alturas ó mesetas apela á la acción del viento como
agente de transporte del polvo que la lluvia transformara en Coam; aparte de que
puede proceder de otras mesetas más elevadas que hubiera entonces y que desapare-
cieran por denudación.
142 boletín de la SOCIEDAD ESPAÑOLA
La long-itud total del esqueleto excede de los 5,25 m., y en
general se aproxima en sus medidas más al del Museo de Mi-
lán que á lo que se ha dicho de los tres ejemplares restantes
de los otros Museos de Europa antes mencionados.
Comprendido el hioides en el indicado plano inferior del
animal postrado, se ha conservado en sus cinco huesos funda-
mentales, faltando solo, como es natural, el par de piezas de
naturaleza cartilagínea que debieron ponerle en comunicación
con la parte posterior del cráneo, á la manera de lo que ocurre
en los camaleones, picos, etc.
Ig-noro todo lo que pueda haberse dicho sobre los huesos lin-
g'uales de especies desaparecidas, habiendo buscado no obstan-
te en la muy completa y monumental obra de Ameg-hino, re-
ferente á los mamíferos fósiles del Sur de América, ya anota-
da, aunque sin resultado, indicaciones sobre dichos huesos,
ya que deben ser muy semejantes para todos los Meg-atéridos,
seg-iin se infiere de otro hioides que también forma parte de la
colección reg-alada al Municipio de Valencia, huesos pertene-
cientes, según el Sr. Caries, á un Scelidotherium Owen, cuyo
esqueleto ofrece, por cierto, mucha analog-ía en su estado de
conservación con el que precede.
La obra de Owen (1), dice concretamente, por lo que al hioi-
des se refiere, que la pieza aludida (estilo-hial) tiene la forma de
un martillo con un mang'O largo ligeramente encorvado, ter-
minado por una superficie áspera, oblicuamente truncada para
la articulación con el cerato-hial. En el extremo opuesto al
mango está algo comprimido y la cabeza formada por una sú-
bita expansión en dirección vertical, terminada posteriormen-
te por un estrecho pero áspero borde y con el extremo superior
prolongado, adelgazado y formando una suave convexidad ó
cóndilo adaptado á la cavidad petro-mastoidea del cráneo. El
extremo inferior de la cabeza ó parte dilatada del hueso de for-
ma de martillo es más prolongado, más áspero y termina ob-
tusamente. La superficie exterior (2) tiene una dilatada depre-
(1) Owen: Memoir oh the Megatherium (1861.)
(2) Sin duda alguna, que el no haber llegado á las mauos del sabio Owen la pieza
impar del hueso hioides, le impidió interpretar la verdadera situación del estilo-hial,
sumamente fiicil de apreciar ajustando el total délos cinco huesos que lo forman,
puesto que de ella resulta una convergencia que facilita su encaje dentro del canal
formado por las apófisis pterigoideas, sobre cuyos bordes roza lo suficiente para im-
DE HISTORIA NATURAL. 143
sión en el medio, que es áspera y está asurcada por varias arru-
g-as cortas y bien marcadas.
La pieza que se describe y que se deja entrever en la lámi-
na I, 38, que representa el conjunto del esqueleto, es el par
•mayor de las cinco huesosas, alcanzando en nuestro ejemplar
una long-itud de 195 mm., debiendo tenerse presente, además,
que lo que Owen refiere á la superficie exterior (outer) debe en-
tenderse para la cara interior del hueso.
El cerato-hial, correspondiente á las pequeñas astas del hioi-
des en la especie humana, es el otro par de piezas de 80 mm. de
long-itud por 27 mm. en su parte más ancha, terminado por
ambos extremos por una cara oval, oblicua de arriba abajo y
de delante atrás, para articular por sinartrosis provistas de
bolsa sinobial sin duda alguna, respectivamente; la superior
alg-o más grande, con el estilo-hial, y la inferior con el cuerpo
del hioides. El hueso es encorvado y aplastado en su parte me-
dia, con el borde anterior convexo, y como cortante hacia su
mitad superior y sitio que corresponde á su mayor anchura,
ofreciendo los costados bastante lisos.
La pieza impar ó cuerpo del hioides es en su conjunto aplas-
tado de arriba abajo y alg-o de detrás adelante, ofreciendo muy
marcada concavidad hacia arriba, en forma de aspa desig-ual,
con las ramas anteriores más cortas y dispuestas en ángulo
agudo, y las posteriores como un doble de largas y formando
áng-ulo obtuso de vértice redondeado. Del extremo de la rama
anterior izquierda al de la rama posterior derecha, la más com-
pleta mide 114 mm.,y en el centro ó crucero donde concurren
las cuatro apófisis, ligeramente más corto en su diámetro an-
tero-posterior, alcanza 42 mm. De estas cuatro apófisis, las an-
teriores ofrecen la cara articular para con el cerato-hial. trun-
cada y oblicua de dentro afuera, de arriba abajo y de delante
hacia detrás; y las posteriores terminan por una superficie
truncada, desig'ual y rugosa (mal conservada), que mide en su
redondez 14 mm. para dar inserción á las piezas cartilag-íneas
antes aludidas.
primir una correlación armónica entre las superficies, cosa (|ue no resulta en la posi-
ción inversa. De otra parte, las rugosidades sobre el ensanchamiento del hueso que
forma la cabeza del martillo, son análogas á las que se presentan sobre la cara inter-
na del ángulo posterior inferior de la mandíbula.
144 boletín de la SOCIEDAD ESPAÑOLA
En cuanto á los supuestos órganos del aparato lingual car-
tilag'íneos ó fibrocartilaginosos, debieron tener forma cilindrá-
cea, al menos en su mayor extensión, algo aplastados en su
arranque, dirigiéndose divergentes y encorvados hacia detrás
y arriba á buscar el canal apropiado para recibirles, en la par-
te posterior del cráneo situado entre la apófisis mastoides y el
borde externo del cóndilo del occipital; ranura ó corredera de
deslizamiento que mide 80 mra. de longitud, con el borde in-
terno marcadamente abarquillado. De ello se deduce que la
cuerda del arco que formaban en su posición natural ten-
dría unos 300 mm., y que el indicado arco no bajaría de 340 mi-
límetros.
Este singular conjunto de piezas huesosas y ternillosas de la
base-de la lengua se presta á deducciones sobre la fisiología
de' dicho órgano, siendo la primera la de que poseería gran
firmeza en sus movimientos de abajo á arriba merced al sóli-
do apoyo del estilo-hioidal que por su cabeza ó superficie semi-
esférica apropiada, encaja en la depresión glenoidea existen-
te en la cara inferior del cráneo, delante y adentro de la apófisis
mastoides, contigua á la corredera para los órganos cartilagi-
nosos dichos, impidiendo los movimientos de lateralidad de la
leng'ua, al menos en su base, el contacto del hueso que nos
ocupa en buena parte de su mango con la cara interna y bor-
des de las apófisis pterigoides. Otro colorario es el de los movi-
mientos antero-posteriores de la lengua; podrían ser muy ex-
tensos, puesto que el punto céntrico de su mecanismo radica-
DE HISTORIA NATUUAL. ¡45
ba al extremo de una doble palanca de tercer g'énero, dispuesta
en asa, cuyo brazo superior huesoso es rígido é inextensible,
según la fijeza de su mencionado punto de ai)oyo, mientras
que el brazo inferior y pasivo, si vale la expresión, elástico y
susceptible de alargamiento á la manera de resorte; gracias á
la disposición terminal de las ternillas, mantendrían á la len-
gua suspendida á merced de las contracciones de todos los mús-
culos de la región.
Las observaciones apuntadas suscitan, á nuestro juicio, al-
guna duda sobre el régimen alimenticio atribuido al Megate-
rio, que se ha supuesto consistía en las raíces ú hojas de los
árboles, por lo cual su esqueleto se ha montado en algún caso
en actitud de a])oyar las patas anteriores sobre un tronco; in-
terpretación ésta falta de fundamento, pues no hay prueba de
que existiera vegetación arbórea contemporánea á dichos ani-
males en los lugares en que se hallan sus esqueletos, ni se con-
cibe la total pérdida de sus rastros, cuando pueden admirarse
allí algunas piezas huesosas de delicada textura, muy bien
conservadas. Tampoco autoriza dicho supuesto el sistema den-
tario de este animal, ya que en los géneros MyJodon y Scelidothe-
Huní de Owen, por lo menos, se i)resenta bastante diferente en
su disposición y en la forma de ios molares, sin que quepa ne
gar las mayores ajialog-ías en punto á las patas y conformación
de la cola, órganos que sin duda indujeron á la referida creen-
cia; y aun cuando la odontología en general tiene un gran va-
lor para la determinación de las especies, no ha llegado aún á
poder generalizar lo bastante para conceder análog'O valor para
la característica de los grupos superiores resultantes de cau-
sas más complejas. No hay que olvidar que la familia de los
Megatéridos es otra de las genuinamente americanas, y por
tanto, que lleva en su organización un sello de atraso relacio-
nado con la posterioridad de emergencia que la estratigrafía
señala para las tierras del hemisferio Sur, y por tanto que las
diferenciaciones org-ánicas deben haber llevado otra marcha.
En vista de la extensión, precisión y casi con seguridad la
rapidez de los movimientos de la lengua de estos desdentados,
cabe la sospecha de que capturasen sus alimentos por sorpre-
sa, al modo como lo hace el camaleón, cuyo cuerpo inmóvil
contrasta con la rapidez de los movimientos de su lengua para
la prensión de los insectos de que se mantiene; opinión mía
146 boletín de LA- SOCIEDAD ESPAÑOLA
esta que expong-o modestamente por vez primera, y que ade-
más de acordarse con la sing-ular conformación del hioides,
que tan bien puede estudiarse en el ejemplar de Valencia, creo
se relaciona con otras particularidades, aún no bien explicadas,
de la organización de los Meg-atéridos, y que son asunto para
mí de meditación. Quizás en breve pueda comunicar á la So-
ciedad alg-unas de ellas, así como nuevos resultados de mis
estudios sobre tan notable ejemplar, limitándome por hoy á
exponer á la consideración de los naturalistas las precedentes
observaciones y conjeturas que someto á su razonada crítica.
Explicación de las láminas (1).
Lám. I.— Los cinco huesos ling'uales delMeg-aterio con su es-
cala reducida á centímetros.
El estilo-hial y el cerato-hial del lado derecho, contig-uos y
vistos por su cara externa; y los mismos huesos del lado iz-
quierdo, vistos por la cara interna, así como el cuerpo central
del hioides, visto por arriba.
Lám. 11, fig\ 1.^ — Aparato ling-ual del Meg-aterio en su parte
huesosa, montado en posición natural sobre el plano inferior
del cráneo supuesto. Fig". 2.' — Cráneo del Meg-aterio descansan-
do sobre los relieves del plano superior, mostrando el hioides
en posición natural, relacionado con el paladar; su articula-
ción sobre la reg-ión mastoidea y el canal contig-uo, correspon-
dientes al lado izquierdo, contacto terminal del cartílag'O en
forma de resorte.
Rocas eruptivas del valle de Camprodón
POB
d. norberto font y sagué, presbítero.
Gracias á la amabilidad del disting-uido ing-eniero y petró-
grafo D. R. Adán de Yarza, quien se ha dig-nado estudiar alg-u-
nas preparaciones de las rocas eruptivas por mí recogidas en
el valle de Comprodón, puedo dar aquí noticia de alg-unos ti-
pos, bastante variados por cierto, á pesar de referirse todos ellos
(1) Debo las pruebas fotográficas á la amabilidad del amigo D. José Ribas, distin-
guido alumno de la facultad de Medicina de Valencia.
DE HISTORIA NATURAL. 117
á un espacio muy reducido. A medida que vaya explorando la
cuenca superior del Ter, donde adquiere tan potente desarro-
llo el terreno arcaico y precambriano, aumentará su número
considerablemente, á juzg'ar por los ejemplares sueltos que se
encuentran entre los cantos rodados de aquel río.
Granulito. — El ejemplar estudiado es procedente del Tor-
rent Carbones, á una hora escasa de Setcasas, donde aflora en
g-rueso filón entre las pizarras satinadas que creo precambria-
nas y á poca distancia del g-neis. Su composición mineralóg-ica
es la sig-uiente: olig^oclasa, ortosa, microclina, muscovita y
cuarzo g-ranulítico.
MiCROGRANULiTO. — Pi'ocede de la cumbre de Bellabrig-a, mon-
taña constituida por pizarras cambrianas con bancos interca-
lados de caliza cristalina; consta de biotita, en g-ran parte
alterada, hornblenda, olig-oclasa, cuarzo y cuarzo microg-ra-
nulítico llenando el fondo.
PÓRFIDO siENÍTico ú ORTOFiRO. — Se encuentra un pequeña
filón entre el g^neis de Fresers, apoca distancia del Coll de
la Marrana, y consta de ortosa alterada, biotita en su mayor
parte transformada en clorita y limonita, óxidos de hierro y
mag-ma microcristalino y feldespato y cuarzo.
DioRiTA cuARCÍFKRA. — Se cucuentra un filón entre las piza-
rras ferruginosas, que atribuyo al cámbrico, del Turó de las
Tres Creas, que por la preparación estudiada consta de horn-
blenda, plag-ioclasa (labrador ó anortita?), mag-netita, ilmeni-
ta y cuarzo.
Diabasa. — Dos ejemplares teng-o recog-idos, el uno proce-
dente del Torrent de Can Munné y el otro de la cumbre de la
Bellabrig-a: ambos atraviesan las pizarras cámbricas y están
alterados. El primero consta de aug-ito con polarización de
ag-reg-ado y en parte convertido en clorita y limonita, olig-o-
clasa, mag-netita é ilmenita alg-o alterada, y cuarzo. El seg-un-
do, de la Bellabrig-a, contiene aug-ito cloritizado en g-ran parte,
oligoclasa kaolinizada, ilmenita y óxidos de hierro.
PoRFiRiTA.— Entre las pizarras cambrianas del Torrent de
Can Munné y á muy poca distancia del filón de diabasa. La pre-
paración estudiada contiene mineral ferro-mag-nésico total-
mente convertido en clorita y limonita, ortosa, olig-oclasa,
mag-netita é ilmenita alteradas. En el mag-ma predominan los
microlitos de olig-oclasa con ortosa y cuarzo.
148 boletín de la SOCIEDAD ESPAÑOLA
Nota sobre el carbónico del valle de Camprodón
(Pirineos catalanes)
D. NORBERTO FON.T Y SAGUE, PRESBÍTERO.
La existencia del carbónico en el valle de Camprodón, objeto
de nuestras investig-aciones, había sido ya reconocida por el
disting-uido g-eólog-o é ingeniero de minas D, Luís M. Vidal,
quien lo menciona en su Reseña geológica, y minera de la provin-
cia de Gerona, si bien solo detalla su núcleo principal de Og-arra
por la importancia que tienen sus bancos de hulla, objeto de
explotación desde hace muchos años. Refiriéndose á él dice:
«Los caracteres litológ-icos de este tramo son, en la parte alta,
areniscas amarillentas y puding-as cuarzosas en bancos nu-
merosos, sumando una potencia total considerable. En el cen-
tro, pizarras carbonosas y bancos de hulla. En la base, calizas
filadíferas de g-ran espesor». Estas últimas son la calizas d
(jriotte ó del mármol amigdalino, que sig-uiendo la opinión ad-
mitida por Leymerie y por todos los g-eólog'os se habían incluí-
do siempre en el devónico, pero que M. Charles Barréis atri-
buye al carbónico.»
No quiero discutir por ahora la situación que á estas calizas
corresponde; pues si bien teng-o mis dudas por lo que á la opi-
nión de M. Barréis hace referencia, espero que las sucesivas
investig-aciones me permitirán fijarla con toda claridad.
Después de describir la faja hullera objeto de explotación,
dice el mencionado autor: «Las pizarras carboníferas llevan
muchas impresiones de plantas, de las que se pueden obtener
muy buenos ejemplares, principalmente en las minas Faig y
Jiincá, donde varias veces han cortado los trabajos una de las
hiladas en que estos restos fósiles son más abundantes.
Por el camino que conduce desde la boca-mina Balanza á
la mina Jiincá, se encuentra en la marg-en derecha, al atrave-
sar un pequeño barranco, un banco de arenisca hullera casi
vertical, cuya superficie ostenta g-randes troncos aplastados,
alg-uno de los cuales mide dos metros de long-itud, pero en mal
estado de conservación para poderse determinar específica-
mente.
DE HISTORIA. NATURAL. 14Í>
La sig-uiente lista reseña las especies fósiles de la flora car-
bonífera encontradas aquí, seg'ún ha publicado el Sr. Areitio
en su Enumeración de las plantas fósiles españolas. (Anales de
la Soc. esp. de Hist. nat. Madrid, 1874).
Calamites Suckovi Brng-t.
— cistu Brng-t,
— d'uMus Artis.
— approximatns Schlot.
Calamocladus hnujifolíus Bronn.
— equisetiformis Schlot.
— grandis Sternb.
Macrostachya Í7i fundibuliformis Bronn.
Annullaria radíala Brng-t.
Sphenopteris Schlolheimi Sternb.
— latifolia Brng-t.
Ciclopteris trichomanoides Brng-t.
Neuropteris Loshii Brng-t.
— Grangeri Brng-t.
Pecopteris arborescens Schlot.
— oropteridia Schlot.
— unita Brng't.
— Milboni Artis.
— polymorpha Brng-t.
— hemileloides Brng-t.
— Meriani Brng-t.
Goniopteris argiita Brng-t.
AletJiopteris Serlii Brng-t.
— aquilina Schlot.
— Grandini Brng-t.
— Dournaissii Brng-t.
Lepidodendron aculeatum Sternb.
Stigmaria fícoides Brng-t.
Hasta aquí D. Luís M. Vidal. En mis investig-aciones por la
vertiente SO. de la montaña de Sant Antoni para determinar
la potencia y relaciones de las calizas dgri o t le que la integ-ran,
tuve la fortuna de encontrar unos bancos de pizarras micáceas
amarillentas y neg-ruzcas que vienen á continuación de aqué-
llas, y que á su vez son seg-uidas de los bancos de arenisca y
puding-a cuarcífera.
El reconocimiento que de las mismas hice dio por resultada
150 boletín de la sociedad española
el hallazg'o de varias impresiones de plantas, entre las cuales
eran períectamente reconocibles los g"éneros Pecopteris y An-
nularia. Por falta de obras de consulta y ejemplares de compa-
ración, mi disting-uido maestro el canónig-o Almera remitió
las piezas encontradas á M. Barrois, quien á su vez las entreg-ó
al eminente especialista M. Zeiller para que procediera á su
estudio y clasificación, contestando al cabo de alg-ún tiempo
en la sig-uiente forma: ^<J'ai Thonneur de vous informer queje
viens de terminer l'examen de la petite serie d'emju'eintes ve-
getales de Camprodónque M. Ch. Barrois m'acommuniqué de
votre part J'inseris ci-aprés l3s noms des espéces reconnues:
Pecopteris CandoUei , Pee. feminceformis et surtout Linopteris
Germari indiquent un niveau stéplianienne assez elevé; mais
il est impossible de préciser l'liorizon, toutes ees espéces se
trouvant á partir de la zone la plus élevée du stéphanien ino-
yen et se poursuivant jusque dans l'antunien. Le plus proba-
ble est qu'on aaffaire la á r«étag"e de Filicacées» ou a r«étag-e
des Calamodendrées.» Ce que j'ai vu d'Og-arra y indiquerait
peut-étre un niveau un peu moins ¿levé; mais d'une localité
comme de l'autre je n'ai pas eu assez d'échantillons pour con-
ciure k l'absence positive, dans Tune, de telle ou telle espé-
ce observée dans l'autre, et il se peut qu'elles appartien-
nent toutes deux au méme liorizon. Veuillez ag-réer... etc. —
R. Zeiller.»
LISTE des ESPKCES CONTENUES DANS l'eNVOI DE CAMPRODÓN.
Peco2)teris CandoUei Brng-t.
— oreoj)teridia Schlo. (sp).
— fructifié {Asterotheca) indeterminable.
— fructiñé (cf. Pee. alethopteroides Gr. Eury), inde-
terminable.
— fenmwfonms Schlo. (sp.) {=Pec. argitia, Stem).
— cf. Pluckeneti Brng-t.
Linopteris Germari Gieb. (sp.) {=Dictyopteris Schülztei Roem.)
Annularia sphenophylloides Zenk. (sp.)
— steUata Schl. (sp.) [—Ann. looigifolia, Brng-t.)
Bruckmannia tuherculata, Stern. (=epi. W Annularia steUata.)
Comparando esta lista del Más de Molió de Camprodón con
la anterior de Og-arra se nota que la casi totalidad de las es-
DE HISTORIA NATUliAL. 151
pedes es diferente, con lo cual resulta aumentada nuestra
flora carbonífera.
Además, queda demostrado la existencia del nivel estefa-
niense ó carbónico superior en el valle de Camprodón. Por lo
que respecta á la duda de M. Zeiller, muy fundada por cierto
á causa de la poca cantidad de ejemplares recog-idos, sobre la
relación de nivel entre los yacimientos de Og-arra y el de
Camprodón, si bien me inclino á creer superior á este último,
espero que nuevas investig-aciones me permitirán resolverla,
así como darme la explicación del porqué perteneciendo estas
capas al carbónico superior se encuentran en contacto inme-
diato de las calizas a griotte, que alg-unos consideran como
miembro de su piso inferior.
Notas de histología vegetal
roR
D. EDUARDO REYES PROS PER.
En el robusto y enorme peciolo de las hojas de la Musa Eu-
sete Gmel se encuentran tabiques verticales y horizontales de
una sorprendente reg-ularidad en la disposición respectiva.
Dando al peciolo una sección vertical se ve que en los tabi-
ques horizontales alternan tabiques g-ruesos con otros más
delg-ados. Si á su vez obtenemos secciones horizontales en los
tabiques gruesos se perciben hermosas células estrelladas que
poseen en su interior cristales aislados g-eneralmente, corres-
pondientes al sistema rómbico. Afectan la forma de mag-níü-
cos y larg'os prismas de tamaño considerable, pues con el ocu-
lar 1 y el objetivo 8 Schieck se los ve en ocasiones hasta de
más de una pulg-ada de long-itud en el campo del microscopio.
Si obtenemos secciones verticales de los mismos tabiques
horizontales g-ruesos se observan, sobre todo cerca de los pun-
tos de adherencia de los tabiques horizontales y los verticales
en las dos capas que limitan el espesor del tabique, células
provistas de rafides abundantes. Estas células tienen la parti-
cularidad de sobresalir de las otras y aparecer sobre la super-
ficie como pelos cortos mazudos unicelulares, ó al menos como
garandes células papiliformes.
Unas veces apareen como sentadas sobre las capas exterio-
152 boletín de la SOCIEDAD ESPAÑOLA
res de células que costituyeu, por decirlo asi. la epidermis su-
perior é iuferior de cada tabique, y en otras ocasiones sa per-
cibe como un pedicelo corto en el punto de unión de dichas
células rafidiferas con el resto del tejido, lo que da á dichas
células curioso aspecto, y hasta se las puede mover con las
ag-ujas de micro-disección á un lado y á otro sin que por esto
la adherencia se destruya.
Se ve por tanto que en los tabiques horizontales gruesos de
la Miisa Eíisete Gmel se encuentra un caso notable de pa-
rénquima de células estrelladas cristalíferas y otro de células
rafidiferas de disposición muy particular. Ning-uno de ellos he
visto citado, y creo ofrezcan interés para los que de histología
veg"etal se ocupan.
Nuevos hongos de España
POR
D. BLAS LÁZAIÍO
(Conclusión).
Continuando el axamen de los hong-os hallados en la colec-
ción del Sr. Lag-una, resultan nuevas para nuestra flora, ade-
más de las especies comprendidas en mi nota del mes pasado,
las sig'uientes especies:
Ustilago bromivora Waldh. — Varios ejemplares recog'idos por
el Sr. Lag-una el 16 de Mayo de 1878 en el camino del Escorial
á Guadarrama, y que creo pertenecen al Bromiis steriUs L.,
aparecen con las flores atacadas por un hong-o ustilag-ináceo,
que según los caracteres que he podido comprobar por la ins-
pección microscópica, deben referirse al Ustilago bromivora
Waldh. La etiqueta orig'inal no dice más que «Usllhigo en las
flores 'de un Brojtms», pero el estado de los ejemplares permite
determinar cuáles son la especie atacada y la parásita.
Cantharellus infundibuliformis Scop — Hallados por el señor
Lag'una en la Herrería del Escorial el 6 de Noviembre de 1874,
y determinados con duda con Agaricus cyalhiformis BuU., ó
A. in/ímdidtili /ormis Biú\. Resulta que, en efecto, correspon-
den á la última de estas especies, que debe denominarse hoy
Bol. de la Soc. rsp. de Htst. nat.
T. II. LÁM. III.
A.CJel.
rn
Dictyolus Lagunae Láz. (tamaño doble del natural).— a y /;, aparatos esporíferos
vistos por el envés; c, ídem id. por el haz; e, f y <j, secciones de la porción f-uperior,
media é inferior del pedicelo.
Dictyolus pedicellatus Láz. (tamaño cinco veces mayor nue el natural).— /¿ é i,
aparatos esporiferos vistos por el envés; y, idem id. por el haz; ¿, w?, n y o, secciones
del pedicelo.
Bol. de la Soc. ksp. df, Htst. nat.
T. II. LÁM. IV.
-.-«^'^vx
A.C ¿.'
Scleroderma hemispViaerlcum Láz. (tamaño -^ del natural ).—« , aparato espo-
rífero joven con rizoides; í, irlem id. adulto; c, d y e, secciones de éste en diversos
estados de maduración.
Dt? HISTORIA NATI'RAL. \m
como CaiiUiarellusiiifiindihiüifGrims Scop.. especie no citada
liasta hoy en la Península.
Dictyolus Lagunae ^p. nov. (Lám. iir, a, \b, c, d, e, f y g).—
Parece ser que en Noviembre y Diciembre de 1874 y en Enero
del sio-uiente año recog-ió I). Máximo Lag-una en el Escorial,
«en el suelo, entre el musg-o», unos liong-os que, aunque ma-
croscópicos, eran muy pequeños y que debieron llamar pode-
rosamente su atención dadas las tentativas que hizo para
determinarlos, cosa que no consig-uió, á jnzg-ar por lo vario de
sus resultados. Tres son las etiquetas que acompañaban á los
ejemplares y cuatro los nombres que en ellos fig-uran. Agaricus
muscigenus, Hehella dhwidiaía y CantJiareUus mmcigenvs apa-
recen tachados por el Sr. Lag-una, pero bien leg-ibles; y, por
último, en todas las etiquetas prevalece el nombre de Cantha-
relJus ¡rpms Fr. con interrog-ante.
Adviértese desde lueg'O que la determinación de estos hon-
g-os, como el Helrella, es inadmisible, pues no es dudoso que
son hong-os liimenomicetos y no ascomicetos. El microscopio
resuelve toda duda en este punto, y solamente lo extraordinario
de la forma de su aparato esporífero puede sug-erir tal idea.
Tonstan, en efecto, de un limbo sostenido por un pedicelo la-
teral, forma extraordinaria de ciertos ag-aricáceos. Esto y su
pequeño tamaño hacían difícil, al par que interesante, la de-
terminación específica de tales hong-os, que desde lueg-o me
inspiraron g-ran interés. La determinación como Cantharelhis
era desde lueg'o más aproximada, pero actualmente no se in-
cluyen en este g-énero sino especies que tienen pedicelo larg*o
y central ó muy poco excéntrico; y el hong-o de que se trata
tiene el pedicelo bastante corto y enteramente lateral, caracte-
res que hoy corresponden al g-énero Dictyolus de Quelet.
Dentro de este g-énero fig-ura actualmente una de las especies
á que el Sr. Lag-una se refería en sus primeras determinacio-
nes, pues el Agaricus muscigenus corresponde hoy al Dictyolus
muscigenus, pero esta especie tiene el pedicelo nulo ó cortísimo,
y sus demás caracteres no coinciden tampoco con el hong-o en
cuestión. Como quiera que tampoco le convienen los caracte-
res de ning-una otra de las especies descritas dentro del g-énero
mencionado, y convencido de que á él pertenece, he creído que
debía darle á conocer como especie nueva, describiéndole y
dándole el nombre específico que encabeza esta nota en me-
T. n-Mar«o, 1902. II
151 boletín DK la SOClIíDAn KSPANOLA
moi'ia del ilustre botánico, cava reciente pérdida lamentamos,
á cuyo espíritu de observación se debe su liallazg"o.
El Dictyohis Lagunce Láz. es un hon¿>-o de 1 á 3 cm. de altura
total, con el aparato esporífero formado por un pedicelo sobre
el cual, y casi en el mismo plano, aparece un disco plano, on-
deado en su marg-en y á veces con lig-era tendencia al arrolla-
miento, afectando al principio la forma de un sector circular y
lleg"ando después á ser más ó menos arriñonado en los ejem-
plares más desarrollados, siempre alg'o lobulado irregular-
mente, con senos bien perceptibles entre lóbulo }' lóljulo. La
lámina que constituye el aparato esporífero es poco carnosa,
translúcida, brillante, de color pardo claro en fresco y opaca,
mate y pardo g-risácea en seco, sin que se advierta diferencia
de color ni de estado superficial entre una y otra cara. El haz
es liso, y en el envés se perciben nerviaciones numerosas y
finas y alg"o ramificadas, que naciendo casi en la base del lim-
bo, extienden sus ramificaciones hasta el marg-en. El pedicelo
tiene de medio á un centímetro de altura y 1 mm. de g-rueso
en los ejemplares mayores; es poco carnoso; en la parte supe-
rior presenta el mismo color que el limbo, pero va palidecien-
do hacia su base, que es de color verde oliváceo, y pálido en
fresco y casi blanco en seco.
Dictyolus pedicellatus Sj). nov. (Lám. iii, h, i,j, I, m, n y ó).
— No es la anterior la única especie nueva de este g'énero que
he hallado entre las recolecciones efectuadas por el Sr. Lag-una;
pues procedente de la misma localidad (pradera de la Herrería,
del Escorial) encontré unos hong'os muy diminutos, que tenían
analogía con los de la especie anterior, pero que no podían
referirse á ella por su forma y sobre todo por el tipo de las
nerviaciones que en estos hong'os representan las laminillas
liimeniales. Seg-ún la etiqueta que les acompañaba fueron re-
cog-idos en Diciembre de 1877, y eran casi blancos en fresco,
pero no llevan indicación ning-iina respecto de su determina-
ción. Reconociendo en ellos como indubitables los caracteres
del g'énero Dictijohis, y no pudiendo referirlos á ninguna de las
especies que hallo descriptas, debo considerarlos como repre-
sentantes de una nueva, y como uno de sus caracteres más
notables dentro del g-énero es la long'itud de su pedicelo, pro-
pong'o para ella el nombre de Dictyolus pedicellatus. Su carac-
terística puede formularse en los sig'uientes términos:
Dlí HISTORIA NATURAL. 155
Aparato himeiiial muy pequeño, de 1 cm. de altura total en
los ejemplares más desarrollados, correspondiendo la mitad de
esta altura al limbo y el resto al pedicelo. Limbo plano muy
delgado con el contorno casi semicircular é irreg'ularmente
sinuado con los senos apenas esbozados, bruscamente ang-osta-
do en peciolo y aun casi truncado en alg-unos ejemplares. El
color del limbo es amarillento pálido por ambas caras, alg-o
anaranjado en los bordes y en las nerviaciones del envés, colo-
raciones que no cambian g-ran cosa del estado seco al húmedo.
Las nerviaciones nacen en la base del limbo, son en su orig-en
mu3^ poco numerosas, se van ramificando al alejarse del cen-
tro y prolongándose hasta terminar en los bordes del limbo;
aunque delgadas, se acusan muy claramente por su relieve y
coloración y por estar bastante espaciadas. Pedicelo lineal, an-
g'ostísimo, amarillo anaranjado y algo engn'osado en su por-
ción terminal.
Clitocybe cervina Ilof/'iti'. — Especie no citada en España y á
la cual pertenecen los ejemplares que con el nombre de Aga-
ricus cervinus he hallado en la colección del Sr. Laguna. Fue-
ron recogidos en el Escorial en Noviembre de 1874.
Tricholoma acerbum BuJl. — Especie hallada en la colección
de que tratamos con el nombre de Agaricus acerbiis, y que según
expresa la etiqueta que la acompaña, fué recogida en el Esco-
rial en Octubre de 1874. Parece, en efecto, que los ejemplares
existentes pertenecen á la mencionada especie.
Mycena corticola /S'cAww^.— Recogida también por el Sr. La-
guna en la misma estación y localidad.
Mycena filopes BuU.— Con el nombre de Agaricus filop es, que
hoy corresponde al género Mycena, existe en la misma colec-
ción y está recogida el 1(5 de Noviembre de 1876 «entre la ho-
jarasca, junto á las matas de roble».
Pleurotus perpusillus i^'y. — Con la denominación de Agañ-
cus perimsilhis aparecen ejemplares de esta curiosa especie so-
bre cortezas y con la indicación «Escorial (Herrería; en troncos
viejos) 6 de Noviembre de 1874.
Y ya que de hongos nuevos para la ñora española trato en
esta nota, haré mención de algunas otras especies que se ha-
156 boletín de la SOCIEDAD ESPAÑOLA
lian en el mismo caso,, pero que no proceden de las recoleccio-
nes del Sr. Lag'una, sino de mis propias herborizaciones y de
las de alg-unos otros disting-uidos consocios nuestros que han
tenido la bondad de encarg-arme de su determinación. Todas
las que han resultado nuevas para España las tenía destinadas
á una nueva serie de Notas criticas; mas ya que las circuns-
tancias me han decidido á i'edactar la comunicación que ante-
cede, creo que sea oportuno asociar á ella estos datos,
Melampsora Tremulse Tul. — A esta especie corresponde, sin
duda alg-una, la que presentan alg'unas hojas de los ejempla-
res PopuJus trémula, recogidos por mí en Benasque en Julio
de 1894.
Polyporus viscosus Pers. — A esta especie creo que deben refe-
rirse los ejemplares que el Sr. López de Zuazo me presentó
durante su estancia en Madrid en Febrero próximo pasado, y
que fueron recogidos por dicho señor en Octubre del último
año en las inmediaciones de Burg-oá.
Cortinarius arenarius Quelet. — Especie que con g-ran abun-
dancia veng'o observando durante los últimos veranos, y muy
especialmente en Julio y Septiembre, en los suelos arenosos
de Salinas de Aviles, en Asturias. Mis prolong-adas estancias
veranieg-as en dicha localidad me permiten certificar de la
existencia y abundancia de dicho hong-o en los pinares forma-
dos por el Pimis Pinaster.
Marasmius alliatus Schnm. — Esta especie, no indicada entre
sus cong-éneres de España, existe, sin embarg-o, en Castilla la
Yieja, teniéndola en mi colección de Avila, recogida por el se-
ñor Barras de Arag'ón, y de Burg-os, aportada por el Sr. López
de Zuazo. Ambos señores, que recog-en con g-ran cuidado
cuanto de notable hallan en sus localidades, me trajeron estos
hong-os para su determinación.
Coilybia coUina Scop. — Recogida alg-una vez en la Moncloa
(Madrid) durante el mes de Octubre, en diferentes años. Como
no la he encontrado más que una vez en la Casa de Campo y
tampoco la he visto nunca en abundancia en la Moncloa, de-
duzco que esta especie es rara en las inmediaciones de Madrid
y que debería buscarse en otras localidades.
Lycoperdon furfuraceum Sch. — Distan mucho de estar bien
conocidos los hong-os licoperdáceos de nuestro país, no obstan-
te su abundancia, lo ostensible de su presencia y su fácil con-
DE HISTORIA NATURAL. 157
serva ción en seco, por lo que en estos últimos años lie puesto
mayor interés en recog-erlos y determinarlos. Por esto he tenido
ocasión de hallar alg-una especie antes no citada, y en este
caso se halla el L. fu rf artice iim, que en abundancia aparece
en Salinas de Aviles en los otoños lluviosos, y según he tenido
ocasión de ver, persiste en Diciembre y en Enero. Es muy pro-
bable que exista en todas las provincias del Norte.
Lycoperdon gemmatum (Ersted. — Especie que se halla en el
mismo caso que la anterior, y que solo por la escasa atención
de los observadores puede explicarse que no se haya mencio-
nado antes, probablemente por confundirla con el Lycoperdon
echinatwn, del cual difiere por tener mucho más cortos y cae-
dizos los ag-uijones del peridio externo y por tener un pedicelo
muy manifiesto y largo, órgano que es corto ó nulo en el
Z. echinatum. El L. gemmatum CErsted abunda en Octubre en
la Casa de Campo, El Pardo y la Moncloa.
Scleroderma vulgare Fr. — Hasta hoy no se ha citado en Es-
paña más que el Scleroderma lerrucosum, cuya existencia es
indudable, pero no se ha hecho ninguna indicación déla exis-
tencia del Sel. vulgare, ni aun en Portugal, cuya flora micoló-
gica está mejor estudiada que la nuestra. No obstante esto, he
podido comprobar que esta especie existe en los bosque de ro-
bles, castaños y abedules de Asturias (no en los pinares), en
donde he recogido numerosos ejemplares, guardando bastan-
tes en mi colección propia y en la que he formado para mi cá-
tedra.
Scleroderma hemisphaericum Sp. uot. (Lám. iv,)- Entre los
ejemplares del género Scleroderma recolectados por mí en Astu-
rias en los cuatro últimos años, han llamado mi atención algu-
nos de los recogidos en el monte de Raíces (cercanías de Avi-
les), porque sus caracteres no se conforman bien con los del
Scleroderma melgare, especie que sin duda es la más afine de
sus congéneres. Las observaciones repetidas y minuciosas
hechas en fresco me han decidido á considerarle como una
nueva especie del mencionado género, proponiendo para ella
la denominación de Scleroderma hermsphcericum, por la forma
de sus aparatos esporíferos. Sus caracteres más esenciales son
los siguientes:
Aparato esporífero de unos tres á seis centímetros de diáme-
tro en su base por dos á tres y medio de altura, más ó menos
158 BULETÍN DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA
esférico al comenzar á formarse, pero casi hemisférico al ulti-
mar su desarrollo, con la superficie inferior plana y aun mar-
cadamente deprimida en su centro, para dar inserción á los
rizoides. Superficie del peridio ag-rietada, formando un dibujo
de placas irreg-ulares, de color pardo claro, y las cuales son re-
lativamente g-randes en la parte superior del peridio, y se van
reduciendo hasta aparecer como puntitos en la base de la su-
perficie lateral, desapareciendo en la cara inferior; la superficie
que se descubre en las g-rietas que separan entre sí estas placas
es blanco-amarillenta. Las paredes de la g-Ieba son al principio
relativamente g-ruesas y de color amarillento; el tejido esporí-
fero es amarillo parduzco al principio y después pardo. Cuan-
do el aparato esporífero alcanza la madurez, las paredes de la
gieba se adelg-azan considerablemente 3' el tejido esporífero se
contrae, resultando en el interior una g-ran cavidad tapizada
por una substancia pulverulenta de color pardo verdoso, la
cual está formada por las esporas, mezcladas con abundantes
fibrillas cortas y larg-as procedentes del capilicio y de los este-
rignnatos.
Hállase durante el verano y otoño en los céspedes musg-osos
de la localidad mencionada.
Cyathus fimetarius BC . — Entre varios hong'os curiosos reco-
g-idos por nuestro consocio D. Daniel Gutiérrez Martín, y que
me ha entreg-ado para su determinación, fig-uran alg-unos cuyo
hallazg-o bastaría para acreditarle de recolector concienzudo.
Entre ellos se halla la especie cuyo nombre encabeza esta no-
ta, nueva para nuestra flora, y recog-ida en Diciembre de 1900
en Olmedo (Valladolid) sobre estiércol vacuno bastante avan-
zado y aun casi convertido en mantillo.
Peziza coccínea Jacq. — También el hallazg-o de esta especie
se debe al Sr. Gutiérrez Martín, quien me entreg'ó ejemplares
ya determinados para que los comprobase, hallando que, en
efecto, pertenecían á la P . coccínea. Seg'ún la etiqueta que
acompañaba á los ejemplares, éstos fueron recog-idos en Di-
ciembre de 1900 «sobre ramas muertas de olmo, en las riberas
de .Santa Ana», Olmedo,
Diatrype disciformis Fr. — Desde hace alg-unos años tenía
clasificados, como pertenecientes á esta especie, unas cortezas
de aliso profusamente pobladas de receptáculos fructíferos de
un hong-o; los ejemplares alemanes que de esta especie he
DE HISTORIA NATURAL. 15!)
tenido ocasión de estudiar en la colección del Sr. Lagnina me
han convencido de la identidad de ambas especies. Los por mí
recog'idos lo fueron en la Cerdaña española en el verano de
1897 en las cercanías de Puig-cerdá.
Una excursión botánica al Pico de Ocejón
D. .I()A(¿UIN MAS Y GriNHAL.
1mi el mes de Junio de 1901, y acom})nüado enti-e otros ami-
g-os de mi ilustrado coleg-a el Dr. Blas y Manada, tuvimos oca-
sión de realizar durante los días 26 á 30 de dicho mes una
excursión botánica partiendo de Espinosa y pasando por Co-
g-olludo, Arbancón, Palancares, Almiruete, Tamajón, etc., todos
ellos de la provincia de Guadalajara, y en donde recogí más
de 250 especies, de las que anoto únicamente los liqúenes re-
cogidos en su mayoría en el importante Pico de Ocejón, situa-
do á más de 2.000 metros sobre el nivel del mar, y adonde
tuvimos el g-usto de subir después de penosa ascensión, en-
contrando en su cima, entre otras especies que no recuerdo, el
Rmnex siifnilicosus (j^y, AlchemilJa Alpina L. y CJienopodium
Bomis Henrricns L.
Tratándose de un punto cercano á Almiruete y no explorado,
al menos que sepa, me atrevo á enviar á la Socikdad la lista
de liqúenes clasificados, merced á la amabilidad de mi queri-
do maestro y amigo el Dr. Lázaro, por si tienen interés.
Cladonia uncialis Ach. — Molino de untarla.
— alcicornis Flverk.— Ídem.
— pixidaía .h\—láeAn.
Peí li (/era canina Ach.— Ídem.
Perííisaria communis BC . — ídem.
Parmelia perlata Ach. — ídem.
— capeyata DC. — Pico de Ocejón.
— liliácea Ach. — ídem. ,
— o)jtp//aIodes L.— Ídem.
— siigiah. — ídem.
Lecaiiora badia Ach. — Ídem.
— aira Ach. — ídem.
m BOLETÍN DE LA SOCIEnAD ESPAÑOLA
AspiciUa ieneh'osa Nyl.— Pico de Ocejón.
— calcárea Ach. — ídem.
Lecidea geograpMca Schoer. — ídem.
— leplocline Koerb. — ídem.
Physcia siellaris Ach.
Gyrophora cilindrica Ach. -ídem.
Placodivm mnronnn DC. — ídem.
BOLETÍN
"SOCIEDAD ESPAÑOLA DE HISTORIA NATURAL
Sesión del 2 de Abril de 1902.
PRESIDENCIA DE DON FEDERICO OLÓRIZ.
El Secretario leyó el acta de la sesión anterior, la cual fué
aprobada.
CoiTespoucleiicia. — Dio cuenta el mismo á continuación de las
sig-uientes comunicaciones:
De un autóg-rafo del señor profesor Mr. Albert Gaudry en que
da g'racias á la Sociedad por haberse adherido á la fiesta cele-
brada en honor suyo, deleg-ando en Mr. Stanislas Meunier su
representación.
De D. Emilio Ribera, Catedrático del Instituto de Valencia,
expresando su g-ratitud por el voto de g*racias consig-nado para
él y otros socios meritísimos en el acta del 8 de Enero.
De la Sociedad Científica Arg-entina participando el falleci-
miento del Dr. Carlos Berg-, Director del ^tuseo Nacional de
Buenos Aires.
DelCong-resó internacional de Botánica, 2.'' Circular relativa
á la constitución y al modo de funcionar la Comisión interna-
cional de Nomenclatura botánica.
— Se acordó hacer constar en el acta el sentimiento con que
se había oído la noticia de la muerte del profesor Berg* y acce-
diendo al deseo de la Comisión del Cong-reso Internacional de
Botánica de dar noticia de esta circular en las publicaciones
de Historia natural, se leyeron los puntos sig-uientes á que ha
lleg'ado aquélla en vista de las respuestas recibidas á la pri-
mera circular enviada: 1.", necesidad de la unificación de los
principios que reg-ulan la nomenclatura botánica; 2.", aproba-
ción del voto del Cong-reso relativo al nombramiento de una
T. II -Abril, 1902. I-J
162 boletín de la SOCIEDAD ESPAKOLA
Comisión internacional de nomenclatura botánica; 3.°, discu-
sión relativa á la nomenclatura que se abrirá durante el pró-
ximo Congreso internacional de Botánica de Viena en 1905;
4.°, la Comisión permanente ha desig-nado las personas que
han obtenido mayor número de votos de diversos países, cuyos
nombres fig-uran en la Circular de que se trata. España y Por-
tug"al están representadas por el Dr. Henriques, Profesor y
Director del Jardín Botánico de Coimbra.
Se expresa por último en la Circular el funcionamiento de
esta Comisión, que está encarg'ada de preparar las discusiones
en el Cong-reso Internacional de Nomenclatura de Viena, en
1905. Dicha Circular se halla en la Biblioteca á disposición de
los socios que deseen consultarla.
Admisiones. — Quedaron admitidos como socios numerarios
D. Víctor Escribano García, Catedrático de Anatomía en la
Universidad de Granada, y D. Juan Rof, Veterinario militar y
ayudante honorario de las clases prácticas de Zoología de Gra-
nada, propuestos por D. Pascual Nacher y Vilar; D. Ang-el B.
de la Cruz Nathan, Director de la Academia de «l.a Cruz» es-
tablecida en la calle de Don Juan de Villarrasa, 12, 2.", en Va-
lencia, como numerario, y D. Julio Esplug'ues y Armeng-ol,
Profesor auxiliar del Instituto y Jardinero 2.° del Botánico de
Valencia, como ag-reg^ado, presentados por D. Emilio Ribera;
el Instituto g-eneral y técnico de Valencia, á propuesta del señor
Secretario del mismo, D. Emilio Ribera; la Imprenta de Forta-
net, en recuerdo de los Sres. Fortanet, ya difuntos, que perte-
necieron á esta Sociedad desde su fundación, á propuesta de la
Junta Directiva; D. Germán Tejeiro y Moreno, presentado por
D. Juan M. Díaz del Villar; y D. Luís Muñoz Cobo, alumno de
la Facultad de Ciencias, presentado por D. Celso Arévalo, como
numerarios. Se hizo la propuesta del Instituto de Córdoba.
Comunicaciones verbales. — El Sr. Reyes (D. Eduardo) dio cuenta
de un estudio en que se ocupa sobre el crecimiento de las
plantas y medida de su velocidad, indicando las investig-acio-
nes nuevas que ha emprendido y que por apremios de tiempo
no había podido terminar todavía.
— El Sr. Rodrig-uez Mourelo presentó un curioso ejemplar de
monosulfuro de hierro, de estructura hermosamente cristalina,
DE HISTORIA NATURAL. 163
obtenido artificialmente en horno de Bloc á elevada tempera-
tura y lueg-o enfriado poco á poco, disertando con este motivo
sobre los procedimientos empleados para obtener este cuerpo
y el que él había puesto en práctica.
— El Sr. Calderón dio noticia de un reciente trabajo del doc-
tor C. A. Westerlund, de Ronneby, titulado «Malacolog-ische
Bemerkung-en und Besclireibung-en» inserto en la NachricJits-
hlatt der Deulschen Malahozool. GeseUschaft, X. 1-4, 1902, en el
cual se describen varias especies nuevas españolas, cuyas diag--
nosis se insertarán en nuestro Boletín para conocimiento de
los señores socios.
— El Sr. Calderón le3^ó una breve noticia sobre «Una lluvia
de polvo en Portug-al». Indicó después que en una reciente
nota «Sobre la existencia de fenómenos g"laciares en el Norte
de Extremadura», ha empleado el Sr. Hernández Pacheco, por
vez primera seg-ún creía, y á instancia suya, la palabra torron-
tero. Es un término muy castizo, que se aplica á los montones
de tierra ó g'uijos que dejan las avenidas impetuosas de las
ag-uas, y del que deberían servirse los g-eólog'os españoles
cuando de tales formaciones se trata, ya que nuestra leng-ua
posee una expresión tan propia para desig-narlas.
Con este motivo el Sr. Rodríg-uez Mourelo indicó alg-unos
términos castizos, sobre todo referentes á metalurg-ia, que han
caído en desuso, sirviéndonos de palabras extranjeras y á ve-
ces de las mismas es]>añolas que han pasado á otras lenguas
y vuelven á la nuestra extranjerizadas.
El Presidente, Sr, Olóriz, invitó á dichos señores, así como á
cuantos se interesasen por estas cuestiones de leng-uaje cientí-
fico, á redactar papeletas que podrían irse reuniendo y publi-
carse en g'rupos ó como se estimase más oportuno.
Secciones — La de Barcelona celebró sesión el 8 de Marzo de
.1902, bajo la presidencia de D. José Casares Gil.
Fueron admitidos como socios numerarios los señores si-
guientes de Barcelona: D. Enrique Moles y Ormella, D. Horacio
Vallespinosa Ruíz, D. Francisco San Salafranca y D. Luís Llo-
bet y Pasto rs, propuestos por D. Marcelo Rivas Mateos, y Don
José Calvo y Antón, propuesto por D. José Casares.
Se hicieron cuatro nuevas propuestas de socios.
— El Sr. Calleja (D. Carlos) mostró una preparación de
164 boletín de la. SOCIEDAD ESPAÑOLA
anatomía microscópica de las aves y prometió redactar una
nota sobre el particular en la sesión próxima. El Sr. Casares
(D. José) se ocupó de la presencia del mang-aneso en las ag-uas
minero-medicinales de Gerona.
El Sr. D. Jaime Ferrer presentó una nota titulada La, tíirha
del delta del Ehro, y á continuación el Sr. Rivas Mateos dio
lectura de otra referente á «La Santolina ohlongifolia Boiss».
— Se repartieron papeletas entre los señores socios para la
formación del catálog'o de nombres vulg-ares de animales de
España.
— La Sección de Sevilla celebró sesión el 18 de Marzo de
1902, bajo la presidencia de D. Manuel Paúl.
— Quedó admitido como socio numerario D. Mig'uel de Bag-o
y Rubio, Comandante de Ingenieros, presentado en la sesión
anterior.
Los Sres. del Mazo y Paúl presentaron y propusieron para
socio de número á 1). Enrique Crú y Marqués, Naturalista Di-
secador, dedicado á Ornitolog'ía y Entomolog-ía.
— El Sr. del Mazo dio cuenta de un ejemplar de Vannelhis
cristatus Mey. et Wolf., completamente albino, caso muy cu-
rioso por su rareza. Procedía de Coria del Río, y disecado por
el Sr. Crú, ha sido enviado por él á M. .Tules Ferrarlo, de Lyon.
Notas y comunicaciones.
Contribución al estudio de los microlepidópteros
de la Italia Meridional
POR
EL PROF. ENRIQUE CANNAVIELLO.
Breves observaciones biológicas, sistemáticas y morfológicas
solre el género <í.Hydrocam2)ay> Latr.
Este g'énero ha sido instituido por Latreille en 1825, y está
constituido por lepidópteros, cuyas larvas, por una singular
anomalía, viven y sufren todas sus transformaciones debajo del
aa'ua.
DE HISTORIA NATURAL. 165
Se halla representado por pocas especies en nuestra Italia
meridional, pero es muy frecuente en el resto de Europa, y se-
í^-ún lo que dice Zeller (Verhandl. Zool. Bol. Gesellsch., etc.) es
muy abundante en las tierras pantanosas de la América del
Norte y de Australia.
Caracteres del g'énero:
Antenas de mediana long-itud, sutiles, escamosas, lucientes
superiormente, derechas, poco encorvadas en la extremidad,
con la porción basilar prismática.
Lengua corta, sedosa.
PaJpos superiores escamosos delicados, ascendentes y for-
mados por artejos bien distintos, sensiblemente encorvados en
los dos últimos seg^mentos, y con el tercero sutil, casi filiforme,
C(')nico en la base.
Palpos inferiores cortos, indistintamente seg'mentados, más
fuertes que los superiores y muy próximos uno de otro.
Cahe:a pequeña, con la reg-ión frontal deprimida.
Estemas separados, pequeños, muy perceptibles.
Alas del primer par muy anchas, prolong-adas, casi rectan-
g-ulares, con el marg-en entero, adornado por una franja de co-
lor vivo, de consistencia muy lig-era, con aspecto seríceo, nun-
ca transparentes; el colorido g-eneral uniforme en los dos pa-
res, g-enpralmente blanco-amarillento, con unas rayas pardas,
formadas por manchas y orig-inando sencillos dibujos.
Alas áe\ seg-undo par muy desarrolladas, alarg'adas, con el
marg'en exterior redondeado y entero.
Abdomen más larg-o que las alas, siempre delg-ado en el c,
eng"rosado en la Q, en la que termina en punta ag-uda.
Patas delg-adas, pubescentes, larg-as.
Uñas delgadas, larg-as y encorvadas.
La omga es g-ruesa, prolong-ada, delg-ada en las dos extremi-
dades, cóncava lig-eramente en la porción superior del cuerpo y
deprimida en la ventral, con la cabeza muy pequeña, escondida
bajo el primer seg-mento, con la superficie del cuerpo luciente,
interrumpida por tubérculos en número variable, situados sin
simetría, cada uno de los cuales sostiene un pelo blanco, setá-
ceo, corto y derecho. Tiene 16 patas, de las cuales, las corres-
pondientes á los últimos cinco pares, están atrofiadas.
La crisálida es ligera, de escasa consistencia, de color claro^
con un estuche ventral que se prolonga hasta el medio del
166 boletín de la SOCIEDAD ESPAÑOLA
abdomen, y con los estigrnas salientes y bien perceptibles.
Viven en el ag-ua, como las larvas, y se revisten de estuches
formados por hilos de seda y residuos de plantas acuáticas.
Los lepidópteros de este g-énero forman parte de los Piráli-
dos, familia muy bien constituida, abundante en especies, de
la g"ran división de los microlepidópteros.
Tienen nn^Lfacies característica en el estado adulto; son muy
ág'iles y graciosos, y pudiera decirse elegantes, debido en g-ran
parte al colorido uniforme, blanco ó blanco-amarillento, varia-
do por dibujos bien marcados, armoniosos, á veces de color ex-
tremadamente vivo, imitando redecillas ó mallas más ó menos
reg"ulares de color amarillo con reflejos dorados ó bronceados,
muy brillante en los ejemplares bien conservados y en los vi-
vos, en la cara superior de las alas y en la inferior.
Estos lepidópteros viven, en mayor ó menor númefo, se-
g'ún los lug'ares, las estaciones ó la especie, en todas las reg-io-
nes de la Italia meridional; se encuentran más abundantes en
los lug'ares reg-ados por las ag-uas. Vuelan á la menor sacudi-
da dada á los objetos que los sustentan, ó á la menor señal de
pelig-ro, mas vuelven luego al lugar de donde huyeron. Tienen
un vuelo poco extendido, aunque sea elevado y muy ligero en
el cT, á causa de la consistencia de las alas y de la sutileza del
abdomen; en general al volar no recorren largas distancias,
sino que describen curvas más ó menos acentuadas, haciéndolo
también en línea recta. En las Q, sobre todo, el vuelo es de
poca duración, apartándose poco de la proximidad de los arro-
yos, de los ríos ó de los estanques, posándose bien pronto en
las hojas emergentes, en los juncos, en los ramos que sobre-
salen fuera de la superficie de las aguas con ayuda de las ga-
rras largas, armadas de espolones ganchudos.
He observado que en el reposo los dos sexos se esconden
bajo la superficie inferior de las hojas y de las cañas, buscan-
do la sombra. También en los días lluviosos, ó cuando el tiem-
po está nublado y cuando el viento sopla impetuoso, estos le-
pidópteros se esconden bajo las hojas, no volando sino muy ra-
ra vez.
Todas las especies, ó al menos aquellas que se encuentran
en las provincias meridionales de Italia, habitan los terrenos
pantanosos, los parajes bañados por las aguas, no hallándose
sino rara vez en los lugares áridos ó secos. Vuelan de día, y el
DE HISTORIA NATURAL. 167
período de su vida activa empieza unas horas después de la sa-
lida del sol, haciéndose más vivaz y prolong-ada cuanto más
avanza el día. Los (f , después de haberse aproximado por bre-
ve espacio á las Q, se alejan en diferentes direcciones; poco
antes de la puesta del sol vuelven de nuevo á sus períodos de
calma; los (/ que se han alejado de las 9 poco tiempo después
de la salida del sol, vuelven aislados ó en compañía siempre
poco numerosa, cayendo después de haber hecho unos rodeos
sobre las hojas emergentes, y se acercan caminando rápida-
mente sobre la superficie superior de éstas, hasta encontrar á
las Q que están bajo la inferior.
En el estado adulto, los lepidópteros que pertenecen á este
g'énero viven pocos días; las Q, casi siempre, y por una ley
constante en los artrópodos - exájjodos , sobreviven por alg-ún
tiempo á los ^, que mueren poco tiempo después de la cópula,
para la puesta de los huevos. La cópula tiene lug-ar durante el
día, desde las diez de la mañana hasta las cuatro, y dura mu-
cho tiempo, prolong-ándose hasta el crepúsculo muchas veces.
Los dos sexos quedan apareados colocados sobre unkhoja ó en
una eminencia del terreno, un ramo, una piedra, fuera de la
superficie de las ag-uas, mas siempre en la proximidad de és-
tas, con las alas bajadas y las parte anales elevadas y salientes
hacia afuera, inmóviles, ag-itando á cada instante, con un mo-
vimiento febril y amoroso, lig'erísimo, sus alas.
Muchas veces los dos sexos unidos de este modo se dan al
vuelo; mas su vuelo tiene breve duración, deteniéndose apoco
ó dejándose caer sobre otra hoja.
La 9, alg-unos días después de la cópula, empieza la puesta
de los huevos, abrig-ándose bajo la superficie inferior de una
hoja, y levantando y bajando el abdomen, hace caer á cada
movimiento descendente un huevo; estos huevos miden ^/4-l mi-
límetro en el diámetro ma^-or, y se presentan envueltos por
una materia viscosa, que se endurece al aire, teniendo g'ene-
ralmente color verde-manzana, que después de alg-unos días
se vuelve verde-obscuro. Son colocados en montoncitos ó es-
parcidos, pero siempre adherentes por la extremidad inferior,
que es muy obtusa al parénquima de las hojas.
He observado que la Q, después de haber puesto todos los
huevos, pasa sobre ellos y deja caer de la extremidad del abdo-
men unas g'otas de una substancia albuminosa que ag-lutina
168 boletín de la SOCIEDAD ESPAÑOLA
los huevos, y que se endurece al cabo de algún tiempo. De
este modo los huevos quedan proteg-idos contra los daños que
podrían causaríes las aguas de lluvia.
Observados con un ligero aumento se presentan alargados,
con el polo superior más agudo y con la superficie reticulada
por mallas poliédricas, irregulares, presentando siempre, en
cada aureola, un pequeño hoyuelo que sostiene un pelo rígido
y corto; estos accidentes sirven para facilitar el trabajo de ce-
mentación hecho por la substancia glutinosa. De estos huevos,
después de un período variable entre tres á siete días (al menos
en aquellas especies que he observade en mi laboratorio), sa-
len las larvas por una abertura excéntrica, redonda, que se dis-
tingue en la superficie de los huevos, los cuales son entonces
de color gris-obscuro, uniforme más tarde; estas larvas, con
movimiento lentísimo, y que se puede seguir con ayuda de una
lente, recorren la superficie de la hoja y pasan por algún ramo
que penetra en el agua á éstas, en las que comienza un nuevo
período de su vida.
Las larAis, una vez en el agua, se aproximan á una hoja
sumergida á poca profundidad, y con ayuda de las mandíbu-
las, ya fuertes y adaptadas á su oficio, trazan, tajándola, una
pequeña porción de hoja en forma de disco, y con ayuda de los
tres pares de garras anteriores, mientras que con las otras ga-
rras se mantienen adheridas al extremo libre, procuran ple-
garlo y envolverlo en alcatraz sobre sí mismo y alrededor de su
propio cuerpo; después pegan este borde á la cara inferior de
la hoja con una substancia glutinosa y se nutren de la porción
interna del parénquima. Este período sedentario dura siete ú
ocho días hasta que la larva, preparándose para sufrir la se-
gunda morfosis, y necesitando mayor cantidad de alimento y
de un espacio no tan angosto y reducido, se decide á cambiar
de asilo.
Principia entonces para la larva un período de vida indepen-
diente; saliendo por la extremidad abierta de su estuche y sos
teniéndose solo con los últimos pares de garras, corta con sus
vigorosas mandíbulas una porción de la misma hoja, pero más
grande, hasta separarla completamente, y uniendo los bordes
libres, forma una vaina alargada, oval, como una cascara, den-
tro de la cual se esconde completando en ella la tercera muda.
Como se ha dicho, esta segunda envoltura es libre, sumergida
DE HISTORIA NATURAL. 169
bajo las ag-uas, y la larva la transporta con ella como los estu-
ches adherentes al cuerpo de las larvas del g'énero Psyche,
mudando de puesto continuamente y ocultándose bajólas ho-
jas durante la noche.
Por esta envoltura, que está abierta superiormente, la larva
saca la cabeza y los primeros dos seg-mentos del cuerpo, su-
jeta al borde con el primer par de garras, mientras que con
las otras se sostiene adherente á la superficie interna de este
pedazo de hoja fluctuante; se transporta junto á las hojas que
desea para alimentarse y allí se ag'arra, sacando el cuerpo con
frecuencia hasta el primer par de garras membranosas.
Este período de vida libre dura hasta que ha terminado el
ciclo de la vida de larva, fabricándose por fin un nuevo y de-
finitivo capullo, dentro del cual, pasados alg'unos días, se trans-
forma en crisálida.
Cuando la larva, encerrándose en el tercer capullo, deja de
comer, se dirig-e á buscar un lug-ar seg-uro ,y tranquilo, sujetan-
do el capullo por su extremidad inferior á un objeto que esté
bien bañado por las ag-uas, mas no enteramente sumergido,
procurando que la extremidad superior quede más alta, dando
al capullo una dirección oblicua para facilitar de tal manera
la salida del adulto.
He observado que antes de transformarse en crisálida, estas
larvas se agitan convulsivamente, se arrollan con movimien-
tos febriles y serpentinos sobre ellas mismas, hasta que dis-
minuyendo los movimientos gradualmente se sujetan con la
porción del abdomen por bajo del parénquima de la hoja en
una posición ríg-ida, casi forzada.
En este estado no permanece la larva sino algnin tiempo, des-
pués del cual aparece la crisálida, que en las primeras horas
tiene movimientos nerviosos, animados, más acentuados en los
seg-mentos del abdomen.
Después de alg'ún tiejupo variable, entre diez y seis y vein-
tiún días, seg-ún las estaciones y el clima, aparece el imago,
cuya salida ocurre siempre en las primeras horas de la maña-
na, nunca después del medio día.
Hydrücampa nymph.eata Fabr., Ent. Syst., iii, núm. 214.
NympJmla 'potamogalis Schrank. Faun. boic, M. B., abth.,
S. 62, núm. 1.714.
no boletín de la sociedad española
NyMpJmIanymphíealis'YvQitQ., Schmett., von europ., tomo vii,
pág-ina 141, núm. 10.
Geómetra nym'phmata Linn., Fn.; Suec, ed. ii, núm. 1.298.
Phalme du nénuiiliar Deirll., Ent., linn., tomo ii, pág-. 354,
número 548.
Antenas blanco-arg-entinas; imlyos blanco-amarillo-pálidos;
tórax blanco-amarillento en los bordes; abdomen blanco-obscu-
ro con viso amarillo y con reflejos plateados, por debajo blan-
co-intenso; i)atas blanco-plateadas; alas del primer par con el
fondo blanco plateado, con una línea sinuosa, irreg'ular, ama-
rillo-neg-ruzca, limitada por dos líneas neg-ras que divide el
fondo del ala en cinco manchas irreg-ulares por su forma y di-
mensiones; esta línea no está interrumpida, sino que es conti-
nua, sig'uiendo la línea marg'inal del ala. La franja es blanco-
arg"entina y está precedida por una pequeña línea parda.
Inferiormente el dibujo tiene poca diferencia del de la cara
superior, siendo menos preciso y más pálido.
Alas del segundo par, ig-uales á las del primero por el color
del fondo, que está interrumpido por tres líneas amarillo-par-
das, sinuosas, irreg'ulares, decrecientes en tamaño desde el
marg-en externo del ala al áng-ulo interno; superiormente en la
más pequeña de las líneas hay una mancha alarg-ada y del mis-
mo color. También en estas alas la franja es blanco-arg-entina.
La 9 es más g-rande que el q^, pero del mismo color.
Esta especie se encuentra rara vez en la Italia meridional; es
más abundante en las Calabrias, de donde he recibido ejem-
plares típicos de Novasiri, Gerace, Catanzaro.
La larmí vive sobre la Nympli(ea alba Linn.
Dimensiones de la Hydrocampa nymphceata: long-itud de las
antenas, 14-16; de los palpos, 3-3 ^/g: de punta á punta de las
alas extendidas, 26-28; del abdomen, 14-17; de las patas, 15-16
milímetros.
Costa O. G. describe (Fn. reg-n. Nap. Lépidott.) estos otros
lepidópteros pertenecientes al g-énero Hydrocamya, dando las
notas diag-nósticas:
Nymplmla (Hydrocampa) tripimctaUs Cost.
Nymph.: pallide flameante; alis anticis fascia margínale tri-
curva, alMda fulw limiata, altera fiilva, in medio punctis tri-
bus nigris. Costa O. G. Ins. regn. Nap. Lépidott. NympJmla, pá-
g-ina 3, núm. 3.
DE HISTORIA NATURAL. 171
NympJmla (Hydrocampa) IvMiüalis Cost.
Nymph.: alis anticis griseo-fulvis, aureo-argenteoque-pruinatis,
Uneis tribus jlexuosis iransversalibus argenieo-alMclis, macula
apicale lumilata nigra, Iwibo argentato; alis ¡msiicis alVulis, mi-
caniibus, immaciüatis. Costa O. G. ibidem, pág*. 4, núm. 4.
Nymphula (Hydrocampa) iransversalis. Cost.
Nyonph.: alis anticis flatidis striga media diagonali ochracea,
externe aerata, altera /lexuosa ochracea medio alba, altero laiere
fusco, altero aer ato, fimbria fusco-sericea; alis 2)osticis cinerascen-
tibus, margine fusco, fimbria albi da. Costa O. G., ihidem, pág\ 4,
número 5.
Nunca he recog-ido ejemplares que puedan referirse á las
especies citadas, que considero como puras variedades locales,
debidas á la influencia del clima, de la alimentación ó á otras
causas, tanto más cuanto que en la colección de microlepidóp-
teros de la Italia meridional, colección completa, muy rica en
g'éneros, variedades y aberraciones, formada por el profesor
Comm. Achille Costa, de esta Real Universidad, é hijo del pro-
fesor Oronzio Gabriele Costa, en el espacio de más de cuarenta
años, no encuentro ning-ún ejemplar correspondiente á las es-
pecies tripunctalls, lumilalis y transversalis.
. Hydrocampa RivuLARis Dup.. Hist. nat., Lépid. de France,,
tomo V, pág". 341, pl, 233.
Palpos blanco-amarillo-pálidos. Antenas blanco-obscuras. Tó-
rax blanco-arg'entino con las líneas marg-inales blanco-more-
nas y adornadas con un punto uegTO. Abdomen blanco, con los
seg-mentos obscuros. Patas blanco-amarillas. Alas del primer
par, blanco-arg-entinas, muy brillantes, divididas por muchas
líneas sinuosas, sutiles, obscuro-amarillas,, con unas manchas
de forma irreg'ular, de las cuales tres son más g-randes, dos
ocupan la reg-ión basilar del ala y otra está sobre el marg-en
superior. La franja es blanco-parduzca y está precedida por
una pequeña raya amarilla. Las del seg'undo par no difieren
de las del primero por el color g-eneral, y tienen, como ellas,
dispuestas de modo semejante, rayas sutiles, obscuro-amari-
llas, sinuosas é irreg'ulares. La franja es parduzca y está pre-
cedida por una pequeña línea sutil, amarillo-dorada.
Especie muy rara que frecuenta los pequeños arroyos, los
cañaverales, las tierras paludosas, etc.
172 boletín de la. SOCIEDAD ESPAÑOLA
El adulto vuela en Mayo y Junio.
He recibido de las Pug"lie tres ejemplares en muy buenas
condiciones, conforme al tipo descrito é ilustrado por Godard-
Duponcliel.
Dimensiones de la Hydrocampa rimilaris Dup.:
Long-itud de las antenas, 7-9; de los palpos, 2 ^/.¿-S; de pun-
ta á punta de las alas extendidas, 19-22; del abdomen, 10-12;
de las patas, 7-10 mm.
Hydrocampa lemnata Fab. Ent. Syst, iii, núm. 215.
Nymphula lemnaUs Treits, Schmett. von. Europ., tomo vii,
pág'ina 134, núm. 7.
Pyralis hmnaJis Hubn. Schmett., von Europ., tab. xiii, fig-u-
ra 83, pág'. 48, foem.
Geómetra lemnata Linn., Syst. Isat. ed. xii, pág*. 274, núm. 278.
Phaléne de la lenticiile (G- . lemnata) Devill. Ent. linn., tomo ii,
pág-ina 356 núm. 552.
Esta especie es considerada por O. G. Costa (op. cit.), sin ra-
zón, como perteneciente al género Hydrocamjta Latr., siendo
asi que debe incluirse en el Catachysta, puesto que las larvas
son alarg'adas, con aspecto como de brazalete, con la cabeza
más larg-a que el resto del cuerpo, que se puede retirar y es-
conder bajo el primer anillo, provisto de dos pequeños escudos
muy aparentes.
También en su biolog'ía larval se disting-uen del g-énero Ily-
dfocam'pa L. En efecto, estas larvas no se encierran en peda-
zos de hojas de plantas acuáticas, sino que se construyen fo-
rros cilindricos de hilo de seda, revestidos de restos veg'etales
y escondidos bajo las hojas de plantas acuáticas.
En el estado adulto, los lepidópteros pertenecientes al g-éne-
ro CaiacJiysia presentan, como difereucia con los del Hydro-
campa L., la absoluta falta de estig-mas; los palpos del primer
par más cortos y arqueados, y los del seg-undo más visibles y
con los artejos más distintos; las alas son más larg-as y más es-
trechas, y el dibujo de éstas poco armonioso.
Hydrocampa stratiotalis Linn., Syst. Nat., ed. xii, pág-. 873,
número 276.
Geómetra stratiotata Linn., Fn. Suec, ed. ii, tomo iv, pág-i-
na 233, núm. 1.300.
DE HISTORIA NATURAL. 1:3
Nym])Ji%üa stratiotaUs Treits. Schraett., von Europ., tomo vii,
pág-ina 137, iiúra. 8.
Pyralis StratiotaUs Hubn. Schraett., von Europ., tab. 13, fig-u-
ra 87.
Phale7ia pahtdataY?í\iv., "^wt. ^y 9,1., \\\, pág-. 213, mira. 550.
Phaléne du stratiote aloüle Devill., Ent. linn., tomo ii, pág-i-
na 355, núm. 550.
Phalene stratiote Walkenaér, F'ann. Par., tomo ii, pág-. 307,
número 15.
Phaléne grise a ligue bruñes et point noir Geoffr. Hist. des
Insect., tomo ii, pág-. 142, núm. 66.
También esta especie es llevada por Costa O. G. al g-énero
Bydrocampa L., cuando debe llevarse al Paraponyx.
La larva de la Paraponyx stratiotaUs está provista de estig-
mas y de branquias, j vive completamente bajo el ag'ua, respi-
rando en ella.
En el estado adulto estos lepidópteros se diferencian de los
del g'énero Ilydrocampa L. por presentar: las antenas, como
un brazalete de mediana long-itud con los artejos escamosos, y
no setáceos; los palpos arqueados, ascendentes, con los artejos
distintos, el tercero más largo que el seg-undo, y la lengua
nula; las alas del primer par, amarillo-obscuras, muy lig-eras,
con una mancha ó anillo neg-ro en la célula discoidal, muy
aparente en ambos sexos; las alas del seg-undo par, blanco-se-
riceas, atravesadas por una línea neg-ra, mediana, sinuosa, á
menudo interrumpida. La Q es siempre másg-rande que el^f ,y
tiene el colorido del fondo de las alas más rojo, con los dibujos
menos distintos.
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174 boletín de la SOCIEDAD ESPAÑOLA
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DE HISTORIA NATURAL. HS
Noticia de lo publicado en 1901 sobre Entomologia de España
D. JOSÉ MARÍA DUSMET Y ALONSO.
Aunque la mayor parte de lo referente á insectos de España
ve la luz en las publicaciones de nuestra Sociedad, sucede
también que en diversas revistas extranjeras aparecen todos
los años descripciones de especies nuevas propias de nuestra
patria, y es sensible que pasen inadvertidas muchas veces, sin
que teng'an quizá noticia de ello varios de los entomólog'os es-
pañoles, por lo poco conocidas que suelen ser dichas revistas
en nuestro país. Me ha parecido, pues, de alg-una utilidad,
aprovechando el estado, cada vez más próspero, de nuestra Bi-
blioteca, reunir alg'unas indicaciones sobre dichos trabajos ex-
tranjeros á la vez que los de algunos compatriotas extraños á
nuestra Sociedad. En varios casos no me ha sido posible con-
sultar los artículos, y hago solo la cita por si á alg-uno le inte-
resa buscar el orig'inal. Probablemente habrá, además délos
que indico, alg-unos otros trabajos de los que no haya tenido
noticia, y que solo por esta causa no fig-uren en la presente
enumeración.'
Entomología general. — Nuestro consocio D. Eduardo Boscá,
en el discurso pronunciado en la solemne inauguración del
curso en la Universidad de Valencia, Notas histúrico-naturales
á propósito de la localidad y provincia de Valencia, se ocupa de
los insectos en las pág's. 50 á 56 haciendo indicaciones genera-
les sobre los que son útiles ó perjudiciales por algún concepto,
y citando bastantes de las especies más comunes en la región.
El Sr. Maluquer (D. Salvador) publicó una lista (ButHetti de
la Institució catalana d' Historia natural. Año i, núm. 4) de los
insectos observados en Moneada en diferentes excursiones, se-
ñalando en muchos la planta ó lugar en que se han cogido, y
enumerando 73 especies de distintos órdenes.
Himenópteros. — Aunque se publicó en 1900, creo oportuno
señalar un trabajo de J. Tosquinet, iVb/ice sur quelques Ichneu-
monides Í7iédits de VEurope méridionale ( Annales de la Soc.
176 boletín de la SOCIEDAD ESPAÑOLA
JEntom. de Belgigm, t xliv, núm. 4.) En él se describen cuatro
especies nuevas de himenópteros de España: el Cryptus mau-
Tus Tosq., encoütrado en Montserrat en 1899 por nuestro con-
socio Sr. Antig-a; el Echthriis angustatus Tosq. (Montserrat,
1899, Sclunitz!); aX Trachynotus fuscipennis Tosq. (Sampedor.
1897, Antig-a! sobre las flores de Campánula), y, por último, la
Gnaihophya occidentalis Tosq. (Sabadell y Tarrasa, 1897 y 98,
Antig-a! sobre las flor,es del Doryc7iium suffriiiicosum Vill), es-
pecie perteneciente á un g-énero recientemente creado por
Schmiedeknecht, cuya descripción también aparece en el ar-
tículo.
En The Entomologist Monthly Magamie, vol. xii, ha publica-
do E. Saunders un trabajo (Baleario Insecis: Hymenopiera acu-
haia, with descñpüons of some new species) que no he podido
ver todavía.
Handlirsch (Verhandl. der k. k. Zoologisck hotan. GeseUschaft
Í7i Wien., Jahrg-. 1901. 7 Heft) describe el Siinis dislingiiendns
Handl., formando esta nueva especie sobre 11 ejemplares, de
los cuales 6 son de Barcelona. Marca las diferencias que exis-
ten con el Stizíis puJjescens Kl., ilustrándolo con 4 grabados.
Lepidópteros. — En The Entmnologisfs Record and Journal of
tarialion, vol. xiv, núm. 1, publicó Mary de Nichollun trabajo
Three weeks iii Spain.
Otro de C. Ribbe (Die Umgebung 'con Granada nnd Malaga in
Andalusien, vom lepido^jíerologischcn S ¿andpimkie avs letrachtet)
se publicó en Tnsektenbórse. 18 Jhg.
He visto citado en la AlJgemeine Zeitschrift für Fntomologie,
1901, núm. 3, un trabajo de O. Staudinger, intitulado Eine
nene spanische Noctmdc.
Hemipteros. — El Dr. L. Melichar, de Viena, describe f'íF/eí'?er
Entoniol. Zeitung , xx. Jahrg-., iii Heft.) el Delphacodes Bolivari
n. sp., encontrado en Ribas (Madrid) ])or el Sr. Bolívar. Ade-
más de hacer la descripción de la especie, señala las diferen-
cias que la separan del D. Lethierryí Rey. Esta especie procede
en realidad de Montarco y ha sido encontrada sobre el Lygemn
Spartum L.
En el ButUetí de Ja Inst. Caí. d'Hist. Nat., año i, núm. 5,
empieza un estudio Fr. María José Blachas de los parásitos na-
DE HISTORIA NATURAL. 1"7
turales del olivo observados en la llanura de Urg'el, enume-
rando en dicho artículo 18 de ellos y fijándose después en la
Psijlla (EuphyUura) oIcíf Fonsc. , cuya descripción hace, tra-
tando después de su modo de vivir y sus diferentes estados.
Coleópteros. — Nuestro consocio D. José María de la Fuente
ha descripto dos nuevos en el Eutll. de l'Inst. Ctit. cVHist. Nat.
núm. 6. El primero es el Vesperus MsjMlensis sp. nov. Después
de la diag-nosis en latín señala sus diferencias con el V. luñ-
dus Rossi, V. h'evicoUis Graells, V. flaveolatus Muís, y V. co-
nicicoUis Fairm. Dicha especie fué recog-ida en abundancia en
Sevilla por nuestro consocio D. Manuel Medina. El otro coleóp-
tero es la Phytodacta xarlaMlis, Oliv. var. Narasi var. nov., cu-
ya descripción se detalla, con la indicación de haber sido ha-
llada en Yeruela (Zarag-oza), al pie del Moncayo, por el R. P.
Navas.
L. Gang-lbauer ( Verhaudl. der k. k. zooJog .-hot . GeseUschaft in
Wien. Jahrg-. 1901. .j Heft.) describe la Hydrcena (Ho'ni/dra)
hispánica, nov. sp., formándola sobre varios c'' existentes en
las colecciones del Museo de Genova y del Sigm. Agostino Do-
dero. Es próxima á la //. gracilis Germ., por lo cual señálalos
caracteres que las disting'uen.
En The Entomologist MonthJy Magadne, vol. xii, aparece un
trabajo de Sharp On a Spanish BemUdiuní (s. g. Teslediohü/i).
El Dr. Max Bernhauer (Verhandl. der k. k. :ooIog.-hot. Ge-
seUschaft in Wien. Jahrg-. 1900. 8 Heft.) describe Leptusa Aheil-
lei n. sp., creada por dos ejemplares existentes en la colección-
Elzear Abeille de Perrin, con etiqueta Alcalá (España).
Edm. Reitterdescribe ( IJ'ieuerFut. Zeitnng, xx Jahrg-. x Heft.),
además de Aphihona Fiientei, ya publicada posteriormente en
nuestro Boletín, un Calhorniioceriis denseslriaius n. sp.. que le
remitió de Toledo nuestro consocio Sr. Lauffer.
Por último, el Sr. Mas de Xasars (Buill. de Vlnst. Cat
d'Hist. Nat., núm. 5) da una lista de 34 especies cazadas en
Diciembre, Enero ó Febrero en la provincia de Barcelona.
Ortópteros. — En el ButUeti de Vlnst. Catalana d'Hist, Natu-
ral, núms. 4 y 5, sin firma de autor, se ha publicado un catá-
logo de los ortó¡)teros observados en dicha reg-ión hasta 1.° de
Enero 1901. Comprende 141 especies repartidas en 79 g-éneros.
T. ii.-Abril, 190-2. 13
178 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA
Está redactado por orden alfabético, y en él se incluyen alg-u-
nas que, por haberse hallado en provincias inmediatas á las
catalanas, es de presumir se hallen también en éstas.
Neurópteros, — Varios son los artículos que de nuestro conso-
cio el R. P. Long-inos Nayas se insertan en el ya citado BiitUetl
de Vlnst. Cat. cl'Hist. Nat. En el núm. 3 del año I está una nota
sobre el Ascalaphus Cunii Sélys, con la descripción completa
de este insecto, considerado por Sélys-Long'champs como varie-
dad del A. JjcBticus Ramb., cuando lo comunicó en 1880 á la
Soc. Ent. de Bélg-ica, y fig-urando más tarde como especie en
otra publicación del mismo autor.
A continuación publica un estudio sobre los Ascaláfidos de
España, que comprende un cuadro para la determinación de los
cuatro g*éneros (Ascalaphus, Bubopsis, TheJeprociopJnjUay PiierJ,
la división del AscaJapJius en especies y una enumeración de
nueve Ascaláfidos de España, á saber: 6 Ascalaphus, 1 Btilop-
sis, Theleiwoclophylla australis Fabr. , citado por primera vez
de nuestra patria, y Piier maculaitis 0\iv., que no se ha encon-
trado, pero es verosímil exista en España.
En el núm. 4 de dicho Boletín aparece un estudio, también del
P. Navas, El gen. Chrysopa en España. Se indican los caracte-
res del g-énero, acompañando un dibujo amplificado del ala
anterior de la Chr. vulgaris Leach. Sig'ue una clave dicotómica
para la determinación de las especies españolas, de las que
hace el autor una división en dos g-rupos (Piirce y Macúlate),
■ fundada en la ausencia ó presencia de manchas en la frente.
Por último, se enumeran dichas especies, que ascienden á 25,
señalando las localidades en que se han cog'ido. De dichas es-
pecies, siete son por primera vez citadas en España.
La Chnjsopa inomala y Chr. luteola,'A&i como una subespecie
y dos variedades de Chr. ¡^rasina Burm., son formas nuevas
para la ciencia, pero no se describen en el artículo.
En el núm. 6 publica el mismo autor un trabajo análogo al
anterior: Pérlidos de España. Después de un dibujo del ala an-
terior de la Nemura variegata 01 i v., señala los caracteres de la
familia, viniendo á continuación una clave dicotómica para
los siete g-éneros y otra para las especies, terminando con la
enumeración de 24 de éstas, que ha visto, y haciendo la adver-
tencia de que es probable existan más.
DE HISTORIA NATURAL.
Algunas reflexiones sobre la doctrina de la evolución orgánica
de los corpúsculos piramidales del cerebro
POR
D. PEDRO RAMÓN Y CAJAL.
I.
La doctrina de la evolución estático-dinámica de la célula
piramidal del cerebro fué expuesta de una manera categ'óri-
ca por mi hermano en una nota remitida al Cong^reso Médico
de Roma, y ampliada ulteriormente en alg-una de sus obras re-
cientes.
Esta concepción puede condensarse en las proposiciones si-
guientes:
1/ Las discordancias morfológ-icas que el análisis descubre
en las neuronas cerebrales de los distintos vertebrados deben
estimarse como fases más ó menos progresivas de un ciclo evo-
lutivo que estos elementos recorren en la serie filog-enética, es-
tando representada la etapa más adelantada de esta progre-
sión por la célula piramidal del hombre y los mamíferos.
2.* Las gTadaciones dinámicas que la psicología compara-
da evidencia en los diversos representantes de este gTupo zoo-
lógico resultan, no de virtualidades funcionales distintas en
las pirámides de cada vertebrado, sino de simples metamorfo-
sis morfológ-icas de un solo tipo celular primordial.
3.^ La etapa primera de esta progresión anatómica la en-
contramos en las pirámides de los batracios, las cuales cons-
tan exclusivamente de un tallo protoplasmático radial, con au-
sencia total de expansiones internas ó basilares.
4." Los corpúsculos corticales de las aves y reptiles repre-
sentan fases más adelantadas de ese perfeccionamiento progre-
sivo, puesto que en estos seres el análisis anatómico denuncia,
además del pincel dendrítico periférico, común á los batracios
y vertebrados superiores, nuevos mecanismos de conexión, re-
presentados por expansiones basilares ó profundas.
S." El límite más alto de esta exaltación estático-dinámica,
logrado hasta la actualidad por la célula psíquica en los domi-
minios biológicos, le encontramos en el cerebro humano, don-
180 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA
de ostenta, como atributos anatómicos, un tallo radial rico en
ramas secundarias, y un sistema complejo de apéndices basi-
lares.
6." Las diferencias de capacidad mental entre las represen-
tantes de una misma especie zoológ-ica están reducidas á me-
ras variantes en el número y extensión de las prolong-aciones
protoplasmáticas y de las ramas derivadas del axoii piramidal.
7." El desenvolvimiento prog-resivo de las actividades cere-
brales que los hábitos de reflexión y las tareas intelectuales
en g"eneral imprimen en el hombre, se explicarían por la for-
mación de nuevas prolong-aciones somáticas y cilindro-axiles
de las pirámides, y por el perfeccionamiento consig-uiente en
los mecanismos de conexión intercelular.
II.
Como se infiere de las precedentes afirmaciones, la expresión
gráfica del perfeccionamiento evolutivo de la neurona cerebral
se traduciría en el incremento numérico y en la mayor long-i-
tud de las irradiaciones del soma, así como también en la ri-
queza y extensión de las ramas del filamento de Deiters.
También nosotros dimos asentimiento á la mencionada doc-
trina en anteriores publicaciones, y aun contribuimos, me-
diante nuevas adquisiciones hechas en los dominios de la Ana-
tomía comparada, á fijar de un modo más preciso las diver-
gencias y analogías existentes entre las pirámides de distintos
vertebrados (1).
Mas, recientemente, nos han asaltado algunas dudas sobre la
legitimidad de la mencionada opinión, inspiradas en una aten-
ta y circunstanciada observación de las expansiones protoplas-
máticas de todas las pirámides, hasta el punto de que, en la
actualidad, conceptuamos más verosímil la doctrina de la si-
militud anatómica de la neurona cerehral en todos los vertebra-
dos, que no la doctrina evolutiva; de igual manera que se ad-
mite, por los neurólogos, la identidad orgánica y funcional de
los elementos integ-rantes del cerebro, bulbo olfatorio, médu-
(1) P. 'Ra.uütí: -El encéfalo de los reptiles {\>>l^\]. — Investigaciones inicroscópicas en el
encéfalo de los batracios y reptiles (18ü6j.
DE HISTORIA NATURAL. 181
la, etc., en los diversos seres de este grupo zoológ-ico, á despe-
cho de sus disonancias morfológ-icas.
La peculiar conformación de las células corticales en algni-
nos vertebrados, al parecer, exentos de apéndices basilares, no
nos autoriza para conceptuarlas como formas evolutivas infe-
riores, puesto que, como hemos de demostrar muy pronto, no se
trata de la ausencia real de las citadas expansiones, sino de
simples variantes en su origen y dirección.
Estas distintas apariencias no afectan á la forma esencial de
las pirámides, que tiene como característica el, ofrecer cons-
tantemente los mismos órg-anos de conexión en todos los ver-
tebrados, sino que deben interpretarse como resultado de la
adaptación del protoplasnia celular á la variable topog'rafia de
las capas cerebrales en alg-unos animales Mas no se olvide
que cualquiera que sea la arquitectura cerebral en los verte-
brados, jamás dejan de cumplirse las leyes que rig-en las co-
nexiones entre fibras y células; leyes mag-istralmente formu-
ladas por mi hermano. Por el contrario, las diverg'encias mor-
fológ-icas de las pirámides son la demostración mas elocuente
de la g-ran importancia y g-eneralidad de estas leyes.
Hé aquí los datos de observación en que apoyamos las ante-
riores reflexiones:
1." CéliiJa piramidal de ¡os Miráceos.— Desde los trabajos de
Oyarzun, S. Ramón y los nuestros, inspirados todos en las re-
velaciones del método de Golgi, poseemos un conocimiento
exacto de la verdadera forma de las pirámides en estos verte-
brados. Componen estos corpúsculos una g-ruesa capa próxima
al epitelio ventricular, mostrando una conflg-uración piriforme
y estando provistos de un pincel dendrítico radial, arborizada
en el seno de la capa molecular, pero careciendo, al parecer, de
expansiones basilares. Una observación cuidadosa nos enseña
que estas prolong*aciones periféricas, únicas, no corresponden
exclusivamente al tallo radial y divisiones secundarias de los
mamíferos, sino que comprenden también el sistema de sus ra-
mitas basilares. (Fig\ 1." Á.)
¿Es factible precisar cuáles, entre las citadas proyecciones
somáticas de estas células, equivalen á los ramos internos de
los corpúsculos de dichos vertebrados?
A nuestro entender esta distinción no es difícil, y fundamos-
este aserto en las observaciones sig-uientes:
182
boletín de la sociedad española
1/ En los batracios es frecuente encontrar pirámides que
además de su tallo radial, ag-otado en cuatro ó seis ramos in-
tramoleculares, exhiben dos ó tres prolong'aciones, emerg-idas
de reg-iones latero-inferiores del soma y bastante distanciadas
del tallo citado. (Fig-. 1." h.)
2/ Que, aun en las pirámides en que todas las ramificacio-
nes emerg-en del polo superior del soma, es fácil cerciorarse de
la independencia de los apéndices más laterales. Estas expan-
siones más diverg-entes corresponden á las basilares de otros
vertebrados. (Fig-. 1.^ Bh.)
3.'' Las grandes pirámides que alberg-a la región superior
de la pared interna de la corteza, en los batracios, ofrecen
constantemente ramas basilares de curso transversal, por com-
pleto separadas de las expansiones radiales.
4.^ La aparente ausencia de las ramas basilares no es atri-
buto exclusivo de la célula cerebral de estos vertebrados. Una
particularidad semejante se comprueba en alg-unos corpúscu-
los de los lóbulos ópticos y bulbos olfatorios, etc., de estos mis-
mos seres, así como también en los elementos que pueblan los
centros homólog"os en los peces y reptiles. Tanto en unos como
en otros org-anismos, una observación escrupulosa permite re-
conocer los apéndices basilares de los vertebrados superiores,
en las ramas primeras que emite el tallo radial de los citados
corpúsculos, en su tránsito hacia la periferia.
Célula firamídal de la tortuga. — Nuestras pesquisas en el ce-
DE HISTORIA NATURAL.
183
rebro de estos animales, realizadas hace ya bastante tiempo,
nos han conducido al reconocimiento de un tipo de pirámide
que por la disposición de sus ramas profundas puede reputarse
como una fase de transición entre la característica de los ba-
tracios y la forma compleja de los elementos análog-os en los
mamíferos. (Fig-. 1." C.)
Como la fig'ura 1." pone de manifiesto, la pirámide de la tor-
íug"a emite verdaderas ramas basilares muy distanciadas de
las prolong-aciones periféricas, las cuales tienen un trayecto
inicial profundo; pero después se acodan hacia afuera, y se ha-
cen ascendentes en compañía de las irradiaciones primitiva-
mente radiales 3' se arborizan en el seno del plexo molecular ex-
terno. En suma, una disposición muy parecida ala que hemos
encontrado en la neurona cerebral de la rana.
Célula 2^11' (lili ida! de los repules.— En. todos los focos g-rises de
la corteza de estos vertebrados se albergan corpúsculos ner-
viosos, dotados de expansiones periféricas y profundas, de
Fig'. 2.*
ig-ual manera que en los mamíferos. Las primeras se ramifican
en la capa molecular externa y las segundas se distribuyen por
ramúsculos finales en la substancia blanca subyacente. Esta
opuesta distribución de las expansiones del soma está en ar-
184 boletín de la SOCIEDAD ESPAMOLA
monia con la disposición topográfica de las capas cerebrales en
los reptiles, en cuyos vertebrados, á semejanza de lo que acae-
ce en los mamíferos, las fibras de proyección eng-endran un
estrato bien diferenciado en las reg-iones más profundas de la
corteza. (Fig-. 2." D.)
Céltil a piramidal de las aves. — Merced á los trabajos de S. Ra-
món y Claudio Sala, conocemos detalladamente la conforma-
ción de las pirámides en estos vertebrados. Trátase de unos ele-
mentos estrellados, provistos de prolongaciones diverg^entes,
las cuales invaden todo el espesor de la corteza. Esta disposi-
ción de los apéndices protoplasmáticos en opuestos sentidos^
concuerda con la distribución difusa de las fibras de proyec-
ción en estos seres, en los cuales no se reconoce una verdade-
ra estratificación de capas corticales, sino más bien un eutre-
mezclamiento irregular de sus factores de organización. (Figu-
ra 2.^ E.)
Pirámides del Jtomhre y mamíferos. — Hé aquí expuestos, de
un modo sumario, los rasgos más característicos de las pirámi-
des de los vertebrados: 1.°, talla mayor del soma que los otros
vertebrados; 2.°, conformación piramidal más regular, con una
base inferior provista de varias ramas basilares, y un vértice
que se prolonga en un tallo radial de gran longitud casi siem-
pre. Este tallo origina en su curso, al través de la corteza, ra-
mitos colaterales, para extiiig*uirse al fin mediante cuatro ó seis
ramos encorvados en el plexo molecular externo. (Fig-. 2.'^ FG.)
*
« *
Como se infiere de lo expuesto, la neurona psíquica de los
mamíferos no está adornada de atributos morfológicos especia-
les ó exclusivos, que nos induzcan á considerarla como una
categ-oría superior bajo el punto de vista estático. Pues, á ex-
cepción del incremento en talla y extensión de sus expansiones
somáticas, su fisonomía anatómica es una exacta reproduc-
ción de la que ostentan las pirámides de los reptiles y batra-
cios. En cuanto á estas diferencias, las consideramos como acci-
dentales y ligadas simplemente al incremento de volumen de
la masa encefálica en el hombre y los mamíferos. Por lo tanto^
la superioridad jerárquica del corpúsculo cerebral humano,,
que nosotros consideramos evidente en el terreno dinámicOj,
DE HISTORIA NATURAL. 185
tendrá que buscarse en otras condiciones que las meramente
físicas, puesto que, aparte lig-eras é insi-g-nificantes disonancias
de talla y forma del soma celular, el análisis comparado no nos
conduce al reconocimiento de disposiciones orgánicas superio-
res que expresen perfeccionamientos en los mecanismos de ab-
sorción y emisión de las energ-ías nerviosas.
Axones de las jrirdmídes.— Como indicábamos al principio de
este trabajo, al dar á conocer la doctrina de la evolución de los
corpúsculos piramidales, lasdiverg-encias dinámicas en los dis-
tintos vertebrados tenían su expresión org-ánica en la diferen-
ciación y multiplicación de las expansiones protoplasmáticas,
así como en la mayor suma de colaterales del axon. Por conse-
cuencia, la categoría funcional de la pirámide tendrá su fór-
mula representativa, no tan solo en las expansiones del soma,
sino en las ramas derivadas de su cilindro eje. Bajo este punto
de vista, el corpúsculo cerebral de los mamíferos ostenta, dicen
los defensores de la teoría evolutiva, una superioridad marca-
da sobre sus cong'éneres de otros vertebrados, caracterizada
por la g-ran copia de divisiones que el cilindro-eje proyecta en
su curso intracortical; mostrando, por este solo hecho, una ma-
yor capacidad para los actos de asociación mental, consecuen-
cia del consorcio fisiológico establecido con gran número de
neuronas similares. La precisa determinación del número y
longitud de los ramitos derivados del filamento de Deiters, en
las pirámides, es empresa dificultosa. Eso, no obstante, posee-
mos nosotros un conjunto de observaciones propias que nos in-
clinan á proclamar la doctrina de la uniformidad morfológica
de las expansiones nerviosas en las pirámides de todos los ver-
tebrados.
No hay esenciales discrepancias, seg-ún nuestra opinión, ni
en el número ni en la complejidad de las arborizaciones cola-
terales, dimanadas de estos axones, en todos los vertebrados.
Axon de las pirámides de los batracios. — Los cilindros-ejes de
las pirámides de estos seres emiten abundantes y larg-as cola-
terales que surcan en varias direcciones la capa molecular. A
veces resulta tarea difícil el discernir cuál de estas divisiones
es la verdadera continuación del cilindro-eje. En lo referente
al número de ramificaciones emanadas de este axon debemos
manifestar que en los batracios es muy considerable, hasta el
i:)unto de que no parece inferior al que suministra el cilindro-
186 boletín de la SOCIEDAD ESPAÑOLA
eje de los corpúsculos de los vertebrados superiores; y en cuan-
to á su longitud, bastará indicar que las hemos perseg-uido por
dilatados territorios corticales, sin que nos haya sido dado de-
marcar de un modo preciso el radio de su distribución. Por lo
tanto, las relaciones intracorticales de los corpúsculos cere-
brales en los batracios debe ser tan extensa como pueda serlo
para los corpúsculos afines de los mamíferos.
Axon de las jñrámides de los rep¿ih's.— Cube, en estos verte-
brados, abordar con éxito satisfactorio el problema de la fija-
ción del número, distribución y longitud de las ramitas de la
expansión nerviosa de las pirámides, gracias al exiguo espesor
de la corteza y á la ruta regular que los cilindros-ejes de pro-
yección llevan desde su origen hasta sumergirse en el haz de
proyección, denominado por Edinger tracius-septo-mesencepha-
Hcus.
Indicaremos ahora concisamente las principales colaterales,
que reiteradas investigaciones nos han permitido descubrir en
las neuronas cerebrales de los reptiles.
Antes de arribar el cilindro-eje de estos elementos á la capa
blanca profunda suministra el segmento vertical de este las
sig'uientes ramas de conexión:
I.** Colaterales ascendentes. — En número de 4 á 6, brotan de
la parte más alta del axon, dirígense hacia afuera y se agotan,
unas en el plexo subpiramidal, y otras en el seno de la región
molecular.
2.* Colaterales sagitales. — En secciones antero-posteriores
de las vesículas cerebrales, puede perseguirse todo el itinera-
rio de estas colaterales. Llevan un curso opuesto: unas mar-
chan al polo occipital de la corteza, y otras hacia las regiones
frontales, proveyendo, tanto unas como otras, de ramitos vari-
cosos todos los estratos corticales que atraviesan. Constitu-
yen estos filamentos verdaderas vías de asociación antero-pos-
terior.
3.^ Colateral transversal. — Es única; brota del axon al ni-
vel de su acodamiento q algo más arriba, y marcha invaria-
blemente hacia afuera, entremezclándose con las fibras de la
.substancia blanca profunda. En su curso da numerosos ramitos
de conexión.
4.^ Colateral co7msural. — Emerge del cilindro-eje al acer-
carse á la fisura inter-hemisférica y se incorpora al cuerpo ca-
DE HISTORIA NATURAL. 187
lioso, pasando al lado opuesto para arborizarse en la vesícula
homólog-a.
Además de las colaterales estudiadas, dimanadas, como he-
mos dicho, del segmento vertical del cilindro-eje, la porción
horizontal del mismo suministra, antes de lleg-ar al fascículo
de proyección citado, numerosas ramas ascendentes y descen-
dentes. La mavor parte de estas últimas recorren toda la pa-
red interna de la vesícula, arribando alg'unas hasta la reg'ión
basal del cerebro, denominada región olfatoria hasal.
Por lo que se ve, el sistema de las colaterales en la expan-
sión nerviosa de estas' pirámides es muy complejo, pudiendo
afirmarse que la esfera de sus conexiones, no solo abarca toda
la amplitud de la corteza donde mora el elemento prog-enitor,
sino que mantiene relaciones dinámicas también con las neu-
ronas del hemisferio opuesto, mediante su rama comisural.
Áxon de Jas ¡ñrámides de las aves. — Los trabajos de Claudio
Sala nos ilustran bastante sobre este particular, y de sus des-
cripciones se deduce, que la neurona cerebral de estos verte-
brados posee una riqueza de colaterales ig'ual, probablemente,
que la de sus congéneres en los otros vertebrados.
Axon de las iñrámides del homlve y los mamiferos. — Hé aquí
lo que mi hermano dice respecto á este particular: «El cilindro-
eje de las pirámides procede de las bases de las mismas, ó del
orig-en de una expansión protoplasmática. Dirígese hacia aba-
jo, cruza todas las capas cerebrales y aborda la substancia
blanca, donde se continúa con un tubo nervioso. Créese por los
autores que esta continuación se verificaba siempre por un
acodamiento; pero nosotros hemos demostrado que aveces tie-
ne origen por una bifurcación, originando, por tanto, dos tu-
bos de la substancia blanca. Durante su trayecto por la subs-
tancia blanca, el cilindro eje emite colaterales finas en núme-
ro de 6 á 10 que, desprendiéndose en áng-ulo recto 3' marchando
ya horizontal, ya oblicuamente, acaban por 2 ó 3 ramúsculos
muy delicados.»
Recientemente este autor, en su notable estudio sobre la es-
tructura íntima de las circunvoluciones rolándicas, fija con
más exactitud el número y paradero de las colaterales de los
cilindros-ejes piramidales, si bien advierte que, efecto del gran
desarrollo de la substancia g-ris en el hombre, resulta labor di-
ficultosa la persecución de estas prolongacianes desde su pun-
188 boletín de la SOCIEDAD ESPAÑOLA
to de emerg-encia hasta su arborizacióii final. Eso, no obstan-
te, las descripciones notables de mi hermano, tanto de las pi-
rámides humanas, como de las que pueblan el cerebro de los
mamíferos inferiores, nos inducen á reconocer en ellas una
morfolog-ía idéntica á la que hemos encontrado en los verte-
brados inferiores, y nos impulsan á proclamar la doctrina de la
identidad anatómica de los axones en todas ¡as pirámides.
A la doctrina de la evolución morfológica de la célula pira-
midal sostenida también por nosotros hasta hace poco tiempo
puede oponerse, á título de concepción hipotética, por supues-
to, la de la unidad anatómica y morfológica de todas las pirá-
mides, fundada en la constante presencia en ellas, de los mis-
mos atributos org^ánicos. Estos atributos están representados,
como ya hemos indicado, por idénticas ramificaciones dendrí-
ticas y cilindro-axiles.
Conclusiones.
1/ La supuesta progresión evolutiva de los corpúsculos pi-
ramidales, basada en las diversas apariencias de config-uración
que éstos afectan en la serie de los vertebrados, no se apoya, á
nuestro juicio, en hechos morfológicos rig'urosamente interpre-
tados.
2/ La forma de estos elementos debe interpretarse, como
consecuencia de la adaptación de su protoplasma al variable
plan de org-anización cortical, modelando su forma en armo-
nía con la colocación relativa de los estratos corticales.
3.* Puede disting-uirse en las pirámides una forma esencial
invariable, que tiene su expresión en la existencia constante
de los mismos órg-anos de conexión en todos estos elementos,
y otra de adaptación, caracterizada por la orientación alg-o dis-
tinta de estos mismos órg-anos.
4." Por muy discordantes que parezcan los varios aspectos
de conformación de las células piramidales en la serie de los
vertebrados, un análisis cuidadoso consentirá siempre reco-
nocer en ellas los mismos atributos morfológ-icos esenciales,
representados por idénticas irradiaciones somáticas y cilindro-
axiles.
S."* En demostración de que estas discrepancias de forma
celular tienen un valor meramente accidental, y que, por lo
DE HISTORIA NATURAL. 189
tanto, sobre ellas no puede establecerse una doctrina evolu-
tiva, recordemos que la neurolog'ía comparada nos enseña que
elementos de actividades idénticas en todos los vertebrados,
como el ser los corpúsculos g-ang-lionares raquidianos, células
de los centros ópticos, etc., pueden exhibir formas muy discor-
dantes; y por el contrario, elementos de sig-nificación dinámi-
ca muy distinta, pueden afectar formas muy similares.
6.* La simplicidad morfológica de la pirámide en los ba-
tracios es más aparente que real. Un estudio escrupuloso del
conjunto de sus apéndices dendríticos permite disting-uir los
basilares de los g-enuinamente radiales ó periféricos, si bien
tanto unos como otros afluyen al plexo externo de la cor-
teza.
7." El análisis microscópico de la corteza cerebral en los
quelonios revela la existencia de formas piramidales, que pue-
den reputarse como fases de transición entre la característica
del corpúsculo cerebral de los batracios y la peculiar de los rep-
tiles y mamíferos.
S.^ Las pirámides de los reptiles ostentan idénticos atribu-
tos morfológ-icos que los elementos homólog-os de los mamífe-
ros. Sus prolongaciones basilares son internas y se ramifican
en la substancia blanca profunda.
9." En las aves, las pirámides adoptan una config-uración
estelar en concordancia con la distribución por todo el espesor
<le la corteza de las fibras de proyección. Las irradiaciones pro-
toplásticas se esparcen en todos sentidos, acomodándose á esa
disposición.
10. Las pirámides del hombre y mamíferos, aparte simples
discrepancias de talla g-eneral y longitud de sus expansiones,
que armonizan con el incremento total de la masa encefálica,
no se descubren en su morfología rasg-os evolutivos que mar-
quen positivos perfeccionamientos en sus órg-anos de absorción
y emisión de corrientes nerviosas. Sus expansiones, tanto ba-
silares como radiales, se comportan de idéntico modo que las
de los reptiles; y en cuanto á su orientación y distribución de
éstas, en el seno de la substancia cortical, tampoco es exclusi-
va de los mamíferos.
11. El axon de las pirámides y sus ramitas colaterales se
supeditan al mismo plan de conformación en todos los verte-
brados, emitiendo siempre el filamento de Deiters larg-as ra-
190 boletín de la sociedad española
mas secundarias, que se extienden por dilatadas reg-iones ce-
rebrales y pasando alg-unas de uno á otro hemisferio.
12. Los diversos progresos en el funcionalismo cerebral
que disting"ue á unos vertebrados de otros, no se explican por
procesos de diferenciación, ya estructural, ya morfológ-ica de
las células piramidales, sino que parecen lig-ados á impulsos
internos, á misteriosas tendencias hereditarias inaccesibles á
nuestros medios de indagación . En estos impulsos, y no en ca-
racteres puramente org-ánicos, debe buscarse la clave, hasta
hoy desconocida, de las jerarquías psicológicas en la escala de
los vertebrados.
Una lluvia de polvo en Portugal
D. salvador calderón.
El insigne geólogo M. Choffat, de Lisboa, ha tenido la bon-
dad de comunicarme un número del periódico O Seailo, corres-
pondiente al 6 de Marzo pasado, en el que se dan noticias sobre
el curioso fenómeno que encabeza estas líneas, con el deseo de
que averiguase algo referente al mismo en el territorio de Es-
paña y Canarias.
Según los datos consignados en aquel artículo, desde el día
14 hasta el 22 de Enero del presente año se percibió en la Sie-
rra de la Estrella una especie de nube, sobre todo al amanecer
y á la puesta del sol, la cual caminaba en dirección Norte, y en
ella acabó por desaparecer. De Oleiros, en el distrito de Caste-
llo Branco, á unos 20 km. al Sur de la mencionada Sierra, y á
una altitud muy superior á ésta, se presentó en el ocaso del
día 18 y al amanecer del 19 una corona, á través de la cual se
podía mirar el sol sin molestia. Una corona obscura se percibió
también el día 19 en la Sierra de Cintra.
Otras observaciones se refieren al depósito de polvo color de
canela caído entre Marco de Canaveces, en las márg'enes del
Tamega, y en Beja, faltando datos relativos al Norte y al Sur
del país. En la expresada zona se depositó el polvo, tanto en la
parte costera como en las regiones de la frontera española, ex-
tendiéndose por tanto de un modo uniforme en el centro del
vecino reino.
DE HISTORIA NATURAL. 191
Parece empezó á observarse el fenómeno el día 14, alcanzó
su mayor intensidad entre el 18 y el 19 y continuó, aunque de-
creciente, el 22, notándose que era mayor la caída del polvo en
los puntos elevados que en los bajos. Recibiéronse en la redac-
ción del citado periódico muestras recogidas en la Sierra de
Cintra, en la Chamusca y en otras dos localidades no deta-
lladas.
Dícese que á la simple vista parece el polvo canela pulveri-
zada, pero mucho más fino que ésta, y que observado al mi-
croscopio vese que está formado por frag*mentos de cuarzo, en
su mayoría incoloros, y otros de color castaña, amarillos ó ro-
sados. Alg"unos cristales blancos son de carbonato de cal, pero
la mayoría de los granos son insolubles. El profesor Machada
se ocupa 6n analizar el citado polvo, y del resultado de su tra-
bajo dará cuenta en la ¿Vcademia de Ciencias de Lisboa.
«Con relación á la procedencia del polvo, dice el articulista,
sabemos únicamente por los periódicos que una lluvia de are-
na cayó en Cananas y que se supone procedente del Sahara.
Puede inferirse que las partes más pesadas caerían en Canarias
bajo forma de arena, al paso que las más ñnas serían arrastra-
das más lejos.»
«¿Será la misma tempestad á la que se debe el fenómeno de
nieve de color de ceniza que cayó en Suiza el día 15 de Febre-
ro? Solo el estudio comparativo podría resolver esta cuestión.»
Por mi parte, y en mi deseo de poder complacer al Sr. Chof-
fat, he tratado de averiguar si en el territorio español se ha-
bían observado por aquella época fenómenos semejantes, aun-
que sin obtener resultado alguno positivo. Nuestro consocio el
Sr. Hernández Pacheco se encargó de indagar si había sido
notado algo que llamara la atención en Extremadura, fijándo-
se en la parte fronteriza de Portugal, y las respuestas fueron
negativas. Alguna indicación hecha en los periódicos sobre nu-
bes de polvo vistas en Aragón son tan vagas é inseguras que
no merecen consignarse aquí.
Datos más precisos he obtenido de Canarias, y particular-
mente en una carta del Dr. D. Veremundo Cabrera y Díaz, her-
mano de nuestros consocios D. Anatael y D. Agustín, cuyas no-
ticias reproduzco.
«A fines de Enero de este año, reinando viento Sur, se pre-
sentó en estas islas una neblina de tenue arena que duró unos
190
BüLKi; DI-: LA SOCIEDAD KSPANOLA
mas secundarias, (jd se extiemlen por dilatadas regiones ce-
rebrales y pasando l^^'-unas de uno h otro hemisferio.
12. Los diverso.prog-resos en el funcionalismo cerebral
que disting-ue á un( vertebrados de otros, no se explican por
procesos de diferemición, ya estructural, ya raorfolú*,nca de
las células piraniid;t;s, sino que ])arecen li<rados j'i impulsos
internos, jI misteriois tendencias hereditarias inaccesibles á
nuestros medios de dagación. Kn estos imi)ulsos, y no en ca-
racteres puramentf rgánicos, debe buscarse la clave, hasta
hoy desconocida, di as jerarquías psicológ:icas en la escala de
los vertebrados.
Una livia de polvo en Portugal
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SALVA non CALDKUt'lN.
El insigne g-eólo^i M. Chotfat, «le Lisboa, ha tenido
dad de comunicarni'Un númcrodel periódico «' ^
pondiente al (i de Mr/.o pa.^ado, en el que sr da:. ..
el curioso fenúnuiio ue encabeza estas líneas, roj.
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paña y Canarias.
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iiún 11 de su Boletín y
.culta de Ciencias de Pa-
-Duth;rs, invitándonos á
e prestfá al ilustre sabio y
ie celebirá el viernes 9 de
14
194 boletín de la SOCIEDAD ESPAÑOLA
Mayo próximo en Banyiils-sur-Mer, en el Laboratorio Arag-o,
creado por él, y donde deseaba ser inhumado.
— Se acordó acceder al cambio de publicaciones con el Ober-
lin Colleg-e, de Oblo, nombrar al Sr. D. Marcelo Eivas Mateos
Secretario de la Sección barcelonesa, para que represente á la
Sociedad en el mencionado homenaje á Lacaze-Duthiers, y dar
las g-racias á los donantes.
Presentación de obras. — El Secretario dio cuenta de haberse re-
cibido para la Biblioteca, entre otras, las obras sig-uientes:
P. Moyano, «Ganado lanar. Guía práctica para su multiplica-
ción, g-uía y explotación.» Madrid, 1902, y D. Galán y P. Mo-
yano, «Concurso regional de g-anados en Zarag-oza.» Octubre
de 1900. Zarag-oza, 1901.
— El Sr. Onís ofreció también para la Biblioteca, en nombre
de su autor, D. Gervasio Fournier, un ejemplar con dedicato-
ria de su última obra intitulada «La raza neg-ra es la más an-
tig-ua de las razas humanas.» Valladolid, 1902.
—El Sr. Presidente propuso, y así fué acordado, que se
den las gracias de oficio al Sr. Fournier, y al mismo tiempo
instó á los señores socios que cultiven este linaje de estudios
para que comunicasen su opinión en alg-una de las próximas
sesiones sobre la importante doctrina en aquella obra susten-
tada. Respecto al Sr. Moyano, donante de las otras dos obras
antes mencionadas, hallándose presente en la sesión, fué in-
vitado por el mismo Sr. Presidente para hacer un resumen
dé ellas, limitándose aquel á exponer breve y modestamente
sil propósito en lo referente á la Guía, y el del Sr. Galán y el
suyo en la escrita en coloboración con este último señor.
También recordó el Sr. Presidente que estaba pendiente de
discusión la proposición del Sr. Ribera sobre la enseñanza de
la Historia natural en los Institutos, é invitó á los señores socios
para que envíen las observaciones que teng-an por conveniente
sobre dicho asunto.
Presentaciones.— Se hicieron tres propuestas de socios nume-
rarios.
—El Sr. Fernández Navarro propuso se diera de alta al señor
D.'Mig-uel Ribera y Ruíz, Catedrático de Historia natural del
instituto de Cabra, que había sido ya socio numerario; así fué
DE HISTORIA NATURAL. 195
íicordado, y el Sr. Hernández Pacheco recabó el derecho de
las Corporaciones que vienen siendo suscriptoras á que que se
hag-a constar en la Lista de Socios, cuando lleg'uen á fig-urar
en ella, la época en que empezaron á contribuir al desarrollo
de la Sociedad, deseo que el Sr. Presidente encontró muy
plausible porque demuestra el interés que se concede á este
hecho, pero estimando que no podía resolverse sobre esto sin
oir á la Junta directiva, como así se acordó.
Comunicaciones verbales. — El mismo Sr. Fernández Navarro in-
dicó que, habiéndose anunciado la venida á Madrid del socio
protector, el Príncipe Alberto de M('»naco, debería manifestárse-
le de alg'una manera que su presencia no pasaba desapercibi-
da á esta Sociedad, dándole un testimonio de afecto y conside-
ración. Después de alg-unas observaciones de varios señores
socios respecto al modo como debiera realizarse lo propuesto,
se acordó dejarlo á la iniciativa de la Junta directiva.
— El Sr. Puig- y Larraz se ocupó en la conveniencia de ad-
quirir datos concretos sobre el terremoto ocurrido el día 5 de
los corrientes á las seis de la mañana en Murcia, cuyo relato
aparece bastante incompleto 3' confuso en los periódicos, aun-
que bien se revela por él que se trata de un fenómeno sísmico
importante. Después de varias observaciones del Sr. Presi-
dente y otros señores socios, se convino en solicitar noticias
de los demás que puedan proporcionarlas respecto á dicho fe-
nómeno, las cuales se coleccionarán por el Sr. Calderón, y en
publicar en el Boletín el sig'uiente cuestionario, facilitado por
el Sr. Puig' y Larraz, reproducción del redactado por la Comi-
sión del Mapa g"eológ'ico, con pequeñas variaciones, el cual
podría servir de norma también para los demás casos seme-
jantes que ocurran.
Cuestionario para los terremotos.
Término municipal de
1. Día en que ocurrió el primer movimiento perceptible.
2. Hora.
3. ¿Hubo varias sacudidas?
4. Horas en que ocurrieron.
5. Dirección de los movimientos.
196 boletín de la SOCIEDAD ESPAÑOLA
6. ¿Se han repetido los terremotos?
7. ¿En qué días y en qué horas?
8. Efectos que han causado en los edificios.
9. Orientación de los muros principales de las casas arrui-
nadas.
10. Orientación de las que menos daños han experimentado.
11. Dirección é inclinación de las quiebras producidas en los
edificios.
12. Dirección é inclinación de las quiebras producidas en el
terreno, y su longitud y anchura.
13. ¿Hubo subidas del suelo, derrumbamientos, deslizamien-
tos ó hundimientos en el terreno?
14. ¿Qué fenómenos experimentaron las personas y los ani-
males?
15. ¿Hubo ruidos subterráneos?
16. ¿Qué sucedió en las fuentes?
17. ¿Cambiaron de nivel las ag-uas de los pozos?
18. ¿Se enturbiaron los manantiales?
19. ¿Se ag"otaron ó aparecieron otros nuevos?
20. ¿Cambió la temperatura de alg-uno de ellos?
21. ¿Se notaron cambios en el curso de ríos ó arroyos? ,
22. ¿Se han desprendido g-ases en alg'ún sitio del término?
53. ¿Se apreció alg-ún olor en las ag-uas ó en la atmósfera?
24. ¿Son frecuentes los terremotos en la localidad?
25. ¿Se recuerda alg-uno notable?
26. ¿Se observaron cambios en alg-unos fenómenos atmos-
féricos?
27. ¿Hubo subida ó bajada en el barómetro?
28. ¿.Aumentaron ó disminuyeron las nubes?
29. ¿Se presentó alg-una tempestad atmosférica?
30. 2,Se observó la brújula? ¿Presentó alg-unas oscilaciones?
31. Estado del cielo en el momento de ocurrir las sacudidas.
32. Fenómenos atmosféricos anteriores.
33. Fenómenos atmosféricos posteriores.
— El Sr. Bolívar presentó una nota de D. Ricardo García
Mercet, «Sobre alg-unos crisídidos de Siria^>, referente á ejem-
plares recog-idos por nuestro consocio el Sr. Martínez de la
Escalera.
—El Sr, Lázaro dijo lo siguiente:
DE HISTORIA NATURAL. 197
Nuestro disting-uido consocio D. Eduardo Boscá ha traído de
Valencia alg'unas plantas cuja determinación le interesaba, y
ha tenido la amabilidad de consultarme acerca de ellas. Como
desde lueg^o puede suponerse, la recolección practicada por
naturalista tan perspicaz no carece de interés, y entre los
ejemplares, todos bien preparados, he hallado alg-una cosa que
creo conveniente publicar.
Hay entre dichas plantas ejemplares abundantes de un alg-a
sifonácea (Ilalimeda Tuna Lamour) que, anufjue citada ya en
las costas de Menorca por nuestro consocio el disting-uido alg-ó-
log'o Sr. Rodríg-uez Femenías, y abundante en Ñapóles, donde
yo la he recog-ido en cantidad, no teng-o noticia de que haya
sido mencionada en las costas de nuestra Península. La reco-
lección del Sr. Boscá procede de las playas de Valencia, donde
es conocido con el nombre vulg-ar de pulsereies.
También es de interés una hepática, la Anemia ymiUifida
Dum,, recogida en los «manantiales de la Albufera» por el
mencionado señor, y que, si bien se ha citado hace alg-unos
años enOporto por el Sr. Newton, no se ha mencionado nunca
en localidades españolas.
Ambas noticias son buena prueba del interés que pueden
tener los trabajos del ilustrado Profesor de la Universidad de
Valencia, si aplica su actividad y pericia al estudio de la flora
<;riptogámica de tan excelente localidad.
Secciones. — La de Barcelona celebró sesión el día 19 de Abril
de 1902, bajo la presidencia de D.José Casares Gil.
Quedaron admitidos como socios numerarios los señores si-
g-uientes, de Barcelona: D. Francisco de A. Soláy Bosch, Rose-
Uón, 62, 2.", propuesto por el Sr. Rivas Mateos; D. Ramón
Turró (Bacteriolog'ía), Notariado, 10, y D. Aug'usto Pí y Suñer,
Ayudante de la Facultad de Medicina, Ausias-March, 21j pro-
puesto por D. Carlos Calleja.
— Se presentaron los sig-uientes trabajos: «Aig'unas observa-
ciones sobre la coloración rojiza de ciertas Hepáticas, por Don
Antonio Casares y Gil; «Palmera ramificada», por el Sr. Moles
Ormella; «Algunos liqúenes de los alrededores de Barcelona»,
por D. Manuel Llenas; «Sobre la presencia del manganeso en
proporción notable en un agua mineral de Gerona», por Don
José Casares.
198 boletín de la SOCIEDAD ESPAÑOLA
La Sección ue Sevilla celebró sesión el día 22 de Abril
de 1902, bajo la presidencia de D. Julio Ferraud.
— El Sr. D. Manuel de Paúl disertó acerca del Bysteropterum
gryUoides, á propósito de una rama de olivo que contenía un
nido, y el cual le había remitido el Sr. Presidente de la Cá-
mara agTÍcola para su estudio. Presentó después unos ejem-
plares de C(b1 estele, que con otros de CaálianeUa y Hycüimay
de pequeñísimo tamaño, había recog-ido sobre el limo deposi-
tado por la última crecida del Guadalquivir.
— El Sr. D. Enrique Crú mostró varios insectos y moluscos
recogidos en los alrededores de la ciudad, siendo estos últimos
comparados con sus similares de Marruecos que presentó el
Sr, D. Manuel Miquel y habían sido recogidos por M. Paúl
Pallary.
— Se leyó la sig-uiente noticia remitida por el Sr. Barras,
desde Avila:
«La cuarta y última parte del trabajo del Sr. Goncalo Sam^
paio sobre «Plantas nuevas para la Flora de Portug-al», recien
publicada en los Annaes de Sciencias naiuraes de Oporto, men-
ciona las especies sig-uientes: Cheirayithusfruticulosus L., Sue-
ne Boryi Bois., Cerastium varians Coss. et Ger., ¡3 fallax Guss.,
Sida rhovibi folia L., Lathyrms paJustris L., ¡3 angíisíicarpiis, del
autor, acompañada de su descripción, Mesemhryanihenmiín
glaiictim L., (Enanthe silaifolia M. Bieb., Crepis rubra L., AJyo-
sotis gloJ)iilaris,d&\ autor, con su descripción, Mentha Schultzn
Bout., Verónica demissa, nueva y descrita, y Lycoimdium inmi-
datum L.»
Notas y comunicaciones.
Datos para el conocimiento de la Fauna himenopterológica
de España
D. JORGE SCHRAMM.
Mi disting-uido amig-o y coleg-a D. Teodoro Seebold ha pu-
blicado en el tomo xxvii (1898) de las Actas de esta Socie-
dad, pág*. 29, una lista de Tentredínidos de los alrededores de
DE HISTORIA NATURAL. 199
Bilbao, que comprende 36 especies y variedades, trabajo al
que no pude contribuir por entonces por no tener determina-
das todavía las mías de la misma procedencia; cosa hecha
gracias á la inag-otable amabilidad de mis queridos amigos de
Nantes, los Sres. Th. y H. Piel de Churcheville, que aceptaron
la ardua tarea de la determinación de mis Tentredínidos, so-
metiéndolos después, para mayor seg-uridad, á la revisión del
eminente pastor Konow.
Las especies y variedades que personalmente he recog-ido
ascienden á 98, siendo lo más curioso que solamente 22 de
éstas nos son comunes al Sr. Seebold y á mí, de donde resulta
que el total de los Tentredínidos de los alrededores de Bilbao
alcanza hasta la fecha la cifra de 112 especies.
No hay duda que este número pudiera con facilidad doblar-
se si se liiciesen serias y repetidas excursiones en la comarca,
y sobre todo dedicándose á la cría de las larvas, lo que ha
dado los mejores resultados á los citados Sres. Piel de Chur-
cheville; pero desgraciadamente desde que el Sr, Seebold y yo
hemos dejado Bilbao no existe ya en Vizcaya, que sepamos,
ningún otro colector, y es por tanto de temer que en algún
tiempo no se pueda dar mayor extensión á la presente lista.
Esta es una de las razones que me ha impulsado á darla á co-
nocer desde luego, pues no veo en la actualidad medio alguno
de reunir mayor número de elementos.
En vista de que son tan solo 14 las especies que fueron cap-
turadas únicamente por el Sr. Seebold, creo servir mejor los
intereses científicos dando aquí la lista completa de los Ten-
tredínidos recogidos hasta ahora en los alrededores de Bilbao.
El Sr. Seebold ha cazado casi en absoluto en la orilla dere-
cha del Nervión, y muy especialmente en Las Arenas, de tal
suerte que se pueden atribuir con bastante acierto á dicha lo-
calidad los Tentredínidos de su lista, puesto que, con rara ex-
cepción, todas las especies que ambos hemos encontrado las
señalo yo de Las Arenas.
Es de notar que son pocas las especies de que hemos captu-
rado dos ó tres ejemplares, siendo bastante numerosas, por el
contrario, las que están representadas por uno solo, de donde
se deduce la escasez en Bilbao de estos himenópteros, si bien la
variedad de formas es bastante grande.
Además, llamo la atención sobre el número reducido de lo-
200 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA
calidades (15) en que pude encontrarlos, no obstante haber vi-
sitado reg"ularmente durante cuatro años y en todas las esta-
ciones más de 40 puntos notables de la provincia de Vizcaya,
los cuales habré de citar cuando publique el catálogo de los
coleópteros de dicha provincia, que teng-o actualmente en pre-
paración.
Tentrediiiidos de los alrededores de Bilbao.
Familia I.— Tenthredinidae.
Tribu 1. — Cimbicinse.
Trichiosoma betuJeti Klg-.— Castrejana. Abril.
Abia caudens Knw. — El Desierto. Junio.
Amasis lateralis Brullé. — Las Are'nas, Alg*orta. Mayo.
Tribo 2.— Hylotorainse.
Hylotoma iistuJaia L. — Lemona. Abril.
— thoracica Spin. — Valinaseda. Junio.
— pagana Pz.— Valmaseda. Junio.
— melanochroa Gml. — Alg-orta, Valmaseda. Mayo y Junio
(Seebold!)
— rosm de G.— Alg-orta, Portug-alete, Serantes. Mayo á Julio.
Schizocera sp. nov. Knw. — Lemona. Una 9 cog-ida el 22 de
Abril de 1894. No se puede describir hasta que no se
conozca el <¿\
Cyphona furcata Vill. var. melanocephala Pz.— (Seebold!)
Tribu 4. — Nematinse.
Cladiws pectinicornis Fom-CY.— Lemona, Alg-orta. Abril y Mayo.
TricMocampus ruflpes Lep. — Lemona. Abril y Mayo.
Prioplionis padi L. — Alg-orta, Portug-alete, Butrón. Mayo y
Junio.
Hemichroa rufa Pz.— Las Arenas. Mayo (Seebold!)
Netnatus vanis de Vill.— (Seebold!)
— lucidus Pz. — Valmaseda. Junio.
— crassus Fall. — Alg-orta. Mayo.
— C7'assicornis Htg-.— Butrón. Mayo.
— puncticeps Thoms. — (Seebold!)
— abbreviatus Htg-.— Lemona. Abril.
DE HISTORIA NATURAL. 201
Nematus rumicis Fall. — Galdames. Mayo.
— myosotidis F. — Lemona, Santurce. Abril y Mayo.
— pavidus Lep. — Alg-orta, Lemona. Abril y Mayo.
— melanocephalus Htg-. — Lemona. AbriL
— conjugatus DahL — Butrón. Mayo.
— miliaris Pz.— Lemona. AbriL
Tribu 5.— Phyllotominae.
Ccenoneura Dalilhomi Thoms. — Butrón. Mayo. .
Tribu 6. — Emphytinse.
Harpiphorus Jepidus Klg-. — Castrejana. Ag-osto.
Emp/iytus carpini Htg-. — Portug-alete. Abril.
— grossularice Klg-. — Serantes. Abril.
— hasalis Klg\ — Lemona. Abril.
— cinchis L. — Castrejana, La Cuadra. Mayo y Junio.
— rufocincius Retz. — Valmaseda. Junio.
Dolerns lateritiiis Klg-.— Galdames. Mayo.
— <íí¿¿2CM.? Klg-.— Castrejana. Mayo.
— hcemalodes Schrk. — Lemona. Abril y Mayo.
— hispa7ius André.— Lemona. Abril.
— elniscus Klg-. — Las Arenas. Mayo y Junio (Seebold!)
— pratensís L.— Las Arenas, Alg-orta. Abril y Mayo (Seebold!)
— Thomsoni Knw. — Las Arenas. Mayo.
— sanguinicoIHs Klg-. — Lemona. Abril.
— pimcticollis Thoms.— Lemona. Abril.
— mieus Htg-. — (Seebold!)
— niger L. — (Seebold!)
— /issiis Htg-. — Lemona. Abril y Mayo.
Tribu 8. — Athalinse.
Atkalia lugens Klg-. — (Seebold!)
— spinanim F. — Las Arenas, Alg-orta. Abril y Mayo
(Seebold!)
— glahricoUis Thoms. — Lemona, Las Arenas, Olaveag-a.
Abril á Ag-osto (Seebold!)
— roóY^L.- Las Arenas, Alg-orta, Castrejana, La Cuadra.
Mayo y Junio. El Desierto. Septiembre (Seebold!)
— rosee var. liberta Klg-. — (Seebold!)
— lineolaia Lep.— (Seebold!)
202 boletín de LA SOCIEDAD ESPAÑOLA
Tribu 9. — Selandrinse.
Selmidria serva F. — Lemoiía, Las Arenas. Abril y Mayo
(Seebold!)
— stramhieipes Klg\ — Castrejana, Butrón. Mayo.
— 7iiorio F. — Castrejana, La Cuadra, Olaveag-a. Junio. El
Desierto. Septiembre.
Blennocampa mgriia F.— Alg-orta. Mayo.
— fuliginosa Schrk. — Lemona, Gallarta. Marzo y AbriL El
Desierto. Septiembre (Seebold!)
— VUsiUa Klg". — Gallarta. Marzo.
— rn/icruris BruUé. — Galdames. Mayo.
— ephippiíim Pz. — Portug-alete, Las Arenas. Abril y Mayo.
— pubescens Zadd. — Galdames. Mayo.
— melanocepliaJa F. — Galdames. Mayo.
— /tó5c/yj6^;¿í¿Í6' Fall. —Lemona. Abril.
— assimilis Y dX\ . — (Seebold!)
— confusa Knw. — Valmaseda. Junio.
Eriocampa ovata L. — Lemona. Abril.
Tribu 10. — Tenthredininae.
Poscilosoma carbonaria Knw. — Lemona. Abril.
— Inteola Klg-.— Galdames. Mayo.
Taxoniís agrormu Fall. — Lemona. Mayo.
— glaltratiis Fall. — Alg-orta. Mayo.
Pachyprotasis rapce L. — Leníona. Abril.
— simidans Klg\ — Lemona. Abril'.
Macrophya rustica L. — Valmaseda. Mayo y Junio.
— novemguUata Costa.— Lemona. Mayo.
— pune tiim- álbum L. — Las. Arenas, Castrejana. Mayo
(Seebold!)
— duodecimpunctata L. — Lemona, Castrejana, Alg-orta.
Abril á Junio (Seebold!)
— hmnatopus F. — Galdames. Mayo.
— crassula Klg*. — Las Arenas. Abril (Seebold!)
— albicincta Schrk. — Portug-alete, Olaveag-a, Alg-orta, Cas-
trejana. Mayo á Agosto (Seebold!)
— albicincta vár. decipiens Knw. — (Seebold!)
— blanda F. — Las Arenas. Mayo (Seebold!)
— Wí^^'Zec/aKlg'.-Alg-orta, Las Arenas, Lemona. MarzoáMayo.
DE HISTORIA NATURAL. • ÍOS?
Macrophya neglecta var. similis Spin. — (Seebold!)
— militaris Klg\ — Lemona. Mayo.
— militaris var. Cahrerce Knw. — La Cuadra. .Junio.
AUanlus viduus'Ros.Q. var. unifascialus\)Q9,i.—kh¿<.n'{'á, Galda-
mes, Valraaseda. Abril y Mayo (Seeboldl)
— tenuhís Scop. — Valmaseda. Junio.
— tenulus Scop. var. íinifasciatus Knw.— Valma,<eda. Junio.
— tricinctus F. — Las Arenas, Santurce, Olaveag-a. Ag-osto y
Septiembre.
— Mcinctíis L. — Valmaseda. Mayo y Junio.
— marginellus F.— Valmaseda. Mayo.
— scropJiuIarifB L. — Valmaseda. Mayo y Junio.
StfongyJogaiiter cingulalus F. — Serantes. Mayo.
— muUifasciatus Klg-.— (Seebold!)
Perinewra viridis L. — Valmaseda. Mayo.
— ■ pida Klg-.— Las Arenas. Mayo (Seebold!)
— nassata L. — Castrejana. Mayo.
— lateraUs F.— Galdames. í/layo.
— solitaria Schrk. — Galdames. Mayo.
— Coqueberti Klg*. — La Cuadra. Junio (Seebold!)
— scutellaris Pz. — Lemona. Abril.
Tenihredo íuicrocephala Lep. — Lemona. Abril.
— procera Klg\ — Lemona. Abril.
— Lachlaniana Cam. — (Seebold!)
— maura F. — Castrejana. Junio.
— livida L. — Castrejana. Junio.
— coryli Pz. — Las Arenas, Lemona, Valmaseda. Abril á
Junio (Seebold!)
— coryli Pz. var. Seeboldl Knw. — Valmaseda. Mayo. Esta
variedad ha sido descubierta por el Sr. Seebold, pro-
bablemente en Las Arenas.
Tribu 13. — Lydinae.
Lyda fausta Klg-.— Lemona. Abril.
Familia IL— Cephidae.
Cephus Antigm Knw. — (Seebold!)
— pygmmis L. — Santurce, Alg-orta. Mayo.
— tahidiis F. — Alg-orta. Mayo y Junio (Seebold!)
— i^r?/^¿ Knw.— (Seebold!)
■201 boletín de la. sociedad española
Apuntes para el estudio de los Pérlidos de España
D. IGNACIO bolívar.
Es tan interesante para nosotros cuanto se relaciona con la
fauna española, que todo lo que tienda á g-eneralizar y exten-
der el conocimiento de las publicaciones y observaciones á ella
referentes lo creo útil y conveniente. En este caso se encuentra
un artículo publicado hace alg-unos años por Hermán Albarda
en el tomo xxxiii (1889) de los «Anuales de la Société entomo-
log"ique de Belg-ique» bajo el título de Notes sur les Perlides
décriíes paQ' Je Dr. Rambur, y que se refiere á los enumerados
por este naturalista en el tomo de Neurópteros de la publica-
ción titulada Suites a Bujfon, édition Roret. publicado en París
en 1842. H. Albarda demuestra en este escrito que el autor no
conoció las obras de Curtís, Stepliens y Newman cuando pu-
blicó su monografía, lo que le llevó á describir como nuevas
especies que ya eran conocidas, defecto harto frecuente en todo
tiempo y disculpable en Rambur, pues es sabido que no pre-
tendió ser tenido como especialista en este ramo de la entomo-
log-ía, y que se encarg-ó de la redacción de aquella obra casi
contra su voluntad, pues los insectos de su predilección fueron
los lepidópteros.
Seis son las especies de Pérlidos que Rambur citó como de
España, describiéndolas con los nombres de Perla hispánica, ma-
laccensis, barcinonemis, madridensis, bmtica y chlorella, y todas
ellas han podido ser referidas por H. Albarda á otras especies
conocidas anteriormente, después de haber examinado los tipos
mismos de Rambur que se conservan en la colección de M. de
Sélys de Long^champs, pasando dichos nombres á la sinonimia,
l)or lo que no merece la pena de rectificar los errores ortog'rá-
ficos de alg-unos de ellos. Véase el resultado del estudio del
Sr. H. Albarda.
Perla bcBtica Rb. es la cephalotes Curtís. El autor ha exami-
nado no solamente los tipos de Rambur, sino el de Ed. Píctet,
que cita esta especie de San Ildefonso, y todos ellos se refieren
sin g-énero de duda á la especie indicada.
Perla chlorella Rb. es la Chloroperla grammatica Scop. La
DE HISTORIA NATURAL. 205
variedad pálida de que habla Rambiir no se conserva en su
colección.
Perla harcinone^isisWo. es probablemente Iñmarffiuata Panz:
los restos que ha podido examinar el Sr. H. Albartla corrobo-
ran esta opinión ya expuesta por Brauer y Low en la pág-. 68
de su Nevroptera austríaca, al colocar aquel nombre aunque
con interrog'ante en la sinonimia del seg-undo.
Perla 'madridensis Rb. debe considerarse como una raza ó
forma de la misma marginata Pz. H. Albarda ha examinado
los ti[)Os de Rambur y los de Pictet. El c' se distingue porque
tiene las alas muy cortas, pero en todo lo demás es semejante
al de la P. marginata Pz. Ahora bien, como son frecuentes en
los pérlidos las variaciones en el desarrollo de las alas, y de
ello hay ejemplo en varias especies, de aquí la conclusión de
Albarda de que no debe por esta sola diferencia considerarse
como especie distinta. En la Q las únicas diferencias aprecia-
bles son que el noveno segmento ventral parece ser un poco
más largo y que los pequeños apéndices que hay al lado de la
base de los cercos son un poco más gruesos. La especie ha sido
encontrada también en Villa Real (Portugal) por el Rdo, Eaton.
Perla malaccensis Rb. es una verdadera Perla y no un Dic-
tycpteryx como lo supuso Pictet, que no conoció esta especie,
pero es idéntica á P. ftavive^itris (Hoffm.) Pictet. Citada de
Málaga por Rambur, ha sido también descubierta por el
Rdo. Eaton en Alraodóvar y en Sao Barnabe (Portug-al).
Perla hispánica Rb.; esta especie no es otra que el Dictijop-
teryx rectángula Pictet, que el Sr. H. Albarda cita también de
San Ildefonso.
Además, el Sr. H. Albarda considera la Perla Hageni Pictet
descrita por un solo ejemplar Q de los alrededores de Granada,
cuyo tipo no se conserva, como una variedad ó raza meridional
de la P. marginata Pz.
Ocupándose el Dr. Fr. Klapalek, de Praga, del estudio de los
insectos de esta familia, y habiéndole enviado todas las espe-
cies de mi colección para que las tuviera presente en la mono-
grafía que prepara, puedo comunicar á nuestros consocios la
lista de las determinadas por tan autorizado especialista, entre
las que se cuentan algunas que no se habían citado aún de
-206 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA
España. Todas ellas las he incluido en la colección del Museo
para contribuir al aumento de las de este orden, hoy bien es-
casas en aquel Establecimiento.
Dicti/opteryx rectángula Pictet, Navacerrada (Bolívar). Esta
especie se cita de España por primera vez.
Perla ahdominalis Burm., Gang-as (Flórez). Citada de España
solo por una indicación de Brullé en su obra Expédition scien-
ti fique a Crhnée.
P. margínala Pz., Navacerrada (Bolívar). Encontrada en Espa-
ña y citada con los nombres de barcinonensis y madridcnsis Rb.
P. cephalotes Curt., Panticosa (M. de la Escalera); San Ilde-
fonso (Bolívar). Citada de diversos puntos de España y por
Hambur bajo el nombre de lauca.
P. ff aviven Iris {Yío^m.) Pictet, Córdoba (Bolívar). Citada de
(itras localidades de la Península bajo los dos nombres de Perla
ffaviveniris y de Dictyopteryx maJaccensis ó malacensis.
Chloro2)e7'la grammatica Scop., Panticosa y Navalperal (Ma-
zarredo); Quero (Bolívar). Citada de Madrid por Rambur bajo
el nombre de P. chlorella.
P. ajffinis Pictet, Escorial (Lag-una); Córdoba (Bolívar). Ya
citada de España desde Pictet.
Isopteryx iorrentimn Pictet, Cercedilla (Bolívar). Su presen-
cia en la próxima Sierra es conocida ya desde Pictet.
1. Burmeisieri Pictet, Panticosa (Mazarredo); Villa Rutis en
La Coruña (Bolívar). Es la primera vez que se encuentra eii
España.
• Nemura ^ariegata Oliv., Río Moro (Bolívar). Conocida en la
Sierra próxima desde Pictet, y hallada además en otras locali-
dades de la Península.
N. Bolhari Klp., Río Moro (Bolívar). Especie nueva descrita
en el núm. 2 de nuestro Boletín (t. ii). Esta localidad se refie-
re á la provincia de Seg-ovia y se extiende desde Montón de
Trig'o hasta la estación del Espinar. La especie probablemente
se encontrará en otros arroyos de la Sierra.
N. fuhiceps Klp. , Madrid (Sanz de Dieg-o); Aranj iiez (Bolívar),
Junio; Madrid (Bolívar), Oct. Esta especie también ha sido des-
crita en el núm. 2 de nuestro Boletín.
N. lateralis Pictet.
N. lacustris Ed. Pictet, Navacerrada. Conocida en la Sierra
ílésde Pictet y hallada en otros puntos de España.
DE HISTORIA NATUliAL. 201
Treiiiojiteryx arcuata Klp., Río Moro (Bolívar). Nueva especie
descrita también en el número ya citado de nuestro Boletín.
T. Braveri Klp., Alcalá de Henares. Febrero de 1892 (Martí-
nez de la Escalera).
Además están representados en la colección por especies aún
no estudiadas los g-éneros:
Leiictra: Navafría y Puerto de Leitarieo-os (Bolívar).
Isosymus: Almadenejos (Ciudad-Real) (Boscá).
Algunos liqúenes de los alrededores de Barcelona
POR
U. MANl^EL LLENAS Y FERNÁNDEZ.
En la casi totalidad de los trabajos que se ocupan de floras
reg'ionales se nota lo atrasado de la Criptog'amia, preponde-
rando de un modo muy visible en tal desatención la parte co-
rrespondiente á los liqúenes.
En verdad que el estudio de estos veg-etales resulta difícil, y
se tropieza con el inconveniente de ser corto el número de
obras que de ellos se ocupan; razón por la cual, pocos son
los botánicos que acometen de lleno el estudio de la Liqueno-
log-ía.
En España raras son las obras que pueden servir para tal ob-
jeto: solo en la hermosa Flo7'a Española del Dr. Lázaro é Ibiza
se encuentran datos, si no completos, al menos indispensables
para los que como yo se inician en dicho estudio. Con la obra
mencionada, con la Nonvellc Flore des Lickens, par A. Boistel,
y con la alemana ^yuopsis der Pflan^enliiinde III Theil: Kryio-.
(/amen, von Dr. Johannes Leunis, Dritte Auflag-e von l)r. A. B.
Frank, clasificamos algunas especies, y lasque no pudimos de-
terminar, lo fueron por el disting-uido liquenólog-o Rdo. P. Lon-
g-inos Navas.
En la sig'uiente lista aparecen especies raras, cuya enume-
ración, y las que en lo sucesivo publicaré, creo interesantes y
de utilidad para el botánico que intente dar á conocer la flora
de los liqúenes de Espaiía.
De las especies contenidas en el catálog-o llamo la atención
sobre alg-unas, como son: Cladoniaverticillata Hoff.; Peltigera
rnfescens Nerk.; Physcia ccesia Hoíf.: Arihronia cinnaMrrna
208 boletín de LA SOCIEDAD ESPAÑOLA
Walld., y otras de que no hag-o especial mención y. que creo
de importancia por no estar citadas en nuestra flora, ó por 'lo
menos en nuestra reg'ión.
Han sido estas especies fruto de numerosas aunque breves
excursiones que he verificado por los alrededores de Barcelo-
na, acompañado de mi disting-uido amig-o y consocio D. Anto-
nio Casares Gil.
Cladonia rangiferina Hoff. \SíT. pungetis. Ach. — C. C. Tibida-
bo, Vallvidrera, Sarria, jVJontjuich.
Cl.fítrcata Huds. \2iV.paIamcea Acli.— Alg-o rara. Pantano, Ti-
bidabo.
Cl. furcaia Huds. var. pinnafa Flk. — C. Pantano, detrás del
Tibidabo, Font- grog-a.
Cl. furcaiaB.uás. var. píjiH(/¿((F\k.f.'' foliolosa Del.— Escasa.
Pantano, Tibidabo, Font-g'roga.
Cl. fimh'iaia L. var. simplex Weis. — C. C. sobre restos veg-e-
tales leñosos. Vallvidrera, Tibidabo, Hospitalet, etc.
Cl. fímlriata L. var. simphx f." oninor Hog-.— C. en los mis-
mos sitios que la anterior.
Cl. pixidata L. var. cJiloroiihcea Fik.— C. C, en los lugares
sombríos y en los ribazos húmedos. Tibidabo, Vallvidrera, Mon-
eada, Montjuich, etc.
Cl. foliácea Huds. Tar. alcicornis Lgditf. — C. C. formando ex-
tensos céspedes. Tibidabo, Vallvidrera, Moneada, etc.
Cl. sylvatica L. — Escasa. Mezclado con otras especies del mis-
mo g'énero en el Pantano.
Cl. verticillata Hoíf.— Muy rara. Solo dos ejemplares hallé:
uno en el Tibidabo y otro en Vallvidrera.
Cl. cervicornis Hoíf. — Bastante rara. Vallvidrera, Tibidabo.
Cl. vermicularis Swarz. — Alg-o rara. Tibidabo, Vallvidrera,
Font-g-rog-a.
Stereocaulon nanum Ach.— C. en las g-rietas, huecos y lug-a-
res sombríos. Vallvidrera, Tibidabo, ílorta, etc.
Ramalina evernoides Nyl. — C. C. en los árboles, especial-
mente en las ramas muertas. Vallvidrera, San Pedro Mártir,
Hopitalet, Tibidabo, etc.
R. fastigiata Pers. — C. Sobre los pinos y encinas. Pantano,
Tibidabo.
R. farinácea L. — C. en los troncos y ramas de los álamos.
Font-groga, Tibidabo.
DE HISTORIA. NATURAL. 209
R. calicaris L. — C. en los mismos lug-ares que la anterior.
Evernia Prunastri L. f.' mímela Scher. — C. sobre los pinos,
^'allvidrera, Rabasada.
Peltigera riifescens Nerk.— Alg-o rara. Encontré alg-unos ejem-
plares en Sarria.
Peltigera canina Ach.— C. C. Rabasada, Font-grog-a, Vallvi-
(Irera, Tibidabo, etc.
Ah'p/iromii/vi I^vigaf/iim Eoff.—C. en los mismos lugares que
la anterior.
Sticta pulmonacea Ach. — Escasa. Encontré unos ejemplares
en la Font-g-rog-a y en el Tibidabo, sobre las piedras y mezcla-
dos con musg-os.
Parmelia caperata L. — C. C. Tapiza la mayor parte de las ro-
cas de Vallvidrera, Tibidabo, San Pedro Mártir, Sarria, Horta,
etc., presentándose alg-unas veces sobre los troncos de las en-
víúnas y pinos.
P cons'persa Ehrh. var. latior Scher. — C. C, Vive con la ante-
rior, aunque prefiere lug-ares más secos. Rara vez sobre los ár-
boles.
P. conspersa Ehrh. var. stenophylla Ach.— C. Vallvidrera, Sa-
rria, Tibidabo.
P. perfórala Jacq. — Escasa. Vallvidrera.
P. lusitana Nyl. — Escasa. Vallvidrera, Tibidabo, Font-
g-rog-a.
P. trichotera Hue.— C. C. sobre las rocas, alg'unas veces mez-
clada con musg-os. Sarria, Tibidabo, Vallvidrera.
P. sulcata Tayl.— Escasa sobre las piedras. Vallvidrera, Font-
g-rog-a. Alguna vez adherida á las encinas.
P. isidiotyla Nyl.— Alg-o rara. Tapiza alg-unas piedras en la
Font-g-rog-a, Tibidabo.
P.proUxa Ach.— No tan abundante y en los mismos sitios
que la P. compersa Ehrh.
P. dubia Scher.— Tibidabo, San Pedro Mártir, Vallvidrera.
Physcia leplalea Ach.— C. C. en los troncos y ramas de los
-árboles, siendo también común en las piedras. Vallvidrera^ Sa-
rria, Horta, Tibidabo, etc.
Ph. muscigena Ach.— C. Tibidabo.
P/*^. ofeaír« Ehrh.— Escasa. Tibidabo, Sarria.
Ph. ceesia Hoíf. — Rara. Encontré unos ejemplares adheridos
á una roca silícea en el fondo de una cañada del Tibidabo.
T. ii.-Mayo, 1902. 15
510 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA
Borrera chrysophthalma DC— C. en las cortezas de los pinos.
Pantano, Tibidaho, Rabasada.
Xanl/ioriaparietina L.— C. C. sobre los árboles, piedras y te-
jados, Sarria, Tibidabo, Montjuicli, Yallvidrera, Rabasada, Hor-
ta, etc. , ^
X parietina L. f.** chJoHna Cheval. — C. adherida k las cor-
tezas de los árboles en los bosques sombríos, Pantano, Tibida-
bo, etc.
X. fariGtvMi L. var. aureola Ach.— C. C. sobre las piedras en
los lug-ares secos. Tibidabo, Montjuich, Sarria, Horta, Yallvi-
drera, etc.
X concolor Disks.— C. en las cortezas de los pinos. Tibidabo,
Yallvidrera, Font-g-rog-a.
. Squamaria crassa Huds.— C. en los ribazos y paredones hú-
medos. Yallvidrera, Tibidabo.
Lecanora rugosa Pers.— C. en los alg-arrobos. Tibidabo, San
Gervasio, Carmelo, etc.
L. Jiorrim Ach. — C. en las encinas. Yallvidrera, Tibidabo,
Horta.
L. parellakc\\.—C. C. formando extensos manchones en las
pizarras y demás rocas de Yallvidrera, Sarria, Tibidabo, etc.
L. aira Huds.— C. sobre las pizarras. Yallvidrera, Sarria, Ti-
bidal)o.
L. suIj fusca L.— C. C. en las cortezas de los árboles. Yallvi-
drera, Tibidabo, Horta.
L. sub fusca L. var. argentata Ach.— C. en los mismos lug-a-
res que la anterior.
L. suhfusca L. var. glahrata Ach.— C. mezclada con las an-
teriores.
L. sulphufea Ah.-C. «obre las pizarras. Yallvidrera, Tibi-
dabo.
Calophaca ferruginea E. Fr.— C. C. en la mayor parte de pie-
dras de los sitios alg-o húmedos. Sarria, A'allvidrera, Tibidabo,
Horta, etc.
Urecolariascriiposa Ach.— C. C. Yallvidrera, Tibidabo, Horta,
Santa Coloma de Gramanet, etc.
Aspicilia cinérea L.— Adherida á las calizas. Tibidabo, San
Gervasio.
■'.■■ 'Pertusafia lesophaca Ach.— C. en las cortezas de los álamos.
VaHvidrerá, Tibidabo.
: ■! UE.HIS.Tíi.HJA NATURAL. 21.1
• Tonmia ■vesicidaris Y{ofL.--V. V. en los ribazos. Tibidabo,
Vallvidrera, Pedralbes.
Placodium fuJgens Sw.— C. C. Tibidabo, Vallvidrera, Raba-
sada.
Psora liirida Sw. — Xo muy común. Tibidabo, Vallvidrera.
Lecidea contigua Fr.— C. sobre las pizarras. Vallvidrera, Ba-
dalona, Sarria.
L. parasema Ach. — Sobre las encinas jóvenes. Sarria, Vallvi-
drera, Tibidabo, etc.
L. pétrea Flot. \^x: concéntrica Dav. — Tibidabo, Horta, Pe-'
dralbes.
L. geograpMca L. xar. contigua Dill. — Escasa. Sobre las pi-
zarras. Vallvidrera,
O'pegraplta aira Pers,— C, sobre las cortezas de las encinas y
otros árboles. Tibidabo, Vallvidrera, Font-g*rog-a.
Graphis scripta Ach.— C. C. en los troncos de muchos árbo-
les, Vallvidrera, Tibidabo, Front-gTOga, Pedralbes,
Gr. scripta Ach, var. serpentina Ach. — C, en los mismos lur
g-ares que la anterior.
Arthonia cinnabarina Walld, — Escasa, Frout-groga.
Arth. dispersa Duf, — C, C, en los álamos formando abun-
dantes manchas blancas. Sarria, Vallvidrera, Tibidabo, Raba-
sada, Pedralbes, etc,
CoUema flaccidwm Ach.— C. C. en los lug-ares húmedos^ tapi-
zando las piedras. Vallvidrera, Tibidabo, etc.
Nota sobre la turba del delta del Ebro
D. JAIME FERRER Y HERNÁNDEZ.
Éri la excursión que el Dr, de Buen, con alg'unos de sus
alÜtnrios, verificaron al delta del Ebro el mes de Diciembre
próximo pasado, recogieron varios ejemplares de turba que me
encargué de estudiar. Como pocos han sido los medios de que
hé dispuesto, me limito á presentar esta pequeña nota, que no
es tüás'q^üe una ligera de.scripción de la mencionada turba.
En dios puntos dei delta se recogió la turba: en San Carlos de
la Rápita y en Amposta; aquélla, como más inmediata al mar,
es másr'eciente y además contiene mayor cantidad de mate-
212 boletín de la SOCIEDAD ESPAÑOLA
ríales tórreos. Se halla en el fondo de las charcas que forma
el río al desbordarse, en las que crece abundante vegretación
acuática, dominando los Carex, tifas, y la Nymjihmi alba L.,
cuyos restos, yendo al fondo, son los que constituyen la mate-
ria turbosa allí acumulada.
La turba húmeda forma una masa pastosa, filamentosa, en
la que se ven perfectamente los restos vegetales descompues-
tos y se halla atravesada por las raíces de Carex y Nyfuyhcpa,
que se entrecruzan formando una especie de malla. Contiene
gran cantidad de agua; desecada á 100° deja un residuo de 12,80
por 100, encerrando, por tanto, un 87,20 por 100 de ag-ua. Cal-
cinada en crisol abierto da 3,94 por 100 de cenizas y en apa-
rato cerrado 9 por 100 de cok.
1.a turba seca, es decir, en estado de servir de combustible,
es compacta, de estructura alg-o g-ranulada, densidad 1,341 y
forma tnasas de color neg-ro mate, más ó menos obscuro, seg"ún
la cantidad de materias extrañas que le acompañan; no se dis-
ting-uen más partes veg^etales que los rizomas antes indicados,
los cuales la atraviesan, y que por no estar aún carbonizados
>se destacan perfectamente del resto de la masa.
Entre los sedimentos turbosos se encuentran bastantes con-
chas de ag-ua dulce, pertenecientes en su mayor parte al g-é-
nero Bithynia.
Palmera (Phoenix dactylifera L.) ramificada de Barcelona
D. ENRIQUE MOLES OUMELLA.
Habiéndose dig-nado la Sección de Barcelona^ de la Sociedad
ESPAÑOLA DE HISTORIA NATURAL, eucarg-arme de hacer un dibujo
del ejemplar de palmera de dátiles ramificada, existente en el
Parque de Barcelona, teng-o el honor de presentar hoy el cita-
do dibujo, acompañado de alg-unas notas referentes á dicho
curioso ejemplar.
Hállase dicha palmera en uno de los parterres, situados
frente al Pabellón de la Sociedad Protectora de Animales y
Plantas y á no mucha distancia del estanque del Parque ci-
tado.
Viene á tener en conjunto de seis y medio á siete metros de
DH HISTORIA N^iTl'HAL.
213
altura, dé loscuale.^ corresponden unos tres y medio al tronco,
tomada esta medida desde el suelo á la parte superior de la
rama más alta, ó sea la del centro, y otros tres y medio metros,
próximamente, desde esta parte hasta la cima.
Las cinco ramificaciones del tronco poseen abundantes pal-
mas. En cada una de ellas pueden observarse claramente
hasta catorce cortes consecutivos, quedando el resto y en la
parte inferior confuso.
Presenta el tronco inferior único en la parte izquierda, casi
en el centro, una g-rieta que afecta la forma de triáng'ulo isós-
celes, con la base hacia arriba.
El gTueso es de treinta y cinco á cuarenta centímetros en el
tronco inferior único, y en las ramas de veinte á veinticinco
centímetros.
No hay duda que se trata del Phosnix dacii/lifera L., puesto
que las hojas de la palmera citada son radiantes y pectinadas,
214 boletín de la SOCIEDAD ESPAÑOLA
con los seg-mentos ag-udos y plegados long-itudinalmente; los
seg"mentos superiores están reducidos á espinas.
Sobre la presencia del manganeso en proporción notable
en un agua mineral de la provincia de Gerona
D. JÓSE CASARES GIL.
Que el niang-aneso existe en las ag'uas minerales, es un he-
dió conocido desde 1813, en que Vanquelin y Thénard, anali-
zando las ag'uas ferrug-inosas de Provins, encontraron dicho
elemento. Después ha sido señalado en muchas ag-uas mine-
rales, pero la mayor parte de las veces en cantidades no de-
terminables. En España se le cita en las ag-uas de Villar del
Pozo (Ciudad-Real), las cuales contienen, seg'ún el análisis
que publica el Anuario oficial, 0,002() de bicarbonato mang-a-
noso por litro; en las de Lanjarón (Granada), en que exis-
ten 0,00084 de óxido salino; el Sr. Garag-arza ha encontrado
indicios en las ag-uas del Gran Hervidero de Fuente-Santa; las
ag-uas de Verin, de Guitiriz y de Lugo (Galicia), y las ag-uas
de Centellas (Cataluña) que he analizado, contienen mang-a-
neso, si bien en pequeña proporción.
He tenido que analizar en estos últimos tiempos un agua
mineral muy interesante de la provincia de Gerona, situada á
unos tres kilómetros de la ciudad de este nombre y llamada
Fouh de la Pólvora. Pertenece al g-rupo de las bicarbonatado-
cálcico-mag-nésicas, y llama la atención desde el primer mo-
mento en el manantial la g-ran cantidad de ácido carbónico
que se desprende en forma de burbujas que se rompen en la
superficie de los tres pozos circulares donde está contenido,
produciendo un ruido que se o^^e á alg-unos pasos de distancia.
La atmósfera de los pozos es completamente irrespirable.
Para tener una idea aproximada de la cantidad de ácido
carbónico que se desprende en los pozos, se empleó una vasija
de vidrio cilindrica de capacidad C(niocida, y después de llena
de ag'ua é invertida se paseó por la superficie del ag-ua, ano-
tando el tiempo que tardaba en llenarse de g-as, y tomando el
promedio de varias operaciones. Teniendo en cuenta el diáme-
tro del pozo y efectuando los cálculo^ correspondientes, resul-
DE HISTORIA NATURAL. 215
ta que el pozo central, en que se hizo la operación, desprende
más de 2.670 litros de aquel gas por hora.
Calentando el ag-ua de la Fuente de la Pólvora en una cáp-
sula de porcelana se enturbia fuertemente, separándose carbo-
natos tórreos con un color parduzco queá primera vista podría
confundirse con carbonato ferroso. El color, sin embargo, no
es tan rojizo, y en algunos puntos de la superficie de la cápsu-
la, que corresponden á las porciones que la llama toca, apare-
cen manchas de un color pardo sucio. Este hecho me llamó la
atención, haciéndome pensar en la presencia del manganeso.
Los resultados del análisis cuantitativo confirmaron esta sos-
pecha. El agua tiene la composición siguiente:
Peso de los cuerpos disueltos en un litro de agua.
Acido carbónico libre 1,1965 gr. por litro.
Bicarbonato sódico 0,2052 —
Bicarbonato potásico 0,0232 —
Bicarbonato calcico 1,1257 —
Bicarbonato magnésico 0,2941 —
Bicarbonato ferroso 0,0049 —
Bicarbonato manganoso 0,0 114 —
Cloruro magnésico 0,0343 —
Sulfato calcico 0,0053 ■ —
Sílice 0,0292 —
Contiene además el agua muy pequeñas cantidades de litio,
bario, estroncio, ácido fosfórico, bromo y iodo.
Conviene hacer notar ante todo, que la determinación del
manganeso en las ag'uas presenta serias dificultades. La sepa-
ración del manganeso y el hierro es una operación muy deli-
cada, que exige gran práctica, y únicamente en manos de un
químico ejercitado puede dar resultados exactos. El apreciar
el momento preciso en que debe cesarse de añadir las gotas
de carbonato sódico es siempre algo incierto; la precipitación
posterior del manganeso con el sulfuro amónico y la loción
de un precipitado tan fácilmente oxidable puede dar marg-en
con la mayor facilidad á grandes errores.
No es de extrañar, por consiguiente, que haya habido algu-
nas divergencias de apreciación sobre la cantidad de manga-
neso que existe en determinadas aguas y que no deba otor-
^•arse una confianza ciega á las cifras exageradas que se leen
216 boletín de la SOCIEDAD ESPAÑOLA
en alg-unos análisis. Baste citar, por ejemplo, las ag-uas de
Cransac, en Francia, que, seg-ún Henry, contienen 0,507 gira-
mos de sulfato mang-anoso por litro, al paso que Blondeau solo
encuentra indicios de mang-aneso.
Una reacción muy sensible para descubrir el cuerpo de que
se trata es la de Hoppe-Seyler, que consiste en calentar la
substancia con ácido nítrico y bióxido de plomo. Se produce
entonces ácido permang-ánico y el liquido se colorea en rojo.
La presencia del cloro contraría ó impide la reacción.
Del resultado del análisis del ag-ua de la Fuente de la Pól-
vora se deducía que la cantidad de mang-aneso era considera-
ble, la proporción de cloro pejueñay que, por tanto, debía dar
directamente la reacción del ácido permang-ánico. La expe-
riencia confirmó esta suposición. Haciendo hervir en un ma-
traz 200 ce. de ag'ua de la Fuente de la Pólvora con bióxido
de plomo y ácido nítrico y dejando reposar alg-ún tiempo el
líquido turbio, aparece claramente un color rosado. Repitien-
do esta operación y prolong-ando la ebullición durante bastan-
te tiempo para que se expulse todo el cloro del cloruro, la
reacción se acentúa y el líquido queda teñido con un color
rojo intenso. Inútil es advertir que para estos ensayos debe
emplearse ácido nítrico puro, bióxido de plomo exento de
manganeso y esperar bastante tiempo para que el bióxido se
deposite.
Otra reacción que también puede emplearse para descubrir
el mang-aneso en el ag-ua de la Fuente de la Pólvora es la
fundada en la acción del bromo. Añadiendo al ag-ua cloruro
amónico y amoníaco permanece el liquido claro, pues la pe-
queña cantidad de hierro no da precipitado sensible: vertien-
do después ag-ua de bromo y amoníaco y calentando suave-
mente el líquido, se colorea poco á poco en amarillo, acaban-
do por separarse, al cabo de bastante tiempo, copos pardos de
peróxido de mang-aneso.
No teng-o noticia de que hasta ahora se haya indicado que
el mang-aneso se encuentra directamente en alg-unas ag-uas, y
en este sentido sería útil hacer un examen de varios manan-
tiales. Ensayando estos días una ag-ua procedente de Zarag-oza,
también muy carbónica y rica en bicarbonatos tórreos, descu-
brí en ella directamente el mang-aneso, y esto me lleva á pen-
sar que es posible que el hecho teng-a mayor g-eneralidad, y
DE HISTORIA NATURAL. 2n
que el manganeso exista en muchas aguas bicarbonatado-
terrosas en proporción considerable relativamente á ia canti-
dad de hierro que contienen.
Algunas observaciones sobre la coloración rojizn de ciertas
hepáticas
D. ANTONIO CASAKKS GIL.
La coloración roja que presentan alg'unas plantas en partes
donde existe clorofila debe ser un fenómeno poco estudiado
todavía. En las obras que he consultado apenas he encontrado
más que observaciones aisladas sin formar cuerpo suficiente
para dar una explicación satisfactoria del fenómeno. Una opi-
nión bastante g-eneralizada, sin embarg-o, es que la coloración
roja tiene por objeto favorecer la función clorofílica, y se funda
dicha opinión en que las hojas de ciertas plantas (Sedmn, Ma-
ho7iia, Sempervivam, etc.) toman aquel color en el invierno, y
en que las rodofíceas son propias de las zonas profundas del
mar, donde lleg-a poca luz.
Aparte de que no está demostrado con claridad que sean
únicamente los rayos rojos los que producen en la clorofila la
descomposición del ácido carbónico, y que autores como Van
Thieg-hem, fundándose en la experimentación opinan que los
rayos violados tienen una g-ran participación en el fenómeno,
nunca se ha observado experimentalmente que la falta de luz
produzca dicha coloración roja, y al contrario, los órg-anos que
muestran este color, como los brotes tiernos de varios Queráis-
y las hojas de las plantas antes citadas, pierden el color rojo
en la obscuridad si tienen calor suficiente y se vuelven verdes.
Además creo haber observado alg-unas especies, como el Picri-
diiim vul^fm'e Beaf. y í/mMliciis 2J&^idulmHs- ÜC, que crecen or-
dinariamente en lug-ares frescos, si arraigan en lugares viva-
mente iluminados muestran una coloración rojiza. Ejemplares
recogidos en un mismo muro, á igual altura y cerca unos de
otros, son verdes en los sitios sombreados y rojos en los ilumi-
nados fuertemente. Y no se puede decir que la diferencia de
color sea debida á un fenómeno de invernación ni á determi-
nado período de desarrollo, porque los hay de todas edades.
218 boletín de la SOCIEDAD ESPAÑOLA
No es mi objeto estudiar, ni mucho menos resolver el pro-
blema con toda g-eneralidad, y solo cito estos casos porque in-
dudablemente hay una estrecha relación entre ellos y lo ob-
servado en muchas Muscíneas Hepáticas principalmente.
Sobre este punto concreto la única indicación que encontré
en un párrafo de la obra de mi ilustre profesor K. Goebel (1), en
que dice que la coloración rojiza de alg'unas Muscíneas está
en relación con la luz, en muchos casos por lo menos, como lo
demuestran varias FruUanias, SjJhagnwm, Gfymnomiírñim, et-
cétera, cuyo lado más iluminado, y especialmente si les da el
sol, toman un color obscuro más ó menos rojizo. En otros casos
parece inclinarse á la opinión de Stalit, admitiendo la absorción
de calor como causa, ó mejor dicho, como finalidad de esta
coloración.
No puede neg-arse, en efecto, que el color de las FriiUania
Tamañsci y F. dilatata está en relación muy íntima con la luz
que reciben, siendo tanto más obscuro cuanto más iluminado
es el lug"ar donde crecen. En los sitios sombríos ó cultivados
con escasa luz no presentan su matiz característico: son verdes
y en cambio casi neg-ras en lug-ares muy soleados. Esto mismo
se observa en otras hepáticas, aunque con menos intensidad
que en las FrwUamas, que están organizadas las especies de
este g-énero para vivir en sitios más secos y descubiertos. Es
más; en un mismo ejemplar pueden observarse cambios en la
intensidad del color en relación con las anfractuosidades del
soporte y obstáculos que disminuyan la cantidad de luz.
Evidentemente en estos casos la coloración rojiza no está
destinada á absorber mayor cantidad de rayos luminosos ni
caloríficos.
Todas las plantas tienen un óptimo de calor, humedad y luz,
j poseen disposiciones especiales para reg'ular estos ag-entes:
la coloración cobriza de las hepáticas me parece que no tiene
otro objeto las más veces que impedir la acción demasiado in-
tensa de la luz, y especialmente de los rayos más refring-entes
del espectro, reg-ulándolos seg-ún la cantidad de luz. Esta inter-
pretación me parece lóg-ica en la mayoría de los casos y se re-
fuerza con el resultado de las experiencias de Jonsson, de las
(I) Organographie der Pllanzen —II Teil. Bryophytea.
DE HlSTüKIA NATURAL. '219
que deduce que en la Fridlaiiia Tamarisci de color obscuro
son menos vivos los cambios nutritivos y g-aseosos.
Creo también que esta misma interpretación es aplicable al
color de las rodofíceas que, por vivir bajo una capa espesa de
ag-ua de mar, en la luz que reciben predominan los rayos
químicos, y también de este modo podría explicarse el color
de las hojas de aquellas plantas que podríamos llamar inver-
nantes de hoja perenne, y hasta el color rojo de los brotes
tiernos de otras plantas, pues es sabido que los fenómenos de
reproducción celular, cuando hay calor suficiente, se verifican
con preferencia en la obscuridad, y que los rayos de la mitad
más refrang-ible del espectro entorpecen el crecimiento cuando
son muy intensos.
Más difícil parece, á primera vista, explicar seg"iin esta hipó-
tesis el color rojizo, á veces sumamente intenso, que presentan
las hepáticas frondosas. Mientras que en las foliosas que cre-
cen aplicadas á un soporte, es en la cara superior donde prin-
cipal ó exclusivamente reside el color (que como es sabido
está en las hepáticas depositado en las membranas celulares),
en las frondes de otras hepáticas aparece en. la cara inferior.
Entre estas hepáticas hay alg'unas, como la Targionia hypo-
■phijlla y la GrimaJdia dicJioioma, las cuales crecen en estos alre-
dedores, y que normalmente tienen un color casi neg-ro en la
cara inferior. Estas especies son propias de los lugares más
secos y más soleados entre aquellos en que suelen crecer las
hepáticas, y presentan notable tendencia á arrollarse cuando
están secas. Si las observamos en estos días de primavera, las
veremos á las primeras horas de la/ mañana con las frondes
extendidas y húmedas por el rocío; pero al poco tiempo de
darles el sol se secan y se arrollan sus bordes de modo que la
cara inferior obscura pasa á ser superior. En este estado, con
la cara inferior obscura vuelta á la luz resisten mucho á la in-
solación. Las que yo he cultivado manteniéndolas constante-
mente húmedas y con las frondes desarrolladas, todas se me
han muerto exponiéndolas al sol. Los brotes ventrales, en el
primer período de desarrollo, tienen el mismo matiz obscuro
por la cara superior que por la inferior, porque al arrollarse la
fronde quedan bañados de luz por todos lados.
Donde más fácilmente puede verse esta relación entre la luz
V el color de la cara inferior de la fronde es en la Reboulia he-
'¿20 BOLETÍN DK LA SOCIEDAD ESPAÑOLA
misphcBrica. Los ejemplares recog-idos en sitios soleados tienen
un color rojo tan pronunciado en la cara inferior, que ofrecen
á veces reflejos azulados ó verdosos como la fuchsina; los re-
cog*idos en sitios más sombreados poseen menos color y solo
en los bordes, y finalmente, los que crecen en sitios con muy
poca luz solo tienen coloreadas las escamas. En los ejemplares
de Mardianlia, RehoítUa, Targionia y Gfrvmaldia, que he cultiva-
do con luz muy escasa, desapareció la materia colorante de la
cara inferior, quedando solo las escamas coloreadas. Estas no
he conseguido decolorarlas por completo; solo lleg-aron á pali-
decer especialmente en la base. Aunque las escamas están im-
plantadas en la cara inferior en el lug'ar más resg-uardado de
la luz, son en realidad órg-anos de la cara superior en donde
tienen la principal función: la de recubrir el punto vegetativo
proteg-iéndole contra los ag-entes exteriores, cuando ulterior-
mente pasan á la cara inferior y no tienen otro papel que favo-
recer la imbibición (Goebel), son restos de un órg-ano de la cara
superior en la que aparecen como manchas rojas cubriendo los
puntos veg-etativos. La MarchanUa polyinorpha presenta tam-
bién estas particularidades, pero no tan claramente como la
Reboulia hetnisp/uerica .
Una observación para terminar: encontré unas frondes de
Lmmlaria vulgaris que excepcionalmente crecían en un lug'ar
soleado y excepcionalmente también presentaban marcada
tendencia á arrollarse y tienen las escamas y el borde de la
fronde de color cobrizo.
Repito que no pretendo haber resuelto el problema. Hay
casos, como el del color rojo de los anteridios de la Limularia,
Grimaldia, RehonUa, y el violado rojizo de los pelos radicales
de la^ Fossombronias, para las cuales no encuentro explica-
ción. Mi objeto es solamente exponer alg-unas experiencias y
observaciones sobre el tema asunto de esta nota (1).
(1) El autor presentó á la Sección acompañando ;'i esta nota ejemplares de Umbili-
eus pendulinos DC, Picridiiim vtclgare Desf., Frullania Tamarisci, F. dilatada, Mar-
thantia poli) mor pha, Reboulia hemisphferica, Qrimaldia dichotoma, Targionia hypophy lia
y Lunuluria vulgaris.
DE HISTORIA NATURAL. 221
Nota sobre algunos Crisídidos de Siria
D. RICARDO garcía MEKCET.
Entre los insectos recogidos por el Sr. Martínez de la Esca-
lera durante la expedición que, en 1898, hizo al occidente de
Asia, fig-ura una serie de crisídidos que hoy forma parte de las
colecciones de nuestro Museo de Historia natural y que, por
este motivo, he tenido ocasión de estudiar y clasificar deteni-
damente.
La mayor parte de las especies que componen dicha serie
eran conocidas y estaban citadas de la reg'ión en que las cap-
turó el Sr. Escalera. Sin embarg'o, como entre ellas observo
algunas particularidades que deben conocerse, comunicaré á
la Sociedad la lista completa de los insectos que constituyen
aquella serie, contribuyendo así, siquiera sea de un modo mo-
desto, al estudio de la interesante fauna de Siria.
Hé aquí, ahora, la relación de los crisídidos asiáticos á que
estoy refiriéndome:
Notozm productm var. vulgalus Buys. — Localidad: Alexan-
dretta.
EUampus politus Buys. — Marache.
— aiiratus L. var. aMominalis Buys.— Alexandretta
y Marache.
Holopyg a gloriosa F. var. amcenula Dth. — Marache. Esta va-
riedad no estaba citada de Siria.
H. férvida F. var. Buyssoni var. nov. — Difiere esencialmente
del tipo fabriciano por la puntuación g-ruesa, desigual y rugo-
sa del abdomen, que también conserva el mismo carácter,
excepto la rugosidad, en el tórax. La coloración del cuerpo se
asemeja mucho á la del tipo, pero el área media del mesonoto
es bronceado verdosa en su mitad posterior. Las mesopleuras
son azulado verdosas, con una mancha dorada sobre todo el
borde anterior. En los tarsos se observan tres uñas de la forma
y disposición típicas. 9.— Localidad: Alexandretta.
Dedico esta variedad al eminente entomólogo francés M. Ro-
berto du Buysson, como testimonio de agradecimiento á las
muchas deferencias que de él tengo recibidas desde que le
■2=>-2 boletín de la. sociedad española
consulté alg-unas dudas y dificultades que me ha venido ofre-
ciendo la revisión de los crisídidos de España en que actual-
mente estoy ocupándome.
El Sr. Buysson, á quien comuniqué esta variedad después
de haberla estudiado, me manifiesta que es muy interesan te,
porque establece, dentro de la II, fermda F., el tipo de la
H. gloriosa F. var. ¡mnctaíissima Dalí.
Este hecho, y otros de orden análog-o, pero inverso, que he
"tenido ocasión de observar en la H. gloriosa F., tipo, demues-
tran que la puntuación no tiene en este g-rupo de insectos el
carácter específico que se le venía dando. En efecto, la H. punc-
tatissima Dah., que se conservaba en las monog-rafías de crisí-
didos como especie buena, la considera ya el Sr. Buysson como
una simple variedad de la //. gloriosa F.
Hedychrnn lucidulnm F. — Marache.
CJirgsis pustulosa Ab. var. orientalís Buys., Akbés y Ag-hir.
— Los ejemplares que han servido al Sr. Buysson para estable-
cer esta variedad procedían de Jaffa.
C/i. Jopyensis Buys. — Bimbog-ha Dahg-.
■ Ch. angnstifrons Ab.— Akbés.
Olí. Leachi, Shuck. — Marache.
Ch. MdentataL. \'Av. ouaculifrons Buys, Marache. — Esta va-
riedad no ha sido hasta ahora citada de Siria.
Ch. splendiduJa Dah. var. asiática Mocs. — Akbés. Tampoco
esta variedad estaba citada de Siria.
Ch. mutaUlis Buys. — Marache y Akbés.
Ch. incisa Ab., Buys.— Akbés. El único ejemplar o^' que figu-
ra en la serie en que estoy ocupándome, difiere de todos los
demás de esta especie que he examinado por la puntuación
g-ruesa de todo el cuerpo y lig-eramente por la coloración, que
es alg"o más dorada.
Ch. GrohmanniDsh. var. singula Rad. Q Akbés.— Esta bella
•variedad solo estaba citada por su autor, el g-eneral Radosz-
■kowsk3% como de la provincia transcaspiana.
La descripción se hizo sobre ejemplares Q, como el captura-
do por el Sr. Escalera. El -y continúa siendo desconocido.
Ch. GrohínámiiDah. var. Bolivari, var. nov. — Menos robusta;
ihás estrecha y alarg-ada que el tipo; del que difiere, además,
por la coloración, verdosa de la cabeza y tórax, con un tinte
ató'áriílo dorado sobre el borde anterior del pronoto y el escu-
DE HISTORIA NATURAL. l^^
déte. El abdomen es también de color distinto, pues el primer
seg-mento es verde, con dos manchas doradas á los lados; el
segundo dorado anaranjado con una mancha trian<j;-ular verde
azulada que arranca de la base y ocupa el centro del anillo, en
dos tercios de su extensión, y el tercero también dorado ana-
ranjado con el borde apical azul verdoso. El vientre es de color
verde dorado, con el seg-undo seg-mento manchado y bordeado
de neg'ro. La puntuación es más apretada, sobre el pronoto y
mesonoto principalmente, que en la forma típica. Long-itud
7 mm. -r'. Localidad: Marache.
, Dedico esta variedad á mi antig-uo maestro D Tg-nacio Bolí-
var, :') cuya gTan ilustración y entusiasmo por las ciencias na-
turales se debe, indudablemente, el que no se haya perdido en
España la afición á los estudios entomológicos.
La Santolina oMongifolia B., de Sierras de Gredos, Béjar y Gata
D. MARCELO RIVAS MATEOS.
El acentuado polimorfismo que presenta la Santolina oblon-
?M -Bóiss. hace que alg-unos ejemplares sean de difícil cla-
sificación ó por lo menos se necesite para ello un atento estu-
dio por pvarte del naturalista. • ... ..'
La mencionada especie es muy abundante en la Sierra de
Gredos y más en las de Béjar y Gata; ordinariamente no sube
á mucha altura y suele quedar formando rodales en los ribazos
de las montañas, en sitios expuestos al Mediodía. Sin embargo
de lo dicho, nosotros hemos recogido ejeniplares en la Sierra
de Gredos, un poco antes de llegar á la Lag-una y á una altitud
que no bajaría seguramente de L500 metros.
Los caracteres esenciales de la Santolina ohlongi folia Boiss.,
son los siguientes: de dos decímetros á un metro de longitud,
sufruticosa y muy ramificada; tallos ascendentes ó poco ra.s-
treros, cubiertos en la mitad superior de un tomento blanque-
cino y sedoso. Hojas lineares y mucronadas las de los ramos
ñoridos, oblongas y festonadas las de los estériles. Receptáculo
hemisférico. Hojas del involucro empizarradas y con tomento
blanquecino. Aquenios tetrágonos, á veces de contorno trian-
gular y desnudos.
-224 boletín de LA SOCIEDAD ESPAÑOLA
Para concretar este estudio, y con el objeto de que resulte
práctico, á continuación damos una clave para diferenciar las
formas más frecuentes de la Santolina ohlongifoUa Boiss., de
Gredos, Gata y Sierra de Béjar.
Hojas de las ramas estéri-
les pinnado-partidas: / ^
1 , j T ^ • 1 } I • pinna la.
I las de las ramas floridas i
Aquenios I mucronadas y enteras.,
tetrág-o- V Hojas de las ramas estéri-
nos. . . . j les espatuladas ó parti- J
das; oblong-o-cuneifor-
ines, las de las ramas
f. úbtnsi fo-
( lia Wk.
Ramas to , , . ,
' floridas
mentó- ( . . ,
1 Aquenios de contorno trians-ular; lio- ,
sas \ . , !
I jas no mucronadas: las de las ra- i
f mas estériles con el borde revuelto ( f. rusmarini-
como las del romero y alg-o denta- i folia.
das; las de las ramas floridas muy 1
1 alargadas y hendidas
J{amas verdes, lo mismo que las hojas: hojas su- \
periores enteras ó casi enteras; las inferiores f f. ceratophy-
son: unas hendidas (las menos) y otras muero- \ lia Wk.
nadas, con el borde revuelto y dentadas ;
BOLETÍN
SOCIEDAD ESPAÑOLA DE HISTORIA NATURAL
Sesión del 4 de Junio de 1902.
PRESIDENCIA DE DON FEDERICO OLÓRIZ.
El Secretario leyó el acta de la sesión anterior, la cual fué
íiprobada.
Correspondencia.— 8e dio cuenta á continuación de las sig-uien-
tes comunicaciones recibidas:
Del Secretario científico de S. M. el Rey de Portug-al, anun-
ciando el envío de la obra xBulletin des campagnes scientifi-
ques accomplies sur le yaclit «Amelia». Volumen i, el cual se
ha recibido, en efecto, con una dedicatoria autóg-rafa de S. M.
el Rey de Portug'al.
Del Profesor Albert Gaudry, dando expresivas g-racias á la
Sociedad por el envío de las últimas publicaciones.
De la Universidad del Colorado, anunciando el envío del
número 1, volumen i de la Revista de aquel Centro científico
intitulada «üniversity of Colorado Studies», y solicitando el
■cambio de publicaciones.
Del Sr. E. Cannaviello, de Ñapóles, dando gracias por la pu-
blicación de su trabajo.
— Se acordó contestar al Sr. Secretario científico de S. M. el
Rey de Portug-al, expresándole la g*ratitud de la Sociedad por
el envío de su valioso trabajo, y especialmente por honrarla
con su autógrafo que avalorará tanto esta adquisición impor-
tante para nuestra Biblioteca, y acceder al cambio solicitado
por la Universidad del Colorado.
También se acordó aprobar la resolución de la Junta Direc-
tiva respecto á la proposición del Sr. Hernández Pacheco sobre
T. II.— Junio, 1902. 16
226 boletín de LA SOCIEDAD ESPAÑOLA
la fecha con que han de aparecer en la Lista de Socios las Cor-
poraciones que vienen siendo suscritoras y que ahora pasan á
la categ'oria de socios, y por la que se propone fig-uren con la
que acredite mayor ailtig-üedad en sus relaciones con la So-
ciedad. rg"ual criterio se aplicará á los socios que habiendo
-dejado de fig-urar durante alg-ún tiempo en la lista vuelvan á
ser incluidos en ella.
Admisiones. — Quedaron admitidos como socios numerarios
D. Máximo de la Riva, Auxiliar de la Facultad de Farmacia de
Santiag'o, presentado por el Sr. Lázaro; D.Narciso Duran, Far-
macéutico Título de honor de los ilustres Coleg-ios provinciales
de Barcelona, Lérida y Navarra, Director de la Revista profe-
sional, Canet de Mar (Barcelona), y D. Ramón Llord y Gam-
boa, Doctor en Medicina y Licenciado en Ciencias, con resi-
dencia en Madrid^ presentados por los señores Azpeitia y
Blanco.
Comunicaciones verbales. — El Sr. Font y Sag'ué anuncia que ha-
biendo de emprender en breve una excursión científica á Ca-
narias y á la península de Río de Oro , ag-radecerá cuantas
noticias se le den relativas á esta última, y ofrece sus servicios
como recolector á todos los señores socios que deseen poseer
producciones naturales de aquellos territorios, manifestando-
que ya había recibido encarg-o de alg"unos de ellos para reco-
g*er diversos seres é indicaciones para su mejor conservación.
— El Sr. Presidente dio g-racias en nombre de todos los socios
al Sr. Font y le deseó una feliz campaña.
— El Secretario anunció que se había hecho tirada aparte del
interrog^atorio sobre terremotos, publicado en el acta última de
Mayo, y que estaba á disposición de los señores socios que
deseasen utilizarle para enviar datos. Este cuestionario ha
sido reproducido por El Liberal de Madrid indicando que pro-
cedía de nuestro Boletín. También participó á la Sociedad
que varios de nuestros consocios habían sido nombrados cate-
dráticos en recientes oposiciones, encontrándose en este caso
D. Luís Simarro, que había obtenido la cátedra de Psicolog-ía
experimental de Madrid ; D. Lucas Fernández Navarro, la de
Cristalog-rafía de la misma Universidad; D. Antonio Greg-orio
y Rocasolano, la de Química g-eneral de la Universidad de
DE HISTORIA NATURAL. 2-21
Barcelona; D. Pedro Moyaiio, la de Fisiología de la Escuela
de Veterinaria de Zarag-oza, y D. Faustino Esplug-a, la de
Historia natural del Instituto de Toledo. La Sociedad acog-ió
con satisfacción estas noticias y acordó constase en el acta la
felicitación á los consocios mencionados.
— El Sr. Bolívar participó que la colección de meteoritos del
Museo de Historia natural de Madrid, ya bastante rica, pues
cuenta con representación de 80 caídas, se acaba de enriquecer
con dos valiosos ejemplares: uno, el de Guareña, que pesa 29
kilos, y es el segundo en tamaño de la expresada colección, y
otro, el que hizo explosión en Madrid en 10 de Febrero de 1896,
que pesa 143, 19 gramos, y es el mayor trozo de esta caída que
se conoce. Ambos ejemplares pertenecieron al Sr. Cánovas del
Castillo y fueron cedidos generosamente por sus herederos al
Observatorio meteorológico de Madrid, cuyo ilustrado Director,
D. Augusto Arcimis, los ha cedido á su vez, con autorización
del Gobierno y de los herederos, al Museo de Historia natural.
Ambos ejemplares han sido descritos y representados en nues-
tros Anales (1). Manifestó después el mismo Sr. Bolívar que el
Museo había quedado abierto al público, siquiera no estuviese
terminado el arreglo de todas las colecciones y ser provisional
la instalación de algunas. La Sociedad oyó con gran satisfac-
ción ambas noticias.
— El Sr. Rodríguez Mourelo disertó sobre los modernos tra-
bajos referentes al radio, cuyas singularísimas propiedades
interesaron vivamente á los señores socios presentes.
— El Sr. Vázquez dijo lo siguiente:
«Tengo el sentimiento de participar á la Sociedad el falle-
cimiento de nuestro consocio de Barcelona, D. Miguel Cuní y
Martorell, ocurrido el 14 de Mayo último. Era uno de los socios
más antiguos, pues ingresó en 1872.
Pocas palabras diré para honrar la memoria del finado, me-
nos conocido de lo que en justicia merecía, merced á su extre-
mada modestia, que igualaba á sus méritos y saber.
(1) Calderón y Quiroga: EsUidio petrográ^flco del Meteorito de GuareTta, Badojoi.—
Anales de la Son Esp. de Hist. nat., t. xxii, 1893. La fig. 1.' de la lám. i repre-
senta el ejemplar aludido.
Gredilla: Estudio pelrográ.Uco del meteorito de Madi'id.—h.'SKi.'ESDT!:, la Soc. Esp. de.
Hist. nat., t. xxv, lS9fi. La flg. L' de la lám n representa el ejemplar donado ahora
al Museo.
•>28 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA
Ha muerto á los 74 años, y desde muy joveu se dedicó al es -
tudio de las ciencias naturales, luchando con dificultades
notables por falta de libros y de maestros que le dirigieran,
mas todas las logró vencer gracias á su incansable constancia.
Mucho influyó en determinar su vocación el haberse estable-
cido en un pueblo de Cataluña el entomólogo alemán Him-
mighoífen. con cuyo auxilio y los consejos é instrucciones que
recibió de nuestro inolvidable D. Laureano Pérez Arcas, consi-
guió encauzar sus estudios y perfeccionarlos, entrando en
breve en correspondencia con muchos distinguidos naturalis-
tas extranjeros.
Fué Cuní y Martorell un propagandista incansable del estu-
dio de las ciencias naturales, y á él se debe en gran parte la
afición desarrollada hacia ellas desde hace algún tiempo, en
muchos jóvenes de la capital del Principado.
En 1874 publicó su «Catálogo de Lepidópteros de los alrede-
dores de Barcelona», y posteriormente han aparecido en nues-
tros Anales otros trabajos suyos, entre ellos los catálogos de
insectos de los diversos órdenes de los alrededores de Barce-
lona y de Calella (su pueblo natal), obras de un interés gran-
dísimo para la formación en su día de un catálogo general de
la fauna de la Península. También han visto la luz pública
otros muchos trabajos en diferentes revistas locales, y última-
mente estaba en publicación á su fallecimiento un tratadito
sumamente curioso y ameno, titulado «Lecciones teóricas y
])rácticas de Entomología».
Era además el finado un excelente botánico, pue.^ esta parte
de la ciencia fué la primera que cultivó con el ardor que ponía
en todos sus empeños, antes de dedicarse á la Entomología,
en la que logró rayar á tan envidiable altura».
La Sociedad acordó consignar en el acta su sentimiento por
la pérdida de tan distinguido socio,, y encargó al Sr. Vázquez
Figueroa que en su nombre diera el pésame á la familia del
finado.
— El Sr. Dusmet dio noticias sobre un trabajo que tiene en
preparación referente á «Las avispas de España», y del que
presentó la primera parte; en él se citan varias especies no
mencionadas de nuestra Península y se trata en todas de su
distribución geográfica en la misma.
— El Sr. Lázaro presentó ejemplares frescos de dos especies
DE HISTORIA NATURAL. 2D
de hong'os microscópicos que acababa de recog-er en el Jardín
Botánico, Uno de ellos pertenecía al Cystopus candidus Lev. ó
roya blanca de las cruciferas, y aparecía sobre las hojas de la
Cochlearia Armoracia en gran cantidad, formando grandes
placas ó rosetas blanco-amarillentas en el envés de las hojas
adultas, y cubriendo casi por completo las hojas jóvenes, cuyo
desarrollo impedía. La otra especie era el Phragmidinrii incra-
salum Lk., una de las royas de los rosales, de la que, según
dijo, existían en dicho jardín varios rosales plagados. Esta es-
pecie presentaba en las hojas de la Rosa ceníi/oUa dos fases
bien caracterizadas, una la ecídica, que se presentaba como
manchas extensas y prominentes de color anaranjado rojizo
muy vivo, y otra la adulta ó de las teleutosporas, que aparecía
como puntos pardo-negruzcos bastante pequeños.
A propósito de estos ejemplares expuso que no los presentaba
como cosa de gran novedad, pues aunque el conocimiento de
dichas especies no estuviese muy vulgarizado, eran ya cono-
cidas, y él mismo las venía recogiendo en igual época en la
mayoría de los años anteriores. Las mostraba solo como curio-
sidad; los del Cystojms por su gran desarrollo y por existir so-
bre el rábano rusticano, hecho menos común que su hallazgo
en la bolsa de pastor y otras cruciferas en que solía encontrarse
en las inmediaciones de Madrid; el Phragmidium por lo bien
que, aun á simple vista, podían distinguirse las dos fases.
Hizo notar cuánto interesaba en muchos conceptos el cono-
cimiento de los hongos microscópicos que tantas enfermedades
producen en los vegetales, sobre todo los peronosporáceos,
ustilagináceos, uredináceos y erisifáceos, grupos poco estudia-
dos en España y sobre los cuales llamaba la atención de los bo-
tánicos por la importancia de conocer cuántas y cuáles eran las
especies de estos grupos que formaban parte de nuestra flora;
que indudablemente faltaba mucho por descubrir en estos gru-
pos de criptógamas, de las que en estos últimos años había re-
cogido bastantes, y comprobado lo mal conocidas que están,
por lo que actualmente las atendía con predilección, habiendo
adquirido medios para su estudio y esperando que se repitiera
el caso ocurrido con los liqúenes, de los que, merced al esfuerzo
de tres ó cuatro personas, se conocían hoy doble número de
especies que las citadas al aparecer el primer tomo de su
Flora (1896).
230 BOLETÍN DE LA. SOCIEDAD ESPAÑOLA
Hizo constar que solo tenía noticia de un naturalista español
que especialmente se hubiese ocupado de hong-os de esta na-
turaleza, y que éste era nuestro consocio sevillano, D. Manuel
Paúl y Arozarena, quien había reunido una interesante colec-
ción local, y terminó indicando que, sin duda por lo lluvioso
de la primavera, en el presente año habían aparecido con pro-
fusión los hong"os microscópicos, permitiéndole esto recoger
abundantes y buenos ejemplares de otras especies, como el
Uromyces rumicnm, Puccinia Vííicíb, yEcedium Aristoloqmfe y
otras no menos interesantes.
— El Sr. Calderón dio las sig-uientes noticias bibliográficas:
1/ M. H.-E. Sauvag-e. — Lafauneichthyologiqnedescalcaires
Hthographiqnes de ¡a province de Lérida, Espagne.
En la sesión de Abril último de la Sociedad g-eológ-ica de
Francia, este reputado paleontólog'o ha dado cuenta de lás es-
pecies de peces fósiles recogidas por el 8r. Vidal en Santa Ma-
ría de Meja, Mont Sech, en calizas litog-ráficas que corresponde
á los conocidos horizontes de Baviera y del Bug-ey. Se refieren
los hallazgos del yacimiento español á 8 especies: un LejJtoJepis
Voithi Ag., característico de las calizas de Solenhofen; un Le-
¡ñdotus afine al ItMeri ThioU. del Bngey, y otra especie nueva
próxima al notopterus Ag. de Baviera y del Bugey; un Microdov
afine al Egerlom Thioll., quizás individuo joven dedichaespe-
cie; y, en fin, el ^éuevo ^Elhalion Thioll., solo conocido hasta
ahora por dos ó tres especies, y que aparece representado en
Lérida, por otras dos, una de las cuales es notable por su gran
talla.
Termina la referida nota con las consideraciones siguientes:
^<Las afinidades de la fauna ictiológica de las calizas litográfi-
cas de la provincia de Lérida son evidentes, como se ve, con las
de Baviera y del Bugey; sabemos, de otra parte, que estas dos
regiones poseen especies comunes Pero hay más: el Sr. Vidal
ha recogido en Santa María de Meja vegetales que, estudiados
por M. Zeiller, han proporcionado el PlagiophyUum driníneum
Sap., característico de la flora del Bugey. La asimilación de
estas calizas de Lérida con las de Baviera y del Bugey, es pues,,
completa.);
2.^ Nuestro consocio el Sr. Fernández Gatta me ha enviado
un número de El Lábaro, que se publica en Salamanca, en el
cual se dan noticias del descubrimiento realizado de huesos
DE HISTORIA NATURAL. 231
fósiles incrustados en caliza terciaria en el pueblo de Villama-
yor, de dicha provincia. Estos restos consisten en un fémur de
paquidermo y en un incisivo y un molar pequeños, al parecer
de insectívoro; restos, como se ve, escasos todavía, pero de
cierta importancia como indicio para nuevos hallazgos en una
provincia en que hasta ahora no se había realizado ning-uno
semejante.
Secciones — La de Barcelona celebró sesión el 21 de Mayo de
1902, bajo la presidencia de D. Carlos Ferrer.
— El Sr. Presidente participó haber fallecido nuestros con-
socios Sres. Chaquert y Cuní y Martorell ; se acordó por una-
nimidad constara en actn el profundo sentimiento de los pre-
sentes por tan irreparables pérdidas.
'^ — El Sr. Rivas Mateos dio alg-unas noticias del acto, para el
que fué comisionado por la Sociedad, de la inhumación de los
restos mortales de M. Lacaze Duthiers. En primer término in-
dicó lo bien que fué acogido en Banyuls-sur-Mer dándole, puesto
preferente en todos los actos oficiales, por la representación que
llevaba. La Sociedad Española de Historia natural fué siem-
pre recordada con cariño, haciéndose votos por su prosperidad.
— Se hicieron cuatro propuestas de socios numerarios.
— Se presentaron las notas sig'uientes:
«Sobre el paso del Oxylo2)hus gJandariiis Bp.», por D. Pedro
Antig-a.— «La presencia del metano en las ag'uas minerales de
Tona», por D. José Casares. — «La cápsula de la Homalia Lusi-
tanicny>, por D. Antonio Casares Gil.— «Nota preventiva sobre
la estructura de los apéndices cecales de las aves>>, por D. Car-
los Calleja.— «Minerales del Cabo de Creus», por D. Jaime
Ferrer.— «Dig-estión de las levaduras^;, por D. Aug-usto Pí y
Suñer.
—La Sección de Zaragoza celebró sesión el 26 de Marzo de
1902, bajo la presidencia de D. Hilarión Jimeno.
El Sr. Moyano leyó una nota biográfica del socio fundador
de esta Sección, el limo. Sr. D. Calixto Pardina y Esteban, y el
Sr. Soler otra sobre la enseñanza práctica de la Historia natural.
—En la sesión del 28 de Mayo, que presidió D. Patricio Bo-
robio, fué propuesto como socio de número por el Sr. Moya-
no, el Catedrático de la Escuela de Veterinaria D. Demetrio
Galán y Jiménez.
232 boletín de LA SOCIEDAD ESPAÑOLA
El Sr. Presidente manifestó que se acordase haber visto con
satisfacción la propuesta para Catedrático de Química de la
Universidad de Barcelona de D. Antonio Greg-orio Rocasola-
no, ex-Secretario de esta Sección, y la de D. Pedro Moyano,.
actual Secretario de la misma, para la de Fisiolog-ía é Higiene
de la Escuela de Veterinaria, y así se acordó por unanimidad.
El Sr. Borobio presentó unos objetos de cerámica celtibérica
recog-idos en una excursión hecha adonde estuvo la ciudad
Bilbilis, y también unos huesos humanos que han sido cedi-
dos para el Museo de la Facultad de Ciencias.
Notas y comunicaciones.
Sobre la presencia del metano en las aguas minerales
de Tona (Barcelona)
ü. JÓSE CASARES GIL.
Comunico hoy á la Sociedad alg-unos datos sobre las ag-uas
de Tona, en cuyo análisis estoy trabajando; datos que amplia-
ré al terminar el estudio de tan interesantes manantiales.
La importancia de las citadas ag-uas ha sido dada á conocer
por el profesor de esta Universidad D. Vicente Muner. En el
análisis que publicó en 1876, llama la atención de los médicos
sobre la riqueza de los principios medicinales que contienen:
riqueza que no vacila en declararla rara é inusitada. El señor
Muner descubrió ya el yodo en notable proporción y denominó
las aguas salinas yodo-sulfuradas.
Las ag-uas de Tona se extraen de pozos cuya profundidad es
variable en los distintos manantiales. El pozo del estableci-
miento balneario de San Andrés de Tona, que es el manantial
á que se refiere este trabajo, tiene una profundidad de 22 me-
tros y 1,60 de diámetro. El 21 de Abril de este año bajé al
fondo del mismo, mediante una cuerda y una polea, á fin de
examinar detenidamente las condiciones en que brotan las
ag-uas y estudiar la naturaleza de los g-ases, sobre los cuales
había oído referencias interesantes.
DE HISTORIA NATURAL. 23:{
Seg'ún me habían dicho los propietarios, las aguas brotan
acompañadas de g-ran cantidad de g-ases de olor á hidrógeno
sulfurado; estos g-ases son inflamables, y al abrir un pozo y tro-
pezar con la capa de agua, brotan en tal cantidad, que los
obreros se ven oblig-ados á huir por temor á la asfixia ó á vio-
lentas explosiones.
El ag'ua brota de una excavación ó pequeña g-ruta de la pa-
red al nivel del fondo, y es recog-ida, por medio de una cañe-
ría, en un depósito cerrado para evitar la acción del aire; de
este depósito puede salir por una espita. Lleno el primero, pasa
el ag-ua á un seg-undo depósito, cerrado también, de donde se
extrae mediante una bomba. El agua del primer depósito se
destina para bebida; la del segundo para baños.
Para recoger los gases que acompañan al agua, practiqué un
ag-ujero en la pared superior del seg-undo depósito, cerrándole
inmediatamente con un tapón de corcho atravesado por un
tubo de vidrio enlazado con uno de goma provisto de una pin-
za de tornillo. El corcho se ajustó al agujero por medio de ce-
mento rápido. Sin más que abrir la pinza pude llenar, con la
mayor facilidad, varias vasijas y tubos de vidrio, que cerré her-
méticamente. La presión de los gases en el depósito es muy
considerable, produciendo grandes llamaradas al aproximar
un fósforo encendido al extremo del tubo de goma. Adaptando
á éste un trozo de tubo de vidrio }' apretando más la pinza
la llama es fija, de color azul muy pálido y sin dar apenas
olor.
El análisis de e.stos gases lo practiqué en Barcelona. Están
formados por cuerpos que no son absorbibles en cantidad apre-
ciable por la potasa ni por la mezcla de potasa y ácido pirogá-
lico. El cloruro cuproso amoniacal no experimenta por su ac-
ción cambio alguno; pero si de antemano se hace saltar en la
atmósfera gaseosa la chispa eléctrica, produce inmediatamen-
te un precipitado rojo de acetiluro cuproso, carácter de los hi-
drocarburos.
E^te gas es, con toda probabilidad, metano. Para tener ma-
yor certeza hice pasar un volumen conocido al través de óxido
cúprico calentado al rojo, y con todas las precauciones de un
análisis orgánico elemental, determiné la cantidad de agua y
de ácido carbónico que se produjo, absorbiendo la primera con
el cloruro calcico, y el segundo con la cal sodada. Inútil es ad-
-J3-1 boletín de la. sociedad española
vertir qué la mezcla g-aseosa se desecaba con el mayor cui-
dado.
Operando así, 500'^'- de g-ases húmedos á 761 mm. de presión
y á 18° de temperatura, dieron 0,1688 de ag-ua y 0,2063 de an-
hídrido carbónico, que corresponden á 0,0187 de hidróg-eno y
á 0,0562 de carbono. Estas cantidades están en la relación de
12 á 4, que corresponde á la fórmula CH ^ — 0,0187 x 3 = 0,0561.
número que solo difiere en 0,0001 gT. de la cantidad de carbo-
no encontrado.
Estas ag-uas son además muy notables por las proporciones
de yodo y bromo que contienen. Dejando el ag-ua en contacto
<lel aire para que se oxide el principio sulfurado, se pueden
descubrir con la mayor facilidad ambos elementos. Para des-
cubrir el yodo basta acidular con ácido sulfúrico, añadir unas
g'otas de ácido sulfúrico con vapores nitrosos y ag'itar con clo-
roformo. El bromo se encuentra vertiendo después poco apoco
ag"ua de cloro y ag-itando; la coloración violada que el yodo co-
munica al cloroformo desaparece y se cambia en amarillo por
el bromo puesto en libertad.
Sobre el paso del OxylopJms glaudaríus Bp. por Barcelona
1). PEDRO ANTIGA.
En un vedado del Prat de Llobregat, en las cercanías de Bar-
celona, fué cazada á fines de Abril último un ave de paso, per-
teneciente á una especie que no conocían los cazadores. Noti-
cioso de ello y habiéndoseme dicho que el ejemplar había sido
entreg-ado para que le preparase al disecador de esta ciudad,
Sr. Soler, fui á su casa con el objeto de comprobar si el ave en
cuestión era, como se me indicó, un cuclillo, kú era, en efec-
to, pero no el Cuaihis canonis L., especie común en el Princi-
pado, sino el Oxylophv.s glandarius Bp., citado por Deg-land y
Gerbe en su obra sobre Aves de Europa. Seg-ún los citados au-
tores, ésta, cuyas costumbres son análog-as á las del cuclillo
común, ha sido observada únicamente en el Sur de España.
Creo de utilidad para los ornitólog'os el conocimiento del paso
DE HISTORIA NATURAL. 335
íle esta ave, oriunda de África, pues, que yo ^epa, no había
sido observada hasta ahora en Barcelona (1).
El ejemplar de que se trata corresponde á un individuo adul-
to, seg-ún se desprende de la descripción que del mismo se da
en la obra mencionada.
Minerales del Cabo de Creus
D. JAIMK FERRER HERNÁNDEZ.
Motivan esta nota unos minerales que se recibieron en el
(xabinete de Historia natural de esta Universidad, procedentes
del Cabo de Creus. Van acompañados de gnieis, y son elemen-
tos accesorios de esta roca, que casi en su totalidad forma di-
cho promontorio al N. E, de Cataluña.
Estos son: turmalinas, g-ranates, fluorita, pirita y cuarzo.
Las turmalinas pertenecen á la variedad chorlo, y se presen-
tan en cristales de diferente tamaño, desde unos 0,005 m. hasta
unos 0,03 m. de diámetro, llevando constantemente inclusiones
macroscópicas de ortosa y de mica procedentes del g-neis en
que se hallan implantados. En algunos la mica es muy abun-
dante y compone g-randes láminas que atraviesan el cristal,
yaciendo algunas de ellas en el plano de contacto de los pris-
mas, cuando éstos se encuentran ag-rupados paralelamente.
Los cristales de turmalina presentan g-eneralmente sus ex-
tremos desg-astados y rotos, habiendo solamente uno en queso
puede disting'uir confu.^amente el pinacoide y caras de romboe-
dro. Lateralmente están limitados por el prisma y el deutopris-
ma, formando un conjunto de doce caras, que tienen casi el
(1) Seíjúa el Catálogo de Aves de Espaúa, Portugal é Islas Baleares de D. Ventu-
ra de los Reyes y Prosper, publicado en el tomo xv, Memorias de los Anales de esta'
Í-OCIEDAD, el Oxyloplms glandarius se había citado de las localidades sií,'uientes:
Desde Marzo á Septiembre, Andalucía (Saunders, Seoane), Gibraltar (Irliy); pro-
vincia de Murcia, Lorca(Guirao). Accidentalmente en la provincia de Gerona (Vay-
redal; San Ildefonso (Castellarnau) Área matritense (Graells, Ar^^anda (Museo de
Madrid;; Portugal (Museo de Coimbra).
La Universidad de Sevilla posee dos ejemplares de esta especie, llamada en Anda-
lucia cuco real, procedentes uno de los alrededores de aquella capital, y otro del Coto
del Rey. 'Calderón, Anales dk la Soc. Ksp. ue Hist. xat., tomo xxv. Actas, pág. 88 )
236
boletín ÜK L uSOClKDAD ESPAÑOLA
mismo desarrollo ó quedaí reducidas á pequeñas facetas la
mitad de sus elementos. Se alian en a«^rui)ac¡ones paralelas
y en maclas; las j)aralelas cusían de un cristal predominante
y á su alrededor oíros más ^queños con sus elementos parale-
los al i»rimero, conservando I conjunto la forma exafí-onal.
Las maclas son seg"ún cais de romboedro, y es curioso un
g-rupo de cristales <|ue presóla un prisma j)redominante obli-
cuamente desgastado jior uo de sus extremos, descansando
sobre él una macla de dos uqueftos prismas, segrún cara de
romboedro fundamental, siudo el plano de contacto de ésta
con el cristal base, otra cande la misma naturaleza del siste-
ma maclado.
►Se presenta además la turuilina en pequeñísimas agujas en
el cuarzo, fluorina, y sobre ido en el gneis, formando capas
de color negruzcií.
Los granates ¡¡ertenectMi ;i;i esj)ecie ahtMiuliua, aparecien-
do cristalizados en icositetrodros. La mayor ¡jarte se bailan
alterados y ofrecen un color jjizo ocráceo; algunos pequeños
cristales se conservan tra usaren tes, presentando el color rojo
característico de la especie.
La ñuoriiia, jiirita y cuar/, se encuentran en pequeña can-
tidad, juntamente con las tumalinas, presentándose solamen-
te cristalizada la pirita, la cui, por la imj)ortanc¡a desús com-
binaciunes, será objeto de n't nota.
Descri pciooes de Moiscos nuevos de España
(". \. \\ ! ' rin.iM» (1).
Vitrea hpln n. >[i. — Ifsia ¡i nina, anj411.-t1-.-1me umbilicata
(umbilicus tándem paullisp. ilatatus), dej)ressa, v¡.\ conve-
xiuscula, tenue striatula, li>i¡na; anfr. 4, lente regulariter
accrescentes, ultimus penullno vix vel paullo latior; apertura
anguste Innata, margine basii subslricto angulum cum mar-
gine columellari brevissimo k ¡uante. Diam. 1 V j mm.
I
1; Extractadas del trabajo r<M ataco iQicbe Bemerkungen und BeschreibaDgen«>,
{ubticado en la Nachriclitsblatt der Ditachen Malalcozoot. Qestsllacbaft. No. 1-1.
i
DE HISTORIA NATRAL. 237
Bab. Alrededores de Sevilla. (S. Galerón).
Afrtnis 1\ blanci Hesse in ínsula 8";i (Iraeciae videtur.
Helix (Xerophila) luteata (Parr.) Pfi \ ar. gaUsloma n. -Testa
<lepresso-g-lobosa. sordide albida, iiu;olor, intiis láctea, iri*e-
íí-ulariter dense striata; anfr. ultirau-oonvexorotundatus, an-
tice ob.solete lentissirae deíscendens; pert. mao-na, Innato- cir-
oularis, marg-inibus distantibus, pertomate intus rufo, labio
albido-lutescente. Diam. et alt. 12 un. ('Simillima fio-. 132
tab. XIV in Catálog-o Iconogr. a. cía Hidalg-o).
Hah. Alharracín. (Dr. Zanater).
H. K\^\\)\\\\\is.) opaUíia n. sp.— Dinrt ab H. arigoi B. testa
solidiore, laevig:ata (vel sub lente irti tenuissime striatula),
nitidula, colore florem lactis simúlate, unicolor vel punctis
minimis fuscis sparsis conspersa, ledio vitta ang-usta puré
alba circnmdata. ápice succ¡neo,anfi^uperis satconvexis (non
subplanis). sutura inipressa disjunds, lente accrescentibus,
penúltimo demum et ultimo celeriterilatatis (non illo toto len-
tÍ!5S¡mo^ ultimo plus quam duplo laore, a sutura rotundato,
tereti (non extus declivi), superne ntice lente descendente,
íipertura intus post labium álbum itidum ])allide hepática.
Diam. 17. alt. 10 mm.
Hnh. Ksjtaña . junto á Pullo de bVuma";' (P. Fag-ot).
n. (Xerophila) sírenua u. sp. r— T'ia umbilico a centro an-
gfusto et i)rofundo celerrime dilatati infra triplo latiere, de-
pre.ssa, convexiuscula , densissime irg-ute striatula, subtus
paullo convexior, albida, fascia suprmediana brunnea latiore,
subtus fasciis nonnullis ang-ustioribv, vel fere efasciata; anfr.
'), convexiusculi, celeriter, sed reguiriter accrescentes, ulti-
mas ob.'íolete ang-ulatus, antice nn descendens; apertura
transversalis, rotundata, extus intusueobsolete ang-ulata, late
Innata, marg-inibus aciitis, ])atulescotibus, basali forte arcua-
to, intus valide alboiabiata. Diam. 7;ilt. 4 mm.
Hah. Alrededores de Sevilla. (S. Galerón).
Es ist sehr míigrlich dass diese Xíophile nur eine Varietát
■<ler auch bei Sevilla lebenden X. actíromphala B. ist.
H. {\evo])\\\\'A)peiasia n. sp. — Testang'uste nmbilicata (um-
238 boletín de LA' SOCIEDAD ESPAÑOLA
bil. cylindricus), trochifornii-conica, supra dense reg-ulariter
costulato-striata, subtus dense striata, supra rufescenti-cornea,
fusco-maculata et hinc inde albostrig-ata, in medio anfractus
ultimi fascia fuscobrunnea integra supra et fascia nivea infra
ang-ulura (v. in eodem). subtus lutescens, fasciis pallide brun-
npis nunc latis et alboinaculatis nunc ang-ustis; anfr. 5 '/a? con-
vexi, lente accrescentes, ultimus parum major, subtus tumido-
convexu§, superne vix vel perobsolete descendens, antice rec-
tus; apertura lunato-rotundata, peristomate tenui, recto, intus
forte albolabiato, marg'inibus in pariete long-e distantibus, co-
lumellari superne dilátate et reflexo. Diam. 5, alt. 4 mm.
Ilcib. Norte de España. (B. Zapater).
Diífert ab //. pencMnati B. testa cylindraceo-umbilicata,
trochiformi-conica, anfr. convexis, ultimo antice recto, perist.
marg'inibus long'e disjunctis, intus forte labiatis; ab H. monis-
¿rolensi Fag*. colore, pictura, anfr. ultimo antice recto et aper-
tura.
H. (Iberus) companyoi Aler. Var. praeconia n. — Apertura
(diam. a. reg\ umb. 8 'Z^, alt, 7 mm.) exciso-rotundata, margi-
ne superiore ab insertione cum marg-. exteriore circulum bre-
vem fortemque formante, marg'ine columellari oblique stricto,
peristomate ubique recto, tenui. Testae diam. 16, alt. 8 V2 n^i^-
Hai. Norte de España (J. Zapater). Véase Hidalg-o Cat, Molí.
Esp. 1875, p. 25 28.
Pupa (Torquilla) cacUca Fag*. in se. — Testa cylindracea, su-
perne pauUo attenuata, dense capillaceo striata, cornea; anfr.
8 V2 convexiusculi, ultimus vix ascendens, basi obtuse crista-
tus; apertura ang-usta, basi medio ang-ustata, canaliculata,
plicis 8 : 2-2-4 (ang-ulari brevi, pariet. mediana, colum. bre-
vibus immersis, distantibus, superiore majore, palat. 1, immer-
sa, minima, 3 inferís subaequalibus, submarg-inalibus, intus
parum prolong-atis), peristomate contyiuo. Long\ 6, diámetro
2 mm. (Species e g*reg'e P. seca'is Drp.)
Had. Sierra de Cadí (Lérida). (P. Fag'ot).
P. (Torquilla) tnxensis Fag-. in se. — Testa elongata, cylin-
dracea, superne breve attenuata, cornea vel rufobrunnea, den-
se at obsolete arcuatim oblique striatula; anfr. 11, omnes per-
DE HISTOKIA NATURAL. , 2SÍ)
lente accrescentes, convexiusculis, iiltimus basi paullo com-
pressus, siiperne pone apertaram forte at perbreve ascendens:
apertura ovalis, plicis 8 : 2-2-4 (pl. ang-ul. ad insertionem du-
plicata, pariet. profunda, alta, colum. superiore intus sat for-
ti, extus tenui attenuata vel tubérculo prope marg-inem op-
posito, pl. infera tenui et brevi, pl. palat. 1. brevi, saepepunc-
tiformi, 2 mediis aequalibus, Jongioribus, subraargúnalibus
basali breviore; peristoma reflexiusculum albidum callo parie-
tali tenuissimo conjunctum. Long*. 9 V2-l^> diam. 2 i/o mra.
(Species máxima e g'reg-e P. ■partioii M. T.)
Hab. Tuxent en Cataluña (P. Fag-ot).
La cápsula de la Ilomalia Jusltanka Schpr.
POR
D. ANTONIO CASARKS GIL.
La Homalia lusitanica Schpr. es, como se sabe, una especie
rara, descrita en 1847 por Welwitsch, que la encontró en el Ce-
rro de Cintra (Portug*al); fué señalada después por Humot en
alg-unos puntos de los Pirineos, y por Puig-g-arí en Moneada y
en el monte Tibidabo, en Barcelona, en cuya vertiente Norte la
liallé yo también el año pasado. Siempre se encontró esta es-
pecie estéril; hasta hace poco tiempo figuraba como tal, y no
teng'o noticia de que se haya descrito fructificación alg-una de
ella.
Hace pocos días, recorriendo el lug-ar donde por primera vez
la había recog-ido, encontré un césped con cuatro cápsulas en
un hueco muy sombrío de unas rocas á orillas de un arroyo.
Aunque las cápsulas estaban ya desoperculadas, y aunque exa-
minados cuidadosamente los ejemplares, no pude encontrar ya
ni anteridias, ni arqueg"onios; creo interesante comunicar á
la Sociedad las particularidades más salientes observadas en
los esporogfonios, algunas de las cuales, como las referentes á
los apéndices del peristomo interior, no concuerdan con los ca-
racteres que se han tomado como genéricos del grupo.
El pedicelo que arranca lateralmente del tallo está rodeado
en la base por unas cuantas Jiojas periqueiiales pequeñas,
tanto menores cuanto más externas, ovales, terminando en
un acumen ancho, denticuladas en el tercio medio, aserradas
-2^0
boletín de l\ sociedad española
!. Homalia lusitanica Schpr., tamaño naturai.--2. Un trozo de la planta con el arran-
que del pedicelo. — 3. Hojas periquetiales: aj externas, í^y interna, cy células del
vértice, (íycélulas de la parte media 6 inferior. — 4. Vaginícula". — 5. Cápsula. —
•5. Peristomo.
DE HISTORIA NATURAL. 241
en el ápice y con una nervadura corta y débil. La forma de las
células corresponde á la de las demás hojas: cuadrang-ularesy
cortas en la punta, alarg-adas, casi vermiculares en el centro
y en la base.
La vag'inícula es cilindrica, pelosa, con parafisas sencillas y
alg'unos arqueg-onios estériles; los más cercanos á la base es-
taban tan destruidos que no pude discernir si entre ellos había
alg"una anteridia.
El pedicelo es liso, de color rojo obscuro, algo encorvado en
el extremo superior y de centímetro y medio de long-itud.
La cápsula es muy oblicua, oblonga, alg-o contractada detrás
del orificio, de color ferruginoso obscuro. El peristomo aparece
doble y perfecto: los dientes del externo anchamente margina-
dos en los dos tercios inferiores; los dientes del peristomo in-
terno, casi tan altos como los del externo, son abiertos, carena-
dos, así como la parte de membrana correspondiente, y entre
ellos tres pestañas muy nudosas y bien desarrolladas. La mem-
brana alcanza poco más de un tercio de la altura total del pe-
ristomo interno.
No encontré restos de a-nillo.
Las esporas son pequeñas y verdes.
Digestión de las levaduras
(Trabajo del Laboratorio de Fisiología de la Facultad de Medicina
de Barcelona)
D. AUCtUSTO pi y sttner.
Por una parte el interés terapéutico de la suerte que corran
las levaduras en el tubo intestinal, excitado por un artículo de
Nobecourt (1), en el que erradamente se ocupa de dicho asun-
to; por otra los recientes trabajos de Turró (2) acerca de la di-
gestión de los bacterios y la extensión que va alcanzando cada
día la idea de la universalidad de las digestiones; idea apun-
(1) Le sorí et le role des Uoures dans le tiibe digestif, «Semaine Medícale», 9 de Ene-
ro 1901.
(2) Digestión de los bacterios, «Medicina y Cirugía» y «Revista de Medicina y Ciru-
gría», Marzo de 1902.
T. II.— Mayo, 1902. H
242 BOLETÍN UE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA
tada, en lo que se refiere al catabolismo fisiológico de los
animales, ig-noro si por vez primera en mi tesis del Doctora-
do (1), y probada más tarde experimentalmente por Hedin y
Rowland(2), moviéronme á estudiar las alteraciones que pii-
diera sufrir la levadura de cerveza por la acción de los fer-
mentos dig-estivos.
Decíame, antes de iniciar mis trabajos, que si la levadura
actuaba por sus secreciones, no se comprendía cómo no fuera
la cerveza activa, ya que esta bebida encierra todo el excreta
del fermento fig'urado, y que si los activos eran productos de la
dig-estión del cuerpo celular, éste debía dig-erirse, y, sin duda,
por la acción de los fermentos normales del aparato dig-estivo.
La presente, que no es más que una nota preliminar, pol-
la premura del tiempo, pues deseaba que se incluyera entre
los trabajos de la Sociedad en el curso actual, se basa en la
observación de las distintas fases porque atraviésala levadura
atacada por el extracto gdicérico del páncreas.
Que las levaduras, y como ellas sus equivalentes, las semi-
llas en g-erminación y ciertos veg-etales ya adultos, poseen
zimasas proteolíticas, está hoy ya bien demostrado; los trabajos
de Weis (3), Harlay (4), Scliulze (5), Butkewitsch (6) y Kuts-
cher (7), ampliamente lo confirman. Los del último, en parti-
cular, prueban las semejanzas de los fermentos proteolíticos de
las levaduras con la tripsina pancreática. Esto me animó á
proseg'uir mis investig-aciones con el producto activo de la au-
todig-estión del páncreas.
Bien conocido es el aspecto que presenta la levadura viva:
colórase intensamente por las anilinas básicas, y se muestra el
(1) La vida anaerobia. Ma.ár\á,]900.
(2) UntersucJmngen iiber das Vorkommen von proteolytischen Euiymen im Thierkl»--
per, «Zeitschrift für physiologische Chemie», t. xxxii, pág. 531, año 1901.
(3) Ueher das proteolytiscJie und ein eiweisscoagulirtes Enzijín in keimender Gerste,
«Zeitschrift für plij'siologisclie Chemie», t. xxx, págs. 7-9.
(4) Duferment proteoly fique des graines en germination, «Comptes rendus de l'Aca-
démie des Sciences», 15 Octubre IPOO.
(5) Ueber den IJmmtt der Eiweisstoffe in der lehenden Pjlanze, «Zeitschrift für phy-
siologisches Chemie», t. xxx, pág. 241.
(6) Ueber das Vorkommen einem proteolytischen Emyms in gekeimten Samen und
über seine Wirkung, «Zeitschrift für phj-siologisches Chemie», t. xxxii, pág. 1.
(7) Chemische UntersucJmngen über die SebsgOhrung der fíe/e, «Zeitschrift für phy-
siologisches Chemie», t. xxxii, pág. 59.
DE HISTORIA NATURAL. 243
cuerpo celular turo-ente y casi homog'éneo. Con el ácido ósmi-
co, y sin colorear, se distino-uen alg-unos detalles estructurales
que no son para citados en este instante.
La levadura vieja, ó la que vive en malas condiciones de
medio — y de ellas os presento una muestra — nos aparece con
aspecto semejante á la dig-erida, y claro está que ha de ser
así, puesto que nos encontramos delante de un caso de auto-
fag'ia (1), en el que, como dice el ya citado Kutscher (2), la
tripsina de la levadura ha actuado como fermento destructor,
en lug-arde conducirse en pro de la célula, transformando ma-
teria asimilable.
Cuando se mezcla levadura fresca y sana, sin formas re-
g-resivas, con cierta cantidad de solución isotónica á base de
1)icarbonato sódico (3) y unasg-otas de extracto pancreático, se
desarrolla á la temperatura del cultivo la dig^estión espléndida
y rápidamente.
Después de veinticuatro horas contemplamos ya la materia
colorable de la célula completamente disg-reg-ada, acumulán-
dose en el centro del elemento, á g-uisa de núcleo. La apeten-
cia tintórea de este núcleo, acaso el histológ-ico y funcional,
acaso el esporo si es que el fenómeno que describo pudiera
referirse, en su principio, á una fase de la ascosporulación (4),
no está aún disminuida.
Pasados dos días, comiénzase á marcar la irreg'ularidad es-
tructural del núcleo atacado. Unas partes de él, verdaderos
g-rumos, hállanse aún incólumes; mientras que otras apenas
atraen el reactivo colorante.
El aspecto de destrucción celular va acentuándose día por
día, y á los tres ó cuatro, no en período fijo, por circunstan-
(1} Bechamps: Sur l'épuisement ^jhysiologique et la vitalite de la lécitre de Mure.
^<Comptes rendus de TAcadéinie de Sciences», t. lxvi, pág. 689.
Ídem: Noumlles recherches sur l'épuisement physiologique déla lévure de hiere. «Comp-
tes rendus», t. lxxviii, pág. 615.
DucLAUX: Traite de microbiologie, t. in, cap. xvii, pág. 322.
(2) Loe. cit.
(3) Hoy he probado ya el fenómeno valiéndome de distintos medios. Donde tal vez
se presenta con mayor claridad es en la solución al 0,5 por 1.003 de fluoruro sódico.
(4) Fiando en mis actuales investigaciones acerca de la esporulación de la leva-
dura, creo que en ciertas ocasiones bien podría relacionarse dicho fenómeno con el de
la digestión. El esporo se presenta cuando vive el elemento en medio adverso, pero
dicho esporo puede también ser destruido (21 de Junio).
*
•U4 BfiLKTIN I)K LA SdtUEDAD KSPANOLA
cías variantes aún indeterminadas, no quedan ya más que
restos aislados del antig-uo núcleo, ávidos todavía de color,
puntos libres en el interior de un medio líquido y capaces de
presentar el movimiento browniano en preparaciones insufi-
cientemente fijadas.
Por fin, aun tales restos, los más indig'eribles, desaparecen
y se ven surcar por el campo del microscopio cápsulas vacías —
alg-unas de ellas con uno de los polos rotos -las que, tal vez,
por predominar en ellas la celulosa, ó substancias análog-a?,
resisten á la acción de la pancreatina. En este período nada
colorable queda ya en el cuerpo celular.
Claro está que la división en los períodos indicados es arti-
ficial y que en el mismo momento no todas las células se en-
cuentran en ig'ual g'rado de su evolución deg"enerativa; las hay
siempre más y menos avanzadas; las condiciones variantes
puede ser que dependan de diferencias en el estado de nutri-
ción de los elementos.
Del mismo modo que existen diferencias en el tiempo, las
hay también en- la morfolog"ía del proceso de disolución, mas
ellas son diferencias circunstanciales. Así, he visto células
cuya cubierta se rompía prematuramente, y en lug-ar de rea-
lizarse la dig'estión á través de la membrana y de separarse
por la misma los })roductos solubles (como lia probado Das-
tre (1) que sucede después de la intoxicación clorofórmica, y
J. Laurcnt (2) encestado normal), salía lo todavía respetado por
la solución de continuidad; como sale la yema del huevo una
vez rota la cascara Ya en el exterior, el producto todavía só-
lido, sufre las mismas transformaciones que los restos intra-
celulares; lo que prueba una vez más la permeabilidad de la
membrana de cubierta á los fermentos dial zables. Por la cir-
I
cunstancia que acabo de indicar no es extraño que se vean en
el campo del microscopio detritus extracelulares que van si-
g"uiendo por elcamino de la disolución: son recuerdos del nú-
cleo que alg-unas veces remedan la forma de mici'ococus. Al
fin también desaparecen.
(1) He In iliali/fii' rhioriif.iriiiique cüíiinif pi-ocfic de rccJierche des ferments endocellu-
laires f<Comptes remlus de la Société de Biolo.sie», 12 Eapro 1901.
(2) Sur l'exosmose des diastases par les plnnliites, -''omiites rendus de l'Acacléaiie
des Sciencpsv, 19 Noviembre 1900.
DE HISTORIA NATURAL. 21-
Ahora cabe ya preg-untar: lo.s fenómenos rájíidamcMite des-
critos, ¿son verdaderamente expresión de un proceso dig'es-
tivo? Si por dig-estión se entiende disolución de proteicos, no
es dudosa la respuesta afírmativa. He dicho ya que las semi-
llas y las levaduras, elementos que en su nutrición y en otros
conceptos son muy comparables, encierran íermentos proteo-
líticos, y añado ahora que estos fermentos pueden pasar en su
acción sobre la albúmina de la producción de proteicos trans-
formados. (Clasificación de Carracido) (l\ puesto que conducen
á aquéllos hasta la leucina, tirosina, asparag-inay bases exóni-
cas (2). He dicho también que son capaces dichos fermentos
de producir la autofag-ia, disolviendo las albúminas de la mis-
ma levadura. Pues si ellos obran de manera análoga á la trip-
sina pancreática, si la autoíagia se desarrolla con las mismas
fases que la digestión externa artificial, aunque mucho más
lentamente, y si es un hecho hoy bien demostrado la inversi-
bilidad en las fermentaciones, ¿cómo no deducir que los he-
chos apuntados se deban á un verdadero trabajo de digestión?
Que el protoplasma se disuelve, no es dudoso; lu ¡)rueba el
movimiento browniano por mí observado, y solo posible en
medio perfectamente líquido y poco viscoso, y la salida fre-
cuente de los restos nucleares. La persistencia estructural del
protoplasma y su retículo, ó bien simplemente de la viscosi-
dad de una albúmina, sería un obstáculo á la [)resentación de
estos fenómenos.
Además, es positiva la existencia de cápsulas rotas y vacías,
esqueletos de levaduras. ¿Qué se ha hecho, pne"^. de la su bs
tañcia contenida?
Por otra parte, disminuye el volumen total de la cantidad de
levadura añadida á la solución de bicarbonato sódico y pan-
creatina. Disminuye el depósito, pero aún no he determinado
con precisión la cantidad desapai"ecida(3). Si disminuye, pues,
(li Clasijlcación délos «íiííMzníoiíes, «Revista Ibero-Americana «le Ciencias Médi-
cas», t. VII, pág. 87.
(,2) Bechamps: Stir la cause de la fennentatioii alcoolique par la ISoure de '.Uve el sur la
formation de la leucine el de la tyrosine dans cede fermentation. «Comptes. renrlus de
r.Académie de Sciences», t. Lxxiv, pág-. 181 y Ki'tschiíh loe. cit.
(3) Posteriormente he podido comprobar que llega en alguna ocasión á disolverse
hasta el 60 por 100 del volumen total.
246 boletín de LA SOCIEDAD ESPAÑOLA
claro está que substancia antes org-anizada ha pasado á disol-
verse en el vehículo.
La dig-estión por el jug'o pancreático parece, por lo tanto,
indudable. Sin embarg-o, no es completa; he dicho que el de-
pósito disminuye, pero nunca le he visto desaparecer del todo.
Podría objetarse que las cápsulas, siendo indig-eribles, queda-
rían en el fondo; pero el volumen sobrante, si solo fuera de-
bido á las cápsulas, sería mucho menor. Además, con el mi-
croscopio se comprueba que no todas las células Ueg-an en su
dig-estion á cápsulas vacías; las hay, y muchas, que no pasan
del estado de g-ranulación nuclear y de pérdida desús apeten-
cias tintóreas: llevo ya con ciertas muestras algunas semanas
observando restos nucleares que no pueden disolverse. De to-
das maneras, la deg-eneración más ó menos avanzada es
comprobable en todos, absolutamente en todos, los elementos
celulares.
Demuéstrase que el fenómeno por mí observado no es un
hecho de autofag-ia, porque los cultivos de los que procedían
las células dig-eridas continuaban sanos cuando aquéllas es-
taban ya en el límite de la deg-eneración, y también porque
la autofag'ia en medio antiséptico (g-licerina ó ácido salicílico),
una vez muerta la célula, se desarrolla con lentitud muy
g-rande y son raras las ocasiones en que la destrucción lleg-a
hasta causar la pérdida del núcleo. No se trata de hechos de
osmonocividad, porque sumerg'idos en ag-ua destilada y á la
temperatura de la estufa, las alteraciones no se observan, y
porque el vehículo utilizado era una solución isotónica con el
suero normal. (Sol. de COgENaal 10,22 por 1.000 isotónica de la
deClNaal 7 por 1.000(1).
¿Poseen interés terapéutico estos estudios? Yo creo que es
grande. Pero este punto no corresponde á nuestra Sociedad
y no es aún de investig-ación personal; lo paso por alto para
tratar de él en otra ocasión y en otros lug-ares.
(1) La digestión por la actividad de ciertos bacterios ailables en el aparato diges-
tivo parece aún más ejecutiva; la observación no es mía, por esto ella uo ha de ocu-
parme aunque el beclio sugiera ideas de importancia biológica.
DE HISTORIA NATURAL. 247
Clases prácticas de Historia natural en la Facultad de Ciencias
de la Universidad de Zaragoza,
POR
D. JUAN PABLO SOLER.
La nota que el catedrático de Historia natural de la Facul-
tad de Ciencias de la Universidad de Barcelona, l)r. D, Odón
de Buen, pre.sentó á la Sociedad española de Historia natu-
ral, dando cuenta de los trabajos prácticos que en la misma
se verifican, ensalzando, de este modo, el establecimiento de
la cuota de 10 pesetas por alumno, para la práctica de cada
asig-natura en las Facultades de Ciencias, me pareció tan bri-
llante y tan dig'na de tenerse en consideración por los que
desean que la enseñanza sea una realidad que, aprovechando
la ausencia de nuestro dignísimo jefe de trabajos D. Félix Gila,
no he dudado un momento en imitar al Sr. de Buen dando á
conocer los trabajos que en nuestra Universidad se realizan.
El material que hemos adquirido subviene á precisas nece-
sidades que, antes de poseerlo, constituían un sueño en nues-
tras esperanzas, una cavilación constante en nuestro progra-
ma de experiencias. Antes que el pago de tan mínima cuota
fuese un hecho ya dábamos clases prácticas , pero causa tris-
teza manifestar las condiciones en que éstas se realizaban, por
la miseria con que trabajábamos y por los mil obstáculos que
se nos oponían cuando queríamos verificar cualquier expe-
riencia por sencilla que fuese. Ho}^ ya va siendo otra cosa:
ya disponemos de dos microscopios Xachet, modelos P. C. N.,
inclinados, revólver para tres objetivos, tres oculares, con
aumentos comprendidos desde 47 hasta 780 veces, además de
cámara clara y de un aparato de polarización. También hemos
adquirido el gran microscopio de mineralogía polarizante,
modelo Cari. Zeiss, núm. 31,788, de platina g-iratoria en todos
sentidos, graduada, con diafragma iris, aparato de condensa-
ción, cuatro oculares y micrómetro, cuatro objetivos AA..DD.
F,a2y demás accesorios, como son: aparato de polarización,
láminas de mica, de yeso, etc. Además, hemos comprado un
microscopio de disección.
¿Queréis saber lo que con tan modestos instrumentos hemos
218 boletín de la SOCIEDAD ESPAÑOLA
visto y lo que nuestros alumnos del preparatorio han hecho?
Satisfaré la natural curiosidad de que seguramente estaréis
poseídos los que, amantes de la ciencia, deseáis saber el g-rado
de utilidad de la implantación del Real decreto de 4 de Ag-osto
de 1900.
Las experiencias de Botánica tienen lug-ar en la cátedra del
Jardín Botánico. Todos los alumnos saben manejar el micros-
copio, dibujar con la cámara, preparar los reactivos histológi-
cos más importantes, hacer cortes de tejidos, colorearlos y
montarlos al microscopio; conocen la estructura de la célula
veg-etal, las substancias que encierra, y todos han visto el al-
midón, aleurona, inulina, cuerpos clorofílicos, maclas, etc ;
saben obtener perfectamente el meristemo radicular del Pieris
aquilina, Zea mays , Dhalhia varlaMlis, y formarse cabal idea
del proceso de constitución de la raíz en los distintos tipos ve-
g-etales lo mismo que del tallo y hoja; han hecho cultivos del
Saccharomyces ceremslce, han visto la estructura de las alg-as,
liqúenes y musg-os, de los órg-anos de reproducción de las
Criptóg'amas vasculares, lo mismo que de las Fanerógamas.
Todos juntos hemos hecho experiencias importantes de Fisio-
log'ía vegetal sobre los temas siguientes: «el aire en la ger-
minación», «las bajas y altas temperaturas sobre las semillas»,
«la función clorofílica», <cultivo de plantas en ausencia del
ácido carbónico», «efectos de las bajas temperaturas sobre los
tubérculos», «efectos de alg-unos venenos sobre las plantas»,
«experiencias sobre la absorción radicular» y «experiencias so-
bre la circulación de la savia».
También aprenden á clasificar plantas durante el último
mes del curso, y se realizan excursiones por las ])roximidades
de la población y pueblos enlazados con la vía férrea como
Muel. María, Mezalocha, Monzalbenta, La Cartuja, J uslibol, etc.,
además de la visita diaria al Jardín Botánico.
Las experiencias de Mineralogía tienen lugar en el Museo.
Consisten en reconocer prácticamente unas 150 especies de
minerales, empleando como material de trabajo la colección
destinada á este objeto, dando mucha importancia al estudio de
los materiales de la gea de esta localidad, y conservando, como
de consulta, la gran colección de minerales y rocas que regaló
á este Museo la Comisión del Mapa g'eológico de Plspaua.
Cada alumno hace la copia del Mapa geológico correspon-
DK 4ISTOK1A NATLUAL. 'H9
diente al partido judicial de su pueblo con los mismos colores
(|ue en aquél. De este modo creemos que les estimulamos al
estudio, y, aun cuando es posible que aquí también se cumpla
la «parábola del sembrador», esperamos que alg-unos, aunque
pocos, pero buenos, de nuestros alumnos, lleg-uen á experi-
mentar por primera vez el entusiasmo por estos estudios. Uno
de estos pocos ha emprendido con g-ran valentía el levanta-
miento de un mapa liipsométrico de todo el término municipal
de Zarag-oza, en g-ran tamaño, y por cierto que, además de
hacerlo muy bien, va bastante adelantado en su trabajo. Pro-
bablemente, antes de un año, todas las escuelas elementales
de esta ciudad poseerán dicho mapa. ¡Qué bien verán los ni-
ños los efectos de erosión del ííbro y su avance y alejamiento
constante!
Además de los trabajos propios del soplete y de los reactivos
para vía seca y húmeda, hacen reconocimientos microquími-
cos y microfísicos con los aparatos de polarización de la luz,
g-racias al g-rau microscopio Zeiss que compramos el curso pa-
sado.
Los trabajos de Zoolog-ía se llevan á cabo en el Museo. A pesar
del escaso material de manipulación de que todavía dispone-
mos, ya que no poseemos más que una caja de disección para
todos, sin embarg-o, han estudiado detenidamente los aparatos
dig-estivo. circulatorio, reproductor, etc., en la almeja de río,
caracol, sang-uijuela, cang-rejo de río y en la rana. Y si, como
es de esperar, continúa el ing-reso de las 10 pesetas por alumno,
no dudéis un momento de que los Museos de Historia natural
de nuestras Facultades españolas lleg-arán á ponerse á la
altura de los extranjeros, y lo que dig-o de Historia natural lo
hag-o extensivo á los g-abinetes de Química y de Física^ pues á
juzg-ar por lo que en Zarag-oza sucede, en todos ellos trabajan
con ahinco, así los profesores como los alumnos.
Me parece justo consig-nar los nombres de los Jefes de Sec-
ciones que en cursos pasados fueron los alumnos más distin-
g'uidos, y que ahora comparten nuestros trabajos con el des-
interés más absoluto.
Estos amantes de la ciencia son los Sres. D. Tomás Lerg-a y
Luna, D. Blas Urzola y Gil. I). José Sánchez Pérez. D. Marce-
lino Serrano y Serón, D. Emeterio Coscolla y Diez y D. Ricar-
do Horno Alcorta.
250 BOLETÍN DE LA. SOCIEDAD ESPAÑOLA
Repito, no lo dudéis, lleg-ará día en que, en el lug-ar prefe-
rente de nuestros Museos, allí donde colocamos las coronas de
marchitas flores de nuestros maestros, haya también una
inscripción que dig-a: «R. D. de 4 de Ag-osto de 1900».
Nota preliminar sobre la estructura de los apéndices
cecales de las aves.
DON CARLOS CALLEJA.
Sabido es que los apéndices cecales de las aves están consti-
tuidos por dos abultamientos situados en el punto de unión
del intestino delg-ado con el recto. Tienen una longitud de un
centímetro próximamente, con un diámetro de medio. Su
fig-ura es ligeramente olivar, su color como el del intestino en
general, y su consistencia un poco superior á la del tubo intes-
tinal. Hállanse estos apéndices ocupados en toda su longitud
por un conducto, que termina por un extremo en fondo de
saco; por el otro se abre en la cavidad del intestino. Este con-
ducto es de contorno irregular y muy estrecho, tanto que
en la mayoría de los apéndices cecales presenta sus paredes
en contacto, de tal suerte que más parece una cavidad virtual.
Practicando cortes transversales en el sitio donde se implan-
tan los apéndices, de manera que en un solo corte puedan
comprenderse los dos apéndices y el intestino, se echa de ver
con una simple observación superficial que la estructura de
estos órganos es bastante diferente de la de aquél. Por una
parte el mayor espesor de las paredes, y por otra el predominio
de los elementos mesodérmicos, prestan cierta individualidad
estructural á los órganos que estamos describiendo.
En los cortes transversales se aprecia con claridad que estos
apéndices se hallan formados por cuatro capas cuya limita-
ción es bastante precisa. Contando de fuera adentro estas capas
son: 1.", conjuntiva; 2.% muscular; 3.% linfática, y 4.% epite-
lial. De estas cubiertas hay una sola que se continúa con el
intestino, que es la primera ó conjuntiva. Las demás son en-
volturas propias de los apéndices.
Ca2)a primera ó conjmitwa.— Como acabamos de exponer, esta
DE HISTORIA NATURAL. 251
zona es simple continuación de la envoltura fibrosa del intes-
tino, sirviendo como de medio de unión entre los apéndices y
este órg'ano. Hállase constituida por tejido conjuntivo en el
cual predominan los fascículos colág-enos dispuestos circular-
mente. Las células son escasas, aplanadas y con núcleo pobre
en cromatina, observándose en alg'unos parajes elementos
embrionarios cianóñlos y pocas células cebadas de Ehrlich.
Capa segunda ó muscular. — Se encuentra constituida esta
zona por fibras lisas que se disponen en dos direcciones: las
unas longitudinales y las otras transversales. El espesor de
esta capa es algo menor que el de la túnica muscular del
intestino.
Capa tercera ó linfática. — Esta envoltura es la más impor-
tante, pues aparte de su g-ran espesor, en ella se encuen-
tra una porción de elementos que no existen en ninguna de
las capas del intestino. Examinando atentamente la constitu-
ción histológica de tal zona, se observa una porción de célu-
las cuyo tamaño es relativamente exig-uo, puesto que no llegan
á medir más de 8 ¡a y que se hallan formadas por un núcleo
esferoidal rico en cromatina y envuelto en escasa cantidad de
protoplasma. Al lado de estos elementos existen otros que
presentan todos los caracteres de los leucocitos de núcleo ve-
getante. Entre unas y otras células hay algunos fascículos
colágenos muy delgados, pálidos, que se entrecruzan, limitan-
<lo espacios poligonales rellenos por los elementos antes des-
critos. Algunos vasos sanguíneos serpean por entre las células
exhibiendo paredes tan delgadas, que en muchos sitios pare-
cen constituidas por los elementos propios de esta capa. Obsér-
vanse en algunos sitios glándulas rudimentarias, escasas en
número, y cuyas células epiteliales se presentan como en vías
de degeneración.
Ca2)a cuarta ó epitelial. — Hállase formada por una sola hilera
de células epiteliales prismáticas en un todo iguales á las que
tapizan la superficie interna del intestino: entre ellas aparecen
algunos elementos caliciformes, pero en mucho menor nú-
mero que los que se presentan en las vellosidades intesti-
nales.
La cavidad de los apéndices cecales es irregular, pues ofrece
un contorno sumamente desigual, debido á que las paredes
forman una línea sinuosa que no llega, sin embargo, á ofrecer
252
boletín de la sociedad española
el aspecto de la pared intestinal, puesto que en estos órg-anos
no existen verdaderas vellosidades, como en el intestino.
De lo que llevamos expuesto puede deducirse que la estruc-
tura de los apéndices cecales de las aves es la de un órg-ano
linfático alg'O transformado, si se tiene en cuenta la presencia
de fibras musculares lisas, células epiteliales y elementos
g^landulares, procedentes, sin g'énero alg"uno de duda, de una
dislocación de los elementos propios del intestino. La semejan-
za de tales org-anos con el apéndice vermicular de los mamífe-
ros no admite discusión. Ahora bien: ¿cómo es que en los ma-
míferos el apéndice cecal es único y en las aves se presenta
duplicado? Para nosotros no cabe contestar á esta pregunta
más que de la sig-uien-
te manera: en las aves
los dos apéndices en
cuestión representan,
estructuralmente, con-
siderados una misma
cosa; mientras que des-
de el punto de vista
filog'énico son dos ór-
ganos que han de evo-
lucionar en sentido dis-
tinto.
Uno de los apéndices
permanecerá como tal
órg'ano linfático, cons-
tituyendo el verdadero
atrofiada de la capa linfática. (Microscopio Leitz. auéndice íleO- CPCal de
Obj. 4. üc. 2). i
los mamíferos, mien-
tras que el otro, adelg-azando sucesivamente su capa linfática,
ampliando y reg'ularizando su cavidad, se transformará en la
porción intestinal conocida con el nombre de ciego.
Claro está que á este proceso de diferenciación histológica
ha de seguir otro de fusión de los dos apéndices, puesto que en
los mamíferos el apéndice vermicular es una dependencia del
intestino cieg-o.
Corte transversal de un apéndice cecal de la paloma.
A, capa conjuntiva. — B, capa muscular.— C, capa
linfática. — D. capa epitelial.— ¿?, vellosidades in-
testinales.—/^, cavidad del intestino. — a, g-lándula
BOLETÍN
SOCIEDAD ESPAÑOLA DE HISTORIA NATURAL
Sesión del 2 de Julio de 1902.
PRESIDENCIA DE DON PRIMITIVO ARTIGAS.
— El Secretario leyó el acta de la sesión anterior, la cual fué
aprobada.
Presentaciones.— El Sr. Calderón presentó como socio corres-
pondiente extranjero al Dr. G. Delacroix, de París, Maestro
de Conferencias en el Instituto nacional ag-ronómico y Direc-
tor de la Estación de Patolog-ía vegetal (11, rué d'Alésia, Paris),
el cual nos ha favorecido con muchas de sus valiosas publica-
ciones de que es autor, y que se hallaban sobre la mesa; y el
>Sr. Bolívar presentó como numerario á M. Ph. Francois, Se-
cretario de la Sociedad entomológ-ica de Francia.
Donativo. — El Sr. Secretario presentó, en la Sociedad varias
obras importantes que nuestro disting-uido consocio D. Matías
Mercado, de Nava del Rey, reg-alaba para nuestra biblioteca,
siendo acog-ido dicho donativo con g-randes muestras de satis-
facción por los socios presentes, y acordándose se diesen las
g-racias al g-eneroso donante. Las obras reg-aladas son: E. Gué-
rin et A. Percheron, Gfenera des Insectes, París, 1835-38; M. Gi-
rard, Les Insectes, Traite élémentaire d'Entomologie, 3 tomos y
un atlas de 117 láminas coloreadas; T. de Charpentier, Libe-
UtilincB Europaea, descriptrn et depictm, Lipsia?, 1840.
Comunicaciones verbales. — Se leyeron las dos sig^uientes notas
remitidas por el Sr. Fernández Navarro:
1.^ Tengo la satisfacción de dar cuenta á la Sociedad de la
aparición de una obra de extraordinaria importancia para la
T. II— Julio, 1902. 18
254 boletín de LA SOCIEDAD ESPAÑOLA
Mineralog'ía española y para todos los que nos ocupamos en
mayor ó menor g-rado de la g-ea de nuestra patria. Esta obra
se titula «Die Mineralfundstátten der Iberischen Halbinsel»; y
el ser uno de sus dos autores nuestro consocio Sr. Calderón,
me veda hacer de ella un elog-io, que sería merecidísimo, pero
que ofendería la modestia del sabio maestro.
La obra es una recopilación completísima, clara y metódica
de todos los datos dig-nos de fe que se han publicado referen-
tes á minerales de la Península, y es ciertamente sensible que
semejante libro haya tenido que ser publicado en x^lemania,
buscando el Sr. Calderón la colaboración del profesor Tenne,
de Berlín, que falleció á poco de empezarse la impresión. Una
vez más tendremos que traducir de leng-ua extraña datos re-
ferentes á la Historia natural de nuestro país.
Empieza el trabajo por indicar las colecciones que han sido
revisadas con este objeto y por citar los principales trabajos
orig-inales de que ha tomado materiales para su libro. A esto
sig-ue la enumeración de más de 200 especies, cifra que demues-
tra bien á las claras la riqueza inineralóg-ica de nuestra Penín-
sula, que sin haber sido explorada detenidamente más que en
muy pocas y limitadas reg-iones, tan g-ran variedad minera-
lóg-ica presenta.
Al frente de cada especie fig'uran sus nombres español, ale-
mán y portugués; sig-uen alg-unos datos cristalog-ráficos, y
enumeran lueg-o los autores y obras que se han ocupado de
ella, concluyendo ésta, que pudiéramos llamar introducción,
con los análisis químicos de los ejemplares peninsulares si los
hay. La enumeración de localidades está hecha por orden g-eo-
gráfico, para lo cual dividen á la Península en regiones: Gali-
cia, Asturias y Santander, Pirineos, Cataluña, Aragón, León,
Extremadura, Castilla, Andalucía, Murcia, Valencia, Baleares
y Portugal. En cada localidad cita las particularidades de ya-
cimiento, forma, composición, etc., que merecen la pena de
ser notadas. A las especies y variedades puramente hispanas
acompaña una descripción detallada.
Por lo dicho anteriormente, sin que yo añada comentario al-
guno, se comprende la importancia del libro de los Sres. Cal-
derón y Tenne. Es una Mineralogía de la Península ibérica tan
completa como puede hacerse actualmente, constituyendo una
obra de consulta para todos los que de minerales españoles
DE HISTORIA NATURAL. 255
nos ocupamos y el punto de partida para cualquier trabajo de
esta índole en nuestro país.
De los conocimientos que demuestran los autores, del crite-
rio con que están tomados los datos ajenos y de la abundan-
cia de los propios, nada tendré que decir, pues sobrado cono-
cida es entre los naturalistas la personalidad de aquéllos. Me
limito, pues, á felicitar sinceramente al Sr. Calderón, ya que
desg-raciadamente no pueda hacerlo también al profesor Tenne,
por el libro con que ha enriquecido la literatura científica de
nuestro país, prestando un gran servicio á la ciencia minera-
lóg-ica, y muy especialmente á todos los que de ella nos ocupa-
mos en la Penísula, que no tendremos de aquí en adelante que
rebuscar los datos en la multitud de libros y revistas de dife-
rentes países en que se hallan esparcidos y que no siempre es
posible consultar.
2," Nuestro consocio el Sr. Hernández Pacheco, en su inte-
resante trabajo sobre los filones estanníferos de Cáceres (sesión
de Enero de 1902), indicó la existencia de la /luelita como uno
de los minerales que acompañan al estaño en aquella locali-
dad. Posteriormente dicho señor ha efectuado nuevos ensayos
del mineral en cuestión, y encontrándole abundante cantidad
de fósforo y litio deduce que se trata de la ambligoniía ú otra
especie afine.
Con el ejemplar que el Museo posee, y por indicación del
Sr. H. Pacheco, he tratado de comprobar los caracteres, y, en
efecto, no me cabe duda de que se trata de un ñuofosfato de
aluminio y litio, de caracteres idénticos á los de la amblig*o-
nita típica de Montebras.
Tiene bastante importancia el descubrimiento de este mine-
ral, al parecer en cantidad considerable, por ser reputado hasta
ahora como raro, por la aplicación que podría tener para la
obtención de sales de litio y por ser nuevo para la g-ea españo-
la. Además debo comunicar á la Sociedad que en el laborato-
rio del Sr. Ortega se ha ensayado hace poco otra ambligonita
procedente de la Península, aunque todavía se ig-nora su loca-
lidad precisa.
— El Sr. Calderón dijo lo siguiente:
«A pesar de la diligencia que el Sr. Puig y Larraz y yo he-
mos desplegado para obtener informes referentes al último é
importante terremoto de Murcia, de que se trató en otra sesión .
256 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA
no podemos comunicar hasta ahora ning-ún dato dig-no de
mencionarse. Mas estimo que no debe pasar inadvertida entre
nosotros la nota leída por el profesor Michel-Lévy en la sesión
del 12 de Mayo último de la Academia de Ciencias de París,
seg-ún la cual, y refiriéndose á un teleg-rama que le fué remi-
tido de Grenoble por el profesor Kilian, á las 3 h, 4', 45" del
día 6 de Mayo, se sintió en aquella localidad una sacudida sís-
mica de dirección NE. Por los diarios se sabe que esta sacudi-
da se notó en el SW. de Francia. En Murcia el terremoto prin-
cipal ocurrió el día 5 del mismo mes á las seis de la mañana,
se repitió con menor intensidad al día sig-uiente y creo que
después, aunque los relatos son confusos en este respecto; pero
de todos modos, se infiere que la costa oriental de nuestro país
fué afectada al mismo tiempo que la región francesa mencio-
nada, si bien aquélla con mucha mayor intensidad que esta
última.
«Parece ser que en Floirac se hizo una observación más pre-
cisa que en Grenoble, de la hora y dirección de las sacudidas,
y que en el primero se percibieron cuarenta y un seg-undos
después que en éste; calculando la velocidad de la onda en
3 km. por seg-undo, el epicentro debía estar situado 123 kiló-
metros más lejos de Floirac que de Grenoble y al SW. del pri-
mero y NE. del segundo, de donde infiere el profesor Michel-
Lévy que el epicentro se hallaría en pleno Mediterráneo al E.
de Murcia y al S. de Menorca. '>
El mismo Sr. Calderón presentó una nota sobre «Vocablos
castizos de hidrolog-ía g-eológ-ica», y dijo lo sig-uiente:
«En una de las últimas sesiones nuestro dig-no Presidente,
el Sr. Oloriz, con motivo de alg-unas palabras científicas cas-
tizas, que el Sr. Rodríguez Mourelo y yo tuvimos ocasión de
mencionar y comentar, nos propuso comunicásemos nuestros
datos sobre el particular, que en forma de papeletas podrían
irse coleccionando, y de este modo excitar el celo de los demás
socios para reunir materiales referentes al lenguaje científico
castizo de la Historia natural, que está aún por hacer.
»Yo tengo reunido un número bastante crecido de voces es-
pañolas, g-eológicas y mineralógicas, y pensaba me fuera tarea
í-ácil ordenar las referentes á alg'una cuestión y poderla pre-
sentar á la Sociedad, cumpliendo el encargo del Sr. Presidente.
Así lo he realizado en parte, y por vía de ejemplo presento esta
DE HISTORIA NATURAL. 257
nota; mas he de confesar que me ha costado mucho más tra-
bajo del que suponía la coordinación de los datos para que
éstos ofrezcan alg-una cong-ruencia. Porque podía haberlos re-
dactado en forma de papeletas ó como mera lista; pero de esta
suerte no aparecerían de relieve ni el interés ni la misión que
á una labor de esta índole pudiera corresponder, como acon-
tece mostrando claramente el modo de aplicar los vocablos,
por más que lueg'o se entresaquen los aquí definidos y se ha-
gan con ellos papeletas, si se cree útil.
»A mi juicio este trabajo de recopilación y crítica de las voces
g-eológ'icas y fisiogTáficas de nuestra leng-ua no se ha realizado
todavía, y creo que ensayos como el presente no pueden aspi-
rar á ser otra cosa que una primera aproximación muy sus-
ceptible de enmiendas y, sobre todo, de adiciones, que cual-
quier persona culta puede ir laborando con solo recog-er con
alguna crítica términos castizos y provinciales de la región en
que habite. Así lo he realizado hasta donde me era posible con
mis escasos medios, preguntando á las gentes del campo en mis
excursiones los nombres que daban á los fenómenos y produc-
ciones geológicas y consultando los escritos clásicos de los geó-
grafos, las antiguas obras de cacería, de joyería 3' otras se-
mejantes.
»Sin exagerar la importancia de esta labor, creo, sin embar-
go, que tiene utilidad incuestionable por varias razones. En
primer lugar nuestra lengua es por extremo rica en términos
exactos y apropiados para designar los accidentes geográficos
y fenómenos físicos de la naturaleza, como ya lo consignan
Huraboldt y Lyell cuando describen la geología hispano-ame-
ricana, y es verdaderamente lamentable se pierda ese rico
tesoro de voces para reemplazarlo imperfectamente con otras
extranjeras, no pocas veces mal traducidas, y cuyo sentido no
se comprende aquí á fondo. En otros casos nuestro idioma su-
ministra palabras que no poseen los extranjeros, y en todas
ocasiones denominar las cosas con propiedad no es cosa des-
preciable ni baladí. Al recoger las palabras con que la gente
de campo distingue los fenómenos y los seres naturales se halla
que su conocimiento es mucho mayor de lo que creen los es-
tudiosos de gabinete, y los datos por aquélla suministrados
tienen interés, no solo como mevo folk-Iore, sino por sugerir
ideas que completan las adquiridas en los libros.»
258 boletín DR LA SOCIEDAD ESPAÑOLA
— El Secretario dio lectura á una nota remitida por el señor
Martínez de la Escalera sobre los Dorcadwn de España.
Secciones.— La de Sevilla celebró sesión el 28 de Junio últi-
mo bajo la presidencia de T). Manuel de Paúl. Amplió éste las
noticias que comunicó en la sesión de Mayo acerca del Hysíe-
ropterum grillo'ides que se presenta en los olivos de Andalucía.
A continuación se dio cuenta de unos apuntes remitidos por
el Sr. Calderón acerca de un artículo publicado por el doctor
F. Moldenhauer, químico establecido en Garrucha, Almería,
artículo inserto en la Chemiker Zeitimg de Cothen, número del
24 de Abril de 1895. Aunque el trabajo es ya relativamente an-
tig-uo, por tratarse de una publicación poco conocida entre
nosotros y no consagrada á Historia natural , seg-uramente
puede afirmarse que nadie le habrá leído en España. Contie-
ne la primera noticia dada sobre la existencia de la vanadinita
de cerca de Santa Marta en la provincia de Badajoz, y además
describe una curiosa roca caliza de Almería en los sig-uien-
tes términos:
«Me fueron consultados varias veces trozos de una caliza ro-
jiza cristalina para determinar su contenido de fosfato. Proce-
dían aquéllos de una cantera existente en los alrededores de
Almería, y cuya piedra se ha empleado en las construcciones
acuáticas del puerto, donde están resistiendo desde hace años
el embate de las olas. En estos últimos tiempos se ha hecho la
curiosa observación de que los bloques de dicha piedra, que
es un verdadero mármol, son preferidos por los Lithodonms.
En su interior se encuentran, en efecto, estos moluscos en
todas las fases de su desarrollo, desde conchas diminutas has-
ta las mayores en sus inoradas elipsoidales alarg-adas, acaban-
do por transformar la piedra poco á poco en una masa espon-
josa. Apenas se encuentra en ella indicios de ácido fosfórico,
pues es un carbonato de cal casi puro. Mediante un examen
detenido de las paredes de los ag'ujeros se aprecian ciertas
desig-ualdades que recuerdan pequeñas conchas. Con el mi-
croscopio descúbrese una aglomeración de hermosísimos capa-
razones de foraminíferos, lo que prueba la posibilidad de for-
marse un verdadero mármol á expensas de dichos organismos.
Úñense sus Conchitas en series de granos cristalinos que se
van enlazando con el tiempo merced á la substancia que las
DE HISTORIA NATURAL. 259
rodea hasta constituir un todo homog-éneo; se pierden con el
tiempo las formas primordiales, y resulta, por último, un már-
mol granudo cristalino, en el que no se puede reconocer nin-
gún fósil. Todas las formas de semejante tránsito se dejan
seguir investigando secciones delgadas de diversas partes de
la piedra.»
—La Sección de Zaragoza celebró sesión el 25 de Junio
de 1902, bajo la presidencia de D. Hilarión Jimeno, siendo
leída y aprobada el acta anterior.
Quedó admitido como socio D. Demetrio Galán y Jiménez.
El Sr. Presidente hizo saber que había sido nombrado Direc-
tor del Instituto general y técnico el ex-Presidente de esta Sec-
ción, D. Manuel Díaz de Arcaya, é indicó que se hiciese cons-
tar en acta la satisfacción de todos por tan acertado nombra-
miento. Así se acordó por unanimidad.
También manifestó se hiciese lo mismo del desagrado de to-
dos los Sres. socios por la ag-resión de que había sido objeto el
estimado consocio, fundador y Tesorero de esta Sección, D. Fé-
lix Gila y Fidalgo.
Hallándose presente el distinguido socio de Calatayud, se-
ñor Vicioso, la Sección se felicitaba de su asistencia.
—El Secretario presentó una nota del R. P. Navas sobre el
género Pycnogaster Graells.
Notas y comunicaciones.
Vocablos castizos de hidrología geológica
D. SALVADOR CALDERÓN.
Suponiendo fuera este un capítulo de la terminología geoló-
gica española, se habrían definido antes de tratar de las voces
á que se refiere la presente enumeración las correspondientes
á la orografía y al relieve de los continentes en general, siendo
conocidos ya los términos divisoria ó Unea divisoria de aguas,
ó sea la que marca en cada país la distribución de éstas; ver-
tientes, inclinaciones opuestas que aquella línea limita, y
260 boletín de LA SOCIEDAD ESPAÑOLA
cuenca ú región hidrográfica, territorio donde están comprendi-
das todas las vertientes que envían sus ag-uas á un mismo
depósito común ó á una misma corriente principal. Vamos á
limitarnos aquí á los elementos y acción g-eológ-ica del sistema
flimal (y no fitmátil, como suele decirse), constituido por los
torrentes, los arroyos y los ríos, por más que muchas particu-
laridades de éstos son casi inseparables del estudio de los acci-
dentes, como cumbres, elevaciones, surcos, valles, etc., del
terreno que separa los ríos, en cuyo dominio procuraremos no
entrar por ahora.
Toda corriente líquida superficial de carácter impetuoso,
rápido y ag-itado, sea cualquiera su orig-en, se desig"na con el
calificativo de torrente: pero en particular se llama así á una
corriente pasajera y accidental producida por las lluvias ó el
derretimiento de las nieves en las montañas ó mesetas eleva-
das. Como es sabido, lo que caracteriza especialmente á los
torrentes es el reunir en una masa única toda el ag-ua caída
durante un cierto tiempo en un espacio bastante extenso, y
esto se realiza merced á una cuenca de recepción ó embocadura,
en la que se opera la concentración del líquido. Esta reg^ión
viene á parar al boquete ó canal de salida, llamado también
torrentera {y en alg-unas provincias torrontera, de donde han
tomado su nombre ciertos parajes, y aun pueblos, como To-
rronteras, en la provincia de Guadalajara).
La torrentera desemboca las más veces en un valle de an-
chura suficiente para que se amortig-üe de un modo súbito la
velocidad del ag-ua, y entonces empieza á depositar á la salida
de la g-arg-anta los materiales que arrastraba en forma de una
masa cónica, que es el torrentero, expresión que corresponde
á mi juicio á lo que los g-eólog-os franceses denominan cóne de
déjection y los alemanes Meerbrüche.
Llámase ramblazo al sitio ó extensión por donde corren las
a^uas de los turbiones y avenidas cuando son abundantes,
ramblas las quebradas de los montes y valles por los cuales se
precipitan, y ramblar el sitio donde se reúnen muchas ramblas.
Diversos parajes y pueblos de nuestra península llevan los
nombres de Rambla, La Rambla, Ramblar, alusivos á dichos
accidentes g-eog-ráficos. Tamtí'ién se llama zuMa al lug-ar ó sitio
donde corre copiosamente el ag-ua, y de este nombre proceden,
entre otros, el de Zubia, en la provincia de Granada.
- DE HISTORIA NATURAL. 361
Cuando las ag-uas llovedizas se arroyan, es decir, se encau-
zan en álveos normales, dan orig-en á los arroyuelos, arroyos
y ríos, tendiendo á tomar un carácter permanente, á diferen--
cia de los torrentes propiamente dichos, todos los cuales riegan
los lug-ares por donde pasan (1). Muchas voces castizas y pro-
vinciales designan la importancia, mag-nitud. naturaleza de
las aguas y otras particularidades que en cada caso ofrecen
las corrientes superficiales; mas todavía nos falta recoger no
pocas de aquéllas y depurar el verdadero y g-enuino sentido de
otras, por lo cual hemos de contraernos á alg-unas de las mejor
definidas, á pesar de lo cual son bastante más numerosas que
las que suelen emplearse actualmente entre nosotros.
Los pequeños arroyos ó arroyuelos que desaparecen ó se ag-o-
tan durante el verano se dicen regajos y regajales, con cuyas
palabras se designian asimismo los charcos que en ellos suelen
formarse. Los arroyos propiamente tales son corrientes de
mayor importancia y estabilidad que los anteriores; proceden
de manantiales, y los más caudalosos suelen denominarse ri-
Teras. En Andalucía llaman salados á ciertos regajos que lle-
van bastante cloruro sódico, y por lo g-eneral corren en in-
vierno y se desecan en verano, dejando en su cauce una estela
blanca de sal (2).
Blo se denomina á una corriente más caudalosa que los
arroyos que van á parar á él siguiendo un mismo declive ó
desaguan y se juntan en una misma inclinación ó excavación
del terreno. Los g-eógrafos los clasifican en 'principales, que no
desag-uan en ning-ún otro, y afluentes y subafíuentes, que van
á desembocar respectivamente en los ríos principales y secun-
darios. Los pequeños ó de poco caudal se denominan riachuelos
ó riatillos.
El trayecto de los nos puede, por lo general, ser dividido en
tres regiones, cada una de las cuales presenta caracteres fisio-
(1) Del verbo ruisseler han formado los geólogos franceses el adverbio ruissellement
para expresar la corrida superficial de las aguas pluviales que vierten directamente
en las vegudas sin pasar por el intermedio de las fuentes. Este término, de mucho
uso en la ciencia, debe traducirse en español por arroy amiento.
(2) Por ignorar que esta palabra, salado, se usa en aquella región como sustantivo
y término colectivo, los historiadores han cuestionado largo tiempo sobre el sitio en
que se dio la famosa batalla del Salado, pues cada vez que uno de ellos oía aplicar á
alguno de estos regajos dicho nombre, creía haber descubierto el tan litigioso paraje.
•262. boletín de LA SOCIEDAD ESPAÑOLA
gráficos y dinámicos que les son propios. En la reg-ión supe-
rior, ó sea la que corresponde al nacimiento ó fuentes del río,
el líquido va encauzado en un lecho profundo, es decir, entre
riberas altas; si se precipita tumultuosamente constituye un
torrente, y si lo hace por un desnivel repentino del cauce ori-
g-ina las cascadas, cuando el salto corresponde á un plano per-
pendicular al suelo; las cataratas, g-randes cascadas y sobre
todo la serie de ellas con arremolinamiento del ag-ua en el
fondo produciendo estrépito y levantando espumas, y, en fin,
las raudas, si aquélla desciende con rapidez por una serie de
escalones ó por un declive muy considerable del álveo. Si en-
cuentra rocas á su paso que interrumpan el curso, se estrella
orig-inando las rompientes. A su salida de las reg-iones monta-
ñosas entra el río en su región media ó central, donde las ver-
tientes tienen menos inclinación y no existen obstáculos que
se opong-an á la marcha apacible y uniforme de las ag-uas,
cuya acción se limita á transportar suavemente de trecho en
trecho sus aluviones sin atacar de un modo sensible los riba-
zos. Entonces se dice que los ríos han Ueg-ado al estado de
régimen. La reg'ión inferior, por último, empieza con la pen-
diente que presta nuevo movimiento á las aguas y las conduce
hasta su término ó desembocadura, de que lueg-o trataremos.
El caudal de los ríos ó venaje es susceptible de aumentar ó
disminuir dentro de límites amplísimos, aun tratándose de la
reg-ión media. Las venidas impetuosas que aumentan transi-
toriamente el caudal de los ríos en proporciones extraordina-
rias reciben muchos nombres: aguaducho, venida, avenida,
crecida, inundación, torrente, recial y otros, como raudal, para
sig-nificar una corriente arrebatada, y riada, para expresar que
es el aumento en el caudal de un río precisamente. Por el con-
trario, puede éste sufrir meng-uas g'randísiraas en verano ó en
años de sequía hasta avadarse y hacerse transitable. En el tra-
yecto del curso y en las condiciones normales hay también
sitios de máxima hondura 6 pozos y otros someros, que cuando
";on llanos y firmes, permitiendo el paso sin barca, se dicen
vados ó vaderas y vadoso el sitio que los tiene.
La corriente de un río ó arroyo es su curso, que va en sentido
de la pendiente del terreno, pero puede en su trayecto experi-
mentar retrocesos formando regolfos, y entonces hacer reman-
sos, es decir, detenciones ó "suspensiones; dícese asimismo re-
DE HISTORIA NATURAL. «53
balsar á la acción de remansar y rebalsa á su efecto. En ciertos
sitios dicho retroceso es causa de remolinos ó rebalajes, llama-
dos también simas en alg-unas localidades. Cuando el río, aun
sin retroceso de sus ag-uas, sig-ue un curso más ó menos tor-
tuoso, se dice que hace tornos.
El río corre por su lecho ó lechos, puesto que hay uno mayor,
que no se cubre más que durante las g-randes crecidas, y otro
menor, que aquél no rebasa habitualmente. Alg-una vag-uedad
se advierte en punto á la denominación de estas dos reg-iones,
si bien, en g-eneral, el espacio que media de una á otra orilla
por donde se desliza la corriente de un modo reg"ular se llama
la madre ó álveo, y entonces el nombre de lecho debe reservar-
se para el cauce mayor. Ambos pueden sufrir dilataciones y
ang-ostamientos durante su trayecto; las primeras, en caso de
alcanzar mucha extensión, son los ¿ablanos ó tabladas; los se-
gundos orig-inan variados accidentes, como los hocinos, cuando
son producidas por la aproximación de dos montañas, y hoces,
cuando consisten en canales frag-uados por la corriente á través
de una sierra, como las del valle de Cabezón, en la provincia
de Santander, las del término de Molina de Arag-ón y las de la
Serranía de Cuenca, todas éstas, al menos las que dejo cita-
das, en las areniscas triásicas. En la provincia de Oviedo ha
descrito también Schulz con este nombre profundísimos cortes
de extrañas formas en las calizas carboníferas.
El álveo puede consistir en una cavidad ú hondonada apro-
ximadamente uniforme por donde se desliza el ag-ua sig-uiendo
la inclinación del terreno; otras veces marcha sobre bajíos de
piedra cubiertos por el líquido, que se llaman restingas y res-
tingar el sitio en que los hay; cuando se alzan bancos de arena
que el ag-ua no cubre, se dicen secanos.
Denomínanse riberas las tierras que limitan los ríos cuando
son poco elevadas, y ribazos, y antig-uamente ribas, cuando
escarpadas y pendientes (1); riberica, ribereño y riberiego, es lo
cercano á los ríos. Orilla, derecha é izquieida, seg-ún corres-
ponden á una ú otra mano en el sentido de la corriente, y en
(1) Los nombres de Riva y Riba^ Rivera y Ribera, solos ó en composición, que llevan
tantos parajes y pueblos de España, aunque pronunciados de igual modo en casi toda
ella, conservan la escritura que corresponde en cada caso á su origen, alusivo unas
veces á arroyos ó riachuelos, y otros á la región limitante de los ríos.
así BOLETÍN DÉ LA 'SOCÍKDÁD ESPAÑOLA
Andalucía vera, son expresiones que se asignan al canto de
tierra contig-uo al mar, río ó arroyo.
"Los ríos desembocan ó desagiian en el mar, y se dice desagüe
á la acción y efecto de desaguar. Lo hacen por una escotadura
de la costa, que es la ria, la cual en su terminación suele es-
paciarse más ó menos en relación con el caudal líquido de la
corriente que desag-ua, y formar especies de bahías o estuarios
en las que las aguas marinas y fluviales se reemplazan suce-
sivamente sobre un mismo le(;ho.
Solo nos resta para terminar esta breve enumeración de las
voces castizas referentes á los ríos en su aplicación á la Geolo-
gía, mencionar las alusivas á las acciones destructora y edifi-
cadora de los mismos.
Todas las corrientes superficiales, tanto pasajeras como per-
manentes, cavan su lecho con intensidades que dependen de
su masa y de su pendiente; el surco producido por la corriente
de algún arroyo se dice arroyada ó arroyah Esta es la cava-
dura (1) general del álveo y en conjunto de los valles de denu-
dación; pero en algunos sitios se operan trabajos de erosión
parciales por efecto de remolinos ó vorágines [sitios voraginosos],
los cuales pueden /osar la roca del álveo merced á movimien-
tos circulares ó espirales del líquido, llamados vortiginosos. Tal
es (y sin entrar ahora á describir el proceso de su formación)
el origen de las ollas (marmites de géants de los franceses y
pot-koles de los ingleses) que se fraguan, sobre todo en el bo-
quete de los torrentes y al pie de los acantilados marinos.
El trabajo que operan los ríos y arroyos en sus riberas ro-
bándolas lentamente materiales se dice en castellano derrubiar,
y derrubio el proceso de esta denudación, así como la tierra ó
piedras sacada y desmoronada por él. La actividad de las aguas'
corrientes va así ensanchando los cauces, al principio estre-
chos, que constituyen las gargantas, y entre ellas las hoces de"
de que antes se trató, llegando á adquirir, si las condiciones
son favorables, gran profundidad y extensión, hasta llegar á
ser cañones, y entre ellos los más gigantescos los del Colo-
rado, con paredes casi verticales que se elevan allí á LOOOy
(1) Así debe traducirse y no por excavación, como se acostumbra á hacer, el creu-
sement de los franceses. Estos poseen también la voz excavation, pero nunca la em-
plean como sinónimo ni en el sentido de creusemcnt.
DE HISTüllIA NATURAL. 265
1.800 m. Esta expresiva palabra, g'enuinamente castiza, se lia
impuesto á todas las leng-uas, conservando por cierto en su es-
critura la ñ tan puramente española. En nuestro país también
se la encuentra designando dichos accidentes geográficos,
como San Lorenzo del Cañón, en la provincia de Orense.
Las crecidas actúan como agentes de destrucción y de edifi-
cación, puesto que los materiales que arrancan en unos sitios
van á depositarlos en otros. Se llama mymrt'r^c/o^/. (antiguamen-
te immdancia) la masa de ag-uas que cubren los campos por
efecto de aquéllas, ó sea la salida de madre de los ríos, y aun
las invasiones temporales del mar, empleándose también el
participio activo inundante para expresar la acción de inundar.
Al encauzarse después las ag'uas dejan en sus orillas pozas ó
pozancos.
El trabajo de edificación (') relleno que los ríos operan, sobre
todo en sus crecidas, en oposición al destructor, es llamado
allimonnenienl i)or los geólogos franceses. En español se dice
arramhJar cuando la tierra inundada queda cubierta de are-*
na; si los vacíos ó huecos que hubiera en el terreno se relle-
nasen de ésta, terraplenar, y si fuera lama la que operase estos
trabajos enlamar. Admitiendo que la palabra «//^wd/í pueda
significar el aumento de terreno que se opera á orillas de los
ríos y del mar, por las inundaciones ó las tempestades (que no
es el sentido genuino de aquélla en español, pues entre nos-
otros sig-nifica en realidad avenida fuerte de ag-ua), no habría
inconveniente en formar el sustantivo ahmonamiento para
usarlo en la misma acepción que en francés; pues si bien la
voz acarreo puede sustituirla en alg-unos casos, y así lo han
hecho muchos g-eólog'os españoles, se comprende fácilmente
que es inaplicable en otras ocasiones.
Por su trabajo incesante de acarreo y desg-aste los ríos van
cubriendo su madre de cantos y arena. Los cantos rodados se
llaman gnijas ó chinas cuando son de pequeñas dimensiones,
(jiiijarros ó chinazos si mayores, cuando limpios y redondeados
peladillas, y cuando redondeados y alargados morrillos. El con-
junto de cantos menudos se dice cascajo. La arena (antig'ua^
mente salre) se denomina sahlón si es gruesa, y sábulo si ade-
más de g-ruesa es pesada. La ribera del mar ó de los ríos g-ran-
des, formada de arenales, se Mmiiñ playa, ^playazo, playón, y
en la provincia de Santander saMe, si es extendida.
266 boletín de LA SOCIEDAD ESPAÑOLA
Los cortes naturales ó artificiales de los antig*uos aluviones
ponen de manifiesto la siguiente sucesión: en la base un manto
más ü menos profundo de casquijo, obra del río durante el
período de cavadura que orig-ina á veces extensiones cubiertas
de piedra menuda, que son los cascajares ó cascajales (1); en-
cima.un sistema de arenas de g-rano fino con interposiciones
á modo de venas de g'uijarros; sobre éste arena terriza, deposi-
tada por las crecidas poco copiosas, y el todo coronado por limo
(llamado limo de desbordamiento por los g-eólog-os).
Si los ríos desembocan en terrenos bajos inundables con las
ag-uas que éstos aportan ó con las del mar, constituyen las
marismas. En las desembocaduras dan nacimiento, por virtud
de los materiales acarreados, á formaciones que, relacionadas
con otro linaje de cuestiones g-eológ-icas, no es pertinente de-
tallar aquí, por lo cual nos limitaremos á apuntar que son estas
las barras, orig-inadas donde el mar experimenta mareas de
g-ran amplitud y el litoral es barrido por las corrientes, y los
alfaques ó deltas, allí donde el jueg-o de las mareas es poco
considerable y faltan corrientes costeras. En estos alfaques el
río se fracciona y divide en dos ó más brazos, que animados
de escasa velocidad vierten en el mar por otras tantas desem-
bocaduras.
Notas entomológicas
EL R. P. LONGINOS NAVAS S. J.
X.
El género Pycnog-aster Graells en España.
]. Caracteres del género «Pycnogaster». — Ortópteros
locústidos.
Cabeza grande, vértex ancho, con el fastig-io surcado y con-
tinuado en línea recta con el de la frente. Antenas más cortas
que el cuerpo. Ujos globosos, prominentes.
(1) En Sevilla hemos oído llamar á este manto balasto, -voz de origren inglés, co-
rrupción, sin duda, de la palabra ballast, que si^'-nifica lastre y también casquijo
para terraplenar.
DE HISTORIA NATURAL. 267
Pronoto plano por encima, con quillas laterales interrumpi-
das por dos surcos transversales anchos y marg-en anterior
recto ó sinuoso, posterior escotado en áng-ulo. Lóbulos laterales
perpendiculares, más larg'os que anchos. Prosternón con dos
espinas.
Élitros cortos, casi totalmente ocultos bajo el pronoto.
AMomen muy grueso y redondeado por encima, plano por
debajo. Segmento anal del :f transversal; lámina supraanal
del mismo triang-ular. Cercos del mismo sexo cortos, con diente
interno. Oviscapto ensiforme, más largo que el abdomen.
Patas cortas. Caderas anteriores con una espina. Fémures
inermes por debajo, excepto los posteriores de alg-una especie.
Tibias anteriores con tímpano linear, cerrado. Tibias poste-
riores sin espinas apicales por encima, con 2 ó 4 por debajo.
2. Pycnog áster Sanchez-Gomezi Bol.
Statura media, colore fusco, vel fusco-g-riseo.
Caput totum pallidius, fusco-cinereum.
Pronotum plerumque pallidius, fuscura vel fusco-griseum;
marg-ine antico sub-recto vel latissime sinuato, carinis latera-
libus sub-parallelis, lobis lateralibus antice quam postice altio-
ribus, marg-ine inferiore infra sulcum typicum distincte sinua-
to. Elytra fusca, venís partim pallescentibus.
Abdomen fuscum, srepe fasciis ochraceis long-itudínalibus
pone pronoti carinas ornatum, ínter quas alise duse fascise la-
tiores, mínus distínctae, plerumque obsoletae.
Pedes mediocres. Femora postica subtus ante apícem utrín-
que spinosa, spinis fuscis, dístínctís, marg-ine interno 2-4, ex-
terno 2, minoribus. Tibise postica? supra teretes, vix ín medio
apicali levissime sulcattP, subinermes, hoc est, spínulís fuscis
vix dístínctís instructse, marg-ine externo 1 maculiformi, fere
obsoleta, interno 3-4, vix prominentíbus.
cf Cercí mediocres, coníci, ápice obtusí, dente interno incur-
vo ad médium armati. Lamina supraanalís triang-ularis, elon-
g-ata, medio long-itudínalíter impressa. Lamina subgenítalis
postice late emarg-inata.
9 Seg-mentum ultímum ventrale medio elevato-g-ibbosum.
Ovipositor subrectus, pronoti long-ítudínem duplo superans.
Lamina subg-enitalis transversa, lateríbus fornicata, medio
impressa.
268 boletín de LA SOCIEDAD ESPAÑOLA
Long'itudo corporis (in sicco). . . 32 mm.
— pronoti (in medio)., 11 »
— femorum post 16 »
ovipositoris 30 »
La Q de esta especie no era conocida, y como el (f había sido
descrito por un solo ejemplar me ha parecido conveniente dar
una nueva descripción de la especie, ya que puedo hacerlo g-ra-
cias á la dilig-encia del R. P. Joaquín de Barnola S. J,, quien la
encontró en la Sierra de Mariola (Valencia) en Ag-osto del año
pasado 1901.
Es esta especie muy parecida al P. inermis Ramb. De ella
se disting-ue fácilmente el ^ por la fig-ura de los cercos, en
forma de muñón en el inermis y cónicos en el Sánchez Gome-
zi, y la 9 en la long-itud mayor del oviscapto, que es de .37 mm.
en el iner7nis, y en la presencia de un tubérculo de forma có-
nica que existe en el último seg-mento ventral al modo como
se ve en las 9 de alg-unos PlatycUis.
3. Sinopsis de las especies españolas.
1'. Fémures posteriores provistos de alg-unas espinas cerca
del ápice. Borde inferior del marg-en lateral del pronoto más ó
menos escotado, en medio, con el lóbulo posterior no más alto
que el anterior. Tibias posteriores apenas surcadas por encima,
inermes ó poco menos.
2'. Surco típico del pronoto situado detrás del medio, de
suerte que la metazona resulta muy transversal. Borde infe-
rior del lóbulo lateral del mismo escotado debajo del surco tí-
pico, y á veces con una lig-erísima sinuosidad debajo del surco
anterior. Espinas de los fémures posteriores medianas, bien
visibles, comunmente dos en el marg-en externo y tres en el
interno. Tibias del mismo par con alg-unas espinas menudísi-
mas apenas visibles y más bien tuberculiformes en el borde
interno, vestig-ios de una ó dos en el externo, con una ó dos
por debajo, además de los espolones apicales. Cercos del of có-
nicos, con el diente interno hacia la mitad y el ápice obtuso.
Último seg-mento ventral de la 9 con una elevación ó tubércu-
lo cónico en el medio P. Sánchez Gomezi Bol.
Vélez Rubio (Almería); Sierra Mariola (Valencia).
22. Surco típico del pronoto situado hacia el medio, de suer-
DE HISTORIA NATURAL. 209
te que la prozona resulta casi cuadrada y la metazona poco
transversa. Lóbulo lateral del mismo con una escotadura poco
marcada debajo del surco típico ó más atrás. Fémures poste-
riores provistos de alg-unas espinas menudas cerca del ápice.
Tibias del mismo par con alg-unas espinillas bien visibles en
el borde interno superior (tres ó más) y alg-unas (cuatro ó más)
alg-o más larg-as en el externo inferior. Cercos del :f muy cor-
tos, con el diente interno cerca del ápice, que es redondeado...
P. inermis Ramb.
Sierra Nevada.
P. Fémures posteriores sin espinas. Borde inferior del pro-
noto de ordinario escotado en medio, á veces recto ó sinuoso.
Tibias posteriores más ó menos espinosas por encima.
3*. Tibias posteriores con muy pocas espinas por encima.
Borde posterior de los seg-raentos dorsales del abdomen cubier-
tos de arrug-as ó pequeños plieg-ues brillantes y long-itudina-
les. Cercos del cf delg-ados, puntiagudos. Lámina subg-enital
de la Q escotada posteriormente, con surco oblicuo profundo á
entrambos lados. Oviscapto alg'o encorvado
P. Fmoti Bol. var. gaditana Bol.
Cliiclana (Cádiz).
32. Tibias posteriores con una serie de espinas (cinco ó más)
á entrambos lados del surco superior. Borde posterior de los
seg-mentos dorsales del abdomen liso ó con una faja ó ancho
marg-en alg-o brillante y un poco rug-oso.
4'. Lóbulo lateral del pronoto con el borde inferior escotado
en medio.
5^ Quillas laterales del pronoto casi rectas, el disco del
mismo apenas estrechado posteriormente.
6*. Pronoto escotado posteriormente en áng'ulo obtuso.
Placa infraanal del ^ escotada por detrás. Oviscapto recto ó
casi recto.
7'. Color pardo, mate ó poco brillante. Fémures posteriores
casi dos veces más larg-os que el pronoto en su línea media.
Oviscapto recto, más de tres veces más larg-o que la línea me-
dia del pronoto. P. BoUvari Brunn.
Sierras de Guadarrama y de Cuenca.
72. Color castaño muy brillante. Fémures posteriores ape-
nas un tercio más larg'os que el pronoto en su línea media.
Oviscapto lig-eramente encorvado hacia la punta, de long-itud
270 boletín de LA SOCIEDAD ESPAÑOLA
menor que tres veces la línea media del pronoto
P . hreiñpes Nav.
Moncayo.
6^. Pronoto escotado posteriormente en áng-ulo recto. Pla-
ca infraanal del c/ redondeada por detrás. Oviscapto encor-
vado P. ciicullata (1) Charp.
Montes de Toledo y Portug-al?
b^. Quillas laterales del pronoto encorvadas, el disco una
tercera parte más estrecho por detrás que en el medio
P. jugicola Graells.
Sierra de Guadarrama.
4*. Lóbulos laterales del pronoto enteros, anchamente re-
dondeados por detrás, donde son más altos que por delante.
Color muy variado, verde claro ó amarillento, con manchas
pardas y amarillas y aun con anchas fajas long-itudinales
ocráceas P. Graellsi Bol.
Provincias de Ciudad Real y Cuenca (2).
Notas sobre los uDorcadion» de España
D. MANUEL M. DE LA ESCALERA
En fines de Abril, y de paso para Marsella, me detuve unas
horas en Sig'üenza acompañado de mi colector José Martínez,
teniendo la suerte de encontrar Dore. Seguntiamim Dan,,
D. steparms mihi y una tercera especie nueva aún no descrita
del mismo g-énero.
El dicho colector, después de mi partida, ateniéndose al plan
que le dejé marcado, volvió por Baides y Jadraque á Humanes,
encontrando en aquellas localidades la primera y tercera de
las citadas especies: de Humanes subió á Pico Ocejón, y por
Valverde, Arroyo, Frag-uas y Fuentes delJararaa á Robleg-ordo
y Somosierra.
(1) Adopto esta desinencia femenina por ser corriente entre los entomólogos hacer
femeninos los nombres genéricos terminados en gaster compuestos del género feme-
nino yaaTYJo, vientre), v.gr. Aphcenog áster (Himenópteros), Cy/máro^asíes* (Dípteros),
Mecistogaster (Neurópteros), etc.
(2) Para formar esta sinopsis me ha servido de guía la excelente obra Catálogo si-
nóptico de los Ortópteros de la fauna ibérica, de D. Ignacio Bolívar.
DE HISTORIA NATURAL. Til
En Pico Ocejón y localidades sig^uieutes solo encontró
D. hispanicíim y Grraellsi sin poder dar con D. Iserni Per.
Saliendo de Madrid nuevamente en 1." de Mayo fué á Alcu-
neza y Soria, encontrando más al N. en Almarza,, en la falda S.
de Sierra Cebollera, una especie no descrita y otra nueva ade-
más en los altos y en la falda N. hasta Villoslada: desde allí por
Picos de Urbión y Campillo de Neila, pasando por Monterrubio
y Pineda á la Sierra de la Demanda, hizo otros dos nuevos
hallazg-os de especies no descritas en Neila y Pineda,
Descendiendo el Arlanzón, desde Villasur, encuentra ya el
D circumcinctum, y en Quintanapalla éste y el D. Reinosa.
En 1.° de Junio, salienda por tercera vez de Madrid, fué por
Sig"üenza y Molina á Monreal del Campo, encontrando al pasar
por El Pobo solo D. Uhagoni en g-ran cantidad: lueg-o en la
Sierra de Cucalón una especie nueva que vuelve á hallar más
tarde en Sierra de Gúdar y Peña Golosa, mezclada en estas úl-
timas localidades con otra especie también nueva: en la Sierra
de Javalambre después D. Korbi, y en las Sierras de Valdemeca
y Montes Universales otra vez el D. Uhagoni, pero ya frotado
y en muy mal estado por estar la estación muy avanzada.
El resultado de esta campaña, así por el número de especies
nuevas como por las bellas series que contiene, es de real im-
portancia para el conocimiento de nuestra fauna en los g-éne-
ros Dorcadion y Asida, únicos que mi colector tenía orden de
cazar en regiones totalmente inexploradas unas y poco conoci-
das otras.
Permite asimismo avanzar las reg-las sig-uientes á que pare-
cen estar sujetas las especies españolas del g-énero Docardion.
VARIABILIDAD POR COLORACIÓN.
I. Las 99 varían dentro de la especie en mayor g-rado
que los Q-v; existe una forma del mismo color y dibujo que
éstos, pero tienen una tendencia notable á exag-erar las líneas
y fajas pubescentes haciéndose más abig-arradas y llamativas.
II. Dentro de esta tendencia se observan las dos leyes g-e-
nerales de variabilidad por coloración, albinismo y melanis-
mo; en los dos extremos de la escala y en casi todas las espe-
cies se encuentran QQ en las que el color blanco ahog-a las
•272 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA
demás, ó que son totalmente negras, con todos los pasos entre
ambos límites. ,
III. Los crV lio siguen á las 99 en estas variaciones de la
coloración con tanta intensidad; así, por ejemplo, DI). Perezi.
Mspanuum, Lauden, G-hiliani y circimicmctum, que tienen 99
negras, no lleg-an sus (¿"rf á perder toda la pubescencia blanca
como ocurre en aquéllas.
IV. En la mayor parte de las especies españolas, y así en
los (/(/ corno en las 99 é independientemente de la coloración
de las fajas vellosas de los élitros, las patas y las antenas pasan
del negro al rojo más ó menos vivo en escala insensible de
matices.
Había yo llegado á este resultado, sin atreverme á generali-
zar en los DD. Graellsi é hispanicmi, con las especies de Che-
vrolat y variedades de LauflFer, basadas sobre detalles tan
nimios como la presencia ó ausencia de una faja pubescente
en los élitros, ó como las patas neg-ras ó rojas, haciendo esos
a-.itores abstención de los ejemplares intermedios.
Indicada en los anteriores epíg-rafes la ley de variabilidad
por coloración en las especies españolas, sobre largas series de
los DD. Graellsi, hispanicum, drcnmcinctum, Marlineñ, QMlia-
ni, etc., etc., me creo dispensado, con su enunciación, del dar
nombre dentro de cada especie á media docena, cuando menos,
de forma sin valor real, no por capricho mió, sino por exig-en-
cias de la realidad ante centenares de individuos que han pa-
sado por mis manos.
BOLETÍN
SOCIEDAD ESPAÑOLA DE HISTORIA NATURAL
Sesión del 8 de Octubre de 1902.
PRESIDENCIA l)K D. BLAS LÁZARO.
— El Secretario leyó el acta de la sesión anterior, la cual fué
aprobada.
Admisiones y presentaciones. --(,)aedaron admitidos el doctor
G. Delacroix, Director de la Estación de I^atolog-ía vegetal de
París, como socio correspondiente extranjero, y M. Ph. Fran-
cois, Secretario de la Sociedad entomológ-ica de Francia, como
numerario, presentados ambos en la última sesión por los se-
ñores Calderón y Bolívar respectivamente.
Se liicieron cuatro nuevas propuestas de socios nume-
rarios.
—El Sr. Bolívar-propuso el paso de socio ag-reg*ado á nume-
rario solicitado por D, Julio Esplug-ues, de Valencia, el cual
fué acordado.
Fallecimientos. — El Sr. Presidente dio cuenta de los dos ocu-
rridos desde la última sesión, por los cuales hemos perdido
dos antig-uos y meritísimos consocios: D. Federico Rubio y Gali
y D. Matías Nieto Serrano, marqués de Guadalerzas, ambos
eminentes médicos, harto conocidos por sus obras y por la
elevada posición social que alcanzaron para que hubiera ne-
cesidad de enumerar sus méritos. Los señores socios presentes
acordaron consig"nar en acta el sentimiento con que se habían
recibido tan tristes noticias.
El mismo Sr. Presidente participó que en el arboreto de la
Escuela de Montes ha quedado instalado el monumento que
los ing-enieros del Cuerpo dedican á perpetuar la memoria del
T. II. -Octubre, 1902. 19
274 boletín DK LA SOCIEDAD ESPAÑOLA
sabiu botánico y eminente forestal D. Máximo Lag'uiia. El mo-
numento es una bella obra del escultor D. Julio González Pola.
Es muy de apreciar, añadió, que tan justo tributo se haya pa-
gado al poco tiempo de ocurrir el fallecimiento de nuestro ilus-
tre consocio, contra lo que suele ocurrir entre nosotros, tratán-
dose de hombres de ciencia.
Correspondencia. — Se dio lectura á un oficio remitido por Don
Primitivo Artig"as, dando gracias por haberse hecho tirada
aparte en folleto de la necrología de D. Máximo Laguna, de
que es autor aquél, y por haber recibido como donativo 50
ejemplares de la misma. Esta medida dará una prueba más
de cómo la Sociedad procura honrar la memoria de sus miem-
bros meritísimos.
Leyóse después una circular del Boianisclies Centralblatt,
pidiendo el envío gratuito de nuestras publicaciones, ofrecién-
dose á dar cuenta breve de los trabajos botánicos que en ellas
aparezcan. Se acordó proponer á la dirección de dicha revista
el cambio de la misma con nuestras publicaciones.
Se dio lectura de una comunicación del Ministerio de Estadq
dirigida á D. Ignacio Bolívar como Presidente de la Comisión
de estudio de los productos naturales de las posesiones es-
pañolas del África occidental, en la que, de conformidad con
lo solicitado por nuestro colega, se dispone de Real orden se
auxilie á la Sociedad española de Historia natural, para la pu-
blicación de las Memorias que se escriban sobre las coleccio-
nes recogidas por la Comisión enviada últimamente al Río
Muni para el reconocimiento de los territorios que pertenecen
á España, á fin de que puedan ir acompañadas dichas Memo-
rias de las láminas y demás ilustraciones necesarias. La So-
ciedad se enteró con satisfacción de la referida Real orden,
acordándose dar las gracias al Sr. Subsecretario de Estado por
la protección y auxilio concedidos y que han de redundar en
provecho de nuestra publicación.
Comunicaciones verbales.— El Sr. Vidal y Compaire autorizó
al Sr. Calderón para que diera noticia de que, según los
periódicos de la localidad, el día 2 de Agosto último, á las
nueve y cuarenta y cinco minutos de la noche, atravesó por
Almadén, y en dirección NE. á SE., á muy poca altura, un pe-
DE HISTORIA NATURAL. 215
queño bólido que seg'ún noticias fué á caer próximo á la es-
tación de Chillón, produciendo al precipitarse un g-ran es-
tampido.
También han dado cuenta los periódicos de un bólido obser-
vado el día 18 de Septiembre último, á las ocho menos cuarto
de la noche, cr'izando el espacio en una vasta extensión sobre
las provincias de León, Zamora, y probablemente Salamanca.
La distancia en línea recta de Toro á Astorg-a, donde se le ha
podido ver, no baja de 120 km. En Toro se oyó una fuerte ex-
plosión, y se percibió dividirse el bólido al NO. en varios frag*-
mentos; pero no se conoce el lug'ar en que dicha explosión se
verificó, ni se tiene noticia de haberse recog-ido trozos de la
piedra meteórica.
— El Sr. Lázaro presentó dos breves notas de nuestro conso-
cio el Sr. Graiño y Caubet, de Aviles, sobre mamíferos y aves
observados en Asturias, y el Sr. Martínez de la Escalera pre-
sentó un estudio sobre especies nuevas de Dorcadion de Espa-
ña, pasando ambos trabajos á la Comisión de publicación.
—El socio D. Norberto Font y Sag-ué dio cuenta de una ex-
cursión á Río de Oro (Sahara español) , verificada durante los
meses de Julio y Ag'osto, describiendo á garandes rasg-os y
como preludio de las notas que piensa publicar lueg'o, la topo-
grafía de aquella posesión española, su constitución g-eológ-i-
ca, clima y seres que la habitan.
Relató también los trabajos que había realizado estable-
ciendo un pequeño observatorio meteorológico y recog"iendo
una gran cantidad de fósiles del período mioceno, moluscos
vivientes de mar y tierra, plantas, insectos, reptiles y puntas
de silex de los antig-uos pobladores de aquellas costas, todo lo
cual, convenientemente clasificado y estudiado, puede formar
una verdadera Historia natural de aquella reg'ión tan poco co-
nocida. Describió después las impresiones que se experimen-
tan en el desierto, con sus efectos de espejismo y sus nubes de
arena, mencionando alg-unas de las vicisitudes por que pasó
durante sus excursiones.
El Sr. Bolívar se ocupó á continuación de alg-unas de las
especies traídas por el Sr. Font de la excursión de que acababa
de dar noticias, haciendo constar lo interesantes que son mu-
chas de ellas y anunciando la descripción de un nuevo Hdios-
cirtns Sss. , para el que propone el nombre de H. Foníi en
276 BOLETÍN DE LA. SOCIEDAD ESPAÑOLA
honor de su descubridor, añadiendo que quizás no sea la única
especie nueva entre las recog-idas por el Sr. Font, lo que aún
no puede aseg'urar por no haber tenido tiempo para estudiar
todo lo recog-ido. Entre las especies ya examinadas se cuentan
el Eremocharis insignis Lucas, especie propia del Sahara, que
se extiende desde Túnez á Río de Oro, demostrando la conti-
nuidad de la fauna del Sahara y el Dericorys BoUvari Krauss.
hasta ahora solo hallado en este último punto. También ha
reconocido el Pyrameis cardui L. , especie tan común en Euro-
pa, y varios odonatos que sin duda encuentran no lejos de
aquel sitio ag-ua dulce donde puedan desarrollarse sus larvas.
— El Sr. Calderón participa que el Sr. Moldenhauer había
donado al Museo de Historia natural mag-níficos ejemplares de
celestina de Garrucha, provincia de Almería, localidad que no
tenía en él representación. Proceden del paraje llamado La
Atalaya y del Cerro Orteg-a, y acompañan al envío noticias
muy interesantes del yacimiento, que incluirá en una nota
que prepara sobre minerales españoles.
— El mismo Sr. Calderón dio la siguiente noticia biblio-
gráfica:
«E. Schmitz, Les iles Sahages, Cosmos, n." 881, 1901, páginas
741 á 745.
Estas islas están situadas entre Tenerife y La Madera, siendo
casi desconocidas desde el punto de vista g-eológ-ico. El señor
Schmitz da noticia de fósiles recogidos en ellas, y que revelan
la existencia del terreno mioceno. Entre las especies citadas
en el trabajo á que me refiero, conocidas en su mayoría, cita y
fig'ura dos nuevas, aunque sin describirlas: una Nerita Sal-
vage7isis, y una CabraUa Schmitzi».
—El mismo Sr. Secretario presentó dos Memorias sobre la
flora española, que versan sobre las plantas de Cartag-ena la
una y sobre las de Teruel la otra, y se deben respectivamente
á nuestros consocios los Sres. D. Francisco de P. Jiménez Mü-
nuera y D. Bernardo Zapater. Se acordó pasaran á la Comisión
de publicación.
Secciones.— La de Sevilla celebró sesión el día 2 de Julio
de 1902, bajo la presidencia de D. Manuel de Paúl.
Se dio lectura á la sig-uiente nota remitida por el Sr. Calde-
rón, de Madrid:
, DE HISTORIA NATURAL. 2:;7
«El Sr. Moldenhauer, químico establecido en Garrucha, y
especialmente competente en Mineralogía, me participa haber
recog-ido en las cercanías de Corteg-ana, en la provincia de
Huelva, un g-ranate calcoferrífero oscuro, en masa y con cris-
tales, cuyo análisis ha practicado, llamándole la atención el
hecho de existir ag-ua (0,17 por 100) en su composición. Seg'ún
mis noticias, este hallazgo es enteramente semejante al de
Burg"uillos (Badajoz), representado en las colecciones del Mu-
seo de Historia natural de Madrid.
El citado análisis ha dado al Sr. Moldenhauer la siguiente
composición:
34.77]
Si
02
AP
¡03
Fe
03
Fe
0
Mn
0
Ca
0
Mg
•0
K2
0
H''
0
3.15 R"
'2 03
26.83 '
0.32)
0.70 R'
' 0
32.00 '
' 0.60 j
0.33 R'
2 0
1.30)
100
Este g'ranate es debido, seg-ún el mencionado químico, á una
transformación del feldespato en presencia de pirita de hierro».
— El Sr. Barras envió la sig-uiente noticia bibliog-ráfica:
iiSur la déformation clu crdne diez les Neo-HeJjridais . — Este es
el título de una interesante Memoria que forma parte de las
Miscellanées biologiques, que fueron dedicadas al profesor Al-
fredo Giard con motivo del xxv aniversario de la fundación de
la Estación zoológ-ica de Wimereux, y que su autor, M. Phi-
lippe Fra7icois, Jefe de trabajos prácticos en la Sorbona, ha
tenido la atención de enviarnos.
Los datos que se contienen en dicha Memoria fueron reco-
g-idos por el mismo Dr. Francois durante los viajes que realizó
á las Nuevas-Hébridas desde 1888 á 1895.
Seg"ún resulta de sus investig-aciones, la práctica de la de-
formación solo está en uso en una reg"ión pequeña, al Sur de
la isla de Mallicolo.
278 boletín de LA SOCIEDAD ESPAÑOLA
Describe el procedimiento empleado para la deformación, que
consiste, seg-ún observó en Rembruana el 10 de Ag-osto de 1889,
en un masaje dado á la cabeza del niño á los pocos días de na-
cido con una pomada de aceite de coco y carbón, poniéndole
en seg-uida, sujeto con bandas muy apretadas, un g-orro cilin-
drico de fibras de Pandmius trenzadas.
Hace lueg'o atinadas consideraciones acerca del objeto que
persig-uen los indíg-enas con esta práctica y de las ideas á que
responde, si tiene ó no influencia sobre su desarrollo intelec-
tual y cuál puede ser su orig-en, y, en ñn, sobre la causa de
observarse solo en una reg-ión limitada.
Termina el trabajo con un acabado estudio descriptivo y
métrico de doce cráneos, de los cuales son deformados ocho.
seis de varón y dos de hembra, y sin deformar cuatro, tres de
varón y uno de hembra.
Los índices cefálicos resultan comprendidos para los defor-
mados entre 65,5 y 70,7, y para los no deformados entre 68,8
y 84,5.
Consta la Memoria de 21 pág-inas en folio, y lleva ocho foto-
g-rabados intercalados en el texto, jendo además acompañada
de cinco hermosas fototipias representando cráneos y tipos
del país»".
Notas y comunicaciones.
Especies nuevas del género «Dorcadion»
D. MANUEL MARTÍNEZ DE LA ESCALERA.
D. Neilense sp. n. Patria: Neila (Burg-os).
Cuerpo oval, muy alarg-ado, pardo-obscuro, con excepción
de las patas y antenas que son rojizas, siendo el final de las
tibias más oscuro, asi como los últimos artejos de las antenas
y la parte superior de los tarsos.
Cabeza sin costilla ó cuando más con un comienzo de ella
en el occipucio, finamente surcada, cuya estría se continúa
generalmente hasta el epístoma, flanqueada por una corta línea
pubescente blanca, y otra banda más ancha oscura pardo-
amarillenta, existiendo dicha pubescencia solo desde la fuerte
DE HISTORIA NATURAL. 2"9
depresión frontal hasta el epístoma, pues el occipucio está
desnudo y grosera y desig-ualmente punteado.
Protórax apenas más ancho que larg-o en e\ cf J notable-
mente más en la Q, sin callosidades y con una costilla lisa
long-itudinal entera y saliente, finamente surcada y ñan-
queada de una estrecha línea pubescente blanca y otra adya-
cente ancha, pardo-amarillenta oscura, sustituida cerca de los
tubérculos laterales, que están bien acusados, por una estrecha
banda ag-risada que los recubre, siendo el color pardo el pre-
dominante en la cabeza y protórax.
Élitros poco más de dos veces más larg-os que anchos, cubier-
tos de una pubescencia corta y caediza oscura pardo-amari-
llenta aterciopelada, con la sutura blanca, una faja ancha
humeral entera del mismo color, así como la marginal estre-
cha y con otra faja dorsal asimismo blanca y estrecha equi-
distante de las sutural y humeral prolong-ada g-eneralmente
hasta el tercio posterior del élitro; y en g-ran parte de los ejem-
plares que conozco, entre las fajas dorsal y humeral, estando
sustituido el color del fondo por una pubescencia más clara ó
blanca (albinismo), lo cual hace que á primera vista aparezca
con el aspecto de un D. Uliagoni y sea el color blanco el pre-
dominante; cerca de los húmeros aparecen alg-unos g-ránulos
dispersos, neg-ros y brillantes, pero sin costillas ni espacios
infrahumerales desnudos.
Por su protórax sin callosidades se coloca al lado de D. cir-
cumcmctvm, Navasi, molitor y Beydeni, siendo distinto de todos
ellos por su coloración y demás caracteres.
D. Almarzense sp. n. Patria: Almarza (Soria).
Cuerpo oval alarg-ado, pardo-oscuro, con las patas y ante-
nas neg-ras ó rojizas y en este caso el final de las tibias, parte
superior de los tarsos y últimos artejos de las antenas más
oscuros ó negros.
Cabeza fuerte y g-roseramente punteada, sin costilla ó con
comienzo de ella en el occipucio, finamente surcada por una
estría continua hasta el epístoma y ñanqueada entre las ante-
nas por una corta línea pubescente blanca y otra banda más
ancha, vag"a y poco densa, oscura ó agrisada, muy caediza y
visible en pocos ejemplares.
Protórax poco más ancho que largo en el c/ y notablemente
más en !a 9, sin callosidades definidas, rugoso y desig"ual-
280 boletín de LA. SOCIEDAD ESPAÑOLA
mente punteado, con una costilla longitudinal entera y salien-
te, finamente surcada y ñanqueada por una estrecha linea
pubescente blanca con vestig-ios, en algún ejemplar, de otra
adyacente, pardo-oscura, nunca completa, apareciendo los te-
gumentos desnudos, de color negro de pez y las rugosidades de
su superficie muy desiguales por la confluencia de la puntua-
ción más ó menos densa; con tubérculos laterales bien acusa-
dos, y sobre ellos una estrecha faja pubescente agrisada y
difusa, poco densa, con algunos pelitos negros erizados y rígi-
dos cerca de la base detrás de los tubérculos.
Élitros con espacios infrahumerales desnudos, con granu-
los cerca de los húmeros, sin ó con una costilla suprahumeral
y poco más de dos veces más largos que anchos, cubiertos de
una corta pubescencia pardo-oscura aterciopelada, con la sutura
pubescente blanca, ^una faja humeral entera del mismo color,
así como la marginal, que es poco aparente, y con otra faja
dorsal asimismo blanca, estrecha, equidistante de las sutural
y humeral, corta, pero prolongándose en algún caso hasta el
tercio posterior del élitro, estando sustituido el color del fondo
entre las fajas humeral y dorsal, en algunos ejemplares, por
una pubescencia más clara, amarillenta ó blanca que le da un
extraordinario parecido con la especie anterior; pero la pre-
sencia de espacios infrahumerales desnudos y el protórax casi
desprovisto de pubescencia los distinguen fácilmente.
Es extraordinariamente variable, por lo cual me veo obligado
á crear dos variedades que la limiten, rayando la una con la
especie anterior y la otra con la especie siguiente D. ViUosla-
dense, como ocurre con su distribución geográfica.
Var. Urbionense v. n. Patria: Peñas de Urbión.
Protórax casi totalmente pubescente, tamaño algo menor
que el tipo, diferente de iVez7e?¿5e por tener espacios infrahume-
rales desnudos y tamaño también menor.
Yar. cosTATUM v. ii. Patria: Almarza.
Protórax casi desprovisto de pubescencia; élitros con una
costilla suprahumeral más ó menos ancha y pronunciada,
teniendo los espacios infrahumerales desnudos, más anchos
que en el tipo, en alguno de cuyos ejemplares es poco visi-
ble este carácter, muy variable en la especie.
D. Villosladense sp. n. Patria: Villoslada, Sierra Cebo-
llera.
DE HISTORIA NATURAL. 281
Cuerpo oval poco alarg-ado, negro, con las patas y antenas
negras ó rojizo muy oscuro en alg-ún ejemplar.
Cabeza fuerte y muy gToseramente punteada, sin costilla y
finamente surcada desde el occipucio hasta el epístoma, des-
provista de pubescencia, y solo en alg"ún caso con vestig-ios de
una muy estrecha y corta línea pubescente blanca muy cae-
diza, visible solo en la depresión frontal que es profunda.
Protórax algo más ancho que larg'O en el cí y notablemente
más en la Q, sin callosidades y con una costilla lisa long-itu-
dinal finamente surcada, con vestigios de una corta pubes-
cencia blanca ñanqueaudo en línea muy fina á la costilla y
con todo el resto del órgano desnudo más ó menos rugoso y
grosera y desigualmente punteado; con tubérculos laterales
bien pronunciados y algunos pelitos negros rígidos cerca de
la base.
Élitros con espacios infrahumerales desnudos; sutura lisa y
una costilla suprahumeral ancha, asimismo desnuda y lisa
hasta muy cerca del fin del élitro; entre la sutura lisa y la cos-
tilla suprahumeral con una ancha banda pubescente blanca
ó pardo-rojiza, en cuyo último caso se percibe el comienzo de
una línea pubescente blanca, dorsal, que limita la banda rojiza
con la costilla lisa, y con otra faja humeral siempre blanca y
entera; sin faja pubescente marginal ni aun vestigios de ella,
apareciendo los tegumentos donde no existe pubescencia ne-
gros y brillantes muy desigualmente punteados ó rugosos.
En algunos ejemplares de Villoslada se nota tendencia á ser
pubescente la sutura, y en un ejemplar Q de esta localidad y
de patas rojizas, la costilla lisa suprahumeral es menos apa-
rente que en algunos ejemplares de la especie anterior var. cos-
iatmn mihi, con la cual confina en este caso. Es especie, como
aquélla, muy variable, y ocurre como en Seguntianum, alha-
Hum y Terolense, en los que parece que los caracteres orgáni-
cos, fijos para otras especies, son en éstas indecisos, vacilan
sin tener la importancia que en esas otras más constantes,
extremando el polimorfismo tan notable de las especies españo-
las, las cuales están sometidas á una ley general de variabili-
dad por coloración común á casi todas (albinismo y melanis-
mo), y á otra á la cual obedecen aisladamente ó en grupos,
cuya afinidad es manifiesta, tales como las de la sierra de Gua-
darrama, éstas de Burgos, Logroño y Soria, ó las del litoral.
282 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA
D. Terolense sp. n. Patria: Monteag-udo, Escriche. Gúdaiv
Valdelinares (Teruel),
Cuerpo oval alarg-ado, de color iieg-ro, con las patas y ante-
nas neg-ras, rojizas ó rojas.
Cabeza con costilla lisa y saliente, muy pronunciada en el
occipucio, menos después, pero bien marcada hasta el epístoma
y surcada en toda su longitud por una estría fina, ñanqueada
por dos anchas bandas pubescentes blancas, grises ó pardo-
rojizas.
Protórax apenas más ancho que larg-o en el cf y notable-
mente más en la 9, con una costilla lisa long-itudinal entera y
saliente más ó menos surcada ó solo impresionada cerca del
borde posterior; á uno y otro lado de la costilla una ancha
faja pubescente blanca, un espacio adyacente desnudo desde
la base al borde anterior del protórax, fuerte y groseramente
punteado, sin callosidades netas ó con ellas muy pequeñas, y
otra faja más estrecha que la primera y asimismo pubescente,,
blanca, que recubre los tubérculos laterales, que son bien mar-
cados y con unos pelitos negros erizados cerca de la base y
detrás de los tubérculos.
Élitros alg-o más de dos veces más larg-os que anchos, con
la sutura lisa y desnuda, una ancha banda pubescente blan-
ca, una costilla suprahumeral lisa y saliente, estrecha ó ancha
y más ó menos pronunciada y visible hasta el tercio posterior
del élitro, ó hasta el fin de él; con otra faja humeral blanca,
más estrecha que la dorsal y de un blanco más puro en alg-ún
caso, una faja infrahumeral desnuda, y un estrecho reborde
marg-inal pubescente blanco.
En alg-unos ejemplares, y principalmente en las QQ, la colo-
ración de la ancha faja pubescente dorsal pasa al gris sucio ó
pardo-rojizo, y en este caso al lado de la sutura lisa se destaca
una fina línea pubescente blanca y otra más corta adyacente
á la costilla suprahumeral, resultando los élitros tricolores,
como ocurre en GMliani , cuya coloración y disposición de las-
fajas copia; también en este caso entre la costilla protorácica
y la ancha faja pubescente que la flanquea, aparece interpo-
lada una muy fina línea pubescente blanca; estos matices no
son visibles en la mayor parte de los ejemplares por fundirse
en el tono general blanco de la i)ubescencia.
Se coloca al lado de D. GMliani, del cual se distingue por
DE HISTORIA NATURAL. 283
SU tamaño bastante menor, pubescencia macho más densa del
protórax, ser mucho menos rug"oso, y sobre todo por la posi-
ción de la costilla que en Terolense es suprahumeral, lisa y
más externa que en GMlitmi, aparte de la coloración más uni-
formemente blanca de Terolense, de sus antenas más finas y
falta de pelitos neg'ros erizados en los húmeros; muy pareci-
do por la coloración á D. Villosladense, pero fácilmente recono-
cible por ser más esbelto y alarg-ado, pubescencia densa del
protórax y cabeza, menor rugosidad de los teg-umentos des-
nudos y línea pubescente margñnal que no tiene dicha especie.
Sub. sp. ALBARiuM s. sp. u. Patria: Cucalón (Teruel).
Patas y antenas rojas, sutura estrecha, así como la costilla
suprahumeral que no pasa del tercio posterior del élitro; fajas
pubescentes invadiendo la mayor parte del élitro; mayor, más
larg-o y esbelto que el tipo.
Reñero á esta subespecie los ejemplares de Cucalón, otros
dos de la colección Oberthür, sin indicación de localidad y
una Q de la colección del Museo de Madrid con localidad Te-
ruel; en estos tres últimos la costilla es rudimentaria y la co-
loración muy abig-arrada en los ejemplares de la colección
Oberthür, y g*ris plomo uniforme en la Q de Teruel; los de Cu-
calón tienen la costilla más pronunciada, pero nunca Ueg-a al
fin del élitro en la serie de 37 ejemplares de esta localidad.
Aunque en todas las localidades de donde cito D. Terolense,
es en él muy variable la coloración de las fajas pubescentes, y
la anchura y long-itud de la costilla, en ning-ún caso se dan
reunidos los caracteres de la subespecie; asimismo no he visto
de ella QQ totalmente neg"ras como del tipo, que las tiene,
así con patas rojas como con dichos órg-anos neg-ros, y esto
me autorizaría quizás á elevarla á especie si la facies y la
falta de caracteres expresables en palabras no se opusieran á
ello; mas teng-o el convencimiento de que es tan distinta del
tipo como lo son Gkiliani, Lanferi, Perezi é Mspanicum entre
sí, y eso que todas éstas tienen $9 totalmente negras que
prueban su estrecho parentesco.
D. MosQUERUELENSE Sp. n. Patria: Zaragoza, Mosqueruela
(Teruel).
Cuerpo oval alargado, de color negro, patas y antenas ne-
gras ó rojizas.
Cabeza con costilla lisa y saliente más pronunciada en el
284 boletín de LA SOCIEDAD ESPAÑOLA
occipucio, y entera visible hasta el epístoma y finamente surca-
da en toda su long"itud, con una faja pubescente pardo-oscura
ó rojiza á uno y otro lado de la costilla, más ó menos ancha, y
otra externa g-ris sucio entremezclada de pelitos de la misma
coloración que la primera, apareciendo en las partes desnudas
la puntuación fina y no muy densa.
Protórax poco más ancho que larg-o en el of y notablemente
más en la Q, con una costilla lisa long-itudinal estrecha, entera
y saliente, finamente surcada y á uno y otro lado una faja
lineal pubescente blanca y una ancha pardo-oscura ó rojiza
que lleg'a hasta cerca de los tubérculos laterales bien pronun-
ciados, sobre los cuales la pubescencia es ag-risada y menos
densa; además, y cerca de éstos, aparecen unas callosidades
vag-as poco limitadas ó más bien una serie de g'ránulos anas-
tomosados desprovistos de pubescencia y que en alg-ún ejem-
plar son nulos, con alg-unos pelitos neg-ros erizados cerca de
la base y detrás de los tubérculos.
Élitros más de dos veces más largos que anchos, sin costi-
llas lisas ni espacios infrahumerales desnudos, con la sutura
pubescente de blanco, y á veces muy estrecha y lisa, por des-
aparecer en parte la pubescencia blanca; con una faja humeral
estrecha asimismo blanca como el reborde marginal estrecho
y con otra dorsal equidistante de las sutural y humeral, corta
g-eneralmente pero prolong-ándose á veces hasta cerca del fin
del élitro, siendo dichas fajas poco visibles cuando la colora-
ción de la pubescencia del resto del élitro pasa del pardo-os-
curo al rojizo y al g-ris.
Tiene la especie ^^9 neg'ras desprovistas de pubescencia, y
en las cuales la costilla de la cabeza es poco aparente, así como
la protorácica, apareciendo la puntuación desig"ual, de puntos
redondos, más densos y casi conñuentes cerca de los tubércu-
los laterales del protórax.
Extraordinariamente parecido por la coloración y disposi-
ción de las fajas vellosas á D. moUíor, pero distinto de él por
su tamaño menor, costilla de la cabeza y presencia de callosi-
dades, que aunque g-eneralmente son poco visibles, no existen
nunca en moUtor; la sutura nunca es lisa en esta última espe-
cie, mientras que en Mosqueruelense hay marcada tendencia á
ello; y sobre todo por poseer QQ neg-ras desnudas de las que
no sé que existen en molitor.
DE HISTORIA NATURAL. 285
Var. PSEUDO-MOLiTOR V. n. Patria: Peña Golosa (Castellón).
Coloración y disposición de las fajas vellosas como en el tipo,
del que se disting-iie por tener la costilla frontal menos apa-
rente y por poseer además de Q Q desprovistas de pubescen-
cia, (fa' asimismo neg-ros y desnudos que presentan el aspecto
de D. estepari'um mihi, del cual se disting-ue fácilmente por la
puntuación mucho más densa del protórax, casi confluente, y
por la costilla protorácica que no existe en dicha especie, te-
niendo además las patas neg-ras, rojizas ó rojas indistinta-
mente, así los desnudos como los pubescentes.
Forman esta variedad el tránsito del grupo de las especies
con costilla protorácica al de los Dorcadioii sin ella, y yo creo
ver aquí la evolución por las ?Q á dicha sección que tiene es-
pecies asimismo desnudas y pubescentes en la misma especie
(D. Marmottani) ó solo d" (f y Q Q desnudos (D. Lorquini,
esteparium) ó 9 9 pubescentes y a' ^ desnudos en parte
(D. Amori.)
D. PRUiNosuM sp, n. Patria: Alcuneza, Matillas, Sig-üenza,
Cuenca, Burg-os ?
Cuerpo oval alarg-ado, de color neg-ro, con excepción de las
patas y antenas que son rojizas.
Cabeza con costilla lisa y saliente, muy pronunciada, entera
desde el occipucio al epístoma y finamente surcada en toda su
long-itud, con una ancha faja pubescente ag-risada á uno y otro
lado de la costilla.
Protórax poco más ancho que larg-o en el cf y notablemente
más en la Q, con una costilla lisa, long-itudinal, ancha y sa-
liente flanqueada por una faja no muy ancha pubescente de
color g-ris sucio, que destaca apenas del resto de la pubescen-
cia pardo-oscura ó rojiza que recubre el resto del protórax, ex-
cepto en dos muy pequeñas callosidades más ó menos marca-
das, pero siempre poco aparentes y redondeadas, con los
tubérculos laterales bien marcados.
Élitros más de dos veces más larg'os que anchos, con la su-
tura pubescente de un blanco sucio muy fina, con otra línea
humeral asimismo blanca y entera y como la marg-inal estre-
chas, con el comienzo de una dorsal equidistante de la sutural
y humeral, con el resto de los élitros sin costillas ni espacios
infrahumerales desnudos y cubiertos por una pubescencia
corta, pardo-oscura, rojiza, rojizo-dorada ó ag-risada, en cuyo
286 boletín de LA SOCIEDAD ESPAÑOLA
Último caso la pubescencia parece uniforme por no destacarse
las fajas blancas al fundirse en el tono g-eneral.
Extraordinariamente parecido por su coloración y dibujo á
D. Martinezi, bajo cuyo nombre está repartido en las coleccio-
nes, y proveniente de las cazas de Korb é indicado con locali-
dad de Burgos, iii-iv, 1896; mas como he visto un ejemplar de
Pie con etiqueta Cuenca iv, 1896, Korb, y como yo lo he en-
contrado en Sig'üenza, Matillas y Alcuneza, mientras que mi
cazador en Burg"os solo ha hallado D. circiimcinctmn ^^ Sjñ^iolce ,
sin neg'ar la posibilidad, pong-o en duda la primera localidad.
En Sigüenza, Matillas y Alcuneza vive mezclado con Segmi-
tianum, con el cual no es posible confundirlo por no tener es-
pacios infrahumerales desnudos y faltarle las costillas ó gra-
nulaciones humerales de dicha especie; distinto de D. Marli-
nezi por su tamaño menor, pubescencia más densa y com.pleta
del protórax, menor rugosidad de dicho órgano y ser más
oval y menos acuminado posteriormente que esa especie.
D. Demándense sp. n. Patria: Pineda (S." de la Demanda).
Cuerpo oval, poco alargado, de color negro, con las patas y
antenas negras ó rojas, y en este último caso con la extremi-
dad de las tibias, parte superior de los tarsos y últimos artejos
de las antenas más oscuros.
Cabeza con un comienzo de costilla lisa y saliente en el occi-
pucio, nula después y finamente surcada, cuya estría se pro-
longa hasta el epístoma y está ñanqueada hasta la depresión
intra-antenal por una faja más ó menos ancha, pero poco pre-
cisa, de una pubescencia pardo-oscura, gris ó amarillenta
muy caediza y poco densa, apareciendo en el resto de la ca-
beza la puntuación casi confluente detrás de las antenas y á
los lados.
Protórax algo más ancho que largo en el rf y notablemente
más en la Q, con una costilla lisa, longitudinal, entera, ancha
y saliente, más ó menos fuertemente surcada en toda su lon-
gitud y flanqueada por una ancha faja pubescente pardo-os-
cura ó amarillenta, con una faja adyacente desnuda desde la
base al borde anterior del protórax, donde aparece la pun-
tuación muy fuerte y densa, sin callosidades lisas, y con los
tubérculos laterales bien pronunciados, sobre los que reapa-
rece la pubescencia, pero menos densa que en la primera faja.
Élitros algo más de dos veces más largos que anchos, con la
DE HISTORIA NATURAL. 287
sutura pubescente de gris-verdoso ó amarillento, una faja hu-
meral ancha y entera del mismo color, así como la marg'inal
estrecha, con una dorsal prolong"ada hasta muy cerca del final
ó hasta el final del élitro, y muy g-eneralmente con otra seg"unda
dorsal, lineal, corta, que no lleg-a á la base ni al final del mis-
mo, y que hace aparecer bifurcada ó hendida la costilla supra-
humeral desnuda, que se une en su conclusión con la costilla
primera ó dorsal; en dichas áreas desnudas, como en el espa-
cio infrahumeral desprovisto de pubescencia, aparece la pun-
tuación densa y g-rosera, alg'o rug"osa, poseyendo además,
cerca de los húmeros, unos g-ránulos lisos muy pronuncia-
dos, que se destacan fuertemente de la pubescencia de la faja
humeral.
Tiene la especie QQ neg-ras, al ig'ual de lo que ocurre á
B. GMIiani, Perezi, Laufferi é hispanicum, al lado de los cua-
les se coloca; distinta de dichas especies por la costilla frontal
corta, coloración de la pubescencia, que es más caediza, y por
ser más corta y ancha proporcionalmente; extraordinaria-
mente parecida á D. albicans por la coloración y dibujo, pero
distinta de él por la g-ranulación de los húmeros y ser más
groseramente punteada.
Es muy variable en la anchura de las fajas vellosas, lo cual
hace que á su vez los espacios costiformes sean más ó menos
estrechos; en una 9 la costilla dorsal es nula, ahog-ada por la
pubescencia; en otros ejemplares, y en el protórax, aparece
interpolada entre la costilla lisa y la faja pubescente amari-
llenta que la ñanquea una estrecha línea blanca que se des-
taca poco de aquélla.
D. Seguntianum Dan. v. intermedium v. n. Patria: Arroyo
de Frag-uas.
El examen de una larg-a serie de D. Segmitianiim Dan., co-
g-ida en Sig"üenza, Alcuneza y Arroyo de Frag-uas, a.sí como el
de un tipo de Daniel, me permite ampliar la descripción que
sobre dos ejemplares sin localidad (Cuenca? procedencia in-
cierta) tenía en mi colección, y á los que di el nombre de insi-
diosíim, incurriendo en sinonimia, que restablecí posterior-
mente en acta de la Soc. de Hist. nat. del mes de Febrero
de 1901.
Ahora bien; la costilla suprahumeral que posee la 9, que me
sirvió para la descripción, y que creí fuera una aberración
•288 boletín de LA SOCIEDAD ESPAÑOLA
individual, es, por el contrario, muy frecuente en la especie,
así en los ^/cr' como en las QQ, y más ó menos pronunciada
existe en la mayoría de los ejemplares de Sig'üenza y Al-
cuneza.
Es especie muy variable, fundiéndose las fajas blancas en la
coloración del fondo cuando éste pasa del tono rojizo al agri-
sado; asimismo las patas son rojas ó neg-ras, y aun las callosi-
dades protorácicas, pequeñas, g-eneralmente, son á veces exa-
g-eradas, tanto como en I). Graellsi, resultando el protórax con
tres costillas lisas; esto último ocurre en los ejemplares de
Arroyo de Frag-uas, para los cuales establezco la v. interme-
dinm, caracterizada del modo siguiente:
Patas neg-ras ó rojas, disposición y colorido de las fajas ve-
llosas como en el tipo y distinta de él por sus callosidades pro-
torácicas exageradas, tanto como en D. Graellsi; costilla supra-
humeral nula generalmente, y húmeros más granulosos; en
algún ejemplar aparece una ancha banda rojizo-doradasupra-
humeral, adyacente á la humeral blanca, copiando exacta-
mente esa forma del D. Graellsi, del que se distingue por los
espacios infrahumerales desnudos y g-ranulación humeral,
aparte de la costilla frontal menor y de que la faja humeral
pubescente blanca, siempre entera en Graellsi, está aquí fre-
cuentemente interrumpida, casi nula en un ejemplar que pre-
senta la facies de D. Martinezi v. Panteli.
D. Heydeni Kr. v. Seeboldi v. n. Patria: Bilbao,
Coloración y disposición de las fajas vellosas como en el tipo,
y distinto de él por su tamaño algo mayor, por tener patas y
antenas negras; el comienzo de una costilla frontal lisa en el
occipucio y la línea humeral pubescente blanca, más fina y
con marcada tendencia á interrumpirse, casi nula en algún
ejemplar, lo cual acerca esta variedad á D. circmncinctum, del
cual se diferencia por tener la costilla frontal solo indicada en
el occipucio, y nula á partir de la depresión intra-antenal,
mientras que en circumcictum es continua hasta el epístoma,
aparte del tamaño mayor y la forma general del cuerpo, más
alargada posteriormente que en la especie de Chevrolat.
D. PARMENiFORME sp. 11. Patria: Santiago de la Espada (Gra-
nada).
Cuerpo oval poco alargado, negro, con las patas y antenas
negras y los palpos algo rojizos.
DE HISTORIA NATURAL. 289
Cabeza sin costilla, muy fuertemente punteada, con fositas
grandes redondas y profundas en el occipucio, y menores y no
tan densas en el resto del órg-ano, con un surco vag-o sin es-
tría en la depresión inter-antenal y con vestigios de una pu-
bescencia pardo-sucia muy corta, caediza y pruinosa.
Protórax bastante más ancho que largo en el ^ y notable-
mente más en la Q, sin costilla longitudinal ni callosidades,
con tubérculos laterales bien pronunciados, fuertemente pun-
teado en toda su superficie, con fositas aisladas, redondas y
profundas, alg'o más densas que las de la cabeza, pero sin re-
ticulaciones ni rugosidades y con restos de pubescencia pardo-
sucia ó ferruginosa muy caediza, sin constituir fajas ni
bandas.
Élitros algo más de dos veces más largos que anchos, poco
estrechados posteriormente, totalmente cubiertos por una pu-
bescencia uniforme, corta y caediza, de color pardo-sucio ó fe-
rruginoso, con algunas manchitas redondeadas más oscuras,
sin constituir líneas ni fajas de otro color, dejándose ver
cuando desaparece la pubescencia el fondo del élitro punteado
con fositas redondeadas, menos profundas y más espaciadas
que las de la cabeza y protórax, apenas más densa y fuerte en
la región humeral, pero aun aquí más clara que la de dichos
órganos.
Se coloca al lado de mucidum y aunuUcorne; distinto del pri-
mero por carecer de bandas pubescentes bicolores, tamaño
menor, antenas más cortas y robustas y no anilladas de blan-
co; y del segundo, cuya coloración copia, por su tamaño me-
nor, forma del cuerpo más corta y paralela, antenas más cor-
tas y robustas y no anilladas de blanco, y de ambos por la
falta de estría en la cabeza y proporciones de ésta y del protó-
rax reunidos, que son más voluminosos proporcionalmente en
parme'iú forme.
SINONIMIAS.
D. Handschuchi Küster nec. D. mucidum Dalm.
D. Hcmdschuchi, cuyo tipo tengo á la vista (colección Ober-
thür), y del que existen dos 9 9 en la colección Uhagón, pro-
venientes asimismo de Cartagena como el tipo, pertenece al
grupo de D. suiuraJe y mus; tiene los tubérculos laterales muy
290 boletín de LA SOCIEDAD ESPAÑOLA
pronunciados y salientes; es corto y rechoncho como estas dos
especies y posee una faja humeral pubescente, así como la su-
tura, además de las dos dorsales del mismo color en el cf y una
en la 9; se distancia, por tanto, mucho de B. mncidnm, v, an-
mdicorne y 'parmeniforwie, que constituyen una pequeña sec-
ción aparte.
El haber pasado á sinonimia de mucidiim el Handschuchi
debe atribuirse á la falta de ejemplares de las especies citadas
en las colecciones, induciendo á error las localidades; D. mii-
cidmn está en Bacares (sierra de los Filabres) y en Mazarróii
(Murcia), siendo fácil se encuentre en Cartag-ena, donde viven
D. HandschucM y sutúrale, distintos entre sí. D. mncidnm
V. anmiUcorne es de Sierra Nevada (poseo tres ejemplares de
Huéjar-Sierra), y D. 2i(í'>'''^ieni forme parece cantonado en las al-
turas de la Puebla de Don Fadrique.
Por su modo de vida se alejan mucidum, v. annulicorne y
2)armeniforme de los demás Dorcadion, que sabido es afeccio-
nan las praderas y vecindad de arroyos y fuentes, al paso que
los citados los he encontrado en las crestas y divisorias (no
puertos) debajo ó al socaire de g-randes losas ó lajas en parajes
áridos y por consig-uiente resecados, siendo extremadamente
raros y penosa su captura.
D. TENUECiNCTUM Pic. = D. ciRCUMCiNCTUM Chvr. Patria:
Burg'os, Quintanapalla, Río Arlanzón.
D. circumcmclnm es especie de las más polimorfas, y de la
cual poseo una muy extensa serie que permitiría considerar
D. tenuecinctíim Pic, á lo sumo, como mera variedad de ella
para los ejemplares que tienen faja humeral pubescente ente-
ra, más ó menos ancha, variable en coloración del rojo-dorado
al gTÍs; pero dicha faja humeral se atenúa, haciéndose lineal,
descompónese en lúnulas en alg-unos casos, y desaparece por
fin, como ocurre en los ejemplares típicos de la especie de
Chevrolat.
El color de la pubescencia del resto del élitro y del protó-
rax, que es pardo-oscuro-aterciopelado en el tipo, pasa al tono
rojizo y al ag-risado; las fajas humerales pubescentes roj izo-
doradas son otras veces amarillentas, blancas ó ag-risadas;
existen QP totalmente neg-ras desprovistas de pubescencia, y
en todos los casos las antenas y patas son neg-ras, rojizas ó
rojas.
DE HISTORIA NATURAL. 291
Sig-uiendo el criterio adoptado por mi de no considerar como
variedades sino aquellas formas más ó menos fijas que tienen
alg-ún carácter org-ánico distintivo que acompañe á las varia-
ciones en la coloración, y no teniendo ning-uno de esa categ-o-
ría D. ienuecinctum , creo debe pasar á sinonimia.
Nuevo «Helioscirtus» de Rio de Oro
D. IGNACIO bolívar,
Helioscirtus Fonti sj). nov. Albo fídvoque testaceus, nigro-
¡mnctatiis. Verticis sctiteUum elongatum, concaviuscuhim, medio
indistincte carinatum, marginihus ínter oculos covqwesso-subele-
vatis. Costa frontalis ¡nmcíaia inter antennas distincte amplíala
infra oceUum coarctata, ¡Jlana. Antennm fusco-anmúata^ articulo
ultimo angustissimo, subtus silicato, ayice subiilato. Pronotum
carinulatum, carina tantum inter sulcos medios interrupta; pro-
zona antice distincte tectiformi obtusangulariter producta, meso-
zona medio rugis dualnis transversis , confusis, quarum postica
Medio interrupta; metazona pars antica pronoti haud vel vix
dwplo longiora, postice fere recte angulata, tiiberculis minutis
nigris obsita, carina media antice compressiuscula et versiis angti-
liim posticiim dej)lanata; canthis lateralibus distinctis. Lobis
defiexis distincte altioribus quam longioribus, margine inferiore
obliquo antrorsum ascendenti, postico recto, ángulo postico rotun-
dato. Elytra testaceo-variegata ante médium fascia lata trans-
'oersa pallida, apicem versus dilutiora, vena intercalata ^exitosa
ante apicem vcike medim subcontigiice , xena intercalata 2>oste-
rior fusiformi; área ulnaris 'per venam spuriam subcompletam
divisa. Ala triangulares hy alinee disco basali venisque radiatis
principalibus croceis. Campáis anterior et campus axillaris qua-
drato-reticulatis , venis imncipalibus nigris; campi postici vena
radiatae versus apicem nec non retículo marginali fuscis. Femora
longe griseo-pilosa; femora postica compressiuscula extus fusco-
variegata carinis nigropunctatis intus fascia fusca ajñce inter-
rupta ornata. Tibim anticm fusco- annulatm; intermedice subtus
haud cristulatce; postica 2)(illíde virescentes, basí apiceque sub-
testaceis, condylo intus nigro, sjñnis intus 8 intus 10 ápice
nigris ^.
292 boletín de LA SOCIEDAD ESPAÑOLA
Long". c/ 19; pron. 3,5; elytr. 19 mm.
El género Helioscirtus Sss. se extiende desde el mar Caspio,
por Túnez y Arg-elia, hasta la península de Río de Oro. La espe-
cie asiática H. Moseri Sss. fué dada á conocer en 1884, y á expen-
sas de ella se constituyó el g-énero, basado en el eng-rosamiento
de las venas radiantes de las alas que permite disting-uir desde
lueg'o sus especies de las del SpMngonotiis Fieb., con el que á
primera vista tienen g-ran semejanza. El H. capsitanus Bonnet,
encontrado primeramente en Túnez, entre Sfax y Gafsa, y
después en Arg-elia, fué descrito en el mismo año que el ante-
rior y el ^. FÍ7iotianits Sss. de Arg-elia, Oran, Lalla-Marg-nliia,
Nemours y Aín-Sefra lo fué al año sig-uiente; son insectos pro-
pios de los desiertos arenosos, de lo que se observa ya tenden-
cia en los Sphingo7iotus que viven en sitios áridos y secos.
La nueva especie se reconoce á primera vista por sus alas
hialinas, con las venas azafranadas en la base y principal-
mente las radiantes del campo anal, en las cuales esta colora-
ción se extiende hacia el ápice tanto más cuanto más poste-
riores son; así en la primera el color croceo se extiende hasta
la mitad, siendo el resto neg-ro; en la seg-unda un poco más;
en la tercera hasta los dos tercios; en la cuarta solo el ápice
es neg-ro y las restantes son enteramente azafranadas; las
principales venas de los campos anteriores son neg-ras y finas
y el retículo próximo á todo el borde posterior también es
negro.
Por la falta casi completa de quilla media, así como por
tener liso el borde inferior de las tibias intermedias sin la
cresta que ofrece en el H. capsitcmns Bonnet, se aproxima al
H. Finotianus Sss. como exig-ían, por otra parte, sus más estre-
chas conexiones g-eog-ráficas, pero sin que por esto pueda con-
fundirse con dicha especie, de la que se disting-ue por la quilla
frontal que es más ancha entre las antenas, por el pronoto más
fuertemente aquillado, con los bordes laterales de la metazona
más acusados y el borde posterior menos prolong-ado, en án-
g-ulo recto, y por sus alas triang-ulares, menos anchas y con la
coloración ya descrita bien distinta de la azul uniforme que
ofrecen en el //. Finoíiamis Sss.
Esta especie ha sido recog-ida en la península de Río de Oro
por nuestro entusiasta é intelig-ente consocio el presbítero
D. Norberto Font y Sag-ué, á quien me complazco en dedicarla.
DE HISTORIA NATURAL. 293
Nota sobre el verdadero «habitat) del Myotis Thomasi»
POR
D. ÁNGEL CABRERA LATORRE.
En Diciembre del año pasado tuve el honor de presentar á
esta SociiíDAü la descripción de un nuevo quiróptero que de-
dominé Myotis Thomasi. y (|ue supuse, no sin cierta duda, del
Brasil meridional, por haber Ueg-ado á mis manos juntamente
con alg'unos M. nigricans de Río Janeiro (1). Hoy me cabe la
satisfacción de poder completar ini descripción con noticias
más exactas de la verdadera patria del ejemplar que me sir-
vió para establecer la especie.
Tanto este ejemplar como dos de los M. nigricans llevaban
una pequeña etiqueta de perg-amino con un número casi bo-
rrado, y habiendo observado que de todos los ejemi)lares pro-
cedentes como éstos del viaje al Pacífico, solo los del Ecuador
llevaban tales etiquetas, me ocurrió consultar las notas que
del Sr. Jiménez de la Espada se conservan sobre lo recolectado
á orillas del Ñapo, y allí pude ver claramente que, tanto el
M. Thomasi como los dos ejemplares numerados del M. nigri-
cans, proceden de Archidona, sobre el citado río, habiendo sido
obtenidos en Abril de 1865. De la nota del Sr. Jiménez de la
Espada se desprende que él consideró á los tres como de una
misma especie, y por esto, sin duda, los reunió con los M. ni-
gricans del Brasil.
Sobre un «Globiceplialus» encontrado en la costa del Mediterráneo
D. ÁNGEL CABRERA LATURRE.
En el número 381 de La Feuille des Jeunes Naturalistes, co-
rrespondiente al mes de Agosto de este mismo año, y en el
BnÜleii de la Institució Catalana d'Historia natural del co-
rriente Octubre, se ha publicado una carta firmada por D. Añ-
il) Boletín de la. Soc. esp. de Hist. nat., i, p. 370.
294 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA
tonio de Zulueta, dando cuenta del hallazg-o del cadáver de un
GloMcephalus, el día 23 de Mayo, en la playa de Vilasar del
Mar (Barcelona). El Sr. Zulueta, concediendo al hecho la im-
portancia que realmente merece, muéstrase deseoso de cono-
cer la especie á que el cetáceo pueda pertenecer, y de saber al
mismo tiempo si aquélla habita en el Mediterráneo ó ha en-
trado alg-una vez en él, y á mí me parece que el Boletín de
nuestra Sociedad, aun cuando ésta no haya sido directamente
consultada, bien puede dedicar unas líneas á resolver en lo
posible ambas cuestiones.
Respecto al primer punto, nada me atrevo yo á decir en
concreto sin ver el cráneo del animal, ó por lo menos un di-
bujo exacto; pero es muy probable que se trate del GloMcepha-
his melas Traill, pues la descripción que del cadáver hace
el Sr. Zulueta está en todo conforme con cuantas de esta espe-
cie he leído (1). La boca hendida oblicuamente, el cuerpo «la-
teralmente comprimido y casi en forma de quilla en ia reg-ión
caudal», las aletas pectorales larg-as y la dorsal en forma de
triáng'ulo curvilíneo, son caracteres que se encuentran aún en
las fig-uras más antig-uas é imperfectas del O. melas, existiendo
también entera conformidad en el color g-eneral neg-ro, lus-
troso en las partes superiores. De lo que no se dice ni una pa-
labra en la carta es de la raya ventral blanca, característica de
la citada especie; mas suponiendo que esto no sea debido á un
olvido del comunicante, bien podría admitirse que dicha raya.
(1) Por si de alguna utilidad fuera para los que deseen estudiar el asunto nuís
detenidamente, doy á continuación lo más importante de la sinonimia y bibliografía
del O. melas.
Delphinus melas Traill, Nicholson' s Journal, xxii (1809). p. 81, lám. iii.
Delphinus GLOBiCEPS G. Cuv., Aun. Mus. Paris, xix (1812), p. 3, lám. i.— F. Cuv.,
De l'Hist. Nal. des Cétac. (1836), p. 190, lám. xiii, fig. 2.
Delphinus deductor Scoresby, Acc. Arel. Reg. (1820.)
PhoCjENa GLOBiCEPS Losson, Man. de Mammal. (1827), p. 416.— Pli. L. Martín,
Illustr. Naturg. der Thiere, i (1882, p. 614.
Phoc.ena melas Conch, .4«m. Mag. Nal. Hist., ix (1812), p. 371.
Globiocephalus svineval Gray, Zool. «Erebiis» and «.Terror» (1816), p. 32, y Ca-
tal. Seáis and Whales (1806), p. 314.
Qlobicepualus melas Gervais y V, Bened., Osteogr. Cétac. (1868), láminas li, liii
'S-í.TM\.—llxo\ie.&%., FauneMammif.de la Frunce (1885), p. 293, fig. VlQ.—IrMe, Bull.
Unit. Stat. Nal. Mus., n.» 36 (1889), p. 103 y 183, lám. xl, figuras I y 2.
Globiceps melas Flower, Proc. Zool. Soc. London (1883), p. 509, fig. 1."
De estas descripciones, las únicas que no he podido consultar son las de Traill y
Scoresby.
DE HISTORIA NATURAL. 295
extendida en unos individuos á lo larg'o de todo el vientre, y
en otros reducida á una pequeña mancha cordiforme, lleg-ase
á ser nula en alg'unos casos.
Las dimensiones del ejemplar de Vilasar, comparadas con
las que indica Gray en su CaLalogm of Seáis and Whales, re-
sultan alg-o reducidas, pero las proporciones son las mismas.
En aquél, la longitud total es de 4"', 60 y de 1"%07 la anchura
de la aleta caudal, y el autor ing'lés da para su G. svineval
[ = únelas), 5'",95 y I'", 52, respectivamente; de manera que
siempre la seg'unda dimensión es próximamente ig-ual á un
cuarto de la primera (1).
En cuanto á los dientes, son también como los del Gf. melas,
entrando perfectamente en la fórmula de esta especi'e, que
' T 20 , 32 1 j 4 ' la-
varía de ¿5 a — , pasando raras veces de este ultimo numero.
El hecho mismo de haber sido hallado el cetáceo en playas
catalanas (y con esto entramos ya en la seg-unda cuestión),
viene á confirmar mis suposiciones, siendo mucho más lóg-ico
que lleg'ue á las costas orientales de nuestra Península el
único Globiceijhalm que se encuentra en las occidentales, que
cualquiera de las otras especies del g-énero, de las cuales una
es del mar de la China (G. Sibolclii), otra del Océano índico
( G. indic'us), dos del Pacífico (G. Scmmnonii y G. macrorhyu-
chus), y la última de la costa atlántica de los Estados-Unidos y
mar de las Antillas (G. hrachypterus). El área de dispersión de
la especie melas comprende todo el Atlántico y la parte meri-
dional del Pacífico hasta la isla de Tasmania; pero en muchas
obras de Historia natural, entre ellas la famosa Thierleden de
Brehm, se dice que este delfínido pasa el estrecho de Gibral-
tar alg'unas veces, que no deben ser muy pocas cuando hay
autores que han lleg-ado á incluir el Mediterráneo en su habi-
tat (2).
Por cuanto acabo de exponer, podemos pensar con bastante
fundamento que el animal objeto de la carta del Sr. Zulueta
es la especie más común del g-énero, no obstante lo cual, y
(1) Gray da las medidas en pies ¡agieses, siendo conveniente advertir que en esto
trae su Catalogue una notable errata, leyéndose «pulgadas» donde debiera decir
<<pies>>, y «líueas>> donde <<pulgadas».
(2) «On le trouve dans l'Océan Atlnnti<iue, La Manclii! et la MéJiterranée»;
(T.rouossart, Faune des Mammiféres de la Frunce, p. 2!)3).
296 boletín de LA SOCIEDAD ESPAÑOLA
aun cuando haya tenido precedentes el caso, es éste lo bas-
tante raro para merecer la atención de todos los que g-ustamos
de los estudios zoológicos, y un dato no despreciable para la
fauna española.
Mamíferos del litoral de Asturias
D. CELESTINO GRAINO CAUBET.
Orden Quirópteros.
Vesperugo pipistrellus Schreb. — Muy común.
Orden Insectívoros.
Talpa europsea L. —Muy común.
Sorex araneus SchreJ) .—láem .
Erinaceus europreus L. — ídem.
Orden Fieras.
Vulpes vulg-aris Wa(/n.—^lny común.
Viverra g-enetta Z. — Común.
Putorius foetidus Klein. — Muy común.
— foina X. — Poco común.
— vulg-aris Z.— Muy común.
Lutra vulgaris ZVa;/.— Común.
Meles taxus PaU. — ídem.
Orden Roedores.
Mus musculus Z. — Muy común.
— rattus Z.— ídem.
Lepus meridionalis GtíbUs. — Poco común.
— cuniculus L. — Raro.
Orden Artidáctilos.
Sus scropha Z. — Común.
Capreolus europseus Brookes. — ídem.
Rupicapra tragus Gray. — Raro, común en el interior.
BOLETÍN
SOCIEDAD ESPAÑOLA DE HISTORIA NATURAL
Sesión del 5 de Noviembre de 1902.
PRESIDENCIA DEL EXCMO. SR. D. ZOILO ESPEJO.
En ausencia del Secretario y Vicesecretario actúa como tal
el Bibliotecario Sr. Blanco.
— Se leyó el acta de la sesión anterior, la cual fué aprobada.
— El Sr. Kodríg'uez Mourelo dedicó elocuentes frases á elo-
giar la memoria del eminente g-eólog'o, nuestro ilustre conso-
cio y ex-presidente D. José Macplierson, á las que se asociaron
en nombre de todos los socios el Sr. Presidente y el Sr. Váz-
quez, y proponiendo aquél que constase en el acta el senti-
miento por la pérdida de tan preclaro naturalista, y rog-ando
al Sr. Rodríg'uez Mourelo se encarg-ase de escribir un artículo
necrológ-ico de dicho señor, como se había venido haciendo
en casos semejantes. El Sr. Mourelo aceptó el encarg-o, todo
lo cual fué aprobado por la Sociedad, así como el que consta-
sen las g-racias del Sr. Rodríg-uez Mourelo, por haber sido
desig'uado para tan honroso carg-o.
— El Sr. Bolívar indicó que la muerte del Sr. Macplierson
orig-ina una vacante en la Comisión de publicación, pero que
debiendo hacerse la renovación de la Junta en la próxima se-
sión, podía aplazarse para ella el expresado nombramiento,
lo cual fué acordado.
Admisiones.— Quedaron admitidos como socios numerarios el
semanario Alrededor del Mundo, presentado por D. Ang-el Ca-
brera; D. Joaquín Novella, Licenciado en Ciencias Naturales,
Abogado, residente en Murcia, presentado por D. Antonio
García Várela; D. Melchor Vicente, de Ortigosa (Logroño) que
lo fué, por el R. P. Navas, y D. José Deulofeu, Catedrático de
T. II. — Noviembre, 1902. 20
298 boletín DK LA. SOCIEDAD ESPAÑOLA
la Facultad de Farmacia en la Universidad de Santiago, pre-
sentado por D. Antonio Eleiceg-ui.
Se hicieron dos nuevas propuestas de socios.
Gomimlcaciones verbales. — El Sr. Azpeitia hizo presente los
deseos de D. Joaquín González Hidalgo, de volver á formar
parte de la Sociedad, acordando ésta, á propuesta del Sr. Bo-
lívar, que dado el carácter de socio fundador que tiene el señor
G. Hidalgo , quedase desde luego admitido, congratulándose
del concurso de tan distinguido naturalista.
— Se dio cuenta del donativo de que es acreedora la Socie-
dad al Sr. Ramón y Cajal, quien la ha favorecido con un ejem-
plar de la importante Revista de micrografia que publica, y se
acordó darle las gracias por tan víilioso regalo.
— Se leyó una comunicación del Sr. Presidente de la Comisión
forestal, remitiendo á la Sociedad una fotografía del busto en
bronce del Sr. Laguna, que ha sido colocado en la Escuela de
Montes, según se dijo en la sesión anterior, y el Sr. Artigas
propuso se pusiese en un cuadro en nuestra Biblioteca como
tributo de respeto y consideración á la memoria de tan emi-
nente botánico, acordándose así, además de dar las gracias al
Sr, Presidente de dicha Comisión Forestal.
— Dióse lectura á dos notas remitidas una por el Sr. H. Pa-
checo y otra por el Sr. Mercet, tituladas la primera «Sobre la
emisión de sonidos por las 7mUiIasy>, y la segunda «Un análisis
de la Ambligonita de Cáceres».
—El Sr. Hoyos habló del último viaje realizado por el nota-
ble antropólogo. Sr. Cartailhac á la famosa cueva de Santilla-
na, haciendo resaltar con este motivo su importancia prehis-
tórica, superior por sus dibujos á sus análogas francesas, lo
que obliga á su conservación y estudio, á cuyos fines puede
contribuir esta Sociedad.
También hizo constar que la opinión de aquel y de otros
excursionistas franceses es en un todo favorable al origen pre-
histórico de los mencionados dibujos de la cueva, como lo sos-
tuvo ya hace años el Sr. Vilanova, de feliz recuerdo, no obs-
tante de no haberse tomado sus opiniones en la consideración
que debían por la ingerencia en el asunto de artistas cierta-
mente reputados, pero ajenos á la cuestión desde el punto de
vista científico. De todos estos extremos prometió el Sr. Hoyos
DE HISTORIA NATURAL. 299
presentar un trabajo que redactará cuando sus ocupaciones se
lo permitan.
—El Sr. Font y Sag-ué leyó una Memoria sobre objetos pre-
históricos hallados por él en Río de Oro, acompañando un car-
tón con varios silex tallados procedente de dicha localidad, el
cual donaba á la Sociedad, y será enviado por acuerdo de ésta
al Museo de Historia natural por carecer aquélla de coleccio-
nes. El Sr. Bolívar, como Director del Museo, dio g-racias al
Sr. Font y Sag-ué por su donativo.
El Sr. Hoyos solicitó del mencionado Sr. B'ont algninas
aclaraciones sobre los paraderos de donde aquellos silex pro-
ceden, aclaraciones que hizo el mencionado señor socio, si
bien manifestando no pudo adquirir noticias todo lo completas
que hubiera deseado, y ampliar sus exploraciones por respeto
á las creencias y espíritu de los moros.
El mismo Sr. Font y Sag-ué dijo que habiendo dado á su
querido amigo Más de Xaxars, de Barcelona , alg-unos ejem-
plares repetidos de los coleópteros que recog-ió en la reg-ión
sahárica de Río de Oro, con objeto de que fig-uraran en su
colección , los mandó aquél á nuestro consocio Dr. L. von
Heyden para que se los clasificara, y éste le ha remitido la
sig-uiente lista, que se complacía en poner en conocimiento
de sus consosocios: Phaleria cadaverina Y .\ Cnjpticiis (Seris-
ciíis)^- murimis x\llard ; Pimelia granáis Klug".; canescens Klug-;
Zophosis planee F.; Micipsa Miilsanti Levrat; Eulipus pimctidor-
sis Reitter; Scaurus ovipemiis Fairmaire.
El Sr. von Heyden hace notar como interesante por la lo-
calidad la -existencia de la Phaleria cadaverina F., y por su
rareza el EuHpus jnmctidorsis Reitter, del cual dice que solo
son conocidos los dos ejemplares de la colección von Heyden.
Ning-una de las anteriores especies fig-ura en hi lista de las re-
cog-idas por el profesor Quirog-a en la misma localidad y pu-
blicadas en nuestros Anales.
Secciones.— La de Barcelona celebró sesión el día 3 de los
corrientes bajo la presidencia de D. José Casares.
Fueron admitidos como socios D. Ag-ustín Murua y Valerdi
y D. José López Capdepón, Catedráticos de la Facultad de Far-
macia; Mr. Edg-ard Pacault, Preparador del Laboratorio Ara-
g-ó, en Banyuls-sur-Mer, y D. Enrique Alabern, Doctor en me-
300 boletín de la sociedad española
dicina, residente en Port Bou (Gerona), que fueron propuestos
en la sesión anterior.
Se hizo una nueva propuesta de socio.
— El Sr. Aranzadi hizo la sig-uiente comunicación:
«La reciente nota del Sr. Calderón sobre términos castizos
hidrológ-icos me sug-irió alg-unas observaciones que expong-o
á su consideración y á la de los demás consocios por lo que
pudieran valer.
No he visto las rías de Galicia y pasé muchos años de mi
vida antes de enterarme por escritos y conversaciones de lo
que son dichas rías, pero en cambio me acostumbré desde
que aprendí á hablar en castellano al uso de la palabra ria
en otro sentido alg-o distinto del que define el Sr. Calderón.
En las rías que yo he visto no está precisado ese sentido por
la config-uración topog-ráfica ni por la anchura del cauce, sino
que la palabra oia es más puramente hidrog-ráfica, con sen-
tido más concreto y estricto y al mismo tiempo aplicable á
mayor número de casos; en tal sentido, ria es la parte de un
río fecundada ó invadida por la marea.
A la salida de la ría en el mar puede haber un ensancha-
miento ó abertura sin abrig-o que se llama abra, á diferencia
de la Mhia, que es abrig-ada. Cala es la parte de mar muy
próxima á la costa, donde pueden anclar buques de algún
calado; de aquí los nombres de Calahonda en la provincia de
Granada y Caleta en Málag-a.
Respecto de la palabra estuario recordaré que en castellano
hay con ese sentido la voz estero, conservada en el nombre de
una población de la Arg-entina, que aunque no está en la
costa marina, tiene, sin embarg-o, alg-unos de los caracteres
del estuario.
En los Pirineos navarros lindantes con Arag-ón he visto lo
que allí llaman foces, que concuerdan más bien con lo que el
Sr. Calderón llama hocinos que con lo que denomina Jioces;
son estrechamientos en curva (hoz) producidos por la aproxi-
mación de dos montañas en el cauce de los ríos, los cuales
como consecuencia se precipitan en rápidos muy pelig'rosos
para los conductores de almadías».
— La Sección de Sevilla celebró sesión el día 25 de Octubre
de 1902 bajo la presidencia de D. Mig-uel de Bag-o y Rubio.
DE HISTORIA NATURAL. 301
— El Sr. Secretario comunicó á la Sección la noticia del falle-
cimiento del Sr. Macpherson, sabio g-eólog-o, á cuya actividad
debe tanto la ciencia española, y asiduo colaborador en la
g-eoloo-ía de España, y muy especialmente en la de Andalucía,
la cual enriqueció con numerosos estudios de verdadera im-
portancia y orig-inalidad.
Los señores socios concurrentes acordaron que constase en
acta el sentimiento que la Sección experimentaba con la pér-
dida de tan ilustre consocio.
— El Sr. Chaves presentó un ejemplar de una resina mineral
procedente de Almarg-en (provincia de Málag-a) y recog-ida por
el consocio Sr. Laza. El ejemplar, que aún no ha tenido oca-
sión de estudiar, es interesante desde lueg-o por proceder de
una localidad no consig-nada en la importante obra de los
Sres. Tenne y Calderón, Die Mineralfundstcltteii dar Iberischen
Halhinsel, que tan concienzudamente resume las localidades
conocidas de minerales españoles.
—El Sr. D. Enrique Crú ofreció dar cuenta en otra sesión de
diversos ejemplares de aves cazadas por él, y presentó á la
Sociedad varios fósiles recog-idos en su última excursión á,
Navajas (provincia de Castellón), consistentes en radiolas de
erizos de mar del g"énero Cidaris, probablemente de una varie-
dad del C. glandifera Münster, de la cual difiere por ser las
radiolas lisas; un pequeño frag-mento de otra radiola, que
parece ser del C. florigemma PhiL, y artejos y trozos del tallo
y columna de un crinoide (Millericrinus Milnsterianus?Ty(dvh.).
Todos ellos se encuentran también en el Jurásico superior
(coralino) del Maestrazg-o.
— El Sr. Miquel enumeró los siguientes moluscos, que deben
ag-reg-arse á la fauna española, encontrados en Palma de Ma-
llorca, á los cuales habrá que añadir alg'unas Persicula, Sma-
ragdinella, Mitra, etc., citadas por Monterosato y otros auto-
res, y una ColumieJIa, que de no ser una anomalía individual
(fué drag-ada viva), debe constituir una especie nueva.
Gastrópodos.
Gadinia Garnoti Payr., sp. (Pileopsis); PateUa Garnoíi Pni-
lippi; galathea Lamk.; Gadinia depressa Requien; mamillaris
Petit. de la S.— Únicamente ejemplares muertos.
»
302
BOLETÍN DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA
Oxinoe olivácea Raf.; Lophocercus olivaceus (Auct.).— Un solo
ejemplar vivo y en perfecto estado.
Odostomia scanclens Brug-noni. f^'cicííZ^n^;. — Ejemplares
muertos.
BiUiíim Jadertinum Bruzina, sp. (CeritMum), var. del B. reti-
culatum Dacosta (CeHthvum).
Der7)ioí)mrew scalarimis (Bivons,), sp. (Murex); Míirex scala-
roides Blainville; distinctiis Phil.; Ponerla scalaroides Mtr.—
Ejemplares abundantes, pero muertos de mucho tiempo.
Rissoia glahrata Müll., sp. (Helix); Rissoa ¡mncMnm Phil.;
Pisinna glabrata Mtr.
Para obtener ejemplares de esta pequiñísima é interesante
especie conviene recog-er á orilla mismo del mar arenas que
conteng-an frag-mentos rodados de g-astrópodos, en cuyo inte-
rior seg-uramente viven, pasado bastante tiempo, las Rissoas:
muertas por desecarse las conchas en que viven se destacan, y
con una lente g-rande pueden buscarse entre las arenas.
Rissoia lia (Benoit) ms, Mtr.— Ejemplares muertos; (Albania)
snbcrennlata Schwarts, sp.; Rissoa cremilata, var. miiior. Phil.;
Oceani Aradas.
Assiminea sicanaBrngnone.
HydroUa acula Drap.
— ventrosa Fraunf.
Palusdestri7ia acula Auct.
Pelecípodos.
Gaslrochcena conchyliophila Pallary. — Castellón de la Plana.
Aun cuando los Braquiópodos no fig-uran ya entre los mo-
luscos, ag-reg'o también la sig-uiente especie que está en ig-ual
caso que las anteriores.
Cislella cunéala Risso., sp. (Terebralula).— Avenal de Palma.
Ejemplares muy jóvenes y muertos.
— La Sección de Zaragoza celebró sesión el 29 de Octubre
de 1902 bajo la presidencia de D. Hilarión Jimeno.
—El Rdo. P. Navas leyó la YII de sus «Notas entomológicas»,
que trata de Algunos inseclos de España poco conocidos.
— El Sr. Salvador (D. Andrés) dio lectura después á otra
nota que trata de Un caso raro de incubación.
—El Rdo. P. Navas se ocupó verbalmente de los hong-os mi-
DE HISTORIA NATURAL. 303
■croscópicos, fundado en lo que dijo el Sr. Lázaro en la sesión
de Junio último. Enseñó el hongo microscópico Rickia Was-
manni Cavara, de la familia de las Labulbeiiáceas, de la que se
conocen 152 especies, y de ellas solo 19 en Europa. Son pará-
sitas de animales, coleópteros acuáticos, v. g-r. la Rickia
(gen. nov., en obsequio del P. Rick que la encontró), que es
parásita de la hormiga Myrmica Immnodis Nyl. Los ejemplares
presentados son de Bercastel (Alemania).
— El Sr. Soler (D. Juan Pablo) mostró magníficos ejempla-
res de ramio cultivados por él en este Jardín Botánico, así
como de sus fibras textiles aisladas, de gran finura y perfec-
tamente blanqueadas.
Notas y comunicacioues.
Un análisis de la ambligonita de Cáceres
D. EDUARDO H. PACHECO.
Un nuevo dato puede añadirse á los publicados en años
anteriores del Boletín de la Sociedad, para el conocimiento
del mineral encontrado recientemente en las cercanías de la
capital cacereña. Se trata de un análisis efectuado en Alema-
nia que confirma ser, efectivamente, el mineral que sirve de
ganga á \^ casiterita de Cáceres, la especie conocida con el
nombre de ambligonita.
El resultado del análisis fué el siguiente:
Ácido fosfórico 47,12
Alúmina 35, 10
Litina 5,42
Fluor 11,19
98,83
A esto hay que añadir una pequeña cantidad de sodio no
determinada.
Estos datos me fueron comunicados este verano por el pro-
pietario de las minas, D. José del Pozo y Mateos, el cual no me
304 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA
dio el nombre del químico que efectuó el análisis. Los creo de
alg-ún interés por tratarse de un mineral nuevo para la g-ea
española, y con los cuales queda ya perfectamente conocido.^
Un caso curioso de incubación
D. ANDRÉS SALVADOR Y GIL.
Creo dig-no de mención, por la poca frecuencia con que
sucede y circunstancias que le rodean, el caso denominado en
el epíg-rafe, ocurrido en Zarag'oza (Torrero) en la primera quin-
cena del mes de Julio de 1902.
Faltándome el huevo correspondiente á la codorniz en la
colección que poseo, encarg'ué á unos seg-adores, el día 30 de
Junio, me proporcionaran íuio, contestándome que hacía tres
ó cuatro días habían encontrado un nido con cuatro huevos,
en el cual la hembra no había verificado toda su ¡mesta; los
seg-adores lo taparon con unos haces de trig"o con el objeto de
no ser visto^ impidiendX) de esta manera que la madre volviera
á cumplir su misión.
Después de dado el encarg-o fueron en su busca, y al levan-
tar los haces encontraron que solo existía un huevo, pues los
tres restantes habían sido aplastados por el peso que obraba
sobre ellos.
El tiempo transcurrido desde el encuentro hasta que el
huevo estuvo en mi poder fué de cinco días. En seg-uida lo
coloqué en una caja de cartón de 0,06 m. de long-itud, 0,04 de
anchura y 0,03 de altura (que es la que presento), rellenán-
dola con alg'odón para que no sufriera g-olpe alg'uno, y así la
coloqué en la habitación junto á las otras cajas de otros hue-
vos encontrados el mismo día.
Así transcurrieron varios días, hasta que el día 12 de Julio
por la noche noté un ruido extraño que parecía salir de alg-una
de las cajas de los huevos, ruido que me llamó poderosamente
la atención hasta el punto de abrir alg-una de dichas cajas, y
no encontrando el motivo de ruido que seg"uía oyendo, pro-
cedí á examinar detenidamente todas las cajas, y cuando des-
tapé la del huevo de codorniz saltó una viva como si hubiera
Bol. de la Soc. esp. de Hist. nat.
Tomo II. Lám. V.
Bol. de la Soc. esp. de Hist. nat.
Tomo II. Lám. VI.
vV^^-*-^^^^
/^*^-'
DE HISTORIA NATURAL.
305
sido criada con su propia madre; ig-norando el tiempo que
hacía estaba allí con vida.
El nuevo ser lo coloqué en una caja de cartón, con ag-ujeros
para ventilación, y con alg-odón, donde estuvo por espacio de
siete días que vivió, alimentándola con pequeños insectos y
ag-ua introducida con un cuenta-g'otas.
La codorniz estaba bien conformada, á excepción de la pata
derecha que estaba dirig-ida hacia adentro, sufriendo los dedos
una lig-era rotación interna.
Como dato curioso mencionaré las temperaturas (oficiales)
que transcurrieron en estos días y la humedad, por lo cual
podrá verse la importancia del caso.
IDI J^S
1/
2
3
4
5
6
7
8
9
10
11
12
Julio
TEMPERATURA
Máxima.
Mínima.
32,1
17,4
30,9
19,0
31,7
19,9
31,8
19,9
32,7
18,6
37,G
19,6
37,9
2?,8
42,2
22,9
38,0
24,8
40,8
24,1
30,8
19,5
35,2
18,9
HUMEDAD
Mañana. Tarde.
59
53
46
44
39
46
48
51
49
39
58
47
31
42
38
26
34
32
31
29
30
22
34
37
Los kiokenmodlngos de Rio de Oro (Sahara español)
D. NORBERTO FONT Y BAGUE, PBRO.
(Láminas V y VI.)
Durante las primeras excursiones que realicé el pasado mes
de Julio por la península de Río de Oro y reg'iones vecinas del
Sahara, llamaron ya poderosamente mi atención unos monto-
nes de conchas terrestres y marinas esparcidos sin orden ni
concierto, al parecer, por aquellos extensos arenales, especial-
306 boletín de LA SOCIEDAD ESPAÍs'OLA
mente en los cabos ó puntas avanzadas dentro del mar. Pre-
gunté acerca de su orig-en á los moros que me servían de g"uía
y auxiliares, y solo me contestaban que eran «de moros»; no
hay para qué decir que semejante explicación no me satisfa-
cía, como tampoco admito la del distingHiido naturalista Qui-
rog-a, publicada en nuestros Anales, para quien semejantes
depósitos eran debidos á una sumersión de la península men-
cionada, que motivó su depósito bajo el mar actual, y una
pausada emersión posterior que las dejó al descubierto sobre
la arena. Semejante explicación la consideré equivocada ya
desde el primer momento, pues aunque en grandes extensio-
nes se veían multitud de Arcas, Cardmms, Comis, MureXy
Helix, etc., etc., su dispersión era debida á la intensidad del
viento alíseo allí reinante, como también lo es la de la arena
que allí se amontona formando dunas, sin que para explicar su
orig-en deba recurrirse á una sumersión de toda aquella parte
del Sahara. De ser tal su órig-en no se encontrarían dichas
conchas amontonadas con preferencia en los cabos que forma
el acantilado de la costa, y mucho menos se encontraría tan
g-ran número de ejemplares del HeJix Duroi Hidalg-o, mezcla-
dos con las sobredichas conchas marinas.
Era indudable, pues, que semejantes depósitos de conchas
eran debidos al hombre; pero no bastaba esto: era preciso
buscar alg"ún otro detalle que me diera más luz, y por esto me
ful un día á la Punta Mutg-e, donde hay un Santo, como dicen
los moros, ó sea un cementerio donde descansan multitud de
g-eneraciones. A su lado mismo hay uno de los más importan-
tes depósitos de conchas que tuve ocasión de reconocer du-
rante mis excursiones, puesto que no tiene menos de 100 m.
de long'itud por unos 70 de latitud, formando el conjunto una
ondulación que sobresale de 3 á 5 m. sobre la uniforme lla-
nura; con esto puede formarse idea de los centenares de metros
cúbicos de conchas amontonadas allí. Lo examiné detenida-
mente, pudiendo consignar que no solo estaba formado el tal
depósito por conchas terrestres y marinas, sino también por
una multitud de espinas de pescado, especialmente de Corbi-
na, tan abundante en aquellos mares. No satisfecho con esto^
con la ayuda de los moros que venían conmig"o, empecé á
remover aquel amontonamiento de conchas sueltas y pude
comprobar que á los pocos centímetros, donde no había lie-
DE HISTORIA NATURAL. 307
g-ado la acción del viento, las conchas estaban verdadera-
mente enterradas entre la ceniza y tierra carbonosa; seme-
jante detalle no dejaba ya lug-ar á duda acerca del orig-en de
dicho depósito, orig-en que vi confirmado pocos momentos
después de andar por allí buscando, al encontrar una hermosa
punta de flecha de silex; la enseñé á mis compañeros de
exploración prometiéndoles pag-arles todas las que encontra-
ran, y al poco rato ya tenía una pequeña colección de ellas,
colección que aumentó considerablemente, pues habiendo
hecho un llamamiento á las moras y g'olletes establecidos por
aquellos alrededores, fueron todos á buscar puntas de silex
en pag-o de alg-unos kilos de g-ofio ó galleta que les repartía,
seg"ún los ejemplares buenos que me traían. (Láminas V y VI.)
Además de las puntas de flecha coleccioné g-ran cantidad
de cuchillos, rascadores y una especie de punzones muy lar-
g"os y delgados; la mayoría de los ejemplares llaman la aten-
ción por su delicadeza y perfección artística, pudiéndose con-
siderar como obras acabadas en su g-énero. Además de los
objetos de silex encontré también varias cuentas de collar,
hechas unas de caliza y la mayoría de vértebras de pescado,
alg'o pulidas y ag-ujereadas; aparecieron además alg'unos pe-
dazos de vasija muy toscos, pero no es posible determinar qué
forma tendrían, y tres hachas, de diabasa al parecer, exacta-
mente ig-uales á las que tanto abundan en los depósitos neolí-
ticos de Europa. Otra particularidad debo mencionar, y es
que junto con las puntas de silex se encontraron bastantes
ejemplares de dientes de Escuálidos, pero no de los actuales,
sino fósiles del mioceno, los cuales les servirían indudable-
mente como puntas de lanza ó de flecha; ya veremos lueg'o
de dónde sacaban semejantes materiales los que allí los
amontonaron.
Deseoso de obtener más datos fui al cementerio moro esta-
blecido allí cerca, y entre él y el depósito de conchas mencio-
nado vi alg-unas tumbas que llamaron mi atención por su for-
ma, diversa de la que tienen las de los moros que allí hay.
Una de ellas, sobre todo, es característica: está formada por
una piedra ¡¡lana enterrada, pero que sobresale unos 30 cm. y
tiene otro tanto de ancho, y de sus lados irradian, formando
un círculo de 1 m. escaso de diámetro, otras piedras más pe-
queñas, sin ning-una solución de continuidad, y que apena?^
308 boletín de LA SOCIEDAD ESPAÑOLA
sobresalen del suelo; puede considerarse como un diminuto
cronn'lech. Interrog-ué á los moros respecto á estas sepulturas,
y no hay para qué decir que las atribuyeron á sus antepasa-
dos, y al observarles la discrepancia de forma con las que ellos
hacen no supieron qué contestarme. Mi primera intención fué
excavar por completp semejante sepultura para ver siencon-
traba alg-o interesante, pero tuve que desistir ante el temor
de exacerbar el fanatismo de aquellos hijos del desierto; no
obstante, una tarde me ful solo á reconocerla, y cuando había
ahondado ya cerca de medio metro sin encontrar más que
capas de ceniza y de Helix, tuve que rellenar el hoyo más que
de prisa por la presencia de unos moros en aquellas cercanías;
no puedo, por lo tanto, asegurar si existe ó no alguna relación
entre estas sepulturas y los depósitos de conchas, ni presentar
ningún cráneo de los que las formaron.
Hasta cinco depósitos semejantes pude comprobar existen
en la sola península de Eío de Oro, lo cual revela un núcleo
de población bastante más importante del que hay actual-
mente en quella parte del Sahara, y que no puede conside-
rarse como nómada, tal como son las tribus que actualmente
le habitan, puesto que la inmensa cantidad de restos de cocina
allí amontonados indican la permanencia de muchas genera-
ciones.
Semejante hecho nos conduce á la tan -debatida cuestión del
cambio de clima del Sahara durante los tiempos históricos,
pues entre los arg'umentos que se aducen para otras regiones
del mismo y que pueden aplicarse á Río de Oro, es uno de los
principales la abundancia de población (jue dejamos demos-
trada. Respecto á este punto y refiriéndose también al gran
número de sílex tallados, puntas de flecha, que encontró en el
Sahara argelino, dice el Dr. M. Weisgerber «qu' á une époque
tres reculée, dont il est impossible de fixer la date, le Sahara
était habité par une population, sinon sédentaire, du moins
beaucoup plus nómbrense que celle qu'on y rencontre actuel-
lement».
Respecto á la primera materia ó silex de que se servían los
antiguos habitantes de Río de Oro para la fabricación de sus
armas, debo decir que la tenían en gran abundancia allí mis-
mo, sobre la extensa llanura del desierto, donde todavía
hoy se encuentran multitud de hermosas ágatas que van
DE HISTORIA NATURAL. 309
quedando sueltas á medida que la erosión eólica va desg-as-
tando la caliza miocénica donde están incluidas entre una
verdadera lumaquela de moldes de fósiles pertenecientes á
especies litorales. Los dientes de escuálidos, miocenos tam-
bién, que, como he dicho, usaban como puntas de lanza ó de
flecha, los podían recog'er asimismo en la mencionada caliza
donde son abundantísimos y muy fáciles de sacar, sobre todo
en las rocas donde baten las olas, puesto que por su mayor
dureza quedan sobresaliendo del cemento calizo que las envol-
vía; yo solo, en una tarde de recorrer alg-unos peñascos de la
costa, recog-i más de 50 ejemplares, la mayoría pertenecientes
al g-énero Curcharodon.
Creo que con los anteriores datos queda demostrada la exis-
tencia de una numerosa población en la costa occidental del
Sahara, población que vivía casi exclusivamente de la pesca,
para lo cual se establecía con preferencia en los cabos, donde
hoy día se encuentran sus kiokenmodingos ó restos de cocina,
junto con sus armas primitivas que nos revelan también un
pueblo guerrero, aunque no fuera más que para defenderse
de los habitantes del interior del desierto.
¿De qué época datan semejantes depósitos? Hé aquí una pre-
gunta á la que me es imposible contestar á satisfacción; pero
con todo, los creo de fecha mucho más reciente que los Jiioken-
modingos que se han encontrado á todo lo larg'o de las costas
occidentales de Europa; tanto es así, que lleg'o á suponer
que cuando los portugueses y demás navegantes de los si-
g-los XV y XVI recorrieron aquellas costas, encontrarían á sus
habitantes en el estado de atraso que dan idea sus restos de
cocina.
Sobre la emisión de sonidos por las «mutilas»
D. RICARDO garcía MERCET.
Durante el verano último he tenido ocasión de capturar, en
varios puntos de la provincia de Madrid, un número conside-
rable de mutilas, que no bajará de 300 ejemplares.
En un principio presté poca atención á la caza y costumbres
310 boletín de la sociedad española
de estos insectos, hasta que, al apresar durante las horas de
más calor de un día del mes Ag-osto una MuiiUa viduaia Pall,
de g-ran tamaño, noté con sorpresa que, mientras la tenía co-
g'ida entre los dedos, empezó á emitir un sonido de bastante
intensidad, y que me recordó el canto de alg-unos ortópteros:
Locusta, EpM2)pigera , etc.
Desde entonces puse más empeño en la captura de mu-
tílidos, y he completado con numerosas observaciones la que
incidentalinente hube de hacer en la ocasión que queda re-
ferida.
Antes de pasar adelante , debo consig-nar que la emisión de
sonidos por las mutilas, al ser capturadas, no constituye un
hecho de nueva observación, sino un fenómeno ya conocido,
y sobre el que emitieron opiniones, hacealg-ún tiempo, Kirby,
Spence, Goureau y Westwood. Pero las observaciones de estos
naturalistas, que versaron sobre una sola especie, la Miiiilla
europaa, L., han debido tener pocos continuadores.
En efecto; el disting'uido entomólog-o francés M. Ernesto
André, en su preciosa monog-rafía de las mutilas de la fauna
paleártica, aún no terminada , dedica incidentalmente á este
asunto un párrafo que, copiado al pie de la letra, dice así:
«Les seg"ments suivants (del abdomen) n'offrent ríen de
particulier sinon qu'ils portent, á leur extrémité inférieure en-
g-ainée, de fines stries transversales, permettant á l'insecte,
par des mouvements appropriés, de produire une stridulation
plus ou moins forte qui d'aprés les récits des voyag-eurs, peut
acquerir une certaine intensité chez les g-randes espéces exo-
tiques».
La brevedad con que el Sr. André se expresa al dar cuenta
del fenómeno en que estoy ocupándome, y el referirse á noti-
cias proporcionadas por viajeros, hace suponer que ha tenido
pocas ocasiones de observar la emisión de sonidos por las mu-
tilas.
Por otra parte, las numerosas observaciones que acerca de
este hecho he llevado á cabo, me permiten afirmar que el so-
nido que emiten las mutilas al ser capturadas se produce so-
lamente por el enchufe y desenchufe rápidos del tercero sobre
el seg-undo anillo abdominal, sin que los restantes seg-mentos
del abdomen se muevan independientemente entre sí ni pro-
duzcan sonidos de ning-una clase. La emisión de éstos es de-
DE HISTORIA NATURAL. 311
bida á un rapidísimo movimiento de vaivén que ejecuta el
mutílido con su tercer seg-mento del abdomen. La porción
enchufada de este anillo, que consta de dos zonas, una fina-
mente punteada contig-ua á la base, y otra lisa ó con estrías
finas y muy brillante, es la que actuando sobre el borde del
seg-undo seg-mento produce la emisión del sonido. El cuarto,
quinto y sexto anillo, siguen como es natural en su mo-
vimiento al tercero, pero no se mueven con independencia
entre sí durante la emisión , y representan en ella un papel
pasivo.
La emisión de sonidos por los mutílidos no la he observado
en todos los g-éneros de la familia, sino solamente en las ver-
daderas mutilas. Las A'pterogynas y las Mijrmosas no son canto-
ras. Las Mynmllas tampoco, al menos en sus especies M. calva
y M. Chissei, únicas sobre que he practicado observaciones.
En cambio en las MutiUas , los Dasylahris y las StenomutiUas,
he notado que emiten sonidos los dos sexos, y que el ^ y la 9
ejecutan los mismos movimientos durante la emisión.
La intensidad del sonido que producen las mutilas al ser
capturadas varía mucho, no solo de unas especies á otras, sino
dentro de una misma especie, y g'uarda relación con el tamaño
del insecto. Los g-randes individuos de las M. vidiiata, HUoralis
y (?ir;r¿'í'«Yí pueden emitir sonidos tan intensos como el canto de
alg-unos locústidos. Los que producen el Dasylatris maura y
la StenomiUilla argéntala son también perceptibles fácilmente.
Para percibir los que emiten Idi?, MutiUa montana, rufipes, sub-
comata, imrtita y ¡mssiUa, es menester aproximar el insecto
al oído. Lo mismo ocurre con q\ Dasylahris itálica.
La circunstancia de que el fenómeno en que estoy ocupán-
dome no se produzca cuando el insecto está en libertad, sino
al ser capturado y mientras se le retiene entre los dedos ó con
las pinzas, da motivo á que pueda considerarse la emisión de
.sonidos por las mutilas como un medio de defensa utilizado
por estos artrópodos.
312 boletín de la SOCIEDAD ESPAÑOLA
Miocénico lacustre de la comarca bilbilitana
POR
D. CIPRIANO AGUILAR.
I.
El terreno miocénico lacustre aparece muy bien representa-
do en la comarca bilbilitana y desempeña una función suma-
mente importante en las condiciones agrícolas de la misma.
De las diversas manchas miocénicas que hemos podido ver en
ella es la principal por su extensión y caracteres la que atra-
vesando el valle del Jalón por Calatayud y Terrer forma g-ran
parte de las cuencas de los ríos Ribota, Peregiles, Giloca, y
algo, aunque menos, de la del Manubles.
Ocupa esta faja una superficie de contorno sumamente irre-
g-ular, que comenzando cerca de Valjunquera, en el origen
del río Clares ó Ribota, se extiende muy poco al principio por
los términos de Bijuesca y Malanquilla; se reduce á una estre-
cha cinta en término municipal de Clares y casi se interrumpe
éntrelos asomos silúricos de El Horcajo, quedando entonces
su anchura limitada á la del ang*osto cauce del río. Extiéndese
por los términos de Torrijo de la Cañada y Villarroya, bor-
deando las laderas de la sierra que lleva el nombre de este
pueblo. Ocupa por completo el ámbito municipal de Cervera y
parte del pueblo de Aniñón, continúa apoyándose en los estra-
tos silúricos al pie de la sierra de Torralba, penetra en el tér-
mino de Calatayud por los viñedos de Ribota, y formando el
páramo de Armantes lleg-a por el O. hasta la orilla izquierda
del Manubles, comprendiendo los pueblos de Villalengua y
Terrer, atravesando entre ambos el término de Moros. Entre
Terrer y el cerro de Bámbola, próximo á la conñuencia del
Jalón y Ribota, se oculta bajo la vega del Jalón, volviendo á
aparecer por las vertientes del Pereg-iles y Giloca; forma el
páramo de «El Rato» entre ambos ríos, y alcanzando entonces
su mayor anchura, desvía al E. por Montón, constituye El
Campillo entre Miedes y Lang-a, y después de formar el Campo
de Romanos, penetra en la provincia de Teruel. Su mayor
anchura dentro de la comarca es próximamente de 20 kilóme-
DE HISTORIA NATURAL. 313
tros entre el paraje llamado Sandaiión en el pueblo de Bel-
mente y la parta alta de la «Rambla de Olvés». Su long'itud es
superior á 100 kilómetros. Confina con el silúrico y diluvial
en casi toda su extensión, y en alg-unos puntos con el cámbrico,
triásico y liásico.
Corresponde á la misma formación la parte de la comarca si-
tuada más al S. O. en la zona aragonesa más alta del valle del
Jalón. Enlazada esta porción con el terciario soriano, sírvele
de límite la divisoria de provincias y se apoya en el resto de
su extensión sobre las capas cretácicas de la cuenca del Deza y
del arroyo Valdelloso, extendiéndose por el Sur hasta las ver-
tientes de la izquierda del Mesa.
Una pequeña porción del llamado Campo de Cariñena perte-
nece también al piso medio del terciario, y en él se halla si-
tuado el pueblo de La Almunia de Doña Godina. Corresponde
■esta parte de la reg-ión á la g-ran mancha terciaria del Ebro, y
aunque en conjunto es muy dig"na de estudio, no es en esta
parte importantísima de la comarca donde el miocénico ofrece
caracteres de g-rande interés para nuestro objeto, pues los prin-
cipios fertilizantes de los viñedos que han dado fama á Cari-
ñena, no corresponden al terciario y son materiales silúricos
procedentes de la sierra llamada de Alg^airén.
Hay además otros depósitos miocénicos que no ofrecen tanta
importancia por su extensión como los anteriores, pero que
g-eológ-icamente considerados tienen cierto interés, por lo que
pueden contribuir al conocimiento de las modificaciones á que
la reg"ión estuvo sujeta después de la era terciaria. Sorprende
en estos pequeños isleos la reg"ularidad con que sus capas con-
servan la altura á que alg-unos de ellos se encuentran y el
hallarse aislados sobre ciertas mesetas silúricas, á manera de
jalones, que atestig-uan la g-ran extensión del lag-o terciario.
Es, entre estos depósitos, dig-no de mención el comprendido
entre Talamantes y las calizas liásicas de x^rándig-a que atra-
viesa formando una faja de poca latitud los términos de Tierg-a
y Trasobares, apoyándose sobre el triásico de ambos pueblos
y sobre las calizas jurásicas de las estribaciones orientales del
Moncayo.
Sobre las capas cretácicas que separan la cuenca del Piedra
y la lag-una de Gallocanta existe una pequeña mancha referi-
ble también á la misma formación g-eológ-ica que, ocupando
314 boletín de la SOCIEDAD ESPAÑOLA
los términos de Torralba de los Frailes y Aldehuela de Siestos^
se extiende hasta las proximidades de Cubel.
Aparte de las manchitas, citadas por el Sr. Palacios, en la
parte baja de la cuenca del Piedra, y en el término municipal
de Atea, que hemos tenido ocasión de visitar, hemos hallado
otras no mencionadas todavía sobre los estratos silúricos de
Vicort, siendo la que más nos ha llamado la atención, por la
altura á que se encuentra, la situada en el puerto de Cavero^
entre Calatayud y Aluenda, casi en uno de los puntos culmi-
nantes de la sierra de Vicort.
II.
Tres zonas bien marcadas se reconocen en el miocénico la-
custre bilbilitano; pero éstas no son uniformes en su composi-
ción, aun en la mancha central de la comarca, que es donde
mejor pueden estudiarse.
Esto se debe á la diversa influencia que las próximas capas
silúricas han ejercido en su formación segam los materiales y
principios químicos que en las proximidades al terciario pre-
dominan. La zona inferior está constituida por cong-lomerados
cuarzosos casi siempre, en ocasiones con frag-mentos calizos y
dolomíticos unidos por un cemento silíceo resistente, cuya
apariencia pudiera ser causa de atribuirles mayor antig-üedad.
Esta zona está muy bien representada en Malanquilla y Clares,
y mejor en Cervera y Villarroya; sig-ue la marg-en izquierda
del Ribota ocultándose bajo las capas superiores en las proxi-
midades del río Martín, y vuelve á aparecer en el término de
Calatayud, extendiéndose desde las inmediaciones del puente
de Ribota hasta la confluencia con el silúrico. En ocasiones la
roca en cuestión forma el cauce del río.
En el término de Calatayud, al pié de las colinas más próxi-
mas á la confluencia del Peregúles con el río Jalón, pueden
verse también los cong-lomerados formando g-randes trozos
desprendidos de la masa común, é influyendo desfavorable-
mente en las fincas próximas, cuya abundancia en cantos ro-
dados es debida á la disg-reg-ación de dicha roca.
Hállase la zona inferior también al descubierto en la orilla
izquierda del Giloca desde Valdeherrera en el Camino de Mu-
nébrega á Calatayud hasta Villafeliche; y aunque la superficie
DE HISTORIA NATURAL. 315
está muy removida por el cultivo y los materiales de la misma
revueltos con los que acumulan los arrastres de la vecina faja
diluvial, vense los cong-lomerados descansar sobre las pizarras
cámbricas en Fuentes de Giloca, á ambos lados de la Rambla
de Atea, donde sirven de base al pueblo de Morata,
En la parte S . O. de la comarca se encuentran estas capas
inferiores cubriendo las cretáceas en los términos de Alharaa
y Godojos, hallándose, sobre todo, muy manifiestas en los pue-
blos de Ibdes y Jaraba, en la orilla derecha del Mesa.
El manchoncito de Torralba de los Frailes y Aldehuela está
casi exclusivamente formado por los materiales de la zona á
que nos referimos, é ig-ualmente los situados en la vertiente
opuesta de la sierra de Atea sobre los estratos cámbricos del
cerro de Valmayor.
Sobre los cong-lomerados apóyase una zona de marg-as yesí-
feras de bastante espesor, que son las predominantes entre
Terrer y Calatayud por la vertiente izquierda del Jalón, y están
muy manifiestas también en la derecha del Giloca, desde
Montón á Paracuellos. Esta zona tiene en el manchón central
de la comarca menos extensión que la anterior, por haber des-
aparecido en alg-unos puntos en que los cong-lomerados per-
manecen al descubierto, y lo que es más notable, por apoyarse
las calizas directamente sobre las capas inferiores sin que haya
accidentes que permitan justificar la desaparición de los yesos
y marg-as, por lo cual es muy lóg-ico aseg-urar que, si bien las
capas miocénicas de aquella parte de Arag-ón son muy uni-
formes en su estructura, no lo son en cuanto á su composi-
ción.
Sobre las marg-as yesíferas y directamente sobre los cong-lo-
merados hallánse, como antes hemos dicho, las capas cali-
zas que interpuestas con marg-as arcillosas de composición
compleja forman los relieves más salientes de este piso de la
reg-ión, presentando también composición y caracteres muy
distintos, seg-ún se apoyen directamente sobre la zona inferior
ó sobre los yesos. Se extienden las calizas sobre las cumbres de
Armantes, desde el paraje llamado las Tombas de Calatayud
hasta la cumbre del Cuerno en Cervera; coronan la meseta de
El Rato, entre Pereg-iles y Giloca, predominando porEmbid de
Ariza en las orillas del Deza, y forman alg-unos isleos de poca
importancia por su mag-nitud en la sierra de Vicort.
316 boletín de la SOCIEDAD ESPAÑOLA
Es dig-na de notarse la diferente conformación de los man-
choncitos que á los lados de la faja central se apoyan directa-
mente sobre alg"unas mesetas del silúrico, pues mientras hay
alg-unas que están constituidas por los materiales de la zona
inferior, en otros, como el del puerto de Cavero, las calizas de
las capas superiores descansan directamente sobre las pizarras
primarias. El estudio de estas pequeñas manchas, teniendo en
cuenta su altitud, naturaleza é inclinación de sus componen-
tes, podría servir de base para el estudio de los movimientos
orog'énicos de la comarca,
III.
Salvo muy lig-eras alteraciones ocasionadas por ligeras fallas
que el Jalón ha orig-inado al abrirse paso en el miocénico, pre-
senta este piso una uniformidad bien manifiesta en su estruc-
tura. El paralelismo de los estratos es muy patente en cual-
quiera parte de la comarca, la inclinación de los mismos muy
poco variada en toda ella, y puede asegurarse, desde lueg"o, la
discordancia de sus capas con las de todos los terrenos adya-
centes, ya que el diluvial no presenta aparente estratificación,
siendo acaso el único en que pudiera apreciarse la concordan-
cia si sus capas fuesen manifiestas.
Nótase una lig-era inclinación al Sur; en las capas' de Arman-
tes son casi horizontales las comprendidas entre Fuentes y Pa-
racuellos, y en general pueden considerarse asi, excepto en
algunos manchones, como el de Torralba de los Frailes, en que
la separación de la horizontalidad aparece manifiesta en algu-
nos puntos.
Entre Terrer y el Cerro de Bámbola, uno de los lugares más á
propósito para estudiar la estratificación, hay frecuente ocasión
•de ver algunas ondulaciones muy perceptibles junto 'd\ peirón
de San Vicente, al NE. de Calatayud y alguna mayor altera-
ción en el camino de Ferrer, al O. de dicha ciudad. Elévase
entre ambos lugares una serie de colinas cortadas casi verti-
calmente, y cuya forma deben, sin duda, á la influencia modi-
ficadora del Jalón, cuyas aguas, según atestiguan los restos de
antiguas estacadas existentes en las bodegas de algunas casas
de la calle de San Miguel en Calatayud, corrían al pie de estas
escarpadas colinas; y como las capas que presentan al nivel
DE HISTORIA NATURAL. 317
del cauce del río son de arcilla muy deleznable, fueron soca-
vadas por éste, dando lugar á hundimientos parciales que co-
munican á esta parte del miocénico su característico aspecto.
No en toda la extensión ocupada por el terreno de que ha-
blamos ofrece éste una estructura de sedimentación reg-ular y
tranquila; en la zona inferior formada por los cong'lomerados,
no siempre la estratificación es manifiesta; y excepto los casos
en que, reducidos á capas de poco g-rueso, alternan con mar-
g"as y areniscas, no hay aparente separación estratig'ráfica. En
las zonas media y superior los estratos son muy manifiestos en
cualquier punto en que se les examine, observándose que los
lechos de arcilla que se apoyan directamente sobre los conglo-
merados son muy g'ruesos y alternan con alg"unos de yeso, del-
gados al principio, y que van g-anando en espesor sucesivamen-
te, al contrario de lo que sucede con los de arcillas, que son
cada vez más tenues. Las calizas están formando capas de
poco variable espesor.
IV. '
Ofrecen las rocas miocénicas de la comarca bilbilitana dife-
rencias notables en su composición, debidas, no solo á proceder
de materiales tan diversos como los silúricos, triásicos y cre-
táceos en su formación, sino también á existir variaciones muy
notables orig-inadas por las diferencias locales de las extensas
capas silúricas. Y esta inñuencia no es solo apreciable, como
pudiera creerse, en la zona inferior de conglomerados, cuya
proximidad á los materiales generadores y cuya falta de ho-
mogeneidad en los componentes facilitan el conocimiento de
su origen, sino que se repite en las zonas media y superior.
Los conglomerados que descansan sobre las pizarras silúricas
hállanse formados por fragmentos redondeados de dolomía y
cuarcitas unidos por un cemento silíceo, y se observa que los
próximos á la Sierra de Yillarroya tienen muchos trozos de
pizarras talcosas; los de las inmediaciones ala Sierra de Vicort,
en las orillas del Peregiles, son dolomíticos, con algunos gui-
jarros de cuarcita y abundantes laminillas de mica interpues-
tas. En la parte alta del Ribota se deja sentir la inñuencia de
las capas triásicas vecinas por la abundancia de margas y ar-
cillas de variada coloración, y por último, en la mancha ter-
318 boletín de la SOCIEDAD ESPAÑOLA
ciaria del S. O. de la comarca predominan los frag-mentos cal-
cáreos, y hasta el cemento que los une contiene gran canti-
dad del material citado. La roca de que hablamos. ofrece todos
los caracteres del hormig-ón empleado en las construcciones,
y se usa en el país con alg-ún éxito en cimentaciones hidráu-
licas.
Sobre el citado material encuéntrase una g^ruesa capa de ar-
cillas esmécticas, por lo g-eneral alg-o ferrug-inosas en alg-unos
puntos, con pajitas carbonosas interpuestas, abundantes en sa-
les alcalinas de g-ran importancia para la ag*ricultura, y en
sulfato de mag-nesia. Entre las arcillas en cuestión se hallan
cantos rodados de diversa naturaleza y grandes masas de silex
pirómaco, frecuentes sobre todo en el Barranco del Salto, cuyo
cauce, abierto en la misma capa en una gran extensión, ha
arrastrado los materiales más lig-eros, dejando las rocas de pe-
dernal aisladas en alg-unos puntos. La presa que desvía las
aguas del citado barranco fué construida por los árabes con
dicha roca y tiene, por fortuna para Calatayud, considerable
resistencia. Con las arcillas se encuentran en alg-unos parajes
margas pedregosas, como sucede en las proximidades del Ri-
bota y Peregiles; pero su disposición y el hallarse mezcladas
con otros materiales de la zona superior permiten considerar-
las formadas por los arrastres de las aguas en tiempo más re-
ciente.
Algunos depósitos de arcillas plásticas que existen á la mis-
ma altura deben suponerse originados por iguales causas y
también de antigüedad menor. Las arcillas esmécticas se em-
plearon hasta hace algunos años con buen éxito en los bata-
nes, y á su explotación se debe la existencia de las llamadas
Cuevas de la Arcilla, notables hoy por la epsomita que en ellas
se produce. En la actualidad no tienen aplicación fuera de los
usos domésticos, por haber desaparecido casi por completo del
país la industria de los paños.
El yeso constituye por su abundancia uno de los materiales
más importantes, y ofrece variedades muy dignas de tenerse
en cuenta. Hay yeso en nodulos translúcidos, lenticulares,
blancos casi siempre, amarillentos en ocasiones y neg-ros algu-
nas veces, aunque raras, interpuestos con las arcillas de la capa
inferior. Sobre ellos yace un lecho formado de masas desigua-
les tuberosas, muy blancas, opacas, abundantes en sulfato
DE HISTORIA NATURAL. 319
mag-nésico, por lo cual las ag-uas las corroen con facilidad, lo
que atestig-ua una sedimentación nada tranquila durante un
corto tiempo, dado el poco espesor de la capa. En los estratos
superiores de esta zona el yeso está cristalizado, es transparen-
te, flexible, fácilmente exfoliable, frecuente en flechas y agru-
paciones irreg-ulares más ó menos caprichosas, cual sucede en
la Long-ía, cerro de Illescas, canteras de Munébreg-a, y muy
abundantes las masas fibrosas y alabastrinas, como en Maluen-
da y Fuentes de Giloca. Interesantes son, sin duda, desde el
punto de vista, como desde el de su mejor empleo en el país, las
variaciones que este abundante material ofrece en él; y aun
cuando no hemos hecho un estudio detallado de este asunto,
podemos aseg-urar que el yeso del Páramo de Armantes com-
prendido entre el Barranco del Salto, el de la Rúa, la Rambla
de Ribota y la Veg-a del Jalón, está impreg-nado en toda su
masa de nitratos sódico y potásico, alg-unas sales haloideas de
los mismos metales y de g-ran cantidad de sulfato mag-nésico,
tanto más abundante esta última sal , cuanto más próximo
esté á las pizarras el paraje que se examine. Los hay asi-
mismo piritosos en Ribota y Bámbola, cuya influencia en su
formación se dirá más tarde. La presencia de estas sales so-
lubles inutiliza al yeso de esa parte de la comarca para las
construcciones; y no hay que buscar otra explicación de las de-
formidades que muchos edificios de Calatayud presentan. Ig'ual
sucede cuando el material procede del término de Ferrer, sien-
do entonces el sulfato sódico la causa. Constituye una excep-
ción el de una pequeña zona entre el barranco de la Bartolina
y la cuesta del Cenacho, cuyas capas tienen poca ó ning-una
substancia soluble. El de Fuentes de Giloca da un material
blanco (moyo ó escayola), no muy resistente, pero muy á pro-
pósito para vaciados y enlucidos, y, en fin, el de Valdearenas
no presenta tanta blancura y pureza aparente como el del valle
del Giloca, mas tiene en cambio mayor resistencia y propor-
ciona un material muy aceptable.
Entre las capas superiores del yeso existen otras de margas
alg"o calcáreas, que tienen en su masa los mismos productos
solubles y permiten emplearlas para mejorar las tierras silíceas
próximas á los ríos y ramblas, modificando las propiedades
físicas y aportando principios fertilizantes de importancia.
Las calizas ofrecen también en este piso g-rande variedad.
320 boletín de LA. SOCIEDAD ESPAÑOLA
Las más próximas á los yesos se apoyan sobre unas arcillas
obscuras alg-o bituminosas, que pueden considerarse localiza-
das en la vertiente izquierda del barranco del Salto, y que
comunican algunos de sus caracteres á las vecinas capas de
carbonato calcico, pues se presenta éste de color obscuro y
alg'o fétido. En la vertiente derecha del río Pereg'iles son alg-o
cavernosas, blancas, lig-eramente mag-nésicas y acompañadas
frecuentemente de incrustaciones de óxido de hierro, como
.sucede en Marivella, debidas, sin duda, á formaciones posterio-
res, orig-inadas por los manantiales ferrug-inosos de Vicort.
Acompaña la mag-nesia en mayor cantidad á las que existen
en el paraje llamado de Los Arcos, las cuales pueden conside-
rarse como verdaderas dolomías, que se diferencian de las más
próximas del contig*uo terreno silúrico, por ser las de éste
muy ferrug-inosas y estar casi desprovistas de hierro las ter-
ciarias. En el páramo del Rato, entre el cerro de la Muela y
Valdecatín, son compactas y alg-o teñidas por óxido de hie-
rro, susceptibles de pulimento y absorbentes, referibles por
sus caracteres á las litog-ráficas, con alg-unas cavidades tapi-
zadas de pequeños cristales y muy abundantes en frag-mentos
de moluscos fósiles de difícil determinación. Más ricas en fósi-
les y más á propósito para el estudio de los mismos son las ca-
lizas del término de Miedes, aunque no tanto como las de Em-
bid de Ariza, en las inmediaciones de la ermita de Santa Qui-
teria, lugar situado cerca del arroyo Valdelloso, y uno de los
mejores para el estudio de la fauna miocénica y cretácica de
la comarca.
Es dig-na de mención la caliza mag-nesiana que forma las
capas superiores de la mancha terciaria del centro de la co-
marca, desde la peña de Ribota hasta los términos de Cervera
y Moras. Se encuentra esta roca formando capas, cuyo espesor
oscila entre 0,10 y 0,50 m., de color blanco y pardo rojizo, con
todas las g-radaciones intermedias, lig-eramente blanda, que
se puede serrar con menos esfuerzo que alg-unas maderas, y se
contrae por exposición al aire, adquiriendo entonces mayor
dureza; es soluble parcialmente en los ácidos.
No tienen las calizas terciarias en la comarca bilbilitana
todas las aplicaciones de que son, sin duda, susceptibles;
pues si bien alg-unas se emplean con buen éxito en la
construcción, como las de Valdecatín y Cerro de la Muela y
DE HISTORIA NATURAL. 321
otras, como las de Miedes, sirven para la obtención de la cal
viva; las de Ribota por su blandura, la facilidad con que se
trabajan, la dureza que adquiere con el tiempo y la facilidad
con que absorben las materias colorantes, pudieran servir para
la fabricación de objetos artísticos que, sometidos á la acción
del flúor, después de comunicar á las variedades blancas co-
lor á voluntad, se endurecerían en mayor g-rado y serían obje-
to de una industria nueva en España, que hace alg'unos años
está planteada en Ing-laterra.
V.
Aunque los seres vivos de la era terciaria han dejado nu-
merosas huellas en las capas miocénicas de la comarca bilbi-
litana, no son todo lo á propósito que fuera de desear para po-
derlos determinar específicamente. Tal sucede con los restos
de la vegetación alg-o desarrollada que contienen los estratos
carbonosos de Embid de Ariza, íntimamente relacionados con
los de Cihuela en la provincia de Soria, y las delgadas capas
de margas carbonosas de las Pozas y de la Longia, en la man-
cha central.
La estructura de algunos fragmentos nos ha hecho creer que
las fanerógamas predominaron, ó son por lo menos las que han
dejado huellas más estables; pero no hemos podido hacer un
detenido estudio por la alteración é inconsistencia de las mues-
tras de la superficie.
La vida animal debió de alcanzar su mayor pujanza en el
último período de la sedimentación de los yesos, según parece
comprobarlo la gran abundancia de coprolitos que se encuen-
tran en la capa de margas interpuesta entre las zonas media y
superior. Ya el Sr. M. Donayre, en su Bosquejo físico y geológico
de la provincia, dio á conocer un depósito de estos materiales
en las proximidades de La Vilueña, si bien no le atribuyó la
importancia que realmente tiene por su extensión y caracte-
res. Está el mencionado yacimiento en el atajo del camino en-
tre Terrer y dicho pueblo, en la loma de los corrales de la Ca-
ñada; pero se extiende por las mesetas próximas y puede ob-
servarse al otro lado del Jalón, junto á la Plaza de Armas
de Calatayud y en las vertientes al Valle de los Arcos en
Armantes, en una extensión de 8 á 10 kilómetros. No se tra-
322 boletín de LA. SOCIEDAD ESPAÑOLA
ta, pues, de un depósito accidental localizado en el término
de Terrer; y como los materiales que le componen descansan
casi horizontalmente sobre el yeso interpuestos en una capa de
marg-as, apareciendo en todos los puntos en que ésta ha que-
dado al descubierto, los citados coprolitos deben ser conside-
rados como parte integ-rante de uno de los estratos y predo-
minando en él sobre los demás componentes. Hállanse en su
posición natural, con el aparato característico que denota su
origen, deformados algunas veces por la presión, de tamaños
variados, con un peso que oscila entre 20 g-. y 2 kg-., y forman-
do una capa de más de un metro de espesor. La estructura es
algo esponjosa en los ejemplares de la superficie, los cuales se
rayan fácilmente, como sucede con los de Terrer, que son blan-
cos j están mineralizados casi exclusivamente por el yeso (1).
Los de la parte de Calatayud son más voluminosos y com-
pactos, amarillentos, algunos formados por pajitas entrecruza-
das y con indicios de fosfato. Aunque por la forma que presen-
tan parecen proceder de animales carnívoros, la falta de
fosfatos en algunos casos y su escasez en otros hace sospechar
que su origen es debido á animales de alimentación vegetal,
i5i bien pudiera explicarse lo primero por la influencia quími-
ca de los materiales vecinos. Es en alto grado sorprendente el
hecho de que materia tan descomponible haya conservado su
forma durante el tiempo necesario para su fosilización en
cantidad tan grande, en contacto de sales magnésicas que
tanto la modifican, y sorprende más que no se haya encontra-
do ningún hueso ni otro resto cualquiera de más fácil con-
servación. Tal vez examinando profundidades diferentes se
lograse hallar algo que permitiera determinar la especie pro-
ductora, y hasta mayor variedad de componentes que les hi-
ciese útiles para alguna aplicación industrial.
Entre las margas de Miedes se han encontrado algunos
dientes de mamíferos teñidos de rojo y amarillo por óxidos de
hierro, y en Embid de Ariza, según menciona el Sr. Palacios
en su Bosquejo de la parte meridional de la provincia, se han
hallado restos de un Cefüus.
(1) Aguilar: Apuntes para el estudio del mioceno bilbilitano (Anal. Soc. esp. de
HtST. NAT., tomo XXVII, Actas, pág. 127). Aparecen representados dos de estos copro-
litos en la pág. l-¿8.
DE HISTORIA NATURAL. 323
En las calizas de Embid, cerca de la ermita de Santa Quite-
ña, existen en abundancia diferentes especies de Belix y Lim-
nea, unidos entre sí por un cemento calcáreo }' formando una
roca compacta de caprichoso aspecto. Ambos géneros están
también representados entre las marg-as de Miedes, en donde
se encuentran alg-unos PlanovMs, Paludina y moldes de acé-
falos que no hemos podido clasificar. Por último, las calizas
del cerro de La Muela se hallan cuajadas, en alg-unos puntos,
de frag-mentos de pequeñas conchas y de restos de otros seres
de g-rupos inferiores muy deformados, que les comunican un
aspecto muy parecido al de las rocas del g-rupo marino.
VI.
Los nitratos sódico, potásico y calcico que impreg-nan las
capas de yeso y las de marg-as, están en alg-unos pun-
tos tan abundantes, formando eflorescencias resg-uardadas
por los salientes que, á modo de cornisas, forman las rocas
más duras, que pudieran ser objeto de pequeñas explotaciones
destinadas á mejorar los sistemas del cultivo del país, y tal
vez empleando el lavado de las tierras para su obtención, be-
neficiarse en g-rande escala. Baste decir que en alg-unos sitios,
como en el barranco de Valdhurón, en el de la Rúa y en las
rápidas vertientes al Jalón, hay lug-ares que en ciertas épocas
del año blanquean á distancia por la g-ran abundancia de ni-
tros que aparece en la superficie (1),
El sulfato sódico impreg-na las marg-as de los términos de
Terrer y Calatayud en la parte comprendida entre el barranco
de la Bartolina, la Casa de los Catalanes, la veg-a del Jalón y
la faja diluvial de Ateca. Hay parajes, como el de la vertien-
te N. O. de Armantes, en término de Moros, en que dicha sal
forma abundantes eflorescencias y mineraliza también las
ag-uas de alg-unos manantiales. Hubo una concesión llamada
«La Esperanza» para explotar este mineral, pero no hemos po-
dido adquirir noticias acerca de los trabajos que se realizaron.
(1) C&\Aeróvi. (Aptmtes sobre el nitro en España, Bol. Soc.esp.de Hist. nat., tomo i,
-pág. 202, 1901) tratando de las tierras nitríferas de Aragón explotadas en otro tiempo,
menciona las de Villafeliche que proporcionaban el material para la pólvora alli
fabricada, y se reputaba como la mejor de España.
324 boletín de LA SOCIEDAD ESPAÑOLA
El sulfato de mag-nesia, como en otro lug-ar decimos, predo-
mina entre los yesos próximos al silúrico de Ribota, y está
relacionado con las pizarras piritosas. Aparece la epsomita en
fibras sedosas y eflorescentes en todas las cavidades naturales
ó artificiales situadas entre el barranco de la Rúa y el cemen-
terio de Calatayud; se produce en las bodeg'as y pajares situa-
dos en la parte oriental de dicha ciudad, y cuando el tiempo
ofrece larg-os períodos de tranquilidad atmosférica, se le puede
encontrar debajo de las piedras en la misma superficie del te-
rreno mezclado con los nitros, aunque no en tal cantidad que
pueda simular una nevada, como aseg-ura el químico Proust
al describir su viaje por esta comarca (1). De todos los sitios
en que el sulfato mag-nésico aparece en la reg-ión, es, sin duda
alg"una, el más interesante el llamado Cuevas de la Arcilla, al
Este de Calatayud, entre la Long-ía y el valle de Los Arcos.
Abiertas estas g-rutas para la extracción de arcillas esmécticas
y abandonadas ya hace muchos años, han estado á merced
de los muchachos de la ciudad, los cuales han ido destru-
yendo las mejores muestras, hasta que alg-unas personas, de-
seosas de conservar lo mejor posible este notable yacimien-
to, que pudiéramos llamar clásico en mineralog"ía , dispu-
sieron el cierre de la g-ruta mayor, que es en la que se produ-
cen más bellos ejemplares. Tiene esta g-ruta unos 40 metros
de larg-a en dirección NO. y. unos 7 de anchura, correspodien-
te al primer tercio, que es también el que ofrece el techo más
alto, debido, sin duda, á los hundimientos que en la techum-
bre se orig'inan y que dejan un espacio casi circular, de su-
perficie plana, bajo la cual se ag-rupan los frag*mentos de ro-
cas desprendidas. Los dos tercios últimos son más irregulares
y angostos. Practicada esta cavidad en la parte superior de la
capa más gruesa de arcilla que hay en este piso, y compren-
diendo varias de yeso muy delgadas, presenta á lo larg-o de
sus paredes una serie de salientes horizontales de los que
pende el mineral en fibras largas, hasta de 0,30 m,, sedosas,
rectas ú onduladas, brillantes, paralelas casi siempre, radiadas
á veces, eflorescentes y que se fragmentan cayendo al piso de
la cueva, en donde forman mullidos depósitos de un blanco
(1) Proust: Anal, de Hist. nat., tomo i, piíg. 145, 17£
DE HISTORIA NATURAL. 325
mate alineados paralelamente á las paredes. Es frecuente en-
contrar ejemplares en que las fibras se han ag'rupado lateral-
mente, componiendo masas más ó menos compactas, en las
que se nota cierta tendencia á seg*mentarse en dirección per-
pendicular á su long'itud, y en alg-unos casos se hallan peque-
ñas masas cónicas más compactas," aunque también fibrosas.
La producción del mineral cristalizado es constante, pues
vuelve á aparecer en las superficies que de él se despojan;
pero esto tiene lug-ar con irreg-ularidad, sin que nuestras ob
servaciones nos permitan actualmente relacionar la mayor ó
menor cantidad producida con las distintas épocas del año, ni
con la^variación de los fenómenos atmosféricos. Tampoco po-
demos idear hipótesis alg-una acerca de su proceso g-enético.
Hemos encontrado el mineral pulverulento formando capas
delg-adísimas á lo larg-o de sus paredes; el lavado de tierras de
varios sitios próximos demuestra la presencia de la especie
química ya formada entre los componentes del terreno, y por
otra parte, el ambiente de la cueva es seco, sin que haya ves-
tigio alg-uno que demuestre filtraciones de las ag-uas super-
ficiales, y el estado hig-rométrico del aire contenido en ella
está subordinado al de la atmósfera, sin que aparentemente
haya causas internas que lo modifiquen. El estar las fibras
adheridas por uno de sus extremos solamente y alcanzar en
breve tiempo tan considerable long-itud, son circunstancias
de que consideramos muy difícil de explicar y muy dig-no de
estudio este proceso especialísimo de cristalización.
Menos aventurado que pretender exjilicar este fenómeno con
nuestras personales observaciones nos parece idear hipótesis
sobre el origen de la variedad pulverulenta que yace entre las
capas de arcillas y yesos antes de salir cristalizado al exterior.
La localización del mineral en esta parte de la comarca próxi-
ma á las dolomías piritosas de Ribota y Bámbola, y el hallarse
en éstas la pirita marcial transformada completamente en
óxidos, nos hace creer que la oxidación del sulfuro de hierro
en contacto con la dolomía dio lug-ar ala formación del sulfato
magnésico, y que éste, disuelto por las ag-uas, fué arrastrado al
lug-ar más próximo del antig-uo lag-o terciario i)or efecto de la
tranquilidad que en él había, sobre todo en la época en que
tuvo lug-ar la formación de la zona media. La eflorescencia
que hace desprenderse á los cristales, favorecida por el peso de
326 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA
los mismos, es debida á las pequeñas cantidades de sulfato só-
dico que contienen y cuya presencia es constante.
VII.
Es el miocénico el que menos accidentes presenta de los te-
rrenos que constituyen la reg-ión, debido sin duda á la casi
horizontalidad de sus capas. Fuera de las quebraduras orig"i-
nadas por el Deza en la mancha del S. E., de las que es buen
ejemplo el estrecho de Embid y las causadas por el Jalón, Ri-
bota, Giloca y Peregiles en la banda central, redúcense los
demás relieves á reg-ueros de poca importancia ocasionados
por alg'unos barrancos. Siendo muy profundos los valles de los
ríos nombrados, puede el miocénico de la comarca considerarse
como formando varias mesetas lig-eramente inclinadas por re-
gla g-eneral levantadas 50 metros, por término medio, sobre
las veg"as, y con rápidas vertientes á las mismas, presentando
por lo tanto una sección sensiblemente trapecial. Fuera de la
interesante depresión del valle de los Arcos surcados transver-
salmente por el cauce artificial del barranco del Salto, y sin
corriente alg-una constante ó eventual á que se pueda atribuir
su formación, el resto constituye una llanura lig-eramente in-
clinada con ondulaciones más ó menos patentes.
VIII.
De que es injusto el descrédito del miocénico como terreno
agrícola, y de que, por lo menos en lo que se refiere á la co-
marca bilbilitana, tienen razón los que aseg-uran que el ter-
ciario con rieg-o es fértilísimo, prueba concluyente proporcio-
na el resultado del estudio de su flora actual. Si se juzg-a por
su aspecto tristón, debido á su color predominante y por la
aridez de las vertientes más rápidas en que las aguas arrastran
la tierra veg-etal, y que son las que más se ven porque las vías
de comunicación van por los valles, no puede formarse un
exacto concepto de lo que es y puede ser este terreno en sus
relaciones con la ag-ricultura; pero si se estudia con deteni-
miento la veg-etación espontánea y la propiedad fertilizante de
alg'unos principios minerales que en él abundan, la opinión
que se forme será muy distinta y más acertada. Solamente en
DE HISTORIA NATURAL. 3Q7
el manchón central de la comarca se han recogido y clasificado
698 especies veg-etales, pertenecientes á 72 familias botánicas,
cuya org-anización diversa exig-e notable variedad de substan-
cias alimenticias; y aunque algunas familias que necesitan en
el suelo el predominio de determinados componentes, cual su-
cede con el g-énero GypsopMUa de las cariofiláceas, se hallan
localizadas en determinados lugares, lo general es la varie-
dad de formas y en los sitios húmedos con una espléndida lo-
zanía.
Hay regiones en que la magnesia es abundante y la sílice
escasa, y las gramíneas, que solamente viven en número de
ocho especies, atestiguan esta composición: otras en que la
abundancia de quenopodiáceas y la presencia del Sonchus ma-
ritimus (compuesta cuya existencia en la comarca pusieron en
duda ilustres botánicos), Lavatera marítima y otras especies
que llevan el mismo nombre especifico acreditan la abundan-
cia de sales sódicas; pero lo característico es hallar con fre-
cuencia, y distribuidas por igual, plantas de vida muy distinta
cruciáceas en número de 56 y 45 especies de leguminosas que
demuestran estar el nitrógeno abundante, borragináceas que
alcanzan grande desarrollo, absorbiendo cantidades aprecia-
bles de nitrato potásico, 112 compuestas que necesitan, por su
mayor perfección orgánica, alimentación muy diferente, y 41
labiadas, 14 euforbiáceas y 20 especies de umbelíferas, que
tienen muy diversas condiciones de vida.
Catálogo de las muscineas de los alrededores de Barcelona
POR
DON ANTONIO CASARES GIL.
Durante estos dos últimos años me he dedicado especial-
mente á recog-er y clasificar las muscineas de los alrededores
de Barcelona, haciendo frecuentes excursiones en unión de
nuestro consocio Sr. Llenas.
La zona recorrida fué el llano comprendido entre los ríos
Besos y Llobregat y los montes Tibidabo ¡y San Pedro, con la
serie de lomas que se extienden en la misma dirección hasta
el Llobregat por un lado y hasta el Besos por otro. Puede
hacerse caso omiso de la montaña de Montjuich, en la que no
328 boletín de LA SOCIEDAD ESPAÑOLA
crecen más que la Cfriinmia orUcularis y alg-unas especies co-
munes de Barhula.
No es favorable ciertamente el clima de Barcelona para la
vida de los musg-os; pues aunque la atmósfera es húmeda no
lo es el suelo, por la poca lluvia que cae. Este año ha sido, sin
embarg'o, excepcional; casi la mitad de los días fueron nubla-
dos, y en todos los meses llovió alg-unos días (5, 4 días al mes
por término medio, con 49,4 mm. de ag-ua), á pesar de lo cual
en Ag'osto el río Besos estuvo seco, el Llobreg-at llevaba poca
ag'ua y el campo aparecía como abrasado. En otros años las
condiciones fueron peores; en el decenio 1887-1896, por ejem-
plo, los días nublados fueron 97,6 al año, los lluviosos 68,1 y
la cantidad de lluvia escasa; meses enteros como los de Julio
del 97 y Agosto del 88 sin caer una sola g-ota de ag'ua, habien-
do llovido un solo día en el mes anterior una escasa canti-
dad (1,7 mm.); únase á esto una temperatura máxima de más
de 37°, y se comprenderá fácilmente que la cantidad total y
el número de especies de muscíneas debe forzosamente ser
escasa. Por esta misma razón, la flora briológica de estos alre-
dedores ofrece un carácter especial; plantas perennes en otros
sitios son anuales y pequeñas en esta zona; otras de fructifica-
ción tardía se presentan estériles; alg'unas, como la Lumilaria
múgaris, aparecen con anterídeos y arqueg-onios en su época,
pero no se desarrolla el esporog'onio por falta de humedad;
y en g-eneral, las especies más abundantes son las propias de
los parajes secos y presentan variedades de adaptación (hojas
aproximadas, variedades incalía, longrpüa, etc.), ó si son pro-
pias de lug-ares húmedos, tienen caracteres, muchas veces,
que indican un exceso de humedad. Esto último, que parece
una contradicción á lo antes dicho, no lo es si se tiene en
cuenta que en el fondo de los barrancos, que siempre conser-
van cierto g-rado de humedad, se cobijan especies perennes
para resistir la sequedad y calor del verano, y cuando lleg-a
el invierno y vuelven á recobrar actividad, tienen que cre-
cer casi aneg-adas; y así, por ejemplo, la FruUania diJatata
presenta á menudo desenrollado el capuchón, ofreciendo al-
g-unas ramas aspecto de Maclotheca. Por estas mismas razones
no se encuentran aquí especies tales como los Pohjtrichum,
que aunque no son muy exig-entes en humedad, no resisten
una extremada sequía ni la sumersión prolong-ada.
DE HISTORIA NATURAL. 329
He revisado los herbarios de musg-os que poseo de Trémols,
Puig'g-arí, Lacoizqueta y Lóseos. Figuran en ellos alg'unas de
las especies que menciono en el catálog-o, recog-idas también
en estos alrededores, y en el herbario de Puiggarí encontré
cuatro especies que yo no he podido hallar, no obstante ha-
berlas buscado con particular empeño. Es posible que no sean
constantes. Doy sus nombres al final del catálog'o.
De las ocho especies de los alrededores de Barcelona que
fig'uran en el Beitrag mr Moosflora wn Spanien, de A. Geheeb,
no me ha sido posible encontrar cuatro. Bien es verdad que
fueron cog-idas en el año 1873 en iug-ares que hoy están urba-
nizados. Doy también al final de este catálogo el nombre de
dichas cuatro especies.
Debo manifestar mi ag-radecimiento al sabio botánico F. Ste-
phani, de Leipzig-, por haberme clasificado alg-unas hepáticas
y revisado las determinaciones que de otras había yo hecho.
HEPATIC.E.
Jungermanniacese.
Southdya tophacea Spruce.— R. Arroyo de Valvidrera.
PlagiocMla intermpta Dum.— RRR. (Estéril). Arroyo de San
Genis Tibidabo). (Clasificada por F. Stephani.)
Mngermannia xeniricosa Dicks.— R. Llano del Llobreg-at, San
Medí.
— didenialal^ees.—C. En los montes.
— minor. Nees. — R. Entre los musg-os del Tibida-
bo. Casi siempre con propágulos.
Calypogeia Tricomanis? Corda, var. p-opagidifera.— R R R. San
Medí.
(El g-énero Cincinulus Dum., fué determinado por F. Stepha-
ni). Sin fruto.
Fadula complánala Dum. , var. 2^'^'opagulifera.—^. En el borde
de los arroyos del Tibidabo. Pierde los propág-ulos en la
época de la floración, como sucede ala mayor parte de las
muscíneas.
Madotheca lemgata Dum.— R. Tibidabo. Estéril.
— platyphyUa Dum.— C. En los montes. Estéril.
Lejeunia serpyllifoUa Libert.— CC. En los montes. Estéril.
330 boletín de LA SOCIEDAD ESPAÑOLA
Frullania dilatata Dum. — R. En los barrancos de los montes.
— Tamarisci Dum.— C C. En los montes.
FossomJjvonia angulosa Raddi. — R. Arroyos de San Genis y San
Juan (Tibidabo).
Pellia cahjcina Nees.— C. En los arroyos.
Aneura ^minatificla Dum.— R R R. Fontg-rog-a.
Metgeria furcata Dum. — R. Tibidabo, Valvidrera, San Medí.
Marchantiaceae.
Líinularia t ul g arí s Háich.—C C. A menudo con anterideos, mas
rara vez con arqueg-onios; no madura el fruto.
Marchantía 'pohjmor'pha L. — C. Llano del Llobreg-at. Con pro-
pág'ulos solamente.
Rehoiillia hemispharica Raddi. — R. Arroyos de San Genis y San
Juan (Tibidabo).
Grimaldia dichotoma Raddi.— R R. Arroyo de San Genis.
Anthocerotaceae.
AntJiocenis dichotomus Raddi. — R. Valvidrera, arroyos de San
Genis y San Medí. (Clasificada por F. Stephani.)
Targioniaceae.
Targionia Jnjpophylla L.- C C. En los montes.
Eicciacese.
Spharocarpus ierrestris Sm.— RR R. San Gervasio.
Üorsinia marchantioides Raddi. —RR. Arroyo de San Genis.
MUSCEI FRONDOSI.
Weisieae.
Weisia mridnia Brid.— C. Tibidabo.
Dicraneae.
Dicranella varia Hedw. — R. Sarria.
— nndulatimi Turn. — RR. Valvidrera, San Medi (es-
téril).
Fissidenteae.
Fissidens incurmis Schw.— C C. Borde de los arroyos.
— decipiens De Notar.— RR. Valvidrera (estéril).
DE HISTORIA NATURAL. 331
Fissidens taxifolius Hedw.— C. Fontg-rog-a, Rabarada, Torrente
de Cañellas, Fructiñca en Febrero.
Trichostomeae.
Tríchostoimim miitaUJe Scbmp. — R. Tibidabo. Fructificado.
Barbula aloides Schmp.— C C.
— mtiralis Hedw. — C C C. Casi siempre var. incana.
— unguiculata Hedw.— C. Tibidabo, San Pedro
— falax Hedw.— R. Tibidabo, Rabarada.
— squarrosa Brid. — C C. A veces fructificada.
— suhilata Pal. Beauv.— R. Valvidrera.
Grimmieíe.
Grimmia apocarpa Schmp. — R. Valvidrera.
— orhicularis Schmp. — C C C.
— imlmnata Smith, var. ¡ongipila.—G. En los montes.
Orthotrichefe.
Orthotriclmm anomalum Hedw.— R R Valvidrera.
Encaíypteíií.
Encalypta miJgaris Hedw. — R R R. Arroyo de San Juan.
Physcomitriese.
Fuñaría calcárea Vahl. — R. R. Valvidrera.
— /i7/gromeirica Hedw.— ce.
Bryese.
Wehera carnea Schmp. — R. Valvidrera.
— Tozeri Schmp.— RR. Fontg-rog-a, arroyo de Cañellas.
Brynni atro-purpiireiim Schmp. — R. Sarria, Orta.
— argenítmi L.— C.
— cajñlare L. — C. En los montes.
Mnium insigne MiiX. (Mn. affine, var. elatum ÓlQ Schamp.)— C.
En los bordes de los arroyos del Tibidabo, Valvidrera y
San Medí.
Bartrainieíe.
Baríramia stricta Brid.— R. Arroyos de San Juan y San Genis.
332 boletín de LA SOCIEDAD ESPAÑOLA
Polytrichiese.
Atrichum imdulatmn Pal. Beauv. — R R R. Foiitgroga.
Fontinaleíe.
Fontinalis Duriaei Scliimp. — R. Acequias del Llobreg-at (es-
téril).
Leptodontete.
Leptodon Smithii Mahr.— R R. Valviclrera (estéril).
Neckerese.
Nechera complanata Hub.— R. Arroyo de Cañellas, Fontgrog'a
(estéril).
Hamalia hisüanica Schmp. — R R. Fontgrog-a, arroyo de Val-
vidrera (1).
Leucodontese.
Pteregonium gracile Scliw. — CC. En los montes. (En Valvidre-
ra fructifican alg-una vez.)
Orthothecicae.
Homalotheciwm sericeum Schmp. — R. Rabarada, Valvidrera.
Brachythecieíe.
Brachytlieciiim rutabnlnm Schmp. — C. Valvidrera, Tibidabo,
San Medí, San Andrés, Orta.
SíirhyncMum circinaiu7n Schmp.— R. Valvidrera (estéril).
— speciosum Schmp.— R. Valvidrera, San Andrés.
— piimümn Schmp.— R. San Medí, Tibidabo (es-
téril).
— Stokessi Schmp. — R. Fontg-rog-a.
— striatum, var. merülionaU Schreb. — R. Fontg-ro-
g-a, Rabasada.
Rhychostegium teneUmn Schmp.— RR. Tibidabo.
— ní5d/ofm(3 Schmp.— Variedades: mugare, hmn-
datiim y proJixum. En los arroyos de los mon-
tes y llanos de Orta.
Thamnium alopecurum Schmp. — R. Fontg-rog-a, Valvidrera.
(1) Sobre la fructificación de esta especie publiqué una nota en el Boletín de la
Sociedad española de Historia natural. Junio, 190-¿.
DE HISTORIA NATURAL. 333
Hypnese.
Hyjmmn cupresifonne — L. C C. Dos variedades de opérculo
puntiag'udo que no corresponden exactamente á ning"u-
na de las descritas por los autores.
Hijpmim purmn L. — C C. Con frecuencia fructificado.
A esta lista hay que añadir las sig'uientes especies encon-
tradas por Puig-g'arí y clasificadas por Geheeb:
Pottia Starkeana Hedw.— Valvidrera.
Bryíim Donianum Grev. — Valvidrera.
Scloropodmm illecebrum Schmp. — Valvidrera.
Euri/nchinm iwíelongiim L. — Valvidrera.
Y las sig-uientes citadas en el «Beitrag" zur Moosflora von
Spanien, von A. Geheeb». «Flora». 1874, n." 33.
Phascum rectum Sin.— Gracia.
Pottia Starckei C. Müller.— Grarcia.
Barlula ambigua Schmp. — Gracia.
Bryíim torquenscens Schmp. — Barcelona.
Notas entomológicas
POR
EL R. P. LONGINGS NAVAS S. J.
X.
A Jgunos insectos de España xmco conocidos.
Al estudiar alg-unos de los insectos de mi colección eché de
ver ciertas particularidades, cuya noticia pueda acaso intere-
sar á los entomólog'os, y sentíme impulsado á redactar esta
breve nota. Poco es lo que con ella ofrezco á la Sociedad; mas
estos lig-eros apuntes podrán contribuir, siquiera en pequeñí-
sima escala, al mejor conocimiento de la fauna entomológica
de nuestra patria.
1. EpMppiger (Callicrania j Seoanei Bol. var. (ceta. nov.
(Ortópt.).
De Ortig'osa (Log-roño) me envió mi buen amig'o D. Melchor
334 boletín de LA SOCIEDAD ESPAÑOLA
Vicente unos ejemplares de E2)Mppiger ó Callicrania que me
lleg-aron vivos. Su gran semejanza con los tipos que poseo de
La Guardia (Pontevedra-P. Rodeles S. J.), Coruña (Bolívar) y
Cang-as de Tineo (Asturias-Flórez) no me permiten la separa-
ción específica, pero á la par ofrecen marcadas diferencias,
suficientes, á mi parecer, para constituir una buena variedad;
las expondré á continuación, dejando el fallo decisivo á otros
más intelig-entes:
1." El tamaño es menor en los ejemplares de Ortig-osa. Hé
aquí las medidas tomadas en el insecto vivo: longitud media
del cuerpo, 25 mm.; de las antenas, 38; del pronoto en la lí-
nea media, 8,5; de los fémures posteriores, 16; del ovis-
capto, 20.
2.^ El color es de un verde de prado muy hermoso en todo
el cuerpo, especialmente en el abdomen, el cual es algo más
oscuro en la cara dorsal y más pálido en la ventral, y á los la-
dos está marcado con una faja amarilla que corre á lo larg-o de
la línea de los estigmas. Los élitros ofrecen una faja amarillo-
rojiza antes del campo marginal, que es rojo violáceo, al me-
nos en parte.
S.** El tuMrculo del vértex, surcado long-itudinalmente, pre-
senta sus bordes elevados por delante á manera de dos crestas
en el tipo, mientras que son aplanados en la variedad, y casi
vienen á continuarse insensiblemente con la frente.
á.'' La quilla del pronoto, vista de lado, está bastante eleva-
da antes del medio en el tipo, con tendencia á la forma de
ángulo obtuso, al paso que es más baja en la variedad, afec-
tando la figura de un arco de círculo de ancha curvatura.
5.* El surco típico del mismo pronoto es más profundo, más
abrupto y recto por detrás en el tipo que en la variedad, en la
cual la metazona forma una pendiente inclinada hacia el surco
y sus extremos laterales.
6.^ La abertura del timimno de la tibia anterior es manifies-
tamente arqueada en el tipo, casi recta en la variedad.
7." Las tilias del primer par poseen una espina después del
medio por encima, como sucede en la Callicrania iiellucida
Bol.; las tibias del tipo solo poseen la espina apical.
8.^ Los cercos del cf son notablemente más aleznados en la
variedad, esto es, la parte delg-ada apical mucho más larga
que la basilar ó gruesa. Semejantemente los cercos de la 9pa-
DE HISTORIA NATURAL. 335
recen más súbitamente adelg-azados en la variedad que en
el tipo.
9." La lámina infra-anal del cf ofrece la escotadura más
truncada ó recta en el fondo que en la variedad, más redon-
deada en el tipo, etc.
El canto ó estridulación del ¡^ es muy sing^ular y distinta de
cuantas he oído. Compónese de una serie de sonidos rápidos á
la que sig-uen unos cuantos aislados, por lo común cinco. El
intervalo de una estridulación á otra aveces es larg*o, de ordi-
nario excede la duración de un minuto. Entre 50 estridula-
ciones anotadas, las 25 tenían cinco sonidos al final, solo una
dos y ning-una pasó de seis.
2. Sciriohmius lusitanicns Bol. (Ortópt.).
Citado de Portug-al (Bolívar, Catálog-o sinóptico) y descrito
solo el (/. Poseyendo de Málag*a dos ejemplares Q 9 que me
envió el P. Risco S. J., apuntaré alg-unas particularidades:
Las dimensiones son las sig'uientes: long-itud del cuerpo^
25 mm.; del pronoto, 7; de los élitros, 3; de los fémures poste-
riores, 28; del oviscapto, 18.
El color g-eneral es terroso ó rojizo; vértex con faja pardo-
oscura, que se continúa á lo larg*o del occipucio; pardo el pro-
noto, excepto en el marg-en lateral, que es pálido; cuatro pun-
titos oscuros en la frente, uno en cada mejilla, varios en los
fémures y tibias de los dos primeros pares y una mancha del
mismo color prolongada ó elíptica en el borde superior del
tercer fémur, junto á su articulación coxal.
En la parte inferior del fémur posterior, á lo larg'O del borde
interno, existen tres espinas neg-ras manifiestas y otras tres
manchitas neg-ras tuberculiformes.
La placa infra-anal está profundamente escotada; sus lóbu-
los prolong-ados en triángulo con la punta roma; la porción
basilar de la misma placa con quilla longitudinal en medio, no
entera, viniendo á terminar en su principio en un surco obli-
cuo de cada lado.
Málaga, Agosto de 190L
3. Stauronotíis crassiusculus Pant. (Ortópt.).
Son dignos de notarse dos ejemplares de esta especie que
poseen los órganos del vuelo más largos que el abdomen, hallados
en Chamartín de la Rosa (Madrid) en Junio de 1899 y 1901. No
pude hallar más ejemplares de la misma especie en la citada
336 boletín de LA SOCIEDAD ESPAÑOLA
localidad en más de dos años, siendo así que abundan en ella
los onaroccamis y drevicollis.
A primera vista puede parecer la forma una hibridación,
mas remitido un ejemplar al P. Pantel reconoció al punto su
especie.
Tampoco constituye variedad propiamente dicha, por cuanto
estaría basada en un carácter único, indicado ya como varia-
ble en la descripción orig-inal. Por ella efectivamente se dice
que las venas radial posterior y ulnaria anterior tienen una
conformación muy inconstante, ya bifurcándose, ya permane-
ciendo simples, el cual carácter tiene relación con el desarrollo
del órg-ano.
Puede, por consig-uiente, decirse que en esta especie es
poco definido el g-rado de desarrollo de los órg-anos del vuelo,
lo propio que algunos pormenores de la venulación enlazados
con el mismo.
4. LaMa minor L. (Ortóp.)
Especie muy interesante, de la cual dice el Sr. Bolívar (Ca-
tálogo sinóptico): «Debe hallarse en toda la Península, aun
cuando solo ha sido citada de alguna que otra localidad. En
Madrid ha sido cogida por el Sr. Cazurro. Es frecuente encon-
trarla volando en días cálidos». De la misma escribe el señor
Brunner (Prodromus): «Vuela en los días calurosos del verano».
Para completar estos datos geográficos y biológicos puedo
añadir los siguientes:
1.° La he cogido, siempre al vuelo, en tres localidades: en
Gijón (Asturias), ó, mejor dicho, en la colinita de Somió, ca-
mino del santuario de la Providencia; en el pinar de Chamar-
tín de la Rosa (Madrid), y recientemente en las orillas del
Ebro (Zaragoza), en una breve excursión entomológica que
verifiqué con nuestro consocio D. Emeterio Coscolla.
2.° La hora de la captura fué las tres veces hacia las tres
de la tarde, pero la época del año algo diferente: mediados de
Agosto en Gijón, 10 de Octubre del presente año en Zaragoza
y 17 del mismo mes del año 1900 en Chamartín.
3." La temperatura es de presumir fuese la correspondiente
á las citadas localidades y épocas, que no tuve cuenta exacta
con ella; la máxima del 10 de Octubre del año actual en Zaragoza
no alcanzó á 18° C. en el termómetro del colegio del Salvador.
BOLKTÍ N
SOCIEDAD ESPAÑOLA DE HISTORIA NATURAL
Sesión del 3 de Diciembre de 1902.
PRESIDENCIA DE D. FEDERICO OLORIZ.
El Secretario leyó el acta de la sesión anterior, la cnal fué
aprobada.
— El Sr. Artig-as pidió se hiciese constar que lo leído por él
en la sesión anterior no fué una comunicación del Sr. Presi-
dente de la Comisión forestal, sino una carta suya dirigida
al Sr. Presidente de esta Sociedad, manifestando, entre otros
extremos, que por encarg-o del limo. Sr. Presidente del Con-
sejo forestal, tenía el g-usto de remitirle una fotografía del
busto en bronce de D. Máximo Lag'una. Debe cambiarse tam-
bién al final del mismo párrafo del acta la expresión «dicha
Comisión» por la de «dicho Consejo».
Admisiones.— Quedaron admitidos como socios numerarios:
D. Eug-enio Ferrer, Profesor de la Escuela de Industrias de Ta-
rrasa, presentado por D. Ignacio Bolívar, y el Seminario Con-
ciliar de Orihuela. que lo había sido por D. José Martínez
Pacheco.
— El Sr. Bolívar propuso se admitiera el paso, sin nueva pre-
sentación, de socio agregado á numerario solicitado por el
Sr. Vila Nadal, de Santiag-o, quedando así acordado.
El mismo Sr. Bolívar indicó que cesando por causas ajenas
á su voluntad de ser socio numerario el Sr. Lo Blanco, de Ña-
póles, podría nombrársele correspondiente extranjero en aten-
ción á sus merecimientos científicos, y á haber formado parte
durante bastante tiempo de nuestra Sociedad, cuya proposi-
ción fué aceptada.
La Sociedad quedó enterada de que la Facultad de Ciencias
T. II. -Diciembre, 1902. 22
338 boletín de LA SOCIEDAD ESPAÑOLA
de Santiag'o debe fig-urar en la lista de socios por su Cátedra
de Historia Natural. Fueron presentados como socios numera-
rios, quedando pendientes de admisión para la próxima sesión,
la Compañía de Tabacos de Filipinas y la Facultad de Ciencias
de Oviedo.
Correspondencia.— Se dio lectura á una esquela de la Socie-'
dad entomológ-ica de Bélg-ica, participando el fallecimiento de
su Presidente M. Pierre-Jules Tosquinet, acontecido el 28 de
Octubre útimo, á los 78 años de edad, acordándose asociarse
al sentimiento que embarg-a á la referida Corporación por la
pérdida de tan disting-uido sabio.
— El Secretario dio á la Sociedad la triste noticia del falleci-
miento de D; José M. Pieltain y Bartoli y D. Marino Dávila,
nuestros consocios, que dejan un sensible vacío en nuestra
Corporación por sus condiciones personales y por su cultura
y afición á los estudios científicos.
— Nuestro consocio el Sr. Silva Tavares, de San Fiel (Portu-
g-al), participa la noticia de haber comenzado á dar á luz una
nueva publicación científica bajo el nombre de Broteria, para
la que solicita el cambio, acordándose pasara, como es costum-
bre, á informe de la Junta directiva.
— El Sr. D. Melchor Vicente, de Ortig-ueira (Log"roño), da
gracias por su nombramiento de socio numerario, y el doctor
G. Delacroix por el de socio correspondiente extranjero; ig-ual-
mente las dan los Sres. Dr. Ph. Francois, de París; Dr. Alabern^
de Port-Bout, y M. E. Pacault, de Banyuls-sur-mer.
Proposiciones. — A propuesta del Sr. Bolívar se acordó cons-
tase en el acta la felicitación de la Sociedad á nuestro colega
D. Pedro Moyano, Secretario de la Sección de Zarag-oza, por la
distinción que ha obtenido por sus publicaciones en el Con-
greso-Certamen de Ganadería, celebrado últimamente en Va-
lencia, en el que le ha sido concedida la medalla de oro, única
y mayor distinción que allí se ha otorgado.
— Se dio cuenta del acuerdo tomado por la Junta direc-
tiva de entregar á los señores socios admitidos en este año
el tomo I del Boletín de nuestra Sociedad, en compensa-
ción del tomo xxx de los Anales; la Junta ha tomado este
acuerdo creyendo será más grato á dichos socios poseer la
DE HISTORIA NATURAL. 33P
colección del Boletín desde el tomo i que no un tomo suelto
de los Anales, que es el último de dicha publicación, puesto
que el año próximo ha de comenzarse la serie de las Me-
morias.
Comunicaciones verbales. — El Sr. Rodríg-uez Mourelo, en cum-
plimiento del encarg-o que le dio la Sociedad, leyó un trabajo
necrológico referente á D. José Macpherson , por el que fué
felicitado por los señores presentes, acordándose, á propuesta
del Sr. Vázquez Fig-ueroa, que apareciese en el próximo nú-
mero del Boletín, para que su publicación no se demore como
ocurriría insertándose en las Memorias.
— El Sr. Hierro (D. Fibicio) envía una seg-unda adición al
«Catálog-o de plantas espontáneas de Carrión de los Condes»,
que se acordó pasara á la Comisión correspondiente.
— El Sr. Blanco dio lectura á continuación á una noticia bi-
bliog-ráfica sobre una obra de arqueología, protohistoria y
etnografía, publicada por D. Elias Gag-o.
El Sr. Artigas dijo convendría se enviara al autor de di-
cho trabajo un ejemplar del número del Boletín en que apa-
rezca la noticia bibliográfica leída por el Sr. Blanco, y que se
le comunique haber visto con interés sus estudios científicos y
y sus trabajos desinteresados de exploración.
El Sr. Font añadió que el hecho de encontrarse restos de
época romana con otros de carácter prehistórico que indica el
autor en la región leonesa no es nuevo, y él mismo había
visto en cuevas de las provincias de Gerona y Barcelona va-
jilla romana mezclada con instrumentos protohistóricos , que
declaran la existencia de pueblos en estado primitivo todavía
durante la época de aquella civilización.
—El Sr. Calderón dijo que vio con interés las enmiendas y
adiciones que el Sr. Aranzadi había leído en la sesión última
de Barcelona á su nota sobre voces castizas de hidrología geo-
lógica, observaciones que aceptaba sin reserva y las tendría
en cuenta para cuando hiciese un trabajo más completo sobre
el mismo asunto, y terminó encareciendo al mismo Sr. Aran-
zadi, como á los demás señores socios, que recojan más pala-
bras españolas geológicas y geográficas, aunque sean pura-
mente locales.
—El Sr. Díaz del Villar presentó un trabajo de D. Calixto
340 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA
Tomás, de Córdoba, titulado «Contribución al estudio de la
Anatomía filosófica. Ley de la monog-astria», el cual se acordó
pasara á examen de la Comisión de publicación.
Secciones.— La de Sevilla celebró sesión el 30 de Noviembre
de 1902, bajo la presidencia del Sr. Ferrand.
— El Sr. Crú presentó un ejemplar de Hydroclielidon fissi-
2)esL., /umarell, cazado en la Albufera, caso de albinismo
completo, bastante raro en España.
— El Sr. Miquel presentó dos ejemplares de un equinodermo
fósil procedente del terreno cretáceo (áptico) de Morella, leyen-
do una nota que pasó á la Comisión de publicación, así como
otra bibliog-ráfica del Sr. Barras.
También presentó el Sr. Miquel alg-unos ejemplares de ro-
cas procedentes de Sierra Morena.
— La de Zaragoza celebró sesión el 26 de Noviembre de 1902,
bajo la presidencia de D. Hilarión Jimeno.
— El Sr. Presidente manifestó que correspondía tratar, con-
forme á Reg'lamento, de la desig-nación de señores que deben
formar la Junta directiva para el próximo año, siendo pro-
puestos: Presidente, D. Pedro Ramón y Cajal; Vicepresidente,
D. Pedro Aramburu; Tesorero, D. Félix Gila y Fidalg-o; Secre-
tario, D. Pedro Moyano y Moyano, y Vicesecretario, D. Juan
Pablo Soler y Carcellerj y así se acordó por unanimidad. Se
convino en que el presupuesto para el año próximo fuera de
35 pesetas.
— Después el Sr. Coscolla enseñó unos huesos humanos re-
cogidos en la antig-ua Bílbilis, prometiendo hacer un estudio
detenido de ellos con el Dr. Borobio,
Terminada la lectura de las actas de las Secciones, el señor
Presidente, que lo era en aquel momento D. Zoilo Espejo por
haber tenido que ausentarse el Sr. Olóriz, propuso la aprobación
del presupuesto acordado por la Sección de Zarag-oza, como lo
fué en efecto, y los Sres, Secretario y Bibliotecario leyeron las
memorias reglamentarias respectivas sobre el estado de la
Sociedad, que como es costumbre se insertarán en el acta de
Enero próximo. El Sr, Tesorero leyó el sig-uiente resumen del
estado de Tesorería.
DE HISTORIA NATURAL. 341
Estado de los ingresos y gastos de la Sociedad española de Historia
natural, desde 1.° de Diciembre de 1901 á 30 de Noviembre de 1902.
INGRESOS.
PESETAS.
Saldo á favor de la Sociedad en 30 de Noviembre de 1901 553,52
Recaudado por cuotas corrientes 4.718,50
Id. por cuotas adelantadas para 1903 75
Id. por cuotas atrasadas, según detalle adjunto 671
Id. por suscripciones 280,50
Id. por venta de publicaciones á varios socios, según detalle adjunto. 124
Id. por gastos cobrados de tiradas aparte 1:^4,75
Total (j. 557,27
GASTOS.
Abonado por papel para el Boletín y los Anales 988,90
Id. por impresiones y tiradas aparte de los mismos 2.933,70
Id. por láminas y grabados 565,65
Id. por haberes del dependiente 480
Id. por gastos de correos y envíos de Boletines y Anales 284,64
Id . por gastos menores y presupuestos de las Secciones 423,75
Total 5.676,64
RESU MEN .
Suman los ingresos 6.5.37,27
Id. los gastos 5.676,64
Saldo á favor de la Sociedad en 1.° de Diciembre de 1902.. 880,63
A propuesta del Sr. Presidente fueron desig-nados para el
examen de dichas cuentas los Sres. D. Jorg-e Lauffer, D. Ang-el
Cabrera Latorre y D. Abelardo Bartolomé del Cerro.
Suspendida la sesión por algunos minutos se procedió á la
elección de carg-os para el año próximo, dando el sig'uiente
resultado:
Junta Directiva pai'a 1903.
Presidente: Excmo. Sr. D. Zoilo Espejo.
Vicepresidente: D. José Rodrig-uez Mourelo.
Tesorero: D. Ignacio Bolívar y Urrutia.
Secretario: D. Salvador Calderón.
342 boletín de LA SOCIEDAD ESPAÑOLA
Vicesecretario: D. José María Dusmet y Alonso.
BiMiotecario: D. Rafael Blanco y Juste.
Viceiesorero: D. Antonio García Várela.
Comisión de publicación.
D. Francisco de P. Martínez y Sáez.
D. Germán Cerezo y Salvador.
D. Florentino Azpeitia y Moros.
Comisión de catálogos.
D. Gabriel Puig- y Larraz.
D. Blas Lázaro é Ibiza.
D. Federico Gredilla y Gauna.
D. José María Dusmet y Alonso.
D. Juan Manuel Díaz del Villar.
D. Enrique Pérez Zúñig-a.
D. Ang-el Cabrera Latorre.
Notas y comunicaciories.
DON JOSÉ MACPHERSON
Noticia necrológica
POR
D. JOSÉ RODRÍGUEZ MOURELO.
Triste año el que corre para la ciencia española; apenas co-
menzado, la muerte nos arrebató á D. Máximo Lag-una, y su
último tercio señálase por la de D. José Macplierson, Nuestra
Sociedad de Historia natural está muy especialmente de
duelo por la pérdida de dos de sus más ilustres miembros, que
fueron ambos sus Presidentes, diéronle g'enerosos las primicias
de sus trabajos meritísimos, dedicáronle lo mejor de sus orig-i-
nales investig'aciones, g-uiáronla con sing'ular pericia y enca-
mináronla por los senderos que habían de conducirla á estos
presentes tiempos de prosperidades y bienandanzas. En La-
g-una parecían condensarse las g-loriosas tradiciones de la Bo-
DE HISTORIA NATURAL. 313
tánica española, hermanadas de admirable modo con las no-
tísimas ideas transformistas; era natura.lista al modo de Cava-
nilles, versado en muy variadas disciplinas, eleg-antísimo
escritor é inspirado poeta, que así completaba el más bello
pensamiento de Heine, como en rima castellana ponía los con-
ceptos de Gfjethe: montes y plantas llenaron su vida; no tuvo
otro amor que el santo amor de la Naturaleza, cuya divina
dulzura en su carácter reflejábase á maravilla, y diríase que la
nativa bondad de aquel sentimiento provenía ó era trasunto
suyo perfectísimo. En Macplierson resurg-ía la antig'ua tenaci-
dad emprendedora de las mayores cosas; estas flores de las pie-
dras, que son sus cristalizaciones, fueron el objeto de sus pre-
ferencias; trazó la historia y las vicisitudes de nuestras mon-
tañas; hízonos asistir á las evoluciones de la tierra nativa; con
férrea voluntad indag-ó las causas de ellas, y durante su vida —
tan noble, tan honrada y tan buena, cual no hubo otra — ocu-
póse en inquirir la de las rocas, describiéndola en términos
sencillos que tienen mag-nífica fuerza expresiva.
Fueron dos amadores de la Naturaleza; supieron sentirla, y
de este amor y de este sentimiento son fruto sus memorables
investig-aciones: ella sirvióles de norma en la vida, á su ley
obedecieron, por eso fueron buenos y si vale la expresión, para
encarecer sus virtudes, verdaderos santos laicos deben ser con-
siderados.
Llevóse la muerte á los mejores; mas ni su recuerdo, ni su
enseñanza, ni su ejemplo saldrán de entre nosotros, que en
esta Sociedad española de Historia natural, nuestra verda-
dera familia científica, vivirán siempre como molde y g'uía
para todos, y nunca dejará el afecto de recordar á aquellos
amig-Qs excelentes, á aquellos maestros insigmes, á quienes so-
mos deudores del más respetuoso cariño: tuviéronlo en vida, y
lo que después de ella queda, lo que hay de indestructible, su-
perior á las míseras transformaciones de la materia, lo perma-
nente, que se traduce en las aspiraciones hacia el bien y la ver-
dad, por cuya causa tanto hicieron nuestros llorados compañe-
ros, está con nosotros, vive aquí mismo, animándonos á pro-
seg^uir esta obra de cultura, á la cual g-randemente contribu-
yeron el que mejor representaba la ciencia de las plantas, el
mejor cultivador de la ciencia de las rocas.
Sus amores por los veg-etales impulsaron á Lag'una hacia el
344 boletín de LA SOCIEDAD ESPAÑOLA
estudio de la Botánica, acerca de cuyos conceptos generales
dejónos g-allarda muestra en las dos famosas conferencias ex-
plicadas en el Ateneo de Madrid, conforme lo es de sus talen-
tos de investigador la mag-na obra de la Flora forestal de Es-
paña. En el grandioso espectáculo de las montañas, cuyas fan-
tásticas siluetas, destacándose vigorosas en el cielo azul, tantas
cosas semejan y tan variadas se presentan; la diversidad de
sus pétreos elementos, sus cortes y accidentes, maravilloso
libro donde su historia aparece g'rabada, en cada uno con una
señal distinta, testigo de las fases de su evolución y de su vida;
las formas de los cristales y sus agrupamientos, que tanto re-
cuerdan las formas de las flores, todo este grandioso y magní-
fico conjunto de la Naturaleza con las infinitas apariencias de
la vida, sentido y recogido por un espíritu tan superior y ex-
quisito como era el de Macpherson, ha sido el móvil y origen
de sus trabajos, ya se refieran al acopio y descripción de los
mejores materiales para nuestra gea, ya abarquen el conjunto
de sus transformaciones en el tiempo, de lo cual es muestra
de inapreciable valor el último de sus trabajos en nuestros
Anales publicado.
En el homenaje que el cariño y el respeto tributan á su me-
moria, paréceme que sus nombres han de unirse de alg'una
manera, según era semejante el modo de pensar y trabajar- de
ambos, paladines de la verdad, maestros de la ciencia, inves-
tigadores de la Naturaleza. Así en el mismo sentimiento une
mi afecto á Laguna y á Macpherson, cuya pérdida, bien puedo
decirlo, ha sido una verdadera desgracia nacional: eran délos
pocos lazos que al mundo científico nos uneh, y por la comuni-
dad de sus ideas, la semejanza de sus talentos y hasta la de
los métodos de trabajo, hay entre ellos muchos puntos de con-
tacto; además, y esto ya me. toca personalmente, túvolos siem-
pre por guía y maestros, profesáronme su amistad, ayudáron-
me con su ejemplo, diéronme iguales consejos cuando los hube
menester, de ellos aprendí, y en su paternal cariño hallé no
pocos consuelos; por eso mezclo sus nombres queridos, y al
pretender hablar de Macpherson he comenzado hablando de
Laguna.
De mucho tiempo atrás datan los estudios g'eológicos y mi-
neralógicos en España. Sin traer á cuento, para demostrarlo,.
DE HISTORIA NATURAL. 345
las instrucciones dadas á los capitanes que iban al Nuevo
Mundo, contenidas en el famoso Memorial de Alonso de Santa
Cruz, las circunstanciadas Relaciones de las cosas de Indias,
las mag-níficas investig-aciones del gran médico toledano Fran-
cisco Hernández, todavía sin publicar, y los numerosísimos
datos en que hubo de apoyarse Alvaro Alonso Barba, tratando
de los minerales de la plata; viniendo á tiempos más moder-
nos y pasados aquellos en que Sande inquiría las relaciones
del terreno con las ag-uas minerales de España, encontramos
formado un medio científico en lo que á la Mineralog-ía y á la
Geolog'ía atañe, y á la continua advertimos que, g-entes muy
doctas y avisadas, consagráronse á la descripción de rocas y
minerales, log-rando hacer útilísimos y muy celebrados descu-
brimientos, los cuales fueron punto de partida de los estudios
predilectos de Macpherson, y á ellos consagTÓ su actividad y
sus talentos.
No recibimos esta vez el impulso de fuera, sino que por te-
ner vivas las nacionales tradiciones, se aumentaron y eng-ran-
decieron en épocas recientes con los mejores trabajos, producto
de labor incesante. Dirig-ida fué en varios sentidos: primero la
obra individual de investig-ación, lueg'O la colectiva ya orga-
nizada y después la educadora y de enseñanza; mas todo ello
hízose á un tiempo y todo fué completándose hasta formar el
conjunto de la Geología y la Mineralog-ía de España, cuyas
ciencias hemos visto desarrollarse en g-ran parte en la serie de
nuestros Anales. Recordaré los meritísimos estudios de Au-
g-ulo, del Río y Elhuyar, que comienzan la serie de los investi-
g-adores, y sobre todo la inag-nífica]\Iemoria de la «Descripción
g-eolüg-ica de la provincia de Madrid», verdadero modelo en su
g-énero, obra insig-ne del g-ran g-eólog-o D. Casiano de Prado; á
la misma categ-oría pertenecen los trabajos admirables que
llenaron la vida de otro sabio español, bien conocido y mejor
juzg-ado en el extranjero, nuestro Presidente y amig-o de to-
dos, D. Federico de Botella y de Hornos. También presidió la
Sociedad española de Historia natural el org-anizador de la
Geología española, D. Manuel Fernández de Castro, cuyo nom-
bre va unido á una obra de excepcional mérito é importancia,
realizada ya por la Comisión del Mapa Geológico, en cuyo Bo-
letín y Memorias hay reunidos copiosos y excelentes materia-
les, y cuyo Mapa, ya hace años publicado, honra es del Cuerpo
316 boletín de la SOCIEDAD ESPAÑOLA
de Ingenieros de Minas. Y respecto de la enseñanza, buena me-
moria ha dejado la de D. Donato García, y todos hemos conoci-
do los entusiasmos y los amores que en ella puso el veterano
D. Juan Vilanova, benemérito de nuestra Sociedad, su Presi-
dente un día, siempre el más asiduo y laborioso de sus miem-
bros, á quien debo la para mí altísima honra de contarme en-
tre vosotros. Que no fué perdido el trabajo docente, se demues-
tra en la manera admirable cómo en muchas cátedras se en-
señan la Mineralog-ía, la Geologúa y la Paleontología, y en los
numerosos adeptos é investigadores de las ciencias naturales
que en ellas se han formado.
Reducido á sus términos esenciales, tal fué el medio en el
cual Macpherson desenvolvió sus excepcionales talentos; su
carácter acomodábase á maravilla á semejante linaje de estu-
dios, y era de los contados hombres que, pensando alto y sin-
tiendo hondo, aciertan á encontrar campo adecuado en el cual
sus facultades adquieren completo desarrollo. Muchas veces,
en las tardes invernales, cuando el sol declina tiñendo de púr-
pura los celajes, iluminando con rojizos resplandores las ne-
vadas crestas de la vecina sierra, he contemplado el mag-nífico
espectáculo del Guadarrama; mi memoria recordaba al amig'O
y al maestro, de quien aprendí á sentir su g-randeza estudiando
la formación, los accidentes y los fenómenos de aquella masa
de montañas; ahora, cuando las miro en estas tardes de otoño,
ocúrreme también recordar al perdido amig'O, y viendo de una
vez su existencia y su carácter, considerando el conjunto de
su obra, ocúrreme compararle con aquella sierra, bien cerca
de la cual descansan sus restos. Como ella ha sido g-rande de
corazón, fuerte en sus convicciones; si formado de dura roca
para resistir, bueno como la roca misma, madre de admirables
tesoros. Y por feliz contraste, tierra acaso formada de aquella
montaña cubre la fosa de Macpherson, de aquella montaña que
es como cosa suya, porque, bien puedo decirlo, D. Casiano de
Prado y D. José Macpherson son los verdaderos descubridores
de la hermosísima é incomparable Sierra de Guadarrama.
Hubo un pintor en España, el primero en copiar la verdad
de la Naturaleza con su poesía sublime; fué D. Carlos Haes:
entre sus estudios admirables, muchos hay de rocas y cortes
de terrenos, tan verdaderos que en ellos se puede estudiar
Geolog'ía. ¿No es cierto que leyendo una de aquellas descrip-
DE HISTORIA NATURAL. 347
ciones de Macpherson tan sencillas, desnudas de todo aparato,
en las que nada sobraba ni faltaba, y era todo preciso y exac--
tísirao, podría Haes pintar uno de aquellos estudios famosos,
indicando con notas de color los repliegues del terreno ó los
manchones que acusan en determinados casos las épocas y
vicisitudes de la formación de las rocas?
Buscando las razones de esta superioridad intelectual y de la
calidad tan de primer orden de cuantos trabajos ha realizado
Macpherson durante su vida, creo hallarla en que poseía y cul-
tivaba con exquisitos cuidados el verdadero sentimiento de la
Naturaleza, aquel sentimiento de la Naturaleza que en g-rado
tan elevado poseyó Goethe, el que tuvieron Lamarck y Darwin.
Acudo al testimonio de cuantos le acompañaron en sus excur-
siones, de los que le vieron investig-ar en el terreno ó advirtie-
ron la mirada de sus ojos azules animarse con el entusiasmo,
contemplando ó describiendo los g-randes espectáculos de la
Naturaleza; recordad si no cómo relataba las sublimidades del
último eclipse total de Sol.
Que el sentimiento de la Naturaleza era el primordial móvil
de sus investig-aciones, que por verdadero amor á ellas se con-
.sagraba, se denota en la sencillez de sus medios de trabajo y
en aquel necesitar de bien poco material para realizar muy
g"randes cosas, y en ello nadie le aventajó. No buscaba la glo-
ria del descubrimiento por ambición de brillar en el mundo,
pues no es conocido sabio más desinteresado, ni le placía el
aplauso de las muchedumbres. Cuando solo una vez habló en
público, explicando con maravillosa sencillez las causas de los
terremotos de Andalucía, movíale alg-o mucho más elevado;
amador de la Naturaleza, sentía sus encantos, y atraído acaso
por aquella armonía de sus transformaciones, dióse á estu-
diarlas inquiriendo la vida de la madre de la vida, y se dirigió
precisamente á aquello considerado muerto ó inerte, atraído
por la sublime grandeza de su continuo mudar, de sus cambios
perennes, en los cuales está contenido el génesis de lo impro-
piamente llamado inorgánico, como si algo pudiera existir
que no fuese organizado. Parece que las rocas y sus ele-
mentos acércannos más á otros mundos, quizá formados de
iguales materiales, y nos aproximan mejor á lo grande y
magnífico del sistema planetario; al cabo contienen, sostie-
nen y han producido, en el tiempo, la indefinida variedad de
318 boletín de la SOCIEDAD ESPAÑOLA
seres y la incontable muchedumbre de las formas de la vida.
Así vemos que encamina sus estudios á la investigación del
conjunto y de los pormenores: no considera la roca ó el terre-
no aislados, sino como partes de un sistema ó conjunto supe-
rior, á modo de órganos de un ser g-ig-antesco; mas lueg'o en
cada uno reconoce sus elementos constitutivos, homog-éneos ó
heterog'éneos, y siendo g-eólog-o hácese cultivador de la petro-
g-rafía, cuya ciencia, ya tan adelantada, introdujo en España
con su propia labor. Otra manera de los elementos de las rocas
son los minerales, y fueron ellos el primer objeto de sus traba-
jos, habiendo escrito para determinarlos un libro que, aunque
obra de juventud, es el primero compuesto en español que en
tales cosas se ocupa. Por ventura la vida científica de Macpher-
son comienza en un libro elemental de Mineralogía y termina
con otro libro del mismo carácter el Manual de Geología, ver
dadera obra maestra, y son casi los dos únicos trabajos que
hizo expresamente con carácter de enseñanza, aunque el con-
junto de sus investigaciones sea educativo y tenga la nota do-
cente por principal excelencia. Interesábale también el medio
en que la tierra vive y sus influencias en las transformacio-
nes de las rocas, é investig-a las vicisitudes de la atmósfera,
llegando á efectuar un conjunto interesantísimo de metódicas
y bien relacionadas observaciones meteorológicas, que pueden
servir de modelo. Preocúpanle los medios de investigar, y en
su afán de extenderlos y aplicar á ellos los procedimientos
modernos, perfecciónase en el arte de la fotografía, consigue
hacerse maestro y lo emplea, de aquella manera tan original y
acabada, en el estudio de la Geología de su querida Sierra de
Guadarrama, y llevado de sus aficiones artísticas, logra mag-
níficas pruebas de conjuntos y detalles de nuestros más famo-
sos monumentos arquitectónicos.
Laborando en tal guisa, en el medio á sus facultades apro-
piado, realizó un gran trabajo individual, hizo su parte en el
colectivo, contribuyendo desde sus principios al mayor es-
plendor de la Sociedad española de Historia natural, y fué
el mejor maestro enseñando con el ejemplo de su laboriosidad
y realizando una obra educativa y civilizadora, cuya impor-
tancia es notoria.
Menester será reconocer en la obra de Macpherson estas dos
características que, en mi sentir, provienen de su modo de
DE HISTORIA NATURAL. 349
amar y sentir la Naturaleza, y son: la sencillez de los medios
de investig-ación, trasunto acaso de la misma sencillez de los
métodos y de las leyes naturales, y la orig'inalidad de su pen-
samiento y de sus descubrimientos; cierto que toda su la-
bor está informada por la doctrina transformista, en la cual tie-
ne su lug-ar la de la continuidad, que ha creado la moderna
Geología; mas lo que hizo Macpherson fué precisamente aplicar
y hacer práctica la teoría en campo tan vasto como es el que
ofrece la g'ea española, conforme se nota en sus estudios acerca
de la estructura de la Península Ibérica, en los apuntes petro-
g-ráficos de Galicia y cuantas observaciones hizo referentes al
terreno arcaico, así trataran de su probable orig-en, ó se limi-
taran á determinados pormenores. Y esto mismo demuestra el
carácter científico de nuestro llorado amig-o; es, ante todo, hom-
bre de su tiempo; forma sus convicciones en el estudio, y la
misma severidad de su conciencia y de su vida ejemplar pare-
cen ser consecuencia de la observación constante de la Natu-
raleza y de la investig-ación de sus maravillas.
Van por distintos caminos las modernas iuvestig-aciones es-
pañolas referentes á los distintos ramos de la Historia natural;
mas de preferencia encamínanse hacia la parte descriptiva,
que es meritísimo trabajo. Esto se explica por la necesidad de
acopiar materiales con acierto ordenados, formando como el
inventario de las cosas naturales: minerales, plantas y anima-
les propios de España, conociéndolos por menudo, relacionán-
dolos unos con otros, para saber lueg-o cómo se han producido
y cuáles son las leyes de sus cambios y transformaciones. Tal
ha sido y es aún al presente la labor principal de los natura-
listas españoles, y en la descripción ordenada de los seres in-
vierten su trabajo, produciendo monog-rafias, muy notables á
veces, conforme demuéstralo el aprecio en que las tienen
propios y extraños y el afán con que son buscadas.
Productos de esta labor ordenada, metódica, llevada á cabo
con admirable perseverancia y redoblada tenacidad durante
la última parte del sig-lo pasado, se encuentran mag-uíficos en
los treinta tomos de nuestros Anales, en el Boletín y en las
Memorias de la Comisión del Mapa g-eológñco; con tales mués-
350 boletín de la SOCIEDAD ESPAÑOLA
tras, imposible es neg-ar la existencia de un movimiento cien-
tífico español, siquiera por su misma índole acaso no trans-
cienda al g-ran público y haya de circunscribirse á los límites
de nuestra Sociedad y á alg-unos pocos más centros de cultura,
cuyo principal objeto es la pura y desinteresada investig*ación
científica. Estos caracteres tiene, á lo que entiendo, la obra de
Macpherson; sn entendimiento superior, su voluntad firme, la
propia austeridad de su vida, púsolos al servicio de la ciencia;
en la observación sobre el terreno y en su propio medio de los
seres naturales halló su actividad, nunca cansada, adecuado
entretenimiento; hizo mucho y todo ello orig-inal; vivió, si así
puede decirse, la historia de las rocas, y acertó á disecarlas
hasta sus primeros elementos, describiéndolas con maravillo-
sa concisión, sin parar mientes en la manera del leng-uaje,
buscando en él tan solo las palabras que más gráficas y expre-
sivas le parecían, ahorrando frases para no perjudicar la idea,
en lo cual parecía seg-uir al mayor de los naturalistas habidos,
modelo de observadores y modelo de concisión; pues en pun-
to á escribir dando cuenta de sus descubrimientos en contadas
líneas, bastante semejanza hay entre los escritos de Macpher-
son y los de Darwin, que acaso fueron su g-uía.
Gran observador de la Naturaleza, sagacísimo en el arte de
los descubrimientos, dotado de la insig-ne cualidad de abarcar
el conjunto y el pormenor al mismo tiempo, no podía satisfa-
cer al naturalista por completo el conocimiento del detalle; ni
la labor puramente descriptiva, tan necesaria y valiosa, era
suficiente para su intelig'encia, y así de cuando en cuando re-
g-alábanos con alg"unos artículos admirables, en los cuales ex-
ponía con la sencillez de siempre las orig-inales ideas que sus
propios trabajos de investig-ación le sug-erían.
Intentando clasificar dentro de la total y vastísima obra de
Macpherson lo correspondiente al conocimiento de pormeno-
res y acopio de datos ó materiales para la Historia natural de
España, y lo que á ideas g-enerales atañe, se experimenta en se-
guida una gran dificultad, y es que sus descripciones, resul-
tando breves y compendiosas, ceñidas al objeto investig-ado y
nada más, están llenas de magníficas ideas originales, contie-
nen siempre algo superior al dato escueto, muchas veces ape-
nas formulado en contadas palabras; es como aquellos artis-
tas que haciendo cuadros pequeños pintan siempre en grande.
DE HISTORIA NATURAL. 351
La mayor obra del profesor Tyndall es, sin duda, su libro del
calor; allí no hay una sola fórmula, ni jamás aparece el cálcu-
lo; es seguro, sin embarg-o, que para escribir aquella obra
hiciéronse muchas fórmulas y se desarrollaron muchísimos
cálculos; alg-o semejante es de observaren los trabajos de Mac-
pherson; su Manual de Geología, que es de los últimos, consti-
tuye un libro bien pequeño ciertamente; pero es un tesoro de
ciencia, y en sus cortas páginas está condensada la labor do
toda la vida de un gran investigador y sus más elevados pensa-
mientos, las ideas formadas estudiando la Naturaleza y con-
templando sus hermosuras á la luz inefable de la verdad que
tan bien supo inquirir y demostrar.
Otro aspecto del trabajo de Macpherson, el que acaso mejor
puso de relieve su eficacia, es la aplicación de cuanto sus pro-
pias investig-aciones le enseñaran á explicar y comprender
ciertos fenómenos naturales. Había indagado la estructura ge-
neral de la Península y conocía el régimen de su evolución;
sabía las condiciones de equilibrio y consolidación de su sue-
lo, y en diversos trabajos había manifestado sus probables
cambios en la sucesión de los tiempos: de qué modo aplicó sus
originales observaciones á explicar de la manera más comple-
ta los terremotos de Andalucía, todo el mundo lo sabe; y tan
acertado anduvo en las apreciaciones, que han parecido satis-
factorias y con ellas se han conformado cuantos estudiaron á
fondo aquel terrible fenómeno.
Cuanto á la manera de investigar, pondré un ejemplo rela-
tivo á asunto que no creo haya sido publicado. Hace ya bas-
tantes años, y poco después de la horrible catástrofe de Kra-
katoa, viéronse por muchos días magníficos resplandores cre-
pusculares de encendido color rojo; con la estancia de Mac-
pherson en la inmediata Sierra coincidió una copiosa nevada;
recogió cantidad de nieve antes que llegara al suelo, la eva-
poró lentamente á temperatura baja, y examinando el residuo
al microscopio, con aquellos exquisitos cuidados que en sus in-
vestigaciones ponía, advirtió que contenía elementos muy di-
ferentes del polvo de las rocas del Guadarrama, y vio algunos
procedentes de la extremada división de rocas volcánicas. Pen-
sando entonces en que las coloraciones rojizas del cielo dé-
bense á menudísimos corpúsculos flotantes en la atmósfera,
hubo de admitir la idea de que acaso el polvillo molecular
352 boletín de LA SOCIEDAD ESPAÑOLA
tenuísimo producido en Krakatoa flotaba en el aire y era causa
de las hermosas coloraciones rojizas, hipótesis apoyada en los
ing-eniosísiraos y clásicos experimentos de Tyndall: algunos
meses después, sabios ing-leses de gran nombradla, presenta-
ban la misma doctrina, aunque á decir verdad sin aquella
prueba experimental que, á pesar de ser concluyente, no la cre-
yó todavía suficiente la escrupulosidad científica de Macpher-
son, y el tiempo y los estudios posteriores demostraron lueg'o
lo racional y legítimo de sus dudas.
Jamás abandonó, 3^ esto demuestra su constancia, aquellas
observaciones meteorológicas que en los comienzos de su vida
científica ocupáronle; de cómo las llevaba á término y del pro-
vecho que de ellas sabía sacar, tenemos buena prueba en las
que practicó durante el ciclón de Madrid, demostrando la in-
variabilidad y fijeza de la columna barométrica en su Obser-
vatorio, dato importante para determinar la marcha del fenó-
meno y los límites de sus acciones, cosas ambas de sumo inte-
rés y acerca de las cuales nadie había llamado la atención, á
pesar de que el dato aportado explica bien la irregularidad del
estrago de la conmoción atmosférica.
Llevaron á Macpherson hacia los dominios de la Química
sus estudios acerca de la determinación de minerales y rocas;
pues no se contentó con otro linaje de examen, ni aun le sa-
tisficieron por entero el análisis microscópico, en el cual fué
maestro consumado, y como predecesor de los procedimientos
de Osmond y el empleo de la luz polarizada, en cuyo método
fué habilísimo, y necesitó la comprobación química, precisa y
minuciosa; de modo que uniendo y relacionando todos los da-
tos numéricos obtenidos, empleando todos los sistemas de
investigación de lo pequeño, es como llegaba á entender y
describir lo grande. Mas no se limitó, tocante á la Química, á
los oficios del analista, siquiera lo haya sido muy fino, sino
que elevándose á los conceptos generales y á las grandes le-
yes de la ciencia, realizó en los últimos años de la vida un tra-
bajo de excepcional mérito. Sea ó no cierta la periodicidad de
los elementos químicos; téng-ase por verdad el artificio de su
clasificación conforme á ella, ó juzgúese, según mi parecer,
ingenioso alarde en achaques de buscar analogías y relacio-
nes numéricas, es lo cierto que semejante ley, ya desde los
tiempos de Chancourtois, y sobre todo desde que Mendeeleflf la
DE HISTORIA NATURAL. 353
formuló de una manera precisa, ha prestado á la ciencia emi-
nentes servicios; Reynolds, primero, y lueg-o Crookes, diéronle
nuevas formas, sirvióle á Preyer de punto de partida, pero na-
die ha logrado dar mayor expresión que Macpherson á las re-
presentaciones gráficas del desarrollo evolutivo de los elemen-
tos químicos, demostrando con ello la variedad de sus aptitu-
des y la superioridad de su entendimiento.
Tal fué el conjunto de la obra del naturalista, cuyos mejores
trabajos publicados están en nuestros Anales y son por ven-
tura su mejor ornamento; pero con valer tanto el investigador,
el maestro y el naturalista, muchísimo más ha valido el hom-
bre que, si poseyó en g-rado eminente las mayores cualidades
del científico, tuvo las mejores prendas morales, y si cultivó
siempre la verdad, su vida entera es continuo ejercicio del bien
por el bien mismo. .
Uniéronse en Macpherson estas dos excelsas cualidades de
tal manera, que constituyen su personalidad y es imposible
separarlas: rico de fortuna", consérvase célibe, desdeña todo
puesto oficial, no es nada, vive independiente en el seno de
una familia respetable y cultísima; tiene en esta Sociedad sus
amig"os y es excursionista entusiasta: por amor, solo por amor
á la Naturaleza, que tan bien supo sentir, trabaja de continuo
investig-ando sus fenómenos: para conocer lo que era, tocante
al sentimiento, había que ver á Macpherson entre los niños.
Fueron sus cualidades morales tan completas y de tal firme-
za el temple de su carácter, que nada puede hallarse más puro
y recto. Hablando de nuestro modo de ser con un amig-o que
se le quejaba de cierto g-énero de dificultades, hubo de pre-
g-untarle la índole de éstas, y como respondiese que eran co-
sas de cerebro, repúsole que las allanaría, porque, añadió,
«el cerebro no se soborna». Una vez dijéronle que por qué se
entretenía, sin provecho alg-uno, mirando horas y horas por
un canuto, á lo cual replicó: «hay g-entes para quienes el mi-
croscopio es solo un canuto». Leía un autor que ha metido
mucho ruido, más por la apariencia que por el fondo de las
doctrinas, y condenaba sus puntos y ribetes de metafísico y
teólog-o; criticando su afirmación errónea de que solo el hom-
T. II. — Diciembre, 1902. 23
354 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA
bre posee la cualidad de la invención, recordaba una época en
la cual, por no ser buenos los papeles de los cigarrillos, todos
los fumadores los tiraban y sustituían con otros: aquel año los
campos de Andalucía estaban llenos de papeles de fumar, y en
todos los nidos papeles de fumar se encontraban; «¿podrá ne-
garse, decía, la cualidad de inventor al primer pájaro que los
ha empleado?» Este era el hombre sencillo y bueno, observa-
dor siempre, que discurría en todas las cosas de la vida con la
mejor buena fe y aplicando á ellas aquel mismo sano criterio
empleado para interpretar los hechos que descubría. Como la
heroína de Balzac, ha pasado su vida haciendo el bien en
la más g-rande acepción que á esta sublime palabra puede
darse.
Retratan las palabras apuntadas la fisonomía moral de Mac-
pherson, y de ella son rasgos característicos. Entendimiento
cultivado en las disciplinas de las ciencias naturales, á las que
por amor y vocación, sin que á ello fuesen parte otro género
de motivos, consagra su vida entera; la nativa bondad y la rec-
titud de conciencia parecen aquilatarse y afinarse en contacto
ဠla Naturaleza y con su investigación continuada; no busca
honores, ni por su trabajo demanda recompensa, y hasta la
hubiese rechazado si se la ofrecieran, que llamarse naturalis-
ta y serlo, en la más genuina expresión de la palabra, colma
todas sus aspiraciones. No tuvo otros ideales que el bien y la
verdad, y á muy pocos, como á Macpherson, puede llamárseles
varones justos, y que lo fué sabémoslo todos sus amigos, cuan-
tos oímos sus consejos, sus enseñanzas y sus consuelos: muy
joven era yo cuando le conocí en el Ateneo, otra casa á la cual,
como á ésta, soy deudor de grandes beneficios, y nunca olvida-
ré cómo sus palabras, tan francas y sinceras, me animaron,
ayudándome á salir de un trance para mí comprometido; des-
de aquel día le he profesado respetuoso afecto, y nunca de mí
se apartará el recuerdo de sus bondades y de su amistad, tan
igual y tantas veces probada.
Ahora, al despedirnos del amigo y del sabio, inclinemos la
frente en señal de acatamiento, y como homenaje de amor y de
gratitud yo besaría humilde la tierra que cubre su cuerpo,
esta tierra española que tanto quería y á cuyo conocimiento
ha contribuido con sus incomparables trabajos, tierra bendita
donde descansa un sabio y reposa un hombre de bien.
DE HISTOHIA NATURAL. 355
Traiajos publicados por D. José Macpherson:
1873. Bosquejo geológico de la provincia de Cádiz. Con un mapa y nu-
merosos cortes geológicos.
1875. Breves apuntes acerca del origen peridótico de la serpentina de la
Serranía de Ronda. Con dos láminas. (Anales de la Soc. esp. de
Hist. nat., t. IV.)
— De la existencia de fenómenos glaciares en el Sur de Andalucía
durante la época cviaternaria. (Ídem, id. Actas.)
— Sobre las rocas eruptivas de la provincia de Cádiz y su semejanza
con las ofitas del Pirineo. Con cuatro láminas. (ídem, t. v.)
1876. On the origin of the serpentine of tlie Ronda mountains. (Madrid.)
1877. Sobre ciertas anomalías que las micas de algunos granitos presen-
tan en luz polarizada. (Anales de la Soc. esp. de His. nat., t. vi.)
— Sobre los caracteres petrográficos de las ofitas de las cercanías
de Biarritz. (ídem, id.)
1878. Fenómenos dinámicos que han determinado el relieve de la Serra-
nía de Ronda. Con una lámina. (ídem, t. vii.)
1879. Breve noticia acerca de la especial estructura de la Península Ibé-
rica, (ídem, t. VIII )
— Descripción de algunas rocas que se encuentran en la Serranía
de Ronda. Con una lámina. (ídem, id.)
— De la posibilidad de producirse un terreno aparentemente triá-
sico con los materiales de la creta. (ídem, id.)
— Estudio geológico y petrográfico del Norte de la provincia de Se-
villa. (Bol, Comis. del Mapa geol. de España, t. vi.) Tres lámi-
nas y un mapa.
1880. De las relaciones entre las rocas graníticas y las porfídicas. Con
dos láminas. (Anales de la Soc. esp. de Hist. nat., t. ix.)
— Predominio de la estructura uuiclinal en la Península Ibérica. Con
dos láminas. (ídem, id.)
— Noticia sobre el Archceoct/athus marianus. (ídem, id.. Actas.)
1881. Apuntes petrográficos de Galicia. Con una lámina. (ídem, t. x.)
— Estudo petrographico das opbites e teschenites de Portugal. (Jor-
nal de Sciencias.)
1882. Description des roches mentionnées dans la note sur les vallées
tiphoniques de M.. Choffat. (Bull. Soc. géol. de France, 3"íe serie,
tomo X.)
— Estudio petrográfico de la Aerinita. (En el estudio del Sr. Vidah
Yacimiento de la Aerinita.) (Bol. Com. Mapa geol. de Esp.,
tomo ix),
1884. Sucesión estratigráfica de los terrenos arcaicos de España. Con
una lámina. (Anales de la Soc. esp. de Hist. nat., t. xiii.)
1885. Observaciones sobre los terremotos de Andalucía. (ídem, t. xiv.)
S56 boletín de LA SOCIEDAD ESPAÑOLA
1885. Comparaison des terrains cristallins d'Espagne et de Finistére.
(Bull. Soc. géol. de France, Sme ser., t. xiv.)
-^ Sur le granit de Rostrenen. (ídem, id.)
— Los terremotos de Andalucía. (Conferencia en el Ateneo de
Madrid.)
1886. Relación entre la forma de las costas de la Península Ibérica,
sus principales líneas de fractura y el fondo de sus mares. Con
una lámina. (Anales de la Soc. esp. de Hist. nat., t. xv.)
— Descripción petrográfica de los materiales arcaicos de Galicia.
(ídem, id.)
— Geología. En el trabajo del Dr. A. Ossorio sobre Fernando Póo y
el Golfo de Guinea. (ídem, id., pág. 312.)
1887. Descripción petrográfica de los materiales arcaicos de Andalucía.
(ídem, t. XVI.)
1888. Del carácter de las dislocaciones de la Península Ibérica. (Idem^
tomo XVII.)
— Relación entre las formas de las depresiones oceánicas y las dis-
locaciones geológicas. (Madrid.)
1890. Contribution á l'étude des mouvements moléculaires dans les ro-
ches solides. (Bull. Soc. belge de Géol , t. iv. )
1892. Asimilación de los materiales adyacentes por las rocas eruptivas.
(Anales de la Soc. esp. de Hist nat., t. xxi.)
1893. Fenómenos glaciares en San Ildefonso (Segovia). (ídem, t. xxii.)
1898. Noticia sobre el radiotint como procedimiento para iluminar foto-
grafías microscópicas. (ídem, t. xxvii, Actas.)
— Origen probable de las rocas cristalinas. (ídem, id.)
1901. Ensayo histórico evolutivo de la Península Ibérica. Con una lámi-
na, (ídem, t. XXX.)
— Geología (Manual xiv de la colección Soler). Barcelona.
Nota solire un eqiiinodermo fósil del cretáceo de Morella
POR
D. MANUEL DE 3IIQUEL É IRIZAR.
El equinodermo objeto de esta nota, procedente del terreno
cretáceo (áptico) de Morella, es mu}^ parecido por su aspecto á
los Codlopleunis equis Ag-ass., y C. Agassidi d'Arch., del num-
mulítico de Biarritz, especialmente á este último. Sería aven-
turado, sin embarg'o, atribuirlo á ese género, del cual existen
representantes en la época actual, pues su estado de conser-
vación y las impresiones que adornan sus placas, muy nume-
DE HISTORIA NATURAL. 357
rosas en la proximidad del apex, requieren más completo estu-
dio. Parece, por el contrario, que la constitución del aparato
apicial le aleja de ese g-énero y hasta de los diademátidos, pues
el borde del ano es elevado y rug-oso, y parece estar dotado
■dicho aparato de placas supernumerarias muy pequeñas y
numerosas, si bien esto podría ser apariencia, debida á las
impresiones, anteriormente indicadas, muy próximas en esta
parte. En el caso de existir serán, como se ha dicho, de muy
pequeñas dimensiones, pues no separan al ano de su situación
€entral ni lo alejan de los poros de las placas g-enitales, dife-
renciándose en esto del Sahnia y otros g-éneros de esa familia.
La porosidad de la placa madrepórica no hemos podido com-
probarla, ni aun conocer con seg-uridad su situación; la que
parece serlo presenta un seg'undo poro ó hendidura entre el
primero y el ano. Los poros de las placas g'enitales están co-
locados en su parte central, y las ocelarias carecen de poros.
La parte inferior está en ambos ejemplares cubierta por la
roca, y no es posible estudiarla. Las áreas interambulacrales
presentan en el contorno dos filas de tubérculos principales
colocados al tresbolillo, y carecen de ellos en la parte superior,
<jue es completamente lisa, y tienen impresiones que no si-
guen el contorno de las placas. Los ambulacros son más an-
chos que las áreas interambulacrales, tienen relieve sobre
•ellas y están separados por una serie de granulaciones que
componen una cresta continua. Las placas de los ambulacros
aparecen formadas por otras tres primitivas. Las zonas porí-
feras forman un par de poros á cada lado del ambulacro, y si-
guen una dirección casi meridiana, pero contorneando los tu-
bérculos principales, no ocupan el extremo exterior de la pla-
ca, como ocurre ordinariamente, sino el centro, teniendo al
interior una fila de tubérculos principales, y al exterior otra
con alg-unos tubérculos secundarios, y la cresta, antes indica-
da, por lo cual el ambulacro consta de dos filas de tubérculos
en el centro, la zona porífera que los rodea, y, finalmente, la
fila de tubérculos secundarios, á cada lado, con la cresta que
los separa de las áreas interambulacrales, todo ello con relieve
respecto á ella. Los poros de los ambulacros Ueg-an hasta el
apex, y tanto éstos como los de los interambulacros son lisos
é imperforados.
Aun cuando incompletamente estudiados, he creído deber
358 boletín de la SOCIEDAD ESPAÑOLA
dar noticia á la Sociedad de estos ejemplares por la particu-
laridad que muestra uno de ellos, totalmente deformado, sin
apenas ofrecer roturas ni dislocación en las placas. Por efecto
de ella resulta de base elíptica y el bivium inferior al trivium,
lo cual liace conjeturar si su caparazón carecería de la rig-idez
de la mayoría de los erizos de mar, y si merced á las crestas
indicadas podría existir articulación de una manera análog-a
á la conocida en los paleequinoideos de los terrenos primarios
ó de los equinotúridos cretáceos y actuales.
En la parte inferior de uno de ellos está incrustado un frag*-
mento bastante larg-o de radiola, cilindrica y con estrías, pero
rota por ambos extremos.
Congreso de Antropología de París
D. francisco de LAS BARRAS DE ARAGÓN.
Durante las vacaciones de nuestra Sociedad se ha procedi-
do al reparto entre los miembros del Congreso de Antropología
y Arqueología prehistóricas del Compte rendu de su sesión XII,
celebrada en París en Agosto de 1900, y que hace escasamente
cinco meses ha sido publicado en dicha ciudad por la Casa
Masson y C*
El eminente antropólogo M. Verneau, que desempeñó el
cargo de Secretario general, explica en el Avant iwojpos, con
que encabeza el tomo, la causa de la diferencia entre la fecha
de la reunión y la de la publicación, diciendo que ha obede-
cido á la dificultad de ordenar los múltiples trabajos que se
presentaron , extractando algunos y teniendo que traducir
muchos al francés, que según el artículo primero adicional
del Reglamento, votado en la sesión de Bolonia, es la lengua
oficial del Congreso.
Desde el 19 al 26 de Agosto de 1900 se celebraron diez sesio-
nes, en las que fueron presentados y discutidos trabajos de 71
autores, cuyos trabajos, juntamente con las actas, Regdameu-
to, etc., constituyen el tomo en cuestión, que alcanza á 516 pá-
ginas, en 4.°, con numerosísimos fotograbados intercalados
en el texto y cinco láminas al final.
No deja de tener interés el artículo adicional del Regdamen-
DE HISTORIA NATURAL.' 359
to, que fué propuesto y aprobado en la sesión pasada 3^ aún
está pendiente de ser ratificado en la próxima, disponiendo
que formen parte del Consejo liermanente del Cong-reso todos
los que hayan desempeñado la Secretaría g-eneral ó fueran
elegidos cuatro veces para un carg-o.
Cumpliendo un precepto reg'lamentario, se sometió á deli-
beración en la sesión V el lug-ar donde ha de celebrarse la
reunión próxima, acordándose, á propuesta de M. Alejandro
Bertrand, que sea en Viena, en cuya capital debe reunirse
en 1903.
La Comisión de org'anización eleg'ida se compone: del Presi-
dente de la Sociedad de Antropolog-ía de Viena, y de los seño-
res Barón de Andrian, Heg-er, Hoermann, Hoernes, Much y
Szombathy.
Como á pesar de la reciente publicación de este acta se trata
de un asunto alg-o anticuado, y las principales Memorias que
contiene el tomo han salido ya á luz en la importante revista
L'AntrophoIogie, me parece que sería inútil dar una noticia de-
tallada. Sirva ésta principalmente para recordar á nuestros
"consocios que ya está cercana otra reunión, cuyo prog-rama es
de esperar que no tardará mucho en publicarse, y creemos
tendrá España en esta reunión una representación impor-
tante, como sucedió en la anterior.
Nota bibliográfica acerca de una obra sobre
los Astures lancienses, publicada por D. Elias Gago Rabanal
D. RAFAEL BLANCO Y JUSTE.
Entre los libros publicados recientemente, relativos á asun-
tos antropológ"icos, hemos tenido ocasión de ver uno, cuya lec-
tura consideramos de g'ran interés, á causa de referirse á la
prehistoria de nuestra Península, y que se titula Estudios de
arqueología, protoMstoria y etnografía de ¡os Astíires lancienses,
y en él aparecen condensados los resultados de las exploracio-
nes y estudios verificados por su autor el médico D. Elias Gag-o
Rabanal, correspondiente de la Real Academia de la Historia.
La labor realizada por el Sr. Gag'o es dig'ua de todo elogio,
no solo por los valiosos datos aportados al importantísimo pro-
:J60 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA
blema de la Etnog-enia del pueblo español, sino por lo poco
frecuentes que son hoy por desgracia los trabajos de esta ín-
dole, á causa de las numerosas incomodidades y no escasos dis-
pendios que suelen llevar consig-o tales investigaciones.
Por estas razones creemos que este libro ha de ser leído con
g'usto por los señores socios, los que podrán juzgar de su inte-
rés por la breve exposición que vamos á hacer de las materias
en él tratadas, y sin que en esta relación pasemos de los lími-
tes de fiel cronista.
Inicia el Sr. Gago su trabajo con una parte preliminar, en
la cual presenta las condiciones en que se supone existió la
ciudad de Lancia, haciendo ver cómo su población fué dismi-
nuyendo á partir de la fundación por el emperador romano
Augusto, de la Región séptima (hoy León), hasta llegar á su
completa desaparición por causas aún no bien determinadas
por la historia. Consider-a como restos actuales de aquella an-
tigua ciudad ciertas oquedades á modo de cuevas existentes
en el cerro que la sirvió de asiento, y en las proximidades de
estas cuevas unos profundos depósitos de cenizas mezcladas
con arcillas denominados terreras por los actuales habitantes
de aquella región.
Estos montones de cenizas, que el autor refiere á depósitos
de desperdicios de antiguas poblaciones, son los que principal-
mente le han proporcionado los abundantes restos antiguos
que estudia y describe á continuación, reuniéndolos para estos
fines en dos partes diferentes.
La parte primera, que divide en cuatro capítulos, la dedica
á la descripción de los objetos no metálicos encontrados en es-
tos yacimientos al aire libre, y que consisten en objetos de
piedra del período neolítico (hachas, piedras de honda, cantos
molederos, etc.), útiles diversos trabajados en cuernos de dife-
rentes rumiantes, gran cantidad de residuos alimenticios y
fragmentos de cerámica toscamente trabajada. Del examen
detallado de todos estos restos deduce las condiciones de vida
de los primitivos Astures.
En la segunda parte, destinada al estudio de los objetos me-
tálicos, describe gran cantidad de éstos, muy variados en sus
formas, siendo en su mayoría de bronce y hierro, aunque tam-
bién se ha encontrado representación de otros metales como
el cobre, la plata y aun el oro. En el estudio de estos objetos
DE HISTORIA NATURAL. 361
el autor avanza hasta los períodos históricos, como lo prueban
la perfección de muchos de los objetos descritos y la presencia
de monedas que se indican en el último capítulo de esta parte,
ó sea en el tercero de los tres en que la divide.
Para completar este estudio termina el libro con una tercera
parte referente á la etnog-rafía de los lancienses, en la que el
autor expone los resultados de sus observaciones en varios res-
tos esqueléticos encontrados en lug-ares próximos al cerro de
Lancia, acompañando estas indicaciones, así como las anterio-
res, con numerosos fotograbados que comprueban y facilitan
las descripciones. Del examen de los restos humanos estudia-
dos deduce como consecuencia el carácter dolicocéfiílo de los
lancienses, y por la diferencia que observa entre ellos y las an-
tig'uas razas dolicocéfalas de Neanderthal y de Cro-Mag-non,
Ueg'a á sospechar puedan pertenecer á una raza autóctona de
aquella reg-ión, representante quizá de la raza ibera, la cual,
dominada por otra raza braquicéfala más intelig'ente, mezcla-
ría con ésta su sang-re y civilización, orig-inando los tipos in-
termedios que aún tienen representación en la reg'ión astur-
leonesa.
Contribución al estudio de la Anatomía filosófica.
Leí/ de ¡a monogastria
POB
D. CALIXTO TOMÁS.
Las maravillosas conquistas llevadas á cabo por la Anatomía
transcendental, entre las cuales fíg-uran fórmulas y principios
como la Ley de la pentadactiUa, la Teoría de ¡a construcción ver-
tehral del esqueleto, la Ley de distribución vascular, la de las
Armonías y Coí'relaciones orgánicas, y otras muchas que pudié-
ramos citar, han determinado en los modernos tiempos el
aspecto abstracto de la ciencia anatómica.
Considerada por muchos esta rama de los conocimientos bio-
lógicos entre las más áridas por razón de lo deslig-ados que re-
sultan al parecer los hechos que constituyen su cuerpo de
doctrina, ha sido poco menos que calumniada, tildándola de
362 boletín de LA SOCIEDAD ESPAÑOLA
difícil, eng'orrosa, fatig-adora de la memoria y otra porción de
calificaciones á cual más injustas. Pero en la actualidad,
g-racias á los trabajos de hombres eminentes, admiradores y
entusiastas de la Anatomía, nos la encontramos ocupando un
lug-ar honroso y preferente entre las demás ciencias naturales,
lug-ar que por derecho propio le corresponde, pues que sus lu-
cubraciones, sus fundamentos, no ceden en nobleza filosófica
á las que se precien de más encumbradas. La rama del saber
á que dan cuerpo sintético Darwin, Lavocat, Owen, Yog't, Saint-
Hilaire, Yung-, Hfekel y alg'unos más cultivadores de la Estática
biológ'ica, no tiene nada que envidiar á aquellas que fundan
el principal elemento de su nobleza científica en sus funciones
subjetivas, ideales, esencialmente abstractas ó de pura razón.
Hacemos estas salvedades para recabar la atención de nues-
tros lectores sobre el punto que tratamos de desarrollar, reco-
mendándonos de paso á su benevolencia, que harto la necesita
quien, llevado de sus aficiones, tiene el atrevimiento de plan-
tear nada menos que un nuevo principio anatómico.
Hé aquí nuestra Ley formulada en virtud de observaciones
repetidas y de meditadas reñexiones:
Ley DE LA MONOGASTRiA. — Sea cualquiercL el número de estóma-
gos ajMrentes ofrecido por el aparato digestivo de los animales,
tal viscera es siemjtre única.
Para desarrollar convenientemente esta conclusión-ley, fija-
remos de antemano el concepto anatomo-fisiológ-ico de es-
tómago.
Entendemos por verdadero estómag'o la extensión más ó me-
nos grande de mucosa digestiría en que tiene lugar la secreción y
excreción del jugo gástrico.
Consideramos indispensable este punto de partida para juz-
gar en todo su valor las citas y hechos que en calidad de
pruebas vamos á aducir en apoyo de la tesis sentada. Y á fin
de justificar hasta donde nos sea dable nuestra premisa, entre-
sacaremos del fecundísimo campo de la Anatomía comparada
cuantos datos de org-anización sean necesarios.
Fijémonos por un momento en los animales superiores, que
ofrecen ejemplos mil y de una realidad convincente, hasta
para los más descontentadizos militantes de la Escuela anató-
mica tradicionalista.
En el tipo de los Vertebrados hallamos material de compa-
DE HISTORIA NATURAL. 363
ración en abnndancia. La clase más superior de éstos, los Ma-
míferos en su totalidad, pertenecen á la forma más compleja
que se conoce en la construcción de su aparato digestivo. A
todo el mundo consta que la transversalidad del estómago
constituye el timbre más encumbrado de su disposición org-á-
nica, siendo así que en los demás vertebrados se ostenta longi-
tudinal. A pesar de estos distingos y de que en ocasiones se
nos presenta el aparato gástrico con apariencias de complejidad
numérica, nada más fácil que reducirlos al tipo de la monogas-
tfia. Tomemos en calidad de testigo de prueba el más convin-
cente de todos: sea éste el estudio del tubo alimenticio en el
orden rumiantes, cuyas especies todas se caracterizan por la
complicación y abundancia de los departamentos estomaca-
les, ricos en detalles, cual corresponde á la particular manera
de efectuarse la función dig'estiva en estos animales. Los
rumiantes, según la Anatomía tradicionalista, muestran al
estudio cuatro estómagos llamados: Panza, nimex ó herbario el
primero; Bonete ó redecilla el segundo; Salterio ó libro el ter-
cero, y' Cuajo, abomaso ó cuajar el cuarto. Nada más fácil que
considerar á estas dilataciones del tubo alimenticio como estó-
magos, si la observación y el estudio se hacen someramente:
su forma, capacidad, relaciones, situación, etc., etc., son hechos
que á aquel juicio pueden conducir; pero si tenemos en cuenta
el principio sobre que descansa nuestra Ley, la cuestión varía
de aspecto desde el momento mismo que la investigación his-
totécnica no acusa existencia de glándulas pépsicas sino en el
último de los estómagos enumerados.
Efectivamente el cuajar es en rigor el verdadero estómago de
los rumiantes, por ser en su mucosa donde se realiza la secre-
ción y excreción del jugo gástrico, y donde, por consiguiente,
se verifica la digestión quimósica en el sentido estricto de la
palabra. Las demás piezas digestivas mencionadas, ó sean el
Ríimex, bonete y libro, no son á nuestro juicio nada más que
meros apartados esofágicos, necesarios á la peculiar manera
que tienen los seres en cuestión de efectuar algunos actos
digestivos precursores á la quimificación. La pa7iza es un sim-
ple depósito de alimentos donde éstos se maceran y ablandan
para sufrir después la masticación definitiva; el bonete lugar
destinado á las materias líquidas, y el salterio dilatación esofá-
gica de paso, vestíbulo del estómago real, que es el cuajar.
'S6i boletín de la sociedad española
En el mismo grupo de los mamíferos domésticos nos encon-
tramos el caballo, animal cuyo órg-ano g-ástrico se ofrece con
sing-ular disposición. Siendo á primera vista una viscera sen-
cilla, conviértese en doble cuando la consideramos ante el
principio que motiva este trabajo. Próximamente la mitad
izquierda no contiene en el espesor de su muéosa g-lándulas
de pepsina estructurando su epitelio, cual lo está el de la mu-
cosa del esófag-o que allí precisamente termina; en cambio, la
porción derecha forma gran contraste por mostrar en su mu-
cosa g-lándulas tubulosas simples, elaboradoras de jug-o g-ás-
trico, tan considerables en número que rellenan su espesor.
Deduciremos, pues, de estos hechos, que solamente el saco
derecho del estómag-o del caballo y sus afines en el g-énero
JEqims es el verdadero ventrículo digestivo de estos seres.
Las aves suministran también datos preciosos para la com-
probación de la ley monogdstrica. Escojamos entre ellas las
granívoras, en las cuales se muestra más desarrollado el canal
alimenticio. Sea mw^ gallinácea, y como ejemplo más concreto
cualquiera especie del g-énero Gallns. Estas aves tienen como
principales ensanchamientos del aparato digestivo, tres: el
buche, tentriculo subcenturiado y la 7)iolleja. El primero corres-
ponde al sitio preciso en que el esófago pasa desde el cuello al
pecho; los dos últimos hállanse en el interior de la cavidad
abdominal.
La primera de las dilataciones mencionadas no puede con-
siderarse cual estómago efectivo, porque sencillamente está
destinada á depósito de alimentos, donde éstos se empapan de
saliva y moco para sufrir una verdadera maceración necesaria
á ulteriores actos digestivos; y aunque en algunas otras espe-
cies se registran glándulas particulares encargadas de segre-
gar jugos parecidos á la leche de los mamíferos, no es menos
cierto que jamás se encuentran túbulos pepsinógenos en las
paredes del tuche.
Llámase Tientriculo suhcenturiado á una pequeña expansión
del tuvo digestivo, situada inmediatamente delante del estó-
mago musculoso. Esta viscera muestra una mucosa muy grue-
sa, blanda, rojiza, provista de numerosas perforaciones, que no
son otra cosa que los puntos por donde desaguan el jugo gás-
trico las abundantísimas glándulas pépsicas enclavadas en
sus paredes.
DE HISTORIA NATURAL. 365
Con el nombre de molleja ó estómag-o musculoso, se disting-ue
un departamento alimenticio colocado delante del comienzo
del intestino, cuyas paredes enormemente musculares proteg*en
á una mucosa reforzada en punto á resistencia epitelial. La
superficie interior de este departamento hállase surcada de
numerosos plieg'ues en todas direcciones orientados, plieg'ues
que sirven para sujetar piedrecillas. Tampoco encuentra el
análisis histológ-ico en la mucosa de este órgano nada que se
parezca siquiera á las g-lándulas de pepsina.
Dedúcese de lo expuesto acerca de la disposición estructural
de los mal llamados departamentos estomacales, que única-
mente merece esta calificación el ventrículo subcenluriado, pues
que en su teg"umento interno se ofrecen las g-lándulas caracte-
rísticas. El buche ya dijimos en líneas anteriores el concepto
que nos merece; y respecto á la molleja, todos los anatómicos
están conformes en considerarla como el aparato masticador
de las aves, que quizás por exig-encias de org-anización se en-
cuentra involucrado, alterando de este modo el orden típico de
los actos dig-estivos.
Pasemos á otros g-rupos de vertebrados. Los reptiles apenas
si nos proporcionan rasg"0s que poder añadir al cuadro que
estamos trazando, puesto que su tubo alimenticio corre parejas
con el de las aves, con la diferencia de carecer de buche y ser
su estómag"o verdadero muy parecido á la molleja de éstas,
sobre todo en los quelonios. En los ofidios presenta el estómag-o
verdadero la particularidad de extenderse considerablemente,
siempre en razón del número y mag-nitud de las presas que
estos animales devoran.
Anfibios. — Tomaremos como ejemplo entre las formas de
este g-rupo la rana, cuya org-anización es sobradamente cono-
cida de los disectores y vivisectores zoológ-icos. Consiste su
aparato dig-estivo en un largo tubo, replegado á trechos, con
algunas dilataciones, y que termina en la parte inferior del
tronco. A continuación de la cavidad buco-faríngea empieza
el esófago, corto en estos seres, que sirve de vestíbulo á una
dilatación bastante grande, que es el estómago; sigue después
el intestino con demarcaciones equivalentes á los delg-ados y
gruesos de los vertebrados superiores. La investigación micro-
gráfica de las paredes del esófago y estómago arroja la existen-
cia de glándulas tubulosas simples, destinadas á la secreción d^
36G BOLETÍN DE LA SO(?IEDAD ESPAÑOLA
un líquido altamente ácido, capaz de peptonizar las substancias
albuminoides, y bajo este concepto, debe ser considerado como
verdadero estómag-o de la rana el seno esofáyico-estomacal de
su aparato dig-estivo.
Peces. — Tampoco dan gran luz al esclarecimiento de la Ley
que sustentamos, puesto que su canal alimenticio es muy pa-
recido al de los anfibios. Sin embarg-o, encontramos cierto g-ru-
po de estos animales en los que el estómag-o se presenta con
caracteres interesantes. Los selacios, el tiburón entre ellos,
muestran una cavidad dig-estiva en consonancia con las cos-
tumbres voracísimas de estos seres: puede decirse que más de
la mitad de su tubo alimenticio está destinada áseg'reg-ar jug'o
g-ástrico, muy reforzado de ácido clorhídrico, para disolver y
hasta destruir el sin número de substancias que los tiburones
ing-ieren. En este g-rupo y en los batracios, lejos de reducirse
en extensión el órg-ano estomacal, aumenta, por el contrario,
en razón directa de la voracidad; sing-ulares oscilaciones del
desarrollo org-ánico que nos conducen por distintos caminos al
mismo fin, en unos casos restring-iendo la superficie de la mu-
cosa g-ástrica, en otros ampliándola, pero siempre en el todo
continuo que jamás rompe la armonía del monogastrismo.
Veamos ahora qué animales invertebrados nos pueden servir
de mejores pruebas-testig-os para la ratificación de nuestra
doctrina.
Los Protovertebrados (AmpMoxiis, tunicados) tienen su apa-
rato dig'estivo ajustado al mismo plan g"eneral de estructura
que los Vertebrados más inferiores, salvo el desarrollo extraor-
dinario de la cavidad faríng-ea, y por esa razón liaremos caso
omiso de ellos. No sucede lo propio con los moluscos, en los
que la capacidad y distribución g-ástricas se presenta con
caracteres de fijeza muy á propósito para la demostración de
que el estómag-o es órg-ano único. Hag-amos una somera enun-
ciación de las variantes que el tubo dig-estivo alcanza en este
importante g-rupo de seres, tomando como tipo los cefalópodos,
quienes ostentan una org-anización más elevada. Sírvannos de
ejemplo el pulpo, la sepia ó el calamar. Analizando su canal
alimenticio observaremos que se halla compuesto de porciones
distintas por su forma, dimensiones, estructura, etc. Del fon-
do de la cavidad bucal, con su labio, papilas, ventosas, buche,
rádula y demás detalles, arranca el esófag-o larg'o tubo cilín-
DE HISTORIA NATURAL. 367
drico, de diámetro uniforme, que al lleg-ar al nivel del seg'un-
do tercio del cuerpo se dilata bruscamente para constituir el
estómago. Esta viscera es de forma redondeada hacia atrás,
por cuyo sitio se relaciona con la glándula de la tinta, don-
de el intestino se desvía en ángulo pronunciado, pasando á
otra dilatación, especie de segundo estómago en comunicación
ya con el píloro. Sigue después el intestino propiamente dicho,
conducto membranoso de pequeño calibre, que termina en la
abertura anal mancomunadamente con el tubo excretor del
órgano de la tinta.
Las glándulas anejas á este aparato digestivo son tan varia-
das como importantes: salivares, qué corresponden á la cavi-
dad bucal; muco-faríngeas incorporadas al tramo de su nom-
bre; glándula digestiva, conocida también con el nombre de
hígado, que ocupa gran parte de la capacidad esplácnica y
cuyos conductos excretores desembocan en el primer apartado
g'ástrigo, ó sea el más próximo al estómago musculoso: apén-
dices pancreáticos, órganos de aspecto particular, en forma de
varias ampollas que comunican pnr sus correspondientes tubos
excretores con el principio del intestino propiamente dicho,
por otro nombre píloro.
Con estos datos, mas los suministrados por el análisis histo-
lógico del tubo y sus anejos glandulares, podemos deducir
conclusiones de gran valor en apoyo del principio que estamos
desenvolviendo. El hecho de que la glándula digestiva de es-
tos seres segrega un líquido de reacción acida, conteniendo á
la vez el fermento pépsico, y el no menos importante de verter-
se este humor en la primera dilatación estomacal, hácennos
creer de una' manera indudable que este es el sitio, mejor di-
cho, el órgano que merece con más propiedad el nombre de
verdadero estómago en los moluscos cefalópodos.
Los gastrópodos muestran el canal alimenticio casi idénti-
co al de los cefalójiodos: pero la confusión de glándulas, junta-
mente con que éstas mezclan sus productos en el único utrí-
culo estomacal que ofrecen, hacen menos gráfica, menos clara
la prueba científica que demandamos en estas citas de Anato-
mía comparada. Xo obstante, la consideración de que en estos
seres el ensanchamiento estomacal único principia donde aca-
ba el esófago, refuerza nuestra proposición respecto á lo que
dejamos sentado en los cefalópodos.
368 boletín de LA SOCIEDAD ESPAÑOLA
La clase insectos ostenta tal riqueza de datos y tal variedad
de detalles, que vamos á detenernos un poco en el estudio de
su aparato dig-estivo. Bajo dos formas principales se ofrece este
aparato en los seres de referencia, formas que obedecen al ré-
o'imen alimenticio, mas á la peculiar manera que tienen de
efectuar la prehensión de los alimentos. La primera correspon-
de á los insectos llamados chu2)adores; la seg"unda á los que se
denominan mmticadores .
Chupadores .—^Q?i el Ajñs mellifica el sujeto en el cual estudie-
mos el aparato dig'estivo, y se nos presentará del sig'uiente
modo. Un mecanismo de succión constituido por apéndices
metamorfoseados de la cabeza, boca cubierta por el labio supe-
rior, esófag-o estrecho, confundido con la cavidad bucal donde
desembocan los pares de g-lándulas salivares, cuyo esófag-o se
ensancha unas veces para constituir q\ estómago chupador, y
otras el buche. Al esófag'o sig-ue el primer tramo intestinal,
recto ó flexuoso, según los casos, y de varia conformación y ex-
tensión por virtud del régimen alimenticio. La parte media de
esta porción del tubo intestinal recibe el dictado de estómago
quilifero, y el tramo en que termina representa el recto, que
á su vez acaba en la ampolla cloacal.
Masticadores.—CQm'^\ÍQ?Lñe en estos insectos el aparato de
la dig-estión en términos muy parecidos á como acontece en
las aves, pues que se interpone entre el duche y el estómago
quilifero, un ensanchamiento llamado molleja, de g-ran seme-
janza con el órg-ano masticador de aquellos seres, en razón al
considerable refuerzo muscular de sus paredes. Además, el es-
tómago quilifero abunda en fondos de saco hacia su parte an-
terior, significando estas infundíbulas un aumento enorme en
la extensión superficial y dando al órg-ano aspecto tomentoso.
El resto del tubo alimenticio se hace más complejo con las
glándulas hepáticas múltiples y los xasos de Malpigio.
No es nuestro ánimo tratar detenidamente cuanto concierne
á la totalidad del aparato dig-estivo de los insectos, y por eso
nos hemos limitado á la lig-erísima idea que antecede. Tan solo
nos referiremos aquí á los llamados estómag-os, para en vista
de su estudio morfológico, estructural y fisiológico, determinar
sin género de duda, con la claridad que debe presidir á todo
trabajo científico, el concepto de verdadero estómago en los
articulados superiores.
DE HISTORIA NATURAL. 369
Ajustaiido nuestro criterio á este propósito, y teniendo muy
en cuenta que el estómago qvillfero es por su composición his-
tológica y dinamismo el lug-ar donde se verifica la secreción
del jug'O g-ástrico, á dicho departamento del aparato alimen-
ticio hay que aplicar el nombre de estómago verdadero. Re-
presenta» esta afirmación una labor de análisis en el terreno de
la Anatomía comparada, que viene como anillo al dedo para la
prueba y corroboración de cuanto llevamos dicho acerca de la
ley monofjástrica. El huche, la molleja y demás dilataciones del
canal dig-estivo de los insectos, ningún valor pepsinóg-eno tie-
nen, y cuanto más, cabrá considerarlos como huecos mayores
ó menores del tubo, donde las actuaciones quedan reducidas á
meros actos físico-químicos que nada representan inmediata-
mente en la quimificación ó dig*estión estomacal.
Descendamos en esta requisitoria de organología zoológica
al tipo en el que. comienza á bosquejarse con alguna compleji-
dad el aparato digestivo. Los gusanos marcan el límite que
nos hemos propuesto, y á ellos se referirán los últimos datos en
que apoyamos el mantenimiento de nuestra Ley.
La sanguijuela, como gusano de los más superiores en cons-
titución orgánica, nos parece muy apropiada para las conside-
raciones que nos vamos á permitir, por ser un animal en cuyo
aparato digestivo cabe hablar de la viscera estómago, y por-
que resulta muy conocido de los zoólogos disectores. Los gu-
sanos inferiores tienen restringido, semiatrofiado su aparato
digestivo; bien que no lo necesitan apenas, por pertenecer en
su mayor parte á la categoría de animales parásitos, nutrién-
dose de las substancias que toman, ya dig'eridas, de los orga-
nismos á cuyas expensas viven.
El aparato alimenticio de la sanguijuela consiste en un tubo
de calibre variable que se extiende á todo lo largo del cuerpo
y que se divide fundamentalmente en las porciones que á con-
tinuación se expresan; tramo primero del tubo, destinado á la
prehensión é ingestión alimenticias; segundo tramo, encarga-
do de la digestión en el rigor fisiológico de la palabra; y tra-
mo tercero, con el oficio de eliminar los residuos digestivos.
Estas distintas partes se llaman respectivamente faringe, es-
tómago é intestino. El estómago, objetivo principal de nuestro
estudio, parece múltiple á -primera-vista; pero si consideramos
■que sus ramificaciones colaterales no son otra cosa que rinco-
T. II. -Diciembre, 1902. 24
370 boletín de LA SOCIEDAD ESPAÑOLA
nes del utrículo común, la unificación del estómag-o, seg-úu
nuestro principio, no sufre quebranto alg-uno, pues el órg-ano
gástrico es tan único en estos seres relativamente inferiores,,
como único es también en los animales de las más altas y
complicadas ramas del árbol zoológ-ico.
Los tipos inferiores á los gusanos ofrecen una construcción
tan simplificada en su aparato dig'estivo, que bien podemos
prescindir de sus datos orgánico-fisiológicos. Esto no obstante,
no estará demás recordar que la forma de la cual se vale la Na-
turaleza para diseñar el primer bosquejo de tubo alimenticio
en los seres muy sencillos, es la llamada gdstnila, que bien
pudiera ser considerada como estómago verdadero. Desprende-
ríamos de este hecho tan concreto una afirmación por demás
interesante: la de que todos los órg^anos se van reduciendo
hasta desaparecer antes que el estómag-o, viscera la más esen-
cial de todas, y por cuya razón tanto perdura.
No queremos fatigar demasiado la atención de nuestros in-
dulgentes lectores, y damos cima al trabajo que nos habíamos
propuesto. Para terminarlo totalmente nos vamos á permitir
formular las siguientes conclusiones á título de resumen délos
fundamentos en que descansa la nueva Ley de la mono-
gastria.
1.^ El estómago, como viscera fundamental del aparato di-
gestivo, es siempre único, cualquiera que sea la forma en que
se presente.
2.^ Las observaciones y datos de Anatomía comparada que
hemos aducido en este escrito comprueban la conclusión pri-
mera, sin que en ningún caso hayamos encontrado hechos
que la contradig-an.
3.* Reduciendo unas veces la extensión de la mucosa esto-
macal, ampliándola en otras ocasiones, concurren ambos pro-
cesos en el monogastrismo, pues que siempre se moldea la cita-
da mucosa en una viscera digestiva única.
Y 4.^ El estómago es el primer órgano que se bosqueja en
la especialización anatómica de los animales inferiores, y por
esta razón le cuadra con toda propiedad el calificativo de vís-^
cera fundamental.
ÍNDICE ALFABÉTICO
DE LOS GÉNEROS Y ESPECIES MENCIONADOS Ó DESCRITOS
EN EL TOMO II DEL BOLETÍN
DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA DE HISTORIA NATURAL (1).
Mineralogía, Geología, Paleontología.
Aceratherium, 95.
Adularía, 136.
iEthalion, 230.
Albita, 136.
Alethopteris aquilina, 149.
- Dournaissii, 149.
- Grandini, 149.
- Seiiii, 149.
Ambligonita, 255, 303.
Ampelitas, 103.
Andalucita, 116,
Annularia radiata, 149.
- sphenophylloides, 150.
- stellata, 150.
Anortita, 136.
Apatito, 79.
Aptychopsis primas, 103.
Arcilla, 115, 320.
Astarte bohémica, 104.
Atrypa Sapho, 104.
Augito, 147.
Avicula pusilla, 104.
Berilo, 79.
Biotita, 147.
Bismutina, 78.
Bismuto, 78.
Bromo, 119, 234.
Bruckmannia tuberculata, 150.
Cabralia Schmitzi, 276.
Cselopleurus, 356.
Calamites approximatus, 149.
- cistu, 149.
- dubius, 149.
- Suckovi, 149.
Calamocladus equisetiformis , 149.
- grandis, 149.
- longifolius, 149.
Calcita, 137.
Caliza, 103, 148, 210.
- cristalina, 147,
- dolomítica, 116.
- litográfica, 230.
Caolin, 79.
Carbonato de cal, 191.
Cardiola gibbosa, 104.
- interrupta, 102.
(1) Se ha dividido el índice, para facilitar su uso, en los tres grupos «.Mineralo-
gía, Geología, Paleontología», «.Botánica» y «Zoología». Un asterisco * indica que el
género ó especie á que precede está descrito en este tomo, y dos asteriscos •* que se
describe por primera vez. Solo figuran en el índice las variedades nuevas para la cien-
cia. Los nombres vulgares van de letra cursiva.
3-2
boletín de la sociedad española
Casiterita, 73, 303.
Oassidaria, 94.
Cervus, 322.
Chlamys, 94.
Ciclopteris trichomanoides, 149.
Oidaris florigemma, 301.
- glandifera, 301.
Clorita, 147.
Coam, 141.
Corbula gigas, 94.
Criolita, 7().
Cuarcita, 72, 317.
Cuarzo, 73, 78, li6, 147, 191, 236.
Cuprita, 80.
Cyrtograptus Grayi, 62, 103.
Dalila resecta, 104.
Dalmanites lougicaudatus, 103.
Dentalium, 94.
Diabasa, 147.
Dinotherium, 95.
Diorita cuarcífera, 147.
Diplograptus, 102.
Diptograptus sinuatus, 62.
Dolomia, 138, 317.
Dualina cumitans, 104.
Epidota, 137.
Epsomita, 318.
Feldespato, 277.
Fluelita, 76, 2.55.
Fluorina, 78, 236.
Fluorita, 76.
Fosforita, 80.
Glauconita, 94.
Gneis, 116, 138, 147, 235.
Goniatites, 103.
Goniopteris arguta, 149.
Grafito, 116.
Granate, 236, 277.
Granito, 78, 129.
Granulito, 147.
Helix, 323.
Hematites, 63.
Herderita, 79.
Hialomicta, 78.
Hierro magnético, 137.
Hipparion, 95
Hornblenda, 147.
Hulla, 115, 148.
Ilmeuita, 147.
Labrador, 136.
Lepidodendrou aculeatum, 149.
Lepidotus af. Ithieri, 230.
- af. notopterus, 230.
Leptolepis Voithi, 230.
Limnea, 323.
Limoiaita, 147.
Linopteris Germani, 150.
Listriodon, 95.
Lit.ina, 96.
Litomavgas, 73.
Lucina spinifera, 94.
Lunulicardium bohemicum, 10'4.
- evolvens, 104.
- simplex, 104. .
Macrostachya infundí buliformis,
149.
Magnetita, 147.
Manganeso, 214.
Margas, 319.
Mastodon Turiceusis, 95.
Alegaterio, 139.
Metano, 232.
Mica, 78, 235.
Micacitas, 116.
Microclima, 138, 147.
Microdon af. Egertoni, 230.
Micrograuulito, 147.
Millericrinus Münsterianus?, 301.
Mispikel, 78.
Molibdenita, 78.
Mouograptus Becki, 103.
- clingani, 103.
- colonus, 62.
- dubius, 62.
- Galaensis, 103.
- geminatus,103.
DE HISTORIA NATURAL.
3-a
Mouograptus Hisingeri, 103.
- lobiferus, 62, 103.
- Nilssoni, 62.
- }:riodon, 62, 103.
- turriculatus, 62, 103.
Muscovita, 147.
Mylodon, 145.
Mytilns longior, 104.
Nacrita, 73.
Nerita Salvagensis, 276.
Neuropteris Grangeri, 149.
- Loshii, 149.
Üfita, 130.
Oligisto, 63.
Oligoclasa, 147.
Orthoceras, 102.
- amQionium, 104.
- elegans, 104.
- nummularium, 104.
Ortofiro, 147,
Ortosa, 136, 147, 235.
Ostrea, 94.
Óxidos de hierro, 147.
Paladina, 323.
Pecopteris alethopteroides, 150.
- arborescens, 149.
- CandoUei, 150.
- femingeformis, 150.
- hemiteloides, 149.
- Meriani, 149.
- Milboni, 149.
- oropteridia, 149.
- Pluckeneti, 150.
- polymorpha, 149.
- unita, 149.
Pegmatita, 77.
Penenca humilis, 102.
Pinna, 94.
Pirita, 79, 277.
Pixitas, 79.
Pizarras, 72, 103, 110, 147.
- carboníferas, 148.
Plagioclasa, 137, 147.
Plagiophyllum cirinineum, 230.
Planorbis, 323.
Pórfidos, 78, 129.
- sienítico, 147.
Porfirita, 147.
Posidonomya eugira, 104.
Prehenita, 79.
Quiastolita, 116.
Raletonita, 76.
Rastrites, 102.
Rhinoceros, 95.
Ringicula auriculata, 94.
Salenia, 357.
Scelidotherium, 142.
Scyphocrinites, 102.
Silurocardium bohemicum, 102.
Sphenopteris latifolia, 149.
- Schlotheimi, 149.
Stigmaria ficoides, 149.
Thomsenolita, 76.
Titanita, 137.
Topacio, 79.
Turba, 211.
Turmalina, 79, 236.
Turritella, 94.
Vanadinita, 268.
Vermetus, 94.
Wawelita, 76.
Wolframita, 79.
Yeso, 318.
Yodo, 232.
Botánica.
Abedul, 157.
Adenostyles bifrons, 66.
- pyrenaica, 66.
iEcidium Aristoloqniae, 230.
Agaricus cervinus, 155.
- cvathiformis, 152.
374
boletín de la sociedad española
Agaricus infundibiiliformis, 152.
- muscigenus, 153.
Alamos, 208.
Alchemilla alpina, 158.
Algarrobos, 210.
Aneura multifida, 197.
- pinnatifida, 330.
Anthocerus dichotomus, 330.
Armería berlengensis, 68.
Arthonia cinnabarina, 211.
- dispersa, 211.
Aspicilia calcárea, 160.
- cinérea, 210.
- tenebrosa, 160.
Atrichum undulatum, 332.
Avellano, 119.
Barbula aloides, 331.
- ambigua, 333.
- fallax, 331.
- muralis, 331.
- squarrosa, 331.
- subulata, 331.
- unguiculata, 331.
Bartramia stricta, 331.
Borrera chrysophtbalma, 210.
Brachythecium rutabulum, 332.
Bromus sterilis, 152.
Bryum argenteum, 331.
- atro-purpureum, 331.
- capilare, 331.
- Donianum, 333.
- torquenscens, 333.
Calamagrostis littorea, 64.
Calopbaca ferruginea, 210.
Calypogeia Tricomanis, 329.
Campánula, 176.
Cantharellus infundibuliformis,
152.
- muscigenus, 153.
Carex, 212.
Castaño, 157.
Cerastium varians, 198.
Cheirantbus fruticulosus, 198.
Chenopodium Bonus-Henricus,
159.
Cincinulus, 329.
Cladium ** lucense, 65.
- mariscus, 65.
Cladonia alcicornis, 159.
- cervicornis, 208.
- fimbriata, 208.
- foliácea, 208.
- furcata, 208.
- pisidata, 159, 208.
- rangiferina, 208.
- sylvatica, 208.
- uncialis, 159.
- vermicularis, 208.
- verticillata, 208,
Clitocybe cervina, 155.
Cochlearia Armoracia, 229.
Collema flaccidum, 211.
Collybia collina, 156.
Conium maculatum, 107.
Corsinia mai'cbantoides, 330.
Cortinarius arenarius, 156.
Crepis rubra, 198.
Cyathus crucibulum, 118.
- fimetarius, 158.
- sericeus, 118.
- striatus, 118.
Cystopus candidus, 229.
Dahlia variabilis, 248.
Diatrype lisciformis, 158.
Dicranella undulatum, 330.
- varia, 330.
Dictyolus ** Lagunee, 153.
- muscigenus, 153.
- ** pedicellatus, 154.
Dorycnium suffruticosum, 176.
Encalypta vulgaris, 331.
Encinas, 208.
Erica aragonensis, 68.
- australis, 68.
- ** occidentalis, 67.
Erysipbe Martii, 118.
DE HISTORIA NATURAL.
375
Euphorbia agraria^ 108.
- altissima, 108.
- amygdaloides, 108.
- antiquorum, 108.
- canariensis, 108.
- charadas, 108.
- condylocarpa, 108.
- cyparisias, 108,
- dulcís, 108.
- esula, 108.
- globosa, 108.
- helioscopia, 108.
- lathyris, 108.
- melapetala, 108.
- myrsinites, 108.
- nereifolia, 108.
- peplus, 108.
- pilosa, 108.
- regis-JubíB, 108.
- rígida, 108.
- rupícola, 108.
- segetalis, 108.
- serrata, 108.
- Síbthorpii, 108.
- spinosa, 108.
- spleudens, 108.
- verrucosa, 108.
Eurhynchium círcinatum, 332.
- prffilongum, 333.
- pumílum, 332.
- speciosum, 332.
- Stokessi, 332.
- striatum, 332.
Evernia prunastri, 209.
Exoascus pruni, 118.
Fissidens decipiens, 330.
- incurvus, 330.
- tasífolíus, 331.
Fontinalis Duriíei, 332.
Fossombronía angulosa, 330.
FruUanía dílatata, 218, 330.
- tamariscí, 218, 330.
Fuñaría calcárea, 331.
Fuñaría hygrometrica, 331.
Genista lusitanica, 60.
Graphís scripta, 211.
Grimaldía díchotoma, 219, 330.
Grimmia apocarpa, 331.
- orbicularis, 331.
- pulvinata, 331.
Gymnomitrium, 218.
Gypsophíla, 327.
Gyrophora cylíndrica, 160.
Halimeda Tuna, 197.
Heleocharis ovata, 65.
Helvella dímidíata, 153.
Hieraciuní andryaloides, 67.
Hinojo, 119.
Homalía lusitanica, 239, 332.
Homalothecium sericeura, 332.
Hydnum auriscalpíum, 118.
Hypnum cupresiforme, 333.
- purum, 333.
Isoétes Hystrís, 64.
- velata, 64.
Jungerraannía bidentata, 329.
- mínor, 329.
- ven tricosa, 329.
Lathyrus palustris, 198.
Lavatera maritima, 327.
Lecanora atra, 159, 210.
- badía, 159.
- horriza, 210.
- parella, 210.
- rugosa, 210.
- subfusca, 210.
- sulphurea, 210.
Lecidea contigua, 211.
- geographica, 160, 211.
- leptoclíne, 160.
- parasema, 211.
- pétrea, 211.
Lejeunía serpyllífolia, 329.
Leocarpus vernicosus, 118.
Leontodón crispus, 67.
- hispidus, 67.
376
boletín de la sociedad española
Leptodon Smithii, 332.
Leucanthemum cebeune.ise, 66.
- palmatum, 66.
- sibiricum, 66.
Lunularia vulgaris, 218^ 330.
Lycoperdon echinatum, 167.
- furfuraceum, 156.
- gemmatuin, 157.
Lycopodium iuundatum.
Lygeum Spartum, 176.
Madotheca levigata, 329.
- platyphylla, 329.
Mahonia, 217.
Marasmius alliatus, 156.
Marchantía polymorpha, 218, 330.
Melampsora tremulae, 156.
Mentha Scliultzii, 198.
Mesembryanthemum glaucum, 198.
Metgeria furcata, 330.
Mnium insigne, 331.
Musa Ensete, 161.
Mycena corticola, 166.
- fllopes, 165.
Myosotis globularis, 198.
Neckera complánala, 332.
Nephromium líevigatum, 209.
líymphseaalba, 170, 212.
CEnanthe silaifolia, 198.
Olivo, 177.
Olmo, 158.
Opegrapha atra, 211.
Orthotrichum anomalum, 331.
Parmelia caperata, 169, 209.
- conspersa, 209.
- dubia, 209.
- isidiotyla, 209.
- lusitana, 209,
- omphalodes, 169.
- perforata, 209.
- perlata, 169.
- prolixa, 209.
- stigia, 159.
- sulcata, 209.
Parmelia tiliacea, 169.
- trichotera, 209.
Pellia calycina, 330.
Peltigera canina, 159, 209.
- rufescens, 209.
Pertusaria communis, 159.
- lesophaca, 210.
Peziza coccínea, 163.
Phascum rectum, 333.
Phoenix dactylifera, 212.
Phragmidium incrassatum, 229-.
Phyllactinía guttata, 119.
Physcia coesia, 209.
- leptalea, 209.
- muscigena, 209.
- obscura, 209,
- stellaris, 160.
Picridium vulgare, 217.
Pinos, 208.
Pinas pinaster, 156.
Placodium fulgens, 211.
- murorum, 160.
Plagiochila interrupta, 329.
Pleurotus perpusillus, 156.
Polyporus viscosus, 156.
Populus trémula, 156.
Pottia Starkeana, 333.
- Starckei, 333.
Psora lurida, 211.
Pteregonium gracile, 332.
Pteris aquilina, 248.
Puccinia vincte, 230.
Quercus, 217.
- infectoria, 82.
Eadula complanata, 329.
Ramalina calicaris, 209.
- evernoides, 208.
- farinácea, 208.
- fastigiata, 208.
Ramio, 303.
Reboulia hemisphaerica, 219,330.
Rhus semialata, 84.
Rhychostegium rusciforme, 332.
DE HISTORIA NATURAL.
Rhychostegium tenelluin, 332.
Roble, 119, 155.
Rosa centifolia, 229.
Ruines snífraticosus, 150.
Saccharomyces cerevisise, 248.
Santolina oblongifolia, 223.
Scleroderma ** hemisphíericum,
157.
- verrucosum, 157.
- vulgare, 157.
Scloropodium illecebrum, 333.
Sedum, 217.
- brevifolium, 69.
- cruciatum, 69.
Sempervivum, 217.
Sida i'hombiiolia, 198.
Silene Boryi, 1 98.
Sonchus maritimuSj 327.
Soutbbya tophacea, 329.
Sparganiun neglectum, 64.
- ramosum, 64.
- simplex, 64.
Spbferocarpus terrestris, 330.
Sphagnum, 218.
Squamaria ci-assa, 210.
Stereocaulon nanum, 208.
Sticta pulmonacea, 209.
Targionia hypophylla, 219, 330.
Thamnium alopecurum, 332.
Toninia vesicularis, 211.
Tricholoma acerbum, 155.
Trichostouuim miitabile, 331.
ümbilicus pendulinus, 217.
Urecolaria scruposa, 210.
üromyces rumicum, 23Ü.
ustilago bromivora, 152,
Verónica demissa, 198.
Webera carnea, 331.
- Tozeri, 331.
Weisia viridula, 330.
Xanthoria concolor, 210.
- parietina, 210.
Zea mays, 248.
Zoología.
Abeja, 98.
Abia candeiis, 200.
Allantas bicinctus, 203.
- margiuellus, 203.
- scrophularise, 203.
- tenulus, 203.
- tricinctus, 203.
- viduns, 203.
Almeja de lio, 249.
Amasis lateralis, 200.
Amphioxus, 366.
Apis, 368.
Aphis chinensis, 84.
Aphthona * Fuentei, 107, 177.
Apterogyna, 311.
Arca, 306.
Ascalaphus bseticus, 178.
- Cunii, 178.
Asida, 271.
Assiminea sicana, 302.
Athalia glabricollis, 201.
- lineolata, 201.
- lugens, 201.
- rosee, 201.
- spinarum, 201.
Bembidium (Testedioliim).
Bithynia, 212.
Bithium jadertinum, 302.
Blennocampa assimilis, 202.
- confusa, 202.
- ephippium, 202.
- fuliginosa, 202.
- fuscipennis, 202.
- melanocephala, 202.
- nigrita, 202,
- pubescens, 202.
378
boletín de la sociedad española
Bleunocampa pusüla, 202.
- ruficruris, 202.
Bubopsis, 178.
Oeecilianella, 108.
Cselestele, 198.
Caenoneura Dahlbomi, 201,
Callicrania pellucida, 334.
Cangrejo de río, 249.
Capreolus europaeus, 296.
Caracol, 249.
Carcharodon, 309,
Cardium, 306.
Cathormiocerus densestriatus, 177.
Catops nitidicollis, 106.
Cephus Antigaj, 203.
- Frugi, 203.
- pygmasus, 203.
- tabidus, 203.
Chalicodoma, 94.
Chauliodus Sloani, 104.
Chloroperla grammatica, 204.
Chrysis angustifrons, 222.
- bidentata, 222.
- Grohmanni, 222.
- Grohmanni, var. ** Bolivari, 222
- incisa, 222.
- Joppensis, 222.
- Leachi, 222.
- mutabilis, 222.
- pustulosa, 222.
- spiendidula, 222.
Chrysopa inornata, 178.
- luteola, 178.
- prasiua, 178.
- vulgaris, 178.
Cistella cuneata, 302.
Cladius pectinicornis, 200.
Codorniz, 304.
Golumbella, 301.
Conus, 306.
Crypticus (Seriscius)? murinus, 299.
Gryptus maurus, 176.
Cuculus canorus, 234.
Cynips polycera, 82.
Cyphona furcata, 200.
Dasylabris itálica, 311.
- maura, 311.
Delphacodes Bolivari, 176.
- Lethierryi, 176.
Dericorys Bolivari, 276.
Dermomurex scalarinus, 302.
Dictyopteryx rectángula, 205.
Diplax depressiuscula, 135.
- flaveola, 134.
- Fonscolombei, 135.
- meridionalis, 135. i
- pedemontana, 134.
- sanguínea, 135.
- striolata, 135.
- vulgata, 135.
Diplolepis gallae-tinctorise, 82.
Dolerás seneus, 201.
- anticue, 201.
- etruscus, 201.
- fissus, 201.
- haematodes, 201.
- hispanus, 201.
- lateritius, 201.
- niger, 201.
- pratensis, 201.
- puncticolli?, 201.
- sanguinicollis, 201.
- Thomsoni, 201.
Dorcadion albicans, 287.
- ** almarzense, 279.
- Amori, 285.
- annulicorne, 289.
- circumcinctum, 271, 279.
- '-* demándense, 286.
- esteparium, 270, 285.
- Ghiliani, 272, 282.
- Graellsi, 271, 288.
- Handschuchi, 289.
- Heydeni, 279.
- - var. ** Seeboldi, 288.
- hispanicum, 271, 283.
DE HISTORIA NATURAL.
3-;9
Dorcadion Iserni, 271.
- Korbi, 271.
- Lauflferi, 272, 283.
- lorquini, 285.
- Marmottani, 285.
- Martinezi, 272, 286.
- molitor, 279.
- ** mosqueruelense, 283.
- mucidum, 289.
- mus, 289.
- Navasi, 279.
- ** neilense, 278.
- ** parmeniforme, 288.
- Perezi, 272, 283.
- ** pruinosum, 285.
- Reinosse, 271.
- seguntianum, 270.
var. ** intermedium, 287.
- Spinolse, 286.
- sutúrale, 289.
- tenuecinctum, 290.
- ** tercíense, 282.
- Uhagoni, 271, 279.
- ** villosladense, 280.
Echthrus angustatus, 176.
EUampus auratus, 221.
- politus, 221.
Emphytus basalis, 201.
- carpini, 201.
- ciíactus, 201.
- grossulariíe, 201.
- rufocinctus, 201.
Ephippiger (Callicrania) Seoanei,
var. ** l£eta, 333.
Eremocharis iusignis, 276.
Erinaceus europteus, 296.
Eriocampa ovata, 202.
Eulipus punctidorsis, 299.
Gadinia Garuoti, 301.
Gastrochania conchyliophila, 302.
Globicephalus brachypterus, 295.
- indicus, 295.
- macrorhynchus, 295.
Globicephalus melas, 294.
- Scammonii, 295.
- Siboldii, 295.
Gnatophyia occidentalis, 176.
Gryllodes ** Carrascoi, 87.
Harpiphorus lepidus, 201.
Hedychrum lucidulum, 222.
Helioscirtus capsitanus, 292.
- Finotianus, 292.
- ** Fonti, 291.
- Moseri, 292.
Helix alpina, 91.
- aperta, 91.
- arigoi, 237.
- arrosa, 91.
- aspersa, 60, 90.
- austríaca, 9] .
- Duro!, 306.
- Kellethi, 91.
- lapicida, 91.
- monistrolensis, 238.
- Mormonum, 91.
- Niciensis, 91.
- Nickiiiniana, 91.
- penchinetis, 238.
- pomatia, 91.
- sequoicola, 91.
- serpentina, 91.
- Stearnsiana, 91.
- Tryony, 91.
- vermiculata, 91.
- (Iberus) Companyoi, var. ** príe-
conia, 238.
- (Xerophila) luteata, var. ** ga-
lestoma, 237.
** opalina, 237.
- - ** petasia, 237.
** strenua, 237.
Hemichroa rufa, 200.
Herpestes albicaudus, 138.
- ** Almodovari, 139.
Holopyga férvida var ** Buyssoni,
221.
380
boletín de la sociedad española
Holophyga gloriosa, 221.
- punctatissima, 222.
Hyalinia, 198.
Hydrfena gracilis, 177.
- (Heenydra) hispánica, 177.
Hydrobia acuta, 302.
- ventrosa, 302.
Hydrocampa lemnata, 172.
- * nymphseata, 169.
- * rivularis, 171.
- * stratiotalis, 172.
Ilylotoma melanochroa, 200.
- pagana, 200.
- roste, 200.
- thoracica, 200.
- ustulati, 200.
Hysteropterum grylloides, 198, 258.
Isopteryx Burmeisteri, 200.
- torrentium, 206.
Isosymus, 207.
Labia minor, 336.
Leptusa Abeillei, 177.
Lepus cuniculus, 296.
- meridionalis, 296.
Leuctra, 207.
Lithodomus, 258.
Lutra vulgaris, 296.
Lyda fausta, 203.
Lygus pastinacfe, 107.
Macrophya albicincta, 202.
- blanda, 202.
- crassula, 202.
- duodecim-punctata, 202.
- hpematopus, 202.
- militaris, 203.
- neglecta, 202.
- novemguttata, 202.
- punctum-album, 202.
- rustica, 202.
Meles taxus, 296.
Meligetbes Lederi, 106.
Merluza, 105.
Micipsa Mulsanti, 299.
Mitra, 301.
Murex, 306.
Mus mnsculus, 296.
- rattus, 296,
Mutilla barbara, 31 1.
- europfea, 310.
- littoralis, 311.
- montana, 311.
- partita, 311.
- pusilla, 311.
- riifipes, 311.
- subcomata, 311.
- viduata, 310,
Myotis nigricans, 293.
- Thomasi, 293.
Myrmica IfevinodiSj 303.
Myrmilla calva, 311.
- Chiesii, 311.
Myrmosa, 311.
Nematus abbreviatus^ 200.
- conjugatus, 201.
- crassicornis, 200.
- crassus, 200.
- lucidus, 200.
- melanocephalus, 201.
- miliaris, 201.
- myosotidis, 201.
- pavidus, 201.
- puncticeps, 200.
- rumiéis, 201.
- varuSj 200.
Nemura ** Bolivari, 113, 206.
- cámbrica, 114.
- dubitans, 114.
- ** fulviceps, 114, 206.
- lacustris, 115, 206.
- lateralis, 206.
- subtilis, 116.
- variegata, 178, 206.
Notozus productus, 221.
Nymphula (Hydrocampa) * lunu-
lalÍ8, 171.
* transversalis, 171.
DE HISTORIA NATURAL.
381
Kymphula (Hydrocampa)* tripunc-
talis, 170.
Ocnerodes Brunnerij var. ** cyani-
pes, 86.
Odostomia scandens, 302.
Omias * castilianus, 106.
Orthetrum, 63.
- albystilum, 71.
- brunneum, 71.
- cancellatum, 71.
- chrysostigma, 71.
- ccenilescens, 71.
- nitidinerve, 70. •
Oxylophus glaudarius, 234.
Oxinoé olivácea, 302,
Pachyprotasis rap», 202.
- simulans, 202.
Peecilosoma carbonaria, 202.
- Inteola, 202.
Paloma, 2-52.
Palusdestrina acuta, 302.
Pamphagus mouticola, 87.
- ** punctatus, 86.
Perineiira lateralis, 203.
- nassata, 203.
- picta, 203.
- scutellaris, 203.
- solitaria, 203.
- viridis, 203.
Perla abdominalis, 206.
- affinis, 206.
- bíetica, 204.
- barcinonensis, 205.
- cephalotes, 204.
- chlorella, 204.
- flaviventris, 205.
- Hageni, 205.
- hispánica, 205,
- ruadridensis, 205.
- malaccensis, 205.
- marginata, 205.
Pergicula, 301.
Phaleria cadaverina, 299.
Phytodecta variabilis, 177.
Pimelia canescens, 299.
- grandis, 299.
Platyclei?, 267.
Priophorns padi, 200.
Psylla (Euphyllnra) ole;e, 177.
Puer maculatus, 178.
Pupa partiotis, 238.
- secalis, 238.
- (Torqiiilla) ** cadica, 238.
** tuxensis, 238.
Putorius fwtidn.s, 296.
- foina, 296.
- vulgaris, 296.
Pycnogaster Bolivari, 269.
- brevipes, 270,
- cucullata, 270.
- Finoti, 269.
- Graellsi, 270.
- iuermis, 268.
- jugicola, 270.
- * Sanchez-Gomezi, 267.
Pyrameis cardui, 276.
Rana, 249.
Rickia Wasmanni, 303.
Rissoia glabrata, 302.
- lia, 302.
Rupicapra tragus, 296.
Sanguijuela, 249, 369.
Scaurus ovipennis, 299.
Schizocera sp. nov, 200.
Scirtobsenus lusitanicus, 335,
Selandria inorio, 202.
- serva, 202.
- stramineipes, 202.
Smaragdinella, 301.
Sorex araneus, 296.
Stauronotus brevicoUis, 336.
- crassiusculus, 335.
- maroccanus, 336.
Stenobothrus parallelus, 107.
Stenolophus skrimshiranus, var. **
xanthochrous, 105.
382
boletín de la sociedad española
Stenomutilla argentata, 311.
Stizus distinguendus, 176.
- pubescens, 176.
Strongylogaster cingulatus, 203.
- multifasciatus, 203,
Sus scropha, 296.
Teniopteryx ** arcuata, 111, 207.
- Braueri. 207.
- risi, 112.
Talpa europjea, 296.
Tapir, 95.
Taxonus agrorum, 202.
- glabratus, 202.
Tenthredo coryli, 203.
- Lachlaniana, 203.
- livida, 203.
- maura, 203.
- microcephala, 203.
- procera, 203.
Theleproctophjila australis, 178.
Trachynotus fuscipennis, 176.
Trachyphloeus ** picturatus, 106.
Trichiocampus rufipes, 200.
Trichiosoma betuleti, 200.
Vanellus cristatus, 164.
Vespertilio Eepadse, 131.
Vesperugo pipistrellus, 296.
Vesperus brevicoUis, 177.
- conicicollis, 177.
- flaveolatus, 177.
- hispalensis, 177.
- luridus, 177.
- Petersi,181.
Vitrea blanci, 237.
- ** lepta, 236.
Viverra genetta, 296.
Vulpes vulgaris, 296.
Xerophila acentromphala, 237.
Zophosis planee, ese-
El Vicesecretario,
José María Dusmet.
ÍNDICE DE LO CONTENIDO EN EL TOMO II
Págs.
Junta directiva y comieiones para 1902 3
Lista de Socios 5
Relaciones del estado de la Sociedad y de su Biblioteca :U
Sesión del 8 de Enero de 1902 . 57
Pau (C.)— Observaciones sobre la vegetación de la Sierra de Béjar . . 60
Calderón (S.) — Noticias bibliográficas «Nuevas investigaciones so-
bre la relación entre la evolución y la estructura geológica de la
Península ibérica y las aguas minerales de España por el doctor
Haüser» «Nota de Mr. Ch. Barrois sobre Graptolitos de Cataluña. 61
Merino (R. P. B.) — Algunas especies raras, nuevas ó críticas de la flora
española en general y particularmente de la gallega 64
Navas (R. P. L.) — Notas entomológicas: VIH. El género Orthetrum en
España 69
Hernández Pacheco (E.) — Los filones estanníferos de Cáceres y su
comparación con los de otras regiones 72
Fernández de Gatta (M.) — Nuevos estudios sobre las agallas (con-
clusión) ; 81
Bolívar (I.) — Ortópteros nuevos de España, 86
Sesión del 5 de Febrero de 1902 89
González Hidalgo (J.) — Nota bibliográfica sobre anatomía del Helix
asperea 90
Reyes y Prosper (E.)— Fotograbado de una palmera ramificada de
Elche 92
Mazo (J.) — Fósiles recogidos en Mogner 94
MiQüEL (M.) — Dientes fósiles de La Cistérniga 94
Casares (J.) y Busquet (J.)— Investigación de la litina en varias aguas
minerales 96
384 BOLETJN DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA
Pág-s
JiMENO (H.) —La miel de abejas 98
FoNT y Sagdé (N.) — Nota sobre el silúrico superior del valle de Cam-
prodón ^Pirineos catalanes) 1 02
BcEN (O. de). — El Chauliodus Sloani 104
FüESTE (J. M. DE la).— Datos para la fauna de la provincia de Ciu-
dad-Real .' '. 105
Reyes Prósper (E.) — Los granos de almidón en las Euforbiáceas. . . 107
Klapalek (F.) — Tres pérlidos de España. ... 111
Chaves y Pérez del Pulgar (F.)— Sobre la presencia de fragmentos
carbonosos, bituminosos y de hulla en una arcilla de Maro (Má-
laga) , 115
Lázaro (B.) - Nuevos hongos de España 117
Casares (J.) y Salavert (E.) — Determinación del bromo en las aguas
minerales 119
Sesión del 5 de Marzo de 1902 . . 121
Rivera (E.)— Sobre la enseñanza de la Historia natural en los insti-
tutos 1 22
Caldero V (S.) — Sobre un bólido observado en Guadalcanai en 1." de
Febrero 125
Calderón (S.j — Nota de Mr. Nickies sobre fenómenos de recubri-
miento en la zona subbétic?. 126
Chaves y Iérez del Pulgar (F.) — Hueso fósil hallado en Maro 126
Hernández Pacheco (E.)— Sobre la existencia de fenómenos glacia-
res en el Norte de Extremadura 127
Cabrera Latorre (A.) — Nota sobre la iconografía del Ves])ei-tilio
Espades 131
Navas (L.)— Notas entomológicas. IX. El género Dqilax en España. 132
Calderón (S.)— Albita de Antequera.. 136
Cabrera Latorre (A.) — Un nuevo mamífero del gí^nero Herpesfes.. . 138
BoscÁ Y Casanoves (E.)— Notas sobre un Megaterio existente en
Valencia. (Láminas i y ii) 139
Font Y Sagué (N.)— Rocas eruptivas del valle de Camprodón 146
— Nota sobre el carbónico del valle de Camprodón 148
Reyes y Prosper (E.)— Notas de histología vegetal 151
Lázaro (B.) — Nuevos hongos de España. (Láminas iii y ivj 162
MÁS Y Guindal (J.) — Uua excursión botánica al Pico de Ocejón 169
-Sesión del 2 de Abril de 1902 \i,\
Rodríguez Moürelo (J.)— Ejemplar de n^onosolfuro de hierrro obteni-
do en horno de Bloc . 163
Calderón (S.) — Sobre la palabra torrontera 163
Cannaviello (E.)— Contribución al estudio de los microlepidópteros
de la Italia Meridional.,, 164
DE HISTORIA NATURAL. 385
Págs.
üusMET Y Alonso (J. M.) — Noticia de lo publicado en 1901 sobre
Entomología de España 175
Ramóx y Cajal (P.) — Algunas reflexiones sobre la doctrina de la evo-
lución orgánica de los corpúsculos piramidales del cerebro 179
Calderón (S.) — Una lluvia de polvo en Portugal . 190
Sesión del 7 de Mayo de 1902 193
Calderón (S.)— Cuestionarlo para los terremotos 195
'LLzK.no (B.)—Halimeda Tima Lamour y Aneiira nmltifida Dum. en
Valencia 196
Barras de Aragón (F. de las). — Noticia de la última parte de la
obra «Plantas nuevas para la flora de Portugal» del Sr. Gonzalo
Sampaio 198
ScHRAMM (J.)— Datos para el conocimiento de la fauna himenoptero-
lógica de España 198
Bolívar (I.)— Apuntes para el estudio de los Pérlidos de España. . . 204
Llenas y Fernández (M.) — Algunos liqúenes de los alrededores de
Barcelona 207
Ferher y Hernández (J.)— Nota sobre la turba del delta del Ebro . . 211
Moles Ormella (E.) — Palmera ramificada de Barcelona 212
Casares Gil(J.) — Sobre la presencia del manganeso en proporción
. notable en una agua mineral de la provincia de Gerona 214
Casares Gil (A.) — Algunas observaciones sobre la coloración rojiza
de ciertas hepáticas 217
García Mercet (R.) — Nota sobre algunos Crisídidos de Siria 221
EivAs Mateos (M.) — La Santolina ohlongifolia B. de Sierras de Gre-
dos, Béjar y Gata 223
Sesión del 4 de Junio de 1902 225
Bolívar (I.)— Adquisición de los meteoritos de Guareña y de Ma-
drid para el Museo de Ciencias y aviso de haberse abierto al pú-
blico dicho Establecimiento 227
Vázquez Figueroa (A.) — Noticia necrológica de D. Miguel Cuní y
Martorell 227
Lázaro (B.)— Nota sobre el interés que tiene la recolección de hon-
gos microscópicos, con motivo de dos de ellos hallados en el Jar-
dín Botánico 228
Calderón (S.) — Noticia bibliográfica «La faune ichthyologique des
calcaires lithographiques de la province de Lérida par Mr. Sau-
vage » 230
Calderón (S.)— Sobre descubrimiento de huesos fósiles en Villa-
mayor (Salamanca.) 230
Casares Gil (J.)— Sobre la presencia del metano en las aguas mine-
rales de Tona (Barcelona) 232
T. II. — Diciembre, 1902. 2ó
3g6 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA
Págs.
Antiga (P.)— Sobre el paso del Oxyloplius glandarius Bp. por Bar-
celona 234
Ferree Hernández (J.) — Minerales del Cabo de Creus 235
Westerlund (C. a.) — Descripciones de Moluscos nuevos de España. 236
Casares Gil (A.)— La cápsula de la Homalia hisitanica Schpr 239
Pí Y SüÑER (A.)— Digestión de las levaduras 241
Pabjlo Soler (J.) — Clases prácticas de Historia natural en la Facul-
tad de Ciencias de la Universidad de Zaragoza 247
Calleja (C.)— Nota preliminar sobre la estructura de los apéndices
cecales de las aves 250
Sesión del 2 de Julio de 1902 253
Fernández Navarro (L.) — Noticia bibliográfica «Die Mineralfund-
statten der Iberischeu Halbinsel» de los Sres. Calderón y Tenne. . . 253
— Sobre la ambligonita de Cáceres 255
Calderón (S.) — Noticia del terremoto ocurrido en Murcia el 5 de
Mayo 256
— Sobre vocablos castizos de hidrología geológica 256
— Sobre la vanadinita de Santa Marta (Badajoz) y sobre una roca de
Almería 258
Calderón (S.) — Vocablos castizos de hidrología geológica 259
Navas (R. P. L.) — Notas entomológicas. X. El género Pycnogaster
Graells en España 266
Martínez de la Escalera (M.) — Notas sobre los Dorcadion de Es-
paña 270
Sesión del 8 de Octubre de 1902 270
Calderón (S.) — Noticia sobre bólidos observados en Almadén y en
León y Zamora 274
FoNT Y Sagüé (N.) — Sobre la excursión que realizó á Río de Oro .... 275
Bolívar (I.)— Noticia de algunos insectos traídos de dicha excursión. 275
Calderón (S.) — Celestina de Garrucha (Almería) 276
— Nota bibliográfica «Les lies Salvages» por E. Schmitz 276
— Granate de Cortegana (Huelva) 276
Barras de Aragóm (F. de las) — cSur la déformation du cráne cliez
les Nfeo-Hebridais», por M. Ph. Fran90is 277
Escalera (M. de la). — Especies nuevas del género Dorcadion 278
Bolívar (L) — Nuevo Helioscirtus de Río de Oro 291
Cabrera Latorre (A.)— Nota sobre el verdadero habitat del Myotis
Thomasi 293
— Sobre un Qlohicephalus encontrado en la costa del Mediterráneo. 293
Graiño (C.)— Mamíferos del litoral de Asturias 296
Sesión del 5 de Noviembre de 1902. 297
Aranzadi (T.)— Sobre términos castizos de hidrología geológica 300
DE HISTORIA NATURAL. 387
Págs.
Chaves y Pérez del Pulgar (F.) — Resina mineral de Almargen (Má-
laga) 301
Oru (E.) — Fósiles recogidos en Navajas (Castellón) 301
MiQUEL (M.) — Moluscos que deben considerarse como de la fauna
española 30 1
Navas (R. P. L.) — Observaciones sobre varios hongos microscópicos. 302
Pacheco (E. H.)— Un análisis de la ambligonita de Cáceres 303
Salvador y Gtl (A.) — Un caso curioso de incubación 304
FoNT Y Saqué (N. ) — Los kiokenmodingos de Río de Oro (Sahara
español). (Láminas v y vi) 305
García Mercet (R.)— Sobre la emisión de sonidos por las mutilas. . . 309
Agdilar (C.)— Miocénico lacustre de la comarca bilbilitana. ....... 312
Casares Gil (A.) — Catálogo de las muscíneas de los alrededores de
Barcelona 327
Navas (L.) — Notas entomológicas. XI. Algunos insectos de España
poco conocidos 333
Sesión del 3 de Diciembre de 1902 337
Rodríguez Moukelo (J.) — D. José Macpherson. Noticia necrológica. 342
MiQUEL É Irizar (M. de). — Nota sobre un equinodermo fósil del
cretáceo de Morella 366
Barras de Aragón (F. de las). — Congreso de Antropología de
París 358
Blanco y Juste (R.) — Nota bibliográfica acerca de una obra sobre
los Astures lanciensés, publicada por D. Elias Gago Rabanal. . . . 359
Tomás (C.) — Contribución al estudio de la Anatomía filosófica.
Ley de la monogastria 361
índice alfabético de los géneros y especies mencionados ó descritos
en el tomo ii del Boletín .... 371
índice de lo contenido en el tomo ii del Boletín 383
Se ha publicado este tomo en diez cuadernos, que han aparecido cada
uno de ellos dentro del mes correspondiente cuya indicación se halla al
pie de cada pliego. Lleva además seis láminas y un retrato.
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