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Full text of "Boletín de la Sociedad Española de Historia Natural"

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N 


BOLETinsr 


DE    LA   SOCIEDAD    ESPAÑOLA 


DE  HISTORIA  NATURAL 


MADRID 

ESTABLECIMIENTO   TIPOGRÁFICO   DE   FORTANET 

IMPRESOR   DE   LA   REAL.   ACADEMIA   DE   LA   HISTORIA 

Calle  de  la  Libertad,  núm.  29 
^902 


JUNTA     DIRECTIVA 


SOCIEDAD   ESPAÑOLA   DE   HISTORIA   NATURAL 

:P-A.I?-.A.    1902 

Presidente D.  Federico  Oloriz  y  Ag-iiilera. 

Vicepresidente D.  Zoilo  Espejo. 

Tesorero D.  Ig-nacio  Bolívar  y  Urrutia. 

Secretario D.  Salvador  Calderón  y  Arana. 

Vicesecretario D.  José  María  Dusmet  y  Alonso. 

Bibliotecario D.  Eafael  Blanco  y  Juste. 

Vicetesorero D.  Antonio  García  Várela. 

Cominión  fie  publicación. 

D.  Francisco  de  P.  Martínez  y  Sáez.— I).  José  Macpher.son. 
D.  Germán  Cerezo  y  Salvador. 

Comitión  de  Cntálogos. 

D.  Gabriel  Puig-  y  Larraz.  — D.  Blas  Lázaro  é  Ibiza.  -D.  José 
■  KodrígniezMourelo.— D.  José  María  Dusmety  Alonso.— D.Juan 
Manuel  Díaz  del  Villar.— D.  Enrique  Pérez  Zúñig-a.— D.  Ang-el 
Cabrera  Latorre. 

SECCIÓN      OE     BARCELONA. 

Presidente.  ....*.  D.  José  Casares  Gil. 

Vicepresidente D.  Carlos  Ferrer. 

Tesorero D.  Ig-nacio  Tarazona. 

Secretario.       D.  Marcelo  Rivas  Mateos. 

Vicesecretario D.  Manuel  Carbó  y  Domenech. 

SECCIÓN      DE     SEVILLA. 

Presidente D.  Manuel  Medina  y  Ramos. 

Vicepresidente D.  Ildefonso  Urquía  y  Martín. 

Tesorero D.  Julio  del  Mazo  y  Franza. 

¿Secretario D.  Federico  Chaves  y  Pérez  del  Pulg-ar. 

Vicesecretario I).  Manuel  Miquel  é  Irizar. 

SECCIÓN      DE     ZARAGOZA. 

Presidente. D.  Hilarión  Jimeno. 

Vicepresidente I).  Pedro  Ramón  y  Cajal. 

Tesorero D.  Félix  Gila  y  Fidalg-o. 

Secretario D.  Pedro  Moyano  y  Moyano. 

Vicesecretario D.  Juan  P.  Soler  y  Carceller. 


o  1  á 


Socios  fundadores. 


D.  José  Arguinosa.  f 

D.  Ignacio  Bolívar  y  Urrulia. 

Excma.  Sra.  D.^  Cristina  Brunetti 
de  Lasala,  Duquesa  de  Mandas. 

D.  Francisco  Cala,  f 

Excma.  S  *D  a  Amalia  de  Heredia, 
Marquesa  Viuda  de  Casa  Loring. 
Excmo.  Sr.  D.  Miguel  Colmeiro.  f 
I).  Antonio  Cipriano  Costa,  f 
Excmo,  Sr.  D.  Cesáreo  Fernández 

Losada. 
D.  Saturnino  Fernández  de  Salas,  f 
D.  Manuel  María  José  de  Galdo.  f 
D.  Joaquín  González  Hidalgo. 
D.  Pedro  González  de  Velasco.  f 


D.  Ángel  Guirao  y  Navarro,  f 

D.  Joaquín  Hysern.  f 

D.  Marcos  Jiménez  de  la  Espada,  f 

D.  Rafael  Martínez  Molina,  f 

1).  Francisco  de  Paula  Martínez  y 

Sáez. 
D.  Manuel  Mir  y  Navarro. 
D.  Patricio  María  Paz  y  Membiela.  f 
Excma.  Sra.  Condesa  de  Oñate.  f 
D.  Sandalio  Pereda  y  Martínez,  f 
D.  Laureano  Pérez  Arcas,  f 
D.  José  María  Solano  y  Eulate. 
D.  Serafín  de  Uhagón. 
D.  Juan  Vilanova  y  Piera.  f 
D.  Bernardo  Zapater  y  Marconell. 


Presidentes  que  lia  tenido  esta  Sociedad  desde  su  fundación 
en  8  de  Febrero  de  1871. 


1871-72.  Excmo.  Sr.  D.Miguel  Col-       1887. 
meiro.  f  1888. 

1873.  D.  Laureano  Pérez  Arcas,  f 

1874.  limo.  Sr.  D.  Ramón  Llórente       1889. 

y  Lázaro,  f 
1876.  limo.    Sr.    D.    Manuel   Abe-       1890. 
leira.  f 

1876.  Excmo.  Sr.  Marqués  de  la  Ri-       1891. 

vera,  f  1892. 

1877.  limo.  Sr.  D.  Sandalio  Pereda       1893. 

y  Martínez,  f 

1878.  D.  Juan  Vilanova  y  Piera.  f       1894. 

1879.  Escrao.   Sr.   D.   Federico   de 

Botella  y  de  Hornos,  f  1895. 

1880.  D.  José  Macpherson. 

1881.  D.  Ángel  Guirao  y  Navarro,  f       1896. 
1882    Excmo.    Sr.   D.  Máximo  La- 
guna, t  1897. 

1883.  Excmo.  Sr.  D.  Manuel  Fer-       1898. 

nández  de  Castro,  f 

1884.  D.  Pedro  Sáinz  Gutiérrez,  f  1899. 

1885.  D.  Serafín  de  Uhagón.  1900. 

1886.  D.AntonioMachadoyNúñezf       1901. 


limo.  Sr.  D.  Carlos  Castel. 

Excmo.  Sr.  D.  Manuel  M.  J. 
de  Galdo.  f 

D.  Ignacio  F.  de  Henestrosa, 
Conde  de  Moriana.  f 

D.  Francisco  de  P.  Martínez 
y  Sáez. 

D.  Carlos  de  Mazarredo. 

D.  Laureano  Pérez  Arcas,  f 

Excmo.  Sr.  D.  Máximo  La- 
guna, f 

Excmo.  Sr.  D.  Daniel  de  Cor- 
tázar. 

D.  Marcos  Jiménez  de  la  Es- 
pada, -f 

D.  José  Solano  y  Eulate,  Mar- 
qués del  Socorro. 

D.  Santiago  Ramón  y  Cajal. 

D.  Manuel  Antón  y  Ferrán- 
diz. 

D.  Primitivo  Artigas. 

D  Gabriel  Puig  y  Larraz. 

D.  Blas  Lázaro  é  Ibiza. 


XjISt^    3d:e¡    socios 
de  la  Española  de  Hísíoria  naíurai 

EN    7    DE    ENERO   DE    1902. 


Socios  protectores. 


EN    ESPAÑA. 


S.  M.  el  Rey  D.  Alfonso  XIII. 

S.  A.  el  Archiduque  Luis  Salvador. 

EN    EL     EXTRANJERO. 

S.  M.  G.  el  Rey  D.  Garlos  de  Portugal. 
S.  A.  S.  el  Príncipe  Alberto  de  Monaco. 

Socios  honorarios. 

SiR  Archívalo  Geikie,  Director  of  Geological  Survey  of  England 
and  Wales.— 28,  Jermyn  Street,  S.  W.,  Londres. 

Ph.  Van  Thiegen,  Professeur  adminislrateur  au  Museum  d'His- 
toire  naturelle. — 22,  rué  Vauquelin,  Paris. 

Adolf  Engler,  Dr.  Geheinier  Regierungsrath,  Professor  der 
Botanik,  Director  des  Kgl.-botanischen  Gartens  und  Mu- 
seums. — Motzstrasse,  89,  Berlin  W. 

D.  Santiago  Ramón  y  Gajal,  de  las  Reales  Academias  de  Medi- 
cina y  Giencias,  Catedrático  en  la  Facultad  de  Medicina, 
Consejero  de  Instrucción  pública. — Calle  de  Atocha,  64, 
Madrid. 

Carl  Brunner  von  Wattenwyl,  Consejero  áulico. — Trautsohü- 
gasse,  6,  Viena. 

SiR  John  Lubbock,  Lord  Abevury.  —  Bart.  M.  D.  Saint  James,  2^ 
London,  S.  W,;  también  en  Down  (Keni),  High  Elnis 
(Inglaterra). 

Albert  Gaudry,  Professeur  de  Paleontologie  au  Museum  d'His- 
loire  naturelle. — 7  bis,  rué  des  Saints-Peres,  Paris. 

Samuel  Hubbard  Scudder. — 156,  Brattle  Street,  Cambridge  (Es- 
tados-Unidos de  la  América  del  Norte). 


LISTA    DE   SOCIOS 


Socios  Correspondientes  extranjeros  (1). 

MM.  Acloque  (Alexandre).---69,  Aveime  de  Segur,  París. — (His- 
toria natural  general.) 

André  (Ernesl),  Notario  honorario;  de  la  Sociedad  ento- 
mológica de  Francia.  — 17,  rué  des  Promenades,  Gray 
(Haute-Saóne,  Francia). —  ( Himenópteros ,  especialmente 
Formícidos  y  Mutilidos.) 

Arnold  (Dr.  J.) — Munich. 

Balsamo  (Francesco). — Via  Salvator  Rosa,  '290,  Napoli  (Ita- 
lia).— (Botánica  y  principalmenle  algas.) 

Bedel  (Louis),  de  la  Sociedad  entomológica  de  Francia. — 
20,  rué  de  l'Odéon,  Paris. — (Coleópteros  palear  óticos.) 

Blanchard  (Dr.  Piaphael),  Pi-ofesor  en  la  F¿icultad  de  Me- 
dicina, Director  de  los  Archives  de  P ar asilólo gie. — 
226,  Boulevard  Saint-Germain  ,  Paris. — (Entomología 
general^  Hirudineos.) 

Bois  (D.),  Asistant  au  Muséum. — 15,  rué  Faidherbe  á  Saint- 
Mandé  (Seiue),  Fi'ancia.  —  [ Botánica.) 

BoMBici  (Prof.  L.),  Director  del  Gabinete  mineralógico  de 
la  Universidad. — Bologna  (Italia). — (Mineralogía.) 

BoRMANs  (Augusle  de). — 53,  via  GoíTrcdo  Gasalis,  Torino 
(Italia). — (ForjicúlidosJ 

Brizi  (Ugo).  —  Museo  Agrario,  Via  Santa  Susana,  Roma.  - 
(Botánica  y  principalmente  flora  de  Italia.) 

BüCKiNG  (Dr.  H.j,  Profesor  en  la  Universidad.  -Strasburgo 
(Alemania). 

Gamerano  (Lorenzo),  Profesor  de  Anatomía  compai'ada  y 
Director  del  Museo  zoológico  de  la  Universidad. — Palazzo 
Garignano,  Torino  (Italia).  —  (Anatomía  comparada, 
Gordiidos.) 

Gannaviello  (Prof.  Eurico). — Via  Nil:,  32,  Nápoli. 

Ghevreux  (Edouard). — Roule  du  Gap,  Bóne  (Gonslantine) 
Argelia. — (Crustáceos  anfipodos.) 


(1)  Con  el  objeto  de  fomentar  las  relaciones  científicas  entre  los  socios,  se  indica 
entre  paréntesis  y  con  letra  bastardilla,  después  de  las  señas  de  su  domicilio,  si  el 
socio  cultiva  en  la  actualidad  más  especialmente  algún  ramo  de  la  Historia  natural. 


DE    LA    ESPAÑOLA    DE    HLSTORIA   NATURAL.  7 

MM.  Cohén,  Profesor  en  la  Universidad.  —  Greifswald  (Alema- 
nia).— (Mineralogía.) 

CoiNGY  (Augusle  de). — Gháteau  de  Gourtoiseau  par  Trigue- 
res (Loirel),  Francia. 

DiíHviEUx  (Ermanno). — Via  Massena.  34. — Torino  (Italia). 

De  Toni  (Joannes  Baptista). — Via  Rogate,  2236.— Padova 
(Italia). 

DoLLFus  (Adrien),  Director  de  La  Feuille  des  Jeunes  natu- 
ralistes. — Rué  Pierre  Gharron,  35,  Paris. 

FiNOT  (P.  Adrien  Prosper),  Gapitán  de  Estado  Mayor,  reti- 
rado.— 27,  rué  Saint-Honoré,  Fontainebleau  (Francia).— 
(Ortópteros.) 

FouMouzE  (Armand),  Doctor  en  Medicina. — 78,  Faubourg 
Saint-Denis,  Paris.  —  (Entomología  médico -farmacéu- 
tica.) _ 

(jestro  (Raffaello),  Doctor,  Vicedirector  del  Museo  cívico  de 
Historia  natural. — Villeta  Dinegro,  Genova  (Italia). — 
(Coleópteros.) 

GiARD  (Alfred),  Profesor  de  Zoología  en  la  Facultad  de  Gien- 
cias.  Director  del  Laboratorio  de  Wimereux  y  del  Bulle- 
tin  Scientif\que  de  la  France  et  de  la  Belgique. — 14,  rué 
Stanislas,  Paris. — (Evolución,  Parasitismo,  Crustáceos.) 

GiRARD  (Albert  Alexandre),  Secretario  científico  de  S.  M. — 
Lisboa  (Portugal). — (Icliologia  y  Malacologia.) 

Heckel  (Edouard),  Profesor  en  la  Facultad  de  Giencias. — 
31,  Gours  Lieutaud,  Marseille  (Francia). — (Botánica.) 

HoRvÁTH  (Géza),  Doctor  en  Medicina,  Director  del  Museo 
nacional  de  Hungría.  —  Museumring,  12,  Budapest 
(Austria-Hungría). — (Hemípteros.) 

Janet  (Gharles).  —  Rué  Saint-Jacques,  Beauvais  (Oise), 
Francia. — (Costumbres  y  anatomía  de  las  hormigas.) 

KoNOw  (Friedrich  Wilhelm).  —  Teschendorf,  Grossherz. 
Meklenburg  (Alemania).  —  ( Himenópteros  y  especial- 
mente Tentredinidos,  Chalastogastra.) 

Kraatz  (Gustav),  Doctor  en  Filosofía,  Redactor  de  la 
Deutsche  Entomologische  Zeitschrift.  -W.  9,  Linkstras- 
se,  28,  Berlín. — (Coleópteros.) 

Meu.vier  (Stanislas),  Profesor  de  Geología  del  Museo  de 
Historia  natural. — 7,  Boulevard  Saint-Germain,  Paris. 
— (Litologia.) 


8  LISTA   DE    SOCIOS 

MM.  MoNTANDON  (Arnald  L.)  —  Filarete,  Slracla  Viilor,  Bukarest 
(Rumania). — (Hemipteros ,  principalmente  helerópteros.J 

Nery  Delgado  (J.  F.),  Geólogo. — Rúa  de  D.  Carlos  I,  35, 
Lisboa. — (Geología.) 

Oliviek  (Henry). — Baroches-au- Houlme  (Orne),  Francia. 

PicGiOLi  (Gomm.  Francesco),  Director  del  Ii;stitulo  fores- 
ta!.— Vallombrosa  (Italia). — f Botánica.) 

PiGGiOLi  (Lodovico),  Sub-Inspector  forestal. — Gapo  del  dis- 
tretto  foréstalo  di  Siena  (Italia). — (Botánica.) 

PoRTER  (Garlos  E.) — Director  general  del  Museo  y  de  la 
Revisía  Chilena  de  Historia  natural. — Gasilla,  1108,  Val- 
paraíso, Ghile. —  (Histología.  Crustáceos  decápodos  y 
hemipteros.) 

Preudhomme  de  Borre  (Alfred),  Individuo  de  varias  Socie- 
cüides  científicas. — Villa  la  Fauvelte,  Petit  Saconnex, 
Gene  ve  (Suiza). — (Entoinologia  general,  geografía  ento- 
mológica, coleópteros  y  principalmente  heterómeros  é 
hidrocántaros.J 

Richard  (Jules),  Doctor  en  Giencias,  Director  del  Museo 
oceanógrafico. — Monaco. — (Crustáceos  inferiores  J 

Salomón  (Dr.  W.) — Instituto  Mineralógico  de  la  Universi- 
dad.— Heidelberg  (Alemania). 

Sodiro  (R.  P.  J.)— Quito  (Ecuador). 

TuRNEz  (W.  Henri),  Do  la  Gomisión  Geológica. — Washing- 
ton (Estados-Unidos)  DG. — (Geologia.) 

Socios  numerarios  (1). 

1901.  Agell  y  Agell  (D.  José),  Alumno  de  Farmacia. —  Bar- 
celona. 

19ÜI.  Aguilar  Amat  y  Banus  (D.  Juan  del. — Gonsejo  de  Cien- 
to, 387,  Barcelona. — (Entomología). 

1896.  Aguilar  y  Cuadrado  (D.  Miguel),  Paseo  de  Atocha,  9, 
2.°,  Madrid. 

1894.  Aguilar  y  E;>teban  (D.  Cipriano  Luís),  Licenciado  en 
Ciencias  físico-químicas.  —  Plaza  del  Olivo,  7,  Cala- 
tayu'i. — (Botánica.) 


(1)    El  nombre  de  los  socios  numerarios  va  precedido  de  la  cifra  que  indica  el  aña 
de  su  admisión  en  la  Sociedad  y  el  de  los  socios  fundadores  de  la  abreviatura  S.  F. 


DE    LA    ESPAÑOLA    DE    HISTORL\    NATURAL.  9 

1897.  Alaejos  y  Sanz  (D.  Luís),  Licenciado  en  Ciencias  natu- 

rales.— Estación  de  Biología  nnarina.  Santander. 
1S98.     Allbutt  (D.  Enrique  A.),  de  la  Sociedad  geológica  de- 
Leed  y  de  la  de  Medicina  de  Atenas. — 24  Paik  Square. 
— Leeds,  York  (Inglaterra). — (Geología.) 

1898.  Alloza  Blasco  (D.  Leandi'o),  Alumno  de  la  Escuela  de 

Ingenieros  de  Caminos.— C.  de  las  Veneras,  4,  pral,,  y 

en  verano  en  Castellón. — (Geología.) 
1901.     Almera  (D.  Jaime),  Canónigo  de  la  Catedral. —Sagris- 

tans,  K  3.°,  Barcelona. —  (Geología  y  Paleontología.) 
1836.     Alorda  y  Sampol  (D.  Jaime). —  Harina,  28,  pral.,  Palma 

de  Mallorca. — (Lepidópteros  y  moluscos.) 
1894.     Álvarez  de  Toledo  y  Acuña   (D.  Fernando),  Conde  de 

Caltabellota. —  Palazzo  Bivoua,  Largo  Fernandina,  Ña- 
póles (Italia). 
1894.     Álvarez  Serei.x  (D.  Rafael),  Ingeniero  de  Montes,  Ex- 

Gobernador  civil  de  las  Baleares.  —  C.  de  las  Huertas^ 

41,  3.°,  Madrid. 

1893.  Antiga  (D.  Pedro). — C.  de  Lauria,  125,  Barcelona. 

1875.  Antón  y  Ferrándiz  (D.  Manuel),  Catedrático  en  la  Facul- 
tad de  Ciencias,  Jefe  de  la  Sección  de  Antropología  y 
Secretario  del  Museo  de  Ciencias  naturales.— C.  de  Oló- 
zaga,  5  y  7,  Madrid. — (Antropología.) 

1894.  Aragón  y  Esgagena  (D.  Federico),  Doctor  en  Ciencias  na- 

turales, Profesor  en  el  Colegio  de  Santoña  (Santander). 

1898.  Aramburu  y  Altuna  (D.  Pedro),  Doctor  en  Medicina,  Ca- 
tedrático en  la  Escuela  de  Veterinaria.  —  San  Felipe,  4, 
Zaragoza. 

1885.  Aranzadi  y  Unamcno  (D.  Telesforo),  Doctor  en  Farmacia 
y  en  Ciencias  naturales,  Catedrático  en  la  Facultad  de 
Farmacia  de  la  Universidad. — Barcelona. —  (Antropolo- 
gía y  Botánica.) 

1896.  Arráez  y  Carriás  (D.  José),  Abogado.~C.  de  Miguel 
del  Cid,  28,  Sevilla. — (Antropología  criminal.) 

1887.  Artigas  (D.  Primitivo),  Ingeniero  Jefe  de  Montes. — 
Calle  del  Reloj,  9,  principal  izquierda,  Madrid. — (Silvi- 
cultura.) 

1889.  Aulet  y  Soler  (D.  Eugenio),  Presbítero,  Doctor  en  Cien- 
cias físico-químicas  y  Licenciado  en  naturales,  Catedrá- 
tico en  el  Instituto  de  Huesca.— Olot  (Gerona). 


10  LISTA    DE    SOCIOS 

1873.  Ávila  (D.  Pedro),  Director  de  la  Escuela  de  Ingenieros 
de  Montes. — El  Escorial. 

1900.  AzAM  (D.José),  Arquitecto. — 14,  rué  de  Trans,  Dragui- 

guan  (Var),  Francia. — (Ortópteros  y  Hemípteros.) 

1897.  AzPEiTiA  Y  Moros  (D.  Florentino),  Profesor  en  la  Escuela 

de   Minas. — Glorieta   del  Cisne,   3,   hotel,    Madrid. — 
CMalacologia.) 

1901.  Ballestero  Pardo  (D.  Mariano),  Doctor  en  Ciencias. — 

Calatayud  (Zaragoza). 

1872.  Barboza  du  Bocage  (Excmo.  Sr.  D.  José  Vicente),  Direc- 
tor del  Museo  de  Historia  natural. — Lisboa. — (Mamífe- 
ros, aves  y  reptiles.) 

Í891.  Barras  de  Aragón  (D.  Francisco  de  las),  Doctor  en  Cien- 
cias naturales,  Catedrático  en  el  Instituto. — Avila. — 
(Entomología  y  Botánica.) 

Í901.  Barreiro  Martínez  (R.  P.  Agustín). — G.  de  Porlier,  2, 
Madrid. — (Botánica  y  Lepidópteros.) 

1895.  Bartolomé  del  Cerro  (D.  Abelardo),  Doctor  en  Ciencias 
naturales. — C.  de  Daoíz,  5,  Madrid. 

1902.  Bartomeu  y  Martorell  (D.  Ramón),  Doctor  en  Farma- 

cia.—Plaza  de  la  Universidad,  2,  Barcelona. 
1889.     Becerra  y  Fernández  (D.  Antonio),  Doctor  en  Ciencias 

naturales,    Catedrático    en    el    Instituto.  —  Almería. — 

(Entomología  agrícola  y  dibujo  científico.) 
1894.     Benedicto  Latorre  (D.  Juan),  Farmacéutico. —  Monreal 

del  Campo  (Teruel).  —[Botánica  y  moluscos  terrestres.) 
1901.     Benet  Andreu  (D.  José),  Catedrático  en  el  Instituto  de 

Teruel. 

1898.  Benjumea  y  Pareja  (D.  José). — C.  de  Pedro  del  Toro,  11, 

Sevilla. 

1901.     Biblioteca  de  Administración  Militar. — Madrid. 

1901.     Biblioteca  del  Instituto  de  Almería. 

1901.     Biblioteca  del  Instituto  de  Soria. 

Í890.  Blanco  del  Valle  (D.  Eloy),  Catedrático  de  Historia  na- 
tural en  el  Instituto. — Ciudad-Real. 

1892.  Blanco  y  Juste  (D.  Rafael),  Licenciado  en  Ciencias  na- 
turales. Ayudante  por  oposición  del  Museo. — C.  de  San- 
doval,  4,  pral.,  Madrid. 

1898.  Blas  y  Manada  (D.  Macario),  Doctor  en  Farmacia. — 
C.  del  Caballero  de  Gracia,  3,  Madrid. 


DE    LA    ESPAÑOLA    DE    HISTORLi   NATURAL.  11 

1901.     BoFiLL  (D.  José  María),  Doctor  en  Medicina. — Barcelona. 

s.  F.  Bolívar  y  Urrutl\  (D.  Ignacio),  Galedrático  en  la  Facul- 
tad de  Ciencias,  Jefe  de  la  Sección  de  Entomología  en  el 
Museo. — G.  de  Moreto,  1,  Madrid. — (Ortópteros,  Hemip- 
teros  y  Arquipteros.) 

1872.  Bolívar  y  Urrutia  (D.  José  María),  Licenciado  en  Medi- 
cina.— G.  de  las  Salesas,  2,  Madrid. 

1882.  Bolos  (D.    Ramón),  Farmacéutico,  Naturalista. — G.  de 

San  Rafael,  Olot  (Gerona).— Cfioídnica.; 

1898.  BoROBio  (D.  Patricio),  Catedrático  en  la  Facultad  de  Me- 
dicina.— Goso,  100,  Zaragoza. — (Pediatría.) 

1872.  BoscÁ  Y  Casanoves  (D.  Eduardo),  Licenciado  en  Medici- 
na, Gatedrático  de  Historia  natural  en  la  Universidad, 
Director  de  Paseos  y  arbolados. — Paseo  del  Grao,  Va- 
lencia.— (Reptiles  de  Europa.) 

1900.  BoscÁ  Y  Seytre  (D.  Antimo),  Doctor  en  Ciencias  natura- 
les, Profesor  auxiliar  en  la  Facultad. — Valenci2r. 

1900.  Brañas  (D.  Gonzalo),  Farmacéutico,  Académico  de  núme- 

ro de  la  de  Bellas  Artes. — Ancha  de  San  Andrés,  3,  La 
Goruña. 
1877.     Breñosa  (D.    Rafael),   Ingeniero  de  Montes  de  la  Real 
Gasa. — San  Ildefonso  (Segovia). — (Cristalografía.) 

1901.  Brügués  y  Esguder  (D.  Casimiro),  Doctoren  Farmacia  y 

en  Ciencias. — G.  del  Bruch,  66,  Barcelona. — (Histología 
vegetal.) 

1883.  Buen  y  del  Gos  (D.  Odón),  Gatedrático  de  Historia  natu- 

ral en  la  Universidad. — Barcelona. — (Botánica.) 

1897.  BuRR  (D.  Malcolm). — Dormans  Park,  East  Grinstead  (In- 
glaterra).— (Ortópteros  y  en  especial  forficülidos.J 

1901.  Caballero  (D.  Arturo),  Alumno  de  la  Facultad  de 
Ciencias.-    Madrid. 

1892.  Caballero  (D.  Ernesto) ,  Catedrático  de  Física  en  el  Ins- 
tituto.—  Pontevedra.  —  (Diatomeas.) 

1891,  Cabrera  Y  Díaz  (D.  Analael) ,  Médico  cii'ujano. — Laguna 
de  Tenerife  (Islas  Canarias). — (Himenópteros.) 

1896.  Cabrera  y  Latorre  (D.  Ángel). — C.  de  la  Beneflcencia, 
18,  Madrid. — (Vertebrados  y  Dibujo  científico.) 

1900.  Cáceres  Gómez  (D.  Mariano),  Doctor  graduado  en  Ciencias 
físico-químicas.  —  C.  del  Dr.  Riesco,  29,  Salamanca. — 
(Estudios  agrológicos.) 


12  LISTA    DE    SOCI.OS 

1897.  Gáceres  y  González  (D.  Juan). —  G.  del  Duque,  8,  Gcirla- 
gena. — (Entomología.) 

1892.  Galandre  y  Lizana  (D.  Luís).  —  Pasaje  de  Gonesa,  Gai- 

tagena. 

1872.  Calderón  y  Arana  (D.  Salvador),  Catedrático  de  Miner.n- 
logía  y  Botánica  en  la  Facultad  de  Gieocias,  Jefe  de  la 
Sección  de  Mineralogía  en  el  Museo. — G.  de  Sagasta,  9, 
3.°,  Madrid. — (Geología  y  Petrología.) 

1901.  Galleja  y  Borja-Tarrius  (D.  Garlos),  Gatedrático  en  la 
Facultad  de  Medicina. — Gortes,  248,  pral.,  Barcelona. — 
(Histología.) 

1889.  Gamps  (Sr.  Marqués  de).  —  Canuda,  16,  principal,  Bar- 
celona. 

1872.  Cánovas  (D.  Francisco),  Gatedrático  jubilado  de  Historia 
natural. — Lorca  (Murcia). — (Paleontología  y  Estudios 
prehistóricos.) 

1893.  Capelle  (R.  P.  Eduardo),  S.  J.  —  Colegio  de  Gaousou, 

Toulouse  (Francia). — (Prehistoria.) 

1894.  Garbo  y  Domenech  (D.  Manuel),  Ayudante  por  oposición 

en  la  Facultad  de  Ciencias.— G.  del  Notariado  2,  3.",  ?.* 
Barcelona. 

1877.  Carvalho  Monteiro  (Excmo.  Sr.  D.  Antonio  Augusto  de), 
Doctor  en  Derecho  y  en  Ciencias  naturales  por  la  Uni- 
versidad de  Coinibra,  y  miembro  de  la  Sociedad  de  Acli- 
matación de  Río  Janeiro.  —  Rúa  do  Alecrim,  70,  Lisboa 
(Portugal)  — ( Lepidópteros.  J 

1901.  Casamada  Mauri  (D.  Ramón).  — Pclayo,  17,  2.",  Bar- 
celona. 

1900.  Casares  Besgansa  (D.  Román),  Farmacéutico. — aLa  Tri- 

nidad», fábrica  de  productos  químicos,  Málaga. 

1901.  Casares  Gil  (D.  José),  Decano  de  la  Facultad  de  Farma- 

cia en  la  Universidad  de  Barcelona. — Rambla  de  Cata- 
luña, 29. — (Análisis  químico  mineral.) 

1901.  Casares  Gil  (D.  Antonio),  Médico  militar. —  Rambla  do 
Cataluña,  29.— (Hepáticas  y  Musgos.) 

1901.     Gasino  de  Zaragoza. 

1901.     Casino  Mercantil,  Industrial  y  Agrícola  de  Zaragoza. 

1874.  Castel  (limo.  Sr.  D.  Garlos),  Ingeniero  de  Montes,  de  la 
Real  Academia  de  Ciencias  exactas,  físicas  y  naturales. 
— G.  del  Desengaño,  1,  pral.,  dra.,  Madrid. 


DE    LA    ESPAÑOLA    DE    HLSTORIA    NATURAL.  1^ 

1B76.  Castellarnau  y  de  Lleopaht  (D.  Joaquín  María  de),  In- 
geniero .T(3fe  de  Monte?. — S>e^ovigi.—(MicrografiaJ 

1901.  Cátedra  de  Histoi-ia  natural  de  la  Universidad  de  Bar- 
celona. 

1884.  Cazurro  y  Ruíz  (D.  Manuel),  Doctor  en  Derecho  y  en 
Ciencias  nalui-ales,  Catedrático  en  el  Instituto. — Gerona. 
— (Orlój)teros  y  dípteros  de  Europa,  Micrografía.) 

1895.  Cerezo  (D.  Germán),  Cateilrático  de  Zoología  y  Mineralo- 
gía aplicadas  á  la  Farmacia. — Ballesta,  16,  Madrid. 

1872.  Cerveha  (Excmo.  é  limo.  Sr.  D.  Rafael),  de  h  Real  Aca- 

demia de  Medicina, — C.  de  Jacometrezo^  66,  2.°  dere- 
cha, Madrid. 
1901.     Chaquert  (D.  Eduardo),  Director  del  Museo  de  flisloria 
natural  de  la  Real  Academia  de  la  Historia. — Caspe,  78, 
Barcelona.  — (Mineralogía.) 

1891.  Chaves  y  Péhez  del  Pulgar  (D,  Federico),  Doctoren  Cien- 

cias físico-químicas. — C.  de  Jesús,  17,  Sevilla. — (Mine- 
ralogía y  Cristalografía.) 

1873.  CoDOHNiu  (D.  Ricardo),  Ingeniero  de  Montes. — Murcia. 
1898.     Coloivhna  y  Carolo  (D.  Alejandro  de),  Doctor  en  Ciencias 

naturales,  Catedrático  en  el  Instituto. — Pontevedra. 

1878.  CoMERMA  (D.  Andrés  A.),  Ingeniero  de  la  Armada. — 
Ferrol. 

1877.  Corral  y  Lastra  (D.  Rafael),  Farmacéutico,  Socio  corres- 
ponsal del  Colegio  de  Farmacéuticos  de  Madi-id,  Indivi- 
duo de  la  Academia  Nacional  de  Agricultura,  Industria 
y  Comercio  de  París,  de  la  Sociedad  Linneana  Matri- 
tense y  de  la  de  Higiene. — C.  de  Daoíz  y  Velarde,  5, 
Santander. 

1892.  Corrales  Hernández  (ü.  Ángel),  Licenciado  en  Ciencias 

natuiaies,  Profesor  auxiliar  en  el  Instituto. — Jaén. 

1901.  Correa  de  Barros  (D.  José  Maximiano). — San  Martinho 
d'Anla,  Sabroza  (Portugal). 

1872.  Cortázar  (Excmo.  Sr.  D.  Daniel  de),  Ingeniero  Jefe  de 
Minas,  de  las  Reales  Academias  de  la  Lengua  y  de  Cien- 
cias exactas,  físicas  y  naturales,  Consejero  de  Instruc- 
ción pública. — C.  de  Velázquez,  32,  hotel,  Madrid. 

1897.  Cortina  y  Poveda  (D.  Enrique),  Disecador  del  Museo  de 
Ciencias  naturales. — C.  de  Canipoamor,  4,  Madrid. — 
(Taxidermia.J 


14  LISTA   DE    SOCIOS 

1901.  CosGOLLANO  Y  BuRiLLO  (D.  José),  Profesor  auxiliaren  el 
Instituto. — G.  de  la  Concepción,  29,  Córdoba. 

1874.     CouuER  (D.  Gerardo),  Ingeniero  de  Montes. — Avila. 

1872.  Cresfí  (D.  \ntoi)io),  Licenciado  en  Farmacia  y  en  Cien- 
cias naturales,  Catedrático  en  el  Instituto. — C.  de  Pere- 
grina, 80,  2.",  Pontevedra. 

1872.  CuNi  Y  Martohell  (  D.  Miguel),  Individuo  de  la  Real 
Academia  de  Ciencias  naturales  y  Arte?. — C.  de  Codols^ 
18,  Barcelona. — (Botánica  y  EntomologíaJ 

1889.  Dargent  (D.  Florismuudo). — Moralejo,  5,  Aguilar  (Cór- 

doba). 

1893,  Dávila  (D.   Marino),   Catedrático  en  el  Instituto.— Ba- 

dajoz. 

1899.  Díaz  (R.  P.  Filiberto),  Doctor  en  Ciencias,  Ayudante  por 
oposición  del  Museo  de  Ciencias  naturales. —  C.  de  San 
Miguel,  21  duplicado,  Madrid. 

1898.  Díaz  de  Arcaya  (D.  Manuel),  Doctor  en  Ciencias,  Cate- 
drático de  Historia  natural  en  el  Instituto. — C.  de  la  In- 
dependencia, 7,  Zaragoza. 

1890.  Díaz  del  Villar  (D.  Juan  Manuel),  Licenciado  en  Medi- 

cina, Catedrático  en  la  Escuela  de  Veterinaria. — C.  de 
Atocha,  127  d.",  Madrid. — (Epizoarios  y  Entomozoarios.J 

1894.  Diez  Solomzano  (D.  Manuel). — G.  de  Blanca,  Saniandei-. 

1898.  Domenech  (R.  P.  Estanislao),  Profesor  de  Historia  natu- 

ral en  el  Colegio  del  Sagrado  Corazón. — C.  de  Lauria,  21 , 
Barcelona. 

1899.  Domínguez  (D.  Antonio  A.) — Laguna  de  Tenerife.— (Co- 

leópteros  de  Canarias.) 

1898.  DossET  (D.  José  Anloniol,  Doctor  en  Farmacia. —  Plaza 
de  Sas,  2,  Zaragoza. — (Diatomeas.) 

1890.  DusMET  Y  Alonso  (D.  José  M.),  Doctor  en  Ciencias  natu- 
rales.—  Plaza  de  Santa  Cruz,  7,  Madrid. — (Himenóp- 
teros.) 

1898.  Egaña  (D.  Jesús  de),  Ingeniero  industrial.  Comandante 
de  Artillería.  —  C.  de  Santa  Engracia,  3,  Zaragoza. — 
(Geologia.J 

1898.  Eleicegui  (D.  Antonio),  Catedrático  en  la  Facultad  de  Far- 
macia.— Santiago. 

1888.  Elizalde  y  Eslava  (D.  Joaquín),  Licenciado  en  Ciencias 
naturales,  Catedrático  en  el  Instituto. — Logroño. 


DE    LA    ESPAÑOLA    DE    HISTORIA    NATURAL.  15 

1894.  Enciso  y  Mena  (D.  Juan),  Licenciado  en  Derecho. — 
Huerca! -Overa  (Almería), — ( Entomología. J 

1875.  Espejo  (Excmo.  Sr.  D.  Zoilo),  Catedrático  numerario  de 
Fitotecnia  en  el  Instituto  Agrícola  de  Alfonso  XII,  Vice- 
presidente 1.°  de  la  Real  Sociedad  Matritense  de  Amigos 
del  País,  de  la  Asociación  general  de  Agricultores  de 
España  y  de  la  Cámara  Agrícola  de  Madrid,  Ingeniero 
agrónomo,  Gran  Cruz  de  Isabel  la  Católica  y  del  Mérito 
naval  de  3."  clase  con  distintivo  blanco,  Vocal  del  Con- 
sejo de  Agricultura,  Industria  y  Comercio  y  Presidente 
de  su  Sección  7/ — C.  de  Fuencarral,  97,  pral.,  Madrid. — 
(Agricultura  y  Botánica.) 

1875.  Espluga  y  Sancho  (D.  Faustino),  Licenciado  en  Ciencias 
naturales,  Director  del  Colegio  de  I  .*  y  2.*  enseñanza  do 
Nuestra  Señora  de  la  Piedad  y  Profesor  auxiliar  en  el 
Instituto. — Trinidad,  3,  Toledo. 

1902.  Esteva  (D.  José),  Presbítero. — Gerona. — (Botánica  gene- 
ral y  Criptogamia.J 

1901.     Facultad  de  Farmacia  de  la  Universidad  de  Barcelona. 

1901.     Facultad  de  Ciencias  de  la  Universidad  de  Santiago. 

1890.  Fereal  (D.  César). — C.  de  la  Salud,  13,  principal  dere- 
cha, Madrid. 

1874.  Fernández  de  Castro  (D.  Ángel),  Ingeniero  de  Montes. — 

C.  de  Fabiola,  5,  Sevilla. 

1900.  Fernández  de  Gatta  y  Galache  (D.  Manuel),  Doctor  en 
Farmacia. — Villavieja  (Salamanca). 

1890.  Fernández  Navarro  (D.  Lucas),  Doctor  en  Ciencias,  Ca- 
tedrático en  el  Instituto. — Soria. — (Mineralogía.) 

1875.  Ferrand  y  Couchoud  (D.  Julio),  Ingeniero  Jefe  de  la  pri- 

mera sección  de  vía  y  obras  de  los  Ferrocarriles  Anda- 
luces.— C.  de  Infanzones,  5,  Sevilla.  ^ 

1900.  Ferrando  y  Más  (D.   Pedro),  Licenciado  en  Ciencias. — 

C.  de  San  Bartolomé,  27,  Madrid. 
1885.     Fehrer  (D.  Carlos),  Doctor  en   Medicina  y  Bachiller  en 
Ciencias.  —  Ronda   de   la   Universidad,    16,    1.°,    Bar- 
celona. 

1901.  Ferher  y  Hernández  (D.  Jaime). — Montaner,  66,  Barce- 

lona.— (Mineralogía.) 
1901.     Finestres  y  Foch   (D.  Eduardo).— Vila  Vilá,    134,  3.°, 
Barcelona. — (Mineralogía.) 


16  LISTA   DE    SOCIOS 

1879.     Flórez   y   González    (D.    Roberto).  —  Gangas    de  Tineo 

(Oviedo) . — (Entomología.) 
lyOl.     FoLCH  Y  Andheu   (D.   R;ifael),   Alumno  de  Farmacia. — 

Casa  de  Caridad,  Barcelona. — (Botánica.) 
1901.     FoNT  Sagué  (D.  Norberto),  Presbítero.  — G.  del  Arco  de 

Santa  María,  8,  2.°,  M cidria. —(Geología.) 

1901.  FoNTSERÉ  y  Ribas  (D.  Eduardo),  Catedrático  de  la  Facul- 

tad de  Ciencias. — Barcelona. 

1902.  FoRTEZA  Rey  y  Forteza  (D.  José). — Barcelona. 

1888.  Fuente  (D.  José  María  de  la),  Presbítero.  —  Pozuelo  de 
Galatrava  (Ciudad-Real). — (Entomología.,  Coleópteros  de 
Europa.  Admite  cambios  de  estos  insectos.) 

1890.  FusET  Y  TuBiÁ  (D.  José),  Doctor  en  Ciencias  naturales, 
.Catedrático  en  el  Instituto  de  Palma. —  Mallorca. — 
(Gusanos  y  Dibujo  científico.) 

1899.  Gallegos  y  Sardina  (D.  Ventura),  de  las  Sociedades 
entomológicas  de  Bélgica  y  Stettin,  de  la  de  Higiene  de 
París,  de  la  Central  de  Apicultura  é  Insectología  de 
Francia. — Mendoza  (República  Argentina). 

J872.  García  y  Arenal  (D.  Fernando),  Ingeniero  del  puerto  de 
Vigo. — Pontevedra. 

1887.     García  y  Baza  (D.  Regino),  Ayudante  de  Montes. — Manila. 

Í901.  García  Fraguas  (D.  José  Esteban),  Profesor  en  el  Insti- 
tuto.— Coso,  120,  Zaragoza. 

1894.  García  y  García  (D.  Antonio),  Profesor  au.xiliar  en  el 
Instituto. — Hiielva. 

1877.  García  y  Mercet  (D.  Ricardo),  Farmacéutico  de  Sanidad 
militar.  —  C.  de  Goya,  I,  Madrid.  —  ( Himenópíeros  de 
Europa.) 

1899.  García  Várela  (D.  Antonio),  Licenciado  en  Ciencias  na- 

turales, Ayudante  por  oposición  en  el  Museo. —C.  de  Re- 
latores, 24,  Madrid. 

1892.  Garrido  Barrón  (D.  Joaquín),  Catedrático  de  materia  far- 
macéutica animal  y  mineral  en  la  Universidad. — Manila. 

1902.     Garriga  y  Barrerán  (D.  Gerardo). — Barcelona. 

1900.  Gelabert  Rincón  (Rvdo.  D.  José). — Llagostera,  Gerona. 

— (Mineralogía  y  Geología.) 

1901.  GiGiREí  MoRENTiN  (D.  Luis),  Catedrático  CU  la  Universi- 

dad.— C.  Pelayo,  17,  B,arcelona. — (Mineralogía.) 
1884.     GiLA  Y  FiDALGO  (D.  Félix),  Catedrático  de  Historia  natural 


DE    LA   ESPAÑOLA   DE    HISTORIA   NATURAL.  H 

en  la  Universidad.— G.  de  San  Miguel,  56,  Zaragoza.— 

(Botánica  y  Geología.) 
1890.     GoiTiA   (D.  Alejandro),  Licenciado  en  Ciencias.— G.  de 

San  Quintín,  8,  bajo  dha.,  Madrid. 
1894.     GÓMEZ  OcAÑA  (D.  José),  Gatedrálico  de  Fisiología  en  la 

Facultad  de  Medicina;  de  la  R.  Academia  de  Medicina.— 

G.  de  Atocha,  127  dup.°,  Madrid. 

1898.  González  Arintero  (Fr.  Juan),  Profesor  de  Historia  na- 

tural, Licenciado  en  Giencias,  Vice-Rector  en  el  Cole- 
gio de  PP.  Dominicos. — Salamanca. 

1887.  González  y  García  de  Menesks  (D.  Antonio),  Ingeniero 
industrial.  —  G.  de  Martínez  Montañés,  15,  Sevilla. 

187-2.  González  Linares  (D.  Augusto),  Catedrático  de  Historia 
natural  en  la  Facultad  de  Ciencias  y  Director  de  la  Esta- 
ción de  biología  marina. — Santander. 

1900.  Gota  y  Casas  (D.  Antonio),  Doctor  en  Medicina.  — C.  del 

Pilar,  16,  Zaragoza. 

1899.  Graiño  y  Cauvet  (D.  Celestino),  Doctor  en  Farmacia,  pre- 

miado en  varias  Exposiciones. — Aviles  (Asturias). — (Or- 
nitología. Admite  cambios.) 

1882.  Gredilla  y  Gauna  (D.  Apolinar  Federico),  Catedrático  de 
la  Facultad  de  Giencias,  Jefe  déla  Sección  de  cultivos 
en  el  Jardín  Botánico.  — C.  déla  Estrella,  7,  principal, 
Madrid. —  (Geología  y  Botánica.) 

1898.  Gregorio  y  Rocasolano  (D.  Antonio),  Doctoren  Giencias, 
Profesor  en  la  Facultad  de  Giencias. — C.  del  Temple,  20, 
Zaragoza. — (Gramíneas.) 

1893.  Guillen  (D.  Vicente),  Médico-cirujano,  Jardinero  mayor 
del  Botánico. — Valencia. 

1901.  Gutiérrez  Martin  (D.  Daniel).— G.  de  Tudescos,  39  y  41, 

1.",  Madrid,  y  en  el  verano  en  Olmedo  (Valladolid). 

1902.  Gutiérrez  Sobral  (D.  José),  Capitán  de  Navio  de  1.'  cla- 

se.— Madriil. — (Hidrografía.) 

1898.  Halcón  (D.  Fernando),  Marqués  de  San  Gil.— C.  de  Al- 
fonso XII,  50,  Sevilla. — (Patología  vegetal. J 

1890.  Hernández  y  Álvarez  (D.  José),  Licenciado  en  Cieuciag 
naturales,  Conservador  por  oposición  en  la  Escuela  de 
Montes.— El  Escorial  (Madrid),  ó  C.  de  Montserrat,  9  y 
11,  pral.  dra.,  Madrid. — (Botánica.) 

1893.     Hernández  Pacheco  y  Esteban  (D.  Eduardo),  Doctor  en 

T.  II,  N.»  L— Enero,  1902.  2 


18  LISTA   DE   SOCIOS 

Ciencias  naturales,  Catedrático  en  el  Instituto.— Córdo- 
ba.— (Geología.) 
1875.  Heyden  (D.  Lucas  von),  Mayor  de  reserva,  Doctor  en 
Filosofía,  honoris  causa,  individuo  de  las  Sociedades 
Entomológicas  de  Alemania,  Francia,  San  Petersburgo» 
Suiza,  Italia,  etc.,  Caballero  de  las  Ordenes  del  Águila 
Roja  prusiana,  de  la  Cruz  de  Hierro  y  de  San  Juan. — 
Schlosstrasse  ,  54,  Bockenheim,  Frankfurt  am  Main. — 
(Coleópteros. J 

1898.  Hierro  (D.  Fibicio),  Farmacéutico.— Osorno  (Falencia).— 

(  Botánica. J 

1888.  Hoyos  (D.  Luís),  Doctor  en  Ciencias  naturales  y  en  Dere- 
cho, Catedrático  en  el  Instituto. — Toledo. —  (Antro- 
pología.) 

1895.  Huidobro  y  Hernández  (D.  José),  Doctor  en  Ciencias  na- 
turales.— C.  de  San  Bernardo,  52,  Madrid. 

1901.  Hueso  (D.  José),  Profesor  numerario  de  la  Escuela  Nor- 
mal, Doctor  en  Ciencias.— Granada. 

1899.  Ibáñez  Díaz  (D.  Francisco  Antonio),  IXique,  9,  Cartagena. 

— (Botánica.) 

1895.  Ibarlugea  (D.   Casto),  Catedrático  de  Agricultura  en   el 

Instituto. — Moreras,  6,  2.°,  Cáceres. 
1901.     Instituto  general  y  técnico  de  Avila. 
1901.     Instituto  general  y  técnico  de  Guadalajara. 
1901.     Instituto  general  y  técnico  de  Burgos, 
1901.     Instituto  general  y  técnico  de  Palma  de  Mallorca. 
1901.     Instituto  general  y  técnico  de  Vitoria. 
1901.     Instituto  general  y  técnico  de  Santiago. 
1901.     Instituto  general  y  técnico  de  Zaragoza. 
1873.     Iñarra  Y  Echevarría  (D.  Fermín),  Profesor  auxiliar  por 

oposición,  de  la  sección  de  Ciencias  físico-químicas  y 

naturales  en  el  Instituto  del  Cardenal  Cisneros.— C.  de 

Silva,  10,  3.°,  Madrid. 
1899,     Iranzo  ^D.  Juan  Enrique),  Catedrático  en  la  Facultad  de 

Medicina.— C.  del  Cinco  de  Marzo,  1,  Zaragoza. 
1901,     IsABAL  (D.  Marceliano),  Doctoren  Derecho  civil,  Diputado 

á  Cortes.— Coso,  102,  Zaragoza. 

1896.  Jiménez  Cano  (D.  Juan),  Licenciado  en  Ciencias  natura- 

les.—Casa  Blanca  [Cuenca,].— (Lepidópteros.) 
1884.    Jiménez  de  Cisneros  (D.  Daniel),  Catedrático  de  Historia 


DE    LA    ESPAÑOLA   DE    HISTORIA   NATURAL.  19 

natural  en  el  Iiislitulo. —  Muelle  de  Fouiento,  4,  Gijón. 

1899.  Jiménez  Munuera  (D.  Francisco  de  P.) — Alto,  9,  Carta- 

gena.— (Botánica.) 

1898.  JiMENO  (D.  Hilarión),  Doctor  en  Ciencias,  Director  del 
Laboratorio  químico  municipal.  —  Coso,  127,  Zara- 
goza, 

1901.  JiMENO  Egurbide  (D.  Florentino),  Doctoren  Farmacia.— 
Plaza  Real,  1,  Barcelona. 

1895.  Rheil  (D.  Napoleón  M.),  Profesor  en  la  Escuela  de  Co- 
mercio, Socio  del  Club  de  Historia  natural  de  Praga  y  de 
las  Entomológicas  de  Berlín,  Stettin  y  Dresde. — Ferdi- 
nandslrasse,  38,  Praga  (Bohemia). 

1884.  Lauffer  (D.  Jorge). —  C.  de  la  Lealtad,  13,  2."  derecha, 
Madrid. — fColeópteros  de  Europa.) 

1901.  Laza  (D.  Enrique),  Director  propietario  del  Laboratorio 
químico. — C.  del  Duque  de  la  Victoria,  6,  Málaga. 

1880.  Lázaro  é  Ibiza  (D.  Blas),  Doctor  en  Farmacia  y  en  Cien- 
cias, de  la  Real  Academia  de  Ciencias,  Catedrático  de 
la  Facultad  de  Farmacia, — G.  de  Carranza,  10,  3.°,  Ma- 
drid.— [Botánica.) 

1897.     Llanas  (D.  José  María),  Farmacéutico  militar. — Madrid. 

1901.  Llenas  y  Fernández  (D.  Manuel). — C.  del  Carmen,  44,  2.°, 
1.',  Barcelona. — (Botánica.) 

1891.  Lo  Bianco  (D.  Salvador),  Comendador. — Estación  Zooló- 
gica, Ñapóles  (Italia). 

1900.  LÓPEZ  García  y  Mir  (D.  Julián),  Farmacéutico. — San  Ci- 

prián.  Vivero  (Lugo), 
1889.     LÓPEZ  DE  ZuAzo  (D.  José),  Doctor  en  Ciencias  naturales. 
Catedrático  en  el  Instituto. —  Burgos. 

1901.  LÓPEZ  Mendigutla  (D.  Fernando),  Alumno  de  la  Facultad 

de  Ciencias. — C.  de  Campoamor,  12,  Madrid. 

1897.  Magiñeira  y  Pardo  (D.  Federico  G.),  Cronista  oficial  de 
Ortigueira  (Cor uña). — (Prehistoria.) 

1878.     Mag-Lennan  (  D.  José),  Ingeniero. — Portugalete  (Bilbao). 

1872.  Magpherson  (D.  José). — C.  de  la  Exposición,  4,  Barrio  de 
Monasterio,  Madrid. — (Mineralogía  y  Geología.) 

1887.  Madrid  Moreno  (D.  José),  Doctor  en  Ciencias,  Jefe  del 
Gabinete  micrográfico  municipal  y  Profesor  en  la  Fa- 
cultad de  Ciencias. —  C.  de  Serrano,  40,  Madrid. —  (Mi- 
crografia.) 


20  LISTA   DE    SOCIOS 

1873,  Marín  y  Sancho  (D.  Francisco),  Licenciado  en  Farmacia. 

G.  de  Silva,  49,  2."  derecha,  Madrid. 

1878.  Martí  y  Lleopart  (D.  Fiaiicisco  María  de),  Licenciado 
en  Derecho  civil  y  canónico. — G.  de  Santa  Ana,  8,  prin- 
cipal, Tarragona. 

1899.  Martín  Ayuso  (D.  Dionisio) ,  Gatedratico  de  Agricultura 
en  el  Instituto  de  Oviedo. 

1901.  MartÍinez  (D.  Gesáreo),  Licenciado  en  Giencias  naturales. 
— Madrid. 

1893.  Martínez  (R.  P.  Zacarías),  Licenciado  en  Giencias  natu- 
rales. Real  Golegio. — El  Escorial  (Madrid).    * 

1874.  Martínez  y  Ángel  (D.  Antonio),  Doctor  en  Medicina. — 

G,  de  Goya,  9,  pral.,  Madrid. 

1874.  Martínez  Añibarro  (D.  José),  Doctor  en  Giencias,  Miem- 
bro de  las  Sociedades  Entomológicas  de  Francia  y  de 
Bélgica,  Gorrespondiente  de  la  Española  de  Antropolo- 
gía y  de  las  Económicas  de  León  y  Gerona,  Presidente 
de  la  Gomisión  Antropológica  de  la  provincia  de  Burgos. 
G.  de  Alcalá,  101,  Madrid. —  (Mineralogía  y  Geología.) 

1889.  Martínez  de  la  Escalera  (D.  Manuel). — Paseo  de  Atocha, 
13,  Madrid. — (Coleópteros  de  Europa.) 

1892.  Martínez  Fernández  (D.  Antonio),  Doctor  en  Giencias 
naturales,  Profesor  en  la  Facultad  de  Giencias. — Ovie- 
do.— (E^itomología,  especiabnente  Ortópteros.) 

1897,  Martínez  Gámez  (R.  P.  Vicente),  Profesor  de  Giencias 
naturales  en  el  Golegio  Galasancio. — Sevilla. — f  Ornito- 
logía de  España.) 

1889.  Martínez  Pacheco  (D.  José),  Doctor  en  Farmacia. — G.  de 
San  Miguel,  21  duplicado,  principal,  Madrid. 

s.  F.  Martínez  y  Sáez  (D,  Francisco  de  Paula),  Gatedrático  en 
la  Facultad  de  Giencias,  Jefe  de  la  Sección  de  Osteozoolo- 
gía  en  el  Museo. — G.  de  San  Quintín,  6,  principal,  Ma- 
drid.— (Coleópteros  de  Europa.) 

1873.  Martínez  Vigil  (limo.  Sr.  D.  Ramón),  Obispo  de  la  dió- 
cesis, ex-Gatedrático  de  Historia  natural  en  la  Univer- 
sidad de  Manila. — Oviedo. 

1898.     Más  y  Guindal  (D.  Joaquín),  Oficial  2,"  de  Sanidad  mili- 
tar.—G,  del  Conde  Duque,  40,  pral.  dra,,  Madrid, 
1901,     Mascareñas  y  Boscasa  (D.  Manuel),  Licenciado  en  Gien- 
cias.—Paseo  de  Gracia,  72,  2.%  Barcelona. 


DE    LA    ESPAÑOLA    DE    HISTORIA    NATURAL.  21 

1898.  Mateos  Pérez  (D.  Félix),  Profesor  en  la  Escuela  de  Vete- 
rinaria.— C.  de  la  Montera,  8,  Zaragoza. 

1882.  Mazarredo  (D.  Garlos),  Ingeniero  de  Montos. — G.  de 
Claudio  Goello,  24,  Madrid.  —  (Neurópteros  y  Arác- 
nidos.) 

1897.  Mazo  y  Franza  (D.  Julio  del),  Abogado. — Arguijo,  5,  Se- 
villa.— f  Ornitología. J 

1884.  Mederos  Y  Manzanos  (D.  Pedro),  Licenciado  en  Ciencias 
naturales. — San  Lorenzo  (Gran  Canaria). 

1888.  Medina  Ramos  (D.  Manuel),  Doctor  en  Medicina,  Cate- 
drático de  Anatomía  en  la  Escuela  de  Medicina. — San- 
ta María  de  Gracia,  15,  Sevilla.  —  (Himenópteros.) 

1892.  Mendoza  (D.  Antonio),  Jefe  del  Laboratorio  provincial  en 
el  Hospital  de  San  Juan  de  Dios. — G.  de  Santa  Isabel, 
34,  Madrid. 

1879.  Mercado  Y  González  (D.  Matías),  Médico  cirujano  titular. 
— Nava  del  Rey  (Valladolid). — (Entomología.) 

1897.  Merino  (R.  P.  Baltasar),  S.  J.,  Profesor  de  Física  y  Quí- 

mica en  el  Colegio  de  La  Guardia  (Pontevedra). — (Bo- 
tánica.) 

1894.  MiQUEL  É  IniZAR  (D.  Manuel  de),  Teniente  Coronel  Jefe 
del  2."  batallón  del  3.°''  regimiento  de  Zapadores  mina- 
dores de  Ingenieros. — Plaza  del  Pacífico,  9,  Sevilla. 

s.  F.  Mir  y  Navarro  (D.  Manuel),  Catedrático  de  Historia  na- 
tural en  el  Instituto. — J*aseo  de  Gracia,  43,  2.°,  1.*,  Bar- 
celona. 

1876.  MiRALLES  DE  IMPERIAL  (D.  Clemente). — Rambla  de  Estu- 
dios, 1,  2.°,  1.%  Barcelona. 

1894.  Mora  y  Vizgayno  (D.  Manuel  de),  Licenciado  en  Ciencias 
naturales. — Valverde  del  Camino  (Huelva). 

1881.  MoRAGUES  y  DE  Manzanos  (D.  Feruaudo),  Presbítero. — 
C.  del  General  Barceló,  Palma  (Mallorca). — (Coleópteros., 
himenópteros,  dípteros.,  hemípteros  y  ortópteros  de  la& 
Baleares  y  concitas  de  Europa  y  exóticas.  Admite  conchas 
á  cambio  de  cualquier  orden  de  insectos  de  la  isla.) 

1900.  MoRODER  y  Sala  (D.  Federico). — Alboraya,  8,  Chalet, 
Valencia. 

1898,  MoYANO  Y  Moyano  (D.  Pedro),  Profesor  en  la  Escuela  de 

Veterinaria.  —  Coso,  129,  Zaragoza. —  (Etnología  zootéc- 
nica.) 


22  LISTA   DE    SOCIOS 

1896.  MuGURUZA  (D.  Federico  de),  Licenciado  en  Medicina  y  Gi- 
rngía. — Elgoibar  (Guipúzcoa). 

1898.  Muñoz  Ramos  (D.  Eugenio),  Doctor  en  Farmacia,  Licen- 
ciado en  Ciencias  físico-químicas,  Director  del  Labora- 
torio municipal  y  provincial.  —  Valladolid. — (Micro- 
grafia.J 

1889.  Muso  Y  Moreno  (D.  José),  Ligeniero  de  Montes.  — G.  de 
los  Dos  Amigos,  3,  principal,  Madrid. 

1901.  Nacente  y  González  (D.  Moisés),  Galedrático  en  la  Uni- 
versidad.—G.  de  la  Diputación,  415,  Barcelona. 

1889.  Nacher  y  Vilar  (D.  Pascual),  Gatedrático  en  la  Facultad 
de  Giencias  de  la  Universidad. — Granada. 

1896.  Navas  (R.  P.  Longinos),  S.  J.,  Profesor  del  Golegio  del 

Salvador. — Zaragoza. — (Geología  y  Entomología^  espe- 
cialmente Libelúlidos  y  Ortópteros  y  Liqúenes.) 

1873.  Nieto  y  Serrano  (Excmo.  é  Timo.  Sr.  D.  Matías),  Mar- 
qués de  Guadalei'zas,  Gonsejero  de  Instrucción  pública, 

,  Presidente  de  la  Real  Academia  de  Medicina. — G.  de 

Genova,  11,  Madrid. 

1898.  NovoA  Y  Alvarez   (D.  Francisco),  Socio  corresponsal  del 

Instituto  ai'queológico  de  Pontevedra,  Gomendador  de  la 
Real  Orden  militar  de  Gristo  de  Portugal,  Médico  muni- 
cipal de  Tomillo. — (Por  Tuy),  Goyan. 

187-2.  OberthíJr  (D.  Garlos),  de  la  Sociedad  Entomológica  de 
Francia. — Faubourg  de  Paris,  20,  Rennes  (Ile-et-Vilai- 
ne),  Francia. — (Lepidópteros.) 

1872.  Oberthür  (D.  Renato),  de  la  Sociedad  Entomológica  de 
Francia. — Faubourg  de  Paris,  20,  Rennes  (lle-et-Vilai- 
ne),  Francia. — (Coleópteros.) 

1897.  Olavarría  y  Gutiérrez  (D.    Marcial  dej ,   lugcniero  de 

Minas. — G.  de  las  Huertas,  82,  pral.,  Madrid. 
1901.     Oliver   Rodés  (D.   Benito). — Rambla  de  San   José,  23, 

Barcelona. — (Análisis  de  quünica  mineral.) 
1896.     Olóriz  (D.  Federico),  de  la  Real  Academia  de  Medicina, 

Gatedrático  en  la  Facultad  de  Medicina. —  G.  de  Atocha, 

96,  Madrid. — (Antropología.) 
1887.     Onís  (D.  Mauricio  Garlos  de),  Licenciado  en  Giencias. — 

Galle  de  Santa  Engracia,  23,  principal,  Madrid. 

1899.  Gramas  y  González  (D.  Pablo). — Norte,  5,  Santa  Gruz  de 

Tenerife. — (Coleópteros  y  Ornitología  de  Canarias.) 


DE    LA   ESPAÑOLA   DE    HISTOMA   NATURAL.  23 

1890.  Ortega  y  Mayor  (D.  Enrique). — G.  de  Carretas,  14,  Labo- 
ratorio químico,  Madrid. 

1897.  Orueta  (D.  Domingo  de),  Ingeniero  de  Minas.— Gijón. — 

(Fauna  inferior  marina  del  Cantábrico.) 
1899.  Otero  (D.  Julio),  Ingeniero  agrónomo  y  Director  de  la 
Granja  experimental.  —  G.  de  la  Independencia,  32,  Za- 
ragoza. 
1894.  Palacios  (D.  Pedro),  Ingeniero  Jefe  del  Guerpo  de  Minas, 
de  la  Real  Academia  de  Giencias.— G.  de  Cedaceros,  8, 
Madrid. 

1898.  Palomar  de  la  Torre  (D.  Alejandro),  Médico  déla  Ar- 

mada.— G.  de  las  Danzas,  5  y  7,  pral.,  Zaragoza. 
1873.     Palou  y  Flores  (limo.    Sr.   D.  Eduardo),  Consejero  de 
Instrucción  pública,  Decano  y  Catedrático  en  la  Uni- 
versidad.— G.  de  los  Reyes,  8,  Madrid. 

1881.  Pantel  (R.  P.  José),  S.  J.— Castel  Gemert  par  Helmond 

Holanda  (Bravante  septentrional). — (Anatomia  de  ins., 
Ortópteros.) 

1898.  Pardo  y  Sastron  (D.  José),  Licenciado  en  Farmacia. — Val- 
dealgorfa,  por  Zaragoza  y  Alcañiz  (Teruel). — (Botánica.) 

1898.  Passapj^a  Gampderá  (D.  Mariano),  Farmacéutico. — G.  de 
Fuencarral,  110,  Madrid. 

1890.  Pau  (D.  Garlos),  Farmacéutico. — Segorbe  (Castellón). — 
(Botánica.) 

1882.  Paúl  y  Arozarkna  (D.  Manuel  José  de). — C.  de  San  Pa- 

blo, 71,  Sevilla. — (Patología  vegetal.) 

1898.  Pella  y  Forgas  (D.  Pedro),  Ingeniero  industrial,  químico 
y  mecánico.  Socio  de  mérito  de  las  Económicas  Arago- 
nesa y  Gerundense  de  Amigos  del  País  y  del  Ateneo  de 
Teruel,  Ingeniero  Jefe  de  la  explotación  del  Ferrocarril 
de  Cariñena  á  Zaragoza. — Zaragoza. — (Geología.) 

1901.  Pérez  Gano  (D.  Vicente),  Cirujano-dentista.  —  C.  Mayor, 
59,  Madrid. — (Odontología.) 

1881.  Pérez  Lara  (D.  José  María). — Jerez  de  la  Frontera  (Cá- 
diz).— (Botánica.) 

1873.  Pérez  Ortego  (D.  Enrique),  Doctor  en  Ciencias. — Pro- 
fesor auxiliar  en  el  Instituto  del  Cardenal  Cisneros. — 
C.  de  San  Bernardino,  95,  Madrid. 

1894.  Pérez  Zúñiga  (D.  Enrique),  Profesor  auxiliar  en  la  Facul- 
tad de  Medicina.— G.  del  Fúcar,  19  y  21,  Madrid. 


24  ^  LISTA   DE    SOCIOS 

1901.  Pie  (D.  Mauricio),  de  la  Sociedad  entomológica  de  Fran-- 
cía.  —  Digoin  (Saóne-et-Loire),  Francia, — (Ent.  general 
de  Argelia.  Col.  é  Himenopt.  palearct.  Meliridos,  Ptíni- 
dos,  Anticidos ,  Pedilidos,  Brüquidos  y  Nanophyes  de 
todo  el  mundo.) 

1886.  PiELTAiN  Y  Bartolí  ( D.  José  María),  Abogado. — G.  de 

Moreto,  1,  1.°,  Madrid. 

1887.  Prado  y  Sáinz  (D.  Salvador),  Doctor  en  Ciencias  natu- 

rales, Catedrático  en  el  Instituto. — Guadalajara. — (Mi- 
neralogía.) 
1874.     PuiG  Y  Larraz  (D.  Gabriel),  Ingeniero  de  Minas. — C.  de 
Fomento,  1  duplicado,  1."  derecha,  Madrid. 

1895.  Ramón  y  Cajal  (D.  Pedro),  Catedrático  en  la  Facultad  de 

Medicina. — Sitios,  6,  Zaragoza. — (Histología.) 
J901.     Real  Biblioteca  de  Berlín  (Konigliche  Bibliothek).^Beh- 
renstrasse,  40,  Berlin  W,  64. 

1883.  Reyes  y  Prosper  (D.  Eduardo),  Doctor  en  Ciencias  natu- 

rales. Jefe  de  la  Sección  de  herbarios  en  el  Jardín  Botá- 
nico.— C.  de  la  Palma  Alta,  30,  Madrid. — (Dibujo  cien- 
tífico^ Cristalografía  y  Botánica.) 

1886.  Rio  (D.  José),  Ingeniero  de  Montes.  — C^de  Fernando  el 
Santo,  7,  Madrid. 

1901.     Río  (D.  Carlos  del).— C.  de  Alberto  Bosch,  12,  Madrid. 

1886.  Rioja  y  Martín  (D.  José),  Catedrático  en  la  Facultad  de 
Ciencias. — Oviedo. — (Anatomía  de  animales  inferiores.) 

1901.  RivAS  Mateos  (D.  Aurelio),  Licenciado  en  Farmacia. — 
Serradilla  (Cáceres). 

1896.  RivAs  Mateos  (D.  Marcelo),  Catedrático  en  la  Facultad  de 

Farmacia  de  la  Universidad. — Barcelona. — (Botánica.) 
1901.     RiVES  Mampoey  (D.  José). — Diputación,  441,  Barcelona. — 

(Botánica.) 
1872.     Rivera  (D.  Emilio),  Doctor  en  Ciencias  naturales,  Secre- 
tario y  Catedrático  de  Historia  natural  en  el  Instituto. 
— Plaza  de  la  Aduana,  13,  Valencia. 
1890.     Rodríguez  (D.  Ulpiano),  Farmacéutico. — Madrid. — (Botá- 
nica.) 

1884.  Rodríguez  Aguado  (D.  Enrique),  Doctor  en  Ciencias  y 

Medicina,  Profesor  auxiliar  de  la  Facultad  de  Ciencias» 
— C.  de  Silva,  2,  1.°,  Madrid. 
1898.    Rodríguez  Ayüso  (D.Manuel),  Ingeniero  Agrónomo. — 


DE   LA    ESPAÑOLA    DE    HISTORIA    NATURAL.  25 

G.  de  la  Independencia,  14,  Zaragoza. — (Plantas  de  gran 
cultivo.) 

1872,  Rodríguez  Y  Femenías  (D.  Juan  .J,)—C.  de  la  Libertad,  48, 
Mahón  (Menorca). — (Botánica,) 

1880,  Rodríguez  Mourelo  (D.  José),  Profesor  de  Química  in- 
dustrial orgánica  en  la  Escuela  Superior  de  Artes  é  In- 
dustrias,— C,  de  Serrano,  96,  3.°,  Madrid.  —  (Minera- 
logia.) 

1890.  Rodríguez  Pérez  (D.  Felipe),  Licenciado  en  Ciencias  na- 
turales.— Largo  Fernandina,  Palazzo  Bivona,  Ñapóles 
(Italia). — (Botánica,  fanerógamas.) 

1872.  Rubio  y  Galí  (Excmo.  éllmo.  Sr.  D.  Federico),  de  la  Real 

Academia  de  Medicina. — Paseo  de  Recoletos,  25,  Madrid. 
1887.     Ruíz  Arana  (D.  Segundo  S.),  Licenciado  en  Farmacia. — 
Gaparroso  (Navarra). 

1873.  Saavedra  (Excmo.  Sr.  D.  Eduardo),  Ingeniero  de  Cami- 

nos, Individuo  de  las  Reales  Academias  de  la  Lengua, 
de  Ciencias  y  de  la  Historia,  Consejero  de  Instrucción 
pública. — C.  de  Fuencarral,  74  y  76,  principal,  Madrid. 

1890.  Sáenz  y  López  (D.  Juan),  Licenciado  e  .  Ciencias  natura- 

les, Director  del  Colegio  de  Sania  Ana. — Mérida  (Ba- 
dajoz). 

1901.  Salvador  y  Gil  (D.  Andrés),  Alumno  de  Medicina. — Pla- 
za de  la  Constitución,  9,  Zaragoza. 

1901.  San  Román  Elena  (D.  Manuel),  Doctor  en  Teología,  Licen- 
ciado en  Derecho,  Catedrático  de  las  asignaturas  de 
Ciencias  naturales  en  el  Seminario. — Astorga  (León). 

1896.  Sánchez  (D.  Bartolomé). — C.  del  Duque,  8,  Cartagena,  en 
memoria  de  su  hijo  D.  José  Sánchez  Gómez  j-  en  1896. 

1901.  Sánchez  Bruil  (D.  Mariano),  Catedrático  en  el  Instituto. 
— C.  de  Alfonso  I,  28,  Zaragoza. 

1891.  Sánchez  Navarro  y  Neumann  (D.  Emilio),  Doctor  en  Cien- 

cias naturales. — C.  de  San  José,  48,  Puerto  Real  (Cádiz). 
— (Entomología.) 

1885.  Sánchez  y  Sánchez  (D.  Domingo),  Doctor  en  Ciencias  na- 
turales y  Licenciado  en  Medicina,  Ayudante  por  oposi- 
ción del  Museo. — C.  del  Grafal,  17,  Madrid.— ('Anaíomia 
comparada.) 

1899.  Sanghíz  Pertegas  (Excmo.  Sr.  D.  José).— G.  de  San  Vicen- 
te, 151,  Valencia. 


26  LISTA   DE    SOCIOS 

1895.  Santo  Domingo  y  [,ópez  (D.  Agustín),  Licenciado  en  Cien- 
cias naturales.— C.  de  San  Segundo,  16  y  18,  Ávila. 

1898.  Santos  y  Abreu  (D.  B^lías) ,  Licenciado  en  Medicina  y  Ci- 
rugía y  Director  del  Museo  de  Historia  natural  y  Etno- 
gráfico.— Santa  Cruz  de  La  Palma  (Canarias).  —  (Ento- 
mología y  Botánica.) 

1879.  Sanz  de  Diego  (D.  Maximino),  Disecador  1.°  por  oposi- 

ción del  Mu.seo  de  Ciencias  naturales. — C.  de  San  Ber- 
nardo, 94,  1.°,  Madrid. — ( Comerciante  en  objetos  y  libros 
de  Historia  natural  y  en  utensilios  para  la  recolección, 
preparación  y  conservación  de  las  colecciones,  cambio  y 
venta  de  las  mismas  en  todos  los  ramos.) 

1900.  Saulcy  (Feliciano  Caignart  de). —  3,  rué  Chátillon,  Metz 

(Lorraine). — (Coleópteros  y  Ortópteros  de  Europa.) 
1902.     ScHRAMM    (D.   Jorge),  —  C.  de  Quintana,  13,  Madrid. — 
(Coleópteros  Cerambicidos.J 

1897.  SicGALL  (D.  José),  Ingeniero  de  Montes. — C.  de  Villanue- 

va,  43,  3.°  derecha,  Madrid. 
1886.     Seebold  (D.  Teodoro),  Ingeniero  civil,  de  la  Sociedad  de 
Ingenieros  civiles  de  París,  Comendador  de  la  Orden  de 
Carlos  Ilí,  Caballero  de  varias  órdenes  extranjeras. — 
Square  du  Roule,  2,  París. — (Lepidópteros.) 

1898.  Segovia  y  Corbales  (D.  Alberto),  Catedrático  de  Zoología 

genei'al  en  la  Facultad  de  Ciencias  de  la  Universidad 
Central. — C.  de  Leganitos,  47,  Madiid. 
1897.     Seras  y  González  (D.  Antonio). — C.  de  Oriente,   Sevilla. 
— (  Histología.  J 

1899.  Silva  Tavaues  (Excmo.  Sr.  D.  Joaquín  de).  Profesor  en  el 

Colegio  de  San  Fiel,  Portugal. 

1889.  Simarro  (D.  Luís),  Doctor  en  Medicina. — C.  del  Conde  de 

Aranda,  1,  Madrid. — (Histología.) 

1880.  Simón  (D.  Eugenio). — Villa  Said,  16,  París. — (Arácnidos.) 

1890.  Siret  (D.  Luís),  Ingeniero. — Águilas  (Murcia). — (Geolo- 

gía y  Antropología.) 

1901.  Sobrado  Makstro  (D.  César),  Doctor  en  Farmacia. — Calle. 

de  las  Minas,  13,  Madrid. 
s.  F.       Solano  y  Eulate  (D.  José  María),  Marqués  del  Socorro, 
Catedrático  en  la  Facultad  de  Ciencias,  Jefe  de  la  Sec- 
ción de  Geología  en  el  Museo. — C.  de  Jacometrezo,  41, 
Madrid. — (Mineralogía  y  Geología.) 


DE    LA    ESPAÑOLA   DE    HLSTOMA    NATURAL.  27 

1901.  SoLEU  Y  Batlle  (D.  Enrique),  Farraacéatico  militar. — 
G.  de  Cortes,  372. — (Botánica). 

Í1S98.  Soler  y  Garceller  (D.  Juan  Pablo),  Doctor  en  Giencias, 
Profesor  en  la  Facultad  de  Giencias. — Goso,  156,  Zara- 
goza.— f  Microquimica.) 

1896.  Steva  de  LA  Vega  (D.  Enrique),  Subdelegado  de  Farma- 

cia, Licenciado  en  Giencias  físicas  y  químicas  y  Profe- 
sor niercantil. — Santoña  (Santander). 

1897,  SuRMELY  Y  Marghal  (D.  Eduardo),  Profesor  de  Lenguas. 

— G.  de  la  Goncepción  Jerónima,  15  y  17,  pral.,  Madrid. 
— (Botánica  y  Entomología.) 
1899.     Tarazona  y  Blanch  (D.  Ignacio),  Gatedrático  en  la  Facul- 
tad de  Giencias.— G.  de  Mallorca,  309,  Barcelona. 

1899.  Tarín  y  Juaneda  (D.  Rafael),  Doctor  en  Giencias  natura- 

les, Profesor  auxiliar  de  la  Universidad. —  Francos,  30, 
Vailadolid. 

1901.  Tió  Y  Salvador  (D.  José).— G.  de  Balmes,  7,  3.°— Barce- 
lona.—  (Histología  vegetal.) 

1901.  Tomás  y  Gómez  (D.  Galixto),  Gatedrático  de  Anatomía  en 
la  Escuela  de  Veterinaria. — Górdoba. —  (Anatomía  com- 
parada.) 

1901.  Tomás  y  Radó  (D.  Juan). — G.  de  Fortuny,  4,  entr.°,  Bar- 
celona.— (Mineralogía.) 

1900.  Torremocha  Tellez  (D.  Lorenzo),  Médico  militar. — Ma- 

drid (Getafe). 

1882.  Torrepando  (Sr.  Gonde  de).  Ingeniero  de  Montes. — G.  de 
Ferraz,  48,  hotel,  Madrid. 

1893.  Traizet  (D.  Emilio). — 42  Rué  Notre  Dame  de  Nazareth, 
París. — (Coleópteros  de  Europa.) 

1893.  Truán  (D.  Luís),  Director  facultativo  en  la  Sección  Vi- 
driera de  la  Sociedad  anónima  «Gijón  industrial». — Gi- 
'  jón  (AsUiriiis).— (Coleópteros.) 

1896.  Tutor  (D.  Vicente),  Doctor  en  Medicina.— Galahorra  (Lo- 

groño) . — (Coleópteros.) 

s.  F.  Uhagón  (D.  Serafín  de),  Miembro  de  las  Sociedades  En- 
tomológicas de  Francia  y  Berlín.  —  G.  de  Montalvan,  7, 
Madrid. — (Coleópteros  de  Europa.) 

1900.     Urdaniz  (D.  Julián  José).— San  Giprián,  Vivero  (Lugo). 

1897.  Urquía  y  Martín  (D.  Ildefonso).— P.«  de  Villasis,  Sevilla. 
1895.     Val  y  Jullín  (D.  Vicente  de),  Licenciado  en  Farmacia, 


28  LISTA   DE    SOCIOS 

Socio  corresponsal  de  los  Ilustres  Colegios  de  Farmacia 
de  Madrid  y  Barcelona,  de  la  Sociedad  española  de  Hi- 
giene, Corresponsal  de  la  Médico-Quirúrgica  española  y 
de  otras  varias  Corporaciones,  premiado  en  varias  Expo- 
siciones.— Boquiñeni  y  Luceni  [Zaragoza.).— f Botánica.) 

1900.  Vales  Failde  (D.  Javier),  Presbítero  y  Abogado.— C.  del 

Almirante,  2  quint.,  2.°,  Madrid. 
1887.     Vázquez  Figueroa  y  Canales  (D.  Aurelio),  Inspector  Jefe 

de  Telégrafos,  jubilado. — C.  de  Mendizábal,  39,  3.%  Ma- 
drid.— (Lepidópteros  de  Europa.) 
1902.     Vázquez  Figueroa  y  Mohedano  (D.  Antonio),  Arquitecto. 

— C.  de  Mendizábal,  39,  3.°,  Madrid. — (Coleópteros.) 
1873.     Velaz  de  Medrano  (D.  Fernando),  Ingeniero  de  Montes. 

— Soria. 
1894.     Vicioso  y  Trigo  (D.  Benito),  Licenciado  en  Farmacia. — 

C.  de  Bodeguilla,  9,  Calatayud. — (Botánica.) 
1899.     Vidal  y  Compaire  (D.  Pío),  Ayudante  por  oposición  del 

Museo  de  Ciencias  naturales.  —  Calle  del  Piamonte,  6, 

Madrid. 

1901.  ViLA  Vendrell  (limo.  Sr.  D.  Simón),  Doctor  en  Ciencias, 

Catedrático  y  Decano  de  la  Facultad  de  Ciencias,  Exdi- 
pulado  á  Cortes  y  Exdireclor  general  de  Hacienda  de 
Ultramar. — Zaragoza. 

1896.  ViÑALs  Y  Torrero  (D.  Francisco),  Doctor  en  Medicina. — 

C.  de  la  Espada,  4,  principal,  Madrid. 

1897.  Zamora  y  Garrido  (D.  Justo),  Licenciado  en  Farmacia, 

Director  del  Colegio  de  segunda  enseñanza  de  San  Agus- 
tín.—  Siles  (Jaén),  por  Valdepeñas  é  Infantes. — [Ento- 
mología y  especialmente  de  la  Sierra  de  Segura.) 

s.  F.  Zapater  y  Marconell  (D.  Bernardo),  Presbítero. — Alba- 
rracín  (Teruel). — (Botánica.) 

1901.  Zorrilla  y  Arroyo  (D.  Francisco),  Abogado.— Sepülveda 
(Segovia.) 


Spcios  agregados. 

1897.  Ángulo  y  Tamayo  (D.  Francisco),  Doctoren  Medicina. — 

C.  de  San  Andrés,  25,  pral.,  Madrid. 

1898.  Ariño  Cenzano  (D.  Julio).— C.  del  Coso,  100,  Zaragoza. 


DE    LA    ESPAÑOLA.    DE    HISTORIA    NATURAL.  29 

1898.  CosGOLLA  DíEz  (D.  Eineterio). — Calatayud  (Zaragoza). 
1901.     Criado  (D.  Melquíades). —  Madrid. 

1899.  Deop  (D.  Rcimóii). — Zaragoza. 

1901.  Diez  Tortosa  (D.  Juan  Luís),  Estudiaule  de  Ciencias  y 
de  Farmacia,  Encargado  de  Clases  pi'ácticas  de  Historia 
natural  en  la  Facultad  de  Ciencias. — Granada. — (Taxi- 
dermia.) 

1899.  Escribano  v  Ramón  de  Moncada  (D.   Francisco),  Licen- 

ciado en  Medicina. — Argamasilla  de  Alba  (^Ciudad-Real). 
1890.     Fernández  y  Cavada  (D.  Pedro  L.) — C.  de  Santa  Clara,  8 

y  10,  Santander. 
1901.     Ferrer  (D.  Modesto). — Coso,  78,  Zaragoza. 
1901.     Guerriareitia  (D.  Alejandro). — Coso,  78,  Zaragoza. 

1900.  Gutiérrez  Ángulo  (D.  Andrés).  —  San   Miguel,  50,  Za- 

ragoza. 
1899.     Herr.ánz  (D.  Clemente). — Coso,  87,  Zaragoza, 
1898.     Izquierdo  (D.  Juan  Antonio),  Catedrático  de  Ampliación 

de  Física  en  la  Universidad. — Trinidad,  15,  Granada. 
1898.     Llórente  de  Pablos  (D.  Julián). — Valverde  (Segovia). 

1901.  Muñagorriz  (D.  Luís). — C.  de  la  Parra,  14,  Zaragoza. 
1898.     OssuNA  (D.  Manuel  de). — Puerto  de  la  Cruz  (Islas  Cana- 
rias). 

1897.  Relimpio  y  Ortega  (D.  Federico),  Catedrático  en  la  Facul- 
tad de  Ciencias. — C.  de  Cervantes,  16,  Sevilla. 

1901.  Sánchez  Pérez  (D.  José  Augusto).  —  Alfonso  1,  28,  Za- 
ragoza. 

1901.     Urzola  y  Gil  (D.  Luís).— Coso,  37  y  39,  Zaragoza. 

1893.  ViLA  y  Nadal  (D.  Antonio),  Catedrático  en  la  Facultad  de 
^  Ciencias  de  la  Universidad. — Santiago  (Galicia). 

RESUMEN. 

Socios  protectores 4 

—  honorarios 8 

—  correspondientes 41 

—  numerarios 324 

—  ag-reg-ados 20 

Total 397 


30  LISTA    DE    SOCIOS   DE    LA    ESP.    DE    HIST.    NAT. 


Socios  que  han  fallecido  en  1901. 

S.  P.         LaCAZE  DUTHIERS. 

s.  F.  GoLMEiRO  (D.  Miguel). 

1893.  Fernández  Duro  (D,  Gabriel). 

1877.  FoRTANET  (D.  Ricardo). 

1899.  GiMiER  (D.  Luís). 

1886.  GÓMEZ  Carrasco  (D.  Enrique). 

1872.  Laguna  (D.  Máximo). 

1892.  Larrinüa  y  Azcona  (D.  Ángel). 

1898.  Marcos  Zapata  (D.  Jacinto). 

1898.  Pardinas  Esteran  (D.  Calixto). 

1892.  Rivera  (Sr.  Marqués  de  la). 

1896.  Salazar  y  Quintana  (D.  Francisco  de). 

1892.  San  Martín  (D.  Basilio). 

1874.  Sélys  Longchamps  (D.  Edmundo). 

1872.  Vayreda  y  ViLA  (D.  Estanislao). 

1872.  Zañez  (D.  Teodoro). 

Madrid  7  de  Enero  de  1902. 
El  Vicesecretario, 

José  M.  Dusmet  y  Alonso. 


EELACIONES 
del  esíado  de  1^  Socíedcid  y  de  su  Bibliotecci 

LEÍDAS  EN  LA  SESIÓN  DE  DICIEMBRE  DE  1901 

POR   EL   SECRETARIO 

D.  SALVADOR  CALDERÓN  Y  ARANA 

Y   EL   BIBLIOTECARIO 

D.    RAFAEL    BLANCO    Y    JUSTE 


Memoria  del  Secretario. 

Otra  vez,  en  cumplimiento  del  art.  18  del  Reglamento,  me 
es  forzoso  molestar  vuestra  atención,  contando  siempre  con 
vuestra  probada  benevolencia,  y  ser,  aunque  bien  inmerecida- 
mente, el  cronista  de  vuestra  obra  en  el  año  que  acaba  de 
transcurrir,  que  es  el  trig'ésimo  de  la  vida  de  nuestra  So- 
ciedad Española  de  Historia  natural,  respetable  ya  y  respe- 
tada, no  solo  por  su  antig-üedad  sino  por  el  desinteresado  entu- 
siasmo con  que  viene  cultivando  sus  altos  fines.  Comienzo  sin 
más  preámbulo. 

Hoy  podemos  afirmar  lo  apuntado,  sin  que  se  nos  tache  dein- 
modestos,  por  la  consideración  que  en  diferentes  ocasiones  ha 
merecido  la  Sociedad  de  los  Poderes  públicos,  como  demostra- 
ré después,  y  por  el  realce  que  ha  venido  á  darla  el  formar 
parte  de  ella  alg-unos  de  los  sabios  más  eminentes  del  mundo; 
tales  son  Sir  Archivaldo  Geikie,  Director  general  del  Servicio 
g-eológ'ico  de  la  Gran  Bretaña  é  Irlanda,  individuo  de  la  Real 
Sociedad  de  Londres;  Ph.  Van  Thieg-en,  el  ilustre  botánico, 
profesor  del  Museo  de  Historia  natural  de  París  y  miembro  del 
Instituto  de  Francia;  Adolfo  Eng-ler,  profesor  y  Director  del 
Museo  y  Jardín  botánico  de  Berlín;  D.  Santiago  Ramón  y  Ca- 
jal,  nuestro  ilustre  consocio  y  expresidente;  Carlos  Brun- 
ner  von  Wattenwyl,  célebre  entomólogo  vienes  y  Conseje- 
ro áulico;  Sir  John  Lubbock,  Lord  Abevury,  autor  de  tan  im- 


m  RELACIONES  DEL  ESTADO  DE  LA  SOCIEDAD  ESPAÑOLA 

portantes  y  conocidas  obras;  Alberto  Gaudry,  miembro  del  Ins- 
tituto de  Francia  y  profesor  de  Paleontolog-ía  en  el  Museo  de 
Historia  natural  de  París;  Samuel  Hubbard  Scudder,  el  famoso 
explorador  de  las  faunas  entomológicas  fósiles;  tales  son  nues- 
tros socios  honorarios,  además  de  los  cuales  contamos  41  co- 
rrespondientes extranjeros  y  con  ellos  eminente  representación 
de  todas  las  ramas  de  la  Historia  natural.  Además  figuran 
como  protectores  en  España  S.  M.  el  Rey  D.  Alfonso  XH 
y  S.  A.  el  Archiduque  Luís  Salvador,  y  en  el  extranjero  Su  Ma- 
jestad C.  el  Rey  D.  Carlos  de  Portugal  y  S.  A.  S.  el  Príncipe 
Alberto  de  Monaco. 

Durante  el  año  último  hemos  publicado  numerosos  trabajos 
y  sobre  variados  asuntos,  habiendo  aparecido  en  nuestros 
Anales  buena  parte  de  los  que  teníamos  retrasados,  y  que  en 
ocasión  semejante  á  la  presente  hemos  lamentado  no  poder 
dar  á  luz  con  la  prontitud  que  todos  desearíamos;  además  han 
aparecido  en  aquéllos  algunos  escritos  presentados  en  este 
mismo  año.  En  totalidad  son  los  siguientes,  que  me  permiti- 
réis recuerde  solo  sin  analizarlos:  la  conclusión  del  «Ensayo 
sobre  los  maláquidos  de  España»,  por  el  Sr.  Uhagon;  «H  cas- 
tagno  dal  miocene  a  noi  e  le  sue  presentí  varietá  colturali». 
del  Sr.  Piccioli;  «Los  cristales  de  las  células  en  los  peciolos  de 
las  begonias»,  del  Sr.  Reyes  Prosper;  «Ensayo  de  historia  evo- 
lutiva de  la  Península  ibérica»,  por  el  Sr.  Macpherson;  «Con- 
tribución á  la  flora  de  Galicia»,  Suplemento  H,  del  R.  P.  Meri- 
no; «Noticia  necrológica  de  D.  Miguel  Colmeiro»  por  el  señor 
Lázaro;  «Apéndice  al  catálogo  de  plantas  de  Torrecilla  de  Al- 
cañíz»,  por  el  Sr.  Pardo;  «Herborizaciones  efectuadas  en  el  par- 
tido de  Carrión  de  los  Condes  (Palencia)»,  por  el  Sr.  Hierro;  y 
«Revisión  y  estudio  del  grupo  Caloptení»,  por  el  Sr.  Martínez 
y  Fernández-Castillo,  memoria  esta  última  que  habrá  de  con- 
cluir en  el  cuaderno  3."  del  tomo  X  (xxx),  que  está  ya 
muy  adelantado  y  en  el  que  se  procurará  publicar  también  los 
aun  en  cartera,  á  los  que  se  ha  añadido  últimamente  un  su- 
plemento á  la  «Florula  gaditana»  con  que  nos  ha  favorecido 
nuestro  distinguido  consocio  D.  José  Pérez  Lara. 

En  el  Boletín  aparecen  trabajos  más  cortos  y  en  forma  más 
extractada,  que  no  desmerecen  en  variedad  de  asuntos  y  en 
novedad  á  los  enumerados  como  publicados  en  las  Metnorias. 
predominando  entre  ellos  las  investigaciones  referentes  á  la 


DE   HISTORIA   NATURAL    Y    DE    SU   BIBLIOTECA.  3;í 

Historia  natural  patria,  y  sin  que  falte  tampoco  la  colabora- 
ción de  sabios  extranjeros,  como  VonHeyden,  que  nos  ha  hon- 
rado remitiéndonos  sus  «Contribuciones  á  la  fauna  ibérica, 
MiitiUiclm>  y  Tournier  con  sus  «Descriptions  de  quelques  Hy- 
ménoptéres  d'Europe  et  confins». 

Como  habéis  visto,  en  este  año  se  ha  ensa3'ado  con  fortuna 
la  nueva  forma  de  la  publicación,  apareciendo  el  Boletín,  que 
se  reparte  mensualmente  á  todos  los  socios,  independiente  de 
las  Memorias.  La  buena  acog-ida  que  esta  innovación  ha  tenido 
se  pone  de  manifiesto  por  el  número  de  notas  que  se  han  reci- 
bido y  que  han  hecho  no  decaig-a  en  ning-ún  número  la  canti- 
dad é  importancia  de  los  trabajos.  Se  ha  log-rado  además  un 
resultado  anhelado  hace  mucho  tiempo  por  las  personas  que 
más  directamente  se  interesan  por  el  éxito  de  nuestra  publica- 
ción, y  es  el  que  cunda  entre  los  socios  que  envían  el  fruto  de 
su  trabajo  la  afición  á  darle  una  forma  concreta,  ciñéndose  á 
los  resultados  más  nuevos  é  interesantes,  en  la  intelig-encia  de 
que,  en  publicaciones  técnicas  como  la  nuestra,  toda  difusión 
huelg-a,  pues  se  dirig-en  á  personas  demasiado  peritas  para 
que  haya  necesidad  de  darles  precedentes  aclaratorios.  En  cam- 
bio dicha  concisión  permite  que  los  trabajos  aparezcan  con 
prontitud,  que  no  pierdan  su  novedad  y  redunda  en  economía 
no  despreciable  para  una  Sociedad  que  solo  cuenta  con  sus 
propios  medios  pecuniarios. 

Al  éxito  de  nuestra  labor  han  contribuido  este  año,  como  los 
anteriores,  en  g-ran  medida  las  Secciones  de  Sevilla  y  Zara-  - 
goza,  seg'ún  puede  comprobarse  revisando  el  Boletín,  en  el 
cual  fig-uran  copiosas  notas  debidas  á  su  iniciativa,  y  entre  las 
que  dominan  noticias  locales  del  más  alto  interés.  Pero  en  el 
año  transcurrido  hemos  tenido  una  satisfacción  que  sumar  en 
este  respecto  á  las  de  los  precedentes:  el  restablecimiento  de  la 
Sección  de  Barcelona,  que  hacía  mucho  tiempo  no  celebraba 
sesiones  y  carecía,  por  tanto,  de  toda  org-anización.  Por  esta 
obra  ha  merecido  sinceros  plácemes  y  un  cumplido  voto  de 
g-racias  nuestro  dilig-ente  consocio  el  Sr.  Rivas  Mateos,  al  cual 
se  debe  en  primer  término  el  haber  convertido  en  activo  y  va- 
liosísimo un  miembro  de  nuestro  org-anisrao  que  parecía  ya 
paralizado  é  incapaz  de  movimiento.  Ning-uno  de  los  sucesos 
que  me  quedan  que  relatar  ha  sido  tan  profundamente  satis- 
factorio como  la  lectura  del  acta  de  Barcelona  del  11  de  Abril 

T.  ii,  N.o  1.— Enero,  1902.  3 


34  RELACIONES   DEL    ESTADO    DE    LA    SOCIEDAD   ESPAÑOLA 

de  1901,  en  la  que  se  nos  comunicaba  la  formación  de  la  Junta 
directiva  de  aquella  Sección  y  el  hermoso  y  sencillo  discurso 
del  nuevo  Presidente,  limo.  Sr.  D.  José  Casares  Gil,  poniendo 
de  relieve  el  vínculo  científico  que  á  todo  los  individuos  de  esta 
Sociedad,  así  de  Madrid  como  de  provincias,  nos  une,  hacien- 
do un  llamamiento  á  los  naturalistas  y  á  la  juventud  estudio- 
sa del  Principado  para  que  cooperen  á  la  obra  de  la  Sección 

BARCELONESA. 

En  otro  orden  de  trabajos  son  dig-nos  de  mención  los  confia- 
dos á  la  nueva  Comisión  de  Catálog-os,  la  cual  ha  estudiado  y 
hecho  imprimir  las  papeletas  que  deben  repartirse  entre  los 
socios  que  lo  soliciten  para  que  consig-nen  en  ellas  los  datos 
referentes  á  la  fauna,  ñora  y  g-ea  de  las  regiones  que  conozcan 
ó  en  que  habiten,  y  puedan  devolverlas  después  á  la  Sociedad 
como  materiales  para  tan  importante  obia.  El  Sr.  Lázaro  é 
Ibiza  completó  aquel  trabajo  dando  en  la  sesión  del  5  de  Julio 
reg'las  precisas  para  que  se  utilicen  con  provecho  y  economía 
dichas  papeletas,  que  han  sido  solicitadas  ya  por  varios  de 
nuestros  consocios. 

La  misma  Comisión  proyecta  formar^un  Diccionario  de  los 
nombres  vulgares  castellanos  y  regionales  de  animales,  y  á 
este  ñn  se  ha  dirigido  á  las  Secciones  de  provincias  solicitando 
su  concurso  y  rogando  á  cuantas  personas  puedan  cooperar  á 
aquel  propósito  tuviesen  en  cuenta  dicha  manifestación.  Los 
datos  debían  inscribirse  en  papeletas  impresas  especialmente 
para  este  fin;  y  con  el  objeto  de  dar  uniformidad  al  trabajo,  la 
mencionada  Comisión  formuló  también  reglas  que  han  apa- 
recido en  las  cubiertas  del  Boletín.  Del  resultado  de  estos  tra- 
bajos no  tardaremos  seg'uramente  en  ver  pruebas,  dado  el  celo 
é  interés  que  la  Comisión  ha  puesto  en  su  desempeño  y  el 
anhelo  que  la  prestan  numerosos  socios  con  sus  notas  y  comu- 
nicaciones. 

Presente  tenéis  todos,  sin  duda,  la  interesante  discusión  y 
los  acuerdos  á  que  dio  origen  la  proposición  del  Sr.  Martínez 
de  la  Escalera  sobre  la  conveniencia  de  que  nuestra  Sociedad 
elevara  á  los  Poderes  públicos  una  exposición  pidiendo  que  las 
ciencias  naturales  formen  parte  de  la  enseñanza  primaria  de 
España.  Esta  discusión,  mantenida  siempre  con  elevación  de 
ideas  y  de  todo  punto  ajena  á  cuestiones  de  partido,  ni  menos 
personales,  ha  ocupado  á  la  Sociedad  durante  varias  sesiones, 


DE    HISTORIA   NATURAL    Y    DE    SU    BIBLIOTECA.  35 

habiéndose  procurado  no  incurrir  en  nota  desfavorable  de 
precipitación,  que  en  este  caso  hubiera  sido  lamentable.  To  - 
marón  parte  en  dicha  discusión  los  Sres.  Cáceres  Gómez,  Váz- 
quez Fig-ueroa,  Bolívar,  Lázaro,  Rodríg-uez  Mourelo,  Cerezo, 
Gredilla,  Artig-as,  Oloriz,  Puig-  y  Bartolomé.  El  Sr.  Director  de 
la  Escuela  Normal  de  Maestros,  D.  Ag-ustín  Sarda,  tuvo  tam- 
bién la  atención  de  responder  á  la  invitación  que  se  le  había 
hecho  para  que  nos  comunicase  su  autorizada  opinión  sobre  el 
asunto  de  que  se  trataba,  haciendo  una  luminosa  exposición 
de  los  antecedentes  y  medios  que  conceptuaba  eficaces  para 
lograr  el  fin  propuesto.  También  los  señores  socios  de  provin- 
cias. Ribera  y  Nacher,  nos  han  favorecido  con  sus  luces,  el  pri- 
mero remitiendo  un  artículo  sobre  el  mismo  asunto  que  había 
publicado  en  la  Revista  coiitemijoránea,  y  el  seg"undo  comuni- 
cando el  fruto  de  sus  reflexiones  en  la  sesión  del  3  de  Julio,  á 
la  que  asistió.  Además,  el  Sr.  D.  José  Hueso,  profesor  de  la  Es- 
cuela Normal  de  Granada  y  ya  consocio  nuestro,  remitió  una 
interesante  carta  en  favor  del  mismo  pensamiento,  indicando 
alg-unos  medios  conducentes  á  su  realización,  que  se  oyeron 
con  interés  y  aprecio,  y  queriendo  la  Sociedad  hacer  alg-o  ver- 
daderamente práctico,  que  pudiera  dar  una  norma  respecto  al 
carácter  que  la  enseñanza  de  la  Historia  natural  debiera  reves- 
tir en  las  escuelas  primarias,  se  instó  á  los  señores  socios  para 
que  presentasen  modelos  de  lecciones  para  ios  maestros  y  los 
párvulos,  progTamas,  colecciónese  cuanto  de  la  iniciativa  par- 
ticular pudiera  surgir  para  el  mejor  log-ro  de  tan  importante 
objeto.  Entre  los  que  acudieron  á  este  llamamiento,  presentan- 
do trabajos,  recordaremos  al  Sr.  Rodríg'uez  Mourelo,  que  leyó 
una  lección  de  Mineralog"ía,  hecha  para  la  enseñanza  de  los 
párvulos;  al  Sr.  Bartolomé,  que  presentó  otra  en  el  mismo  sen- 
tido, y  un  modelo  del  medio  de  que  se  puede  valer  el  maestro 
para  desarrollar  ante  sus  pequeños  discípulos  un  asunto  de 
Historia  natural;  el  prog-rama  de  un  curso  breve  de  silvicul- 
tura por  el  Sr.  Artig-as  y  una  lección  de  Mineralogía  para  ins- 
trucción de  los  maestros  por  el  que  suscribe. 

Resumiendo  el  Sr.  Presidente,  D.  Blas  Lázaro,  las  opiniones 
emitidas  por  todos  los  señores  socios  que  tomaron  parte  en  la 
discusión  á  que  se  refieren  estas  desaliñadas  líneas,  hizo  ver 
cómo  todas  las  opiniones  coincidían  en  reconocer  la  convenien- 
cia de  que  las  nociones  elementales  de  las  ciencias  fig-urasen 


36  RELACIONES    DEL    ESTADO    DE    LA    SOCIEDAD    ESPATsOLA 

en  la  enseñanza  primaria  y  se  solicitase  del  Ministerio  de  Ins- 
trucción publícalas  disposiciones  necesarias  para  conseg-uirlo, 
enumerando  los  medios  que  se  habían  indicado  como  más 
prácticos  y  eficaces  á  fin  de  vencer  las  dificultades  que  lleva 
consig"o  esta  reforma,  ofreciéndose  la  Sociedad  á  resolver  las 
consultas  que  los  maestros  se  sirvieran  hacerla,  tanto  respecto 
de  la  determinación  de  los  g-randes  g-rupos  org*ánicos  y  de  las 
especies  vulg-ares,  como  en  lo  referente  á  los  procedimientos 
de  recolección,  preparación  y  conservación  de  los  seres  natu- 
rales. 

La  exposición  referida  fué  presentada  al  Sr.  Ministro  de  Ins- 
trucción pública  por  el  Sr.  Presidente  acompañado  de  una  Co- 
misión de  la  Sociedad,  haciéndole  las  consideraciones  que 
ésta  había  desarrollado  en  las  aludidas  discusiones,  habiendo 
obtenido  de  aquel  una  afectuosa  acogúda  y  la  promesa  de 
(estudiar  el  asunto  detenidamente.  El  tiempo  se  ha  encarg-ado 
de  probar  que  no  fué  esta  una  vana  promesa  ni  una  mera  cor- 
tesía, habiendo  tenido  la  Sociedad  la  satisfacción  de  ver  en  la 
Gaceta  oficial  ampliadas  las  enseñanzas  de  las  Ciencias  natu- 
!-ales,  tanto  en  las  Escuelas  elementales  como  en  las  superiores 
de  maestros  y  maestras  por  Real  decreto  de  17  de  i\g"osto  últi- 
mo, con  lo  que  se  conseg-uirá,  dentro  de  alg'ún  tiempo,  que  los 
¡aaestros,  aun  los  elementales,  posean  conocimientos  de  estas 
ciencias,  y  que  muchos  de  ellos  las  cobren  verdadera  afición  y 
cooperen,  quizás,  á  la  obra  de  investig-ación  y  de  estudio  de  la 
ciencia  patria  á  que  viene  dedicada  nuestra  Sociedad.  Pero 
no  es  este  el  único  motivo  de  g-ratitud  que  debemos  al  señor 
'.'onde  de  Romanones;  en  efecto,  el  Real  decreto  de  29  de  No- 
viembre org-anizando  los  Museos  de  Historia  natural  y  los  Jar- 
>iines  botánicos  de  los  establecimientos  de  Enseñanza  es  motivo 
(le  g'loria  para  el  Ministro  que  le  ha  publicado  y  punto  de  par- 
iida  de  una  nueva  era  en  el  conocimiento  de  la  fauna,  ñora  y 
.g-ea  de  la  Península;  de  esperar  es  que  cuantos  son  por  él  lla- 
mados á  colaborar  en  este  trabajo  presten  su  concurso  con  la 
actividad  é  intelig-encia  que  es  de  desear  y  veamos  pronto  el 
L  .'Uto  de  tan  felices  disposiciones. 

Sig-uiendo  su  tradición  de  inñuir  en  lo  posible  de  un  modo 
¡eneficioso  para  la  ciencia  en  todo  cuanto  se  relaciona  con  la 
Historia  natural  de  nuestro  país,  hizo  nuestra  Sociedad  opor- 
tunamente g'estiones  encaminadas  á  log-rar  que  un  naturalista 


DE    HISTORIA   NATURAL    Y    DE    SU    BIBLIOTECA.  37 

formara  parte  de  la  expedición  que  se  proyectaba  á  las  pose- 
siones españolas  del  g-olfo  de  Guinea,  proponiendo  fuera  con 
este  carácter  el  Sr.  Martínez  de  la  Escalera,  tan  avezado  á  este 
género  de  expediciones,  ya  que  no  fuera  posible  por  ahora  or- 
g-anizar  una  Comisión  científica  más  "numerosa  y  dotada  con 
los  medios  conducentes  á  log-rar  una  esploración  detenida. 
El  éxito  obtenido  en  semejante  intento  ha  sido  altamente  sa- 
tisfactorio; pues  el  expresado  naturalista,  ayudado  por  nuestro 
consocio  D.  Melquíades  Criado,  fueron  nombrados  miembros 
de  la  expedición,  y  hemos  tenido  el  placer  de  verlos  reg-resar 
con  cosecha  relativamente  abundante  de  recolecciones  que 
una  Comisión  compuesta  también  de  individuos  de  nuestra 
Sociedad,  y  entre  ellos  el  mismo  Sr.  Martínez  de  la  Escalera, 
está  encarg-ada  de  arregdar  y  estudiar. 

Se  han  llevado  á  cabo  durante  el  año  transcurrido  alg-unas 
excursiones  interesantes,  particularmente  la  realizada  durante 
la  Semana  Santa,  de  Almería  á  Granada,  recog-iendo  no  pocos 
ejemplares  que  están  aún  en  estudio.  También  se  realizó  otra 
durante  el  mes  de  Enero  á  Montarco,  estación  del  ferrocarril  de 
Madrid  á  Arg-anda,  y  otras  diversas,  ya  por  unos  ú  otros  socios, 
de  que  no  se  ha  dado  cuenta  en  el  Boletín. 

Paréceme  que  no  se  tachará  de  presuntuosa  nuestra  afirma- 
ción de  que  la  Sociedad  no  ha  perdido  su  tiempo  en  el  año 
transcurrido,  sobre  todo  si  se  atiende  á  que  lo  realizado  es  el 
producto  único  y  exclusivo  de  nuestro  esfuerzo,  sin  apoyo  pe- 
cuniario alg-uno  de  las  esferas  oficiales  ó  de  otro  g-énero. 

Como  en  años  anteriores,  hemos  experimentado  dolorosas 
pérdidas  de  queridos  y  laboriosos  consocios,  de  varias  de  las 
cuales  se  ha  hecho  mérito  especial  y  dado  noticias  necrológ-i- 
cas.  Al  Sr.  Lázaro  se  debe  la  biog-rafía  de  D.  Migniel  Colmeiro, 
aparecida  en  el  último  tomo  de  Memorias,  pág-inas  201  á  211, 
y  acompañada  de  un  retrato  en  fototipia  del  finado,  y  las  noti- 
cias referentes  al  Sr.  Marqués  de  la  Ribera  que  fig-uran  en  el 
acta  del  9  de  Enero;  el  que  suscribe  participó  el  fallecimiento 
de  D.  Enrique  Gómez  Carrasco  en  la  sesión  del  6  de  Febrero,  y 
el  Sr.  Greg-orio,  de  Zarag-oza,  el  de  D.  Jacinto  Marcos  Zamora, 
que  aparece  en  el  acta  de  Marzo;  el  Sr.  Bolívar  el  de  D.  Ang-el 
Larrinúa,  en  sesión  del  3  de  Julio,  el  que  suscribe  los  del 
eminente  profesor  Lacaze-Duthiers^  nuestro  eminente  socio 
protector,  y  la  de  D.  Estanislao  Vayreda  y  Vila  en  2  de  Octu- 


38  RELACIONES    DEL    ESTADO    DE    LA    SOCIEDAD    ESPAÑOLA 

bre,  y  el  Sr.  Lázaro  é  Ibiza  la  de  D.  Gabriel  Fernández  Duro, 
en  sesión  del  4  de  Diciembre.  A  éstas  hay  que  ag-regar  las  no 
menos  sensibles  de  dos  médicos  eminentes,  el  Excmo.  Señor 
D.  Basilio  San  Martín  y  el  reputado  catedrático  D.  Teodoro  Ya- 
ñez,  que  honraban  la  lista  de  socios  casi  desde  los  comienzos 
de  esta  Corporación,  3^  la  de  D.  Francisco  Salazar  y  Quintana, 
disting-uido  farmacéutico  y  publicista. 

Estas  pérdidas  son,  como  veis,  por  todo  extremo  lamentables 
en  número  y  calidad,  y  así  lo  habéis  comprendido  consig-nan- 
do  en  las  actas  la  expresión  del  sentimiento  con  que  Ueg-aron 
á  vuestra  noticia.  Posteriurmente  á  la  lectura  de  esta  Memoria 
aún  hemos  sufrido  dos  sensibles  pérdidas:  la  del  Ilustrísi- 
mo  Sr.  D.  Calixto  Pardiñas,  socio  de  Zaragoza,  que  colaboró 
más  de  una  vez  en  nuestras  publicaciones,  y  la  de  D.  Ricardo 
Fortanet,  impresor  de  los  Anales,  á  cuyo  importante  estable- 
cimiento tipog-ráfico  está  unida  la  vida  de  nuestra  Sociedad 
por  treinta  años  de  relaciones,  nunca  interrumpidas,  durante 
las  cuales  hemos  podido  apreciar,  al  par  que  los  excepcionales 
medios  de  publicación  que  para  Revistas  de  la  índole  de  la 
nuestra  posee  aquel  establecimiento,  el  interés  que  por  nuestra 
Sociedad  han  demostrado,  primero  D.  Joaquín  Fortanet  hasta 
su  muerte  y  después  su  hermano  D.  Ricardo,  cuya  muerte, 
ocurrida  rápidamente  y  cuando  nada  la  hacía  esperar,  ha  de 
causar  honda  impresión  en  nuestros  consocios  al  darse  cuenta 
de  ella  en  la  sesión  de  Enero  próximo. 

Hemos  tenido  además  en  el  año  transcurrido  las  siguientes 
bajas  de  socios  numerarios:  Cañal  (D.  Carlos),  Codina  (D.  Ra- 
món), Colegio  de  San  Juan  de  Letrán,  Cortes  (D.  Manuel),  Fer- 
nández Losada  (D.  Cesáreo),  González  Pérez  (D.  Lino),  Pérez 
Arcas  (D.  Antonio),  Pino  y  Vivó  (D.  José),  y  los  agregados 
Borao  (D.  Jerónimo),  Bosque  (D.  Ángel),  Claver  (D.  José  M.). 
Eg'uía  (D.  Robustiano),  Gutiérrez  (D.  Jacinto)  y  Mezo  (D.  Juan). 

Las  pérdidas  experimentadas  por  causa  de  fallecimiento  y 
bajas  se  han  compensado  con  las  alzas  en  número  de  setenta  y 
ocho  nuevos  militantes  en  nuestras  filas,  llamados  á  subsanar 
las  deserciones,  en  todos  los  casos  involuntarias  y  siempre  sen- 
tidas por  los  que  venimos  sosteniendo  la  tradición  de  esta  labo- 
riosa y  modesta  Sociedad. 

El   Secretario, 

Salvador  Calderón. 

Madrid  1.°  de  Diciembre  de  1901. 


rE    HISTORIA    NATURAL  Y    DE    SU    BIBLIOTECA.  39 


Memoria  del  Bibliotecario. 

La  Biblioteca  de  esta  Sociedad  ha  experimentado  durante 
el  presente  año,  como  en  los  anteriores,  un  notable  aumento 
en  el  número  de  las  publicaciones  que  la  constituyen.  Siendo 
de  sentir  que  la  modesta  vida  de  la  Sociedad  y  la  falta  de 
protección  oficial  impidan  completar  esta  obra  ampliándola 
con  la  suscripción  á  determinadas  Revistas  científicas  de  g-ran 
interés,  que  por  sus  condiciones  de  publicación  no  pueden  ser 
adquiridas  por  otro  medio. 

En  la  imposibilidad  de  satisfacer  este  deset»  nuestro,  hemos 
de  limitarnos  en  la  actualidad  á  dar  á  conocer  sucintamente  á 
nuestros  consocios  la  variación  que  durante  el  corriente  año 
ha  sufrido  esta  Biblioteca. 

Al  terminar  el  año  1900  contábamos  con  la  correspondencia 
de  97  centros  científicos,  cuyos  trabajos  reg-ulares  se  recibían 
á  cambio  de  nuestras  publicaciones.  Este  número,  ya  digno  de 
consideración,  ha  sido  ampliado  en  el  corriente  año  con  otros 
nueve  cambios  solicitados  y  concedidos  para  otros  tantos  cen- 
tros científicos  cuyos  trabajos  son  de  g-ran  reputación  en  todo 
el  mundo  científico.  Estos  nuevos  cambios,  en  unión  de  los 
anteriores,  forman  un  total  de  106,  que  es  el  número  de  corpo- 
raciones con  las  que  estamos  en  relación  y  de  cuya  importancia 
podrán  juzgar  los  señores  socios  por  la  enumeración  sig-uiente: 

Academia  nacional  de  Ciencias,  Córdoba  (República  Argentina). 

Academia  Real  das  Sciencias  de  Lisboa. 

Académie  des  Sciences  de  Cracovie. 

Académie  des  Sciences  de  Paris. 

Académie  Internationale  de  Géographie  botanique,  Le  Mans. 

Academy  of  Sciences,  Chicago. 

Academy  of  Sciences,  lowa. 

Academy  of  Sciences,  St.  Louis,  Mo.  (Estados-Unidos). 

Academy  of  Natural  Sciences  of  Philadelphia. 

Allgemeine  Entomologische  Gesellschaft  von  Dr.  Chr.  Schroder-Itzehoe 

und  Udo  Lehmann-Neudamm. 
American  Association  for  the  Advancement  of  Sciences,  Cincinnati  (E.-U). 
Annaes  de  Sciencias  Naturaes,  Foz  do  Douro  (Porto). 
Australian  Museum,  Sydney  (Australia). 


40     RELACIONES  DEL  ESTADO  DE  LA  SOCIEDAD  ESPAÑOLA 

BuñJalo  Society  of  Natural  Sciences. 

Bulletin  scientifique  de  la  France  et  de  la  Belgique,  sous  la  direction  de 

MM.  Alfred  Giard  et  Jules  de  Guerne.  París. 
Comisión  del  Mapa  geológico  de  España,  Madríd.  ,  • 

Comissao  dos  trabalhos  geológicos  de  Portugal,  Lisboa. 
Entomological  ¡Society,  Chicago. 
Entomologische  Nachrichten,  Beriín. 
Entomologische  Ve  reine,  Stettin. 
Entomologische  Zeitung,  Wien. 
Entomologiska  Foreninguen,  Stockolm,  Suecia. 
Essex  Instituto,  Salem,  Mass.  (Estados-Unidos). 
Faculté  des  Sciences  de  Marseille. 
Feuille  des  jeunes  naturalistes,  Paris. 
Field  Columbian  Museum,  Chicago  (E.-ü.) 
Fondation  de  P.  Teyler  van  der  Hulst,  Haarlem  (Holanda). 
Giornale  di  Seienze  naturali  et  economiche  di  Palermo. 
Institució  catalana  d'  Historia  natural,  Barcelona. 
Instituto  geológico  de  México. 
Jardín  botánico  de  Tiflis. 
K.  K.  Naturhistorisches  Hofmuseum,  Wien. 
K.  K,  Zoologisch-botanische  Gesellschaft,  Wien. 
Laboratorio  ed  Orto  Botánico,  Siena. 
Meriden  Scientifique  Association. 

Missouri  Botanical  Garden,  St.-Louis  (Estados-Unidos). 
Musée  zoologique  de  l'Académie  impériale  des  Sciences  de  St.  Pétersbourg. 
Musei  di  Zoología  ed  Anatomía  comp.  della  Keale  Universitá  di  Torino. 
Museo  Cívico  di  Storia  naturale  di  Genova. 
Museo  de  La  Piafa,  Buenos-Aires. 
Museo  de  Valparaíso,  Chile. 
Museo  nacional  de  Buenos-Aires. 
Museo  nacional  de  Ciencias  naturales,  Montevideo. 
Museo  nacional  de  Costa-Rica. 
Musen  Paráense,  Para  (Brasil). 
Museu  Paulista,  San  Paulo,  Brasil. 
Muséum  d'Histoire  Naturelle,  Paris. 
Museum  national  Hongrois,  Budapest. 

Museum  of  Comparativo  Zoology  at  Harvard  College.  Cambridge  (E.-U), 
Natural  History  Society  of  Glasgow. 
Naturee  Novitates,  Berlin. 
Naturforschende  Gesellschaft  in  Basel,  Suiza. 
Naturhistorische  Gesellschaft,  Nürnberg. 

New-York  State  Museum  University  of  the  State  of  New- York. 
Peabody  Museum  of  American  Archselogy  and  Ethnology,  Cambridge. 


DE    HISTORIA    NATURAL   Y   DE    SU    BIBLIOTECA.  41 

Physikalisch-Medicinische  Gesellschaft,  Würzburg. 

Portugalia,  Porto. 

Real  Academia  de  Ciencias  y  Artes  de  Barcelona. 

Reale  Academia  dei  Lincei,  Roma. 

Museo  de  Historia  natural,  Valparaíso. 

Royal  Microscopical  Society,  London. 

Royal  Physical  Society,  Edinburgh  (Inglaterra). 

Smithsouian  Institution,  Washington. 

Sociedad  científica  «Antonio  Álzate»,  México. 

Sociedad  científica  Argentina,  Buenos-Aires. 

Sociedad  Geográfica  de  Madrid. 

Sociedad  Mexicana  de  Historial  natural,  México. 

Sociedade  Broteriana,  Coimbra. 

Societá  di  Naturalisti,  Napoli. 

Societá  entomológica  italiana,  Firenze. 

Societá  italiana  di  Scienze  Naturali  é  Museo  Civico  di  Storia  naturale. 

Milano. 
Societá  romana  per  gli  studi  zoologici,  Roma. 
Societá  toscana  di  Scienze  naturali,  Pisa. 
Societas  entomológica  Rossica,  St.  Pétersbourg. 
Société  botanique  de  Copenhague. 
Société  botanique  de  France,  Paris. 
Société  botanique  de  Lyon. 

Société  des  Sciences  naturelles  de  l'Ouest  de  la  France,  Nantes, 
Société  d'Histoire  naturelle  de  Toulouse. 
Société  entomologique  de  Belgique,  Bruxelles. 
Société  entomologique  de  France,  Paris. 
Société  entomologique  de  St.  Pétersbourg. 
Société  entomologique  Suisse,  Berne. 
Société  franíjaise  de  Botanique,  Toulouse. 
Société  géologique  de  France,  Paris. 
Société  hoUandaise  des  Sciences,  Haarlem  (Holanda). 
Société  impériale  des  naturalistes  de  Moscou. 
Société  Linnéenne  de  Bordeaux. 
Société  Linnéenne  de  Normandie,  Caen. 
Société  Linnéenne  du  Nord  de  la  France,  Amiens. 

Société  ouralienne  d'Amateurs  des  Sciences  nat.,  Ekathérinenburg  (Rusia). 
Société  Royale  malacologique  de  Belgique,  Bruxelles. 
Société  scientifique  du  Chili,  Santiago. 
Société  Zoologique  de  France,  Paris. 

Société  Zoologique  suisse  et  Musée  d'Histoire  naturelle  de  Genéve. 
The  American  Naturalist,  Philadelphia, 
United  States  Department  of  Agriculture,  Washington. 


42  RELACIONES    DEL    ESTADO    DE   LA    SOCIEDAD    ESPAÑOLA 

United  States  Geological  Survey,  Washington. 

United  States  national  Museum,  Washington, 

Universitas  Regia  Fredericiana,  Cristiania. 

Université  de  Toulouse. 

üniversité  Royale  d'Upsala. 

Vereins  für  naturwissenchaftliche  Unterhaltung  zu  Hamburg  (Alemania). 

Wisconsin  Academy  of  Sciences. 

Wieconsin  Geological  and  Natural  History  Survey. 

Zoologischer  Anzeiger,  Leipzig. 

No  menos  notable  es  el  ing-reso  obtenido  por  el  concepto  de 
donación,  apareciendo  entre  los  donantes  los  nombres  de  dis- 
tinguidos consocios,  tanto  extranjeros  como  españoles,  á  todos 
los  que  hacemos  presente  el  agradecimiento  de  la  Sociedad 
por  su  generoso  desprendimiento. 

Entre  estos  donantes,  como  se  ve  en  la  adjunta  lista,  apare- 
cen nombres  tan  ilustres  como  el  del  Socio  Protector  S.  A.  S.  el 
Príncipe  de  Monaco,  que  continúa  honrando  á  la  Sociedad  con 
la  donación  de  sus  interesantes  trabajos  científicos;  el  del  socio 
honorario  Sr.  Brunner  von  Wattenwyl,  que  nos  ha  hecho  un 
valioso  envío  de  sus  publicaciones,  y  los  correspondientes  se- 
ñores Coincy,  DoUfus  y  otros  muchos  más  que  justifican  lo  que 
hemos  dicho,  y  constituye  una  satisfacción  para  la  Sociedad. 

Y  hechas  estas  consideraciones  cumplimos  un  deber  regla- 
mentario dando  á  conocer  la  lista  detallada  de  las  publicacio- 
nes recibidas  durante  el  año  1901,  haciendo  constar  el  concep- 
to en  que  nos  han  sido  enviadas,  bien  como  simple  cambio, 
bien  como  donación. 


Obras  recibidas  á  cambio: 

Academia  nacional  de  Ciencias  de  Córdoba  (Rep.  Arg.)  —  «Boletín».  To- 
mo XVI,  entregas  2.^-4/ 

Academia  Real  das  Sciencias  de  Lisboa. — «Jornal  de  Sciencias  mathema- 
ticas,  physicas  é  naturaes».  2.a  serie,  tomo  vi,  n.  xxii  (Agosto,  1900); 
xxiii  (Maio,  1901). 

Académie  des  Sciences  de  París. —  «Comptes-rendus».  Tome  cxxxi,  n.  19, 
20,  22-27;  tome  cxxxii,  n.  1-25;  tome  cxxxiii,  n.  1-24. 

--  «Tables  des  Comptes-rendus  des  séauces».  Premier  et  2.'^""'  semestre, 
1900;  premier  semestre  1901. 


DE    HISTORIA   NATURAL    Y   DE    SU   BIBLIOTECA.  43 

AcADÉMiE  DES  SciENCEs  DE  Cracovie. — «Comptes-reiidus  des   séance8>. 
Année  1900  (Octobre,  Novembre). 

-  «Bulletin  international».  Année  3  901,  n.  1-6  (Janvier-Juillet). 

AcaDÉMIE   INTERNATIONALE   DE    GÉOGRAPHXE    BoTANlQÜE.    JjE    MaNS. —  «Bullc- 

tin>.  10''  année  (3.^  serie),  n.  134-145. 
Academt  of  Natural  Sciences  of  Philadelphia. — «Proceedings».   1899, 

part.  i-iii  (January-December),  1 900;  part.  i-iii  (January-December); 

1901,  part.  I  (.Tanuary-March). 
Academy  of  Sciences  St.  Louis.  Mo  (EE.  ÜU.) — «Trausactions».  Vol.  is, 

n.  6-9;  x,  1-8. 
Allgemeine  Extomologische  Gesellschaft.  Neodamm. —  c  Zeitschrift  für 

Entoraologie».  Band  5,  n.  7,  21-24;  Band  6,  u.  1-21,  23. 
American  Association  for  the  Advancement  of  Sciences.  Easton  (E.  ü.) 

—  «Proceedings».  Vol.  xlix,  1900. 
Association  FRANgAisE  de  Botaniqde.  Le  Mans.  —  eBulletin».  4*  année, 

n.  44-46,  48. 
Australian  Museüm.  Sidnet. — «Report  of  the  Trastees  of  the  Austrahan 

Museum  for  the  Year  1899». 
Department  of  Agricolture  (U.  S.)  Washington. — «BuUetin».  N.  12-14, 

19,21,27. 

-  «North  American  Fauna».  N.  16-21. 

-  íYearbook».  1899. 

DiREcgio  DOS   SERVIDOS   geológicos   de    Portugal. —  «Communicaí^oes». 
Tomo  IV. 

-  íRecueil  de  monographies  stratigraphiques  sur  le  systéme  crétacique 

du  Portugal  par  Paul  Choftat»  (deuxiéme  étude,  le  crétacique  supé- 

rieur  au  Nord  dn  Tage).  Lisbonne,  1900. 
Entomologische  Nachrichten.  Berlín. — Jahrgang  xxiii,  Heft.  xi;  Jahr- 

gang  xxvi,  Heft.  xx-xxiv. 
Entomologische  Veheixe.  Stettin.  — «Entomologische  Zeitung»,  Jahrg.  50 

(1889);  Jahrg.  61  (1900);  Jahrg.  62,  n.  1-12. 
Entomologische  Zeitung.  Wien.  — Jahrg.  xi-xix;  Jahrg.  xx;  Heft.  i-ix. 
Faculté  des  sciences  de  Marseille.  —  «Anuales».  Tome  xi,  fase.  i-ix. 
FiELD   CoLUMBiAN   MusEUM.   Chicago  (E.-U.) — « Authropological  series.» 

Vol.  II,  n.  4,  5  (publicaciones  61  y  66);  vol.  iii,  n.  1  (public.  55). 

-  «Botanical  series.»  Vol.  i,  n.  6  (public.  48);  vol.  ii,  n.  2. 

-  «Geológica!  series.»  Vol.  i,  n.  8  (public  53). 

-  «Repoit  series.»  Vol.  i,  n.  6  (public.  52). 

-  «Zoological  series.»  Vol.  ii  (public.  46);  vol.  iii,  n.  3  (public.  54'';  vol.  iii, 

n.  1  (public.  46);  vol.   iii,  n.  2  (public.  47);  vol.  i,  n.  18  (public.  49); 
vol.  II,  n  2  (public.  57). 
FoNDATioN  Teyler.  Haarlem.  — < Archivcs   du  Musée».  Serie  ii,  vol.  vii, 

2eme_4eme  partle. 


44  RELACIONES    DEL    ESTADO   DE    LA    SOCIEDAD    ESPAÑOLA 

Geological  Survkt(IT.  S.)  Washington.— «Biületin».  N.  163-176. 

-  «Monographs»:  xxxix-XL. 

-  «Aiinnal  Report>.  1898-99,  part.  ii-v  con  atlas  y  vii. 

-  íPreliminary  Report  on  the  Cape  Nome  Gold  Región  Alaska».  Washing- 

ton, 1900. 

-  Map  of  Alaska». 

Tnstitüció  catalana  d'Historia  natural.  Barcelona. — «Butlletí».  Any  1.*'" 
num.  2-5. 

-  «Reglament  de  rinstitució  catalana  d'Historia  natural». 
Instituto  geológico  de  México.— <Boletín»,  n.  14. 

Laboratorio  ed  orto  botánico.  Siena.  —  «Bulletino».  Volume  terzo, 
fase,  i-iv  (1900);  anno  i,  fase.  4  (Decembre,  1898). 

Missouri  Botanical  Garden.  St.  Louis  Mo.— «Annual  Report».  Twelfth 
(1901). 

MüsÉE  NATIONAL  HoNGROis.  BüDAPEST.  —  »Termeszetrajzi  Fuzetek».  Volu- 
me XXIV  (1901),  part.  iii-iv. 

Musée  zoologique  DE  l'Académie  impériale  des  Sciences  de  St.  Péters- 
BOURG. — «Annuaire».  Tome  v,  n.  1-4;  vi,  1. 

Müssei  di  Zoología  bd  Anatomía  comparata  della  R.  Universita  di  Tori- 
No.— íBolIetino».  Vol.  xv,  n.  377-403. 

Museo  Cívico  di  Storia  naturale  di  Genova. —  *Annali»,  Serie  2.% 
vol.  XX. 

-  «Índice  genérale  sistemático  delle  due  prime  serie».  Genova,  1901. 
Museo  de  Valparaíso.  — «Revista  chilena  de  Historia  natural».  Año  iv; 

n.  9,  10,  12;  Año  v;  n.  1-6,  8,  9. 

Museo  Nacional  de  Buenos  Aires. — «Comunicaciones».  Tomo  i,  n.  7-9. 

Museo  nacional  de  Costa  Rica.  San  José— «Informe  de  1899  á  1900». 

Museo  nacional  de  Montevideo.  —  «Anales».  Tomo  ii,  fase,  xv-xvii; 
tomo  III,  fase,  xviii,  xx-xxi;  tomo  iv,  entrega  xix. 

MusEü  nacional  de  Rio  DE  Janeiro. —  «Revista».  Vol.  i  (ix  de  los  Ar- 
chivos). 

-  «Archivos».  Volume  i-viii;  x. 

MusEu  Paraense.  Para  Brasil. — «Boletim».  Vol.  iii,  n.  2. 
MusEU  Paulista   S.  Paulo.— «Revista».  Vol.  iv. 

MusEUM  d'Histoire  naturelle.  París.— «BuUetin».  Année  1900,  n.  2-8; 
année  1901,  n.  1-3. 

MüSEUM    OF    COMPARATIVE    ZoOLOGY    AT    HaRVARD    CoLLEGE.     CAMBRIDGE.— 

«BuUetin».  Vol.  xxxv,  n.  7;  xxxvi,  1-8;  xxxvii,  1-3;  xxxviii,  1-4; 

XXXIX,   1. 

-  «Annual  Report».  1899-1901. 

Naturforschenden  Gesellschaft  in  Basel. — « Verhandlungen».  Band  xni, 
Heft.  2. 

-  <  Namenverzeichnis  und  Sachregister  der  Blinde  6  bis  12  (1875-1900). 


DE    HISTORIA    NATURAL    Y    DE    SU    BIBLIOTECA.  45 

Naturhistorische  Gesiíllschaft  zu  Nürnberq.  —  <  Abhandlungen  >. 
Band  xui. 

-  ((Saecular-Feier>.  (1801-1901). 

Naturhistorisches   Hofmdsetjm.    Wien. —  «Annalens.   Band    xi,   n.    1-4; 

XII,  1-4;  XIII,  1-4;  xiv,  1-4;  xv,  1-2. 
Physikalisch-medicinische  Gesellschaft  zü  Würzburg. —  «Verhandlun- 

gen».  Band.  xxxiv,  n.  2  6. 

-  <Sitzungs-Berichte».  (1900)  n.  2-4. 

Portogalia.   Porto.  —  «Materiaes   para   o   estudo   do   povo   portuguez>. 

Tomo  I,  fase.  3." 
Real  Academia  de  Ciencias  y  Artes  de  Barcelona. —  «Boletín».  Vol.  i, 

n.  27-30. 

-  «Nómina  del  personal  Académico.  (1900-1901). 

Royal  Microscopical  Society.  London. — <Jourual>.  n.  139,  140,  142-144. 
RoYAL  PiiYSicAL  SociETY.  Edinbürgh.— «Proceedíngs».  Session  1899-1900. 
Smithsonian  Institution.  Washington. — «Bnlletin».  n.  47,  part.  iv. 

-  «Annual  Report».  1898,  1899. 

-  «Special  Bulletin.»  American  Hydroids,  part.  i.  The  Plumularide  by 

Charles  Cleveland  Nutting. 

Sociedad  CIENTÍFICA  «Antonio  Álzate».  México. — «Memorias  y  Revista». 
Tomo  xiiT,  n.  1-2;  xiv,  7-12;  xv,  1-10. 

Sociedad  española  de  Historia  natural.  Madrid.  —  «Anales».  Serie  ii, 
tomo  IX  (xxix). 

Sociedad  Geográfica  de  Madrid.— «Boletín».  Tomo  xlii,  3.°  y  4.°  trimes- 
tres; tomo  xLiii  1 ."  trimestre. 

-  «Revista  de  Geografía  colonial  y  mercantil».  N.  31  y  32;  tomo  ii,  n.  1-4,  6. 
SociEDADE  Broteriana.  Coimbra. —  «Bolctín».  Vol.  XVII  (1900),  fase.  1-2 

y  final. 
SoctETA  DI  Natdralisti  in  Napoli. — «BoUetino».   Volume  xiv,  fascieolo 

único. 
Societa  entomológica  italiana.  Firence. — «Bulletino».  Anno  trentaduesi- 

mo,  trimestres  i-iv;  anno  trentatreesimo,  trimestre  i-ii. 

SOCIETA  ITALIANA  DI   SCIENZE  NATÜRALI    É    MüSEO  CÍVICO   DI   StORIA  NATURALE. 

Milano.— Volume  xxxvui,  fase.  4.°  (fogli  22-30);  xxxix.  l''-4"  (1-25); 
XL,  10-3°  (1-18  VJ. 

-  «Memorie.»  L'Abbate  Simllanzani  a  Pavía.  Ceuni  storiei  del  Prof.  Pietro 

Paveri.  Milano,  1901. 
Societa   toscana   di    Scienze   natürali.   PIsa.  — «Atti».  Processi  verbali, 
vol.  XII  (Marzo  é  Maggio). 

-  «Atti».  Memorie,  vol.  xvii. 

SociETA  zoológica  ITALIANA.  RoMA.— «BoUetino».  Vol.  I  (serie  ii),  fase.  i-iv. 
Societas  entomológica  Rossica.  St.  Pétersboürg.— «Horae».Tomo  xxxiii, 
n.  3-4;  xxxv,  1-2. 


46  EELACIONES   DEL    ESTADO    DE    LA    SOCIEDAD    ESPAÑOLA 

SociÉTÉ  BOTANiQUE  DE  COPENHAGUE. — <Botan¡sk  Tidskrift.  «Tome  23,  fase.  2 

(dernier);  24,  1,  2. 
SociÉTÉ  botanique  de  Frange.  París.— «BuUetmi.  Tome  sliv,  n.  10;  xlvi,  9; 

xLVii,  8-9;  XLViii,  1-6. 

-  Tome  xLví,  session  extraordinaire  á  Hyéres  (Var),  Mai  1899  (1."^  partie). 

SociÉTÉ  DES  SCIENCE.S  NATURELLES  DE  l'oUEST  DE  LA  FrANOE.  NaNTES.  — t  Bul- 

letin».  Tome  8,  2.'^™'  trim.;  tome  10,  l."-á.'  trim. 
SociÉTÉ  entomologique  de  Stockolm. — «Entomologisk  Tidskrift>.  Arg.  21. 
SociÉTÉ  entomologique  DE  Belgiqüe.  Bruxblles. — €Annales>.  Tome  xliv, 

n.  xi-xiTi;  tome  lxv,  n.  i-xi. 

-  «Mémoires»:  viii  (Essai  monographiqne  sur  le  genre  Rhyssenms  par 

L.  Clouét  des  Pesruches.  Bruxelles,  1901.) 
SociÉTÉ  entomologique   suisse.  Schaffhausen.  —  cBulIetin».  Voliime.  x, 

heft.  7-8. 
SociÉTÉ  géologique  de  France.  París. —  «BuUetin».  Tome  xxviii,  n.  1-6,  8. 
SociÉTÉ  hollandaise  des  sciences  á  Harlem.  La  Haya.  —  «Archives  Néer- 

landaises».  Serie  ii,  tome  iv,  2''-3''  livraison;  serie  ii,  tome  v-vi. 
SociÉTÉ  impériale  des  naturalistes  de  Moscou. — «Bulletin».  Année  1900, 

números  1-4;  année  1901,  números  1-2. 
SociÉTÉ  linnéenne  de  Bordeaux.  —  «Actes».  Vol.  lv  [sixiéme  serie,  t.  v). 

-  «Catalogue  de  la  Bibliothéque>.  Fase,  ii  (Bordeaux,  1901). 

SociÉTÉ  linnéenne  de  Normandie.  Caen. —  «Bulletin».  S""  serie,  3^-4*  volume. 
SociÉTÉ  royale  malacologique  de  Belgique.  Bruxelles.  —  «Bulletin.  des 
séances».  Année  1899  (páginas  cxxix  á  final). 

-  «Anuales».  Mémoires,  páginas  17  á  28  (année  1899),  tome  xxxv. 
SociÉTÉ  sciENTiFiQUE  Dü  Chili.  Santiago. — «Actes».  Tome  IX,  4^™*  et  5''""' 

livraisons;  tome  x,  P"  et  4"""*  livraisons;  tome  xi,  1'"  livraison. 
SociÉTÉ  zoologique  de  France.  Paris.— «Statuts  et  Réglement.  1880». 

-  «Bulletin».  Tome  xxv  (1900);  tome  xxvi,  n.  2. 

-  «Mémoires».  Tome  xiii,  n.  4;  tome  xiv,  n.  1. 

SociÉTÉ  zoologique  süisse  et  Musée  d'Histoire  naturelle  de  Geneve. — 
«Revue  suisse  de  Zoologie.  Anuales.»  Tom.  8,  fase.  3  et  dernier; 
tom.  9,  fase.  1,  2. 

The  American  Naturalist.  New-York.  —  Vol.  xxxv,  números  406-416, 
418,  419. 

Université  de  Toülouse. — «Bulletin».  Fase.  12-14. 

-  «Livret  de  l'Université  de  Toulouse».  Toulouse,  1900. 

-  «Archives  de   Zoologie  experiméntale  et  genérale».   Paris.  Serie   ii, 

tome  X,  n.  1-4;  serie  iii,  tomes  i-viii,  ix,  n.  1. 

-  «Notes  et  revue».  d™"  serie,  n.  1-2. 

-  «Nouvel  hommage  á  M.  H.  de  Laeaze-Duthiers». 

University  of  THE  State  op  New-York. —  «State  Museum  Report.  49> 
vol.  3  (1895);  50,  vol.  2  (1896);  51,  vol.  1-2  (1897). 


DE    HISTORIA    NATURAL    Y   DE    SU    BIBLIOTECA.  47 

Vereixs  für  natürwissenschaftliche  Unterhaltüng  zu  Hamburg. — 
cVerhandlungen».  xi     and  (1898-1900). 

WiscoxsiN  AcADEMY  OF  SciENCEs.  Madison. — cTransactioiis».  Vol.  xii,  par- 
tes I  et  11. 

WiscoNsiN  Geológica!,  an»  Natural  Histort  Survey.  Madison. —  «Bulle- 
tin>.  N.°  111  (scientific  series,  n.  2);  n."  v  (Educational  series,  n.  1); 
n."  VI  (Economic  series,  n.  3);  n.  vii  (Economic  series,  part.  i). 

ZooLOGiscH-BOTANiscHE  Gesellschaft.  Wien. — c  Verhandlungen>.  Band  l, 
Heft  8-10;  Band  li,  Heft  1-8. 

ZooLOGiscHER  Anzeiger.  Leipzig. — Band  sxul,  u.  605-632;  Inhalt  des  Ban- 
des  xxiii;  Band  xxiv,  n.  633-645. 


Como  donativo. 

Acloque  (A.)— «Sous  le  microscope».  Abbeville,  1900.      (Don.  del  autor.) 
Albert  ].<^''(S.  a.  S.  le  Prince). — <RésultatB  des  campagnes  scientifiques 

accomplies  sur  son  yacht>.  Faso,  xvii,  Céphalopodes.— Fase,  xviii, 

Hydraires. 

-  €  Notes   de  géographie  biologique  marine.  Communiflcation  faite  au 

Viiéme  congrés  international  de  géographie  á  Berlin  en  1899».  Berlín, 

1900.  (Don.  de  S.  A.  S.) 
Albert  (Federico).  —  «Informe  sobre  los  estudios  preparatorios  para  la  pro- 
pagación de  la  langosta,  de  Juan  Fernández,  en  la  costa  de  Chile, 
hechos  durante  el  viaje  de  Valparaíso  á  Sarco  en  la  provincia  de 
Atacama».  (Minist.  de  Industria  i  Obras  Públicas.  Santiago  de  Chile, 
1898.) 

-  «Contribuciones  al  estudio  de  las  Aves  chilenas.  Entregas  6.a  á  11." 

(Santiago  de  Chile,  1898-1901.) 

-  «Las  dunas,  ó  sean  las  arenas  volantes,  voladeros,  arenas  muertas, 

invasión  de  las  arenas,  playas  i  médanos  del  Centro  de  Chile.  San- 
tiago de  Chile,  1900. 

-  «Zoología  i  Botánica  aplicada>.  Santiago  de  Chile,  1900. 

-  «La  chinchilla>.  Santiago  de  Chile,  1901. 

-  «Los  lobos  marinos  de  Chile».  (Rev.  chilena  de  Hist.  nat.,  1901.) 

-  «La  pesquería  y  piscicultura  del  país.>  (Revista  del  Centro  Industrial 

y  Agrícola  de  Santiago  de  Chile,  1901.)  (Don.  del  autor.) 

Anónimo. — «Curriculum  vitae  di  Luigi  Bombicci  Porta,  Professore  ordina- 
rio di   Mineralogía  nella  R.  Universitá  di  Bologna».  1."  Gennaio 

1901.  Bologna,  1901.  (Don.  del  Pr.  Bombicci.) 
Arechavaleta  (J.)  — «Flora  uruguaya»  (solo  se  ha  recibido  desde  la  pági- 
na 305  á  la  416.)  (Don.  del  autor.) 


48  RELACIONES   DEL    ESTADO    DE    LA    SOCIEDAD    ESPAÑOLA 

Arnold  (Dr.  F.)  — "  Die  Lichenen  des  frankischen   Jura».  Regensburg, 
1885. 

-  <Die  Lichenen  des  frankischen  Jura».  Stadtamhof,  l890. 

-  «Zur  Lichenenflora  von  München».  München,  1891. 

-  «Lichene  exsiccati  (1859-93)  nr.  1».  München,  1894. 

-  «cWilliam  Nylander».  München,  1899.  (Don.  del  autor.) 
Artigas  (D.  Primitivo). —  «Trabajos  hidrológico-forestales»  (conferencias 

pronunciadas  en  el  Ateneo  de  Madrid.)  (Don.  del  autor.) 

Ayuntamiento  de  Madrid. — «Estadística  demográfica»,  Abril,  Mayo  y  Ju- 
lio de  1900;  Agosto  y  Septiembre  de  1901. 

(Don.  del  Excmo.  Ayuntamiento.) 
Bedel  (L.)  — «Description  d'un  Platyderus  nouveau  de  la  Tunisie  meridio- 
nales. (Soc.  entom.  de  France,  1900.) 

-  «Diagnose  d'un  Harpalide  nouveau  de  Tunisie.  Notes  synonymiques 

d'aprés  les  types  de   la  collection  E.   Oberthur».  (Soc.  entom.  de 
France,  1900.) 

-  «Notes  sur  les  Paussus  du  Nord  de  l'Afrique  et  sur  les  espéces  du 

groupe  de  P.  cornutus  Chevr.  •  (Soc.  entom.  de  France,  1900.) 

-  «Description  d'une  espéce  nouvelle  de  Nanophyes  parasite  du  Sedum 

telephium  L.»  (Soc.  entom.  de  France,  1900.) 

-  Catalogue  raisonné  des  coléoptéres  du  Nord  de  l'Afrique».  (Soc.  entom. 

du  France,  1900.)  (Don.  del  autor.) 

Berg  (Carlos).  — Notas  críticas  referentes  á  las  contribuciones  al  estudio 

de  las  aves  chilenas».  Buenos  Aires,  1901.  (Don.  del  autor.) 

Bertoni  (A.  de  W.) — «Aves  nuevas  del  Paraguay»,  Asunción,  1901. 

(Don.  del  Dr.  Moisf^s  S.  Bertoni.) 
Biblioth'equb  d'histoire  naturelle  de  peu  Alphonse  Milne-Edwards. — 

«Premier  catalogue».  París. 
Bohn  (G.) — «L'évolution  du  Pigment».  (Bibliothéque  Scientia.) 

(Don.  del  editor  G.  Carré.) 
Bois  (D.)— «Une  clématite  nouvelle  pour  les  jardins  (le  Clematis  Bucha- 

niana  D.  C.)».  Paris,  1901.  (Don.  del  autor.) 

Bolívar  (Ignacio). — «Ortópteros»,  de  la  obra  Zichy  Jeno  Gróf  Harmadik 

Azsiai  utazása  II Kótet.  Budapest,  1901.  (Don.  del  autor.) 

BoMBicci  (Prof.  Luigi). — «Sopra  una  nuova  contorsione  arcuata  di  speciali 

allineamenti  nei  cristalli  di  quarzo».  Bologna,  1900. 

-  «Replica  a  due  obbiezioni  sulla  cristallizzazione  cubiforme  della  sílice 

nella  cubosilicite».  Bologna,  1900. 

-  Di  talune  recenti  idee  sulla  formazione  della  grandine  e  della  pretesa 

potenza  dei  vorticelli  de  gli  spari  grandinifughi».  Bologna,  1901. 

(Don.  del  autor.) 
BoRELLi  (Dott.  Alfredo). — «Di  alcuni  scorpioni  del  Chile».  (Revista  chile- 
na de  Hist.  nat.,  1900.)  (Don.  del  autor.) 


DE    HISTORIA    NATURAL    Y    DIí    SU    BIBLIOTECA.  40 

BiiuNNBR  DE  Wattes'wyl  (Cari.)  — « Nouveaii   systéme  des   Blattaires». 
Vienne,  1865. 

-  «Monographie  der  Phancroptenden>.  Wien,  1878. 

-  « Prodromus  der  Europaischen  Orthoptereii».  helpúg,  1882. 

-  «Monographie  der  Stenopelmatiden  und  Gr3dlacr¡den>.  Wien,  1888. 

-  «Additamenta  zur  monographie  der  Phaneropteriden».  Wien,  1891, 

-  «Revisión  da  systéme  des  Orthoptéres  et  description  des  espéces  rap- 

portées  par  M.  Leonardo  Fea  de  Birmanie».  Genova,  1803. 

-  «Monographie  der  Peeudophylliden».  (Texto  y  tablas  de  i  x).  Wien,  1895. 

-  «Observations  on  the  eoloration  of  insects  with  uine  coloured  plates» 

(dos  ejemplares:  uno  en  inglés  y  otro  en  alemán).  Leipzig,  1897. 

(Don.  del  autor.) 
Bkyden  (H.  A.)— «Ward's  reebuck  ; Cervicapra  redunca  wardi)».  London. 

(Don.  del  autor.) 
BucKiNG  (H)  — «Grosse  Carnallitkrystalle  von  Beienrode».  Berlín,  1901. 

(Don.  del  autor.) 

Cabrera  Latorkb  (D.  Ángel).  —  «Estudios  sobre  una  colección  de  monos 

americanos>.  (Soc.  de  Hist.  nat.)  (Don.  del  autor.) 

Camerano  (Lorenzo). —  «Ricerche  intorno  alia  variazione  del  Bufo  vulga- 

ris  Laur.»  Torino,  1900.  (Don.  del  autor.) 

Canxaviello  (Dr.  Enrico).  —  «Breve  nota  sui  Lepidotteri  dell'  Italia  Meri- 

dionale»  (3  notas.)  (Ri vista  italiana  di  Scienze  naturali,  1900.) 

-  «Contributo  alia  fauna  entomológica  della  colonia  Eritrea».  Firence, 

1900. 

-  «Coarte  note  sur  les    Lépidoptéres  du  sous-genre  Pyrameis  Hübn.» 

Narbone,  1900. 

-  «Sui  Lepidotteri  del  gen.  Thais  Fabr.»  Siena,  1901. 

-  Contributo  ad  una  monografía  sui  genere  Macroglosm  Ochs.»   Siena, 

1901.  (Don.  del  autor.) 

Chernel  (Stephan). — «Bemerkungen  ttber  die  neuere  ornithologische  Ar- 

beit  von  Dr.  J.  v.  Madarasz».  Budapest,  1899.  (Don.  del  autor.) 

Choffat  (Paul).— «Les  eaux  souterraines  et  les  sources  priucipalemeat  en 

Portugal».  Leipzig,  1900. 

-  «Subdivisions  du  Sénonein  (s.  1.)  du  Portugal.»  Paris,  1900. 

-  «Aperpu  de  la  Géologie  du  Portugal».  Lisbonne,  1900. 

-  «Espéces  nouvelles  ou  peu  connues  du  mésozoique  portugais».  Paris, 

1901. 

-  «Notice  prélirainaire  sur  la  limite  entre  le  jurassique  et  le  crétacique 

en  Portugal».  (Ext.  del  Bull.  de  la  Soc.  belge  de  géologie.  Bruxelles, 
1901.)  (Don.  del  autor.) 

Chofpat  et  Bleicher.  —  «Cohtribution  íi  l'étude  des  drageos  calcaires  des 
galeries  de  mines  et  de  captation  d'eaux».  Lisbonne,  1900. 

(Don.  de  los  autores.) 

T.  II,  N."  1.- Enero,  1902.  4 


50  RELACIONES   DEL    ESTADO    DE    LA    SOCIEDAD    ESPAÑOLA 

OoDORNiü  (R.) — «Apuntes  relativos  á  la  repoblación  forestal  de  la  Sierra 
de  Espuña.»  Murcia,  1900.  (Don.  del  autor.) 

Cohén  (Prof.  Dr.  E.)  — «Nachtrag  zur  Beschreibuog  des  Meteoreisens  von 
Beaconsfleld».  Berlin,  1898. 

-  «Die  Meteoreisen  von  Kokstadt,  Bethanien  und  Muchachos».  Greifs- 

wald,  1900. 

-  «Ziisammenfassuug  der  bei  der  Untersuchung  der  Kornigen  bis  dich- 

ten  Meteoreisen  erhaltenen  Kesultate».  Berlin,  1900. 

-  «Meteoreisen-Studien  X-XI>.  (K.  K.  Naturhistorisches  Hofmuseum. 

Wien,  1900.) 

-  «The  Meteoric  Irons  from  Griqualand  East  South  Africa>.  London, 

1900. 

-  «Optischer  Schlüssel,  zur  Bestimmung  des  Krystallsystems  von  Mine- 

ralien  in  Gesteins-Dünnschliffen».  (Don.  del  autor.) 

CoiNCY  (A.  de).—L'Echium  maritimum  Will.  Est-il  une  espéce?».  (Journal 
de  botanique.  París,  1900.) 

-  «Plantes  nouvelles  de  la  flore  d'Espagne  (lie  note)».  (Journal  de  bota- 

nique. Paris,  1900.) 

-  «Écloga  quinta^  plantarum  hispanicum.»  (Paris,  1901.) 

-  «Sectionnement  du  genre  Echiumi.  Lous-le-Saulnier,  1900. 

-  «Qu'est-ce  que  VEchium  Wierkbickii  Haberle?».    (Bull.   de   l'Herbier 

Boissier,  1901.) 

-  «Revisión  des  espéces  critiques  du  genre  Echiurm.  Premiére   serie. 

(Journal  de  Botanique.  Paris,  1901.)  (Don.  del  autor.) 

CoLLKGio  DE  S.  FiEL.  LiSBOA. — «Eclipse  do  sol  de  28  de  Maio  de  1900, 
Observa^oes  dos  Professores».  Lisboa,  1900. 

(Don.  del  Colegio.) 

Congreso  Hispano-Amkricano.  Madrid.  —  Conclusiones  formuladas  por 
las  ponencias  siguientes:  «Ponencia  1.^»  Arbitrajes;  «id.  2.aí  Juris- 
prudencia y  legislación;  «id.  3.^)^  Economía  pública;  «id.  4."»  Cien- 
cias; «id.  5.^»  Artes  y  Letras;  «id  6.®»  Unificación  de  planes  de  Ense- 
ñanza; «id.  7.1»  Relaciones  comerciales;  «id.  8.^»  Transportes,  co- 
rreos y  telégrafos ;  «id.  9.^»  Exposiciones  permanentes ;  «id.  10.a»  Re- 
laciones bancarias  y  bursátiles;  «id.  11.a»  Prensa. 

(Don.  de  la  Junta  directiva  del  Congreso.) 

Cuerpo  Nacional  de  Ingenieros  de  Montes.  —  «Catálogo  de  los  objetos 
presentados  por  la  Comisión  de  Repoblación  de  la  cuenca  del  Segu- 
ra en  la  Exposición  agrícola,  industrial,  minera  y  de  Bellas  Artes  de 
Murcias.  Murcia,  1900.  (Don.  del  Cuerpo.) 

Deiohmann  Branth  (L  S.) — «Lichenes  from  the  Foeróes».  Copenhague, 
1901.  "  (Don.  del  autor.) 

Derviedx  (E.)  —  «La  Lepidocyclhia  marginata  (Michelotti)».  (Boíl,  dei  Mu- 
.    sei  di  Zool.  ed  Anat.  comp.  di  Torino,  1900.) 


DE    HISTORIA    NATURAL    Y   DE    SU   BIBLIOTECA.  51 

Dervieüx  (E.) — «Osservazioni  alie  osservazioni  sopra  il  nuovo  genere  di 
foramiuiferi  Miogypsina  Saco  ó  Flabelliporus  Dervieüx».  Torino,  1900. 

(Don.  del  autor.) 

Doi.LFUs  (Adrien).  —  «Les  eppéces  fran^aises  du  genre  Philoscia  Latr. 
(crust.  igopodes  du  gronpe  des  Cloportidesj».  (Soc.  d'études  scientifi- 
ques  de  Paris,  1884. 

-  «Dlagnoses  d'espéces  nonvelles  et  catalogue  des  espéces  fran9aise8  de 

la  tribu  des  ArraadiUens».  (Crust.  isopodes  terrestres.)  ídem,  1887. 

-  «Description  d'une  espéce  nouvelle  du  genre  Philosciat.  ídem,  1888. 

-  «Liste  supplémentaire  d'isopodes  des  Agores.»  (Revue  biologiqne  du 

Nord  de  la  Trance,  1889.) 

-  «Isopodes  terrestres  recueillis  aux  A9ores  en  1887,  1888  et  1889,  par 

MM.  Dr.  Th.  Barrois  et  le  Lieutenant  Chaves».  (ídem,  1889.) 

-  «Note  au  su  jet  des  isopodes  terrestres  du  Challenger».  1890. 

-  «Sur  quelques  isopodes  du  Musée  de  Leyden».  Leyden,  1889. 

-  «Isopodes  terrestres  du  Challenger)).  Paris,  1890. 

-  «Tableaux  s}  noptiques  de  la  Fauno  fran^aise.  Le  genre  Armadillidiurm . 

(Feuille  des  jeunes  naturalistes,  1892.) 

-  «Note  sur  les  Isopodes  terrestres  et  fluviátiles  de  Syrie,  recueillis  par 

M.  le  Dr.  Th.  Barrois >.  (Revue  biol.  du  N.  de  la  France.  Lille,  1892.) 

-  «Catalogue  raisonné  des  isopodes  terrestres  de  l'Espagne».  (Sociedad 

española  de  Hist.  uat.,  1892.) 

-  «Catalogue  raisonné  des  isopodes  terrestres  de  l'Espagne».  1"  supplé- 

ment.  (ídem,  1893.) 

-  «Sur  la  distribution  géographiqne  des  isopodes  terrestres  dans  la  región 

des  Basses-Pyrénées».  (Paris,  1882.) 

-  íVoyage  de  M.  Ch.  Alluaud  dans  le  territoire  d'Assinie  (Afrique  occi- 

dentale.)  Crustacés  isopodes  terrestres».  (Soc.  entom.  de  France, 
1892.) 

-  Voyage  de  M.  E.  Simón  au  Venezuela.  Isopodes  terrestres».  (ídem, 

1893.) 

-  «Les  Idoteidse  des  cotes  de  France».  (Feuille  des  jeunes  naturalistes, 

1895.) 

-  «Mission  scientifique  de  M.  Ch.  Alluaud  dans  le  territoire  de  Diego- 

Suarez  (Madagascar-Nord.)  Isopodes  terrestres,  recueillis  á  Diego- 
Suarez,  á  Tamatave  et  a  la  Reunión».  (Soc.  Zool.  de  France,  1895.) 

-  Voyage  de  M.  E.  Simón  dans  l'Afrique  australe.  Crustacés  isopodes 

terrestres.»  (ídem,  1895.) 

-  «Notices  faunistiques.  Crustacés  isopodes  de  la  Sicile».  Paris,  1896. 

-  «Sur  les  crustacés  isopodes   terrestres   du  Mexique».  (Soc.  Zool.  de 

France,  1896.) 

-  íLand-Isopoden  der  Balkanregion  (Boenien,  Hercegovina,  Serbien  und 

lusel  Corfú)  im  Landesmuseum  zu  Sarajevo».  Wien,  1896. 


52  RELACIONES    DEL    ESTADO    DE    LA    SOCIEDAD    ESPAÑOLA 

DoLLFUS  (Adrien). — «Sur  la  distribution  géographique  des  Armadilliens  en 
Europa».  Leyden,  1896. 

-  «Les  isopodes  terrestres  du  Nord  de  l'Afrique  du  Cap.  Blanc  á  Trípoli 

(Maree,  Algérie,  Tunisie  Tripolitaine)».  (Soc.  Zool.  de  Fiance,  1896.) 

-  ilsopodes  terrestres  recueillis  dans  le  Darien  par  M.  le  Dr.  E.  Festa». 

(Musei  de  Zool.  ed  Anat.  comparata  dell  Univers.  de  Torino,  1896.) 

-  «Recherches  zoologiques  dans  les  serres  du  Museum  de  Paris».  (Feuille 

des  jeunes  naturalistes,  1896.) 

-  «Isopodes  de  Vallombrosa  determines  par  Adrien  Dollfus».  (Boíl,  dei 

Musei  di  Zool.  ed  Auat.  comp.  della  R.  Univ.  di  Torino.  1897.) 

-  «Les  crustacés  isopodes  terrestres  á  grande  dispersión».  (La  Feuille  des 

jeunes  naturalistes,  1897.) 

-  «Tablean  iconographique  des  Phüoscia  d'Europe.  Crustacés  isopodes 

terrestres.  (ídem,  1897.) 

-  «Les  plages  de  la  Manche.  Mollusques  testacés  recueillis  entre  Bener- 

ville  et  la  Dives».  (Paris,  1897.) 

-  «Voyage  de  M.  Gastón  Buchet  aux  iles  Canaries  et  sur  les  cotes  meri- 

dionales du  Maroc  (1896-97).  Isopodes  terrestres».  1898. 

-  «Sur  la  distribution  géographique  des  isopodes  terrestres  dans  l'Afri- 

que septentrionale  du  Sénégal  á  Obock».  Cambridge,  1898. 

-  «Sur  une  nouvelle  espéce  de  Ccecosphceromay.  (Bull.  du  Mus.  d'hist. 

nat.)  Paris,  1898. 

-  «Isopodes  récoltés  par  M.  le  Dr.  Jaquet  et  determines  par  M.  Adrien 

DoUfus,  de  Paris».  (Bull.  de  la  Soc.  des  Sciences  de  Bucarest).  Rou- 
manie,  1899. 

-  «Catalogue  des  crustacés  isopodes  terrestres  (Cloportides)  de  France». 

(Feuille  des  jeunes  nat.  1899.) 

-  «Catalogue  provisoire  des  espéces  fran9aises  d'isopodes  terrestres». 

Paris. 

-  «Fauna  Hawaiiensis.  Crustácea  isopoda».  (Don.  del  autor.) 
DoLLFDS  (Adrien)  et  Aubert  (A-I-Marius). — «Notice  sur  les  isopodes  terres- 
tres de  Marseille  et  de  Salón».  Paris,  1890.        (Don.  del  Sr.  Dollfus.) 

Exposición  provincial  de  floricultura,  horticultura  y  ganadería  de 
Orota VA.  — «Reglamento  y  Programa».  Santa  Cruz  de  Tenerife,  1901. 

(Don.  de  la  Junta.) 

Fernández  Navarro  (Lucas).  —  «Observaciones  sobre  el  terreno  arcaico 
de  la  provincia  de  Guadalajara».  (Soc.  esp.  de  Hist.  nat.,  1900.) 

-  «Fisiología  é  higiene  humanas».  Soria,  1901.  (Don.  del  autor.) 
FiLippi    (Prof.  Domenico).— «Contributo  alia  florula  diatomologica  della 

Carinzia».  Padova,  1900.  (Don.  del  autor.) 

Frick  (Guillermo). —  «Observaciones  sobre  el  cultivo  del  trigo  i  Memoria 
sobre  los  árboles  i  arbustos  de  la  provincia  de  Valdivia».  Valdi- 
via, 1899.  (Don.  del  autor.) 


DE    HISTORIA    NATURAL    Y   DE    SU    BIBLIOTECA.  53 

Garrigou  (D.  F.) — «Cas  d'empoisonnement  par  la  strychinine  observé 
sur  lui-méme».  (Extrait  de  rUnion  Medícale).  Paris,  1881. 

-  cMémoire  relatif  aux  sources  thermales».  Toulouse,  1877. 

(Don.  de  la  Universidad  de  Toulouse.) 
GiARD  (Alfred.) — «Sur  une  afiection  parasitaire  de  l'huitre  (Ostrea   edu- 
lis  L.)  connue  sous  le  nom  de  maladie  du  pied».  Paris,  1894. 

(Don.  del  autor.) 
Herrera  (A.  L.) — «Sur  rimitation  du  protoplasma».  México,  1901. 

(Don.  del  autor.) 

HoEK  (Dr.  P.   P.  C.)  — «Crustácea  Neerlandica.  Nieuwe  lijst  van  tot  de 

fauna  van  Nederland  Behoorende  Schaal  dieren  met  bijvoeging  van 

enkele  in  de  noordzee  verder  van  de  Kust  waargenomen  soorten>. 

Leiden,  1889.  (Don.  del  autor.) 

Koxow  (Fr.  W.)  —  iNeuer  Beitrag  zur  Synonymie  der  Tenthredinidae». 

(Don.  del  autor.) 
Laboratorio  municipal  de  Madrid.— «Boletín >.  Tomo  i,  núm.  1. 

(Don.  del  Dr.  Chicote.) 
Lallemant  (C.) — «Catalogue  des  MoUusques  terrestres  et  fluviátiles  des 
environs  d'Alger».  iFeuille  des  jeunes  nat.,  1881). 

(Don.  del  autor.) 
L'Argus  des  Revues.  París.— 23'"  année,  n.  1  (nouvelle  serie). 

(Don.  del  editor.) 
Lázaro  é  Ibiza  (B.) — «Hongos  comestibles  y  venenosos».  (Biblioteca  Soler). 
Barcelona,  1901. 

-  «Discurso  leído  ante  la  Real  Academia  de  Ciencias  exactas,  físicas  y 

naturales  >.  Madrid. 

-  «Contribuciones  á  la  flora  de  la  Península  Ibérica.  Notas  críticas  acerca 

de  la  flora  española.  2.'  8erie>.  (Soc.  esp.  de  Hist.  nat.) 

(Don.  del  autor.) 

Meriko  (R.  P.  Baltasar). — «Contribución  á  la  flora  de  Galicia».  Tuy,  1897. 

(Don.  del  autor.) 

Ministerio  de  Industria  i  Obras  públicas.  Santiago  de  Chile. —  «Informe 
del  piscicultor  D.  W.  Anderson  Smith  sobre  la  introducción  del  sal- 
món en  Chile>.  Santiago,  1897.  (Don.  del  autor.) 

Ministerio  de  Obras  públicas.  República  Argentina. —  «Boletín  de  Obras 
públ¡cas.>  Tomo  i,  n.  1-6. 

MoYANo  Y  MoYANo  (D.  Pedro). —  «Notas  etnológicas  sobre  el  ganado 
español».  (Soc.  esp.  de  Hist.  nat.)  (Don.  del  autor.) 

Museum  of  THE  Brooklyn  Institute  of  Arts  and  Sciences. —  «Science 
bulletin».  Vol.  i,  n.  1  («The  variations  of  a  Newly-arisen  species  of 
Medusa,  by  Alfred  Goldsborouch"  Mayer>.  1901. 

National  Museüm  of  Mexíco.  —  < Antropological  Bibliography  of  México», 
México,  1901, 


54  KELACIONES   DEL    ESTADO    DE    LA    SOCIEDAD  ESPAÑOLA 

Navas  (E.  P.  Longinos.)— *Notas  entomológicas.  I.  Un  ortóptero  nuevo. 
1899. 

-  Notas  entomológicas.  II.  Ortópteros  del  Monseuy  (Barcelona)».  1899. 

-  «Notas  entomológicas.  IV.  Ortópteros  del  Moncay o  (Zaragoza)».  1900. 

-  «Notas  entomológicas.  VI.  Algunas  costumbres  de  las  hormigas  y  hor- 

migaleones».  1900. 

-  <Notas  geológicas.  La  cueva  de  Maderuela  en  Vera  (Zaragoza).»  1900. 

-  «Notas  liquenológicas.  1.  Un  liquen  singular».  1900. 

-  «El  Barón  Edmundo  de  Sélye-Longchamps».  1901.  (Publicados  por  la 

Soc.  esp.  de  Hist.  nat.)  (Don.  tlel  autor.) 

Picciou  (Lodovico.)— «I  terreni  migliori  peí  castagno».  1901, 

(Don.  del  autor.) 
PouTER  (Carlos   E.)— «Catálogo  metódico  provisional   de  las  colecciones 
zoológicas  del  Museo  de  Historia  natural  de  Valparaíso.  I.  Artrópo- 
dos i  Vermes».  Valparaíso,  1899. 

-  «índice  afabético  y  sinonímico  formado  para  la  última  edición  espa- 

ñola de  la  anatomía  humana  descriptiva  del  Prof.  Ph.  C.  Sappey». 
Valparaíso,  1900.  (Don.  del  autor.) 

Razón  y  Fe.— «Revista  mensual».  Núm.  1  (Septiembre  1901).  Madrid. 

(Don.  de  la  Revista.) 
Revista  de  Ciencias. — Año  i,  números  2  y  5.  Habana. 

(Don.  de  la  Revista.) 
Rey-Pailhade  (M.  I.  de.) — «Role  du  Philothion  dans  le  mécanisme   de 
l'action  des  médicaments  spéciaux  de  la  nutrition.  Paris,  1901. 

^Don.  de  la  Universidad  de  Toulouse ) 

Reyes  Pkósfer  (D.  Eduardo.)  — »Lo8  cristales  de  las  células  cristalíferas  en 

los  peciolos  de  las  begonias».  (Soc.  esp.  de  Hist.  nat.  (Don.  del  autor.) 

Salomón  (Dr.  W.)— «Uber  neue  geologische  Aufnahmen  in  der  ostlichen 

Halfte  der  Adamellogruppe  I,  II».  Berliu,  1901. 

-  «Uber  eine  eigenthümliche  Grabenversenkung  bei  Eberbach  im  Oden- 

wald».  Beriin,  1901.  (Don.  del  autor.) 

Sánchez  (D.  Domingo). — «Los  mamíferos  de  Filipinas».  (Soc.  española  de 

Hist.  nat.)  (Don.  del  autor.) 

ScuDDER  (Samuel  H.)  — «Works  on  Butterflies».  Cambridge. 

(Don.  del  autor.) 
SoDiRO  (Aioisio.)—  «Cryptogama;  vasculares  quitenses,  adiectis  speciebus 

in   alus  provinciis  ditionis  e'^uadorensis  hactenus  detectis».  Quiti, 

1893. 

-  «Anturios  ecuatorianos  gen.  Anthurium  Schoit  ord.  Aroideas.  Diagnoses 

previas, 

-  «Le  mangle  rojo.  Estudio  botánico».  Quito,  1901.         (Don.  del  autor.) 
Starr  Jordán  (David).— The  Fishes  of  Sinaloa».  (Proc.  California  Academy 

pf  Sciences,)  (Don.  del  autor.) 


DE    HISTORIA   NATURAL    Y    DE    SU    BIBLIOTECA.  55 

Thos  Y  CoDiNA  (S.)  —  <  Andorra.  Reconocimiento  físico-geológico-minero». 
Barcelona,  1885.  (Don.  del  autor.) 

ToüRJíiER  (H ) — «Descriptions  de  quelques  Hyménoptéres  d'Europe  et 
confins».  (Soc.  esp.  de  Hist.  nat.)  (Don.  del  autor.) 

Ukagón  (D.  Serafín).  —  «Ensaj-o  sobre  los  Maláquidos  de  España».  (Soc.  esp. 
de  Hit.  nat.)  (Don.  del  autor.) 

UxiVKRsiDAD  LITERARIA  DE  Va'uEnoia. — «Apertura  del  curso  académico  de 
15)01  á  1902.  Discurso  leído  por  el  Dr.  D.  Eduardo  Boscá  y  Casano- 
ves».  Valencia,  1901.  (Don.  del  Sr.  Boscá.) 

ViÑALS  (Dr.  D.  Francisco). — «Sinónimos  frecuentes  en  Patología  y  Prope- 
déutica». Madrid,  1901.  (Don.  del  autor.) 

El  Bibliotecario, 

Rafael  Blanco  y  Juste. 

Madrid,  Diciembre  de  ISOl. 


BOLETÍN 


SOCIEDAD  ESPAÑOLA  DE  HISTORIA  NATURAL 


Sesión  del  8  de  Enero  de  1902. 

PRESIDENCIA    DE     DON    FEDERICO    OL(')RIZ 

El  Secretario  leyó  el  acta  de  la  sesión  anterior,  la  cual  fué 
aprobada, 

— El  Sr.  Lázaro  é  Ibiza  dio  g-racias  á  la  Sociedad  por  el  carg'O 
con  que  le  había  honrado  durante  el  año  transcurrido,  y  des- 
l)ués  de  felicitarse  por  tener  tan  dig'no  sucesor  como  el  señor 
Oloriz,  invitó  á  los  señores  elegidos  en  la  sesión  anterior  para 
formar  la  nueva  Junta  Directiva  á  tomar  posesión  de  sus 
puestos. 

El  Presidente,  Sr.  Oloriz,  manifestó  también  en  breves  y  sen- 
tidas frases  su  g-ratitud  por  la  distinción  que  le  había  concedi- 
do la  Sociedad  designándole  para  aquel  puesto,  al  que  no  se 
creía  acreedor,  y  que  trataría  de  responder  á  la  confianza  que 
«n  él  se  había  hecho. 

El  Vicepresidente,  Sr.  Espejo,  después  de  hacer  analogías 
manifestaciones,  consag-ró  un  recuerdo  á  la  memoria  de  D.  Mi- 
g'uel  Colmeiro,  á  quien  debía  sus  aficiones  botánicas,  y  al  se- 
ñor D.  Carlos  Castel,  nuestro  ilustre  expresidente,  que  yace 
l)Ostrado  en  el  lecho  por  cruel  enfermedad. 

— El  Sr.  Presidente  dio  noticia  del  fallecimiento  de  nuestro 
antig-uo  consocio  y  expresidente  D.  Máximo  Lag-una,  invitando 
al  Sr.  Artig-as,  g'rande  amig'o  del  finado,  á  ampliar  las  noticias 
de  esta  dolorosa  pérdida. 

El  Sr.  Artig-as  recordó  los  principales  méritos  del  finado,  no. 
solo  como  botánico  eminente,  sino  como  zoólog'o  y  g"eólog"o,  y 
se  lamentó  de  que  pérdida  tan  sensible  no  haya  tenido  toda  la 
publicidad  que  merecía  en  la  prensa  periódica,  pues  aparte  de 

T.  II.  N,"  1. -Enero,  190-2.  5 


58  BOLETÍN    DE   LA   SOCIEDAD   ESPAÑOLA 

un  buen  artículo  debido  á  la  pluma  de  nuestro  consocio  el  se- 
ñor Rodríg'uez  Mourelo,  apenas  como  breve  noticia  se  había 
consig-nado  en  los  periódicos.  La  Sociedad  acog-ería,  sin  duda, 
con  más  interés  la  triste  noticia  del  que  fué  dos  veces  su  Pre- 
sidente y  la  honró  colaborando  en  sus  publicaciones,  por 
lo  que  esperaba  constase  así  en  el  acta  y  que  se  expresase 
á  su  familia  el  sentimiento  por  dicha  desg-racia  ag-ravada  por 
haber  fallecido  en  el  mismo  día  y  en  la  misma  casa  un  herma- 
no querido  de  nuestro  llorado  consocio.  Así  fué  acordado. 

El  Sr.  Presidente  se  asoció  á  las  manifestaciones  del  Sr,  Arti- 
g"asy  le  propuso  la  redacción  de  un  trabajo  necrológico  sobre  el 
finado,  acompañado,  á  ser  posible,  de  su  retrato,  á  lo  cual  ac- 
cedió dicho  señor,  aunque  declarando  modestamente  que  du- 
daba salir  airoso  de  esta  empresa. 

— El  Sr.  Bolívar  participó  á  continuación  el  fallecimiento  de 
D.  Ricardo  Fortanet,  de  cuyo  suceso  se  da  cuenta  en  la  Memo- 
ria del  Sr.  Secretario,  pero  que  convenía  repetir,  para  que  se 
acordase  consig-naren  el  acta  el  sentimiento  de  la  Sociedad  por 
la  pérdida  de  su  antig'uo  consocio  á  quien  tanto  debía  en  lo 
relativo  á  los  éxitos  que  en  la  parte  tipográfica  habíamos  al- 
canzado. Quedó  así  acordado, 

CorrespondeDcia. — El  Secretario  leyó  las  comunicaciones  si- 
g-uientes: 

De  los  hijos  del  Sr.  Fernández  Duro  dando  g-racias  por  el  ofi- 
cio que  les  fué  enviado  dándoles  el  pésame  por  la  muerte  de 
su  señor  padre. 

Del  limo.  D.  Zoilo  Espejo  aceptando  y  dando  g-racias  por  el 
nombramiento  de  Vicepresidente. 

De  D.  Pedro  Fernández-Cavada,  de  Santander,  carta  acom- 
pañada de  un  número  de  La  Atalaya  de  aquella  capital,  en  que 
se  da  noticia  de  la  visita  hecha  por  las  autoridades  g"ubernati- 
va  y  municipal  y  otras  personas  al  Gabinete-Museo  que  ha 
logrado  constituir  allí  con  elementos  de  la  provincia^  dándole 
un  carácter  g'enuinamente  reg-ional.  El  Sr.  Fernández-Cavada, 
que  estima  acertadamente  que  la  noticia  de  un  centro  seme- 
jante ha  de  interesar  á  la  Sociedad,  pone  á  disposición  de  ésta 
su  Museo,  el  cual  consta  de  ocho  secciones:  1.",  minerales,  ro- 
cas y  fósiles;  2.%  materiales  de  construcción;  3.'',  productos  fo- 
restales; 4.%  fauna  entomológ-ica,  que  comprende  los   insec- 


DE    HISTORIA    NATURAL.  59 

tos  Útiles  y  perjudiciales,  con  una  rica  serie  de  lepidópte- 
ros; 5/,  fauna  malacológ-ica;  6/,  hong-os  comestibles  y  vene- 
nosos; 7.%  criptóg-amas  terrestres,  lacustres  y  marinas;  y  8.",  se- 
millas de  los  árboles  forestales  y  frutales  propios  de  aquella 
provincia. 

La  Sociedad  oyó  con  interés  estas  noticias,  alabando  el  pro- 
pósito del  Sr.  Fernández-Caivada,  que  fuera  de  desear  tuviera 
muchos  imitadores,  dada  la  importancia  de  estas  colecciones 
locales,  y  acordó  consig-nar  en  acta  la  satisfacción  con  que  se 
había  enterado  de  la  existencia  del  mencionado  Museo  y  que 
se  dieran  las  g-racias  á  nuestro  consocio  por  sus  ofrecimientos. 

Aprobación  de  cuentas. — La  Comisión  de  revisión  de  cuentas 
presentó  el  sig'uiente  dictamen: 

«Los  que  subscriben,  designados  por  la  Sociedad  española 
DE  Historia  natural  para  examinar  las  cuentas  presentadas  á 
la  misma  por  el  Sr.  Tesorero  en  la  sesión  anterior,  tienen  la  sa- 
tisfacción de  participarla  que  las  han  encontrado  en  un  todo 
conformes  con  sus  comprobantes  y  de  proponer  en  consecuen- 
cia su  aprobación. 

»Aderaás,  y  teniendo  en  cuenta  lo  penoso  del  carg-o  de  Tesore- 
ro y  el  celo  é  inteligencia  con  que  el  Sr.  Bolívar  viene  desem- 
peñándole durante  tantos  años,  los  que  subscriben  proponen  á 
la  Sociedad  conceda  un  voto  de  g-racias  al  Sr.  Bolívar  como 
testimonio  de  lo  mucho  que  ag"radece  sus  valiosos  servicios. 

»Madrid  8  de  Enero  de  1902. — Florentino  Ácpeiiia. — Lucas  F. 
Navarro. — Norharto  Font. » 

La  Sociedad  aprobó  el  dictamen  y  el  voto  de  g-racias,  ha- 
ciéndolo extensivo  al  Vicetesorero  Sr.  García  Várela  y  á  los  Te- 
soreros de  las  Secciones  D.  Marcelo  Rivas  Mateos,  de  Barcelo- 
na, D.  Julio  del  Mazo,  de  Sevilla  y  D.  Félix  Gila,  de  Zarag-oza, 
así  como  á  los  Sres.  D.  Emilio  Rivera,  D.  Román  Casares  y 
D.  Pedro  L.  Fernández  Cavada,  que  en  Valencia,  Santiag-o  y 
Santander,  respectivamente,  han  prestado  g-randes  servicios  á 
la  Sociedad,  mereciendo  todos  ellos  sinceros  elog-ios  por  su  in- 
terés y  asiduidad. 

Admisiones.— Quedaron  admitidos  como  socios  numerarios 
D.  José  Esteva,  presbítero,  residente  en  Gerona,  presentado 
por  el  Sr.  Cazurro;  D.  Jorge  Schramm  y  D.  Antonio  Vázquez 


eo.  boletín  de  la  sociedad  española 

Fig-ueroa,  arquitecto,  domiciliados  ambos  en  Madrid,  preseii- 
tMdos  por  el  Sr.  Bolívar,  y  D.  José  Gutiérrez  Sobral,  capitán 
de  navio  de  primera  clase,  presentado  por  el  Sr.  Martínez  de 
la  Escalera.  •    , 

Se  hicieron  tres  nuevas  propuestas  de  socios  numerarios  y 
la  del  Instituto  g-eneral  y  técnico  de  Cáceres  á  instancia  del 
claustro  y  propuesta  de  nuestro  consocio  el  catedrático  de 
aquel  centro.  D.  Casto  Ibarlucea,  quedando  pendientes  de  apro- 
bación para  la  sesión  próxima,  como  es  regdamentario. 

Comunicaciones  verbales. — Se  dio  lectura  á  la  sig-uiente  nota  re- 
mitida por  el  Sr.  Pau. 

He  leído  con  la  mayor  atención  la  nota  publicada  en  nuestro 
Boletín  (tomo  i,  núm.  3,  pág-.  162)  por  el  Sr.  Rivas  Mateos 
contestando  á  las  observaciones  que  le  había  dirig-ido  respecto 
de  alg-unas  apreciaciones  contenidas  en  su  comunicación  del 
6  de  Octubre  de  1897,  sobre  la  veg"etación  de  la  Sierra  de 
Béjar,  pero  disto  mucho  de  conformarme  con  cuanto  aleg'a 
en  su  rectificación  y  persisto  en  las  manifestaciones  ante- 
riores ya  publicadas  en  el  Acta  de  la  sesión  de  Diciembre  de 
1900. 

Especialmente-hay  un  detalle  que  me  interesa  mantener,  y 
es  el  referente  á  la  única  papilionácea  leñosa  que  pude  reco- 
g-er  en  la  reg'ión  desnuda  de  dicha  sierra,  y  que  sig-o  creyendo 
que  es  la  misma  que  el  Sr.  Rivas  Mateos  halló  y  consideró  al 
principio  como  un  Ulex  de  la  sección  Stauracaníhus.  Pues  bien, 
sig'uiendo  en  la  creencia  de  que  la  planta  que  ambos  hemos 
recog-ido  sea  la  misma,  debo  manifestar  que  remití  una  ramita 
de  la  por  mí  recog-ida  á  D.  Máximo  Lag-una,  consultándole 
sobre  su  determinación,  y  este  ilustre  botánico  se  ha  manifes- 
tado conforme  con  la  determinación  hecha  por  mí  de  que  se 
trataba  de  la  Genista  Lusitanica  L. 

Terminaré  haciendo  observar  que,  aunque  he  revisado  el 
viaje  á  la  Sierra  de  Béjar,  en  la  reseña  de  las  especies  veg-eta- 
les  allí  encontradas  no  he  visto  que  el  Sr.  Rivas  mencione  la 
Genista  Lusitanica,  como  afirma  en  su  nota. 

—  El  Sr.  Reyes  (D.  Eduardo)  presentó  un  dibujo  de  la  anato- 
mía del  Helix  aspersa  que  tenía  hecho  desde  larg-o  tiempo,  y 
dijo  además  que  la  reciente  nota  del  Sr.  Barras  sobre  la  pal- 
mera anómala  de  Sevilla  le  recordó  haber  visto  una  fotog'ra- 


DE    HISTORIA    NATURAL.  Ol 

fía  de  un  caso  de  octobifurcaciún  de  otra  notable  palmera  en 
lílche,  sitio  llamado  Huerto  del  Cura. 

—  El  Sr.  Bartolomé  y  del  Cerro  hizo  un  resumen  de  lo  dicho 
en  la  Asamblea  de  los  Amig-os  de  la  Enseñanza  referente  al 
modo  de  enseñar  las  ciencias  en  las  escuelas  primarias,  á  la 
que  dio  cuenta  de  lo  tratado  por  nuestra  Sociedad  respecto  á 
este  asunto,  presentando  un  trabajo  sobre  las  conclusiones 
formuladas  por  nuestro  Presidente  y  Secretario;  trabajo  que 
tuvo  una  g-ran  acogida  por  los  asambleístas  de  la  sección  1.'' 

— El  Sr.  Lázaro  presentó  una  nota  del  R.  P.  Merino  intitulada 
A  Igmias  especies  raras  ó  criticas  de  ¡a  flora  es'pañola  en  general 
y  particídarmeiite  de  la  gallega. 

— El  Sr.  Secretario  díó  noticia  de  otras  dos  notas  recibidas, 
que  son  las  síg-uientes:  Nuevos  esludios  sobre  las  agallas  (ar- 
tículo VI),  por  el  Sr.  Fernández  de  Gatta,  3'  Los  filones  estanni- 
feros  de  Cáceres  y  su  coniparacíón  con  los  de  otras  regiones,  por 
el  Sr.  Hernández  Pacheco. 

—  El  Sr.  Calderón  díó  las  siguientes  noticias  bibliogTá- 
ficas: 

I.  Con  el  título  de  «Nuevas  investig-aciones  sobre  la  relación 
entre  la  evolución  y  la  estructura  geológ-ica  de  la  Península 
ibérica  y  las  ag'uas  minerales  de  España»,  ha  publicado  recien- 
temente el  Dr.  Hauser,  de  Madrid,  un  interesante  folleto,  apa- 
recido en  Budapest. 

Comienza  el  autor  por  alg'unas  g-eneralidades  sobre  el  orig-en 
de  los  manantiales,  sentando  el  principio  de  Plinio  tales  aqme 
qualis  térra  perquain  fluunt.  En  g-eneral,  las  ag'uas  de  los  te- 
rrenos primitivos  son  pobres  en  cal;  los  bicarbonatos  alcalinos 
y  tórreos  que  éstas  acarrean  proceden  de  la  alteración  de  los 
feldespatos  de  la  profundidad  descompuestos  por  el  g-as  carbó- 
nico. Las  ag'uas  sulfurosas  son,  á  su  juicio,  un  resultado  de 
reducción. 

El  autor  rechaza  la  clase  de  las  ag-uas  nitrog-enadas,  defendi- 
da con  ardor  por  los  médicos  españoles,  sig-uiendo  en  lo  demás 
la  clasificación  que  éstos  adoptan,  que  es  imitada  de  la  fran- 
cesa, no  sin  reconocer  que  la  compleja  mineralización  de  mu- 
chas fuentes  embaraza  por  extremo  para  su  clasificación. 

Atribuye  el  Dr.  Hauser  al  mar  la  mineralización  de  las 
ag'uas  cloruradas;  las  de  base  sódica  emerg'en  de  los  terrenos 
cristalinos,  y  las  de  base  calcica  de  los  sedimentarios.  En  g-ene- 


62  boletín    de  la    SOCIEDAD   ESPAÑOLA 

ral,  los  primitivos  y  secundarios  dan  manantiales  termales  y 
fríos  los  terciarios. 

Tales  son  las  ideas  principales  sustentadas  en  el  interesan- 
te folleto  á  que  nos  referimos;  ideas  que,  aunque  combatidas 
con  energ-ía  por  el  Dr.  Labat,  de  París,  al  dar  cuenta  del  mis- 
mo trabajo  en  la  Qazette  des  Eanx  del  28  de  Noviembre  de  1901, 
en  tesis  g-eneral  nos  parecen  muy  razonables. 

II.  En  la  sesión  de  Diciembre  último  de  la  Sociedad  g-eoló- 
g"ica  de  Francia  se  dio  lectura  á  una  nota  remitida  por  Ch.  Bar- 
rois  sobre  los  g-raptolitos  de  Cataluña  y  sus  relaciones  con  las 
edades  g-raptolíticas  de  Francia,  de  cuyo  asunto  aparecerán 
notas  más  extensas  en  el  Bolet'm  de  dicha  Sociedad.  El  resulta- 
do capital  de  estos  estudios,  realizados  con  los  ejemplares  re- 
cogidos por  nuestro  eminente  consocio  el  P.  Almera,  estriba  en 
la  existencia  en  la  provincia  de  Barcelona  de  los  cuatro  pisos 
g-othlandienses  disting-uidos  en  el  Norte  de  Europa,  que  son: 
1.°,  piso  de  Can  Ferrés  con  Monograpius  ¡oMfenis,  Diptograptus 
sinnatus,  etc.,  correspondiente  á  las  ftanitas  del  Anjou  (piso 
de  Liando very) ;  2.°,  piso  de  Camprodón  con  Monograpius  tur- 
TiciiJalíis,  Cgrlograplus  Grayi,  etc.,  correspondiente  á  las  am- 
pelitas  de  Polig-né  (piso  de  Tarannon);  3.°,  piso  de  Gracia  con 
Monograptiis 2iTÍodony  M.  diihius,  correspondiente  alas  ainpeli- 
tas  de  Andouillé  (piso  de  Wenlock),  y  4,°,  piso  de  Cervello  con 
Monograpius  colonus  y  M.  Nilssoni,  correspondiente  á  las  piza- 
rras con  nodulos  de  Crozon  (piso  de  Ludlow). 

Los  documentos  son  insuficientes  todavía  para  poder  seguir 
en  España  y  Francia  las  zonas  correspondientes  inglesas  y  es- 
candinavas; pero  de  todos  modos,  los  liallazg-os  del  Sr.  Almera 
parecen  ya  muy  importantes  al  Sr.  Barrois  como  comprobación 
de  las  consecuencias  á  que  había  llegado  en  1892  sobre  la  dila- 
tada extensión  de  los  mares  gothlandienses  al  W.  de  Europa. 

Secciones. — La  de  Sevilla  celebró  sesión  el  18  de  Diciembre 
de  1901  bajo  la  presidencia  de  D.  Julio  Ferrand. 

Fué  presentado  el  Sr.  D.  Manuel  Miquel  é  Irizar,  socio  resi- 
dente en  Valencia,  que  por  fijar  su  domicilio  en  ésta  ing-resa 
€n  la  Sección,  y  quedó  admitido  como  numerario  el  Sr.  Laza, 
presentado  en  la  sesión  anterior. 

El  Sr.  Tesorero  presentó  las  cuentas  del  año  1901,  que  fueron 
aprobadas. 


DE    HISTORIA   NATURAL.  63 

Se  acordó  dar  un  voto  de  g-racias  á  la  Junta  saliente,  proce- 
diéndose  en  seg-uida  á  la  elección  de  la  nueva  para  el  año  pró- 
ximo, quedando  ésta  constituida  en  la  forma  sig'uiente: 

Presidente:  D.  Manuel  Medina  y  Ramos. 

Vicepresidente:  D.  Ildefonso  de  Urquía  y  Martín, 

Tesorero:  D.  Julio  del  Mazo  y  Franza. 

Secretario:  D.  Federico  Chaves  y  Pérez  del  Pulg-ar. 

Vicesecretario:  D.  Manuel  Miquel  é  Irizar. 

El  Sr.  Chaves  presentó  á  los  socios  dos  ejemplares  de  mine- 
rales de  hierro  procedentes  de  las  provincias  de  Málaga  y  Cór- 
doba, que  le  han  sido  donados  por  el  Sr.  Laza.  Uno  de  ellos  es 
un  olig'isto  pulverulento  de  aspecto  g-rafitoide,  muy  untuoso  al 
tacto,  y  que  se  presenta  en  bolsadas.  El  otro  es  una  hematites 
de  textura  pizarrosa  y  de  una  ley  de  61  por  100  de  hierro,  se- 
g-ún  análisis  del  Sr.  Laza. 

— La  Sección  de  Zaragoza  celebró  sesión  el  día  30  de  Diciem- 
bre de  1901,  bajo  la  presidencia  de  D.  Manuel  Díaz  de  Arcaya. 

El  Sr.  Presidente  dio  cuenta  de  haber  fallecido  el  limo,  se- 
ñor D.  Calixto  Pardinas,  socio  fundador  de  esta  Sección,  y  se 
acordó  hacer  constar  en  acta  el  sentimiento  de  su  defunción  y 
que  los  Sres.  Gila  y  Moyano  hag-an  una  nota  necrológ-ica  refe- 
rente al  mismo. 

Después  se  procedió  al  nombramiento  de  Junta  Directiva 
para  el  año  próximo,  y  resultaron  eleg-idos  los  señores  si- 
g'uientes: 

Presidente:  D.  Hilarión  Jimeno  y  Fernández  Vizarra. 

Vicepresidente:  D.  Pedro  Ramón  y  Cajal. 

Tesorero:  D.  Félix  Gila  y  Fidalgo. 

Secretario:  D.  Pedro  Moyano  y  Moyano. 

Vicesecretario:  D.  Juan  Pablo  Soler  y  Carceller. 

Fueron  admitidos  como  socios  ag-reg-ados  los  Sres.  D.  Modes- 
to Ferrer,  D.  Alejandro  Guerricabeitia  y  D.  Luís  Muñag-orriz. 

Acto  seg-uido  el  R.  P.  Navas  leyó  la  continuación  de  sus 
«Notas  entomológ-icas).  VIII.  El  g-énero  Ortheirum  en  España. 


64  boletín  de  la  sociedad  española 


Notas  y  comunicaciones. 


Algunas  especies  raras,  nuevas  ó  críticas  de  la  flora  española  ea 
general  y  particularmente  de  la  gallega 


el    R.    P.    BALTASAR   MERINO. 

Continuando  la  serie  de  notas  ofrecida  anteriormente  (1),  va- 
mos á  indicar  hoj  varias  especies  encontradas  por  vez  prime- 
ra en  España,  y  otras  nuevas  para  la  flora  g-alleg"a;  señalare- 
mos las  primeras  con  dos  asteriscos  y  con  uno  las  segundas. 

*  Isoétes  HystrixDur. — Aderaásde  la  Isoetesvelata  A.  Br.  v. 
longissima  Lg'e.  que  hemos  visto  este  verano  pasado  en  el  can- 
ce  del  Miño,  cerca  de  Lug-o,  donde  la  descubrió  el  Sr.  Lange, 
vive  la  /.  Bystrix  Dur.  entre  el  musg'o  en  algunas  hondona- 
das frescas  de  Camposancos  y  también  de  la  vecina  costa. 

"  **  Sparganium  negleclum  Beeby. — Por  insinuación  del  se- 
ñor Pau  hemos  andado  tiempo  hace  sobre  la  pista  de  esa  es- 
pecie conocida  en  el  Oeste  de  Francia,  y  que,  seg-ún  conjeturas 
de  dicho  botánico,  probablemente  existia  en  Galicia.  Cuando 
tal  excitación  se  nos  hizo,  examinamos  los  ejemplares  de 
nuestro  herbario  y  en  ellos,  por  los  pocos  frutos  maduros  que 
tenían,  solo  reconocimos  el  S.  ramosum  Huds.,  hasta  que  en 
una  excursión  del  último  Agosto  á  los  llamados  Pozos  de  Olio,, 
entre  Beg-onte  y  Vahamonde  (Lugo),  dimos  en  las  orillas  de 
los  mencionados  Pozos  con  el  S.  aeglectum  Beeby.,  cuyos  fru- 
tos, comparados  con  los  de  su  afín  ramosum  Huds.,  son  más 
oblongos  y  van  estrechándose  gradualmente  en  punta.     _ 

*  Sparganium  simplex  Huds.— Le  hemos  visto  en  dos  pun- 
tos, en  las  márgenes  del  río  Bebey,  junto  al  pueblo  llamado 
las  Santas  Ermitas  (Orense)  y  en  las  de  un  riachuelo  que  pasa 
entr§  San  Román  de  Cervantes  y  Vilar  de  Cancelada  (Lugo). 

*  Calamagrostis  littorea  DC. — Nos  parece  oportuno  dar 
cuenta  de  esta  especie,  por  extremo  rara  y  citada  únicamente 

(l)    Boletín,  Febrero  190L 


DE    HISTORIA    NATURAL.  65 

por  tíl  Sr.  Colmeiro  en  Cataluña.  Nuestros  ejemplares  (tres  por 
junto)  proceden  de  las  orillas  del  río  Bebey,  frente  al  pueble- 
cito  llamado  Humoso  (Orense). 

**  Heleocharis  ovata  R.  Br. — Las  cañas  finamente  estriadas 
apenas  alcanzan  un  decímetro  de  altura,  y  terminan  en  una 
espig-a  ovoidea;  las  escamas  inferiores  son  casi  orbiculares  y 
escotadas;  los  aquenios  abultados  en  la  base  del  filamento  per- 
sistente acaban  en  dos  estig-mas.  Se  da  á  la  vera  del  río  lilla,. 
cerca  de  Cesures  (Pontevedra). 

Cladium  Lucense  sp.  n.  —  nRMzomate  relíente;  cuhno  proce- 
ro L')--^()  diít.  alto,  obluse  irígono,  siriato,  nodoso,  tota  longitudi- 
ne  folioso  foliis  supremis  minorihns  JjracteiJ'ormtbns;  foliis  pra- 
sertim  infiítiis  et  mcdiislongissiinis,  linearitjus,  margine  etsuhtus 
ñervo  medio  serratisin  xaginam  longam  aheuniitjiis,  folionimin 
feriorum  et  medioriim  vaginis  longo  tractit  fissis  et  lígula  Maii- 
riculata  munitis:  anthelis  10-12  axillaribus  ¡jedunculatis,  liediin- 
culis  strictis  coinpressis,  infimis  solitariis,  reliquis  geminatis, 
paniculam  laxisslmam  e/ficientibus  7-0  dm.  longam:  sjñcuUs ¡jar- 
vis,  uni/loris  rarius  bifloris,  in  ápice  pedicellürum  4-9  congestk: 
squamis  G  a  basi  sensini  niajoribns,  obtusis:  stamiuibus  2;  acpenio 
ovat3,  stylo  basi  leriter  Ínflalo,  persistente,  3-4  stigmatibiis  pap- 
pillosis  non  plumosis  terminato;  setis  hypogynis  nullis.» 

Las  espig'uillas  con  las  escamas  inferiores  menores  que  las 
terminales  y  vacías,  abrazando  con  la  superior  un  aquenio 
desprovisto  de  cerdas  hipoginas  en  la  base  y  llevando  en  la 
parte  inferior  del  pico  en  que  termina  un  abultamiento  discoi- 
deo, que  se  presenta  más  visible  y  distinto  en  los  frutos  jóve- 
nes que  en  los  maduros,  nos  oblig-an  á  aplicar  esta  planta  al 
g-énero  Cladium.  Las  cañas  tríg-onas  y  las  espigniillas  uniflo- 
ras componiendo  antelas  axilares  la  diferencian  principal- 
mente del  Cladium  Mariscus  R.  Br.  Tiene  también  de  notable 
que  los  estig-mas  no  son  2,  como  se  asigma  ai  g-énero  Cladiimi, 
sino  3-4,  lo  que  nos  parece  un  fenómeno  raro.  En  g-eneral,  en- 
tre las  Ciperáceas,  esta  especie  es  la  que  g-uarda  mayor  analo- 
g-ía  con  las  Gramíneas,  no  solo  por  la  caña  nudosa,  más  tam- 
bién porque  las  vainas  inferiores  y  medias  son  en  g-ran  parte 
rasg-adas,  y  lo  que  aún  es  más  extraño,  conforme  lo  observé 
en  las  plantas  vivas,  á  dichas  vainas  acompaña  una  líg-ula 
hendida  en  dos  orejuelas  ovaladas.  Seg-ún  lo  expuesto  creemos 
que  en  esta  especie  aparece  la  transición   de  la  familia  de  lai^ 


<]6  BOLETÍN    DE    LA    SOCIEDAD    ESPAÑOLA 

Gramíneas  k  la  de  las  Ciperáceas  por  participar  de  los  caracte- 
res de  ambas. 

Vive  en  las  orillas  de  la  lag-una  de  Río  Caldo  y  de  los  Pozos 
de  Olio,  entre  Beg-onte  y  Vahamonde  (Lug-o). 

Adenostyles  Pyreaaica  Lg-e.  an  sp?— Las  plantas  observadas 
tanto  en  los  términos  donde  concurren  los  valles  de  Lózara  y 
Louzarela,  como  en  la  dehesa  denominada  Rog-ueira  (Lug-o), 
participan  de  los  caracteres  de  la  A.  bifrons  Rchb.  y  déla 
A.  Pyrenaica  Lge.,  y  ya  el  Sr.  Costa  había  reparado  la  existen- 
cia de  estos  pies  intermedios  para  deducir  que  la  J..  Pijrenaica 
Lg-e.  debía  referirse  como  variedad  á  la  ^.  bifrons  Rchb.  En 
los  que  nosotros  hemos  visto,  el  limbo  de  las  hojas  es  el  de  las 
■de^.  bifrons 'RoXih.,  desigualmente  sinuado-dentado,  con  el 
seno  basilar  ancho,  abierto;  los  peciolos  como,  en  la  ^.  Pyre- 
naica Lg-e.,  tienen  la  base  abrazadora  mediante  dos  aurículas  re- 
dondeadas; el  número  de  flores  en  cada  cabezuela,  variable, 
pero  siempre  ó  casi  siempre  más  de  seis,  lo  que  también  es 
propio  de  la  A.  Pyrenaica  Lg-e.;  las  escamas  involúcrales  5-9,  ya 
todas  oblong-as,  obtusas,  ya  alternando  con  estas  otras  lan- 
ceoladas. Este  último  carácter  las  junta  todavía  más. 

**  Leucanthemum  Cebennense  DC. — Perenne,  tallo  robusto, 
estriado,  ramoso,  con  las  ramas  inferiores  postradas  en  tierra, 
las  medianas  y  superiores  divergentes,  tallos  y  ramas  foliosos 
casi  hasta  las  cabezuelas;  hojas  inferiores  y  medias  con  largo 
pecíolo  y  limbo  en  su  perímetro  ovalado  ú  oblongo,  pinado- 
hendido,  y  los  segmentos  pinatíñdos  en  lacinias  lineares  ó  an- 
g-osto-lanceoladas;  las  superiores  simplemente  pinado-hendi- 
das;  segmentos  y  lacinias  divergentes;  escamas  exteriores  del 
involucro  lanceoladas  con  margen  pardo-escariosa;  las  inter- 
nas oblongo-espatuladas  con  el  ápice  redondeado,  fimbriado, 
marcado  con  una  mancha  negra  semicircular;'  frutos  cónico- 
inversos  recorridos  por  costillas  gruesas,  los  de  la  circunferen- 
■cia  con  corona,  los  restantes  calvos. 

a)  ^íízwmwm  DC— Tallos  sencillos,  monocéfalos. 

p)  GaUaciciim  v.  n.)— Tallos  ramosos  y  ramulosos,  solicéfalos. 

El  Sr.  Pau,  al  remitirme  la  determinación  de  esta  especie,  rae 
ílice:  «Le  puse  este  nombre  de  Leucanthemum  Cebennense  DC, 
porque  unos  autores  quieren  que  sea  igual  al  L.  palmatuTii 
Lamk.,  mientras  otros  pretenden  que  el  L.  palmatiim  Lamk. 
pertenece  al  L.  Sibirictim,  y  por  lo  mismo  De  Candolle  le  cam- 


DE    HISTORIA   NATURAL.  67 

biü  en  L.  Cehemiense  \)^.^>  Willkomm,  en  el  SuppJemenium,  p.  84, 
al  no  incluirle  en  la  flora  española,  da  bastante  á  entender  que 
hasta  su  tiempo  no  se  había  encontrado  en  España,  á  pesar  de 
la  cita  de  Vayreda.  El  Sr.  Pau,  que  le  recibió  del  mismo  Vayreda, 
cree  que  procedía  de  planta  cultivada.  Esto  en  cuanto  á  la  espe- 
cie típica.  La  variedad  p)  la  hemos  visto  en  las  inmediaciones 
de  San  Ciprián  (Lug-o),  junto  á  la  carretera  que  desde  Sarg-ade- 
los  va  á  dicho  pueblo.  También  mi  amig-o  D.  Marcelino  Rodrí- 
g'uez  Franco  me  ha  enviado  dos  ejemplares  de  la  misma  varie- 
dad cog-idos  á  orillas  del  río  Landro,  cerca  de  Vivero,  en  el 
paraje  que  llaman  Chavin  y  punto  conocido  con  el  nombre  de 
Onzas. 

Leontodón  hispidus  L.  v.  --.)  pinnatifidus  (v.  \\.)—«Radix  ho- 
rizontalis  lonye  repens:  folia  ¡ñnnaüfida  raro  integra  vel  so- 
lum  modo  sinuaia.y>  Muy  abundante  en  las  montañas  de  Lug-o, 
como  en  Pórtela  (valle  de  Lozara),  Piedrafita,  sitio  llamado 
Ag-uas  Rubias,  etc. 

**  Leontodón  crispus  Vill. — Poco  antes  de  entrar  en  el  bos- 
que conocido  con  el  nombre  de  Rog-ueira  (Courel,  Lug-o)  vive 
esta  planta  cubierta  toda  ella  de  cerdillas  largas,  rígidas  y  es- 
trelladas en  la  punta,  lo  que  le  da  mucha  aspereza  y  un  as- 
pecto ceniciento. 

Hieracium  andryaloides?  Vill. — Fríes  cita  esta  planta  en  Es- 
paña sin  precisar  localidad.  WíUkomm,  después  de  describirla 
confiesa  que  no  la  ha  visto.  Nuestra  duda  nace  de  que  en  al- 
guna flora  francesa  se  indican  dos  especies  afines,  el  H.  lana- 
tiim  Vill.  y  el  H.  andryaloides  Vill.;  la  primera  está  vestida  de 
lana  espesa  y  plumosa,  siendo  las  hojas  caulinas  sentadas,  en- 
teras y  agudas,  caracteres  que  Willkomm  aplica  al  //.  an- 
dryaloides Vill.,  al  paso  que  en  la  segunda  las  hojas  caulina- 
res  son  pecioladas  y  denticuladas.  Nuestros  dos  ejemplares, 
cogidos  en  la  cima  de  la  ya  mencionada  Rogueira,  pertenecen 
á  la  primera  de  dichas  especies. 

Erica  occidentalis  sp.  n. — Planta  fruticosa  6-8  dm.  alta, 
valde  ramosa,  rami  ramuliqíie  tomentosi,  gráciles,  %irgati,  f,e- 
xuosi,  jpatentes  horizontales  vel  etiam  deorsum  arcuati;  folia 
2)atentia  vel  recurva,  linearia ,  subtus  sulcata,  lase  scaricsa 
albescentia,  Juvenilia  jmberula,  in  verticillis  quaterna:  flores 
longiuscule  i^edicellati  in  aiñce  ramulorum  divaricatormn  2-8 
subveriicillati;   hractece  calycisque  lacinim  oitusiuscule  longis 


6?  BOLETÍN    DE    LA.    SOCIEDAD    ESPAÑOLA 

oiliis  árcundncim  earumquc  carina  virides  raro  piirpurasceutes: 
coroUfP  corneen  vel  paJUde  ros(B  faitee  ampia  cylindrico-camjmnu- 
lasa  lohí  rotiindaü;  antherariun  siihexertariim  appendices  pro- 
funde h'ifida,  segmentis  longis  fiUformihus  hasUatiore  denticula- 
tis:  Stylus  valde  exertus.  hi  prineiis  ínter  Tmj  et  Gidllarey,  Pon- 
tevedra fioret  mense  martio  et  aprili. 

Comparando  esta  planta  con  la  Erica  anslralis  L.  y  la  Erica 
Aragoncnsis  AVk.,  que  tenemos  á  la  vista,  se  diferencia  de  am- 
bas por  su  tamaño  mucho  menor,  por  su  delg-adez  y  consisten- 
cia endeble,  de  modo  que  los  ramos  inferiores  y  á  veces  toda 
ella  queda  desparramada  por  el  suelo,'  por  sus  hojas  casi  doble 
más  larg-as,  brácteas  y  lacinias  del  cáliz,  menores,  rodeadas 
de  pestañas  más  larg-as,  matiz  de  la  corola  diverso  y  apéndice 
de  las  anteras  de  distinta  forma.  En  su  conjunto,  más  que  á  la 
Erica  aragonensis  Wk.,  se  asemeja  á  la  Erica  australis  L.,  se- 
g-ún  también  me  lo  advirtieron  el  Sr,  Pan  y  el  profesor  Sr.  Hen- 
riques,  apartándose  de  ella,  además  de  los  caracteres  señala- 
dos, por  su  estilo  mucho  más  saliente.  A  decir  verdad,  la  afi- 
nidad de  la  Erica  aragonensis  Wk.  con  la  Erica  anstralis  L.,  es 
mucho  mayor  que  la  de  la  nuestra  con  cualquiera  de  ellas, 
siendo  tan  parecidas  las  dos  primeras,  que  no  sin  dificultad 
las  creemos  específicamente  distintas. 

Armería  Berlengensis  Daveau  v.  gracilis  (v.  n.). — En  una 
excursión  á  la  isla  Ons,  situada  frente  á  la  ría  de  Marín,  entre 
las  piedras  salpicadas  por  las  olas,  recogí  hace  cuatro  años  una 
Armeria  con  caracteres  que  no  se  describen  en  nuestras  floras. 
Remití  un  ejemplar  completo  al  Sr.  Henriques,  de  Coimbra, 
para  que  le  confrontara  con  los  del  rico  herbario  allí  existen- 
te. En  su  contestación  me  decía:  «El  aspecto  de  su  Armeria  en 
seg'uida  me  trajo  á  la  memoria  la  Armeria  Berlengensis  Da- 
veau, cuya  diag-nosis  se  publicó  en  el  vol.  2.°  del  Boletini  da 
Sociedade  Broteriana;  mando  una  pequeña  muestra  para  que 
se  forme  idea  más  cabal  de  ella;  por  otra  parte,  el  habitat  es 
perfectamente  análog-o,  pues  fué  encontrada  entre  los  peñascos 
de  la  isla  de  Berlanga  enfrente  de  Peniche.)/  Comparados 
nuestros  ejemplares  con  el  recibido,  no  cabe  dudar  que  la  Ar- 
??¿mrt  de  las  dos  islas  es  la  misma,  y  solo  advierto  alg-unas 
diferencias  secundarias  con  valor  nada  más  que  para  fundar 
una  variedad. 

<íPiiberula  r.  glabra,  scapis  gracioribus  subnutantibiis  capitulo 


DE    HISTORIA    NATURAL.  6» 

minore,  ínvocri  exterio7'ibusmajis  herbaceisminusqve  üGuminatiÉ, 
calcare  minore  scabriusculo.y> 

La  planta  de  Berlang-a  es  más  robusta,  sus  escapos  más  fir- 
mes y  g-ruesos,  los  capítulos  mayores,  las  escamas  del  involu- 
cro más  coriáceas  y  larg-as,  el  espolón  liso. 

Sedum  cruciatum  Desf. — Todo  él  de  aspecto  g-arzo-pruinoso; 
hojas  empizarradas  ovoideas  casi  g-lobosas,  lig'eramente  con 
cavas  por  la  cara  superior;  pétalos  blancos  con  cintilla  rosá- 
cea  en  la  quilla.  Dase  sobre  las  piedras  en  el  valle  de  Lozara, 
cerca  de  San  Juan  y  de  Santalla,  abundantísimo,  asociado  al 
iSedum  drevifolium  DC. 

Notas  entomológicas 

POR 

EL    R.    P.    LONGINOS    NAVAS    S.    J. 

VIII. 

EL    GÉNERO    ^(ORTHETRUM»    EN    ESPAÑA. 

1.  ^mo^\^.iik.—Ortheírum  Newm.  1833.  Lihella  Brau.  1876. 

2.  Caracteres  del  género. — Insectos  Neurópteros  Odona- 
tos.  Libelúlidos  de  tamaño  mayor  ó  menor.  Ojos  contig-uos  en 
el  vértex,  sin  burbuja  ó  hinchazón  detrás  de  ellos.  Alas  Qon 
10  ó  más  venillas  antecubitales.  Sectores  del  arquillo  (1)  pedi- 
celados.  Lado  anterior  del  triáng-ulo  discoidal  mucho  más  cor- 
to que  el  interior.  Alas  posteriores  sin  mancha  obscura  en  la 
base;  su  áng-ulo  anal  redondeado,  no  ag'udo.  Ahdoiiicn  más  lar- 
g-o  que  el  ala  anterior,  aquillado,  superior  y  lateralmente,  azul 
en  los  (fe"  adultos. 

3.  Clave  sinóptica  de  las  especies.— N.  B.  Al  hacerla  he 
eleg-ido  los  caracteres  muy  visibles  y  de  fácil  averig-uación, 
prescindiendo,  en  lo  posible,  de  los  que  son  peculiares  á  uno 
de  los  sexos.  Con  esto  pretendo  hacer  que  los  entomólog'os 
poco  versados  aún  en  el  conocimiento  de  las  especies  puedan 


(1)  Llámase  arquillo  la  venilla  que  por  detrás  del  radio,  en  su  primer  tercio,  cierra 
la  célula  basilar.  De  él  partea  dos  venas  (sectores)  ó  una  que  se  bifurca  (sector  pe- 
dicelado). 


70  BOLETÍN    DE    LA   SOCIEDAD   ESPAÑOLA 

por  SÍ  propios  determinar  cualquier  ejemplar  aislado.  A  ellos 
me  dirijo  principalmente  en  este  breve  cuadro,  que  los  más 
adelantados  no  necesitan  de  mis  cortas  luces. 

1.  Membranílla   basilar    ó   accesoria    del  ala    posterior  ne- 

g-ruzca 4 

— Membranílla  blanca.  Estig-ma  amarillo  ó  pardo  amari- 
llento       2 

2.  Vena  radial  (la  tercera  contando  desde  el  borde  anterior 

del  ala),  amarilla,  excepto  en  el  tercio  apical.  Amarillas 
también  las  venillas  de  entrambos  lados  de  la  misma  en 
los  dos  primeros  tercios.  Estig-ma  g-rande,  amarillo,  de 
45  mm,   de  larg-o.  A  veces  el  tinte  amarillo  invade  la 

membrana  á  lo  larg-o  del  radio nitidinerve  Sélys. 

— Vena  radial  neg-ra  ó   parda   como   las  demás.    Venillas 

subcostales  (las  que  van  del  radio  á  la  vena  subcostal) 

.    amarillas 3 

3.  Estig-ma  larg-o,  de  3  á  4  mm.  Abdomen  estrecho,  próxima- 

mente tan  ancho  como  alto  (alg-o  más  ancho  que  alto  en 
el  cr"' y  menos  en  la  Q),  redondeado  en  la  base,  compri- 
mido hacia  el  tercer  seg-mento,  adelg-azado  insensi- 
blemente hasta  el  extremo.  Alas  hialinas,  levemente 
sombreadas  en  el  ápice  en  los  individuos  adultos,  á  ve- 
ces con  tinte  amarillo  basilar  en  la  Q.  CíBnilescens  Fabr. 
— Estig-ma  corto,  que  no  lleg-a  á  3  mm.  de  larg-o.  Abdomen 
deprimido,  sensiblemente  más  ancho  que  alto,  no  estre- 
chado ó  apenas  cerca  de  la  base,  con  quillas  muy  mani- 
fiestas. Alas  enteramente  hialinas.. .     brnnneiim  Fonsc. 

4.  Estig-ma  amarillo.  Membranílla  neg-ruzca,  g-ris  en  la  base. 

Labio  superior  amarillo.  Cercos  ó  apéndices  abdomina- 
les superiores  neg-ros cTiryscsügma  Burm. 

— Membranílla  uniformemente  neg-ruzca.  Estíg-ma  neg-ruz- 
co  ó  neg-ro 5. 

5.  Cercos   superiores  blancos  enteramente,  ó  solo  en  el  ex- 

tremo      alMstylum  Sel. 

— Cercos  neg-ros.  Estig-ma  neg-ro.  Tamaño  como  en  la  especie 
anterior.  Long-itud  del  cuerpo,  40  mm.;  del  ala  ante- 
rior, 34-38  mm cmicelldtum  L. 

4.     Distribución   geográfica.— 1.  O.   niiidinerve  Sel.  Málaga 
(Rambur,  Sélys,  Rosenhauer,  Ed.  Pictet.— Mus.  Nac.  Ma- 


UE   HISTORIA    NATURAL.  IT 

di'id.  — Col.  mía:  Sevilla  (Barras\  Granada,  Cartag-ena 
(Cáceres),  Gandía  (P.  Barnola  S.  J.),  Pozuelo  de  Calatra- 
va  (La  Fuente),  Manresa  (Rdo.  D.  José  Guitart),  Sobra- 
diel,  Zarag'oza. 

2.  0.  C(erulesceus  F-dh. — Málag-a  y  Portug-al  (Sélys),  Churriana 

y  San  Ildefonso  (E.Pictet),  Puig-cerdá  (Cuní,  Excursión 
entomolüg-ica  y  botánica  á  la  Cerdaña  española,  An. 
Soc.  ESP. HisT.NAT.,  1881). — Mus.  Nac,  Montarco,  Ciudad- 
Rodrig'o.— Col.  mía:  La  Guardia  (P.  Rodeles,  S.  J.),  Gi- 
jón,  Covadong-a,  Ormáizteg'ui  (Dusmet),  Arlanzi'm  (Fer- 
nández Duro),  Madrid  (Vázquez^  Ribas  (Dusmet),  Po- 
zuelo de  Calatrava  (La  Fuente),  Cabacés  (Tarrag-ona),. 
Barcelona  (Mas  de  Xaxárs),  Calella  (Cuní). 

3.  0.  bninneum  Fonsc.  Madrid    (Sélys),  Málag-a,  Granada  y 

San  Ildefonso  (Ed.  Pictet).  Caldas  de  Malavella  (Cuní.^ 
Excursión  entomológ-ica  á  la  provincia  de  Gerona,  An. 
Soc.  ESP.  HisT.  NAT.,  1885),  Puig'cerdá  (Cuní). — Mus.  Nac. 
Madrid.  — Col.  m.  Montseny,  Manresa  (Guitart),  Graus^ 
(Romero),  Zarag-oza,  Sobradiel,  Calahorra  (Tutor), 
Ciranada. 

4.  O.   cknjsosligma  Burm.  (Libelhda  harhara  Selys). — Col.  m. 

Cartag-ena  (Cáceres),  Granada,  Málag-a,  (P.  Risco  S.  J). 
También  la  poseo  de  Canarias  (Cabrera). 

5.  O.  albisíylum  Sel. — No  la  he  visto  citada  de  España.  Se  ha- 

lla en  el  centro  de  Europa  y  es  muy  posible  lleg-ue  á  en- 
contrarse en  nuestra  península. 

6.  O.  cancellaiiim   L.   Málag-a   (Sélys),  Churriana  y  Granada 

(E.  Pict).— C.  m.  Calella  (Cuní),  Barcelona  (Mas  de  Xa- 
xárs), Sobradiel,  Zarag-oza,  Cartag-ena  (Cáceres),. 
Granada. 

En  resumen:  de  estas  seis  especies  áeOriheirum,  lastres, 
ccEriíJescens,  drunneiimy  canceJIatum,  están,  al  parecer,  muy  ex- 
tendidas por  toda  España;  la  O.  nitidinerve  no  la  he  visto  aún 
de  la  reg-ión  del  NO.;  la  0.  clirysostigma  vive  en  la  región  má.s- 
meridional,  en  Andalucía  y  Murcia,  y  finalmente,  la  O.  alMs- 
tylum  la  hallará,  tal  vez,  alg-ún  dilig-ente  entomólog-o  de 
España. 


~-2  boletín  de  la  sociedad  española 

Los  filones  estanníferos  de  Caceras  y  su  comparación  con  los 
de  otras  regiones 

POR 

D.    EDUARDO  H.    PACHECO. 
I. 

En  un  notable  trabajo  publicado  por  D.  Salvador  Calderón 
€n  el  Bjletín  de  esta  Sociedad^  correspondiente  al  mes  de 
Mayo  último,  resume  este  ilustre  g'eólog-o  lo  que  se  sabe  res- 
pecto á  la  riqueza  y  caracteres  de  los  minerales  de  estaño  en 
nuestra  Península,  dando  noticia  de  sus  yacimientos. 

Este  verano,  y  por  consig'uiente  con  posterioridad  á  dicho 
trabajo,  tuve  ocasión  de  visitar  en  Cáceres  unos  curiosos  filo- 
nes, no  hace  mucho  tieínpo  descubiertos,  del  mineral  citado, 
y  por  tanto  no  descritos,  los  cuales  ofrecen  alg-unas  particula- 
ridades notables  en  punto  á  los  minerales  que  sirven  de  g'ang-a 
á  la  casiterita,  que  por  ser  poco  frecuentes  los  hacen  dig-nos 
de  que  se  dig"a  alg'o  de  ellos.  Por  otra  parte,  su  situación  en  la 
provincia  de  Cáceres,  en  la  cual  no  se  ha  señalado  de  un  modo 
indudable  la  existencia  del  estaño,  contribuye  en  cierto  modo 
á  aclarar  la  duda  expuesta  en  el  escrito  del  catedrático  citado, 
respecto  á  si  la  zona  estannífera  hispano-portug"uesa  debe  com- 
prender también  Extremadura  ó  quedar  limitada  á  Galicia 
mitad  septentrional  de  Portug-al  y  provincias  de  Zamora  y  Sa- 
lamanca. 

Los  filones  de  que  me  voy  á  ocupar  están  situados  á  unos 
cinco  kilómetros  de  la  capital  cacereña,  en  la  serrata  silúrica 
inmediata  conocida  con  el  nombre  de  Montaña  de  Cáceres, 
sitio  llamado  Valdeñores,  entre  el  arroyo  de  este  nombre  y  la 
cresta  del  cerro  asentado  al  saliente  del  citado  arroyo.  El  terre- 
no en  que  arman  los  filones  en  cuestión  es  silúrico,  como  he 
dicho,  constituido  por  pizarras  silíceo-arcillosas,  alternando 
con  alg-unos  bancos  no  muy  g'ruesos  de  cuarcitas,  capas  que 
están  orientadas  al  NNO.  y  buzando  casi  verticalmente  al 
ENE.  Son  varios,  todos  ellos  paralelos,  aflorando  á  la  superfi- 
cie en  un  trayecto  de  unos  seiscientos  á  setecientos  metros,  que 
€S  la  distancia  que  media  entre  el  arroyo  y  la  cúspide  del 


DE    HISTORIA    NATURAL.  73 

cerro,  en  donde  terminan,  adelg-azándose  y  perdiéndose  entre 
las  cuarcitas  y  pizarras;  su  espesor  es  variable ;  por  lo  g"e- 
neral  tienen  un  par  de  decímetros,  oscilando  entre  un  decí- 
metro y  cerca  de  un  metro,  cortando  todos  ellos  normalmente 
á  los  estratos;  así  es  que  están  orientados  al  ENE.,  buzando 
casi  verticalmente. 

Lo  general  es  que  los  filones  estén  constituidos  por  cuarzo  le- 
choso, siendo  estériles  los  formados  por  esta  roca  exclusiva- 
mente; pero  en  otros,  á  más  del  cuarzo,  entra  á  constituirlos  un 
mineral  espático,  de  color  blanco,  con  manchas  anubarradas 
de  tonos  azulados,  y  que  el  análisis  permite  considerar  como 
un  ñuoruro  hidratado  de  aluminio,  mineral  íntimamente  mez- 
clado con  el  cuarzo  de  un  modo  análog'o  á  como  están  dis- 
puestos el  cuarzo  y  el  feldespato  en  las  peg'matitas  de  muy 
gTuesos  elementos.  En  los  bordes  de  los  filones  se  presenta 
frecuentemente  una  zona  constituida  por  agrupaciones  de  la- 
minitas  de  lustre  nacarado,  unas  veces  entrecruzadas  en  todos 
sentidos,  y  otras,  y  esto  es  lo  más  frecuente,  en  ag"rupaciones 
radiantes;  este  mineral  referible,  seg-ún  toda  probabilidad  á  la 
iiacrita,  forma  en  algún  caso  una  especie  de  roca  de  color  blan- 
co, salpicada  de  escamitas  brillantes  que  llena  en  ocasiones  la 
caja  del  filón.  También  es  frecuente  la  existencia  de  una  roca 
arcillosa  de  color  casi  blanco  unas  veces,  otras  verde,  que 
constituye  á  menudo  por  sí  sola  la  g-anga  del  filón;  siendo  ca- 
rácter también  digno  de  tomarse  en  cuenta  el  que  algún  filon- 
cillo  del  grupo  se  compone  exclusivamente  de  cuarzo  y  fosfo- 
rita de  la  variedad  compacto-palmeada. 

La  casiterita  se  presenta  en  los  filones  en  que  acompañan 
al  cuarzo  el  fluoruro  de  que  he  hecho  mención  y  los  silicatos 
hidratados  de  aluminio,  ó  sean  la  nacrita,  y  las  arcillas  referi- 
das ó  litomargas,  mostrándose  en  cristales  unas  veces  sencillos 
y  otras  maclados,  según  la  tan  conocida  macla  llamada  pico 
del  estaño,  con  tamaños  variables  desde  un  garbanzo  á  una 
nuez,  incluidos  en  el  cuarzo  y  en  el  fluoruro  y  también  entre 
las  laminitas  de  nacrita,  mientras  que  en  la  litomarga  verdo- 
sa los  cristales  son  muy  numerosos  en  ocasiones,  pero  siempre 
sumamente  pequeños,  casi  microscópicos. 

De  todo  este  grupo  de  filones,  el  más  característico  y  tam- 
bién el  de  mayor  espesor,  es  uno  situado  en  la  base  del  cerro, 
fácilmente  reconocible  merced  á  la  calicata  que  para  descu- 

T.  II.  N."  1.— Enero,  1902.  6 


■74  boletín    de   la    SOCIEDAD   ESPAÑOLA 

brirle  se  ha  efectuado.  Este  filón  se  inclina  en  la  superficie 
hacia  el  ESE.  unos  45°,  aumentando  la  inclinación  con  ],a  pro- 
fundidad con  marcada  tendencia  á  disponerse  verticalmente 
como  los  restantes.  Su  espesores  de  alg-o  más  de  ochenta  centí- 
metros, estando  todo  él  constituido  por  una  mezcla  del  fluoruro 
de  que  se  ha  hablado,  cuarzo  y  litomarga  verdosa,  en  cuya 
maiía  se  encuentran  repartidos  los  cristales  de  casiterita. 

II. — Minerales  de  los  filones. 

La  casiterita  no  se  presenta  constituyendo  una  masa  conti- 
nua en  el  centro  del  filón,  sino  en  cristales  incrustados  en  el 
seno  de  las  diversas  g'ang-as,  pero  no  en  todos  ofrecen  los 
mismos  caracteres  y  aspecto;  cuando  lo  están  en  el  cuarzo  y 
en  el  fluoruro  son  por  lo  g-eneral  de  un  tamaño  comparable  á 
g-arbanzos,  avellanas  ó  nueces,  de  formas  muy  redondeadas, 
con  g-ran  número  de  facetas  imposibles  de  determinar,  porque 
estando  íntimamente  incrustadas  en  la  g-ang-a  difícilmente  se 
obtienen  cristales  enteros,  sino  trozos  informes,  reconociéndo- 
se únicamente  en  alg-unos  el  áng-ulo  entrante  propio  de  la  ma- 
cla seg'ún  101;  su  color  es  pardo-rojizo  y  muy  lustroso. 

Los  que  se  muestran  entre  las  láminas  de  nacrita  ofrecen  la 
particularidad  de  ser  opacos,  á  diferencia  de  los  anteriores, 
que  ofrecen  cierta  transluciencia  de  color  neg-ro  y  mate;  final- 
mente, los  incluidos  en  la  litomarg-a  verdosa  son  muy  peque- 
ños, de  un  tamaño  á  lo  más  de  dos  ó  tres  milímetros,  lustrosos, 
de  color  obscuro  y  en  tan  gTan  número,  que  á  veces  llenan 
casi  por  completo  á  esta  arcilla  de  puntos  neg-ruzcos. 

El  cuarzo  es,  como  queda  dicho,  de  color  blanco  lechoso, 
transiuciente  y  con  todos  los  caracteres  del  cuarzo  filoniano. 

El  fluoruro  de  que  he  hablado  es  un  mineral  de  color  blan- 
co, teñido  en  alg'unos  sitios  por  manchas  anubanji'adas  de  color 
azul,  estructura  espática,  con  lustre  nacarado  análogo  al  de 
la  ortüsa,  en  las  caras  de  exfoliación,  y  con  aspecto  alg'o  seme- 
jante á  este  mineral,  sobre  todo  á  los  gruesos  cristales  de  al- 
gunas pegmatitas;  opaco  y  trasluciente  en  los  bordes  delgados; 
raya  con  dificultad  al  apatito  y  al  vidrio  de  vidrieras  y  no  á  la 
ortosa,  por  lo  que  pudiera  expresarse  su  dureza  próximamen- 
te por  un  número  cercano  al  6  de  la  escala  de  Mohs,  que  sin 
gran  error  pudiera  serlo  el  6,8. 


DE    HISTORIA    NATURAL.  75 

Reducido  el  mineral  á  sección  delg-ada  para  su  estudio  al 
microscopio  y  observado  en  este  aparato  con  luz  paralela  y  sin 
analizador,  se  muestra  transparente  y  completamente  incolo- 
ro, cruzado  por  dos  series  de  líneas  de  exfoliación  que  se  cor- 
tan bajo  un  áng-ulo  próximamente  de  65°,  no  habiendo  po- 
dido determinar  éste  con  exactitud,  por  no  estar  dotado  el  mi- 
croscopio con  el  cualrealicé  la  observación  de  platina  giratoria 
graduada.  Entre  los  nicoles  cruzados  se  comporta  como  un 
mineral  anisótropo,  dotado  de  vivos  colores  de  polarización 
análog'os  á  los  del  cuarzo.  Las  secciones  se  muestran  ricas  en 
inclusiones,  que  en  determinados  sitios  y  vistas  con  poco  au- 
mento se  agTupan  y  asemejan  al  aspecto  caolinizado  de  los 
feldespatos.  Con  mayor  aumento,  empleando  la  combinación 
del  ocular  2  y  objetivo  DD  (Zeiss)  se  resuelven  en  enjambres 
de  diminutas  inclusiones,  al  parecer  liquidas,  pero  tan  peque- 
ñas, que  aun  con  este  aumento  no  son  discernibles  claramente; 
á  éstas  acompañan  microlitos  de  color  pardo-rojizo  referibles 
á  casiterita. 

No  pudiendo  hacer  un  análisis  completo  de  este  mineral, 
me  reduje  á  realizar  alg-unos  ensayos  pirog-nósticos  con  objeto 
de  deducir  su  composición.  Colocado  un  trocito  de  la  substan- 
cia entre  las  pinzas  de  platino  y  sometido  al  dardo  del  soplete, 
acaba  por  fundir,  aunque  con  alg"una  dificultad;  colocada  una 
esquirla  en  la  perla  de  sal  de  fósforo  en  estado  de  fusión,  y  so- 
metiéndola á  la  acción  del  soplete,  se  funde  y  disuelve  en  la 
perla,  coloreando  la  llama  de  verde  al  principio  y  azul  al  final, 
mientras  que  la  perla  se  tiñe  del  primero  de  estos  colores  en 
caliente,  color  que  pasa  al  azul  al  enfriarse  la  perla,  volvién- 
dose ésta  opalescente  y  opaca;  si  se  humedece  el  mineral  con 
unag-ota  de  nitrato  cobaltoso,  se  colorea  de  azul  al  calentaxie 
intensamente;  hervido  el  polvo  con  ácido  sulfúrico  en  un  cri- 
sol pequeño  tapado  con  una  lámina  de  vidrio,  ésta  se  corroe 
y  deslustra  por  la  acción  de  los  vapores  desprendidos;  final- 
mente, calentado  el  polvo  de  la  substancia  en  un  tubo  de  en- 
sayo, seco,  se  desprende  abundante  vapor  de  ag-ua  que  se  con- 
densa en  la  reg-ión  fría  del  tubo. 

é    ■  , 

Desde  lueg'o  el  desprendimiento  de  ácido  fluorhídrico  no 

deja  lugar  á  duda  respecto  á  que  se  trata  de  un  mineral  ñuo- 
rífero;  y  como  no  puede  ser  un  silicato  por  no  formar  el  lla- 
mado esqueleto  de  la  sílice  con  la  salde  fósforo,  debe  conside- 


76  boletín    de   la    SOCIEDAD    ESPAÑOLA 

rársele  como  un  fluoruro;  la  coloración  azul  que  en  el  ensayo 
adquiere  con  el  nitrato  cobaltoso  indica  un  compuesto  de  alú- 
mina, y  análog-a  observación  puede  hacerse  por  lo  que  atañe  á 
la  existencia  del  agua  propia  de  los  minerales  hidratados.  En 
cuanto  á  la  presencia  del  cobre  acusado  por  la  coloración  de  la 
llama  y  de  la  perla  de  sal  de  fósforo,  pudiera  considerarse 
como  accidental  y  debida  al  pig-mento  que  tiñe  el  mineral  de 
azul. 

Consulté  con  mi  maestro,  el  Sr.  Calderón,  respecto  á  los  ca- 
racteres de  X^-fiudÜa  (Al,  F^  H4  O.,),  especie  de  la  que  por  su  ra- 
reza dicen  poco  los  libros  de  Mineralog-ía,  y  de  los  datos  que  ha 
tenido  la  amabilidad  de  suministrarme,  parece  deducirse  que, 
en  efecto,  el  mineral  cacereño  puede  considerarse  como  perte- 
neciente á  esta  especie.  Por  lo  demás,  los  restantes  fluoruros 
hidratados  de  aluminio  que  Groth  ha  clasificado,  y  de  los  que 
se  ocupa  Lapparent  en  su  Cours  de  Minéralogie,  se  diferencian 
bien  del  mineral  por  mí  encontrado,  pues  la  llamada  tJiomse- 
nolita  (Na,  Ca).2  Fl.j  4-  Alo  Fl,;  -h  2  H^  O,  es  aún  más  fnsible  que  la 
criolita,  que  funde  con  g-ran  facilidad,  mientras  que  la  especie 
á  que  me  refiero  en  este  trabajo  requiere  para  fundir  el  enér- 
g-ico  auxilio  del  soplete,  y  por  otra  parte  tiene  la  thomsenolita 
un  aspecto  de  calcedonia  del  que  está  muy  lejos  el  mineral  ca- 
cereño. Por  el  contrario,  el  otro  fluoruro  alumínico  hidratado 
citado  por  Lapparent,  la  raUlonita    3  (Na2  Mg-  Ca)  FI2  -t- 
+  8  Al2Fle  H-  6  Ho  O,  no  es  fusible.  Por  otra  parte,  estos  dos 
fluoruros  son,  como  se  ve  por  sus  fórmulas,  compuestos  en 
que  la   alúmina  está  asociada  á  la  cal,   y  las   disoluciones 
del  mineral  en  cuestión  no  precipitan  poco  ni  mucho  por  el 
oxalato  amónico.  Como  se  comprende  fácilmente,  la  cuestión 
tiene  alg'una  importancia,   pues  la  fluelita  no  se  ha  encon- 
trado nunca  en  grande  cantidad,  sino  en  diminutos  cristales 
rómbicos  en  rocas  g-raníticas,  asociada  á  cuarzo,  wawelita,  ca- 
siterita y  fluorita,  en  Cornwailles  y  Stenna  Gwyn,  y  por  de  con- 
tado no  citada  como  propia  de  la  gea  ibérica;   además  de  este 
aspecto,  la  existencia  de  este  fluoruro  en  cantidad  explotable, 
no  deja  de  tener  su  importancia  por  la  aplicación  á  que  pudie- 
ra prestarse  para  la  obtención  industrial  del  aluminio,  ámodo 
de  la  criol|ita,  que  es  el  mineral  más  empleado  para  este  fin. 
Queda  poí-  aclarar  si  el  cobre,  que  los  ensayos  de  este  mineral 
señalan  como  formando  parte  'de  él,  corresponde  á  su  composi- 


DE    HISTORIA   NATURAL.  Ti 

ción,  lo  que  parece  raro,  ó  más  bien  debe  considerarse  como 
substancia  accidental,  que  es  lo  más  probable;  en  vista  de  lo 
cual,  y  por  lo  menos  hasta  tanto  que  un  análisis  completo  del 
mineral  no  demuestre  lo  contrario,  creo  que  debe  referirse  á  la 
/lite  I  i  ¿a. 

Otro  mineral,  también  curioso  y  característico  de  los  filones 
de  que  trato,  es  la  íuicrila,  que  ya  había  observado  en  la  mis- 
ma provincia  en  un  ñlón  de  peg-matita  descompuesta,  que 
cruza  el  camino  que  asciende  de  Albalá  á  Montánchez,  en  la 
base  del  cerro  sobre  el  que  se  asienta  el  antig-uo  castillo  de  esta 
última  localidad.  En  los  filones  de  que  se  trata,  la  nacriia  ocu- 
pa á  veces  los  bordes  de  los  mismos,  mezclada  con  cuarzo  y 
fiaelita,  y  rica  en  g-ruesos  cristales  de  casiterita  empotrados 
en  su  masa;  las  laminillas  de  esta  curiosa  arcilla  se  presentan 
en  este  caso  con  un  color  blanco  nacarado,  muy  untuosas  al 
tacto  y  ag-rupadas  en  abanico  ú  otras  fig-uras  radiantes,  sien- 
do el  tamaño  de  las  láminas  de  6  á  8  mm.;  en  otros  sitios 
el  mineral  rellena  por  completo  la  caja  del  filón,  constituyen- 
do una  roca  blanca,  terrosa,  muy  blanda,  untuosa  al  tacto,  sal- 
picada de  microscópicas  laminitas  de  intenso  brillo  nacarado. 
Al  soplete,  los  ejemplares  tanto  de  la  una  como  de  la  otra  va- 
riedad, se  hinchan  entre  las  láminas  de  la  pinza  de  platino  de 
una  manera  muy  perceptible,  aumentando  los  de  la  primera 
hasta  el  doble  y  más  de  su  primitivo  tamaño,  pero  en  ning-ún 
caso  se  funden;  por  el  nitrato  cobaltoso  se  coloran  de  azul, 
como  silicato  de  alúmina  que  son,  y  calcinados  en  el  tubo  de 
ensayo  emiten  mucho  vapor  de  ag"ua. 

Otro  silicato  alumínico  hidratado,  que  también  he  dicho 
sirve  de  g'anga  á  la  casiterita,  es  una  arcilla  correspondiente 
al  g-rupo  de  las  litomargas  de  Tschermack,  ó  arcillas  químicas 
ó  de  filón  de  otros  autores.  Es  una  roca  de  g-rano  muy  fino, 
untuosa  al  tacto,  de  color  verdoso,  lustre  craso,  de  dureza  alg-o 
menor  de  3  y  bastante  tenaz;  al  soplete  se  colora  de  azul, 
previamente  humedecida  con  nitrato  cobaltoso,  infusible  y  emi- 
te poca  ag-ua  al  calentarla  en  el  tubo  de  ensayo.  Esta  curiosa 
roca  se  muestra  completamente  impregnada  de  diminutos  cris- 
tales de  casiterita,  como  queda  indicado  al  describir  el  modo 
de  presentarse  en  este  yacimiento  el  mineral  de  estaño. 

Parece  deducirse  de  todo  lo  dicho,  que  los  yacimientos  estan- 
níferos de  que  me  ocupo  presentan  circunstancias  que  los  dis- 


■78  boletín    de    la    SOCIEDAD   ESPAÑOLA 

ting'Lien   en  cierto  modo  de  los  característicos  de  los  demás 
yacimientos  de  dicho  óxido  descritos  de  otras  reg'iones. 

III. — Estructura  de  los  filokes. 

Así  como  en  punto  á  los  minerales  acompañantes,  se  distin- 
g-uen  también  por  su  estructura  de  los  principales  yacimientos 
estanníferos,  no  tan  solo  de  la  Península,  sino  también  de  otras 
reg-iones,  los  filones  cacereños  objeto  de  la  presente  nota. 

Una  de  las  formas  de  yacimiento  más  características  de  la 
casiterita  es  la  que  se  conoce  g'enéricamente  con  el  nombre  de 
stockwerck,  que  consiste  en  masas  informes  de  rocas  eruptivas, 
g-ranitos,  pórfidos,  etc.,  atravesadas  por  g-ran  número  de  filo- 
nes metalíferos  aproximados  unos  á  otros,  presentándose  el 
mineral  no  tan  solo  en  estos  filones,  sino  también  impreg'- 
nando  la  roca  en  que  arman,  de  tal  modo,  que  no  se  explotan 
únicamente  los  filoncillos  y  sus  salbandas  mineralizadas,  sino 
que  también  es  utilizable  la  roca  del  slockd-erck  en  totalidad, 
ó  por  lo  menos  en  g-ran  parte. 

Son  tipos  de  stockwerck  los  yacimientos  tan  conocidos  del 
Erzegebirg-e  sajón,  de  Bohemia  y  Cornwald,  los  de  las  Indias 
orientales  y  los  de  Nueva  Gales  del  Sur,  que  parecen  ser  los 
más  ricos  de  la  Tierra. 

Groddeck  (Traite  des  Grites  métaUifcresj  considera  dos  tipos 
de  filones  de  estaño,  que  como  se  verá  se  diferencian  poco  del 
concepto  que  se  acaba  de  dar  de  stockwerck:  uno  es  el  que  él 
llama  tipo  Altenljerg,  por  la  localidad  sajona  de  este  nombre; 
otro  el  tipo  Schlaggenwald,  localidad  de  Bohemia.  El  yacimien- 
to de  Altenberg-  consiste  en  una  masa  de  rocas  g-raníticas  de 
menos  de  un  kilómetro  de  diámetro,  en  la  «superficie,  rodeada 
de  pórfidos  y  de  g-ranitos,  de  cuyas  rocas  no  se  deslinda  clara- 
mente. La  porción  mineralizada  de  la  roca  que  constituye  el 
stockwerck  es  la  que  los  mineros  conocen  con  el  nombre  ira- 
propio  de  Aochverckspovphyr,  pues  no  es  un  pórfido,  sino  una 
roca  análoga  á  la  hialomicta,  compuesta  principalmente  de 
cuarzo  y  mica,  pasando  á  clorita,  y  en  la  cual  se  presenta  el 
mineral  bajo  la  forma  de  microscópicos  g-ranos  asociados  á 
mispikel,  bismuto  nativo  y  fluorina.  La  roca  en  cuestión  está 
atravesada  en  todas  direcciones  por  venas  de  cuarzo  que  con- 
tienen, en  unión  con  los  minerales  citados,  molibdenita,  bis- 


DE   HISTORIA   NATURAL.  79 

mutina  y  nacrita,  y  además  de  las  venas  de  cuarzo,  se  halla 
atravesada  por  otros  filoncillos  asimismo  cuarzosos,  rellenos 
en  g-ran  parte  de  arcilla  roja  y  con  escasa  cantidad  de  casite- 
rita, siendo,  en  cambio,  muy  ricas  las  salbandas  en  mineral 
de  estaño.  Tanto  unos  como  otros  filones  salen  fuera  de  la  roca 
citada,  insinuándose  por  entre  las  inmediatas,  habiendo  sido 
alg-unos  explotados  como  filones  aislados. 

Análogo  á  este  yacimiento  es  el  stockwerck  de  Geyer,  en  la 
misma  reg-ión,  consistiendo  en  una  masa  elíptica  de  granito, 
atravesada  de  un  gran  número  de  filones  cuarzosos,  conte- 
niendo casiterita,  inispikel,  berilo,  wolframita,  topacio,  prehe- 
nita,  molibdenita,  herderita,  apatito  y  fluorina.  Los  filones 
salen  también  del  granito  y  penetran  sin  cambiar  de  dirección 
en  los  gneis  y  micacitas  que  rodean  el  stockwerck.  Muy  pare- 
cidos también  al  yacimiento  de  Altenberg  son  otros  de  Sajonia, 
como  el  de  Zinnwald,  en  un  pórfido  felsítico;  los  de  Graupen, 
Bohemia;  los  de  Cornwald.  Bretaña,  y  los  de  la  Cordillera  Vic- 
toria, Australia,  descubiertos  hacia  el  año  LSTO  y  que  pueden 
considerarse  como  los  más  ricos  del  mundo. 

Más  análogos  á  los  yacimientos  españoles  parecen  ser  los 
filones  estanníferos  de  Bohemia  que  arman  en  las  pizarras 
cristalinas.  Así  el  de  Schlaggenwal  (2.°  tipo  de  filones  estanní- 
feros de  Groddeck),  consisten  en  una  roca  granítica  estannífe- 
ra, de  g-rano  muy  fino,  compuesta  principalmente  de  cuarzo  y 
conteniendo  accesoriamente  turmalina,  casiterita,  fluorina  y 
pixitas.  Los  stockwercks  están  alineados  al  SO.  y  rodeados  de 
gneis;  la  roca  que  los  constituye  á  veces  por  falta  de  la  mica 
pasa  á  una  especie  de  cuarcita,  con  casiterita,  wolframita  !y 
fluorina,  encontrándose  también  la  casiterita  en  inclusiones 
pulverulentas,  venillas  y  nodulos;  atravesando  además  á  la 
roca  granítica  existen  un  gran  número  de  filones  estériles  de 
cuarzo. 

Los  filones  de  Graupen,  asimismo  en  Bohemia,  están  situa- 
dos en  la  proximidad  de  rocas  eruptivas;  arman  en  el  gneis, 
encontrándose  la  casiterita  en  el  cuarzo  que  los  constituye,  y 
asociada  á  fluorina  en  unos  y  á  caolín  en  otros,  acompañán- 
dola como  satélites  más  comunes,  moscovita,  nacrita,  pirita, 
hematites  roja,  espato  pardo,  etc. 

En  España  los  yacimientos  estanníferos,  según  se  deduce 
del  mencionado  trabajo  del  Sr.  Calderón,  tienen  más  parecido 


80  BOLETÍN    DE    LA    SOCIEDAD    ESPAÑOLA 

con  estos  últimos  que  con  los  del  primer  tipo  de  Groddek,  pues 
únicamente  en  Beariz  (Orense),  se  cita  un  stockwerck  típico 
de  g-ranito  estannífero.  Lo  g-eneral  es  que  constituyan  redes 
de  filones  armando  en  el  granito  y  en  las  rocas  estrato-cristali- 
nas ó  en  las  pizarras  paleozoicas;  filones  que,  como  se  hace 
constar  en  el  citado  trabajo,  son  en  realidad  cuarzosos,  y  en 
los  cuales  se  presentan  de  una  manera  accidental  é  irregular 
concreciones,  nodulos  y  aun  bolsadas  de  casiterita  asociada  á 
mica,  turmalina,  wolframita,  pirita  arsenical,  óxido  de  hierro 
y  cuprita. 

Los  filones  estanníferos  de  Cáceres  presentan  en  cierto  modo, 
como  ya  he  dicho,  caracteres  propios  que  los  disting-uen  de  to- 
dos los  yacimientos  citados,  ofreciendo  de  común  con  los  filo- 
nes estanníferos  corrientes  la  manera  de  presentarse  el  mine- 
ral en  cristales  sueltos  y  nodulos  empastados  en  la  roca  que 
constituye  la  g"ang'a  ;  el  hecho  de  constituir  el  cuarzo  la  roca 
característica  y  dominante  en  los  filones;  el  ser  éstos  muy  nu- 
merosos y  próximos  los  unos  á  los  otros,  y  finalmente,  el  mos- 
trarse asociado  el  mineral  á  fluoruros  y  á  nacrita.  Lo  que  les 
presta  especial  fisonomía  es  la  ausencia  de  rocas  eruptivas, 
tales  como  g-ranitos.-hialomictas  ó  pórfidos,  relacionados  con 
los  filones  cuarzosos,  y  sobre  todo,  la  falta  de  fluosilicatos  que 
acompañan  casi  constantemente  á  los  filones  estanníferos; 
pues  si  bien  es  verdad  que  los  elementos  de  estos  minerales 
existen  en  g-ran  abundancia  en  los  filones  cacereños,  es  bajo 
forma  de  compuestos  más  sencillos:  por  una  parte  fluoruro  de 
aluminio  (fluelita  ?),  por  otra  silicatos  de  aluminio  (Utomarga, 
nacrita),  y  por  una  tercera,  filoncillos  de  fosforita,  siendo  de 
notar  que  es  tanta  la  riqueza  de  minerales  de  aluminio,  que 
en  este  concepto,  más  bien  que  como  de  estaño,  pudieran  con- 
siderarse como  filones  de  aluminio. 

Descrito  el  3'acimiento  objeto  de  mi  estudio,  é  indicadas  las 
analog'ías  y  diferencias  que  muestra  con  otros  de  la  misma 
substancia,  queda  por  resolver  una  cuestión  que  anuncié  al 
principio  de  este  trabajo,  á  saber:  ¿Deben  considerarse  los 
filones  estanníferos  cacereños  como  comprendidos  en  la  reg-ión 
tístannífera  hispano-portug-uesa,  ó  independientes  de  ella?  Me 
inclino  á  responder  afirmativamente,  en  vista  deque  la  consti- 
tución g-eológ'ica  de  la  reg-ión  donde  radican  estos  filones  viene 
á  ser  próximamente  la  misma  que  las  de  las  provincias  de  Za- 


DE    HISTORIA    NATURAL.  81 

mora  y  Salamanca,  tan  llenas  de  yacimientos  de  casiterita,  y 
se  halla  además  aquélla  muy  próxima  á  los  de  la  zona  citada, 
que,  seg'ún  Breidenbach,  se  extienden  en  Portug-al  hasta  el 
paralelo  40,  que  cruza  la  provincia  de  Cáceres.  Más  al  Sur  de 
los  que  son  objeto  de  estas  notas,  en  Mérida,  ha  sido  citada  la 
casiterita.  La  dirección  de  los  filones  cacereños  coincide  con 
la  de  NE.  á  SO.  que  el  tantas  veces  citado  autor  señala  como 
propia  de  los  análog'os  de  la  zona  estannífera  hispauo-portu- 
guesa;  y  si,  finalmente,  se  tiene  en  cuenta  que  filones  de  wol- 
framita,  mineral  que  por  su  manera  de  presentarse  en  cristales 
y  nodulos  en  el  cuarzo  filoniano  y  por  otras  particularidades, 
entre  ellas  el  ser  uno  de  los  satélites  más  constantes  de  la  ca- 
siterita, se  extienden  por  varios  puntos  de  la  provincia  de  Cá- 
ceres, como  por  la  dehesa  boyal  de  la  capital,  en  Garrovillasy 
en  Valencia  de  Alcántara,  situada  esta  última  localidad  no 
muy  lejos  del  paralelo  40,  puede  sin  g-ran  error  considerarse  á 
los  filones  de  casiterita  de  Cáceres  como  comprendidos  en  la 
zona  dicha. 

En  cuanto  á  la  importancia  industrial  del  yacimiento  cace- 
reño,  es  prematuro  todo  lo  que  se  dig'a  por  ahora;  las  escasas 
labores  que  se  han  ejecutado  no  han  dado,  en  verdad,  mucho 
resultado,  estando  actualmente  estas  minas  paradas,  después 
de  haberse  exportado  alg-ún  mineral;  pero  pudiera  suceder  que 
la  impreg-nación  de  casiterita  en  las  rocas  de  los  filones  au- 
mentase con  la  profundidad,  como  en  cierto  modo  lo  indica  el 
último  filón  descubierto  en  la  base  del  cerro,  y  en  este  caso  el 
resultado  sería  quizás  más  productivo  que  hasta  el  presente. 

Nuevos  estudios  sobre  las  agallas 

POR 

D.     MANUEL     FERNÁNDEZ     DE     GATTA(l) 
VI 

Agallas  exóticas. 

Agallas  de  Alepo.  (Agallas  de  Levante). 

Todas  las  ag-allas  que  bajo  este  nombre  circulan  en  el  co- 
mercio europeo  son  orig-inarias  de  la  Turquía  Asiática,  siendo 

•(1)    Véase  el  Bol.  de  Diciembre  19H. 


82  boletín    de    la    SOCIEDAD    ESPAÑOLA 

los  departamentos  de  Alepo  y  Esmirna  los  que  en  mayor  esca- 
la las  recolectan  y  exportan.  La  cupulífera  más  repartida  por  la 
Turquía  Asiática  es  el  Quercus  infectoria  Willd.,  en  cuyas  ye- 
mas foliáceas  se  produce  la  ag-alla  por  la  picadura  del  Diphh- 
pis  gaJIm-tincioria  Willd.  8e  ig-nora  si  este  himenóptero  tiene 
la  reproducción  por  dig-énesi?,  como  muchos  otros  del  g-rupo 
de  los  cinlpidos,  y  si  cada  una  de  sus  formas  ágama  y  sexua- 
da produce  ag-allas  ig-uales  ó  diferentes  sobre  la  misma  encina. 
Si  así  fuera,  podríamos  referir  á  este  dimorfismo  agálico  la  «ag-a- 
lla de  Alepo»  y  «la  de  Esmirna»;  pero  las  diferencias  que  pre- 
sentan, aunque  de  carácter  secundario,  las  colocan  como  suer- 
tes comerciales  de  la  especie  farmacológica  «ag-alla  de  Alepo». 
Como  variedades  farmacológ-icas  de  ésta  consideramos  nosotros 
la  «ag-alla  marmorina»  y  «la  de  Istria»,  porque  siendo  produci- 
das en  la  misma  planta  y  por  el  mismo  insecto,  las  diferencias 
que  presentan  no  atañen  á  su  composición  química  y  estructu- 
ra; caracteres  que,  en  definitiva,  son  el  lazo  de  unión  de  aqué- 
llas en  la  «especie  farmacológ-ica».  Y  como  especie  distinta  la 
«ag-alla  coronada  de  Alepo»,  que  se  desarrolla  también  en  el 
í¿.  infectoria  AVilld.,  y  debe  su  orig-en  al  Cynips  pal  geera  Gi- 
raud;  su  estructura  es  radiada,  y  en  cuanto  á  su  composición 
química,  no  difiere  de  la  de  Alepo,  aunque  es  alg-o  mayor  su 
riqueza  en  tanino. 

Como  nuestro  objeto,  al  hacer  el  estudio  farmacológ-ico  de  la 
ag-alla  de  Alepo  es  exponer  sus  caracteres  org-anolépticos,  ini- 
crog-ráficos  y  químicos,  no  nos  detenemos  á  describir  unas  y 
otras,  pues  aparte  el  escaso  interés  farmacológ-ico  que  ofrecen, 
ocúpanse  de  ello  los  tratados  de  Materia  farmacéutica. 

La  ag-alia  de  Alepo  ó  de  Levante  es  redondeada  ó  casi  esfé- 
rica, de  1"  á  2"  de  diámetro,  con  tubérculos  cortos  y  cónicos 
dispersos  por  la  superficie,  que  es  lisa  y  de  color  verde-neg-ruz- 
co,  y  está  recubierta  de  una  eñorescencia  pruinoso-blanqueci- 
na.  Los  ejemplares  que  se  recolectan  primero  son  más  pesa- 
dos y  astring-entes  que  aquellos  otros  recog-idos  más  tarde,  los 
cuales  presentan  el  ag-ujero  de  salida  del  insecto.  Si  quebra- 
mos transversalmente  uno  de  los  primeros,  observamos  la  he- 
terogeneidad de  su  coloración  y  su  desig-ual  fractura.  En  efec- 
to, la  zona  externa  es  muy  dura-,  de  color  pardo-claro,  finamen- 
te g-ranosa,  con  algunos  puntos  blancos,  que  son  los  hacecillos; 
la  inmediata  es  blanda,  esponjosa  y  amarillo  rojiza.  Tocadas 


DE   HISTORIA   NATURAL.  83 

ambas  con  la  disolución,  al  centesimo,  de  sulfato  ferroso,  ad- 
quiere aquélla  una  hermosa  coloración  negro  azulada,  mien- 
tras que  ésta  toma  un  tinte  verdoso.  La  tercera  zona  que,  á 
simple  vista  podemos  diferenciar,  es  la  más  dura  de  todas  por- 
que en  ella  predominan  los  hacecillos  fibroso- vasculares;  es 
grisácea,  de  fractura  concoidea,  brillante  y  de  aspecto  cereo- 
cristalino.  La  última  zona,  que  es  la  del  centro,  tiene  un  color 
acaneladoclaro  y  su  fractura  es  de  grano  muy  ñno. 

La  agalla  de  Alepo  es  inodora;  pero  si  la  humedecemos  con 
agua  se  nota  en  seguida  un  olor  sui  generis  como  el  que  despi- 
de la  tinta  de  galotanato  ferroso  férrico.  Su  sabores  astringen- 
te y  algo  ácido. 

Por  el  examen  micrográfico  se  distinguen  muy  bien  las  tres 
zonas  primordiales:  externa,  media  é  interna.  El  epidermo  apa- 
rece como  una  línea  que  circunscribe  la  inmediata  subzona,  y 
está  formado  por  una  serie  de  células  aplastadas,  de  paredes 
gruesas  y  convexas  exteriormente.  Constituyen  la  capa  celu- 
lar subepidérmica  varias  series  de  células,  de  contorno  irregu- 
lar, que  se  aplastan  por  el  lado  que  contacta  con  el  epidermo 
y  aumentan  de  volumen  cerca  del  parenquima.  Las  célalas  de 
este  tejido  llevan  el  pigmento  clorofílico.  La  zona  media  com- 
prende en  su  parte  más  externa,  el  llamado  «parenquima  es- 
ponjoso» porque  lo  forman  células  ramosas,  punteadas,  poco 
consistentes,  cuyo  diámetro  radial  es  mayor  que  el  transver- 
sal, y  con  muchos  meatos  intercelulares;  aquél  se  confunde  in- 
sensiblemente con  el  siguiente,  denominado  «parenquima 
duro»,  por  constituirlo  células  alarg-adas,  de  contornos  irregu- 
lares, paredes  gruesas  y  punteadas  y  poliédricas  en  su  centro. 
En  este  parenquima  hay  varias  series  radiales  de  células  más 
pequeñas,  globulosas  ó  conoideas;  de  paredes  gruesas  y  refrin- 
g-entes,  alguna  vez  areoladas.  Estas  son  las  células  monili- 
formes  tanígeras.  En  la  parte  más  interna  de  esta  zona  tienen 
su  asiento  los  hacecillos  ñbroso-vasculares,  constituidos  exte- 
riormente por  fibras  más  ó  menos  largas,  y  por  vasos  rayados 
en  su  interior.  Estos  hacecillos  están  ag-rupados  formando  co- 
nos, cuyo  vértice  mira  hacia  fuera,  y  se  hallan  también  espar- 
cidos, aunque  en  corto  número,  por  toda  la  «zona  parenqui- 
matosa»,  porque  limita  la  zona  nutritiva  primero  y  más  tarde 
la  cavidad  central,  protegiendo  por  sí  misma  el  cinípido  galí- 
geno  que  en  ella  se  desarrolla.  Está  compuesta  de  varias  se- 


81  boletín  de  la  sociedad  española 

ries  de  verdaderas  células  pétreas,  poliédricas,  blancas  y  con 
numerosas  puntuaciones. 

La  última  y  más  importante  es  la  «zona  interna»  ó  «capa 
nutritiva»,  que  ocupa  el  centro  de  la  agalla  y  está  formada  por 
células,  cu3^a  forma  y  contenido  varía  con  el  desarrollo  adqui- 
rido; al  principio  son  globosas  y  su  contenido  de  naturaleza 
protoplásmica;  pero  desde  que  empieza  el  desarrollo  de  la  lar- 
va presentan  contornos  poliédricos  y  se  llenan  de  g'ranos  ami- 
láceos. 

Todos  los  elementos  histológicos  de  esta  ag-alla  contienen 
en  g-ran  proporción  el  tanino,  excepción  hecha  de  los  que  cons- 
tituyen la  «capa  nutritiva»,  que  se  colorean  en  azul  por  el 
yodo,  lo  cual  demuestra  su  riqueza  en  fécula.  Compruébase  lo 
primero  tocando  el  corte  micrográfico  con  la  disolución  al  cen- 
tesimo de  una  sal  ferrosa;  se  observa  que  cambian  su  colora- 
ción todos  los  elementos  teñidos  de  amarillo,  obscureciéndose 
de  tal  modo,  que  llega  á  hacerse  imperceptible  su  examen  con 
el  microscopio,  coloreándose  en  negro,  con  más  intensidad  que 
ning'ún  otro,  las  células  moniliformes  tanlg'eras  del  pareuqui- 
ma  duro. 

Agalla  de  la  China. 

Se  produce  en  el  Rhus  semialata  Murr.,  que  crece  en  la  China 
y  el  Japón,  por  la  picadura  del  ApMs  c/iinensisBeU.  La  hembra 
de  este  hemíptero,  valiéndose  de  las  cerdas  rígidas  y  punti- 
agudas que  lleva  en  su  chupador,  horada  el  epitelio  de  una 
yema  ó  el  epidermo  de  un  peciolo  foliar  al  mismo  tiempo  que 
vierte  en  la  herida  el  contenido  de  sus  glándulas  salivales, 
que  es  irritante  y  tóxico  para  la  planta.  Esto  da  lugar  á  la  ex- 
trasvasación  y  acumulo  de  la  savia  en  el  punto  lesionado,  pro- 
duciéndose bien  pronto  una  excrecencia  hueca,  dentro  de  la 
cual  quedan  encerrados  los  huevecillos  depositados  por  el  in- 
secto al  efectuar  la  picadura  seguida  del  líquido  irritante. 

Completamente  desarrollada  la  ag-alla,  su  tamaño  y  forma 
son  variables  é  irregulares  sus  contornos.  Alguna  vez  tiene 
forma  definida,  de  ordinario  oblonga  ú  ovoidea,  pero  la  mayor 
parte  son  bifurcadas  desde  la  base  y  dídimas  ó  lobuladas  en 
una  de  sus  ramas.  Tanto  unas  como  otras  están  angostadas  en 
la  porción  basilar  por  donde  se  insertan  en  el  peciolo  de  la 


DE    HISTORIA   NATURAL.  85 

hoja;  tienen  muchas  protuberancias  córneas,  cuya  superficie 
está  desprovista  del  tomento  blanco-ag-risado,  por  lo  cual  son 
translúcidas;  este  tomento  ó  vello  cortísimo  y  espeso  que  recu- 
bre exteriormente  la  ag-alla  es  fácilmente  separable  por  el 
frote,  viéndose  entonces  la  superficie  de  ésta  brillante,  pardo- 
rojiza  y  estriada  long-itudinalmente;  sus  paredes  son  delg-adas, 
translúcidas,  de  fractura  conoidea,  lisa  y  brillante;  la  cara  in- 
terna es  lampiña  y  más  blanca  que  la  externa;  la  cavidad  in- 
terna contiene  una  substancia  blanco-cretácea,  lanosa  y  restas 
de  insectos  muertos  por  la  elevada  temperatura  á  que  fueron 
sometidas  las  ag'allas  después  de  su  recolección. 

La  ag-alla  de  la  China  carece  de  olor  exteriormente,  pero  en 
su  interior  se  percibe  el  mismo  olor  d  tinta  que  hicimos  notar 
en  la  ag-alla  de  Alepo;  su  sabor  es  astring-ente  muy  pronun- 
ciado. 

Esta  ag-alla  tiene,  como  la  del  terebinto,  una  estructura  total- 
mente homog-énea  y  celular.  El  parenquiína  medio  está  consti  - 
tuído  por  un  tejido  compacto  de  g-ruesas  células  poliédricas, 
desig-uales  }'  de  consistencia  ordinaria.  En  él  se  disting-uen 
g-ran  número  de  hacecillos  leñoso-liberianos,  orientados  casi 
siempre  en  sentido  transversal,  más  pequeños  y  numerosos 
cerca  del  epidermo  interno,  y  en  los  cuales  predominan  los 
vasos  traqueales.  También  se  observan  junto  á  estos  haceci- 
llos alg-unos  g-rupos  de  células  moniliformes  taníg-eras,  solo 
que  aquí  no  están  dispuestas  en  forma  de  abanico  como  en  la 
ag-allá  del  terebinto.  El  epidermo  externo  es  muy  característico 
y  semejante  al  que  presenta  la  ag-alla  del  olmo,  porque  sus  cé- 
lulas se  alarg-an  en  forma  de  pelos  cortos,  unicelulares,  afila- 
dos en  su  punta  3^  más  ó  menos  encorvados  en  la  parte  media. 
El  epidermo  interno  está  bien  diferenciado  y  lo  constitu^^en  va- 
rias series  de  pequeñísimas  células  apretadas,  de  forma  ta- 
bular. 

Las  células  del  parenquima  contienen  g-ran  número  de  pe- 
queños g-ranos  amiláceos.  Cuando  se  examina  un  corte  que  no 
haya  sido  sum erg-ido  en  líquidos  hidro-alcohólicos  se  ve  tam- 
bién una  substancia  de  aspecto  vitreo,  que  no  es  otra  cosa  que 
la  g-omo-resina  localizada  en  g-randes  lag-unasó  cavidades  in- 
tercelulares, en  alg-una  de  las  cuales  se  reconoce  su  naturaleza 
g-landulosa  por  los  restos  de  células  marg-inales  desg-arradas. 
Los  hacecillos  y  células  taníg-eras  que  les  rodean  demuestran 


-6  BOLETÍN    ÜE    LA    SOCIEDAD    ESPAÑOLA 

SU  riquezn  en  tanino  por  cualquiera  de  los  reactivos  que  ponen 
á  éste  de  manifiesto,  y  especialmente  por  las  sales  de  hierro. 

Ortópteros  nuevos  de  España 

POR 

D.    IGNACIO    BOLÍVAR, 

OcNERODES  Brunneri  Bol.,  vciT.  CYANiPES  iiov. — Los  ejempla- 
res de  esta  especie  recog'idos  en  Quero,  convienen  con  el  que 
sirvió  de  tipo  para  la  descripción  de  la  especie  en  la  coloración 
de  las  tibias  posteriores,  cuyo  lado  interno  es  amarillo,  con 
solo  el  cóndilo  azulado,  mientras  que  en  los  de  Montarco,  toda 
la  cara  interna  de  las  tibias  es  de  un  color  azul  obscuro  muy 
intenso.  Aun  cuando  ya  había  observado  esta  diferencia,  entre 
los  ejemplares  de  Montarco  y  el  de  Manzanares,  la  atribuía  al 
mal  estado  del  único  ejemplar  que  poseía  de  esta  última  proce- 
dencia; pero  el  hallazg-o  de  la  especie  en  Quero  y  la  concordan- 
cia de  su  coloración  con  el  de  Manzanares,  permite  conside- 
rar como  variedad  los  ejemplares  de  tibias  azules,  á  los  que 
corresponden,  no  solo  los  de  Montarco  sino  los  de  Toledo,  Re- 
quena, Valencia,  Siles,  Alcarria  y  Manresa. 

La  diferencia  puede  establecerse  en  éstos  términos. 

OcN.  Brunneri.— l'iííVíe  posticae  pallide  rubescentes,  condylo 
intus  cinéreo,  spinis  pallidis  ápice  nigro. 

Var.  CYk-ísiPES.—Tibiaeposiicae  intus  nigrocoerulem  spinis  pal- 
lidis ap)ice  nigro. 

Pamphagus  penctatus  sp.  nov. — Statura  mediana.  Corpus  Imne 
impresso-punciatiim.  Colore  griseo-cinereo,plenmqiie fusco-zehra- 
lo.  Antennae  filiformes,  aj/tcem  versas  infuscatae,  lG-17  articii- 
latae.  Vértex  decUzis,  concamts,  impresso-punctatus,  anticce  flssus, 
carina  occípitali  medio  evanescente.  Costa  frontalis  inter  anten- 
nas  compressa,  infra  ocellum  trúncala,  dehinc  sensin  dilátala, 
tota  sulcata.  Pronotum  laeve  vel  riigulis  raris praeditiim  impres- 
so  ¡miictatum,  antice  distincte productum,  ])ostice  sulrotundatum, 
crista  parum  compressa,  recta;  medio  sua/viter  sinuata,  antice  pos- 
ticecpie  arcaata,  declive,  hand  vel  suMilissime  el  siiMndistincte 
alque  longitudinaliter  sulcata,  a  sulco  transverso  in  tertia  parte 
postica  disiincte  interrupta;  laterihus  laevihus  vel  ruga  oMiqua 


DE    HISTORIA   NATURAL.  87 

praecipiie  in  ^'  insiructis.  Metanotum  leeve.  Elytra  marginem 
posticiüii  segmenii  primi  aldominalis  sudattingentia  Q  vel  ¡Kinim 
superantia,  cf  ovala  ajñce  ohtiise  lanceolata,  margine  snperiore 
paludo.  Fanora  j>ostícahaud  incrassata,  carina  superiore  muiica 
indistincte  crenuJata,  latere mtevno  pmnato  plus  minnsve  sanguí- 
neo pticto:  ¡oM  genicularesfascia  arcuata  fusca  ornaii.  Tihiaepos- 
ticae  intus  sanguinece,  condylo  gríseo;  spinis  ápice  nigrís.  Proster- 
711(111  margine  antico  recto  vel  siidemarginaio;  struma  niriiiqiie 
imidentata.  Pecius  ¡atiusculum,  lobis  mesosiernalihis  spatio  ínter- 
lobulari  hand  Jatiorihus.  Abdomen  snpra  unicolor  griseum  %d 
lateribus  infuscatiSy  segmentormii  margine  postica  membranácea 
ferrnginea  obJique  fusco-zebrata,  segmeatis  postice  carina  inedia 
liaud producta.  Segmeiitis  rentralibus  d"  basi  fusco  nigris. 

Loiig.  corporis cT    30  mm.  Q     55 

»     pronoti 8  11-12 

»     ehjtror 7  8-9 

»     fem.  post 14  17-18 

Patria. — La  Sag-ra,  1-15  Julio;  Santiago  de  la  Espada,  15-30 
Julio;  Martínez  de  la  Escalera. 

Semejante  al  P.  montícola  Ramb.,  del  que  difiere  por  su  ma- 
yor tamaño,  y  porque  en  vez  de  ser  rug-oso-g-ranoso,  es  liso  y 
está  cubierto  de  pequeños  puntos  hundidos.  Además,  las  ante- 
nas son  alg'o  más  larg-as,  el  pronoto  tiene  la  quilla  alg-o  más 
alta,  recta,  casi  ondulada  y  en  declive,  tanto  liacia  la  cabeza 
como  en  la  parte  posterior.  Los  élitros  son  ovalados  mien- 
tras que  en  el  P.  montícola  el  borde  inferior  es  recto  y  en  tota- 
lidad son  más  cortos  que  en  la  nueva  especie.  La  quilla  supe- 
rior de  los  fémures  posteriores  no  está  serrada  y  la  cara  inter 
na  de  éstos  se  halla  manchada  de  un  rojo  de  carmín  á  veces 
bastante  vivo,  pero  que  en  otros  ejemplares  solo  aparece  en  la 
base,  }■  en  los  machos  se  convierte  en  azul  intenso ,  exten- 
diéndose á  lo  larg'o  del  área  media  de  dicha  cara  y  el  lóbulo 
g'enicular  está  rodeado  por  una  faja  arqueada  parda;  las  tibias 
tienen  el  borde  interno  de  un  rojo  coralino. 

Gryllodes  Carrasco!  sp.  nox. — Siramineiis,  castaneo  i'arie- 
galus.  Occíput  castaneum  lineis  longítudínalibv.s  4  siramineis 
sv.bacque  latís.  Pronoiiim  antice  ¡wsticeque  aeqne  latv.m,  svpra 
castaneo-macuJatu7n,  lobis  deflexis  mita  subhnmei'ali  antice  abbre- 


88  boletín    de    la    SOCIEDAD    ESPAÑOLA 

mata,  nec  non  margine  postica  atqiie  inferiori  fiiscis.  Femora 
postica  tenuiter  fusco-strigata,  siqwa  intusque  ante  apicem  fusca. 
TiMae  ¡josticae  femoribus  dimidio  subhreviores  suMiis  infuscatae 
supra  intus  s].nnis  4  majoribus  atqiie  altera  minuta,  intus  4  ar- 
matae,  calcar  supero-interniim,  intermedio  ¡ongins,  dimidian  Ion- 
gitndinemmetatarsi  snhattingens.  Metatarsus  compressus  8-7  den- 
ticiüatus.  Abdomen  dorso  fusco. 

(f  JEIytra 2)erfecte  explicata  abdominis  ápice  tantum  liberan- 
tia,  ápice  rotundata,  leviter  infumata,  pellucida;  campo  laterali 
venis  tribus  co7npletis  instructo,  vena  radialiprope  apice^i  tantum 
ramo  minuto; pars  dorsalis  angusta,  campo  anali  naide  transverso 
pronoto  dimidio  breviori;  harpa  venulis  tribus  validioribus,  alte- 
ris  2  vel  tribus  parvis ,  veíia  pos  tica  subangulata:  specnlo  trape- 
zoidali,  vena  angulata  diviso,  área  apicali  valde  angustata  irregu- 
lariter  biseriatim  areolata. 

Q  Elytra  pronoto  a  latere  viso  dislincte  breviora,  postice  si7i- 
guli  rotundata  vel  obtusissime  angulata,  leviter  inciimbentia, 
venis  campi  laterali  par aJlelis.  Ovipositor  tibiis  svMongior  sub 
decurvus,  castaneus.  Cerci  apicem  ovipositoris  subatting entes. 

Long.  corjjoris cr'  11  mm  9  12 

»    pronoti 2  2.2 

»    elytr 6,5  1,8 

»    fe^n.  post 7,2  8 

»     til),  post. 4,5  4,5 

»    met.  post 2,6  2,8 

i>«M«.— Santiago  de  la  Espada,  15-30  Julio ;  Martínez  de  la 
Escalera. 

Difiere  de  todas  las  especies  por  las  proporciones  del  área 
anal  del  élitro,  que  cuando  está  cerrado  aparece  más  fuerte- 
mente transversa,  lleg-ando  á  alcanzar  apenas  la  mitad  de  la 
longitud  del  pronoto,  cuando  en  las  restantes  especies  es  tan 
larg-a  como  aquel.  También  es  notable  la  forma  trapezoidal  del 
espejo  y  la  posición  de  la  vena  angulosa  que  lo  divide,  y  que 
está  situada  hacia  el  medio. 

Me  propongo  recordar  con  el  nombre  que  impongo  á  esta 
especie  el  de  nuestro  malogrado  colega  D.  Enrique  Gómez 
Carrasco. 


BOLETÍN 


SOCIEDAD  ESPAÑOLA  DE  HISTORIA  NATURAL 


Sesión  del  5  de  Febrero  de  1902. 

PRESIDENCIA    DE    DON    FEDERICO    OLÓUIZ. 

En  ausencia  del  Secretario  actúa  como  tal  el  Vicesecretario 
•Sr.  Dusmet. 

Se  leyó  el  acta  de  la  sesión  anterior,  la  cual  fué  aprobada. 

Correspondencia. — El  Vicesecretario  dio  cuenta  de  una  carta  en 
que  Mr.  Bouly,  Asistente  de  Paleontología  en  el  Museo  de  His- 
toria natural  de  París,  participa  que  se  va  á  entreg-ar  á  M.  Albert 
Gaudry,  en  sesión  solemne,  que  se  celebrará  á  fines  de  Febrero, 
una  medalla,  obsequio  de  sus  discípulos  y  admiradores.  Invita 
á  nuestra  Sociedad  para  que  nombre  un  representante  en  dicha 
ceremonia. 

La  Sociedad  acordó  por  unanimidad  tomar  parte  en  el  mere- 
cido homenaje  á  tan  ilustre  consocio,  y  desig'nó  para  que  la 
represente  en  ese  acto  al  profesor  M.  St.  Meunier  del  Museo  de 
Historia  Natural  de  Paris. 

Se  leyó  una  comunicación  de  la  Sociedad  Malag'ueña  de  Cien- 
cias Físicas  y  Naturales  dando  á  conocer  su  nueva  Junta  Direc- 
tiva y  reiterando  su  concurso  para  cuanto  se  relacione  con  los 
fines  que  persig-ue,  acordándose  corresponderá  sus  ofrecimien- 
tos haciendo  votos  por  su  prosperidad  y  remitirla  un  ejemplar 
<le  la  Memoria  anual  de  nuestra  Sociedad;  otra  del  Instituto 
Médico  Farmacéutico  de  Barcelona,  solicitando  el  cambio  de 
ias  publicaciones  de  nuestra  Sociedad,  por  las  que  hag-a  el 
Instituto.  Después  de  algunas  observaciones  del  Sr.  Rivas  Ma- 
teos en  apoyo  de  dicha  solicitud,  quedó  acordado  pasar  la  peti- 
ción á  examen  de  la  Junta  Directiva,  como  es  regiamentario, 

T.  II. -Febrero,  1902.  7 


90  boletín  de  la  sociedad  española 

y  por  fin  se  dio  cuenta  de  una  circular  del  Laboratorio  Químico 
Dociraástico  de  Cuevas  (Almeíra)  ofreciendo  sus  servicios  á 
esta  Sociedad. 

Admisiones. — Quedaron  admitidos  como  socios  numerarios 
D.  Ag'ustín  Cabrera  y  Díaz,  alumno  de  la  Facultad  de  Ciencias, 
que  fué  presentado  por  el  Sr.  Gredilla;  D.  Celso  Arévalo,  por 
D.  Eduardo  Reyes,  y  D.  Cayetano  Escribano,  por  D.  José  M. 
Dusmet;  acordándose  también  admitir  como  socio  al  Instituto 
g-eneral  y  técnico  de  Cáceres. 

Comunicaciones  verbales. — El  Sr.  Artig-as  leyó  la  Noticia  necro- 
lógica de  D.  Móximo  Laguna,  que  le  había  sido  encarg^ada.  Dicho 
trabajo  recibió  merecidos  elog-ios  de  los  socios  presentes,  y  pasó 
á  la  Comisión  de  publicación. 

El  Vicesecretario  presentó  una  memoria  de  D.  Fibicio  Hie- 
rro, Herhorizaciones  en  Carrión  de  los  Condes  (PaJeaciaj,  en  la 
que  nuestro  dilig-ente  consocio  amplía  el  número  de  las  plan- 
tas por  él  recolectadas  en  aquella  provincia,  acordándose  pa- 
sara á  la  Comisión  de  Catálog-os. 

El  mismo  dio  cuenta  de  haberse  recibido  una  nota  de  Don 
José  M.  de  la  Fuente,  continuación  de  los  Datos  para  Ja  fauna 
de  Ja  provincia  de  Ciudad-ReaJ ,  y  otra  del  Sr.  Fernández  de 
Gatta,  Nuevos  estudios  soJ)re  Jas  agaJJas. 

El  Sr.  Bolívar  presentó  una  nota  del  Profesor  Fr.  Klapalek, 
de  Prag-a,  describiendo  tres  nuevas  especies  de  los  g'éneros 
Nemura  Latr.  y  Taniopteryx  Pict.  de  la  fauna  española. 

El  Sr.  Font  y  Sag"ué  leyó  un  trabajo  SoJ)re  eJsU úrico  superior 
del  valle  de  Camprodón  (Pirineos  catalanes). 

— El  Sr.  Azpeitia  presentó  una  nota  bibliog'ráfica  que  apa- 
recerá en  las  obras  malacológ-icas  del  Sr.  González  Hidalg'o,  en 
curso  de  publicación  en  las  Memorias  de  la  Real  Academia  de 
Ciencias  exactas,  físicas  y  naturales,  por  si  la  Sociedad  esti- 
maba deber  publicarla  en  el  Boletín,  pues  se  refiere  á  la  nota 
del  Sr.  Sánchez  sobre  el  divertículo  de  la  bolsa  copulatriz  del 
Helix  aspersa. 

El  Sr.  Presidente  manifestó,  de  acuerdo  con  lo  expuesto  por 
varios  Socios,  que  si  el  autor  consentía  la  publicación  de  aque- 
lla nota,  la  Sociedad  la  estimaba  en  mucho  porque  así  se  com- 
pletaba un  asunto  que  se  había  tratado  en  el  Boletín;  la  nota 


DE    HISTORIA   NATURAL.  01 

del  Sr.  Sánchez  vulg-arizaba  el  conocimiento  de  una  disposición 
anatómica  propia  de  algunas  especies,  y  la  que  leía  el  señor 
Azpeitia  daba  todos  los  datos  bibliográficos  sobre  aquel  asunto, 
y  como  el  Sr.  Azpeitia  manifestase  estaba  autorizado  para  per- 
mitir la  publicación  en  el  Boletín  de  aquella  nota,  se  acordó 
la  inserción  de  ella  que  es  como  sigue: 

«Dice  el  autor  en  su  nota  que  existe  un  divertículo  en  la  Ht- 
lix  aspersa,  pero  que  en  la  H.  pomatia  el  conducto  de  la  bolsa 
copulatriz  es  sencillo  y  no  presenta  el  más  ligero  indicio  de 
bifurcación,  y  que  parece  que  falta  el  divertículo  en  todas  las 
demás  especies  del  género,  por  lo  cual  le  da  á  conocer  en  un 
dibujo  que  representa  el  sistema  genital  de  la  H.  aspersa. 

»Es  cierto  que  existe  dicho  divertículo  en  la  Helix  aspersa: 
fué  ya  encontrado  y  descrito  con  el  nombre  de  rama  copulatriz 
por  Moquin-Tandon,  hace  cuarenta  y  siete  años,  en¿p^  página 
178  del  vol.  II  de  su  obra  sobre  los  moluscos  de  Francia,  y  su 
denominación  debe  conservarse,  por  más  que  autores  poste- 
riores le  ha^^an  dado  los  de  conducto  accesorio  y  divertículo. 

»No  sirve  de  carácter  diferencial  dicho  órgano  entre  \B,sIleUx 
aspersa  y  ponialia;  porque,  si  bien  la  fig.  388  de  la  Anatomía 
comparada  de  Yung  representa  el  sistema  g-enital  de  esta  última 
sin  la  rama  copulatriz,  ya  en  1871  Dubrueil,  eñ  la  pág.  27  de 
su  memoria  Appar.  géner.  du  genre  Helix.  había  demostrado 
que  \9i  Helix  pomatia  tiene  también  rama  copulatriz,  aunque 
más  corta  que  la  de  la  Helix  aspersa.  (No  cita  este  trabajo  Yung 
en  su  bibliografía.) 

»La  rama  copulatriz  no  falta  en  las  demás  especies  del  género 
Helix,  sino  que  existe  en  muchas  de  ellas,  y  está  perfectamente 
visible  en  las  figuras  de  diferentes  autores.  Moquin-Tandon, 
en  1855,  representa  en  las  láminas  11,  12,  14  y  18  de  su  obra 
antes  citada  la  de  las  Helix  lapicida,  Nidensis,  vermiculata, 
aperta  y  alpina;  Bronn,  en  la  lámina  98  de  su  Manual  (1865), 
la  de  la  Helix  anstriaca:  Binney,  en  su  Fauna  de  los  Estados- 
Unidos  (1878),  vol.  V,  láms.  13  y  14,  la  de  las  Helix  seqvoicola, 
Stearnsiana,  Nicklimiana,  Kelletli,  Mormonum,  arrosay  Tryony; 
Fischer,  en  la  flg.  75  de  su  Manual  (1887),  la  de  la  Helix  ser- 
pentina; Taylor,  en  la  fig.  323  de  su  Monografía  (1896),  la  de  la 
Helix  aspersa,  etc.,  etc. 

»E1  dibujo  que  acompaña  al  texto  tiene  mucho  parecido  con 
la  fig.  388  de  Yung,  que  representa  la  Helix  pomatia,  si  bien 


92 


boletín  de  la  sociedad  española 


hay  la  diferencia  de  la  rama  cupulatriz;  pero  es  deficiente  com- 
parado con  el  de  Taylor,  aunque  ambos  fig-uran  el  sistema 
g-enital  de  la  IleJix  aspersa.» 

— El  Sr.  Reyes  Prósper  (D.  Eduardo)  dijo: 

Después  de  leída  la  sentida  y  bien  pensada  biog-rafía  que 


nuestro  disting'uido  y  respetable  consocio  Sr.  Artig"asha  dedi- 
cado á  la  memoria  venerable  del  sabio  botánico  español  don 
Máximo  Lag-una,  no  cabe  un  homenaje  mayor  á  tan  elevada 
personalidad  científica. 


DE    HISTORU    NATL'RAL.  9!? 

De  D.  Máximo  Lag-una,  aunque  conocido  más  principalmente 
por  sus  producciones  de  índole  fitog-ráfica,  los  que  alcanzamos 
la  honra  de  tratarle,  sabemos  que  dedicó  también  un  estudio 
profundo  y  continuos  desvelos  á  los  más  modernos  trabajos 
de  Org-anografía  y  Fisiología  veg-etal  y  á  la  Filosofía  de  la 
Naturaleza. 

Como  modestísimo  homenaje  á  aquel  anciano  de  alma  siem- 
pre enérg-ica  y  siempre  joven,  he  creído  que  debía  dedicarle 
una  de  mis  pobres  tareas  de  investig-ación.  Será  la  biog-rafía 
admirable  del  Sr.  Artig-as  la  espléndida  corona  de  orquídeas 
depositada  en  la  tumba  del  inolvidable  Lag'una  y  mi  humilde 
labor  tan  solo  un  puñado  de  obscuras  violetas. 

A  continuación  leyó  un  estudio  sobre  los  g-ranos  de  almidón 
en  las  especies  del  g-énero  Enphorbía. 

El  mismo  Sr.  Reyes  Prósper  (D.  Eduardo),  accediendo  á  los 
deseos  de  nuestro  disting-uido  consocio  el  Sr.  Barras,  dio  cuen- 
ta de  una  nota  publicada  por  él  en  el  periódico  La  Naturaleza; 
se  trata  de  un  caso  notable  de  octofurcación  de  palmera,  exis- 
tente en  Elche,  huerto  del  Cura,  cuyo  fotog-rabado,  el  director 
del  mencionado  periódico,  ha  tenido  la  bondad  de  remitirnos 
para  su  reproducción. 

— El  Sr.  Lázaro  presentó  un  estudio  sobre  una  colección  de 
criptogramas  que  debía  á  la  g-enerosidad  de  D.  Máximo  LagMina, 
acordándose  pasara  á  la  Comisión  de  publicación. 

Secciones. — La  de  Barcelona  celebró  sesión  el  28  de  Enero  de 
1902,  bajo  la  presidencia  de  D.  José  Casares  y  Gil,  actuan- 
do como  Secretario  el  Sr.  Carbó  en  ausencia  del  Sr.  Rivas 
Mateos. 

Fueron  admitidos  como  socios,  D.  Ramón  Bartomeu  y  Mar- 
torell.  Doctor  en  Farmacia,  yD.  Gerardo  Garrig-a  y  Barberán^ 
Alumno  de  la  Facultad  de  Farmacia,  propuestos  por  D.  Marce- 
lo Rivas  Mateos,  y  D.  José  Forteza  Rey  y  Forteza,  propuesto 
por  D.  José  Ag-ell  y  Ag-eil. 

Se  hicieron  cinco'  nuevas  propuestas  de  socios  numerarios. 

Se  dio  lectura  de  las  sig-uientes  notas:  Mvestigación  de  Ja 
litina  en  varias  aguas  mi7ieralcs,  por  los  Sres.  D.  José  Casares 
y  D.  José  Busquet;  Delermiiiación  del  bromo  en  las  aguas  mine- 
rales, por  D.  José  Casares  y  D.  Esteban  Salavert,  y  El  Chau- 
liodíis  Sloani,  por  D.  Odón  de  Buen. 


94  boletín    de    la    SOCIEDAD    ESPAÑOLA 

Estos  tres  trabajos  pasaron  á  la  Comisión  de  publicación. 

— El  Sr.  Carbó  dio  cuenta  de  una  excursión  verificada  con  el 
Doctor  de  Buen  y  alg-unos  alumnos  de  Historia  natural,  á  me- 
diados del  pasado  Diciembre,  á  la  desembocadura  del  Ebro, 
anunciando  se  redactará  una  nota  cuando  se  hayan  estudiado 
los  ejemplares  recogidos. 

— La  Sección  de  Sevilla  celebró  sesión  el  31  de  Enero  de 
1902,  bajo  la  presidencia  de  D.  Manuel  de  Paúl. 

Tomó  posesión  la  Mesa  recientemente  eleg-ida. 

— El  Sr.  Paúl  presentó  una  muestra  de  arena,  en  la  que  abun- 
da un  material  verde  que  parece  ser  g-lauconita,  y  cuyo  exa- 
men ofreció  hacer  el  Sr.  Chaves.  Procede  dicha  arena  del  plio- 
ceno  de  Los  Cabezos  de  Huelva. 

— El  Sr.  del  Mazo  mostró  unos  fósiles  recogidos  por  él  en  Mo- 
g'uer;  entre  dichos  fósiles,  que  fueron  examinados  por  los  seño- 
res socios,  clasificó  el  Sr.  Miquel  los  sig'uientes:  Tres  especies 
de  Turritella,  y  tres  de  Cassidaria;  frag-mentos  de  Pinna;  tres 
especies  de  Denialinm;  dos  ídem  de  Ostrea,  idem  id.  de  Corbula 
{/'¡gas,  ídem  id.  C/iIarnys,  ídem  id.  Lucina...  af.  de  la  L.  spinife- 
ra  Mont.;  ídem  id.  Ringicula...  af.  de  la  R.  auricuJata  Ménard; 
un  fragmento  de  una  tortuga  marina  de  pequeña  talla;  un 
pólipo  y  un  Vermeias. 

Según  el  Sr.  Miquel,  estos  fósiles  son  de  ag-uas  profundas  y 
diferentes  de  los  que  se  encuentran  en  el  mioceno  de  Sevilla  y 
cita  el  Sr.  Calderón. 

— El  Sr.  Chaves  leyó  una  nota  Solare  la  presencia  de  fragmen- 
tos carbonosos  y  bituminosos  y  de  huUa  en  una  arcilla  de  Maro 
( Málaga  J. 

El  Sr.  Miquel  dijo,  á  propósito  de  la  nota  anterior  del  señor 
Chaves,  que  en  una  excursión  que  hizo  en  unión  del  Sr.  Barras 
á  Castilleja  de  la  Cuesta  el  año  pasado,  halló  un  trozo  de  car- 
bón vegetal  dentro  de  un  gran  fragmento  de  arcilla  pliocena 
fosilifera  de  dicha  localidad,  hecho  que,  á  su  juicio,  tiene  cier- 
to interés,  por  la  dificultad  de  explicarle. 

— También  el  Sr.  Paúl  mostró  unos  hiñienópteros  recogidos 
por  él  en  Huevar,  parásitos  de  un  Chalicodoma. 

— El  Sr.  Miquel  presentó  vaciados  de  unos  dientes  que  fue- 
ron encontrados  en  La  Cistérniga,  pueblo  de  la  meseta  mio- 
«ena  de  Castilla,  á  unos  seis  kilómetros  de  Yalladolid,  cuyo  ho- 
rizonte está  perfectamente  determinado  por  la  presencia  de 


DE    HISTORIA   NATURAL.  95 

frag-mentos  de  molares  de  un  Masiodon  (pai-ece  ser  del  grupo 
del  M.  Turicensis)  y  la  completa  carencia  del  Hip2)ario7i,  que 
tanto  abunda  en  la  capa  más  reciente  del  mioceno  superior. 
Se  encontraron  también  con  ellos  media  mandíbula  superior 
de  una  especie  del  Lislriodon,  un  g-ran  camino  de  sección 
triang-ular  perteneciente  probablemente  á  la  inferior  del  mis- 
mo individuo,  un  molar  y  un  cubito  de  un  g-ran  rumiante,  un 
metatarsiano  de  un  tapir  y  frag-mentos  pequeños  de  tortug-as 
difíciles  de  clasificar,  pero  que  no  pertenecen  al  g-rupo  de  las 
terrestres. 

Al  lado  opuesto  de  Valladolid,  y  próximamente  á  la  misma 
distancia,  está  situada  Fuensaldaña,  donde  fueron  encontra- 
dos los  famosos  restos  de  Dinolheriam.  Todo  lo  cual  precisa  la 
edad  de  este  depósito. 

Los  incisivos,  que  son  dos,  uno  derecho  y  otro  izquierdo,  no 
presentan  desg-aste  y  parece  no  hayan  salido  del  alvéolo  á  pe- 
sar de  estar  perfectamente  desarrollados;  el  desarrollo  de  la 
raíz  permite  creer  son  de  la  seg-unda  dentición.  Del  canino  solo 
existe  un  g-ran  frag-mento  de  la  raíz,  faltando  sus  dos  extremi- 
dades. El  molar  tiene  alg-o  de  desg-aste  y  posee  todos  los  carac- 
teres propios  á  la  familia  de  los  rinoceróntidos;  y  aun  cuando 
no  podemos  fijar  el  g-énero,  por  falta  de  monografías,  parece 
no  pertenecer  al  g-énero  Rhinoceros  ni  al  Aceratherium. 

La  Sección  de  Zaragoza  celebró  sesión  el  29  de  Enero  de 
1902,  bajo  la  presidencia  de  D.  Manuel  Díaz  de  Arcaya. 

Tomaron  posesión  de  sus  carg-os  los  señores  de  la  nueva 
Junta,  y  el  Sr.  Presidente,  D.  Hilarión  Jimeno,  manifestó  su 
agradecimiento  por  el  carg-o  que  se  le  había  conferido,  á  cuya 
manifestación  se  adhirieron  los  restantes  Vocales  de  la  Junta. 

— El  Sr.  Gila  presentó  una  Memoria  del  Sr.  Ag-uilar  (D.  Ci- 
priano), de  Calatayud,  que  trata  del  mioceno  lacustre;  el  señor 
Jimeno  (D.  Hilarión),  leyó  un  estudio  sobre  La  miel  de  las  abe- 
jas; el  Sr.  Cajal  (D.  Pedro)  otro  en  que  se  ocupa  &ob\'Q\'di  Evolu- 
ción de  las  células  nermosas,  y  el  P.  Navas  una  nota  entomoló- 
g-ica  sobre  los  Biplax  de  España. 


96  boletín    de   la    SOCIEDAD   ESPAÑOLA 


Notas  y  comunicaciones. 


Investigación  de  la  litina  en  varias  aguas  minerales 


D.  JOSÉ  CASARES  Y  D.  JOSÉ  BUSQUET, 

Ocupándonos  déla  investig-ación  del  litio,  hemos  buscado 
este  elemento  en  varias  ag"uas  minerales,  obteniendo  alg-unos 
datos  que  pueden  ofrecer  interés  para  el  conocimiento  de  estos 
importantes  productos  naturales. 

Antes  de  dar  cuenta  de  los  resultados  obtenidos  describire- 
mos el  método  empleado.  Nos  liemos  valido  para  esta  investi- 
g-ación del  espectroscopio.  El  litio  tiene  una  raya  roja  brillan- 
te sumamente  característica,  y  cuya  presencia  constituye  el 
método  más  sensible  para  la  investig-ación  de  este  elemento. 
Seg-ún  indica  Vog-el  en  su  obra  de  análisis  espectral  (I),  bastan 
9  millonésimas  de  miligramo  de  carbonato  lítico  para  que  se 
presente  la  raya  del  litio;  Seg-ún  Cannizzaro  (2),  la  cantidad 
mínima  de  litio  reconocible  en  una  solución  es  de  38  milloné- 
simas de  milig-ramo  por  centímetro  cúbico. 

Nosotros  hemos  encontrado,  operando  con  nuestro  aparato,. 
Lina  sensibilidad  incomparablemente  menor;  añadiendo  á 
20  ce.  de  ag-ua  destilada  una  solución  de  cloruro  lítico  en  la 
proporción  de  0,037  g-.  por  1.000  ce.  se  necesitaron  1,5  ce.  de 
esta  solución  para  que  apareciese  la  raya  del  litio,  lo  cual  co- 
rresponde á  0,00258  mg-.  La  solución  se  ensayaba  tomando  una 
g-ota  con  una  pequeña  espiral  de  platino  é  introduciéndola  en 
el  mechero  de  Bunsen.  Esto  indica  que  solo  colocándose  en 
condiciones  especiales  puede  alcanzarse  la  sensibilidad  que 
señalan  Vog-el  y  Cannizzaro  y  que  quizás  varíe  en  los  diferen- 
tes espectroscopios. 

La  sensibilidad  de  la  reacción  del  litio  disminuye  considera- 
blemente por  la  presencia  de  sales  extrañas. 


(1)  Practisclie  speclralanalyse.  Berlín,  1889. 

(2)  Níiova  enciclopedia  di  Chimica.  Dr.  Julio  Guareschi.  Torino. 


DE   HISTORIA   NATURAL.  97 

1."  A  19  ce.  (le  agua  destilada  se  añadió  1  ce.  de  una  diso- 
lución saturada  de  cloruro  sódico.  Estos  20  ce.  se  colocaron  en 
un  vaso  y  se  fué  añadiendo  poco  á  poco  la  disolución  de  cloru- 
ro Utico  (0,037  :  1.000)  antes  mencionada;  se  necesitaron  aña- 
dir 6  ce.  de  esta  disolución  para  que  apareciese  la  raya  del  li- 
tio, lo  cual  corresponde  á  0,00854  mg".  por  centímetro  cúbico. 

2.°  A  19  ce.  de  ag-ua  destilada  se  añadió  1  ce.  de  un  soluto 
saturado  de  fluoruro  sódico.  Estos  20  ce.  se  colocaron  en  una 
copa  y  se  fué  añadiendo  poco  á  poco  la  disolución  de  cloruro 
Utico.  Se  necesitaron  añadir  3,5  ce.  que  corresponden  á  0,00551 
milig-ramos  de  cloruro  lítico  por  centímetro  cúbico. 

3.°  A  19  ce.  de  ag-ua  destilada  se  añadió  1  ce.  de  disolución 
comercial  de  silicato  sódico.  A  estos  20  ce.  se  añadieron  9  ce. 
de  e.sta  disolución  anteriormente  citada  de  cloruro  lítico,  y  á 
pesar  de  contener  0,0114  mg".  por  centímetro  cúbico,  no  se  des- 
cubrió el  menor  indicio  de  litio. 

Para  anular  en  parte  la  influencia  de  la  sosa  y  hacer  más 
cómoda  y  más  sensible  la  observación  espeetroscópica  hemos 
usado  con  éxito  una  disolución  de  permang-anato  potásico, 
cuyo  empleo  no  sabemos  haya  sido  propuesto  para  este  objeto. 
La  disolución  se  coloca  en  un  tubo  de  ensayo  delante  del  es- 
pectroscopio; la  disolución  de  permang-anato  absorbe  en  g-ran 
parte  la  luz  del  sodio,  dejando  pasar  las  radiaciones  que  co- 
rresponden al  litio.  La  concentración  de  dicha  solución  debe 
variar  seg-ún  la  cantidad  de  sosa,  aumentando  á  medida  que 
la  cantidad  de  sosa  es  mayor.  Para  los  experimentos  anterio- 
res añadíamos  al  ag-ua  destilada  disolución  de  permanganato 
potásico,  de  suerte  que  se  percibiesen  claramente  sus  bandas 
de  absorción. 

Empleando  la  disolución  de  permang-anato  potásico  en  las 
tres  disoluciones  anteriores  hemos  percibido  la  raya  del  litio: 
en  la  primera  (que  contenía  cloruro  sódico),  cuando  en  un  cen- 
tímetro cúbico  había  0,00411;  en  la  seg-unda  (la  que  conte- 
nía fluoruro  sódico),  cuando  existía  en  un  centímetro  cúbi- 
co 0,00336. 

Teniendo  en  cuenta  estos  resultados  hemos  empleado  para 
buscar  la  litina  en  las  ag-uas  la  disolución  de  permang-anato 
potásico,  solución  que  también  permite  descubrir  con  más  fa- 
cilidad la  raya  roja  del  potasio. 

Hemos  encontrado  directamente  la  litina  en  la  ag-uas  si- 


«3  BOLETÍN    DE    LA    SOCIEDAD    ESPAÑOLA 

g-uientes:  Caldas  de  Reyes,  Catoira,  Carballino,  Carballo,  Gui- 
tiriz,  Arteijo,  Caldelas  de  Tuy,  La  Toja  y  las  de  Verín,  manan- 
tiales de  Sonsas  y  Caldeliñas,  todas  de  Galicia. 

Estas  ag'uas  brotan  en  terrenos  g-raníticos,  y  en  casi  todas 
ellas  uno  de  nosotros  ha  podido  determinar  también  la  presen- 
cia del  flúor.  Es  muy  probable  que  á  las  micas  se  deba  la  pre- 
sencia de  este  último  y  de  la  litina  que  dichas  aguas  con- 
tienen. 

Asimismo  hemos  encontrado  la  litina  directamente  en  las 
aguas  de  la  Hermida  (Santander),  Tona,  manantial  Roqueta  y 
Timó  (Barcelona)  y  Vichy  Hópital  (Francia). 

En  otra  nota  daremos  cuenta  á  la  Sociedad  de  la  determina- 
ción cuantitativa  del  litio  en  las  aguas. 


La  miel  de  abejas 


DON      HILAllIüN     JIMENO. 


No  sé  que  se  haya  publicado  trabajo  alguno  relativo  á  la 
composición  y  propiedades  de  la  miel  de  abejas  que  se  cosecha 
en  distintas  comarcas  de  la  Península;  y  como  los  datos  que 
en  las  obras  de  análisis  figuran  aluden  siempre  á  productos 
extranjeros  que  pudieran  diferenciarse,  dadas  las  condiciones 
de  nuestro  clima  y  de  nuestra  flora,  de  los  recolectados  en  Es- 
paña, me  propongo  en  las  siguientes  notas  transcribir  algunas 
observaciones  que  he  tenido  ocasión  de  comprobar,  estudiando 
las  características  de  la  miel  producida  en  las  proximidades  de 
Zaragoza,  Villanueva  de  Huerva,  en  el  Apiario  ir.ovilista  de 
D.  M.  S.  R.  que  tuvo  la  bondad  de  facilitarme  dos  muestras 
puras  que  necesité  para  mis  investigaciones. 

Una  de  las  mieles  era  pastosa,  blanca  y  cristalizada;  la  otra 
liquida,  espesa,  de  color  ambarino;  las  dos  ligeramente  acidas 
y  aromáticas,  aunque  la  segunda  más  que  la  primera. 

Ciento  sesenta  y  dos  gramos  de  cada  muestra  diluidos  en 
agua  destilada,  hasta  formar  volúmenes  de  un  litro,  acusaron 
á  -h  17"  1.0513  de  densidad  la  blanca,  y  1.0500  la  amarilla. 


DE    HISTORIA   NATURAL.  99 

Los  dos  líquidos  resultaron  débilmente  ácidos,  y  valorada  la 
acidez  total  calculándola  en  tartárico,  resultó  con  0.102  por 
litro  el  primero,  y  0.25J6  el  segundo.  En  100  g-,  tle  la  miel 
blanca,  seg-ún  esto,  existían  0.0629  de  ácidos  libres,  y  en  la 
misma  cantidad  de  la  amarilla  155  milig-ramos. 

Incineradas  las  mieles  á  baja  temperatura  dejaron  insig-ni- 
ficante  residuo:  la  primera  0.147  por  100,  la  seg-unda  0.138. 

Por  evaporación  á  -4-  95  aprecié  el  ag-ua,  que  en  la  pastosa 
asciende  al  20,38  por  100,  y  al  21,42  en  la  ñuída. 

En  el  polarímetro  las  mieles  disueltas  en  ag'ua  acaban  por 
ser  siempre  levog-iras,  pero  ofrecen  el  fenómeno  de  polirota- 
ción  en  un  g-rado  que  dificulta  su  análisis  óptico. 

Operando  con  soluciones  de  16,2  por  100  decoloradas  por 
un  décimo  de  carbón  animal  puro  é  inactivo,  á  la  temperatura 
(le  -!■-  12  g-rados  y  en  el  transcurso  de  alg-unas  horas,  he  podido 
apreciar  distintas  y  siempre  crecientes  desviaciones,  y  solo 
después  de  un  día  fué  constante  la  rotación. 

Hé  aquí  las  cifras  reg-islradas  en  uno  de  mis  ensayos,  obser- 
vando la^misma  solución,  de  quince  en  quince  minutos,  en 
tubos  de  dos  decímetros: 

—  7", 7  sacarimétricos. 

—  8,6 

—  9,4 

—  10  ,1 

—  10  ,6 

—  11  ,3 

—  15  .3 

La  primera  es  una  semirotación  comparada  con  la  última. 
Ensayando  una  solución  recién  preparada  de  otra  miel,  la 
multirotación  fué  notoria,  como  puede  verse: 

—  2", 8  sacarimétricos. 

—  4,6 
^  6  ,0 

—  7,6 

—  9,1 

—  10  ,2 

—  12,9 

—  13  ,2 

—  14  ,2 

—  15  .0 


100  boletín  de  la  sociedad  española 

Todas  estas  desviaciones  fueron  observadas  á  idéntica  tem- 
peratura. Parece  que  se  opera  cierta  disposición  molecular,  y 
que  el  trabajo  de  orientación  exig-e  un  tiempo  que  se  amino- 
ra por  el  calor,  pero  que  no  se  anula  completamente. 

En  vez  de  hacer  las  soluciones  en  ag-ua  á  la  temperatura  del 
laboratorio,  disolvimos  la  miel  en  caliente,  elevamos  á  100", 
dejamos  enfriar,  y  completando  el  volumen  á  H-  12  operamos 
como  queda  dicho.  En  la  primera  observación  leimos  — 11,  pero 
tres  horas  después  el  gTado  sacarimétrico  se  eleva  á  — 14,  se- 
ñalando en  los  dos  casos  el  termómetro  la  misma  temperatura. 
Sin  embarg'o,  si  la  ebullición  en  los  líquidos  se  prolonga  diez 
minutos  por  lo  menos,  después  de  fríos  el  valor  del  áng-ulo  es 
invariable. 

Dubrunfaut,  Landolt  y  Tollens  han  estudiado  los  fenómenos 
de  polirotación  en  distintos  azúcares.  La  mayoría  de  ellos,  se- 
g-ún  estos  autores,  en  disoluciones  recientes  acusan  una  rota- 
ción inicial  mayor  que  la  final,  y  únicamente  la  maltosa  y  una 
variedad  del  azúcar  de  leche  originan  efectos  contrarios  como 
los  observados  en  la  miel.  Haciendo  nosotros  rápidamente  en 
frío  soluciones  de  miel,  hemos  podido  verlas  desviar  á  la  de- 
recha en  los  comienzos  del  ensayo,  para  terminar  siendo  des- 
pués de  alg-unos  minutos  prog-resivamente  levógiras. 

Una  solución  al  10  por  100  en  tubo  de  dos  decímetros  y  á  la 
temperatura  constante  de  -f-  14,  operando  con  rapidez  acusó: 

-+■  3°      sacarimétricos. 

+  2 

+  1,4 

H-  0,8 
0,0 

—  0.7 

-  1,4 

Y  cuando  se  mostró  invariable  había  lleg-ado  á  — 7%2,  hechos 
que  pueden  explicar  que  alg-ún  autor  haya  encontrado  mieles 
puras  destrog-iras,  pues  el  fenómeno  se  repite  fácilmente 
cuando  las  mieles  conservan  su  natural  acidez,  disolviéndolas 
en  frío  con  la  mayor  celeridad  posible.  Porque  nada  de  anor- 
mal se  observa  si  al  producto  ó  á  sus  soluciones  se  les  adicio- 
na mínima  cantidad  de  un  álcali.  Los  vapores  amoniacales 
bastan  para  que  el  g-rado  polarimétrico  de  tales  líquidos  se 


DE    HISTORIA   NATURAL.  101 

fije  desde  el  primer  momento,  y  una  gota  de  sosa  ó  de  amonía- 
co originan  desviación  invariable. 

Siendo  la  miel  una  mezcla  de  sacarosa,  giucosa  y  levulosa, 
depende  el  efecto  que  sobre  ella  ejerce  la  luz  polarizada  de 
dos  acciones  positivas  opuestas  á  una  tercera  negativa,  que 
será  máxima,  si  supera  en  intensidad  á  la  suma  de  sus  con- 
trarias; pero  si  una  de  éstas  aumenta  sin  cambiar  de  signo, 
variará  y  aun  podrá  anularse  el  resto  desde  que  se  inicie  el 
crecimiento  ó  disminución  de  la  inconstante. 

Ninguna  alteración  experimenta  la  sacarosa  en  tales  condi- 
ciones; pero  la  glucosa  debe  engendrar  por  hidratación  isóme- 
ros inestables  de  mayor  poder  rotatorio  instantáneo,  y  en  tanto 
no  se  establece  el  equilibrio  en  el  par  derecho,  no  llega  á  esta- 
cionarse la  desviación  izquierda. 

Otra  experiencia  confirma  cuanto  venimos  diciendo. 

Tratada  la  miel  por  alcohol  de  96  centesimales  se  disuelve 
en  frío  débilmente,  pero  por  el  calor  á  85  la  solución  es  com- 
pleta y  el  líquido  que  resulta  saturado  de  miel  al  depositarse 
ésta  por  enfriamiento,  es  siempre  levógiro. 

Sin  embargo,  los  resultados  son  diferentes  variando  las  con- 
diciones del  experimento. 

Si  se  toman  10  gramos  de  miel  y  se  disuelven  en  20  c.  c.  de 
agua  destilada,  y  con  alcohol  de  96  se  completa  un  volumen 
de  100,  el  líquido  que  deja  precipitar  escasa  materia  insoluble 
é  inactiva,  resulta  destrogiro  desde  el  primer  momento,  con 
una  desviación  constante  que  puede  llegar  á  -|-  8°  sacarimé- 
tricos;  y  no  es  que  haya  desaparecido  la  levulosa,  es  que  en 
presencia  del  alcohol  fórmase  una  de  las  glucosas  tautomeras 
de  Tanret,  con  poder  rotatorio  positivo  mayor.  Si  se  evaporad 
líquido  y  se  elimina  el  alcohol,  ofrece  de  nuevo  el  residuo  di- 
suelto en  agua  fenómenos  de  polirotación  destrogira  que  des- 
aparecen, añadiendo  pequeña  porción  de  un  álcali. 

Difícil  es  con  datos  tan  inconstantes  llegar  á  resultados 
ciertos  en  el  análisis  cuantitativo  de  una  miel,  si  aspiramos  á 
conocer  la  proporción  en  que  se  encuentran  los  azúcares  que 
la  forman.  Con  el  líquido  de  Fehling  pueden  apreciarse  las  can- 
tidades de  sacarosa  y  de  azúcar  reductor  que  existen  mezclados 
en  la  miel  de  abejas;  pero  si  queremos  completar  el  trabajo 
sirviéndonos  del  sacarímetro  ó  polarímetro,  y  determinar  la 
relación  en  que  se  hallan  la  glucosa  y  la  levulosa,  dependerá 


102  boletín  de  la  sociedad  española 

el  éxito  de  nuestra  labor  del  cuidado  con  que  verifiquemos  la 
observación  óptica. 

En  la  nota  sig-uiente  daré  cuenta  de  los  resultados  que  he 
podido  obtener. 

Nota  sobre  el  silúrico  superior  del  valle  de  Camprodón 

{Pirineos  catalanes) 


D.    N0RBERT0    FONT   Y    SAGUE,    PRESBÍTERO. 

•  La  existencia  del  silúrico  superior  (Gothlandiense)  en  los  Pi- 
rineos catalanes  ha  sido  denunciada  desde  hace  muchos  años 
por  los  g-eólog-os  que  los  han  recorrido,  desde  Leymerie  hasta 
Roussel,  los  cuales  han  encontrado  vestig-ios  muy  característi- 
cos á  lo  largo  de  la  cordillera. 

El  elemento  más  constante  de  la  formación  es  la  pizarra  car- 
burada con  Monograptus,  Rastrites,  DipJogrwplus,  etc.,  y  la  ca- 
liza con  Scypliocrhútes,  Cardiola  intemipta,  Orthoceras,  Siluro- 
cardium,  etc.  La  fauna  gTaptolítica  es  sobre  todo  muy  abun- 
dante, y  seg-ún  M.  Barrois,  ofrece  analog-ías  muy  pronunciadas 
con  la  de  los  Alpes  orientales  y  de  la  Sajonia. 

El  valle  de  Camprodón,  formado  por  la  cuenca  superior  del 
río  Ter,  había  sido  reconocido,  aunque  muy  someramente,  por 
alg'unos  g'eólogos  disting-uidos,  quienes  patentizaron  la  exis- 
tencia en  él  del  silúrico  superior,  especialmente  D.  LuísM.  Vi- 
dal y  mi  querido  maestro  el  canónig'o  Almera;  pero  lo  cierto  es 
que  las  especies  que  se  citaban  como  pertenecientes  á  tal  for- 
mación, encontradas  en  el  valle  de  referencia,  no  pasaban  de 
media  docena,  entre  ellas  la  Cardiola  mterrwpta,  la  Penenca  hu- 
milis  Barr.  y  el  Silurocardimn  Bohemiciim  Barr,,  sin  que  nadie 
hiciera  ni  mención  de  los  g"raptolites  ni  trilobites. 

Cuando  hace  dos  años  concebí  el  proyecto  de  trazar  el  Mapa 
g-eológ-ico  (al  1:  50.000)  de  aquella  reg'ión,  mis  primeras  inves- 
tig-aciones  se  dirigieron  hacia  la  ancha  capa  de  pizarras  y  ca- 
lizas reconocidas  ya  como  características  del  silúrico  superior, 
á  fin  de  tener  un  punto  de  partida  fijo  á  qué  referir  las  demás 
formaciones  tanto  superiores  como  inferiores.  El  mayor  éxito 
coronó  mis  esfuerzos,  pues  á  los  pocos  días  tenía  recogidos  un 
sin  fin  de  ejemplares,  la  mayoría  de  ellos  nuevos  para  la  sinop- 


DE    HISTORIA   NATURAL.  103 

sis  silúrica  de  España.  Investigaciones  posteriores  rae  han  per- 
mitido aumentar  considerablemente  la  colección,  en  que  se 
cuentan  por  centenares  los  g-raptolites,  pues  las  pizarras  car- 
buradas están  materialmente  repletas  de  ellos,  y  las  calizas 
ampelíticas  son  también  riquísimas  en  braquiópodos  y  lameli- 
branquios. 

En  todo  el  valle  de  Camprodón  el  CjoUdandiense  se  presenta. 
de  abajo  para  arriba,  en  la  sig-uiente  forma: 

1."  Pizarras  carburadas  con  g-raptolites,  que  descansan  so- 
bre las  satinadas,  silúricas  y  ferruginosas,  pertenecientes  pro- 
bablemente al  cámbrico. 

2."  Pizarras  carburadas  descompuestas  con  graptolites  in- 
determinables. 

3.°     Pizarras  carburadas  ferruginosas,  sin  fósiles. 

4."  Calizas  con  Orthoceras.  Cardiola  mtevnvpta,  Süiirocar- 
dium,  etc. 

5."    Calizas  cristalinas  de  un  color  verde  azulado,  sin  fósiles. 

A  continuación  siguen  los  potentes  bancos  de  calizas  á 
griotte,  negras,  amarillentas  y  vinosas,  con  Orthoceras  y  Gonia- 
tites,  pertenecientes  á  mi  parecer  al  devónico.  Toda  esta  for- 
mación sigue  la  dirección  general  de  Sierra  Cabellera,  por  su 
vertiente  Norte,  paralela  á  la  general  del  Pirineo  catalán,  has- 
ta llegar  al  Este  de  Camprodón,  donde  cambia  de  dirección  y 
se  interna  en  Francia  por  el  CoU  d'Aras. 

No  están  aún  clasificados  el  sin  fin  de  ejemplares  encontra- 
dos, pero  puedo  adelantar  la  siguiente  lista  de  los  que  remití 
á  M.  Barréis,  pertenecientes  á  las  pizarras  carburadas  de  la 
base,  y  que  dicho  eminente  geólogo  tuvo  la  amabilidad  de  es- 
tudiar: 

Bahnanites  longicaudaius  Murch.,  Monograptnsjmodon  Brow., 
M.  Tnrriculatíís  Barr.,  J/.  clingani,  M.  Hisingeri  Carr.,  M.  Bec- 
ki  Bar.,  M.  Galaensis,  M.  ¡oMíenis  .'',  M.  gemínalas  Ba.n'.,  Diplo- 
graplifs  esp.,  Cyrtogra'ptiis  Grayí  Lapw.,  Aptychopsis  primiis 
Barr. 

Una  vez  estudiadas  las  demás  especies  encontradas  última- 
mente, esta  lista  aumentará  mucho  más;  pero  son  suficientes 
las  anteriores  para  caracterizar  el  Gothlandíense  en  el  piso  co- 
rrespondiente á  las  ampelitas  de  Poligné  (piso  de  Tarannon). 
Con  esto,  gracias  á  los  graptolites,  queda  completa  la  serie 
del  Gothlandíense  á  Cataluña,  pues  mi  distinguido  maestro  el 


104  BOLETÍN    DE    LA    SOCIEDAD    ESPAÑOLA 

canónig-o  Almera  había  ya  encontrado  los  pertenecientes  á  los 
yacimientos  de  Llandovery,  Wenlock  y  Ludlow,  que  con  el  de 
Tarannon  constituyen  la  clasificación  del  silúrico  de  la  Gran 
Bretaña  por  los  g-raptolites,  tal  como  la  ha  establecido  M.  Lap- 
worth. 

Las  especies  encontradas  en  la  caliza  ampelítica  son  muchí- 
simo más  variadas,  y  el  día  en  que  estén  del  todo  estudiadas, 
formarán  un  verdadero  catálog-o,  como  dudo  pueda  presentar- 
lo ning-una  otra  región  de  España;  tanta  es  la  abundancia  y 
variedad  con  que  se  presentan.  Hé  aquí  con  todo  la  lista  de  al- 
g-unas  que  teng-o  ya  clasificadas: 

Orthoceras  elegans,  O.  nummulariiim  Low.,  O.  ammonium Barr., 
CardioJainterruptaBvor\á.,  C.  gibbosa  Barr.,  Penenca  humilis 
Barr..  Silurocardium  Boliemícum  L&ym., Dualinacomitans  Barr., 
LnmcHcardium  Bohemicum  B?irr.,  L.  evohens  Barr.,  L.  simpJex 
Barr.,  Dalila  reseda  Barr.,  MyiUns  Jongior  Barr.,  Posidonoviya 
engira  Barr.,  AstarU  bohémica  Barr.,  Ámenla  pnssilla  Barr, 
A  trypa  Sapho  Barr. 

Además  de  estas  especies  y  muchísimas  otras  que,  como  he 
dicho,  están  aún  por  clasificar,  tuve  la  fortuna  de  encontrar 
varios  ejemplares  de  unos  espong-iarios  de  seis  lóbulos  que,  re- 
mitidos á  M.  Barrois,  los  ha  remitido  á  su  vez  á  un  especialis- 
ta, porque  llaman  la  atención,  no  solo  por  su  tamaño  y  forma, 
sino  porque  presentan  un  pedúnculo  roto;  carácter  notable  que, 
de  comprobarse,  echaría  por  tierra  la  opinión  g-eneral  entre  los 
g-eólog'os  de  que  las  esponjas  silurianas  no  tenían  pedúnculo 
en  su  cara  inferior. 

Ya  tendremos  ocasión  de  hablar  de  ello  en  alg-una  otra  nota 
de  las  que  pienso  publicar  á  medida  que  vaya  estudiando  los 
ricos  yacimientos  del  silúrico  del  valle  de  Camprodón  y  clasi- 
ficando las  numerosas  especies  ya  recog-idas. 

El  Chauliodus  Sloani, 

POR 

D.    ODÓN    DE   BUEN. 

Aunque  citado  en  las  grandes  profundidades  del  Mediterrá- 
neo, no  se  había  hasta  ahora  encontrado  en  las  costas  de  España 
este  curiosísimo  pez. 


DE    HISTORIA   NATURAL.  105 

Le  encontré  casualmente  hace  dos  veranos  en  una  de  mis 
■excursiones  á  Blanes  (Gerona), 

Disecando  una  g-ran  merluza  pescada  á  unas  800  brazas  de 
profundidad,  se  halló  en  el  tubo  dig-estivo  medio  ChaiUiodus , 
afortunadamente  con  la  cabeza  entera,  que  figura  en  la  colec- 
ción de  peces  de  esta  Universidad. 

Los  pescadores  á  quienes  con  insistencia  preg-unté  no  recor- 
daban haber  visto  nunca  ejemplares  análog-os,  y  quedaron  sor- 
prendidos de  la  deforme  dentadura  de  aquel  pez  tan  raro. 

Ha}^  frente  á  Blanes  una  sima  profunda,  un  Rech,  como  ya 
■científicamente  le  llama  el  profesor  Pruvot  en  sus  estudios  del 
fondo  del  mar  en  aquella  zona,  que  interrumpe  la  planaza 
donde  los  pescadores  tienden  sus  palangres;  y  en  ese  Rech 
vivía  seg-uramente  el  Chauliodiis  á  que  dio  caza  la  merluza, 
que  en  efecto  se  pesca  á  profundidades  relativamente  enormes 
por  los  hábiles  y  sufridos  pescadores  de  Blanes. 

Ofrece  un  interés  biológ-ico  muy  g-rande  toda  aquella  zona 
marítima,  sobre  la  cual  acumulo  datos  para  ofrecerlos  ¿mues- 
tra Sociedad.  Entretanto  adelanto  esta  nota  por  el  interés  que 
ofrece  el  descubrimiento  de  especies  abisales  en  nuestra  costa 
tan  poco  explorada  zoológ-icamente. 

Datos  para  la  fauna  de  la  provincia  de  Ciudad-Real  (i) 

POR 

D.    JOSÉ    MARÍA    DE    LA    FUENTE. 

XV. — Especies  de  Pozuelo  de  Calatrava. — Coleópteros. 

Stenolophus  skrimshiranus  Steph.  var.  xanthochrous  n.  v. — 

Fere  ovinino  flavus,  capile  incluso,  'prater:  apex  mandihularuní 
niger;  anteniw,  duobus  primís  articulis  exceptis,  infuscatm:  ociili 
atri  et  mínus  f/uam  in  iypo  promimili;  femora  postica  subnigra. 
— Long'.  6;  lat.  2,3  mm. 

Un  ejemplar  en  el  sitio  llamado  La  Nava  en  Agosto,  al  borde 
de  una  acequia. 

Esta  variedad,  calificada  de  muy  interesante  por  el  Dr.  Karl 


(1)  Véanse  las  Jí/flsdeest.a  Sociedad  de  1897,  páginas  129, 177,202  y  210;  las  de  189?, 
páginas  83,  97  y  205;  las  de  1899,  páginas  30  y  210;  las  de  1900,  pág.  188  y  el  Boletín  de 
Í901,pág.  123. 

T.  II.— Febrero,  1902.  8 


106  boletín  de  la  sociedad  española 

Daniel,  de  Munich,  parece  al  primer  g-olpe  de  vista  un  ejem- 
plar inmaturo  de  Stenolophus:  pero  la  consistencia  de  sus  teg'u- 
mentos,  el  color  claro  uniforme  de  sus  élitros  y  sobre  todo  la 
cabeza  amarillo-rojiza  y  los  muslos  posteriores  obscurecidos, 
destierran  toda  duda  y  la  caracterizan  perfectamente. 

Catops  nitidicollis  Kr. — Cuatro  ejemplares  en  Marzo  en  una 
carroña.  Especie  nueva  para  E-spaña?  Por  lo  menos  el  señor 
Uhag-on  (A^ial  Soc.  esp.  de  Hist.  nat.,  xix  p.  15,  y  xxvii  (Actas, 
p.  117)  no  lo  cita  de  la  Península). 

Meligethes  Lederi  Reitt.  (Revis.  d.  Gen.  Melig.  1870,  50.)— 
Citado  de  Oran  (Arg-elia);  nuevo  para  la  fauna  de  Europa. 

Omias  castilianus  Dan.  n.  í^^.—Nigro-'piceiis,  hviter  ohscure 
mieo-micans,  supra,  iwmserüm  in  elytris,  puhescentia  densissima 
erecta  vestitus,  antennis  pedibusque  rufis. 

Ab  O.  concinno  forma  minns  elongata,  caiñte  latiore,  indis- 
tincte  cónico,  ocíiJis prominulis,  parte  ajñcali  rostri  Icemgata,  ely- 
tris convexioribus ,  bremoribiis,  lateraliter  magis  rotundatis  ct 
pilosiiate  detisiore,  setuliformi,  obscura,  ¡exiter  micante  separan- 
díis.—l^owg.  2,5-2,75  min. 

Híspanla  centralis  (Fuente). 

Dr.  Karl  Daniel  in  Societas  entomológica,  1900,  xv,  p.  140. 

Trachyphloeus  picturatus  n.  ^-^.  —  Subovalis,  vix  dcpressiis, 
brunneus,  antennis  pedibusqiie  dihite  testaceis,  translucidis,  den- 
se squamosiis .  Prothorace  vitta  laterali  elytrisque  maculis  mmie- 
rosis  albidis  ornatis;  supra  antice  bremssime,  in  elytris  serie  Ion- 
gius  Mrsutíis.  Rostrum  breve,  antice perparum  attenuatíim,  capite 
fere  longivs,  obsolete  snlcatum.  Oculi  minnti,  non  exserti.  Anten- 
nnfe  sat  gráciles,  scapo  modice  curvato,  ciliato,  funictili  articu- 
lo 1°  cónico,  2."  subtransverso,  basi  constricto,  cmteris  brevibus^ 
clava  ovata.  Prothorax  transversas,  a  latere  valde  rotundato-am- 
pliatus,  antice  coarctatus.  Eljtra p)ari(m  co7ivexa,  in  dorso  postice 
minus  abrupte  declivia,  humeris  rotundatis,  tenue  striato-punc- 
tata.  Pedes  ciliati,  tibiis  ap)ice  intus  tenue  breviter  uncatis.  Stib- 
tus  inpectore  abdomineque  dense  squamis  latioribus  cretaceis  ves- 
titvs. — Long".  4;  lat.  1,8  mm. 

Forma,  colore,  setis  fUiformibiis  elytrormn  facile  distinctus. 

La  descripción  que  precede  ha  sido  hecha  sobre  más  de  30 
individuos  recogidos  de  Noviembre  á  Enero  en  un  ribazo  pró- 
ximo al  cementerio  de  esta  villa,  á  la  derecha  del  camino  de 
Ciudad-Real. 


DE    HISTORIA    NATURAL.  iOT 

Aphthona  Fuentei  Reitt.  n.  sp. — Testacea  nitida,  glabra, /ere 
impunctata,  oculis  femorihisque  posíicis  dimidio  apicali  nigris, 
sutura  elytrorum  concolore.— Long.  2-2,3  mm. 

Unter  den  g-elben  Aphthonen  durch  schwarze  Apicalhálfte 
der  Hinterscheiikel  leicht  kenntlich.  Rothlichg-elb,  stark  g-lán- 
zend,  g-latt,  kaum  puuktirt,  die  Naht  der  Flüg-eldecken  nicht 
g-eschwíirzt,  die  Scheibe  der  letzteren  bei  starker  Verg-rüsserung* 
fein  hautartig"  gerunzelt,  Bauch  und  Brust  gelbroth. 

Von  Herrn  Presbyter  José  María  de  la  Fuente  bei  Pozuelo  de 
Calatrava  (Ciudad-Real,  Spanien)  in  Anzahl  g-esammelt  und 
nach  dem  Entdecker  benannt. 

Edmund  Reitter  in  Wienner  Entomologische  Zeitung,  xx. 
Jahrg,  X.  Heft  (25  December  1001). 

Ortój)  teros. 

Stenobothrus  parallelus  Zett.  var.  montanus  Cliarp.— Esta 
variedad  no  se  ha  mencionado  de  España;  pues  si  bien  es  ver- 
dad que  el  Sr.  Brunnervon  Wattenwyl  ■Prodromus,  p.  128)  dice 
que  se  halla  por  todas  partes  en  ejemplares  aislados  (Die  lang- 
gefiügelte  Varietat  findet  sicli  Uberall  in  einzelnen  Exemplaren), 
también  lo  es  que  con  estas  palabras  nada  determina  ni  con- 
creta. Por  otra  parte,  el  Sr.  Bolívar,  tan  conocedor  de  nuestra 
fauna  ortopterológica,  asegura  terminantemente  (Catál.  sinópt. 
de  los  Ortópt.  de  la  fauna  ibérica,  Coimbra,  1900,  p.  64)  que  no 
ha  visto  ejemplares  de  España  de  la  variedad  con  élitros  y  alas 
completos.  Nosotros  hemos  recogido  hasta  una  docena  en  el 
prado  juncal  de  La  Inesperada. 

Hemipteros. 

Lygus  pastinacae  Fall.  var.  algiricus  Reut.  (Hem.  Gymn.  v. 
(1896)  p.  80.)  Tan  frecuente  como  el  tipo,  que  lo  es  mucho,  en 
las  umbelas  de  Coniíim  maculatum  L.  Citado  solo  de  Argelia. 

Los  granos  de  almidón  en  las  Euforbiáceas 

POR 

D.    EDUARDO   REYES    PRÜSPER. 

La  forma  de  los  granos  de  almidón  contenidos  en  el  látex 
délas  euforbiáceas  ha  sido  objeto  de  atención  porparte  délos 


108  boletín  df,  la  sociedad  española 

autores  que  de  histolog-ía  veg-etal  se  ocupan.  Losg-ranos  de  al- 
midón de  la  Euphorhia  SpUndens  Boj,  y  la  EuylwrMa  Helios- 
coiña  L.,  soljre  todo,  y  los  de  alg-una  otra  especie  con  menor 
fijeza, "se  ven  representados  en  muchos  de  los  libros  de  carác- 
ter docente,  que  se  encuentran  en  manos  de  los  discípulos  que 
á  las  cátedras  de  Anatomía  veg-etal  concurren. 

Aprovechando  la  colección  de  especies  del  g-énero  EupJiorbia, 
que  se  encuentran  en  el  Jardín  Botánico,  he  extendido  la  ob- 
servación de  las  formas  de  los  g-ranos  de  almidón  á  25  espe- 
cies. De  ellas  son  especies  correspondientes  á  nuestra  flora 
las  sig'uientes: 

EuphorMa  Lathyris  L.,  Pilosa  L.,  Dulcís  L.,  Verrucosa  L., 
Rupicola  Boiss.,  Cyparisias  L.,  Charadas  L.,  Serrata  L.,  Esula  L., 
Amijgdaloides  'L.,  Pephis  L..  SegetaUs  L. 

También  han  sido  objeto  de  estudio  las  sig-uientes  especies, 
alg'unas  dudosamente  admitidas  como  españolas,  por  varios 
autores. 

EuphorMa  Agraria  Biebrst.,  Melapetala  Boiss.,  Condylocarpa 
Biebrst.,  ¡Spinosa  L.,  Altissima  Boiss.,  Rígida  Biebrst.,  Sihíhor- 
pii  Boiss.,  Mgrsini ¿es  L.,  NereifoHa  L.,  Antiquorum'L.,  Cana- 
riensis  L.,  Regís- fu bae  Webb,  Globosa  Sims. 

Las  observaciones  las  hice  de  mediados  de  Mayo  á  fines  de 
Junio,  y  del  15  de  Octubre  al  20  de  Noviembre,  para  percibir 
las  fases  del  amilo-leucito  desde  su  asjjecto  primordial  á  su 
final  constitución. 

Debo  manifestar  que  en  cada  especie  de  euforbiácea  de  las 
que  queda  hecha  mención,  se  observan  varias  clases  de  formas 
á  que  pueden  referirse  g-eneralmente  las  de  'todos  los  g-ranos 
de  almidón  que  se  encuentran  en  el  látex  de  cada  una  de  di- 
chas especies  en  particular. 

Las  formas  correspondientes  á  cada  especie  no  son  ig'uales 
entre  sí,  interpretando  la  frase  con  rig'or  matemático,  pero  sí 
presentan  analog"ías  frecuentemente  para  que  correspondan  á 
lo  que  pudiéramos  llamar  tipo  morfológ'ico  común  de  los  gra- 
nos de  almidón  peculiares  á  cada  especie. 

En  unas  especies,  el  tamaño,  como  acontece  para  la  forma, 
nunca  es  ig-ual  en  los  g-ranos  de  almidón,  pero  á  lo  menos  es 
sensiblemente  uniforme;  en  otras  especies  las  variaciones  del 
tamaño  son  verdaderamente  extraordinarias. 

En  la  E.  Lathyris  L.  (fig-.  L*),  los  g-ranos  de  almidón  sepre- 


DE    HISTORIA    NATURAL. 


109 


sentan  como  fusiformes,  con  dos  especies  de  mazas  en  las  pun- 
tas; lo  mismo  ocurre  en  la  E.  Riipicola  Boiss.  (fiy.  2.^),  aunque 
por  la  parte  centrallos  granos  de  almidón  sean  en  esta  última 
especie  más  anchos.  La  reg-ión  central  es  en  cambio  estrecha 
en  la  J'.  AmygdaJoidcs  L.  (fig-.  3.^),  en  la  B.  Pepliis  L.  (fig-u- 
ras  4.%  5."  y  6.'"'),  y  en  otras  varias  especies. 

Una  forma  como  rectang-ular  con  los  extremos  ensanchados 
poco  manifiestos  se  ve  en  la  E.  Agraria  Biebrst.  (fig-.  7.**).  En 
la  E.  Esula  L.,  E.  Dulcis  L.,  E.  Coiidylocarpa  y  aun  en  la 


ü 


/r     /¿    /7      -r      /^ 


2,0 


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E.  Melapetala  Boiss.  (fig'S.  8."  y  9."),  aunque  en  é.sta  sean  más 
pequeños  que  en  las  otras  especies  de  que  queda  hecha  men- 
ción. 

De  pequeño  tamaño,  pero  con  las  mazas  terminales  bien  ma- 
nifiestas, son  los  de  la  E.  Verrucosa  L.  (fig-.  10),  y  en  la  E.  Pe- 
j)lus  L.  se  presentan  g-ranos  sumamente  alarg-ados  y  otros  cor- 
tos y  de  mediana  long-itud,  siendo  esta  considerable  diverg-en- 
cia  de  tamaños  una  nota  muy  característica  de  esta  especie. 

Aciculares  son  los  bonitos  g-ranos  de  almidón  de  la  E.  Cera- 
tocarpa  Ten.  (fig-.  11).  Alg-unos  semejan  como  las  ag-ujas  de  las 
brújulas  y  también  presentan  diferencias  considerables  de  ta- 
maño y  aun  de  forma. 

No  se  perciben  g-eneralmente  las  mazas  de  los  extremos  en 


lio  BOLETÍN    DE   LA   SOCIEDAD    ESPAÑOLA 

la  E.  SiMhorpn  Boiss.,  en  la  E.  Pilosa  L.,  E.  Charadas  L.,  en 
la  Myrsinites  L.  y  en  la  E.  Regis-Jnbae  Webb.  Tampoco  pueden 
verse  en  los  granos  de  almidón  diminutos  de  la  E.  Amygdaloi- 
des  L.  (fig-.  12),  donde  son  frecuentes  formas  elipsoidales.  En 
cambio  pueden  observarse  extremos  ensanchados  en  los  gra- 
nos pequeñísimos  también  de  la  E.  Altissima  Boiss.  (fig\  13). 

Granos  curiosísimos  curvos  ofrece  mu}'  constantemente  la 
E.  Segetalis  L.  (fig.  14). 

En  la  E.  Serrata  L.  (fig.  15),  los  granos  presentan  gran  di- 
ferenciación entre  la  parte  central  y  las  extremidades. 

Forma  de  bastones  cortos  y  lisos  pueden  verse  en  la  E.  SiJ)- 
thorjñi  Boiss.,  en  la  E.  Esnia  L.,  E.  Pilosa  L.  y  la  E.  Regis-Jv- 
bac  Webb. 

En  la  E.  Charadas  L.  (fig.  16)  y  la  E.  Myrsinites  L.  (figu- 
ra 17)  subsiste  la  forma  de  bastones  cortos,  pero  aquí  los  bas- 
tones se  hacen  nudosos,  y  los  nudos  salientes  se  colorean  por 
el  yodo  más  enérgicamente  que  en  el  resto  del  grano. 

Es  curioso,  por  otra  parte,  que  en  los  granos  de  almidón, 
que  poseen  extremidades  ensanchadas,  se  tifian  éstas  más 
pronto  y  con  mayor  energía  que  en  la  superficie  restante,  en 
algunas  especies,  como  la^.  Serrata  L.  (fig.  15),  por  ejemplo, 
y  en  otras  muchas,  como  la  E.  Rígida  Biebrst.,  E.  Antiquonim 
L.  y  E.  Nerei folia  L.,  mucho  después  que  en  la  región  central 
del  grano. 

Estrechas  y  sinuosas  por  el  centro,  con  los  extremos  muy 
ensanchados  y  redondeados  muy  regularmente,  son  las  formas 
que  afecta  el  almidón  en  la  E.  Globosa  Sims.  (fig.  19)  y  en  la 
E.  Rigida  Biebrst;  los  granos  también  ensanchados  en  las  ex- 
tremidades presentan  manifestaciones  morfológicas  muy  cer- 
canas de  las  de  la  E.  Nerei  foliáis,  (fig.  21),  E.  Antiqíiorum  L. 
(fig.  20)  y  E.  Canariensis  L.  (fig.  22).  Todas  ellas  ofrecen  entre 
sí  semejanzas  que  las  hace  referibles,  en  cuanto  á  la  forma  de 
sus  granos  de  almidón,  á  los  ya  conocidos  de  la  E.  S'plendens 
Boj.  Los  de  la  E.  Canariensis  L.,  especie  interesante  para  nos- 
otros por  su  procedencia,  son  curiosísimos,  porque  al  compa- 
rarse como  los  de  la  E.  Spiendens  Boj.  á  un  húmero  ó  un  fé- 
mur, resultarían  en  elia  estos  huesos  muy  acortados  y  sus  ex- 
tremidades de  un  anómalo  desarrollo  extraordinario. 

En  cuanto  á  la  abundancia  ó  escasez  de  los  granos  de  almi- 
dón en  la  unidad  de  volumen  del  látex,  asunto  que  no  he  vis- 


DE   HISTORIA   NATURAL.  111 

to  tratado,  encontré  g-radaciones  insensibles  entre  la  E.  Regis- 
Jubae  Webb,  que  es  una  de  las  que  más  g-ranos  de  almidón 
ofrecen  en  las  especies  por  mí  examinadas,  y  en  la  E.  Anti- 
qiiorum  L.,  donde  se  presentan  con  relativa  infrecuencia. 


Tres  pérlidos  de  España 


EL     PROFESOR     F.     KLAPALEK. 

Taeniopteryx  arcuata  sp.  n. — Cuerpo  delg-ado.  Cabeza  en  cier- 
tos sitios,  especialmente  entre  los  estemas,  casi  del  todo  mate, 
entre  las  antenas,  por  delante  del  clípeo  y  en  el  labro,  lustro- 
sa, rojkoparda,  en  las  partes  lustrosas  más  obscura  y  casi 
negra  entre  las  antenas;  por  detrás  pardo-rojiza  y  entre  los 
estemas  con  matiz  rojizo.  La  superficie  de  la  cabeza  en  el  medio 
de  la  parte  posterior  y  en  el  tértice  presenta  gruesas  arrugas  lon- 
gitudinales; á  los  lados  y  en  la  proximidad  de  los  ojos  solo  ofre- 
ce una  lig-era  reticulación.  Frente  alta  entre  la  base  de  las  an- 
tenas, con  dos  impresiones  elípticas,  long-itudinales,que  orig'i- 
nan  tres  elevaciones,  de  las  cuales  las  esternas  son  arqueadas 
y  converg-entes  hacia  atrás,  donde  se  reúnen  con  la  del  medio. 

Las  fajas  mates  de  la  parte  posterior  de  la  cabeza  son  poco 
visibles  en  los  ejemplares  que  teng-o  á  la  vista, por  estar  la  ca- 
beza muy  metida  en  el  pronoto.  Antenas  delgadas  á  manera 
de  cerdas  con  los  artejos  de  la  porción  flexible  más  largos  que 
anchos  y  casi  completamente  cilindricos;  el  segundo  artejo  ne- 
gro, el  primero  siempre  más  claro,  á  veces  casi  totalmente  par- 
do-ba3'0,  y  solo  obscurecido  hacia  el  ápice;  el  resto  de  la  ante- 
na es  de  "color  pardo  claro  en  el  primer  tercio  y  obscurecido  su- 
«esivamente  hasta  hacerse  neg'ro. 

Pronoto  notablemente  más  ancho  que  larg-o  (casi  en  propor- 
ción de  4  : 3);  en  el  -/  la  mitad  posterior  tiene  sus  lados  para- 
lelos, estrechando  mucho  desde  el  medio  hacia  delante,  de  ma- 
nera que  el  borde  anterior  es  una  cuarta  parte  más  corto  que 
el  posterior.  En  la  9  el  pronoto  os  también  más  ancho  hacia  el 
medio  de  la  mitad  posterior,  estrechando  desde  dicho  punto  fuer- 
temente hacia  adelante.  Toda  su  superñcie  está  arrugada  en 
.sentido  longitudinal;  es  mate,  con  pequeñas  manchas  esparcí- 


112 


boletín  de  la  sociedad  espakola 


das,  lisas  y  poco  lustrosas.  Color  pardo  obscuro  ó  neg-ruzco,  con 
los  bordes  recorridos  por  angosta  marg-en  pardo-rojiza,,  de  cuyo, 
tinte  se  disting-uen  también  alg-unas  manchas  nebulosas  sobre 
el  disco.  Meso  y  mesonoto  lustrosos,  pardo  negruzcos,  con  el 
escudete  más  claro  ó  pardo  rojizo. 

Alas  hialinas,  brillantes;  las  anteriores  con  tres  fajas  trans- 
versas muy  aparentes,  obscuras,  arqueadas,  con  la  concavidad 
hacia  afuera,  y  con  solo  ligero  viso  obscuro  en  el  ápice  del  ala. 
La  venulación  es  semejante  á  la  del  T.  risi;  la  vena  mediana  se 
junta  solamente  en  unimnto  con  el  sector  del  radio,  y  del  cubito 
salen  dos  ramos  hacia  delante. 

Patas  de  color  pardo  bayo  claro,  con  un  anillo  negro  en  los 
fémures  por  encima  de  la  rodilla,  el  cual  se  prolong-a  por  am- 
bos lados  de  la  quilla  formando  una  faja  hasta  la  base  en  don- 
de se  juntan  mediante  un  anillo.  También  las  tibias  tienen  un 
anillo  negro  debajo  de  la  rodilla,  y  en  el  extremo,  lo  mismo 
que  los  tarsos,  están  bordeadas  estrechamente  de  neg-ro;  en  las 
patas  anteriores  la  coloración  es  más  obscura. 

La  placa  subgenital  del  cf  es  muy  prolongada,  como  en  el 
T.  risi  encorvada  hacia  arriba,  pero  el  ápice  está  doblado  y 
apretado  hacia  atrás  de  modo  que  la  pun- 
ta, vista  por  detrás,  parece  truncada.  El 
apéndice  es  largo  en  la  base  y  ancho  en 
forma  de  pala  y  de  coloración  clara.  El 
apéndice  del  lóbulo  supraanal  es  largo, 
tectiforme,  muy  delgado  en  el  extremo, 
bastante  anchamente  excavado  por  de- 
bajo. En  la  Q  la  falsa  placa  subgenital  del 
noveno  seg-mento  es  casi  tan  ancha  como 
larga,  triangular  y  escotada  en  ángulo 
obtuso  en  la  punta. 

Esta  especie  es  cercana  á  la  T.  risi,  á 
la  que  á  primera  vista  se  asemeja  tanto 
que  no  parece  distinta  de  ella;  pero  el 
vértice  y  el  pronoto  rugosos  longitudinal- 
mente, las  fajas  transversales  de  las  alas,  mucho  más  mani- 
fiestas, y  la  coloración  de  las  patas,  la  distinguen  sin  duda 
alguna. 

Patria.  Rio  Moro,  en  la  provincia  de  Segovia  (Bolívar).  Va- 
rios ejemplares  cf  y  Q. 


Extremidad  del  lóbulo 

supraanal  del  T.  arena- 

ta  Kl. 


DE    HISTÜIUA   NATURAL. 


113 


Nemura  Bolivari  sp.  n.— Cabeza  medianamente  lustrosa,  ha- 
cia delante  más  obscura.  Antenas  neg-ruzco-pardas.  Pronoto 
transversal  (en  proporción  de  24 :  17),  hacia  detrás  apenas  más 
estrecho  con  lados  rectos;  pardo-obscuro.  Los  ejemplares  que 
he  visto  presentan  en  el  pronoto  y  en  la  parte  posterior  de  la 


Extremidad  del  abdomen  de  la  A'.  Bolivari  Kl.;  a,  por  encima;  b,  por  debajo:  c,  de  lado. 

cabeza  una  estructura  especial,  pues  aparece  la  superficie  lon- 
g-itudinalmente  arrug-ada,  pero  creo  sea  causada  por  haberse 
peg-ado  el  pelo  fino  que  la  cubre  cuando  se  han  matado  los  ani- 
males. El  resto  del  cuerpo  neg-ruzco-pardo;  meso  y  metanoto 
medianamente  lustrosos. 
Patas  bayo-obscuras;  fémures  anteriores  y  medios  en  su  qui- 


114  boletín  de  la  sociedad  española 

lia  con  línea  más  obscura,  el  extremo  de  las  tibias  anteriores 
y  medias  con  un  anillo  sutil.  En  las  tibias  posteriores  hay  en 
el  medio  un  anillo  nebuloso,  obscuro,  y  por  debajo  de  la  rodi- 
lla otro  medianamente  ancho,  bien  marcado  y  neg*ro.  También 
el  extremo  de  las  tibias  posteriores,  lo  mismo  que  el  seg'undo  y 
tercer  artejo  de  los  tarsos  de  todas  las  patas,  son  neg-ros.  Alas 
hialinas,  alg-o  lustrosas  con  nerviación  bastante  manifiesta. 

El  apéndice  de  la  placa  subg-enital  del  cf  es  medianamente 
larg-o  y  estrecho.  Las  placas  subanales  son  simples,  obtusamen- 
te triang'ulares  y  están  colocadas  á  cada  lado  de  la  placa  subg'e- 
nital.  Cercos  muy  asimétricos;  el  derecho  sencillamente  cilin- 
drico, un  poco  curvo,  medianamente  larg'o  como  el  de  íY.  du- 
hitans:  el  izquierdo  es  algo  más  breve,  truncado  en  la  punta 
y  en  el  lado  interior  excavado  en  forma  de  pala.  La  punta  del 
lóbulo  supraanal  es  estrecha,  en  forma  de  cuchara. 

Esta  especie  es  próxima  á  la  N.  duMtans  en  cuanto  á  los 
órg-anos  sexuales;  sin  embargo  se  disting-ue  bastante  de  ella 
por  la  forma  del  pronoto  y  la  asimetría  de  los  cercos. 

Patria.  'Río  Moro  ^^Bolívar).  Varios  ejemplares  (f  J  9- 

Nemura  fulviceps  sp.  n.  — Cabeza  lustrosa,  alg'o  rojiza,  de  co- 
lor pardo-bayo,  con  una  mancha  semilunular,  neg-ra  y  bastante 
marcada  en  la  frente,  que  llena  el  área  entre  los  estemas  y  se 
extiende  á  ambos  lados  hasta  las  antenas.  Ojos  de  color  pardo- 
rojizo  obscuro.  Antenas  neg'ras,  con  el  primer  artejo  alg-o  más 
claro.  Pronoto  fuertemente  transversal,  casi  en  proporción  de 
5  :  3;  los  áng'ulos  anteriores  enteramente  redondeados;  los  la- 
dos hacia  atrás  muy  poco  converg-entes;  el  margen  posterior  en 
ambos  lados  alg-o  oblicuamente  cortado.  El  color  es  en  el  medio 
pardo-neg-ruzco;  en  los  lados,  especialmente  por  delante,  roji- 
zo-bayo-pardo,  lustroso.  Meso  y  metanoto  lustrosamente  pardo- 
neg-ruzcos,  escudete  y  post-escudete  claramente  pardos.  Patas 
pardas,  tibias  y  muslos  en  las  rodillas  más  obscuras.  Abdomen 
pardo-negTuzco.  Alas  morenas;  en  el  í^ndo,  en  donde  se  divi- 
de la  vena  mediana,  tienen  una  mancha  obscura,  nebulosa;  la 
nerviación  bastante  manifiesta.  En  el  c^  los  apéndices  g-enita- 
les  son  como  en  el  g-rupo  de  la  Cámbrica.  El  apéndice  de  la 
placa  subg-enital  es  en  forma  de  pala,  algo  más  estrecho  hacia 
la  base.  Placas  subanales  larg-as,  estrechas,  simples  y  con  lados 
casi  paralelos.  Cercos  como  en  la  Camhica,  cortos,  de  manera 


DE   HISTORIA   NATURAL.  115 

que  sobresalen  muy  poco  de  las  placas;  en  la  punta  son  cor- 
vos, simplemente  ganchudos. 

Extensión  de  las  alas:  15-19  mm. 

N.  fulviceps  es  muy  semejante  á  N.suhtiHs,  pero  se  disting-ue 
bastante  por  el  tamaño  y  por  la  forma  de  los  cercos.  De  N.  Cám- 
brica se  disting-ue  por  la  forma  del  pronoto  y  por  las  placas  sub- 
anales.  El  color  de  la  cabeza,  particularmente  si  comparamos 


«  5 

Extremidad  del  abdomen  de  la  N.ftilciceps  Kl.;  a,  por  debajo;  b,  (!e  lado. 

nuestro  ejemplar  con  el  g-rabado.  se  parece  mucho  al  de  la 
N.  lacustris  Pictet;  sin  embarg'o,  creo  que  el  Sr  Pictet  no  ha- 
bría olvidado  de  mencionar  la  mancha  neg'ra  de  la  frente,  de  la 
cual  no  habla.  Tampoco  conviene  con  nuestra  descripción  la 
forma  y  el  color  del  pronoto. 

Los  apéndices  g*enitales  que  dibuja  Morton  de  íY.  lacustris 
Pictet  son  naturalmente  diferentes  por  completo  de  los  de  nues- 
tra especie. 

Patria.  Madrid  (Sauz);  Madrid,  Octubre  (Bolívar);  Aranjuez, 
Junio  (Bolívar). 

Sobre  la  presencia  de  fragmentos  carbonosos,  bituminosos 
y  de  hulla  en  una  arcilla  de  Maro  (Málaga) 

POR 

D.  FEDERICX)  CHAVES  Y  PÉREZ  DEL  PULGAR. 

El  hallazg'o  de  partículas  de  hulla  y  frag-mentos  carbonosos  y 
bituminosos  entre  los  residuos  del  lavado  de  una  arcilla  de  Maro 


116  BOLETÍN    DE    LA    SOCIEDAD    ESPAÑOLA 

ha  llamado  especialmente  mi  atención.  Cierto  es  que  ítíM.  Bar- 
rois  y  Oífret,  en  su  Mémoire  sur  ¡a  constitution  géologiqíie  clu 
sud  de  VA  ndaloiisie,  de  la  Sierra  Tejeda  á  la  Sierra  Nevada,  deux . 
part.  Pétrog-rapliie,  1889,  mencionan  los  granulos  de  g-rafito  y 
las  abundantes  inchisiones  carbonosas  de  la  andalucita  en  las 
micacitas  de  andalucita  que  forman  en  g-ran  parte  la  masa 
rocosa  de  Vélez-Málag-a,  enumerando  también  el  carbono  entre 
los  elementos  petrog-ráficos  de  las  pizarras  de  cloritoide.  Yo  he 
observado  también  inclusiones  carbonosas  abundantes  en  los 
cristales  de  quiastolita  de  las  pizarras  de  las  Tierras  Nuevas  y 
otros  sitios  de  las  proximidades  de  -Maro  (1).  Pero  semejantes 
materiales  carbonosos  de  dimensiones  microscópicas  no  g-uar- 
dan  relación,  á  mi  juicio,  con  los  que  son  asunto  de  esta  nota. 
Creo,  pues,  útil  hacer  mención  del  referido  descubrimiento, 
que  si  bien  es  insig-nificante  por  lo  exig'uo  de  su  manifestación, 
ofrece  importancia  en  cuanto  á  las  consideraciones  á  que  se 
presta  en  lo  que  toca  á  la  g-eolog-ía  de  detalle  de  la  localidad,  la 
cual  constituye  tiempo  há  objeto  de  estudio  por  parte  mía. 

Conviene,  para  aclarar  mi  concepto,  recordar  que,  aparte  de 
los  g-neis  y  micacitas  y  de  la  caliza  dolomítica  cristalina,  los 
terrenos  de  Maro  señalados  en  conjunto  en  el  mapa  g-eológ-ico 
de  España  como  estrato-cristalino  superior,  no  me  han  propor- 
cionado sino  alg-unos  fósiles  marinos  del  mioceno  (2)  abundan- 
tes entre  la  playa  de  Burriana  y  el  Barranco  de  Maro,  y  una 
brecha  moderna  muy  coijsistente  con  Helix,  la  cual,  dicho  sea 
de  paso,  no  ha  sido  mencionada  en  mis  anteriores  trabajos. 

Hasta  ahora  nada  parece  abog-ar  por  la  existencia  probable 
del  carbonífero  en  Maro  y  Berja  y  sus  alrededores.  Sería,  por 
otra  parte,  aventurado  el  fundar  esa  sospecha  en  la  existencia 
in  situ  de  partículas  carbonosas  de  pequeñas  dimensiones, 
mezcladas  á  frag-mentos  calizos,  de  micacita,  cuarzo,  etc.,  in- 
terpuestos en  la  arcilla,  que  pueden  haber  sido  arrastrados 
desde  distancias  considerables. 

Yo  así  lo  juzg-o,  y  creo  de  interés  investig-ar  si  en  efecto,  ya 
sea  en  la  localidad,  ya  sea  más  lejos  al  Norte,  existen  capitas 
de  hulla  ó  carbones,  que  sin  duda  no  serán  abundantes,  pero 
sí  de  interés  g-eológ*ico  indudable. 

(1)  Chaves:  Acotas  mineralógicas.  (Anales  de  la  Soc.  esp.  de  Hist.  nat.,t  xsi  v,  18!i5.) 

(2)  Chaves:  Sobre  las  deformaciones  de  los  cristales  de  cuarzo  de  Maro,  etc.  (Anales 
de  la  Soc.  esp.  de  Hist.  nat.,  t.  sxvi,  1897.) 


DE   HISTORIA    NATURAL.  117 

Por  lo  demás,  las  propiedades  de  estos  frag'mentos  son  bas- 
tante diversas.  Unos  son  mates,  duros  y  coherentes,  y  se  po- 
nen incandescentes  á  la  llama  de  la  lámpara  de  alcohol,  dando 
humos  y  olor  bituminoso  y  sulfuroso;  éstos  dejan  un  residuo 
de  la  misma  forma  que  el  frag-mento  de  que  procede,  residuo 
también  coherente,  gñs  obscuro.  Parecen  ser  una  pizarra  bitu- 
minosa, por  cuanto  á  veces  ofrecen  superficies  planas.  Otros 
desprenden  g-ases  que  arden  con  llama  fulig-inosa  y  dan  me- 
nos residuos.  Y  por  último,  he  examinado  un  trozo  rodeado  de 
hulla  g'rasa,  perfectamente  caracterizada. 

Nuevos  hongos  de  España 


D.    BLAS  LÁZARO 

Con  g'usto  hubiese  aplazado  esta  comunicación  si  por  su 
contenido  no  tuviese  estrechas  relaciones  con  las  noticias  bio- 
gráficas referentes  al  limo.  Sr.  D.  Máximo  Lag-una  y  Villanue- 
va,  que  ha  de  leer  en  esta  sesión  D.  Primitivo  Artig-as. 

Pocos  días  antes  de  salir  para  Santa  Cruz  de  Múdela  el  señor 
Lag-una,  y  estando  tan  lejos  de  su  ánimo  como  del  mío  el  pen- 
samiento de  que  aquella  era  la  última  vez  que  nos  veíamos, 
tuvo  la  g-enerosidad  de  ofrecerme  las  plantas  criptóg-ainas  ce- 
lulares de  su  herbario,  única  colección  que  conservaba  en  su 
poder,  pues  sabido  es  que  las  plantas  vasculares  habían  sido 
entreg'adas  hace  ya  bastante  tiempo  á  la  Escuela  de  Ing-enie- 
ros  de  Montes,  de  El  Escorial. 

Aceptada  con  el  ag-rado  que  es  de  suponer  la  iniciativa  del 
ilustre  botánico,  á  quien  me  lig-an  tantos  motivos  de  ag-rade- 
cimiento,  dos  días  después  la  mencionada  colección  de  criptó- 
gamas  estaba  en  mi  poder;  y  si  desde  lueg-o  pensé  en  comu- 
nicar á  la  Sociedad  lo  que  de  notable  encontrase  en  ella,  creo 
que  debo  hacerlo  hoy  con  mayor  razón  ya  que  el  desg-raciado 
é  imprevisto  fin  de  D,  Máximo  ha  convertido  en  leg-ado  mor- 
tuorio áu  valioso  regíalo. 

Consiste  dicha  colección  en  unas  seiscientas  especies  de 
plantas  celulares,  casi  todas  determinadas  y  procedentes  en  su 
mayoría  de  cambios  con  otros  botánicos,  y  de  exicatas  de  diver- 
sos países  de  Europa  y  aun  algunas  del  Norte  América.  El  resto 


118  boletín  de  la  sociedad  española 

son  criptóg-amas  españolas,  recog-idas  casi  todas  por  el  propio 
Sr.  Lag'una,  y  que  si  no  muy  numerosas  en  especies,  hállanse, 
en  g-ran  parte,  representadas  por  bastante  número  de  ejempla- 
res. Proceden  en  su  mayoría  de  El  Escorial  y  localidades  próxi- 
mas, alg-unas  del  Norte,  de  Urbión  y  de  las  montañas  de  Nava- 
rra. De  las  demás  comarcas  españolas  apenas  si  hay  alg-ún  que 
otro  ejemplar. 

No  existe  representación  de  las  alg-as  en  la  colección  á  que 
me  refiero.  De  hongos  hay  bastantes,  especialmente  de  Uredi- 
náceos,  Erisifáceos,  Esferiáceos  y  Valsáceos.  De  liqúenes  está 
reg"ularmente  provista,  y  no  pocos  de  ellos  son  españoles.  De 
musg-os  hay  bastantes,  sobre  todo  de  Alemania. 

Aunque  apenas  he  tenido  tiempo  de  hacer  una  primera  re- 
visión del  conjunto  de  la  colección,  he  hallado  ya  alg-unos  da- 
tos de  interés  en  la  parte  recolectada  en  España,  datos  que 
merecen,  ciertamente,  ser  conocidos,  y  espero  que  el  estudio 
de  los  materiales  restantes  habrá  de  suministrarme  materia 
para  alg-una  otra  comunicación. 

Lo  más  interesante  hasta  ahora  es  la  parte  de  hongos,  en  la 
que  he  hallado  alg-unas  especies  que  creo  no  han  sido  nunca 
mencionadas  como  de  España,  aunque  D.  Máximo  los  tenía 
en  su  colección  desde  hace  más  de  veinte  años.  Hasta  ahora 
resultan  en  este  caso  los  sig-uientes: 

Leocarpus  vernicosus  Lk. — Esta  interesante  especie  de  hon- 
g-os  mixomicetos  fué  recogida  en  el  lug-ar  de  El  Escorial  que 
se  conoce  por  la  Herrería  en  Enero  de  1879  y  dice  de  ella:  «Veo 
por  primera  vez  este  hong-o  aquí,  y  no  sé  que  se  cite  en  Espa- 
ña. El  invierno  actual  muy  lluvioso  y  no  muy  frío.» 

Hydnum  auriscalpium  L. — Recog-ido  en  El  Escorial  en  Abril 
de  1875  y  determinado  como  tal  por  el  Sr.  Lag-una,  creo  que 
en  efecto  corresponde  á  dicha  especie. 

Cyathus  sericeus  Sch. — Recog'idos  también  en  el  lug-ar  de  la 
Herrería  en  compañía  del  Cyathus  Crucihulum  y  determinados 
con  duda  como  C.  striatiis.  Paréceme  indudable  que  no  corres- 
ponden á  esta  especie  sino  al  C.  sericeus  Sch,,  que  no  se  había 
citado  aún  en  nuestro  país. 

Exoascus  Pruni  Fue k.—l -Amblen  de  El  Escorial,  y  que  creo 
es  la  primera  vez  que  se  cita  en  España. 

ErysipheMartii  Zt^i;.— Menciónase  esta  especie  en  l2i  Enume- 
ración del  Sr.  Colmeiro,  citando  alg-una  localidad  portug'uesa  é 


DE    HISTORIA    NATURAL.  11^^ 

indicando  con  interrog'ante  que  acaso  se  encuentre  en  España, 
pero  sin  citar  ning-una  localidad  española.  El  Sr.  Lag-una  re- 
cog-iü  abundantes  ejemplares  de  hinojo  plag-ados  de  la  enfer- 
medad constituida  por  este  hong-o. 

Phyllactinia  guttata  Lev.  (Ph.  su/^iilia  Sacc] — También  este 
erisifáceo  fué  recogido  en  abundancia  en  El  Escorial  por  el  se- 
ñor Lag'una  (1874-77)  sobre  los  robles  y  avellanos. 

Lo  dicho  basta  para  justificar  la  conveniencia  de  publicar 
datos  tan  dig'iios  de  mención,  y  que  solo  por  la  verdadera  y 
excesiva  modestia  que  acompañaba  á  los  g-randes  méritos  del 
Sr.  Lag-una  habían  permanecido  inéditos  hasta  hoy. 

Determinación  del  bromo  en  las  aguas  minerales 


D.    JOSÉ    CASARES   Y    D.    ESTEBAN    SALAVERT. 

Alg-unas  ag'uas  minerales,  entre  ellas  las  de  Tona  (Cataluña) 
y  las  de  La  Toja  (Galicia),  contienen  el  bromo  en  notable  pro- 
porción. 

Hemos  estudiado  los  métodos  que  describen  Fresenius,  Tie- 
mann  y  Treadwell  para  la  determinación  cuantitativa  de  este 
elemento.  En  el  de, Fresenius,  que  describe  también  Tiemann^ 
después  de  haber  separado  el  yodo  se  añade  nitrato  de  plata: 
se  obtiene  asi  una  mezcla  de  cloruro  y  bromuro  arg-éntico. 
Para  determinar  en  esta  mezcla  la  cantidad  de  bromo  se  la 
pesa  primero  con  cuidado  y  después  se  separa  una  parte  que 
se  calienta  en  una  atmósfera  de  cloro.  Del  cambio  de  peso  se 
deduce  la  cantidad  de  bromo  buscada.  Este  método  es  larg-o  y 
de  una  ejecución  delicada. 

Treadwell  recomienda  el  procedimiento  de  Bunsen.  Después 
de  haber  separado  el  yodo  alcaliniza  el  líquido  con  bicarbo- 
nato sódico;  descompone  los  nitritos  y  determina  el  bromo  aña- 
diendo poco  á  poco  al  líquido  caliente  ag-ua  de  cloro  valorada, 
tomando  como  final  de  la  operación  el  momento  en  que  una 
g-ota  de  agua  de  cloro  no  colorea  el  líquido  en  amarillo.  En 
este  método  hemos  encontrado  dificultad  para  apreciar  el  final 
de  la  operación, y  le  modificamos  por  el  procedimiento  sig-uien- 
te,  que  no  hemos  visto  descrito  en  otras  obras. 

La  disolución  encontrada  de  los  bromuros  se  coloca  cu  un 


12()  BOLETÍN    DE   LA   SOCIEDAD    ESPAÑOLA 

frasquito  con  tapón  esmerilado,  se  acidula  con  ácido  sulfúrico, 
se  le  añade  una  pequeña  cantidad  de  cloroformo  ó  sulfuro  de 
carbono,  y  en  seg-uida,  g-ota  á  gota,  ag-ua  de  cloro  agitando  á 
cada  nueva  adición.  Al  descomponerse  los  bromuros  por  el 
ag'ua  de  cloro  se  tiñe  en  amarillo  el  cloroformo  y  este  color  va 
aumentando  en  intensidad  á  cada  nueva  g-ota  mientras  haya 
bromuro  por  descomponer.  Cuando  se  observa  que  el  color  va 
no  aumenta  sensiblemente,  se  decanta  el  líquido  acuoso  á  otro 
frasquito,  se  le  añade  nueva  cantidad  de  cloroformo  y  unas  g-o- 
tas  más  de  ag-ua  de  cloro  para  aseg-urarse  que  la  descomposi- 
ción ha  sido  completa.  Si  el  cloroformo  se  colorea  todavía  se 
repite  esta  manipulación  otra  vez,  ó  las  que  fueren  necesarias. 
Cuando  el  cloroformo  quede  incoloro  por  la  adición  de  una  g-ota 
de  ag-ua  de  cloro,  la  descomposición  es  completa.  Debe  evitar- 
se añadir  exceso  de  ag-ua  de  cloro.  Reúnanse  entonces  sobre 
un  filtro,  previamente  humedecido,  todas  las  porciones  de  clo- 
roformo coloreado  y  lávense  hasta  que  las  ag-uas  de  loción  no 
conteng-an  cloro,  de  lo  cual  nos  aseg-urareraos  por  medio  del 
papel  yodo-almidonado.  Se  trasvasa  el  cloroformo  que  tiene  di- 
suelto todo  el  bromo  á  un  frasquito  y  se  le  añade  un  exceso  de 
una  disolución  de  yoduro  potásico.  Así  como  el  cloro  descom- 
pone los  bromuros,  de  la  misma  manera  el  bromo  pone  en  li- 
bertad una  cantidad  equivalente  de  yodo.  Este  tiñe  el  clorofor- 
mo de  un  color  rosado.  Añadiendo  ahora  una  pequeña  canti- 
dad de  bicarbonato  sódico  para  neutralizar  el  poco  ácido  que 
pudiera  existir,  se  determina  el  yodo  por  medio  de  una  disolu- 
ción valorada  de  hiposulfito  sódico,  fundándose  en  la  decolo- 
ración del  cloroformo. 

Conocida  ya  la  cantidad  de  yodo  determinada  de  esta  mane- 
ra, se  puede  deducir  fácilmente  la  equivalente  de  bromo  que 
había  en  la  disolución. 

Los  resultados  obtenidos  operando  con  cantidades  conocidas 
de  bromuro  potásico  nos  han  dado  errores  que  fluctúan  entre 
un  milig-ramo  y  una  décima  de  miligramo  de  menos;  errores 
más  pequeños  que  los  producidos  operando  con  el  método  de 
Bunsen. 

Más  adelante  comunicaremos  á  la  Sociedad  los  resultados 
obtenidos  aplicando  nuestro  método  á  distintas  ag-uas  mine- 
rales. 


BOLETÍN 


SOCIEDAD  ESPAÑOLA  DE  HISTORIA  NATURAL 


Sesión  del  5  de  Marzo  de  1902. 

PRESIDENCIA    DE    DON    FEDERICO    OLÓRIZ. 

El  Secretario  leyó  el  acta  de  la  sesión  anterior,  la  cual  fué 
aprobada. 

Correspondencia. — Se  dio  cuenta  de  las  comunicaciones  si- 
-g'uientes: 

De  la  Sociedad  Entomológ'ica  de  Ontario,  aceptando  el  cam- 
bio de  publicaciones. 

De  la  Sociedad  Cordobesa  de  Excursiones,  enviando  su  re- 
g'lamento  y  ofreciéndose  á  la  nuestra  en  atento  oficio. 

De  D.  Antonio  Eleicej^-ui  López,  aceptando  la  representación 
de  la  Sociedad  en  Santiag'o  de  Galicia,  por  lo  cual  se  acordó 
consig-nar  en  acta  la  g-ratitud  á  que  se  hacía  acreedor  por  tan 
estimables  servicios. 

Del  Museo  Nacional  de  Costa  Rica,  el  cual  pasa  á  formar 
parte  del  Instituto  Físico-g'eog-ráfico,  y  rog-ando  continúen  co- 
mo hasta  aquí  las  relaciones  de  cambio  con  nuestra  Sociedad. 

Del  Profesor  M.  Stanislas  Meunier,  de  París,  aceptando  la 
representación  oficial  de  nuestra  Sjciedad,  que  le  fué  pro- 
puesta en  el  jubileo  de  M.  Albert  Gaudry, 

Presentaciones.  —  Se  hicieron  seis  nuevas  presentaciones  de 
Socios,  la  del  Instituto  g-eneral  y  técnico  de  Valencia,  presen- 
tado por  nuestro  consocio  y  Secretario  de  aquel  Centro  D.  Emi- 
lio Ribera  y  la  de  la  casa  Fortanet  en  la  que  se  imprimen 
nuestras  publicaciones. 

Comunicaciones  verbales  y  notas  breves.— El  Sr.  Presidente  propu- 

T.  II. -Marzo,  1902.  9 


122  boletín    de    la    SOCIEDAD   ESPAÑOLA 

SO,  y  así  fué  acordado,  constase  en  acta  la  satisfacción  de  la- 
Sociedad  por  haber  obtenido  los  hermanos  Ramón  y  Cajal,.. 
nuestros  consocios,  la  distinción  de  merecer  el  premio  Martí- 
nez Molina,  que  les  lía  sido  concedido  por  la  Real  Academia  de 
Medicina  en  condiciones  excepcionales  y  altamente  hono- 
ríficas. 

— El  Secretario  dio  cuenta  de  los  acuerdos  tomados  por  la 
Junta  Directiva  aceptando  el  cambio  de  publicaciones  con  la 
Sociedad  entomológ-ica  de  Ontario,  con  la  Academia  de  Cien- 
cias de  Davenport  de  lowa,  el  Instituto  Médico-farmacéutico 
de  Barcelona  y  la  Universidad  de  Sassari  en  Italia, 

— El  Secretarlo  leyó  á  continuación  la  sig-uiente  «Nota  pro- 
poniendo que  se  distribuya  en  dos  cursos  la  enseñanza  en  los 
Institutos  de  la  Historia  natural»,  remitida  por  D.  Emilio  Ri- 
bera, de  Valencia,  la  cual  quedó  sobre  la  mesa  para  que  los 
Srés.  Socios  la  estudiasen  más  despacio  é  hiciesen  sobre  ella 
en  otra  sesión  las  observaciones  que  creyeran  oportunas. 

«En  buena  práctica  pedag-óg-ica,  seg-uida  en  casi  todos  los 
países,  se  enseñan  las  ciencias  durante  varios  cursos,  á  fin  de 
que,  recibidas  en  dosis  sucesivas,  puedan  irse  g-rabando  más 
fácilmente  en  los  cerebros  de  los  alumnos  las  ideas  y  asimilan- 
do los  conceptos.  Y  se  reputa  esto  más  necesario  tratándose  de 
jóvenes  discípulos  que  por  vez  primera  saludan  la  ciencia  en 
que  se  les  quiere  instruir.  Pero  si  además  ésta  es  de  las  que 
exig-en  método  objetivo  para  su  enseñanza  y  desarrollo  del 
espíritu  de  observación  como  base  para  que  produzca  los  fines 
perseg-uidos,  entonces  las  necesidades  de  la  enseñanza  por 
fracciones  sucesivas  se  eleva  á  imperiosa  exig-encia.  La  Histo- 
ria natural  se  encuentra  indudablemente  en  este  caso,  y  fuera 
ofender  á  mis  ilustrados  consocios  el  insistir  un  punto  más  so- 
bre ello. 

»Vienen  en  España  desde  hace  algún  tiempo  preocupán- 
dose los  leg"isladores  de  satisfacer  á  la  división  en  cursos  de 
cada  disciplina  docente,  y  en  el  vig-ente  plan  para  la  segunda 
enseñanza  (R.  D.  de  17  de  Ag-osto  de  1901),  se  establece  así  ya 
en  punto  á  las  leng'uas,  la  Geografía,  la  Historia,  las  Matemá- 
ticas y  hasta  la  Filosofía.  Casi  únicamente  la  Historia  natural 
queda  exceptuada  de  tan  saludable  método,  la  cual  se  dispone 
sea  explicada  en  un  solo  curso  con  nueve  lecciones  semana- 
les, seis  de  Historia  natural  propiamente  dicha  y  tres  más  para 


DE    HISTORIA   NATURAL.  1-23 

lo  que  se  llama  Fisiología  é  Hig-iene,  parte  de  la  ciencia  natu- 
ral la  primera,  y  estudio  de  la  acción  sobre  el  hombre  de  los 
ag-entes  naturales  la  seg-unda. 

»Es  completamente  imposible  que  los  jóvenes,  casi  niños 
aún,  que  cursan  la  enseñanza  secundaria  en  nuestro  país,  asi- 
milen debidamente  lo  que  van  á  oir  por  primera  vez  sobre  la 
naturaleza,  ni  menos  eduquen  su  espíritu  con  las  lecciones  que 
la  observación  de  ésta  hubiera  de  darles;  ni  es  dado  se  formen 
idea  cabal,  mediante  el  debido  estudio  práctico,  de  los  seres  que 
les  rodean  y  de  sus  aplicaciones  j)ara  la  vida  humana  indivi- 
dual ó  colectiva,  si  se  ha  de  hacer  desfilar  ante  sus  ojos  todo 
esto  con  la  fatig-a  abrumadora  y  precipitada  de  dos  lecciones  un 
día  y  una  al  sig'uiente  en  ciclo  repetido  durante  ocho  meses 
sucesivos. 

»Fundado  en  estas  consideraciones  me  atrevo  á  solicitar  de  la 
Sociedad  española  de  Historia  natural  que,  dando  una  prueba 
más  del  celo  con  que  cuida  de  la  difusión  de  la  hermosa  cien- 
que  profesa,  eleve  al  Excmo.  Sr.  Ministro  de  Instrucción  pú- 
blica una  representación  que,  por  ser  suya,  resultará  autori- 
zadísima pidiendo: 

»Que  la  enseñanza  de  la  Historia  natural  con  la  Fisiología  é 
Hig"iene  en  los  Institutos  se  curse  en  los  años  5.°  y  6.°,  bien 
pasando  al  5.°  la  Fisiolog-ía  é  Hig'iene  (alterna)  y  dejando  para 
el  6.°  la  Historia  natural  (diaria),  bien  dividiendo  la  Historia 
natural  propiamente  dicha  en  dos  cursos,  análog-amente  á 
como  lo  está  en  Facultad,  uno  de  lección  alterna  en  5.°  año 
para  principios  g-enerales,  Geolog-ía  con  Mineralogía  y  Botáni- 
ca, y  otro  en  6.°  año  para  Zoología,  que  con  la  Fisiología  é  Hi- 
giene prodían  formar  uno  de  lección  diaria;  tal  vez  esta  se- 
gunda solución  fuera  la  preferible. 

»Ninguna  de  ambas  reformas  es  quizás  bastante  para  satisfa- 
cer á  las  necesidades  de  la  enseñanza  de  nuestra  ciencia;  pero 
como  se  trata  de  no  alterar  el  plan  general  á  que  obedece  el 
vigente,  limito  mi  petición  á  lo  que  consig-nado  queda. 

»Lo  propuesto  no  perturba  el  plan  vigente  cuanto  á  distribu- 
ción dentro  de  él  de  las  materias  que  abarca;  antes  mejora  esta 
distribución,  pues  si  en  el  5.°  año  de  los  estudios  generales 
aumenta  una  lección  alterna,  resultando  un  total  de  cuatro 
diarias,  deja  en  cambio  para  el  6.°  solo  tres  diarias  y  una  alter- 
na, aligerando  así  algo  el  trabajo  á  los  que  en  el  último  año 


124  boletín    de   la    SOCIEDAD    ESPAÑOLA 

tienen  que  repasar  todas  las  asig-naturas  para  el  g-rado,  tér- 
mino final  del  bachillerato.  Análog-amente  mejora  la  distribu- 
bución  de  los  estudios  elementales  para  el  mag-isterio,  entre 
cuyos  cursos  2°  y  3.°  deberían  darse  las  nuevas  asig-naturas, 
en  vez  de  fig-urar  solo  en  el  3.°;  y  lo  propio  resultaría  para  es- 
tudios elementales  de  Ag-ricultura,  en  cuyos  cursos  2.°  y  3." 
también  habría  de  darse  la  Historia  natural  según  lo  propues- 
to, con  la  ventaja  aquí  de  que  cursarían  estos  alumnos  Fisio- 
log-ía  é  Hig-iene,  sin  las  que  no  se  concibe  cómo  van  á  ser 
ag-rónomos  sólidamente  instruidos,  á.  la  vez  que  preparados 
para  emprender  estudios  superiores  de  Ag-ricultura;  para  esto 
se  les  venía  exig-iendo,  seg-ún  el  plan  anterior  al  vig-ente,  la 
Historia  natural  con  Fisiolog-ía  é  Hig-iene. 

»Si  la  Sociedad  española  de  Historia  natural  se  dig-na 
tomar  en  consideración  lo  que  propong-o,  aceptándolo  ó  mejo- 
rándolo, se  log-rará,  sin  duda,  una  reforma  ventajosa  para 
la  enseñanza  de  la  ciencia  objeto  de  nuestros  afanes,  y 
me  consideraré  afortunado  por  haber  procurado  contribuir  á 
ello.» 

— El  Secretario  dio  lectura  de  una  nota  remitida  por  don 
Eduardo  H.  Pacheco,  de  Córdoba,  Sobre  la  existencia  de  fenó- 
menos glaciares  en  el  Norte  de  Extremadura. 

— El  Sr.  Bolívar  presentó  un  trabajo  del  Dr.  Eurico  Canna- 
viello,  de  Ñapóles,  intitulado  Contridución  al  estudio  de  los  Mi- 
crol  ejñdóp  teros  de  la  Italia  meridional ,  y  otro  de  D.  Cipriano 
Ag-uilar,  de  Calatayud,  sobre  el  Mioceno  lacustre. 

— También  el  Sr.  Dusmet  y  Alonso  entreg-ó  y  dio  cuenta  en 
extracto  de  un  trabajo  de  D.  Jorge  Schramm,  que  versa  sobre 
Batos  yara  el  conocimiento  de  la  fauna  himenopterológica  de  Es 
paña  y  de  wcíQí^  Noticias  de  lo  publicado  en  1901  sobre  Entomolo- 
gia  de  España,  de  que  es  autor  el  mismo  Sr.  Dusmet. 

— El  Sr.  Lázaro  presentó  una  nota  de  D.  Joaquín  Más  y  Guin- 
dal referente  á  Una  excursión  botánica  al  Pico  de  Ocejón,  y  dio 
noticias  sobre  Hongos  nuews  de  España  de  la  colección  del  señor 
Laguna  y  de  otros  también  españoles  que  no  pertenecen  á  esta 
colección,  presentando  ejemplares. 

— El  Sr.  Reyes  Prosper  (D.  Eduardo)  leyó  una  Nota  de  Histo- 
logía regetal,  y  el  Sr.  Font  y  Sagué  otras  dos  tituladas  Nota  so- 
bre el  carbónico  del  Valle  de  Camprodón  (Pirineos  catalanes)  y 
Rocas  eruptivas  del  Valle  de  Camprodón. 


DE  HISTORIA   NATURAL.  125 

—  El  Sr.  Bolívar  presentó  una  breve  Nota  sobre  Pérlidos  de 
España. 

— El  Sr.  Cerezo  presentó  varios  ejemplares  de  minerales  ob- 
tenidos artificialmente  por  D.  César  Sobrado  Maestro,  leyendo 
una  nota  referente  á  ellos  de  este  último  señor;  los  ejemplares 
fueron  examinados  por  los  Sres.  Socios  con  g'ran  satisfacción, 
y  la  nota  pasó  á  la  Comisión  de  publicación  para  su  inserción 
en  el  Boletín. 

— Mostró  el  Sr.  Cabrera  Latorre  una  lámina  referente  á  una 
especie  de  quiróptero,  descripta  por  él  recientemente  con  el 
nombre  de  Vespertilio  Espadcp,  y  que  ya  estaba  fig-urada  en  una 
lámina  inédita  en  la  que  lleva  el  nombre  de  Vesperus  Petersi 
Esp.;  presentó  también  la  descripción  del  Herpestes  Ahuodova- 
ri,  nueva  especie  traída  por  el  Sr.  Martínez  de  la  Escalera  de 
su  viaje  al  Muni,  y  que  dedica  al  Sr.  Duque  de  Almodóvar 
como  prueba  de  ag-radecimiento  por  haber  ag-reg'ado  un  natu- 
ralista á  la  Comisión  de  límites  del  Golfo  de  Guinea. 

— El  Sr.  Calderón  dijo  que,  entresacando  lo  verosímil  de  va- 
rios relatos  más  ó  menos  fantásticos  que  han  visto  la  luz  pú- 
blica en  los  periódicos  de  los  días  pasados,  se  puede  inferir  que 
el  sábado  1.°  de  Febrero  último,  á  las  dos  de  la  tarde,  se  sintió 
la  explosión  de  un  bólido  en  el  término  de  Guadalcanal,  pro- 
vincia de  Sevilla,  sin  que  hasta  ahora  se  teng-a  noticia  de  ha- 
ber sido  recog-idos  frag-mentos  del  meteorito.  También  el  día  19 
del  mismo  mes,  á  las  once  de  la  noche,  estalló  otro  bólido  en 
Arag-ón,  produciéndose  una  estela  luminosa,  que  fué  presen- 
ciada en  Castellón,  en  dirección  NE.,  á  la  que  sig'uió  fuerte 
explosión. 

El  Sr.  Bolívar  leyó  con  este  motivo  una  carta  del  médico 
de  Granja  de  Torrehermosa,  D.  Francisco  Cano,  que  por  mu- 
chos años  fué  consocio  nuestro  y  al  que  se  había  dirigñdo  en 
vista  de  los  sueltos  publicados  por  varios  periódicos  refiriendo 
detalles  de  la  caída  de  un  meteorito  en  aquella  población,  dis- 
puesto á  que  un  conservador  del  Museo  saliese  inmediatamen- 
te en  su  busca  si  se  confirmaban  aquellos  datos;  en  dicha  carta 
el  Sr.  Cano  describe  el  fenómeno  diciendo  que  hacia  las  dos  de 
la  tarde  del  1."  de  Febrero  se  produjo  un  ruido  de  trepida- 
ción, que  las  personas  que  estaban  en  el  campo  lo  comparan 
al  que  podrían  producir  tres  truenos  prolongados,  pero  sin  que 
se  observara  mang-a  de  fuego  ni  g-lobo  alg'uno  luminoso,  ni 


126  boletín    de   la    SOCIEDAD    ESPAÑOLA 

mucho  menos  presenciara  nadie  la  caída  de  frag-mentos,  como 
aseguraron  alg"unos  periódicos.  Tampoco  han  dado  resultado 
alguno  las  g-estiones  que  oficialmente  hizo  con  el  apoyo  del 
Sr.  Subsecretario  del  Ministerio  de  Instrucción  Pública  3'  Bellas 
Artes,  para  que  por  los  Gobernadores  de  las  provincias  en  que 
se  observó  el  fenómeno  se  procurase  recog-er  frag-mentos  ú  ob- 
servaciones sobre  el  fenómeno  de  referencia. 

— Indicó  también  el  Sr.  Calderón  que  en  los  últimos  Comptes 
rendus  de  la  Academia  de  Ciencias  de  París,  núm.  8  (24  de 
Febrero  de  1902),  aparece  una  nota  de  M.  Rene  Nickles  /S'oíí'í? 
la  existencia  de  fenómenos  de  recubrimiento  en  ¡a  zona  síibhética, 
trabajo  imposible  de  extractar  por  la  forma  concisa  en  que  és- 
tos aparecen  en  aquella  importantísima  y  clásica  publicación, 
pero  cuyo  solo  enunciado  bastará  para  que  comprendan  su 
índole  las  personas  que  por  estos  estudios  se  interesan,  y  cuya 
importancia  queda  abonada  con  el  nombre  de  su  autor,  tan 
justamente  afamado  por  sus  investig-aciones  sobre  la  zona  me- 
diterránea de  nuestra  Península. 

También  es  dig'no  de  especial  mención  el  trabajo  de  J.  Lam- 
bert  Description  des  EcJmiides  fossiles  de  la])romnce  de  Barcelo- 
ne,  con  cuatro  láminas,  inserto  en  el  tomo  ix  de  las  Memorias 
de  Paleontología  de  la  Sociedad  Geológica  de  Francia,  que 
acaba  de  aparecer. 

Secciones. — La  de  Sevilla  celebró  sesión  el  12  de  Febrero 
de  1902,  bajo  la  presidencia  de  D.  Manuel  de  Paúl. 

Se  hizo  una  nueva  propuesta  de  Socio. 

— El  Sr.  Chaves  presentó  un  hueso  fósil  encontrado  en  una 
brecha  muy  fosilífera  que  forma  una  masa  de  consideración 
al  SO.  del  Pabellón  de  las  Mercedes,  en  Maro,  provincia  de  Má- 
laga, y  dijo  que  este  fósil  fué  recogido  por  su  difunto  y  queri- 
do hermano  D.  Rafael  de  Chaves  y  Pérez  del  Pulgar  hace  años, 
y  que  por  él  fueron  unidos  los  diferentes  trozos  en  que  hubo 
de  frag-mentarse  al  extraerlo  de  la  roca  consistente  en  que  se 
hallaba  empastado.  En  un  principio  supuso  el  Sr.  Chaves  que 
dicho  fósil  era  una  costilla  de  un  balénido;  mas  una  indica- 
ción hecha  días  há  por  el  Sr.  Miquel  le  decidió  á  mostrarlo  á 
los  señores  consocios  para  conocer  su  opinión.  Mide  unos  4S 
centímetros  de  longitud  y  está  perfectamente  fosilizado. 

El  Sr.  Miquel  manifestó  que  el  fósil  en  cuestión  era  proba- 


DE    HISTORIA   NATURAL.  127 

blemente  una  de  las  defensas  de  una  morsa,  pero  que  sería 
conveniente,  antes  de  decidir  sobre  su  clasificación,  el  tallar 
una  preparación  que  permitiese  estudiar  su  estructura  micros- 
cópica, 

— El  Sr.  Medina  envió  noticias  de  un  interesante  trabajo  del 
Dr.  Reg'uault  sobre  los  factores  que  inñuyen  en  la  talla  hu- 
mana. 

La  Sección  de  Zaragoza  celebró  sesión  el  26  de  Febrero  de 
1902,  bajo  la  presidencia  de  D.  Hilarión  Jimeno. 

A  propuesta  del  Sr.  Presidente  se  acordó  por  unanimidad 
hacer  constar  en  el  acta  la  satisfacción  con  que  se  sabía  que  la 
Real  Academia  de  Medicina  de  Madrid  había  concedido  el  pre- 
mio Martínez  Molina  á  los  Sres.  Ramón  y  Cajal  (D.  Santiago  y 
D.  Pedro),  expresidente  el  primero  y  Socio  honorario  de  la 
Sociedad  española  de  Historia  natural  y  Vicepresidente  el 
seg'undo  de  esta  Sección. 

— El  Sr.  Ramón  y  Cajal  (D.  Pedro)  leyó  una  nota  intitulada 
Álffunas refecciones  sobre  la  doctrina  de  la  evolución  orgánica  de 
los  corpúsculos  iñramidales  del  cerebro. 


Notas  y  comunicaciones. 


Sobre  la  existencia  de  fenómenos  glaciares 
en  el  Norte  de  Extremadura 


D.  EDUARDO  HERNÁNDEZ  PACHECO. 

Con  objeto  de  aportar  datos  al  interesante  estudio  del  fenó- 
meno del  g'laciarismo  en  la  Península,  voy  á  exponer  alg'unas 
observaciones  que  he  verificado  en  la  porción  de  la  cordillera 
Carpetana  que  forma  el  extremo  Norte  de  Extremadura  y  que 
separa  á  esta  reg'ión  de  la  provincia  de  Salamanca;  observa- 
ciones que  estimo  no  desprovistas  de  interés,  no  tan  solo  por 
ofrecerlo  siempre  todas  las  que  se  refieren  á  la  época  gdaciar, 
sino  también  por  presentar  las  formaciones  de  que  voy  á  ocu- 
parme caracteres  especiales  que  las  diferencian  en  cierto 
modo  de  sus  análogas  de  otras  zonas  de  la  misma  cordillera, 


128  boletín    de   la   SOCIEDAD   ESPAÑOLA 

tales  como  las  ya  conocidas  de  Torrelodones  y  otras  localida- 
des de  la  provincia  de  Madrid. 

Los  g-laciares  cuaternarios  de  la  sierra  de  Hervás,  que  son 
los  que  motivan  estos  apuntes^  no  han  sido  objeto  de  ning-ún 
estudio,  que  yo  sepa,  á  no  ser  un  lig-ero  trabajo  con  carácter 
de  divulg-ación  científica  que  publiqué  en  la  lievisia  de  Extre- 
madura, en  el  número  correspondiente  al  mes  de  Mayo  de 
1899,  poco  tiempo  después  de  haber  observado  las  morrena^: 
terminales  y  demás  restos  detríticos  que  los  hielos  cuaterna- 
rios depositaron  en  las  zonas  bajas  de  la  sierra  mencionada. 

Los  restos  rocosos  que  constituyen  estas  morrenas  ocupan 
en  las  montañas  septentrionales  de  la  provincia  de  Cáceres 
una  zona  muy  extensa,  radicando  los  por  mí  observados  en  el 
extremo  Noroeste  del  partido  de  Hervás  y  extendiéndose  desde 
Casas  del  Monte  hasta  Hervás,  en  una  zona  que  calculo  en 
unos  12  kilómetros,  sig-uiendo  el  trazado  de  la  vía  férrea  de 
Plasencia  á  Salamanca,  camino  que  corta  buen  número  de 
acumulaciones  de  cantos  g-raníticos  de  todos  tamaños  entre- 
mezclados con  arenas  y  arcillas.  Estos  montículos,  observados 
con  detenimiento,  no  pueden  menos  á  nuestro  juicio  de  inter- 
pretarse como  g-randes  morrenas  terminales  formadas  con  los 
materiales  rocosos  desgajados  por  poderosos  g-laciares  que 
descendieron  de  las  elevadas  sierras  de  Béjar  y  de  Hervás,  y 
acumulados  al  liquidarse  los  hielos  en  la  abertura  del  valle  en 
anfiteatro  que  forman  las  dos  altas  sierras  mencionadas. 

Antes  de  entrar  á  describir  tales  formaciones  conviene  decir 
dos  palabras  respecto  á  la  disposición  y  constitución  geológica 
de  la  zona  de  que  trato. 

La  terminación  de  la  sierra  de  Gredos  hacia  Poniente  se  ve- 
rifica por  dos  bifurcaciones:  una  la  sierra  de  Béjar,  que  se 
extiende  con  una  dirección  general  poco  apartada  de  la  de 
Este  á  Oeste;  otra  la  sierra  de  Hervás,  que  avanza  de  Noroeste 
á  Suroeste;  en  el  punto  de  bifurcación  de  las  dos  se  halla  si- 
tuado el  pico  Calvitero,  con  elevación  de  2.401  m.,  alzándose 
las  cimas  principales  de  dichas  dos  bifurcaciones  á  altitudes 
también  considerables.  Estas  dos  sierras  limitan  un  gran  valle 
en  forma  de  herradura,  abierto  al  OSO.,  por  el  cual  desciende 
el  Ambroz  y  otros  riachuelos  que  con  él  se  unen,  y  juntos  van 
á  desembocar  en  el  Alag-ón,  afluente  importante  del  Tajo.  En 
cuanto  á  la  constitución  litológica  de  la  región,  es  de  una 


DE    HISTORIA   NATURAL.  12» 

gran  uniformidad  y  monotonía,  estando  toda  ella  consti- 
tuida por  granitos  con  diversidad  de  estructuras,  atravesados- 
por  venas  de  pórfidos,  frecuentemente  cnarcíferos,  y  de  otras 
rocas  eruptivas,  salvo  un  manchoncillo  g-neísico  que  aflora  en 
la  sierra  de  Hervás;  las  pizarras  cristalinas  y  las  rocas  franca- 
mente sedimentarias  faltan  allí  por  completo. 

Las  cumbres  que  circundan  este  valle,  coronadas  de  nieve 
gran  parte  del  año,  serían  las  que  en  la  época  g-laciar  alimen- 
tarían con  sus  nieves  perpetuas  á  los  g-laciares  que  descen- 
diendo por  las  laderas  á  lo  larg-o,  con  gran  probabilidad,  de  los 
cauces  de  los  torrentosos  riachuelos  actuales,  como  el  Ambroz 
y  sus  afluentes,  depositarían  á  la  salida  del  valle  la  carg-a  de- 
trítica arrancada  de  las  alturas;  ríos  de  hielo  que  limando 
lentamente  la  montaña,  ahondando  paulatinamente  el  valle  y 
probablemente  frag-uando  el  cauce  de  los  arroyos  que  en  la 
actualidad  descienden  por  sus  costados,  habrán  contribuido 
en  no  pequeña  escala  á  dar  á  este  rincón  de  Extremadura  su 
config-uración  actual. 

Están  dispuestas  las  morrenas  de  las  cercanías  de  Hervás. 
como  queda  dicho,  á  lo  larg'o  de  la  vía  férrea  que  cruza  estos 
parajes,  la  cual  corta  á  varias  de  ellas.  Consisten  en  torron- 
teros, por  lo  g'eneral  alarg'ados,  de  cantos  g-raníticos  de  muy 
variables  tamaños,  desde  masas  de  varias  toneladas  de  peso 
hasta  diminutos  g-ranos  de  arena,  cantos  mezclados  caótica- 
mente y  de  superficies  más  ó  menos  redondeadas;  claro  es  que 
teniendo  en  cuenta  la  constitución  esencialmente  g-ranítica  de 
las  sierras  de  Hervás  y  Béjar,  y  sobre  todo  en  las  vertientes 
que  miran  al  primero  de  estos  dos  pueblos,  se  comprende  fá- 
cilmente por  qué  las  piedras  que  componen  estos  montículos 
son,  salvo  alg-una  excepción,  únicamente  de  g-ranito. 

La  composición  litológ-ica  de  las  piedras  de  tales  acumula- 
ciones, y  sobre  todo  el  carácter  especial  del  g-ranito,  hace  que 
no  sea  fácil  encontrar  cantos  con  las  estrías  características  que 
muestran  frecuentemente  los  acarreados  por  los  glaciares;  sin 
embarg"o,  rebuscando  pacientemente  se  perciben  estas  señales 
en  alg-unos  ejemplares,  aunque  no  de  un  modo  tan  claro  coma 
si  la  roca  fuese  de  otra  naturaleza  y  que  no  dejase  lug-ar  á 
duda.  A  pesar  de  esto  y  del  detenido  examen  de  dichas  forma- 
ciones se  deduce  que  reconocen  un  orig-en  glaciar,  pues  desde 
luego  salta  á  la  vista  la  imposibilidad  de  que  sean  acarreos 


130  boletín  de  la  sociedad  española 

fluviales,  teniendo  en  cuenta  el  g-ran  tamaño  de  alg'unas  de 
las  piedras;  tampoco  se  trata  de  un  fenómeno  de  desag-reg-a- 
ción  del  granito  por  la  acción  de  la  intemperie,  pues  las  acu- 
mulaciones de  g-randes  cantos  g-raníticos  debidos  á  esta  causa, 
y  que  comunmente  se  observan  al  lado  de  los  referidos,  ofre- 
cen aspectos  completamente  diferentes;  ni  creo  que  se  esté  en 
el  caso  de  un  fenómeno  análogo  al  fotografiado  y  descrito  por 
el  Sr.  Macplierson  en  la  Venta  de  los  Mosquitos,  cerca  de  San 
Ildefonso,  es  decir,  de  una  desagreg*ación  in  situ  de  la  roca 
g-ranítica,  fenómeno  frecuente  también  en  alg'unas  localidades 
cacereñas,  aunque  con  otro  aspecto,  como,  por  ejemplo,  entre 
Mmoharín  y  Miajadas.  En  los  cortes  del  terreno  se  observa  en 
la  sierra  de  Guadarrama  la  transición  del  granito  arenáceo 
y  descompuesto,  al  coherente,  y  no  alterado  infrayacente,  cosa 
que  no  acontece  en  el  Norte  de  Extremadura. 

Creo,  por  consig'uiente,  que  deben  considerarse  las  forma- 
ciones de  los  alrededores  de  Hervás  de  que  estoy  tratando,  como 
morrenas  terminales  depositadas  por  los  glaciares  cuaterna- 
rios. Acarreos  que  ofrecen,  como  decía  al  principio,  un  aspecto 
«n  cierto  modo  algo  diferente  de  los  de  la  misma  cordillera  en 
la  provincia  de  Madrid;  éstos,  tomando  como  ejemplo  los  que 
próximos  al  túnel  de  Torrelodones  corta  la  vía  férrea  del  Norte, 
^stán  constituidos  análogamente  á  los  extremeños  por  g-ran- 
des aglomeraciones  de  masas  de  arena,  g-ravas  y  g'ruesos  can- 
tos graníticos  en  revuelta  confusión;  pero  observándose  una 
cierta  disposición,  según  la  cual  los  cantos  graníticos  yacen 
con  sus  ejes  mayores  horizontales,  es  decir,  como  se  depositan 
las  piedras  en  el  fondo  de  las  aguas  «faltando  en  cierta  ma- 
nera las  morrenas  terminales,  á  causa  de  verter  los  glaciares 
del  Guadarrama  en  las  lagunas,  que,  como  débil  resto  de  los 
lagos  terciarios,  llegaban  hasta  las  estribaciones  de  la  sierra; 
cosa  análoga  á  lo  que  sucedería  con  los  glaciares  de  sierra 
Nevada,  que  depositarían  su  carga  detrítica  en  la  inmensa 
laguna  de  la  Vega»,  según  expone  el  Sr.  Macpherson  en  su 
último  trabajo  Ensayo  evolutivo  de  la  Peninsiila  ibérica.  Los 
restos  del  glaciarismo  en  los  alrededores  de  Hervás  ofrecen 
más  marcado  el  aspecto  de  ias  morrenas  terminales  que  los 
madrileños,  á  causa  sin  duda  de  que  vertieron  su  carg*a  de- 
trítica directamente  sobre  el  terreno,  y  no  en  lagunas,  restos 
de  los  lagos  de  la  época  anterior,  que  es  verosímil  no  llegarían 


DE    HISTORIA    NATURAL.  131 

á  estos  sitios,  á  juzg-ar  por  la  falta  de  aluviones  y  de  depósitos 
terciarios  en  la  parte  alta  de  la  cuenca  del  Alag-ón. 

A  más  de  estos  torronteros,  interpretados  como  queda  dicho 
por  restos  de  morrenas,  se  percibo  una  tierra  arcillosa,  quizás 
la  arcilla  de  g-laciar,  de  color  amarillento,  salpicada  de  grani- 
llos cuarzosos  y  hojuelas  de  mica,  formando  el  suelo  de  las 
alamedas  que  hay  á  la  entrada  de  Hervás,  cubriendo  con  su 
manto  la  roca  g-ranítica  subyacente. 

Tales  son  las  observaciones  recogidas  en  el  Norte  de  Extre- 
madura sobre  el  problema  enunciado,  que  he  creído  deber  con- 
sig-nar  por  si  se  juzg-an  de  alg-ún  interés. 

Nota  sobre  la  iconografía  del  «Vespertilio  Espadae»  Cabr. 

POR 

D.  ÁNGEL  CABRERA  LATORRE. 

En  la  séptima  de  las  láminas  que  el  Dr.  Jiménez  de  la  Espada 
hizo  litog"rafiar  para  el  libro  que  sobre  los  mamíferos  recog-i- 
dos  en  el  viaje  al  Pacífico  pensaba  escribir,  he  hallado  dos  fig"u- 
ras  del  Vespertilio  EspadcR  descrito  por  mí  recientemente  (1), 
el  cual  aparece  en  dicha  lámina  como  Vesijerus  Petersi  Esp.  De 
las  dos  fig'uras,  una  representa  con  exactitud  los  dientes  de 
ambas  mandíbulas;  la  otra,  que  representa  el  animal,  deja  bas- 
tante que  desear  bajo  el  punto  de  vista  científico,  pues  estando 
indudablemente  hecha  sobre  el  ejemplar  recién  sacado  del 
alcohol,  el  pelo  parece  muy  corto  por  estar  peg-ado  al  cuerpo, 
y  las  orejas,  saliendo  demasiado  sobre  el  pelaje,  parecen  mu- 
cho más  larg-as  de  lo  que  realmente  son.  El  coloi'ido  es  tam- 
bién falso,  habiéndose  acentuado  demasiado  los  matices  rojos, 
que  en  el  natural  solo  son  perceptibles  cuando  se  deja  al  des- 
cubierto la  raíz  del  pelo.  La  forma  de  la  oreja  y  del  trag'o  ape- 
nas puede  apreciarse. 

En  cuanto  al  nombre  de  la  especie,  debe  prevalecer  el  de 
Vespertilio  Espadce,  pues  el  Sr.  Espada  no  lleg'ó  á  publicar 
descripción  ning-una  de  su   Vesperus  Petersi  (2),  estando  este 


(1)  Boletín  de  la.  Soc.  esp.  de  Hist.  nat.,  tomo  I  (1901),  p.  308. 

(2)  La  diferencia  del  nombre  genérico  depende  solamente  de  las  leyes  taxonómi- 
cas, según  las  cuales  debe  devolverse  al  género  Vesperus  Kej's  }•  Blas  el  nombre  de 
Vespertilio  que  con  oclienta  y  un  años  de  antelación  le  dio  Liuneo. 


132"  BOLETÍN    DE   LA    SOCIEDAD    ESPAÑOLA 

nombre  consig'nado  solamente  en  las  láminas  á  que  he  hecho 
referencia,  las  cuales  permanecen  inéditas.  Todos  los  ejempla- 
res de  ellas,  sin  otra  excepción  quizá  que  el  que  yo  recibí  del 
mismo  Sr.  Espada,  encuéntranse  actualmente  archivados  en  la 
Biblioteca  de  la  Facultad  de  Ciencias;  y  como  serla  fácil  que  en 
ella  los  viese  alg-iín  aficionado  á  investig-aciones  científicas,  me 
ha  parecido  conveniente  identificar  las  fig-uras  del  murciélag-o 
en  cuestión. 

Notas  entomológicas 


EL    R.     P.     LONGINOS    NAVAS    S.     J. 

IX. 

El  género  nDiplax»  en  España. 

Advertencia. — Con  buen  acuerdo  resolvió  la  Sociedad  es- 
pañola DE  Historia  natural  en  sesión  del  7  de  Febrero  de  1900 
publicar  el  catálogo  de  los  seres  naturales  de  España  por  sec- 
ciones de  familias,  g-éneros,  etc.,  á  medida  que  estuviesen  su- 
ficientemente estudiados.  En  este  caso  se  encuentra  el  g'énera 
Diplax,  perteneciente  al  g-rupo  de  insectos  neurópteros  Odona- 
tos,  del  cual  no  es  creíble  se  descubran  en  adelante  en  nuestra 
patria  más  especies  de  las  que  hasta  el  presente  se  han  halla- 
do. Era,  pues,  oportuno  dar  la  lista  de  las  especies  españolas 
de  este  g'énero  con  la  indicación  de  sus  respectivas  localida- 
des. Mas  creyendo  ser  útil  á  los  consocios  que  no  dispong-an 
de  los  libros  clásicos  que  sobre  Odonatos  se  han  escrito  y  que 
teng-an  g-usto  en  determinar  por  sí  propios  las  especies  que 
encontraren,  he  añadido  á  mi  somero  estudio  una  sucinta  si- 
nopsis de  los  caracteres  específicos. 

^mommx.—Sympetrum  Newm.  1833.  Diplax  Charp.  1840. 
Aunque  seg-ún  ley  de  prioridad  debiera  prevalecer  el  nombre 
de  Sympetrum  al  áe  Diplax,  sin  embarg*o,  sig-uiendo  el  ejemplo 
de  los  grandes  Odonatólog-os  Hag-en  (On  the  g-enus  Sympe- 
trum Newman,  1888),  Sélys  (Orthoptéres  et  Névroptéres  de 
Belg-ique,  1888),  Martin  (Les  Odonates  en  Alg-érie  au  mois  de 
mai,  1901),  etc.,  conservamos  qI  Diplax.  De  suprimirse,  parece 
debieran  también  cambiarse  los  que  de  él  se  forman:  Macrodi- 


DE    HISTORIA   NATURAL.  133 

"¡ñax,  MicTodi'plax ,  Pachydiplaái:,  etc.,  los  cuales  entonces  no 
tendrán  razón  de  ser,  no  existiendo  el  nombre  primitivo 
Diplaw. 

Característica  del  género  «Diplax». — Insectos  neurópte- 
ros. Libelúlidos  de  mediano  y  pequeño  tamaño,— 0/o¿'  conti- 
g'uos  por  breve  espacio.  Abdomen  alg-o  más  corto  que  las  alas, 
delg-ado,  prismático  triangular,  comprimido  y  apenas  hincha- 
do en  la  base. — Alas  con  menos  de  10  venillas  antecubitales, 
la  última  incompleta,  es  decir,  que  no  pasa  de  la  vena  sub- 
costal. Triáng-ulo  discoidal  mediano,  ancho,  dividido  por  una 
venilla  transversal  mediana,  y  seg-uido  de  una  serie  de  tres 
celdillas  post-triang-ulares. — Patas  larg-as,  delg-adas,  de  color 
negro  y  amarillo. 

Sinopsis  de  las  especies  españolas. — 1.  Alas  atravesadas 
por  una  faja  pardo-rojiza  por  detrás  y  junto  al  estig-ma, 
el  cual  es  amarillo  alarg-ado,   pedemontana  All. 

— Alas  no  marcadas  de  faja  transversal 2 

2.  Alas  inferiores  teñidas  de  amarillo  en  la  base  por  un  espa- 

cio notable  que  puede  ocupar  hasta  el  quinto  ó  tercio  de 

su  extensión.  Estig-ma  poco  más  largo  que  ancho.  . .     3 

— Sin  tinte  amarillo  en  la  base  de  las  alas  del  segundo  par, 

ó  poco  visible  y  extenso 4 

3.  Tinte  amarillo  de  la  base  en  las  alas  posteriores  extendido 

por  todo  el  tercio  basilar,  llegando  hasta  el  triángulo 
discoidal  é  invadiendo  á  veces  el  espacio  costal.  Estigma 

rojizo  ó  rojo /laveola  L. 

— Tinte  amarillo  mucho  más  reducido,  limitado  al  octavo 
basilar  y  terminando  mucho  antes  del  triángulo  del 
disco.  Estigma  amarillo FonscoJombei  Sélys. 

4.  Patas  negras  casi  totalmente,  solo  amarillas  en  la  base  de 

todos  los  fémures  y  en  la  parte  inferior  del  fémur  ante- 
rior. Estigma  rojizo  ó  parduzco.  Tinte  amarillo  basilar 
en  ambas  alas 5 

— Patas  listadas  de  amarillo  longitudinalmente. 6 

■5.  Segmentos  del  abdomen  marcados  lateralmente  con  una 
línea  neg-ra  delgada.  Pleuras  ó  lados  del  tórax  y  estigma 
rojizos sanguínea  MüU. 

— Segmentos  del  abdomen  señalados  lateralmente  con  doble 
mancha  negra  á  manera  de  ; ,  Pleuras  amarillas  y  es- 
tigma pardo-rojizo depressiuscula  Sel. 


131  boletín  dt:  la  sociedad  española 

6.  Pleuras  de  ün  amarillo  pálido  uniforme,  apenas  señaladas 

con  dos  líneas  negras  oblicuas,  la  posterior  en  la  se- 
g-unda  sutura,  interrumpida  ó  nula.  Membranilla  basi 
lar  del  ala  posterior  blanco-grisácea.  Estig-ma  amari- 
llento, ensanchado  en  medio,  más  de  dos  veces  tan  lar- 
go como  ancho.  Patas  con  amarillo  que  domina  sobre  el 
negro,  reducido  éste  á  una  linea  fina,   meridíonalis  Sélys. 

— Pleuras  de  amarillo  vivo  ó  rojizo,  con  tres  líneas  negras 

oblicuas.  Membranilla  gris.  Estigma  rojo  ó  parduzco, 

alargado 7 

—Pleuras  de  un  amarillo  vivo,  con  tres  líneas  negras  obli- 
cuas muy  distintas.  La  marca  basilar  negra  de  la  frente 
no  pasa  de  las  antenas  ni  desciende,  por  lo  tanto,  á  lo 
largo  de  los  ojos striolata  Charp. 

7.  Pleuras  de  un  amarillo  rosáceo,  con  tres  líneas  negras 

oblicuas  poco  manifiestas,  ceñidas  de  cierta  penumbra. 
La  línea  negra  del  vértex  baja  por  delante  de  las  ante- 
nas adelgazándose  y  como  rodeando  el  ojo  por  de- 
lante       vulgata  L. 

Habitación. — Las  más  de  las  especies  del  género  DipJax 
existentes  en  Europa  se  hallan  esparcidas  por  toda  ella  y  en 
abundancia  tal,  que  apenas  se  cogerán  Odonatos  en  alguna 
localidad  sin  que  se  cuente  entre  ellos  alguna  Diplax.  Ni 
se  limitan  á  volar  por  las  cercanías  de  las  aguas  en  que  se 
desarrollaron  durante  los  períodos  larvar  y  ninfal;  muchas  veces 
se  internan  á  varios  kilómetros  de  distancia  por  los  campos  }• 
bosques  de  la  comarca  en  busca  de  alimento. 

La  enumeración  que  sigue  es  incompleta,  especialmente 
para  dos  especies;  de  desear  es  que  nuevas  investigaciones  de 
nuestros  consocios  la  completen. 

L  DipJax  'pedemontana  AIL— Norte  de  España,  Puigcerdá 
(Cuní,  Excursión  entomológica  y  botánica  á  la  Cerdaña 
española.  Actas  de  la  Soc.  esp.  de  Hist.  nat.,  1889). — 
Col.  Cuní  y  mía. 
2.  B.  flaveoJa  L.  —  Huesca  (Asso,  Introductio  in  Oryctogra- 
phiam  et  Zoologiam  Aragonife,  1773,  p.  133),  Madrid 
(Sélys  y  Mus.  Nac),  San  Ildefonso  (Ed.  Pictet,  Névropté- 
res  d'Espagne,  1865),  Puigcerdá  (Cuní),  Calella  (Cuní, 
Fauna  entomológica  de  la  villa  de  Calella,  An.  Soc,  esp. 
de  Hist.  nat.,  1898),  Col.  m.  Sobradiel,  Granada. 


DE    HISTORIA    NATURAL.  135 

3.  D.  Fonscolom'beí  feélys. — En  toda  España,  abundante  en 

toda  partes.  Churriana  (Ed.  Pitet),  Gibraltar  (Mac-La- 
chlan,  Neuroptera  collected  by  Mr.  J.  J.  Walker  on  botli 
sides  of  the  straits  of  Gibraltar,  Entomolog-ist  Monthly 
Magazine,  1889),  Puig'cerdá  y  Calella  (Cuní).  Col.  mía. 
Cabacés  (Tarrag-ona),  Monseny  (Barcelona),  Cang-as  de 
Tineo  (Asturias-Flórez),  Chamartín,  Madrid  (Vázquez), 
Moncayo,  Zarag'oza,  Cartag-ena  (Cáceres),  Granada  y 
Málaga. 

4.  D.  sang'uinea^lViW. — Rara.  Madrid  (Rambur,  Névroptéres, 

1842),  San  Ildefonso  (Ed.  Pict.),  Espinal'  (Bolívar;  Mus. 
Nac.  y  col.  m,). 

5.  D.  depressitisciila  Sélys. — Zarag-oza!  (11  y  12  de  Junio  1897, 

col.  mía).  Ibid.?  Asso:  «Libellula  rubicunda.  Ca^sarag-ostse. 
Corpus  coccineum,  subtus  línea  nig-ra.  Alie  basi  fulvíe.» 
(Introd.  in  Oryct.  et  Zoog-r.  x\rag\)  «C'est  peut-étre  la 
FonscolomUi,  la  sanguínea,  la  depressiuscula  ou  Very- 
thrmi.»  (Crocothemis)>->,  dice  Sélys -Long-champs  (Soc. 
Entom.  Belg\  5  Nov.  1887).  Mus.  Xac:  Pozuelo  de  Cala- 
trava  (La  Fuente)  Ciudad-Rodrig-o  (Sanz). 

6.  D.  meridionalis  Sélys. — Frecuente  en  casi  toda  España. 

España  (Rambur),  Granada  (Ed.  Pict.),  Puig-cerdá  y  Ca- 
lella (Cuní),  Madrid  y  Pozuelo  de  Calatrava  (Mus.  Nac). 
Col.  mía:  Cabacés,  Montseny,  Barcelona,  Zarag-oza,  Bri- 
hueg'a.  Pozuelo  de  Calatrava  (La  Fuente),  Granada,  Má- 
lag-a,  Sevilla  (Barras),  Cádiz,  Madrid  (Dusinet  y  Vázquez). 

7.  D.  striolata  Charp. — España  (Rambur),  Granada  y  San  Il- 

defonso (Ed.  Pict),  Calella  (Cuní),  Col.  mía:  Granada, 
Chamartín,  Moncayo,  Montseny,  Pozuelo  de  Calatrava 
(La  Fuente)  y  Gijón  (Asturias). 

8.  D.  mügata  L. — Muy  extendida  por  toda  Europa.  España 

(Rambur),  Zarag-oza  (Asso):  ^(Leg-i  Cíesarag-ostfe  (Sara- 
g-osse),  circa  Luna»),  Puig-cerdá  (Cuní),  Barcelona  (Id. 
Insectos  de  los  alrededores  de  Barcelona.  An.  Soc.  esp. 
de  Hi.st.  nat.  1888),  Calella  (Id.),  Madrid  (Mus.  Nac),  Col. 
mía:  Chamartín,  Granada,  Gijón,  Covadong-a,  Cangas 
de  Tineo  (Flórez),  Montseny,  Brihuega,  Pozuelo  de  Ca- 
latrava (La  Fuente),  Cartagena  (Cáceres),  Zaragoza  (un 
ejemplar,  entre  otros,  cogido  el  13  de  Noviembre  de 
1901). 


i'SG  boletín  de  la  sociedad  española 


Albita  de  Antequera 


DON    salvador    calderón. 


El  hallazg'o  á  que  se  refiere  la  presente  nota  consiste  en  una 
costra  cristalina,  desarrollada,  como  producto  secundario,  en 
la  superficie  de  una  ofita  procedente  de  Antequera,  en  la  pro- 
vincia de  Málag-a,  ejemplar  recogido  allí  y  donado  á  las  colec- 
ciones del  Museo  de  Historia  natural  por  nuestro  disting-uido 
consocio  el  reputado  g-eólog'O  D.  José  Macpherson. 

La  albita  en  cuestión  constituye  un  ag'reg-ado  de  pequeños  y 
abundantes  cristales  mezclados  con  maclas  de  la  misma,  que 
miden  de  4  á  7  mm.  de  ancho  por  2  de  anchura;  y  aunque  la 
cantidad  de  la  substancia  no  es  bastante  para  un  estudio  com- 
pleto, lie  podido  determinar  con  certeza  que  se  trata  de  la  pla- 
g"ioclasa  mencionada,  como  indicaré  á  continuación. 

Tanto  los  cristales,  como  las  maclas,  son  blancos,  translúci- 
dos, muy  frescos  y  dotados  de  ese  brillo  vitreo  habitual  en  la 
especie,  y  que  ha  hecho  decir  que  es,  con  respecto  á  las  plag-id- 
clasas,  lo  que  la  adularla  es  á  la  ortosa.  A  pesar  de  su  pureza, 
suelen  contener  á  modo  de  inclusión  una  materia  verdosa  que 
parece  un  producto  secundario  de  la  roca  en  que  yacen. 

Las  citadas  maclas  son  las  bien  conocidas  de  la  albita,  que 
se  reúnen  á  su  vez  en  gTupos  de  dos  seg-ún  ?o  p  ^^  originando 
la  llamada  de  Karlsbad.  En  los  cristales  rotos  se  ven  abundan- 
tes láminas,  que  corresponden  á  las  maclas  múltiples  habitua- 
les en  esta  y  otras  plag-ioclasas,  y  en  alg'unos  se  observa  el 
ca/ial  de  la  albita.  Pero  estos  caracteres  no  hubieran  bastado 
para  determinar  la  especie,  si  no  se  hubiera  determinado  alg'ún 
áng'ulo  característico;  felizmente  he  podido  medir  con  el  go- 
niómetro los  áng-ulos  que  forman  las  caras  terminales  básicas 
de  un  trozo  exfoliado  seg-ún  =>o  p  =«  y  he  obtenido  un  valor 
de  r  19'  (1). 

Ya  he  dicho  que  la  substancia  escasea  demasiado  para  rea- 
lizar otros  reconocimientos  de  carácter  óptico,  ni  para  intentar 


(1)    El  valor  teórico  de  este  úngulo  en  la  albita  es  ~°  12',  en  el  labrador  1°  36'  y  eu 
la  anortita  8^  20'. 


liH    HISTURIA    NATURAL.  137 

mi  análisis  químico  completo;  pero  he  podido  ver  que  colorea 
la  llama  de  amarillo. 

La  albita  forma  una  costra  delg'ada,  viéndose  entre  los  cris- 
tales de  ésta,  calcita  concrecionada  y  alg-unos  g-ranos  cristali- 
nos negaros  que  parecen  de  titanita.  Dicha  costra  se  halla  en 
una  superficie  ondulada  sig-uiendo  las  desig'ualdades  de  ésta, 
con  evidentes  señales  de  haber  estado  larg'o  tiempo  al  aire. 

La  roca  en  que  yace  la  albita  es  una  ofita  estudiada  por  el 
Sr.  Macpherson  (1),  el  cual  la  refiere  al  g-rupo  de  las  varieda- 
des cristalinas  porfiroídeas  de  color  verde  claro.  Al  microsco- 
pio aparece  en  las  secciones  delgadas  como  una  masa  felsítica 
turbia  y  blanquecina,  que  á  la  luz  polarizada  se  resuelve  en 
grandes  cristales  de  feldespato,  los  cuales,  merced  á  las  impu- 
rezas que  contienen,  apenas  dejan  ver,  y  esto  solo  en  algunos 
casos,  las  fajas  polisintéticas.  Entre  estos  cristales  hay  una  gran 
cantidad  de  substancia  verde  fibrosa  que,  tratada  por  los  áci- 
dos, se  divide  en  una  parte  soluble  consistente  en  productos  de 
alteración,  y  otra  insoluble,  de  naturaleza  anfibólica.  unida  á 
granos  y  pequeños  fragmentos  de  epidota.  Hay,  además,  en  la 
roca,  aglomeraciones  de  hierro  magniético. 

La  plagioclasa  de  esta  ofita  es  un  feldespato  distinto  por  sus 
caracteres  físicos  y  estructurales  de  la  albita  desarrollada  en 
el  ejemplar  de  que  me  ocupo,  sin  que  se  observe  tránsito  tam- 
poco entre  una  y  otra.  Si  corresponde  la  primera,  como  parece 
inferirse  del  citado  trabajo  del  Sr.  Macpherson,  á  la  oligoclasa, 
un  incremento  de  sosa  y  de  sílice,  una  disminución  de  alú- 
mina y  la  eliminación  de  la  cal,  explicarían  su  transformación 
en  albita.  El  problema  de  ésta,  como  de  otras  evoluciones  se- 
mejantes, es  de  los  más  obscuros,  sin  que  hasta  ahora  conduz- 
can á  su  esclarecimiento  las  reproducciones  artificiales,  que 
en  el  caso  de  que  tratamos  son  obra  de  elevada  y  persistente 
temperatura;  condiciones,  por  tanto,  en  nada  semejantes  á  las 
que  la  naturaleza  ha  puesto  enjuego  para  dar  nacimiento  á 
las  plag'ioclasas  de  origen  secundario. 

El  hallazgo  de  la  albita  de  Antequera  reviste  importancia, 
tanto  desde  el  punto  de  vista  de  la  mineralogía  e.spañola  como 
desde  el  de  la  petrografía  en  g'eneral. 


(1)    Sohre  las  rocas  eruptivas  ñe  la  provincia  de  Cádiz..  (Anat,.  Soc.  esp.  de  Hist.  nat. 
t.  V,  187(5,  pág.  20.) 

T.  Ji.— Marzo,  ¡902,  '  10 


138  BOLETÍN    DE    LA    SOCIEDAD   ESPAÑOLA 

Por  lo  que  toca  al  primer  aspecto,  ya  he  tenido  ocasión  de 
indicar  (1)  que  solo  existe  una  cita  auténtica  y  seg-ura  de  ha- 
Uazg-o  de  albita  en  nuestro  país,  la  del  Sr.  Chaves  (2),  que  la 
ha  descubierto  en  pequeños  prismas  implantados  en  el  g*neis 
de  Almuñecar,  en  la  provincia  de  Málag-a.  Posteriormente  cita 
el  mismo  feldespato  de  Cintra,  en  Portug-al,  pero  sin  dar  detalle 
alg-uno  del  mineral  ni  de  su  yacimiento,  el  Sr.  Pedro  Gomes  (3), 
reduciéndose  á  esto  todo  lo  que  sabemos  sobre  la  existencia  de 
tan  importante  plag-ioclasa  en  nuestra  Península. 

Tiene,  por  último,  interés  en  sí  el  ejemplar  de  Antequera  por 
la  orig-inalidad  del  yacimiento.  En  efecto,  la  albita  se  presenta 
casi  siempre  en  rocas  metamórficas  ricas  en  sílice,  forma  filon- 
cillos  dentro  de  la  ortosa  y  la  microclina,  ó  está  aprisionada  en 
las  calizas  y  dolomías  cristalinas  en  que  fué  eng-lobada;  pero 
no  sabemos  se  haya  citado  hasta  ahora  de  las  rocas  básicas  ó 
neutras,  y  seguramente  nunca  de  las  ofitas,  como  puede  verse 
en  el  mag-nífico  estudio  de  los  feldespatos  del  eminente  pro- 
fesor Fouqué  (4). 

Un  nuevo  mamífero  del  género  «Herpestes» 

POR 

D.  ÁNGEL  CABRERA  LATORRE. 

Nuestro  consocio  el  Sr.  Martínez  Escalera  ha  traído  de  la 
costa  occidental  de  África,  entre  los  mamíferos  recog'idos  du- 
rante la  reciente  expedición  á  la  reg"ión  del  Muni,  un  Herpestes 
parecido  á  la  forma  de  cola  neg-ra  del  H.  albicamlus  G.  Cuv., 
pero  que  sin  embarg'o  presenta  ciertas  diferencias  que  permi- 
ten considerarlo  como  representante  de  una  nueva  especie,  ala 
que  denominaré  H.  Almodovari  para  hacer  constar  á  mi  mane- 
ra el  interés  demostrado  por  elExcmo,  Sr.  Ministro  de  Estado, 
Duque  de  Almodóvar  del  Río,  por  la  parte  científica  de  la  pre- 
citada expedición. 

Como  quiera  que  la  fig'ura  y  la  descripción  detallada  de  la 


(1)  Plagioclasas  espaTiolas.   Anal.  Soc.  esp.  de  Hist.  nat.,  t.  xxv,  1896.  Actas,  p.  23.) 

(2)  Notas  mineralógicas.  (Anal.  Soc.  esp.  de  Hist.  nat.,  t.  xxiv,  1895,  p.  221.) 

(3)  Mineraes  descobertos  em  Portugal.  (Commun.  da  Direcc.  dos  Trabalh.  geol., 
t.  III,  1895-1898,  pág.  207.) 

(4)  ContriMtion  a  l'étude  des  feldspaths  des  roches  volcaniques.  París,  1894. 


\ 


Bol.  de  la  Soc.  Esp.  de  Hist.  Nat. 


Tomo  II.  Lám.  1.^^ 


:ntipia  i1r   Hauser  y   Meníi 


HUESOS   LINGUALES    DEL   MEGATERIO,  CON    ESCALA 
EN   CENTÍMETROS 


Bol.  de  la  Soc.  Esp.  de  Hist.  Nat. 


Tomo  II.  Lám.  2.'^ 


CONJUNTO    DEL   HIOIDES   EN    POSICIÓN    INVERTIDA 


tipia  de  Hauser  y   Men« 


HIOIDES  ADAPTADO  SOBRE    EL  CRÁNEO   DEL    MEGATERIO 
EN    POSICIÓN    INVERTIDA 


DE   HISTORIA   NATURAL.  139 

nueva  especie  han  de  publicarse  en  la  memoria  que  estoy 
preparando  acerca  de  la  parte  mammalóg'ica  de  las  coleccio- 
nes reunidas  por  el  Sr.  Escalera,  daré  ahora  solamente  la  si- 
g-uiente  diag-nosis  del  c/  adulto: 

Herpestks  almodüvari  sp.  nov. 

H.  especiei  albicaud;e  affinis,  sed  wiinor,  2)i¡is  nigris  ex  albo 
fiadoque  annulaiis  veslUiis:  cauda  pilosíssima ,  ex  albo  el  oiigro 
variegata;  pedibus  migris. 

Bab.  Cabo  San  Juan  (Biafra). 

A  primera  vista  disting-uese  esta  especie  por  su  pelaje,  en 
el  que  se  encuentran  ag-radablemente  mezclados  el  neg^ro  bri- 
llante y  el  rojizo  vivo;  la  cola  no  es  neg-ra  ni  blanca,  como  en 
el  H.  albicaiidus,  sino  variada  de  ambos  colores. 

El  cráneo  es  larg-o  y  estrecho.  En  la  mandíbula  superior,  el 
seg-undo  molar  presenta  un  desarrollo  muy  superior  al  obser- 
vado en  las  demás  especies  del  g-énero,  siendo  mayor  que  el 
último  premolar,  con  el  que  está  en  una  relación  de  129  por 
100.  En  el  borde  externo  del  último  molar  inferior  nótanse, 
aunque  bastante  desgastadas,  tres  puntas,  siendo  este  el  prin- 
cipal punto  de  contacto  entre  H.  Almodovari  y  II.  albicavdus. 

Notas  sobre  un  Megaterio  existente  en  Valencia 

POR 

I).    E.    BOSCÁ    Y   CASANÜVES. 

Honrado  por  el  Excmo.  Ayuntamiento  de  Valencia  para  di- 
rigir los  trabajos  preparatorios  para  la  montura  de  una  parte 
de  la  rica  colección  paleontológica  donada  al  mismo  por  el  pa- 
tricio D.  José  Rodrigo  Botet,  de  la  que  he  tenido  ya  ocasión  de 
tratar  (1),  procedí  al  estudio  general  de  las  numerosas  piezas 
esqueléticas  de  que  consta.  Empecé  por  reunir  las  correspon- 
dientes á  cada  una  de  las  respectivas  especies  indicadas  en  el 
catálog'o  provisional  hecho  por  el  intelig*ente  cuanto  infatiga- 
ble colector  D.  Enrique  de  Caries,  para  más  tarde  continuar 
con  el  deslucido  aunque  indispensable  trabajo  del  correspon- 


(1)    Noticias  sobre  una  colección  paleontológica,  regalada  al  Excmo.  Ayuntamieuto  de 
Valeacia.  (Anales  de  la  Soc.  esp.  de  Hist.  nat.,  tomo  xxviii,  1899.  Act.,  p.  82-85.') 


*14Ó  BOLETÍN    DIÍ    LA    SOCIEDAD   ESPAÑOLA 

diente  acoplo  de  cada  una  de  las  piezas  entre  sí,  dando  princi- 
pio en  particular,  seg-ún  acuerdo  de  la  Comisión  técnica  en- 
carg-ada  de  la  custodia  y  cuanto  á  la  colección  se  refiere,  por 
el  esqueleto  del  Meg-aterio,  uno  de  los  más  completos  entre  los 
existentes,  á  la  fecha  completamente  reconstruido,  y  con  se- 
g'uridad  el  más  llamativo  para  el  público  el  día  en  que  se  lle- 
g"ue  á  su  deseada  instalación  (1). 

El  esqueleto  de  que  se  trata,  encontrado  en  el  arroyo  Sanbo- 
rombón,  está  inédito,  y  en  cuanto  á  la  especie  á  que  pueda  re- 
ferirse sería  menester  compararlo  detenidamente  con  cada  uno 
de  los  cuatro  ejemplares  que  se  citan  de  los  Museos  de  Madrid^ 
Londres,  Turín  ,y  Milán,  para  determinarlo  con  sólido  funda- 
mento y  saber  con  certeza  si  se  trata,  como  es  posible,  de  una 
especie  nueva;  afirmación,  que  por  su  g-ran  transcendencia 
científica,  no  puece  hacerse  sin  maduro  examen. 

Por  ahora  me  limitaré  á  exponer  alg-unas  consideraciones  á 
propósito  del  aparato  ling-ual  del  citado  esqueleto,  respecto  á 
cuyos  órg"anos  tan  solo  he  visto  la  descripción  de  la  pieza  esti- 
lo-hioidea  en  la  mag-istral  obra  de  Owen  (2),  aventurando  á  la 
vez  alg-unas  consideraciones  sobre  el  estado  en  que  se  encuen- 
tra el  Meg-aterio  de  Valencia,  aun  entrando  en  terreno  alg-ún 
tanto  hipotético,  permitido  hoy  al  naturalista  para  la  explica- 
ción de  cómo  han  podido  diferenciarse  los  objetos  sobre  los  que 
recae  el  estudio,  siquiera  muchas  veces  estas  teorías  sean  me- 
ras aproximaciones  y  motivos  de  controversia  con  frecuencia 
necesaria  para  depurar  los  hechos. 

Alg'una  circunstancia  favorable  concurrió  sin  duda  para  que 
los  restos  que  nos  ocupan  puedan  hoy  admirarse  acompañados 
de  varias  piezas,  que  por  lo  menudas  ó  lo  delicado  de  su  tex- 
tura suelen  desaparecer,  resultando  raras  en  las  colecciones. 
Al  g-olpe  de  vista  de  su  conjunto  se  advierte,  en  efecto,  que  el 
animal  al  morir  debió  quedar  descansando  sobre  el  plano  in- 
ferior del  tronco  extendido  á  la  cabeza,  colocada  entre  las  pa- 


(1)  Existe  el  acuerdo,  tomado  en  firme  por  la  Corporación  Municipal,  de  construir 
un  pabellón  al  efecto,  reuniendo  toda  la  colección,  en  el  llamado  «Llano  del  Real»,  de- 
trás de  los  escombros  del  palacio  conocido  por  Montañitas  de  Elio,  comprendidas  en 
la  avenida  del  gran  paseo,  en  proyecto  ya  tramitado,  hasta  el  mar. 

(2)  Debo  á  la  exquisita  amabilidad  del  reputado  catedrático  señor  Marqués  del  So- 
corro, D.  .Tose  M.*  Solano,  haber  podido  consultar  esta  obra,  que  posee  en  su  valiosa 
biblioteca. 


DE   HISTORIA   NATURAL,  141 

tas  antedores  y  cola,  con  arrumbamiento  hacia  el  costado  de- 
recho, siendo  envuelto  por  los  acarreos  in  siln  (1). 

Así  se  explica  que  el  deterioro  causado  por  los  ag-entes  at- 
mosféricos sobre  el  armazón  del  colosal  desdentado  alcance 
de  modo  muy  ostensible  á  los  relieves  más  altos  de  la  colum- 
na vertebral,  faltando  la  mayor  parte  de  las  vértebras  dorsales, 
todas  las  lumbares,  muchas  de  las  costillas  ó  de  alg-una  desús 
porciones,  del  lado  izquierdo,  y  los  bordes  superiores  de  la  escá- 
pula é  ilíaco,  el  húmero  y  la  pieza  tibia-peroné  del  mismo  lado. 

Los  materiales  envolventes,  causa  ocasional  de  su  fosiliza- 
ción, pueden  estudiarse  en  las  cavidades  y  orificios  nutricios  de 
los  huesos,  que  aparecían  rellenos  de  la  finísima  tierra  clási- 
ca de  las  Pampas  (Coam),  cuya  acumulación  lo  mismo  pudie- 
ra atribuirse  á  la  turbulencia  de  las  ag-uas  que  á  la  acción  del 
viento,  dada  la  igualdad  en  el  tamaño  de  sus  elementos  (2). 

Los  huesos  aparecen  limpios  y  como  desecados  con  exceso,  á 
lo  que  deben  cierta  frag-ilidad;  y  en  cuanto  á  su  color  g-risáceo, 
varía  seg'ún  las  reg-iones,  pudiendo  observarse  en  los  huesos 
larg'os,  rotos  por  accidente,  la  falta  de  conducto  medular  que 
caracteriza  la  inferioridad  funcional  del  elemento  óseo  corres- 
pondiente, acumulado  en  g-randes  masas,,  como  ocurre  en  los 
mamíferos  superiores. 


(1)  Un  amigo  cariñosísimo  me  comunica,  entre  otras  cosas,  el  haber  leído  en  la 
obra  de  Geiliie  que  la  conservación  de  los  esqueletos  en  los  depósitos  huesosos  es 
debida  á  que  los  animales  quedaron  enterrados  en  el  barro  blando  por  su  propio  peso. 
Eran  estos  sitios  generalmente  charcas  donde  acudían  á  beber;  allí  se  les  hundían 
las  patas  y  no  podían  salir,  en  ocasiones  en  que  había  mucha  humedad.  Añadiendo, 
por  su  propia  cuenta,  que  asi  suelen  quedar  enterrados  burros  y  muías  eu  algunos 
parajes  de  Andalucía. 

Ameghino,  en  -su  f'ontribución  al  conocimiento  de  los  mamíferos  fósiles  de  la  Repúbli- 
ca Argentina  (Acad.  nac.  de  Ciencias,  en  Córdoba,  18S9J  refiere,  á  propósito  de  la  si- 
multánea existencia  del  hombre  con  la  de  los  megaterios,  que  se  ha  visto  un  esque- 
leto de  estos  animales  con  señal  evidente  de  haber  sido  atacado  su  corpulento  cuer- 
po por  medio  de  instrumentos  cortantes  y  por  el  fuego,  en  ocasión  Ue  hallarse  en  la 
crítica  circunstancia  apuntada,  la  cual,  añade,  pudiera  haber  sido  provocada  con  toda 
intención. 

(2)  Lapparent  explica  el  origen  del  Coam  por  la  acción  de  las  partículas  arranca- 
das y  acarreadas  por  los  arroyitos  de  las  regiones  altas,  que  descendiendo  poco  á  poco, 
bajo  forma  de  un  barro  fino  y  con  un  movimiento  tan  lento,  que  ha  podido  respetar  la 
fragilidad  de  las  conchas  terrestres  que  aprisiona. 

Iratándose  del  Coam  de  las  alturas  ó  mesetas  apela  á  la  acción  del  viento  como 
agente  de  transporte  del  polvo  que  la  lluvia  transformara  en  Coam;  aparte  de  que 
puede  proceder  de  otras  mesetas  más  elevadas  que  hubiera  entonces  y  que  desapare- 
cieran por  denudación. 


142  boletín    de    la    SOCIEDAD    ESPAÑOLA 

La  long-itud  total  del  esqueleto  excede  de  los  5,25  m.,  y  en 
general  se  aproxima  en  sus  medidas  más  al  del  Museo  de  Mi- 
lán que  á  lo  que  se  ha  dicho  de  los  tres  ejemplares  restantes 
de  los  otros  Museos  de  Europa  antes  mencionados. 

Comprendido  el  hioides  en  el  indicado  plano  inferior  del 
animal  postrado,  se  ha  conservado  en  sus  cinco  huesos  funda- 
mentales, faltando  solo,  como  es  natural,  el  par  de  piezas  de 
naturaleza  cartilagínea  que  debieron  ponerle  en  comunicación 
con  la  parte  posterior  del  cráneo,  á  la  manera  de  lo  que  ocurre 
en  los  camaleones,  picos,  etc. 

Ig-noro  todo  lo  que  pueda  haberse  dicho  sobre  los  huesos  lin- 
g'uales  de  especies  desaparecidas,  habiendo  buscado  no  obstan- 
te en  la  muy  completa  y  monumental  obra  de  Ameg-hino,  re- 
ferente á  los  mamíferos  fósiles  del  Sur  de  América,  ya  anota- 
da, aunque  sin  resultado,  indicaciones  sobre  dichos  huesos, 
ya  que  deben  ser  muy  semejantes  para  todos  los  Meg-atéridos, 
seg-iin  se  infiere  de  otro  hioides  que  también  forma  parte  de  la 
colección  reg-alada  al  Municipio  de  Valencia,  huesos  pertene- 
cientes, según  el  Sr.  Caries,  á  un  Scelidotherium  Owen,  cuyo 
esqueleto  ofrece,  por  cierto,  mucha  analog-ía  en  su  estado  de 
conservación  con  el  que  precede. 

La  obra  de  Owen  (1),  dice  concretamente,  por  lo  que  al  hioi- 
des se  refiere,  que  la  pieza  aludida  (estilo-hial)  tiene  la  forma  de 
un  martillo  con  un  mang'O  largo  ligeramente  encorvado,  ter- 
minado por  una  superficie  áspera,  oblicuamente  truncada  para 
la  articulación  con  el  cerato-hial.  En  el  extremo  opuesto  al 
mango  está  algo  comprimido  y  la  cabeza  formada  por  una  sú- 
bita expansión  en  dirección  vertical,  terminada  posteriormen- 
te por  un  estrecho  pero  áspero  borde  y  con  el  extremo  superior 
prolongado,  adelgazado  y  formando  una  suave  convexidad  ó 
cóndilo  adaptado  á  la  cavidad  petro-mastoidea  del  cráneo.  El 
extremo  inferior  de  la  cabeza  ó  parte  dilatada  del  hueso  de  for- 
ma de  martillo  es  más  prolongado,  más  áspero  y  termina  ob- 
tusamente. La  superficie  exterior  (2)  tiene  una  dilatada  depre- 


(1)  Owen:  Memoir  oh  the  Megatherium  (1861.) 

(2)  Sin  duda  alguna,  que  el  no  haber  llegado  á  las  mauos  del  sabio  Owen  la  pieza 
impar  del  hueso  hioides,  le  impidió  interpretar  la  verdadera  situación  del  estilo-hial, 
sumamente  fiicil  de  apreciar  ajustando  el  total  délos  cinco  huesos  que  lo  forman, 
puesto  que  de  ella  resulta  una  convergencia  que  facilita  su  encaje  dentro  del  canal 
formado  por  las  apófisis  pterigoideas,  sobre  cuyos  bordes  roza  lo  suficiente  para  im- 


DE    HISTORIA   NATURAL.  143 

sión  en  el  medio,  que  es  áspera  y  está  asurcada  por  varias  arru- 
g-as  cortas  y  bien  marcadas. 

La  pieza  que  se  describe  y  que  se  deja  entrever  en  la  lámi- 
na I,  38,  que  representa  el  conjunto  del  esqueleto,  es  el  par 
•mayor  de  las  cinco  huesosas,  alcanzando  en  nuestro  ejemplar 
una  long-itud  de  195  mm.,  debiendo  tenerse  presente,  además, 
que  lo  que  Owen  refiere  á  la  superficie  exterior  (outer)  debe  en- 
tenderse para  la  cara  interior  del  hueso. 

El  cerato-hial,  correspondiente  á  las  pequeñas  astas  del  hioi- 
des  en  la  especie  humana,  es  el  otro  par  de  piezas  de  80  mm.  de 
long-itud  por  27  mm.  en  su  parte  más  ancha,  terminado  por 
ambos  extremos  por  una  cara  oval,  oblicua  de  arriba  abajo  y 
de  delante  atrás,  para  articular  por  sinartrosis  provistas  de 
bolsa  sinobial  sin  duda  alguna,  respectivamente;  la  superior 
alg-o  más  grande,  con  el  estilo-hial,  y  la  inferior  con  el  cuerpo 
del  hioides.  El  hueso  es  encorvado  y  aplastado  en  su  parte  me- 
dia, con  el  borde  anterior  convexo,  y  como  cortante  hacia  su 
mitad  superior  y  sitio  que  corresponde  á  su  mayor  anchura, 
ofreciendo  los  costados  bastante  lisos. 

La  pieza  impar  ó  cuerpo  del  hioides  es  en  su  conjunto  aplas- 
tado de  arriba  abajo  y  alg-o  de  detrás  adelante,  ofreciendo  muy 
marcada  concavidad  hacia  arriba,  en  forma  de  aspa  desig-ual, 
con  las  ramas  anteriores  más  cortas  y  dispuestas  en  ángulo 
agudo,  y  las  posteriores  como  un  doble  de  largas  y  formando 
áng-ulo  obtuso  de  vértice  redondeado.  Del  extremo  de  la  rama 
anterior  izquierda  al  de  la  rama  posterior  derecha,  la  más  com- 
pleta mide  114  mm.,y  en  el  centro  ó  crucero  donde  concurren 
las  cuatro  apófisis,  ligeramente  más  corto  en  su  diámetro  an- 
tero-posterior,  alcanza  42  mm.  De  estas  cuatro  apófisis,  las  an- 
teriores ofrecen  la  cara  articular  para  con  el  cerato-hial.  trun- 
cada y  oblicua  de  dentro  afuera,  de  arriba  abajo  y  de  delante 
hacia  detrás;  y  las  posteriores  terminan  por  una  superficie 
truncada,  desig'ual  y  rugosa  (mal  conservada),  que  mide  en  su 
redondez  14  mm.  para  dar  inserción  á  las  piezas  cartilag-íneas 
antes  aludidas. 


primir  una  correlación  armónica  entre  las  superficies,  cosa  (|ue  no  resulta  en  la  posi- 
ción inversa.  De  otra  parte,  las  rugosidades  sobre  el  ensanchamiento  del  hueso  que 
forma  la  cabeza  del  martillo,  son  análogas  á  las  que  se  presentan  sobre  la  cara  inter- 
na del  ángulo  posterior  inferior  de  la  mandíbula. 


144  boletín   de    la    SOCIEDAD    ESPAÑOLA 

En  cuanto  á  los  supuestos  órganos  del  aparato  lingual  car- 
tilag'íneos  ó  fibrocartilaginosos,  debieron  tener  forma  cilindrá- 
cea,  al  menos  en  su  mayor  extensión,  algo  aplastados  en  su 
arranque,  dirigiéndose  divergentes  y  encorvados  hacia  detrás 
y  arriba  á  buscar  el  canal  apropiado  para  recibirles,  en  la  par- 
te posterior  del  cráneo  situado  entre  la  apófisis  mastoides  y  el 


borde  externo  del  cóndilo  del  occipital;  ranura  ó  corredera  de 
deslizamiento  que  mide  80  mra.  de  longitud,  con  el  borde  in- 
terno marcadamente  abarquillado.  De  ello  se  deduce  que  la 
cuerda  del  arco  que  formaban  en  su  posición  natural  ten- 
dría unos  300  mm.,  y  que  el  indicado  arco  no  bajaría  de  340  mi- 
límetros. 

Este  singular  conjunto  de  piezas  huesosas  y  ternillosas  de  la 
base-de  la  lengua  se  presta  á  deducciones  sobre  la  fisiología 
de' dicho  órgano,  siendo  la  primera  la  de  que  poseería  gran 
firmeza  en  sus  movimientos  de  abajo  á  arriba  merced  al  sóli- 
do apoyo  del  estilo-hioidal  que  por  su  cabeza  ó  superficie  semi- 
esférica  apropiada,  encaja  en  la  depresión  glenoidea  existen- 
te en  la  cara  inferior  del  cráneo,  delante  y  adentro  de  la  apófisis 
mastoides,  contigua  á  la  corredera  para  los  órganos  cartilagi- 
nosos dichos,  impidiendo  los  movimientos  de  lateralidad  de  la 
leng'ua,  al  menos  en  su  base,  el  contacto  del  hueso  que  nos 
ocupa  en  buena  parte  de  su  mango  con  la  cara  interna  y  bor- 
des de  las  apófisis  pterigoides.  Otro  colorario  es  el  de  los  movi- 
mientos antero-posteriores  de  la  lengua;  podrían  ser  muy  ex- 
tensos, puesto  que  el  punto  céntrico  de  su  mecanismo  radica- 


DE    HISTORIA    NATUUAL.  ¡45 

ba  al  extremo  de  una  doble  palanca  de  tercer  g'énero,  dispuesta 
en  asa,  cuyo  brazo  superior  huesoso  es  rígido  é  inextensible, 
según  la  fijeza  de  su  mencionado  punto  de  ai)oyo,  mientras 
que  el  brazo  inferior  y  pasivo,  si  vale  la  expresión,  elástico  y 
susceptible  de  alargamiento  á  la  manera  de  resorte;  gracias  á 
la  disposición  terminal  de  las  ternillas,  mantendrían  á  la  len- 
gua suspendida  á  merced  de  las  contracciones  de  todos  los  mús- 
culos de  la  región. 

Las  observaciones  apuntadas  suscitan,  á  nuestro  juicio,  al- 
guna duda  sobre  el  régimen  alimenticio  atribuido  al  Megate- 
rio,  que  se  ha  supuesto  consistía  en  las  raíces  ú  hojas  de  los 
árboles,  por  lo  cual  su  esqueleto  se  ha  montado  en  algún  caso 
en  actitud  de  a])oyar  las  patas  anteriores  sobre  un  tronco;  in- 
terpretación ésta  falta  de  fundamento,  pues  no  hay  prueba  de 
que  existiera  vegetación  arbórea  contemporánea  á  dichos  ani- 
males en  los  lugares  en  que  se  hallan  sus  esqueletos,  ni  se  con- 
cibe la  total  pérdida  de  sus  rastros,  cuando  pueden  admirarse 
allí  algunas  piezas  huesosas  de  delicada  textura,  muy  bien 
conservadas.  Tampoco  autoriza  dicho  supuesto  el  sistema  den- 
tario de  este  animal,  ya  que  en  los  géneros  MyJodon  y  Scelidothe- 
Huní  de  Owen,  por  lo  menos,  se  i)resenta  bastante  diferente  en 
su  disposición  y  en  la  forma  de  ios  molares,  sin  que  quepa  ne 
gar  las  mayores  ajialog-ías  en  punto  á  las  patas  y  conformación 
de  la  cola,  órganos  que  sin  duda  indujeron  á  la  referida  creen- 
cia; y  aun  cuando  la  odontología  en  general  tiene  un  gran  va- 
lor para  la  determinación  de  las  especies,  no  ha  llegado  aún  á 
poder  generalizar  lo  bastante  para  conceder  análog'O  valor  para 
la  característica  de  los  grupos  superiores  resultantes  de  cau- 
sas más  complejas.  No  hay  que  olvidar  que  la  familia  de  los 
Megatéridos  es  otra  de  las  genuinamente  americanas,  y  por 
tanto,  que  lleva  en  su  organización  un  sello  de  atraso  relacio- 
nado con  la  posterioridad  de  emergencia  que  la  estratigrafía 
señala  para  las  tierras  del  hemisferio  Sur,  y  por  tanto  que  las 
diferenciaciones  org-ánicas  deben  haber  llevado  otra  marcha. 

En  vista  de  la  extensión,  precisión  y  casi  con  seguridad  la 
rapidez  de  los  movimientos  de  la  lengua  de  estos  desdentados, 
cabe  la  sospecha  de  que  capturasen  sus  alimentos  por  sorpre- 
sa, al  modo  como  lo  hace  el  camaleón,  cuyo  cuerpo  inmóvil 
contrasta  con  la  rapidez  de  los  movimientos  de  su  lengua  para 
la  prensión  de  los  insectos  de  que  se  mantiene;  opinión  mía 


146  boletín    de    LA-    SOCIEDAD    ESPAÑOLA 

esta  que  expong-o  modestamente  por  vez  primera,  y  que  ade- 
más de  acordarse  con  la  sing-ular  conformación  del  hioides, 
que  tan  bien  puede  estudiarse  en  el  ejemplar  de  Valencia,  creo 
se  relaciona  con  otras  particularidades,  aún  no  bien  explicadas, 
de  la  organización  de  los  Meg-atéridos,  y  que  son  asunto  para 
mí  de  meditación.  Quizás  en  breve  pueda  comunicar  á  la  So- 
ciedad alg-unas  de  ellas,  así  como  nuevos  resultados  de  mis 
estudios  sobre  tan  notable  ejemplar,  limitándome  por  hoy  á 
exponer  á  la  consideración  de  los  naturalistas  las  precedentes 
observaciones  y  conjeturas  que  someto  á  su  razonada  crítica. 

Explicación  de  las  láminas  (1). 

Lám.  I.— Los  cinco  huesos  ling'uales  delMeg-aterio  con  su  es- 
cala reducida  á  centímetros. 

El  estilo-hial  y  el  cerato-hial  del  lado  derecho,  contig-uos  y 
vistos  por  su  cara  externa;  y  los  mismos  huesos  del  lado  iz- 
quierdo, vistos  por  la  cara  interna,  así  como  el  cuerpo  central 
del  hioides,  visto  por  arriba. 

Lám.  11,  fig\  1.^ — Aparato  ling-ual  del  Meg-aterio  en  su  parte 
huesosa,  montado  en  posición  natural  sobre  el  plano  inferior 
del  cráneo  supuesto.  Fig".  2.' — Cráneo  del  Meg-aterio  descansan- 
do sobre  los  relieves  del  plano  superior,  mostrando  el  hioides 
en  posición  natural,  relacionado  con  el  paladar;  su  articula- 
ción sobre  la  reg-ión  mastoidea  y  el  canal  contig-uo,  correspon- 
dientes al  lado  izquierdo,  contacto  terminal  del  cartílag'O  en 
forma  de  resorte. 

Rocas   eruptivas   del   valle   de   Camprodón 

POB 

d.  norberto  font  y  sagué,  presbítero. 

Gracias  á  la  amabilidad  del  disting-uido  ing-eniero  y  petró- 
grafo  D.  R.  Adán  de  Yarza,  quien  se  ha  dig-nado  estudiar  alg-u- 
nas  preparaciones  de  las  rocas  eruptivas  por  mí  recogidas  en 
el  valle  de  Comprodón,  puedo  dar  aquí  noticia  de  alg-unos  ti- 
pos, bastante  variados  por  cierto,  á  pesar  de  referirse  todos  ellos 


(1)    Debo  las  pruebas  fotográficas  á  la  amabilidad  del  amigo  D.  José  Ribas,  distin- 
guido alumno  de  la  facultad  de  Medicina  de  Valencia. 


DE    HISTORIA    NATURAL.  117 

á  un  espacio  muy  reducido.  A  medida  que  vaya  explorando  la 
cuenca  superior  del  Ter,  donde  adquiere  tan  potente  desarro- 
llo el  terreno  arcaico  y  precambriano,  aumentará  su  número 
considerablemente,  á  juzg'ar  por  los  ejemplares  sueltos  que  se 
encuentran  entre  los  cantos  rodados  de  aquel  río. 

Granulito. — El  ejemplar  estudiado  es  procedente  del  Tor- 
rent  Carbones,  á  una  hora  escasa  de  Setcasas,  donde  aflora  en 
g-rueso  filón  entre  las  pizarras  satinadas  que  creo  precambria- 
nas  y  á  poca  distancia  del  g-neis.  Su  composición  mineralóg-ica 
es  la  sig-uiente:  olig^oclasa,  ortosa,  microclina,  muscovita  y 
cuarzo  g-ranulítico. 

MiCROGRANULiTO. — Pi'ocede  de  la  cumbre  de  Bellabrig-a,  mon- 
taña constituida  por  pizarras  cambrianas  con  bancos  interca- 
lados de  caliza  cristalina;  consta  de  biotita,  en  g-ran  parte 
alterada,  hornblenda,  olig-oclasa,  cuarzo  y  cuarzo  microg-ra- 
nulítico  llenando  el  fondo. 

PÓRFIDO  siENÍTico  ú  ORTOFiRO. — Se  encuentra  un  pequeña 
filón  entre  el  g^neis  de  Fresers,  apoca  distancia  del  Coll  de 
la  Marrana,  y  consta  de  ortosa  alterada,  biotita  en  su  mayor 
parte  transformada  en  clorita  y  limonita,  óxidos  de  hierro  y 
mag-ma  microcristalino  y  feldespato  y  cuarzo. 

DioRiTA  cuARCÍFKRA. — Se  cucuentra  un  filón  entre  las  piza- 
rras ferruginosas,  que  atribuyo  al  cámbrico,  del  Turó  de  las 
Tres  Creas,  que  por  la  preparación  estudiada  consta  de  horn- 
blenda, plag-ioclasa  (labrador  ó  anortita?),  mag-netita,  ilmeni- 
ta  y  cuarzo. 

Diabasa. — Dos  ejemplares  teng-o  recog-idos,  el  uno  proce- 
dente del  Torrent  de  Can  Munné  y  el  otro  de  la  cumbre  de  la 
Bellabrig-a:  ambos  atraviesan  las  pizarras  cámbricas  y  están 
alterados.  El  primero  consta  de  aug-ito  con  polarización  de 
ag-reg-ado  y  en  parte  convertido  en  clorita  y  limonita,  olig-o- 
clasa, mag-netita  é  ilmenita  alg-o  alterada,  y  cuarzo.  El  seg-un- 
do,  de  la  Bellabrig-a,  contiene  aug-ito  cloritizado  en  g-ran  parte, 
oligoclasa  kaolinizada,  ilmenita  y  óxidos  de  hierro. 

PoRFiRiTA.— Entre  las  pizarras  cambrianas  del  Torrent  de 
Can  Munné  y  á  muy  poca  distancia  del  filón  de  diabasa.  La  pre- 
paración estudiada  contiene  mineral  ferro-mag-nésico  total- 
mente convertido  en  clorita  y  limonita,  ortosa,  olig-oclasa, 
mag-netita  é  ilmenita  alteradas.  En  el  mag-ma  predominan  los 
microlitos  de  olig-oclasa  con  ortosa  y  cuarzo. 


148  boletín    de    la    SOCIEDAD    ESPAÑOLA 


Nota  sobre  el  carbónico  del  valle  de  Camprodón 
(Pirineos  catalanes) 


D.   NORBERTO  FON.T  Y  SAGUE,  PRESBÍTERO. 

La  existencia  del  carbónico  en  el  valle  de  Camprodón,  objeto 
de  nuestras  investig-aciones,  había  sido  ya  reconocida  por  el 
disting-uido  g-eólog-o  é  ingeniero  de  minas  D,  Luís  M.  Vidal, 
quien  lo  menciona  en  su  Reseña  geológica,  y  minera  de  la  provin- 
cia de  Gerona,  si  bien  solo  detalla  su  núcleo  principal  de  Og-arra 
por  la  importancia  que  tienen  sus  bancos  de  hulla,  objeto  de 
explotación  desde  hace  muchos  años.  Refiriéndose  á  él  dice: 
«Los  caracteres  litológ-icos  de  este  tramo  son,  en  la  parte  alta, 
areniscas  amarillentas  y  puding-as  cuarzosas  en  bancos  nu- 
merosos, sumando  una  potencia  total  considerable.  En  el  cen- 
tro, pizarras  carbonosas  y  bancos  de  hulla.  En  la  base,  calizas 
filadíferas  de  g-ran  espesor».  Estas  últimas  son  la  calizas  d 
(jriotte  ó  del  mármol  amigdalino,  que  sig-uiendo  la  opinión  ad- 
mitida por  Leymerie  y  por  todos  los  g-eólog'os  se  habían  incluí- 
do  siempre  en  el  devónico,  pero  que  M.  Charles  Barréis  atri- 
buye al  carbónico.» 

No  quiero  discutir  por  ahora  la  situación  que  á  estas  calizas 
corresponde;  pues  si  bien  teng-o  mis  dudas  por  lo  que  á  la  opi- 
nión de  M.  Barréis  hace  referencia,  espero  que  las  sucesivas 
investig-aciones  me  permitirán  fijarla  con  toda  claridad. 

Después  de  describir  la  faja  hullera  objeto  de  explotación, 
dice  el  mencionado  autor:  «Las  pizarras  carboníferas  llevan 
muchas  impresiones  de  plantas,  de  las  que  se  pueden  obtener 
muy  buenos  ejemplares,  principalmente  en  las  minas  Faig  y 
Jiincá,  donde  varias  veces  han  cortado  los  trabajos  una  de  las 
hiladas  en  que  estos  restos  fósiles  son  más  abundantes. 

Por  el  camino  que  conduce  desde  la  boca-mina  Balanza  á 
la  mina  Jiincá,  se  encuentra  en  la  marg-en  derecha,  al  atrave- 
sar un  pequeño  barranco,  un  banco  de  arenisca  hullera  casi 
vertical,  cuya  superficie  ostenta  g-randes  troncos  aplastados, 
alg-uno  de  los  cuales  mide  dos  metros  de  long-itud,  pero  en  mal 
estado  de  conservación  para  poderse  determinar  específica- 
mente. 


DE    HISTORIA.   NATURAL.  14Í> 

La  sig-uiente  lista  reseña  las  especies  fósiles  de  la  flora  car- 
bonífera encontradas  aquí,  seg'ún  ha  publicado  el  Sr.  Areitio 
en  su  Enumeración  de  las  plantas  fósiles  españolas.  (Anales  de 
la  Soc.  esp.  de  Hist.  nat.  Madrid,  1874). 

Calamites  Suckovi  Brng-t. 

—  cistu  Brng-t, 

—  d'uMus  Artis. 

—  approximatns  Schlot. 
Calamocladus  hnujifolíus  Bronn. 

—  equisetiformis  Schlot. 

—  grandis  Sternb. 
Macrostachya  Í7i fundibuliformis  Bronn. 
Annullaria  radíala  Brng-t. 
Sphenopteris  Schlolheimi  Sternb. 

—  latifolia  Brng-t. 
Ciclopteris  trichomanoides  Brng-t. 
Neuropteris  Loshii  Brng-t. 

—  Grangeri  Brng-t. 
Pecopteris  arborescens  Schlot. 

—  oropteridia  Schlot. 

—  unita  Brng't. 

—  Milboni  Artis. 

—  polymorpha  Brng-t. 

—  hemileloides  Brng-t. 

—  Meriani  Brng-t. 
Goniopteris  argiita  Brng-t. 
AletJiopteris  Serlii  Brng-t. 

—  aquilina  Schlot. 

—  Grandini  Brng-t. 

—  Dournaissii  Brng-t. 
Lepidodendron  aculeatum  Sternb. 
Stigmaria  fícoides  Brng-t. 

Hasta  aquí  D.  Luís  M.  Vidal.  En  mis  investig-aciones  por  la 
vertiente  SO.  de  la  montaña  de  Sant  Antoni  para  determinar 
la  potencia  y  relaciones  de  las  calizas  dgri o t le  que  la  integ-ran, 
tuve  la  fortuna  de  encontrar  unos  bancos  de  pizarras  micáceas 
amarillentas  y  neg-ruzcas  que  vienen  á  continuación  de  aqué- 
llas, y  que  á  su  vez  son  seg-uidas  de  los  bancos  de  arenisca  y 
puding-a  cuarcífera. 

El  reconocimiento  que  de  las  mismas  hice  dio  por  resultada 


150  boletín  de  la  sociedad  española 

el  hallazg'o  de  varias  impresiones  de  plantas,  entre  las  cuales 
eran  períectamente  reconocibles  los  g"éneros  Pecopteris  y  An- 
nularia.  Por  falta  de  obras  de  consulta  y  ejemplares  de  compa- 
ración, mi  disting-uido  maestro  el  canónig-o  Almera  remitió 
las  piezas  encontradas  á  M.  Barrois,  quien  á  su  vez  las  entreg-ó 
al  eminente  especialista  M.  Zeiller  para  que  procediera  á  su 
estudio  y  clasificación,  contestando  al  cabo  de  alg-ún  tiempo 
en  la  sig-uiente  forma:  ^<J'ai  Thonneur  de  vous  informer  queje 
viens  de  terminer  l'examen  de  la  petite  serie  d'emju'eintes  ve- 
getales de  Camprodónque  M.  Ch.  Barrois  m'acommuniqué  de 

votre  part J'inseris  ci-aprés  l3s  noms  des  espéces  reconnues: 

Pecopteris  CandoUei ,  Pee.  feminceformis  et  surtout  Linopteris 
Germari  indiquent  un  niveau  stéplianienne  assez  elevé;  mais 
il  est  impossible  de  préciser  l'liorizon,  toutes  ees  espéces  se 
trouvant  á  partir  de  la  zone  la  plus  élevée  du  stéphanien  ino- 
yen  et  se  poursuivant  jusque  dans  l'antunien.  Le  plus  proba- 
ble est  qu'on  aaffaire  la  á  r«étag"e  de  Filicacées»  ou  a  r«étag-e 
des  Calamodendrées.»  Ce  que  j'ai  vu  d'Og-arra  y  indiquerait 
peut-étre  un  niveau  un  peu  moins  ¿levé;  mais  d'une  localité 
comme  de  l'autre  je  n'ai  pas  eu  assez  d'échantillons  pour  con- 
ciure  k  l'absence  positive,  dans  Tune,  de  telle  ou  telle  espé- 
ce  observée  dans  l'autre,  et  il  se  peut  qu'elles  appartien- 
nent  toutes  deux  au  méme  liorizon.  Veuillez  ag-réer...  etc. — 
R.  Zeiller.» 

LISTE  des  ESPKCES  CONTENUES  DANS    l'eNVOI  DE  CAMPRODÓN. 

Peco2)teris  CandoUei  Brng-t. 

—  oreoj)teridia  Schlo.  (sp). 

—  fructifié  {Asterotheca)  indeterminable. 

—  fructiñé  (cf.  Pee.  alethopteroides  Gr.  Eury),  inde- 

terminable. 

—  fenmwfonms  Schlo.  (sp.)  {=Pec.  argitia,  Stem). 

—  cf.  Pluckeneti  Brng-t. 

Linopteris  Germari  Gieb.  (sp.)  {=Dictyopteris  Schülztei  Roem.) 
Annularia  sphenophylloides  Zenk.  (sp.) 

—  steUata  Schl.  (sp.)  [—Ann.  looigifolia,  Brng-t.) 
Bruckmannia  tuherculata,  Stern.  (=epi.  W Annularia steUata.) 
Comparando  esta  lista  del  Más  de  Molió  de  Camprodón  con 

la  anterior  de  Og-arra  se  nota  que  la  casi  totalidad  de  las  es- 


DE    HISTORIA    NATUliAL.  151 

pedes  es  diferente,  con  lo  cual  resulta  aumentada  nuestra 
flora  carbonífera. 

Además,  queda  demostrado  la  existencia  del  nivel  estefa- 
niense  ó  carbónico  superior  en  el  valle  de  Camprodón.  Por  lo 
que  respecta  á  la  duda  de  M.  Zeiller,  muy  fundada  por  cierto 
á  causa  de  la  poca  cantidad  de  ejemplares  recog-idos,  sobre  la 
relación  de  nivel  entre  los  yacimientos  de  Og-arra  y  el  de 
Camprodón,  si  bien  me  inclino  á  creer  superior  á  este  último, 
espero  que  nuevas  investig-aciones  me  permitirán  resolverla, 
así  como  darme  la  explicación  del  porqué  perteneciendo  estas 
capas  al  carbónico  superior  se  encuentran  en  contacto  inme- 
diato de  las  calizas  a  griotte,  que  alg-unos  consideran  como 
miembro  de  su  piso  inferior. 

Notas  de  histología  vegetal 

roR 
D.    EDUARDO    REYES    PROS  PER. 

En  el  robusto  y  enorme  peciolo  de  las  hojas  de  la  Musa  Eu- 
sete  Gmel  se  encuentran  tabiques  verticales  y  horizontales  de 
una  sorprendente  reg-ularidad  en  la  disposición  respectiva. 

Dando  al  peciolo  una  sección  vertical  se  ve  que  en  los  tabi- 
ques horizontales  alternan  tabiques  g-ruesos  con  otros  más 
delg-ados.  Si  á  su  vez  obtenemos  secciones  horizontales  en  los 
tabiques  gruesos  se  perciben  hermosas  células  estrelladas  que 
poseen  en  su  interior  cristales  aislados  g-eneralmente,  corres- 
pondientes al  sistema  rómbico.  Afectan  la  forma  de  mag-níü- 
cos  y  larg'os  prismas  de  tamaño  considerable,  pues  con  el  ocu- 
lar 1  y  el  objetivo  8  Schieck  se  los  ve  en  ocasiones  hasta  de 
más  de  una  pulg-ada  de  long-itud  en  el  campo  del  microscopio. 

Si  obtenemos  secciones  verticales  de  los  mismos  tabiques 
horizontales  g-ruesos  se  observan,  sobre  todo  cerca  de  los  pun- 
tos de  adherencia  de  los  tabiques  horizontales  y  los  verticales 
en  las  dos  capas  que  limitan  el  espesor  del  tabique,  células 
provistas  de  rafides  abundantes.  Estas  células  tienen  la  parti- 
cularidad de  sobresalir  de  las  otras  y  aparecer  sobre  la  super- 
ficie como  pelos  cortos  mazudos  unicelulares,  ó  al  menos  como 
garandes  células  papiliformes. 

Unas  veces  apareen  como  sentadas  sobre  las  capas  exterio- 


152  boletín    de    la    SOCIEDAD   ESPAÑOLA 

res  de  células  que  costituyeu,  por  decirlo  asi.  la  epidermis  su- 
perior é  iuferior  de  cada  tabique,  y  en  otras  ocasiones  sa  per- 
cibe como  un  pedicelo  corto  en  el  punto  de  unión  de  dichas 
células  rafidiferas  con  el  resto  del  tejido,  lo  que  da  á  dichas 
células  curioso  aspecto,  y  hasta  se  las  puede  mover  con  las 
ag-ujas  de  micro-disección  á  un  lado  y  á  otro  sin  que  por  esto 
la  adherencia  se  destruya. 

Se  ve  por  tanto  que  en  los  tabiques  horizontales  gruesos  de 
la  Miisa  Eíisete  Gmel  se  encuentra  un  caso  notable  de  pa- 
rénquima  de  células  estrelladas  cristalíferas  y  otro  de  células 
rafidiferas  de  disposición  muy  particular.  Ning-uno  de  ellos  he 
visto  citado,  y  creo  ofrezcan  interés  para  los  que  de  histología 
veg"etal  se  ocupan. 


Nuevos  hongos  de  España 

POR 

D.    BLAS  LÁZAIÍO 

(Conclusión). 

Continuando  el  axamen  de  los  hong-os  hallados  en  la  colec- 
ción del  Sr.  Lag-una,  resultan  nuevas  para  nuestra  flora,  ade- 
más de  las  especies  comprendidas  en  mi  nota  del  mes  pasado, 
las  sig'uientes  especies: 

Ustilago  bromivora  Waldh. — Varios  ejemplares  recog'idos  por 
el  Sr.  Lag-una  el  16  de  Mayo  de  1878  en  el  camino  del  Escorial 
á  Guadarrama,  y  que  creo  pertenecen  al  Bromiis  steriUs  L., 
aparecen  con  las  flores  atacadas  por  un  hong-o  ustilag-ináceo, 
que  según  los  caracteres  que  he  podido  comprobar  por  la  ins- 
pección microscópica,  deben  referirse  al  Ustilago  bromivora 
Waldh.  La  etiqueta  orig'inal  no  dice  más  que  «Usllhigo  en  las 
flores 'de  un  Brojtms»,  pero  el  estado  de  los  ejemplares  permite 
determinar  cuáles  son  la  especie  atacada  y  la  parásita. 

Cantharellus  infundibuliformis  Scop  — Hallados  por  el  señor 
Lag'una  en  la  Herrería  del  Escorial  el  6  de  Noviembre  de  1874, 
y  determinados  con  duda  con  Agaricus  cyalhiformis  BuU.,  ó 
A.  in/ímdidtili /ormis  Biú\.  Resulta  que,  en  efecto,  correspon- 
den á  la  última  de  estas  especies,  que  debe  denominarse  hoy 


Bol.  de  la  Soc.  rsp.  de  Htst.  nat. 


T.  II.  LÁM.  III. 


A.CJel. 


rn 


Dictyolus  Lagunae  Láz.  (tamaño  doble  del  natural).— a  y  /;,  aparatos  esporíferos 
vistos  por  el  envés;  c,  ídem  id.  por  el  haz;  e,  f  y  <j,  secciones  de  la  porción  f-uperior, 
media  é  inferior  del  pedicelo. 

Dictyolus  pedicellatus  Láz.  (tamaño  cinco  veces  mayor  nue  el  natural).— /¿  é  i, 
aparatos  esporiferos  vistos  por  el  envés;  y,  idem  id.  por  el  haz;  ¿,  w?,  n  y  o,  secciones 

del  pedicelo. 


Bol.  de  la  Soc.  ksp.  df,  Htst.  nat. 


T.  II.  LÁM.  IV. 


-.-«^'^vx 


A.C  ¿.' 


Scleroderma  hemispViaerlcum  Láz.  (tamaño  -^  del  natural  ).—« ,  aparato  espo- 

rífero  joven  con  rizoides;  í,  irlem  id.  adulto;  c,  d  y  e,  secciones  de  éste  en  diversos 
estados  de  maduración. 


Dt?    HISTORIA    NATI'RAL.  \m 

como  CaiiUiarellusiiifiindihiüifGrims  Scop..  especie  no  citada 
liasta  hoy  en  la  Península. 

Dictyolus  Lagunae  ^p.  nov.  (Lám.  iir,  a,  \b,  c,  d,  e,  f  y  g).— 
Parece  ser  que  en  Noviembre  y  Diciembre  de  1874  y  en  Enero 
del  sio-uiente  año  recog-ió  I).  Máximo  Lag-una  en  el  Escorial, 
«en  el  suelo,  entre  el  musg-o»,  unos  liong-os  que,  aunque  ma- 
croscópicos, eran  muy  pequeños  y  que  debieron  llamar  pode- 
rosamente su  atención  dadas  las  tentativas  que  hizo  para 
determinarlos,  cosa  que  no  consig-uió,  á  jnzg-ar  por  lo  vario  de 
sus  resultados.  Tres  son  las  etiquetas  que  acompañaban  á  los 
ejemplares  y  cuatro  los  nombres  que  en  ellos  fig-uran.  Agaricus 
muscigenus,  Hehella  dhwidiaía  y  CantJiareUus  mmcigenvs  apa- 
recen tachados  por  el  Sr.  Lag-una,  pero  bien  leg-ibles;  y,  por 
último,  en  todas  las  etiquetas  prevalece  el  nombre  de  Cantha- 
relJus  ¡rpms  Fr.  con  interrog-ante. 

Adviértese  desde  lueg'O  que  la  determinación  de  estos  hon- 
g-os,  como  el  Helrella,  es  inadmisible,  pues  no  es  dudoso  que 
son  hong-os  liimenomicetos  y  no  ascomicetos.  El  microscopio 
resuelve  toda  duda  en  este  punto,  y  solamente  lo  extraordinario 
de  la  forma  de  su  aparato  esporífero  puede  sug-erir  tal  idea. 
Tonstan,  en  efecto,  de  un  limbo  sostenido  por  un  pedicelo  la- 
teral, forma  extraordinaria  de  ciertos  ag-aricáceos.  Esto  y  su 
pequeño  tamaño  hacían  difícil,  al  par  que  interesante,  la  de- 
terminación específica  de  tales  hong-os,  que  desde  lueg-o  me 
inspiraron  g-ran  interés.  La  determinación  como  Cantharelhis 
era  desde  lueg'o  más  aproximada,  pero  actualmente  no  se  in- 
cluyen en  este  g-énero  sino  especies  que  tienen  pedicelo  larg*o 
y  central  ó  muy  poco  excéntrico;  y  el  hong-o  de  que  se  trata 
tiene  el  pedicelo  bastante  corto  y  enteramente  lateral,  caracte- 
res que  hoy  corresponden  al  g-énero  Dictyolus  de  Quelet. 

Dentro  de  este  g-énero  fig-ura  actualmente  una  de  las  especies 
á  que  el  Sr.  Lag-una  se  refería  en  sus  primeras  determinacio- 
nes, pues  el  Agaricus  muscigenus  corresponde  hoy  al  Dictyolus 
muscigenus,  pero  esta  especie  tiene  el  pedicelo  nulo  ó  cortísimo, 
y  sus  demás  caracteres  no  coinciden  tampoco  con  el  hong-o  en 
cuestión.  Como  quiera  que  tampoco  le  convienen  los  caracte- 
res de  ning-una  otra  de  las  especies  descritas  dentro  del  g-énero 
mencionado,  y  convencido  de  que  á  él  pertenece,  he  creído  que 
debía  darle  á  conocer  como  especie  nueva,  describiéndole  y 
dándole  el  nombre  específico  que  encabeza  esta  nota  en  me- 

T.  n-Mar«o,  1902.  II 


151  boletín    DK    la    SOClIíDAn    KSPANOLA 

moi'ia  del  ilustre  botánico,  cava  reciente  pérdida  lamentamos, 
á  cuyo  espíritu  de  observación  se  debe  su  liallazg"o. 

El  Dictyohis  Lagunce  Láz.  es  un  hon¿>-o  de  1  á  3  cm.  de  altura 
total,  con  el  aparato  esporífero  formado  por  un  pedicelo  sobre 
el  cual,  y  casi  en  el  mismo  plano,  aparece  un  disco  plano,  on- 
deado en  su  marg-en  y  á  veces  con  lig-era  tendencia  al  arrolla- 
miento, afectando  al  principio  la  forma  de  un  sector  circular  y 
lleg"ando  después  á  ser  más  ó  menos  arriñonado  en  los  ejem- 
plares más  desarrollados,  siempre  alg'o  lobulado  irregular- 
mente,  con  senos  bien  perceptibles  entre  lóbulo  }'  lóljulo.  La 
lámina  que  constituye  el  aparato  esporífero  es  poco  carnosa, 
translúcida,  brillante,  de  color  pardo  claro  en  fresco  y  opaca, 
mate  y  pardo  g-risácea  en  seco,  sin  que  se  advierta  diferencia 
de  color  ni  de  estado  superficial  entre  una  y  otra  cara.  El  haz 
es  liso,  y  en  el  envés  se  perciben  nerviaciones  numerosas  y 
finas  y  alg"o  ramificadas,  que  naciendo  casi  en  la  base  del  lim- 
bo, extienden  sus  ramificaciones  hasta  el  marg-en.  El  pedicelo 
tiene  de  medio  á  un  centímetro  de  altura  y  1  mm.  de  g-rueso 
en  los  ejemplares  mayores;  es  poco  carnoso;  en  la  parte  supe- 
rior presenta  el  mismo  color  que  el  limbo,  pero  va  palidecien- 
do hacia  su  base,  que  es  de  color  verde  oliváceo,  y  pálido  en 
fresco  y  casi  blanco  en  seco. 

Dictyolus  pedicellatus  Sj).  nov.  (Lám.  iii,  h,  i,j,  I,  m,  n  y  ó). 
—  No  es  la  anterior  la  única  especie  nueva  de  este  g'énero  que 
he  hallado  entre  las  recolecciones  efectuadas  por  el  Sr.  Lag-una; 
pues  procedente  de  la  misma  localidad  (pradera  de  la  Herrería, 
del  Escorial)  encontré  unos  hong'os  muy  diminutos,  que  tenían 
analogía  con  los  de  la  especie  anterior,  pero  que  no  podían 
referirse  á  ella  por  su  forma  y  sobre  todo  por  el  tipo  de  las 
nerviaciones  que  en  estos  hong'os  representan  las  laminillas 
liimeniales.  Seg-ún  la  etiqueta  que  les  acompañaba  fueron  re- 
cog-idos  en  Diciembre  de  1877,  y  eran  casi  blancos  en  fresco, 
pero  no  llevan  indicación  ning-iina  respecto  de  su  determina- 
ción. Reconociendo  en  ellos  como  indubitables  los  caracteres 
del  g'énero  Dictijohis,  y  no  pudiendo  referirlos  á  ninguna  de  las 
especies  que  hallo  descriptas,  debo  considerarlos  como  repre- 
sentantes de  una  nueva,  y  como  uno  de  sus  caracteres  más 
notables  dentro  del  g-énero  es  la  long'itud  de  su  pedicelo,  pro- 
pong'o  para  ella  el  nombre  de  Dictyolus  pedicellatus.  Su  carac- 
terística puede  formularse  en  los  sig'uientes  términos: 


Dlí    HISTORIA   NATURAL.  155 

Aparato  himeiiial  muy  pequeño,  de  1  cm.  de  altura  total  en 
los  ejemplares  más  desarrollados,  correspondiendo  la  mitad  de 
esta  altura  al  limbo  y  el  resto  al  pedicelo.  Limbo  plano  muy 
delgado  con  el  contorno  casi  semicircular  é  irreg'ularmente 
sinuado  con  los  senos  apenas  esbozados,  bruscamente  ang-osta- 
do  en  peciolo  y  aun  casi  truncado  en  alg-unos  ejemplares.  El 
color  del  limbo  es  amarillento  pálido  por  ambas  caras,  alg-o 
anaranjado  en  los  bordes  y  en  las  nerviaciones  del  envés,  colo- 
raciones que  no  cambian  g-ran  cosa  del  estado  seco  al  húmedo. 
Las  nerviaciones  nacen  en  la  base  del  limbo,  son  en  su  orig-en 
mu3^  poco  numerosas,  se  van  ramificando  al  alejarse  del  cen- 
tro y  prolongándose  hasta  terminar  en  los  bordes  del  limbo; 
aunque  delgadas,  se  acusan  muy  claramente  por  su  relieve  y 
coloración  y  por  estar  bastante  espaciadas.  Pedicelo  lineal,  an- 
g'ostísimo,  amarillo  anaranjado  y  algo  engn'osado  en  su  por- 
ción terminal. 

Clitocybe  cervina  Ilof/'iti'. — Especie  no  citada  en  España  y  á 
la  cual  pertenecen  los  ejemplares  que  con  el  nombre  de  Aga- 
ricus  cervinus  he  hallado  en  la  colección  del  Sr.  Laguna.  Fue- 
ron recogidos  en  el  Escorial  en  Noviembre  de  1874. 

Tricholoma  acerbum  BuJl. — Especie  hallada  en  la  colección 
de  que  tratamos  con  el  nombre  de  Agaricus  acerbiis,  y  que  según 
expresa  la  etiqueta  que  la  acompaña,  fué  recogida  en  el  Esco- 
rial en  Octubre  de  1874.  Parece,  en  efecto,  que  los  ejemplares 
existentes  pertenecen  á  la  mencionada  especie. 

Mycena  corticola  /S'cAww^.— Recogida  también  por  el  Sr.  La- 
guna en  la  misma  estación  y  localidad. 

Mycena  filopes  BuU.— Con  el  nombre  de  Agaricus  filop es,  que 
hoy  corresponde  al  género  Mycena,  existe  en  la  misma  colec- 
ción y  está  recogida  el  1(5  de  Noviembre  de  1876  «entre  la  ho- 
jarasca, junto  á  las  matas  de  roble». 

Pleurotus  perpusillus  i^'y.  — Con  la  denominación  de  Agañ- 
cus perimsilhis  aparecen  ejemplares  de  esta  curiosa  especie  so- 
bre cortezas  y  con  la  indicación  «Escorial  (Herrería;  en  troncos 
viejos)  6  de  Noviembre  de  1874. 


Y  ya  que  de  hongos  nuevos  para  la  ñora  española  trato  en 
esta  nota,  haré  mención  de  algunas  otras  especies  que  se  ha- 


156  boletín    de   la    SOCIEDAD   ESPAÑOLA 

lian  en  el  mismo  caso,,  pero  que  no  proceden  de  las  recoleccio- 
nes del  Sr.  Lag'una,  sino  de  mis  propias  herborizaciones  y  de 
las  de  alg-unos  otros  disting-uidos  consocios  nuestros  que  han 
tenido  la  bondad  de  encarg-arme  de  su  determinación.  Todas 
las  que  han  resultado  nuevas  para  España  las  tenía  destinadas 
á  una  nueva  serie  de  Notas  criticas;  mas  ya  que  las  circuns- 
tancias me  han  decidido  á  i'edactar  la  comunicación  que  ante- 
cede, creo  que  sea  oportuno  asociar  á  ella  estos  datos, 

Melampsora  Tremulse  Tul. — A  esta  especie  corresponde,  sin 
duda  alg-una,  la  que  presentan  alg'unas  hojas  de  los  ejempla- 
res PopuJus  trémula,  recogidos  por  mí  en  Benasque  en  Julio 
de  1894. 

Polyporus  viscosus  Pers. — A  esta  especie  creo  que  deben  refe- 
rirse los  ejemplares  que  el  Sr.  López  de  Zuazo  me  presentó 
durante  su  estancia  en  Madrid  en  Febrero  próximo  pasado,  y 
que  fueron  recogidos  por  dicho  señor  en  Octubre  del  último 
año  en  las  inmediaciones  de  Burg-oá. 

Cortinarius  arenarius  Quelet. — Especie  que  con  g-ran  abun- 
dancia veng'o  observando  durante  los  últimos  veranos,  y  muy 
especialmente  en  Julio  y  Septiembre,  en  los  suelos  arenosos 
de  Salinas  de  Aviles,  en  Asturias.  Mis  prolong-adas  estancias 
veranieg-as  en  dicha  localidad  me  permiten  certificar  de  la 
existencia  y  abundancia  de  dicho  hong-o  en  los  pinares  forma- 
dos por  el  Pimis  Pinaster. 

Marasmius  alliatus  Schnm. — Esta  especie,  no  indicada  entre 
sus  cong-éneres  de  España,  existe,  sin  embarg-o,  en  Castilla  la 
Yieja,  teniéndola  en  mi  colección  de  Avila,  recogida  por  el  se- 
ñor Barras  de  Arag'ón,  y  de  Burg-os,  aportada  por  el  Sr.  López 
de  Zuazo.  Ambos  señores,  que  recog-en  con  g-ran  cuidado 
cuanto  de  notable  hallan  en  sus  localidades,  me  trajeron  estos 
hong-os  para  su  determinación. 

Coilybia  coUina  Scop. — Recogida  alg-una  vez  en  la  Moncloa 
(Madrid)  durante  el  mes  de  Octubre,  en  diferentes  años.  Como 
no  la  he  encontrado  más  que  una  vez  en  la  Casa  de  Campo  y 
tampoco  la  he  visto  nunca  en  abundancia  en  la  Moncloa,  de- 
duzco que  esta  especie  es  rara  en  las  inmediaciones  de  Madrid 
y  que  debería  buscarse  en  otras  localidades. 

Lycoperdon  furfuraceum  Sch. — Distan  mucho  de  estar  bien 
conocidos  los  hong-os  licoperdáceos  de  nuestro  país,  no  obstan- 
te su  abundancia,  lo  ostensible  de  su  presencia  y  su  fácil  con- 


DE    HISTORIA   NATURAL.  157 

serva ción  en  seco,  por  lo  que  en  estos  últimos  años  lie  puesto 
mayor  interés  en  recog-erlos  y  determinarlos.  Por  esto  he  tenido 
ocasión  de  hallar  alg-una  especie  antes  no  citada,  y  en  este 
caso  se  halla  el  L.  fu rf artice iim,  que  en  abundancia  aparece 
en  Salinas  de  Aviles  en  los  otoños  lluviosos,  y  según  he  tenido 
ocasión  de  ver,  persiste  en  Diciembre  y  en  Enero.  Es  muy  pro- 
bable que  exista  en  todas  las  provincias  del  Norte. 

Lycoperdon  gemmatum  (Ersted. — Especie  que  se  halla  en  el 
mismo  caso  que  la  anterior,  y  que  solo  por  la  escasa  atención 
de  los  observadores  puede  explicarse  que  no  se  haya  mencio- 
nado antes,  probablemente  por  confundirla  con  el  Lycoperdon 
echinatwn,  del  cual  difiere  por  tener  mucho  más  cortos  y  cae- 
dizos los  ag-uijones  del  peridio  externo  y  por  tener  un  pedicelo 
muy  manifiesto  y  largo,  órgano  que  es  corto  ó  nulo  en  el 
Z.  echinatum.  El  L.  gemmatum  CErsted  abunda  en  Octubre  en 
la  Casa  de  Campo,  El  Pardo  y  la  Moncloa. 

Scleroderma  vulgare  Fr. — Hasta  hoy  no  se  ha  citado  en  Es- 
paña más  que  el  Scleroderma  lerrucosum,  cuya  existencia  es 
indudable,  pero  no  se  ha  hecho  ninguna  indicación  déla  exis- 
tencia del  Sel.  vulgare,  ni  aun  en  Portugal,  cuya  flora  micoló- 
gica  está  mejor  estudiada  que  la  nuestra.  No  obstante  esto,  he 
podido  comprobar  que  esta  especie  existe  en  los  bosque  de  ro- 
bles, castaños  y  abedules  de  Asturias  (no  en  los  pinares),  en 
donde  he  recogido  numerosos  ejemplares,  guardando  bastan- 
tes en  mi  colección  propia  y  en  la  que  he  formado  para  mi  cá- 
tedra. 

Scleroderma  hemisphaericum  Sp.  uot.  (Lám.  iv,)-  Entre  los 
ejemplares  del  género  Scleroderma  recolectados  por  mí  en  Astu- 
rias en  los  cuatro  últimos  años,  han  llamado  mi  atención  algu- 
nos de  los  recogidos  en  el  monte  de  Raíces  (cercanías  de  Avi- 
les), porque  sus  caracteres  no  se  conforman  bien  con  los  del 
Scleroderma  melgare,  especie  que  sin  duda  es  la  más  afine  de 
sus  congéneres.  Las  observaciones  repetidas  y  minuciosas 
hechas  en  fresco  me  han  decidido  á  considerarle  como  una 
nueva  especie  del  mencionado  género,  proponiendo  para  ella 
la  denominación  de  Scleroderma  hermsphcericum,  por  la  forma 
de  sus  aparatos  esporíferos.  Sus  caracteres  más  esenciales  son 
los  siguientes: 

Aparato  esporífero  de  unos  tres  á  seis  centímetros  de  diáme- 
tro en  su  base  por  dos  á  tres  y  medio  de  altura,  más  ó  menos 


158  BULETÍN    DE   LA   SOCIEDAD   ESPAÑOLA 

esférico  al  comenzar  á  formarse,  pero  casi  hemisférico  al  ulti- 
mar su  desarrollo,  con  la  superficie  inferior  plana  y  aun  mar- 
cadamente deprimida  en  su  centro,  para  dar  inserción  á  los 
rizoides.  Superficie  del  peridio  ag-rietada,  formando  un  dibujo 
de  placas  irreg-ulares,  de  color  pardo  claro,  y  las  cuales  son  re- 
lativamente g-randes  en  la  parte  superior  del  peridio,  y  se  van 
reduciendo  hasta  aparecer  como  puntitos  en  la  base  de  la  su- 
perficie lateral,  desapareciendo  en  la  cara  inferior;  la  superficie 
que  se  descubre  en  las  g-rietas  que  separan  entre  sí  estas  placas 
es  blanco-amarillenta.  Las  paredes  de  la  g-Ieba  son  al  principio 
relativamente  g-ruesas  y  de  color  amarillento;  el  tejido  esporí- 
fero  es  amarillo  parduzco  al  principio  y  después  pardo.  Cuan- 
do el  aparato  esporífero  alcanza  la  madurez,  las  paredes  de  la 
gieba  se  adelg-azan  considerablemente  3'  el  tejido  esporífero  se 
contrae,  resultando  en  el  interior  una  g-ran  cavidad  tapizada 
por  una  substancia  pulverulenta  de  color  pardo  verdoso,  la 
cual  está  formada  por  las  esporas,  mezcladas  con  abundantes 
fibrillas  cortas  y  larg-as  procedentes  del  capilicio  y  de  los  este- 
rignnatos. 

Hállase  durante  el  verano  y  otoño  en  los  céspedes  musg-osos 
de  la  localidad  mencionada. 

Cyathus  fimetarius  BC . — Entre  varios  hong'os  curiosos  reco- 
g-idos  por  nuestro  consocio  D.  Daniel  Gutiérrez  Martín,  y  que 
me  ha  entreg-ado  para  su  determinación,  fig-uran  alg-unos  cuyo 
hallazg-o  bastaría  para  acreditarle  de  recolector  concienzudo. 
Entre  ellos  se  halla  la  especie  cuyo  nombre  encabeza  esta  no- 
ta, nueva  para  nuestra  flora,  y  recog-ida  en  Diciembre  de  1900 
en  Olmedo  (Valladolid)  sobre  estiércol  vacuno  bastante  avan- 
zado y  aun  casi  convertido  en  mantillo. 

Peziza  coccínea  Jacq. — También  el  hallazg-o  de  esta  especie 
se  debe  al  Sr.  Gutiérrez  Martín,  quien  me  entreg'ó  ejemplares 
ya  determinados  para  que  los  comprobase,  hallando  que,  en 
efecto,  pertenecían  á  la  P .  coccínea.  Seg'ún  la  etiqueta  que 
acompañaba  á  los  ejemplares,  éstos  fueron  recog-idos  en  Di- 
ciembre de  1900  «sobre  ramas  muertas  de  olmo,  en  las  riberas 
de  .Santa  Ana»,  Olmedo, 

Diatrype  disciformis  Fr. — Desde  hace  alg-unos  años  tenía 
clasificados,  como  pertenecientes  á  esta  especie,  unas  cortezas 
de  aliso  profusamente  pobladas  de  receptáculos  fructíferos  de 
un  hong-o;  los  ejemplares  alemanes  que  de  esta  especie  he 


DE    HISTORIA    NATURAL.  15!) 

tenido  ocasión  de  estudiar  en  la  colección  del  Sr.  Lagnina  me 
han  convencido  de  la  identidad  de  ambas  especies.  Los  por  mí 
recog'idos  lo  fueron  en  la  Cerdaña  española  en  el  verano  de 
1897  en  las  cercanías  de  Puig-cerdá. 


Una  excursión  botánica  al  Pico  de  Ocejón 


D.  .I()A(¿UIN  MAS  Y  GriNHAL. 

1mi  el  mes  de  Junio  de  1901,  y  acom})nüado  enti-e  otros  ami- 
g-os  de  mi  ilustrado  coleg-a  el  Dr.  Blas  y  Manada,  tuvimos  oca- 
sión de  realizar  durante  los  días  26  á  30  de  dicho  mes  una 
excursión  botánica  partiendo  de  Espinosa  y  pasando  por  Co- 
g-olludo,  Arbancón,  Palancares,  Almiruete,  Tamajón,  etc.,  todos 
ellos  de  la  provincia  de  Guadalajara,  y  en  donde  recogí  más 
de  250  especies,  de  las  que  anoto  únicamente  los  liqúenes  re- 
cogidos en  su  mayoría  en  el  importante  Pico  de  Ocejón,  situa- 
do á  más  de  2.000  metros  sobre  el  nivel  del  mar,  y  adonde 
tuvimos  el  g-usto  de  subir  después  de  penosa  ascensión,  en- 
contrando en  su  cima,  entre  otras  especies  que  no  recuerdo,  el 
Rmnex  siifnilicosus  (j^y,  AlchemilJa  Alpina  L.  y  CJienopodium 
Bomis  Henrricns  L. 

Tratándose  de  un  punto  cercano  á  Almiruete  y  no  explorado, 
al  menos  que  sepa,  me  atrevo  á  enviar  á  la  Socikdad  la  lista 
de  liqúenes  clasificados,  merced  á  la  amabilidad  de  mi  queri- 
do maestro  y  amigo  el  Dr.  Lázaro,  por  si  tienen  interés. 

Cladonia  uncialis  Ach. — Molino  de  untarla. 

—  alcicornis  Flverk.— Ídem. 

—  pixidaía  .h\—láeAn. 
Peí li (/era  canina  Ach.— Ídem. 
Perííisaria  communis  BC . — ídem. 
Parmelia  perlata  Ach. — ídem. 

—  capeyata  DC. — Pico  de  Ocejón. 

—  liliácea  Ach. — ídem.  , 

—  o)jtp//aIodes  L.— Ídem. 

—  siigiah. — ídem. 
Lecaiiora  badia  Ach. — Ídem. 

—        aira  Ach. — ídem. 


m  BOLETÍN    DE    LA    SOCIEnAD    ESPAÑOLA 

AspiciUa  ieneh'osa  Nyl.— Pico  de  Ocejón. 

—        calcárea  Ach. — ídem. 
Lecidea  geograpMca  Schoer. — ídem. 

—      leplocline  Koerb. — ídem. 
Physcia  siellaris  Ach. 
Gyrophora  cilindrica  Ach. -ídem. 
Placodivm  mnronnn  DC. — ídem. 


BOLETÍN 


"SOCIEDAD  ESPAÑOLA  DE  HISTORIA  NATURAL 


Sesión  del  2  de  Abril  de  1902. 

PRESIDENCIA    DE    DON    FEDERICO    OLÓRIZ. 

El  Secretario  leyó  el  acta  de  la  sesión  anterior,  la  cual  fué 
aprobada. 

CoiTespoucleiicia. — Dio  cuenta  el  mismo  á  continuación  de  las 
sig-uientes  comunicaciones: 

De  un  autóg-rafo  del  señor  profesor  Mr.  Albert  Gaudry  en  que 
da  g'racias  á  la  Sociedad  por  haberse  adherido  á  la  fiesta  cele- 
brada en  honor  suyo,  deleg-ando  en  Mr.  Stanislas  Meunier  su 
representación. 

De  D.  Emilio  Ribera,  Catedrático  del  Instituto  de  Valencia, 
expresando  su  g-ratitud  por  el  voto  de  g*racias  consig-nado  para 
él  y  otros  socios  meritísimos  en  el  acta  del  8  de  Enero. 

De  la  Sociedad  Científica  Arg-entina  participando  el  falleci- 
miento del  Dr.  Carlos  Berg-,  Director  del  ^tuseo  Nacional  de 
Buenos  Aires. 

DelCong-resó  internacional  de  Botánica,  2.''  Circular  relativa 
á  la  constitución  y  al  modo  de  funcionar  la  Comisión  interna- 
cional de  Nomenclatura  botánica. 

— Se  acordó  hacer  constar  en  el  acta  el  sentimiento  con  que 
se  había  oído  la  noticia  de  la  muerte  del  profesor  Berg*  y  acce- 
diendo al  deseo  de  la  Comisión  del  Cong-reso  Internacional  de 
Botánica  de  dar  noticia  de  esta  circular  en  las  publicaciones 
de  Historia  natural,  se  leyeron  los  puntos  sig-uientes  á  que  ha 
lleg'ado  aquélla  en  vista  de  las  respuestas  recibidas  á  la  pri- 
mera circular  enviada:  1.",  necesidad  de  la  unificación  de  los 
principios  que  reg-ulan  la  nomenclatura  botánica;  2.",  aproba- 
ción del  voto  del  Cong-reso  relativo  al  nombramiento  de  una 

T.  II  -Abril,  1902.  I-J 


162  boletín    de   la    SOCIEDAD   ESPAKOLA 

Comisión  internacional  de  nomenclatura  botánica;  3.°,  discu- 
sión relativa  á  la  nomenclatura  que  se  abrirá  durante  el  pró- 
ximo Congreso  internacional  de  Botánica  de  Viena  en  1905; 
4.°,  la  Comisión  permanente  ha  desig-nado  las  personas  que 
han  obtenido  mayor  número  de  votos  de  diversos  países,  cuyos 
nombres  fig-uran  en  la  Circular  de  que  se  trata.  España  y  Por- 
tug"al  están  representadas  por  el  Dr.  Henriques,  Profesor  y 
Director  del  Jardín  Botánico  de  Coimbra. 

Se  expresa  por  último  en  la  Circular  el  funcionamiento  de 
esta  Comisión,  que  está  encarg'ada  de  preparar  las  discusiones 
en  el  Cong-reso  Internacional  de  Nomenclatura  de  Viena,  en 
1905.  Dicha  Circular  se  halla  en  la  Biblioteca  á  disposición  de 
los  socios  que  deseen  consultarla. 

Admisiones. — Quedaron  admitidos  como  socios  numerarios 
D.  Víctor  Escribano  García,  Catedrático  de  Anatomía  en  la 
Universidad  de  Granada,  y  D.  Juan  Rof,  Veterinario  militar  y 
ayudante  honorario  de  las  clases  prácticas  de  Zoología  de  Gra- 
nada, propuestos  por  D.  Pascual  Nacher  y  Vilar;  D.  Ang-el  B. 
de  la  Cruz  Nathan,  Director  de  la  Academia  de  «l.a  Cruz»  es- 
tablecida en  la  calle  de  Don  Juan  de  Villarrasa,  12,  2.",  en  Va- 
lencia, como  numerario,  y  D.  Julio  Esplug'ues  y  Armeng-ol, 
Profesor  auxiliar  del  Instituto  y  Jardinero  2.°  del  Botánico  de 
Valencia,  como  ag-reg^ado,  presentados  por  D.  Emilio  Ribera; 
el  Instituto  g-eneral  y  técnico  de  Valencia,  á  propuesta  del  señor 
Secretario  del  mismo,  D.  Emilio  Ribera;  la  Imprenta  de  Forta- 
net,  en  recuerdo  de  los  Sres.  Fortanet,  ya  difuntos,  que  perte- 
necieron á  esta  Sociedad  desde  su  fundación,  á  propuesta  de  la 
Junta  Directiva;  D.  Germán  Tejeiro  y  Moreno,  presentado  por 
D.  Juan  M.  Díaz  del  Villar;  y  D.  Luís  Muñoz  Cobo,  alumno  de 
la  Facultad  de  Ciencias,  presentado  por  D.  Celso  Arévalo,  como 
numerarios.  Se  hizo  la  propuesta  del  Instituto  de  Córdoba. 

Comunicaciones  verbales. — El  Sr.  Reyes  (D.  Eduardo)  dio  cuenta 
de  un  estudio  en  que  se  ocupa  sobre  el  crecimiento  de  las 
plantas  y  medida  de  su  velocidad,  indicando  las  investig-acio- 
nes  nuevas  que  ha  emprendido  y  que  por  apremios  de  tiempo 
no  había  podido  terminar  todavía. 

— El  Sr.  Rodrig-uez  Mourelo  presentó  un  curioso  ejemplar  de 
monosulfuro  de  hierro,  de  estructura  hermosamente  cristalina, 


DE    HISTORIA   NATURAL.  163 

obtenido  artificialmente  en  horno  de  Bloc  á  elevada  tempera- 
tura y  lueg-o  enfriado  poco  á  poco,  disertando  con  este  motivo 
sobre  los  procedimientos  empleados  para  obtener  este  cuerpo 
y  el  que  él  había  puesto  en  práctica. 

— El  Sr.  Calderón  dio  noticia  de  un  reciente  trabajo  del  doc- 
tor C.  A.  Westerlund,  de  Ronneby,  titulado  «Malacolog-ische 
Bemerkung-en  und  Besclireibung-en»  inserto  en  la  NachricJits- 
hlatt  der  Deulschen  Malahozool.  GeseUschaft,  X.  1-4,  1902,  en  el 
cual  se  describen  varias  especies  nuevas  españolas,  cuyas  diag-- 
nosis  se  insertarán  en  nuestro  Boletín  para  conocimiento  de 
los  señores  socios. 

— El  Sr.  Calderón  le3^ó  una  breve  noticia  sobre  «Una  lluvia 
de  polvo  en  Portug-al».  Indicó  después  que  en  una  reciente 
nota  «Sobre  la  existencia  de  fenómenos  g"laciares  en  el  Norte 
de  Extremadura»,  ha  empleado  el  Sr.  Hernández  Pacheco,  por 
vez  primera  seg-ún  creía,  y  á  instancia  suya,  la  palabra  torron- 
tero. Es  un  término  muy  castizo,  que  se  aplica  á  los  montones 
de  tierra  ó  g'uijos  que  dejan  las  avenidas  impetuosas  de  las 
ag-uas,  y  del  que  deberían  servirse  los  g-eólog'os  españoles 
cuando  de  tales  formaciones  se  trata,  ya  que  nuestra  leng-ua 
posee  una  expresión  tan  propia  para  desig-narlas. 

Con  este  motivo  el  Sr.  Rodríg-uez  Mourelo  indicó  alg-unos 
términos  castizos,  sobre  todo  referentes  á  metalurg-ia,  que  han 
caído  en  desuso,  sirviéndonos  de  palabras  extranjeras  y  á  ve- 
ces de  las  mismas  es]>añolas  que  han  pasado  á  otras  lenguas 
y  vuelven  á  la  nuestra  extranjerizadas. 

El  Presidente,  Sr,  Olóriz,  invitó  á  dichos  señores,  así  como  á 
cuantos  se  interesasen  por  estas  cuestiones  de  leng-uaje  cientí- 
fico, á  redactar  papeletas  que  podrían  irse  reuniendo  y  publi- 
carse en  g'rupos  ó  como  se  estimase  más  oportuno. 

Secciones — La  de  Barcelona  celebró  sesión  el  8  de  Marzo  de 
.1902,  bajo  la  presidencia  de  D.  José  Casares  Gil. 

Fueron  admitidos  como  socios  numerarios  los  señores  si- 
guientes de  Barcelona:  D.  Enrique  Moles  y  Ormella,  D.  Horacio 
Vallespinosa  Ruíz,  D.  Francisco  San  Salafranca  y  D.  Luís  Llo- 
bet  y  Pasto rs,  propuestos  por  D.  Marcelo  Rivas  Mateos,  y  Don 
José  Calvo  y  Antón,  propuesto  por  D.  José  Casares. 

Se  hicieron  cuatro  nuevas  propuestas  de  socios. 

— El  Sr.   Calleja   (D.  Carlos)  mostró   una  preparación  de 


164  boletín    de   la.    SOCIEDAD   ESPAÑOLA 

anatomía  microscópica  de  las  aves  y  prometió  redactar  una 
nota  sobre  el  particular  en  la  sesión  próxima.  El  Sr.  Casares 
(D.  José)  se  ocupó  de  la  presencia  del  mang-aneso  en  las  ag-uas 
minero-medicinales  de  Gerona. 

El  Sr.  D.  Jaime  Ferrer  presentó  una  nota  titulada  La,  tíirha 
del  delta  del  Ehro,  y  á  continuación  el  Sr.  Rivas  Mateos  dio 
lectura  de  otra  referente  á  «La  Santolina  ohlongifolia  Boiss». 

— Se  repartieron  papeletas  entre  los  señores  socios  para  la 
formación  del  catálog'o  de  nombres  vulg-ares  de  animales  de 
España. 

— La  Sección  de  Sevilla  celebró  sesión  el  18  de  Marzo  de 
1902,  bajo  la  presidencia  de  D.  Manuel  Paúl. 

— Quedó  admitido  como  socio  numerario  D.  Mig'uel  de  Bag-o 
y  Rubio,  Comandante  de  Ingenieros,  presentado  en  la  sesión 
anterior. 

Los  Sres.  del  Mazo  y  Paúl  presentaron  y  propusieron  para 
socio  de  número  á  1).  Enrique  Crú  y  Marqués,  Naturalista  Di- 
secador, dedicado  á  Ornitolog'ía  y  Entomolog-ía. 

— El  Sr.  del  Mazo  dio  cuenta  de  un  ejemplar  de  Vannelhis 
cristatus  Mey.  et  Wolf.,  completamente  albino,  caso  muy  cu- 
rioso por  su  rareza.  Procedía  de  Coria  del  Río,  y  disecado  por 
el  Sr.  Crú,  ha  sido  enviado  por  él  á  M.  .Tules  Ferrarlo,  de  Lyon. 


Notas  y  comunicaciones. 


Contribución  al  estudio  de  los  microlepidópteros 
de  la  Italia  Meridional 

POR 

EL    PROF.    ENRIQUE    CANNAVIELLO. 

Breves  observaciones  biológicas,  sistemáticas  y  morfológicas 
solre  el  género  <í.Hydrocam2)ay>  Latr. 

Este  g'énero  ha  sido  instituido  por  Latreille  en  1825,  y  está 
constituido  por  lepidópteros,  cuyas  larvas,  por  una  singular 
anomalía,  viven  y  sufren  todas  sus  transformaciones  debajo  del 
aa'ua. 


DE   HISTORIA   NATURAL.  165 

Se  halla  representado  por  pocas  especies  en  nuestra  Italia 
meridional,  pero  es  muy  frecuente  en  el  resto  de  Europa,  y  se- 
í^-ún  lo  que  dice  Zeller  (Verhandl.  Zool.  Bol.  Gesellsch.,  etc.)  es 
muy  abundante  en  las  tierras  pantanosas  de  la  América  del 
Norte  y  de  Australia. 

Caracteres  del  g'énero: 

Antenas  de  mediana  long-itud,  sutiles,  escamosas,  lucientes 
superiormente,  derechas,  poco  encorvadas  en  la  extremidad, 
con  la  porción  basilar  prismática. 

Lengua  corta,  sedosa. 

PaJpos  superiores  escamosos  delicados,  ascendentes  y  for- 
mados por  artejos  bien  distintos,  sensiblemente  encorvados  en 
los  dos  últimos  seg^mentos,  y  con  el  tercero  sutil,  casi  filiforme, 
C(')nico  en  la  base. 

Palpos  inferiores  cortos,  indistintamente  seg'mentados,  más 
fuertes  que  los  superiores  y  muy  próximos  uno  de  otro. 

Cahe:a  pequeña,  con  la  reg-ión  frontal  deprimida. 

Estemas  separados,  pequeños,  muy  perceptibles. 

Alas  del  primer  par  muy  anchas,  prolong-adas,  casi  rectan- 
g-ulares,  con  el  marg-en  entero,  adornado  por  una  franja  de  co- 
lor vivo,  de  consistencia  muy  lig-era,  con  aspecto  seríceo,  nun- 
ca transparentes;  el  colorido  g-eneral  uniforme  en  los  dos  pa- 
res, g-enpralmente  blanco-amarillento,  con  unas  rayas  pardas, 
formadas  por  manchas  y  orig-inando  sencillos  dibujos. 

Alas  áe\  seg-undo  par  muy  desarrolladas,  alarg'adas,  con  el 
marg'en  exterior  redondeado  y  entero. 

Abdomen  más  larg-o  que  las  alas,  siempre  delg-ado  en  el  c, 
eng"rosado  en  la  Q,  en  la  que  termina  en  punta  ag-uda. 

Patas  delg-adas,  pubescentes,  larg-as. 

Uñas  delgadas,  larg-as  y  encorvadas. 

La  omga  es  g-ruesa,  prolong-ada,  delg-ada  en  las  dos  extremi- 
dades, cóncava  lig-eramente  en  la  porción  superior  del  cuerpo  y 
deprimida  en  la  ventral,  con  la  cabeza  muy  pequeña,  escondida 
bajo  el  primer  seg-mento,  con  la  superficie  del  cuerpo  luciente, 
interrumpida  por  tubérculos  en  número  variable,  situados  sin 
simetría,  cada  uno  de  los  cuales  sostiene  un  pelo  blanco,  setá- 
ceo,  corto  y  derecho.  Tiene  16  patas,  de  las  cuales,  las  corres- 
pondientes á  los  últimos  cinco  pares,  están  atrofiadas. 

La  crisálida  es  ligera,  de  escasa  consistencia,  de  color  claro^ 
con  un  estuche  ventral  que  se  prolonga  hasta  el  medio  del 


166  boletín    de   la    SOCIEDAD   ESPAÑOLA 

abdomen,  y  con  los  estigrnas  salientes  y  bien  perceptibles. 
Viven  en  el  ag-ua,  como  las  larvas,  y  se  revisten  de  estuches 
formados  por  hilos  de  seda  y  residuos  de  plantas  acuáticas. 

Los  lepidópteros  de  este  g-énero  forman  parte  de  los  Piráli- 
dos, familia  muy  bien  constituida,  abundante  en  especies,  de 
la  g"ran  división  de  los  microlepidópteros. 

Tienen  nn^Lfacies  característica  en  el  estado  adulto;  son  muy 
ág'iles  y  graciosos,  y  pudiera  decirse  elegantes,  debido  en  g-ran 
parte  al  colorido  uniforme,  blanco  ó  blanco-amarillento,  varia- 
do por  dibujos  bien  marcados,  armoniosos,  á  veces  de  color  ex- 
tremadamente vivo,  imitando  redecillas  ó  mallas  más  ó  menos 
reg"ulares  de  color  amarillo  con  reflejos  dorados  ó  bronceados, 
muy  brillante  en  los  ejemplares  bien  conservados  y  en  los  vi- 
vos, en  la  cara  superior  de  las  alas  y  en  la  inferior. 

Estos  lepidópteros  viven,  en  mayor  ó  menor  númefo,  se- 
g'ún  los  lug'ares,  las  estaciones  ó  la  especie,  en  todas  las  reg-io- 
nes  de  la  Italia  meridional;  se  encuentran  más  abundantes  en 
los  lug'ares  reg-ados  por  las  ag-uas.  Vuelan  á  la  menor  sacudi- 
da dada  á  los  objetos  que  los  sustentan,  ó  á  la  menor  señal  de 
pelig-ro,  mas  vuelven  luego  al  lugar  de  donde  huyeron.  Tienen 
un  vuelo  poco  extendido,  aunque  sea  elevado  y  muy  ligero  en 
el  cT,  á  causa  de  la  consistencia  de  las  alas  y  de  la  sutileza  del 
abdomen;  en  general  al  volar  no  recorren  largas  distancias, 
sino  que  describen  curvas  más  ó  menos  acentuadas,  haciéndolo 
también  en  línea  recta.  En  las  Q,  sobre  todo,  el  vuelo  es  de 
poca  duración,  apartándose  poco  de  la  proximidad  de  los  arro- 
yos, de  los  ríos  ó  de  los  estanques,  posándose  bien  pronto  en 
las  hojas  emergentes,  en  los  juncos,  en  los  ramos  que  sobre- 
salen fuera  de  la  superficie  de  las  aguas  con  ayuda  de  las  ga- 
rras largas,  armadas  de  espolones  ganchudos. 

He  observado  que  en  el  reposo  los  dos  sexos  se  esconden 
bajo  la  superficie  inferior  de  las  hojas  y  de  las  cañas,  buscan- 
do la  sombra.  También  en  los  días  lluviosos,  ó  cuando  el  tiem- 
po está  nublado  y  cuando  el  viento  sopla  impetuoso,  estos  le- 
pidópteros se  esconden  bajo  las  hojas,  no  volando  sino  muy  ra- 
ra vez. 

Todas  las  especies,  ó  al  menos  aquellas  que  se  encuentran 
en  las  provincias  meridionales  de  Italia,  habitan  los  terrenos 
pantanosos,  los  parajes  bañados  por  las  aguas,  no  hallándose 
sino  rara  vez  en  los  lugares  áridos  ó  secos.  Vuelan  de  día,  y  el 


DE   HISTORIA   NATURAL.  167 

período  de  su  vida  activa  empieza  unas  horas  después  de  la  sa- 
lida del  sol,  haciéndose  más  vivaz  y  prolong-ada  cuanto  más 
avanza  el  día.  Los  (f ,  después  de  haberse  aproximado  por  bre- 
ve espacio  á  las  Q,  se  alejan  en  diferentes  direcciones;  poco 
antes  de  la  puesta  del  sol  vuelven  de  nuevo  á  sus  períodos  de 
calma;  los  (/  que  se  han  alejado  de  las  9  poco  tiempo  después 
de  la  salida  del  sol,  vuelven  aislados  ó  en  compañía  siempre 
poco  numerosa,  cayendo  después  de  haber  hecho  unos  rodeos 
sobre  las  hojas  emergentes,  y  se  acercan  caminando  rápida- 
mente sobre  la  superficie  superior  de  éstas,  hasta  encontrar  á 
las  Q  que  están  bajo  la  inferior. 

En  el  estado  adulto,  los  lepidópteros  que  pertenecen  á  este 
g'énero  viven  pocos  días;  las  Q,  casi  siempre,  y  por  una  ley 
constante  en  los  artrópodos  -  exájjodos ,  sobreviven  por  alg-ún 
tiempo  á  los  ^,  que  mueren  poco  tiempo  después  de  la  cópula, 
para  la  puesta  de  los  huevos.  La  cópula  tiene  lug-ar  durante  el 
día,  desde  las  diez  de  la  mañana  hasta  las  cuatro,  y  dura  mu- 
cho tiempo,  prolong-ándose  hasta  el  crepúsculo  muchas  veces. 
Los  dos  sexos  quedan  apareados  colocados  sobre  unkhoja  ó  en 
una  eminencia  del  terreno,  un  ramo,  una  piedra,  fuera  de  la 
superficie  de  las  ag-uas,  mas  siempre  en  la  proximidad  de  és- 
tas, con  las  alas  bajadas  y  las  parte  anales  elevadas  y  salientes 
hacia  afuera,  inmóviles,  ag-itando  á  cada  instante,  con  un  mo- 
vimiento febril  y  amoroso,  lig'erísimo,  sus  alas. 

Muchas  veces  los  dos  sexos  unidos  de  este  modo  se  dan  al 
vuelo;  mas  su  vuelo  tiene  breve  duración,  deteniéndose  apoco 
ó  dejándose  caer  sobre  otra  hoja. 

La  9,  alg-unos  días  después  de  la  cópula,  empieza  la  puesta 
de  los  huevos,  abrig-ándose  bajo  la  superficie  inferior  de  una 
hoja,  y  levantando  y  bajando  el  abdomen,  hace  caer  á  cada 
movimiento  descendente  un  huevo;  estos  huevos  miden  ^/4-l  mi- 
límetro en  el  diámetro  ma^-or,  y  se  presentan  envueltos  por 
una  materia  viscosa,  que  se  endurece  al  aire,  teniendo  g'ene- 
ralmente  color  verde-manzana,  que  después  de  alg-unos  días 
se  vuelve  verde-obscuro.  Son  colocados  en  montoncitos  ó  es- 
parcidos, pero  siempre  adherentes  por  la  extremidad  inferior, 
que  es  muy  obtusa  al  parénquima  de  las  hojas. 

He  observado  que  la  Q,  después  de  haber  puesto  todos  los 
huevos,  pasa  sobre  ellos  y  deja  caer  de  la  extremidad  del  abdo- 
men unas  g'otas  de  una  substancia  albuminosa  que  ag-lutina 


168  boletín    de  la    SOCIEDAD    ESPAÑOLA 

los  huevos,  y  que  se  endurece  al  cabo  de  algún  tiempo.  De 
este  modo  los  huevos  quedan  proteg-idos  contra  los  daños  que 
podrían  causaríes  las  aguas  de  lluvia. 

Observados  con  un  ligero  aumento  se  presentan  alargados, 
con  el  polo  superior  más  agudo  y  con  la  superficie  reticulada 
por  mallas  poliédricas,  irregulares,  presentando  siempre,  en 
cada  aureola,  un  pequeño  hoyuelo  que  sostiene  un  pelo  rígido 
y  corto;  estos  accidentes  sirven  para  facilitar  el  trabajo  de  ce- 
mentación hecho  por  la  substancia  glutinosa.  De  estos  huevos, 
después  de  un  período  variable  entre  tres  á  siete  días  (al  menos 
en  aquellas  especies  que  he  observade  en  mi  laboratorio),  sa- 
len las  larvas  por  una  abertura  excéntrica,  redonda,  que  se  dis- 
tingue en  la  superficie  de  los  huevos,  los  cuales  son  entonces 
de  color  gris-obscuro,  uniforme  más  tarde;  estas  larvas,  con 
movimiento  lentísimo,  y  que  se  puede  seguir  con  ayuda  de  una 
lente,  recorren  la  superficie  de  la  hoja  y  pasan  por  algún  ramo 
que  penetra  en  el  agua  á  éstas,  en  las  que  comienza  un  nuevo 
período  de  su  vida. 

Las  larAis,  una  vez  en  el  agua,  se  aproximan  á  una  hoja 
sumergida  á  poca  profundidad,  y  con  ayuda  de  las  mandíbu- 
las, ya  fuertes  y  adaptadas  á  su  oficio,  trazan,  tajándola,  una 
pequeña  porción  de  hoja  en  forma  de  disco,  y  con  ayuda  de  los 
tres  pares  de  garras  anteriores,  mientras  que  con  las  otras  ga- 
rras se  mantienen  adheridas  al  extremo  libre,  procuran  ple- 
garlo y  envolverlo  en  alcatraz  sobre  sí  mismo  y  alrededor  de  su 
propio  cuerpo;  después  pegan  este  borde  á  la  cara  inferior  de 
la  hoja  con  una  substancia  glutinosa  y  se  nutren  de  la  porción 
interna  del  parénquima.  Este  período  sedentario  dura  siete  ú 
ocho  días  hasta  que  la  larva,  preparándose  para  sufrir  la  se- 
gunda morfosis,  y  necesitando  mayor  cantidad  de  alimento  y 
de  un  espacio  no  tan  angosto  y  reducido,  se  decide  á  cambiar 
de  asilo. 

Principia  entonces  para  la  larva  un  período  de  vida  indepen- 
diente; saliendo  por  la  extremidad  abierta  de  su  estuche  y  sos 
teniéndose  solo  con  los  últimos  pares  de  garras,  corta  con  sus 
vigorosas  mandíbulas  una  porción  de  la  misma  hoja,  pero  más 
grande,  hasta  separarla  completamente,  y  uniendo  los  bordes 
libres,  forma  una  vaina  alargada,  oval,  como  una  cascara,  den- 
tro de  la  cual  se  esconde  completando  en  ella  la  tercera  muda. 
Como  se  ha  dicho,  esta  segunda  envoltura  es  libre,  sumergida 


DE    HISTORIA   NATURAL.  169 

bajo  las  ag-uas,  y  la  larva  la  transporta  con  ella  como  los  estu- 
ches adherentes  al  cuerpo  de  las  larvas  del  g'énero  Psyche, 
mudando  de  puesto  continuamente  y  ocultándose  bajólas  ho- 
jas durante  la  noche. 

Por  esta  envoltura,  que  está  abierta  superiormente,  la  larva 
saca  la  cabeza  y  los  primeros  dos  seg-mentos  del  cuerpo,  su- 
jeta al  borde  con  el  primer  par  de  garras,  mientras  que  con 
las  otras  se  sostiene  adherente  á  la  superficie  interna  de  este 
pedazo  de  hoja  fluctuante;  se  transporta  junto  á  las  hojas  que 
desea  para  alimentarse  y  allí  se  ag'arra,  sacando  el  cuerpo  con 
frecuencia  hasta  el  primer  par  de  garras  membranosas. 

Este  período  de  vida  libre  dura  hasta  que  ha  terminado  el 
ciclo  de  la  vida  de  larva,  fabricándose  por  fin  un  nuevo  y  de- 
finitivo capullo,  dentro  del  cual,  pasados  alg'unos  días,  se  trans- 
forma en  crisálida. 

Cuando  la  larva,  encerrándose  en  el  tercer  capullo,  deja  de 
comer,  se  dirig-e  á  buscar  un  lug-ar  seg-uro  ,y  tranquilo,  sujetan- 
do el  capullo  por  su  extremidad  inferior  á  un  objeto  que  esté 
bien  bañado  por  las  ag-uas,  mas  no  enteramente  sumergido, 
procurando  que  la  extremidad  superior  quede  más  alta,  dando 
al  capullo  una  dirección  oblicua  para  facilitar  de  tal  manera 
la  salida  del  adulto. 

He  observado  que  antes  de  transformarse  en  crisálida,  estas 
larvas  se  agitan  convulsivamente,  se  arrollan  con  movimien- 
tos febriles  y  serpentinos  sobre  ellas  mismas,  hasta  que  dis- 
minuyendo los  movimientos  gradualmente  se  sujetan  con  la 
porción  del  abdomen  por  bajo  del  parénquima  de  la  hoja  en 
una  posición  ríg-ida,  casi  forzada. 

En  este  estado  no  permanece  la  larva  sino  algnin  tiempo,  des- 
pués del  cual  aparece  la  crisálida,  que  en  las  primeras  horas 
tiene  movimientos  nerviosos,  animados,  más  acentuados  en  los 
seg-mentos  del  abdomen. 

Después  de  alg'ún  tiejupo  variable,  entre  diez  y  seis  y  vein- 
tiún días,  seg-ún  las  estaciones  y  el  clima,  aparece  el  imago, 
cuya  salida  ocurre  siempre  en  las  primeras  horas  de  la  maña- 
na, nunca  después  del  medio  día. 

Hydrücampa  nymph.eata  Fabr.,  Ent.  Syst.,  iii,  núm.  214. 
NympJmla  'potamogalis  Schrank.  Faun.  boic,  M.  B.,  abth., 
S.  62,  núm.  1.714. 


no  boletín  de  la  sociedad  española 

NyMpJmIanymphíealis'YvQitQ.,  Schmett.,  von  europ.,  tomo  vii, 
pág-ina  141,  núm.  10. 

Geómetra  nym'phmata  Linn.,  Fn.;  Suec,  ed.  ii,  núm.  1.298. 

Phalme  du  nénuiiliar  Deirll.,  Ent.,  linn.,  tomo  ii,  pág-.  354, 
número  548. 

Antenas  blanco-arg-entinas;  imlyos  blanco-amarillo-pálidos; 
tórax  blanco-amarillento  en  los  bordes;  abdomen  blanco-obscu- 
ro con  viso  amarillo  y  con  reflejos  plateados,  por  debajo  blan- 
co-intenso; i)atas  blanco-plateadas;  alas  del  primer  par  con  el 
fondo  blanco  plateado,  con  una  línea  sinuosa,  irreg'ular,  ama- 
rillo-neg-ruzca,  limitada  por  dos  líneas  neg-ras  que  divide  el 
fondo  del  ala  en  cinco  manchas  irreg-ulares  por  su  forma  y  di- 
mensiones; esta  línea  no  está  interrumpida,  sino  que  es  conti- 
nua, sig'uiendo  la  línea  marg'inal  del  ala.  La  franja  es  blanco- 
arg"entina  y  está  precedida  por  una  pequeña  línea  parda. 

Inferiormente  el  dibujo  tiene  poca  diferencia  del  de  la  cara 
superior,  siendo  menos  preciso  y  más  pálido. 

Alas  del  segundo  par,  ig-uales  á  las  del  primero  por  el  color 
del  fondo,  que  está  interrumpido  por  tres  líneas  amarillo-par- 
das, sinuosas,  irreg'ulares,  decrecientes  en  tamaño  desde  el 
marg-en  externo  del  ala  al  áng-ulo  interno;  superiormente  en  la 
más  pequeña  de  las  líneas  hay  una  mancha  alarg-ada  y  del  mis- 
mo color.  También  en  estas  alas  la  franja  es  blanco-arg-entina. 

La  9  es  más  g-rande  que  el  q^,  pero  del  mismo  color. 

Esta  especie  se  encuentra  rara  vez  en  la  Italia  meridional;  es 
más  abundante  en  las  Calabrias,  de  donde  he  recibido  ejem- 
plares típicos  de  Novasiri,  Gerace,  Catanzaro. 

La  larmí  vive  sobre  la  Nympli(ea  alba  Linn. 

Dimensiones  de  la  Hydrocampa  nymphceata:  long-itud  de  las 
antenas,  14-16;  de  los  palpos,  3-3  ^/g:  de  punta  á  punta  de  las 
alas  extendidas,  26-28;  del  abdomen,  14-17;  de  las  patas,  15-16 
milímetros. 

Costa  O.  G.  describe  (Fn.  reg-n.  Nap.  Lépidott.)  estos  otros 
lepidópteros  pertenecientes  al  g-énero  Hydrocamya,  dando  las 
notas  diag-nósticas: 

Nymplmla  (Hydrocampa)  tripimctaUs  Cost. 

Nymph.:  pallide  flameante;  alis  anticis  fascia  margínale  tri- 
curva,  alMda  fulw  limiata,  altera  fiilva,  in  medio  punctis  tri- 
bus nigris.  Costa  O.  G.  Ins.  regn.  Nap.  Lépidott.  NympJmla,  pá- 
g-ina 3,  núm.  3. 


DE   HISTORIA   NATURAL.  171 

NympJmla  (Hydrocampa)  IvMiüalis  Cost. 

Nymph.:  alis  anticis  griseo-fulvis,  aureo-argenteoque-pruinatis, 
Uneis  tribus  jlexuosis  iransversalibus  argenieo-alMclis,  macula 
apicale  lumilata  nigra,  Iwibo  argentato;  alis  ¡msiicis  alVulis,  mi- 
caniibus,  immaciüatis.  Costa  O.  G.  ibidem,  pág*.  4,  núm.  4. 

Nymphula  (Hydrocampa)  iransversalis.  Cost. 

Nyonph.:  alis  anticis  flatidis  striga  media  diagonali  ochracea, 
externe  aerata,  altera  /lexuosa  ochracea  medio  alba,  altero  laiere 
fusco,  altero  aer ato, fimbria  fusco-sericea;  alis 2)osticis  cinerascen- 
tibus,  margine  fusco,  fimbria  albi  da.  Costa  O.  G.,  ihidem,  pág\  4, 
número  5. 

Nunca  he  recog-ido  ejemplares  que  puedan  referirse  á  las 
especies  citadas,  que  considero  como  puras  variedades  locales, 
debidas  á  la  influencia  del  clima,  de  la  alimentación  ó  á  otras 
causas,  tanto  más  cuanto  que  en  la  colección  de  microlepidóp- 
teros  de  la  Italia  meridional,  colección  completa,  muy  rica  en 
g'éneros,  variedades  y  aberraciones,  formada  por  el  profesor 
Comm.  Achille  Costa,  de  esta  Real  Universidad,  é  hijo  del  pro- 
fesor Oronzio  Gabriele  Costa,  en  el  espacio  de  más  de  cuarenta 
años,  no  encuentro  ning-ún  ejemplar  correspondiente  á  las  es- 
pecies tripunctalls,  lumilalis  y  transversalis. 

.  Hydrocampa  RivuLARis  Dup..  Hist.  nat.,  Lépid.  de  France,, 
tomo  V,  pág".  341,  pl,  233. 

Palpos  blanco-amarillo-pálidos.  Antenas  blanco-obscuras.  Tó- 
rax blanco-arg'entino  con  las  líneas  marg-inales  blanco-more- 
nas y  adornadas  con  un  punto  uegTO.  Abdomen  blanco,  con  los 
seg-mentos  obscuros.  Patas  blanco-amarillas.  Alas  del  primer 
par,  blanco-arg-entinas,  muy  brillantes,  divididas  por  muchas 
líneas  sinuosas,  sutiles,  obscuro-amarillas,,  con  unas  manchas 
de  forma  irreg'ular,  de  las  cuales  tres  son  más  g-randes,  dos 
ocupan  la  reg-ión  basilar  del  ala  y  otra  está  sobre  el  marg-en 
superior.  La  franja  es  blanco-parduzca  y  está  precedida  por 
una  pequeña  raya  amarilla.  Las  del  seg'undo  par  no  difieren 
de  las  del  primero  por  el  color  g-eneral,  y  tienen,  como  ellas, 
dispuestas  de  modo  semejante,  rayas  sutiles,  obscuro-amari- 
llas, sinuosas  é  irreg'ulares.  La  franja  es  parduzca  y  está  pre- 
cedida por  una  pequeña  línea  sutil,  amarillo-dorada. 

Especie  muy  rara  que  frecuenta  los  pequeños  arroyos,  los 
cañaverales,  las  tierras  paludosas,  etc. 


172  boletín   de    la.    SOCIEDAD    ESPAÑOLA 

El  adulto  vuela  en  Mayo  y  Junio. 

He  recibido  de  las  Pug"lie  tres  ejemplares  en  muy  buenas 
condiciones,  conforme  al  tipo  descrito  é  ilustrado  por  Godard- 
Duponcliel. 

Dimensiones  de  la  Hydrocampa  rimilaris  Dup.: 

Long-itud  de  las  antenas,  7-9;  de  los  palpos,  2  ^/.¿-S;  de  pun- 
ta á  punta  de  las  alas  extendidas,  19-22;  del  abdomen,  10-12; 
de  las  patas,  7-10  mm. 

Hydrocampa  lemnata  Fab.  Ent.  Syst,  iii,  núm.  215. 

Nymphula  lemnaUs  Treits,  Schmett.  von.  Europ.,  tomo  vii, 
pág'ina  134,  núm.  7. 

Pyralis  hmnaJis  Hubn.  Schmett.,  von  Europ.,  tab.  xiii,  fig-u- 
ra  83,  pág'.  48,  foem. 

Geómetra  lemnata  Linn.,  Syst.  Isat.  ed.  xii,  pág*.  274,  núm.  278. 

Phaléne  de  la  lenticiile  (G- .  lemnata)  Devill.  Ent.  linn.,  tomo  ii, 
pág-ina  356  núm.  552. 

Esta  especie  es  considerada  por  O.  G.  Costa  (op.  cit.),  sin  ra- 
zón, como  perteneciente  al  género  Hydrocamjta  Latr.,  siendo 
asi  que  debe  incluirse  en  el  Catachysta,  puesto  que  las  larvas 
son  alarg'adas,  con  aspecto  como  de  brazalete,  con  la  cabeza 
más  larg-a  que  el  resto  del  cuerpo,  que  se  puede  retirar  y  es- 
conder bajo  el  primer  anillo,  provisto  de  dos  pequeños  escudos 
muy  aparentes. 

También  en  su  biolog'ía  larval  se  disting-uen  del  g-énero  Ily- 
dfocam'pa  L.  En  efecto,  estas  larvas  no  se  encierran  en  peda- 
zos de  hojas  de  plantas  acuáticas,  sino  que  se  construyen  fo- 
rros cilindricos  de  hilo  de  seda,  revestidos  de  restos  veg'etales 
y  escondidos  bajo  las  hojas  de  plantas  acuáticas. 

En  el  estado  adulto,  los  lepidópteros  pertenecientes  al  g-éne- 
ro CaiacJiysia  presentan,  como  difereucia  con  los  del  Hydro- 
campa L.,  la  absoluta  falta  de  estig-mas;  los  palpos  del  primer 
par  más  cortos  y  arqueados,  y  los  del  seg-undo  más  visibles  y 
con  los  artejos  más  distintos;  las  alas  son  más  larg-as  y  más  es- 
trechas, y  el  dibujo  de  éstas  poco  armonioso. 

Hydrocampa  stratiotalis  Linn.,  Syst.  Nat.,  ed.  xii,  pág-.  873, 
número  276. 

Geómetra  stratiotata  Linn.,  Fn.  Suec,  ed.  ii,  tomo  iv,  pág-i- 
na 233,  núm.  1.300. 


DE    HISTORIA   NATURAL.  1:3 

Nym])Ji%üa  stratiotaUs  Treits.  Schraett.,  von  Europ.,  tomo  vii, 
pág-ina  137,  iiúra.  8. 

Pyralis StratiotaUs  Hubn.  Schraett.,  von  Europ.,  tab.  13,  fig-u- 
ra  87. 

Phale7ia  pahtdataY?í\iv.,  "^wt.  ^y 9,1.,  \\\,  pág-.  213,  mira.  550. 

Phaléne  du  stratiote  aloüle  Devill.,  Ent.  linn.,  tomo  ii,  pág-i- 
na 355,  núm.  550. 

Phalene  stratiote  Walkenaér,  F'ann.  Par.,  tomo  ii,  pág-.  307, 
número  15. 

Phaléne  grise  a  ligue  bruñes  et  point  noir  Geoffr.  Hist.  des 
Insect.,  tomo  ii,  pág-.  142,  núm.  66. 

También  esta  especie  es  llevada  por  Costa  O.  G.  al  g-énero 
Bydrocampa  L.,  cuando  debe  llevarse  al  Paraponyx. 

La  larva  de  la  Paraponyx  stratiotaUs  está  provista  de  estig- 
mas y  de  branquias,  j  vive  completamente  bajo  el  ag'ua,  respi- 
rando en  ella. 

En  el  estado  adulto  estos  lepidópteros  se  diferencian  de  los 
del  g'énero  Ilydrocampa  L.  por  presentar:  las  antenas,  como 
un  brazalete  de  mediana  long-itud  con  los  artejos  escamosos,  y 
no  setáceos;  los  palpos  arqueados,  ascendentes,  con  los  artejos 
distintos,  el  tercero  más  largo  que  el  seg-undo,  y  la  lengua 
nula;  las  alas  del  primer  par,  amarillo-obscuras,  muy  lig-eras, 
con  una  mancha  ó  anillo  neg-ro  en  la  célula  discoidal,  muy 
aparente  en  ambos  sexos;  las  alas  del  seg-undo  par,  blanco-se- 
riceas,  atravesadas  por  una  línea  neg-ra,  mediana,  sinuosa,  á 
menudo  interrumpida.  La  Q  es  siempre  másg-rande  que  el^f  ,y 
tiene  el  colorido  del  fondo  de  las  alas  más  rojo,  con  los  dibujos 
menos  distintos. 

Bibliografía. 

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LixxAEus  (C  )— Fíinna  Suecica,  ed.  ii.  Holmiae,  1748 

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Fabricius  (J.)~- Genera  Insectorum.  Chilionii,  1777. 


174  boletín    de   la    SOCIEDAD   ESPAÑOLA 

EsPER  (E.  J.) — Die  Schmetterlinge  in  Abbildungen  nach  der  Natur.  Erlan- 
gen,  1777-94. 

SüLZER  (A.) — Abgekürtze  Geschichte  der  Insecten  nach  dem  Linnaischeti 
System.  Winterthur,  1777. 

Ctrilli  (D.) — Entomologiae  Neapolitanae.  Neapoli,  1787. 

Fabbicius  (J.) — Mantissa  Insectorum.  Hafniae,  1787. 

BoRKHAUSEN  (M.) — Natuigcsch  d.  Earop.  Schnietterliiige.  Franhfort,  1788- 
1794. 

DoNOVAN  (E.)  — Natural  History  of  British  Insects.  London,  1792. 

Fabricius  (J.) — Entomología  Systematica  eméndala  et  aucta.  París,  1793. 

HüBNER  (J.) — Sammlung  Europilíscher  Schmetterlinge  (Pyralides)  Aus- 
burg,  1796. 

Latreille  (C.) — Genera  Crustaceorum  et  Insectorum  secundum  ordinem 
Naturalem  ín  familias  dísposita.  París,  1802-09. 

Haworth  (A.) — Lepídoptera  Brittannica.  London,  1803, 

GoDART-DüPONc'HEL  (P.) — Histoírc  Naturelle  des  Lépídoptéres  de  France. 
París,  1821-24. 

Dalman  (H.) — Analecta  Entomológica.  Holmiae,  1823. 

Treitschke  (F.)— Die  Schmetterlinge  von  Europa.  Leipzig,  1825-36. 

Costa  (O.  G.)— Fauna  del  Regno  di  Napoli;  Lepidotteri.  Napoli,  1832-36, 

De  ViLLiERS. — Tableaux  synoptiques  des  Lépidoptéres  d'Europe,  1835. 

Guébin-Méneville  (F.) — Note  sur  les  Pyrales.  París,  1839. 

Costa  (A.)  —  Osservazioni   interno  alia  Entomología  del  Mátese,  Napo- 
li, 1846, 
—     Osservazioni  intorno  alio  sviluppo  ed  apparizíone  degli  insetti  nei 
contorni  di  Napoli.  Napoli,  1846. 

Herrich-Schaffkr  (G.)  —  Systematísche  Bearbeitung  der  Schmetterlinge 
von  Europa.  Regensburg,  1843-56. 

HuMPHREYS   AXD   West^voqd  (J.) — Brítísh  Moths,  their  transformations, 
London,  1851. 

GuENÉE  (A.)— Spécies  general  des  Lépidoptéres  (Pyralites).  París,  1852-57, 

De  la  Harpe  (J,)— Faune  Suisse,  Lépidoptéres  nocturnes  (Pyrales),  Zü- 
rich,  1853-64, 

Costa  (A.) — Studiosnll'  Entomología  della  Calabria  Ulteriore.  Napoli,  1863, 

Berce  (E.) — Faune  Entomologíque  frau(,-aise,  vi.  Paris,  1867-81. 

Blanchard  (E.) — Métamorphoses,  mceurs  et  instincts  des  Insectes.  Pa- 
ris, 1868, 

JouRDHEiTiLLE  (C.)— Caleudríer  du  Microlépidoptéríste.  París,  1870. 

Praun  (S.) — Die  europ.  Mícrolepidoptera  in  Abbildung.  Nürnberg,  1870. 

MiLLiÉRE  (P.) — Lépidoptéres  des  Alpes-Marit.,  pars.  iii,  Microlépidopté- 
res.  Cannes,  1875. 

Berce  (E.) — Historie  naturelle   des  Lépidoptéres  de  Frauee.  Micro.  Pa- 
ris, 1884. 

Chapman  (T.)— Some  notes  on  the  Micro-lepidopt.  whose  Larvae  are  ex- 
ternal  feeders.  London,  1894. 


DE    HISTORIA   NATURAL.  HS 


Noticia  de  lo  publicado  en  1901  sobre  Entomologia  de  España 


D.  JOSÉ  MARÍA  DUSMET  Y  ALONSO. 

Aunque  la  mayor  parte  de  lo  referente  á  insectos  de  España 
ve  la  luz  en  las  publicaciones  de  nuestra  Sociedad,  sucede 
también  que  en  diversas  revistas  extranjeras  aparecen  todos 
los  años  descripciones  de  especies  nuevas  propias  de  nuestra 
patria,  y  es  sensible  que  pasen  inadvertidas  muchas  veces,  sin 
que  teng'an  quizá  noticia  de  ello  varios  de  los  entomólog'os  es- 
pañoles, por  lo  poco  conocidas  que  suelen  ser  dichas  revistas 
en  nuestro  país.  Me  ha  parecido,  pues,  de  alg-una  utilidad, 
aprovechando  el  estado,  cada  vez  más  próspero,  de  nuestra  Bi- 
blioteca, reunir  alg'unas  indicaciones  sobre  dichos  trabajos  ex- 
tranjeros á  la  vez  que  los  de  algunos  compatriotas  extraños  á 
nuestra  Sociedad.  En  varios  casos  no  me  ha  sido  posible  con- 
sultar los  artículos,  y  hago  solo  la  cita  por  si  á  alg-uno  le  inte- 
resa buscar  el  orig'inal.  Probablemente  habrá,  además  délos 
que  indico,  alg-unos  otros  trabajos  de  los  que  no  haya  tenido 
noticia,  y  que  solo  por  esta  causa  no  fig-uren  en  la  presente 
enumeración.' 

Entomología  general. — Nuestro  consocio  D.  Eduardo  Boscá, 
en  el  discurso  pronunciado  en  la  solemne  inauguración  del 
curso  en  la  Universidad  de  Valencia,  Notas  histúrico-naturales 
á  propósito  de  la  localidad  y  provincia  de  Valencia,  se  ocupa  de 
los  insectos  en  las  pág's.  50  á  56  haciendo  indicaciones  genera- 
les sobre  los  que  son  útiles  ó  perjudiciales  por  algún  concepto, 
y  citando  bastantes  de  las  especies  más  comunes  en  la  región. 

El  Sr.  Maluquer  (D.  Salvador)  publicó  una  lista  (ButHetti  de 
la  Institució  catalana  d' Historia  natural.  Año  i,  núm.  4)  de  los 
insectos  observados  en  Moneada  en  diferentes  excursiones,  se- 
ñalando en  muchos  la  planta  ó  lugar  en  que  se  han  cogido,  y 
enumerando  73  especies  de  distintos  órdenes. 

Himenópteros. — Aunque  se  publicó  en  1900,  creo  oportuno 
señalar  un  trabajo  de  J.  Tosquinet,  iVb/ice  sur  quelques  Ichneu- 
monides  Í7iédits  de  VEurope  méridionale  ( Annales  de  la  Soc. 


176  boletín    de    la    SOCIEDAD   ESPAÑOLA 

JEntom.  de  Belgigm,  t  xliv,  núm.  4.)  En  él  se  describen  cuatro 
especies  nuevas  de  himenópteros  de  España:  el  Cryptus  mau- 
Tus  Tosq.,  encoütrado  en  Montserrat  en  1899  por  nuestro  con- 
socio Sr.  Antig-a;  el  Echthriis  angustatus  Tosq.  (Montserrat, 
1899,  Sclunitz!);  aX  Trachynotus  fuscipennis  Tosq.  (Sampedor. 
1897,  Antig-a!  sobre  las  flores  de  Campánula),  y,  por  último,  la 
Gnaihophya  occidentalis  Tosq.  (Sabadell  y  Tarrasa,  1897  y  98, 
Antig-a!  sobre  las  flor,es  del  Doryc7iium  suffriiiicosum  Vill),  es- 
pecie perteneciente  á  un  g-énero  recientemente  creado  por 
Schmiedeknecht,  cuya  descripción  también  aparece  en  el  ar- 
tículo. 

En  The  Entomologist  Monthly  Magamie,  vol.  xii,  ha  publica- 
do E.  Saunders  un  trabajo  (Baleario  Insecis:  Hymenopiera  acu- 
haia,  with  descñpüons  of  some  new  species)  que  no  he  podido 
ver  todavía. 

Handlirsch  (Verhandl.  der  k.  k.  Zoologisck  hotan.  GeseUschaft 
Í7i  Wien.,  Jahrg-.  1901.  7  Heft)  describe  el  Siinis  dislingiiendns 
Handl.,  formando  esta  nueva  especie  sobre  11  ejemplares,  de 
los  cuales  6  son  de  Barcelona.  Marca  las  diferencias  que  exis- 
ten con  el  Stizíis  puJjescens  Kl.,  ilustrándolo  con  4  grabados. 

Lepidópteros. — En  The  Entmnologisfs  Record  and  Journal  of 
tarialion,  vol.  xiv,  núm.  1,  publicó  Mary  de  Nichollun  trabajo 
Three  weeks  iii  Spain. 

Otro  de  C.  Ribbe  (Die  Umgebung  'con  Granada  nnd  Malaga  in 
Andalusien,  vom  lepido^jíerologischcn  S ¿andpimkie  avs  letrachtet) 
se  publicó  en  Tnsektenbórse.  18  Jhg. 

He  visto  citado  en  la  AlJgemeine  Zeitschrift  für  Fntomologie, 
1901,  núm.  3,  un  trabajo  de  O.  Staudinger,  intitulado  Eine 
nene  spanische  Noctmdc. 

Hemipteros. — El  Dr.  L.  Melichar,  de  Viena,  describe  f'íF/eí'?er 
Entoniol.  Zeitung ,  xx.  Jahrg-.,  iii  Heft.)  el  Delphacodes  Bolivari 
n.  sp.,  encontrado  en  Ribas  (Madrid)  ])or  el  Sr.  Bolívar.  Ade- 
más de  hacer  la  descripción  de  la  especie,  señala  las  diferen- 
cias que  la  separan  del  D.  Lethierryí  Rey.  Esta  especie  procede 
en  realidad  de  Montarco  y  ha  sido  encontrada  sobre  el  Lygemn 
Spartum  L. 

En  el  ButUetí  de  Ja  Inst.  Caí.  d'Hist.  Nat.,  año  i,  núm.  5, 
empieza  un  estudio  Fr.  María  José  Blachas  de  los  parásitos  na- 


DE    HISTORIA   NATURAL.  1"7 

turales  del  olivo  observados  en  la  llanura  de  Urg'el,  enume- 
rando en  dicho  artículo  18  de  ellos  y  fijándose  después  en  la 
Psijlla  (EuphyUura)  oIcíf  Fonsc. ,  cuya  descripción  hace,  tra- 
tando después  de  su  modo  de  vivir  y  sus  diferentes  estados. 

Coleópteros. — Nuestro  consocio  D.  José  María  de  la  Fuente 
ha  descripto  dos  nuevos  en  el  Eutll.  de  l'Inst.  Ctit.  cVHist.  Nat. 
núm.  6.  El  primero  es  el  Vesperus  MsjMlensis  sp.  nov.  Después 
de  la  diag-nosis  en  latín  señala  sus  diferencias  con  el  V.  luñ- 
dus  Rossi,  V.  h'evicoUis  Graells,  V.  flaveolatus  Muís,  y  V.  co- 
nicicoUis  Fairm.  Dicha  especie  fué  recog-ida  en  abundancia  en 
Sevilla  por  nuestro  consocio  D.  Manuel  Medina.  El  otro  coleóp- 
tero es  la  Phytodacta  xarlaMlis,  Oliv.  var.  Narasi  var.  nov.,  cu- 
ya descripción  se  detalla,  con  la  indicación  de  haber  sido  ha- 
llada en  Yeruela  (Zarag-oza),  al  pie  del  Moncayo,  por  el  R.  P. 
Navas. 

L.  Gang-lbauer  ( Verhaudl.  der  k.  k.  zooJog .-hot .  GeseUschaft  in 
Wien.  Jahrg-.  1901.  .j  Heft.)  describe  la  Hydrcena  (Ho'ni/dra) 
hispánica,  nov.  sp.,  formándola  sobre  varios  c''  existentes  en 
las  colecciones  del  Museo  de  Genova  y  del  Sigm.  Agostino  Do- 
dero.  Es  próxima  á  la  //.  gracilis  Germ.,  por  lo  cual  señálalos 
caracteres  que  las  disting'uen. 

En  The  Entomologist  MonthJy  Magadne,  vol.  xii,  aparece  un 
trabajo  de  Sharp  On  a  Spanish  BemUdiuní  (s.  g.  Teslediohü/i). 

El  Dr.  Max  Bernhauer  (Verhandl.  der  k.  k.  :ooIog.-hot.  Ge- 
seUschaft in  Wien.  Jahrg-.  1900.  8  Heft.)  describe  Leptusa  Aheil- 
lei  n.  sp.,  creada  por  dos  ejemplares  existentes  en  la  colección- 
Elzear  Abeille  de  Perrin,  con  etiqueta  Alcalá  (España). 

Edm.  Reitterdescribe  ( IJ'ieuerFut.  Zeitnng, xx  Jahrg-.  x  Heft.), 
además  de  Aphihona  Fiientei,  ya  publicada  posteriormente  en 
nuestro  Boletín,  un  Calhorniioceriis  denseslriaius  n.  sp..  que  le 
remitió  de  Toledo  nuestro  consocio  Sr.  Lauffer. 

Por  último,  el  Sr.  Mas  de  Xasars  (Buill.  de  Vlnst.  Cat 
d'Hist.  Nat.,  núm.  5)  da  una  lista  de  34  especies  cazadas  en 
Diciembre,  Enero  ó  Febrero  en  la  provincia  de  Barcelona. 

Ortópteros. — En  el  ButUeti  de  Vlnst.  Catalana  d'Hist,  Natu- 
ral, núms.  4  y  5,  sin  firma  de  autor,  se  ha  publicado  un  catá- 
logo de  los  ortó¡)teros  observados  en  dicha  reg-ión  hasta  1.°  de 
Enero  1901.  Comprende  141  especies  repartidas  en  79  g-éneros. 

T.  ii.-Abril,  190-2.  13 


178  BOLETÍN    DE    LA    SOCIEDAD    ESPAÑOLA 

Está  redactado  por  orden  alfabético,  y  en  él  se  incluyen  alg-u- 
nas  que,  por  haberse  hallado  en  provincias  inmediatas  á  las 
catalanas,  es  de  presumir  se  hallen  también  en  éstas. 

Neurópteros, — Varios  son  los  artículos  que  de  nuestro  conso- 
cio el  R.  P.  Long-inos  Nayas  se  insertan  en  el  ya  citado  BiitUetl 
de  Vlnst.  Cat.  cl'Hist.  Nat.  En  el  núm.  3  del  año  I  está  una  nota 
sobre  el  Ascalaphus  Cunii  Sélys,  con  la  descripción  completa 
de  este  insecto,  considerado  por  Sélys-Long'champs  como  varie- 
dad del  A.  JjcBticus  Ramb.,  cuando  lo  comunicó  en  1880  á  la 
Soc.  Ent.  de  Bélg-ica,  y  fig-urando  más  tarde  como  especie  en 
otra  publicación  del  mismo  autor. 

A  continuación  publica  un  estudio  sobre  los  Ascaláfidos  de 
España,  que  comprende  un  cuadro  para  la  determinación  de  los 
cuatro  g*éneros  (Ascalaphus,  Bubopsis,  TheJeprociopJnjUay  PiierJ, 
la  división  del  AscaJapJius  en  especies  y  una  enumeración  de 
nueve  Ascaláfidos  de  España,  á  saber:  6  Ascalaphus,  1  Btilop- 
sis,  Theleiwoclophylla  australis  Fabr. ,  citado  por  primera  vez 
de  nuestra  patria,  y  Piier  maculaitis  0\iv.,  que  no  se  ha  encon- 
trado, pero  es  verosímil  exista  en  España. 

En  el  núm.  4  de  dicho  Boletín  aparece  un  estudio,  también  del 
P.  Navas,  El  gen.  Chrysopa  en  España.  Se  indican  los  caracte- 
res del  g-énero,  acompañando  un  dibujo  amplificado  del  ala 
anterior  de  la  Chr.  vulgaris  Leach.  Sig'ue  una  clave  dicotómica 
para  la  determinación  de  las  especies  españolas,  de  las  que 
hace  el  autor  una  división  en  dos  g-rupos  (Piirce  y  Macúlate), 
■  fundada  en  la  ausencia  ó  presencia  de  manchas  en  la  frente. 
Por  último,  se  enumeran  dichas  especies,  que  ascienden  á  25, 
señalando  las  localidades  en  que  se  han  cog'ido.  De  dichas  es- 
pecies, siete  son  por  primera  vez  citadas  en  España. 

La  Chnjsopa  inomala  y  Chr.  luteola,'A&i  como  una  subespecie 
y  dos  variedades  de  Chr.  ¡^rasina  Burm.,  son  formas  nuevas 
para  la  ciencia,  pero  no  se  describen  en  el  artículo. 

En  el  núm.  6  publica  el  mismo  autor  un  trabajo  análogo  al 
anterior:  Pérlidos  de  España.  Después  de  un  dibujo  del  ala  an- 
terior de  la  Nemura  variegata  01  i v.,  señala  los  caracteres  de  la 
familia,  viniendo  á  continuación  una  clave  dicotómica  para 
los  siete  g-éneros  y  otra  para  las  especies,  terminando  con  la 
enumeración  de  24  de  éstas,  que  ha  visto,  y  haciendo  la  adver- 
tencia de  que  es  probable  existan  más. 


DE   HISTORIA   NATURAL. 


Algunas  reflexiones  sobre  la  doctrina  de  la  evolución  orgánica 
de  los  corpúsculos  piramidales  del  cerebro 

POR 

D.    PEDRO    RAMÓN    Y   CAJAL. 
I. 

La  doctrina  de  la  evolución  estático-dinámica  de  la  célula 
piramidal  del  cerebro  fué  expuesta  de  una  manera  categ'óri- 
ca  por  mi  hermano  en  una  nota  remitida  al  Cong^reso  Médico 
de  Roma,  y  ampliada  ulteriormente  en  alg-una  de  sus  obras  re- 
cientes. 

Esta  concepción  puede  condensarse  en  las  proposiciones  si- 
guientes: 

1/  Las  discordancias  morfológ-icas  que  el  análisis  descubre 
en  las  neuronas  cerebrales  de  los  distintos  vertebrados  deben 
estimarse  como  fases  más  ó  menos  progresivas  de  un  ciclo  evo- 
lutivo que  estos  elementos  recorren  en  la  serie  filog-enética,  es- 
tando representada  la  etapa  más  adelantada  de  esta  progre- 
sión por  la  célula  piramidal  del  hombre  y  los  mamíferos. 

2.*  Las  gTadaciones  dinámicas  que  la  psicología  compara- 
da evidencia  en  los  diversos  representantes  de  este  gTupo  zoo- 
lógico resultan,  no  de  virtualidades  funcionales  distintas  en 
las  pirámides  de  cada  vertebrado,  sino  de  simples  metamorfo- 
sis morfológ-icas  de  un  solo  tipo  celular  primordial. 

3.^  La  etapa  primera  de  esta  progresión  anatómica  la  en- 
contramos en  las  pirámides  de  los  batracios,  las  cuales  cons- 
tan exclusivamente  de  un  tallo  protoplasmático  radial,  con  au- 
sencia total  de  expansiones  internas  ó  basilares. 

4."  Los  corpúsculos  corticales  de  las  aves  y  reptiles  repre- 
sentan fases  más  adelantadas  de  ese  perfeccionamiento  progre- 
sivo, puesto  que  en  estos  seres  el  análisis  anatómico  denuncia, 
además  del  pincel  dendrítico  periférico,  común  á  los  batracios 
y  vertebrados  superiores,  nuevos  mecanismos  de  conexión,  re- 
presentados por  expansiones  basilares  ó  profundas. 

S."  El  límite  más  alto  de  esta  exaltación  estático-dinámica, 
logrado  hasta  la  actualidad  por  la  célula  psíquica  en  los  domi- 
minios  biológicos,  le  encontramos  en  el  cerebro  humano,  don- 


180  BOLETÍN    DE    LA    SOCIEDAD   ESPAÑOLA 

de  ostenta,  como  atributos  anatómicos,  un  tallo  radial  rico  en 
ramas  secundarias,  y  un  sistema  complejo  de  apéndices  basi- 
lares. 

6."  Las  diferencias  de  capacidad  mental  entre  las  represen- 
tantes de  una  misma  especie  zoológ-ica  están  reducidas  á  me- 
ras variantes  en  el  número  y  extensión  de  las  prolong-aciones 
protoplasmáticas  y  de  las  ramas  derivadas  del  axoii  piramidal. 

7."  El  desenvolvimiento  prog-resivo  de  las  actividades  cere- 
brales que  los  hábitos  de  reflexión  y  las  tareas  intelectuales 
en  g"eneral  imprimen  en  el  hombre,  se  explicarían  por  la  for- 
mación de  nuevas  prolong-aciones  somáticas  y  cilindro-axiles 
de  las  pirámides,  y  por  el  perfeccionamiento  consig-uiente  en 
los  mecanismos  de  conexión  intercelular. 


II. 


Como  se  infiere  de  las  precedentes  afirmaciones,  la  expresión 
gráfica  del  perfeccionamiento  evolutivo  de  la  neurona  cerebral 
se  traduciría  en  el  incremento  numérico  y  en  la  mayor  long-i- 
tud  de  las  irradiaciones  del  soma,  así  como  también  en  la  ri- 
queza y  extensión  de  las  ramas  del  filamento  de  Deiters. 

También  nosotros  dimos  asentimiento  á  la  mencionada  doc- 
trina en  anteriores  publicaciones,  y  aun  contribuimos,  me- 
diante nuevas  adquisiciones  hechas  en  los  dominios  de  la  Ana- 
tomía comparada,  á  fijar  de  un  modo  más  preciso  las  diver- 
gencias y  analogías  existentes  entre  las  pirámides  de  distintos 
vertebrados  (1). 

Mas,  recientemente,  nos  han  asaltado  algunas  dudas  sobre  la 
legitimidad  de  la  mencionada  opinión,  inspiradas  en  una  aten- 
ta y  circunstanciada  observación  de  las  expansiones  protoplas- 
máticas de  todas  las  pirámides,  hasta  el  punto  de  que,  en  la 
actualidad,  conceptuamos  más  verosímil  la  doctrina  de  la  si- 
militud anatómica  de  la  neurona  cerehral  en  todos  los  vertebra- 
dos, que  no  la  doctrina  evolutiva;  de  igual  manera  que  se  ad- 
mite, por  los  neurólogos,  la  identidad  orgánica  y  funcional  de 
los  elementos  integ-rantes  del  cerebro,  bulbo  olfatorio,  médu- 


(1)    P.  'Ra.uütí: -El  encéfalo  de  los  reptiles  {\>>l^\].  — Investigaciones  inicroscópicas  en  el 
encéfalo  de  los  batracios  y  reptiles  (18ü6j. 


DE   HISTORIA    NATURAL.  181 

la,  etc.,  en  los  diversos  seres  de  este  grupo  zoológ-ico,  á  despe- 
cho de  sus  disonancias  morfológ-icas. 

La  peculiar  conformación  de  las  células  corticales  en  algni- 
nos  vertebrados,  al  parecer,  exentos  de  apéndices  basilares,  no 
nos  autoriza  para  conceptuarlas  como  formas  evolutivas  infe- 
riores, puesto  que,  como  hemos  de  demostrar  muy  pronto,  no  se 
trata  de  la  ausencia  real  de  las  citadas  expansiones,  sino  de 
simples  variantes  en  su  origen  y  dirección. 

Estas  distintas  apariencias  no  afectan  á  la  forma  esencial  de 
las  pirámides,  que  tiene  como  característica  el,  ofrecer  cons- 
tantemente los  mismos  órg-anos  de  conexión  en  todos  los  ver- 
tebrados, sino  que  deben  interpretarse  como  resultado  de  la 
adaptación  del  protoplasnia  celular  á  la  variable  topog'rafia  de 
las  capas  cerebrales  en  alg-unos  animales  Mas  no  se  olvide 
que  cualquiera  que  sea  la  arquitectura  cerebral  en  los  verte- 
brados, jamás  dejan  de  cumplirse  las  leyes  que  rig-en  las  co- 
nexiones entre  fibras  y  células;  leyes  mag-istralmente  formu- 
ladas por  mi  hermano.  Por  el  contrario,  las  diverg'encias  mor- 
fológ-icas de  las  pirámides  son  la  demostración  mas  elocuente 
de  la  g-ran  importancia  y  g-eneralidad  de  estas  leyes. 

Hé  aquí  los  datos  de  observación  en  que  apoyamos  las  ante- 
riores reflexiones: 

1."  CéliiJa  piramidal  de  ¡os  Miráceos.— Desde  los  trabajos  de 
Oyarzun,  S.  Ramón  y  los  nuestros,  inspirados  todos  en  las  re- 
velaciones del  método  de  Golgi,  poseemos  un  conocimiento 
exacto  de  la  verdadera  forma  de  las  pirámides  en  estos  verte- 
brados. Componen  estos  corpúsculos  una  g-ruesa  capa  próxima 
al  epitelio  ventricular,  mostrando  una  conflg-uración  piriforme 
y  estando  provistos  de  un  pincel  dendrítico  radial,  arborizada 
en  el  seno  de  la  capa  molecular,  pero  careciendo,  al  parecer,  de 
expansiones  basilares.  Una  observación  cuidadosa  nos  enseña 
que  estas  prolong*aciones  periféricas,  únicas,  no  corresponden 
exclusivamente  al  tallo  radial  y  divisiones  secundarias  de  los 
mamíferos,  sino  que  comprenden  también  el  sistema  de  sus  ra- 
mitas  basilares.  (Fig\  1."  Á.) 

¿Es  factible  precisar  cuáles,  entre  las  citadas  proyecciones 
somáticas  de  estas  células,  equivalen  á  los  ramos  internos  de 
los  corpúsculos  de  dichos  vertebrados? 

A  nuestro  entender  esta  distinción  no  es  difícil,  y  fundamos- 
este  aserto  en  las  observaciones  sig-uientes: 


182 


boletín  de  la  sociedad  española 


1/  En  los  batracios  es  frecuente  encontrar  pirámides  que 
además  de  su  tallo  radial,  ag-otado  en  cuatro  ó  seis  ramos  in- 
tramoleculares, exhiben  dos  ó  tres  prolong'aciones,  emerg-idas 
de  reg-iones  latero-inferiores  del  soma  y  bastante  distanciadas 
del  tallo  citado.  (Fig-.  1."  h.) 

2/  Que,  aun  en  las  pirámides  en  que  todas  las  ramificacio- 
nes emerg-en  del  polo  superior  del  soma,  es  fácil  cerciorarse  de 


la  independencia  de  los  apéndices  más  laterales.  Estas  expan- 
siones más  diverg-entes  corresponden  á  las  basilares  de  otros 
vertebrados.  (Fig-.  1.^  Bh.) 

3.''  Las  grandes  pirámides  que  alberg-a  la  región  superior 
de  la  pared  interna  de  la  corteza,  en  los  batracios,  ofrecen 
constantemente  ramas  basilares  de  curso  transversal,  por  com- 
pleto separadas  de  las  expansiones  radiales. 

4.^  La  aparente  ausencia  de  las  ramas  basilares  no  es  atri- 
buto exclusivo  de  la  célula  cerebral  de  estos  vertebrados.  Una 
particularidad  semejante  se  comprueba  en  alg-unos  corpúscu- 
los de  los  lóbulos  ópticos  y  bulbos  olfatorios,  etc.,  de  estos  mis- 
mos seres,  así  como  también  en  los  elementos  que  pueblan  los 
centros  homólog"os  en  los  peces  y  reptiles.  Tanto  en  unos  como 
en  otros  org-anismos,  una  observación  escrupulosa  permite  re- 
conocer los  apéndices  basilares  de  los  vertebrados  superiores, 
en  las  ramas  primeras  que  emite  el  tallo  radial  de  los  citados 
corpúsculos,  en  su  tránsito  hacia  la  periferia. 

Célula  firamídal  de  la  tortuga. — Nuestras  pesquisas  en  el  ce- 


DE    HISTORIA   NATURAL. 


183 


rebro  de  estos  animales,  realizadas  hace  ya  bastante  tiempo, 
nos  han  conducido  al  reconocimiento  de  un  tipo  de  pirámide 
que  por  la  disposición  de  sus  ramas  profundas  puede  reputarse 
como  una  fase  de  transición  entre  la  característica  de  los  ba- 
tracios y  la  forma  compleja  de  los  elementos  análog-os  en  los 
mamíferos.  (Fig-.  1."  C.) 

Como  la  fig'ura  1."  pone  de  manifiesto,  la  pirámide  de  la  tor- 
íug"a  emite  verdaderas  ramas  basilares  muy  distanciadas  de 
las  prolong-aciones  periféricas,  las  cuales  tienen  un  trayecto 
inicial  profundo;  pero  después  se  acodan  hacia  afuera,  y  se  ha- 
cen ascendentes  en  compañía  de  las  irradiaciones  primitiva- 
mente radiales  3' se  arborizan  en  el  seno  del  plexo  molecular  ex- 
terno. En  suma,  una  disposición  muy  parecida  ala  que  hemos 
encontrado  en  la  neurona  cerebral  de  la  rana. 

Célula  2^11' (lili ida!  de  los  repules.— En.  todos  los  focos  g-rises  de 
la  corteza  de  estos  vertebrados  se  albergan  corpúsculos  ner- 
viosos, dotados  de  expansiones  periféricas  y  profundas,  de 


Fig'.  2.* 


ig-ual  manera  que  en  los  mamíferos.  Las  primeras  se  ramifican 
en  la  capa  molecular  externa  y  las  segundas  se  distribuyen  por 
ramúsculos  finales  en  la  substancia  blanca  subyacente.  Esta 
opuesta  distribución  de  las  expansiones  del  soma  está  en  ar- 


184  boletín    de    la    SOCIEDAD   ESPAMOLA 

monia  con  la  disposición  topográfica  de  las  capas  cerebrales  en 
los  reptiles,  en  cuyos  vertebrados,  á  semejanza  de  lo  que  acae- 
ce en  los  mamíferos,  las  fibras  de  proyección  eng-endran  un 
estrato  bien  diferenciado  en  las  reg-iones  más  profundas  de  la 
corteza.  (Fig-.  2."  D.) 

Céltil a  piramidal  de  las  aves. — Merced  á  los  trabajos  de  S.  Ra- 
món y  Claudio  Sala,  conocemos  detalladamente  la  conforma- 
ción de  las  pirámides  en  estos  vertebrados.  Trátase  de  unos  ele- 
mentos estrellados,  provistos  de  prolongaciones  diverg^entes, 
las  cuales  invaden  todo  el  espesor  de  la  corteza.  Esta  disposi- 
ción de  los  apéndices  protoplasmáticos  en  opuestos  sentidos^ 
concuerda  con  la  distribución  difusa  de  las  fibras  de  proyec- 
ción en  estos  seres,  en  los  cuales  no  se  reconoce  una  verdade- 
ra estratificación  de  capas  corticales,  sino  más  bien  un  eutre- 
mezclamiento  irregular  de  sus  factores  de  organización.  (Figu- 
ra 2.^  E.) 

Pirámides  del  Jtomhre  y  mamíferos. — Hé  aquí  expuestos,  de 
un  modo  sumario,  los  rasgos  más  característicos  de  las  pirámi- 
des de  los  vertebrados:  1.°,  talla  mayor  del  soma  que  los  otros 
vertebrados;  2.°,  conformación  piramidal  más  regular,  con  una 
base  inferior  provista  de  varias  ramas  basilares,  y  un  vértice 
que  se  prolonga  en  un  tallo  radial  de  gran  longitud  casi  siem- 
pre. Este  tallo  origina  en  su  curso,  al  través  de  la  corteza,  ra- 
mitos  colaterales,  para  extiiig*uirse  al  fin  mediante  cuatro  ó  seis 
ramos  encorvados  en  el  plexo  molecular  externo.  (Fig-.  2.'^  FG.) 

* 

«  * 

Como  se  infiere  de  lo  expuesto,  la  neurona  psíquica  de  los 
mamíferos  no  está  adornada  de  atributos  morfológicos  especia- 
les ó  exclusivos,  que  nos  induzcan  á  considerarla  como  una 
categ-oría  superior  bajo  el  punto  de  vista  estático.  Pues,  á  ex- 
cepción del  incremento  en  talla  y  extensión  de  sus  expansiones 
somáticas,  su  fisonomía  anatómica  es  una  exacta  reproduc- 
ción de  la  que  ostentan  las  pirámides  de  los  reptiles  y  batra- 
cios. En  cuanto  á  estas  diferencias,  las  consideramos  como  acci- 
dentales y  ligadas  simplemente  al  incremento  de  volumen  de 
la  masa  encefálica  en  el  hombre  y  los  mamíferos.  Por  lo  tanto^ 
la  superioridad  jerárquica  del  corpúsculo  cerebral  humano,, 
que  nosotros  consideramos  evidente  en  el  terreno  dinámicOj, 


DE    HISTORIA   NATURAL.  185 

tendrá  que  buscarse  en  otras  condiciones  que  las  meramente 
físicas,  puesto  que,  aparte  lig-eras  é  insi-g-nificantes  disonancias 
de  talla  y  forma  del  soma  celular,  el  análisis  comparado  no  nos 
conduce  al  reconocimiento  de  disposiciones  orgánicas  superio- 
res que  expresen  perfeccionamientos  en  los  mecanismos  de  ab- 
sorción y  emisión  de  las  energ-ías  nerviosas. 

Axones  de  las  jrirdmídes.— Como  indicábamos  al  principio  de 
este  trabajo,  al  dar  á  conocer  la  doctrina  de  la  evolución  de  los 
corpúsculos  piramidales,  lasdiverg-encias  dinámicas  en  los  dis- 
tintos vertebrados  tenían  su  expresión  org-ánica  en  la  diferen- 
ciación y  multiplicación  de  las  expansiones  protoplasmáticas, 
así  como  en  la  mayor  suma  de  colaterales  del  axon.  Por  conse- 
cuencia, la  categoría  funcional  de  la  pirámide  tendrá  su  fór- 
mula representativa,  no  tan  solo  en  las  expansiones  del  soma, 
sino  en  las  ramas  derivadas  de  su  cilindro  eje.  Bajo  este  punto 
de  vista,  el  corpúsculo  cerebral  de  los  mamíferos  ostenta,  dicen 
los  defensores  de  la  teoría  evolutiva,  una  superioridad  marca- 
da sobre  sus  cong'éneres  de  otros  vertebrados,  caracterizada 
por  la  g-ran  copia  de  divisiones  que  el  cilindro-eje  proyecta  en 
su  curso  intracortical;  mostrando,  por  este  solo  hecho,  una  ma- 
yor capacidad  para  los  actos  de  asociación  mental,  consecuen- 
cia del  consorcio  fisiológico  establecido  con  gran  número  de 
neuronas  similares.  La  precisa  determinación  del  número  y 
longitud  de  los  ramitos  derivados  del  filamento  de  Deiters,  en 
las  pirámides,  es  empresa  dificultosa.  Eso,  no  obstante,  posee- 
mos nosotros  un  conjunto  de  observaciones  propias  que  nos  in- 
clinan á  proclamar  la  doctrina  de  la  uniformidad  morfológica 
de  las  expansiones  nerviosas  en  las  pirámides  de  todos  los  ver- 
tebrados. 

No  hay  esenciales  discrepancias,  seg-ún  nuestra  opinión,  ni 
en  el  número  ni  en  la  complejidad  de  las  arborizaciones  cola- 
terales, dimanadas  de  estos  axones,  en  todos  los  vertebrados. 

Axon  de  las  pirámides  de  los  batracios. — Los  cilindros-ejes  de 
las  pirámides  de  estos  seres  emiten  abundantes  y  larg-as  cola- 
terales que  surcan  en  varias  direcciones  la  capa  molecular.  A 
veces  resulta  tarea  difícil  el  discernir  cuál  de  estas  divisiones 
es  la  verdadera  continuación  del  cilindro-eje.  En  lo  referente 
al  número  de  ramificaciones  emanadas  de  este  axon  debemos 
manifestar  que  en  los  batracios  es  muy  considerable,  hasta  el 
i:)unto  de  que  no  parece  inferior  al  que  suministra  el  cilindro- 


186  boletín    de    la    SOCIEDAD    ESPAÑOLA 

eje  de  los  corpúsculos  de  los  vertebrados  superiores;  y  en  cuan- 
to á  su  longitud,  bastará  indicar  que  las  hemos  perseg-uido  por 
dilatados  territorios  corticales,  sin  que  nos  haya  sido  dado  de- 
marcar de  un  modo  preciso  el  radio  de  su  distribución.  Por  lo 
tanto,  las  relaciones  intracorticales  de  los  corpúsculos  cere- 
brales en  los  batracios  debe  ser  tan  extensa  como  pueda  serlo 
para  los  corpúsculos  afines  de  los  mamíferos. 

Axon  de  las  jñrámides  de  los  rep¿ih's.— Cube,  en  estos  verte- 
brados, abordar  con  éxito  satisfactorio  el  problema  de  la  fija- 
ción del  número,  distribución  y  longitud  de  las  ramitas  de  la 
expansión  nerviosa  de  las  pirámides,  gracias  al  exiguo  espesor 
de  la  corteza  y  á  la  ruta  regular  que  los  cilindros-ejes  de  pro- 
yección llevan  desde  su  origen  hasta  sumergirse  en  el  haz  de 
proyección,  denominado  por  Edinger  tracius-septo-mesencepha- 
Hcus. 

Indicaremos  ahora  concisamente  las  principales  colaterales, 
que  reiteradas  investigaciones  nos  han  permitido  descubrir  en 
las  neuronas  cerebrales  de  los  reptiles. 

Antes  de  arribar  el  cilindro-eje  de  estos  elementos  á  la  capa 
blanca  profunda  suministra  el  segmento  vertical  de  este  las 
sig'uientes  ramas  de  conexión: 

I.**  Colaterales  ascendentes. — En  número  de  4  á  6,  brotan  de 
la  parte  más  alta  del  axon,  dirígense  hacia  afuera  y  se  agotan, 
unas  en  el  plexo  subpiramidal,  y  otras  en  el  seno  de  la  región 
molecular. 

2.*  Colaterales  sagitales.  —  En  secciones  antero-posteriores 
de  las  vesículas  cerebrales,  puede  perseguirse  todo  el  itinera- 
rio de  estas  colaterales.  Llevan  un  curso  opuesto:  unas  mar- 
chan al  polo  occipital  de  la  corteza,  y  otras  hacia  las  regiones 
frontales,  proveyendo,  tanto  unas  como  otras,  de  ramitos  vari- 
cosos todos  los  estratos  corticales  que  atraviesan.  Constitu- 
yen estos  filamentos  verdaderas  vías  de  asociación  antero-pos- 
terior. 

3.^  Colateral  transversal. — Es  única;  brota  del  axon  al  ni- 
vel de  su  acodamiento  q  algo  más  arriba,  y  marcha  invaria- 
blemente hacia  afuera,  entremezclándose  con  las  fibras  de  la 
.substancia  blanca  profunda.  En  su  curso  da  numerosos  ramitos 
de  conexión. 

4.^  Colateral  co7msural. — Emerge  del  cilindro-eje  al  acer- 
carse á  la  fisura  inter-hemisférica  y  se  incorpora  al  cuerpo  ca- 


DE    HISTORIA   NATURAL.  187 

lioso,  pasando  al  lado  opuesto  para  arborizarse  en  la  vesícula 
homólog-a. 

Además  de  las  colaterales  estudiadas,  dimanadas,  como  he- 
mos dicho,  del  segmento  vertical  del  cilindro-eje,  la  porción 
horizontal  del  mismo  suministra,  antes  de  lleg-ar  al  fascículo 
de  proyección  citado,  numerosas  ramas  ascendentes  y  descen- 
dentes. La  mavor  parte  de  estas  últimas  recorren  toda  la  pa- 
red interna  de  la  vesícula,  arribando  alg'unas  hasta  la  reg'ión 
basal  del  cerebro,  denominada  región  olfatoria  hasal. 

Por  lo  que  se  ve,  el  sistema  de  las  colaterales  en  la  expan- 
sión nerviosa  de  estas' pirámides  es  muy  complejo,  pudiendo 
afirmarse  que  la  esfera  de  sus  conexiones,  no  solo  abarca  toda 
la  amplitud  de  la  corteza  donde  mora  el  elemento  prog-enitor, 
sino  que  mantiene  relaciones  dinámicas  también  con  las  neu- 
ronas del  hemisferio  opuesto,  mediante  su  rama  comisural. 

Áxon  de  Jas  ¡ñrámides  de  las  aves. — Los  trabajos  de  Claudio 
Sala  nos  ilustran  bastante  sobre  este  particular,  y  de  sus  des- 
cripciones se  deduce,  que  la  neurona  cerebral  de  estos  verte- 
brados posee  una  riqueza  de  colaterales  ig'ual,  probablemente, 
que  la  de  sus  congéneres  en  los  otros  vertebrados. 

Axon  de  las  iñrámides  del  homlve  y  los  mamiferos. — Hé  aquí 
lo  que  mi  hermano  dice  respecto  á  este  particular:  «El  cilindro- 
eje  de  las  pirámides  procede  de  las  bases  de  las  mismas,  ó  del 
orig-en  de  una  expansión  protoplasmática.  Dirígese  hacia  aba- 
jo, cruza  todas  las  capas  cerebrales  y  aborda  la  substancia 
blanca,  donde  se  continúa  con  un  tubo  nervioso.  Créese  por  los 
autores  que  esta  continuación  se  verificaba  siempre  por  un 
acodamiento;  pero  nosotros  hemos  demostrado  que  aveces  tie- 
ne origen  por  una  bifurcación,  originando,  por  tanto,  dos  tu- 
bos de  la  substancia  blanca.  Durante  su  trayecto  por  la  subs- 
tancia blanca,  el  cilindro  eje  emite  colaterales  finas  en  núme- 
ro de  6  á  10  que,  desprendiéndose  en  áng-ulo  recto  3'  marchando 
ya  horizontal,  ya  oblicuamente,  acaban  por  2  ó  3  ramúsculos 
muy  delicados.» 

Recientemente  este  autor,  en  su  notable  estudio  sobre  la  es- 
tructura íntima  de  las  circunvoluciones  rolándicas,  fija  con 
más  exactitud  el  número  y  paradero  de  las  colaterales  de  los 
cilindros-ejes  piramidales,  si  bien  advierte  que,  efecto  del  gran 
desarrollo  de  la  substancia  g-ris  en  el  hombre,  resulta  labor  di- 
ficultosa la  persecución  de  estas  prolongacianes  desde  su  pun- 


188  boletín    de    la    SOCIEDAD    ESPAÑOLA 

to  de  emerg-encia  hasta  su  arborizacióii  final.  Eso,  no  obstan- 
te, las  descripciones  notables  de  mi  hermano,  tanto  de  las  pi- 
rámides humanas,  como  de  las  que  pueblan  el  cerebro  de  los 
mamíferos  inferiores,  nos  inducen  á  reconocer  en  ellas  una 
morfolog-ía  idéntica  á  la  que  hemos  encontrado  en  los  verte- 
brados inferiores,  y  nos  impulsan  á  proclamar  la  doctrina  de  la 
identidad  anatómica  de  los  axones  en  todas  ¡as  pirámides. 

A  la  doctrina  de  la  evolución  morfológica  de  la  célula  pira- 
midal sostenida  también  por  nosotros  hasta  hace  poco  tiempo 
puede  oponerse,  á  título  de  concepción  hipotética,  por  supues- 
to, la  de  la  unidad  anatómica  y  morfológica  de  todas  las  pirá- 
mides, fundada  en  la  constante  presencia  en  ellas,  de  los  mis- 
mos atributos  org^ánicos.  Estos  atributos  están  representados, 
como  ya  hemos  indicado,  por  idénticas  ramificaciones  dendrí- 
ticas  y  cilindro-axiles. 

Conclusiones. 

1/  La  supuesta  progresión  evolutiva  de  los  corpúsculos  pi- 
ramidales, basada  en  las  diversas  apariencias  de  config-uración 
que  éstos  afectan  en  la  serie  de  los  vertebrados,  no  se  apoya,  á 
nuestro  juicio,  en  hechos  morfológicos  rig'urosamente  interpre- 
tados. 

2/  La  forma  de  estos  elementos  debe  interpretarse,  como 
consecuencia  de  la  adaptación  de  su  protoplasma  al  variable 
plan  de  org-anización  cortical,  modelando  su  forma  en  armo- 
nía con  la  colocación  relativa  de  los  estratos  corticales. 

3.*  Puede  disting-uirse  en  las  pirámides  una  forma  esencial 
invariable,  que  tiene  su  expresión  en  la  existencia  constante 
de  los  mismos  órg-anos  de  conexión  en  todos  estos  elementos, 
y  otra  de  adaptación,  caracterizada  por  la  orientación  alg-o  dis- 
tinta de  estos  mismos  órg-anos. 

4."  Por  muy  discordantes  que  parezcan  los  varios  aspectos 
de  conformación  de  las  células  piramidales  en  la  serie  de  los 
vertebrados,  un  análisis  cuidadoso  consentirá  siempre  reco- 
nocer en  ellas  los  mismos  atributos  morfológ-icos  esenciales, 
representados  por  idénticas  irradiaciones  somáticas  y  cilindro- 
axiles. 

S."*  En  demostración  de  que  estas  discrepancias  de  forma 
celular  tienen  un  valor  meramente  accidental,  y  que,  por  lo 


DE    HISTORIA    NATURAL.  189 

tanto,  sobre  ellas  no  puede  establecerse  una  doctrina  evolu- 
tiva, recordemos  que  la  neurolog'ía  comparada  nos  enseña  que 
elementos  de  actividades  idénticas  en  todos  los  vertebrados, 
como  el  ser  los  corpúsculos  g-ang-lionares  raquidianos,  células 
de  los  centros  ópticos,  etc.,  pueden  exhibir  formas  muy  discor- 
dantes; y  por  el  contrario,  elementos  de  sig-nificación  dinámi- 
ca muy  distinta,  pueden  afectar  formas  muy  similares. 

6.*  La  simplicidad  morfológica  de  la  pirámide  en  los  ba- 
tracios es  más  aparente  que  real.  Un  estudio  escrupuloso  del 
conjunto  de  sus  apéndices  dendríticos  permite  disting-uir  los 
basilares  de  los  g-enuinamente  radiales  ó  periféricos,  si  bien 
tanto  unos  como  otros  afluyen  al  plexo  externo  de  la  cor- 
teza. 

7."  El  análisis  microscópico  de  la  corteza  cerebral  en  los 
quelonios  revela  la  existencia  de  formas  piramidales,  que  pue- 
den reputarse  como  fases  de  transición  entre  la  característica 
del  corpúsculo  cerebral  de  los  batracios  y  la  peculiar  de  los  rep- 
tiles y  mamíferos. 

S.^  Las  pirámides  de  los  reptiles  ostentan  idénticos  atribu- 
tos morfológ-icos  que  los  elementos  homólog-os  de  los  mamífe- 
ros. Sus  prolongaciones  basilares  son  internas  y  se  ramifican 
en  la  substancia  blanca  profunda. 

9."  En  las  aves,  las  pirámides  adoptan  una  config-uración 
estelar  en  concordancia  con  la  distribución  por  todo  el  espesor 
<le  la  corteza  de  las  fibras  de  proyección.  Las  irradiaciones  pro- 
toplásticas  se  esparcen  en  todos  sentidos,  acomodándose  á  esa 
disposición. 

10.  Las  pirámides  del  hombre  y  mamíferos,  aparte  simples 
discrepancias  de  talla  g-eneral  y  longitud  de  sus  expansiones, 
que  armonizan  con  el  incremento  total  de  la  masa  encefálica, 
no  se  descubren  en  su  morfología  rasg-os  evolutivos  que  mar- 
quen positivos  perfeccionamientos  en  sus  órg-anos  de  absorción 
y  emisión  de  corrientes  nerviosas.  Sus  expansiones,  tanto  ba- 
silares como  radiales,  se  comportan  de  idéntico  modo  que  las 
de  los  reptiles;  y  en  cuanto  á  su  orientación  y  distribución  de 
éstas,  en  el  seno  de  la  substancia  cortical,  tampoco  es  exclusi- 
va de  los  mamíferos. 

11.  El  axon  de  las  pirámides  y  sus  ramitas  colaterales  se 
supeditan  al  mismo  plan  de  conformación  en  todos  los  verte- 
brados, emitiendo  siempre  el  filamento  de  Deiters  larg-as  ra- 


190  boletín  de  la  sociedad  española 

mas  secundarias,  que  se  extienden  por  dilatadas  reg-iones  ce- 
rebrales y  pasando  alg-unas  de  uno  á  otro  hemisferio. 

12.  Los  diversos  progresos  en  el  funcionalismo  cerebral 
que  disting"ue  á  unos  vertebrados  de  otros,  no  se  explican  por 
procesos  de  diferenciación,  ya  estructural,  ya  morfológ-ica  de 
las  células  piramidales,  sino  que  parecen  lig-ados  á  impulsos 
internos,  á  misteriosas  tendencias  hereditarias  inaccesibles  á 
nuestros  medios  de  indagación .  En  estos  impulsos,  y  no  en  ca- 
racteres puramente  org-ánicos,  debe  buscarse  la  clave,  hasta 
hoy  desconocida,  de  las  jerarquías  psicológicas  en  la  escala  de 
los  vertebrados. 

Una  lluvia  de  polvo  en  Portugal 


D.  salvador  calderón. 

El  insigne  geólogo  M.  Choffat,  de  Lisboa,  ha  tenido  la  bon- 
dad de  comunicarme  un  número  del  periódico  O  Seailo,  corres- 
pondiente al  6  de  Marzo  pasado,  en  el  que  se  dan  noticias  sobre 
el  curioso  fenómeno  que  encabeza  estas  líneas,  con  el  deseo  de 
que  averiguase  algo  referente  al  mismo  en  el  territorio  de  Es- 
paña y  Canarias. 

Según  los  datos  consignados  en  aquel  artículo,  desde  el  día 
14  hasta  el  22  de  Enero  del  presente  año  se  percibió  en  la  Sie- 
rra de  la  Estrella  una  especie  de  nube,  sobre  todo  al  amanecer 
y  á  la  puesta  del  sol,  la  cual  caminaba  en  dirección  Norte,  y  en 
ella  acabó  por  desaparecer.  De  Oleiros,  en  el  distrito  de  Caste- 
llo  Branco,  á  unos  20  km.  al  Sur  de  la  mencionada  Sierra,  y  á 
una  altitud  muy  superior  á  ésta,  se  presentó  en  el  ocaso  del 
día  18  y  al  amanecer  del  19  una  corona,  á  través  de  la  cual  se 
podía  mirar  el  sol  sin  molestia.  Una  corona  obscura  se  percibió 
también  el  día  19  en  la  Sierra  de  Cintra. 

Otras  observaciones  se  refieren  al  depósito  de  polvo  color  de 
canela  caído  entre  Marco  de  Canaveces,  en  las  márg'enes  del 
Tamega,  y  en  Beja,  faltando  datos  relativos  al  Norte  y  al  Sur 
del  país.  En  la  expresada  zona  se  depositó  el  polvo,  tanto  en  la 
parte  costera  como  en  las  regiones  de  la  frontera  española,  ex- 
tendiéndose por  tanto  de  un  modo  uniforme  en  el  centro  del 
vecino  reino. 


DE  HISTORIA   NATURAL.  191 

Parece  empezó  á  observarse  el  fenómeno  el  día  14,  alcanzó 
su  mayor  intensidad  entre  el  18  y  el  19  y  continuó,  aunque  de- 
creciente, el  22,  notándose  que  era  mayor  la  caída  del  polvo  en 
los  puntos  elevados  que  en  los  bajos.  Recibiéronse  en  la  redac- 
ción del  citado  periódico  muestras  recogidas  en  la  Sierra  de 
Cintra,  en  la  Chamusca  y  en  otras  dos  localidades  no  deta- 
lladas. 

Dícese  que  á  la  simple  vista  parece  el  polvo  canela  pulveri- 
zada, pero  mucho  más  fino  que  ésta,  y  que  observado  al  mi- 
croscopio vese  que  está  formado  por  frag*mentos  de  cuarzo,  en 
su  mayoría  incoloros,  y  otros  de  color  castaña,  amarillos  ó  ro- 
sados. Alg"unos  cristales  blancos  son  de  carbonato  de  cal,  pero 
la  mayoría  de  los  granos  son  insolubles.  El  profesor  Machada 
se  ocupa  6n  analizar  el  citado  polvo,  y  del  resultado  de  su  tra- 
bajo dará  cuenta  en  la  ¿Vcademia  de  Ciencias  de  Lisboa. 

«Con  relación  á  la  procedencia  del  polvo,  dice  el  articulista, 
sabemos  únicamente  por  los  periódicos  que  una  lluvia  de  are- 
na cayó  en  Cananas  y  que  se  supone  procedente  del  Sahara. 
Puede  inferirse  que  las  partes  más  pesadas  caerían  en  Canarias 
bajo  forma  de  arena,  al  paso  que  las  más  ñnas  serían  arrastra- 
das más  lejos.» 

«¿Será  la  misma  tempestad  á  la  que  se  debe  el  fenómeno  de 
nieve  de  color  de  ceniza  que  cayó  en  Suiza  el  día  15  de  Febre- 
ro? Solo  el  estudio  comparativo  podría  resolver  esta  cuestión.» 

Por  mi  parte,  y  en  mi  deseo  de  poder  complacer  al  Sr.  Chof- 
fat,  he  tratado  de  averiguar  si  en  el  territorio  español  se  ha- 
bían observado  por  aquella  época  fenómenos  semejantes,  aun- 
que sin  obtener  resultado  alguno  positivo.  Nuestro  consocio  el 
Sr.  Hernández  Pacheco  se  encargó  de  indagar  si  había  sido 
notado  algo  que  llamara  la  atención  en  Extremadura,  fijándo- 
se en  la  parte  fronteriza  de  Portugal,  y  las  respuestas  fueron 
negativas.  Alguna  indicación  hecha  en  los  periódicos  sobre  nu- 
bes de  polvo  vistas  en  Aragón  son  tan  vagas  é  inseguras  que 
no  merecen  consignarse  aquí. 

Datos  más  precisos  he  obtenido  de  Canarias,  y  particular- 
mente en  una  carta  del  Dr.  D.  Veremundo  Cabrera  y  Díaz,  her- 
mano de  nuestros  consocios  D.  Anatael  y  D.  Agustín,  cuyas  no- 
ticias reproduzco. 

«A  fines  de  Enero  de  este  año,  reinando  viento  Sur,  se  pre- 
sentó en  estas  islas  una  neblina  de  tenue  arena  que  duró  unos 


190 


BüLKi;    DI-:    LA    SOCIEDAD    KSPANOLA 


mas  secundarias,  (jd  se  extiemlen  por  dilatadas  regiones  ce- 
rebrales y  pasando  l^^'-unas  de  uno  h  otro  hemisferio. 

12.  Los  diverso.prog-resos  en  el  funcionalismo  cerebral 
que  disting-ue  á  un(  vertebrados  de  otros,  no  se  explican  por 
procesos  de  diferemición,  ya  estructural,  ya  raorfolú*,nca  de 
las  células  piraniid;t;s,  sino  que  ])arecen  li<rados  j'i  impulsos 
internos,  jI  misteriois  tendencias  hereditarias  inaccesibles  á 
nuestros  medios  de  dagación.  Kn  estos  imi)ulsos,  y  no  en  ca- 
racteres puramentf  rgánicos,  debe  buscarse  la  clave,  hasta 
hoy  desconocida,  di  as  jerarquías  psicológ:icas  en  la  escala  de 
los  vertebrados. 

Una  livia  de  polvo  en  Portugal 
ron 
SALVA  non    CALDKUt'lN. 


El  insigne  g-eólo^i  M.  Chotfat,  «le  Lisboa,  ha  tenido 
dad  de  comunicarni'Un  númcrodel  periódico  «'  ^ 
pondiente  al  (i  de  Mr/.o  pa.^ado,  en  el  que  sr  da:.  .. 
el  curioso  fenúnuiio  ue  encabeza  estas  líneas,  roj. 
que  averiguase  :ilgi  eferente  al  mismo  en  el  l- 
paña  y  Canarias. 

Según  lus  datos  (  (  signados  «mi  a<jue!  artiru 
14  liíista  el  22  «le  Liko  del  presente  nñ 
rra  de  la  Estrella  un  especie  de  nube, 
y  á  la  pu«'sta  del  ><A  a  cual  caminaba  «-n  - 
ella  acabó  por  de.~ii¡  -ecer.  De  Oleiros,  en 
lio  Pranco,  á  uno>  J"  -cm.  al  Sur  de  la  :: 
una  altitufl  muy 
día  18  y  al  aman 
podía  mirar 
también  e 

Otri: 
eauel 
Tam« 
del  p: 
parte 
tendí 
veciii 


DE  HISTORIA    NATIHA. 


Parece  empezó  á  observarse  el  fenómno  »'l  «Un  11,  nlcMi 
su  mayor  intensidad  entre  el  18  y  ell9  ycintiniK').  annqnr  ' 
creciente,  el  22,  notándose  que  era  mayr  la  caída  del  poh  > 
los  puntos  elevados  que  en  los  bajos.  Rfibi(''ronso  en  la  n^i' 
ción  del  citado  periódico  muestras  reccidas  en  la  SIimv 
Cintra,  en  la  rhainusca  y  en  otras  dci  localidades  n«' 
liadas.  A.L 

Dicese  que  á  la  simple  vista  parece  ebolvo  caní  ' 
zada,  pero  mucho  más  fino  que  ésta,  ypie  obseiN;. 
croscopio  vese  que  está  formado  por  frainentos  do  cu 
su  mayoría  incoloros,  y  otros  de  color  estaña,  am 
sados.  Alg"unüs  cristales  blancos  son  de  irbni' 
la  mayoría  de  los  g-ranos  son  insoluble  Kl  i 
se  ocupa  en  analizar  el  citado  polvo,  y  el  result' 


bajo  dará  cuenta  en  la  Academia  de  C¡( 
«Con  relación  á  la  procedencia  del  p( 

sabemos  únicamente  por  los  periódicos 

na  cayó  en  Canarias  y  que  se  supone 

Puede  inferirse  que  las  partes  más  pes:i 

bajo  forma  de  arena,  al  paso  que  l;i<  i 

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Por  mi  parte,  y  en  mi  (U  - 

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bían  observado  por  aqn^  ' 

que  sin  obtener  resn!' 

Sr.  Hernández  V-\ 

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no  ini 


■i'i^  TÍor,  la 

■  ilayFi- 
ioba,  y  Fer- 


cretario  las 

Portug-al,  acu- 
•;i  Sociedad,  y 

lona,  dando  un 
estra  Sociedad. 
dro  de  Madrid, 
litro  docente, 
anologie»,  seg"un- 


julouse,  anunciau- 
'ípérimentale»,  ter- 

.,  4  5. 

iiún  11  de  su  Boletín  y 


.culta  de  Ciencias  de  Pa- 

-Duth;rs,  invitándonos  á 

e  prestfá  al  ilustre  sabio  y 

ie  celebirá  el  viernes  9  de 


14 


194  boletín    de    la    SOCIEDAD    ESPAÑOLA 

Mayo  próximo  en  Banyiils-sur-Mer,  en  el  Laboratorio  Arag-o, 
creado  por  él,  y  donde  deseaba  ser  inhumado. 

— Se  acordó  acceder  al  cambio  de  publicaciones  con  el  Ober- 
lin  Colleg-e,  de  Oblo,  nombrar  al  Sr.  D.  Marcelo  Eivas  Mateos 
Secretario  de  la  Sección  barcelonesa,  para  que  represente  á  la 
Sociedad  en  el  mencionado  homenaje  á  Lacaze-Duthiers,  y  dar 
las  g-racias  á  los  donantes. 

Presentación  de  obras. — El  Secretario  dio  cuenta  de  haberse  re- 
cibido para  la  Biblioteca,  entre  otras,  las  obras  sig-uientes: 
P.  Moyano,  «Ganado  lanar.  Guía  práctica  para  su  multiplica- 
ción, g-uía  y  explotación.»  Madrid,  1902,  y  D.  Galán  y  P.  Mo- 
yano, «Concurso  regional  de  g-anados  en  Zarag-oza.»  Octubre 
de  1900.  Zarag-oza,  1901. 

— El  Sr.  Onís  ofreció  también  para  la  Biblioteca,  en  nombre 
de  su  autor,  D.  Gervasio  Fournier,  un  ejemplar  con  dedicato- 
ria de  su  última  obra  intitulada  «La  raza  neg-ra  es  la  más  an- 
tig-ua  de  las  razas  humanas.»  Valladolid,  1902. 

—El  Sr.  Presidente  propuso,  y  así  fué  acordado,  que  se 
den  las  gracias  de  oficio  al  Sr.  Fournier,  y  al  mismo  tiempo 
instó  á  los  señores  socios  que  cultiven  este  linaje  de  estudios 
para  que  comunicasen  su  opinión  en  alg-una  de  las  próximas 
sesiones  sobre  la  importante  doctrina  en  aquella  obra  susten- 
tada. Respecto  al  Sr.  Moyano,  donante  de  las  otras  dos  obras 
antes  mencionadas,  hallándose  presente  en  la  sesión,  fué  in- 
vitado por  el  mismo  Sr.  Presidente  para  hacer  un  resumen 
dé  ellas,  limitándose  aquel  á  exponer  breve  y  modestamente 
sil  propósito  en  lo  referente  á  la  Guía,  y  el  del  Sr.  Galán  y  el 
suyo  en  la  escrita  en  coloboración  con  este  último  señor. 

También  recordó  el  Sr.  Presidente  que  estaba  pendiente  de 
discusión  la  proposición  del  Sr.  Ribera  sobre  la  enseñanza  de 
la  Historia  natural  en  los  Institutos,  é  invitó  á  los  señores  socios 
para  que  envíen  las  observaciones  que  teng-an  por  conveniente 
sobre  dicho  asunto. 

Presentaciones.— Se  hicieron  tres  propuestas  de  socios  nume- 
rarios. 

—El  Sr.  Fernández  Navarro  propuso  se  diera  de  alta  al  señor 
D.'Mig-uel  Ribera  y  Ruíz,  Catedrático  de  Historia  natural  del 
instituto  de  Cabra,  que  había  sido  ya  socio  numerario;  así  fué 


DE    HISTORIA   NATURAL.  195 

íicordado,  y  el  Sr.  Hernández  Pacheco  recabó  el  derecho  de 
las  Corporaciones  que  vienen  siendo  suscriptoras  á  que  que  se 
hag-a  constar  en  la  Lista  de  Socios,  cuando  lleg'uen  á  fig-urar 
en  ella,  la  época  en  que  empezaron  á  contribuir  al  desarrollo 
de  la  Sociedad,  deseo  que  el  Sr.  Presidente  encontró  muy 
plausible  porque  demuestra  el  interés  que  se  concede  á  este 
hecho,  pero  estimando  que  no  podía  resolverse  sobre  esto  sin 
oir  á  la  Junta  directiva,  como  así  se  acordó. 

Comunicaciones  verbales. — El  mismo  Sr.  Fernández  Navarro  in- 
dicó que,  habiéndose  anunciado  la  venida  á  Madrid  del  socio 
protector,  el  Príncipe  Alberto  de  M('»naco,  debería  manifestárse- 
le de  alg'una  manera  que  su  presencia  no  pasaba  desapercibi- 
da á  esta  Sociedad,  dándole  un  testimonio  de  afecto  y  conside- 
ración. Después  de  alg-unas  observaciones  de  varios  señores 
socios  respecto  al  modo  como  debiera  realizarse  lo  propuesto, 
se  acordó  dejarlo  á  la  iniciativa  de  la  Junta  directiva. 

— El  Sr.  Puig-  y  Larraz  se  ocupó  en  la  conveniencia  de  ad- 
quirir datos  concretos  sobre  el  terremoto  ocurrido  el  día  5  de 
los  corrientes  á  las  seis  de  la  mañana  en  Murcia,  cuyo  relato 
aparece  bastante  incompleto  3' confuso  en  los  periódicos,  aun- 
que bien  se  revela  por  él  que  se  trata  de  un  fenómeno  sísmico 
importante.  Después  de  varias  observaciones  del  Sr.  Presi- 
dente y  otros  señores  socios,  se  convino  en  solicitar  noticias 
de  los  demás  que  puedan  proporcionarlas  respecto  á  dicho  fe- 
nómeno, las  cuales  se  coleccionarán  por  el  Sr.  Calderón,  y  en 
publicar  en  el  Boletín  el  sig'uiente  cuestionario,  facilitado  por 
el  Sr.  Puig'  y  Larraz,  reproducción  del  redactado  por  la  Comi- 
sión del  Mapa  g"eológ'ico,  con  pequeñas  variaciones,  el  cual 
podría  servir  de  norma  también  para  los  demás  casos  seme- 
jantes que  ocurran. 

Cuestionario  para  los  terremotos. 

Término  municipal  de 

1.  Día  en  que  ocurrió  el  primer  movimiento  perceptible. 

2.  Hora. 

3.  ¿Hubo  varias  sacudidas? 

4.  Horas  en  que  ocurrieron. 

5.  Dirección  de  los  movimientos. 


196  boletín    de    la    SOCIEDAD    ESPAÑOLA 

6.  ¿Se  han  repetido  los  terremotos? 

7.  ¿En  qué  días  y  en  qué  horas? 

8.  Efectos  que  han  causado  en  los  edificios. 

9.  Orientación  de  los  muros  principales  de  las  casas  arrui- 

nadas. 

10.  Orientación  de  las  que  menos  daños  han  experimentado. 

11.  Dirección  é  inclinación  de  las  quiebras  producidas  en  los 

edificios. 

12.  Dirección  é  inclinación  de  las  quiebras  producidas  en  el 

terreno,  y  su  longitud  y  anchura. 

13.  ¿Hubo  subidas  del  suelo,  derrumbamientos,  deslizamien- 

tos ó  hundimientos  en  el  terreno? 

14.  ¿Qué  fenómenos  experimentaron  las  personas  y  los  ani- 

males? 

15.  ¿Hubo  ruidos  subterráneos? 

16.  ¿Qué  sucedió  en  las  fuentes? 

17.  ¿Cambiaron  de  nivel  las  ag-uas  de  los  pozos? 

18.  ¿Se  enturbiaron  los  manantiales? 

19.  ¿Se  ag"otaron  ó  aparecieron  otros  nuevos? 

20.  ¿Cambió  la  temperatura  de  alg-uno  de  ellos? 

21.  ¿Se  notaron  cambios  en  el  curso  de  ríos  ó  arroyos?  , 

22.  ¿Se  han  desprendido  g-ases  en  alg'ún  sitio  del  término? 
53.  ¿Se  apreció  alg-ún  olor  en  las  ag-uas  ó  en  la  atmósfera? 

24.  ¿Son  frecuentes  los  terremotos  en  la  localidad? 

25.  ¿Se  recuerda  alg-uno  notable? 

26.  ¿Se  observaron  cambios  en  alg-unos  fenómenos  atmos- 

féricos? 

27.  ¿Hubo  subida  ó  bajada  en  el  barómetro? 

28.  ¿.Aumentaron  ó  disminuyeron  las  nubes? 

29.  ¿Se  presentó  alg-una  tempestad  atmosférica? 

30.  2,Se  observó  la  brújula?  ¿Presentó  alg-unas  oscilaciones? 

31.  Estado  del  cielo  en  el  momento  de  ocurrir  las  sacudidas. 

32.  Fenómenos  atmosféricos  anteriores. 

33.  Fenómenos  atmosféricos  posteriores. 

—  El  Sr.  Bolívar  presentó  una  nota  de  D.  Ricardo  García 
Mercet,  «Sobre  alg-unos  crisídidos  de  Siria^>,  referente  á  ejem- 
plares recog-idos  por  nuestro  consocio  el  Sr.  Martínez  de  la 
Escalera. 

—El  Sr,  Lázaro  dijo  lo  siguiente: 


DE    HISTORIA   NATURAL.  197 

Nuestro  disting-uido  consocio  D.  Eduardo  Boscá  ha  traído  de 
Valencia  alg'unas  plantas  cuja  determinación  le  interesaba,  y 
ha  tenido  la  amabilidad  de  consultarme  acerca  de  ellas.  Como 
desde  lueg^o  puede  suponerse,  la  recolección  practicada  por 
naturalista  tan  perspicaz  no  carece  de  interés,  y  entre  los 
ejemplares,  todos  bien  preparados,  he  hallado  alg-una  cosa  que 
creo  conveniente  publicar. 

Hay  entre  dichas  plantas  ejemplares  abundantes  de  un  alg-a 
sifonácea  (Ilalimeda  Tuna  Lamour)  que,  anufjue  citada  ya  en 
las  costas  de  Menorca  por  nuestro  consocio  el  disting-uido  alg-ó- 
log'o  Sr.  Rodríg-uez  Femenías,  y  abundante  en  Ñapóles,  donde 
yo  la  he  recog-ido  en  cantidad,  no  teng-o  noticia  de  que  haya 
sido  mencionada  en  las  costas  de  nuestra  Península.  La  reco- 
lección del  Sr.  Boscá  procede  de  las  playas  de  Valencia,  donde 
es  conocido  con  el  nombre  vulg-ar  de  pulsereies. 

También  es  de  interés  una  hepática,  la  Anemia  ymiUifida 
Dum,,  recogida  en  los  «manantiales  de  la  Albufera»  por  el 
mencionado  señor,  y  que,  si  bien  se  ha  citado  hace  alg-unos 
años  enOporto  por  el  Sr.  Newton,  no  se  ha  mencionado  nunca 
en  localidades  españolas. 

Ambas  noticias  son  buena  prueba  del  interés  que  pueden 
tener  los  trabajos  del  ilustrado  Profesor  de  la  Universidad  de 
Valencia,  si  aplica  su  actividad  y  pericia  al  estudio  de  la  flora 
<;riptogámica  de  tan  excelente  localidad. 

Secciones. — La  de  Barcelona  celebró  sesión  el  día  19  de  Abril 
de  1902,  bajo  la  presidencia  de  D.José  Casares  Gil. 

Quedaron  admitidos  como  socios  numerarios  los  señores  si- 
g-uientes,  de  Barcelona:  D.  Francisco  de  A.  Soláy  Bosch,  Rose- 
Uón,  62,  2.",  propuesto  por  el  Sr.  Rivas  Mateos;  D.  Ramón 
Turró  (Bacteriolog'ía),  Notariado,  10,  y  D.  Aug'usto  Pí  y  Suñer, 
Ayudante  de  la  Facultad  de  Medicina,  Ausias-March,  21j  pro- 
puesto por  D.  Carlos  Calleja. 

— Se  presentaron  los  sig-uientes  trabajos:  «Aig'unas  observa- 
ciones sobre  la  coloración  rojiza  de  ciertas  Hepáticas,  por  Don 
Antonio  Casares  y  Gil;  «Palmera  ramificada»,  por  el  Sr.  Moles 
Ormella;  «Algunos  liqúenes  de  los  alrededores  de  Barcelona», 
por  D.  Manuel  Llenas;  «Sobre  la  presencia  del  manganeso  en 
proporción  notable  en  un  agua  mineral  de  Gerona»,  por  Don 
José  Casares. 


198  boletín    de    la    SOCIEDAD    ESPAÑOLA 

La  Sección  ue  Sevilla  celebró  sesión  el  día  22  de  Abril 
de  1902,  bajo  la  presidencia  de  D.  Julio  Ferraud. 

— El  Sr.  D.  Manuel  de  Paúl  disertó  acerca  del  Bysteropterum 
gryUoides,  á  propósito  de  una  rama  de  olivo  que  contenía  un 
nido,  y  el  cual  le  había  remitido  el  Sr.  Presidente  de  la  Cá- 
mara agTÍcola  para  su  estudio.  Presentó  después  unos  ejem- 
plares de  C(b1  estele,  que  con  otros  de  CaálianeUa  y  Hycüimay 
de  pequeñísimo  tamaño,  había  recog-ido  sobre  el  limo  deposi- 
tado por  la  última  crecida  del  Guadalquivir. 

— El  Sr.  D.  Enrique  Crú  mostró  varios  insectos  y  moluscos 
recogidos  en  los  alrededores  de  la  ciudad,  siendo  estos  últimos 
comparados  con  sus  similares  de  Marruecos  que  presentó  el 
Sr,  D.  Manuel  Miquel  y  habían  sido  recogidos  por  M.  Paúl 
Pallary. 

— Se  leyó  la  sig-uiente  noticia  remitida  por  el  Sr.  Barras, 
desde  Avila: 

«La  cuarta  y  última  parte  del  trabajo  del  Sr.  Goncalo  Sam^ 
paio  sobre  «Plantas  nuevas  para  la  Flora  de  Portug-al»,  recien 
publicada  en  los  Annaes  de  Sciencias  naiuraes  de  Oporto,  men- 
ciona las  especies  sig-uientes:  Cheirayithusfruticulosus  L.,  Sue- 
ne Boryi  Bois.,  Cerastium  varians  Coss.  et  Ger.,  ¡3  fallax  Guss., 
Sida  rhovibi folia  L.,  Lathyrms paJustris  L.,  ¡3  angíisíicarpiis,  del 
autor,  acompañada  de  su  descripción,  Mesemhryanihenmiín 
glaiictim  L.,  (Enanthe  silaifolia  M.  Bieb.,  Crepis  rubra  L.,  AJyo- 
sotis  gloJ)iilaris,d&\  autor,  con  su  descripción,  Mentha  Schultzn 
Bout.,  Verónica  demissa,  nueva  y  descrita,  y  Lycoimdium  inmi- 
datum  L.» 

Notas  y  comunicaciones. 


Datos  para  el  conocimiento  de  la  Fauna  himenopterológica 

de  España 


D.  JORGE  SCHRAMM. 

Mi  disting-uido  amig-o  y  coleg-a  D.  Teodoro  Seebold  ha  pu- 
blicado en  el  tomo  xxvii  (1898)  de  las  Actas  de  esta  Socie- 
dad, pág*.  29,  una  lista  de  Tentredínidos  de  los  alrededores  de 


DE    HISTORIA    NATURAL.  199 

Bilbao,  que  comprende  36  especies  y  variedades,  trabajo  al 
que  no  pude  contribuir  por  entonces  por  no  tener  determina- 
das todavía  las  mías  de  la  misma  procedencia;  cosa  hecha 
gracias  á  la  inag-otable  amabilidad  de  mis  queridos  amigos  de 
Nantes,  los  Sres.  Th.  y  H.  Piel  de  Churcheville,  que  aceptaron 
la  ardua  tarea  de  la  determinación  de  mis  Tentredínidos,  so- 
metiéndolos después,  para  mayor  seg-uridad,  á  la  revisión  del 
eminente  pastor  Konow. 

Las  especies  y  variedades  que  personalmente  he  recog-ido 
ascienden  á  98,  siendo  lo  más  curioso  que  solamente  22  de 
éstas  nos  son  comunes  al  Sr.  Seebold  y  á  mí,  de  donde  resulta 
que  el  total  de  los  Tentredínidos  de  los  alrededores  de  Bilbao 
alcanza  hasta  la  fecha  la  cifra  de  112  especies. 

No  hay  duda  que  este  número  pudiera  con  facilidad  doblar- 
se si  se  liiciesen  serias  y  repetidas  excursiones  en  la  comarca, 
y  sobre  todo  dedicándose  á  la  cría  de  las  larvas,  lo  que  ha 
dado  los  mejores  resultados  á  los  citados  Sres.  Piel  de  Chur- 
cheville; pero  desgraciadamente  desde  que  el  Sr,  Seebold  y  yo 
hemos  dejado  Bilbao  no  existe  ya  en  Vizcaya,  que  sepamos, 
ningún  otro  colector,  y  es  por  tanto  de  temer  que  en  algún 
tiempo  no  se  pueda  dar  mayor  extensión  á  la  presente  lista. 
Esta  es  una  de  las  razones  que  me  ha  impulsado  á  darla  á  co- 
nocer desde  luego,  pues  no  veo  en  la  actualidad  medio  alguno 
de  reunir  mayor  número  de  elementos. 

En  vista  de  que  son  tan  solo  14  las  especies  que  fueron  cap- 
turadas únicamente  por  el  Sr.  Seebold,  creo  servir  mejor  los 
intereses  científicos  dando  aquí  la  lista  completa  de  los  Ten- 
tredínidos recogidos  hasta  ahora  en  los  alrededores  de  Bilbao. 

El  Sr.  Seebold  ha  cazado  casi  en  absoluto  en  la  orilla  dere- 
cha del  Nervión,  y  muy  especialmente  en  Las  Arenas,  de  tal 
suerte  que  se  pueden  atribuir  con  bastante  acierto  á  dicha  lo- 
calidad los  Tentredínidos  de  su  lista,  puesto  que,  con  rara  ex- 
cepción, todas  las  especies  que  ambos  hemos  encontrado  las 
señalo  yo  de  Las  Arenas. 

Es  de  notar  que  son  pocas  las  especies  de  que  hemos  captu- 
rado dos  ó  tres  ejemplares,  siendo  bastante  numerosas,  por  el 
contrario,  las  que  están  representadas  por  uno  solo,  de  donde 
se  deduce  la  escasez  en  Bilbao  de  estos  himenópteros,  si  bien  la 
variedad  de  formas  es  bastante  grande. 

Además,  llamo  la  atención  sobre  el  número  reducido  de  lo- 


200  BOLETÍN    DE    LA   SOCIEDAD   ESPAÑOLA 

calidades  (15)  en  que  pude  encontrarlos,  no  obstante  haber  vi- 
sitado reg"ularmente  durante  cuatro  años  y  en  todas  las  esta- 
ciones más  de  40  puntos  notables  de  la  provincia  de  Vizcaya, 
los  cuales  habré  de  citar  cuando  publique  el  catálogo  de  los 
coleópteros  de  dicha  provincia,  que  teng-o  actualmente  en  pre- 
paración. 

Tentrediiiidos  de  los  alrededores  de  Bilbao. 
Familia  I.— Tenthredinidae. 

Tribu  1.  —  Cimbicinse. 

Trichiosoma  betuJeti  Klg-.— Castrejana.  Abril. 

Abia  caudens  Knw. — El  Desierto.  Junio. 

Amasis  lateralis  Brullé. — Las  Are'nas,  Alg*orta.  Mayo. 

Tribo  2.— Hylotorainse. 

Hylotoma  iistuJaia  L. — Lemona.  Abril. 

—  thoracica  Spin. — Valinaseda.  Junio. 

—  pagana  Pz.— Valmaseda.  Junio. 

—  melanochroa  Gml.  — Alg-orta,  Valmaseda.  Mayo  y  Junio 

(Seebold!) 

—  rosm  de  G.— Alg-orta,  Portug-alete,  Serantes.  Mayo  á  Julio. 
Schizocera  sp.  nov.  Knw.  —  Lemona.  Una  9  cog-ida  el  22  de 

Abril  de  1894.  No  se  puede  describir  hasta  que  no  se 
conozca  el  <¿\ 
Cyphona  furcata  Vill.  var.  melanocephala  Pz.— (Seebold!) 

Tribu  4. — Nematinse. 

Cladiws  pectinicornis  Fom-CY.— Lemona,  Alg-orta.  Abril  y  Mayo. 
TricMocampus  ruflpes  Lep. — Lemona.  Abril  y  Mayo. 
Prioplionis  padi  L.  — Alg-orta,  Portug-alete,  Butrón.  Mayo  y 

Junio. 
Hemichroa  rufa  Pz.— Las  Arenas.  Mayo  (Seebold!) 
Netnatus  vanis  de  Vill.— (Seebold!) 

—  lucidus  Pz. — Valmaseda.  Junio. 

—  crassus  Fall. — Alg-orta.  Mayo. 

—  C7'assicornis  Htg-.— Butrón.  Mayo. 

—  puncticeps  Thoms. — (Seebold!) 

—  abbreviatus  Htg-.— Lemona.  Abril. 


DE    HISTORIA    NATURAL.  201 

Nematus  rumicis  Fall. — Galdames.  Mayo. 

—  myosotidis  F. — Lemona,  Santurce.  Abril  y  Mayo. 

—  pavidus  Lep. — Alg-orta,  Lemona.  Abril  y  Mayo. 

—  melanocephalus  Htg-. — Lemona.  AbriL 

—  conjugatus  DahL — Butrón.  Mayo. 

—  miliaris  Pz.— Lemona.  AbriL 

Tribu  5.— Phyllotominae. 
Ccenoneura  Dalilhomi  Thoms. — Butrón.  Mayo.    . 

Tribu  6. — Emphytinse. 

Harpiphorus  Jepidus  Klg-. — Castrejana.  Ag-osto. 
Emp/iytus  carpini  Htg-. — Portug-alete.  Abril. 

—  grossularice  Klg-. — Serantes.  Abril. 

—  hasalis  Klg\  — Lemona.  Abril. 

—  cinchis  L. — Castrejana,  La  Cuadra.  Mayo  y  Junio. 

—  rufocincius  Retz. — Valmaseda.  Junio. 
Dolerns  lateritiiis  Klg-.— Galdames.  Mayo. 

—  <íí¿¿2CM.?  Klg-.— Castrejana.  Mayo. 

—  hcemalodes  Schrk. — Lemona.  Abril  y  Mayo. 

—  hispa7ius  André.— Lemona.  Abril. 

—  elniscus  Klg-. — Las  Arenas.  Mayo  y  Junio  (Seebold!) 

—  pratensís  L.— Las  Arenas,  Alg-orta.  Abril  y  Mayo  (Seebold!) 

—  Thomsoni  Knw. — Las  Arenas.  Mayo. 

—  sanguinicoIHs  Klg-. — Lemona.  Abril. 

—  pimcticollis  Thoms.— Lemona.  Abril. 

—  mieus  Htg-. — (Seebold!) 

—  niger  L. — (Seebold!) 

—  /issiis  Htg-. — Lemona.  Abril  y  Mayo. 

Tribu  8. — Athalinse. 

Atkalia  lugens  Klg-. — (Seebold!) 

—  spinanim    F. — Las    Arenas,    Alg-orta.    Abril    y    Mayo 

(Seebold!) 

—  glahricoUis  Thoms.  —  Lemona,  Las  Arenas,  Olaveag-a. 

Abril  á  Ag-osto  (Seebold!) 

—  roóY^L.- Las  Arenas,  Alg-orta,  Castrejana,  La  Cuadra. 

Mayo  y  Junio.  El  Desierto.  Septiembre  (Seebold!) 

—  rosee  var.  liberta  Klg-. — (Seebold!) 

—  lineolaia  Lep.— (Seebold!) 


202  boletín    de    LA    SOCIEDAD    ESPAÑOLA 

Tribu  9. —  Selandrinse. 

Selmidria  serva  F.  —  Lemoiía,    Las    Arenas.    Abril    y  Mayo 
(Seebold!) 

—  stramhieipes  Klg\ — Castrejana,  Butrón.  Mayo. 

—  7iiorio  F.  — Castrejana,  La  Cuadra,  Olaveag-a.  Junio.  El 

Desierto.  Septiembre. 
Blennocampa  mgriia  F.— Alg-orta.  Mayo. 

—  fuliginosa  Schrk. —  Lemona,  Gallarta.  Marzo  y  AbriL  El 

Desierto.  Septiembre  (Seebold!) 

—  VUsiUa  Klg". — Gallarta.  Marzo. 

—  rn/icruris  BruUé. — Galdames.  Mayo. 

—  ephippiíim  Pz. — Portug-alete,  Las  Arenas.  Abril  y  Mayo. 

—  pubescens  Zadd. — Galdames.  Mayo. 

—  melanocepliaJa  F. — Galdames.  Mayo. 

—  /tó5c/yj6^;¿í¿Í6' Fall. —Lemona.  Abril. 

—  assimilis  Y dX\ . — (Seebold!) 

—  confusa  Knw. — Valmaseda.  Junio. 
Eriocampa  ovata  L. — Lemona.  Abril. 

Tribu  10.  —  Tenthredininae. 

Poscilosoma  carbonaria  Knw. — Lemona.  Abril. 

—  Inteola  Klg-.— Galdames.  Mayo. 
Taxoniís  agrormu  Fall. — Lemona.  Mayo. 

—  glaltratiis  Fall. — Alg-orta.  Mayo. 
Pachyprotasis  rapce  L. — Leníona.  Abril. 

—  simidans  Klg\ — Lemona.  Abril'. 
Macrophya  rustica  L. — Valmaseda.  Mayo  y  Junio. 

—  novemguUata  Costa.— Lemona.  Mayo. 

—  pune tiim- álbum    L.  —  Las.  Arenas,    Castrejana.    Mayo 

(Seebold!) 

—  duodecimpunctata  L.  —  Lemona,   Castrejana,   Alg-orta. 

Abril  á  Junio  (Seebold!) 

—  hmnatopus  F. — Galdames.  Mayo. 

—  crassula  Klg*. — Las  Arenas.  Abril  (Seebold!) 

—  albicincta  Schrk. — Portug-alete,  Olaveag-a,  Alg-orta,  Cas- 

trejana. Mayo  á  Agosto  (Seebold!) 

—  albicincta  vár.  decipiens  Knw. — (Seebold!) 

—  blanda  F. — Las  Arenas.  Mayo  (Seebold!) 

—  Wí^^'Zec/aKlg'.-Alg-orta,  Las  Arenas,  Lemona.  MarzoáMayo. 


DE    HISTORIA    NATURAL.  •  ÍOS? 

Macrophya  neglecta  var.  similis  Spin. — (Seebold!) 

—  militaris  Klg\ — Lemona.  Mayo. 

—  militaris  var.  Cahrerce  Knw. — La  Cuadra.  .Junio. 
AUanlus  viduus'Ros.Q.  var.  unifascialus\)Q9,i.—kh¿<.n'{'á,  Galda- 

mes,  Valraaseda.  Abril  y  Mayo  (Seeboldl) 

—  tenuhís  Scop. — Valmaseda.  Junio. 

—  tenulus  Scop.  var.  íinifasciatus  Knw.—  Valma,<eda.  Junio. 

—  tricinctus  F. — Las  Arenas,  Santurce,  Olaveag-a.  Ag-osto  y 

Septiembre. 

—  Mcinctíis  L. — Valmaseda.  Mayo  y  Junio. 

—  marginellus  F.— Valmaseda.  Mayo. 

—  scropJiuIarifB  L. — Valmaseda.  Mayo  y  Junio. 
StfongyJogaiiter  cingulalus  F. — Serantes.  Mayo. 

—  muUifasciatus  Klg-.— (Seebold!) 
Perinewra  viridis  L. — Valmaseda.  Mayo. 

—  ■  pida  Klg-.— Las  Arenas.  Mayo  (Seebold!) 

—  nassata  L. — Castrejana.  Mayo. 

—  lateraUs  F.— Galdames.  í/layo. 

—  solitaria  Schrk. — Galdames.  Mayo. 

—  Coqueberti  Klg*. — La  Cuadra.  Junio  (Seebold!) 

—  scutellaris  Pz. — Lemona.  Abril. 
Tenihredo  íuicrocephala  Lep.  — Lemona.  Abril. 

—  procera  Klg\ — Lemona.  Abril. 

—  Lachlaniana  Cam. — (Seebold!) 

—  maura  F. — Castrejana.  Junio. 

—  livida  L. — Castrejana.  Junio. 

—  coryli  Pz.  —  Las  Arenas,  Lemona,  Valmaseda.  Abril  á 

Junio  (Seebold!) 

—  coryli  Pz.  var.  Seeboldl  Knw. — Valmaseda.  Mayo.  Esta 

variedad  ha  sido  descubierta  por  el  Sr.  Seebold,  pro- 
bablemente en  Las  Arenas. 

Tribu  13.  — Lydinae. 
Lyda  fausta  Klg-.— Lemona.  Abril. 

Familia  IL— Cephidae. 

Cephus  Antigm  Knw. — (Seebold!) 

—  pygmmis  L. — Santurce,  Alg-orta.  Mayo. 

—  tahidiis  F. — Alg-orta.  Mayo  y  Junio  (Seebold!) 

—  i^r?/^¿  Knw.— (Seebold!) 


■201  boletín  de  la.  sociedad  española 


Apuntes  para  el  estudio  de  los  Pérlidos  de  España 


D.    IGNACIO    bolívar. 

Es  tan  interesante  para  nosotros  cuanto  se  relaciona  con  la 
fauna  española,  que  todo  lo  que  tienda  á  g-eneralizar  y  exten- 
der el  conocimiento  de  las  publicaciones  y  observaciones  á  ella 
referentes  lo  creo  útil  y  conveniente.  En  este  caso  se  encuentra 
un  artículo  publicado  hace  alg-unos  años  por  Hermán  Albarda 
en  el  tomo  xxxiii  (1889)  de  los  «Anuales  de  la  Société  entomo- 
log"ique  de  Belg-ique»  bajo  el  título  de  Notes  sur  les  Perlides 
décriíes paQ'  Je  Dr.  Rambur,  y  que  se  refiere  á  los  enumerados 
por  este  naturalista  en  el  tomo  de  Neurópteros  de  la  publica- 
ción titulada  Suites  a  Bujfon,  édition  Roret.  publicado  en  París 
en  1842.  H.  Albarda  demuestra  en  este  escrito  que  el  autor  no 
conoció  las  obras  de  Curtís,  Stepliens  y  Newman  cuando  pu- 
blicó su  monografía,  lo  que  le  llevó  á  describir  como  nuevas 
especies  que  ya  eran  conocidas,  defecto  harto  frecuente  en  todo 
tiempo  y  disculpable  en  Rambur,  pues  es  sabido  que  no  pre- 
tendió ser  tenido  como  especialista  en  este  ramo  de  la  entomo- 
log-ía,  y  que  se  encarg-ó  de  la  redacción  de  aquella  obra  casi 
contra  su  voluntad,  pues  los  insectos  de  su  predilección  fueron 
los  lepidópteros. 

Seis  son  las  especies  de  Pérlidos  que  Rambur  citó  como  de 
España,  describiéndolas  con  los  nombres  de  Perla  hispánica,  ma- 
laccensis,  barcinonemis,  madridensis,  bmtica  y  chlorella,  y  todas 
ellas  han  podido  ser  referidas  por  H.  Albarda  á  otras  especies 
conocidas  anteriormente,  después  de  haber  examinado  los  tipos 
mismos  de  Rambur  que  se  conservan  en  la  colección  de  M.  de 
Sélys  de  Long^champs,  pasando  dichos  nombres  á  la  sinonimia, 
l)or  lo  que  no  merece  la  pena  de  rectificar  los  errores  ortog'rá- 
ficos  de  alg-unos  de  ellos.  Véase  el  resultado  del  estudio  del 
Sr.  H.  Albarda. 

Perla  bcBtica  Rb.  es  la  cephalotes  Curtís.  El  autor  ha  exami- 
nado no  solamente  los  tipos  de  Rambur,  sino  el  de  Ed.  Píctet, 
que  cita  esta  especie  de  San  Ildefonso,  y  todos  ellos  se  refieren 
sin  g-énero  de  duda  á  la  especie  indicada. 

Perla  chlorella  Rb.  es  la  Chloroperla  grammatica  Scop.  La 


DE    HISTORIA    NATURAL.  205 

variedad  pálida  de  que  habla  Rambiir  no  se  conserva  en  su 
colección. 

Perla  harcinone^isisWo.  es  probablemente  Iñmarffiuata  Panz: 
los  restos  que  ha  podido  examinar  el  Sr.  H.  Albartla  corrobo- 
ran esta  opinión  ya  expuesta  por  Brauer  y  Low  en  la  pág-.  68 
de  su  Nevroptera  austríaca,  al  colocar  aquel  nombre  aunque 
con  interrog'ante  en  la  sinonimia  del  seg-undo. 

Perla  'madridensis  Rb.  debe  considerarse  como  una  raza  ó 
forma  de  la  misma  marginata  Pz.  H.  Albarda  ha  examinado 
los  ti[)Os  de  Rambur  y  los  de  Pictet.  El  c'  se  distingue  porque 
tiene  las  alas  muy  cortas,  pero  en  todo  lo  demás  es  semejante 
al  de  la  P.  marginata  Pz.  Ahora  bien,  como  son  frecuentes  en 
los  pérlidos  las  variaciones  en  el  desarrollo  de  las  alas,  y  de 
ello  hay  ejemplo  en  varias  especies,  de  aquí  la  conclusión  de 
Albarda  de  que  no  debe  por  esta  sola  diferencia  considerarse 
como  especie  distinta.  En  la  Q  las  únicas  diferencias  aprecia- 
bles  son  que  el  noveno  segmento  ventral  parece  ser  un  poco 
más  largo  y  que  los  pequeños  apéndices  que  hay  al  lado  de  la 
base  de  los  cercos  son  un  poco  más  gruesos.  La  especie  ha  sido 
encontrada  también  en  Villa  Real  (Portugal)  por  el  Rdo,  Eaton. 

Perla  malaccensis  Rb.  es  una  verdadera  Perla  y  no  un  Dic- 
tycpteryx  como  lo  supuso  Pictet,  que  no  conoció  esta  especie, 
pero  es  idéntica  á  P.  ftavive^itris  (Hoffm.)  Pictet.  Citada  de 
Málaga  por  Rambur,  ha  sido  también  descubierta  por  el 
Rdo.  Eaton  en  Alraodóvar  y  en  Sao  Barnabe  (Portug-al). 

Perla  hispánica  Rb.;  esta  especie  no  es  otra  que  el  Dictijop- 
teryx  rectángula  Pictet,  que  el  Sr.  H.  Albarda  cita  también  de 
San  Ildefonso. 

Además,  el  Sr.  H.  Albarda  considera  la  Perla  Hageni  Pictet 
descrita  por  un  solo  ejemplar  Q  de  los  alrededores  de  Granada, 
cuyo  tipo  no  se  conserva,  como  una  variedad  ó  raza  meridional 
de  la  P.  marginata  Pz. 


Ocupándose  el  Dr.  Fr.  Klapalek,  de  Praga,  del  estudio  de  los 
insectos  de  esta  familia,  y  habiéndole  enviado  todas  las  espe- 
cies de  mi  colección  para  que  las  tuviera  presente  en  la  mono- 
grafía que  prepara,  puedo  comunicar  á  nuestros  consocios  la 
lista  de  las  determinadas  por  tan  autorizado  especialista,  entre 
las  que  se  cuentan  algunas  que  no  se  habían  citado  aún  de 


-206  BOLETÍN    DE   LA    SOCIEDAD   ESPAÑOLA 

España.  Todas  ellas  las  he  incluido  en  la  colección  del  Museo 
para  contribuir  al  aumento  de  las  de  este  orden,  hoy  bien  es- 
casas en  aquel  Establecimiento. 

Dicti/opteryx  rectángula  Pictet,  Navacerrada  (Bolívar).  Esta 
especie  se  cita  de  España  por  primera  vez. 

Perla  ahdominalis  Burm.,  Gang-as  (Flórez).  Citada  de  España 
solo  por  una  indicación  de  Brullé  en  su  obra  Expédition  scien- 
ti fique  a  Crhnée. 

P.  margínala  Pz.,  Navacerrada  (Bolívar).  Encontrada  en  Espa- 
ña y  citada  con  los  nombres  de  barcinonensis  y  madridcnsis  Rb. 

P.  cephalotes  Curt.,  Panticosa  (M.  de  la  Escalera);  San  Ilde- 
fonso (Bolívar).  Citada  de  diversos  puntos  de  España  y  por 
Hambur  bajo  el  nombre  de  lauca. 

P.  ff  aviven  Iris  {Yío^m.)  Pictet,  Córdoba  (Bolívar).  Citada  de 
(itras  localidades  de  la  Península  bajo  los  dos  nombres  de  Perla 
ffaviveniris  y  de  Dictyopteryx  maJaccensis  ó  malacensis. 

Chloro2)e7'la  grammatica  Scop.,  Panticosa  y  Navalperal  (Ma- 
zarredo);  Quero  (Bolívar).  Citada  de  Madrid  por  Rambur  bajo 
el  nombre  de  P.  chlorella. 

P.  ajffinis  Pictet,  Escorial  (Lag-una);  Córdoba  (Bolívar).  Ya 
citada  de  España  desde  Pictet. 

Isopteryx  iorrentimn  Pictet,  Cercedilla  (Bolívar).  Su  presen- 
cia en  la  próxima  Sierra  es  conocida  ya  desde  Pictet. 

1.  Burmeisieri  Pictet,  Panticosa  (Mazarredo);  Villa  Rutis  en 
La  Coruña  (Bolívar).  Es  la  primera  vez  que  se  encuentra  eii 
España. 

•  Nemura  ^ariegata  Oliv.,  Río  Moro  (Bolívar).  Conocida  en  la 
Sierra  próxima  desde  Pictet,  y  hallada  además  en  otras  locali- 
dades de  la  Península. 

N.  Bolhari  Klp.,  Río  Moro  (Bolívar).  Especie  nueva  descrita 
en  el  núm.  2  de  nuestro  Boletín  (t.  ii).  Esta  localidad  se  refie- 
re á  la  provincia  de  Seg-ovia  y  se  extiende  desde  Montón  de 
Trig'o  hasta  la  estación  del  Espinar.  La  especie  probablemente 
se  encontrará  en  otros  arroyos  de  la  Sierra. 

N.  fuhiceps  Klp. ,  Madrid  (Sanz  de  Dieg-o);  Aranj  iiez  (Bolívar), 
Junio;  Madrid  (Bolívar),  Oct.  Esta  especie  también  ha  sido  des- 
crita en  el  núm.  2  de  nuestro  Boletín. 

N.  lateralis  Pictet. 

N.  lacustris  Ed.  Pictet,  Navacerrada.  Conocida  en  la  Sierra 
ílésde  Pictet  y  hallada  en  otros  puntos  de  España. 


DE    HISTORIA   NATUliAL.  201 

Treiiiojiteryx  arcuata  Klp.,  Río  Moro  (Bolívar).  Nueva  especie 
descrita  también  en  el  número  ya  citado  de  nuestro  Boletín. 

T.  Braveri  Klp.,  Alcalá  de  Henares.  Febrero  de  1892  (Martí- 
nez de  la  Escalera). 

Además  están  representados  en  la  colección  por  especies  aún 
no  estudiadas  los  g-éneros: 

Leiictra:  Navafría  y  Puerto  de  Leitarieo-os  (Bolívar). 

Isosymus:  Almadenejos  (Ciudad-Real)  (Boscá). 

Algunos  liqúenes  de  los  alrededores  de  Barcelona 

POR 

U.    MANl^EL   LLENAS   Y    FERNÁNDEZ. 

En  la  casi  totalidad  de  los  trabajos  que  se  ocupan  de  floras 
reg'ionales  se  nota  lo  atrasado  de  la  Criptog'amia,  preponde- 
rando de  un  modo  muy  visible  en  tal  desatención  la  parte  co- 
rrespondiente á  los  liqúenes. 

En  verdad  que  el  estudio  de  estos  veg-etales  resulta  difícil,  y 
se  tropieza  con  el  inconveniente  de  ser  corto  el  número  de 
obras  que  de  ellos  se  ocupan;  razón  por  la  cual,  pocos  son 
los  botánicos  que  acometen  de  lleno  el  estudio  de  la  Liqueno- 
log-ía. 

En  España  raras  son  las  obras  que  pueden  servir  para  tal  ob- 
jeto: solo  en  la  hermosa  Flo7'a  Española  del  Dr.  Lázaro  é  Ibiza 
se  encuentran  datos,  si  no  completos,  al  menos  indispensables 
para  los  que  como  yo  se  inician  en  dicho  estudio.  Con  la  obra 
mencionada,  con  la  Nonvellc  Flore  des  Lickens,  par  A.  Boistel, 
y  con  la  alemana  ^yuopsis  der  Pflan^enliiinde  III  Theil:  Kryio-. 
(/amen,  von  Dr.  Johannes  Leunis,  Dritte  Auflag-e  von  l)r.  A.  B. 
Frank,  clasificamos  algunas  especies,  y  lasque  no  pudimos  de- 
terminar, lo  fueron  por  el  disting-uido  liquenólog-o  Rdo.  P.  Lon- 
g-inos  Navas. 

En  la  sig'uiente  lista  aparecen  especies  raras,  cuya  enume- 
ración, y  las  que  en  lo  sucesivo  publicaré,  creo  interesantes  y 
de  utilidad  para  el  botánico  que  intente  dar  á  conocer  la  flora 
de  los  liqúenes  de  Espaiía. 

De  las  especies  contenidas  en  el  catálog-o  llamo  la  atención 
sobre  alg-unas,  como  son:  Cladoniaverticillata  Hoff.;  Peltigera 
rnfescens  Nerk.;  Physcia  ccesia  Hoíf.:  Arihronia  cinnaMrrna 


208  boletín    de    LA    SOCIEDAD   ESPAÑOLA 

Walld.,  y  otras  de  que  no  hag-o  especial  mención  y.  que  creo 
de  importancia  por  no  estar  citadas  en  nuestra  flora,  ó  por 'lo 
menos  en  nuestra  reg'ión. 

Han  sido  estas  especies  fruto  de  numerosas  aunque  breves 
excursiones  que  he  verificado  por  los  alrededores  de  Barcelo- 
na, acompañado  de  mi  disting-uido  amig-o  y  consocio  D.  Anto- 
nio Casares  Gil. 

Cladonia  rangiferina  Hoff.  \SíT.  pungetis.  Ach. — C.  C.  Tibida- 
bo,  Vallvidrera,  Sarria,  jVJontjuich. 

Cl.fítrcata  Huds.  \2iV.paIamcea  Acli.— Alg-o  rara.  Pantano,  Ti- 
bidabo. 

Cl.  furcaia  Huds.  var.  pinnafa  Flk. — C.  Pantano,  detrás  del 
Tibidabo,  Font- grog-a. 

Cl.  furcaiaB.uás.  var.  píjiH(/¿((F\k.f.''  foliolosa  Del.— Escasa. 
Pantano,  Tibidabo,  Font-g'roga. 

Cl.  fimh'iaia  L.  var.  simplex  Weis. — C.  C.  sobre  restos  veg-e- 
tales  leñosos.  Vallvidrera,  Tibidabo,  Hospitalet,  etc. 

Cl.  fímlriata  L.  var.  simphx  f."  oninor  Hog-.— C.  en  los  mis- 
mos sitios  que  la  anterior. 

Cl.  pixidata  L.  var.  cJiloroiihcea  Fik.— C.  C,  en  los  lugares 
sombríos  y  en  los  ribazos  húmedos.  Tibidabo,  Vallvidrera,  Mon- 
eada, Montjuich,  etc. 

Cl.  foliácea  Huds.  Tar.  alcicornis  Lgditf. — C.  C.  formando  ex- 
tensos céspedes.  Tibidabo,  Vallvidrera,  Moneada,  etc. 

Cl.  sylvatica  L. — Escasa.  Mezclado  con  otras  especies  del  mis- 
mo g'énero  en  el  Pantano. 

Cl.  verticillata  Hoíf.— Muy  rara.  Solo  dos  ejemplares  hallé: 
uno  en  el  Tibidabo  y  otro  en  Vallvidrera. 

Cl.  cervicornis  Hoíf. — Bastante  rara.  Vallvidrera,  Tibidabo. 

Cl.  vermicularis  Swarz. — Alg-o  rara.  Tibidabo,  Vallvidrera, 
Font-g-rog-a. 

Stereocaulon  nanum  Ach.— C.  en  las  g-rietas,  huecos  y  lug-a- 
res  sombríos.  Vallvidrera,  Tibidabo,  ílorta,  etc. 

Ramalina  evernoides  Nyl.  —  C.  C.  en  los  árboles,  especial- 
mente en  las  ramas  muertas.  Vallvidrera,  San  Pedro  Mártir, 
Hopitalet,  Tibidabo,  etc. 

R.  fastigiata  Pers. — C.  Sobre  los  pinos  y  encinas.  Pantano, 
Tibidabo. 

R.  farinácea  L. — C.  en  los  troncos  y  ramas  de  los  álamos. 
Font-groga,  Tibidabo. 


DE    HISTORIA.   NATURAL.  209 

R.  calicaris  L. — C.  en  los  mismos  lug-ares  que  la  anterior. 

Evernia  Prunastri  L.  f.'  mímela  Scher. — C.  sobre  los  pinos, 
^'allvidrera,  Rabasada. 

Peltigera  riifescens Nerk.— Alg-o  rara.  Encontré  alg-unos  ejem- 
plares en  Sarria. 

Peltigera  canina  Ach.— C.  C.  Rabasada,  Font-grog-a,  Vallvi- 
(Irera,  Tibidabo,  etc. 

Ah'p/iromii/vi  I^vigaf/iim  Eoff.—C.  en  los  mismos  lugares  que 
la  anterior. 

Sticta  pulmonacea  Ach. — Escasa.  Encontré  unos  ejemplares 
en  la  Font-g-rog-a  y  en  el  Tibidabo,  sobre  las  piedras  y  mezcla- 
dos con  musg-os. 

Parmelia  caperata  L. — C.  C.  Tapiza  la  mayor  parte  de  las  ro- 
cas de  Vallvidrera,  Tibidabo,  San  Pedro  Mártir,  Sarria,  Horta, 
etc.,  presentándose  alg-unas  veces  sobre  los  troncos  de  las  en- 
víúnas  y  pinos. 

P  cons'persa  Ehrh.  var.  latior  Scher. — C.  C,  Vive  con  la  ante- 
rior, aunque  prefiere  lug-ares  más  secos.  Rara  vez  sobre  los  ár- 
boles. 

P.  conspersa  Ehrh.  var.  stenophylla  Ach.— C.  Vallvidrera,  Sa- 
rria, Tibidabo. 

P.  perfórala  Jacq. — Escasa.  Vallvidrera. 

P.  lusitana  Nyl.  —  Escasa.  Vallvidrera,  Tibidabo,  Font- 
g-rog-a. 

P.  trichotera  Hue.— C.  C.  sobre  las  rocas,  alg'unas  veces  mez- 
clada con  musg-os.  Sarria,  Tibidabo,  Vallvidrera. 

P.  sulcata  Tayl.— Escasa  sobre  las  piedras.  Vallvidrera,  Font- 
g-rog-a.  Alguna  vez  adherida  á  las  encinas. 

P.  isidiotyla  Nyl.— Alg-o  rara.  Tapiza  alg-unas  piedras  en  la 
Font-g-rog-a,  Tibidabo. 

P.proUxa  Ach.— No  tan  abundante  y  en  los  mismos  sitios 
que  la  P.  compersa  Ehrh. 

P.  dubia  Scher.— Tibidabo,  San  Pedro  Mártir,  Vallvidrera. 

Physcia  leplalea  Ach.— C.  C.  en  los  troncos  y  ramas  de  los 
-árboles,  siendo  también  común  en  las  piedras.  Vallvidrera^  Sa- 
rria, Horta,  Tibidabo,  etc. 

Ph.  muscigena  Ach.— C.  Tibidabo. 

P/*^.  ofeaír«  Ehrh.— Escasa.  Tibidabo,  Sarria. 

Ph.  ceesia  Hoíf. — Rara.  Encontré  unos  ejemplares  adheridos 
á  una  roca  silícea  en  el  fondo  de  una  cañada  del  Tibidabo. 

T.  ii.-Mayo,  1902.  15 


510  BOLETÍN    DE   LA    SOCIEDAD   ESPAÑOLA 

Borrera  chrysophthalma  DC— C.  en  las  cortezas  de  los  pinos. 
Pantano,  Tibidaho,  Rabasada. 

Xanl/ioriaparietina  L.— C.  C.  sobre  los  árboles,  piedras  y  te- 
jados, Sarria,  Tibidabo,  Montjuicli,  Yallvidrera, Rabasada,  Hor- 
ta,  etc.  ,  ^ 

X  parietina  L.  f.**  chJoHna  Cheval.  — C.  adherida  k  las  cor- 
tezas de  los  árboles  en  los  bosques  sombríos,  Pantano,  Tibida- 
bo, etc. 

X.  fariGtvMi  L.  var.  aureola  Ach.— C.  C.  sobre  las  piedras  en 
los  lug-ares  secos.  Tibidabo,  Montjuich,  Sarria,  Horta,  Yallvi- 
drera, etc. 

X  concolor  Disks.— C.  en  las  cortezas  de  los  pinos.  Tibidabo, 
Yallvidrera,  Font-g-rog-a. 

.    Squamaria  crassa  Huds.— C.  en  los  ribazos  y  paredones  hú- 
medos. Yallvidrera,  Tibidabo. 

Lecanora  rugosa  Pers.— C.  en  los  alg-arrobos.  Tibidabo,  San 
Gervasio,  Carmelo,  etc. 

L.  Jiorrim  Ach.  — C.  en  las  encinas.  Yallvidrera,  Tibidabo, 

Horta. 

L.  parellakc\\.—C.  C.  formando  extensos  manchones  en  las 
pizarras  y  demás  rocas  de  Yallvidrera,  Sarria,  Tibidabo,  etc. 

L.  aira  Huds.— C.  sobre  las  pizarras.  Yallvidrera,  Sarria,  Ti- 
bidal)o. 

L.  suIj fusca  L.— C.  C.  en  las  cortezas  de  los  árboles.  Yallvi- 
drera, Tibidabo,  Horta. 

L.  sub fusca  L.  var.  argentata  Ach.— C.  en  los  mismos  lug-a- 
res que  la  anterior. 

L.  suhfusca  L.  var.  glahrata  Ach.— C.  mezclada  con  las  an- 
teriores. 

L.  sulphufea  Ah.-C.  «obre  las  pizarras.  Yallvidrera,  Tibi- 
dabo. 

Calophaca  ferruginea  E.  Fr.— C.  C.  en  la  mayor  parte  de  pie- 
dras de  los  sitios  alg-o  húmedos.  Sarria,  A'allvidrera,  Tibidabo, 
Horta,  etc. 

Urecolariascriiposa  Ach.— C.  C.  Yallvidrera,  Tibidabo,  Horta, 
Santa  Coloma  de  Gramanet,  etc. 

Aspicilia  cinérea  L.— Adherida  á  las  calizas.  Tibidabo,  San 
Gervasio. 

■'.■■  'Pertusafia  lesophaca  Ach.— C.  en  las  cortezas  de  los  álamos. 
VaHvidrerá,  Tibidabo. 


:   ■!         UE.HIS.Tíi.HJA    NATURAL.  21.1 

•  Tonmia  ■vesicidaris  Y{ofL.--V.  V.  en  los  ribazos.  Tibidabo, 
Vallvidrera,  Pedralbes. 

Placodium  fuJgens  Sw.— C.  C.  Tibidabo,  Vallvidrera,  Raba- 
sada. 

Psora  liirida  Sw. — Xo  muy  común.  Tibidabo,  Vallvidrera. 

Lecidea  contigua  Fr.— C.  sobre  las  pizarras.  Vallvidrera,  Ba- 
dalona,  Sarria. 

L.  parasema  Ach.  — Sobre  las  encinas  jóvenes.  Sarria,  Vallvi- 
drera, Tibidabo,  etc. 

L.  pétrea  Flot.  \^x: concéntrica  Dav.  — Tibidabo,  Horta,  Pe-' 
dralbes. 

L.  geograpMca  L.  xar.  contigua  Dill. — Escasa.  Sobre  las  pi- 
zarras. Vallvidrera, 

O'pegraplta  aira  Pers,— C,  sobre  las  cortezas  de  las  encinas  y 
otros  árboles.  Tibidabo,  Vallvidrera,  Font-g*rog-a. 

Graphis  scripta  Ach.— C.  C.  en  los  troncos  de  muchos  árbo- 
les, Vallvidrera,  Tibidabo,  Front-gTOga,  Pedralbes, 

Gr.  scripta  Ach,  var.  serpentina  Ach. — C,  en  los  mismos  lur 
g-ares  que  la  anterior. 

Arthonia  cinnabarina  Walld, — Escasa,  Frout-groga. 

Arth.  dispersa  Duf,  —  C,  C,  en  los  álamos  formando  abun- 
dantes manchas  blancas.  Sarria,  Vallvidrera,  Tibidabo,  Raba- 
sada,  Pedralbes,  etc, 

CoUema  flaccidwm  Ach.— C.  C.  en  los  lug-ares  húmedos^  tapi- 
zando las  piedras.  Vallvidrera,  Tibidabo,  etc. 

Nota  sobre  la  turba  del  delta  del  Ebro 


D.    JAIME    FERRER   Y    HERNÁNDEZ. 

Éri  la  excursión  que  el  Dr,  de  Buen,  con  alg'unos  de  sus 
alÜtnrios,  verificaron  al  delta  del  Ebro  el  mes  de  Diciembre 
próximo  pasado,  recogieron  varios  ejemplares  de  turba  que  me 
encargué  de  estudiar.  Como  pocos  han  sido  los  medios  de  que 
hé  dispuesto,  me  limito  á  presentar  esta  pequeña  nota,  que  no 
es  tüás'q^üe  una  ligera  de.scripción  de  la  mencionada  turba. 

En  dios  puntos  dei  delta  se  recogió  la  turba:  en  San  Carlos  de 
la  Rápita  y  en  Amposta;  aquélla,  como  más  inmediata  al  mar, 
es  másr'eciente  y  además  contiene  mayor  cantidad  de  mate- 


212  boletín    de    la    SOCIEDAD    ESPAÑOLA 

ríales  tórreos.  Se  halla  en  el  fondo  de  las  charcas  que  forma 
el  río  al  desbordarse,  en  las  que  crece  abundante  vegretación 
acuática,  dominando  los  Carex,  tifas,  y  la  Nymjihmi  alba  L., 
cuyos  restos,  yendo  al  fondo,  son  los  que  constituyen  la  mate- 
ria turbosa  allí  acumulada. 

La  turba  húmeda  forma  una  masa  pastosa,  filamentosa,  en 
la  que  se  ven  perfectamente  los  restos  vegetales  descompues- 
tos y  se  halla  atravesada  por  las  raíces  de  Carex  y  Nyfuyhcpa, 
que  se  entrecruzan  formando  una  especie  de  malla.  Contiene 
gran  cantidad  de  agua;  desecada  á  100°  deja  un  residuo  de  12,80 
por  100,  encerrando,  por  tanto,  un  87,20  por  100  de  ag-ua.  Cal- 
cinada en  crisol  abierto  da  3,94  por  100  de  cenizas  y  en  apa- 
rato cerrado  9  por  100  de  cok. 

1.a  turba  seca,  es  decir,  en  estado  de  servir  de  combustible, 
es  compacta,  de  estructura  alg-o  g-ranulada,  densidad  1,341  y 
forma  tnasas  de  color  neg-ro  mate,  más  ó  menos  obscuro,  seg"ún 
la  cantidad  de  materias  extrañas  que  le  acompañan;  no  se  dis- 
ting-uen  más  partes  veg^etales  que  los  rizomas  antes  indicados, 
los  cuales  la  atraviesan,  y  que  por  no  estar  aún  carbonizados 
>se  destacan  perfectamente  del  resto  de  la  masa. 

Entre  los  sedimentos  turbosos  se  encuentran  bastantes  con- 
chas de  ag-ua  dulce,  pertenecientes  en  su  mayor  parte  al  g-é- 
nero  Bithynia. 

Palmera  (Phoenix  dactylifera  L.)  ramificada  de  Barcelona 


D.    ENRIQUE   MOLES   OUMELLA. 

Habiéndose  dig-nado  la  Sección  de  Barcelona^  de  la  Sociedad 
ESPAÑOLA  DE  HISTORIA  NATURAL,  eucarg-arme  de  hacer  un  dibujo 
del  ejemplar  de  palmera  de  dátiles  ramificada,  existente  en  el 
Parque  de  Barcelona,  teng-o  el  honor  de  presentar  hoy  el  cita- 
do dibujo,  acompañado  de  alg-unas  notas  referentes  á  dicho 
curioso  ejemplar. 

Hállase  dicha  palmera  en  uno  de  los  parterres,  situados 
frente  al  Pabellón  de  la  Sociedad  Protectora  de  Animales  y 
Plantas  y  á  no  mucha  distancia  del  estanque  del  Parque  ci- 
tado. 

Viene  á  tener  en  conjunto  de  seis  y  medio  á  siete  metros  de 


DH    HISTORIA    N^iTl'HAL. 


213 


altura,  dé  loscuale.^  corresponden  unos  tres  y  medio  al  tronco, 
tomada  esta  medida  desde  el  suelo  á  la  parte  superior  de  la 
rama  más  alta,  ó  sea  la  del  centro,  y  otros  tres  y  medio  metros, 
próximamente,  desde  esta  parte  hasta  la  cima. 

Las  cinco  ramificaciones  del  tronco  poseen  abundantes  pal- 
mas.  En   cada   una  de  ellas  pueden   observarse  claramente 


hasta  catorce  cortes  consecutivos,  quedando  el  resto  y  en  la 
parte  inferior  confuso. 

Presenta  el  tronco  inferior  único  en  la  parte  izquierda,  casi 
en  el  centro,  una  g-rieta  que  afecta  la  forma  de  triáng'ulo  isós- 
celes, con  la  base  hacia  arriba. 

El  gTueso  es  de  treinta  y  cinco  á  cuarenta  centímetros  en  el 
tronco  inferior  único,  y  en  las  ramas  de  veinte  á  veinticinco 
centímetros. 

No  hay  duda  que  se  trata  del  Phosnix  dacii/lifera  L.,  puesto 
que  las  hojas  de  la  palmera  citada  son  radiantes  y  pectinadas, 


214  boletín    de    la  SOCIEDAD    ESPAÑOLA 

con  los  seg-mentos  ag-udos  y  plegados  long-itudinalmente;  los 
seg"mentos  superiores  están  reducidos  á  espinas. 

Sobre  la  presencia  del  manganeso  en  proporción  notable 
en  un  agua  mineral  de  la  provincia  de  Gerona 


D.    JÓSE    CASARES    GIL. 

Que  el  niang-aneso  existe  en  las  ag'uas  minerales,  es  un  he- 
dió conocido  desde  1813,  en  que  Vanquelin  y  Thénard,  anali- 
zando las  ag'uas  ferrug-inosas  de  Provins,  encontraron  dicho 
elemento.  Después  ha  sido  señalado  en  muchas  ag-uas  mine- 
rales, pero  la  mayor  parte  de  las  veces  en  cantidades  no  de- 
terminables.  En  España  se  le  cita  en  las  ag-uas  de  Villar  del 
Pozo  (Ciudad-Real),  las  cuales  contienen,  seg'ún  el  análisis 
que  publica  el  Anuario  oficial,  0,002()  de  bicarbonato  mang-a- 
noso  por  litro;  en  las  de  Lanjarón  (Granada),  en  que  exis- 
ten 0,00084  de  óxido  salino;  el  Sr.  Garag-arza  ha  encontrado 
indicios  en  las  ag-uas  del  Gran  Hervidero  de  Fuente-Santa;  las 
ag-uas  de  Verin,  de  Guitiriz  y  de  Lugo  (Galicia),  y  las  ag-uas 
de  Centellas  (Cataluña)  que  he  analizado,  contienen  mang-a- 
neso,  si  bien  en  pequeña  proporción. 

He  tenido  que  analizar  en  estos  últimos  tiempos  un  agua 
mineral  muy  interesante  de  la  provincia  de  Gerona,  situada  á 
unos  tres  kilómetros  de  la  ciudad  de  este  nombre  y  llamada 
Fouh  de  la  Pólvora.  Pertenece  al  g-rupo  de  las  bicarbonatado- 
cálcico-mag-nésicas,  y  llama  la  atención  desde  el  primer  mo- 
mento en  el  manantial  la  g-ran  cantidad  de  ácido  carbónico 
que  se  desprende  en  forma  de  burbujas  que  se  rompen  en  la 
superficie  de  los  tres  pozos  circulares  donde  está  contenido, 
produciendo  un  ruido  que  se  o^^e  á  alg-unos  pasos  de  distancia. 
La  atmósfera  de  los  pozos  es  completamente  irrespirable. 

Para  tener  una  idea  aproximada  de  la  cantidad  de  ácido 
carbónico  que  se  desprende  en  los  pozos,  se  empleó  una  vasija 
de  vidrio  cilindrica  de  capacidad  C(niocida,  y  después  de  llena 
de  ag'ua  é  invertida  se  paseó  por  la  superficie  del  ag-ua,  ano- 
tando el  tiempo  que  tardaba  en  llenarse  de  g-as,  y  tomando  el 
promedio  de  varias  operaciones.  Teniendo  en  cuenta  el  diáme- 
tro del  pozo  y  efectuando  los  cálculo^  correspondientes,  resul- 


DE    HISTORIA   NATURAL.  215 

ta  que  el  pozo  central,  en  que  se  hizo  la  operación,  desprende 
más  de  2.670  litros  de  aquel  gas  por  hora. 

Calentando  el  ag-ua  de  la  Fuente  de  la  Pólvora  en  una  cáp- 
sula de  porcelana  se  enturbia  fuertemente,  separándose  carbo- 
natos  tórreos  con  un  color  parduzco  queá  primera  vista  podría 
confundirse  con  carbonato  ferroso.  El  color,  sin  embargo,  no 
es  tan  rojizo,  y  en  algunos  puntos  de  la  superficie  de  la  cápsu- 
la, que  corresponden  á  las  porciones  que  la  llama  toca,  apare- 
cen manchas  de  un  color  pardo  sucio.  Este  hecho  me  llamó  la 
atención,  haciéndome  pensar  en  la  presencia  del  manganeso. 
Los  resultados  del  análisis  cuantitativo  confirmaron  esta  sos- 
pecha. El  agua  tiene  la  composición  siguiente: 

Peso  de  los  cuerpos  disueltos  en  un  litro  de  agua. 

Acido  carbónico  libre 1,1965  gr.  por  litro. 

Bicarbonato  sódico 0,2052  — 

Bicarbonato  potásico 0,0232  — 

Bicarbonato  calcico 1,1257  — 

Bicarbonato  magnésico 0,2941  — 

Bicarbonato  ferroso 0,0049  — 

Bicarbonato  manganoso 0,0 114  — 

Cloruro  magnésico 0,0343  — 

Sulfato  calcico 0,0053  ■    — 

Sílice 0,0292  — 

Contiene  además  el  agua  muy  pequeñas  cantidades  de  litio, 
bario,  estroncio,  ácido  fosfórico,  bromo  y  iodo. 

Conviene  hacer  notar  ante  todo,  que  la  determinación  del 
manganeso  en  las  ag'uas  presenta  serias  dificultades.  La  sepa- 
ración del  manganeso  y  el  hierro  es  una  operación  muy  deli- 
cada, que  exige  gran  práctica,  y  únicamente  en  manos  de  un 
químico  ejercitado  puede  dar  resultados  exactos.  El  apreciar 
el  momento  preciso  en  que  debe  cesarse  de  añadir  las  gotas 
de  carbonato  sódico  es  siempre  algo  incierto;  la  precipitación 
posterior  del  manganeso  con  el  sulfuro  amónico  y  la  loción 
de  un  precipitado  tan  fácilmente  oxidable  puede  dar  marg-en 
con  la  mayor  facilidad  á  grandes  errores. 

No  es  de  extrañar,  por  consiguiente,  que  haya  habido  algu- 
nas divergencias  de  apreciación  sobre  la  cantidad  de  manga- 
neso que  existe  en  determinadas  aguas  y  que  no  deba  otor- 
^•arse  una  confianza  ciega  á  las  cifras  exageradas  que  se  leen 


216  boletín    de    la    SOCIEDAD    ESPAÑOLA 

en  alg-unos  análisis.  Baste  citar,  por  ejemplo,  las  ag-uas  de 
Cransac,  en  Francia,  que,  seg-ún  Henry,  contienen  0,507  gira- 
mos de  sulfato  mang-anoso  por  litro,  al  paso  que  Blondeau  solo 
encuentra  indicios  de  mang-aneso. 

Una  reacción  muy  sensible  para  descubrir  el  cuerpo  de  que 
se  trata  es  la  de  Hoppe-Seyler,  que  consiste  en  calentar  la 
substancia  con  ácido  nítrico  y  bióxido  de  plomo.  Se  produce 
entonces  ácido  permang-ánico  y  el  liquido  se  colorea  en  rojo. 
La  presencia  del  cloro  contraría  ó  impide  la  reacción. 

Del  resultado  del  análisis  del  ag-ua  de  la  Fuente  de  la  Pól- 
vora se  deducía  que  la  cantidad  de  mang-aneso  era  considera- 
ble, la  proporción  de  cloro  pejueñay  que,  por  tanto,  debía  dar 
directamente  la  reacción  del  ácido  permang-ánico.  La  expe- 
riencia confirmó  esta  suposición.  Haciendo  hervir  en  un  ma- 
traz 200  ce.  de  ag'ua  de  la  Fuente  de  la  Pólvora  con  bióxido 
de  plomo  y  ácido  nítrico  y  dejando  reposar  alg-ún  tiempo  el 
líquido  turbio,  aparece  claramente  un  color  rosado.  Repitien- 
do esta  operación  y  prolong-ando  la  ebullición  durante  bastan- 
te tiempo  para  que  se  expulse  todo  el  cloro  del  cloruro,  la 
reacción  se  acentúa  y  el  líquido  queda  teñido  con  un  color 
rojo  intenso.  Inútil  es  advertir  que  para  estos  ensayos  debe 
emplearse  ácido  nítrico  puro,  bióxido  de  plomo  exento  de 
manganeso  y  esperar  bastante  tiempo  para  que  el  bióxido  se 
deposite. 

Otra  reacción  que  también  puede  emplearse  para  descubrir 
el  mang-aneso  en  el  ag-ua  de  la  Fuente  de  la  Pólvora  es  la 
fundada  en  la  acción  del  bromo.  Añadiendo  al  ag-ua  cloruro 
amónico  y  amoníaco  permanece  el  liquido  claro,  pues  la  pe- 
queña cantidad  de  hierro  no  da  precipitado  sensible:  vertien- 
do después  ag-ua  de  bromo  y  amoníaco  y  calentando  suave- 
mente el  líquido,  se  colorea  poco  á  poco  en  amarillo,  acaban- 
do por  separarse,  al  cabo  de  bastante  tiempo,  copos  pardos  de 
peróxido  de  mang-aneso. 

No  teng-o  noticia  de  que  hasta  ahora  se  haya  indicado  que 
el  mang-aneso  se  encuentra  directamente  en  alg-unas  ag-uas,  y 
en  este  sentido  sería  útil  hacer  un  examen  de  varios  manan- 
tiales. Ensayando  estos  días  una  ag-ua  procedente  de  Zarag-oza, 
también  muy  carbónica  y  rica  en  bicarbonatos  tórreos,  descu- 
brí en  ella  directamente  el  mang-aneso,  y  esto  me  lleva  á  pen- 
sar que  es  posible  que  el  hecho  teng-a  mayor  g-eneralidad,  y 


DE    HISTORIA    NATURAL.  2n 

que  el  manganeso  exista  en  muchas  aguas  bicarbonatado- 
terrosas  en  proporción  considerable  relativamente  á  ia  canti- 
dad de  hierro  que  contienen. 

Algunas  observaciones  sobre  la  coloración  rojizn  de  ciertas 

hepáticas 


D.  ANTONIO    CASAKKS  GIL. 

La  coloración  roja  que  presentan  alg'unas  plantas  en  partes 
donde  existe  clorofila  debe  ser  un  fenómeno  poco  estudiado 
todavía.  En  las  obras  que  he  consultado  apenas  he  encontrado 
más  que  observaciones  aisladas  sin  formar  cuerpo  suficiente 
para  dar  una  explicación  satisfactoria  del  fenómeno.  Una  opi- 
nión bastante  g-eneralizada,  sin  embarg-o,  es  que  la  coloración 
roja  tiene  por  objeto  favorecer  la  función  clorofílica,  y  se  funda 
dicha  opinión  en  que  las  hojas  de  ciertas  plantas  (Sedmn,  Ma- 
ho7iia,  Sempervivam,  etc.)  toman  aquel  color  en  el  invierno,  y 
en  que  las  rodofíceas  son  propias  de  las  zonas  profundas  del 
mar,  donde  lleg-a  poca  luz. 

Aparte  de  que  no  está  demostrado  con  claridad  que  sean 
únicamente  los  rayos  rojos  los  que  producen  en  la  clorofila  la 
descomposición  del  ácido  carbónico,  y  que  autores  como  Van 
Thieg-hem,  fundándose  en  la  experimentación  opinan  que  los 
rayos  violados  tienen  una  g-ran  participación  en  el  fenómeno, 
nunca  se  ha  observado  experimentalmente  que  la  falta  de  luz 
produzca  dicha  coloración  roja,  y  al  contrario,  los  órg-anos  que 
muestran  este  color,  como  los  brotes  tiernos  de  varios  Queráis- 
y  las  hojas  de  las  plantas  antes  citadas,  pierden  el  color  rojo 
en  la  obscuridad  si  tienen  calor  suficiente  y  se  vuelven  verdes. 
Además  creo  haber  observado  alg-unas  especies,  como  el  Picri- 
diiim  vul^fm'e  Beaf.  y  í/mMliciis 2J&^idulmHs-  ÜC,  que  crecen  or- 
dinariamente en  lug-ares  frescos,  si  arraigan  en  lugares  viva- 
mente iluminados  muestran  una  coloración  rojiza.  Ejemplares 
recogidos  en  un  mismo  muro,  á  igual  altura  y  cerca  unos  de 
otros,  son  verdes  en  los  sitios  sombreados  y  rojos  en  los  ilumi- 
nados fuertemente.  Y  no  se  puede  decir  que  la  diferencia  de 
color  sea  debida  á  un  fenómeno  de  invernación  ni  á  determi- 
nado período  de  desarrollo,  porque  los  hay  de  todas  edades. 


218  boletín    de    la    SOCIEDAD    ESPAÑOLA 

No  es  mi  objeto  estudiar,  ni  mucho  menos  resolver  el  pro- 
blema con  toda  g-eneralidad,  y  solo  cito  estos  casos  porque  in- 
dudablemente hay  una  estrecha  relación  entre  ellos  y  lo  ob- 
servado en  muchas  Muscíneas  Hepáticas  principalmente. 

Sobre  este  punto  concreto  la  única  indicación  que  encontré 
en  un  párrafo  de  la  obra  de  mi  ilustre  profesor  K.  Goebel  (1),  en 
que  dice  que  la  coloración  rojiza  de  alg'unas  Muscíneas  está 
en  relación  con  la  luz,  en  muchos  casos  por  lo  menos,  como  lo 
demuestran  varias  FruUanias,  SjJhagnwm,  Gfymnomiírñim,  et- 
cétera, cuyo  lado  más  iluminado,  y  especialmente  si  les  da  el 
sol,  toman  un  color  obscuro  más  ó  menos  rojizo.  En  otros  casos 
parece  inclinarse  á  la  opinión  de  Stalit,  admitiendo  la  absorción 
de  calor  como  causa,  ó  mejor  dicho,  como  finalidad  de  esta 
coloración. 

No  puede  neg-arse,  en  efecto,  que  el  color  de  las  FriiUania 
Tamañsci  y  F.  dilatata  está  en  relación  muy  íntima  con  la  luz 
que  reciben,  siendo  tanto  más  obscuro  cuanto  más  iluminado 
es  el  lug"ar  donde  crecen.  En  los  sitios  sombríos  ó  cultivados 
con  escasa  luz  no  presentan  su  matiz  característico:  son  verdes 
y  en  cambio  casi  neg-ras  en  lug-ares  muy  soleados.  Esto  mismo 
se  observa  en  otras  hepáticas,  aunque  con  menos  intensidad 
que  en  las  FrwUamas,  que  están  organizadas  las  especies  de 
este  g-énero  para  vivir  en  sitios  más  secos  y  descubiertos.  Es 
más;  en  un  mismo  ejemplar  pueden  observarse  cambios  en  la 
intensidad  del  color  en  relación  con  las  anfractuosidades  del 
soporte  y  obstáculos  que  disminuyan  la  cantidad  de  luz. 

Evidentemente  en  estos  casos  la  coloración  rojiza  no  está 
destinada  á  absorber  mayor  cantidad  de  rayos  luminosos  ni 
caloríficos. 

Todas  las  plantas  tienen  un  óptimo  de  calor,  humedad  y  luz, 
j  poseen  disposiciones  especiales  para  reg'ular  estos  ag-entes: 
la  coloración  cobriza  de  las  hepáticas  me  parece  que  no  tiene 
otro  objeto  las  más  veces  que  impedir  la  acción  demasiado  in- 
tensa de  la  luz,  y  especialmente  de  los  rayos  más  refring-entes 
del  espectro,  reg-ulándolos  seg-ún  la  cantidad  de  luz.  Esta  inter- 
pretación me  parece  lóg-ica  en  la  mayoría  de  los  casos  y  se  re- 
fuerza con  el  resultado  de  las  experiencias  de  Jonsson,  de  las 


(I)    Organographie  der  Pllanzen  —II  Teil.  Bryophytea. 


DE    HlSTüKIA    NATURAL.  '219 

que  deduce  que  en  la  Fridlaiiia  Tamarisci  de  color  obscuro 
son  menos  vivos  los  cambios  nutritivos  y  g-aseosos. 

Creo  también  que  esta  misma  interpretación  es  aplicable  al 
color  de  las  rodofíceas  que,  por  vivir  bajo  una  capa  espesa  de 
ag-ua  de  mar,  en  la  luz  que  reciben  predominan  los  rayos 
químicos,  y  también  de  este  modo  podría  explicarse  el  color 
de  las  hojas  de  aquellas  plantas  que  podríamos  llamar  inver- 
nantes de  hoja  perenne,  y  hasta  el  color  rojo  de  los  brotes 
tiernos  de  otras  plantas,  pues  es  sabido  que  los  fenómenos  de 
reproducción  celular,  cuando  hay  calor  suficiente,  se  verifican 
con  preferencia  en  la  obscuridad,  y  que  los  rayos  de  la  mitad 
más  refrang-ible  del  espectro  entorpecen  el  crecimiento  cuando 
son  muy  intensos. 

Más  difícil  parece,  á  primera  vista,  explicar  seg"iin  esta  hipó- 
tesis el  color  rojizo,  á  veces  sumamente  intenso,  que  presentan 
las  hepáticas  frondosas.  Mientras  que  en  las  foliosas  que  cre- 
cen aplicadas  á  un  soporte,  es  en  la  cara  superior  donde  prin- 
cipal ó  exclusivamente  reside  el  color  (que  como  es  sabido 
está  en  las  hepáticas  depositado  en  las  membranas  celulares), 
en  las  frondes  de  otras  hepáticas  aparece  en. la  cara  inferior. 
Entre  estas  hepáticas  hay  alg'unas,  como  la  Targionia  hypo- 
■phijlla  y  la  GrimaJdia  dicJioioma,  las  cuales  crecen  en  estos  alre- 
dedores, y  que  normalmente  tienen  un  color  casi  neg-ro  en  la 
cara  inferior.  Estas  especies  son  propias  de  los  lugares  más 
secos  y  más  soleados  entre  aquellos  en  que  suelen  crecer  las 
hepáticas,  y  presentan  notable  tendencia  á  arrollarse  cuando 
están  secas.  Si  las  observamos  en  estos  días  de  primavera,  las 
veremos  á  las  primeras  horas  de  la/ mañana  con  las  frondes 
extendidas  y  húmedas  por  el  rocío;  pero  al  poco  tiempo  de 
darles  el  sol  se  secan  y  se  arrollan  sus  bordes  de  modo  que  la 
cara  inferior  obscura  pasa  á  ser  superior.  En  este  estado,  con 
la  cara  inferior  obscura  vuelta  á  la  luz  resisten  mucho  á  la  in- 
solación. Las  que  yo  he  cultivado  manteniéndolas  constante- 
mente húmedas  y  con  las  frondes  desarrolladas,  todas  se  me 
han  muerto  exponiéndolas  al  sol.  Los  brotes  ventrales,  en  el 
primer  período  de  desarrollo,  tienen  el  mismo  matiz  obscuro 
por  la  cara  superior  que  por  la  inferior,  porque  al  arrollarse  la 
fronde  quedan  bañados  de  luz  por  todos  lados. 

Donde  más  fácilmente  puede  verse  esta  relación  entre  la  luz 
V  el  color  de  la  cara  inferior  de  la  fronde  es  en  la  Reboulia  he- 


'¿20  BOLETÍN    DK  LA    SOCIEDAD    ESPAÑOLA 

misphcBrica.  Los  ejemplares  recog-idos  en  sitios  soleados  tienen 
un  color  rojo  tan  pronunciado  en  la  cara  inferior,  que  ofrecen 
á  veces  reflejos  azulados  ó  verdosos  como  la  fuchsina;  los  re- 
cog*idos  en  sitios  más  sombreados  poseen  menos  color  y  solo 
en  los  bordes,  y  finalmente,  los  que  crecen  en  sitios  con  muy 
poca  luz  solo  tienen  coloreadas  las  escamas.  En  los  ejemplares 
de  Mardianlia,  RehoítUa,  Targionia  y  Gfrvmaldia,  que  he  cultiva- 
do con  luz  muy  escasa,  desapareció  la  materia  colorante  de  la 
cara  inferior,  quedando  solo  las  escamas  coloreadas.  Estas  no 
he  conseguido  decolorarlas  por  completo;  solo  lleg-aron  á  pali- 
decer especialmente  en  la  base.  Aunque  las  escamas  están  im- 
plantadas en  la  cara  inferior  en  el  lug'ar  más  resg-uardado  de 
la  luz,  son  en  realidad  órg-anos  de  la  cara  superior  en  donde 
tienen  la  principal  función:  la  de  recubrir  el  punto  vegetativo 
proteg-iéndole  contra  los  ag-entes  exteriores,  cuando  ulterior- 
mente pasan  á  la  cara  inferior  y  no  tienen  otro  papel  que  favo- 
recer la  imbibición  (Goebel),  son  restos  de  un  órg-ano  de  la  cara 
superior  en  la  que  aparecen  como  manchas  rojas  cubriendo  los 
puntos  veg-etativos.  La  MarchanUa  polyinorpha  presenta  tam- 
bién estas  particularidades,  pero  no  tan  claramente  como  la 
Reboulia  hetnisp/uerica . 

Una  observación  para  terminar:  encontré  unas  frondes  de 
Lmmlaria  vulgaris  que  excepcionalmente  crecían  en  un  lug'ar 
soleado  y  excepcionalmente  también  presentaban  marcada 
tendencia  á  arrollarse  y  tienen  las  escamas  y  el  borde  de  la 
fronde  de  color  cobrizo. 

Repito  que  no  pretendo  haber  resuelto  el  problema.  Hay 
casos,  como  el  del  color  rojo  de  los  anteridios  de  la  Limularia, 
Grimaldia,  RehonUa,  y  el  violado  rojizo  de  los  pelos  radicales 
de  la^  Fossombronias,  para  las  cuales  no  encuentro  explica- 
ción. Mi  objeto  es  solamente  exponer  alg-unas  experiencias  y 
observaciones  sobre  el  tema  asunto  de  esta  nota  (1). 


(1)  El  autor  presentó  á  la  Sección  acompañando  ;'i  esta  nota  ejemplares  de  Umbili- 
eus pendulinos  DC,  Picridiiim  vtclgare  Desf.,  Frullania  Tamarisci,  F.  dilatada,  Mar- 
thantia  poli) mor pha,  Reboulia  hemisphferica,  Qrimaldia  dichotoma,  Targionia  hypophy  lia 
y  Lunuluria  vulgaris. 


DE  HISTORIA   NATURAL.  221 


Nota  sobre  algunos  Crisídidos  de  Siria 


D.    RICARDO    garcía    MEKCET. 

Entre  los  insectos  recogidos  por  el  Sr.  Martínez  de  la  Esca- 
lera durante  la  expedición  que,  en  1898,  hizo  al  occidente  de 
Asia,  fig-ura  una  serie  de  crisídidos  que  hoy  forma  parte  de  las 
colecciones  de  nuestro  Museo  de  Historia  natural  y  que,  por 
este  motivo,  he  tenido  ocasión  de  estudiar  y  clasificar  deteni- 
damente. 

La  mayor  parte  de  las  especies  que  componen  dicha  serie 
eran  conocidas  y  estaban  citadas  de  la  reg'ión  en  que  las  cap- 
turó el  Sr.  Escalera.  Sin  embarg'o,  como  entre  ellas  observo 
algunas  particularidades  que  deben  conocerse,  comunicaré  á 
la  Sociedad  la  lista  completa  de  los  insectos  que  constituyen 
aquella  serie,  contribuyendo  así,  siquiera  sea  de  un  modo  mo- 
desto, al  estudio  de  la  interesante  fauna  de  Siria. 

Hé  aquí,  ahora,  la  relación  de  los  crisídidos  asiáticos  á  que 
estoy  refiriéndome: 

Notozm  productm  var.  vulgalus  Buys. — Localidad:  Alexan- 
dretta. 

EUampus politus  Buys. — Marache. 

—        aiiratus  L.  var.  aMominalis  Buys.— Alexandretta 
y  Marache. 

Holopyg a  gloriosa  F.  var.  amcenula  Dth. — Marache.  Esta  va- 
riedad no  estaba  citada  de  Siria. 

H.  férvida  F.  var.  Buyssoni  var.  nov. — Difiere  esencialmente 
del  tipo  fabriciano  por  la  puntuación  g-ruesa,  desigual  y  rugo- 
sa del  abdomen,  que  también  conserva  el  mismo  carácter, 
excepto  la  rugosidad,  en  el  tórax.  La  coloración  del  cuerpo  se 
asemeja  mucho  á  la  del  tipo,  pero  el  área  media  del  mesonoto 
es  bronceado  verdosa  en  su  mitad  posterior.  Las  mesopleuras 
son  azulado  verdosas,  con  una  mancha  dorada  sobre  todo  el 
borde  anterior.  En  los  tarsos  se  observan  tres  uñas  de  la  forma 
y  disposición  típicas.  9.— Localidad:  Alexandretta. 

Dedico  esta  variedad  al  eminente  entomólogo  francés  M.  Ro- 
berto du  Buysson,  como  testimonio  de  agradecimiento  á  las 
muchas  deferencias  que  de  él  tengo  recibidas  desde  que  le 


■2=>-2  boletín  de  la.  sociedad  española 

consulté  alg-unas  dudas  y  dificultades  que  me  ha  venido  ofre- 
ciendo la  revisión  de  los  crisídidos  de  España  en  que  actual- 
mente estoy  ocupándome. 

El  Sr.  Buysson,  á  quien  comuniqué  esta  variedad  después 
de  haberla  estudiado,  me  manifiesta  que  es  muy  interesan  te, 
porque  establece,  dentro  de  la  II,  fermda  F.,  el  tipo  de  la 
H.  gloriosa  F.  var.  ¡mnctaíissima  Dalí. 

Este  hecho,  y  otros  de  orden  análog-o,  pero  inverso,  que  he 
"tenido  ocasión  de  observar  en  la  H.  gloriosa  F.,  tipo,  demues- 
tran que  la  puntuación  no  tiene  en  este  g-rupo  de  insectos  el 
carácter  específico  que  se  le  venía  dando.  En  efecto,  la  H.  punc- 
tatissima  Dah.,  que  se  conservaba  en  las  monog-rafías  de  crisí- 
didos como  especie  buena,  la  considera  ya  el  Sr.  Buysson  como 
una  simple  variedad  de  la  //.  gloriosa  F. 

Hedychrnn  lucidulnm  F. — Marache. 

CJirgsis pustulosa  Ab.  var.  orientalís  Buys.,  Akbés  y  Ag-hir. 
— Los  ejemplares  que  han  servido  al  Sr.  Buysson  para  estable- 
cer esta  variedad  procedían  de  Jaffa. 

C/i.  Jopyensis  Buys. — Bimbog-ha  Dahg-. 
■    Ch.  angnstifrons  Ab.— Akbés. 

Olí.  Leachi,  Shuck.  — Marache. 

Ch.  MdentataL.  \'Av.  ouaculifrons  Buys,  Marache. — Esta  va- 
riedad no  ha  sido  hasta  ahora  citada  de  Siria. 

Ch.  splendiduJa  Dah.  var.  asiática  Mocs. — Akbés.  Tampoco 
esta  variedad  estaba  citada  de  Siria. 

Ch.  mutaUlis  Buys. — Marache  y  Akbés. 

Ch.  incisa  Ab.,  Buys.— Akbés.  El  único  ejemplar  o^'  que  figu- 
ra en  la  serie  en  que  estoy  ocupándome,  difiere  de  todos  los 
demás  de  esta  especie  que  he  examinado  por  la  puntuación 
g-ruesa  de  todo  el  cuerpo  y  lig-eramente  por  la  coloración,  que 
es  alg"o  más  dorada. 

Ch.  GrohmanniDsh.  var.  singula  Rad.  Q  Akbés.— Esta  bella 
•variedad  solo  estaba  citada  por  su  autor,  el  g-eneral  Radosz- 
■kowsk3%  como  de  la  provincia  transcaspiana. 

La  descripción  se  hizo  sobre  ejemplares  Q,  como  el  captura- 
do por  el  Sr.  Escalera.  El  -y  continúa  siendo  desconocido. 

Ch.  GrohínámiiDah.  var.  Bolivari,  var.  nov. — Menos  robusta; 
ihás  estrecha  y  alarg-ada  que  el  tipo;  del  que  difiere,  además, 
por  la  coloración,  verdosa  de  la  cabeza  y  tórax,  con  un  tinte 
ató'áriílo  dorado  sobre  el  borde  anterior  del  pronoto  y  el  escu- 


DE    HISTORIA   NATURAL.  l^^ 

déte.  El  abdomen  es  también  de  color  distinto,  pues  el  primer 
seg-mento  es  verde,  con  dos  manchas  doradas  á  los  lados;  el 
segundo  dorado  anaranjado  con  una  mancha  trian<j;-ular  verde 
azulada  que  arranca  de  la  base  y  ocupa  el  centro  del  anillo,  en 
dos  tercios  de  su  extensión,  y  el  tercero  también  dorado  ana- 
ranjado con  el  borde  apical  azul  verdoso.  El  vientre  es  de  color 
verde  dorado,  con  el  seg-undo  seg-mento  manchado  y  bordeado 
de  neg'ro.  La  puntuación  es  más  apretada,  sobre  el  pronoto  y 
mesonoto  principalmente,  que  en  la  forma  típica.  Long-itud 
7  mm.  -r'.  Localidad:  Marache. 

,  Dedico  esta  variedad  á  mi  antig-uo  maestro  D  Tg-nacio  Bolí- 
var, :')  cuya  gTan  ilustración  y  entusiasmo  por  las  ciencias  na- 
turales se  debe,  indudablemente,  el  que  no  se  haya  perdido  en 
España  la  afición  á  los  estudios  entomológicos. 

La  Santolina  oMongifolia  B.,  de  Sierras  de  Gredos,  Béjar  y  Gata 


D.    MARCELO    RIVAS    MATEOS. 

El  acentuado  polimorfismo  que  presenta  la  Santolina  oblon- 
?M  -Bóiss.  hace  que  alg-unos  ejemplares  sean  de  difícil  cla- 
sificación ó  por  lo  menos  se  necesite  para  ello  un  atento  estu- 
dio por  pvarte  del  naturalista.  •     ...    ..' 

La  mencionada  especie  es  muy  abundante  en  la  Sierra  de 
Gredos  y  más  en  las  de  Béjar  y  Gata;  ordinariamente  no  sube 
á  mucha  altura  y  suele  quedar  formando  rodales  en  los  ribazos 
de  las  montañas,  en  sitios  expuestos  al  Mediodía.  Sin  embargo 
de  lo  dicho,  nosotros  hemos  recogido  ejeniplares  en  la  Sierra 
de  Gredos,  un  poco  antes  de  llegar  á  la  Lag-una  y  á  una  altitud 
que  no  bajaría  seguramente  de  L500  metros. 

Los  caracteres  esenciales  de  la  Santolina  ohlongi folia  Boiss., 
son  los  siguientes:  de  dos  decímetros  á  un  metro  de  longitud, 
sufruticosa  y  muy  ramificada;  tallos  ascendentes  ó  poco  ra.s- 
treros,  cubiertos  en  la  mitad  superior  de  un  tomento  blanque- 
cino y  sedoso.  Hojas  lineares  y  mucronadas  las  de  los  ramos 
ñoridos,  oblongas  y  festonadas  las  de  los  estériles.  Receptáculo 
hemisférico.  Hojas  del  involucro  empizarradas  y  con  tomento 
blanquecino.  Aquenios  tetrágonos,  á  veces  de  contorno  trian- 
gular y  desnudos. 


-224  boletín  de  LA  SOCIEDAD  ESPAÑOLA 

Para  concretar  este  estudio,  y  con  el  objeto  de  que  resulte 
práctico,  á  continuación  damos  una  clave  para  diferenciar  las 
formas  más  frecuentes  de  la  Santolina  ohlongifoUa  Boiss.,  de 
Gredos,  Gata  y  Sierra  de  Béjar. 

Hojas  de  las  ramas  estéri- 
les pinnado-partidas:  /  ^ 
1      ,     j    T  ^     •  1      }  I  •  pinna  la. 

I      las  de  las  ramas  floridas  i 

Aquenios  I  mucronadas  y  enteras., 
tetrág-o-  V  Hojas  de  las  ramas  estéri- 
nos. .  .  .  j      les  espatuladas  ó  parti-  J 


das;   oblong-o-cuneifor- 
ines,  las  de  las  ramas 


f.  úbtnsi fo- 


(     lia  Wk. 


Ramas to  ,  ,     .  , 

'  floridas 

mentó- (  .  .      , 

1  Aquenios  de  contorno  trians-ular;  lio-  , 
sas \      .  ,  ! 

I     jas  no  mucronadas:  las  de  las  ra-  i 

f      mas  estériles  con  el  borde  revuelto  (  f.  rusmarini- 
como  las  del  romero  y  alg-o  denta-  i     folia. 
das;  las  de  las  ramas  floridas  muy  1 

1      alargadas  y  hendidas 

J{amas  verdes,  lo  mismo  que  las  hojas:  hojas  su-  \ 

periores  enteras  ó  casi  enteras;  las  inferiores  f  f.  ceratophy- 
son:  unas  hendidas  (las  menos)  y  otras  muero-  \     lia  Wk. 
nadas,  con  el  borde  revuelto  y  dentadas ; 


BOLETÍN 


SOCIEDAD  ESPAÑOLA  DE  HISTORIA  NATURAL 


Sesión  del  4  de  Junio  de  1902. 

PRESIDENCIA    DE    DON    FEDERICO    OLÓRIZ. 

El  Secretario  leyó  el  acta  de  la  sesión  anterior,  la  cual  fué 
íiprobada. 

Correspondencia.— 8e  dio  cuenta  á  continuación  de  las  sig-uien- 
tes  comunicaciones  recibidas: 

Del  Secretario  científico  de  S.  M.  el  Rey  de  Portug-al,  anun- 
ciando el  envío  de  la  obra  xBulletin  des  campagnes  scientifi- 
ques  accomplies  sur  le  yaclit  «Amelia».  Volumen  i,  el  cual  se 
ha  recibido,  en  efecto,  con  una  dedicatoria  autóg-rafa  de  S.  M. 
el  Rey  de  Portug'al. 

Del  Profesor  Albert  Gaudry,  dando  expresivas  g-racias  á  la 
Sociedad  por  el  envío  de  las  últimas  publicaciones. 

De  la  Universidad  del  Colorado,  anunciando  el  envío  del 
número  1,  volumen  i  de  la  Revista  de  aquel  Centro  científico 
intitulada  «üniversity  of  Colorado  Studies»,  y  solicitando  el 
■cambio  de  publicaciones. 

Del  Sr.  E.  Cannaviello,  de  Ñapóles,  dando  gracias  por  la  pu- 
blicación de  su  trabajo. 

— Se  acordó  contestar  al  Sr.  Secretario  científico  de  S.  M.  el 
Rey  de  Portug-al,  expresándole  la  g*ratitud  de  la  Sociedad  por 
el  envío  de  su  valioso  trabajo,  y  especialmente  por  honrarla 
con  su  autógrafo  que  avalorará  tanto  esta  adquisición  impor- 
tante para  nuestra  Biblioteca,  y  acceder  al  cambio  solicitado 
por  la  Universidad  del  Colorado. 

También  se  acordó  aprobar  la  resolución  de  la  Junta  Direc- 
tiva respecto  á  la  proposición  del  Sr.  Hernández  Pacheco  sobre 

T.  II.— Junio,  1902.  16 


226  boletín    de   LA    SOCIEDAD   ESPAÑOLA 

la  fecha  con  que  han  de  aparecer  en  la  Lista  de  Socios  las  Cor- 
poraciones que  vienen  siendo  suscritoras  y  que  ahora  pasan  á 
la  categ'oria  de  socios,  y  por  la  que  se  propone  fig-uren  con  la 
que  acredite  mayor  ailtig-üedad  en  sus  relaciones  con  la  So- 
ciedad. rg"ual  criterio  se  aplicará  á  los  socios  que  habiendo 
-dejado  de  fig-urar  durante  alg-ún  tiempo  en  la  lista  vuelvan  á 
ser  incluidos  en  ella. 

Admisiones.  — Quedaron  admitidos  como  socios  numerarios 
D.  Máximo  de  la  Riva,  Auxiliar  de  la  Facultad  de  Farmacia  de 
Santiag'o,  presentado  por  el  Sr.  Lázaro;  D.Narciso  Duran,  Far- 
macéutico Título  de  honor  de  los  ilustres  Coleg-ios  provinciales 
de  Barcelona,  Lérida  y  Navarra,  Director  de  la  Revista  profe- 
sional, Canet  de  Mar  (Barcelona),  y  D.  Ramón  Llord  y  Gam- 
boa, Doctor  en  Medicina  y  Licenciado  en  Ciencias,  con  resi- 
dencia en  Madrid^  presentados  por  los  señores  Azpeitia  y 
Blanco. 

Comunicaciones  verbales. — El  Sr.  Font  y  Sag'ué  anuncia  que  ha- 
biendo de  emprender  en  breve  una  excursión  científica  á  Ca- 
narias y  á  la  península  de  Río  de  Oro ,  ag-radecerá  cuantas 
noticias  se  le  den  relativas  á  esta  última,  y  ofrece  sus  servicios 
como  recolector  á  todos  los  señores  socios  que  deseen  poseer 
producciones  naturales  de  aquellos  territorios,  manifestando- 
que  ya  había  recibido  encarg-o  de  alg"unos  de  ellos  para  reco- 
g*er  diversos  seres  é  indicaciones  para  su  mejor  conservación. 

— El  Sr.  Presidente  dio  g-racias  en  nombre  de  todos  los  socios 
al  Sr.  Font  y  le  deseó  una  feliz  campaña. 

— El  Secretario  anunció  que  se  había  hecho  tirada  aparte  del 
interrog^atorio  sobre  terremotos,  publicado  en  el  acta  última  de 
Mayo,  y  que  estaba  á  disposición  de  los  señores  socios  que 
deseasen  utilizarle  para  enviar  datos.  Este  cuestionario  ha 
sido  reproducido  por  El  Liberal  de  Madrid  indicando  que  pro- 
cedía de  nuestro  Boletín.  También  participó  á  la  Sociedad 
que  varios  de  nuestros  consocios  habían  sido  nombrados  cate- 
dráticos en  recientes  oposiciones,  encontrándose  en  este  caso 
D.  Luís  Simarro,  que  había  obtenido  la  cátedra  de  Psicolog-ía 
experimental  de  Madrid ;  D.  Lucas  Fernández  Navarro,  la  de 
Cristalog-rafía  de  la  misma  Universidad;  D.  Antonio  Greg-orio 
y  Rocasolano,  la  de  Química  g-eneral  de  la  Universidad  de 


DE    HISTORIA   NATURAL.  2-21 

Barcelona;  D.  Pedro  Moyaiio,  la  de  Fisiología  de  la  Escuela 
de  Veterinaria  de  Zarag-oza,  y  D.  Faustino  Esplug-a,  la  de 
Historia  natural  del  Instituto  de  Toledo.  La  Sociedad  acog-ió 
con  satisfacción  estas  noticias  y  acordó  constase  en  el  acta  la 
felicitación  á  los  consocios  mencionados. 

— El  Sr.  Bolívar  participó  que  la  colección  de  meteoritos  del 
Museo  de  Historia  natural  de  Madrid,  ya  bastante  rica,  pues 
cuenta  con  representación  de  80  caídas,  se  acaba  de  enriquecer 
con  dos  valiosos  ejemplares:  uno,  el  de  Guareña,  que  pesa  29 
kilos,  y  es  el  segundo  en  tamaño  de  la  expresada  colección,  y 
otro,  el  que  hizo  explosión  en  Madrid  en  10  de  Febrero  de  1896, 
que  pesa  143,  19  gramos,  y  es  el  mayor  trozo  de  esta  caída  que 
se  conoce.  Ambos  ejemplares  pertenecieron  al  Sr.  Cánovas  del 
Castillo  y  fueron  cedidos  generosamente  por  sus  herederos  al 
Observatorio  meteorológico  de  Madrid,  cuyo  ilustrado  Director, 
D.  Augusto  Arcimis,  los  ha  cedido  á  su  vez,  con  autorización 
del  Gobierno  y  de  los  herederos,  al  Museo  de  Historia  natural. 
Ambos  ejemplares  han  sido  descritos  y  representados  en  nues- 
tros Anales  (1).  Manifestó  después  el  mismo  Sr.  Bolívar  que  el 
Museo  había  quedado  abierto  al  público,  siquiera  no  estuviese 
terminado  el  arreglo  de  todas  las  colecciones  y  ser  provisional 
la  instalación  de  algunas.  La  Sociedad  oyó  con  gran  satisfac- 
ción ambas  noticias. 

— El  Sr.  Rodríguez  Mourelo  disertó  sobre  los  modernos  tra- 
bajos referentes  al  radio,  cuyas  singularísimas  propiedades 
interesaron  vivamente  á  los  señores  socios  presentes. 

— El  Sr.  Vázquez  dijo  lo  siguiente: 

«Tengo  el  sentimiento  de  participar  á  la  Sociedad  el  falle- 
cimiento de  nuestro  consocio  de  Barcelona,  D.  Miguel  Cuní  y 
Martorell,  ocurrido  el  14  de  Mayo  último.  Era  uno  de  los  socios 
más  antiguos,  pues  ingresó  en  1872. 

Pocas  palabras  diré  para  honrar  la  memoria  del  finado,  me- 
nos conocido  de  lo  que  en  justicia  merecía,  merced  á  su  extre- 
mada modestia,  que  igualaba  á  sus  méritos  y  saber. 


(1)  Calderón  y  Quiroga:  EsUidio petrográ^flco  del  Meteorito  de  GuareTta,  Badojoi.— 
Anales  de  la  Son  Esp.  de  Hist.  nat.,  t.  xxii,  1893.  La  fig.  1.'  de  la  lám.  i  repre- 
senta el  ejemplar  aludido. 

Gredilla:  Estudio pelrográ.Uco  del  meteorito  de  Madi'id.—h.'SKi.'ESDT!:,  la  Soc.  Esp.  de. 
Hist.  nat.,  t.  xxv,  lS9fi.  La  flg.  L'  de  la  lám  n  representa  el  ejemplar  donado  ahora 
al  Museo. 


•>28  BOLETÍN    DE   LA   SOCIEDAD    ESPAÑOLA 

Ha  muerto  á  los  74  años,  y  desde  muy  joveu  se  dedicó  al  es  - 
tudio  de  las  ciencias  naturales,  luchando  con  dificultades 
notables  por  falta  de  libros  y  de  maestros  que  le  dirigieran, 
mas  todas  las  logró  vencer  gracias  á  su  incansable  constancia. 
Mucho  influyó  en  determinar  su  vocación  el  haberse  estable- 
cido en  un  pueblo  de  Cataluña  el  entomólogo  alemán  Him- 
mighoífen.  con  cuyo  auxilio  y  los  consejos  é  instrucciones  que 
recibió  de  nuestro  inolvidable  D.  Laureano  Pérez  Arcas,  consi- 
guió encauzar  sus  estudios  y  perfeccionarlos,  entrando  en 
breve  en  correspondencia  con  muchos  distinguidos  naturalis- 
tas extranjeros. 

Fué  Cuní  y  Martorell  un  propagandista  incansable  del  estu- 
dio de  las  ciencias  naturales,  y  á  él  se  debe  en  gran  parte  la 
afición  desarrollada  hacia  ellas  desde  hace  algún  tiempo,  en 
muchos  jóvenes  de  la  capital  del  Principado. 

En  1874  publicó  su  «Catálogo  de  Lepidópteros  de  los  alrede- 
dores de  Barcelona»,  y  posteriormente  han  aparecido  en  nues- 
tros Anales  otros  trabajos  suyos,  entre  ellos  los  catálogos  de 
insectos  de  los  diversos  órdenes  de  los  alrededores  de  Barce- 
lona y  de  Calella  (su  pueblo  natal),  obras  de  un  interés  gran- 
dísimo para  la  formación  en  su  día  de  un  catálogo  general  de 
la  fauna  de  la  Península.  También  han  visto  la  luz  pública 
otros  muchos  trabajos  en  diferentes  revistas  locales,  y  última- 
mente estaba  en  publicación  á  su  fallecimiento  un  tratadito 
sumamente  curioso  y  ameno,  titulado  «Lecciones  teóricas  y 
])rácticas  de  Entomología». 

Era  además  el  finado  un  excelente  botánico,  pue.^  esta  parte 
de  la  ciencia  fué  la  primera  que  cultivó  con  el  ardor  que  ponía 
en  todos  sus  empeños,  antes  de  dedicarse  á  la  Entomología, 
en  la  que  logró  rayar  á  tan  envidiable  altura». 

La  Sociedad  acordó  consignar  en  el  acta  su  sentimiento  por 
la  pérdida  de  tan  distinguido  socio,,  y  encargó  al  Sr.  Vázquez 
Figueroa  que  en  su  nombre  diera  el  pésame  á  la  familia  del 
finado. 

— El  Sr.  Dusmet  dio  noticias  sobre  un  trabajo  que  tiene  en 
preparación  referente  á  «Las  avispas  de  España»,  y  del  que 
presentó  la  primera  parte;  en  él  se  citan  varias  especies  no 
mencionadas  de  nuestra  Península  y  se  trata  en  todas  de  su 
distribución  geográfica  en  la  misma. 

— El  Sr.  Lázaro  presentó  ejemplares  frescos  de  dos  especies 


DE   HISTORIA   NATURAL.  2D 

de  hong'os  microscópicos  que  acababa  de  recog-er  en  el  Jardín 
Botánico,  Uno  de  ellos  pertenecía  al  Cystopus  candidus  Lev.  ó 
roya  blanca  de  las  cruciferas,  y  aparecía  sobre  las  hojas  de  la 
Cochlearia  Armoracia  en  gran  cantidad,  formando  grandes 
placas  ó  rosetas  blanco-amarillentas  en  el  envés  de  las  hojas 
adultas,  y  cubriendo  casi  por  completo  las  hojas  jóvenes,  cuyo 
desarrollo  impedía.  La  otra  especie  era  el  Phragmidinrii  incra- 
salum  Lk.,  una  de  las  royas  de  los  rosales,  de  la  que,  según 
dijo,  existían  en  dicho  jardín  varios  rosales  plagados.  Esta  es- 
pecie presentaba  en  las  hojas  de  la  Rosa  ceníi/oUa  dos  fases 
bien  caracterizadas,  una  la  ecídica,  que  se  presentaba  como 
manchas  extensas  y  prominentes  de  color  anaranjado  rojizo 
muy  vivo,  y  otra  la  adulta  ó  de  las  teleutosporas,  que  aparecía 
como  puntos  pardo-negruzcos  bastante  pequeños. 

A  propósito  de  estos  ejemplares  expuso  que  no  los  presentaba 
como  cosa  de  gran  novedad,  pues  aunque  el  conocimiento  de 
dichas  especies  no  estuviese  muy  vulgarizado,  eran  ya  cono- 
cidas, y  él  mismo  las  venía  recogiendo  en  igual  época  en  la 
mayoría  de  los  años  anteriores.  Las  mostraba  solo  como  curio- 
sidad; los  del  Cystojms  por  su  gran  desarrollo  y  por  existir  so- 
bre el  rábano  rusticano,  hecho  menos  común  que  su  hallazgo 
en  la  bolsa  de  pastor  y  otras  cruciferas  en  que  solía  encontrarse 
en  las  inmediaciones  de  Madrid;  el  Phragmidium  por  lo  bien 
que,  aun  á  simple  vista,  podían  distinguirse  las  dos  fases. 

Hizo  notar  cuánto  interesaba  en  muchos  conceptos  el  cono- 
cimiento de  los  hongos  microscópicos  que  tantas  enfermedades 
producen  en  los  vegetales,  sobre  todo  los  peronosporáceos, 
ustilagináceos,  uredináceos  y  erisifáceos,  grupos  poco  estudia- 
dos en  España  y  sobre  los  cuales  llamaba  la  atención  de  los  bo- 
tánicos por  la  importancia  de  conocer  cuántas  y  cuáles  eran  las 
especies  de  estos  grupos  que  formaban  parte  de  nuestra  flora; 
que  indudablemente  faltaba  mucho  por  descubrir  en  estos  gru- 
pos de  criptógamas,  de  las  que  en  estos  últimos  años  había  re- 
cogido bastantes,  y  comprobado  lo  mal  conocidas  que  están, 
por  lo  que  actualmente  las  atendía  con  predilección,  habiendo 
adquirido  medios  para  su  estudio  y  esperando  que  se  repitiera 
el  caso  ocurrido  con  los  liqúenes,  de  los  que,  merced  al  esfuerzo 
de  tres  ó  cuatro  personas,  se  conocían  hoy  doble  número  de 
especies  que  las  citadas  al  aparecer  el  primer  tomo  de  su 
Flora  (1896). 


230  BOLETÍN    DE   LA.    SOCIEDAD   ESPAÑOLA 

Hizo  constar  que  solo  tenía  noticia  de  un  naturalista  español 
que  especialmente  se  hubiese  ocupado  de  hong-os  de  esta  na- 
turaleza, y  que  éste  era  nuestro  consocio  sevillano,  D.  Manuel 
Paúl  y  Arozarena,  quien  había  reunido  una  interesante  colec- 
ción local,  y  terminó  indicando  que,  sin  duda  por  lo  lluvioso 
de  la  primavera,  en  el  presente  año  habían  aparecido  con  pro- 
fusión los  hong"os  microscópicos,  permitiéndole  esto  recoger 
abundantes  y  buenos  ejemplares  de  otras  especies,  como  el 
Uromyces  rumicnm,  Puccinia  Vííicíb,  yEcedium  Aristoloqmfe  y 
otras  no  menos  interesantes. 

— El  Sr.  Calderón  dio  las  sig-uientes  noticias  bibliográficas: 

1/  M.  H.-E.  Sauvag-e. — Lafauneichthyologiqnedescalcaires 
Hthographiqnes  de  ¡a  province  de  Lérida,  Espagne. 

En  la  sesión  de  Abril  último  de  la  Sociedad  g-eológ-ica  de 
Francia,  este  reputado  paleontólog'o  ha  dado  cuenta  de  lás  es- 
pecies de  peces  fósiles  recogidas  por  el  8r.  Vidal  en  Santa  Ma- 
ría de  Meja,  Mont  Sech,  en  calizas  litog-ráficas  que  corresponde 
á  los  conocidos  horizontes  de  Baviera  y  del  Bug-ey.  Se  refieren 
los  hallazgos  del  yacimiento  español  á  8  especies:  un  LejJtoJepis 
Voithi  Ag.,  característico  de  las  calizas  de  Solenhofen;  un  Le- 
¡ñdotus  afine  al  ItMeri  ThioU.  del  Bngey,  y  otra  especie  nueva 
próxima  al  notopterus  Ag.  de  Baviera  y  del  Bugey;  un  Microdov 
afine  al  Egerlom  Thioll.,  quizás  individuo  joven  dedichaespe- 
cie;  y,  en  fin,  el  ^éuevo  ^Elhalion  Thioll.,  solo  conocido  hasta 
ahora  por  dos  ó  tres  especies,  y  que  aparece  representado  en 
Lérida,  por  otras  dos,  una  de  las  cuales  es  notable  por  su  gran 
talla. 

Termina  la  referida  nota  con  las  consideraciones  siguientes: 
^<Las  afinidades  de  la  fauna  ictiológica  de  las  calizas  litográfi- 
cas  de  la  provincia  de  Lérida  son  evidentes,  como  se  ve,  con  las 
de  Baviera  y  del  Bugey;  sabemos,  de  otra  parte,  que  estas  dos 
regiones  poseen  especies  comunes  Pero  hay  más:  el  Sr.  Vidal 
ha  recogido  en  Santa  María  de  Meja  vegetales  que,  estudiados 
por  M.  Zeiller,  han  proporcionado  el  PlagiophyUum  driníneum 
Sap.,  característico  de  la  flora  del  Bugey.  La  asimilación  de 
estas  calizas  de  Lérida  con  las  de  Baviera  y  del  Bugey,  es  pues,, 
completa.); 

2.^  Nuestro  consocio  el  Sr.  Fernández  Gatta  me  ha  enviado 
un  número  de  El  Lábaro,  que  se  publica  en  Salamanca,  en  el 
cual  se  dan  noticias  del  descubrimiento  realizado  de  huesos 


DE   HISTORIA   NATURAL.  231 

fósiles  incrustados  en  caliza  terciaria  en  el  pueblo  de  Villama- 
yor,  de  dicha  provincia.  Estos  restos  consisten  en  un  fémur  de 
paquidermo  y  en  un  incisivo  y  un  molar  pequeños,  al  parecer 
de  insectívoro;  restos,  como  se  ve,  escasos  todavía,  pero  de 
cierta  importancia  como  indicio  para  nuevos  hallazgos  en  una 
provincia  en  que  hasta  ahora  no  se  había  realizado  ning-uno 
semejante. 

Secciones  — La  de  Barcelona  celebró  sesión  el  21  de  Mayo  de 
1902,  bajo  la  presidencia  de  D.  Carlos  Ferrer. 

— El  Sr.  Presidente  participó  haber  fallecido  nuestros  con- 
socios Sres.  Chaquert  y  Cuní  y  Martorell ;  se  acordó  por  una- 
nimidad constara  en  actn  el  profundo  sentimiento  de  los  pre- 
sentes por  tan  irreparables  pérdidas. 

'^ — El  Sr.  Rivas  Mateos  dio  alg-unas  noticias  del  acto,  para  el 
que  fué  comisionado  por  la  Sociedad,  de  la  inhumación  de  los 
restos  mortales  de  M.  Lacaze  Duthiers.  En  primer  término  in- 
dicó lo  bien  que  fué  acogido  en  Banyuls-sur-Mer  dándole,  puesto 
preferente  en  todos  los  actos  oficiales,  por  la  representación  que 
llevaba.  La  Sociedad  Española  de  Historia  natural  fué  siem- 
pre recordada  con  cariño,  haciéndose  votos  por  su  prosperidad. 

— Se  hicieron  cuatro  propuestas  de  socios  numerarios. 

— Se  presentaron  las  notas  sig'uientes: 

«Sobre  el  paso  del  Oxylo2)hus  gJandariiis  Bp.»,  por  D.  Pedro 
Antig-a.— «La  presencia  del  metano  en  las  ag'uas  minerales  de 
Tona»,  por  D.  José  Casares. — «La  cápsula  de  la  Homalia  Lusi- 
tanicny>,  por  D.  Antonio  Casares  Gil.— «Nota  preventiva  sobre 
la  estructura  de  los  apéndices  cecales  de  las  aves>>,  por  D.  Car- 
los Calleja.— «Minerales  del  Cabo  de  Creus»,  por  D.  Jaime 
Ferrer.— «Dig-estión  de  las  levaduras^;,  por  D.  Aug-usto  Pí  y 
Suñer. 

—La  Sección  de  Zaragoza  celebró  sesión  el  26  de  Marzo  de 
1902,  bajo  la  presidencia  de  D.  Hilarión  Jimeno. 

El  Sr.  Moyano  leyó  una  nota  biográfica  del  socio  fundador 
de  esta  Sección,  el  limo.  Sr.  D.  Calixto  Pardina  y  Esteban,  y  el 
Sr.  Soler  otra  sobre  la  enseñanza  práctica  de  la  Historia  natural. 

—En  la  sesión  del  28  de  Mayo,  que  presidió  D.  Patricio  Bo- 
robio,  fué  propuesto  como  socio  de  número  por  el  Sr.  Moya- 
no,  el  Catedrático  de  la  Escuela  de  Veterinaria  D.  Demetrio 
Galán  y  Jiménez. 


232  boletín    de   LA  SOCIEDAD   ESPAÑOLA 

El  Sr.  Presidente  manifestó  que  se  acordase  haber  visto  con 
satisfacción  la  propuesta  para  Catedrático  de  Química  de  la 
Universidad  de  Barcelona  de  D.  Antonio  Greg-orio  Rocasola- 
no,  ex-Secretario  de  esta  Sección,  y  la  de  D.  Pedro  Moyano,. 
actual  Secretario  de  la  misma,  para  la  de  Fisiolog-ía  é  Higiene 
de  la  Escuela  de  Veterinaria,  y  así  se  acordó  por  unanimidad. 

El  Sr.  Borobio  presentó  unos  objetos  de  cerámica  celtibérica 
recog-idos  en  una  excursión  hecha  adonde  estuvo  la  ciudad 
Bilbilis,  y  también  unos  huesos  humanos  que  han  sido  cedi- 
dos para  el  Museo  de  la  Facultad  de  Ciencias. 


Notas  y  comunicaciones. 


Sobre  la  presencia  del  metano  en  las  aguas  minerales 
de  Tona  (Barcelona) 


ü.    JÓSE    CASARES    GIL. 

Comunico  hoy  á  la  Sociedad  alg-unos  datos  sobre  las  ag-uas 
de  Tona,  en  cuyo  análisis  estoy  trabajando;  datos  que  amplia- 
ré al  terminar  el  estudio  de  tan  interesantes  manantiales. 

La  importancia  de  las  citadas  ag-uas  ha  sido  dada  á  conocer 
por  el  profesor  de  esta  Universidad  D.  Vicente  Muner.  En  el 
análisis  que  publicó  en  1876,  llama  la  atención  de  los  médicos 
sobre  la  riqueza  de  los  principios  medicinales  que  contienen: 
riqueza  que  no  vacila  en  declararla  rara  é  inusitada.  El  señor 
Muner  descubrió  ya  el  yodo  en  notable  proporción  y  denominó 
las  aguas  salinas  yodo-sulfuradas. 

Las  ag-uas  de  Tona  se  extraen  de  pozos  cuya  profundidad  es 
variable  en  los  distintos  manantiales.  El  pozo  del  estableci- 
miento balneario  de  San  Andrés  de  Tona,  que  es  el  manantial 
á  que  se  refiere  este  trabajo,  tiene  una  profundidad  de  22  me- 
tros y  1,60  de  diámetro.  El  21  de  Abril  de  este  año  bajé  al 
fondo  del  mismo,  mediante  una  cuerda  y  una  polea,  á  fin  de 
examinar  detenidamente  las  condiciones  en  que  brotan  las 
ag-uas  y  estudiar  la  naturaleza  de  los  g-ases,  sobre  los  cuales 
había  oído  referencias  interesantes. 


DE    HISTORIA    NATURAL.  23:{ 

Seg'ún  me  habían  dicho  los  propietarios,  las  aguas  brotan 
acompañadas  de  g-ran  cantidad  de  g-ases  de  olor  á  hidrógeno 
sulfurado;  estos  g-ases  son  inflamables,  y  al  abrir  un  pozo  y  tro- 
pezar con  la  capa  de  agua,  brotan  en  tal  cantidad,  que  los 
obreros  se  ven  oblig-ados  á  huir  por  temor  á  la  asfixia  ó  á  vio- 
lentas explosiones. 

El  ag'ua  brota  de  una  excavación  ó  pequeña  g-ruta  de  la  pa- 
red al  nivel  del  fondo,  y  es  recog-ida,  por  medio  de  una  cañe- 
ría, en  un  depósito  cerrado  para  evitar  la  acción  del  aire;  de 
este  depósito  puede  salir  por  una  espita.  Lleno  el  primero,  pasa 
el  ag-ua  á  un  seg-undo  depósito,  cerrado  también,  de  donde  se 
extrae  mediante  una  bomba.  El  agua  del  primer  depósito  se 
destina  para  bebida;  la  del  segundo  para  baños. 

Para  recoger  los  gases  que  acompañan  al  agua,  practiqué  un 
ag-ujero  en  la  pared  superior  del  seg-undo  depósito,  cerrándole 
inmediatamente  con  un  tapón  de  corcho  atravesado  por  un 
tubo  de  vidrio  enlazado  con  uno  de  goma  provisto  de  una  pin- 
za de  tornillo.  El  corcho  se  ajustó  al  agujero  por  medio  de  ce- 
mento rápido.  Sin  más  que  abrir  la  pinza  pude  llenar,  con  la 
mayor  facilidad,  varias  vasijas  y  tubos  de  vidrio,  que  cerré  her- 
méticamente. La  presión  de  los  gases  en  el  depósito  es  muy 
considerable,  produciendo  grandes  llamaradas  al  aproximar 
un  fósforo  encendido  al  extremo  del  tubo  de  goma.  Adaptando 
á  éste  un  trozo  de  tubo  de  vidrio  }'  apretando  más  la  pinza 
la  llama  es  fija,  de  color  azul  muy  pálido  y  sin  dar  apenas 
olor. 

El  análisis  de  e.stos  gases  lo  practiqué  en  Barcelona.  Están 
formados  por  cuerpos  que  no  son  absorbibles  en  cantidad  apre- 
ciable  por  la  potasa  ni  por  la  mezcla  de  potasa  y  ácido  pirogá- 
lico.  El  cloruro  cuproso  amoniacal  no  experimenta  por  su  ac- 
ción cambio  alguno;  pero  si  de  antemano  se  hace  saltar  en  la 
atmósfera  gaseosa  la  chispa  eléctrica,  produce  inmediatamen- 
te un  precipitado  rojo  de  acetiluro  cuproso,  carácter  de  los  hi- 
drocarburos. 

E^te  gas  es,  con  toda  probabilidad,  metano.  Para  tener  ma- 
yor certeza  hice  pasar  un  volumen  conocido  al  través  de  óxido 
cúprico  calentado  al  rojo,  y  con  todas  las  precauciones  de  un 
análisis  orgánico  elemental,  determiné  la  cantidad  de  agua  y 
de  ácido  carbónico  que  se  produjo,  absorbiendo  la  primera  con 
el  cloruro  calcico,  y  el  segundo  con  la  cal  sodada.  Inútil  es  ad- 


-J3-1  boletín  de  la.  sociedad  española 

vertir  qué  la  mezcla  g-aseosa  se  desecaba  con  el  mayor  cui- 
dado. 

Operando  así,  500'^'-  de  g-ases  húmedos  á  761  mm.  de  presión 
y  á  18°  de  temperatura,  dieron  0,1688  de  ag-ua  y  0,2063  de  an- 
hídrido carbónico,  que  corresponden  á  0,0187  de  hidróg-eno  y 
á  0,0562  de  carbono.  Estas  cantidades  están  en  la  relación  de 
12  á 4,  que  corresponde  á  la  fórmula  CH ^  —  0,0187  x  3  =  0,0561. 
número  que  solo  difiere  en  0,0001  gT.  de  la  cantidad  de  carbo- 
no encontrado. 

Estas  ag-uas  son  además  muy  notables  por  las  proporciones 
de  yodo  y  bromo  que  contienen.  Dejando  el  ag-ua  en  contacto 
<lel  aire  para  que  se  oxide  el  principio  sulfurado,  se  pueden 
descubrir  con  la  mayor  facilidad  ambos  elementos.  Para  des- 
cubrir el  yodo  basta  acidular  con  ácido  sulfúrico,  añadir  unas 
g'otas  de  ácido  sulfúrico  con  vapores  nitrosos  y  ag'itar  con  clo- 
roformo. El  bromo  se  encuentra  vertiendo  después  poco  apoco 
ag"ua  de  cloro  y  ag-itando;  la  coloración  violada  que  el  yodo  co- 
munica al  cloroformo  desaparece  y  se  cambia  en  amarillo  por 
el  bromo  puesto  en  libertad. 


Sobre  el  paso  del  OxylopJms  glaudaríus  Bp.  por  Barcelona 


1).    PEDRO   ANTIGA. 

En  un  vedado  del  Prat  de  Llobregat,  en  las  cercanías  de  Bar- 
celona, fué  cazada  á  fines  de  Abril  último  un  ave  de  paso,  per- 
teneciente á  una  especie  que  no  conocían  los  cazadores.  Noti- 
cioso de  ello  y  habiéndoseme  dicho  que  el  ejemplar  había  sido 
entreg-ado  para  que  le  preparase  al  disecador  de  esta  ciudad, 
Sr.  Soler,  fui  á  su  casa  con  el  objeto  de  comprobar  si  el  ave  en 
cuestión  era,  como  se  me  indicó,  un  cuclillo,  kú  era,  en  efec- 
to, pero  no  el  Cuaihis  canonis  L.,  especie  común  en  el  Princi- 
pado, sino  el  Oxylophv.s  glandarius  Bp.,  citado  por  Deg-land  y 
Gerbe  en  su  obra  sobre  Aves  de  Europa.  Seg-ún  los  citados  au- 
tores, ésta,  cuyas  costumbres  son  análog-as  á  las  del  cuclillo 
común,  ha  sido  observada  únicamente  en  el  Sur  de  España. 
Creo  de  utilidad  para  los  ornitólog'os  el  conocimiento  del  paso 


DE    HISTORIA    NATURAL.  335 

íle  esta  ave,  oriunda  de  África,  pues,  que  yo  ^epa,  no  había 
sido  observada  hasta  ahora  en  Barcelona  (1). 

El  ejemplar  de  que  se  trata  corresponde  á  un  individuo  adul- 
to, seg-ún  se  desprende  de  la  descripción  que  del  mismo  se  da 
en  la  obra  mencionada. 


Minerales  del  Cabo  de  Creus 


D.     JAIMK     FERRER     HERNÁNDEZ. 

Motivan  esta  nota  unos  minerales  que  se  recibieron  en  el 
(xabinete  de  Historia  natural  de  esta  Universidad,  procedentes 
del  Cabo  de  Creus.  Van  acompañados  de  gnieis,  y  son  elemen- 
tos accesorios  de  esta  roca,  que  casi  en  su  totalidad  forma  di- 
cho promontorio  al  N.  E,  de  Cataluña. 

Estos  son:  turmalinas,  g-ranates,  fluorita,  pirita  y  cuarzo. 

Las  turmalinas  pertenecen  á  la  variedad  chorlo,  y  se  presen- 
tan en  cristales  de  diferente  tamaño,  desde  unos  0,005  m.  hasta 
unos  0,03  m.  de  diámetro,  llevando  constantemente  inclusiones 
macroscópicas  de  ortosa  y  de  mica  procedentes  del  g-neis  en 
que  se  hallan  implantados.  En  algunos  la  mica  es  muy  abun- 
dante y  compone  g-randes  láminas  que  atraviesan  el  cristal, 
yaciendo  algunas  de  ellas  en  el  plano  de  contacto  de  los  pris- 
mas, cuando  éstos  se  encuentran  ag-rupados  paralelamente. 

Los  cristales  de  turmalina  presentan  g-eneralmente  sus  ex- 
tremos desg-astados  y  rotos,  habiendo  solamente  uno  en  queso 
puede  disting'uir  confu.^amente  el  pinacoide  y  caras  de  romboe- 
dro. Lateralmente  están  limitados  por  el  prisma  y  el  deutopris- 
ma,  formando  un  conjunto  de  doce  caras,  que  tienen  casi  el 


(1)  Seíjúa  el  Catálogo  de  Aves  de  Espaúa,  Portugal  é  Islas  Baleares  de  D.  Ventu- 
ra de  los  Reyes  y  Prosper,  publicado  en  el  tomo  xv,  Memorias  de  los  Anales  de  esta' 
Í-OCIEDAD,  el  Oxyloplms  glandarius  se  había  citado  de  las  localidades  sií,'uientes: 

Desde  Marzo  á  Septiembre,  Andalucía  (Saunders,  Seoane),  Gibraltar  (Irliy);  pro- 
vincia de  Murcia,  Lorca(Guirao).  Accidentalmente  en  la  provincia  de  Gerona  (Vay- 
redal;  San  Ildefonso  (Castellarnau)  Área  matritense  (Graells,  Ar^^anda  (Museo  de 
Madrid;;  Portugal  (Museo  de  Coimbra). 

La  Universidad  de  Sevilla  posee  dos  ejemplares  de  esta  especie,  llamada  en  Anda- 
lucia  cuco  real,  procedentes  uno  de  los  alrededores  de  aquella  capital,  y  otro  del  Coto 
del  Rey.  'Calderón,  Anales  dk  la  Soc.  Ksp.  ue  Hist.  xat.,  tomo  xxv.  Actas,  pág.  88  ) 


236 


boletín    ÜK    L  uSOClKDAD    ESPAÑOLA 


mismo  desarrollo  ó  quedaí  reducidas  á  pequeñas  facetas  la 
mitad  de  sus  elementos.  Se  alian  en  a«^rui)ac¡ones  paralelas 
y  en  maclas;  las  j)aralelas  cusían  de  un  cristal  predominante 
y  á  su  alrededor  oíros  más  ^queños  con  sus  elementos  parale- 
los al  i»rimero,  conservando  I  conjunto  la  forma  exafí-onal. 

Las  maclas  son  seg"ún  cais  de  romboedro,  y  es  curioso  un 
g-rupo  de  cristales  <|ue  presóla  un  prisma  j)redominante  obli- 
cuamente desgastado  jior  uo  de  sus  extremos,  descansando 
sobre  él  una  macla  de  dos  uqueftos  prismas,  segrún  cara  de 
romboedro  fundamental,  siudo  el  plano  de  contacto  de  ésta 
con  el  cristal  base,  otra  cande  la  misma  naturaleza  del  siste- 
ma maclado. 

►Se  presenta  además  la  turuilina  en  pequeñísimas  agujas  en 
el  cuarzo,  fluorina,  y  sobre  ido  en  el  gneis,  formando  capas 
de  color  negruzcií. 

Los  granates  ¡¡ertenectMi  ;i;i  esj)ecie  ahtMiuliua,  aparecien- 
do cristalizados  en  icositetrodros.  La  mayor  ¡jarte  se  bailan 
alterados  y  ofrecen  un  color  jjizo  ocráceo;  algunos  pequeños 
cristales  se  conservan  tra  usaren  tes,  presentando  el  color  rojo 
característico  de  la  especie. 

La  ñuoriiia,  jiirita  y  cuar/,  se  encuentran  en  pequeña  can- 
tidad, juntamente  con  las  tumalinas,  presentándose  solamen- 
te cristalizada  la  pirita,  la  cui,  por  la  imj)ortanc¡a  desús  com- 
binaciunes,  será  objeto  de  n't  nota. 

Descri  pciooes  de  Moiscos  nuevos  de  España 


(".    \.    \\  !  '  rin.iM»  (1). 

Vitrea  hpln  n.  >[i. —  Ifsia  ¡i  nina,  anj411.-t1-.-1me  umbilicata 
(umbilicus  tándem  paullisp.  ilatatus),  dej)ressa,  v¡.\  conve- 
xiuscula,  tenue  striatula,  li>i¡na;  anfr.  4,  lente  regulariter 
accrescentes,  ultimus  penullno  vix  vel  paullo  latior;  apertura 
anguste  Innata,  margine  basii  subslricto  angulum  cum  mar- 
gine columellari  brevissimo  k  ¡uante.  Diam.  1  V  j  mm. 


I 


1;    Extractadas  del  trabajo  r<M ataco iQicbe  Bemerkungen  und  BeschreibaDgen«>, 

{ubticado  en  la  Nachriclitsblatt  der  Ditachen  Malalcozoot.  Qestsllacbaft.  No.  1-1. 


i 


DE    HISTORIA    NATRAL.  237 

Bab.  Alrededores  de  Sevilla.  (S.  Galerón). 

Afrtnis  1\  blanci  Hesse  in  ínsula  8";i  (Iraeciae  videtur. 

Helix  (Xerophila)  luteata  (Parr.)  Pfi  \  ar.  gaUsloma  n.  -Testa 
<lepresso-g-lobosa.  sordide  albida,  iiu;olor,  intiis  láctea,  iri*e- 
íí-ulariter  dense  striata;  anfr.  ultirau-oonvexorotundatus,  an- 
tice  ob.solete  lentissirae  deíscendens;  pert.  mao-na,  Innato- cir- 
oularis,  marg-inibus  distantibus,  pertomate  intus  rufo,  labio 
albido-lutescente.  Diam.  et  alt.  12  un.  ('Simillima  fio-.  132 
tab.  XIV  in  Catálog-o  Iconogr.  a.  cía  Hidalg-o). 

Hah.  Alharracín.  (Dr.  Zanater). 

H.  K\^\\)\\\\\is.)  opaUíia  n.  sp.— Dinrt  ab  H.  arigoi  B.  testa 
solidiore,  laevig:ata  (vel  sub  lente  irti  tenuissime  striatula), 
nitidula,  colore  florem  lactis  simúlate,  unicolor  vel  punctis 
minimis  fuscis  sparsis  conspersa,  ledio  vitta  ang-usta  puré 
alba  circnmdata.  ápice  succ¡neo,anfi^uperis  satconvexis  (non 
subplanis).  sutura  inipressa  disjunds,  lente  accrescentibus, 
penúltimo  demum  et  ultimo  celeriterilatatis  (non  illo  toto  len- 
tÍ!5S¡mo^  ultimo  plus  quam  duplo  laore,  a  sutura  rotundato, 
tereti  (non  extus  declivi),  superne  ntice  lente  descendente, 
íipertura  intus  post  labium  álbum  itidum  ])allide  hepática. 
Diam.  17.  alt.  10  mm. 

Hnh.  Ksjtaña .  junto  á  Pullo  de  bVuma";'  (P.  Fag-ot). 

n.  (Xerophila)  sírenua  u.  sp.  r— T'ia  umbilico  a  centro  an- 
gfusto  et  i)rofundo  celerrime  dilatati  infra  triplo  latiere,  de- 
pre.ssa,  convexiuscula ,  densissime  irg-ute  striatula,  subtus 
paullo  convexior,  albida,  fascia  suprmediana  brunnea  latiore, 
subtus  fasciis  nonnullis  ang-ustioribv,  vel  fere  efasciata;  anfr. 
'),  convexiusculi,  celeriter,  sed  reguiriter  accrescentes,  ulti- 
mas ob.'íolete  ang-ulatus,  antice  nn  descendens;  apertura 
transversalis,  rotundata,  extus  intusueobsolete  ang-ulata,  late 
Innata,  marg-inibus  aciitis,  ])atulescotibus,  basali  forte  arcua- 
to,  intus  valide  alboiabiata.  Diam.  7;ilt.  4  mm. 

Hah.  Alrededores  de  Sevilla.  (S.  Galerón). 

Es  ist  sehr  míigrlich  dass  diese  Xíophile  nur  eine  Varietát 
■<ler  auch  bei  Sevilla  lebenden  X.  actíromphala  B.  ist. 

H.  {\evo])\\\\'A)peiasia  n.  sp. — Testang'uste  nmbilicata  (um- 


238  boletín    de    LA'   SOCIEDAD   ESPAÑOLA 

bil.  cylindricus),  trochifornii-conica,  supra  dense  reg-ulariter 
costulato-striata,  subtus  dense  striata,  supra  rufescenti-cornea, 
fusco-maculata  et  hinc  inde  albostrig-ata,  in  medio  anfractus 
ultimi  fascia  fuscobrunnea  integra  supra  et  fascia  nivea  infra 
ang-ulura  (v.  in  eodem).  subtus  lutescens,  fasciis  pallide  brun- 
npis  nunc  latis  et  alboinaculatis  nunc  ang-ustis;  anfr.  5  '/a?  con- 
vexi,  lente  accrescentes,  ultimus  parum  major,  subtus  tumido- 
convexu§,  superne  vix  vel  perobsolete  descendens,  antice  rec- 
tus;  apertura  lunato-rotundata,  peristomate  tenui,  recto,  intus 
forte  albolabiato,  marg'inibus  in  pariete  long-e  distantibus,  co- 
lumellari  superne  dilátate  et  reflexo.  Diam.  5,  alt.  4  mm. 

Ilcib.  Norte  de  España.  (B.  Zapater). 

Diífert  ab  //.  pencMnati  B.  testa  cylindraceo-umbilicata, 
trochiformi-conica,  anfr.  convexis,  ultimo  antice  recto,  perist. 
marg'inibus  long'e  disjunctis,  intus  forte  labiatis;  ab  H.  monis- 
¿rolensi  Fag*.  colore,  pictura,  anfr.  ultimo  antice  recto  et  aper- 
tura. 

H.  (Iberus)  companyoi  Aler.  Var.  praeconia  n. — Apertura 
(diam.  a.  reg\  umb.  8  'Z^,  alt,  7  mm.)  exciso-rotundata,  margi- 
ne superiore  ab  insertione  cum  marg-.  exteriore  circulum  bre- 
vem  fortemque  formante,  marg'ine  columellari  oblique  stricto, 
peristomate  ubique  recto,  tenui.  Testae  diam.  16,  alt.  8  V2  n^i^- 

Hai.  Norte  de  España  (J.  Zapater).  Véase  Hidalg-o  Cat,  Molí. 
Esp.  1875,  p.  25  28. 

Pupa  (Torquilla)  cacUca  Fag*.  in  se. — Testa  cylindracea,  su- 
perne pauUo  attenuata,  dense  capillaceo  striata,  cornea;  anfr. 
8  V2  convexiusculi,  ultimus  vix  ascendens,  basi  obtuse  crista- 
tus;  apertura  ang-usta,  basi  medio  ang-ustata,  canaliculata, 
plicis  8  :  2-2-4  (ang-ulari  brevi,  pariet.  mediana,  colum.  bre- 
vibus  immersis,  distantibus,  superiore  majore,  palat.  1,  immer- 
sa,  minima,  3  inferís  subaequalibus,  submarg-inalibus,  intus 
parum  prolong-atis),  peristomate  contyiuo.  Long\  6,  diámetro 
2  mm.  (Species  e  g*reg'e  P.  seca'is  Drp.) 

Had.  Sierra  de  Cadí  (Lérida).  (P.  Fag'ot). 

P.  (Torquilla)  tnxensis  Fag-.  in  se. — Testa  elongata,  cylin- 
dracea, superne  breve  attenuata,  cornea  vel  rufobrunnea,  den- 
se at  obsolete  arcuatim  oblique  striatula;  anfr.  11,  omnes  per- 


DE    HISTOKIA   NATURAL.    ,  2SÍ) 

lente  accrescentes,  convexiusculis,  iiltimus  basi  paullo  com- 
pressus,  siiperne  pone  apertaram  forte  at  perbreve  ascendens: 
apertura  ovalis,  plicis  8  :  2-2-4  (pl.  ang-ul.  ad  insertionem  du- 
plicata,  pariet.  profunda,  alta,  colum.  superiore  intus  sat  for- 
ti,  extus  tenui  attenuata  vel  tubérculo  prope  marg-inem  op- 
posito,  pl.  infera  tenui  et  brevi,  pl.  palat.  1.  brevi,  saepepunc- 
tiformi,  2  mediis  aequalibus,  Jongioribus,  subraargúnalibus 
basali  breviore;  peristoma  reflexiusculum  albidum  callo  parie- 
tali  tenuissimo  conjunctum.  Long*.  9  V2-l^>  diam.  2  i/o  mra. 
(Species  máxima  e  g'reg-e  P.  ■partioii  M.  T.) 
Hab.  Tuxent  en  Cataluña  (P.  Fag-ot). 

La  cápsula  de  la  Ilomalia  Jusltanka  Schpr. 

POR 

D.    ANTONIO    CASARKS    GIL. 

La  Homalia  lusitanica  Schpr.  es,  como  se  sabe,  una  especie 
rara,  descrita  en  1847  por  Welwitsch,  que  la  encontró  en  el  Ce- 
rro de  Cintra  (Portug*al);  fué  señalada  después  por  Humot  en 
alg-unos  puntos  de  los  Pirineos,  y  por  Puig-g-arí  en  Moneada  y 
en  el  monte  Tibidabo,  en  Barcelona,  en  cuya  vertiente  Norte  la 
liallé  yo  también  el  año  pasado.  Siempre  se  encontró  esta  es- 
pecie estéril;  hasta  hace  poco  tiempo  figuraba  como  tal,  y  no 
teng'o  noticia  de  que  se  haya  descrito  fructificación  alg-una  de 
ella. 

Hace  pocos  días,  recorriendo  el  lug-ar  donde  por  primera  vez 
la  había  recog-ido,  encontré  un  césped  con  cuatro  cápsulas  en 
un  hueco  muy  sombrío  de  unas  rocas  á  orillas  de  un  arroyo. 
Aunque  las  cápsulas  estaban  ya  desoperculadas,  y  aunque  exa- 
minados cuidadosamente  los  ejemplares,  no  pude  encontrar  ya 
ni  anteridias,  ni  arqueg"onios;  creo  interesante  comunicar  á 
la  Sociedad  las  particularidades  más  salientes  observadas  en 
los  esporogfonios,  algunas  de  las  cuales,  como  las  referentes  á 
los  apéndices  del  peristomo  interior,  no  concuerdan  con  los  ca- 
racteres que  se  han  tomado  como  genéricos  del  grupo. 

El  pedicelo  que  arranca  lateralmente  del  tallo  está  rodeado 
en  la  base  por  unas  cuantas  Jiojas  periqueiiales  pequeñas, 
tanto  menores  cuanto  más  externas,  ovales,  terminando  en 
un  acumen  ancho,  denticuladas  en  el  tercio  medio,  aserradas 


-2^0 


boletín  de  l\  sociedad  española 


!.  Homalia  lusitanica  Schpr.,  tamaño  naturai.--2.  Un  trozo  de  la  planta  con  el  arran- 
que del  pedicelo.  — 3.  Hojas  periquetiales:  aj  externas,  í^y  interna,  cy  células  del 
vértice,  (íycélulas  de  la  parte  media  6  inferior. —  4.  Vaginícula".  — 5.  Cápsula. — 
•5.  Peristomo. 


DE    HISTORIA   NATURAL.  241 

en  el  ápice  y  con  una  nervadura  corta  y  débil.  La  forma  de  las 
células  corresponde  á  la  de  las  demás  hojas:  cuadrang-ularesy 
cortas  en  la  punta,  alarg-adas,  casi  vermiculares  en  el  centro 
y  en  la  base. 

La  vag'inícula  es  cilindrica,  pelosa,  con  parafisas  sencillas  y 
alg'unos  arqueg-onios  estériles;  los  más  cercanos  á  la  base  es- 
taban tan  destruidos  que  no  pude  discernir  si  entre  ellos  había 
alg"una  anteridia. 

El  pedicelo  es  liso,  de  color  rojo  obscuro,  algo  encorvado  en 
el  extremo  superior  y  de  centímetro  y  medio  de  long-itud. 

La  cápsula  es  muy  oblicua,  oblonga,  alg-o  contractada  detrás 
del  orificio,  de  color  ferruginoso  obscuro.  El  peristomo  aparece 
doble  y  perfecto:  los  dientes  del  externo  anchamente  margina- 
dos en  los  dos  tercios  inferiores;  los  dientes  del  peristomo  in- 
terno, casi  tan  altos  como  los  del  externo,  son  abiertos,  carena- 
dos, así  como  la  parte  de  membrana  correspondiente,  y  entre 
ellos  tres  pestañas  muy  nudosas  y  bien  desarrolladas.  La  mem- 
brana alcanza  poco  más  de  un  tercio  de  la  altura  total  del  pe- 
ristomo interno. 

No  encontré  restos  de  a-nillo. 

Las  esporas  son  pequeñas  y  verdes. 

Digestión  de  las  levaduras 

(Trabajo  del  Laboratorio  de  Fisiología  de  la  Facultad  de  Medicina 
de  Barcelona) 


D.   AUCtUSTO  pi  y   sttner. 

Por  una  parte  el  interés  terapéutico  de  la  suerte  que  corran 
las  levaduras  en  el  tubo  intestinal,  excitado  por  un  artículo  de 
Nobecourt  (1),  en  el  que  erradamente  se  ocupa  de  dicho  asun- 
to; por  otra  los  recientes  trabajos  de  Turró  (2)  acerca  de  la  di- 
gestión de  los  bacterios  y  la  extensión  que  va  alcanzando  cada 
día  la  idea  de  la  universalidad  de  las  digestiones;  idea  apun- 


(1)  Le  sorí  et  le  role  des  Uoures  dans  le  tiibe  digestif,  «Semaine  Medícale»,  9  de  Ene- 
ro 1901. 

(2)  Digestión  de  los  bacterios,  «Medicina  y  Cirugía»  y  «Revista  de  Medicina  y  Ciru- 
gría»,  Marzo  de  1902. 

T.  II.— Mayo,  1902.  H 


242  BOLETÍN    UE   LA    SOCIEDAD    ESPAÑOLA 

tada,  en  lo  que  se  refiere  al  catabolismo  fisiológico  de  los 
animales,  ig-noro  si  por  vez  primera  en  mi  tesis  del  Doctora- 
do (1),  y  probada  más  tarde  experimentalmente  por  Hedin  y 
Rowland(2),  moviéronme  á  estudiar  las  alteraciones  que  pii- 
diera  sufrir  la  levadura  de  cerveza  por  la  acción  de  los  fer- 
mentos dig-estivos. 

Decíame,  antes  de  iniciar  mis  trabajos,  que  si  la  levadura 
actuaba  por  sus  secreciones,  no  se  comprendía  cómo  no  fuera 
la  cerveza  activa,  ya  que  esta  bebida  encierra  todo  el  excreta 
del  fermento  fig'urado,  y  que  si  los  activos  eran  productos  de  la 
dig-estión  del  cuerpo  celular,  éste  debía  dig-erirse,  y,  sin  duda, 
por  la  acción  de  los  fermentos  normales  del  aparato  dig-estivo. 

La  presente,  que  no  es  más  que  una  nota  preliminar,  pol- 
la premura  del  tiempo,  pues  deseaba  que  se  incluyera  entre 
los  trabajos  de  la  Sociedad  en  el  curso  actual,  se  basa  en  la 
observación  de  las  distintas  fases  porque  atraviésala  levadura 
atacada  por  el  extracto  gdicérico  del  páncreas. 

Que  las  levaduras,  y  como  ellas  sus  equivalentes,  las  semi- 
llas en  g-erminación  y  ciertos  veg-etales  ya  adultos,  poseen 
zimasas  proteolíticas,  está  hoy  ya  bien  demostrado;  los  trabajos 
de  Weis  (3),  Harlay  (4),  Scliulze  (5),  Butkewitsch  (6)  y  Kuts- 
cher  (7),  ampliamente  lo  confirman.  Los  del  último,  en  parti- 
cular, prueban  las  semejanzas  de  los  fermentos  proteolíticos  de 
las  levaduras  con  la  tripsina  pancreática.  Esto  me  animó  á 
proseg'uir  mis  investig-aciones  con  el  producto  activo  de  la  au- 
todig-estión  del  páncreas. 

Bien  conocido  es  el  aspecto  que  presenta  la  levadura  viva: 
colórase  intensamente  por  las  anilinas  básicas,  y  se  muestra  el 


(1)  La  vida  anaerobia.  Ma.ár\á,]900. 

(2)  UntersucJmngen  iiber  das  Vorkommen  von  proteolytischen  Euiymen  im  Thierkl»-- 
per,  «Zeitschrift  für  physiologische  Chemie»,  t.  xxxii,  pág.  531,  año  1901. 

(3)  Ueher  das  proteolytiscJie  und  ein  eiweisscoagulirtes  Enzijín  in  keimender  Gerste, 
«Zeitschrift  für  plij'siologisclie  Chemie»,  t.  xxx,  págs.  7-9. 

(4)  Duferment  proteoly  fique  des  graines  en  germination,  «Comptes  rendus  de  l'Aca- 
démie  des  Sciences»,  15  Octubre  IPOO. 

(5)  Ueber  den  IJmmtt  der  Eiweisstoffe  in  der  lehenden  Pjlanze,  «Zeitschrift  für  phy- 
siologisches  Chemie»,  t.  xxx,  pág.  241. 

(6)  Ueber  das  Vorkommen  einem  proteolytischen  Emyms  in  gekeimten  Samen  und 
über  seine  Wirkung,  «Zeitschrift  für  phj-siologisches  Chemie»,  t.  xxxii,  pág.  1. 

(7)  Chemische  UntersucJmngen  über  die  SebsgOhrung  der  fíe/e,  «Zeitschrift  für  phy- 
siologisches  Chemie»,  t.  xxxii,  pág.  59. 


DE   HISTORIA   NATURAL.  243 

cuerpo  celular  turo-ente  y  casi  homog'éneo.  Con  el  ácido  ósmi- 
co,  y  sin  colorear,  se  distino-uen  alg-unos  detalles  estructurales 
que  no  son  para  citados  en  este  instante. 

La  levadura  vieja,  ó  la  que  vive  en  malas  condiciones  de 
medio — y  de  ellas  os  presento  una  muestra — nos  aparece  con 
aspecto  semejante  á  la  dig-erida,  y  claro  está  que  ha  de  ser 
así,  puesto  que  nos  encontramos  delante  de  un  caso  de  auto- 
fag'ia  (1),  en  el  que,  como  dice  el  ya  citado  Kutscher  (2),  la 
tripsina  de  la  levadura  ha  actuado  como  fermento  destructor, 
en  lug-arde  conducirse  en  pro  de  la  célula,  transformando  ma- 
teria asimilable. 

Cuando  se  mezcla  levadura  fresca  y  sana,  sin  formas  re- 
g-resivas,  con  cierta  cantidad  de  solución  isotónica  á  base  de 
1)icarbonato  sódico  (3)  y  unasg-otas  de  extracto  pancreático,  se 
desarrolla  á  la  temperatura  del  cultivo  la  dig^estión  espléndida 
y  rápidamente. 

Después  de  veinticuatro  horas  contemplamos  ya  la  materia 
colorable  de  la  célula  completamente  disg-reg-ada,  acumulán- 
dose en  el  centro  del  elemento,  á  g-uisa  de  núcleo.  La  apeten- 
cia tintórea  de  este  núcleo,  acaso  el  histológ-ico  y  funcional, 
acaso  el  esporo  si  es  que  el  fenómeno  que  describo  pudiera 
referirse,  en  su  principio,  á  una  fase  de  la  ascosporulación  (4), 
no  está  aún  disminuida. 

Pasados  dos  días,  comiénzase  á  marcar  la  irreg'ularidad  es- 
tructural del  núcleo  atacado.  Unas  partes  de  él,  verdaderos 
g-rumos,  hállanse  aún  incólumes;  mientras  que  otras  apenas 
atraen  el  reactivo  colorante. 

El  aspecto  de  destrucción  celular  va  acentuándose  día  por 
día,  y  á  los  tres  ó  cuatro,  no  en  período  fijo,  por  circunstan- 


(1}  Bechamps:  Sur  l'épuisement  ^jhysiologique  et  la  vitalite  de  la  lécitre  de  Mure. 
^<Comptes  rendus  de  TAcadéinie  de  Sciences»,  t.  lxvi,  pág.  689. 

Ídem:  Noumlles  recherches  sur  l'épuisement  physiologique  déla  lévure  de  hiere.  «Comp- 
tes  rendus»,  t.  lxxviii,  pág.  615. 

DucLAUX:  Traite  de  microbiologie,  t.  in,  cap.  xvii,  pág.  322. 

(2)  Loe.  cit. 

(3)  Hoy  he  probado  ya  el  fenómeno  valiéndome  de  distintos  medios.  Donde  tal  vez 
se  presenta  con  mayor  claridad  es  en  la  solución  al  0,5  por  1.003  de  fluoruro  sódico. 

(4)  Fiando  en  mis  actuales  investigaciones  acerca  de  la  esporulación  de  la  leva- 
dura, creo  que  en  ciertas  ocasiones  bien  podría  relacionarse  dicho  fenómeno  con  el  de 
la  digestión.  El  esporo  se  presenta  cuando  vive  el  elemento  en  medio  adverso,  pero 
dicho  esporo  puede  también  ser  destruido  (21  de  Junio). 

* 


•U4  BfiLKTIN    I)K    LA    SdtUEDAD    KSPANOLA 

cías  variantes  aún  indeterminadas,  no  quedan  ya  más  que 
restos  aislados  del  antig-uo  núcleo,  ávidos  todavía  de  color, 
puntos  libres  en  el  interior  de  un  medio  líquido  y  capaces  de 
presentar  el  movimiento  browniano  en  preparaciones  insufi- 
cientemente fijadas. 

Por  fin,  aun  tales  restos,  los  más  indig'eribles,  desaparecen 
y  se  ven  surcar  por  el  campo  del  microscopio  cápsulas  vacías — 
alg-unas  de  ellas  con  uno  de  los  polos  rotos  -las  que,  tal  vez, 
por  predominar  en  ellas  la  celulosa,  ó  substancias  análog-a?, 
resisten  á  la  acción  de  la  pancreatina.  En  este  período  nada 
colorable  queda  ya  en  el  cuerpo  celular. 

Claro  está  que  la  división  en  los  períodos  indicados  es  arti- 
ficial y  que  en  el  mismo  momento  no  todas  las  células  se  en- 
cuentran en  ig'ual  g'rado  de  su  evolución  deg"enerativa;  las  hay 
siempre  más  y  menos  avanzadas;  las  condiciones  variantes 
puede  ser  que  dependan  de  diferencias  en  el  estado  de  nutri- 
ción de  los  elementos. 

Del  mismo  modo  que  existen  diferencias  en  el  tiempo,  las 
hay  también  en- la  morfolog"ía  del  proceso  de  disolución,  mas 
ellas  son  diferencias  circunstanciales.  Así,  he  visto  células 
cuya  cubierta  se  rompía  prematuramente,  y  en  lug-ar  de  rea- 
lizarse la  dig'estión  á  través  de  la  membrana  y  de  separarse 
por  la  misma  los  })roductos  solubles  (como  lia  probado  Das- 
tre  (1)  que  sucede  después  de  la  intoxicación  clorofórmica,  y 
J.  Laurcnt  (2)  encestado  normal),  salía  lo  todavía  respetado  por 
la  solución  de  continuidad;  como  sale  la  yema  del  huevo  una 
vez  rota  la  cascara  Ya  en  el  exterior,  el  producto  todavía  só- 
lido, sufre  las  mismas  transformaciones  que  los  restos  intra- 
celulares;  lo  que  prueba  una  vez  más  la  permeabilidad  de  la 
membrana  de  cubierta  á  los  fermentos  dial  zables.  Por  la  cir- 

I 

cunstancia  que  acabo  de  indicar  no  es  extraño  que  se  vean  en 
el  campo  del  microscopio  detritus  extracelulares  que  van  si- 
g"uiendo  por  elcamino  de  la  disolución:  son  recuerdos  del  nú- 
cleo que  alg-unas  veces  remedan  la  forma  de  mici'ococus.  Al 
fin  también  desaparecen. 


(1)  He  In  iliali/fii'  rhioriif.iriiiique  cüíiinif  pi-ocfic  de  rccJierche  des  ferments  endocellu- 
laires  f<Comptes  remlus  de  la  Société  de  Biolo.sie»,  12  Eapro  1901. 

(2)  Sur  l'exosmose  des  diastases  par  les  plnnliites,  -''omiites  rendus  de  l'Acacléaiie 
des  Sciencpsv,  19  Noviembre  1900. 


DE  HISTORIA    NATURAL.  21- 

Ahora  cabe  ya  preg-untar:  lo.s  fenómenos  rájíidamcMite  des- 
critos, ¿son  verdaderamente  expresión  de  un  proceso  dig'es- 
tivo?  Si  por  dig-estión  se  entiende  disolución  de  proteicos,  no 
es  dudosa  la  respuesta  afírmativa.  He  dicho  ya  que  las  semi- 
llas y  las  levaduras,  elementos  que  en  su  nutrición  y  en  otros 
conceptos  son  muy  comparables,  encierran  íermentos  proteo- 
líticos,  y  añado  ahora  que  estos  fermentos  pueden  pasar  en  su 
acción  sobre  la  albúmina  de  la  producción  de  proteicos  trans- 
formados. (Clasificación  de  Carracido)  (l\  puesto  que  conducen 
á  aquéllos  hasta  la  leucina,  tirosina,  asparag-inay  bases  exóni- 
cas  (2).  He  dicho  también  que  son  capaces  dichos  fermentos 
de  producir  la  autofag-ia,  disolviendo  las  albúminas  de  la  mis- 
ma levadura.  Pues  si  ellos  obran  de  manera  análoga  á  la  trip- 
sina pancreática,  si  la  autoíagia  se  desarrolla  con  las  mismas 
fases  que  la  digestión  externa  artificial,  aunque  mucho  más 
lentamente,  y  si  es  un  hecho  hoy  bien  demostrado  la  inversi- 
bilidad  en  las  fermentaciones,  ¿cómo  no  deducir  que  los  he- 
chos apuntados  se  deban  á  un  verdadero  trabajo  de  digestión? 

Que  el  protoplasma  se  disuelve,  no  es  dudoso;  lu  ¡)rueba  el 
movimiento  browniano  por  mí  observado,  y  solo  posible  en 
medio  perfectamente  líquido  y  poco  viscoso,  y  la  salida  fre- 
cuente de  los  restos  nucleares.  La  persistencia  estructural  del 
protoplasma  y  su  retículo,  ó  bien  simplemente  de  la  viscosi- 
dad de  una  albúmina,  sería  un  obstáculo  á  la  [)resentación  de 
estos  fenómenos. 

Además,  es  positiva  la  existencia  de  cápsulas  rotas  y  vacías, 
esqueletos  de  levaduras.  ¿Qué  se  ha  hecho,  pne"^.  de  la  su bs 
tañcia  contenida? 

Por  otra  parte,  disminuye  el  volumen  total  de  la  cantidad  de 
levadura  añadida  á  la  solución  de  bicarbonato  sódico  y  pan- 
creatina.  Disminuye  el  depósito,  pero  aún  no  he  determinado 
con  precisión  la  cantidad  desapai"ecida(3).  Si  disminuye,  pues, 


(li  Clasijlcación  délos  «íiííMzníoiíes,  «Revista  Ibero-Americana  «le  Ciencias  Médi- 
cas», t.  VII,  pág.  87. 

(,2)  Bechamps:  Stir  la  cause  de  la  fennentatioii  alcoolique par  la  ISoure  de  '.Uve  el  sur  la 
formation  de  la  leucine  el  de  la  tyrosine  dans  cede  fermentation.  «Comptes.  renrlus  de 
r.Académie  de  Sciences»,  t.  Lxxiv,  pág-.  181  y  Ki'tschiíh  loe.  cit. 

(3)  Posteriormente  he  podido  comprobar  que  llega  en  alguna  ocasión  á  disolverse 
hasta  el  60  por  100  del  volumen  total. 


246  boletín    de    LA    SOCIEDAD    ESPAÑOLA 

claro  está  que  substancia  antes  org-anizada  ha  pasado  á  disol- 
verse en  el  vehículo. 

La  dig-estión  por  el  jug'o  pancreático  parece,  por  lo  tanto, 
indudable.  Sin  embarg-o,  no  es  completa;  he  dicho  que  el  de- 
pósito disminuye,  pero  nunca  le  he  visto  desaparecer  del  todo. 
Podría  objetarse  que  las  cápsulas,  siendo  indig-eribles,  queda- 
rían en  el  fondo;  pero  el  volumen  sobrante,  si  solo  fuera  de- 
bido á  las  cápsulas,  sería  mucho  menor.  Además,  con  el  mi- 
croscopio se  comprueba  que  no  todas  las  células  Ueg-an  en  su 
dig-estion  á  cápsulas  vacías;  las  hay,  y  muchas,  que  no  pasan 
del  estado  de  g-ranulación  nuclear  y  de  pérdida  desús  apeten- 
cias tintóreas:  llevo  ya  con  ciertas  muestras  algunas  semanas 
observando  restos  nucleares  que  no  pueden  disolverse.  De  to- 
das maneras,  la  deg-eneración  más  ó  menos  avanzada  es 
comprobable  en  todos,  absolutamente  en  todos,  los  elementos 
celulares. 

Demuéstrase  que  el  fenómeno  por  mí  observado  no  es  un 
hecho  de  autofag-ia,  porque  los  cultivos  de  los  que  procedían 
las  células  dig-eridas  continuaban  sanos  cuando  aquéllas  es- 
taban ya  en  el  límite  de  la  deg-eneración,  y  también  porque 
la  autofag'ia  en  medio  antiséptico  (g-licerina  ó  ácido  salicílico), 
una  vez  muerta  la  célula,  se  desarrolla  con  lentitud  muy 
g-rande  y  son  raras  las  ocasiones  en  que  la  destrucción  lleg-a 
hasta  causar  la  pérdida  del  núcleo.  No  se  trata  de  hechos  de 
osmonocividad,  porque  sumerg'idos  en  ag-ua  destilada  y  á  la 
temperatura  de  la  estufa,  las  alteraciones  no  se  observan,  y 
porque  el  vehículo  utilizado  era  una  solución  isotónica  con  el 
suero  normal.  (Sol.  de  COgENaal  10,22  por  1.000  isotónica  de  la 
deClNaal  7  por  1.000(1). 

¿Poseen  interés  terapéutico  estos  estudios?  Yo  creo  que  es 
grande.  Pero  este  punto  no  corresponde  á  nuestra  Sociedad 
y  no  es  aún  de  investig-ación  personal;  lo  paso  por  alto  para 
tratar  de  él  en  otra  ocasión  y  en  otros  lug-ares. 


(1)  La  digestión  por  la  actividad  de  ciertos  bacterios  ailables  en  el  aparato  diges- 
tivo parece  aún  más  ejecutiva;  la  observación  no  es  mía,  por  esto  ella  uo  ha  de  ocu- 
parme aunque  el  beclio  sugiera  ideas  de  importancia  biológica. 


DE    HISTORIA   NATURAL.  247 

Clases  prácticas  de  Historia  natural  en  la  Facultad  de  Ciencias 
de  la  Universidad  de  Zaragoza, 

POR 

D.    JUAN    PABLO    SOLER. 

La  nota  que  el  catedrático  de  Historia  natural  de  la  Facul- 
tad de  Ciencias  de  la  Universidad  de  Barcelona,  l)r.  D,  Odón 
de  Buen,  pre.sentó  á  la  Sociedad  española  de  Historia  natu- 
ral, dando  cuenta  de  los  trabajos  prácticos  que  en  la  misma 
se  verifican,  ensalzando,  de  este  modo,  el  establecimiento  de 
la  cuota  de  10  pesetas  por  alumno,  para  la  práctica  de  cada 
asig-natura  en  las  Facultades  de  Ciencias,  me  pareció  tan  bri- 
llante y  tan  dig'na  de  tenerse  en  consideración  por  los  que 
desean  que  la  enseñanza  sea  una  realidad  que,  aprovechando 
la  ausencia  de  nuestro  dignísimo  jefe  de  trabajos  D.  Félix  Gila, 
no  he  dudado  un  momento  en  imitar  al  Sr.  de  Buen  dando  á 
conocer  los  trabajos  que  en  nuestra  Universidad  se  realizan. 

El  material  que  hemos  adquirido  subviene  á  precisas  nece- 
sidades que,  antes  de  poseerlo,  constituían  un  sueño  en  nues- 
tras esperanzas,  una  cavilación  constante  en  nuestro  progra- 
ma de  experiencias.  Antes  que  el  pago  de  tan  mínima  cuota 
fuese  un  hecho  ya  dábamos  clases  prácticas ,  pero  causa  tris- 
teza manifestar  las  condiciones  en  que  éstas  se  realizaban,  por 
la  miseria  con  que  trabajábamos  y  por  los  mil  obstáculos  que 
se  nos  oponían  cuando  queríamos  verificar  cualquier  expe- 
riencia por  sencilla  que  fuese.  Ho}^  ya  va  siendo  otra  cosa: 
ya  disponemos  de  dos  microscopios  Xachet,  modelos  P.  C.  N., 
inclinados,  revólver  para  tres  objetivos,  tres  oculares,  con 
aumentos  comprendidos  desde  47  hasta  780  veces,  además  de 
cámara  clara  y  de  un  aparato  de  polarización.  También  hemos 
adquirido  el  gran  microscopio  de  mineralogía  polarizante, 
modelo  Cari.  Zeiss,  núm.  31,788,  de  platina  g-iratoria  en  todos 
sentidos,  graduada,  con  diafragma  iris,  aparato  de  condensa- 
ción, cuatro  oculares  y  micrómetro,  cuatro  objetivos  AA..DD. 
F,a2y  demás  accesorios,  como  son:  aparato  de  polarización, 
láminas  de  mica,  de  yeso,  etc.  Además,  hemos  comprado  un 
microscopio  de  disección. 

¿Queréis  saber  lo  que  con  tan  modestos  instrumentos  hemos 


218  boletín    de    la    SOCIEDAD    ESPAÑOLA 

visto  y  lo  que  nuestros  alumnos  del  preparatorio  han  hecho? 
Satisfaré  la  natural  curiosidad  de  que  seguramente  estaréis 
poseídos  los  que,  amantes  de  la  ciencia,  deseáis  saber  el  g-rado 
de  utilidad  de  la  implantación  del  Real  decreto  de  4  de  Ag-osto 
de  1900. 

Las  experiencias  de  Botánica  tienen  lug-ar  en  la  cátedra  del 
Jardín  Botánico.  Todos  los  alumnos  saben  manejar  el  micros- 
copio, dibujar  con  la  cámara,  preparar  los  reactivos  histológi- 
cos más  importantes,  hacer  cortes  de  tejidos,  colorearlos  y 
montarlos  al  microscopio;  conocen  la  estructura  de  la  célula 
veg-etal,  las  substancias  que  encierra,  y  todos  han  visto  el  al- 
midón, aleurona,  inulina,  cuerpos  clorofílicos,  maclas,  etc  ; 
saben  obtener  perfectamente  el  meristemo  radicular  del  Pieris 
aquilina,  Zea  mays ,  Dhalhia  varlaMlis,  y  formarse  cabal  idea 
del  proceso  de  constitución  de  la  raíz  en  los  distintos  tipos  ve- 
g-etales  lo  mismo  que  del  tallo  y  hoja;  han  hecho  cultivos  del 
Saccharomyces  ceremslce,  han  visto  la  estructura  de  las  alg-as, 
liqúenes  y  musg-os,  de  los  órg-anos  de  reproducción  de  las 
Criptóg'amas  vasculares,  lo  mismo  que  de  las  Fanerógamas. 
Todos  juntos  hemos  hecho  experiencias  importantes  de  Fisio- 
log'ía  vegetal  sobre  los  temas  siguientes:  «el  aire  en  la  ger- 
minación», «las  bajas  y  altas  temperaturas  sobre  las  semillas», 
«la  función  clorofílica»,  <cultivo  de  plantas  en  ausencia  del 
ácido  carbónico»,  «efectos  de  las  bajas  temperaturas  sobre  los 
tubérculos»,  «efectos  de  alg-unos  venenos  sobre  las  plantas», 
«experiencias  sobre  la  absorción  radicular»  y  «experiencias  so- 
bre la  circulación  de  la  savia». 

También  aprenden  á  clasificar  plantas  durante  el  último 
mes  del  curso,  y  se  realizan  excursiones  por  las  ])roximidades 
de  la  población  y  pueblos  enlazados  con  la  vía  férrea  como 
Muel.  María,  Mezalocha,  Monzalbenta,  La  Cartuja,  J  uslibol,  etc., 
además  de  la  visita  diaria  al  Jardín  Botánico. 

Las  experiencias  de  Mineralogía  tienen  lugar  en  el  Museo. 
Consisten  en  reconocer  prácticamente  unas  150  especies  de 
minerales,  empleando  como  material  de  trabajo  la  colección 
destinada  á  este  objeto,  dando  mucha  importancia  al  estudio  de 
los  materiales  de  la  gea  de  esta  localidad,  y  conservando,  como 
de  consulta,  la  gran  colección  de  minerales  y  rocas  que  regaló 
á  este  Museo  la  Comisión  del  Mapa  g'eológico  de  Plspaua. 

Cada  alumno  hace  la  copia  del  Mapa  geológico  correspon- 


DK    4ISTOK1A    NATLUAL.  'H9 

diente  al  partido  judicial  de  su  pueblo  con  los  mismos  colores 
(|ue  en  aquél.  De  este  modo  creemos  que  les  estimulamos  al 
estudio,  y,  aun  cuando  es  posible  que  aquí  también  se  cumpla 
la  «parábola  del  sembrador»,  esperamos  que  alg-unos,  aunque 
pocos,  pero  buenos,  de  nuestros  alumnos,  lleg-uen  á  experi- 
mentar por  primera  vez  el  entusiasmo  por  estos  estudios.  Uno 
de  estos  pocos  ha  emprendido  con  g-ran  valentía  el  levanta- 
miento de  un  mapa  liipsométrico  de  todo  el  término  municipal 
de  Zarag-oza,  en  g-ran  tamaño,  y  por  cierto  que,  además  de 
hacerlo  muy  bien,  va  bastante  adelantado  en  su  trabajo.  Pro- 
bablemente, antes  de  un  año,  todas  las  escuelas  elementales 
de  esta  ciudad  poseerán  dicho  mapa.  ¡Qué  bien  verán  los  ni- 
ños los  efectos  de  erosión  del  ííbro  y  su  avance  y  alejamiento 
constante! 

Además  de  los  trabajos  propios  del  soplete  y  de  los  reactivos 
para  vía  seca  y  húmeda,  hacen  reconocimientos  microquími- 
cos  y  microfísicos  con  los  aparatos  de  polarización  de  la  luz, 
g-racias  al  g-rau  microscopio  Zeiss  que  compramos  el  curso  pa- 
sado. 

Los  trabajos  de  Zoolog-ía  se  llevan  á  cabo  en  el  Museo.  A  pesar 
del  escaso  material  de  manipulación  de  que  todavía  dispone- 
mos, ya  que  no  poseemos  más  que  una  caja  de  disección  para 
todos,  sin  embarg-o,  han  estudiado  detenidamente  los  aparatos 
dig-estivo.  circulatorio,  reproductor,  etc.,  en  la  almeja  de  río, 
caracol,  sang-uijuela,  cang-rejo  de  río  y  en  la  rana.  Y  si,  como 
es  de  esperar,  continúa  el  ing-reso  de  las  10  pesetas  por  alumno, 
no  dudéis  un  momento  de  que  los  Museos  de  Historia  natural 
de  nuestras  Facultades  españolas  lleg-arán  á  ponerse  á  la 
altura  de  los  extranjeros,  y  lo  que  dig-o  de  Historia  natural  lo 
hag-o  extensivo  á  los  g-abinetes  de  Química  y  de  Física^  pues  á 
juzg-ar  por  lo  que  en  Zarag-oza  sucede,  en  todos  ellos  trabajan 
con  ahinco,  así  los  profesores  como  los  alumnos. 

Me  parece  justo  consig-nar  los  nombres  de  los  Jefes  de  Sec- 
ciones que  en  cursos  pasados  fueron  los  alumnos  más  distin- 
g'uidos,  y  que  ahora  comparten  nuestros  trabajos  con  el  des- 
interés más  absoluto. 

Estos  amantes  de  la  ciencia  son  los  Sres.  D.  Tomás  Lerg-a  y 
Luna,  D.  Blas  Urzola  y  Gil.  I).  José  Sánchez  Pérez.  D.  Marce- 
lino Serrano  y  Serón,  D.  Emeterio  Coscolla  y  Diez  y  D.  Ricar- 
do Horno  Alcorta. 


250  BOLETÍN    DE    LA.   SOCIEDAD   ESPAÑOLA 

Repito,  no  lo  dudéis,  lleg-ará  día  en  que,  en  el  lug-ar  prefe- 
rente de  nuestros  Museos,  allí  donde  colocamos  las  coronas  de 
marchitas  flores  de  nuestros  maestros,  haya  también  una 
inscripción  que  dig-a:  «R.  D.  de  4  de  Ag-osto  de  1900». 


Nota  preliminar  sobre  la  estructura  de  los  apéndices 
cecales  de  las  aves. 


DON     CARLOS     CALLEJA. 

Sabido  es  que  los  apéndices  cecales  de  las  aves  están  consti- 
tuidos por  dos  abultamientos  situados  en  el  punto  de  unión 
del  intestino  delg-ado  con  el  recto.  Tienen  una  longitud  de  un 
centímetro  próximamente,  con  un  diámetro  de  medio.  Su 
fig-ura  es  ligeramente  olivar,  su  color  como  el  del  intestino  en 
general,  y  su  consistencia  un  poco  superior  á  la  del  tubo  intes- 
tinal. Hállanse  estos  apéndices  ocupados  en  toda  su  longitud 
por  un  conducto,  que  termina  por  un  extremo  en  fondo  de 
saco;  por  el  otro  se  abre  en  la  cavidad  del  intestino.  Este  con- 
ducto es  de  contorno  irregular  y  muy  estrecho,  tanto  que 
en  la  mayoría  de  los  apéndices  cecales  presenta  sus  paredes 
en  contacto,  de  tal  suerte  que  más  parece  una  cavidad  virtual. 

Practicando  cortes  transversales  en  el  sitio  donde  se  implan- 
tan los  apéndices,  de  manera  que  en  un  solo  corte  puedan 
comprenderse  los  dos  apéndices  y  el  intestino,  se  echa  de  ver 
con  una  simple  observación  superficial  que  la  estructura  de 
estos  órganos  es  bastante  diferente  de  la  de  aquél.  Por  una 
parte  el  mayor  espesor  de  las  paredes,  y  por  otra  el  predominio 
de  los  elementos  mesodérmicos,  prestan  cierta  individualidad 
estructural  á  los  órganos  que  estamos  describiendo. 

En  los  cortes  transversales  se  aprecia  con  claridad  que  estos 
apéndices  se  hallan  formados  por  cuatro  capas  cuya  limita- 
ción es  bastante  precisa.  Contando  de  fuera  adentro  estas  capas 
son:  1.",  conjuntiva;  2.%  muscular;  3.%  linfática,  y  4.%  epite- 
lial. De  estas  cubiertas  hay  una  sola  que  se  continúa  con  el 
intestino,  que  es  la  primera  ó  conjuntiva.  Las  demás  son  en- 
volturas propias  de  los  apéndices. 
Ca2)a  primera  ó  conjmitwa.— Como  acabamos  de  exponer,  esta 


DE   HISTORIA   NATURAL.  251 

zona  es  simple  continuación  de  la  envoltura  fibrosa  del  intes- 
tino, sirviendo  como  de  medio  de  unión  entre  los  apéndices  y 
este  órg'ano.  Hállase  constituida  por  tejido  conjuntivo  en  el 
cual  predominan  los  fascículos  colág-enos  dispuestos  circular- 
mente.  Las  células  son  escasas,  aplanadas  y  con  núcleo  pobre 
en  cromatina,  observándose  en  alg'unos  parajes  elementos 
embrionarios  cianóñlos  y  pocas  células  cebadas  de  Ehrlich. 

Capa  segunda  ó  muscular. — Se  encuentra  constituida  esta 
zona  por  fibras  lisas  que  se  disponen  en  dos  direcciones:  las 
unas  longitudinales  y  las  otras  transversales.  El  espesor  de 
esta  capa  es  algo  menor  que  el  de  la  túnica  muscular  del 
intestino. 

Capa  tercera  ó  linfática. — Esta  envoltura  es  la  más  impor- 
tante, pues  aparte  de  su  g-ran  espesor,  en  ella  se  encuen- 
tra una  porción  de  elementos  que  no  existen  en  ninguna  de 
las  capas  del  intestino.  Examinando  atentamente  la  constitu- 
ción histológica  de  tal  zona,  se  observa  una  porción  de  célu- 
las cuyo  tamaño  es  relativamente  exig-uo,  puesto  que  no  llegan 
á  medir  más  de  8  ¡a  y  que  se  hallan  formadas  por  un  núcleo 
esferoidal  rico  en  cromatina  y  envuelto  en  escasa  cantidad  de 
protoplasma.  Al  lado  de  estos  elementos  existen  otros  que 
presentan  todos  los  caracteres  de  los  leucocitos  de  núcleo  ve- 
getante. Entre  unas  y  otras  células  hay  algunos  fascículos 
colágenos  muy  delgados,  pálidos,  que  se  entrecruzan,  limitan- 
<lo  espacios  poligonales  rellenos  por  los  elementos  antes  des- 
critos. Algunos  vasos  sanguíneos  serpean  por  entre  las  células 
exhibiendo  paredes  tan  delgadas,  que  en  muchos  sitios  pare- 
cen constituidas  por  los  elementos  propios  de  esta  capa.  Obsér- 
vanse  en  algunos  sitios  glándulas  rudimentarias,  escasas  en 
número,  y  cuyas  células  epiteliales  se  presentan  como  en  vías 
de  degeneración. 

Ca2)a  cuarta  ó  epitelial. — Hállase  formada  por  una  sola  hilera 
de  células  epiteliales  prismáticas  en  un  todo  iguales  á  las  que 
tapizan  la  superficie  interna  del  intestino:  entre  ellas  aparecen 
algunos  elementos  caliciformes,  pero  en  mucho  menor  nú- 
mero que  los  que  se  presentan  en  las  vellosidades  intesti- 
nales. 

La  cavidad  de  los  apéndices  cecales  es  irregular,  pues  ofrece 
un  contorno  sumamente  desigual,  debido  á  que  las  paredes 
forman  una  línea  sinuosa  que  no  llega,  sin  embargo,  á  ofrecer 


252 


boletín  de  la  sociedad  española 


el  aspecto  de  la  pared  intestinal,  puesto  que  en  estos  órg-anos 
no  existen  verdaderas  vellosidades,  como  en  el  intestino. 

De  lo  que  llevamos  expuesto  puede  deducirse  que  la  estruc- 
tura de  los  apéndices  cecales  de  las  aves  es  la  de  un  órg-ano 
linfático  alg'O  transformado,  si  se  tiene  en  cuenta  la  presencia 
de  fibras  musculares  lisas,  células  epiteliales  y  elementos 
g^landulares,  procedentes,  sin  g'énero  alg"uno  de  duda,  de  una 
dislocación  de  los  elementos  propios  del  intestino.  La  semejan- 
za de  tales  org-anos  con  el  apéndice  vermicular  de  los  mamífe- 
ros no  admite  discusión.  Ahora  bien:  ¿cómo  es  que  en  los  ma- 
míferos el  apéndice  cecal  es  único  y  en  las  aves  se  presenta 
duplicado?  Para  nosotros  no  cabe  contestar  á  esta  pregunta 

más  que  de  la  sig-uien- 
te  manera:  en  las  aves 
los  dos  apéndices  en 
cuestión  representan, 
estructuralmente,  con- 
siderados una  misma 
cosa;  mientras  que  des- 
de el  punto  de  vista 
filog'énico  son  dos  ór- 
ganos que  han  de  evo- 
lucionar en  sentido  dis- 
tinto. 

Uno  de  los  apéndices 
permanecerá  como  tal 
órg'ano  linfático,  cons- 
tituyendo el  verdadero 

atrofiada  de  la  capa  linfática.  (Microscopio  Leitz.    auéndice  íleO- CPCal   de 
Obj.  4.  üc.  2).  i 

los  mamíferos,  mien- 
tras que  el  otro,  adelg-azando  sucesivamente  su  capa  linfática, 
ampliando  y  reg'ularizando  su  cavidad,  se  transformará  en  la 
porción  intestinal  conocida  con  el  nombre  de  ciego. 

Claro  está  que  á  este  proceso  de  diferenciación  histológica 
ha  de  seguir  otro  de  fusión  de  los  dos  apéndices,  puesto  que  en 
los  mamíferos  el  apéndice  vermicular  es  una  dependencia  del 
intestino  cieg-o. 


Corte  transversal  de  un  apéndice  cecal  de  la  paloma. 
A,  capa  conjuntiva. — B,  capa  muscular.— C,  capa 
linfática.  —  D.  capa  epitelial.—  ¿?,  vellosidades  in- 
testinales.—/^, cavidad  del  intestino. — a,  g-lándula 


BOLETÍN 


SOCIEDAD  ESPAÑOLA  DE  HISTORIA  NATURAL 


Sesión  del  2  de  Julio  de  1902. 

PRESIDENCIA    DE    DON    PRIMITIVO    ARTIGAS. 

— El  Secretario  leyó  el  acta  de  la  sesión  anterior,  la  cual  fué 
aprobada. 

Presentaciones.— El  Sr.  Calderón  presentó  como  socio  corres- 
pondiente extranjero  al  Dr.  G.  Delacroix,  de  París,  Maestro 
de  Conferencias  en  el  Instituto  nacional  ag-ronómico  y  Direc- 
tor de  la  Estación  de  Patolog-ía  vegetal  (11,  rué  d'Alésia,  Paris), 
el  cual  nos  ha  favorecido  con  muchas  de  sus  valiosas  publica- 
ciones de  que  es  autor,  y  que  se  hallaban  sobre  la  mesa;  y  el 
>Sr.  Bolívar  presentó  como  numerario  á  M.  Ph.  Francois,  Se- 
cretario de  la  Sociedad  entomológ-ica  de  Francia. 

Donativo. — El  Sr.  Secretario  presentó,  en  la  Sociedad  varias 
obras  importantes  que  nuestro  disting-uido  consocio  D.  Matías 
Mercado,  de  Nava  del  Rey,  reg-alaba  para  nuestra  biblioteca, 
siendo  acog-ido  dicho  donativo  con  g-randes  muestras  de  satis- 
facción por  los  socios  presentes,  y  acordándose  se  diesen  las 
g-racias  al  g-eneroso  donante.  Las  obras  reg-aladas  son:  E.  Gué- 
rin  et  A.  Percheron,  Gfenera  des  Insectes,  París,  1835-38;  M.  Gi- 
rard,  Les  Insectes,  Traite  élémentaire  d'Entomologie,  3  tomos  y 
un  atlas  de  117  láminas  coloreadas;  T.  de  Charpentier,  Libe- 
UtilincB  Europaea,  descriptrn  et  depictm,  Lipsia?,  1840. 

Comunicaciones  verbales. — Se  leyeron  las  dos  sig^uientes  notas 
remitidas  por  el  Sr.  Fernández  Navarro: 

1.^  Tengo  la  satisfacción  de  dar  cuenta  á  la  Sociedad  de  la 
aparición  de  una  obra  de  extraordinaria  importancia  para  la 

T.  II— Julio,  1902.  18 


254  boletín    de    LA  SOCIEDAD    ESPAÑOLA 

Mineralog'ía  española  y  para  todos  los  que  nos  ocupamos  en 
mayor  ó  menor  g-rado  de  la  g-ea  de  nuestra  patria.  Esta  obra 
se  titula  «Die  Mineralfundstátten  der  Iberischen  Halbinsel»;  y 
el  ser  uno  de  sus  dos  autores  nuestro  consocio  Sr.  Calderón, 
me  veda  hacer  de  ella  un  elog-io,  que  sería  merecidísimo,  pero 
que  ofendería  la  modestia  del  sabio  maestro. 

La  obra  es  una  recopilación  completísima,  clara  y  metódica 
de  todos  los  datos  dig-nos  de  fe  que  se  han  publicado  referen- 
tes á  minerales  de  la  Península,  y  es  ciertamente  sensible  que 
semejante  libro  haya  tenido  que  ser  publicado  en  x^lemania, 
buscando  el  Sr.  Calderón  la  colaboración  del  profesor  Tenne, 
de  Berlín,  que  falleció  á  poco  de  empezarse  la  impresión.  Una 
vez  más  tendremos  que  traducir  de  leng-ua  extraña  datos  re- 
ferentes á  la  Historia  natural  de  nuestro  país. 

Empieza  el  trabajo  por  indicar  las  colecciones  que  han  sido 
revisadas  con  este  objeto  y  por  citar  los  principales  trabajos 
orig-inales  de  que  ha  tomado  materiales  para  su  libro.  A  esto 
sig-ue  la  enumeración  de  más  de  200  especies,  cifra  que  demues- 
tra bien  á  las  claras  la  riqueza  inineralóg-ica  de  nuestra  Penín- 
sula, que  sin  haber  sido  explorada  detenidamente  más  que  en 
muy  pocas  y  limitadas  reg-iones,  tan  g-ran  variedad  minera- 
lóg-ica  presenta. 

Al  frente  de  cada  especie  fig'uran  sus  nombres  español,  ale- 
mán y  portugués;  sig-uen  alg-unos  datos  cristalog-ráficos,  y 
enumeran  lueg-o  los  autores  y  obras  que  se  han  ocupado  de 
ella,  concluyendo  ésta,  que  pudiéramos  llamar  introducción, 
con  los  análisis  químicos  de  los  ejemplares  peninsulares  si  los 
hay.  La  enumeración  de  localidades  está  hecha  por  orden  g-eo- 
gráfico,  para  lo  cual  dividen  á  la  Península  en  regiones:  Gali- 
cia, Asturias  y  Santander,  Pirineos,  Cataluña,  Aragón,  León, 
Extremadura,  Castilla,  Andalucía,  Murcia,  Valencia,  Baleares 
y  Portugal.  En  cada  localidad  cita  las  particularidades  de  ya- 
cimiento, forma,  composición,  etc.,  que  merecen  la  pena  de 
ser  notadas.  A  las  especies  y  variedades  puramente  hispanas 
acompaña  una  descripción  detallada. 

Por  lo  dicho  anteriormente,  sin  que  yo  añada  comentario  al- 
guno, se  comprende  la  importancia  del  libro  de  los  Sres.  Cal- 
derón y  Tenne.  Es  una  Mineralogía  de  la  Península  ibérica  tan 
completa  como  puede  hacerse  actualmente,  constituyendo  una 
obra  de  consulta  para  todos  los  que  de  minerales  españoles 


DE    HISTORIA    NATURAL.  255 

nos  ocupamos  y  el  punto  de  partida  para  cualquier  trabajo  de 
esta  índole  en  nuestro  país. 

De  los  conocimientos  que  demuestran  los  autores,  del  crite- 
rio con  que  están  tomados  los  datos  ajenos  y  de  la  abundan- 
cia de  los  propios,  nada  tendré  que  decir,  pues  sobrado  cono- 
cida es  entre  los  naturalistas  la  personalidad  de  aquéllos.  Me 
limito,  pues,  á  felicitar  sinceramente  al  Sr.  Calderón,  ya  que 
desg-raciadamente  no  pueda  hacerlo  también  al  profesor  Tenne, 
por  el  libro  con  que  ha  enriquecido  la  literatura  científica  de 
nuestro  país,  prestando  un  gran  servicio  á  la  ciencia  minera- 
lóg-ica,  y  muy  especialmente  á  todos  los  que  de  ella  nos  ocupa- 
mos en  la  Penísula,  que  no  tendremos  de  aquí  en  adelante  que 
rebuscar  los  datos  en  la  multitud  de  libros  y  revistas  de  dife- 
rentes países  en  que  se  hallan  esparcidos  y  que  no  siempre  es 
posible  consultar. 

2,"  Nuestro  consocio  el  Sr.  Hernández  Pacheco,  en  su  inte- 
resante trabajo  sobre  los  filones  estanníferos  de  Cáceres  (sesión 
de  Enero  de  1902),  indicó  la  existencia  de  la  /luelita  como  uno 
de  los  minerales  que  acompañan  al  estaño  en  aquella  locali- 
dad. Posteriormente  dicho  señor  ha  efectuado  nuevos  ensayos 
del  mineral  en  cuestión,  y  encontrándole  abundante  cantidad 
de  fósforo  y  litio  deduce  que  se  trata  de  la  ambligoniía  ú  otra 
especie  afine. 

Con  el  ejemplar  que  el  Museo  posee,  y  por  indicación  del 
Sr.  H.  Pacheco,  he  tratado  de  comprobar  los  caracteres,  y,  en 
efecto,  no  me  cabe  duda  de  que  se  trata  de  un  ñuofosfato  de 
aluminio  y  litio,  de  caracteres  idénticos  á  los  de  la  amblig*o- 
nita  típica  de  Montebras. 

Tiene  bastante  importancia  el  descubrimiento  de  este  mine- 
ral, al  parecer  en  cantidad  considerable,  por  ser  reputado  hasta 
ahora  como  raro,  por  la  aplicación  que  podría  tener  para  la 
obtención  de  sales  de  litio  y  por  ser  nuevo  para  la  g-ea  españo- 
la. Además  debo  comunicar  á  la  Sociedad  que  en  el  laborato- 
rio del  Sr.  Ortega  se  ha  ensayado  hace  poco  otra  ambligonita 
procedente  de  la  Península,  aunque  todavía  se  ig-nora  su  loca- 
lidad precisa. 

— El  Sr.  Calderón  dijo  lo  siguiente: 

«A  pesar  de  la  diligencia  que  el  Sr.  Puig  y  Larraz  y  yo  he- 
mos desplegado  para  obtener  informes  referentes  al  último  é 
importante  terremoto  de  Murcia,  de  que  se  trató  en  otra  sesión . 


256  BOLETÍN   DE   LA   SOCIEDAD   ESPAÑOLA 

no  podemos  comunicar  hasta  ahora  ning-ún  dato  dig-no  de 
mencionarse.  Mas  estimo  que  no  debe  pasar  inadvertida  entre 
nosotros  la  nota  leída  por  el  profesor  Michel-Lévy  en  la  sesión 
del  12  de  Mayo  último  de  la  Academia  de  Ciencias  de  París, 
seg-ún  la  cual,  y  refiriéndose  á  un  teleg-rama  que  le  fué  remi- 
tido de  Grenoble  por  el  profesor  Kilian,  á  las  3  h,  4',  45"  del 
día  6  de  Mayo,  se  sintió  en  aquella  localidad  una  sacudida  sís- 
mica de  dirección  NE.  Por  los  diarios  se  sabe  que  esta  sacudi- 
da se  notó  en  el  SW.  de  Francia.  En  Murcia  el  terremoto  prin- 
cipal ocurrió  el  día  5  del  mismo  mes  á  las  seis  de  la  mañana, 
se  repitió  con  menor  intensidad  al  día  sig-uiente  y  creo  que 
después,  aunque  los  relatos  son  confusos  en  este  respecto;  pero 
de  todos  modos,  se  infiere  que  la  costa  oriental  de  nuestro  país 
fué  afectada  al  mismo  tiempo  que  la  región  francesa  mencio- 
nada, si  bien  aquélla  con  mucha  mayor  intensidad  que  esta 
última. 

«Parece  ser  que  en  Floirac  se  hizo  una  observación  más  pre- 
cisa que  en  Grenoble,  de  la  hora  y  dirección  de  las  sacudidas, 
y  que  en  el  primero  se  percibieron  cuarenta  y  un  seg-undos 
después  que  en  éste;  calculando  la  velocidad  de  la  onda  en 
3  km.  por  seg-undo,  el  epicentro  debía  estar  situado  123  kiló- 
metros más  lejos  de  Floirac  que  de  Grenoble  y  al  SW.  del  pri- 
mero y  NE.  del  segundo,  de  donde  infiere  el  profesor  Michel- 
Lévy  que  el  epicentro  se  hallaría  en  pleno  Mediterráneo  al  E. 
de  Murcia  y  al  S.  de  Menorca.  '> 

El  mismo  Sr.  Calderón  presentó  una  nota  sobre  «Vocablos 
castizos  de  hidrolog-ía  g-eológ-ica»,  y  dijo  lo  sig-uiente: 

«En  una  de  las  últimas  sesiones  nuestro  dig-no  Presidente, 
el  Sr.  Oloriz,  con  motivo  de  alg-unas  palabras  científicas  cas- 
tizas, que  el  Sr.  Rodríguez  Mourelo  y  yo  tuvimos  ocasión  de 
mencionar  y  comentar,  nos  propuso  comunicásemos  nuestros 
datos  sobre  el  particular,  que  en  forma  de  papeletas  podrían 
irse  coleccionando,  y  de  este  modo  excitar  el  celo  de  los  demás 
socios  para  reunir  materiales  referentes  al  lenguaje  científico 
castizo  de  la  Historia  natural,  que  está  aún  por  hacer. 

»Yo  tengo  reunido  un  número  bastante  crecido  de  voces  es- 
pañolas, g-eológicas  y  mineralógicas,  y  pensaba  me  fuera  tarea 
í-ácil  ordenar  las  referentes  á  alg'una  cuestión  y  poderla  pre- 
sentar á  la  Sociedad,  cumpliendo  el  encargo  del  Sr.  Presidente. 
Así  lo  he  realizado  en  parte,  y  por  vía  de  ejemplo  presento  esta 


DE   HISTORIA   NATURAL.  257 

nota;  mas  he  de  confesar  que  me  ha  costado  mucho  más  tra- 
bajo del  que  suponía  la  coordinación  de  los  datos  para  que 
éstos  ofrezcan  alg-una  cong-ruencia.  Porque  podía  haberlos  re- 
dactado en  forma  de  papeletas  ó  como  mera  lista;  pero  de  esta 
suerte  no  aparecerían  de  relieve  ni  el  interés  ni  la  misión  que 
á  una  labor  de  esta  índole  pudiera  corresponder,  como  acon- 
tece mostrando  claramente  el  modo  de  aplicar  los  vocablos, 
por  más  que  lueg'o  se  entresaquen  los  aquí  definidos  y  se  ha- 
gan con  ellos  papeletas,  si  se  cree  útil. 

»A  mi  juicio  este  trabajo  de  recopilación  y  crítica  de  las  voces 
g-eológ'icas  y  fisiogTáficas  de  nuestra  leng-ua  no  se  ha  realizado 
todavía,  y  creo  que  ensayos  como  el  presente  no  pueden  aspi- 
rar á  ser  otra  cosa  que  una  primera  aproximación  muy  sus- 
ceptible de  enmiendas  y,  sobre  todo,  de  adiciones,  que  cual- 
quier persona  culta  puede  ir  laborando  con  solo  recog-er  con 
alguna  crítica  términos  castizos  y  provinciales  de  la  región  en 
que  habite.  Así  lo  he  realizado  hasta  donde  me  era  posible  con 
mis  escasos  medios,  preguntando  á  las  gentes  del  campo  en  mis 
excursiones  los  nombres  que  daban  á  los  fenómenos  y  produc- 
ciones geológicas  y  consultando  los  escritos  clásicos  de  los  geó- 
grafos, las  antiguas  obras  de  cacería,  de  joyería  3'  otras  se- 
mejantes. 

»Sin  exagerar  la  importancia  de  esta  labor,  creo,  sin  embar- 
go, que  tiene  utilidad  incuestionable  por  varias  razones.  En 
primer  lugar  nuestra  lengua  es  por  extremo  rica  en  términos 
exactos  y  apropiados  para  designar  los  accidentes  geográficos 
y  fenómenos  físicos  de  la  naturaleza,  como  ya  lo  consignan 
Huraboldt  y  Lyell  cuando  describen  la  geología  hispano-ame- 
ricana,  y  es  verdaderamente  lamentable  se  pierda  ese  rico 
tesoro  de  voces  para  reemplazarlo  imperfectamente  con  otras 
extranjeras,  no  pocas  veces  mal  traducidas,  y  cuyo  sentido  no 
se  comprende  aquí  á  fondo.  En  otros  casos  nuestro  idioma  su- 
ministra palabras  que  no  poseen  los  extranjeros,  y  en  todas 
ocasiones  denominar  las  cosas  con  propiedad  no  es  cosa  des- 
preciable ni  baladí.  Al  recoger  las  palabras  con  que  la  gente 
de  campo  distingue  los  fenómenos  y  los  seres  naturales  se  halla 
que  su  conocimiento  es  mucho  mayor  de  lo  que  creen  los  es- 
tudiosos de  gabinete,  y  los  datos  por  aquélla  suministrados 
tienen  interés,  no  solo  como  mevo  folk-Iore,  sino  por  sugerir 
ideas  que  completan  las  adquiridas  en  los  libros.» 


258  boletín    DR    LA    SOCIEDAD   ESPAÑOLA 

— El  Secretario  dio  lectura  á  una  nota  remitida  por  el  señor 
Martínez  de  la  Escalera  sobre  los  Dorcadwn  de  España. 

Secciones.— La  de  Sevilla  celebró  sesión  el  28  de  Junio  últi- 
mo bajo  la  presidencia  de  T).  Manuel  de  Paúl.  Amplió  éste  las 
noticias  que  comunicó  en  la  sesión  de  Mayo  acerca  del  Hysíe- 
ropterum  grillo'ides  que  se  presenta  en  los  olivos  de  Andalucía. 

A  continuación  se  dio  cuenta  de  unos  apuntes  remitidos  por 
el  Sr.  Calderón  acerca  de  un  artículo  publicado  por  el  doctor 
F.  Moldenhauer,  químico  establecido  en  Garrucha,  Almería, 
artículo  inserto  en  la  Chemiker  Zeitimg  de  Cothen,  número  del 
24  de  Abril  de  1895.  Aunque  el  trabajo  es  ya  relativamente  an- 
tig-uo,  por  tratarse  de  una  publicación  poco  conocida  entre 
nosotros  y  no  consagrada  á  Historia  natural ,  seg-uramente 
puede  afirmarse  que  nadie  le  habrá  leído  en  España.  Contie- 
ne la  primera  noticia  dada  sobre  la  existencia  de  la  vanadinita 
de  cerca  de  Santa  Marta  en  la  provincia  de  Badajoz,  y  además 
describe  una  curiosa  roca  caliza  de  Almería  en  los  sig-uien- 
tes  términos: 

«Me  fueron  consultados  varias  veces  trozos  de  una  caliza  ro- 
jiza cristalina  para  determinar  su  contenido  de  fosfato.  Proce- 
dían aquéllos  de  una  cantera  existente  en  los  alrededores  de 
Almería,  y  cuya  piedra  se  ha  empleado  en  las  construcciones 
acuáticas  del  puerto,  donde  están  resistiendo  desde  hace  años 
el  embate  de  las  olas.  En  estos  últimos  tiempos  se  ha  hecho  la 
curiosa  observación  de  que  los  bloques  de  dicha  piedra,  que 
es  un  verdadero  mármol,  son  preferidos  por  los  Lithodonms. 
En  su  interior  se  encuentran,  en  efecto,  estos  moluscos  en 
todas  las  fases  de  su  desarrollo,  desde  conchas  diminutas  has- 
ta las  mayores  en  sus  inoradas  elipsoidales  alarg-adas,  acaban- 
do por  transformar  la  piedra  poco  á  poco  en  una  masa  espon- 
josa. Apenas  se  encuentra  en  ella  indicios  de  ácido  fosfórico, 
pues  es  un  carbonato  de  cal  casi  puro.  Mediante  un  examen 
detenido  de  las  paredes  de  los  ag'ujeros  se  aprecian  ciertas 
desig-ualdades  que  recuerdan  pequeñas  conchas.  Con  el  mi- 
croscopio descúbrese  una  aglomeración  de  hermosísimos  capa- 
razones de  foraminíferos,  lo  que  prueba  la  posibilidad  de  for- 
marse un  verdadero  mármol  á  expensas  de  dichos  organismos. 
Úñense  sus  Conchitas  en  series  de  granos  cristalinos  que  se 
van  enlazando  con  el  tiempo  merced  á  la  substancia  que  las 


DE    HISTORIA    NATURAL.  259 

rodea  hasta  constituir  un  todo  homog-éneo;  se  pierden  con  el 
tiempo  las  formas  primordiales,  y  resulta,  por  último,  un  már- 
mol granudo  cristalino,  en  el  que  no  se  puede  reconocer  nin- 
gún fósil.  Todas  las  formas  de  semejante  tránsito  se  dejan 
seguir  investigando  secciones  delgadas  de  diversas  partes  de 
la  piedra.» 

—La  Sección  de  Zaragoza  celebró  sesión  el  25  de  Junio 
de  1902,  bajo  la  presidencia  de  D.  Hilarión  Jimeno,  siendo 
leída  y  aprobada  el  acta  anterior. 

Quedó  admitido  como  socio  D.  Demetrio  Galán  y  Jiménez. 

El  Sr.  Presidente  hizo  saber  que  había  sido  nombrado  Direc- 
tor del  Instituto  general  y  técnico  el  ex-Presidente  de  esta  Sec- 
ción, D.  Manuel  Díaz  de  Arcaya,  é  indicó  que  se  hiciese  cons- 
tar en  acta  la  satisfacción  de  todos  por  tan  acertado  nombra- 
miento. Así  se  acordó  por  unanimidad. 

También  manifestó  se  hiciese  lo  mismo  del  desagrado  de  to- 
dos los  Sres.  socios  por  la  ag-resión  de  que  había  sido  objeto  el 
estimado  consocio,  fundador  y  Tesorero  de  esta  Sección,  D.  Fé- 
lix Gila  y  Fidalgo. 

Hallándose  presente  el  distinguido  socio  de  Calatayud,  se- 
ñor Vicioso,  la  Sección  se  felicitaba  de  su  asistencia. 

—El  Secretario  presentó  una  nota  del  R.  P.  Navas  sobre  el 
género  Pycnogaster  Graells. 


Notas  y  comunicaciones. 


Vocablos  castizos  de  hidrología  geológica 


D.    SALVADOR    CALDERÓN. 

Suponiendo  fuera  este  un  capítulo  de  la  terminología  geoló- 
gica española,  se  habrían  definido  antes  de  tratar  de  las  voces 
á  que  se  refiere  la  presente  enumeración  las  correspondientes 
á  la  orografía  y  al  relieve  de  los  continentes  en  general,  siendo 
conocidos  ya  los  términos  divisoria  ó  Unea  divisoria  de  aguas, 
ó  sea  la  que  marca  en  cada  país  la  distribución  de  éstas;  ver- 
tientes, inclinaciones  opuestas   que   aquella   línea  limita,  y 


260  boletín    de  LA   SOCIEDAD    ESPAÑOLA 

cuenca  ú  región  hidrográfica,  territorio  donde  están  comprendi- 
das todas  las  vertientes  que  envían  sus  ag-uas  á  un  mismo 
depósito  común  ó  á  una  misma  corriente  principal.  Vamos  á 
limitarnos  aquí  á  los  elementos  y  acción  g-eológ-ica  del  sistema 
flimal  (y  no  fitmátil,  como  suele  decirse),  constituido  por  los 
torrentes,  los  arroyos  y  los  ríos,  por  más  que  muchas  particu- 
laridades de  éstos  son  casi  inseparables  del  estudio  de  los  acci- 
dentes, como  cumbres,  elevaciones,  surcos,  valles,  etc.,  del 
terreno  que  separa  los  ríos,  en  cuyo  dominio  procuraremos  no 
entrar  por  ahora. 

Toda  corriente  líquida  superficial  de  carácter  impetuoso, 
rápido  y  ag-itado,  sea  cualquiera  su  orig-en,  se  desig"na  con  el 
calificativo  de  torrente:  pero  en  particular  se  llama  así  á  una 
corriente  pasajera  y  accidental  producida  por  las  lluvias  ó  el 
derretimiento  de  las  nieves  en  las  montañas  ó  mesetas  eleva- 
das. Como  es  sabido,  lo  que  caracteriza  especialmente  á  los 
torrentes  es  el  reunir  en  una  masa  única  toda  el  ag-ua  caída 
durante  un  cierto  tiempo  en  un  espacio  bastante  extenso,  y 
esto  se  realiza  merced  á  una  cuenca  de  recepción  ó  embocadura, 
en  la  que  se  opera  la  concentración  del  líquido.  Esta  reg^ión 
viene  á  parar  al  boquete  ó  canal  de  salida,  llamado  también 
torrentera  {y  en  alg-unas  provincias  torrontera,  de  donde  han 
tomado  su  nombre  ciertos  parajes,  y  aun  pueblos,  como  To- 
rronteras, en  la  provincia  de  Guadalajara). 

La  torrentera  desemboca  las  más  veces  en  un  valle  de  an- 
chura suficiente  para  que  se  amortig-üe  de  un  modo  súbito  la 
velocidad  del  ag-ua,  y  entonces  empieza  á  depositar  á  la  salida 
de  la  g-arg-anta  los  materiales  que  arrastraba  en  forma  de  una 
masa  cónica,  que  es  el  torrentero,  expresión  que  corresponde 
á  mi  juicio  á  lo  que  los  g-eólog-os  franceses  denominan  cóne  de 
déjection  y  los  alemanes  Meerbrüche. 

Llámase  ramblazo  al  sitio  ó  extensión  por  donde  corren  las 
a^uas  de  los  turbiones  y  avenidas  cuando  son  abundantes, 
ramblas  las  quebradas  de  los  montes  y  valles  por  los  cuales  se 
precipitan,  y  ramblar  el  sitio  donde  se  reúnen  muchas  ramblas. 
Diversos  parajes  y  pueblos  de  nuestra  península  llevan  los 
nombres  de  Rambla,  La  Rambla,  Ramblar,  alusivos  á  dichos 
accidentes  g-eog-ráficos.  Tamtí'ién  se  llama  zuMa  al  lug-ar  ó  sitio 
donde  corre  copiosamente  el  ag-ua,  y  de  este  nombre  proceden, 
entre  otros,  el  de  Zubia,  en  la  provincia  de  Granada. 


-  DE   HISTORIA    NATURAL.  361 

Cuando  las  ag-uas  llovedizas  se  arroyan,  es  decir,  se  encau- 
zan en  álveos  normales,  dan  orig-en  á  los  arroyuelos,  arroyos 
y  ríos,  tendiendo  á  tomar  un  carácter  permanente,  á  diferen-- 
cia  de  los  torrentes  propiamente  dichos,  todos  los  cuales  riegan 
los  lug-ares  por  donde  pasan  (1).  Muchas  voces  castizas  y  pro- 
vinciales designan  la  importancia,  mag-nitud.  naturaleza  de 
las  aguas  y  otras  particularidades  que  en  cada  caso  ofrecen 
las  corrientes  superficiales;  mas  todavía  nos  falta  recoger  no 
pocas  de  aquéllas  y  depurar  el  verdadero  y  g-enuino  sentido  de 
otras,  por  lo  cual  hemos  de  contraernos  á  alg-unas  de  las  mejor 
definidas,  á  pesar  de  lo  cual  son  bastante  más  numerosas  que 
las  que  suelen  emplearse  actualmente  entre  nosotros. 

Los  pequeños  arroyos  ó  arroyuelos  que  desaparecen  ó  se  ag-o- 
tan  durante  el  verano  se  dicen  regajos  y  regajales,  con  cuyas 
palabras  se  designian  asimismo  los  charcos  que  en  ellos  suelen 
formarse.  Los  arroyos  propiamente  tales  son  corrientes  de 
mayor  importancia  y  estabilidad  que  los  anteriores;  proceden 
de  manantiales,  y  los  más  caudalosos  suelen  denominarse  ri- 
Teras.  En  Andalucía  llaman  salados  á  ciertos  regajos  que  lle- 
van bastante  cloruro  sódico,  y  por  lo  g-eneral  corren  en  in- 
vierno y  se  desecan  en  verano,  dejando  en  su  cauce  una  estela 
blanca  de  sal  (2). 

Blo  se  denomina  á  una  corriente  más  caudalosa  que  los 
arroyos  que  van  á  parar  á  él  siguiendo  un  mismo  declive  ó 
desaguan  y  se  juntan  en  una  misma  inclinación  ó  excavación 
del  terreno.  Los  g-eógrafos  los  clasifican  en  'principales,  que  no 
desag-uan  en  ning-ún  otro,  y  afluentes  y  subafíuentes,  que  van 
á  desembocar  respectivamente  en  los  ríos  principales  y  secun- 
darios. Los  pequeños  ó  de  poco  caudal  se  denominan  riachuelos 
ó  riatillos. 

El  trayecto  de  los  nos  puede,  por  lo  general,  ser  dividido  en 
tres  regiones,  cada  una  de  las  cuales  presenta  caracteres  fisio- 


(1)  Del  verbo  ruisseler  han  formado  los  geólogos  franceses  el  adverbio  ruissellement 
para  expresar  la  corrida  superficial  de  las  aguas  pluviales  que  vierten  directamente 
en  las  vegudas  sin  pasar  por  el  intermedio  de  las  fuentes.  Este  término,  de  mucho 
uso  en  la  ciencia,  debe  traducirse  en  español  por  arroy amiento. 

(2)  Por  ignorar  que  esta  palabra,  salado,  se  usa  en  aquella  región  como  sustantivo 
y  término  colectivo,  los  historiadores  han  cuestionado  largo  tiempo  sobre  el  sitio  en 
que  se  dio  la  famosa  batalla  del  Salado,  pues  cada  vez  que  uno  de  ellos  oía  aplicar  á 
alguno  de  estos  regajos  dicho  nombre,  creía  haber  descubierto  el  tan  litigioso  paraje. 


•262.  boletín    de   LA    SOCIEDAD   ESPAÑOLA 

gráficos  y  dinámicos  que  les  son  propios.  En  la  reg-ión  supe- 
rior, ó  sea  la  que  corresponde  al  nacimiento  ó  fuentes  del  río, 
el  líquido  va  encauzado  en  un  lecho  profundo,  es  decir,  entre 
riberas  altas;  si  se  precipita  tumultuosamente  constituye  un 
torrente,  y  si  lo  hace  por  un  desnivel  repentino  del  cauce  ori- 
g-ina  las  cascadas,  cuando  el  salto  corresponde  á  un  plano  per- 
pendicular al  suelo;  las  cataratas,  g-randes  cascadas  y  sobre 
todo  la  serie  de  ellas  con  arremolinamiento  del  ag-ua  en  el 
fondo  produciendo  estrépito  y  levantando  espumas,  y,  en  fin, 
las  raudas,  si  aquélla  desciende  con  rapidez  por  una  serie  de 
escalones  ó  por  un  declive  muy  considerable  del  álveo.  Si  en- 
cuentra rocas  á  su  paso  que  interrumpan  el  curso,  se  estrella 
orig-inando  las  rompientes.  A  su  salida  de  las  reg-iones  monta- 
ñosas entra  el  río  en  su  región  media  ó  central,  donde  las  ver- 
tientes tienen  menos  inclinación  y  no  existen  obstáculos  que 
se  opong-an  á  la  marcha  apacible  y  uniforme  de  las  ag-uas, 
cuya  acción  se  limita  á  transportar  suavemente  de  trecho  en 
trecho  sus  aluviones  sin  atacar  de  un  modo  sensible  los  riba- 
zos. Entonces  se  dice  que  los  ríos  han  Ueg-ado  al  estado  de 
régimen.  La  reg'ión  inferior,  por  último,  empieza  con  la  pen- 
diente que  presta  nuevo  movimiento  á  las  aguas  y  las  conduce 
hasta  su  término  ó  desembocadura,  de  que  lueg-o  trataremos. 

El  caudal  de  los  ríos  ó  venaje  es  susceptible  de  aumentar  ó 
disminuir  dentro  de  límites  amplísimos,  aun  tratándose  de  la 
reg-ión  media.  Las  venidas  impetuosas  que  aumentan  transi- 
toriamente el  caudal  de  los  ríos  en  proporciones  extraordina- 
rias reciben  muchos  nombres:  aguaducho,  venida,  avenida, 
crecida,  inundación,  torrente,  recial  y  otros,  como  raudal,  para 
sig-nificar  una  corriente  arrebatada,  y  riada,  para  expresar  que 
es  el  aumento  en  el  caudal  de  un  río  precisamente.  Por  el  con- 
trario, puede  éste  sufrir  meng-uas  g'randísiraas  en  verano  ó  en 
años  de  sequía  hasta  avadarse  y  hacerse  transitable.  En  el  tra- 
yecto del  curso  y  en  las  condiciones  normales  hay  también 
sitios  de  máxima  hondura  6  pozos  y  otros  someros,  que  cuando 
";on  llanos  y  firmes,  permitiendo  el  paso  sin  barca,  se  dicen 
vados  ó  vaderas  y  vadoso  el  sitio  que  los  tiene. 

La  corriente  de  un  río  ó  arroyo  es  su  curso,  que  va  en  sentido 
de  la  pendiente  del  terreno,  pero  puede  en  su  trayecto  experi- 
mentar retrocesos  formando  regolfos,  y  entonces  hacer  reman- 
sos, es  decir,  detenciones  ó  "suspensiones;  dícese  asimismo  re- 


DE    HISTORIA    NATURAL.  «53 

balsar  á  la  acción  de  remansar  y  rebalsa  á  su  efecto.  En  ciertos 
sitios  dicho  retroceso  es  causa  de  remolinos  ó  rebalajes,  llama- 
dos también  simas  en  alg-unas  localidades.  Cuando  el  río,  aun 
sin  retroceso  de  sus  ag-uas,  sig-ue  un  curso  más  ó  menos  tor- 
tuoso, se  dice  que  hace  tornos. 

El  río  corre  por  su  lecho  ó  lechos,  puesto  que  hay  uno  mayor, 
que  no  se  cubre  más  que  durante  las  g-randes  crecidas,  y  otro 
menor,  que  aquél  no  rebasa  habitualmente.  Alg-una  vag-uedad 
se  advierte  en  punto  á  la  denominación  de  estas  dos  reg-iones, 
si  bien,  en  g-eneral,  el  espacio  que  media  de  una  á  otra  orilla 
por  donde  se  desliza  la  corriente  de  un  modo  reg"ular  se  llama 
la  madre  ó  álveo,  y  entonces  el  nombre  de  lecho  debe  reservar- 
se para  el  cauce  mayor.  Ambos  pueden  sufrir  dilataciones  y 
ang-ostamientos  durante  su  trayecto;  las  primeras,  en  caso  de 
alcanzar  mucha  extensión,  son  los  ¿ablanos  ó  tabladas;  los  se- 
gundos orig-inan  variados  accidentes,  como  los  hocinos,  cuando 
son  producidas  por  la  aproximación  de  dos  montañas,  y  hoces, 
cuando  consisten  en  canales  frag-uados  por  la  corriente  á  través 
de  una  sierra,  como  las  del  valle  de  Cabezón,  en  la  provincia 
de  Santander,  las  del  término  de  Molina  de  Arag-ón  y  las  de  la 
Serranía  de  Cuenca,  todas  éstas,  al  menos  las  que  dejo  cita- 
das, en  las  areniscas  triásicas.  En  la  provincia  de  Oviedo  ha 
descrito  también  Schulz  con  este  nombre  profundísimos  cortes 
de  extrañas  formas  en  las  calizas  carboníferas. 

El  álveo  puede  consistir  en  una  cavidad  ú  hondonada  apro- 
ximadamente uniforme  por  donde  se  desliza  el  ag-ua  sig-uiendo 
la  inclinación  del  terreno;  otras  veces  marcha  sobre  bajíos  de 
piedra  cubiertos  por  el  líquido,  que  se  llaman  restingas  y  res- 
tingar el  sitio  en  que  los  hay;  cuando  se  alzan  bancos  de  arena 
que  el  ag-ua  no  cubre,  se  dicen  secanos. 

Denomínanse  riberas  las  tierras  que  limitan  los  ríos  cuando 
son  poco  elevadas,  y  ribazos,  y  antig-uamente  ribas,  cuando 
escarpadas  y  pendientes  (1);  riberica,  ribereño  y  riberiego,  es  lo 
cercano  á  los  ríos.  Orilla,  derecha  é  izquieida,  seg-ún  corres- 
ponden á  una  ú  otra  mano  en  el  sentido  de  la  corriente,  y  en 


(1)  Los  nombres  de  Riva  y  Riba^  Rivera  y  Ribera,  solos  ó  en  composición,  que  llevan 
tantos  parajes  y  pueblos  de  España,  aunque  pronunciados  de  igual  modo  en  casi  toda 
ella,  conservan  la  escritura  que  corresponde  en  cada  caso  á  su  origen,  alusivo  unas 
veces  á  arroyos  ó  riachuelos,  y  otros  á  la  región  limitante  de  los  ríos. 


así  BOLETÍN    DÉ    LA  'SOCÍKDÁD    ESPAÑOLA 

Andalucía  vera,  son  expresiones  que  se  asignan  al  canto  de 
tierra  contig-uo  al  mar,  río  ó  arroyo. 

"Los  ríos  desembocan  ó  desagiian  en  el  mar,  y  se  dice  desagüe 
á  la  acción  y  efecto  de  desaguar.  Lo  hacen  por  una  escotadura 
de  la  costa,  que  es  la  ria,  la  cual  en  su  terminación  suele  es- 
paciarse más  ó  menos  en  relación  con  el  caudal  líquido  de  la 
corriente  que  desag-ua,  y  formar  especies  de  bahías  o  estuarios 
en  las  que  las  aguas  marinas  y  fluviales  se  reemplazan  suce- 
sivamente sobre  un  mismo  le(;ho. 

Solo  nos  resta  para  terminar  esta  breve  enumeración  de  las 
voces  castizas  referentes  á  los  ríos  en  su  aplicación  á  la  Geolo- 
gía, mencionar  las  alusivas  á  las  acciones  destructora  y  edifi- 
cadora de  los  mismos. 

Todas  las  corrientes  superficiales,  tanto  pasajeras  como  per- 
manentes, cavan  su  lecho  con  intensidades  que  dependen  de 
su  masa  y  de  su  pendiente;  el  surco  producido  por  la  corriente 
de  algún  arroyo  se  dice  arroyada  ó  arroyah  Esta  es  la  cava- 
dura (1)  general  del  álveo  y  en  conjunto  de  los  valles  de  denu- 
dación; pero  en  algunos  sitios  se  operan  trabajos  de  erosión 
parciales  por  efecto  de  remolinos  ó  vorágines  [sitios  voraginosos], 
los  cuales  pueden /osar  la  roca  del  álveo  merced  á  movimien- 
tos circulares  ó  espirales  del  líquido,  llamados  vortiginosos.  Tal 
es  (y  sin  entrar  ahora  á  describir  el  proceso  de  su  formación) 
el  origen  de  las  ollas  (marmites  de  géants  de  los  franceses  y 
pot-koles  de  los  ingleses)  que  se  fraguan,  sobre  todo  en  el  bo- 
quete de  los  torrentes  y  al  pie  de  los  acantilados  marinos. 

El  trabajo  que  operan  los  ríos  y  arroyos  en  sus  riberas  ro- 
bándolas lentamente  materiales  se  dice  en  castellano  derrubiar, 
y  derrubio  el  proceso  de  esta  denudación,  así  como  la  tierra  ó 
piedras  sacada  y  desmoronada  por  él.  La  actividad  de  las  aguas' 
corrientes  va  así  ensanchando  los  cauces,  al  principio  estre- 
chos, que  constituyen  las  gargantas,  y  entre  ellas  las  hoces  de" 
de  que  antes  se  trató,  llegando  á  adquirir,  si  las  condiciones 
son  favorables,  gran  profundidad  y  extensión,  hasta  llegar  á 
ser  cañones,  y  entre  ellos  los  más  gigantescos  los  del  Colo- 
rado, con  paredes  casi  verticales  que  se  elevan  allí  á  LOOOy 


(1)  Así  debe  traducirse  y  no  por  excavación,  como  se  acostumbra  á  hacer,  el  creu- 
sement  de  los  franceses.  Estos  poseen  también  la  voz  excavation,  pero  nunca  la  em- 
plean como  sinónimo  ni  en  el  sentido  de  creusemcnt. 


DE    HISTüllIA   NATURAL.  265 

1.800  m.  Esta  expresiva  palabra,  g'enuinamente  castiza,  se  lia 
impuesto  á  todas  las  leng-uas,  conservando  por  cierto  en  su  es- 
critura la  ñ  tan  puramente  española.  En  nuestro  país  también 
se  la  encuentra  designando  dichos  accidentes  geográficos, 
como  San  Lorenzo  del  Cañón,  en  la  provincia  de  Orense. 

Las  crecidas  actúan  como  agentes  de  destrucción  y  de  edifi- 
cación, puesto  que  los  materiales  que  arrancan  en  unos  sitios 
van  á  depositarlos  en  otros.  Se  llama  mymrt'r^c/o^/.  (antiguamen- 
te immdancia)  la  masa  de  ag-uas  que  cubren  los  campos  por 
efecto  de  aquéllas,  ó  sea  la  salida  de  madre  de  los  ríos,  y  aun 
las  invasiones  temporales  del  mar,  empleándose  también  el 
participio  activo  inundante  para  expresar  la  acción  de  inundar. 
Al  encauzarse  después  las  ag'uas  dejan  en  sus  orillas  pozas  ó 
pozancos. 

El  trabajo  de  edificación  (')  relleno  que  los  ríos  operan,  sobre 
todo  en  sus  crecidas,  en  oposición  al  destructor,  es  llamado 
allimonnenienl  i)or  los  geólogos  franceses.  En  español  se  dice 
arramhJar  cuando  la  tierra  inundada  queda  cubierta  de  are-* 
na;  si  los  vacíos  ó  huecos  que  hubiera  en  el  terreno  se  relle- 
nasen de  ésta,  terraplenar,  y  si  fuera  lama  la  que  operase  estos 
trabajos  enlamar.  Admitiendo  que  la  palabra  «//^wd/í  pueda 
significar  el  aumento  de  terreno  que  se  opera  á  orillas  de  los 
ríos  y  del  mar,  por  las  inundaciones  ó  las  tempestades  (que  no 
es  el  sentido  genuino  de  aquélla  en  español,  pues  entre  nos- 
otros sig-nifica  en  realidad  avenida  fuerte  de  ag-ua),  no  habría 
inconveniente  en  formar  el  sustantivo  ahmonamiento  para 
usarlo  en  la  misma  acepción  que  en  francés;  pues  si  bien  la 
voz  acarreo  puede  sustituirla  en  alg-unos  casos,  y  así  lo  han 
hecho  muchos  g-eólog'os  españoles,  se  comprende  fácilmente 
que  es  inaplicable  en  otras  ocasiones. 

Por  su  trabajo  incesante  de  acarreo  y  desg-aste  los  ríos  van 
cubriendo  su  madre  de  cantos  y  arena.  Los  cantos  rodados  se 
llaman  gnijas  ó  chinas  cuando  son  de  pequeñas  dimensiones, 
(jiiijarros  ó  chinazos  si  mayores,  cuando  limpios  y  redondeados 
peladillas,  y  cuando  redondeados  y  alargados  morrillos.  El  con- 
junto de  cantos  menudos  se  dice  cascajo.  La  arena  (antig'ua^ 
mente  salre)  se  denomina  sahlón  si  es  gruesa,  y  sábulo  si  ade- 
más de  g-ruesa  es  pesada.  La  ribera  del  mar  ó  de  los  ríos  g-ran- 
des,  formada  de  arenales,  se  Mmiiñ playa,  ^playazo,  playón,  y 
en  la  provincia  de  Santander  saMe,  si  es  extendida. 


266  boletín    de    LA    SOCIEDAD    ESPAÑOLA 

Los  cortes  naturales  ó  artificiales  de  los  antig*uos  aluviones 
ponen  de  manifiesto  la  siguiente  sucesión:  en  la  base  un  manto 
más  ü  menos  profundo  de  casquijo,  obra  del  río  durante  el 
período  de  cavadura  que  orig-ina  á  veces  extensiones  cubiertas 
de  piedra  menuda,  que  son  los  cascajares  ó  cascajales  (1);  en- 
cima.un  sistema  de  arenas  de  g-rano  fino  con  interposiciones 
á  modo  de  venas  de  g'uijarros;  sobre  éste  arena  terriza,  deposi- 
tada por  las  crecidas  poco  copiosas,  y  el  todo  coronado  por  limo 
(llamado  limo  de  desbordamiento  por  los  g-eólog-os). 

Si  los  ríos  desembocan  en  terrenos  bajos  inundables  con  las 
ag-uas  que  éstos  aportan  ó  con  las  del  mar,  constituyen  las 
marismas.  En  las  desembocaduras  dan  nacimiento,  por  virtud 
de  los  materiales  acarreados,  á  formaciones  que,  relacionadas 
con  otro  linaje  de  cuestiones  g-eológ-icas,  no  es  pertinente  de- 
tallar aquí,  por  lo  cual  nos  limitaremos  á  apuntar  que  son  estas 
las  barras,  orig-inadas  donde  el  mar  experimenta  mareas  de 
g-ran  amplitud  y  el  litoral  es  barrido  por  las  corrientes,  y  los 
alfaques  ó  deltas,  allí  donde  el  jueg-o  de  las  mareas  es  poco 
considerable  y  faltan  corrientes  costeras.  En  estos  alfaques  el 
río  se  fracciona  y  divide  en  dos  ó  más  brazos,  que  animados 
de  escasa  velocidad  vierten  en  el  mar  por  otras  tantas  desem- 
bocaduras. 

Notas  entomológicas 


EL   R.    P.    LONGINOS    NAVAS    S.    J. 

X. 

El  género  Pycnog-aster  Graells  en  España. 

].  Caracteres  del  género  «Pycnogaster». — Ortópteros 
locústidos. 

Cabeza  grande,  vértex  ancho,  con  el  fastig-io  surcado  y  con- 
tinuado en  línea  recta  con  el  de  la  frente.  Antenas  más  cortas 
que  el  cuerpo.  Ujos  globosos,  prominentes. 


(1)  En  Sevilla  hemos  oído  llamar  á  este  manto  balasto, -voz  de  origren  inglés,  co- 
rrupción, sin  duda,  de  la  palabra  ballast,  que  si^'-nifica  lastre  y  también  casquijo 
para  terraplenar. 


DE    HISTORIA   NATURAL.  267 

Pronoto  plano  por  encima,  con  quillas  laterales  interrumpi- 
das por  dos  surcos  transversales  anchos  y  marg-en  anterior 
recto  ó  sinuoso,  posterior  escotado  en  áng-ulo.  Lóbulos  laterales 
perpendiculares,  más  larg'os  que  anchos.  Prosternón  con  dos 
espinas. 

Élitros  cortos,  casi  totalmente  ocultos  bajo  el  pronoto. 

AMomen  muy  grueso  y  redondeado  por  encima,  plano  por 
debajo.  Segmento  anal  del  :f  transversal;  lámina  supraanal 
del  mismo  triang-ular.  Cercos  del  mismo  sexo  cortos,  con  diente 
interno.  Oviscapto  ensiforme,  más  largo  que  el  abdomen. 

Patas  cortas.  Caderas  anteriores  con  una  espina.  Fémures 
inermes  por  debajo,  excepto  los  posteriores  de  alg-una  especie. 
Tibias  anteriores  con  tímpano  linear,  cerrado.  Tibias  poste- 
riores sin  espinas  apicales  por  encima,  con  2  ó  4  por  debajo. 

2.    Pycnog áster  Sanchez-Gomezi  Bol. 

Statura  media,  colore  fusco,  vel  fusco-g-riseo. 

Caput  totum  pallidius,  fusco-cinereum. 

Pronotum  plerumque  pallidius,  fuscura  vel  fusco-griseum; 
marg-ine  antico  sub-recto  vel  latissime  sinuato,  carinis  latera- 
libus  sub-parallelis,  lobis  lateralibus  antice  quam  postice  altio- 
ribus,  marg-ine  inferiore  infra  sulcum  typicum  distincte  sinua- 
to. Elytra  fusca,  venís  partim  pallescentibus. 

Abdomen  fuscum,  srepe  fasciis  ochraceis  long-itudínalibus 
pone  pronoti  carinas  ornatum,  ínter  quas  alise  duse  fascise  la- 
tiores,  mínus  distínctae,  plerumque  obsoletae. 

Pedes  mediocres.  Femora  postica  subtus  ante  apícem  utrín- 
que  spinosa,  spinis  fuscis,  dístínctís,  marg-ine  interno  2-4,  ex- 
terno 2,  minoribus.  Tibise  postica?  supra  teretes,  vix  ín  medio 
apicali  levissime  sulcattP,  subinermes,  hoc  est,  spínulís  fuscis 
vix  dístínctís  instructse,  marg-ine  externo  1  maculiformi,  fere 
obsoleta,  interno  3-4,  vix  prominentíbus. 

cf  Cercí  mediocres,  coníci,  ápice  obtusí,  dente  interno  incur- 
vo  ad  médium  armati.  Lamina  supraanalís  triang-ularis,  elon- 
g-ata,  medio  long-itudínalíter  impressa.  Lamina  subgenítalis 
postice  late  emarg-inata. 

9  Seg-mentum  ultímum  ventrale  medio  elevato-g-ibbosum. 
Ovipositor  subrectus,  pronoti  long-ítudínem  duplo  superans. 
Lamina  subg-enitalis  transversa,  lateríbus  fornicata,  medio 
impressa. 


268  boletín   de   LA   SOCIEDAD  ESPAÑOLA 

Long'itudo  corporis  (in  sicco). . .  32  mm. 

—  pronoti  (in  medio).,  11     » 

—  femorum  post 16     » 

ovipositoris 30     » 

La  Q  de  esta  especie  no  era  conocida,  y  como  el  (f  había  sido 
descrito  por  un  solo  ejemplar  me  ha  parecido  conveniente  dar 
una  nueva  descripción  de  la  especie,  ya  que  puedo  hacerlo  g-ra- 
cias  á  la  dilig-encia  del  R.  P.  Joaquín  de  Barnola  S.  J,,  quien  la 
encontró  en  la  Sierra  de  Mariola  (Valencia)  en  Ag-osto  del  año 
pasado  1901. 

Es  esta  especie  muy  parecida  al  P.  inermis  Ramb.  De  ella 
se  disting-ue  fácilmente  el  ^  por  la  fig-ura  de  los  cercos,  en 
forma  de  muñón  en  el  inermis  y  cónicos  en  el  Sánchez  Gome- 
zi,  y  la  9  en  la  long-itud  mayor  del  oviscapto,  que  es  de  .37  mm. 
en  el  iner7nis,  y  en  la  presencia  de  un  tubérculo  de  forma  có- 
nica que  existe  en  el  último  seg-mento  ventral  al  modo  como 
se  ve  en  las  9  de  alg-unos  PlatycUis. 

3.    Sinopsis  de  las  especies  españolas. 

1'.  Fémures  posteriores  provistos  de  alg-unas  espinas  cerca 
del  ápice.  Borde  inferior  del  marg-en  lateral  del  pronoto  más  ó 
menos  escotado,  en  medio,  con  el  lóbulo  posterior  no  más  alto 
que  el  anterior.  Tibias  posteriores  apenas  surcadas  por  encima, 
inermes  ó  poco  menos. 

2'.  Surco  típico  del  pronoto  situado  detrás  del  medio,  de 
suerte  que  la  metazona  resulta  muy  transversal.  Borde  infe- 
rior del  lóbulo  lateral  del  mismo  escotado  debajo  del  surco  tí- 
pico, y  á  veces  con  una  lig-erísima  sinuosidad  debajo  del  surco 
anterior.  Espinas  de  los  fémures  posteriores  medianas,  bien 
visibles,  comunmente  dos  en  el  marg-en  externo  y  tres  en  el 
interno.  Tibias  del  mismo  par  con  alg-unas  espinas  menudísi- 
mas apenas  visibles  y  más  bien  tuberculiformes  en  el  borde 
interno,  vestig-ios  de  una  ó  dos  en  el  externo,  con  una  ó  dos 
por  debajo,  además  de  los  espolones  apicales.  Cercos  del  of  có- 
nicos, con  el  diente  interno  hacia  la  mitad  y  el  ápice  obtuso. 
Último  seg-mento  ventral  de  la  9  con  una  elevación  ó  tubércu- 
lo cónico  en  el  medio P.  Sánchez  Gomezi  Bol. 

Vélez  Rubio  (Almería);  Sierra  Mariola  (Valencia). 

22.    Surco  típico  del  pronoto  situado  hacia  el  medio,  de  suer- 


DE   HISTORIA  NATURAL.  209 

te  que  la  prozona  resulta  casi  cuadrada  y  la  metazona  poco 
transversa.  Lóbulo  lateral  del  mismo  con  una  escotadura  poco 
marcada  debajo  del  surco  típico  ó  más  atrás.  Fémures  poste- 
riores provistos  de  alg-unas  espinas  menudas  cerca  del  ápice. 
Tibias  del  mismo  par  con  alg-unas  espinillas  bien  visibles  en 
el  borde  interno  superior  (tres  ó  más)  y  alg-unas  (cuatro  ó  más) 
alg-o  más  larg-as  en  el  externo  inferior.  Cercos  del  :f  muy  cor- 
tos, con  el  diente  interno  cerca  del  ápice,  que  es  redondeado... 

P.  inermis  Ramb. 
Sierra  Nevada. 

P.  Fémures  posteriores  sin  espinas.  Borde  inferior  del  pro- 
noto de  ordinario  escotado  en  medio,  á  veces  recto  ó  sinuoso. 
Tibias  posteriores  más  ó  menos  espinosas  por  encima. 

3*.  Tibias  posteriores  con  muy  pocas  espinas  por  encima. 
Borde  posterior  de  los  seg-raentos  dorsales  del  abdomen  cubier- 
tos de  arrug-as  ó  pequeños  plieg-ues  brillantes  y  long-itudina- 
les.  Cercos  del  cf  delg-ados,  puntiagudos.  Lámina  subg-enital 
de  la  Q  escotada  posteriormente,  con  surco  oblicuo  profundo  á 

entrambos  lados.  Oviscapto  alg'o  encorvado 

P.  Fmoti  Bol.  var.  gaditana  Bol. 
Cliiclana  (Cádiz). 

32.  Tibias  posteriores  con  una  serie  de  espinas  (cinco  ó  más) 
á  entrambos  lados  del  surco  superior.  Borde  posterior  de  los 
seg-mentos  dorsales  del  abdomen  liso  ó  con  una  faja  ó  ancho 
marg-en  alg-o  brillante  y  un  poco  rug-oso. 

4'.  Lóbulo  lateral  del  pronoto  con  el  borde  inferior  escotado 
en  medio. 

5^  Quillas  laterales  del  pronoto  casi  rectas,  el  disco  del 
mismo  apenas  estrechado  posteriormente. 

6*.  Pronoto  escotado  posteriormente  en  áng'ulo  obtuso. 
Placa  infraanal  del  ^  escotada  por  detrás.  Oviscapto  recto  ó 
casi  recto. 

7'.  Color  pardo,  mate  ó  poco  brillante.  Fémures  posteriores 
casi  dos  veces  más  larg-os  que  el  pronoto  en  su  línea  media. 
Oviscapto  recto,  más  de  tres  veces  más  larg-o  que  la  línea  me- 
dia del  pronoto. P.  BoUvari  Brunn. 

Sierras  de  Guadarrama  y  de  Cuenca. 

72.  Color  castaño  muy  brillante.  Fémures  posteriores  ape- 
nas un  tercio  más  larg'os  que  el  pronoto  en  su  línea  media. 
Oviscapto  lig-eramente  encorvado  hacia  la  punta,  de  long-itud 


270  boletín    de    LA    SOCIEDAD    ESPAÑOLA 

menor  que  tres  veces  la  línea  media  del  pronoto 

P .  hreiñpes  Nav. 
Moncayo. 
6^.     Pronoto  escotado  posteriormente  en  áng-ulo  recto.  Pla- 
ca infraanal  del  c/  redondeada  por  detrás.  Oviscapto  encor- 
vado      P.  ciicullata  (1)  Charp. 

Montes  de  Toledo  y  Portug-al? 
b^.    Quillas  laterales  del  pronoto  encorvadas,  el  disco  una 

tercera  parte  más  estrecho  por  detrás  que  en  el  medio  

P.  jugicola  Graells. 
Sierra  de  Guadarrama. 
4*.     Lóbulos  laterales  del  pronoto  enteros,  anchamente  re- 
dondeados por  detrás,  donde  son  más  altos  que  por  delante. 
Color  muy  variado,  verde  claro  ó  amarillento,  con  manchas 
pardas  y  amarillas  y  aun  con  anchas  fajas   long-itudinales 

ocráceas P.  Graellsi  Bol. 

Provincias  de  Ciudad  Real  y  Cuenca  (2). 

Notas  sobre  los  uDorcadion»  de  España 


D.    MANUEL    M.    DE    LA    ESCALERA 

En  fines  de  Abril,  y  de  paso  para  Marsella,  me  detuve  unas 
horas  en  Sig'üenza  acompañado  de  mi  colector  José  Martínez, 
teniendo  la  suerte  de  encontrar  Dore.  Seguntiamim  Dan,, 
D.  steparms  mihi  y  una  tercera  especie  nueva  aún  no  descrita 
del  mismo  g-énero. 

El  dicho  colector,  después  de  mi  partida,  ateniéndose  al  plan 
que  le  dejé  marcado,  volvió  por  Baides  y  Jadraque  á  Humanes, 
encontrando  en  aquellas  localidades  la  primera  y  tercera  de 
las  citadas  especies:  de  Humanes  subió  á  Pico  Ocejón,  y  por 
Valverde,  Arroyo,  Frag-uas  y  Fuentes  delJararaa  á  Robleg-ordo 
y  Somosierra. 


(1)  Adopto  esta  desinencia  femenina  por  ser  corriente  entre  los  entomólogos  hacer 
femeninos  los  nombres  genéricos  terminados  en  gaster  compuestos  del  género  feme- 
nino yaaTYJo,  vientre),  v.gr.  Aphcenog áster  (Himenópteros),  Cy/máro^asíes*  (Dípteros), 
Mecistogaster  (Neurópteros),  etc. 

(2)  Para  formar  esta  sinopsis  me  ha  servido  de  guía  la  excelente  obra  Catálogo  si- 
nóptico de  los  Ortópteros  de  la  fauna  ibérica,  de  D.  Ignacio  Bolívar. 


DE    HISTORIA   NATURAL.  Til 

En  Pico  Ocejón  y  localidades  sig^uieutes  solo  encontró 
D.  hispanicíim  y  Grraellsi  sin  poder  dar  con  D.  Iserni  Per. 

Saliendo  de  Madrid  nuevamente  en  1."  de  Mayo  fué  á  Alcu- 
neza  y  Soria,  encontrando  más  al  N.  en  Almarza,,  en  la  falda  S. 
de  Sierra  Cebollera,  una  especie  no  descrita  y  otra  nueva  ade- 
más en  los  altos  y  en  la  falda  N.  hasta  Villoslada:  desde  allí  por 
Picos  de  Urbión  y  Campillo  de  Neila,  pasando  por  Monterrubio 
y  Pineda  á  la  Sierra  de  la  Demanda,  hizo  otros  dos  nuevos 
hallazg-os  de  especies  no  descritas  en  Neila  y  Pineda, 

Descendiendo  el  Arlanzón,  desde  Villasur,  encuentra  ya  el 
D  circumcinctum,  y  en  Quintanapalla  éste  y  el  D.  Reinosa. 

En  1.°  de  Junio,  salienda  por  tercera  vez  de  Madrid,  fué  por 
Sig"üenza  y  Molina  á  Monreal  del  Campo,  encontrando  al  pasar 
por  El  Pobo  solo  D.  Uhagoni  en  g-ran  cantidad:  lueg-o  en  la 
Sierra  de  Cucalón  una  especie  nueva  que  vuelve  á  hallar  más 
tarde  en  Sierra  de  Gúdar  y  Peña  Golosa,  mezclada  en  estas  úl- 
timas localidades  con  otra  especie  también  nueva:  en  la  Sierra 
de  Javalambre  después  D.  Korbi,  y  en  las  Sierras  de  Valdemeca 
y  Montes  Universales  otra  vez  el  D.  Uhagoni,  pero  ya  frotado 
y  en  muy  mal  estado  por  estar  la  estación  muy  avanzada. 

El  resultado  de  esta  campaña,  así  por  el  número  de  especies 
nuevas  como  por  las  bellas  series  que  contiene,  es  de  real  im- 
portancia para  el  conocimiento  de  nuestra  fauna  en  los  g-éne- 
ros  Dorcadion  y  Asida,  únicos  que  mi  colector  tenía  orden  de 
cazar  en  regiones  totalmente  inexploradas  unas  y  poco  conoci- 
das otras. 

Permite  asimismo  avanzar  las  reg-las  sig-uientes  á  que  pare- 
cen estar  sujetas  las  especies  españolas  del  g-énero  Docardion. 


VARIABILIDAD   POR    COLORACIÓN. 

I.  Las  99  varían  dentro  de  la  especie  en  mayor  g-rado 
que  los  Q-v;  existe  una  forma  del  mismo  color  y  dibujo  que 
éstos,  pero  tienen  una  tendencia  notable  á  exag-erar  las  líneas 
y  fajas  pubescentes  haciéndose  más  abig-arradas  y  llamativas. 

II.  Dentro  de  esta  tendencia  se  observan  las  dos  leyes  g-e- 
nerales  de  variabilidad  por  coloración,  albinismo  y  melanis- 
mo;  en  los  dos  extremos  de  la  escala  y  en  casi  todas  las  espe- 
cies se  encuentran  QQ  en  las  que  el  color  blanco  ahog-a  las 


•272  BOLETÍN    DE   LA    SOCIEDAD    ESPAÑOLA 

demás,  ó  que  son  totalmente  negras,  con  todos  los  pasos  entre 
ambos  límites.   , 

III.  Los  crV  lio  siguen  á  las  99  en  estas  variaciones  de  la 
coloración  con  tanta  intensidad;  así,  por  ejemplo,  DI).  Perezi. 
Mspanuum,  Lauden,  G-hiliani  y  circimicmctum,  que  tienen  99 
negras,  no  lleg-an  sus  (¿"rf  á  perder  toda  la  pubescencia  blanca 
como  ocurre  en  aquéllas. 

IV.  En  la  mayor  parte  de  las  especies  españolas,  y  así  en 
los  (/(/  corno  en  las  99  é  independientemente  de  la  coloración 
de  las  fajas  vellosas  de  los  élitros,  las  patas  y  las  antenas  pasan 
del  negro  al  rojo  más  ó  menos  vivo  en  escala  insensible  de 
matices. 

Había  yo  llegado  á  este  resultado,  sin  atreverme  á  generali- 
zar en  los  DD.  Graellsi  é  hispanicmi,  con  las  especies  de  Che- 
vrolat  y  variedades  de  LauflFer,  basadas  sobre  detalles  tan 
nimios  como  la  presencia  ó  ausencia  de  una  faja  pubescente 
en  los  élitros,  ó  como  las  patas  neg-ras  ó  rojas,  haciendo  esos 
a-.itores  abstención  de  los  ejemplares  intermedios. 

Indicada  en  los  anteriores  epíg-rafes  la  ley  de  variabilidad 
por  coloración  en  las  especies  españolas,  sobre  largas  series  de 
los  DD.  Graellsi,  hispanicum,  drcnmcinctum,  Marlineñ,  QMlia- 
ni,  etc.,  etc.,  me  creo  dispensado,  con  su  enunciación,  del  dar 
nombre  dentro  de  cada  especie  á  media  docena,  cuando  menos, 
de  forma  sin  valor  real,  no  por  capricho  mió,  sino  por  exig-en- 
cias  de  la  realidad  ante  centenares  de  individuos  que  han  pa- 
sado por  mis  manos. 


BOLETÍN 


SOCIEDAD  ESPAÑOLA  DE  HISTORIA  NATURAL 


Sesión  del  8  de  Octubre  de  1902. 

PRESIDENCIA    l)K    D.    BLAS    LÁZARO. 

— El  Secretario  leyó  el  acta  de  la  sesión  anterior,  la  cual  fué 
aprobada. 

Admisiones  y  presentaciones.  --(,)aedaron  admitidos  el  doctor 
G.  Delacroix,  Director  de  la  Estación  de  I^atolog-ía  vegetal  de 
París,  como  socio  correspondiente  extranjero,  y  M.  Ph.  Fran- 
cois,  Secretario  de  la  Sociedad  entomológ-ica  de  Francia,  como 
numerario,  presentados  ambos  en  la  última  sesión  por  los  se- 
ñores Calderón  y  Bolívar  respectivamente. 

Se  liicieron  cuatro  nuevas  propuestas  de  socios  nume- 
rarios. 

—El  Sr.  Bolívar-propuso  el  paso  de  socio  ag-reg*ado  á  nume- 
rario solicitado  por  D,  Julio  Esplug-ues,  de  Valencia,  el  cual 
fué  acordado. 

Fallecimientos. — El  Sr.  Presidente  dio  cuenta  de  los  dos  ocu- 
rridos desde  la  última  sesión,  por  los  cuales  hemos  perdido 
dos  antig-uos  y  meritísimos  consocios:  D.  Federico  Rubio  y  Gali 
y  D.  Matías  Nieto  Serrano,  marqués  de  Guadalerzas,  ambos 
eminentes  médicos,  harto  conocidos  por  sus  obras  y  por  la 
elevada  posición  social  que  alcanzaron  para  que  hubiera  ne- 
cesidad de  enumerar  sus  méritos.  Los  señores  socios  presentes 
acordaron  consig"nar  en  acta  el  sentimiento  con  que  se  habían 
recibido  tan  tristes  noticias. 

El  mismo  Sr.  Presidente  participó  que  en  el  arboreto  de  la 
Escuela  de  Montes  ha  quedado  instalado  el  monumento  que 
los  ing-enieros  del  Cuerpo  dedican  á  perpetuar  la  memoria  del 

T.  II. -Octubre,  1902.  19 


274  boletín    DK   LA    SOCIEDAD   ESPAÑOLA 

sabiu  botánico  y  eminente  forestal  D.  Máximo  Lag'uiia.  El  mo- 
numento es  una  bella  obra  del  escultor  D.  Julio  González  Pola. 
Es  muy  de  apreciar,  añadió,  que  tan  justo  tributo  se  haya  pa- 
gado al  poco  tiempo  de  ocurrir  el  fallecimiento  de  nuestro  ilus- 
tre consocio,  contra  lo  que  suele  ocurrir  entre  nosotros,  tratán- 
dose de  hombres  de  ciencia. 

Correspondencia. — Se  dio  lectura  á  un  oficio  remitido  por  Don 
Primitivo  Artig"as,  dando  gracias  por  haberse  hecho  tirada 
aparte  en  folleto  de  la  necrología  de  D.  Máximo  Laguna,  de 
que  es  autor  aquél,  y  por  haber  recibido  como  donativo  50 
ejemplares  de  la  misma.  Esta  medida  dará  una  prueba  más 
de  cómo  la  Sociedad  procura  honrar  la  memoria  de  sus  miem- 
bros meritísimos. 

Leyóse  después  una  circular  del  Boianisclies  Centralblatt, 
pidiendo  el  envío  gratuito  de  nuestras  publicaciones,  ofrecién- 
dose á  dar  cuenta  breve  de  los  trabajos  botánicos  que  en  ellas 
aparezcan.  Se  acordó  proponer  á  la  dirección  de  dicha  revista 
el  cambio  de  la  misma  con  nuestras  publicaciones. 

Se  dio  lectura  de  una  comunicación  del  Ministerio  de  Estadq 
dirigida  á  D.  Ignacio  Bolívar  como  Presidente  de  la  Comisión 
de  estudio  de  los  productos  naturales  de  las  posesiones  es- 
pañolas del  África  occidental,  en  la  que,  de  conformidad  con 
lo  solicitado  por  nuestro  colega,  se  dispone  de  Real  orden  se 
auxilie  á  la  Sociedad  española  de  Historia  natural,  para  la  pu- 
blicación de  las  Memorias  que  se  escriban  sobre  las  coleccio- 
nes recogidas  por  la  Comisión  enviada  últimamente  al  Río 
Muni  para  el  reconocimiento  de  los  territorios  que  pertenecen 
á  España,  á  fin  de  que  puedan  ir  acompañadas  dichas  Memo- 
rias de  las  láminas  y  demás  ilustraciones  necesarias.  La  So- 
ciedad se  enteró  con  satisfacción  de  la  referida  Real  orden, 
acordándose  dar  las  gracias  al  Sr.  Subsecretario  de  Estado  por 
la  protección  y  auxilio  concedidos  y  que  han  de  redundar  en 
provecho  de  nuestra  publicación. 

Comunicaciones  verbales.— El  Sr.  Vidal  y  Compaire  autorizó 
al  Sr.  Calderón  para  que  diera  noticia  de  que,  según  los 
periódicos  de  la  localidad,  el  día  2  de  Agosto  último,  á  las 
nueve  y  cuarenta  y  cinco  minutos  de  la  noche,  atravesó  por 
Almadén,  y  en  dirección  NE.  á  SE.,  á  muy  poca  altura,  un  pe- 


DE    HISTORIA   NATURAL.  215 

queño  bólido  que  seg'ún  noticias  fué  á  caer  próximo  á  la  es- 
tación de  Chillón,  produciendo  al  precipitarse  un  g-ran  es- 
tampido. 

También  han  dado  cuenta  los  periódicos  de  un  bólido  obser- 
vado el  día  18  de  Septiembre  último,  á  las  ocho  menos  cuarto 
de  la  noche,  cr'izando  el  espacio  en  una  vasta  extensión  sobre 
las  provincias  de  León,  Zamora,  y  probablemente  Salamanca. 
La  distancia  en  línea  recta  de  Toro  á  Astorg-a,  donde  se  le  ha 
podido  ver,  no  baja  de  120  km.  En  Toro  se  oyó  una  fuerte  ex- 
plosión, y  se  percibió  dividirse  el  bólido  al  NO.  en  varios  frag*- 
mentos;  pero  no  se  conoce  el  lug'ar  en  que  dicha  explosión  se 
verificó,  ni  se  tiene  noticia  de  haberse  recog-ido  trozos  de  la 
piedra  meteórica. 

— El  Sr.  Lázaro  presentó  dos  breves  notas  de  nuestro  conso- 
cio el  Sr.  Graiño  y  Caubet,  de  Aviles,  sobre  mamíferos  y  aves 
observados  en  Asturias,  y  el  Sr.  Martínez  de  la  Escalera  pre- 
sentó un  estudio  sobre  especies  nuevas  de  Dorcadion  de  Espa- 
ña, pasando  ambos  trabajos  á  la  Comisión  de  publicación. 

—El  socio  D.  Norberto  Font  y  Sag-ué  dio  cuenta  de  una  ex- 
cursión á  Río  de  Oro  (Sahara  español) ,  verificada  durante  los 
meses  de  Julio  y  Ag'osto,  describiendo  á  garandes  rasg-os  y 
como  preludio  de  las  notas  que  piensa  publicar  lueg'o,  la  topo- 
grafía de  aquella  posesión  española,  su  constitución  g-eológ-i- 
ca,  clima  y  seres  que  la  habitan. 

Relató  también  los  trabajos  que  había  realizado  estable- 
ciendo un  pequeño  observatorio  meteorológico  y  recog"iendo 
una  gran  cantidad  de  fósiles  del  período  mioceno,  moluscos 
vivientes  de  mar  y  tierra,  plantas,  insectos,  reptiles  y  puntas 
de  silex  de  los  antig-uos  pobladores  de  aquellas  costas,  todo  lo 
cual,  convenientemente  clasificado  y  estudiado,  puede  formar 
una  verdadera  Historia  natural  de  aquella  reg'ión  tan  poco  co- 
nocida. Describió  después  las  impresiones  que  se  experimen- 
tan en  el  desierto,  con  sus  efectos  de  espejismo  y  sus  nubes  de 
arena,  mencionando  alg-unas  de  las  vicisitudes  por  que  pasó 
durante  sus  excursiones. 

El  Sr.  Bolívar  se  ocupó  á  continuación  de  alg-unas  de  las 
especies  traídas  por  el  Sr.  Font  de  la  excursión  de  que  acababa 
de  dar  noticias,  haciendo  constar  lo  interesantes  que  son  mu- 
chas de  ellas  y  anunciando  la  descripción  de  un  nuevo  Hdios- 
cirtns  Sss. ,  para  el  que  propone  el  nombre  de  H.  Foníi  en 


276  BOLETÍN    DE   LA.   SOCIEDAD   ESPAÑOLA 

honor  de  su  descubridor,  añadiendo  que  quizás  no  sea  la  única 
especie  nueva  entre  las  recog-idas  por  el  Sr.  Font,  lo  que  aún 
no  puede  aseg'urar  por  no  haber  tenido  tiempo  para  estudiar 
todo  lo  recog-ido.  Entre  las  especies  ya  examinadas  se  cuentan 
el  Eremocharis  insignis  Lucas,  especie  propia  del  Sahara,  que 
se  extiende  desde  Túnez  á  Río  de  Oro,  demostrando  la  conti- 
nuidad de  la  fauna  del  Sahara  y  el  Dericorys  BoUvari  Krauss. 
hasta  ahora  solo  hallado  en  este  último  punto.  También  ha 
reconocido  el  Pyrameis  cardui  L. ,  especie  tan  común  en  Euro- 
pa, y  varios  odonatos  que  sin  duda  encuentran  no  lejos  de 
aquel  sitio  ag-ua  dulce  donde  puedan  desarrollarse  sus  larvas. 

— El  Sr.  Calderón  participa  que  el  Sr.  Moldenhauer  había 
donado  al  Museo  de  Historia  natural  mag-níficos  ejemplares  de 
celestina  de  Garrucha,  provincia  de  Almería,  localidad  que  no 
tenía  en  él  representación.  Proceden  del  paraje  llamado  La 
Atalaya  y  del  Cerro  Orteg-a,  y  acompañan  al  envío  noticias 
muy  interesantes  del  yacimiento,  que  incluirá  en  una  nota 
que  prepara  sobre  minerales  españoles. 

— El  mismo  Sr.  Calderón  dio  la  siguiente  noticia  biblio- 
gráfica: 

«E.  Schmitz,  Les  iles  Sahages,  Cosmos,  n."  881, 1901,  páginas 
741  á  745. 

Estas  islas  están  situadas  entre  Tenerife  y  La  Madera,  siendo 
casi  desconocidas  desde  el  punto  de  vista  g-eológ-ico.  El  señor 
Schmitz  da  noticia  de  fósiles  recogidos  en  ellas,  y  que  revelan 
la  existencia  del  terreno  mioceno.  Entre  las  especies  citadas 
en  el  trabajo  á  que  me  refiero,  conocidas  en  su  mayoría,  cita  y 
fig'ura  dos  nuevas,  aunque  sin  describirlas:  una  Nerita  Sal- 
vage7isis,  y  una  CabraUa  Schmitzi». 

—El  mismo  Sr.  Secretario  presentó  dos  Memorias  sobre  la 
flora  española,  que  versan  sobre  las  plantas  de  Cartag-ena  la 
una  y  sobre  las  de  Teruel  la  otra,  y  se  deben  respectivamente 
á  nuestros  consocios  los  Sres.  D.  Francisco  de  P.  Jiménez  Mü- 
nuera  y  D.  Bernardo  Zapater.  Se  acordó  pasaran  á  la  Comisión 
de  publicación. 

Secciones.— La  de  Sevilla  celebró  sesión  el  día  2  de  Julio 
de  1902,  bajo  la  presidencia  de  D.  Manuel  de  Paúl. 

Se  dio  lectura  á  la  sig-uiente  nota  remitida  por  el  Sr.  Calde- 
rón, de  Madrid: 


,  DE    HISTORIA    NATURAL.  2:;7 

«El  Sr.  Moldenhauer,  químico  establecido  en  Garrucha,  y 
especialmente  competente  en  Mineralogía,  me  participa  haber 
recog-ido  en  las  cercanías  de  Corteg-ana,  en  la  provincia  de 
Huelva,  un  g-ranate  calcoferrífero  oscuro,  en  masa  y  con  cris- 
tales, cuyo  análisis  ha  practicado,  llamándole  la  atención  el 
hecho  de  existir  ag-ua  (0,17  por  100)  en  su  composición.  Seg'ún 
mis  noticias,  este  hallazgo  es  enteramente  semejante  al  de 
Burg"uillos  (Badajoz),  representado  en  las  colecciones  del  Mu- 
seo de  Historia  natural  de  Madrid. 

El  citado  análisis  ha  dado  al  Sr.  Moldenhauer  la  siguiente 
composición: 

34.77] 


Si 

02 

AP 

¡03 

Fe 

03 

Fe 

0 

Mn 

0 

Ca 

0 

Mg 

•0 

K2 

0 

H'' 

0 

3.15   R" 

'2  03 

26.83  ' 

0.32) 
0.70   R' 

'   0 

32.00  ' 

'     0.60  j 

0.33   R' 

2  0 

1.30) 

100 

Este  g'ranate  es  debido,  seg-ún  el  mencionado  químico,  á  una 
transformación  del  feldespato  en  presencia  de  pirita  de  hierro». 

— El  Sr.  Barras  envió  la  sig-uiente  noticia  bibliog-ráfica: 

iiSur  la  déformation  clu  crdne  diez  les  Neo-HeJjridais . — Este  es 
el  título  de  una  interesante  Memoria  que  forma  parte  de  las 
Miscellanées  biologiques,  que  fueron  dedicadas  al  profesor  Al- 
fredo Giard  con  motivo  del  xxv  aniversario  de  la  fundación  de 
la  Estación  zoológ-ica  de  Wimereux,  y  que  su  autor,  M.  Phi- 
lippe  Fra7icois,  Jefe  de  trabajos  prácticos  en  la  Sorbona,  ha 
tenido  la  atención  de  enviarnos. 

Los  datos  que  se  contienen  en  dicha  Memoria  fueron  reco- 
g-idos  por  el  mismo  Dr.  Francois  durante  los  viajes  que  realizó 
á  las  Nuevas-Hébridas  desde  1888  á  1895. 

Seg"ún  resulta  de  sus  investig-aciones,  la  práctica  de  la  de- 
formación solo  está  en  uso  en  una  reg"ión  pequeña,  al  Sur  de 
la  isla  de  Mallicolo. 


278  boletín    de    LA   SOCIEDAD    ESPAÑOLA 

Describe  el  procedimiento  empleado  para  la  deformación,  que 
consiste,  seg-ún  observó  en  Rembruana  el  10  de  Ag-osto  de  1889, 
en  un  masaje  dado  á  la  cabeza  del  niño  á  los  pocos  días  de  na- 
cido con  una  pomada  de  aceite  de  coco  y  carbón,  poniéndole 
en  seg-uida,  sujeto  con  bandas  muy  apretadas,  un  g-orro  cilin- 
drico de  fibras  de  Pandmius  trenzadas. 

Hace  lueg'o  atinadas  consideraciones  acerca  del  objeto  que 
persig-uen  los  indíg-enas  con  esta  práctica  y  de  las  ideas  á  que 
responde,  si  tiene  ó  no  influencia  sobre  su  desarrollo  intelec- 
tual y  cuál  puede  ser  su  orig-en,  y,  en  ñn,  sobre  la  causa  de 
observarse  solo  en  una  reg-ión  limitada. 

Termina  el  trabajo  con  un  acabado  estudio  descriptivo  y 
métrico  de  doce  cráneos,  de  los  cuales  son  deformados  ocho. 
seis  de  varón  y  dos  de  hembra,  y  sin  deformar  cuatro,  tres  de 
varón  y  uno  de  hembra. 

Los  índices  cefálicos  resultan  comprendidos  para  los  defor- 
mados entre  65,5  y  70,7,  y  para  los  no  deformados  entre  68,8 
y  84,5. 

Consta  la  Memoria  de  21  pág-inas  en  folio,  y  lleva  ocho  foto- 
g-rabados  intercalados  en  el  texto,  jendo  además  acompañada 
de  cinco  hermosas  fototipias  representando  cráneos  y  tipos 
del  país»". 

Notas  y  comunicaciones. 

Especies  nuevas  del  género  «Dorcadion» 


D.    MANUEL    MARTÍNEZ    DE    LA    ESCALERA. 

D.  Neilense  sp.  n.  Patria:  Neila  (Burg-os). 

Cuerpo  oval,  muy  alarg-ado,  pardo-obscuro,  con  excepción 
de  las  patas  y  antenas  que  son  rojizas,  siendo  el  final  de  las 
tibias  más  oscuro,  asi  como  los  últimos  artejos  de  las  antenas 
y  la  parte  superior  de  los  tarsos. 

Cabeza  sin  costilla  ó  cuando  más  con  un  comienzo  de  ella 
en  el  occipucio,  finamente  surcada,  cuya  estría  se  continúa 
generalmente  hasta  el  epístoma,  flanqueada  por  una  corta  línea 
pubescente  blanca,  y  otra  banda  más  ancha  oscura  pardo- 
amarillenta,  existiendo  dicha  pubescencia  solo  desde  la  fuerte 


DE   HISTORIA   NATURAL.  2"9 

depresión  frontal  hasta  el  epístoma,  pues  el  occipucio  está 
desnudo  y  grosera  y  desig-ualmente  punteado. 

Protórax  apenas  más  ancho  que  larg-o  en  e\  cf  J  notable- 
mente más  en  la  Q,  sin  callosidades  y  con  una  costilla  lisa 
long-itudinal  entera  y  saliente,  finamente  surcada  y  ñan- 
queada  de  una  estrecha  línea  pubescente  blanca  y  otra  adya- 
cente ancha,  pardo-amarillenta  oscura,  sustituida  cerca  de  los 
tubérculos  laterales,  que  están  bien  acusados,  por  una  estrecha 
banda  ag-risada  que  los  recubre,  siendo  el  color  pardo  el  pre- 
dominante en  la  cabeza  y  protórax. 

Élitros  poco  más  de  dos  veces  más  larg-os  que  anchos,  cubier- 
tos de  una  pubescencia  corta  y  caediza  oscura  pardo-amari- 
llenta aterciopelada,  con  la  sutura  blanca,  una  faja  ancha 
humeral  entera  del  mismo  color,  así  como  la  marginal  estre- 
cha y  con  otra  faja  dorsal  asimismo  blanca  y  estrecha  equi- 
distante de  las  sutural  y  humeral  prolong-ada  g-eneralmente 
hasta  el  tercio  posterior  del  élitro;  y  en  g-ran  parte  de  los  ejem- 
plares que  conozco,  entre  las  fajas  dorsal  y  humeral,  estando 
sustituido  el  color  del  fondo  por  una  pubescencia  más  clara  ó 
blanca  (albinismo),  lo  cual  hace  que  á  primera  vista  aparezca 
con  el  aspecto  de  un  D.  Uliagoni  y  sea  el  color  blanco  el  pre- 
dominante; cerca  de  los  húmeros  aparecen  alg-unos  g-ránulos 
dispersos,  neg-ros  y  brillantes,  pero  sin  costillas  ni  espacios 
infrahumerales  desnudos. 

Por  su  protórax  sin  callosidades  se  coloca  al  lado  de  D.  cir- 
cumcmctvm,  Navasi,  molitor  y  Beydeni,  siendo  distinto  de  todos 
ellos  por  su  coloración  y  demás  caracteres. 

D.  Almarzense  sp.  n.  Patria:  Almarza  (Soria). 

Cuerpo  oval  alarg-ado,  pardo-oscuro,  con  las  patas  y  ante- 
nas neg-ras  ó  rojizas  y  en  este  caso  el  final  de  las  tibias,  parte 
superior  de  los  tarsos  y  últimos  artejos  de  las  antenas  más 
oscuros  ó  negros. 

Cabeza  fuerte  y  g-roseramente  punteada,  sin  costilla  ó  con 
comienzo  de  ella  en  el  occipucio,  finamente  surcada  por  una 
estría  continua  hasta  el  epístoma  y  ñanqueada  entre  las  ante- 
nas por  una  corta  línea  pubescente  blanca  y  otra  banda  más 
ancha,  vag"a  y  poco  densa,  oscura  ó  agrisada,  muy  caediza  y 
visible  en  pocos  ejemplares. 

Protórax  poco  más  ancho  que  largo  en  el  c/  y  notablemente 
más  en  !a  9,  sin  callosidades  definidas,  rugoso  y  desig"ual- 


280  boletín   de    LA.    SOCIEDAD    ESPAÑOLA 

mente  punteado,  con  una  costilla  longitudinal  entera  y  salien- 
te, finamente  surcada  y  ñanqueada  por  una  estrecha  linea 
pubescente  blanca  con  vestig-ios,  en  algún  ejemplar,  de  otra 
adyacente,  pardo-oscura,  nunca  completa,  apareciendo  los  te- 
gumentos desnudos,  de  color  negro  de  pez  y  las  rugosidades  de 
su  superficie  muy  desiguales  por  la  confluencia  de  la  puntua- 
ción más  ó  menos  densa;  con  tubérculos  laterales  bien  acusa- 
dos, y  sobre  ellos  una  estrecha  faja  pubescente  agrisada  y 
difusa,  poco  densa,  con  algunos  pelitos  negros  erizados  y  rígi- 
dos cerca  de  la  base  detrás  de  los  tubérculos. 

Élitros  con  espacios  infrahumerales  desnudos,  con  granu- 
los cerca  de  los  húmeros,  sin  ó  con  una  costilla  suprahumeral 
y  poco  más  de  dos  veces  más  largos  que  anchos,  cubiertos  de 
una  corta  pubescencia  pardo-oscura  aterciopelada,  con  la  sutura 
pubescente  blanca, ^una  faja  humeral  entera  del  mismo  color, 
así  como  la  marginal,  que  es  poco  aparente,  y  con  otra  faja 
dorsal  asimismo  blanca,  estrecha,  equidistante  de  las  sutural 
y  humeral,  corta,  pero  prolongándose  en  algún  caso  hasta  el 
tercio  posterior  del  élitro,  estando  sustituido  el  color  del  fondo 
entre  las  fajas  humeral  y  dorsal,  en  algunos  ejemplares,  por 
una  pubescencia  más  clara,  amarillenta  ó  blanca  que  le  da  un 
extraordinario  parecido  con  la  especie  anterior;  pero  la  pre- 
sencia de  espacios  infrahumerales  desnudos  y  el  protórax  casi 
desprovisto  de  pubescencia  los  distinguen  fácilmente. 

Es  extraordinariamente  variable,  por  lo  cual  me  veo  obligado 
á  crear  dos  variedades  que  la  limiten,  rayando  la  una  con  la 
especie  anterior  y  la  otra  con  la  especie  siguiente  D.  ViUosla- 
dense,  como  ocurre  con  su  distribución  geográfica. 

Var.  Urbionense  v.  n.  Patria:  Peñas  de  Urbión. 

Protórax  casi  totalmente  pubescente,  tamaño  algo  menor 
que  el  tipo,  diferente  de  iVez7e?¿5e  por  tener  espacios  infrahume- 
rales desnudos  y  tamaño  también  menor. 

Yar.  cosTATUM  v.  ii.  Patria:  Almarza. 

Protórax  casi  desprovisto  de  pubescencia;  élitros  con  una 
costilla  suprahumeral  más  ó  menos  ancha  y  pronunciada, 
teniendo  los  espacios  infrahumerales  desnudos,  más  anchos 
que  en  el  tipo,  en  alguno  de  cuyos  ejemplares  es  poco  visi- 
ble este  carácter,  muy  variable  en  la  especie. 

D.  Villosladense  sp.  n.  Patria:  Villoslada,  Sierra  Cebo- 
llera. 


DE    HISTORIA   NATURAL.  281 

Cuerpo  oval  poco  alarg-ado,  negro,  con  las  patas  y  antenas 
negras  ó  rojizo  muy  oscuro  en  alg-ún  ejemplar. 

Cabeza  fuerte  y  muy  gToseramente  punteada,  sin  costilla  y 
finamente  surcada  desde  el  occipucio  hasta  el  epístoma,  des- 
provista de  pubescencia,  y  solo  en  alg"ún  caso  con  vestig-ios  de 
una  muy  estrecha  y  corta  línea  pubescente  blanca  muy  cae- 
diza, visible  solo  en  la  depresión  frontal  que  es  profunda. 

Protórax  algo  más  ancho  que  larg'O  en  el  cí  y  notablemente 
más  en  la  Q,  sin  callosidades  y  con  una  costilla  lisa  long-itu- 
dinal  finamente  surcada,  con  vestigios  de  una  corta  pubes- 
cencia blanca  ñanqueaudo  en  línea  muy  fina  á  la  costilla  y 
con  todo  el  resto  del  órgano  desnudo  más  ó  menos  rugoso  y 
grosera  y  desigualmente  punteado;  con  tubérculos  laterales 
bien  pronunciados  y  algunos  pelitos  negros  rígidos  cerca  de 
la  base. 

Élitros  con  espacios  infrahumerales  desnudos;  sutura  lisa  y 
una  costilla  suprahumeral  ancha,  asimismo  desnuda  y  lisa 
hasta  muy  cerca  del  fin  del  élitro;  entre  la  sutura  lisa  y  la  cos- 
tilla suprahumeral  con  una  ancha  banda  pubescente  blanca 
ó  pardo-rojiza,  en  cuyo  último  caso  se  percibe  el  comienzo  de 
una  línea  pubescente  blanca,  dorsal,  que  limita  la  banda  rojiza 
con  la  costilla  lisa,  y  con  otra  faja  humeral  siempre  blanca  y 
entera;  sin  faja  pubescente  marginal  ni  aun  vestigios  de  ella, 
apareciendo  los  tegumentos  donde  no  existe  pubescencia  ne- 
gros y  brillantes  muy  desigualmente  punteados  ó  rugosos. 

En  algunos  ejemplares  de  Villoslada  se  nota  tendencia  á  ser 
pubescente  la  sutura,  y  en  un  ejemplar  Q  de  esta  localidad  y 
de  patas  rojizas,  la  costilla  lisa  suprahumeral  es  menos  apa- 
rente que  en  algunos  ejemplares  de  la  especie  anterior  var.  cos- 
iatmn  mihi,  con  la  cual  confina  en  este  caso.  Es  especie,  como 
aquélla,  muy  variable,  y  ocurre  como  en  Seguntianum,  alha- 
Hum  y  Terolense,  en  los  que  parece  que  los  caracteres  orgáni- 
cos, fijos  para  otras  especies,  son  en  éstas  indecisos,  vacilan 
sin  tener  la  importancia  que  en  esas  otras  más  constantes, 
extremando  el  polimorfismo  tan  notable  de  las  especies  españo- 
las, las  cuales  están  sometidas  á  una  ley  general  de  variabili- 
dad por  coloración  común  á  casi  todas  (albinismo  y  melanis- 
mo),  y  á  otra  á  la  cual  obedecen  aisladamente  ó  en  grupos, 
cuya  afinidad  es  manifiesta,  tales  como  las  de  la  sierra  de  Gua- 
darrama, éstas  de  Burgos,  Logroño  y  Soria,  ó  las  del  litoral. 


282  BOLETÍN   DE   LA    SOCIEDAD  ESPAÑOLA 

D.  Terolense  sp.  n.  Patria:  Monteag-udo,  Escriche.  Gúdaiv 
Valdelinares  (Teruel), 

Cuerpo  oval  alarg-ado,  de  color  iieg-ro,  con  las  patas  y  ante- 
nas neg-ras,  rojizas  ó  rojas. 

Cabeza  con  costilla  lisa  y  saliente,  muy  pronunciada  en  el 
occipucio,  menos  después,  pero  bien  marcada  hasta  el  epístoma 
y  surcada  en  toda  su  longitud  por  una  estría  fina,  ñanqueada 
por  dos  anchas  bandas  pubescentes  blancas,  grises  ó  pardo- 
rojizas. 

Protórax  apenas  más  ancho  que  larg-o  en  el  cf  y  notable- 
mente más  en  la  9,  con  una  costilla  lisa  long-itudinal  entera  y 
saliente  más  ó  menos  surcada  ó  solo  impresionada  cerca  del 
borde  posterior;  á  uno  y  otro  lado  de  la  costilla  una  ancha 
faja  pubescente  blanca,  un  espacio  adyacente  desnudo  desde 
la  base  al  borde  anterior  del  protórax,  fuerte  y  groseramente 
punteado,  sin  callosidades  netas  ó  con  ellas  muy  pequeñas,  y 
otra  faja  más  estrecha  que  la  primera  y  asimismo  pubescente,, 
blanca,  que  recubre  los  tubérculos  laterales,  que  son  bien  mar- 
cados y  con  unos  pelitos  negros  erizados  cerca  de  la  base  y 
detrás  de  los  tubérculos. 

Élitros  alg-o  más  de  dos  veces  más  larg-os  que  anchos,  con 
la  sutura  lisa  y  desnuda,  una  ancha  banda  pubescente  blan- 
ca, una  costilla  suprahumeral  lisa  y  saliente,  estrecha  ó  ancha 
y  más  ó  menos  pronunciada  y  visible  hasta  el  tercio  posterior 
del  élitro,  ó  hasta  el  fin  de  él;  con  otra  faja  humeral  blanca, 
más  estrecha  que  la  dorsal  y  de  un  blanco  más  puro  en  alg-ún 
caso,  una  faja  infrahumeral  desnuda,  y  un  estrecho  reborde 
marg-inal  pubescente  blanco. 

En  alg-unos  ejemplares,  y  principalmente  en  las  QQ,  la  colo- 
ración de  la  ancha  faja  pubescente  dorsal  pasa  al  gris  sucio  ó 
pardo-rojizo,  y  en  este  caso  al  lado  de  la  sutura  lisa  se  destaca 
una  fina  línea  pubescente  blanca  y  otra  más  corta  adyacente 
á  la  costilla  suprahumeral,  resultando  los  élitros  tricolores, 
como  ocurre  en  GMliani ,  cuya  coloración  y  disposición  de  las- 
fajas  copia;  también  en  este  caso  entre  la  costilla  protorácica 
y  la  ancha  faja  pubescente  que  la  flanquea,  aparece  interpo- 
lada una  muy  fina  línea  pubescente  blanca;  estos  matices  no 
son  visibles  en  la  mayor  parte  de  los  ejemplares  por  fundirse 
en  el  tono  general  blanco  de  la  i)ubescencia. 

Se  coloca  al  lado  de  D.  GMliani,  del  cual  se  distingue  por 


DE   HISTORIA    NATURAL.  283 

SU  tamaño  bastante  menor,  pubescencia  macho  más  densa  del 
protórax,  ser  mucho  menos  rug"oso,  y  sobre  todo  por  la  posi- 
ción de  la  costilla  que  en  Terolense  es  suprahumeral,  lisa  y 
más  externa  que  en  GMlitmi,  aparte  de  la  coloración  más  uni- 
formemente blanca  de  Terolense,  de  sus  antenas  más  finas  y 
falta  de  pelitos  neg'ros  erizados  en  los  húmeros;  muy  pareci- 
do por  la  coloración  á  D.  Villosladense,  pero  fácilmente  recono- 
cible por  ser  más  esbelto  y  alarg-ado,  pubescencia  densa  del 
protórax  y  cabeza,  menor  rugosidad  de  los  teg-umentos  des- 
nudos y  línea  pubescente  margñnal  que  no  tiene  dicha  especie. 

Sub.  sp.  ALBARiuM  s.  sp.  u.  Patria:  Cucalón  (Teruel). 

Patas  y  antenas  rojas,  sutura  estrecha,  así  como  la  costilla 
suprahumeral  que  no  pasa  del  tercio  posterior  del  élitro;  fajas 
pubescentes  invadiendo  la  mayor  parte  del  élitro;  mayor,  más 
larg-o  y  esbelto  que  el  tipo. 

Reñero  á  esta  subespecie  los  ejemplares  de  Cucalón,  otros 
dos  de  la  colección  Oberthür,  sin  indicación  de  localidad  y 
una  Q  de  la  colección  del  Museo  de  Madrid  con  localidad  Te- 
ruel; en  estos  tres  últimos  la  costilla  es  rudimentaria  y  la  co- 
loración muy  abig-arrada  en  los  ejemplares  de  la  colección 
Oberthür,  y  g*ris  plomo  uniforme  en  la  Q  de  Teruel;  los  de  Cu- 
calón tienen  la  costilla  más  pronunciada,  pero  nunca  Ueg-a  al 
fin  del  élitro  en  la  serie  de  37  ejemplares  de  esta  localidad. 

Aunque  en  todas  las  localidades  de  donde  cito  D.  Terolense, 
es  en  él  muy  variable  la  coloración  de  las  fajas  pubescentes,  y 
la  anchura  y  long-itud  de  la  costilla,  en  ning-ún  caso  se  dan 
reunidos  los  caracteres  de  la  subespecie;  asimismo  no  he  visto 
de  ella  QQ  totalmente  neg"ras  como  del  tipo,  que  las  tiene, 
así  con  patas  rojas  como  con  dichos  órg-anos  neg-ros,  y  esto 
me  autorizaría  quizás  á  elevarla  á  especie  si  la  facies  y  la 
falta  de  caracteres  expresables  en  palabras  no  se  opusieran  á 
ello;  mas  teng-o  el  convencimiento  de  que  es  tan  distinta  del 
tipo  como  lo  son  Gkiliani,  Lanferi,  Perezi  é  Mspanicum  entre 
sí,  y  eso  que  todas  éstas  tienen  $9  totalmente  negras  que 
prueban  su  estrecho  parentesco. 

D.  MosQUERUELENSE  Sp.  n.  Patria:  Zaragoza,  Mosqueruela 
(Teruel). 

Cuerpo  oval  alargado,  de  color  negro,  patas  y  antenas  ne- 
gras ó  rojizas. 

Cabeza  con  costilla  lisa  y  saliente  más  pronunciada  en  el 


284  boletín    de    LA    SOCIEDAD    ESPAÑOLA 

occipucio,  y  entera  visible  hasta  el  epístoma  y  finamente  surca- 
da en  toda  su  long"itud,  con  una  faja  pubescente  pardo-oscura 
ó  rojiza  á  uno  y  otro  lado  de  la  costilla,  más  ó  menos  ancha,  y 
otra  externa  g-ris  sucio  entremezclada  de  pelitos  de  la  misma 
coloración  que  la  primera,  apareciendo  en  las  partes  desnudas 
la  puntuación  fina  y  no  muy  densa. 

Protórax  poco  más  ancho  que  larg-o  en  el  of  y  notablemente 
más  en  la  Q,  con  una  costilla  lisa  long-itudinal  estrecha,  entera 
y  saliente,  finamente  surcada  y  á  uno  y  otro  lado  una  faja 
lineal  pubescente  blanca  y  una  ancha  pardo-oscura  ó  rojiza 
que  lleg'a  hasta  cerca  de  los  tubérculos  laterales  bien  pronun- 
ciados, sobre  los  cuales  la  pubescencia  es  ag-risada  y  menos 
densa;  además,  y  cerca  de  éstos,  aparecen  unas  callosidades 
vag-as  poco  limitadas  ó  más  bien  una  serie  de  g'ránulos  anas- 
tomosados  desprovistos  de  pubescencia  y  que  en  alg-ún  ejem- 
plar son  nulos,  con  alg-unos  pelitos  neg-ros  erizados  cerca  de 
la  base  y  detrás  de  los  tubérculos. 

Élitros  más  de  dos  veces  más  largos  que  anchos,  sin  costi- 
llas lisas  ni  espacios  infrahumerales  desnudos,  con  la  sutura 
pubescente  de  blanco,  y  á  veces  muy  estrecha  y  lisa,  por  des- 
aparecer en  parte  la  pubescencia  blanca;  con  una  faja  humeral 
estrecha  asimismo  blanca  como  el  reborde  marginal  estrecho 
y  con  otra  dorsal  equidistante  de  las  sutural  y  humeral,  corta 
g-eneralmente  pero  prolong-ándose  á  veces  hasta  cerca  del  fin 
del  élitro,  siendo  dichas  fajas  poco  visibles  cuando  la  colora- 
ción de  la  pubescencia  del  resto  del  élitro  pasa  del  pardo-os- 
curo al  rojizo  y  al  g-ris. 

Tiene  la  especie  ^^9  neg'ras  desprovistas  de  pubescencia,  y 
en  las  cuales  la  costilla  de  la  cabeza  es  poco  aparente,  así  como 
la  protorácica,  apareciendo  la  puntuación  desig"ual,  de  puntos 
redondos,  más  densos  y  casi  conñuentes  cerca  de  los  tubércu- 
los laterales  del  protórax. 

Extraordinariamente  parecido  por  la  coloración  y  disposi- 
ción de  las  fajas  vellosas  á  D.  moUíor,  pero  distinto  de  él  por 
su  tamaño  menor,  costilla  de  la  cabeza  y  presencia  de  callosi- 
dades, que  aunque  g-eneralmente  son  poco  visibles,  no  existen 
nunca  en  moUtor;  la  sutura  nunca  es  lisa  en  esta  última  espe- 
cie, mientras  que  en  Mosqueruelense  hay  marcada  tendencia  á 
ello;  y  sobre  todo  por  poseer  QQ  neg-ras  desnudas  de  las  que 
no  sé  que  existen  en  molitor. 


DE    HISTORIA    NATURAL.  285 

Var.  PSEUDO-MOLiTOR  V.  n.  Patria:  Peña  Golosa  (Castellón). 

Coloración  y  disposición  de  las  fajas  vellosas  como  en  el  tipo, 
del  que  se  disting-iie  por  tener  la  costilla  frontal  menos  apa- 
rente y  por  poseer  además  de  Q  Q  desprovistas  de  pubescen- 
cia, (fa'  asimismo  neg-ros  y  desnudos  que  presentan  el  aspecto 
de  D.  estepari'um  mihi,  del  cual  se  disting-ue  fácilmente  por  la 
puntuación  mucho  más  densa  del  protórax,  casi  confluente,  y 
por  la  costilla  protorácica  que  no  existe  en  dicha  especie,  te- 
niendo además  las  patas  neg-ras,  rojizas  ó  rojas  indistinta- 
mente, así  los  desnudos  como  los  pubescentes. 

Forman  esta  variedad  el  tránsito  del  grupo  de  las  especies 
con  costilla  protorácica  al  de  los  Dorcadioii  sin  ella,  y  yo  creo 
ver  aquí  la  evolución  por  las  ?Q  á  dicha  sección  que  tiene  es- 
pecies asimismo  desnudas  y  pubescentes  en  la  misma  especie 
(D.  Marmottani)  ó  solo  d"  (f  y  Q  Q  desnudos  (D.  Lorquini, 
esteparium)  ó  9  9  pubescentes  y  a'  ^  desnudos  en  parte 
(D.  Amori.) 

D.  PRUiNosuM  sp,  n.  Patria:  Alcuneza,  Matillas,  Sig-üenza, 
Cuenca,  Burg-os  ? 

Cuerpo  oval  alarg-ado,  de  color  neg-ro,  con  excepción  de  las 
patas  y  antenas  que  son  rojizas. 

Cabeza  con  costilla  lisa  y  saliente,  muy  pronunciada,  entera 
desde  el  occipucio  al  epístoma  y  finamente  surcada  en  toda  su 
long-itud,  con  una  ancha  faja  pubescente  ag-risada  á  uno  y  otro 
lado  de  la  costilla. 

Protórax  poco  más  ancho  que  larg-o  en  el  cf  y  notablemente 
más  en  la  Q,  con  una  costilla  lisa,  long-itudinal,  ancha  y  sa- 
liente flanqueada  por  una  faja  no  muy  ancha  pubescente  de 
color  g-ris  sucio,  que  destaca  apenas  del  resto  de  la  pubescen- 
cia pardo-oscura  ó  rojiza  que  recubre  el  resto  del  protórax,  ex- 
cepto en  dos  muy  pequeñas  callosidades  más  ó  menos  marca- 
das, pero  siempre  poco  aparentes  y  redondeadas,  con  los 
tubérculos  laterales  bien  marcados. 

Élitros  más  de  dos  veces  más  larg'os  que  anchos,  con  la  su- 
tura pubescente  de  un  blanco  sucio  muy  fina,  con  otra  línea 
humeral  asimismo  blanca  y  entera  y  como  la  marg-inal  estre- 
chas, con  el  comienzo  de  una  dorsal  equidistante  de  la  sutural 
y  humeral,  con  el  resto  de  los  élitros  sin  costillas  ni  espacios 
infrahumerales  desnudos  y  cubiertos  por  una  pubescencia 
corta,  pardo-oscura,  rojiza,  rojizo-dorada  ó  ag-risada,  en  cuyo 


286  boletín    de  LA    SOCIEDAD    ESPAÑOLA 

Último  caso  la  pubescencia  parece  uniforme  por  no  destacarse 
las  fajas  blancas  al  fundirse  en  el  tono  g-eneral. 

Extraordinariamente  parecido  por  su  coloración  y  dibujo  á 
D.  Martinezi,  bajo  cuyo  nombre  está  repartido  en  las  coleccio- 
nes, y  proveniente  de  las  cazas  de  Korb  é  indicado  con  locali- 
dad de  Burgos,  iii-iv,  1896;  mas  como  he  visto  un  ejemplar  de 
Pie  con  etiqueta  Cuenca  iv,  1896,  Korb,  y  como  yo  lo  he  en- 
contrado en  Sig'üenza,  Matillas  y  Alcuneza,  mientras  que  mi 
cazador  en  Burg"os  solo  ha  hallado  D.  circiimcinctmn  ^^  Sjñ^iolce , 
sin  neg'ar  la  posibilidad,  pong-o  en  duda  la  primera  localidad. 
En  Sigüenza,  Matillas  y  Alcuneza  vive  mezclado  con  Segmi- 
tianum,  con  el  cual  no  es  posible  confundirlo  por  no  tener  es- 
pacios infrahumerales  desnudos  y  faltarle  las  costillas  ó  gra- 
nulaciones humerales  de  dicha  especie;  distinto  de  D.  Marli- 
nezi  por  su  tamaño  menor,  pubescencia  más  densa  y  com.pleta 
del  protórax,  menor  rugosidad  de  dicho  órgano  y  ser  más 
oval  y  menos  acuminado  posteriormente  que  esa  especie. 

D.  Demándense  sp.  n.  Patria:  Pineda  (S."  de  la  Demanda). 

Cuerpo  oval,  poco  alargado,  de  color  negro,  con  las  patas  y 
antenas  negras  ó  rojas,  y  en  este  último  caso  con  la  extremi- 
dad de  las  tibias,  parte  superior  de  los  tarsos  y  últimos  artejos 
de  las  antenas  más  oscuros. 

Cabeza  con  un  comienzo  de  costilla  lisa  y  saliente  en  el  occi- 
pucio, nula  después  y  finamente  surcada,  cuya  estría  se  pro- 
longa hasta  el  epístoma  y  está  ñanqueada  hasta  la  depresión 
intra-antenal  por  una  faja  más  ó  menos  ancha,  pero  poco  pre- 
cisa, de  una  pubescencia  pardo-oscura,  gris  ó  amarillenta 
muy  caediza  y  poco  densa,  apareciendo  en  el  resto  de  la  ca- 
beza la  puntuación  casi  confluente  detrás  de  las  antenas  y  á 
los  lados. 

Protórax  algo  más  ancho  que  largo  en  el  rf  y  notablemente 
más  en  la  Q,  con  una  costilla  lisa,  longitudinal,  entera,  ancha 
y  saliente,  más  ó  menos  fuertemente  surcada  en  toda  su  lon- 
gitud y  flanqueada  por  una  ancha  faja  pubescente  pardo-os- 
cura ó  amarillenta,  con  una  faja  adyacente  desnuda  desde  la 
base  al  borde  anterior  del  protórax,  donde  aparece  la  pun- 
tuación muy  fuerte  y  densa,  sin  callosidades  lisas,  y  con  los 
tubérculos  laterales  bien  pronunciados,  sobre  los  que  reapa- 
rece la  pubescencia,  pero  menos  densa  que  en  la  primera  faja. 

Élitros  algo  más  de  dos  veces  más  largos  que  anchos,  con  la 


DE   HISTORIA    NATURAL.  287 

sutura  pubescente  de  gris-verdoso  ó  amarillento,  una  faja  hu- 
meral ancha  y  entera  del  mismo  color,  así  como  la  marg'inal 
estrecha,  con  una  dorsal  prolong"ada  hasta  muy  cerca  del  final 
ó  hasta  el  final  del  élitro,  y  muy  g-eneralmente  con  otra  seg"unda 
dorsal,  lineal,  corta,  que  no  lleg-a  á  la  base  ni  al  final  del  mis- 
mo, y  que  hace  aparecer  bifurcada  ó  hendida  la  costilla  supra- 
humeral  desnuda,  que  se  une  en  su  conclusión  con  la  costilla 
primera  ó  dorsal;  en  dichas  áreas  desnudas,  como  en  el  espa- 
cio infrahumeral  desprovisto  de  pubescencia,  aparece  la  pun- 
tuación densa  y  g-rosera,  alg'o  rug"osa,  poseyendo  además, 
cerca  de  los  húmeros,  unos  g-ránulos  lisos  muy  pronuncia- 
dos, que  se  destacan  fuertemente  de  la  pubescencia  de  la  faja 
humeral. 

Tiene  la  especie  QQ  neg-ras,  al  ig'ual  de  lo  que  ocurre  á 
B.  GMIiani,  Perezi,  Laufferi  é  hispanicum,  al  lado  de  los  cua- 
les se  coloca;  distinta  de  dichas  especies  por  la  costilla  frontal 
corta,  coloración  de  la  pubescencia,  que  es  más  caediza,  y  por 
ser  más  corta  y  ancha  proporcionalmente;  extraordinaria- 
mente parecida  á  D.  albicans  por  la  coloración  y  dibujo,  pero 
distinta  de  él  por  la  g-ranulación  de  los  húmeros  y  ser  más 
groseramente  punteada. 

Es  muy  variable  en  la  anchura  de  las  fajas  vellosas,  lo  cual 
hace  que  á  su  vez  los  espacios  costiformes  sean  más  ó  menos 
estrechos;  en  una  9  la  costilla  dorsal  es  nula,  ahog-ada  por  la 
pubescencia;  en  otros  ejemplares,  y  en  el  protórax,  aparece 
interpolada  entre  la  costilla  lisa  y  la  faja  pubescente  amari- 
llenta que  la  ñanquea  una  estrecha  línea  blanca  que  se  des- 
taca poco  de  aquélla. 

D.  Seguntianum  Dan.  v.  intermedium  v.  n.  Patria:  Arroyo 
de  Frag-uas. 

El  examen  de  una  larg-a  serie  de  D.  Segmitianiim  Dan.,  co- 
g-ida  en  Sig"üenza,  Alcuneza  y  Arroyo  de  Frag-uas,  a.sí  como  el 
de  un  tipo  de  Daniel,  me  permite  ampliar  la  descripción  que 
sobre  dos  ejemplares  sin  localidad  (Cuenca?  procedencia  in- 
cierta) tenía  en  mi  colección,  y  á  los  que  di  el  nombre  de  insi- 
diosíim,  incurriendo  en  sinonimia,  que  restablecí  posterior- 
mente en  acta  de  la  Soc.  de  Hist.  nat.  del  mes  de  Febrero 
de  1901. 

Ahora  bien;  la  costilla  suprahumeral  que  posee  la  9,  que  me 
sirvió  para  la  descripción,  y  que  creí  fuera  una  aberración 


•288  boletín    de    LA    SOCIEDAD    ESPAÑOLA 

individual,  es,  por  el  contrario,  muy  frecuente  en  la  especie, 
así  en  los  ^/cr'  como  en  las  QQ,  y  más  ó  menos  pronunciada 
existe  en  la  mayoría  de  los  ejemplares  de  Sig'üenza  y  Al- 
cuneza. 

Es  especie  muy  variable,  fundiéndose  las  fajas  blancas  en  la 
coloración  del  fondo  cuando  éste  pasa  del  tono  rojizo  al  agri- 
sado; asimismo  las  patas  son  rojas  ó  neg-ras,  y  aun  las  callosi- 
dades protorácicas,  pequeñas, g-eneralmente,  son  á  veces  exa- 
g-eradas,  tanto  como  en  I).  Graellsi,  resultando  el  protórax  con 
tres  costillas  lisas;  esto  último  ocurre  en  los  ejemplares  de 
Arroyo  de  Frag-uas,  para  los  cuales  establezco  la  v.  interme- 
dinm,  caracterizada  del  modo  siguiente: 

Patas  neg-ras  ó  rojas,  disposición  y  colorido  de  las  fajas  ve- 
llosas como  en  el  tipo  y  distinta  de  él  por  sus  callosidades  pro- 
torácicas  exageradas,  tanto  como  en  D.  Graellsi;  costilla  supra- 
humeral  nula  generalmente,  y  húmeros  más  granulosos;  en 
algún  ejemplar  aparece  una  ancha  banda  rojizo-doradasupra- 
humeral,  adyacente  á  la  humeral  blanca,  copiando  exacta- 
mente esa  forma  del  D.  Graellsi,  del  que  se  distingue  por  los 
espacios  infrahumerales  desnudos  y  g-ranulación  humeral, 
aparte  de  la  costilla  frontal  menor  y  de  que  la  faja  humeral 
pubescente  blanca,  siempre  entera  en  Graellsi,  está  aquí  fre- 
cuentemente interrumpida,  casi  nula  en  un  ejemplar  que  pre- 
senta la  facies  de  D.  Martinezi  v.  Panteli. 

D.  Heydeni  Kr.  v.  Seeboldi  v.  n.  Patria:  Bilbao, 

Coloración  y  disposición  de  las  fajas  vellosas  como  en  el  tipo, 
y  distinto  de  él  por  su  tamaño  algo  mayor,  por  tener  patas  y 
antenas  negras;  el  comienzo  de  una  costilla  frontal  lisa  en  el 
occipucio  y  la  línea  humeral  pubescente  blanca,  más  fina  y 
con  marcada  tendencia  á  interrumpirse,  casi  nula  en  algún 
ejemplar,  lo  cual  acerca  esta  variedad  á  D.  circmncinctum,  del 
cual  se  diferencia  por  tener  la  costilla  frontal  solo  indicada  en 
el  occipucio,  y  nula  á  partir  de  la  depresión  intra-antenal, 
mientras  que  en  circumcictum  es  continua  hasta  el  epístoma, 
aparte  del  tamaño  mayor  y  la  forma  general  del  cuerpo,  más 
alargada  posteriormente  que  en  la  especie  de  Chevrolat. 

D.  PARMENiFORME  sp.  11.  Patria:  Santiago  de  la  Espada  (Gra- 
nada). 

Cuerpo  oval  poco  alargado,  negro,  con  las  patas  y  antenas 
negras  y  los  palpos  algo  rojizos. 


DE    HISTORIA   NATURAL.  289 

Cabeza  sin  costilla,  muy  fuertemente  punteada,  con  fositas 
grandes  redondas  y  profundas  en  el  occipucio,  y  menores  y  no 
tan  densas  en  el  resto  del  órg-ano,  con  un  surco  vag-o  sin  es- 
tría en  la  depresión  inter-antenal  y  con  vestigios  de  una  pu- 
bescencia pardo-sucia  muy  corta,  caediza  y  pruinosa. 

Protórax  bastante  más  ancho  que  largo  en  el  ^  y  notable- 
mente más  en  la  Q,  sin  costilla  longitudinal  ni  callosidades, 
con  tubérculos  laterales  bien  pronunciados,  fuertemente  pun- 
teado en  toda  su  superficie,  con  fositas  aisladas,  redondas  y 
profundas,  alg'o  más  densas  que  las  de  la  cabeza,  pero  sin  re- 
ticulaciones ni  rugosidades  y  con  restos  de  pubescencia  pardo- 
sucia  ó  ferruginosa  muy  caediza,  sin  constituir  fajas  ni 
bandas. 

Élitros  algo  más  de  dos  veces  más  largos  que  anchos,  poco 
estrechados  posteriormente,  totalmente  cubiertos  por  una  pu- 
bescencia uniforme,  corta  y  caediza,  de  color  pardo-sucio  ó  fe- 
rruginoso, con  algunas  manchitas  redondeadas  más  oscuras, 
sin  constituir  líneas  ni  fajas  de  otro  color,  dejándose  ver 
cuando  desaparece  la  pubescencia  el  fondo  del  élitro  punteado 
con  fositas  redondeadas,  menos  profundas  y  más  espaciadas 
que  las  de  la  cabeza  y  protórax,  apenas  más  densa  y  fuerte  en 
la  región  humeral,  pero  aun  aquí  más  clara  que  la  de  dichos 
órganos. 

Se  coloca  al  lado  de  mucidum  y  aunuUcorne;  distinto  del  pri- 
mero por  carecer  de  bandas  pubescentes  bicolores,  tamaño 
menor,  antenas  más  cortas  y  robustas  y  no  anilladas  de  blan- 
co; y  del  segundo,  cuya  coloración  copia,  por  su  tamaño  me- 
nor, forma  del  cuerpo  más  corta  y  paralela,  antenas  más  cor- 
tas y  robustas  y  no  anilladas  de  blanco,  y  de  ambos  por  la 
falta  de  estría  en  la  cabeza  y  proporciones  de  ésta  y  del  protó- 
rax reunidos,  que  son  más  voluminosos  proporcionalmente  en 
parme'iú  forme. 

SINONIMIAS. 

D.  Handschuchi  Küster  nec.  D.  mucidum  Dalm. 

D.  Hcmdschuchi,  cuyo  tipo  tengo  á  la  vista  (colección  Ober- 
thür),  y  del  que  existen  dos  9  9  en  la  colección  Uhagón,  pro- 
venientes asimismo  de  Cartagena  como  el  tipo,  pertenece  al 
grupo  de  D.  suiuraJe  y  mus;  tiene  los  tubérculos  laterales  muy 


290  boletín    de    LA   SOCIEDAD   ESPAÑOLA 

pronunciados  y  salientes;  es  corto  y  rechoncho  como  estas  dos 
especies  y  posee  una  faja  humeral  pubescente,  así  como  la  su- 
tura, además  de  las  dos  dorsales  del  mismo  color  en  el  cf  y  una 
en  la  9;  se  distancia,  por  tanto,  mucho  de  B.  mncidnm,  v,  an- 
mdicorne  y  'parmeniforwie,  que  constituyen  una  pequeña  sec- 
ción aparte. 

El  haber  pasado  á  sinonimia  de  mucidiim  el  Handschuchi 
debe  atribuirse  á  la  falta  de  ejemplares  de  las  especies  citadas 
en  las  colecciones,  induciendo  á  error  las  localidades;  D.  mii- 
cidmn  está  en  Bacares  (sierra  de  los  Filabres)  y  en  Mazarróii 
(Murcia),  siendo  fácil  se  encuentre  en  Cartag-ena,  donde  viven 
D.  HandschucM  y  sutúrale,  distintos  entre  sí.  D.  mncidnm 
V.  anmiUcorne  es  de  Sierra  Nevada  (poseo  tres  ejemplares  de 
Huéjar-Sierra),  y  D.  2i(í'>'''^ieni forme  parece  cantonado  en  las  al- 
turas de  la  Puebla  de  Don  Fadrique. 

Por  su  modo  de  vida  se  alejan  mucidum,  v.  annulicorne  y 
2)armeniforme  de  los  demás  Dorcadion,  que  sabido  es  afeccio- 
nan las  praderas  y  vecindad  de  arroyos  y  fuentes,  al  paso  que 
los  citados  los  he  encontrado  en  las  crestas  y  divisorias  (no 
puertos)  debajo  ó  al  socaire  de  g-randes  losas  ó  lajas  en  parajes 
áridos  y  por  consig-uiente  resecados,  siendo  extremadamente 
raros  y  penosa  su  captura. 

D.  TENUECiNCTUM  Pic.  =  D.  ciRCUMCiNCTUM  Chvr.  Patria: 
Burg'os,  Quintanapalla,  Río  Arlanzón. 

D.  circumcmclnm  es  especie  de  las  más  polimorfas,  y  de  la 
cual  poseo  una  muy  extensa  serie  que  permitiría  considerar 
D.  tenuecinctíim  Pic,  á  lo  sumo,  como  mera  variedad  de  ella 
para  los  ejemplares  que  tienen  faja  humeral  pubescente  ente- 
ra, más  ó  menos  ancha,  variable  en  coloración  del  rojo-dorado 
al  gTÍs;  pero  dicha  faja  humeral  se  atenúa,  haciéndose  lineal, 
descompónese  en  lúnulas  en  alg-unos  casos,  y  desaparece  por 
fin,  como  ocurre  en  los  ejemplares  típicos  de  la  especie  de 
Chevrolat. 

El  color  de  la  pubescencia  del  resto  del  élitro  y  del  protó- 
rax, que  es  pardo-oscuro-aterciopelado  en  el  tipo,  pasa  al  tono 
rojizo  y  al  ag-risado;  las  fajas  humerales  pubescentes  roj izo- 
doradas  son  otras  veces  amarillentas,  blancas  ó  ag-risadas; 
existen  QP  totalmente  neg-ras  desprovistas  de  pubescencia,  y 
en  todos  los  casos  las  antenas  y  patas  son  neg-ras,  rojizas  ó 
rojas. 


DE    HISTORIA   NATURAL.  291 

Sig-uiendo  el  criterio  adoptado  por  mi  de  no  considerar  como 
variedades  sino  aquellas  formas  más  ó  menos  fijas  que  tienen 
alg-ún  carácter  org-ánico  distintivo  que  acompañe  á  las  varia- 
ciones en  la  coloración,  y  no  teniendo  ning-uno  de  esa  categ-o- 
ría  D.  ienuecinctum ,  creo  debe  pasar  á  sinonimia. 

Nuevo  «Helioscirtus»  de  Rio  de  Oro 


D.    IGNACIO    bolívar, 

Helioscirtus  Fonti  sj).  nov.  Albo  fídvoque  testaceus,  nigro- 
¡mnctatiis.  Verticis  sctiteUum  elongatum,  concaviuscuhim,  medio 
indistincte  carinatum,  marginihus  ínter  oculos  covqwesso-subele- 
vatis.  Costa  frontalis  ¡nmcíaia  inter  antennas  distincte  amplíala 
infra  oceUum  coarctata,  ¡Jlana.  Antennm  fusco-anmúata^  articulo 
ultimo  angustissimo,  subtus  silicato,  ayice  subiilato.  Pronotum 
carinulatum,  carina  tantum  inter  sulcos  medios  interrupta;  pro- 
zona antice  distincte  tectiformi  obtusangulariter  producta,  meso- 
zona  medio  rugis  dualnis  transversis ,  confusis,  quarum  postica 
Medio  interrupta;  metazona  pars  antica  pronoti  haud  vel  vix 
dwplo  longiora,  postice  fere  recte  angulata,  tiiberculis  minutis 
nigris  obsita,  carina  media  antice  compressiuscula  et versiis  angti- 
liim  posticiim  dej)lanata;  canthis  lateralibus  distinctis.  Lobis 
defiexis  distincte  altioribus  quam  longioribus,  margine  inferiore 
obliquo  antrorsum  ascendenti,  postico  recto,  ángulo  postico  rotun- 
dato.  Elytra  testaceo-variegata  ante  médium  fascia  lata  trans- 
'oersa  pallida,  apicem  versus  dilutiora,  vena  intercalata  ^exitosa 
ante  apicem  vcike  medim  subcontigiice ,  xena  intercalata  2>oste- 
rior  fusiformi;  área  ulnaris  'per  venam  spuriam  subcompletam 
divisa.  Ala  triangulares  hy alinee  disco  basali  venisque  radiatis 
principalibus  croceis.  Campáis  anterior  et  campus  axillaris  qua- 
drato-reticulatis ,  venis  imncipalibus  nigris;  campi  postici  vena 
radiatae  versus  apicem  nec  non  retículo  marginali  fuscis.  Femora 
longe  griseo-pilosa;  femora  postica  compressiuscula  extus  fusco- 
variegata  carinis  nigropunctatis  intus  fascia  fusca  ajñce  inter- 
rupta  ornata.  Tibim  anticm  fusco- annulatm;  intermedice  subtus 
haud  cristulatce;  postica  2)(illíde  virescentes,  basí  apiceque  sub- 
testaceis,  condylo  intus  nigro,  sjñnis  intus  8  intus  10  ápice 
nigris  ^. 


292  boletín    de    LA    SOCIEDAD   ESPAÑOLA 

Long".  c/  19;  pron.  3,5;  elytr.  19  mm. 

El  género  Helioscirtus  Sss.  se  extiende  desde  el  mar  Caspio, 
por  Túnez  y  Arg-elia,  hasta  la  península  de  Río  de  Oro.  La  espe- 
cie asiática  H.  Moseri  Sss.  fué  dada  á  conocer  en  1884,  y  á  expen- 
sas de  ella  se  constituyó  el  g-énero,  basado  en  el  eng-rosamiento 
de  las  venas  radiantes  de  las  alas  que  permite  disting-uir  desde 
lueg'o  sus  especies  de  las  del  SpMngonotiis  Fieb.,  con  el  que  á 
primera  vista  tienen  g-ran  semejanza.  El  H.  capsitanus  Bonnet, 
encontrado  primeramente  en  Túnez,  entre  Sfax  y  Gafsa,  y 
después  en  Arg-elia,  fué  descrito  en  el  mismo  año  que  el  ante- 
rior y  el  ^.  FÍ7iotianits  Sss.  de  Arg-elia,  Oran,  Lalla-Marg-nliia, 
Nemours  y  Aín-Sefra  lo  fué  al  año  sig-uiente;  son  insectos  pro- 
pios de  los  desiertos  arenosos,  de  lo  que  se  observa  ya  tenden- 
cia en  los  Sphingo7iotus  que  viven  en  sitios  áridos  y  secos. 

La  nueva  especie  se  reconoce  á  primera  vista  por  sus  alas 
hialinas,  con  las  venas  azafranadas  en  la  base  y  principal- 
mente las  radiantes  del  campo  anal,  en  las  cuales  esta  colora- 
ción se  extiende  hacia  el  ápice  tanto  más  cuanto  más  poste- 
riores son;  así  en  la  primera  el  color  croceo  se  extiende  hasta 
la  mitad,  siendo  el  resto  neg-ro;  en  la  seg-unda  un  poco  más; 
en  la  tercera  hasta  los  dos  tercios;  en  la  cuarta  solo  el  ápice 
es  neg-ro  y  las  restantes  son  enteramente  azafranadas;  las 
principales  venas  de  los  campos  anteriores  son  neg-ras  y  finas 
y  el  retículo  próximo  á  todo  el  borde  posterior  también  es 
negro. 

Por  la  falta  casi  completa  de  quilla  media,  así  como  por 
tener  liso  el  borde  inferior  de  las  tibias  intermedias  sin  la 
cresta  que  ofrece  en  el  H.  capsitcmns  Bonnet,  se  aproxima  al 
H.  Finotianus  Sss.  como  exig-ían,  por  otra  parte,  sus  más  estre- 
chas conexiones  g-eog-ráficas,  pero  sin  que  por  esto  pueda  con- 
fundirse con  dicha  especie,  de  la  que  se  disting-ue  por  la  quilla 
frontal  que  es  más  ancha  entre  las  antenas,  por  el  pronoto  más 
fuertemente  aquillado,  con  los  bordes  laterales  de  la  metazona 
más  acusados  y  el  borde  posterior  menos  prolong-ado,  en  án- 
g-ulo  recto,  y  por  sus  alas  triang-ulares,  menos  anchas  y  con  la 
coloración  ya  descrita  bien  distinta  de  la  azul  uniforme  que 
ofrecen  en  el  //.  Finoíiamis  Sss. 

Esta  especie  ha  sido  recog-ida  en  la  península  de  Río  de  Oro 
por  nuestro  entusiasta  é  intelig-ente  consocio  el  presbítero 
D.  Norberto  Font  y  Sag-ué,  á  quien  me  complazco  en  dedicarla. 


DE   HISTORIA   NATURAL.  293 

Nota  sobre  el  verdadero  «habitat)  del    Myotis  Thomasi» 

POR 

D.    ÁNGEL    CABRERA    LATORRE. 

En  Diciembre  del  año  pasado  tuve  el  honor  de  presentar  á 
esta  SociiíDAü  la  descripción  de  un  nuevo  quiróptero  que  de- 
dominé  Myotis  Thomasi.  y  (|ue  supuse,  no  sin  cierta  duda,  del 
Brasil  meridional,  por  haber  Ueg-ado  á  mis  manos  juntamente 
con  alg'unos  M.  nigricans  de  Río  Janeiro  (1).  Hoy  me  cabe  la 
satisfacción  de  poder  completar  ini  descripción  con  noticias 
más  exactas  de  la  verdadera  patria  del  ejemplar  que  me  sir- 
vió para  establecer  la  especie. 

Tanto  este  ejemplar  como  dos  de  los  M.  nigricans  llevaban 
una  pequeña  etiqueta  de  perg-amino  con  un  número  casi  bo- 
rrado, y  habiendo  observado  que  de  todos  los  ejemi)lares  pro- 
cedentes como  éstos  del  viaje  al  Pacífico,  solo  los  del  Ecuador 
llevaban  tales  etiquetas,  me  ocurrió  consultar  las  notas  que 
del  Sr.  Jiménez  de  la  Espada  se  conservan  sobre  lo  recolectado 
á  orillas  del  Ñapo,  y  allí  pude  ver  claramente  que,  tanto  el 
M.  Thomasi  como  los  dos  ejemplares  numerados  del  M.  nigri- 
cans, proceden  de  Archidona,  sobre  el  citado  río,  habiendo  sido 
obtenidos  en  Abril  de  1865.  De  la  nota  del  Sr.  Jiménez  de  la 
Espada  se  desprende  que  él  consideró  á  los  tres  como  de  una 
misma  especie,  y  por  esto,  sin  duda,  los  reunió  con  los  M.  ni- 
gricans del  Brasil. 

Sobre  un  «Globiceplialus»  encontrado  en  la  costa  del  Mediterráneo 


D.    ÁNGEL    CABRERA    LATURRE. 

En  el  número  381  de  La  Feuille  des  Jeunes  Naturalistes,  co- 
rrespondiente al  mes  de  Agosto  de  este  mismo  año,  y  en  el 
BnÜleii  de  la  Institució  Catalana  d'Historia  natural  del  co- 
rriente Octubre,  se  ha  publicado  una  carta  firmada  por  D.  Añ- 


il)   Boletín  de  la.  Soc.  esp.  de  Hist.  nat.,  i,  p.  370. 


294  BOLETÍN    DE    LA   SOCIEDAD   ESPAÑOLA 

tonio  de  Zulueta,  dando  cuenta  del  hallazg-o  del  cadáver  de  un 
GloMcephalus,  el  día  23  de  Mayo,  en  la  playa  de  Vilasar  del 
Mar  (Barcelona).  El  Sr.  Zulueta,  concediendo  al  hecho  la  im- 
portancia que  realmente  merece,  muéstrase  deseoso  de  cono- 
cer la  especie  á  que  el  cetáceo  pueda  pertenecer,  y  de  saber  al 
mismo  tiempo  si  aquélla  habita  en  el  Mediterráneo  ó  ha  en- 
trado alg-una  vez  en  él,  y  á  mí  me  parece  que  el  Boletín  de 
nuestra  Sociedad,  aun  cuando  ésta  no  haya  sido  directamente 
consultada,  bien  puede  dedicar  unas  líneas  á  resolver  en  lo 
posible  ambas  cuestiones. 

Respecto  al  primer  punto,  nada  me  atrevo  yo  á  decir  en 
concreto  sin  ver  el  cráneo  del  animal,  ó  por  lo  menos  un  di- 
bujo exacto;  pero  es  muy  probable  que  se  trate  del  GloMcepha- 
his  melas  Traill,  pues  la  descripción  que  del  cadáver  hace 
el  Sr.  Zulueta  está  en  todo  conforme  con  cuantas  de  esta  espe- 
cie he  leído  (1).  La  boca  hendida  oblicuamente,  el  cuerpo  «la- 
teralmente comprimido  y  casi  en  forma  de  quilla  en  ia  reg-ión 
caudal»,  las  aletas  pectorales  larg-as  y  la  dorsal  en  forma  de 
triáng'ulo  curvilíneo,  son  caracteres  que  se  encuentran  aún  en 
las  fig-uras  más  antig-uas  é  imperfectas  del  O.  melas,  existiendo 
también  entera  conformidad  en  el  color  g-eneral  neg-ro,  lus- 
troso en  las  partes  superiores.  De  lo  que  no  se  dice  ni  una  pa- 
labra en  la  carta  es  de  la  raya  ventral  blanca,  característica  de 
la  citada  especie;  mas  suponiendo  que  esto  no  sea  debido  á  un 
olvido  del  comunicante,  bien  podría  admitirse  que  dicha  raya. 


(1)  Por  si  de  alguna  utilidad  fuera  para  los  que  deseen  estudiar  el  asunto  nuís 
detenidamente,  doy  á  continuación  lo  más  importante  de  la  sinonimia  y  bibliografía 
del  O.  melas. 

Delphinus  melas  Traill,  Nicholson' s  Journal,  xxii  (1809).  p.  81,  lám.  iii. 

Delphinus  GLOBiCEPS  G.  Cuv.,  Aun.  Mus.  Paris,  xix  (1812),  p.  3,  lám.  i.— F.  Cuv., 
De  l'Hist.  Nal.  des  Cétac.  (1836),  p.  190,  lám.  xiii,  fig.  2. 

Delphinus  deductor  Scoresby,  Acc.  Arel.  Reg.  (1820.) 

PhoCjENa  GLOBiCEPS  Losson,  Man.  de  Mammal.  (1827),  p.  416.— Pli.  L.  Martín, 
Illustr.  Naturg.  der  Thiere,  i  (1882,  p.  614. 

Phoc.ena  melas  Conch,  .4«m.  Mag.  Nal.  Hist.,  ix  (1812),  p.  371. 

Globiocephalus  svineval  Gray,  Zool.  «Erebiis»  and  «.Terror»  (1816),  p.  32,  y  Ca- 
tal.  Seáis  and  Whales  (1806),  p.  314. 

Qlobicepualus  melas  Gervais  y  V,  Bened.,  Osteogr.  Cétac.  (1868),  láminas  li,  liii 
'S-í.TM\.—llxo\ie.&%.,  FauneMammif.de  la  Frunce  (1885),  p.  293,  fig.  VlQ.—IrMe,  Bull. 
Unit.  Stat.  Nal.  Mus.,  n.»  36  (1889),  p.  103  y  183,  lám.  xl,  figuras  I  y  2. 

Globiceps  melas  Flower,  Proc.  Zool.  Soc.  London  (1883),  p.  509,  fig.  1." 

De  estas  descripciones,  las  únicas  que  no  he  podido  consultar  son  las  de  Traill  y 
Scoresby. 


DE  HISTORIA    NATURAL.  295 

extendida  en  unos  individuos  á  lo  larg'o  de  todo  el  vientre,  y 
en  otros  reducida  á  una  pequeña  mancha  cordiforme,  lleg-ase 
á  ser  nula  en  alg'unos  casos. 

Las  dimensiones  del  ejemplar  de  Vilasar,  comparadas  con 
las  que  indica  Gray  en  su  CaLalogm  of  Seáis  and  Whales,  re- 
sultan alg-o  reducidas,  pero  las  proporciones  son  las  mismas. 
En  aquél,  la  longitud  total  es  de  4"', 60  y  de  1"%07  la  anchura 
de  la  aleta  caudal,  y  el  autor  ing'lés  da  para  su  G.  svineval 
[  =  únelas),  5'",95  y  I'", 52,  respectivamente;  de  manera  que 
siempre  la  seg'unda  dimensión  es  próximamente  ig-ual  á  un 
cuarto  de  la  primera  (1). 

En  cuanto  á  los  dientes,  son  también  como  los  del  Gf.  melas, 
entrando  perfectamente  en  la  fórmula  de  esta  especi'e,  que 

'    T    20  ,  32  1  j        4     '  la- 

varía de  ¿5  a  — ,  pasando  raras  veces  de  este  ultimo  numero. 

El  hecho  mismo  de  haber  sido  hallado  el  cetáceo  en  playas 
catalanas  (y  con  esto  entramos  ya  en  la  seg-unda  cuestión), 
viene  á  confirmar  mis  suposiciones,  siendo  mucho  más  lóg-ico 
que  lleg'ue  á  las  costas  orientales  de  nuestra  Península  el 
único  Globiceijhalm  que  se  encuentra  en  las  occidentales,  que 
cualquiera  de  las  otras  especies  del  g-énero,  de  las  cuales  una 
es  del  mar  de  la  China  (G.  Sibolclii),  otra  del  Océano  índico 
( G.  indic'us),  dos  del  Pacífico  (G.  Scmmnonii  y  G.  macrorhyu- 
chus),  y  la  última  de  la  costa  atlántica  de  los  Estados-Unidos  y 
mar  de  las  Antillas  (G.  hrachypterus).  El  área  de  dispersión  de 
la  especie  melas  comprende  todo  el  Atlántico  y  la  parte  meri- 
dional del  Pacífico  hasta  la  isla  de  Tasmania;  pero  en  muchas 
obras  de  Historia  natural,  entre  ellas  la  famosa  Thierleden  de 
Brehm,  se  dice  que  este  delfínido  pasa  el  estrecho  de  Gibral- 
tar  alg'unas  veces,  que  no  deben  ser  muy  pocas  cuando  hay 
autores  que  han  lleg-ado  á  incluir  el  Mediterráneo  en  su  habi- 
tat (2). 

Por  cuanto  acabo  de  exponer,  podemos  pensar  con  bastante 
fundamento  que  el  animal  objeto  de  la  carta  del  Sr.  Zulueta 
es  la  especie  más  común  del  g-énero,  no  obstante  lo  cual,  y 


(1)  Gray  da  las  medidas  en  pies  ¡agieses,  siendo  conveniente  advertir  que  en  esto 
trae  su  Catalogue  una  notable  errata,  leyéndose  «pulgadas»  donde  debiera  decir 
<<pies>>,  y  «líueas>>  donde  <<pulgadas». 

(2)  «On  le  trouve  dans  l'Océan  Atlnnti<iue,  La  Manclii!  et  la  MéJiterranée»; 
(T.rouossart,  Faune  des  Mammiféres  de  la  Frunce,  p.  2!)3). 


296  boletín    de    LA    SOCIEDAD    ESPAÑOLA 

aun  cuando  haya  tenido  precedentes  el  caso,  es  éste  lo  bas- 
tante raro  para  merecer  la  atención  de  todos  los  que  g-ustamos 
de  los  estudios  zoológicos,  y  un  dato  no  despreciable  para  la 
fauna  española. 

Mamíferos  del  litoral  de  Asturias 


D.    CELESTINO    GRAINO    CAUBET. 

Orden  Quirópteros. 

Vesperugo  pipistrellus  Schreb. — Muy  común. 

Orden  Insectívoros. 

Talpa  europsea  L.  —Muy  común. 
Sorex  araneus  SchreJ) .—láem . 
Erinaceus  europreus  L. — ídem. 

Orden  Fieras. 

Vulpes  vulg-aris  Wa(/n.—^lny  común. 
Viverra  g-enetta  Z. — Común. 
Putorius  foetidus  Klein. — Muy  común. 

—  foina  X. — Poco  común. 

—  vulg-aris  Z.— Muy  común. 
Lutra  vulgaris  ZVa;/.— Común. 
Meles  taxus  PaU. — ídem. 

Orden  Roedores. 

Mus  musculus  Z. — Muy  común. 
—   rattus  Z.— ídem. 

Lepus  meridionalis  GtíbUs. — Poco  común. 
—     cuniculus  L. — Raro. 

Orden  Artidáctilos. 

Sus  scropha  Z. — Común. 

Capreolus  europseus  Brookes. — ídem. 

Rupicapra  tragus  Gray. — Raro,  común  en  el  interior. 


BOLETÍN 


SOCIEDAD  ESPAÑOLA  DE  HISTORIA  NATURAL 


Sesión  del  5  de  Noviembre  de  1902. 

PRESIDENCIA     DEL     EXCMO.     SR.     D.     ZOILO    ESPEJO. 

En  ausencia  del  Secretario  y  Vicesecretario  actúa  como  tal 
el  Bibliotecario  Sr.  Blanco. 

— Se  leyó  el  acta  de  la  sesión  anterior,  la  cual  fué  aprobada. 

— El  Sr.  Kodríg'uez  Mourelo  dedicó  elocuentes  frases  á  elo- 
giar la  memoria  del  eminente  g-eólog'o,  nuestro  ilustre  conso- 
cio y  ex-presidente  D.  José  Macplierson,  á  las  que  se  asociaron 
en  nombre  de  todos  los  socios  el  Sr.  Presidente  y  el  Sr.  Váz- 
quez, y  proponiendo  aquél  que  constase  en  el  acta  el  senti- 
miento por  la  pérdida  de  tan  preclaro  naturalista,  y  rog-ando 
al  Sr.  Rodríg'uez  Mourelo  se  encarg-ase  de  escribir  un  artículo 
necrológ-ico  de  dicho  señor,  como  se  había  venido  haciendo 
en  casos  semejantes.  El  Sr.  Mourelo  aceptó  el  encarg-o,  todo 
lo  cual  fué  aprobado  por  la  Sociedad,  así  como  el  que  consta- 
sen las  g-racias  del  Sr.  Rodríg-uez  Mourelo,  por  haber  sido 
desig'uado  para  tan  honroso  carg-o. 

— El  Sr.  Bolívar  indicó  que  la  muerte  del  Sr.  Macplierson 
orig-ina  una  vacante  en  la  Comisión  de  publicación,  pero  que 
debiendo  hacerse  la  renovación  de  la  Junta  en  la  próxima  se- 
sión, podía  aplazarse  para  ella  el  expresado  nombramiento, 
lo  cual  fué  acordado. 

Admisiones.— Quedaron  admitidos  como  socios  numerarios  el 
semanario  Alrededor  del  Mundo,  presentado  por  D.  Ang-el  Ca- 
brera; D.  Joaquín  Novella,  Licenciado  en  Ciencias  Naturales, 
Abogado,  residente  en  Murcia,  presentado  por  D.  Antonio 
García  Várela;  D.  Melchor  Vicente,  de  Ortigosa  (Logroño)  que 
lo  fué,  por  el  R.  P.  Navas,  y  D.  José  Deulofeu,  Catedrático  de 

T.  II.  — Noviembre,  1902.  20 


298  boletín    DK    LA.   SOCIEDAD   ESPAÑOLA 

la  Facultad  de  Farmacia  en  la  Universidad  de  Santiago,  pre- 
sentado por  D.  Antonio  Eleiceg-ui. 
Se  hicieron  dos  nuevas  propuestas  de  socios. 

Gomimlcaciones  verbales. — El  Sr.  Azpeitia  hizo  presente  los 
deseos  de  D.  Joaquín  González  Hidalgo,  de  volver  á  formar 
parte  de  la  Sociedad,  acordando  ésta,  á  propuesta  del  Sr.  Bo- 
lívar, que  dado  el  carácter  de  socio  fundador  que  tiene  el  señor 
G.  Hidalgo ,  quedase  desde  luego  admitido,  congratulándose 
del  concurso  de  tan  distinguido  naturalista. 

— Se  dio  cuenta  del  donativo  de  que  es  acreedora  la  Socie- 
dad al  Sr.  Ramón  y  Cajal,  quien  la  ha  favorecido  con  un  ejem- 
plar de  la  importante  Revista  de  micrografia  que  publica,  y  se 
acordó  darle  las  gracias  por  tan  víilioso  regalo. 

—  Se  leyó  una  comunicación  del  Sr.  Presidente  de  la  Comisión 
forestal,  remitiendo  á  la  Sociedad  una  fotografía  del  busto  en 
bronce  del  Sr.  Laguna,  que  ha  sido  colocado  en  la  Escuela  de 
Montes,  según  se  dijo  en  la  sesión  anterior,  y  el  Sr.  Artigas 
propuso  se  pusiese  en  un  cuadro  en  nuestra  Biblioteca  como 
tributo  de  respeto  y  consideración  á  la  memoria  de  tan  emi- 
nente botánico,  acordándose  así,  además  de  dar  las  gracias  al 
Sr,  Presidente  de  dicha  Comisión  Forestal. 

— Dióse  lectura  á  dos  notas  remitidas  una  por  el  Sr.  H.  Pa- 
checo y  otra  por  el  Sr.  Mercet,  tituladas  la  primera  «Sobre  la 
emisión  de  sonidos  por  las  7mUiIasy>,  y  la  segunda  «Un  análisis 
de  la  Ambligonita  de  Cáceres». 

—El  Sr.  Hoyos  habló  del  último  viaje  realizado  por  el  nota- 
ble antropólogo.  Sr.  Cartailhac  á  la  famosa  cueva  de  Santilla- 
na,  haciendo  resaltar  con  este  motivo  su  importancia  prehis- 
tórica, superior  por  sus  dibujos  á  sus  análogas  francesas,  lo 
que  obliga  á  su  conservación  y  estudio,  á  cuyos  fines  puede 
contribuir  esta  Sociedad. 

También  hizo  constar  que  la  opinión  de  aquel  y  de  otros 
excursionistas  franceses  es  en  un  todo  favorable  al  origen  pre- 
histórico de  los  mencionados  dibujos  de  la  cueva,  como  lo  sos- 
tuvo ya  hace  años  el  Sr.  Vilanova,  de  feliz  recuerdo,  no  obs- 
tante de  no  haberse  tomado  sus  opiniones  en  la  consideración 
que  debían  por  la  ingerencia  en  el  asunto  de  artistas  cierta- 
mente reputados,  pero  ajenos  á  la  cuestión  desde  el  punto  de 
vista  científico.  De  todos  estos  extremos  prometió  el  Sr.  Hoyos 


DE   HISTORIA   NATURAL.  299 

presentar  un  trabajo  que  redactará  cuando  sus  ocupaciones  se 
lo  permitan. 

—El  Sr.  Font  y  Sag-ué  leyó  una  Memoria  sobre  objetos  pre- 
históricos hallados  por  él  en  Río  de  Oro,  acompañando  un  car- 
tón con  varios  silex  tallados  procedente  de  dicha  localidad,  el 
cual  donaba  á  la  Sociedad,  y  será  enviado  por  acuerdo  de  ésta 
al  Museo  de  Historia  natural  por  carecer  aquélla  de  coleccio- 
nes. El  Sr.  Bolívar,  como  Director  del  Museo,  dio  g-racias  al 
Sr.  Font  y  Sag-ué  por  su  donativo. 

El  Sr.  Hoyos  solicitó  del  mencionado  Sr.  B'ont  algninas 
aclaraciones  sobre  los  paraderos  de  donde  aquellos  silex  pro- 
ceden, aclaraciones  que  hizo  el  mencionado  señor  socio,  si 
bien  manifestando  no  pudo  adquirir  noticias  todo  lo  completas 
que  hubiera  deseado,  y  ampliar  sus  exploraciones  por  respeto 
á  las  creencias  y  espíritu  de  los  moros. 

El  mismo  Sr.  Font  y  Sag-ué  dijo  que  habiendo  dado  á  su 
querido  amigo  Más  de  Xaxars,  de  Barcelona  ,  alg-unos  ejem- 
plares repetidos  de  los  coleópteros  que  recog-ió  en  la  reg-ión 
sahárica  de  Río  de  Oro,  con  objeto  de  que  fig-uraran  en  su 
colección  ,  los  mandó  aquél  á  nuestro  consocio  Dr.  L.  von 
Heyden  para  que  se  los  clasificara,  y  éste  le  ha  remitido  la 
sig-uiente  lista,  que  se  complacía  en  poner  en  conocimiento 
de  sus  consosocios:  Phaleria  cadaverina  Y .\  Cnjpticiis  (Seris- 
ciíis)^-  murimis  x\llard  ;  Pimelia  granáis  Klug".;  canescens  Klug-; 
Zophosis  planee  F.;  Micipsa  Miilsanti  Levrat;  Eulipus  pimctidor- 
sis  Reitter;  Scaurus  ovipemiis  Fairmaire. 

El  Sr.  von  Heyden  hace  notar  como  interesante  por  la  lo- 
calidad la -existencia  de  la  Phaleria  cadaverina  F.,  y  por  su 
rareza  el  EuHpus  jnmctidorsis  Reitter,  del  cual  dice  que  solo 
son  conocidos  los  dos  ejemplares  de  la  colección  von  Heyden. 
Ning-una  de  las  anteriores  especies  fig-ura  en  hi  lista  de  las  re- 
cog-idas  por  el  profesor  Quirog-a  en  la  misma  localidad  y  pu- 
blicadas en  nuestros  Anales. 

Secciones.— La  de  Barcelona  celebró  sesión  el  día  3  de  los 
corrientes  bajo  la  presidencia  de  D.  José  Casares. 

Fueron  admitidos  como  socios  D.  Ag-ustín  Murua  y  Valerdi 
y  D.  José  López  Capdepón,  Catedráticos  de  la  Facultad  de  Far- 
macia; Mr.  Edg-ard  Pacault,  Preparador  del  Laboratorio  Ara- 
g-ó,  en  Banyuls-sur-Mer,  y  D.  Enrique  Alabern,  Doctor  en  me- 


300  boletín  de  la  sociedad  española 

dicina,  residente  en  Port  Bou  (Gerona),  que  fueron  propuestos 
en  la  sesión  anterior. 

Se  hizo  una  nueva  propuesta  de  socio. 

—  El  Sr.  Aranzadi  hizo  la  sig-uiente  comunicación: 

«La  reciente  nota  del  Sr.  Calderón  sobre  términos  castizos 
hidrológ-icos  me  sug-irió  alg-unas  observaciones  que  expong-o 
á  su  consideración  y  á  la  de  los  demás  consocios  por  lo  que 
pudieran  valer. 

No  he  visto  las  rías  de  Galicia  y  pasé  muchos  años  de  mi 
vida  antes  de  enterarme  por  escritos  y  conversaciones  de  lo 
que  son  dichas  rías,  pero  en  cambio  me  acostumbré  desde 
que  aprendí  á  hablar  en  castellano  al  uso  de  la  palabra  ria 
en  otro  sentido  alg-o  distinto  del  que  define  el  Sr.  Calderón. 
En  las  rías  que  yo  he  visto  no  está  precisado  ese  sentido  por 
la  config-uración  topog-ráfica  ni  por  la  anchura  del  cauce,  sino 
que  la  palabra  oia  es  más  puramente  hidrog-ráfica,  con  sen- 
tido más  concreto  y  estricto  y  al  mismo  tiempo  aplicable  á 
mayor  número  de  casos;  en  tal  sentido,  ria  es  la  parte  de  un 
río  fecundada  ó  invadida  por  la  marea. 

A  la  salida  de  la  ría  en  el  mar  puede  haber  un  ensancha- 
miento ó  abertura  sin  abrig-o  que  se  llama  abra,  á  diferencia 
de  la  Mhia,  que  es  abrig-ada.  Cala  es  la  parte  de  mar  muy 
próxima  á  la  costa,  donde  pueden  anclar  buques  de  algún 
calado;  de  aquí  los  nombres  de  Calahonda  en  la  provincia  de 
Granada  y  Caleta  en  Málag-a. 

Respecto  de  la  palabra  estuario  recordaré  que  en  castellano 
hay  con  ese  sentido  la  voz  estero,  conservada  en  el  nombre  de 
una  población  de  la  Arg-entina,  que  aunque  no  está  en  la 
costa  marina,  tiene,  sin  embarg-o,  alg-unos  de  los  caracteres 
del  estuario. 

En  los  Pirineos  navarros  lindantes  con  Arag-ón  he  visto  lo 
que  allí  llaman  foces,  que  concuerdan  más  bien  con  lo  que  el 
Sr.  Calderón  llama  hocinos  que  con  lo  que  denomina  Jioces; 
son  estrechamientos  en  curva  (hoz)  producidos  por  la  aproxi- 
mación de  dos  montañas  en  el  cauce  de  los  ríos,  los  cuales 
como  consecuencia  se  precipitan  en  rápidos  muy  pelig'rosos 
para  los  conductores  de  almadías». 

— La  Sección  de  Sevilla  celebró  sesión  el  día  25  de  Octubre 
de  1902  bajo  la  presidencia  de  D.  Mig-uel  de  Bag-o  y  Rubio. 


DE  HISTORIA   NATURAL.  301 

— El  Sr.  Secretario  comunicó  á  la  Sección  la  noticia  del  falle- 
cimiento del  Sr.  Macpherson,  sabio  g-eólog-o,  á  cuya  actividad 
debe  tanto  la  ciencia  española,  y  asiduo  colaborador  en  la 
g-eoloo-ía  de  España,  y  muy  especialmente  en  la  de  Andalucía, 
la  cual  enriqueció  con  numerosos  estudios  de  verdadera  im- 
portancia y  orig-inalidad. 

Los  señores  socios  concurrentes  acordaron  que  constase  en 
acta  el  sentimiento  que  la  Sección  experimentaba  con  la  pér- 
dida de  tan  ilustre  consocio. 

— El  Sr.  Chaves  presentó  un  ejemplar  de  una  resina  mineral 
procedente  de  Almarg-en  (provincia  de  Málag-a)  y  recog-ida  por 
el  consocio  Sr.  Laza.  El  ejemplar,  que  aún  no  ha  tenido  oca- 
sión de  estudiar,  es  interesante  desde  lueg-o  por  proceder  de 
una  localidad  no  consig-nada  en  la  importante  obra  de  los 
Sres.  Tenne  y  Calderón,  Die  Mineralfundstcltteii  dar  Iberischen 
Halhinsel,  que  tan  concienzudamente  resume  las  localidades 
conocidas  de  minerales  españoles. 

—El  Sr.  D.  Enrique  Crú  ofreció  dar  cuenta  en  otra  sesión  de 
diversos  ejemplares  de  aves  cazadas  por  él,  y  presentó  á  la 
Sociedad  varios  fósiles  recog-idos  en  su  última  excursión  á, 
Navajas  (provincia  de  Castellón),  consistentes  en  radiolas  de 
erizos  de  mar  del  g"énero  Cidaris,  probablemente  de  una  varie- 
dad del  C.  glandifera  Münster,  de  la  cual  difiere  por  ser  las 
radiolas  lisas;  un  pequeño  frag-mento  de  otra  radiola,  que 
parece  ser  del  C.  florigemma  PhiL,  y  artejos  y  trozos  del  tallo 
y  columna  de  un  crinoide  (Millericrinus Milnsterianus?Ty(dvh.). 
Todos  ellos  se  encuentran  también  en  el  Jurásico  superior 
(coralino)  del  Maestrazg-o. 

— El  Sr.  Miquel  enumeró  los  siguientes  moluscos,  que  deben 
ag-reg-arse  á  la  fauna  española,  encontrados  en  Palma  de  Ma- 
llorca, á  los  cuales  habrá  que  añadir  alg'unas  Persicula,  Sma- 
ragdinella,  Mitra,  etc.,  citadas  por  Monterosato  y  otros  auto- 
res, y  una  ColumieJIa,  que  de  no  ser  una  anomalía  individual 
(fué  drag-ada  viva),  debe  constituir  una  especie  nueva. 

Gastrópodos. 

Gadinia  Garnoti  Payr.,  sp.  (Pileopsis);  PateUa  Garnoíi  Pni- 
lippi;  galathea  Lamk.;  Gadinia  depressa  Requien;  mamillaris 
Petit.  de  la  S.— Únicamente  ejemplares  muertos. 

» 


302 


BOLETÍN   DE   LA   SOCIEDAD   ESPAÑOLA 


Oxinoe  olivácea  Raf.;  Lophocercus  olivaceus  (Auct.).— Un  solo 
ejemplar  vivo  y  en  perfecto  estado. 

Odostomia  scanclens  Brug-noni.  f^'cicííZ^n^;. —  Ejemplares 
muertos. 

BiUiíim  Jadertinum  Bruzina,  sp.  (CeritMum),  var.  del  B.  reti- 
culatum  Dacosta  (CeHthvum). 

Der7)ioí)mrew  scalarimis  (Bivons,),  sp.  (Murex);  Míirex  scala- 
roides  Blainville;  distinctiis  Phil.;  Ponerla  scalaroides  Mtr.— 
Ejemplares  abundantes,  pero  muertos  de  mucho  tiempo. 

Rissoia  glahrata  Müll.,  sp.  (Helix);  Rissoa  ¡mncMnm  Phil.; 
Pisinna  glabrata  Mtr. 

Para  obtener  ejemplares  de  esta  pequiñísima  é  interesante 
especie  conviene  recog-er  á  orilla  mismo  del  mar  arenas  que 
conteng-an  frag-mentos  rodados  de  g-astrópodos,  en  cuyo  inte- 
rior seg-uramente  viven,  pasado  bastante  tiempo,  las  Rissoas: 
muertas  por  desecarse  las  conchas  en  que  viven  se  destacan,  y 
con  una  lente  g-rande  pueden  buscarse  entre  las  arenas. 

Rissoia  lia  (Benoit)  ms,  Mtr.— Ejemplares  muertos;  (Albania) 
snbcrennlata  Schwarts,  sp.;  Rissoa  cremilata,  var.  miiior.  Phil.; 
Oceani  Aradas. 

Assiminea  sicanaBrngnone. 

HydroUa  acula  Drap. 
—       ventrosa  Fraunf. 

Palusdestri7ia  acula  Auct. 

Pelecípodos. 

Gaslrochcena  conchyliophila  Pallary.  —  Castellón  de  la  Plana. 

Aun  cuando  los  Braquiópodos  no  fig-uran  ya  entre  los  mo- 
luscos, ag-reg'o  también  la  sig-uiente  especie  que  está  en  ig-ual 
caso  que  las  anteriores. 

Cislella  cunéala  Risso.,  sp.  (Terebralula).— Avenal  de  Palma. 
Ejemplares  muy  jóvenes  y  muertos. 

— La  Sección  de  Zaragoza  celebró  sesión  el  29  de  Octubre 
de  1902  bajo  la  presidencia  de  D.  Hilarión  Jimeno. 

—El  Rdo.  P.  Navas  leyó  la  YII  de  sus  «Notas  entomológicas», 
que  trata  de  Algunos  inseclos  de  España  poco  conocidos. 

— El  Sr.  Salvador  (D.  Andrés)  dio  lectura  después  á  otra 
nota  que  trata  de  Un  caso  raro  de  incubación. 

—El  Rdo.  P.  Navas  se  ocupó  verbalmente  de  los  hong-os  mi- 


DE   HISTORIA   NATURAL.  303 

■croscópicos,  fundado  en  lo  que  dijo  el  Sr.  Lázaro  en  la  sesión 
de  Junio  último.  Enseñó  el  hongo  microscópico  Rickia  Was- 
manni  Cavara,  de  la  familia  de  las  Labulbeiiáceas,  de  la  que  se 
conocen  152  especies,  y  de  ellas  solo  19  en  Europa.  Son  pará- 
sitas de  animales,  coleópteros  acuáticos,  v.  g-r.  la  Rickia 
(gen.  nov.,  en  obsequio  del  P.  Rick  que  la  encontró),  que  es 
parásita  de  la  hormiga  Myrmica  Immnodis  Nyl.  Los  ejemplares 
presentados  son  de  Bercastel  (Alemania). 

— El  Sr.  Soler  (D.  Juan  Pablo)  mostró  magníficos  ejempla- 
res de  ramio  cultivados  por  él  en  este  Jardín  Botánico,  así 
como  de  sus  fibras  textiles  aisladas,  de  gran  finura  y  perfec- 
tamente blanqueadas. 

Notas  y  comunicacioues. 


Un  análisis  de  la  ambligonita  de  Cáceres 


D.  EDUARDO  H.  PACHECO. 

Un  nuevo  dato  puede  añadirse  á  los  publicados  en  años 
anteriores  del  Boletín  de  la  Sociedad,  para  el  conocimiento 
del  mineral  encontrado  recientemente  en  las  cercanías  de  la 
capital  cacereña.  Se  trata  de  un  análisis  efectuado  en  Alema- 
nia que  confirma  ser,  efectivamente,  el  mineral  que  sirve  de 
ganga  á  \^  casiterita  de  Cáceres,  la  especie  conocida  con  el 
nombre  de  ambligonita. 

El  resultado  del  análisis  fué  el  siguiente: 

Ácido  fosfórico 47,12 

Alúmina 35, 10 

Litina 5,42 

Fluor 11,19 

98,83 

A  esto  hay  que  añadir  una  pequeña  cantidad  de  sodio  no 
determinada. 

Estos  datos  me  fueron  comunicados  este  verano  por  el  pro- 
pietario de  las  minas,  D.  José  del  Pozo  y  Mateos,  el  cual  no  me 


304  BOLETÍN    DE   LA    SOCIEDAD   ESPAÑOLA 

dio  el  nombre  del  químico  que  efectuó  el  análisis.  Los  creo  de 
alg-ún  interés  por  tratarse  de  un  mineral  nuevo  para  la  g-ea 
española,  y  con  los  cuales  queda  ya  perfectamente  conocido.^ 


Un  caso  curioso  de  incubación 


D.    ANDRÉS    SALVADOR    Y    GIL. 

Creo  dig-no  de  mención,  por  la  poca  frecuencia  con  que 
sucede  y  circunstancias  que  le  rodean,  el  caso  denominado  en 
el  epíg-rafe,  ocurrido  en  Zarag'oza  (Torrero)  en  la  primera  quin- 
cena del  mes  de  Julio  de  1902. 

Faltándome  el  huevo  correspondiente  á  la  codorniz  en  la 
colección  que  poseo,  encarg'ué  á  unos  seg-adores,  el  día  30  de 
Junio,  me  proporcionaran  íuio,  contestándome  que  hacía  tres 
ó  cuatro  días  habían  encontrado  un  nido  con  cuatro  huevos, 
en  el  cual  la  hembra  no  había  verificado  toda  su  ¡mesta;  los 
seg-adores  lo  taparon  con  unos  haces  de  trig"o  con  el  objeto  de 
no  ser  visto^  impidiendX)  de  esta  manera  que  la  madre  volviera 
á  cumplir  su  misión. 

Después  de  dado  el  encarg-o  fueron  en  su  busca,  y  al  levan- 
tar los  haces  encontraron  que  solo  existía  un  huevo,  pues  los 
tres  restantes  habían  sido  aplastados  por  el  peso  que  obraba 
sobre  ellos. 

El  tiempo  transcurrido  desde  el  encuentro  hasta  que  el 
huevo  estuvo  en  mi  poder  fué  de  cinco  días.  En  seg-uida  lo 
coloqué  en  una  caja  de  cartón  de  0,06  m.  de  long-itud,  0,04  de 
anchura  y  0,03  de  altura  (que  es  la  que  presento),  rellenán- 
dola con  alg'odón  para  que  no  sufriera  g-olpe  alg'uno,  y  así  la 
coloqué  en  la  habitación  junto  á  las  otras  cajas  de  otros  hue- 
vos encontrados  el  mismo  día. 

Así  transcurrieron  varios  días,  hasta  que  el  día  12  de  Julio 
por  la  noche  noté  un  ruido  extraño  que  parecía  salir  de  alg-una 
de  las  cajas  de  los  huevos,  ruido  que  me  llamó  poderosamente 
la  atención  hasta  el  punto  de  abrir  alg-una  de  dichas  cajas,  y 
no  encontrando  el  motivo  de  ruido  que  seg"uía  oyendo,  pro- 
cedí á  examinar  detenidamente  todas  las  cajas,  y  cuando  des- 
tapé la  del  huevo  de  codorniz  saltó  una  viva  como  si  hubiera 


Bol.  de  la  Soc.  esp.  de  Hist.  nat. 


Tomo  II.  Lám.  V. 


Bol.  de  la  Soc.  esp.  de  Hist.  nat. 


Tomo  II.  Lám.  VI. 


vV^^-*-^^^^ 


/^*^-' 


DE   HISTORIA   NATURAL. 


305 


sido  criada  con  su  propia  madre;  ig-norando  el  tiempo  que 
hacía  estaba  allí  con  vida. 

El  nuevo  ser  lo  coloqué  en  una  caja  de  cartón,  con  ag-ujeros 
para  ventilación,  y  con  alg-odón,  donde  estuvo  por  espacio  de 
siete  días  que  vivió,  alimentándola  con  pequeños  insectos  y 
ag-ua  introducida  con  un  cuenta-g'otas. 

La  codorniz  estaba  bien  conformada,  á  excepción  de  la  pata 
derecha  que  estaba  dirig-ida  hacia  adentro,  sufriendo  los  dedos 
una  lig-era  rotación  interna. 

Como  dato  curioso  mencionaré  las  temperaturas  (oficiales) 
que  transcurrieron  en  estos  días  y  la  humedad,  por  lo  cual 
podrá  verse  la  importancia  del  caso. 


IDI  J^S 


1/ 
2 

3 
4 

5 

6 

7 

8 

9 
10 
11 
12 


Julio 


TEMPERATURA 


Máxima. 

Mínima. 

32,1 

17,4 

30,9 

19,0 

31,7 

19,9 

31,8 

19,9 

32,7 

18,6 

37,G 

19,6 

37,9 

2?,8 

42,2 

22,9 

38,0 

24,8 

40,8 

24,1 

30,8 

19,5 

35,2 

18,9 

HUMEDAD 
Mañana.         Tarde. 


59 
53 
46 

44 
39 
46 
48 
51 
49 
39 
58 
47 


31 
42 
38 
26 
34 
32 
31 
29 
30 
22 
34 
37 


Los  kiokenmodlngos  de  Rio  de  Oro  (Sahara  español) 


D.    NORBERTO    FONT   Y   BAGUE,    PBRO. 
(Láminas  V  y  VI.) 

Durante  las  primeras  excursiones  que  realicé  el  pasado  mes 
de  Julio  por  la  península  de  Río  de  Oro  y  reg'iones  vecinas  del 
Sahara,  llamaron  ya  poderosamente  mi  atención  unos  monto- 
nes de  conchas  terrestres  y  marinas  esparcidos  sin  orden  ni 
concierto,  al  parecer,  por  aquellos  extensos  arenales,  especial- 


306  boletín    de    LA    SOCIEDAD   ESPAÍs'OLA 

mente  en  los  cabos  ó  puntas  avanzadas  dentro  del  mar.  Pre- 
gunté acerca  de  su  orig-en  á  los  moros  que  me  servían  de  g"uía 
y  auxiliares,  y  solo  me  contestaban  que  eran  «de  moros»;  no 
hay  para  qué  decir  que  semejante  explicación  no  me  satisfa- 
cía, como  tampoco  admito  la  del  distingHiido  naturalista  Qui- 
rog-a,  publicada  en  nuestros  Anales,  para  quien  semejantes 
depósitos  eran  debidos  á  una  sumersión  de  la  península  men- 
cionada, que  motivó  su  depósito  bajo  el  mar  actual,  y  una 
pausada  emersión  posterior  que  las  dejó  al  descubierto  sobre 
la  arena.  Semejante  explicación  la  consideré  equivocada  ya 
desde  el  primer  momento,  pues  aunque  en  grandes  extensio- 
nes se  veían  multitud  de  Arcas,  Cardmms,  Comis,  MureXy 
Helix,  etc.,  etc.,  su  dispersión  era  debida  á  la  intensidad  del 
viento  alíseo  allí  reinante,  como  también  lo  es  la  de  la  arena 
que  allí  se  amontona  formando  dunas,  sin  que  para  explicar  su 
orig-en  deba  recurrirse  á  una  sumersión  de  toda  aquella  parte 
del  Sahara.  De  ser  tal  su  órig-en  no  se  encontrarían  dichas 
conchas  amontonadas  con  preferencia  en  los  cabos  que  forma 
el  acantilado  de  la  costa,  y  mucho  menos  se  encontraría  tan 
g-ran  número  de  ejemplares  del  HeJix  Duroi  Hidalg-o,  mezcla- 
dos con  las  sobredichas  conchas  marinas. 

Era  indudable,  pues,  que  semejantes  depósitos  de  conchas 
eran  debidos  al  hombre;  pero  no  bastaba  esto:  era  preciso 
buscar  alg"ún  otro  detalle  que  me  diera  más  luz,  y  por  esto  me 
ful  un  día  á  la  Punta  Mutg-e,  donde  hay  un  Santo,  como  dicen 
los  moros,  ó  sea  un  cementerio  donde  descansan  multitud  de 
g-eneraciones.  A  su  lado  mismo  hay  uno  de  los  más  importan- 
tes depósitos  de  conchas  que  tuve  ocasión  de  reconocer  du- 
rante mis  excursiones,  puesto  que  no  tiene  menos  de  100  m. 
de  long'itud  por  unos  70  de  latitud,  formando  el  conjunto  una 
ondulación  que  sobresale  de  3  á  5  m.  sobre  la  uniforme  lla- 
nura; con  esto  puede  formarse  idea  de  los  centenares  de  metros 
cúbicos  de  conchas  amontonadas  allí.  Lo  examiné  detenida- 
mente, pudiendo  consignar  que  no  solo  estaba  formado  el  tal 
depósito  por  conchas  terrestres  y  marinas,  sino  también  por 
una  multitud  de  espinas  de  pescado,  especialmente  de  Corbi- 
na,  tan  abundante  en  aquellos  mares.  No  satisfecho  con  esto^ 
con  la  ayuda  de  los  moros  que  venían  conmig"o,  empecé  á 
remover  aquel  amontonamiento  de  conchas  sueltas  y  pude 
comprobar  que  á  los  pocos  centímetros,  donde  no  había  lie- 


DE   HISTORIA   NATURAL.  307 

g-ado  la  acción  del  viento,  las  conchas  estaban  verdadera- 
mente enterradas  entre  la  ceniza  y  tierra  carbonosa;  seme- 
jante detalle  no  dejaba  ya  lug-ar  á  duda  acerca  del  orig-en  de 
dicho  depósito,  orig-en  que  vi  confirmado  pocos  momentos 
después  de  andar  por  allí  buscando,  al  encontrar  una  hermosa 
punta  de  flecha  de  silex;  la  enseñé  á  mis  compañeros  de 
exploración  prometiéndoles  pag-arles  todas  las  que  encontra- 
ran, y  al  poco  rato  ya  tenía  una  pequeña  colección  de  ellas, 
colección  que  aumentó  considerablemente,  pues  habiendo 
hecho  un  llamamiento  á  las  moras  y  g'olletes  establecidos  por 
aquellos  alrededores,  fueron  todos  á  buscar  puntas  de  silex 
en  pag-o  de  alg-unos  kilos  de  g-ofio  ó  galleta  que  les  repartía, 
seg"ún  los  ejemplares  buenos  que  me  traían.  (Láminas  V  y  VI.) 

Además  de  las  puntas  de  flecha  coleccioné  g-ran  cantidad 
de  cuchillos,  rascadores  y  una  especie  de  punzones  muy  lar- 
g"os  y  delgados;  la  mayoría  de  los  ejemplares  llaman  la  aten- 
ción por  su  delicadeza  y  perfección  artística,  pudiéndose  con- 
siderar como  obras  acabadas  en  su  g-énero.  Además  de  los 
objetos  de  silex  encontré  también  varias  cuentas  de  collar, 
hechas  unas  de  caliza  y  la  mayoría  de  vértebras  de  pescado, 
alg'o  pulidas  y  ag-ujereadas;  aparecieron  además  alg'unos  pe- 
dazos de  vasija  muy  toscos,  pero  no  es  posible  determinar  qué 
forma  tendrían,  y  tres  hachas,  de  diabasa  al  parecer,  exacta- 
mente ig-uales  á  las  que  tanto  abundan  en  los  depósitos  neolí- 
ticos de  Europa.  Otra  particularidad  debo  mencionar,  y  es 
que  junto  con  las  puntas  de  silex  se  encontraron  bastantes 
ejemplares  de  dientes  de  Escuálidos,  pero  no  de  los  actuales, 
sino  fósiles  del  mioceno,  los  cuales  les  servirían  indudable- 
mente como  puntas  de  lanza  ó  de  flecha;  ya  veremos  lueg'o 
de  dónde  sacaban  semejantes  materiales  los  que  allí  los 
amontonaron. 

Deseoso  de  obtener  más  datos  fui  al  cementerio  moro  esta- 
blecido allí  cerca,  y  entre  él  y  el  depósito  de  conchas  mencio- 
nado vi  alg-unas  tumbas  que  llamaron  mi  atención  por  su  for- 
ma, diversa  de  la  que  tienen  las  de  los  moros  que  allí  hay. 
Una  de  ellas,  sobre  todo,  es  característica:  está  formada  por 
una  piedra  ¡¡lana  enterrada,  pero  que  sobresale  unos  30  cm.  y 
tiene  otro  tanto  de  ancho,  y  de  sus  lados  irradian,  formando 
un  círculo  de  1  m.  escaso  de  diámetro,  otras  piedras  más  pe- 
queñas, sin  ning-una  solución  de  continuidad,  y  que  apena?^ 


308  boletín   de    LA    SOCIEDAD    ESPAÑOLA 

sobresalen  del  suelo;  puede  considerarse  como  un  diminuto 
cronn'lech.  Interrog-ué  á  los  moros  respecto  á  estas  sepulturas, 
y  no  hay  para  qué  decir  que  las  atribuyeron  á  sus  antepasa- 
dos, y  al  observarles  la  discrepancia  de  forma  con  las  que  ellos 
hacen  no  supieron  qué  contestarme.  Mi  primera  intención  fué 
excavar  por  completp  semejante  sepultura  para  ver  siencon- 
traba  alg-o  interesante,  pero  tuve  que  desistir  ante  el  temor 
de  exacerbar  el  fanatismo  de  aquellos  hijos  del  desierto;  no 
obstante,  una  tarde  me  ful  solo  á  reconocerla,  y  cuando  había 
ahondado  ya  cerca  de  medio  metro  sin  encontrar  más  que 
capas  de  ceniza  y  de  Helix,  tuve  que  rellenar  el  hoyo  más  que 
de  prisa  por  la  presencia  de  unos  moros  en  aquellas  cercanías; 
no  puedo,  por  lo  tanto,  asegurar  si  existe  ó  no  alguna  relación 
entre  estas  sepulturas  y  los  depósitos  de  conchas,  ni  presentar 
ningún  cráneo  de  los  que  las  formaron. 

Hasta  cinco  depósitos  semejantes  pude  comprobar  existen 
en  la  sola  península  de  Eío  de  Oro,  lo  cual  revela  un  núcleo 
de  población  bastante  más  importante  del  que  hay  actual- 
mente en  quella  parte  del  Sahara,  y  que  no  puede  conside- 
rarse como  nómada,  tal  como  son  las  tribus  que  actualmente 
le  habitan,  puesto  que  la  inmensa  cantidad  de  restos  de  cocina 
allí  amontonados  indican  la  permanencia  de  muchas  genera- 
ciones. 

Semejante  hecho  nos  conduce  á  la  tan  -debatida  cuestión  del 
cambio  de  clima  del  Sahara  durante  los  tiempos  históricos, 
pues  entre  los  arg'umentos  que  se  aducen  para  otras  regiones 
del  mismo  y  que  pueden  aplicarse  á  Río  de  Oro,  es  uno  de  los 
principales  la  abundancia  de  población  (jue  dejamos  demos- 
trada. Respecto  á  este  punto  y  refiriéndose  también  al  gran 
número  de  sílex  tallados,  puntas  de  flecha,  que  encontró  en  el 
Sahara  argelino,  dice  el  Dr.  M.  Weisgerber  «qu'  á  une  époque 
tres  reculée,  dont  il  est  impossible  de  fixer  la  date,  le  Sahara 
était  habité  par  une  population,  sinon  sédentaire,  du  moins 
beaucoup  plus  nómbrense  que  celle  qu'on  y  rencontre  actuel- 
lement». 

Respecto  á  la  primera  materia  ó  silex  de  que  se  servían  los 
antiguos  habitantes  de  Río  de  Oro  para  la  fabricación  de  sus 
armas,  debo  decir  que  la  tenían  en  gran  abundancia  allí  mis- 
mo, sobre  la  extensa  llanura  del  desierto,  donde  todavía 
hoy  se  encuentran   multitud   de  hermosas    ágatas   que  van 


DE    HISTORIA   NATURAL.  309 

quedando  sueltas  á  medida  que  la  erosión  eólica  va  desg-as- 
tando  la  caliza  miocénica  donde  están  incluidas  entre  una 
verdadera  lumaquela  de  moldes  de  fósiles  pertenecientes  á 
especies  litorales.  Los  dientes  de  escuálidos,  miocenos  tam- 
bién, que,  como  he  dicho,  usaban  como  puntas  de  lanza  ó  de 
flecha,  los  podían  recog'er  asimismo  en  la  mencionada  caliza 
donde  son  abundantísimos  y  muy  fáciles  de  sacar,  sobre  todo 
en  las  rocas  donde  baten  las  olas,  puesto  que  por  su  mayor 
dureza  quedan  sobresaliendo  del  cemento  calizo  que  las  envol- 
vía; yo  solo,  en  una  tarde  de  recorrer  alg-unos  peñascos  de  la 
costa,  recog-i  más  de  50  ejemplares,  la  mayoría  pertenecientes 
al  g-énero  Curcharodon. 

Creo  que  con  los  anteriores  datos  queda  demostrada  la  exis- 
tencia de  una  numerosa  población  en  la  costa  occidental  del 
Sahara,  población  que  vivía  casi  exclusivamente  de  la  pesca, 
para  lo  cual  se  establecía  con  preferencia  en  los  cabos,  donde 
hoy  día  se  encuentran  sus  kiokenmodingos  ó  restos  de  cocina, 
junto  con  sus  armas  primitivas  que  nos  revelan  también  un 
pueblo  guerrero,  aunque  no  fuera  más  que  para  defenderse 
de  los  habitantes  del  interior  del  desierto. 

¿De  qué  época  datan  semejantes  depósitos?  Hé  aquí  una  pre- 
gunta á  la  que  me  es  imposible  contestar  á  satisfacción;  pero 
con  todo,  los  creo  de  fecha  mucho  más  reciente  que  los  Jiioken- 
modingos  que  se  han  encontrado  á  todo  lo  larg'o  de  las  costas 
occidentales  de  Europa;  tanto  es  así,  que  lleg'o  á  suponer 
que  cuando  los  portugueses  y  demás  navegantes  de  los  si- 
g-los  XV  y  XVI  recorrieron  aquellas  costas,  encontrarían  á  sus 
habitantes  en  el  estado  de  atraso  que  dan  idea  sus  restos  de 
cocina. 


Sobre  la  emisión  de  sonidos  por  las  «mutilas» 


D.    RICARDO    garcía    MERCET. 

Durante  el  verano  último  he  tenido  ocasión  de  capturar,  en 
varios  puntos  de  la  provincia  de  Madrid,  un  número  conside- 
rable de  mutilas,  que  no  bajará  de  300  ejemplares. 

En  un  principio  presté  poca  atención  á  la  caza  y  costumbres 


310  boletín  de  la  sociedad  española 

de  estos  insectos,  hasta  que,  al  apresar  durante  las  horas  de 
más  calor  de  un  día  del  mes  Ag-osto  una  MuiiUa  viduaia  Pall, 
de  g-ran  tamaño,  noté  con  sorpresa  que,  mientras  la  tenía  co- 
g'ida  entre  los  dedos,  empezó  á  emitir  un  sonido  de  bastante 
intensidad,  y  que  me  recordó  el  canto  de  alg-unos  ortópteros: 
Locusta,  EpM2)pigera ,  etc. 

Desde  entonces  puse  más  empeño  en  la  captura  de  mu- 
tílidos,  y  he  completado  con  numerosas  observaciones  la  que 
incidentalinente  hube  de  hacer  en  la  ocasión  que  queda  re- 
ferida. 

Antes  de  pasar  adelante ,  debo  consig-nar  que  la  emisión  de 
sonidos  por  las  mutilas,  al  ser  capturadas,  no  constituye  un 
hecho  de  nueva  observación,  sino  un  fenómeno  ya  conocido, 
y  sobre  el  que  emitieron  opiniones,  hacealg-ún  tiempo,  Kirby, 
Spence,  Goureau  y  Westwood.  Pero  las  observaciones  de  estos 
naturalistas,  que  versaron  sobre  una  sola  especie,  la  Miiiilla 
europaa,  L.,  han  debido  tener  pocos  continuadores. 

En  efecto;  el  disting'uido  entomólog-o  francés  M.  Ernesto 
André,  en  su  preciosa  monog-rafía  de  las  mutilas  de  la  fauna 
paleártica,  aún  no  terminada ,  dedica  incidentalmente  á  este 
asunto  un  párrafo  que,  copiado  al  pie  de  la  letra,  dice  así: 

«Les  seg"ments  suivants  (del  abdomen)  n'offrent  ríen  de 
particulier  sinon  qu'ils  portent,  á  leur  extrémité  inférieure  en- 
g-ainée,  de  fines  stries  transversales,  permettant  á  l'insecte, 
par  des  mouvements  appropriés,  de  produire  une  stridulation 
plus  ou  moins  forte  qui  d'aprés  les  récits  des  voyag-eurs,  peut 
acquerir  une  certaine  intensité  chez  les  g-randes  espéces  exo- 
tiques». 

La  brevedad  con  que  el  Sr.  André  se  expresa  al  dar  cuenta 
del  fenómeno  en  que  estoy  ocupándome,  y  el  referirse  á  noti- 
cias proporcionadas  por  viajeros,  hace  suponer  que  ha  tenido 
pocas  ocasiones  de  observar  la  emisión  de  sonidos  por  las  mu- 
tilas. 

Por  otra  parte,  las  numerosas  observaciones  que  acerca  de 
este  hecho  he  llevado  á  cabo,  me  permiten  afirmar  que  el  so- 
nido que  emiten  las  mutilas  al  ser  capturadas  se  produce  so- 
lamente por  el  enchufe  y  desenchufe  rápidos  del  tercero  sobre 
el  seg-undo  anillo  abdominal,  sin  que  los  restantes  seg-mentos 
del  abdomen  se  muevan  independientemente  entre  sí  ni  pro- 
duzcan sonidos  de  ning-una  clase.  La  emisión  de  éstos  es  de- 


DE    HISTORIA  NATURAL.  311 

bida  á  un  rapidísimo  movimiento  de  vaivén  que  ejecuta  el 
mutílido  con  su  tercer  seg-mento  del  abdomen.  La  porción 
enchufada  de  este  anillo,  que  consta  de  dos  zonas,  una  fina- 
mente punteada  contig-ua  á  la  base,  y  otra  lisa  ó  con  estrías 
finas  y  muy  brillante,  es  la  que  actuando  sobre  el  borde  del 
seg-undo  seg-mento  produce  la  emisión  del  sonido.  El  cuarto, 
quinto  y  sexto  anillo,  siguen  como  es  natural  en  su  mo- 
vimiento al  tercero,  pero  no  se  mueven  con  independencia 
entre  sí  durante  la  emisión ,  y  representan  en  ella  un  papel 
pasivo. 

La  emisión  de  sonidos  por  los  mutílidos  no  la  he  observado 
en  todos  los  g-éneros  de  la  familia,  sino  solamente  en  las  ver- 
daderas mutilas.  Las  A'pterogynas  y  las  Mijrmosas  no  son  canto- 
ras. Las  Mynmllas  tampoco,  al  menos  en  sus  especies  M.  calva 
y  M.  Chissei,  únicas  sobre  que  he  practicado  observaciones. 
En  cambio  en  las  MutiUas ,  los  Dasylahris  y  las  StenomutiUas, 
he  notado  que  emiten  sonidos  los  dos  sexos,  y  que  el  ^  y  la  9 
ejecutan  los  mismos  movimientos  durante  la  emisión. 

La  intensidad  del  sonido  que  producen  las  mutilas  al  ser 
capturadas  varía  mucho,  no  solo  de  unas  especies  á  otras,  sino 
dentro  de  una  misma  especie,  y  g'uarda  relación  con  el  tamaño 
del  insecto.  Los  g-randes  individuos  de  las  M.  vidiiata,  HUoralis 
y  (?ir;r¿'í'«Yí  pueden  emitir  sonidos  tan  intensos  como  el  canto  de 
alg-unos  locústidos.  Los  que  producen  el  Dasylatris  maura  y 
la  StenomiUilla  argéntala  son  también  perceptibles  fácilmente. 
Para  percibir  los  que  emiten  Idi?, MutiUa  montana,  rufipes,  sub- 
comata,  imrtita  y  ¡mssiUa,  es  menester  aproximar  el  insecto 
al  oído.  Lo  mismo  ocurre  con  q\  Dasylahris  itálica. 

La  circunstancia  de  que  el  fenómeno  en  que  estoy  ocupán- 
dome no  se  produzca  cuando  el  insecto  está  en  libertad,  sino 
al  ser  capturado  y  mientras  se  le  retiene  entre  los  dedos  ó  con 
las  pinzas,  da  motivo  á  que  pueda  considerarse  la  emisión  de 
.sonidos  por  las  mutilas  como  un  medio  de  defensa  utilizado 
por  estos  artrópodos. 


312  boletín    de    la  SOCIEDAD    ESPAÑOLA 

Miocénico  lacustre  de  la  comarca  bilbilitana 

POR 

D.    CIPRIANO   AGUILAR. 
I. 

El  terreno  miocénico  lacustre  aparece  muy  bien  representa- 
do en  la  comarca  bilbilitana  y  desempeña  una  función  suma- 
mente importante  en  las  condiciones  agrícolas  de  la  misma. 
De  las  diversas  manchas  miocénicas  que  hemos  podido  ver  en 
ella  es  la  principal  por  su  extensión  y  caracteres  la  que  atra- 
vesando el  valle  del  Jalón  por  Calatayud  y  Terrer  forma  g-ran 
parte  de  las  cuencas  de  los  ríos  Ribota,  Peregiles,  Giloca,  y 
algo,  aunque  menos,  de  la  del  Manubles. 

Ocupa  esta  faja  una  superficie  de  contorno  sumamente  irre- 
g-ular,  que  comenzando  cerca  de  Valjunquera,  en  el  origen 
del  río  Clares  ó  Ribota,  se  extiende  muy  poco  al  principio  por 
los  términos  de  Bijuesca  y  Malanquilla;  se  reduce  á  una  estre- 
cha cinta  en  término  municipal  de  Clares  y  casi  se  interrumpe 
éntrelos  asomos  silúricos  de  El  Horcajo,  quedando  entonces 
su  anchura  limitada  á  la  del  ang*osto  cauce  del  río.  Extiéndese 
por  los  términos  de  Torrijo  de  la  Cañada  y  Villarroya,  bor- 
deando las  laderas  de  la  sierra  que  lleva  el  nombre  de  este 
pueblo.  Ocupa  por  completo  el  ámbito  municipal  de  Cervera  y 
parte  del  pueblo  de  Aniñón,  continúa  apoyándose  en  los  estra- 
tos silúricos  al  pie  de  la  sierra  de  Torralba,  penetra  en  el  tér- 
mino de  Calatayud  por  los  viñedos  de  Ribota,  y  formando  el 
páramo  de  Armantes  lleg-a  por  el  O.  hasta  la  orilla  izquierda 
del  Manubles,  comprendiendo  los  pueblos  de  Villalengua  y 
Terrer,  atravesando  entre  ambos  el  término  de  Moros.  Entre 
Terrer  y  el  cerro  de  Bámbola,  próximo  á  la  conñuencia  del 
Jalón  y  Ribota,  se  oculta  bajo  la  vega  del  Jalón,  volviendo  á 
aparecer  por  las  vertientes  del  Pereg-iles  y  Giloca;  forma  el 
páramo  de  «El  Rato»  entre  ambos  ríos,  y  alcanzando  entonces 
su  mayor  anchura,  desvía  al  E.  por  Montón,  constituye  El 
Campillo  entre  Miedes  y  Lang-a,  y  después  de  formar  el  Campo 
de  Romanos,  penetra  en  la  provincia  de  Teruel.  Su  mayor 
anchura  dentro  de  la  comarca  es  próximamente  de  20  kilóme- 


DE   HISTORIA   NATURAL.  313 

tros  entre  el  paraje  llamado  Sandaiión  en  el  pueblo  de  Bel- 
mente y  la  parta  alta  de  la  «Rambla  de  Olvés».  Su  long'itud  es 
superior  á  100  kilómetros.  Confina  con  el  silúrico  y  diluvial 
en  casi  toda  su  extensión,  y  en  alg-unos  puntos  con  el  cámbrico, 
triásico  y  liásico. 

Corresponde  á  la  misma  formación  la  parte  de  la  comarca  si- 
tuada más  al  S.  O.  en  la  zona  aragonesa  más  alta  del  valle  del 
Jalón.  Enlazada  esta  porción  con  el  terciario  soriano,  sírvele 
de  límite  la  divisoria  de  provincias  y  se  apoya  en  el  resto  de 
su  extensión  sobre  las  capas  cretácicas  de  la  cuenca  del  Deza  y 
del  arroyo  Valdelloso,  extendiéndose  por  el  Sur  hasta  las  ver- 
tientes de  la  izquierda  del  Mesa. 

Una  pequeña  porción  del  llamado  Campo  de  Cariñena  perte- 
nece también  al  piso  medio  del  terciario,  y  en  él  se  halla  si- 
tuado el  pueblo  de  La  Almunia  de  Doña  Godina.  Corresponde 
■esta  parte  de  la  reg-ión  á  la  g-ran  mancha  terciaria  del  Ebro,  y 
aunque  en  conjunto  es  muy  dig"na  de  estudio,  no  es  en  esta 
parte  importantísima  de  la  comarca  donde  el  miocénico  ofrece 
caracteres  de  g-rande  interés  para  nuestro  objeto,  pues  los  prin- 
cipios fertilizantes  de  los  viñedos  que  han  dado  fama  á  Cari- 
ñena, no  corresponden  al  terciario  y  son  materiales  silúricos 
procedentes  de  la  sierra  llamada  de  Alg^airén. 

Hay  además  otros  depósitos  miocénicos  que  no  ofrecen  tanta 
importancia  por  su  extensión  como  los  anteriores,  pero  que 
g-eológ-icamente  considerados  tienen  cierto  interés,  por  lo  que 
pueden  contribuir  al  conocimiento  de  las  modificaciones  á  que 
la  reg"ión  estuvo  sujeta  después  de  la  era  terciaria.  Sorprende 
en  estos  pequeños  isleos  la  reg"ularidad  con  que  sus  capas  con- 
servan la  altura  á  que  alg-unos  de  ellos  se  encuentran  y  el 
hallarse  aislados  sobre  ciertas  mesetas  silúricas,  á  manera  de 
jalones,  que  atestig-uan  la  g-ran  extensión  del  lag-o  terciario. 
Es,  entre  estos  depósitos,  dig-no  de  mención  el  comprendido 
entre  Talamantes  y  las  calizas  liásicas  de  x^rándig-a  que  atra- 
viesa formando  una  faja  de  poca  latitud  los  términos  de  Tierg-a 
y  Trasobares,  apoyándose  sobre  el  triásico  de  ambos  pueblos 
y  sobre  las  calizas  jurásicas  de  las  estribaciones  orientales  del 
Moncayo. 

Sobre  las  capas  cretácicas  que  separan  la  cuenca  del  Piedra 
y  la  lag-una  de  Gallocanta  existe  una  pequeña  mancha  referi- 
ble también  á  la  misma  formación  g-eológ-ica  que,  ocupando 


314  boletín    de  la    SOCIEDAD    ESPAÑOLA 

los  términos  de  Torralba  de  los  Frailes  y  Aldehuela  de  Siestos^ 
se  extiende  hasta  las  proximidades  de  Cubel. 

Aparte  de  las  manchitas,  citadas  por  el  Sr.  Palacios,  en  la 
parte  baja  de  la  cuenca  del  Piedra,  y  en  el  término  municipal 
de  Atea,  que  hemos  tenido  ocasión  de  visitar,  hemos  hallado 
otras  no  mencionadas  todavía  sobre  los  estratos  silúricos  de 
Vicort,  siendo  la  que  más  nos  ha  llamado  la  atención,  por  la 
altura  á  que  se  encuentra,  la  situada  en  el  puerto  de  Cavero^ 
entre  Calatayud  y  Aluenda,  casi  en  uno  de  los  puntos  culmi- 
nantes de  la  sierra  de  Vicort. 

II. 

Tres  zonas  bien  marcadas  se  reconocen  en  el  miocénico  la- 
custre bilbilitano;  pero  éstas  no  son  uniformes  en  su  composi- 
ción, aun  en  la  mancha  central  de  la  comarca,  que  es  donde 
mejor  pueden  estudiarse. 

Esto  se  debe  á  la  diversa  influencia  que  las  próximas  capas 
silúricas  han  ejercido  en  su  formación  segam  los  materiales  y 
principios  químicos  que  en  las  proximidades  al  terciario  pre- 
dominan. La  zona  inferior  está  constituida  por  cong-lomerados 
cuarzosos  casi  siempre,  en  ocasiones  con  frag-mentos  calizos  y 
dolomíticos  unidos  por  un  cemento  silíceo  resistente,  cuya 
apariencia  pudiera  ser  causa  de  atribuirles  mayor  antig-üedad. 
Esta  zona  está  muy  bien  representada  en  Malanquilla  y  Clares, 
y  mejor  en  Cervera  y  Villarroya;  sig-ue  la  marg-en  izquierda 
del  Ribota  ocultándose  bajo  las  capas  superiores  en  las  proxi- 
midades del  río  Martín,  y  vuelve  á  aparecer  en  el  término  de 
Calatayud,  extendiéndose  desde  las  inmediaciones  del  puente 
de  Ribota  hasta  la  confluencia  con  el  silúrico.  En  ocasiones  la 
roca  en  cuestión  forma  el  cauce  del  río. 

En  el  término  de  Calatayud,  al  pié  de  las  colinas  más  próxi- 
mas á  la  confluencia  del  Peregúles  con  el  río  Jalón,  pueden 
verse  también  los  cong-lomerados  formando  g-randes  trozos 
desprendidos  de  la  masa  común,  é  influyendo  desfavorable- 
mente en  las  fincas  próximas,  cuya  abundancia  en  cantos  ro- 
dados es  debida  á  la  disg-reg-ación  de  dicha  roca. 

Hállase  la  zona  inferior  también  al  descubierto  en  la  orilla 
izquierda  del  Giloca  desde  Valdeherrera  en  el  Camino  de  Mu- 
nébrega  á  Calatayud  hasta  Villafeliche;  y  aunque  la  superficie 


DE   HISTORIA   NATURAL.  315 

está  muy  removida  por  el  cultivo  y  los  materiales  de  la  misma 
revueltos  con  los  que  acumulan  los  arrastres  de  la  vecina  faja 
diluvial,  vense  los  cong-lomerados  descansar  sobre  las  pizarras 
cámbricas  en  Fuentes  de  Giloca,  á  ambos  lados  de  la  Rambla 
de  Atea,  donde  sirven  de  base  al  pueblo  de  Morata, 

En  la  parte  S .  O.  de  la  comarca  se  encuentran  estas  capas 
inferiores  cubriendo  las  cretáceas  en  los  términos  de  Alharaa 
y  Godojos,  hallándose,  sobre  todo,  muy  manifiestas  en  los  pue- 
blos de  Ibdes  y  Jaraba,  en  la  orilla  derecha  del  Mesa. 

El  manchoncito  de  Torralba  de  los  Frailes  y  Aldehuela  está 
casi  exclusivamente  formado  por  los  materiales  de  la  zona  á 
que  nos  referimos,  é  ig-ualmente  los  situados  en  la  vertiente 
opuesta  de  la  sierra  de  Atea  sobre  los  estratos  cámbricos  del 
cerro  de  Valmayor. 

Sobre  los  cong-lomerados  apóyase  una  zona  de  marg-as  yesí- 
feras de  bastante  espesor,  que  son  las  predominantes  entre 
Terrer  y  Calatayud  por  la  vertiente  izquierda  del  Jalón,  y  están 
muy  manifiestas  también  en  la  derecha  del  Giloca,  desde 
Montón  á  Paracuellos.  Esta  zona  tiene  en  el  manchón  central 
de  la  comarca  menos  extensión  que  la  anterior,  por  haber  des- 
aparecido en  alg-unos  puntos  en  que  los  cong-lomerados  per- 
manecen al  descubierto,  y  lo  que  es  más  notable,  por  apoyarse 
las  calizas  directamente  sobre  las  capas  inferiores  sin  que  haya 
accidentes  que  permitan  justificar  la  desaparición  de  los  yesos 
y  marg-as,  por  lo  cual  es  muy  lóg-ico  aseg-urar  que,  si  bien  las 
capas  miocénicas  de  aquella  parte  de  Arag-ón  son  muy  uni- 
formes en  su  estructura,  no  lo  son  en  cuanto  á  su  composi- 
ción. 

Sobre  las  marg-as  yesíferas  y  directamente  sobre  los  cong-lo- 
merados hallánse,  como  antes  hemos  dicho,  las  capas  cali- 
zas que  interpuestas  con  marg-as  arcillosas  de  composición 
compleja  forman  los  relieves  más  salientes  de  este  piso  de  la 
reg-ión,  presentando  también  composición  y  caracteres  muy 
distintos,  seg-ún  se  apoyen  directamente  sobre  la  zona  inferior 
ó  sobre  los  yesos.  Se  extienden  las  calizas  sobre  las  cumbres  de 
Armantes,  desde  el  paraje  llamado  las  Tombas  de  Calatayud 
hasta  la  cumbre  del  Cuerno  en  Cervera;  coronan  la  meseta  de 
El  Rato,  entre  Pereg-iles  y  Giloca,  predominando  porEmbid  de 
Ariza  en  las  orillas  del  Deza,  y  forman  alg-unos  isleos  de  poca 
importancia  por  su  mag-nitud  en  la  sierra  de  Vicort. 


316  boletín    de   la   SOCIEDAD   ESPAÑOLA 

Es  dig-na  de  notarse  la  diferente  conformación  de  los  man- 
choncitos  que  á  los  lados  de  la  faja  central  se  apoyan  directa- 
mente sobre  alg"unas  mesetas  del  silúrico,  pues  mientras  hay 
alg-unas  que  están  constituidas  por  los  materiales  de  la  zona 
inferior,  en  otros,  como  el  del  puerto  de  Cavero,  las  calizas  de 
las  capas  superiores  descansan  directamente  sobre  las  pizarras 
primarias.  El  estudio  de  estas  pequeñas  manchas,  teniendo  en 
cuenta  su  altitud,  naturaleza  é  inclinación  de  sus  componen- 
tes, podría  servir  de  base  para  el  estudio  de  los  movimientos 
orog'énicos  de  la  comarca, 

III. 

Salvo  muy  lig-eras  alteraciones  ocasionadas  por  ligeras  fallas 
que  el  Jalón  ha  orig-inado  al  abrirse  paso  en  el  miocénico,  pre- 
senta este  piso  una  uniformidad  bien  manifiesta  en  su  estruc- 
tura. El  paralelismo  de  los  estratos  es  muy  patente  en  cual- 
quiera parte  de  la  comarca,  la  inclinación  de  los  mismos  muy 
poco  variada  en  toda  ella,  y  puede  asegurarse,  desde  lueg"o,  la 
discordancia  de  sus  capas  con  las  de  todos  los  terrenos  adya- 
centes, ya  que  el  diluvial  no  presenta  aparente  estratificación, 
siendo  acaso  el  único  en  que  pudiera  apreciarse  la  concordan- 
cia si  sus  capas  fuesen  manifiestas. 

Nótase  una  lig-era  inclinación  al  Sur;  en  las  capas'  de  Arman- 
tes son  casi  horizontales  las  comprendidas  entre  Fuentes  y  Pa- 
racuellos,  y  en  general  pueden  considerarse  asi,  excepto  en 
algunos  manchones,  como  el  de  Torralba  de  los  Frailes,  en  que 
la  separación  de  la  horizontalidad  aparece  manifiesta  en  algu- 
nos puntos. 

Entre  Terrer  y  el  Cerro  de  Bámbola,  uno  de  los  lugares  más  á 
propósito  para  estudiar  la  estratificación,  hay  frecuente  ocasión 
•de  ver  algunas  ondulaciones  muy  perceptibles  junto  'd\  peirón 
de  San  Vicente,  al  NE.  de  Calatayud  y  alguna  mayor  altera- 
ción en  el  camino  de  Ferrer,  al  O.  de  dicha  ciudad.  Elévase 
entre  ambos  lugares  una  serie  de  colinas  cortadas  casi  verti- 
calmente,  y  cuya  forma  deben,  sin  duda,  á  la  influencia  modi- 
ficadora del  Jalón,  cuyas  aguas,  según  atestiguan  los  restos  de 
antiguas  estacadas  existentes  en  las  bodegas  de  algunas  casas 
de  la  calle  de  San  Miguel  en  Calatayud,  corrían  al  pie  de  estas 
escarpadas  colinas;  y  como  las  capas  que  presentan  al  nivel 


DE   HISTORIA    NATURAL.  317 

del  cauce  del  río  son  de  arcilla  muy  deleznable,  fueron  soca- 
vadas por  éste,  dando  lugar  á  hundimientos  parciales  que  co- 
munican á  esta  parte  del  miocénico  su  característico  aspecto. 
No  en  toda  la  extensión  ocupada  por  el  terreno  de  que  ha- 
blamos ofrece  éste  una  estructura  de  sedimentación  reg-ular  y 
tranquila;  en  la  zona  inferior  formada  por  los  cong'lomerados, 
no  siempre  la  estratificación  es  manifiesta;  y  excepto  los  casos 
en  que,  reducidos  á  capas  de  poco  g-rueso,  alternan  con  mar- 
g"as  y  areniscas,  no  hay  aparente  separación  estratig'ráfica.  En 
las  zonas  media  y  superior  los  estratos  son  muy  manifiestos  en 
cualquier  punto  en  que  se  les  examine,  observándose  que  los 
lechos  de  arcilla  que  se  apoyan  directamente  sobre  los  conglo- 
merados son  muy  g'ruesos  y  alternan  con  alg"unos  de  yeso,  del- 
gados al  principio,  y  que  van  g-anando  en  espesor  sucesivamen- 
te, al  contrario  de  lo  que  sucede  con  los  de  arcillas,  que  son 
cada  vez  más  tenues.  Las  calizas  están  formando  capas  de 
poco  variable  espesor. 

IV.  ' 

Ofrecen  las  rocas  miocénicas  de  la  comarca  bilbilitana  dife- 
rencias notables  en  su  composición,  debidas,  no  solo  á  proceder 
de  materiales  tan  diversos  como  los  silúricos,  triásicos  y  cre- 
táceos en  su  formación,  sino  también  á  existir  variaciones  muy 
notables  orig-inadas  por  las  diferencias  locales  de  las  extensas 
capas  silúricas.  Y  esta  inñuencia  no  es  solo  apreciable,  como 
pudiera  creerse,  en  la  zona  inferior  de  conglomerados,  cuya 
proximidad  á  los  materiales  generadores  y  cuya  falta  de  ho- 
mogeneidad en  los  componentes  facilitan  el  conocimiento  de 
su  origen,  sino  que  se  repite  en  las  zonas  media  y  superior. 
Los  conglomerados  que  descansan  sobre  las  pizarras  silúricas 
hállanse  formados  por  fragmentos  redondeados  de  dolomía  y 
cuarcitas  unidos  por  un  cemento  silíceo,  y  se  observa  que  los 
próximos  á  la  Sierra  de  Yillarroya  tienen  muchos  trozos  de 
pizarras  talcosas;  los  de  las  inmediaciones  ala  Sierra  de  Vicort, 
en  las  orillas  del  Peregiles,  son  dolomíticos,  con  algunos  gui- 
jarros de  cuarcita  y  abundantes  laminillas  de  mica  interpues- 
tas. En  la  parte  alta  del  Ribota  se  deja  sentir  la  inñuencia  de 
las  capas  triásicas  vecinas  por  la  abundancia  de  margas  y  ar- 
cillas de  variada  coloración,  y  por  último,  en  la  mancha  ter- 


318  boletín    de   la    SOCIEDAD   ESPAÑOLA 

ciaria  del  S.  O.  de  la  comarca  predominan  los  frag-mentos  cal- 
cáreos, y  hasta  el  cemento  que  los  une  contiene  gran  canti- 
dad del  material  citado.  La  roca  de  que  hablamos. ofrece  todos 
los  caracteres  del  hormig-ón  empleado  en  las  construcciones, 
y  se  usa  en  el  país  con  alg-ún  éxito  en  cimentaciones  hidráu- 
licas. 

Sobre  el  citado  material  encuéntrase  una  g^ruesa  capa  de  ar- 
cillas esmécticas,  por  lo  g-eneral  alg-o  ferrug-inosas  en  alg-unos 
puntos,  con  pajitas  carbonosas  interpuestas,  abundantes  en  sa- 
les alcalinas  de  g-ran  importancia  para  la  ag*ricultura,  y  en 
sulfato  de  mag-nesia.  Entre  las  arcillas  en  cuestión  se  hallan 
cantos  rodados  de  diversa  naturaleza  y  grandes  masas  de  silex 
pirómaco,  frecuentes  sobre  todo  en  el  Barranco  del  Salto,  cuyo 
cauce,  abierto  en  la  misma  capa  en  una  gran  extensión,  ha 
arrastrado  los  materiales  más  lig-eros,  dejando  las  rocas  de  pe- 
dernal aisladas  en  alg-unos  puntos.  La  presa  que  desvía  las 
aguas  del  citado  barranco  fué  construida  por  los  árabes  con 
dicha  roca  y  tiene,  por  fortuna  para  Calatayud,  considerable 
resistencia.  Con  las  arcillas  se  encuentran  en  alg-unos  parajes 
margas  pedregosas,  como  sucede  en  las  proximidades  del  Ri- 
bota  y  Peregiles;  pero  su  disposición  y  el  hallarse  mezcladas 
con  otros  materiales  de  la  zona  superior  permiten  considerar- 
las formadas  por  los  arrastres  de  las  aguas  en  tiempo  más  re- 
ciente. 

Algunos  depósitos  de  arcillas  plásticas  que  existen  á  la  mis- 
ma altura  deben  suponerse  originados  por  iguales  causas  y 
también  de  antigüedad  menor.  Las  arcillas  esmécticas  se  em- 
plearon hasta  hace  algunos  años  con  buen  éxito  en  los  bata- 
nes, y  á  su  explotación  se  debe  la  existencia  de  las  llamadas 
Cuevas  de  la  Arcilla,  notables  hoy  por  la  epsomita  que  en  ellas 
se  produce.  En  la  actualidad  no  tienen  aplicación  fuera  de  los 
usos  domésticos,  por  haber  desaparecido  casi  por  completo  del 
país  la  industria  de  los  paños. 

El  yeso  constituye  por  su  abundancia  uno  de  los  materiales 
más  importantes,  y  ofrece  variedades  muy  dignas  de  tenerse 
en  cuenta.  Hay  yeso  en  nodulos  translúcidos,  lenticulares, 
blancos  casi  siempre,  amarillentos  en  ocasiones  y  neg-ros  algu- 
nas veces,  aunque  raras,  interpuestos  con  las  arcillas  de  la  capa 
inferior.  Sobre  ellos  yace  un  lecho  formado  de  masas  desigua- 
les tuberosas,  muy  blancas,  opacas,  abundantes  en  sulfato 


DE   HISTORIA   NATURAL.  319 

mag-nésico,  por  lo  cual  las  ag-uas  las  corroen  con  facilidad,  lo 
que  atestig-ua  una  sedimentación  nada  tranquila  durante  un 
corto  tiempo,  dado  el  poco  espesor  de  la  capa.  En  los  estratos 
superiores  de  esta  zona  el  yeso  está  cristalizado,  es  transparen- 
te, flexible,  fácilmente  exfoliable,  frecuente  en  flechas  y  agru- 
paciones irreg-ulares  más  ó  menos  caprichosas,  cual  sucede  en 
la  Long-ía,  cerro  de  Illescas,  canteras  de  Munébreg-a,  y  muy 
abundantes  las  masas  fibrosas  y  alabastrinas,  como  en  Maluen- 
da  y  Fuentes  de  Giloca.  Interesantes  son,  sin  duda,  desde  el 
punto  de  vista,  como  desde  el  de  su  mejor  empleo  en  el  país,  las 
variaciones  que  este  abundante  material  ofrece  en  él;  y  aun 
cuando  no  hemos  hecho  un  estudio  detallado  de  este  asunto, 
podemos  aseg-urar  que  el  yeso  del  Páramo  de  Armantes  com- 
prendido entre  el  Barranco  del  Salto,  el  de  la  Rúa,  la  Rambla 
de  Ribota  y  la  Veg-a  del  Jalón,  está  impreg-nado  en  toda  su 
masa  de  nitratos  sódico  y  potásico,  alg-unas  sales  haloideas  de 
los  mismos  metales  y  de  g-ran  cantidad  de  sulfato  mag-nésico, 
tanto  más  abundante  esta  última  sal ,  cuanto  más  próximo 
esté  á  las  pizarras  el  paraje  que  se  examine.  Los  hay  asi- 
mismo piritosos  en  Ribota  y  Bámbola,  cuya  influencia  en  su 
formación  se  dirá  más  tarde.  La  presencia  de  estas  sales  so- 
lubles inutiliza  al  yeso  de  esa  parte  de  la  comarca  para  las 
construcciones;  y  no  hay  que  buscar  otra  explicación  de  las  de- 
formidades que  muchos  edificios  de  Calatayud  presentan.  Ig'ual 
sucede  cuando  el  material  procede  del  término  de  Ferrer,  sien- 
do entonces  el  sulfato  sódico  la  causa.  Constituye  una  excep- 
ción el  de  una  pequeña  zona  entre  el  barranco  de  la  Bartolina 
y  la  cuesta  del  Cenacho,  cuyas  capas  tienen  poca  ó  ning-una 
substancia  soluble.  El  de  Fuentes  de  Giloca  da  un  material 
blanco  (moyo  ó  escayola),  no  muy  resistente,  pero  muy  á  pro- 
pósito para  vaciados  y  enlucidos,  y,  en  fin,  el  de  Valdearenas 
no  presenta  tanta  blancura  y  pureza  aparente  como  el  del  valle 
del  Giloca,  mas  tiene  en  cambio  mayor  resistencia  y  propor- 
ciona un  material  muy  aceptable. 

Entre  las  capas  superiores  del  yeso  existen  otras  de  margas 
alg"o  calcáreas,  que  tienen  en  su  masa  los  mismos  productos 
solubles  y  permiten  emplearlas  para  mejorar  las  tierras  silíceas 
próximas  á  los  ríos  y  ramblas,  modificando  las  propiedades 
físicas  y  aportando  principios  fertilizantes  de  importancia. 

Las  calizas  ofrecen  también  en  este  piso  g-rande  variedad. 


320  boletín    de    LA.   SOCIEDAD    ESPAÑOLA 

Las  más  próximas  á  los  yesos  se  apoyan  sobre  unas  arcillas 
obscuras  alg-o  bituminosas,  que  pueden  considerarse  localiza- 
das en  la  vertiente  izquierda  del  barranco  del  Salto,  y  que 
comunican  algunos  de  sus  caracteres  á  las  vecinas  capas  de 
carbonato  calcico,  pues  se  presenta  éste  de  color  obscuro  y 
alg'o  fétido.  En  la  vertiente  derecha  del  río  Pereg'iles  son  alg-o 
cavernosas,  blancas,  lig-eramente  mag-nésicas  y  acompañadas 
frecuentemente  de  incrustaciones  de  óxido  de  hierro,  como 
.sucede  en  Marivella,  debidas,  sin  duda,  á  formaciones  posterio- 
res, orig-inadas  por  los  manantiales  ferrug-inosos  de  Vicort. 

Acompaña  la  mag-nesia  en  mayor  cantidad  á  las  que  existen 
en  el  paraje  llamado  de  Los  Arcos,  las  cuales  pueden  conside- 
rarse como  verdaderas  dolomías,  que  se  diferencian  de  las  más 
próximas  del  contig*uo  terreno  silúrico,  por  ser  las  de  éste 
muy  ferrug-inosas  y  estar  casi  desprovistas  de  hierro  las  ter- 
ciarias. En  el  páramo  del  Rato,  entre  el  cerro  de  la  Muela  y 
Valdecatín,  son  compactas  y  alg-o  teñidas  por  óxido  de  hie- 
rro, susceptibles  de  pulimento  y  absorbentes,  referibles  por 
sus  caracteres  á  las  litog-ráficas,  con  alg-unas  cavidades  tapi- 
zadas de  pequeños  cristales  y  muy  abundantes  en  frag-mentos 
de  moluscos  fósiles  de  difícil  determinación.  Más  ricas  en  fósi- 
les y  más  á  propósito  para  el  estudio  de  los  mismos  son  las  ca- 
lizas del  término  de  Miedes,  aunque  no  tanto  como  las  de  Em- 
bid  de  Ariza,  en  las  inmediaciones  de  la  ermita  de  Santa  Qui- 
teria,  lugar  situado  cerca  del  arroyo  Valdelloso,  y  uno  de  los 
mejores  para  el  estudio  de  la  fauna  miocénica  y  cretácica  de 
la  comarca. 

Es  dig-na  de  mención  la  caliza  mag-nesiana  que  forma  las 
capas  superiores  de  la  mancha  terciaria  del  centro  de  la  co- 
marca, desde  la  peña  de  Ribota  hasta  los  términos  de  Cervera 
y  Moras.  Se  encuentra  esta  roca  formando  capas,  cuyo  espesor 
oscila  entre  0,10  y  0,50  m.,  de  color  blanco  y  pardo  rojizo,  con 
todas  las  g-radaciones  intermedias,  lig-eramente  blanda,  que 
se  puede  serrar  con  menos  esfuerzo  que  alg-unas  maderas,  y  se 
contrae  por  exposición  al  aire,  adquiriendo  entonces  mayor 
dureza;  es  soluble  parcialmente  en  los  ácidos. 

No  tienen  las  calizas  terciarias  en  la  comarca  bilbilitana 
todas  las  aplicaciones  de  que  son,  sin  duda,  susceptibles; 
pues  si  bien  alg-unas  se  emplean  con  buen  éxito  en  la 
construcción,  como  las  de  Valdecatín  y  Cerro  de  la  Muela  y 


DE   HISTORIA   NATURAL.  321 

otras,  como  las  de  Miedes,  sirven  para  la  obtención  de  la  cal 
viva;  las  de  Ribota  por  su  blandura,  la  facilidad  con  que  se 
trabajan,  la  dureza  que  adquiere  con  el  tiempo  y  la  facilidad 
con  que  absorben  las  materias  colorantes,  pudieran  servir  para 
la  fabricación  de  objetos  artísticos  que,  sometidos  á  la  acción 
del  flúor,  después  de  comunicar  á  las  variedades  blancas  co- 
lor á  voluntad,  se  endurecerían  en  mayor  g-rado  y  serían  obje- 
to de  una  industria  nueva  en  España,  que  hace  alg'unos  años 
está  planteada  en  Ing-laterra. 

V. 

Aunque  los  seres  vivos  de  la  era  terciaria  han  dejado  nu- 
merosas huellas  en  las  capas  miocénicas  de  la  comarca  bilbi- 
litana,  no  son  todo  lo  á  propósito  que  fuera  de  desear  para  po- 
derlos determinar  específicamente.  Tal  sucede  con  los  restos 
de  la  vegetación  alg-o  desarrollada  que  contienen  los  estratos 
carbonosos  de  Embid  de  Ariza,  íntimamente  relacionados  con 
los  de  Cihuela  en  la  provincia  de  Soria,  y  las  delgadas  capas 
de  margas  carbonosas  de  las  Pozas  y  de  la  Longia,  en  la  man- 
cha central. 

La  estructura  de  algunos  fragmentos  nos  ha  hecho  creer  que 
las  fanerógamas  predominaron,  ó  son  por  lo  menos  las  que  han 
dejado  huellas  más  estables;  pero  no  hemos  podido  hacer  un 
detenido  estudio  por  la  alteración  é  inconsistencia  de  las  mues- 
tras de  la  superficie. 

La  vida  animal  debió  de  alcanzar  su  mayor  pujanza  en  el 
último  período  de  la  sedimentación  de  los  yesos,  según  parece 
comprobarlo  la  gran  abundancia  de  coprolitos  que  se  encuen- 
tran en  la  capa  de  margas  interpuesta  entre  las  zonas  media  y 
superior.  Ya  el  Sr.  M.  Donayre,  en  su  Bosquejo  físico  y  geológico 
de  la  provincia,  dio  á  conocer  un  depósito  de  estos  materiales 
en  las  proximidades  de  La  Vilueña,  si  bien  no  le  atribuyó  la 
importancia  que  realmente  tiene  por  su  extensión  y  caracte- 
res. Está  el  mencionado  yacimiento  en  el  atajo  del  camino  en- 
tre Terrer  y  dicho  pueblo,  en  la  loma  de  los  corrales  de  la  Ca- 
ñada; pero  se  extiende  por  las  mesetas  próximas  y  puede  ob- 
servarse al  otro  lado  del  Jalón,  junto  á  la  Plaza  de  Armas 
de  Calatayud  y  en  las  vertientes  al  Valle  de  los  Arcos  en 
Armantes,  en  una  extensión  de  8  á  10  kilómetros.   No  se  tra- 


322  boletín    de    LA.    SOCIEDAD    ESPAÑOLA 

ta,  pues,  de  un  depósito  accidental  localizado  en  el  término 
de  Terrer;  y  como  los  materiales  que  le  componen  descansan 
casi  horizontalmente  sobre  el  yeso  interpuestos  en  una  capa  de 
marg-as,  apareciendo  en  todos  los  puntos  en  que  ésta  ha  que- 
dado al  descubierto,  los  citados  coprolitos  deben  ser  conside- 
rados como  parte  integ-rante  de  uno  de  los  estratos  y  predo- 
minando en  él  sobre  los  demás  componentes.  Hállanse  en  su 
posición  natural,  con  el  aparato  característico  que  denota  su 
origen,  deformados  algunas  veces  por  la  presión,  de  tamaños 
variados,  con  un  peso  que  oscila  entre  20  g-.  y  2  kg-.,  y  forman- 
do una  capa  de  más  de  un  metro  de  espesor.  La  estructura  es 
algo  esponjosa  en  los  ejemplares  de  la  superficie,  los  cuales  se 
rayan  fácilmente,  como  sucede  con  los  de  Terrer,  que  son  blan- 
cos j  están  mineralizados  casi  exclusivamente  por  el  yeso  (1). 

Los  de  la  parte  de  Calatayud  son  más  voluminosos  y  com- 
pactos, amarillentos,  algunos  formados  por  pajitas  entrecruza- 
das y  con  indicios  de  fosfato.  Aunque  por  la  forma  que  presen- 
tan parecen  proceder  de  animales  carnívoros,  la  falta  de 
fosfatos  en  algunos  casos  y  su  escasez  en  otros  hace  sospechar 
que  su  origen  es  debido  á  animales  de  alimentación  vegetal, 
i5i  bien  pudiera  explicarse  lo  primero  por  la  influencia  quími- 
ca de  los  materiales  vecinos.  Es  en  alto  grado  sorprendente  el 
hecho  de  que  materia  tan  descomponible  haya  conservado  su 
forma  durante  el  tiempo  necesario  para  su  fosilización  en 
cantidad  tan  grande,  en  contacto  de  sales  magnésicas  que 
tanto  la  modifican,  y  sorprende  más  que  no  se  haya  encontra- 
do ningún  hueso  ni  otro  resto  cualquiera  de  más  fácil  con- 
servación. Tal  vez  examinando  profundidades  diferentes  se 
lograse  hallar  algo  que  permitiera  determinar  la  especie  pro- 
ductora, y  hasta  mayor  variedad  de  componentes  que  les  hi- 
ciese útiles  para  alguna  aplicación  industrial. 

Entre  las  margas  de  Miedes  se  han  encontrado  algunos 
dientes  de  mamíferos  teñidos  de  rojo  y  amarillo  por  óxidos  de 
hierro,  y  en  Embid  de  Ariza,  según  menciona  el  Sr.  Palacios 
en  su  Bosquejo  de  la  parte  meridional  de  la  provincia,  se  han 
hallado  restos  de  un  Cefüus. 


(1)  Aguilar:  Apuntes  para  el  estudio  del  mioceno  bilbilitano  (Anal.  Soc.  esp.  de 
HtST.  NAT.,  tomo  XXVII,  Actas,  pág.  127).  Aparecen  representados  dos  de  estos  copro- 
litos en  la  pág.  l-¿8. 


DE   HISTORIA   NATURAL.  323 

En  las  calizas  de  Embid,  cerca  de  la  ermita  de  Santa  Quite- 
ña, existen  en  abundancia  diferentes  especies  de  Belix  y  Lim- 
nea,  unidos  entre  sí  por  un  cemento  calcáreo  }'  formando  una 
roca  compacta  de  caprichoso  aspecto.  Ambos  géneros  están 
también  representados  entre  las  marg-as  de  Miedes,  en  donde 
se  encuentran  alg-unos  PlanovMs,  Paludina  y  moldes  de  acé- 
falos que  no  hemos  podido  clasificar.  Por  último,  las  calizas 
del  cerro  de  La  Muela  se  hallan  cuajadas,  en  alg-unos  puntos, 
de  frag-mentos  de  pequeñas  conchas  y  de  restos  de  otros  seres 
de  g-rupos  inferiores  muy  deformados,  que  les  comunican  un 
aspecto  muy  parecido  al  de  las  rocas  del  g-rupo  marino. 

VI. 

Los  nitratos  sódico,  potásico  y  calcico  que  impreg-nan  las 
capas  de  yeso  y  las  de  marg-as,  están  en  alg-unos  pun- 
tos tan  abundantes,  formando  eflorescencias  resg-uardadas 
por  los  salientes  que,  á  modo  de  cornisas,  forman  las  rocas 
más  duras,  que  pudieran  ser  objeto  de  pequeñas  explotaciones 
destinadas  á  mejorar  los  sistemas  del  cultivo  del  país,  y  tal 
vez  empleando  el  lavado  de  las  tierras  para  su  obtención,  be- 
neficiarse en  g-rande  escala.  Baste  decir  que  en  alg-unos  sitios, 
como  en  el  barranco  de  Valdhurón,  en  el  de  la  Rúa  y  en  las 
rápidas  vertientes  al  Jalón,  hay  lug-ares  que  en  ciertas  épocas 
del  año  blanquean  á  distancia  por  la  g-ran  abundancia  de  ni- 
tros que  aparece  en  la  superficie  (1), 

El  sulfato  sódico  impreg-na  las  marg-as  de  los  términos  de 
Terrer  y  Calatayud  en  la  parte  comprendida  entre  el  barranco 
de  la  Bartolina,  la  Casa  de  los  Catalanes,  la  veg-a  del  Jalón  y 
la  faja  diluvial  de  Ateca.  Hay  parajes,  como  el  de  la  vertien- 
te N.  O.  de  Armantes,  en  término  de  Moros,  en  que  dicha  sal 
forma  abundantes  eflorescencias  y  mineraliza  también  las 
ag-uas  de  alg-unos  manantiales.  Hubo  una  concesión  llamada 
«La  Esperanza»  para  explotar  este  mineral,  pero  no  hemos  po- 
dido adquirir  noticias  acerca  de  los  trabajos  que  se  realizaron. 


(1)  C&\Aeróvi.  (Aptmtes  sobre  el  nitro  en  España,  Bol.  Soc.esp.de  Hist.  nat.,  tomo  i, 
-pág.  202, 1901)  tratando  de  las  tierras  nitríferas  de  Aragón  explotadas  en  otro  tiempo, 
menciona  las  de  Villafeliche  que  proporcionaban  el  material  para  la  pólvora  alli 
fabricada,  y  se  reputaba  como  la  mejor  de  España. 


324  boletín    de    LA    SOCIEDAD   ESPAÑOLA 

El  sulfato  de  mag-nesia,  como  en  otro  lug-ar  decimos,  predo- 
mina entre  los  yesos  próximos  al  silúrico  de  Ribota,  y  está 
relacionado  con  las  pizarras  piritosas.  Aparece  la  epsomita  en 
fibras  sedosas  y  eflorescentes  en  todas  las  cavidades  naturales 
ó  artificiales  situadas  entre  el  barranco  de  la  Rúa  y  el  cemen- 
terio de  Calatayud;  se  produce  en  las  bodeg'as  y  pajares  situa- 
dos en  la  parte  oriental  de  dicha  ciudad,  y  cuando  el  tiempo 
ofrece  larg-os  períodos  de  tranquilidad  atmosférica,  se  le  puede 
encontrar  debajo  de  las  piedras  en  la  misma  superficie  del  te- 
rreno mezclado  con  los  nitros,  aunque  no  en  tal  cantidad  que 
pueda  simular  una  nevada,  como  aseg-ura  el  químico  Proust 
al  describir  su  viaje  por  esta  comarca  (1).  De  todos  los  sitios 
en  que  el  sulfato  mag-nésico  aparece  en  la  reg-ión,  es,  sin  duda 
alg"una,  el  más  interesante  el  llamado  Cuevas  de  la  Arcilla,  al 
Este  de  Calatayud,  entre  la  Long-ía  y  el  valle  de  Los  Arcos. 
Abiertas  estas  g-rutas  para  la  extracción  de  arcillas  esmécticas 
y  abandonadas  ya  hace  muchos  años,  han  estado  á  merced 
de  los  muchachos  de  la  ciudad,  los  cuales  han  ido  destru- 
yendo las  mejores  muestras,  hasta  que  alg-unas  personas,  de- 
seosas de  conservar  lo  mejor  posible  este  notable  yacimien- 
to, que  pudiéramos  llamar  clásico  en  mineralog"ía ,  dispu- 
sieron el  cierre  de  la  g-ruta  mayor,  que  es  en  la  que  se  produ- 
cen más  bellos  ejemplares.  Tiene  esta  g-ruta  unos  40  metros 
de  larg-a  en  dirección  NO.  y.  unos  7  de  anchura,  correspodien- 
te  al  primer  tercio,  que  es  también  el  que  ofrece  el  techo  más 
alto,  debido,  sin  duda,  á  los  hundimientos  que  en  la  techum- 
bre se  orig'inan  y  que  dejan  un  espacio  casi  circular,  de  su- 
perficie plana,  bajo  la  cual  se  ag-rupan  los  frag*mentos  de  ro- 
cas desprendidas.  Los  dos  tercios  últimos  son  más  irregulares 
y  angostos.  Practicada  esta  cavidad  en  la  parte  superior  de  la 
capa  más  gruesa  de  arcilla  que  hay  en  este  piso,  y  compren- 
diendo varias  de  yeso  muy  delgadas,  presenta  á  lo  larg-o  de 
sus  paredes  una  serie  de  salientes  horizontales  de  los  que 
pende  el  mineral  en  fibras  largas,  hasta  de  0,30  m,,  sedosas, 
rectas  ú  onduladas,  brillantes,  paralelas  casi  siempre,  radiadas 
á  veces,  eflorescentes  y  que  se  fragmentan  cayendo  al  piso  de 
la  cueva,  en  donde  forman  mullidos  depósitos  de  un  blanco 


(1)    Proust:  Anal,  de  Hist.  nat.,  tomo  i,  piíg.  145, 17£ 


DE    HISTORIA   NATURAL.  325 

mate  alineados  paralelamente  á  las  paredes.  Es  frecuente  en- 
contrar ejemplares  en  que  las  fibras  se  han  ag'rupado  lateral- 
mente, componiendo  masas  más  ó  menos  compactas,  en  las 
que  se  nota  cierta  tendencia  á  seg*mentarse  en  dirección  per- 
pendicular á  su  long'itud,  y  en  alg-unos  casos  se  hallan  peque- 
ñas masas  cónicas  más  compactas,"  aunque  también  fibrosas. 

La  producción  del  mineral  cristalizado  es  constante,  pues 
vuelve  á  aparecer  en  las  superficies  que  de  él  se  despojan; 
pero  esto  tiene  lug-ar  con  irreg-ularidad,  sin  que  nuestras  ob 
servaciones  nos  permitan  actualmente  relacionar  la  mayor  ó 
menor  cantidad  producida  con  las  distintas  épocas  del  año,  ni 
con  la^variación  de  los  fenómenos  atmosféricos.  Tampoco  po- 
demos idear  hipótesis  alg-una  acerca  de  su  proceso  g-enético. 
Hemos  encontrado  el  mineral  pulverulento  formando  capas 
delg-adísimas  á  lo  larg-o  de  sus  paredes;  el  lavado  de  tierras  de 
varios  sitios  próximos  demuestra  la  presencia  de  la  especie 
química  ya  formada  entre  los  componentes  del  terreno,  y  por 
otra  parte,  el  ambiente  de  la  cueva  es  seco,  sin  que  haya  ves- 
tigio alg-uno  que  demuestre  filtraciones  de  las  ag-uas  super- 
ficiales, y  el  estado  hig-rométrico  del  aire  contenido  en  ella 
está  subordinado  al  de  la  atmósfera,  sin  que  aparentemente 
haya  causas  internas  que  lo  modifiquen.  El  estar  las  fibras 
adheridas  por  uno  de  sus  extremos  solamente  y  alcanzar  en 
breve  tiempo  tan  considerable  long-itud,  son  circunstancias 
de  que  consideramos  muy  difícil  de  explicar  y  muy  dig-no  de 
estudio  este  proceso  especialísimo  de  cristalización. 

Menos  aventurado  que  pretender  exjilicar  este  fenómeno  con 
nuestras  personales  observaciones  nos  parece  idear  hipótesis 
sobre  el  origen  de  la  variedad  pulverulenta  que  yace  entre  las 
capas  de  arcillas  y  yesos  antes  de  salir  cristalizado  al  exterior. 
La  localización  del  mineral  en  esta  parte  de  la  comarca  próxi- 
ma á  las  dolomías  piritosas  de  Ribota  y  Bámbola,  y  el  hallarse 
en  éstas  la  pirita  marcial  transformada  completamente  en 
óxidos,  nos  hace  creer  que  la  oxidación  del  sulfuro  de  hierro 
en  contacto  con  la  dolomía  dio  lug-ar  ala  formación  del  sulfato 
magnésico,  y  que  éste,  disuelto  por  las  ag-uas,  fué  arrastrado  al 
lug-ar  más  próximo  del  antig-uo  lag-o  terciario  i)or  efecto  de  la 
tranquilidad  que  en  él  había,  sobre  todo  en  la  época  en  que 
tuvo  lug-ar  la  formación  de  la  zona  media.  La  eflorescencia 
que  hace  desprenderse  á  los  cristales,  favorecida  por  el  peso  de 


326  BOLETÍN    DE   LA    SOCIEDAD    ESPAÑOLA 

los  mismos,  es  debida  á  las  pequeñas  cantidades  de  sulfato  só- 
dico que  contienen  y  cuya  presencia  es  constante. 


VII. 

Es  el  miocénico  el  que  menos  accidentes  presenta  de  los  te- 
rrenos que  constituyen  la  reg-ión,  debido  sin  duda  á  la  casi 
horizontalidad  de  sus  capas.  Fuera  de  las  quebraduras  orig"i- 
nadas  por  el  Deza  en  la  mancha  del  S.  E.,  de  las  que  es  buen 
ejemplo  el  estrecho  de  Embid  y  las  causadas  por  el  Jalón,  Ri- 
bota,  Giloca  y  Peregiles  en  la  banda  central,  redúcense  los 
demás  relieves  á  reg-ueros  de  poca  importancia  ocasionados 
por  alg'unos  barrancos.  Siendo  muy  profundos  los  valles  de  los 
ríos  nombrados,  puede  el  miocénico  de  la  comarca  considerarse 
como  formando  varias  mesetas  lig-eramente  inclinadas  por  re- 
gla g-eneral  levantadas  50  metros,  por  término  medio,  sobre 
las  veg"as,  y  con  rápidas  vertientes  á  las  mismas,  presentando 
por  lo  tanto  una  sección  sensiblemente  trapecial.  Fuera  de  la 
interesante  depresión  del  valle  de  los  Arcos  surcados  transver- 
salmente  por  el  cauce  artificial  del  barranco  del  Salto,  y  sin 
corriente  alg-una  constante  ó  eventual  á  que  se  pueda  atribuir 
su  formación,  el  resto  constituye  una  llanura  lig-eramente  in- 
clinada con  ondulaciones  más  ó  menos  patentes. 

VIII. 

De  que  es  injusto  el  descrédito  del  miocénico  como  terreno 
agrícola,  y  de  que,  por  lo  menos  en  lo  que  se  refiere  á  la  co- 
marca bilbilitana,  tienen  razón  los  que  aseg-uran  que  el  ter- 
ciario con  rieg-o  es  fértilísimo,  prueba  concluyente  proporcio- 
na el  resultado  del  estudio  de  su  flora  actual.  Si  se  juzg-a  por 
su  aspecto  tristón,  debido  á  su  color  predominante  y  por  la 
aridez  de  las  vertientes  más  rápidas  en  que  las  aguas  arrastran 
la  tierra  veg-etal,  y  que  son  las  que  más  se  ven  porque  las  vías 
de  comunicación  van  por  los  valles,  no  puede  formarse  un 
exacto  concepto  de  lo  que  es  y  puede  ser  este  terreno  en  sus 
relaciones  con  la  ag-ricultura;  pero  si  se  estudia  con  deteni- 
miento la  veg-etación  espontánea  y  la  propiedad  fertilizante  de 
alg'unos  principios  minerales  que  en  él  abundan,  la  opinión 
que  se  forme  será  muy  distinta  y  más  acertada.  Solamente  en 


DE    HISTORIA    NATURAL.  3Q7 

el  manchón  central  de  la  comarca  se  han  recogido  y  clasificado 
698  especies  veg-etales,  pertenecientes  á  72  familias  botánicas, 
cuya  org-anización  diversa  exig-e  notable  variedad  de  substan- 
cias alimenticias;  y  aunque  algunas  familias  que  necesitan  en 
el  suelo  el  predominio  de  determinados  componentes,  cual  su- 
cede con  el  g-énero  GypsopMUa  de  las  cariofiláceas,  se  hallan 
localizadas  en  determinados  lugares,  lo  general  es  la  varie- 
dad de  formas  y  en  los  sitios  húmedos  con  una  espléndida  lo- 
zanía. 

Hay  regiones  en  que  la  magnesia  es  abundante  y  la  sílice 
escasa,  y  las  gramíneas,  que  solamente  viven  en  número  de 
ocho  especies,  atestiguan  esta  composición:  otras  en  que  la 
abundancia  de  quenopodiáceas  y  la  presencia  del  Sonchus  ma- 
ritimus  (compuesta  cuya  existencia  en  la  comarca  pusieron  en 
duda  ilustres  botánicos),  Lavatera  marítima  y  otras  especies 
que  llevan  el  mismo  nombre  especifico  acreditan  la  abundan- 
cia de  sales  sódicas;  pero  lo  característico  es  hallar  con  fre- 
cuencia, y  distribuidas  por  igual,  plantas  de  vida  muy  distinta 
cruciáceas  en  número  de  56  y  45  especies  de  leguminosas  que 
demuestran  estar  el  nitrógeno  abundante,  borragináceas  que 
alcanzan  grande  desarrollo,  absorbiendo  cantidades  aprecia- 
bles  de  nitrato  potásico,  112  compuestas  que  necesitan,  por  su 
mayor  perfección  orgánica,  alimentación  muy  diferente,  y  41 
labiadas,  14  euforbiáceas  y  20  especies  de  umbelíferas,  que 
tienen  muy  diversas  condiciones  de  vida. 

Catálogo  de  las  muscineas  de  los  alrededores  de  Barcelona 

POR 

DON    ANTONIO    CASARES    GIL. 

Durante  estos  dos  últimos  años  me  he  dedicado  especial- 
mente á  recog-er  y  clasificar  las  muscineas  de  los  alrededores 
de  Barcelona,  haciendo  frecuentes  excursiones  en  unión  de 
nuestro  consocio  Sr.  Llenas. 

La  zona  recorrida  fué  el  llano  comprendido  entre  los  ríos 
Besos  y  Llobregat  y  los  montes  Tibidabo  ¡y  San  Pedro,  con  la 
serie  de  lomas  que  se  extienden  en  la  misma  dirección  hasta 
el  Llobregat  por  un  lado  y  hasta  el  Besos  por  otro.  Puede 
hacerse  caso  omiso  de  la  montaña  de  Montjuich,  en  la  que  no 


328  boletín    de   LA   SOCIEDAD   ESPAÑOLA 

crecen  más  que  la  Cfriinmia  orUcularis  y  alg-unas  especies  co- 
munes de  Barhula. 

No  es  favorable  ciertamente  el  clima  de  Barcelona  para  la 
vida  de  los  musg-os;  pues  aunque  la  atmósfera  es  húmeda  no 
lo  es  el  suelo,  por  la  poca  lluvia  que  cae.  Este  año  ha  sido,  sin 
embarg'o,  excepcional;  casi  la  mitad  de  los  días  fueron  nubla- 
dos, y  en  todos  los  meses  llovió  alg-unos  días  (5,  4  días  al  mes 
por  término  medio,  con  49,4  mm.  de  ag-ua),  á  pesar  de  lo  cual 
en  Ag'osto  el  río  Besos  estuvo  seco,  el  Llobreg-at  llevaba  poca 
ag'ua  y  el  campo  aparecía  como  abrasado.  En  otros  años  las 
condiciones  fueron  peores;  en  el  decenio  1887-1896,  por  ejem- 
plo, los  días  nublados  fueron  97,6  al  año,  los  lluviosos  68,1  y 
la  cantidad  de  lluvia  escasa;  meses  enteros  como  los  de  Julio 
del  97  y  Agosto  del  88  sin  caer  una  sola  g-ota  de  ag'ua,  habien- 
do llovido  un  solo  día  en  el  mes  anterior  una  escasa  canti- 
dad (1,7  mm.);  únase  á  esto  una  temperatura  máxima  de  más 
de  37°,  y  se  comprenderá  fácilmente  que  la  cantidad  total  y 
el  número  de  especies  de  muscíneas  debe  forzosamente  ser 
escasa.  Por  esta  misma  razón,  la  flora  briológica  de  estos  alre- 
dedores ofrece  un  carácter  especial;  plantas  perennes  en  otros 
sitios  son  anuales  y  pequeñas  en  esta  zona;  otras  de  fructifica- 
ción tardía  se  presentan  estériles;  alg'unas,  como  la  Lumilaria 
múgaris,  aparecen  con  anterídeos  y  arqueg-onios  en  su  época, 
pero  no  se  desarrolla  el  esporog'onio  por  falta  de  humedad; 
y  en  g-eneral,  las  especies  más  abundantes  son  las  propias  de 
los  parajes  secos  y  presentan  variedades  de  adaptación  (hojas 
aproximadas,  variedades  incalía,  longrpüa,  etc.),  ó  si  son  pro- 
pias de  lug-ares  húmedos,  tienen  caracteres,  muchas  veces, 
que  indican  un  exceso  de  humedad.  Esto  último,  que  parece 
una  contradicción  á  lo  antes  dicho,  no  lo  es  si  se  tiene  en 
cuenta  que  en  el  fondo  de  los  barrancos,  que  siempre  conser- 
van cierto  g-rado  de  humedad,  se  cobijan  especies  perennes 
para  resistir  la  sequedad  y  calor  del  verano,  y  cuando  lleg-a 
el  invierno  y  vuelven  á  recobrar  actividad,  tienen  que  cre- 
cer casi  aneg-adas;  y  así,  por  ejemplo,  la  FruUania  diJatata 
presenta  á  menudo  desenrollado  el  capuchón,  ofreciendo  al- 
g-unas ramas  aspecto  de  Maclotheca.  Por  estas  mismas  razones 
no  se  encuentran  aquí  especies  tales  como  los  Pohjtrichum, 
que  aunque  no  son  muy  exig-entes  en  humedad,  no  resisten 
una  extremada  sequía  ni  la  sumersión  prolong-ada. 


DE    HISTORIA   NATURAL.  329 

He  revisado  los  herbarios  de  musg-os  que  poseo  de  Trémols, 
Puig'g-arí,  Lacoizqueta  y  Lóseos.  Figuran  en  ellos  alg'unas  de 
las  especies  que  menciono  en  el  catálog-o,  recog-idas  también 
en  estos  alrededores,  y  en  el  herbario  de  Puiggarí  encontré 
cuatro  especies  que  yo  no  he  podido  hallar,  no  obstante  ha- 
berlas buscado  con  particular  empeño.  Es  posible  que  no  sean 
constantes.  Doy  sus  nombres  al  final  del  catálog'o. 

De  las  ocho  especies  de  los  alrededores  de  Barcelona  que 
fig'uran  en  el  Beitrag  mr  Moosflora  wn  Spanien,  de  A.  Geheeb, 
no  me  ha  sido  posible  encontrar  cuatro.  Bien  es  verdad  que 
fueron  cog-idas  en  el  año  1873  en  iug-ares  que  hoy  están  urba- 
nizados. Doy  también  al  final  de  este  catálogo  el  nombre  de 
dichas  cuatro  especies. 

Debo  manifestar  mi  ag-radecimiento  al  sabio  botánico  F.  Ste- 
phani,  de  Leipzig-,  por  haberme  clasificado  alg-unas  hepáticas 
y  revisado  las  determinaciones  que  de  otras  había  yo  hecho. 

HEPATIC.E. 
Jungermanniacese. 

Southdya  tophacea  Spruce.— R.  Arroyo  de  Valvidrera. 
PlagiocMla  intermpta  Dum.— RRR.  (Estéril).  Arroyo  de  San 

Genis  Tibidabo).  (Clasificada  por  F.  Stephani.) 
Mngermannia  xeniricosa  Dicks.— R.  Llano  del  Llobreg-at,  San 
Medí. 

—  didenialal^ees.—C.  En  los  montes. 

—  minor.  Nees. — R.  Entre  los  musg-os  del  Tibida- 

bo. Casi  siempre  con  propágulos. 
Calypogeia  Tricomanis?  Corda,  var.  p-opagidifera.—  R  R  R.  San 
Medí. 

(El  g-énero  Cincinulus  Dum.,  fué  determinado  por  F.  Stepha- 
ni). Sin  fruto. 

Fadula  complánala  Dum. ,  var.  2^'^'opagulifera.—^.  En  el  borde 
de  los  arroyos  del  Tibidabo.  Pierde  los  propág-ulos  en  la 
época  de  la  floración,  como  sucede  ala  mayor  parte  de  las 
muscíneas. 

Madotheca  lemgata  Dum.— R.  Tibidabo.  Estéril. 

—       platyphyUa  Dum.— C.  En  los  montes.  Estéril. 

Lejeunia  serpyllifoUa  Libert.— CC.  En  los  montes.  Estéril. 


330  boletín    de  LA    SOCIEDAD   ESPAÑOLA 

Frullania  dilatata  Dum. — R.  En  los  barrancos  de  los  montes. 

—  Tamarisci  Dum.— C  C.  En  los  montes. 
FossomJjvonia  angulosa  Raddi. — R.  Arroyos  de  San  Genis  y  San 

Juan  (Tibidabo). 
Pellia  cahjcina  Nees.— C.  En  los  arroyos. 
Aneura ^minatificla  Dum.— R  R  R.  Fontg-rog-a. 
Metgeria  furcata  Dum. — R.  Tibidabo,  Valvidrera,  San  Medí. 

Marchantiaceae. 

Líinularia  t ul g arí s  Háich.—C  C.  A  menudo  con  anterideos,  mas 
rara  vez  con  arqueg-onios;  no  madura  el  fruto. 

Marchantía  'pohjmor'pha  L. —  C.  Llano  del  Llobreg-at.  Con  pro- 
pág'ulos  solamente. 

Rehoiillia  hemispharica  Raddi.  — R.  Arroyos  de  San  Genis  y  San 
Juan  (Tibidabo). 

Grimaldia  dichotoma  Raddi.— R  R.  Arroyo  de  San  Genis. 

Anthocerotaceae. 

AntJiocenis  dichotomus  Raddi. — R.  Valvidrera,  arroyos  de  San 
Genis  y  San  Medí.  (Clasificada  por  F.  Stephani.) 

Targioniaceae. 
Targionia  Jnjpophylla  L.-  C  C.  En  los  montes. 

Eicciacese. 

Spharocarpus  ierrestris  Sm.— RR  R.  San  Gervasio. 
Üorsinia  marchantioides  Raddi.  —RR.  Arroyo  de  San  Genis. 

MUSCEI    FRONDOSI. 
Weisieae. 
Weisia  mridnia  Brid.— C.  Tibidabo. 

Dicraneae. 

Dicranella  varia  Hedw. — R.  Sarria. 

—  nndulatimi  Turn. —  RR.  Valvidrera,  San  Medi  (es- 

téril). 

Fissidenteae. 

Fissidens  incurmis  Schw.— C  C.  Borde  de  los  arroyos. 

—  decipiens  De  Notar.— RR.  Valvidrera  (estéril). 


DE    HISTORIA   NATURAL.  331 

Fissidens  taxifolius  Hedw.— C.  Fontg-rog-a,  Rabarada,  Torrente 
de  Cañellas,  Fructiñca  en  Febrero. 

Trichostomeae. 

Tríchostoimim  miitaUJe  Scbmp. — R.  Tibidabo.  Fructificado. 
Barbula  aloides  Schmp.— C  C. 

—  mtiralis  Hedw. — C  C  C.  Casi  siempre  var.  incana. 

—  unguiculata  Hedw.— C.  Tibidabo,  San  Pedro 

—  falax  Hedw.— R.  Tibidabo,  Rabarada. 

—  squarrosa  Brid. — C  C.  A  veces  fructificada. 

—  suhilata  Pal.  Beauv.— R.  Valvidrera. 

Grimmieíe. 

Grimmia  apocarpa  Schmp. — R.  Valvidrera. 

—  orhicularis  Schmp. — C  C  C. 

—  imlmnata  Smith,  var.  ¡ongipila.—G.  En  los  montes. 

Orthotrichefe. 

Orthotriclmm  anomalum  Hedw.— R  R  Valvidrera. 

Encaíypteíií. 
Encalypta  miJgaris  Hedw. — R  R  R.  Arroyo  de  San  Juan. 

Physcomitriese. 

Fuñaría  calcárea  Vahl. — R.  R.  Valvidrera. 

—  /i7/gromeirica  Hedw.— ce. 

Bryese. 

Wehera  carnea  Schmp. — R.  Valvidrera. 

—  Tozeri  Schmp.— RR.  Fontg-rog-a,  arroyo  de  Cañellas. 
Brynni  atro-purpiireiim  Schmp. — R.  Sarria,  Orta. 

—  argenítmi  L.—  C. 

—  cajñlare  L. — C.  En  los  montes. 

Mnium  insigne  MiiX.  (Mn.  affine,  var.  elatum  ÓlQ  Schamp.)— C. 
En  los  bordes  de  los  arroyos  del  Tibidabo,  Valvidrera  y 
San  Medí. 

Bartrainieíe. 
Baríramia  stricta  Brid.— R.  Arroyos  de  San  Juan  y  San  Genis. 


332  boletín    de   LA    SOCIEDAD   ESPAÑOLA 

Polytrichiese. 
Atrichum  imdulatmn  Pal.  Beauv. — R  R  R.  Foiitgroga. 

Fontinaleíe. 

Fontinalis  Duriaei  Scliimp.  — R.  Acequias  del  Llobreg-at  (es- 
téril). 

Leptodontete. 

Leptodon  Smithii  Mahr.— R  R.  Valviclrera  (estéril). 

Neckerese. 

Nechera  complanata  Hub.— R.  Arroyo  de  Cañellas,  Fontgrog'a 

(estéril). 

Hamalia  hisüanica  Schmp. — R  R.  Fontgrog-a,  arroyo  de  Val- 

vidrera  (1). 

Leucodontese. 

Pteregonium  gracile  Scliw. — CC.  En  los  montes.  (En  Valvidre- 
ra  fructifican  alg-una  vez.) 

Orthothecicae. 

Homalotheciwm  sericeum  Schmp. — R.  Rabarada,  Valvidrera. 

Brachythecieíe. 

Brachytlieciiim  rutabnlnm  Schmp.  — C.  Valvidrera,  Tibidabo, 

San  Medí,  San  Andrés,  Orta. 
SíirhyncMum  circinaiu7n  Schmp.— R.  Valvidrera  (estéril). 

—  speciosum  Schmp.— R.  Valvidrera,  San  Andrés. 

—  piimümn  Schmp.— R.  San  Medí,  Tibidabo  (es- 

téril). 

—  Stokessi  Schmp. —  R.  Fontg-rog-a. 

—  striatum,  var.  merülionaU  Schreb. — R.  Fontg-ro- 

g-a,  Rabasada. 
Rhychostegium  teneUmn  Schmp.— RR.  Tibidabo. 

—  ní5d/ofm(3  Schmp.— Variedades:  mugare,  hmn- 

datiim  y  proJixum.  En  los  arroyos  de  los  mon- 
tes y  llanos  de  Orta. 
Thamnium  alopecurum  Schmp. — R.  Fontg-rog-a,  Valvidrera. 


(1)    Sobre  la  fructificación  de  esta  especie  publiqué  una  nota  en  el  Boletín  de  la 
Sociedad  española  de  Historia  natural.  Junio,  190-¿. 


DE   HISTORIA   NATURAL.  333 

Hypnese. 

Hyjmmn  cupresifonne — L.  C  C.  Dos  variedades  de  opérculo 
puntiag'udo  que  no  corresponden  exactamente  á  ning"u- 
na  de  las  descritas  por  los  autores. 

Hijpmim  purmn  L. — C  C.  Con  frecuencia  fructificado. 


A  esta  lista  hay  que  añadir  las  sig'uientes  especies  encon- 
tradas por  Puig-g'arí  y  clasificadas  por  Geheeb: 

Pottia  Starkeana  Hedw.— Valvidrera. 
Bryíim  Donianum  Grev. — Valvidrera. 
Scloropodmm  illecebrum  Schmp. — Valvidrera. 
Euri/nchinm  iwíelongiim  L. — Valvidrera. 

Y  las  sig-uientes  citadas  en  el  «Beitrag"  zur  Moosflora  von 
Spanien,  von  A.  Geheeb».  «Flora».  1874,  n."  33. 

Phascum  rectum  Sin.— Gracia. 
Pottia  Starckei  C.  Müller.— Grarcia. 

Barlula  ambigua  Schmp. — Gracia. 
Bryíim  torquenscens  Schmp. — Barcelona. 

Notas  entomológicas 

POR 

EL    R.     P.    LONGINGS    NAVAS    S.    J. 

X. 

A  Jgunos  insectos  de  España  xmco  conocidos. 

Al  estudiar  alg-unos  de  los  insectos  de  mi  colección  eché  de 
ver  ciertas  particularidades,  cuya  noticia  pueda  acaso  intere- 
sar á  los  entomólog'os,  y  sentíme  impulsado  á  redactar  esta 
breve  nota.  Poco  es  lo  que  con  ella  ofrezco  á  la  Sociedad;  mas 
estos  lig-eros  apuntes  podrán  contribuir,  siquiera  en  pequeñí- 
sima escala,  al  mejor  conocimiento  de  la  fauna  entomológica 
de  nuestra  patria. 

1.  EpMppiger  (Callicrania  j  Seoanei  Bol.  var.  (ceta.  nov. 
(Ortópt.). 

De  Ortig'osa  (Log-roño)  me  envió  mi  buen  amig'o  D.  Melchor 


334  boletín    de   LA   SOCIEDAD   ESPAÑOLA 

Vicente  unos  ejemplares  de  E2)Mppiger  ó  Callicrania  que  me 
lleg-aron  vivos.  Su  gran  semejanza  con  los  tipos  que  poseo  de 
La  Guardia  (Pontevedra-P.  Rodeles  S.  J.),  Coruña  (Bolívar)  y 
Cang-as  de  Tineo  (Asturias-Flórez)  no  me  permiten  la  separa- 
ción específica,  pero  á  la  par  ofrecen  marcadas  diferencias, 
suficientes,  á  mi  parecer,  para  constituir  una  buena  variedad; 
las  expondré  á  continuación,  dejando  el  fallo  decisivo  á  otros 
más  intelig-entes: 

1."  El  tamaño  es  menor  en  los  ejemplares  de  Ortig-osa.  Hé 
aquí  las  medidas  tomadas  en  el  insecto  vivo:  longitud  media 
del  cuerpo,  25  mm.;  de  las  antenas,  38;  del  pronoto  en  la  lí- 
nea media,  8,5;  de  los  fémures  posteriores,  16;  del  ovis- 
capto, 20. 

2.^  El  color  es  de  un  verde  de  prado  muy  hermoso  en  todo 
el  cuerpo,  especialmente  en  el  abdomen,  el  cual  es  algo  más 
oscuro  en  la  cara  dorsal  y  más  pálido  en  la  ventral,  y  á  los  la- 
dos está  marcado  con  una  faja  amarilla  que  corre  á  lo  larg-o  de 
la  línea  de  los  estigmas.  Los  élitros  ofrecen  una  faja  amarillo- 
rojiza  antes  del  campo  marginal,  que  es  rojo  violáceo,  al  me- 
nos en  parte. 

S.**  El  tuMrculo  del  vértex,  surcado  long-itudinalmente,  pre- 
senta sus  bordes  elevados  por  delante  á  manera  de  dos  crestas 
en  el  tipo,  mientras  que  son  aplanados  en  la  variedad,  y  casi 
vienen  á  continuarse  insensiblemente  con  la  frente. 

á.''  La  quilla  del  pronoto,  vista  de  lado,  está  bastante  eleva- 
da antes  del  medio  en  el  tipo,  con  tendencia  á  la  forma  de 
ángulo  obtuso,  al  paso  que  es  más  baja  en  la  variedad,  afec- 
tando la  figura  de  un  arco  de  círculo  de  ancha  curvatura. 

5.*  El  surco  típico  del  mismo  pronoto  es  más  profundo,  más 
abrupto  y  recto  por  detrás  en  el  tipo  que  en  la  variedad,  en  la 
cual  la  metazona  forma  una  pendiente  inclinada  hacia  el  surco 
y  sus  extremos  laterales. 

6.^  La  abertura  del  timimno  de  la  tibia  anterior  es  manifies- 
tamente arqueada  en  el  tipo,  casi  recta  en  la  variedad. 

7."  Las  tilias  del  primer  par  poseen  una  espina  después  del 
medio  por  encima,  como  sucede  en  la  Callicrania  iiellucida 
Bol.;  las  tibias  del  tipo  solo  poseen  la  espina  apical. 

8.^  Los  cercos  del  cf  son  notablemente  más  aleznados  en  la 
variedad,  esto  es,  la  parte  delg-ada  apical  mucho  más  larga 
que  la  basilar  ó  gruesa.  Semejantemente  los  cercos  de  la  9pa- 


DE    HISTORIA   NATURAL.  335 

recen  más  súbitamente  adelg-azados  en  la  variedad  que  en 
el  tipo. 

9."  La  lámina  infra-anal  del  cf  ofrece  la  escotadura  más 
truncada  ó  recta  en  el  fondo  que  en  la  variedad,  más  redon- 
deada en  el  tipo,  etc. 

El  canto  ó  estridulación  del  ¡^  es  muy  sing^ular  y  distinta  de 
cuantas  he  oído.  Compónese  de  una  serie  de  sonidos  rápidos  á 
la  que  sig-uen  unos  cuantos  aislados,  por  lo  común  cinco.  El 
intervalo  de  una  estridulación  á  otra  aveces  es  larg*o,  de  ordi- 
nario excede  la  duración  de  un  minuto.  Entre  50  estridula- 
ciones  anotadas,  las  25  tenían  cinco  sonidos  al  final,  solo  una 
dos  y  ning-una  pasó  de  seis. 

2.  Sciriohmius  lusitanicns  Bol.  (Ortópt.). 

Citado  de  Portug-al  (Bolívar,  Catálog-o  sinóptico)  y  descrito 
solo  el  (/.  Poseyendo  de  Málag*a  dos  ejemplares  Q  9  que  me 
envió  el  P.  Risco  S.  J.,  apuntaré  alg-unas  particularidades: 

Las  dimensiones  son  las  sig'uientes:  long-itud  del  cuerpo^ 
25  mm.;  del  pronoto,  7;  de  los  élitros,  3;  de  los  fémures  poste- 
riores, 28;  del  oviscapto,  18. 

El  color  g-eneral  es  terroso  ó  rojizo;  vértex  con  faja  pardo- 
oscura,  que  se  continúa  á  lo  larg*o  del  occipucio;  pardo  el  pro- 
noto, excepto  en  el  marg-en  lateral,  que  es  pálido;  cuatro  pun- 
titos  oscuros  en  la  frente,  uno  en  cada  mejilla,  varios  en  los 
fémures  y  tibias  de  los  dos  primeros  pares  y  una  mancha  del 
mismo  color  prolongada  ó  elíptica  en  el  borde  superior  del 
tercer  fémur,  junto  á  su  articulación  coxal. 

En  la  parte  inferior  del  fémur  posterior,  á  lo  larg'O  del  borde 
interno,  existen  tres  espinas  neg-ras  manifiestas  y  otras  tres 
manchitas  neg-ras  tuberculiformes. 

La  placa  infra-anal  está  profundamente  escotada;  sus  lóbu- 
los prolong-ados  en  triángulo  con  la  punta  roma;  la  porción 
basilar  de  la  misma  placa  con  quilla  longitudinal  en  medio,  no 
entera,  viniendo  á  terminar  en  su  principio  en  un  surco  obli- 
cuo de  cada  lado. 

Málaga,  Agosto  de  190L 

3.  Stauronotíis  crassiusculus  Pant.  (Ortópt.). 

Son  dignos  de  notarse  dos  ejemplares  de  esta  especie  que 
poseen  los  órganos  del  vuelo  más  largos  que  el  abdomen,  hallados 
en  Chamartín  de  la  Rosa  (Madrid)  en  Junio  de  1899  y  1901.  No 
pude  hallar  más  ejemplares  de  la  misma  especie  en  la  citada 


336  boletín    de    LA    SOCIEDAD   ESPAÑOLA 

localidad  en  más  de  dos  años,  siendo  así  que  abundan  en  ella 
los  onaroccamis  y  drevicollis. 

A  primera  vista  puede  parecer  la  forma  una  hibridación, 
mas  remitido  un  ejemplar  al  P.  Pantel  reconoció  al  punto  su 
especie. 

Tampoco  constituye  variedad  propiamente  dicha,  por  cuanto 
estaría  basada  en  un  carácter  único,  indicado  ya  como  varia- 
ble en  la  descripción  orig-inal.  Por  ella  efectivamente  se  dice 
que  las  venas  radial  posterior  y  ulnaria  anterior  tienen  una 
conformación  muy  inconstante,  ya  bifurcándose,  ya  permane- 
ciendo simples,  el  cual  carácter  tiene  relación  con  el  desarrollo 
del  órg-ano. 

Puede,  por  consig-uiente,  decirse  que  en  esta  especie  es 
poco  definido  el  g-rado  de  desarrollo  de  los  órg-anos  del  vuelo, 
lo  propio  que  algunos  pormenores  de  la  venulación  enlazados 
con  el  mismo. 

4.     LaMa  minor  L.  (Ortóp.) 

Especie  muy  interesante,  de  la  cual  dice  el  Sr.  Bolívar  (Ca- 
tálogo sinóptico):  «Debe  hallarse  en  toda  la  Península,  aun 
cuando  solo  ha  sido  citada  de  alguna  que  otra  localidad.  En 
Madrid  ha  sido  cogida  por  el  Sr.  Cazurro.  Es  frecuente  encon- 
trarla volando  en  días  cálidos».  De  la  misma  escribe  el  señor 
Brunner  (Prodromus):  «Vuela  en  los  días  calurosos  del  verano». 

Para  completar  estos  datos  geográficos  y  biológicos  puedo 
añadir  los  siguientes: 

1.°  La  he  cogido,  siempre  al  vuelo,  en  tres  localidades:  en 
Gijón  (Asturias),  ó,  mejor  dicho,  en  la  colinita  de  Somió,  ca- 
mino del  santuario  de  la  Providencia;  en  el  pinar  de  Chamar- 
tín  de  la  Rosa  (Madrid),  y  recientemente  en  las  orillas  del 
Ebro  (Zaragoza),  en  una  breve  excursión  entomológica  que 
verifiqué  con  nuestro  consocio  D.  Emeterio  Coscolla. 

2.°  La  hora  de  la  captura  fué  las  tres  veces  hacia  las  tres 
de  la  tarde,  pero  la  época  del  año  algo  diferente:  mediados  de 
Agosto  en  Gijón,  10  de  Octubre  del  presente  año  en  Zaragoza 
y  17  del  mismo  mes  del  año  1900  en  Chamartín. 

3."  La  temperatura  es  de  presumir  fuese  la  correspondiente 
á  las  citadas  localidades  y  épocas,  que  no  tuve  cuenta  exacta 
con  ella;  la  máxima  del  10  de  Octubre  del  año  actual  en  Zaragoza 
no  alcanzó  á  18°  C.  en  el  termómetro  del  colegio  del  Salvador. 


BOLKTÍ N 


SOCIEDAD  ESPAÑOLA  DE  HISTORIA  NATURAL 


Sesión  del  3  de  Diciembre  de  1902. 

PRESIDENCIA    DE    D.    FEDERICO    OLORIZ. 

El  Secretario  leyó  el  acta  de  la  sesión  anterior,  la  cnal  fué 
aprobada. 

— El  Sr.  Artig-as  pidió  se  hiciese  constar  que  lo  leído  por  él 
en  la  sesión  anterior  no  fué  una  comunicación  del  Sr.  Presi- 
dente de  la  Comisión  forestal,  sino  una  carta  suya  dirigida 
al  Sr.  Presidente  de  esta  Sociedad,  manifestando,  entre  otros 
extremos,  que  por  encarg-o  del  limo.  Sr.  Presidente  del  Con- 
sejo forestal,  tenía  el  g-usto  de  remitirle  una  fotografía  del 
busto  en  bronce  de  D.  Máximo  Lag'una.  Debe  cambiarse  tam- 
bién al  final  del  mismo  párrafo  del  acta  la  expresión  «dicha 
Comisión»  por  la  de  «dicho  Consejo». 

Admisiones.— Quedaron  admitidos  como  socios  numerarios: 
D.  Eug-enio  Ferrer,  Profesor  de  la  Escuela  de  Industrias  de  Ta- 
rrasa,  presentado  por  D.  Ignacio  Bolívar,  y  el  Seminario  Con- 
ciliar de  Orihuela.  que  lo  había  sido  por  D.  José  Martínez 
Pacheco. 

— El  Sr.  Bolívar  propuso  se  admitiera  el  paso,  sin  nueva  pre- 
sentación, de  socio  agregado  á  numerario  solicitado  por  el 
Sr.  Vila  Nadal,  de  Santiag-o,  quedando  así  acordado. 

El  mismo  Sr.  Bolívar  indicó  que  cesando  por  causas  ajenas 
á  su  voluntad  de  ser  socio  numerario  el  Sr.  Lo  Blanco,  de  Ña- 
póles, podría  nombrársele  correspondiente  extranjero  en  aten- 
ción á  sus  merecimientos  científicos,  y  á  haber  formado  parte 
durante  bastante  tiempo  de  nuestra  Sociedad,  cuya  proposi- 
ción fué  aceptada. 

La  Sociedad  quedó  enterada  de  que  la  Facultad  de  Ciencias 

T.  II. -Diciembre,  1902.  22 


338  boletín    de  LA    SOCIEDAD   ESPAÑOLA 

de  Santiag'o  debe  fig-urar  en  la  lista  de  socios  por  su  Cátedra 
de  Historia  Natural.  Fueron  presentados  como  socios  numera- 
rios, quedando  pendientes  de  admisión  para  la  próxima  sesión, 
la  Compañía  de  Tabacos  de  Filipinas  y  la  Facultad  de  Ciencias 
de  Oviedo. 

Correspondencia.— Se  dio  lectura  á  una  esquela  de  la  Socie-' 
dad  entomológ-ica  de  Bélg-ica,  participando  el  fallecimiento  de 
su  Presidente  M.  Pierre-Jules  Tosquinet,  acontecido  el  28  de 
Octubre  útimo,  á  los  78  años  de  edad,  acordándose  asociarse 
al  sentimiento  que  embarg-a  á  la  referida  Corporación  por  la 
pérdida  de  tan  disting-uido  sabio. 

— El  Secretario  dio  á  la  Sociedad  la  triste  noticia  del  falleci- 
miento de  D;  José  M.  Pieltain  y  Bartoli  y  D.  Marino  Dávila, 
nuestros  consocios,  que  dejan  un  sensible  vacío  en  nuestra 
Corporación  por  sus  condiciones  personales  y  por  su  cultura 
y  afición  á  los  estudios  científicos. 

— Nuestro  consocio  el  Sr.  Silva  Tavares,  de  San  Fiel  (Portu- 
g-al),  participa  la  noticia  de  haber  comenzado  á  dar  á  luz  una 
nueva  publicación  científica  bajo  el  nombre  de  Broteria,  para 
la  que  solicita  el  cambio,  acordándose  pasara,  como  es  costum- 
bre, á  informe  de  la  Junta  directiva. 

— El  Sr.  D.  Melchor  Vicente,  de  Ortig-ueira  (Log"roño),  da 
gracias  por  su  nombramiento  de  socio  numerario,  y  el  doctor 
G.  Delacroix  por  el  de  socio  correspondiente  extranjero;  ig-ual- 
mente  las  dan  los  Sres.  Dr.  Ph.  Francois,  de  París;  Dr.  Alabern^ 
de  Port-Bout,  y  M.  E.  Pacault,  de  Banyuls-sur-mer. 

Proposiciones. — A  propuesta  del  Sr.  Bolívar  se  acordó  cons- 
tase en  el  acta  la  felicitación  de  la  Sociedad  á  nuestro  colega 
D.  Pedro  Moyano,  Secretario  de  la  Sección  de  Zarag-oza,  por  la 
distinción  que  ha  obtenido  por  sus  publicaciones  en  el  Con- 
greso-Certamen de  Ganadería,  celebrado  últimamente  en  Va- 
lencia, en  el  que  le  ha  sido  concedida  la  medalla  de  oro,  única 
y  mayor  distinción  que  allí  se  ha  otorgado. 

—  Se  dio  cuenta  del  acuerdo  tomado  por  la  Junta  direc- 
tiva de  entregar  á  los  señores  socios  admitidos  en  este  año 
el  tomo  I  del  Boletín  de  nuestra  Sociedad,  en  compensa- 
ción del  tomo  xxx  de  los  Anales;  la  Junta  ha  tomado  este 
acuerdo  creyendo  será  más  grato  á  dichos  socios  poseer  la 


DE    HISTORIA   NATURAL.  33P 

colección  del  Boletín  desde  el  tomo  i  que  no  un  tomo  suelto 
de  los  Anales,  que  es  el  último  de  dicha  publicación,  puesto 
que  el  año  próximo  ha  de  comenzarse  la  serie  de  las  Me- 
morias. 

Comunicaciones  verbales. — El  Sr.  Rodríg-uez  Mourelo,  en  cum- 
plimiento del  encarg-o  que  le  dio  la  Sociedad,  leyó  un  trabajo 
necrológico  referente  á  D.  José  Macpherson ,  por  el  que  fué 
felicitado  por  los  señores  presentes,  acordándose,  á  propuesta 
del  Sr.  Vázquez  Fig-ueroa,  que  apareciese  en  el  próximo  nú- 
mero del  Boletín,  para  que  su  publicación  no  se  demore  como 
ocurriría  insertándose  en  las  Memorias. 

— El  Sr.  Hierro  (D.  Fibicio)  envía  una  seg-unda  adición  al 
«Catálog-o  de  plantas  espontáneas  de  Carrión  de  los  Condes», 
que  se  acordó  pasara  á  la  Comisión  correspondiente. 

— El  Sr.  Blanco  dio  lectura  á  continuación  á  una  noticia  bi- 
bliog-ráfica  sobre  una  obra  de  arqueología,  protohistoria  y 
etnografía,  publicada  por  D.  Elias  Gag-o. 

El  Sr.  Artigas  dijo  convendría  se  enviara  al  autor  de  di- 
cho trabajo  un  ejemplar  del  número  del  Boletín  en  que  apa- 
rezca la  noticia  bibliográfica  leída  por  el  Sr.  Blanco,  y  que  se 
le  comunique  haber  visto  con  interés  sus  estudios  científicos  y 
y  sus  trabajos  desinteresados  de  exploración. 

El  Sr.  Font  añadió  que  el  hecho  de  encontrarse  restos  de 
época  romana  con  otros  de  carácter  prehistórico  que  indica  el 
autor  en  la  región  leonesa  no  es  nuevo,  y  él  mismo  había 
visto  en  cuevas  de  las  provincias  de  Gerona  y  Barcelona  va- 
jilla romana  mezclada  con  instrumentos  protohistóricos ,  que 
declaran  la  existencia  de  pueblos  en  estado  primitivo  todavía 
durante  la  época  de  aquella  civilización. 

—El  Sr.  Calderón  dijo  que  vio  con  interés  las  enmiendas  y 
adiciones  que  el  Sr.  Aranzadi  había  leído  en  la  sesión  última 
de  Barcelona  á  su  nota  sobre  voces  castizas  de  hidrología  geo- 
lógica, observaciones  que  aceptaba  sin  reserva  y  las  tendría 
en  cuenta  para  cuando  hiciese  un  trabajo  más  completo  sobre 
el  mismo  asunto,  y  terminó  encareciendo  al  mismo  Sr.  Aran- 
zadi, como  á  los  demás  señores  socios,  que  recojan  más  pala- 
bras españolas  geológicas  y  geográficas,  aunque  sean  pura- 
mente locales. 

—El  Sr.  Díaz  del  Villar  presentó  un  trabajo  de  D.  Calixto 


340  BOLETÍN    DE    LA    SOCIEDAD  ESPAÑOLA 

Tomás,  de  Córdoba,  titulado  «Contribución  al  estudio  de  la 
Anatomía  filosófica.  Ley  de  la  monog-astria»,  el  cual  se  acordó 
pasara  á  examen  de  la  Comisión  de  publicación. 

Secciones.— La  de  Sevilla  celebró  sesión  el  30  de  Noviembre 
de  1902,  bajo  la  presidencia  del  Sr.  Ferrand. 

— El  Sr.  Crú  presentó  un  ejemplar  de  Hydroclielidon  fissi- 
2)esL.,  /umarell,  cazado  en  la  Albufera,  caso  de  albinismo 
completo,  bastante  raro  en  España. 

— El  Sr.  Miquel  presentó  dos  ejemplares  de  un  equinodermo 
fósil  procedente  del  terreno  cretáceo  (áptico)  de  Morella,  leyen- 
do una  nota  que  pasó  á  la  Comisión  de  publicación,  así  como 
otra  bibliog-ráfica  del  Sr.  Barras. 

También  presentó  el  Sr.  Miquel  alg-unos  ejemplares  de  ro- 
cas procedentes  de  Sierra  Morena. 

— La  de  Zaragoza  celebró  sesión  el  26  de  Noviembre  de  1902, 
bajo  la  presidencia  de  D.  Hilarión  Jimeno. 

— El  Sr.  Presidente  manifestó  que  correspondía  tratar,  con- 
forme á  Reg'lamento,  de  la  desig-nación  de  señores  que  deben 
formar  la  Junta  directiva  para  el  próximo  año,  siendo  pro- 
puestos: Presidente,  D.  Pedro  Ramón  y  Cajal;  Vicepresidente, 
D.  Pedro  Aramburu;  Tesorero,  D.  Félix  Gila  y  Fidalg-o;  Secre- 
tario, D.  Pedro  Moyano  y  Moyano,  y  Vicesecretario,  D.  Juan 
Pablo  Soler  y  Carcellerj  y  así  se  acordó  por  unanimidad.  Se 
convino  en  que  el  presupuesto  para  el  año  próximo  fuera  de 
35  pesetas. 

— Después  el  Sr.  Coscolla  enseñó  unos  huesos  humanos  re- 
cogidos en  la  antig-ua  Bílbilis,  prometiendo  hacer  un  estudio 
detenido  de  ellos  con  el  Dr.  Borobio, 

Terminada  la  lectura  de  las  actas  de  las  Secciones,  el  señor 
Presidente,  que  lo  era  en  aquel  momento  D.  Zoilo  Espejo  por 
haber  tenido  que  ausentarse  el  Sr.  Olóriz,  propuso  la  aprobación 
del  presupuesto  acordado  por  la  Sección  de  Zarag-oza,  como  lo 
fué  en  efecto,  y  los  Sres,  Secretario  y  Bibliotecario  leyeron  las 
memorias  reglamentarias  respectivas  sobre  el  estado  de  la 
Sociedad,  que  como  es  costumbre  se  insertarán  en  el  acta  de 
Enero  próximo.  El  Sr,  Tesorero  leyó  el  sig-uiente  resumen  del 
estado  de  Tesorería. 


DE    HISTORIA   NATURAL.  341 

Estado  de  los  ingresos  y  gastos  de  la  Sociedad  española  de  Historia 
natural,  desde  1.°  de  Diciembre  de  1901  á  30  de  Noviembre  de  1902. 


INGRESOS. 

PESETAS. 


Saldo  á  favor  de  la  Sociedad  en  30  de  Noviembre  de  1901 553,52 

Recaudado  por  cuotas  corrientes 4.718,50 

Id.      por  cuotas  adelantadas  para  1903 75 

Id.      por  cuotas  atrasadas,  según  detalle  adjunto 671 

Id.      por  suscripciones 280,50 

Id.      por  venta  de  publicaciones  á  varios  socios,  según  detalle  adjunto.  124 

Id.      por  gastos  cobrados  de  tiradas  aparte 1:^4,75 


Total (j. 557,27 


GASTOS. 

Abonado  por  papel  para  el  Boletín  y  los  Anales 988,90 

Id.        por  impresiones  y  tiradas  aparte  de  los  mismos 2.933,70 

Id.        por  láminas  y  grabados 565,65 

Id.        por  haberes  del  dependiente 480 

Id.        por  gastos  de  correos  y  envíos  de  Boletines  y  Anales 284,64 

Id .       por  gastos  menores  y  presupuestos  de  las  Secciones 423,75 


Total 5.676,64 


RESU  MEN . 

Suman  los  ingresos 6.5.37,27 

Id.     los  gastos 5.676,64 

Saldo  á  favor  de  la  Sociedad  en  1.°  de  Diciembre  de  1902..  880,63 


A  propuesta  del  Sr.  Presidente  fueron  desig-nados  para  el 
examen  de  dichas  cuentas  los  Sres.  D.  Jorg-e  Lauffer,  D.  Ang-el 
Cabrera  Latorre  y  D.  Abelardo  Bartolomé  del  Cerro. 

Suspendida  la  sesión  por  algunos  minutos  se  procedió  á  la 
elección  de  carg-os  para  el  año  próximo,  dando  el  sig'uiente 
resultado: 

Junta  Directiva  pai'a  1903. 

Presidente:  Excmo.  Sr.  D.  Zoilo  Espejo. 
Vicepresidente:  D.  José  Rodrig-uez  Mourelo. 
Tesorero:  D.  Ignacio  Bolívar  y  Urrutia. 
Secretario:  D.  Salvador  Calderón. 


342  boletín    de   LA   SOCIEDAD    ESPAÑOLA 

Vicesecretario:  D.  José  María  Dusmet  y  Alonso. 
BiMiotecario:  D.  Rafael  Blanco  y  Juste. 
Viceiesorero:  D.  Antonio  García  Várela. 

Comisión  de  publicación. 

D.  Francisco  de  P.  Martínez  y  Sáez. 
D.  Germán  Cerezo  y  Salvador. 
D.  Florentino  Azpeitia  y  Moros. 

Comisión  de  catálogos. 

D.  Gabriel  Puig-  y  Larraz. 
D.  Blas  Lázaro  é  Ibiza. 
D.  Federico  Gredilla  y  Gauna. 
D.  José  María  Dusmet  y  Alonso. 
D.  Juan  Manuel  Díaz  del  Villar. 
D.  Enrique  Pérez  Zúñig-a. 
D.  Ang-el  Cabrera  Latorre. 

Notas  y  comunicaciories. 


DON  JOSÉ  MACPHERSON 

Noticia  necrológica 

POR 

D.    JOSÉ   RODRÍGUEZ   MOURELO. 

Triste  año  el  que  corre  para  la  ciencia  española;  apenas  co- 
menzado, la  muerte  nos  arrebató  á  D.  Máximo  Lag-una,  y  su 
último  tercio  señálase  por  la  de  D.  José  Macplierson,  Nuestra 
Sociedad  de  Historia  natural  está  muy  especialmente  de 
duelo  por  la  pérdida  de  dos  de  sus  más  ilustres  miembros,  que 
fueron  ambos  sus  Presidentes,  diéronle  g'enerosos  las  primicias 
de  sus  trabajos  meritísimos,  dedicáronle  lo  mejor  de  sus  orig-i- 
nales  investig'aciones,  g-uiáronla  con  sing'ular  pericia  y  enca- 
mináronla por  los  senderos  que  habían  de  conducirla  á  estos 
presentes  tiempos  de  prosperidades  y  bienandanzas.  En  La- 
g-una parecían  condensarse  las  g-loriosas  tradiciones  de  la  Bo- 


DE    HISTORIA   NATURAL.  313 

tánica  española,  hermanadas  de  admirable  modo  con  las  no- 
tísimas ideas  transformistas;  era  natura.lista  al  modo  de  Cava- 
nilles,  versado  en  muy  variadas  disciplinas,  eleg-antísimo 
escritor  é  inspirado  poeta,  que  así  completaba  el  más  bello 
pensamiento  de  Heine,  como  en  rima  castellana  ponía  los  con- 
ceptos de  Gfjethe:  montes  y  plantas  llenaron  su  vida;  no  tuvo 
otro  amor  que  el  santo  amor  de  la  Naturaleza,  cuya  divina 
dulzura  en  su  carácter  reflejábase  á  maravilla,  y  diríase  que  la 
nativa  bondad  de  aquel  sentimiento  provenía  ó  era  trasunto 
suyo  perfectísimo.  En  Macplierson  resurg-ía  la  antig'ua  tenaci- 
dad emprendedora  de  las  mayores  cosas;  estas  flores  de  las  pie- 
dras, que  son  sus  cristalizaciones,  fueron  el  objeto  de  sus  pre- 
ferencias; trazó  la  historia  y  las  vicisitudes  de  nuestras  mon- 
tañas; hízonos  asistir  á  las  evoluciones  de  la  tierra  nativa;  con 
férrea  voluntad  indag-ó  las  causas  de  ellas,  y  durante  su  vida — 
tan  noble,  tan  honrada  y  tan  buena,  cual  no  hubo  otra — ocu- 
póse en  inquirir  la  de  las  rocas,  describiéndola  en  términos 
sencillos  que  tienen  mag-nífica  fuerza  expresiva. 

Fueron  dos  amadores  de  la  Naturaleza;  supieron  sentirla,  y 
de  este  amor  y  de  este  sentimiento  son  fruto  sus  memorables 
investig-aciones:  ella  sirvióles  de  norma  en  la  vida,  á  su  ley 
obedecieron,  por  eso  fueron  buenos  y  si  vale  la  expresión,  para 
encarecer  sus  virtudes,  verdaderos  santos  laicos  deben  ser  con- 
siderados. 

Llevóse  la  muerte  á  los  mejores;  mas  ni  su  recuerdo,  ni  su 
enseñanza,  ni  su  ejemplo  saldrán  de  entre  nosotros,  que  en 
esta  Sociedad  española  de  Historia  natural,  nuestra  verda- 
dera familia  científica,  vivirán  siempre  como  molde  y  g'uía 
para  todos,  y  nunca  dejará  el  afecto  de  recordar  á  aquellos 
amig-Qs  excelentes,  á  aquellos  maestros  insigmes,  á  quienes  so- 
mos deudores  del  más  respetuoso  cariño:  tuviéronlo  en  vida,  y 
lo  que  después  de  ella  queda,  lo  que  hay  de  indestructible,  su- 
perior á  las  míseras  transformaciones  de  la  materia,  lo  perma- 
nente, que  se  traduce  en  las  aspiraciones  hacia  el  bien  y  la  ver- 
dad, por  cuya  causa  tanto  hicieron  nuestros  llorados  compañe- 
ros, está  con  nosotros,  vive  aquí  mismo,  animándonos  á  pro- 
seg^uir  esta  obra  de  cultura,  á  la  cual  g-randemente  contribu- 
yeron el  que  mejor  representaba  la  ciencia  de  las  plantas,  el 
mejor  cultivador  de  la  ciencia  de  las  rocas. 

Sus  amores  por  los  veg-etales  impulsaron  á  Lag'una  hacia  el 


344  boletín    de    LA    SOCIEDAD   ESPAÑOLA 

estudio  de  la  Botánica,  acerca  de  cuyos  conceptos  generales 
dejónos  g-allarda  muestra  en  las  dos  famosas  conferencias  ex- 
plicadas en  el  Ateneo  de  Madrid,  conforme  lo  es  de  sus  talen- 
tos de  investigador  la  mag-na  obra  de  la  Flora  forestal  de  Es- 
paña. En  el  grandioso  espectáculo  de  las  montañas,  cuyas  fan- 
tásticas siluetas,  destacándose  vigorosas  en  el  cielo  azul,  tantas 
cosas  semejan  y  tan  variadas  se  presentan;  la  diversidad  de 
sus  pétreos  elementos,  sus  cortes  y  accidentes,  maravilloso 
libro  donde  su  historia  aparece  g'rabada,  en  cada  uno  con  una 
señal  distinta,  testigo  de  las  fases  de  su  evolución  y  de  su  vida; 
las  formas  de  los  cristales  y  sus  agrupamientos,  que  tanto  re- 
cuerdan las  formas  de  las  flores,  todo  este  grandioso  y  magní- 
fico conjunto  de  la  Naturaleza  con  las  infinitas  apariencias  de 
la  vida,  sentido  y  recogido  por  un  espíritu  tan  superior  y  ex- 
quisito como  era  el  de  Macpherson,  ha  sido  el  móvil  y  origen 
de  sus  trabajos,  ya  se  refieran  al  acopio  y  descripción  de  los 
mejores  materiales  para  nuestra  gea,  ya  abarquen  el  conjunto 
de  sus  transformaciones  en  el  tiempo,  de  lo  cual  es  muestra 
de  inapreciable  valor  el  último  de  sus  trabajos  en  nuestros 
Anales  publicado. 

En  el  homenaje  que  el  cariño  y  el  respeto  tributan  á  su  me- 
moria, paréceme  que  sus  nombres  han  de  unirse  de  alg'una 
manera,  según  era  semejante  el  modo  de  pensar  y  trabajar-  de 
ambos,  paladines  de  la  verdad,  maestros  de  la  ciencia,  inves- 
tigadores de  la  Naturaleza.  Así  en  el  mismo  sentimiento  une 
mi  afecto  á  Laguna  y  á  Macpherson,  cuya  pérdida,  bien  puedo 
decirlo,  ha  sido  una  verdadera  desgracia  nacional:  eran  délos 
pocos  lazos  que  al  mundo  científico  nos  uneh,  y  por  la  comuni- 
dad de  sus  ideas,  la  semejanza  de  sus  talentos  y  hasta  la  de 
los  métodos  de  trabajo,  hay  entre  ellos  muchos  puntos  de  con- 
tacto; además,  y  esto  ya  me. toca  personalmente,  túvolos  siem- 
pre por  guía  y  maestros,  profesáronme  su  amistad,  ayudáron- 
me con  su  ejemplo,  diéronme  iguales  consejos  cuando  los  hube 
menester,  de  ellos  aprendí,  y  en  su  paternal  cariño  hallé  no 
pocos  consuelos;  por  eso  mezclo  sus  nombres  queridos,  y  al 
pretender  hablar  de  Macpherson  he  comenzado  hablando  de 
Laguna. 

De  mucho  tiempo  atrás  datan  los  estudios  g'eológicos  y  mi- 
neralógicos en  España.  Sin  traer  á  cuento,  para  demostrarlo,. 


DE    HISTORIA   NATURAL.  345 

las  instrucciones  dadas  á  los  capitanes  que  iban  al  Nuevo 
Mundo,  contenidas  en  el  famoso  Memorial  de  Alonso  de  Santa 
Cruz,  las  circunstanciadas  Relaciones  de  las  cosas  de  Indias, 
las  mag-níficas  investig-aciones  del  gran  médico  toledano  Fran- 
cisco Hernández,  todavía  sin  publicar,  y  los  numerosísimos 
datos  en  que  hubo  de  apoyarse  Alvaro  Alonso  Barba,  tratando 
de  los  minerales  de  la  plata;  viniendo  á  tiempos  más  moder- 
nos y  pasados  aquellos  en  que  Sande  inquiría  las  relaciones 
del  terreno  con  las  ag-uas  minerales  de  España,  encontramos 
formado  un  medio  científico  en  lo  que  á  la  Mineralog-ía  y  á  la 
Geolog'ía  atañe,  y  á  la  continua  advertimos  que,  g-entes  muy 
doctas  y  avisadas,  consagráronse  á  la  descripción  de  rocas  y 
minerales,  log-rando  hacer  útilísimos  y  muy  celebrados  descu- 
brimientos, los  cuales  fueron  punto  de  partida  de  los  estudios 
predilectos  de  Macpherson,  y  á  ellos  consagTÓ  su  actividad  y 
sus  talentos. 

No  recibimos  esta  vez  el  impulso  de  fuera,  sino  que  por  te- 
ner vivas  las  nacionales  tradiciones,  se  aumentaron  y  eng-ran- 
decieron  en  épocas  recientes  con  los  mejores  trabajos,  producto 
de  labor  incesante.  Dirig-ida  fué  en  varios  sentidos:  primero  la 
obra  individual  de  investig-ación,  lueg'O  la  colectiva  ya  orga- 
nizada y  después  la  educadora  y  de  enseñanza;  mas  todo  ello 
hízose  á  un  tiempo  y  todo  fué  completándose  hasta  formar  el 
conjunto  de  la  Geología  y  la  Mineralog-ía  de  España,  cuyas 
ciencias  hemos  visto  desarrollarse  en  g-ran  parte  en  la  serie  de 
nuestros  Anales.  Recordaré  los  meritísimos  estudios  de  Au- 
g-ulo,  del  Río  y  Elhuyar,  que  comienzan  la  serie  de  los  investi- 
g-adores,  y  sobre  todo  la  inag-nífica]\Iemoria  de  la  «Descripción 
g-eolüg-ica  de  la  provincia  de  Madrid»,  verdadero  modelo  en  su 
g-énero,  obra  insig-ne  del  g-ran  g-eólog-o  D.  Casiano  de  Prado;  á 
la  misma  categ-oría  pertenecen  los  trabajos  admirables  que 
llenaron  la  vida  de  otro  sabio  español,  bien  conocido  y  mejor 
juzg-ado  en  el  extranjero,  nuestro  Presidente  y  amig-o  de  to- 
dos, D.  Federico  de  Botella  y  de  Hornos.  También  presidió  la 
Sociedad  española  de  Historia  natural  el  org-anizador  de  la 
Geología  española,  D.  Manuel  Fernández  de  Castro,  cuyo  nom- 
bre va  unido  á  una  obra  de  excepcional  mérito  é  importancia, 
realizada  ya  por  la  Comisión  del  Mapa  Geológico,  en  cuyo  Bo- 
letín y  Memorias  hay  reunidos  copiosos  y  excelentes  materia- 
les, y  cuyo  Mapa,  ya  hace  años  publicado,  honra  es  del  Cuerpo 


316  boletín    de    la   SOCIEDAD   ESPAÑOLA 

de  Ingenieros  de  Minas.  Y  respecto  de  la  enseñanza,  buena  me- 
moria ha  dejado  la  de  D.  Donato  García,  y  todos  hemos  conoci- 
do los  entusiasmos  y  los  amores  que  en  ella  puso  el  veterano 
D.  Juan  Vilanova,  benemérito  de  nuestra  Sociedad,  su  Presi- 
dente un  día,  siempre  el  más  asiduo  y  laborioso  de  sus  miem- 
bros, á  quien  debo  la  para  mí  altísima  honra  de  contarme  en- 
tre vosotros.  Que  no  fué  perdido  el  trabajo  docente,  se  demues- 
tra en  la  manera  admirable  cómo  en  muchas  cátedras  se  en- 
señan la  Mineralog-ía,  la  Geologúa  y  la  Paleontología,  y  en  los 
numerosos  adeptos  é  investigadores  de  las  ciencias  naturales 
que  en  ellas  se  han  formado. 

Reducido  á  sus  términos  esenciales,  tal  fué  el  medio  en  el 
cual  Macpherson  desenvolvió  sus  excepcionales  talentos;  su 
carácter  acomodábase  á  maravilla  á  semejante  linaje  de  estu- 
dios, y  era  de  los  contados  hombres  que,  pensando  alto  y  sin- 
tiendo hondo,  aciertan  á  encontrar  campo  adecuado  en  el  cual 
sus  facultades  adquieren  completo  desarrollo.  Muchas  veces, 
en  las  tardes  invernales,  cuando  el  sol  declina  tiñendo  de  púr- 
pura los  celajes,  iluminando  con  rojizos  resplandores  las  ne- 
vadas crestas  de  la  vecina  sierra,  he  contemplado  el  mag-nífico 
espectáculo  del  Guadarrama;  mi  memoria  recordaba  al  amig'O 
y  al  maestro,  de  quien  aprendí  á  sentir  su  g-randeza  estudiando 
la  formación,  los  accidentes  y  los  fenómenos  de  aquella  masa 
de  montañas;  ahora,  cuando  las  miro  en  estas  tardes  de  otoño, 
ocúrreme  también  recordar  al  perdido  amig'O,  y  viendo  de  una 
vez  su  existencia  y  su  carácter,  considerando  el  conjunto  de 
su  obra,  ocúrreme  compararle  con  aquella  sierra,  bien  cerca 
de  la  cual  descansan  sus  restos.  Como  ella  ha  sido  g-rande  de 
corazón,  fuerte  en  sus  convicciones;  si  formado  de  dura  roca 
para  resistir,  bueno  como  la  roca  misma,  madre  de  admirables 
tesoros.  Y  por  feliz  contraste,  tierra  acaso  formada  de  aquella 
montaña  cubre  la  fosa  de  Macpherson,  de  aquella  montaña  que 
es  como  cosa  suya,  porque,  bien  puedo  decirlo,  D.  Casiano  de 
Prado  y  D.  José  Macpherson  son  los  verdaderos  descubridores 
de  la  hermosísima  é  incomparable  Sierra  de  Guadarrama. 

Hubo  un  pintor  en  España,  el  primero  en  copiar  la  verdad 
de  la  Naturaleza  con  su  poesía  sublime;  fué  D.  Carlos  Haes: 
entre  sus  estudios  admirables,  muchos  hay  de  rocas  y  cortes 
de  terrenos,  tan  verdaderos  que  en  ellos  se  puede  estudiar 
Geolog'ía.  ¿No  es  cierto  que  leyendo  una  de  aquellas  descrip- 


DE    HISTORIA   NATURAL.  347 

ciones  de  Macpherson  tan  sencillas,  desnudas  de  todo  aparato, 
en  las  que  nada  sobraba  ni  faltaba,  y  era  todo  preciso  y  exac-- 
tísirao,  podría  Haes  pintar  uno  de  aquellos  estudios  famosos, 
indicando  con  notas  de  color  los  repliegues  del  terreno  ó  los 
manchones  que  acusan  en  determinados  casos  las  épocas  y 
vicisitudes  de  la  formación  de  las  rocas? 

Buscando  las  razones  de  esta  superioridad  intelectual  y  de  la 
calidad  tan  de  primer  orden  de  cuantos  trabajos  ha  realizado 
Macpherson  durante  su  vida,  creo  hallarla  en  que  poseía  y  cul- 
tivaba con  exquisitos  cuidados  el  verdadero  sentimiento  de  la 
Naturaleza,  aquel  sentimiento  de  la  Naturaleza  que  en  g-rado 
tan  elevado  poseyó  Goethe,  el  que  tuvieron  Lamarck  y  Darwin. 
Acudo  al  testimonio  de  cuantos  le  acompañaron  en  sus  excur- 
siones, de  los  que  le  vieron  investig-ar  en  el  terreno  ó  advirtie- 
ron la  mirada  de  sus  ojos  azules  animarse  con  el  entusiasmo, 
contemplando  ó  describiendo  los  g-randes  espectáculos  de  la 
Naturaleza;  recordad  si  no  cómo  relataba  las  sublimidades  del 
último  eclipse  total  de  Sol. 

Que  el  sentimiento  de  la  Naturaleza  era  el  primordial  móvil 
de  sus  investig-aciones,  que  por  verdadero  amor  á  ellas  se  con- 
.sagraba,  se  denota  en  la  sencillez  de  sus  medios  de  trabajo  y 
en  aquel  necesitar  de  bien  poco  material  para  realizar  muy 
g"randes  cosas,  y  en  ello  nadie  le  aventajó.  No  buscaba  la  glo- 
ria del  descubrimiento  por  ambición  de  brillar  en  el  mundo, 
pues  no  es  conocido  sabio  más  desinteresado,  ni  le  placía  el 
aplauso  de  las  muchedumbres.  Cuando  solo  una  vez  habló  en 
público,  explicando  con  maravillosa  sencillez  las  causas  de  los 
terremotos  de  Andalucía,  movíale  alg-o  mucho  más  elevado; 
amador  de  la  Naturaleza,  sentía  sus  encantos,  y  atraído  acaso 
por  aquella  armonía  de  sus  transformaciones,  dióse  á  estu- 
diarlas inquiriendo  la  vida  de  la  madre  de  la  vida,  y  se  dirigió 
precisamente  á  aquello  considerado  muerto  ó  inerte,  atraído 
por  la  sublime  grandeza  de  su  continuo  mudar,  de  sus  cambios 
perennes,  en  los  cuales  está  contenido  el  génesis  de  lo  impro- 
piamente llamado  inorgánico,  como  si  algo  pudiera  existir 
que  no  fuese  organizado.  Parece  que  las  rocas  y  sus  ele- 
mentos acércannos  más  á  otros  mundos,  quizá  formados  de 
iguales  materiales,  y  nos  aproximan  mejor  á  lo  grande  y 
magnífico  del  sistema  planetario;  al  cabo  contienen,  sostie- 
nen y  han  producido,  en  el  tiempo,  la  indefinida  variedad  de 


318  boletín    de    la    SOCIEDAD    ESPAÑOLA 

seres  y  la  incontable  muchedumbre  de  las  formas  de  la  vida. 

Así  vemos  que  encamina  sus  estudios  á  la  investigación  del 
conjunto  y  de  los  pormenores:  no  considera  la  roca  ó  el  terre- 
no aislados,  sino  como  partes  de  un  sistema  ó  conjunto  supe- 
rior, á  modo  de  órganos  de  un  ser  g-ig-antesco;  mas  lueg'o  en 
cada  uno  reconoce  sus  elementos  constitutivos,  homog-éneos  ó 
heterog'éneos,  y  siendo  g-eólog-o  hácese  cultivador  de  la  petro- 
g-rafía,  cuya  ciencia,  ya  tan  adelantada,  introdujo  en  España 
con  su  propia  labor.  Otra  manera  de  los  elementos  de  las  rocas 
son  los  minerales,  y  fueron  ellos  el  primer  objeto  de  sus  traba- 
jos, habiendo  escrito  para  determinarlos  un  libro  que,  aunque 
obra  de  juventud,  es  el  primero  compuesto  en  español  que  en 
tales  cosas  se  ocupa.  Por  ventura  la  vida  científica  de  Macpher- 
son  comienza  en  un  libro  elemental  de  Mineralogía  y  termina 
con  otro  libro  del  mismo  carácter  el  Manual  de  Geología,  ver 
dadera  obra  maestra,  y  son  casi  los  dos  únicos  trabajos  que 
hizo  expresamente  con  carácter  de  enseñanza,  aunque  el  con- 
junto de  sus  investigaciones  sea  educativo  y  tenga  la  nota  do- 
cente por  principal  excelencia.  Interesábale  también  el  medio 
en  que  la  tierra  vive  y  sus  influencias  en  las  transformacio- 
nes de  las  rocas,  é  investig-a  las  vicisitudes  de  la  atmósfera, 
llegando  á  efectuar  un  conjunto  interesantísimo  de  metódicas 
y  bien  relacionadas  observaciones  meteorológicas,  que  pueden 
servir  de  modelo.  Preocúpanle  los  medios  de  investigar,  y  en 
su  afán  de  extenderlos  y  aplicar  á  ellos  los  procedimientos 
modernos,  perfecciónase  en  el  arte  de  la  fotografía,  consigue 
hacerse  maestro  y  lo  emplea,  de  aquella  manera  tan  original  y 
acabada,  en  el  estudio  de  la  Geología  de  su  querida  Sierra  de 
Guadarrama,  y  llevado  de  sus  aficiones  artísticas,  logra  mag- 
níficas pruebas  de  conjuntos  y  detalles  de  nuestros  más  famo- 
sos monumentos  arquitectónicos. 

Laborando  en  tal  guisa,  en  el  medio  á  sus  facultades  apro- 
piado, realizó  un  gran  trabajo  individual,  hizo  su  parte  en  el 
colectivo,  contribuyendo  desde  sus  principios  al  mayor  es- 
plendor de  la  Sociedad  española  de  Historia  natural,  y  fué 
el  mejor  maestro  enseñando  con  el  ejemplo  de  su  laboriosidad 
y  realizando  una  obra  educativa  y  civilizadora,  cuya  impor- 
tancia es  notoria. 

Menester  será  reconocer  en  la  obra  de  Macpherson  estas  dos 
características  que,  en  mi  sentir,  provienen  de  su  modo  de 


DE    HISTORIA   NATURAL.  349 

amar  y  sentir  la  Naturaleza,  y  son:  la  sencillez  de  los  medios 
de  investig-ación,  trasunto  acaso  de  la  misma  sencillez  de  los 
métodos  y  de  las  leyes  naturales,  y  la  orig'inalidad  de  su  pen- 
samiento y  de  sus  descubrimientos;  cierto  que  toda  su  la- 
bor está  informada  por  la  doctrina  transformista,  en  la  cual  tie- 
ne su  lug-ar  la  de  la  continuidad,  que  ha  creado  la  moderna 
Geología;  mas  lo  que  hizo  Macpherson  fué  precisamente  aplicar 
y  hacer  práctica  la  teoría  en  campo  tan  vasto  como  es  el  que 
ofrece  la  g'ea  española,  conforme  se  nota  en  sus  estudios  acerca 
de  la  estructura  de  la  Península  Ibérica,  en  los  apuntes  petro- 
g-ráficos  de  Galicia  y  cuantas  observaciones  hizo  referentes  al 
terreno  arcaico,  así  trataran  de  su  probable  orig-en,  ó  se  limi- 
taran á  determinados  pormenores.  Y  esto  mismo  demuestra  el 
carácter  científico  de  nuestro  llorado  amig-o;  es,  ante  todo,  hom- 
bre de  su  tiempo;  forma  sus  convicciones  en  el  estudio,  y  la 
misma  severidad  de  su  conciencia  y  de  su  vida  ejemplar  pare- 
cen ser  consecuencia  de  la  observación  constante  de  la  Natu- 
raleza y  de  la  investig-ación  de  sus  maravillas. 


Van  por  distintos  caminos  las  modernas  iuvestig-aciones  es- 
pañolas referentes  á  los  distintos  ramos  de  la  Historia  natural; 
mas  de  preferencia  encamínanse  hacia  la  parte  descriptiva, 
que  es  meritísimo  trabajo.  Esto  se  explica  por  la  necesidad  de 
acopiar  materiales  con  acierto  ordenados,  formando  como  el 
inventario  de  las  cosas  naturales:  minerales,  plantas  y  anima- 
les propios  de  España,  conociéndolos  por  menudo,  relacionán- 
dolos unos  con  otros,  para  saber  lueg-o  cómo  se  han  producido 
y  cuáles  son  las  leyes  de  sus  cambios  y  transformaciones.  Tal 
ha  sido  y  es  aún  al  presente  la  labor  principal  de  los  natura- 
listas españoles,  y  en  la  descripción  ordenada  de  los  seres  in- 
vierten su  trabajo,  produciendo  monog-rafias,  muy  notables  á 
veces,  conforme  demuéstralo  el  aprecio  en  que  las  tienen 
propios  y  extraños  y  el  afán  con  que  son  buscadas. 

Productos  de  esta  labor  ordenada,  metódica,  llevada  á  cabo 
con  admirable  perseverancia  y  redoblada  tenacidad  durante 
la  última  parte  del  sig-lo  pasado,  se  encuentran  mag-uíficos  en 
los  treinta  tomos  de  nuestros  Anales,  en  el  Boletín  y  en  las 
Memorias  de  la  Comisión  del  Mapa  g-eológñco;  con  tales  mués- 


350  boletín    de    la    SOCIEDAD   ESPAÑOLA 

tras,  imposible  es  neg-ar  la  existencia  de  un  movimiento  cien- 
tífico español,  siquiera  por  su  misma  índole  acaso  no  trans- 
cienda al  g-ran  público  y  haya  de  circunscribirse  á  los  límites 
de  nuestra  Sociedad  y  á  alg-unos  pocos  más  centros  de  cultura, 
cuyo  principal  objeto  es  la  pura  y  desinteresada  investig*ación 
científica.  Estos  caracteres  tiene,  á  lo  que  entiendo,  la  obra  de 
Macpherson;  sn  entendimiento  superior,  su  voluntad  firme,  la 
propia  austeridad  de  su  vida,  púsolos  al  servicio  de  la  ciencia; 
en  la  observación  sobre  el  terreno  y  en  su  propio  medio  de  los 
seres  naturales  halló  su  actividad,  nunca  cansada,  adecuado 
entretenimiento;  hizo  mucho  y  todo  ello  orig-inal;  vivió,  si  así 
puede  decirse,  la  historia  de  las  rocas,  y  acertó  á  disecarlas 
hasta  sus  primeros  elementos,  describiéndolas  con  maravillo- 
sa concisión,  sin  parar  mientes  en  la  manera  del  leng-uaje, 
buscando  en  él  tan  solo  las  palabras  que  más  gráficas  y  expre- 
sivas le  parecían,  ahorrando  frases  para  no  perjudicar  la  idea, 
en  lo  cual  parecía  seg-uir  al  mayor  de  los  naturalistas  habidos, 
modelo  de  observadores  y  modelo  de  concisión;  pues  en  pun- 
to á  escribir  dando  cuenta  de  sus  descubrimientos  en  contadas 
líneas,  bastante  semejanza  hay  entre  los  escritos  de  Macpher- 
son y  los  de  Darwin,  que  acaso  fueron  su  g-uía. 

Gran  observador  de  la  Naturaleza,  sagacísimo  en  el  arte  de 
los  descubrimientos,  dotado  de  la  insig-ne  cualidad  de  abarcar 
el  conjunto  y  el  pormenor  al  mismo  tiempo,  no  podía  satisfa- 
cer al  naturalista  por  completo  el  conocimiento  del  detalle;  ni 
la  labor  puramente  descriptiva,  tan  necesaria  y  valiosa,  era 
suficiente  para  su  intelig'encia,  y  así  de  cuando  en  cuando  re- 
g-alábanos  con  alg"unos  artículos  admirables,  en  los  cuales  ex- 
ponía con  la  sencillez  de  siempre  las  orig-inales  ideas  que  sus 
propios  trabajos  de  investig-ación  le  sug-erían. 

Intentando  clasificar  dentro  de  la  total  y  vastísima  obra  de 
Macpherson  lo  correspondiente  al  conocimiento  de  pormeno- 
res y  acopio  de  datos  ó  materiales  para  la  Historia  natural  de 
España,  y  lo  que  á  ideas  g-enerales  atañe,  se  experimenta  en  se- 
guida una  gran  dificultad,  y  es  que  sus  descripciones,  resul- 
tando breves  y  compendiosas,  ceñidas  al  objeto  investig-ado  y 
nada  más,  están  llenas  de  magníficas  ideas  originales,  contie- 
nen siempre  algo  superior  al  dato  escueto,  muchas  veces  ape- 
nas formulado  en  contadas  palabras;  es  como  aquellos  artis- 
tas que  haciendo  cuadros  pequeños  pintan  siempre  en  grande. 


DE    HISTORIA   NATURAL.  351 

La  mayor  obra  del  profesor  Tyndall  es,  sin  duda,  su  libro  del 
calor;  allí  no  hay  una  sola  fórmula,  ni  jamás  aparece  el  cálcu- 
lo; es  seguro,  sin  embarg-o,  que  para  escribir  aquella  obra 
hiciéronse  muchas  fórmulas  y  se  desarrollaron  muchísimos 
cálculos;  alg-o  semejante  es  de  observaren  los  trabajos  de  Mac- 
pherson;  su  Manual  de  Geología,  que  es  de  los  últimos,  consti- 
tuye un  libro  bien  pequeño  ciertamente;  pero  es  un  tesoro  de 
ciencia,  y  en  sus  cortas  páginas  está  condensada  la  labor  do 
toda  la  vida  de  un  gran  investigador  y  sus  más  elevados  pensa- 
mientos, las  ideas  formadas  estudiando  la  Naturaleza  y  con- 
templando sus  hermosuras  á  la  luz  inefable  de  la  verdad  que 
tan  bien  supo  inquirir  y  demostrar. 

Otro  aspecto  del  trabajo  de  Macpherson,  el  que  acaso  mejor 
puso  de  relieve  su  eficacia,  es  la  aplicación  de  cuanto  sus  pro- 
pias investig-aciones  le  enseñaran  á  explicar  y  comprender 
ciertos  fenómenos  naturales.  Había  indagado  la  estructura  ge- 
neral de  la  Península  y  conocía  el  régimen  de  su  evolución; 
sabía  las  condiciones  de  equilibrio  y  consolidación  de  su  sue- 
lo, y  en  diversos  trabajos  había  manifestado  sus  probables 
cambios  en  la  sucesión  de  los  tiempos:  de  qué  modo  aplicó  sus 
originales  observaciones  á  explicar  de  la  manera  más  comple- 
ta los  terremotos  de  Andalucía,  todo  el  mundo  lo  sabe;  y  tan 
acertado  anduvo  en  las  apreciaciones,  que  han  parecido  satis- 
factorias y  con  ellas  se  han  conformado  cuantos  estudiaron  á 
fondo  aquel  terrible  fenómeno. 

Cuanto  á  la  manera  de  investigar,  pondré  un  ejemplo  rela- 
tivo á  asunto  que  no  creo  haya  sido  publicado.  Hace  ya  bas- 
tantes años,  y  poco  después  de  la  horrible  catástrofe  de  Kra- 
katoa,  viéronse  por  muchos  días  magníficos  resplandores  cre- 
pusculares de  encendido  color  rojo;  con  la  estancia  de  Mac- 
pherson en  la  inmediata  Sierra  coincidió  una  copiosa  nevada; 
recogió  cantidad  de  nieve  antes  que  llegara  al  suelo,  la  eva- 
poró lentamente  á  temperatura  baja,  y  examinando  el  residuo 
al  microscopio,  con  aquellos  exquisitos  cuidados  que  en  sus  in- 
vestigaciones ponía,  advirtió  que  contenía  elementos  muy  di- 
ferentes del  polvo  de  las  rocas  del  Guadarrama,  y  vio  algunos 
procedentes  de  la  extremada  división  de  rocas  volcánicas.  Pen- 
sando entonces  en  que  las  coloraciones  rojizas  del  cielo  dé- 
bense  á  menudísimos  corpúsculos  flotantes  en  la  atmósfera, 
hubo  de  admitir  la  idea  de  que  acaso  el  polvillo  molecular 


352  boletín    de   LA    SOCIEDAD   ESPAÑOLA 

tenuísimo  producido  en  Krakatoa  flotaba  en  el  aire  y  era  causa 
de  las  hermosas  coloraciones  rojizas,  hipótesis  apoyada  en  los 
ing-eniosísiraos  y  clásicos  experimentos  de  Tyndall:  algunos 
meses  después,  sabios  ing-leses  de  gran  nombradla,  presenta- 
ban la  misma  doctrina,  aunque  á  decir  verdad  sin  aquella 
prueba  experimental  que,  á  pesar  de  ser  concluyente,  no  la  cre- 
yó todavía  suficiente  la  escrupulosidad  científica  de  Macpher- 
son,  y  el  tiempo  y  los  estudios  posteriores  demostraron  lueg'o 
lo  racional  y  legítimo  de  sus  dudas. 

Jamás  abandonó,  3^  esto  demuestra  su  constancia,  aquellas 
observaciones  meteorológicas  que  en  los  comienzos  de  su  vida 
científica  ocupáronle;  de  cómo  las  llevaba  á  término  y  del  pro- 
vecho que  de  ellas  sabía  sacar,  tenemos  buena  prueba  en  las 
que  practicó  durante  el  ciclón  de  Madrid,  demostrando  la  in- 
variabilidad  y  fijeza  de  la  columna  barométrica  en  su  Obser- 
vatorio, dato  importante  para  determinar  la  marcha  del  fenó- 
meno y  los  límites  de  sus  acciones,  cosas  ambas  de  sumo  inte- 
rés y  acerca  de  las  cuales  nadie  había  llamado  la  atención,  á 
pesar  de  que  el  dato  aportado  explica  bien  la  irregularidad  del 
estrago  de  la  conmoción  atmosférica. 

Llevaron  á  Macpherson  hacia  los  dominios  de  la  Química 
sus  estudios  acerca  de  la  determinación  de  minerales  y  rocas; 
pues  no  se  contentó  con  otro  linaje  de  examen,  ni  aun  le  sa- 
tisficieron por  entero  el  análisis  microscópico,  en  el  cual  fué 
maestro  consumado,  y  como  predecesor  de  los  procedimientos 
de  Osmond  y  el  empleo  de  la  luz  polarizada,  en  cuyo  método 
fué  habilísimo,  y  necesitó  la  comprobación  química,  precisa  y 
minuciosa;  de  modo  que  uniendo  y  relacionando  todos  los  da- 
tos numéricos  obtenidos,  empleando  todos  los  sistemas  de 
investigación  de  lo  pequeño,  es  como  llegaba  á  entender  y 
describir  lo  grande.  Mas  no  se  limitó,  tocante  á  la  Química,  á 
los  oficios  del  analista,  siquiera  lo  haya  sido  muy  fino,  sino 
que  elevándose  á  los  conceptos  generales  y  á  las  grandes  le- 
yes de  la  ciencia,  realizó  en  los  últimos  años  de  la  vida  un  tra- 
bajo de  excepcional  mérito.  Sea  ó  no  cierta  la  periodicidad  de 
los  elementos  químicos;  téng-ase  por  verdad  el  artificio  de  su 
clasificación  conforme  á  ella,  ó  juzgúese,  según  mi  parecer, 
ingenioso  alarde  en  achaques  de  buscar  analogías  y  relacio- 
nes numéricas,  es  lo  cierto  que  semejante  ley,  ya  desde  los 
tiempos  de  Chancourtois,  y  sobre  todo  desde  que  Mendeeleflf  la 


DE   HISTORIA   NATURAL.  353 

formuló  de  una  manera  precisa,  ha  prestado  á  la  ciencia  emi- 
nentes servicios;  Reynolds,  primero,  y  lueg-o  Crookes,  diéronle 
nuevas  formas,  sirvióle  á  Preyer  de  punto  de  partida,  pero  na- 
die ha  logrado  dar  mayor  expresión  que  Macpherson  á  las  re- 
presentaciones gráficas  del  desarrollo  evolutivo  de  los  elemen- 
tos químicos,  demostrando  con  ello  la  variedad  de  sus  aptitu- 
des y  la  superioridad  de  su  entendimiento. 


Tal  fué  el  conjunto  de  la  obra  del  naturalista,  cuyos  mejores 
trabajos  publicados  están  en  nuestros  Anales  y  son  por  ven- 
tura su  mejor  ornamento;  pero  con  valer  tanto  el  investigador, 
el  maestro  y  el  naturalista,  muchísimo  más  ha  valido  el  hom- 
bre que,  si  poseyó  en  g-rado  eminente  las  mayores  cualidades 
del  científico,  tuvo  las  mejores  prendas  morales,  y  si  cultivó 
siempre  la  verdad,  su  vida  entera  es  continuo  ejercicio  del  bien 
por  el  bien  mismo.     . 

Uniéronse  en  Macpherson  estas  dos  excelsas  cualidades  de 
tal  manera,  que  constituyen  su  personalidad  y  es  imposible 
separarlas:  rico  de  fortuna",  consérvase  célibe,  desdeña  todo 
puesto  oficial,  no  es  nada,  vive  independiente  en  el  seno  de 
una  familia  respetable  y  cultísima;  tiene  en  esta  Sociedad  sus 
amig"os  y  es  excursionista  entusiasta:  por  amor,  solo  por  amor 
á  la  Naturaleza,  que  tan  bien  supo  sentir,  trabaja  de  continuo 
investig-ando  sus  fenómenos:  para  conocer  lo  que  era,  tocante 
al  sentimiento,  había  que  ver  á  Macpherson  entre  los  niños. 

Fueron  sus  cualidades  morales  tan  completas  y  de  tal  firme- 
za el  temple  de  su  carácter,  que  nada  puede  hallarse  más  puro 
y  recto.  Hablando  de  nuestro  modo  de  ser  con  un  amig-o  que 
se  le  quejaba  de  cierto  g-énero  de  dificultades,  hubo  de  pre- 
g-untarle  la  índole  de  éstas,  y  como  respondiese  que  eran  co- 
sas de  cerebro,  repúsole  que  las  allanaría,  porque,  añadió, 
«el  cerebro  no  se  soborna».  Una  vez  dijéronle  que  por  qué  se 
entretenía,  sin  provecho  alg-uno,  mirando  horas  y  horas  por 
un  canuto,  á  lo  cual  replicó:  «hay  g-entes  para  quienes  el  mi- 
croscopio es  solo  un  canuto».  Leía  un  autor  que  ha  metido 
mucho  ruido,  más  por  la  apariencia  que  por  el  fondo  de  las 
doctrinas,  y  condenaba  sus  puntos  y  ribetes  de  metafísico  y 
teólog-o;  criticando  su  afirmación  errónea  de  que  solo  el  hom- 

T.  II.  — Diciembre,  1902.  23 


354  BOLETÍN    DE   LA    SOCIEDAD   ESPAÑOLA 

bre  posee  la  cualidad  de  la  invención,  recordaba  una  época  en 
la  cual,  por  no  ser  buenos  los  papeles  de  los  cigarrillos,  todos 
los  fumadores  los  tiraban  y  sustituían  con  otros:  aquel  año  los 
campos  de  Andalucía  estaban  llenos  de  papeles  de  fumar,  y  en 
todos  los  nidos  papeles  de  fumar  se  encontraban;  «¿podrá  ne- 
garse, decía,  la  cualidad  de  inventor  al  primer  pájaro  que  los 
ha  empleado?»  Este  era  el  hombre  sencillo  y  bueno,  observa- 
dor siempre,  que  discurría  en  todas  las  cosas  de  la  vida  con  la 
mejor  buena  fe  y  aplicando  á  ellas  aquel  mismo  sano  criterio 
empleado  para  interpretar  los  hechos  que  descubría.  Como  la 
heroína  de  Balzac,  ha  pasado  su  vida  haciendo  el  bien  en 
la  más  g-rande  acepción  que  á  esta  sublime  palabra  puede 
darse. 

Retratan  las  palabras  apuntadas  la  fisonomía  moral  de  Mac- 
pherson,  y  de  ella  son  rasgos  característicos.  Entendimiento 
cultivado  en  las  disciplinas  de  las  ciencias  naturales,  á  las  que 
por  amor  y  vocación,  sin  que  á  ello  fuesen  parte  otro  género 
de  motivos,  consagra  su  vida  entera;  la  nativa  bondad  y  la  rec- 
titud de  conciencia  parecen  aquilatarse  y  afinarse  en  contacto 
ဠ la  Naturaleza  y  con  su  investigación  continuada;  no  busca 
honores,  ni  por  su  trabajo  demanda  recompensa,  y  hasta  la 
hubiese  rechazado  si  se  la  ofrecieran,  que  llamarse  naturalis- 
ta y  serlo,  en  la  más  genuina  expresión  de  la  palabra,  colma 
todas  sus  aspiraciones.  No  tuvo  otros  ideales  que  el  bien  y  la 
verdad,  y  á  muy  pocos,  como  á  Macpherson,  puede  llamárseles 
varones  justos,  y  que  lo  fué  sabémoslo  todos  sus  amigos,  cuan- 
tos oímos  sus  consejos,  sus  enseñanzas  y  sus  consuelos:  muy 
joven  era  yo  cuando  le  conocí  en  el  Ateneo,  otra  casa  á  la  cual, 
como  á  ésta,  soy  deudor  de  grandes  beneficios,  y  nunca  olvida- 
ré cómo  sus  palabras,  tan  francas  y  sinceras,  me  animaron, 
ayudándome  á  salir  de  un  trance  para  mí  comprometido;  des- 
de aquel  día  le  he  profesado  respetuoso  afecto,  y  nunca  de  mí 
se  apartará  el  recuerdo  de  sus  bondades  y  de  su  amistad,  tan 
igual  y  tantas  veces  probada. 

Ahora,  al  despedirnos  del  amigo  y  del  sabio,  inclinemos  la 
frente  en  señal  de  acatamiento,  y  como  homenaje  de  amor  y  de 
gratitud  yo  besaría  humilde  la  tierra  que  cubre  su  cuerpo, 
esta  tierra  española  que  tanto  quería  y  á  cuyo  conocimiento 
ha  contribuido  con  sus  incomparables  trabajos,  tierra  bendita 
donde  descansa  un  sabio  y  reposa  un  hombre  de  bien. 


DE    HISTOHIA   NATURAL.  355 

Traiajos  publicados  por  D.  José  Macpherson: 

1873.     Bosquejo  geológico  de  la  provincia  de  Cádiz.  Con  un  mapa  y  nu- 
merosos cortes  geológicos. 

1875.  Breves  apuntes  acerca  del  origen  peridótico  de  la  serpentina  de  la 

Serranía  de  Ronda.  Con  dos  láminas.  (Anales  de  la  Soc.  esp.  de 
Hist.  nat.,  t.  IV.) 

—  De  la  existencia  de  fenómenos  glaciares  en  el  Sur  de  Andalucía 

durante  la  época  cviaternaria.  (Ídem,  id.  Actas.) 

—  Sobre  las  rocas  eruptivas  de  la  provincia  de  Cádiz  y  su  semejanza 

con  las  ofitas  del  Pirineo.  Con  cuatro  láminas.  (ídem,  t.  v.) 

1876.  On  the  origin  of  the  serpentine  of  tlie  Ronda  mountains.  (Madrid.) 

1877.  Sobre  ciertas  anomalías  que  las  micas  de  algunos  granitos  presen- 

tan en  luz  polarizada.  (Anales  de  la  Soc.  esp.  de  His.  nat.,  t.  vi.) 

—  Sobre  los  caracteres  petrográficos  de  las  ofitas  de  las   cercanías 

de  Biarritz.  (ídem,  id.) 

1878.  Fenómenos  dinámicos  que  han  determinado  el  relieve  de  la  Serra- 

nía de  Ronda.  Con  una  lámina.  (ídem,  t.  vii.) 

1879.  Breve  noticia  acerca  de  la  especial  estructura  de  la  Península  Ibé- 

rica, (ídem,  t.  VIII ) 

—  Descripción  de  algunas  rocas  que  se  encuentran  en  la  Serranía 

de  Ronda.  Con  una  lámina.  (ídem,  id.) 

—  De  la  posibilidad  de  producirse  un  terreno  aparentemente  triá- 

sico  con  los  materiales  de  la  creta.  (ídem,  id.) 

—  Estudio  geológico  y  petrográfico  del  Norte  de  la  provincia  de  Se- 

villa. (Bol,  Comis.   del  Mapa  geol.  de  España,  t.  vi.)  Tres  lámi- 
nas y  un  mapa. 

1880.  De  las  relaciones  entre  las  rocas  graníticas  y  las  porfídicas.  Con 

dos  láminas.  (Anales  de  la  Soc.  esp.  de  Hist.  nat.,  t.  ix.) 

—  Predominio  de  la  estructura  uuiclinal  en  la  Península  Ibérica.  Con 

dos  láminas.  (ídem,  id.) 

—  Noticia  sobre  el   Archceoct/athus  marianus.  (ídem,  id..  Actas.) 

1881.  Apuntes  petrográficos  de  Galicia.  Con  una  lámina.  (ídem,  t.  x.) 

—  Estudo  petrographico  das  opbites  e  teschenites  de  Portugal.  (Jor- 

nal de  Sciencias.) 

1882.  Description  des  roches  mentionnées  dans  la  note  sur  les  vallées 

tiphoniques  de  M..  Choffat.  (Bull.  Soc.  géol.  de  France,  3"íe  serie, 
tomo  X.) 

—  Estudio  petrográfico  de  la  Aerinita.  (En  el  estudio  del  Sr.  Vidah 

Yacimiento  de  la  Aerinita.)  (Bol.  Com.    Mapa   geol.  de  Esp., 
tomo  ix), 

1884.  Sucesión  estratigráfica  de  los  terrenos  arcaicos  de  España.  Con 

una  lámina.  (Anales  de  la  Soc.  esp.  de  Hist.  nat.,  t.  xiii.) 

1885.  Observaciones  sobre  los  terremotos  de  Andalucía.  (ídem,  t.  xiv.) 


S56  boletín    de   LA   SOCIEDAD    ESPAÑOLA 

1885.  Comparaison  des  terrains  cristallins  d'Espagne  et  de  Finistére. 

(Bull.  Soc.  géol.  de  France,  Sme  ser.,  t.  xiv.) 
-^        Sur  le  granit  de  Rostrenen.  (ídem,  id.) 

—  Los  terremotos   de   Andalucía.    (Conferencia   en   el   Ateneo   de 

Madrid.) 

1886.  Relación   entre  la  forma  de  las  costas  de  la  Península  Ibérica, 

sus  principales  líneas  de  fractura  y  el  fondo  de  sus  mares.  Con 
una  lámina.  (Anales  de  la  Soc.  esp.  de  Hist.  nat.,  t.  xv.) 

—  Descripción  petrográfica   de  los   materiales  arcaicos  de   Galicia. 

(ídem,  id.) 

—  Geología.  En  el  trabajo  del  Dr.  A.  Ossorio  sobre  Fernando  Póo  y 

el  Golfo  de  Guinea.  (ídem,  id.,  pág.  312.) 

1887.  Descripción  petrográfica  de  los  materiales  arcaicos  de  Andalucía. 

(ídem,  t.  XVI.) 

1888.  Del  carácter  de  las  dislocaciones  de  la  Península  Ibérica.  (Idem^ 

tomo  XVII.) 

—  Relación  entre  las  formas  de  las  depresiones  oceánicas  y  las  dis- 

locaciones geológicas.  (Madrid.) 
1890.     Contribution  á  l'étude  des  mouvements  moléculaires  dans  les  ro- 
ches solides.  (Bull.  Soc.  belge  de  Géol  ,  t.  iv. ) 

1892.  Asimilación  de  los  materiales  adyacentes  por  las  rocas  eruptivas. 

(Anales  de  la  Soc.  esp.  de  Hist  nat.,  t.  xxi.) 

1893.  Fenómenos  glaciares  en  San  Ildefonso  (Segovia).  (ídem,  t.  xxii.) 
1898.     Noticia  sobre  el  radiotint  como  procedimiento  para  iluminar  foto- 
grafías microscópicas.  (ídem,  t.  xxvii,  Actas.) 

—  Origen  probable  de  las  rocas  cristalinas.  (ídem,  id.) 

1901.     Ensayo  histórico  evolutivo  de  la  Península  Ibérica.  Con  una  lámi- 
na, (ídem,  t.  XXX.) 

—  Geología  (Manual  xiv  de  la  colección  Soler).  Barcelona. 

Nota  solire  un  eqiiinodermo  fósil  del  cretáceo  de  Morella 

POR 

D.    MANUEL    DE    3IIQUEL   É    IRIZAR. 

El  equinodermo  objeto  de  esta  nota,  procedente  del  terreno 
cretáceo  (áptico)  de  Morella,  es  mu}^  parecido  por  su  aspecto  á 
los  Codlopleunis  equis  Ag-ass.,  y  C.  Agassidi  d'Arch.,  del  num- 
mulítico  de  Biarritz,  especialmente  á  este  último.  Sería  aven- 
turado, sin  embarg'o,  atribuirlo  á  ese  género,  del  cual  existen 
representantes  en  la  época  actual,  pues  su  estado  de  conser- 
vación y  las  impresiones  que  adornan  sus  placas,  muy  nume- 


DE   HISTORIA   NATURAL.  357 

rosas  en  la  proximidad  del  apex,  requieren  más  completo  estu- 
dio. Parece,  por  el  contrario,  que  la  constitución  del  aparato 
apicial  le  aleja  de  ese  g-énero  y  hasta  de  los  diademátidos,  pues 
el  borde  del  ano  es  elevado  y  rug-oso,  y  parece  estar  dotado 
■dicho  aparato  de  placas  supernumerarias  muy  pequeñas  y 
numerosas,  si  bien  esto  podría  ser  apariencia,  debida  á  las 
impresiones,  anteriormente  indicadas,  muy  próximas  en  esta 
parte.  En  el  caso  de  existir  serán,  como  se  ha  dicho,  de  muy 
pequeñas  dimensiones,  pues  no  separan  al  ano  de  su  situación 
€entral  ni  lo  alejan  de  los  poros  de  las  placas  g-enitales,  dife- 
renciándose en  esto  del  Sahnia  y  otros  g-éneros  de  esa  familia. 
La  porosidad  de  la  placa  madrepórica  no  hemos  podido  com- 
probarla, ni  aun  conocer  con  seg-uridad  su  situación;  la  que 
parece  serlo  presenta  un  seg'undo  poro  ó  hendidura  entre  el 
primero  y  el  ano.  Los  poros  de  las  placas  g'enitales  están  co- 
locados en  su  parte  central,  y  las  ocelarias  carecen  de  poros. 

La  parte  inferior  está  en  ambos  ejemplares  cubierta  por  la 
roca,  y  no  es  posible  estudiarla.  Las  áreas  interambulacrales 
presentan  en  el  contorno  dos  filas  de  tubérculos  principales 
colocados  al  tresbolillo,  y  carecen  de  ellos  en  la  parte  superior, 
<jue  es  completamente  lisa,  y  tienen  impresiones  que  no  si- 
guen el  contorno  de  las  placas.  Los  ambulacros  son  más  an- 
chos que  las  áreas  interambulacrales,  tienen  relieve  sobre 
•ellas  y  están  separados  por  una  serie  de  granulaciones  que 
componen  una  cresta  continua.  Las  placas  de  los  ambulacros 
aparecen  formadas  por  otras  tres  primitivas.  Las  zonas  porí- 
feras  forman  un  par  de  poros  á  cada  lado  del  ambulacro,  y  si- 
guen una  dirección  casi  meridiana,  pero  contorneando  los  tu- 
bérculos principales,  no  ocupan  el  extremo  exterior  de  la  pla- 
ca, como  ocurre  ordinariamente,  sino  el  centro,  teniendo  al 
interior  una  fila  de  tubérculos  principales,  y  al  exterior  otra 
con  alg-unos  tubérculos  secundarios,  y  la  cresta,  antes  indica- 
da, por  lo  cual  el  ambulacro  consta  de  dos  filas  de  tubérculos 
en  el  centro,  la  zona  porífera  que  los  rodea,  y,  finalmente,  la 
fila  de  tubérculos  secundarios,  á  cada  lado,  con  la  cresta  que 
los  separa  de  las  áreas  interambulacrales,  todo  ello  con  relieve 
respecto  á  ella.  Los  poros  de  los  ambulacros  Ueg-an  hasta  el 
apex,  y  tanto  éstos  como  los  de  los  interambulacros  son  lisos 
é  imperforados. 

Aun  cuando  incompletamente  estudiados,  he  creído  deber 


358  boletín    de  la   SOCIEDAD   ESPAÑOLA 

dar  noticia  á  la  Sociedad  de  estos  ejemplares  por  la  particu- 
laridad que  muestra  uno  de  ellos,  totalmente  deformado,  sin 
apenas  ofrecer  roturas  ni  dislocación  en  las  placas.  Por  efecto 
de  ella  resulta  de  base  elíptica  y  el  bivium  inferior  al  trivium, 
lo  cual  liace  conjeturar  si  su  caparazón  carecería  de  la  rig-idez 
de  la  mayoría  de  los  erizos  de  mar,  y  si  merced  á  las  crestas 
indicadas  podría  existir  articulación  de  una  manera  análog-a 
á  la  conocida  en  los  paleequinoideos  de  los  terrenos  primarios 
ó  de  los  equinotúridos  cretáceos  y  actuales. 

En  la  parte  inferior  de  uno  de  ellos  está  incrustado  un  frag*- 
mento  bastante  larg-o  de  radiola,  cilindrica  y  con  estrías,  pero 
rota  por  ambos  extremos. 

Congreso  de  Antropología  de  París 


D.    francisco    de    LAS   BARRAS   DE    ARAGÓN. 

Durante  las  vacaciones  de  nuestra  Sociedad  se  ha  procedi- 
do al  reparto  entre  los  miembros  del  Congreso  de  Antropología 
y  Arqueología  prehistóricas  del  Compte  rendu  de  su  sesión  XII, 
celebrada  en  París  en  Agosto  de  1900,  y  que  hace  escasamente 
cinco  meses  ha  sido  publicado  en  dicha  ciudad  por  la  Casa 
Masson  y  C* 

El  eminente  antropólogo  M.  Verneau,  que  desempeñó  el 
cargo  de  Secretario  general,  explica  en  el  Avant  iwojpos,  con 
que  encabeza  el  tomo,  la  causa  de  la  diferencia  entre  la  fecha 
de  la  reunión  y  la  de  la  publicación,  diciendo  que  ha  obede- 
cido á  la  dificultad  de  ordenar  los  múltiples  trabajos  que  se 
presentaron ,  extractando  algunos  y  teniendo  que  traducir 
muchos  al  francés,  que  según  el  artículo  primero  adicional 
del  Reglamento,  votado  en  la  sesión  de  Bolonia,  es  la  lengua 
oficial  del  Congreso. 

Desde  el  19  al  26  de  Agosto  de  1900  se  celebraron  diez  sesio- 
nes, en  las  que  fueron  presentados  y  discutidos  trabajos  de  71 
autores,  cuyos  trabajos,  juntamente  con  las  actas,  Regdameu- 
to,  etc.,  constituyen  el  tomo  en  cuestión,  que  alcanza  á  516  pá- 
ginas, en  4.°,  con  numerosísimos  fotograbados  intercalados 
en  el  texto  y  cinco  láminas  al  final. 

No  deja  de  tener  interés  el  artículo  adicional  del  Regdamen- 


DE  HISTORIA   NATURAL.'  359 

to,  que  fué  propuesto  y  aprobado  en  la  sesión  pasada  3^  aún 
está  pendiente  de  ser  ratificado  en  la  próxima,  disponiendo 
que  formen  parte  del  Consejo  liermanente  del  Cong-reso  todos 
los  que  hayan  desempeñado  la  Secretaría  g-eneral  ó  fueran 
elegidos  cuatro  veces  para  un  carg-o. 

Cumpliendo  un  precepto  reg'lamentario,  se  sometió  á  deli- 
beración en  la  sesión  V  el  lug-ar  donde  ha  de  celebrarse  la 
reunión  próxima,  acordándose,  á  propuesta  de  M.  Alejandro 
Bertrand,  que  sea  en  Viena,  en  cuya  capital  debe  reunirse 
en  1903. 

La  Comisión  de  org'anización  eleg'ida  se  compone:  del  Presi- 
dente de  la  Sociedad  de  Antropolog-ía  de  Viena,  y  de  los  seño- 
res Barón  de  Andrian,  Heg-er,  Hoermann,  Hoernes,  Much  y 
Szombathy. 

Como  á  pesar  de  la  reciente  publicación  de  este  acta  se  trata 
de  un  asunto  alg-o  anticuado,  y  las  principales  Memorias  que 
contiene  el  tomo  han  salido  ya  á  luz  en  la  importante  revista 
L'AntrophoIogie,  me  parece  que  sería  inútil  dar  una  noticia  de- 
tallada. Sirva  ésta  principalmente  para  recordar  á  nuestros 
"consocios  que  ya  está  cercana  otra  reunión,  cuyo  prog-rama  es 
de  esperar  que  no  tardará  mucho  en  publicarse,  y  creemos 
tendrá  España  en  esta  reunión  una  representación  impor- 
tante, como  sucedió  en  la  anterior. 

Nota  bibliográfica  acerca  de  una  obra  sobre 
los  Astures  lancienses,  publicada  por  D.  Elias  Gago  Rabanal 


D.    RAFAEL    BLANCO    Y    JUSTE. 

Entre  los  libros  publicados  recientemente,  relativos  á  asun- 
tos antropológ"icos,  hemos  tenido  ocasión  de  ver  uno,  cuya  lec- 
tura consideramos  de  g'ran  interés,  á  causa  de  referirse  á  la 
prehistoria  de  nuestra  Península,  y  que  se  titula  Estudios  de 
arqueología,  protoMstoria  y  etnografía  de  ¡os  Astíires  lancienses, 
y  en  él  aparecen  condensados  los  resultados  de  las  exploracio- 
nes y  estudios  verificados  por  su  autor  el  médico  D.  Elias  Gag-o 
Rabanal,  correspondiente  de  la  Real  Academia  de  la  Historia. 

La  labor  realizada  por  el  Sr.  Gag'o  es  dig'ua  de  todo  elogio, 
no  solo  por  los  valiosos  datos  aportados  al  importantísimo  pro- 


:J60  BOLETÍN    DE   LA   SOCIEDAD    ESPAÑOLA 

blema  de  la  Etnog-enia  del  pueblo  español,  sino  por  lo  poco 
frecuentes  que  son  hoy  por  desgracia  los  trabajos  de  esta  ín- 
dole, á  causa  de  las  numerosas  incomodidades  y  no  escasos  dis- 
pendios que  suelen  llevar  consig-o  tales  investigaciones. 

Por  estas  razones  creemos  que  este  libro  ha  de  ser  leído  con 
g'usto  por  los  señores  socios,  los  que  podrán  juzgar  de  su  inte- 
rés por  la  breve  exposición  que  vamos  á  hacer  de  las  materias 
en  él  tratadas,  y  sin  que  en  esta  relación  pasemos  de  los  lími- 
tes de  fiel  cronista. 

Inicia  el  Sr.  Gago  su  trabajo  con  una  parte  preliminar,  en 
la  cual  presenta  las  condiciones  en  que  se  supone  existió  la 
ciudad  de  Lancia,  haciendo  ver  cómo  su  población  fué  dismi- 
nuyendo á  partir  de  la  fundación  por  el  emperador  romano 
Augusto,  de  la  Región  séptima  (hoy  León),  hasta  llegar  á  su 
completa  desaparición  por  causas  aún  no  bien  determinadas 
por  la  historia.  Consider-a  como  restos  actuales  de  aquella  an- 
tigua ciudad  ciertas  oquedades  á  modo  de  cuevas  existentes 
en  el  cerro  que  la  sirvió  de  asiento,  y  en  las  proximidades  de 
estas  cuevas  unos  profundos  depósitos  de  cenizas  mezcladas 
con  arcillas  denominados  terreras  por  los  actuales  habitantes 
de  aquella  región. 

Estos  montones  de  cenizas,  que  el  autor  refiere  á  depósitos 
de  desperdicios  de  antiguas  poblaciones,  son  los  que  principal- 
mente le  han  proporcionado  los  abundantes  restos  antiguos 
que  estudia  y  describe  á  continuación,  reuniéndolos  para  estos 
fines  en  dos  partes  diferentes. 

La  parte  primera,  que  divide  en  cuatro  capítulos,  la  dedica 
á  la  descripción  de  los  objetos  no  metálicos  encontrados  en  es- 
tos yacimientos  al  aire  libre,  y  que  consisten  en  objetos  de 
piedra  del  período  neolítico  (hachas,  piedras  de  honda,  cantos 
molederos,  etc.),  útiles  diversos  trabajados  en  cuernos  de  dife- 
rentes rumiantes,  gran  cantidad  de  residuos  alimenticios  y 
fragmentos  de  cerámica  toscamente  trabajada.  Del  examen 
detallado  de  todos  estos  restos  deduce  las  condiciones  de  vida 
de  los  primitivos  Astures. 

En  la  segunda  parte,  destinada  al  estudio  de  los  objetos  me- 
tálicos, describe  gran  cantidad  de  éstos,  muy  variados  en  sus 
formas,  siendo  en  su  mayoría  de  bronce  y  hierro,  aunque  tam- 
bién se  ha  encontrado  representación  de  otros  metales  como 
el  cobre,  la  plata  y  aun  el  oro.  En  el  estudio  de  estos  objetos 


DE   HISTORIA   NATURAL.  361 

el  autor  avanza  hasta  los  períodos  históricos,  como  lo  prueban 
la  perfección  de  muchos  de  los  objetos  descritos  y  la  presencia 
de  monedas  que  se  indican  en  el  último  capítulo  de  esta  parte, 
ó  sea  en  el  tercero  de  los  tres  en  que  la  divide. 

Para  completar  este  estudio  termina  el  libro  con  una  tercera 
parte  referente  á  la  etnog-rafía  de  los  lancienses,  en  la  que  el 
autor  expone  los  resultados  de  sus  observaciones  en  varios  res- 
tos esqueléticos  encontrados  en  lug-ares  próximos  al  cerro  de 
Lancia,  acompañando  estas  indicaciones,  así  como  las  anterio- 
res, con  numerosos  fotograbados  que  comprueban  y  facilitan 
las  descripciones.  Del  examen  de  los  restos  humanos  estudia- 
dos deduce  como  consecuencia  el  carácter  dolicocéfiílo  de  los 
lancienses,  y  por  la  diferencia  que  observa  entre  ellos  y  las  an- 
tig'uas  razas  dolicocéfalas  de  Neanderthal  y  de  Cro-Mag-non, 
Ueg'a  á  sospechar  puedan  pertenecer  á  una  raza  autóctona  de 
aquella  reg-ión,  representante  quizá  de  la  raza  ibera,  la  cual, 
dominada  por  otra  raza  braquicéfala  más  intelig'ente,  mezcla- 
ría con  ésta  su  sang-re  y  civilización,  orig-inando  los  tipos  in- 
termedios que  aún  tienen  representación  en  la  reg'ión  astur- 
leonesa. 


Contribución  al  estudio  de  la  Anatomía  filosófica. 
Leí/  de  ¡a  monogastria 

POB 

D.    CALIXTO    TOMÁS. 

Las  maravillosas  conquistas  llevadas  á  cabo  por  la  Anatomía 
transcendental,  entre  las  cuales  fíg-uran  fórmulas  y  principios 
como  la  Ley  de  la  pentadactiUa,  la  Teoría  de  ¡a  construcción  ver- 
tehral  del  esqueleto,  la  Ley  de  distribución  vascular,  la  de  las 
Armonías  y  Coí'relaciones  orgánicas,  y  otras  muchas  que  pudié- 
ramos citar,  han  determinado  en  los  modernos  tiempos  el 
aspecto  abstracto  de  la  ciencia  anatómica. 

Considerada  por  muchos  esta  rama  de  los  conocimientos  bio- 
lógicos entre  las  más  áridas  por  razón  de  lo  deslig-ados  que  re- 
sultan al  parecer  los  hechos  que  constituyen  su  cuerpo  de 
doctrina,  ha  sido  poco  menos  que  calumniada,  tildándola  de 


362  boletín    de   LA    SOCIEDAD   ESPAÑOLA 

difícil,  eng'orrosa,  fatig-adora  de  la  memoria  y  otra  porción  de 
calificaciones  á  cual  más  injustas.  Pero  en  la  actualidad, 
g-racias  á  los  trabajos  de  hombres  eminentes,  admiradores  y 
entusiastas  de  la  Anatomía,  nos  la  encontramos  ocupando  un 
lug-ar  honroso  y  preferente  entre  las  demás  ciencias  naturales, 
lug-ar  que  por  derecho  propio  le  corresponde,  pues  que  sus  lu- 
cubraciones, sus  fundamentos,  no  ceden  en  nobleza  filosófica 
á  las  que  se  precien  de  más  encumbradas.  La  rama  del  saber 
á  que  dan  cuerpo  sintético  Darwin,  Lavocat,  Owen,  Yog't,  Saint- 
Hilaire,  Yung-,  Hfekel  y  alg'unos  más  cultivadores  de  la  Estática 
biológ'ica,  no  tiene  nada  que  envidiar  á  aquellas  que  fundan 
el  principal  elemento  de  su  nobleza  científica  en  sus  funciones 
subjetivas,  ideales,  esencialmente  abstractas  ó  de  pura  razón. 

Hacemos  estas  salvedades  para  recabar  la  atención  de  nues- 
tros lectores  sobre  el  punto  que  tratamos  de  desarrollar,  reco- 
mendándonos de  paso  á  su  benevolencia,  que  harto  la  necesita 
quien,  llevado  de  sus  aficiones,  tiene  el  atrevimiento  de  plan- 
tear nada  menos  que  un  nuevo  principio  anatómico. 

Hé  aquí  nuestra  Ley  formulada  en  virtud  de  observaciones 
repetidas  y  de  meditadas  reñexiones: 

Ley  DE  LA  MONOGASTRiA. — Sea  cualquiercL  el  número  de  estóma- 
gos ajMrentes  ofrecido  por  el  aparato  digestivo  de  los  animales, 
tal  viscera  es  siemjtre  única. 

Para  desarrollar  convenientemente  esta  conclusión-ley,  fija- 
remos de  antemano  el  concepto  anatomo-fisiológ-ico  de  es- 
tómago. 

Entendemos  por  verdadero  estómag'o  la  extensión  más  ó  me- 
nos grande  de  mucosa  digestiría  en  que  tiene  lugar  la  secreción  y 
excreción  del  jugo  gástrico. 

Consideramos  indispensable  este  punto  de  partida  para  juz- 
gar en  todo  su  valor  las  citas  y  hechos  que  en  calidad  de 
pruebas  vamos  á  aducir  en  apoyo  de  la  tesis  sentada.  Y  á  fin 
de  justificar  hasta  donde  nos  sea  dable  nuestra  premisa,  entre- 
sacaremos del  fecundísimo  campo  de  la  Anatomía  comparada 
cuantos  datos  de  org-anización  sean  necesarios. 

Fijémonos  por  un  momento  en  los  animales  superiores,  que 
ofrecen  ejemplos  mil  y  de  una  realidad  convincente,  hasta 
para  los  más  descontentadizos  militantes  de  la  Escuela  anató- 
mica tradicionalista. 

En  el  tipo  de  los  Vertebrados  hallamos  material  de  compa- 


DE    HISTORIA   NATURAL.  363 

ración  en  abnndancia.  La  clase  más  superior  de  éstos,  los  Ma- 
míferos en  su  totalidad,  pertenecen  á  la  forma  más  compleja 
que  se  conoce  en  la  construcción  de  su  aparato  digestivo.  A 
todo  el  mundo  consta  que  la  transversalidad  del  estómago 
constituye  el  timbre  más  encumbrado  de  su  disposición  org-á- 
nica,  siendo  así  que  en  los  demás  vertebrados  se  ostenta  longi- 
tudinal. A  pesar  de  estos  distingos  y  de  que  en  ocasiones  se 
nos  presenta  el  aparato  gástrico  con  apariencias  de  complejidad 
numérica,  nada  más  fácil  que  reducirlos  al  tipo  de  la  monogas- 
tfia.  Tomemos  en  calidad  de  testigo  de  prueba  el  más  convin- 
cente de  todos:  sea  éste  el  estudio  del  tubo  alimenticio  en  el 
orden  rumiantes,  cuyas  especies  todas  se  caracterizan  por  la 
complicación  y  abundancia  de  los  departamentos  estomaca- 
les, ricos  en  detalles,  cual  corresponde  á  la  particular  manera 
de  efectuarse  la  función  dig'estiva  en  estos  animales.  Los 
rumiantes,  según  la  Anatomía  tradicionalista,  muestran  al 
estudio  cuatro  estómagos  llamados:  Panza,  nimex  ó  herbario  el 
primero;  Bonete  ó  redecilla  el  segundo;  Salterio  ó  libro  el  ter- 
cero, y'  Cuajo,  abomaso  ó  cuajar  el  cuarto.  Nada  más  fácil  que 
considerar  á  estas  dilataciones  del  tubo  alimenticio  como  estó- 
magos, si  la  observación  y  el  estudio  se  hacen  someramente: 
su  forma,  capacidad,  relaciones,  situación,  etc.,  etc.,  son  hechos 
que  á  aquel  juicio  pueden  conducir;  pero  si  tenemos  en  cuenta 
el  principio  sobre  que  descansa  nuestra  Ley,  la  cuestión  varía 
de  aspecto  desde  el  momento  mismo  que  la  investigación  his- 
totécnica  no  acusa  existencia  de  glándulas  pépsicas  sino  en  el 
último  de  los  estómagos  enumerados. 

Efectivamente  el  cuajar  es  en  rigor  el  verdadero  estómago  de 
los  rumiantes,  por  ser  en  su  mucosa  donde  se  realiza  la  secre- 
ción y  excreción  del  jugo  gástrico,  y  donde,  por  consiguiente, 
se  verifica  la  digestión  quimósica  en  el  sentido  estricto  de  la 
palabra.  Las  demás  piezas  digestivas  mencionadas,  ó  sean  el 
Ríimex,  bonete  y  libro,  no  son  á  nuestro  juicio  nada  más  que 
meros  apartados  esofágicos,  necesarios  á  la  peculiar  manera 
que  tienen  los  seres  en  cuestión  de  efectuar  algunos  actos 
digestivos  precursores  á  la  quimificación.  La  pa7iza  es  un  sim- 
ple depósito  de  alimentos  donde  éstos  se  maceran  y  ablandan 
para  sufrir  después  la  masticación  definitiva;  el  bonete  lugar 
destinado  á  las  materias  líquidas,  y  el  salterio  dilatación  esofá- 
gica de  paso,  vestíbulo  del  estómago  real,  que  es  el  cuajar. 


'S6i  boletín  de  la  sociedad  española 

En  el  mismo  grupo  de  los  mamíferos  domésticos  nos  encon- 
tramos el  caballo,  animal  cuyo  órg-ano  g-ástrico  se  ofrece  con 
sing-ular  disposición.  Siendo  á  primera  vista  una  viscera  sen- 
cilla, conviértese  en  doble  cuando  la  consideramos  ante  el 
principio  que  motiva  este  trabajo.  Próximamente  la  mitad 
izquierda  no  contiene  en  el  espesor  de  su  muéosa  g-lándulas 
de  pepsina  estructurando  su  epitelio,  cual  lo  está  el  de  la  mu- 
cosa del  esófag-o  que  allí  precisamente  termina;  en  cambio,  la 
porción  derecha  forma  gran  contraste  por  mostrar  en  su  mu- 
cosa g-lándulas  tubulosas  simples,  elaboradoras  de  jug-o  g-ás- 
trico,  tan  considerables  en  número  que  rellenan  su  espesor. 
Deduciremos,  pues,  de  estos  hechos,  que  solamente  el  saco 
derecho  del  estómag-o  del  caballo  y  sus  afines  en  el  g-énero 
JEqims  es  el  verdadero  ventrículo  digestivo  de  estos  seres. 

Las  aves  suministran  también  datos  preciosos  para  la  com- 
probación de  la  ley  monogdstrica.  Escojamos  entre  ellas  las 
granívoras,  en  las  cuales  se  muestra  más  desarrollado  el  canal 
alimenticio.  Sea  mw^  gallinácea,  y  como  ejemplo  más  concreto 
cualquiera  especie  del  g-énero  Gallns.  Estas  aves  tienen  como 
principales  ensanchamientos  del  aparato  digestivo,  tres:  el 
buche,  tentriculo  subcenturiado  y  la  7)iolleja.  El  primero  corres- 
ponde al  sitio  preciso  en  que  el  esófago  pasa  desde  el  cuello  al 
pecho;  los  dos  últimos  hállanse  en  el  interior  de  la  cavidad 
abdominal. 

La  primera  de  las  dilataciones  mencionadas  no  puede  con- 
siderarse cual  estómago  efectivo,  porque  sencillamente  está 
destinada  á  depósito  de  alimentos,  donde  éstos  se  empapan  de 
saliva  y  moco  para  sufrir  una  verdadera  maceración  necesaria 
á  ulteriores  actos  digestivos;  y  aunque  en  algunas  otras  espe- 
cies se  registran  glándulas  particulares  encargadas  de  segre- 
gar jugos  parecidos  á  la  leche  de  los  mamíferos,  no  es  menos 
cierto  que  jamás  se  encuentran  túbulos  pepsinógenos  en  las 
paredes  del  tuche. 

Llámase  Tientriculo  suhcenturiado  á  una  pequeña  expansión 
del  tuvo  digestivo,  situada  inmediatamente  delante  del  estó- 
mago musculoso.  Esta  viscera  muestra  una  mucosa  muy  grue- 
sa, blanda,  rojiza,  provista  de  numerosas  perforaciones,  que  no 
son  otra  cosa  que  los  puntos  por  donde  desaguan  el  jugo  gás- 
trico las  abundantísimas  glándulas  pépsicas  enclavadas  en 
sus  paredes. 


DE    HISTORIA   NATURAL.  365 

Con  el  nombre  de  molleja  ó  estómag-o  musculoso,  se  disting-ue 
un  departamento  alimenticio  colocado  delante  del  comienzo 
del  intestino,  cuyas  paredes  enormemente  musculares  proteg*en 
á  una  mucosa  reforzada  en  punto  á  resistencia  epitelial.  La 
superficie  interior  de  este  departamento  hállase  surcada  de 
numerosos  plieg'ues  en  todas  direcciones  orientados,  plieg'ues 
que  sirven  para  sujetar  piedrecillas.  Tampoco  encuentra  el 
análisis  histológ-ico  en  la  mucosa  de  este  órgano  nada  que  se 
parezca  siquiera  á  las  g-lándulas  de  pepsina. 

Dedúcese  de  lo  expuesto  acerca  de  la  disposición  estructural 
de  los  mal  llamados  departamentos  estomacales,  que  única- 
mente merece  esta  calificación  el  ventrículo  subcenluriado,  pues 
que  en  su  teg"umento  interno  se  ofrecen  las  g-lándulas  caracte- 
rísticas. El  buche  ya  dijimos  en  líneas  anteriores  el  concepto 
que  nos  merece;  y  respecto  á  la  molleja,  todos  los  anatómicos 
están  conformes  en  considerarla  como  el  aparato  masticador 
de  las  aves,  que  quizás  por  exig-encias  de  org-anización  se  en- 
cuentra involucrado,  alterando  de  este  modo  el  orden  típico  de 
los  actos  dig-estivos. 

Pasemos  á  otros  g-rupos  de  vertebrados.  Los  reptiles  apenas 
si  nos  proporcionan  rasg"0s  que  poder  añadir  al  cuadro  que 
estamos  trazando,  puesto  que  su  tubo  alimenticio  corre  parejas 
con  el  de  las  aves,  con  la  diferencia  de  carecer  de  buche  y  ser 
su  estómag"o  verdadero  muy  parecido  á  la  molleja  de  éstas, 
sobre  todo  en  los  quelonios.  En  los  ofidios  presenta  el  estómag-o 
verdadero  la  particularidad  de  extenderse  considerablemente, 
siempre  en  razón  del  número  y  mag-nitud  de  las  presas  que 
estos  animales  devoran. 

Anfibios. — Tomaremos  como  ejemplo  entre  las  formas  de 
este  g-rupo  la  rana,  cuya  org-anización  es  sobradamente  cono- 
cida de  los  disectores  y  vivisectores  zoológ-icos.  Consiste  su 
aparato  dig-estivo  en  un  largo  tubo,  replegado  á  trechos,  con 
algunas  dilataciones,  y  que  termina  en  la  parte  inferior  del 
tronco.  A  continuación  de  la  cavidad  buco-faríngea  empieza 
el  esófago,  corto  en  estos  seres,  que  sirve  de  vestíbulo  á  una 
dilatación  bastante  grande,  que  es  el  estómago;  sigue  después 
el  intestino  con  demarcaciones  equivalentes  á  los  delg-ados  y 
gruesos  de  los  vertebrados  superiores.  La  investigación  micro- 
gráfica  de  las  paredes  del  esófago  y  estómago  arroja  la  existen- 
cia de  glándulas  tubulosas  simples,  destinadas  á  la  secreción  d^ 


36G  BOLETÍN    DE    LA   SO(?IEDAD   ESPAÑOLA 

un  líquido  altamente  ácido,  capaz  de  peptonizar  las  substancias 
albuminoides,  y  bajo  este  concepto,  debe  ser  considerado  como 
verdadero  estómag-o  de  la  rana  el  seno  esofáyico-estomacal  de 
su  aparato  dig-estivo. 

Peces. — Tampoco  dan  gran  luz  al  esclarecimiento  de  la  Ley 
que  sustentamos,  puesto  que  su  canal  alimenticio  es  muy  pa- 
recido al  de  los  anfibios.  Sin  embarg-o,  encontramos  cierto  g-ru- 
po  de  estos  animales  en  los  que  el  estómag-o  se  presenta  con 
caracteres  interesantes.  Los  selacios,  el  tiburón  entre  ellos, 
muestran  una  cavidad  dig-estiva  en  consonancia  con  las  cos- 
tumbres voracísimas  de  estos  seres:  puede  decirse  que  más  de 
la  mitad  de  su  tubo  alimenticio  está  destinada  áseg'reg-ar  jug'o 
g-ástrico,  muy  reforzado  de  ácido  clorhídrico,  para  disolver  y 
hasta  destruir  el  sin  número  de  substancias  que  los  tiburones 
ing-ieren.  En  este  g-rupo  y  en  los  batracios,  lejos  de  reducirse 
en  extensión  el  órg-ano  estomacal,  aumenta,  por  el  contrario, 
en  razón  directa  de  la  voracidad;  sing-ulares  oscilaciones  del 
desarrollo  org-ánico  que  nos  conducen  por  distintos  caminos  al 
mismo  fin,  en  unos  casos  restring-iendo  la  superficie  de  la  mu- 
cosa g-ástrica,  en  otros  ampliándola,  pero  siempre  en  el  todo 
continuo  que  jamás  rompe  la  armonía  del  monogastrismo. 

Veamos  ahora  qué  animales  invertebrados  nos  pueden  servir 
de  mejores  pruebas-testig-os  para  la  ratificación  de  nuestra 
doctrina. 

Los  Protovertebrados  (AmpMoxiis,  tunicados)  tienen  su  apa- 
rato dig'estivo  ajustado  al  mismo  plan  g"eneral  de  estructura 
que  los  Vertebrados  más  inferiores,  salvo  el  desarrollo  extraor- 
dinario de  la  cavidad  faríng-ea,  y  por  esa  razón  liaremos  caso 
omiso  de  ellos.  No  sucede  lo  propio  con  los  moluscos,  en  los 
que  la  capacidad  y  distribución  g-ástricas  se  presenta  con 
caracteres  de  fijeza  muy  á  propósito  para  la  demostración  de 
que  el  estómag-o  es  órg-ano  único.  Hag-amos  una  somera  enun- 
ciación de  las  variantes  que  el  tubo  dig-estivo  alcanza  en  este 
importante  g-rupo  de  seres,  tomando  como  tipo  los  cefalópodos, 
quienes  ostentan  una  org-anización  más  elevada.  Sírvannos  de 
ejemplo  el  pulpo,  la  sepia  ó  el  calamar.  Analizando  su  canal 
alimenticio  observaremos  que  se  halla  compuesto  de  porciones 
distintas  por  su  forma,  dimensiones,  estructura,  etc.  Del  fon- 
do de  la  cavidad  bucal,  con  su  labio,  papilas,  ventosas,  buche, 
rádula  y  demás  detalles,  arranca  el  esófag-o  larg'o  tubo  cilín- 


DE   HISTORIA    NATURAL.  367 

drico,  de  diámetro  uniforme,  que  al  lleg-ar  al  nivel  del  seg'un- 
do  tercio  del  cuerpo  se  dilata  bruscamente  para  constituir  el 
estómago.  Esta  viscera  es  de  forma  redondeada  hacia  atrás, 
por  cuyo  sitio  se  relaciona  con  la  glándula  de  la  tinta,  don- 
de el  intestino  se  desvía  en  ángulo  pronunciado,  pasando  á 
otra  dilatación,  especie  de  segundo  estómago  en  comunicación 
ya  con  el  píloro.  Sigue  después  el  intestino  propiamente  dicho, 
conducto  membranoso  de  pequeño  calibre,  que  termina  en  la 
abertura  anal  mancomunadamente  con  el  tubo  excretor  del 
órgano  de  la  tinta. 

Las  glándulas  anejas  á  este  aparato  digestivo  son  tan  varia- 
das como  importantes:  salivares,  qué  corresponden  á  la  cavi- 
dad bucal;  muco-faríngeas  incorporadas  al  tramo  de  su  nom- 
bre; glándula  digestiva,  conocida  también  con  el  nombre  de 
hígado,  que  ocupa  gran  parte  de  la  capacidad  esplácnica  y 
cuyos  conductos  excretores  desembocan  en  el  primer  apartado 
g'ástrigo,  ó  sea  el  más  próximo  al  estómago  musculoso:  apén- 
dices pancreáticos,  órganos  de  aspecto  particular,  en  forma  de 
varias  ampollas  que  comunican  pnr  sus  correspondientes  tubos 
excretores  con  el  principio  del  intestino  propiamente  dicho, 
por  otro  nombre  píloro. 

Con  estos  datos,  mas  los  suministrados  por  el  análisis  histo- 
lógico del  tubo  y  sus  anejos  glandulares,  podemos  deducir 
conclusiones  de  gran  valor  en  apoyo  del  principio  que  estamos 
desenvolviendo.  El  hecho  de  que  la  glándula  digestiva  de  es- 
tos seres  segrega  un  líquido  de  reacción  acida,  conteniendo  á 
la  vez  el  fermento  pépsico,  y  el  no  menos  importante  de  verter- 
se este  humor  en  la  primera  dilatación  estomacal,  hácennos 
creer  de  una' manera  indudable  que  este  es  el  sitio,  mejor  di- 
cho, el  órgano  que  merece  con  más  propiedad  el  nombre  de 
verdadero  estómago  en  los  moluscos  cefalópodos. 

Los  gastrópodos  muestran  el  canal  alimenticio  casi  idénti- 
co al  de  los  cefalójiodos:  pero  la  confusión  de  glándulas,  junta- 
mente con  que  éstas  mezclan  sus  productos  en  el  único  utrí- 
culo estomacal  que  ofrecen,  hacen  menos  gráfica,  menos  clara 
la  prueba  científica  que  demandamos  en  estas  citas  de  Anato- 
mía comparada.  Xo  obstante,  la  consideración  de  que  en  estos 
seres  el  ensanchamiento  estomacal  único  principia  donde  aca- 
ba el  esófago,  refuerza  nuestra  proposición  respecto  á  lo  que 
dejamos  sentado  en  los  cefalópodos. 


368  boletín    de   LA   SOCIEDAD   ESPAÑOLA 

La  clase  insectos  ostenta  tal  riqueza  de  datos  y  tal  variedad 
de  detalles,  que  vamos  á  detenernos  un  poco  en  el  estudio  de 
su  aparato  dig-estivo.  Bajo  dos  formas  principales  se  ofrece  este 
aparato  en  los  seres  de  referencia,  formas  que  obedecen  al  ré- 
o'imen  alimenticio,  mas  á  la  peculiar  manera  que  tienen  de 
efectuar  la  prehensión  de  los  alimentos.  La  primera  correspon- 
de á  los  insectos  llamados  chu2)adores;  la  seg"unda  á  los  que  se 
denominan  mmticadores . 

Chupadores .—^Q?i  el  Ajñs  mellifica  el  sujeto  en  el  cual  estudie- 
mos el  aparato  dig'estivo,  y  se  nos  presentará  del  sig'uiente 
modo.  Un  mecanismo  de  succión  constituido  por  apéndices 
metamorfoseados  de  la  cabeza,  boca  cubierta  por  el  labio  supe- 
rior, esófag-o  estrecho,  confundido  con  la  cavidad  bucal  donde 
desembocan  los  pares  de  g-lándulas  salivares,  cuyo  esófag-o  se 
ensancha  unas  veces  para  constituir  q\  estómago  chupador,  y 
otras  el  buche.  Al  esófag'o  sig-ue  el  primer  tramo  intestinal, 
recto  ó  flexuoso,  según  los  casos,  y  de  varia  conformación  y  ex- 
tensión por  virtud  del  régimen  alimenticio.  La  parte  media  de 
esta  porción  del  tubo  intestinal  recibe  el  dictado  de  estómago 
quilifero,  y  el  tramo  en  que  termina  representa  el  recto,  que 
á  su  vez  acaba  en  la  ampolla  cloacal. 

Masticadores.—CQm'^\ÍQ?Lñe  en  estos  insectos  el  aparato  de 
la  dig-estión  en  términos  muy  parecidos  á  como  acontece  en 
las  aves,  pues  que  se  interpone  entre  el  duche  y  el  estómago 
quilifero,  un  ensanchamiento  llamado  molleja,  de  g-ran  seme- 
janza con  el  órg-ano  masticador  de  aquellos  seres,  en  razón  al 
considerable  refuerzo  muscular  de  sus  paredes.  Además,  el  es- 
tómago quilifero  abunda  en  fondos  de  saco  hacia  su  parte  an- 
terior, significando  estas  infundíbulas  un  aumento  enorme  en 
la  extensión  superficial  y  dando  al  órg-ano  aspecto  tomentoso. 
El  resto  del  tubo  alimenticio  se  hace  más  complejo  con  las 
glándulas  hepáticas  múltiples  y  los  xasos  de  Malpigio. 

No  es  nuestro  ánimo  tratar  detenidamente  cuanto  concierne 
á  la  totalidad  del  aparato  dig-estivo  de  los  insectos,  y  por  eso 
nos  hemos  limitado  á  la  lig-erísima  idea  que  antecede.  Tan  solo 
nos  referiremos  aquí  á  los  llamados  estómag-os,  para  en  vista 
de  su  estudio  morfológico,  estructural  y  fisiológico,  determinar 
sin  género  de  duda,  con  la  claridad  que  debe  presidir  á  todo 
trabajo  científico,  el  concepto  de  verdadero  estómago  en  los 
articulados  superiores. 


DE    HISTORIA   NATURAL.  369 

Ajustaiido  nuestro  criterio  á  este  propósito,  y  teniendo  muy 
en  cuenta  que  el  estómago  qvillfero  es  por  su  composición  his- 
tológica y  dinamismo  el  lug-ar  donde  se  verifica  la  secreción 
del  jug'O  g-ástrico,  á  dicho  departamento  del  aparato  alimen- 
ticio hay  que  aplicar  el  nombre  de  estómago  verdadero.  Re- 
presenta»  esta  afirmación  una  labor  de  análisis  en  el  terreno  de 
la  Anatomía  comparada,  que  viene  como  anillo  al  dedo  para  la 
prueba  y  corroboración  de  cuanto  llevamos  dicho  acerca  de  la 
ley  monofjástrica.  El  huche,  la  molleja  y  demás  dilataciones  del 
canal  dig-estivo  de  los  insectos,  ningún  valor  pepsinóg-eno  tie- 
nen, y  cuanto  más,  cabrá  considerarlos  como  huecos  mayores 
ó  menores  del  tubo,  donde  las  actuaciones  quedan  reducidas  á 
meros  actos  físico-químicos  que  nada  representan  inmediata- 
mente en  la  quimificación  ó  dig*estión  estomacal. 

Descendamos  en  esta  requisitoria  de  organología  zoológica 
al  tipo  en  el  que.  comienza  á  bosquejarse  con  alguna  compleji- 
dad el  aparato  digestivo.  Los  gusanos  marcan  el  límite  que 
nos  hemos  propuesto,  y  á  ellos  se  referirán  los  últimos  datos  en 
que  apoyamos  el  mantenimiento  de  nuestra  Ley. 

La  sanguijuela,  como  gusano  de  los  más  superiores  en  cons- 
titución orgánica,  nos  parece  muy  apropiada  para  las  conside- 
raciones que  nos  vamos  á  permitir,  por  ser  un  animal  en  cuyo 
aparato  digestivo  cabe  hablar  de  la  viscera  estómago,  y  por- 
que resulta  muy  conocido  de  los  zoólogos  disectores.  Los  gu- 
sanos inferiores  tienen  restringido,  semiatrofiado  su  aparato 
digestivo;  bien  que  no  lo  necesitan  apenas,  por  pertenecer  en 
su  mayor  parte  á  la  categoría  de  animales  parásitos,  nutrién- 
dose de  las  substancias  que  toman,  ya  dig'eridas,  de  los  orga- 
nismos á  cuyas  expensas  viven. 

El  aparato  alimenticio  de  la  sanguijuela  consiste  en  un  tubo 
de  calibre  variable  que  se  extiende  á  todo  lo  largo  del  cuerpo 
y  que  se  divide  fundamentalmente  en  las  porciones  que  á  con- 
tinuación se  expresan;  tramo  primero  del  tubo,  destinado  á  la 
prehensión  é  ingestión  alimenticias;  segundo  tramo,  encarga- 
do de  la  digestión  en  el  rigor  fisiológico  de  la  palabra;  y  tra- 
mo tercero,  con  el  oficio  de  eliminar  los  residuos  digestivos. 
Estas  distintas  partes  se  llaman  respectivamente  faringe,  es- 
tómago é  intestino.  El  estómago,  objetivo  principal  de  nuestro 
estudio,  parece  múltiple  á -primera-vista;  pero  si  consideramos 
■que  sus  ramificaciones  colaterales  no  son  otra  cosa  que  rinco- 

T.  II. -Diciembre,  1902.  24 


370  boletín    de    LA    SOCIEDAD   ESPAÑOLA 

nes  del  utrículo  común,  la  unificación  del  estómag-o,  seg-úu 
nuestro  principio,  no  sufre  quebranto  alg-uno,  pues  el  órg-ano 
gástrico  es  tan  único  en  estos  seres  relativamente  inferiores,, 
como  único  es  también  en  los  animales  de  las  más  altas  y 
complicadas  ramas  del  árbol  zoológ-ico. 

Los  tipos  inferiores  á  los  gusanos  ofrecen  una  construcción 
tan  simplificada  en  su  aparato  dig'estivo,  que  bien  podemos 
prescindir  de  sus  datos  orgánico-fisiológicos.  Esto  no  obstante, 
no  estará  demás  recordar  que  la  forma  de  la  cual  se  vale  la  Na- 
turaleza para  diseñar  el  primer  bosquejo  de  tubo  alimenticio 
en  los  seres  muy  sencillos,  es  la  llamada  gdstnila,  que  bien 
pudiera  ser  considerada  como  estómago  verdadero.  Desprende- 
ríamos de  este  hecho  tan  concreto  una  afirmación  por  demás 
interesante:  la  de  que  todos  los  órg^anos  se  van  reduciendo 
hasta  desaparecer  antes  que  el  estómag-o,  viscera  la  más  esen- 
cial de  todas,  y  por  cuya  razón  tanto  perdura. 

No  queremos  fatigar  demasiado  la  atención  de  nuestros  in- 
dulgentes lectores,  y  damos  cima  al  trabajo  que  nos  habíamos 
propuesto.  Para  terminarlo  totalmente  nos  vamos  á  permitir 
formular  las  siguientes  conclusiones  á  título  de  resumen  délos 
fundamentos  en  que  descansa  la  nueva  Ley  de  la  mono- 
gastria. 

1.^  El  estómago,  como  viscera  fundamental  del  aparato  di- 
gestivo, es  siempre  único,  cualquiera  que  sea  la  forma  en  que 
se  presente. 

2.^  Las  observaciones  y  datos  de  Anatomía  comparada  que 
hemos  aducido  en  este  escrito  comprueban  la  conclusión  pri- 
mera, sin  que  en  ningún  caso  hayamos  encontrado  hechos 
que  la  contradig-an. 

3.*  Reduciendo  unas  veces  la  extensión  de  la  mucosa  esto- 
macal, ampliándola  en  otras  ocasiones,  concurren  ambos  pro- 
cesos en  el  monogastrismo,  pues  que  siempre  se  moldea  la  cita- 
da mucosa  en  una  viscera  digestiva  única. 

Y  4.^  El  estómago  es  el  primer  órgano  que  se  bosqueja  en 
la  especialización  anatómica  de  los  animales  inferiores,  y  por 
esta  razón  le  cuadra  con  toda  propiedad  el  calificativo  de  vís-^ 
cera  fundamental. 


ÍNDICE  ALFABÉTICO 

DE    LOS    GÉNEROS   Y   ESPECIES   MENCIONADOS  Ó   DESCRITOS 

EN    EL    TOMO   II   DEL   BOLETÍN 

DE    LA    SOCIEDAD    ESPAÑOLA   DE    HISTORIA    NATURAL  (1). 


Mineralogía,  Geología,  Paleontología. 


Aceratherium,  95. 
Adularía,  136. 
iEthalion,  230. 
Albita,  136. 
Alethopteris  aquilina,  149. 

-  Dournaissii,  149. 

-  Grandini,  149. 

-  Seiiii,  149. 
Ambligonita,  255,  303. 
Ampelitas,  103. 
Andalucita,  116, 
Annularia  radiata,  149. 

-  sphenophylloides,  150. 

-  stellata,  150. 
Anortita,  136. 
Apatito,  79. 

Aptychopsis  primas,  103. 
Arcilla,  115,  320. 
Astarte  bohémica,  104. 
Atrypa  Sapho,  104. 
Augito,  147. 

Avicula  pusilla,  104. 
Berilo,  79. 


Biotita,  147. 
Bismutina,  78. 
Bismuto,  78. 
Bromo,  119,  234. 
Bruckmannia  tuberculata,  150. 
Cabralia  Schmitzi,  276. 
Cselopleurus,  356. 
Calamites  approximatus,  149. 

-  cistu,  149. 

-  dubius,  149. 

-  Suckovi,  149. 
Calamocladus  equisetiformis ,   149. 

-  grandis,  149. 

-  longifolius,  149. 
Calcita,  137. 
Caliza,  103,  148,  210. 

-  cristalina,  147, 

-  dolomítica,  116. 

-  litográfica,  230. 
Caolin,  79. 

Carbonato  de  cal,  191. 
Cardiola  gibbosa,  104. 

-  interrupta,  102. 


(1)  Se  ha  dividido  el  índice,  para  facilitar  su  uso,  en  los  tres  grupos  «.Mineralo- 
gía, Geología,  Paleontología»,  «.Botánica»  y  «Zoología».  Un  asterisco  *  indica  que  el 
género  ó  especie  á  que  precede  está  descrito  en  este  tomo,  y  dos  asteriscos  •*  que  se 
describe  por  primera  vez.  Solo  figuran  en  el  índice  las  variedades  nuevas  para  la  cien- 
cia. Los  nombres  vulgares  van  de  letra  cursiva. 


3-2 


boletín  de  la  sociedad  española 


Casiterita,  73,  303. 
Oassidaria,  94. 
Cervus,  322. 
Chlamys,  94. 

Ciclopteris  trichomanoides,  149. 
Oidaris  florigemma,  301. 
-  glandifera,  301. 
Clorita,  147. 
Coam,  141. 
Corbula  gigas,  94. 
Criolita,  7(). 
Cuarcita,  72,  317. 

Cuarzo,  73,  78,  li6,   147,  191,  236. 
Cuprita,  80. 

Cyrtograptus  Grayi,  62,  103. 
Dalila  resecta,  104. 
Dalmanites  lougicaudatus,  103. 
Dentalium,  94. 
Diabasa,  147. 
Dinotherium,  95. 
Diorita  cuarcífera,  147. 
Diplograptus,  102. 
Diptograptus  sinuatus,  62. 
Dolomia,  138,  317. 
Dualina  cumitans,  104. 
Epidota,  137. 
Epsomita,  318. 
Feldespato,  277. 
Fluelita,  76,  2.55. 
Fluorina,  78,  236. 
Fluorita,  76. 
Fosforita,  80. 
Glauconita,  94. 
Gneis,  116,  138,  147,  235. 
Goniatites,  103. 
Goniopteris  arguta,  149. 
Grafito,  116. 
Granate,  236,  277. 
Granito,  78,  129. 
Granulito,  147. 
Helix,  323. 
Hematites,  63. 
Herderita,  79. 


Hialomicta,  78. 

Hierro  magnético,  137. 

Hipparion,  95 

Hornblenda,  147. 

Hulla,  115,  148. 

Ilmeuita,  147. 

Labrador,  136. 

Lepidodendrou  aculeatum,  149. 

Lepidotus  af.  Ithieri,  230. 

-  af.  notopterus,  230. 
Leptolepis  Voithi,  230. 
Limnea,  323. 
Limoiaita,  147. 
Linopteris  Germani,  150. 
Listriodon,  95. 

Lit.ina,  96. 
Litomavgas,  73. 
Lucina  spinifera,  94. 
Lunulicardium  bohemicum,  10'4. 

-  evolvens,  104. 

-  simplex,  104.   . 
Macrostachya  infundí buliformis, 

149. 
Magnetita,  147. 
Manganeso,  214. 
Margas,  319. 

Mastodon  Turiceusis,  95. 
Alegaterio,  139. 
Metano,  232. 
Mica,  78,  235. 
Micacitas,  116. 
Microclima,  138,  147. 
Microdon  af.  Egertoni,  230. 
Micrograuulito,  147. 
Millericrinus    Münsterianus?,   301. 
Mispikel,  78. 
Molibdenita,  78. 
Mouograptus  Becki,  103. 

-  clingani,  103. 

-  colonus,  62. 

-  dubius,  62. 

-  Galaensis,  103. 

-  geminatus,103. 


DE    HISTORIA   NATURAL. 


3-a 


Mouograptus  Hisingeri,  103. 

-  lobiferus,  62,  103. 

-  Nilssoni,  62. 

-  }:riodon,  62,  103. 

-  turriculatus,  62,  103. 
Muscovita,  147. 
Mylodon,  145. 
Mytilns  longior,  104. 
Nacrita,  73. 

Nerita  Salvagensis,  276. 
Neuropteris  Grangeri,  149. 

-  Loshii,  149. 
Üfita,  130. 
Oligisto,  63. 
Oligoclasa,  147. 
Orthoceras,  102. 

-  amQionium,  104. 

-  elegans,  104. 

-  nummularium,  104. 
Ortofiro,  147, 
Ortosa,  136,  147,  235. 
Ostrea,  94. 

Óxidos  de  hierro,  147. 

Paladina,  323. 

Pecopteris  alethopteroides,  150. 

-  arborescens,  149. 

-  CandoUei,  150. 

-  femingeformis,  150. 

-  hemiteloides,  149. 

-  Meriani,  149. 

-  Milboni,  149. 

-  oropteridia,  149. 

-  Pluckeneti,  150. 

-  polymorpha,  149. 

-  unita,  149. 
Pegmatita,  77. 
Penenca  humilis,  102. 


Pinna,  94. 

Pirita,  79,  277. 

Pixitas,  79. 

Pizarras,  72,  103,  110,  147. 

-  carboníferas,  148. 
Plagioclasa,  137,  147. 
Plagiophyllum  cirinineum,  230. 
Planorbis,  323. 

Pórfidos,  78,  129. 

-  sienítico,  147. 
Porfirita,  147. 
Posidonomya  eugira,  104. 
Prehenita,  79. 
Quiastolita,  116. 
Raletonita,  76. 
Rastrites,  102. 
Rhinoceros,  95. 
Ringicula  auriculata,  94. 
Salenia,  357. 
Scelidotherium,  142. 
Scyphocrinites,  102. 
Silurocardium  bohemicum,  102. 
Sphenopteris  latifolia,  149. 

-  Schlotheimi,  149. 
Stigmaria  ficoides,  149. 
Thomsenolita,  76. 
Titanita,  137. 
Topacio,  79. 

Turba,  211. 
Turmalina,  79,  236. 
Turritella,  94. 
Vanadinita,  268. 
Vermetus,  94. 
Wawelita,  76. 
Wolframita,  79. 
Yeso,  318. 
Yodo,  232. 


Botánica. 


Abedul,  157. 

Adenostyles  bifrons,  66. 
-  pyrenaica,  66. 


iEcidium  Aristoloqniae,  230. 
Agaricus  cervinus,  155. 
-  cvathiformis,  152. 


374 


boletín  de  la  sociedad  española 


Agaricus  infundibiiliformis,  152. 

-  muscigenus,  153. 
Alamos,  208. 
Alchemilla  alpina,  158. 
Algarrobos,  210. 
Aneura  multifida,  197. 

-  pinnatifida,  330. 
Anthocerus  dichotomus,  330. 
Armería  berlengensis,  68. 
Arthonia  cinnabarina,  211. 

-  dispersa,  211. 
Aspicilia  calcárea,  160. 

-  cinérea,  210. 

-  tenebrosa,  160. 
Atrichum  undulatum,  332. 
Avellano,  119. 

Barbula  aloides,  331. 

-  ambigua,  333. 

-  fallax,  331. 

-  muralis,  331. 

-  squarrosa,  331. 

-  subulata,  331. 

-  unguiculata,  331. 
Bartramia  stricta,  331. 
Borrera  chrysophtbalma,  210. 
Brachythecium  rutabulum,  332. 
Bromus  sterilis,  152. 

Bryum  argenteum,  331. 

-  atro-purpureum,  331. 

-  capilare,  331. 

-  Donianum,  333. 

-  torquenscens,  333. 
Calamagrostis  littorea,  64. 
Calopbaca  ferruginea,  210. 
Calypogeia  Tricomanis,  329. 
Campánula,  176. 
Cantharellus  infundibuliformis, 

152. 

-  muscigenus,  153. 
Carex,  212. 
Castaño,  157. 
Cerastium  varians,  198. 
Cheirantbus  fruticulosus,  198. 


Chenopodium  Bonus-Henricus, 

159. 
Cincinulus,  329. 
Cladium  **  lucense,  65. 

-  mariscus,  65. 
Cladonia  alcicornis,  159. 

-  cervicornis,  208. 

-  fimbriata,  208. 

-  foliácea,  208. 

-  furcata,  208. 

-  pisidata,  159,  208. 

-  rangiferina,  208. 

-  sylvatica,  208. 

-  uncialis,  159. 

-  vermicularis,  208. 

-  verticillata,  208, 
Clitocybe  cervina,  155. 
Cochlearia  Armoracia,  229. 
Collema  flaccidum,  211. 
Collybia  collina,  156. 
Conium  maculatum,  107. 
Corsinia  mai'cbantoides,  330. 
Cortinarius  arenarius,  156. 
Crepis  rubra,  198. 
Cyathus  crucibulum,  118. 

-  fimetarius,  158. 

-  sericeus,  118. 

-  striatus,  118. 
Cystopus  candidus,  229. 
Dahlia  variabilis,  248. 
Diatrype  lisciformis,  158. 
Dicranella  undulatum,  330. 

-  varia,  330. 
Dictyolus  **  Lagunee,  153. 

-  muscigenus,  153. 

-  **  pedicellatus,  154. 
Dorycnium  suffruticosum,  176. 
Encalypta  vulgaris,  331. 
Encinas,  208. 

Erica  aragonensis,  68. 

-  australis,  68. 

-  **  occidentalis,  67. 
Erysipbe  Martii,  118. 


DE    HISTORIA   NATURAL. 


375 


Euphorbia  agraria^  108. 

-  altissima,  108. 

-  amygdaloides,  108. 

-  antiquorum,  108. 

-  canariensis,  108. 

-  charadas,  108. 

-  condylocarpa,  108. 

-  cyparisias,  108, 

-  dulcís,  108. 

-  esula,  108. 

-  globosa,  108. 

-  helioscopia,  108. 

-  lathyris,  108. 

-  melapetala,  108. 

-  myrsinites,  108. 

-  nereifolia,  108. 

-  peplus,  108. 

-  pilosa,  108. 

-  regis-JubíB,  108. 

-  rígida,  108. 

-  rupícola,  108. 

-  segetalis,  108. 

-  serrata,  108. 

-  Síbthorpii,  108. 

-  spinosa,  108. 

-  spleudens,  108. 

-  verrucosa,  108. 
Eurhynchium  círcinatum,  332. 

-  prffilongum,  333. 

-  pumílum,  332. 

-  speciosum,  332. 

-  Stokessi,  332. 

-  striatum,  332. 
Evernia  prunastri,  209. 
Exoascus  pruni,  118. 
Fissidens  decipiens,  330. 

-  incurvus,  330. 

-  tasífolíus,  331. 
Fontinalis  Duriíei,  332. 
Fossombronía  angulosa,  330. 
FruUanía  dílatata,  218,  330. 

-  tamariscí,  218,  330. 
Fuñaría  calcárea,  331. 


Fuñaría  hygrometrica,  331. 
Genista  lusitanica,  60. 
Graphís  scripta,  211. 
Grimaldía  díchotoma,  219,  330. 
Grimmia  apocarpa,  331. 

-  orbicularis,  331. 

-  pulvinata,  331. 
Gymnomitrium,  218. 
Gypsophíla,  327. 
Gyrophora  cylíndrica,  160. 
Halimeda  Tuna,  197. 
Heleocharis  ovata,  65. 
Helvella  dímidíata,  153. 
Hieraciuní  andryaloides,  67. 
Hinojo,  119. 

Homalía  lusitanica,  239,  332. 
Homalothecium  sericeura,  332. 
Hydnum  auriscalpíum,  118. 
Hypnum  cupresiforme,  333. 

-  purum,  333. 
Isoétes  Hystrís,  64. 

-  velata,  64. 
Jungerraannía  bidentata,  329. 

-  mínor,  329. 

-  ven  tricosa,  329. 
Lathyrus  palustris,  198. 
Lavatera  maritima,  327. 
Lecanora  atra,  159,  210. 

-  badía,  159. 

-  horriza,  210. 

-  parella,  210. 

-  rugosa, 210. 

-  subfusca,  210. 

-  sulphurea,  210. 
Lecidea  contigua,  211. 

-  geographica,  160,  211. 

-  leptoclíne,  160. 

-  parasema,  211. 

-  pétrea,  211. 
Lejeunía  serpyllífolia,  329. 
Leocarpus  vernicosus,  118. 
Leontodón  crispus,  67. 

-  hispidus,  67. 


376 


boletín  de  la  sociedad  española 


Leptodon  Smithii,  332. 
Leucanthemum  cebeune.ise,  66. 

-  palmatum,  66. 

-  sibiricum,  66. 
Lunularia  vulgaris,  218^  330. 
Lycoperdon  echinatum,  167. 

-  furfuraceum,  156. 

-  gemmatuin,  157. 
Lycopodium  iuundatum. 
Lygeum  Spartum,  176. 
Madotheca  levigata,  329. 

-  platyphylla,  329. 
Mahonia,  217. 
Marasmius  alliatus,  156. 
Marchantía  polymorpha,  218,  330. 
Melampsora  tremulae,  156. 
Mentha  Scliultzii,  198. 
Mesembryanthemum  glaucum,  198. 
Metgeria  furcata,  330. 

Mnium  insigne,  331. 
Musa  Ensete,  161. 
Mycena  corticola,  166. 

-  fllopes,  165. 
Myosotis  globularis,  198. 
Neckera  complánala,  332. 
Nephromium  líevigatum,  209. 
líymphseaalba,  170,  212. 
CEnanthe  silaifolia,  198. 
Olivo,  177. 

Olmo,  158. 

Opegrapha  atra,  211. 
Orthotrichum  anomalum,  331. 
Parmelia  caperata,  169,  209. 

-  conspersa,  209. 

-  dubia,  209. 

-  isidiotyla,  209. 

-  lusitana,  209, 

-  omphalodes,  169. 

-  perforata,  209. 

-  perlata,  169. 

-  prolixa,  209. 

-  stigia,  159. 

-  sulcata,  209. 


Parmelia  tiliacea,  169. 

-  trichotera,  209. 
Pellia  calycina,  330. 
Peltigera  canina,  159,  209. 

-  rufescens,  209. 
Pertusaria  communis,  159. 

-  lesophaca,  210. 
Peziza  coccínea,  163. 
Phascum  rectum,  333. 
Phoenix  dactylifera,  212. 
Phragmidium  incrassatum,  229-. 
Phyllactinía  guttata,  119. 
Physcia  coesia,  209. 

-  leptalea,  209. 

-  muscigena,  209. 

-  obscura,  209, 

-  stellaris,  160. 
Picridium  vulgare,  217. 
Pinos,  208. 

Pinas  pinaster,  156. 
Placodium  fulgens,  211. 

-  murorum,  160. 
Plagiochila  interrupta,  329. 
Pleurotus  perpusillus,  156. 
Polyporus  viscosus,  156. 
Populus  trémula,  156. 
Pottia  Starkeana,  333. 

-  Starckei,  333. 
Psora  lurida,  211. 
Pteregonium  gracile,  332. 
Pteris  aquilina,  248. 
Puccinia  vincte,  230. 
Quercus,  217. 

-  infectoria,  82. 
Eadula  complanata,  329. 
Ramalina  calicaris,  209. 

-  evernoides,  208. 

-  farinácea,  208. 

-  fastigiata,  208. 
Ramio,  303. 

Reboulia  hemisphaerica,  219,330. 
Rhus  semialata,  84. 
Rhychostegium  rusciforme,  332. 


DE    HISTORIA   NATURAL. 


Rhychostegium  tenelluin,  332. 
Roble,  119,  155. 
Rosa  centifolia,  229. 
Ruines  snífraticosus,  150. 
Saccharomyces  cerevisise,  248. 
Santolina  oblongifolia,  223. 
Scleroderma   **    hemisphíericum, 
157. 

-  verrucosum,  157. 

-  vulgare,  157. 
Scloropodium  illecebrum,  333. 
Sedum,  217. 

-  brevifolium,  69. 

-  cruciatum,  69. 
Sempervivum,  217. 
Sida  i'hombiiolia,  198. 
Silene  Boryi,  1 98. 
Sonchus  maritimuSj  327. 
Soutbbya  tophacea,  329. 
Sparganiun  neglectum,  64. 

-  ramosum,  64. 

-  simplex,  64. 


Spbferocarpus  terrestris,  330. 
Sphagnum,  218. 
Squamaria  ci-assa,  210. 
Stereocaulon  nanum,  208. 
Sticta  pulmonacea,  209. 
Targionia  hypophylla,  219,  330. 
Thamnium  alopecurum,  332. 
Toninia  vesicularis,  211. 
Tricholoma  acerbum,  155. 
Trichostouuim  miitabile,  331. 
ümbilicus  pendulinus,  217. 
Urecolaria  scruposa,  210. 
üromyces  rumicum,  23Ü. 
ustilago  bromivora,  152, 
Verónica  demissa,  198. 
Webera  carnea,  331. 

-  Tozeri,  331. 
Weisia  viridula,  330. 
Xanthoria  concolor,  210. 

-  parietina,  210. 
Zea  mays,  248. 


Zoología. 


Abeja,  98. 

Abia  candeiis,  200. 

Allantas  bicinctus,  203. 

-  margiuellus,  203. 

-  scrophularise,  203. 

-  tenulus,  203. 

-  tricinctus,  203. 

-  viduns,  203. 
Almeja  de  lio,  249. 
Amasis  lateralis,  200. 
Amphioxus,  366. 
Apis,  368. 

Aphis  chinensis,  84. 

Aphthona  *  Fuentei,  107,  177. 

Apterogyna,  311. 

Arca,  306. 

Ascalaphus  bseticus,  178. 

-  Cunii,  178. 


Asida,  271. 

Assiminea  sicana,  302. 
Athalia  glabricollis,  201. 

-  lineolata,  201. 

-  lugens,  201. 

-  rosee,  201. 

-  spinarum,  201. 
Bembidium  (Testedioliim). 
Bithynia,  212. 

Bithium  jadertinum,  302. 
Blennocampa  assimilis,  202. 

-  confusa,  202. 

-  ephippium,  202. 

-  fuliginosa,  202. 

-  fuscipennis,  202. 

-  melanocephala,  202. 

-  nigrita,  202, 

-  pubescens,  202. 


378 


boletín  de  la  sociedad  española 


Bleunocampa  pusüla,  202. 

-  ruficruris,  202. 
Bubopsis,  178. 
Oeecilianella,  108. 
Cselestele,  198. 
Caenoneura  Dahlbomi,  201, 
Callicrania  pellucida,  334. 
Cangrejo  de  río,  249. 
Capreolus  europaeus,  296. 
Caracol,  249. 
Carcharodon,  309, 
Cardium,  306. 

Cathormiocerus  densestriatus,  177. 
Catops  nitidicollis,  106. 

Cephus  Antigaj,  203. 

-  Frugi,  203. 

-  pygmasus,  203. 

-  tabidus,  203. 
Chalicodoma,  94. 
Chauliodus  Sloani,  104. 
Chloroperla  grammatica,  204. 
Chrysis  angustifrons,  222. 

-  bidentata,  222. 

-  Grohmanni,  222. 

-  Grohmanni,  var.  **  Bolivari,  222 

-  incisa,  222. 

-  Joppensis,  222. 

-  Leachi,  222. 

-  mutabilis,  222. 

-  pustulosa,  222. 

-  spiendidula,  222. 
Chrysopa  inornata,  178. 

-  luteola,  178. 

-  prasiua,  178. 

-  vulgaris,  178. 
Cistella  cuneata,  302. 
Cladius  pectinicornis,  200. 
Codorniz,  304. 
Golumbella,  301. 
Conus,  306. 

Crypticus  (Seriscius)?  murinus,  299. 
Gryptus  maurus,  176. 
Cuculus  canorus,  234. 


Cynips  polycera,  82. 
Cyphona  furcata,  200. 
Dasylabris  itálica,  311. 

-  maura,  311. 
Delphacodes  Bolivari,  176. 

-  Lethierryi,  176. 
Dericorys  Bolivari,  276. 
Dermomurex  scalarinus,  302. 
Dictyopteryx  rectángula,  205. 
Diplax  depressiuscula,  135. 

-  flaveola,  134. 

-  Fonscolombei,  135. 

-  meridionalis,  135.  i 

-  pedemontana,  134. 

-  sanguínea,  135. 

-  striolata,  135. 

-  vulgata,  135. 
Diplolepis  gallae-tinctorise,  82. 
Dolerás  seneus,  201. 

-  anticue,  201. 

-  etruscus,  201. 

-  fissus,  201. 

-  haematodes,  201. 

-  hispanus,  201. 

-  lateritius,  201. 

-  niger,  201. 

-  pratensis,  201. 

-  puncticolli?,  201. 

-  sanguinicollis,  201. 

-  Thomsoni,  201. 
Dorcadion  albicans,  287. 

-  **  almarzense,  279. 

-  Amori,  285. 

-  annulicorne,  289. 

-  circumcinctum,  271,  279. 

-  '-*  demándense,  286. 

-  esteparium,  270,  285. 

-  Ghiliani,  272,  282. 

-  Graellsi,  271,  288. 

-  Handschuchi,  289. 

-  Heydeni,  279. 

-  -  var.  **  Seeboldi,  288. 

-  hispanicum,  271,  283. 


DE    HISTORIA   NATURAL. 


3-;9 


Dorcadion  Iserni,  271. 

-  Korbi,  271. 

-  Lauflferi,  272,  283. 

-  lorquini,  285. 

-  Marmottani,  285. 

-  Martinezi,  272,  286. 

-  molitor,  279. 

-  **  mosqueruelense,  283. 

-  mucidum,  289. 

-  mus,  289. 

-  Navasi,  279. 

-  **  neilense,  278. 

-  **  parmeniforme,  288. 

-  Perezi,  272,  283. 

-  **  pruinosum,  285. 

-  Reinosse,  271. 

-  seguntianum,  270. 

var.  **  intermedium,  287. 

-  Spinolse,  286. 

-  sutúrale,  289. 

-  tenuecinctum,  290. 

-  **  tercíense,  282. 

-  Uhagoni,  271,  279. 

-  **  villosladense,  280. 
Echthrus  angustatus,  176. 
EUampus  auratus,  221. 

-  politus,  221. 
Emphytus  basalis,  201. 

-  carpini,  201. 

-  ciíactus,  201. 

-  grossulariíe,  201. 

-  rufocinctus,  201. 
Ephippiger    (Callicrania)    Seoanei, 

var.  **  l£eta,  333. 
Eremocharis  iusignis,  276. 
Erinaceus  europteus,  296. 
Eriocampa  ovata,  202. 
Eulipus  punctidorsis,  299. 
Gadinia  Garuoti,  301. 
Gastrochania  conchyliophila,  302. 
Globicephalus   brachypterus,   295. 

-  indicus,  295. 

-  macrorhynchus,  295. 


Globicephalus  melas,  294. 

-  Scammonii,  295. 

-  Siboldii,  295. 
Gnatophyia  occidentalis,  176. 
Gryllodes  **  Carrascoi,  87. 
Harpiphorus  lepidus,  201. 
Hedychrum  lucidulum,  222. 
Helioscirtus  capsitanus,  292. 

-  Finotianus,  292. 

-  **  Fonti,  291. 

-  Moseri,  292. 
Helix  alpina,  91. 

-  aperta,  91. 

-  arigoi,  237. 

-  arrosa,  91. 

-  aspersa,  60,  90. 

-  austríaca,  9] . 

-  Duro!,  306. 

-  Kellethi,  91. 

-  lapicida,  91. 

-  monistrolensis,  238. 

-  Mormonum,  91. 

-  Niciensis,  91. 

-  Nickiiiniana,  91. 

-  penchinetis,  238. 

-  pomatia,  91. 

-  sequoicola,  91. 

-  serpentina,  91. 

-  Stearnsiana,  91. 

-  Tryony,  91. 

-  vermiculata,  91. 

-  (Iberus)  Companyoi,  var.  **  príe- 

conia,  238. 

-  (Xerophila)  luteata,  var.  **  ga- 

lestoma,  237. 
**  opalina,  237. 

-  -  **  petasia,  237. 
**  strenua,  237. 

Hemichroa  rufa,  200. 
Herpestes  albicaudus,  138. 

-  **  Almodovari,  139. 
Holopyga  férvida  var  **  Buyssoni, 

221. 


380 


boletín  de  la  sociedad  española 


Holophyga  gloriosa,  221. 

-  punctatissima,  222. 
Hyalinia,  198. 
Hydrfena  gracilis,  177. 

-  (Heenydra)  hispánica,  177. 
Hydrobia  acuta,  302. 

-  ventrosa,  302. 
Hydrocampa  lemnata,  172. 

-  *  nymphseata,  169. 

-  *  rivularis,  171. 

-  *  stratiotalis,  172. 
Ilylotoma  melanochroa,  200. 

-  pagana,  200. 

-  roste,  200. 

-  thoracica,  200. 

-  ustulati,  200. 
Hysteropterum  grylloides,  198,  258. 
Isopteryx  Burmeisteri,  200. 

-  torrentium,  206. 
Isosymus,  207. 
Labia  minor,  336. 
Leptusa  Abeillei,  177. 
Lepus  cuniculus,  296. 

-  meridionalis,  296. 
Leuctra,  207. 
Lithodomus,  258. 
Lutra  vulgaris,  296. 
Lyda  fausta,  203. 
Lygus  pastinacfe,  107. 
Macrophya  albicincta,  202. 

-  blanda,  202. 

-  crassula,  202. 

-  duodecim-punctata,  202. 

-  hpematopus,  202. 

-  militaris,  203. 

-  neglecta,  202. 

-  novemguttata,  202. 

-  punctum-album,  202. 

-  rustica,  202. 
Meles  taxus,  296. 
Meligetbes  Lederi,  106. 
Merluza,  105. 
Micipsa  Mulsanti,  299. 


Mitra,  301. 

Murex,  306. 

Mus  mnsculus,  296. 

-  rattus,  296, 
Mutilla  barbara,  31 1. 

-  europfea,  310. 

-  littoralis,  311. 

-  montana,  311. 

-  partita,  311. 

-  pusilla,  311. 

-  riifipes,  311. 

-  subcomata,  311. 

-  viduata,  310, 
Myotis  nigricans,  293. 

-  Thomasi,  293. 
Myrmica  IfevinodiSj  303. 
Myrmilla  calva,  311. 

-  Chiesii,  311. 
Myrmosa,  311. 
Nematus  abbreviatus^  200. 

-  conjugatus,  201. 

-  crassicornis,  200. 

-  crassus,  200. 

-  lucidus,  200. 

-  melanocephalus,  201. 

-  miliaris,  201. 

-  myosotidis,  201. 

-  pavidus,  201. 

-  puncticeps,  200. 

-  rumiéis,  201. 

-  varuSj  200. 

Nemura  **  Bolivari,  113,  206. 

-  cámbrica,  114. 

-  dubitans,  114. 

-  **  fulviceps,  114,  206. 

-  lacustris,  115,  206. 

-  lateralis,  206. 

-  subtilis,  116. 

-  variegata,  178,  206. 
Notozus  productus,  221. 
Nymphula  (Hydrocampa)  *  lunu- 

lalÍ8,  171. 
*  transversalis,  171. 


DE    HISTORIA   NATURAL. 


381 


Kymphula  (Hydrocampa)*  tripunc- 

talis,  170. 
Ocnerodes  Brunnerij  var.  **  cyani- 

pes,  86. 
Odostomia  scandens,  302. 
Omias  *  castilianus,  106. 
Orthetrum,  63. 

-  albystilum,  71. 

-  brunneum,  71. 

-  cancellatum,  71. 

-  chrysostigma,  71. 

-  ccenilescens,  71. 

-  nitidinerve,  70.    • 
Oxylophus  glaudarius,  234. 
Oxinoé  olivácea,  302, 
Pachyprotasis  rap»,  202. 

-  simulans,  202. 
Peecilosoma  carbonaria,  202. 

-  Inteola,  202. 
Paloma,  2-52. 
Palusdestrina  acuta,  302. 
Pamphagus  mouticola,  87. 

-  **  punctatus,  86. 
Perineiira  lateralis,  203. 

-  nassata,  203. 

-  picta,  203. 

-  scutellaris,  203. 

-  solitaria,  203. 

-  viridis,  203. 

Perla  abdominalis,  206. 

-  affinis,  206. 

-  bíetica,  204. 

-  barcinonensis,  205. 

-  cephalotes,  204. 

-  chlorella,  204. 

-  flaviventris,  205. 

-  Hageni,  205. 

-  hispánica,  205, 

-  ruadridensis,  205. 

-  malaccensis,  205. 

-  marginata,  205. 
Pergicula,  301. 
Phaleria  cadaverina,  299. 


Phytodecta  variabilis,  177. 
Pimelia  canescens,  299. 

-  grandis,  299. 
Platyclei?,  267. 
Priophorns  padi,  200. 
Psylla  (Euphyllnra)  ole;e,  177. 
Puer  maculatus,  178. 

Pupa  partiotis,  238. 

-  secalis,  238. 

-  (Torqiiilla)  **  cadica,  238. 
**  tuxensis,  238. 

Putorius  fwtidn.s,  296. 

-  foina,  296. 

-  vulgaris,  296. 
Pycnogaster  Bolivari,  269. 

-  brevipes,  270, 

-  cucullata,  270. 

-  Finoti,  269. 

-  Graellsi,  270. 

-  iuermis,  268. 

-  jugicola,  270. 

-  *  Sanchez-Gomezi,  267. 
Pyrameis  cardui,  276. 
Rana,  249. 

Rickia  Wasmanni,  303. 
Rissoia  glabrata,  302. 

-  lia,  302. 
Rupicapra  tragus,  296. 
Sanguijuela,  249,  369. 
Scaurus  ovipennis,  299. 
Schizocera  sp.  nov,  200. 
Scirtobsenus  lusitanicus,  335, 
Selandria  inorio,  202. 

-  serva,  202. 

-  stramineipes,  202. 
Smaragdinella,  301. 
Sorex  araneus,  296. 
Stauronotus  brevicoUis,  336. 

-  crassiusculus,  335. 

-  maroccanus,  336. 
Stenobothrus  parallelus,  107. 
Stenolophus  skrimshiranus,  var.  ** 

xanthochrous,  105. 


382 


boletín  de  la  sociedad  española 


Stenomutilla  argentata,  311. 
Stizus  distinguendus,  176. 

-  pubescens,  176. 
Strongylogaster  cingulatus,  203. 

-  multifasciatus,  203, 
Sus  scropha,  296. 
Teniopteryx  **  arcuata,  111,  207. 

-  Braueri.  207. 

-  risi,  112. 

Talpa  europjea,  296. 

Tapir,  95. 

Taxonus  agrorum,  202. 

-  glabratus,  202. 
Tenthredo  coryli,  203. 

-  Lachlaniana,  203. 

-  livida,  203. 

-  maura,  203. 

-  microcephala,  203. 

-  procera,  203. 
Theleproctophjila  australis,  178. 


Trachynotus  fuscipennis,  176. 
Trachyphloeus  **  picturatus,  106. 
Trichiocampus  rufipes,  200. 
Trichiosoma  betuleti,  200. 
Vanellus  cristatus,  164. 
Vespertilio  Eepadse,  131. 
Vesperugo  pipistrellus,  296. 
Vesperus  brevicoUis,  177. 

-  conicicollis,  177. 

-  flaveolatus,  177. 

-  hispalensis,  177. 

-  luridus,  177. 

-  Petersi,181. 
Vitrea  blanci,  237. 

-  **  lepta,  236. 
Viverra  genetta,  296. 
Vulpes  vulgaris,  296. 
Xerophila  acentromphala,  237. 
Zophosis  planee,  ese- 


El  Vicesecretario, 

José  María  Dusmet. 


ÍNDICE  DE  LO  CONTENIDO  EN  EL  TOMO  II 


Págs. 

Junta  directiva  y  comieiones  para  1902 3 

Lista  de  Socios 5 

Relaciones  del  estado  de  la  Sociedad  y  de  su  Biblioteca :U 

Sesión  del  8  de  Enero  de  1902 . 57 

Pau  (C.)— Observaciones  sobre  la  vegetación  de  la  Sierra  de  Béjar  . .       60 
Calderón  (S.) — Noticias  bibliográficas  «Nuevas  investigaciones  so- 
bre la  relación  entre  la  evolución  y  la  estructura  geológica  de  la 
Península  ibérica  y  las  aguas  minerales  de  España  por  el  doctor 
Haüser»  «Nota  de  Mr.  Ch.  Barrois  sobre  Graptolitos  de  Cataluña.       61 
Merino  (R.  P.  B.) — Algunas  especies  raras,  nuevas  ó  críticas  de  la  flora 

española  en  general  y  particularmente  de  la  gallega 64 

Navas  (R.  P.  L.) — Notas  entomológicas:  VIH.  El  género  Orthetrum  en 

España 69 

Hernández  Pacheco  (E.) — Los  filones  estanníferos  de  Cáceres  y  su 

comparación  con  los  de  otras  regiones 72 

Fernández  de  Gatta  (M.) — Nuevos  estudios  sobre  las  agallas  (con- 
clusión)  ; 81 

Bolívar  (I.) — Ortópteros  nuevos  de  España, 86 

Sesión  del  5  de  Febrero  de  1902 89 

González  Hidalgo  (J.) — Nota  bibliográfica  sobre  anatomía  del  Helix 

asperea 90 

Reyes  y  Prosper  (E.)— Fotograbado  de  una  palmera  ramificada  de 

Elche 92 

Mazo  (J.) — Fósiles  recogidos  en  Mogner 94 

MiQüEL  (M.) — Dientes  fósiles  de  La  Cistérniga 94 

Casares  (J.)  y  Busquet  (J.)— Investigación  de  la  litina  en  varias  aguas 
minerales 96 


384  BOLETJN    DE    LA    SOCIEDAD  ESPAÑOLA 

Pág-s 

JiMENO  (H.)  —La  miel  de  abejas 98 

FoNT  y  Sagdé  (N.) — Nota  sobre  el  silúrico  superior  del  valle  de  Cam- 

prodón  ^Pirineos  catalanes) 1 02 

BcEN  (O.  de). — El  Chauliodus  Sloani 104 

FüESTE  (J.  M.  DE  la).— Datos  para  la  fauna  de  la  provincia  de  Ciu- 
dad-Real  .' '. 105 

Reyes  Prósper  (E.) — Los  granos  de  almidón  en  las  Euforbiáceas.  . .  107 

Klapalek  (F.) — Tres  pérlidos  de  España. ...    111 

Chaves  y  Pérez  del  Pulgar  (F.)— Sobre  la  presencia  de  fragmentos 
carbonosos,  bituminosos  y  de  hulla  en  una  arcilla  de  Maro  (Má- 
laga)   , 115 

Lázaro  (B.)  -  Nuevos  hongos  de  España 117 

Casares  (J.)  y  Salavert  (E.) — Determinación  del  bromo  en  las  aguas 

minerales 119 

Sesión  del  5  de  Marzo  de  1902 . .  121 

Rivera  (E.)— Sobre  la  enseñanza  de  la  Historia  natural  en  los  insti- 
tutos     1 22 

Caldero V  (S.)  — Sobre  un  bólido  observado  en  Guadalcanai  en  1."  de 

Febrero 125 

Calderón  (S.j — Nota  de  Mr.  Nickies  sobre  fenómenos  de  recubri- 
miento en  la  zona  subbétic?. 126 

Chaves  y  Iérez  del  Pulgar  (F.) — Hueso  fósil  hallado  en  Maro 126 

Hernández  Pacheco  (E.)— Sobre  la  existencia  de  fenómenos  glacia- 
res en  el  Norte  de  Extremadura 127 

Cabrera   Latorre  (A.)  —  Nota  sobre  la  iconografía  del    Ves])ei-tilio 

Espades 131 

Navas  (L.)— Notas  entomológicas.  IX.  El  género  Dqilax  en  España.  132 

Calderón  (S.)— Albita  de  Antequera.. 136 

Cabrera  Latorre  (A.)  — Un  nuevo  mamífero  del  gí^nero  Herpesfes.. .  138 
BoscÁ   Y  Casanoves  (E.)— Notas  sobre   un  Megaterio  existente   en 

Valencia.  (Láminas  i  y  ii) 139 

Font  Y  Sagué  (N.)— Rocas  eruptivas  del  valle  de  Camprodón 146 

—  Nota  sobre  el  carbónico  del  valle  de  Camprodón 148 

Reyes  y  Prosper  (E.)— Notas  de  histología  vegetal 151 

Lázaro  (B.) — Nuevos  hongos  de  España.  (Láminas  iii  y  ivj 162 

MÁS  Y  Guindal  (J.) — Uua  excursión  botánica  al  Pico  de  Ocejón 169 

-Sesión  del  2  de  Abril  de  1902 \i,\ 

Rodríguez  Moürelo  (J.)— Ejemplar  de  n^onosolfuro  de  hierrro  obteni- 
do en  horno  de  Bloc .  163 

Calderón  (S.) — Sobre  la  palabra  torrontera 163 

Cannaviello  (E.)— Contribución  al  estudio  de  los  microlepidópteros 

de  la  Italia  Meridional.,, 164 


DE    HISTORIA   NATURAL.  385 

Págs. 
üusMET  Y  Alonso  (J.  M.)  — Noticia  de  lo  publicado  en  1901  sobre 

Entomología  de  España 175 

Ramóx  y  Cajal  (P.) — Algunas  reflexiones  sobre  la  doctrina  de  la  evo- 
lución orgánica  de  los  corpúsculos  piramidales  del  cerebro 179 

Calderón  (S.) — Una  lluvia  de  polvo  en  Portugal .     190 

Sesión  del  7  de  Mayo  de  1902 193 

Calderón  (S.)— Cuestionarlo  para  los  terremotos 195 

'LLzK.no  (B.)—Halimeda  Tima  Lamour  y  Aneiira  nmltifida  Dum.  en 

Valencia 196 

Barras  de  Aragón  (F.  de  las). —  Noticia  de  la  última  parte  de  la 
obra  «Plantas  nuevas  para  la  flora  de  Portugal»  del  Sr.  Gonzalo 

Sampaio 198 

ScHRAMM  (J.)— Datos  para  el  conocimiento  de  la  fauna  himenoptero- 

lógica  de  España 198 

Bolívar  (I.)— Apuntes  para  el  estudio  de  los  Pérlidos  de  España. . .     204 
Llenas  y  Fernández  (M.)  —  Algunos  liqúenes  de  los  alrededores  de 

Barcelona 207 

Ferher  y  Hernández  (J.)— Nota  sobre  la  turba  del  delta  del  Ebro . .     211 

Moles  Ormella  (E.) — Palmera  ramificada  de  Barcelona 212 

Casares  Gil(J.)  —  Sobre  la  presencia  del  manganeso  en  proporción 

.  notable  en  una  agua  mineral  de  la  provincia  de  Gerona 214 

Casares  Gil  (A.)  —  Algunas  observaciones  sobre  la  coloración  rojiza 

de  ciertas  hepáticas 217 

García  Mercet  (R.) — Nota  sobre  algunos  Crisídidos  de  Siria 221 

EivAs  Mateos  (M.) — La  Santolina  ohlongifolia  B.  de  Sierras  de  Gre- 

dos,  Béjar  y  Gata   223 

Sesión  del  4  de  Junio  de  1902 225 

Bolívar  (I.)— Adquisición  de  los  meteoritos  de  Guareña  y  de  Ma- 
drid para  el  Museo  de  Ciencias  y  aviso  de  haberse  abierto  al  pú- 
blico dicho  Establecimiento 227 

Vázquez  Figueroa  (A.) — Noticia  necrológica  de  D.  Miguel  Cuní  y 

Martorell 227 

Lázaro  (B.)— Nota  sobre  el  interés  que  tiene  la  recolección  de  hon- 
gos microscópicos,  con  motivo  de  dos  de  ellos  hallados  en  el  Jar- 
dín Botánico 228 

Calderón  (S.)  — Noticia  bibliográfica  «La  faune  ichthyologique  des 
calcaires  lithographiques  de  la  province  de  Lérida  par  Mr.  Sau- 

vage » 230 

Calderón  (S.)— Sobre  descubrimiento  de  huesos  fósiles  en  Villa- 
mayor  (Salamanca.) 230 

Casares  Gil  (J.)— Sobre  la  presencia  del  metano  en  las  aguas  mine- 
rales de  Tona  (Barcelona) 232 

T.  II.  — Diciembre,  1902.  2ó 


3g6  BOLETÍN    DE   LA   SOCIEDAD   ESPAÑOLA 

Págs. 
Antiga  (P.)— Sobre  el  paso  del  Oxyloplius  glandarius  Bp.  por  Bar- 
celona   234 

Ferree  Hernández  (J.) — Minerales  del  Cabo  de  Creus 235 

Westerlund  (C.  a.) — Descripciones  de  Moluscos  nuevos  de  España.  236 

Casares  Gil  (A.)— La  cápsula  de  la  Homalia  hisitanica  Schpr 239 

Pí  Y  SüÑER  (A.)— Digestión  de  las  levaduras 241 

Pabjlo  Soler  (J.)  —  Clases  prácticas  de  Historia  natural  en  la  Facul- 
tad de  Ciencias  de  la  Universidad  de  Zaragoza 247 

Calleja  (C.)— Nota  preliminar  sobre  la  estructura  de  los  apéndices 

cecales  de  las  aves 250 

Sesión  del  2  de  Julio  de  1902 253 

Fernández  Navarro  (L.) — Noticia  bibliográfica  «Die  Mineralfund- 

statten  der  Iberischeu  Halbinsel»  de  los  Sres.  Calderón  y  Tenne. . .  253 

—  Sobre  la  ambligonita  de  Cáceres 255 

Calderón  (S.) — Noticia  del  terremoto  ocurrido  en  Murcia  el  5  de 

Mayo 256 

—  Sobre  vocablos  castizos  de  hidrología  geológica 256 

—  Sobre  la  vanadinita  de  Santa  Marta  (Badajoz)  y  sobre  una  roca  de 
Almería 258 

Calderón  (S.) — Vocablos  castizos  de  hidrología  geológica 259 

Navas  (R.  P.  L.)  —  Notas  entomológicas.  X.  El  género  Pycnogaster 

Graells  en  España 266 

Martínez  de  la  Escalera  (M.) — Notas  sobre  los  Dorcadion  de  Es- 
paña    270 

Sesión  del  8  de  Octubre  de  1902 270 

Calderón  (S.) — Noticia  sobre  bólidos  observados  en  Almadén  y  en 

León  y  Zamora 274 

FoNT  Y  Sagüé  (N.) — Sobre  la  excursión  que  realizó  á  Río  de  Oro  ....  275 

Bolívar  (I.)— Noticia  de  algunos  insectos  traídos  de  dicha  excursión.  275 

Calderón  (S.)  — Celestina  de  Garrucha  (Almería) 276 

—  Nota  bibliográfica  «Les  lies  Salvages»  por  E.  Schmitz 276 

—  Granate  de  Cortegana  (Huelva) 276 

Barras  de  Aragóm  (F.  de  las) — cSur  la  déformation  du  cráne  cliez 

les  Nfeo-Hebridais»,  por  M.  Ph.  Fran90is 277 

Escalera  (M.  de  la). — Especies  nuevas  del  género  Dorcadion 278 

Bolívar  (L) — Nuevo  Helioscirtus  de  Río  de  Oro 291 

Cabrera  Latorre  (A.)— Nota  sobre  el  verdadero  habitat  del  Myotis 

Thomasi 293 

—  Sobre  un  Qlohicephalus  encontrado  en  la  costa  del  Mediterráneo.  293 

Graiño  (C.)— Mamíferos  del  litoral  de  Asturias 296 

Sesión  del  5  de  Noviembre  de  1902. 297 

Aranzadi  (T.)— Sobre  términos  castizos  de  hidrología  geológica 300 


DE   HISTORIA   NATURAL.  387 

Págs. 
Chaves  y  Pérez  del  Pulgar  (F.) — Resina  mineral  de  Almargen  (Má- 
laga)   301 

Oru  (E.) — Fósiles  recogidos  en  Navajas  (Castellón) 301 

MiQUEL  (M.) — Moluscos  que  deben  considerarse  como  de  la  fauna 

española 30 1 

Navas  (R.  P.  L.) — Observaciones  sobre  varios  hongos  microscópicos.  302 

Pacheco  (E.  H.)— Un  análisis  de  la  ambligonita  de  Cáceres 303 

Salvador  y  Gtl  (A.) — Un  caso  curioso  de  incubación 304 

FoNT  Y  Saqué  (N. ) — Los  kiokenmodingos  de  Río  de  Oro  (Sahara 

español).  (Láminas  v  y  vi) 305 

García  Mercet  (R.)— Sobre  la  emisión  de  sonidos  por  las  mutilas. .  .  309 

Agdilar  (C.)— Miocénico  lacustre  de  la  comarca  bilbilitana. .......  312 

Casares  Gil  (A.) — Catálogo  de  las  muscíneas  de  los  alrededores  de 

Barcelona 327 

Navas  (L.)  —  Notas  entomológicas.  XI.  Algunos  insectos  de  España 

poco  conocidos 333 

Sesión  del  3  de  Diciembre  de  1902 337 

Rodríguez  Moukelo  (J.) — D.  José  Macpherson.  Noticia  necrológica.  342 
MiQUEL  É  Irizar  (M.  de). — Nota  sobre  un  equinodermo  fósil  del 

cretáceo  de  Morella 366 

Barras  de  Aragón  (F.  de  las).  —  Congreso   de    Antropología   de 

París 358 

Blanco  y  Juste  (R.)  —  Nota  bibliográfica  acerca  de  una  obra  sobre 

los  Astures  lanciensés,  publicada  por  D.  Elias  Gago  Rabanal.  . . .  359 
Tomás  (C.)  —  Contribución  al  estudio  de  la  Anatomía  filosófica. 

Ley  de  la  monogastria 361 

índice  alfabético  de  los  géneros  y  especies  mencionados  ó  descritos 

en  el  tomo  ii  del  Boletín ....  371 

índice  de  lo  contenido  en  el  tomo  ii  del  Boletín 383 


Se  ha  publicado  este  tomo  en  diez  cuadernos,  que  han  aparecido  cada 
uno  de  ellos  dentro  del  mes  correspondiente  cuya  indicación  se  halla  al 
pie  de  cada  pliego.  Lleva  además  seis  láminas  y  un  retrato. 


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