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Full text of "Boletín de la Sociedad Española de Historia Natural"

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BOLETinST 


DE   LA   HEAL   SOCIEDAD  ESPAÑOLA 


DE  HISTORIA  NATURAL 


TOMO  VIH— 1908 


MADRID 

ESTABLECIMIENTO  TIPOGRÁFICO  DE  FORTANET 

IMPRESOR  DE  L\  RE  ^  L  ACADEMIA  DE  LA  HISTORIA 

Libertad,  núm.  '29.— Teléfono  991. 
1908 


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JUNTA     DIRECTIVA 
DE    LA 

REAL  SOCIEDAD  ESPAÑOLA  DE  HISTORIA  NATURAL 

I'.A.E/.A.    1908 


Presidente D.  Luis  Simarro  y  Lacabra. 

Vicepresidente. D.  José  Gómez  Ocaña. 

Tesorero D.  Ig-nacio  Bolívar  y  Urrutia. 

Secretario D.  Ricardo  García  Mercet. 

Bidliotecario D.  Ang-el  Cabrera  Latorre. 

Vicetesorero D.  Cayetano  Escribano  y  Peix. 

Vicesecretario D.  Doming-o  Sánchez  y  Sánchez. 

Auxiliar  de  la  BiUioteca.  D.  Emilio  Fernández  Galiano. 

Cotniaión  fie  publicación. 

D.  Francisco  de  P.  Martínez  y  Sáez.— I).  Blas  Lázaro  é  Ibiza. 
D.  Lucas  Fernández  Navarro. 

Cotniaióit  fie  Ctilálogos. 

D.  Blas  Lázaro  é  Ibiza.— D.  Federico  Gredilla  y  Gauna.— 
D.  José  María  Dusmet  y  Alonso.— D.  Juan  Manuel  Díaz  del 
Villar.— D.  Enrique  Pérez  Zúñig-a.— D.  Ang'ol  Cabrera  Lato- 
rre.— D.  José  Gog'orza  y  González. 

SElCCICftN      DE     BARCEUONA. 

Presidente D.  Carlos  Ferrer. 

Vicepresidente D.  Carlos  Calleja  y  Borja-Tarrius. 

Tesorero D.  Manuel  Llenas  y  Fernández. 

Secretario D.  Antonio  Casares  Gil. 

SECCIÓN      DE     SEVILLA. 

Presidente D.  Manuel  Medina. 

Vicepreside?ite D.  Julio  del  Mazo  y  Franza. 

Tesorero D.  Enrique  Crú  y  Marqués. 

iSecretaí'io D.  Federico  Chaves  y  Pérez  del  Pulg-ar. 


noli 


JUNTA    DIRECTIVA 


SECCIÓN      DE     ZARAGOZA. 


Presidente R.  P.  Long-inos  Navas. 

Vicepresidente D.  Pedro  Moyano  y  Moyano. 

Tesorero D.  Pedro  Ferrando  y  Más. 

Secretario D.  Celso  Arévalo  y  Carretero. 


SECCIÓN      DE     GRANADA. 


Presidente D.  Pascual  Nacher. 

Vicepresidente D.  Rafael  López  Mateos. 

Tesorero R.  P.  Anselmo  Tomás  Corrales. 

Secretario D.  Juan  Luis  Diez  Tortosa. 


SOCIOS     FUNDADORES 

DE  LA  REAL  SOCIEDAD   ESPAÑOLA   DE  HISTORIA  NATURAL 


D.  José  Argumosa.  f 

D.  Ignacio  Bolívar  y  Urrutia. 

Excma.  Sra.  D.^  Cristina  Brunetti 

de  Lasala,  Duquesa  de  Mandas. 
D.  Francisco  Cala,  f 
Excma.  S.aD.a  Amalia  de  Heredia, 

Marquesa  Viuda  de  Casa  Loring. 
Excmo.  Sr.  D.  Miguel  Colmeiro.  f 
D.  Antonio  Cipriano  Costa,  f 
Excmo.  Sr.  D.  Cesáreo  Fernández 

Losada. 
D.  Saturnino  Fernández  de  Salas,  f 
D.  Manuel  María  José  de  Galdo.  f 
D.  Joaquín  González  Hidalgo. 
D.  Pedro  González  de  Velasco.  f 


D.  Ángel  Guirao  y  Navarro,  f 

D.  Joaquín  Hysern.  f 

D.  Marcos  Jiménez  de  la  Espada.  • 

D.  Rafael  Martínez  Molina,  f 

D.  Francisco  de  Paula  Martínez  ] 

Sáez. 
D.  Manuel  Mir  y  Navarro. 
D.  Patricio  María  Paz  y  Membiela.  • 
Excma.  Sra.  Condesa  de  Oñate.  f 
D.  Sandalio  Pereda  y  Martínez,  f 
D.  Laureano  Pérez  Arcas,  f 
D.  José  María  Solano  y  Enlate. 
D.  Serafín  de  Uhagón.  f 
D.  Juan  Vilanova  y  Piera.  f 
D.  Bernardo  Zapater  y  Marconell. 


Presidentes  que  ha  tenido  esta  Sociedad  desde  su  fundación 
en  8  de  Febrero  de  1871. 


1871-72.  Excmo.  Sr.  D.Miguel  Col-  1889. 
meiro.  f 

1873.  D.  Laureano  Pérez  Arcas,  f  1890. 

1874.  limo.  Sr.  D.  Ramón  Llórente 

y  Lázaro,  f  1891. 

1876.   limo.   Sr.  D.    Manuel  Abe-  1892. 

leira.  f  1893. 

1876.  Excmo.  Sr.  Marqués  de  la  Ri- 

vera, t  1894. 

1877.  limo.  Sr.  D.  Sandalio  Pereda 

y  Martínez,  f  1895. 

1878.  D.  Juan  Vilanova  y  Piera.  f 

1879.  Excmo.   Sr.    D.   Federico    de  1896. 

Botella  y  de  Hornos,  f 

1880.  D.  José  Macpherson.    f  1897. 

1881.  D.  Ángel  Guirao  y  Navarro,  f  1898. 

1882.  Excmo.    Sr.    D.  Máximo   La-  1899. 

guna.  t  1900. 

1883.  Excmo.  Sr.  D.  Manuel  Fer-  1901. 

nández  de  Castro,  f  1902. 

1884.  D.  Pedro  Sáinz  Gutiérrez,  f 

1886.  D.  Serafín  de  Uhagón.  f  1903. 

1886.  D.   Antonio  Machado  y  Nú- 

ñez.  t  1904, 

1887.  limo.  Sr.  D.  Carlos  Castel  y  1905. 

Clemente,  f  1906, 

1888.  Excmo.  Sr.  D.  Manuel  M.  J.  1907. 

de  Galdo.  f 


D.  Ignacio  F.  de  Henestrosa, 
Conde  de  Moriana.  f 

D.  Francisco  de  P.  Martínez 
y  Sáez. 

D.  Carlos  de  Mazarredo. 

D.  Laureano  Pérez  Arcas,  f 

Excmo.  Sr.  D.  Máximo  La- 
guna, f 

Excmo.  Sr.  D.  Daniel  de  Cor- 
tázar. 

D.  Marcos  Jiménez  de  la  Es- 
pada, f 

D.  José  Solano  y  Eulate,  Mar- 
qués del  Socorro. 

D.  Santiago  Ramón  y  Cajal. 

D.  Manuel  Antón  y  Ferrándiz. 

D.  Primitivo  Artigas. 

D  Gabriel  Puig  y  Larraz. 

D.  Blas  Lázaro  é  Ibiza. 

D.  Federico  Oloriz  y  Agui- 
lera. 

Excmo.  Sr.  D.  Zoilo  Es- 
pejo, t 

D.  José  Rodríguez  Mourelo. 

D.  Salvador  Calderón  Arana. 

D.  Florentino  Azpeitia. 

D.  José  Casares  Gil. 


XiIST^     3DE     SOCIOS 

de  la  Real  Española  de  Historia  nafural 

EN    1.°   DE    ENERO    DE    1908. 


Socios  protectores. 

EN    ESPAÑA. 

S.  M.  el  Rey  D.  Alfonso  XIII. 
S.  A.  el  Archiduque  Luis  Salvador. 

Excmo.  Sr.  D.  Manuel  Allendesalazar,  ex-Ministro  de  Instruc- 
ción Pública  y  Bellas  Artes. 
Excmo.  Sr.  Duque  de  Medinaceli. 

EN   EL     EXTRANJERO. 

S.  M.  F.  el  Rey  D.  Garlos  de  Portugal. 
S.  A.  S.  el  Principe  Alberto  de  Monaco. 

Socios  honorarios. 

Brunner  von  Wattenvvyl  (Cari),  Consejero  áulico.— Lerchenfel- 

derstrasse,  28,  Viena. 
Castellarnau  (D.  Joaquín  María  de),  Ingeniero  de  Montes. — 

Segovia^  y  en  Madrid,  Montera,  30. 
Engler  (Dr,  Adolf),  Geheimer  Regierungsrath,  Professor  der 

Botanik,  Director  des  Kgl.-botanischen  Gartens  und  Mu- 

seums. — Molzstrasse,  89,  Berlin,  W. 
Gaudry  (Albert),  Professeurde  Paléontologie  au  Museum  d'His- 

toire  nalurelle. — 7  bis,  rué  des  Saints-Péres,  Paris. 
Geikie  (Sir  Archibald),  Director  of  Geological  Survey  of  England 

and  Wales. — 28,  Fermyn  Street,  S.  W.,  Londres. 
LuBBOCK  (Sir  John),  Lord  Abevury. — Bart.  M.  D.  Saint  James,  2, 

London,  S.  W.;  también  en  Down  (Kent),  High  Elms 

(Inglaterra). 


3  LISTA    DE    SOCIOS 

Ramón  y  Gajal  (Excmo.  Sr.  D,  Santiago),  de  las  Reales  Acade- 
mias de  Medicina  y  Ciencias,  Catedrático  en  la  Facultad 
de  Medicina,  Consejero  de  Instrucción  pública. — Galle  de 
Atocha,  125,  Madrid. 

ScuDDER  (Samuel  Hnbbard). — 156,  Brattle  Street,  Cambridge  (Es- 
tados-Unidos de  la  América  del  Norte). 

TscHERMAK  (Prof.  Dr.  Gustav). — Universilát,  Viena. 

Van  Thiegen  (Ph.),  Professeur  administrateur  au  Museum  d'His- 
toire  naturelle. — 22,  rué  Vauquelin,  Paris. 

Socios  Correspondientes  extranjeros  (1). 

MM.  Acloque  (Alexandre). — 69,  Avenue  de  Segur,  Paris. — (His- 
toria natural  general.) 

André  (Ernest),  Notario  honorario;  de  la  Sociedad  ento- 
mológica de  Francia.  — 17,  rué  Víctor  Hugo,  Gray 
(Haute-Saóne,  Francia). — (Himenópteros,  especialmente 
Formícidos  y  Mutilidos.) 

Arnold  (Dr.  J.) — Munich. 

Balsamo  (Francesco). — Via  Salvator  Rosa,  290,  Ñapóles. — 
(Botánica  y  principalmente  algas.) 

Bedel  (Louis),  de  la  Sociedad  entomológica  de  Francia. — 
20,  rué  de  l'Odéon,  Paris,  6«. — f  Coleópteros  paleárticos.) 

Blanchard  (Dr.  Raphael),  Profesor  en  la  Facultad  de  Me- 
dicina; de  la  Academia  de  Medicina,  Director  de  los  Ar- 
chives de  Parasitologie. — 226,  Boulevard  Saint-Ger- 
main,  Paris,  1* .  —  (Entomología  general.,  Hirudíneos.) 

Bois  (D.),  Asistantau  Muséum. — 15,  rué  Faidherbe  a  Saint- 
Mandé  (Seine),  Francia. — [Botánica.] 

BouLEN&ER  (G.  A.),  del  Museo  británico. — Gourtfleld  Road,  8. 
South  Kensington,  S.  W. — Londres. — (Herpetología  é 
Ictiología.) 

BouRGEOis  (Jules). — Sainte  Marie  aux  Mines  (Alsacia). — 
(  Malacodermos.) 

Brancsik  (Dr.  Cari). — Trencsen  (Hungría). — (Entomología.) 

Brizi  (Ugo).  —  Museo  Agrario,  Via  Santa  Susana,  Roma.~- 
C Botánica  y  principalmente  flora  de  Italia.) 

íl)  Con  el  objeto  de  fomentar  las  relaciones  científicas  entre  los  socios,  se  indica 
entre  paréntesis  y  con  letra  bastardilla,  después  de  las  señas  de  su  domicilio,  si  ei 
socio  cultiva  en  la  actualidad  más  especialmente  algún  ramo  de  la  Historia  natural. 


DE    LA   REAL    ESPAÑOLA    DE    HISTORIA   NATURAL.  9 

MM.  Bucking(Di-.  H.),  Profesor  en  la  Universidad. — Estrasburgo 
(Alemania). 

Camerano  (Lorenzo),  Profesor  de  Anatomía  comparada  y 
Director  del  Museo  zoológico  de  la  Universidad. — Palazzo 
Carignano,  Turin  (Italia). —  (Anatomía  comparada, 
Gordiidos.) 

Gannaviello  (Prof.  Eurico). — Villa  Bruno,  F^orlici  (Ña- 
póles). 

Garl  (Dr.),  Ayudante  de!  Museo  de  Historia  natural. — Gi- 
nebra (Suiza). — (Entomología,  Miriápodos.J 

Ghevreux  (Edouard). — Route  du  Gap,  Done  (Gonstantina). 
Argelia. — (Crustáceos  anfipodos.) 

Delacroix  (Dr.  G.),  Agregado  al  Instituto  nacional  agronó- 
mico y  Director  de  la  Estación  de  Patología  vegetal. — 
11  bis,  rué  d'Alésia,  Paris. 

Dervieux  (Ermanno). — Via  Massena.  34. — Turin  (Italia). 

De  ToNr  (Pr.  Dr.  Joannes  Baptista),  Director  del  Jardín 
Botánico  de  la  Universidad  de  Módena  (Italia). 

Distant  (W.  L.) — Steine  Haus,  Selhurst  Road,  South  Nor- 
wood,  Surrey  (Inglaterra). — (Hemipteros.) 

DoLLFus  (Adrien),  Director  de  La  Feuille  des  Jaimes  natu- 
ralistes. — Rué  Pierre  Gharron,  35,  Paris. 

Fauvel  (G.  Alberto),  Abogado.- Rué  Ghoron,  3,  Gaen  (Fran- 
cia.— (Coleópteros  y^  especialmente  EstafilíHidos.J 

FiNOT  (P.  Adrien  Prosper),  Gapitán  de  Estado  Mayor,  reti- 
rado.— 27,  rué  Saint-Honoré,  Fontainebleau  (Francia). — 
(Ortópteros.) 

FouMouzE  (Armand),  Doctor  en  Medicina. — 78,  Faubourg 
Saint- Denis,  Psivis.—( Entomología  médico-farmacéutica.) 

Gebien  (H.) — Stockhardtstrasse,  21,  Hamburg-Hamm. — 
fColeópteros.J 

Gestro  (RaíFaello),  Doctor,  Vicedirector  del  Museo  cívico  de 
Historia  natural. — Villeta  Dinegro,  Genova  (Italia). — 
(Coleópteros.) 

GiARD  (Alfred),  Profesor  de  Zoología  en  la  Facultad  de  Gien- 
cias,  Director  del  Laboratorio  de  Wimereux  y  del  Bulletin 
Scienti fique  de  la  France  et  de  la  Belgique. — 14,  rué 
Stanislas,  Paris,  6*. — (Evolución^  Parasitismo,  Crus- 
táceos). 

GioRDANO  (Dr.  Domenico),  Profesor  de  Matemcáticas  é  His- 


10  LISTA   DE    SOCIOS 

loria  natural   en   el  R.  Gimnasio  de   Ragusa  (Sicilia, 
Italia). 
MM,  GiRARD  (Albert  Alexandre),  Secretario  científico  de  S.  M. — 
Lisboa  (Portugal). — flctiologia  y  Malacología.) 

Griffini  (Dr.  Achille). — Turin  (Italia). — (Entomología.) 

Grouvelle  (A.)  —  Director  de  la  Manufactura  nacional  de 
tabacos  de  Issy,  rué  Ernest-Renan,  Issy-les-Moulineaux 
(Seine)  (Francia). — fClavicornios  exóticos.) 

Hegkel  (Edouard),  Profesor  en  la  Facultad  de  Ciencias. — 
31,  Gours  Lieutaud,  Marsella  (Francia). — (Botánica.) 

HoRVÁTH  (Géza) ,  Doctor  en  Medicina,  Director  del  Museo 
nacional  de  Hungría.  —  Museumring,  12,  Budapest 
(Austria-Hungría). — (Hemipteros.) 

Janet  (Charles),  Ingeniero  de  Artes  y  Manufacturas.  —  71, 
Rué  de  Paris,  Voisinlieu,  prés  Beauvais  (Oise),  Fran- 
cia.— (Costumbres  y   anatomía  de   las  hormigas.) 

Klapalek  (Prof.  Francisco).— Karolinenthal,  263,  Praga. — 
(Tricópteros  y  Neurópteros.) 

KoNOW  (Friedrich  Wilhelm).  —  Teschendorf,  Grossherz. 
Meklenburg  (Alemania).  —  ( Himenópteros  y  especial- 
menle  Chalastogastra.J 

Kraatz    (Gustav),    Doctor   en   Filosofía,    Redactor    de  la 
Deutsche  Enlomologische  Zeitschrift.—W.  9,  Linkstras- 
se,  28,  Berlín. — (Coleópteros.) 
-       Lagerheim  (Prof.  Gustav),  Profesor  en  la  Universidad  de 
Eslocolmo. — (Botánica  sur  americana.) 

Lesne  (Pierre),  Asistente  de  Entomología  del  Museo  de  His- 
toria Natural — 10,  Avenue  Jeanne,  Asniéres  (Seine) 
(Francia). — (Entomologia,  Coleópteros.) 

Lewis  (Jorge). — 87,  Frant  Road,  Tunibridge  Wells  (Ingla- 
terra).— (Coleópteros  del  Japón  é  Histéridos.) 

Lo  BiANGO  (Salvador),  Comendador.  —  Estación  Zoológica, 
Ñapóles  (Italia). 

Maktin  (Rene),  Abogado. — Le  Blanc  (Indre)  Francia. — 
(Neurópteros  de  Europa  y  Odonatos.) 

Meunier  (Stanislas),  Profesor  de  Geología  del  Museo  de 
Historia  natural. — 3,  Quai  Voltaire.  Paris. — ( Lito- 
logia.  J 

MoNTANDON  (Arnald  L.)  —  Filaréte,  Strada  Yiilor,  Bukarest 
(Rumania). — (Hemipteros,  principalmente  heterópteros.) 


DE    LA    REAL    ESPAÑOLA    DE    HLSTORIA   NATURAL.  11 

MM.  Nery  Delgado  (J.  F.),  Geólogo.— Raa  de  D.  Garlos  I,  35, 
Lisboa. — (Geología.) 

Olivier  (Henry). — Baroches-au-Houlme  (Orne),  Francia. 

Orbigny  (H.  d'),  Arquitecto. —  R.  Saiiit-Güillaume,  21,  P¿i- 
rís,  1*. — f  Coleópteros.) 

Pérez  (Dr.  J.) — Rae  Saubat,  26,  Burdeos. — fHimenópteros). 

PicGiOLi  (Gomm.  Francesco),  Director  del  Instituto,  fores- 
tal.— Vallombrosa  (Italia). — (Botánica.) 

PiGGiOLi  iLodovico),  Sub-Inspector  forestal. — Siena  (Italia). 
(Botánica.) 

PoRTER  (Garlos  E.),  Director  general  del  Museo  y  de  la 
Revinta  Chilena  de  Historia  natural. — Gasilla,  2352,  San- 
tiago, Ghile. —  (Histología.  Crustáceos  decápodos  y  he- 
YKiipteros.) 

Reitteh  (Edmond). — Paskau  (Austria). —  (Coleópteros  de 
Europa). 

Richard  (Jules),  Doctor  en  Ciencias,  Director  del  Museo 
oceanógrafico. — Monaco. — (Crustáceos  inferiores .) 

Salomón  (Dr.  W.) — Instituto  Mineralógico  de  la  Universi- 
dad.— Heidelberg  (Alemania). 

Sghouteden  (M.)  —  r2,Ghaussée  d'Ixelles,  Bruselas. — (He- 
mípteros.) 

ScHULTHEss  Rechüerg  (Autoii  V.),  Doctor  en  Medicina. — 
Thalacker,  22,  Zuric  (Suiza). — (Entomología,  Ortópteros.) 

SoDiRO  (R.  P.  J.) — Quito  (Ecuador). 

TuRNEZ  (W.  Henri),  do  la  Gomisión  Geológica. — Washing- 
ton (Estados-Unidos)  DG. — (Geología.) 

Washington  (Dr.  Henry  St.) — Locust,  Monmoulh  Go.,  N.  J. 
(Estados  Unidos). 

Weise  (J.) — Griebenowstrasse,  16,  Berlin,  n.  37.-  (Coleóp- 
teros, esp.  Curculiónidos  y  Crisomélidos.) 

Socios  numerarios  (1). 

1901.     Administración  Militar  (Biblioteca  de).— Madrid. 
1903.     Aguilar  y  Garmena  (D.  Fernando),  Farmacéutico.— Galle 
de  Jorge  Juan,  17,  Madrid. — (Botánica.) 


(1)    El  nombre  de  los  socios  numerarios  va  precedido  de  la  cifra  que  indica  el  año 
de  su  admisión  en  la  Sociedad  y  el  de  los  socios  fundadores  de  la  abreviatura  S.  F. 


12  LISTA    DE    SOCIOS 

1896.  Aguilar  y  Cuadrado  (D.    Miguel),  Observatorio   astro- 

nómico, Madrid. 
1902.     Alabehn  (D.  Enrique),  Doctor  en  Medicina.  —  Plaza  del 
Príncipe,   4,  Mahón.  —  (Citología  general  é  Histología 
humana.) 

1897.  Alaejos  y  Sanz  (D.  Luis),  Doctoren  Ciencias  naturales, 

Ayudante  de  la  Estación  de  Biología  marina.  —  San- 
tander. 
1907.     Alcalde  del  Río  (D.  Herminio),  Profesor  en  la  Escuela 
de  Artes  é  Industrias  de  Torrelavega  (Santander), 

1905.  Alcahaz  (D.  Antonio.) — Ingeniero  agrónomo. — Castellón. 

1906.  Aldaz  (D,  Julián). — Zumaya  (Guipúzcoa). 

1901.  Almera    (D.    Jaime),    Canónigo   de    la    Catedral. — Sa- 

gristans,  1,  3.°,  Barcelona. — (Geología  y  Paleonto- 
logía.) 

1902.  «Alrededor  del  Mundo.» — Atocha,  135,  Madrid. 

1907.  Alvarez    (D.   José),   Presbítero. — Sau   Miguel  baja,   10, 

Granada. — (Entomología  y  Botánica.) 
1906.     Amoedo  y  Galarmendi  (D.  Eduardo). — Madrid. 
1875.     Antón  y  Ferrándiz  (D.  Manuel),  Catedrático  en  la  Facul- 
tad de  Ciencias,  Jefe  de  la  Sección  de  Antropología  y 
Secretario  del  Museo  de  Ciencias  naturales. — C.  de  Oló- 
zaga,  5  y  7,  Madrid. — (Antropología.) 
1894.     Aragón  y  Esgacena  (  D.  Federico),   Doctor  en  Ciencias 
naturales.  Catedrático  en  el  Instituto. — Palencia. 

1898.  Aramruru  y  Altuna  (D.  Pedro),  Doctor  en  Medicina,  Ca- 

tedrático en  la  Escuela  de  Veterinaria.  —  San  Felipe,  4, 
Zaragoza. 

1905.     Aranda  Millán  (D.  Francisco).— Madrid. 

1885.  Aranzadi  y  Unamuno  (D.  Telesforo),  Doctor  en  Farmacia 
y  en  Ciencias  naturales,  Catedrático  en  la  Facultad  de 
Farmacia  de  la  Universidad. — Barcelona. —  (Antropolo- 
gía y  Botánica. J 

1903.  Areses  (D.  Rafael),  Ingeniero  Jefe  del  Distrito  Forestal 

de  Pontevedra, — Tuy  (Pontevedra), 
1902,     Arévalo  (D.  Celso),  Doctoren  Ciencias  naturales,  Profe- 
sor auxiliar   en   la   Universidad    de    Zaragoza. — (Geo- 
logía.) 

1904.  Arias  Encobet  (D.José),  Colector  del  Museo  de  Ciencias 

naturales.— Alfonso  XII,  74,  Míxdriá.— (Dípteros). 


DE    LA    REAL   ESPAÑOLA   DE    HISTORIA   NATURAL.  IS 

1896.  Arráez  y  Garrías   (D.  José),  Abogado.  —  G.   de  Gaste- 

lar,  14,  Sevilla. — (Antropología  criminal.) 
1887.    Artigas  (D.  Primitivo),  Ingeniero  Jefe  de  Montes. — G.  del 
Reloj,   9,  principal  izquierda,  Madrid. —  (Silvicultura.) 

1906.  Ashkr  y  G.^  (A.)— 13,  Unter  den  Linden,  Berlín,  W. 
1872.     Ateneo  científico  y  literario  (Biblioteca  del). — G.  del  Pra- 
do, 21,  Madrid. 

1889.  AuLET  Y  Soler  (D.  Eugenio),  Presbítero,  Doctor  en  Gien- 
cias  físico-químicas  y  Licenciado  en  naturales,  Catedrá- 
tico en  el  Listitulo  de  Tarragona. — Olot  (Gerona). 

1900.  AzAM  (D.José),  Arquitecto. — 14,  rué  de  Trans,  Dragui- 

gnan  (Var),  Francia. — (Ortópteros  ij  Hemipteros.) 

1897.  AzPEiTiA  Y  Moros  (D.  Florentino),  Profesor  en  la  Escuela 

de   Minas,  —  Gloriela    del  Gisne,   3,   hotel,    Madrid. — 
(Malacologia  y  Diatomens.) 
1902.     Bago  y  Rubio  (D.  Miguel),  Gomandante  de  Ingenieros. — 
G.  de  Trajano,  15  y  17,  Sevilla, 

1904.  Bahía  y  Urrutia  (D.  Luis),  Abogado,  Ex-diputado  á  Gor- 

les. — Hilario  Peñasco,  2,  Madrid. — (Agricultura.) 

1907.  Balrin  Rivero  (D.Facundo). — Santo  Domingo,  1,  Oviedo. 
1906.     Balguerias  y  Quesada  (D.   Eduardo),  Alumno  de  la  Fa- 
cultad de  Giencias. — G.  de  Garretas,  7,  pral.,  Madrid. 

1901.  Ballestero  Pardo  (D,  Mariano),  Doctor  en  Giencias. — 

Galatayud  (Zaragoza), 

1905.  Barcia  Trelles  (D.  Juan),  Ingeniero  agrónomo. — Veláz- 

quez,  22,  Madrid. 

1891,  Barras  de  Aragón  (D.  Francisco  de  las),  Doctor  en  Gien- 
cias naturales,  Gatedrático  de  Mineralogía  y  Botánica 
de  la  Universidad  de  Oviedo, — (Entomología  y  Bo- 
tánica.) 

1905.     Barre  (Sr.  Barón  de  la). — G.  deGopons,  7,2.°,  Barcelona. 

1901.  Barreiro  Martínez  (R.  P.  Agustín), — Gonvento  de  Padres 
Agustinos,  Valladolid. —  (Botánica  y  Lepidópteros.) 

1895.  Bartolomé  del  Gerro  (D.  Abelardo),  Doctor  en  Giencias 
naturales.  Auxiliar  de  la  Universidad. — Daoíz,  5,  Madrid. 

1889.  Becerra  y  Fernández  (D.  Antonio),  Doctor  en  Giencias 
naturales,  Gatedrático  en  el  Instituto. — Ciudad  Real. — 
(Entomología  agrícola  y  dibujo  científico.) 

1894.  Benedicto  Latorre  (D.  Juan),  Farmacéutico. —  Monreal 
del  Campo   \(Yqv\.\q\).— (Botánica  y  moluscos  terrestres.) 


14  LISTA    DE    SOCIOS 

1905.  Benedito  (ü.  José  M.'j,  Jefe  del  Laboralorio  de  disecación 

del  Museo  de  Ciencias  naturales. — Serrano,  51,  Madrid. 
1901.     Benet  Andreu  (D.  José),   Catedrático  en  el  Instituto. — 
Almería. 

1906.  Benito  y  Pinol  (D.  Manuel). — Puerta  de  Jerez,  4,  Sevilla. 
1898.     Benjumea  y  Pareja  (D.  José). — Santa  Ana,  51,  Sevilla. 
1905.     Bernard  (D.  Francisco),  Ingeniero  de  Montes. — Prado,  3, 

Madrid. 
1905.     Bertrán  de  Lis  (D.  Vicente). — C.  de  la  Gasea,  Madrid. 

1903.  Bescansa  Casares  (D.  Fermín),  Catedrático  de  Historia 

natural  en  el  Instituto. — Orense. — (Botánica.) 

1904.  Biblioteca  García  Barbón. — Vigo  (Pontevedra). 
1904.     Biblioteca  universitaria  de  Granada. 

1890.  Blanco  del  Valle  (D.  Eloy),  Catedrático  de  Historia  na- 
tural en  el  Instituto. — León. 

1892.  Blanco  y  Juste  (D.  Rafael),  Doctor  en  Ciencias  natura- 
les, Profesor  en  la  Escuela  normal— C.  de  Sandoval,  4, 
Madrid. 

1898.  Blas  y  Manada  (D,  Macario),  Doctor  en  Farmacia. — 
C.  del  Pez,  1,  Madrid. 

1901.  BoFiLL  (D.  José  María),  Doctor  en  Medicina. — C.  de  Ara- 
gón, 281,  Barcelona. 

s.  F.  Bolívar  y  Urrutia  (D.  Ignacio),  Catedrático  en  la  Facul- 
tad de  Ciencias,  Jefe  déla  Sección  de  Entomología  en  el 
Museo. — Paseo  del  Obelisco,  17,  Madrid. — (Ortópteros, 
Hemt'pteros  y  Arguípteros.) 

1872.  Bolívar  y  Urrutia  (D,  José  María),  Jefe  facultativo  de  la 
Casa  de  Socorro  de  Chamberí. — C.  de  Prim,  15,  Madrid. 

1882.  BoLÓs  (D.  Ramón),  Farmacéutico,  Naturalista. — C.  de 
San  Rafael,  Olot  {Geronñ).—( Botánica. J 

1898.  BoROBio  (D.  Patricio),  Catedrático  en  la  Facultad  de  Me- 
dicina.— Co$o,  \00,  Zaragoza. —fPediatria.) 

1872.  BoscÁ  Y  Gasanoves  (D.  Eduardo),  Licenciado  en  Medici- 
na, Catedrático  de  Historia  natural  en  la  Universidad. 
Paseo  del  Grao,  Valencia. — (Reptiles  de  Europa.) 

1900.  BoscÁ  Y  Seytre  (D.  Antimo),  Doctor  en  Ciencias  natura- 

les, Catedrático  en  el  Instituto. — Teruel. 
1877.     Breñosa  (D.    Fíafael),   Ingeniero  de  Montes  de  la  Rea^ 
Casa. — San  Ildefonso  (Segovia). — (Cristalografía.)         • 

1901.  Brugués  y  Escuder  (D,  Casimiro),  Doctoren  Farmacia  y 


DE    LA    REAL    ESPAÑOLA   DE    HLSTORIA    NATURAL.  15 

en  Ciencias. — G.  del  Brach,  66,  Barcelona. — (Histología 
vegetal.) 

1883.  Buen  y  del  Gos  (D.  Odón  de),  Gatedrático  de  Historia  na- 
tural en  la  Universidad,  Director  del  Laboratorio  bio- 
lógico-marino  de  las  Baleares. — C.  de  Ariban,  Barcelo- 
na.— (Biología  marina.) 
-1905.  BuiCxAS  Y  Dalmau  (D.  José),  Gónsul  de  España  en  Moga- 
dor  (Marruecos). 

1897.  BuRR  (D.  Malcolm). — Station  Shepherdswell-Sibertswold, 
Dover  (Inglaterra). — (Dermápteros  ó  Forficúlidos  y  Or- 
tópteros.) 

1905.  Busto  (D.  José  del).  Ingeniero  de  Minas. — G.  de  Olóza- 

ga,  8,  Madrid. 

1901.  Gaballeko  (D.  Arturo),  Licenciado  en  Giencias,  Conser- 

vador del  Jardín  Botánico. — Lope  de  Vega,  11,  Madrid. 

1902.  Cabrera  y  Díaz  (D.  Agustín),  Licenciado  en  la  Facultad 

de  Giencias. --Sabin  Berthelot,  5,  Santa  Cruz  de  Tene- 
rife (Canarias). 

1891.  Cabrera  Y  Díaz  (D.  Anatael) ,  Médico  cii-ujano. — Laguna 

de  Tenerife  (Canarias).  —  (Himenópteros.) 

1896.  Cabrera  y  Latorre  (D.  Ángel),  Agregado  al  Museo  de 

Ciencias  naturales.  Caballero  de  la  orden  civil  de  Al- 
fonso XII.— C.  de  la  Princesa,  9,  Madrid.— (Mamiferos 
y  Dibujo  científico. J 

1897.  G.Á.CERES  Y  GoNz.ÁLEZ  (D.  Juan). —  G.  del  Duque,  8,  Carta- 

gena.— {Entomología.) 
1904.     Gadevall  y  Diars  (D.  Juan),  Doctor  en  Giencias,  Profesor 
en  la  Escuela  industrial. — Tarrasa. — Botánica. 

1906.  Galafat  León  (D.  Juan),  Colector  del  Museo  de  Ciencias 

naturales. — C.  de  la  Reina,  9,  Madrid. 

1892.  Calandre  y  Lizana  (D.  Luis).  —  Pasaje  de  Conesa,  Car- 

tagena. 
1872.     Calderón  y  Arana  (D.  Salvador),  Gatedrático  de  Minera- 
logía y  Botánica  en  la  Facultad  de  Ciencias,  Jefe  de  la 
Sección  de  Mineralogía  en  el  Museo. — C.  de  San  Bernar- 
do, 66,  principal  derecha. — (Geología  y  Petrología.) 

1901.  Calleja  y  Borja-Tarrius  (D.  Garlos),  Catedrático  en  la 

Facultad  de  Medicina. — Cortes,  248,  pral.,  Barcelona. — 
(Histología.) 

1902.  Calvo  y  Antón  (D.  José). — C.  de  Gerona,  111,  Barcelona. 


16  LISTA   DE    SOCIOS 

1905.  Campo  Prado  (D.  Fernando  de),  Farmacéutico,  Profesor 
de  Historia  natural  y  de  Agricultura  en  el  Colegio  cató- 
lico, Individuo  de  la  Sociedad  española  de  Física  y  Quí- 
mica.— C.  Real,  16,  La  Coruña. 

1889.  Camps  (Sr.  Marqués  de).  —  Canuda,  16,  principal,  Bar- 
celona. 

1905.  Ganals  (D.  Salvador),  Diputado  á  Cortes. — C.  de  Fuenca- 
rral,  131,  Madrid. 

1907.  Caramanzana  y  Baquedano  (D.  Felipe),  Oficial  mayor  de 
Contaduría  del  Ayuntamiento. — C.  de  Avila,  3,  Cuatro 
Caminos  (Madrid). — (Patología  vegetal.) 

1905.  Cahballo  (D.  Jesús  María),  Director  del  Colegio  Salesia- 

no. — Santander. — (Geología  ¡f  espeleología) 

1894.  Carbó  y  Domenech  (D.  Manuel),  Catedrático  en  el  Insti- 
tuto.—  Huelva. 

1877.  Carvalho  Monteiro  (Excmo.  Sr.  D.  Antonio  Augusto  de). 
Doctor  en  Derecho  y  en  Ciencias  naturales  por  la  Uni- 
versidad de  Coimbra,  y  miembro  de  la  Sociedad  de  Acli- 
matación de  Río  Janeiro.  —  Rúa  do  Alecrim,  70,  Lisboa 
(Portugal). — ( Lepidópteros. J 

1901.  Casamada  Mauri  (D.  Ramón).  — Pelayo,  17,  2.°,  Bar- 
celona. 

1901.  Casares  Gil  (D.  Antonio),  Capitán  de  la  4."  Compañía 
de  Sanidad  militar,  Barcelona. — (Hepáticas  y  Musgos.) 

1901.  Casares  Gil  (D.  José),  Catedrático  en  la  Facultad  de  Far- 
macia, Ex-Senador  del  Reino. — C.  de  Santa  .Catalina,  5, 
Madrid. — (Análisis  químico  mineral.) 

1906.  Gascón  y  Martínez  (D.  José),  Director  de  la  Granja  agrí- 

cola de  la  región  leonesa. — Palencia. 

1901.     Casino  de  Zaragoza. 

1905.  Castro  y  Pascual  (D.  Francisco),  Doctor  en  Farmacia.— 
C.  de  Santa  Bárbara,  2,  Madrid. 

1903.  Castro  y  Valero  (D.  Juan),  Catedrático  en  la  Escuela 
de  Veterinaria.— C.  de  las  Huertas,  50,  Madrid. 

1901.  Cátedra  de  Historia  natural  de  la  Universidad  de  Bar- 
celona. 

1901.     Cátedra  de  Historia  natural  de  la  Universidad  de  Santiago. 

1907.  Cátedra  de  Mineralogía  y    Botánica   de  la   Universidad 

Central. — Madrid. 
.1884.     Cazurro  y  Ruiz  (D.  Manuel),  Doctor  en  Derecho  y  en 


DE    LA   REAL    ESPAÑOLA    DE    HISTORIA   NATURAL.  17 

Ciencias  naturales,  Gatedrálico  en  el  Instituto. — Gerona. 
(Ortópteros  y  dípteros  de  Europa,  Micrografía.) 

1905.  Cendrero  (D.  Orestes),  Licenciado  en  Ciencias  naturales. 

C.  del  Arenal,  6,  Madrid. 

1906.  Cerrolaza   y   Ahmentia  (D.  José),  Licenciado  en  Cien- 

cias.— Colegio  del  Corazón  de  Jesús,  Don  Benito  (Ba- 
dajoz). 

1891.  Chaves  y  Pérez  del  Pulgar  (D,  Federico),  Doctoren  Cien- 

cias físico-químicas.— C.  de  Jesús,  17,  Sevilla. — (Mine- 
ralogía y,  Cristalografía.) 
1873.     CoDORNiu  (D.  Ricardo),  Ingeniero  de  Montes.— Murcia. 

1907.  Colegio  del  Apóstol  Santiago  (Sr.  Rector  del). — La  Guar- 

dia (Pontevedra). 

1904.     Colegio  de  Santo  Domingo.— Orihuela. 

4898.  CoLOMLNíA  Y  Carolo  (D.  Alejandro  de),  Doctor  en  Ciencias 
naturales,  Catedrático  en  el  Instituto. — C.  de  Alfon- 
so XII,  5,  1.",  Pontevedra. 

1907.  Colomo  y  Amarillas  (D.  Victoriano),  Profesor  en  la  Es- 
cuela de  Veterinaria. — Madrid. 

1878.  Comerma  (D.  Andrés  A.),  Ingeniero  de  la  Armada. — 
El  Ferrol. 

1902.  Compañía  de  Tabacos  de  Filipinas. — Barcelona. 

1903.  Consejo  general  de  Agricultura,  Industria  y  Comercio  de 

Valencia. 

1892.  Corrales  Hernández  (D.  Ángel),  Licenciado  en  Ciencias 

naturales,  Catedrático  en  el  Instituto. — Cabra  (Cór- 
doba). 

1901.  CoRRíiA  DE  Barros  (D.  José  Maximiano). — S.  Martinho 
d'Anta,  Sabroza  (Portugal). 

1872.  Cortázar  (Excmo.  Sr.  D.  Daniel  de),  Ingeniero  Jefe  de 
Minas,  de  las  Reales  Academias  de  la  Lengua  y  de 
Ciencias  exactas,  físicas  y  naturales,  Consejero  de 
Instrucción  pública.  —  C.  de  Velázquez,  32,  hotel, 
Madrid. 

1901.  Coscollano  y  Burillo  (D.  José),  Profesor  auxiliar  en  el 

Instituto. — C.  de  la  Concepción,  29,  Córdoba. 

1902.  Cru  y  Marqués  (  D.  Enri(jue),    Naluralista  disecador. — 

Reyes  Católicos,  7  y  9,  Sevilla. — (Entomología  y  Orni- 
tología.) 

1903.  Cruz  (D.  Emiliano  de  la),  Ingeniero  director  de  las  Minas 

Tomo  viii.— Enero,  190?.  2 


18  LISTA    DE    SOCIOS 

de  Ribas  (Gerona),  délas  Sociedades  geológicas  de  Fran- 
cia, Bélgica  é  Italia. — G.  de  Balmes,  88,  1.°,  Barcelona. 
1902.     Cruz  Nathan  (D.  Ángel  B.  de  la),  Profesor  en  el  Institu- 
to.— G.  de  la  Libertad,  117,  Cabañal  (Valencia). 

1889.  Dargent  (D.  Florismundo),    Ingeniero.  —  Moralejo,  5,. 

Aguilar  (Córdoba). 
1905.     Delgado  (D.  Mariano).— G.  del  Arenal,  24,  Madrid. 

1902.  Deulofeu  (D.  José),  Catedrático  de  Química  inorgánica 

en  la  Facultad  de  Farmacia. — Santiago. 

1899.  Díaz  (R.  P.  Filiberto),  Doctor  en  Ciencias,  Conservador 
por  oposición  en  el  Museo  de  Ciencias  naturales. — C.  de 
San  Miguel,  21  duplicado,  Madrid. 

1898.  Díaz  de  Arcaya  (D.  Manuel],  Doctor  en  Ciencias,  Direc- 
tor y  Catedrático  de  Historia  natural  en  el  Instituto. — 
G.  de  la  Independencia,  7,  Zaragoza. 

1890.  Díaz   del   Villar    (D.  Juan  Manuel),   Doctor  en    Medi- 

cina, Catedrático  en  la  Escuela  de  Veterinaria. — C.  de 
Atocha,  127  duplicado,  Madrid. — [Epizoarios  y  Entomo- 
zo'arios.J 

1901.  Diez  Tortosa  (D.  Juan  Luis),  Doctor  en  Farmacia. — Re- 

yes Católicos,  47,  Granada. 

1907.  DíEz  Tortosa  (D.  Manuel),  Alumno  de  la  Facultad  de 
Ciencias. — Granada. 

1898.  Domenegh  (R.  P.  Estanislao),  Profesor  de  Historia  natu- 
ral en  el  Colegio  del  Sagrado  Corazón. — C.  deLauria,  13, 
Barcelona.  (Apartado  143). 

1898.  Dosset  (D.  José  Antonio),  Doctor  en  Farmacia. —  Plaza 
de  Sas,  2,  Zaragoza. — (Diatomeas.) 

1903.  DuLAU  (M.) — Sobo  Square,  37,  Londres. 

1902.  Duran  Desumvila  (D.  Narciso),  Licenciado  en  Farmacia, 

Título  de  honor  de  los  Ilustres  Colegios  provinciales 
de  Barcelona,  Lérida  y  Navarra,  Director  de  la  Re- 
vista científica  profesional. —  Canet  de  Mar  (Barcelona). 

1890.  DusMET  Y  Alonso  (D.  José  M.),  Naturalista  agregado  al 
Museo  de  Ciencias  naturales.  Doctoren  Ciencias. — Plaza 
de  Santa  Cruz,  7,  Madrid.— (^//ímej?óp(eros.J 

1898.  Eleicegui  (D.  Antonio),  Catedrático  en  la  Facultad  de  Far- 
macia.—  Plaza  de  la  Universidad,  5,  3.°,  Santiago. 

1888.  Elizalde  y  Eslava  (D.  Joaquín),  Catedrático  de  Historia 
natural  en  el  Instituto. — Logroño. 


DE    LA    REAL    ESPA5íOLA   DE    HISTORIA   NATURAL.  19 

1894.  Engiso  y  Mena  (D.  Juan),  Licenciado  en  Derecho. — 
Huercal-Overa  (Almería). — (Entomología. J 

1902.  Escribano  (D.  Cayetano),  Doctor  en  Ciencias,  Conser- 
vador del  Museo  de  Ciencias  naturales. — C.  de  Horta- 
leza,  76,  Madrid. 

1872.  Escuela  de  Ingenieros  de  Caminos,  Canales  y  Puertos 
(Biblioteca  de  la).— C.  de  Alfonso  XII,  Madrid. 

1872.  Escuela  de  Ingenieros  de  Montes  (Biblioteca  de  la). — El 
Escorial  (Madrid). 

1894.     Escuela  de  Veterinaria  de  Madrid. 

1905.  Escuela  Normal  de  Maestros  de  Granada. 

1906.  Escuela  Normal  de  Maestros  de  Huesca. 

1907.  Espejo  y  Casabona  (D.  Francisco),  Regente  de  la  Escuela 

normal  de  Maestros. — Granada. 

1875.  Espluga  y  Sancho  (D.  Faustino),  Catedrcálico  de  Historia 
natural  en  el  Instituto. — Trinidad,  3,  Toledo. 

1902.  EsPLUGUEs  y  Armengol  (D.  Julio),  Profesor  auxiliar 
del  Instituto  y  Jardinero  2."  del  Botánico. — Va- 
lencia. 

1905.  Estación  de  biología  marítima.  — C.  de  Castelar,  Puerto 

Chico,  Santander. 
1902.     Esteva  (D.  José),   Presbítero.— C.   de  la  Clavería,  5.— 

Gerona. — (Botánica  general  y  Criptogámia.) 
1878.     Facultad  de   Ciencias  de  la  Universidad  (Biblioteca  de 

la). — Valencia. 

1906.  Facultad  de  Ciencias  de  la  Universidad  de  Granada. 
1902.     Facultad  de  Ciencias  de  la  Universidad  de  Oviedo. 
1901.     Facultad  de  Farmacia  de  la  Universidad  de  Barcelona. 

1906.  Facultad  de  Farmacia  de  la  Universidad  de  Granada. 

1874.  Fernández  de  Castro  (D.  Ángel),  Ingeniero  de  Montes. — 

C.  de  Fabiola,  3,  Sevilla. 
1900.     Fernández  de  Gatta  y  Calache  (D.  Manuel),  Doctor  en 

Farmacia. — Vilvestre  (Salamanca) . 
1904.     Fernández  Galiano  (D.  Emilio),  Licenciado  en  Ciencias 

Naturales.— C.  de  Alfonso  XII,  74,  Madrid. 

1907.  Fernández  Martínez  (D.  Fidel).— Granada. 

1890.  Fernández  Navarro  (D.  Lucas) ,  Catedrático  de  Cristalo- 
grafía en  la  Facultad  de  Ciencias.— C.  Real,  31,  Leganés 
(Madrid). 

1875.  Ferrand  y  Couchoud  (D.  Julio),  Ingeniero  Jefe  de  la  pri- 


20  LISTA    DE    SOCIOS 

mera  sección  de  vía  y  obras  de  los  Ferrocarriles  Anda- 
luces.— G.  de  Feria,  100,  Sevilla. 

1900.  Ferrando  y  Más  (D.  Pedro),  Caiedrálico  de  Mineralogía 

y  Botánica  en  la  Universidad. — C  de  Gaufranc,  4,  Za- 
ragoza. 

1885.  Ferrer  (D.  Carlos),  Doctor  en  Medicina  y  Bachiller  en 
Ciencias. — Ronda  de  la  Universidad,  16,  1.°,  Bar- 
celona. 

1902.  Ferrer  Dalmau  (D.  Eugenio),  Profesor  de  la  Escuela  de 
Industrias. — C.  de  Santo  Domingo,  20,  Tarrasa. 

1907.  Ferrer  Hernández  (D.  Francisco),  Alumno  de  la  Facul- 
tad de  Ciencias  — C.  Guillermo  Rollan,  4,  Madrid. 

1901.  Ferrer  y  Hernández  (D.  Jaime). — Monlaner,  66,  Barce- 

lona.— (Mineralogía.) 
1901.     FiNESTRES  Y  FocH  (D.  Eduardo). — Ager  (Lérida).— (^.\/¿ne- 

ralogia.) 
1879.     Flórez   y   González    (D.    Roberto). — San    Francisco,   23, 

principal,  Segovia. — (Entomología.) 

1901.  FoNT  Saoué  (D.   Norberto),  Presbítero.— C.  de  Fonlane- 

11a,  15,  3.",  Barcelona. — (Geología.) 

1902.  FoRTEZA  Rev  y  Forteza  (D.  José).— Colón,  23,  Palma  de 

Mallorca  (Baleares). 

1902.  Fhancois  (Ph.),  Jefe  de  trabajos  prácticos  en  la  Sorbona. — 

Rué  des  Fossés  S''-Jacques,  20,  Paris,  5^. 

1888.  Fuente  (D.  José  María  de  la),  Presbítero.  —  Pozuelo  de 
Calatrava  (Ciudad-Real). — (Entomología,  Coleópteros  de 
Europa.  Admite  cambios  de  estos  insectos.) 

1890.  FusET  Y  TuBiÁ  (D.  José),  Doctor  en  Ciencias  naturales, 
Catedrático  en  el  Instituto  de  Palma. —  Mallorca. — 
(Gusanos  y  Dibujo  científico.) 

1904.  Galán  (D.  Alfonso),  Alumno  de  las  Facultades  de  Cien- 
cias y  Farmacia.  —  C.  de  Yillanueva,  23,  Madrid. 

1903.  García  Callejo  (D.  José  María).— Tres  Peces,  {^.—(Na- 

turalista preparador.) 
1872.     García  y  Arenal  (D.  Fernando),  Ingeniero  del  puerto. — 

Vigo  (Pontevedra). 
1906.     García  González  (D.  Joaquín).— C.  de  Preciados,  46,  3.°, 

Madrid. 
1877.     García  y  Mercet  (D.  Ricardo),  Naturalista  agregado  al 

Museo  de  Ciencias  naturales,   Farmacéutico  de  Sani- 


DE    LA   REAL   ESPAÑOLA   DE    HISTORIA   NATURAL.  21 

dad  militar. — C.  de  Leganitos,  56,  Madrid. — (Himeyíóp- 
teros  de  Europa.) 

1904.  García  Mon  é  Iuáñez  (D.  Francisco),  Mumiio  de  la  Facul- 

tad de  Ciencias. — C.  de  la  Luna,  18,  Madrid. 

1899.  García  Vaiíei.a  (D.  Antonio),  Doctoren  Ciencias  natura- 

les, Catedrático  de  Mineralogía  y  Botánica  en  la  Uni- 
versidad de  Santiago  (Galicia). — (Hemípteros.) 
1902.     Gahriga  y  Barrerán  (D.  Gerardo),  Farmacéutico.  —  Ge- 
rona. 

1900.  Gelarert  Rincón  (Rvdo.  D.  José). — Llagostera,  Gerona. 

(Mineralogía  y  Geología.) 
1884.     Gila  y  Fidalgo  (D.  Félix),  Catedrático  excedente  de  la 

Facultad    de    Ciencias. — Segovia. — (Botánica    y    GeO' 

logia.) 
1877.     GoGORZA  Y  González  (D.José),  Catedrático  de  Anatomía 

y  Fisiología  animal  en  la  Universidad  Central.  —  C.  de 

San  Bernardino,  7  cuad.",  Madrid. 
1890.     GoiTiA   (D.  Alejandro),   Licenciado  en  Ciencias. — C.  de 

Alcalá,  4,  Madrid. 
1906.     GÓMEZ  (D.  Ramón). — C.  de  Espoz  y  Mina,  6  y  8,  Zaragoza. 

(Mineralogía  micrográfica.) 

1905.  Gómez  de  la  Maza  (D.  Manuel),  Catedrático  en  la  Univer- 

sidad de  la  Habana  (Isla  de  Cuba). 

1894.  GÓMEZ  OcAÑA  (D.  José),  de  las  Reales  Academias  de 
Medicina  y  Ciencias,  Catedrático  de  Fisiología  en  la 
Facultad  de  Medicina. — C.  de  Atocha,  127  duplicado, 
Madrid. 

1905.     González  (D.  Anselmo). — C.  de  la  Montera,  Madrid. 

s.  F.  González  Hidalgo  (D.  Joaquín),  de  la  Real  Academia 
de  Ciencias,  Catedrático  de  Malacología  y  animales 
inferiores  en  la  Facultad  do  Ciencias,  Jefe  de  la  Sec- 
ción de  Malacología  del  Museo. — C.  de  Alcalá,  36, 
Madrid. 

1902.     González  Sánchez  (D.  Francisco). — Granada. 

1900.  Gota  y  Casas  (D.  Antonio),  Doctor  en  Medicina.  —  C.  del 
Pilar,  16,  Zaragoza. 

1899.  Graiño  y  Caubet  (D.  Celestino),  Doctor  en  Farmacia,  Co- 
mendador de  la  Orden  civil  de  Alfonso  XII,  Subdele- 
gado del  partido  judicial.  Inspector  farmacéutico  de 
Aduanas,  Farmacéutico  municipal,  Delegado  de  la  Junta. 


22  LISTA   DE    SOCIOS 

de  Gobierno  y  Patronato  del  Cuerpo  de  titulares,  Expro- 
fesor de  la  Escuela  de  Artes  y  Oficios,  etc. — Aviles  (As- 
turias).— (Mamíferos  y  Aves.  Reptiles  de  España.  Admite 
cambios.) 

1882.  Gredilla  y  Gauna  (D.  Apolinar  Federico),  Catedrático  de 
la  Facultad  de  Ciencias,  Director  y  Jefe  de  la  Sección 
de  cultivos  del  Jardín  Botánico.  — C.  de  la  Estrella,  7, 
principal,  Madrid. —  (Geología  y  Botánica.) 

1898.  Gregorio  y  Rocasolano  (D.  Autonio),  Catedrático  de  Quí- 
mica en  la  Facultad  de  Ciencias. — Temple,  20,  Zaragoza. 
(Gramíneas.) 

1905.  GuiJELMO  (Excmo.  Sr.  D.  José),  Ex-Director  general  de 
Penales. — C.  de  Jorge  Juan,  7,  Madrid. 

1893.  Guillen  (D.  Vicente),  Médico-cirujano,  Jardinero  mayor 
del  Botánico. — Valencia. 

1901.  Gutiérrez  Martín  (D.  Daniel),  Doctor  en  Farmacia. — 
Constitución,  17,  Avila. —  (Botánica  y  Entomología  de 
la  Provincia.) 

1898.  Halcón  (D.  Fernando),  Marqués  de  San  Gil. — C.  de  Al- 
fonso XII,  50,  Sevilla. — (Patología  vegetal. J 

1907.  Heintz  (D.  Luis),  Licenciado  en  Ciencias,  Director  del 
Colegio  de  Nuestra  Señora  del  Pilar. — Goya,  13,  Madrid. 

1890.  Hernández  y  Álvarez  (D.  José),  Licenciado  en  Ciencias 
naturales,  Catedrático  de  Agricultura  en  el  Instituto.— 
Badajoz. — (Botánica.) 

1893.  Hernández-Pacheco  y  Esteban  (D.  Eduardo),  Doctor  en 
Ciencias  naturales,  Catedrático  de  Instituto. — Santa  Fe- 
liciana, 14,  Madrid. — (Geología.) 

1875.  Heyden  (D.  Lncas  von),  Mayor  en  reserva,  Doctor  en 
Filosofía,  honoris  causa,  individuo  de  las  Sociedades 
Entomológicas  de  Alemania,  Francia,  San  Petersburgo, 
Suiza,  Italia,  etc..  Caballero  de  las  Ordenes  del  Águila 
Roja  prusiana,  de  la  Cruz  de  Hierro  y  de  San  Juan. — 
Schlosstrasse,  54,  Bockenheim,  Frankfurt  am  Main  (Ale- 
mán ia) . — (Coleópteros .) 

1888.  Hoyos  (D.  Luis),  Doctor  en  Ciencias  naturales  y  en  Dere- 
cho, Catedrático  de  Agricultura  en  el  Instituto. — Toledo. 
(Antropología.) 

1901.  Hueso  (D.  José),  Doctor  en  Ciencias,  Profesor  numerario 
de  la  Escuela  Normal,— Valencia. 


DE    LX    REAL    ESPAÑOLA    DE    HISTORIA   NATURAL.  23 

1907.  HuGUET  Y  Paüró  (D.  Mariano),  Doctor  en  Medicina. — 
Barcelona . — (Bacteriología.) 

1895.  HuiDOBRO  Y  Hernández  (D.  José),  Doctor  en  Ciencias,  Con- 
servador, por  oposición,  en  el  Museo  de  Ciencias  natu- 
rales.—C.  de  Ruiz,  12,  2.°,  Madrid. 

1899.  Ibáñez  Díaz  (D.  Francisco  Antonio).— Duque,  9,  Cartage- 
na.— (Botánica.) 

1895.  Ibarlucea  (D.  Casto),  Catedrático  de  Agricultura  en  el 
Instituto. — Moreras,  6,  2.°,  Cáceres. 

1902.  Imprenta    de    Fortanet',  —  Calle    de    la    Libertad,    29, 

Madrid. 

1905.  Instituto  general  y  técnico  de  Badajoz  (Biblioteca  del). 

1906.  Instituto  general  y  técnico  de  Baeza. 

1903.  Instituto  general  y  técnico  de  Barcelona. 
1901.     Instituto  general  y  técnico  de  Burgos. 

1906.  Instituto  general  y  técnico  de  Ciudad  Real. 
1872.  Instituto  general  y  técnico  de  Córdoba. 

1907.  Instituto  general  y  técnico  de  Granada. 
1901.  Instituto  general  y  técnico  de  Guadalajara. 

1903.  Instituto  general  y  técnico  de  Huelva. 

1904.  Instituto  general  y  técnico  de  Orense. 
1904.     Instituto  general  y  técnico  de  Falencia. 

1901.     Instituto  general  y  técnico  de  Palma  de  Mallorca. 
1904.     Instituto  general  y  técnico  de  Pontevedra. 

1872.  Instituto    general  y  técnico  de    San  Isidro  (Biblioteca 

del).- Madrid. 

1903.  Instituto  general  y  técnico  de  San  Sebastián  (Guipúzcoa). 
1901.     Instituto  general  y  técnico  de  Santiago. 

1880.  Instituto  general  y  técnico  de  Valencia. 

1901.  Instituto  general  y  técnico  de  Vitoria. 

1901.  Instituto  general  y  técnico  de  Zaragoza. 

1907.  Instituto  internacional. — C.  de  Fortuny,  20,  Madrid. 

1873.  IÑARRA  Y  Echevarría  (D.  Fermín),  Catedrático  en  el  Ins- 

tituto general  y  técnico  de  Guipúzcoa. — G.  de  San  Mar- 
tín, 21,  2.°,  San  Sebastián. 

1904.  Iradier   (D.  Cesáreo),  Arquitecto. — C.   de  la  Lealtad,  2, 

Madrid. 

1904.  Jacobs  (Dr.  H.)  —  Luxemburgplatz,  3,  Wiesbaden  (Ale- 
mania.) 

1872.    Jardín  Botánico  (Biblioteca  del). — Madrid. 


24  LISTA   DE    SOCIOS 

1906.  Jerónimo  Barroso  (D.  Manuel),  Licenciado  en  Ciencias. — 
G.  de  Juan  Bravo,  28,  Segovia. 

1896.  Jiménez  Cano  (D.  Juan),  Catedrático  de  Historia  natural 
en  el  Instituto.  Gasa  Blanca. — Cuenca. — (Lepidópteros.) 

1884.  Jiménez  de  Cisneros  (D.  Daniel),  Catedrático  de  Historia 
natural  en  el  Instituto. — G.  de  Medina,  38,  Alicante. 

1899.  Jiménez  Munuera  (D.  Francisco  de  P.) — C.  del  Car- 
men, 57,  3.",  Cartagena. — (Botánica.) 

1898.  Jimeno  (D.  Hilarión),  Doctor  en  Ciencias,  Director  del 
Laboratorio  químico  municipal. —  Coso,  127,  Zaragoza. 

1901.  Jimeno  Egurbide  (D.  Florentino),  Doctor  en  Farmacia. — 
Plaza  Real,  1,  Barcelona. 

1906.  Julia  Olsina  (D.  Juan),  Licenciado  en  Farmacia. — C.  de 

Buenavista,  9,  Barcelona. — (Botánica.) 
1895.     Rheil  (D.  Napoleón  M.),  Profesor  en  la  Escuela  de  Co- 
mercio, Socio  del  Club  de  Historia  natural  de  Praga  y  de 
las  Sociedades  Entomológicas  de  Berlín,  Stettin  y  Dres- 
de. — Ferdinandslrasse,  38,  Praga  (Bohemia). 

1907.  Laboratorio   biológico   marino  de   Baleares. — Palma   de 

Mallorca. 

1906.  Laboratorio  de  radiactividad  de  la  Facultad  de  Ciencias 

de  Madrid. 

1884.  Lauffer  (D.  Jorge),  Agregado  al  Museo  de  Ciencias  natu- 
rales. Caballero  de  la  orden  civil  de  Alfonso  XII. — Calle 
de  Juan  de  Mena,  5,  Madrid. — (Coleópteros  de  Europa.) 

1901.  Laza  (D.  Enrique),  Director  propietario  del  Laboratorio 
químico. — G.  del  Duque  de  la  Victoria,  6,  Málaga. 

1880.  Lázaro  é  Ibiza  (D.  Blas),  de  la  Real  Academia  de  Cien- 
cias, Doctor  en  Farmacia  y  en  Ciencias,  Catedrático 
de  la  Facultad  de  Farmacia. — C.  de  Palafox,  19,  Hotel, 
Madrid. — (Botánica.) 

1889.  LÓPEZ  DE  ZuAzo  (D.  José),  Doctor  en  Ciencias  naturales. 
Catedrático  en  el  Instituto. — Burgos. 

1907.  LÓPEZ  Mateos  (D,  Rafael),  Catedrático  de  Agricultura  en 

el  Instituto. — Granada. 
1901.     LÓPEZ  Mendigutia  (D.  Fernando). — G.  de  Gampoamor,  12,. 

Madrid. 
1905.     Lozano  Rey  (D.  Luis),  Doctor  en  Ciencias,  Conservador 

del   Museo    de    Ciencias    naturales. — Calle    de    Yeláz- 

quez,  36,  Madrid. 


DE    LA   REAL    ESPAÑOLA   DE    HISTORL\   NATURAL.  25 

1897.  Llanas  (D.  José  María),  Fíirmacéulico  miliíar.  —  C.  de 
Argensola,  17,  Madrid. 

1901.  Llenas  y  Fernández  (D.  Manuel). — C.  del  Carmen,  44,  2.°, 

1.*,  Barcelona. — (Botánica.) 

1902.  Llobet  y  Pastors  (D.  Luis),  Farmacéutico. — Gerona. 

1902.  Llord   y   Gamboa    (D.    Ramón),   Doctor    en    Ciencias   y 

Medicina. — Jorge  Juan,  13,  Madrid. — (Química  geo- 
lógica.) 

1897.  Maciñeira  y  Pardo  (D.  Federico  G.),  Cronista  oficial  de 
Ortigueira  (La  Goruña). — (Prehistoria.) 

1878.     Mac-Lennan  (  D.  José),  Ingeniero. — Apartado  38  (Bilbao). 

1907.  Macho  ToíMé  (D.  Aquilino),  Doctor  en  Farmacia. — Sal- 
daña  (Falencia). 

1905.  Madariaga  (D.  Guillermo). — G.  de  Luis  Vélez  de  Gueva- 

ra, M,  Madrid. 

1887.  Madrid  Moreno  (D.  José],  Doctor  en  Ciencias,  Profesor 
Sub-Jefe  encargado  de  la  Sección  de  bacteriología  del 
Laboratorio  municipal.  Catedrático  de  Técnica  micro- 
gráfica  é  Histología  vegetal  y  animal  en  la  Facultad  de 
Ciencias,  Consejero  de  Sanidad. —  C.  de  Serrano,  40, 
Madrid. — (Micr  ogro  fia.) 

1907.  Maldonado  y  Sáenz  (D.  Manuel),  Ingeniero  de  Minas. — 
Granada. 

1903.  Maluquer  y  Nicolau  (D.  José).  —  Jaime  I,  14. — Barce- 

lona.— (Ma  lacología.) 

1904.  Maluquer  y  Nicolau  (D.  Salvador). — Jaime  I,  14,  Barce- 

lona.— (Lepidópteros.) 

1873.  Marín  y  Sancho  (D.  Francisco),  Licenciado  en  Farmacia. 
G.  de  Silva,  49,  2."  derecha,  Madrid. 

1899.  Martín  Ayuso  (D.  Dionisio),  Ingeniero  agrónomo,  Direc- 
tor y  Catedrático  del  Instituto. — Oviedo. 

1889.  Martínez  de  la  Escalera  (D.  Manuel). — Villaviciosa  de 
Odón  (Madrid). — (Coleópteros  de  Europa.) 

1906.  Martínez  de  Pisón  y  Paternina  (D.  Manuel),  Conde  de 

Villafranqueza,  exalumno  de  Grignon  (Francia). — Río 
Gabriel  (por  Albacete  y  Casas  Ibáñez). — (Micología  y  Le- 
pidópteros). 
1892.  Martínez  Fernández  (D.  Antonio),  Doctor  en  Ciencias 
naturales.  Catedrático  en  el  Instituto. — Ciudad  Real, — 
(Entomología  é  Histología.) 


26  LISTA   DE    SOCIOS 

1897.  Martínez  Gámez  (R.  P.  Vicente). — Faeale,  5,  Jimena 

(Jaén). — (Ornitología  de  España.) 

1903.  Martínez  Girón  (D.  Paulino).— Corral  del  Rey,  11, 
Sevilla. 

1906.  Martínez  Lechón  (D.  Enrique). — Calle  de  Jovellanos, 
Sevilla. 

1893.  Martínez  Núñez  (R.  P.  Zacarías),  Agustino,  Licenciado 
en  Ciencias  naturales,  Director  del  Real  Colegio  de  Al- 
fonso XII.— El  Escorial  (Madrid). 

1889.  Martínez  Pacheco  (D.  José),  Doctor  en  Farmacia. — C.  de 
San  Miguel,  21  duplicado,  principal,  Madrid. 

1906.  Martínez  Sáenz  (D.   José). — Licenciado    en    Farmacia. — 

Granada. 

1874.  Martínez  y  Ángel  (D.  Antonio),  Doctor  en  Medicina. — 
G.  de  Hortaleza,  89,  Madrid. 

1901.  Martínez  y  Martínez  (D.  Cesáreo),  Catedrático  en  el  Ins- 
tituto.—C.  del  Convento,  2,  Gijón. 

s.  F.  Martínez  y  Sáez  (D.  Francisco  de  Paula),  Catedrático  en 
la  Facultad  de  Ciencias,  Jefe  de  la  Sección  de  Osteozoolo- 
gía  en  el  Museo. — C.  de  San  Quintín,  6,  principal,  Ma- 
drid.— [Coleópteros  de  Europa.) 

1898.  Más  y  Guindal  (D.  Joaquín),  Oficial  1.°  de  Sanidad  mi- 

litar.—  C.  de  Ruiz,  13,  Madrid. 

1898.  Mateos  Pérez  (D.  Félix),  Profesor  en  la  Escuela  de  Vete- 
rinaria.— Santiago  (Galicia). 

1882.  Mazarredo  (D.  Carlos),  Ingeniero  Jefe  de  Montes. — C.  de 
Claudio  Coello,  24,  Madrid. — (Neiirópteros  y  Arácnidos.) 

1905.  Mazarredo  (D.  Rafael),  Ingeniero  Jefe  de  Caminos.— 
C.  de  Alcalá,  31,  Madrid. 

1897.  Mazo  y  Franza  (D.  Julio  del),  Abogado.— Arguijo,  5,  Se- 
villa.— (Ornitología.) 

1884.  Mederos  Y  Manzanos  (D.  Pedro),  Licenciado  en  Ciencias 
naturales. — San  Lorenzo  (Gran  Canaria). 

1888.  Medina  Ramos  (D.  Manuel),  Doctor  en  Medicina,  Cate- 
drático de  Anatomía  en  la  Escuela  de  Medicina. — C.  de 
San  Vicente,  8,  Sevilla. — (Himenópteros.) 

1907.  Medina  Rodríguez  (D.  Manuel),  Subdelegado  de  Farma- 

cia de  las  islas  de  Lanzarote  y  Fuerteventura. — Arrecife 
(islas  Canarias). 
1892.     Mendoza  (D.  Antonio),  Jefe  del  Laboratorio  provincial  en 


DE    LA   REAL    ESPAÑOLA    DE    HISTORIA    NATURAL.  27 

el  Hospital  de  San  Juan  de  Dios. — C.  de  Santa  Isabel, 

34,  Madrid. 
1906.  ,  Menet  (D.  Adolfo).— G.  de  la  Ballesta,  30,  Madrid. 
1879.     Mercado  y  González  (D.  Matías),  Médico  cirujano  titular. 

Nava  del  Rey  (Valladolid). 

1897.  Merino  (R.  P.  Baltasar),  S.  J.,  Profesor  de  Física  y  Química 

en  el  Golegio  de  La  Guardia  (Pontevedra). — (Botánica.) 
1894.     Miquel  é  Irizar  (D.  Manuel  de).  Teniente  Coronel   de 

Ingenieros. — Logroño. 
s.  F.       MiR  Y  Navarro  (D.  Manuel),  Director  y  Catedrático  de 
Historia  natural  del  Instituto. — J^'aseo  de  Gracia,  43,  2.°, 
1.%  Barcelona. 
1876.     Miralles  de  Imperial  (D.  Clemente). — Rambla  de  Estu- 
dios, 1,  2.°,  1.%  Barcelona. 

1902.  Moles  Ormella  (D.  Enrique), — Balmes,  19,  Barcelona. 

1905.  MoNviEDRO  Y  Abellán  (D.  Antonio). — Madrid. 

1903.  Moran  Bayo  (D.  Juan),  Catedrático  de  Agricultura  en  el 

Instituto. — Córdoba  (durante  el  verano  en  Medina  de  las 
Torres  (Badajoz). 
1900.     MoRODER  Y   Sala    (D.    Federico).  — C.    de   En   Bou,    11, 
Valencia. 

1906.  MosGoso  (D.  M.  R.). — San  José  de  las  Matas  (Provincia  de 

Santiago),  República  Dominicana. — (Botánica). 

1898.  MovANO  Y  Moyano  (D.  Pedro),  Catedrático  en  la  Escuela 

de  Veterinaria. —  Azogue,  96  y  98,  Zaragoza. — (Etnolo- 
gía zootécnica.) 

1902.  MuÑoz-CüBO  (D.  Luis),  Doctor  en  Ciencias. — Catedrático 
en  el  Instituto. — Baeza. — (Malacología  y  Mineralogía.) 

1898.  Muñoz  Ramos  (D.  Eugenio),  Doctor  en  Farmacia,  Li- 
cenciado en  Ciencias  físico-químicas.  Director  del  Labo- 
ratorio municipal  y  provincial.  —  Valladolid.  —  (Micro- 
grafía.) 

1872.  Museo  de  Ciencias  naturales  (Biblioteca  del). — Paseo  de 
Recoletos,  20,  bajo,  Madrid. 

1894.  Museo  Pedagógico  (Biblioteca  del).  —  C.  de  Daoiz,  3, 
Madrid. 

1889.  Muso  Y  Moreno  (D.  José),  Ingeniero  de  Montes.— C.  del 
Amor  de  Dios,  1,  Madrid. 

1889.  Nacher  y  Vilar  (D.  Pascual),  Catedrático  en  la  Facultad, 
de  Ciencias. — Granada, 


28  LISTA   DE    SOCIOS 

1907.     Nacle  Herrera  (D.  Juan). — Granada. 
1905.     Nascimento  (D.  Luis  Gonzaga  do). — Setabal  (Portugal). 
1905.     Navarrete  (D.  Adolfo).— C.  de  Ziirbano,  8,  Madrid. 
1903.     Navarro  (D.  Leandro),  Profesor  de  Patología  vegetal  en 

el  Instituto  Agrícola  de  Alfonso  XIL — Madrid. 
1907.  Navarro  Moreno  (D.  José),  Médico. — Granada. 
1896.     Navas  (R.   P.  Longinos),  S.  J.,  Profesor  del  Colegio  del 

Salvador. — Zaragoza. — (Neurópteros.) 
1905.     Noval  (D.  José  del). — G.  del  Conde  de  Aranda,  13,  Madrid. 
1902.     Novella    (D.    Joaquín),    Catedrático   en  el  Instituto  de 

Figuera?. 

1898.  NovoA  Y  Alvarez  (D.  Francisco),  Vice-cónsul  de  Portu- 

gal en  Goyán,  Socio  correspondiente  de  la  Arqueológica 
de  Pontevedra  y  de  la  Española  de  Higiene,  Comenda- 
dor de  las  Ordenes  de  Cristo  y  de  la  Concepción  de  Villa- 
viciosa  de  Portugal,  Médico  municipal  de  Tomiño. — (Por 
Tuy),  Goyán. 

1905.     NúÑEZ  DE  Prado  (D.  Enrique). — C.  de  Olózaga,  8,  Madrid. 

1872.  Oberthür  (D.  Carlos),  de  la  Sociedad  Entomológica  de 
Francia. — Faubourg  de  Paris,  20,  Reúnes  (Ile-et-Vilai- 
ne),  Francia. — (Lepidópteros.) 

1872.  Oberthür  (D.  Renato),  de  la  Sociedad  Entomológica  de 
Francia. — Faubourg  de  Paris,  20,  Reúnes  (Ile-et-Vilai- 
ne),  Francia. — (Coleópteros.) 

1872.     Obsei'vatorio  Astronómico.  (Biblioteca  del). — Madrid. 

1901.  Oliver  Rodés  (D.  Benito). — Rambla  de  San  José,  23, 
Barcelona. — (Análisis  de  química  mineral.) 

1896.  Olóriz  (D.  Federico),  de  la  Real  Academia  de  Medicina, 

Catedrálico  en  la  Facultad  de  Medicina. —  C.  de  Atocha, 
96,  Madi'id. — (Antropología.) 
1887.     Onís  (D.  Mauricio   Carlos  de).   Licenciado   en  Ciencias. 
C.  de  Santa  Engracia,  23,  principal,  Madrid. 

1899.  Oramas  y  González  (D.  Pablo). —  La  Orotava  (Canarias). — 

(Coleópteros  y  Ornitología  de  Canarias.) 
1890.     Ortega  y  Mayor  (D.  Enrique). — C.  de  Carretas,  14,  Labo- 
ratorio químico,  Madrid. 

1897.  Orueta  (D.  Domingo  de),  Ingeniero  de  Minas.— Gijón. — 

(Fauna  inferior  marina  del  Cantábrico.) 
1899.     Otero  (D.  Julio),   Ingeniero  agrónomo  y  Director  de  la 
Granja  agrícola  de  la  Moncloa. — C.  del  Florín ,  2,  Madrid. 


DE    LA    REAL    ESPAÑOLA   DE    HISTORIA   NATURAL.  29 

1905.  Padró  (D.  José),  Tecnógrafo  de  la  Facullad  de  Ciencias. 
C.  de  las  Huertas,  50,  Madrid. 

1894.  Palacios  [D.  Pedro),  de  la  Real  Academia  de  Ciencias,  In- 
geniero Jefe  del  Cuerpo  de  Minas.— C.  de  Nicolás  María 
Rivero,  8,  Madrid. 

1881.  Pantel  (R.  P.  José),  S.  J.— Kasteel  Gemert  por  Helmond. 

Holanda  (Bravanle  septentrional). — f Anatomía  de  insec- 
tos, Ortópteros.) 

1905.  Pardillo  Vaquer  (D.  Francisco),  Doctor  en  Ciencias 
naturales. — Barcelona. 

1898.  Pardo  y  Sastrón  (D.  José),  Licenciado  en  Farmacia. — 
Valdealgorfa,  por  Zaragoza  y  Alcañiz  (Teruel). — (Bo- 
tan i  c  a.  J 

1890.  Pau  (D.  Carlos),  Farmacéutico. — Segorbe  (Castellón). — 
(Botánica.) 

1882.  Paúl  y  Arozarena  (D.  Manuel  José  de). — Plaza  chica  de 

San  Vicente,  1,  Sevilla. — (Patología  vegetal. J 

1903.  Pazos  Caballero  (D.  J.  H.),  Médico-cirujano. — Miembro 

de  varias  sociedades  científicas  y  Corresponsal  de  la 
Academia  de  Ciencias  de  la  Habana. — Martí,  4G,  San 
Antonio  de  los  Baños  (Cuba). — (Dípteros parásitos.) 
1898.  Pella  y  Forgas  (D.  Pedro),  Ingeniero  industrial,  químico 
y  mecánico,  Socio  de  mérito  de  las  EcoiKSmicas  Arago- 
nesa y  Gerundense  de  Amigos  del  País  y  del  Ateneo  de 
Teruel,  Ingeniero  Jefe  de  la  explotación  del  Ferrocarril 
de  Cariñena  á  Zaragoza. — Zaragoza. — (Geología.) 

1904.  Peña  Martí  (D.  Alfredo),  Capitán  Cajero  de  la  Comisión 

liquidadora  de  la  Guardia  civil. — C.  de  la  Farmacia,  6, 
Madrid. — (Aves  insectívoras.) 

1907.  Pereyra  Galviatti  (D.  José),  Perito  agrónomo  por  la 
Escuela  de  Montpellier. — Arrecife  (Lanzarote.  Islas  Ca- 
narias).—  (Agronomía  y  Geología  Agrícola  de  Ca- 
narias.) 

1881.  Pérez  Lara  (D.  José  María). — Jerez  de  la  Frontera  (Cá- 
diz).— (Botánica.) 

1907.  Pérez  Molina  (D.  Miguel),  Director  de  la  Academia  ge- 
neral de  enseñanza. — Ciudad  Real. 

1873.  Pérez  Ortego  (D.  Enrique) ,  Doctor  en  Ciencias. — Pro- 
fesor auxiliar  en  el  Instituto  del  Cardenal  Cisneros. — 
C.  de  San  Bernardino,  1,  Madrid. 


30  LISTA    DE    SOCIOS 

1894.  Pérez  Zúñiga  (D.  Enrique),  Profesor  auxiliar  en  la  Facul- 

tad de  Medicina.— C.  del  Fúcar,  19  y  21,  Madrid. 
1907.     Peris  Fuentes  (D.  Ernesto). — Burriana. 

1902.  Pi  Y  SuÑER  (D.  Augusto),  Catedrático  en  la  Facultad  de 

Medicina, — Barcelona. 
1901.  PiG  (D.  Mauricio),  de  la  Sociedad  entomológica  de  Fran- 
cia.—  Digoin  (Saóne-et-Loire),  Francia.  —  (Ent.  general 
de  Argelia.  Col.  é  Himenopt.  paleart.  Meliridos,  Ptini- 
dos,  Anticidos,  Pedííidos,  Brúquidos  y  Nanophyes  de 
todo  el  mundo.J 

1903.  PiTTALUGA  (D.  Gustavo),   Doctor  en  Medicina.— G.  del 

Marqués  del  Duero,  10,  1.°,  Madrid. — (Investigaciones 
micrográficas  aplicadas  á  la  clínica.) 

1903.  Planellas  (D.  Juan),  Farmacéutico.  —  Gayey  (Puerto 
Rico). 

1905.  PoNS  (D.  Enrique),  Licenciado  en  Giencias  naturales, 
Galedrático  en  el  Instituto. — Jerez. 

1887,  Prado  y  Sáinz  (D,  Salvador),  Doctor  en  Giencias  natu- 
rales, Gatedrático  y  Director  del  Instituto. — Guadalajara. 

1874.  PuiG  Y  Larraz  (D.  Gabriel),  Ingeniero  de  Minas. — G.  de 
Fomento,  1  duplicado,  1.°  derecha,  Madrid. 

1895.  Ramón  y  Gajal  (D.  Pedro),  Gatedrático  en  la  Facultad  de 

Medicina. — Sitios,  G,  Zaragoza. — (Histología.) 

1872.  Real  Academia  de  Ciencias  exactas,  físicas  y  naturales 
(Biblioteca  de  la). — C.  de  Valverde,  26,  Madrid. 

1901.  Real  Biblioteca  de  Berlín  (Konigliche  Bibliolhek).— Beh- 
renstrasse,  40,  Berlín  W.  64. 

1907.  Reyes  Galvo  (D.  Manuel),  Licenciado  en  Giencias. — 
G.  de  Garranza,  11  dupl.°,  Madrid. 

1883.  Reyes  y  Prosper  (D.  Eduardo),  Gatedrático  de  Fitografía 
en  la  Facultad  de  Giencias,  Jefe  de  la  Sección  de  herba- 
rios en  el  Jardín  Botánico. — G.  de  la  Palma  Alta,  30, 
Madrid. — (Anatomía  microscópica  vegetal,  Criptógamas 
y  Orquídeas  de  España.) 

1872,  Ribera  (limo.  Sr.  D.  Emilio),  Doctor  en  Giencias  natura- 
les; Conservador  mayor.  Jefe  administrativo  del  Museo 
de  Giencias  naturales.  —  G.  de  Prim,  15,  Madrid. 

1901.  Rio  (D.  Garlos  del),  Naturalista  agregado  al  Museo  de 
Giencias. — G.  de  la  Lealtad,  5  y  7,  Madrid. 

1886.     RiojA  Y  Martín  (D.  José),  Doctor  en  Giencias  naturales, 


DE    LA   REAL    ESPAÑOLA    DE    HISTORIA   NATURAL.  31 

Director  de  la  Estación  de  biología  niarina. — G.  de  Gas- 
telar,  Puerto  chico  (Santander). — fAnatomía  de  anima- 
les Í7i  fe  ñores.) 
1902.     RiVA  (D.  Maximino  de  la),  Profesor  auxiliar  en  la  Facul- 
tad de  Farmacia. — Santiago. 

1901.  RiVAS  Mateos  (D.  Aurelio),  Licenciado  en  Farmacia. — 

Serradilla  (Gáceres). 
1896.     RivAS  Mateos  (D.  Marcelo),  Gatedrático  en  la  Facultad  de 
Farmacia    de  la  Universidad. — Glorieta   de   Bilbao,  1, 
Madrid. — (Botánica.) 

1902.  Rivera  y  Ruiz  (D.  Miguel),  Gatedrático  en  el  Instituto. — 

Murcia. 

1903.  Rivera  Vidal  (D.  Pedro). — Barcelona. — (Botánica.) 
1884.     Rodríguez  Aguado  (D.   Enrique),  Doctor  en  Giencias  y 

Medicina,  Profesor  auxiliar  de  la  Facultad  de  Giencias. 
G.  de  Silva,  2,  1.°,  Madrid. 

1906.  Rodríguez  y  López  Neira  (D.  Garlos). — G.  de  Malasaña,  9, 

Madrid. 
1903.     Rodríguez  y  López  Neira  (D.  Manuel),  Farmacéutico. — 

G.  del  Gardenal  Gisneros,  40,  Madrid. 
1880.     Rodríguez   Mourelo    (D.   José),  Académico  de  la   Real 

de  Giencias  exactas,   físicas   y  naturales.    Profesor   de 

Química  industrial  orgánica  en  la  Escuela  Superior  de 

Artes  é  Industrias.  —  G.   del  Piamonte,  14,   Madrid. — 

(Mineralogía.) 
1902.     RoF  Y  Codina  (D.  Juan),  Veterinario  Militar. — Plaza  de  la 

Feria,  19,  Lugo. 

1907.  RoussEL  Y  Ory  (D.   León),    Ingeniero   Agrónouio,   Gate- 

drático de  Agricultura  del  Estado  en  Francia,  Director 
del  servicio  agronómico  de  la  Sociedad  general  de  In- 
dustria y  Gomercio. — G.  de  Atocha,  120,  Madrid. 

1905.  Royo  y  Llobat  (D.  Adolfo),  Farmacéutico.  —  Ruzafa,  39, 
Valencia . — {Ma  lacologia .) 

1887.  Ruiz  Arana  (D.  Segundo  S.),  Licenciado  en  Farmacia. — 
Gaparroso  (Navarra). 

1907.     Ruiz  Y  Guevas  (D.  Florián).— Madrid. 

1873.  Saavedra  (Excmo.  Sr.  D.  Eduardo),  Ingeniero  de  Gami- 
nos.  Individuo  de  las  Reales  Academias  de  la  Lengua, 
de  Giencias  y  de  la  Historia,  Gonsejero  de  Instrucción 
piíblica. — G.  de  Fuencarral,  74  y  76,  principal,  Madrid. 


32  LISTA    DE    SOCIOS 

1890.  Sáenz  y  López  (D.  Juan),  Licenciado  en  Ciencias  natu- 

rales, Director  del  Colegio  de  Sania  Ana. — Mérida  (Ba- 
dajoz). 

1907.     Salcedo  (D.  Pedro),  Ingeniero  Jefe  de  Montes.— Granada. 

1901.  Sánchez  Bruil  (D.  Mariano),  Catedrático  en  el  Instituto 
general  y  técnico. — C.  de  Alfonso  I,  28,  Zaragoza. 

1891.  Sánchez  Navarro  y  Neumann  (D.  Emilio),  Doctor  en  Cien- 

cias naturales.  Profesor  auxiliar  en  el  Instituto. — C.  del 
Sacramento,  11,2.°  izq.%  Cádiz. — (Entomología.) 

1885.  Sánchez  y   Sánchez   (D.  Domingo),  Doctor  en  Ciencias 

naturales  y  en  Medicina,  Conservador,  por  oposición, 
en  el  Museo,  Profesor  en  la  Escuela  de  Artes  é  Indus- 
trias.— G.  de  Atocha,  96,  Madrid. —  (Anatomía  compa- 
rada.) 

1899.  Sanghíz  Pertegas  (Excmo.  Sr.  D.  José).— C.  de  San  Vicen- 

te, 151,  Valencia. 

1905.  Sancho  (D.  Enrique) — C.  de  Orellana,  1,  Madrid. 

1906.  San  Miguel  de  la  Cámara  (D.  Maximino). — C.  de  Hor- 

taleza,  76,  Madrid. 

1901.  San  Román  Elena  (D.  Manuel),  Doctor  en  Teología,  Licen- 

ciado en  Derecho,  Canónigo  Doctoral  de  la  S.  I.  C.  de 
Calahorra  (Logroño). 

1902.  San  Salafranca  (D.  Francisco). — Condal,  9,  Barcelona. 
1895.     Santo  Domingo  y   López  (D.  Agustín),  Catedrático  en  el 

Instituto. — Soria. 

1898.  Santos  y  Abreu  (D.  Elias) ,  Licenciado  en  Medicina  y  Ci- 
rugía y  Director  del  Museo  de  Historia  natural  y  Etno- 
gráfico.— Santa  Cruz  de  La  Palma  (Canarias).  —  (Ento- 
mología y  Botánica.) 

1879.  Sanz  de  Diego  (D.  Maximino),  Disecador  1,°,  por  oposi- 
ción, del  Museo  de  Ciencias  naturales. — C.  de  San  Ber- 
nardo, 94,  1.°,  Madrid. — (Comerciante  en  objetos  y  libros 
de  Historia  natural  y  en  utensilios  para  la  recolección, 
preparación  y  cojiservación  de  las  colecciones;  cambio  y 
venta  de  las  mismas  en  todos  los  ramos.) 

1900.  Saulcy  (Feliciano  Caignart  de). —  3,  rué  Chátillon,  Metz 

(Lorraine). — (Coleópteros  y  Ortópteros  de  Europa.) 
1902.     Schramm    (D.  Jorge).— C.  de  Monteleón,  23,  pral.,  Ma- 
drid. — (Coleópteros ,  Cerambícidos.) 

1886,  Seebold  (D.  Teodoro),  Ingeniero  civil,  de  la  Sociedad  de 


DE    LA    REAL    ESPAÑOLA   DE    HISTORIA   NATURAL.  33 

Ingenieros  civiles  de  París,  Comendador  de  la  Orden  de 
Garlos  III,  Caballero  de  varias  órdenes  extranjeras. — 
Square  du  Roule,  2,  París. — (Lepidópteros.) 

1898.  Segovía  y  Corrales  (D,  Alberto),  Catedrático  de  Zoología 

general  en  la  Facultad  de  Ciencias. — G.  de  Leganitos, 
47,  Madrid. 

1902.  Seminario  conciliar  de  Orihuela. 
J872.     Senado  (Biblioteca  del).— Madrid. 

4897.  Seras  y  González  (D,  Antonio). — Monsalves,  12,  Sevilla. 
(Histología. J 

1907.  Serradell  (D.  Baltasar).— G.  de  San  Pablo,  71  y  73, 
Barcelona. — f Conquiliología,  Paleontología  y  Mine- 
ralogía.) 

1899.  Silva  Tavares  (Excmo.  Sr.  D.  Joaquín  de),  de  la  Real  Aca- 

demia de  Ciencias  de  Lisboa,  de  la  Sociedad  entomoló- 
gica de  Francia,  Socio  correspondiente  de  la  Real  Aca- 
demia de  Ciencias  y  Artes  de  Barcelona  y  fundador  de  la 
Sociedade  Portuguesa  de  Sciencias  Naturaes,  Profesor 
en  el  Colegio  de  San  Fiel,  Portugal. — (Zoocecidias.) 

1889.  SiMARRO  (D.   Luis),  Doctor  en  Medicina,   Catedrático  de 

Psicología  experimental  en  la  Facultad  de  Ciencias. — 
G.  del  General  Oráa,  5,  Madrid. — (Histología.) 
1880.     Simón  (D.  Eugenio).— Villa  Sail  (70,  rué  Pergolese),  16, 
Paris  16^. — [Arácnidos.) 

1890.  Siret(D.  Luis),  Ingeniero. —  Cuevas  de  Vera  (Almería). 

(Geología  y  Antropología.) 

1901.  Sobrado  Maestro  (D.  César),  Catedrático  en  la  Facultad 
de  Farmacia. — Sanúíigo.— (Botánica.) 

s.  F.  Solano  y  Eulate  (D.  José  María),  Marqués  del  Socorro, 
Catedrático  en  la  Facultad  de  Ciencias,  Jefe  de  la  Sec- 
ción de  Geología  en  el  Museo. — G.  de  Jacometrezo,  41, 
Madrid. — (Mineralogía  y  Geología.) 

1901.  Soler  y  Batlle  (D.  Enrique),  Farmacéutico  militar. — 
C.  Mayor,  51,  Sarria  (Barcelona). — (Botánica), 

1898.  Soler  y  Gahgeller  (D.  Juan  Pablo),  Doctor  en  Ciencias, 
Catedrático  de  Agricultura  en  el  Instituto  general  y  téc- 
nico.— C.  de  Alcoraz,  7,  Huesca. — (Microquimica.) 

1904.     Spoerri  (D.  Eurico). — Librero. — Pisa  (Italia). 

1903.  SuEiRAS  Olave  (D.  José). — Hospital  Militar,  Jesús  María, 

letra  E  (Hoteles).  —  Santa  Cruz  de  Tenerife  (Canarias). 

T.  vui.— Enero,  1908.  3 


34  LISTA  DE   SOCIOS 

1905.  SuRMELY  (D.  Eduardo),  Profesor  de  idiomas.  —  Concep- 
ción Jet'ónima,  15  y  17,  Madrid. 

1903.  Taboada  Tundidor  (D.  José),  Doctor  en  Ciencias  na- 
turales.— Orense. — f Entomología.) 

1907.     Tacquin  (Dr.  A.) — Mogador  (Marruecos). 

1899.  Tarazona  y  Blanch  (D.  Ignacio),  Catedrático  en  la  Facultad 
de  Ciencias. — Valencia. 

1899.  Tarín  y  Juaneda  (D.  Rafael),  Doctor  en  Ciencias  natura- 

les, Profesor  auxiliar  de  la  Universidad. — Torno  de  San 
Cristóbal,  9,  Valencia. 

1907.  Tomás  Corrales  (R.  P.  A.),  Rector  de  las  Escuelas  Pías 
y  Catedrático  de  Historia  natural. — Granada. 

19U1.  Tomás  y  Gómez  (D.  Calixto),  Catedrático  de  Anatomía  en 
la  Escuela  de  Veterinaria. — Córdoba. —  (Anatomía  com- 
parada.] 

1900.  ToRREMOCHA  Tellez  (D.  Loreuzo),  Médico  militar — C.  de 

Sánchez  Bustillo,  3,  Madrid. 
1882.     Torrepando  (Sr.  Conde  de),  Ingeniero  de  Montes. — C.  de 
Ferraz,  48,  hotel,  Madrid. 

1902.  Turró  (D.  Ramón),  Director  del  Laboratorio  Microbioló- 

gico. — C.  del  Notariado,  10,  Barcelona. — (Bacteriología.) 

1896.  Tutor  (D.  Vicente),  Doctor  en  Medicina. — Calahorra  (Lo- 

groño) . — (Coleópteros.) 

1903.  Universidad  de  Santo  Tomás. — Manila. 

1897.  Urquía  y  Martín  (D.  Ildefonso). — C.  del  Almirante  Ho- 

yos, 7  y  9,  Sevilla. 
1905.     Urquíjo  (D.  Estanislao). — C.  de  Alcalá,  41   cuadruplica- 
do, Madrid, 

1904.  Uruñuela  (D.  Julio),  Licenciado  en  Ciencias  naturales. 

Conservador  en  el  Jardín  Botánico. —  C.  de  la  Monte- 
ra, 39,  Madrid. 
1895.  Val  y  Jullán  (D.  Vicente  de),  Licenciado  en  Farmacia, 
Subdelegado  de  Farmacia  del  partido  de  Borja,  Presiden- 
te de  la  Junta  de  Gobierno  del  Colegio  provincial  de  far- 
macéuticos de  Zaragoza,  Socio  corresponsal  de  los  Ilus- 
tres Colegios  de  Farmacia  de  Madrid  y  Barcelona,  de  la- 
Sociedad  española  de  Higiene,  Corresponsal  de  la  Médico 
Quirúi'gica  española  y  de  otras  varias  Corporaciones, 
premiado  en  varias  Exposiciones. — (Zaragoza). — (Botá- 
nica.) 


DE   LA   REAL    ESPAÑOLA   DE    HISTORIA   NATURAL  35 

1900.  Vales  Failde  (D.  Javier),  Presbítero  y  Abogado. —  G.  de 
la  Colegiala,  20,  Madrid. 

1887.  Vázquez  Firueroa  y  Canales  (D.  Aurelio),  Inspector  Jefe 
de  Telégrafos,  jubilado. — Plaza  de  Jaüdeiies,  101,  Guada- 
lajara. — (Lepidópteros  de  Europa.) 

1902.  Vázquez  Figueroa  y  Mohedano  (D.  Antonio),  Arquitec- 
to.—  Plaza  de  Jaúdenes,  Guadalajara. — (Coleópteros  de 
Europa.) 

1906.  VerdaCtUer  Comes  (D.  Pablo). — Valencia. 

1905.  Vera  (D.Vicente),  Profesor  auxiliar  en  el  Instituto  de  San 
Isidro. — G.  de  la  Concepción  Jerónima,  16,  Madrid. 

1902.  Vicente  (D.  Melchor),  Maestro  normal. — Ortigosa  de  Ca- 
meros (Logroño). —  (Geología.) 

1907.  Vidal  y  Careta  (D.  Francisco),  Catedrático  en  la  Univer- 

sidad Central. — C.  de  Leganitos,  47,  Madrid. 
1899.     Vidal  y  Compaihe  (D.  Pío),  Doctor  en  Ciencias  naturales. 

Conservador,  por  oposición,  en  el  Museo. — C.  de  Justi- 

niano,  Madrid. 
1893.     ViLA  Y  Nadal  (D.  Antonio),  Catedrático  en  la  Facultad  de 

Ciencias. — Salamanca. 

1896.  Viñals  y  Torrero  (D.  Francisco),  Doctor  en  Medicina. — 

C.  de  la  Espada,  4,  principal,  Madrid. 

1904.  Williams  and  Norgate,  Libreros  editores. — 14,  Henrietta 
Street. — Govent  Garden  (Londres),  W.  C. 

1907.     Wynn  Ellis  (D.  Federico). — Barcelona. — (Botánica.) 

1907.  Zabala  y  Lara  (D.  Miguel),  Químico  de  la  Azucarera 
Santa  Juliana  y  Farmacéutico. — Granada. 

1907.  Zambrano  y  García  de  Garavantes  (D.  José),  Farmacéu- 
tico.— Granada. 

1897.  Zamora  y  Garrido  (D.  Justo),  Licenciado  en  Farmacia, 

Director  del  Colegio  de  segunda  enseñanza  de  San  Agus- 
tín.—  Siles  (Jaén),  por  Valdepeñas  é  Infantes. — (En- 
tomología,  especialmente  de  la  Sierra  de  Segura.) 

s.  F.  Zapater  y  Marconell  (D.  Bernardo),  Presbítero.— Alba- 
rracín  (Teruel). — (Botánica.) 

Í905.  ZuLUETA  (D.  Antonio  de).— Alfonso  XII,  74,  Madrid.— 
fHerpetología). 


36  LISTA    DE    SOCIOS 

Socios  agregados. 

1904.  Aterido  (D.  Luis),  Jardinero  Mayor  del  Botánico. — Ma- 
drid. 

1906.  Beltrán  BiCtOrra  (D.  Francisco),  Alumno  de  Ciencias  na- 
turales.—G.  Mayor,  23,  Nules  (Castellón). 

1899.  Escribano  y  Ramón  de  Moncada  (D.  Francisco),  Licen- 
ciado en  Medicina. — Argamasilla  de  Alba  (Ciudad-Real). 

1898.  Izquierdo  (D.  Juan  Antonio),  Catedrático  de  Ampliación 
de  Física  en  la  Universidad. — Zaragoza. 

1903.  Orensanz  (D.  José),  Profesor  auxiliar  interino  en  la  Es- 

cuela de  Veterinaria. — Zaragoza. 

1897.  Relimpio  y  Ortega  (D.  Federico),  Catedrático  en  la  Facul- 

tad de  Ciencias. — C.  de  Cervantes,  16,  Sevilla. 

1906.  Sabater  Diana  (D.  Gregorio),  Alumno  de  Ciencias  natu- 
rales.— C.  de  Hernán  Cortés,  14,  Valencia. 

1901.  Sánchez  Pérez  (D.  José  Augusto).  —  Alfonso  1,  28,  Za- 
ragoza. 

Socios  que  han  fallecido  en  1907. 

Muro  y  López  Salgado  (Escmo.  Sr.  D.  José). 

numerarios 

1898.  Alloza  Blasco  (D.  Leandro),  de  Castellón. 

1904.  Arellano  (D.  Tomás),  de  Bilbao. 

1872.  Barboza  du  Bocage  (Excmo.  Sr.  D.  José  Vicente),  de 
Lisboa. 

RESUMEN. 

Socios  protectores G 

—  honorarios 10 

—  correspondientes 60 

—  numerarios 422 

—  agregados 8 

Total 506 

Madrid,  1."  de  Enero  de  1903. 
El  Secretario, 

Ricardo  García  Mercet. 


índice  geográfico  de  los  socios  ^*^ 


Es:pA.:tTj^ 


Ager  (Lérida) 
Finestres. 

Aguilar  (Córdoba) 
Dargent. 

Alharracín  (Teruel) 
Zapater. 

Alicante 
Jiménez  de  Cisneros. 

Almería 
Benet  Andreu. 

Argamasilla  de  Alba  (C.  Real) 
(A)    Escribano. 

Arrecife. 

Medina  Rodríguez. 
Pereyra  Galviatti. 

Avila 
Gutiérrez  Martín. 

Aviles  (Oviedo) 
Graiño. 

Badajoz 

Hernández  Alvarez. 
Instituto. 


Baeza 
Instituto. 
Muñoz  Cobo. 

Barcelona 

Almera. 

Aranzadi. 

Barre  (Barón  de  la). 

Bofill. 

Brugués. 

Buen. 

Calvo. 

Calleja. 

Camps. 

Casamada. 

Casares  (A.) 

Cátedra  de  Historia  natural. 

Compañía  de  Tabacos. 

Domenech. 

Facultad  de  Farmacia. 

Ferrer  (C.) 

Ferrer  y  Hernández  (J.) 

Font. 

Huguet  y  Padró. 

Instituto. 

Jimeno  Egurbide. 

Julia  Olsina. 

Llenas. 

Maluquer  (J.) 

Maluquer  (S.) 


(*)  No  figuran  los  residentes  en  Madrid.  Las  iniciales  H,  C  ó  A,  precediendo  á  un 
apellido,  indican  que  se  trata,  respectivamente,  de  un  socio  honorario,  correspon- 
diente ó  agregado. 


índice  geografi 

CO   DE    LOS    SOCIOS 

Mir. 

Castellón 

Miralles. 

Alcaraz. 

Moles. 

Oliver. 

Ciudad  Real 

Pardillo. 

Becerra, 

Pí  y  Sufier. 

Instituto. 

Rivera  Vidal. 

Martínez  Fernández. 

San  Salafranca. 

Pérez  Molina. 

Serradell 

Soler  (E.) 

Córdoba 

Turró. 

Coscollano. 

Wynn  EUis. 

Instituto. 

Burgos 

Moran. 

Tomás  y  Gómez  (C.) 

Instituto. 

López  de  Zuazo. 

Cuenca 

Burriana  (Castellón). 

Jiménez  Cano. 

Peris  Fuentes. 

Cuevas  de  Vera  (Almería) 

Cabra. 

Siret. 

Corrales  Hernández. 

Ferrol  (Corufía) 

Cáceres 

Comerma. 

Ibarlucea. 

Gerona 

Cazurro. 

Cádiz 

Esteva. 

Sánchez  Navarro. 

Garriga. 

Calahorra  (Logroño) 

Llobet. 

San  Román  Elena. 

Gijón  (Oviedo) 

Tutor. 

Orueta. 

Calatayud  (Zaragoza) 

Martínez  y  Martín. 

Ballestero. 

Goyán  (Pontevedra) 

Canet  de  Mar  (Barcelona) 

Novoa. 

Duran. 

Granada 

Caparrosa  (Navarra) 
Ruiz  Arana. 

Alvarez  (J.) 

Biblioteca  universitaria. 

Diez  Tortosa  (J.) 

Cartagena  (Murcia) 

Diez  Tortosa  (M.) 

Cáceres. 

Escuela  normal  de  Maestros 

Calandre. 

Espejo. 

Ibáñez, 

Facultad  de  Ciencias. 

Jiménez  Munuera. 

Facultad  de  Farmacia. 

DE    LA    REAL   ESPAÑOLA   DE   HISTORIA   NATURAL. 


39 


Fernández  Martínez. 

La  Orotava  (Canarias) 

González  Sánchez. 

Gramas. 

Instituto  general  y  técnico. 

López  Mateos. 

Leganés  (Madrid) 

Maldonado. 

Fernández  Navarro. 

Martínez  Sáenz, 

Naclier. 

£eón 

Nacle  Herrera. 

Blanco  del  Valle. 

Navarro  Moreno. 
Salcedo. 
Tomás  Corrales. 

Logroño 
Elizalde. 

Zabala. 

Lugo 

Zambrano. 

Rof  y  Codina. 

Quadalajara 

Llagostera  (Gerona) 

Instituto. 

Gelabert. 

Prado. 

Vázquez  (D.  Antonio). 

Mahón  (Baleares) 

Vázquez  (D.  Aurelio). 

Alabern. 

Huelva 

Málaga 

Carbó. 

Laza. 

Instituto. 

Mérida  (Badajoz) 

Huércal- Overa  (Almería) 

Sáenz  López. 

Enciso. 

Monreal  del  Campo  (Teruel) 

Huesea 

Benedicto. 

Escuela  normal  de  Maestros. 
Soler  y  Carceller  (J.  P.) 

Murcia 

Codorníu. 

Jerez  (Cádiz) 

Novella. 

Pérez  Lara. 

Eivera  (M.) 

Pons. 

Jimena  (Jaén) 
Martínez  Gámez. 

La  Corufta 
Campo  Prado. 

Za  Guardia  (Pontevedra) 
Colegio  del  Apóstol  Santiago. 
Merino. 

Laguna  de  Tenerife  (Canarias) 
Cabrera  (A.) 


Nava  del  Rey  (  Valladolid) 
Mercado. 

Nules  (Castellón) 
(A)    Beltrán  Bigorra. 

Olot  (Gerona) 
Aulet. 
Bolos. 


Orense 


Bescansa. 
Instituto. 


40 


índice  geográfico  de  los  socios 


Orihuela  (Alicante) 
Colegio  de  Santo  Domingo. 
Seminario. 

Ortigosa  (Logroño) 
Vicente. 

Ortigueira  (Coruña) 
Macifieira. 

Oviedo 
Balbin. 
Barras. 

Facultad  de  Ciencias. 
Martín  Ayuso. 

Falencia 
Aragón. 
Cascón. 
Instituto. 

Palma  de  Mallorca  (Baleares) 
Forteza  Rey. 
Fuset. 
Instituto. 
Laboratorio  biológico  marino. 

Pontevedra 
Colomina. 
Instituto, 

Portugalete  (Bilbao) 
Mac-Lennan. 

Pozuelo  de  Calatrava. 
Fuente. 

Río  Gabriel- Requena  (Valencia) 
Martínez  de  Pisón. 

Salamanca 
Vila  Nadal. 

Saldaña  (Palencia). 
Macho  Tomé. 

San  Ildefonso  (Segovia) 
Breñosa. 


San  Lorenzo  (Canarias) 
Mederos. 
San  Lorenzo  del  Escorial  (Madrid/ 
Biblioteca  de  Montes. 
Martínez- Núñez. 

San  Sebastián 
Instituto. 
Iñarra. 

Sta.  Cruz  de  la  Palma  (Canarias) 
Santos  Abreu. 

Sta.  Cruz  de  Tenerife  (Canarias) 
Cabrera  y  Díaz  (A.) 
Sueiras  Olave. 

Santander 
Alaejos. 
Carballo. 

Estación  de  Biología. 
Rioja. 

Santiago  (Coruña) 
Cátedra  de  la  Universidad.. 
Deulofeu. 
Eleicegui. 
García  Várela. 
Instituto. 
Mateos. 
Riva. 
Sobrado. 

Segorbe  (Castellón) 
Pau. 

Segovia 
Castellarnau. 
Flórez. 
Gila. 
Jerónimo. 

Serradilla  (Cáceres) 
Rivas  Mateos. 

Sevilla. 
Arráez. 
Bago. 
Benito  Pifiol. 


DE   LA    REAL   ESPAÑOLA    DE  HISTORIA   NATURAL. 


41 


Benjumea. 
Chaves. 
Crú. 

Fernández  de  Castro. 
Ferrand. 
Halcón. 

Martínez  Girón. 
Martínez  Lechón. 
Mazo. 
Medina. 
Paúl. 
(A)   Relimpio. 
Seras. 
Urquía. 

Siles  (Jaén) 
Zamora. 

Soria. 
Santo  Domingo. 

Tarrasa  (Barcelona) 
Cadevall. 
Ferrer  Dalmau. 

Teruel 
Boscá  (A.) 

Toledo 
Espluga. 
Hoyos. 

Torrelavega. 
Alcalde  del  Río. 

Tuy  (Pontevedra) 
Areses. 

Valdealgorfa  (Teruel) 
Pardo. 

Valencia 
Boscá  (E.) 

Consejo  de  Agricultura. 
Cruz  Nathan. 
Esplugues. 
Facultad  de  Ciencias. 
Guillen. 
Hueso. 
Instituto. 


Moroder. 
Royo  Llovat. 
(A)    Sabater  Diana. 
Sanchíz. 
Tarazona. 
Tarín. 
Verdaguer  Comes. 

Vallad  olid 
Barreiro. 
Muñoz  Ramos. 

Vigo  (Pontevedra) 
Biblioteca  G.®  Barbón. 
García  Arenal. 

Vilvestre  (Salamanca) 
Fernández  Gatta. 

Vitoria 
Instituto. 

Zaragoza 

Aramburu. 

Arévalo. 

Borobio. 

Casino. 

Díaz  Arcaya. 

Dosset. 

Ferrando. 

Gómez  R. 

Gota. 

Gregorio. 

Instituto. 
(A)    Izquierdo. 

Jimeno  (H.) 

Moyano. 

Navas. 
(A)    Orensanz. 

Pella. 

Ramón  y  Cajal  (P.) 

Sánchez  Bruil. 
(A)    Sánchez  Pérez. 

Val  y^ Julián. 

Zumaya  ( Guiptizcoa) 
Aldaz. 


42 


índice  geográfico  de  los  socios 


Ex:TKyj^isrj"Ei^o 


Alemania 

Aslier. — Berlín. 
C)     Arnold. — llunich. 
(C)     Bourgeois.  —  St.  Marie  aux  Mi- 
nes. 
(G)     Bucking. — Estrasburgo. 
(H)    'Engler.— Berlín. 
(C)     Gebien. — Hamburgo. 

Heyden. — Frankfíirt  am  Main,. 

Jacobs. —  Wieshaden. 
(C)    Konow. — Teschendorf. 
(C)     Kraatz. — Berlin. 

Eeal  Biblioteca.— 5er?¿?i. 
(C)     Salomón. — Heidelberg. 

Saulcy. — Metz. 
(Cj     Weise  {J.)— Berlin. 

Austria-Hungría 

(C)     Brancsilv. — Trencsen. 
(H)    Bruuner. —  Vie7ia. 
(C)    Horvatli. — Budapest. 

Ivheil. — Praga. 
(C)     Klapalek. — Praga. 
(C)     Reitter.-  Paskau. 
H)    Tsehermaclí:. —  Viena. 

Bélgica 

{C)     Schouteden.— Bruselas. 

Chile 
(C)    Porter, — Sayitíago. 

Cuba 
Gómez  de  la  Maza. — Habana. 
Pazos. — San  Antonio. 

Ecuador 
(C)     Sodiro. — Quito. 

Estados  Unidos 
(H)    Scadder. — Cambridge. 


(C)    Turnez. —  Washington. 
(C)    Washington.  —  Locust,    Mon- 
mouth. 

Puerto  Rico 
Planellas. 

Francia 

(C)     Acloque. — París. 
(O)     André.—Gray. 

Azam. — Draguignan. 
(C)     Bedel.— Paris. 
(C)     Blanchard.— Pm-¿s. 
(C)     Bo\8.— Saint-Mandé. 
(C)     Chevreux.— Pone. 
(C)     Delacroix. — Paris. 
(C)     Dollfus.— Pans. 
(C)     D'Orbigny. — Paris. 
(C)     Fauvel. —  Cae«. 
(C)     Finot— Fontainebleati. 
(C)     Foumouze. — Paris. 

Fran90is. —  Paris. 
(H)    Gaudry. — Paris. 
(G)     Giard.— París. 
(C)     Grouvelle  (A.) — Issy. 
(C)     Beckel.— Marsella. 
(C)     Janet. —  Voísinlieu. 
(C)     Lesne. — Asnieres. 
(C)     Martin  (R.)— Pe  Blanc. 
(C)     Meunier.— Po»-ís. 

Oberthur  (Ch  ) — Rennes. 

Oberthur  [R.)— Rennes. 
(C)     Olivier. — Baroches  au  Houlme 
(C)     Pérez.— Purdeo-s. 

Pie. — Digoin. 

Seebold. — Paris. 

Simón. — Paris. 
(H)     Van  Tieghem. — Paris. 

Filipinas 
Universidad. — Manila. 


DE    LA   REAL   ESPAÑOLA   DE    HISTORIA   NATURAL. 


43 


Holanda 
Pantel.—Kasteel  Geniert. 

Inglaterra 

Boulenger. — Londres. 

Burr. — Shepherdswell. 
(C)     Distant. — Soíith  Norwood. 

Dulau. — Londres. 
(H)    Geikie.— Zrondres. 
(C)    Lewis  (G.)~Tumhridge  Wells. 
(H)    Lubbock. — Londres. 

Williams. — Londres. 

Italia 

(C)  Balsamo. — Ñapóles. 

(O)  Brizi. — Boma. 

(C)  Oamerano. — Tiirin. 

(C)  Cannaviello. — Partid. 

(C)  Dervienx. —  Turin. 

(C)  De  Tom.—Módena. 

(O)  Gestro. — Genova. 

(C)  Giordano. — Ragusa  (Sicilia). 

(O)  Griffini.— Tíínn. 

(C)  Lo  Biauco. — Ñapóles. 

(C)  Piccioli  (Fr.) — Vallombrosa. 

(C)  Piccioli  (L.)— Siena. 
Spoerri. — Pisa. 


Monaco 

(C)    Richard. — Monaco. 

Portugal 
Carvalho. — Lisboa. 
Correa.  — San  Martinho  (Sa- 
hroza). 
(C)     Girard. — Lisboa. 

Nascimento. — Setuhal. 
(C)     Nery  Delgado.  —  Lís6oa, 
Silva  Tavares. —  San  Fiel. 

Humanía 
(C)     Montandon.— ^uA-aresí. 

Suecia. 

(C)     Lagerheim. — Estocolmo. 

Suiza 

Cari.—  Ginebra, 

Schulthess  Rechberg.— Zwnc. 

Marruecos. 

Buigas. — Mogador. 
Tacquin. — Mogador. 

República  Dominicana. 

Hoscoso. —  Sar^  José  de  las 
Matas. 


RELACIONES 
del  esfado  de  la  Sociedad  y  de  su  Bibliofeca 

LEÍDAS  EN  LA  SESIÓN  DE  DICIEMBRE  DE  1907 

POR    EL    SECRETARIO 

D.    RICARDO    GARCÍA    MERCET 

T    EL    BIBLIOTECARIO 

D.  ÁNGEL  CABRERA  LATORRE 


Memoria  de  Secretaría. 

Señores: 

Otra  vez  me  corresponde  el  honor  de  presentaros  un  resumen 
de  los  trabajos  que  habéis  ejecutado,  de  las  empresas  que  habéis 
acometido  y  del  desarrollo  que  ha  alcanzado  la  Sociedad  durante 
un  período  de  doce  meses.  El  ejercicio  de  la  Secretaría  impone  esta 
obligación  anual,  que  se  cumple  con  gusto  en  épocas  fecundas  y 
prósperas,  como  la  presente. 

El  año  1907  ha  sido,  en  efecto,  para  nosotros,  digno  conti- 
nuador de  sus  predecesores,  no  sólo  por  el  incremento  que  en  las 
presentaciones  de  socios  han  podido  observarse,  sino  por  la  im- 
portancia y  el  interés  de  las  publicaciones  que  hemos  distribuido. 

Los  doce  Boletines  que  se  han  dado  á  luz,  componen  en  su  tota- 
lidad un  tomo  de  cerca  de  450  páginas,  en  el  que  han  colaborado, 
con  estudios  mineralógicos  ó  geológicos,  los  Sres.  Calderón,  Her- 
nández Pacheco,  Fernández  Navarro,  Jiménez  de  Gisneros,  Gala- 
lafat,  Pereira  Galviatli  y  Chaves;  con  trabajos  sobre  botánica  los 
Sres.  Lázaro  é  Ibiza,  Gadeval,  Aranzadi,  Descansa  y  Diez  de  Tor- 
tosa;  con  artículos  ó  notas  de  zoología  los  Sres.  Bolívar,  Cabrera 
Latorre,  Martínez  de  la  Escalera,  Dusmet,  P.  Navas,  Madrid  Mo- 
reno, Rioja  y  Lafuente,  y  con  comunicaciones  de  diversa  índole 
los  Sres.  Turró,  Rivas  Mateos,  Esteva,  Madrid  Moreno,  Soler  y 
Carceller,  Barras,  Diez  de  Tortosa  y  Bartolomé  del  Cerro. 

Dos  naturalistas  extranjeros  de  gran  reputación,  los  Sres.  Reit- 


46   EELACIONES  DEL  ESTADO  DE  LA  REAL  SOCIEDAD  ESPA:^0LA 

ter  (de  Paskau)  y  Vachal  (de  Argén tat),  han  favorecido  nuestros 
Boletines  con  algunos  interesantes  estudios  entomológicos. 

Si  de  la  inspección  de  los  Boletines  pasamos  al  examen  de  las 
Memoriasque  hemos  editado  durante  1907, observaremos  queéstas, 
por  su  nÚTiero  y  mérito,  nos  honran  y  enaltecen,  y  no  sólo  pue- 
den competir  con  las  de  años  anteriores  sino  que  las  sobrepujan 
y  aventajan.  Un  cuaderno  dedicado  á  celebrar  el  segundo  cente- 
nario del  natalicio  de  Linneo;  un  tomo  de  más  de  330  páginas  so- 
bre la  región  volcánica  de  Olot,  y  cuatro  cuadernos  relativos  á  la 
fauna  de  la  Guinea  española,  constituyen  las  Memorias  distribui- 
das durante  el  año  cuyo  resumen  os  presento. 

El  cuaderno  dedicado  á  Linneo,  contiene,  como  recordaréis, 
además  de  excelentes  artículos  escritos  por  los  Sres.  Rodríguez 
Mourelo,  Lázaro  y  Gredilla  á  la  memoria  y  á  la  obra  colosal  que 
realizó  el  ilustre  naturalista  sueco,  la  reproducción,  en  fototipias, 
de  dos  manuscritos  dirigidos  por  aquel  excelso  sabio  á  su  discípu- 
lo Loefling;  la  transcripción  del  pasaporte  expedido  por  el  Rey  de 
Suecia  á  favor  del  mismo  Loefling,  cuando  vino  á  España;  el  men- 
saje de  recomendación  que  á  éste  entregó  el  Rector  de  la  Univer- 
sidad de  Upsala;  las  instrucciones  que  el  propio  Linneo  dio  á  su 
discípulo  para  el  buen  desempeño  de  la  misión  científica  que  tra- 
jo á  nuestra  patria;  el  relato  del  viaje  de  Loefling  y  de  las  obser- 
vaciones que  éste  llevó  á  cabo  en  la  Península  y  América,  y  va- 
rias láminas  de  perfecta  ejecución  en  que  aparecen  reproducidos 
á  la  fototipia  el  busto  de  Linneo  que  corona  el  monumento 
levantado  en  el  Jardín  Botánico  de  Madrid  y  la  totalidad  de  este 
monumento.  La  exhumación  de  los  documentos  históricos  conte- 
nidos en  este  cuaderno  de  Memorias, fué  un  gran  acierto  déla  Co- 
misión organizadora  del  centenario enEspaña  y  ha  sido  unánime- 
mente alabada  aquí  y  en  el  extranjero.  Toda  esta  relación  que  os 
estoy  haciendo  me  trae  á  la  memoria  que  dos  consocios  nuestros, 
los  Sres.  Lázaro  é  Ibiza  y  Rivas  Mateos,  representaron  á  España 
en  las  fiestas  que  para  la  celebración  del  centenario  se  verifica- 
ron en  Estocolmo  y  Upsala  y  que  allí  fueron  nuestros  compatrio- 
tas colmados  de  atenciones  por  la  Familia  Real  sueca,  por  el  Go- 
bierno, por  las  Corporaciones  científicas  y  por  los  sabios  de  todos 
los  países  que  concurrieron  á  aquellos  festejos  memorables.  A  mí 
me  es  muy  grato,  como  español,  recordaros  estas  páginas  del  Cen- 
tenario y  que  al  Sr.  Lázaro  se  le  confirió  en  la  Universidad  do  Up- 
sala el  título  de  Doctor  honorario  en  Filosofía,  pues  todo  ello  re- 


DE    HISTORIA    NATURAL    Y   DE    SU    BIBLIOTECA  47 

vela  el  buen  aprecio  que  se  tiene  de  los  naturalistas  españoles  en 
el  extranjero  y  el  reconocimiento  de  los  méritos  que  concurren  en 
los  que  nos  representaron  en  Suecia. 

Del  voluminoso  estudio  dedicado  por  los  Sres.  Calderón,  Cazu- 
rro y  Fernández  Navarro  á  la  región  volcánica  de  Olot,  estudio  que 
constituye  la  última  parte  del  lomo  iv  de  nuestras^Memorias,  sólo 
os  diré  que  ha  confirmado  la  excelente  reputación  de  que  gozan 
sus  autores  en  el  mundo  cienlíñco  y  que  como  obra  editorial  es  de 
lo  más  espléndido  que  hasta  la  fecha  hemos  publicado.  La  rique- 
za en  cartas  y  grabados  que  avaloran  esta  publicación,  correspon- 
de al  interés  científico  déla  misma  y  ha  sido  una  consecuencia  de 
las  observaciones  y  de  los  datos  recogidos  por  sus  autores. 


Expuesto  á  grandes  rasgos  el  contenido  de  los  Boletines  y  Me- 
morias que  hemos  publicado  en  1907,  trazaré  un  resumen  del  mo- 
vimiento de  socios  registrado  en  dicho  período.  Constaba  la 
Sociedad  en  31  de  Diciembre  último  de  481  miembros,  de  los  cua- 
les eran  protectores  6;  honorarios  10;  correspondientes  60,  y  nu- 
merarios 422.  En  éstos  las  altas  anotadas  en  1907  ascienden 
á  46,  y  las  bajas  á  21.  De  entre  éstas  últimas,  me  es  muy  sensi- 
ble recordaros  las  ocurridas  por  defunción,  contándose  en  el  nú- 
mero de  ellas  la  de  D.  José  Muro,  Presidente  á  la  sazón  de  la 
Comisión  del  Noroestede  x\frica.  Catedrático  y  político  de  excelen- 
tes cualidades,  que  con  nobleza  y  desinterés  puso  toda  su  influen- 
cia y  valimiento  al  servicio  de  la  Comisión  de  que  formaba  parte, 
siempre  que  ésta  necesitó  de  ellos.  Otro  consocio  ilustre,  muerto 
en  1907,  ha  sido  el  naturalista  lusitano  Barboza  du  Bocage,  Di- 
rector del  Museo  de  Historia  natural  de  Lisboa,  consocio  nuestro 
desde  el  año  1872. 

La  Sociedad  llora  la  pérdida  de  estos  dos  honorables  consocios 
como  la  de  los  demás  que  han  fallecido. 

Volviendo  sobre  el  personal  de  nueva  entrada  consignaré  que 
nuestra  lista  de  socios  correspondientes  se  ha  aumentado  con  los 
nombres  de  los  naturalistas  extranjeros  Sres,  Lagerheim,  Giorda- 
no  Domenico,  Martín,  Gebien,  Weise,  Klapalek,  Fauvel  y  Lewis, 
á  quienes  hemos  conferido  ese  título  en  atención  á  sus  mereci- 
mientos científicos,  á  la  colaboración  con  que  honraron  algunos 
de  nuestros  cuadernos  de  Memorias  ó  á  los  donativos  que  de  sus 
obras  hicieron  para  enriquecer  nuestra  ya  vasta  biblioteca. 


48        RELACIONES  DEL  ESTADO  DE  LA  REAL  SOCIEDAD  ESPAÑOLA 

También  en  1907  se  ha  registrado  un  hecho  fausto  y  poco  fre- 
cuente: la  constitución  de  una  nueva  Sección  de  la  Sociedad.  Tie- 
ne esta  por  asiento  la  histórica  ciudad  de  Granada,  y  su  organiza- 
ción se  debe  exclusivamente  á  la  iniciativa,  al  entusiasmo  y  al 
celo  de  los  Sres.  D.  Pascual  Nacher  y  D.  Juan  L,  Diez  de  Torto- 
sa,  que  en  poco  tiempo  han  conseguido  reunir  allí  un  grupo  de 
socios  numerarios  suficiente  para  constituirse  en  Sección  y  em- 
prender estudios  ó  investigaciones  que  expliquen  la  necesidad  de 
esta  dependencia  y  la  acrediten  y  sostengan  en  lo  sucesivo.  El  im- 
portante núcleo  de  catedráticos,  ingenieros,  médicos  y  farmacéu- 
ticos que  componen  la  Sección  granadina,  demuestra  que  en  nues- 
tra patria  despierta  cada  día  mayor  interés  el  estudio  de  las  Cien- 
cias naturales  y  es  cada  vez  mayor  el  número  de  personas  que  las 
cultivan  con  aprovechamiento.  Yo  me  felicito  de  ello  y  felicito  á 
la  Sociedad,  que  tanto  ha  contribuido  á  difundir  en  España  la 
afición  á  los  estudios  histórico-naturales. 


Al  terminar  el  año  nos  llega  de  Zaragoza  una  iniciativa  plausible 
y  digna  del  mayor  encomio:  en  aquella  Sección  se  ha  concebido 
la  idea  de  organizar  un  Congreso  nacional  de  naturalistas  que  po- 
dría reunirse  durante  las  fiestas  del  Centenario  de  los  Sitios.  Ya 
sabéis  la  favorable  acogida  que  este  pensamiento  ha  tenido  en  la 
Sociedad  y  que  la  Junta  directiva  de  Madrid  ha  acordado  propo- 
neros la  celebración  de  un  Certamen  más  vasto,  al  que  puedan 
acudir  no  solamente  los  naturalistas,  sino  los  que  cultivan  las 
ciencias  matemáticas  y  las  físico-químicas,  con  todas  sus  deriva- 
ciones, y  que  sería  á  modo  de  una  gran  Asamblea  nacional  de 
las  profesiones  científicas,  ajustándose  su  programa  al  de  los 
Congresos  que  las  Sociedades  para  el  adelantamiento  de  las  cien- 
cias acostumbran  celebrar  periódicamente  en  el  extranjero. 

Yo  encuentro  estos  propósitos  laudables  sobre  toda  ponderación 
y  juzgo  que  no  sólo  por  amor  á  la  ciencia,  sino  por  un  deber  más 
alto  y  noble,  por  un  verdadero  deber  de  patriotismo,  estamos 
obligados  á  llevar  adelante  este  pensamiento.  Porque  en  los  mo- 
mentos actuales,  en  que  nos  encontramos  planteado  un  proble- 
ma que  afecta  á  la  unidad  nacional,  sería  empresa  política  y  dig- 
na de  que  pongan  en  ella  sus  empeños  los  mejores  patricios,  todo 
cuanto  tienda  á  fortalecer  los  vínculos  de  solidaridad  entre  los  di- 
versas regiones  que  integran  la  patria  común  y  yo  considero  que 


DE    HISTORIA    NATURAL   Y    DE    SU    BIBLIOTECA  4Í) 

el  Congreso  nacional  de  Zaragoza,  al  que  estarían  invitados  los 
Centros  de  cultura,  las  Corporaciones  cientíñcas  y  las  Sociedades 
sabias  de  toda  España,  crearía  lazos  de  fraternidad  entre  hombres 
de  todas  las  regiones,  que  hoy  tal  vez  se  desconocen,  estrecharía  y 
apretaría  los  ya  existentes,  favorecería  la  mutua  estimación  entre 
un  gran  plantel  de  la  intelectualidad  española  contemporánea,  y 
podría  ser,  al  mismo  tiempo,  un  foco  de  fecundas  iniciativas  para 
la  propulsión  de  la  cultura  nacional  y  la  difusión  de  los  conoci- 
mientos científicos. 

En  espera,  pues,  de  los  resultados  políticos  y  sociales  que  se  de- 
rivarían, seguramente,  del  Congreso  de  Zaragoza,  debemos  todos 
coadyuvar  con  entusiasmo  en  su  organización  y  disponernos  á 
llevar  á  las  deliberaciones  que  allí  se  planteen  las  luces  de  nues- 
tra inteligencia  y  el  fruto  de  nuestros  estudios;  y  si,  como  es  pre- 
sumible, un  éxito  feliz  corona  la  empresa  que  tratamos  de  acome- 
ter, la  Sociedad  podrá  mostrarse  orgullosa  de  ello,  pues  por  su 
iniciativa  y  su  gestión  se  habría  llegado  á  los  fines  que  se  to- 
casen. 

Yo  hago  votos  porque  así  suceda  y  los  hago  también  porque  el 
año  que  empieza  sea  tan  próspero  y  fecundo  para  nosotros  como 
el  que  ha  terminado.  Como  ello  dependo  de  vuestra  laboriosidad, 
de  vuestros  talentos  y  de  vuestro  amor  á  nuestra  institución,  no 
dudo  que  al  finalizar  el  1908,  será  aún  más  floreciente  todavía  el 
estado  de  la  Sociedad  y  más  grande,  si  cabe,  que  en  el  1907,  la 
labor  científica  á  que  hayáis  dado  feliz  coronamiento. 


El  Secretario, 

Ricardo  García  Mercet. 


T.  VIII.— Enero,  1908. 


RELACIONES  DEL  ESTADO  DE  LA  REAL|sOCIEDAD  ESPAÑOLA 


Estado  de  la  Biblioteca. 

El  año  1007  ha  sido  un  año  más  de  prosperidad  para  la  Biblio- 
teca de  nuestra  Sociedad.  El  acuerdo  tomado  por  la  Junta  direc- 
tiva de  convertir  el  cargo  de  Vicebibliotecario  en  un  empleo  re- 
munerado, á  semejanza  de  los  que  existen  en  otras  Sociedades 
científicas  ó  literarias  (en  el  Ateneo  de  Madrid,  por  ejemplo),  ha 
dado  los  excelentes  resultados  que  eran  de  esperar.  Gracias  á  la 
laboriosidad  del  Auxiliar  de  la  Biblioteca,  Sr.  Fernández  Galia- 
no,  el  índice  de  los  libros  que  la  Sociedad  posee  puede  conside- 
rarse un  hecho.  Hasta  ahora  no  ha  sido  posible  hacer  más  que 
3.000  papeletas,  pero  si  se  tiene  en  cuenta  que  este  trabajo  supo- 
ne la  previa  clasificación  de  todo  el  contenido  de  la  Biblioteca,  en 
lamentable  desorden  por  falta  de  local,  fácilmente  se  comprende- 
rá el  esfuerzo  que  representa. 

Al  hablar  del  índice,  no  debo  pasar  en  silencio  la  adquisición 
para  el  mismo  de  un  mueble,  modelo  norteamericano,  que  así 
por  el  poco  espacio  que  ocupa,  como  por  la  facilidad  de  su  mane- 
jo y  lo  elegante  y  sencillo  de  su  construcción,  aventaja  en  mu- 
cho á  las  anticuadas  mesas  con  cajetines,  en  uso  en  todas  las  bi- 
bliotecas públicas  y  particulares  de  España.  La  forma  de  armario 
de  dicho  mueble  evita  á  los  que  consultan  el  índice  la  molestia  de 
pasarse  largo  rato  tendidos,  ó  poco  menos,  sobre  una  mesa.  Es, 
por  tanto,  una  comodidad  para  todos  los  socios;  no  exclusiva- 
mente para  los  bibliotecarios. 

Además  de  las  publicaciones  con  que  venimos  manteniendo 
cambio,  durante  el  pasado  año  han  ingresado  en  la  Biblioteca  182 
libros  y  folletos,  algunos  de  ellos  por  compra,  pero  la  mayor  par- 
te como  donativo  de  sus  autores.  Por  las  matei'ias  de  que  tratan, 
pueden  estas  obras  clasificarse  así: 

Historia  natural  en  general,  3;  Geología  y  Mineralogía,  33;  Bo- 
tánica, 25;  Zoología,  82  (Moluscos,  3;  Insectos,  69;  Peces,  4;  Aves, 
2;  Mamíferos,  4);  Bacteriología,  6;  Anatomía,  1;  Antropología  y 
Prehistoria,  1;  Astronomía,  1;  Geografía,  1;  Química,  3;  Varios 
(Biografía,  Bibliografía,  Congresos  científicos,  etc.,  20). 

El  centenario  de  Linneo  haimpreso  también  sus  huellas  en  nues- 
tra Biblioteca.  Entre  las  obras  en  ella  ingresadas  merecen  espe- 
ial  mención,  así  por  su  contenido  como  por  el  lujo  con  que  están 


DE   HISTORIA    NATURAL   Y    DE    SU    BIBLIOTECA  51 

•editadas,  las  que  la  Academia  de  Ciencias  de  Estocolmo  ha  pu- 
blicado con  ocasión  de  dicho  centenario.  También  se  ha  adquiri- 
do la  edición  facsímil  del  Systema  Naíurce  de  Linneo,  publicado 
€n  1758,  hecha  por  la  casa  Junk,  de  Berlín.  Este  libro  no  podía 
faltar  en  un  centro  dedicado,  como  nuestra  Sociedad,  al  cultivo 
de  las  Ciencias  naturales,  desde  el  momento  que  la  edición  de  1758 
de  la  obra  inmortal  del  naturalista  sueco  se  considera  como  pun- 
to de  partida  de  la  nomenclatura  zoológica. 

Réstame  añadir,  que  durante  el  año  1907  se  han  encuadernado 
211  volúmenes  de  nuestra  Biblioteca. 

Lo  único  que,  desgraciadamente,  no  es  todavía  una  realidad, 
es  el  cambio  de  local,  necesidad  urgentísima  si  se  quiere  que  la 
organización  de  nuestra  librería  tenga  algo  de  perfecta.  Esperamos 
que  en  el  año  que  comienza  veremos  llevada  á  efecto  esta  mejora, 
la  más  importante  de  todas. 

El  Bibliotecario, 

Ángel  Cabrera  Latorre. 


LISTA  DE  LAS  SOCIEDADES 

009    las   que   cambia,   y    de   las   publicaciones    periódicas 

que    recibe,    la    I^eal    Sociedad    Española 

de  ílistoria  natural 


Alemania 


Deutsche  entomologische  Gesellschaft,  Berlín. 

Deutsche  Entomologische  Zeitschrift. 
Entorno] ogischer  Verein  in  Berlin. 

Berliner  Entomologische  Zeitschrift. 
Entomologischer  Verein  zu  Stettin. 

Entomologische  Zeitung. 
Geologieches  Centralblatt,  Leipzig. 
Naturse  Novitates,  Berlin. 
Naturhistorischen  Gesellschaft  zu  Nürnberg. 

Abhcmdlnngen. 
Physikalisch-medicinischen  Gesellschaft  zu  Würzburg. 

Sitziingsberichte. 

Verhandlungen. 
Vereins  für  naturwissenschaftliche  Unterhaltungzu  Hamburg. 

Verhandlungen. 
Zeitschrift  für  Wisseuschaftliche  Insektenbiologie,  Husum. 
Zoologischer  Anzeiger,  Leipzig. 

Rustria^Hungria 

Academia  des  Sciences  de  Cracovie. 

Bidletin  international. 
K.  K.  Naturhistorisches  Hofmuseum,  Wien. 

Annalen. 
K.  K,  Zoologisch-Botanische  Gesellschaft  in  Wien. 

Verhandlungen. 
Museum  Nationale  Hiingaricum,  Budapest. 

Aúnales  historico-nniurales. 


LA  REAL  SOCIEDAD  ESPAÑOLA  DE  HISTORIA  NATURAL  CS 

ÍJocietas  entomológica  Bohemise,  Praga. 

Acta. 
üngarische  Centralbureau  für  ornithologische  Beobachtungen,  Budapest. 

Aquila. 
Wiener  Entomologische  Zeitung,  Wien. 


Bélgica 

Observatoire  royal  de  Belgique,  Bruxellee. 

Annales. 

Annuaire. 
Société  belge  d'Astronomie,  Bruxelles. 

Annuaire. 

Bulletin. 
Socitté  belge  de  Géologie,  de  Paléoutologie  et  d'Hydrologie,  Bruxelles. 

Bulletin. 
Société  entomologique  de  Belgique,  Bruxelles. 

Annales. 

Mémoires. 
Société  royale  zoologique  et  malacologique  de  Belgique,  Bruxelles. 

Annales. 

Brasil 

Museu  Gceldi  de  Historia  natural  e  Ethnographia  (Museu  Paraense),  Para. 

Boletim. 
Museu  Paulista,  Sao  Paulo. 

Revista. 

6osta  Rica 

Instituto  físico-geográfico  nacional  de  Costa  Rica,  San  José. 

Anales. 
Sociedad  nacional  de  Agricultura,  San  José  de  Costa  Rica. 

Boletín. 

ehile 

Museo  nacional  de  Valparaíso. 

Revista  chilena  de  Historia  natural. 

•Société  scientifique  du  Chili,  Santiago. 
Actes. 

Dinamarca 


Société  botanique  de  Copenhague. 
Botanisk  Tidsskrift. 


6l  PUBLICACIONES   QUE   RECIBE 

España 

Clínica  y  Laboratorio,  Zaragoza. 

Colegio  de  farmacéuticos  de  baleares,  Palma  de  Mallorca. 

Las  Baleares. 
Comisión  del  Mapa  geológico  de  España,  Madrid. 

Boletín. 

Memorias. 
Facultad  de  Ciencias  de  Zaragoza. 

Anales. 
Farmacia  y  Medicina,  Barcelona. 
Gaceta  farmacéutica  española,  Barcelona. 
Ingeniería,  Madrid. 
Institució  catalana  d'  Historia  natural,  Barcelona. 

Butlleti. 
Laboratorio  de  investigaciones  biológicas  de  la  Universidad  de  Madrid. 

Trabajos. 
Laboratorio  municipal  de  Higiene  de  Madrid, 

Boletín. 
Real  Academia  de  Ciencias  exactas,  físicas  y  naturales  de  Madrid. 

Memorias. 

Revista. 
Real  Academia  de  Ciencias  y  Artes  de  Barcelona. 

Memorias. 
Real  Sociedad  Geográfica  de  Madrid. 

Boletín. 

Revista  de  Geografía  Colonial  y  Mercantil. 
Sociedad  aragonesa  de  Ciencias  naturales,  Zaragoza. 

Boletín. 
Sociedad  española  de  Física  y  Química,  Madrid. 

Anales. 

Estados  Unidos  y  sus  Colonias 

Academy  of  Natural  Sciences  of  Pbiladelphia. 

Proceedings. 
Academy  of  Sciences  of  Saint-Louis. 

Transactions. 
American  Association  for  the  Advancement  of  Sciences,  CincinaLi. 

Proceedings. 
Brooklyn  Institute  of  Arts  and  Sciences. 

Cold  Spring  Harhor  Monographs. 
Chicago  Academy  of  Sciences, 

Annual  Report. 

Bulletin. 

Geological  and  Natural  Eistory  Survey. 


LA  REAL  SOCIEDAD  ESPAÑOLA  DE  HISTORIA  NATURAL  55 

Natural  History  Survey. 

S pedal  Publicafion. 
Davenport  Academy  of  Sciences. 

Froceedings. 
Department  of  the  Interior.  Weatber  Burean.  Manila  Central  Observatory. 

Annual  Report. 

Bulletin. 
Entomological  Society  of^Ontario. 

Annual  Report. 
Essex  Institute,  Salem. 

Bulletin. 
Field  Columbian  Museum,  Chicago. 

Fubiications. 
Johns  Hopkins  Hospital,  Baltimore. 

Bulletin. 
Johns  Hopkins  University  Circular. 
Missouri  Botanical  Garden,  St.-Louis. 

Annual  Report. 
Museum  of  Compara tive  Zoology  at  Harvard  CoUege,  Cambridge. 

Bulletin. 
Oberlin  CoUege.  ^ 

Lahoratory  Bulletin. 
Smithsonian  Institution,  U.  S.  National  Museum,  Washington. 

Bulletin. 

Contributions  from  the  U.  S. 

Miscellaneous  Collection. 

National  Herbarium. 

Report. 
The  American  Naturalist,  Boston. 
United  States  Department  of  Agriculture,  Washington. 

Bulletin. 
United  States  Geological  Survey,  Washington. 

Annual  Report. 

Bulletin. 

Mineral  Ressources  of  the  United  State¡<. 

Frofessional  Faper. 

Water-Supply  and  Irrigatiun  Faper. 
University  of  Colorado,  Boulder. 

Studies. 
University  of  the  State  of  ííew  York.  New  York  State  Museum. 

Annual  Report. 

Bulletin. 
Wilson  Ornitbological  Club,  Oberlin,  Obio. 

The  Wilson  Bulletin. 
Wiscousin  Academy  of  Sciences,  Arts  and  Letres,  Madison. 

Transactions. 
Wisi-onsiu  Geological  and  Natural  History  Survey,  Madison. 

Bulletin. 


56  PUBLICACIONES   QUE    RECIBE 


Francia 

Académie  des  Sciences  de  París. 
Comptes  rendus. 

Académie  internationale  de  Géographie  botanique,  Le  Mans. 
Bulletin. 

BuUetin  scientifique  de  la  France  et  de  la  Belgique,  París. 
Faculté  des  Sciences  de  Marseille. 

Aúnales. 
Instituí  de  Zoologie  de  l'Université  de  Montpellier. 

Travaux. 
Laboratoire  d'Histologie  de  la  Faculté  de  Médécine  de  Montpellier. 

Travaux. 
La  Feuille  des  jeunes  naturalistes,  París. 
Le  Naturaliste,  París. 
Muséum  d'Histoire  Naturelle  de  París. 

Bulletin. 
Revue  des  Pyrénées,  Toulouse. 
Société  botanique  de  France,  París. 

Bulletin. 

Mémoires. 
Société  botanique  de  Lyon. 

Annales. 
Société  des  Sciences  naturelles  de  l'Ouest  de  la  Franco,  Nantes. 

Bulletin. 

Société  de  Spéléologie,  París. 
Spelunca. 

Société  entomologique  de  France,  Paris. 

Annales. 

Bulletin. 
Société  géologique  de  France,  Paris. 

Bulletin. 
Société  linnéenne  de  Bordeaux. 

Actes. 
Société  linnéenne  de  Normandie,  Caen. 

Bulletin. 
tíociété  linnéenne  du  Nord  de  la  France,  Amiens. 

Bulletin. 

Mémoires. 
Société  nationale  des  Sciences  naturelles  et  mathématiques  de  Cherbourg. 

Mémoires. 
Société  zoologique  de  France,  Paris. 

Bulletin. 
Université  de  Toulouse. 


LA  REAL  SOCIEDAD  ESPAÑOLA  DE  HISTORIA  NATURAL 


Holanda 

Fondation  de  P.  Teyler  van  der  Hnlst,  Haarlem. 

Archives  du  Musée  Teyler. 
Société  hollandaise  des  Sciences,  Haarlem. 

Archives  néerlandaises  des  Sciences  exactes  et  naturelles. 


Inglaterra  y  sus  Colonias 

Australian  Museum,  Sydney. 

Records. 
Natural  History  Society  of  Glasgow. 

Transactions. 
Koyal  Microscopical  Society,  London. 

Journal. 
Royal  Physical  Society,  Edinburgh. 

Proceedings. 
South  African  Museum,  Capetown. 

Annals. 
The  Canadian  Entomologist,  Guelph. 

The  Entomologist's  Record  and  Journal  of  Variation,  London. 
The  Zoological  Record,  London. 
The  Zoologist,  London. 
Zoological  Museum  of  Tring. 

Novitates  zoologicae. 
Zoological  Society  of  London. 

Proceedings. 

Italia 

La  Nuova  Notarisia,  Modena. 

Musei  di  Zoología  ed  Anatomía  comparata  della  R.  Universitá  di  Torino. 

Bollettino. 
Museo  Civico  di  Storia  naturale  di  Genova. 

Knnali. 
Reale  Stazione  di  Entomología  agraria  in  Firenze, 

Redia. 
Rivista  coleotterologica  italiana,  Camerino. 
Societá  di  Naturalisti  in  Napoli. 

Bollettino. 
Societá  di  Scienze  naturali  ed  economiche  di  Palermo. 

Giornale  di  Scienze  naturali  ed  economiche. 
Societá  entomológica  italiana,  Firenze. 

Bullettino. 


58  PUBLICACIONES    QUE    RECIBE 

Societá  italiana  di  Scienze  natural!  in  Milano. 

Atti. 
Societá  toscana  di  Scienze  naturali,  Pisa. 

Atti. 
Societá  zoológica  italiana,  Roma. 

Bollettino. 

México 

Instituto  geológico  de  México. 

Boletín. 

Parergones. 
Sociedad  científica  » Antonio  Álzate»,  México. 

Memorias  y  Revista. 

Monaco 

Instituí  océanographique,  Monaco. 
Bulletin. 
Resultáis  des  campagnes  scientifiques  du  Prince  Albert  I"  de  Monaco. 


Noruega 

Universitas  Regia  Fredericiana,  Christiania. 


Sociedad  geográfica  de  Lima. 
Boletín. 


Perú 


Portugal 


Academia  Real  das  Sciencias,  Lisboa. 

Boletim. 

Memorias. 
Annaes  de  Sciencias  Naturaes,  Foz  do  Douro. 
Collegio  de  S.  Fiel. 

Broteria. 
Commi^ao  dos  trabalhos  geológicos  de  Portugal,  Lisboa. 

Communicagoes, 

Memorias. 
Institut  royal  de  Bactériologie  Cámara  Pestaña,  Lisboa. 

Archives. 
Portugalia,  Porto. 
Sociedade  Broteriana,  Coimbra. 

Boletim. 
Société  portugaise  de  Sciences  naturelles,  Lisboa. 

Bulletin. 


LA  REAL  SOCIEDAD  ESPAÑOLA  DE  HLSTORIA  NATURAL  5Í> 


República  Argentina 

Academia  nacional  de  Ciencias,  Córdoba. 

Boletín. 
Museo  de  La  Plata. 

Revista. 
Museo  nacional  de  Buenos-Aires. 

Anales. 

Rusia 

Jardín  botánico  de  Tiflis. 
Kaukasische  Museum,  Tiflis. 

Mitteilungen, 
Musée  zoologique  de  l'Académie  impériale  des  Sciences  de  St.  Pétersbourg. 

Annuaire. 
Societas  entomológica  rossica,  S.  Petersburgo. 

Trudy  (Horae). 
Société  impériale  des  naturalistes  de  Moscou. 

Bulletin. 

Nouveaiix  Mémoires. 
Société  ouralienne  d'Amateurs  des  Sciences  naturelles,  Ekaterinoslaw. 

Bulletin. 

Suecia 

Entomologiska  Foreningen  i  Stockholm. 

Entomologisk  Tidskrifl. 
üniversité  Royale  d'Upsala. 

Suiza 

Naturforschende  Gesellschaft  in  Basel. 
Verhandlungen. 

Schweizerische  Entomologische  Gesellschaft,  Schaífhausen. 

Mitheilungen. 
Société  Vaudoise  des  Sciences  naturelles,  Lausanne. 

Bulletin. 
Société  zoologique  suisse  et  Muséum  d'Histoire  naturelle  de  Genéve. 

Revu<;  suisse  de  Zoologie. 

Uruguay 

Museo  nacional  de  Montevideo. 
Anales. 

Emilio  Fernández  Galiano, 
Auxiliar  de  la  Biblioteca. 


boletín 


REAL  SOCIEDAD    ESPAÑOLA  DE  HISTORIA  NATURAL 


Sesión  del  8  de  Enero  de  1908. 

PRESIDENCIA  DE  D.  LUIS  SIMARRO 

Al  abrirse  la  sesión  ocupa  la  presidencia  D.  José  Casares  Gil. 
— El  Secretario  leyó  el  acta  de  la  sesión  anterior,  que  fué  apro- 
bada. 

Posesión  de  cargos. — No  estando  presente  D.  Luis  Simarro,  el 
Sr.  Casares  invita  á  ocupar  la  presidencia  al  Vicepresidente  don 
José  Gómez  Ocaña.  Antes  de  dejar  el  cargo  que  ha  ejercido  du- 
rante 1907,  el  Sr.  Casares  pronuncia  un  breve  discurso  en  el  que 
señala  el  progreso  alcanzado  por  la  Sociedad  en  el  año  último,  y 
ensalza  la  labor  por  todos  realizada. 

El  Sr.  Gómez  Ocaña,  al  ocuparla  presidencia,  se  mostró  profun- 
damente reconocido  á  la  Sociedad  por  su  elevación  al  cargo  que 
va  á  ejercer,  y  ofrece  contribuir,  en  la  medida  de  sus  fuerzas,  á  los 
fines  que  todos  perseguimos,  constituyéndose  en  colaborador  en^ 
tusiasta  de  la  obra  común. 

Admisiones  y  presentaciones. — Fueron  admitidos  como  socios 
numerarios  los  señores  presentados  en  la  sesión  anterior  y  pro- 
puestos con  el  mismo  objeto,  D.  Baltasar  Serradell,  Médico,  de 
Barcelona;  D.  Francisco  Isern  y  Fixé,  de  Sevilla;  D.  Alberto  del 
Valle,  Farmacéutico;  D,  Julián  Selgas,  Médico;  D.  Rafael  Cama- 
rón, Abogado,  y  D.  Francisco  Escudé,  Médico,  de  Madrid,  pre- 
sentados, respectivamente,  por  los  Sres.  Casares  Gil  (D.  Antonio), 
Grd,  Lázaro,  García  Mercet  y  Lauffer. 

Aprobación  de  cuentas. — El  Secretario  manifestó  que  los  seño- 
res Díaz  del  Villar,  Pérez  Zúñiga  y  Hernández  Pacheco,  designa- 


€2  boletín    de   la   REAL   SOCIEDAD    ESPAÑOLA 

dos  en  la  sesión  de  Diciembre  para  examinar  las  cuentas  de  Te- 
sorería, han  cumplido  satisfactoriamente  su  misión,  emitiendo  el 
siguiente  informe: 

«Los  que  suscriben,  comisionados  por  la  Real  Sociedad  espa- 
ñola DE  Historia  natural,  para  el  examen  de  las  cuentas  de  la 
misma,  correspondientes  al  año  1907,  después  de  comprobadas  con 
arreglo  á  los  justificantes  que  las  acompañan,  tienen  el  honor  de 
manifestar  que  queda  agotado  el  sobrante  de  3 1 5,77  pesetas,  rela- 
tivo á  la  subvención  concedida  por  una  sola  vez  por  el  Ministerio 
de  Estado  á  la  Comisión  de  estudio  de  las  colecciones  traídas  de  las 
posesiones  españolas  del  Golfo  de  Guinea,  por  el  Si-.  Martínez  de 
la  Escalera,  con  destino  á  la  publicación  de  un  tomo  de  Memo- 
rias. Además  han  quedado  invertidas  las  5.000  pesetas  de  la  sub- 
vención anual  concedida  á  la  Sociedad  por  el  Ministerio  de  Ins- 
trucción pública  y  Bellas  Artes.  Y  por  último,  que  délos  recursos 
ordinarios  de  la  Sociedad,  que  ascendieron  á  6.712,56  pesetas, 
quedó  un  sobrante  de  672,69  pesetas.  Existe  también  un  saldo  á 
favor  de  la  Sociedad,  por  atrasos,  de  2.899,41  pesetas. 

La  Comisión  se  complace  en  consignar  el  estado  floreciente  de 
la  Asociación,  gracias  al  extraordinario  celo  é  inteligencia,  una 
vez  más  demostrado  por  el  Tesorero  Sr.  D.  Ignacio  Bolívar,  por 
lo  cual  proponemos  á  la  Junta  un  expresivo  voto  de  gracias  á  di- 
cho señor. 

Madrid,  6  de  Diciembre  de  1907. — Juan  M.  Díaz  Villar.— En- 
rique Pérez  Zúñiga. — Eduardo  H. -Pacheco». 

— El  Sr.  Bolívar  dijo  que  el  voto  de  gracias  que  para  él  propo- 
nen los  señores  informantes,  debía  hacerse  extensivo  á  los  seño- 
res Tesoreros  de  las  Secciones  de  provincias  y  á  cuantas  personas 
han  contribuido  á  facilitar  la  gestión  que  á  este  cargo  está  enco- 
mendada. 

Congreso  de  Zaragoza. — El  Sr.  Presidente  manifiesta  que,  cum- 
pliendo la  Junta  directiva  el  mandato  que  se  le  confirió  en  la  se- 
sión de  Diciembre,  comunicó  á  la  Sección  de  Zaragoza  el  acuerdo 
en  aquella  recaído,  y  al  hacerlo  indicó  la  conveniencia  de  que  en 
lugar  de  un  Congreso  exclusivamente  de  naturalistas  se  convo- 
que á  una  Asamblea  de  carácter  más  amplio,  ácuya  organización 
puedan  contribuir  todas  las  Corporaciones  y  Sociedades  científicas 
con  que  contamos  en  España,  y  á  la  que,  por  lo  vasto  del  progra- 
ma que  abarque,  quepa  sean  invitadas  personas  de  las  más  di- 


DE    HISTORIA   NATURAL.  63 

versas  profesiones,  como  los  ingenieros,  los  médicos,  los  farma- 
céuticos, los  arquitectos,  los  químicos^  los  naturalistas,  los  vete- 
rinarios, los  jóvenes  que  cursan  estudios  en  las  escuelas  especia- 
les, etc.,  etc.  De  este  modo — añadió  el  Presidente — ó  sea  recaban- 
do el  concurso  de  lan  distintos  elementos,  quedaría  asegurado  el 
éxito  de  la  Asamblea  á  que  se  quiere  convocar,  y  no  pesaría  sobre 
la  Sociedad  exclusivamente  el  resultado  que  se  alcanzase. 

Continuando  en  su  informe  sobre  lo  actuado,  el  Sr.  Presidente 
manifestó  que  nuestros  cousocios  de  Zaragoza  se  encuentran  pro- 
picios á  aceptar  la  modificación  que  desde  aquí  se  les  ha  propues- 
to, y  desistiendo  de  la  idea  de  organizar  un  Congreso  de  natura- 
listas han  ofrecido  incondicionalmente  su  concurso  parala  obra  ó 
empresa  que  se  acuerde  acometer. 

— Ocupada  la  presidencia  por  D.  Luis  Simarro,  que  llega  cuan- 
do termina  su  informe  el  Sr.  Gómez  Ocaña,  indica  que,  para  co- 
nocer la  acogida  que  puedan  tener  estos  proyectos  en  los  Centros 
docentes  y  Corporaciones  científicas  de  la  capital,  convendría  con- 
vocar á  una  reunión  previa,  que  podría  celebrarse  en  el  salón  de 
actos  del  Ateneo  científico  y  literario  de  esta  corte,  y  á  la  que  se- 
rían invitadas  todas  las  entidades  cuya  cooperación  se  considere 
necesaria  para  la  realización  del  pensamiento  que  perseguimos,  y 
en  la  que  se  tomarían  acuerdos  definitivos  sobre  la  extensión  del 
Congreso,  fecha  del  mismo,  Comisiones  encargadas  de  su  organi- 
zación y  sobre  cuantos  detalles  con  aquel  se  relacionen. 

La  Sociedad  aprobó  lo  propuesto  por  el  Sr.  Presidente,  formán- 
dose, acto  seguido,  una  lista  de  los  Centros  docentes,  Sociedades 
científicas  y  Corporaciones  á  quienes  se  haya  de  invitar  para  la 
reunión  preparatoria  acordada. 

Notas  y  comunicaciones. — El  Secretario  leyó  una  noticia  sobre 
un  instrumento  paleolítico  hallado  en  Fuenlabrada  por  D.  Lucas 
Fernández   Navarro  y  redactada  por  el  mismo. 

— El  Sr.  Calafat  presentó  un  trabajo  titulado  «Un  nuevo  yaci- 
miento de  auricalcita  en  Ondárroa». 

— El  Sr.  Escribano  presentó  un  estudio  acerca  oDel  polimor- 
fismo de  los  pedicelos  florales». 

— El  Sr.  Barras  leyó  una  nota  de  D.  Eduardo  Boscá,  relativa  á 
la  colección  paleontológica  donada  por  el  Sr.  Rodrigo  Botet  y  exis- 
tente en  Valencia. 

— El  Sr.  Bartolomé  del  Cerro  manifestó  que  en  la  revista  La 


(¡t  boletín  de  la  real  sociedad  española 

Escuela  Moderna  ha  publicado  un  artículo  sobre  la  estación  de 
biología  marina  de  Santander,  y  comunicó  algunas  interesantes 
noticias  relacionadas  con  este  trabajo. 

— El  Sr.  Bolívar  presentó  un  interesante  estudio  de  D.  Federico 
Baraibar  titulado  «Nombres  vulgares  de  animales  y  de  plantas^ 
usados  en  Álava  y  no  incluidos  en  el  Diccionario  de  la  Real  Aca- 
demia Española»,  que  el  distinguido  Catedrático  del  Instituto  de 
Vitoria  ha  recogido  y  ordenado  con  su  pericia  y  reconocida  com- 
petencia en  materias  lingüísticas;  acordándose  pasase  á  la  Comi- 
sión de  publicación,  honrándose  la  Sociedad  con  que  personas 
tan  ilustradas  acudan  á  ella  para  la  divulgación  de  sus  estudios, 
siquiera  no  figuren  entre  sus  miembros. 

Secciones. — La  de  Barcelona  celebró  sesión  el  1.°  de  Dieiembre 
de  1907,  bajo  la  presidencia  del  8r.  Ferrer,  por  ausencia  del  se- 
ñor Pí  y  Suñer. 

Fué  aprobada  el  acta  de  la  sesión  anterior  y  admitido  el  socio 
que  había  sido  propuesto. 

— El  Sr.  Calleja  leyó  un  trabajo  titulado  «Contribución  á  la 
histogénesis  del  cerebelo  en  el  hombre». 

— El  Sr.  Casares  leyó  otro  sobre  las  dos  Marchantías  indígenas. 

Seguidamente  se  procedió  á  la  elección  de  Junta  directiva  para 
el  próximo  año,  siendo  elegido  Presidente  D.  Carlos  Ferrer,  Vi- 
cepresidente D,  Carlos  Calleja,  y  siendo  reelegidos  el  Secretario  y 
el  Tesorero. 

Este  último  había  excusado  su  asistencia  á  esta  sesión,  motivo 
por  el  cual  no  se  ha  presentado  el  estado  de  cuentas. 

— La  de  Sevilla  se  reunió  el  29  del  mismo  mes,  bajo  la  presi- 
dencia del  Sr.  Cfd,  nombrando  Presidente  para  el  año  próximo  á 
D.  Manuel  Medina. 

— La  de  Zaragoza  se  reunió  el  27  de  Diciembre,  bajo  la  presi' 
dencia  de  D.  Vicente  de  Val,  y  actuando  de  Secretario  D.  Pedro 
Ferrando,  por  ausencia  de  D.  Celso  Arcvalo. 

Después  de  leída  y  aprobada  el  acta  déla  anterior,  tomaron  po- 
sesión de  sus  cargos  los  señores  socios  que  componen  la  nueva 
Junta  del  próximo  año  de  1908,  y  ocupada  la  presidencia  por  el 
R.  P.  Longinos  Navas,  hizo  uso  de  la  palabra  para  manifestar  su 
agradecimiento  por  el  honor  que  se  le  había  dispensado,  á  cuyas 


DE    HISTORIA   NATURAL.  65 

frases  contestó  el  Presidente  saliente,  D.  Vicente  de  Val,  lamen- 
tando que  sus  ocupaciones  no  le  hayan  permitido  tomar  parte  más 
activa  en  los  trabajos  de  la  Sección  y  poniendo  de  manifiesto  los 
relevantes  méritos  que  concurren  en  el  nuevo  Presidente  para  ocu- 
par el  cargo  á  que  ha  sido  elevado. 

A  continuación  manifestó  el  P.  Navas  que,  habiendo  creído  que 
con  motivo  de  la  celebración  del  centenario  de  los  Sitios  de  Zara- 
goza, había  llegado  la  oportunidad  de  organizar  el  Congreso  na- 
cional de  naturalistas,  cuya  conveniencia  se  había  ya  ponderado 
en  varias  ocasiones,  consultó  la  idea  con  el Sr. Tesorero  déla  Junta 
directiva  de  Madrid,  y  en  vista  de  la  buena  acogida  que  había  te- 
nido, y  de  que  forzosamente  la  Comisión  organizadora  había  de 
residir  en  Zaragoza,  se  reunieron  algunos  socios  de  la  Sección,  los 
cuales  redactaron  un  proyecto  de  circular  que  se  remitió  en  segui- 
da á  Madrid  para  su  aprobación.  La  contestación  á  dicho  proyec- 
to expresaba  el  temor  de  que,  dada  la  forma  del  mismo,  tal  vez 
no  pudiera  alcanzarse  el  éxito  apetecido  y  se  proponía  en  ella  otro 
de  carácter  distinto,  pOr  cuya  razón  creía  él  que  debía  retirarse  el 
ideado  por  la  Comisión  de  Zaragoza.  Los  asistentes  manifestaron 
su  conformidad  con  la  idea  de  que  fuese  la  Junta  directiva  de  Ma- 
drid la  que  llevase  á  cabo  su  proyecto,  estando  la  Sección  de  Za- 
ragoza enteramente  dispuesta  á  secundarles  en  su  realización. 

— El  Sr.  Ferrando  da  sucinta  noticia  de  las  dos  obras  españolas 
siguientes,  recientemente  pubhcadas:  Lecciones  de  Anatomía  y 
Füiología  animales,  escrita  por  el  doctor  D.  Emiliano  R.  Risueño, 
y  Manual  práctico  del  botánico  herhorizador,  del  R.  P.  Barnola, 
S.  J.  Es  la  primera  una  obra  eminentemente  didáctica,  muy  bien 
ideada  para  el  ñu  á  que  está  destinada  de  servir  de  texto  para  la 
enseñanza  de  la  Zoología  general,  y  la  segunda  un  verdadero  li- 
bro práctico,  en  el  que  se  exponen  con  gran  método  y  concisión 
los  procedimientos  modernos  de  preparación  y  conservación  de 
vegetales. 

Y  no  habiendo  más  asuntos  de  qué  tratar  se  levantó  la 
sesión. 

— La  de  Granada  celebró  sesión  el  21  de  Diciembre,  presidiendo 
el  acto,  por  ausencia  del  Sr.  Nacher,  el  Vicepresidente  Sr.  López 
Mateos. 

Leída  por  el  Secretario  el  acta  de  la  sesión  anterior,  fué  apro- 
bada, 

T.  VIII.— Enero,  1908.  5 


€6  boletín    de   la   REAL   SOCIEDAD   ESPAÑOLA 

Se  hicieron  dos  presentaciones  de  nuevos  socios  numerarios. 

Por  indicación  del  Sr.  Presidente  se  acordó  comunicar  la  cons- 
titución de  la  Sociedad  á  las  Corporaciones  oficiales  de  la  localidad, 
visitar  á  la  Diputación  y  Ayuntamiento  á  fin  de  recabar  se  desti- 
nen del  edificio  que  proyectan  levantar  para  Museos  algunas  sa- 
las para  Museo  de  Historia  Natural. 

También  se  acordó  verificar  el  próximo  día  23  una  excursión  á 
Sierra  Elvira. 

Se  dio  cuenta  del  ofrecimiento  del  señor  decano  de  la  facultad 
de  Farmacia,  consistente  en  poner  á  disposición  de  los  socios  la 
Biblioteca  de  dicha  facultad,  acordándosele  un  voto  de  gracias  por 
tal  motivo;  haciéndolo  extensivo  á  los  señores  que  han  hecho  do- 
nativos de  ejemplares  para  el  Museo,  así  como  también  al  Sr.  Di- 
rector de  la  Revista  valenciana  de  Ciencias  médicas,  por  el  envío 
de  un  número  de  la  revista  para  la  Biblioteca. 

Sobre  la  mesa  estuvieron  los  ejemplares  donados  desde  la  últi- 
ma sesión  (aves,  minerales,  etc.) 

A  fin  de  dar  facilidades  para  la  formación  del  Museo,  se  acordó 
admitir,  á  más  de  los  objetos  donados,  aquellos  otros  que  sus  res- 
pectivos dueños,  no  queriendo,  al  menos  por  ahora,  despojarse  de 
su  propiedad,  los  ceden  solamente  en  depósito,  para  lo  cual  se 
anotarán  en  un  libro  diferente  del  que  sirva  para  apuntar  los 
donados. 

— El  Sr.  Diez  Tortosa  (J.  L.)  se  ocupó  del  conocido  fenómeno 
de  la  fasciación,  presentando  á  la  Sociedad,  con  este  objeto,  algu- 
nos ejemplares  recolectados.  Estos  son:  un  tallo  florido  del  Echium 
vulgare  L.,  otro  perteneciente  á  la  especie  Lilium  candidum  L., 
unas  ramas  del  Evonimus ,  y,  por  último,  otra  de  la  especie  Retama 
sphserocarpa,  todos  las  cuales  presentaban  la  anomalía  indicada. 

— El  Sr.  Diez  Tortosa  (M.)  dio  cuenta  á  la  Sociedad,  del  pez  que 
para  la  facultad  de  Farmacia  ha  adquirido  su  decano  Sr.  Dorron- 
soro-  Ha  sido  pescado  en  la  costa  de  Almuñécar  (Granada),  y  sus 
caracteres  son  los  del  Tetrodon  meleagris  de  Lacépede.  En  su 
opinión,  trátase  de  un  hallazgo  interesante,  no  sólo  por  la  rareza 
de  los  Tetrodon  en  los  mares  europeos,  sino  también  por  encon- 
trar citada  dicha  especie  únicamente  de  los  mares  de  Asia, 

Presentó  las  fotografías  que  del  mencionado  ejemplar  se  han 
obtenido. 

— El  mismo  señor  presentó  la  colección  que  de  modelos  de  cris- 
tales ha  construido  de  escayola,  haciendo  algunas  indicaciones  so- 


DE   HISTORIA   NATURAL.  67 

bre  el  modo  de  ejecutarlos,  y  las  ventajas  que  ofrecen  sobre  los 
construidos  ordinariamente  con  otros  materiales  (jabón,  patata, 
parafina,  etc.),  pues  si  bien  su  dureza  es  mayor  que  la  de  estos  y, 
por  consiguiente,  no  resultan  tan  difíciles  de  lallai-,  tienen  la  ven- 
■taja  de  ser  permanentes,  como  los  de  madera  ó  vidrio,  sin  ser  tan 
■costosos  y  difíciles  de  hacer. 


Notas  y  comunicaciones. 


Excursiones  por  el  0.  de  Caravaca 

POR 
DANIEL  JIMÉNKZ  DE    CISNEROS 

El  día  9  de  Septiembre  del  pasado  año  1906,  salí  de  Caravaca 
•en  el  coche  que  hace  el  servicio  á  la  Puebla  de  D.  Fadrique.  La 
carretera  que  une  ambas  poblaciones  pasa  cerca  de  un  grupo  de 
sierras  que  forman  la  porción  extrema  de  la  provincia  de  Murcia. 
En  los  mapas  figuran  como  una  cadena  que  parte  de  la  Sagra  y 
termina  al  N.  de  Caravaca;  pero  ésta  se  encuentra  tan  cortada  y 
separados  los  trozos,  que  se  han  considerado  como  sierras  inde- 
pendientes. El  terreno  sobre  que  descansan  va  ascendiendo  lenta- 
mente á  medida  que  se  camina  al  O.,  de  modo  que  la  base  de  al- 
gunas de  estas  sierras  se  encuentra  á  más  de  1.000  m.  sobre  el 
mar.  Durante  muchos  años  he  contemplado  este  conjunto  de  sie- 
rras que  se  dibujan  claramente  en  el  horizonte  á  la  puesta  del  sol, 
sobresaliendo  entre  todas  la  forma  elegante  de  la  Sagra,  que  se 
eleva  hasta  2.400  m.,  y  deseando  visitar  aquellos  lugares,  aprové- 
chelos días  que  restaban  de  vacaciones,  sin  poder  disponer  de  otros 
aparatos  que  la  brújula,  circunstancia  que  me  contrarió  bastante, 
porque  me  impide  hoy  formar  un  plano  que  pueda  dar  idea  de  la 
región. 

La  carretera  atraviesa  el  valle  de  Argos  y  corta  al  S.  de  Cara- 
vaca  un  conjunto  de  colinas  infracretáceas,  con  escasos  fósiles, 
aunque  abunden  los  núcleos  piritosos.  Al  cabo  de  unos  5  ó  6  km.  se 
encuentran  algunos  fósiles  determinables  (Phylloceras,  Desmoce- 
ras, Pachydisius,  Holcodiscus,  etc.},  y  poco  después,  en  el  sitio  lla- 
mado Ventorrillo  de  Cavila,  el  Mioceno  cubre  la  formación  se- 
-cundaria,  extendiéndose,  parte  al  descubierto  y  parle  ocultando- 


68  BOLETÍN    DE   LA   REAL    SOCIEDAD    ESPAÑOLA 

se  bajo  el  Cuaternario,  hasta  la  aldea  de  Barrando.  La  carretera 
se  dirige  hacia  el  OSO.  próximamente,  desde  Barranda  hasta  una 
garganta  que  separa  la  Sierra  de  Mojantes  de  la  Serrata  de  Ca- 
neja.  Este  sitio  se  encuentra  á  bastante  altura  y  en  su  parte  más 
alta,  llamada  la  Cruz  del  Puerto,  ajiarecen  de  nuevo  las  capas  in- 
fracretáceas,  margas  y  arcillas  amarillentas  que  forman  una  pe- 
queña mancha  de  uno  ó  dos  kilómetros  cuadrados. 

Como  viajaba  en  un  carruaje  público  me  limité  á  observar  los 
sitios  que  debía  visitar  al  día  siguiente.  La  carretera,  trazada 
en  grandes  porciones  rectilíneas,  se  dirige  desde  este  punto 
al  O.  10°  S.  próximamente,  extendiéndose  hasta  perderse  de  vista 
por  la  falda  meridional  de  Mojante.  Cerca  de  la  puesta  de  sol  lle- 
gamos aun  edificio  llamado  Casa  Blanca  y  allí  me  detuve  para 
registrar  al  día  siguiente  los  últimos  puntos  recorridos.  La  rápi- 
da excursión  que  hice  aquella  misma  tarde  no  me  dio  i-esultado, 
aunque  sospeché  que  se  encontraba  cerca  el  Liásico.  Por  la  no- 
che recogí  noticias  muy  interesantes  respecto  de  la  Sierra,  y  el 
dueño  de  la  casa  me  regaló  un  ammonites  que  se  habían  encon- 
trado en  un  barranco  que  recibe  parte  de  sus  afluentes  déla  falda 
N.  de  Mojante.  Es  un  ejemplar  algo  maltratado  del  gen.  Harpa- 
ceras,  probablemente  el  H.  Thouarsensis  d'Orb.,  especie  del  Lias 
superior  (1). 

A  la  mañana  siguiente,  10  de  Septiembre,  se  presentó  el  guía 
que  recomendó  el  dueño  de  la  casa  y  no  tuve  que  arrepentirme  de 
haberlo  encontrado,  porque  resultó  de  excelentes  condiciones,  y 
en  atención  á  esto,  quedó  comprometido  para  lodo  el  tiempo  que 
durara  mi  excursión.  Ya  acompañado,  recorrí  en  las  primeras  ho- 
ras de  la  mañana  la  falda  de  Mojante,  más  próxima  á  Casa  Blan- 
ca, y  en  donde  la  sierra  va  perdiendo  importancia  para  convertir- 
se en  una  serie  de  colinas  cada  vez  de  menor  altura,  formando  así 
el  rabillo  de  Mojante.  Gran  uniformidad  de  materiales  se  nota 
en  esta  parte,  dominando  una  caliza  agrisada  con  puntos  brillan- 
tes; pero  ni  un  solo  fósil.  Bajé  de  la  Sierra  y,  aprovechando  el  co- 
che correo,  volví  hacia  la  Cruz  del  Puerto,  en  donde  permanecí 
hasta  cerca  de  las  tres  de  la  tarde.  Quería  ver  confirmadas  mis 
suposiciones  respecto  á  la  existencia  del  Infracretáceo  en  aquel  si- 
tio y,  en  efecto,  á  poca  distancia  de  la  carretera  aparecen  estratos 


(1)    Comparando  este  ejemplar  con  algunos  análogos  procedentes  del  extranjero, 
creo  que  debe  pertenecer  á  la  especie  A.  Dierntensia  Mulleri  Sencx  del  Lias, 


DE   HISTORIA    NATURAL.  69 

de  marga  arcillosa  amarillenta,  en  los  que  abundan  los  fósiles  pi- 
ritosos. Entre  onos  encontramos  Phylloceras  l'elhy s  á'Orb.,  Ph. 
semisulcatus,  d'Orb.,  Hoplites  Criptoceras  d'Orb.,  Lytoceras  qua- 
drisulcatus  d'Orb.,  Baculites,  Olcostephanus  hispanicus  Mallada, 
O.  af  Alcoyensis  Nicklés,  Olcosteplanus,  de  muy  gruesas  costi- 
llas;/i  ajuZoceras  Grasi  d'Orb.,  Phylloceras  Ronyanus  d'Orb.,  Des- 
moceras, Cosmoceras  y  otros  géneros  difíciles  de  clasificar  por  el 
mal  estado  de  conservación  de  los  ejemplares  recogidos.  El  Infra- 
cretáceo  se  extiende  algo  por  el  S.  de  la  Sierra,  limitado  en  el 
Puerto  por  la  Serrata  de  Ganeja,  que  parece  de  la  misma  forma- 
ción que  la  Sierra  de  Mojante.  Registré  además  algunos  barran- 
cos que  descienden  de  las  alturas,  entre  los  que  se  hace  notar  el 
del  Noguerón,  que  permite  estudiar  las  calizas  de  la  Sierra,  cu- 
biertas abajo  por  aluviones  antiguos  y  travertinos. 

De  vuelta  á  Gasa  Blanca  modifiqué  mi  plan  de  excursiones,  di- 
rigiéndome hacia  el  Tartamudo,  en  donde  seguramente  encon- 
traría fósiles.  Dimos  la  vuelta  al  extremo  O.  de  Mojante,  y  segui- 
mos una  gran  rambla  que  lleva  las  aguas  de  la  parte  occidental 
de  la  región,  desde  la  base  de  Sierra  Seca  é  Ignazares  á  el  río  Qui- 
par,  uniéadose  á  esta  rambla  algunos  pequeños  barrancos  del  NO. 
de  Mojante.  Ascendiendo  por  suaves  pendientes,  llegamos  al  pun- 
to en  que  se  establece  la  divisoria  de  las  aguas,  y  siempre  subien- 
do llegamos  al  obscurecer  al  Tartamudo  de  arriba,  en  donde  pasa- 
mos la  noche.  Al  día  siguiente,  muy  temprano,  recorrimos  los  al- 
rededores, encontrando  abundancia  de  fósiles  en  una  colina  si- 
tuada al  O.  de  la  casa  y  muy  inmediata  á  ella.  La  caliza  margosa 
que  la  forma,  de  un  gris  azulado,  se  rompe  fácilmente  con  el  mar- 
tillo, y  es  tal  la  abundancia  de  fósiles,  que  es  rara  la  piedra  que  al 
partirla  no  presenta  resto  orgánico.  Los  estratos  forman  suaves 
pendientes  de  12  á  15°,  buzando  al  SSE.  y  su  alteración  da  origen 
á  tierras  rojizas,  buenas  para  cereales,  único  cultivo  de  aquellas 
altas  regiones.  Las  especies  recogidas  parecen  pertenecer  al  Liási- 
€0,  y  entre  otras  pueden  citarse  Harpoceras  (Leioceras)  elegans 
Sow.,  Harpoceras  CGrammocerasJ  af.  Thouarsensis  d'Orb.  de  cos- 
tillas poco  arqueadas  y  provisto  de  una  quilla  muy  saliente,  Be- 
iemnites  abundantísimos  y  Rhynchonella  y  Terebratula  algo  más 
escasas  (1). 

(1)  Se  encuentra  también  una  sima  idéntica  á  la  del  Liásico  de  Riela  (Zaragoza) 
que  nuestro  consocio,  el  Rdo.  P  Navas  estudió  en  1903  y  de  la  que  tuvo  la  amabilidad 
de  enviarme  otros  fósiles  del  Liásico  superior. 


10  boletín  de  la  real  sociedad  española 

Entre  los  géneros  dudosos  se  encuentra  un  ammonites,  vecino 
de  los  Harpoceras  del  grupo  del  H.  Aalensis  Zitt,  en  el  que  las 
costillas  se  encuentran  más  distantes,  poco  arqueadas  y  alternan- 
do las  gruesas  y  simples  con  otras  delgadas  y  bifurcadas  hacia  la 
mitad  de  los  costados.  No  faltan  tampoco  especies  que  pueden  re- 
ferirse al  género  Hammatoceras  Hyatt.;  entre  los  restos  orgáni- 
cos que  no  he  podido  referir  á  ningún  grupo  figuran  unas  masas 
cónicas,  terminadas  en  una  porción  delgada  y  cilindrica.  Supu- 
se al  principio  serían  Belemnites  que  conservaran  elfragmocono 
y  el  proostracum,  pero  en  seguida  cambié  de  opinión  al  verlos  ma- 
cizos y  unidos  á  una  masa  común  que  se  fragmentaba  en  menu- 
dos trozos. 

Salimos  del  Tartamudo  á  las  once  de  la  mañana,  caminando 
primero  hacia  L.  y  luego  hacia  el  N.  después  de  haber  pasado  el 
pequeño  barranco  del  Pozo,  subimos  ásperas  cuestas  cubiertas  de 
bosque  hasta  dominar  unas  colinas  que  llaman  de  Juan  Seca.  Des- 
cendimos después  á  una  garganta  llamada  Pwerío  Ortiz,  en  donde 
se  dividen  las  aguas  que  van  al  Argos  y  al  Quipar.  El  sendero  se 
inclina  al  O.,  penetrando  en  un  espeso  pinar  que  ofrece  admira- 
bles paisajes,  solitarios  y  agrestes.  Existen  grandes  extensiones  sin 
cultivo,  contribuyendo  á  ello  lo  poco  poblada  que  está  la  región  y 
el  clima  que  es  de  un  largo  y  frío  invierno,  merced  á  la  conside- 
rable altitud  á  que  se  encuentra. 

En  esta  época  del  año  el  bosque  presentaba  multitud  de  plan- 
tas floridas  y  en  algunos  sitios  una  ligera  humareda  indicaba  la 
existencia  de  algún  aparato  destilatorio  empleado  para  la  obten- 
ción del  aceite  de  espliego  y  alguna  otra  labiada.  Los  obreros  del 
campo  se  han  dedicado  en  gran  número  á  segar  las  espigas  de  esta 
labiada,  obteniendo  regulares  jornales,  y  de  ello  me  hablaba  el 
guía  y  de  los  peligros  que  ofrece  el  segar  plantas  pequeñas  por  el 
gran  número  de  víboras  que  dicen  existe  en  aquella  comarca.  Su- 
biendo íbamos  por  uno  de  aquellos  bellísimos  caminos  cuando  el 
guía  me  hizo  apresurar  el  paso  porque  á  nuestra  derecha  había 
visto  uno  de  aquellos  temidos  reptiles,  y,  aunque  me  dirigí  al  si- 
tio en  que  estaba  el  animal,  advertido  de  mi  presencia,  se  escon- 
dió bajo  una  gran  piedra.  Fué  el  único  encuentro  que  tuve  du- 
rante los  días  que  duró  mi  excursión,  pero  se  me  ha  asegurado 
por  muchas  personas  que  es  muy  considerable  el  número  de  ví- 
boras que  habitan  en  esta  parte  de  la  provincia. 

Eq  las  inmediaciones  de  una  hacienda  de  campo  que  se  llama 


DE    HISTORIA   NATURAL.  .  71 

Majarazan,  el  camino  corta  unos  estratos  calizos  y  margosos  eu 
donde  aparecen  numerosos  fósiles  liásicos,  casi  todos  los  citados 
al  hablar  del  Tartamudo  y,  además,  una  especie  característica,  el 
Cceloceras  suharmatus  Young  et  Bird,  de  bastante  tamaño.  A  las 
dos  de  la  tarde  nos  detuvimos  para  comer  en  Majarazan  y  después 
continuamos  el  camino  hacia  el  O.,  bordeando  una  gran  rambla 
que  recibe  las  aguas  de  la  Sierra  del  Cantalar  y  de  Hoya  Alazor. 
Allí  parece  encuentra  su  origen  el  río  Argos  y  junto  al  camino 
aparecen  capas  rojas  que  supongo  serán  del  Lías  superior,  por  su 
semejanza  con  las  del  Pozo  del  Gavilán,  y  de  ellas  retiramos  uu 
Harpoceras  en  muy  mal  estado.  Seguimos  caminando  por  la  ram- 
bla, dirigiéndonos  hacia  el  N.,  hasta  llegar  á  un  pequeño  caserío 
que  se  le  llama  Hoya  Alazor^  situado  á  mucha  altura  y  rodeado 
de  los  picos  de  las  sierras,  formando  como  un  pequeño  valle  cir- 
cular á  aquella  altura.  Ya  hacía  muchos  meses  que  este  lugar 
era  muy  nombrado  porque  algunos,  entusiasmados  con  la  idea 
de  una  riquísima  mina,  decían  haber  encontrado  un  filón  de  oro, 
platino  y  paladio.  Pasé  como  media  hora  registrando  los  escom- 
bros que  habían  sacado  de  un  profundo  pozo,  abierto  entre  cali- 
zas y  margas  azuladas,  y  en  donde  se  han  encontrado  algunos 
cristales  dorados  de  pirita  de  hierro,  y  éste  es,  sin  duda,  el  origen 
de  la  leyenda  del  oro.  Los  trabajos  se  han  efectuado  sin  precau- 
ciones y  hasta  se  ha  construido  una  casita  para  cerrar  ó  abrir  el 
pozo,  y  pocos  días  antes  de  aquella  fecha  se  habían  encontrado  en 
grave  peligro  varios  obreros,  pereciendo  uno  asfixiado,  sin  duda 
porque  el  anhídrido  carbónico,  acumulado  ó  difundido  eu  el  aire 
del  pozo,  más  frío  en  esta  estación  que  en  el  exterior,  ha  impedi- 
do la  ventilación  natural,  porque  los  trabajos  efectuados  durante 
el  invierno  no  han  ofrecido  este  peligro  por  la  renovación  cons- 
tante del  aire  tibio  del  pozo  por  el  más  frío,  y  por  tanto  más  pe- 
sado, del  exterior. 

Al  NE.  de  Hoya  Alazor  se  encuentra  la  Fuente  del  Cantalar, 
de  excelentes  aguas  para  combatir  la  litiasis  úrica,  y  más  conoci- 
da en  el  extranjero  que  en  nuestro  país,  pues  me  aseguran  que 
se  consume  mucha  en  París.  Continué  la  marcha  hacia  la  Fuen- 
te, porque  pensábamos  pasar  la  noche  en  la  casa  del  guarda,  y 
cerca  de  la  puesta  del  sol  llegamos  á  las  cumbres  de  esta  parte  de 
la  sierra,  eu  cuyas  proximidades  encontramos  una  mancha  muy 
reducida  de  Triásico  superior,  constituida  por  margas  irisadas  y 
yesos.  El  sendero  continúa  entre  peñascos  hasta  llegar  á  una  pe- 


72  boletín    de    la   REAL    SOCIEDAD    ESPAÑOLA 

quena  garganta,  desde  la  cual  se  domina  el  profundo  corte  de  la 
Sierra  del  Cantalar,  en  cuyo  fondo  brotan  las  aguas  medicinales. 
Una  senda,  en  extremo  molesta,  conduce  en  ziszás  hasta  cerca 
del  fondo  de  la  quebrada,  y  dando  un  gran  rodeo,  después  cruza 
el  barranco  y  lleva  á  la  casa  de  la  Fuente.  La  impresión  que  pro- 
duce este  edificio  es  en  extremo  agradable;  un  pequeño  chalet, 
adornado  con  un  bello  torreón  central,  construido  al  pie  de  enor- 
mes peñascos,  coronados  de  bosque,  contrasta  con  aquella  natu- 
raleza bravia.  La  casa  se  ha  edificado  de  modo  que  encierra  el 
manantial,  y  en  una  de  las  habitaciones  interiores  termina  una 
cañería,  vertiendo  la  sobrante  al  fondo  del  barranco,  en  donde  se 
mezcla  con  las  aguas  que  éste  lleva.  Me  habían  hablado  mucho  de 
estas  aguas  del  Cantalar,  y  en  efecto,  son  excelentes;  pero  hay  que 
beberías  muy  despacio,  porque  tienen  una  temperatura  muy  b¿ija. 
Se  envían  en  barriles  de  unos  15  á  20  litros,  cerrados  con  can- 
dado, aumentando  su  consumo  á  medida  que  son  más  conocidas. 

Pasamos  la  noche  en  la  casa  del  guarda,  y  aunque  la  cena  fué 
muy  escasa,  la  buena  voluntad  y  el  aseo  que  reinaba  en  su  domi- 
cilio, suplieron  la  deficiencia.  Este  lugar  está  situado  á  mucha 
altura,  así  es  que,  poco  después  de  puesto  el  sol,  pasamos  algunas 
horas  al  lado  del  fuego.  Uno  de  los  campesinos  que  se  acogieron 
aquella  noche  en  la  casa  del  guarda,  me  prometió  que  me 
traería  de  un  lugar  que  él  conocía  unos  cuantos  fósiles,  y 
en  efecto,  á  la  mañana  siguiente  se  presentó  muy  temprano 
con  unos  cuantos  ammonites  que  creo  pertenecen  al  Titónico, 
entre  ellos  dos  especies  de  Perisphinctes;  una,  de  Lytoceras,  y 
dos  ó  tres  especies  de  Phylloceras,  notable  uno  por  parecerse  á 
F}i.  (Rhacophyllites)  Loryi  Men-Gh.,  pero  de  flancos  más  anchos, 
ombligo  muy  estrecho  y  de  vueltas  más  altas  que  esta  especie  in- 
dicada, por  lo  que  creo  que  se  trate  de  una  especie  vecina.  Todos 
estos  fósiles  se  presentan  en  caliza  de  un  rojo  vivo.  Proceden  de 
la  misma  Sierra  del  Cantalar,  y  un  sitio  llamado  Las  Cabellas, 
que  se  encuentra,  según  me  dijo,  á  una  hora  de  distancia  hacia 
SSE.  de  la  Fuente. 

No  encontramos  fósiles  determinables  en  las  inmediaciones. 
Una  Rhynchonella  se  parece  algo  á  las  del  Liásico  superior.  En 
la  parte  alta  del  barranco,  hacia  el  S.  de  la  Fuente,  aflora  una 
masa  de  yeso  gris  azulado,  que  parece  continuación  de  los  yesos 
del  Keuper,  vistos  en  la  tarde  anterior,  y  situados  á  la  parte  de 
Hoya  Alazor. 


DE   HISTOEIA   NATURAL.  73 

Salimos  de  Gantalar  á  las  diez  de  la  mañana,  subiendo  la  sen- 
da que  nos  condujo  la  larde  anlerior.  Pasamos  rápidamente  por 
Hoya  Alazor  y  nos  dirigimos  hacia  el  O.,  llegando  poco  antes  de 
medio  día  á  unas  casas  que  llaman  La  Molata,  en  la  que  hicimos 
un  pequeño  alio,  continuando  por  un  sendero  que  desciende  rápi- 
damente entre  dos  altas  cumbres:  la  del  N.,  llamada  el  Servalejo; 
la  del  S.,  Calar  Blanco;  en  el  fondo  de  esta  cañada,  y  desde  poco 
después  de  salir  de  Hoya  Alazor,  se  encuentran  unas  capas  cali- 
zas, con  extraordinaria  abundancia  de  pectenes.  Pasado  el  Serva- 
lejo,  la  pendiente  se  acenlúa  y,  formando  ziszás,  bajamos  rápi- 
damente hasta  las  proximidades  de  las  Casas  de  Alfaro,  en  donde 
nos  sorprendió  una  tormenta  que  nos  obligó  á  acelerar  el  paso,  y 
cruzando  la  rambla  de  la  Rogativa,  llegamos  al  reducido  caserío 
que  rodea  la  Iglesia  de  la  Virgen.  Refugiados  en  la  casa  del  pá- 
rroco, tuvimos  que  aguardar  cerca  de  dos  horas,  y  aunque  nos 
instaron  para  que  nos  quedásemos  aquella  noche,  pues  el  cielo 
no  se  había  despejado,  salimos  cerca  de  las  cuatro  de  la  tarde  con 
dirección  á  la  aldea  de  Ignazares,  distante  unas  horas,  y  hacia  el 
S.  de  la  Rogativa. 

En  el  poco  tiempo  que  estuvimos  en  aquel  paraje,  pudimos 
formarnos  idea  de  su  situación.  Compone  un  estrecho  valle  de  S.  á 
N.,  limitado  al  E.  por  el  Servalajo,  Calar  Blanco  y  otras  alturas, 
hasta  la  Cuerda  de  Ignazares,  y  al  O.  por  una  serie  de  alturas 
paralelas  á  la  Cuerda  de  la  Gitana,  límite  de  la  provincia  por 
esta  parto.  Al  NE.  se  divisa  un  cerro  cónico,  coronado  por  unas 
rocas  cortadas  de  modo  que  simulan  una  fortaleza  cilindrica.  Esta 
es  la  Peña  Jarata,  y  tuve  que  renunciar  á  visitarla  por  no  poder 
disponer  de  bastante  tiempo.  Al  S.  se  divísala  mole  considerable 
de  Sierra  Seca,  probablemente  la  más  alta  de  la  provincia,  y 
todas  las  aguas  de  su  vertiente  N.  parece  que  vierten  en  la  ram- 
bla de  la  Rogativa,  afluente  del  río  Taibilla,  el  tributario  del 
Segura. 

El  fondo  del  valle  está  ocupado  por  una  gran  masa  de  loess  de 
más  de  15  metros  de  espesor,  y  se  prestaría  al  cultivo  si  su  alti- 
tud lo  permitiera,  perjudicado  además  por  estar  abierto  á  los 
vientos  del  N.,  y  casi  en  umbría,  así  es  que  las  nieves  lo  invaden 
con  frecuencia,  y  sufre  inviernos  muy  rigurosos. 

Subiendo  por  la  orilla  derecha  llegamos,  después  de  más  de 
una  hora  de  marcha,  á  la  Casa  de  las  Estevas,  donde  hicimos  un 
pequeño  alto.  Continuamos  después  por  interminables  cuestas, 


74  boletín    de    la   REAL    SOCIEDAD    ESPAÑOLA 

hasta  la  puesta  del  sol,  y  llegamos  á  lo  alio  de  la  Cuerda  de  Ig- 
nazares,  donde  nos  vimos  envueltos  por  una  densa  niebla,  y  gra- 
cias á  la  sagacidad  del  guía  José  Muñoz  no  perdimos  el  camino. 
Forma  la  cuerda  una  planicie  de  mucha  extensión  y  á  una  consi- 
derable altura.  Toda  ella,  formada  por  una  caliza  fuerte  de  estra- 
tos muy  inclinados,  parece  á  propósito  para  recibir  las  aguas  de 
lluvia  y  enviarlas  al  costado  del  S.,  y  así  es  porque  en  la  base  de 
esta  cuerda,  hacia  la  parte  de  Ignazares,  brotan  aguas  abundan- 
tes y  de  buena  calidad.  Bajamos  casi  á  obscuras  una  malísima 
senda,  entrando  en  la  aldea  á  primera  hora  de  la  noche,  y 
aunque  el  poblado  es  pequeño,  nos  pareció  mayor  y  de  más  im- 
portancia porque  hacía  varios  días  no  veíamos  más  que  casas  ais- 
ladas ó  pequeños  caseríos.  Renovamos  nuestras  provisiones,  y 
descansamos  aquella  noche  envueltos  en  mantas,  porque  sentía- 
mos un  frío  intenso. 

Al  día  siguiente,  13  de  Septiembre,  salimos  de  Ignazares  á  las 
diez  de  la  mañana,  después  de  haber  recogido  unos  fósiles  muy 
destrozados  de  las  inmediaciones  del  pueblo.  Cruzamos  su  peque- 
ña vega,  á  la  sazón  muy  destrozada  por  las  tormentas  de  los  días 
anteriores,  y  empezamos  á  subir  las  pendientes  de  Sierra  Seca. 
No  dejamos  de  encontrar  fósiles,  en  su  mayoría  ammonites  y, 
aunque  muy  mal  conservados,  parecen  pertenecer  al  Liásico. 
A  medio  día  llegamos  al  Collado  del  Pino  Gordo,  situado  entre  el 
Cerro  de  los  Odres  y  el  resto  de  Sierra  Seca.  Desde  este  punto 
pudimos  contemplar  las  alturas  principales  de  las  provincias  de 
Murcia,  Almería  y  Granada,  percibiéndose  claramente  la  Sierra 
Nevada.  Descendimos  hacía  el  SO.  por  una  rampa  muy  prolon- 
gada, en  la  que  se  encuentra  una  mancha  de  pinar,  y  á  las  dos  de 
la  tarde  llegábamos  á  Cañada  de  la  Cruz,  aldea  de  mayor  impor- 
tancia que  Ignazares.  Por  esta  parte,  Sierra  Seca  justifica  su 
nombre,  pues  apenas  produce  agua  bastante  para  el  consumo  de 
Cañada  de  la  Cruz.  A  las  tres  de  la  tarde  salimos  del  pueblo 
acompañados  del  maestro  de  instrucción  primaria,  que  conocía 
bien  los  arrededores,  y  nos  dirigimos  á  un  cerro  llamado  el  Al- 
macilón,  por  el  cual  pasa  la  línea  que  separa  Murcia  de  Granada. 
El  cerro  parece  nummulítico,  y  desde  él  se  divisa  el  pueblo  de 
Almadies,  primero  que  se  encuentra  perteneciente  á  la  provincia 
de  Granada.  Descendimos  con  la  luz  crepuscular,  y  nos  encami- 
namos al  Entredicho^  último  caserío  de  Murcia,  en  donde  pasa- 
mos la  noche. 


Bol.  de  la  E.  Soc.  Esp.  de  Hist.  Nat. 


Tomo  Aan.— I.Áir.  I. 


Pie,   i.^ — Cf^UZIñ]>4ñ  en  gran  relieve. 


PiG.   2.=^— PñLiñEOPHICUS   VIRGñTUS  fíall. 

Fotografía  de  J.  Padró. 


Bol.  de  la  R.  Soc.  Esp.  de  Hist.  Nat. 


Tomo  YIII.— Lam.  II, 


FiG.    I.^— f^IZ0IVI0Í^Pí4ñ   CAbDEÍ^ONI   fíern.-Pach. 


FiG.  2.^— I^IZ0|VI0f^Pf4A  ]VIñCPHEÍ^SO]SlI  Í4crn.-Pach. 


Fotografía  de  J.  Padi'ó. 


Bol.  (le  la  E.  Soc.  Esp.  de  Hist.  Nat. 


Tomo  A^IIL— L.ui.  III. 


.Hl^S^f^ 


FiG.   I.'"    -SG0üITf4US    DUFf^EJSlOYI    í^ou. 
Secciones  longitudinales.. 


FiG.   2."— SCOblTflUS   DUFf^ElSlOYI   f^ou.,   en  posición  oblicua 

á  los  estratos. 


Fotografía  de  J.  Padró. 


Bol.  de  la  R.  Soc.  Esp.  de  Hist.  Nat. 


Tomo  A'IIL— LÁM.  lY. 


^ 


'*r'''^' 


YiG.    1.=^ — SCOLiITJíLlS  DUFF^E^MOYI  F^ou.— Secciones  transversales. 


'<í^'    :-f-- 


y    9. 


FiG.   2.^— SC0IiITí4US   DUFPJEIslOYI   í^ou.,   mostrando  las  parejas 
de  agujeros  de  entrada  y  salida  del  gusano. 


Fotografía  de  J.  Padró. 


DE   HISTORIA  NATURAL.  75 

A  la  mañana  siguiente  hicimos  una  pequeña  excursión  por 
los  alrededores,  encontrando  terreno  Nummulítico  en  abundancia. 
Este  manchón,  así  como  los  de  Jurásico  recorridos  en  días  ante- 
riores, están  indicados  en  el  Mapa  de  la  Comisión  con  exactitud. 

Aprovechamos  el  carruaje  que  hace  el  servicio  entre  la  Puebla 
de  D.  Fadrique  y  Garavaca  y  poco  después  de  medio  día  entrá- 
bamos en  esta  última  población,  con  el  recuerdo  de  la  agradable 
excursión  realizada,  y  con  abundancia  de  fósiles  que  sirvan  para 
el  conocimiento  de  los  terrenos  recorridos. 


Consideraciones  respecto  á  la  organización,  género  de  vida  y  ma- 
nera de  fosilizarse  algunos  organismos  dudosos  de  la  época  silú- 
rica y  estudio  de  las  especies  de  algas  y  huellas  de  gusanos  are- 
nicolas  del  silúrico  inferior  de  Alcuéscar  (Caceras) 

POR 
EDUARDO    H. -PACHECO 

Sumario 

I. — Caracteres  orográficos,  litológicos  y  tectónicos  del  yacimiento. — Cir- 
cunstancias como  ee  encuentran  los  fósiles. 

II. — Opiniones  sobre  el  origen  y  significado  de  los  Bilobites  y  demás  fó- 
siles análogos  del  silúrico  inferior. — Morfología  y  organización  de 
estas  algas. — Condiciones  en  que  vivirían  y  modo  de  fosilización. 

III, — Descripción  de  las  especies  del  yacimiento:  Cruziana,  Frcena,  Ar~ 
throphicus,  Palceophicus  y  Pateoc/íorrfa.— Fundamento  para  el  es- 
tablecimiento del  nuevo  género  Rhizomorpha  y  de  las  especies 
i2.    Calderoni  Hern.-Pach.  y  R.  Macphersoni  Hern-Pach. 

IV.i — Caracteres  de  los  moldes  de  gusanos  arenícolas  de  los  yacimientos 
de  Alcuéscar.  El  género  Scolithvs  y  Foralites  deben  considerarse 
como  uno  mismo. — Conveniencia  de  una  revisión  de  las  especies 
de  estos  gusanos,  establecidas  en  muchos  casos  por  caracteres  ac- 
cidentales.—  Género  de  vida  de  los  Scolithus. 

V. — Resumen  bibliográfico  de  obras  consultadas. 


Por  el  Sur  de  la  provincia  de  Gáceres  y  Norte  de  la  de  Badajoz 
se  extiende  el  gran  manchón  silúrico  de  la  sierra  de  San  Pedro. 
Comienza  ésta,  no  muy  lejos  de  la  masa  granítica  de  la  sierra  de 
Montánchez,  por  un  conjunto  de  ásperos  cerros  situados  al  Me- 
diodía y  SO.  de  la  villa  de  Alcuéscar  y  separados  del  resto  de  la  ali- 


76  boletín    de   la   REAL    SOCIEDAD    ESPAÑOLA 

neación  por  dos  puertos  bajos  denominados  de  Martín  Laguna  y  de 
las  Herrerías.  Resulta,  de  semejante  disposición,  que  los  cerros  de 
que  hablamos  vienen  casi  á  quedar  aislados,  constituyendo  una 
pequeña  serrata  á  la  cual  en  el  país,  para  distinguirla  de  la  res- 
tante sierra  de  San  Pedro,  llaman  la  sierra  de  Alcuéscar,  que  es 
divisoria  de  las  cuencas  del  Tajo  y  Guadiana,  corriendo  al  pri- 
mer río  las  aguas  de  la  vertiente  Norte  y  al  segundo  las  de  la 
meridional. 

Forma  la  sierrecilla  de  Alcuéscar  un  valle  en  anfiteatro,  abier- 
to al  SE.,  cuyo  fondo  ocupa  el  cerro  más  alto  de  todos,  la  Peña 
de  la  Centinela,  detrás  de  la  cual  existe  un  morrón  llamado  La 
Javalinera,  en  cuyas  vertientes  meridionales  encontramos  los  fó- 
siles objeto  de  esta  nota. 

El  territorio  que  nos  ocupa  ofrece  una  gran  uniformidad  en 
sus  caracteres  litológicos;  todo  él  corresponde  al  Silúrico  infe- 
rior, constituido  aquí  casi  exclusivamente  por  cuarcitas  pocas 
veces  pizarrosas  y  en  la  mayoría  de  los  casos  formando  espesos 
bancos.  Aunque  la  cuarcita  es  la  roca  dominante,  existen  también, 
alternando  con  ella,  algunas  pizarras  cuarzoso-micáceas,  arcilloso- 
cuarzosas  y  en  algunos  sitios  meramente  arcillosas,  y  en  este  ca- 
so, blandas,  deleznables,  de  color  negro  y  aspecto  carbonoso. 

Las  cuarcitas  son  de  grano  fino,  muy  compactas  y  duras,  algu- 
nas de  colores  obscuros  y  la  mayoría  de  tonos  claros:  blancas, 
grises  ó  rojizas.  A  veces,  especialmente  las  pizarrosas,  están  tan 
impregnadas  de  hojuelas  de  mica  que  ofrecen  tránsitos  á  mica- 
citas, y  otras,  á  más  de  ser  micáceas,  se  presentan  cargadas  de 
productos  arcillosos,  como  sucede  en  las  capas  llenas  de  moldes 
de  agujeros  de  Scolithus,  situadas  hacia  el  comedio  del  camino  de 
Alcuéscar  á  Carmonita  por  el  Trampal.  En  la  serrata  alcuesqueña 
faltan  los  potentes  bancos  de  conglomerado  de  cemento  silíceo- 
ferruginoso  tan  abundantes  por  las  otras  zonas  de  la  sierra  de 
San  Pedro. 

La  estratificación  es  monoclinal  y  la  dirección  de  los  estratos, 
la  de  la  serrata,  con  buzamiento  casi  vertical,  estratificación  di- 
fícil de  apreciar  en  los  bancos  de  cuarcitas,  porque  los  nume- 
rosos planos  de  juntura  y  diaclasas  la  enmascaran  mucho. 

La  naturaleza  de  los  materiales  litológicos  indica  que  el  Silúri- 
co extremeño  es  costero  y  formado  exclusivamente  á  expensas  de 
arenas,  cantos  rodados  y  algunos  sedimentos  arcillosos,  con  ex- 
clusión de  calizas. 


DE    HISTORIA    NATURAL,  77 

Los  ejemplares  que  mencionaremos  en  esta  nota  proceden  solo 
de  dos  yacimientos  que  hemos  descubierto:  uno  constituido  por 
la  pizarra  cuarzoso-micáceo- arcillosa,  de  color  gris,  que  dijimos 
existe  en  el  comedio  del  camino  de  Garmonita,  fuera  ya  de  la 
sierra  de  Alcuéscar,  roca  que  contiene  exclusivamente  Scolithus; 
el  otro  yacimiento,  abundante  en  especies,  es  el  morrón  de  la  Ja- 
valinera,  que  consiste  en  un  cerro  cónico  de  cumbre  redondeada, 
constituido  por  gruesas  capas  de  cuarcita,  entre  las  que  se  inter- 
calan otras  muy  delgadas  de  una  pizarra  arcilloso-micácea,de  ccloi' 
negro  y  aspecto  carbonoso.  Las  Cruziana,  Arthrophicus  y  en  ge- 
neral todas  las  especies  que  estudiaremos,  se  encuentran  en  este 
yacimiento  adosadas  á  la  cara  inferior  de  los  lechos  de  cuarcita  y 
en  contacto  con  las  delgadas  capas  arcillosas  mencionadas. 

Es  de  advertir  que  pocos  son  los  ejemplares  que  hemos  arran- 
cado directamente  de  la  roca,  sino  que  en  gran  parte  proceden  de 
los  numerosísimos  cantos  sueltos,  angulosos  y  de  tamaño  varia- 
dísimo que  existen  en  la  cumbre  y  vertientes  meridionales  del 
cerro,  procedentes  de  la  fragmentación  natural  por  la  acción  de 
la  intemperie,  de  las  cuarcitas  que  aflorarían  en  otros  tiempos 
por  aquellos  parajes. 

II 

Mucho  se  ha  discutido  respecto  al  origen  y  significado  de  los 
fósiles  conocidos  con  el  nombre  colectivo  de  Bilohites  y  de  sus 
análogos,  tan  característicos  del  Silúrico  inferior  y  repartidos 
universalmente  en  idénticas  condiciones  de  yacimiento  por  di- 
versas regiones  del  Globo.  Las  opiniones  de  los  geólogos  no 
están  acordes  todavía  respecto  á  si  se  trata  de  impresiones  de  al- 
gas de  los  mares  primitivos  ó  de  huellas  del  paso  de  animales 
sobre  el  barro  blando  y  de  accidentes  mecánicos  diversos  acaeci- 
dos en  los  sedimentos  de  la  época  silúrica. 

No  tratamos  nosotros  de  resolver  aquí  tan  obscuro  y  discutido 
problema,  pero  queremos  exponer  nuestra  modesta  opinión  so- 
bre el  particular,  fundamentada  en  los  datos  que  nos  suministran 
el  estudio  de  los  ejemplares  del  yacimiento  caureño  y  lo  que  nos 
ha  sugerido  la  lectura  de  las  diversas  opiniones  sustentadas  por 
tantos  paleontólogos  eminentes  como  del  asunto  se  han  ocupado. 
.  Los  fósiles  de  Alcuéscar,  por  la  manera  de  presentarse  se  pue- 
den separar  en  dos  grupos:  1.°,  los  constituidos  por  bajorelieves 


78  boletín    de   la   REAL    SOCIEDAD   ESPAÑOLA 

situados  en  la  cara  inferior  de  los  lechos  de  cuarcita,  y  eu  con- 
tacto con  delgada  capa  negruzca  de  naturaleza  arcillosa;  2.°,  los 
moldes  cilindricos  que  atraviesan  las  cuarcitas  ó  capas  cuarzosas 
normal  ú  oblicuamente  á  sus  superficies.  Los  primeros  Cruziana, 
Frcenay  Arthrophicus,  Rhizomorpha,  etc.,  suponemos  correspon- 
den á  moldes  de  algas;  respecto  á  los  segundos,  incluidos  en  los 
géneros  Scolithus  ó  Foralites,  tenemos  la  creencia  de  que  son 
agujeros  fabricados  en  la  arena  por  el  paso  de  gusanos  y  rellenos 
más  tarde  por  nuevos  sedimentos  arenáceos. 

No  es  ocasión  de  redactar  aquí  los  razonamientos  aducidos  por 
los  paleontólogos  que  consideran  á  los  bilobites  é  impresiones 
análogas  como  pertenecientes  al  reino  vegetal;  en  los  trabajos  de 
Saporta,  Schimper,  Rouault,  Lebesconte,  Nery  Delgado,  Hall, 
Mc-Coy,  Crié,  etc.,  pueden  estudiarse,  como  también  las  refuta- 
ciones de  Nathorlp,  principal  defensor  de  las  teorías,  según  las 
cuales  tales  fósiles  no  serían  otra  cosa  sino  huellas  del  paso  de 
diversas  especies  de  animales  en  los  sedimentos  de  la  época. 

Resumiendo  la  opinión  que  tenemos  formada  respecto  á  la 
constitución  orgánica,  género  de  vida  y  manera  como  se  verificó 
la  fosilización  de  ios  organismos  que  han  dejado  en  las  capas  de 
cuarcita  las  señales  de  su  existencia,  diremos  que,  por  lo  que 
atañe  á  la  niorfología,  organización  y  condiciones  en  que  vegeta- 
rían estas  plantas  no  es  mucho  lo  que  se  sabe. 

Las  algas  en  cuestión  solo  se  presentan  como  impresiones  en 
bajorrelieve  en  las  capas  de  rocas  silúricas,  especialmente  cuarci- 
tas, no  habiéndose  encontrado  hasta  el  presente,  que  sepamos, 
ejemplares  completamente  aislados  que  permitan  observar  los 
caracteres  del  vegetal  por  todas  sus  caras;  únicamente  en  algu- 
nos el  relieve  es  mayor  y  lo  suficiente  para  juzgar  de  la  forma 
que  tendría  la  sección  del  talo;  en  este  concepto  algunos  de  los 
ejemplares  por  nosotros  encontrados  son  interesantes  y  permiten 
suponer  que  las  secciones  de  las  Cruzianas  no  tendrían  la  figura 
del  signo  oo  que  comúnmente  se  las  asigna,  ni  creemos  tampoco 
qne  estén  tan  deformadas  por  las  presiones  de  las  capas  de  arena 
que  ya  no  pueda  ser  reconocida  la  forma  primitiva  de  la  sección 
del  vegetal. 

Juzgando  por  las  secciones  que  se  representan  en  la  figura  ad- 
junta, en  las  cuales  las  líneas  de  puntos  indican  el  sitio  por  don- 
de el  alga  se  puede  suponer  estaría  unida  al  resto  de  la  roca,  y 
por  la  fig.  1/  de  la  lám.  i,  se  deduce  que  las  Cruzianas  y  Frsenas 


DE   HISTORIA   NATURAL. 


19 


presentarían  en  sus  talos  una  sección  mucho  más  ancha  que  alta, 
con  el  surco  central  característico  en  la  cara  ancha  y  el  contorno 
groseramente  cuadrangular 
ó  rombal  y  bordes  muy  ob- 
tusos y  redondeados. 

Los  Arthrophicus,  que  en 
el  yacimiento  de  Alcuéscar 
abundan  bastantes  mezcla- 
dos con  la  Cruzianas,  ten- 
drían, por  lo  que  se  observa 
en  los  grabados  que  acom- 
pañan este  trabajo,  los  co- 
rrespondientes á  tallos  más 
delgados,  una  forma  prismá- 
tico cuadrangular,  con  án- 
gulos tan  redondeados,  que 
bien  pudieran  considerarse 
como  cilindráceos,  mientras 
que,  en  los  tallos  gruesos, 
pertenecientes  quizá  á  la  ba- 
se del  filoma  ó  á  individuos 
más  viejos,  se  nota  algún 
aplastamiento  y  hasta  cierto 
surco  central  característico 
de  la  especie  según  algunos 
autores  y  atribuido  por 
otros,  entre  ellos  el  Sr.  Nery 
Delgado,  á  deformación  na- 
tural del  alga.  Sería  ocasio- 
nada esta  deformación  tanto 

en  este    género  como  en  los       '•  Sección  de  la  C«<«mMfl,  representada  en  la 
.  .  ,  Iñm.   I.— 2.    Id.  de  Crtniana  Goldfussi  Rou.— 

anteriores,  si  teman,  como  3.  id.  de  Fra^na  sp.-4.  id.  de  AnhropMcus 

se    SUDOne     en    su    interior     ^'^^^<¡^^  Hall.— 5.  id.  de  Rinomorpha  Calderoni 
^         '  '    Hern.-Pach. 

un  tejido  flojo  y  esponjoso 

cubierto  por  una  capa  externa,  resistente  y  coriácea,  suposición 

que  no  es  inadmisible. 

Por  lo  que  atañe  á  las  otras  secciones  que  figuran  en  el  núme- 
ro 5  del  grabado,  corresponden  al  nuevo  género  que  hemos  es- 
tablecido con  el  nombre  de  Rhizomorpha,  cuyos  talos,  como  se  ve 
en  la  fig.  1.»  de  la  lám.  11,  tiene  contornos  muy  irregulares. 


'  80  BOLETÍN    DE    LA   REAL   SOCIEDAD   ESPAÑOLA 

Se  observa  en  los  ejemplares  de  Bilohites  que  rara  vez  se  en- 
cuentran bifurcados,  siendo  lo  común  que  se  observen  como 
fragmentos  indivisos  de  talos,  en  los  que  no  se  aprecia  ni  el  co- 
mienzo ni  la  terminación  del  filoma,  existiendo,  á  veces,  en  una 
misma  placa  de  cuarcita  gran  número  de  ejemplares  irregular- 
mente entrelazados,  disposición  de  la  cual  se  han  deducido  los 
principales  argumentos  para  suponer  á  estos  fósiles  como  rastros 
de  animales  que  se  movían  en  distintas  direcciones  cruzándose 
las  pistas  de  unos  con  las  de  otros.  Esto  solo  indica,  á  nuestro  jui- 
cio, por  una  parte  que  las  algas  en  cuestión  estaban  constituidas 
por  tiras  muy  largas  y  muy  poco  divididas  al  modo  de  algunas 
laminariáceas  de  los  mares  actuales,  y  por  otra  que  sobre  el  sedi- 
mento barroso  de  las  playas  de  aquella  época  se  acumularon 
grandes  cantidades  de  algas  en  revuelta  confusión.  Por  lo  que 
hace  á  la  indivisión  de  los  talos  podemos  decir  que  respecto  á  los 
Arthrophicus,  de  Alcuéscar,  la  bifurcación  del  filoma  es  bien  pa- 
tente é  indudable  en  varios  ejemplares,  y  por  lo  que  se  refiere  á 
las  Cruzianas  se  nota  también  en  este  y  otros  yacimientos,  talos 
ramificados  si  bien  no  con  la  claridad  que  los  ejemplares  de  Ar- 
throphicus Harlani,  tan  mencionados. 

Supone  el  Sr.  Nery  Delgado,  en  su  notable  obra  Estudo 
sobre  os  aBilohitesn  é  outros  fosseis  das  quartzitos  da  base  do 
sistema  silúrico  de  Portugal,  que  estas  algas  vegetarían  ten- 
didas en  el  fondo  del  mar  cubriendo  grandes  extensiones  á 
modo  de  una  alfombi'a  de  talos  entretejidos  y  cruzados  unos 
con  otros  en  la  misma  disposición  que  aparecen  en  las  placas 
de  cuarcitas  tan  primorosamente  representadas  en  las  lá- 
minas ie  la  obra  citada.  Bu  el  suelo  arcilloso,  sobre  el  que 
vivían  las  algas,  dejarían  marcada  la  ornamentación  y  relieve 
de  la  cara  inferior,  mientras  que  de  la  superior  no  quedó  señal 
alguna  al  ser  incluida  en  el  sedimento  arenáceo  que  cubrió 
el  tapiz  de  algas  y  reemplazó,  al  descomponerse  éstas,  á  su  mate- 
ria orgánica. 

Creemos  no  hace  falta  admitir  este  modo  especial  de  vegetar  los 
Bilobites^que,  según  nuestra  modesta  opinión,  nada  abona;  la  irre- 
gularidad y  entrecauzamiento  conque  se  presentan  los  ejempla- 
res indican,  á  nuestro  juicio,  más  que  la  posición  in  situ  de  las 
algas,  acumulaciones  irregulares  de  plantas  que  el  oleaje  y  la 
marea  depositó  en  la  playa.  Parece,  por  otra  parte,  poco  natural 
que  plantas  adheridas  por  una  de  sus  caras  al  suelo  presentasen  ea 


DE    HISTORIA   NATURAL.  81 

ella  la  delicadeza  de  ornanieniación  que  á  veces  muestran  los 
ejemplares  de  algunas  Cruzianas. 

Quizá  las  Cruzianas,  Frasnas  y  Arthrophicus  de  los  mares  si- 
lúricos tendrían  alguna  semejanza,  si  bien  remota,  tanto  por  la 
forma  como  por  el  género  de  vida  con  ciertas  Fucáceas  ó  Lami- 
nariáceas  vivientes.  Algunas  algas  de  la  costa  atlántica,  pertene- 
cientes al  último  grupo  citado,  tienen  un  tamaño  y  un  espesor  en 
las  divisiones  del  talo,  en  cierto  modo  análogo  al  de  determina- 
das Frcenas  ó  Bilohites  lisos  (1). 

No  quiere  esto  decir  que  las  algas  de  que  tratamos  correspon- 
dan al  grupo  de  las  Laminariáceas  ni  siquiera  á  uno  análogo,  más 
bien  creemos  que  constituirán  un  grupo  especial  totalmente  ex- 
tinguido, cuyas  afinidades  con  los  vivientes  no  han  fijado  todavía 
los  paleofitólogos. 

Probablemente  las  algas  en  cuestión  vivieron  en  circunstancias 
análogas  á  como  lo  hacen  las  Laminarias,  Halygenias,  Himanta- 
lias  y  demás  algas  análogas  de  aspecto  coriáceo,  talo  grande  y  de 
larg-as  divisiones  en  forma  de  correas.  El  oleaje  y  las  mareas  desa- 
rraigándolas de  los  bajos  fondos  costeros  las  arrojarían  á  las  playas 
y  marismas  en  revuelta  confusión  y  mezclados,  con  frecuencia, 
especies  y  géneros  diferentes. 

Guando  el  suelo  sobre  el  que  se  acumularon  era  arenoso,  al 
ser  cubiertos  por  nuevas  capas  de  arena,  acabaron  por  podrirse  y 
desaparecer  sin  dejar  la  menor  huella;  en  cambio  los  ejemplares 
que  cayeron  sobre  un  suelo  de  barro  arcilloso,  y  fueron  tapadas 
por  sedimentos  arenáceos,  dejaron  impresa  la  ornamentación  de 
la  cara  en  contacto  con  ella  en  la  arcilla  subyacente;  el  vegetal  allí 
enterrado, acabó,  como  en  el  caso  anterior,  por  macerarse,  podrirse 
y  desaparecer;  pero  la  arena,  penetrando  poco  en  el  hueco  que  de- 
jaba el  alga,  rellenó  y  moldeó  con  todos  sus  detalles  la  impresión 
que  en  la  capa  arcillosa  formó  el  vegetal.  Más  tarde  la  arena  se 


(1)  El  Sr.  Roso  de  Luna  publicó  en  Madrid  CieníiJlcoXsi  descripción  de  un 
BiloMtes  de  gran  tamaño  procedente  de  la  sierra  de  las  Villuercas,  en  la  provincia  de 
Cáceres;  este  ejemplar,  clasificado  como  Cruiiana,  juzgando  por  una  muestra  envia- 
da al  catedrático  de  Geología  de  la  Universidad  de  Madrid  Sr.  Solano,  presentaba,  se- 
gún relato  y  dibujo  del  Sr.  Roso,  un  á  modo  de  tubérculo  del  que  partían  largos  ta- 
los, de  anchura  uniforme,  eacorvados  en  semicírculo  por  el  extremo  terminal. 

La  iateresante  placa  de  cuarcita,  de  más  de  dos  metros  de  larga,  que  contenía  el 
relieve  del  alga  y  cuyo  estudio  quizá  hubiera  dado  mucha  luz  en  la  discutida  cues- 
tión de  los  vegetales  silúricos,  fué  destruida  al  construir  una  carretera  que  pasaba 
por  el  yacimiento. 

T.  v:i:.— Enere,  1908.  6 


82  boletín    de    la    REAL   SOCIEDAD    ESPAÑOLA 

transformó  en  cuarcita  y  el  sedimento  arcilloso  en  delgada  capa 
de  pizarra  negra  arcillosa. 

Dijin]osanteriormente,queálos  ejemplares  de  algas  silúricasdel 
yacimiento  alcuesqutñoacompañaban  moldes  cilindricos  de  los  gu- 
sanos conocidos  con  los  nombres  genéricos  deScolithusó  Fordlites, 
moldes  que  aparecen  también,  pero  solo  ellos, en  las  pizarras  ciiar- 
zoso-micáceo-arcillosas  del  camino  de  Alcuéscar  á  Carmonita, 
fósiles  de  los  cuales  nos  ocuparemos  con  alguna  extensión  más 
adelante. 

III 

Expuestos  estos  preliminares  pasaremos  ya  á  describir  y  hacer 
una  ligera  crítica  de  las  especies  del  yaci:i/iento  siguiendo  la  cla- 
sificación provisional  de  Schimper  de  las  Algues  incertos  stdis, 
expuesta  en  el  Traite  de  Paléontologie  del  profesor  Zittel. 


Grupo  Diplocordeas. 

Existen  en  el  yacimiento  de  Alcuéscar  representantes  délos  gé- 
neros Cruziana  y  Frcena,  caracterizado  el  primero,  como  es  sabi- 
do, por  un  surco  medio  longitudinal,  del  que  parlen  á  uno  y  otro 
lado  estrías  y  fiuascostillas  oblicuas, mientras  que  puede  conside- 
rarse al  segundo  como  Cruzíanas  lisas,  con  surco  central,  pero  sin 
relieves  oblicuos  laterales. 

Hay  que  tener  presente  que  en  estos  fósiles  se  han  multiplica- 
do con  exceso,  á  nuestro  juicio,  el  número  de  especies,  sin  funda- 
mento serio  para  ello  en  muchos  casos,  lo  cual  se  explica  por  qué 
estos  íósiles,  dentro  de  una  gran  constancia  en  lus  caracteres 
principales,  tienen  suma  variedad  de  detalles  por  lo  que  se  refie- 
re, por  ejemplo,  al  tamaño,  ó  á  la  mayor  ó  menor  depresión  del 
surco  central,  á  lo  más  ó  menos  oblicuo  de  las  estrías  y  relieves, 
y  en  general  á  caracteres  que  más  que  específicos,  son,  en  nuestra 
modesta  opinión,  debidos,  en  muchos  casos,  al  grado  de  presión 
que  experimentó  el  alga  al  fosilizarse  ó  distinto  estado  de  perfec- 
ción conque  se  verificó  el  moldeado,  ó  al  diverso  grado  de  des- 
arrollo y  crecimiento  del  vegetal,  pues  es  el  caso  que  se  pasa  de 
unas  formas  á  otras  por  tránsitos  insensibles.  Atento  á  esias  con- 
sideraciones, solo  hemos  establecido  en  los  ejemplares  por  nos- 
otros encontrados, dos  especies,  dejando  otros  sin  atrevernos  á  de- 


DE    HISTORIA    NATURAL.  88 

terminar  especi'ficamenLe  por  ahora,  hasta  no  reunir  mayor  nú- 
mero de  ejemplares  y  poder  realizar  con  ellos  una  revisión  del 
género. 

Las  especies  determinadas  son: 

Cruziana  Goldfussi  Ron. 

Se  puede  caracterizar  esta  especie,  una  délas  mejor  definidas  del 
grupo,  porque  además  del  surco  central  muestran  otro  á  cada  la- 
do próximo  á  los  bordes,  en  los  que  se  marca  un  cordoncillo.  La 
anchura  del  talo,  según  el  Sr.  Nery  Delgado,  no  pasa  de  40  mi- 
límetros, variando  en  los  encontrados  por  nosotros,  entre  20  y  30 
milímetros;  la  socción  transversal  es  próximamente  cuadrangu- 
lar  y  las  estrias  finas  y  muy  oblicuas,  tanto,  que  algunas  veces 
son  casi  paralelas  á  la  dirección  de  los  surcos. 

Cruziana  fiircifera  D'  Orb. 

Esta  especie  lieno  tamaño  muy  variai)le,  á  veces  gigantesco, 
como  el  ejemplar  representado  en  la  lám.  i,  de  la  obra  de  Delga- 
do, ¿"símcío  sobre  os  v. Bilohites-n ,  etc.,  ya  mencionada,  ejemplar  que, 
juzgando  por  el  único  lóbulo  que  tiene  completo,  llegaría  á  una 
anchura  total  de  más  de  20  cm.;  en  cambio,  otros  ejemplares  no 
llegan  á  4.  El  carácter  principal  de  la  especie  es  presentar  un  sis- 
tema de  arrugas  y  estrías  dirigidas  muy  oblicuamente  al  surco 
central  y  cruzadas  bajo  ángulo  muy  agudo  con  otras  menos  mar- 
cadas, formando  á  veces  como  una  red  de  mallas  rombales,  co- 
múnmente irregulares  por  lo  tortuoso  de  las  arrugas  que  se  pre- 
sentan en  ocasiones  como  bifurcadas.  Carece  de  surcos  y  rebordes 
laterales. 

Frana  sp. 

Ya  dijimos  que  se  había  reservado  el  nombre  de  Frcena  para 
las  Cruzianas  de  superficie  lisa,  ó  sea  sin  las  estrías  ni  surcos  que 
estas  tienen  en  los  dos  lóbulos. 

La  especie  por  nosotros  recogida  difiere  de  la  F.  Roualti,  des- 
crita por  Delgado  y  Rouault  por  su  mayor  tamaño,  siempre  más 
del  doble,  pues  mientras  que  las  nuestras  alcanzan  una  anchura 
de  30  mm.  las  representadas  en  las  obras  de  los  autores  citados 
no  pasan  de  10  mm.,  sin  embargo  de  lo  cual  no  nos  atrevemos  to- 
davía á  considerar  los  ejemplares  de  Alcuéscar  como  especie  dis- 
tinta por  cuanto  coinciden  en    los  denlas  caracteres,  ó  sea  el  de 

* 


81  boletín  de  la  real  sociedad  española 

presentar  un  surco  longitudinal  central  y  dos  depresiones  latera- 
les ligeramente  acusadas.  La  sección  muestra  un  contorno  exa- 
gonal  alargado  ó  más  bien  rombal  de  ángulos  truncados. 


Grupo  Artroficeas. 

Caracteriza  Schiniper  este  grupo  por  ser  algas  de  talo  sencillo 
ó  dividido  en  ángulo  agudo,  más  ó  menos  largo,  cilindráceo  y  for- 
mado por  artejos  cortos,  con  ó  sin  surco  longitudinal.  Estos  ca- 
racteres convienen  perfectamente  á  algunos  de  los  ejemplares  de) 
yacimiento  de  Alcuéscar  que  se  presentan  en  gran  abundancia  y 
mezclados  con  las  demás  especies,  como  si  hubieran  vividojuntas 
y  reunidas  hubieran  sido  depositadas  en  la  playa  por  el  oleaje. 

Artlirophicus  Harlani  Hall. 

Lo  íYecuente  es  que  se  presenten  como  fragmentos  de  talos  ci- 
lindráceo-prismálicos  con  gran  uniformidad  en  el  grueso^que  sue- 
le ser  de  1  cm.  El  relieve  sumamente  acusado,  y  los  surcos  trans- 
versos patentes;  algunos  ejemplares  están  claramente  bifurcados 
en  ángulo  agudo,  observándose  que  mientras  los  de  poco  diáme- 
tro no  muestran  el  surco  longiDndinal  que  algunos  autores  asig- 
nan como  característico  de  la  especie,  en  los  de  diámetro  mayor 
se  ve  algo  acusado  como  una  depresión  longitudinal.  Los  señores 
Saporta,  Marión  y  Delgado  suponen  que  esta  depresión  es  debi- 
da á  deformaciones  de  las  algas,  que  estarían  constituidas  por  te- 
jido fl")jo  en  su  interior  y  coriáceo  y  resistente  al  exterior. 


Grupo  Paleoficeas. 

En  este  grupo  reúne  Schimper  algas  de  aspecto  muy  diferente, 
muchas  de  las  cuales  han  sido  descritas  con  nombres  distintos, 
ofreciendo  la  mayoría  grandes  dudas  respecto  á  que  sea  su  origen 
vegetal,  animal  ó  simplemente  formadas  por  acciones  mecánicas 
en  los  sedimentos  de  los  mares  paleozoicos.  Aun  sin  estar  nos- 
otros completamente  convencidos  de  su  significación  vegetal,  in- 
cluiremos aquí  las  siguientes  especies  del  yacimiento  de  Al- 
cuéscar. 


DE    HISTORIA   NATURAL.  85 

Palseophycus  virgatus  Hall.  (Lám.  i,  fig.  2.') 

Este  género,  constituido  por  filomas  sencillos  y  tubulosos,  más 
ó  menos  deprimidos,  de  extremos  redondeados  y  superficie  lisa, 
es  considerado  por  Saporta  y  Marión  como  análogo  por  su  orga- 
nización á  las  Sifonadas  actuales.  Solo  hemos  encontrado  un 
fragmento  de  pizarra  cuarzoso-micácea  que  contenga  ejemplares 
de  Palceophycus,  los  cuales  se  diferencian  algo  por  su  tamaño  de 
los  representados  por  James  Hall  en  el  vol.  i  de  su  Palceontology 
of  New- York,  consistiendo  la  diferencia  en  ser  los  ejemplares  de 
Alcuéscar,  si  bien  del  mismo  ancho,  bastante  más  cortos,  apre- 
ciándose en  uno  de  ellos,  que  aparece  en  la  placa  cuarcitosa  sec- 
cionado oblicuamente,  la  cavidad  interna  característica  de  estas 
algas  según  la  indican  Saporta  y  Marión,  como  puede  verse  en  la 
figura  23  de  la  obra  L'Evolution  du  regne  vegetal  (iC''yptogamesy> 
de  estos  autores.  La  diferencia  de  tamaño  respecto  del  ejemplar 
encontrado  por  nosotros  y  representado  en  la  fig.  2.*  de  la  lámi- 
na I,  con  los  dibujados  en  la  citada  obra  de  Hall,  nos  hacen  con- 
siderar con  alguna  duda  la  identidad  de  ambas  especies. 

Palseocliorda  marina  Emmons. 

En  algunas  cuarcitas  con  relieves  de  Cruzianas  del  yacimiento 
que  estudiamos,  al  igual  que  en  varias  análogas  procedentes  de 
localidades  portuguesas,  cuyos  fotograbados  de  las  últimas  ilus- 
tran la  obra  del  Sr.  Delgado,  se  encuentran  los  moldes  en  hueco 
y  en  relieve  de  unas  supuestas  algas  filamentosas  muy  semejan- 
tes á  las  representadas  por  James  Hall  en  su  Palceontology  of  Neio- 
York,  con  el  nombre  de  Gordia  marina,  en  el  atlas  de  Mc-Goy 
British  palceozoic  fossile,  con  el  de  P.  minor  y  en  el  tomo  de  la 
Geological  Survey  The  flora  of  the  Amboy  Clays  de  John  Strong, 
con  el  de  Chondrites  flexuosus,  ejemplares  todos  que  parecen  co- 
rresponder á  una  misma  especie,  ó  sea  á  la  Palceochorda  marina 
Emmons.  No  son  los  ejemplares  de  Alcuéscar  los  más  claros, 
consistiendo  en  un  á  modo  de  cordoncillo  más  ó  menos  flexuoso 
de  unos  2  mm.  de  diámetro,  situado  á  veces  sobre  ejemplares  de 
Cruziana. 

Palseocliorda  tennis  Emmons. 

Se  presenta  en  la  superficie  de  algunas  cuarcitas  negruzcas, 
como  un  filoma  muy  sinuoso  y  filiforme  de  un  milímetro  de  diá- 
metro, con  bi  ó  trifurcaciones  manifiestas,  pareciendo  como  si  el 


86  boletín    de    la    REAL    SOCIEDAD   ESPAÑOLA 

ejemplar  se  hundiera  en  la  masa  cuarzosa  para  volver  á  reapare- 
cer más  lejos,  teniendo  los  fragmentos  visibles  de  medio  á  tres 
centímetros  de  longitud.  Aunque  nos  caben  dudas  respecto  al 
origen  vegetal  de  estos  relieves,  los  incluímos  provisionalmente 
como  una  especie  de  Paheochorda  por  la  gran  semejanza  que 
tienen  los  ejemplares  de  Alcuéscar  con  los  estudiados  por  el  ilus- 
tre geólogo  portugués  y  representados  en  la  lámina  xxxix-2  de  su 
obra  ya  mencionada. 

Mizomorplia  gen.  nov. 

En  el  yacimiento  donde  se  han  encontrado  todos  los  ejempla- 
res y  especies  anteriores,  existen  otros  que  difieren  completa- 
mente de  los  descritos  y  de  las  demás  especies  de  Algues  incertce 
sedis  de  Schimper.  Tienen  alguna  analogía  con  las  Palceochordas, 
pero  la  frase  genérica  que  Delgado  emplea  para  caracterizar  este 
género  «Philoma  muy  largo,  cilindrico,  con  la  superficie  lisa, 
muy  parecida  á  un  cordón  disminuyendo  muy  lentamente  de  diá- 
metro hacia  las  extremidades»,  no  la  es  de  ningún  modo  aplicable. 

Menos  parecido  presentan  con  las  Pakeochondriteas  del  grupo 
Condriteas  de  Schimper,  separándose  de  él  porque  ni  la  ramifi- 
cación característica  de  estas  algas  se  manifiesta  claramente  en 
los  ejemplares  por  nosotros  encontrados,  ni  presentan  los  infla- 
mientos irregulares  propios  délas  especies  del  yacimiento  alcues- 
queño.  Únicamente  se  observa  cierta  semejanza  con  el  Condrites 
informis  Mc-Coy,  y  Ch.  acutangulus  Mc-Goy,  del  Silúrico  inferior 
de  Bangor  (país  de  Gales);  sin  embargo,  á  juzgar  por  la  lámina 
de  Mc-Goy  se  diferencian,  entre  otros  caracteres,  por  no  existir 
en  los  ejemplares  nuestros  indicios  de  las  articulaciones  que  se 
perciben  en  los  representados  en  la  obra  del  geólogo  inglés.  Esta 
analogía  de  forma  nos  induce  á  separar  los  Chondr'ites  citados 
del  resto  del  género  del  grupo  Co7idriteas,  con  quienes  no  guar- 
dan gran  semejanza  de  forma  y  llevarlos  al  grupo  Paleoficeas,  de 
acuerdo  con  lo  propuesto  por  el  ilustre  Schimper,  constituyendo 
con  las  especies  de  Mc-Goy  y  los  ejemplares  de  Alcuéscar,  á  que 
me  estoy  refiriendo,  un  nuevo  género  del  expresado  grupo,  con  el 
nombre  de  Rhizomorpha ^  en  atención  á  la  semejanza  morfológica 
exlerna  que  tienen  con  las  raíces  de  las  plantas  superiores.  El 
expresado  género  comprendería,  á  más  de  las  especies  de  Ban- 
gor, dos  del  yacimiento  de  Alcuéscar,  la  R.  Calderoni  y  R.  Mac- 
p/iersoni,  cuyas  descripciones  son  las  siguientes : 


DE    HISTORIA    NATURAL.  87 

Rhizomorpha  Calderoni  sp.  nov.  (Lám.  ii,  flg.  1.*) 

Talo  imiy  variable  en  su  grueso,  que  es  de  3  á  12  mm.,  irregu- 
lar y'  confusamente  ramificado,  flexuoso,  á  veces  retorcido,  fre- 
cuentemente con  inflamientos  tuberculosos;  ramas  unas  veces 
ciiindráceas,  otras  como  aplastadas,  cruzándose  entre  sí  en  todas 
direcciones;  superficie  desprovista  de  estrías  y  otros  ornamentos, 
sin  indicios  de  segmentos  articulados  y  sección  de  las  ramas  de 
contorno  irregular,  pero  de  bordes  rodondeados. 

Rhizomorpha  Macpliersoni  sp.  nov.  (Lám.  ii,  fig.  2.*) 

Los  principales  caracteres  diferenciales  de  la  especie  anterior 
son:  su  mucho  menor  tamaño,  por  cuanto  el  grueso  de  las  diver- 
sas porciones  del  talo  oscila  entre  0,5  y  2  mm.  y  ser  la  ramifica- 
ción mucho  m.'s  clara  y  patente,  teniendo,  por  lo  demás,  el  mis- 
mo aspecto  y  forma  que  la  especie  anteriormente  descrita. 

Me  complazco  en  dedicar  estas  especies  á  dos  de  los  más  ilustres 
geólogos  españoles  de  los  tiempos  actuales,  el  profesor  D.  Salva- 
dor Calderón  y  el  Sr.  D.  José  Mac-Pherson,  como  testimonio  de 
afecto  al  primero  y  respetuosa  ofrenda  á  la  memoria  del  segundo 
y  de  consideración  al  gran  valer  científico  de  ambos. 

IV 

Para  terminar  la  descripción  de  las  especies  del  yacimiento, 
réstame  decir  algo  respecto  á  los  moldes  existentes  en  las  cuarci- 
tas y  debidos  al  paso  de  gusanos  arenícolas,  referibles  por  nos- 
otros á  la  especie  Scolithus  Dufrenoyi  Rou. 

Se  encuentran  los  moldes  en  cuestión,  además  del  Morrón  de  la 
Javalinera,  en  las  pizarras  cuarzoso-micáceas  del  camino  de  Gir- 
monita,  en  donde  están  dispuestos  en  dirección  normal  á  los  pla- 
nos de  estratificación,  fig.  1.*,  lám.  iir,  mientras  que  los  moldes 
del  primer  yacimiento  unos  penetran  oblicuamente  á  las  capas, 
fig.  2.*,  lám.  III,  y  otros  perpendiculares,  figuras  1.*  y  2.*,  lám.  iv. 

Respecto  al  diámetro  es  variable  de  unos  ejemplares  á  otros; 
los  del  camino  de  Garmonita  alcanzan  un  tamaño  medio  de  3  mi- 
límetros, que  es  también  el  de  la  mayoría  de  los  del  Morrón  de 
la  Javalinera,  diámetro  que  no  es  el  mismo  en  todos  los  ejempla- 
res, observándose  que  en  un  fragmento  de  roca  mientras  algunos 
apenas  alcanzan  2  mm.,  otros  pasan  de  8  mm.  En  cuanto  á  la  lon- 
gitud, el  poco  espesor  de  los  fragmentos  de  cuarcitas  que  los  in- 


88  boletín    de   la   REAL    SOCIEDAD    ESPAÑOLA 

cluyen  y  la  dificultad  de  obtener  secciones  verticales  impiden 
fijarla. 

La  forma  y  disposición  de  las  secciones  es  la  descrita  por  los 
autores  que  de  estos  fósiles  se  han  ocupado,  percibiéndose  en 
muchos  claramente  un  circulillo  interior  rodeado  por  un  delgado 
anillo,  correspondiendo  el  primero  al  cilindro  central  del  molde 
y  el  segundo  á  una  fina  zona  envolvente,  estando  constituido 
todo  ello  por  la  misma  clase  de  granos  de  arena  que  forman  la 
matriz  de  la  roca. 

Es  muy  de  notar  que  en  los  ejemplares  litológicos,  especial- 
mente en  aquellos  en  los  cuales  la  cantidad  de  moldes  no  es  muy 
grande  y  éstos  de  diámetro  diferente,  se  observa  que  pueden 
agruparse  por  parejas  del  mismo  diámetro  las  impresiones  co- 
rrespondientes á  la  sección  de  los  moldes,  como  se  comprueba 
claramente  en  la  fig.  2.*  de  la  lám.  iv. 

Conviene  hacer  observar  que  tales  huellas  frecuentemente  apa- 
recen en  la  superficie  de  las  Cruzianas  y  algas  análogas,  atrave- 
sándolas á  veces,  hecho  que  se  ha  interpretado  como  significativo 
de  que  los  gusanos  en  cuestión,  descendían  perforando  la  arena 
para  alimentarse  con  los  restos  de  algas  enterradas  bajo  el  manto 
arenoso. 

Los  moldes  de  que  nos  ocupamos,  al  igual  de  las  Cruzianas^ 
han  sido  objeto  de  dudas  y  controversias  entre  los  paleontólogos. 
L.  Crié  creyó  ver  que  los  cilindrillos  de  menor  diámetro  eran  ra- 
mificaciones de  los  mayores,  y  en  esta  suposición  consideró  á  es- 
tos fósiles  como  de  origen  vegetal;  sin  embargo,  la  opinión  más 
generalizada  es  que  corresponden  á  huellas  del  paso  de  gusanos 
arenícolas,  como  hemos  indicado. 

En  lo  que  existe  alguna  confusión  es  respecto  al  número  de  gé- 
neros y  especies  establecidas,  pues  en  nuestra  modesta  opinión 
se  han  descrito  como  especies  y  aun  como  géneros  diferentes, 
ejemplares  que  creemos  pertenecen  á  la  misma  especie,  ó  que  por 
lo  menos  no  presentan  caracteres  suficientes  para  poderse  clara- 
mente diferenciar. 

Ya  el  Sr.  Nery  Delgado,  en  su  obra  varias  veces  citada,  reúne 
en  el  género  Scolithus,  el  Tigillites  y  Tachyderma,  creyendo  nos- 
otros que  también  debía  incluirse  el  Foralites,  que  el  ilustre  geó- 
logo portugués  supone  distinto.  Los  caracteres  morfológicos  entre 
Scolithus  y  Foralites  nos  parecen  casi  los  mismos,  como  se  com- 
prueba en  las  magníficas  láminas  que  ilustran  la  obra  del  Sr.  Nery 


DE    HIStORIA   NATURAL.  89 

Delgado.  Por  otra  parte,  respecto  á  las  diferencias  que  dicho  se- 
ñor establece  entre  ambos  géneros,  consistentes  en  que  los  Sco- 
lithus  están  siempre  en  posición  normal  á  las  capas  de  cuarcita  y 
corresponden  á  otro  horizonte  geológico  sin  restos  de  Cruziana, 
puede  objetarse  que  en  el  mismo  yacimiento  y  con  igualdad  de 
caracteres  hemos  encontrado  ejemplares  en  posición  vertical  y 
oblicua,  debiendo  tenerse  en  cuenta,  por  lo  que  respecta  á  la  dife- 
rencia de  horizonte,  que,  según  el  Sr.  Tromelin,  el  S.  Dufrenoyi 
Rou  de  la  arenisca  armoricana  de  Bretaña  y  Baja  Normandía,  se 
encuentra  también  en  la  arenisca  de  May  á  un  nivel  muy  supe- 
rior; finalmente,  la  no  existencia  de  Cruzianas  en  algunos  yaci- 
mientos de  Scolithus,  caso  que  sucede  precisamente  en  el  descu- 
bierto por  nosotros  en  el  camino  de  Alcuéscar  á  Garmonita,  no 
demuestra  otra  cosa  sino  que  por  faltar  la  capa  arcillosa  no  pudie- 
ron formarse  los  moldes  de  algas  quizá  allí  depositados,  y  en  cam- 
bio quedaron  los  correspondientes  al  paso  de  gusanos  arenícolas, 
formados  por  el  procedimiento  que  más  adelante  exponemos. 

Fundados  en  todo  esto,  suponemos,  de  acuerdo  con  la  opinión 
sustentada  en  este  punto  por  Crié,  que  los  Scolithus  y  Foralites 
deben  considerarse  como  un  mismo  género. 

Por  lo  que  atañe  á  la  distinción  de  especies,  creemos  sería  de 
utilidad  una  revisión  que  estableciera  los  caracteres  verdadera- 
mente específicos,  cosa  en  verdad  no  muy  fácil  en  fósiles  que  con- 
sisten únicamente  en  el  molde  del  agujero  formado  por  el  gusa- 
no. Debe  reconocerse  que  el  tamaño,  á  no  ser  grandela  diferen- 
cia, no  es  un  carácter  de  gran  importancia,  por  cuanto  en  un  mis- 
mo ejemplar  litológico  se  observan  grandes  diferencias  en  el  ta- 
maño de  los  individuos,  idénticos  por  todo  lo  demás  y  enlazados 
por  lo  que  afecta  al  tamaño  por  términos  insensibles,  lo  cual  no 
tiene  nada  de  extraño,  pues  cosa  análoga  sucede  en  los  gusanos 
vivientes,  como,  por  ejemplo,  en  las  lombrices  de  tierra  comu- 
nes. Tampoco  puede  concederse  un  valor  excesivo  al  mayor  ó  me- 
nor grado  de  eslriación  transversal  de  los  moldes,  lo  cual  puede 
ser  debido  á  la  distinta  naturaleza  del  sedimento  matriz  y  del  que 
rellenó  el  agujero  y,  por  lo  tanto,  diverso  grado  de  retracción  en- 
tre el  material  externo  é  interno  del  molde.  Teniendo  en  cuenta 
estas  consideraciones,  no  nos  hemos  atrevido  á  distribuir  en  espe- 
cies diferentes  los  ejemplares  de  Alcuéscar,  á  pesar  de  algunos 
caracteres  diferentes  que  entre  sí  presentan,  sino  que  todos  los  in- 
cluímos en  la  especie  Scolithus  Dufrenoyi  Rou. 


90  boletín  de  la  real  sociedad  española 

Terminaremos  lo  referente  á  los  gusanos  areiiícolas,  exponien- 
do algo  respecto  al  género  de  vida  y  modo  de  formación  de  los 
moldes.  Para  nosotros  no  ofrece  duda  que  se  trata,  como  hemos 
repetido,  de  agujeros  formados  en  las  playas  arenosas  del  silúrico 
por  gusanos.  Teniendo  en  cuenta  la  asociación  que  presentan  co- 
múnmente con  las  algas  de  la  época,  es  creíble  que  estos  anima- 
les pululasen  en  los  parajes  donde  el  oleaje  y  la  marea  acumula- 
ba las  Cruzianas,  Frcenas,  Artrophicus,  etc.,  abriendo  en  las  ca- 
pas arenosas  que  las  cubrían  agujeros  en  forma  de  U  para  alimen- 
tarse con  los  residuos  vegetales  allí  enterrados,  disposición  de  los 
agujeros  indicada  por  la  asociación  de  los  moldes  por  parejas  y  la 
fopma  del  ejemplar  representado  por  el  Sr.  Nery  Delgado  en  su 
trabajo  «Note  sur  le  Scolühus  Drufrenoyi  Rou»,  agujero  en  el  cual 
una  de  las  ramas  correspondería  á  la  entrada  y  otra  á  la  salida. 

Estos  gusanos,  al  igual  de  lo  que  sucede  con  muchos  de  los  vi- 
vientes, de  costumbres  semejantes,  segregarían  quizá  un  viscosi- 
dad que  tapizaría  el  agujero  y  pudiera  ser  que  cementase  ligera- 
mente las  paredes,  substancia  que,  al  rellenarse  posteriormente  la 
cavidad  de  arena,  hizo  el  efecto  de  la  delgada  capa  de  cola  con 
que  se  barnizan  los  moldes  de  yeso,  para  obtener  vaciados  de  la 
misma  substancia  y  evitar  que  el  yeso  del  molde  se  adhiera  al 
del  vaciado,  explicándose  por  este  procedimiento,  y  mediante  la 
capa  viscosa  dejada  por  el  paso  del  gusano,  la  posible  formación 
del  molde  en  la  arena  y  también  el  anillo,  que  en  muchos  ejem- 
plares se  percibe  claramente  alrededor  del  núcleo  y  que  corres- 
pondería en  esta  hipótesis  á  las  paredes  del  agujero  cementadas 
por  la  secreción  del  gusano. 

V 

RESUMEN    BIBLIOGRÁFICO    DE    OBRAS    CONSULTADAS 

1862. — James  Hall,  Paleontology  of  Neiv-York,  vol.  i.  New-York. 

1855. — Mc-Coy,  British  palceozoic  rock,  &,fossi!s.  Cambri<ige. 

1864, — Casiano  del  Prado,  Descripción  física  y  geológica  de  la  provincia  de. 
Madrid.  Madrid. 

1866. — Nathorst,  Nouvelles  observations  sur  des  traces  d'animaux  et  autres 
plitnomenes  d' origine purement  mécanique  décrite  comnie  alguesfos- 
siles.  Stockolm. 

1873.- -Martín  Donnyre,  Bosquejo  de  una  descripción  física  y  geológica  de  la 
jjrovincia  de  Tarragona  Madrid. 

1881. — Saporta   et   Marión,    Uevohiüon   du  regne   végéfale.    Cripfognmes. 

1882.  — Barrois,  Recherchet  sur  les  terrains  anciens  de  Asturies  et  de  la  Ga- 
llee. Lille. 

1882. — Saporta,  A  2'>ropos  des  algues  fosstles.  Paris. 

1883.^ — Marie  Ronault,  Oeuvres  posthumes  de.  Paris. 

1884. ^Saporta,  Les  organismes problématiques  des  anciens  mers.  Paris. 


DE    HISTORIA   NATURAL.  91 

18P5  --Mallada,  Sinopsis  de.  las  especies  fosüps  de  España.  Madrid. 

1886. — JNery  Deljíado,  E^tudo  sobre  os  <Bdobites^  é  mitrus  fosseís  das  quar- 

zdes  da  base  do  st/stema  silúrico  de  Portti'fal  Li-boa. 
1886. — Lebesconte,  Cons  itufion  general'^  du  Masaif  Bretón  comparée  á  celle 

du  Ftnistére  Bull.  Soc.  Geol.  Franc   Ser.  iii,  vol.  xiv.  l'aris. 
1886. — Sa porta,  Nouvaur  documetits  reíattjs  d  des  fossiles  véi/étuvx  et  á  des 

traces  d'tnvertébrés,  associes  dans  les  anciens  terruins.  Bull.   Soc. 

Geol.  Franc.  Ser.  iii,  vol.  xiv.  Paria. 
1886. — Meunier,  ^iir  qnelqiies  eimipreintes  prublémafiques  des  conches  bolo- 

niennes  du  Fas-de  Calais.  Bol,  Soc.  Geol.  Frauc.  Séi*.  ni,  vol.  xiv. 

París. 
1888. — Lebesoonte,   La    théorie  qui  considere  les  *Crvziana>   comme  des 

contre-inolaijes  de  pistes  d'animux,  ne  peiit  plus  exister.  Bull.  Soc. 

Geol.  Franc  Ser.  iii,  vol.  xvi.  Paris. 
1892 — Mallada.  Cafálo.^o  de  las  especies  fósiles  de  España.  Madrid. 
1894. — Ziltel  et  Schimper,  Traite  de  Pa'.éonfologie.  Paris. 
1896. — Strong   Newherry,   The  flora  of  the   Amboy   Clays.    Geol.   Survey 

U.  ti.  A.  Wa^hington. 
1903. — Nery  Delgado,  iVoíe  sur  iScoHfhus  Dufrenoyi*  Rou.  Extr.  des  Com- 

municucgoes  du  tierv.  géol.  du  Furt.  Tom.  v,  fase.  i.  Liabonne. 


Dos  nuevas  especies  de  «Hololampra»  de  Marruecos 

POE 
IGNACIO    bolívar 

Hololampra  Ahdelazizi  sp.  nov. 

cf  Niger  nilidus;  9  paluda,  parce  fusco  varia. 

cf  Vértex  basique  antennarum  pallidis.  Pronotiim  transver- 
sum,  poslice  sublruncatum,  antice  angiiste,  lateribus  lale  pellaci- 
dum,  punclis  raris  minutis  sparsis,  disco  plaga  magua  nigra 
nítida  antrorsum  angustata,  a  lateribus  obtusangulata,  margine 
postico  anguslissime  paludo  puiictis  nigris  ornato.  Elytra  ápice 
coxarum  inlermediarum  vix  altingentia  patelliformia  intus  sese 
tangenlia,  sculelhim  magnum  liberantia,  ápice  late  rotundata, 
albido-pellucida,  Isevia;  loco  vente  radialis  impresso,  limbo  externo 
planiusculo,  parte  interna  convexiuscula.  Pedes  nigri;  femorum 
marginibus  anterioribus,  spinis  tibiariim  necnon  tarsis  ápice  ar- 
ticulorum  fusco  excepto  pallidis.  Abdomen  superno  nigro-niti- 
dum,  lateribus  pallide  angusle  marginatum;  segmentis  6.°  et  7." 
postice  suaviter  arcuato  sinuatis,  7,"  postice  recle  transverso. 
Lamina  supra-analis  transversa.  Gerci  elongati  sensim  acumi- 
nati.  Lamina  infra-analis  longiuscula  ápice  cercorum  haud  attin- 
gentia. 

$  Ampia,  majore,  pallide  testacea.  Vértex  dilutior.  Pronotum 
transversum  postice  truncatum  marginibus  lateralibus  intus 
sulco  parum  perspicuo  delineatis,  disco  testaceo,   punctis  rufis 


92  boletín   de   la   EEAL   SOCIEDAD   ESPAÑOLA 

sparsis,  antice  atrinque  slriga  nigra  tenuissima  delinéalo.  Ely- 
tra  lateralia,  pallida,  Isevia;  margine  externo  angusle  siibreflexo, 
ápice  oblique  truncata,  margine  interno  versusapicem  rolundato; 
parum  augustiora  quam  longiora,  apicem  mesonoti  attingentia. 
Pedes  pallidi.  Abdomen  segmentorum  basi  fusco-punctata,  seg- 
mento 6."  postice  valde  arcuato  sinuato,  7."  et  8.°  transversis. 
Lamina  supra-analis  transversa,  Gerci  sensim  curvati  ápice  louge 
attenuati  basi  infuscati. 

Long.  corp.  (^  8,5;  pron.  2,2;  lat.  pron.  3,5;  long.  elytr.  2,5. 

Long,  corp.  9  9,2;  pron.  2,2;  lat.  pron.  4,8;  long.  elytr,  1,2. 

Loe.     Cabo  Espartel  (Tánger),  5,  1907,  Martínez  déla  Escalera. 

La  9  se  confunde,  á  primera  vista,  con  la  A.  Algerica  Bol,,  dis- 
tinguiéndose por  la  forma  de  sus  élitros.  El  ¡^  no  tiene  semejanza 
con  ninguna  de  las  especies  conocidas,  pues  si  los  élitros  se  pare- 
cen á  los  de  la  A.  Baetica  Bol.  por  la  forma,  en  cambio  se  di- 
ferencian por  su  aspecto  brillante,  debido  á  que  la  superficie  es 
lisa  y  no  tiene  las  líneas  blanquecinas  que  en  aquella  'especie 
acusan  las  nerviaciones. 

Hololampra  Haffidi  sp,  nov. 

E.  Abdelazizi  valde  affinis,  pronoto  antice  minus  regulariter 
arcuato  sensim  angustato,  elytra,  pronoto  haud  longiora,  margine 
interno  totaliter  cum  postice  rotundato,  disco  convexo  Isevi  plaga 
magna  nigro  nítida  ornato,  abdomine  a  lateribus  pallide  vario, 
margine  pallida  diluta  confusa  versus  apicem  latiora;  segmento 
sexto  subangulatim  exciso,  segmentis  apicalibus  distincte  trian- 
gularibus,  pedibus  pallidis,  tibiis  basi  spinarum  puncto  fusco 
signatis,  9  ignota. 

Long.  corp.   (^  6,5;  pron.  2,3;  lat.  pron.  3;   long.  elytr,   3,2. 

Loe.     Marraquesh,  iii,  1907,  Escalera. 

Afln  á  la  Ahdtlazizi^  pero  distinta  por  su  pronoto  visiblemente 
angostado  hacia  adelante,  de  modo  que  el  borde  anterior  no  des- 
cribe una  curva  regular  como  en  aquella  especie.  Los  élitros  es- 
tablecen más  fácil  distinción,  pues  aun  cuando  del  mismo  tipo, 
son  tan  largos  como  el  pronoto  y  tienen  todo  el  borde  interno 
curvo;  desde  la  base  donde  dejan  al  descubierto  un  gran  escu- 
dete, la  curva  avanza  hasta  que  se  ponen  en  contacto  los  dos  éli- 
tros y  luego  sigue  por  el  borde  posterior  que  es  redondeado  hasta 
pasar  al  externo,  en  el  cual  se  ve  el  único  trayecto  recto  de  todo 
el  borde. 


Sesión  del  6  de  Febrero  de  1908. 

PRESIDENCIA  DE  D,   LUIS  SIMARRO 

El  Secretario  leyó  el  acta  de  la  sesión  anterior,  que  fué 
aprobada. 

Admisiones  y  presentaciones. — Fueron  admitidos  como  socios 
numerarios  Jos  señores  propuestos  en  la  sesión  anterior,  y  presen- 
tados, con  el  mismo  objeto,  D.  Gregorio  Pueyo,  D.  José  Fernández 
Martí,  D.  Alejandro  Llovet  Vergara,  D.  Francisco  Tello,  D.  José 
Montero  y  Rodríguez-Almanza,  D.  Joaquín  López  Robles,  don 
Tomás  Rico  Jimeno,  el  Instituto  General  y  Técnico  de  La  Goru- 
ña,  el  Liceo  de  Costa  Rica  y  M.  William  Wesley,  propuestos,  los 
seis  primeros,  respectivamente,  por  los  señores  Escribano,  Fe- 
rrer,  Sánchez  y  Sánchez,  Balguerías,  Ferrer  y  Aragón,  y  los  cua- 
tro últimos  por  el  Sr.  Bolívar. 

Correspondencia. — Se  dio  cuenta  de  que  los  señores  Klapalek, 
Weisse,  Fauvel,  Gebien  y  Martín,  admitidos  como  socios  corres- 
pondientes en  la  sesión  de  Diciembre,  nos  han  dirigido  cartas 
muy  expresivas  agradeciendo  su  nombramiento.  El  Sr.  H.  Ge- 
bien,  además,  ha  enviado  varias  de  sus  publicaciones  sobre  Coleóp- 
teros, con  destino  á  nuestra  Biblioteca. 

Congreso  de  Zaragoza.— El  Secretario  presentó  una  circular,  re- 
mitida por  Ja  Sociedad  Aragonesa  de  Ciencias  naturales,  invitando 
á  tomar  parte  en  un  Congreso  de  naturalistas  que  dicha  Asociación 
trata  de  organizar  en  Zaragoza,  para  celebrarlo  durante  las  fies- 
tas del  Centenario  de  Jos  Sitios. 

— EJ  Sr.  Presidente,  refiriéndose  á  Jos  acuerdos  recaídos  sobre 
este  asunto  en  la  sesión  de  Enero,  manifestó  que  el  día  2  del  mes 
actual  se  verificó  en  el  salón  de  actos  del  Ateneo  científico  y 
literario  de  esta  corte  una  reunión,  presidida  poreJ  Excmo.  Sr.  Don 
Segismundo  Moret,  á  Jaque  fueron  invitados  los  Centros  docen- 
tes, las  Corporaciones  científicas  y  Jas  Sociedades  decuJtura  esta- 
blecidos en  Madrid,  y  en  la  que  se  trató  de  constituir  la  Asocia- 
ción Española  para  el  progreso  de  las  Ciencias.  Añadió  el  Sr.  Si- 
T.  v:i:.— Febrero.  1908.  ~ 


9i  boletín  de  la  real  sociedad  española 

marro,  que  en  dicha  reunión  ,  el  Sr.  Moret  expuso  elocuentemente 
nuestro  pensamiento,  y  haciéndolo  suyo  y  del  Ateneo  invitó  á 
adherirse  al  mismo  á  todas  las  representaciones  que  asistían  al 
acto;  indicando,  conforme  á  nuestros  propósitos,  que  el  primer 
Congreso  ó  reunión  para  la  propaganda  científica,  podría  reunirse 
en  Zaragoza,  coincidiendo  con  algunas  de  las  fiestas  del  Cente- 
nario que  allí  se  va  este  año  á  celebrar,  á  las  que  daría  mayor 
realce  é  importancia  esta  gran  Asamblea  de  la  intelectualidad 
española. 

Continuando  su  relato,  el  Sr.  Simarro  agregó  que  en  el  Ateneo 
fué  designada  una  Comisión,  de  la  que  él  forma  parte  y  en  la  que 
figuran  los  señores  Moret,  Azcárate  y  Carracido  y  los  generales 
Gano  y  Goncas,  que  en  el  término  de  quince  días  presentará  las 
bases  sobre  que  ha  de  constituirse  la  Asociación  que  se  trata  de 
fundar. 

Con  este  motivo,  el  Sr.  Simarro  expuso  algunas  consideraciones 
acerca  de  la  extensión  que  podría  tener  el  Congreso  de  Zaragoza, 
modo  de  organizarlo,  clases  de  adhesiones  que  cabría  admilir,  cuo- 
tas con  que  habría  de  contribuirse  y  otras  cuestiones  que  serían 
sometidas  aquella  misma  noche,  en  el  Ateneo,  á  la  deliberación  de 
la  comisión  organizadora  de  que  forma  parte,  citada  en  aquel  Cen- 
tro para  después  de  la  hora  en  que  suele  terminarse  nuestra 
sesión  mensunl. 

Los  señores  Bolívar,  Gómez  Ocaña,  Rodríguez  Mourelo,  Fer- 
nández Navarro  y  Valero,  intervinieron  en  el  cambio  de  opinio- 
nes á  que  dieron  motivo  algunos  de  los  puntos  expuestos  por  el 
Sr.  Simarro,  acordándose,  en  definitiva,  que  éste  proponga  y 
admita,  dentro  de  la  comisión  de  que  forma  parte,  cuanto  su  buen 
juicio,  su  talento  y  su  práctica -le  aconsejen  y  crea  procedente 
para  el  buen  éxito  de  la  empresa  qne  hemos  acometido. 

Notas  y  comunicaciones. — El  Secretario  presentó  un  trabajo  so- 
bre «La  Espeleología  en  España»,  remitido  por  D.  Jesús  Garballo; 
otros  dos,  enviados  por  D.  José  Esteve,  que  llevan  por  título 
«Polimorfismo  foliar  de  la  Gleditchia  triacantJiosn  y  «Otra  Linaria 
sM|9ma  monstruosa»,  y  uno  de  D.  José  María  de  la  Fuente  acerca 
de  una  variedad  nueva  del  Crioceris  macilenta. 

— El  Sr.  Lázaro  é  Ibiza  anunció  el  hallazgo  en  España  de  un  hon- 
go Nectriáceo,  cuya  presencia  no  estaba  señalada  en  nuestro  país. 
Trátase  del  Claviceps  microcephala  Tul.,  especie  de  menor  tamaño 


DE    HISTORIA    NATURAL.  95 

(¡ueel  C.  ;íMr/)iírea  Tal.,  única  del  género  que  figuraba,  hasta  aho- 
ra, en  la  flora  micológica  española.  El  Sr.  Lázaro  presentó  mues- 
tras de  los  esclerocios  de  una  y  otra  especie  pj,ra  que  pudieran 
;i  preciarse  las  diferencias  que  hay  entre  la  nuevamente  encontrada 
y  el  cornezuelo  de  centeno.  Ofreció  el  Sr.  Lázaro  remitir  una  no- 
ticia extensa  acerca  del  hallazgo  del  Claviceps  microcephala  Tul. 
para  su  publicación  en  nuestroBoLETÍN. 

— El  Sr.  Hernández  Pacheco  presentó  el  mapa  geológico  de  la 
isla  de  Lanzarole  é  isletas  Canarias,  levantado  á  consecuencia  de 
los  estudios  que  practicó  en  su  excursión  al  Archipiélago  canario 
en  el  verano  último, 

— El  mismo  señor  leyó  una  carta  dirigida  en  Marzo  de  1877, 
por  S.  Berthelot  á  nuestro  consocio  D.  Salvador  Calderón,  en  la 
que  aquel  sabio  da  cuenta  de  algunas  de  sus  observaciones  pa- 
leontológicas y  botánicas  en  las  islas  Canarias,  acordándose,  por 
el  interés  que  encierra,  la  inserción  en  el  Boletín  de  este  docu- 
mento, que  dice  así: 

«S'«  Croix  de  Ténériffe,  16  Mars  1877. 

Sr.  D.  Salvador  Calderón. 

Mon  cher  aini,  Je  n'ai  pu  repondré  á  votre  derniére  du.  30Jan- 
vier  passé  dans  tout  le  couranl  de  Février  et  bien  que  je  m'étais 
proposé  de  le  faire  par  le  conrrier  du  9  Mars,  j'ai  été  encoré  obliga 
de  diíTérer  jusqu'á  aujourd'hui. 

La  revue  et  mise  au  net  de  mes  Antiqíittés  Canariennes  ont 
occupé  tout  mon  temps.  Ce  travaií  est  maintenanl  achevé,  mais 
il  me  manque  encoré  beaucoup  de  dessins  pour  les  planches  qui 
doivent  accompagner  le  lexte  et  cela  retardera  encoré  quelque 
temps  cette  publication. 

Le  cahier  des  Aúnales  de  la  Société  Espagnole  d'Hist.  nat.  de 
Madrid,  m'a  beaucoup  intéressé  et  je  vous  remercie  de  cet  envoi. 
J'ai  pris  connaissance  de  votre  énumération  des  Vertebres  fossi- 
les  d'Espagne  et  je  u'aurais  pas  cru  la  Péninsuleaussi  riche. — La 
savante  étude  á  laquelle  vous  vous  otes  livré  et  donl  vous  avez 
donné,  dans  votre  Introduclion,  un  exposé  si  Incide,  prouve  bien, 
comme  vous  le  faites  remarquer  vous-méme,  que  les  restes  fossi- 
ies  qu'on  retire  du  sein  des  strales  et  du  fond  des  cavernes,  oíTrent 
une  source  inépuisable  de  données  qui  peuvent  nous  éclairer  sur 
I'histoire  primitivo  des  différentes  contraes  oü  on  rencontre  ees 
reliques,  non  moins  précieuses  et  confirmatives  quedes  médailles 


96  boletín    de    la    REAL    SOCIEDAD    ESPAÑOLA 

antiques. — Oni,  cher  ami,  on  peut  déduire,  de  ees  archives  natu- 
relles  d'un  ancien  monde,  bien  des  preuves  aussi  certaines  que 
celles  que  nous  fournissent  les  documents  écrits,  soit  que  l'ob- 
servalion  se  porte  sur  la  climatologie  de  ees  temps  recules  ou  bien 
sur  les  faunes  et  les  flores  des  différentes  époques  de  formation, 
soit  qu'elle  se  flxe  sur  l'existence  des  primitives  races  humaines 
qui  apparurent  dans  ees  ages  géologiqnes  et  dont  les  armes,  les 
objets  usuels,  les  ébauches  d'un  arl  encoré  imparfait,  peuvent 
nous  faire  juger  de  l'état  de  civilisation  de  ees  raees  ignorées  et 
nous  dévoiler  quelque  ehose  de  leur  histoire.  Etude  curieuse  et 
attrayante,  quand  on  peut  l'approfondir  en  s'appuyant  sur  des 
observations  faites  sur  place,  eomme  vous  avez  su  le  faire  pen- 
dan! vos  fruetueuses  exploralions. 

Ges  réflexions  me  sont  suggérées  parles  recherehes  auxquelles 
je  me  suis  livré  sur  Tantique  race  qui  habita  cet  archipel  dans  les 
temps  préhistoriques  et  qu'on  doit  supposer  tres  voisine  de  celle, 
que,  pour  me  servir  d'une  expression  consacrée,  mais  relativement 
inexacte,  on  a  appelée  antidiluvienne.  Or,  la  i-ace  post-diluvienne , 
a  laquelle,  par  l'examen  et  la  eomparaison  cranéologique,  on  re- 
connait  les  memes  caracteres  que  eeux  qu'aceuse  i'antérieure,  dui 
occuper  le  sol  de  l'occident  européen  et  déla  partie  septentrionale 
de  l'Afrique,  depuis  l'Bgypte  jusqu'aux  Ganarles,  c'est-á-dire 
toute  la  región  de  l'Atlas,  des  déserts  de  la  Libye  et  des  oasis 
sahariens,  alors  que  ce  sol,  aprés  les  derniers  cataclysmes,  se 
eonslitua  géognosiquement,  a  peu  pres  tel  que  nous  le  rencontrons 
de  nos  jours,  sauf  quelques  déehirements,  affaissements  et  inva- 
sions  par  les  eaux,  mais  partiels  et  sans  bouleversements  ni  su- 
perpositions. 

Dans  vos  renseignements  a  la  Société  espagnole,  dans  sa  séance 
du  8  Novembre,  sur  le  catalogue  des  oiseaux  de  TénériíTe,  par 
D.  V.  Mompó,  j'ai  vu  avec  plaisir  que  vous  avez  rappelé,  a  cette 
occasion,  mes  Oiseaux  voyageurs  et  Poissons  de  passage.  Je  vous 
en  remercie  et  ne  tarderai  pas  de  vous  adresser  un  exemplaire  de 
cet  ouvrage  pour  que  vous  l'offriez,  en  mon  nom,  a  cette  Société. 

Dans  les  actes  de  la  méoie  Société  (séance  du  6  X^re,  pag.  90), 
un  autre  renseignement  a  appelé  mon  attention.  11  y  est  dit: 
«Por  lo  que  hace  á  Arqueología  prehistórica,  deberemos  re- 
cordar las  noticias  sobre  restos  esqueléticos  humanos,  y  de  la  in- 
dustria del  hombre,  de  Canarias,  por  elSr.  Calderón.-»  Je  désire- 
rais  que  vous  me  renseigniez  sur  ees  restes  humains  et  sur  Yin- 


DE    HISTORIA   NATURAL.  9^ 

dustrie  préhistorique,  car  cela  m'inléresse  beaucoup,  aujourd'hui 
siirtout  qae  je  m'occupe  de  cette  question  d'antiqaité. 

Enñn,  vos  considéralions  sur  ralimentalioii  des  végétaux 
m'ont  douné  motif  á  penser.  Cette  étade  curieuse  embrasse  toute 
une  serie  d'observations  qui  ouvrent  de  nouveaux  horizons  á  la 
science  et  qui  peuvent  conduire  les  esprits  philosophiques  á  l'ex- 
plication  de  bien  des  phéaomones  de  physiologie  encoré  incom- 
prehensibles. Vous  avez  bien  fait  derappeler  les  fails  relalifs  aux 
parasites  des  deux  regnes,  etd'appeler  Taltention  sur  le  nitrogéne 
des  divers  orgauismes,  sur  les  excrétions  glutineuses  de  différea- 
tes  plantes,  qui  furent  aussi  l'objet  de  mes  observations  quand  je 
m'occupais  spécialement  de  botanique,  telles  que:  la  jara  de  ees 
íles,  Helianthemum  canariense^  anjoui'd'hui  le  Rhodocistus  Ber- 
theloüanus  de  Spach. — J'ajouterais  aussi  le  Dracocephalum  cana- 
riense, belle  plante  des  foruts  de  Ténériffe,  á  feuilles  tomenteuses 
et  fleurs  avec  odeur  de  camphre;  puis  VExacosum  viscosum  con 
olor  de  violeta,  le  Tamarix  Canariensis  (Tarajai)  éminemmeut 
glutineux;  le  Schynus  molle  ou  poivre  d'Amériqne,  arbre  á  feuil- 
les visqueuses,  á  odeur  forte  et  aromatique  et  petiles  baies  poi- 
vrées,  lEucalyptus  commun  á  feuilles  balsamiques  et  anti-pu- 
trides. 

Ges  principes  odorants  qu'émanent  les  plantes,  ees  aromes  si 
variés  et  si  pénétrants,  que  répandent  certains  végétaux  pour 
peu  qu'on  les  lonche,  ees  parfums  perüdement  peruicieux,  doivent 
avoir  leur  explication.  Le  liquide  corrosif  des  Euphorbes  et  d'au- 
tres  plantes  vénéneuses,  ees  sucs  ou  ees  émanations  délétéres,  ees 
contre-poisons  qu'on  tire  de  cerlaines  herbes,  tout  cela  est  connu 
ou  a  peu  prcs,  mais  on  en  ignore  encoré  le  principe,  la  véritable 
nature. — Oui,  mon  ami,  je  vous  le  dis  en  toute  conviclion,  per- 
sévérez  dans  la  voie  que  vous  vous  étes  ouverte,  poursuivez  vos 
observations  sur  cette  branche  intéressante  de  la  physique  et 
de  la  physiologie  végétale,  et  la  Société  espagnole  d'Hist.  natu- 
relle  de  Madrid  pourra  compter  dans  son  sein  un  naturaliste  qui 
lui  fera  honneur. 

J'ai  en  fin  recu  Mes  Oiseaux  Chanteurs  que  mon  lambin 
d'édileur  me  retenait  en  cage,  et  je  viens  de  leur  donner  la  volee 
pour  qu'ils  se  répandent  en  ce  monde  en  toute  liberté  et  chantant 
á  plaisir.  Ge  petit  livre  n'est  qu'un  passe-temps  littéraire,  com- 
posé comme  pour  me  servir  d'étape  de  repos  et  faire  diversión  á 
d'autres  Iravaux  plus  sérieux.  J'y  ai  mis  un  peu  de  tout:  écrit 


98  BOLETÍN    DE    LA    REAL    SOCIEDAD    ESPAÑOLA 

sous  l'inflaence  da  sentiment  palriotique,  cei  inlermede  se  ressent 
de  ma  disposition  d'esprit  cfalors!  Vous  y  trouverez  du  libéralis- 
me  tel  que  je  le  comprends,  de  la  musique  de  celle  qui  noiis 
touche  au  coeur  encoré  plus  qu'  á  Toreille,  de  la  poésie  que  j'aime, 
c'esl-a-dii"e  facile,  spirituelle,  expressive,  comme  la  bonne  musi- 
que tít  qui  nous  charme  comme  le  chant  des  Fauveltes,  beaucoup 
de  citations  des  auteurs  que  je  préfére,  y  el  todo  salpicado  de  al- 
guna crítica.  Acceptez  done  mes  Oiseaux  Chanteurs  pour  ce  qa'ils 
valent  et  que  leurs  doux  gazouillemenls  compensent  les  rapso- 
dies  étourdissantes  de  ceux  qui  nous  ennuient.  Le  recomiendo  el 
Prólogo. 

Ma  santé  s'améliore  toujours  de  plus  en  plus  et  j'ai  pu  repren- 
dre  mes  travaux  et  m'y  livrer  plusieurs  heures  chaqué  jour  sans 
la  moindre  fatigue.  Toulefois,  mes  Antiquités  Canariennes  serón t 
mon  dernier  ouvrage  et  aprés  cette  publication,  il  sera  temps  de 
me  reposer.  Cette  ceuvre  m'aura  ccúté  beaucoup  d'études  et  de 
recherches;  elle  se  liera  naturellemeiit  álapremiere  que  j'ai  écrite 
sur  ce  pays  devenu  pour  moi  une  seconde  patrie;  ce  serón t  Tune 
et  l'autre,  l'Alpha  et  l'Oméga  de  mes  observations  sur  les  an- 
ciennes  Fortunées,  et  j'aurais  mis  ainsi  44  ans  entre  ees  deux 
OBuvres  historiques. 

Je  vous  souhaite  prospérité  et  bonne  santé  en  vous  réitérant 
l'assurance  de  mon  amitié  la  plus  sincere. —  S,  Berthelot. 

P.  D.  Escribí  el  correo  pasado,  aunque  de  prisa,  al  amigo  don 
Emilio,  al  mandarle  mi  último  librito.  Tal  vez  recibiré  noticias 
suyas  y  de  su  hermana  de  aquí  á  pocos  días.» 

— El  Sr.  Fernández  Navarro  presentó  un  trabajo  titulado  «Datos 
cristalográficos  de  la  auricalcita». 

— El  Sr.  Bartolomé  del  Cerro  presentó  un  artículo,  de  que  es 
autor  el  P.  Filiberto  Díaz,  y  que  lleva  por  título  «Algunas  noticias 
sobre  el  platino  y  los  metales  platínicos». 

— El  Sr.  Calderón  hizo  las  dos  siguientes  comunicaciones  ver- 
bales: 

1."  Sobre  la  greenockita  de  Picos  de  Europa.  El  Sr.  Calafat 
trajo  de  Andará  unos  curiosos  ejemplares  de  blenda  de  color  gri- 
sáceo, notables  por  diferir  de  los  tipos  habituales  en  el  país  y  aun 
en  toda  la  región  zincífera  del  N.  de  España;  pero  lo  más  curioso 
que  ofrecen  son  unas  capitas  eflorescentes,  de  color  amarillo  de 
canario,  adheridas  á  las  superficies  de  exfoliación  y  aun  á  las  de 
rotura  antigua  que  se  insinúan  por  los  planos  hacia  el  interior. 


DE    HISTORIA   NATURAL.  99 

Inducido  por  el  notable  y  característico  color  de  dichas  capas,  su- 
puse que  se  trataba  de  la  greenockita,  aunque  nunca  había  visto 
esta  especie  más  que  en  diminutos  cristales,  y  en  efecto,  ensayados 
los  ejemplares  en  el  laboratorio  de  Mineralogía  del  Museo  de  Cien- 
cias naturales,  se  ha  comprobado  plenamente  que  aquellas  tenues 
películas  consisten  en  sulfuro  de  cadmio,  especie  sumamente  rara. 

2,"  Un  caso  de  avance  en  el  mar.  Hemos  leído  en  un  periódico 
que,  firmada  por  varios  vecinos  del  Pasaje  del  Pedrido  (Bergondo), 
se  recibió  en  el  Gobierno  civil  de  La  Goruña  una  instancia,  expo- 
niendo los  peligros  que  aquel  lugar  corre  de  desaparecer  sepul- 
tado por  el  mar,  cuyo  avance  se  acentúa  de  día  en  día. 

Manifiestan  que  el  Ayuntamiento  de  dicho  pueblo  acordó,  esti- 
mando una  solicitud  del  vecindario,  consignar  en  el  presupuesto 
la  exigua  cantidad  de  500  pesetas  para  construir  un  muro  de  con- 
tención; pero  esa  obra  no  se  llevó  á  cabo. 

Añaden  que,  en  vista  de  esta  pasividad  de  la  corpoi'ación  muni- 
cipal, reiteraron  la  solicitud,  recordándole  el  compromiso  con- 
traído, y  de  esta  vez  no  resolvió  nada,  ni  siquiera  acusó  recibo. 

En  vista  de  ello,  piden  que  se  obligue  á  dicho  Ayuntamiento  á 
ejecutar  el  acuerdo  de  i-eferencia,  velando  por  los  intereses  del 
pueblo, amenazado  de  una  invasión  del  mar. 

El  dato  nos  ha  parecido  interesante,  y  valdría  la  pena  deque  nos 
comunicasen  mayores  detalles  nuestros  consocios  de  aquella  pro- 
vincia, pues  si  siempre  tienen  importancia  geológica  las  noticias 
referentes  á  las  relaciones  del  mar  con  las  costas,  los  casos  de 
avance  la  alcanzan  aún  mayor  en  la  región  del  N.  de  la  Penín- 
sula, donde  solo  hemos  visto  citados  los  inversos,  ó  sea  de  reti- 
rada del  mar  en  la  época  histórica. 

— El  Sr.  Dusmet  presentó  una  monografía  de  las  especies  espa- 
ñolas del  género  Anthidium,  continuación  de  las  que,  bajo  el  tí- 
tulo aLos  Ápidos  de  España»,  viene  publicando. 

— El  Sr.  Bolívar  presentó  ejemplares  vivos  de  Cassida  vütata, 
que  cansa  en  Granada  tantos  daños  á  la  remolacha.  El  Sr.  García 
Mercet  manifestó  con  este  motivo  que  el  Laboratorio  de  Entomo- 
logía del  Museo  iba  á  ocuparse  en  el  estudio  y  propaganda  de 
cnanto  interesa  conocer  sobre  plagas  del  campo,  estando  él  encar- 
gado de  escribir  una  nota  sobre  el  insecto  en  cuestión. 

Notas  bibliográficas. — El  Sr.  Calderón  leyó  las  siguientes: 

En  la  sesión  del  mes  pasado  (20  de  Enero)  de  la  Sociedad  geoló- 


100  boletín  de  la  real  sociedad  española 

gica  de  Francia,  el  Sr.  H.  Douville  hizo  la  siguiente  comunica- 
ción, que  reproduzco  íntegra: 

Aquitaniense  de  los  alrededores  de  Toledo. — El  autor  ha  reci- 
bido de  su  colega,  M.  Marcel  Dieulafoy,  miembro  del  instituto, 
una  serie  de  ejemplares  recogidos  á  1.200  metros  próximamente 
al  ESE,  de  la  estacióu  de  Toledo  por  el  Dr.  Don  Ventura  Reyes 
y  Prósper,  Profesor  del  Instituto.  Estos  ejemplares  son  moldes 
de  fósiles  bastante  mal  conservados,  pero  que  coi'responden  in- 
dudablemente á  géneros  marinos,  Arca  harbata,  Natica,  Pola- 
mides,  y  de  aguas  salobres,  Hydrohia,  con  formas  acaso  lacus- 
tres (Paliidina).  La  ganga  es  una  molasa  calcarífera  muy  basta, 
que  representa  el  borde  de  la  gran  formación  detrítica,  tan  des- 
arrollada en  la  España  central  y  cuyos  bordes  están  jalonados 
por  una  serie  de  importantes  poblaciones:  Madrid,  Guadalajara, 
Cuenca,  Albacete,  Ciudad-Real  y  Toledo. 

Estos  fósiles  deben  referirse  á  los  que  han  sido  señalados  en 
condiciones  análogas  al  S.  de  Cuenca  [Potámides  LamarcAi, 
Cytherea  incrassata)  y  con  toda  verosimilitud  de  la  misma  edad. 
En  todo  caso  corresponderán  á  la  edad  media  de  esta  formación, 
ó  á  la  edad  yesífera,  y  demuestran  definitivamente  que  estas  capas 
son  de  origen  marino.  Por  lo  demás  esta  es  la  conclusión  á  que 
había  ya  llegado  M,  Dercims  en  el  notable  estudio  que  consagró 
á  esta  cuestión  (Rech.  geol.  dans  le  Sud  de  l'Aragón).  Es  posible 
que  los  yacimientos  de  Potámides,  estudiados  en  los  alrededores 
de  Burgos  por  M.  Larrazet  (P.  Gaudry,  P.  Munieri,  Hydrohia 
Dubuisoni,  Unió]  y  los  del  S.  de  Zaragoza  {Cardium,  Venus, 
Cerithium],  jueguen  un  papel  análogo  en  la  cuenca  del  Ebro  y 
correspondan  á  una  misma  invasión  marina. 

Según  los  mamíferos  fósiles  señalados  en  la  región  de  Madrid, 
la  edad  yesífera  sería  aquitaniense  iAnchitherium  aurelianense  y 
Mastodon),  la  cual  está  bajo  un  sistema  de  capas  de  agua  dulce. 
De  desear  sería  que  la  estratigrafía  de  estos  depósitos,  tan  impor- 
tantes por  su  extensión,  fuera  estudiada  de  un  modo  más  minu- 
cioso. 

Roldan  y  Pego,  Sobre  as  minas  das  provincias  de  Santander, 
Bilbao  é  Guipúzcoa  (Revista  de  obras  públicas  é  minas,  Lisboa 
1906,  t.  xxxvn,  p.  647-671). 

Con  motivo  de  una  excursión  realizada  por  la  Asociación  de 
ingenieros  civiles  y  militares  por  el  N.  de  España,  el  autor  hace 


DE    HISTORIA    NATURAL.  101 

una  sucinta,   pero  animada  descripción  de  aquellas  provincias, 
resumiendo  muchas  observaciones  ya  conocidas. 

Ahlburg,  Joh,  Die  nutzbaren  Mineralien  Spaniens  und  Portu- 
gal (Zeit.  für  prakl.  geol.,  Bd.  XV,  1907,  p.  183-210). 

Después  de  una  corta  introducción,  el  autor  entra  á  ocuparse 
en  los  principales  minerales  útiles  por  sus  aplicaciones  que  exis- 
ten en  nuestra  Península.  Se  ayuda  para  su  trabajo  de  un  mapa 
de  conjunto  en  que  figuran  los  yacimientos  aislados  así  como  los 
principales  criaderos. 

Trátase  en  este  trabajo  de  los  siguientes  minerales  útiles  ó  de 
aplicación:  oro,  plata,  plomo,  zinc,  cobre,  mercurio,  hierro,  man- 
ganeso, estaño,  wolfran,  cromo,  Urano,  níquel  y  cobalto,  arsénico 
y  antimonio,  liulla,  lignito,  apatito  y  fosforita,  sal  gema,  glaube- 
rita  y  azufre. 

Secciones. — La  de  Zaragoza  celebró  sesión  el  31  de  Enero,  bajo 
la  presidencia  del  P.  Navas. 

— El  Secretario,  por  encargo  del  Sr.  Ferrando,justifica  su  ausen- 
cia por  reciente  desgracia  de  familia. 

— El  P.  Navas  presenta  un  ejemplar  de  malaquita  sedosa,  fibro- 
so-radiante  en  ganga  caliza,  procedente  de  las  minas  de  Alborón, 
provincia  de  Huesca, 

El  mismo  P.  Navas  muestra  á  los  consocios  allí  reunidos  un 
sócido  (Neuróptero),  capturado  por  él  el  día  23  de  este  mes  en 
los  alrededores  de  Zaragoza,  y  que  cree  especie  nueva.  Con  esta 
ocasión  insiste  en  la  necesidad  de  realizar  frecuentes  excursiones 
á  distintos  sitios  de  nuestro  país  ó  al  mismo  en  diferentes  épocas, 
puesto  que  algunas  especies  son  muy  locales  ó  de  temporadas. 
Recuerda  á  este  propósito  el  ortóptero  Celes  variabilis  Pal!.,  cuya 
existencia  en  España  era  controvertida,  y  que  halló  al  pie  de  la 
sierra  de  Guara  el  año  1903.  Repetida  el  verano  pasado  la  excur- 
sión á  la  referida  sierra,  tuvo  la  satisfación  de  encontrar  numero- 
sos ejemplares  en  el  mismo  sitio  de  antes,  en  el  llano  estepario 
que  media  de  Bandalies  á  Sipán,  á  uno  yá  otro  lado  del  camino, 
por  lo  cual  da  por  definitiva  la  existencia  de  la  especie  en  España, 
siquiera  en  sus  numerosas  excursiones  no  la  halla  encontrado 
más  que  en  aquel  reducido  paraje. 

— El  Sr.  Arévalo  lee  la  siguiente  «Nota  sobre  una  nueva  mono 
grafía  del  Okapi»: 


102  boletín  de  la  real  sociedad  española 

Creo  interesante  dar  cuenta  á  la  Sociedad  de  una  valiosísima 
y  completa  monografía  sobre  el  Okapi,  hermosamente  ilustrada 
y  recienlemenle  aparecida  en  los  Anuales  du  Musée  du  Congo, 
de  la  cual  es  autor  el  profesor  de  la  Universidad  de  Lieja  Julien 
Fraipont  y  déla  que  posee  un  ejemplar  la  Biblioteca  del  Colegio 
de  PP.  Jesuítas  del  Salvador  de  Zaragoza.  Y  creo  tanto  más  in- 
teresante dar  cuenta  de  ella  cuanto  que,  merced  á  las  hábiles  y 
valiosas  gestiones  de  la  Dirección  de  nuestro  Museo  de  Ciencias 
Naturales  de  Madrid,  poseemos  en  España  un  ejemplar  y  un  es- 
queleto de  este  singular  é  interesante  jiráfldo. 

Forma  esta  monografía  un  hermoso  volumen  en  folio  de  118 
páginas,  lujosamente  editado  y  avalorado  con  77  grabados  inter- 
calados en  el  texto  y  xxx  láminas  (litografías,  cromolitografías  y 
heliograbados)  ejecutadas  á  la  perfección. 

El  autor  empieza  haciendo  historia  del  descubrimiento  del 
Okapi  y  de  las  primeras  opiniones  que  sobre  él  se  emitieron,  pre- 
sentando la  lista  de  todos  los  ejemplares  conocidos  de  esta  especie, 
que  son  2G,  estando  entre  ellos  el  6.°,  cazado  por  el  lugarteniente 
Anzeliusen  un  bosque  de  la  región  de  Ibina.  El  esqueleto  de  este 
ejemplar,  que  es  una  hembra  adulta,  es  el  que  existe  en  el  Museo 
de  Madrid,  y  la  piel  está  montada  en  el  Museo  de  Tervueren,  y  el 
13  ejemplar,  disecado,  de  macho  casi  adulto  procedente  del  Alto- 
Ubangui,  cogido  por  el  comandante  B'3rtrand,  y  que  fué  latubién 
cedido  al  Gobierno  español  por  el  estado  independiente  del  Congo, 
es  el  que  íigura  en  nuestro  Museo.  El  cráneo  de  este  ejemplai- 
está  en  el  de  Tervueren.  El  ejemplar  disecado  de  Okapi,  existente 
en  Madrid,  aparece  fotografiado  en  la  fig.  7  de  esta  obra. 

Después  de  dar  cuenta  el  autor  de  los  ejemplares  de  que  ha  dis- 
puesto en  su  estudio,  pasa  á  hacer  una  descripción  minuciosa  de 
los  caracteres  y  dimensiones  del  Okapi,  de  su  piel,  tanto  en  el  jo- 
ven como  en  el  adulto  y  de  todas  las  particularidades  de  su  esque- 
leto, terminando  esta  descripción  con  noticias  biológicas  y  etio- 
iógicas,  presentándole  como  un  animal  tímido,  de  oído  muy 
fino,  que  habita  en  parejas  las  intrincadas  forestas  del  Congo,  su 
patria  exclusiva,  durante  el  día,  donde  es  muy  difícil  cazarle,  y 
busca  su  alimento  por  la  noche  en  las  hojas  de  ciertas  plantas 
que  crecen  en  las  riberas  pantanosas. 

Por  último,  después  de  discutir  el  lugar  taxonómico  del  Okapi 
y  de  presentar  la  característica  del  género  Okapia  y  de  la  especie 
Okapia  Johnstoni  Sclator,  concluye  declarándose  partidario  de  que 


DE    HISTORIA    NATURAL.  103 

el  Okapi  es  ua  jiráfido  intermedio  entre  lis  jirafas  actuales  y 
los  Samotherimn  terciarios  y  no  una  jirafa  degenerada  por  adap- 
tación ulterior,  como  han  pre^-endido  algunos  naturalistas. 

— La  de  Ghanada  se  reunió  el  28  de  Enero,  bajo  la  presidencia 
de  D.  Pascual  Nácher,  leyendo  y  aprobándose  el  acta  de  la  sesión 
anterior. 

Fueron-  admitidos  como  nuevos  socios  numerarios  D.  José 
García  Vélez,  Doctor  en  Farmacia;  R.  P.  Manuel  M.'  S.  Navarro 
Neumann  S.  J.,  y  D.  Antonio  Alvarez  de  Gienfuegos,  Profesor 
auxiliar  déla  Facultad  de  Medicina,  propuestos  en  la  sesión  ante- 
rior, el  primero  por  D.  Juan  Nacle  y  los  otros  dos  por  D.Juan  L. 
Diez  Tortosa. 

Se  hicieron  dos  propuestas  de  socios:  D.  Ramón  Morcillo,  Pres- 
bítero, Profesor  del  Sacro-Monte,  por  el  Sr.  Nácher,  y  D.  Antonio 
Moyano  Cordón,  por  el  Sr.  Diez  Tortosa. 

— El  Sr.  Presidente  se  ocupó  detenidamente  de  la  plaga  que 
amenaza  destruir  totalmente  la  próxima  cosecha  de  remolacha  y 
que  en  el  año  anterior  causó  bastantes  pérdidas.  Expuso  que,  se- 
gún sus  observaciones,  se  trata  de  la  especie  Casúda  nohilis  \j.  de 
los  Crisomélidos,  ó  de  otra  muy  afín,  conforme  con  la  determi- 
nación que  había  hecho  nuestro  consocio  el  Sr.  Alvarez;  detallando 
á  continuación  los  distintos  procedimientos  de  extinción  que  tanto 
aquí  como  fuera  se  han  seguido  en  casos  análogos  y  los  i-esultados 
conseguidos.  En  su  vista,  consideró  que  nn  debe  seguirse  un  solo 
procedimiento  sino  emplear  cada  uno  de  ellos,  según  lo  exijan  las 
circunstancias,  por  la  naturaleza  del  terreno,  género  de  cultivo,  etc. 

—  El  Sr.  López  Mateos  dio  cuenta  de  los  trabajos  que  la  Cámara 
agrícola  ha  llevado  á  cabo  sobre  este  mismo  asunto;  declarándose 
partidario  del  procedimiento  de  incendiar  los  juncales,  por  ser 
estos  el  principal  refugio  del  insecto  en  esta  época  del  año.  Enca- 
reció la  importancia  de  esta  campaña,  á  fin  de  evitar  que  las  lar- 
vas de  la  Cassida  destruyan  en  la  próxima  estación  las  hojas 
de  la  remolacha,  causando  con  ello  lamina  de  la  comarca. 

— En  vista  délo  manifestado  poi  ambos  señores,  y  á  propuesta 
del  Decano  de  la  Facultad  de  Farmacia,  Sr.  Dorronsoro,  se  acordó 
publicar  en  breve,  por  eUa  Sección,  unas  ligeras  instrucciones  que 
sirvan  de  guía  á  todos  los  interesados  en  este  asunto,  á  fin  do 
vulgarizar  los  conocimientos  de  la  vida,  caracteres,  costumbres  del 
insecto,  así  como  los  procedimientos  de  su  destrucción. 


104  boletín  de  la  real  suciedad  española 

— Por  el  Sr.  Secrelario  se  leyó  la  siguiente  ñola  del  Sr.  Diez 
Tortosa  (Manuel): 

«Aprovechando  su  estancia  en  Almuñécar  (Granada)  durante 
el  pasado  verano,  el  ilustrado  Decano  de  esta  Facultad  de  Farma- 
cia, Sr.  Dorronsoro,  adquirió  buen  número  de  peces  y  otros  seres 
marinos  de  aquellas  costas,  remitiéndomelos  para  su  clasificación, 
y  habiendo  efectuado  la  de  los  primeros  he  creído  procedente  pu- 
blicar la  adjunta  lista  por  loque  pueda  contribuir  al  conocimiento 
de  la  fauna  de  nuestros  mares,  siquiera  no  tenga  otro  interés  que 
ia  certeza  de  su  procedencia. 

Scyllium  canicula  Guv. — Se.  catulus  Guv. — Raia  clavata  Ron- 
del.— Hyppocampus  brevirostris  Guv. — Siphonostoma  typhle  L. — 
Blennius  tentacularis  Guv  et  Valenc. — Gobius  jozo  L.,  var. — Tri- 
gla  pini  Bloch. — T.  lyra  Lacép. — Scorpaena  ustulata  Lowe. — 
Sebastes  dnctyloptera  Delaroche. — Serrmius  cabrilla  L. — S.  Scri- 
ba  Guv.  y  Val. — Cepola  rubescens  L. — Sargus  vulgaris  Geoff. — 
Pagrus  sp.f—Dentex  macrophthalmus  E.  Moreau. — Crenilabrtis 
melops  L. — C.  pavo  Brunn. — -C.  massa  Risso. — Julis  vulgaris 
Guv.  et  Val. — Ammodytes  sp.? — Belone  acus  Risso. —Congrer 
Vulgaris  Guv.» 

— El  Sr.  Fernández  Martínez  donó  para  el  Museo  regional  un 
ejemplar  de  Canis  vulpes  ¡^  L.,  cazado  por  él  durante  el  pasado 
mes  de  Noviembre  en  las  inmediaciones  de  Granada  (cerros  de  la 
Silla  del  Moro)  y  disecado  por  el  Sr.  Diez  Tortosa  (J.  L).  Este  úl- 
timo donó  con  el  mismo  fin  varias  aves  disecadas. 

— Los  PP.  Anselmo  Tomás  y  Alvarez  donaron  numerosos  fó- 
siles, moluscos  y  otros  objetos. 

Sobre  la  mesa  estuvo  lo  recogido  por  los  socios  en  la  excursión 
realizada  á  Sierra  Elvira  el  mes  anterior. 

Por  iniciativa  del  Sr.  Presidente  se  acordó  realizar  una  excur- 
sión á  Sierra  Gontraviesa  durante  las  vacaciones  de  Pascua  de 
Resurrección,  quedando  encargado  el  Secretario  de  anotar  el  nom- 
bre de  los  excursionistas  y  enterarles  de  la  forma  en  que  aquélla 
tendrá  lugar. 

—  Se  dio  cuenta,  por  último,  de  la  aprobación  del  presupuesto 
de  gastos  que  formó  esta  Sección  en  el  mes  de  Diciembre,  y  se 
levantó  la  sesión. 


DK    HISTORIA    NATURAL.  105 


Notas  y  comunicaciones. 


Un  nuevo  yacimiento  de  auricalcita  en  Ondárroa  (Vizcaya) 


POR 
JUAN     CALAFAT     LEÓN 


Al  terminarlas  excursiones  que  hice  durante  el  verano  de  190G 
en  la  región  cantábrica,  me  ofreció  un  distinguido  amigo  mío,  de 
Rentería,  una  colección  de  muestras  de  varios  minerales  de  toda 
esa  región,  con  destino  á  nuestro  Museo  de  Ciencias  Naturales, 
que  acepté  con  agradecimiento.  Examinadas  detenidamente  di- 
chas muestras,  encontré  una  de  Smithsonita,  que  presentaba  una 
extensa  mancha  de  auricalcita,  especie  no  conocida  por  dicho  ami- 
go mío,  que  había  obtenido  la  muestra  de  referencia  de  una  par- 
tida de  calaminas  destinadas  á  la  exportación  y  sólo  como  mues- 
tra rara  y  curiosa  de  este  último  mineral;  por  eso  la  papeleta  que 
acompañaba  al  ejemplar  decía  simplemente:  calamina  de  Achon- 
do.  Hice,  pues,  las  necesarias  indagaciones  del  paradero  de  la 
mina  de  origen,  y  este  fué  el  objeto  principal  de  las  excursiones 
realizadas  por  mí  durante  el  verano  último  en  la  provincia  de 
Vizcaya.  Como  resultado  de  ellas,  he  logrado  encontrar  el  yaci- 
miento, que  es  muy  interesante  desde  el  punto  de  vista  científico, 
por  tratarse  de  una  especie  mineralógica  muy  rara,  por  la  abun- 
dancia de  ejemplares  y  por  haber  encontrado  en  él  la  auricalcita 
perfectamente  cristalizada,  cristales  que,  como  es  sabido,  son  su- 
mamente raros. 

El  yacimiento  está  situado  á  unos  2  km.  al  OSO.  del  pueblo  de 
Ondárroa,  casi  en  el  límite  de  las  provincias  de  Vizcaya  y  Gui- 
púzcoa, pero  dentro  de  la  jurisdicción  de  Vizcaya,  paraje  llamado 
Achondo,  enclavado  en  la  cumbre  de  una  montaña  de  regular 
elevación,  cuya  falda  bordea  la  vía  de  Ondárroa  (1). 

El  terreno  cambia  de  aspecto  cuando  se  asciende  á  la  mina. 


(1)  En  Ondárroa  hay  un  magnífico  hotel,  construido  recientemente,  llamado  Ho- 
tel de  la  Bahía,  cuyo  dueño,  D.  Antonio  Veristain,  conoce  perfectamente  la  situación 
de  la  mina. 


106  boletín  de  la  real  sociedad  española 

Las  estribaciones  de  la  montaña  forman  grandes  masas  de  piza- 
rras de  grano  mny  fino  y  color  obscuro,  casi  negro  en  algunas 
de  ellas,  que  quedan  al  descubierto  en  varios  sitios,  efecto  de  los 
desmontes  practicados  en  la  construcción  del  tortuoso  camino 
que,  desde  Ondárroa,  conduce  á  aquellas  alturas.  La  vegetación 
es  espléndida,  destacándose  grandes  parcelas  de  hermosos  man- 
zanos. Hacia  la  cumbre  las  rocas  cambian  de  aspecto;  al  tono  gris 
obscuro  sucede  el  amarillo  rojizo,  ofreciéndose  á  la  vista  las  cali- 
zas siliciosas  que  aprisionan  bloques  de  smithsonita;  tras  una 
breve  llanura  está  la  mina,  que  forma  como  una  cresta  ó  promi- 
nencia, alrededor  de  la  cual  hay  practicadas  varias  galerías.  Esta 
explotación  está  hoy  totalmente  abandonada,  pero  me  informaron 
que  de  ella  se  han  extraído  grandes  lotes  de  calaminas. 

Observando  las  escombreras  pueden  recogerse  en  ellas  nume- 
rosos ejemplares  de  auricalcita,  pero  en  general  están  bastante 
alterados  por  los  agentes  atmosféricos,  efecto  de  su  larga  exposi- 
ción al  aire  libre.  Los  mejores  ejemplares  deben  buscarse  en  el 
interior  de  las  galeiías,  una  de  las  cuales  los  presenta  abundan- 
tísimos: hay  en  ella  grandes  superficies  tapizadas  de  verde,  azul 
y  verde  azulado. 

La  auricalcita  parece  como  una  secreción  emanada  del  interior 
de  la  roca  y  consolidada  en  las  superficies,  y  sobre  todo  en  la 
multitud  de  oquedades  y  pequeñas  grutas  abiertas  en  las  juntu- 
ras de  los  bloques  de  calaminas.  En  esas  cavidades,  que  son  las 
que  deben  observarse  con  preferencia,  he  recogido  bellos  grupos 
de  cristales  de  auricalcita,  perfectamente  formados,  aunque  de 
pequeño  tamaño. 

En  la  casi  totalidad  de  los  ejemplares,  la  auricalcita  se  presenta 
con  aspecto  concrecionado,  y  en  las  fracturas  recientes  el  color  es 
casi  siempre  verde  intenso^  muy  semejante  al  de  la  malaquita. 
Sin  embargo,  es  frecuente  observar  manchas  azules  y  de  tonos 
intermedios,  que  abundan  en  las  superficies  expuestas  al  aire  li- 
bre. De  esta  última  observación  y  del  aspecto  de  los  cristales  pa- 
rece deducirse  que  el  color  propio  ó  piimitivo  de  la  auricalcita 
es  el  verde,  que  paulatinamente  puede  pasar  al  azul  como  resul- 
tado de  alguna  alteración  que  experimenta  el  mineral  por  la  ac- 
ción de  los  agentes  atmosféricos,  de  la  luz  ó  de  cualquier  otra 
causa  extraña. 

Siendo  de  gran  interés  la  determinación  del  sistema  cristalino, 
todavía  no  bien  definido,  de  la  auricalcita,  el  Sr.  Fernández  Na- 


DE    HISTORIA    NATURAL.  107 

varro  ha  hecho  las  medidas  goniométricas  necesarias  en  dichos 
cristales  de  Ondárroa,  y  el  resultado  de  sus  observaciones  será 
objeto  de  otra  nota. 

Otras  excursiones. — A  continuación  se  incluyen  algunos  datos 
de  especies  comunes,  pero  referentes  á  nuevos  yacimientos  ó  ex- 
plotaciones recientes.  Todas  las  localidades  citadas  pertenecen  á 
la  provincia  de  Vizcaya. 

Blenda. — La  hay  granuda  en  Pucheta;  asociada  á  la  galena  en 
San  Julián  de  Masques  (minas  de  Somorroslro). 

Siderita. — F'orma  grandes  masas,  siendo  actualmente  objeto  de 
una  activa  explotación  en  la  mina  Paca,  de  Sopuerta;  su  estruc- 
tura es  variadísima  y  de  colores  claros,  dominando  el  amarillo. 

Calcopirita. — Se  presenta  próxima  á  la  siderita  de  la  mina  Paca, 
anteriormente  citada. 

Smithsonita. — La  hay  en  Ondárroa  y  Motrico. 

Mármoles. — Ha  empezado  á  explotarse  en  Durango,  por  la  So- 
ciedad Castor  Gamii naga  y  Compañía,  una  importante  cantera 
de  mármoles  jaspeados  de  muy  diversos  colores,  singularmente 
el  amarillo,  de  bello  aspecto. 

Fluorita. — Hay  un  importante  yacimiento  en  Aulestia.  Se  pre- 
senta en  masas  ciistalinas,  incoloras,  transparentes,  y  con  más 
frecuencia  toman  coloraciones  varias,  especialmente  rojas,  ama- 
rillas y  violetas.  También  se  presenta  en  análogas  condiciones 
en  Manarla. 

Baritina. — Se  encuentra  en  Lemona;  es  compacta  y  tabular. 


«Marchantía  polymorplia))  L.  y  «Marchantía  paleacea»  Bert. 


A.    CASARES     CrlL 

El  género  Marchantia  es  fácil  de  distinguir  de  los  otros  géne- 
ros: sus  estomas,  capítulos  y  receptáculos  de  propágulos  no  dejan 
lugar  á  confusión;  mas  no  sucede  lo  mismo  cuando  se  trata  de 
determinar  la  especie,  y  si  faltan  los  carpocéfalos  es  muchas  ve- 
ces imposible  clasificarla.  Respecto  á  las  dos  especies  indígenas, 
únicas  en  que  pienso  ocuparme  ahora,  es  siempre  posible  dis- 
tinguirlas atendiendo  al  carácter  que  es  objeto  de  la  presente 
nota. 


108  boletín  de  la  real  sociedad  española 

Si  una  Marchantía  europea  se  encuentra  frucliñcada,  es  decir, 
con  capítulos,  se  determina  fácilmente  el  género  y  la  especie.  En 
el  caso  contrario  nos  revela  el  género  la  forma  característica  de 
los  receptáculos  de  propágulos,  que  sólo  fallan  en  algunos  ejem- 
plares copiosamente  fructificados;  pero  la  determinación  de  la  es- 
pecie suele  dar  lugar  á  dudas.  La  mayor  parte  de  las  diagnosis 
que  se  hacen  de  estas  especies  (aparte  de  la  descripción  de  los  ca- 
pítulos) se  refieren  á  caracteres  de  la  nervadura,  dimensiones  y 
color  de  la  fronde,  tamaño  de  los  estomas,  etc.,  caracteres  todos 
sumamente  variables,  tanto  en  la  M.  polymorpha  como  en  la 
Ai.  paleacea,  hasta  el  punto  que  difieren  mucho  entre  sí  las  des- 
cripciones que  se  hacen  de  la  última,  y  de  la  primera  la  mayoría 
de  los  autores  se  limitan  á  hacer  constar  su  polimorfismo,  sin 
describir  variedades,  ó  describen  una  ó  dos  de  las  que  más  diver- 
gen del  tipo  descrito,  expresando  que  hay  toda  una  serie  de  for- 
mas intermedias.  Es  más:  algunas  de  las  descripciones  que  hacen 
los  autores  franceses  de  la  M.  paleacea  se  pueden  referir  más  bien 
á  la  forma  que  se  encuentra  en  los  lugares  altos,  en  parajes  hú- 
medos y  fríos;  y  esto  proviene,  á  mi  juicio,  de  que  mientras  la 
M.  polymorpha  se  extiende  muy  al  Norte  por  Europa,  la  M.  pa- 
leacea es  propia  de  países  más  meridionales,  no  remonta  más 
allá  del  Sur  de  Francia,  tiene  su  centro  en  las  penínsulas  del  Sur 
de  Europa,  y  en  Francia  presenta  la  forma  que  pudiéramos  lla- 
mar septentrional.  Pero,  repito,  por  solo  estos  caracteres  tan  va- 
riables, no  creo  posible  distinguir  con  seguridad  las  dos  especies, 
aunque  las  descripciones  se  ajusten  al  tipo  más  frecuente  en  Es- 
paña é  Italia,  si,  como  acontece  las  más  de  las  veces,  se  recogen 
ejemplares  sin  carpocéfalos:  la  M.  polymorpha  se  encuentra  po- 
cas veces  fructificada,  y  la  M.  paleacea  fructifica  todavía  menos. 

Por  esto,  y  por  la  falta  en  las  diagnosis  de  caracteres  fijos  para 
distinguir  estas  dos  especies  en  estado  estéril,  creo  yo  que  no  se 
ha  citado  más  veces  en  España  la  A/,  paleacea]  y,  sin  embargo, 
en  los  pocos  ejemplares  de  Marchantía  que  he  podido  examinai-, 
he  hallado  algunos  de  M.  paleacea,  y  más  de  la  mitad  de  los  re- 
cogidos en  las  provincias  de  Barcelona  y  S.  de  la  de  Gerona  per- 
tenecían á  esta  especie,  teniendo  el  convencimiento  de  que  debe 
ser  muy  abundante  en  nuestra  Península,  sólo  que  se  la  confunde 
con  la  M.  polymorpha. 

Dos  son  los  caracteres  que  en  todo  caso  diferencian  las  dos  es- 
pecies indígenas  de  Marchantía:  uno  referente  á  los  apéndices  de 


DE    HISTORIA    NATURAL.  109 

las  escamas  (1)  y  el  otro  al  poro  interno  de  los  estomas.  Este  úl- 
timo carácter,  del  que  saca  tanto  partido  Stephani  para  la  deter- 
minación de  las  67  especies  de  Marchantía,  es  muy  saliente,  fá- 
cil de  apreciar,  y  en  él  voy  á  ocuparme  brevemente. 

Gomo  es  sabido,  el  estoma  de  la  M.  polymorpha  tiene  la  forma 
de  un  tonel  sin  fondo  ni  tapa,  sobresaliendo  la  mitad  por  encima 
del  nivel  de  la  epidermis  y  hundiéndose  la  otra  mitad  en  la  ca- 
verna aerífera,  quedando  como  suspendida  en  el  estrato  de  las 
cellulae  opuntiaca.  El  borde  libre  superior  circunscribe  el  poro 
-externo  y  el  inferior  el  interno  (fig.  1.'). 


Fig-.  1.'— Corte  de  un  estoma  y  cámara  aerífera  de  M a ixhantia polymorpha.  200  d. 

Este  barrilete  que  forma  el  estoma  se  compone  de  6-8  anillos 
superpuestos,  y  cada  anillo  de  3-5  células,  ordinariamente  4. 
Anillos  y  células  disminuyen  de  tamaño  á  medida  que  están  más 
alejados  de  la  epidermis,  excepto  las  células  que  limitan  el  poro 
interno,  que  son  un  poco  más  abultadas  en  el  centro,  avanzando 
oblicuamente  hacia  el  espacio  que  circunscribe  el  poro.  De  esta 
disposición  resulta  que  cuando  se  mira  un  estoma  por  arriba 
(figura  2.'')  y  se  afoca  el  poro  interno,  éste  se  nos  presenta  cua- 
drado [porus  internus  quadratus) .  Según  el  mayor  ó  menor  abul- 
tamiento  que  en  el  centro  presenten  las  células  limitantes,  los 
lados  de  este  cuadrado  serán  curvos  hacia  dentro,  se  acercarán  á 
la  recta  ó  tendrán  la  curva  hacia  afuera.  Desde  luego  se  com- 


(1)  stephani  dice  de  la  .1/.  polymorpha:  «Appendicula  squamarum  liyalina  vel 
>;plus  minus  colórala,  subrotunda,  minute  erenulata,  cellulis  marginalibus  multo 
«minoribus»,  y  al  describir  la  .1/.  paleacea:  «Appendicula  squamarum  magna,  cordi- 
wformia,  obtusa,  irregulariter  repando-angulata  vel  hic  illic  denticulata,  cellulis 
cubique  fere  aequimagnis,  majusculis». -Franz  Stepliani,  Species  Hepaticarum. 
T.  VIH.— Febrero,  1938.  8 


lio 


boletín  de  la  real  sociedad  espaí5ola 


prende  que  si  el  poro  interno  eslá  limitado  por  3  ó  5  células, 
como  en  algunos  acontece,  revestirá  una  forma  que  se  aproxime 
á  la  triangular  ó  á  la  pentagonal. 


Fig-.  2. "—Un  estoma  de  Marchantía pohjmorplM,  vista  por  arriba.  200  d. 

La  estructura  del  esloma  de  la  M.  paleacea  no  se  diferencia  de 
la  del  anterior  más  que  en  las  células  limitantes  del  poro  interno, 
que  son  mucho  más  gruesas,  colocadas  más  horizonlalmente  y 
con  un  abultamiento  mamelonado  hacia  la  luz  del  poro,  lo  que 
hace  que  en  un  corte  vertical  se  vea  muy  angosto  el  poro  interno- 
ó  casi  por  completo  obstruido  el  estoma  (fig.  3."). 


Fig-.  3.a- Corte  de  un  estoma  y  cámara  aerifera  de  Marchantia  paleacea.  200  d. 


Pero  como  mejor  se  ve  esta  disposición  es  mirando  un  estoma 
por  encima  y  afocando  el  poro  interno:  entonces  se  ve  que  Ios- 
mamelones  de  las  células  marginales  le  dan  figura  de  cruz  ['poru 


DE    HISTORIA   NATURAL.  111 

internus  cruciatus)  coa  el  extremo  de  los  brazos  redondeado  y 
distante  del  contorno  externo  de  las  células  que  lo  forman  (ñg,  4.^). 


Fig.  4.'— Estoma  de  Marchantía  paleacea,  vista  por  arriba.  200  d. 

Cuando  estas  células  son  3  ó  5,  el  poro  interno  tiene  la  figura 
de  una  estrella  de  3  ó  5  radios. 

Esta  estructura  especial  del  esloma  de  la  M.  paleacea  es  muy 
análoga  á  la  de  los  estomas  de  la  Preissia  commutata  y  la  que 
presentan  los  capítulos  de  otras  Marcanciúceas^  aunque  no  los 
tengan  semejantes  en  el  talo;  sus  funciones  no  están  esclarecidas 
por  completo  (1),  pero  en  este  caso  está  verosímilmente  en  rela- 
ción con  el  carácter  menos  higrófilo  que  tiene  la  M.  paleacea 
comparado  con  otras  especies  del  mismo  género,  impidiendo  una 
evaporación  demasiado  activa  y. probablemente  regulándola,  como 
opinan  Goebel  y  Kamerling. 

La  diferencia  entre  el  poro  interno  de  la  M.  polymorpha  y 
M.  paleacea  es,  como  dije  antes,  muy  fácil  de  apreciar:  no  nece- 
sita preparación  alguna;  basta  simplemente  examinar  con  un  pe- 
queño aumento  un  talo  en  seco,  á  la  luz  refleja,  iluminándolo  por 
arriba.  Con  5Ü  diámetros,  por  poco  que  defina  el  objetivo,  se  apre- 
cia perfectamente  el  poro  interno,  que  en  este  caso  aparecerá  en 
negro. 

No  sirven  para  el  examen  los  estomas  cercanos  á  los  puntos 
vegetativos,  por  no  estar  completamente  desarrollados. 

Si  se  quiere  hacer  el  examen  del  talo  en  agua,  glicerina,  solu- 


(1)    K.  Qoehe],  Orffanoff'r.  d.  Pf.am.  insfyes.  d.  Archegon.  n.  Samenpjl;i.  ll,l,Heft. 
Bryophyten. 


ii2  boletín  üe  la  real  sociedad  española 

ción  potásica,  etc.,  es  necesario  sumergirlo  previamente  en  al- 
cohol, pues  de  lo  contrario  quedaría  en  cada  estoma  una  burbuja 
de  aire,  efecto  del  revestimiento  de  cera  que  tienen  por  su  parte 
interna  y  la  conformación  especial  del  estoma;  si  se  dan  cortes 
tangenciales  deberán  ser  gruesos,  para  que  comprendan  todo  el 
espesor  del  estoma,  y  tener  mucho  cuidado  de  no  comprimirlos 
con  el  cubre-objetos  á  fin  de  no  desviar  las  células  de  su  natural 
posición. 

Los  ejemplares  desecados  deben  reblandecerse  antes  del  exa- 
men con  agua  caliente  y  ácido  láctico.  Si  se  reblandecen  para  un 
examen  quedan  ya  inservibles  para  otro  ulterior. 

Consignaré,  para  terminar,  que  he  examinado  un  ejemplar  de 
M.  polyynorpha,  cuyos  estomas  tenían  muy  prominentes  los  abul- 
tamientos  de  las  células  limitantes  del  poro  interno,  y  aun  así  no 
cabía  la  más  remota  confusión  con  los  de  la  M.  paleacea  si  no  se 
comprimía  la  preparación,  corte  tangencial,  con  el  cubre-objetos, 
desviando  á  estas  células  de  su  posición  oblicua  hacia  abajo  y 
adentro,  haciendo  que  adoptasen  otra  más  horizontal.  Ruge  (1) 
ha  descrito  una  variedad  acuática  de  M.  polymorpha,  en  la  cual 
los  estomas  ó  habían  desaparecido  ó  estaban  obstruidos  por  papi- 
las. Estos  casos,  aunque  muy  raros,  deben  tenerse  en  cuenta  para 
evitar  errores;  por  más  que  un  examen  atento  y  en  apropiadas 
condiciones  no  da  lugar  á  dudas,  que  sólo  en  casos  excepciona- 
les podrían  ocurrir,  si  la  observación  se  hiciese  con  poco  cui- 
dado, y  nada  quitan  á  la  importancia  que  tiene  la  forma  del  poro 
interno  para  distinguir  entre  sí  las  dos  especies,  que  es,  repito, 
el  carácter  más  constante,  más  saliente  y  más  seguro,  siendo, 
al  propio  tiempo,  de  fácil  apreciación. 

Barcelona,  20-XI-1907. 


(1)    Ruge,  Beilr.  z.  Kenntnis.  ¿.  Vegetationsorg.  d.  Lebermoose.  Flora,  189:^. 


DE    HISTORIA    NATURAL.  113 


Contribución  á  la  histogénesis  del  cerebelo  en  el  hombre 

POR 
CARLOS    CALLEJA    Y    BORJ A-TARRIUS 

Entre  todos  los  centros  nerviosos  el  que  más  ha  llamado  la 
atención,  por  su  curiosa  histogénesis,  es  el  cerebelo,  en  el  cual 
parece  como  si  el  organismo  siguiera  un  plan  distinto  en  la  evo- 
lución de  sus  elementos  que  el  que  sigue  en  el  bulbo,  protube- 
rancia y  cerebro,  pues  mientras  que  en  éstos  las  células  germina- 
tivas se  transforman  in  situ  en  neuroblastos,  en  aquél  realizan 
una  doble  emigración,  mediante  la  cual  la  célula  germinativa, 
situada  en  contacto  con  la  cavidad  del  epéndimo,  se  traslada  ha- 
cia la  porción  externa  de  la  corteza  cerebelosa  para  transformarse 
en  neuroblasto  y,  una  vez  ocurrido  esto,  volver  á  emigrar  á  las 
profundidades  de  la  substancia  gris,  donde  completa  su  desarro- 
llo constituyendo  la  célula  nerviosa  adulta. 

La  histogénesis  cerebelosa  está  hoy  casi  completamente  cono- 
cida, sobre  todo  después  de  los  trabajos  de  Gajal,  Sala,  Overstei- 
ner,  Lugaro,  Athias,  Terrazas  y  los  nuestros;  pero  aún  faltan  pe- 
queños detalles  que  se  refieren,  sobre  todo,  ala  histogénesis  com- 
parada de  tan  importante  centro  nervioso. 

Es  indudable  que  el  cerebelo  es  uno  de  los  centros  cuya  evolu- 
ción se  realiza  con  distinta  rapidez  en  las  diversas  especies  ani- 
males, y  que  dicha  evolución,  por  lo  que  se  refiere  á  cada  uno  de 
los  elementos  que  integran  la  composición  estructural  de  la  cor- 
teza cerebelosa,  se  verifica  en  tiempo  distinto,  pues  mientras  que 
unos  elementos  se  hallan  ya  casi  completamente  desarrollados  en 
los  animales  recién  nacidos,  hay  otros  que  se  presentan  en  un 
estado  embrionario  muy  manifiesto. 

El  cerebelo  del  conejo,  rata,  gato  y  perro  recién  nacidos  pre- 
senta caracteres  mucho  más  embrionarios  que  el  del  hombre  en 
la  misma  época.  Son  muy  pocos  los  observadores  que  han  tenido 
la  suerte  de  impregnar  el  cerebelo  del  hombre  en  los  primeros 
días  de  su  existencia,  por  lo  cual  las  observaciones  son,  hasta  la 
fecha,  muy  incompletas,  y  á  ello  obedece  el  que  no  sea  tan  cono- 
cida, como  debiera  serlo,  la  histogénesis  comparada  de  este 
centro. 


114 


BOLETÍN   DE   LA.   REAL    SOCIEDAD   ESPAÑOLA 


Sabido  es  que  en  el  cerebelo  se  pueden  estudiar  diversos  ele- 
mentos en  cada  una  de  sus  tres  capas:  que  eu  la  primera,  ó  mo- 
lecular, se  encuentran  las  células  de  los  cestos  terminales  de  Cajal 
y  las  de  Purkinje;  que  en  la  segunda,  ó  de  los  granos,  se  hallan, 
aparte  de  estos  elementos,  las  células  estrelladas  grandes  de  Golgi 
y  las  del  mismo  tipo  de  Cajal,  con  cilindro-eje  largo,  y  que  en 
la  tercera,  ó  de  substancia  blanca,  se  encuentran,  aparte  de  las 
fibras  centrífugas,  formadas  por  los  axones  de  las  células  de  Pur- 
kinje,  las  fibras  musgosas  y  las  trepadoras  de  Cajal.  Cada  uno  de 
estos  elementos  sigue  una  evolución  completamente  distinta,  y  á 
ella  nos  vamos  á  referir  en  el  transcurso  de  esta  nota  relatando 
nuestras  observaciones  en  el  cerebelo  humano  del  feto  á  término 
y  describiendo  el  estado  en  que  se  encuentra  en  particular  cada 
uno  de  tales  elementos  en  dicha  época. 

El  método  que  hemos  seguido  para  nuestras  observaciones  ha 


M 


# 


Corte  de  una  laminilla  cerebelosa  del  feto  humano  á  término  (método  de  Golgi- 
Cajal).  Se  ve  en  esta  figura  una  célula  de  Purkinje  con  su  axon  y  debajo  de  ella  una 
célula  de  Golgi. 

sido  el  clásico  de  la  impregnación  con  el  cromato  de  plata,  según 
el  procedimiento  de  Golgi,  modificado  por  Cajal. 

Células  de  Purkinje. — Aparecen  estos  elementos  en  mis  prepa- 
raciones, casi  completamente  desarrollados  (véase  la  figura),  pues 


DE   HISTORIA  NATURAL.  115 

salvo  una  menor  extensión  en  la  arborización  protoplasmática, 
el  aspecto  espinoso  del  cuerpo  celular,  que  presenta  contorno 
bastante  irregular,  y  el  mayor  número  de  colaterales  ascen- 
dentes en  el  arranque  del  axon,  diríase  que  se  trata  de  células 
adultas  y  no  de  elementos  que  aún  se  hallan  en  vías  de  evolución. 
Estos  elementos  en  el  hombre  se  diferencian  ya,  pues,  en  esta 
época,  de  los  de  otros  mamíferos  (perro,  gato,  conejo,  etc.),  en  que 
su  desarrollo  se  encuentra  mucho  más  adelantado  que  en  éstos. 
Además,  he  de  hacer  notar  que  las  observaciones  de  Gajal  sobre 
el  cerebelo  del  niño  recién  nacido  señalan  la  existencia  de  ele- 
mentos mucho  más  embrionarios  que  los  observados  por  mí  en 
el  feto  á  término.  ¿Indicará  esto  que  la  evolución  del  cerebelo  se 
realiza  de  un  modo  más  individual  del  señalado  por  los  autores 
hasta  la  fecha?  Nada  puedo  contestar  á  esta  pregunta  mientras 
mis  observaciones  no  sean  más  numerosas  y  completas. 

Células  de  los  cestos  terminales. — Los  pocos  elementos  de  esta 
clase  que  hemos  conseguido  impregnar  se  presentan  con  caracte- 
res completamente  adultos,  por  lo  que  se  refiere  al  cuerpo  celular 
y  á  las  dendritas.  Por  lo  que  respecta  al  axon  nada  podemos  de- 
cir, ya  que  las  impregnaciones  obtenidas  no  me  han  permitido 
distinguir  la  terminación  de  tales  áxones.  De  todos  modos  puede 
afirmarse  aquí  lo  mismo  que  con  respecto  á  las  células  de  Pur- 
kinje:  que  el  desarrollo  de  estos  elementos  se  halla  mucho  más 
adelantado  en  el  hombre  que  en  los  mamíferos  inferiores. 

Granos. — La  curiosa  evolución  que  estos  elementos  experimen- 
tan hasta  llegar  al  estado  adulto  es  bien  conocida  ya  de  todos  los 
■histólogos,  por  lo  cual  no  he  de  insistir  respecto  á  las  fases  por  que 
el  grano  pasa  (bipolar  horizontal,  bipolar  vertical,  elemento  es- 
trellado) hasta  llegar  á  la  forma  de  célula  adulta.  En  el  feto  á 
término  todos  estos  elementos  se  presentan  ya  después  de  haber 
realizado  su  completa  emigración  por  debajo  de  las  células  de 
Purkinje,  constituyendo  varias  hileras  formadas  por  la  fase  de 
célula  estrellada,  en  la  cual,  como  es  sabido,  no  falta  más  sino 
que  se  reabsorban  el  exceso  de  prolongaciones  protoplasmáticas 
para  que  quede  constituido  el  grano  adulto.  Tanto  en  el  conejo 
recién  nacido,  como  en  la  rata  de  pocos  días,  los  granos  suelen 
presentarse,  en  su  mayoría,  en  la  fase  de  bipolaridad  horizontal 
y  vertical;  lo  cual  indica  un  desarrollo  mucho  menos  avanzado  en 
ios  mamíferos  indicados  que  en  el  feto  humano  á  término. 

Células  de  Golgi. — Son  de  tamaño  voluminoso  las  que  he  con- 


116  boletín  de  la  eeal  sociedad  española 

seguido  impregnar  en  el  cerebelo  del  feto  á  término,  y  todas  ellas 
se  presentan  con  caracteres  marcadamente  adultos,  salvo  cierto 
estado  varicoso  en  el  axon  y  en  las  expansiones  protoplasmáticas, 
así  como  una  división  menos  acentuada  en  éstas,  lo  cual  marca- 
ría que,  aunque  muy  próximas  al  término  dichas  células,  en  esta 
época  no  han  realizado  por  completo  su  evolución. 

Las  células  de  cilindro-eje  largo,  que  Gajal  descubrió  en  la  zona 
de  los  granos,  y  que  tan  difíciles  son  de  impregnar  en  el  adulto, 
no  aparecen  teñidas  en  el  cerebelo  del  feto  á  término. 

Fibras  trepadoras. — De  las  tres  fases  que  recorren  durante  su 
desarrollo  (fase  de  nido,  de  caperuza  ó  cúpula  supracelular  y  de 
arborización  trepadora  joven)  en  el  cerebelo  del  feto  humano  á 
término  se  presentan  en  la  primera,  aunque,  á  decir  verdad,  la 
deficiencia  en  la  impregnación  no  permite  negar  en  absoluto  la 
existencia  de  otros  estados  más  avanzados;  de  todos  modos  estas 
fibras  parecen  desarrollarse  de  igual  manera  y  con  la  misma  rapi- 
dez en  el  hombre  que  en  los  demás  mamíferos. 

Fibras  musgosas. — Estas  curiosas  fibras,  que  en  estado  adulto 
presentan  intumescencias  de  trecho  en  trecho,  de  las  cuales 
brotan  pequeñas  ramúsculas  que  abarcan  el  cuerpo  de  los  gra- 
nos, se  presentan  en  las  preparaciones  del  cerebelo  del  feto 
humano  á  término  con  el  mismo  carácter  que  ya  señalé  en  el  ce- 
rebelo del  gato  recién  nacido  en  mi  trabajo  sobre  «Histogénesis  de 
los  centros  nerviosos»,  carácter  que  si  fué  negado  al  principio 
por  Alhias,  ha  sido  posteriormente  confirmado  por  Terrazas  y  por 
Gajal.  Me  refiero  á  que  el  estado  embrionario  de  tales  fibras  se 
hallaría  representado  por  una  fase  en  la  cual  las  intumescencias 
no  ofrecen  ramúsculas,  que  brotarán  más  tarde,  teniendo  en  este 
período  la  fibra  musgosa  un  aspecto  muy  varicoso,  que  es  como 
se  presenta  en  el  cerebelo  humano  momentos  antes  del  naci- 
miento. El  estado,  pues,  de  estas  fibras  con  respecto  á  su  evolu- 
ción en  el  hombre,  es  el  mismo,  con  corla  diferencia,  del  que  pre- 
sentan en  la  misma  época  los  demás  mamíferos. 

Resumiendo  cuanto  llevamos  expuesto,  podemos  decir,  á  guisa 
de  conclusión,  que  en  el  cerebelo  humano  los  elementos  se  des- 
arrollan en  dos  etapas:  una  más  corta  para  las  células,  y  otra 
más  larga  para  las  fibras  centrípetas,  y  así  no  es  de  extrañar  que 
mientras  aquéllas  se  presentan  mucho  más  adelantadas  en 
su  evolución  que  en  el  cerebelo  de  los  mamíferos  inferiores,  en 
la  misma  época  de  desarrollo  general,  éstas  se  observan  con  los 


DE   HISTORIA   NATURAL,  117 

mismos  caracteres  evolutivos  en  el  uno  y  en  los  otros.  Conside- 
rando, además,  el  desarrollo  del  cerebelo  con  relación  al  de  otros 
centros  en  el  mismo  hombre,  no  puede  extrañarnos  la  lentitud 
evolutiva  de  las  fibras  centrípetas,  puesto  que  representando 
éstas  la  terminación  de  los  axones  de  células  situadas  en  focos 
separados  de  la  corteza  cerebelosa,  necesariamente  su  des- 
arrollo ha  de  estar  ligado  al  de  los  elementos  de  origen,  y  como 
éstos  es  probable  que  tarden  más  en  evolucionar  que  los  del  ce- 
rebelo, de  aquí  se  desprende  que  nada  de  particular  tiene  que 
las  células  cerebelosas  se  hallen  en  estado  casi  adulto,  mientras 
las  fibras  musgosas  y  las  trepadoras  se  encuentran  en  período 
embrionario  en  el  cerebelo  del  feto  humano  á  término. 


Datos  cristalográficos  de  la  Auricalcita 

POR 
LUGAS  FEMNÁNDEZ  NAVARRO 

El  material  de  que  he  dispuesto  para  el  presente  estudio,  for- 
maba una  pequeña  drusa  en  un  ejemplar  recogido  por  nuestro 
ilustrado  consocio  Sr.  Galafat,  en  Ondárroa  (Vizcaya).  Sepa- 
rados unos  de  otros  he  conseguido  aislar  los  cinco  cristales  que 
describo  ácontinuación. Todos  ellos  tienen  un  color  verde  prado 
muy  intenso  y  presentan  una  superficie  rugosa,  con  puntos  blan- 
cos brillantes,  como  salpicada  de  menudísimos  granos  de  azúcar 
que  producen  una  porción  de  reflexiones  irregulares  de  la  luz. 

El  ejemplar  a  (fig.  1.*)  tiene  de  dimensiones  í, 5  x  1,5x0,5  mi- 
límetros. El  h,  que  es  el  más  voluminoso,  alcanza  2  X  1,5  X  0,8. 
El  c,  que  me  pareceel  de  más  normaldesarrollo,  tiene  2  X  1,5  x0,6. 
El  más  macizo  es  el  d,  que  tiene  1,4  x  1,4  X  1,2.  El  e,  por  el 
contrario,  es  el  más  tabular,  1,55x0,6  x0,4.  Todos  ellos  presentan 
indicios  de  un  crucero  bastante  fácil  paralelo  á  las  caras  existen- 
tes, especialmente  las  b  y  c.  Gomo  se  ve,  la  forma  general  es  ta- 
bular. 

Para  la  medida  de  estos  imperfectos  cristales  ha  sido  preciso  re- 
currir al  artificio  de  hacer  á  sus  caras  buenas  reflectoras,  para  lo 
cual,  después  de  destruir  con  mucho  cuidado  los  granitos  que  las 
accidentan,  las  hemos  recubierto  con  pequeñas  láminas  de  cristal 
de  las  que  forman  los  cubre-objetos  para  preparaciones  micrográ- 


118  BOLETÍN    DE    LA   KEAL   SOCIEDAD   ESPAÑOLA 

ficas.  Una  vez  efecluado  esto,  hemos  llevado  á  cabo  las  medidas, 
aprovechando  en  cada  uno  de  los  tres  cristales  la  zona  más  apro- 
piada. Los  resultados  obtenidos  son  los  siguientes  (suplementos): 

Cristal  a  (arista  f] 82°  34'  (error  probable  11'). 

.)       b  (     »      d) 80°  35'  (    »  »        21'). 

»       c  (     »       h] 77°55'  (    »  »         16'). 

Los  resultados  obtenidos  son  bastante  aceptables,  y  el  error  de 
poca  consideración,  dada  la  imperfección  de  los  cristales  sobre 
que  se  han   efectuado  las  medidas.   La  interpretación  es  que  se 


F. 


t- 


Fig.  1. 


trata  de  cristales  triclínicos,  y  considerando  como  pinacoides  las 
caras  existentes,  lo  cual  parece  muy  conforme  con  la  facies  de  los 
cristalitos,  tendríamos  para  valores  de  los  ángulos  de  los  ejes  en 
la  forma  fundamental  (üg.  2.*)  los  siguientes: 


a  =  102°  5' 
[i=  99°  25' 
y  =    97°  26' 


que  dan  la  adjunta  proyección  estereográfica  (ñg.  3."). 

Las  otras  dos  constantes  cristalográficas,  los  parámetros  a  y  c, 


DE    HISTORIA  NATURAL. 


119 


no  pueden  determinarse  por  no  haber  caras  prismáticas  ni  pira- 
midales. De  todos  modos,  dado  el  desconocimiento  en  que  se  está 
con  respecto  á  la  cristalografía  de  la  auricalcita,  los  datos  conse- 
guidos en  este  estudio  tienen  verdadera  importancia,  y  es  de  de- 


scargue nuevos  hallazgos  nos  permitan  completar  la  característi- 
ca cristalográfica  de  esta  interesante  especie  mineralógica.  Por  de 
pronto,  es  muy  de  notar  la  rareza  de  un  mineral  de  este  grupo 
que  cristalice  en  el  sistema  triclínico.  Los  autores  daban  para  la 
especie,  como  probable,  el  sistema  monoclínico;  pero  la  medida 
de  las  zonas  en  los  ejemplares  de  que  he  dispuesto,  demuestra  la 
falta  absoluta  de  plano  alguno  de  simetría. 


Sobre  un  instrumento  paleolitico  de  Fuenlabrada  (Madrid) 


LUCAS  FERNANDEZ  NAVARRO. 


El  instrumento  á  que  se  refiere  la  presente  nota  ha  sido  encon- 
trado por  mí  en  término  de  Fuenlabrada,  al  lado  del  camino  que 
va  desde  esta  villa  á  Pinto,  muy  cerca  del  cruce  del  mismo  con  la 
carretera  de  Toledo.  El  cuaternario  está  allí  á  muy  pocos  metros 
del  terciario  que  forma  el  inmediato  cerro  de  Gantueñas  ó  de  las 
Alcantueñas  de  Parla.  Estaba  entre  las  tierras  sacadas  de  una  an- 
tigua noria  hoy  abandonada,  cuyo  pozo  alcanzó  sin  duda  hasta  las 


120 


boletín  de  la  real  sociedad  española 


arcillas  terciarias,  á  juzgar  por  los  materiales  amontonados  á  su 
alrededor. 

Está  construido  en  silex  blanco,  sin  duda  procedente  del  citado 
cerro  de  Gantueña^  donde  es  muy  abundante  el  del  mismo  aspec- 
to. Es  una  especie  de  cuchillo  ó  de  rascador  de  6  y  V2  centímetros 
de  largo,  pero  indudablemente  incompleto 
como  puede  apreciarse  en  la  figura,  donde  se 
ve  claramente  que  está  roto  por  un  extremo. 
La  cara  inferior,  ligeramente  cóncava,  es 
lisa;  mientras  la  superior  presenta  tres  pla- 
nos bien  delimitados.  El  bordo  es  aserrado, 
y  en  sus  pequeños  dientes  se  manifiesta  el 
trabajo  inteligente  del  hombre  primitivo. 

Gomo  ni  Prado,  ni  Cartailhac,  ni  Vilano- 
va  citan  ningún  instrumento  análogo  á  éste 
en  el  cuaternario  de  las  inmediaciones  de 
Madrid  (1),  me  ha  parecido  que  mi  encuen- 
tro tiene  algún  interés  local  y  merece  que 
sobre  él  haga  algunas  consideraciones.  Los 
únicos  instrumentos  citados  son,  aparte  de 
las  hachas  de  tipo  francamente  chellense, 
rascadores  que  tal  vez  no  son  más  que  es- 
"'  quirlas  procedentes  de  la  fabricación  de 
■  '  aquellas,  y  percutores  dudosos. 
De  los  tres  tipos  principales  de  instrumentos  paleolíticos,  che- 
llense, monsteriense  y  solutrense,  solo  el  primero  está  represen- 
tado por  los  objetos  conocidos  de  la  estación  de  San  Isidro,  única 
del  cuartenario  inmediato  á  Madrid.  El  cuchillo  ó  sierra  objeto  de 
esta  noticia,  es  de  tipo  claramenle^monsteriense,  caracterizado  por 
tener  una  cara  en  liso  y  la  otra  hábilmente  retocada,  y  sobre  todo 
por  los  dientes  á  manera  de  sierra  de  sus  bordes,  particularidad 
que  no  se  encuentra  nunca  en  los  silex  chellenses  (2). 

Nada  tiene  de  particular  el  hecho  de  hallarse  en  un  mismo  di- 
luvium  utensilios  de  las  dos  épocas  sucesivas,  mucho  más  si  se 


s;4^í:í'^- 


(1)  Vilanova  dice,  sin  embargo,  que  de  los  desmontes  del  camino  de  Carabanchel,  le 
fueron  donados  por  un  trabajador  algunos  tasquiles  como  raederas.  Indudablemente 
de  haber  tenido  alguno  de  ellos  el  borde  aserrado  como  éste,  no  laabria  sido  olvidada 
semejante  particularidad  por  tan  perspicaz  geólogo. 

(2)  Se  asemeja  bastante  este  instrumento  á  algunos  racloirs  de  Casa  da  Moura  y 
sepultura  de  Marcella  (Algarve),  representados  en  la  conocida  obra  de  Cartailhac^ 


DE  HISTORIA   NATURAL.  121 

tiene  en  cuenta  el  diverso  nivel  áque  han  sido  encontrados,  pues 
entre  la  zona  del  guijo  de  San  Isidro  en  que  yacen  la  mayoría  de 
las  hachas  chellenses  y  el  sitio  en  que  encontró  el  cuchillo  ó  sie- 
rra monsteriense,  hay  un  desnivel  que  excede  hastante  de  100 
metros. 

Me  propongo  explorar  detenidamente  las  inmediaciones  del  ce- 
rro de  Cantueña  y  excito  el  celo  de  los  aficionados  para  que  por  su 
parte  investiguen  por  las  localidades  que  frecuentan.  Claramen- 
te se  comprende  el  interés  que  tendría  el  hallazgo  de  nuevos  ins- 
trumentos del  tipo  del  descrito. 


Nueva  variedad  del  «Crioceris  macilenta» 

POR 
JOSÉ  MABÍA  DE  LA  FUENTE 

Crioceris  macilenta  v,  Jordai  n.  v. 

Habiendo  recibido,  hace  muy  pocos  días,  un  lote  de  insectos  de 
la  isla  de  Mallorca,  enviado  por  el  Hermano  Juan  Jordá,  de  Gap- 
depera,  observamos  que  tres  ejemplares  pegados  en  cartulina, 
colocados  en  un  mismo  alfiler  y  nombrados  Lema  asparagi  L.  per- 
tenecían, en  realidad,  á  Crioceris  macilenta  Weise.  Dos  de  aque- 
llos, idénticos  entre  sí,  corresponden  á  la  v.  ibérica  Heyd.;  pero 
el  otro  es,  indudablemente,  una  variedad  nueva,  que  llamaremos 
Crioceris  macilenta  v.  Jordai,  en  obsequio  á  su  descubridor. 

Para  este  pequeño  estudio  hemos  consultado,  á  más  de  nuestra 
colección,  los  tres  artículos  recientes:  Die  varietcUen  der  Crioc.  as- 
paragi L.  und  macilenta  Ws.,  del  Dr.  L.  von  Heyden  (Wien. 
Entom.  Zeit.,  1906,  pág.  123);  Les  sous-varietés  de  Crioc.  macilenta 
Ws.,  del  Dr.  A.  Ghobaut  (BulL  Soc.  Ent.  Fr.,  1907,  pág.  177),  y 
Etude  sur  Crioc.  macilenta  Weise  et  ses  varietés,  de  D.  Mauricio 
Pie  (UEchange,  1907,  pág.  180). 

Nuestra  variedad  se  distingue,  como  todas  las  demás,  por  el 
dibujo  de  los  élitros.  Estos  son  amarillentos,  con  el  borde  lateral 
de  un  tono  rojizo,  una  ancha  banda  en  la  sutura  y  una  manchita 
humeral  alargada,  bronceadas;  es,  en  una  palabra,  una  v.  Simoni 
Weise  (Gf.  Ghobaut  1.  c,  fig.  5)  si'n  manchas  posteriores. 


122  boletín    de    la   REAL    SOCIEDAD   ESPAÑOLA 


Publicaciones  que  ha  recibido  la  I^eal  Sociedad  Española 
de  flistoria  flatural  durante  los  meses  de  Diciembre  de 
1907  g   Enero  de  1908. 

(La  liste  suivante  servirá  comme  acensé  de  réception.) 

Alemania 
Entomologischer  iuternationaler  Verein. 

Entcmologische  Zeitschrift.  Nos  32,  37,  40,  1907-1908. 
Entomologischer  Verein  zu  Stettin. 

Entomologische  Zeitung.  69.  Jahrg.  Heft  1.  1908. 
Naturse  Novitates,  Berlin.  Nos  17-24,  1907. 
Naturhistorische  Gesellschaft  zu  Nürnberg. 

Abhandlungen.  XVI.  Band,  1906. 

Jahresbericht.  1906. 
Verein  fíir  naturwissenschaftliche  Unterhaltung  zu  Hamburg. 

Verhandtungen.  xiii  Band,  1905-) 907. 
Zeitschrift  für  wisseuschaftliche  Insektenbiologie,  Husum,  Bd;  iir,  Hefte 

7-9,  1907. 
Zoologischer  Anzeiger,  Leipzig.  Bd.  xxxii,  nos  14-16,  1907;  nos  17-18, 1908. 

Austria-Hungría 
Académie  des  Sciences  de  Cracovie. 

Bulletin  Ínter national.  Nos  4-8^  1907. 
K.  K.  Zoologisch-Botanische  Gesellschaft  in  Wien. 

Verhandlungen.  lvii  Band,  10  Heft,  1907. 
Ungai'ische  Centralbureau  für  ornithologische  Beobachtungen,  Budapest. 

Aquila.  T.  xiv,  1907. 
Wiener  Entomologische  Zeitung,  Wien.  xxvii  Jahrg^  i  Heft,  1908. 

Bélgica 
Société  belge  d'Astronomie,  Bruxelles. 

Anniiaire.  1908. 

Bulletin.  Nos  11-I2,  1907. 
Société  entomologique  de  Belgique,  Bruxellep. 

Anuales.  T.  5P,  fase,  xi-xiii,  1907-1908;  t.  62%  fase,  i,  1908. 

Brasil 
Sociedade  scientifica  de  Sao  Paulo. 
Revista.  Vol.  11,  nos  i-S,  1907. 

España 
Facultad  de  Ciencias  de  Zaragoza. 

Anales.  Año  i,  n.°  3,  1907. 
Gaceta  farmacéutica  española,  Barcelona.  N.os  119-120,  1907. 
Ingeniería,  Madrid.  N.os  97-99,  1907;  n.os  100-102,  1908. 
Laboratorio  municipal  de  Higiene  de  Madrid. 
Boletín.  T.  vii,  n.os  7-8   1907. 


DE   HISTORIA   NATURAL,  123 

Real  Academia  de  Ciencias  exactas,  físicas  y  naturales  de  Madrid. 

Revista.  T.  vi,  n.os  1-6,  1907, 
Real  Sociedad  Geográfica  de  Madrid, 

Boletín.  T.  xlix,  4."  trim.,  1907. 

Revista  de  Geografía  Colonial  y  Mercantil.  T,  iv,  n.os  11_12,  1907. 
Sociedad  española  de  Física  y  Química,  Madrid. 

Anales.  T.  v,  u."  48,  1907;  t.  vi,  n.°  49,  1908. 

Estados  Unidos  t  sus  Colonias 

Ohicago  Academy  of  Sciences, 

Bulletin.  N"  iv  (part  ii),  n°  vi,  1907. 
Department  of  the  Interior,  Weather  Burean,  Manila  Central  Observatory. 

Annual  Report.  1905,  part  i. 

Bulletin.  January,  February,  1907. 
Johns  Hopkins  Hospital,  Baltimore, 

Bulletin.  Vol.  xvni,  n°  201,  1907;  vol.  xix,  n"  202,  1908, 
Johns  Hopkins  University  Circular,  N°  10,  1906;  nos  i_6,  1907, 
Museum  of  Comparative  Zoology  at  Harvard  CoUege,  Cambridge, 

Annual  Report.  1906-1907. 

Bulletin.  Vol.  xlviii,  n°  4,  1907;  vol.  li,  n°  8,  1908. 
Oberlin  College. 

Lahoratory  Bulletiti.  N°  13,  1907. 
Smithsonian  Institution,  U.  S.  National  Museum,  Washington. 

Bulletin.  Nos  50  (part  iv),  63  (part  11),  57-60,  1907. 

National  Herbarium.  Vol.  x,  part  5,  1907. 

Proceedings.  Vol.  32,  1907. 
The  American  Naturalist,  Boston,  Vol.  xlt,  nos  491-492,  1907. 
United  States  Geological  Survey,  Washington. 

Bulletin.  Nos  287,  294,  296,  300,  308,  312,  314,  315,  1906-1907. 

Professional  Paper.  N°  57,  1907. 

Water-Supply  and  Irrigation  Paper,  Nos  190-194,  196,  200,  1907. 
University  of  California. 

Puhíications.  Entomology,  vol.  i,  n"  1,  1906.  Zoology,  vol.  3,  nos  5-13^ 
1906-1907. 
Universitj'  of  Colorado,  Boulder. 

Studies.  Vol,  V,  u"  1,  1907, 
University  of  the  State  of  New  York.  New  York  State  Museum. 

Annual  Report.  1903  and  1904, 
University  of  Toronto, 

Studies.  Biological  series,  n°  o,  1907. 
Wilson  Ornithological  Club,  Oberlin,  Ohio, 

The  Wilson  Bulletin.  Vol.  xiv,  n"  3,  1907, 
Wisconsin  Geological  and  Natural  History  Survey,  Madison, 

Bulletin.  N"  15,  1906, 

Francia 

Académie  des  Sciences  de  París. 

Comptes  rendus.  T,  cxlv,  nos  24-27,  1907;  t,  gxlvi,  nos  i_4,  1908. 


124  boletín    de   la   REAL    SOCIEDAD   ESPAÑOLA 

Académie  inteinationale  de  Géographie  botanique,  Le  Mans. 

Bulletin.  N°219,  1908. 
La  Feuille  des  jeunes  naturalistes,  Paris.  N°  448,  1908. 
Le  Naturaliste,  Paris.  2'  serie,  nos  500-501,  1908. 
Société  botanique  de  France,  Paris. 

Bulletin.  T.  54%  nc-s  7-8.  Session  extraord.  dans  les  Hautes-Pyrenéee, 
1907. 
Société  botanique  de  Lyon. 

Alíñales.  T.  xxxi,  1906. 
Société  de  Spéléologie,  Paris. 

Spelunca.  T.  vii,  n°  49,  1907. 
Société  entomologique  de  France,  Paris. 

Annales.  Vol.  lxxvi,  3"  trim.,  1907. 

Inglíterra  t  sus  Colonias 
Colombo  Museum. 

Spolia  Zeylanica.  Vol.  v,  part  xvil,  1907. 
Royal  Microscopical  Society,  London. 

Journal.  1907,  part  6. 
South  African  Museum,  Capetown. 

Annals.  Vol.  v,  part  v,  1907. 
The  Canadian  Entomologist,  Guelph.  Vol.  xxxix,  n"  12,   19[^7;   vol.  xl, 

n"  1,  1908. 
The  Entomologist's  Record  and  Journal  of  Variation,  London.   Vol.  xix, 

nos  1,  7-8,  12,  1907;  vol.  xx,  n°  1,  1908. 
The  Zoologist,  London.  N°  798,  1907;  n°  799,  1908. 

Italia 

Laboratorio   di   Zoologia  genérale  e  agraria   della  R.  Scuola  superiore 
d'Agricoltura  in  Portici. 

Bollettino.  Vol.  i,  1907. 
Reale  Stazione  di  Entomología  agraria  in  Firenze. 

Redia.  Vol.  iv,  fase,  i,  1907. 
Rivista  coleotterologica  italiana.  Camerino.  Auno  vi,  n"  1,  1908. 
Societá  toscana  di  Scienze  naturali,  Pisa. 

Alti.  Proc.  verb  ,  vol.  xvi,  nos  4-6,  1907. 
Societá  zoológica  italiana,  Roma. 

Bollettino.  Serie  ii,  vol.  viii,  fase,  i-vi,  1907. 

México 
Sociedad  científica  c Antonio  Álzate»,  México. 

Memorias  y  Revista.  T.  24,  n.o»  10-12;  t.  25,  n.°  1,  1907. 

(Continuará. 


Sesión  del  4  de  Marzo  de  1908. 

PRESIDENCIA     DE     D.     FLORENTINO     AZPEITIA 

— El  Secretario  leyó  el  acta  de  la  sesión  anterior,  que  fué 
aprobada. 

Admisiones  y  presentaciones. — Fueron  admitidos  como  socios 
numerarios  los  señores  propuestos  en  la  sesión  de  Febrero,  y  pre- 
sentado con  el  mismo  objeto  D.  José  Suárez  Figueroa  y  Cazeaux, 
médico,  propuesto  por  el  Sr,  Fernández  Galiano. 

Fallecimientos. — El  Secretario  dijo  que  en  los  pocos  meses  que 
van  transcurridos  del  año  actual  han  dejado  de  existir  algunos 
ilustres  consocios,  entre  los  que  debe  citarse,  en  primer  término, 
á  S.  M.  F.  el  Rey  D.  Garlos  de  Braganza,  muerto  en  Lisboa  del 
modo  trágico  de  que  todos  tenemos  noticia  por  los  informes  de  la 
prensa  periódica. 

Otra  de  las  personas  cuya  pérdida  hemos  también  de  lamen- 
tar, es  D.  Bernardo  Zapater,  entusiasta  entomólogo,  que  fué  uno 
de  los  fundadores  de  esta  Sociedad  y  el  lepidopterologista  que  en 
su  tiempo  más  contribuyó  á  que  fuesen  conocidas  en  el  extranje- 
ro las  mariposas  de  nuestro  país. 

Por  último,  á  ñnes  de  Febrero  falleció  en  esta  corte  D.  Fran- 
cisco de  P.  Martínez  y  Sáez,  Catedrático  de  la  Facultad  de  Cien- 
cias, Jefe  de  la  Sección  de  Vertebrados  del  Museo  de  Historia 
Natural,  y  uno  de  los  naturalistas  que  con  más  eficacia  coadyu- 
varon á  la  fundación  de  nuestra  Sociedad. 

Después  de  dar  breve  cuenta  de  estos  fallecimientos,  el  Secre- 
tario leyó  una  noticia  necrológica  del  Sr.  Zapater,  escrita  por  el 
Rdo.  P.  Longinos  Navas,  y  el  Sr.  Cogorza  dio  lectura  á  unas  no- 
tas del  mismo  carácter,  dedicadas  á  D.  Francisco  Martínez  y  Sáez. 

La  Sociedad,  después  de  oir  estas  lecturas,  acordó  constase  en 
acta  el  sentimiento  con  que  se  ha  enterado  de  la  muerte  de  estos 
esclarecidos  consocios. 

Nombramiento. — El  Sr.  Bolívar  comunicó  que  nuestro  consocio 
D.  Salvador  Ganáis  ha  sido  nombi-ado  Subsecretario  de  la  Presi- 

T.  v:::.— Marzo.  190?.  9 


126  BOLETÍN    DE    LA    REAL   SOCIEDAD   ESPAÑOLA 

deuda  del  Consejo  de  Ministros,  acordándose  conste  en  acta  la 
satisfacción  con  que  la  Sociedad  se  ha  enterado  de  noticia  tan  ha- 
lagüeña y  que  tanto  honra  á  uno  de  sus  miembros. 

Congreso  de  Zaragoza. — El  Secretario  participó  que  ha  quedado 
constituida  en  Madrid  la  «Asogiagión  Española  para  el  progreso 
DE  LAS  Ciencias»  como  organismo  desligado  é  independiente  en 
absoluto  de  nuestra  Sociedad,  y  que  la  nueva  agrupación  se  ha 
encargado  de  organizar  en  Zaragoza,  para  el  mes  de  Septiembre 
próximo,  un  Congreso  general  científico  que  abarcará  las  siguien- 
tes secciones: 

1,*  De  Ciencias  Matemáticas. — En  la  que  estarán  también 
compreudidas  la  Mecánica,  la  Astronomía,  la  Topografía,  la  Geo- 
desia, etc.,  etc. 

2."  De  Ciencias  físico -químicas. — En  que  estarán  incluidas, 
además  de  la  Física  y  la  Química,  la  Meteorología,  la  Astrono- 
mía física,  la  Física  del  Globo,  etc.,  etc. 

3."  De  Ciencias  Naturales.  —  Que  comprenderá  también  la 
Geografía  física,  la  Antropología  descriptiva,  la  Anatomía  com- 
parada, Embriología,  Fisiología,  Psicología  experimental,  etcé- 
tera, etc. 

4."  De  Ciencias  Sociales. — En  que  tendrá  cabida  el  Derecho, 
la  Economía  Política,  la  Sociología,  la  Pedagogía,  etc.,  etc. 

5.*  De  Ciencias  Filosóficas. — Comprendiendo  la  Psicología,  la 
Metafísica,  la  Estética,  la  Lógica,  la  Etica,  etc.,  etc. 

6."  De  Ciencias  Médicas. — Medicina,  Farmacia,  Veterinaria  y 
Odontología. 

Y  1.'^  De  Aplicaciones. — En  que  se  hallarán  incluidas  la  In- 
geniería, la  Agricultura,  las  Ciencias  Militares,  la  Navegación,  la 
Zootecnia,  etc.,  etc. 

El  Secretario  añadió  que  en  los  Estatutos  de  la  nueva  Aso- 
ciación se  establece  que  las  colectividades  que  la  auxilien  con 
sumas  no  inferiores  á  500  pesetas  disfrutarán  para  sus  miembros 
el  beneficio  de  inscribirse  en  ella  abonando  la  cuota  anual  de  10 
pesetas,  en  vez  de  20  que  habrán  de  satisfacer  los  socios  numera- 
rios que  no  pertenezcan  á  colectividades  que  contribuyan  con  este 
auxilio  pecuniario.  En  vista  de  ello,  el  Sr.  Bolívar  significó  que 
procedía  se  tomase  un  acuerdo  sobre  este  punto,  resolviendo  si  la 
Sociedad  ha  de  contribuir  á  los  fines  que  persigue  la  del  «Pro- 
greso de  las  Ciencias»  con  la  suma  indicada. 


DE    HISTORIA    NATURAL.  127 

El  Sr.  Presidente  manifestó  que  habiendo  sido  la  Sociedad 
Española  de  Historia  natural  la  iniciadora  del  pensamiento 
que  ha  de  llevar  á  la  práctica  la  «Asociación  para  el  progreso 
de  las  Ciencias»  estábamos  en  el  deber  de  contribuir  á  su  soste- 
nimiento, por  lo  menos  con  la  cantidad  de  500  pesetas;  acordán- 
dose así  unánimemente  y  autorizando  al  Sr,  Tesorero  para  que 
haga  entrega  de  ella  cuando  lo  considere  oportuno. 

Notas  y  comunicaciones.— El  Secretario  leyó  una  carta  de  don 
José  Casares  Gil,  en  la  que  éste  participa  á  las  personas  á  quie- 
nes la  noticia  pueda  interesar  que  un  señor  extranjero  ofrece  en 
venta  las  siguientes  publicaciones:  Berichte  der  hotanischen  Ge- 
sellschaft,  tomos  1  á  26  (1883  á  1908),  y  Botanische  Centralblatt, 
año  1892  á  1896.  I-a  primera  de  estas  obras  sería  cedida  por  su 
poseedor  en  la  suma  de  300  marcos,  precio  de  adquisición  suma- 
mente ventajoso,  si  se  tiene  en  cuenta  que  cada  tomo  de  ella  vale 
75  marcos,  adquirido  en  las  librerías  directamente.  La  segunda 
publicación  se  daría  también  con  una  considerable  rebaja  sobre  su 
precio  de  venta. 

El  Sr.  Bolívar  indicó  que  los  señores  socios  que  se  ocupan 
en  el  estudio  de  la  Botánica  eran  las  personas  llamadas  á  infor- 
mar sobre  la  importancia  de  las  obras  que  ofrecen  al  Sr.  Casares, 
y  que  si  las  juzgasen  necesarias  para  nuestra  biblioteca  podría 
procederse  á  su  adquisición. 

El  Sr.  Rivas  Mateos  manifestó  que  conoce  el  Berichte  der 
hotanischen  Gesellschaft,  y  puede  decir  de  ella  que  es  una  mag- 
nífica publicación. 

El  Sr.  Presidente  propuso  quede  á  juicio  de  la  Junta  directi- 
va el  resolver  si  procede  ó  no  la  adquisición  de  dichas  obras. 

— El  Secretario  leyó  una  carta  de  D.  Rafael  Areses,  ingeniero 
de  Montes,  á  la  que  se  acompaña  la  fotografía  de  un  cetáceo 
arrojado  por  el  mar  en  las  costas  de  Foz  (Lugo).  La  fotografía  ha 
sido  sacada  por  D.  Camilo  Cela,  Administrador  de  la  Aduana 
del  lugar  á  donde  ha  sido  arrojado  el  cetáceo,  y  en  la  carta  se 
dicede  éste  que  es  un  extraordinario  animal  de  31  metros  de 
longitud,  lo  de  circunferencia  máxima  y  76.000  kilogramos  de 
peso,  añadiéndose  algunos  detalles  sobre  la  coloración  del  vien- 
tre, listado  de  amarillo,  forma  de  la  cabeza  y  estructura  de  la 
mandíbula  superior,  en  la  que  no  se  han  encontrado  láminas 
córneas. 


128  boletín   de   la   KEAL    SOCIEDAD   ESPAÑOLA 

— El  Sr.  Cabrera  Latorre  presentó  un  trabajo  «Sobre  los  loris^. 
y,  en  particular,  sobre  la  forma  filipina». 

— El  Sr.  Galafat  entregó  un  estudio  acerca  de  minerales  termo- 
luminiscentes  de  España. 

— El  Sr.  Lázaro  é  Ibiza  remite  la  nota  siguiente: 

Entre  los  muchos  grupos  de  plantas  criptógamas  españolas^ 
cuyo  conocimiento  es  aún  imperfecto,  figura  el  de  los  hongos  sub- 
terráneos ó  hipogeos,  cuyas  especies  comestibles  se  denominan, 
vulgarmente,  trufas,  turmas,  criadillas  de  tierra  y  monegri- 
llos,  y  las  cuales,  por  su  género  de  vida,  son  difíciles  de  des- 
cubrir. 

El  estudio  de  algunos  de  estos  hongos,  que  recientemente  he 
tenido  ocasión  de  observar,  me  hace  suponer  que  hay  entre  ellos 
varias  especies  mal  conocidas  y  que  sería  conveniente  definir  de 
un  modo  preciso,  por  lo  que  llamo  la  atención  de  los  naturalis- 
tas, médicos,  farmacéuticos  y  aficionados  á  este  género  de  estu- 
dios, solicitando  su  concurso  remitiéndome  ejemplares  y  datos 
útiles  de  sus  localidades  respectivas,  ya  al  laboratorio  de  Botá- 
nica de  la  Facultad  de  Farmacia  de  Madrid  ó  á  mi  domicilio  (Pa- 
lafox,  19,  hotel,  Madrid).  Los  datos  que  interesan  son  los  si- 
guiputes: 

1.°    Número  de  especies  que  son  frecuentes  en  cada  localidad. 

2."  Clase  de  terreno  en  que  suelen  hallarse  y  época  en  que  se 
recolectan. 

3.°  Plantas  que  en  él  dominan,  especialmente  las  leñosas,  y  si 
en  la  localidad  se  atribuye  á  alguna  la  producción  de  estos 
hongos. 

4."  Ejemplares  frescos  de  los  hongos  representando  sus  diver- 
sas formas,  tamaños,  fases  y  coloraciones,  ó  en  su  defecto  figuras 
ó  fotografías  de  los  mismos. 

5.°  Nombres  vulgares  de  estos  hongos  y  procedimientos  se- 
guidos para  descubrirlos. 

El  mejor  procedimiemo  para  la  remisión  de  ejemplares  frescos 
(5  ó  6  son  suficientes  para  la  determinación)  es  el  de  embalarlos 
en  una  cartulina  arrollada  en  forma  cilindrica  y  convenien- 
temente atada.  Franqueados  como  muestras  sin  valor  ó  como 
medicamentos,  basta  un  sello  de  5  céntimos  por  cada  20  gramos. 

Secciones — La  de  Zaragoza  celebró  sesión  el  día  26  de  Febrero, 
bajo  la  presidencia  del  P.  Navas,  el  cual  da  cuenta  del  falleciraien- 


DE   HISTORIA   NATURAL.  129 

to  de  D.  Bernardo  Zapaler,  socio  fundador  y  naturalista  de  gran 
valía,  presentando  una  nota  necrológica  acerca  del  finado. 

— El  Sr.  Arévalo  da  noticia  de  un  folleto  recientemente  apareci- 
do, que  constituye  la  tesis  del  Doctorado  en  Farmacia  de  nuestro 
consocio  D.  Daniel  Gutiérrez,  y  el  cual  ha  sido  premiado  por  el 
Colegio  de  Farmacéuticos  de  Barcelona.  Es  este  folleto  un  con- 
cienzudo trabajo  acerca  de  la  flora  del  partido  judicial  vallisoleta- 
no de  Olmedo;  en  él  figura  un  crecido  número  de  plantas,  espe- 
cialmente fanerógamas,  con  indicaciones  precisas  acerca  de  su 
localidad  y  época  de  recolección,  además  de  un  estudio  prelimi- 
nar sobre  las  condiciones  regionales  que  interesan  desde  el  punto 
de  vista  botánico. 

Por  último,  se  acuerda  que  conste  en  acta  la  satisfacción  que 
siente  la  Sección  por  el  nombramiento  de  Inspector  provincial 
de  higiene  pecuaria  á  favor  de  nuestro  Vicepresidente  D.  Pedro 
Moyano. 

— La  de  Granada  se  reunió  en  sesión  el  18  de  Febrero  de  1908, 
bajo  la  presidencia  de  D.  Pascual  Nácher.  Leída  por  el  Secreta- 
rio el  acta  de  la  anterior,  fué  aprobada. 

Quedaron  admitidos  como  socios  numerarios  los  Sres.  Morcillo 
y  Moyano,  propuestos  en  la  sesión  de  Enero  último. 

— El  Sr.  Diez  Tortora  (J.  L.)  dio  cuenta  de  la  asamblea  que  se 
trata  de  celebrar  en  Z  u'agoza,  en  el  presente  año,  por  la  Asocia- 
ción para  e)  progreso  de  las  Ciencias,  y  que  tan  gran  interés  des- 
pierta, iniciando  la  idea  de  que  el  siguiente  congreso  ó  reunión 
de  dicha  Sociedad  tenga  lugar  en  Granada. 

El  Sr.  Presidente  encareció,  en  primer  término,  la  suma  im- 
portancia de  estas  reuniones,  y  después  manifestó  que  teniendo 
en  cuenta  las  numerosas  razones  que  Granada  puede  aducir 
para  ser  designada  como  lugar  do  reunión  de  un  congreso  de  la 
índole  del  que  se  piensa  celebrar  en  Zaragoza — no  siendo  de  las 
menos  interesantes  su  incomparable  Alhambra,  que  puede  ofre- 
cer á  la  contemplación  de  los  congresistas,  y  la  cercana  Sierra 
Nevada,  ían  fecunda  en  productos  naturales — ,  creía  oportuno  se 
solicitase  que  la  segunda  asamblea  que  organice  la  «Asociación 
para  el  progreso  de  las  Ciencias»  se  verifique  en  esta  ciudad,  reca- 
bando el  concurso  de  todas  las  entidades  granadinas  interesadas 
en  dicha  reunión,  las  cuales,  sin  duda  alguna,  apoyarán  tan  pa- 
triótica demanda. 


130  boletín  de  la  real  sociedad  española 

Fué  aprobado  unánimemente  lo  propuesto,  haciendo  observa- 
ciones muy  oportunas  los  señores  López  Mateos  y  Espejo  y  algún 
otro  socio. 

El  Sr.  Dorronsoro,  Decano  de  la  Facultad  de  Farmacia,  ofre- 
ce solicitar  de  la  Sociedad  Española  de  Física  y  Química,  de  la 
que  es  socio,  se  adhiera  á  lo  acordado  por  la  Sección. 

— El  Sr.  Presidente  dijo  que,  á  petición  suya,  había  acordado 
el  Excmo.  Ayuntamiento  de  Granada  costear  la  impresión  de  la 
nota  redactada  por  la  Sociedad  sobre  la  plaga  de  la  remolacha  á 
fin  de  darle  la  mayor  publicidad,  distribuyéndola  entre  los  labra- 
dores. Solicitó  un  voto  de  gracias  para  la  Corporación  Municipal 
que,  con  su  acuerdo,  demuestra  el  interés  que  le  merece  la  re- 
gión, así  como  á  la  vez  auxilia  los  trabajos  de  nuestra  Sociedad. 

Así  se  acordó,  haciéndose  extensivo  el  voto  de  gracias  al  se- 
ñor Presidente,  por  su  gestión. 

— Los  señores  Alvarez  Jiménez  y  Diez  Tortosa  donaron  varios 
objetos  para  el  Museo,  entre  otros  numerosas  escamitas  de  oro 
del  río  Dauro,  regaladas  por  el  primero. 

— El  Sr.  Fernández  Martínez  leyó  la  siguiente  nota: 

«Con  motivo  de  los  trabajos  que  está  realizando  esta  Sección 
para  la  formación  de  un  Museo  regional  de  productos  naturales, 
mediante  donativos  de  las  recolecciones  que 'Sus  socios  efectúan  y 
de  cuantos  amantes  de  estos  conocimientos  se  interesan  en  ello^ 
me  ha  ocurrido  la  idea  de  dar  á  conocer  algo  de  lo  que  en  este  sen- 
tido se  ha  hecho  con  anterioridad. 

»Me  refiero  á  lo  efectuado,  hace  ya  bastantes  años,  por  el  digno 
catedrático  de  Historia  natural  del  Instituto  de  Granada,  Doc- 
tor D.  Rafael  García  Alvarez, individuo  de  esta  Sociedad  hasta  su 
muerte,  acaecida  años  atrás,  autor  de  una  Historia  Natural  y  de 
otros  trabajos.  Este  señor  dedicó  grandes  entusiasmos  á  la  orga- 
nización de  los  Gabinetes  de  su  asignatura,  y  aprovechando  épo- 
cas favorables  y  su  permanencia  en  la  Dirección  del  Instituto  los 
dotó  espléndidamente.  Entre  las  colecciones  comenzó  á  formar 
una  sección  especial  de  aves  de  la  provincia  de  Granada,  en  don- 
de reunió  algún  número  de  ellas  (1). 

»Esto  nos  demuestra  que  ya  en  otra  época  se  intentó  hacer  un 


(1)  El  Sr.  García  Alvarez  estuvo  auxiliado  en  sus  trabajos  por  D.  Mariano  Diez, 
que  en  aquella  ocasión  desempeñaba  el  cargo  de  Ayudante  de  los  Gabinetes  de  Físi- 
ca é  Historia  natural. 


DE    HISTORIA    NATURAL.  131 

museo  de  carácter  regional  ó  provincial,  y  sirva  la  presente  nota 
para  dar  á  conocer  el  pequeño  núcleo  de  aves  reunido  con  este 
fin.  Lástima  que  estos  trabajos  no  se  hayan  continuado  y  nos  per- 
mitieran presentar  una  lista  completa  de  las  aves  observadas  en  la 
provincia.  Las  especies  representadas,  con  los  nombres  que  llevan 
en  las  etiquetas,  son:  Cathartes  peraiopterus  L.  (1). — Vultur  fulvus 
Briss. — Gypaélus  parhatus  Temm. — Falco  fulvus  L. — F.  Bofiellü 
Temm. — F.  milvus  L,  —  F.  apivorus  L. — F.  hrachydactylus. — 
F.  nisus  L. — F.  peregrinus  Briss. — F.  subbuteo  L. —  F.  tinuncu- 
lus  L. — F.  rufus  L. — F.  cyaneus  L. — Alheñe  passerina  Gould. — 
Syrnium  aluco  Brehem. — Strix  flammea  L. — Otus  communis 
Less. — Buho  maximus  Flem. — Ephialtes  zarca  Gmel. 

(Continuará.) 


Notas  y  comunicaciones. 


El  Mo.  D.  Bernardo  Zapater,  Presbítero. 


Notas  necrológicas. 

POR    EL 
R.  P.  LONGINOS  NAVAS,  S.  .1. 

Quisiera  que  otro  más  conocedor  de  los  méritos  ilustres  del 
finado  se  encargara  de  darlos  á  conocer;  mas  esto  no  obsta  para 
que  yo  me  excuse  de  aportar  los  dalos  que  pueda  á  la  necrología 
de  mi  amigo  y  consocio  en  los  últimos  años  de  su  vida,  rogando 
á  los  que  le  conocieron  en  los  primeros  de  su  carrera  científica 
se  dignen  completarlos.  Especialmente  que,  habiendo  visto  en  la 
revista  alemana  «Entomologisches  Wochenblatt»  (Insekten-Bor- 
se),  un  artículo  necrológico  escrito  por  nuestro  común  amigo  el 
Sr.  Kheil  é  ilustrado  con  el  retrato  del  naturalista  aragonés,  cre- 
yera mengua  de  los  españoles  no  hacer  algo  por  su  gloria,  ya  que 
se  nos  ha  adelantado,  en  parte  al  menos,  un  extranjero. 


(1)    Los  nombres  ríe  las  especies  son  los  que  tienen  las  tarjetas  que  acompañan  á 
los  ejemplares. 


132 


BOLETÍN    DE    LA   REAL    SOCIEDAD  ESPAÑOLA 


Diré  lo  que  muchos  de  nuestros  consocios  saben:  que  fué  Zapa- 
ter  socio  fundador  de  nuestra  Sociedad  Española  de  Historia  na- 
tural yl  que  desde  su  fundación  trabajó  incansablemente  por  el 
cultivo  de  las  Ciencias  Naturales. 

Era  de  los  pocos  entusiastas  que  pasaban  los  días  en  el  campo  en- 
tre riscos  y  barrancos,  con  soles  y  malos  temporales,  que  explo- 
raba todos  los  ámbitos  de  su  comarca,  sin  dejar  rincón  sin  visitar, 


ni  ser  de  la  naturaleza  que  no  recogiese  y  estudiase  por  sí  pro- 
pio ó  por  medio  de  otros  distinguidos  naturalistas. 

Dos  obras,  frutos  de  su  ingenio,  señalaré,  publicadas  ambas  en- 
tre las  Memorias  de  nuestra  Sociedad:  el  Catálogo  de  Lepidópte- 
ros de  la  provÍ7icia  de  Teruel,  en  colaboración  de  D.  Maximiliano 
Korb,  y  la  Flora  Alharracinense.  El  Catálogo  de  Lepidópteros  ha 
dado  justa  celebridad  á  la  comarca  de  Albarracín.  Es  de  ver  en  las 
obras  de  Lepidópteros  citarse  á  cada  paso  Aragón,  Teruel,  Alba- 
rracín, cual  si  esta  región  fuese  la  más  rica  en  Lepidópteros  ó 
casi  la  única  en  España.  La  famosa  Graellsia  Isahellce  Grlls.  du- 


DE    HISTORIA   NATURAL.  133 

lanle  muchos  años  pudo  obtenerse  viva  en  el  extranjero  por  me- 
dio de  Zapater,  dice  Kheil.  Sus  trabajos  atrajeron  á  España  buen 
número  de  extranjeros,  así  entomólogos  como  botánicos. 

Eso  sí,  repartía  generosamente  de  sus  cazas  é  investigaciones 
con  los  especialistas.  Merced  á  esta  generosidad  la  fauna  de  Espa- 
ña ha  sido  enriquecida  con  no  pocas  conquistas  para  la  ciencia  ó 
para  la  patria,  no  sólo  en  el  orden  de  los  Lepidópteros,  mas  tam- 
bién en  otros  de  Insectos  y  en  Moluscos. 

Algunas  especies  fueron  dedicadas  á  su  nombre  por  insignes 
naturalistas.  Entre  ellas  recordaremos,  entre  los  Ortópteros,  la 
Ephippigerida  Zapateri  Bol.  y  entre  los  Lepidópteros  la  Erehia 
Zopateri  Obth.  y  la  Asaría  Zapateri  Rag.  El  raro  y  hermoso  le- 
pidóptero  Satyrus  Prieuri  Pierr.,  del  África,  lo  descubrió  Zapater 
por  vez  primera  en  España.  Por  cierto  que  no  estará  de  más  añadir 
que  las  formas  españolas  de  Albarracín  acaban  de  ser  constitui- 
das en  lavar,  ibérica  Obth.  (Bull.  Soc.  Entom.  France,  n.°  20,  26 
déc.  1907).  La  var.  ühagoni  Obth.,  de  la  misma  especie,  también 
es  hallazgo  de  Zapater,  y  hasta  ahora  no  se  ha  visto  sino  en  Es- 
paña. 

Los  moluscos  de  Albarracín  han  sido  estudiados  gracias  á  la 
diligencia  de  Zapater.  Algunas  formas  de  moluscos  terrestres  y 
fluviales  de  España  sólo  de  Albarracín  se  conocen.  Tales  son,  si 
no  me  engaño:  Succinea  arenaria  Bouch.,  Hyalinia  cellariaWes- 
terl.  Otros  se  han  citado  de  Aragón  por  primera  vez  gracias  á  las 
investigaciones  de  Zapater  (Fagot,  Contribution  a  la  faune  mala- 
cologique  de  la  province  d'Aragon.  Bol.  Soc.  Arag.  Gienc.  Nat., 
Nov.  Dic.  do  1907)  (1). 

No  hallo  que  hubiese  dedicado  especial  atención  á  los  Neuróp- 
teros. Sin  embargo  él  fué  el  primero  que  cogió  en  Aragón  las 
hermosas  especies  Ascalaphus  longicornis  L.,  Ascalaphus  bati- 
cus  Rb.,  y  Nemoptera  bipennis  111,  Por  esto  no  veo  que  en  este 
orden  se  le  haya  hecho  ninguna  dedicación;  espero  una  ocasión., 
ojalá  Dios  me  la  depare  pronto,  para  hacerla,  y  contribuir  de  esta 
manera  con  mi  granito  de  arena  á  levantar  el  monumento  de  su 
gloria. 


(1)  El  Sr.  Hidalgo  le  dedicó  una  especie,  Helix  Zapateri.  Él,  por  su  parte,  publicó 
en  las  Hojas  malacológicas  el  Catálogo  de  las  Conchas  terrestres  de  los  alrededores  del  Real 
sitio  de  San  Ildefonso  y  valle  del  Lozoya  y  un  Catálogo  de  los  moluscos  terrestres  de  los 
alrededores  de  Albarracín.  (Nota  de  la  Com.  de  publicación.) 


134  boletín    de    la   KEAL    SOCIEDAD    ESPAÑOLA 

Sinceramente  amante  de  las  Ciencias  Naturales,  abrazaba  con 
ardor  las  empresas  que  podían  promover  su  conocimiento  en 
nuestra  patria.  Así  que  tuvo  noticia  de  la  fundación  de  la  Socie- 
dad Aragonesa  de  Ciencias  Naturales  se  apresuró  á  dar  su  nombre 
y  alistarse  en  sus  filas,  si  bien  no  militó  en  ellas  sólo  como  parti- 
cular, puesto  que  mereció  ser  elegido  el  segundo  de  sus  presiden- 
tes el  año  1903,  laureado  con  la  medalla  de  la  Sociedad  y  re- 
cientemente elevado  al  título  de  socio  honorario  en  atención 
á  sus  méritos  y  á  su  decanato  científico,  junto  con  Pardo  y 
Sastrón. 

Tuve  el  gusto  de  conocerle  primero  por  cartas,  en  las  que  veía 
la  efusión  con  que  hablaba  de  asuntos  científicos  muy  variados,  y 
después  personalmente  en  la  excursión  que  la  Sociedad  Aragone- 
sa de  Ciencias  Naturales  verificó  á  Albarracín  y  su  sierra  el  año 
1904.  Quedé  prendado  de  su  conversación. 

Su  actividad  no  se  ciñó  al  estudio  de  las  Ciencias  Naturales. 
Cuando  su  avanzada  edad  no  le  permitía  largas  excursiones  por 
el  campo,  cuando  hasta  celebraba  el  santo  sacrificio  de  la  misa  en 
su  oratorio  particular  y  apenas  salía  de  casa,  dióse  al  estudio  de 
lenguas  y  á  entretenimientos  matemáticos,  de  que  tenía  escrito 
un  voluminoso  tomo.  Entonces  estaba  en  relación  con  varios  per- 
sonajes extranjeros  tocados  de  las  mismas  aficiones. 

Sin  embargo  tampoco  entonces  descuidaba  el  estudio  de  la  Na- 
turaleza, antes  infiltraba  esta  afición  en  las  personas  cultas  que 
á  ello  se  prestaban,  siendo  de  ellas  el  notario  de  Albarracín  don 
Antonio  Edo,  quien  tomó  á  su  cuenta  con  ardor  la  recolección  de 
moluscos  de  la  comarca. 

Su  larga  vida  fué  bien  empleada  en  servicio  de  la  virtud  y  de 
la  ciencia.  Su  muerte,  acaecida  el  26  de  Diciembre  último,  mar- 
cará un  día  de  luto  para  la  ciencia  patria. 

¿Qué  se  ha  hecho  de  su  rica  biblioteca  y  de  su  riquísima  colec- 
ción? Su  generosidad  le  hacía  desprenderse  de  no  poco  en  los  úl- 
timos años  de  su  vida.  Dijéronme  que  había  regalado  una  pre- 
ciosa colección  de  Lepidópteros  al  Instituto  de  Teruel.  Otra  de 
Coleópteros,  bastante  abundante,  se  guarda  cuidadosamente  en 
el  Seminario  de  la  misma  ciudad,  junto  con  obras  de  Historia 
natural  de  valor  extraordinario.  Otras  obras  están  en  el  Colegio 
deSanJosé,de  Valencia,  donadas  al  R.  P.  Antonio  Vicent,S.J.,  su 
antiguo  amigo.  Presumo  que  su  herbario,  ó  buena  parte  de  él,  ha- 
brá pasado  á  aumentar  el  riquísimo  del  Sr.  Pau,  de  Segorbe.  A 


DE   HISTORIA   NATURAL.  13o 

mí  me  envió  buen  número  de  moluscos  por  medio  del  Sr.  Edo,  y 
prometióme  insectos  cuyo  envío  no  pudo  realizar. 

Su  coleción  de  Lepidópteros  la  vi  en  Albarracín  el  año  1904. 
Antes  la  había  visto  el  Sr.  Kheil,  y  de  ella  dice  que  una  vida  ha- 
bía sucedido  á  otra,  insectos  nuevos  (Sócidos  y  Derméstidos)  á  los 
antiguos.  Efectivamente,  además  de  que  le  fallaban  las  especies 
más  preciosas  y  raras,  regaladas  á  otros  que  le  habían  visitado, 
las  que  aún  quedaban  estaban  hechas  una  lástima,  sin  que  en  su 
vejez  caduca  tuviese  otro  aliento  más  que  para  tirar  los  ejempla- 
res que  veía  deteriorados.  ¿Cómo  pedir  más  á  un  anciano  casi 
nonagenario,  oprimido  por  el  peso  de  los  años  y  de  los  achaques? 


Sobre  los  loris,  y  en  especial  sobre  la  forma  filipina 


ÁNGEL     CABRERA 

La  mayor  parte  de  los  autores  que  de  la  fauna  mamalógica  de 
Filipinas  se  han  ocupado,  señalan  la  presencia  en  aquellas  islas 
de  un  Nycticehus,  pero  hasta  ahora  parece  que  no  ha  sido  posible 
comparar  este  lori  filipino  con  los  representantes  del  mismo  gé- 
nero en  otros  países,  ni  siquiera  determinar  con  toda  fijeza  las 
localidades  del  archipiélago  en  que  se  le  encuentra.  Los  tres  tra- 
bajos más  recientes  sobre  los  loris,  por  Stone  y  Rehn  (1),  Lydek- 
ker  (2)  y  Lyon  (3),  hacen  mención  de  él,  pero  sin  entrar  en  deta- 
lles, antes  bien  considerándolo  como  forma  dudosa  ó  mal  conoci- 
da. D.  Domingo  Sánchez,  en  su  interesante  trabajo  sobre  los 
mamíferos  filipinos  (4),  cita  varios  ejemplares  evidentemente  ob- 
tenidos en  Filipinas,  pero  de  procedencia  no  bien  determinada, 
dando  sólo  como  localidades  exactas  Bongao  y  Taui-Taui,  donde 
parece  fué  hallado  el  prosimio  en  cuestión  por  Worcester  y 
Bourns.  Entre  los  ejemplares  citados  hay  dos,  de  la  colección  de 
D.  Hipólito  Hernández,  que  ha  figurado  luego  en  el  Museo  de 


(1)  Proceedingsof  the  Acad  of  Nat.  Scienc.  of  Philadelphia,  1902,  p.  136. 

(21  Proceed.  Zool.  Soc.  of  London,  1904,  ii,  p.  345. 

(3)  Proceed.  United  States  Nation.  Mus.,  xxxi,  1907,  p.  127. 

(4)  Anales  de  la  Soc.  Esp.  de  Hist.  nat.,  xxis,  1900,  p.  182. 


136  BOLETÍN    DE    LA   REAL   SOCIEDAD    ESPAÑOLA 

Ultramar.  Ahora,  al  desaparecer  éste,  ambos  han  venido  á  parar 
al  Museo  de  Ciencias  Naturales,  y  gracias  á  esta  circunstancia  he 
podido  estudiarlos  á  mi  sabor. 

Estos  dos  ejemplares  son  un  macho  muy  adulto,  con  los  cani- 
nos ya  desgastados,  y  un  individuo  semiadulto  cuyo  sexo  no 
puede  determinarse  por  el  mal  estado  de  la  piel  en  la  región  ge- 
nital. Ambos  figuran  como  de  Mindanao,  y  aunque  el  Sr.  Sán- 
chez no  tiene  mucha  confianza  en  la  exactitud  de  esta  localidad, 
no  veo  inconveniente  en  admitirla  como  cierta,  pues  si  hay  Nyc 
ticehus  en  las  islas  situadas  entre  Borneo  y  Mindanao,  es  muy 
verosímil  que  los  haya  también  en  el  extremo  Sur  de  esta 
última. 

Por  los  caracteres  del  cráneo  y  el  número  de  incisivos  superio- 
res, estos  loris  se  asemejan  al  Nycücehus  horneanus  y  al  N.  han- 
canus,  como  era  de  esperar  dada  la  proximidad  de  las  respectivas 
localidades;  pero  en  la  coloración  del  pelo  se  observan  diferencias 
tales,  que  obligan  á  considerar  la  forma  filipina  como  una  espe- 
cie distinta,  á  menos  que  se  prefiera  ver  en  las  tres  formas  tres  ra- 
zas locales  de  una  misma  especie,  que  acaso  sería  lo  más  acertado. 

El  Nycticehus  filipino  tiene  las  partes  superiores  del  cuerpo  de 
un  color  amarillo  ocráceo  muy  claro,  más  claro  todavía  en  los 
hombros  y  los  brazos,  y  más  todavía  en  la  cabeza,  donde  ya  casi 
es  blanco  sucio.  Toda  la  región  ventral  y  la  parte  interior  de  los 
miembros,  de  un  amarillento  sucio  bastante  uniforme;  las  cuatro 
extremidades  blanco-amarillentas.  Las  marcas  faciales,  muy  mal 
definidas,  son  de  color  de  canela  muy  claro,  y  lo  mismo  es  la 
línea  dorsal  en  su  primer  tercio;  pero  esta  línea,  en  vez  de  des- 
aparecer en  la  región  lumbar,  cuanto  más  avanza  hacia  ella  se 
señala  mejor  y  toma  un  matiz  más  obscuro,  hasta  ser  de  un  leo- 
nado rojo  intenso,  muy  parecido  á  siena  tostada.  En  la  parte 
más  posterior  del  dorso,  este  mismo  matiz  rojo,  partiendo  de  la 
línea  misma,  se  extiende  á  uno  y  otro  lado,  ocupa  todas  las  nal- 
gas y  baja,  en  fin,  á  lo  largo  de  la  parle  exteroposterior  de  los 
muslos.  Toda  esta  región  leonado-roja  no  presenta  límites  bien 
definidos,  á  pesar  de  lo  cual  contrasta  marcadamente  con  los 
tonos  pálidos  de  la  parte  anterior  del  cuerpo. 

El  macho  adulto,  que  puede  ser  considerado  como  el  tipo, 
mide315ram.de  longitud  desde  el  hocico  hasta  el  tubérculo  ó 
rudimento  caudal. 

Hace  diez  y  seis  años  publicó  el  profesor  Nachlrieb  la  des- 


DE    HISTORIA   NATURAL. 


137 


cripción,  hecha  por  Worcester,  de  un  prosimio  filipino  que,  según 
toda  probabilidad,  es  este  mismo  Nycticebus  (1),  denominándole 
menagensis,  así,  sin  nombre  ninguno  genérico,  pues  aunque  el 
trabajo  se  titula  A  new  Lémur  (Menagensis)^  el  hecho  de  hacerse 
constar  en  él  que  no 
se  sabe  á  qué  género 
pertenece  el  animal  de- 
muestra que  la  pala- 
bra «Lémur»  no  es  en 
este  caso  una  denomi- 
nación genérica,  sino 
una  palabra  admitida 
en  el  inglés  vulgar 
para  designar  á  todos 
los  prosimios.  La  va- 
lidez de  un  nombre 
específico  aislado,  sin 
indicación  ninguna 
del  género  ni  aun  de 
la  familia,  me  parece 
más  que  discutible. 
Trouessart  admite  en 
su  catálogo  el  nombre 
menagensis,  sin  duda 
á  falta  de  otro,  pero  Lyon  se  declara  abiertamente  contra  él,  y 
aun  llega  á  decir  que  si  hay  un  Nycticebus  en  Filipinas  debe  con- 
siderársele como  sin  nombre  (2).  Creo  esta  opinión  la  más  acep- 
table, tanto  más  cuanto  que  el  prosimio  descrito  por  Nachtrieb  se 
perdió  y,  por  consiguiente,  no  es  posible  comprobar  si  era  ó  no 
idéntico  al  lori  que  yo  acabo  de  describir.  Propongo,  por  tanto, 
para  estos  Nycticebus  de  Filipinas  el  nombre  N.  philippinus. 

Y  ya  que  de  loris  hablo,  creo  muy  oportuno  hacer  algunas 
observaciones  sobre  la  nomenclatura  de  estos  lemuróideos,  en  la 
que  recientemente  se  han  introducido  ciertas  modificaciones,  en 
mi  concepto  no  siempre  justificadas. 

Ante  todo,  nos  encontramos  con  que  las  especies  tipos  de 
Loris    y    Nycticebus   han   sido    generalmente    conocidas   como 


Diagrama  de  la  coloración  del  Nycticebus  philipinnus. 


(1)  Zoologisches  Ameiger,  xv,  1S92,  p.  \il. 

(2)  Lyon,  í.c,  1907,  p.  531,  nota  «. 


I3i  boletín  de  la  real  sociedad  española 

L.  gracilis  y  N.  tardigradus  hasta  que  Slone  y  Rehn  (1)  indica- 
ron que  á  este  último  debería  dársele  el  nombre  específico 
coucang,  propuesto  por  Boddoaert  en  1785,  alegando  que  el 
Lémur  tardigradus  de  Linneo  es  realmente  el  lori  delgado  ó  Lo- 
ris  gracilis  de  los  autores  modernos.  En  apoyo  de  esta  opinión, 
que  Lyon  acepta  sin  discutirla,  presentan  Stone  y  Rehn  dos  ar- 
gumentos: primero,  que  las  citas  bibliográficas  con  que  Linneo 
encabeza  su  descripción  sólo  puedan  referirse  al  lori  delgado;  y 
segundo,  que  Boddoaert  era  de  esta  misma  opinión. 

Gomo  quiera  que  Boddoaert  pudo  equivocarse  con  tanta  facili- 
dad como  cualquiera,  este  segundo  argumento  carece  en  absoluto 
de  valor.  En  cuanto  al  primero,  entiendo  yo  que  para  saber  á 
qué  animal  se  refiere  una  descripción,  debe  atenderse  más  á  la 
descripción  misma  que  á  la  sinonimia  ó  bibliografía  que  puedan 
acompañarla.  La  descripción  original  del  Lémur  tardigradus^ 
acerca  de  la  cual  ni  una  palabra  dicen  Stone  y  Rehn,  publicóla 
Linneo  en  la  décima  edición  de  su  Systema  Naturce,  pág.  30,  y 
dice  así:  «Statura  Sciuri,  suhferruginea,  linea  dorsali  siibfusca; 
gula  albidiore.  Linea  lotigitudinalis  oculis  interjecta  alba.  Facie? 
tecta.  Auriculíe  urceolatce,  intus  bifoliatce.  Pedum  palmas  plantee- 
que  nudoe.  Ungues  rotundati:  indicum  plantarum  vero  subulati. 
Cauda  fere  nulla.  Mammfe  2  in  pectore;  2  in  abdomine  versus 
pectus.»  Todos  estos  caracteres  pueden  referirse  igualmente  al 
lori  delgado  y  al  lori  perezoso,  excepto  dos,  que  son  «linea  dor- 
sali subfusca»  y  ((cauda  fere  nulla»;  y  precisamente  estos  dos 
existen  en  el  lori  perezoso,  pero  no  en  el  lori  delgado.  El  prime- 
ro, ó  sea  el  tipo  de  Nyclicebus,  tiene  una  línea  parda  á  lo  largo 
del  dorso  y  un  pequeño  rudimento  de  cola;  el  segundo,  ó  sea  el 
Loris,  no  presenta  ninguna  línea  dorsal  y  carece  en  absoluto  de 
cola.  Buffon,  que  también  creía  que  el  Lémur  tardigradus  era  su 
«loris»,  ya  hizo  notar  alguna  disparidad  entre  los  caracteres  de 
éste  y  la  descripción  linneana  (2),  y  Audebert,  con  muy  sano 
criterio,  dice  que  si  Linneo  se  refiriese  al  lori  delgado,  no  hubie- 
ra dejado  de  mencionar  la  extravagante  flacura  de  su  cuerpo  y 
de  sus  miembros  (3).  No  cabe  dudar,  por  tanto,  de  que  el  tardi- 
gradus de  Linneo  es  el  lori  perezoso;  el  insigne  sueco  creyó,  sin 


(1)  Proce.ecL.  Acad.  P hilad.,  1DC2,  p.   137. 

(2)  Buffoa,  Histoire  Naturelle,  i.  xxvi,  n()6,  p.  Tío,  nota  b. 

(3)  Audebert,  Hist.  Nat.  des  Singes  et  des  Makis,  MaMs,  ItOO,  p  21. 


DE    HISTORIA    NATURAL.  129 

duda,  tener  delante  el  mismo  animal  que  habían  descrito  Seba  y 
Robinson,  y  de  aquí  que  citase  a  estas  autoridades  y  diese  la  isla 
de  Geilán  como  patria  de  la  especie,  ignorando  probablemente  su 
verdadera  procedencia. 

Pero  si  al  lori  perezoso  hay  que  seg'uirle  llamando  Nycticehus 
tardigradiis,  al  lori  flaco  no  se  le  puede  conservar  el  nombre  de 
Loris  gracilis,  oslahlecido  por  GeofFroy  en  1796(1),  porque  diez 
y  seis  años  ante?,  ó  sea  en  1780,  Zimmermann  le  había  llamado 
Lémur  lori  (2)  y,  por  consiguiente,  Loris  lori  es  la  denominación 
que  debe  prevalecer. 

En  esta  especie  ha  reconocido  Lydekker  dos  razas  geográficas, 
una  de  la  India,  que  él  considera  como  el  Loris  agracilisr)  típico, 
y  otra  de  Geilán,  que  propone  llamar  L.  Kgracilisry  zeylanicus  (3). 
Estoy  conforme  con  esta  separación,  pero  no  con  esta  manera  de 
nombrar  las  razas  ó  subespecies.  En  efecto,  aparte  de  que  el  nom- 
bre zeylanicus  no  es  nuevo,  pues  ya  Fischer  llamó  ceylonicus  al 
mismo  animal  en  178't  (4),  es  evidente  que  cuando  una  especie 
se  divide  en  razas  locales  ó  subespecies,  debe  considerarse  como 
raza  típica  á  la  más  antiguamente  conocida,  es  decir,  á  la  que 
existe  en  la  localidad  primeramente  atribuida  á  la  especie.  El 
mismo  Lydekker  lo  ha  hecho  así  al  determinar  las  razas  de  la 
jirafa  y  del  elefante  africano.  En  el  caso  presente,  vemos  que  to- 
das las  primeras  descripciones  del  lori  delgado  se  refieren  á  ejem- 
plares de  Geilán,  y  por  consiguiente  es  la  forma  ceilanesa  la  que 
debemos  mirar  como  Loris  lori  típico,  en  tanto  que  á  la  raza  in- 
dia, de  pelaje  gris,  podemos  llamarla  L.  lori  lydekkerianus,  con 
lo  que  siempre  se  recordará  que  Lydekker  ha  sido  el  primero  en 
señalar  los  caracteres  que  separan  á  ambas  subespecies. 


(1)  Magasin  Encyclopedique,  1790,  p.  48. 

(2)  Geogr.  Oesch.,  ii,  1780,  p.  211. 
<3)  Lydekker,  1.  c  ,  1904.  p.  346. 
(4)  Anat.  des  Makis,  1784,  p.  28. 


lio  BOLETÍN    DE   LA   REAL    SOCIEDAD    ESPAKOLA 


La  Espeleología  en  España  O ) 

:0R 
J.    CARBALLO,   SAL.^'O 

El  notorio  progreso  de  las  ciencias  en  España  y  la  manifiesta 
prosperidad  de  nuestra  Real  Sociedad  me  sugirieron  la  idea  de 
escribir  en  el  Boletín  algunas  notas  sobre  Espeleología,  ciencia 
(|ue  podemos  llamar  nueva  entre  nosotros. 

A  otros  más  competentes  hubiera  dejado  esta  tarea,  pero  al  ver 
que  nadie  la  emprendía,  á  pesar  de  los  muchos  y  notables  traba- 
jos que  sobre  cavernas  hay  publicados  en  nuestro  país,  me  dolía 
que  los  españoles  quedáramos  tan  atrás  de  otras  naciones  que,  como 
Austria,  Francia  é  Italia,  no  sólo  cuentan  con  obras  de  espeleolo- 
gía, sino  que  hasta  han  llegado  á  fundar  sociedades  y  círculos  es- 
peleológ icos  con  sus  respectivos  Boletines  que  les  sirven  de  ór- 
gano y  mutua  información. 

Por  lo  que,  de  no  ser  importuno,  yo  propondría  á  la  Junta 
directiva  la  creación  en  nuestra  Sociedad  de  un  grupo  espeleoló- 
gico,  formado  por  un  pequeño  número  de  socios,  que  dirigiesen 
sus  esfuerzos  á  fomentar  los  estudios  espeleológicos  con  publica- 
ciones, descubrimientos,  clasificaciones,  etc. 

Material  le  tenemos  abundantísimo  en  España,  pues  desde  que 
aquél  sabio  geólogo  que  se  llamó  D.  Casiano  de  Prado,  comenzó  á 
investigar  algunas  cavernas  y  simas,  no  faltaron  buenos  geólogos 
que  continuaran  publicando  descubrimientos  prehistóricos,  como 
el  tan  competente  Sr.  Viianova,  Góngora  y  Martínez,  los  señores 
presbíteros  Doctor  Almera,  Fons  y  otros.  Y  no  temería  afirmar 
que  hay  trabajos  en  España  dignos  de  compararse  con  los  del 
mismo  Martel;  lo  que  nos  falta  es  organización  y  hacer  valer 
nuestros  estudios  como  hacen  otros. 

Nadie  ignora  que  aquí  se  han  publicado  interesantes  trabajos 
explicando  fenómenos  de  hidrología  subterránea,  de  cristalografía 
y  petrografía,  de  curiosas  y  raras  formaciones  rocosas;  se  descu- 
brió la  fauna  y  la  flora  de  muchas  cavernas;  fósiles  y  objetos  pre- 


(1)    De  lo  mismo  pienso  tratar  ampliamente  en  el  futuro  Congreso  de  Naturalistas 
españoles,  según  ya  se  anunció. 


DE    HISTORIA  NATURAL.  141 

históricos  les  tenemos  abundantes  en  museos  y  en  colecciones 
particulares;  se  hicieron  observaciones  atmosféricas,  meteorológi- 
cas, sismológicas,  ele,  en  las  cavernas...  ¿qué  más  se  necesita  para 
levantar  en  España  este  edificio  llamado  Espeleología,  á  que  tanta 
importancia  se  da  en  el  extranjero?  El  material  está  ya  acumulado 
á  nuestra  disposición,  ya  que  lo  ahora  citado  forma  precisa- 
mente el  objeto  de  la  Espeleología. 

No  niego  que  es  una  ciencia  ardua  y  difícil,  por  suponer 
conocimientos  de  física,  (¡uímica,  historia  natural  en  casi  todos 
sus  ramos,  pero  sobre  todo  en  geología,  ya  que  la  espeleología  es 
de  esta  última  una  rama,  como  la  mineralogía  y  la  sismología; 
pero  aquí  tenemos  personas  peritas  en  todas  estas  ciencias  que 
pudieran  auxiliar  al  espeleólogo  en  ciso  de  duda. 

Sírvanos  de  estímulo  el  progreso  de  Italia,  la  cual,  actualmente, 
añade  con  gran  entusiasmo  alas  demás  ciencias,  las  especiales  de 
espeleología  y  de  vulcanografía  en  algunas  de  sus  Universidades. 

El  primer  paso  práctico  y  eñcaz  para  introducir  en  nuestra  pa- 
tria esta  disciplina  sería  que  un  grupo  de  socios  de  nuestra  Real 
Sociedad  acometiese  la  recopilación  de  un  catálogo  general  de 
todas  las  cavernas,  grutas,  grietas  y  simas  de  España,  utilizando 
para  ello  lo  ya  publicado  por  la  Comisión  del  mapa  geológico, 
más  otras  muchas  publicaciones  generales  y  particulares  que, 
como  antes  dije,  no  faltan  entre  nosotros.  También  los  franceses 
é  ingleses  han  tratado  mucho  de  nuestra  Península,  y  conven- 
dría aprovecharlo.  Advierto  que  los  trabajos  de  la  Comisión  del 
mapa  geológico  en  lo  que  mira  á  espeleología,  deben  ser  conside- 
rados tan  solo  como  una  lista  de  las  cavernas  y  no  como  un  es- 
tudio, ya  que  este  no  era  tampoco  su  propósito. 

En  cuanto  al  campo  de  acción  de  los  espeleólogos  españoles, 
diremos  que  es  inmenso:  sólo  en  esta  provincia  de  Santander  yo 
sé  de  más  de  30  cavernas  (1),  sin  contar  las  simas,  abrigos,  grie- 
tas, etcétera,  porque  en  estas  estribaciones  pirenaicas,  lo  mismo  se 
encuentran  grandes  cavernas  en  la  base  de  los  montes  que  en 
la  cima,  lo  mismo  en  los  acantilados  del  Cantábrico,  que  entro 
la  nieve  de  los  Picos  de  Europn;  con  frecuencia  se  descubre  en 
la  orilla  del  río  un  pequeño  covato,  que  resulta  luego  ser  un  espa- 
cioso y  largo  antro  subterráneo. 

(1)    Actualmente  estoy  reconstituyendo  el  esqueleto  de  un   Ursiis  spelaeiis  hallado 
en  una  de  ellas,  que  merece  una  comunicación  especial  á  nuestra  R.  Sociedad. 
T.  Tía.— Marzo,  1908.  10 


\t¿  boletín  de  la  real  sociedad  española 

;  Debido  á  los  terrenos  calcáreos  que  predominan  en  toda  la  re- 
gión, las  corrosiones  hidrológicas  son  tan  frecuentes,  que  apenas 
hay  caverna  que  no  sea  el  álveo  de  un  torrente,  y  tan  intensas,  que 
casi  todas  ellas  son  debidas  precisamente  á  la  descomposición  del 
bicarbonato  calcico  por  el  agua,  sin  necesidad  de  contar  para  nada 
con  otros  ordinarios  factores  como  los  corrimientos,  las  presiones 
mecánicas,  la  heterogeneidad  de  las  rocas,  los  desprendimientos 
etcétera.  Aquí  no  hay  más  quedos  factores;  los  terrenos  geológicos 
y  la  climatología.  Es  decir,  hay  muchas  cavernas,  porque  hay 
mucho  terreno  calcáreo  y  porque  llueve  mucho.  Pues  esto  mismo 
sucede  en  otras  regiones  españolas,  resultando  inmenso  el  campo 
de  investigación  espeleológica. 

A  pesar  de  todo  esto,  no  debemos  desalentarnos  como  si  preten- 
diéramos lo  imposible.  Porque  si  bien  es  cierto  que  hay  muchas 
cavernas  por  estudiar  en  sus  múltiples  fenómeno?,  también  es 
cierto  que  (siempre  limitándonos  á  las  de  esta  región)  conocidas 
tres  ó  cuatro  pueden  darse  por  investigadas  las  demás,  ya  que  to- 
das ellas  pertenecen  á  la  misma  formación  geológica  y  son  efectos 
de  las  mismas  causas.  Lo  único  en  este  caso  que  más  ocuparía 
al  espeleólogo  sería  la  cuestión  prehistórica.  Y  esto  por  dos  razo- 
nes: primera,  por  el  atraso  en  que  se  encuentra  aún  la  prehisto- 
ria, puesto  que,  prácticamente,  aún  no  se  conocen  los  límites  que 
separan  las  épocas  paleolítica  y  neolítica  de  la  mesolítica,  por 
ejemplo;  y  segunda,  porque  la  misma  gruta  fué  ocupada  por  tro- 
gloditas de  muy  diversos  tiempos,  costumbres  y  civilizaciones,  y 
cuyos  restos  hallamos  mezclados  y  revueltos  generalmente  por 
obra  de  las  actuales  generaciones,  que  buscan  en  esos  antros 
abonos  para  sus  campos,  cuando  no  algún  tesoro  oculto  que  haga 
feliz  y  omnipotente  al  afortunado  descubridor. 

Pero  en  cambio  ¡cuan  beneficioso  fuera  para  todos  un  buen  es- 
tudio espeleólogico  de  nuestra  Península!  La  espeleología  descu- 
briría la  ruta  de  muchas  corrientes  subterráneas  de  agua  que 
podría  arrebatar  al  abismo  y  devolver  á  la  superficie  en  beneficio 
del  terreno  sediento,  ó  dar  vida  á  centenares  de  industrias  nece- 
sarias á  veces  para  la  subsistencia  de  comarcas  enteras;  el  espe- 
leólogo acudiría  en  auxilio  del  médico  en  caso  de  epidemia, 
siempre  con  la  hidrología  subterránea,  para  apuntarle  el  origen 
de  las  enfermedades  endémicas,  señalando  los  filtros  peligrosos 
al  agua  potable  existentes  en  cavernas  ó  simas  profundas,  y  otras 
veces  regalando  á  la  humanidad  paciente  manantiales  de  variada 


DE    HISTORIA   NATURAL.  143 

virtud  terapéutica  que  ahora  corren  ocultos  á  nuestras  miradas, 
perdiéndose  en  el  abismo  sin  el  menor  provecho  para  el  hombre. 

Digo  más;  el  estudio  concienzudo  de  las  profundidades  y  del 
subsuelo  contribuiría  en  gran  manera  al  progreso  de  las  ciencias 
físicas  y  naturales,  y  tal  vez  resolviera  algunos  de  los  más  debati- 
dos problemas  científicos  que  hoy  agitan  á  los  sabios  sobre  oroge- 
nia, sobre  sismología,  y  sobre  la  confirmación  paleontológica  de 
la  evolución  del  ser  vivo;  tal  vez  alargaría  en  mucho  los  límites 
de  acción  del  ser  orgánico  descubriendo  vida  macro  y  microscó- 
pica en  zonas  que  antes  creíamos  muertas. 

Y  aún  me  atrevería  á  decir  que  resolvería  algunos  de  los  pro- 
blemas sociales  más  interesantes,  contribuyendo  al  repoblado  fo- 
restal, á  la  navegación  fluvial,  con  todos  los  bienes  que  de  ella  se 
derivan,  etc. 

Si  las  energías,  el  tiempo,  y  el  talento  de  algunos  de  nuestros 
consocios  que  ahora  van  empleados  en  otras  ciencias  útiles,  pero 
ya  cultivadas  por  muchos,  se  dirigiesen  totalmente  á  la  espeleo- 
logía, ésta  haría  grandes  progresos  entre  nosotros  por  su  utilidad, 
por  el  inmenso  terreno  de  investigación  y  hasta  por  sporí,  ya  que 
las  excursiones  espeleológicas  son  para  el  aficionado  de  lo  más 
bello,  sorprendente  y  encantador  que  nos  ofrece  la  naturaleza. 

De  todo  lo  dicho  se  deduce,  en  couclusión,  que  la  Espeleolo- 
gía (1)  es  una  de  las  ciencias  más  útiles  al  hombre,  tanto  conside- 
rada en  su  aspecto  científico  como  en  el  práctico  industrial;  que 
los  españoles,  á  fin  de  no  ser  siempre  los  últimos  en  las  ciencias, 
debemos  introducirla  pronto  y  resueltamente  entre  nosotros,  y 
que  esta  gloria  debiera  celarla  para  sí  nuestra  Real  Sociedad  de 
Historia  Natural. 


(1)  A]gnnos  escTihen  espeoloffía  y  \yoT  eso  espeólogo,  por  ser  más  fácil  de  pronun- 
ciarse, aunque  no  se  conserve  tan  bien  la  etimología.  Para  el  caso  es  lo  mismo,  con 
tal  que  nos  entendamos  y  que  trabajemos  con  resultados  prácticos. 


]44  BOLETÍN    DE   LA   REAL    SOCIEDAD    ESPAÑOLA 


Algunas  noticias  sobre  el  platino  y  los  metales  platinicos 

POR 
FILIBERTO    DÍAZ 

Leyendo  el  interesante  folleto,  «The  production  of  platinum 
in  1905»,  por  F.  W.  Horton  (1),  me  encontré  con  la  novedad 
de  que  entre  los  países  donde  se  había  registrado  en  pequeñas 
cantidades  el  famoso  oro  blanco,  figuraba  España:  inSpain^near 
Seville,  así,  sin  más  datos  ni  indicaciones. 

Di  cuenta  á  mi  respetable  Profesor  D.  Salvador  Calderón  de  la 
noticia,  y  aunque  le  extrañó  lo  lacónico  de  la  mención,  añadió: 
«Sí;  aludirá  á  Gruadalcanal,  y  pudiera  hacerlo  á  Asturias  con 
referencia  á  Plinio,  pero  eo  es  cosa  completamente  averiguada; 
donde  quizá  debe  haber  este  metal  precioso,  y  varias  veces  hablé 
yo  acerca  del  particular  con  Macpherson,  es  en  la  Serranía  de 
Ronda,  por  la  existencia  de  la  dunita  allí,  roca  madre  del  platino 
en  los  Urales». 

— ¿De  suerte  que  una  notita  extractando  ese  folleto,  pudiera 
ser  útil  para  el  Boletín  de  nuestra  Sociedad,  dada  la  importancia 
mineralógica  y  comercial  del  asunto? 

—  «Ya  lo  creo;  si,  sí;  hágala.» 

En  cumplimiento  del  encargo,  comenzaré  por  advertir  que  Ru- 
sia surte  en  un  90  por  100  la  cantidad  total  de  platino  que  actual- 
mente en  el  mundo  se  consume;  pero  desde  la  guerra  con  el  Ja- 
pón se  ha  paralizado  el  laboreo  en  muchas  minas  y  en  otras 
se  ha  restringido,  contribuyendo  las  intestinas  agitaciones  del 
Imperio  Moscovita  á  prolongar  la  crisis  minera,  aun  después  de 
haberse  firmado  la  paz. 

Pero  ha  habido  otra  causa  aun  más  influyente  en  el  aminora- 
miento  de  la  producción:  el  alza  exorbitante  del  platino  por  la 
creciente  demanda  que  de  él  se  hace  á  consecuencia  de  las  múl- 
tiples aplicaciones  á  que  se  presta  en  unión  de  los  metales  raros 
que  le  acompañan.  Yes  que  en  Rusia  hay  también  acapai-adores, 
que  á  precios  hoy  ridiculamente  bajo?,  tenían  monopolizado  con 
leoninos  contratos  cuanto  metal  se  extrajera;  y  como  los  propie- 

(1)    Washington— Government  Printig  Offce,  1906. 


DE    HISTORIA   NATURAL.  145 

tarios  de  las  minas  veían  los  pingües  rendimientos  de  semejantes 
intermediarios,  sin  beneficio  ninguno  para  los  terratenientes,  se 
aprovecharon  de  las  circunstancias  para  limitar  la  producción  en 
espera  de  ganar  tiempo  y  llegar  á  la  rescisión  de  los  vejatorios 
compromisos  de  que  eran  víctimas. 

De  aquí  además  el  estímulo  para  la  busca  de  nuevos  y  no  gra- 
bados yacimientos,  allí  donde  existan  rocas  oli vínicas,  especial- 
mente dunita,  mezcla  de  olivino  y  cromita,  que  es  sin  duda  la 
roca  madre  del  platino. 

Mr.  Ghester  W.  Purington  llega  á  decir  á  este  propósito  en  su 
«Occurrence  of  platinum  in  theUral  Mountains»:  Los  ensayos  de 
dunita  comprueban  la  existencia  en  ella  del  oro  y  del  platino  en 
proporción  superior  á  0,037  onzas  por  tonelada.  Cierto  que  no  se 
trata  de  averiguaciones  exhaustivas,  pero  sí  lo  bastante  eficaces 
para  poder  inferir  la  concomitancia  del  platino  y  la  dunita  y  com- 
prender la  posibilidad  de  minas  profundas  de  platino  en  el  seno 
de  la  dunita,  en  medio  de  las  fértiles  áreas  que  pudiéramos  consi- 
derar como  de  primera  formación  ó  magmáticas  y  hasta  en  las 
de  proceso  secundario,  pues  ambas  se  ven  igualmente  favorecidas. 
Es  notable  que  todas  las  localidades  donde  el  platino  se  menciona 
estén  caracterizadas  por  la  dunita  que  aparece  al  Norte,  al  Sur  y 
á  lo  largo  del  eje  de  los  Urales,  así  como  al  Norte  del  valle  de  Iss; 
en  una  palabra,  donde  quiera  que  hay  platino;  pero  también 
«platinum  makes  its  appearance  wherever  dunite  is  exposed», 
De  aquí  la  probabilidad  de  ulteriores  descubrimientos  en  las  ro- 
cas plutónicas  de  la  vertiente  oriental  de  las  montañas  del  Océa- 
no Ártico,  aún  inexploradas,  puesto  que  en  los  distritos  de  Oagry 
y  Katchkomury  se  han  denunciado  recientemente  ricos  depósitos, 
relacionados  siempre  con  dicha  roca  en  el  Sur  de  los  Urales. 

Estos  datos  han  guiado  á  la  ü.  S.  Geological  Sarvey,  Comisión 
facultativa  permanente  y  activísima,  y  no  sólo  ha  descubierto 
muchos  nuevos  yacimientos  de  platino  comema¿  al  Sur  del  Oregon 
y  Norte  de  California,  sino  que  ha  mejorado  los  primitivos  mé- 
todos de  recolección,  sobre  todo  donde  se  obtenía  como  producto 
secundario  de  los  placeres  auríferos  con  arenas  procedentes  de 
peridotilas,  piroxenilas,  gabbros,  dioritas  y  sienitas. 

En  la  mayoría  de  los  casos  va  aquí  el  platino  acompañado  de 
cromita,  ilmenita  y  arenas  de  magnetita;  más  raro  es  hallarlo  en 
venas  y  entonces  se  asocia  á  sulfuro  de  cobre,  como  ocurre  en  la 
mina  Rambler  (Wioming)  y  en  la  C  irolina  del  Norte;  finalmente 


146  boletín   de    la   REAL    SOCIEDAD    ESPAÑOLA 

aparece  nativo,  diseminado  en  rocas  eruptivas,  especialmente  pe- 
ridotitas;  y  en  todas  las  formaciones  donde  se  presenten  la  cro- 
mita y  la  serpentina  recomiendan  un  examen  cuidadoso,  pues  se 
ha  dado  el  caso  de  encontrarlo  en  la  cromita  maciza  de  Anacor- 
tes,  Condado  de  Skagit. 

En  la  Colombia  Inglesa,  distrito  de  Cariboo,  en  una  área  que  se 
extiende  desde  el  lago  Quesnelle  hasta  el  río  Fraser,  hay  arenas 
pesadas  en  cauces  de  antiguos  ríos  y  se  la  ve  en  granos  sueltos  ó 
incluidos  en  minerales  ferruginosos,  especialmente  en  cromita; 
en  cambio  en  el  distrito  de  Fale,  bahía  de  Burut,  tres  millas  al 
Este  de  Caryell,  en  la  cuenca  minera  de  Grant  Foiks,  se  presenta 
unido  á  minerales  cupríferos;  en  una  vena  de  cuarzo  entre  anchos 
diques  de  porfirita  y  con  pirita,  calcopirita,  galena  y  blenda. 

También  en  los  placeres  de  los  ríos  Simikameen  y  Tulameen  y 
varios  de  sus  afluentes  se  ha  comprobado  la  existencia  del  platino, 
que  en  la  misma  región  á  veces  va  unido  á  la  peridotita,  serpen- 
tina y  al  granito. 

En  Colombia,  la  región  más  rica  en  platino,  después  de  Rusia, 
los  indígenas  benefician  la  feraz  región  del  Choco,  en  las  fuentes 
del  río  San  Juan,  de  una  manera  arcaica  é  irregular;  pero  acuden 
ya  capitales  extranjeros  que  acabarán  por  renovar  el  contingente 
de  producción,  hoy  poco  considerable. 

Métodos  de  extracción:  Varían  con  las  localidades  y  el  modo  de 
presentarse  el  metal,  análogamente  á  lo  que  ocurre  con  la  explo- 
tación del  oro. 

En  Rusia,  donde  es  objeto  directo  de  beneficio,  operan  como  en 
los  placeres  auríferos.  La  capa  remuneradora  «pay  streack»  va- 
ría en  profundidad  de  10  á  100  pulgadas  y  se  halla  generalmente 
cubierta  por  hiladas  de  cantos  estériles  de  5  á  10  pies  de  profun- 
didad; siesta  es  menor,  extraen  junto  todo  el  material  así  produc- 
tivo, como  improductivo;  pero  el  método  corriente  es  cavar  pozos 
someros  en  la  roca  madre  y  extraer  la  capa  remuneradora;  por 
cientos  de  miles  son  las  galerías  así  abiertas  sólo  en  el  Estado  de 
DemidoíT,  durante  el  invierno,  pues  el  lavado  del  material  extraí- 
do se  hace  en  verano. 

Acarrean  dicho  material  hasta  el  lugar  del  lavado  en  volquetes 
que  descargan  por  un  alto  plano  inclinado,  ácuyo  final  y  directa- 
mente á  plomo,  hay  unosarneros  cónicos,  donde  por  la  acción  del 
agua  el  material  es  removido  y  segregado;  los  cantos  gruesos  y 
mondos  son  arrojados  al  exterior  y  las  arenas  pesadas  van  á  unas 


DE   HISTORIA   NATURAL.  147 

primeras  compuertas  de  dos  compartimientos;  en  el  superior 
queda  la  mayoría  del  metal  y  en  el  inferior,  el  remanente  es 
rastrillado  por  mujeres  que  recogen  á  mano  todo  el  platino  per- 
ceptible. Mas  como  aún  quedan  casi  siempre  arenillas  pesadas 
explotables  tienen  otros  que  llaman  tailing  sluices^  cuyos  rifles 
aprisionan  los  más  leves  residuos  que  acaban  por  ser  baleizados 
en  pequeños  panes  denominados  «kofdurik». 

Hasta  125  toneladas  de  arena  lava  en  ocho  horas  una  instala- 
ción de  esta  índole,  obteniendo  un  rendimiento  aproximado  de 
0,05  á  una  onza  por  yarda  cúbica,  á  pesar  de  que  hay  pérdidas  de 
metal  precioso  inevitables. 

En  los  Urales  se  vá  abriendo  paso  el  método  de  las  dragas,  que 
al  principio  resultaron  un  fracaso  por  lo  caras  y  mal  construidas, 
pero  que  han  acabado  por  imponerse  y  se  obtienen  ya  hasta  ba- 
ratas y  perfectamente  adaptadas. 

Con  ligeras  variantes  se  parecen  mucho  á  las  auríferas;  el  casco 
es  de  pino,  y  desplaza  cinco  pies;  la  noria  excavadora  es  de  hierro, 
de  46  cangilones,  cuyos  labios  son  de  acero  manganesífero,  y  ex- 
trae cada  vez  35  pies  cúbicos  de  material;  el  órgano  lavador  cons- 
ta de  un  trommel  triturador  desde  el  cual  pasa  afinada  la  tierra  á 
dos  tablas  dotadas  de  movimiento  de  vaivén  y  con  rifles  y  esteras 
para  facilitar  la  retención  y  ahorrar  mercurio.  Unas  mil  yardas 
cúbicas  es  la  labor  de  una  draga  cada  24  horas  y  necesitan  tres 
equipos  de  cuatro  obreros  que  se  relevan  cada  ocho  horas;  y  aun- 
que no  se  han  llegado  aún  á  desterrar  de  es!a  región  los  primi- 
tivos métodos,  se  acusa  un  progreso  enorme. 

Hace  muy  poco  tiempo  sólo  se  obtenían  en  los  Estados  Unidos 
pequeñas  cantidades  de  platino,  como  producto  secundario  de  la 
recolección  del  oro:  y  por  idénticos  procedimientos,  excepto  la 
amalgamación,  y  apenas  se  cuidaban  de  acrecer  el  rendimiento; 
usaban  el  «tom»,  sluices,  tablas  con  rifles  y  algodón  de  coco,  etcéte- 
ra; trataban  después  los  concentrados  á  la  batea  y  con  un  imán, 
ó  materiales  magnéticos;  clavos,  picos,  hierro  viejo,  aislaban  la 
cromita,  ilmenita,  circón,  etc.,  y  después  en  cucharas  de  cuerno 
obtenían  un  fino  producto  de  metal  puro  que  les  resarcía  de  los 
gastos  originados  por  la  mano  de  obra. 

Los  experimentos  de  la  Greological  Survey  han  demostrado  con 
meridiana  evidencia  que  el  medio  eficaz  para  beneficiar  del  95  al 
98  por  100  de  los  metales  preciosos,  (oro  y  platino)  es  servirse  de- 
las  mesas  concentradoras  de  Perider  ó  Wilfley,  que  llegan  á  ex- 


148  boletín    de    la    REAL    SOCIEDAD    ESPAÑOLA 

piolar  con  menos  del  1  por  100  de  pérdida  el  peso  total  de  las 
arenas  tratadas,  sobre  todo  repitiendo  las  operaciones  con  los 
concentrados  para  obtener  un  segundo  y  final  producto. 

En  general  se  valen  de  un  fuerte  imán  ó  de  un  electro-imán  de 
amperaje  débil  para  separar  la  magnetita  y  fragmentos  ferrugi- 
nosos, teniendo  cuidado  de  recojer  las  más  tenues  partículas 
magnéticas  y  evitar  las  inclusiones  mecánicas  de  metales  precio- 
sos. El  residuo  de  este  tratamiento  se  somete  á  la  acción  de  un 
fuerte  electro-imán,  capaz  de  atraer  la  monacita;  y  quedan  así 
francamente  divididas  dos  porciones,  magnética  y  amagnética:  la 
primera  contendrá  ilmenita,  cromita,  granate,  olivino,  etc.,  jun- 
tamente con  la  mayor  parte  del  platino  natural.  La  amagnética 
llevará  minerales  ligeros  «excepto  el  zircon»  y  constará  casi  toda 
de  cuarzo,  que  accidentalmente  acompaña  á  los  concentrados:  oro, 
iridosmio  (fáciles  de  separar  con  la  batea)  y  el  resto  lo  compon- 
drán minerales  pesados  que  se  hayan  sustraído  á  la  acción  de 
sucesivas  pannificaciones. 

La  porción  magnética,  que  contiene  casi  todo  el  platino  y  pe- 
queñas partículas  de  oro,  se  trata,  á  falta  de  un  poderoso  electro- 
imán, con  una  fuerte  amalgama  de  sodio,  con  la  cual  se  recoge 
inmediatamente  algo  del  oro,  y  si  las  condiciones  son  favorables 
casi  todo  el  platino.  La  acción  de  la  amalgama  de  sodio  no  es  pre- 
cisamente de  amalgamación,  sino  más  bien  de  capilaridad,  me- 
diante la  cual  los  granos  de  platino  se  agrupan  en  acúmulos  esfe- 
roidales, haciendo  blanquear  la  masa,  pero  se  necesita  gran  peri- 
cia para  usar  dicha  substancia. 

Propiedades  físicas. — El  platino  natural  no  es  puro;  consiste 
en  una  aleación  de  platino,  iridio,  rodio,  paladio,  osmio,  hierro, 
y  á  veces  cobre  y  oro;  también  va  invariablemente  asociado  á  iri- 
dosmina  por  efecto  de  combinaciones  mecánicas. 

En  las  minas  de  cobre  de  Sudbury  (Ontario)  se  presenta  com- 
binado (Pt  Asg)  (sperrilita);  pero  lo  general  es  que  aparezca  como 
el  oro  en  los  placeres,  en  forma  de  pequeños  granos,  pajuelas  y  pe- 
pitas, con  un  brillo  metálico  variable  desde  el  gris  de  acero  al 
blanco  de  plata,  lo  cual  comprueba  el  que  sus  primitivos  descubri- 
dores le  llamaran  platina,  con  cuyo  nombre  le  describió  Ulloa  (1), 

(])  Quien  dio  primero  á  conocer  en  Europa  el  nuevo  metal,  con  el  nombre  de  Pla- 
tina, fué  el  sabio  marino  español  D.  Antonio  Ulloa,  compañero  del  no  menos  célebre 
Jorge  Juan,  en  la  Relación  histórica  del  viaje  que  entrambos  hicieron  á  la  América 
meridional  por  los  añcs  de  17::!5  y  siguientes,  publicada  en   1718.  He   aquí,  textual 


DE    HISTORIA   NATURAL.  149 

é  ignoro  por  que  se  ha  raasculinizado  en  Español  cuando  en  Ale- 
mania misma  se  conserva  y  le  llaman  die  Platin.  Su  peso  espe- 
cífico no  es  constante,  depende  del  hierro  que  contenga  y  oscila 
entre  14  y  19,  Los  granos  son  maleables,  sectiles,  sin  esfoliación 
y  de  fractura  agria.  En  cubos  aparece  i'arísimamente,  si  los  gra- 
nos no  han  viajado  mucho  desde  la  roca  natal.  Todo  el  platino 
es  más  ó  menos  magnético,  en  función  de  su  ley  de  hierro;  si 
esta  llega  á  un  18  por  100,  los  granos  de  platino,  bajo  la  acción 
del  imán,  forman  una  pepita  minúscula;  mas  si  no  excede  de  un 
4  por  100  únicamente  se  hace  sensible  el  magnetismo  con  un  po- 
deroso electro-imán:  sólo  el  agua  regia,  y  la  clorina  y  bromina 
libres  le  atacan  y  el  mismo  cianuro  potásico  lo  hace  en  caliente; 
sólo  es  fusible  á  ^TüO^C. 

Metales  asociados. — De  su  grupo,  el  platinirídio,  paladio  é  iri- 
dosmio;  el  primero  alcanza  hasta  un  80  por  100;  tiene  de  dureza, 
6,7  y  dep.  e.  22,6  á  23. 

El  paladio  es  muy  raro;  aparece  en  octaedros,  granitos  y  pajue- 
las, de  color  gris  de  acero;  brillo  metálico;  p.  e.  11,3  á  1 1,8;  du- 
reza, 4,5  á  5;  maleable,  sectil  y  dúctil. 

El  iridosmio,  (aleación  de  iridio  y  osmio)  bien  diferente  del 
platino,  contiene  algunas  partículas  de  rutenio;  cristaliza  en  el 
sistema  exagonal,  pero  es  más  frecuente  en  granos  y  pajuelas: 
p.  e.  18,8,  á  21,12;  dureza  6,7;  brillo  metálico,  y  color  del  blanco 
al  gris  acerado,  con  3  por  100  de  Pt  y  1,5  de  Te. 

El  platino  manufacturado  gana  en  densidad  y  alcanza  un  19,7 
por  fusión  y  21,23  por  maleación,  y  es  muy  fusible  aleado  con 
Pb,  Sn,  Bi,  Sb  y  Zn;  por  lo  cual  estos  metales  ó  sus  compuestos 
no  deben  jamás  ser  tratados  en  crisoles  de  platino.  De  aquí  la 
disminución  de  peso  que  se  observa  en  los  crisoles  de  los  labora- 
torios, además  de  que  á  elevadas  temperaturas  le  atacan  muchos 


mente,  lo  que  escribió  el  Sr.  Ulloa  con  referencia  á  la  platina,  que  se  encuentra  liga- 
da con  el  oro  en  el  partido  de  Chocó,  jurisdicción  de  Popayún,  provincia  de  Quito,  en 
el  Perú:  <<Y  tal  vez  se  hallan  minerales  donde  la  Platina— piedra  de  tanta  resistencia, 
que  no  es  fácil  romperla  ni  desmenuzarla  con  la  fuerza  del  golpe  sobre  el  yunque  de 
acero—,  es  causa  de  que  se  abandonen,  porque  ni  la  calcinación  la  vence,  ni  hay  arbi- 
trio para  extraer  el  metal  que  encierra,  sino  á  expensas  de  mucho  trabajo  y  coste.» 
(Parte  I,  lib.  VI,  cap.  X,  t.  2.°,  pág.  60'3  ) 

D.  Francisco  Chabaneau,  que  vino  á  España  en  1777  como  profesor  de  Física  y  Len- 
gua francesa  en  Vergara,  fué  el  encargado  de  analizarla,  y  es  tradición  que  se  le  dio 
una  casa  en  Madrid,  en  la  calle  de  Hortaleza,  para  establecer  un  Laboratorio,  la  que 
^'onservó  muchos  años  el  nombre  de  casa  de  la  Platina.  (Química  de  Luanco.) 


15Ó  boletín  de  la  real  sociedad  española 

cuerpos  libres,  como  el  azufre,  selenio,  iodina,  arsénico  y 
fósforo. 

Iridio,  el  más  duro  de  los  metales,  92  por  100  más  pesado  que 
el  oro  puro:  p.  e.  22,4,  maleable  en  caliente;  frágil  en  frío;  se  fun- 
de á  1,950°G;  insoluble  en  agua  regia,  estando  puro.  Se  usa  alea- 
do al  platino  para  aumentar  la  dureza  de  este. 

Es  el  osmio,  el  más  pesado  de  los  metales  conocidos:  p.  e.  de 
22,47  á  22,51 ;  y  prácticamente  infusible,  pues  su  punto  de  fusión 
se  avecina  á  2.000° G:  fácilmente  oxidable  en  caliente,  formando 
un  compuesto  volátil  (OsOj).  Es  sabida  la  aplicación  de  este  metal 
para  fabricar  el  filamento  de  la  lámpara  Auer. 

Paladio:  p.  e.  1 1,4  y  dureza  aproximadamente  la  del  acero;  es 
el  inferior  de  los  metales  platínicos;  pero  supera  al  platino  en 
maleabilidad  y  es  de  brillante  lustre  metálico;  su  propiedad  más 
notable  es  la  capacidad  que  posee  de  absorber  hidrógeno,  for- 
mando un  hidruro  de  paladio,  que  absorbe  más  y  más  de  este 
cuerpo,  desde  370  vol.  ala  temperatura  ordinaria,  hasta  1.000  vol. 
á  lOÜ^G,  sobre  todo  en  forma  de  esponja.  Gon  el  paladio  se  cons- 
truyen escalas  de  finísimas  divisiones  y  sirve  en  fotografía  alea- 
do al  platino. 

Rodio:  gris  de  acero;  p.  e.  12,1;  se  funde  en  2.00Ü°  menos  ma- 
leable y  dúctil  que  el  platino;  se  oxida  al  rojo,  pero  si  está  puro 
es  insoluble  en  todos  los  ácidos. 

Rutenio:  duro  y  frágil:  p.  e.  como  el  del  paladio  y  tan  infusible 
como  el  osmio;  se  oxida  paulatinamente  á  la  temperatura  ordina- 
ria y  con  rapidez  en  caliente,  formando  óxido  ruténico  (Ru^Og). 

Producción:  á  318  onzas  se  eleva  la  del  platino  en  los  Estados 
Unidos,  evaluadas  en  21.73.263  pesos.  Gonsiderando  la  creciente 
demanda  que  de  él  se  hace  y  las  restricciones  en  la  producción  no 
es  fácil  calcular  hasta  dónde  subirá  el  valor  de  este  metal 
precioso. 


DE    HISTORIA   NATURAL.  151 

Otra  «Linaria  supina»  monstruosa 

?0E 
JOSÉ  ESTEVA,  PBRO. 

Ocupándonos  de  unas  Linarias  supinas  monstruosas,  con  cinco 
espolones  y  otras  singularidades  que  encontró  el  Sr.  Llenas  en 
Mayo  de  1905  en  los  arenales  marítimos  de  Badalona  (1),  emiti- 
mos la  opinión  de  si  tal  vez  se  debería  la  monstruosidad  aque- 
lla á  la  Peloria  ó  retorno  accidental  de  una  flor  á  su  tipo  ó  forma 
regular  primitiva  de  que  ha  tiempo,  y  al  parecer  definitivamente, 
se  ha  desviado  el  género  entero  de  las.  Linarias.  Decíamos  tam- 
bién entonces  que  el  fenómeno  consabido  de  la  Peloria  es  cosa 
relativamente  frecuente  entre  las  Linarias.  Buscando  este  año 
ejemplares  pelóricos  de  Linaria  supina  hemos  dado  con  uno  que 
creemos  digno  de  especial  mención. 

Se  encontraba  el  caso  de  referencia  entre  varios  pies  normales 
de  la  misma  especie,  en  las  arenas  y  cantos  graníticos  que  inva- 
de con  frecuencia  en  sus  repeti- 
das avenidas  el  río  Ter  y  si- 
tuados al  O.  de  Gerona,  á  po- 
cos pasos  de  la  dehesa  ó  jardín 
público  de  la  misma  ciudad. 

El  ejemplar  en  cuestión  lle- 
vaba una  flor  bien  abierta,  que 
hemos  tratado  de  representar 
fielmente  en  su  forma  y  dimen- 
siones en  el  grabado  adjunto,  y 
tras  ella  había  una  flor  ente- 
ramente normal,  pero  sólo  en- 
treabierta y  de  color  aún  verde, 

por  no  haber  llegado  todavía  á  sazón,  acompañada  de  un  pedúnculo 
cargado  de  diminutísimos  capullos.  Esta  segunda  flor  y  los  capu- 
llos no  aparecen  en  el  dibujo  por  hallarse  tras  la  flor  que  nos  inte- 
resa y  no  ofrecer  particularidad  alguna  digna  de  interés  especial. 


(1)    Véanse  los  Boletines  de  la  Real  Sociedad  de  Historia  natural  correspon- 
dientes á  Febrero  y  Abril  de  1907. 


152  boletín   de   la   REAL    SOCIEDAD    ESPAÑOLA 

La  flor  anómala  que  reclama  nuestra  atención  ofrece  tres  espo- 
lones en  lugar  de  uno,  que  es  lo  regular  en  el  género  Linaria  ó 
cinco  en  las  Linarias  pelóricas.  Estos  espolones  son  todos,  á  poca 
diferencia,  iguales,  casi  equidistantes,  penetrando  un  poco  más 
profundamente  en  el  cuerpo  que  forman  los  tres  juntos  el  que 
aparece  más  abajo  en  el  dibujo.  En  lugar  de  tres  labios  inferio- 
res, nuestra  flor  tiene  cuatro,  y  se  aplican  sobre  los  dos  superio- 
res y  normales,  de  manera  que  no  llegan  á  cerrar  por  completo 
la  garganta  de  la  corola,  ya  que  entre  unos  y  otros  queda  un 
agujerito  abierto  por  donde  asoman  al  exterior  las  anteras  de  los 
cuatro  estambres,  que,  á  pesar  de  todo,  quedan  intonsos  y  casi 
iguales  entre  sí  en  longitud.  Los  sépalos,  que  no  hemos  podido 
figurar  en  el  dibujo  más  que  por  la  extremidad  de  dos  de  ellos, 
están  en  número  de  ocho.  El  superior  tiene  forma  normal,  y  á 
su  alrededor  se  agrupan  simétricamente  á  uno  y  otro  lado  los 
restantes,  ocupando  los  dos  inferiores  el  espacio  que  entre  sí  de- 
jan el  espolón  medio  y  su  lateral  correspondiente.  En  el  reborde 
de  los  dos  labios  inferiores  medios  se  anastomosan  varias  rayitas 
verdes,  como  las  de  las  flores  normales  de  la  especie  que  nos 
ocupa,  las  cuales,  divergiendo  luego  lateralmente,  se  prolongan 
en  seguida  hasta  la  punta  de  los  espolones,  fundiéndose  en  una 
sola  y  adquiriendo  un  matiz  rojizo  pardo  antes  de  llegar  á  la 
punta  de  los  mismos.  A  lo  largo  de  cada  espolón  corren  tres  ra- 
yas distintas.  Los  órganos  del  género  tienen  forma  y  dimensio- 
nes normales, 

¿Cómo  explicarnos  las  diversas  anomalías  de  esta  flor  que  su- 
mariamente quedan  descritas?  ¿Cabe  aquí  invocar,  siquiera  á 
título  de  suposición,  una  peloria  semiabortada,  es  decir,  la  apa- 
rición de  tres  solos  espolones  en  lugar  de  los  cinco  que  presentan 
los  casos  de  peloria  regular?  ¿Cómo  explicarse  entonces  el  núme- 
ro desmedido  de  sépalos?  ¿Por  un  desdoblamiento  ó  ramificación 
accidental  de  alguno  de  los  sépalos  ordinarios? 

En  cuanto  á  suponer  que  se  hayan  fundido,  agrupado,  fusio- 
nado ó  soldado  dos  ó  más  flores  distintas  para  formar  una  sola 
con  triple  número  de  espolones,  un  labio  más  y  varios  sépalos 
supernumerarios,  es  cosa  que  no  apoya  el  número  de  esas  piezas 
enumeradas,  ni  mucho  menos  las  sexuales  que,  como  hemos  di- 
cho, existen  en  número  normal,  si  bien  cabe  siempre  suponer  si 
alguna  ó  algunas  de  dichas  piezas  habrán  abortado  en  cada  uno 
de  los  verticilos  florales. 


DE    HISTORIA    NATURAL.  15ÍI 

También  podría  acontecer  que  nuestra  flor  debiera  sus  ano- 
malías á  la  ramificación  de  algunos  de  sus  órganos,  efecto  de  una 
acumul'ición  accidental  de  substancias  nutritivas  que  provocaran 
un  crecimiento  local  desmedido. 

Es  lo  cierto  que  alguna  de  las  anomalías  de  nuestra  flor  podían 
contribuir  eficazmente  á  la  polinización  cruzada  de  la  misma,  de 
que  seguramente  se  hubiera  visto  privada  si  hubiera  conservado 
su  forma  normal.  En  efecto;  la  simple  inspección  de  la  figura 
basta  para  convencerse  de  que  la  flor  anómala  de  nuestra  Linaria 
estaba  desviada  de  su  disposición  ordinaria,  que  sus  espolones  no 
se  dirigían  normalmente,  que  su  plano  mediano  había  girado 
unos  20  grados  sobre  su  posición  común.  Esto,  que  es  bastante 
general  en  otra  especie  de  Linaria  (1),  la  Linaria  spuria,  en  opi- 
nión de  algunos  botánicos  dificulta  grandemente  la  acción  de 
los  insectos  polinizadores,  provocando,  en  cambio,  la  autofecun- 
dación. Hasta  hay  quien  llega  á  suponer  si  esta  desviación  del 
plano  medio  de  las  flores  de  las  Linarias  y  la  autofecundación 
resultante  de  la  desviación  podría  ser  la  causa  de  la  frecuencia 
con  que  se  presentan  las  Linarias  pelóricas  (2).  Pues  bien;  nues- 
tra flor,  para  facilitar  la  visita  de  los  insectos,  había  dejado  abier- 
ta su  corola  y  patentes  las  anteras  ¡y  quién  sabe  si  este  fenóme- 
no de  la  peloi'ia  se  hereda  también!  Creemos  valdría  la  pena  de 
comprobarlo  prácticamente,  así  como  también  indagar  las  rela- 
ciones que  puedan  mediar  entre  la  peloria  y  la  autofecunda- 
ción. 

Mientras  tanto,  y  en  el  terreno  de  las  hipótesis,  ¿no  podríamos 
suponer  que  un  pie  normal  de  Linaria  supina,  por  autofecunda- 
ción ú  otra  causa  cualquiera,  hubiera  engendrado  una  flor  peló- 
rica  de  la  cual  proviniera  nuestra  Linaria  de  tres  espolones,  que 
hubiera  heredado,  en  parte  tan  solo,  alguno  de  los  caracteres  de 
su  progenitora? 


(1)  Coustautiu,  Zfí  Veffélaiuc  e!  les  miliens  cos/Jiigues,Y>ág.  1"2. 

(2)  Steheliu. 


154 


boletín  de  la  real  sociedad  española 


Polimorfismo  foliar  de  la  «GleditscMa  triacanthos» 

POR 
JOSÉ    ESTEBA,    PBRO. 


Es  cosa  sabida  que  la  GleditscMa,  planta  originaria  de  Ñor- 

• 

te  América  y  connaturalizada  ya,  ó  poco  menos,  en  nuestra  re- 
gión, posee  hojas  de  muy  distintas  formas.  Raro  es,  en  efecto,  el 
pie  de  una  de  estas  plantas  que  no  ofrezca  á  la  vez  hojas  simple- 
mente compuestas  (fig.  1.""),  enteramente  recompuestas  (fig.  4.'), 

simplemente  compuestas 


Xse 


ÍÜ 


^.te,¡S^í^ 


en  la  base  y  recompues- 
tas en  el  ápice  (fig.  2.")  y 
recompuestas  y  simple- 
mente compuestas  aquí  y 
allá  sin  orden  ni  concier- 
to  alguno   manifiestos 

(fig.   3.a). 

Hemos  tenido  la  curio- 
sidad de  indagar  :,i  en   la 
distribución  de  estas  ho- 
jas diversas  sobra  la  plan- 
ta madre  que  las  engen- 
dró reina  ó  no  algún  or- 
den constante,    del  cual 
pueda  deducirse  la  causa, 
cuando  menos  probable, 
de  esta  diversidad  de  for- 
mas foliares.  He  aquí  lo 
que  sobre  el  particular  nos  ha  enseñado  un  examen  minucioso 
y  detenido,  verificado  sobre  una  infinidad  de  individuos  de  esta 
planta. 

Las  hojas  representadas  en  las  figuras  1."  y  4."  son  las  que  pre- 
dominan siempre  sobre  la  GleditscMa,  siendo  constantemente 
escasas  las  figuradas  en  el  grabado  2.°  y  3.°.  Hay  pies  de  plantas 
en  que  las  hojas  simplemente  compuestas  (fig.  1.')  superan  á  las 
recompuestas  (fig.  4.*),  sobre  todo  en  los  individuos  jóvenes;  lo 
general  es  empero  que  suceda  al  revés. 


r~ 


DE    HISTORIA  NATURAL. 


155 


A  partir  del  suelo  nótase  que  las  primeras  hojas  del  tallo  hasta 
la  cuarta,  quinta,  sexta,  y  á  veces  más  arriba,  todavía  suelen  ser 
todas  simplemente  compuestas  paripinnadas  (ñg.  1/).  Las  ramas 
llevan  asimismo  hojas  de  esta  índole  desde  su  arranque  del  tallo 
hasta  la  yema  foliar  cuarta  y  á  veces  más  allá  aún. 

Con  bastante  frecuencia  uno  de  los  lados  del  raquis  de  las  ho- 
jas simplemente  compuestas  de  Gleditschia,  lleva  un  foliólo  de 
más  que  el  lado  opuesto,  y  en  este  caso  algunas  de  las  hojas,  las 
secundarias,  suelen  ser  alternas  desde  cierta  y  variable  altura 
hasta  el  ápice  de  la  costilla  media,  mientras  las  inferiores  resul- 
tan opuestas.  El  fenómeno  este  de  la  coexistencia  de  foliólos  á  la 
vez  opuestos  y  alternos  sobre  una  misma  hoja  suele  verse  tam- 
bién con  frecuencia  en  las  hojas  de  composición  simple,  cuyos 
foliólos  existen  en  número  igual  en  ambos  lados  del  raquis. 

A  unas  seis  ó  siete  hojas  sobre  la  base  del  tallo  y  de  cada  una 
de  las  ramas  así  primarias  como  secundarias,  terciarias,  etc.,  sue- 
len aparecer  algunas  hojas  de  la  forma  de  las  representadas  en 
las  figuras  2.*  y  3.*.  Más  arriba  tallo  y  ramas  ofrecen  casi  cons- 
tantemente hojas  como  la 
de  la  figura  4.*,  ó  sea  en- 
teramente recompuestas. 
Por  manera  que  la  figu- 
ra 1.^  viene  á  representar 
las  hojas  primerizas,  las 
más  jóvenes  y  tiernas  que 
salieron  á  la  Gleditschia; 
la  4.^  las  últimas  que  en- 
gendró la  planta;  la  2." 
y  3.*  las  intermedias  en- 
tre unas  y  otras.  Ni  es 
cosa  rara  dar  con  pies  de 
planta  en  que  el  paso  de 
-las  hojas  simplemente 
compuestas  (ñg.  1.*)  á  las 
recompuestas  (fig.  4.*)  se 

verifique  inmediatamentey  sin  que  exista  hoja  alguna  parecida  á 
las  representadas  en  las  figuras  2.^  y  3/. 

Estos  son  los  hechos  que  hemos  creído  descifrar.  ¿Cuál  puede 
ser  la  causa  que  los  provoca?  ¿Por 'qué  las  distintas  hojas  de  Gle- 
ditschia ofrecen  formas  tan  diversas?  ¿Por  qué  las  hojas  de  forma 


156  boletín    de    la    REAL    SOCIEDAD    ESPAÑOLA 

parecida  aparecen  coiistanlemente  en  una  región  clara  y  en  el 
mismo  nivel  del  tallo  y  ramas  de  nuestro  vegetal? 

Fácil  es  comprender  que  á  todas  estas  cuestiones  puede  solo 
responderse  con  meras  conjeturas.  Recordaremos  empero  que  son 
muchas,  muchísimas,  las  plantas  que  ofrecen  hojas  de  formas  dis- 
tintas dispuestas  de  una  manera  algo  parecida  á  las  de  la  Gledits- 
chia.  La  habichuela,  el  tomate,  la  patata,  para  no  citar  otras,  tie- 
nen el  primer  par  de  hojas,  los  cotiledones,  redondeados  ó  elípti- 
cos, pero  enteros.  Las  hojas  siguientes  van  dividiéndose,  segmen- 
tándose á  medida  que  vamos  subiendo  planta  arriba  hasta  formar 
limbos  enteramente  partidos  y  hasta,  como  en  la  habichuela,  hojas 
verdaderamente  compuestas.  Es  casi  lo  que  hemos  dicho  acontece 
con  las  hojas  de  la  Gleditschia,  que  siendo  simplemente  compues- 
tas en  la  base  se  recomponen,  se  subdividen  más  arriba.  Hay  em- 
pero aquí  un  hecho  que  no  se  observa  en  ningún  otro  vegetal 
que  sepamos,  y  es  que  las  hojas  de  Gleditschia  vuelven  á  sim- 
plificarse al  principio  de  cada  rama  para  descomponerse  más  arri- 
ba como  si  cada  rama  constituyera  una  planta  independiente  del 
tallo  y  de  las  demás  ramas,  como  si  el  conjunto  de  ramas  forma- 
ra con  el  tallo  una  verdadera  colonia,  conservando  cada  uno  de 
estos  órganos  su  individualidad  propia  confirmando  la  hipótesis 
denominada  filonaria  (1). 

Se  ha  supuesto  si  antiguamente  las  hojas  de  todas  las  plantas 
serían  simples  y  enteras,  forma  que  guardan  hoy  día  las  hojas 
primeras,  embrionarias  de  nuestras  plantas.  Por  esto  á  estas  últi- 
mas hojas  simples  se  les  denomina  ancestrales  (2).  A  medida  que 
va  desarrollándose  un  vegetal  aparecen  progresivamente  las  for- 
mas que  han  ido  adquiriendo  sucesivamente  las  especies  á  tra- 
vés de  los  tiempos. 

Lubbok  llega  hasta  á  dar  la  razón  de  esta  progresiva  segmen- 
tación foliar.  La  aparición  accidental  de  algún  haz  libero-leñoso, 
menos  encorvado  que  de  ordinario,  habría  producido  en  un  punto 
dado  de  la  hoja  una  circulación  local  más  acelerada  y  consiguien- 
temente un  desarrollo  también  local  inusitado  que  se  hubiera  tra- 
ducido en  un  lóbulo,  división  ó  foliólo,  según  los  casos,  que, 
como  carácter  beneficioso  para  la  planta,  se  hubiera  perpetuado 
por  generación.  Todo  esto,  como  se  comprende,  no  trasciende  del 


(1)  Belzung,  Anatomie  eí  Physiologie  vegetales.  París,  1000,  pág.  472  y  331. 

(2)  Belzung,  id.,  páy.SU. 


DE    HISTORIA   NATURAL.  157 

dominio  de  la  liipótesis.  Veamos  ahora  qué  beneficios  acarrean 
á  las  plantas,  y  á  nuestra  Gleditschia  en  especial,  la  segmentación 
cada  vez,  á  medida  que  subimos  arriba  del  vegetal,  más  acentua- 
da de  los  limbos  foliares. 

Es  evidente  que  una  hoja  ofrecerá  tanta  menos  superficie  al 
ímpetu  de  los  vientos  cuanto  más  dividido  tenga  su  limbo.  De 
aquí  que  las  hojas  enteras  suelen  encontrarse  siempre,  en  los  ve- 
getales que  las  poseen,  en  la  base  del  tallo  formando  roseta.  Guan- 
do ocupan  la  parte  superior,  donde  los  vientos  circulan  con  mayor 
velocidad  y  más  libremente,  suelen  encontrarse  protegidas  por 
fuertes  peciolos  y  á  veces  por  una  especie  de  tirantes  denomina- 
dos decurrentes  que  las  sujetan  fuertemente  á  los  tallos.  A  veces 
tienen  un  foliólo  ó  estípula  por  lado  que  les  sirve  de  contrapeso. 

En  una  hoja  de  limbo  dividido,  su  centro  de  gravedad  estará 
más  cerca  del  punto  de  inserción  con  el  tallo  de  lo  que  estuviera 
si  su  limbo  fuera  entero.  Consiguientemente  en  el  primerease,  la 
hoja,  este  órgano  tan  esencial  para  las  plantas,  quedará  más  ase- 
gurado en  su  estabilidad  y  firmeza. 

A  la  Gleditschia  puede  que  le  sirva  la  progresiva  división  de 
las  hojas  para  atenuar  algún  tanto  la  evaporación  que  de  otra 
manera  sería  intensísima,  dado  el  desarrollo  extraordinario  que 
suele  alcanzar  su  copa  foliar.  Esta  acomodación  es  tal  vez  lo  que 
permite  á  nuestra  planta  alcanzar  un  área  tan  extensa  como  po- 
see y  poder  vivir  en  latitudes  tan  diversas  como  lo  es  el  Canadá, 
su  patria  originaria  \\),  y  España,  donde  la  vemos  en  estado  poco 
menos  que  espontáneo.  En  cuanto  á  climas  puede  decirse  que  no 
los  conoce.  El  frío  como  el  calor  y  la  humedad  como  la  sequía 
parecen  serle  indiferentes.  A  estas  diversas  condiciones  no  es  po- 
sible acomodarse  sin  una  protección  especial,  protección  que  tal 
vez  residirá  en  el  polimorfismo  de  sus  hojas,  que  tanto  ha  intri- 
gado á  muchos  naturalistas. 

(1)    CoDstantin,  Le  Monde  des  plantes, iomo  \.",  pág.  561. 


T.  VIII.  — Marzo,  190?.  11 


158  boletín    de    la   REAL    SOCIEDAD   ESPAÑOLA 


Las  plagas  de  la  remoladla 

POR 
RICAÜDO  CtAUCÍA  MERCET 

En  las  vegas  de  la  provincia  de  Granada  se  ha  presentado 
un  insecto  que  amenaza  destruir  la  riqueza  azucarera  de  aquella 
región.  Esta  plaga  causó  ya  grandes  perjuicios  á  los  agricultores 
el  año  1907;  pero  ahora  la  multiplicación  del  artrópodo  reviste 
tales  proporciones,  que  se  teme  con  fundamento  invada,  en  su  día, 
todos  los  campos  dedicados  al  cultivo  de  la  planta  sacarina  y  ani- 
quile ó  merme  en  grande  escala  la  próxima  recolección. 

En  España  es  esta  la  primera  vez  que  un  insecto,  constituyen- 
do plaga,  pone  en  peligro  la  producción  azucarera  de  una  pro- 
vincia; mas  en  otros  países  donde  la  explotación  de  la  remolacha 
se  viene  practicando  desde  los  primeros  años  del  siglo  xix,  ha 
sido  frecuentemente  pasto  de  la  voracidad  de  los  artrópodos  per- 
judiciales. 

Como  quiera  que  la  plaga  actual  reviste  extraordinaria  impor- 
tancia en  nuestro  país,  el  señor  director  del  Laboratorio  de  Ento- 
mología del  Museo  de  Ciencias  Naturales  ha  creído  que  debía 
emprenderse  un  estudio  minurioso  de  ella,  y  habiéndome  enco- 
mendado esta  misión  reúno  en  la  presente  noticia  las  observacio- 
nes que  he  podido  recoger  y  los  antecedentes  que  considero  nece- 
sarios para  el  mejor  conocimiento  del  asunto.  Y  ya  puesto  á  tra- 
tarlo haré  también  una  ligera  indicación  de  los  principales  ene- 
migos de  la  remolacha. 

Historia. — Durante  muchos  años  creyeron  los  entomólogos  que 
las  Cassida — hablo  de  estos  insectos  porque  una  Cassida  consti- 
tuye la  plaga  actual — vivían  exclusivamente  sobre  plantas  de  la 
familia  de  las  Compuestas;  así  es  que  cuando  Guerin-Meneville, 
en  el  mes  de  Julio  de  1846,  comunicó  á  la  Sociedad  Entomológica 
de  Francia  que  la  Cassida  nebulosa  L.  causaba  estragos  en  los  cul- 
tivos de  remolacha  del  departamento  de  Oise,  la  noticia  produjo 
extrañeza  y  fué  causa  de  que  los  coleopteristas  se  aplicasen  á  ob- 
servar los  vegetales  sobre  que  vivían  estos  insectos.  Bien  pronto  se 
notó  que  las  casidas  acuden  á  plantas  de  muy  diversas  familias, 
entre  las  cuales  merecen  especial  mención  las  convolvuláceas,  las 
quenopodiáceas  (á  la  que  pertenece  la  remoladla,   Beta  vulgarü 


DE    HISTORIA   NATURAL.  159 

var.  rapacea),  las  cruciferas,  las  urticáceas,  las  labiadas,  las  cario- 
ñleas,  las  verbascáceas  y  las  asclepiadeas. 

Con  posterioridad  al  año  1846,  la  Cassida  nebulosa  se  ha  pre- 
sentado varias  veces  como  insecto  devastador  de  la  remolacha  en 
Francia,  Alemania,  Bélgica  y  otros  países;  pero  en  España,  donde 
el  cultivo  de  esta  planta  parle  de  fecha  muy  reciente,  no  tengo 
noticia  de  que  ni  este  insecto  ni  otro  de  su  género  hayan  asolado 
las  plantaciones  hasta  que  empezó  á  registrarse  la  plaga  actual. 

Sin  embargo  de  ello,  varias  especies  de  Cassida  deben  vivir  de 
ordinario  sobre  la  remolacha  cultivada  en  nuestras  vegas,  pues 
el  Sr.  Bolívar  recuerda  haber  hecho  una  abundante  recolección 
de  la  Cassida  equestris  F.  en  las  plantaciones  del  término  de  Aran- 
juez,  y  el  Sr.  García  Callejo,  colector  y  preparador  de  insectos, 
afirma  haber  encontrado  una  Cassida  pequeña,  como  la  que 
ahora  se  multiplica  en  la  provincia  de  Granada,  en  algunos  culti- 
vos de  remolacha  del  Mediodía.  El  distinguido  coleopterólog'o 
Sr.  Lauffer,  encontró  hace  ya  tiempo  la  C.  vittata  en  Guadix. 

Estas  observaciones  no  deben  pasar  inadvertidas  para  los  que 
se  dedican  en  otras  regiones  de  la  Península,  aún  no  invadidas, 
al  cultivo  de  la  útil  planta  azucarera,  pues  indican  la  posibilidad 
de  que  cualquier  especie  de  Cassida  se  convierta  en  plaga  al  en- 
contrar favorables  condiciones  para  su  rápida  multiplicación  ó 
que  se  extienda  y  propague  por  el  resto  de  España  la  que  ahora 
aflige  á  los  agricultores  granadinos. 

Para  terminar  con  esta  breve  reseña  histórica  indicaré  que  la 
presencia  de  la  Cassida  oblonga  111.  en  los  cultivos  de  remolacha 
como  insecto  perjudicial,  fué  señalada  el  año  1870  por  M.  de 
Frauenfeld  en  la  revista  de  la  Sociedad  Zoológica  y  Botánica  de 
Viena  («Verhandlungen  der  K.  K.  zoologisch-botanischen  Gesells- 
chaft  in  Wien»). 

Por  último,  consignaré  también  que  en  el  departamento  fran- 
cés del  Eure  la  Cassida  nebulosa  vuelve  á  constituir  este  año  una 
seria  amenaza  para  la  producción  azucarera,  pues  el  insecto  se 
multiplica  extraordinariamente  y  amenaza  invadir  las  plantacio- 
nes á  modo  de  plaga. 

El  insecto  destructor. — Se  le  llama  vulgarmente  chinche  de 
la  remolacha,  en  Granada  (1),  y  hemos  recibido  de  él  numerosos 


(1)    Este  aombre,  aunque  impropio  (pues  las  chiuclies  de  campo  son  infectos  de  la 
familia  de  los  Pentatómidos,  del  orden  de  los  Hemípteros),  debe  conservarse,  como  se 


160 


boletín  de  la  real  sociedad  española 


ejemplares,  todavía  vivos,  sobre  los  que  ha  podido  hacerse  la  de- 
terminación de  la  especie  á  que  pertenecen.  Esta  es  la  Cassida 
vittata  Villers  fC.  oblonga  111),  especie  que  no  debe  ser  confundida 
con  la  C.  vittata  F.  (C.  fastuosa  Schall),  que  es  más  septentrio- 
nal y  que  difiere  de  aquélla  bastante  por  la  ornamentación  de  sus 
élitros. 

La  Cassida  vittata  Vill.  (fig.  1.^)  es  un  coleóptero  de  la  familia 
de  los  Crisomélidos,  tribu  de  los  Gasidinos,  que  se  reconoce  fácil- 
mente, como  sus  demás  congéneres, 
por  presentar  el  pronoto  y  los  élitros 
dilatados  en  una  expansión  coriácea, 
p-<i      que  oculta,  á  modo  de  coraza  ó  capa- 
■^^     razón  de  tortuga,  la  cabeza  y  cuerpo 
del  animal.  Este  es  de  color  amari- 
llento en  su  cara  dorsal,  negro  por  la 
parte  inferior,  lleva  sobre  cada  élitro 
una  banda  dorado-verdosa,  que   des- 
aparece con  la  muerte  y  desecación 
del  insecto,   y  ofrece  lodo  su   dorso 

C.  OT«a<«  Vill.,  muy  aumentada;  i    r       1 

ala  derecha  el  insecto  de  tamaño   punteado  COU  üelicaueza. 

natural.  j^a  descripción  minuciosa  de  esta 

especie  puede  encontrarse  en  las  obras  especiales  de  entomología; 
pero  como  se  trata  de  un  insecto  muy  conocido  de  los  entomólo- 
gos no  la  reproduzco  aquí,  limitándome  á  señalar  los  caracteres 
más  salientes  y  porque  pueda  ser  fácilmente  reconocida  de  las  per- 
sonas extrañas  á  esta  clase  de  estudios. 

La  Cassida  vittata  Villers  se  diferencia  de  la  Cassida  nebulo- 
sa L.  (especie  que  en  Francia  devasta  los  cultivos  de  remolacha) 
por  su  menor  tamaño  y  algunas  particularidades  de  ornamenta- 
ción. La  C.  nebulosa,  como  puede  apreciarse  fácilmente  en  la 
figura  2,  que  la  reproduce  aumentada,  presenta  los  élitros  man- 
chados ó  salpicados  de  motitas  negras  y  la  puntuación  de  ellos  es 
mucho  más  gruesa  y  profunda  que  la  que  se  observa  en  las  mis- 
mas partes  del  cuerpo  de  la  C.  vittata  Vill. 

La  Cassida  vittata  Fabricius  (1798),  descrita  antes,  en  1783,  por 


FiR.  1.=" 


sostienen  otros  tan  poco  apropiados.  Así,  por  ejemplo,  se  llama  mosca  de  las  orquídeas 
á  un  pequeño  calcídiao,  parásito  de  ellas,  el  Isosoma  orcMd(earum  Westw.,  cuca  de  la 
alfalfa  á  un  coleóptero  crisomelino,  el  Colaspidema  aírum  01.;  pulgón  de  la  vid  á  otro 
coleóptero,  la  Haltica  ampelophaga  Guer  ,  etc.,  etc. 


DE    HISTORIA   NATURAL. 


161 


Fíe 


SchalL,  con  el  nombre  de  Cussida  fastuosa,  que  es  el  apellido  que 
hoy  conserva,  ofrece  sobre  los  élitros,  cuyo  fondo  es  de  color  roji- 
zo, manchas  negras  bastante  extendidas,  que  forman  unas  á  modo 
de  bandas  en  el  dorso  del  animal. 

Costumbres  de  las  Casidas. — Estos  insectos  efectúan  la  puesta 
de  huevecillos  en  la  cara  inferior  de  las  hojas  sobre  que  viven. 
Los  huevecillos  aparecen  colocados 
en  series  yuxtapuestas  y  envueltos 
en  una  película  membranosa  forma- 
da por  la  consolidación  de  un  líquido 
viscoso  que  emiten  las  hembras  des- 
pués de  verificar  el  desove.  Los  paque- 
tes de  huevecillos  afectan  forma  or- 
bicular, miden  de  3  á  4  mm.  de  diá- 
metro y  son  de  consistencia  escariosa. 

En  las  larvas,  de  color  grisáceo  ó 
verdoso,  con  manchas  blanquecinas, 

\  C.  nebulosa  L.,  muy  aumentada; 

Ó  de  un  verde  casi  puro,  se  distingue    ála  derecha  el  insecto  de  tamaño 

la  separación  de  la  cabeza  y  el  cuerpo;  '^^'^'^^'^'• 
aquélla  provista  de  mandíbulas  dentadas  y  de  una  serie  de  cinco 
estemas  ú  ojos  sencillos  á  cada  lado;  el  segundo  constituido  por 
doce  anillos,  que  llevan  espinitas  barbadas  laterales.  Del  anillo 
terminal  arranca  un  apéndice  ahorquillado,  que  la  larva  distiende 
ó  coloca  sobre  el  dorso  á  voluntad,  con  el  que  puede  protegerse 
de  los  agentes  exteriores,  reteniendo  entre  sus  ramas  parte  de  los 
excrementos  y  elevándolo  por  encima  del  cuerpo  á  manera  ie 
sombrilla  ó  quitasol. 

Para  transformarse  en  ninfa,  la  larva  se  adhiere  ála  hoja  sobre 
que  vive  por  los  dos  ó  tres  últimos  anillos  abdominales  y  en  el 
espacio  de  dos  ó  tres  días  efectúa  el  cambio  de  piel,  quedando 
la  que  acaba  de  mudar  sujeta  á  la  ninfa  como  un  pequeño  envol- 
torio arrugado. 

La  ninfa  es  ovalada,  deprimida,  de  color  verdoso,  con  dos 
manchas  blanquecinas  en  la  cara  dorsal  y  el  contorno  del  cuerpo 
aserrado.  Emplea  de  ocho  á  quince  días  para  su  transformación 
en  insecto  perfecto.- 

Las  larvas  de  las  casidas  devoran  el  parénquima  de  las  hojas 
que  les  sirven  de  sustento,  dejándolas  reducidas  á  la  nervadura 
solamente  y  produciendo,  á  causa  de  ello,  la  muerte  del  vegetal. 
El  insecto  adulto  no  causa  apenas  perjuicio  á  las  plantas,  y  por  la 


162 


boletín  de  la  real  sociedad  española 


forma  orbicular  de  su  cuerpo  parece  una  excrecencia  de  las  ho- 
jas, cuando  se  halla  adherido  á  ellas. 

Viven  sobre  algunas  hortalizas  (alcachofas,  acelgas,  batatas, 
nabos,  patatas,  etc.),  y  también  sobre  plantas  silvestres  (quenopo- 
dios,  colleja,  cardos,  mentas,  etc.) 

Otros  enemigos  de  la  remolacha. — Para  ir  vulgarizando  en 
nuestro  país  el  conocimiento  de  los  insectos  que  en  otras  nacio- 
nes causan  daños  en  los  cultivos  de  la  planta  azucarera,  y  que 

pudieran  propagarse 
al  nuestro  ó  estar  en  él 
representados  por  otras 
especies  afines  y  como 
ellos  perjudiciales,  in- 
dicaré que  en  Alema- 
nia, Austria,  Francia 
y  Bélgica,  la  remola- 
cha se  ha  visto  frecuen- 
temente atacada  y  des- 
truida por  otro  coleóp- 
tero, la  Silpha  opa- 
ca L.  (fig.  3.°),  cuya 
larva,   de   costumbres 

S.  opaca  L.,  muy  aumentada;  á  la  derecha  el  insecto  muy  diferentes  de  laS 
de  tamaño  naturaU  ,  .,„ 

de  Otras  silfas,  en  vez 
de  vivir,  como  las  de  sus  congéneres,  sobre  las  materias  en  des- 
composición, se  alimenta  de  las  hojas  de  esta  planta.  La  larva  de 
la  Silpha  opaca  es  negra,  lustrosa,  mayor  que  la  de  las  casidas 
pero  de  más  difícil  observación,  pues  sale  principalmente  de  no- 
che á  buscarse  el  sustento.  Esta  silfa  ha  causado  en  el  extranjero, 
sobre  todo  en  Alemania  y  los  departamentos  del  Norte  de  Fran- 
cia, considerables  daños  en  los  plantíos  de  remolacha.  Su  apari- 
ción, como  insecto  perjudicial,  data  del  año  1846. 

También  un  Curculiónido,  el  Clennus  punctiventris  Boh., 
causa  en  Rusia  estragos  de  importancia  en  estos  cultivos  y  ha  te- 
nido que  ser  estudiado  en  las  estaciones  entomológicas,  para  ata- 
jar los  daños  que  producía  su  multiplicación. 

Finalmente,  á  título  de  curiosidad  tan  solo,  y  para  que  las  per- 
sonas que  no  están  enteradas  de  estas  cuestiones  se  formen  idea 
de  los  enemigos  que  tiene  la  remolacha,  enumeraré  los  demás 
que  en  Europa  ó  América,  según   F.   H.   Ghittenden   (A.   brief 


Fig.  3.' 


DE    HISTORIA  NATURAL.  163 

account  of  the  principal  insect  enemies  of  Ihe  sugar  beet),  la 
atacan  y  destruyen.  Estos  son  los  siguientes:  Moiioxia  puncticollis, 
M.  consputa,  Diahrotica  12-punctata,  Colaspis  hrunnea,  Dison- 
nycha  xanthomelcena,  Systena  blanda,  S.  teniata,  S.  frontalis, 
S.  hudso7iias,  Phyllotreta  ¡jusilla,  Silpha  bitiiherosa,  Epicauta 
vütata,  E,  lemniscaía ,  E.  margínala,  E.  cinérea,  E.  maculata, 
E.  pennsylvanica,  Tanymecus  conferliis ,  Epicoerus  imhricatus 
(Coleópteros);  Peridoma  margaritosa,  Agrotis  ypsilon,  Noctua 
c-nigrum,  Chorizagrotis  agrestis,  Loxostege  sticticalis,  Mamestra 
picta,  Leucarclia  acrcea,  Isia  isahella  (Lepidópteros);  Melanoplus 
feniur-rubrum,  M.  spretiis,  M.  differentialis,  M.  hivittatiis  (Ortóp- 
teros); Lygus  pratensis,  Empoasca  mali,  E.  flavescens,  Pemphigus 
hetce,  Tychea  hrevicornis {Ramipleros]',  Lachnoster7iaarcuata,L. ru- 
gosa, Ligyrus  gibhosus,  Melanotus  cyñhulosus,  ürasteriiis  elegans, 
Agriotes  mancus,  Monocrepidius  vespertinus  (Coleópteros);  Dacty- 
lopius  trifolii  (Hemíptero),  y  Telranychus  bimaculatus  (Acárido). 

Pues  á  pesar  de  las  muchas  especies  que  comprende  la  lista 
anterior,  no  aparecen  en  ella  enumerados  algunos  insectos,  como 
la  Litta  ocellatella,  la  Hadena  atriplicis,  el  Agrotis  segetun  y  la 
Plusia  gamma,  cuyas  orugas  causan  graves  daños  á  la  remolacha, 
destruyendo  el  parénquima  de  las  hojas,  como  las  otras  larvas, 
y  causando  la  muerte  del  vegetal.  Tampoco  señala  Chittenden  la 
Melolontha  viilgaris,  cuya  larva,  llamada  gusano  blanco  en  Fran- 
cia y  Bélgica,  se  alimenta  de  la  raiz  de  diversos  vegetales,  entre 
ellos  la  remolacha;  ni  la  Phyllotreta  nemorum,  ni  la  Haltica 
olerácea,  ni  el  Psylliodes  chrysocephala  (Coleópteros) ;  ni  la  Pe- 
gomya  hyoscyami ,  ni  la  Hylemia  coarclata  (Dípteros);  ni  el 
Apliis  papaveris  (Hemíptero),  ni  finalmente  el  gusano  Nematodo 
Heterodera  Schachtii,  que  también  la  atacan  y  producen  en  otras 
reglones  de  Europa  no  pocos  perjuicios  á  los  agricultores. 

Los  cultivos  de  remolacha  no  sólo  son  devastados  por  los  insec- 
tos, sino  que  la  planta,  además,  padece  enfermedades  de  origen 
microbiano  que  pueden  ponerla  en  peligro  de  perecer  y  que  desde 
luego  merman  la  cantidad  de  jugo  azucarado  que  debe  producir. 

Una  de  estas  enfermedades,  observada  en  varias  regiones  de 
Alemania,  se  presenta  en  la  raiz  de  la  planta,  atacando  el  tejido 
epidérmico,  que  desorganiza,  destruyendo  la  capa  generatriz  é 
impidiendo  el  ulterior  crecimiento  en  los  puntos  atacados.  Las 
hojas  conservan,  no  obstante,  su  aspecto  normal,  lo  que  impide 
reconocer,  á  primera  vista,  las  plantas  enfermas. 


164  boletín    de    la   REAL    SOCIEDAD    ESPAÑOLA 

La  causa  de  esta  afección  no  ha  sido  aún  completamente  estu- 
diada. La  inspección  micrográfica  revela  la  presencia  de  mohos, 
bacterias  y  anguilulas  en  el  tejido  atacado. 

Los  gérmenes  de  la  enfermedad  permanecen  en  el  suelo  y  la 
propagan  entre  las  plantas  de  un  año  á  otro. 

Otra  afección  de  la  remolacha  es  producida  por  un  hongo,  la 
Peronospora  betae  West.,  que  se  fija  en  las  hojas  y  las  corroe;  pero 
de  ella  no  haré  sino  esta  breve  indicación. 

Enemigos  de  las  Casidas. — Las  casidas,  como  todos  los  insec- 
tos, son  pasto  de  los  animales  insectívoros,  pero  la  cantidad  que 
éstos  consumen  puede  calificarse  de  insignificante  con  relación  al 
enorme  número  de  individuos  que  constituyen  una  plaga.  Así, 
eu  la  extinción  de  éstas,  no  debe  tomarse  como  factor  de  gran 
importancia  la  ayuda  indirecta  que  presten  las  aves  insectívo- 
ras, ni  aun  los  insectos  que  se  dedican  á  la  caza  de  otros  de  su 
clase  para  el  aprovisionamiento  de  sus  nidos. 

Pero  los  insectos  fitófagos  y  frugívoros  tienen  enemigos  más 
serios  y  poderosos  que  los  indicados.  Estos  se  encuentran  princi- 
palmente en  el  orden  de  los  Himenópteros,  algunos  de  los  cuales 
son  parásitos  de  las  larvas  de  otros  insectos  y  destruyen  de  ellos, 
por  parasitización,  una  cantidad  considerable.  Entre  los  hime- 
nópteros parásitos  de  los  coleópteros  fitófagos  debe  citarse,  en  pri- 
mer lugar,  la  familia  de  los  Calcídidos.  Las  hembras  de  estos  ani- 
males, por  medio  de  un  taladro  en  que  termina  su  aparato  repro- 
ductor, verifican,  muchas  veces,  la  postura  de  los  huevecillos  en 
el  interior  de  las  larvas  fitófagas,  y  á  expensas  de  los  tegumentos 
de  ellas  vive  el  calcídido  parásito  en  su  primer  estado.  La  trans- 
formación en  ninfa  la  efectúa  éste,  bien  dentro  déla  larva  que  le 
ha  servido  de  sustento,  bien  al  exterior. 

De  todos  modos,  una  larva  parasitizada  muere  irremisiblemen- 
te, ya  antes  de  su  transformación  en  ninfa,  ya  bajo  este  estado,  y 
de  ella,  en  vez  de  salir  un  insecto  como  el  que  la  produjo,  salen 
otros  muy  distintos.  Porque  es  de  advertir  que  una  larva  para- 
sitizada nutre  á  varios  parásitos  á  la  vez  y  favorece  extraordina- 
riamente la  multiplicación  de  éstos.  Así,  de  un  gusano  de  Cassida, 
sobre  el  que  haya  desovado  un  calcídido,  pueden  desprenderse 
hasta  30,  40  ó  más  de  estos  pequeños  himenópteros.  Se  compren- 
derá, por  lo  tanto,  que  si  el  himénóptero  enemigo  de  un  insecto 
fitófago  se  presenta  en  el  lugar  donde  procrea  éste,  no  le  será  difícil 
acabar  con  su  víctima  al  cabo  de  muy  pocas  generaciones,  puesto 


DE    HISTORIA   NATURAL.  165 

(|uecada  larva  del  insecto  destructor  puede  dar  albergue  ¡i  30, 
40  ó  más  individuos  del  parásito. 

La  parasitización  de  los  insectos  dañinos  ¡)or  los  calcídidos 
no  ha  sido  aún  estudiada  por  n;idie  en  nuestro  país.  La  familia 
de  los  Calcídidos  es  muy  numerosa  en  especies,  y  de  muy  difícil 
estudio.  Apenas  si  en  toda  Europa  habrá  hoy  dos  ó  tres  entomó- 
logos que  la  conozcan  bien.  Las  especies  de  España  son  casi  com- 
pletamente desconocidas,  y  más  aún  en  sus  relaciones  con  la 
víctima  que  eligen  en  sus  primeros  estados. 

Pero  no  cabe  duda  de  que  las  casidas  han  de  tener  su  pará- 
sito en  nuestro  país,  como  lo  tienen  en  los  suyos  las  especies  de 
otras  naciones.  Guerin-Meneville  obtuvo  hace  años,  en  1846,  39 
calcídidos  de  una  sola  larva  parasitizada  de  la  Cassida  nebulosa, 
la  especie  que  en  Francia  se  presentó  entonces  y  vuelve  á  presen- 
tarse ahora  en  los  cultivos  de  remolacha,  con  proporciones  de  in- 
secto destructor.  De  la  Cassida  filaginis  se  ha  obtenido  el  Chaléis 
párvula]  de  la  C.  equestris  el  Eiilophus  dimidiatus,  j  SQ  sahe  la.m- 
bién  que  otros  calcídidos  de  los  géneros  Homalotylus,  Scutellista 
y  Aspidocoris  viven  sobre  diversos  Crisomélidos. 

Las  casidas  no  sólo  son  atacadas  por  los  calcídidos,  sino  tam- 
bién por  varios  dípteros  de  la  familia  de  los  taquínidos,  entie  los 
que  figura  el  género  Cassidamya,  cuyo  nombre  alude  á  las  cos- 
tumbres de  sus  especies.  Una  de  ellas  fué  obtenida  por  L.  Dufour 
de  la  Cassida  viridis. 

En  general  los  calcídidos,  y  también  algunos  dípteros  parási- 
tos, son  animales  útiles  á  la  agricultura  por  vivir  á  expensas  de 
las  larvas  de  insectos  fitófagos  y  frugívoros,  que  causan  daños 
considerables  á  las  hortalizas  y  árboles  frutales.  La  larva  de  un 
calcídido  devora  la  de  la  mosca  del  naranjo  (Ceratitis  capitata) 
y  las  del  Eulophus  pectinicornis  L.,  Caratotrechus  larvarum  y  Tri- 
chomalus  spiracularis  destruyen  la  de  la  mosca  del  olivo,  Dacus 
olea. 

Estas  dos  indicaciones  bastarán  para  comprender  la  importan- 
cia que  tendría  en  nuestro  país  el  estudio  de  la  biología  de  estos 
insectos,  que  pueden  librar  á  los  naranjos  y  los  olivos  de  alguna 
de  las  plagas  que  principalmente  les  afectan. 

En  general,  debe  recomendarse  para  favorecer  la  multiplica- 
ción de  los  calcídidos  parásitos  de  las  casidas  y  de  otros  insectos, 
el  cultivo  artificial  de  las  larvas  de  éstos,  tomadas  en  el  campo 
sobre  las  plantas  que  devoran.  De  las  que  estén  parasitizadas  sal- 


166  boletín    de    la.   REAL    SOCIEDAD    ESPAÑOLA 

drán  pequeños  himenópteros,  que  se  dejarán  volar  libremente;]  de 
las  que  no  hayan  sufrido  la  picadura  del  parásito,  nacerá  el  insec- 
to generador,  que  se  debe  inmediatamente  destruir. 

Más  enemigos  de  los  fitófagos.— Los  insectos  en  general,  ya 
en  el  estado  de  larva,  ya  en  el  adulto,  padecen  enfermedades  in- 
fecciosas, que  pueden  comunicarse  por  contagio  de  unos  indivi- 
duos á  otros.  De  todos  es  sabido  que  el  gusano  de  seda  muere 
bajo  la  acción  de  un  hongo  (Bolritis  Bassiana  Raddi),  que  produ- 
ce en  los  Bombyx  la  enfermedad  llamada  moscardina.  De  este 
hecho  y  de  otros  análogos  se  ha  querido  sacar  utilidad  para 
la  destrucción  de  los  insectos  perjudiciales  en  un  momento 
dado. 

Pero  el  procedimiento  de  atajar  el  desarrollo  de  una  plaga  por 
el  empleo  de  los  entomofitos,  produciendo  artificialmente  conta- 
gios que  prendan  en  la  especie  que  se  desea  exterminar,  puede 
decirse  que  no  ha  pasado  del  período  de  experimentación,  si  bien 
los  trabajos  efectuados  en  algunos  Laboratorios  agrícolas  del  ex- 
tranjero, y  principalmente  en  Odesa,  por  Metschnikoíf  y  Kras- 
silstchik  sobre  la  Isaria  destructor,  presentan  la  cuestión  como 
resuelta  en  definitiva  de  un  modo  satisfactorio.  Esta  ha  sido  des- 
pués estudiada  por  varios  naturalistas,  entre  los  que  merece  ci- 
tarse á  Laboulbéne,  Giard,  Brongniart  y  Kunckcl,  y  en  Francia 
se  llevó  al  terreno  industrial,  encargándose  algunos  fabricantes 
de  suministrar  la  primera  materia  á  los  agricultores. 

El  principio  de  este  método  estriba  en  la  oposición  de  parásito 
á  parásito,  y  se  ejecuta  mediante  el  cultivo  artificial  de  pequeñas 
criptógamas  entomofitas  (la  Entomophthora  grüli,  la  Entomoph- 
thora  saccharina,  la  E.  calliphor(?,  la  E.  radicans,  la  Botrytis 
Bassiana,  la  B.  tenella,  la  Isaria  destructor,  la  /.  devisa,  la  Em- 
pusa  musc(B,  etc.),  cuyas  esporas,  sembradas  después  en  los  campos 
invadidos  por  un  insecto  devastador,  prenderían  en  éste,  causan- 
do su  muerte  al  cabo  de  pocos  días.  También  se  practica  comuni- 
cando, en  el  laboratorio,  la  enfermedad  contagiosa  á  algunos  indi- 
viduos y  llevándolos  después  al  campo  para  que  propaguen  la  epi- 
demia entre  los  de  su  especie.  Por  este  procedimiento  se  ha  con- 
seguido en  Rusia  acabar  casi  totalmente  con  el  desarrollo  de  un 
curculiónido,  el  Cleonus  punctiventris,  cuyas  larvas  devoraban 
las  plantaciones  de  remolacha.  El  hongo  entomofito,  no  sólo  cau- 
saba la  muerte  de  las  larvas  del  coleóptero,  sino  la  de  sus  óvulos, 
la  de  sus  ninfas  y  la  del  insecto  adulto.  La  enfermedad  engen- 


DE   HISTORIA    NATURAL.  ICÜ 

drada  por  el  vegetal  parásito  era  más  fuerte  que  el  insecto  des- 
tructor y  producía  la  aniquilación  de  éste. 

Nos  encontramos,  pues,  frente  á  un  procedimiento  muy  digno 
de  meditación,  pero  que  en  España  no  ha  sido  estudiado  por  na- 
die y  no  sabemos  el  fruto  que  aquí  podría  dar.  Desde  luego,  por 
bueno  que  fuere,  no  es  aplicable  al  caso  de  la  Cassida  que  asuela 
las  plantaciones  de  remolacha  en  el  Mediodía  de  España,  pues  los 
trabajos  que  para  llevarlo  á  la  práctica  sería  preciso  emprender 
no  pueden  ejecutarse  en  poco  tiempo  y  exigirían  una  larga  prepa- 
ración. Señalo  el  método  como  muy  digno  de  estudio  y  conside- 
ración en  un  país  eminentemente  agrícola  como  el  nuestro,  y  en 
donde  tantas  plagas  se  ceban  en  los  cultivos. 

Modos  de  combatir  las  plagas. — Los  procedimientos  recomen- 
dados para  la  extinción  de  los  insectos  perjudiciales  y  que  pueden 
aplicarse  al  exterminio  de  la  Cassida  vittata,  son  muchos  y  muy 
variados;  pero  en  el  caso  que  nos  ocupa  creo  sólo  deben  recomen- 
darse aquellos  de  fácil  ejecución  y  de  escaso  coste  (1). 

En  invierno  se  procurará  atacar  al  insecto  en  los  sitios  que  le 
sirvan  de  refugio,  como  se  está  practicando  ya  en  las  comarcas 
infestadas,  donde  por  medio  del  petróleo,  de  la  gasolina  y  del  al- 
quitrán se  está  llevando  acabo  una  buena  campaña  de  destrucción. 
El  alquitrán  me  parece  preferible  á  la  gasolina  y  el  petróleo,  no 
sólo  porque  su  combustión  no  es  tan  rápida,  sino  porque  además 
es  un  buen  insecticida.  En  el  refugio  de  casidas  donde  se  haya 
quemado  alquitrán,  no  quedará  un  insecto  vivo  ni,  seguramente, 
volverán  otros  á  guarecerse  en  mucho  tiempo. 

También  hemos  visto  que  se  emplea  la  cal  viva,  espolvoreada 
sobre  los  sitios  en  que  inverna  la  Cassida,  y  rociada  después  con 
agua,  para  que  el  calor  desarrollado  por  la  hidratación  del  óxido 
calcico  y  la  lechada  de  cal  que  se  forme  actúen  juntamente  sobre 
el  insecto  devastador. 

El  agua  hirviendo,  vertida  en  los  refugios  de  la  Cassida,  cons- 
tituiría otra  manera  de  combatirla;  así  como  el  empleo  del  coci- 
miento hirviente  de  adelfa,  que  no  sólo  mata  al  insecto  por  la 
acción  del  calor,  sino  por  la  materia  tóxica  que  contiene. 

El  cocimiento  de  adelfa,  pero  no  á  la  temperatura  de  ebullición 

(1)  Acerca  de  la  plaga  actual  y  medios  de  combatirla,  han  publicado  los  periódicos 
granadinos  un  interesante  estudio  hecho  por  nuestros  consocios  de  aquella  Sección, 
y  varios  artículos,  entre  los  cuales  merece  especial  referen  "la  uno  de  D.  Leandro 
Navarro,  director  del  Laboratorio  de  Patología  vegetal  de  la  Moncloa. 


168  boletín    de    la   REAL   SOCIEDAD    ESPAÑOLA 

del  agua,  es  presumible  daría  buenos  resultados  si  se  aplicase  á 
la  destrucción  de  las  larvas  y  ninfas  de  la  Cassida,  cuando  ésta 
haya  invadido  ya  las  plantaciones  y  se  dé  principio  á  la  verdade- 
ra campaña  de  primavera. 

Al  emprender  ésta  y  recomendar  el  procedimiento  que  debe 
seguirse,  ha  de  tenerse  en  cuenta  que  las  Cassida  depositan  los 
huevecillos  sobre  las  hojas  de  la  remolacha  y  que  en  ellas  viven 
también  la  larva  y  la  ninfa  de  este  animal.  El  insecto  en  sus  tres 
estados,  es  fácilmente  distinguible  y  puede  ser  perseguido  sin 
dificultad.  Si  se  tratara  de  larvas  que  vivieran  en  la  raíz  ó  en  el 
interior  del  vegetal,  la  cuestión  de  su  combate  revestiría  serias 
dificultades;  pero  la  persecución  de  un  articulado  macroscópico  y 
que  trabaja  sobre  las  hojas,  no  puede  constituir  una  empresa  ar- 
dua. La  busca  y  captura  del  insecto  á  mano,  encomendando  la 
faena  á  niños  y  mujeres,  es  seguro  que  acabaría  con  la  plaga 
en  poco  tiempo,  sobre  todo  si  la  operación  se  repite  un  día  y  otro, 
mientras  fuere  necesario.  A  los  insecticidas,  en  el  caso  que  nos 
ocupa,  no  debe  recurrirse  sino  después  de  haber  visto  que  era  in- 
fructuosa la  campaña  de  la  caza  manual,  hecha  por  gente  que  tra- 
bajase de  buena  fe  y  convencida  de  que  al  tiempo  de  buscarse  un 
estipendio  prestaba  un  señalado  servicio  á  la  riqueza  de  su  país. 
Las  larvas,  ninfas  y  adultos  que  de  este  modo  se  recogiesen  se- 
rían después  destruidos  por  el  fuego. 

Los  insecticidas  arsenicales,  muy  recomendados  en  la  América 
del  Norte  y  también  en  Francia,  aunque  no  resulten  nocivos  para 
la  remolacha,  son  de  manejo  peligroso  y  requieren,  si  han  de  ser 
bien  empleados,  aparatos  especiales  que  permitan  la  proyección 
del  líquido  mortífero,  a  chorro  pulverizado,  sobre  las  hojas  ata- 
cadas. 

Las  emulsiones  de  petróleo  y  jabón  no  son  de  manejo  peligroso, 
pero  también  su  uso  requiere  práctica,  cierta  habilidad.  A  falta 
de  pulverizadores  ad  hoc  para  proyectarlas,  sistema  Goberú  otros, 
podrían  verterse  sobre  las  hojas  atacadas  con  una  regadera. 

He  aquí  algunas  fórmulas  de  insecticidas  que  pueden  emplear- 
se con  éxito  para  destruir  las  larvas  de  la  casida,  si  la  campaña 
de  invierno  no  diera  el  resultado  que  debe  esperarse  ó  no  se  lleva 
á  efecto  con  el  tesón  necesario. 

Arsenito  de  cobre  (verde  de  Sheele) . .     250  gramos. 

Harina  averiada 2  kilos. 

Agua 100  litros. 


DE    HISTORIA    NATURAL.  169 

En  la  precedente  fórmula  puede  sustituirse  el  arsenito  cúprico 
por  el  arsenito  de  cal  (púrpura  de  Londres),  cuyo  precio  de  adqui- 
sición es  menor.  La  harina  en  ella  tiene  por  objeto  favorecer  la 
suspensión  del  arsenito,  que  es  insoluble  en  el  agua  y  se  deposi- 
taría rápidamente  sobre  el  fondo  de  las  vasijas  usadas  para  la 
proyección  del  insecticida,  si  una  materia  extraña  no  le  diera 
cierta  consistencia.  Se  distribuyen  4  hectolitros  de  líquido  arsé- 
nica! por  hectárea  de  cultivo  invadido. 

Otro  insecticida,  recomendado  por  M.  Guillot  para  combatir 
la  siifa  de  la  remolacha  y  que  también  puede  ser  empleado  para 
dar  muerte  á  las  larvas  de  la  casida,  se  compone  de: 

Agua 90  litros. 

Anhídrido  arsenioso  (arsénico  blanco)..        100  gramos. 

Carbonato  sódico 100      — 

Sulfato  cúprico 1.000      — 

Cal  viva 1.000      — 

Melaza 2.000      — 

Para  preparar  este  líquido  se  disuelven  en  un  litro  de  agua 
hirviente  el  anhidi-ido  arsenioso  y  el  carbonato  sódico.  Por  sepa- 
rado se  disuelve  también  el  sulfato  cúprico  en  5  ó  6  litros  de  agua 
calentada,  y  se  prepara  una  lechada  de  cal.  Mezcladas  las  solucio- 
nes, se  vierte  sobre  ellas  la  melaza  y  se  añade  agua  suficiente 
para  componer  un  hectolitro. 

Finalmente  citaré  otro  insecticida  de  fácil  manejo  y  escaso 
coste,  que  se  emplea  en  el  extranjero  con  buen  éxito: 

Petróleo 62      por  100. 

Jabón  moreno 1,8      — 

Agua 26,2      — 

Se  disuelve  el  jabón  en  el  agua  hirviendo  y  luego  se  mezclan 
con  el  petróleo,  agitando  durante  diez  minutos,  hasta  que  resulte 
una  emulsión  homogénea,  que  por  enfriamiento  adquirirá  consis- 
tencia cremosa.  Esta  mezcla  es  demasiado  enérgica  para  emplearla 
directamente  como  insecticida,  pues  quemaría  los  tejidos  de  las 
plantas.  Para  usarla  se  diluye  en  15  ó  20  veces  su  peso  de  agua  y 
se  proyecta  sobre  los  cultivos  atacados  el  líquido  resultante,  por 
medio  de  un  pulverizador. 

Si  se  emplearan  los  insecticidas  arsenicales,  debe  evitarse  en 
ellos  la  presencia  del  ácido  arsenioso  libre,  que  quemaría  el  pa- 


no  BOLETÍN    DE    LA   REAL   SOCIEDAD   ESPAÑOLA 

rénquima  de  las  hojas.  La  acidez  del  líquido,  si  la  hubiere,  se  co- 
rrige añadiendo  lechada  de  cal. 

Consejos  á  los  agricultores, — Lo  que  ocurre  eu  la  provincia 
de  Granada  debe  servir  de  lección  á  los  campesinos  que  eu  otras 
regiones  de  la  Península  se  dedican  al  cultivo  de  la  remolacha. 
Esta  planta  puede  ser  pasto  de  la  voracidad  de  los  insectos,  pues 
tiene  entre  ellos  numerosos  enemigos,  que  se  desarrollarán,  to- 
mando las  proporciones  de  una  plaga,  allí  donde  encuentren  me- 
dio propicio  para  su  rápida  multiplicación. 

Para  evitar  esto,  en  lo  posible,  debe  vigilarse  con  cuidado  las 
plantaciones  y  destruir  manualmente  las  larvas  é  insectos  adultos 
que  se  observen  en  los  cultivos.  Se  procurará,  además,  limpiar- 
los de  hierbas  silvestres  y  destruir  en  los  alrededores  de  la  plan- 
tación todas  las  que  puedan  servir  de  albergue  á  los  insectos 
devastadores  de  la  remolacha.  En  el  caso  ante  que  nos  encon- 
tramos, y  sabiendo  que  la  Cassida  vitlata  y  sus  congéneres  viven 
sobre  las  quenopodiáceas,  se  arrancará  de  ios  campos  vecinos  las 
hierbas  llamadas  vulgarmente  zurrones,  armuelles,  saladillas, 
osagras,  cenizos,  garbancillos,  mirabeles,  barrillas,  meaperros, 
pazote,  acelga  silvestre,  etc.,  pertenecientes  á  la  misma  familia 
que  la  remolacha  y  sobre  las  cuales  pueden  multiplicarse  los 
enemigos  de  ésta. 

No  deben  olvidar  les  agricultores  que  un  campo  bien  cuidado 
y  vigilado  está  menos  expuesto  á  la  invasión  de  una  plaga  que 
otro  en  el  que  reinen  el  abandono  y  la  incuria.  Las  plantas,  como 
los  animales,  cuanto  más  fuertes  y  vigiladas  se  críen,  mejor  se 
libran  de  los  ataques  de  sus  enemigos.  Estos,  por  regla  general, 
lo  mismo  en  un  reino  orgánico  que  en  el  otro,  caen  con  preferen- 
cia sobre  los  individuos  débiles  y  mal  cuidados  y  se  enseñorean 
en  los  lugares  donde  la  falta  de  vigilancia  permite  fácilmente  su 
expansión. 


DE    HISTORIA   NATURAL.  171 


Publicaciones  que  ha  recibido  la  í^eal  Sociedad  Española 
de  ]4istor¡a  l^atural  durante  los  meses  de  Diciembre  de 
1907  g  Enero  de  1908  (continuaciór?)  y  Febrero  de  1908. 

(La  liste  suivante  so-vira  comme  acensé  de  réception.) 

Alemania 

Entomologischer  internationaler  Verein,  Stuttgart. 

Entcmologische  Zeitschrift.  xxi.  Jahrg.,  nos  41-44,  1908. 
NaturíB  Novitates,  Berlín.  N°  2,  1908. 
Zeitschrift  für  Wisseuscbaftlicbe  Insektenbiologie,  Husum,  Bd.  m  (Erste 

Folge,  Bd.  XII),  Hefte  10-12,  1908. 
Zoologiicher  Anzeiger,  Leipzig.  Bd.  xxxii,  nos  19-21,  1908. 

Austria-Hungría 

tíocietas  entomológica  Bohemise,  Praga. 

Acta.  Rocnik  iv,  Cislo  4,  1907. 
Wiener  Entomologiscbe  Zeitung,  Wien.  xxvii  Jahrg.j  ii.  uiid  jii.  Heft,  1908. 

Bélgica 

Société  belge  d'Astronoruie,  Bruxelles. 
Bulletin.  N"  1,  1908. 

Costa  Eica 

Sociedad  nacional  de  Agricultura,  San  José  de  Costa  Eica. 
Boletín.  Año  11,  nos  6_io,  1907. 

España 
Gaceta  farmacéutica  española,  Barcelona.  Año  x,  n.os  121-122,  1907. 
Ingeniería,  Madrid.  N.os  103-105,  1908. 
Institució  catalana  d'  Historia  natural,  Barcelona. 

Butlleti.  2."  época,  n.os  8-9,  1907. 
Laboratorio  de  investigaciones  biológicas  de  la  Universidad  de  Madrid. 

Trabajos.  T.  v,  1907. 
Real  Academia  de  Ciencias  exactas,  físicas  y  naturales  de  Madrid. 

Anuario  para  1908. 
Real  Sociedad  Geográfica  de  Madrid, 

Bulelin.  T.  l,  1."  trim.,  1908. 

Revista  de  Geoijrajia  Colonial  y  Mercantil.  T.  v,  n.°  1,  1908. 

Estados  Unidos  t  sus  Colonias 

Department  of  tbe  Interior.  Weather  Bureau.  Manila  Central  Observatory. 

Bulletin  for  March,  1907. 
Department  of  tbe  Interior.  Oficina  de  Agricultura. 

Boletín  del  agricultor.  N."  15,  1907. 
Jchns  Hopkins  Hospital,  Baltimore. 

Bulletin.  Vol.  xix,  n°  203,  1908. 


172  boletín    de    la   REAL    SOCIEDAD   ESPAÑOLA 

Smithsouian  Institution,  U.  S.  Natiooal  Museiim,  Washington. 

An7iual  Report.  1907. 
Wilson  Oraithological  Club,  Oberliu,  Ohio. 

The  Wilson  Bulletin.  New  Series,  vol.  xiv  (Oíd  Series,  vol.  xix),  n"  4, 
1907. 

Francia 
Académie  des  Sciences  de  París. 

Comptes  rendus.  T.  cxlvi,  nos  5_8,  1908. 
Annales  des  Sciences  naturelles.  Zoologie.  Parie.  83*  aunée,  ix  serie,  t.  vi, 

nos  6-6,  1907. 
Bulletin  scieutifique  de  la  France  et  de  la  Belgique,  Paris.  T.   xu  (6''  se- 
rie, I"  volume),  1907. 
La  Feuille  des  Jeunes  JSÍaturalistes,  Paris.  iv*  serie,  38"  année,  n"  449, 1908. 
Le  Naturaliste,  Paris.  3&*  année,  2«  serie,  nos  500-504,  1908. 
Société  botanique  de  France,  Paris. 

Bulletin.  T.  54*  (4*  serie,  t.  vli),  n°  9,  1907. 

Holanda 
Société  hollandaise  des  Sciences,  Haarlem. 

Archives  néerlandaises  des  Sciences  exactes  et  naturelles.  Serie  ir,  t.  xiii, 
P  et  2*  livraisons,  1908. 

Inglaterra  y  sus  Colonias 
Royal  Microscopical  Society,  London. 

Journal.  Part  i  (n°  182),  1908. 
The  Canadian  Entomologist,  Guelph.  Vol.  xl,  n°  2,  1908. 
The  Entomologist's  Record  and  Journal  of  Variation,  London.   Vol.  xx, 

n°  2,  1908. 
The  Zoologist,  London.  Ts°  800  (Fourth  Series,  vol.  xli,  n°  134),  1908. 
Zoological  Society  of  London. 
Proceerf«?5fs.  1898-1901. 

Italia 
Rivista  coleotterologica  italiana.  Camerino.  Anno  vi,  n"  2,  1908. 
Societá  toscana  di  Scienze  naturali.  Pisa. 

A(ti.  Processi  verbali,  vol.  xvir,  nos  i-2,  1907-1908. 

Japón 
Tokyo  Zoological  Society. 

Annotationes  zoologicae  japonenses.  Vol.  vi,  part  iii,  1907. 

Monaco 

Institut  océanographique,  Monaco. 
Bulletin.Nos  109-110,  1907-1908. 

Perú 
Sociedad  geográfica  de  Lima. 

Boletín.  Año  xvi,  t.  xix,  trimestre  tercero,  1906;  afío  xvii,  t.  xxi,  tri- 
mestre primero,  1907. 

í  Continuará.) 


Sesión  del  1."  de  Abril  de  1908. 

PRESIDENCIA  DE  D.  JOSÉ   GÓMEZ  OCAÑa 

El  Secretario  leyó  el  acta  de  la  sesión  anterior,  que  fué 
aprobada. 

Admisiones  y  presentaciones. — Fueron  propuestos  para  socios 
numerarios  D.  Fernando  Bovaira  Segarra^  D.  Adolfo  González 
Rodríguez,  los  Sres.  W.  Kraclit  y  Paul  Klincksieck  y  el  Instituto 
general  y  técnico  de  Alicante,  presentados,  respectivamente,  por 
los  Sres.  Escribano,  Arévalo,  Bolívar,  Cabrera  Latorre  y  Jimé- 
nez de  Gisneros,  y  admitido  el  propuesto  en  la  sesión  anterior. 

Visita  regia. — El  Sr.  Presidente  participó  que  en  fecha  próxi- 
TTia  llegará  á  Madrid  S.  A.  S,  el  Príncipe  Alberto  de  Monaco, 
liran  protector  de  las  Giencias  naturales,  bajo  cuyos  auspicios  se 
han  efectuado  numerosos  trabajos  de  investigación,  funciona  en 
.iquel  principado  un  Museo  de  Oceanografía  y  se  publican  obras 
de  extraordinario  interés  científico.  Por  todo  ello,  y  por  pertene- 
cer S.  A.  á  nuestra  Sociedad  como  miembro  protector,  dijo  el  se- 
ñor Gómez  Ocaña  que  estábamos  en  el  caso  de  tributar  al  ilustre 
viajero,  durante  su  estancia  en  Madrid,  algún  homenaje  de  con- 
sideración y  simpatía,  tal  como  dedicarle  una  sesión  extraordi- 
naria, ó  que  una  comisión  de  naturalistas  vaya  á  saludarle  y 
cumplimentarle,  ó  cualquier  otro  género  de  agasajos  reveladores 
de  la  alta  estima  en  que  todos  tenemos  á  tan  noble  protector  de 
las  Giencias. 

La  Sociedad  oyó  con  mucho  gusto  al  Sr.  Gómez  Ocaña  y  acordó 
quede  á  cargo  de  la  Junta  directiva  la  organización  ó  designación 
del  acto  que  haya  de  efectuarse  en  obsequio  del  egregio  huésped 
que  en  breve  tendremos  en  Madrid. 

Notas  y  comunicaciones. — El  Secretario  presentó  un  trabajo  re- 
mitido por  D.  Daniel  Jiménez  de  Gisneros,  bajo  el  título  de  «Ex- 
cursiones por  el  S.  y  SW.  de  la  provincia  de  Alicante»  y  una 
nota  del  Sr.  Barras  que  lleva  por  epígrafe  «Nombres  vulgares  de 
las  aves  de  la  isla  de  Guba». 

T.  v:::.-Abr¡l.  1909.  12 


174  boletín    de    la    REAL    SUCIEDAD    ESPAÑOL;. 

— El  Sr.  Hernández- Pacheco  leyó  una  nota  titulada  «Adornos 
de  piedra  de  los  antiguos  habitantes  de  Lanzarote»  y  exhibió  las 
piedras  labradas  á  que  la  misma  se  refiere. 

— El  Sr.  Calderón  presentó  varios  ejemplares  de  Andalucita 
enviados  al  Museo  de  Ciencias  naturales  por  nuestro  consocio 
D.  Francisco  Novoa,  recogidos  por  él  con  otros  minerales  (Tur- 
malina, Mica,  etc.),  en  el  gneis  del  término  de  Goyán,  y  llamó 
la  atención  sobre  la  perfección  de  los  cristales  de  unos  ejempla- 
res y  el  enorme  tamaño  de  otros.  Estos  últimos  son  de  color  son- 
rosado. Los  hay  grisáceos,  transformados  en  parteen  mica  blanca 
(Damouiita). 

Galicia  es  una  región  donde  abunda  por  extremo  la  Andaluci- 
ta. Ya  Schulz  citó  como  notable  en  este  respecto  el  gneis  de  Go- 
yán, en  los  valles  del  Miño  y  del  Ouro,  pero  principalmente  el  de 
Noya  al  O.  de  Santiago  de  Compostela.  López  Seoane  la  ha  men- 
cionado asimismo  de  Tuy,  y  nuestro  Museo  posee  hermosos  cris- 
tales de  Loureda,  valle  del  Rosal  (Coruña)  y  de  Monteferro  y  Bur- 
gueira  (Pontevedra).  Los  ejemplares  presentados  superan,  sin 
embargo,  á  todos  los  que  habíamos  visto  del  país,  tanto  de  Gali- 
cia como  de  las  sierras  centrales  y  las  de  Granada  y  Almería. 

Notas  bibliográficas.— El  Sr.  Calderón  presentó  la  siguiente: 

L.  de  Launay,  Observations  géologiques  sur  quelques  sources 
thermales  (Cestona,  Bagnoles,  Chaudes-Aigues,  Mont-Dore,  et- 
cétera). Ann.  des  Mines,  10^  ser.,  tomo  ix,  pág.  5-46,  10  flgs.,  una 
lámina,  mapas  y  cortes. 

Todas  las  observaciones  á  que  se  refiere  el  autor  proporcionan 
nuevas  pruebas  en  favor  de  la  teoría  que  sustenta:  que  las  fuentes 
termales  son  generalmente  el  resultado  de  la  circulacióu  de  las 
aguas  casi  superficiales  en  sus  condiciones  ordinarias  «sin  nin- 
gún carácter  eruptivo  profundo  y  misterioso». 

Las  circunstancias  de  la  alimentación  y  el  modo  de  emergen- 
cia de  dichos  manantiales  aparecen  regidos  directamente  por  las 
condiciones  geológicas  y  topográficas  de  las  regiones  en  que  se 
encuentran.  El  autor  hace  resaltar  el  papel  y  la  acción  de  las  pre- 
siones hidrostáticas  ejercidas  por  un  río  próximo  sobre  un  grifo 
natural. 

Cuatro  tipos  de  fuentes  muy  diferentes  sirven  al  autor  para  ex- 
planar sus  ideas,  en  cuyo  desarrollo  no  vamos  á  entrar.  Solo  di- 
remos que  uno  de  ellos  es  la  fuente  de  Cestona,  en  la  provincia 


DE    HISTORIA   NATURAL,  HS 

de  Guipúzcoa,  tan  conocida  entre  nosotros,  y  sobre  la  cual  hace 
algunas  consideraciones  importantes. 

Mcina  esta  fuente  á  31°  en  un  terreno  calizo  urgoniense,  pro- 
fundamente agrietado,  después  de  haber  circulado  á  través  de  las 
pizarras  neocomienses  y  de  los  depósitos  triásicos.  Es  alimentada 
por  los  sumideros  naturales  de  una  meseta  caliza  á  la  manera  de 
las  fuentes  del  Tarn.  Su  mineralización  consiste,  sobre  todo,  en 
cloruro  de  sodio  y  sulfato  de  sosa. 

Acompaña  á  esta  descripción  uu  mapa  geológico  de  Gestona 
por  Adán  de  Yarza  á  1  :  200.0Ü0  (lám.  i,  íig.  l.V 

— El  Sr.  Heintz  comunicó  la  siguiente: 

Edouard  Harlé:  Faune  qualernaire  de  Saint-Sébastien  (Espag- 
nej.  (Gompte  renda  sommaire  des  Séances  de  la  Société  géologi- 
que  de  France.  Nüm.  6.  Séance  du  16  Mars  1908,  pág.  G3.) 

«Siendo  poco  conocida,  dice,  la  fauna  cuaternaria  de  España, 
me  ha  parecido  interesante  señalar  los  animales  á  que  pertenecen 
numerosos  huesos  recogidos  en  diversas  grutas  de  los  alrededo- 
res de  San  Sebastián,  y  actualmente  existentes  en  el  Museo  de 
dicha  ciudad,  en  donde  he  podido  estudiarlos  merced  á  la  amabi- 
lidad de  D.  f^edro  Manuel  de  Soraiuce,  conservador  del  mismo. 

Casi  todos  ellos  proceden  de  tres  grutas  superpuestas,  situadas 
en  el  término  municipal  de  Rentería,  y  llamadas  grutas  de  Lan- 
darbaso  ó  Aitzbitarte  (1). 

En  su  mayor  parle  han  sido  recogidos  por  el  conde  de  Lersun- 
di;  algunos  por  el  Sr.  de  Soraiuce  y  otros. 

He  reconocido: 

Ursus  spelaeus:  Ya  determinado  por  D.  Emilio  Rotondo  Nico- 
lau.  Son  restos  de  numerosos  individuos,  generalmente  de  escasa 
talla.  El  oso  en  cuestión  es  verdaderamente  el  Ursus  spelaeus, 
porque  dos  mandíbulas  conservan  aún  en  su  sitio  el  primer  pre- 
molar, cuya  forma  es  característica'en  esta  especie,  y  no  hay  ras- 
tro de  premolares  entre  aquél  y  el  canino. 

Hijaena  spelaea:  Un  molar  carnicero  inferior. 

Felis  spelaea:  Una  porción  de  mandíbula,  perteneciente  á  un 
■ejemplar  de  talla  muy  grande.  Una  primera  falange. 

Caballo:  Algunos  dientes. 


(1)    Landarbaso  es  un  término  del  Municipio.  (La  República  de  Landarbaso)  Aitz, 
«n  vascuence  significa  roca,  y  Miarte,  entre  dost 


176  boletín    de    la    REAL    SOCIEDAD    ESPAKOLA 

Gran  bóvido:  Algunos  restos. 

Cervus  elaphus:  Numerosos  restos. 

Reno?  Un  asta  de  cérvido,  quizá  de  reno;  pero  está  en  mal  es- 
tado. He  hallado,  además,  en  la  gruta  superior, y  regalado  al  Mu- 
seo, una  porción  de  extremidad  de  canon,  comprendiendo  tan 
solo  la  epífisis;  es  bastante  menos  gruesa  que  en  el  ciervo  y  cerca 
de  la  articulación  más  delgada  que  en  la  cabra  silvestre,  la  cabra 
doméstica  y  el  carnero.  Se  parece  en  todo  al  metacarpo  del  reno. 
Lo  he  atribuido  á  dicho  cérvido.  Más  tarde  se  me  ocurrió  que 
también  podría  proceder  de  un  bóvido,  suponiéndole  de  poca 
talla,  porque  esta  extremidad  de  canon  sólo  tiene  43  mm.  de  lar- 
go; pero  esta  hipótesis  está  en  contradicción  con  varios  detalles. 

En  1893  señalé  un  pitón^  de  reno  probablemente,  encontrado 
en  la  gruta  de  Serinya,  provincia  de  Gerona,  al  otro  extremo  de 
los  Pirineos. 

En  suma;  la  existencia  del  reno  en  España  es  más  sospechada 
que  probada.  En  Francia  es  conocido  hasta  cerca  de  la  frontera 
(Bayona,  Narbona). 

El  museo  posee  además,  procedentes  de  las  mencionadas  gru- 
tas, lapas  semejantes  á  las  que  viven  actualmente  en  las  costas 
del  Océano,  á  unos  10  km.,  y  numerosos  objetos  de  la  industria 
magdaleniana  (arpones  y  puntas  de  lanza),  descubiertos  por  el 
conde  de  Lersundi. 

Por  fin,  posee  el  museo  una  mandíbula  de  Ursus  spelaeus  muy 
característica,  determinada  por  D.  Emilio  Rolondo  Nicolau,  pro- 
cedente de  la  gruta  de  San  Elias  de  Oñate. 

En  definitiva,  esta  fauna  recuerda  la  de  muchas  grutas  france- 
sas. Es  notable,  sin  embargo,  que  haya  poco  ó  nada  pertenecien- 
te al  reno,  y  mucho  al  ciervo.  En  Francia,  con  la  misma  indus- 
tria, abundaba  el  reno. 

Nuevas  investigaciones  serían  de  desear,  evitando,  al  recoger 
los  huesos,  mezclar  los  de  diversas  procedencias.» 

Añadiremos,  por  nuestra  cuenta,  que  á  poca  distancia  de  la 
gruta  de  San  Elias,  y  en  el  mismo  núcleo  montañoso  (Aránzazu), 
está  la  afamada  cueva  de  Aizquirri,  visitada  en  diferentes  épocas 
por  eminencias  científicas  españolas  y  extranjeras.  En  esta  ca- 
verna los  restos  del  Cervus  spelaeus,  //yaena  spelaea,  y  muy  pro- 
bablemente de  Feíis  spelaeus,  se  hallan  en  extraordinaria  abun- 
dancia, debajo  de  una  capa  estalagmítica  de  cerca  de  20  cm.  de 
espesor  y  de  gran  dureza.  Cansa  estupor  el  enorme  número  de 


DE   HISTORIA   NATURAL.  IIT 

las  fieras  citadas  que,  á  juzgar  por  los  restos  de  este  verdadero 
cementerio,  habitaban  aquellos  contornos.  El  Museo  de  Ciencias 
Naturales  de  Madrid  posee  varios  cráneos  y  diferentes  huesos 
procedentes  de  este  sitio. 

Secciones. — La  de  Zaragoza  celebró  sesión  el  26  de  Marzo,  bajo 
la  presidencia  del  P.  Navas. 

— El  Sr.  Arévalo  hace  la  propuesta  de  un  nuevo  socio. 

— El  P.  Navas  presenta  una  nota  sobre  una  nueva  especie  de 
Tricóptero,  que  ha  dedicado  á  la  memoria  del  ilustre  naturalista 
D.  Bernardo  Zapater,  congratulándose  de  que  so  le  haya  presen- 
tado tan  pronto  ocasión  de  cumplir  el  deseo  que  manifestó  en  la 
nota  necrológica,  dedicando  al  finado  una  especie  de  Neuróp- 
tero. 

— El  Sr.  Ferrando  da  noticia  de  la  excursión  botánica  que 
el  Dr.  Roberto  Ghodat,  profesor  de  la  Universidad  de  Ginebra,  y 
sus  discípulos  han  efectuado  por  los  alrededores  de  Zaragoza  para 
reconocer  la  flora  esteparia  del  mioceno  lacustre  comparándola 
con  la  fértil  vegetación  del  cuaternario'  que  forma  la  vega  de  los 
ríos. 

— El  Sr.  Moyano  da  cuenta  de  los  irabajos  que  realizan  en 
Madrid  el  Comité  ejecutivo  y  el  de  propaganda  de  la  Asociación 
española  para  el  progreso  de  las  Ciencias,  así  como  de  las  gestio- 
nes que  se  han  hecho  en  Zaragoza  con  objeto  de  constituir  una 
Comisión  organizadora  del  Congreso  general  científico  que  se 
reunirá  en  Septiembre  próximo. 

Manifestó  que  el  señor  decanode  la  Facultad  de  Ciencias  le 
había  comunicado  el  propósito  de  convocar  á  todos  los  elementos 
intelectuales  de  Zaragoza,  á  una  reunión  que  se  verificará  en  el 
Ateneo  para  tratar  de  dicho  asunto. 

— La  de  Granada  celebró  sesión  el  24  de  Marzo,  bajo  la  presi- 
dencia de  D.  Pascual  Nacher,  siendo  leída  y  aprobada  el  acta  de 
la  anterior. 

Fueron  propuestos  por  D.  Juan  Luis  Diez  Tortosa,  como  nue- 
vos socios  numerarios,  D.  Francisco  Díaz  Carmona,  catedrático 
del  Instituto  general  y  técnico,  D.  Miguel  Alvarez  de  Cienfuegos 
y  Cobos  y  D.  Cándido  María  Albarracín  y  Cañizares.  Este  últi- 
mo farmacéutico  de  Gador  (Almería). 

Se  dio  cuenta  del  donativo  de  libros  hecho  por  D.  Luis  Morón 


iiB  boletín  de  la  real  sociedad  española 

y  García,  catedrático  del  Instituto,  á  la  Biblioleca  de  la  Sección. 
Se  acuerda  darle  las  gracias  por  su  regalo. 

— El  R.  P.  Navarro  Neumán,  S.  J.,  director  de  la  Estación  Sis- 
mológica de  Cartuja,  presenta  una  circular  dirigida  principal- 
mente á  los  profesores  de  instrucción  primaria,  para  que  se  sir- 
van recoger  datos  sísmicos.  Añade  que  queda  encargado  don 
Francisco  Espejo,  nnestro  consocio,  como  presidente  que  es  de 
la  Asociación  del  Magisterio  granadino,  de  que  lleguen  los 
ejemplares  de  la  circular  á  manos  de  los  maestros  de  la  pro- 
vincia. 

— El  Sr.  López  Mateos  comunicó  á]la  Sociedad  los  trabajos  que 
se  realizan  en  el  cerro  de  San  Cristóbal,  término  de  los  Ojijares 
(Granada),  por  encargo  de  una  Asociación  de  propietarios,  para 
la  apertura  de  un  pozo  artesiano.  La  perforación  alcanza  en  la 
actualidad  260  m.,  habiéndose  encontrado  tres  capas  de  agua 
ascendentes,  que  llevan  el  líquido  á  18  m.  de  la  boca  del  pozo, 
pero  sin  que  se  haya  conseguido  hasta  ahora  su  salida  al  ex- 
terior. 

Ofreció  el  Sr.  López  Mateos  representar  en  un  cuadro,  con  ma- 
teriales extraídos  en  estos  trabajos,  un  corte  reducido  de  los  terre- 
nos perforados. 

El  mismo  señor  dijo  que,  debido  quizá  al  régimen  de  lluvias 
reinante,  y  á  la  benigna  temperatura,  se  ha  operado  una  gran 
mortalidad  en  las  casidas  fC.  vittataj  que  forman  la  actual  plaga 
de  la  remolacha.  Con  efecto,  ha  observado  que  en  los  juncos, 
donde  principalmente  estaban  refugiados  los  insectos,  sólo  apa- 
rece algún  pequeño  número,  y  han  muerto  la  mayoría,  tal  vez  á 
causa  de  ciertos  mohos  originados  á  expensas  del  ambiente  de 
humedad  que  las  lluvias  producen  alrededor  de  las  plantas  y  á 
la  favorable  temperatura.  Ambos  factores  han  contribuido  al 
desarrollo  de  una  capa  de  moho  en  la  base  de  los  tallos  de  los 
juncos. 

— El  Sr.  Diez  Tortosa  (Juan  Luis)  se  ocnpa  de  la  excursión 
efectuada  por  él  á  Sierra  Nevada  durante  los  días  26  de  Julio 
á  7  de  Agosto  del  pasado  año,  formando  parte  de  la  Sociedad 
«Diez  Amig-os  Limited,  Excursionista  á  Sierra  Nevada». 

La  excursión  se  verificó  partiendo  de  Granada  por  el  camino 
de  Güejar  Sierra,  pasando  por  este  pueblo.  Cenes  y  Pinos  Genil, 
recorriendo  sucesivamente  la  loma  de  los  Cuartos,  Contadero, 
Juntillas,  Cañada  del  Goterón,  Alcazaba,  Cañada  de  Siete  Lagu- 


DE    HISTORIA    NATURAL.  \19 

ñas  (1),  Mulhacen,  Laguna  de  la  Caldera,  Rio  Seco,  Picacho  Vele- 
ta, Corral  del  Veleta,  Laguna  de  la  Yegua,  Peñón  de  San  Francis- 
co, Dornajo,  Purche,  y  regresando  por  el  camino  de  los  Neveros. 
Fueron  visitados  hasta  su  cima  los  tres  picos  más  altos  de  la  Sie- 
rra Nevada,  ó  sean  Mulhacen,  Veleta  y  Alcazaba. 

Mostró  las  plantas,  ya  desecadas,  recogidas  en  los  distintos  lu- 
,i,Mres  visitados,  haciendo  notar  el  crecido  número  de  especies  ex- 
'  lusivas  de  Sierra  Nevada. 

Interesaron  á  los  socios,  entre  otras,  las  especies:  Trisetum 
glaciale,  Plantago  nivalis,  Viola  Nevadensis,  Eryingiuní  glaciale, 
Reseda  complicata,  Digitalis  Nevadensis,  Leontodón  Boryi,  Pin- 
guicula  leptoceras^  Gentiana  Boryi,  Linaria  glacialis,  Artemisia 
Granatensis,  Meum  Nevadense,  Sedum  melanantherum,  Lepi- 
dium  stylatum,  Hemiaria  frigida^  Leontodón  microcephalus, 
Ptilotrichum  purpureum.  Arenaria  pungens^  Ranunculus  aceto - 
sellce-folius,  etc. 

Terminó  el  Sr,  Diez  Tortosa  encareciendo  la  importancia  que 
tendría  para  la  Sección  el  que  algunos  de  sus  socios  efectuasen 
una  larga  excursión  á  Sierra  Nevada,  durante  el  próximo  verano, 
para  hacer  estudios  y  recolecciones. 

— El  Sr.  Alvarez  presentó  un  hacha  pulimentada  y  una  moleta, 
pertenecientes  al  período  neolítico  (Actuel-Robenhausien),  encon- 
tradas en  Alhama  (Granada). 


Notas  y  comunicaciones. 


Adornos  de  piedra  de  los  antiguos  habitantes  de  Lanzarote 


EDUARDO     H. -PACHECO 
(Lámina  v.) 


Durante  mi  estancia  en  la  isla  de  Lanzarote  en  el  pasado 
verano,  aunque  mis  exploraciones  no  iban  encaminadas  en  el 
sentido  etnog-ráfico  y  arqueológ-ico,  no  dejaba  de  enterarme  y 


(1)  En  la  nota  titulada  f^Datos  para  la  flora  de  la  provincia  de  Granadas,  publicada 
en  el  Boletín  de  Diciembre  pasado,  se  asegura  por  errata  300  m.  de  altura,  y  tiene 
3.003  m.  sobre  el  nivel  del  mar. 


180  boletín  de  la  real  sociedad  española 

recog-er  aquellos  datos  que,  saliendo  al  paso  en  mis  investig-a- 
ciones  g-eológ'icas,  pudieran  ser  de  utilidad  á  los  que  se  ocu- 
pan en  el  estudio  de  las  antig"uas  razas  canarias,  datos  quejuz- 
g-o  son  siempre  interesantes^  y  más  tratándose  de  Lanzarote. 
donde  quedan  menos  vestig-ios  del  primitivo  pueblo,  quizá  por 
ser  la  isla  en  que  primero  se  establecieron  los  conquistadores 
europeos. 

Hablando  un  día  con  el  ilustrado  abog-ado  y  notario  de  Arre- 
cife, D.  José  Tresg-uerra,  de  la  visita  que  yo  había  realizado  á 
las  ruinas  de  Sonsama,  residencia  de  los  reyes  g-uanches  de  la 
isla,  me  enseñó  é  hizo  g-enerosa  donación  de  un  saquito  con- 
teniendo una  veintena  de  piedrecitas  labradas  que  se  habían 
encontrado  enterradas  en  una  finca  de  su  propiedad.  El  señor 
D.  Rafael  Ramírez  Veg-a,  también  de  Arrecife,  envió  á  su  vez 
á  mi  companero  de  expedición  Sr.  Aranda  Milla n,  otras  cuan- 
tas piedras  semejantes,  las  cuales  en  la  isla  se  encuentran  de 
cuando  en  cuando  y  muchos  allí  consideran  como  monedas  de 
los  primitivos  pobladores. 

Estas  piedrecillas  son  las  que  se  representan  en  la  lám.  v, 
en  la  que  están  reproducidas  á  muy  poco  menos  de  la  mitad 
de  su  tamaño  natural. 

El  material  que  las  constituye  consiste  en  casi  todas  en  una 
caliza  concrecionada  ó  grosero  alabastro,  lig-eramente  traslu- 
ciente en  los  bordes,  piedras  que  son  de  un  color  g-ris  pardusco 
y  á  las  cuales  comunican  cierta  belleza  numerosas  bandas  irr.e- 
g-ulares,  diversamente  coloreadas  de  blanco  y  tonos  g-rises, 
que  hace  resaltar  el  pulimento.  Dicha  caliza  que,  aunque  no 
muy  abundante,  se  encuentra  en  otros  sitios  de  la  isla,  y  yo 
la  he  recog'ido  entre  las  lavas  antig^uas  de  la  costa  occidental, 
por  la  cala  de  Ana  A^iciosa,  es  de  orig-en  concrecionado,  pre- 
sentando incluidos  en  su  masa  frag-mentillos  de  lava.  No  todas 
las  piedrecillas  son  de  este  material,  sino  que  alg-unas,  como 
las  representadas  en  la  primera  línea  vertical  del  dibujo,  con- 
sisten en  toba  de  lapilli,  muy  infiltrada  de  carbonato  calcico. 

Algunas,  las  que  ocupan  en  la  fotog-rafía  el  quinto  lug-ar  de 
la  seg'unda  fila  vertical,  las  dos  últimas  de  la  tercera  y  la  se-  ' 
g-unda  de  la  cuarta,  presentan  cierta  alteración  superficial  que 
les  da  un   color  de  hueso,  debido  probablemente   al   larg"o 
tiempo  que  han  permanecido  enterradas  ó  quizá   á  la  acción  , 
del  fueo'o. 


DE    HISTORIA   NATURAL.  181 

Acompañaban  alas  piedras,  y  se  encontraron  junto  con  ellas, 
dos  rodajas  fabricadas  con  la  concha  de  un  molusco,  ag-uje- 
readas  en  el  centro  y  una  de  ellas  con  una  ranura  idéntica  á 
las  que  las  piedras  muestran,  rodajas  que  son  las  que  fig-uran 
en-  la  última  fila  vertical  del  grabado. 

Los  demás  detalles  no  hace  falta  referirlos  porque  se  apre- 
cian bien  en  la  fotog"rafía.  Sin  embargo,  deseo  llamar  la  aten- 
ción respecto  á  las  formas  extrañas  y  á  cual  más  diferentes 
que  el  primitivo  artista  dio  á  alg-unos  de  los  ejemplares  que  he 
agTupado  en  la  cuarta  fila:  el  primero  es  á  modo  de  una  cres- 
ta de  dos  picos  y  de  cuatro  el  seg'undo;  el  cuarto  son  dos  esfé- 
rulas unidas;  el  quinto  semeja  dos  barrilitos  juntos,  y  el  sexto 
está  tallado  en  forma  de  esférula  sobre  una  base  plana.  Fuera 
de  estas  formas,  lo  g'eneral  es  que  sean  rectang-ulares  ó  trape- 
zoidales, con  dos  caras  planas,  bordes  redondeados  y  una  ó  dos 
ranuras  marcadas  en  una  de  las  caras,  como  se  puede  apreciar 
en  el  g'rabado. 

¿Cuál  es  el  sigmificado  de  estas  piedras  talladas?  Traté  de  re- 
solverlo buscando  lo  dicho  en  las  obras  que  se  han  ocupado 
de  los  antig-uos  pobladores  de  Canarias  y  no  he  encontrado 
ning-una  explicación  clara.  En  las  colecciones  del  notable  Mu- 
seo canario,  que  tantos  utensilios  y  objetos  del  pueblo  g-uan- 
che  atesora,  no  existen  ejemplares  análogos  á  los  que  me  en- 
treg-aron  en  Lanzarote,  no  resolviéndome  tampoco  la  duda  el 
competente  preparador  Sr.  Naranjo,  ni  el  ilustrado  arqueólog'O 
canario  Sr.  Cabrera  Rodríg'uez,  que  me  acompañaron  en  la  vi- 
sita á  dicho  Museo. 

Desde  lueg'o,  la  explicación  de  que  sirvieron  estos  objetos 
como  moneda  al  pueblo  g'uanche,  no  la  creo  aceptable.  Todos 
los  historiadores  que  han  hablado  de  Canarias  están  con- 
formes en  que  las  transacciones  se  realizaban  mediante  el 
cambio  directo  de  productos.  Además  la  forma  tan  diferente 
de  los  ejemplares  y  la  relativa  facilidad  de  procurarse  la  pri- 
mera materia  y  de  tallar  una  substancia  tan  blanda  como  la 
caliza,  da  poco  valor  intrínseco  á  estos  objetos.  No  parece  tam- 
poco que  las  señales  ó  ranuras  que  todas  las  piedras  planas 
presentan  pudieron  sig-nificar  su  valor  convencional. 

Teniendo  en  cuenta  la  forma  extraña  de  alg-unos  de  estos 
objetos  pétreos,  alg-uien  ha  supuesto  que  quizá  tuvieran  una 
sig-nificación  religiosa  y  fueran  á  modo  de  amuletos.  Es  sabida 


182  boletín    de    la    REAL    SOCIEDAD    ESPAÑOLA 

la  sing-ular  opinión  que  el  Dr.  Chil  sustentó  con  motivo  de  las 
célebres  pintaderas  ó  sellos  de  barro  cocido  de  Canarias,  seg-ún 
la  cual  éstos  tuvieron  un  sig-nificado  simbólico  y  relig'ioso, 
opinión  refutada  por  el  Dr.  Verneau,  que  ha  demostrado  que 
estaban  destinados  á  pintarse  el  cuerpo  los  primitivos  insu- 
lares canarios. 

Por  analogías  razones  á  las  que  sirven  al  Dr.  Verneau  para 
rechazar  la  hipótesis  del  Dr.  Chil,  creo  yo  no  deben  conside- 
rarse las  piedrecillas  talladas  de  Lanzarote  como  amuletos,  á 
pesar  de  la  forma  extraña  de  alg-unas. 

En  mi  opinión  se  trata  de  objetos  destinados  á  servir  de 
adorno,  fundándome  para  esto  en  razones  dependientes,  por 
una  parte,  de  la  forma  y  caracteres  de  las  piedras  en  cuestión, 
y,  por  otra,  de  los  datos  que  se  tienen  acerca  de  la  indumen- 
taria de  los  antiguos  lanzaroteños. 

La  vestimenta  de  los  canarios  de  la  época  de  la  conquista, 
si  bien  en  esencia  era  la  misma  dentro  de  un  tipo  personal, 
variaba  en  los  detalles,  seg-ún  las  islas,  sexo  y  jerarquía  social. 

Un  g-ran  número  de  insulares  iban  desnudos,  especialmente 
los  hombres  de  las  costas  inferiores,  al  paso  que  se  vestían  las 
mujeres  y  las  clases  nobles,  variando  en  el  adorno  mucho  de 
unos  individuos  á  otros. 

La  prenda  más  g-eneral  era  el  iamarco,  que  venía  á  ser  una 
especie  de  capote  sin  mang-as  hecho  de  pieles  de  cabra,  cosidas 
con  fibras  de  tendones  ó  hilos  de  cuero,  de  una  manera  tan 
primorosa,  que  hoy  asombra  su  perfección  á  quien  contempla 
estas  obras  maestras  de  la  ag'uja. 

En  toda  la  indumentaria  dominaba  el  cuero.  Las  sandalias 
eran  de  piel  de  cerdo  y  los  zapatos  que  usaban  los  de  Fuerte- 
ventura  y  las  polainas  que  llevaban  los  nobles,  también  es- 
taban hechas  de  cuero,  como  asimismo  los  gorros  y  bandas 
con  que  se  adornaban  la  cabeza. 

Por  lo  que  atañe  á  Lanzarote,  según  la  crónica  de  Béthen- 
court,  el  tamarco  descendía  desde  los  hombros  hasta  las  corvas, 
dejando  al  descubierto  la  parte  anterior  del  cuerpo  en  los 
hombres,  mientras  que  en  las  mujeres  formaba  grandes  ho- 
palandas hasta  el  suelo,  envolviéndolas  completamente. 

Los  zapatos  eran  de  piel  de  cabra  con  el  pelo  hacia  afuera. 
En  la  cabeza,  los  hombres  llevaban  un  bonete  de  piel  guarne- 
cido de  plumas  y  adornado  de  conchas  el  del  jefe,  mientras 


DE    HISTORIA    NATURAL.  183 

que  las  mujeres  se  rodeaban  y  sujetaban  el  pelo  con  anchas 
bandas  de  piel  teñidas  con  colores  variados. 

El  iamarco  se  abrochaba  y  sujetaba  mediante  correillas  que 
servían  de  broches;  correas  más  anchas  hacían  el  efecto  de 
cinturones  y  permitían  sujetar  el  vestido  al  talle. 

Por  lo  que  respecta  á  adornos,  el  Dr.  Verneau,  entre  otros, 
los  describe  y  representa  en  sus  obras:  Cinf¿  annes  de  sejour 
aux  lies  Canaries  y  Rap¡iort  sur  une  missioii  scieníifiqíie  dans 
VarcMpel  canarien.  Consistían  principalmente  en  pendientes 
tallados  en  madera,  hueso  ó  concha. 

Los  collares  eran  todavía  más  usados  que  los  pendientes, 
consistiendo  en  vértebras  de  peces  ensartadas  en  una  cuerda, 
piedrecillas  trabajadas  en  fig'ura  de  barril,  perforadas  en  el 
sentido  de  la  longitud,  ó  rodajas  de  conchas  con  un  ag-ujero 
en  el  centro.  De  todo  esto  existe  abundante  representación  en 
el  Museo  canario,  como  también  de  collares,  cuyas  cuentas  son 
de  arcilla  cocida,  cilindricas  y  pintadas  de  neg*ro  ó  rojo  y  con 
la  superficie,  á  veces,  ornada  de  sencillos  trazos. 

El  Dr.  Verneau  cita  también  haberse  encontrado  rodajas  de 
conchas  fijadas  en  una  banda  de  cuero,  detalle  sobre  el  cual 
quiero  llamar  la  atención,  pues  creo  que  los  objetos  á  los 
cuales  se  refiere  esta  nota,  quizá  tendrían  una  aplicación  se- 
mejante como  piezas  decorativas. 

Se  nota  en  estas  piedrecillas  de  Lanzarote  que  todas  las  de 
forma  aplanada  presentan  en  una  de  sus  caras  una  ó  dos  ra- 
nuras dispuestas  de  la  manera  más  apropiada  para  que,  pasan- 
do por  ellas  una  cuerdecilla,  quedaran  fijas  y  sujetas  á  la 
banda  ó  prenda  de  cuero  sobre  que  se  aplicasen  como  adorno. 
Las  que  no  tienen  fig-ura  aplanada,  se  comprende  que  dada  su 
forma  también  pueden  fijarse  firmemente,  como  adornos,  alas 
prendas  del  vestido,  de  tal  modo,  que  hasta  en  la  representa- 
da la  última  de  la  cuarta  fila  del  grabado,  que  consiste  en  una 
esférula  sobre  una  base  plana,  percíbense  claramente  á  uno  y 
otro  lado  de  la  base,  unas  ranuras  por  donde,  pasando  un  hilo, 
quedase  la  piedra  sujeta  con  firmeza  á  una  banda  ó  á  cualquier 
otra  pieza  de  cuero. 

Una  de  las  rodajas  de  conchas,  representada  en  el  grabado, 
ostenta  también  la  ranura  al  ig-ual  que  las  piedras  planas; 
quizá  esta  pieza,  que  primero  formó  parte  de  un  collar,  como 
los  que  existen  en  el  Museo  canario  de  Las  Palmas,  fué  desti- 


184  boletín  de  la  real  sociedad  española 

nada  posteriormente  á  ser  fijada  en  cualquier  prenda  del  ves- 
tido, de  un  modo  análog-o  á  como  lo  serían  las  piedras  de  la 
fila  horizontal  del  g-rabado. 

Algunos  de  los  ejemplares  representados  en  la  fila  cuarta 
pudieron  haber  servido  como  muletillas  pendientes  de  una  co- 
rreita  para  sujetar  las  lazadas  del  borde-  opuesto  del  tamarco. 

Estas  son  las  explicaciones  que  se  me  ocurren  respecto  al 
uso  que  pueden  haber  tenido  las  piedras  en  cuestión.  En  al- 
g"una  revista  técnica  quizá  se  trate  de  estos  sing-ulares  ador- 
nos pétreos,  pero  en  las  obras  citadas  del  Dr.  Verneau  y  en 
las  clásicas  que  se  ocupan  de  la  historia  de  los  habitantes  an- 
tig'uos  de  Canarias,  ni  en  el  Museo  canario,  he  encontrado 
más  referencias  á  estos  objetos  que  las  enunciadas.  Desde 
lueg"o  esta  nota  no  tiene  otra  finalidad  que  presentar  el  asunto 
á  la  consideración  y  estudio  de  los  especialistas  en  etnog-rafía 
canaria,  sin  más  pretensiones  que  la  de  intentar  una  explica- 
ción provisional. 


Minerales  termo-luminiscentes  de  España 

POR 

JUAN  CACAFAT  Y  LEÜN 

Esta  nota  es  continuación  y  ampliación  de  la  publicada  en 
este  Boletín  en  Abril  de  1907,  pág'ina  161.  He  reconocido  has- 
ta hoy  unos  2.000  ejemplares  de  minerales  de  la  Colección  es- 
pecial de  España  de  este  Museo,  y  de  ellos  he  encontrado  200 
próximamente  que  son  termo-luminiscentes,  y  van  catalog-ados 
á  continuación  los  más  importantes,  ag-rupándolos  con  arreg-lo 
al  color  de  la  luz  que  emiten. 

Termo-luminiscencia  roja 

Hidrozincita  de  Picos  de  Europa. — Fosforescencia  intensa. 

—  de  Andará,   Picos   de    Europa. — Fosforescencia 

débil. 

—  de  Puente  Arce,  Santander. — Fosforescencia  débil. 

—  de  Santander. — Fosforescencia  reg'ular. 

—  de  Udías,  Santander. — Fosforescencia  intensa. 


DE    HISTORIA    NATURAL.  185 

Hidrozinciia  de  Picos  de  Europa. — Fosforescencia  débil,  matiz 
anaranjado. 

—  de  Motrico,  Guipúzcoa. — Fosforescencia  débil,  ma- 

tiz anaranjado. 
SmithsonUa  de  Picos  de  Europa. — Fosforescencia  reg-ular. 

—  del  Puerto  de  Andará,  Picos  de  Europa. — Fosfores- 

cencia muy  intensa. 

—  de  Cajo,  Santander. — Fosforescencia  muy  intensa. 

—  de  Reocin,  Santander. — Fosforescencia  débil,  ma- 

tiz anaranjado. 

—  concrecionada  de  Reocin. — Fosforescencia  intensa. 

—  de  Ondárroa,  Vizcaya.— Fosforescencia  intensa. 
— ■          de  Sierra  de  Enix,  Almería. — Fosforescencia  re- 
g-ular. 

Calamina  de  Tíjola,  Almería. — Fosforescencia  intensa. 

—  de  Asturias. — Fosforescencia  débil. 
Eritrita  de  Motril,  Granada. — Fosforescencia  reg-ular. 
Pizarras  de  la  Fuensanta,  Murcia.— Fosforescencia  débil. 

Termo-luminiscencia  anaranjada. 

Aragonito,  en  cristales  maclados,  de  Calatayud. — Fosforescen- 
cia débil. 
Dolomita  de  Marbella.— -Fosforescencia  reg'ular. 

—  sacaroide  de  Vélez-Málag-a.— Fosforescencia  intensa, 

matiz  rojo. 

—  g'ranuda,  de  San  Juan  de  Alcaraz. — Fosforescencia 

débil, 
cristalizada  de  Medinaceli,  Soria. — Fosforescencia  re- 
g-ular, matiz  amarillo. 

—  de  Puente  Arce,  Santander. — Fosforescencia  reg-ular, 

matiz  rojo. 

—  de  Reocin,  Santander. — Fosforescencia  intensa,  ma- 

tiz rojo. 

—  de  Peña  Castillo,  Santander. — Fosforescencia  intensa, 

matiz  rojo,  mucha  duración. 

—  mina  '<San  José»,  Reinosa. — Fosforescencia  reg-ular, 

matiz  rojo. 

—  de  Puente  rVrce. — Fosforescencia  intensa,  matiz  rojo, 

mucha  duración. 


186  boletín    de    la    REAL    SOCIEDAD    ESPAÑOLA 

Caliza  del  cerro  de  San  Cristóbal.— Fosforescencia  intensa,  ma- 
tiz rojo. 

—  fétida,   cantera  de    Corujedo,  Villaviciosa,  Asturias. — 

Fosforescencia  muy  intensa. 

Caolín  de  Deza,  Soria. — Fosforescencia  débil. 

Arcilla  terciaria  plástica,  de  Villarrubia  de  Santiago,  Toledo. — 
Fosforescencia  débil. 

Glaiiconia  en  caliza,  de  Retiendas,  Guadalajara.— Fosfores- 
cencia reg'ular. 

Termo-luminiseeneia  amarilla. 

Calcita  de  Log-roño. — Fosforescencia  muy  intensa,  matiz  ana- 
ranjado. 

—  del  Soto  de  Lozoya,  Madrid. — Fosforescencia  muy  in- 

tensa. 

C«/?>í?  cretácica  de  Cerceda,  Madrid. — Fosforescencia  muy  in- 
tensa; cambia  de  color  del  amarillo  al  rojo. 

Crt/r//^  cristalina  de  Torrelodones,  Madrid.  —  Fosforescencia 
intensa. 

Caliza  fibrosa  de  Valdemorillo,  Madrid. — Fosforescencia  muy 
intensa. 

Calcita  cristalina  de  Robledo  de  Chávela. — Fosforescencia  re- 
g-ular. 

Caliza  de  Hontoria,  Burg-os. — Fosforescencia  reg-ular. 

—  de  Azofrín,  Burg-os. — Fosforescencia  intensa. 

—  de  Madrid. — Fosforescencia  intensa. 

—  de  Villa  del  Prado,  Madrid. — Fosforescencia  débil. 

—  del  Barranco  del  Infierno,  Chinchón,  Madrid. — Fosfores- 

cencia intensa. 

—  compacta,  Madrid. — Fosforescencia  intensa. 

Calcita  de  Ribas  de  Jararaa,  Madrid.— Fosforescencia  reg'ular, 
matiz  verde. 

—  de  Canillejas,  Madrid. — Fosforescencia  reg-ular,  matiz 

verde. 
Caliza  de  Vallecas. — Fosforescencia  débil. 

—  doloraítica,  Guadalajara.— Fosforescencia  reg'ular,  ma- 

tiz rojo. 

—  hidráulica  de  Betera,  Valencia.— Fosforescencia  intensa. 

—  bituminosa  de  Morón,  Sevilla. — Fosforescencia  intensa. 


DE    HISTORIA    NATURAL.  187 

Caliza  comivdctSL  de   Cuevas   Bajas,   Málag-a. — Fosforescencia 
reg'ular. 

—  de  la  mina  «Arrayanes»,  Linares,  Jaén. — Fosforescencia 

débil. 

—  de  Oria,  Almería. — Fosforescencia  muy  intensa. 

—  oolítica   de   Valdilecha. — Fosforescencia   débil,    matiz 

violáceo. 

—  Villanueva  de  la  Serena,  Extremadura.— Fosforescencia 

débil. 

—  terciaria  de  lUescas,  Toledo.— Fosforescencia  regular, 

matiz  anaranjado. 

—  bituminosa   de   Solán   de   Cabras.— Fosfoiescencia   re- 

g-ular. 

—  compacta  de  la  Sierra  de  San  Lorenzo.— Fosforescencia 

reg'ular. 

—  de  la  cantera  de  Mandía,  Madrid.— Fosforescencia  muy 

intensa,  cambia  de  color  del  amarillo  al  rojo. 

—  de  la  cantera  de  Sarrañag-a,  Izoraitz.— Fosforescencia 

intensa. 

—  cuarcífera  del  Canal  de  San  Carlos,  Picos  de  Europa. — 

Fosforescencia  muy  intensa. 
Calcita  cristalizada,  mina  «San  José»,  Reinosa,  Santander. — 

Fosforescencia  reg-ular. 
Caliza   de  Zumárrag-a,  Guipúzcoa.— Fosforescencia   muy  in- 
tensa. 

—  de  las  conchas  del  Ebro,  Haro.— Fosforescencia  débil. 

—  pisülítica  de  Log-rofio. — Fosforescencia  débil. 

—  bituminosa  de  Calatayud. — Fosforescencia  intensa. 

—  de  Baldes,  Guadalajara. — Fosíorescencia  reg-ular. 
Mármol  estatuario  de  Carrara. — Fosforescencia  muy  intensa. 

—  de  Cuenca. — Fosforescencia  reg-ular. 

—  de  la  Sierra  de  Gador,   Almería. — Fosforescencia  re- 

gular. 

—  de  Andalucía.— Fosforescencia  reg-ular. 

Marga  del  kilómetro  85  del  ferrocarril  de  Madrid  á  Zarag'o- 
za. — Fosforescencia  intensa. 

—  de  la  Cueva  de  la  Mora,  Torrelag-una. — Fosforescencia 

débil. 

—  terciaria  lacustre,  Camino  del  Puente   de  ladrillo,  Ma- 

drid.— Fosforescencia  débil. 


188  BOLETÍN    DE    LA.    REAL    SOCIEDAD    ESPAÑOLA 

Marga  miocena,  Camino  de   la   Torrecilla,  Vallecas. — Fosfo- 
rescencia intensa, 
de  las  excavaciones  del  depósito  de  las  ag-uas,  eoceno 
de  Soria. — Fosforescencia  débil. 
—     miocena,  del  cerro  de  Mag-án,  Toledo.— Fosforescencia 
reg-ular. 
Cerusita  de  Linares. — Fosforescencia  débil. 

—  de  la  mina  «Paz»,  de  Sierra  de  Gata,  Almería. — Fosfo- 

rescencia débil. 
Baritina  de   Vimbodí,    Tarrag-ona. — Fosforescencia    re- 
g-ular. 
Serpentina  del  desfiladero  del  Pasteral.  Gerona. — Fosforescen- 
cia débil,  matiz  verde. 

—  de  Robledo    de   Chávela,   Madrid.— Fosforescencia 

débil. 

—  noble,  del  Escorial. — Fosforescencia  débil. 

—  del  Escorial. — Fosforescencia  reg"ular. 
Amianto  de  Lubrin,  Almería. — Fosforescencia  débil. 

—  de  Sierra  Parda,  Granada. — Fosforescencia  débil,  ma- 

tiz anaranjado. 
Tremolita  de  Verg-ara,  Guipúzcoa. — -Fosforescencia  muy  inten 
sa  y  de  duración. 

—  en  Calcita,  de  Villa  del  Prado,  Madrid. — Fosfores- 

cencia reg^ular. 
Ciiero  de  montaría  del  Cerro  de  Almodóvar,  Madrid.— Fosfo- 
rescencia débil. 
Mica  de  Seg-ovia. — Fosforescencia  intensa. 
Olorita,  ripidoUta,  de  Caralaps,  Gerona. — Fosforescencia  reg*u- 
lar,  matiz  verde. 

—  de   la  Bodera,  Guadalajara. — Fosforescencia  intensa, 

matiz  azul. 
Pedernal  del  Cerro  de  Rivas,  Madrid.— Fosforescencia  reg-ular, 
matiz  anaranjado. 

—  de  Granada. — Fosforescencia  débil,   matiz  anaran- 

jado. 

—  de  Esquivias,  Toledo. — Fosforescencia  reg-ular. 
Semiópalo  mag-nesiano,  Madrid.— Fosforescencia  intensa,  ma- 
tiz anaranjado. 

Casiterita   sobre   Amblig-onita,    de   Cáceres. — Fosforescencia 
débil. 


DE    HISTORIA    NATURAL.  189 

Oligisto  de  Jumilla,  Murcia. — Fosforescencia  intensa,   matiz 

azul. 
Pizarra  talcosaáQ  Sierra  Alhamilla.— Fosforescencia  débil,  ma- 
tiz azul. 

Termo-luminiscencia  verde. 

Apatito  violado,  de  Zarza  la  Mayor,  Cáceres.— Fosforescencia 
muy  intensa. 

—  de  la  mina  «San  Eug-enio»,  Cáceres. — Fosforescencia 

muy  intensa. 

—  de  la  mina  «La  Esmeralda»,  Cáceres. — Fosforescencia 

intensa. 
Fosforita  de  La  Aliseda,  Cáceres.— Fosforescencia  intensa. 

de  la  mina  «San  Salvador»,  Cáceres.— Fosforescencia 
intensa. 
—        de  Navalmoral. — Fosforescencia  muy  intensa. 
Talco  en   masa,  mina  «Carmelita»,  Cáceres. — Fosforescencia 
reg"ular  de  matiz  azul. 

—  terroso  de  la  misma  localidad.— Fosforescencia  intensa 

y  de  duración. 

Cuero  de  montaña  del  Cerro  de  Esquivias.— Fosforescencia  dé- 
bil, matiz  azul. 

HomMenda  de  Sierra  de  Gredos,  Avila. — Fosforescencia  regu- 
lar, cambia  del  verde  al  amarillo. 

Gigantolita  de  San  Rafael,  Seg-ovia. — Fosforescencia  débil,  ma- 
tiz azul. 

Vesudiana  de  Buitrag"o. — Fosforescencia  intensa,  matiz  azul. 

Moscovita  de  Miraflores,  Madrid. — Fosforescencia  intensa. 

Mica  del  puerto  de  Malag-ón,  Escorial. — Fosforescencia  débil. 

—  de  Torrelodones,  Madrid.— Fosforescencia  reg-ular,  matiz 

violado. 

Termo-laminiscencia  azul. 

Caliza  del  cerro  de  Villalueng-a,  Toledo. — Fosforescencia  reg-u- 
lar, matiz  violado. 
Oolitas  de  la  Isla  de  Tenerife. — Fosforescencia  débil. 
Pisolitas  de  la  Gran  Canaria. — Fosforescencia  débil. 
Estalactitas  de  la  Cueva  del  Turcacho,  Teruel.— Fosforescen- 
cia débil. 

T.  Tin.— Abril,  1908.  13 


190  BULKTIN    Dlí    LA    REAL    SOCIEDAD    ESPAÑOLA 

Marga  de  Reocín,  Santander.— Fosforescencia  débil. 
Dolomita  terrosa,   Arroyo  de  Luchí,  Madrid. — Fosforescencia 

regular,  matiz  verde. 
Cerusita  de  Navalag-amella. — Fosforescencia  débil. 

—  acicular,  de  Vizcaya. — Fosforescencia  débil. 
Cinahrio  g-ranudo-cristalino,  de  Almadén.— Fosforescencia  dé- 
bil y  de  duración. 

—  de  Mieres,  Asturias. — Fosforescencia  débil  y  de  du- 
ración. 

Mercítrio  córneo  de  Almadén.— Fosforescencia  débil. 
Arcilla  del  Soto  Lozoya,  Madrid. — Fosforescencia  débil. 

—  de  un  pozo  artesiano  de  la  calle  de  Espoz  y  Mina,  Ma- 

drid.— Fosforescencia  débil. 
Pinita  de  Torrelodones,  Madrid. — Fosforescencia  regular. 

—  de  Fuenfría,  Lugo. — Fosforescencia  débil. 
(xigantolita  San  Rafael.  Segovia.— Fosforescencia  reg'ular. 

—         en  Granito  del  Cerro  de  San  Servando,  Toledo. — 
Fosforescencia  débil. 
Actinota  acicular  de  Cabo  de  Gata,  Almería. — Fosforescencia 

regular. 
G-neis  de  glaucofáu  de  Santa  Marta,  Galicia. — Fosforescencia 

débil. 
Feldespato  de  Valdemorillo. — Fosforescencia  débil,  matiz  vio- 
lado. 

—  de  Bustarviejo,  Madrid. — Fosforescencia  débil,  ma- 

tiz violado. 

—  de   Portomolero,  Coruña. — Fosforescencia  intensa. 

—  de  Pico  Sacro,  Coruña. — Fosforescencia  débil. 

—  de  Hiendelaencina. — Fosforescencia  intensa. 
Ortos  a  de  Guadalix,  Madrid. — Fosforescencia  regular,  matiz 

violado. 

—  de  Robledo  de  Chávela. — Fosforescencia  intensa,  matiz 

violado. 

—  de  Santa  María  de  la  Alameda,  Madrid. — Fosforescen- 

cia regular,  matiz  violado. 

—  de  La  Cabrera,  Madrid. — Fosforescencia  intensa,  matiz 

violado. 
Anortita  sobre  Ofita,  del  Cerro  del  Calvario,  Morón,  Sevilla.— 

Fosforescencia  débil. 
Microclina  de  Miraflores. — Fosforescencia  regular. 


DE    HISTORIA    NATURAL.  191 

Microclina  de  Robledo  de  Chávela. — Fosforescencia  muy  in- 
tensa. 

MicrocUna  de  la  cantera  de  El  Rincón,  Madrid. — Fosforescen- 
cia reg^ular. 

Adularla  de  Toledo. — Fosforescencia  débil. 

Distena  de  Villalba,  Lugo.— Fosforescencia  reg-ular. 

Tnrmalina  del  Puerto  de  Mal  Ag'osto,  Madrid,— Fosforescencia 
reg'ular,  matiz  violado. 

Cordierita  del  Cabo  de  Gata. — Fosforescencia  débil. 

Ottrelita  de  Mondoñedo,  Lug-o. — Fosforescencia  débil. 

C^iavzo  de  Alcoracejos. — Fosforescencia  reg'ular. 

Termo-luminiseeneia  violada. 

Fluorita  de  «La  Cacera»,  San  Rafael,  Seg-ovia. — Fosforescencia 
intensa.  (En  todas  las  Fluoritas  observadas  se  inicia 
el  color  verde,  que  rápidamente  se  transforma  en 
violado  persistente.) 

—  de  Aulestia,  Vizcaya. — Fosforescencia  muy  intensa 

y  de  duración. 

—  de  Manarla,  Vizcaya. — Fosforescencia  intensa. 

—  de  Berástegui,  Guipúzcoa. — Fosforescencia  muy  in- 

tensa. Cambia  del  verde  al  violado  y  al  azul. 

—  de  Irún.— Fosforescencia  intensa. 

—  de  Sallent,  Huesca. — Fosforescencia  muy  intensa. 
Malaquita  de  San  Rafael,  Segovia. — Fosforescencia  muy  in- 
tensa de  matiz  azul. 

—  de   «La  Cacera»,  San   RafaeL — Fosforescencia   re- 

gular. 

—  de  Monterrubio,  Burgos. — Fosforescencia  débil. 

—  de  Teruel. — Fosforescencia  débil. 

—  de  Cerceda,  Madrid. — Fosforescencia  intensa  de  ma- 

tiz azul. 

—  de  Galapagar. — Fosforescencia  débil. 
Sahalitaú.Q  La  Hoya,  Madrid. — Fosforescencia  regular. 
Clorita  de  Torrelodones. — Fosforescencia  débil. 

(Laboratorio  de  M ineralojía  del  Museo  de  Ciencias  Naturales.) 


192 


BOLETÍN    DE    LA    REAL    SOCIEDAD   ESPAÑOLA 


Nuevo  Trie  ptero  de  España 

POE   EL 

R.     P.    LONGINOS    NAVAS,     S.    J. 

Leptocerus  Zapateri  sp.  nov. 
Similis  in(B(2uaU  Mac  Lachl. 

Caput  vértice  piiis  long-is  rufo-flavis  vestito;  antennis  fuscis, 
primo  articulo  crasso,  elong-ato,  secundo  cylindrico,  long-o, 
penitus  fuscis,  sequentibus  12-15  (hoc  est,  articulis  3°-14  vel 
17)  fuscis,  excepto  annulo  ang*usto  basilari,  quartam  vel  quin- 
tara partem  long-itudinis  articuli  atting-ente,  irregular!,  inter- 
dum  incompleto,  albo  ebúrneo  (fig".  1),  portione  alba  sensim 
evanescente;  reliquis  usque  ad  apicem  penitus  fuscis. 
Thorax  piceus,  nitens. 

Abdomen   fuscum,  linea  laterali  ad  connectivum   flavida. 
(^.  Cerci  superiores  cylindriis,  dig-itiformes,  subparalleli,  mo- 

dice  diverg-entes,  hori- 
zontales aut  parum  de- 
clivi,  flexuosi,  longiter 
hirsuti  (fig"uras  2  y  3). 
Copulatoris  valvse  supe- 
riores testacefe,  long-fe, 
cercos  superiores  longi- 
tudine  multum  exceden- 
tes, basi  amplíe,  marg-i- 
nibus  subparallelis,  ad 
médium  inferné  denta- 
tse,  dein  súbito  ang-us- 
tatse,  ad  apicem  súbito 
sursum  curvatíe,  iterum 
ang-ustatíe,  mucronatas 
(fig-uras  2  y  3).  Cerci  in- 
feriores nigrescentes, 
ampliatione  superna  ba- 
silari rotundata  (fig-.  2),  pilosa,  fusca;  ad  apicem  incurvi,  sub- 
paralleli, parum  arcuati  (ñg-.  4), 

Pedes  testacei,  pilosi,  coxis  piceis,  nitidis,  pilis  flavescenti- 
bus  vestitis. 


L  Artejos  2-4  de  las  antenas. 

2.  (f.  Extremidad  del  abdomen.  De  lado. 

3.  »  »  »  Por  encima. 

4.  »  >^  »  Por  debajo. 


DE    HISTORIA   NATURAL.  193 

Alse  fuscas,  anteriores  unicolores,  pubescentia  flavescente; 
posteriores  iridese.  Fimbrias  mediocres,  fuscas. 

Long".  corp.  7  mm.;  alae  ant.  10  mm.;  poster.  8  mm.;  anten- 
narum  (cf )  22  mm. 

Patria:  Villa  Rutis,  La  Coruña.  Leg'it.  Bolívar  (Museo  de 
Madrid). 

He  dedicado  esta  especie  al  ilustre  naturalista  aragonés 
Rdo.  D.  Bernardo  Zapater,  Pbro.;  habiéndome  cumplido  el 
Señor  muy  pronto  el  deseo  que  expresé  el  mes  anterior  de  de- 
dicarle alg-una  especie  de  Neuróptero  en  la  primera  ocasión 
propicia  que  se  me  ofreciese.  De  esta  suerte  esta  dedicatoria 
podrá  parecer  una  inscripción  puesta  sobre  su  reciente  tumba. 
Tal  es  mi  intención  al  hacerla,  á  la  par  que  dar  un  testimo- 
nio del  afecto  sincero  é  íntimo  que  nos  unía  en  vida. 

Esta  especie,  por  la  forma  de  los  cercos  y  valva  superior  del 
copulador,  es  afin  al  Leptocerus  hmqualis  Mac  Lachlan  y  muy 
diversa,  por  lo  mismo,  de  las  formas  cong-éneres  cimeorum,  ci- 
nereiis,  Braueri,  etc.,  que  también  se  hallan  en  nuestra  penín- 
sula. Conviene  con  él  en  que  dicha  valva  ó  rama  superior  se 
estrecha  mucho  en  su  porción  terminal  y  se  encorva  súbita- 
mente hacia  arriba;  mas  distingüese  al  momento,  porque  las 
ramas  son  enteramente  ig-uales  y  simétricas,  y  además  por  la 
forma  rectangular  de  la  porción  ensanchada  y  el  diente  infe- 
rior coa  que  ella  termina. 

Los  cercos  superiores  son  proporcionalmente  más  cortos, 
pues  apenas  pasan  de  la  mitad  de  la  rama  sobredicha,  aunque 
los  pelos  terminales  llegan  casi  al  extremo  de  la  misma.  El 
color,  forma  y  posición  de  los  cercos  inferiores  son  también 
distintos. 


Excursiones  por  el  S.  y  SW.  de  la  provincia  de  Alicante 

POR 

DANIEL   JIMÉNEZ   DE    CISNEROS 

La  noticia  de  haberse  descubierto  los  restos  de  un  gran  rep- 
til en  las  cercanías  de  Rojales  y  de  que  parte  de  ellos  se  ha- 
bían depositado  en  el  Gabinete  de  Historia  Natural  del  Cole- 
gio de  Santo  Domingo  de  Orihuela,  motivó  un  viaje  que,  el 


194  boletín    de    la    REAL   SOCIEDAD   ESPAÑOLA 

pasado  mes  de  Junio,  hice  en  compañía  de  mi  discípulo  y  ami- 
g-Q  el  Sr.  Gómez  Llueca.  En  Orihuela  nos  esperaban  el  Padre 
Saz  S.  J.  y  el  profesor  del  Seminario  conciliar,  D.  José  Andreu, 
y  decidimos  llevar  á  cabo  algunas  excursiones,  dedicándose 
estos  señores  principalmente  á  la  entomología,  aunque  presta- 
ron útilísimo  servicio  en  la  busca  de  fósiles. 

Posee  el  Coleg-io  de  Santo  Domingo  un  buen  gabinete  de 
Historia  Natural,  en  el  que  pude  ver  algunas  piezas  muy  in- 
teresantes y  de  las  que  hablaré  en  otra  ocasión.  Allí  están 
los  restos  del  supuesto  Ichthyosaurus  de  Rojales,  que  no  son, 
en  realidad,  más  que  huesos  de  cetáceos  terciarios,  un  trozo 
de  columna  vertebral  de  un  pez  del  grupo  de  los  teleosteos  y 
algunos  dientes  de  selacios.  De  las  cercanías  de  Orihuela,  de 
HurcMUo,  proceden  también  dientes  de  selacios  y  una  colum- 
na vertebral  de  un  pez,  que  específicamente  no  pude  deter- 
minar. 

Nos  encaminamos  aquella  misma  mañana  á  los  alrededores 
del  castillo,  llegando  al  Oriolet,  que  es  una  garganta  situada 
al  N.  de  la  población,  en  donde  añora  una  enorme  masa  de 
oñtas.  Estas  rocas  son  muy  frecuentes  en  la  tierra  de  Orihuela, 
extendiéndose  hasta  Santomera  y  otras  localidades  de  la  pro- 
vincia de  Murcia. 

El  terreno  tiene  todos  los  caracteres  del  Triásico  superior, 
habiendo  cambiado  de  aspecto  por  la  proximidad  ó  el  contac- 
to de  las  masas  eruptivas.  No  hay  en  la  sierra  de  Orihuela  ma- 
teriales que  no  tengan  sus  equivalentes  en  las  otras  manchas 
triásicas  de  la  provincia.  Las  calizas  marmóreas  de  aspecto 
córneo  y  fractura  astillosa  son,  probablemente,  las  mismas 
calizas  de  Raibl  alteradas.  Las  areniscas  cuarzosas  compactas, 
con  apariencia  de  cuarcitas,  son  las  areniscas  micáceas  de  otros 
puntos.  Las  tierras  magnésicas  con  aspecto  pizarroso,  que  se 
encuentran  en  el  Triásico,  al  S.  de  Tibí,  se  han  transformado 
en  pizarras  con  apariencia  de  esteatita  ó  de  talco,  no  exentas 
de  fósiles,  aunque  reducidos  aquí  á  impresiones  solamente. 

Hasta  las  areniscas  con  manchas  de  manganeso,  hierro  y 
cobre  carbonatado,  se  presentan  en  la  sierra  de  Orihuela  que, 
aunque  más  abundantes  que  en  otros  puntos  del  Triásico  de 
la  provincia,  son,  sin  embargo,  bastante  pobres  para  merecer 
una  seria  explotación.  No  me  extenderé  por  ahora  en  la  seme- 
janza de  esta  parte  del  Triásico  con  el  de  otros  puntos  de  las 


DE    HISTORIA    NATURAL.  195 

provincias  de  Alicante  y  Murcia,  pues  estoy  acumulando  al 
presente  materiales  de  este  sistema  para  hacer  una  detenida 
c(jmparación,  que  será  objeto  de  otra  nota.  Encuéntranse  tam- 
bién entre  los  huecos  de  las  rocas  pequeños  nidos  que  encie- 
rran concreciones  silíceas  con  aspecto  de  calcedonias  y  zafiri- 
nas de  un  tono  azul  muy  claro.  A  la  parte  NW.  del  castillo 
afloran  las  margas  irisadas  con  aspecto  pizarroso,  habiendo 
recogido  aJgunos  ejemplares  de  color  verdoso  y  rojo  violado  en 
la  vecindad  del  antiguo  cuartel. 

El  terreno  Cuaternario  forma  la  gran  llanura  que  se  extien- 
de al  S.  de  Orihuela,  prolongándose  al  ^\'.  hasta  la  provincia 
de  Murcia,  y  por  el  E.  las  g-randes  planicies  que  terminan  en 
las  inmediaciones  de  Alicante.  Parece  que  los  légamos  cuater- 
narios terraplenaron  las  depresiones  del  terreno  á  niveles  dis- 
tintos, como  si  en  pasadas  épocas  la  región  hubiese  estado 
cubierta  de  lagos.  Surgen  de  esta  llanura  las  crestas  de  los 
montes,  más  ó  menos  abruptas,  formando  contraste  sus  áspe- 
ras pendientes  con  la  llanura  que  las  rodea.  Al  S.  y  SSE.  se 
disting-uen  unas  colinas  que  visitamos  la  tarde  del  23  de  .Ju- 
nio, después  de  haber  cruzado  unos  5  km.  de  llanura  cultiva  • 
da.  Junto  al  caserío  de  Hurchillo  aparecen  capas  terciarias, 
siendo  las  primeras  unas  areniscas  de  grano  grueso  y  tono 
blanco  sucio,  desprovistas  de  fósiles.  A  continuación  se  en- 
cuentran bancadas  de  caliza  floja,  buzando  al  N.  20"  E.,  con  un 
ángulo  de  66°.  Avanzamos  unos  2  km.  más  en  dirección  á  las 
canteras,  encontrando  un  número  muy  grande  de  ostras  y 
conchas  de  peregrino,  continuando  las  capas  con  la  misma  di- 
rección, pero  con  pendientes  mucho  menores.  En  algunos  si- 
tios las  calizas  arenosas  ofrecen  superficies  rizadas,  como  for- 
madas en  un  mar  de  poco  fondo,  conservando  la  impresión 
con  toda  limpieza. 

La  cantera  abierta  á  la  explotación  suministra  calizas  blan- 
cas, de  no  mucha  resistencia  y  de  fácil  labrado.  No  son  raros 
los  dientes  de  peces,  principalmente  del  género  Spharodiis ,  de 
color  negruzco  y  brillante.  Encuéntranse  también  otros  de  pe- 
queño tamaño  y  difíciles  de  clasificar,  alargados,  de  punta 
roma,  con  la  corona  de  color  obscuro  y  el  cuello  amarillento,. 
y  se  puede  retirar  al  mismo  tiempo  trozos  de  huesos  de  poca 
consistencia.  De  este  mismo  sitio  procede  el  trozo  de  columna 
vertebral  de  pez,  que  se  conserva  en  el  gabinete  del  mencio- 


196  boletín    de   la   REAL    SOCIEDAD    ESPAÑOLA 

nado  Coleg-io;  pero  lo  que  más  llamó  mi  atención,  fué  el  sin- 
número de  escamas  cicloideas  que  encierra  la  caliza,  habiendo 
alg-unas  de  más  de  un  centímetro  de  diámetro.  Desgraciada- 
mente, son  pocas  las  que  se  conservan  en  buen  estado.  En- 
cuéntranse  también  conchas  de  moluscos,  abundando  las  os- 
tras y  las  conchas  de  pereg-rino,  siendo  éstas,  y  alg-ún  Spondy- 
his,  casi  los  únicos  representantes  de  la  fauna  malacológ-ica. 
Entre  las  primeras  existe  una  especie  muy  parecida  á  la  Osírea 
digitalina  Dub.  y  un  Peden,  que  creo  sea  el  P.  (Vola)  admmis 
Eichwald.  Alg-unos  moldes  de  especies  de  g-astrópodos,  de  di- 
fícil determinación,  se  hallan  también  en  las  cercanías  de  la 
cantera. 

Salimos  á  la  mañana  del  siguiente  día  con  dirección  á  la 
tierra  de  Callosa,  siendo  la  cantera  de  Redován  la  primera  que 
visitamos.  Forman  ésta  capas  muy  inclinadas  de  caliza  gris 
azulada,  con  venas  de  calcita  y  manchas  amarillentas  que  pa  • 
recen  algo  dolomíticas,  buzando  al  S.  18''  W.  con  pendiente  de 
48''.  Se  extraen  de  allí  grandes  losas  para  construcciones  ordi- 
narias. Más  adelante  cambia  la  pendiente  y  la  dirección,  bu- 
zando al  S.  80°  E.,  con  pendiente  de  32",  y  tantas  variaciones 
notamos,  que  renunciamos  á  medirlas,  puesto  que  habían  de 
ser  de  poca  utilidad  no  apreciando  el  conjunto  de  la  tierra,  en 
la  que  son  muy  frecuentes  los  pliegues  y  ondulaciones,  siendo 
de  notar  una  muy  visible  desde  la  línea  férrea,  y  de  la  cual 
hizo  ya  mención  el  Sr.  Nicklés  (1). 

En  el  pueblo  de  Callosa  son  muy  frecuentemente  empleados 
los  mármoles  obscuros  con  venas  blancas  de  calcita,  proceden- 
tes de  las  canteras  de  la  parte  oriental  de  la  sierra,  particular- 
mente de  la  que  se  explota  cerca  de  Cox,  y  allí  nos  dirigimos 
por  el  camino  vecinal  que  da  vuelta  á  la  sierra.  En  el  extre- 
mo oriental  de  la  misma  se  alzan  las  capas  casi  verticales,  y 
en  el  pequeño  cerro  que  forma  el  castillo  de  Cox  las  calizas, 
alternando  con  areniscas  rojizas,  de  grano  grueso,  y  manchas 
ocráceas  recuerdan  los  materiales  del  Triásico  de  la  región. 

Nos  dirigimos  á  la  cantera  de  mármoles  obscuros^  que  se 
encuentra  hacia  el  NE.  de  la  sierra,  donde  se  abren  numero- 
sas escotaduras,  y  entre  ellas  una  de  las  más  profundas,  la 


<1)    Sur  la  existeiice  de  phénoménes  de  charriuge  en  Espagne  datis  lazone  subbética, 
pág.  245. 


DE    HISTORIA   NATURAL.  197 

llamada  de  Coxculin,  que  casi  divide  la  sierra  y  es  el  punto  de 
donde  se  sacan  aquéllos  en  mayor  cantidad,  destinándose  en 
gran  parte  á  monumentos  funerarios.  En  el  mapa  publicado 
por  el  Sr.  Coello  aparece  el  nombre  de  cantera  de  jaspe  negro, 
tomando  la  palabra y^íá'/'e  en  su  acepción  vulg-ar  en  toda  Es- 
paña (1).  Hay  en  la  cantera  de  Coxculín  abundancia  de  már- 
mol, desde  el  azul  obscuro  de  pizarra,  hasta  el  neg-ro,  todos 
ellos  cruzados  de  g-rietas,  que  se  han  rellenado  por  infiltración 
de  calcita  muy  blanca.  Distingüese  muy  bien  que  estas  g-rie- 
tas no  han  sido  producidas  en  la  misma  época,  cortándose 
unas  á  otras  con  toda  limpieza. 

Recogimos  alg-unos  ejemplares,  y  seg-uimos  nuestro  camino, 
encontrando  materiales  semejantes  en  la  parte  N.  y  NW.  de 
la  sierra,  y  después  de  haberle  dado  la  vuelta  completa  regre- 
samos á  Orihuela  á  las  dos  de  la  tarde.  No  habiendo  encontra- 
do fósiles  que  sirvan  para  indicarnos  la  edad  de  la  sierra  de 
Callosa,  la  presente  reseña  es  sólo  una  noticia  que  pienso  am- 
pliar más  adelante.  El  Sr.  Nicklés  la  considera  como  terrenos 
primarios.  Ig-noramos  los  fundamentos  de  esta  afirmación.  A 
mí  me  parece  que  estos  materiales  son  triásicos,  y  que  entre 
las  sierras  de  Orihuela  y  de  Callosa  no  hay  otra  diferencia  que 
la  falta  de  ofitas  en  esta  última.  Tal  vez  en  alg"ún  punto  de  la 
sierra  de  Callosa  aparezcan  asomos  de  silúrico  ó  de  cámbrico, 
sistemas,  particularmente  este  último,  que  se  suelen  presen 
tar  bajo  el  Triásico  en  la  vecina  provincia  de  Murcia,  pero 
hasta  el  pres(3nte,  sólo  he  visto  materiales  del  Triásico.  La 
primera  edición  del  mapa  g-eolüg"ico  de  España  señala  estas 
dos  sierras  como  paleozoicas;  pero  poco  después,  en  una  nue- 
va tirada,  aparecen  como  pertenecientes  al  Triásico  superior, 
oorrección  debida  á  los  trabajos  del  Sr.  Mallada,  y  nada  he  de 
añadir  á  lo  indicado  por  nuestro  ilustre  compatriota. 

Excursión  á  Rojales  y  Benijofar, — Habiendo  pasado  muchos 
meses  dedicado  á  recorrer  los  alrededores  de  Alicante,  aban- 
doné, por  lo  pronto,  el  estudio  detallado  de  las  sierras  de  Ca- 
llosa, déla  Muela  y  Orihuela,  vista  la  dificultad  de  visitarlas 
detenidamente  durante  el  tiempo  de  clases.  La  noticia  de  un 
nuevo  descubrimiento  en  Rojales  me  hizo  emprender  la  excur. 


(1)    También  es  frecuente  llamar  ^as^e  rojo  y  jaspe  amarillo  á  los  mármoles  ti- 
tónicos 


198  BOLKTIN    Dll    LA    REAL    SOCIEDAD    ESPAÑOLA 

i^ion  de  que  doy  cuenta,  bien  convencido  de  que  no  se  tra- 
taba de  Plesiosaurus  ni  Ichthijosauriis,  sino  de  alg-ún  ani- 
mal del  terciario,  por  cuanto  en  esta  provincia  el  Oolitico  es- 
casea y  del  Liásico  puede  decirse  que  aún  no  se  ha  encon- 
trado (1). 

Reconocimos  una  colina  situada  al  8.  de  la  estación  de  Al- 
batera,  que  contrasta  con  la  g-ran  llanura  que  se  extiende  por 
esta  parte  de  la  provincia,  puesto  que  no  se  encuentra  otra 
elevación  del  terreno  hasta  Algorfa  y  Benijofar,  distantes 
unos  15  km,  del  punto  en  que  se  eleva  esta  loma,  llamada  el 
Cerro  del  Molino.  Está  formado  de  calizas  tabulares  grises, 
azuladas  y  rojizas  fuertes,  fracturadas  en  todos  sentidos,  y  en 
ellas  no  hemos  encontrado  restos  fósiles  Su  parecido  con  al- 
g-unos  materiales  de  la  sierra  de  Callosa  es  tanto,  que  no  vaci- 
lo en  atribuirlo  al  mismo  sistema.  Alzase  otra  colina  al  NW.  del 
Cerro  del  Molino  y  junto  á  la  vía  férrea  en  dirección  á  Callosa, 
y  se  prolong-a  al  N.  y  al  W.,  formando  el  extremo  de  la  g-ran 
mancha  triásica  que,  comenzando  en  Espinardo,  al  N.  de  Mur- 
cia, se  alarg-a  por  esta  parte  hasta  Albatera  con  soluciones  de 
continuidad  que  ocupan  el  Cuaternario  y  el  Aluvial.  Estas 
elevaciones  forman  el  Cerro  de  Pallares,  que  fué  estudiado 
lig-eramente  á  nuestro  reg"reso  de  Rojales  (2). 

El  camino  de  hierro  se  extiende  en  linea  recta  desde  el  ki- 
lómetro primero  hasta  las  cercanías  de  la  estación  de  Dolores, 
disting-uiéndose  desde  el  disco  de  señales  de  la  parte  de  Alba- 
tera el  de  la  estación  vecina,  lo  que  indica  la  extensa  planicie 
por  que  caminamos.  Nada  de  particiilar  ofrece  esta  llanura, 
casi  toda  ella  cultivada  y  recorrida  por  canales  que  traen  las 
ag-uas  del  Seg'ura  ó  por  zanjas  de  desag'üe  de  los  terrenos  pan- 
tanosos de  Albatera.  Lleg-amos  á  la  estación  de  Dolores,  y  poco 


(1)  Aunque  algunos  autores  han  considerado  como  Infralias  á  los  depósitos  supe- 
riores al  Keuper,  formados  por  areniscas,  dolomías,  calizas  tabulares  y  mármoles 
obscuros,  yo  creo  que  pertenecen  al  piso  de  Raibl  en  tanto  que  la  presencia  de  sus 
fósiles  no  demuéstrelo  contrario.  Las  calizas  marmóreas  de  la  Sierra  Negra  de  Aspe 
encierran  fósiles  de  muy  pequeño  tamaño,  entre  les  que  se  distinguen  algunos 
Ammonites  que  bien  pudieran  ser  especies  triásicas.  La  resistencia  de  esta  caliza  no 
permite  el  aislamiento  ó  separación  de  estos  pequeños  fósiles,  encontrándose  en 
cambio,  en  NoveUla,  algunas  especies  determinables,  de  las  que  pienso  ocuparme 
más  adelante. 

(2)  Sus  materiales  son  idénticos  á  los  del  Cerro  del  Molino,  formando  inclínales  y 
anticlinales  de  reducidas  dimensiones. 


DE   HISTORIA   NATURAL.  199 

después  lleg"aba  el  tren,  en  el  que  tomamos  asiento  hasta  la 
estación  de  Rojales-Benijofar.  Atravesamos  el  pequeño  pueblo 
de  Benijofar,  y  pocos  minutos  después  entrábamos  en  Rojales, 
población  alg-o  mayor,  dividida  por  el  Seg'ura.  Recomendados 
al  Sr.  D.  Cipriano  Arag-oncillo,  farmacéutico  del  pueblo,  llevó 
su  amabilidad  hasta  acompañarnos  á  la  sierra,  á  pesar  de  lo 
desapacible  de  la  tarde,  y  salimos  del  pueblo  á  la  una  próxi- 
mamente, signiiendo  el  camino  que  conduce  h  Guardamar  en- 
tre una  serie  de  colinas  terciarias  y  la  marg"en  derecha  del 
Seg"ura. 

A  menos  de  un  kilómetro  del  pueblo,  y  á  la  orilla  misma  del 
camino,  encontramos  unas  sepulturas  muy  notables,  idénticas 
á  las  ya  citadas  en  otras  notas  y  publicadas  en  el  Boletín  de 
nuestra  Sociedad  (1).  Se  trata  de  unas  tumbas,  en  número  de 
10  ó  12,  sumamente  estrechas,  que  permitirían  sólo  la  coloca- 
ción del  cadáver  en  decúbito  lateral,  y  cuya  long-itud  varía 
aquí  extraordinariamente,  pues  las  he  medido,  encontrando 
alg-unas  de  siete  pies  y  medio  por  alg'o  más  de  un  pie  de  an- 
chura, mientras  que  otras  cuentan  solo  poco  más  de  dos  pies 
de  long-itud  por  medio  de  anchura.  Están  llenas  de  tierra  y 
solo  en  una  he  encontrado  huesos  de  adulto,  pero  muy  destro- 
zados. El  Sr.  Góng'ora,  en  sus  Antigüedades  preliisUmcas  de 
Andalucía,  1868,  pág-.  72,  habla  de  tumbas  ig-uales  reconocidas 
entre  el  Cerro  del  Maimón  y  el  Cerro  del  Judío,  á  4  kilómetros 
de  Vélez-Rubio.  Yo  encontré  más  de  30  de  esta  especie  en  la 
Horadada,  al  SE.  de  Caravaca,  y  repito  lo  mismo  que  dije  en 
la  nota  de  1903  (sesión  de  Octubre),  relativamente  á  su  orien- 
tación. El  Sr.  Góng-ora  las  creyó  orientadas  de  E.  á  W.  y  con 
el  rostro  del  cadáver  hacia  el  S.,  pero  en  la  de  Rojales  varía 
un  tanto  esta  situación.  Su  escaso  número  no  permite  suponer 
que  se  trate  del  cementerio  de  un  poblado,  por  pequeño  que 
éste  fuese,  ni  siquiera  el  de  una  tribu,  sino  más  bien  de  una 
familia,  porque  las  más  pequeñas  sólo  podrían  recibir  el  cadá- 
ver da  un  recién  nacido  ó  el  de  un  individuo  de  pocos  meses. 
Las  mejor  conservadas  presentan  alrededor  un  rebaje  deal- 
g-unos  centímetros  para  encajar  la  losa,  evitando  de  este  modo 
el  que  fueran  abiertas  y  profanadas  por  los  animales^  lo  cual, 


(1)    El  yacimiento  prehistórico  de  rambla  Bermeja...  Octubre  1903,  pág.  3.39,  y  Restos 
prehistóricos  encontrados  en  la  aldea  de  Archivel.  Julio  1904,  págs.  291  y  295. 


200  boletín  de  la  real  sociedad  española 

sin  embarg"o,  no  las  ha  librado  de  las  manos  de  nuestros  con- 
temporáneos, que  habrán  utilizado  las  losas  sepulcrales  en  sus 
rústicas  construcciones.  Es  seg-uro  que  las  piedras  que  cerra- 
ran estas  tumbas  serían  de  materiales  más  resistentes  que  la 
caliza  terciaria  fosilífera  en  que  están  labradas  las  fosas,  su- 
puesto que  las  que  reconocí  en  1886  y  1898,  abiertas  en  la 
tobacaliza,  estuvieron  cerradas  con  g-randes  losas  del  Titóni- 
co,  á  juzg-ar  por  las  especies  de  Perisphinctes  que  contenían; 
y  las  de  Archivel,  abiertas  en  travertino  muy  fuerte,  fueron 
cubiertas  con  losas  del  Jurásico  y  alg-ún  trozo  de  micacita  g-ra- 
natífera,  traída  de  lejos  porque  el  Arcaico  se  encuentra  á  mu- 
cha distancia. 

Las  colinas  terciarias  empiezan  en  las  inmediaciones  de  Be- 
nijofar  y  se  extienden  hasta  cerca  de  Guardamar,  formando 
ondulaciones  casi  paralelas,  próximamente  del  S.,  eu  donde 
se  reúnen,  componiendo  un  macizo  de  poca  altura  al  N.,  que 
termina  cerca  del  Seg-ura.  Las  dig-itaciones  que  se  forman  de 
este  modo  están  separadas  por  cañadas  dedicadas  al  cultivo,  y 
unas  y  otras  se  encuentran  representadas  en  el  mapa  de  la 
provincia  publicado  por  el  Sr.  Coello,  si  bien  sólo  en  sus  lí- 
neas principales,  por  no  permitir  más  detalles  la  escala  á  que 
está  hecho.  La  primera  colina,  á  partir  de  Rojales,  se  llama 
del  Molino  de  Viento,  y  forma  al  N.  dos  ó  tres  rinconadas  á 
muy  corta  distancia  del  río.  En  uno  de  estos  pequeños  contra- 
fuertes se  hallan  las  tumbas  prehistóricas  antes  citadas.  La 
cañada  Beriiada  separa  la  loma  del  Molino  de  la  lo7na  Bernada, 
y  tras  esta  última  se  encuentran  sucesivamente  la  caítada  de 
la  Incpiisición,  la  loma  de  Soler,  lacaíiada  del  Pino,  la  loma  del 
Pallaré,  la  cañada  del  Estaño  y  la  loma  del  mismo  nombre, 
perdiéndose  en  suaves  ondulaciones  hasta  el  vecino  pueblo  de 
Guardamar. 

Después  de  medir  y  registrar  las  tumbas  de  la  ladera  N.  de 
la  loma  del  Molino  de  Viento  subimos  por  la  cañada  Bernada 
en  dirección  al  S.,  bordeando  la  loma  del  mismo  nombre.  El 
suelo  está  sembrado  de  conchas  de  lamelibranquios,  principal- 
mente ostras  y  conchas  de  pereg'rino,  y  con  ellas  frag-mentos 
de  huesos  de  cetáceos.  Forman  estas  colinas  capas  de  una  ca- 
liza blanquecina,  agrisada,  desmoronadiza  y  capas  de  un  falún 
muy  arenoso  amarillento,  y  del  que  se  pueden  extraer  con  fa- 
cilidad las  más  delicadas  conchas.  Unas  y  otras  capas  buzan 


DE    HISTORIA   NATURAL. 


20i 


al  NW.  (1)  con  una  pendiente  de  10°.  Subimos  hasta  la  unión 
de  las  lomas  que  forman  la  cañada,  j  ya  cerca  de  la  cumbre 
encontramos  la  impresión  de  una  enorme  costilla,  que  por  su 
forma  y  tamaño  recuerda  las  primeras  de  una  balenóptera,  y 
de  seguro  no  menor  que  las  pertenecientes  al  individuo  cuya 
esqueleto  remití  al  Museo  de  Madrid  en  1896.  No  pudimos  en- 
contrar más  que  trozos  dispersos,  pero  la  impresión,  que  se 
conservaba  con  toda  limpieza,  revelaba  que  su  extracción  de 
las  capas  del  terreno  no  era  de  larg-a  fecha. 

Lleg-ados  á  lo  alto,  torcimos  al  E.  en  busca  de  la  cañada  de 
la  Inqídsídóu pequeña,  nombre  de  una  finca  próxima,  buscan- 
do alberg-ue  contra  el  viento,  que  soplaba  con  violencia.  Seg'ui- 
mos  encontrando  conchas  fósiles  y  trozos  de  huesos,  dirig-ién- 
donos  hacia  la  Io7)ia  de  Soler,  punto  más  alto  de  este  laberinto 
de  cañadas  y  lomas.  A  poco  el  se- 
ñor Arag-oncillo  nos  llamó  la  atención 
acerca  de  un  pedazo  de  vértebra  de 
grandes  dimensiones,  y  Gómez  Llue- 
ca retiraba  del  falún  el  extremo  de 
un  hueso  metatársico  de  un  ung-ula- 
do  de  bastante  tamaño.  Rodeamos  el 
cerro  de  Soler  y  penetramos  en  la  ca- 
ñada del  Pino,  en  donde  buscamos 
inútilmente  el  supuesto  Ichiliyoscm- 
rus,  bien  seg-uros  de  no  encontrar 
otra  cosa  que  un  mamífero  marino 
de  g-ran  tamaño,  puesto  que  estába- 
mos en  el  Mioceno  superior  ó  acaso 
en  la  base  .del  Plioceno.  Separámo- 
nos  para  dar  con  el  g-ran  fósil,  lle- 
gando hasta  cerca  de  la  casa  llamada 
Incpiisición  grande,  al  extremo  inferior  de  la  cañada  del  Pino,  y,. 
al  reunimos  de  nuevo,  vista  la  inutilidad  de  nuestras  pesqui- 
sas, dimos  la  vuelta  al  cerro  de  Soler,  en  donde  Gómez  Llueca 
recogió  un  diente  de  Oxijrhina  de  regulares  dimensiones,  pro- 
bablemente la  O.  hastaUs  Agas.,  y  no  quedando  más  que  el 
tiempo  preciso  para  la  vuelta  á  Rojales,  emprendimos  el  re- 
greso por  el  camino  más  breve.  En  la  falda  occidental  del  cerro- 


Fi^.  1.» 

Trozo  del  metatársico  de  un 
undulado  encontrado  en  los  ce- 
rros de  Rojales  t.  n. 


(1)    En  todos  los  ángulos  azimutales  nos  referimos  al  meridiano  magnético. 


202  boletín    de   LA   REAL   SOCIEDAD   ESPAÑOLA 

de  Soler  encontramos  el  pretendido  ictiosauro,  que  no  era  otra 
cosa  que  los  destrozados  restos  de  un  cetáceo,  acaso  de  un  Ple- 
sioceius  ó  de  otro  g-énero  parecido,  que  tan  abundantes  fueron 
en  los  últimos  períodos  de  la  era  terciaria.  Se  había  tratado  de 
extraer  la  parte  visible  del  esqueleto,  y  tan  mal  se  hizo  la  ope- 
ración, que  quedó  reducido  á  informes  pedazos,  imposibles  de 
reconstituir;  tan  solo  de  las  ramas  del  maxilar  podían  reco- 
g-erse  alg-unos  trozos,  que  recordaban  el  PJesiocetus  de  las  can- 
teras de  Alicante,  aunque  de  menor  tamaño.  Cerca  del  sitio 
donde  yacía  el  maltratado  esqueleto,  había  ostras  de  enorme 
tamaño  y  peso,  aunque  no  se  trata  de  la  O.  crassissima  Lamk., 
sino  más  bien  de  la  O.  longirostris  Lamk.  abundando,  como  en 
todas  estas  colinas,  la  0.  cyatJmla  Lamk. 

Regresamos  á  Rojales  sin  poder  lleg-ar  al  extremo  de  las 
lomas  del  Pallaré,  en  donde  se  han  encontrado  numerosos  ob- 
jetos antiguos.  Ya  mi  distinguido  amigo  D.  Manuel  González 
Simancas  había  llevado  hasta  allí  sus  exploraciones,  y  siendo 
asunto  más  propio  de  la  Arqueología  que  de  la  Geología,  quedó 
entregado  á  la  competencia  de  este  señor,  quien  después  me 
dijo  que  de  Lucero,  que  es  el  nombre  del  lugar,  había  extraído 
objetos  muy  curiosos  pertenecientes  á  los  antiguos  pobladores 
de  nuestro  suelo. 

Nuestra  excursión  á  Rojales  completa  las  noticias  que  ha- 
bíamos recogido  de  antemano,  y  á  la  colección  de  conchas  y 
trozos  de  huesos  hay  que  añadir  dos  datos  curiosísimos  que  dan 

idea  de  lo  que  ya  en  el  período  Mio- 
ceno pudiera  ser  el  río  Seg'ura.  El 
P.  Saz  me  entregó  dos  curiosos  dien- 
tes en  un  todo  parecidos  á  los  de  un 
cocodrilo,  encontrados  en  las  cerca- 
nías de  Rojales.  Estos  dientes  son  có- 
F'&-  2.*  nícos,  ligeramente  arqueados,  de  co- 

Diente  de  Crocodilus  (?)  y  sec-      lOF    pardo    obsCUl'O,     COll    doS    aristas 
ción  del  mismo,  t.  n.  i  .  ,  i_    •     i         j-  j. 

bien  marcadas,  estriados  unamente 
desde  el  ápice  al  cuello,  en  donde  las  estrías  se  acentúan, 
dándole  un  aspecto  prismático  (de  L5  á  16  facetas  desigua- 
les). Estos  dientes  están  compuestos  de  capas  concéntricas, 
bien  manifiestas,  sobre  todo  en  los  grandes  ejemplares,  lle- 
gando hasta  2  mra.  de  grueso  cada  una  de  estas  capas.  El 
hueso  es  de  reducidas  proporciones  y  el  marfil  de  tono  amari- 


DE    HISTORIA   NATURAL. 


203 


lio  tostado,  muy  fuerte.  Su  tamaño  vai'ía  de  20  á  40  mm.  Pol- 
la descripción  que  se  hace  en  las  obras  de  Paleontolog-ía,  parece 
que  pertenecen  al  g-énero  Crocodilusb  acaso  al  Diplocynodon. 

El  seg-undo  dato,  más  interesante  aún  que  el  anterior,  se 
debe  á  mi  estimado  discípulo  y  amigo  Sr.  Gómez  Llueca.  En  las 
colinas  situadas  entre  Benijofar  y  Rojales  recog-ió  frag-mentos 
fósiles,  cuya  determinación  ofreció  dificultad,  por  el  tamaño 
reducido  de  los  ejemplares,  la  escasez  de  libros  de  consulta  y 
de  mediosde  comparación.  Los  trozos  son  lig-eramente  curvos  y 
esmaltados  por  su  parte  convexa,  formando  este  esmalte  lineas 
sinuosas,  delgadas,  discontinuas  y  sensiblemente  paralelas  al 
borde,  que  es  finamente  punteado  y  bajo   el  cual  asoma  una 


\í- 


^V 


B 


Fiíí.  3.^ 


Trozo  del  caparazón  de  un  Trionyx,  visto  por  su  convexidad  A  y  por  su  concavidad  B 
con  el  extremo  de  una  costilla,  t.  n. 


pieza  de  forma  ojival,  desig-ualmente  estriada  desde  el  ápice  á 
lo  larg-ode  ellay  que  se  encuentra  soldada  á  la  parte  opuesta  á 
la  esmaltada,  disting-uiéndose  la  soldadura  por  unas  finas  es- 
trías. Nos  pareció  desde  lueg-o  una  pieza  neuroesquelética  de 
algún  reptil,  lo  que  liemos  comprobado  venciendo  dificultades 


204  boletín    de    LA   REAL   SOCIEDAD   ESPAÑOLA 

y  en  fuerza  de  leer  descripciones  y  comparar  dibujos,  lleg-ando 
á  la  conclusión  de  que  se  trata  de  un  trozo  de  caparazón  de 
un  Trionyx,  que  debió  ser  de  g-randes  proporciones,  muy  seme- 
jante al  T.  vitlatus  Gerv.,  lo  que  permite  suponer  la  existencia 
de  un  río  Seg-ura  en  el  período  Mioceno  y  demuestra  cuánto 
han  cambiado  clima  y  producciones  de  la  reg-ión. 

Terminó  nuestro  viaje  á  Rojales  dejándonos  el  firme  propó- 
sito de  volver  á  recorrer  con  tiempo  suficiente  aquellos  depósi- 
tos fosilíferos  que  tan  g-ratas  sorpresas  nos  han  proporcionado. 
No  lejos  se  divisan  las  colinas  de  Alg'orfa,  de  las  que  pudieran 
obtenerse  también  curiosidades  paleontológ'icas  y  arqueológ-¡- 
cas(l).  En  resumen,  nuestra  excursión  proporcionó  pocos  pero 
interesantes  fósiles:  tres  ó  cuatro  especies  del  g-énero  Ostrea, 
otros  tantos  del  Peden,  un  Cardium,  más  alg-unos  moldes  de 
escaso  valor,  todos  ellos  marinos,  así  como  los  huesos  de  cetá- 
ceo; en  cambio  la  presencia  de  cocodrílidos,  del  Trionyx  y  los 
restos  de  ung-ulado,  parecen  demostrar  la  vecindad  de  un  río, 
semejante  á  los  del  África  actual.  No  nos  detenemos  en  la  pre 
senté  nota  en  la  determinación  de  las  especies  encontradas, 
habiendo  éstas  de  aumentarse  en  las  próximas  excursiones. 

Excursión  á Santa  Pola  (2).— La  presencia  en  Alicante  de  mi 
distinguido  amig-o  el  arqueólog'o  Sr.  González  Simancas,  hizo 
que  concertásemos  varias  excursiones,  siendo  una  de  ellas  la 
emprendida  el  día  14  del  corriente.  Salimos  de  Alicante  á  las 
diez  de  la  mañana  acompañados  del  Sr.  Gómez  Llueca  y  seg-ui- 
mos  el  camino  recientemente  construido,  y  cuyos  primeros  ki- 
lómetros se  encuentran  próximos  á  la  orilla  del  Mediterráneo, 
al  pie  mismo  de  las  colinas  terciarias  del  Paso  de  Ja  Cherra,  Col- 
menares, etc.,  descritas  ya  en  otras  notas,  y  cortando,  á  tre- 
chos, g-randes  depósitos  de  Cuaternario.  Pasados  estos  peque- 
ños accidentes  del  terreno,  se  extiende  la  carretera  por  una 
dilatada  llanura  con  todo  el  aspecto  de  una  marisma  desecada. 


(1)  Muchas  antigüedades  de  Algorfa  forman  parte  del  bello  Museo  que  el  reveren- 
do P.  Julio  Furgás,  S.  J  ,  ha  formado  en  el  colegio  de  Santo  Domingo  de  Oriliuela  á 
fuerza  de  constancia  y  admirable  labor.  Este  pequeño  Museo  es  más  conocido  en  el 
extranjero  que  en  nuestra  patria,  habiéndose  publicado  noticias  tan  interesantes 
como  el  folleto  que  lleva  por  título  Tambes  prehistoriques  des  environs  d'Orihuela.  Ex- 
trait  des  Annales  de  la  Sociélé d'Archéologie  de  Bruxelles,  tomo  xix,  1905. 

(2)  Saníapola,  escriben  con  frecuencia  en  el  país;  pero  en  el  mapa  del  Sr.  Coello 
aparece  escrito  Santa  Pola. 


DE    HISTORIA   NATURAL.  205 

Todavía  existen  alg-unos  puntos  bajos  ocupados  por  pantanos 
salobres  que  imposibilitan  el  cultivo  y  en  los  que  crecen  en 
abundancia  las  plantas  barrilleras.  Mas  adelante  el  paisaje 
pierde  su  monotonía  y  aparecen  en  alg-unos  sitios  manchas  de 
cultivo  y  algunas  casas  de  pobre  apariencia.  El  suelo  se  eleva 
gradualmente,  apareciendo  porciones  del  Cuaternario  cubier 
tas  de  un  travertino  de  color  claro,  y  así  continúa  el  camino 
hasta  subir  á  la  Sierra  de  Santa  Pola,  conjunto  de  anchas  co- 
linas de  poco  más  de  un  centenar  de  metros  de  elevación. 

En  el  extremo  de  éstas,  y  dominando  una  vasta  extensión  de 
mar,  se  levanta  la  torre  del  faro,  y  al  SE.  del  Cabo,  formado 
por  esta  Sierra  de  Santa  Pola,  aparece  la  Isla  Plana  ó  Nweva 
Tabarca,  que,  aunque  pequeña,  contribuye  á  hacer  más  abri- 
g-ada  la  extensa  rada  que  limita  al  SSW.  el  Cabo  Cervera.  Bien 
conocida  es  de  los  marinos  la  tranquilidad  de  sus  ag-uas,  que 
con  frecuencia  se  ven  animadas  con  la  presencia  de  numero 
sas  escuadras.  Este  fué,  sin  duda,  el  antig-uo  Si7ms  lUicitanus, 
y  aunque  el  amor  propio  de  alg-unos  escritores  alicantinos 
haya  querido  ver  el  famoso  Simis  en  la  rada  que  se  extiende 
desde  el  Cabo  de  Santa  Pola  al  Cabo  de  la  Huerta,  no  cabe 
duda  para  los  arqueólogos  que  Illice  fué  en  las  inmediaciones 
del  moderno  Elche  y  que  el  Porlus  lUicitanus  estuvo  muy 
cerca  de  la  actual  villa  de  Santa  Pola.  Lápidas,  estatuas,  rui 
ñas  de  toda  clase,  parecen  atestig-uarlo,  y  lóg-ico  parece  también 
que  los  romanos  y  los  conquistadores  que  los  antecedieron 
dieran  la  preferencia  á  una  extensa  rada  que  ponía  sus  naves 
á  cubierto  de  cualquiera  inclemencia  de  los  elementos. 

La  Sierra  del  Cabo  había  ya  sido  recorrida  por  nosotros,  si- 
g-uiendo  las  sendas  y  camino  vecinal,  antes  de  la  construcción 
de  la  moderna  carretera.  En  una  excursión  escolar  que  acom 
pañando  gran  número  de  alumnos  verificamos  en  Diciembre 
(le  1S04,  llegamos  hasta  la  misma  torre  del  faro,  descendiendo 
por  las  que])radas  que  dan  frente  á  la  isla  de  Tabarca.  Sólo 
mioceno  y  travertinos  cuaternarios  encontramos,  y  sé  que  de 
las  canteras  abiertas  á  la  explotación  se  han  retirado  dientes 
<le  Oxyrhina,  Lamna,  Carcharodon,  Chnjsoprys  y  conchas  de 
los  géneros  Lima,  Pectén,  Cardium,  Ostrea,  Sj)ondylus,  con  las 
especies  propias  del  helveciense.  Aunque  su  altura  es  poca,  no 
faltan  cañadas  fértiles,  pobladas  de  árboles,  de  muy  agradable 
aspecto.  Mas  por  la  parte  de  la  villa  sólo  puede  apreciarse  una 

T.  VIII.— Abril,  1908.  14 


206  boletín    de    LA    REAL    SOCIEDAD    ESPAÑOLA 

enorme  masa  de  travertinos  de  bastante  consistencia  para  em- 
plearlos como  piedra  de  construcción. 

La  villa  es  pequeña,  limpia  y  de  muy  buen  aspecto,  contri- 
buyendo á  hermosearla  los  modernos  edificios,  en  su  mayoría 
de  planta  baja  y  de  buen  g-usto  arquitectónico.  En  las  inme- 
diaciones de  la  población  y  á  orilla  de  la  carretera  existe  un 
antiquísimo  aljibe,  construido  con  toda  clase  de  restos  de  edi- 
ficaciones y  entre  los  que  destacan  neg*ros  y  verdosos  trozos  de 
ofitas,  pedazos  de  andesitas,  barros  romanos  y  calizas  y  arenis- 
cas labradas.  El  Sr.  G.  Simancas  hizo  de  él  varios  dibujos  y  lo 
calificó  de  bizantino.  Emplazado  en  medio  de  un  campo  culti- 
vado, y  á  cosa  de  un  kilómetro  del  mar,  parece  contener  entre 
sus  abigarrados  muros  los  restos  de  antig-uas  civilizaciones,  y 
de  un  lugar  inmediato  se  han  extraído  dos  trozos  de  bellísi- 
mas estatuas  que  después  vimos  en  casa  de  los  propietarios 
del  terreno,  Sres.  de  Múrtula.  El  mayor  de  estos  trozos,  como 
de  unos  35  cm.,  representa  desde  los  pies  á  la  cintura,  á  una 
Ventís  púdica,  tallada  en  mármol  blanco  sacaroide,  no  habién 
dose  encontrado  el  resto  de  la  estatua.  Hicieron  excavaciones 
en  su  busca  y  hallaron  una  cabeza,  de  unos  5  cm.,  de  tipo 
g-rieg-o,  admirablemente  esculpida  en  la  misma  clase  de  már- 
mol que  la  otra.  El  número  de  objetos  extraídos  es  tan  g-rande 
y  de  tanto  valor,  que  no  cabe  duda  fué  este  lugar  centro  de 
mucha  importancia  en  las  pasadas  edades  (1).  Arruinado  y 
destruido  con  las  sucesivas  invasiones  se  perdió  casi  todo  y  ni 
aun  memoria  debió  conservarse  de  él  durante  varios  siglos. 
Santa  Pola  aparece  en  la  época  de  la  Casa  de  Austria  como  una 
fortaleza  para  defenderse  de  las  incursiones  de  los  piratas  ber- 
beriscos, que  aún  se  conserva  en  buen  estado,  sirviendo  en  la 
actualidad  de  Casas  Consistoriales,  cuartel  y  otras  viviendas, 
dada  su  gran  extensión.  El  pueblo  se  ha  ido  formando  poco  á 
poco  alrededor  de  la  antig-ua  fortaleza,  debiendo  en  la  época 
presente  su  importancia  al  comercio  de  vinos  y  á  la  explota- 
ción de  la  sal  que  se  obtiene  en  abundancia  en  la  albufera  de 
Elche  á  poca  distancia  al  W.  de  la  población. 

Dos  hechos  se  deducen  de  nuestras  investig-aciones  por  la 


(!)  El  gran  Dolitim  de  muchas  ánforas  de  cabida,  existente  en  el  Museo  Arqueoló- 
gico Nacional,  procede  de  este  sitio  Encontramos  los  trozos  de  otro,  depositados  en 
el  recién  creado  Museo  provincial  de  Alicante. 


DE    HISTORIA    NATURAL.  207 

reg"ióii  de  que  tratamos:  es  el  primero  la  prueba  de  la  emer- 
sión de  esta  parte  del  litoral,  aun  en  la  época  histórica,  puesto 
que  el  llamado  Portus  lUiciiamis,  que  por  los  restos  extraídos 
debió  asentarse  no  lejos  de  las  posesiones  de  los  Sres.  de  Múr 
tula,  está  á  1  km.  próximamente  de  la  playa  actual,  y  aunque 
los  fenómenos  de  aterramiento  hayan  contribuido  á  aumentar 
esta  distancia,  su  elevación  sobre  las  ag'uas  y  el  aspecto  del 
Cabo,  cuyo  cantil  se  encuentra  bastante  alejado  de  la  acción 
de  las  olas,  parece  confirmarlo.  Probada  de  un  modo  irrefuta- 
ble la  emersión  de  este  litoral  desde  la  época  cuaternaria,  g-ra- 
cias  á  la  existencia  de  los  depósitos  de  conchas  actuales  exis- 
tentes en  la  Albufereta  de  Alicante  (1),  el  fenómeno  ha  conti- 
nuado en  la  época  histórica,  transformando  los  estuarios  y 
marismas  en  g-randes  llanuras,  alg-unas  impropias  para  el  cul- 
tivo por  las  sales  que  aún  contienen,  quedando  como  residuo 
de  la  ocupación  del  mar  las  albuferas  y  lag'unas  saladas  de  El- 
che, las  dos  de  Torrevieja  y  el  Mar  Menor  de  Murcia,  la  más 
extensa  de  todas. 

El  otro  hecho  dig-no  de  notarse  se  refiere  á  la  constitución 
g-eológ-ica  de  esta  que  pudiéramos  llamar  la  tierra  haja  de  Ali- 
cante. Desde  la  capital  hacia  el  W.  limita  las  formaciones  se- 
cundarias una  zona  que  equivale  á  la  cuarta  ó  quinta  parte  de 
la  provincia,  zona  ocupada  solamente  por  formaciones  tercia- 
rias modernas  y  el  cuaternario  y  actual.  Llega  el  Infracretáceo 
hasta  los  mismos  muros  de  Alicante,  constitu3'endo  la  colina 
en  que  se  alza  el  ruinoso  castillo  de  San  Fernando,  y  conti- 
núa por  el  Hondo  de  Piqueres,  Serreta  NegTa  y  Foncalent,  eu 
cuya  cresta  asoma  el  Titónico;  aparece  de  nuevo  el  Albense  en 
las  canteras  de  Rebolledo,  y  este  piso,  juntamente  con  el  Ap- 
tense  y  Neocomiense,  en  la  falda  SE.  de  la  sierra  de  San  Pas- 
cual, la  masa  considerable  de  la  sierra  de  Crevillente  formada 
por  Titónico  é  Infracretáceo  y  los  macizos  triásicos — pequeños 
junto  á  la  estación  de  Albatera,  mayores  en  Callosa,  sierra  de 
la  Muela  y  Orihuela,  —  internándose  por  Santamera  en  la  pro- 
vincia de  Murcia.  Todo  el  espacio  limitado  por  los  expresados 
lugares  y  el  Mediterráneo  encierra  las  formaciones  terciarias 
modernas,  cuaternarias  y  actuales  ya  dichas,  no  habiendo  en- 


(1)    Apíintes  para  el  estudio  geológico  de  la  provincia  de  ^Z/ca«^e.  — Boletín  de  la 
Real  Sociedad  Española  de  Historia  Natural,  Marzo,  1906,  pág.  154. 

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?08  B0LKT1>;    DIÍ    LA    REAL    SOCIEDAD    ESPAÑOLA 

centrado  en  esta  parte  ni  siquiera  el  Nummulítico,  que  bordea 
en  alg'unos  puntos  al  secundario  y  no  aparece  en  la  reg-ión 
baja.  Hay  en  el  interior  de  la  provincia  y  en  la  costa  que  se 
extiende  hasta  la  provincia  de  Valencia,  grandes  manchas  de 
Terciario  moderno  y  de  Cuaternario,  combinándose  en  capri- 
choso y  revuelto  mosaico  con  manchas  de  otros  terrenos;  pero 
en  la  zona  antes  citada  no  hemos  encontrado  terrenos  más  an- 
tiguos que  el  Mioceno,  lo  que  parece  obedecer  á  una  emersión 
iniciada  durante  el  Olig'oceno,  y  continuada  hasta  la  época 
actual. 


Datos  biográficos  del  profesor  D.  Francisco  de  Paula  Martínez  y  Sáez 

POR 

J.    GOGORZA 

El  26  del  pasado  mes  de  Enero  falleció  en  Madrid  el  sabio 
Catedrático  de  la  Universidad  Central,  D.  Francisco  de  Paula 
Martínez  y  Sáez.  Difícil  es  condensar  en  unas  cuantas  líneas 
los  resultados  de  la  labor  científica  realizada  por  este  insigne 
naturalista,  cuya  vida  se  consagró  sin  interrupción  al  estudio 
de  las  ciencias  naturales.  Difícil  también  exponer  las  condi- 
ciones de  su  personalidad  moral  é  intelectual,  para  quien  no 
tiene  costumbre  de  hacer  estos  trabajos.  Pero  el  afecto  sin- 
cero que  yo  sentía  por  el  profesor  Martínez,  me  impulsa  á  ren- 
dir este  modesto  homenaje  á  su  memoria:  á  la  memoria  del 
que  en  vida  fué  siempre  para  mí  un  maestro  cariñoso  y  un 
leal  y  verdadero  amigo. 

Comenzó  su  carrera  nuestro  biografiado,  en  Madrid,  como  los 
estudiantes  de  más  modesta  posición,  logrando,  merced  á  su 
aplicación  y  á  su  entusiasmo  por  los  estudios  científicos,  obte- 
ner á  los  veintiún  años  el  título  de  licenciado  en  la  Facultad  de 
Farmacia  y  el  de  doctor  en  Ciencias  Naturales.  Fué  nombrado 
poco  tiempo  después  ayudante  de  las  cátedras  de  esta  Sección 
en  la  Universidad  Central,  donde  se  distinguió  y  trabajó 
notablemente  en  el  arreglo  y  clasificación  de  las  coleccio- 
nes de  vertebrados  que  existían  entonces  en  el  Museo  de 
Historia  Natural.  Desde  aquel  momento  su  afición  se  especia- 
izó  en  el  estudio  de  estos  seres  que,  con  el  de  la  entomología. 


D.    FRANCISCO    DE    P.     MARTÍNEZ    Y    SÁEZ 


DE    HISTORIA    NATURAL.  209 

consumió  su  vida  entera.  Las  necesidades  de  ésta  le  oblig-a- 
ron,  sin  embarg-o,  á  separarse  durante  alg-ún  tiempo  del  refe- 
rido g-énero  de  trabajos  y  de  sus  colecciones  favoritas,  cuando 
fué  nombrado  por  oposición  Catedrático  numerario  de  Historia 
Natural  en  el  Instituto  de  Teruel,  desde  el  que  pasó  más  tarde 
á  los  de  Oviedo  y  Jerez. 

Fué  en  este  período  cuando  el  Gobierno  español,  queriendo 
iniciar  una  época  de  protección  hacia  las  Ciencias  naturales 
que,  desde  los  tiempos  de  Carlos  III,  de  feliz  memoria,  es- 
taban punto  menos  que  olvidadas  oficialmente,  determinó 
nombrar  una  comisión  que  hiciese  exploraciones  y  estudiase 
todo  lo  referente  á  estas  Ciencias,  en  los  diversos  países  de 
la  América  meridional.  El  profesor  Martínez  fué  uno  de  los 
desig-nados  para  formar  parte  de  dicha  comisión,  propuesta 
que  aceptó  con  júbilo,  llevado  de  su  entusiasmo  por  las  inves- 
tig-aciones  zoológ-icas,  y,  sin  titubear  un  momento,  cambió 
¿'ustoso  la  vida  sedentaria  y  tranquila  del  Catedrático  de 
provincia  por  los  azares  y  aventuras  de  un  viaje  por  países 
desconocidos  y  salvajes,  en  los  que  las  enfermedades  le  pusie- 
ron más  de  una  vez  en  trance  de  muerte.  Este  viaje  fué  el  últi- 
mo de  los  g-randes  viajes  realizados  por  naturalistas  españoles 
en  las  comarcas  tropicales  americanas.  En  él,  nuestro  con- 
socio, el  profesor  Martínez,  que  en  su  aspecto  y  en  su  trato  re- 
velaba timidez  y  como  indecisión  de  carácter,  dio  repetidas  y 
g"allardas  muestras  de  intrepidez,  de  valor  y  de  energía,  y  du- 
rante los  tres  años  y  medio  que  duró  su  excursión,  llevó  á  cabo 
una  cantidad  de  trabajo  científico  tan  g-rande,  que  sólo  las  co- 
lecciones por  él  recog-idas  y  enviadas  á  nuestro  Museo,  valían 
con  creces  el  escaso  dinero  g-astado  por  el  Gobierno  en  esta 
exploración. 

Es  interesante,  por  tanto,  reseñar,  aunque  sea  sumaria- 
mente, las  diversas  peripecias  ocurridas  á  nuestro  viajero  en 
América,  por  las  enseñanzas  que  de  este  relato  puedan  des- 
prenderse para  la  actual  g-eneración  de  naturalistas  españo- 
les, alg-o  más  práctica  y  positiva  que  la  de  aquella  época  á 
que  me  refiero,  que  se  disting'uía  por  su  romanticismo  cientí- 
fico. La  Comisión  embarcó  en  Cádiz  el  10  de  Ag'osto  de  1862 
en  la  fragata  de  g-uerra  Nuestra  Señora  del  Triunfo,  que,  con 
otros  varios  barcos,  estaba  destinada  á  visitar  diferentes 
puertos  del  Pacífico.  Antes  de  tocar  en  tierra  americana  hicie- 


210  boletín    de    la    REAL   SOCIEDAD    ESPAÑOLA 

ron  escala  en  las  Canarias  y  en  San  Vicente  de  Cabo  Verde^ 
donde  recog-ieron  g-ran  cantidad  de  plantas  é  insectos.  El  9  de 
Septiembre  Ueg-aron  á  San  Salvador,  en  el  Brasil,  donde 
Martínez  permaneció  un  mes,  haciendo  en  este  tiempo  varias 
excursiones  á  las  comarcas  del  interior  de  esta  reg-ión  brasi- 
leña, entonces  poco  menos  que  salvajes.  Pasó  después  á  Río 
Janeiro,  donde  residió  también  alg-unas  semanas,  reuniendo 
en  este  punto  notables  colecciones  de  vertebrados,  que,  unidas 
alas  que  recog-ió  días  después  en  Desterro,  provincia  de  Santa 
Catalina,  constituyeron  ya  un  importante  y  copioso  envío.  El 
6  de  Diciembre  fondea  en  Montevideo,  donde  residió  hasta  el 
16  de  Enero  de  1863,  recorriendo  en  este  tiempo  muy  curiosas 
localidades  de  las  fecundas  márg-enes  del  río  de  la  Plata.  Con 
objeto  de  aumentar  la  zona  de  sus  investigaciones  y  dar  ma- 
yor variedad  á  las  recolecciones,  determinó  la  Comisión  divi- 
dirse en  grupos,  marchando  unos  comisionados  á  Chile,  por 
tierra,  atravesando  el  continente  americano  desde  la  costa  del 
Atlántico  á  la  del  Pacífico,  por  el  paralelo  33°;  mientras  otros 
se  dirig-ían  al  mismo  país  embarcados.  Martínez  fué  de  estos 
últimos,  y  el  16  de  Enero  embarca  en  Montevideo  en  la  fra- 
g-ata  Triunfo,  pasa  el  Estrecho  de  Mag-allanes  y  visita  diferen- 
tes localidades  de  Patag-onia,  viviendo  alg-unos  días  en  una  de 
las  tribus  que  habitaba  la  costa.  Retrocede  después  á  las  islas 
Malvinas,  donde  permanece  hasta  el  9  de  Abril,  haciendo  inte- 
resantes recolecciones  de  peces,  crustáceos  é  insectos,  desg-ra- 
ciadamente  perdidas  en  su  mayor  parte  por  el  rig-or  de  las  Orde- 
nanzas de  á  bordo.  Pasados  meses  en  Chile,  recorriendo  los  al- 
rededores de  Valparaíso,  Santiag"o  y  Copiapó,  visitando  después 
el  desierto  de  Atacama,  donde  uno  de  los  comisionados,  el  des- 
graciado D.  Fernando  Amor,  contrajo  la  enfermedad  mortal 
que  pocos  meses  más  tarde  le  condujo  al  sepulcro,  á  más  de 
3.000  leg'uas  de  su  patria.  Nuestro  biog'rafiado  también  experi- 
mentó allí  una  enfermedad  debida  á  los  rig-ores  del  clima. 
Desde  Chile  se  dirig-e  al  Callao  y  más  tarde  á  San  Francisco  de 
California,  regresando  por  último  nuevamente  á  Chile,  donde 
se  reúne  con  los  restantes  compañeros  de  comisión.  Allí  tuvie- 
ron que  abandonar  la  escuadra,  en  la  cual  hasta  entonces  ha- 
bían viajado.  Parecía  natural  que  tan  repetidos  viajes  y  excur- 
siones y  las  molestias  y  enfermedades  por  ellos  ocasionadas, 
hubiesen  cansado  el  ánimo  de  aquellos  animosos  exploradores 


DK    HISTORIA   NATURAL.  211 

y  les  hiciesen  sentir  el  deseo  de  regresar  á  su  país  y  descansar 
de  tan  repetidas  fatig-as  en  el  seno  de  sus  familias.  Pero  ya  he 
dicho  antes  que  los  naturalistas  de  aquella  época  eran  verda- 
deros románticos  de  la  ciencia  y  como  tales  obraron  en  aque- 
lla ocasión,  pidiendo  al  Gobierno  que,  en  vez  de  volver  á  Es- 
paña por  los  cómodos  paquetes  de  vapor,  se  hiciera  el  reg"reso 
atravesando  la  mayor  anchura  del  continente  americano,  ca- 
minando á  caballo  ó  á  pie  y  atravesando  vastas  reg-iones  ente- 
ramente salvajes.  Habiendo  facultado  el  Gobierno  á  los  comi- 
sionados para  realizar  este  último  g-ran  viaje,  el  más  intere- 
sante de  todos  los  llevados  á  feliz  término  por  la  Comisión, 
como  fácilmente  puede  comprenderse,  se  reunieron  en  Gua- 
yaquil en  Octubre  de  1864,  pero  ya  muy  mermados  en  núme- 
ro, pues  de  los  nueve  individuos  que  primitivamente  la  for- 
maban, sólo  cuatro,  los  Sres.  Martínez,  Espada,  Isein  y  Alma- 
g-ro  pudieron  emprender  esta  última  etapa  que  consistía  en 
atravesar  la  América  del  Sur  por  el  paralelo  2°  de  latitud  meri- 
dional, desde  Guayaquil,  en  el  Pacífico,  hasta  Gran  Para,  en  el 
Atlántico.  No  entraré  en  detalles  de  este  viaje,  que  hoy  es 
.difícil  y  peligroso,  y  en  aquella  época,  era  el  intentarlo  empresa 
temeraria  y  arriesg'ada.  Indicaré  que  á  pie  lleg-aron  á  Quito, 
atravesaron  los  Andes,  se  dirig-ieron  después  hasta  el  río  Ñapo, 
el  más  considerable  de  la  república  del  Ecuador,  visitaron  el 
grandioso  volcán  CotO'paxi  y  el  24  de  Ag-osto,  por  el  río  Mara- 
ñen, Ueg-aron  á  Tabating-a  en  la  frontera  brasileña.  En  este 
poblado,  constituido  por  unas  cuantas  cabanas,  residieron  al- 
g-unas  semanas,  esperando  inútilmente  recursos  que  el  Gobier- 
no español  no  mandaba,  pasando  sin  comer  algunos  días, 
enfermos  y  medio  desnudos.  Convencidos  de  que  toda  espera 
era  inútil,  y  g-racias  al  desprendimiento  de  un  comerciante 
español  de  Tabating-a,  consig-uen  pasaje  hasta  Gran  Para  en 
el  vapor  Icamaba  y  lleg-an  á  dicho  punto  el  12  de  Octubre  y  á 
Madrid  el  18  de  Enero  de  1866. 

Como  dato  que  puede  servir  para  apreciar  el  trabajo  llevado 
á  cabo  por  el  profesor  Martínez  en  estos  diferentes  y  arriesg-a- 
dos  viajes,  que  duraron  tres  años  y  medio  y  en  los  que  reco- 
rrió más  de  3.000  leg-uas  de  tierras  americanas,  indicaré  que 
sólo  las  colecciones  por  él  recog-idas,  estaban  formadas  de  más 
de  30.000  ejemplares,  y  si  se  tiene  en  cuenta,  por  lo  expuesto 
más  arriba,  las  condiciones  de  penuria,  la  falta  de  medios  y  las 


212  BüLKTIN    Dlí    LA    REAL    SÜCIIÍDAD    ESPAÑOLA 

fatig-osas  circunstancias  con  que  todas  estas  excursiones  fue- 
ron hechas,  no  puede  menos  de  admirarse  el  entusiasmo  cien- 
tífico y  el  desinterés  personal  que  supone  conseg-uir  estos  re- 
sultados con  tan  desfavorables  medios. 

A  su  vuelta  de  América,  y  para  premiar  tan  relevantes  ser- 
vicios, fué  nombrado  Martínez  catedrático  supernumerario  en 
la  Facultad  de  Ciencias  de  la  Universidad  Central,  y  ag-racia- 
do,  además,  con  una  encomienda  de  la  Real  Orden  americana 
de  Isabel  la  Católica.  Alg^unos  años  después,  el  30  de  Mar- 
zo de  1872,  ocupó  en  posesión  la  Cátedra  de  Zoog-rafía  de 
Vertebrados,  en  la  misma  Facultad,  viendo  así  realizados  sus 
más  vivos  deseos  de  poder  dedicar  toda  su  actividad  y  toda  su 
inteligencia  á  los  estudios  que  fueron  el  mayor  anhelo  de  su 
vida.  En  esta  Cátedra  se  formó  el  eminente  profesor  que  todos 
hemos  conocido,  del  que  todos  hemos  recibido  instructivas  lec- 
ciones, y  que  durante  el  tiempo  que  desempeñó  su  cometido, 
enseñó  con  cariño  á  sus  discípulos,  y  org'anizó,  de  una  mane- 
ra perfecta  y  acabada,  los  estudios  de  sistemática  de  vertebra- 
dos en  nuestro  país.  Observador  profundo,  detallista  y  minu- 
cioso hasta  la  exag-eración,  tenía  además  todas  las  condicio- 
nes necesarias  para  ser  un  buen  naturalista  clasificador,  como 
lo  demostró  en  la  labor  perseverante  y  tenaz  de  ordenar  y 
clasificar  las  colecciones  de  vertebrados  que  estaban  á  su  carg-o 
en  el  Museo  de  Historia  Natural;  labor  obscura,  de  trabajo 
diario,  que  para  muchos  puede  pasar  inadvertida,  pero  que 
supone  una  g-ran  cantidad  de  energ-ía  y  de  actividad  g-astados. 

Como  consecuencia  de  estos  estudios  ha  dejado  escritas  el 
benemérito  maestro  muchas  notas  y  publicaciones,  entre  las 
cuales  deben  mencionarse  las  sig-uientes: 

«Nota  sobre  los  mamíferos  americanos.» 

«Vertebrados  de  Fernando  Póo  y  el  Golfo  de  Guinea.» 

«Apuntes  de  un  viaje  por  el  Sahara  occidental. — Reptiles  y 
Mamíferos.» 

«Variedad  neg-ra  del  zorro  común  fCcmis  vulpes  L.),  proce- 
dente de  Cuenca.» 

«Nota  sobre  tres  ofidios  de  Filipinas,  reg-alados  por  D.  Luis 
María  Portilla.» 

«Observaciones  sobre  un  ofidio  de  Nueva  Granada,  remitida 
al  Museo  de  Madrid.» 

«Noticia  de  alg'unos  mamíferos  de  España  y  de  América.» 


DE  HISTORIA   NATURAL.  213 

«■Nota  sobre  el  Eerpestes  tentaculatum  Lac.» 

«Lista  de  los  reptiles  índicos  reg'alados  al  Museo  de  Madrid 
l)or  D.  Claudio  Montero,  y  observaciones  á  ellos  referentes.» 

«Lista  de  los  reptiles  recog"idos  en  Filipinas  por  D.  Casto 
Méndez  Núñez,  reg'alados  al  Museo  de  Madrid.» 

«Observaciones  sobre  el  Moloch  horridus  Gray,>) 

«Nota  sobre  dos  reptiles  de  Fernando  Póo  { Chammleo  Oweni 
Gray  y  Vípera  nasicornis  Shaw).» 

«Nota  sobre  alg-unos  reptiles  de  Menorca.» 

«Sobre  el  habitat  en  España  de  la  MyogaJea  pyrenaica  Geoíf.» 

«Lista  de  varias  especies  de  aves  de  las  cercanías  de  Mieres 
(Oviedo).» 

«Datos  para  la  lierpetolog"ía  de  España.» 

«Noticias  sobre  reptiles,  anfibios  y  peces  del  Amazonas,  ad- 
quiridos por  el  Museo  de  Madrid.» 

«Noticia  sobre  un  Hisüoyhorus  belone  Raf.  de  las  costas  de 
España.» 

«Nota  sobre  el  Bufo  miJgaris  Laur.,  y  observaciones  acerca 
de  su  desarrollo.» 

«Reptiles  y  peces  filipinos,  reg'alados  al  Museo  de  Madrid  por 
A.  Hornee.» 

«Moluscos  del  viaje  al  Pacífico-Bivalvos.» 

«Nota  biográfica  de  D.  Laureano  Pérez  Arcas.» 

«Nota  biográfica  de  D.  Marcos  Jiménez  de  la  Espada.» 

«Distribución  metódica  de  los  vertebrados.» 

Pero  con  ser  mucho^  no  es  esto  todo  lo  realizado  por  la  acti- 
vidad del  profesor  Martínez,  pues  cuando  dejaba  las  coleccio- 
nes del  Museo,  aún  encontraba  tiempo  en  su  casa  para  dedi- 
carse á  los  estudios  entomológicos,  en  los  que  fué  un  verda- 
(iero  especialista,  principalmente  en  el  conocimiento  de  los  co- 
leópteros de  Esnaña.  E.stas  aficiones  le  llevaban  á  recorrer 
g-ran  número  de  localidades  españolas,  que  exploraba  con 
ardor  y  siempre  con  fruto  para  la  ciencia.  Recorrió  en  todas 
direcciones  la  Sierra  de  Guadarrama,  visitó  con  detenimiento 
la  serranía  de  Cuenca,  la  sierra  de  Gredos,  la  Nevada  y  tantas 
otras  localidades  interesantes  que  sería  fatig-oso  enumerar. 
Reunió,  de  este  modo,  una  colección  de  más  de  8.000  especies 
de  coleópteros,  la  mayor  parte  de  España,  y  otros  de  diferen- 
tes comarcas  de  Europa,  adquiridos  por  cambio  con  diversos 
naturalistas  extranjeros,  con  los  cuales  sostenía  frecuente  co- 


214  boletín    de    la    REAL   SOCIEDAD    ESPAÑOLA 

rrespondencia.  Sirvióle  esto  de  base  para  describir  muchas  es- 
pecies nuevas  de  la  fauna  española  y  para  numerosas  publica- 
ciones, referentes  á  ella,  como  son  las  sig'uientes: 

«Datos  sobre  alg-unos  coleópteros  de  los  alrededores  de 
Cuenca.» 

«Descripción  de  coleópteros  de  España.» 

«Apuntes  de  un  viaje  por  el  Sahara  occidental:  coleópteros.» 

«Descubrimiento  en  Madrid  del  Hetmrius  Marseuli  Brul.» 

«Sobre  la  plag-a  del  Colaphus  atar  01.» 

«Sobre  varios  coleópteros  de  Villajero  (Avila).» 

«Sobre  el  Necrodes  Uttoralis  L.,  hallado  en  Santander.» 

«Observaciones  sobre  la  Clythra  appendicina  Lacd.» 

«Hallazg'o  de  la  Lissa  chiragra  Fab.,  en  Menorca.» 

«Lista  de  los  himenópteros  hallados  en  España  y  determi- 
nados por  L.  Dufour.» 

«Nota  sobre  los  coleópteros  de  España.» 

«Descubrimiento  en  Menorca  del  iSaprinus  cruciaitis  F.» 

«Nota  sobre  una  especie  del  g-en.  Lahidostomis .y> 

«Coleópteros  citados  por  primera  vez  en  Menorca.» 

«Datos  para  la  entomología  de  España.» 

«Observaciones  sobre  la  distribución  g-eog-ráfica  de  las  va- 
riedades del  Pmdhis  cvrcus  Dej.» 

«Sobre  dos  especies  de  Ancyrophoms  de  Madrid.» 

«Nota  sobre  el  Ophomis  KaMUanus  Reiche.» 

«Coleópteros  de  España,  recog"idos  por  D.  Máximo  Lag'una.» 

«Nota  sobre  Dorcadioii  de  España.» 

«Coleópteros  de  España  y  Norte  de  África,  recog-idos  por  el 
Sr.  Bolívar.» 

<i.A(jryimus  notodonta  Latr.,  de  Sevilla.» 

«Noticia  del  estudio  del  R.  P.  Wasman  sobre  los  g-éneros 
Átemeles  y  Lomechusa  y  sobre  los  animales  mirmecófag-os.» 

Fué  socio  fundador  y  notablemente  activo  de  nuestra  So- 
ciedad Española  de  Historia  natural  y  mieuibro  de  las  ento- 
mológ-icas  de  Francia  y  de  Berlín  y  de  la  Sociedad  científica 
de  Bruselas. 

Tal  es  la  labor  que  realizó  en  vida  el  sabio  maestro  D.  Fran- 
cisco de  Paula  Martínez  y  Sáez.  Con  tales  merecimientos  pro- 
pios, pudiera  haber  lleg"ado  á  los  puestos  más  preeminentes 
de  la  enseñanza,  pero  siempre  su  cátedra  fué  el  término  de 
sus  aspiraciones.  Hombre  de  g'ran  humildad,  con  una  modes- 


DE   HISTORIA   NATURAL.  215 

tia  que  rayaba  en  la  timidez,  y  no  conociendo  la  ambición,  que 
á  tantas  medianías  eleva,  permaneció  siempre  alejado  de  toda 
contienda  que  no  fuese  relacionada  con  sus  estudios  favori- 
tos. Por  esto,  su  saber  y  su  personalidad  no  adquirieron  todo  el 
relieve  que  sus  muchos  méritos  podían  haberle  dado.  El  era 
el  último  representante  de  aquel  gTupo  de  insig-nes  profeso- 
res de  nuestro  Museo  de  Historia  Natural,  que  por  su  entusias- 
mo y  su  saber,  iniciaron  una  época  de  resurg-imiento  de  las 
ciencias  naturales  en  España,  los  cuales  fueron  maestros  y 
guías  de  todos  los  naturalistas  actuales.  Con  él  desaparece  tam- 
bién un  trabajador  infatig-able,  cuya  larga  vida  (nació  en 
Madrid  el  30  de  Marzo  de  1835)  se  consagró  entera  al  desinte- 
resado cultivo  de  la  ciencia  y  á  la  enseñanza,  que  en  su  cáte- 
dra daba  con  tanta  perseverancia  como  bondad  y  sencillez. 

Nombres  vulgares  de  las  aves  de  la  isla  de  Cuha 

?0E 

FRANCISCO  DE  LAS  BARRAS  DE  ARAGÓN 

En  el  año  de  1853  se  inició  en  la  Habana  una  suscripción 
entre  los  peninsulares  naturales  de  Asturias,  con  objeto  de  fo- 
mentar el  gabinete  de  Historia  natural  de  la  Universidad  de 
Oviedo.  El  importe  de  la  suscripción  se  empleó  en  formar  una 
colección,  lo  más  completa  posible,  de  las  aves  cubanas,  la 
cual,  instalada  en  once  grandes  cajas,  con  tapa  de  vidrio,  cons- 
tituye aún  hoy  uno  de  los  más  importantes  elementos  de  nues- 
tro gabinete. 

El  catálogo,  que  se  conserva  en  el  archivo  universitario  (1), 
está  firmado  en  la  Habana,  en  27  de  Enero  de  1857,  por  don 
Juan  Lembeye,  quien  había  sido  el  encargado  de  formar  la 
colección.  Los  ejemplares  están  exactamente  clasificados  y 
acompaña  á  cada  nombre  técnico  el  vulgar  cubano. 

Creemos  de  interés  el  publicar  aquí  reunidos  estos  nombres, 
y  como  son  ellos,  y  no  la  lista  de  especies  de  Cuba,  lo  que  mo- 
tiva esta  nota,  nos  ha  parecido  preferible  colocarlos  por  orden 
alfabético,  como  ya  en  1905  hicimos  con  una  lista  semejante 
de  aves  de  Filipinas. 

(l)    Legajo  245,  estante  7.",  t.  6.»,  «Museo  de  Historia  natural  y  Jardin  Botánico». 


216  boletín    de   la   REAL   SOCIEDAD    ESPAÑOLA 

Aguaita  caimán,  Árdea  víresens  L. — Alcarabán,  A.  lenti- 
ginosa  Swains. — Alcatraz,  Pelecamis  fusciis  L.  var. — Apare- 
cido de  San  Dieg-o,  Carela  cyanea  L.— Arriero,  Saurothera 
Merlina  D'Orb. — Arriero  de  Costa,  Coccyzus  erythrophthalmus 
Wills.— Aura  tinosa,  Cathartes  aura  \\\g.~  Kzxúqío,  Passerina 
cyanea  lj.—kz\i\QÍo  real,  Cocohorus  cceruJeus  L.— Batista,  J/or- 
phmis  Gundlachü  Lemb. — Becasina,  Scolopax  Wilsonn  Temm. 
— Bereg-uetee,  Chorleides  virginianiis  Brin.— Bien-te-veo,  Vireo- 
syhia  olivácea  L. — Bijirita  aplomada,  SyMa  ccerulescens  Lath. 
— Bijirita  azul,  Culicivora  cwrulea  Swains.— Bijirita  coronada, 
Sylma  corónala  Lath.— Bijirita  de  costa,  S.  marilima  Wills.— 
Bijirita  de  frente  neg-ra,  S.  trichas  Lath.— Bijirita  de  g-arg-an- 
ta  amarilla,  S.  pensílis  Lath. — Bijirita  de  manig-ua,  8.  petechia 
Lath.— Bijirita  mitrada,  Setophaga  mitrala  L.— Bijirita  trepa- 
dora, MnioliUa  varia  L. — Bobito,  Muscícapa  virens  Gml. 
Boyero  ó  camao.  Columba  montana  Gml. — Cabrero,  Tanagra 
Pretrei  Less.— Camao,  Columba  caniceps  Lemb. — Camao  ó  bo- 
yero, C.  montana  Gml.— Canario  de  mang-lar,  Syhia  cesliva 
Gml.— Cao,  Corvus  jamaicencis  Gml.— Cárabo,  Otus  Ivacliyo- 
tus  L.— Caracolero,  Rostrhamus  sociaMlis  D'Orb. — Caraira,  Po- 
lyhorus  milgaris  Vieill. — Cardenal  acarminado,  Tanagra  cestiva 
Gml. — Cardenal  de  alas  neg-ras,  T.  ruJjra  L. — Carpintero  chu- 
rroso,  Nesoceleus  FernandinaYig. — Carpintero  escapulario,  Pi- 
cus  auratus  L. — Carpintero  jabado,  P.  superciliaris  Temm. — 
Carpintero  roán,  P.  varius  L. — Carpintero  verde,  P.  percussiis 
Temm.— Cernícalo,  Falco  sparveriíis  L. — Chamberg-o,  Dolico- 
nyx  oryfi'üonííL.- Chamberguito,  Emberiza  passerina  Wills. — 
Chiching-uaco,  Quiscaltis  Qundlachi  Cass. — Chillina,  Sylvia 
blenda  Lemb. — Chinchilita,  S.  americana  Lath. — Chirriador, 
Icterus  assimilis  Gml.  — Coco  prieto.  Ibis  falcineUus  Gml. — 
Codorniz,  Ortyx  virginiana  L.— Colibrí,  Orthorynchus  colubris 
Gml.— Colirubio,  Muscicapa  ruticilla  Gml.— Corúa,  Phalacro- 
corax  floridanus  Sud. — Corúa,  Phalacrocorax  sp.— Cotorra, 
Psittacus  leucocephala  Aldrovand.— Cotunto,  Noctua  nudipes 
Daud.— Cuchareta,  Anas  clypeata  L. — Cuerva  chiquita,  Pha- 
lacrocorax resplendens  Aud. — Deg-ollado,  Coccoborus  ludovicia- 
nus  L. — Frailecillo,  Charadrius  vociferus  L.— Frailecillo  cabe- 
zón, Cli.  JFilsonius  Ard. — Frailecillo  jaspeado,  C/i.  marmo- 
ratus  Temm.  — Gallareta  azul,  CiaUinula  galeata  Bonap. — 
Gallinuela  chiquita,  Rallus  mimitus  L. — Gallinuela  de  frente 


DE    HISTORIA    NATURAL.  2i7 

"blanca,  Gallmiila  galeata  P.  de  Vied.  —  Gallinuela  g'org-i- 
negra,  Ralliis  carolinensís  L. — Gallinuela  parda,  H.  creiñtans 
And. — Gallito,  Parra  j ácana  L.— Garcita,  Árdea  exUis  Gml. — 
Garza,  A.  cmnilea  Catesb.  (librea  blanca).  — Garza  azul,  A.  cmru- 
/^íí  Catesb.— Garza  blanca,  A.  candidissima  Gml. — Garza  pe- 
chiblanca, A.  ¡eucogaster  Gml.— Gavilán  colirojo,  Buteo  horea- 
lis  Gml.— Gavilán  sabanero,  Circus  cyaneus  L.— Gaviota  qAá- 
quita,  <S'¿grí^<^  Mmí/«  L.— Gaviota  de  pico  g-rueso,  St.  anglica 
Montag-u.— -Gaviota  de  pico  neg-ro,  AV.  cantiaca  Aud.— Gaviota 
monja,  St.  fuliginosa  Gml,  -Gaviota  neg-ra,  St.  nigra  L.— Go- 
londrina bifurcada,  Hiriindo  americana  Wills. — Golondrina  co- 
ronada, //.  coronata,  Museo  de  Berlín. — Golondrina  g-rande, 
//.  purpurea  L. — Golondrina  verdosa,  H.  Mcolor  VieilL— Gor- 
g-ineg-ra,  Sylvia  Bachmanii  Aud.— Graminero,  Fringilla  sa- 
vanna  Wills. — Guabairo  g-rande,  ChorJeides  carolinensis  Briss. 
— Guanaba,  Nycticorax  rulgaris  L. — Guanana,  Anser  hyjjerho- 
rea  L.—Guaraiba  chica,  ChorJeides  vociferiis  Wills. — Guareao, 
Aramus  guaranma  L.— Gusanero,  Sylvia  vermivora  Lath. — 
Halconcito,  Falco  columbarius  L. — Halcón,  F.  conwiunis  Gml. — 
Halcón  de  monte,  Bntteo  lattissimus  AVills. — Huyuyo,  Anser 
sponsa  L. — Jojorita,  Columba  passeri na  Gml.— Judío,  Cro^o/;/¿«- 
ga  ani  Less.— Labanco,  Anser  americana  L. — Lechuza,  Strix 
furcata  Tem. — Marbella,  Plotus  Anhinga  L.— Mariposa,  Passe- 
rina  ciris  L. — Mariposa  g-alana,  Sylvia  discolor  Vieill. — Martín 
pescador,  Alcedo  alcyon  L. — Mayito,  Icterus  /mmeralis  D'Orb. — 
Merg-eo,  Mergus  cucullatus  L. — Monjita  americana,  Sylvia 
striata  Wills. — Moscareta  parda.  Muscícapa  fusca  Gml. — Moto- 
lita coronada,  Sciurus  aurocapillus  Lath.— Neg-rito,  Pyrrhula 
nigra  L.— Ostrero  americano,  H(Pmaiopus  palliatus  Temm. — 
VkyAvo  hoho.  Silla  fusca  NieiW. — Pato  de  espinas,  Anas  spino- 
sa  L. — Pato  de  la  Florida,  A.  discors  L. — Pato  morisco,  A  .  ma- 
riloides  Vig-. — Pato  negro,  A.  rufitorqiiis  Bonap.— Pato  rojo, 
A.  ruMda  Wills. — Pato  serrano,  A.  carolinensis  L. — Pedorrera, 
Todiis  Portoricensis  Less. — Periquito,  Conurus  guyanensis  L. 
— Pescueziiarg-o,  Anas  acuta  L. — Petibobo,  Víreo  Gfundlachií 
Lemb. — Pitirre,  Tyrannus  matutínus  Wieili. — Pitirre  Guati- 
bere,  Tyrannus  magnírostrís  D'Orb. — Pizpita,  Seiurus  sulfuras- 
cens  D'Orb. — Pluvial  g-rande,  Vanellus  squatarolus  L. ^Rábida, 
Columba  carolinensis  Gml. — Sabanero,  Sturnella  ludovicíana  L. 
Sanjuanera,  Columba  zenaida  Bonap. — Saramag-ullón  chico, 
Podíceps  domínícencis  Briss. — Saramag-ullón  g-rande,  Podiceps 


218  boletín    de    la    REAL    SOCIEDAD    ESPAÑOLA 

caj-oM?iens¡s.—SeviySi,  Platalea  ajaja  L.— Sig-uapa,  Olus  Si- 
guapa D'Orb. — Sijú,  Noctua  Sijii  D'Orb. — Sinsonte,  Orpheus 
23oli/gIotiis  L.  — Solibio,  Xanthornus  dominicencis  L. — Tocororo, 
Trogon  teimurus  Temm. — Toti,  Qiciscalus  versicolor  Vieill. — 
Tomeg-uín  común,  Passeri7ia  olivaceaL. — Tomeg-uín  del  pinar, 
P.  collaris  Vigors. — Torcaza,  Coliimba  inornata  Vig-ors. — Tru- 
j)ial,  XantJiorus  Balitmore  L.— Vireo  de  g-arg-anta  amarilla, 
Vireo  flavifrons  Yieill. — Vireo  solitario,  Vireo  solitarius  Vieill. 
— Zancudo,  irimaniopns  nigricoUis  Vieill.— Zarapico  blanque- 
cino, Arenaria  calidris  L.— Zarapico  de  rabadilla  blanca,  Tota- 
mis  Schinzi  Bonap. — Zarapico  de  rabadilla  neg-ra,  T.  pectoralis 
Bonap. — Zarapico  escapulario,  Síre2)si¡as  inieriwes  L.— Zara- 
pico g-ritón.  Totamis  vociferus  Wills. — Zara])ico  mosqueado, 
T.  maciilariiis  Wills. — Zarapico  pati-amarillo,  T.  flavipes 
Wills. — Zarapico  real,  T.  specuUfenis  Cuv. — Zarapico  sabane  ■ 
ro,  T.  ¡ongicaudis  Bech. — Zarapico  solitario.  T.  soUiarins  Wills. 
— Zarapiquito,  T.  minor  Gundl. — Zorzal  g^ato,  Turdus  caroH- 
nensis  L. — Zunzún,  Orthorhynchus  Ricordi  Gerv. — Zunzun- 
cito,  O.  Helenae  Gundl. 

Nota  acerca  del  Claviceps  microcephala 

POR 

BLAS   LÁZARO    É    IBIZA 

A  la  breve  noticia  que  sobre  el  liallazg-o  de  esta  curiosa 
criptóg-ama  comuniqué  á  la  Sociedad  en  la  sesión  del  mes  de 
Marzo  último,  debo  añadir  los  sig'uientes  pormenores: 

Los  primeros  ejemplares  que  tuve  ocasión  de  observar  me 
fueron  remitidos  para  su  determinación  por  el  ilustrado  far- 
macéutico de  Soucillo  (Burgos),  D.  José  Estébanez  y  Mazón, 
quien  tan  curiosas  y  detenidas  recolecciones  viene  practicando 
respecto  de  plantas  superiores  y  de  criptógamas  de  las  cerca- 
nías de  la  mencionada  localidad.  Venían  estos  ejemplares  con 
las  glumas  y  cariópsides,  sin  las  inflorescencias,  por  lo  que  ro- 
gué  al  Sr.  Estébanez  que  al  año  siguiente  remitiese  alguna  in- 
florescencia más  completa,  como  así  lo  hizo,  pudiendo  entonces 
juzgar  que  se  trataba  de  un  Calamagrostis,  del  que,  aun  no  ha- 
biendo visto  la  planta  entera,  tengo  por  Calamagrostis  ¡ittorea. 

Recibí  en  el  segundo  envío  ejemplares  que  me  permitieron 
observar  todas  las  formas  y  tamaños  del  esclerocio,  bastante 


DE    HISTORIA   NATURAL. 


21  í> 


variable  en  long-itud,  aunque  rara  vez  excede  de  unos  10  mm., 
y. más  constante  en  la  anchura,  pues  su  diámetro  es  siempre 
menor  de  1  mm.  y  á  veces  sólo  Ueg-a  á  la  mitad  de  este  g-rosor. 
Generalmente  es  un  poco  curvo,  pero  nunca  demasiado  ar- 
queado. La  super- 
ficie es  parda  muy 
obscura,  casi  ne- 
g-ra,  mate,  alg-o  ru- 
g'osa  en  sentido  de 
la  long-itud,  pero 
sin  presentar  sur- 
co long-itudinal.  La 
sección  es  alg"o  po- 
ligonal é  irregular 
en  seco,  pero  en 
fresco  la  forma  es 
cilindroidea  y  alg-o 
adelg-azada  en  los 
dos  extremos. 

Los  g-ranos  reco- 
gidos en  un  verano 
pueden  cultivarse 
á  la  primavera  si- 
guiente, produ- 
ciendo aparatos  es- 
poríferos  que  difie- 
ren de  los  del  Cla- 
viceps  purpurea  por 
los  pedicelos  muy 
delgados    y  casi 

transparentes,  terminados  por  un  cabezuela  muy  pequeña. 
Cuando  ésta  se  deseca,  las  peritecas  se  acusan  al  exterior  por 
contraerse  menos  que  el  resto  de  los  tejidos  de  la  cabezuela. 

La  comprobación  de  estos  caracteres  no  me  permitió  dudar 
de  la  determinación  específica^  que  pude  ya  asegurar  como 
ClavícejJS  m icrocephala. 

El  Clcimceps  microcephala  Tul.,  tiene  por  sinónimos  los  nom- 
bres de  Cordyccps 2)urpiirea,  var.  aciis  Desm.,  y  Kentrosporhim 
microcephalum  Wallr.,  pero  ninguno  de  estos*  nombres  puede 
aplicarse  hoy  como  corriente  ni  preferirse  á  la  denominación 
empleada  por  Tulasne. 


220  boletín    de   LA   REAL   SOCIEDAD    ESPAÑOLA 

Seg"uro  ya  de  la  especie,  procuré  examinar  detenidamente 
las  gramíneas  comunes  para  ver  de  conocer  alguna  localidad 
más  de  esta  interesante  especie,  pero  todas  mis  pesquisas  han 
sido  infructuosas  hasta  hoy  en  lo  que  se  refiere  á  Madrid  y  sus 
cercanías.  Sólo  en  Asturias  la  he  hallado,  y  nunca  en  gran  can- 
tidad, pero  sí  sobre  especies  diferentes.  Sobre  el  Calamagrostis 
litiorea,  el  Phleumjwatense,  el  Holcns  moUis  y  menos  raro  sobre 
la  Psamma  arenaria.  De  esta  última  especie  conservo  un  grupo 
de  espigas  con  los  esclerocios  muy  visibles,  y  que  representa 
muy  claramente  la  adjunta  fotografía,  que  ofrezco  á  la  Socie- 
dad por  si  estima  que  la  publicación  de  esta  figura  puede  con- 
tribuir al  reconocimiento  del  hongo  y  á  descubrir  nuevas  lo- 
calidades de  esta  especie  ó  nuevos  datos  acerca  de  su  parasi- 
tismo sobre  otras  gramináceas. 

En  la  Flora  mycologique  de  la  Belgique,  tomo  ii,  pág.  346  se 
le  cita  sobre  MoUnia  coeruha,  especie  vulgar  entre  nosotros, 
sobre  la  cual  nunca  he  visto  este  Claviceps,  sobre  Phragmites 
communis,  especie  también  comunísima  en  nuestra  flora,  y  so- 
bre Lasiagrostis  Calamagrostis. 

El  botánico  ruso  Sr.  I.  Rostowzew  ha  publicado  un  folleto 
con  observaciones  curiosas  sobre  ambos  cornezuelos  (Beitrage 
zur  Keimung  des  Mutterkornes.  Moscow,  1902),  que  inútil- 
mente pretendí  adquirir  por  mediación  de  las  librerías,  pero 
que  conseguí  muy  fácilmente  dirigiéndome  á  su  autor.  En 
este  trabajo  se  cita  el  aavicepsmicrocejihalaviwiQndLO  en  Rusia 
sobre  Festuca,  cuyas  especies  tanto  abundan  en  nuestros  cam- 
pos, Alopecítrus,  Poa,  Phleiim  ¡pratense,  Triticum  repens  y  An- 
thoxantlium  odoratum. 

Por  cierto  que  sobre  esta  última  especie  tuve  reiteradas  ve- 
ces ocasión  de  oir  á  nuestro  malogrado  compañero  y  distingui- 
do naturalista  que  fué,  D.  Jerónimo  Macho  y  Velado,  que  en 
las  cercanías  de  Santiago  de  Compostela  existía  el  CJamcejiS 
purpurea  sobre  el  AnthoxantJmm  odoratum.  Posible  es  que  este 
cornezuelo,  que  no  he  podido  comprobar,  corresponda  también 
al  Claviceps  microcephala. 

Aunque  tengo  ya  reunida  regular  cantidad  de  esclerocios  de 
esta  especie,  no  es  suficiente  para  determinar  químicamente  su 
riqueza  en  principios  activos,  comparativamente  con  el  corne- 
zuelo medicinal,  pero  confío  en  que  el  Sr.  Estébanez  me  remi- 
tirá nueva  recolección  para  que  pueda  intentarse  este  ensayo. 


DE    HISTORIA   NATURAL.  221 


Publicaciones  que  ha  recibido  la  í^eal  Sociedad  Española 
de  }4istoria  ^Jatural  durante  los  rmeses  de  Diciembre  de 
1907  y  Enero  de  1908  (continuacióp)  y  Febrero  de  1908. 

(La  liste  suivante  servirá  conime  acensé  de  réception.) 

Portugal 
CoUegio  de  S.  Fiel. 

Broteria.  Vol.  vr,  1907;  vol,  vii,  fase.  1,  1908. 
Instituí  royal  de  Bactériologie  Cámara  Pestaña,  Lisboa. 

Archives.  T.  n,  fase,  i,  1908. 
Société  portugaise  de  Hciences  naturelles,  Lisboa. 

Bulleün.  Vol.  i,  fase.  3,  1907. 

Eepóblica  Argentina 
Museo  nacional  de  Buenos-Aires. 
Anales.  Serie  ni,  t.  vil,  1907. 

Rusia 
Musée  zoologique  de  l'Académie  impériale  des  Sciences  de  St.  Pétersbourg. 
Annuaire.  T.  xii,  n"  3,  1907. 

Sdecia 
Entomologiska  FOreningen  i  Stockholm. 

Entomologisk  Tidskrifi.  Arg.  28,  Haft  1-4,  1907. 

Sujza 
Société  Vaudoise  des  Sciences  naturelles,  Lausanne. 

BuUetin.  Vol.  xlii,  nos  i66,  1.56,  1906;  vol.  xLlii,  n°  160,  1907. 
Société  zoologique  suisse  et  Muséum  d'Histoire  naturelle  de  Genéve. 

Revu'i  suisse  de  Zoologie.  T.  15,  fase.  ^,  1907. 


Agassiz  (Alex). — The  Geolog,  Section  of  the  Harvard  Univers.   Museum. 

Cambridge,  1902. 
Arévai.o  (Celso). — Contribución  al  estudio  de  la  constitución  química  de 

los  silicatos  naturales.  (Bol.  Soc.  arag.  de  Cieñe,  nat,  t.  vi,  n.os  8-10, 

1907.) 
Barnola  (J.  M.a)— Manual  del  Botánico  herborizador.  Barcelona,1908. 
Bois  (D.) — Argyreia  picneana  (Rev.  hortic,  1906.) 

—  Excursión  á  Verriéres-le-Buisson(Seine-et-Oise).  (BuU.  Soc.  bot.  Fran- 

ce,  t.  Li.  Paris,  1904.) 

—  L'épuration  et  rutilisation  des  eaux  d'égout  de  Paris.  (Bull.  Soc.  nat. 

d'Acclimat.  Paris,  1 906.) 

—  Les  plantes  útiles  de  la  Cochinchine  et  du  Cambodge,  (Bull.  du  Co- 

mité de  l'Asie  iranq.  Paris,  1906.) 

—  Un  nouveau  Crinum  du  Mozambique.  (Bull.  Mus.  d'Hist.  nat.  Paris,  1 907.) 


222  boletín    de    LA.   REAL    SOCIEDAD   ESPAÑOLA 

Bolívar  (I.)— Dos  nuevas  especies  de  <Hololampra>  de  Marruecos.  (Bol. 
R.  Soc.  esp.  Hist.  nat.  Febrero  1008.) 

—  Los  €Pamphagus>  de  Marruecos.  (Bol.  R.  Soc,  esp.  Hist.  nat.  Madrid, 

1907.) 
Cabrera    (Ángel). — On     cMuscardinid;e>     from   the   Iberian    Peninsula. 
(Annals  and  Magaz.  of  Nat.  Hist.  Serie  8,  vol.  i,  1908.) 

—  Three  new  Spanish  Insectivores.  (Annals  and   Magaz.   of  Nat.   Hist. 

Serie  7,  vol.  xx,  1907.) 

Calafat  León  (Juan). — Un  nuevo  yacimiento  de  auricalcita  en  Ondárroa 
(Vizcaya).  (Bol.  R.  Soc.  esp.  Hist.  nat.  Febrero  1908.) 

Calleja  y  Borja-Tarriu.=:  (Carlos).^-Contribución  á  la  histogénesis 
del  cerebelo  en  el  hombre.  (Bol.  R.  Soc.  esp.  Hist.  nat.  Febrero 
1908.) 

Casarfs  Cil  (A.)— < Marchantía  polymorpha»  L.  y  «Marchantía  palea- 
cea»  Bert.  (Bol.  R.  Soc.  esp.  Hist.  nat.  Febrero  1908.) 

CosTANTiN  (J.)  et  Bois  (D.)— Contribution  á  l'étude  du  genre  tPachy- 
podium».  (Ann.  des  Se.  nat.  Bot.  9"  serie,  t   vi  ) 

—  La  végétation  du  S.   W.  de  Madagascar.  (Rev.  hortic,  1907.) 

—  Sur  les  «Pacbypodium»  de  Madagascar.  (Compt.  rend.  Acad.  des  Se. 

París,  1906.) 
Dl¿;z  ToRTosA  (.J.  L.) — Datos  para  la  Flora  de  la  provincia  de  Granada. 

(Bol.  R.  Soc.  esp.  Hist.  nat.  Madrid,  1907.) 
Esteva  (J.)—Fulguritas  artificiales.  Gerona,  1908. 
Fernández  Navarro  (Lucas). — Datos   cristalográficos   de   1.^  Auricalcita. 

Bol.  R.  Soc.  esp.  Hist.  nat.  Febrero  1908.) 

—  Sobre  un  instrumento  paleolítico  de  Fuenlabrada  (Madrid)  (Bol.  R.  Soc. 

esp.  Hist.  nat.  Febrero  1908.) 
FiNOT  (A.) — Sur  le  genre  « Acridium».  (Ann.  Soc.  entom.  France,  vol.  lxxvi, 

pgs.  247-354,  1907.) 
Fuente  (J.  M.^  de  la). — Datos  para  la  fauna  de  la  provincia   de    Ciudad 

Real.  (Bol.  R.  Soc   esp.  Hist.  nat.  Madrid,  1907.) 

—  Nueva  variedad  del  <Crioceris  macilenta».  (Bol.  R.  Soc.  esp.  Hist.  nat. 

Febrero  1908.) 
Gadbau  de  Kerville  (H.) — Note  sur  l'accouplement,  les  «ufs  et  l'amour 

maternel  des  Forñculidés   Rouen,  1907. 
Gebien    (H.)  —  Notizen  zu  den  Tenebrionidenkatalog   von    Gemminger 

und  Harold.  (Wien.  Entom.  Zeit.,  xxiv.  Jahrg.  1905.) 

—  Tenebrioniden  der  Spanischen  Guinea.  (Mem.  R.  Soc.  esp.  Hist.   nat., 

t.  I,  n°  22.  Madrid,  1907.) 

—  Ueber  die  von  Fabricius   beschriebenen  Typen  von  Tenebrioniden. 

(Deutsche  Entom.  Zeitschríft,  Heft  i,  1906.) 

—  Verzeichnis  der  im  Naturhist.  Mus.  zu  Hamburg  vorhandenen  Typen 

von  Coleopt.  (Mitteil.  Naturhist.  Mus.,  xxiv.  Hamburg,  1907.) 


DE    HISTORIA    NATURAL.  22» 

Gebien  (H.)— Verzeichnis  der  von  Prof.  Dr.  Ingve  Sjostedt  in  Kamerum 
gesammelten  Tenebrion.  (Arkiv.  for  Zool.  Stockholm,  1904.) 

Hernández-Pacheco  (E.)  —  Consideraciones  respecto  á  la  organización,  gé- 
nero de  vida  y  manera  de  fosilizarse  algunos  organismos  del  silúrico 
de  Alcuéscar  (Cáceres).  (Bol.  K.  8oc.  esp.  Hist.  nat.  Enero  1908.) 

Jagerskiold  (L.  a.)— Coleopt.  from  the  Swedish  Zool.  Exped.  to  Egypt 
and  the  White  Nile,  1907, 

James  (William). — Louis  Agassiz.  Cambridge,  1897. 

Jiménez  de  Cisneros  (D.) — -Excursiones  por  el  NO.  de  Carayaca.  (Bol. 
R.  Soc.  esp.  Hist.  nat.  Madrid,  1907.) 

—  Excursiones  por  el  O.  de  Caravaca.  (Bol.  R.  Soc.  esp.  £!ist.  nat.  Enero 

1908.) 
Lewis  (G.)— Histeridfe  of  Spanish  Guinea.  (Mem.  R.  Soc.  esp.  Hist.  nat., 

t.  I,  n."24.  Madrid,  1907.) 
Madrid  Moreno  (J.) — Análisis  micrográfico  de  los  sedimentos  del  depósito 

del  canal  del  Lozoya.  (Bol.  R.  Soc.  esp.  Hist.  nat.  Madrid,  1907.) 
Martín  (R.)— Odonates  de  la  Guiñee  espagnole.  (Mem.  R.  Soc.  esp.  Hist. 

nat.,  t  I,  n.°  23.  Madrid,  1907.) 
Martínez  de  la  Esoalbra  (M.) — Especies    nuevas    de   Marruecos.    (Bol. 

R.  Soc.  esp.  Hist.  nat.  Madrid,  1907.) 
MiRACLE  (E.) — Construcción  de  cuerpos  cristalogi"áflcos.  Santander,  1907, 
Navas  (L.)— Tricópteros  nuevos.  (Bol.  R.  Soc.  esp.  Hist. nat.  Madrid,  1907. 
OsHANiN  (D.) — Verseichnis   der   palaearktischen    Hemiptereu.  H.    Band, 

Homoptera.  II.  Lieferung,  pgs.  193-384.  (Ann,  Mus.  zool.   Acad.   des 

Sciences  St.  Pétersbourg,  1907.) 
Pebeyra  Galviatti  (J.) — Notas  de  geología  agrícola  de  Lanzarote.  (Bol. 

R.  Soc,  esp.  Hist.  nat.  Madrid,  1907.) 
Piñerúa  Alvarez  (E.) — La  última  erupción  vesubiana.  Madrid,  1907. 
Reitter  (E.) — íMylacus  albosquamulatus>  n.  sp.  (Bol.  R,  Soc.  esp.  Hist. 

nat.  Madrid,  1907.) 
Seitz  (A.) — Les  Macrolépidoptéres  du  Globe.  Livraisons  7''-l2^  Stuttgart, 

1907. 
Silva  Ta vares  (J.) — Diagnose  de  tiois  Cécidomyes  nouvelles.  (Bull.  Soc. 

portug.  de  Se.  nat.,  vol.  i,  fase.  2.  Lisbonne,  1907.) 

—  Primeiro  appendice  a  synopse  das  zoocecidias  portuguezas.  (Broteria, 

vol.  TI,  serie  zool.,  1907.) 
Société  d' Océanographie  du  Golfe  de  Gascogne.  Rapports  presentes  á  l'As- 

semblée  genérale  de  Janvier.  Bordeaux,  1907. 
Universidad  literaria  de  Valencia.— 3 Siráin  botánico.  Semillas  recolectadas 

durante  el  año  1907.  Valencia,  1908. 
Vachal  (J.) — Sur  les  «Dufouvea»  propres  á  l'Espagne.  (Bol.  R.  Soc.  eep. 

Hist.  nat.  Madrid,  1907. 


t224  boletín    de    LA    REAL   SOCIEDAD   ESPAÑOLA 


Marzo   de  1908 

Alemania 
Deutsche  entomologische  Gesellschaft,  Berlín. 

Deutsche  Entomologische  Zeitschrift.  Jarhg.  1908,  Heft  i'. 
Entomologisclier  internationaler  Verein,  Stuttgart. 

Entcmologische  Zeitschrift.  xxi.  Jahrg.,  nos  45-48,  1908. 
Naturse  Novitates,  Berlín.  1908,  nos  i_4. 
Ph5'sikalisch-medicinischen  Gesellschaft  zu  Würzburg. 

Sitzungsberichte.  N^'s  3_4,  1907. 

Verhandlungen  Bd.  xxxix,  nos  3_4,  1908. 
Zeitschrift  für  Wissenschaftliche  Insektenbiologie,  Hnsum,  Bd,  iv  (Erste 

Folge,  Bd.  XIII),  Hefte  1-2,  1908. 
Zoologischer  Anzeiger,  Leipzig.  Bd.  xxxii,  nos  22-23,  1908. 
Zoologischer  Museum.  Berlin. 

Mitteilungen.  iii.  Band,  4.  Heft,  1908. 

AuSTRIA-HüXGRÍA 

K.  K.  Naturhistorisches  Hofmuseum,  Wien. 

Annalen.  Bd.  xxi,  nos  3.4,  1906. 
K,  K.  Zoologisch-Botanische  Gesellschaft  in  Wien. 

Verhandlungen.  lxviii  Band,  1.  Heft,  1908. 

BÉLGICA 

Société  belge  d'Astronomie,  Bruxelles. 

Bulletin.W2,  1908. 
Société  entomologique  de  Belgique,  Bruxelles. 

Anuales.  T.  52%  11,  1908. 

España 
Colegio  de  farmacéuticos  de  Baleares,  Palma  de  Mallorca. 

Las  Baleares.  N.°  85,  1907;  u."  80,  1908. 
Gaceta  farmacéutica  española,  Barcelona.  N.°  123,  1908. 
Ingeniería,  Madrid.  N.os  106-108,  1908. 
Institució  catalana  d'  Historia  natural,  Barcelona. 

Butlleti.  2."  época,  año  5°,  n.^  1,  1908. 
Real  Academia  de  Ciencias  exactas,  físicas  y  naturales  de  Madrid. 

Revista.  T.  vi,  n  os  7_8,  1908. 
Real  Academia  de  Ciencias  y  Artes  de  Barcelona. 

Boletín.  3.^  época,  vol.  11,  n."  10,  1908. 

Memorias.    3."   época,  vol.    iii,    1907;   3.'   época,  vol.   iv,  u.os  22-26, 
1907-1908. 
Sociedad  aragonesa  de  Ciencias  naturales,  Zaragoza. 

Boletín.  T.  vi,  n.os  8-10,  1907;  t.  vii,  n.os  1-3,  1908. 
Sociedad  española  de  Física  y  Química,  Madrid. 

Anales.  T.  vi,  n.os  60-51,  1908. 

(Continuará.) 


Sesión  del  6  de  Mayo  de  1908. 

PRESIDENCIA    DE    D.    JOSÉ    GÓMEZ    OCAÑA 

El  Secretario  leyó  el  acta  de  la  sesión  anterior,  que  fué 
aprobada. 

Admisiones  y  presentaciones.— Fueron  admitidos  como  socios 
numerarios  los  señores  propuestos  en  la  sesión  anterior,  y  pre- 
sentados D.  Eduardo  No  y  García,  decano  de  la  Facultad  de 
Ciencias  de  la  Universidad  de  Salamanca,  y  D.  Cipriano  Ro- 
drigo Lavin,  doctor  en  Medicina,  el  primero  por  el  Sr.  Escri- 
bano y  el  segnindo  por  el  Sr.  San  Mig-uel. 

Fallecimientos. — El  Sr.  Lauffer  anunció  la  muerte  del  ilustre 
naturalista  alemán  Fr.  W.  Konow,  director  y  fundador  de  la 
revista  Zeitschrift  fur  systemaiische  Hymenopterologie  und  Dip- 
terologie  y  autor  de  numerosas  y  muy  interesantes  publicacio- 
nes sobre  Tentredínidos.  Deja  escrita  el  Sr.  Konow  una  copiosa 
bibliografía  relativa  á  estos  Himenópteros,  en  cuyo  conoci- 
miento era  actualmente  el  primer  eutomólog-o  del  mundo. 

La  Sociedad  se  enteró  con  profundo  sentimiento  de  la  muer- 
te de  este  sabio  y  famoso  naturalista. 

— El  Sr.  Fernández  Navarro  participó  el  fallecimiento  del 
conocido  g-eólog"o  francés  M.  Albert  de  Lapparent,  del  Insti- 
tuto de  Francia,  profesor  del  Instituto  Católico  de  París  y  de 
la  Escuela  de  Altos  Estudios. 

Lapparent  era  bien  conocido  en  España,  donde  sus  obras  de 
Mineralog-ía  y  Geolog'ía,  así  como  su  Geografía  física,  eran 
populares,  como  en  todo  el  mundo,  y  aun  estaban  de  texto  en 
alg'unas  de  nuestras  escuelas  de  Ing-enieros. 

El  espíritu  metódico  y  la  clara  intelig-encia  del  sabio  g'eólog"o 
hicieron  de  él  un  g-ran  difundidor  de  ideas.  Las  modernas  teo- 
rías sobre  Geolog'ía  fisiog"ráfica,  tan  difíciles  de  comprender  á 
veces  en  las  obras  originales,  se  veían  con  toda  claridad  en 
sus  escritos,  y  otro  tanto  ocurría  con  toda  clase  de  conocimien- 
tos que  él  expusiera  en  sus  obras.  En  este  concepto  puede 
afirmarse  que  nadie  habrá  hecho   más  que  Lapparent  por  los 

T.  v:::.— Mayo,  190S  15 


226  boletín    de    LA   REAL    SOCIEDAD    ESPAÑOLA 

estudios  g-eológ-icos;  y  de  seg-uro  que  ni  en  lo  pasado  hubo 
quien  le  aventajara  ni  actualmente  quien  le  ig-ualase  en  la  útil 
labor  de  metodizar  y  sintetizar  los  conocimientos  adquiridos. 

El  Sr.  Navarro  propuso  que  constara  en  acta  el  sentimiento 
unánime  de  la  Sociedad  por  la  pérdida  de  tan  eminente  g'eó- 
log"o.  Dijo  asimismo  que  el  Sr.  Gredilla  proponía  se  iniciara 
por  la  Sociedad  una  suscripción  para  erig-ir  á  Lapparent  una 
estatua  en  Francia,  pero  que  él  opinaba  que  este  era  un  dere- 
cho que  no  podía  quitarse  á  los  franceses,  y  que  nuestro  papel 
debería  ser  el  de  secundar  la  iniciativa  cuando  se  presente, 
que  se  presentará,  sin  duda. 

La  Sociedad,  á  propuesta  del  Sr.  Presidente,  acordó  de  con- 
formidad con  lo  expuesto  por  el  Sr.  Fernández  Navarro. 

Notas  y  comunicaciones.— El  Secretario  presentó,  en  nombre 
de  sus  autores,  los  sig'uientes  trabajos: 

Cabrera  Latorre:  «Las  musarañas  españolas  del  g-énero  Cro- 
cidura.y> 

Bescansa  Casares:  «Conjug-adaspara  la  flora  de  Galicia.» 

Aranzadi:  «Hong'os  observados  en  Cataluña  durante  el  otoño 
de  1907»  y  «Alg'unos  caracteres  secundarios  de  los  capones.»' 

Jiménez  de  Cisneros:  «Excursiones  por  los  alrededores  de 
San  Vicente  de  Raspeig-»,  «Excursiones  á  las  Sierras  de  Mola  y 
de  Beties,  en  el  término  de  Novelda»  y  «La  Sierra  de  la  Puer- 
ta, en  el  término  de  Carayaca.» 

— El  Sr.  Calderón,  por  encarg-o  del  Sr.  Barras,  exhibió  un 
hueso  con  dibujos,  encontrado  en  la  Cueva  de  Altamira  en 
una  excursión  científica  que  durante  el  mes  de  Marzo  de  1907 
efectuó  por  la  provincia  de  Santander  acompañado  de  varios 
alumnos  de  la  Universidad  de  Oviedo.  Ag-reg'ó  el  Sr.  Calderón 
que  el  hallazg-o  de  este  hueso  consta  en  una  nota  del  Sr.  Ba- 
rras publicada  en  nuestro  Boletín  de  Junio  último,  y  que  se 
presenta  á  la  Sociedad  para  que  los  señores  á  quienes  intere- 
sen esta  clase  de  descubrimientos  puedan  conocerlo  y  formar 
juicio  acerca  de  la  autenticidad  del  dibujo  que  ostenta. 

— El  Sr.  Lázaro  dio  cuenta  de  varias  interesantes  observacio- 
nes verificadas  por  él  mismo  acerca  de  la  duración  de  las  ho- 
jas de  los  veg-etales. 

— El  Sr.  Gómez  Ocaña  comunicó  alg-unas  observaciones  re- 
lativas á  la  función  del  lóbulo  óptico  en  los  peces. 


DE    HISTORIA   NATURAL.  227 

Notas  bibliográficas. — El  Sr.  Hernández-Pacheco  presentó  las 
sig-uientes: 

Choffat  Paul,  Notice  sur  la  carie  hy¡)somé trique  du  Porlugal. 
■Communicacoes  do  servico  geológico  de  Porlugal,  t.  viii,  pág-inas 
1-71  (4  figuras  en  el  texto,  una  lámina  aparte  y  una  carta  tec- 
tónica coloreada,  escala,  1  :  150.000). 

Comprende  el  interesante  y  notable  trabajo  del  Sr.  Choffat 
cuatro  partes:  En  la  primera,  «La  carta  hipsométrica»,  hace  un 
breve  estudio  de  las  diferentes  cartas  hipsométricas  del  terri- 
torio portug"ués  y  de  la  fijación  de  la  zona  de  altitud  más  exac- 
ta; establece  relaciones  entre  la  altitud  y  la  g-eología,  y  termi- 
na exponiendo  las  denominaciones  y  clasificación  de  las  mon- 
tañas portug'uesas. 

La  seg'unda  parte,  «Orog-enia»,  comienza  pasando  revista  á  las 
teorías  modernas  sobre  la  orog-enia  de  la  península  ibérica,  ex- 
puestas principalmente  por  los  Sres.  Calderón  y  Macpherson,  y  es- 
tablece á  continuación  los  caracteres  de  la  tectónica  de  Portug-al. 

Esta  última  parte  es  en  extremo  interesante,  y  la  principal 
del  trabajo  de  Choft'at.  Hace  atinada  observación  sobre  la  exis- 
tencia de  un  antig'uo  continente  al  W.  de  la  Península,  repre- 
sentado actualmente  por  la  isla  Berling-as. 

Respecto  á  la  parte  portuguesa  de  la  meseta  ibérica  obser- 
va que  toda  ella  presenta  afloramientos  de  rocas  arcaicas  y 
paleozoicas  dirigidas,  en  g-eneral,  hacia  el  SE.,  estando  atrave- 
sada por  masas  de  g-ranito  que  constituyen  la  mayor  parte  del 
suelo  al  N.  de  la  sierra  da  Gordunha. 

Orog-ráñcamente  se  disting'uen  tres  comarcas,  sucediéndose 
del  N.  al  S. 

1.  El  macizo  Galaico-Duriense,  en  el  cual  las  corrientes  de 
ag"ua  dejan  entre  sí  masas  montañosas,  dirig-idas  en  g-eneral 
hacia  el  SW.,  mientras  que  otras  montañas  deben  su  orig-en  á 
afloramientos  de  rocas  antig-uas,  y  están  orientadas  de  N.  á  S. 
ó  de  NW.  á  SE. 

Dos  fallas  con  hundimiento  horizontal,  dirig-idas  del  SSW.  al 
NNE.,  producen  también  una  modificación  en  la  dirección  g-e- 
neral de  las  montañas  de  este  macizo. 

2.  El  sistema  Lusitano-Castellano,  que  en  España  separa 
las  dos  Castillas,  tiene  en  Portug-al  su  continuación  directa  por 
la  montaña  de  Gordunha,  limitada  al  N.  por  el  valle  de  Zeze- 
re;  se  encuentra  en  la  prolong-ación  de  las  cuencas  terciarias 


928  BOLETÍN    BE    LA   EEAL    SOCIEDAD   ESPAÑOLA 

de  Ciudad  Rodrig-o  y  de  Salamanca,  mientras  que  la  montaña 
de  Estrella  se  levanta  al  N.  de  esta  ribera.  Una  línea,  pasan  • 
do  al  N.  de  la  montaña  de  Coramullo  y  de  Guarda,  puede  ser 
considerada  como  límite  septentrional  del  sistema  Lusitano- 
Castellano,  mientras  que  su  límite  meridional  pasa  un  poco 
al  N.  del  Tajo. 

Entre  el  pie  N.  de  la  montaña  de  Estrella  y  el  pie  S.  de  Ca 
ramuUo,  se  encuentran  capas  de  un  terreno  detrítico  conté— 
niendo  areniscas  pasando  á  cuarcitas,  designadas  por  los  g-eó- 
log"OS  portugueses  con  el  nombre  de  areniscas  de  Bussaco.  Un 
capítulo  está  consagrado  á  estas  areniscas,  cuya  importancia 
es  debida  á  las  dislocaciones  que  han  experimentado  conjun- 
tamente con  el  paleozoico;  se  las  encuentra  lo  mismo  sobre  la 
cumbre  de  la  montaña  de  Bussaco  que  en  el  fondo  de  los  va- 
lles. Su  edad  es,  desgraciadamente,  todavía  obscura,  á  pesar  de 
las  buenas  recolecciones  de  vegetales  fósiles  que  allí  se  han 
realizado;  el  estudio  de  éstos,  todavía  incompleto,  los  hace  re- 
ferir al  senoniense,  mientras  que  los  caracteres  petrográficos 
y  el  tipo  del  depósito  parece  aproximarlos  á  las  areniscas  de 
Salamanca,  cuya  edad  oligocena  acaba  de  ser  demostrada  por 
el  Sr.  Miquel. 

Al  pie  S.  del  sistema,  en  la  región  de  Castelho-Branco  y  de 
Penha-García,  se  encuentran  también  depósitos  detríticos,  pero 
su  clasificación  en  el  terciario  lacustre  no  deja  lugar  á  dudas. 
Una  observación  reciente  ha  hecho  ver  un  sitio  en  que  estas 
areniscas  están  recubiertas  por  el  paleozoico,  lo  cual  tiene 
también  lugar  al  pie  N.  por  las  areniscas  de  Bussaco.  Estos  re- 
cubrimientos no  están  todavía  suficientemente  estudiados  para 
que  se  pueda  afirmar  que  se  trata  de  fenómenos  de  corrimien- 
tos y  no  de  hundimientos  sencillos. 

3.  La  parte  de  la  meseta  situada  al  S.  del  sistema  Lusitano- 
Castellano,  presenta  una  altitud  muy  inferior  á  la  de  la  por- 
ción situada  al  N.  Es  una  semillanura  en  la  cual  se  distingue- 
la  prolongación  del  sistema  de  Toledo  y  del  Mariánico  y  las 
antiguas  bahías  del  Tajo  y  del  Sado,  bordeada  al  W.  por  una 
línea  de  colinas.  El  sistema  de  Toledo  se  manifiesta  por  una 
serie  de  alturas  que  se  extienden  entre  Elvas  y  Monforado;  se 
le  reconoce  aún  más  lejos,  en  la  cuenca  terciaria  del  Sado  por 
colinas  de  pizarras  devónicas,  rodeadas  del  terciario  marino- 
inclinado  45". 


DE    HISTORIA.   NATURAL.  229 

El  sistema  Mariánico  se  hace  sentir  en  Portugal  por  dos  li- 
neas de  alturas,  orientadas  próximamente  de  E.  á  W.;  son  las 
que  se  encuentran  entre  Ficalho  y  Serpa  y  las  montañas  del 
Alg-arbe.  Estas  últimas  deben  su  altitud  excepcional  para  la  re- 
-gión  á  un  domo  de  rocas  eruptivas. 

La  parte  occidental  del  S.  de  la  meseta  está  ocupada  por  las 
cuencas  tercianas  del  Tajo  y  del  Sado,  debidas  á  un  hundi- 
miento limitado  en  parte  por  fallas,  pero  una  línea  de  alturas 
paleozoicas  existe  al  W.  de  la  cuenca  del  Sado;  estas  son  las 
colinas  de  Cereal  y  de  Grandola. 

La  última  parte  del  capítulo  sobre  orogenia  está  destinada  á 
señalar  los  caracteres  de  los  bordes  mesozoicos  de  la  parte 
portuguesa  de  la  meseta  ibérica. 

La  meseta  está  limitada  al  W.  y  al  S.  por  una  banda  estrecha 
de  terrenos  mesozoicos  y  de  terciario  marino,  que  se  extiende 
sin  interrupción  desde  Aveiro  al  Sado  y  desde  el  cabo  de  San 
Vicente  al  Guadiana,  mientras  que  esta  banda  no  ofrece  más 
que  fragmentos  entre  el  Sado  y  el  cabo  de  San  Vicente. 

Al  N.  del  Tajo,  el  límite  entre  este  borde  y  la  meseta  está 
caracterizado  por  dislocaciones  orientadas  de  N.  á  S.,  dando 
origen  á  afloramientos  del  arcaico  en  el  borde  de  la  meseta. 

El  trazo  orográfico  principal  de  la  orla  occidental  es  una  lí- 
nea de  montañas  mesozoicas,  formando  la  continuación  del 
sistema  Lusitano-Castellano,  atravesando  este  borde  hasta  el 
Océano  en  dirección  del  SW. 

Las  dislocaciones  situadas  al  N.  de  esta  cadena  le  son  en 
parte  paralelas;  además  están  dirigidas  hacia  el  S.  como  las 
del  límite  de  la  meseta,  y  otras  hacia  el  SW.  Esta  última 
dirección  se  observa  también  en  la  cadena  misma,  bajo  la  for- 
ma, tanto  de  fosas  de  hundimiento  como  de  fallas  con  poten- 
tes separaciones  verticales. 

En  su  extremidad  SW.  se  prolonga  el  sistema  Lusitano-Cas- 
tellano, aproximándose  un  poco  á  la  dirección  E.-W.,  lo  cual  se 
realiza  aún  más  marcadamente  en  las  cadenas  de  Cintra  y 
■de  la  Arrabida,  limitadas  de  un  lado  por  el  Océano,  y  de  otro 
por  el  hundimiento  de  la  cuenca  del  Tajo. 

La  primera  es  una  lacolita  de  g-ranito  terciario  metamorfo- 
seando  y  enderezando  el  Malm  superior  que  está  atravesando 
no  solamente  en  domo,  sino  también  en  filones;  la  segunda  es 
una  cadena  intensamente  plegada,  invertida  hacia  el  S.  con 


230  boletín    de    LA   REAL    SOCIEDAD    ESPAÑOLA 

alarg-amientos  y  sobreposiciones.  El  obstáculo  contra  el  cual 
estos  plieg-ues  han  sido  empujados,  está  actualmente  hun- 
dido bajo  el  Océano;  corresponde  á  la  prolong-ación  del  sis- 
tema de  Toledo. 

Entre  la  extremidad  del  sistema  Lusitano -Castellano  y  la 
cadena  de  Cintra,  se  encuentra  una  comarca  con  dislocaciones 
orientadas  de  N.  á  S.  como  el  borde  de  la  cuenca  del  Tajo. 

Al  S.  de  la  Arrabida  del  borde  occidental  no  se  conservan 
sino  pequeños  frag-mentos  intensamente  dislocados  por  fallas. 

El  borde  meridional,  todavía  mal  estudiado,  presenta  dislo- 
caciones long-itudinales,  siendo  una  de  las  más  interesantes  un 
hundimiento  del  Triásico  en  el  Culm.  Presenta,  además,  el  bor- 
de dislocaciones  transversales  en  la  que  una  ha  provocado  un 
hundimiento  del  mesozoico  en  el  Culm,  y  la  depresión  limi- 
tante del  macizo  de  Monchique  del  lado  oriental. 

En  las  consideraciones  finales,  el  autor  cita  alg-unos  datos^ 
sobre  el  limite  de  los  mares  y  recuerda  los  puntos  más  impor- 
tantes en  relación  con  la  explicación  de  los  movimientos  oro- 
g"énicos.  Estos  son:  imposibilidad  de  relacionar  el  sistema  Lu- 
sitano-Castellano á  un  plieg-ue  herciniano,  movimientos  pos  - 
teriores  á  la  formación  de  este  sistema,  desviación  de  los  plie- 
gues del  borde  mesozoico  en  la  aproximación  del  continente 
de  los  Berlingas,  relación  entre  los  movimientos  que  han  dado 
lugar  á  la  cadena  de  la  Arrabida  y  los  que  han  limitado  las 
cuencas  del  Tajo  y  del  Sado.  En  fin,  examina  la  hipótesis  de 
que  la  dirección  hacia  el  W.  de  los  cursos  de  agua  de  esta  pe- 
nínsula sea  el  resultado  de  fracturas  relacionadas  con  las  que 
han  formado  el  estrecho  de  Gibraltar,  la  garganta  del  Tajo  y 
el  límite  NW,  de  Galicia. 

Termina  la  Memoria  por  una  «Bibliografía»  en  la  que  se 
consignan  las  principales  obras  respecto  á  la  topografía  y 
geografía  física  de  Portugal  y  un  índice  de  las  publicaciones 
sintéticas  sobre  orogenia  de  la  Península. 

Albert  Brun,  Q,uelques  recherches  sur  le  VoIca?iisme  au  Pico 
de  Teyde  et  au  Timmifaya,  avec  la  coUaboration  pour  le  travail 
sur  le  terrain  de  H-F.  Montagnier.  — Extr.  des  Archives  des 
Sciencies  physiques  et  naturelles,  février  1908.— 26  pág.  y 
2  figuras  en  el  texto. 

Comienza  el  Sr.  Brun  su  trabajo  por  una  introducción  en  la 


DE    HISTORIA   NATURAL.  231 

cual  hace  una  brevísima  exposición  de  su  nueva  concepción 
respecto  al  volcanismo,  seg-ún  la  cual  sostiene  y  lleg'a  á  la  con- 
clusión de  que  el  cráter  en  actividad  es  anhidro,  y  que  las 
ag-uas,  sea  cualquiera  el  estado  en  que  son  emitidas  por  éste  ó 
por  sus  dependencias,  son  siempre  extrañas  en  esencia  al  fenó- 
meno volcánico. 

Para  afirmar  su  nueva  teoría  y  aducir  más  datos  que  se  unan 
á  las  experiencias  realizadas  en  su  laboratorio  de  Ginebra,  en 
el  Stromboli,  y  durante  la  última  erupción  del  Vesubio  en 
190(),  el  Sr,  Brun  hizo  en  Septiembre  de  1907  las  investig-acio- 
nes  en  los  volcanes  canarios  citados  en  el  epíg'rafe,  siendo  su 
objetivo  principal  dosificar  directamente  el  vapor  de  ag-ua 
existente  en  los  g-ases  que  emanan  los  cráteres  citados,  todavía 
á  elevada  temperatura. 

Comprende  el  folleto  cuatro  capítulos  y  unas  conclusiones 
g'enerales. 

^  En  el  I,  Elección  de  los  volcanes  de  Canarias,  aduce  las  razo- 
nes en  virtud  de  los  cuales  se  ha  fijado  en  el  cráter  del  Teide, 
en  Tenerife,  y  del  Fueg-o  en  el  macizo  de  Timanfaya,  en  Lan- 
zarote.  Estas  no  son  otras  que  las  condiciones  especiales  del 
clima  de  Canarias,  cuyas  escasas  lluvias,  especialmente  en 
Lanzarote,  reducen  al  mínimo  las  causas  de  error,  admitiendo, 
como  admite  el  g-eólog-o  de  Ginebra,  que  el  vapor  de  agua  que 
surg-e  del  interior  de  un  cono  caliente  es  debido  tan  solo  al 
procedente  de  las  ag-uas  de  lluvia  ó  telúricas  errantes,  evapo- 
radas por  el  calor  propio  de  la  montaña. 

En  el  capítulo  II,  3íodo  operatorio,  describe  los  aparatos  des- 
tinados á  la  recolección  del  g-as  de  las  fum arólas  y  clasifica- 
ción del  ag-ua  que  contengan  los  g-ases. 

En  el  IIT  trata  de  Los  resultados.  En  el  Teide,  donde  se  infil- 
tran en  la  montaña  las  ag-uas  procedentes  de  las  nieves  que  en 
invierno  cubren  el  Pico,  y  en  donde  aunque  no  mucho,  llueve 
alg-unas  veces,  como  sucedió  durante  sus  experiencias,  obser- 
varon que  la  temperatura  de  las  fumarolas  era  de  83",  y  la  ri- 
queza en  CO2  del  70  por  100,  estimando  que  la  cantidad  de  va- 
por de  ag-via  es  variable  en  relación  inmediata  con  las  precipi- 
taciones atmosféricas  que  durante  su  estancia  en  el  país 
cayeron  sobre  el  cono;  sin  embarg-o  de  lo  cual,  deduce  el  señor 
Brun  que  la  pobreza  en  ag-ua  de  la  solfatara  es  g-rande,  por 
cuanto  no  contiene  cantidad  suficiente  para  poder  saturar  los 


232  boletín    de    LA.   REAL    SOCIEDAD    ESPAÑOLA 

g-ases  que  emite,  no  atreviéndose,  por  los  datos  obtenidos  en 
el  Teide,  á  decidir  la  cuestión  de  si  el  ag-ua  reconoce  ó  no 
un  régimen  exclusivamente  central,  si  bien  son  suficientes, 
á  su  juicio,  para  probar  el  papel  positivo  de  las  lluvias,  ha- 
ciendo suponer  que  el  ag-ua  de  las  fumarolas  no  sea  más  que 
telúrica  ó  atmosférica  reevaporada. 

En  la  montaña  del  Fueg'o  obtuvieron  resultados  más  positi  - 
vos.  Las  experiencias  se  realizaron  en  el  sitio  llamado  Zotiio 
del  Adufre,  donde  la  temperatura  es  más  elevada,  tanto  que,  á 
la  profundidad  de  60  cm.  de  la  superficie,  lleg-a  el  punto  de 
ebullición  del  mercurio,  360**. 

Hundiendo  el  tubo  recolector  del  g"as  en  este  sitio  recogieron 
las  emanaciones  de  la  montaña,  que  consisten  en  aire  calien- 
te, deduciendo  el  Sr.  Brun  la  consecuencia  que  las  reg-iones 
calientes  del  macizo  de  Timanfaya  no  emiten  ag-ua  (Septiem- 
bre 1907),  y  por  lo  tanto  sienta  la  sig'uiente  consecuencia:  «En 
una  región  terrestre  donde  no  llueve,  y  donde  no  hay  ag-uas 
telúricas,  no  existen  fumarolas  acuosas.  El  volcán  es  incapaz 
por  si  mismo  de  emitir  agiiay>. 

En  el  capítulo  IV  se  ocupa  de  Noticias  morfológicas  y  notas 
diversas.  Consisten  sus  principales  deducciones,  por  una  parte, 
en  que  las  lavas  canarias  son  en  g-eneral  pobres  en  cloro  y  ri- 
cas en  amoníaco,  y,  por  otra,  en  que  las  lavas  de  las  erupcio- 
nes de  Tenerife  de  1715  y  1798,  y  las  de  Lanzarote  de  1730  y 
1736,  son  menos  ricas  en  g-ases  que  las  del  Vesubio  de  1904 
y  1906. 

Las  conclusiones  g-enerales  de  su  trabajo  son: 

1."  En  el  Pico  de  Teide  la  cantidad  de  vapor  de  ag-ua  de  la 
Sulfatara  depende  de  la  abundancia  más  ó  menos  g-rande  de 
las  precipitaciones  atmosféricas. 

2/  ün  volcán  (Timanfaya)  es  incapaz  por  sí  mismo  de  emi- 
tir ag-ua;  es  anhidro  en  cada  uno  de  sus  puntos,  si  se  encuen- 
tra en  una  reg-ión  climatológ'ica  tal,  que  las  lluvias  y  las  ag-uas 
errantes  sean  nulas. 

2.*  (corolario).  La  zona  de  las  fumarolas  húmedas  no  indi- 
ca más  que  el  lug-ar  de  los  puntos  que  limitan  el  acceso  de  las 
ag-uas  telúricas  y  pluviales  al  foco  caliente. 

3."  La  Java  en  corriente  sobre  una  pendiente  rápida  puede 
formar  sobre  las  paredes  de  su  cauce  una  estriación  análog-a  á 
la  conocida  estriación  g-lacial  (Pico  de  Teide). 


DE   HISTORIA   NATURAL.  233 

Secciones. — La  de  Zaragoza  se  reunió  el  día  29  de  Abril,  bajo 
la  presidencia  del  P.  Navas.  Fué  admitido  D.  Adolfo  González, 
farmacéutico,  como  socio  de  número,  presentado  por  el  señor 
Arévalo. 

El  Sr,  Ferrando  dio  cuenta  del  estado  de  los  trabajos  que  se 
efectúan  para  la  celebración  del  primer  Cong-reso  de  la  ^(Aso- 
ciación española  para  el  progreso  de  las  Ciencias». 

— La  de  Granada  celebró  sesión  el  28  de  Abril,  bajo  la  presi- 
dencia de  D.  Pascual  Náclier,  aprobándose,  en  primer  térmi- 
no, el  acta  de  la  anterior. 

Fueron  propuestos,  como  socios  numerarios,  D.  Lsidoro  Lora 
Castillero,  Ingeniero  de  Montes  y  D.  Francisco  Simancas  Señan, 
y  como  socio  agregado  D.  Ang'el  Diez  Tortosa,  Profesor  auxi- 
liar del  Instituto,  presentados  por  D.  Juan  Luis  Diez  Tortosa. 

Quedaron  admitidos  los  tres  socios  numerarios  propuestos 
en  la  anterior  sesión. 

— El  Sr.  Presidente  dijo  que  en  unión  de  los  demás  señores 
que  forman  la  junta,  así  como  de  algunos  socios,  pasó  á  salu- 
dar al  Excmo.  Sr.  D.  Segismundo  Moret,  durante  su  reciente 
estancia  en  Granada,  como  Presidente  de  la  Asociación  Es- 
pañola para  el  Progreso  de  las  Ciencias. 

— En  vista  de  que  el  mal  tiempo  ha  impedido  verificar  la  ex- 
cursión proyectada  á  la  Sierra  Contraviesa  durante  las  vaca- 
ciones de  Pascua  de  Resurrección,  se  convino  efectuar  una  en 
fecha  próxima. 

— Se  participó  que  los  Sres.  Maldonado  Sauz  y  Alvarez  Ji- 
ménez han  hecho  varios  donativos  de  minerales  y  fósiles  para 
el  Museo  Regional.  Se  dio  cuenta  de  otros  donativos  aná- 
logos. 

— El  Sr.  Diez  Tortosa  exhibió  dos  casos  de  fasciación  dis- 
tintos á  los  presentados  en  la  sesión  de  Diciembre  último; 
uno  de  ellos  corresponde  á  un  tallo  de  Philadelphiis  corona- 
rms  y  el  otro  á  varios  tallos  de  Citrus  limomim. 

— El  Sr.  Fernández  Martínez  leyó  la  siguieníe  nota,  conti- 
nuación de  la  lista  presentada  en  la  sesión  de  18  de  Febrero 
último,  de  las  aves  reunidas  en  el  Instituto  g-eneral  y  técnico 
(col.  especial). 

Caprimulgus  euroj)(Biis  L. — Cypselus  murarius  Temm.'— Cor^- 
das  garrida  Vi. — Merops  apiasier  L. — Alcedo  ispida  L.—Cucu- 


234  BOLETÍN    DE    LA    REAL    SOCIEDAD    ESPAÑOLA 

lus  canorus  L. — Picus  major  L. — P.  í/iedius  L. — P.  viridis  L. — 
Yunx  tor quilla  L.  —  Upupa  epops  L.  —  Turdus  musicus  L. — 
T.  iliaciis  L.—T.  torquatus  L.—T.  cyanens  Lsith.— Saxícola  sta- 
pazina  Temm.— /S'.  cacJmmans  Temm.  —Cinclns  aquaUcus  Bechst. 
— SylmapJi(Eiiiciirus'L9iih..~S.  suecica  Lath. — S.  Sarda  LaMarm. 
— S.  galactodes  Temm. — S.  regiilus  Lath.  —  Accenior  alpinus 
Bechst. — Parus  major  L. — 9.  cceruleus  L,.— Hirmulo  rustica  L. — 
Lanins  meridioíialis  Temm.— L.  ru/'us  Briss. — Motacilla  hoaru- 
la  L. — Alauda  arvensis  L. — A.  calandra  Boie. — A.  arhorea  L. — 
A  .  cristata  L. — Emberiza  citrinella  L. — E.  cia  L. — Fringilla 
chloris  Temm. — #.  ccelels  L  —F.  montifringilla  L  —F.  cardue- 
lis  L. — F.  citrinella  L. — F.  serinus  L.—F.  domestica  L. — F.  do- 
mestica vav.  albina.— F.  coccot/iraustes  Temm.— Oriolus  gálbu- 
la L. — Corhiis  corax  h.—Phyrrhocorax  graciilus  Temm.— Corbits 
pica  L. — Nucifraga  caryocatactes  Temm.— Pica  cyanea  Cook. — 
Corhis  glandarius  L. — Sturnus  milgaris  L. — S.  unicolor  L. — 
Columba  lima  Briss.— C,  turtur  L.—Pterocles  setarius  Temm. — 
P.  arenarius  Temm. —Perdix  rubra  Briss.— P.  petrosa  Lath. — 
P.  coturnix  L-aÜi. —Fidica  atra  L. — Gallinula  c/¿loropus  Laüi. — 
G.  crex  L-aí\\. —Rallus  aquaticus  L. — Otis  tarda  L. — O  tetrax  L. — 
(Edicnemus  crepitans  Temm. —  Vanellus  cristatus  h.—Totanus 
hypoleiícos  Temm. — T.  calidris  ^ee\\ñt.—^colopaxgallinula  L. — 
S.gallinago  L. — G-allinula  pusilla  Bechst.— Árdea  purpurea  L. — 
A.  cinérea  L. — A.  nycticorax  L. — A.  minuta  L. — Ciconiaalbah. 
— Phmiicopterus  roseus  Pall. — Anas  anserferus  Lath. — A.  anser- 
ferus  var.— ^.  clypeaia  h.—A.  bosckasL.—A .  strepera  L.—A.pe- 
íielope  L. — A.  acuta  L. — A.  crecca  1..— A.  ferina  l^.—A.  mos- 
chata  L. 

Notas  y  comunicaciones. 


Conjugadas  para  la  Flora  de  Galicia 

POR 

FERMÍN  BESCANSA  CASARES 

Continuando  la  nota  de  Conjugadas  del  año  anterior,  enu - 
mero  en  la  presente  las  especies  halladas  últimamente  en  la 
provincia  de  Orense  y  alg-unas  en  la  de  Pontevedra,  y  de  las 


DE  HISTORIA   NATURAL.  235 

que  hay  17  hasta  aquí  uo  citadas  en  España;  debiendo  hacer 
notar  que  especies  que  se  habían  señalado  sólo  en  determina- 
das localidades,  su  área  de  dispersión  es  mucho  mayor,  pero, 
por  ser  frecuentes  en  otros  países,  huelg-a  el  volverlas  á  men- 
cionar. 

Muy  ag-radable  es  el  estudio  de  estas  alg-as  microscópicas, 
tanto  por  su  color  verde  brillante  con  variación  de  tonos,  como 
por  la  extraordinaria  variedad  de  formas  que  presentan;  pero 
hay  muy  pocas  especies  que  se  puedan  reconocer  á  simple 
vista  por  alg-una  particularidad  que  las  disting-a  de  la  mayoría. 

Son  propias  de  las  ag-uas  dulces,  y  no  se  deben  buscar  en  las 
marinas;  nadan  libremente,  de  aquí  que  apenas  si  se  encuen- 
tran alg-unas  en  las  corrientes;  habitan  los  charcos,  estan- 
ques, pantanos,  entre  los  musg-os  húmedos  (los  A'p-^rtf^mím  sue- 
len contenerlas  en  abundancia),  sóbrelas  rocas  y  tierra  húme- 
das, y  prefirieren  las  ag-uas  superficiales,  que  es  donde  se  las 
debe  buscar,  á  las  profundas. 

La  mejor  época  para  la  recolección  de  la  mayoría  de  las  Zig-- 
nemáceas  y  Mesocarpáceas,  es  la  primavera,  por  ser  la  de  for- 
mación de  sus  zig'osporas,  necesarias  para  la  clasificación, 
pues  sin  ellas  las  determinaciones  tendrían  poco  valor,  lo  que 
no  sucede  con  las  Desmidiáceas. 

La  recolección  se  hace,  para  las  especies  notantes,  á  mano, 
con  un  bastón  ó  con  un  tamiz  de  malla  fina;  con  una  cuchara 
las  que  se  hallan  en  el  limo  de  los  charcos,  y  las  de  los  mus- 
g-os  con  éstos  mismos,  cuidando  de  no  comprimirlos  para  que 
no  suelten  el  ag-ua,  que  arrastraría  las  Desmidiáceas  que  entre 
ellos  hubiese.  Para  el  transporte  hasta  el  laboratorio,  se  usan 
frascos  de  boca  ancha  cerrados  con  corcho,  ó  se  envuelven  en 
telas  impermeabilizadas  con  cera  ó  aceite.  Si  no  se  han  de  su- 
mergir en  seguida  en  los  líquidos  conservadores,  habrá  que 
vaciar  los  frascos  en  platos  ó  vasos,  á  los  que  se  mudará  el 
agua  con  frecuencia,  evitando  la  acción  directa  de  los  rayos 
solares;  aplicando  en  el  estudio,  separación  y  preparación  de 
las  Desmidiáceas  análogos  procedimientos  que  para  las  Diato- 
máceas,  pero  teniendo  en  cuenta  que  les  falta  el  caparazón  si- 
líceo que  caracteriza  á  estas  últimas. 

La  conservación  de  estos  organismos  es  más  difícil  que  la  de 
otros  vegetales,  por  su  delicada  constitución  y  tener  que  utili- 
zar para  la  determinación  de  géneros  y  especies  la  disposición 


236  boletín    de    LA.    REAL    SOCIEDAD    ESPAÑOLA 

del  contenido  celular,  más  especialmente  en  las  Spirogyra 
lo  que  exig-e  mayores  cuidados  en  la  preparación. 

Si  las  especies  se  quieren  conservar  en  herbario,  pueden  de- 
secarse en  pequeños  cuadrados  de  papel  ó  mica,  humedecién- 
dolas cuando  se  deseen  estudiar  al  microscopio,  aunque  en 
malas  condiciones  por  estar  el  endocromo  completamente  al- 
terado; y  de  aquí  que  no  pueda  aplicarse  este  procedimiento  á 
las  Zyg"nemáceas. 

Muchos  líquidos  se  recomiendan  para  la  conservación  de  las 
algas,  pero  son  pocos  los  que  pueden  utilizarse  con  resultados 
satisfactorios  en  las  de  este  g'rupo,  por  alterar  el  color  ó  con- 
traer el  protoplasma,  hasta  el  punto  de  no  poder  determinarse 
las  especies  ó  dar  orig-en  á  errores  que  dificultan  la  clasifica- 
ción. Con  los  que  he  obtenido  resultados  aceptables  son:  el  lí- 
quido de  Hantzsch,  muy  bueno  para  montarlas  preparaciones 
en  g'licerina;  el  líquido  de  Ripart  et  Petit,  que  conserva  el  co- 
lor y  está  muy  recomendado  para  las  espirog'iras;  y  soluciones 
acuosas  de  cloruro  mercúrico  al  1  y  3  por  100,  que  aunque  obs- 
curecen la  clorofila,  conservan  bien  los  otros  caracteres.  Lo 
mejor  es  dibujar  las  especies  á  la  cámara  clara,  con  la  mayor 
exactitud  posible,  utilizando  para  estos  dibujos  los  individuos 
más  perfectos,  con  objeto  de  evitar  equivocaciones  á  que  tan 
fácilmente  se  puede  dar  lug'ar  y  compararlos  luego  con  las 
figuras  de  las  obras  dedicadas  á  este  ramo.  Hay  que  procurar- 
se en  las  Desmidiáceas  membranas  vacías,  que  se  encuentran 
entre  las  partes  de  vegetales  que  están  en  descomposición,  y 
tan  necesarias  para  la  caracterización  de  las  especies. 

Las  dimensiones  de  la  presente  nota  deben  entenderse  como 
un  término  medio  de  las  tomadas  sobre  distintos  individuos, 
que  si  en  algunas  especies  concuerdan  con  las  que  dan  los  auto- 
res, en  otras  hay  alguna  diferencia,  coincidiendo,  sin  embar- 
go, los  otros  caracteres. 

Desmidiáceas  (1). 

Closierium  didymotocum,  var.  p  Baileyammi  Breb. 

Long.  390  )X.,  lat.  32,  apic.  15.  Ruza  de  Piñor  (Orense). 
C.  lúnula  Ehr, 

Long.  585,  lat.  85.  Ruza  de  Piñor. 

(1)    Las  localidades  que  no  llevan  indicación  de  provincia  son  de  Orense. 


DE    HISTORIA  NATURAL.  231 

Closteriiim  moniliferuM  Ehr. 

Long-.  270,  lat.  52.  Vertiente  Sur  de  Montealeg-re. 
C.  striolatum  Ehr. 

Long-.  280-375,  lat.  30  45,  dos  ó  tres  suturas  transversales. 

En  varios  lug-ares  de  la  provincia  y  alrededores  de  la  ca- 
pital. 
C .  cor  mi  Ehr. 

Long-.  100,  lat.  5  6. 

Con  Nostoc  en  la  Silla  del  Obispo. 
C.  suhulütum  Kutz. 

Long-.  152-190,  lat.  9,5.  Entre  musg-os,  Silla  del  Obispo. 
Cylindrocystis  crassa  De  Bary. 

Long-.  40,  lat.  23.  Musg-os  en  el  convento  del  Lerez  (Ponte- 
vedra). 
Tetmemorns  Bre.Mssonii  Ralfs. 

Long-.   176,   lat.  37,    isthm.  28.  Entre  Siohagnmn.  Ruza  de 
Piñor. 
T.  granulatns  Ralfs. 

Long-.  236,  lat.  38,  isthm.  33.  Silla  del  Obispo  y  otros  luga- 
res de  los  alrededores  de  la  capital. 
Spirot(enia  co7ideiisata  Breb. 

Long.  220,  lat.  26.  Ruza  de  Piñor. 
Micrasterias  trúncala  Corda  (1). 

Long".  122,  lat.  118,  isthm.  42.  Membrana  finamente  g-ranu- 
losa.  Ruza  de  Piñor,  entre  8])hagnmn. 
Euaslrum  rerrucosnm  Ehr. 

Long-.  100,  lat.  96.  Carretera  de  Reza,  7"-km.,  entre  Spiro- 
gyra 
E.  didelta  Ralfs. 

Long".  165,  lat.  90,  apic.  38,  isthm.  24.  Ruza  de  Piñor. 
E.  elegans  Breb. 

Long\  55,  lat.  35,  isthm.  11.  Alrededores  de  Orense. 
Cosmariíun  cucmnis  Corda. 

Long-.  52,  lat.  30,  itshm.  16.  En  musg-os  del  Lerez  (Ponteve- 
dra) y  alrededores  de  Orense. 
C.  lotrytis  Meneg-. 

Long-.  52-70,  lat.  45  58,  isthm.  17.  Alrededores  de  Orense. 


(1)    Creo  sea  la  var.  í7m?íií?aüa.  Rae  .0.  Borge-Beitráge  zur  Algenflora  von  Schwe- 
den,  págr.  '¿6. 


•x!38  boletín    de   la   REAL    SOCIEDAD    ESPAÑOLA 

Cosmarium  direínm  Breb. 

Long-.  48,  lat.  43,  isthm,  16.  Orillas  del  Miño  (Orense). 
C.  ochihodes  Nordst. 

Long-,  90,  lat.  70,  isthm.  23.  Entre  Sphagnum.  Camino  de 

Mug-ares. 
Calocylindrus  Thwaitesii  Ralfs. 

Long-.  61,  lat.  29,  isthm.  26.  Silla  del  Obispo. 
Slaurasirmn  ¡ninciuJalum  Breb. 

Lóng".  35,  lat.  29,  isthm.  14.  Rocas  húmedas  en  la  Silla  del 
Obispo. 

Mesocarpáceas. 

StauTOspermnm  viride  Kutz. 
Cell.  veg'.,  long-.  95,  lat.  9,5.  Zyg-ote,  28  x  24.  Alrededores 
de  Pontevedra  y  camino  de  Mug-ares. 


Las  musarañas  españolas  del  género  «Crocidura» 

POR 

ÁNGEL   CABRERA 

Al  examinar  los  ejemplares  de  Crocidura  que  existen  en  la 
colección  de  mamíferos  de  España  del  Museo  de  Ciencias  Na- 
turales, he  hallado  uno  tan  diferente  de  todas  las  especies 
europeas  de  este  g-énero  hasta  ahora  descritas,  que  creo  nece- 
sario considerarlo  como  representante  de  una  nueva  especie, 
que  á  continuación  describo. 

Crocidura  cántabra  sp.  uov. 

Caracteres. — Parecida  á  la  C.  leucodon  por  la  proporción  en- 
tre la  long-itud  de  la  cola  y  la  del  cuerpo  y  por  la  limpieza  con 
que  se  separan  los  colores  del  dorso  y  del  vientre,  pero  mucho 
más  pequeña  y  con  los  pies  pardos,  no  blancos. 

Color. — Partes  superiores  de  un  pardo  claro  que  tira  un  poco 
á  canela,  sin  reflejos  met-álicos.  Reg-ión  abdominal  de  un  blan- 
co g-risáceo,  perfectamente  separado  del  matiz  pardo  en  los 
flancos.  Pies  pardo-leonados,  muy  piilidos.  La  cola  del  color  del 
dorso,  mucho  más  pálida  por  debajo. 

Teniendo  en  cuenta  que  Trouessart  ha  hecho  notar  que  el 


DE    HISTORIA   NATURAL.  239 

color  pardo  neg-ruzco  del  dorso  de  la  C.  leucodon  ^<s'efface  et 
passe  au  roux  pále  cliez  les  individus  conserves  en  pean  dans 
les  collections»  (1),  me  cabe  la  dada  de  si  el  color  que  he  asig"- 
nado  á  la  reg-ión  dorsal  de  esta  especie  será  el  mismo  que 
teng-a  el  animal  en  vida.  Si  el  cambio  á  que  alude  Trouessart 
es  efecto  de  la  luz,  nada  tiene  que  ver  con  el  tipo  de  la  C.  can- 
tah'a,  que  no  fig'ura  en  la  colección  expuesta  al  público. 

Cráneo. — Aunque  no  he  podido  estudiarlo  bien,  por  tener 
destrozada  la  parte  posterior,  el  cráneo  de  esta  especie  me 
parece  semejante  al  de  la  C.  leucodon,  aparte  de  su  tamaño 
mucho  más  reducido. 

Dimensiones  (tipo  conservado  en  piel).— Cabeza  y  cuerpo,  55 
milímetros;  cola,  24;  pie  posterior  (s.  u.),  10;  oreja,  6,5;  serie 
molar  superior,  7.2. 

Hal). —  Hasta  ahora  conocida  solo  de  las  Provincias  Vascon- 
g-adas,  aunque  presumo  que  la  Crocidura  joven  de  Alvoco  da 
Serra  da  Estrella,  denominada  por  Seabra  C.  leucodon  (2),  per- 
tenece á  esta  misma  especie. 

Tipo. — Adulto,  el  sexo  no  determinado;  obtenido  en  los  Pro 
vincias  Vascong-adas  por  el  Sr.  Hidalg-o,  sin  fecha  de  captura 
ni  localidad  precisa.  Núm.  1.230  del  Museo  de  Ciencias.  . 

Recientemente,  mi  amig'O  el  profesor  Gerrit  S.  Miller  ha  des- 
crito una  nueva  raza  de  C.  russula,  de  Portug-al,  bajo  el  nom- 
bre de  C.  r.  cintrce,  que  dice  ser  del  mismo  tamaño  que  mi 
C.r.  pulchra,  pero  con  diferente  pelaje,  y  una  especie  nueva, 
que  es  la  «rata  arañera»  de  las  Baleares. 

Resulta,  pues,  que  el  g-énero  Crocidura  aparece  representa- 
do en  la  Península  y  Baleares  por  tres  especies:  C.  russula 
Herm.,  C.  baleárica  Miller  y  C.  cantahra,  y  que  de  la  primera 
se  conocen  hasta  ahora  dos  razas  peninsulares:  pulchra  y  ci7i- 
ircp.  La  sig-uiente  clave  permitirá  disting-uir  estas  diferentes 
formas: 

a.     Cola  bastante  más  larga  que  la  mitad  de  la  cabeza  y  el  cuerpo  re- 
unidos. 
a'.     Longitud  de  la  serie  dental  superior,  más  de  8  mm.;  la  cola,  con 
relación  á  la  longitud  de  la  cabeza  y  el  cuerpo,  represéntamenos 
de  un  60  por  100. 

a" .     Pelaje  obscuro,  con  reflejos  metálicos  muy  vivos 

C.  russula  cintrce. 

(1)  Soc.  Et.  Scient.  Angers,  1878-"9,  pág.  195. 

(2)  Jorn.  Scienc,  Lisboa.  2.»  ser,,  t.  vi,  1900,  pág.  98. 


240  boletín    de    LA   REAL   SOCIEDAD   ESPAÑOLA 

b".     Pelaje  pálido,  con  ligero  reflejo  metálico C.  r.  pulchra. 

b'.     Longitud  de  la  serie  dental  superior,  8  mm.  ó  menos;  la   cola  re- 
presenta más  de  un  60  por  100  con  relación  á  la  longitud  de  la 

cabeza  y  el  cuerpo C  baleárica. 

b.     Cola  más  corta  que  la  mitad  de  la  longitud  de  la  cabeza  y  el  cuerpo 
reunidos C.  cántabra. 

Estas  cuatro  formas  de  Crocidtira,  la  Pachyura  etrnsca,  el 
Neomys  miomalus  y  el  N.  fodiens  minor,  son  todos  los  Soriddce 
encontrados  hasta  ahora  en  la  Península  y  Baleares. 


Excursiones  por  los  alrededores  de  San  Vicente  de  Raspeig 

POE 

DANIEL   JIMÉNEZ   DE    CISNEROS 

A  unos  7  km.  al  ]NNW.  de  Alicante  se  encuentra  el  pequeño 
pueblo  de  San  Vicente  de  Raspeig",  que  por  la  facilidad  de  sus 
comunicaciones  con  la  capital  y  la  circunstancia  de  encon- 
trarse próximo  á  diversas  sierras,  nos  ha  servido  de  punto  de 
partida  para  efectuar  numerosas  excursiones.  De  muchas  de 
éstas  tiene  conocimiento  nuestra  Sociedad,  por  las  diferentes 
notas  que  hemos  publicado  en  el  Boletín,  y  al  presente  sólo 
daré  noticia  de  algunas  muy  cortas,  relacionadas  con  las  pu- 
blicadas anteriormente. 

Excursión  d  Tosal  Redó. — El  22  de  Febrero,  terminada  la  cla- 
se del  Instituto,  me  dirigí  á  San  Vicente,  acompañado  del  se- 
ñor Gómez  Llueca,  con  el  propósito  de  subir  á  un  empinado 
cerro  que  se  levanta  al  N.  y  á  distancia  de  7  km.  del  pueblo, 
siendo  conocido  por  su  figura  con  el  nombre  de  Tosal  Redó.  El 
terreno  que  rodea  el  pueblo  de  San  Vicente  es  Cuaternario, 
pero  puede  asegurarse  que  á  los  pocos  metros  de  profundidad 
debe  encontrarse  el  Infracretáceo,  pues  en  todos  sentidos  en 
que  se  inspeccione  alrededor  se  encuentra  este  terreno  (1).  El 
Cuaternario  forma  un  extenso  campo  de  cultivo,  que  por  el  N. 
se  extiende  hasta  unas  pequeñas  colinas  de  las  que  la  primera 
se  conoce  con  el  nombre  de  Llometa  Reoiia  (Lomita  redonda), 


(1)  El  Infracretáceo  de  esta  parte  de  la  provincia  cubre  al  Triásico  superior,  y  sólo 
por  excepción  asoma  este  piso  por  entre  las  erosiones,  roturas  ó  faüas  del  Infracretá- 
ceo, particularmente  al  NNW.  y  NW. 


DE    HISTORIA   NATURAL.  241 

pequeña  loma  escasamente  de  40  m.  de  altura  sobre  el  llano,  y 
cuya  cumbre  se  encuentra  á  234  sobre  el  Mediterráneo.  Las 
calizas  que  la  forman,  de  un  blanco  amarillento,  de  g'rano 
muy  fino,  están  surcadas  de  venas  de  calcita  amarillentas,  y 
en  alg'unos  puntos  parecen  dolomíticas.  Parécense  á  las  del 
Albense  del  cerro  de  Piqueres,  y  como  correspondientes  á  este 
piso  las  califico.  Buzan  al  ESE.  con  un  ángulo  de  pocos 
g-rados. 

Descendimos  por  el  N.  de  la  colina  hasta  un  pequeño  barran- 
co y,  sig"uiendo  su  cauce  hacia  el  orig-en,  encontramos  capas 
de  calizas  marg'osas  micáceas,  de  color  amarillento  verdoso, 
pero  azuladas  en  la  fractura  reciente,  con  escasos  fósiles,  no 
habiendo  encontrado  más  que  trozos  que  parecen  de  un  He- 
miaster,  una  pequeña  ostrea  y  trazas  ó  huellas  de  anélidos  ó 
acaso  de  alg*as.  Más  al  N.,  el  barranco  corta  unas  calizas  fuer- 
tes manchadas  de  rojo,  que  se  esconden  bajo  el  loess  que  ocu- 
pa ambas  orillas  del  barranco.  Estas  areniscas  micáceas  re- 
cuerdan las  que  con  los  mismos  caracteres  señala  Mr.  Nicklés 
en  distintos  puntos  de  la  provincia. 

Avanzando  hacia  el  Tosal  Redó  encontramos  una  mancha 
triásica  de  reducidas  dimensiones,  en  la  que  abundan  los  ja- 
cintos de  Compostela  en  el  seno  de  las  marg-as  rojas.  Las  raar- 
g'as  rojas  se  ocultan  bajo  una  lomita  cretácea  y  reaparecen  al 
Sur  en  una  extensión  de  unas  cuantas  hectáreas.  Pasada  una 
pequeña  depresión  del  terreno,  comenzamos  la  ascensión  al 
Tosal,  llegando  á  su  cima  á  las  cuatro  de  la  tarde,  después  de 
varios  descansos  que  exig-e  lo  áspero  de  la  pendiente.  El  ane- 
roide marcaba  415  m.,  y  la  distancia  de  San  Vicente  unos 
10.700  pasos,  es  decir,  próximamente  8  km.,  aunque  la  distan- 
cia en  línea  recta  no  debe  ser  mayor  de  6.  Forman  su  cumbre 
y  la  falda  por  donde  subimos,  calizas  g-rises  con  piritas  des 
compuestas  y  calizas  sacaroides  con  venas  de  calcita;  estos 
materiales  parecen  corresponder  al  Albense,  y  buzan  al  S.  80° 
W.  con  una  pendiente  de  20°  próximamente. 

Desde  el  Tosal  se  disting-ue  un  gran  número  de  colinas,  con 
detalles  estratigráficos  de  mucho  interés,  que  la  fotografía 
pondrá  de  manifiesto  cuando  completemos  el  estudio  de  la  re- 
gión. Al  NE.  se  eleva  una  colina  de  mayor  altura  que  el  Tosal, 
nombrada  El  Vuelo  del  Águila:  sus  capas  cortadas  al  SW., 
parecen  completar  el  anticlinal  que  formaría  con  las  del  Tosal. 

T.  VIII. -Mayo,  1908.  16 


242  boletín    de    LA   REAL    SOCIEDAD   ESPAÑOLA 

Desde  este  sitio  hacia  el  N.  se  levantan  unas  colinas  que  pre- 
sentan sus  capas  cortadas  en  las  mismas  condiciones  que  esta 
primera;  después,  con  alturas  cada  vez  mayores,  se  extiende 
esta  línea  ondulada  hasta  el  pico  de  la  EscuMlleta,  esbelto 
cono  que  recuerda  la  forma  del  Teide,  con  el  cual  le  compa- 
raban los  alumnos,  y  que  se  hace  visible  desde  una  g-ran  parte 
de  la  provincia. 

Entre  Tosal  Redó  y  el  Vuelo  del  Ag-uila  se  encuentra  una 
pequeña  loma,  de  donde  se  han  extraído  muchas  toneladas  de 
ocre  amarillo  de  excelentes  condiciones,  transportado  casi  todo 
él  á  Ing-laterra.  Hasta  la  base  de  la  Escubilleta  lleg-an  las  ex- 
plotaciones de  ocre,  en  la  llamada  Lo7na  del  SaMiiar,  y  como 
ya  en  excursiones  anteriores  (1)  había  visitado  estos  yacimien- 
tos, desistí  de  recorrerlos  de  nuevo,  lo  que,  por  otra  parte,  no 
hubiera  sido  fácil;  intentamos  descender  del  Tosal  por  el  N., 
pero  la  extremada  pendiente  nos  hizo  volver  atrás,  y  otro  tanto 
nos  ocurrió  al  ensayar  la  bajada  por  el  E.  ó  por  el  S.,  en  donde 
se  presentan  pendientes  semejantes  á  precipicios.  Fué  preciso 
bajar  por  donde  habíamos  subido,  reg'resando  á  San  Vicente 
después  de  más  de  dos  horas  de  marcha. 

Excursión  á  la  Serreta  Negra.— ^n  Alicante  se  conoce  con  el 
nombre  de  Serreta  Neg"ra  la  que  se  extiende  desde  San  Vicen- 
te hasta  la  vecindad  de  las  Atalayas,  y  con  este  nombre  la  de- 
sig-na  Mr.  Nicklés  en  sus  trabajos  acerca  de  la  provincia,  y  así 
la  hemos  llamado  multitud  de  veces;  pero  los  naturales  del 
campo  la  llaman  Serreta  Larga,  reservando  el  nombre  de  Se- 
rreta Neg"ra  para  desig*nar  una  pequeña  colina  que  se  levanta 
á  4  km.  al  NW.  de  San  Vicente.  En  nuestras  excursiones  á  la 
sierra  deis  Talls  (de  los  cortes)  y  á  la  sierra  deis  Castellars  he- 
mos visto  diferentes  veces  esta  serrezuela,  que  no  lleg-a  á  i  km. 
de  larg-a,  y  que  por  su  color  negruzco  ó  verdoso  habíamos  juz- 
g-ado  aptense  y  como  semejante  á  la  que  lleva  el  mismo  nom- 
bre, y  se  extiende  entre  Alicante  y  Foncalent,  y  cuyo  nombre 
se  ha  confundido,  como  hemos  dicho  antes.  De  vuelta  de  una 


(1)  El  26  de  Octubre  de  1906  estuve  en  las  minas  de  ocre  del  Sabinar,  encontrando 
una  caliza  dolomítica  ferrífera  que  parece  ser  la  produce  el  ocre  por  alteración  de  la 
misma.  Encuéntranse  también  limonitas  esponjosas  de  color  negruzco  y  sin  aplica- 
ción industrial.  A  la  dolomita  se  la  llama  tocorró,  y  las  calizas  espáticas,  que  también 
abundan  en  el  Sabinar,  se  han  extraído  en  otro  tiempo,  tomándolas  por  baritina,  no 
obstante  el  peso. 


DE    HISTORIA   NATURAL.  243 

excursión  á  la  sierra  deis  Talls  encontramos  en  la  base  de  la 
Serreta  asomos  de  Triásico  con  areniscas  de  varios  colores, 
marg-as  irisadas  y  jacintos  jaspeados  de  obscuro.  Como  este 
reconocimiento  fué  hecho  rápidamente,  el  23  del  pasado  Abril 
salí  acompañado  de  seis  alumnos,  y  después  de  caminar  como 
media  hora  por  el  antig-uo  camino  de  Alcoy,  sig-uiendo  las  in- 
dicaciones precisas  que  nos  dieron  en  San  Vicente,  desviamos 
al  W.,  y  ya  á  la  vista  de  la  Serreta,  caminamos  por  entre  tie- 
rras cultivadas,  llegando,  después  de  una  hora  de  marcha,  á  la 
base  de  aquélla,  hallando  yesos  obscuros,  calizas  g-rises  piza- 
rrosas y  trozos  de  calizas  negras  y  azuladas.  Se  trata  de  otro 
yacimiento  de  Triásico  superior,  y  en  la  base  encontramos  nu- 
merosos fósiles  de  pequeño  tamaño,  empastados  en  las  calizas 
tabulares;  éstas  suelen  presentar  aspecto  marg'oso,  lo  que  hace 
posible  recoger  alg-unos  sueltos,  como  así  sucedió  con  una 
pequeña  Myophoria.  En  la  parte  alta,  que  recorrimos  de  extre- 
mo á  extremo,  no  hay  más  que  calizas  negras  fuertes,  en  grue- 
sos bancos  inclinados,  con  buzamiento  alNW.,  con  un  ángulo 
de  45  á  60°,  lo  que  hace  muy  escarpada  la  cumbre.  La  direc- 
ción, que  es  la  misma  que  la  de  los  estratos,  es  de  NE.  á  SW., 
próximamente.  Esta  caliza  se  parece  mucho  á  la  de  Callosa  de 
Segura,  por  su  aspecto  sacaroide  y  por  estar  surcada  de  nume- 
rosas venas  de  calcita  de  infiltración. 

De  reg-reso  encontramos  al  SE.  otra  pequeña  loma  con  los 
mismos  caracteres,  y  allí  volvimos  el  28  de  Abril  con  el  señor 
Gómez  Llueca  y  dos  alumnos  del  último  año.  Esta  loma,  de  me- 
nor altura  que  la  Serreta  Negra  y  de  la  que  dista  unos  1.000 
pasos,  es  toda  ella  de  caliza  de  Raibl,  utilizada  como  piedra  de 
construcción  en  los  alrededores,  aunque  se  podrían  extraer 
grandes  bloques  para  ser  aserrados  y  pulidos,  porque  el  mate- 
rial es  de  excelentes  condiciones.  Extiéndese  de  N.  21"  E.  á  S. 
21°  W.,  próximamente,  buzando  al  S.  69°  W.  con  pendientes  de 
55".  Presenta  de  trecho  en  trecho  g-randes  planos  de  fractura 
con  superficies  como  de  resbalamiento,  dirig-idos  hacia  el  N. 
64°  E.,  y  su  máximum  pendiente  hacia  el  S.  16°  E.  La  loma  se 
prolonga  disminuyendo  de  altura  hasta  la  proximidad  de  una 
ermita  inmediata  al  km.  4  de  la  carretera  de  San  Vicente  á 
Agost. 

Este  segundo  yacimiento  fosilífero  del  Trías  presenta  gran- 
des ventajas  para  su  estudio  detenido.  La  proximidad  á  Ali- 


244  boletín    de    LA.   REAL    SOCIEDAD  ESPAÑOLA 

cantej  la  facilidad  de  encontrarlo,  pues  basta  seg-uir  la  carre 
tera  hasta  el  cuarto  poste  kilométrico  y  la  naturaleza  un  tanto 
marg'osa  de  las  calizas  tabulares,  que  permite  recog-erlos  li- 
bres, son  alicientes  bastantes  para  repetir  las  excursiones  á 
tan  interesante  lug'ar. 


Excursión  á  las  Sierras  de  la  Mola  y  de  Beties 
en  el  término  de  Novelda 

POR 

DANIEL   JIMÉNEZ    DE    CISITEROS 

Sabido  es  el  interés  que  ofrece  el  conocimiento  de  localida- 
des triásicas  fosilíferas  en  nuestro  país,  porque  desde  hace 
muchos  años  el  Triásico  español  se  ha  considerado  como  un 
terreno  muy  pobre  en  restos  org-ánicos.  Esta  circunstancia  ha 
hecho  que  en  todas  nuestras  excursiones  por  la  provincia  de 
Alicante  hayamos  reg"istrado  con  cuidado  sus  numerosas  y 
reducidas  manchitas,  de  que  parece  sembrada  la  reg-ión.  La 
presencia  de  una  placa  de  caliza  cuajada  de  fósiles  triásicos, 
que  se  conserva  en  el  Gabinete  de  Historia  Natural  del  Colegio 
de  Santo  Domingo  de  Orihuela,  nos  decidió  á  explorar  el  tér- 
mino de  Novelda,  en  atención  á  que  de  allí  procedía  el  ejem- 
plar, y  acompañado  de  16  alumnos  del  Instituto  salí  en  la  ma- 
ñana del  13  de  Abril  último,  llegando  á  la  estación  de  Novelda 
antes  de  la  nueve  de  la  mañana. 

Como  nuestro  objeto  era  visitar  primeramente  la  sierra  de 
la  Mola,  desde  la  estación  nos  dirigimos  por  la  vía  férrea  hasta 
encontrar  la  senda  que  cruza  al  Vinalapó,  y  dirigirnos  al  cas- 
tillo emplazado  en  un  pequeño  estribo  de  la  Mola.  El  camino 
de  hierro  está  abierto  en  una  considerable  mancha  de  Triá- 
sico superior,  y  en  las  trincheras  pueden  apreciarse  unas  ca- 
pas de  areniscas  flojas,  de  numerosos  colores.  El  lugar  que  en 
otros  sitios  ocupan  las  margas  y  arcillas  irisadas,  se  encuentra 
aquí  reemplazado  por  areniscas  de  los  mismos  colores,  las  que 
por  alteración  subaérea  suministran  arenas  de  tonos  vivos. 
Superiormente  aparecen  areniscas  micáceas  también  de  tonos 
variados,  aunque  dominan  las  rojas  y  moradas,  de  estructura 
pizarrosa  cuando  muy  micáceas,  y  cuando  escasea  este   ele- 


DE    HISTORIA   NATURAL.  2l5 

mentó,  bastante  compactas  para  utilizarlas  como  piedra  de 
construcción,  habiéndolas  empleado  en  las  obras  de  fábrica 
los  constructores  de  la  línea  férrea  de  Alicante  á  Madrid.  Son, 
en  mi  concepto,  estas  areniscas  como  el  penúltimo  término 
del  Triásico,  pues  sobre  ellas  no  hay  más  que  calizas  g-rises  ó 
pardas  tabulares  que  forman  el  elemento  más  interesante  del 
piso  por  ser  el  fosilífero  por  excelencia,  coronadas  por  poten- 
tes masas  de  calizas  neg'ras  ó  azuladas,  surcadas  de  venas  de 
calcita.  De  estas  calizas  nos  ocupamos  al  hablar  de  la  sierra 
Neg-ra  de  Aspe,  considerándolas  como  pertenecientes  al  Triá- 
sico, y  aunque  alg-unos  g-eólog-os  sospechan  que  puedan  ser 
parte  del  Infralias,  en  nuestras  excursiones  por  las  provincias 
de  Murcia  y  Alicante  las  hemos  visto  siempre  concordantes 
con  las  calizas  tabulares  que  forman  el  horizonte  superior  del 
Kenper,  es  decir,  las  capas  de  Raibl. 

Cruzamos  el  río  Vinalapó,  seco  la  mayor  parte  del  año,  y  co- 
menzamos á  subir  la  sierra  de  la  Mola,  dirigiéndonos  al  peque- 
ño castillo  de  la  Mag-dalena,  ó  de  la  Mola,  que  algunos  llaman 
de  Luna,  por  suponer  que  en  él  estuvo  preso  el  privado  de 
D.  Juan  II.  La  pendiente  por  donde  subimos  presenta  carácter 
cretáceo,  y  allí  encontramos  ?L\gwnos,  Aminonites  piritosos.  Lle- 
g-ados  al  castillo  se  perciben  en  la  estrecha  g-arg-anta  que  le 
separa  del  resto  de  la  Mola  manchas  del  Keuper,  areniscas  mi- 
cáceas rojizas  y  moradas,  y  calizas  pulidas  y  estriadas  que  pa- 
recen haber  sufrido  la  acción  de  resbalamiento. 

La  fortaleza  no  tiene  nada  de  particular,  si  se  exceptúa  una 
torre  triangular  que  se  conserva  en  buen  estado,  g-racias  á  los 
materiales  empleados  en  su  fábrica:  sillería  de  caliza  terciaria 
de  Novelda  y  sillarejo  de  caliza  neg-ra  del  Triásico.  Abundan 
también  las  construcciones  de  hormig'ón,  por  lo  que  parece 
debe  atribuirse  el  monumento  á  distintas  épocas.  De  alg-unas 
tumbas  de  los  alrededores  se  han  extraído  instrumentos  pre- 
históricos, y  el  Instituto  de  Alicante  posee  un  cuchillo  de  sílex 
de  tipo  monstierense  que  procede  del  mismo  castillo. 

En  la  proximidad  de  la  fortaleza  presenta  la  sierra  abun- 
dancia de  Eaibl,  de  donde  se  ha  extraído  para  la  construcción 
de  la  misma,  y  toda  la  parte  N.  y  NE.  parecen  de  la  misma 
formación.  Dimos  la  vuelta  por  la  parte  S.  de  la  sierra,  y  el  te- 
rreno cambia,  presentándose  las  calizas  rojas  ó  blanquecinas, 
venosas,  compactas,  en  ocasiones  con  aspecto  de  puding-a,  que 


216  boletín    de    la   REAL    SOCIEDAD    ESPAÑOLA 

parecen  pertenecer  al  Titónico.  La  parte  SW.  y  W.  contiene 
alg-unas  canteras  en  explotación,  y  la  caliza  ostenta  todos  los 
caracteres  de  la  de  ig-ual  formación  en  las  inmediaciones  de  la 
Romana,  pero  debe  contener  muy  pocos  fósiles;  buza  al  W.  mag- 
nético con  una  pendiente  de  40  á  50°.  En  la  inmediación  de  la 
cantera  encontramos  abundancia  de  Belemnites  que  parecen 
á  los  hallados  en  el  Neocomiense  inferior,  y  también  Aimnoni- 
tes  piritosos. 

Frente  á  la  Sierra  de  la  Mola  se  alza  la  de  Beiies,  cuyas  ca- 
pas parecen  formar  una  sinclinal  con  las  de  la  Mola.  El  es- 
trecho valle  que  corre  entre  ambas  se  halla  relleno  en  parte 
por  aluviones  y  al  N.  del  mismo  manchas  triásicas  constitui- 
das por  marg-as  y  areniscas  micáceas  de  varios  colores.  Con  el 
fin  de  proporcionarnos  agua  nos  dirigimos  al  N.  en  donde 
existe  una  fuentecita  llamada  de  la  Reina,  al  pie  de  unos  es- 
carpes triásicos,  y  aunque  no  pudimos  beber  por  encontrarse 
cerrada,  tuvimos  la  agradable  sorpresa  de  encontrar  las  cali- 
zas tabulares  fosilíferas  del  Triásico  superior.  Subiendo  la  pe- 
queña cuesta  que  conduce  á  la  Casa  de  la  Reina  encontramos 
placas  de  gran  tamaño  cuajadas  de  pequeños  fósiles,  que  des- 
graciadamente no  pueden  aislarse  con  facilidad.  He  creído  re- 
conocer la  Myophoria  Immgata  Goldf.,  M.  curvirostris  Alb.,  de 
muy  pequeño  tamaño  y  muy  bien  conservada,  Monotis,  Nucu- 
la,  Terebratula  y  otros  géneros  difíciles  de  determinar  por  el 
estado  en  que  se  encuentran  los  ejemplares.  x\lgunos  trozos  de 
caliza  son  verdaderos  conglomerados  de  pequeñas  conchas. 

Con  tan  curioso  hallazgo,  nos  detuvimos  en  la  Casa  de  la 
Reina,  y  después  de  comer  volvieron  los  alumnos  á  explorar  el 
Triásico,  trayendo  nuevos  ejemplares.  La  situación  es  fácil  de 
determinar  porque  la  nueva  carretera  de  Novelda  á  Monóvar 
pasa  á  pocos  metros  de  la  Casa  de  la  Reina  y  la  fuente  en  cuyos 
alrededores  existe  el  Triásico  fosilífero,  está  también  á  muy 
corta  distancia  de  la  casa. 

Nos  dirigimos  después  á  la  Sierra  de  Beties,  subiendo  por  su 
ladera  del  SE.  hasta  cerca  de  la  cumbre.  Está  formada  de  cali- 
zas fuertes,  de  estructura  sacaroide,  de  color  amarillento  y  al- 
go parecidas  á  las  que  existen  por  la  parte  S.  y  SE.  de  la  Mola. 
Buzan  al  S.  58°  E.  con  una  pendiente  próxima  á  44".  Vista 
á  distancia  se  presenta  como  una  gran  mole  de  estratos  le- 
vantados, formando  sinclinal  con  la  Mola.  Ignoramos  las  for- 


DE   HISTORIA   NATURAL.  247 

maciones  de  la  otra  ladera.  No  encontramos  fósiles,  lo  que  se 
explica  por  la  rapidez  con  que  hicimos  el  recorrido,  marchan- 
do paralelamente  á  la  sierra  y  á  mitad  de  altura  de  la  misma 
hasta  encontrar  una  senda  que  nos  condujo  á  la  nueva  carre- 
tera de  Novelda,  en  donde  vimos  numerosas  manchas  de  Triá- 
sico  hasta  cerca  del  Cementerio,  en  que  aparece  en  una  peque- 
ña loma  una  formación  nummulítica  con  equinodermos  (Co- 
noclypeus,  Echinolampas,  etc.) 

De  vuelta  de  esta  correría  visité  en  Novelda  á  D.  Ismael  Pas- 
tor, médico  de  la  población,  muy  aficionado  á  antigüedades  y 
me  presentó  diferentes  fósiles  de  la  localidad  que  pueden  ser- 
vir para  el  conocimiento  de  los  terrenos  que  rodean  á  Novelda. 
Vi,  entre  otros,  ejemplares  de  RhyncJioneUa  de  la  cumbre  de 
la  Mola,  muchos  Nummulites  de  la  loma  del  Cementerio,  un 
PeUoceras  de  las  inmediaciones  de  la  Sierra  de  Crevillente  y  un 
g'ran  equinodermo  mal  conservado,  pero  que  parece  el  Anan- 
chytes  ovala  Leske,  procedente  de  las  inmediaciones  de  la 
Eoriia  laja,  lo  que  supondría  una  mancha  de  senonense;  dato 
de  mucho  interés  para  la  g-eologia  de  la  provincia  y  que  re- 
solveré si  llevamos  á  efecto  la  excursión  que  proyecto  y  de  la 
que  daré  cuenta  á  nuestra  Sociedad. 


Contrihuc  ón  al  estudio  de  las  funciones  de  los  lóbulos  ópticos 
de  los  peces 

POR 

JOSÉ    GÓMEZ    OCAÑA 

Pese  á  su  apellido,  los  lóbulos  ópticos  de  los  peces  no  sólo 
tienen  relación  con  las  impresiones  visuales  sino  que  influyen 
evidentemente  en  la  coordinación  de  los  movimientos  y  en  el 
equilibrio  del  cuerpo.  Dicha  influencia,  reconocida  hace  mu- 
chos años  por  Rolando  y  moderiTamente  por  Ferrier,  Goltz 
y  otros  fisiólog-os,  ha  sido  comprobada  por  mí  muchas  veces 
en  los  anfibios  y  peces;  pero  nunca  se  me  ha  ofrecido  tan 
clara  y  terminante  como  en  un  pez  á  quien  el  25  de  Abril 
último  lesioné  el  lóbulo  óptico  izquierdo,  y  fué  observado 
atentamente  desde  aquel  día  hasta  el  6  de  Mayo,  en  que  le  en- 
contramos muerto. 


248 


boletín  de  la  real  sociedad  española 


La  lesión,  comprobada  por  la  autopsia,  y  que  puede  verse 
en  la  preparación  y  en  el  g-rabado  adjunto,  consistió  en  una  pe- 
queña herida  sobre  la  cara  superior  del  lóbulo  óptico  izquierdo. 

En  la  autopsia  encontramos  sobre  los  dichos  lóbulos  un  pe- 
queño foco  hemorrág-ico  que  no  podía  comprimirlos  más  que 


por  su  leve  peso,  puesto  que  la  herida  craneal  estaba  abierta. 
El  cerebelo  y  el  lóbulo  óptico  derecho  aparecieron  completa- 
mente ilesos,  y  en  el  izquierdo  se  nota  la  lesión  experimental. 
Desde  que  se  le  causó  hasta  el  último  día  en  que  le  observa- 
mos, el  pez  ha  presentado  constantemente  los  mismos  sínto- 
mas, á  saber:  dilatación  de  la  pupila  y  propulsión  del  ojo  de- 
recho, movimientos  forzados  hacia  el  lado  derecho  é  incurva- 
ción  del  cuerpo  y  tendencia  irresistible  á  caer  del  mismo  lado. 
No  hemos  notado  parálisis  motora  ni  sensitiva  alg-una. 


DE    HISTORIA   NATURAL.  '2t9 

La  dilatación  de  la  pupila  no  rae  parece  debida  á  la  ceg-iiera, 
dada  la  pequeña  lesión  del  lóbulo;  la  creo  más  bien  efecto  re- 
flejo y  confirma  las  observaciones  de  los  histólogos  (Cajal,  Van 
Gehuchten  y  Pawlow)  acerca  del  cruce  de  la  vía  óptica  descen- 
dente. Ig*ual  orig'en  reflejo  tiene,  á  mi  juicio,  la  propulsión  del 
ojo,  y  se  realiza  por  idénticas  vías  cruzadas.  Pudieran  expli- 
carse los  movimientos  forzados  por  la  ceguera  de  un  ojo;  mas 
en  el  ejemplo  experimental  aducido  y  en  otros  experimentos 
antes  y  después  realizados  en  la  misma  especie  (Ci/printís  aura- 
ius),  se  da  el  caso  que  los  animales  g-iran  del  lado  de  la  ceg-ue- 
ra,  hecho  contrario  á  la  explicación.  Tampoco  puede  acha- 
carse la  rotación  hacia  el  lado  derecho  por  la  lesión  del  pe- 
dúnculo cerebral  izquierdo,  porque  dicha  mutilación  va  se- 
guida de  parálisis,  que  no  observamos  en  los  peces  heridos  su- 
perficialmente en  los  lóbulos  ópticos.  Además,  los  animales 
hemiplég'icos  por  lesión  de  un  pedúnculo  cerebral,  se  mueven 
hacia  el  lado  sano  (el  de  la  lesión,  puesto  que  son  cruzadas  las 
fibras  motoras)  y  en  nuestros  peces  la  rotación  se  verificó  del 
lado  que  debía  estar  paralítico  en  el  supuesto  de  la  lesión  pe- 
duncular.  En  otros  animales  de  la  misma  especie  hemos  obser- 
vado conjuntamente  con  los  movimientos  de  pista  hacia  el 
lado  opuesto  al  lóbulo  lesionado,  tendencia  á  caer  del  corres- 
pondiente á  la  lesión;  mas  tampoco  notamos  parálisis  indica- 
dora de  la  lesión  peduncular. 

Los  movimientos  forzados  y  la  incurvación  del  cuerpo  me 
los  explico  por  la  incoordinación  motora  debida  á  la  lesión  y 
que  produjo  un  desacuerdo  perdurable  entre  las  corrientes  óp- 
ticas y  las  laberínticas,  demostrando  una  vez  más  la  influen- 
cia de  las  mismas  en  la  coordinación  de  los  movimientos.  En 
este  supuesto,  los  lóbulos  ópticos  de  los  peces  representarían  á 
los  cuatro  tubérculos  cuadrig-éminos  de  los  mamíferos,  y  asu- 
mirían la  función  refleja  de  los  mismos  en  cuanto  conectan  las 
vías  ópticas  y  acústicas  ó  laberínticas  con  los  núcleos  motores 
del  ojo,  de  la  cabeza  y  del  tronco.  Recuérdese  las  relaciones  de 
la  vía  óptica  descendente  con  los  núcleos  motores  del  ojo  y  con 
el  hemisferio  cerebeloso  opuesto,  mediante  el  puente  de  Varo  - 
lio.  Las  relaciones  del  lemnisco  externo  con  los  tubérculos 
cuadrigéminos  posteriores  y  el  alcance  probable  de  las  fibras 
de  estos  ganglios  á  los  núcleos  motores  de  la  medula  oblon- 
gada  ó  espinal. 


250  boletín    de    LA    REAL   SOCIEDAD   ESPAÑOLA 


Publicaciones  que  ha  recibido  la  í^eal  Sociedad  Española 
de  flistoria  J^atural  durante  el  noes  de  JVIarzo  (continua- 
ción) de  1908. 

(La  liste  suiuante  servirá  comme  accusé  de  réception.) 

Estados  Unidos  y  sus  Colonias 
Department  of  the  Interior.  Bureau  of  Forestry.  Manila. 

BuUetin.  N"  7,  1907. 
Department  of  the  Interior.  Weather  Bureau.  Manila  Central  Observatory. 

BuUetin  for  April,  1907. 
Entomological  Society  of  Ontario. 

Annual  Report.  1907. 
Johns  Hopkins  Hospital,  Baltimore. 

BuUetin.  Vol.  xix,  n°  204,  1908. 
Museum  of  Comparative  Zoology  at  Harvard  College,  Cambridge. 

BuUetin.  Vol.  li,  n°  9,  1908. 

Francia 
Académie  des  Sciences  de  Paria. 

Comptes  rendus.  T.  cxlvi,  nos  9-12,  1908. 
Académie  internationale  de  Géographie  botanique,  Le  Mans. 

BuUetin.  Nos  220-221,  1908. 
Le  Naturaliste,  Paris.   2''  serie,  nos  504-505,  1908. 
Société  botanique  de  France,  Paris. 

Mémoires.  T.  54'  (4«  serie,  t.  vli).  3%  1907. 
Société  des  Amis  des  Sciences  naturelles  de  Rouen. 

BuUetin.  5*  serie,  P""  et  2"  semestres  1906. 

Inglaterra  y  sus  Colonias 
The  Canadian  Entomologist,  Guelph.  Vol.  xl,  n"  3,  1908. 
The  Entomologist's  Record  and  Journal  of  Variation,  Loudon.   Vol.  xx^ 

n°  3,  1908. 
The  Zoologist,  Loudon.  N°  801  (Fourth  Series,  vol.  xii.  n"  136),  1908. 

Italia 
La  Nuova  Notarisia,  Modena.  Serie  xix.  Gennaio,  1908. 
Ri vista  coleotterologica  italiana.  Camerino.  Auno  vi,  n"  3,  1908. 
Societá  italiana  di  Scienze  naturali  in  Milano. 
Atti.  Vol.  Lxvi,  fase.  3°,  1908. 

Monaco 

Institut  océanographique,  Monaco. 
BuUetin. '¡:ios  111-114,  1908. 

Portugal 
Collegio  de  S.  Fiel. 

Broteria.  Serie  de  vulgarizaQao  scientifica.  Vol.  vii,  fase,  ii,  1908. 


DE   HISTORIA   NATURAL.  251 

Suiza 
Schweizerische  Entomologische  Gesellschaft,  Schaífhausen. 
Mitteilungen.  Vol.  xi,  Heft  7,  1908. 

Uruguay 
Museo  nacional  de  Montevideo. 

Anales.  Vol.  vi,  t.  iií,  entrega  iii,  1908. 


Bolívar  (I.)— Note  sur  les  Orthoptéres  recueillis  par  M.  Henri  Gadeau  de 

Kerville  en  Khroumirie  (Tunisie).  Rouen,  1908. 
Briet  (Lucien).  — Le  bassin  supérieur  da  rio  Vero  (Haut  Aragón,  Espagne), 

Chateau-Thierry,  1908. 
Klapálek  (Prcf.  Franz). — Beitrag  zur  Keuntnis   der  Gat.   «Pteronarcys» 

Newman.  (Bull.  intern.  Acad.  Se.  de  Bohéme,  t.  xir,  1907.) 

—  Beitr.   z.    Kenntniss     der    bohmischen    Hydroptiliden.    (Sitzber.    der 

kongl.  bohm.  Gesellsch.  der  Wissensch.  Prag,  1894.) 

—  Beitr.  z.  Kenntniss  der  Trichopteren-  und  Neuropteren-  fauna  von 

Bosnien  und  der  Hercegovina.  (Wissensch.  Mittbeil.  aus  Bosnien  und 
der  Hercegov.,  vii.  Band.  Wien,  1900.) 

—  Conspectus    Plecopterorum   Bohemiae.    (Zvlástní   otisky  z   Casopisu 

Ceské  Spolecnosti  Entomol.  Rocnik  ii,  cis.  1,  1906.) 

—  Descript.  of  a  new  sp.  of  «Rophidia»  L.  and  of  three  new  sp.  cf  <Tri- 

choptera».  (Trans.  Ent.  Soc.  London,  1894,  part  iv.) 

—  Die  Hummeln  Bohmens.  (Arch.  f.  die  naturwissensch.  Landesdurchfor- 

schung  von  Bohmen,  xii.  Band,  n°  3.  Prag,  1905.) 

—  Die  Metamorph.-Stadien  der  «Oxyethira  costalis>   Curt.  (Sitzber.  der 

kongl.  bohm.  Gesellsch.  der  Wissensch.  Praga,  1891.) 

—  Die   Morphol.   der  Geuitalsegmente   und  Anhiüige  bei  Trichopteren. 

(Bull.  Acad.  Se.  de  Bohéme,  t.  viii,  1903.) 

—  Dodatky  ku  seznamu  ceskych  Trichopter  za  rok  1890.  Prazc,  1890. 

—  Dodatky  ku  seznamu  ceskych  Trichopter  za  rok  1892  az  1893.  (Král. 

Ceské  Spolecnosti  náuk.  Praze,  1894.) 

—  Dodatky  ku  seznamu  ceskych  Trichopter  za  rok  1894  az   1897.  (Král. 

Ceské  Spolecnosti  náuk.  Praze,  1897.) 

—  Ecclisopteryx    Dziedzielewicki,   n.   sp.    (Casopisu    Ceské    Spolecnosti 

Entom  ,  rocnik  iii,  cis.  1.  Praze,  1906.) 

—  Ein  Beitrag  z.  Kenntnis  der  Neuropt.-Fauna  von  Croatien-Slavonien 

und  der  Nachbarlander.  (Bull.  intern.  Acad.  Se.  Bohéme,  t.  xi,  1906.) 

—  Ein  Beitrag  z.  Kenntnis  der  Neuropt.  von  Ober-Steiermark.  (Sitzber. 

kongl.  bohm.  Gesellsch.  der  Wissensch.  in  Prag,  1903.) 

—  Ephemeridarum  spec.    quatuor  novae.   (Casopisu    Ceské  Spolecnosti 

Entom.,  rocnik  ii,  cis.  3,  1905.) 


252  boletín    de    LA    REAL    SOCIEDAD    ESPAÑOLA 

Klapálek  (Prof.   Franz). — Fünf   neue    Trichopteren-Arten   au,s    Ungarn. 
(Természetr  Ftizetek,  t.  xxl,  1898.) 

—  Hamburger  Magalhaens.  Sammelreise.  Plecopteren.  Hamburg,  1904. 

—  Klic  europskych  druhu  celedi  Taeniopterygidae.  (Casopisu  Ceské  Spo- 

lecnosti  Entom.,  rocnik  iii,  cis.  4,  1906.) 

—  Nemnra  subtilis  n.  sp.  Eine  neue  südeurop.  Perlide.  (Sitzber.  kongl. 

bohm.  Gesellscb.  der  Wissensch.  Prag,  1896.) 

—  Neuropteroideu  Steiermarks  gesammelt  von  P.  Gabriel  Strobl.  (Mitteil. 

Natunvisseuscb.  Vereines  für  Steiermark,  1905.  Graz,  1906.) 

—  Noch  einige  Bemerk.  üb.  die  Gouopodea  der  Insekten.   (Zool.  Anz., 

Bd.  xsYia,  n°  7,  1904.) 

—  Obojetník    «Camponotus   ligniperdus»  Ltr.    (Král.   Ceské  Spolecnosti 

náuk,  1896.  Praze.) 

—  Obojetník  kobylky  zelené  (Locusta  viridissima  L.)  (Kvál.  Ceské  Spolec- 

nosti náuk,  1897.  Praze.) 

—  O  vnejsícb  plodidlech  (f  «Arcynopteryx  dovrensis»   Mort.  (Casopisu 

Ceské  Spolecnosti  Entom.,  rocnik  i,  cis.  4,  1904.) 

—  «Oxyethira  tristella»   n.  sp    (The  Entom.  Monthly  Magaz.   2a  serie, 

vol.  VI,  1895.) 

—  O  Zinaltiue  kridel  u  posvatek  (Plecoptera). 

—  Plecopteren  und  Epbemer.  aus  Java.  Hamburg,  1905. 

—  Plecopterologische  Studien.  (Bull.  intern.  Acad.  Se.  de  Bohéme,  1900, 

Praga.) 

—  Predbezny  seznam  ceskych  Trichopter  (Chrostiku).  Praze,  1900. 

—  Príspevek  k  rodu  «Rhabdiopteryx»  Klp.  (Casopisu  Ceské  Spolecnosti 

Entom.,  rocnik  ii,  cis.  1,  1906.) 

—  Príspevek  ku  znalosti  vyvoje  ceskych  Hydroptilid.  (Král.  Ceské  Spo- 

lecnosti náuk.,  1897,  Praze.) 

—  Príspevek  k  znalosti  zvireny  chrostiku  a  jepic   Vych.  Karpat.   (Caso- 

pisu Ceské  Spolecnosti  Entom.,  rocnik  iv,  cis.  1,  1907.) 

—  Prof*  Dr.  Fr.  M.  Brauer.  (Casopisu  Ceské  Spolecnosti  Entom.,  rocnik  ii, 

cis.  3,  1905.) 

—  Revisión    und    Synopsis    der  europüischen  Dictyopterygiden.  (Bull. 

intern.  Acad.  Se.  de  Bohéme.  Praga,  1906.) 

—  Trichopterologicky  vyzkum  Cech.  V.  R.  1891.  Praze,  1892. 

—  Ueber   die   europaeischen    Arten   der  Fam.   Dictyopterygidae.    (Bull. 

intern.  Acad.  Se.  de  Bohéme,  1904.  Praze. 

—  Über  die  Gonopoden  der  Insekten  und  die  Bedentung  derselben  für 

die  Systematik.  (Zool.  Anz.,  Bd.  xxvii,  n"  14.  Berlín,  1904.) 

—  Ueber  drei  wenig  bekannte  «Micrasema>-Arten  unn  eine  neue  «Oece- 

tis>.  (Sitzber.  kOngl.  bOhm.  Gesellscb.  der  Wissensch.  in  Prag,  1903.) 

—  Zpráva  o  vysledcich  cesty  do  Transsylvanskych  Alp  a  Vysokych  Tater. 

(Vestnikú  Ceské  Akad.  cisare  Frantiska  Josefa,  rocnik  xiii.) 


DE   HISTORIA   NATURAL.  253 

Klapálek  (Prof.  FraDz). — Zpráva  o  vyzkumu  ceskych  Nenropteroid  V.  R. 
1902.  (Vestniku  Ceské  Akad.  Fratiska  Josefa,  rocnik  xii.) 

—  Zur  Kenntnis  der  Neuropt.  von  Ungarn,  Bosnien  nnd   Herzegovina. 

(Természetr.  Fuzetek,  xxv,  1902.) 
Parrot  (Cari). — Filchner,  Exped.  China-Tibet.  Zoolog.  Botan.  Ergebnisse. 

Aves. 
Ribera  (J.  Eugenio).—  Hormigón  y  cemento  armado.  Madrid,  1902. 

—  Los  progresos  del  hormigón  armado  en  España.  Madrid,  1907. 
VuLLETON  (L.) — Sur  le  role  topographique  des  ares  viscéraux  et  la  forma- 

tion  du  cou.  Montpellier,  1908. 


ñbril  de  1908 

Alemania 

Entomologischer  iuternationaler  Verein,  Stuttgart. 

Entorne Ingische  Zeifschrift.xxi.  Jahrg.,  n°  47.  xsii.  Jahrg.,  nos  1.5^  1908. 
Entomologischer  Verein  in  Berlin. 

Berliner  Entomologische  Zeitschrift.  B.  21,  Heít  2,  1908, 
Naturse  Novitates,  Berlin.  1908,  nos  3-6. 
Zeitschrift  für  Wissenschaftliche  Insektenbiologie,  Husum,  Bd.  iv  (Erste 

Folge,  Bd.  xm),  Heft  3,  1908. 
Zoologischer  Anzeiger,  Leipzig.  Bd.  xxxii,  nos  24-26,  1908. 

Austria-Hungría 

Académie  des  Sciences  de  Cracovie, 

BuUetin  International.  1907,  nos  9-10.  1908,  nos  1-3. 
Societas  entomológica  Bohemiae,  Praga. 

Acta.  Rocnik  v,  Cislo  1,  1908. 
Wiener  Entomologische  Zeitung,  Wien.  xxvii.  Jahrg.,  iv.  und  v.  Heft,  1908. 

Bélgica 
Société  belge  d'Astronomie,  Bruxelles. 

BuUetin.  13«  année,  n"  3,  1908. 
Société  entomologique  de  Belgique,  Bruxelles. 

Anuales.  T.  52%  nos  m-iv,  1908. 

Brasil 
Musen  Goeldi  de  Historia  natural  e  Ethnographia  (Museu  Paraense),  Para. 
Boletim.  Vol.  v,  n°  1,  1908. 

Costa  Rica 
Sociedad  nacional  de  Agricultura,  San  José  de  Costa  Rica. 
Boletín.  Año  11,  n°  1 ),  1907. 

España 
Colegio  de  farmacéuticos  de  Paleares,  Palma  de  Mallorca. 
Las  Baleares.  Año  ix,  u.°  87,  1908. 


254  BOLETÍN    DE   LA   REAL   SOCIEDAD    ESPAÑOLA 

Facultad  de  Ciencias  de  Zaragoza. 

Anales.  Año  i,  n.°  4,  1907. 
Gaceta  farmacéutica  española,  Barcelona.  Año  xi,  n.os  124-12G,  1908. 
Ingeniería,  Madrid.  N.os  109-111,  1908. 
Institució  catalana  d'  Historia  natural,  Barcelona. 

Butlleti.  2.'  época,  año  6.°,  n.''  2,  1908. 
Laboratorio  municipal  de  Higiene  de  Madrid. 

Boletín.  T.  vji,  n.os  9-10,  1907. 

Real  Academia  de  Ciencias  exactas,  físicas  y  naturales  de  Madrid. 

Revista.  T.  vi,  n  °  9,  1908. 
Sociedad  aragonesa  de  Ciencias  naturales,  Zaragoza. 

Boletín.  T.  vii,  n.°  4,  1908. 
Sociedad  española  de  Física  y  Química,  Madrid. 

^na/es.  T.  VI,  n."  51,  1908. 

Estados  Unidos  y  sus  Colonias 

American  Museum  of  Natural  History,  New  York. 

Bulletin.  Yol.  xx-xxii  (1904-1908). 
Departamento  de  lo  Interior.  Gobierno  de  las  islas  Filipinas.  Oficina  de 
Agricultura.  Manila. 

Revista  agrícola  de  Filipinas.  T.  i,n°  1,  1908. 
Department  of  the  Interior.  Weather  Bureau.  Manila  Central  Observatory, 

Bulletin  for  May,  1907. 
Johns  Hopkius  Hospital,  Baltimore. 

Bulletin.  Vol.  xix,  n°  205,  1908. 
Museum  of  Comparativo  Zoology  at  Harvard  CoUege,  Cambridge. 

Bulletin.  Vol.  xlix  (Geol.  Series,  vol.  viii),  n°  6,  1908;  vol.  li,  n°  10, 
1908 
Smithsonian  Institution,  U.  S.  National  Museum,  Washington. 

National  Herbarium.  Vol.  x,  part  6-7,  1908. 
The  American  Naturalist,  Boston.  Vol.  xlii,  nos  493-494,  1908. 
University  of  Colorado,  Boulder. 

Studies.  Vol.  V,  n"  2,  1908. 

Francia 

Académie  des  Sciences  de  Paris. 

Comptes  rendus.  T.  cxlvi,  n»»  13-16,  1908. 
La  Feuille  des  Jeunes  Naturalistes,  Paris.  iv*"  serie,  38^  année,  nos  45C-451 

1908. 
Le  Naturaliste,  Paris.  30'^  année,  2'  serie,  nos  606-507,  1908. 
Scciété  botanique  de  France,  Paris. 

Bulletin.  T.  65^  (4"  serie,  t.  vía),  nos  1-2,  1908. 

Mémoires.  12-13  (t.  55"  du  Bulletin). 
Société  d'Anthropologie  de  Paris. 

Bulletins  et  Mémoires.  b"  serie,  t.  vni,  fase.  4,  1907. 
Société  de  Spéléologie,  Paris. 

Spelunca.  T.  vii,  n°  50,  1 907. 


DE    HISTORIA   NATURAL.  255 

Holanda 
Fondation  de  P.  Teyler  van  der  Hnlst,  Haarlem. 

Archives  du  Musée  Teyler.  Serie  ii,  vol.  xi,  2"  partie,  1908. 

Inglaterra  y  sus  Colonias 

Queensland  Mnseum. 

Annals.  N"  8,  1908. 
Roy  al  Microscopical  Society,  London. 

Journal.  1908,  part  2  (u°  183). 
Royal  Physical  Society,  Edinburgh. 

Proceedings.  Vol.  xvii,  n°  4,  1908. 
The  Canadian  Entomologist,  Guelph.  Vol,  xl,  n°  4,  1908. 
The  Entomologiet's  Record  and  Journal  of  Variation,  London.   Vol.  xx, 

n°  4,  1908. 
The  Zoologist,  London.  N"  802  (Fourth  Series,  vol.  xti,  n°  136),  1908. 

Italia 
La  Nuova  Notarisia,  Modena.  Serie  xix,  Aprile  1908. 
Ri vista  coleotterologica  italiana,  Camerino.  Anno  vi,  n°  4,  1908. 
Societá  entomológica  italiana,  Firenze. 

Bullettino.  Anno  38,  trim.  iii-lv,  1906. 

México 

Instituto  geológico  de  México. 

Boletín.  N°  23  (láminas),  1906. 

Portugal 

CoUegio  de  S.  Fiel. 

Broteria.  Vol.  vii,  fase,  iii,  1908. 
Commi(;ao  dos  trabalhos  geológicos  de  Portugal,  Lisboa. 

Memorias.  Choffat  (Paul^:  Essai  sur  la  tectonique  de  l'Arrabida. 
Lisbonne,  1908. — Román  (Fréderic)  et  Torres  (Antonio):  Le  Neo- 
géne  continental  dans  la  Basse  Vallée  du  Tage  (rive  droite).  Lis- 
bonne, 1907. 

Rusia 

Musée  zoologique  de  l'Académie  impériale  des  Sciences  de  St.  Pétersbourg. 

Ánnuaire.  T.  xii,  n"  4,  1907. 
Societas  entomológica  rossica,  S.  Petersburgo. 

Trudy  (Horae).  T.  xxxviii,  n°  3,  1907. 

Suiza 

Société  V^audoise  des  Sciences  naturelles,  Lausanne. 

Bulletin.  5»  serie,  vol.  xLlii,  n°  161,  1907. 
Société  zoologique  suisse  et  Muséum  d'Histoire  naturelle  de  Genéve. 

Revui:  suisse  de  Zoologie.  T.  16,  fase.  1,  1908. 


256  BOLETÍN    DE   LA   REAL    SOCIEDAD   ESPAÑOLA 

Cabrera.  (Ángel). — Sobre  los  loris,  y  en  especial  sobre  la  forma  filipina. 
(Bol.  E.  Soc.  esp.  Hist,  nat.,  Marzo  1908.) 

Carballo  (J.) — La  Espeleología  en  España.  (Bol.  R.  Soc.  esp.  Hist.  nat.. 
Marzo  1908.) 

Díaz  (Fiiiberto). — Algunas  noticias  sobre  el  platino  y  los  metales  platíni- 
cos. (Bol.  R.  Soc.  esp.  Hist.  nat.,  Marzo  1908.) 

Esteva  (José). — Otra  «Linaria  supina>  monstruosa.  (Bol.  R.  Soc.  esp. 
Hist.  nat.,  Marzo  1908.) 

—  Polimorfismo  foliar  de  la  «Gleditschia  triacantbos>.  (Bol.  R.  Soc.  esp. 
,HÍ8t.  nat  ,  Marzo  1908.) 

FoRMÁNEK  (Rom.)— Ein  Lebensbild  des  kaiserlichen  Rates  Edmund  Reit- 

ter  in  Paskau.  (Entom.  Bliitter,  4.  Jahrg  ,  n°  ],  1908.) 
García  Mkrcet  (Ricardo).— Las  plagas  de  la  remolacha.  (Bol.  R.  Soc.  esp. 

Hist.  nat ,  Marzo  1908.) 
Heyden  (L.  von).— Bemerkungen  über  die  Beetimmungs-Tabelle  60  Cur- 

culionidae:  Larinus,  bearbeitet  von  Dr.  K.  Petri  1907.  (Wien.  Entom. 

Zeit.,  XXVII.  Jahrg.,  1.  Heft,  1.  Januer  1908.) 

—  Bemerkungen  und  Berichtigungen  zum  Catal.  Ooleopt.  Europ.  et  Arm. 

ross.  1906.  (Wien.  Entom.  Zeit.,  xxvii.  Jahrg.,  1.  Heft,  1.  Januer,  1908. 

—  Contributo  alia  fauna  coleotterologica  deU'Isola  di  Capri.  (Riv.  coleott. 

ital.,  anno  vi,  n°  ^,  1908.) 

—  Erganzungen  zu   E.   Bergroths  Bemerkungen   zum   Catal.    Coleopt. 

(Deutsche  Ent.  Zeitschr.,  1908.) 

—  Richtigstellungen  zu  den  Bemerkungen  zum  Catal.  Coleopt.  Europ. 

1906.  (Wien.  Entom.  Zeit.,  1908.) 

—  Über  die  Coieopteren-Gattungen  Parablaps.  (Deutsche  Entom.   Zeit., 

1908.) 
PicoioLi  (F.)— Boschi  e  Pascoli.  Torino,  1908. 
Seitz  (Ádalbert). — Les  Macrolépidoptéres  du  Globe.  Vol.  i,  livrais.  13-14; 

vol.  II,  livrais.  1-4.  Stuttgart,  1907-1908. 


Sesión  del  3  de  Junio  de  1908. 

PRESIDENCIA    DE    D.    JUAN    MANUEI,    DÍAZ    DEL   VILLAR 

El  Secretario  leyó  el  acta  de  la  sesión  anterior,  que  fué  apro- 
bada. 
Asiste  el  Sr.  Llenas,  Tesorero  de  la  Sección  de  Barcelona. 

Fallecimientos.— El  Sr,  Bolívar  pidió  que  constase  en  acta  el 
sentimiento  de  la  Sociedad  por  el  fallecimiento  del  socio  nu- 
merario M.  Pliilippe  Francois,  de  París,  y  el  correspondiente 
extranjero  M.  Adrien  Finot,  de  Fontainebleau;  ambos  se  dedi- 
caban al  estudio  de  la  Entomolog-ía  y  mantenían  activas  rela- 
ciones con  varios  de  nuestros  coleg-as. 

M.  Philippe  Francois  era  jefe  de  trabajos  prácticos  en  la  Sor- 
bonna,  y  particularmente  se  ocupaba  en  el  estudio  de  los  co- 
leópteros paleárticos,  sobre  los  que  publicó  varios  trabajos, 
siendo  el  último  un  estudio  sobre  el  g-énero  Geotrupes.  Fué 
Secretario  de  la  Sociedad  entoraológ-ica  de  Francia  y  había 
realizado  larg'os  viajes,  en  los  que  recogúó  interesantes  mate- 
riales, de  los  que  participaron  ampliamente  sus  amig-os  y  co- 
rresponsales; la  Kyocephala  Francoisi,  de  Nuevas  Hébridas,  y 
la  Nereida  Francoisi,  de  Nueva  Caledonia,  fueron  especies  que 
tuve  ocasión  de  dedicarle  como  recuerdo  de  sus  g-enerosidades. 

M.  P.  Adrien  Finot  falleció  el  14  de  Abril  último,  á  la  edad 
de  70  años;  era  Capitán  de  Estado  Mayor,  retirado,  y  Caballero 
de  la  Leg-ión  de  Honor;  venía  dedicado,  desde  larg'o  tiempo,  al 
estudio  de  los  ortópteros,  contribuyendo  á  su  conocimiento  con 
numerosas  publicaciones,  entre  las  que  merecen  particular 
mención  la  Fanne  de  la  France-Insectes  Orthoftéres,  París, 
1890,  y  la  Faiine  del  Algérie  et  de  la  Tunisie-Irisectes  Orthop- 
téres,  1897;  esta  última  publicada  en  los  Anales  de  la  Sociedad 
entomológ-ica  de  Francia.  Su  última  publicación,  titulada  mo- 
destamente Sur  le  geure  «Acridium»,  es  un  interesante  estudio 
sobre  un  g-énero  acerca  del  cual  no  se  había  hecho  ningún 
trabajo  de  conjunto. 

Sus  descripciones  pueden  citarse  como  modelo  de  exactitud; 
sus  dibujos,  que  ejecutaba  por  procedimientos,  en  g-ran  parte 

T.  VIH.— Junio,  190P.  17 


258  boletín   de   LA   REAL   SOCIEDAD   ESPAÑOLA 

ideados  por  él  mismo,  llamaron  siempre  la  atención  de  los  in- 
teligentes, y  superaron  á  cuanto  en  este  orden  se  hizo  hasta 
ahora,  y  del  mismo  modo  sus  colecciones  pudieran  también 
fig-urar  en  primera  línea  por  la  pulcritud  y  esmero  con  que 
preparaba  los  ejemplares. 

Era  de  trato  esmerado,  muy  correcto  y  bondadoso,  y  de  una 
g-ran  delicadeza.  Su  muerte  ha  sido  muy  sentida  por  cuantos 
cultivan  estos  estudios  y  deja  en  Francia  un  vacío  difícil  de 
llenar,  por  ser  muy  contados,  en  estos  momentos,  los  que  á 
ellos  se  dedican. 

Otras  pérdidas  lamentables  ha  experimentado  la  Entomolo- 
g-ía  en  estos  últimos  meses,  entre  ellas  la  del  Dr.  Charles  Henri- 
Martin,  bien  conocido  de  los  entomólog-os  españoles  por  sus 
frecuentes  viajes  por  España  y  muy  apreciado  por  sus  excelen- 
tes condiciones  de  carácter.  De  sus  viajes  por  el  África  del  Sur 
conservo  numerosas  especies  que  he  de  dar  á  conocer  en  breve. 
Otra  es  la  del  Dr.  Stierlin,  de  Schaffhausen  (Suiza),  fallecido 
el  28  de  Marzo,  que  en  el  conocimiento  délos  coleópteros Ueg-ó 
á  respetable  altura,  siendo  considerado  como  una  autoridad  en 
el  de  los  curculiónidos. 

Admisiones.— Fueron  admitidos  como  socios  numerarios  los 
señores  presentados  en  la  sesión  anterior,  y  presentados  como 
socios  numerarios  D.  Salvador  Cabeza  de  León,  Catedrático 
de  la  Facultad  de  Derecho  en  la  Universidad  de  Santiag-o  de 
Galicia,  por  el  Sr.  Eleiceg-ui,  y  D.  Gustavo  Nieto  Valls,  Licen- 
ciado en  Ciencias  naturales,  de  Ponferrada  (Leónl,  por  el  señor 
Arag'ón  y  Escacena. 

Notas  y  comunicaciones. — El  Secretario  presentó  los  sig-uien- 
tes  trabajos,  en  nombre  de  sus  respectivos  autores: 

«Una  excursión  del  Dr.  Chodat  por  Cartag-ena»,  por  D.  Fran- 
cisco de  P.  Jiménez. 

«Observaciones  sobre  la  ninfosis  de  la  Poscílonota  Solieri 
Cast.»,  por  D.  Manuel  M.  de  la  Escalera. 

«Contribución  al  conocimiento  de  los  Equinodermos  de  Es  • 
paña  y  en  especial  de  los  Holoturioideos»,  por  D.  Francisco 
Aranda  Millán. 

«Excursiones  por  los  alrededores  de  Busot»,  por  D.  Daniel 
Jiménez  de  Cisneros,  y 


DE    HISTORIA  NATURAL.  259 

«Subsidio  para  o  estudo  da  fauna  carcinolog-ica  de  Portug-al», 
por  D.  Luis  Gonzag'a  do  Nascimento. 

— El  Sr.  Pérez  Zúñig-a  presentó  varias  larvas  de  un  Díptero 
que  fué  reconocido  como  del  Eristalis  tenax  por  el  Sr.  Bolívar, 
arrojadas  vivas,  al  parecer,  entre  las  heces  fecales,  por  un  niño 
de  pocos  años.  El  Sr.  Bolívar  dijo  recordaba  haber  leído  casos 
análog-os,  debidos,  sin  duda,  á  observaciones  poco  exactas  mo- 
tivadas por  la  circunstancia  de  que  estas  larvas  viven  en  ag'uas 
sucias  y  hasta  en  las  de  las  letrinas. 

El  mismo  Sr.  Bolívar  presentó  una  nota  sobre  especies  de 
ortópteros  de  España,  de  Marruecos  y  de  Canarias. 

Notas  bibliográficas. — El  Sr.  Calderón  comunicó  la  sig-uiente: 

Gag-el,  C:  Ueber  das  Grundgebirge  von  La  Palma  (Monatsber. 
der  Z.  d.  D.  g-eol.  Ges.,  1908,  n.°  2,  pág-s.  25-31,  con  2  láms.) 

En  el  cimiento  de  la  g-ran  Caldera  de  La  Palma,  se  asienta, 
bajo  el  manto  de  las  formaciones  volcánicas  modernas,  una 
sierra  de  edad  muy  antig-ua,  discordante  con  éstas  y  que  la 
erosión  ha  puesto  al  descubierto.  Esta  sierra  fundamental  con- 
siste, en  parte,  en  rocas  muy  levantadas,  comprimidas  y  agrie- 
tadas transversalmente,  que  son,  en  su  mayoría,  verdaderas 
diabasas,  cambiadas  en  alto  grado  y  transformadas  de  tal 
modo  en  clorita  y  epidota,  que  apenas  puede  reconocerse  su 
naturaleza  primordial.  Con  estas  rocas  transformadas  hay  al- 
g'unos  bancos,  en  los  que  es  dado  disting-uir  aún  antig-uas  do- 
leritas  traquíticas  de  un  mag-ma  eruptivo  esexítico  y  porfiritas 
también  esexíticas. 

Como  filones-capas  en  dichas  diabasas,  se  ven  surcar  esexi- 
tas  no  más  frescas,  indicando  fuertes  presiones  que  han  afec- 
tado también  á  aquéllas;  hay,  además,  en  los  sitios  de  máxima 
perturbación  tectónica  del  cimiento,  masas  de  rocas  claras 
limitadas  por  porciones  ang'ulosas  irreg-ulares  que  consisten 
en  aplitas  esexíticas  y  camptonitas. 

Cerca  de  las  esexitas  alteradas  las  hay  completamente  fres- 
cas en  filones  y  stocks  en  la  roca  fundamental  descompuesta, 
las  cuales,  por  su  composición  química  y  mineralóg'ica,  se 
aproximan  á  las  doleritas  traquíticas  del  manto  volcánico  mo- 
derno y  probablemente  deben  referirse  á  esta  roca  eruptiva. 
Finalmente  muestran  también  el  mismo  carácter  del  mag-ma 
esexítico  la   camptonita,  calcbostonita,  ganteita  sodalítica  y 


260  boletín    de    LA   REAL   SOCIEDAD    ESPAÑOLA 

otras  en  filones,  tanto  frescos  como  alterados,  que  atraviesan 
la  cordillera  de  cimiento  ó  forman  su  coronamiento,  pudiendo 
observarse  la  composición  íntima  de  todas  estas  rocas  en  los 
mag-níficos  acantilados  de  cerca  de  los  1.800  m.  de  altura  ver- 
tical de  la  isla. 

Entre  las  conclusiones  hace  notar  el  autor  que  las  esexitas 
descritas  hace  cuatro  años  de  Madera,  son  probablemente 
idénticas  á  las  rocas  que  mencionó  ya  K.  v.  Fritsch  en  el 
año  1862. 

— El  Sr.  Aranzadi  remite  la  sig-uiente  nota  bibliog-ráfica: 

HoIzeJs  Europaische  Volkerlyí^en,  combinados  por  el  conse- 
jero de  Estado  Dr.  Franz  Heg-er,  pintados  por  Federico  Beck  y 
con  breves  advertencias  acerca  de  los  originales  porFr.  Heger; 
4  tablas  de  73x98  cm.  con  32  bustos  en  policromía  casi  á  los 
2/3  del  natural:  17  marcos  ó  20  coronas. 

En  estas  4  tablas  de  tipos  europeos  siguen  la  casa  editorial 
y  el  autor  la  misma  norma  que  en  las  otras  4  publicadas  en 
1903  con  32  tipos  de  Asia,  África,  América  y  Oceanía,  pero  te- 
niendo en  cuenta  que  desde  hace  millares  de  años  se  ha  ve- 
nido realizando  entre  los  diferentes  representantes  de  la  raza 
blanca  en  Europa  una  vasta  diferenciación,  y  mediante  más  re- 
cientes mestizajes  se  han  originado  tipos  nuevos  y  peculiares. 
Cuando  hace  diez  años  el  popular  William  Z.  Ripley  publicó  en 
el  AppletoiCs  popular  scieuce  monthhj  una  serie  de  13  artículos 
acerca  de  razas  de  Europa,  vino  á  deducir  la  consecuencia  de 
que  hoy  apenas  hay  nación  en  Europa  con  un  solo  tipo  domi- 
nante, sino  que  más  bien  se  evidenciaron  en  muchas  de  ellas, 
después  de  investigaciones  concienzudas,  tipos  esencialmente 
distintos,  diferenciados  desde  hace  mucho  tiempo,  pero  cuya 
estabilidad  se  alteró  por  continuos  mestizajes.  Esta  evolución 
europea,  consecutiva  de  los  grandes  procesos  históricos,  ha 
formado,  en  cada  una  de  las  actuales  naciones,  un  número 
mayor  ó  menor  de  tipos  étnicos. 

Cierto  es  que  en  las  demás  partes  del  mundo,  y  sobre  todo 
en  Asia,  no  son  menores  los  motivos  y  los  resultados  en  cuanto 
á  la  diversidad  de  tipos  étnicos;  pues  aun  limitándonos  á  una 
sola  de  sus  naciones,  si  á  un  europeo  poco  perspicaz  le  pueden 
parecer  al  principio  todos  los  chinos  iguales,  también  es  ver- 
dad la  recíproca.  Sin  embargo,  la  decisión  de  duplicar  los 


DE    HISTORIA  NATURAL.  261 

ejemplos  de  Europa  en  i)roporcióii  á  los  de  Asia  (ó  de  cuadru- 
plicarlos con  relación  á  los  de  África)  se  justifica  al  considerar 
que  no  se  puede  prescindir  en  tales  publicaciones  de  motivos 
de  perspectiva,  es  decir,  de  la  necesidad  mayor  de  disting-uir 
los  primeros  términos  que  los  lejanos,  lo  que  tenemos  cerca 
más  que  lo  que  tenemos  lejos,  y  ning-una  duda  cabe  de  que  las 
tablas  de  Hülzel  se  destinan  más  á  institutores  y  escolares 
blancos,  que  amarillos,  neg-ros  ó  cobrizos. 

Cierto  es  también  que,  estudiados  los  tipos  antropológicos 
con  la  mayor  objetividad  posible,  el  resultado  obtenido  para 
proyectar  unas  tablas  representativas  pudiera  ser  alg-o  distinto; 
pero  no  es  menos  verdad  que  hay  que  partir  del  principio  de 
que  tales  tablas,  por  su  destino,  están  llamadas  á  responder  á 
preg-untas  ing-enuas,  hechas  sin  preparación  ning-una  y  basa- 
das en  el  primer  disting-o  del  niño,  que  es  la  nación  ó  idioma, 
por  lo  menos  en  Europa;  las  ag-rupaciones  y  denominaciones 
deben,  pues,  corresponder  con  las  que  tendrían  las  preg-untas  y 
quedar  para  el  observador  la  comparación  de  coincidencias  y 
diverg-encias,  ya  entre  los  tipos  de  estas  tablas,  ya  con  los  de 
las  publicadas  anteriormente,  en  lo  que  se  refiere  á  los  blan- 
cos de  Asia  y  África  sobre  todo.  El  método  de  enseñanza  de  la 
etnog-rafía  en  las  escuelas,  indudablemente  ha  de  ser  intui- 
tivo y  no  hay  otra  manera  de  evitar  preliminares  doctrinarios. 

En  las  4  tablas  ha  procurado  el  Dr.  Heg-er  reunir,  en  lo  que 
la  limitación  de  número  le  permitía,  los  tipos  más  importantes 
y  distintos,  mediante  ejemplos  eleg-idos  con  el  auxilio  de  los 
especialistas  de  cada  país  en  la  mayor  parte  de  los  casos,  agru- 
pándolos de  manera  que  en  su  mayoría  son,  en  la  primera 
tabla,  de  los  pueblos  que  se  suelen  considerar  como  latinos;  en 
la  seg-unda,  de  los  g-ermánicos,  y  en  la  tercera,  de  los  eslavos, 
quedando  para  la  cuarta  otros  tipos  aislados.  El  núm.  1  es  un 
vasco  visto  de  perfil;  el  2,  un  portug-ués  miñoto  muy  dolicocé- 
falo;  el  3  representa  un  torero,  seg-ún  una  fotografía  de  la  co- 
lección de  la  Sociedad  de  Antropología  de  Berlín,  debiendo  ad- 
vertir, para  salir  al  paso  de  ciertos  escrúpulos,  que  no  tiene 
ning'ún  signo  profesional,  y  lo  mismo  podría  representar  un 
vaquero  ó  vinatero,  de  tipo  relativamente  frecuente  entre  el 
Jarama  y  el  Guadalquivir;  no  consigna  si  el  propio  Dr.  Heger, 
ú  otro  colega  berlinés,  hizo  la  elección;  pero,  dada  la  limita- 
ción exigida  para  la  colección,  no  parece  del  todo  inoportuno 


262  boletín    de    LA   REAL    SOCIEDAD   ESPAÑOLA 

aparezca  como  representante  del  español,  aunque  me  ocurre 
la  sospecha  de  que  no  está  del  todo  exento  de  sangre  gitana, 
á  la  manera  de  Rafael  Molina  (a)  Lagartijo.  A  quien  no  se  con- 
tente con  tal  representación,  fácil  le  será  extender  la  represen- 
tación del  núm.  1  en  mayor  ó  menor  territorio  fuera  de  su  país 
actual,  así  como  del  núm.  2,  más  acá  de  la  frontera  portug'ue- 
sa,  por  ejemplo,  entre  los  marag-atos;  el  núm.  4,  francés'del 
Mediodía,  aunque  no  lo  podamos  identificar  en  absoluto  con 
el  tipo  catalán  de  Balmes  y  Verdag-uer.  es  bastante  frecuente 
en  España,  y  el  núm.  7,  italiano  del  Mediodía,  lo  es  entre  an- 
daluces de  tipo  arábig'o,  cuya  fisonomía,  alg-uien  que  lo  obser- 
vaba en  los  inmig'rantes  en  la  Arg-entina,  comparó  con  la  del 
caballo  (caballo  andaluz,  por  supuesto).  Los  números  5,  6  y  8 
son,  respectivamente,  un  francés  del  Centro,  otro  del  Norte  y 
un  italiano,  también  rubio,  de  Bérg-amo. 

En  la  tabla  seg"unda  se  reúnen  un  irlandés,  un  escocés  y  un 
ing-lés,  un  sueco  y  un  holandés,  un  sajón,  un  bávaro  y  un  ti- 
rolés. La  tercera  la  componen  un  checo  de  Moravia,  un  eslo- 
vaco y  un  polaco,  un  rutenio,  dos  rusos,  de  los  que  uno  del 
Poniente  y  otro  moscovita,  un  monteneg-rino  y  un  búlg*aro. 
Quedan,  por  último,  para  la  cuarta,  un  lapón  y  un  finés,  un 
madg-yar  y  un  rumano,  un  albanés  y  un  g-riego,  un  judío  de 
Galitzia  y  un  g'itano  de  Hung-ría. 

Seg-uramente,  que  encarg-ada  la  selección  y  composición  á 
otro  hombre  de  ciencia  ó  emprendida  en  otro  país,  el  resultado 
habría  sido  alg-o  distinto,  pues  no  hemos  lleg-ado  en  este  punto 
á  un  g-rado  de  evidencia  y  uniformidad  de  criterio  que  se  pue- 
dan imponer  á  todo  el  mundo,  venciendo  los  más  arraig-ados 
prejuicios  y  los  convencionalismos  á  la  vez,  los  apasionamien- 
tos y  los  puntos  de  vista  tendenciosos.  Un  trabajo  de  este  g-é- 
nero  no  puede  dejar  satisfechos  á  todos  ni  ser  ig-ualmente  feliz 
en  todas  sus  partes;  las  críticas  neg-ativas  no  faltarán,  pero 
teng-o  también  la  convicción  de  que  serán  divergentes  entre 
sí;  la  verdadera  crítica  positiva  no  podría  ser  otra  que  la  de 
componer  una  colección  mejor,  cosa  que  creo  se  hará  esperar 
bastante,  y  en.  cuanto  á  la  neg*ación  de  la  existencia  de  tipos  ó 
la  imposibilidad  de  su  hallazg-o,  son  opiniones  ante  las  que 
no  hay  sino  encogerse  de  hombros  y  seg-uir  andando. 

De  primer  ensayo  lo  califica  el  autor,  pero  de  hecho  respon- 
de al  buen  nombre  de  éste,  actualmente  director  de  la  sección 


ÜE   HISTORIA   NATURAL.  263 

antropolüg-ico-etnog-ráfica  del  Museo  de  Historia  natural  de 
Vieiia.  El  editor,  por  su  parte,  no  ha  omitido  esfuerzo  ninguno 
para  hacer  una  obra  á  conciencia,  y  las  acuarelas  originales 
de  Beck  se  han  reproducido  en  policromía  de  efectos  muy  ajus- 
tados; todo  ello  tanto  más  de.  estimar  en  una  ciencia  que,  como 
la  Etnog-rafía,  tan  secundario  lug-ar  ocupa  en  la  limitadísima 
enseñanza  de  la  g-eog-rafía,  viniendo  á  ser  la  Cenicienta  en  los 
planes  doctrinarios  de  la  Instrucción  pública,  hasta  el  punto 
de  que  en  Italia,  por  ejemplo,  es  una  de  las  ramas  del  saber 
humano  condenadas  por  decreto  ministerial  á  la  miseria.  Y  así 
seg-uirá  hasta  que  el  comercio  y  su  política  comprendan  que  la 
Etnología  es  una  de  sus  principales  auxiliares. 

Secciones. — La  de  Zaragoza  celebró  sesión  el  día  27  de  Mayo, 
bajo  la  presidencia  del  R.  P.  Long-inos  Navas,  asistiendo  al 
acto  el  Sr  Boscá  (D.  Antimo),  de  Teruel. 

—El  P.  Navas  presentó  una  nota  sobre  «Alg-unos  liqúenes 
sudamericanos». 

—La  de  Granada  se  reunió  en  sesión  el  30  de  Mayo,  bajo  la 
presidencia  de  D.  Pascual  Nácher,  leyéndose  y  aprobándose  el 
acta  de  la  anterior. 

— Fueron  admitidos  los  Sres.  Lora  Castillero  y  Simancas 
Señan,  como  socios  numerarios,  y  Diez  Tortosa  (A.),  como 
ag-regado. 

— Se  acordó  constase  en  acta  el  sentimiento  producido  por 
la  muerte  del  individuo  de  la  Sección  D.  Benito  Cossío  Monte- 
negro, Ingeniero  jefe  de  minas  de  esta  provincia. 

— Presentáronse  diferentes  ejemplares  regalados  para  el  Mu- 
seo regional. 

—El  Sr.  Diez  Tortosa  (D.  Juan  L.)  dijo  que  invitado  por  el 
profesor  de  Mineralogía  y  Geología  de  la  Escuela  de  Ingenie- 
ros agTÓnomos  de  Madrid,  al  que  acompañaban  sus  alumnos  de 
Geología,  ha  efectuado  una  excursión  á  Sierra  Nevada  en  los 
días  3,  4  y  5  del  presente  mes,  ascendiendo  todos,  felizmente, 
al  punto  más  alto,  al  Mulhacen;  excursión  atrevida  por  la  época 
en  que  ha  tenido  lugar. 

— El  mismo  Sr.  Diez  Tortosa  refirió  las  excursiones  que  ha  ve- 
rificado durante  el  presente  curso  de  1907  á  1908  con  los  alum- 
nos de  la  cátedra  de  Botánica  descriptiva  de  la  Facultad   de 


264  BOLETÍN    DE    LA   REAL    SOCIEDAD    ESPAÑOLA 

Farmacia  de  esta  Universidad,  habiendo  terminado  las  mismas 
con  una  á  la  Sierra  de  Alfacar,  á  la  que  asistieron  todos  los 
alumnos.  La  localidad  es  interesantísima  y  muy  citada  por  los 
botánicos. 

— Al  terminar  la  sesión  pasaron  los  señores  socios  á  la  cáte- 
dra de  Botánica,  á  ver  los  herbarios  que,  como  fruto  de  las  ex- 
cursiones, han  hecho  cada  uno  de  los  alumnos  en  el  actual 
curso. 


Notas  y  comunicaciones. 


Una  excursión  del  Dr.  Chodat  por  Cartagena 

POB 

FRANCLSCO    DE   P.    JIMÉNEZ    MUNUERA 

En  los  últimos  días  de  Marzo  de  1905,  varios  extranjeros,  pro- 
vistos de  las  características  cajas  de  herborización,  recorrían 
los  alrededores  de  esta  ciudad.  La  curiosidad,  por  una  parte, 
y  por  otra  el  interés  de  saber  quiénes  podrían  ser  los  natura- 
listas que  venían  á  visitar  estos  parajes,  me  hizo  tratar  de  in- 
dagar alg-o  acerca  de  sus  personas  é  intenciones,  y  en  el  hotel 
donde  se  hospedaban  me  dijeron  que  eran  turistas  suizos,  y 
que  el  jefe,  ó  por  lo  menos  el  personaje  que  venía  al  frente  de 
la  expedición,  era  el  Dr.  Roberto  Chodat,  catedrático  de  la 
Universidad  de  Zurich,  especialista  en  el  g-énero  PoJygala ,  y 
que  estudia  alg'as  verdes  y  anatomía  vegetal. 

No  lie  perdido  de  vista  las  publicaciones  donde  podría  apa- 
recer la  reseña  de  este  viaje,  pero  no  había  podido  encontrar 
nada  que  con  él  tuviera  relación,  hasta  que  hallé  hace  pocos 
días  en  el  catálogo  de  una  librería  extranjera  su  anuncio  de 
venta  (3  marcos),  y  pude  proporcionarme  un  número  de  la 
«Revista  trimestral  de  la  Sociedad  de  Excursiones»,  de  Zurich, 
correspondiente  á  Junio  del  año  pasado,  donde  aparece  la  re- 
seña tanto  tiempo  esperada. 

En  el  folleto  del  Sr.  M.  Rikli,  «Estudios  botánicos  del  viaje 
á  la  costa  del  Mediterráneo  español,  desde  el  punto  de  vista 
de  las  estepas  litorales»,  se  dedican  dos  páginas  á  la  parte 


DE    HISTORIA    NATURAL.  ~  265 

correspondiente  á  Cartag-ena:  dos  páginas  que,  debo  declarar- 
lo, han  defraudado  por  completo  la  expectación  producida  en 
mí  por  el  renombre  y. las  condiciones  del  viajero.  El  breve  re- 
lato está  basado,  sin  duda,  en  apuntes  tomados  tan  á  la  lig'era, 
que  desfig-uran  casi  por  completo  la  realidad. 

El  objeto  del  viaje  escapa  también  á  las  miradas  más  pers- 
picaces. No  se  encamina  á  un  estudio  completo  de  la  flora  de 
la  comarca,  porque,  aparte  de  que  la  estación  no  era  la  más  in- 
dicada, solo  han  observado  los  expedicionarios  62  especies  en 
los  distintos  lug-ares  recorridos,  desde  las  lomas  calizas,  inme- 
diatas á  la  ciudad,  hasta  los  terrenos  pantanosos  y  los  arenales 
del  Mar  Menor.  No  se  refieren  tampoco  á  plantas  vistas  en  flor, 
puesto  que  hay  muchas,  entre  las  que  se  citan,  que  florecen 
en  época  más  avanzada;  ni  á  la  vegetación  particular  de  las 
estepas,  de  la  que  sólo  han  visto  tres  especies,  entre  el  número 
bastante  mayor  que  aquí  habita.  No  teniendo,  al  parecer,  ob- 
jeto de  investigación  el  viaje  de  los  naturalistas  suizos,  no  es 
de  extrañar  el  poco  cuidado  puesto  en  los  apuntes  que  han 
servido  después  para  darle  publicidad. 

Dice  el  Sr.  Rikli,  refiriéndose  á  las  notas  del  Dr.  Chodat: 

«No  merecen,  ciertamente,  el  nombre  de  estepas,  de  que 
habla  el  Sr.  Willkomm,  las  lomas  y  colinas  de  Cartagena,  que 
hemos  visitado.  Lo  que  hemos  visto  ha  sido  un  pobre  campo 
de  rocas  y  algunos  eriales,  que  sólo  contenían  AtripJex  Ilali- 
7UUS  L.,  SíiíPda  fruíicosa  (L)  Forsk.  y  Fagonia  crética  L.,  de  las 
cuales  las  dos  primeras  no  son  exclusivamente  plantas  este- 
parias, sino  también  propias  de  los  terrenos  incultos.» 

Los  helianthemum,  artemisias  y  estatices,  de  los  yesos,  y  las 
salicornias,  salsolas  y  otros  vegetales  de  los  terrenos  salobres, 
no  han  aparecido  á  los  ojos  de  los  viajeros,  á  pesar  de  que 
abundan  extraordinariamente.  O  no  han  podido  reconocer  es- 
tas especies,  ó  se  han  olvidado  de  consignarlas  en  sus  notas, 
porque  todo  es  posible  menos  que  hayan  dejado  de  verlas.  Por 
una  parte  de  la  ciudad  se  extiende  la  gran  llanura,  ocupada 
por  el  mar  en  otros  tiempos,  y  considerada  por  todos  los  viaje- 
ros como  estepa  salina,  cubierta,  materialmente,  de  salicor- 
nias, salsoláceas  y  otras  especies  propias  de  estos  parajes;  por 
la  parte  opuesta  las  artemisias  y  cistáceas  cubren  las  colinas 
y  hasta  las  orillas  de  los  caminos. 

«Los  árboles  espontáneos  faltan  completamente  (continúa  di- 


266  boletín    de    LA   KEAL    SOCIEDAD    ESPAÑOLA 

ciendo  el  Sr.  Rikli  ó  el  Dv,  Cliodat),  y  sólo  en  la  huerta  situada 
al  Norte  de  la  ciudad,  existen  grandes  bosques  de  palmeras.); 

No  hay  nadie  que  haya  visitado  esta  ciudad  que  no  pueda 
afirmarla  falta  de  exactitud  de  estas  aseveraciones.  Basta  ale- 
jarse alg-unos  pasos  de  la  población  para  disting-uir  el  g-ran 
pinar  de  La  Muela,  situado  en  los  inmediatos  montes,  y  for- 
mado por  el  Pinv.s  HaJei^ensis  Mili.,  que  hasta  ahora  se  ha 
reputado  espontáneo  en  las  costas  del  Mediterráno.  En  la  ex- 
cursión al  Mar  Menor,  han  tenido  que  pasar  los  expediciona- 
rios á  la  vista  del  pinar  de  la  Peña  del  Ag'uila  y  por  otros  mon- 
tes vecinos,  donde  no  son  raros  los  ejemplares  de  ése  árbol. 
•  El  llamado  bosque  de  palmeras  se  reduce  á  una  doble  hilera 
de  estas  raonocotiledóneas,  que  un  propietario  tuvo  el  capricho 
de  plantar,  para  rodear  y  formar  la  avenida  de  su  finca,  como 
lo  declara  desde  lueg'o  la  simetría  con  que  están  espaciadas  y 
el  perfecto  paralelismo  de  ambas  lineas.  Poca  importancia 
tienen  estos  datos,  pero  demuestran  perfectamente  la  lig-ereza 
con  que  han  sido  tomados. 

Las  plantas  enumeradas  por  los  botánicos  suizos  son  todas  co- 
munísimas aquí  y  vulgares  en  toda  la  reg'ión  en  su  g'ran  ma- 
yoría: las  especies  críticas  ó  recientemente  descubiertas,  han 
pasado  desapercibidas  para  ellos;  pero  con  ser  tan  vulg'ares, 
hay  que  hacer  ciertas  observaciones  por  lo  que  toca  á  su  deter- 
minación, cosa  no  extraña,  porque  alg-unas  han  debido  ser 
determinadas  por  su  aspecto,  careciendo  de  flores  en  la  época 
en  que  fueron  vistas. 

La  lista  completa  de  las  especies  publicadas,  es  la  siguiente: 

Brachypodümi  ramosum  (L)  R.  et  S. — Br.  distachyum  (L)  R. 
et  S.  f.  pentastachyo7i  (Timb.) — Bromus  Matritensis  L. — Lamar- 
ckia  cmreci  L. — Lagurus  ovaíus  L. — Aegilops  ovata  'L.—  Ophrys 
tenihredinifera  W. — Chamaerojjs  Jmmilis  L. — Arisarum  vulgar e 
Tozz. 

Quizá  la  variedad  Clusii  Engd.  y  no  el  tipo. 

Asparagus  horridiis  L. — Asphodeliis  fistulosus  L. — Gynandri- 
ris  Sisyrinchium  Parí. — Messemlryanthemum  nodijiorum,  L. — 
Paronychia  argéntea  L^m.—Frankenia  piümrulenta  X^.— Suene 
colórala  Poir. 

Debe  ser  S.  ambigua  Camb.  La  colórala  no  he  conseg-uido 
verla  aquí,  á  pesar  de  haber  sido  citada  por  algún  viajero.  Su 
afinidad  con  la  ambigua  y  la  falta  de  desarrollo,  en  la  estación 


DE   HISTORIA   NATURAL.  267 

en  que  se  supone  vista,   han  podido  ser  causas  de  la  con- 
fusión. 

Spergiilaria  rvhra  (L.)  Pers. 

Es  la  iS.  Aiheniensis  Aschers.  También  á  mí  me  pareció  rubra 
cuando  la  recog-í  por  primera  vez,  pero  sabiendo  que  es  planta 
de  la  región  montañosa  del  centro  de  la  Península  y  del  Norte 
la  envié  al  Sr.  Foucaud,  de  Rochefort,  que  me  dio  la  determi- 
nación exacta. 

Spergularia  media  (L.)  Vevi.— Reseda  i)hyteiíma  'L.—PoIíjgaJa 
monspeliaca  L. — P.  rwpestris  Pourr. — Daphne  Gnidium  L.—Pas- 
serina  Mrsuta'L. — Suada  fnUicosa  (L.)  'Fovúí.—Atriplex  Ea- 
Jimus  L. 

Bajo  esta  misma  denominación  incluí  yo  esa  especie  en 
mi  catálog-o  «Plantas  de  Cartag-ena»,  en  1903,  dejándome  lle- 
var por  el  aspecto  de  la  planta.  Cuando,  después  de  examinar 
buen  número  de  ejemplares,  me  convencí  de  las  notables  di- 
ferencias que  existían  entre  la  planta  de  aquí  y  la  .4.  Halimus, 
se  la  comuniqué  al  Dr,  Pau,  que  la  consideró  como  especie 
nueva  bajo  el  nombre  de  A.  serrulala  Pau,  publicándose  su 
descripción  en  el  «Boletín  de  la  Sociedad  Aragonesa  de  Cien- 
cias Naturales»,  en  Marzo  de  1903. 

Aristolochia  Bcetica  L.— Viola  ardorescens  L. — Ruta  chalepen- 
sis  L.  var.  angusti folia  (Pers.)  Wk. — Fagonia  crética  L.—Loiu- 
laria  'íuaritima  Desv. — Cakile  marítima  Scop. — Genista  umde- 
llata  Poir. — Calycotome  spinosa  Lk.— C  villosa  Lk. 

No  existe  en  Cartag-ena  ning-una  de  estas  dos  especies  de 
Calycotome,  y  la  historia  de  la  única  que  aquí  vive,  es  verda- 
deramente interesante.  Cuando  la  recog-í  por  primera  vez,  me 
pareció  C.  spinosa,  y  con  ese  nombre  la  remití  al  Sr.  Pau,  por 
no  estar  muy  seg-uro  en  la  determinación;  este  señor  me  ma- 
nifestó, en  carta  de  30  de  Julio  de  1902,  que  la  muestra  pertene- 
cía á  C.  villosa  Lk.  seg-ún  Lag-una  (Flora  Forestal),  y  así  fué 
incluida  en  mi  ya  citado  catálog-o.  Alg-ún  tiempo  después,  en 
Septiembre  de  1903,  me  comunicó  la  misma  forma  como  C.  His- 
pánica Rouy!  (1.  class.)  El  párrafo  de  la  carta  del  Sr.  Pau,  dice 
así:  «No  es  C.  vilJosa.  Es  C.  Hispánica  Rouy,  pequeña  especie 
de  ahí,  que  juzg-o  diversa  de  todas  las  europeas,  á  pesar  de  lo 
dicho  por  Lag-una.  Las  diferencias  con  la  spinosa  son  leves; 
así  es  que  estuvo  usted  más  en  lo  cierto  que  Laguna  al  darle 
ese  nombre.  Yo  me  dejé  llevar  de  lo  dicho  por  él  en  su  Flora 


•268  boletín    de   LA   REA.L   SOCIEDAD    ESPAÑOLA 

Forestal,  y  de  ahí  mi  error.»  Más  tarde,  con  motivo  de  una 
revisión  que  tuvo  que  hacer  en  su  herbario,  para  publicar  una 
nueva  especie  de  Calycotome  de  Menorca,  rectificó  de  nuevo  la 
determinación  y  me  dijo  que  la  cree  C.  intermedia  DC,  que  si 
no  es  nueva  para  la  ciencia,  como  creyó  el  Sr.  Rouy,  lo  es  para 
la  flora  de  Europa. 

Psoralea  bituminosa  L. — TrijoVhim  steUaiwm  L. — Astragaliis 
sesameus  h.—Omnis  ornithopoides  \^.—Eryngi%vm  campestre  L. 
— ToTilis  nodosa  (L.)  Gsertn. — Thymiis  imlgaris  L. 

Tampoco  he  conseg'uido  ver  esta  especie  en  la  comarca.  El 
tomillo  que  abunda  tanto,  como  dice  el  Sr,  Chodat,  es  el  Thy- 
mus  hyemalis  Pourr.  He  examinado  ejemplares  de  distintos  si- 
tios de  estas  cercanías  y  todos  son  ig-uales.  Únicamente  en  el 
Calvario  encontré  una  forma  que  me  pareció  diferir  y  la  envié 
al  Sr.  Pau,  indicándole  que  creía  no  ser  la  especie  corriente, 
á  lo  que  contestó  que  quizá  fuese  Th.  vuJgaris  a  Zygis,  pero 
que,  seg-ún  Lang-e,  el  tomillo  recog-ido  aquí  por  Gaudich  es  el 
Th.  hyemalis. 

Teucrium  Poliiim  L.  (fl)  s.  spec.  capitatum  (L.)  Bricq.-  Lithos- 
permum  fruticosum  L.  var.  ititricatum  Bñcq,  nov.  var!,  1907. — 
Sideriiis  leucantha  Cav.  var.  paucidentata.  Will.  et  Lg-e. — Teu- 
crium Pseudochamaepitys  h.=-Buxifo¡imn  Schreh. =Freynii  Re- 
ve  rchon. 

Estos  dos  últimos  pertenecen  á  una  misma  especie.  Y  lo  cu- 
rioso del  caso  es  que  este  Teucrium  ha  sido  observado  por  va- 
rios viajeros,  y  cada  uno  lo  ha  publicado  con  un  nombre  dis- 
tinto. Por  no  alarg-ar  más  esta  nota,  ya  demasiado  extensa,  me 
limito  á  dar  la  sinonimia  imprasa  y  repartida  por  Europa,  que 
me  comunicó  el  Sr.  Pau,  después  de  laborioso  estudio  y  aun 
creo  que  de  algunas  consultas  con  especialistas  extranjeros: 
Teucrium  Freynii  Reverchon  var.  amMguum  Lang-e. — Teucrium 
Biixifolium  var?  amMguum  Lange  mscr.  diagm.  pl.  III,  p.  8  seu 
196  (1893)  Willk.  Suppl.  prodr.  Fl.  hisp.  p.  327  (1893).—^.  ra- 
mosissimum  Desfont.  sec.  Franchet  teste  Coincy  in  Bull.  de  l'Her- 
vier  Boissier,  III.  n.  4  (1895).-— .Z'.  saxatile  var.  amMguum  et 
Tournefortii  Coincy  Eg-1.  IV.  p.  28,  tab.  XI  (1899)  non  Lamarck 
(1786)  dict  II,  p.  699,  n.  32;  nec  Cavanilles!  Obs.  (1795-97). 

Ájuga  Iva  Schr eb.—3JarruMum  mugare  L.—Convolvulus  al- 
thceoides  (L.)  Sn. — Plantago  coronopus  L. — Pl.  lagopus  L. —  Vai- 
llaniia  muralis  L. 


DE    HISTORIA    NATURAL.  269 

Ni  un  solo  individuo  de  esta  especie  he  log-rado  encontrar 
nunca  aquí.  Todos  los  que  crecen  junto  á  los  rauros  y  rocas, 
que  he  examinado,  tienen  el  fruto  erizado  de  cerdas  rig-idas, 
carácter  que  les  separa  de  la  V.  /lispída  L.,  que  es  la  especie 
vista  por  el  Sr.  Chodat. 

Skerardía  arvensis  L. — Gallium  saccharatum  AU. — Galacti- 
tes  tomentosa  Moench. — Carduus pjcnoce'phalus  L. —  Urospermum 
aneroides  (L.)  Desf. — Senecio  ¡inifoUus  L. — Caléndala  arrensís  L. 
— Fvacc  injgnma  (L.)  Pers. 

Confundida  con  Filago  micro2)odioides  Lg-e.  que  abunda  mu- 
cho. No  es  difícil  tomar  equivocadamente  una  por  otra  cuando 
son  jóvenes. 

Asteriscus  maritimus  Less. — Anacyclus  Valentinus  L. 

Muchas  veces  he  creído  descubrir  el  A.  valentinus  por  estas 
inmediaciones,  pero  no  lo  he  conseg-uido.  Esta  planta  florece 
aquí  casi  todo  el  año,  y  tiene  la  propensión  de  abatir  las  líg'u- 
las,  de  forma  que  casi  se  ocultan  debajo  de  la  cabezuela,  lo 
que  le  da  el  aspecto  de  Valentinus,  siendo  el  A .  clazatus  Pers. 


Observaciones  sobre  la  ninfosis  de  aPoecilonota  Solieri  >  Cast. 


MANUEL   M.    DE   LA    ESCALERA 

L^Pcecilonota  Solieri  vive  sobre  el  olmo:  hace  bastantes  años 
la  obtuve  en  Alcalá  de  Henares,  saliendo  en  Junio  de  gruesas 
piezas  de  olmo  descortezado  en  un  taller  de  carretería;  y  este 
año,  en  Villaviciosa  de  Odón,  he  tenido  ocasión  de  observar 
sus  últimos  estados,  fin  del  período  larvario  y  ninfas  en  dife- 
rentes g-rados  de  desarrollo  sobre  dicho  árbol,  cortado  del  año 
anterior. 

La  larva  que  traza  sus  g-alerías  entre  la  corteza  y  la  albura 
del  olmo,  lleg-adaá  su  mayor  g-rado  decrecimiento,  profundiza 
en  ésta,  tallando  una  cápsula  oblong-a  para  sufrir  la  ninfosis, 
separa  esta  celda  con  un  mástic  de  raspaduras  leñosas,  fuerte- 
mente ag-lutinadas,  quedando  en  un  compartimento  estanco 
separada  de  la  corteza  por  ese  tapón  de  alg-o  más  de  un  centí- 
metro de  espesor:  la  cápsula  es  lig-eramente  cóncava  y  siem- 
pre  inclinada  en  relación  con  la  corteza,   sin   pasar   nunca 


270  boletín    de    LA   REAL   SOCIEDAD    ESPAÑOLA 

de  45"  como  máximum,  estando  la  parte  cóncava  mirando  á  la 
corteza,  y  sólo  así  el  adulto  podrá  salir,  pues  que  la  ninfa  pre- 
senta siempre  la  faz  ventral  á  la  corteza,  y  el  adulto,  en  la 
cápsula  oblong-a  y  cóncava,  poco  mayor  que  su  volumen,  no 
puede  revolverse  en  ella;  así  la  ninfa  siempre  presenta  la  ca- 
beza al  tapón  que  la  separa  del  exterior. 

Una  vez  tallada  la  celda  y  obturada,  la  larva  sufre  un  pro- 
ceso de  acortamiento  y  ensanchamiento  marcados,  queda  re- 
ducida á  la  mitad  y  aun  menos  de  su  long-itud  máxima;  recién 
instalada,  el  último  anillo  abdominal  toca  á  la  cabeza;  de  tal 
modo  está  plegada  y  estrecha  en  el  compartimento;  en  víspe- 
ras de  la  ninfosis  su  posición  es  rectilínea,  y  ha  ensanchado 
sus  anillos  abdominales,  que  se  han  contraído  extraordinaria- 
mente; es  poco  más  larg-a  ahora  que  la  ninfa,  y  presenta  al  ex- 
terior, como  ésta,  la  cara  ventral. 

Hiéndese  la  cutícula  por  el  dorso,  desde  la  cabeza,  y  se  acusa 
ya  la  ninfa  en  su  tercio  anterior  en  un  ejemplar  observado  en 
este  crítico  momento,  y  he  obtenido  una  treintena  de  ninfas  en 
diferentes  estados  de  desarrollo. 

De  ellas  he  entresacado  una  serie  con  destino  al  Museo  de 
Historia  Natural,  en  la  cual  se  ve  por  modo  inconcuso  cómo  la 
pig-mentación  y  endurecimiento  de  los  tejidos  se  verifica. 

Recién  transformada  la  larva  en  ninfa,  es  ésta  completa- 
mente blanca  y  blanda;  aparece  en  seg'uida  la  pigmentación 
de  los  ojos  con  un  tono  rojizo  claro,  que  se  obscurece  á  poco; 
después  comienzan  á  enrojecer  y  pardear  la  frente  y  el  vértice 
de  la  cabeza  y  las  mandíbulas  y  antenas  y  á  colorearse  las 
patas  cerca  de  las  articulaciones;  al  tiempo  que  estas  partes  se 
consolidan  y  metalizan  de  verde,  comienza  á  colorearse  el 
tórax,  patas  y  el  borde  de  los  anillos  abdominales,  irisándose 
fuera  de  este  borde;  después  todos  los  anillos,  por  entero,  se 
metalizan,  y  sólo  quedan  blancas  las  articulaciones  y  las  alas 
que  sig-uen  aplicadas  á  la  cara  ventral;  en  la  dorsal  el  protó- 
rax se  ha  metalizado  también. 

Y  á  medida  que  la  respiración  de  la  ninfa  se  hace  más  acti- 
va, al  entrar  el  aire  en  las  venas  de  las  alas,  éstas  se  alarg'an 
y  pasan  á  ocupar  la  posición  dorsal,  exactamente  como  en  los 
lepidópteros  recién  salidos  de  la  ninfa;  en  un  ejemplar  de  los 
cedidos  al  Museo,  todo  el  insecto  está  metalizado,  excepto  los 
élitros,  absolutamente  blancos  y  tiernos,  con  toda  su  longitud 


DE   HISTORIA   NATURAL.  271 

y  en  su  posición  dorsal,  recubriendo  las  alas,  ig-ualmente 
blandas  y  carnosas  aún,  y  en  otro,  el  último  de  la  serie  ya  con 
los  élitros  pig-mentados  de  pardo  rojizo  achocolatado,  mientras 
que  los  restantes  órg-anos  y  piezas  tienen  la  consistencia  y  co- 
lores del  insecto  perfecto. 

De  estas  observaciones  y  documentos  arranca  la  afirmación 
de  que  el  último  cambio  completo  de  cutícula  (esto  es,  de  una 
vez),  sufrido  por  la  especie,  ha  sido  al  pasar  de  larva  á  ninfa; 
pues  de  ésta  á  insecto  perfecto,  el  proceso  de  endurecimiento 
y  madurez  de  los  tejidos  todos,  ha  ido  acompañado  del  cambio 
á  trozos  de  la  tenue  cutícula  que  los  envuelve  á  medida  que  se 
ha  ido  verificando  su  endurecimiento. 

La  época  durante  la  cual  se  han  hecho  las  observaciones 
precedentes  y  recog'ida  de  materiales,  ha  sido  en  el  transcurso 
de  Mayo  y  en  su  primera  quincena. 


Nota  sobre  la  duración  de  algunas  hojas 


BLAS    LÁZARO    E    IBIZA 

Es  tan  frecuente  ver  consig'nado  en  las  obras  elementales  el 
concepto  de  la  duración  anual  de  las  hojas  de  las  plantas  su- 
periores sin  consig-nar  al  lado  las  excepciones  notables  en  que 
este  órg-ano  alcanza  mayor  duración,  que  ha  lleg-ado  á  vulga- 
rizarse la  idea  de  que  la  duración  del  órg-ano  hoja  es  siempre 
la  misma  ó  casi  la  misma. 

Suele  decirse  que  toda  la  diferencia  que  existe  en  cuanto  á  la 
duración  de  las  hojas  es  la  que  en  nuestros  climas  se  advierte 
entre  las  plantas  de  hoja  caduca  y  las  que  se  revisten  de  per- 
petuo de  follaje;  en  las  primeras,  las  hojas  aparecen  en  la  es- 
tación primaveral  y  caen  en  la  otoñal  del  mismo  año;  viven, 
por  lo  tanto,  unos  siete  á  ocho  meses,  mientras  que  las  hojas 
llamadas  persistentes  aparecen  en  la  nrimavera  y  subsisten 
hasta  la  primavera  sig-uiente,  cayendo  lentamente  y  á  me- 
dida que  van  siendo  sustituidas.  Las  hojas  de  las  plantas, 
siempre  verdes,  viven,  pues,  el  año  completo  ó,  mejor  dicho, 
por  las  irreg-ularidades  que  tan  frecuentemente  adelantan  ó 


272  boletín    de    LA   REAL    SOCIEDAD    ESPAÑOLA 

retrasan  la  llegada  de  la  primavera  pueden  vivir  poco  más  ó 
poco  menos  de  un  año. 

Sin  duda  que  estos  conceptos  g-enerales  son  ciertos  para  la 
g-ran  mayoría  de  las  plantas  vasculares,  cuyas  hojas  pueden 
calificarse  en  su  conjunto  de  órg-anos  anuales  y  suelen  tener 
sus  épocas  de  aparición  y  caducidad  dentro  de  las  estaciones 
señaladas,  pero  g-uardémonos  bien  de  reconocer  á  esta  afirma- 
ción un  carácter  demasiado  g-eneral  y  aun  casi  absoluto,  pnes 
como  veremos,  no  son  pocas  ni  insignificantes  las  excepciones 
que  se  pueden  consigmar,  ni  para  hallarlas  necesitamos  acu- 
dir á  plantas  poco  conocidas  ni  de  países  remotos. 

Observemos  en  primer  lug'ar  que  hay  bastantes  especies  cu 
yas  hojas  no  llegan  á  vivir  un  año  completo,  pero  cuya  apari- 
ción no  coincide  con  la  estación  primaveral.  A.sí  los  cólchiios, 
merenderas,  azafranes  de  floración  otoñal  y  la  Scilla  auiuinna- 
lis,  por  ejemplo,  desarrollan  sus  hojas  en  otoño,  coetánea- 
mente ó  después  de  la  florescencia,  y  las  conservan  hasta  el 
final  de  la  primavera,  careciendo  por  completo  de  ellas  duran- 
te el  verano.  Coincide  la  duración  de  las  hojas  de  estas  plantas 
con  la  que  estos  órganos  alcanzan  en  las  plantas  de  hoja  cae- 
diza, pero  no  coinciden  las  estaciones  en  que  las  presentan. 
Análoga  inversión  de  épocas  se  nota  en  las  hojas,  también 
anuales,  de  otras  muchas  especies  de  monocotiledóneas  pe- 
rennes, ya  bulbosas,  cuya  floración  no  es  otoñal  sino  prima- 
veral, como  los  jacintos,  tulipanes  y  varios  Lilium  aunque  no 
todos,  ya  con  rizoma,  como  muchas  esmiláceas  (Convalla- 
ria,  PoJygonatimi,  Majanihemun)  y  algunas  amarilidáceas 
( Hemerocallis).  Caso  también  notable  es  el  del  Acantkus  moUis 
que  al  terminar  su  floración  en  la  segunda  mitad  del  verano 
deja  secar  sus  hojas  é  inmediatamente  aparecen  las  nuevas 
destinadas  á  vivir  un  año  completo,  pero  apareciendo  en  época 
en  que  no  es  primaveral  ni  todavía  otoñal. 

Pero  lo  más  curioso  es  la  duración  más  que  anual  que  ofre- 
cen las  hojas  de  no  pocas  plantas,  variando  desde  poco  más  de 
un  año  hasta  algunos  años.  No  tendremos  en  cuenta  para  esto 
los  ejemplos  que  nos  ofrecen  muchas  plantas  cultivadas  en 
estufa,  pues  bien  conocido  es  el  influjo  que  una  temperatura 
poco  variable  ejerce  en  la  duración  de  las  hojas,  comprobada 
por  el  hecho  de  que  una  misma  especie  pueda  ser,  como  la 
vid,  de  hoja  caediza  entre  nosotros  y  de  hoja  perenne  en  las 


DE    HISTORIA  NATURAL.  273 

Canarias.  Para  que  la  observación  teng-a  alg-ún  valor  la  hemos 
de  hacer  con  plantas  indíg-enas  ó  que  por  lo  menos  vivan  entre 
nosotros  al  aire  libre,  fijas  en  el  suelo  y  en  campo  abierto. 

Los  pinos,  por  ejemplo,  son  de  hoja  perenne,  pero  sus  hojas 
nuevas  aparecen  en  primavera  y  las  hojas  viejas  no  caen  todas 
en  esta  estación  sino  que  están  cayendo  hasta  el  otoño, 
haciéndolo  en  su  g-ran  mayoría  en  los  días  de  viento  fuerte  de 
la  estación  canicular.  La  atención  con  que  he  observado  este 
fenómeno  durante  larg-as  estancias  en  formaciones  de  pino 
marítimo  (Pinus  Pinasier)  me  ha  llevado  á  la  conclusión  de 
que  la  mayoría  de  las  hojas  de  esta  especie  viven  quince  ó  más 
meses  y  aun  alg-unas  más  de  dos  años.  Alg-o  análog-o  puede 
afirmarse  de  los  demás  pinos,  los  abetos  y*los  cedros,  no  de  los 
alerces  que  son  de  hojas  anuales.  Podrá  objetarse  que  en  los 
pinos  y  cedros  las  hojas  caen  cuando  mueren  las  ramitas  cor- 
tas, únicas  que  pueden  producirlas,  pues  las  ramas  perennes 
es  sabido  que  nunca  llevan  hojas  (]),  pero  los  alerces  tienen 
esta  diferenciación  de  ramas  y  sus  hojas  son  caedizas,  y  los 
abetos  que  no  tienen  estas  dos  clases  de  ramas  poseen  hojas 
que  viven  más  de  un  año,  y  lo  propio  sucede,  de  un  modo  g-e- 
neral,  en  las  cupresáceas,  que  tampoco  tienen  estas  dos  clases 
de  ramas,  los  cipreses,  enebros  y  sabinas,  thiija,  tienen  también 
hojas  de  larg-a  duración,  siempre  mayor  de  doce  meses,  y  lo 
propio  ocurre  en  la  Araucaria  excelsa  y  e\\  la  Araucaria  im- 
Iricata.  Teng-o  vivas,  aún  hoy,  hojas  de  estas  dos  especies,  se- 
ñaladas por  mí  hace  cuatro  años.  Sucede  lo  mismo  en  alg-u- 
nas taxáceas  (Taxus,  Podocarpns,  CepJialotaxus)  pero  no  en  to- 
das, pues  los  Ginkg'os  no  sólo  las  tienen  anuales  sino  también 
caedizas.  En  cuanto  á  las  hojas  de  las  cicádidas  cultivadas  en 
estufa  viven  más  de  tres  años  y  los  Cycas  que  he  podido  obser- 
var viviendo  al  descubierto  poseen  esta  misma  condición.  De- 
dúcese de  aquí  que  en  las  g-imnospermas  la  duración  de  las  ho- 
jas es  pocas  veces  anual,  g-eneralmente  de  más  de  un  año  y 
aun  se  pueden  señalar  no  pocos  casos  en  que  viven  durante 
alg'unos  años. 


(1)  Funfli'mdose  en  esto  se  ha  hecho  alg-una  vez  mención  de  la  duración,  más  que 
anual,  de  las  hojas  de  las  abietáceas,  observación  que  vemos  trascripta  en  la  Historia 
Natural  de  los  señores  Bolívar  y  Calderón;  pero  debe  notarse  qne  no  todas  las  abietá- 
ceas tienen  hojas  de  esta  duración,  y  que  hay  ejemplos  de  ella  en  otros  ranchos 
grupos. 

T.  v:::.— Junio,  1909  18 


274  boletín    de   LA   REAL    SOCIEDAD    ESPAÑOLA 

Podría  creerse  que  estas  hojas  de  larg-a  duración  eran  una 
propiedad  sing-ular  de  este  grupo  de  plantas  si  no  tuviésemos 
ejemplos  semejantes  entre  las  fanerógamas  angiospermas. 

Los  lirios  comunes  y  q\  Phormimn  tenax  es  cierto  que  produ- 
cen hojas  nuevas  todas  las  primaveras  y  pierden  hojas  por  de- 
secación todos  los  años,  pero  no  pierden  todas  las  que  tenían  an- 
tes del  último  brote  primaveral,  sino  únicamente  las  más  anti- 
guas, las  que  cuentan  yamAs  años.  Si  se  señala  en  estas  plantas 
algunas  hojas  nuevas,  marcándolas  de  manera  que  no  cau- 
sen perjuicios  á  su  vitalidad,  se  puede  comprobar  que  cuando 
á  estas  hojas  les  llega  su  turno  y  se  secan,  cuentan  siempre 
más  de  un  año  y  á  veces  más  de  dos.  Observaciones  realizadas 
de  la  misma  manera  en  las  hojas  de  las  yucas  conxunes  (Yuca 
gloriosa)  me  han  dado  el  mismo  resultado. 

Las  monocotiledóneas  de  hojas  carnosas  se  hallan  sometidas 
á  la  misma  ley,  mueren  por  desecación,  pero  después  de  larga 
vida.  El  Aloe  milgaris  y  el  Aloe  macxdata  me  han  servido  para 
estas  observaciones,  procediendo  á  marcar  hojas  que  sólo  con- 
taban dos  meses  de  vida,  las  cuales  se  han  mantenido  vivas 
todas  por  lo  menos  durante  dos  años,  pero  en  la  pita  Agave 
americana  los  resultados  han  excedido  á  todos  los  anteriores, 
pues  teng'o  aún  vivas  hojas  señaladas  hace  ya  cuatro  años.  En 
todas  estas  plantas  es  condición  precisa  que  la  planta  no  sea 
trasplantada  durante  el  período  de  la  observación,  pues  he  no- 
tado que  la  trasplantación  abrevia  considerablemente  la  dura- 
ción de  la  vida  de  las  hojas  que  la  planta  presentaba  ya  des- 
arrolladas antes  del  trasplante. 

Son  los  casos  más  notables  de  duración  de  las  hojas  de  las 
monocotiledóneas,  los  observados  en  las  palmáceas  en  las  que 
las  hojas  no  se  caen  sino  que  mueren  por  desecación  después 
de  varios  años.  Un  ejemplar  del  Phamix  Canariensis  que  tengo 
plantado  desde  el  verano  de  1901  en  Salinas  de  Aviles,  no  ha 
terminado  de  mudar  las  hojas  que  entonces  tenía  hasta  el  ve- 
rano último,  en  el  que  se  secó  la  última  de  las  hojas  que  po- 
seía en  1901  y  actualmente  conserva  todas  las  hojas  producidas 
desde  1902.  Lo  mismo  acontece  con  los  ejemplares  de  Phcemx 
dactylifera  que  existen  en  diversos  jardines  de  la  misma  loca- 
lidad y  en  los  palmerales  de  esta  especie,  en  ia  cual  las  hojas 
son  siempre  de  larga  duración.  Los  i)?i\n\\\oñ{Chamf£rops  Immi- 
lis  y  Ch.  excelsa  que  tengo  plantados  en  la  localidad  antes  cita- 


DE    HISTORIA   NATURAL.  •2";5 

da  y  en  Madrid,  tienen  también  hojas  que  viven  varios  años. 
Esta  larg*a  duración  de  las  hojas  de  las  palmáceas  explica  la 
dureza  y  resistencia  verdaderamente  leñosa  de  sus  peciolos  y 
raquis.  Sabido  es  que  con  ellos  se  hacen  bastones  que  no  tie- 
nen nada  de  endebles. 

Estas  observaciones  me  han  inducido  á  experimentar  con  las 
hojas  de  muchas  dicotiledóneas,  para  lo  que  he  marcado  de 
distinta  manera  en  cada  año,  unas  cuantas  hojas  de  las  plan- 
tas que  me  proponía  observar  haciendo  la  marca  al  principio 
del  verano,  pero  cuando  ya  se  han  desarrollado  por  completo 
por  medio  de  una  señal  que  no  perjudique  á  la  vitalidad  de 
las  hojas,  señal  que  consistía  en  pequeras  picaduras,  tres,  cua- 
tro ó  cinco  puntos  formando  una  fig-ura  característica  cam- 
biada cada  año.  Observando  al  año  sig-uiente  en  la  misma  fe- 
cha, he  reconocido  que  en  varias  especies  subsistían  las  hojas 
marcadas,  mientras  que  en  otras  todas  habían  sido  sustituidas. 

Entre  las  dicotiledóneas  en  que  he  podido  comprobar  hojas 
que  han  vivido  más  de  un  año  fig'uran  las  de  ramas  estériles 
de  hiedra,  alg-unas  del  clavel  común,  de  Eryobotria  Jajjonica, 
de  madroñeros  y  también  los  Aludios  de  alg'unos  Eucaliptos  y 
Mttroxy cleros.  En  los  de  varias  especies  del  g'énero  Acacia,  y 
muy  especialmente  de  las^.  ¡^aradoxa,  salicina  j  s¡)ecíaMUs, 
así  como  en  las  hojas  del  acebo,  he  tenido  ocasión  de  observar 
duraciones  de  más  de  dos  años 

Las  hojas  de  las  dicotiledóneas  crasas,  como  las  de  la  Kleinia 
ficoides,  Sempervhum  teclomm  y  de  alg-unos  Messembrianthe- 
mum,  pueden  vivir  también  más  de  un  año,  por  lo  menos  cuan- 
do viven  al  aire  libre  en  el  clima  de  nuestro  litoral  del  Norto. 

Lo  observado  nos  autoriza  ya  para  deducir  que  la  duración 
anual  de  las  hojas  no  es  tan  constante  como  g-eneralmente  .-e 
cree  yes  de  suponer  que  de  continuar  estas  observaciones  se 
habrán  de  conocer  ejemplos  más  numerosos  y  variados  y  acaso 
se  Ueg-uen  á  establecer  leyes  que  relacionen  la  duración  más 
que  anual  de  ciertas  hojas  con  las  condiciones  climatológicas 
de  cada  país. 


276  BOLETÍN    DE    LA    REAL    SOCIEDAD    ESPAÑOLA 


Noticias  mineralógicas 


LUCAS   FERNANDEZ    NAVARRO 

f 

CloTofilita. — Este  mineral  no  está  citado  de  la  península  ibé- 
rica, aunque  tal  vez  deban  referirse  á  él  alg-unas  de  las  ibe- 
ritas,  gig-antolitas  y  aun  pinitas  de  diversas  localidades.  Yo  lo 
recog-í  creyéndolo  esta  última  especie,  pero  observado  más 
despacio  y  comparado  con  los  ejemplares  típicos  del  Museo, 
quedó  claramente  determinado  como  una  nueva  adquisición 
para  la  g-ea  española. 

El  mineral  se  encuentra  en  Colmenar  Viejo,  en  un  granito  de 
ortosa  blanca  y  biotita  con  poco  cuarzo,  en  unas  canteras  si- 
tuadas á  menos  de  un  km.  del  pueblo  hacia  el  NW.,  junto  á 
un  depósito  de  agua.  Constituye  cristales  análogos  por  su  for- 
ma de  pirámide  á  los  de  gigantolita,  de  un  color  blanquecino 
brillante,  con  exfoliación  fácil,  paralela  á  la  base.  Los  mayo- 
res que  he  conseguido  aislar  no  pasan  de  unos  cuantos  cen- 
tímetros de  altura. 

Pirita  en  serpentina. — En  la  estación  de  Torrelodones,  al 
abrir  un  pozo  en  un  solar,  se  ha  cortado  un  filón  de  granito 
descompuesto,  con  grandes  masas  de  una  serpentina  blanda, 
de  color  verde  y  mu}^  untuosa.  Aunque  esta  especie  es  frecuen- 
te en  la  sierra  próxima,  casi  siempre  se  ha  encontrado  for- 
mando sólo  pegaduras  en  superficies  de  resbalamiento  ó  en  el 
contacto  con  las  calizas  cristalinas.  La  que  aquí  menciono  está 
entre  el  granito  y  constituye  un  verdadero  filón  en  cantidad 
considerable. 

Empotrados  en  la  serpentina,  así  como  en  el  granito  inme- 
diato, se  encuentran  infinidad  de  cristales  siempre  cúbicos  de 
pirita  de  hierro,  de  tamaño  variable,  pero  que  no  suelen  exce- 
der de  un  centímetro  de  arista,  brillantes  y  notables  por  su 
blancura,  más  propia  de  un  mispiquel.  Cuando  se  encuentran 
aislados  son  de  una  perfección  notable,  pero  suelen  deformar- 
se cuando  se  agrupan  ó  entrecruzan.  Los  que  están  en  la  ser- 
pentina se  pueden  separar  con  la  mano  sin  esfuerzo,  y  en 
cuanto  á  los  del  granito  se  aislan  también  con  relativa  facili- 


DE    HISTORIA   NATURAL.  "¿'1 

dad  con  un  pequeño  cincel.  Los  que  han  estado  en  la  superfi- 
cie se  hallan  total  ó  parcialmente  liinonitizados. 

Nacrila. — -Esta  especie,  que  ya  tuve  ocasión  de  señalar  en 
las  inmediaciones  de  La  Cabrera,  la  he  vuelto  á  encontrar  en 
otra  localidad  de  la  Sierra  de  Guadarrama. 

Dicha  localidad  es  una  trinchera  de  más  de  100  metros, 
abierta  toda  ella  en  un  filón  de  microgranito,  en  el  km.  7  de 
la  carretera  de  Colmenar  Viejo  al  Escorial.  Este  microg-ranito 
está  atravesado  por  filoncillos  secundarios  de  cuarzo,  y  en  la 
superficie  de  éstos  se  halla  la  nacrita. 

Calcolita. — Una  localidad  nueva  para  este  mineral,  de  urano. 
Le  he  encontrado  en  el  pueblo  de  Hoyo  de  Manzanares,  situa- 
do, como  es  sabido,  en  el  mismo  manchón  g-ranítico  que  Col- 
merarejo,  San  Rafael  y  demás  localidades  de  la  próxima 
Sierra,  ya  citadas  para  esta  especie. 

Tre7UoHia.—E.e  hallado  este  anfibol  en  una  cantera  de  caliza 
cristalina  de  Villa  del  Prado  (Madrid).  Un  kilómetro  al  N.  del 
pueblo,  casi  en  el  contacto  entre  el  arcaico  y  el  diluvium,  es- 
tán unas  canteras  abandonadas  á  que  dan  el  nombre  de  «la  ca- 
lera». En  la  superficie  de  algunas  calizas  de  este  yacimiento 
se  encuentra  la  tremolita  formando  un  revestimiento  poco 
g-rueso  de  fibras  onduladas,  blancas  y  con  brillo  sedoso. 


Nuevos  yacimientos  de  objetos  prehistóricos 

POR 

LUCAS  FERNÁNDEZ  NAVARRO 

En  la  sesión  de  Febrero  de  este  año  tuve  el  honor  de  presen- 
tar á  la  Sociedad  un  instrumento  paleolítico  de  localidad  pró- 
xima á  Madrid,  notable  por  ser  de  tipo  mousteriense,  distinto 
por  lo  tanto  al  de  las  conocidas  hachas  de  San  Isidro  (chellen- 
sel.  Nuevas  correrías  al  Sur  de  la  corte  me  permiten  citar  hoy 
otros  hallazg-os. 

El  primero  que  mencionaré  es  el  de  un  hacha  chellense, 
casi  de  la  misma  localidad  que  el  rascador  descrito  en  la  nota 
referida.  La  encontré  en  el  mismo  cerro  de  Cantueña,  en  su 
ladera  meridional,  muy  cerca  de  la  cumbre.  Está  construida 
en  un  silex  de  color  melado  muy  trasluciente,  con  bordes  su- 


278  boletín    de    la    REAL    SOCIEDAD    ESPAÑOLA 

mámente  cortantes.  Sus  dimensiones  son  9  cm.  de  long'itud 
por  6  de  ancho  en  la  base,  y  la  quilla  central  de  la  cara  supe- 
rior no  dista  en  alg-ún  punto  menos  de  3  cm.  de  la  cara  opues- 
ta, lo  cual  le  da  un  espesor  considerable.  Por  lo  demás  no  pre- 
senta ning'una  otra  particularidad  dig-na  de  mención. 

Lo  de  hallarse  casi  juntos  el  rascador  y  el  hacha  aunque  de 
tipos  distintos,  no  es  una  especialidad  de  este  yacimiento,  sino 
por  el  contrario,  cosa  muy  frecuente  en  todas  partes.  Se  com- 
prende que  asi  ha  debido  ser,  tanto  porque  unas  civilizaciones 
se  habrán  mezclado  en  un  mismo  pueblo,  como  porque  las  ra- 
zas en  distinto  g-rado  de  desarrollo  intelectual  se  habrán  suce- 
dido unas  á  otras  en  la  misma  localidad. 

El  seg-undo  hallazgo  es  el  de  numerosos  instrumentos,  tam- 
bién chellenses,  en  Illescas  (Toledo'.  El  yacimiento  donde  los 
he  recogido  son  los  llamados  Cerros  del  Prado,  situados  al  SE. 
de  la  población  y  á  un  par  de  kilómetros  de  la  misma.  El  te- 
rreno que  constituye  estos  cerritos  es  terciario,  una  caliza  mar- 
gosa, aunque  en  el  Mapa  g-eológ-ico  aparecen  como  cuater- 
narios. 

Los  instrumentos  son  aquí  siempre  de  pequeñas  dimensio- 
nes, como  puede  verse  en  la  fig-ura  que  los  representa  en  su 
tamaño  natural;  el  mayor  encontrado  es  el  que  lleva  el  nú- 
mero 1,  y  los  más  frecuentes  son  los  7,  8,  9.  10  y  IL  Son  de 
tres  clases:  instrumentos  completos  bastante  imperfectos,  como 
el  1  y  el  2;  cabezas  de  instrumentos,  como  el  3  y  el  4;  frag-- 
mentos  sin  cabeza  ni  punta  (5,  6  y  7);  ó  puntas  solas,  como  los 
restantes.  Además  se  hallan  numerosísimas  esquirlas  de  las 
que  debieron  saltar  durante  la  fabricación. 

Reflexionando  sobre  lo  que  podrían  representar  esto?  silex, 
debemos  notar  ante  todo  que  los  hallados  hasta  ahora,  ó  son 
imperfectos  ó  están  incompletos;  podrá  quizá  encontrarse  al- 
g-uno  perfecto  y  entero,  más  seguramente  por  excepción, 
pues  yo  he  rebuscado  con  interés  y  repetidas  veces,  sin  dar 
con  nada  más  perfecto  que  lo  representado  en  la  lámina. 

En  cuanto  á  las  condiciones  de  su  yacimiento,  hay  que  no- 
tar en  primer  lugar  que  está  muy  localizado,  pues  aunque  por 
todos  los  cerritos  suele  tropezarse  con  alguna  que  otra  esquir- 
la, sólo  se  hallan  con  abundancia  en  un  reducido  espacio.  Los 
cerritos  próximos  al  pueblo  son  tres,  el  primero  cortado  por  la 
línea  férrea,  y  los  otros  dos  á  la  izquierda  de  la  misma;  en  el 


Ülí    HISTORIA   NATURAL. 


2:9 


tercero,  que  está  frente  al  hito  del  km.  40,  y  en  su  vertiente 
meridional,  es  donde  hay  que  buscar  estos  silex  tallados. 

Debe  notarse  también  que  todo  el  pedernal  que  allí  se  en- 
cuentra es  transportado,  pues  en  las  inmediaciones  no  existe 
semejante  material.  El  más  próximo  está  lo  menos  á  6  km. 
en  el  cerro  de  Villalueng-a  ó  en  el  de  Esquivias.  Como  los  silex 
de  los  instrumentos  son  g-eneralmente  de  colores  claros  y  muy 


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traslúcidos,  creo  más  bien  que  procedan  de  la  primera  locali- 
dad citada  que  los  tiene  de  esta  naturaleza,  mientras  que  en 
Esquivias  la  mayoría  son  negros  y  opacos.  Por  de  contado  que 
todos  ellos  conservan  sus  aristas  vivas,  indicando  claramente 
que  no  han  sufrido  transporte  por  las  ag-uas,  mientras  que  los 
cantos  de  cuarcita  que  con  ellos  se  encuentran  están  todos  ro- 
dados. 

Por  el  conjunto  de  circunstancias  mencionadas  me  parece 
indudable  que  esta  interesante  localidad  representa  el  empla- 


280  boletín    de   LA    REAL    SOCIEDAD    ESPAÑOLA 

zamiento  de  un  pequeño  grupo  de  población  ó  más  probable- 
mente de  un  taller  donde,  con  el  sílex  traído  de  los  cerros  pró- 
ximos, se  fabricaban  numerosas  puntas  de  flechas  ó  de  lanzas, 
ya  que  las  dimensiones  de  los  instrumentos  alejan  la  idea  de 
.que  se  trate  de  hachas  dispuestas  para  ser  manejadas  directa- 
mente con  la  mano.  Los  instrumentos  bien  construidos  irían  á 
ser  empleados  fuera  del  taller,  y  en  éste  quedarían  tan  solo 
los  imperfectos  y  los  rotos,  qae  son  los  que,  en  unión  de  los 
frag-mentos  resultantes  de  la  fabricación,  podemos  hny  re- 
cocer. 


Nombres  vulgares  de  animales  y  de  plantas  usados  en  Álava  y 
y  no  incluidos  en  el  «Diccionariu  de  la  Real  Academia  Espa- 
ñola» ( Décimatercia  edición) 

POR 

FEDERICO    BARÁIBAR 

f Advertencia.— 'EX  primer  nombre  es  el  vulgar  alavés  y  el  segundo,  que  va  en  cursiva, 
es  el  vulgar  general.) 

Fauna 

Ag"uila  blanca  —  Alimoche  —  (Neophron  percnopterus  L.J 
Alorra  (1)  —  Gamlán  —  (Accipiter  nisus  L  ) 
Aloya  (2)  —  Alondra  —  (Alauda  arvensis  et  A.  arbórea  L.J 
Alumbranoche  —  Luciérnaga  —  (Lampyris  noctiluca  L.) 
Arandela  (3)  —  Golondrina  —  (Chelidon  urbica  L.;  Hirando 

rustica  L.) 
Arang-orri  (4)  —  Perlonf  —  (Trigda  lineata  L.) 
Avica  —  Reyezuelo  —  (Reg-ulus  cristatus  Char.J 


(1)  Derivado  aumentativo  de  ala.  Quizá  es  el  alforre,  ave  de  rapiña 
mentada  por  el  Infante  D.  Juan  Manuel.  (Lib.  del  Cab.  é  del  Escud.,  capí- 
tulo XLI.) 

(2)  De  un  tipo  latino  *  alaudia  (?).  El  clásico  alauda  fué  importado  del 
galo.  (Plinio,  Hist  Nat,,  cap.  xxxvii). 

(3)  De  un  diminutivo  del  latín  vulgar  *  hirunda  (cf.  fr.  hirondelle; 
prov.  irondella;  ital.  rondinella). 

(4)  Del  vascuence  arrain,  «pez»,  y  gorri,  trojo». 


DE    HISTORIA   NATURAL.  281 

Basacapón  (1)  —  Milano  —  (Milous  regalis  Briss.) 

Buharro  (2)  —  Buho  —  (Bubo  máximas  Sibbald) 

Cabra  —  Perca  marina,  Cahilla  —  (Serranas  cabrilla  L.J 

Cacaldarro  (3)  —  Ciervo  volante  —  (Lucanas  cervas  L.J 

Cang-rejo  de  pieza  —  Grillo  real  —  (Grillotalpa  valg-aris  Latr.) 

Candela  —  Luciérnaga  —  (Lampyris  noctiluca  L  ) 

Cañamero  —  Verderón  —  (Lig'urinas  chloris  L.) 

Caracol  francés    -  Caracol  —  (Cyclostoma  Bourguig'nati   Ma- 

bille;  C,  lutetianum  Bourg.,  et  C.  eleg-ans  Miiller) 
Caracola  —  Caracol  —  (Helix  punctata  Miiller) 
Caracol  de  macho  (4)  —  Caracol  —  (Planorhis) 
Caraqailla  —  Caracolillo  —  (Helix) 

Caraquilla  de  macho  —  Caracolillo  —  (Planorbis  ¿umbilicatus?) 
Carbonero  —  Herrerillo  —  (Parus  maior  L.) 
Carramarro  (5)  —  Cámbaro  —  (Carcinus  moenas  L.) 
Carrascolla  —  Almeja  de  rio  —  (Dreissensia  fluviatilis  Pallas; 

D.  Arnouldi  Bourguignal) 
Castañeta  —  Reyezuelo  —  (Reg'ulus  cristatus  Char.) 
Catabejas  —  Herrerillo  —  (Parus  maior  L.) 
Catachín  (6)  —  Pintón  —  (Fringilla  montifring-illa  LJ 
Cerrajerillo  —  Beyeznelo  —  (Reg-ulus  cristatus  Char.) 
Cerrajero  —  Trejpatroncos —  (Certhia  familiaris  L.) 
Cirau  (7)  —  Lución  —  (Anguis  frag-ilis  L.) 
Cirri  (8)  —  Vencejo  —  (Cypselus  apus  L.) 


(1)  Del  vasc.  haso,  cbosqae,  moute»,  y  el  cast.  capón,  <capón  silvestre 
ó  de  monte».  Denominación  irónica.  Los  campesinos  suelen  comer  esta 
ave,  aunque  su  carne  es  dura. 

(2)  Del  lat.  btibo,  cbuho»,  pero  conservando  la  b  intervocálica. 

(3)  Del  vasc.  kaka  ~\-  alde,  «proximidad> ,  +  «ít,  componente  propio 
del  étnico.  Todo  el  nombre  alude  cá  la  materia  en  que  continuamente - 
trabajando  se  halla».  Debió  designar  primeramente  el  escarabajo  pelotero, 
y  después,  en  Álava,  se  aplicó  al  ciervo  volante. 

(4)  Por  no  aprovecharse  para  comida.  El  determinativo  «de  macho>  se 
aplica  con  frecuencia  á  especies  inútiles  ó  desagradables. 

(5)  De  garra  (?),  »pata»,  y  el  eúskaro  amarr,  «diez»,  es  decir,  <diez  pa- 
tas ó  decápodo». 

(ü)     Onomatopeya  del  canto  del  pinzón. 

(7)  Del  vasc.  zirau  «víbora»,  pero  como  el  lución  es  sumamente  inofen- 
sivo y  tímido,  quizá  su  nombre  euskárico  fué  zirau -\-on  <víbora  buena  ó 
inofensiva»,  de  donde  su  sinónimo  sirón  en  Arrastaria  y  en  otras  locali- 
dades alavesas.  Cirau  es  corriente  en  Llodio  y  su  comarca. 

(8)  Del  vasco-navarro  cirrin,  «avión  ó  vencejo». 


282  BOLETÍN    DE    LA.   REAL    SOCIEDAD   ESPAÑOLA 

Cirrísquila  (1)  —  CerrajeriUo  —  (Fring-illa  citrinella  Z.y) 

Cite  (2)  —  CerrajeriUo  —  (Fring-illa  citrinella  L.J 

Cobaya  —  Conejo  de  Indias  —  (Cavia  porcellus  L.) 

Cocho  (3)  —  Cerdo  —  (Sus  domesticas  Brisson) 

Cochorro  —  Abejorro  —  (Melolontlia  vulg-aris  L.) 

Coreo  (4)  —  Pato  real  —  (Anas  boschas  L.) 

Corcón  —  Mújol  —  (Mug-il  cephalus  C.  V.;  M.  chelo  CtcvJ 

Corquete  (5)  —  Conejo  de  Indias  —  (Cavia  porcellus  L,) 

Cortamáices  —  Grillo  real  —  (Grillotalpa  vulg-aris  Lair.) 

Cuca  —  Cucaracha  —  (Blatta  orientalis  L.) 

Culi  blanco  —  Lavandera  —  (Motacilla  alba  L.) 

Cuncún  (6)  —  Escuerzo  —  (Bufo  vulg-aris  Laur.) 

Charta  (7)  —  Reyezuelo  —  (Reg-ulus  cristatus  Char.) 

Charra  —  Tordo  ó  maltiz  —  (Turdus  viscivorus  L.) 

Charri  (8)  —  Cerdo  —  (Sus  domesticus  Briss.) 

Chata  —  Pinzolética  —  (Phyllopneuste  rufa  Briss.;  Ph.  tro- 

chilus  L.) 
Chepecha  (9)  —  Reyezuelo  —  (Reg-ulus  cristatus  Char.) 
Chimbo  (10)  —  Torcecuello  —  {iyux  torquilla  L.),  Colirrojo  (Ruti- 

cilla  phoenicura  L.),  Curruca  (Curruca  g-arrula  Bechst.J,  Pe- 

garreborda,  Alcaudón  (Lanius  rufus  L.) 
Chimita  (11)  —  Pajarita  de  las  nieves  ■—  (Motacilla  alba  L.) 


(1)  Procede  de  zirrisMl  ó  chirriskil,  con  igual  significación  en  eúskaro 

(2)  ¿Del  latín  citiis  «rápido>'? 

(3)  ¿Del  céltico  cocha  « puerca >?  De  éste,  el  francés  coche,  cachón,  de 
donde  pudo  ser  importado  á  Galicia  y  á  Asturias,  en  que  se  usa  la  voz 
cocho,  muy  corriente  en  Álava.  En  Castilla  gocho,  con  permutación  de  la 
inicial  sorda  en  sonora. 

(4)  De  la  misma  radical  que  el  latino  querquedula,  procedente  del  griego 
(Varrón,  Ling.  Lat.,  1.  5,  c.  79). 

(5)  Acaso  eufonización  del  francés  croquet  c roedor i. 

(6)  Onomatopeya  del  grito  ó  canto  aflautado  del  escuerzo. 

(7)  Tomado  del  vascuence. 

(8)  Importación  del  eúskara.  La  variante  c/ierri  denuncia  el  parentesco 
lingüístico  con  cer  —  do.  La  ch  representa  en  vasco  las  guturales  latinas. 

(9)  Compuesto  de  cAon,  < pájaro >,  y  jjec/ia,  de  pichia,  <dije,  partícula, 
menudencia»,  en  vascuence.  Etimológicamente  coincide  con  su  sinónimo 
avica. 

(10)  Voz  eúskara.  Quizá  onomatopéyica. 

(11)  Parece  uno  de  los  muchos  compuestos  ó  derivados  del  vascuence 
chori,  <ave>. 


DE   HISTORIA    NATURAL.  28S 

Chinclmin  (1)  —  Pintón  —  (Fringilla  coelebs  L.j 

Chindurri  (2)  —  Hormiga  —  (Fórmica) 

Chiribito    (3)    —  Murciélago    —    ( Vesperug'o     scolopacinus 

Shreber) 
Chirolinda    (4)    —  Agachadiza    —    (Gallinag'o    scolopacinus 

Boiuq).) 
Clioloma  (5)  —  Zurita  —  (Columba  livia  Briss.) 
Chonta  (6)  —  Pinzón  —  (Fi'ing-illa  montiíVing-illa  L.:  Fr.  coe- 
lebs ZJ 
Cliorzábal  (7)  —  Alondra  —  (Alauda  arvensis  L.) 
Churro  (8)  —  Cerdo  —  (Sus  doraesticus  Briss.) 
Gallo  de  monte  —  Arrendajo  —  (Garrulus  g-landarius  L.) 
García  (9)  —  Zorra  —  (Canis  vulpes  L.) 
Gardacho  (10)  —  Lagarto  —  (Lacerta  viridis  L.) 
Gardama  —  Carcoma  —  (Scolytus  destructor  01.;  S.  pyg-mseus^.j 
Gavión  —  Avión  —  (Cypselus  apus  L.) 
Gayo  —  Arrendajo  —  (Garrulus  g-landarius  L.) 
Godón  —  Gaudón  —  (Lanius  coUurio  L.) 
Golorito  —  Jilguero  —  (Fringilla  carduelis  LJ 
Grorrión  de  monte  —  Pimón  —  (Fring-illa  montifring'illa  L.) 
Guarrilla  —  Aguilucho,  Gavilán  —  (Accipiter  nisus  L.J 
Inganera  (11)  —  Golondrina  —  (Chelidon  urbica  L.) 


(1)  Onomatopeya  del  canto  del  pinzón.  También  le  llaman,  por  lo 
mismo,  chuin  y  catachín. 

(2)  Es  el  chindurri  ó  chingurri  eúskaro  (lit.  «bicho  rojo»),  conservado 
entre  el  castellano  del  NE.  de  Álava. 

(3)  ¿üel  vascuence  c/ior¿,  «ave>,  y  del  lat.  bestia  (cf.  hele,  en  francés 
moderno)?  En  tal  supuesto  chiribito,  vale  «pájaro  bestia  ó  mamífero,  ex- 
presando la  misma  idea  que  el  lemosín  raí penat,  lit.  «ratón  ó  (según  otros) 
dragón  alado. 

(4)  Chori  (ave)  linda. 

'6)     Euskarización  de  coloma,  forma  vulgar  de  columba, 

(6)  Euskarización  de  tonta. 

(7)  Compuesto  de  los  vocablos  eúskaros  chori.  «pájaro»,  y  zabal  «an- 
cho». Se  usan  también  las  variantes  churzábal  y  chozábal. 

(8)  Debió  aplicarse  primitivamente  á  los  cerdos  de  peor  calidad  ó  raza. 

(9)  Probablemente  del  francés  garce  en  significación  de  «bribona,  ra- 
mera, perdida»,  por  intermedio  del  provenzal  garsi, 

(10)  Del  latín  *  lacarta,  de  donde  lagarto  y  el  sufijo  diminutivo  cho.  El 
proceso  fónico  ha  podido  ser:  lacerta  ^^  lacarta  =  lagarda  =  '  garda  4-  cha. 

(11)  Tomado  del  vascuence. 


284  boletín    de    LA    REAL    SOCIEDAD    ESPAÑOLA 

Irasco  (1)  —  Chivo  —  (Capra  hircus  L.) 

Lig-aterna  (2)  —  Lagartija  —  (Lacerta  muralis  Laur.) 

Limaco  — Babosa  —  (Limax  rufus  L.) 

Lóina  —  Babosa  —  (Chonclrostoma  nasus  L.) 

Marón  —  Morueco  —  (Ovis  aries  L.,  cf) 

Martinico  de  agua  —  Martin  'pescador  —  (Alcedo  ispida  Less.) 

Matacandelas  —  Grillo  hembra  —  (Grillas  campestris  L.,  $) 

Matacristos    (3)   —   Erizo  fósil   —   (Micraster  cor   ang'uinura 

Klein) 
Menseja  —  HerreriUo  —  (Parus  maior  Z  J,  Primavera  (P.  coeru- 

leus  L.) 
Micharro  (4)  —  Musgaño  —  (Sorex  vulg-aris  L.) 
Ming'orra  (5)  —  Agachadiza  —  (Gallinag-o  scolopacinus  Bonap.) 
Mojojón  (6)  —  Mejillón  —  (Mytilus  edulis  L.) 
Nevero  —  Pinzón  —  (Fring-illa  coelebs  L.J 
Paniquesilla  (7)  —  Comadnja  —  (Mustela  vulgaris  Briss.) 
Papicolorado  —  Petirrojo  —  (Rubecola  familiaris  Blijth.) 
Papirrojo  —  Petirrojo  —  (Rubecola  familiaris  Blyth.) 
Pecu  (8)  —  Cuclillo  —  (Cuculus  canorus  L.) 
Percaza  —  Agachadiza  —  (Gallinag-o  scolopacinus  Bonap.) 
Percha  (9)  —  Reyezuelo  —  (Reg-ulus  cristatus  Char.) 
Picatroncos  —  Picamaderos  —  (Picus  maior  L.) 
Picapotros  (10)  —  Picamaderos  —  (Picus  maior  L.) 


(1)  ¿De  iracho?,  «duende  ó  genio  maléfico»  en  las  consejas  enskáricas. 

(2)  Variante  del  anticuado  lagartezna,  diminutivo  de  lagarta,  para  de- 
signar su  cría.  Se  usa  mucho  en  Burgos. 

(3)  Los  campesinos  dicen  que  con  esta  clase  de  piedras  hirieron  los 
judíos  á  Jesús.  Por  parecida  leyenda  llaman  también  á  estos  fósiles  <pie- 
dras  de  San  Esteban»  ó  cpiedras  de  Santa  Catalina». 

(4)  Del  latín  mus  <ratón»,  por  medio  del  vasc.  misarra  y  musarra. 

(5)  Del  vasc.  mingorr,  de  igual  significación. 

(6)  De  un  tipo  latino  *  molliculione,  derivado  de  molliculus,  «blandito, 
tiernecito» 

(7)  En  Aragón  se  usa  el  primitivo  paniquesa. 

(8)  Onomatopeya.  Los  campesinos  perciben  en  el  canto  del  cuclillo  dos 
voces:  ¡pecu!  ¡cucu!,  á  las  cuales  corresponden  los  dos  nombres  provincia- 
les de  ese  pájaro. 

(9)  Voz  euskárica. 

(10)  Compuesto  de  jñcar  y  potros.  El  segundo  elemento  en  la  acepción 
de  madero  ó  tronco,  aludiendo  al  modo  de  formar  el  nido  y  de  buscar 
alimento. 


DE    HISTORIA   NATURAL.  285 

Picatocino  (1)  —  Pico  —  (Picus  minor  L.) 

Piedra  de  Santa  Catalina  —  Eri:o  fósil  —  (Micraster  cor  an- 

g'uinum  Klein) 
Piedra   de  San    Esteban  —  Eri20  fósil  —  (Micraster  cor  an- 

g"uinum  Klein) 
Ponza  (2)  —  Buho  ó  Buharro  —  (Bubo  maximus  Sihhalcl) 
Pospolina  (3)  —  Codorniz  —  (Coturnix  coramunis  Bonap.) 
Quisquilla  (4)  —  Ccwiarón  —  (Palsemon  serratas  Hbst.  y  P.  squi- 

Ua  L.) 
Rabiblanca  —  Pitpit:  Pipi  —  (Anthus  pratensis  L.:  A.  arbó- 
reas Bechstein) 
Rabicandil  —  Pajarita  de  las  nieves  —  (Motacilla  alba  L.) 
Rabilarg-a  —  CorrecamÍ7ios  —  (Motacilla  alba  L.  y  M.  flava  L.) 
Rabirrojo  —  Colirrojo  —  (Ruticilla  phoenicura  L.  y  M.  tithys 

Scop.) 
Rana  de  San  Antón  —  Pana  de  zarzal  —  (Hyla  arbórea  Z.J 
Rana  de  Santa  Catalina  — Pana  de  zarzal  —  (Hyla  arbórea  L.) 
Ratón  de  árbol  —  Reyezuelo  —  (Regniliis  cristatus  Ckar.) 
Reviruelo  —  Golondrina  de  ribera  —  (Cotyle  riparia  L.) 
Ruin  —  Reyezuelo  —  (R-^g-ulus  cristatus  Char.j 
Salderita  —  Lagartija  —  (Lacerta  muralis  Laur.) 
Saltapiezas — Saltamontes  —  (Acridium,  (Edipoda,  Caloptenus, 

etcétera.) 
Sandaleja  —  Alimoche  —  (Neophron  percnopterus  L.J 
Sang'uandilla  (5)  —  Lagartija  —  (Lacerta  muralis  L.  y  L.  agú- 

lis  L.) 
Sapo  de  luz  —  Luciérnaga  —  iLampyris  noctiluca  L.  y  L.  Rei- 

chei  /.  du  V.J 
Sapo  zabal  (6)  —  Escuerzo  —  (Bufo  vulg-aris  Laur.) 


(1)  Tocino,  parece  este  vocablo  derivado  de  tozo,  «tronco,  palo,  ó  cor- 
teza de  árbol  (cf.  el  aragonés  toza,  «trozo  de  tronco»,  el  alavés  tocho, 
«maugo  de  la  azada»,  el  castellano  tojo  y  el  bearnés  toye,  «aulaga»). 

(2)  En  vascuence,  ontza  tiene  la  misma  significación. 

(3)  Onomatopeya. 

(4)  En  latín,  quisquilia,  «pececillos  de  poco  precio>. 

(^5)  En  sanguandilla  y  en  las  variantes  changuandilla,  sigulinda,  usadas 
también  en  localidades  alavesas,  ha  de  verse  el  vasco-vizcaíno  sogalinda, 
suganguila  y  sogalinda  de  igual  significación.  En  su  composición  entra 
sagú,  «ratón»,  pero  es  de  tener  en  cuenta  su  parecido  con  sabandija,  y  aun 
con  los  aragoneses  sangartesa  y  sargantana. 

(6)     Zabal,  «ancho >  en  vascuence. 


2*6  boletín  dh  La  real  sociedad  española 

Satandera  (1)  —  Comadreja  —  (Mustela  vulg*aris  Briss.) 

Sirón  \2\  —  Lución  —  (Ang-uis  frag-ilis  L.) 

Sorda  —  Agachadiza  —  |Gallinag-o  scolopacinus  Bonap.) 

Sortijilla  —  Cardador  —  (lulus,  diversas  especies) 

Tarín  (3)  —  Lugano  —  iChrysoraitris  spinus  L.) 

Tordo  campanario  —  Estornino  —  (Sturnus  vulg-aris  L.) 

Trig"uero  —  Godón  —  (Lanius  coUurio  L.) 

Vaca  —  Ciervo  volante  —  (Lucanus  cervus  L.) 

Verdel  —  Verderón  —  (Lig-urinus  chloris  L.) 

Vinotera  —  Carraleja  —  (Meloé  maialis  L.;  M.  autumnalis 

Oliv.  y  otras  especies) 
Zamaco  —  Babosa  —  (Arión  rufus  L.) 
Zaparda  |4i  —  Tenca  —  (Tinca  ¿vulg-aris?  Costa) 
Zapatero  —  Tejedor  —  (Hydrometra  najas  D.  G  ;  Limi:obates 

stagnorum  L.) 
Zarbo  —  GoMo,  Bermejuela   —  (Gobius  capito  C;  G.    nig-er 

Rond.) 
Zarrapo  (5)  —  Escuerzo  —  (Bufo  vulg-aris  Laur.) 

Flora 

Abia  (6)  —  Aránda7io  —  (Vaccinium  Myrtillus  L.) 
Abibüllo  —  Amapola  —  (Papaver  Rhoeas  L.) 


(1)  Probablemente  de  sastu^  «basura»,  y  andero,  «señora>,  es  decir,  la 
«señora  del  basurero  ó  del  corral».  A  la  comadreja  se  la  suele  designar 
con  denominaciones  irónicamente  encotniásticas:  en  francés,  be^elte,  «her- 
mosita»;  en  bávaro,  schdnthierlein  ó  schondinglein,  «lindo  animalito  ó  linda 
cosita»;  en  dinamarqués,  den  hjónne,  «la  bonita»;  en  vascuence,  anderei- 
der,  «bella  señorita»,  y  oguigastoea  que  parece  traducción  del  paniqíiefta 
aragonés,  del  cual  e\  2y(iniquesilla  de  Álava.  Téngase  en  cuenta  que,  para 
el  sobrio  labriego  alavés,  «pan  y  queso  saben  á  beso»,  y  son  dos  manjares 
sumamente  regalados. 

(2)  Los  enak!\vos  z  ir  me,  tvíbora',  y  on,  «buena»,  parecen  los  compo- 
nentes de  sirón. 

(3)  Tiene  el  mismo  nombre  en  Francia. 

(4)  De  zarpa,  voz.  eúskara,  en  cuya  composición  entra  el  adjetivo  arre, 
€  par  Jo-turbio,  sucio».  La  tenca  ó  carpa,  llamada  zupnrda,  tiene  ese  color. 

(5)  En  vascuence,  2;'7?'rrt/jo  signiñca  «rana».  En  Álava  se  aplica  tam- 
bién al  quicio  ó  tejo  de  ciertas  puertas  en  construcciones  rústicas. 

(6)  Del  vasc.  aran-a'ña  «planta  de  ciruelas»,  suprimido  el  elemento  de- 
terminativo Aran  «ciruela»,  que  suena  en  arándano  y  aparece  modificado 
en  el  riojano  anovia. 


DE    HISTORIA    NATURAL.  287 

Abillurri  (1)  —  Majuelo  —  (Crataeg-us  Oxyacautha  L.j 

Abreojos  —  Gatuña  —  (Ononis  spinosa  L.) 

Abrepuños  (2)  —  Ranúncnlo  —  (Raniinculus   arvensis  L.;  R. 

muricatus  L.) 
Acebillo  —  Bnisco  —  (Ruscus  aculeatus  L.) 
Achitabla  (3)  —  Romaza  silvestre  —  (Rumex  nemorosus  Schrad; 

V.  sang-uineus) 
Acliune  (4)  —  Ortiga  —  (ürtica  iirens  L.  y  U.  dioica  L.) 
Ag-rax  —  Grosellero  silvestre  —  (Ribes  alpinum  L.J 
xAg-razóu  —  Agracejo  —  (Berberís  vulg-aris  L.J 
Ag"uabenditera  —  Cardencha  —  (Dipsacus  pilosas  L.) 
Ag-uilonia  —  Nueza  llanca  —  (Bryonia  dioica  Jacq.J 
Aguín  (5)  —  Pino  —  (Pinus  pumilio  ]]'.  et  K.) 
Ajan  (6)  —  Hierha  de  pordioseros —  (Clemathis  vitalba  L.) 
Ajicuervo  —  Ajo  silvestre  —  (Allium  ¿vineale?  Z.) 
Ajipuerro  -  Jacinto  de  2^^n(^clio  —  (Muscari  comosum  Mili.) 
Ajopio  —  Jacinto  de -penacho    -  (Muscari  comosum  Mili.) 
Ajotrino  {i)  —  Jacinto  de  penacho  — (Muscari  comosum  Mili.) 
Alama  —  Retama  de  escobas  —  (Sarothamuus  scoparius  Koch.) 
Alcalamiues  —  Acedera  —  (Rumex  Acetosa  L.) 
Alcaracaclie  (8)  —  Escaramujo  —  [Rosa  canina  L.) 
Alezna  —  Mostaza  negra  —  (Brassica  nigra  Koch.J 
Alfileres  —  Aguja  ó  ])eine  de  imstor  —  (Scaudix  Pectén  Ye- 

neris  L.) 


(1)  De  abi  «arándano»  v  gorri  «rojo»  ó  de  abi  y  elorri  «espino.  Tam- 
bién se  le  designa  en  Álava  con  las  variantes  guillorri,  que  recuerda  los 
castellanos  giii/lomero,  gnillomern,  angiiillurri,  anrol  y  arrol. 

(2)  El  nombre  alude  al  borde  espinoso  de  los  carpelos  de  este  ra- 
núnculo, muy  molestos  para  los  segadores. 

(3)  Del  lat.  acetabula. 

(4)  Es  voz  euskárica. 

(6)  Importado  del  vasco,  donde  designa  el  tejo. 

(0)  Representante  del  vasco-guipuzcoauo  agen  «sarmiento»,  que  sonaría 
ajen  en  el  vizcaíno,  dialecto  al  cual  pertenece  el  vasco-alavés.  Se  ha  per- 
dido el  determinativo  zi<r/?/a  «blanco»  que  en  aquel  dialecto  distingue  la 
clemátide. 

(7)  Compuesto  de  ajo  y  trino.  Este  del  latín  tenero  «tierno»,  con  nota- 
ble ejemplo  de  la  tendencia  muy  popular  á  ascender  la  r  hacia  la  primera 
sílaba  (cf.  ^jrobe,  treaio,  trempano,  drento,  Grahiel,  etc  ) 

(8)  Resultado  probable  de  la  suma  siguiente:  asen -{- r -{- a  ^  cachi. 
Asea  «cuezo,  artesa,  caja»,  y  en  Botánica  «cápsula»;  r,  eufónica;  a,  artículo 
vasco;  cachi  «ácido,  agrio,  escocedor  ó  picante».  En  junto  cápsula  picantey 


288  boletín    de    LA    REAL    SOCIEDAD   ESPAÑOLA 

Altovei'de  (1)  —  Maíz  J-orraj ero  —  (Zea  Mays  L.) 
Amaluquio  (2)  —  Fresa  silvestre  —  (Frag-aria  vesca  L.) 
Amcrias  —  Ranúnculo  —  (Ranunculus  arvensisZ.) 
Ang'elico  —  Saltaojos  —  (Adonis  aestivalis  L  J 
Aiiube  —  Fresa  silvestre  —  (Frag-aria  vesca  L.) 
Apeg-aderas  —  Bardana  —  iLappa  maior  L.) 
Aperauchi  g-rande  (3)  —  Branca  ursi?ia  —  (Acanthus  mollis  L.) 
Aperaurhi  pequeño  —  Servato  —  (Peucedanum  offlcinale  L.) 
Aran  (4)  —  Fíidrino  —  (Prunus  spinosa  L.J 
Árbol  de  las  cuatro  caras  —  Cornejo  encamado  —  (Cornus  san- 
guínea L.J 
Arvejote  —  Almorta  —  (Lathyrus  sativus  L.) 
Aspielero  (5)  —  Muérdago  —  (Viscum  álbum  L.) 
Aspil  (6)  —  Mundillo  —  (Viburnum  Opulus  L.) 
Asqui  (7)  —  Grama  común  —  (Cynodon  Dactylon  Pers.) 
Astabatán  (8)  —  MarruMo  común  —  (Marrubium  vulg-are  L.) 
Asturcar(9)  —  Centaura  menor  —  (Erytlirsea  Centaurium  Pers.) 
Atizacandiles  —  Gamón  —  (Asphodelus  albus  L.) 
Avellano  moral  —  Aliso  —  (Alnus  g-lutinosa  Gaertn.) 
Azafrán   silvestre  —  Q,uita  meriendas  —  (Colchicum   autum- 
nale  L.) 


aludiendo  al  picor  producido  por  su  semilla.  Se  usan  también  las  variantes 
alcaracayo,  ascaracache,  ascaracachi  y  alcaracaz.  La  copiosa  sinonimia  del 
escaramujo  (Oolmeiro,  Plant.  de  la  Pen.  ibérica,  t.  2,  p.  355,  cita  30  nom- 
bres castellanos,  1 1  catalanes,  7  eúskaros  y  7  particulares  del  fruto  en 
Galicia)  se  enriquece  con  varios  vocablos  de  Álava.  Hasta  el  de  escara- 
mujo se  usa  por  los  labriegos,  pero  permutado  en  escalamhrojo. 

(1)  Castellanización  por  falsa  etimología  del  eúskaro  arto  «maíz>,  más 
el  adjetivo  verde,  común  al  léxico  castellano  y  vascuence. 

(2)  Del  vascuence  mallugui  con  gutural  sorda  muy  propia  del  brío  del 
vizcaíno  dialecto  euskárico,  al  cual  pertenece  el  alavés. 

(3)  De  abere  «animal»  y  azi  «semilla,  alimento>,  es  decir,  «alimento  de 
animales»,  ó  euskarización  del  lat.  hrassica  «berza>. 

(4)  Del  vasco  aran  «ciruelo  y  ciruela».  En  los  léxicos  eúskaros,  el  en- 
drino es  basakaran  «ciruela  silvestre»;  el  determinativo  basoko  «silvestre 
ó  montes»  se  ba  suprimido  en  Álava. 

(5)  Quizá  derivado  de  aspil,  por  la  preferencia  con  que  el  muérdago  se 
desarrolla  en  ciertas  regiones  sobre  el  mundillo  ó  bola  de  nieve. 

(6)  En  vascuence  suletino  aspil  significa  «majuela». 

(7)  Voz  eúskara. 

(8)  Compuesto  de  las  voces  vascas  asta  «burro»  y  batán  «menta»: 
«menta  de  burro»,  refiriéndose  á  lo  basto  de  esta  especie. 

(9)  De  astil  «burro»  y  eir  «cardo»:  «cardo  de  burro». 


DE    HISTORIA   NATURAL.  289 

Azcarrio  —  Arce  —  (Acer  campestre  L.) 

Azotacristos  —  Cardo  —  (Helminthia  echioides  Qaertn.) 

Barbatijo  —  Viburno  —  (Vibiirnum  LantanaZ.j 

Barbatilla  —  Viburno  —  (Viburnum  Lantana  Z.) 

Barbandola  —  Cornejo  liemhra  --  (Cornus  sang-uinea  Z.) 

Barreg-arri  —  Romaza  silvestre  —  (Rumex  nemorosus  Schrad.; 

V.  sang'Liineus  ) 
Batán  (1)  —  Menta  —  (Mentha  viridis  L  ) 
Beleda  (2)  —  Acelga  —  (Beta  vulg-aris  v.  cicla  Z.J 
Berg-ari  i3)  —  Gatuña  —  (Ononis  spinosa  Z.) 
Berraña  —  Berrera  —  (Sium  latifolium  Z.) 
Bichileta  (4)  —  Primavera  —  (Primnla  veris  W.) 
Bizcota  —  Esiñno  albar  —  (Crataeg-us  Oxyacantha  Z.) 
Blanca  —  Colleja  —  (Silene  innata  Z.) 
Blanco  —  Álamo  blanco  —  (Populas  alba  Z.) 
Blanquilla  —  (Cantharellus  ¿cibarius?  Fr.) 
Borto  (5)  —  Madroño  —  (Arbutus  Unedo  Z.) 
Botellera  —  Nenúfar  —  (Nuphar  luteum  Z.) 
Breña  —  Grama  —  (Cynodon  dactylon  Pers.) 
Brevera  —  Higuera  breval  —  (Ficus  Carica  Z.) 
Brigaza(6)  —  Hierba  de  j)ordioseros  —  (Clemathis  VitalbaZ.; 
Brócul  —  Brecolera  —  (Brassica  olerácea  Z.  v.  bullata) 
Burrubiote  (7)  —  Aladierna  —  (Rhamnus  Alaternus  Z.) 
Cabezones  —  Centaura  —  (Centaurea  corymbosa  Powr.j 
Calabazas    -  Nenúfar  —  (Nuphar  luteum  L.) 
Calabazón  (8)  —  Cerero  —  (Cerasus  Juliana  Z  ) 


(1)  Menta  en  vascuence. 

(2)  De  huta,  plural  neutro  del  latín  blitum,  ó  del  céltico  blith  < insípido», 
pero  pasando  por  el  vasco-guipuzcoano  beletea. 

(3)  Del  latín  virga  «vara»  por  intermedio  del  vasco,  con  el  sufijo  eus- 
kárico  ari,  designativo  de  oficio  ó  profesión.  Bergari  es  el  <que  cría  varas», 
refiriéndose  á  sus  largas,  duras  y  correosas  raíces,  que  le  han  valido 
también  el  nombre  de  «detiene  buey»  remora  aratri. 

(4)  Bichileta,  en  vasco  vale  «dije,  alhajita  mujeril». 

(5)  Del  latín  arbutus  ^=aburtu  =  aborto  =  horto?  Compárense  alborto 
(Martínez  Marixa,  Dic.  geogr.  hist.  de  la  Acad.  de  la  Hist.,  t.  i,  p.  14);  bur- 
bnza  (en  las  cinco  villas  de  Navarra);  alborcera  (en  Segorbe). 

(6)  Contracción  de  Viridaza. 

(7)  Compuesto  de  dos  voces,  cuya  significación  es  < árbol  de  hierro». 

(8)  Esta  especie  de  cerezo  da  frntos  mayores  que  el  común  y  de  pulpa 
jnás  consistente.  A  sus  cerezas  las  llaman  en  el  NO.  de  Álava  calabazonas. 

T.  VIII. -Junio,  1908.  19 


200  boletín  de  la  real  sociedad  española 

Calceta  —  Amargón'^  —  (Taraxacum  Dens  leonis?  L.) 
Campanilla  —  TuUjJÚn  silvestre  —  (Fritillaria  Meleagris  L.) 
Caparrón  (1)  —  Aludía  —  (Phaseolus  vulg-aris  L) 
Cardimuelle  —  Cerraja  —  (Sonchus  asper  Villars) 
(vardinche  —  Cerraja  —  (Sonchus  asper,  ViUars) 
Cardo  lechuzo  —  Lechecino  —  (Sonchus  Isevis  L.) 
Carlincho  —  Cardo  corredor  —  (Eryng-ium  campestre  L.) 
Carraspina  —  Colmenilla  —  (Morchella  esculenta  Pers.) 
Carrasquilla  —  Aladierna  —  (Rhamnus  Alaternus  L.) 
Carrasquilla  —  Tomillo  salsero  —  (Thymus  vulg-aris  L.) 
Cascalleja  —  Grosellero  silvestre  —  (¿Ribes  alpinum?  L.) 
Castellana  —  Alforfón  —  (Polyg-onum  Fagopyrum  L.) 
Cerraculos  —  Escaramujo  —  (Rosa  canina  L.) 
Ciapes  —  Mostaza  negra  —  (Brassica  nig-ra  Koch) 
Ciracallote  —  Cidra  cayote  —  (Cucúrbita  máxima  Duch.) 
Clavel  de  San  Juan  —  Azulejo  —  (Centaurea  Cyanus  L.) 
Clavelina  —  Primavera  —  (Prímula  veris  L.) 
Clavos  de  Dios  —  Matacandll  —  (Muscari  racemosum  DC.) 
Cohetes  —  Colleja  —  (Silene  inflata  DC.) 
Cola  de  raposo  —  Cola  de  caballo  —  (Equisetum  hiemale  L.) 
Cola  de  ratón  (2)  —  Cola  de  cadallo  —  (Equisetum  arvense  L.) 
Copos  de  nieve  —  Vihirno  —  (Viburnum  Lantana  L.J 
Cornijuelo  —  Espino  majuelo  —  (Crataeg-us  Oxyacantha  L.) 
Cornillo  —  Esiñno  majuelo  —  (Crataeg-us  Oxyacantha  ZJ 
Coscojo  (3)  —  Haya  —  (Fag-us  sylvatica  L.) 
Coscorrones  ~  EscoliUla  —  (Centaurea   collina  L  ;    Microlon- 

Chus  Salmanticus  DC.) 
Crispina  —  (Helvella  mitra  ScJiaf.) 
Cuadrado  —  Arveja  —  (Ervum  monanthos  L.) 
Culebrera  —  Dragontea  —  (Dracunculus  vulg-aris  Schoit.) 
Chimingarri  (4)  —  Romaza  silvestre  —  (Rumex  nemorosus, 

ScArad.,  v.  sang-uineus) 


(1)  ¿De  alcaparrón  por  alguna  semejanza  de  forma? 

(2)  Figura  entre  los  vulgares  de  uso  general  en  el  Tratado  de  plantas 
de  España,  por  D.  Gabriel  de  la  Puerta  (p.  438,  ed.  de  1877). 

(3)  Nombre  del  haya  cuando  no  ha  crecido  más  de  un  metro.  Del  latín 
cusculium  «encina  pequeña»,  por  semejanza  de  altura. 

(4)  Del  eúskaro  zimintch  <varilla>  y  garri  lácida». 


DE    HISTORIA   NATURAL.  291 

Chiribita  (1)  —  Bellorita  —  (Bellis  perennis  L.) 

Chirrinchin  (2)  —  Urce  —  (Erica  arbórea  L.) 

Chirritabla  —  Romaza  silvestre  —  (Rumex  nemorosus  Schrad., 

V.  sang-uineus) 
Chuchufraca  (3]  —  Narciso  amarillo  —  (Narcissus  Pseudo-nar- 

cissus  L.) 
Despacliapastores  — Qiiiia  meriendas  —  (Colchicum    autum- 

nale  L.) 
Dormidera  —  Beleño  negro  —  (Hyoscyamus  nig-er  L.) 
Espimendarri  (4)  —  Romana  silvestre  —  (Rumex  nemorosus, 

Schrad.  v.  sang'uineus) 
Espino  bizcoteño  —  Iisjñno  alhar  —  iCrataeg-us  Oxyacantha  /..j 
Estilarra  (5j  —  Brezo  —  (Erica  cinérea  L.) 
Estrella  —  (Rhag-adiolus  stellatus  DC.) 
Farolillos  de   San   Antonio  —  Aguileña  —  (Aquileg-ia    vulg-a- 

ris  L.) 
Flor  de  la  abeja  —  Abejera  —  (Ophrys  apifera  L.) 
Flor  de  áng-el  —  Narciso  amarillo —  (Narcissus  Pseudo-nar- 

cissus  L.) 
Flor  del  amor  (6)  —  Hierda  de  pordioseros  —  (Clematis  Vital - 

ba  L.) 
Flor  de  macho  —  Amargón  —  (Taraxacon  Dens  leonis  Des/.) 
Frailes  —  (Orchis  maculata  L.) 
Galamperna  (7)  —  Apagador  —  (Lepiota  procera  Fr.) 


(1)  De  dos  voces  vascas  que  significan  literalmente  «poleita  ó  rue- 
decilla». 

(2)  Voz  imitativa  del  mido  que  produce  el  Urce  al  quemarse.  El  carbón 
del  Urce  se  emplea  en  las  fundiciones  de  hierro. 

(3)  De  chuchu,  palatalización  de  cuco,  y  fraca  «braga».  Lit :  «Bragas  de 
cuclillo». 

(4)  De  espi,  abreviación  de  «efpinaca>,  y  mendarri  cmontés  ó  silves- 
tre». Espinaca  silvestre. 

(5)  De  esti  «alezna»  é  ilarra  «brezo». 

(6)  La  llaman  así  porque  las  muchachas  consultan  las  hojas  para  ave- 
riguar si  tienen  novio  y  las  quiere.  Para  ello  se  aplican  en  el  envés  de  la 
mano  una  hojita  de  la  clemátide.  El  resultado  lo  indican  estos  versos:  <Si 
tienes  novio,  y  te  quiere  —  Te  ha  de  salir  una  rosa;  —  Si  no,  una  ampolla 
rabiosa». 

(7)  De  las  voces  latinas  galcín  y  pierna,  pero  construidas  á  modo  eús- 
karo.  Pierna  de  galán  alude  al  anillo  ancho,  y  rígido,  fácilmente  separa- 
ble del  pedicelo,  como  pretenciosa  liga  ó  jarretiera,  característico  de  la 
lepiota.  También  se  usan  las  variantes  galasperna  y  lamperna. 


29a  boletín  Di:  la  real  socikdad  española 

Gallinicas  —  Arveja  sil'üestTe  —  (Lathyrus  latifolius  L.) 
Gallo  —  Estoque  —  (Gladiolas  communis  L.) 
Garapincho  (1)  —  Brusco  —  (Rusciis  aculeatus  L  ) 
Gardinclia  (2)  —  Cardo  ajonjero  —  (Carlina  acaulis  L.) 
Gardubera  (3)  —  Cerraja  —  (Sonclius  arvensis.  L.J 
Gaulla  (4)  —  Gayuba  —  (Arbutus  Uva  ursi  L.) 
Ginastra  (5)  —  Sabina  —  (Juniperus  Sabina  L.) 
Gota  de  sang-re  —  Centaura  menor  — (Erythraea  Centaurium  L.) 
Gribaza  — Hierba  de  ¡pordioseros  —  (Clemathis  Vitalba  L.) 
Grojo  pinchoi'rero  —  Enebro  —  (Juniperus  communis  L.) 
Grojo  romero  —  Sabina  —  (Juniperus  Sabina  L.) 
Guibelurdín  (6)  —  (Russula  virescens  Schaeff.) 
Guillorri  (7)  —  Majuelo  —  (Crataeg'us  Oxyacantha  L.) 
Guinarría  (8)  —  Bre20  —  (Erica  cinérea  L.) 
Guindón  —  Fresa  silvestre  -    (Frag-aria  vesca  L.) 
Guirg-uirio  (9)  —  Aladierna  —  (Rhamnus  Alaternus  L) 
Guiri  (10)  —  Tojo  —  (Ulex  europaeus  L.) 

Guirig-arza  (11)  —  Hierba  de  pordioseros  —  (Clemathis  Vital- 
ba L.) 
Gustincho  (12)  —  Maguillo  —  (Malus  communis  L.  v.  sylvestris) 


(1)  Compuesto  áe  gara  «brote,  tallo,  planta»,  en  vascuence,  y  pincho. 

(2)  Diminutivo  de  cardo,  con  debilitación  de  la  inicial.  La  n  es  parásita. 
Puerta  (Plantas  de  España,  p.  200)  cita  también  como  vulgares  de  esta 
planta:  carlina  y  camaleón,  que  no  figuran  en  el  Dic.  de  la  Acad.  Española. 

(3)  Tomado  del  vasco  cardabera  y  compuesto  de  gardu  «cardo»  y  hera 
«tierno». 

(4)  Contracción  de  gayuba. 

(ó)     Del  latín  genista.  «hiniesta»,  con  cambio  de  significación. 

(6)  Del  vascuence  gulbelurdin  ó  guibelurdiñ,  nombre  equivalente  á 
«lomo  azul». 

(7)  Variante  de  abillurri. 

(8)  Importado  del  vascuence. 

(9)  ¿De  gur  por  egur  «leña»  y  guiri,  variante  de  gara  «planta  ó  tallo»? 
En  tal  supuesto  (/ítiV^'íuVio,  vale  «planta  leñosa»,  denominación  apropiada 
á  la  sequedad  del  follaje  coriáceo  de  la  aladierna. 

(10)  ¿De  *  guiri  ó  *  kiri  «espinoso,  punzante,  agudo»? 

(11)  De  9¡t¿>-i,  variante  algara  «tallo»?  y  garza  «en-garce  ó  eslabón», 
todo  equivalente  á  «enredadera». 

(12)  Se  usa  también  la  variante  mosfincho.  A  una  especie  de  durísimo 
sarcocarpio,  lo  denominan  burdincha  en  Navarte  (Navarra).  Lacoizqueta 
(Nombres  eúskaros  de  las  'plantas,  p.  86)  estima  este  vocablo  compuesto  de 
burdín  «hierro»,  y  cha,  sufijo  diminutivo.  Gustincho  y  mostincho  son,  quizá, 
de  igual  formación. 


DE    HISTORIA   NATURAL.  293 

Hierba  de  bálsamo  —  Sombrerillo  d  ombligo  de  Venus  —  (üin- 

bilicus  pendiüinus,  DC.) 
Hierba  callera  —  Sombrerillo  ú  ombligo  de  Venus  —  (Umbili- 

cus  pendulinus  DC-) 
Hierba  de  la  estrella  —  Mastuerzo  silvestre  —  fSenebiera  Coro- 

nopiis  Poir.) 
Hierba  de  lumbre  —  Cresta  de  gallo  —  (Rhinanthus  maior  L.) 
Hierba  de  radera  (Ij  —  Maro  —  (Teucrium  Marum  L.) 
Hierba  lobera  —  Estepa  —  (Cistus  ladaniferus  L.) 
Hierba  madrona  (2)  —  (Lathrea  clandestina  L.) 
Hierba  santa  —  Hinojo  —  (Foeniculum  vulg-are  Gaertn.) 
Hilanderas  —  Corregüela  —  (Calysteg-ia  Sepium  B.  Br.;;  Con- 

volvulus  arvensis  L.) 
Hinieblo  —  Enebro  —  (Juniperus  communis  L.) 
Hoja  de  limón  —  Toronjil  —  (Melisa  otíicinalis  L.) 
Hoja  de  vinag-re  —  Roma:a  —  (Rumex  sang-uineus  L.) 
Hojas  de  macho  —  Romaza  silvestre  —  (Rumex  Friesi  Gord.) 
Iguirique  —  Brezo  —  (Erica  arbórea  L.) 
Harra  (3)  —  Brezo  —  (Erica  cinérea  L.) 
Ira  (4)  ~  Junco  —  (Juncus  acutus  Larn.) 
Jaro  (5)  —  Roble  —  (Quercus  sessiliflora  Salisb.) 
Jében  (6)  —  Mostaza  negra  —  (Brassica  nig-ra  L.) 
Jinebro  (7)  —  Enebro  —  (Juniperus  communis  L.) 
Lampazo  (8)  —  Branca  ursina,  Servato  —  (Acanthus  moUis  L.; 

Peucedanum  officinale  L.) 


(1)  Radera  ó  erradera  es  el  nombre  vulgar  alavés  de  la  placenta.  La 
hierba  de  radera  se  emplea  en  cocimiento  para  facilitar  la  expulsión  délas 
parias  en  las  reses  lanares  y  caballares. 

(2)  Se  la  tiene  por  eficaz  contra  las  enfermedades  de  la  matriz  y  para 
promover  el  menstruo,  virtudes  medicinales  á  las  que  debe  el  nombre,  co- 
nocido por  Colmeiro,  que  lo  incluyó  en  su  Dio.  de  los  nombres  vulgares  de 
las  plantos. 

(3)  Es  voz  vascongada. 

(4)  Procede  del  vascuence  en  su  dialecto  vizcaíno.  En  el  guipuzcoano 
ira  significa  «helécho». 

(5)  Se  aplica  al  roble  de  poca  altura  que  también  suele  denominarse 
♦  roble  jarizoí. 

(0)     Uno  de  tantos  representantes  del  sinapi  latino. 

(7)  Variante,  como  hinieblo,  del  latín  vulgar  ieniperus.  El  proceso  fónico 
ha  podido  ser:  ieniperum  =^  ienipru  ^=  ji^iepro  =  jinebi  o. 

(8)  Lampazo,  en  su  acepción  general,  designa  la  bardana,  conocida  en 
Álava  con  los  nombres  «zarapón,  pegotes,  apegaderas». 


294  boletín    de    LA    REAL    SOCIEDAD   ESPAÑOLA 

Lang-arica  (1)  —  (Bupleurum  rotundifolium  L.) 
Lapa  —  Galio  —  (Galium  Aparine  L.) 
Laparda  (2j  —  Mostaza  negra  —  (Brassica  nigra  L.) 
Lapicocho  (3)  —  Centaura  menor  —  (Erythraea  Centaurium  L  ) 
Lechiriega  —  Amargón  —  (Taraxacum  Dens  leonis  L.) 
Lechocino  —  Bierba  cana  —  (Senecio  vulg-aris  L.) 
Leng-ua  de  perro  —  Llantén  —  (Plantag-o  Lag-opus  L  ) 
Lentina  —  Bierba  de  San  Roberto  —  (Geranium   Robertia- 

num  L.) 
Leña  floja  —  Aliso  —  (Alnus  g'lutinosa  Gaertn.) 
Linabera  (4)  —  Cáñamo  —  (Cannabis  sativa  L.) 
Lujarda  (5)  —  Mostaza  negra  —  (Brassica  iiig-ra  L.) 
Macocla  (6)  —  Castaña  de  tierra  —  (Biinium  Bulbo  castanum  L.) 
Maluquio  (7)  —  Fresa  silvestre  —  (Frag-aria  vesca  L.) 
Manforita  (8)  —  Primavera  —  (^Prímula  veris  L.) 
Manitas  de  Dios  (9)  —  Madreselva  —  (Lonicera    periclyme- 

num  L.) 
Marg-aritóii  —  Margarita  mayor  —  (Chrysanthemum  leucan- 

themum  L.) 
Maricóncola  —  Castaña  de   tierra  —  (Bunium  Bulbo  casta- 
num L.) 
Mariselva  —  Madreselva  —  (Lonicera  periclymenum  L.) 
Marrubia  (10)  —  Fresa  silvestre  —  (Frag-aria  vesca  L.) 
Mascuta  —  Trigo  basto  —  (Triticum  durum  Des/.) 
Matabuey  —  Cicuta  —  (Cicuta  ¿virosa?  L.) 


(1)  Parece  importado  del  eúskaro.  Sus  nombres  vulgares  en  otras  pro- 
vincias españolas,  son:  Perfoliada,  Oreja  de  liebre,  Leóntica,  OoUejón 
borde,  Haloches  (Colmeiro,  Flant.  de  la  Pen.  Ibér.,  t.  2,  p.  540). 

(2)  Variante  difícil  de  explicar,  de  Iv jarda. 

(3)  Lapicocho,  en  vasco  signiñca  «ollita»,  pero  no  se  comprende  á  qué 
pueda  referirse  en  esta  gencianácea.  Los  niños  suelen  comer  sus  flores. 

(4)  Vez  bilingüe:  de  Ima  <lino>  y  &e?-a  t planta».  Quiere  decir  «planta 
textil  >. 

(5)  Del  vascuence  lucharbia,  pero  con  distinta  significación,  pues  actual- 
mente aquella  voz  significa  «rábano». 

(6)  Forma  contraída  de  maricóncola,  y  ésfa  uno  de  tantos  nombres  en 
cuya  composición  entra  Mari,  apócope  de  María. 

(7)  Del  eúskara. 

(8)  Probable  permutación  de  manjlorita,  ó  sea  «mano  florida >. 

(9)  Por  la  forma  de  la  corola,  cuyas  cinco  lacinias  semejan  un  pulgar 
opuesto  á  los  otros  dedos. 

(10)  Del  vascuence. 


DE    HISTORIA    NATURAL.  295 

Matag-allos  —  Aguavientos  —  (Phlorais  purpurea  Z.) 
Mazarilla  —  (Arrhenatherum   aveuaceum   v.   bulbosum  Pa- 

lissot) 
Metra  (1)  —  Fresa  silvestre  —  (Frag-aria  vesca  L.) 
Milifoli  —  Milenrama  —  (Achillea  Millefoliuin  L.) 
Ming-rano  (2)  —  Granado  —  (Púnica  Granatuin  L.) 
Mira  (3)  —  Muérdago  —  (Viscum  álbum  L.) 
Miracielos  —  Chile  —  ¿Capsicum  frutescens?  L.) 
Míspero  (4)  —  Níspero  —  iMespilus  Germánica  L.) 
Monjas  —  (Ophrys  fusca  Linck) 
Morena  —  (Marasmius) 

Neg-rillón  —  Neguilla  —  (Ag-rostemma  Githag"o  L.) 
Ocalla  —  Escaramujo  —  (Rosa  canina  L.) 
Orejilla  —  iClitophilus  Prunulus  Scopp.) 
Org'uisal  (5)  —  Roma:a  silvestre  —  (Rumex  nemorosus  Schrad. 

V.  sang-uineus  L.) 
Ornavario  (6)  —  Vedegamhre  —  (Helleborus  foetidus  L.) 
Otaca  (7)  —  Tojo  —  (Ulex  europíeus  L.) 
Palillo   —   Matacandil    Manco  —    (Ornithogalum     Pyraenai- 

cum  L.) 
Palmas  (8)  —  Brusco  —  (Ruscus  aciileatus  L.) 
Palomera  —  Pajarera  —  (Alsine  lanceolata  Mertens) 
Pan  de  cuco  —  Uva  de  gato  ~  (Sedum  acre  L.) 
Pan  de  pájaro  —  Hierba  cana  —  (Senecio  vulg-aris  L.) 
Pantierno  —  Aliso  —  (Alnus  g-lutinosa  Qaertn.) 
Pan  y  miel  —  (Orchis  odoratissima  L.) 
Pardilla  —  (Marasmius) 

Parrilla  (9)  --  Nueza  blanca  —  (Bryonia  dioica  Jack) 
Pata  de  g-allina  —  Cincoenrama  —  (Potentilla  reptans  L.) 


(1)  Procede  del  eúskara. 

(2)  En  Gonzalo  de  Berceo,  milgrano.  Ea  aragonés  actual,  minglana. 

(3)  En  eúskaro,  miura. 

(4)  Conserva  la  m  de  la  voz  latina. 

(5)  De  orr  choja»  y  gatz-zalle  «salador>  =  choja  salada  ó  acidulada>. 

(6)  Variante  de  cornivarios,  uno  de  los  nombres  vulgares  del  heléboro, 
según  el  naturalista  Miguel  Bernard  (Specimen  Florae  Hispaniae,  ms.  del 
año  1771). 

(7)  Del  eúskaro  ote  ú  ota  « argoma  >. 

(8)  A  la  bendición  del  Domingo  de  Ramos  suelen  llevar  los  campesi- 
nos ramas  de  brusco,  cuyo  verdor  dura  todo  el  año. 

(9)  Diminutivo  de  parra. 


296  boletín    de   LA   REAL   SOCIEDAD    ESPAÑOLA 

Pata  de  perdiz  (1)  — Cornejo  hembra —  (Cornus  sang-uinea  L.) 

Pata  de  vaca  —  Tusílago  —  (Tussilag-o  Fárfara  L.) 

Peg-otes  —  Bardana  —  (Lappa  major  L.) 

Perejil  de  macho  —  Cicuta  —  (Cicuta  virosa  L.) 

Perejilón  —  Cicuta  ~  (Conium  maculatum  L.) 

Perrechico  (2)  —  (Tricholoraa  Georg-ii  Fr.;  T.  albellum  DC; 

T.  g-ambosum  Fr.) 
Pichilindra  (3)  —  Primavera  —  (Primilla  veris  L.) 
Pichilines   (4)  —  Margarita  —   (Chrysanthemum   leucanthe- 

mum  L.) 
Pipirripi  (5)  —  Amapola  —  (Papaver  Rhoeas  L.) 
Pipirrita  —  Amapola  —  (Papaver  Rhoeas  L  ) 
Platera  —  (Cantharellus  ¿cibarius?  Fr.) 
Pomar  —  Serbal  —  (Sorbus  domestica  L.) 
Porrinas  (6)  —  (Arrhenatheimm  avenaceiim  v.  bulbosum  L.) 
Quiquirriqui  (7)  —  Amapola  —  (Papaver  Rhoeas  L.) 
Quitaveneno(8)  —  Cardo  corredor  —  (Eryngñum  campestre  L.) 
Rabo  de  raposo  —  Cola  de  caballo  —  (Equisetum  hieraaleZ.) 
Raíz  blanca  —  Colleja  —  (Silene  inflata  DC.) 
Raíz  de  culebra  —  Hierba  llavera  —  (Helleborus  foetidus  L.) 
Raíz  neg-ra  —  Cincoenrama  —  (Poten  ti  Ha  reptans  L.) 
Redondita  —  Saxifraga  —  (Saxifrag-a  Geum  L.) 
Remolín  —  Guillomo  —  (Mespilus  Amelanchier  L.) 
Sag-armín  (9)  —  Maguillo  —  (Malus  communis  L.  v.  sylvestris) 
Sang'ueña  (10)  —  Madreselva  —  (Lonicera  Xylosteum  L.) 
Sang-uinaria  —  Camedrio  —  (Teucrium  Chamaedrys  L.) 
Sében  (11)  —  Mostaza  negra  —  (Brassica  nig-ra  L.) 

(1)  Por  el  color  de  sus  ramas,  rojo  como  el  de  las  patas  de  la  perdiz. 

(2)  Del  exiskaro  perreclúcu  «hongo i^. 

(3)  Del  vascuence  hichi  tdijo  y  el  castellano  linda  con  r  parásita. 

(4)  De  hichi  cdije>  en  eúskaro.  Bichilora  y  bichileta  son  los  nombres 
vulgares  vascos  de  la  manzanilla  común  y  de  la  loca. 

(6)     De  piperri  «pimiento»,  refiriéndose  al  color  de  sus  flores. 

(6)  Diminutivo  de  porra  por  la  forma  de  la  raíz. 

(7)  Onomatopeya  del  canto  del  gallo.  Se  aplica  á  la  amapola  por  la  se- 
mejanza de  su  color  con  el  de  la  cresta  de  aquella  ave  (cf.  el  francés  coque- 
licot,  en  langüedociano  cacaraca  y  en  picardo  coqriacot,  que  significó  el  pri- 
mero y  significan  todavía  los  dos  últimos  «el  canto  del  gallo  y  la  amapola»). 

(8)  La  farmacopea  popular  le  atribuye  virtudes  antitóxicas. 

(9)  Tomado  del  vascuence. 

(10)  Parece  referirse  al  color  rojo  de  sus  tallos. 

(11)  Del  latín  sinapi. 


DE    HISTORIA  NATURAL.  -297 

Senderuela  —  (Tricholoma  Schumacheri  Fríes) 

Seta  con  anillo  —  Apagador  —  (Lepiota  procera  Fr.) 

Seta  de  borto  —  (Polyporus  Pes  caprae  Pers.) 

Seta  de  brezo  —  (Cantharellu?) 

Seta  de  calceta  (1)  —  Apagador  —  (Lepiota  procera  Fr.) 

Seta  de  cardo  —  (Clitopilus  Prunulus  Scopp.) 

Seta  de  chopo  —  (Pholiota  mutabilis  Schmf.) 

Seta  de  pico  —  (Clavaria  flava  Pers.) 

Sietesang-rías  —  Centaura  menor  —  (Erythraea  Centaurium  L.) 

Silonia  —  Nueza  blanca  ~  (Bryonia  dioica  Jacq.) 

Susa  —  (Tricholoma  Georg-ii  Fr.) 

Té  —  Mijo  del  sol  —  (Lithospermum  oíñcinale  L.) 

Tentabuey  —  Gatuña  ó  detiene  hiiey  —  (Ononis  spinosa  L.) 

Tirabeques  de  la  esperanza  (2)  —  Colleja  —  (Silene  innata  L.) 

Tiratiros  —  Colleja  —  (Silene  innata  L.) 

Titímalo  (3)  —  Lechetrezna  —  (Euphorbia  Peplus  L.) 

Tocorno  —  Carhallo  ó  rehollo  —  (Quercus  sessiliñora?  Salish. 

Tomarajas  —  Artemisa  —  (Artemisia  vulg-aris  L.) 

Tomate  encarnado  —  Alqnequenje  —  (Physalis  Alkekeng'i  L.) 

Topinamburo  (4)  —  Pataca  —  (Helianthus  tuberosus  L.) 

Tornag-allüs  —  Lechetrezna  —  (Euphorbia  Peplus  L.) 

Tornalocos  —  Beleño  negro  —  iHyosciamus  nig-er  L.) 

Tortero  (5)  —  (Arrhenatherum  avenaceum  v.  bulbosum  Pal.) 

Trababedar  (6)   —  Hierha    de    pordioseros  —  (Clemathis    Vi- 

talba  L.) 
Trababedarri  de  las  matas  —  Nueza  Manca  —  (Bryonia  dioica 

Jacq.) 


(1)  Alude  el  nombre  al  aspecto  del  anillo  de  su  pedicelo. 

(2)  Se  refiere  á  los  estallidos  de  su  cáliz  cuando  se  le  hace  chocar  sobre 
la  frente  ó  la  mano.  Quizá  íué,  como  los  pétalos  de  la  rosa  y  de  la  amapola 
y  el  niímero  de  flósculos  de  la  margarita,  uno  de  tantos  oráculos  de  los 
amantes. 

(3)  Es  fenómeno  curioso  la  conservación  del  nombre  grecolatino  de  la 
lechetrezna  entre  los  campesinos  del  NO.  de  Álava. 

(4)  De  Topinambti,  pueblo  indígena  de  Chile,  por  medio  del  francés 
topinambow,  voz  importada  á  la  vez  que  la  planta. 

(6)  Del  latín  tortus  «torcido,  redondeado»,  por  causa  de  los  bulbos  de 
la  raíz,  semejante  á  la  rodaja  que  se  pone  debajo  del  huso  de  hilar  y  ayu- 
da á  torcer  la  hebra. 

(G)  Compuesto,  como  trababedarri,  del  castellano  traba  y  el  eúskaro 
bedarri  «planta». 


298  boletín    de    LA   REAL    SOCIEDAD    ESPAÑOLA 

Trababedarri  de  las  piezas  —  Correg'üela  —  fConvolvulus  ar- 

vensis  L.) 
Trabas  —  Hierba  de  'pordioseros  —  (Clemathis  Vitalba  L.) 
Triquitraco  —  Cardencha  —  (Dipsacus  pilosus  L.) 
Unciana  —  Genciana  amarilla  —  (Gentiana  lútea  L.) 
Uva  de  Fran  (1)  —  Grosella  —  (Ribes  rabrum  L.) 
Uva  de  pájaro  —  Uva  de  gato  —  (Seduru  acre  L.) 
Verdezuela  —  Colleja  —  (Silene  inflata  L.) 
Verniazo  —  Aliso  —  (Alnus  incana  DC.) 

Viridaza  (2)  —  Hierba  de  pordioseros  —  (Clemathis  Vitalba  L.l 
Viroleta  —  Bellorita  —  (Bellis  perennis  L.) 
Yebo  (3)  —  Yezgo  —  (Sambucas  Ebulus  L.) 
Yera  —  Yedra  —  (Hederá  Helix  L.) 
Zabatán  (4)  —  Mastranzo  —  (Mentha  rotundifolia  L.) 
Zapalota  (5)  —  Nenúfar  —  (Nuphar  luteum  S'm.) 
Zapatas  —  Tusílago  —  (Tussilag-o  petasites  L.) 
Zapatillas  de  la  Yirg-en  —  Madreselva  —  (Lonicera    pericly- 

menum  L.) 
Zarapón  —  Bardana  —  (Lappa  major  Gaertn.) 
Zarza  lobera  —  Escaramujo  —  (Rosa  canina  L.) 
Zuma  (6)  —  Mimbrera  —  (Salix  viminalis  L.) 
Zurbal  —  Serbal  —  (Sorbus  domestica  L.) 
Zurrandor  (7)  —  Cornejo  hembra  —  (Cornus  sanguínea  LJ 
Zurrón   de   pastor  —  Bolsa  de  ])astor  —  (Capsela  Bursa  pas- 

toris  L.) 


(1)  Fran  es  una  abreviación  de  Flandes. 

(2)  ¿Del  latín  virgosa?  «abundante  en  varas  ó  tallos». 

(3)  Del  latín  ebulus,  al  cual  se  ajusta  mejor  que  yezgo. 

(4)  ¿De  los  vocablos  vascos  azats  «surco»  y  batán  «menta»?  Es  decir 
«menta  de  surco»,  aludiendo  á  los  campos  arados  en  que  suele  hallarse 
con  perjudicial  abundancia. 

(5)  De  zapal  «ancho»  y  ota  «hoja». 
(G)     Pertenece  al  léxico  eúskaro. 

(7)  Probablemente  de  zur  «madera»  y  andur  ó  andor  «bola  de  nieve  ó 
sauquillo»,  queriendo  significar  «sauquillo  leñoso  ó  duro>j  nombre  que 
cuadra  perfectamente  al  cornejo  hembra. 


DE    HISTORIA    NATURAL.  299 


La  Sierra  de  la  Puerta  en  el  término  de  Caravaca 

POR 
DANIEL  JIMÉNEZ  DE  CISNEROS 

La  carretera  que  conduce  de  Caravaca  á  la  estación  de  Ca- 
lasparra,  se  extiende  siete  ú  ocho  kilómetros  en  la  dirección  NE., 
corriendo  casi  paralelamente  á  una  pequeña  sierra  llamada  í/i? 
la  Puerta.  La  altura  es  poca,  desarrollando  sus  numerosos  pi- 
cos, casi  ig'uales,  hasta  la  proximidad  del  empalme  de  la  ca- 
rretera de  Moratalla,  en  cuyo  punto  se  encuentra  la  Fuente  del 
Pino,  que  parece  ser  el  único  vertedero  de  las  infiltraciones  de 
un  extenso  campo  al  que  forma  dique  la  Sierra  de  la  Puerta. 
Las  ag-uas  de  este  pequeño  manantial  no  experimentan  dismi- 
nución ni  aun  en  las  mayores  sequías,  seg-ún  me  indicaron  los 
campesinos  de  los  alrededores,  y  esto  permite  suponer  que  la 
cantidad  de  ag-uas  de  infiltración  es  mucho  mayor,  escapándo- 
se á  través  de  la  sierra  hasta  los  puntos  más  bajos  del  valle  que 
se  extiende  al  SE. 

Aunque  he  pasado  multitud  de  veces  á  la  vista  de  la  Sierra 
de  la  Puerta,  la  circunstancia  de  utilizar  siempre  el  carruaje 
público  que  hace  el  servicio  entre  ambas  poblaciones  me  ha 
impedido  acercarme  á  la  sierra,  que  he  visto  extenderse  de 
extremo  á  extremo.  De  todos  sus  puntos,  al  más  elevado  se  le 
llama  el  Poyo  de  Miñano  y  al  pie  de  éste  se  abre  un  estrecho 
paso  que  corta  á  la  sierra  en  dos  porciones;  por  este  paso  co- 
rren las  ag-uas  pluviales,  yes  la  Puerta  qne  da  nombre  á  la 
Sierra;  el  barranco  que  la  atraviesa  se  llama  de  las  Tablas,  alu- 
d  endo  indudablemente  á  las  g-randes  hojas  ó  tablas  en  que  se 
divide  la  caliza,  que  presenta  un  aspecto  pizarroso. 

En  el  pasado  mes  de  Ag-osto,  aproveché  unos  minutos  y  me 
dirig-i  á  la  base  de  la  sierra  desde  el  punto  en  que  se  encuen- 
tra la  remuda  del  tiro.  La  sierra  parece  de  composición  unifor- 
me, y  de  un  pozo  en  construcción  me  entreg-aron  diversos  ma- 
teriales, calizas  y  marg-as.  Entre  las  primeras  las  hay  con  as- 
pecto marmóreo  y  color  amarillento,  mientras  que  otras  seme- 
jan creta  blanca  ó  amarilla,  La  inspección  de  estas  rocas  me 
permitió  ver  una  g-ran  cantidad  de  JVuMmuHíes,  desde  el  ta- 


3W)         BOLETÍN  DE  LA  REAL  SOCIEDAD  ESPAÑOLA 

maño  casi  microscópico  hasta  la  g-ran  JV.  complanaía  de  varios 
centímetros  de  diámetro.  Días  después,  acompañado  del  g-uía 
José  Muñoz,  que  tan  buenos  servicios  me  ha  prestado,  salí  de 
Caravaca  en  el  coche  de  la  mañana  que  nos  dejo  en  la  Venía 
de  la  Remuda.  Recorriendo  los  alrededores  encontramos  Num- 
mulites  de  g-ran  tamaño  y  conchas  en  mal  estado  de  los  g-éne- 
ros  Pectén,  Ostrea  y  Lima;  pero  lo  que  más  llama  la  atención  es 
la  presencia  de  una  tierra  blanca,  una  verdadera  creta  en  la 
que  se  encuentran  empastados  dichos  foram.iníferos,  apare- 
ciendo en  algunos  puntos  como  la  alteración  de  la  roca  caliza 
que  los  encierra,  de  tal  manera,  que  las  mismas  conchas  de 
estos  organismos  se  presentan  alteradas  y  descompuestas  su 
perficiahnente.  Ya  en  otra  ocasión,  hablando  delNummulítico 
de  Ag-ost  (1),  indiqué  el  tamaño  á  que  suelen  lleg-ar  alg-unos 
ejemplares  de  N .  comjjJanata  Defr.,  encontrándose  individuos 
que  alcanzan  seis  centímetros  de  diámetro,  pero  en  la  Sierra 
de  la  Puerta  he  recog-ido  trozos  de  roca  que  midiendo  alg'unas 
secciones  se  encuentran  hasta  de  siete  centímetros  y  aún  más. 
Son  los  individuos  mayores  de  esta  especie  que  he  encontrado 
en  el  SE.  de  nuestra  Península. 

La  Venia  de  la  Reanuda  se  encuentra  unos  183  m.  bajo  Cara- 
vaca  y,  por  tanto,  unos  508  sobre  el  Mediterráneo.  El  punto  más 
alto  de  la  sierra  no  alcanza  más  de  250  m.  sobre  la  llanura  por 
donde  se  halla  trazada  la  carretera.  Ofrece  aquélla  la  aparien 
cia  de  las  llamadas  Serretas  en  la  provincia  de  Alicante:  una 
cresta  larg-a  y  de  poca  anchura  con  numerosos  dientes.  En  las 
inmediaciones  se  halla  una  de  las  g'arg-antas  por  donde  más 
fácilmente  puede  atravesarse  la  sierra  y  á  este  punto  nos  diri- 
g-imos.  La  pendiente  de  esta  ladera,  que  es  próximamente  ig'ual 
al  ángulo  de  las  capas,  permite  g-anar  rápidamente  el  collado 
por  el  que  habíamos  de  pasar,  que  sólo  tiene  85  m.  sobre 
la  venta.  Lleg-ados  á  este  punto  pudimos  apreciar  la  dirección 
de  la  Sierra  N.  65°  E.  á  S.  65"  O.  \2\  y  su  buzamiento  S.  25°  E. 
con  áng'ulo  de  35  á  40°.  Asoman  aquí  los  cantos  de  los  estratos 
formados  por  caliza  basta,  pizarrosa  y  de  color  g-ris  que  habien- 
do resistido  más  á  la  denudación  forma  los  recortados  cresto- 


(1)  Boletín    de   la  Real  Sociedad  españoía  de  Histoe'a  Natural  —Diciem- 
bre, 1905  pág.  526. 

(2)  Nos  referimos  al  Meridiano  magnético. 


DE    HISTORIA   NATURAL.  301 

nes  de  la  sierra.  Descendimos  por  la  opuesta  ladera  que  aún 
conserva  alg'o  de  bosque,  y  Ueg-ados  al  fondo  encontramos  abun- 
dantes capas  de  marg-as  arcillosas  blancas  que  forman  las  tie- 
rras de  labor  de  un  extenso  campo  conocido  por  lascauadas de 
Moraíalla,  árido  y  de  triste  aspecto  dada  su  falta  de  ag-uas  para 
el  rieg-o,  que  podía  proporcionarse  con  las  sobrantes  de  Cara- 
vaca  por  encontrarse  muchos  metros  por  bajo  de  este  último 
punto.  Las  marg-as  arcillosas  alternan  con  delgados  lechos  de 
caliza  nummulítica  que  ofrecen  la  misma  dirección  y  pendien- 
te que  la  sierra. 

Continuamos  paralelamente  á  la  sierra  y  hacia  el  SW.  hasta 
llegar  á  la  casa  de  Jos  Porches,  y  marchando  en  la  misma  di- 
rección entre  tierras  cultivadas,  llegamos,  subiendo  por  sua- 
ves pendientes,  á  las  casas  del  Portugués,  que  sólo  están  unos 
•70  m.  por  bajo  de  Caravaca;  desde  allí  nos  dirigimos  á  un  pe- 
queño monte  que  llaman  el  Cerrico gordo,  cuya  cumbre  está  212 
metros  sobre  la  Remuda,  y,  por  tanto,  720  sobre  el  Mediterrá- 
neo. En  él  encontramos  abundancia  de  JVmnmuli tes  y  trozos, 
de  Conoclypeus.  Está  formado  por  marg'asy  calizas  muy  fuertes, 
y  la  inclinación  de  sus  capas  es  semejante  á  la  de  la  Sierra 
de  la  Puerta  que  distará  sólo  un  kilómetro  de  este  punto.  El 
descenso  de  este  cerro  lo  efectuamos  por  el  SW.  entre  grandes 
peñascos  que  la  denudación  ha  dejado  al  descubierto,  y  pene- 
tramos en  una  cañarla,  en  la  que  comienza  un  pinar  en  donde 
se  han  hecho  las  cortas  con  cuidado,  conservando  los  árboles 
jóvenes,  precaución  rara  en  nuestro  país.  Continuando  nues- 
tra marcha  Ueg'amos  á  otro  pequeño  cerro  llamado  de  Griiirao, 
de  caliza  marmórea  blanco  azulada,  en  la  que  no  hemos  en- 
contrado ningún  resto  fósil  á  la  simple  vista,  pero  ofrece  el 
mismo  aspecto  que  la  de  otros  puntos  de  la  provincia  de  Ali- 
cante, por  lo  que  creo  debe  ser  también  nummulítica. 

Poca  distancia  separa  el  cerro  de  Guirao  de  la  casa  de  Zor- 
no2a,  hermosa  posesión  en  aquel  triste  desierto.  El  terreno  pa- 
rece pertenecer  al  Nummulítico  inferior,  y  presenta  gruesos 
estratos  de  una  arenisca  amarillenta,  muy  semejante  á  la  que 
hemos  encontrado  en  la  provincia  de  Alicante,  en  el  Nummu- 
lítico  del  camino  de  Aspe  á  Elche.  Pocas  observaciones  pude 
hacer  de  allí  en  adelante  con  las  últimas  claridades  del  cre- 
púsculo, pero  arranqué  materiales  de  las  proximidades  del  ca- 
mino que  después  pude  comparar,  encontrando  el  terreno  de 


302  boletín    de    LA   REAL   SOCIEDAD    ESPAÑOLA 

una  gran  uniformidad  hasta  las  proximidad?s  del  barranco 
del  Moro,  donde  una  arenisca  basta  y  poco  resistente  reempla- 
za á  las  fuertes  y  de  grano  menudo  que  se  encuentran  desde  la 
casa  de  Zornoza  hasta  2  6  3  kilómetros  del  Pino  de  ¡a  legua. 
Junto  al  barranco  aparecen  las  marg-as  y  3^esos  del  Keuper. 

No  pudiendo  hacer  útiles  observaciones  me  dirigí  á  la  ca- 
rretera de  Caravaca  á  Moratalla,  y  aunque  alarg-ué  el  camino 
por  el  rodeo  á  que  esto  me  oblig-aba,  terminé  mi  excursión  re- 
corriendo varios  kilómetros  de  carretera  á  la  luz  de  la  luna. 
Nada  nuevo  añade  á  la  Geología  de  España  esta  excursión, 
porque  esta  mancha  del  Eoceno  se  encuentra  ya  indicada  en 
el  mapa  de  la  Comisión.  La  existencia  de  las  g-randes  Num- 
mulites  y  de  la  alteración  de  éstas  formando  una  tierra  seme- 
jante á  la  creta  y  las  particularidades  de  esta  mancha  nummii- 
lítica,  han  sido  los  motivos  que  me  han  impulsado  á  escribir 
estas  líneas. 

N.  B  En  la  nota  titulada  Excursiones  por  el  S.  y  SW.  de  la 
provincia  de  Alicante,  publicada  en  el  Boletín  de  Abril  últi- 
mo, se  han  deslizado  algunas  erratas,  siendo,  entre  las  princi- 
pales, las  sig'uientes: 

Página  194,  línea  20,  dice  tierra  por  sierra. 

T>  196,  >  22,     >          >                  > 

»  196,  »  9,     »  adumus  por  nduncus. 

»  202,  5  40,     »  ¡meso  por  hueco. 

»  204,  >  28,     >  Paso  de  la  Cherra  por  Racó  de  la  Cherra, 

>  205,  »  36,      >  Chrysoprys  por  Chrysophrys, 

»  204,  >  2  de  la  nota,  dice  Fnrgás  por  Furgús. 


Excursiones  por  los  alrededores  de  Busot  (Alicante) 

POR 

DANIEL  JIMÉNEZ  DE  CISNEROS 

Busot  es  un  pequeño  pueblo  de  la  provincia  de  Alicante,  si- 
tuado al  NNE.  de  la  capital  y  á  distancia  de  unos  17  kilóme- 
tros. Construido  al  S.  del  Calesa  y  rodeado  de  formaciones 
muy  diversas,  le  hacen  un  lugar  muy  á  propósito  como  punto 
de  partida  para  realizar  numerosas  excursiones,  encontrándo- 
se en  las  cercanías  parajes  tan  interesantes  como  la  falda  NE. 


DE    HISTORIA   NATURAL.  303 

del  castillo,  en  donde  el  Neocomiense  se  presenta  bajo  un  as- 
pecto sideroolitico,  encerrando  tal  cantidad  de  íósiles  que  ha 
sido  calificado  de  Tesoro  paleontológico. 

El  pueblo  está  situado  á  unos  280  metros  sobre  el  Mediterrá- 
neo, y  sólo  tiene,  como  medio  de  comunicación,  un  camino 
vecinal  que  parte  de  la  carretera  de  Muchamiel  á  Jijona,  y 
corta  el  cauce  del  río  Monneg-re  á  poca  distancia  del  primero 
de  estos  pueblos.  El  camino,  situado  casi  en  su  totalidad  en  el 
Cuaternario,  atraviesa  próximamente  á  la  mitad  un  depósito 
de  yeso  cuaternario,  blanco,  terroso,  que  encierra  g-ran  núme- 
ro de  conchas  de  Helix,  y  que  parece  debido  á  una  infiltración 
ó  depósito  de  ag-uas  selenitosas.  Es  objeto  de  explotación,  y 
aunque  el  producto  no  es  tan  bueno  como  el  de  los  yesares 
triásicos  de  otros  puntos  de  la  provincia,  encuentra  aplicación 
en  Busot  y  en  los  alrededores. 

En  el  paraje  en  que  el  camino  cruza  el  lecho  del  Mon- 
negre  afloran  calizas  que  parecen  del  Cretáceo,  y  más  adelan- 
te, en  las  proximidades  del  pueblo  de  Busot,  cortan  el  cami- 
no, habiendo  recogido  trozos  de  Belemnites  y  alg-uno  de  Am- 
monites.  La  pequeña  sierra  de  Monalha  se  extiende  desde 
las  cercanías  del  río  Monneg-re  hasta  Busot,  en  donda  toma 
nombres  diversos.  No  habiendo  encontrado  fósiles  en  Monalba 
me  limito  por  ahora  á  indicar  su  relación  con  las  capas  num- 
mulíticas  de  las  cercanías  de  Busot,  que  parecen  extenderse 
hasta  larg^a  distancia  hacia  la  costa. 

El  Plá  de  la  Lloma.—Siendo  el  objeto  de  esta  nota  la  relación 
de  lo  encontrado  en  los  alrededores  de  Bnsot,  no  hablaré  hoy 
de  las  numerosas  especies  recogidas  en  el  Neocomiense  de  la 
falda  del  castillo,  cuyo  estudio  merece  mayor  atención.  Empe- 
zaron nuestras  excursiones  por  elNW.  del  pueblo,  en  donde, 
á  distancia  de  unos  2  km.^  existen  capas  calizas  de  color  obs- 
curo que  buzan  al  N.  mag-nético  con  pendiente  de  32". 

Este  lug-ar  se  llama  el  Pld  de  la  Liorna,  y  en  él  hemos  hallado 
equinodermos  idénticos  á  los  de  sierra  Helada;  una  Orditolina 
que  parece  referirse  á  la  O.  discoidea  A.  Gras.,  y  radiólos  de 
equínidos  reducidos  á  pequeños  frag-mentos.  Al  lado  existe  una 
falla  y  empiezan  capas  de  caliza  arenosa  y  alg-o  micácea,  de 
color  amarillento,  que  encierra  equinodermos  de  varias  espe- 
cies, unos  indeterminables  por  el  mal  estado  de  su  dérmato- 
esqueleto  y,  en  cambio,  otros  fácilmente  reconocibles,  perte- 


304  boletín    de   LA    REAL   SOCIEDAD   ESPAÑOi^A 

necientes  á  dos  esj^ecies  no  citadas,  que  yo  sepa,  en  esta  re- 
g-ión:  son  dos  pequeñas  Discoidea  que  caracterizan  bien  al  Al- 
bense,  la  Z>.  cónica  J)q&ov  y  la  D.  siihicuJus  Klein,  que  fácil- 
mente se  distingue  de  la  anterior  por  ser  muy  cóncava  por  la 
parte  inferior. 

Excursión  al  Esíret.  —El  camino  de  herradura  que  desde 
Busot  se  extiende  á  Jijona  se  dirig-e  al  NW.  próximamente, 
atravesando  primero  las  tierras  cultivadas,  y  después  unas 
planicies  cubiertas  de  travertinos,  bajo  los  cuales  aparecen 
calizas  pizarrosas  de  color  claro  con  escasísimos  fósiles.  Son 
análog-as  á  las  del  Cretáceo  de  Villafranqueza  y  á  las  de  otros 
puntos  de  la  provincia,  y  parecen  tanto  Albenses  como  Ceno- 
manenses,  porque  suelen  contener  fósiles  que  corresponden  á 
ambos  pisos.  De  este  punto  sólo  poseemos  un  Tnoceramns  de 
mediano  tamaño.  Más  adelante  el  terreno  toma  un  aspecto 
marg-oso,  y  en  algunos  puntos  las  margas  adquieren  un  ca- 
rácter cretoso,  siendo  tan  blancas  que  pueden  emplearse  como 
creta.  En  esta  zona  abundan  los  equinodermos  albenses  (He- 
miaster,  Epiaster,  E cMnos'patagns)  y  un  Inoceramns  {I.  concen- 
iricus  Park?)  que  caracteriza  al  Albense  superior  de  esta  co- 
marca, aunque  es  raro  encontrar  ejemplares  en  buen  estado 
de  conservación. 

Algo  más  lejos  aparecen  calizas  un  tanto  arenosas,  grises  ó 
amarillentas,  con  pequeños  puntos  de  mica  que  buzan  al  NW. 
con  grandes  pendientes  hasta  de  80°.  En  algunas  piedras  he 
visto  impresiones,  al  parecer  de  Hamites,  y  los  Sres.  Gómez 
Llueca  (I).  Alfonso  y  D.  Federico)  que  me  acompañaban  en-, 
contraroii,  entre  otras  cosas,  un  trozo  del  Amm.  {Schlmnhachia] 
varicosus  Sow.,  que  es  otra  de  las  especies  frecuentes  del  Gault 
de  esta  región.  Estas  calizas  forman  crestones  con  pasos  ó  2^or- 
tillos,  en  uno  de  los  cuales  dimos  con  los  fósiles  citados,  no 
lejos  de  una  casa  de  campo  á  la  que  llaman  la  Alquedra  (Al- 
quería). Unos  dos  mil  pasos  al  NW.  se  encuentra  la  EamNa  del 
Cahesó,  y  en  sus  inmediaciones  el  Albense  toma  un  aspecto 
margoso,  alternando  estas  capas  con  otras  arcillosas.  Pasada 
la  rambla,  el  terreno  se  encuentra  formado  por  calizas  blan- 
cas ó  amarillentas,  con  algunas  manchas  rojizas  y  venas  de 
caliza  espática.  El  que  ha  visto  una  vez  las  calizas  de  Villa- 
franqueza  las  encuentra  idénticas,  y  sus  fósiles  así  lo  demues- 
tran. El  sendero  se  aproxima  á  unas  colinas  que  se  conocen 


DE    HISTORIA   NATURAL.  305 

con  el  nombre  del  Alto  de  Vicent,  y  entre  ellas,  bordeando  un 
profundo  barranco  que  las  separa,  se  desliza  el  sendero  al  pie 
de  un  escarpado  de  g-rande  altura.  E.ste  es  el  Estret  de  Busot, 
que  dio  á  conocer  el  Sr.  Vilanova  como  Cenomanense,  en 
atención  á  la  presencia  de  las  especies  de  TurrUites  propias  de 
este  piso  (T.  tíiljercvlafus  Bosc,  T.  costatus  Lk.  y  T.  Puzosianus 
d'Orb.)  (1),  juntamente  con  la  Discoidea  cylindrica  kg.  Esta  úl- 
tima es  la  que  indudablemente  caracteriza  mejor  el  Cenoma- 
nense del  SE.  de  España,  puesto  que  entre  los  TurrUites  hay 
formas  que  fácilmente  pueden  confundirse  con  alg-unas  espe- 
cies del  Albense. 

Había  yo  visitado  en  9  de  Abril  de  1906  el  Estret  de  Busot  y 
reconocido  detenidamente  la  porción  de  terreno  que  existe 
entre  este  punto  y  la  carretera  de  Jijona,  la  que  había  califica- 
do de  Albense,  pero  no  pude  detenerme  en  el  Estret  por  lo 
avanzado  de  la  hora  y  el  mal  estado  del  tiempo.  En  aquella 
fecha  no  contaba  con  los  elementos  suficientes  para  la  deter- 
minación de  la  verdadera  naturaleza  del  Estret;  de  haber 
podido  leer  detenidamente  la  obra  del  Sr.  Niklés,  hubiera  par- 
tido de  datos  más  seguros,  economizándome  tiempo  y  trabajo. 
Un  arreg-lo  de  las  maltrechas  colecciones  del  g-abinete  del  Ins- 
tituto de  Alicante  fué  causa  de  un  feliz  hallazgo:  aquí  se  en- 
cuentran parte  de  las  colecciones  que  formó  D.  Juan  Vilanova, 
como  resultado  de  sus  excursiones  por  la  región,  y  debieron 
ser  los  ejemplares  desechados  ó  repetidos,  á  juzgar  por  el  esta- 
do de  la  mayor  parte  de  ello^  No  están  clasificadas  las  espe- 
cies, pero  sí  indicadas  las  localidades,  lo  que  resulta  de  mayor 
utilidad.  De  esta  manera  he  encontrado  un  gran  número  de 
ejemplares  de  Discoidea  cylindrica  Agass.,  como  procedentes 
del  Estret  de  Busot. 

En  las  excursiones  del  19  y  20  de  Octubre  último  encontra- 
mos en  el  Estret  un  ejemplar  en  mediano  estado  de  conserva- 
ción, de  TurrUites  tulercidatus  Bosc,  y  algunos  curiosos  restos 
que  creo  deben  referirse  á  alguna  especie  de  gastrochenidce, 


(1)  El  Sr.  Nicklés,  en  cuyos  escritos  se  observa  iuntamente  con  la  exactitud  un 
amplio  espíritu  de  equidad,  reconoce  la  prioridad  del  descubrimiento  del  Sr.  Vila- 
nova, en  las  lineas  que  sirven  de  preámbulo  al  estudio  del  Cenomanense  (pág.  38)  y 
cita  la  especie  T.  Pvzorianus  d'Orb.,  también  en  el  Albense  de  la  provincia  de  Jaén. 
La  presencia  de  varias  especies  en  el  Albense  y  Cenomanense  á  la  vez,  no  es  rara  en 
esta  región. 

T.  VIII.— Junio,  1908.  20 


306  boletín    de    LA    RRAL    SOCIEDAD    ESPAÑOLA 

apareciendo  en  tal  cantidad,  que  hay  lecho  calizo  del  que 
pueden  extraerse  muchos  con  sólo  fracturar  las  piedras.  Estos 
restos  se  encuentran  también  en  el  Cenornanense  de  Vi- 
llafranqueza. 

Excursión  al  Racó  de  Seva. — El  Cabesó  levanta  su  cumbre 
más  de  1.200  m.  sobre  el  Mediterráneo,  y  aún  parece  mayor  su 
altura  cuando  en  la  vecindad  de  la  montaña  se  contemplan 
sus  estratos  casi  verticales,  formando  espantosos  precipicios 
al  W.  y  NW.  Toda  la  masa  del  Infracretáceo  que  forma  la  mole 
del  Cabesó  por  esta  parte,  ha  ex]«eri mentado  una  erosión  pro- 
funda, y  alternando  las  grandes  bancadas  de  caliza  fuerte  con 
los  lechos  de  marg-as  y  arcillas,  han  desaparecido  éstos,  dejan- 
do á  las  calizas  aisladas  en  forma  de  gruesos  murallones  de 
gran  altura.  Bordeando  la  porción  occidental  del  Cabesó,  rae 
encaminé  el  día  6  de  Diciembre  último,  en  compañía  del  señor 
Gómez  Llueca,  en  dirección  al  Jíc/có  de  Seva,  lugar  situado 
entre  dos  paredones  al  NW.  del  Cabesó.  El  camino,  casi  todo 
él  sobre  Cretáceo,  deja  á  la  izquierda  una  colina  nummulítica 
que  se  conoce  por  la  hmm  de  Bernat,  y  á  la  derecha  las  cuevas 
de  Canalobre,  encontrándose  con  frecuencia  trabajos  mineros 
que  ponen  de  manifiesto  la  naturaleza  del  subsuelo.  Entre  los 
crestones  de  caliza  asoman  en  la  parte  inferior  otros  de  margas 
que  han  resistido  á  la  denudación,  y  de  ellos  hemos  extraído 
algunos  Ammoniies  y  Behmnites.  Creo  que  se  trata  del  Apten- 
se,  aunque  no  tengo  al  presente  la  certeza  de  ello.  La  direc- 
ción general  de  estas  capas  es  al  N.  35°  E.,  que,  como  se  ve, 
difiere  poco  de  las  direcciones  del  Cretáceo  de  esta  región.  Su 
buzamiento  parece  al  N.  55"  W.,  si  bien,  como  ya  queda  indi- 
cado, los  estratos  se  aproximan  á  la  vertical. 

En  las  cercanías  del  Racó  de  Seva  el  camino  se  acerca  al  es- 
carpado del  Cabesó,  y  el  terreno  se  halla  removido  por  las  nu- 
merosas excavaciones  en  busca  de  minerales  preciosos,  porque 
también  el  Cabesó  tiene  su  leyenda  de  minas  de  oro  encontra- 
das en  tiempos  remotos  y  tapadas  por  los  musulmanes  al  aban- 
donar nuestra  Península.  Calizas  cristalinas,  pirita  de  hierro 
y  celestina  son  hasta  el  presente  los  minerales  extraídos.  Subi- 
mos penosamente  una  empinada  cuesta  que  llega  hasta  el  pie 
de  la  cortina  de  rocas,  y  dimos  vista  á  la  antigua  explotación 
de  celestina,  que  durante  mucho  tiempo  se  ha  tomado  por  ba- 
ritina, y  aun  se  ha  empleado  como  tal.  El  depósito  es  conside- 


DE    HISTORIA    NATURAL.  307 

rabie,  y  forma  un  estrato  de  cerca  de  2  m.  de  espesor,  si  bien  la 
de  mayor  pureza  se  encuentra  en  el  centro  y  es,  por  tanto,  mas 
delg-ado.  La  explotación  del  mineral  ha  dejado  un  considera- 
ble vacío  al  pie  del  estrato  calizo,  que  se  levanta  quizá  más 
de  100  m.  sobre  la  pequeña  planicie  de  los  trabajos,  y  al  IN.  se 
ha  abierto  una  g-alería  de  unos  cuantos  metros,  en  cuyo  techo 
y  suelo  se  hallan  muy  buenos  ejemplares  de  celestina,  de  un 
blanco  lig-eramente  azulado;  pero  los  de  mayor  belleza  se  han' 
extraído  de  otro  punto  más  al  S.,  continuación,  sin  duda,  del 
mismo  estrato  (1),  ó  de  estratos  próximos. 

La  posición  de  esta  masa  considerable  de  celestina  en  el 
Infracretáceo,  no  deja  de  tener  interés  para  el  estudio  del  SE. 
de  España.  Ya  en  otra  nota  me  ocupé  de  los  depósitos  de  azu- 
fre en  la  proximidad  de  Catí,  en  donde  ig-ualmente  se  encontró 
celestina  acompañando  al  yeso,  al  azufre  y  á  las  margas  bi- 
tuminosas que  forman,  en  suma, un  yacimiento  análog'o  á  los 
de  Perticara,  y  allí  puede  decirse  se  encuentran  la  celestina 
con  sus  asociaciones  naturales;  pero  en  la  parte  NW.  del  Ca- 
besó  la  celestina  se  presenta  entre  capas  de  calizas,  próxima 
á  un  depósito  de  calcita  de  bastante  pureza,  para  permitir  ob- 
servar la  doble  refracción  en  alg'unos  ejemplares. 

Descendimos  del  lug-ar  en  que  se  encuentra  la  mina  de  Celes- 
tina y  encontramos  estratos  de  calizas  blancas,  que  encierran 
poliperos  indeterminables.  Una  pequeña  estribación,  en  laque 
está  construida  una  casita  frente  al  yacimiento  de  celestina, 
está  formada  por  calizas  arenosas  amarillentas  que  recuerdan 
otras  formaciones  aptenses  de  la  provincia.  Alg-o  más  abajo  se 


(1)  Los  ejemplares  remitidos  al  Museo  proceden  de  este  último  punto,  no  siguien- 
do los  trabajos  actualmente,  por  las  dificultades  y  peligros  de  la  explotación.  La  ce- 
lestina de  estos  yacimientos  no  debe  ser  pura,  atendiendo  á  las  diferencias  de  peso 
especifico  que  se  notan  en  los  ejemplares,  lo  que  me  hizo  suponer  en,un  principio  si 
se  trataría  de  una  barito-celestina;  pero  existen  ejemplares  que  se  transforman  total- 
mente en  carbonato  estróncico,  reduciénilolos  á  polvo  é  hirviéndolos  en  una  disolu- 
ción de  carbonato  sódico  De  este  modo  hemos  obtenido  después  nitrato  estróncico, 
que  tifie  de  ráfagas  carminosas  la  llama  del  alcolioL 

La  presencia  de  la  celestina  en  el  Aptense  de  Cabesó  no  es  hecho  único  en  esta 
provincia.  Recorriendo  la  falda  oriental  de  Sierra  Mediana,  hemos  encontrado  en  Di- 
ciembre último,  cerca  del  sitio  llamado  Racó  del  Gabach,  delgadas  capas  de  celestina 
entre  lechos  de  arenisca  amarilla  micácea,  que  parecen  pertenecer  al  Aptense;  la 
cantidad  de  celestina  existente  en  este  sitio  es  tan  poca,  que  solo  como  dato  de  interés 
para  el  estudio  de  la  geolcgia  de  la  provincia  puede  citarse. 


308  boletín    de    LA    REAL    SOCIEDAD    ESPAÑOLA 

perciben  las  antig-uas  labores  de  la  mina  Oriolana,  actualmen- 
te abandonada. 

La  roca  que  forma  el  escarpado  del  Cabesó,  ea  esta  parte, 
ofrece  una  g'ran  compacidad  y  un  color  amarillento,  no  encon- 
trándose á  primera  vista  restos  org-cínicos  que  sirvan  para  deter- 
minar su  edad.  Arrancados  alg-unos  trozos  hemos  visto  después, 
con  auxilio  de  una  lente,  que  está  formada  de  numerosos  res- 
tos de  e  juinodermos,  á  juzgar  por  la  estructura  espática  de 
los  frag"mentos,  y  una  g-ran  cantidad  de  pequeñas  Orbiloli- 
ñas  (?),  cuya  inspección  detenida  nos  servirá  para  comparar 
esta  caliza  con  las  del  Aptense  de  otros  puntos  de  la  provincia. 

Continuamos  la  excursión  hasta  la  casa  del  Racó  de  Seva, 
situada  entre  el  acantilado  de  esta  parte  de  la  montaña  y 
una  g-ran  masa  de  estratos  verticales,  llevando  la  misma  di- 
rección N.  35°  E.  que  hemos  determinado  anteriormente.  En- 
tre estas  dos  paredes  paralelas  se  encuentran  una  pequeña  faja 
de  tierra  culti\^ada,  que  al  abrig-o  de  los  vientos  del  NW.  y  N. 
permite  el  cultivo,  á  pesar  de  la  altura  á  que  se  encuentra 
sobre  el  valle. 

Al  reg'reso  se  pudieron  determinar  alg-unos  fósiles  de  los  re- 
cog"idos  en  esta  excursión,  confirmándonos  en  la  creencia  de 
que  el  terreno  es  Infracretáceo  y  casi  todo  él  Aptense.  En  las 
inmediaciones  de  la  Oriolana  encontramos,  aunque  en  mal 
estado,  Ammonites  incluidos  en  la  masa  marg'osa  azulada,  que 
recuerda  las  marg'as  del  barranco  de  la  Mina  en  la  falda  de 
Moncabrer.  La  especie  que  mejor  caracteriza  el  piso  es  el 
Acanthoceras  Martini  d'Orb.,  del  cual  recog-imos  dos  ejem- 
plares. 

Excursión  al  Collado  de  Terol  y  al  Samitre.—k\  S.  del  Cabesó 
se  eleva  una  montaña  de  mucho  menor  altura  que  el  primero 
y  cortada  al  NW.,  en  cuyo  punto  se  forman  g-randes  quebra- 
das y  precipicios.  Es  conocida  con  el  nombre  de  CaliesonsiUo  y 
se  continúa  al  SW.  con  una  serie  de  alturas  menores  que  se 
extienden  al  E.  de  Busot.  Las  capas  se  encuentran  inclinadas 
al  S.  70'  E.  con  una  pendiente  de  70".  La  dirección  es,  por 
tanto,  N.  20"  E.,  que  difiere  poco  de  la  general  del  Infracretá- 
ceo de  la  región. 

El  camino  desde  Busot  sube  rápidamente  hasta  alcanzar  la 
altura  de  415  m.;  se  encuentra  allí  el  Collado  de  Terol,  entre 
él  Cabesonsillo  y  una  pequeña  colina  que  se  llama  el   Tosal 


DE    HISTORIA    NATURAL.  309 

de  Terol.  Desde  el  Collado  se  descubre  al  E.  una  profunda 
cañada,  abierta  entre  las  alturas  citadas  y  el  Tosal  de  los 
Baños,  situado  cerca  del  Sanatorio  de  Busot,  el  Tosal  de  Pé- 
rez y  otras  alturas  menores,  que  la  cierran  al  NE.  y  E.  estan- 
do abierta  al  S.  en  la  dirección  de  la  Torre  de  Calrafig.  Todo 
lo  que  abarca  la  mirada  desde  este  punto  es  Infracretáceo,  salvo 
pequeñas  manchas  al  S.  que  parecen  pertenecer  al  Nummulí- 
tico.  Caminamos  hacia  la  falda  de  Cabesonsillo,  subiendo  por 
una  gran  pendiente  en  donde  existen  unos  antiguos  trabajos 
mineros  emprendidos  para  la  extracción  de  ocres  rojizos  y 
amarillentos,  circunstancia  muy  frecuente  tratándose  del  Ap- 
tense.  El  terreno  se  encuentra  formado  por  una  caliza  blanca 
muy  compacta,  con  numerosos  restos  de  equinodermos  y  otros 
fósiles  tan  fracturados  que  forman  una  masa  uniforme,  y  una 
caliza  fuerte  agrisada  que  encierra  ejemplares  de  Plicatula. 
Zonas  más  flojas  por  su  naturaleza  margosa  han  dejado  libres 
otros  fósiles,  entre  los  que  se  pueden  citar  un  Echinocomis  casta- 
wetf  Brong.,  especie  que  se  cita  en  el  Aptense  y  en  los  dos  supe 
riores.  Igualmente  se  encontró  una  Schlceiachia  indetermina- 
ble. Subiendo  por  la  ladera  del  Cabesonsillo  llegamos  hasta  la 
mina  Esperanza,  situada  á  unos  450  m.  Toda  aquella  parte  del 
valle,  conocida  por  el  Samiíre,  parece  estar  constituida  por  la 
misma  clase  de  rocas;  pero  á  distancia,  yendo  al  NE.,  aflora  el 
Neocomiense,  de  que  es  continuación  la  mancha  que  existe 
cerca  del  Sanatorio  y  Balneario  de  Busot. 


Publicaciones  que  ha  recibido  la  f^eal   Sociedad  Española 
de  fiistoria  fJatural  durante  el  mes  de  Mayo  de  1908. 

(La  liste  sxúvante  servirá  comme  acensé  de  réception.) 

Alemania 

Deutsche  entomologische  Gesellschaft,  Berlín. 

Deutsche  Entomologische  Zeitschrift.  Jarhg.  1908,  Heft  ir. 
Eutomologisuhe   Litteraturblatter,   Berlín.    (R.    Friedlander   uud    Sohn.) 

1908,  n°  6. 
Entomologischer  internationaler  Verein,  Stuttgart. 

Entomclogische  Zeitschrift.  xxii.  Jahrg.,  nos  g.g^  1908. 
Entomologischer  Verein  in  Berlin. 

Berliner  Entomologische  Zeitschrift.  Bd.  52,  3.  Helt,  1908. 
Naturse  Novitates,  Berlin.  1908,  nos  9-10. 


310  boletín  de  la  real  sociedad  española 

Zeitschrift  für  Wissenschaftliche  Insektenbioloí^ie,  Hnsum,  Bd.  iv  (Erste 

Folge,  Bd.  XIII),  Heft  4,  1908. 
Zoologischer  Anzeiger,  Leipzig.  Bd.  xxxiii,  nos  i-3,  1908. 

Austria-Hungría 
K.  K.  Zoologisch-Botanische  Gesellschaft  in  Wien. 
Verhandlungen.  lviii.  Band,  2.  und  3.  Heft,  1908. 

Bélgica 
Société  belge  d'Astronomie,  Bruxelles. 
Bulletin.  1908,  n"  4. 

Egipto 
Société  entoniologique  d'Égypte.  Le  Caire. 
Bulletin.  1908,  1"  fase. 

España 

Colegio  de  farmacéuticos  de  Baleares,  Palma  de  Mallorca. 

Las  Baleares.  \^09,,  n°  8Q. 
Gaceta  farmacéutica  española,  Barcelona.  1908,  n.os  127-129. 
Ingeniería,  Madrid.  N.os  112-114,  1908. 
Real  Academia  de  Ciencias  exactas,  físicas  y  naturales  de  Madrid. 

Revista.  T.  vi,  n,°  10,  1908. 
Real  Sociedad  Geográfica  de  Madrid. 

Revista  de  Geografía  Colonial  y  Mercantil.  T.  v,  n.os  3.5,  1908. 
Sociedad  aragonesa  de  Ciencias  naturales,  Zaragoza. 

Boletín.  T.  VII,  n.os  5_p,,  1908. 

Sociedad  española  de  Física  y  Química,  Madrid. 
Anales.  T.  vi,  u.°  53,  1908. 

Estados  Unidos  y  sus  Colonias 

Department  of  the  Interior.  Weather  Burean.  Manila  Central  Observatcry. 

Bulletin  for  June,  1907. 
Johns  Hopkius  Hospital,  Baltimore. 

Bulletin.  Vol.  xix,  n"  206,  1908. 
Museum  of  Comparativo  Zoólogy  at  Harvard  CoUege,  Cambridge. 

Bulletin.  Vol.  li,  nos  11-12,  1908 
The  American  Naturalist,  Boston.  Vol.  xlii,  nos  495-496,  1908. 
University  of  Colorado,  Boulder. 

Studies.  Vol.  V,  n"  3,  1908. 

Francia 
Académie  des  Sciences  de  Paris. 

Comptes  rendus.  T.  cxlvi,  nos  i7-21,  1908, 
Académie  internationale  de  Géographie  botanique.  Le  Mans. 

Bulletin.  Nos  222-224,  1908. 
Annalos  des  Sciences  naturelles.  Zoologie.  Paris.  ix^  serie,  t.   vii,  n°   1, 

1908. 
La  Feuille  des  Jeunes  Naturalistes,  Paris.  1908,  11°  452. 
Le  Naturaliste,  Paris.  1908,  nos  508-509. 


DE    HISTORIA    NATURAL.  311 

Société  botaniqíie  de  France,  Paris. 

Bulletin.  T.  65'  (4°  serie,  t.  viii),  n°  3,  1908, 
Société  de  Spéléologie,  Paris. 

Spelunca.  T.  vil,  n°  51,  1908. 
Société  eutomologique  de  France,  Paris. 

Anuales.  Vol.  lxxví,  4'  trim,,  1907. 

Inglaterra  y  sus  Colonias 
Australian  Museum,  Sydney. 

Records.  Vol.  vi,  n°  6;  vol.  vil,  u"  J,  1908. 
Colombo  Museum,  Ceylon. 

Spolia  Zeylanica.  Vol.  v,  part  xvili,  1908. 
The  Cana-lian  Entomologist,  Guelph.  Vol.  xl,  n°  5,  1908, 
The  Entomologiet's  Record  and  Journal   of  Variation,   Loudon.   Vol.  xx, 

n°5,  1908. 
The  Zoologist,  London.  N"  803,  1908. 

Italia 
Societá  italiana  di  Scienze  naturali  iu  Milano. 
Atti.  Vol.  Lxvi,  fase.  4°,  1908. 

México 
Instituto  geológico  de  México. 

Parergones.  T.  ii,  n.os  1-3,  1907. 

Monaco 

Institut  océanographique,  Monaco. 
BuUeíÍ7i.  ^os  115-117,  1908. 

Perú 
Sociedad  geográfica  de  Lima. 

Boletín.  1907  (t.  xxi),  trimestre  2.° 
Collegio  de  S.  Fiel. 

Broteria.  Vol.  vii,  fase,  iv,  1908. 
Société  portugaise  de  Sciences  naturelles,  Lisboa. 

Bulletin.  Vol.  i,  fase.  4,  1908. 

Rusia 
Kaukasische  Museum,  Tiflis. 

Mitteilungen.  Band  iii,  Lief.  2-3,  1907. 
Societas  entomológica  rossica,  S.  Petersburgo. 

Reviie  russe  d'Eniomologie.  T.  vil,  nos  1-3^  1907-1908. 

El  Salvador 
Museo  Nacional  de  El  Salvador,  San  Salvador. 
Aciales.  T.  3.°,  n."  20,  1907. 


312  boletín    de   la   REAL   SOCIEDAD   ESPAÑOLA 

Alcat.de  del  Río  (H.) — La  Caverne  d'Altamira  á  Santillane  prés  Santan- 
der (Espagne).  Exploration  dugisemeut  d'Altamira.  Monaco,  1908. 

Barras  de  Aragón  (Francisco  de  las). — Nombres  vulgares  de  las  aves  de 
la  isla  de  Cuba.  (Bol.  R.  Soc.  esp.  Hist.  nat.  Abril,  1908.) 

Calafat  y  León  (J.) — Minerales  termo-luminiscentes  de  España.  (Bol. 
R.  Soc.  esp.  Hist.  nat.  Abril,  1908.) 

GoGORZA  (J.) — Datos  biográficos  del  profesor  D.  Francisco  de  Paula  Mar- 
tínez y  Sáez  (con  un  retrato).  (Bol.  R.  Soc,  esp.  Hist.  nat.  Abril,  1908.) 

Hernández-Pacheco  (E  ) — Adornos  de  piedra  de  los  antiguos  habitantes 
de  Lanzarote  (con  una  lámina)  (Bol.  R.  Soc.  esp.  Hist.  nat.  Abril,  1908  ) 

Jiménez  de  Cisneros  (D.)— Excursiones  por  el  S.  y  SW.  de  la  provincia  de 
Alicante.  (Bol.  R.  Soc.  esp.  Hist.  nat.  Abril,  1908). 

Lázaro  é  Ibiza  (B.) — Nota  acerca  del  «Claviceps  microcephala».  (Bol. 
R.  Soc.  esp.  Hist.  nat.  Abril,  1908.) 

Navas  (L.)— El  Rdo.  D.  Bernardo  Zapater,  presbítero.  Notas  necrológicas 
por (Bol.  R.  Soc.  esp.  Hist  nat.  Marzo,  1908.) 

Kawr^isky  (F.  F.)— Die  Storarten  der  Kaukasisslander  und  ihrer  angren 
zenden  Meere.  Tiflis,  1907. 

Real  Academia  de  Ciencias  y  Artes  de  Barcelona.  Nómina  del  personal  aca- 
démico. Barcelona,  1907-1908. 


Sesión  del  1."  de  Julio  de  1908. 

PRESIDENCIA  ACCIDENTAL    DE  D.  PRIMITIVO  ARTIGAS 

— El  secretario  leyó  el  acta  de  la  sesión  anterior,  que  fué 
aprobada. 

Admisiones. — Quedaron  admitidos  como  socios  numerarios 
los  señores  propuestos  en  la  sesión  celebrada  el  día  3  de 
Junio. 

Concursos. — Se  leyó  una  carta  del  secretario  de  la  Unión  Ibe- 
ro-Americana, participando  que  esta  Sociedad  celebra  duran- 
te el  presente  año  varios  concursos  para  premiar  obras  cientí- 
ficas ó  literarias  relativas  á  cuestiones  hispano-americanas. 

Los  concursos  abiertos  son  cuatro,  y  cada  uno  de  ellos  co- 
rresponde á  una  sección  distinta  de  la  Unión  Ibero-Ame- 
ricana. 

La  Comisión  permanente  de  Enseñanza  propone  la  forma- 
ción de  un  «Compendio  de  g-eog-rafía  económica  de  los  países, 
ibero  americanos». 

La  Comisión  de  relaciones  comerciales  premiará  una  Me- 
moria sobre  los  medios  de  facilitar  el  desarrollo  del  tráfico  ibe- 
ro-americano. 

La  Comisión  de  política,  leg-islación  y  jurisprudencia  pre- 
miará una  obra  que  se  titule  «Cartilla  del  emig-rante»,  en  que 
se  den  las  noticias^  consejos,  advertencias  y  recomendaciones 
que  más  interesa  conocer  á  los  españoles  que  se  trasladan  á 
las  Repúblicas  americanas. 

Y  la  Comisión  de  Ciencias  y  Artes  se  propone  premiar  un  tra- 
bajo acerca  de  los  medios  que,  con  la  directa  ayuda  de  la 
Unión  Ibero-Americana  y  de  la  Asociación  de  Escritores  y  Ar- 
tistas, pueden  poner  en  práctica  los  autores  españoles  é  hispa- 
no-americanos  para  log-rar  que  tanto  en  América  como  en  Es- 
paña se  ensanchen  los  mercados  de  la  producción  científica, 
literaria  y  artística,  garantizándose  debidamente  el  fruto  del 
trabajo  intelectual. 

Cada  una  de  estas  Comisiones  concederá  un  premio  de  1.000 

T.  Tiii.— Julio,  1908.  21 


814  boletín   de    la   REAL    SOCIEDAD    ESPAÑOLA 

pesetas  á  la  memoria  que  elija  en  primer  término.  Al  autor  del 
trabajo  premiado  se  le  reg-alará  además  200  ejemplares  im- 
presos'de  su  Memoria. 

Notas  y  comunicaciones. — El  secretario  leyó  una  carta  de  don 
Primitivo  Artigas,  á  la  que  se  acompaña,  como  reg-alo  para  la 
biblioteca  de  la  Sociedad,  un  ejemplar  de  la  obra  titulada 
«Alcornocales  é  industria  corchera»,  seg-unda  edición,  de  que 
es  autor  el  ilustre  consocio  que  la  remite. 

— El  secretario  presentó,  en  nombre  de  sus  respectivos  auto- 
res, los  trabajos  sig-uientes: 

«El  cretáceo  de  Villafranqueza»,  por  D.  Daniel  Jiménez  de 
Cisneros. 

«La  célebre  caverna  de  Altamira»,  por  D.  Jesús  Carballo;  y 

«Nota  ornitológ-ica»,  por  D.  Agustín  Cabrera  Díaz. 

— El  Sr.  D.  Domingo  Sánchez,  que  en  representación  del 
Laboratorio  de  investigaciones  biológicas  ha  asistido  á  la 
inauguración  del  de  biología  marina  de  Baleares,  leyó  un  tra- 
bajo referente  á  la  instalación  de  este  nuevo  centro  de  estu- 
dios é  investigaciones. 

Y  no  habiendo  más  asuntos  de  que  tratar  se  levantó  la 
sesión. 

Notas  y  comunicaciones. 

Nota  ornitológica 

POR 

AGUSTÍN  CABRERA  Y  DÍAZ 

En  la  colección  de  aves  peculiares  y  de  las  viajeras  por  la 
isla  de  Tenerife  que  posee  mi  distinguido  amigo  D.  Domingo 
Bello,  existe  un  cierto  número  de  especies  aún  no  citadas  de 
Canarias,  cuyo  arribo  ha  tenido  lugar,  con  intermitencia,  en 
distintas  épocas  de  los  años  que  han  sucedido  á  la  publica- 
ción en  los  Anales  de  nuestra  Sociedad,  en  1893,  del  catálogo 
de  las  aves  de  aquel  archipiélago  (1).  Además  de  estas  especies 


(1)    Cabrera  (Anatael),  Catálogo  de  las  aves  del  archipiélago  canario.  (Anal.  Soc.  esp. 
Fnst.  nat.,  tomo  xxii,  Mem.,  págs.  151-220.) 


DE   HISTORIA   NATURAL.  315 

nuevas  para  la  fauna  de  Tenerife,  en  dicha  colección  se  en- 
cuentran otras  de  las  que  buscan  refug-io  en  aquellos  campos, 
citadas  con  anterioridad  y  que  por  la  rareza  de  las  mismas  no 
he  dudado  en  enumerarlas  en  esta  corta  nota. 

Sig"uiendo  la  metódica  distribución  que  se  hace  en  el  catá- 
logo anteriormente  mencionado,  las  que  motivan  la  presente 
nota  se  pueden  conceptuar  comprendidas  en  la  segunda  y 
tercera  división  de  las  establecidas  para  las  especies  viajeras, 
es  decir,  en  las  llamadas  aves  raras,  que  hacen  su  aparición 
en  determinados  años,  sin  g-uardar  un  período  fijo,  y  en  las 
extraviadas  por  causas  desconocidas,  cuya  presencia  en  el  ar- 
chipiélago es  muy  poco  frecuente. 

En  su  mayoría  corresponden  á  especies  viajeras  ó  localiza- 
das en  las  diferentes  provincias  españolas,  que  emigran  de 
unas  á  otras  en  determinadas  épocas  del  año,  ó  que  bien  lo 
hacen  al  continente  africano,  de  donde  es  muy  probable  que, 
arrastradas  por  grandes  temporales,  hayan  encontrado  las  Ca- 
narias á  su  paso,  hospedándose  obligadamente  en  las  islas  de 
este  archipiélago. 

En  su  totalidad,  las  especies  que  á  continuación  enumero 
corresponden  á  los  distintos  órdenes  de  esta  clase. 

Circus  aeruginosus  L. 

Viajera  periódica,  citada  con  anterioridad  de  localidad  dis- 
tinta á  la  en  que  ha  sido  cazada  últimamente.  «Los  Rodeos», 
Enero  de  1903. 

Scops  Aldrovandi  Will.  (Strix  sco2)s  L.) 

Especie  no  citada  antes  de  ahora  en  aquellas  islas  y  fre- 
cuente en  algunas  provincias  españolas,  donde  recibe  nom- 
bres distintos.  Ha  sido  recogida  por  primera  vez  en  la  Laguna 
(Tenerife)  en  Marzo  de  1903. 

Oxylophus  glandarius  L. 

Viajera  frecuente,  de  paso  accidental  en  los  meses  de  vera- 
no. Cazada  en  «Las  Mercedes»  en  Enero  de  1907. 

Junx  torquilla  L. 

Especie  mencionada  por  el  Sr.  Ernst  Hartert  en  las  Novitates 
Zoologicce,  t.  viii,  Octubre  de  1901;  en  Abril  y  Marzo  del  mismo 


316  boletín    de   la   REAL   SOCIEDAD   ESPAÑOLA 

año  fueron  cazados  en  «Las  Lag-unas»  dos  ejemplares,  macha 
y  hembra  respectivamente. 

Turdus  pilaris  L. 

De  paso  accidental,  ha  sido  nuevamente  confirmada  su  pre- 
sencia por  un  ejemplar  recogido  en  «Las  Lag-unas»  en  Enero 
de  1907. 

Penthetria  ardens  Bodd. 

No  citada  antes  de  ahora  en  las  Canarias,  y  de  la  que  en 
Ag-osto  de  1899  fué  cazado  un  macho  en  la  Punta  del  Hidalg-o. 

Coccothraustes  vulgaris  Vieill. 

Especie  de  las  zonas  templadas  de  Europa,  que  abunda  en 
España  y  pasa  al  N.  de  África,  siendo  viajera  accidental  en 
Marruecos  y  Arg-elia,  desde  donde,  probablemente,  ha  emi- 
g-rado  á  las  Canarias,  habiéndose  encontrado  por  primera  vez 
un  individuo  suelto  en  Tacoronte  (Tenerife).  En  Julio  de  1906 
se  ha  encontrado  formando  pequeños  bandos  en  el  S.  de  la 
misma  isla. 

Otis  tetrax  L. 

No  ha  sido  mencionada  hasta  el  presente;  en  Agosto  de  1904 
en  «Los  Rodeos»  fueron  cazados  dos  ejemplares,  macho  y 
hembra  respectivamente.  La  única  especie  que  de  este  género 
se  enumera  como  sedentaria  de  Lanzarote  y  Fuerteventura,  y 
que  no  se  encuentra  en  las  otras  islas,  es  la  O.  hoiibara  Gmel, 
vulgarmente  llamada  Avutarda. 

Cursorius  gallicus  Gmel. 

Especie  que  habítalas  llanuras  del  N.  de  África;  localizada 
en  Lanzarote  y  Fuerteventura.  Ha  sido  citada  como  viajera  ac- 
cidental por  Tenerife,  y  en  Agosto  de  1898  fué  de  nuevo  com- 
probada su  presencia  por  un  macho  cazado  en  el  «Médano». 

Fratercula  árctica  Vieill. 

Especie  de  las  regiones  boreales  que  frecuenta  las  costas 
españolas  bañadas  por  el  Mediterráneo,  no  mencionada  de  las 
Canarias  con  anterioridad.  En  Diciembre  de  1898  fué  cazado 
un  macho  en  la  Punta  del  Hidalgo  (Tenerife). 


DE   HISTORIA   NATURAL.  SH 


Algunos  ortópteros  nuevos  de  España,  Marruecos  y  Canarias 

POR 

IGNACIO    BOLÍVAR 

Oxythespis  maroccana  sp.  nov. 

Colore  stramineo.  Caput  transversum,  compressum;  scute- 
Uuin  frontale  valde  transversum  superne  obtusissime  suban- 
^ulato-rotundatum;  albescens  subtus  utrinque  fascia  fusca  ab 
oculos  oriunda  apposita,  palpis  albidis.  Oculi  compressi  ex- 
trorsum  ang-ustati,  ápice  tubérculo  cónico  subspiniformi  ins- 
tructi.  Antennse  filiformes,  pallidse,  long-issimae,  coxas  posticas 
superantes,  g-riseo  pilosfe.  Pronotum  elong-atum  supra  coxas 
leviter  expansum,  marg-inibus  anterioribus  tenuiter  et  subin- 
distincte  serrulatis,  dorso  carinato,  carina  ante  apicem  eva- 
nescente. Elytra  hyalina  apicem  femorum  posticorum  vix  su- 
perantia;  campo  marg-inali  in  tertia  parte  basali  dilatato  et 
intus  linea  fusca  ornato.  Alse  elytra  valde  long-iores.  Pedes 
gracili.  Coxse  anticfe  inermes.  Femora  antica  superne  linea 
fusca  g-racili,  extus  sulcata,  Itevia.  Femoribus  intermediis  et 
posticis  superne  carinatis.  Articulo  primo  tarsorum  postico- 
rum articulo  secundo  parum  long'iore.  Abdomen  ápice....?  cf . 

Long".  corp.  cf  35;  pron.  9;  elytr.  19;  fem.  post.  10  mili. 

Lat.  transv.  cap.  4,5  mili. 

Loe.    Mog-ador,  vii,  1905,  M.  Escalera. 

De  menor  tamaño  que  P.  senegalensis  Sauss.,  pero  con  los 
bordes  del  pronoto  serrulados  levemente  antes  de  la  dilata- 
ción coxal  y  los  élitros  hialinos  con  una  faja  neg*ra  á  lo  larg-o 
de  la  vena  radial  en  toda  la  long-itud  del  ensanchamiento  del 
campo  marginal.  Fémures  anteriores  lisos  exteriormente. 

Omocestus  femoralis  sp.  nov. 

Statura  mediana.  Colore  pallide  testaceo,  fusco  vario.  Caput 
magnum  supra  fuscum,  plerunque  vitta  lata  media,  linea  au- 
gusta postoculari  nec  non  strig-a  obliqua  infra  oculos  posita 
pallidis.  Vértex  obtusus,  transversus,  foveolis  rectang-ularibus 
marginibus  acutis  rectis.  Costa  frontalis  impresso  punctata, 
plana,  infra  ocellum  fossulata,  apicem  versussensim  ampliata 


318  boletín    de    la   REAL   SOCIEDAD    ESPAÑOLA 

ad  apistomatem  fere  duplo  quam  ínter  antennas  latiora.  An- 
tennge  c?  ad  coxas  posticas  9  ad  marg-inem  posticum  pronoti 
extensas,  versus  apicem  depressiusculse.  Pronotum  antice 
obtusissime  rotundato-truncatum,  postice  obtuse  ang-ula- 
tum;  carinis  lateralibus  in  prozonam  ang-ulato-inflexis  extus 
nigro-velutino  limbatis,  in  metazona  retrorsura  valde  diver- 
gentibus  flavis  intus  strig-a  nigra  apposita;  sulco  postico  me- 
dio sito;  lobis  deflexis  fusco  variis  medio  pallidioribus.  Ely- 
tra  cf  apicem  abdominis  9  ad  tertium  femorum  posticorura 
extensa,  testaceo  ochracea,  área  discoidali  maculis  fuscis  et 
prope  apicem  stig-mate  albido  ornata,  área  scapulari  raro  stri- 
g-a albida,  área  mediastina  <^  9  long-e  ultra  médium  mar- 
g-inis  elytri  extensa,  área  scapulari  subparallela  saepe  fusco 
maculata,  venis  radialibus  reg-ulariter  dispositis  postice  diver- 
g-entibus,  área  discoidali  venis  transversis  subperpendiculari- 
ter  positis  spatios  subquadratos  formantibus,  venis  ulnaribus 
a  basi  diverg-entibus,  vena  axillari  cum  vena  dividente  con- 
fluente. Pedes  g-riseo  pilosi.  Femora  postica  lata,  carinis  supe- 
riore  atque  inferior!  corapressis  arcuatis;  supra  imperfecta 
tri  vel  quadri-fusco  fasciata,  fasciis  in  área  externo  media  et 
interno  media  plus  minusve  extensis,  área  infero  externa  flava; 
g-eniculis  cum  basi  tibiarum  condylo  excepto  atris.  Tibise 
posticse  pallide  rufae  basi  annulo  pallido  ápice  breviter  infus- 
catae,  spinis  ápice  nig-ris. 

Long-.  corp.  cf  14;  pron.  2,8;  elytror.  8,5;  fem.  post.    9  mili. 
»  9   18;       »      3,8;        »       8,5;  »  11     » 

Loe.  Santiag-o  de  la  Espada,  15-30  Julio,  Martínez  de  la 
Escalera. 

Esta  especie  es  del  gTupo  del  St.  petrmis  Briss.  y  recuerda  al 
St.  Uhagoni  Bol.,  aunque  en  mayor  tamaño  y  con  élitros  más 
larg-os,  y  difiere  de  todos  ellos  por  la  forma  de  los  fémures  que 
son  robustos  y  anchos  en  la  base,  lo  que  es  debido,  en  parte, 
á  que  las  quillas  superior  é  inferior  son  comprimidas,  dilata- 
das y  arqueadas,  sobre  todo  la  inferior.  La  cabeza,  muy  gTuesa 
y  voluminosa,  contribuye  también  á  disting-uirlos  y,  particu- 
larmente, difiere  del  8t.  petrmis  Briss.  por  el  surco  posterior  del 
pronoto,  que  resulta  en  el  medio  á  consecuencia  de  ser  muy 
obtusa  por  detrás  la  metazona,  por  los  élitros  más  cortos,  que 
apenas  lleg-an  en  el  cf  al  ápice  del  abdomen   de  modo  que 


DE   HISTORIA   NATURAL.  319 

dejan  libre  las  rodillas  posteriores  y  que  en  la  9  no  llegan  á  la 
parte  estrecha  del  fémur,  por  el  área  mediastina  que  se  pro- 
long-a  mucho  más  lleg-ando  casi  hasta  el  ápice  y  por  la  colora- 
ción de  las  tibias  posteriores. 

Omocestus  Navasi  sp.  nov. 

Statura  media  vel  major.  Colore  testaceo,  fusco  vario,  pal- 
lide  sig-nato.  Caput  grossum.  Gense  g-laucfe.  Antennse  filiformes, 
elong-atfe.  Foveolfe  verticis  acute  delineatse  elong-atíie  subincur- 
vae.  Vitta  pallida  a  fastig-io  verticis  ad  marg-inem  posticum  pro- 
noti  perducta.  Pronotum  sulco  transverso  postico  fere  pone  mé- 
dium sito,  carinis  lateralibus  ang'ulo  obtuso  in  medio  prozonse 
»  inñexis,  lineam  atram  secantibus,  margine  postico  obtussis- 
sime  angulato.  Elytra  in  modum  St.  Antiga  et  Uhagonis  cowñ- 
tructa,  in  cf  abdomen  vix  breviora  prope  apicem  sensim  an- 
gustata  unicoloria,  fusco  testacea,  stigma  nullo,  vena  tertia 
radiali  perfecte  explicata,  área  discoidal!  transverso  pluri  ve- 
nulata.  Elytra  in  9  abbreviata,  tertio  basali  femorum  postico- 
rum  vix  superantia,  fusca,  vitta  lata  humerali  flava  ornata. 
Pedes  robusti  longe  griseo-pilosi.  Femora  postica  lata,  robusta, 
superne  plus  minusve  fusco  biannulata,  ante  apicem  annulo 
pallido,  g-eniculis  cum  basi  tibiarum  fuscis.  Tibise  posticse  san- 
guineae  spinis  nigris.  Pectus  pilis  brevibus  sparsis  vestitum. 
Lamina  subgenitalis  cT  valde  incurva  ápice  pilosa  compresso- 
carinata.  Válvulas  ovipositoris  longiusculfe. 

Long.  corp.  cf  18;  pron.    4;  elytr.  8,5;  fem.  post.  12  mili. 
»  9  21;       »    4,5;      »         7;  »  14     » 

Loe.     Sierra  de  Guara  (Huesca),  20  de  Julio. 

Por  su  tamaño,  poco  ó  nada  menor  que  el  del  St.  dinotatus 
Charp.,  se  distingue  esta  especie  de  las  del  grupo  del  0.  Uha- 
goni  Bol.,  y  forma  con  ésta,  el  O.  minutissimiis  y  el  Antiagai  Bol. 
un  grupo  de  especies  españolas  caracterizadas  por  la  estruc- 
tura y  la  brevedad  de  los  élitros,  siendo  la  nueva  especie  la  de 
mayor  tamaño  de  todas  ellas.  Bajo  este  respecto  es  al  O.  An- 
tigai  al  que  más  se  aproxima,  pero  en  esta  especie  la  cabeza 
es  notablemente  menor  y  los  fémures  posteriores  son  más  es- 
beltos que  en  el  O.  Navasi,  distinguiéndose  también  por  la 
forma  de  las  valvas  genitales,  que  en  el  Antigai  son  más  pro- 
longadas. Debo,  con  este  motivo,  rectificar  la  posición  del  An- 


32ó:  boletín  de  la  real  sociedad  española 

iigai  en  el  cuadro  de  mi  «Catálog-o  sinóptico»,  publicado  en  los 
Anales  de  Ciencias  naturaes,  de  Oporto,  pues  debe  fig-urar  en  la 
serie  antes  que  el  O.  viridulus  (L.),  por  ser  en  esta  especie  en 
la  que  más  prolong-adas  son  dichas  valvas,  que  constituyen, 
por  su  desarrollo,  una  excepción  en  el  g"rupo.  El  O.  Navasi  es 
alg-o  frecuente  en  las  laderas  altas  de  la  sierra  de  Guara,  pero 
difícil  de  cazar  por  su  ag-ilidad.  La  dedico  al  P.  L.  Navas  en 
correspondencia  á  análog-a  atención. 

Stauroderus  chloroticus  sp.  nov. 

Colore  prasino.  Antennse  in  (^  capite  et  pronoto  unitis  ses- 
quilong-iores,  in  9  marg-inem  posticum  pronoti  vix  superantes. 
Foveolse  verticis  acute  delineatge,  elong-atfe.  Costa  frontalis  cum 
vértice  rotundato  contig*ua  punctata,  tantum  ante  ocellum  sul- 
cata.  Pronotum  sulco  transverso  vix  ante  médium  sito,  cari- 
nis  lateralibus  ad  marg-inem  anticum  et  ad  sulcum  typicum 
8Bque  diverg-entibus,  medio  coarctatis  et  oblitteratis,  pone 
sulcum  subcurvatis  valde  distantibus  flavo  callosis;  intus  le- 
viter  infuscato  limbatis,  marg-ine  postica  obtuse  ang-ulata; 
lobis  lateralibus  raro  in  prozona  ad  carinas  infuscatis.  Elytra 
prasina  vel  paluda  hic  illic  sub  pellucida,  in  tertia  parte  api- 
cali  macula  stig-matica  pallida  sig-nata,  área  media  maculis 
fuscis  linea  media  formantibus,  raro  in  9  área  ulnari  atque 
strig"a  scapulari  flavis;  in  cf  área  mediastina  fere  usque  mé- 
dium elytri  extensa,  ang-ustissima,  lobo  parvo  a  basi  valde  dis- 
tante, vena  adventiva  instructo;  área  scapulari  in  quarta  parte 
apicali  evanescente,  ampliata,  pone  médium  elytri  mag"is  dila- 
tata,  venulistransversis  flexuosisparum  reg-ularibusinstructa; 
área  interradiali  antica  illa  dimidio  ang-ustiore,  venulis  trans- 
versis  parallelis,  posterioribus  inter  se  valde  distantibus,  área 
interradiali  postica  pone  médium  elytri  súbito  ampliata,  área 
discoidali,  área  interulnari  vix  latiore,  in  9  ai*eis  scapulari, 
discoidali  et  interulnari  vena  irreg-ulari  adventicia  media  ins- 
tructis,  área  discoidali  maculi  fuscis  seriatis.  Pedes  antici  cum 
pectore  g-riseo  pilosi,  femora  postica  apicem  elytrorum  an- 
ting-entia,  g-eniculis  concoloribus.  Tibiae  posticae  (^  pallide 
sang-uinese  9  virescentes.  Abdomen  flavum. 

Long-.  corp.  (^  17;  pron.  3,5;  elytr.  14;  fem.  post.  10,5  mili. 

»  9  21;      »     4,5;      »      17;  »         13,5     » 

Loe.     Santiag-o  de  la  Espada,  Martínez  de  la  Escalera! 


DE    HISTORIA   NATURAL.  321: 

Por  SU  coloración  recuerda  las  especies  del  g-rupo  del  St.  dor- 
satus,  pero  pertenece  á  los  Stauroderus  y  es  afin  al  bicolor  y  al 
Mgutíídus,  al  lado  de  los  cuales  debe  colocarse  por  las  propor- 
ciones del  protórax,  siquiera  lametazona  sea  apenas  más  larg-a 
que  la  prozona.  Pudiera  colocarse  en  el  g-rupo  del  apicalis,  pero 
las  quillas  del  pronoto  son  ang-ulosas  en  la  prozona;  las  tibias 
posteriores  del  ¡^  son  rojas  y  el  seg-mento  subgenital  es 
obtuso. 

Stauroderus  Ariasi  sp.  nov. 

Colore  rufo  testaceo,  fusco  varieg-ato.  Antennse  in  cf  capite  et 
pronoto  unitis  sesqui  long-iores,  in  9  marg-inem  posticum  pro- 
noti  vix  superantes.  Foveolse  verticis  in  9  iutus  obtusatíe  sub- 
obsoletiusculsB.  Costa  frontalis  cum  vértice  rotundato  contig-ua, 
lata,  convexa,  punctata,  marg-inibus  obtusatis,  ante  ocellum 
sulcata.  Caput  superne  nig-ro  lineatum,  fastig^io  transversum 
in  9  valde  obtusum,  transverso  impressum.  Pronotura  sulco 
transverso  haud  vel  vix  9  ^iit^  médium  sito;  carinis  laterali- 
bus  in  prozona  curvatis  antice  posticeque  fequaliter  diverg"en- 
tibus  medio  haud  oblitteratis,  pone  sulcum  rectis  valde  diver- 
g-entibus  raro  fasciam  atram  secantibus.  Elytra  apicem  femo- 
rum  parum  superantia,  obscurata,  fusco  adspersa,  stig-ma  g-ri- 
seo  in  tertia  parte  apicali  sito  plerumque  oblitterato.  Área 
mediastina  cf  ante  médium  evanescente  lobo  parvo  a  basi  dis- 
tante vena  adventiva  subnulla,  área  scapulari  reg"ulariter  et 
valde  ampliata,  venulis  transversis  numerosis  rectis  reg-ulari- 
ter  dispositis,  apicibus  infuscatis,  aréis  interradialibus  usque 
médium  aequaliter  ampliatis,  pone  médium  área  post  radiali 
latiore,  venulis  transversis  parallelis  reg'ulariter  dispositis,  in 
parte  dilatata  areíe  interradialis  antica  areolis  tribus  mag"is 
sed  parum  elong-atis.  Aréis  discoidalietinterulnariad  médium 
eiytri  seque  latis.  Pedes  antici  pectoreque  long-e  et  griseo 
pilosi.  Femora  postica  extus  fusciora  superne  indistincte  fas- 
ciata,  carinis  fusco  punctatis,  g-eniculis  concoloribus,  intus  et 
subtus  flavescentia,  basi  intus  strig'a  fusca.  Tibise  posticse  pal- 
lide  sang-uinese.  Abdomen  superne  sang-uineum  subtus  citri- 
num,  seg-mentis  tribus  basalibus  atrinque  macula  fusca.  In  9 
seréis  scapulari,  discoidali  et  ulnari  elytrorum  irreg-ulariter 
venosis,  venulis  transversis  plurimis  connatis  vena  longitudi- 
nali  flexuosa  valde  irreg-ulari  formantibus. 


322  boletín    de   LA   KEAL   SOCIEDAD   ESPAÑOLA 

Long-.  corp.  cf  16;  pron.    3;  elytr.  14,5;  fem.  post.  10  mili. 
»  9  22;      »    4,5;      »         19;  »  15     » 

Loe.     Sierra  de  Gredos,  Arias. 

Esta  especie  es  de  gran  tamaño  é  ig-uala  á  los  mayores  ejem- 
plares del  Mguttiilus,  pero  corresponde  con  el  anterior  á  un 
g-rupo  que  podría  colocarse  entre  el  Unotatus  Charp.  y  el  a-pi- 
calisU.  Sch.;  la  coloración  es  obscura,  pero  variada  de  unos 
ejemplares  á  otros;  los  fémures  posteriores  llevan  por  encima 
fajas  obscuras  transversas,  poco  manifiestas  y  que  faltan 
en  muchos  ejemplares;  es  afin,  por  muchos  caracteres,  al 
Saulcyi  Krauss,  pero  es  mayor,  con  los  élitros  más  larg-os,  las 
áreas  externas  más  fuertemente  ensanchadas  en  el  cf"  y  las  ro- 
dillas posteriores  no  enneg-recidas. 

Ha  sido  hallada  en  la  excursión  á  Gredos  realizada  última- 
mente por  el  Sr.  Arias,  colector  del  Museo,  á  quien  me  com- 
plazco en  dedicarla. 

Thalpomena  Sauss. 

Hasta  hace  poco  tiempo  solo  era  conocida  una  especie  del 
g-énero  Thalpomena  Sauss.,  constituido  para  la  (E dipoda  Alge- 
riana  Luc,  pero  hace  alg-unos  años  el  Dr.  Krauss  ha  dado  á 
conocer  otra  especie  de  Canarias,  la  Th.  Picteti,  de  Tenerife  (1). 
Ambas  las  conozco  y  con  ellas  existen  en  mi  colección  y  en  la 
de  la  Sociedad,  procedentes  de  las  expediciones  por  Marrue- 
cos y  Canarias  de  los  Sres.  Martínez  de  la  Escalera,  H. -Pache- 
co, los  hermanos  Cabrera  y  Aranda,  otras  especies  que  no  sólo 
aumentan  el  número  de  las  de  este  g-énero,  sino  que  permiten 
disting-uir  g-enéricamente  las  especies  africanas  de  las  cana- 
rias, para  las  que  propong-o  el  nombre  de  Fortunata  y  que  es- 
tablecen el  tránsito  á  los  Sphingonoius  Fieb,,  como  lueg-o  diré. 

Las  expediciones  de  nuestros  consocios,  tanto  por  lo  que  res- 
pecta á  la  fauna,  como  á  la  g-ea  completan  y  amplían  conside- 
rablemente nuestro  conocimiento  de  ambas  regiones  y  muy 
especialmente  de  las  islas  Canarias.  El  viaje  del  Dr.  Krauss, 
en  compañía  de  los  Sres.  Brunner  von  Wattenwyl,  de  Viena, 
y  A.  Pictet,  de  Ginebra;  el  del  profesor  O.  Simony,  de  Viena, 
y  el  del  Dr.  A.  Konig-,  de  Bonn,  realizados  en  los  años  1883 


(1)    Sj'stematisches  Verzeichnis  der  canarischen  Dermapteren  und  Orthopteren 
mit  Diagnosen  der  neuen  Gattungen  und  Arten  (Zoolog.  Ameiger,  n»  390,  1892). 


DE    HISTORIA   NATURAL.  323 

al  90,  han  tenido  dig-na  continuación  en  los  de  los  citados  na- 
turalistas españoles,  y  la  Sociedad  y  su  Comisión  del  Noroeste 
de  África,  deben  estar  satisfechas  de  que  no  se  deba  única- 
mente á  los  extranjeros  el  conocimiento  de  la  Historia  natural 
de  aquellas  provincias  de  España. 

Thalpomena  algeriana  Luc.  var.  coeruleipennis  Finot. 

Esta  especie,  representada  por  la  variedad  indicada,  ha  sido 
hallada  en  Marruecos  (Marraquesh)  por  el  Sr.  Escalera.  Con- 
serva la  forma  g-eneral  del  tipo  y  se  diferencia  principalmente 
de  él  por  la  coloración  azul  de  las  alas  y  por  la  menor  exten- 
sión de  la  banda  parda  de  las  mismas,  de  la  que,  en  alg-unos 
ejemplares,  apenas  quedan  vestigios. 

Fortunata  gen.  nov. 

A  g-en.  Thal'pomena  prsecipue  diífert;  vértice  antice  haud 
producto  dorso  pronoti  postice  rectángulo  parum  producto,  ca- 
rina media  prozonse  inter  sulcos  transversos  interrupta  sed  in 
prozona  explicata;  elytris  longioribus  atque  angustioribus 
vena  intercalata  fere  recta;  femoribus  minus  latis. 

Las  tres  especies  (Thal'pomena  Picteti  Krauss,  Pachecoi 
Bol.  y  suMavis  Bol.),  difieren  de  las  africanas  por  tener  el  pro- 
noto rectangular  y  poco  prolongado  posteriormente,  menos 
aplanado,  por  lo  que  no  se  separan  claramente  el  dorso  y  los 
lóbulos  laterales  como  en  las  africanas  que  parecen  poseer, 
por  esto,  quillas  laterales.  Además,  en  las  de  Canarias  la  qui- 
lla media  del  pronoto  está  interrumpida  entre  los  surcos  de  la 
prozona,  y  la  vena  intercalar  de  los  élitros  es  recta  y  no  fuer- 
temente encorvada  en  forma  de  ese  como  en  las  otras  especies, 
por  esto  la  prozona  es  cilindrica  y  la  metazona  más  elevada 
y  menos  convexa,  lo  que  se  ve  bien  examinándola  por  delante. 
En  consideración  á  estos  caracteres  propongo  se  forme  otro  gé- 
nero con  las  especies  canarias  y  para  denominarle  creo  opor- 
tuno el  nombre  que  encabeza  estas  líneas. 

Poseo  la  Th.  Picteti  Krauss  por  envío  del  Sr.  Brunner  de 
Watenwyl,  de  Viena,  y  también  por  haberme  proporcionado 
un  ejemplar  cf  el  Sr.  D.  Anataél  Cabrera,  infatigable  explo- 
rador de  aquellas  islas,  de  quien  todos  cuantos  nos  dedicamos 
á  estos  estudios  hemos  recibido  pruebas  de  la  generosidad  y 
desprendimiento  que  le  caracterizan. 


dstí  boletín  de  la  real  sociedad  española 

Fortunata  Pachecoi  sp.  nov. 

Colore  g-riseo  fusco  vel  ochraceo.  Caimt  nigro  punctatum, 
verticis  scutellum  impressum  medio  haud  carinatum;  costa 
frontalis  marg-inibus  parallelis  ad  verticem  haud  coarctata  Ín- 
ter antennas  medio  carinulata  ante  ocellum  subang-ustata  et 
cum  fronte  confusa.  Antennse  nigro  annulatae.  Pronotum  valde 
rug-oso  scabrum,  margine  antico  supra  capitem  lobo  ele- 
vato  truncato,  carina  media  in  prozona  antice  compressius- 
cula,  Ínter  sulcos  oblitterata,  sulco  secundo  in  medio  interrup- 
to,  sulco  typico  in  dorso  leviter  impresso,  ante  sulcum  tu- 
berculis  duobus  inter  se  parum  distantibus,  metazona  valde 
rugosa  medio  carinulata,  lobi  deflexi  extus  prope  angu- 
lum  anticum  sinuati,  ang-ulo  postico  extus  obtuso  postice  ro- 
tundato,  marg-ine  postico  nig-ropunctato.  Elytra  ante  médium 
fascia  lata  transversa  pallida,  pone  médium  imperfecte  fusco 
fasciata.  Vena  intercalata  venae  medise  appropincuata  pa- 
rum explicata.  Alie  coerulescentes,  pone  médium  fascia  trans- 
versa fusca  bi  subinterrupta  antice  transversa  postice  cúrvala 
a  marg-ine  postico  remota  postice  intus  attennata.  Femora 
postica  carina  superiori  compressiuscula  elevata  subundu- 
lata  ante  apicem  depressa,  extus  fusco  varia  ante  apicem  an- 
nulo  fusco  virescentis;  intus  fusca  ante  apicem  pallide  annu- 
lata.  Tibige  posticse  subcoerulese.  Tarsi  pallidi. 

Long-.  corp.  cj"  15;  pron.  3;  elytr.  16;  fem.  post.    7,5  mili. 
»  9  22;      »      4;      »      22;  »  10,8     » 

Loe.  Lanzarote,  Hernández-Pacheco,  Cabrera;  Mog-ador 
(Marruecos),  Escalera,  vii,  1905;  Marruecos,  Vaucher. 

El  nombre  que  doy  á  esta  especie  servirá  para  recordar  el 
viaje  á  estas  islas  de  nuestro  colega  el  intelig-ente  g-eólog-o 
Sr.  Hernández-Pacheco.  Los  ejemplares  de  Marruecos  difie- 
ren muy  poco  de  los  de  Lanzarote  y  no  sé  si  las  diferencias 
que  presentan  serán  ó  no  constanies.  La  más  importante  con- 
siste en  que  el  escudete  del  vértex,  que  en  el  tipo  está  como 
tumefacto  en  la  parte  anterior,  presenta  en  estos  ejemplares, 
bien  simuladas,  las  quillas  laterales,  así  como  otra  en  el  me  - 
dio  y,  además,  en  alguno  se  ve  en  la  parte  más  elevada  de 
aquella  región,  un  pequeño  pliegue  á  cada  lado,  próximo  á  la 
órbita  interna  del  ojo. 


DE    HISTORIA   NATURAL.  325 

Fortunata  sublfevis  sp.  nov. 

Th.  Pachecoi  valde  affinis  sed  statura  graciliore  atque  mi- 
nus  rug'osa;  costa  frontalis  ab  verticem  distincte  coarctata. 
Pronotum  siilcis  ómnibus  fere  continuis,  marg-ine  antico  levi- 
ter  supra  capitem  productum,  tuberculis  discoidalibus  indis- 
tinctis;  metazona  sublíevis  carinula  media  distincta;  lobis  late- 
ralibus  extus  prope  ang'ulum  anticum  indistincte  sinuatis.  Ely- 
tra  long-iora,  vena  intercalata  recta,  perfecte  explicata,  apicem 
versus  sensim  ad  venan  radialem  appropincuata.  Alse  limpidíe 
subcserulescentes  fascia  fusca  arcuata  diffusa  posíice  evanes- 
cente. 

Long-.  corp.  cf  16;  pron.  2,8;  elytr.  17;  fem.  post.    7,5  mili. 
»  $  20;      »         4;      »      22;  »  10,5     » 

Loe.     Gran  Canaria,  Cabrera. 

Esta  especie  es  muy  afín  á  F.  Picieii  Krauss,  pero  en  ésta 
la  prozona  lleva  á  cada  lado  un  plieg-ue  ó  quilla  que  falta  en 
la  que  describo  y,  además,  las  alas  carecen  en  la  Picteti  de 
faja  negra,  que  existe  en  ésta.  Por  su  forma  pudiera  confun- 
dirse con  un  Sphingonotus. 

Acrotylus  longipes  Charp.  var.  rosea  nov. 
AlfB.  vitreíe  basi  rósese. 

Loe.    Marruecos:  Casablanca,  Mog-ador,  vii,  1905. 
En  lo  restante  no  difiere  del  tipo. 

Pamphagus  deceptorius  Bol.  var.  Segurensis  nov.  var. 

Corpore  minus  rug'oso,  erosulo;  antennis  brevioribus  basi 
latioribus  articulis  usque  médium  extus  distincte  compressis; 
tibiis  posticis  latere  interno  usque  ad  apicem  nigro  coeruleis, 
prosterni  tubérculo  laminato  ápice  truncato  vel  subemarg'ina- 
to;  lamina  subg-enitalis  (^  apicem  versus  sensim  ang-ustata 
marg-inibus  superioribus  haud  sinuatis. 

Loe.  Molinicos,  Elche  de  la  Sierra  (Sierra  de  Seg-ura),  No- 
viembre, Martínez  de  la  Escalera. 

Varios  ejemplares.  Refiero  á  la  misma  variedad  otros  ejem- 
plares procedentes  de  Fiñana  en  la  Sierra  Nevada,  recog-idos 
también  por  el  Sr.  Escalera  á  pesar  de  ser  tan  distinta  la 
procedencia. 


boletín  de  la  keal  sociedad  española 

Tmethis  maroccanus  sp.  nov. 

Depressus,  granosus,  gríseo  canescens.  Caput  valde  grano- 
sum.  Vértex  declivis  concaviusculus  punctis  impressis  subfo- 
veolatis  hic  illic  notatus.  Costa  frontalis  ang-usta,  subsulcata, 
marg-inibus  callosis  ad  ocellum  dilatata.  Pronotum  mag-num 
totum  granosum,  prozona  obtuse  carinata  in  ¡¿^  magis  com- 
pressa  et  postice  abrupte  truncata,  in  9  baud  trimcata,  meta- 
zona  depressa  prsecipue  in  9  late  triang-ularis  atque  postice 
mag-is  quam  in  ¿^  rotundata,  albido  cincta,  ante  angulum  pos- 
ticum  infuscata;  lobis  lateralibus  vermiculosisprope  marg-inem 
posticum  plicato  g-ranosis,  marg-ine  inferiere  pone  médium  ar- 
cuato  et  gríseo  piloso.  Elytra  in  (j^  apicem  femorum  postíco- 
rum  parum  long-íora  in  9  haiid  attingentia  dílute  ochracea 
fusco  varía.  Alae  dimidio  antico  subhyalínse,  venís  basalíbus 
roséis,  apicalibus  fuscis,  campo  radiato  intense  roseo,  fascia 
lata  fusca  in  maculas  3  soluta  oblíque  posíta,  retrorsum  ang-us- 
tata  a  medio  marg-ine  antico  usque  lobum  tertium  externum 
extensa.  Feínora  postica,  valde  compressa,  g-ranosa,  marg-íni- 
bus  gríseo  pilosis,  superne  irreg-ulariter  denticulata,  intus  Ise- 
vía,  flava,  pagina  interna  late  coerulea.  Tibise  posticae  ñavae, 
extus  grisese  coeruleo  punctatse. 

Long.  corp.  cf  28;  pron.  8,5;  elytr.  24;  fem.  post,  13,5  mili. 

Long.  corp.  9  44;  pron.  12;  elytr.  24;  fem.  post.  23;  lat.  fem. 
basi  9  mili. 

Loe.  Marruecos:  Marraquesh,  iv,  1907,  Martínez  de  la  Es- 
calera. 

Var.  Incristata. 

Prozona  pronoti  haud  cristata,  tantum  obtusissime  tectífor- 
me  gíbbulosa. 
La  misma  procedencia. 

Pyrgomorpha  Maruxlna  sp.  nov. 

Prasina.  Caput  superne  transverso  distíncteque  rugoso-línea- 
tum,  carina  medía  acutiuscula.  Fastigium  verticís  antíce  ob- 
longo rotundatuin  in  9  lateríbus  subsínuatís,  temporíbus  con- 
cavíusculís  plerumque  purpuréis,  antíce  longitudíne  oculorum 
subbrevíus.  Frons  valde  oblíqua  minute  granulosa  sulco  me- 
dio augusto  percurrentí.  Antennís  dístincte  deplanatís,  purpu- 
réis vel  gríseís  fusco  varíegatis.  Pronotum  antíce  víx,  postice 


DE   HISTORIA   NATURAL.  327 

mag-is  rotundatum,  dorso  planiusculo  ang-usto,  in  proz.  gra- 
nuloso, in  metaz.  rug-uloso,  carinis  tribus  acutis  media  per- 
ducta  recta,  lateralibus  continuis,  tantum  a  sulco  typico  dis- 
tincte  pone  médium  sito  dislocatis,  ante  médium  introrsum 
curvatis.  Lobis  deflexis,  subtus  fascia  in  Q  ang-usta  in  cf  la- 
tiore  et  intus  linea  nigTa  terminata  albida  ab  oculos  oriunda, 
marg-ine  postico  semicirculariter  sinuato,  inferiori  subsinuato, 
ang-ulo  postico  truncato-rotundato,  in  9  brevissime  dentato. 
Elytra  valde  abbreviata  basi  femorum  in  (j^  vix,  in  9  parura 
superantia,  lanceolata  precipue  in  9  acuta,  viridia  vel  purpu- 
reo tincta.  Pedes  concolori,  fascia  laterali  albida  pronotali 
usque  basi  femorum  intermediarum  nec  non  per  lateren  infe- 
riorem  femorum  posticorum  usque  apicem  árese  medise  exter- 
nas ducta.  Tibise  posticse  spina  apicali  externa  nulla.  Lamina 
supra  analis  cf  trig-ona,  elong^ata^  convexa,  laevia,  cercorum  lon- 
g-itudinis.  Lamina  subg'enitalis  cf  a  latere  visa  postice  rotun- 
dato  truncata.  Valvulíe  ovipositoris  breves  superiores  rug-osse 
extus  crenulatse. 

Long-.  corp.  cf  L5;  pron.  2,8;  elytr.  2,5;  fem.  post,  8,5  milL 
»  9  26;      »      5,5;      »         7;  »  13     » 

Loe.     Mog-ador,  Martínez  de  la  Escalera. 

Pyrgomorplia  Candidlna  sp.  nov. 

Griseo  fusca,  candido  pruinosa,  Diífert  a  Maruxinse  statura 
minore  atque  g-raciliore.  Capite  superne  pone  oculos  cf  9  atrin- 
que sulco  obliquo,  oculis  mag-is  rotundatis,  fastig-io  ante  ocu- 
los minus  producto;  pronoto  dorso  ang-ustiore,  carinis  latera- 
libus mag-is  sinuatis,  ante  sulcum  typicum  interruptis  vel  obli- 
teratis,  prozona  tantum  in  c^  lateraliter  carinata  sed  carinis 
antrorsum  oblique  productis  et  in  tuberculis  solutis,  lobis  de- 
flexis g-ranulis  albis  raris  instructis,  inferné  (^  9  fascia  lata 
alba  callosa  granosa,  subtus  sinuata  ante  ang-ulum  posti- 
cum  in  dentem  producta,  ang-ulo  rotundato,  marg-ine  postico 
subang-ulato  exciso;  elytris  long-ioribus  et  acutioribus,  femo- 
ribus  posticis  extus  liaud  albido  fasciatis,  valvulis  ovipositoris 
compressis  superioribus  superne  g-ranosis. 

Long-.  corp.  (^  14;  pron.    3;  elytr.  2,8;  fem.  post.  7,5  mili. 
»  9  22;      »    4,2;     '»      5,5;  »  11     » 

Zoc.     Mog-ador,  Martínez  de  la  Escalera. 


a28  boletín  de  la  real  sociedad  española 

Pyrgomorpha  procera  sp.  nov. 

.  A  Candidince  differt  statura  multo  majore,  colore  ochraceo 
vel  gríseo  fusco,  carina  occipitali  obtusiuscula,  postice  sub- 
oblitterata;  carinis  pronoti  compressiusculis  sed  obtusis,  mar- 
g-ine  inferiere  loborum  valde  sinuato:  elytris  acutioribus  venis 
ómnibus  precipue  vena  radiali  elevato  exsertis;  abdomine  su- 
perne  compresso-subcristato;  lamina  subgenitalis  cf  minus 
rotundata,  acutiore. 

Long-.  corp.  ¿^  22;  pron.  4,5;  elytr.    6;  fem.  post.  11,5  mili. 
»  9  34;      »      6,5;      »     9,5;  »  16 

Loe.    Mazag-án,  vi,  1907,  Martínez  de  la  Escalera. 

Pyrgomorplia  acute  geniculata  sp.  nov. 

Statura  magna,  colore  badio.  Aífinís  P.  jwocerce  sed  pronoto 
postice  obtuse  angulato,  carinis  metazonse  retrorsum  conver- 
g-entíbus,  elytris  usque  médium  femorum  posticorum  exten- 
sis,  geniculis  posticis  superno  utrínque  acute  productis 
differt  9. 

Long.  corp.  9  29;  pron.  7;  elytr.  11,5;  fem.  post.  15,5. 

Loe.     Marruecos:  Casablanca,  Martínez  de  la  Escalera. 

Thisoicetrus  Charpentieri  Stál, 

Hace  muchos  años  me  ocupé  en  esta  misma  publicación  en 
establecer  las  diferencias  entre  el  Caloptemis  plorans  Charp.  y 
el  litloralis  Rb.,  que  Fischer  consideraba  como  una  misma  es- 
pecie, y  aquella  separación  se  ha  consolidado  hasta  el  punto 
de  que  las  dos  especies  figuran  hoy  en  g-éneros  distintos: 
Euprejwcnemis ¡Jlorans  Charp.  y  Thisoicetrus  Httoralis  Rb.,  g-é- 
neros cuya  característica  creo  debe  establecerse  atendiendo 
á  la  forma  de  los  cercos  del  (f  mejor  que  al  número  de  espi- 
nas de  las  tibias  posteriores. 

Voy  á  tratar  ahora  de  distinguir  otras  dos  especies  que  vie- 
nen confundiéndose  en  una  sola,  á  mi  parecer  injustificada- 
mente, y  son  el  Thisoicetrus  Httoralis  Rb.  y  el  Charpentieri 
Stál.  Brunner  las  ha  reunido  en  su  mag-istral  Prodr.  der  Euro- 
peischen  Orthojrteren,  y  la  gran  autoridad  de  este  insig-ne  autor 
y  la  falta  quizá  de  ejemplares  de  una  y  otra  no  ha  permitido 
á  Finot  y  otros  ortopterólogos  que  han  estudiado  este  grupo, 
apreciar  las  diferencias  que  entre  ellas  existen.  Por  mi  parte, 


DE    HISTORIA   NATURAL.  329 

lie  pasado  larg-o  tiempo  sin  conocer  el  Charpentieri;  pero,  por 
fin,  lo  he  recibido  de  varias  procedencias  y  últimamente  de 
una  localidad  española,  que  es  la  Sierra  de  Bacares,  de  donde 
me  lo  ha  proporcionado  el  Sr.  Escalera.  Los  primeros  que  re- 
cibí, con  el  nombre  por  cierto  de  T.  UUoralis  Rb.,  eran  de  Ar- 
g'elia'y  tenían  para  mí  el  inapreciable  valor  de  proceder  de 
M.  Finot  y  servir  para  demostrar  que  la  especie  citada  en  los 
Orthoptéres  de  la  Faime  de  la  Algérie  no  es  esta  sino  el 
Charjpentieri  Stal,  y  á  ella  en  efecto  se  refieren,  como  los 
que  poseo  procedentes  de  Kebili  y  Fatuasa  (Vibert),  Alexan- 
dria  (Ceconi),  Egipto,  Pirámide  xii  (H.  Rolle)  y  Fayoum  (Pie), 
Persia,  Susa  y  Marraquesh,  Escalera,  al  paso  que  al  UUoralis 
corresponden  únicamente  los  ejemplares  de  la  región  oriental 
de]España. 

Las  diferencias  son  tan  notables  que  no  habrá  quien  no  dis- 
tinga las  dos  especies  de  primera  intención,  y  se  necesita  haber 
visto  sólo  una  de  ellas  para  pretender  su  reunión,  y  si  es  ver- 
dad que  Stál  las  separa  tan  sólo  por  el  número  de  espinas 
de  las  tibias  posteriores,  hay  otros  caracteres,  además  de  éste, 
que  distinguen  ambas  especies. 

This.  UUoralis  Rb. — Es  de  forma  más  esbelta  y  prolongada, 
la  quilla  frontal  es  más  ancha,  convexa  transversalraente  y 
lisa,  con  sus  bordes  paralelos  desde  el  estema  medio,  perdién- 
dose antes  de  llegar  al  epístoma;  el  vértex  entre  los  ojos  es  do- 
ble más  ancho  que  el  espacio  que  media  entre  los  dos  prime- 
ros surcos  del  pronoto;  las  quillas  laterales  de  éste  son  rectas, 
los  élitros  pasan  bastante  de  las  rodillas  posteriores  y  son  cla- 
ros con  fajas  irregulares  obscuras;  los  fémures  son  filiformes 
en  su  último  tercio  y  las  tibias  tienen  15  ó  17  espinas  en  el 
lado  externo  y  12  ó  14  en  el  interno,  rojizas  en  la  base  como 
las  tibias;  además,  los  fémures  presentan  en  el  área  externo 
media  tres  manchas  negras  colocadas  junto  á  la  quilla  supe- 
rior, de  las  que  las  dos  primeras  no  se  prolongan  sobre  la  cara 
supero  externa. 

This.  Charpentieri  Stál. — Es  de  forma  más  gruesa;  la  quilla 
frontal  se  estrecha  sensiblemente  por  delante  del  estema  y  sus 
bordes  son  bien  acusados  hasta  el  epístoma;  es  plana  trans- 
versalmente  y  punteada;  el  vértex  entre  los  ojos  es  más  fuer- 
temente escotado  y  apenas  de  doble  anchura  que  el  espacio 
que  media  entre  los  surcos  1."  y  2.°  del  protórax;  las  quillas 

T.  viii.-Julio,  1908.  22 


930  boletín    de    LA   REAL    SOCIEDAD    ESPAÑOLA 

laterales  del  pronoto  son  más  irreg-ulares,  menos  rectas;  los 
élitros  no  pasan  de  las  rodillas  posteriores  ó  pasan  ligera- 
mente y  su  coloración  es  más  obscura  ó  están  salpicados  de 
pequeñas  manchas;  los  fémures  son  cortos,  poco  esbeltos  y  en 
el  área  media  externa  no  tienen  manchas  regularmente  dis- 
puestas, aplicadas  á  la  quilla  superior,  y  llevan  dos  fajas  trans- 
versas, más  ó  menos  perceptibles,  sobre  las  caras  dorsales,  una 
en  el  medio  y  otra  situada  un  poco  después;  las  tibias  poste- 
riores, por  fuera,  llevan  12  ó  13  y  por  dentro  11  espinas;  rara 
vez  13,  con  la  base  blanca. 

Como  he  dicho,  el  Th.  littoralis,  citado  de  Arg-elia  por  M.  Fi- 
not,  se  refiere  al  Charpentieri  Stál,  y  el  littoralis  Rb.  verdadero 
solo  lo  he  visto  de  España. 

Uromenus  Agarenus  Bol. 

Recog-ida  en  Ceuta  por  primera  vez,  ha  sido  después  encon- 
trada en  Tánger.  De  esta  última  localidad  procede  un  cf  traído 
por  el  Sr.  Escalera. 

Uromenus  rhomblfer  sp.  nov. 

Siccus  brunneo  testaceus.  Caput  parvum.  Fastigium  verticis 
valde  compressum  superno  sulcatum,  excavatum;  fastigium 
frontis  granuliforme.  Frons  utrinque  costata.  Pronotum  antice 
rugosum,  postice  ruguloso-variolosum,  sulco  transverso  primo 
curvato  valde  impresso,  sulco  secundo  recto  fere  in  medio  vel 
bis  pone  médium  pronoti  impresso,  metazona  parum  elevata 
medio  tantum  prope  margñnem  posticum  breviter  carinata, pos- 
tice  obtusissime  sinuata;  lobis  deflexis  ang-ulo  acuto  insertis, 
excavatis,  margine  inferiore  pallido,  subrecto,  ángulo  postico 
rotundato.  Elytra  subpronoto  máxima  parte  abscondita,  nigra, 
pallide  venosa,  vena  radiali  callosa,  margine  late  expanso, 
regulariter  nigro  areolato.  Pleurse  flavo  oblique  fasciatse.  Pedes 
elongati.  Femora  postica  margine  externo  pone  médium,  in- 
terno toto  spinosa.  Segmentara  anale  (f  magnum  transver- 
sum,  postice  utrinque  supra  cercos  convexiusculum.  Lamina 
supraanalis  cognata,  longe  producta,  multo  longiora  quam  la- 
tiora,  rhomboidali,  excavata  basi  coarctata  et  marginibus  in- 
crassatis,  ante  médium  latissima,  deinde  apicem  versusgrada- 
tim  angustata,  et  ápice  breviter  excisa,  a  latere  visa  apicem 
^  ersus  deorsum  curvata.  marginibus  verticaliter  deflexis  Ion- 


DE    HISTORIA   NATURAL.  331 

g-itrorsum  sulcatis.  Cerci  conici,  extrorsum  ducti,  extus  com- 
pressi  et  ápice  recurvo,  ung-uiciilo  nigro  terminati.  Lamina 
subg-enitalis  ápice  valde  siuuata,  styli  long-iusculi.  cT  Seg-men- 
tum  7  ventrale  medio  incrassato  rugosum.  Ovipositor  pronoto 
plus  triplo  long-ior,  subrectus,  basi  subtus  bidentatus. 

Long-.  corp.  cf  28-35;  pron.  7,5-9;  tibiar,  ant.  9-11;  fem.  post. 
18-20  mili. 

Long".  corp.  9  35,40;  pron.  7;  tibiar,  ant.  11;  fem.  post.  21; 
ovipos.  30  mili. 

Loe.  Marruecos:  Mazag-án,  Escalera,  vi,  1907.— Las  dimen- 
siones menores  corresponden  á  ejemplares  que  parecen  formar 
una  raza  más  pequeña. 

Especie  del  g'rupo  del  Ur.  agarenns  Bol.  y  muy  semejante  á 
él  por  la  forma  de  la  placa  supranal;  entre  dicha  especie  y  el 
mauretanicus  Sauss.  por  su  tamaño  y  restantes  caracteres.  Es 
interesante  este  g-rupo  de  especies  de  Marruecos  por  la  disposi- 
ción de  los  cercos,  que  siendo  cónicos  en  su  conjunto  aparecen 
como  deformados,  dirig-iéndose  hacia  afuera  y  comprimién- 
dose hasta  hacerse  casi  foliáceos  y  encorvándose  después  rá- 
pida y  violentamente  en  la  terminación,  que  forma  un  g'ancho 
negro  y  aguzado.  El  oviscapto,  que  en  el  agarenus  tiene  en  la 
base  una  gibosidad  informe,  en  esta  especie  se  prolonga  en 
una  especie  de  tenedor  de  dos  dientes  dirigidos  hacia  adelante. 

Ephlppigera  tseniata  Sauss. 

Esta  especie,  conocida  solo  de  Marruecos,  existe  también  en 
Algeciras,  donde  la  ha  recogido  en  abundancia  el  Sr.  Escalera 
ím  Junio  de  1905,  á  su  paso  para  África.  Saussure  no  ha  preci- 
sado la  reg'ión  de  Marruecos  donde  existe,  pero  el  Sr.  Escalera 
la  ha  cogido  en  Mazagán  y  en  Táng*er,  en  Junio,  y  en  Asimul; 
en  mi  colección  existe  una  larva  que  recog-ió  el  Sr.  Lauffer 
en  los  alrededores  del  Fondac,  por  lo  que  puede  asegurarse 
que  es  la  especie  más  esparcida  de  todas  las  de  Marruecos. 

La  9  tiene  un  pequeño  tubérculo  en  el  centro  de  la  séptima 
placa  abdominal,  muy  obtuso  en  algunos  ejemplares;  también 
hay  diferencias  entre  ellos  por  la  forma  del  tubérculo  del  vér- 
tex, que  es  obtuso  y  con  una  fosita  por  encima  en  unos  ejem- 
plares y  comprimido,  bastante  agudo  y  surcado  en  otros,  pero 
estas  diferencias,  así  como  las  del  tamaño,  se  observan  en 
ejemplares  de  las  mismas  procedencias. 


332  BOLETÍN    DE    LA   REAL    SOCIEDAD    ESPAÑOLA 

Ephippigera  andalusica  Rb.  var.  levantina  mihi. 

Statura  minore.  Elytra  grosse  reticulata  sed  areolis  distinc- 
tis  mediocribus,  margine  externo  expanso,  areolato, 

Long-.  corp.  cf  33;  pron.  9,5;  fem.  post.  22  mili. 

»  9  31;      »       10;  »  V     ovipos.  29  mili. 

Loe.  Cartag-ena,  Sánchez  Gómez;  Vélez  Rubio,  Martínez  de 
la  Escalera. 

Ephippigera  (Steropleurus)  Martorelli  Bol.  var.  angulata  mihi. 

Yiridis  flavo  fuscoque  picta.  Pronoto  medio  vade  ampliato 
carinis  lateralibus  compressis,  crasis,  acutis,  retrorsum  dis- 
tincte  converg-entibus;  sulcis  valde  impressis,  sulco  antico 
nig-ro;  metazona  grosse  reticulata  margiuibus  flavo  nigroque 
pictis,  lobis  deflexis  distincte  concaviusculis.  Elytris  parce 
areolatis  máxima  parte  flavescentibus  cf  $. 

Long.  corp.  cf  27;  pron.  8,5;  fem.  post.  19  mili. 

»  9  27;      »         9;  »  21     »      ovipos.  20  mili. 

Loe.    Molinicos,  Martínez  de  la  Escalera. 

Difiere  del  tipo  por  el  tamaño  algo  menor,  la  viveza  de  la 
coloración,  la  forma  del  pronoto  que  es  más  ancho  en  el  medio; 
anguloso,  con  las  quillas  salientes,  los  lados  cóncavos  y  la 
metazona  más  estrecha  hacia  atrás. 

Pycnogaster  Inermis  Rb. 

La  distinción  de  esta  especie  y  del  Sánchez  Gomeii  Bol.  no  se 
había  establecido  definitivamente,  por  lo  que  respecta  á  las 
99,  por  falta  de  ejemplares  de  aquella  especie,  que  pudieran 
considerarse  como  iguales  á  los  que  sirvieron  á  Rambur,  como 
pueden  serlo  los  recogidos  por  el  Sr.  Martínez  de  la  Escalera 
en  Sierra  Nevada  y  los  que  me  ha  enviado  vivos  á  fines  de 
Agosto  D.  Alfonso  de  la  Cámara,  de  igual  procedencia,  y  que 
han  sido  hallados  por  él  mismo  en  una  excursión  verificada 
con  el  solo  objeto  de  proporcionarme  ésta  y  otras  especies  de 
aquella  Sierra,  no  siendo  esta  la  primera  vez  que  emplea  su 
actividad  y  buen  deseo  en  beneficio  de  la  Entomología.  Las 
diferencias  entre  estas  especies,  por  lo  que  afecta  á  las  99> 
pueden  reducirse  á  las  siguientes: 

P.  inermis  Rb. — Tamaño  mayor,  formas  más  robustas,  ca- 


DE   HISTORIA   NATURAL.  333 

béza  muy  abultada;  pronoto  con  los  lóbulos  laterales  más  rá- 
pidamente estrechados  hacia  atrás,  abdomen  por  debajo  con 
elevaciones  cónicas  de  poca  altura  sobre  tres  de  los  segmentos, 
ó  sea  en  el  centro  de  las  placas  que  los  representan,  esta  ele- 
vación falta  en  el  último  segmento;  placa  infrag-enital  con  dos 
quillas  oblicuas  que  parten  de  la  base  y  divergen  hacia  atrás, 
perdiéndose  en  los  lados  de  la  placa,  y  dos  gruesos  tubérculos 
vesiculares  junto  al  borde  posterior  á  lo  largo  de  este  mismo 
borde;  oviscapto  más  largo  y  agudo. 

Las  dimensiones  de  los  ejemplares  99  son: 

Long.  corp.  41;  pron.  12;  fem.  post.  19;  ovipos.  36  mm. 

P.  Sanche:  Gomezi  Bol.— Solo  lleva  tubérculo  la  penúltima 
placa  del  abdomen,  y  las  quillas  oblicuas  de  la  placa  infrage- 
nital  son  casi  transversas,  no  nacen  en  el  borde  anterior  de 
la  placa  y  los  tubérculos  del  borde  posterior  son  deprimidos 
pequeños,  formando  como  una  especie  de  engrosamiento  gene- 
ral de  todo  el  borde. 

Los  Pycnogaster  de  Andalucía  corresponden  á  tres  especies, 
de  las  cuales  la  más  oriental  es  el  P.  Sánchez  G-omezi  Bol.;  ocu- 
pa el  centro  el  P.  inermis  Rb.,  que  está  acantonado  en  las  al- 
turas de  Sierra  Nevada  desde  Fifiana  á  Bacares  y,  por  fin,  en 
la  provincia  de  Cádiz  se  encuentra  el  P.  Fmoti  Bol.  var.  gadi- 
tanus  Bol.,  que  se  extiende  por  Marruecos  y  Argelia  hasta 
Oran. 

Odontura  spinulicauda  var.  maroccana  sp.  nov. 

0.  spinuHcauda  Rb.  valde  afSnis  sed  pronoto  cf  distincte 
longiore;  lobis  lateralibus  elongatis  ad  dorsum  linea  albida 
extus  nigro  marginata  apposita,  margine  infero,  recto,  me- 
dio obtusang'ulo  deinde  obliquo;  elytris  longioribus  valde  ru- 
gosis,  superne  campo  discoidali  base  macula  nigra  ornato,  in 
9  elytra  tota  rugosa,  planata,  postice  truncata,  ang-ulis  rotun- 
datis,  diraidio  pronoti  longiora;  pedibus  longioribus. 

An  mera  varietas? 

Long.  corp.  (^  15;  pron.  3;  elytr.  3,8;  fem.  ant.  8;  post. 
18  mili. 

Long.  corp.  9  19;  pron.  4;  elytr.  2;  fem.  ant.  8;  post.  19; 
ovip.  6  mili. 

Loe.     Marraquesh,  4,  1907. 


añi  BOLETÍN    DE   LA   EEAL    SOCIEDAD   ESPAÑOLA 

Es  más  robusta  que  el  tipo,  los  lóbulos  laterales  del  pro- 
noto son  más  larg-os  y  los  élitros  mucho  más  rug-osos. 

Pterolepis  minusculus  sp.  nov. 

Statura  parva.  Colore  testaceo,  fusco  ornato.  Frons  fusco- 
marmorata.  Pronotum  dorso  antice  posticeque  truncatum;  vitta 
lata  pallida  long-itudinali  fusco  strig-osa;  lobis  deflexis  fusco 
castaneis,  marg-inibus  inferioribus  posterioribusque  ang-uste 
pallide  incrassatis.  Elytra  brevissima  pronoto  dimidio  brevio- 
ra  postice  truncato  subrotundata,  grisea,  venis  incrassatis  ni- 
gris.  Pedes  pallide  testacei  dilute  fusco  variegati.  Feraora  4 
antica  superno  prope  apicem  annulo  fusco-nigro  ornata,  iner- 
mia.  Femora  postica  spinis  raris.  Tibise  spinis  basi  macula 
fusco-nigra  apposita.  Abdomen  dorso  utrinque  fascia  fusca  or- 
natum.  Ovipositor  fere  rectus  levissime  incurvus.  Lamina  sub- 
genitalis  lobis  costatis  approximatis  et  acuminatis  9- 

Long.  corp,  9  17;  pron.  3,5;  elytr.  1,8;  fem.  post.  17;  ovip. 
12  mili. 

Zoc.    Marruecos:  Mogador,  vii,  1905,  Escalera. 

El  más  pequeño  de  los  Pterolepis,  no  mayor  que  el  Antaxms 
Kraussi  Bol.  y  parecido,  por  su  aspecto  y  coloración  á  esta  es- 
pecie, pero  la  de  que  se  trata  es  un  verdadero  Pterolepis.  Solo 
be  visto  un  ejemplar  9- 


Especies  nuevas  de  «Dorcadion»  de  España 

POB 

MANUEL  M.  DE  LA  ESCALERA 

D.  auripenne  esp.  n. — Loe.  Cuenca  del  Ayllón. 

Cuerpo  y  talla  del  D.  Gfraellsi',  costilla  media  protorácica 
sin  surco,  lisa,  ancha  y  saliente,  flanqueada  por  dos  profundos 
y  estrechos  surcos  cubiertos  de  pubescencia  blanca  y  dos  ca- 
llosidades igualmente  lisas,  anchas  y  salientes,  enteras,  desde 
la  base  al  borde  anterior;  élitros  sin  espacios  infrahumerales 
desnudos,  totalmente  cubiertos  por  una  pubescencia  rojo  do- 
rada, apenas  ensombrecida  cerca  de  la  base  á  lo  largo  de  la 
sutura  blanca  como  lo  es  la  faja  linear  humeral  y  la  margi- 
nal entera  y  otra  corta  hacia  el  medio  del  élitro  que,  naciendo 


DE   HISTORIA  NATURAL.  335 

en  la  base,  se  borra  poco  después;  antenas  y  patas  rojizas.  Pró- 
ximo á  B.  cinereum  en  las  formas  albinas  y  á  Graellsi  en  las 
formas  melánicas. 

D.  incallosum  esp.  n. — Loe.  Cuenca  del  Riaza. 

Cuerpo  y  talla  del  D.  Graellsi;  costilla  media  protorácica 
ancha,  lisa  y  saliente,  sin  asurcar,  flanqueada  por  dos  fajas 
pubescentes  blanco  ag-risadas,  poco  limitadas,  pero  dejando 
dos  zonas  adyacentes  desnudas  desde  la  base  al  borde  ante- 
rior, neg-ro  mate  y  profundamente  punteadas  con  los  puntos 
redondos  y  aislados  ó  apenas  confluentes  y  otras  dos  fajas 
ag-risadas  cubriendo  los  tubérculos  laterales;  á  veces  se  nota 
tendencia  en  las  zonas  calvas  á  la  aparición  de  callosidades, 
pero  que  jamás  son  brillantes  ni  salientes;  élitros  totalmente 
pubescentes  con  fajas  blancas  estrechas  sutural  y  marg-inal, 
otra  humeral  alg-o  más  ancha  y  entera  como  las  anteriores  y 
otra  basilar  corta  equidistante  de  las  sutural  y  humeral;  el  res- 
to del  élitro  con  la  pubescencia  gris,  dorada  ó  pardo  obscura 
uniformes;  patas  y  antenas  rojizas.  Afín  de  la  anterior  y  de 
pnmiosum. 

D.  pulvipenne  esp.  n. — Loe.  Cuenca  del  Duratón. 

Cuerpo  y  talla  del  D.  Cfraellsi;  costilla  media  protorácica, 
ancha,  lisa  y  saliente,  flanqueada  por  dos  fajas  pubescentes 
densas,  blanco  ag-risadas,  y  otras  dos  pulverulentas  más  obs- 
curas que  dejan  ver  á  trozos  el  fondo  mate  punteado,  en  el 
que  á  veces  se  presentan  vestigios  de  callosidades;  élitros  to- 
talmente pubescentes  con  la  sutura  y  marg-en  pubescentes  de 
blanco  sucio,  así  como  la  faja  humeral,  más  anchas  todas  que 
en  Graellsi  y  una  corta  basilar  fina  equidistante  de  las  sutural 
y  humeral,  y  el  resto  del  élitro  unicolor,  con  la  pubescencia 
g-ris  terrosa  por  lo  general,  ó  pardo  olivácea  y  á  veces,  en  este 
caso,  con  una  faja  suplementaria  supra  humeral  pardo  rojiza 
como  la  del  Graellsi^  destacando  del  otro  tono  obscuro,  siendo 
esto  muy  raro;  patas  y  antenas  rojizas.  Afín  de  la  especie  an- 
terior, de  pniinosum  y  de  Martinezi. 

D.  lacunosum  esp.  n. — Loe.  Cuenca  del  Záncara. 

Cuerpo  y  talla  del  D.  Bouvieri;  costilla  frontal  moderadamen- 
te ancha,  lisa,  saliente  y  asurcada  en  el   vértice,  más  fina  y 


336  boletín    de    LA   REAL   SOCIEDAD    ESPAÑOLA 

asurcada  también  después  hasta  el  labro,  pubescente  á  los 
lados  de  blanco  ó  g"ris  plomo;  costilla  media  protorácica  an- 
cha, lisa  y  saliente,  sin  asurcar,  flanqueada  por  dos  fajas  bien 
limitadas  pubescentes  blancas,  dos  adyacentes  neg-ro  atercio- 
peladas, cubriendo  las  callosidades  que  rara  vez  se  nota  exis- 
tan, y  otras  dos  fajas  blancas  cubriendo  los  tubérculos  latera- 
les; élitros  totalmente  pubescentes,  aterciopelados,  de  un  ne- 
gro intenso  con  faja  sutural  blanca,  humeral  muy  ancha  y 
entera  del  mismo  tono  y  marginal  estrecha,  apareciendo  fre- 
cuentemente la  pubescencia  neg-ra  comprendida  entre  estas 
últimas  fajas  con  algunas  máculas  también  blancas  y  una  ba- 
silar corta_,  asimismo  blanca,  equidistante  de  las  sutural  y  hu- 
meral; patas  y  antenas  rojizas.  Afín  de  D.  Panteli  y  Fuentei. 

D.  paradoxum  esp,  n. — Loe.  Cuenca  del  Cega. 

Cuerpo  y  talla  del  D.  Martined;  costilla  frontal  ancha  en  el 
vértice  y  asurcada,  más  estrecha  después  y  continua  hasta  el 
labro  é  ig'ualmente  asurcada,  flanqueada  de  pubescencia  blan- 
ca; costilla  protorácica  ancha,  lisa  y  saliente,  sin  surco,  flan- 
queada por  dos  fajas  pubescentes  blancas  en  una  muy  lig-era 
depresión  y  dos  fajas  desnudas  adyacentes  fuertemente  pun- 
teadas confluentes  y  sólo  en  algún  caso  con  tendencia  á  formar 
pequeñas  callosidades,  reapareciendo  la  pubescencia  sóbrelos 
tubérculos  laterales,  pero  muy  poco  densa;  élitros  totalmente 
pubescentes,  de  un  negro  intenso  ó  pardo  sucio,  con  fajas 
blancas  moderadamente  anchas  sutural,  humeral  y  marginal 
enteras  y  una  corta  basilar  equidistante  de  las  dos  primeras; 
antenas  y  patas  neg*ras.  Sumamente  parecido  á  Martinezi,  del 
que  se  distingue  por  la  distinta  puntuación  protorácica. 

D.  umbripenne  esp.  n. — Loe.  Cuenca  del  Termes. 

Cuerpo  y  talla  del  B.  Perezi;  costilla  media  protorácica  lisa 
y  fuertemente  asurcada  en  toda  su  longitud,  flanqueada  de 
corta  pubescencia  bicolor,  blanca  y  marrón,  con  dos  espacios 
pelados  adyacentes  desde  la  base  al  borde  anterior,  rugosos  y  á 
veces  con  callosidades  pequeñas;  con  alg-unas  fajas  irregula- 
res pubescentes  blancas  longitudinales,  recordando  las  de  his- 
panicum;  con  g-ranulación  humeral  y  dos  estrechos  trozos  cal- 
vos sobre  la  margen  de  los  élitros,  que  es  pubescente  de  blan- 
co como  la  sutura  y  el  resto  con  pubescencia  marrón  y  algu- 


DE   HISTOKIA   NATURAL.  337 

ñas  fajas  irregulares  long-itudinales  claras,  recordando  las  del 
Mspanicimi,  mas  por  lo  g-eneral  nulas  y  en  alg-ún  caso  con  una 
faja  humeral  blanca  entera  ó  interrumpida;  sin  costillas  ni 
aun  vestig-ios  de  ellas;  antenas  y  patas  larg-as  y  robustas  de  un 
neg-ro  intenso.  Relaciónase  con  Perezi  y  Dejeani. 

D.  nudipenne  esp.  n. — Loe.  Cuenca  del  Riaza. 

Cuerpo  notablemente  estrecho  y  alargado,  más  que  Ghilia- 
ni,  al  cual  recuerda:  costilla  frontal  lisa,  ancha  y  asurcada; 
con  la  media  protorácica  ig-ualmente  lisa,  ancha  y  saliente, 
pero  apenas  asurcada,  flanqueada  por  una  línea  muy  fina  pu- 
bescente, blanca  y  el  resto  g-ranujiento  y  calvo  sin  callosida- 
des; élitros  con  la  sutura  lisa  y  muy  saliente,  ancha,  flanquea- 
da por  dos  estrechas  fajas  long"itudinales  blancas  y  el  resto 
calvo  y  rug-oso,  menos  enelmarg-en,  finamente  pubescente  de 
blanco  y  en  alg'ún  caso  con  una  faja  estrecha  humeral  del 
mismo  color;  sin  costillas  ni  aun  vestig-ios;  patas  y  antenas 
fuertes  y  rojas  ó  pardo  rojizas. 

D.  granulipenne  esp.  n. — Loe.  Cuenca  del  Zapardiel. 

Cuerpo  como  la  especie  anterior;  costilla  frontal  estrecha  y 
asurcada;  con  la  costilla  media  protorácica,  lisa  y  estrecha  y 
muy  profundamente  asurcada,  flanqueada  por  dos  fajas  es- 
trechas pubescentes  blancas  y  dos  pequeñas  zonas  desig-uales 
de  pubescencia  más  obscura  que  apenas  invaden  las  fajas 
long-itudinales  totalmente  calvas,  rug-osas  y  sin  callosidades; 
élitros  con  la  sutura  estrecha,  lisa  y  saliente,  flanqueada  por 
dos  anchas  bandas  de  un  g-ris  claro  ó  blanco  sucio  que  se  obs- 
curece al  acercarse  á  los  espacios  calvos  de  la  parte  rebatida 
del  élitro,  reapareciendo  la  pubescencia  blanca  en  el  marg-en; 
sin  costillas  ni  aun  vestig-ios,  pero  con  una  muy  notable  con- 
g-lomeración  de  g-ránulos  sumamente  fuertes,  lisos  y  brillan- 
tes sobre  los  húmeros  que  se  aclara  hacia  la  mitad  de  los  éli- 
tros; carácter  éste  que  la  aisla  por  completo  de  sus  similares 
GMliani,  nudipenne,  etc.;  patas  y  antenas  fuertes,  rojas  ó  par- 
do rojizas. 


338  BOLETÍN    DE   LA   REAL    SOCIEDAD    ESPAÑOLA 

El  Laboratorio  biológico-marino  de  Baleares  y  su  inauguración 

POR 

DOMINGO   SÁNCHEZ 
(Láminas  vi  y  vii) 

Aun  cuando  el  Laboratorio  biológ-ico-marino  de  Baleares, 
recientemente  creado,  no  es  el  primero  ni  el  único  de  su  espe- 
cie existente  en  España,  su  inauguración  ha  despertado  g-ran- 
dísimo  entusiasmo,  no  solamente  entre  los  hombres  dedicados 
á  exploraciones  científicas  del  orden  histórico-natural,  sino 
entre  todos  los  espíritus  que  aspiran  al  perfeccionamiento  de 
la  cultura  nacional.  Y  es  que  la  existencia  de  centros  de  in- 
vestigación científica  de  la  índole  del  que  se  inauguró  el  día  3 
del  corriente  mes  (1)  en  Palma  de  Mallorca  reviste  una  impor- 
tancia é  interés  capitalísimo  que  no  debía  pasar  ni  ha  pasado 
ciertamente  inadvertido  para  cuantos  aspiran  al  engrandeci- 
miento de  nuestra  patria. 

La  creación  de  fundaciones  destinadas  á  la  realización  de 
estudios  experimentales,  señaladamente  de  aquellos  que  se 
relacionan  con  las  ciencias  biológicas,  es  una  necesidad  que 
viene  sintiéndose  en  nuestros  centros  de  cultura  desde  hace 
mucho  tiempo,  pues  una  idea  tan  errónea  como  arraigada  en- 
tre nosotros  ha  contribuido  y  contribuye  aún  poderosamente 
á  dar  á  nuestros  establecimientos  de  enseñanza  científica  un 
carácter  particular,  del  que  en  gran  manera  depende  el  estado 
actual  de  nuestros  procedimientos  pedagógicos;  idea  de  que  el 
mejor,  acaso  el  único,  medio  de  adquirir  el  conocimiento  cien- 
tífico consiste  en  aprender  en  las  obras  extranjeras  los  resul- 
tados de  las  investigaciones  de  los  sabios  que  se  dedicaron  á 
cada  grupo  especial  de  trabajos  experimentales. 

Consecuencia  inmediata  de  esa  creencia  es  la  gran  predi- 
lección que  alcanzan  entre  nosotros  aquellos  escritos  que  por 
contener  abundantes  notas  y  numerosas  citas  de  autores  in- 
gleses, alemanes  ó  suecos,  de  nombres  enrevesados  y  de  difí- 
cil pronunciación,  merecen  el  pomposo  calificativo  de  obras  do- 
cumentadas, y  sus  autores  el  de  eruditos  y  sabios,  aun  cuan- 

(1)    Esta  nota  debió  aparecer  en  el  Boletín  del  mes  de  Mayo. 


Bol.  de  la  E.  Soc,  esp.  de  Hist.  Nat. 


Tomo  VIII.— LÁM.  YI. 


VISTA     DB     FOÜTO-FI 


,Vj-^ 


a.  Laboratorio;  6.  El  «Lacaze-Duthiers». 


Eü   LñBORATOÍ^IO  BIObOGICO  M^í^INO  DE   BALiEAI^ES 


Bol.  de  la  E.  Soc.  esp.  de  Hist.  Nat, 


Tomo  VIII.— LÁM.  VII. 


VISTA    DEü    ñCUARlUM 


Eü    «LACAZE-DUT|4IEf^S» 


DE   HISTORIA   NATURAL.  339 

do  en  ellas  no  fig^ure  ni  un  solo  dato  adquirido  por  propia 
observación. 

Hechos  por  este  motivo  tributarios  incondicionales  de  la 
ciencia  exótica,  nuestra  principal  aspiración  se  cifraba  en  con- 
tar con  bibliotecas  más  ó  menos  nutridas  de  voluminosas 
obras  escritas  en  los  más  diversos  idiomas,  en  las  cuales  pudie- 
sen encontrarse  los  arg-umentos  más  apropiados  para  sostener 
cada  uno  su  propio  criterio,  aunque  éste  no  tuviese  por  base 
otra  ciencia  que  la  ciencia  ajena.  Y  así  han  venido  sucedién- 
dose  unas  generaciones  científicas  á  otras,  estableciendo  es- 
cuelas para  conferencias  teóricas,  bibliotecas  compuestas  de 
obras  cuya  adquisición  no  siempre  obedeció  al  criterio  cientí- 
fico, hasta  que  alg-unos  espíritus  avisados,  comprendiendo  que 
el  único  medio  de  crear  ciencia  positiva  con  carácter  propio 
consiste  en  practicar  la  investig-ación  experimental,  han  lo- 
g-rado,  á  veces  tras  largos  sacrificios,  establecer  laboratorios 
donde,  merced  á  paciente  y  asidua  labor  de  maestros  y  discí- 
pulos, vayan  comprobándose  los  hechos  consignados  por  ios 
que  de  los  diversos  asuntos  se  ocuparon  ó  demostrando  con  la 
evidencia  de  la  propia  observación  las  deficiencias  y  aun  erro- 
res en  que  aquéllos  incurrieron,  único  camino  seg"uro  para 
Ueg-ar  á  la  constitución  de  la  ciencia  patria. 

Mas  la  creación  de  cierta  clase  de  laboratorios,  particular- 
mente los  destinados  al  estudio  de  las  especies  vivientes  y  de 
los  fenómenos  biológicos  en  g-eneral,  exig-e  cierto  número  de 
condiciones,  relativas  unas  á  su  situación  y  emplazamiento,  y 
las  otras  ásu  org-anización,  sin  las  cuales  aquellos  sólo  pueden 
prestar  una  utilidad  relativamente  escasa,  en  comparación 
con  la  que  en  realidad  deben  proporcionar. 

Desde  este  doble  punto  de  vista  considerado,  el  nuevo  Labo- 
ratorio biológ-ico-marino  de  Baleares  se  halla  en  circunstan- 
cias excepcionales  para  lleg-ar  á  ser,  si  no  lo  es  ya  desde  su 
creación,  uno  de  los  que  mayores  servicios  presten,  no  ya  tan 
solo  á  la  ciencia  española,  sino  á  la  ciencia  universal,  puesto 
que  en  él  han  de  realizar,  sin  duda  alg"una,  interesantes  in- 
vestig-aciones  sabios  de  todos  los  países.  Y  no  se  crea  que  esta 
última  afirmación  es  puramente  g-ratuita  y  desprovista  de  fun- 
damento, antes  por  el  contrario,  está  basada  en  el  conocimien- 
to de  las  condiciones  que  reúne  por  su  situación  geográfica  y 
por  los  elementos  y  medios  con  que  ya  cuenta  y  que,  natural- 


940  boletín    de   LA    REAL   SOCIEDAD   ESPAÑOLA 

miente,  han  de  ir  aumentando  de  una  manera  prog-resiva  y 
gradual.  Los  hechos  han  venido  bien  pronto  á  confirmar  esta 
misma  opinión  ya  sustentada  por  el  sabio  naturalista  D.  Odón 
de  Buen,  actual  director  de  este  Laboratorio,  en  unas  confe- 
rencias dadas  hace  dos  años  en  el  Ateneo  de  Madrid,  en  que 
abog-aba  por  el  establecimiento  de  un  laboratorio  biológ'ico  es- 
pañol en  Baleares,  idea  que  expresó  con  la  g-allardía  y  g-ala- 
nura  de  estilo  que  le  caracterizan  en  el  brillante  párrafo  que 
transcribimos  para  que  conserve  toda  su  personalidad.  «Al  La- 
»boratorio  aquél— decía  el  ilustre  naturalista — irán  los  sabios 
«extranjeros,  que  han  de  encontrarse  allí  como  en  su  propia 
«casa,  para  que  vean  continuada  la  tradicional  hospitalidad 
■uespañola,  y  yo  os  aseg-uro  que  ha  de  ser  la  demanda  extraor- 
s)dinaria  por  la  expectación  que  despierta  la  noticia  de  que  va- 
))mos  á  crear  en  clima  tan  dulce,  en  país  tan  bello,  en  lug'ar 
))tan  estratég'ico,  un  centro  de  esta  índole»  (1). 

Origen  y  creación 

Innecesario  creo  repetir  aquí,  porque  de  todos  es  conocida, 
la  preferencia  que  para  el  establecimiento  de  estaciones  bioló- 
gicas marítimas  ha  merecido  nuestro  hermoso  archipiélag-o 
balear  siempre  que  se  ha  tratado  de  semejante  asunto;  su  si- 
tuación, casi  en  el  centro  de  ese  anchuroso  espacio  compren- 
dido entre  las  dos  penínsulas  italiana  é  ibérica,  lejos  de  la  tie- 
rra firme,  hace  que  su  clima,  dulce  y  suave  constantemente, 
ni  experimente  los  cambios  bruscos  de  temperatura  que  con 
frecuencia  se  dejan  sentir  en  el  Mediodía  de  Europa  ni  las  exa- 
g-eradas  temperaturas  tórridas  de  las  zonas  septentrionales  del 
continente  africano;  circunstancias  todas  que  le  prestan  una 
importancia  incomparable  y  sin  posible  competencia  para  el 
establecimiento  de  centros  de  investig-ación  biológ-ica  y  ocea- 
nógrafica del  interesante  mar  en  que  se  encuentra  situado. 
Ese  hermoso  archipiélag-o,  con  su  clima  benig-no  y  de  tempe- 
ratura poco  variable,  sus  numerosas  islas  cubiertas  de  exube- 
rante veg'etación,  con  sus  ag"uas  limpias  y  cristalinas,  apenas 
enturbiadas,  ni  aun  en  las  costas  bajas  por  la  más  lig-era  par- 


(1)    Buen  (Profesor  Odón  Ae).— Excursiones  por  Mallorca.— 1\.  «Laboratorio  biológi- 
co-marino  de  Baleares»,  pág.  8. 


DE    HISTORIA   NATURAL.  3H 

tícula  de  cieno,  sus  costas  recortadas  por  numerosos  senos, 
bahías  y  ensenadas,  proteg-idas  á  veces  por  elevados  promon- 
torios, que  forman  con  frecuencia  abrig-ados  puertos,  puede 
competir  en  hermosura  y  exuberancia  de  vida  con  los  más 
variados  territorios  de  toda  la  reg-ión  mediterránea,  motivos 
suficientes  para  justificar  la  necesidad  que  los  hombres  de 
ciencia  venían  sintiendo  y  á  que  alude  el  Dr.  de  Buen  en  el 
folleto  antes  citado,  de  establecer  en  Baleares  uno  de  estos  labo- 
ratorios. 

Convencido  él  también  de  esta  necesidad,  estimulado  por  el 
deseo  de  dotar  á  nuestra  patria  de  un  nuevo  centro  de  explo- 
raciones biológ-icas  análog-o  á  los  que  Italia  y  Francia  tenían 
establecidos  en  Ñapóles,  Banyuls  y  Roscoff  respectivamente, 
tomó  á  su  carg-o  la  empresa  de  conseg-uir  la  creación  de  un  la- 
boratorio semejante  en  aquel  archipiélag-o,  y  ya  por  lo  acerta- 
do de  sus  g-estiones,  ya  porque  tuviese  la  suerte  de  encontrar 
en  las  altas  esferas  del  Poder,  y  especialmente  en  el  Ministerio 
de  Instrucción  pública,  deseo  de  secundar  su  justísima  aspi- 
ración, ya  por  ambas  causas  á  la  vez,  es  lo  cierto  que  no  tardó 
en  conseg-uir  la  disposición  ministerial  que  creara  en  Palma 
de  Mallorca  el  Laboratorio  de  que  nos  ocupamos  y  cuya  direc- 
ción ha  sido  confiada,  con  plausible  acuerdo,  al  dilig-ente  na- 
turalista á  cuya  g-estión  debe  su  existencia. 

Quien  tan  buena  maña  se  había  dado  para  conseg-uir  la  pri- 
mera materia,  dig'ámoslo  así,  para  su  interesantísima  obra,  la 
disposición  ministerial  que  autorizara  la  inclusión  en  el  pre- 
supuesto de  g-astos  de  la  nación  de  una  partida,  siquiera  exce- 
sivamente modesta,  para  este  objeto,  no  había  de  poner  menos 
empeño  en  log-rar  que  su  creación  tuviese  vida  real  y  próspera 
para  cumplir  los  amplios  fines  que  desde  un  principio  se  pro- 
pusiera. 

Empero  la  obra  allí  realizada  es  ciertamente  superior  á  lo 
que  hubiera  podido  imag-inarse.  El  Laboratorio  biológúco-ma- 
rino  de  Baleares  cuenta  ya  desde  el  momento  de  su  inaug-ura- 
ción  con  local,  medios  y  material  apropiado,  no  sólo  para  sa- 
tisfacer los  pedidos  de  ejemplares  vivos  ó  conservados  que  le 
hag-an  los  establecimientos  científicos  (museos  y  laboratorios) 
sino  también  para  que  puedan  instalarse  simultáneamente 
con  la  debida  independencia  y  comodidad,  hasta  seis  ú  ocho 
investig-adores   que   verifiquen  allí   sus   estudios   biológ-icos. 


342  boletín    de    LA   REAL    SOCIEDAD   ESPAÑOLA 

Y  lo  que  más  sorprende  á  quien  visita  aquel  laboratorio  es 
que  todo  ello  se  ha  hecho  sin  que  el  Estado  haya  g-astado  más 
que  una  cantidad  insig-nificante  (1).  ¿Cómo  ha  podido  reali- 
zarse este  milagro?  El  Sr.  de  Buen,  con  su  tenacidad  de 
arag-onés,  se  propuso  crear  un  buen  laboratorio  biológ-ico 
y  lo  ha  creado,  proveyéndolo  no  sólo  de  biblioteca  y  g-a- 
binetes  de  trabajo  y  acuarium  y  g-alería  fotog-ráfica  y  mi- 
croscopios y  cuanto  es  necesario,  en  fin,  para  los  estu- 
dios de  g-abinete,  sino  también  de  una  bonita  escuadrilla 
de  buques  apropiados  para  la  pesca  y  demás  trabajos  de  ex- 
ploración marina,  así  como  del  material  indispensable  para 
ejecutarlos. 

No  debe  olvidarse  el  apoyo  prestado  por  el  ilustrado  pueblo 
balear,  especialmente  su  capital,  representado  por  la  Diputa- 
ción provincial  y  el  Ayuntamiento  de  Palma,  los  cuales,  com- 
prendiendo la  importancia  que  para  su  eng-randecimiento, 
tanto  en  el  orden  científico  como  en  el  económico  é  industrial, 
tiene  la  instalación  de  su  nuevo  Laboratorio,  han  prestado  su 
concurso  material  y  moral  á  la  realización  de  tan  interesante 
empresa.  Y  en  lo  que  á  la  labor  científica  se  refiere,  el  Sr.  de 
Buen  ha  tenido  y  tiene  un  colaborador  sabio  y  entusiasta, 
el  Dr.  D.  José  Fuset,  catedrático  del  Instituto  de  aquella  ciu- 
dad y  ayudante  del  Laboratorio  biológico,  persona  que  por  sus 
vastos  conocimientos  y  g-rande  entusiasmo  por  las  ciencias 
biológ"icas,  ha  prestado  valiosísimo  concurso  en  los  trabajos 
de  org-anización  é  instalación  y  presta  y  prestará,  como  apre- 
ciamos nosotros  en  el  escaso  tiempo  que  pudimos  dedicar 
allí  á  las  tareas  científicas,  inmejorables  y  útilísimos  servicios. 

Emplazamiento  y  distribución 

Hállase  instalado  el  Laboratorio  en  una  pintoresca  ensena- 
da, la  más  abrig-ada  de  la  g-ran  bahía  de  Palma,  próxima  á  la 
capital,  de  la  que  fué  antiguamente  el  puerto,  denominada 
Porto-Pí.  Ocupa  un  edificio  aislado  rectangular,  de  dos  pisos, 
que  se  levanta  en  la  falda  de  una  colina  cubierta  de  verdura, 

(1)  Para  el  Laboratorio  sólo  se  han  hecho  dos  presupuestos  desde  la  creación  y 
en  cada  uno  de  ellos  se  consignaron  10.000  pesetas  para  instalación;  mas  como  el  vi- 
gente, principiaba  á  regir  cuando  se  inaugurábanla  consignación  del  último  estaba 
intacta  en  esta  fecha. 


DE    HISTOEIA   NATURAL.  343 

rodeado  de  hermoso  y  bien  cuidado  jardín,  que  contribuye  á 
aumentar  la  belleza  natural  de  aquel  sitio  verdaderamente 
delicioso,  y  á  pocos  pasos  de  distancia  de  la  orilla  del  mar, 
circunstancia  altamente  favorable  para  los  fines  á  que  se  des- 
tina; g-racias  á  este  emplazamiento  puede  surtirse  con  gran 
economía  y  facilidad  del  ag-ua  del  mar  necesaria  para  el 
acuarium;  y  de  las  numerosas  especies  marinas  que  habitan 
las  ag-uas  tranquilas  y  reposadas  del  antig-uo  puerto,  á  más  de 
suministrar  á  las  pequeñas  naves  de  la  flotilla  del  Laboratorio 
fondeadero  seg-uro  al  abrig-o  de  los  vientos  y  bajo  la  constante 
y  continua  inspección  del  personal  encarg-ado  de  su  cus- 
todia. 

Por  su  situación  no  lejos  de  la  capital  de  las  islas  g-oza  el  La- 
boratorio de  todas  las  ventajas  de  los  grandes  centros  de  po- 
blación, proporcionando  á  los  visitantes  é  investig-adores  que 
en  él  trabajan  el  continuo  trato  con  los  ilustrados  habitantes 
de  aquella  hermosa  ciudad,  que  cuenta  con  todos  los  recursos 
de  las  modernas  urbes;  pero  hallándose  al  mismo  tiempo  se- 
parado de  ella  por  una  distancia  poco  mayor  de  dos  kilóme- 
tros, recorrida  por  un  tranvía  que  permite  salvarla  con  como- 
didad y  relativa  rapidez,  hállase  alejado  del  bullicio  de  la  po-^ 
blación,  brindando  á  los  investig-adores  la  tranquilidad  y  si- 
lencio necesarios  para  dedicarse  á  los  más  delicados  trabajos. 

En  el  jardín  que  rodea  al  edificio  principal,  hanse  construí- 
do,  además  de  las  habitaciones  para  alojar  parte  del  personal 
subalterno  á  las  órdenes  del  Laboratorio,  el  g-abinete  fotográ- 
fico perfectamente  montado,  los  depósitos  altos  para  surtir  de 
ag-ua  los  aciiariums  y  los  aljibes  dispuestos  para  recog-er  ag-ua 
dulce  en  abundancia  y  de  inmejorable  calidad. 

Delante  de  la  fachada  del  edificio  principal  que  mira  al 
puerto,  y  continuándose  con  el  piso  del  jardín,  hay  una  her- 
mosa terraza,  desde  la  que  se  descubre  un  mag-nífico  panora- 
ma en  que  forman  notable  contraste:  de  un  lado,  moderadas 
colinas  y  elevados  cerros  cubiertos  de  verdura  y  salpicados  de 
innumerables  casitas  de  campo  y  de  recreo;  enfrente,  lastran- 
quilas  ag-uas  del  antig-uo  puerto  en  que  se  ven  fondeadas  ó 
naveg-ando  multitud  de  pequeñas  embarcaciones;  más  allá  el 
pintoresco  barrio  denominado  El  Terreno,  que  se  extiende 
desde  la  playa  abrupta  por  la  falda  de  elevado  monte  en  cuya 
cima  se  alza  el  histórico  castillo  de  Belber;  más  lejos  aún  la 


344  boletín    de   LA    REAL    SOCIEDAD    ESPAÑOLA 

ciudad,  delante  de  la  cual  se  dibujan  vag-araente  los  cascos, 
arboladuras,  velamen  y  chimeneas  de  los  numerosos  buques 
amarrados  ó  fondeados  en  el  nuevo  puerto,  y,  por  último,  el 
mar  que  se  extiende  á  la  derecha,  perdiéndose  en  el  horizonte  ^ 
El  espectáculo  no  puede  ser  más  espléndido. 

Sobre  el  nivel  de  la  terraza  y  del  jardín  elévase  el  cuerpo 
principal  del  Laboratorio,  edificio  rectang-ular  de  dos  pisos, 
como  ya  hemos  indicado,  hallándose  en  la  planta  alta  una 
gran  sala  destinada  á  colecciones  de  estudio,  dos  mesas  de  tra- 
bajo y  cinco  departamentos  consag-rados  á  investig-aciones 
científicas;  relacionadas  con  aquellas  y  en  la  planta  baja  el 
g-abinete  de  Química,  otros  dos  departamentos  para  estudio,  la 
biblioteca,  una  amplia  sala,  el  laboratorio  del  director  y  el 
despacho  para  el  mismo.  Sobre  el  tejado  se  hallan  instalados 
los  depósitos  de  ag'ua  dulce,  desde  los  cuales  se  distribuye  ésta 
fácil  y  cómodamente  á  todos  los  departamentos,  y  en  los  sóta- 
nos se  g-uardan  los  utensilios  más  pesados  y  la  mayor  parte 
de  los  útiles  usados  para  la  pesca,  sondajes  y  drag-ados. 

No  he  de  detenerme  en  describir  los  distintos  departamen- 
tos que  constituyen  el  edificio  principal  del  Laboratorio.  Bás- 
teme decir  que  allí  no  se  ha  omitido  nada  de  lo  necesario  para 
emprender  cualquier  clase  de  investig-aciones.  Los  g-abinetes 
de  estudio,  suficientemente  amplios  é  independientes  unos  de 
otros,  reciben  durante  el  día  buena  luz,  g-eneralmente  del  N.  ó 
del  O.,  y  por  la  noche  se  alumbran,  como  el  edificio  todo,  con 
luz  eléctrica,  contando  además  cada  mesa  con  una  lámpara  de 
20  á  25  bujías,  montada  sobre  un  soporte  articulado,  lo  que 
permite  colocarla  en  la  posición  más  conveniente  para  la  prác* 
tica  de  los  trabajos  microg-ráficos.  Las  mesas  de  trabajo,  for^ 
madas  de  tres  piezas  dispuestas  en  forma  de  |"|,  están  provis- 
tas de  una  caja  de  reactivos,  un  g-rifo  de  llave  para  ag-ua  dul- 
ce, cristalizadores,  frascos  y  demás  utensilios  necesarios  para 
el  manejo  de  las  preparaciones,  todo  dispuesto  de  manera  que 
el  operador  lo  encuentra  á  su  alcance  sin  necesidad  de  levan- 
tarse del  sillón,  que  es  g-iratorio  y  se  halla  colocado  entre  las 
dos  porciones  laterales  y  paralelas  de  la  mesa  correspondien- 
te. Hay  también^  aunque  no  para  todas  las  mesas,  buenos  mi- 
croscopios Reichert  y  Zeiss,  microtomos  Minot  y  Reichert,  mi- 
croscopios de  preparación,  cámaras  claras  y  mesitas  de  dibujo 
para  las  mismas.  Pero,  en  realidad,  no  es  necesario  que  el  La- 


DE    HISTORIA   NATURAL.  345 

boratorio  cuente  con  material  de  esta  clase  para  todas  las 
mesas  de  trabajo,  puesto  que  en  g-eneral  cada  investig-ador 
lleva  consigo  su  microscopio  particular,  como  el  militar  lleva 
la  espada. 

La  biblioteca  no  es  todavía  numerosa;  pero  cuenta  ya  con 
bastantes  obras  g-enerales,  varias  monog-rafías  y  algunas  pu- 
blicaciones periódicas  importantísimas  y  costosas,  como  los 
Trabajos  del  Laboratorio  de  investigaciones  biológicas,  del  Doc- 
tor R.  Cajal,  los  Anales  de  la  Real  Sociedad  Española  de  Histo- 
ria natural,  los  A  rchives  de  Zoologie  experiméntale,  Zoologischer 
Anzeiger,  Zoologischer  Jahresbericht,  Fauna  and  Flora  des  Gol- 
fes  von  Nea'pel,  Diccionarios  de  Historia  natural,  etc.,  etc.;  obras 
fundamentales  que  sirven  cuando  menos  para  orientarse  en 
la  marcha  de  cualquier  trabajo  de  investigación. 

El  Museo  en  realidad  no  existe  todavía,  pero  hay  ya  reuni- 
dos buen  número  de  ejemplares  perfectamente  conservados 
por  los  procedimientos  habituales  y  cada  día  aumenta  consi- 
derablemente con  las  pescas  y  recolecciones  que  se  efec- 
túan, á  alguna  de  las  cuales  tuvimos  la  satisfacción  de 
asistir,  quedando  altamente  complacidos  del  éxito  obte- 
nido y  comprobado  las  excelentes  dotes  de  pericia  y  ha- 
bilidad que  para  esta  clase  de  trabajos  reúne  el  personal  á 
ellos  dedicado.  La  experiencia  adquirida  durante  nuestra 
larg-a  práctica  de  exploraciones  naturalistas  por  mar  y  tierra, 
en  países  que  por  muchos  conceptos  ofrecen  semejanza  con 
el  archipiélag'o  balear^  nos  induce  á  aug-urar  la  más  prós- 
pera vida  para  el  Museo  del  nuevo  Laboratorio  y  á  convertir 
en  seguridad  la  esperanza  antes  concebida  de  que  este  nuevo 
centro  suministrará  no  sólo  á  los  sabios  que  á  él  concurran, 
sino  á  los  laboratorios  dedicados  á  investigaciones  biológicas 
de  toda  clase,  el  material  necesario  para  poder  estudiar  la  vida 
en  la  vida  misma,  y  no  la  vida  en  la  muerte,  como  se  tenia 
que  hacer  cuando  sólo  se  contaba  para  el  estudio  de  las  for- 
mas org*ánicas  con  los  cadáveres  de  los  individuos  y  aun  en 
g-ran  número  de  casos  únicamente  con  alg-unos  restos  mejor  ó 
peor  conservados  de  los  mismos. 

Para  la  práctica  de  las  pescas,  drag-ados  y  sondeos  que  rea- 
liza el  Laboratorio,  cuenta  con  abundante  material  de  redes, 
sondas,  dragas,  coraleras,  etc.,  perfectamente  conservado  y  de 
tres   embarcaciones  de   excelentes  condiciones  marineras  y 

T.  v:i:.— Julio,  1903  23 


346  boletín    de   LA   REAL   SOCIEDAD    ESPAÑOLA 

cuyo  porte  y  equipo  están  en  armonía  con  el  objeto  particular 
á  que  especialmente  se  hallan  dedicadas. 

Una  de  estas  embarcaciones,  la  mayor,  es  un  esbelto  laúd, 
de  nueve  á  diez  toneladas  de  desplazamiento  que  lleva  el  nom- 
bre de  Lacaze-DutJiiers,  en  memoria  del  eminente  sabio  fran- 
cés que  fué  fundador  y  director  de  los  Laboratorios  de  Roscoff 
y  de  Banyuls,  maestro  del  Sr.  de  Buen  «é  inspirador  déla  fun- 
iiación  del  de  Baleares»,  seg-ún  él  mismo  manifiesta  cuando 
habla  del  orig-en  de  este  Laboratorio. 

El  Lacaze-DiUhiers,  que  á  su  aspecto  esbelto  y  reg-ular  porte 
reúne  la  condición  de  tener  muy  buena  marcha,  está  períecta- 
mente  equipado  para  las  pescas  y  trabajos  de  profundidad. 

Otro  barco,  alg-o  más  pequeño  que  el  I.acaze-DutMers,  aun- 
que también  de  buena  marcha  y  elegante  aspecto,  lleva  el 
nombre  de  otro  sabio  naturalista,  se  llama  Ignacio  Bolívar, 
nombre  del  eminente  entomólog-o  español,  director  actual  del 
Museo  de  Ciencias  Naturales  y  tesorero  de  nuestra  Sociedad,  y 
á  quien  corresponde  parte  importantísima  en  la  creación  de 
!as  estaciones  ó  laboratorios  biológicos  de  España. 

El  Bolívar,  que  ahora  es  un  laúdde  airoso  y  elegante  porte, 
no  tardará  en  transformarse,  según  manifestación  del  director 
del  Laboratorio,  en  buque  de  vapor  con  máquina  de  16  caba- 
llos, con  motor  de  gasolina,  instalándose  en  él  los  aparatos  de 
sondeo  y  los  elementos  necesarios  para  el  trazado  de  la  carta 
bionómica  de  la  región. 

La  tercera  embarcación  del  Laboratorio  es  un  precioso  bote 
de  dos  remos,  sumamente  ligero  y  de  fácil  g^obierno,  con  el 
que  se  realizan  pescas  en  el  interior  de  la  bahía,  especialmen- 
te en  los  días  de  calma,  en  los  que  pueden  explorarse  con  fa- 
cilidad los  bajos  fondos  y  apoderarse  de  los  animales  sedenta- 
rios ó  de  los  que  se  mueven  lentamente,  faena  en  que,  como 
hemos  comprobado  por  nosotros  mismos,  ayuda  no  poco  la 
limpidez  y  transparencia  de  aquellas  aguas,  casi  tan  azules 
en  la-proximidad  de  las  costas  como  en  alta  mar. 

Cuenta  además  el  Laboratorio  con  un  pequeño  bote  plega- 
ble de  lona,  el  cual  constituye  una  excelente  embarcación 
para  el  estudio  de  los  lagos  que  existen  con  profusión  relativa 
en  las  cavernas  tan  abundantes  en  las  islas  de  este  hermoso 
archipiélago. 

Pero  de  todos  los  departamentos  del  Laboratorio  el  que  ma- 


DE    HISTORIA   NATURAL.  3-n 

jor  interés  despierta  es  el  acuarium,  esa  especie  de  museo  vi- 
viente donde  los  representantes  de  las  especies  se  hallan  al  al- 
cance del  observador,  morando  en  análogas  condiciones  á  las 
€n  que  se  hallan  en  su  estado  natural.  Veg-etales  y  animales 
se  ostentan  allí  en  su  propio  medio  y  por  tanto  puede  estudiar- 
se en  ellos,  no  ya  solamente  los  rasg-os  relacionados  con  la 
morfolog'ía  especial,  sino  también  todos  los  datos  bionómicos, 
puesto  que  el  ser  objeto  de  estudio  se  manifiesta  no  sólo  como 
un  complejo  org*ánico  inerte,  análogo  á  los  conservados  muer- 
tos en  las  colecciones  de  los  Museos,  sino  también  como  indi- 
viduo vivo  en  sus  relaciones  con  el  medio  ambiente.  Allí 
el  panorama  de  la  vida  marítima  se  presenta  con  toda  su  es- 
plendidez y  hermosura,  y  por  eso  este  departamento  constitu- 
ye el  principal  atractivo  para  los  visitantes. 

El  acuarium,  situado  debajo  de  la  terraza,  tiene  su  piso  á 
muy  escasa  altura  sobre  el  nivel  del  mar,  y  está  instalado  en 
un  amplio  recinto  rectangular,  bien  ventilado  é  iluminado 
por  dos  puertas  y  dos  anchas  ventanas  abiertas  en  el  muro 
que  mira  á  la  ensenada.  Los  otros  tres  muros  están  ocupados 
por  los  depósitos  en  que  viven  los  animales,  reproduciendo  in- 
teresantes escenas  de  la  vida  submarina.  Esos  depósitos,  en 
número  de  ocho,  reciben  luz  cenital  merced  á  sendas  vidrie- 
ras colocadas  en  la  terraza  que,  como  hemos  indicado,  forma 
til  techo  de  este  departamento  y  pueden  ser  observados  hasta 
lo  más  recóndito  de  su  seno,  gracias  á  unos  grandes  cristales 
que  les  cierran  por  el  lado  del  salón,  de  tal  modo  que  el  visi- 
tante puede  observar  cómodamente  los  espléndidos  panora- 
mas de  vida  real  que  cada  uno  representa. 

Prolijo  en  extremo  resultaría  enumerar  la  multitud  de  espe-í 
€ies  de  todos  los  grupos  orgánicos  que  allí  viven  ya  habituar 
das  con  la  misma  aparente  libertad  que  si  aquellos  estrechos 
recintos  fuesen  apartados  y  apacibles  escondrijos  del  fondo 
del  mar,  ocultos  á  las  asechanzas  de  sus  respectivos  enemigos, 
y  por  otra  parte  semejante  enumeración  resultaría  de  escasa  ó 
ninguna  utilidad  dada  la  continua  variación  de  formas  que 
allí  habitan  merced  á  las  cotidianas  pescas  que  proporcionan 
nuevo  y  abundante  material.  Básteme  decir  que  desde  el  mo- 
mento de  la  inauguración,  el  Laboratorio  cuenta  con  material 
vivo  suficiente  para  principiar  cualquier  clase  de  investiga- 
€Íones  y  que  puede  fácilmente  completarse  el  de  cualquier 


318  boletín    de    la   REAL   SOCIEDAD   ESPAÑOLA 

grupo,  si  necesario  fuese,  ya  para  trabajar  allí  ó  ya  para  en- 
viar á  los  establecimientos  científicos  que  lo  reclamen,  gracias 
al  material  de  pesca  y  exploración  con  que  cuenta  y  á  la  peri- 
cia del  personal  que  lo  maneja. 


«Caloptenus  itallcus»  L.,  v.  «Wattenwyliana»  Pant.  n'est  pas 
synonyme  de  «Caloptenus  ictericus»  Serv. 

NOTE    DU    P.    PANTEL 

La  distinction  de  ees  deux  formes,  aprés  avoir  été  acceptée 
par  les  Orthoptéristes  qui  ont  eu  occasion  de  s'en  occuper  dans 
des  travaux  d'ensemble  d'un  remarquable  mérite  publiés 
depuis  1896  (1),  vient  d'étre  rejetée  par  M.  Karny,  de  Vienne, 
dans  une  intéressante  étude  que  l'auteur  á  eu  la  courtoisie  de 
m'adresser  (2). 

Ce  retour  á  l'opinion  du  Prodromiis  de  Brunner — dont  la 
juste  autorité  d'ailleurs  ne  saurait  étre  engagée  dans  le  détail 
qui  nous  occupe — ,  bien  qu'il  ne  soit  motivé  par  aucune  con- 
sidération  explícito  et  un  peu  méme  pour  cela,  pourrait  faire 
croire  á  la  découverte  d'un  élément  de  discussion  nouveau,  ou 
tout  ou  moins  laisser  l'impression  que  la  question  était  de- 
meurée  assez  indeciso  pour  qu'on  puisse,  arbitrairement  et 
sans  violenter  aucun  fait,  se  prononcer  pour  ou  contre.  II  m'a 
paru  bon  d'y  revenir  briévement,  dans  ce  Recueil  méme  ou  a 
paru  la  description  origínale  du  C.  Wattenjnjlianus. 

ün  véritable  élément  nouveau  de  discussion,  le  seul  que 
Ton  eút  pu  souhaiter  de  rencontrer,  c'eút  été  le  type  de  Ser- 
ville.  Malheureusement  il  n'existe  pas  au  Muséum  de  Paiis  et 
parait  étre  irrémédiablement  perdu.  11  faisait  sansdoutepartie 
des  coUections  privées  de  Serville,  qui  ont  été  vendues  et  dont 
on  perd  la  trace  (3).  Le  Calliptanms  (4)  ictericus  n'est  plus  re- 

(1)  Bolívar,  I.:  Catálogo  sinóptico  de  los  Ortópteros  de  la  Fauna  ibérica  [Animes 
de  Sciencias  Nahiraes  de  Porto,  1887-89] 

AzAM,  J.:  Catalogue  synoptique  et  systématique  des  Orthoptéres  de  Krance  [Mis- 
cellanea  Entomológica,  vol  i.\]. 

(2)  OrtJioptera,  in  Filchner,  Expedition  China-Tibet,  Berlin,  1908. 

(3)  Communicatioa  obligeante  de  MM.  P.  Mabille  et  R.  du  Buisson. 

(4)  On  se  rappelle  que  telle  fut  la  premiére  construction  du  nom  générique  pro- 
posé  par  Serville  et  plus  tard  rectifié  par  Burmeister. 


DE  HISTORIA  NATURAL.  349 

presenté  que  par  la  description  de  l'auteur,  et  tout  doit  se  bor- 
ner  á  examiner  si  cette  description  peut  bien  s'appliquer  au 
•<7.  Watíenwylianus.  Je  la  transcris  ici  intégraleraent. 

«Calliptame  jaunátre. — Calliptamus  ictericus. 

»(Long\  un  pouce.)  II  estentiérement  d'unjaunesale;  pattes, 
»dessous  du  corps  et  abdomen,  luisants.  Prothorax  avec  trois 
»caréues  assez  prononcées;  les  cotes  rabattus  ayant  quelques 
»atomes  obscurs.  Elytres  de  la  long-ueur  de  l'abdomen,  arron- 
»dies  au  bout,  transparentes;, le  bord  interne  larg-ement  jau- 
»nátre  et  opaque,  ayant  á  sa  base  une  courte  bande  noirátre; 
»le  reste  de  l'élytre  parsemé  de  nombreuses  taches  irrég*ulié- 
»res,  obscures,  dont  plusieurs  forment  des  bandes  transverses 
»par  leur  reunión.  Ailes  de  la  long-ueur  des  élytres,  transpa- 
»rentes,  entiérement  incolores,  nervures  transversales  tres 
»fines  et  obscures;  cuisses  postérieures  ayant  les  carenes  de  la 
»face  externe,  ponctuées  de  noir;  face  interne  de  ees  cuisses 
»offrant  trois  taches  noires,  presque  carrees,  Tintermédiaire 
»plus  grande;  épines  des  derniéres  jambes  jaunátres,  noires 
»au  bout.  (Les  tarses  postérieurs  et  les  antennes  manquent.) 
j>>Femelle. 

»I1  m'a  été  donné  comme  venant  de  Cadix.»  [Hist.  nat.  des 
Insectes,  Orthoptéres.  Paris,  1839,  p.  689.] 

Mis  á  part,  dans  cette  description,  les  caracteres  tous  géné- 
raux,  qui  peuvent  s'appliquer  á  un  Caloptenus  quelconque,  il 
«n  reste  deux  auxquels  nous  devons  nous  arréter;  les  élytres 
sont  de  la  long-ueur  de  l'abdomen,  les  ailes  sont  incolores. 

Est-il  besoin  de  faire  remarquer  que  la  locution:  «élytres  de 
la  long-ueur  de  Tabdomen»,  est  manifestement  employée  pour 
■élytres  aiteignant  Je  hout  de  Vaháomeiú  Le  francais  n'est  pas 
plus  exig-eant  en  fait  de  precisión  que  le  latin,or,  lesmeilleurs 
auteurs  font  couramment  usag-e  des  deux  manieres  de  parler 
dans  cette  lang-ue,  en  leur  donnant  le  méme  seus:  «elytra  in 
^  apicem  abdominis  superantia,  in  9  ^^^o  breviora»  (Brunner, 
Prodr.  p.  129,  diagnose  du  Gonvphocerus  sibiricus  L.)  Serville,  du 
reste,  donue  lui-méme  le  sens  de  sa  locution  en  l'employant 
•dans  des  cas  oíi  il  est  impossible  de  ne  pas  la  prendre  pour  sy- 
nonyme  á" élytres  atteígnant  le  bout  de  V abdomen,  p  ex.,  dans 
la  description  du  Gompkocenis  sibiricns  cT,  duquel  il  dit  sim- 
plement:  «élytres  de  la  longueur  de  l'abdomen.»  \0p.  cit., 
p.  746]. 


350  boletín    de   LA   REAL   SOCIEDAD  ESPAÑOLA 

II  faut  done  reconnaítre  que  la  description  tránsente  se  rap- 
porte  h  un  Caloptemis  h  org-anes  du  vol  non  raccourcis  et  h 
ailes  incolores,  rien  ne  faisant  supposer  d'ailleurs  des  formes 
g-énérales  particuliérement  trapues.  Or,  le  Calopte7ms  Watien- 
wylianus  est  précisément  definí  par  ses  élytres  raccourcis  et 
sont  faciés  lourd  (1),  sans  modification  de  la  couleur  des  ailes. 
L'identification  des  deux  formes  serait  tout  á  fait  inj  ustifiée  (2) . 

On  peut  se  demander  ce  que  devient  des  lors  le  C.  iciericiis 
Serv.  Cette  question  est  indépeudante  de  celle  que  je  tenai& 
avant  tout  á  résoudre.  J'ai  admis  en  1896  (3)  que  Tabsence  de 
couleur  aux  ailes  pouvait  bien  n'étre  qu'accidentelle,  dans 
l'exemplaire  unique  décrit  par  Serville,  et  des  lors  il  n'y 
aurait  aucun  caractére,  dans  sa  description,  qui  ne  s'appliquat 
au  C.  italicus  typique. 

Si  Ton  veut  reconnaítre  plus  d'importance  á  ce  caractére,  on 
pourra  rattacher  le  C.  ictericus  Serv.  au  C.  siciilus  Burm.  Le 
texte  de  Serville  fournit  un  fondement  pour  cette  Identification, 
il  n'en  fournit  pas  pour  celle  que  j'ai  cru  devoir  combattre  dans 
cette  note.  Mais  il  faut  ajouter  que  le  C.  siculus  est  lui-méme 
réuni  au  C.  italicus  par  M,  Bolívar  (4)  et  c'est  bien  la,  sans 
doute,  la  conclusión  amenée  par  l'étude  de  nombreux  repre- 
sentantes g-éog-raphiques  de  cette  variable  espéce. 


(1)  M.  Bolívar  insiste  avec  raison  sur  le  caractére  general,  qui  s'exprime  souvent 
par  une  sorte  de  gonflement  du  pronotum  et  par  l'incurvation  de  ses  carenes  latera- 
les/'Oí?.  «7  ,  p.  87). 

(2)  Jesuis  heureux  d'ajouter  ici  que  M.  Karny,  k  qui  j'ai  fait  part  de  mes  obser- 
vations,  en  a  reconnu  la  justesse  avec  une  parfaite  bonne  gr^ce. 

(3)  «Ann.  Soc.  esp.  de  Hist.  nat.»,  t.  xxv,  p.  113. 

(4)  Qp.  c¿í.,p.  86. 


DE   HISTORIA   NATURAL.  351 


Hongos  observados  en  Cataluña  durante  el  otoño  de  1907 


POR 

TELESFORO   DE    ARANZADI 

Teleforáeeos 

Siereum  hirsutum  Willd.— Empalme  (Massana). 

—  gauropatum  Fr. — Empalme  (Massana). 
Craterellus  sinuosus  Fr. — San  Cug-at  del  Valles. 

Clavariáeeos 

Clavaria  coralloides  L. — Montalegre  (Badalona). — N.  Y.   peas 
de  rata. 

—  chinea  B. — Montaleg-re  (Badalona). — N.  V.  peus  de 

rata. 

—  pistiUaris  L. — Montaleg-re  (Badalona).— N.  V.  bossas, 

—  Jigida  Sch.— Empalme;  bajo  alcornoques  en  terreno 

silíceo.  A  veces  con  doble  vértice  ó  emarg-inado,  o 
ag-rietado  el  vástag-o  de  arriba  abajo,  excepto  el  vér- 
tice, que  permanece  unido;  sabor  amarg-o. 

Hidnáeeos 

Hydnum  repandum  L. — Empalme. — N.  V.  Llengua  de  bou, 

—  nignim  Fr. — San  Cug-at. 

—  cyathiforme  Sch. — Empalme. 

—  ferrugineum  Fr. — San  Cug-at. 

—  zoiíatiim  Batscli. — Empalme  y  San  Cug-at. 

Poliporáceos 

DcBdalea  liemiis  B. — Empalme;  en  el  suelo. 

Trámeles  hispida  Bag-1. — Empalme;  sobre  tocones  de  chopo  y 
abarcando  con  los  poros  y  el  sombrero  tallos  frescos  de 
g-ramínea,  etc.,  como  si  éstos  hubiesen  crecido  atravesando 
á  aquél. 


352  BOLETÍN   DE    LA  REAL    SOCIEDAD   ESPAÑOLA 

Polyporus  acanthoides  B.— Empalme.— N.  V.  g-amarús. 

—        adustus  Wild.— Empalme. 
Lenzites  Hacida  B.— Empalme. 

Boletus  scaber  B.— Empalme;  en  la  chopera  (chopos  de  Caroli- 
na). Película  como  chag-rín. — N.  V.  albareny. 

—  Satanás  Lenz.  (?) — Empalme;  poros  podridos  negruzcos. 

— N.  V.  mataparent. 

—  purpureus  Fr.— Empalme. — N.  V.  mataparent. 

—  edulis  B.— Empalme  y  Tiana.— N.  V.  sureny,  siureny. 

—  ^jac/¿y^M.?  Fr.— Empalme. 

—  cí?Zojí;íí5  Fr.— Empalme. 

—  chrysenteron  B.— Empalme. 

—  -iJ^m^je/^i^Fr.— Empalme;  película  de  color  rojo  cinabrio. 

—  Boudieí'iQ.—San  Cugat.— N.  V.  en  Barcelona  pinatell 

y  es  muy  poco  estimado. 

—  —  Badalona.— N.  V.  peraches. 

—  —  Tiana.— N.  V.  muUaric. 

—  —  Empalme. — N.  V.  alsinoy. 

Agaricáceos 

Caniharelhis  cibarius  Fr.— San  Cugat  y  Empalme.— N.  V.  rus- 
sinyol. 

—  cinereus  Fr.— Empalme. 
Cop7'Í7ms  digitalis  Fr.— Empalme. 

Uygroplionis  conicus  Scop.— Empalme.— N.  V.  pixacunill. 

—  chlorophanus  Fr.— San  Cugat.— N.  V.  pixacunill. 

—  turundus  Fr.— Montalegre   (Badalona);   láminas 

ocráceo-parduscas.— N.  V.  camota  de  perdiu. 

—  ehurneiis  B. — Empalme. 

—  limacinus  Scop.— Badalona.— N.  N.  mocosos. 
Lactarius  volenms  Fr.— Empalme. — N.  V.  lleterolas. 

—  aiirantiaais  Fl.  Dan. — Empalme. 

—  theiogalus  B. — Empalme. 

—  vellereiis  Fr.— Empalme;  hasta  de  15  cm. 

—  piperatus  Scop.— Empalme  y  Badalona  y  San  Cugat; 

láminas  de  un  blanco  agrisado  céreo. — N.  V.  pe- 
brases,  pebrasos,  pebrase  blanca. 

—  pyTogalus  B. — Empalme;  blanco,  pero  un  poco  zona- 

do.— N.  V.  bolet  de  cabra. 


DE   HISTORIA   NATURAL.  353 

Zactarms  wnbrinus  Pers. — San  Cug-at. 

—  tormÍ7iosns  Sch. — Empalme;  alg-o  pubescente,  pero 

no  en  el  borde. — N.  V.  pinatell  bort. 

—  laleripes  Besm.—M.onta.legre  (Badalona);  lampiño. — 

N.  V.  bolet  de  cabra. 

—  azonites  B. — GranoUers;  casi  blanco. 

—  deJiciosus  L. — San  Cug-at  y  Tiana. — N.  V.  robelló. 

—  —  Empalme. — N.  V.  pinatell;  si  la  frac- 

tura, en  vez  de  anaranjado  vivo,  tie- 
ne color  vinoso,  le  llaman  rovelló. 

—  —  Tiana  (Badalona);  sin  zonas,  color  ana- 

ranjado, sin  estrías,  húmedo. — N.  V. 
paradla. 

—  —  Montaleg-re  (Badalona);  ejemplares  sin 

láminas. — N.  V.  rubeyola. 
Russula  emética  Sch. — Empalme. — N.  V.  lleterolas  bordas. 

—  —  Badalona. — N.  V.  ternes  dolses. 

—  —  Empalme. — N.    V.  pebrases  vermelles. 

—  —  San  Cug-at. — N.  V.  puag-ras. 

—  —  Empalme. — N.  V.  cualbras;  no  lo  comen. 

—  heterophylla'?Y.-^m^B\mQ. 

—  cyanoxantha    Sch.  —  Empalme;    sombrero    hasta    de 

15  cm. 

—  fceíens  Pers. — Empalme. 

—  Q:ue¡eln  Fr.— San  Cug-at.— N.  V.  puag-ra. 

—  mira  DC. — Empalme. — N.  V.  pebrases  vermelles. 

—  —  San  Cug-at.— N.  V.  puag-ra. 

—  lepida  Fr.— Empalme. 

—  Tiolacea  Quel.— Empalme;  alg-o  ag-rietado  agrisado  ha- 

cia el  borde. 

—  fuTcata  Fr. — Empalme  y  San  Cug-at;  acre,  cutícula  con 

reg-iones  verdes  y  otras  rojizas. 

—  sanguínea  B. — San  Cug-at. — N.  V.  puag-ra. 

—  nigricans  B. — Empalme  y  GranoUers. — N.  V.  ¿pebrasa? 

—  livescens  Batsch. — Empalme. 

—  integra  L.— Empalme;  casi  blanca  y  centro  casineg-ro. 

—  aurata  With. — Empalme. 

—  ochracea  A.  et  Schw. — Empalme. 

—  pu7ictata  G.  (?) — Empalme. 

—  rosea  Sch. — Empalme. 


354:  boletín    DE   LA   REAL   SOCIEDAD   ESPAÑOLA 

Russula  xerampelina  Scb. — Granollers,  carne  blanca. — N.  V. 

cuaíbra  verráella. 
Schizophyllum  commime  Fr.— Empalme. 
Marasmius  oreades  Bolt. — San  Ciig-at. — N.  V.  carnes  seos. 

—  —  Badalona  y  Empalme. 
Coprinarms  gracilis  Pers.— Empalme. 

Psilocybe  sarcocephala  Fr.— Badalona.— N.  V.   timotell;  es  de 

mala  fama. 
Hypholomafasciculare'R\xái¡,.—'Q2Lá?ii\oxi^.—^.\.  bolets  d'alsina. 

—  —  Empalme. 
Stropharia  melanosperma  B  — Empalme. 
PsalUota  campestris  L.— Badalona.    -N.  V.  rovellol. 

—  —        \.  praticola. — San  Cug'at;  Montalegre  (Ba- 

dalona).— N.  V.  cama  d'ase. 

—  —         V.  silvicola. — Empalme. — N.  V.  rubayel-las 

—  arveíisis  Sch. — Empalme. 
Crepidoius  moUis  Sch. — San  Cug-at. 

Heheloma   longicaudus  Pers. — Badalona. — N.  V,    fredolic;    lo 

comen. 
//¿ocyí^y?¿'?*oí«  Sow.— Empalme. 
Cortinariiis  muUiformis  Fr. — Empalme.— N.  V.  fredulic. 

—  alliUus  Secr. — Empalme. — N.  V.  fredulic. 

—  glaucopiis  Sch.— Empalme. 

—  o.rvinaceus  Fr. — Empalme;  pie  de  18x1  cm. 

—  collinitus  Pers. — Empalme. — N.  V.  pullarencas;  lo 

comen. 

—  firmus  Fr.— Empalme;  i)ie  de  7x  1  cm. 
Naiicoria  semiorMcuIaris  B.,  v.  vervacH — San  Cugat.— N.  V. 

cames  secs. 
Pholiota  áurea  Pers.— Empalme;  sobre  un  tocón  de  roble,  un 
ejemplar  con  pie  de  30  x  3  V2  cm.  y  sombrero  de  1, 
otro  con  pie  de  22x2  V2  y  sombrero  de  12. 

—  dura  Bolt. — Empalme. 

—  aegerita  Brig-, — Empalme;  pie  de  7  cm.,  sombrero  de  3. 
Entoloma  lividum  B. — Empalme. 

Pluteus  cervimcs  Sch.,  v.  patricius. — San  Cug'at. 
Pleurotus  salignus  Pers. — Empalme. — N.  V.  orellanas;  comes- 
tible muy  estimado. 

—  ulmarmsB. — San  Cug-at. — N.  V. boletd'om,  moxernó. 
Ompkalia  leucophyllaVY. — San  Cugat.— N.  V.  cames  secs. 


DE    HISTORIA   NATURAL.  355 

OollyMa  radicata  Relh.— Empalme.— N.  V.  camasec;  comes- 
tible. 

—  /ttsipes  Fi\,  V.  (Bclemaiopus. — Empalme. — N.  V.  bolet 

de  roura, 

—  erythropus  Pers. — Empalme.— N.  V.  bolet  de  roura. 
Lacearía  laccata  Scop.,  v.  amethijstina. — Empalme. — N.  Y.  pim- 

pinella  morada;  no  la  comen. 
CUtocybe  geotropa  B. — Empalme. — N.  V.  candela  de  brucli,  ore- 
llana  de  bruch. 

—  inj^undihuíiformis  Sch. — Empalme.— N.  V.  pullaren- 

cas;  comestible. 
Tricholoma  grammopodium  B. — Empalme;  un  ejemplar  cutícu- 
la morada. — N.  V.  puincons. 

—  nudum  Ball.— Empalme.— N.  V.  pimpinella  mora- 

da; no  lo  comen. 

—  saponaceum  Fr. — Empalme;  sombrero  rojizo,  lámi- 

nas espaciadas. 

—  RussuJa  Sch. — Empalme.— N.  V.  escarlet  vermell. 

—  eqiiestre  L. — Montaleg-re  (Badalona). — N.  V.  g-rog-et. 

—  portentosum  Fr. — Empalme;  sombrero  verdoso-ama- 

rillento en  el  borde,  casi  neg-ro  en  medio,  color 
rayado;  láminas  espaciadas. 

—  truncatum?  ó  stñatum  Sch? — Empalme  y  San  Cug-at; 

pie  rojizo,  blanco  en  la  última  porción  superior; 
láminas  manchadas  de  rojizo;  cutícula  seca. 

—  tumidum  Pers. — San  Cug-at. 

Armillaria  mellea  Vahl.— Empalme;  sombrero  de  16  cm.,  pie 
de  20;  sobre  tocones  de  roble. 

—  —     V.  olivácea. — Empalme. 

—  rhagadiosa  Fr. — Empalme;  en  tocones  de  chopo. — 

N.  V.  pollarenca. 
Lepiota  procera    Scop. — Empalme.  —  N.   V.   paloma;    no    la 

comen. 
Amanita  vaginata  Lam.— Granollers. — N.  V.  pimpinella. 

—  —  Badalona. — N.  V.  pentinellas. 

—  —       V.  lívida — Empalme. — N.  V.  paloma;  no  la 

comen. 

—  —       V.  cinérea. — Empalme. 

—  —       v.fulva. — Empalme. — N.  V.  pimpinella  blan- 

ca; no  la  comen. 


356  boletín    de    LA   REAL   SOCIEDAD   ESPAÑOLA 

Amanita  leiocephala  DC  — San  Cug-at. — N.  V.  farinet;  comes- 
tible. 

—  scariosa  Fr. — Empalme. 

—  citrina  Scli. — Empalme. 

—  ccBsarea  Scop.— Empalme  y  Tiana.— N.  V.  rey,  reix. 

—  ovoidea  B.— San  Cug-at. 

Faláeeos 

Phalhis  imjmdiciis  h. — Empalme;  muy  abundante  en  un  cam- 
po de  altramuces,  antes  maizal  y  con  tocones  de  chopo,  in- 
mediato á  una  chopera  junto  al  río  y  muy  visitado  por  díp- 
teros; los  haj^  con  pedicelo  doble,  partiendo  de  volva  sencilla 
y  volviéndose  á  unir  bajo  gleba  también  sencilla. 

Licoperdáceos 

Lycoperdon  umbrinum  Pers.— Empalme. 

—  airopurpureu7ii  Vitt. — Empalme. 

—  ccelatum  B. — Empalme,  San  Cug-at. 

Geaster  hygrometricus  Pers.— Empalme;  terreno  silíceo,  abun- 
dantísimo. 

líidulariáeeos 

Crucibulum  mugare  Tul.— Empalme. 

Cyathíis  vernicosus  B.,  forma  A ngliciis. —Empalme;  sobre  raíces 

de  maíz  seg-ado. 

Noia  dene.  En  Mayo  recibí,  procedentes  de  unos  viñedos  de 
Centellas,  varios  ejemplares  de  MorcJiella  esciilenta  P.  y  cóni- 
ca P.— N.  V.  vírgula  en  Gerona,  múrg-ara  en  el  Empalme;  en 
Enero  me  dicen  que  han  recogido  otro  de  350  gramos  de  peso. 
En  Noviembre  me  enviaron  de  Collsacabra  tófunas  =  Tuber 
bruñíale  Vitt..  cuyas  esporas  parecen  de  la  forma  melanospo- 
Tiim  Vitt.,  pero  las  verrugas  del  peridio  no  tienen  manchas 
rojizas  y  la  gleba  no  tiene  matiz  morado;  lo  que  en  el  Valles 
llaman  vulgarmente  fatxó  parece  ser  un  tuberáceo  de  color 
claro;  no  lo  he  visto  aún. 


DE  HISTORIA   NATURAL.  357 


Algunos  caracteres  secundarios  de  los  capones 

POR 

TELESFORO    DE   ARANZADI 

Leyendo  hace  pocos  días  un  artículo  del  profesor  Dr.  Ro- 
berto MüUer  sobre  los  caracteres  sexuales  secundarios  y  su 
importancia  en  la  biología  del  desarrollo,  hube  de  observar 
una  vez  más  que,  al  enumerar  los  caracteres  secundarios  de  los 
capones  (atrofia  de  la  cresta  y  barbillas,  falta  de  canto),  pres- 
cinden los  autores  de  otro  carácter,  cu3-o  conocimiento  es  de 
dominio  vulg-ar  en  alg-unos  países.  Es  más,  el  profesor  Müller, 
al  consigniar  la  falta  de  diferencia  de  los  capones  con  relación 
á  los  g-allos  en  cuanto  á  los  espolones,  añade  que  también  con- 
servan las  cobijas  caudales  falciformes;  pues  bien,  las  perso- 
nas prácticamente  entendidas,  que  quieren  hacer  valer  los  ca- 
pones en  el  mercado,  en  el  restaurant  ó  al  enviarlos  de  reg-alo, 
tienen  cuidado  de  dejarles,  después  de  muertos  y  despluma- 
dos, siquiera  dos  cobijas  caudales,  porque  estas  cobijas  no  son 
como  en  el  g-allo  en  forma  de  hoz,  sino  más  rectilíneas  y  alar- 
g-adas.  Tal  importancia  se  da  en  la  práctica  á  este  carácter,  que 
ocurren  casos  de  falsificación,  ensartando  cobijas  de  capón  en 
el  obispillo  de  un  g-allo  muerto  y  desplumado. 

El  pollo  imperfectamente  capado  se  convierte  en  medio- 
capón,  que,  aparte  de  otros  caracteres,  se  disting-ue  porque 
canta,  pero  con  voz  ronca,  estridente  y  con  modulación  muy 
incompleta.  Cosa  análog-a  que  con  los  caracteres  morfológ'icos 
ocurre  con  los  instintos  en  estos  animales. 

No  se  observa  muy  evidente  la  diferencia,  fácil  de  observar 
entre  el  buey  y  el  toro,  respecto  del  mayor  desarrollo  de  las 
extremidades  abdominales,  consig-nada  también  por  alg-unos 
autores  con  referencia  á  los  eunucos;  á  los  especialistas  en 
zootecnia  y  antropometría  pedag-óg-ica,  incumbiría  estudiar  si 
la  precocidad  en  el  ejercicio  de  los  órg-anos  sexuales  influye  ó 
no  en  la  detención  del  desarrollo  de  las  extremidades  abdomi- 
nales en  particular,  extremidades  que  en  el  hombre  sabemos 
que  influyen  muy  principalmente  en  la  estatura.  Esta  pre- 
cocidad se  encuentra  cohibida  por  los  machos  adultos,  sean 


358  boletín    de    LA   REAL    SOCIEDAD    ESPAÑOLA 

gallos,  sean  toros,  sean  jefes  de  tribu,  con  la  diferencia  de  que 
estos  últimos  hacen  intervenir,  como  principal  ag-ente  inhibi- 
dor, la  educación  y  después  el  larg-o  período  de  iniciación. 


Cuarta  lista  de  nombres  catalanes  de  hongos 

POR 

TELESFORO   DE   ARANZADI 

Albareny  =  Boletus  scaber. 

Alsinoy  =  Boletus  Boudieri. 

Bírg-ula  =  Morchella  esculenta  y  cónica. 

Bolet  de  roura  =  Collybia  erythropus  y  fusipes  v.  oedematopus. 

—  d'om  =  Pleurotus  ulmarius. 

—  d'alsina  =  Hypholoma  fasciculare, 

—  de  cabra  -=  Lactarius  lateripes  y  pyrog-alus. 
Bossas  =  Clavaria  pistillaris. 

Candela  de  bruch  =  Clitocybe  g-eotropa. 
Cama  sec  =  Collybia  radicata. 

—  Omphalia  leucophylla. 

—  Naucoria  semiorbicularis. 

—  Marasmius  Oreades. 

Cama  d'ase  =  Psalliota  campestris  v.  praticola. 
Cameta  de  perdiu  =  Hygrophorus  turundus. 
Cualbra  =  Russula  emética. 

—       vermella  ^=  Russula  xerampelina. 
Escarlet  vermell  =  Tricholoma  Russula. 
Farinet  =  Amanita  leiocephala. 
Fredolic  =  Hebeloma  long-icaudus. 
Fredulic  ^=  Cortinarius  multiformis  y  allutus. 
Gamarús  =  Polyporus  intybaceus  y  acanthoides. 
Grog"et  =  Tricholoma  equestre. 
Lleng-ua  de  bou  =  Hydnum  repandum. 
Lleterolas  r=  Lactarius  volemus. 

—  bordas  =  Russula  emética. 
Mataparent  =  Boletus  Satanás  y  purpureus. 
Mocoses  =  Hyg-rophorus  limacinus. 
Moxernó  =  Pleurotus  ulmarius. 
Mullaric  =  Boletus  Boudieri. 


DE    HISTORIA   NATURAL.  359 

Múrg'ara  =  Morchella  escalenta  y  couica. 
Orellanas  =  Pleurotus  salig-nus. 
Orellana  de  bruch  =  Clitocybe  geotropa. 
Paloma  =  Lepiota  procera. 

—  Amanita  vag'iuata,  v.  lívida. 

Paradla  =  Lactarias  deliciosus  húmedo,  anaranjado,  sin  zo- 
nas ni  estrías  (en  Tiana). 
Pentinella  =  Amanita  vag"inata. 

—  morada  =  Tricholoma  nudum. 

—  —      =  Lacearía  laccata,  v.  amethystina. 

—  blanca  =  Amanita  vag-inata,  v.  fulva. 
Pollarenca  =  Armillaria  rhag-adiosa, 

—  Clitocybe  infundibuliformis, 

—  Cortinarius  collinitus. 
Pebrase,  pebraso  =^  Lactarius  piperatus. 

—  blanca  =  Lactarius  piperatus. 
Pebrases  vermelles  =  Russula  rubra,  emética. 
Pixacunill  =:=  Hyg-ropliorus  conicus  y  chlorophanus. 
Pinatell  —  Lactarius  deliciosus  con  fractura  de  color  rojo  ana- 
ranjado; en  Barcelona,  Boletus  Boudieri. 

—  bort  =  Lactarius  torminosus. 
Peraches  =  Boletus  Boudieri,  en  Badalona. 
Peus  de  rata  =  Clavaria  coralloides  y  cinérea. 
Puincons  =  Tricholoma  g-rammopodium. 

Puag-ra  =  Russula  emética,  Queletii,  rubra,  sang-uinea. 
Reix  =  Amanita  csesarea. 

Rovellü  =  Lactarius   deliciosus,    en  Barcelona,  Tiana  y  San 
Cugat. 

—  Lactarius  deliciosus  con  fractura  vinosa  en  Em- 
palme,  Llagostera  y  Gerona. 

Rovellol  =  Psalliota  campestris,  en  Badalona. 

Rubayel-las  =  Pesalliota  campestris,  v.  sylvicola,  en  Empalme. 

Rubeyolas  =  Lactarius  deliciosus  (sin  láminas),  en  Montalegre. 

Russínyol  =  Cantharellus  cibarius. 

Siureny  =  Boletus  edulis. 

Ternes  dolses  =  Russula  emética. 

Timotell  =  Psilocybe  sarcocephala. 


boletín  de  la  real  sociedad  española 


El  Cretáceo  de  Villafranqueza 

POR 

DANIEL  JIMÉNEZ  DE  CISNEROS 

En  la  nota  publicada  en  el  Boletín  de  nuestra  Sociedad,  co- 
rrespondiente al  mes  de  Octubre  de  1906,  dedicamos  unas  lí- 
neas al  Eoceno  de  los  alrededores  de  Villafranqueza,  y  no  ha- 
biendo encontrado  fósiles  en  alg-unas  colinas  situadas  al  Norte 
y  NNE.  del  pueblo,  inferimos  por  la  estructura  pizarrosa  de 
las  calizas,  muy  semejante  á  las  que  se  encuentran  al  E.  y 
NE.,  que  las  colinas  llamadas  la  Caligna,  el  Cerro  del  Madrile- 
ño y  alg"unas  otras  situadas  á  continuación,  podían  ser  referi- 
das al  Nummulítico.  La  rapidez  con  que  se  hizo  el  examen  de 
esta  parte,  así  como  la  vecindad  del  Eoceno  que  le  rodea  desde 
el  S.  al  NE.  nos  hizo  suponer  en  un  principio  que  el  Nummu- 
lítico formara  toda  la  mancha  que  limita  el  Mioceno  de  la  cos- 
ta. Numerosas  excursiones  por  los  alrededores  y  la  formación 
de  esta  parte  del  mapa  de  la  provincia,  nos  han.puesto  de  ma- 
nifiesto la  existencia  de  una  mancha  cretácea  y  sus  relaciones 
con  el  terreno  que  constituye  la  colina  sobre  la  cual  se  ha 
construido  el  fuerte  de  San  Fernando,  siendo  esta  nota  un  ex- 
tracto de  las  observaciones  efectuadas  en  estos  dos  últimos 
cursos. 

Nos  hemos  ocupado  muchas  veces  del  error  que  produce  en 
el  ánimo  del  observador  la  presencia  del  Cuaternario  de  los  al- 
rededores de  Alicante.  Los  puntos  más  altos  quedan  escondi- 
dos por  travertinos  y  cong-lomerados  rojizos  de  poco  espesor,  y 
en  los  puntos  en  que  la  denudación  ha  dejado  al  descubierto 
las  otras  formaciones,  se  encuentran  pequeños  valles,  uno  de 
los  cuales,  el  situado  al  W.  de  la  carretera,  ha  sido  objeto  de 
una  precedente  nota  (1).  El  que  se  encuentra  al  E.  se  halla 
formado  en  el  límite  del  Cretáceo,  ó  más  exacto  entre  este  te- 
rreno y  el  Nummulítico,  siendo  la  creta  y  las  arcillas  de  uno  y 
otro  sistema  las  que  han  sufrido  la  erosión  más  intensa  que 
constituye  el  hondo  en  donde  se  encuentra  emplazado  el  pe- 

(1)    El  Gault  del  Hondo  de  Piqueres.  Mayo,  1907. 


DE    HISTORIA   NATURAL.  361 

queño  pueblo  llamado  de  antig-uo  el  Palamó  y  Villafranqueza 
recientemente.  Casi  toda  su  fértil  y  reducida  veg'a  se  asienta 
sobre  aluviones  y  productos  de  desagreg-ación  de  las  colinas 
que  la  rodean,  habiendo  encontrado  nosotros  abundancia  de 
NuMMuHíes  entre  las  tierras  que  dejan  al  descubierto  los  ba- 
rrancos y  alg'unos,  aunque  raros,  equinodermos  cretáceos. 

La  carretera  que  une  Alicante  con  el  pueblo  de  San  Vicente 
pasa,  próximamente,  á  la  mitad  de  la  distancia,  por  un  punto 
llamado  el  Clot,  en  donde  se  encuentra  el  camino  vecinal  que 
conduce  al  Palamó.  Desde  las  colinas  inmediatas  al  Clot  co- 
mienza una  mancha  cretácea,  la  cual  se  extiende  hasta  unos 
cuatro  kilómetros  al  N.  40"  E.  próximamente.  La  primera  coli- 
na está  formada  por  calizas  pizarrosas,  de  color  claro  y  g-rue- 
sas  bancadas  de  caliza  lig-eramente  amarilla,  con  numerosas 
líneas  de  fractura  y  sobre  estas  capas  se  extienden  otras  mar- 
gosas de  muchos  metros  de  potencia.  La  dirección  es  al  N.  55" 
Este  y  su  inclinación  hasta  de  82°,  buzando  al  S.  35°  E. 

Las  primeras  capas  de  calizas  pizarrosas  están  formadas  de 
materiales  bastante  fuertes,  con  aspecto  de  puding-a  en  alg'u- 
nos sitios.  Las  calizas  se  emplean  como  piedra  de  construc- 
ción, si  bien  no  pueden  sacarse  g-raudes  piezas  por  las  nume- 
rosas grietas  que  poseen.  Las  calizas  marg'osas  con  aspecto  pi- 
zarroso han  sufrido  una  mayor  erosión  y  se  extienden  hasta 
quedar  cubiertas  por  los  aluviones  que  terraplenan  esta  caña- 
da. Su  contacto  con  el  Nummulítico  no  es  visible  por  lo  tanto, 
y  este  último  terreno  compone  las  colinas  que  se  extienden 
al  SSE.  y  E.  hasta  envolver  por  el  NE.  la  formación  cretácea 
que  nos  ocupa. 

Las  canteras  abiertas  á  la  explotación  así  como  las  trinche- 
ras construidas  para  el  paso  de  la  nueva  carretera  de  San  Vi- 
cente á  San  Juan,  nos  han  proporcionado  alg-unos  fósiles  no 
sospechados  en  un  principio.  Al  cortar  una  de  estas  colinas  se 
encontró  un  Turrilites  alg-o  deformado  y  que,  tras  de  muchas 
vacilaciones,  he  considerado  como  T.  liibercíilatus  Bosc,  y  al- 
g'unos trozos  de  grandes  Inoceramus .  La  visita  á  las  canteras 
nos  permitió  recog-er  alg-unos  fósiles  más.  Un  g-ran  trozo  de 
T.  tuberculatus,  que  debió  medir  unos  50  cm.,  un  trozo  de 
vuelta  de  una  especie  vecina  al  Acanlhoceras  Mantelli  Sow, 
numerosos  fragmentos  piritosos  de  especies  no  determinables 
y  algunos  equinodermos  igualmente  en  mal  estado.  Parecía 

T.  VIII.— Julio,  190S.  24 


362 


BOLETÍN    DE    LA   REAL    SOCIEDAD   ESPAÑOLA 


no  ofrecer  duda  la  presencia  del  Cenomanense,  si  alg-unos  fó- 
siles encontrados  en  la  Caligua  no  nos  hicieran  creer  se  trata- 
ba del  Albense.  Nuevas  excursiones  nos  proporcionaban  otros 
fósiles;  en  los  cerritos  de  Coca,  situados  á,  continuación  del 
Cerro  del  Madrileño,  se  encontró  un  pequeño  Tnrrilites,  pare- 
cido al  T.  Bergeri\  Brong-.  En  otra  excursión  en  que  se  recono- 
ció detenidamente  el  W.  del  Cerro  del  Madrileño  se  hallaron 
un  BeJemnites  muy  delg-ado  y  larg"o  y  una  RhyncJionella.  Un 
pequeño  túnel,  abierto  para  el  paso  de  las  agnias  de  riego,  nos 
permitió  reconocer  detenidamente  muchos  metros  de  una  ca- 
liza arenosa,  g-ris  amarillenta,  bastante  floja  y  de  la  que  pudi- 
mos retirar  una  Schloenhachia  (A.  varicosus  Sow.),  un  trozo  de 
otro  gran  Ammonites  de  costillas  finas  alg-o  arqueadas  que  pa- 
rece pertenecer  al  A.  (Hoplites)  falcatus  Mantell,  y  numero- 
sos moldes  del  tamaño  de  una  nuez,  que  creo  sean  de  alg-una 
especie  de  Gastrochenidce.  Ya  en  una  nota  anterior,  al  tratar  de 
la  excursión  al  Estret  de  Busot,  he  hablado  de  estos  moldes 
que  se  encuentran  en  abundancia  en  todas  las  calizas  y  mar- 
g-as  de  esta  mancha  del  Cretáceo.  La  naturaleza  de  estas  cali- 
zas nos  ha  permitido  extraer  alg'unos  completos,  de  los  que  da 
idea  el  adjunto  dibujo. 


Molde  de  un  Gastrochenida? 
del  Cretáceo  de  Palamó  (t.  n.) 


Molde  de  un  OastrocJienidrp^láeiX  Cre- 
táceo del  Estret  de  Busot  (t.  n.) 


Sería  prolijo  referir  el  número  de  excursiones  efectuadas 
con  los  alumnos,  particularmente  en  el  curso  último.  La  ins- 


DE   HISTORIA   NATURAL,  363 

pección  de  unos  cerros  nos  hacía  creer  se  trataba  del  Albense; 
días  después  encontrábamos  alg-ún  resto  que  parecía  pertene- 
cer ai  Cenomanense.  Entre  estas  dos  opiniones  he  fluctuado 
muchos  meses  sin  encontrar  solución  definitiva,  porque  es  in- 
dudable que  las  calizas  del  Palamó  son  idénticas  á  las  del  Es- 
tret  de  Busot,  reconocidas  como  cenomanenses  por  D.  Juan 
Vilanova,  y  aun  las  personas  ajenas  á  estos  conocimientos  se 
convencen  de  ello  viendo  la  naturaleza  de  las  rocas  y  la  iden- 
tidad de  fósiles;  pero  el  hallazg-o  del  Bemiasler  2>hryniis  De- 
sor  y  del  Tiirñliles  Bergeri  Brong-.,  hacían  pensar  en  la  pre- 
sencia del  Albense.  Se  necesitaba  el  encuentro  de  otros  fó- 
siles que  decidieran  la  cuestión  y  no  fué  poca  suerte  dar  con 
una  Discoidea  cyUndrica  Ag-.  de  g-ran  tamaño,  aunque  fuera 
de  su  sitio  como  piedra  rodada,  en  las  cercanías  del  Gar achico, 
es  decir,  próximo  al  límite  de  la  mancha  cretácea  que  nos 
ocupa.  Esta  termina  al  NE.  del  Palamó,  á  unos  3  kilómetros, 
con  un  depósito  de  creta  blanca  en  el  que  se  borra  toda  estra- 
tificación. Pasado  este  punto  el  Nummulítico  rodea  al  Cretá- 
ceo desde  el  Racú  de  ¡as  Rabosas  hasta  las  lomas  de  Tángel. 

La  primera  colina,  llamada  del  Cementerio,  empieza  á  unos 
500  metros  del  Clot  y  está  constituida  por  calizas  tabulares, 
de  color  blanco  y  las  calizas  manchadas  de  limonita,  que  ya 
se  han  indicado  más  arriba.  Abundan  los  núcleos  piritosos 
más  ó  menos  limonitizados;  alg'unos  de  estos  núcleos  parecen 
depositados  cuando  las  calizas  estuvieran  en  estado  fang-oso, 
atendiendo  á  que  en  ellos  se  nota  que  han  descendido,  de- 
jando un  hueco  que  las  infiltraciones  han  rellenado  de  caliza 
cristalina.  Los  moldes  de  Qastrochenidce  se  presentan  con  fre- 
cuencia rellenos  de  una  caliza  creíosa  muy  deleznable.  Las 
canteras  de  esta  colina  han  proporcionado  varios  ejemplares 
de  Turrilites,  entre  ellos  uno  de  g'ran  tamaño  que  permite 
observar  que  en  este  g-énero  como  en  los  demás  Ammonites, 
una  vez  que  alcanzan  g-ran  desarrollo,  las  costillas,  tubérculos 
y  demás  adornos  de  la  concha  tienden  á  desaparecer.  Las 
vueltas  llevan  como  unos  26  ó  28  tubérculos  en  cada  fila,  mien- 
tras que  en  la  última  solo  existen  unos  16  por  vuelta,  y  estos 
muy  rebajados  y  con  tendencia  á  desaparecer.  No  fué  este 
solo  ejemplar  de  T.  iul^erciilatus  Bo&c.  el  que  pudo  encontrarse; 
otros  más  aparecieron  al  cortar  la  colina,  muchos  de  ellos  dis- 
persados por  los  obreros,  á  pesar  de  nuestras  recomendaciones. 


364  boletín    de    LA    REAL    SOCIEDAD   ESPAÑOLA 

De  las  canteras  proceden  alg-unos  trozos  que  poseemos  de  un 
Ammonites,  que  parece  ser  el  Acanihoceras  Mantelli  Sow.  La 
zona  de  calizas  margosas  que  se  extienden  sobre  estas  calizas 
encierra  grandes  Moceramus . 

Las  dos  colinas  que  se  alzan  á  continuación  de  la  loma  del 
Cementerio  son  de  reducidas  proporciones.  Cortadas  al  E.  para 
el  paso  de  la  carretera  han  aparecido  margas  azuladas  ó  gri- 
ses con  algunos  Inoceramns  y  TiirriUtes  ttiherculaius .  Estapar- 
te, que  presenta  curvaturas,  buza  al  S.  50"  E.  con  una  pen- 
diente de  55".  Hay  abundancia  de  moldes  de  Gastrochenidm.  A 
continuación  se  presenta  una  pequeña  colina  larga  y  estrecha 
formada  por  un  crestón  de  calizas  bastante  fuertes,  que  en 
unos  puntos  alcanza  la  vertical  y  en  otros  ha  pasado  de  elía. 

Escasean  allí  los  fósiles  de  tal  modo  que  después  de  nume- 
rosas excursiones  sólo  hemos  encontrado  un  Ammonites  piri- 
toso imposible  de  clasificar,  un  largo  y  delgado  BeJemnites  y 
una  pequeña  Rhynchonella,  que  presenta  unas  36  costillas,  de 
las  que  10  ó  12  corresponden  á  un  ancho  bocel.  Paralelo  á  este 
cerro  se  encuentra  otro  al  W.,  formando  entre  los  dos  una  es- 
trecha cañada  dedicada  al  cultivo  (cañada  del  Madrileño)  y  en 
donde  las  capas  se  presentan  con  algunos  fósiles  de  apariencia 
albense.  Las  calizas  y  margas  arenosas  nos  han  permitido  ex- 
traer un  trozo  de  ScJiIoenbachifi  (Am.  varícosus  Sow.),  trozos  de 
A.  ÍHopliiesj  falcaíus  Mantell,  otros  de  BeJemnites,  algunos 
muy  adelgazados  hacia  el  fragmocono  y  los  moldes  de  Gastro- 
chenidce  tantas  veces  citados.  Más  al  W.  se  encuentra  la  loma 
de  la  Caligua  cubierta  de  travertinos  y  formada  por  margas 
que  encierran  algunos  equinodermos  y  entre  ellos  he  creído 
reconocer  el  Hemiaster  phrynus  Desor. 

A  continuación  del  Cerro  del  Madrileño  se  encuentran  otras 
colinas  de  altura  próximamente  igual  y  formadas  por  calizas 
blancas  con  manchas  de  limonita  procedente  de  los  núcleos 
piritosos  que  encierran,  casi  todos  ellos  alterados.  No  cabe  duda 
que  es  el  mismo  terreno  que  constituye  la  loma  del  Cemente- 
rio. Sus  capas  se  inclinan  77"  y  buzan  al  S.  60°  E.  La  parte  N. 
de  este  cerro  contiene  también  Turrilites,  habiendo  encon- 
trado cerca  de  la  cumbre  uno  que  parece  referirse  al  T.  Ber- 
geri  Brong,  mientras  que  en  las  laderas  de  esta  misma  parte 
se  hallan  calizas  pizarrosas  tan  blancas  y  terrosas,  que  las 
de  algunos  sitios  pudieran  considerarse  como  creta.  Presen- 


DE    HISTORIA  NATURAL, 


365 


tanse  con  frecuencia  g-ruesos  pedernales  g-rises  con  manchas 
blancas  y  rojas,  resquebrajados  y  con  apariencia  de  fosilizar 
cuerpos  orgánicos.  En  el  mismo  sitio  se  recog-en  impresiones, 
al  parecer,  de  TurriUtes  tuberculatus  Bosc.  No  lejos  del  cerro 
de  Coca  se  han  encontrado  impresiones  como  de  algas. 

Fórmase  entre  el  cerro  de  Coca  y  otra  loma  situada  al  NE. 
una  estrecha  cañada  en  la  que  aparecen  los  cantos  de  los  es- 
tratos que  en  este  punto  alcanzan  una  g-ran  pendiente.  En 
este  sitio  el  Cretáceo  se  dirig-e  al  N.  buzando  al  E.  próxima- 
mente, con  pendientes  de  68°.  Las  calizas  y  raarg-as  pizarrosas 
muy  blancas  están  alg'o  descompuestas  y 
con  escasísimos  fósiles,  y  aun  éstos  tan  alte- 
rados que  no  es  fácil  su  determinación;  solo 
un  artejo  de  crinoide  puede  reconocerse  con 
claridad.  Termina  esta  mancha  cretácea  en 
una  colina  á  la  que  llaman  de  ¡as  tierras 
llancas,  por  la  g-ran  masa  de  creta  que  se 
halla  en  su  cumbre,  siendo  de  notar  que  se 
percibe  claramente  la  estratificación  en  la      Artejo  de  ua  crinoide 

,      .        ,       ,  ,.  ,  ,.  ,  de  las  inmediaciones  de 

parte  baja  de  la  colma  ya  medida  que  se  \^  uma  de  la  tierra  uan- 
asciende  por  ella  se  va  borrando  hasta  des-   '^"'^  Cretáceo  dei  Paia- 

^  mó(3:l). 

aparecer  completamente  al  Ueg-ar  a  la  masa 
de  creta,  y  siendo  los  mismos  estratos  pudiera  creerse  que  la 
creta  procedía  de  la  alteración  de  la  parte  superior  de  ellos. 
Cubre  la  cumbre  una  capa  de  travertino  rojizo  que  alcanzará 
un  metro  ó  metro  y  medio  de  espesor,  su  consistencia  le  per- 
mite servir  de  techo  á  las  numerosas  excavaciones  que  se 
han  hecho  en  busca  de  creta,  formando  las  estrechas  g-alerías 


Desde  los  Cerros  de  Coca  (C.  C.)  y  el  Cerro  de  la  Tierra  (C.  T.  B.)  á  la  loma  num- 
mulitica  del  Qarachico.  En  el  centro  se  representa  la  masa  de  creta  bajo  una  capa  de 
travertinos  y  conglomerados  (T.  T.) 

(Se  han  aumentado  las  alturas  y  reducido  algo  las  distancias.) 


un  verdadero  laberinto.  Inútiles  han  sido  todas   nuestras  in- 
vestig*aciones  en  busca  de  fósiles  que  hasta  el  presente  no  he- 
mos encontrado,  ni  noticia  siquiera.  Si  esta  creta  procede  de 


366  boletín    de   LA   REAL   SOCIEDAD   ESPAÑOLA 

una  alteración  de  los  estratos,  los  restos  orgánicos  encerrados 
entre  ellos  habrán  sufrido  la  misma  suerte.  No  hay  tampoco 
pedernales  entre  la  masa  de  creta. 

A  corta  distancia,  al  E.,  aparece  el  Nummulítico  junto  ala 
finca  llamada  el  Garachico.  Las  capas  de  calizas,  y  sobre  todo 
las  de  marg-as  y  arcillas,  se  presentan  cuajadas  de  fósiles,  prin- 
cipalmente Nummiilites  de  cuatro  ó  cinco  especies,  Orhitoides 
(Discocy dinas  y  Lepi docy dinas) ,  numerosos  artejos  de  un  cri- 
noide  que  caracteriza  bien  el  Eoceno  de  Alicante:  el  Conocri- 
ñus  pyriformis  Goldf,  trozos  de  Conodypeiis,  Ediinolampas  y 
algunos  ejemplares  de  la  Serpula  spirulcea  Lamk.  Estos  estra- 
tos buzan  al  S.  40°  E.  con  pendiente  de  41°. 

El  Eoceno  se  extiende  por  el  N.  formando  una  serie  de  pe- 
queñas colinas  con  dirección  al  NNE.  y  pendientes  que  varían 
entre  40  y  50°.  En  el  llamado  Racó  de  las  Rabosas  (rincón  de  las 
lorras)  es  tal  la  abundancia  de  Nummulites  y  Orbitoides,  que 
las  calizas  toman  una  estructura  pizarrosa,  dividiéndose  en 
hojas  delgadas.  En  la  serreta  de  Tángel  se  encuentran  además 
mu}^  bellos  poliperos,  Operculhias  de  gran  tamaño  y  algunas 
conchas  de  Lamelibranquios.  En  una  excursión  efectuada  en 
Noviembre  último,  visitamos  el  terreno  comprendido  entre 
Santa  Faz  y  el  Palamó  y  reconocimos  que  el  Eoceno  aparece 
cercado  las  lomas  del  Barón  de  Finestrat,  porque  estas  se  en- 
•cuentran  formadas  por  elementos  de  acarreo,  entre  los  que 
llaman  la  atención  cantos  de  caliza  marmórea  de  un  color 
azulado  claro  con  numerosos  Nmninulites.  Quizá  constituya 
esto  la  base  del  Mioceno,  como  ya  hemos  tenido  ocasión  de 
apreciarlo  en  otros  puntos  de  la  provincia.  El  Mioceno  forma  las 
colinas  y  cerros  inmediatos  al  mar  (Sierra  de  San  Julián,  can  - 
tera,  castillo,  etc.),  asi  como  también  la  parte  alta  del  Garbi- 
net,  como  ya  se  dio  á  conocer  en  otra  nota  (Marzo  1906).  Su  in- 
clinación hacia  el  Mediterráneo  es  generalmente  de  pocos 
grados;  el  Eoceno  forma  una  ancha  faja  paralela  á  la  anterior 
y  el  Cretáceo  en  este  punto  se  extiende  á  continuación  oculto 
á  trechos  por  el  Cuaternario  (travertinos,  conglomerados  y 
loess). 

El  examen  de  los  fósiles  citado  y  su  scomparación  con  los 
de  otras  localidades,  tanto  de  esta  provincia  como  del  extran- 
jero, nos  llevan  á  pensar  si  esta  mancha  cretácea  de  Villafran- 
queza  será  como  un  término  medio  entre  el  Albense  y  el  Ceno- 


DE    HISTORIA  NATURAL.  367 

manense,  ó,  mejor  dicho,  una  zona  intermedia  con  fósiles  de 
ambos  pisos.  El  hecho  no  seria  único,  porque  en  el  extranjero 
se  citan  alg-unas  localidades  en  las  que  han  coexistido  las  es- 
pecies; la  presencia  da  la  Discoidea  cylindrica  Ag-.  prueba  me- 
jor que  ning-ún  otro  fósil  la  existencia  del  Cenomanense,  pero 
bueno  será  hacer  constar  que  la  comparación  de  los  ejempla- 
res de  Turf  Hites  clasificados  como  T.  tuherculatus  Bosc.  del 
Estret  y  de  Villafranqueza  con  los  que  he  adquirido  proceden- 
tes de  localidades  clásicas  del  extranjero  (creta  cenomanense 
de  Rouen)  hace  ver  notables  diferencias.  Acaso  sean  solo  va- 
riedades, ó  tal  vez  especies  parecidas. 

Otro  tanto  resulta  de  la  comparación  de  estos  Tiirrilites  con 
los  del  barranco  de  las  Foyes,  de  Alfaz.  Las  impresiones  de 
g-randes  conchas  de  estos  amraonítidos  habían  sido  clasifica- 
das como  pertenecientes  al  T.  catenatus  d'Orb.,  afirmación  que 
no  puede  aceptarse  dada  la  identidad  de  estos  fósiles  y  los  de 
Villafranqueza  y  Estret  y  hasta  de  la  roca  que  los  empasta. 
Otra  comparación  puede  hacerse  entre  las  capas  de  calizas  pi- 
zarrosas de  Villafranqueza  y  las  que  constituyen  la  ladera  orien- 
tal de  la  Sierra  deis  Talls.  Es  esta  una  arista  de  pocos  kilóme- 
tros, paralela  á  la  Sierra  deis  Casiellars,  en  las  cercanías  de 
Ag-ost.  Ambas  forman  como  un  anticlinal  roto  y  entre  ellas 
media  una  profunda  cañada  llamada  de  Muría  ó  del  Pepió.  Re- 
corridas tres  veces,  sólo  nos  hemos  fijado  en  su  parecido  con 
otras  formaciones,  pues  los  fósiles  escasean.  En  una  excursión 
hecha  en  Febrero  último  encontramos  un  trozo  de  Ammoni- 
tes,  que  creo  sea  el  A.  (ScMoenhachia)  varians  Sow.,  especie 
cenomanense;  fué  hallado  entre  calizas  pizarrosas  idénticas  á 
las  de  Villafranqueza.  Acaso  sean  estas  capas  esa  zona  inter- 
media á  la  que  Mr.  Renevier  propuso  llamar  Vraconieuse,  ele- 
vándola á  la  categ'oría  de  un  nuevo  piso. 

La  falta  de  datos  positivos  me  impide  tratar  en  esta  nota 
del  terreno  que  compone  la  colina  del  fuerte  de  San  Fernan- 
do. Cubierto  en  parte  de  una  formación  de  ag-ua  dulce  con  nu- 
merosas conchas  del  g-én.  Hélice,  aparece  al  S.  constituido  por 
calizas  pizarrosas  de  color  blanco  ó  blanco  amarillento,  que 
g-uardan  analogía  con  las  capas  cretáceas  antes  estudiadas. 
No  faltan  por  la  parte  N.  pequeños  depósitos  de  creta  amari- 
llenta y  su  continuación  con  los  primeros  cerros  de  Piqueres 
es  manifiesta.  En  estos  cerros  las  calizas  coronan  los  depósitos 


368  boletín   de   LA    REAL   SOCIEDAD   ESPAÑOLA 

albenses  estudiados  en  otra  nota  y  parecen  representar  la 
parte  superior  de  este  piso  ó  la  intermedia  entre  él  y  el  Ceno- 
manense. 


Publicaciones  que  ha  recibido  la  í^eal   Sociedad  Española 
de  fiistoria  l^atural  durante  el  mes  de  dunio  de  1908. 

(La  liste  suivante  servirá  comme  acensé  de  réception.) 

Alemania 
Eutomologische  Litteraturblátter,  Berlín.  1908,  n°  6. 
Entcmologischer  internationaler  Vereiu,  Stuttgart. 

Entomrlogische  Zeitschrift.  xxii.  Jahrg.,  nos  10-13,  1908. 
Entomologischer  Verein  zu  Stettin. 

Entomologisclie  Zeitung.  69.  Jahrg.  Heft  ii.  1908. 
Naturse  Novitates,  Berlín.  1908,  n°  11. 
Zoologischer  Anzeiger,  Leipzig.  Bd.  xxxiii,  nos  4-6,  1908. 

Austria-Hungría 
Académie  des  Sciences  de  Cracovíe. 

Bulletin  international.  1908,  nos  4.5, 
Wiener  Entomologísche  Zeitung,  Wien.  xxvii.  Jahrg.,  vi.  und  vii.  Heft, 
1908. 

Bélgica 
Société  belge  d'Astronomíe,  Bruxelles. 

Bulletin.  W  année,  n"  6,  1908. 
Société  entomologique  de  Belgíque,  Bruxelles. 

Anuales.  T.  52%  n"  5,  1908. 

Dinamarca 
Société  botanique  de  Copenhague. 

Botanisk  Tidsskrift.  28.  Bínds,  3.  Heft,  1908. 

España 
Colegio  de  farmacéuticos  de  Baleares,  Palma  de  Mallorca. 

Las  Baleares.  N."  90,  1908. 
Facultad  de  Ciencias  de  Zaragoza. 

^naZes.  Año  II,  n.°  5,  1908. 
Gaceta  farmacéutica  española,  Barcelona.  N.os  130-132,  1908. 
Ingeniería,  Madrid.  N.os  115-117,  1908. 
Institució  catalana  d'  Historia  natural,  Barcelona. 

Butlleti.  N.^3,  1908. 

(Continuará.) 


Sesión  del  7  de  Octubre  de  1908. 

PRESIDENCIA   ACCIDENTAL    DE    D.    JOSÉ    R.    MOURELO 

El  Secretario  le^^ó  el  acta  de  la  sesión  anterior,  que  fué 
aprobada. 

Fallecimientos.— El  Sr.  Mourelo  dio  cuenta  de  la  muerte  del 
eminente  g-eólog-o  D.  J.  F.  Nery  Delg-ado,  presidente  del  Servi- 
cio g-eoíóg-ico  de  Portug-al,  bien  conocido  por  su  laboriosa  y  lar- 
g-a  carrera,  durante  la  cual  ha  publicado  importantes  trabajos 
científicos,  y  en  este  mismo  año  su  magnífico  Sijsléme  sihmque 
de  Portugal.  Etiide  de  straiigraphie  yaUontoJogique. 

Notas  y  comunicaciones.— El  Secretario,  en  nombre  de  los  res- 
pectivos autores,  presentó  los  trabajos  sig-uientes: 

«Datos  sobre  los  macrosismos  españoles»,  por  el  P.  Manuel 
María  S.  Navarro,  S.  J. 

«Estudio  anatómico  y  fisiológico  de  la  piel  del  Gallipato 
{Pleurodeles  Waltlü  Mich.)»,  por  D.  José  Gog-orza. 

«Más  sobre  el  Crioceris  macilenta  Ws.»,  por  el  P.  José  María 
de  la  Fuente;  y 

«Algunas  observaciones  sobre  la  nidificación  del  Neophron 
percnopterus  L.»,  por  D.  Francisco  Ysern  y  Fixe. 

— El  Sr.  Calderón  leyó  una  carta  de  nuestro  consocio  D.  Pablo 
Gramas,  director  del  Museo  municipal  de  Santa  Cruz  de  Tene- 
rife, dando  noticia  de  un  terremoto  observado  el  día  27  de  Julio 
último  en  aquella  isla. 

«La  trepidación,  dice  el  Sr.  Gramas,  se  percibió  k  las  doce 
de  la  noche,  en  forma  de  algunas  sacudidas  alg'o  violentas  du- 
rante tres  segundos.  A  los  diez  minutos  se  repitieron,  aunque 
con  menos  intensidad  y  duración.  El  fenómeno  pasó  desaper- 
cibido para  la  mayoría  de  la  gente. 

»Es  de  notar  que  aquí  los  sismos  son  muy  raros,  no  habién- 
dose sentido  ninguno  apreciable  desde  el  de  1901,  cuyas  sacu- 
didas pusieron  en  alarma  á  toda  la  población.» 

Noticias  bibliográficas. — El  Sr.  Calderón  leyó  la  siguiente: 
G.  Mengel,  FeuiUes  de  Prades  et  Céret  {Alhéres  et  Cerdngne). 

T.  VIII. -Octubre,  1908.  25 


370  boletín    de   LA    EEAL    SOCIEDAD   ESPAÑOLA 

(Bull.  de  la  Carie  géol.  de  France,  t.  xviii,  Mai  1908,  7  pág-inas, 
1  mapa  y  1  grabado.) 

En  este  trabajo  del  Sr.  Meng^el,  director  del  Observatorio  ine- 
tereológ-ico  de  Perpig-naii,  se  describen  dos  regiones  interesan- 
tes para  los  g-eólog-os  españoles  por  referirse  unas  á  territorios 
vecinos  y  otras  pertenecientes  al  propio  nacional. 

La  primera  parte  se  consagra  á  la  región  denominada  «Les 
Albéres»,  constituida  por  la  extremidad  oriental  de  la  cadena 
pirenaica,  entre  las  planicies  del  Rosellóny  las  del  Ampurdán. 
Es  particularmente  interesante  la  tectónica  del  macizo  del 
cabo  de  Creus. 

La  segunda  parte  versa  sobre  la  Cerdaña,  reglón  franco- 
española  encerrada  entre  el  macizo  g"ranitico  de  Andorra  y  la 
Sierra  de  Cadí.  El  autor  estudia  exclusivamente  las  formacio- 
nes primarias  del  país,  que  son  las  menos  conocidas.  Por  vía 
de  apéndice  hace  algunas  consideraciones  sobre  otras  regio- 
nes, entre  las  cuales  figuran  localidades  de  la  provincia  de 
Gerona.  La  índole  abreviada  del  trabajo  no  se  presta  á  extrac- 
tarlo, y  por  eso  me  limito  á  dar  esta  breve  noticia  de  la  re- 
ciente aparición  de  un  escrito  breve,  pero  substancioso,  que 
versa  en  g-ran  parte  sobre  nuestro  territorio. 

Secciones.— La  de  Granada  celebró  sesión  el  21  de  Julio,  bajo 
la  presidencia  de  D.  Pascual  Nácher,  aprobándose  el  acta 
anterior. 

— Fueron  propuestos,  como  nuevos  socios  numerarios,  D.  Flo- 
rencio Porpeta  y  Llórente,  catedrático  de  la  Facultad  de  Medi- 
cina y  D.  Juan  de  Dios  Simancas  Señan,  por  D.  Juan  L.  Diez 
Tortosa,  y  D.  José  García  López  Maestro,  de  la  Escuela  supe- 
rior de  Loja,  y  D.  Nicolás  María  Dalmau  Montesinos,  Ing-eniero 
agrónomo,  por  D.  Francisco  Espejo. 

— El  Sr.  Presidente  dio  cuenta  del  traslado  al  Instituto  gene- 
ral y  técnico  de  Albacete  de  nuestro  consocio  Sr.  López  Mateos, 
catedrático  de  Agricultura,  y  añadió  que  creía  interpretar  los 
deseos  de  los  reunidos  expresando  el  sentimiento  que  embar- 
gaba á  la  Sección  al  verse  privada  de  uno  de  sus  individuos 
que  más  entusiasmo  había  demostrado  para  la  formación  y  el 
desarrollo  de  la  agrupacióu. 

Ocupándose  el  mismo  señor  (el  Presidente)  de  la  «Asociación 
española  para  el  prog-reso  de  las  Ciencias»,  hizo  un  llama- 


DE    HISTORIA   NATURAL.  2ni 

miento  á  los  socios  para  que  se  inscribieran  en  ella  y  solicitó 
hiciesen  propag-anda  á  fin  de  que  el  número  de  los  asociados 
en  Granada  fuese  el  mayor  posible. 

— El  Sr.  Diez  Tortosa  (Juan  L.)  presentó  unas  hojas  con  ano- 
malías de  la  especie  Saxífraga  crassi folia  L. 

La  misma  Sección  se  reunió  el  30  de  Septiembre,  bajo  la  pre- 
sidencia de  D.  Pascual  Nácher,  aprobándose  el  acta  de  la  an- 
terior después  de  su  lectura. 

Quedaron  admitidos  los  socios  propuestos  en  la  sesión  de 
Julio  pasado. 

Se  dio  cuenta  de  las  publicaciones  recibidas  para  la  biblio- 
teca de  la  Sección  y  de  ejemplares  recibidos  para  el  Museo. 
Acordóse  dar  las  gracias  á  los  donantes. 

— El  R.  P.  S.  Navarro  Neumann  leyó  una  nota  titulada  «Datos 
sobre  los  macrosismos  españoles»  y  mostró  algunas  gráficas 
obtenidas  en  la  Estación  sismológica  de  Cartuja  (Granada), 
que  está  á  su  cárg-o. 

— El  Sr.  Diez  Tortosa  manifestó  que  le  habían  entreg'ado 
unas  hojas  de  remolacha,  en  las  que  había  aparecido  una 
nueva  plaga,  á  fin  de  que  por  la  Sociedad  se  hiciese  la  deter- 
minación de  la  especie  que  la  produce  y  los  medios  para  com- 
batirla. 


Suhsidio  para  o  estudo  da  fauna  carcinologica  de  Portugal. 
Epüchas  de  creagáo  e  reproducgáo 


LUIZ    G0NZAGA    DO    NASCIMENTO 

Lagosta  (Pali7mrus  viügaris  Latr.) — Entre  a  variedade  de 
crustáceos  que  se  encontra  ñas  aguas  portuguezas,  a  lagosta 
é,  sem  duvida,  o  mais  apreciado,  nao  só  pelo  seu  sabor,  como 
pelo  valor  commercial  que  de  ordinario  obtem  nos  mercados. 

Nao  só  em  Portugal  esta  especie  é  tida  em  apreco;  os  estran- 
geiros  sentera  por  ella  particular  predilecáo,  conservando-a 
em  viveiros  para  d'ella  se  utilisarem  ñas  epochas  em  que  é 
defesa  a  sua  pesca.  Domiciliada  ñas  aguas  portuguezas,  onde 
é  vulgar,  e  abundante,  especialmente  em  Yianna  do  Castello, 


372  boletín    de   LA    REAL    SOCIEDAD   ESPAÑOLA 

Povoa  de  Varzim,  Peniche  e  Cascaes,  encontra-se  tambem  no 
Mediterráneo,  sendo  esses  exemplares  superiores  em  dimensáo 
aos  colhidos  ñas  costas  maritimas  de  Portug-al,  onde  raramen- 
te atting-em  inais  de  40  centimetros  de  comprimento. 

No  Musen  de  Historia  Natural  de  New-York  existe  urna  la- 
g'osta  que  mede  45  poleg-adas  de  larg-o  e  pesa  36  libras. 

Esta  especie  é  fecundissima,  reproduzindo  cada  exemplar 
100:000  ovos,  os  quaes  até  á  desincubacáo  conserva  adheren- 
tes  ao  ventre  por  urna  especie  de  materia  viscosa.  A  eclo- 
sao  dos  ovos  é  desde  os  principios  de  Julho  até  aos  fins  de 
Ag"Osto,  g-anhando  o  alto  mar  para  a  fazerem.  As  larvas  con- 
servam-se  á  tona  d'ag-ua  até  atting-irem  certo  desenvolvimen- 
to,  depois  do  qual  procuram  os  fundos. 

A  lag'osta  é  voraz  e  carnívora;  alimenta-se  de  plantas  mari- 
timas, peixes,  mulluscos  e  vermes. 

Vive  em  fundos  pedreg'osos  a  pouca  distancia  das  costas,  em 
tempes  quentes,  e,  com  os  fríos,  desee  ás  profundidades. 

Seg"undo  a  opiniáo  de  experimentados  pescadores,  o  sabor 
d'este  crustáceo  varia  consoante  a  sua  alimentacáo.  Assim 
temos  que  os  capturados  ñas  profundidades,  isto  é,  de  120  á  130 
bracas  d'ag-ua  sao  mais  saborosos  do  que  os  que  se  pescam  em 
menor  nivel  d'ag-ua,  devido  a  estes  fazerem  a  sua  alimentacáo 
apenas  de  plantas  maritimas  e  mulluscos. 

Empreg-am-se  na  sua  captura  os  apparelhos  denominados 
covos,  que  os  pescadores  iscam  com  raía  (Raja  microcellata),  de 
preferencia  a  outro  eng-odo.  Tambem  accidentalmente  é  colhi- 
da  nos  anzoes  destinados  á  pesca  do  alto  e  ñas  redes  Iranquei- 
ras,  onde  entra  em  perseg-uicáo  de  entras  especies. 

Lavag-ante  (Homarus  vuJgaris  Edw.)— E'vulg-ar,  pouco  abun- 
dante e  menos  saboroso  que  a  lag-osta;  encontra-se  frequente- 
mente  ñas  reg-ioes  meridional  e  occidental  do  continente  de 
Portug-al  nos  mezes  de  Dezembro,  Janeiro  e  Fevereiro,  espe- 
cialmente na  costa  da  Galé  (Setubal),  Cezimbrae  Peniche,  onde 
se  pesca  á  profundidade  de  7  á  8  bracas  nos  tempes  fríos,  em 
quanto  que  ñas  epochas  quentes  accidentalmente  é  colhido 
de  100  á  120,  nos  anzoes  destinados  á  pesca  do  alto. 

Vive  em  fundos  pedreg-osos,  revestidos  de  plantas  maritimas, 
onde  procura  as  anfractuosidades  das  rochas  e  ahi  estaciona 
durante  larg-o  tempo.  Nao  é  voraz;  alimenta-se  de  alg-as,  pe- 
queños peixes  e  mulluscos. 


DE   HISTORIA   NATUEAL.  373 

Sobre  a  epocha  da  sua  reproduceáo,  Baldaque,  illustre 
membro  da  commissáo  central  de  pescarías  diz  que:  «comeca 
em  Outubi  o,  e  prolong"a-se  até  Janeiro  alg"umas  vezes.  Reunem- 
se  macho  e  femea,  oppostos  ventre  com  ventre,  de  maneira 
que  os  orificios  externos  dos  orgáos  genitaes  do  macho  corres- 
pondan! próximamente  aos  da  femea,  dando  se  uma  especie 
de  copla  incompleta,  na  qaal  o  ñuido  fecundante  passa  para  o 
seio  maternal. 

Log"o  que  os  ovos  chegain  a  um  estado  de  maturacáo  com- 
pleta, as  femeas  applicam  a  face  debaixo  do  ventre  contra 
o  peito,  formando  uma  cavidade  para  a  qual  abrem  os  oviaduc- 
tos,  e  por  estes  sáem  em  jactos  succesivos  uns  20:000  ovos, 
que  ficam  reunidos  e  seguros  por  um  liquido  viscoso,  segrega- 
do n'essa  occassiáo. 

«Neste  meio  se  produz  a  incubaeáo,  que  dura  seis  mezes, 
finda  a  qual  nascem  as  larvas  e  sobem  á  superficie,  procurando 
o  largo  para  comecarem  o  seu  desenvolvimento.»  Opiniáo  c jm 
a  qual  estamos  plenamente  de  accordo. 

Os  apparelhos  que  os  pescadores  empregam  na  sua  pesca 
sao  os  covos,  os  quaes  iscam  com  lulas  {Loligo  milgaris)  de  pre- 
ferencia a  outro  engodo.  Tamben  se  captura  ñas  recles  costei- 
ras.  O  seu  comprimento  é  de  40  á  45  centímetros  e  ordinaria- 
mente obtem  nos  mercados  o  valor  commercial  de  500  á  1:000 
réis  cada  exemplar. 

Lagostim  {Nephrops  ^norwegicuslAn.) — Esta  especie,  da  familia 
dos  astacidíos,  é  rauito  saborosa,  mas  rara,  ñas  aguas  territo- 
riaes,  encontrando-se  accidentalmente  nos  mezes  de  Janeiro  e 
Fevereiro,  epocha  em  que,  impellida  pelos  temporaes,  entra 
no  rio  e  costa  da  Galé  (Setubal),  onde  se  pesca  á  profundidade 
de  7  á  8  bracas. 

Vive  em  fundos  pedregosos  revestidos  de  plantas  marítimas  e 
alimenta- se  de  lodos  ricos,  mulluscos  e  frutificacoes  do  (Fiicus 
vesicuJosus). 

A  sua  reproduceáo  tem  logar  nos  mezes  de  Abril  e  Maio. 
Nao  obstante  estar  em  duvida,  nao  duvidamos  ousar  esta  affir- 
mativa,  por  de  visu  proprio  a  termos  encontrado  em  estado  de 
reproduceáo  n'esta  epocha. 

Em  consequencia  de  ser  multo  escassa,  nao  se  Ihe  prepara 
pesca  especial,  sendo  colhida  ñas  redes  de  arrasto  ou  chincho- 
rros empregadas  na  captura  de  outras  castas. 


374  boletín    de   LA   REAL   SOCIEDAD    ESPAÑOLA 

O  comprimento  máximo  do  lag-ostim  é  de  20  centímetros  e  o 
seü  preeo  nos  mercados  portug'uezes  varia  entre  400  a  600  réis 
cada  um. 

Sapateira  f Cáncer  pa^fums  Lin .) — E'uma  especie  de  caran- 
g-uejo  de  g-randes  dimensoes,  pesando  cada  exeniplar,  no  sen 
máximo  desenvolvimento,  4  a  5  kilog-rammas  e  mede  40  cen- 
timetros  de  comprimento  e  25  na  máxima  larg-ura. 

Pouco  abundante  ñas  costas  portuguezas,  encontra-se,  toda- 
via,  mais  frequentemente  nos  mezes  de  Junho  a  Setembro  eni 
Cezimbra,  Cascaes,  Peniche  e  na  costa  da  Galé  (Setubal). 

Ñas  epochas  calmosas  vive  a  8  e  9  bracas  de  profundidade  em 
fundos  pedreg-osos,  revestidos  de  plantas  marítimas  e  com  os 
fríos  desee  ás  profundidades  onde  accidentalmente  é  colhida 
nos  apparel/ios  da  pesca  do  alio  a  100  e  120  bracas. 

A  sua'reproduccao  tem  log-ar  nos  mezes  de  Marco  e  x\brll,  e 
a  eclosáo  dos  ovos  dá-se  em  Ag'osto  e  Setembro,  g-anhado  o 
alto  mar  para  a  fazer. 

Os  pequeños  seres  vivem  sob  as  podras  immerg-idos  em  arela  e 
lodo,  alimentando-se  de  pequeños  peixes,  vermes  e  muUuscos. 

Pesca-se  ñas  redes  costeiras,  onde  vae  em  perseg-uicao  de 
outras  especies. 

A  carne  d'este  crustáceo  é  multo  saborosa  e  apreciada,  espe- 
cialmente em  Marco  e  Abril,  epoclia  da  sua  máxima  nutrlcáo. 
O  preco  de  cada  exemplar  reg'ula  entre  500  a  1:000  réis. 

Carang-uejo  commum  (Carcinus  maenas  Leach.)— Esta  espe- 
cie éconhecida  de  todos,  sendo  abundantlssima  nos  ríos  e  por- 
tos  do  continente,  especialmente  nos  mezes  de  Abril  e  Maio, 
em  que  se  encontra  aos  cardumes,  vendo-se  correr  nos  fluxos 
e  refluxos  das  mares  em  procura  das  ag-uas  sobre  as  quaes  o 
sol  dardeje  os  seus  ralos.  N'esta  epocha  é  quando  mais  se 
aproxima  das  praias,  procurando  as  podras  sob  as  quaes  se 
occulta.  E'nomado  e  vive  nos  tempos  quentes  a  2  e  3  bracas  de 
profundidade  em  fundos  de  lodo  e  arela,  mas  com  os  frios  desee 
a  maiores  íunduras  em  procura  das  alg-as  (Fucus  vesiculosiis). 
Alimenta-se  de  vermes,  pequeños  peixes  e  mulluscos;  é  carní- 
voro e  inimig-o  encarnlcado  da  ostra  (Ostrea  edulis)  a  que  faz 
constante  caca.  Eeproduz-se  nos  mezes  de  Setembro  e  Outubro 
e  a  eclosao  dos  ovos  tem  log-ar  em  Janeiro  e  Feverelro.  Mede  or- 
dinariamente 8  centímetros  de  comprimento  por  6  de  larg-ura. 

Nao  serve  para  uso  alimentar,  porém,  os  pescadores  apro- 


DE    HISTORIA  NATURAL.  375 

veitam  as  faméas,  quaiido  em  estado  de  reproduccSo,  para  as 
utilisar,  dizeudo  serem  saborosas. 

Nao  se  Ihes  faz  pesca  especial  sendo  no  entanto  colhido  em 
todas  as  redes,  e  que  as  damnifica  bastante. 

Santola  {Maja  squinado  Rondelet.) — E'vulg^ar  e  abundantis- 
sima  nos  rios  e  costas  de  Portugal,  especialmente  em  Agosto 
e  Setembro,  mormente  em  Cezimbra,  Cascaes,  Peniche  e  costa 
da  Galé  (Setubal),  onde  vive  a  7  e  8  bracas,  em  fundos  pedre- 
gosos e  de  areia.  O  seu  paradeiro  ñas  aguas  portuguezas  va- 
ria consoante  as  temperaturas,  pois  ao  passo  que  ñas  epochas 
calmosas  se  encontra  a  esta  profundidade,  ñas  invernosas  des- 
ce  de  20  a  25.  A  sua  alimentacáo  é  constituida  por  plantas 
marítimas,  peixes  e  mulluscos.  A  santola  é  fecundissima  e  en- 
contra-se  em  estado  de  reproduccáo  ñas  lúas  chelas,  epocha 
em  que  a  sua  carne  é  mais  saborosa.  A  eclosáo  dos  ovos  dá-se 
nos  ming'uantes.  O  comprimento  de  cada  exemplar  d'esta  es- 
pecie regula  entre  20  por  14  centímetros  de  largo.  Os  appere- 
Ihos  empregados  na  sua  pesca  sao  as  redes  de  arrasto  e  os  covos, 
iscados  com  detrictos  de  peixe.  A  pezar  da  sua  carne  ser  apre- 
ciada obtem  diminuto  valor  commercial  em  consequencia  de 
ser  multo  abundante. 

Os  povos  antigos,  especialmente  os  gregos,  attribuiam  a  este 
crustáceo  grande  sagacidade,  tendo-o  representado  ñas  suas 
moedas. 

Pilado  (Por¿¿mw5j»?ííe;' Lin.)— Na  costa  da  Galé  (Setubal)  e 
ñas  do  Norte  é  abundantissimo  e  vulgar,  nos  mezes  de  outu- 
bro  a  dezembro,  em  que  vive  á  profundidade  de  10  a  20  bracas 
em  fundos  de  areia  revestidos  de  plantas  marítimas,  alimen- 
tando-se  de  pequeños  peixes,  mulluscos  e  alg'as.  Só  entra  nos 
rios  quando  impellido  por  grandes  vendavaes.  A  reproduccáo 
d'esta  especie  tem  logar  em  Dezembro  e  Janeiro,  aproximan- 
do-se  dos  bancos  de  areia  para  fazer  a  eclosáo  dos  ovos  nos 
mezes  de  Marco  e  Abril. 

Na  costa  da  Galé  entra  em  grandes  quantidades  ñas  arma- 
coes  valencianas;  porém,  os  pescadores  do  norte  preparam-lhe 
pesca  especial  com  redes  de  arrasto.  Se  bem  que  se  nao  utilise 
para  alimentacáo,  chega  a  obter  um  valor  relativamente  gran- 
de por  ser  um  adubo  escellente. 

Gafanhoto  do  mar  {Sqiiilla  maniis  Lin.) — E'vulgar,  mas 
pouco  abundante,  encontrando-se  accidentalmente  ñas  aguas 


316  boletín    de   la   REAL   SOCIEDAD   ESPAÑOLA 

do  Sado  (Setubal),  costas  do  Alg-arve  e  no  Tejo.  Nos  mezes  de 
Novembro  a  Janeiro  e  ñas  mares  de  ag-uas  vivas  captura-se  á 
profundidade  de  10  a  20  bracas.  Nos  tempos  quentes  procura 
os  grandes  fundos,  tendo  nos,  em  estudos  oceanog-raphicos, 
encontrado  alg-uns  exemplares.  d'esta  especie  entre  10  a  90 
bracas  de  profundidade.  Alimenta-se  de  pequeños  muUuscos, 
lodos  ricos  e  vermes.  Reproduz-se  nos  mezes  de  Abril  e  Maio  e 
faz  a  eclosáo  dos  ovos  em  Ag-osto  e  Setembro,  procurando  para 
isso  o  alto  mar.  O  seu  comprimento  reg-ula  por  20  a  25  centí- 
metros. Nao  tem  valor  commercial,  dizendo  os  pescadores  que 
a  sua  carne  é  apreciavel  e  d'um  sabor  semilhante  á  do  lag-os- 
tim  (NephrojíS  norwegicus).  Colhe-se  accidentalmente  ñas  re- 
des costeiras  e  de  arrasto. 

O  nome  vulg-ar  porque  é  conhecido,  advem-lhe  por  caminhar 
á  semilhanca  dos  g-afanhotos  terrestres  (Declicus  verrucivornsj, 
isto  é,  aos  saltos,  e  tambem  por  Ihe  ser  animilhavel  pela  serri- 
Iha  de  que  tem  armadas  as  patas  dianteiras. 

Aranha  do  mar  (Inac/ins  scorpio  Fabr.  i.  dorsettensis, 
Leach.)— A  especie  que  descrevemos  é  vulgar  e  abundante  du- 
rante todo  o  auno,  na  costa  da  Galé  (Setubal)  e  Ceziinbra,  onde 
vive  á  profundidade  10  a  20  bracas  em  fundos  pedreg-osos  e 
de  arela,  revestidos  de  plantas  marítimas.  Alimenta-se  quasi 
exclusivamente  de  vermes,  pólipos,  infusorios  e  ascidios.  A  sua 
reproduccáo  tem  log-ar  em  Dezembro  e  a  eclosáo  dos  ovos  em 
principios  de  Marco,  procurando  para  isso  as  alg-as  (fucus  vesi- 
culosos). E'accídentalmente  colhída  ñas  redes  costeiras.  Nao 
tem  valor  alg-um,  quer  alimentar,  quer  commercial. 

Pernudo  {Gfonoplax  angulata  Fabr.)— D'este  crustáceo  pouco 
vulg-ar  encontram-se  alguns  exemplares  na  costa  da  Galé  (Se- 
tubal) e  Cezimbra,  especialmente  nos  mezes  de  Outubro  a  Ja- 
neiro, onde  vive  á  profundidade  de  10  a  20  bracas  em  fundos 
pedregosos  e  de  areia,  descendo  ñas  outras  epochas  aos  gran  - 
des  fundos.  Alimenta-se  de  pequeños  muUuscos,  pólipos,  in- 
fusorios e  ascidios.  A  reproduccáo  tem  log-ar  nos  fins  de  Maio 
e  a  eclosáo  dos  ovos  dá-se  nos  principios  de  Ag-osto,  ganhando 
o  alto  mar  para  a  fazer.  E'colhido  accidentalmente  ñas  redes 
costeiras. 

O  nome  vulg-ar  de  2)ernudo,  porque  é  conhecido,  advem-lhe, 
como  a  ethymolog'ia  da  palavra,  do  g-rande  comprimento  das 
patas  dianteiras. 


DE    HISTORIA    NATURAL.  377 

Casa  alug-aila.  Ermitáo  (Eupagurus  Bernhardus  Linii.) — Este 
crustáceo,  da  familia  pagimdae,  é  vulg-ar  e  abundante  no  rio 
e  costa  da  Galé  (Setubal)  e  Cezimbra,  durante  todo  o  auno;  vive 
em  fundos  pedregosos,  de  areia,  ñas  conchas  abandonadas  pe- 
los mulluscos,  variando  as  profundidades  entre  10  a  50  bracas. 
E'voraz  e  alimentase  de  pequeños  peixes,  vermes  e  mulluscos. 

Encontra-se  em  estado  de  reproduccáo  ñas  mares  de  ag-uas 
vivas  e  com  as  lúas  chelas;  a  eclosáo  dos  ovos  tera  log-ar  nos 
ming-uantes,  procurando  as  rochas  para  a  faserein.  Nao  tem 
valor  coiamercial  nem  alimentar.  Entra  accidentalmente  ñas 
redes  costeiras  onde  vae  em  perseg-uicáo  de  outras  especies. 

Furta  camizas  (Pachygrajisiis  marmoraíus  Fabr.) — EVulg-ar 
e  abundantissimo  durante  o  anno  ñas  praias  do  continente  do 
reino.  Vive  ñas  fendas  das  muralhas  e  ñas  rochas.  Alimenta-se 
de  plantas  marítimas,  pequeños  peixes  e  mulluscos.  A  sua  re- 
produccáo tem  log-ar  nos  mezes  de  Marco  e  Abril  e  a  eclosáo 
dos  ovos  nos  principios  de  Ag'osto,  sobre  as  alg-as. 

E'd'uma  ag-ilidade  extraordinaria,  vendo-se,  na  baixa  mar, 
virem  receber  os  ralos  solares,  desapparecendo  quasi  repenti- 
namente. 

O  nome  vulgar  porque  é  conhecido,  parece  advir-lhe  de  ter 
as  patas  dianteiras  munidas  d'umas  piucas  incisivas.  Nao  tem 
valor  commercial  ñera  alimentar. 

Freirá  [CaUapa  granúlala  Linn.)  —  E'vulg-ar  mas  pouco 
abundante  e  encontra-se  mais  frequentemente  na  Povoa  de 
Varzim,  costa  da  Galé  (Setubal)  e  Cezimbra,  nos  mezes  de 
Marco  a  Junho.  Vive  em  fundos  pedregosos  e  de  areia.  Ñas 
epochas  quentes  as  profundidades  onde  reside  variam  entre  30 
a  60  bracas  e  com  os  frios  procura  maiores  funduras.  Alimen- 
ta-se de  pequeños  peixes,  vermes  e  mulluscos,  preferindo  o 
caramujo  (Lillorina  lilorea). 

Reproduz-se  em  principios  de  Junho  e  a  eclosáo  dos  ovos 
tem  logar  em  fins  de  Agosto,  procurando  as  rochas  para 
a  fazer. 

Este  crustáceo  é  muito  moroso  nos  seus  movimentos  e  con- 
serva-se  por  largo  tempo  immovel  no  fundo  do  Océano. 

Entra  accidentalmente  ñas  redes  cosleiras,  onde  vae  em  per- 
seguicáo  de  outras  especies.  Nao  tem  valor  commercial. 

Camaráo  mouro  (Crangoii  vulgaris  Fabr. )— Este  crustáceo 
vive  ñas  aguas  doces  e  ñas  salgadas.  Procura  de  preferencia 


378  BOLETÍN    DE   LA   REAL    SOCIEDAD   ESPAÑOLA 

as  embocaduras  dos  rios  onde  frequentemente  se  encontra 
próximo  ás  salinas  e  ñas  praias  onde  a  ag-ua  doce  influencio- 
na.  E'abnndante  nos  esteiros  do  Sado,  vivendo  á  profundidade 
de  2  a  4  bracas.  Alimenta-se  de  plantas  aquaticas,  detrictos  de 
peixe  e  kklos  ricos.  Reprorhíz  se  no  mez  de  Junho  e  a  eclosáo 
dos  ovos  tem  log-ar  em  fins  de  Agosto.  Mede  ordinariamente  4 
a  5  centímetros  de  comprímento.  Colhe-se  nos  apparelhos  de- 
nominados camaroeiros  e  entra  accidentalmente  nos  destina- 
dos a  captura  de  outras  especies. 

Camaráo  do  rio  (Palaemon  serratus  Penn.)— Vive  ñas  bacías, 
lítoraes  dos  rios,  na  costa  da  Galé  (Setubal),  Sínes  e  Fig-ueira 
da  Foz,  sendo  abundantissimo  nos  mezes  de  Dezembro,  Ja- 
neiro e  Fevereiro  em  fundos  revestidos  de  plantas  marítimas 
á  profundidade  de  3  a  6  bracas.  Reproduz-se  em  duas  epocbas: 
a  1.^  em  Dezembro,  sendo  a  eclosáo  dos  ovos  em  Fevereiro; 
a  2."  em  Junho  e  a  eclosáo  dos  ovos  em  Ag-osto,  descendo  o 
curso  dos  ríos  e  procurando  os  fundos  revestidos  de  alg-as  para 
faser  a  desova.  Alimentase  de  fructificacoes  do  (Fiicus  vesicu- 
losws)  e  detrictos  de  peixe.  Nos  tempos  invernosos,  quando  as 
ag"uas  pluvíaes  entram  em  g-rande  quantídade  nos  rios  procu- 
ra o  Océano  onde  perseg-ue  a  sardinha  {Clu2)ea  pilchardus) 
para  Ihe  utílisar  a  desova.  Cada  exemplar  mede  ordinariamen- 
te 5  a  6  centímetros  de  comprímento.  Este  crustáceo  é  muíto 
saboroso  e  apreciado. 

Os  apparelhos  empreg-ados  na  sua  captura  denominam-se 
camaroeiros  e  uns  outros  usados  pelos  pescadores  do  Tejo  a  que 
dáo  o  nome  de  muleta.  A  sua  pesca  faz-se  ordinariamente  ñas 
vasantes  das  mares.  As  redes  de  arrasto  o\\  chinchorro  destroem 
g-rande  quantídade  d'estes  crustáceos. 

La  célebre  caverna  de  Altamira  explorada  por  los  franceses 

POR 

JESÚS  CARBALLO 

Desde  que  en  Francia  se  tuvo  noticia  de  nuestra  notable  ca- 
verna, apenas  transcurre  un  año  sin  que  alg"ún  espeleólog-o 
de  allá  repita  su  viaje  á  Santander  con  el  exclusivo  fin  de  es- 
tudiarla; tal  es  la  importancia  que  tiene  para  la  prehistoria 
especialmente.  Como  es  lóg-ico  suponer,  tratándose  de  una 


DE    HISTORIA  NATURAL.  37» 

ciencia  tan  reciente,  suscitáronse  entre  los  sabios  cuestiones 
sobre  diferentes  puntos,  que  lejos  de  disminuir  parece  que 
tienden  á  complicarse  más. 

He  podido  ver  en  alg-unas  publicaciones  francesas  lo  que 
sostiene  M.  Martel  contra  M.  Cartailliac  y  el  abate  Breuil  sobre 
el  orig"en  de  la  caverna  y  sobre  la  edad  de  las  tan  famosas 
pinturas  que  ella  encierra,  y  después  de  pasarme  yo  también 
bastantes  días  sobre  la  meseta  de  Altamira  para  formar  un 
juicio  lo  más  exacto  posible,  voy  á  dar  cuenta  á  nuestra  Real 
Sociedad  de  las  opiniones  de  aquellos  sabios  (1)  y  de  la  mía 
propia  sobre  las  cuestiones  que  sug-iere  el  estudio  de  tan  nota- 
ble caverna. 

En  una  sesión  A  Martel,  hablando  de  las  simas  y  soplados 
tan  abundantes  en  la  meseta  de  Altamira,  dice  ser  debidos  á 
excavaciones  (des  afouillements)  externas  practicadas  de  arri- 
ba para  abajo  por  las  ag"uas  sumidas,  y  no  como  quieren  Car- 
tailhac  y  Breuil  de  abajo  hacia  arriba;  y  el  mismo  orig'en 
atribuye  á  la  g-ran  caverna  con  todos  sus  sumideros  y  g'ale- 
rías.  En  el  interior  hállase  un  pozo  de  10  m.,  que  Martel  opi- 
na ser  otro  sumidero  como  los  demás,  por  donde  antes  se  es- 
currían las  ag-uas,  aunque  ahora  esté  seco;  pero  que  Cartailhac 
y  Breuil  suponen  artificial.  Las  razones  de  Martel  me  parecen 
más  atendibles  que  las  de  los  otros  dos  sabios,  sobre  todo  acer- 
ca del  pozo,  ni  comprendo  por  qué  le  creen  artificial.  He  visto 
muchos  sumideros  mayores  y  menores  que  él  y  no  hallo  dife- 
rencia alg'una  de  los  demás.  La  caverna  toda  (300  m.  por  10  de 
alto]  no  es  más  que  un  antig-uo  sumidero  abierto  por  las  ag'uas 
mediante  acciones  mecánicas  (corrosión)  y  químicas  (descom- 
posición). Ese  pozo  era  el  coladero  natural  de  las  agnias  abun- 
dantes que  formaron  la  cascada  más  próxima  dentro  de  la 
cueva;  más  tarde  sufrieron  un  desvío,  la  cascada  no  continuó 
y  el  pozo  se  secó.  En  su  fondo  existen  aún  varios  boquetes  de 
desag'üe. 

Lo  que  creo  que  Martel  no  nos  pueda  aún  demostrar  es  que 
la  meseta  de  Altamira  haya  sido  fondo  de  un  lag'O  en  otra 
época  g-eológ'ica,  puesto  que  carece  de  pruebas  formales,  entre 
ellas  las  paleontológ-icas:  yo  al  menos  no  he  podido  hallar  un 
solo  fósil  que  lo  indique. 


(1)    Extrait  du  c<Bull.  Soc.  Prehist.  de  Fraace»,'^séance  du  22  février  1906. 


380  boletín    DE   LA   REAL   SOCIEDAD   ESPAÑOLA 

Tratando  del  orig-en  de  las  simas  (1)  existentes  en  los  alre- 
dedores de  la  caverna,  no  me  satisfacen  las  explicaciones  de 
ning-uno  de  los  citados  g'eólog'os  franceses,  que  las  consideran 
como  arriba  expuse;  por  lo  que  voy  á  dar  mi  opinión  con 
pruebas  y  hechos  prácticos.  Vense  allí  muchos  soplados  espar- 
cidos por  toda  la  localidad,  consistentes  en  unas  pequeñas  de- 
presiones en  forma  casi  de  embudo  sin  vértice:  todas  ellas  al 
exterior  están  aisladas  unas  de  otras.  Si  su  orig-en  fuese,  como 
ellos  suponen,  debido  á  los  ag-entes  exteriores,  tales  depresio- 
nes no  serían  circulares,  ni  tendrían  por  eje  el  doble  radio  sino 
una  línea  más  ó  menos  continuada  que  marcaría  la  confluen- 
cia de  dos  pequeñas  vertientes  y  sería  así  como  el  cauce  de 
momentáneo  y  pequeño  torrente;  además,  esas  aguas  produci- 
rían las  mismas  corrosiones  en  toda  la  trayectoria  (dadala  ho- 
mog-eneidad  del  terreno)  uniéndose  unas  á  otras  las  depresio- 
nes; pero  allí  sucede  lo  contrario,  ya  que  esos  soplados  son 
puntos  independientes  y  aislados  unos  de  otros.  Su  verdadero 
orig-en  se  debe  buscar  en  la  hidrología  subterránea.  Yo  lo 
atribuyo  á  una  corriente  poco  profunda,  pero  subterránea,  que 
se  forma  por  filtración  de  las  ag-uas  pluviales  recogidas  en  la 
planicie  superior;  dicha  corriente  se  cuela  por  el  medio  de  dos 
estratos  calizos  del  Cretáceo  inferior  que  desde  Altamira  bu- 
zan al  río  Saja.  En  su  curso  subterráneo  el  ag-ua  tropieza  con 
una  bolsada  de  tierra  deleznable,  la  arrastra  dejando  un  vacío 
que  será  en  seg-uida  ocupado  por  las  tierras  que  pesan  enci- 
ma, produciéndose  en  la  superficie  una  depresión  circular  de 
poco  fondo.  Ulteriores  lluvias  depositan  sus  agnias  en  ese  hun- 
dimiento, las  cuales  se  filtran  por  el  fondo,  y  repitiéndose  esto 
sin  cesar,  convierten  en  más  friable  la  tierra  de  abajo  y  más 
fácil  de  ser  arrastrada. 

Quien  lo  haya  estudiado  sobre  el  terreno  y  conozca  las  teo- 
rías de  Paramelle  (2),  podrá  fácilmente  indicar  la  dirección  de 
esas  corrientes  hidrológ-icas  del  subsuelo  altamirense. 

Hay  más;  trazando  un  mapa  de  aquella  localidad  sometido 
á  escala  y  señalando  con  puntos  rojos  las  depresiones,  tiraría- 
mos una  línea  en  dirección  al  Saja,  pasando  por  una  serie  de 


(1)  En  realidad  no  son  sima.s,  sino  unos  hundimientos  ó  depresiones  allí  muy  fre- 
cuentes; por  falta  de  vocablo  propio,  le  llamaré  sima  ó  soplado. 

(2)  «L'Artde  decouvrir  les  sources>.>,  par  l'abbé  Paramelle 


DE    HISTORIA   NATURAL.  38í 

tales  puntos,  y  esta  línea  nos  indicaría  exactamente  la  comen- 
te subterránea:  en  cualquier  punto  de  ella  que  se  abriera  un 
pozo  saldría  ag'ua.  Añadiré  que  son  varias  estas  corrientes, 
pero  todas  ellas  en  las  mismas  condiciones  tectónicas;  comien- 
í2an  en  la  meseta  superior  y  todas  provienen  de  ag-uas  pluvia- 
les en  su  principio. 

Muy  cerca  de  la  célebre  caverna,  hay  otra  que  conduce  un 
buen  caudal  de  ag"ua;  sobre  ella  vi  que  se  hundía  un  cerco  de 
huerta,  con  mucha  pena  del  pobre  labrador  que  no  se  atrevía 
á  pisarlo;  volví  á  la  cueva  y  vi  que  efectivamente  las  ag-uas 
arrastraban  mucha  tierra  de  debajo,  lleg'ándose  á  ver  la  luz 
solar  que  penetraba  por  el  fondo  de  la  nueva  sima.  Un  poco 
distante  de  allí  vieron  unos  labradores  con  asombro  abrirse  de 
repente  un  pozo  casi  circular  de  4  m.  de  profundidad  y  5  de 
diámetro;  á  las  pocas  horas  pasé  de  excursión  y  me  lo  mostra- 
ron. No  me  sorprendió,  pues  en  el  fondo  corría  un  manantial 
permanente  en  la  dirección  de  uno  de  los  ejes  del  cerco;  él 
había  arrastrado  la  tierra  del  fondo.  Poco  después  hallé  una 
sima  llena  de  matorral  en  la  que  se  veía  precipitarse  una  cas- 
cada subterránea  que,  saliendo  cerca  de  la  boca,  se  sumía  en  el 
fondo;  es  inútil  decir  cuánta  tierra  arrastrase.  Los  estratos  ca- 
lizos que  componen  el  terreno  buzan  al  río  Saja  (paralelo  al 
tren  cantábrico)  y  pertenecen  al  terreno  Cretáceo  inferior. 

Estas  me  parecen  pruebas  seg-uras,  con  las  que  la  naturale- 
za muestra  el  procedimiento  de  sus  fenómenos. 

Las  pinturas  y  grabados. — No  dudo  un  instante  de  su  auten- 
ticidad, es  decir,  las  creo  indudablemente  prehistóricas.  A  al- 
g'unos  pareció  imposible  su  conservación  á  través  de  tantos 
siglos  y  á  pesar  de  la  humedad;  pero  esto  no  constituye  nin- 
g-una  dificultad,  porque  yo  lo  demostré  prácticamente.  Con  un 
pedazo  de  sexquióxido-férrico,  hallado  en  la  misma  g-ruta, 
pinté  una  piedra  caliza,  y  por  varios  años  la  conservé  en  un 
armario,  preservada  de  la  luz,  y  cuidando  de  mojarla  con  mu- 
cha frecuencia;  en  tales  condiciones,  la  pintura  se  conservó 
siempre  en  el  mismo  tono  hasta  que  la  abandoné.  Basta  que 
no  le  dé  la  luz,  para  que  se  conserve  indefinidamente. 

Además,  todos  los  espeleólog"os  que  las  estudiaron  están  con- 
formes en  este  punto. 

Mas  lo  difícil  estriba  en  averig"uar  la  edad  de  dichas  pintu- 
ras. Los  Sres.  Cartailhac  y  Breuil  las  creen  paleolíticas,  pero 


382  BOLETÍN    DE    LA   REAL    SOCIEDAD    ESPAÑOLA 

M.  Martel  se  esfuerza  en  demostrar  que  son  neolíticas.  Real- 
mente, es  difícil  averig-uarlo,  dada  la  poca  base  científica  de 
la  división  de  las  edades  prehistóricas,  que  á  veces  más  bien 
parecen  hechas  con  ideas  li  imori^  que  seg-ún  las  leyes  natu- 
rales. Con  todo,  para  juzg"ar  mejor  en  la  contienda,  me  con- 
sideraré por  un  momento  de  la  escuela  iweMstórica  francesa 
por  ellos  mismos  fundada  y  sostenida. 

Por  de  contado,  los  arg-umentos  de  Martel  contra  los  otros 
dos  no  convencen  tampoco  á  Mortillet;  pero  éste  se  contenta 
con  neg-ar  sin  aleg-ar  pruebas  ni  razones. 

El  arg-umento  de  Martel  para  darse  cuenta  de  la  falta  del 
reno  (Cervus  iarandus),  ó  sea  la  carencia  de  fauna  fría  (mag-- 
daleniano),  atribuyéndolo  al  Gnlf-siream,  me  parece  muy  ati- 
nada: pero  para  darla  por  seg-ura,  necesitaríamos  saber  cuán- 
do se  estableció  esa  corriente,  y  esto  ni  el  mismo  Lapparent 
nos  lo  puede  decir,  si  bien  la  da  por  reciente  y  postpaleolítica. 
Por  otra  parte,  lo  que  asientan  Breuil  y  Cartailhac  (para  supo- 
nerlas del  paleolítico)  de  la  huellas  del  Ursus  spelaus,  es  muy 
deficiente;  no  puedo  comprender  cómo  dig-an  eso  de  los  hoyos 
aquellos  de  la  subida:  con  razón  dice  Martel  ser  imposible  su 
conservación  en  dicho  lug-ar  (1)..  Este  punto  queda,  pues,  sin 
resolver,  ya  que  ninguno  de  los  citados  aduce  razones  convin- 
centes. 

Sin  embarg-o,  á  mí  me  parecen  paleolíticas  por  las  razones 
que  voy  á  exponer. 

Este  país  es  muy  montañoso  y  por  ende  propio  para  el  tro- 
g-lodita  del  paleolítico,  que  vivía  exclusivamente  de  la  caza, 
como  le  sucedía  al  de  Altamira;  para  correr  tras  las  bestias  fe- 
roces de  que  se  alimentaba,  no  podía  tener  morada  fija  ni 
cargar  con  tiendas  de  campaña  ú  otros  estorbos  semejantes; 
por  otra  parte,  el  clima  excesivamente  lluvioso,  tempestuoso, 
y  de  continuo  vendaval  del  Cantábrico  le  obligaba  á  g-uare- 
cerse  en  las  cavernas,  aquí  numerosísimas.  Si  se  añade  á  esto 
que  los  montes  eran  un  bosque  continuado,  se  comprenderá 
que  constituían  el  mejor  terreno  para  el  desarrollo  del  troglo- 
dita. Todo  lo  contrario  sucedía  al  hombre  del  neolítico,  el  cual 
no  era  errante  como  el  otro,  y  aunque  no  tenía  villas  ni  pue- 


(1)    Unas  muy  características  que  no  ofrecen  la  menor  duda  son  las  halladas  por 
mí  en  la  «Cueva  del  Zorro>>,  macizo  de  Angustina  (Santander). 


DE   HISTORIA   NATURAL.  383 

blos  como  los  de  hoy,  sin  embarg-o  era  ya  más  pacífico,  no 
dado  á  correrías  como  el  anterior;  sabía  ya  domesticar  anima- 
les y  fabricar  utensilios  de  una  labor  á  veces  esmeradísima  y 
eleg-ante,  lo  cual  supone  ya  tranquilidad  y  vida  más  social. 
'Este  pueblo  sin  cavernas  y  sin  casas  bien  construidas  no  re- 
sistiría á  nuestro  clima.  No  era,  pues,  sitio  á  propósito  para  él. 
Las  llanuras  y  clima  tranquilo  de  Castilla  le  favorecían  más. 
¿No  serán  estas  las  razones  por  las  que  hasta  ahora  no  hemos 
podido  hallar  en  esta  reg-ión  la  menor  representación  del  neo- 
lítico, siendo  tan  abundante  el  paleolítico?  En  cambio,  entran- 
do por  las  llanuras  de  Campoo  falta  éste  y  abunda  el  neolítico. 
Hay,  pues,  un  plausible  motivo  para  creer  que  los  troglodi- 
tas altamirenses  eran  paleolíticos  y  no  neolíticos.  Nada  dig"0 
de  los  instrumentos  allí  encontrados,  por  ser  un  punto  del  que 
tratan  los  citados  exploradores.  Ni  es  objeción  á  dicho  supuesto 
la  perfección  de  las  pinturas;  porque  así  como  para  la  cría  de 
animales,  la  fabricación  de  utensilios  y  cerámica,  debemos  su- 
poner cierto  g-rado  de  civilización  y  medios  para  ello,  no  su- 
cede lo  mismo  para  la  demostración  de  la  iniciativa  artística 
y  de  la  estética  natural;  para  esto,  el  hombre  del  paleolítico 
no  necesitó  más  utensilios  que  un  poco  de  ocre  hallado  en  la 
misma  g-ruta,  alg-ún  ejercicio  y  su  g'enio  artístico,  elementos 
más  que  suficientes  para  lleg-ar  á  la  perfección  que  demostró 
en  Altamira.  Y  este  genio  no  falta  nunca,  aun  entre  los  más 
ig-notos  salvajes  de  nuestro  tiempo.  El  g-randioso  prog-reso  de 
las  ciencias  modernas  nos  hizo  ver  cuan  ridiculas  eran  las 
teorías  anlig-uas  que  suponían  al  hombre  primitivo  sin  inte- 
lig-encia  y  á  la  par  del  bruto,  deduciéndose  que  Aristóteles  y 
Pitág'oras,  por  ser  de  siglos  anteriores,  eran  inferiores  á  nos- 
otros. El  hombre  tuvo  siempre  un  alma  g-rande  y  el  mismo 
talento;  lo  que  no  tenía  eran  los  medios  de  que  hoy  dispone- 
mos. El  hombre  más  sabio  abandonado  en  una  isla  deshabita- 
da, comerá  el  primer  día  con  los  dedos;  pero  algunos  años 
después  fabricará  utensilios  de  piedra,  madera  ó  metal:  es  el 
retrato  de  la  especie  humana.  No  hay  fundamento  para  negar 
que  el  troglodita  paleolítico  tuviese  talento  y  genio  artístico 
suficiente  para  llegar  á  la  perfección  que  revelan  las  pinturas 
altamirenses. 


384  boletín    de    LA    REAL   SOCIEDAD    ESPAÑOLA 


Datos  sobre  los  macrosismos  españoles 


MANUEL  MARÍA  S.  NAVARRO,  S.  J. 

El  hallarse  actualmente  á  nuestro  carg-o  un  observatorio  sis- 
mológ'ico,  situado  en  esta  ciudad  de  Granada,  aflig-ida,  no  po- 
cas veces,  por  el  terrible  azote  de  los  terremotos,  nos  ofrece  la 
ocasión  de  rogar  á  nuestros  consocios  á  que,  imitando  á  los 
naturalistas  de  otros  países,  y  en  especial  á  los  suizos  y  norue- 
g*os,  nos  presten  su  valiosísimo  concurso,  con  los  datos  que  fá- 
cilmente pudieran  recoger  sobre  las  agitaciones,  en  general 
débilísimas,  pero  no  por  eso  menos  interesantes,  de  que  con 
frecuencia  es  teatro  el  suelo  de  nuestra  España,  sobre  todo  en 
sus  porciones  Este  y  Sur. 

El  observatorio  sismológico  de  Cartuja  cuenta  hoy  con  un 
par  de  péndulos  Stiattesi,  de  208  kg.  de  masa,  construidos  en 
Florencia  por  su  inventor;  una  componente  vertical  Vicentini, 
de  48  kg.;  un  péndulo  astático  Wiechert,  de  200  kg.,  con  amor- 
tig'uador  de  aire,  construido  por  Spindler  y  Ho3'er,  de  Goting-a; 
un  péndulo  Omori,  bastante  modificado,  de  106  kg.,  y  otro,  bi- 
filar,  de  305,  ambos  con  amortiguador  de  aceite  de  vaselina; 
y,  por  último,  un  Vicentini  de  125  kg. 

De  los  talleres  de  Cartuja,  servidos  por  religiosos  legos  de  la 
Compañía  de  Jesús,  han  salido  entrambos  Vicentini  y  los  pén- 
dulos horizontales  del  tipo  Omori  y  del  bifilar. 

Una  caldera  vieja  y  arrumbada,  rellena  de  g-rava,  sirve  de 
masa  al  Vicentini  para  las  componentes  horizontales,  cuya 
]3orción  inscriptora  se  imitó,  con  algunas  variantes  exigidas 
por  el  aparato  registrador  que  se  poseía,  de  unas  fotografías 
que  el  eminente  catedrático  paduano  que  lo  inventara  tuvo  la 
amabilidad  de  enviarnos.  Restos  de  tubería  inútil  forman  la 
masa  del  Omori,  y  las  nueve  rodajas  de  fundición  que  sirvie- 
ron de  masa  al  antiguo  Vicentini  con  pantógrafo,  cuyo  fun- 
cionamiento fué  siempre  menos  que  mediano,  forman  hoy  ia 
del  bifilar,  suspendido  de  una  pieza  de  arado  de  hierro,  gra- 
cias á  un  muelle  de  cama,  convenientemente  estirado. 

Esto,  y  el  ser  los  cilindros  registradores   de   construcción 


DE    HISTORIA   NATURAL.  385 

también  económica  (los  motores  de  relojería  son  despertadores 
ordinarios  y  los  tambores,  de  hojalata,  y,  á  pesar  de  eso, 
trabajan  mucho  mejor  que  uno  que  sentimos  haber  adquirido 
en  una  casa  extranjera  de  g-ran  reputación),  nos  ha  permitido 
montar,  con  muy  escasos  dispendios,  este  número  ya  crecido 
de  instrumentos. 

A  excepción  del  Vicentini  para  las  componentes  horizonta- 
les, cuyo  cilindro  registrador,  en  servicio  desde  fines  de  1902, 
se  halla  en  reparación,  todos  estos  instrumentos  han  hecho 
sus  pruebas  y  los  datos  deducidos  de  la  lectura  de  sus  g-ráfi- 
cos  se  han  venido  publicando  reg"ularmente  hasta  el  dia. 

Los  instrumentos  capaces  de  dar  medidas  absolutas,  en  lo 
que  hoy  cabe,  son  el  ^Viechert,  el  bifilar  y  el  Omori  modifica- 
do, destinado  este  último,  más  especialmente  al  estudio  de  los 
terremotos  muy  lejanos,  para  lo  que  le  favorece  la  marcha  de  su 
cilindro  registrador,  de  solos  33  cm.  por  hora  y  su  período  de 
14seg-undos.  Además,  como  su  aumento  es  bastante  moderado, 
de  30  á  35  veces,  su  fuerza  de  restitución  es  unos  dos  milig-ra- 
mos,  esto  es,  más  que  suficiente,  alo  que,  en  unión  del  cuidado 
con  que  se  equilibran,  tanto  su  palanca  multiplicadora,  como 
su  finísima  aguja  inscriptora  de  vidrio  hilado,  creemos  poder 
atribuir  el  haber  obtenido  con  este  péndulo  g-ráficas  de  122  te- 
rremotos en  los  ocho  primeros  meses  del  presente  año,  y  eso 
que  un  centenar  de  ellos  tienen  su  epicentro  á  más  de  un  mi- 
llar de  kilómetros  de  Cartuja  y  alg-unos  á  más  de  diez  mil. 

El  Wiechert,  menos  propio  para  los  débiles  terremotos  leja- 
nos, reg-istra  muy  bien  los  más  insig-nificantes  de  cercano  epi- 
centro, para  lo  que  le  favorece,  no  poco,  su  considerable 
aumento.  Finalmente,  el  bifilar,  montado  el  5  de  Junio  del 
corriente  por  la  tarde,  y  que  ya  antes  de  las  doce  horas  nos 
daba  las  g-ráficas  de  dos  pequeños  movimientos,  sentidos,  res- 
pectivamente, en  Molina  (Murcia)  y  Arenas  del  Rey  (Granada), 
á  unos  230  kilómetros,  ha  continuado  dando  buena  prueba 
de  si,  especialmente  en  terremotos  cercanos  ó  no  muy  lejanos, 
como  dos  del  4  y  9  del  pasado  Ag-osto  y  el  4  del  actual,  de  los 
que  el  primero  causó  alg-unas  víctimas  en  Constantine  (Arg-e- 
lia),  á  unos  950  km.  de  Cartuja. 

Cuando  escribimos  esta  nota  llevamos  registrados,  en  lo  que 
va  transcurrido  del  presente  año  de  1908,  unos  25  terremotos 
españoles,  incluyendo  entre  ellos  los  dos  sufridos  en  Melilla  á 

T.  v:i:.-Octubre,  1908  26 


386  boletín    de    LA   REAL    SOCIEDAD   ESPAÑOLA 

14  del  pasado  Julio,  cuyas  gráficas,  por  cierto,  son  muy  no- 
talíles. 

Si  bien  es  cierto  que  g-ran  parte  de  estas  sacudidas  son  tan 
débiles  que,  ó  forzosamente  han  de  pasar  desapercibidas  á 
nuestros  sentidos,  ó  apenas  son  perceptibles,  no  pocas  se  sien- 
ten, y  de  ellas  alguna  vez  da  noticias  la  prensa,  pero,  en  ge- 
neral, ó  aparecen  en  diarios  locales,  ó  ni  siquiera  en  éstos,  y 
rara  vez  llegan  á  esta  Estación,  donde  nos  prestarían  excelen- 
tes servicios,  completando  nuestras  observaciones. 

En  los  casos  más  favorables  el  instrumento  puede  indicar- 
nos la  distancia  que  media  entre  él  y  la  ruptura  del  equilibrio 
que,  al  producir  el  terremoto,  hace  caminar  esas  ondas  de 
compresión  y  dilatación  capaces  de  obligar  á  la  masa  del  ins- 
trumento á  agitarse  y  dejar  así  escrita  la  gráfica.  Si  se  halla 
provisto  de  un  amortiguador,  nos  indica  el  ritmo  del  movi- 
miento, su  efecto  dinámico  sobre  el  suelo  de  la  estación  recep- 
tora, la  profundidad  probable  del  hipocentro  y  aun  quizá  pueda 
permitirme  el  que  entreveamos  la  máxima  aceleración  corres- 
pondiente al  punto  epicentral  teórico.  Da  también,  aunque  de 
manera  un  poco  vaga,  á  semejanza  del  sonido,  con  cuyas  on- 
das guardan  las  sísmicas  no  pocas  analog-ías,  el  acimut  apro- 
ximado del  epicentro.  Finalmente,  al  indicarnos  la  hora  en 
que  tuvo  lugar  la  sacudida,  en  función  de  la  inicial  del  movi- 
miento observado  en  la  Estación  y  la  distancia  del  foco,  y  al 
darnos  la  velocidad  media  de  las  distintas  ondas,  cuya  suce- 
sión claramente  se  lee  en  el  sismograma,  relacionadas  con  la 
hora  inicial,  nos  permite  entrever  alg-o  de  los  secretos  que  en- 
cierran las  entrañas  de  esa  tierra  que  pisamos  y  cuya  super- 
ficie apenas  arañan  nuestros  más  profundos  pozos  de  mina. 

Pero  estos  últimos  datos  se  hallan  fundados  en  la  observa - 
ci''n  directa,  exigiendo  aún  su  auxilio  y  comprobación.  Muchos 
son  incomparablemente  más  fáciles  de  estudiar  en  las  gráfi- 
cas de  esas  violentas  convulsiones  que  al  sembrar  la  muerte 
y  la  desolación  por  regiones  extensas  hacen  se  estremezca 
toda  la  corteza  terráquea,  que  en  los  pequeños  movimientos, 
débiles  sacudidas  perceptibles  solo  en  reducidas  áreas  y  úni- 
mente  registrables  por  los  más  sensibles  instrumentos. 

Y  la  razón  es  obvia.  La  fuerza  desarrollada  por  un  sismo,  ó 
sea  la  aceleración  de  la  gravedad  que  produce,  se  halla,  á  la 
par,  en  razón  inversa  de  los  cuadrados  de  las  distancias  y  del 


DE    HISTORIA   NATURAL.  387 

período  propio  del  movimiento.  Este  último  está  directamente 
relacionado  con  la  profundidad  del  hipocentro. 

Así,  un  terremoto  de  foco  profundo,  capaz  de  hacerse  sentir 
á  larg-as  distancias,  producirá,  á  ig-ual  máxima  aceleración  del 
suelo  del  Observatorio,  g-ráficas  mucho  más  amplias  que  otro, 
superficial,  ó  poco  menos,  y  con  área  de  perceptibilidad  muy 
restring-ida,  por  cercano  que  este  último  se  encuentre. 

Notable  ejemplo  de  lo  que  acabamos  de  indicar  lo  dan  las 
g-ráficas  del  Omori  correspondientes  á  la  reciente  catástrofe  de 
Chilapa  (26  Marzo  1908)  y  del  más  débil  de  los  dos  sentidos  re- 
cientemente en  Melilla. 

El  instrumento  ha  funcionado  en  ambos  casos  en  idénticas 
condiciones.  La  máxima  aceleración  para  el  suelo  de  Cartuja 
en  la  sacudida  cuyo  epicentro  apenas  dista  cuarenta  leg'uas 
(170  km.),  es  de  24  milíg-alas,  casi  diez  veces  superior  á  la  del 
violento  terremoto  que  conmovió  tantos  centenares  de  kiló- 
metros cuadrados  á  casi  2.000  leg-uas  (9.300  km.,  seg-ún  nues- 
tros sismog-ramas),  y,  sin  embarg-o,  en  éstos  apenas  mide  me- 
dio milímetro  la  máxima  amplitud  aparente  del  primero  en 
vez  de  los  veintidós  del  seg-undo,  ó  sea,  en  medidas  absolutas, 
6  [J.  en  vez  de  500  [k. 

En  el  seg-undo  temblor  de  Melilla,  el  período,  en  su  porción 
principal,  es  de  un  seg-undo;  éste  mide  veinte  en  la  del  sismo 
mejicano.  El  hipocentro  del  primero  está  á  menos  de  2  km.  de 
profundidad,  en  vez  de  los  33  á  36  que  dista,  aproximadamente, 
el  seg-undo  de  la  superficie  de  la  tierra. 

La  mayoría  de  los  terremotos  españoles  que  llevamos  reg-is- 
trados,  tienen  ese  ritmo  tan  rápido,  el  que  rara  vez  pasa  de 
cuatro  seg'undos,  y  alg-unas,  sobre  todo  en  pequeñas  sacudidas 
g-ranadinas,  es  inferior  á  medio  seg-undo. 

Esto,  unido  á  que,  por  fortuna,  suelen  ser  muy  débiles  en  la 
misma  región  epicentral,  hace  que  los  mismos  macrosismos, 
ó  sea  los  directamente  perceptibles  por  el  hombre,  pasen  des- 
apercibidos fuera  de  un  área  de  alg-unos  kilómetros  cuadrados. 
De  aquí  el  que  no  podamos  identificar  los  más,  perdiéndose 
g-ran  número  de  datos  de  no  escaso  interés  científico. 

Los  datos  más  interesantes  se  refieren  al  lug-ar  ó  lug-ares  en 
que  se  ha  sentido  el  movimiento;  día,  hora  y  minuto,  á  ser  posi- 
ble, en  que  se  sintió  la  ó  las  sacudidas;  efectos  producidos  por 
éstas,  con  el  mayor  número  de  detalles  posible;  ruidos  anor- 


S88  boletín    de    la   REAL    SOCIEDAD    ESPAÑOLA 

males  y  si  éstos  precedieron,  acompañaron  ó  sig-uieron  al  tem- 
blor y  todos  los  demás  fenómenos  observados  que  parezcan 
hallarse  más  ó  menos  relacionados  con  el  sismo. 


Más  sobre  «Crioceris  macilenta»  Ws. 

POR 

JOSÉ    MARÍA    DE    LA    FUENTE 

Después  de  los  trabajos  de  los  señores  Dr.  Lucas  v.  Heyden 
fWien.  Bntom.  Zeit.,  1906,  pág-.  123);  Dr.  Alfredo  Chobautf^M/^. 
Soc.  Ent,  Fr.,  1907,  pág*.  177)  y  D.  Mauricio  Pie  {L'Echange 
1907,  pág-.  180)  sobre  Crioceris  macilenta  Ws.,  dos  nuevas  va- 
riedades halladas  por  el  H."  Juan  Jordá,  en  Capdepera  (Ma- 
llorca), una  V.  Jordai,  ya  descrita  por  nosotros  (Bol.  R.  Soc.  esp. 
DE  HisT.  NAT.,  1908,  pág-.  121),  y  otra,  v.  himacnlata,  que  se 
menciona  en  el  presente  artículo,  han  venido  á  sumarse  á  la 
ya  no  despreciable  lista  de  aquéllas,  haciendo  necesaria  una 
nueva  revisión  de  la  especie,  máxime  cuando  de  ella  nada  hay 
escrito  recientemente,  fuera  de  nuestro  citado  lig'ero  apunte, 
en  nuestra  hermosa  leng-ua  castellana. 

Nosotros  creemos,  con  autores  muy  respetables,  que  C.  maci- 
lenta es  una  especie  distinta,  no  simple  variedad,  de  C.  aspara- 
gi  L.  El  Dr.  von  Heyden  {loe.  cit.)  la  disting'ue  diciendo  que  «es 
más  pequeña,  más  estrecha  y  más  aplastada,  con  la  maza  de 
los  muslos  posteriores  la  mitad  más  corta».  El  Sr.  Pie  (op.  cit.) 
añade  que  «el  color  obscuro  del  fondo  en  macilenta  tira  á  ver- 
dusco, mientras  en  asparagi  es  más  bien  azulado,  y  el  borde 
externo  es  de  ordinario  más  pálido,  teniendo  además  el  protó- 
rax anchamente  obscuro  sobre  el  disco».  La  coloración  de  las 
patas  y  antenas  varía  en  macilenta,  siendo  más  ó  menos  claras, 
más  ó  menos  manchadas  de  obscuro;  pero  esto  lo  dejamos  á 
un  lado,  pues  solo  el  dibujo  de  los  élitros  va  á  ocuparnos  por 
ahora,  no  pin  advertir,  como  de  paso,  que  la  faja  sutural  obs- 
cura se  encuentra  siempre  completa  en  todas  las  variedades 
conocidas,  y  que,  por  lo  mismo,  no  la  mencionaremos  aquí 
sino  muy  rara  vez,  sobrentendiéndose  que  existe  siempre. 
1.  Élitros  con  una  banda  long-itudinal  estrecha  amarilla, 
sobre  el  disco,  que  puede  alcanzar  ó  no  la  extremi- 
dad, estar  unida  ó  no  al  borde  lateral  claro 2 


DE   HISTORIA   NATURAL.  389 

2.  Banda  discal   amarilla    separada    por    completo   del 

borde  lateral  claro  y  de  la  extremidad 

{camioestrísí  Rossi)  macilenta  Weise. 

2.  2.     Banda  discal  amarilla  unida  por  uno  ó  más  puntos  al 

borde  lateral  claro,  ó  por  lo  menos  extendida  hasta 

la  extremidad (ibérica  Heyden)  v.  linéala  Pie. 

1.  1.  Élitros  sin  banda  longitudinal  estrecha  amarilla  so- 
bre el  disco,  sino  presentando  en  este  lug-ar,  ora 
manchas  amarillas,  ora  manchas  obscuras,  por  efec- 
to de  la  dilatación  ó  reducción  de  la  banda  amarilla 
de  la  forma  típica 3 

3.  Élitros  de  un  amarillo  pálido,  con  la  sutura  y  de  una 

á  cuatro  manchas  laterales  obscuras 8 

3.  3.     Élitros  anchamente  obscuros,  con  manchas  claras  so- 

bre el  disco 4 

4.  Dos  manchas  claras  sobre  cada  élitro.    6 

4.  4.     Tres  manchas  claras  sobre  cada  élitro 5 

5.  Una  por  lo  menos  de  las  manchas  unida  al  borde  late- 

ral claro V.  his'panica  Ws. 

5.  5.     Todas  las  manchas  separadas  del  borde  lateral  claro.. 

V.  Weise  Heyd. 

6.  Mancha  posterior  de  cada  élitro  aislada  de  la  extremi- 

dad, pequeña  y  casi  redonda  ó  transversal 7 

6.  6.     Mancha  posterior  de  cada  élitro  alargada  (lo  mismo 

que  la  anterior)  y  extendida  hasta  la  extremidad.. . 

V.  mediodisj uncía  Pie. 

7.  Las  dos  manchas  unidas  lateralmente  al  borde  claro. 

[Kahjliana  Chob.)  v.  hipponensis  Pie. 

7.  7.     Las  dos  manchas  separadas  por  completo  del  borde 

claro (algerica  Chob.)  v.  cársica  Pie. 

8.  Élitros  con  las  manchas  obscuras  de  los  costados  ais- 

ladas, sin  faja  transversal 10 

8.  8.     Élitros,  además  de  las  manchas  obscuras,  con  una  faja 

transversal  antes  de  la  extremidad 9 

9.  Una  sola  mancha  obscura,  aislada,  sobre  cada  élitro.. 

V.  dimaculala  n.  v. 

9.  9.     Dos  manchas  obscuras,  aisladas,  sobre  cada  élitro 

V.  quadrimaculala  Chob. 

10.     Élitros  con  una  sola  mancha  obscura  (la  humeral,  en  la 

docena  de  ejemplares  de  mi  colección),  v.  Jordai  m. 


390  boletín    de   LA   REAL    SOCIEDAD    ESPAÑOLA 

10.  10.     Élitros   con   varias  manchas  obscuras,  externas,  en 

cada  uno 11 

11.  Dos  manchas  obscuras  en  cada  élitro , 

(Simo7ii  Chob.  nec  Weise)  v.  Tournieri  Pie. 

11.  11.     Con  más  de  dos  manchas  obscuras  en  cada  élitro.     12 

12.  Tres  manchas  obscuras  laterales 

(sexsignata  Heyd.)  v,  Jacqueti  Pie. 

12.  12.     Cuatro  manchas  obscuras v.  Simoni  Weise. 


Algunas  observaciones 
sobre  la  nidificación  del  «Neophron  percnopteriis»  Lin. 

POR 

FRANCISCO   YSERN    Y    FIXE 

El  percnóptero  {Neophron  percno'pterus  L.)  escasea  bastante 
en  España  y  mucho  más  en  Andalucía,  en  donde  cuesta  más 
trabajo  verlo  que  á  cualquier  otro  Vultúrido. 

«En  España,  dice  Brehm,  se  le  ve  en  todas  partes,  pero  no 
abunda»,  y  luego  añade:  «En  España  son  tan  poco  nume- 
rosos, que  no  es  dado  observar  sus  colonias.» 

Buífon,  refiriéndose  también  á  nuestro  percnóptero,  dice: 
«Es  uno  de  los  buitres  más  comunes  en  Arabia,  Eg-iptoy  Grecia. 
Encuéntrase,  además,  en  Norueg-a,  España,  Cerdeña  y  Malta, 
así  como  en  las  islas  Canarias  y  en  la  India,  etc.»  Es  decir,  que 
si  España  no  es  su  país  natal  se  adapta  á  el. 

Verlo  en  la  campiña  es  una  rara  excepción,  y  sólo  ocurre 
cuando  va  de  paso  ó  cuando  alg-ún  cadáver  en  descomposición 
le  brinda  con  un  festín.  Las  más  ag'restes  sierras  son,  por  el 
contrario,  su  morada  favorita;  necesita  como  sus  cong-éneres 
un  lug-ar  apartado  y  tranquilo,  donde  pueda  descansar  cómo- 
damente; una  vez  en  él  se  acantona,  recorriendo  todos  los  días 
un  espacio  más  ó  menos  dilatado  para  apoderarse  de  su  ración 
cotidiana. 

El  observarlo  en  las  altas  reg"iones  del  espacio  es  un  espec- 
táculo verdaderamente  grandioso:  remontado  á  una  altura  con- 
siderable, donde  sólo  un  ojo  muy  perspicaz  lo  divisaría,  se  ven 
unas  remeras  completamente  neg-ras,  que  se  destacan  sobre 
un  cuerpo  blancuzco;  el  observador,  á  primera  vista,  cree  que 


DE    HISTORIA   NATURAL.  3Jl 

tiene  ante  sí  una  cig-üeña,  pero  la  falta  de  timón,  su  cola 
cuneiforme  y  su  corto  cuello  le  indica  bien  pronto  que  es  un 
vultúrido. 

Con  las  alas  extendidas  y  con  la  majestad  peculiar  en  él, 
desciende  poco  á  poco,  formando  una  gran  espiral;  de  pronto 
se  detiene,  y  como  si  divisara  alg-una  víctima,  estrecha  sus 
alas  y  se  deja  caer  como  un  centenar  de  brazas,  quedando  un 
momento  fijo,  para  continuar  otra  vez  las  mismas  evoluciones; 
de  este  modo  va  descendiendo  hasta  llegar  á  unos  ciento  ó 
doscientos  metros  del  suelo,  desde  cuya  altura,  si  sus  observa- 
ciones no  han  sido  favorables,  se  vuelve  á  remontar,  ó  traspo- 
niendo por  un  picacho,  se  pierde  de  vista,  para  seg-uir  su  cace- 
ría en  terrenos  más  favorables. 

Donde  más  comúnmente  lo  he  visto  ha  sido  en  las  sierras 
de  Ronda  y  Ubrique. 

Nunca  he  podido  observar  en  él  la  sociabilidad  de  que  tanto 
habla  Brehm;  fuera  del  período  del  celo,  siempre  se  les  ve 
errantes,  vag-ando  de  un  lado  para  otro,  y  si  bien  es  cierto 
que  alg-unas  veces  forman  agrupaciones  más  ó  menos  nume- 
rosas, éstas  coinciden  con  la  época  del  paso.  Debo  añadir  que 
nunca  he  visto  más  de  10  ó  12  reunidos. 

Pero  mi  objeto  no  es  dar  á  conocer  sus  caracteres  y  costum- 
bres, cosa  muy  difícil,  dado  mis  escasas  observaciones  y  el  g-é- 
nero  de  vida  de  estos  animales,  sino  únicamente  describir  dos 
hermosos  huevos  de  esta  especie,  recogidos  recientemente  en 
las  sierras  de  Jerez  de  la  Frontera,  y  que  han  venido  á  enri- 
quecer mi  colección,  no  sólo  por  su  rareza,  sino  por  lo  difícil 
de  su  adquisición,  pues  el  percnóptero  nidifica  comúnmente 
en  los  sitios  más  ag-restes  é  inaccesibles. 

A  mediados  de  Julio  del  año  1907,  y  recorriendo  la  dehesa 
de  «Abanto»,  en  el  término  de  Jerez  de  la  Frontera  (Cádiz), 
pude  ver  y  observar  el  nido  del  percnóptero. 

Una  mañana,  saliendo,  como  de  costumbre,  acompañado  del 
g'uarda  de  la  finca,  y  cruzando  un  larg'o  y  extenso  valle  que 
desemboca  en  la  «Lag^una  de  las  canastas»,  atravesamos  al 
lado  opuesto,  y  al  poco  tiempo  vi  á  mi  lado  un  promontorio  o 
roca  que  mediría  aproximadamente  unos  60  á  7ü  metros  de  al- 
tura; en  esto,  el  guarda  me  dijo  que  al  otro  lado  de  dicha  roca 
criaban,  hacía  tres  ó  cuatro  años,  una  pareja  de  cerreteros. 

Pregunté  qué  eran  cerreteros,  y  me  contestó  que  unas  águi- 


392  BOLETÍN    DE    LA    REAL    SOCIEDAD    ESPAÑOLA 

las  blancas,  que  raras  veces  criaban  por  aquellos  terrenos,  de 
cuya  explicación  no  pude  sacar  nada  en  claro;  sólo  deduje  que 
se  trataba  de  alg-ún  ave  de  rapiña;  y  como  le  indicara  que  que" 
ría  verlo,  marchamos  sin  detenernos  al  sitio  donde  se  encon- 
traban. 

Era  éste  un  corte  de  la  roca,  casi  vertical,  en  donde  sólo  las 
crestas  salientes  y  alg-unas  raíces  de  las  jaras,  que  crecían  en- 
tre los  intersticios  de  sus  g-rietas,  permitían  ag-arrarse  para 
lleg-ar  adonde  estaba  el  nido. 

Dejamos  los  caballos,  y  comenzamos  la  ascensión;  la  subida, 
relativamente  cómoda  al  principio,  se  iba  haciendo  cada  vez 
más  difícil  por  lo  quebrado  del  terreno;  así  subimos  30  ó  40 
metros,  al  cabo  de  los  cuales  el  cansancio  y  el  calor  nos  obli- 
g-aron  á  descansar  para  tomar  nuevas  fuerzas,  pues  aún  nos 
faltaba  la  parte  más  trabajosa  de  nuestra  ascensión. 

Gateando,  más  bien  que  andando,  seg-uimos  subiendo  fatig-o- 
sámente;  en  alg-unos  sitios  era  forzoso  asirse  á  cualquier  mata 
de  monte,  puesto  que  las  pendientes  resbaladizas  nos  impe- 
dían dar  un  paso  más,  y  después  de  garandes  trabajos  y  algu- 
nos arañazos,  Ueg-amosá  un  pequeño  saliente  de  la  roca,  en  el 
cual  nos  pusimos  de  pie,  pero  aún  faltaba  como  un  metro  pa- 
ra alcanzar  el  hueco  donde  estaba  el  nido,  y  este  fué  el  momen- 
to más  difícil....;  el  g'uarda  me  asió  por  la  cintura,  y  entonces 
pude  alcanzar  con  las  manos  el  borde  del  nido;  si  hubiese  que- 
rido, de  un  solo  salto  hubiera  entrado  en  él,  pero  el  olor  pútri- 
do que  despedía  y  la  posición,  que  no  era  muy  á  propósito  para 
hacer  equilibrios  en  aquellas  alturas,  me  hicieron  desistir  de 
ello. 

El  todo  estaba  en  una  especie  de  cueva,  como  de  un  metro  y 
medio  de  ancho  por  uno  de  alto. 

Pero  el  nido,  propiamente  dicho,  se  componía  de  troncos  ó 
pedazos  de  ramas,  más  ó  menos  g-ruesos,  formando  una  masa 
compacta  de  excrementos,  huesos  y  despojos  de  animales;  en 
la  parte  superior  se  veían  algunos  pedazos  de  trapos  (Heug-lin, 
que  pudo  examinar  alg-unos  en  las  pirámides  de  Eg-ipto, 
dice  que  los  construyen  con  las  ramas  secas  y  tallos  de  durah, 
y  Harmann  también  aseg-ura  que  el  percnóptero  hace  el  nido 
con  hierbas  y  trapos);  además  citaré,  como  dato  curioso,  que 
entre  los  trapos  y  despojos  que  formaban  la  parte  superior 
había  hasta  un  sombrero  viejo. 


DE   HISTORIA   NATURAL.  S93 

Aquel  nido  parecía  haberse  abandonado  recientemente,  y 
por  todos  sus  caracteres  y  el  olor  almizclado  que  aún  despedía 
me  íig'uré  pertenecería  á  alg-ún  buitre;  por  conservar  alg-iin 
resto  cog-í  un  pedazo  de  rama  de  las  que  componían  el  nido, 
pero  el  olor  que  despedía  era  tan  insoportable  que  á  los  cuatro 
ó  cinco  días  resolví  tirarla. 

Entonces  le  recomendé  al  g-uarda  que  el  año  próximo  no  de- 
jara de  visitar  dicho  nido,  para  ver  si  podía  conseg'uir  alg-uno 
de  los  huevos. 

Descendimos  por  el  mismo  camino,  dando  por  bien  emplea- 
dos todos  nuestros  trabajos,  pues  no  dejaba  de  ser  interesante 
el  hallazg'o  de  este  nido,  por  ser  muy  raros  en  Andalucía  y  ha- 
llarse todos  en  sitios  poco  menos  que  inaccesibles. 

El  encargo  ha  dado,  en  efecto,  el  resultado  apetecido,  y 
recientemente  me  han  enviado  dos  huevos,  que  me  dicen  ha- 
ber cog-ido  en  aquel  nido;  pertenecen  al  percnóptero  ó  buitre 
percnóptero  y  tienen  los  sig-uientes  caracteres: 

Forma  ovoidea,  cascara  reg-ularmente  porosa,  de  un  fondo 
blanco-sucio,  sobre  el  que  se  extienden  manchas  de  un  color 
sang-uinolento-rojizo,  más  ó  menos  obscuras,  formando  corona 
en  uno  y  agrupándose  en  el  otro,  alrededor  de  su  parte  más 
gruesa,  resultando  en  conjunto  uno  de  los  más  hermosos  de 
nuestras  rapaces.  Miden  0,062  por  0,050. 

Es  posible  que  esta  especie  lleg-e  á  veces  á  poner  hasta  cua- 
tro huevos,  como  dice  Buifon  que  aseguran  los  hotentotes. 

Conservo  dichos  ejemplares  en  mi  colección,  y  siempre  que 
los  veo  recuerdo  con  entusiasmo  tan  trabajosa  ascensión. 

No  sé  si  el  percnóptero  cría  en  colonia,  como  dice  Bolle; 
pero  yo,  en  el  caso  que  he  observado,  me  declaro  partidario  de 
Krüper,  y  creo  como  él,  más  probable,  que  crían  aislados. 


394  boletín    de    LA   REAL   SOCIEDAD   ESPAÑOLA 


Algunos  liguenes  sudamericanos 


R.   P.    LONGINOS    NAVAS 

He  de  excusarme  de  que  me  atreva  á  presentar  á  la  benig-- 
nidad  ó  benevolencia  de  mis  coleg'as,  un  trabajo  tan  insigni- 
ficante sobre  liqúenes  del  Sur  de  América. 

Hace  alg'unos  años  he  venido  recibiendo  muestras  de  liqúe- 
nes de  diferentes  reg-iones  sudamericanas,  principalmente  de 
D.  José  de  Arechavaleta  y  R.  P.  José  Aug-er,  S.  J.,  de  Montevi- 
deo; de  D.  Carlos  Porter,  de  Valparaíso;  del  H.  Apolinar  María, 
de  Bog-otá;  del  R.  P.  Luis  Mille,  S.  J.,  de  Pifo  (Ecuador);  del 
R.  P.  Luis  Sodiro,  S.  J.,  de  Quito,  y  del  R.  P.  Alfonso  Corbet,  S.  J., 
de  Titicaca.  Finalmente,  el  R.  D.  José  Guitart,  Pbro.,  de  Man- 
resa,  separó  para  mí  unas  diminutas  muestras  que  vinieron, 
casualmente,  en  las  cortezas  de  la  quina  de  Cuzco  (Perú)  en  un 
envío  hecho  á  un  farmacéutico  de  Manresa.  Mi  intento  era  es- 
tudiarlos detenida  y  metódicamente  todos,  ag-uardando  en  el 
ínterin  á  que  la  colección  se  enriqueciese;  mas  como  por  mis 
ocupaciones  veía  que  el  tiempo  transcurría  sin  log-rar  cumplir 
mis  propósitos,  no  he  querido,  por  más  tiempo,  privar  á  mis 
consocios  de  esto  poco  que  puedo  ofrecerles,  ni  defraudar  á  mis 
benévolos  corresponsales  de  tener  anticipada  una  pequeña 
parte  del  fruto  de  mis  trabajos. 

Por  esto  me  he  decidido,  al  ñn,  á  presentar  la  lista  de  los 
que  tenía  determinados,  sin  ag"uardar  á  su  completo  estudio. 
Ella  podrá  ser  acaso  de  inter«'\s  por  las  nuevas  localidades  que 
se  citan  no  muy  estudiadas,  á  excepción  de  Montevideo,  cuyos 
liqúenes,  recog-idos  por  elDr.  Arechavaleta,  Director  del  Museo 
Nacional,  fueron,  hace  años,  determinados  por  el  eminente 
liquenólog-o  Müller. 

Al  citar  los  nombres  técnicos  emplearé  los  que  me  parecen 
más  válidos,  sin  entrar  en  discusión  impropia  de  esta  sencilla 
lista,  y  consignaré,  en  testimonio  de  g-ratitud  y  como  dato  de 
interés  histórico,  el  de  los  que  recogieron  las  muestras  ó  me 
favorecieron  con  sus  envíos. 


DE  HISTORIA   NATURAL. 


Familia  Estictáceos. 


1.  Hticta  endochrysa  Del.— Valparaíso  (Porter),  Pifo  (P.  Mille). 

2.  —  —                var.  angiist'Uoba  Mont. — Valparaíso 

(Porter). 

3.  —    orygmcea  kch. — Valparaíso  (Porter). 

4.  —     crocata  L. — Valparaíso  (Porter). 

5.  —    flabellata  Mont. — Valparaíso  (Porter). 

6.  —    tomentosa  Sw.— Pifo  (P.  Mille). 

7.  —    hirsuta  Moni. — Valparaíso  (Porter). 

8.  —    Richardi  Mont. — Valparaíso  (Porter). 

9.  —    FreycinetiDiil. — Valparaíso  (Porter). 

10.  —    fulvo-cinerea  Mont. — Valparaíso  (Porter). 

11.  —    filidna  Ach. — Valparaíso  (Porter). 

12.  —    aml) amilana  ^Q\\— VMo  \^.\Y\\\€]. 

13.  Loharia  damcecornis  Sw.— Pifo  (P.  Mille). 

14.  Ricasola  crenulata  Hook. — Pifo  (P.  Mille). 

Familia  Peltigeráceos. 

15.  Peltigera  canina  L.  var.  ulorrhiza  Flk. — Bog-otá  (H.  Apo- 

linar). 

16.  —  -~  var.  príBtextata  Flk.— Titicaca  (P.  Cor- 

bet,  S.  J.) 

17.  —       yolydactyla  Neck. — Valparaíso  (Porter). 

18.  —  —  var.  hymenina  Nyl.  — Bog-otá 

(H.  Apolinar). 

19.  Nephroma  antarcticum  Jacq.— Valparaíso  (Porter). 

Familia  Parmeliáceos. 

20.  Parmelia perlaia  L. — Bog-otá  (H.  Apolinar). 

21.  —       po'odoscidea  Tayl. — Bog-otá  (H.  Apolinar). 

22.  —       duMa  Wulf.  —  La  Paz   (P.   Ronchón) ,   Titicaca 

(H.  Corbet). 

23.  —       Kamstkadalis  Esch.— Montevideo  (Arechavaleta), 

Bog-otá  (H.  Apolinar) 

24.  —  —  var.   americana    Nyl.  —  Caja- 

marca,  Perú  (DelitTouglet) 


396  boletín    de   LA   REAL    SOCIEDAD    ESPAÑOLA 

25.  Parmelia  cetrata  Ach. — Bog-otá  (H.  Apolinar). 

26.  —        'perfórala  Jacq.— Buenos   Aires   (H.  Troncoso), 

Montevideo  (Arechavaleta),  La 
Paz  (P.  Ronchón). 

27.  —  —  var.  ciliala  Nyl. — Montevideo 

(Arechavaleta). 

28.  —       microsticta  MüU.  —  Montevideo   (Arechavaleta, 

P.  Aug'er),  Bnenos  Aires  (P.  Troncoso). 

29.  —       Balansce 'hiViW.  k.Yg. — Montevideo  (Arechavaleta), 

Buenos  Aires  (P.  Troncoso). 

30.  —  —  var.  sorediata  Müll. — Monte- 

video (P.  Aug'er). 

31.  —       caperaia    L.    var.    ramealis    Nyl.  —  Montevideo 

(P.  Aug-er),  Bog'otá  (H.  Apolinar). 

32.  —       spIendidnJal^yl. — Montevideo  (Arechavaleta). . 

33.  —       conspersa  Ehrh.   var.    hypoclista    Nyl. — La  Paz 

(P.  Ronchón). 

34.  'Parmelia  molliuscula  Ach, — La  Paz  (P.  Ronchón),  Titicaca 

(P.  Corbet). 

35.  Menegazzia  cmcimiata  Ach. — La  Paz  (P.  Ronchón). 

36.  —         physodes  Ach.  var.  mtiata  Ach.— Valparaíso 

(Porte  r). 

37.  —  —  \?íV.e7iteromorphakQ,\i. — Valpa- 

raíso (Porter). 

38.  —  —  \ar.  /¿//poirypodes'^yl. — Valpa- 

raíso    (Porter),     Cuzco 
(Guitart). 

Familia  Fisciáceos, 

39.  Physcia  stellaris  L.  var,  rosulata  Ach. — Montevideo   (P. 

Aug'er). 

40.  Anaptychia  speciosa  Wulf.— Montevideo   (Arechavaleta), 

Cuzco  (Rdo.  Guitart). 

41.  —  leucomelas    L.    var.    ¡ati folia     Mont.  —  Pifo 

(P,  Mille). 

42.  —  —  var.  anyustifolia  Mont.— Bo- 

g-otá  (H.  Apolinar),  Pifo  (P. 
Mille),  Cuzco  (Rdo.  Guitart) 

43.  Theloschisles  flavicans  Sw.— Bog-otá  (H.  Apolinar). 


DE   HISTORIA  NATURAL.  ^7 

44.  TheloscMstes  chrysojMhalmus  L. — Valparaíso  (Porter),  Ti- 

ticaca (P.  Corbet). 

45.  —  —  var.   cinérea  Müll. — Mon- 

tevideo (Arechavaleta, 
P.  Auger),  Buenos  Aires 
(P.  Troncoso). 

46.  —  —  var.¿?eí¿Mí;?«^íiHoffm.— Bo- 

g-otá  (H.  Apolinar). 

47.  —  cyiíríbaliterYA^Qh. — Monte  video  (Arechavaleta) 

Familia  Ramalináceos. 

48.  RamaUna  calicaris  L. — Pifo  (P.  Mille). 

49.  —        lanceolata  Nyl.— Montevideo  (Arechavaleta,  P. 

Auger). 

50.  —        yemensis    Ach.— Valparaíso    (Porter),    Pifo    (P. 

Mille),  Montevideo  (Arechavale- 
ta), Buenos  Aires  (P.  Troncosol. 

51.  —  —  var.  máxima  Müll. — Montevideo 

(Arechavaleta). 

52.  —       polymorjiha  Ach.  var.  strepsilis  Ach. — La  Paz 

(P.  Rouchon). 

53.  Evernia  furfuracea  L.— Bog-otá  (H.  Apolinar). 

Familia  Cetrariáceos. 

54.  Cetraria  islándica  L.  var.  crispa  Ach.— Bogotá  (H.  Apo- 

linar). 

55.  —       tenuissima  L.  i=^  aculeaía  ?iUct.)—Viío  (P.  Mille), 

Bogotá  (H.  Apolinar). 

Familia  Usneáceos. 

56.  Üsnea  florida  L.— Bogotá  (H.  Apolinar  . 

57.  —         —        var.  comosa  Ach.— Bogotá  (H.  Apolinar!, 

Pifo  (P.  Millel,  Cuzco  (Rdo.  Guitart). 

58.  —         —        var.  strigosa  Ach.— Pifo  (P.  Mille). 

59.  —    ceraiina  Ach. — Bogotá  (H.  Apolinar). 

60.  —         —  var.  scairosa  Ach.— Bogotá  (H,  Apo- 

linar). 


398  boletín   de   LA   REAL   SOCIEDAD   ESPAÑOLA 

61.  Usnea  densirostris  Tayl. — Montevideo    (Arechavaleta,   P. 

Aug-er),  Buenos  Aires  (P.  Troncoso). 

62.  —    lams  Esch.— Bogotá  (H.  Apolinar),  Pifo  (P.  Mille). 

Familia  Lecanoráceos. 

63.  Caloplaca  phlogina  Ach. — Pifo  (P.  Mille). 

64.  Lecanora  sud fusca  L. — Pifo  (P.  Mille). 

65.  —  —  var.  chlarona  Ach. — Pifo  (P.  Mille). 

66.  —  —  var.  altophana  Ach. — Pifo  (P.  Mille). 

67.  —  fusca  MüU. — Montevideo  (Arechavaleta). 

68.  —  parella  L.— Pifo  (P.  Mille). 

69.  —  albella  Pers.— Pifo  (P.  Mille). 

70.  PerUisaria  coccodes  Ach.— Valparaíso  (Porter). 

71.  —         leioplaca  Ach,— Montevideo  (Arechavaleta). 

Familia  Lecideáceos. 

72.  Biaiora  riissiila  Ach. — Montevideo  (Arechavaleta). 

73.  BiielUa  i)arasema  Ach.  var.  ruguJosa  Ach. — Montevideo 

(Arechavaleta). 

Familia  Umbilicariáceos. 

74.  ÜmMlicaria  dichroa  Nyl. — La  Paz  (P.  Ronchón),  Titicaca 

(P.  Corbet). 

75.  Gyroyhora  haplocarpa  Nyl.— La  Paz  (P.  Ronchón). 

Familia  Esferoforáceos. 

76.  Spharophorus  compressus  Ach. — Valparaíso  (Porter). 

Familia  Cladoniáceos. 

77.  ClatJirina  aggregata  Sw. — Valparaíso  (Porter). 

78.  —  —  var.  straminea  Müller.— Valparaí- 

so (Porter),  Bog'otá  (H.  Apolinar). 

79.  Cladñía  pgcnodada  Ganáich.  var.  f  aví da  Wainio. — Valpa- 

raíso (Porter). 


DE   HISTORIA   NATURAL.  399 

80.  Cladmap^ctiodada  Gñudicli.  var.  exalbescens  ^Yain.—Y-dl- 

paraíso    (Porter),    Bog'otá 
(H.  Apolinar). 

81.  —      silvática  L.  var.  sihestris  (Ed. — Valparaíso  (Por- 

ter), Bog-otá  (H.  Apolinar). 

82.  Cladonia  fíircaia  Huds.  var.  pinnata  Flk. — Bog*otá  (H  Apo- 

linar), Montevideo  (Arechavaleta). 

83.  Cenomyce  coccifera  L.  var.  ijhyllocoma  Flk.— Valparaíso 

(Porter). 

84.  —        gorgonina  Bor.  var.  tiirgidiov  Nyl. — Valparaíso 

(Porter). 

85.  —        cahjcantha  Del.— Pifo  (P.  Mille). 

86.  —  —  var.    folioJosa    Wain.— Pifo    (P. 

Mille). 

87.  —        fimhriata  L.  var.   simpJex  Weis .  —  Pichincha 

(P.   Mille),   Pifo  (Id.),   Titicaca 
(P.  Corbet). 

88.  —  —  var.  sululata  L.— Pifo  (P.  Mille). 

89.  —  —  var.  cornuíoradiaia   Coem. — Pifo 

(P.  Mille),  La  Paz  (P.  Ronchón). 

90.  —        pi/xidata  L.    var.    cMorophcea    Flk.  —  La    Paz 

(P.  Ronchón). 

91.  S ¿ereocaulon  ramídosiim  Ach.—Yalparaíso  (Porter). 

92.  —  iomeníosum  Fr.  f.  al2Jesiris  Nyl. — Pifo  (P.  Mille) 

93.  —  paschale  L.  var.  magellanica  Th.   Fr.— Pifo 

(P.  Mille). 

Familia  Endocarpáceos. 

94.  Endocarpon  imsillnm  Hedw. — La  Paz  (P.  Ronchón). 

Familia  Colemáceos. 

95.  Leptoginm  phyUocarpum  Pers.— Pifo  (Ecuador). 


400  boletín  de  la  real  sociedad  española 


Publicaciones  que  ha  recibido  la  í^eal  Sociedad  Española 
de  14istoria  JSlatural  durante  el  mes  de  dunio  de  1908 
(continuación). 

(La  liste  salivante  servirá  comme  acensé  de  réception.) 

Estados  Unidos  y  sus  Colonias 

Departamento  de  lo  Interior.  Oficina  de  Agricultura.  Manila. 

Revista  agrícola  de  Filipinas.  T.  i^  n°  2,  1908. 
Department  of  the  Interior.  Weather  Bureau.  Manila  Central  Observatory. 

BuUetin  ioY  Ju\y,  1907. 
Johns  Hopkius  Hospital,  Baltimore. 

BuUetin.  :^°  207,  \908. 
The  American  Naturalist,  Boston.  N"  497,  1908. 

Francia 

Académie  des  Sciences  de  Paria. 

Comptes  rendus.  T.  cxlvi,  nos  22-26,  1908. 
La  Feuille  des  Jeunes  Naturalistes,  Paris.  N"  453,  1908. 
Le  Naturaliste,  Paris.  2«  serie,  nc-s  510-511,  1908. 
Scciété  botanique  de  France,  Paris. 

BuUetin.  T.  65'  (4''  serie,  t.  viii),  n°  4,  1908. 

Inglaterra  y  sus  Colonias 

Entomological  Society  of  Ontario. 

Annual  Report. 
South  African  Museum,  Capetown. 

Annals.  Vol.  vi,  part  i,  19G8. 
The  Cana-lian  Entomologist,  Guelph.  Vol.  xl,  n°  6,  1908. 
The  Entomologist's  Record  and  Journal  of  Variation,  London.  Vol.  xx, 

n°  6,  1908. 
Zoological  Society  of  London. 

Proceedings.  1907,  pages  747-1.121. 

Italia 
Laboratorio   di   Zoología  genérale  e  agraria  della  R.  Scuola  superiore 
d'Agricoltura  in  Portici. 
Bollettino.  Vol.  ii,  1908. 
Rivista  coleotterolog'ca  italiana,  Camerino.  Anno  vi,  n°  6,  1908. 

Rusia 
Kaukasische  Museum,  Tiflis. 

Mitteilungen.  Band  iii,  Lief.  4,  1908. 

Suiza 
Société  Vaudoise  des  Sciences  naturelles,  Lausanne. 
BuUetin.  5'  serie,  vol.  xLlv,  n°  162,  1908. 


DE    HISTORIA   NATURAL.  401 

Arévalo  (O.) — Andrés  Laguna.  Zaragoza,  1907. 

Artigas  (P.)— Alcornocales  é  industria  corchera,  2.'  edic.  (texto  y  atlas). 
Madrid,  1907. 

AscARZA  (V.) — Los  Espectroheliógrafos.  Madrid,  1908. 

Barras  de  Aragón  (F.  de  las). — Apuntes  sobre  el  suprimido  Jardín  Bo- 
tánico de  la  Universidad  de  Oviedo.  Oviedo,  1908. 

—  Hoja  craniométrica  y  cefalométrica  aprobada  por  el  Congreso  de  An- 

tropología y  Arqueología  prehistórica  en  su  reunión  de  Monaco  de 
1906.  Oviedo,  1908. 

Bescansa  Casares  (F.) — Conjugadas  para  la  Flora  de  Galicia.  (Bol.  R.  Soc. 
esp.  Hist.  uat.  Mayo,  1908.) 

Cabrera  (A.) — Las  musarañas  españolas  del  género  «Crocidura».  (Bol. 
R.  Soc.  esp.  Hist.  nat.  Mayo,  1908.) 

Gómez  Ocaña  (J.) — Contribución  al  estudio  de  las  funciones  de  los  lóbu- 
los ópticos  de  los  peces.  (Bol.  R.  Soc.  esp.  Hist.  nat.  Mayo,  1908.) 

Jiménez  de  Cisneros  (D.)— Excursiones  á  las  Sierras  de  la  Mola  y  de  Be- 
ties  en  el  término  de  Novelda.  (Bol.  R.  Soc.  esp.  Hist.  nat  Mayo,  1908.) 

—  Excursiones  por  los  alrededores  de  San  Vicente  de  Raspeig.  (Bol. 

R.  Soc.  esp.  Hist.  nat.  Mayo,  1908.) 

Lázaro  é  Ibiza  (B.) — Nuevos  tuberáceos  de  España.  (Revista  R.  Acad. 
Ciencias.  Madrid,  1908.) 

Martín  Gil  (R.) — Las  ratas  son  un  pehgro  para  la  salud  pública.  Mála- 
ga, 1908. 

Navarro  (M.  M."  S.)— La  segunda  conferencia  de  la  comisión  permanente 
y  primera  asamblea  general  de  la  Asociación  internacional  de  Sismo- 
logía. (Razón  y  Fé,  n.°  77.) 

—  Les  pendules  Stiattesi  á  l'Observatoire  de  Cartuja  (Granada).  Mode- 

na,  1908. 

—  Os  terremotos  observados  sem  o  auxilio  de  instrumentos.  (Broteria, 

vol.  VI.  S.  Fiel,  1907.) 

Reitter  (Edm.)— Ein  Lebensbild  des  Prof.  Dr.  Lucas  von  Heyden. 
(Entom.  Blatter.,  4.  Jahrg.,  n°  5.  Schwabach,  1908.) 

Rodríguez  Dulanto  (A.  M.)— El  primer  problema  de  la  Agricultura  na- 
cional. Lima,  1907. 


JVIescs  de  üulio-Scptiembrc  de  1908 

Alemania 

Deutsche  entomologische  Gesellschaft,  Berlín. 

Deutsche  Entomologische  Zeitschrift.  1908,  Hefte  iv  und  v. 
Entomologische  Litteraturblatter,  Berlín.  1908,  nos  7-8. 
Entomologischer  internationaler  Verein,  Stuttgart. 

Entomclogische  Zeitschrift.  1908,  nos  14-26, 

T.  vnr.-Octubre,  1908,  27 


402  boletín    de    LA   REAL    SOCIEDAD   ESPAÑOLA 

Entomologischer  Verein  in  Berlin, 

Berliner  Entomologische  Zeitschrift.  53.  Band,  1.  Heít,  1908. 
Naturee  Novitates,  Berliu.  1908,  uos  11-17. 
Physikalisch-medicinischen  Gesellschaft  zu  Würzburg. 

Sifzungsberichte.  1907,  n^s  5-7. 

Verhandlungen  Baud  xxxix,  nos  5_7;  Baud  xr,,  u"  1,  1908. 
Zeitschrift  für  Wisseuschaftliche  Insektenbiologie,  Hnsum,  Bd,  iv,  Hefte 

5-7,  1908. 
Zoologischer  Museum  in  Berlin. 

Müteilungen.  iv.  Band,  1.  Heft,  1908. 
Zoologischer  Anzeiger,  Leipzig.  Bd.  xxxiii,  ups7-14,  1908. 

AUsTRTA-HüNGRÍA 

K.  K.  Naturhistorisches  Hofrauseum,  Wien. 

Annalen.  Bd.  xsii,  n°  1,  1907. 
K.  K.  Zoologisch-Botanische  Gesellschaft  in  Wien. 

Verhandlungen.  lviii.  Band,  4.  nnd  5.  Heft,  1908. 
Museum  Nationale  Hangaricum,  Budapest. 

Anuales  historico-naturales.  Vol.  vi,  pars  prima,  1908. 
yocietas  entomológica  Bohemise,  Praga. 

Acta.  Rocnik  v,  Cislo  2,  1908. 
Wiener  Entomologische  Zeitung,  Wien.  xxvii.  Jahrg.,  vin.  Heft,  1908., 

Bélgica 
Observatoire  royal  de  Belgique,  Bruxelles. 

Anuales.  Nouvelle  serie,  t.  ni,  fase,  m,  1907. 

Annuaire  astronomique  pour  1908. 
Société  belga  d'Astronomie,  Bruxelles. 

BuUetin.  12."  anuée,  nos  (5_8,  1908. 
Société  belge  de  Géologie,  de  Paléoiitologie  et  d'Hydrologie,  Bruxelles. 

Btdletin.  Procés-verbaux  de  l'année  i907. 

Mémoires.  T.  xxi,  fase,  ii-iv.  Tables  des  matiéres  des  tomes  i-xx.  1908. 
Société  entomologique  de  Belgique,  Bruxelles. 

Anuales.  T.  52%  nos  6-8,  1908. 
Société  royale  zoologique  et  malacologique  de  Belgique,  Bruxelles. 

Aúnales.  T.  xli-xliI,  1906-1907. 

Costa  Rica 
Sociedad  nacional  de  Agricultura,  San  José  de  Costa  Rica. 
Boletín.  Año  ii,  n°  12,  1908. 

Chile. 
Museo  nacional  de  Valparaíso. 

Revista  chilena  de  Historia  natural.  1907. 
Société  scientiflque  du  Chili,  Santiago. 

Actes.  T.  XVII,  entregas  1.^  á  5.^  1907. 

España 
Colegio  de  farmacéuticos  de  Baleares,  Palma  de  Mallorca. 
Las  Baleares.  N.os  91-93,  1908. 


DE    HISTORIA    NATURAL.  -  40:í 

Gaceta  farmacéutica  española,  Barcelona.  N.os  133-139,  1908. 
Ingeniería,  Madrid.  N.os  118-126,  1908. 
Instltució  catalana  d'  Historia  natural,  Barcelona. 

Butlleti.  2.^  época,  año  5.°,  n.os  4-6,  1908. 
Laboratorio  de  investigaciones  biológicas  de  la  Universidad  de  Madrid. 

Trabajos.  T.  vi,  i'asc.  3.",  1907. 

Laboratorio  municipal  de  Higiene  de  Madrid, 

Boletín.  "Y.  vii,  n.os  11-12;  t.  viii,  n.°  1,  1908. 
Real  Academia  de  Ciencias  exactas,  físicas  y  naturales  de  Madrid. 

Revista.  T.  vi,  n  os  11-12,  1908. 
Real  Academia  de  Ciencias  y  Artes  de  Barcelona. 

Memorias.  Vol.  ti,  n.os  27-33;  vol.  vii,  n.os  1-2,  1908. 
Real  Sociedad  Geográfica  de  Madrid. 

Revista  de  Geografía  Colonial  y  Mercantil.  T.  v,  n.os  6-8,  1908. 
Sociedad  aragonesa  de  Ciencias  naturales,  Zaragoza. 

Boletin.T.  vii,  n."  7,  1908. 
Sociedad  española  de  Física  y  Química,  Madrid. 

Anales.  N.os  54-55,  1908. 

Estados  Unidos  y  sus  Colonias 

Academy  of  Natural  Sciences  of  Philadelphia. 

Froceedings.  Vol.  i.ix,  partes  ii-iu.  1907-1908. 
Academy  of  Science  of  Saint-Louis. 

Transadions.  Vol.  11,  1863-1808;  vol.  lii,  1873  1878. 
American  Museum  of  Natural  History,  New  York. 

Bulletin.  Vol.  xis,  1903;  vol.  xxui,  1907. 
Brooklyn  Institute  of  Arts  and  Sciences. 

Museum.  Science  Bulletin.  Vol.  i,  n°  11,  1907. 
Davenport  Academy  of  Sciences. 

Froceedings.  Vol.  x,  1907;  vol.  xii,  pags.  1-94,  1907. 
Departamento  de  lo  Interior.  Oficina  de  Agricultura.  Manila. 

Revista  agrícola  de  Filipinas.  T.  i,  nos  3-4,  1908. 
Department  of  the  Interior.  Weather  Burean.  Manila  Central  Observatory, 

Anmml  Report  for  1906. 

Bulletin  for  August,  September  and  October  1907. 
Field  Columbian  Museum,  Chicago. 

Fublications.  Nos  121-126,  1907. 
Forestry  of  the  Philippine  Islands,  Manila. 

Anniial  Re2}ort  íor  ii)0G-l901 . 
Johns  Hopkins  Hospital,  Baltimore. 

Bulletin.  Vol.  xix,  nos  208-210,  1908. 
Johns  Hopkins  University  Circular.  1907,  nos  7.9;  1908,  11°  1. 
Missouri  Botanical  Garden,  St.-Louis. 

Annual  Report.  1908. 
Museum  of  Comparative  Zoology  at  Harvard  CoUege,  Cambridge. 

Bulletin.  Vol.  xlix,  n"  7,  1908;vol.  li,  n°  7,  1907;  vol.  ui,  nos  1-4,  1908. 


404  boletín    de    LA    REAL    SOCIEDAD    ESPAÑOLA 

Smithsouian  Institution,  U.  S.  National  Museum,  Washington. 

Annual  Report  for  1906. 
The  American  Naturahst,  Boston.  Vol.  xlii,  nos  498-500,  1908. 
United  States  Geological  Survey,  Washington. 

Bulletin.  Nos  30á,  311,  313,  317,  318,  320,  323,  324.  1907. 

Professional  Paper.  N°  53.  1906. 

Water-Supply  and  Irrigatio7i  Paper.  Nos   195,  197-199,  201-206,  208. 
1907. 

University  of  California. 

Publications  in  Zoology,  vol.  3,  n"  14;  vol.  4,  nos  1-2,  1907. 
University  of  Colorado,  Boulder. 

Studies.  Vol.  V,  n°  4,  1908. 
Wilson  Ornithological  Cluh,  Oberlin,  Ohio. 

The  Wilson  Bulletin.  Vol.  xx,  nos  i_2,  1908. 
Wisconsin  Ac,ademy  of  Sciences,  Arts  and  Letres,  Madison. 

Transactions.  Vol.  xv.  part  i,  1904. 
Wisconsin  Geological  and  Natural  History  Survey,  Madison. 

Bulletin.  Nos  xvi-xviii,  1907. 

Francia 
Académie  des  Sciences  de  París. 

Comptes  rendus.  T.  cxlvi,  n"  26;  t.  cxi.vii,  nos  1-13.  Tables  du  tome  cxlv. 
Académie  internationale  de  Géographie  botanique,  Le  Mans. 

Bulletin.  Nos  225-228,  1908. 
Annales  des  Sciences  naturelles.  Paris.  ix*  serie,  t,  v)i,  nos  2-3,  1908. 
La  Feuille  des  Jeunes  Naturalistes,  Paris.  Nos  454-456,  1908. 
Le  Naturaliste,  Paris.  Nos  512-517,  19O8. 
Muséum  d'Histoire  Naturelle  de  Paris. 

Bulletin.  1907,  nos  2-6. 
Revue  des  Pyrénées,  Toulouse.  1907,  2''-4^  trimestres. 
Société  botanique  de  France,  Paris. 

Bulletin.  T.  55%  nos  5-6,  1908. 

Mémoires.  T.  55%  n°  86. 
Société  des  Sciences  naturelles  de  l'Ouest  de  la  France,  Nantes. 

Bulletin.  1907,  nos  1-2. 
Société  de  Spéléologie,  Paris. 

Spelunca.  T.  vii,  n°  52,  1908. 
Société  géologique  de  France,  Paris. 

Bulletin.  4^  serie,  t.  4%  fase.  7,  1907;  t.  6%  fase.  2-8,  1906-1907;  t.   1% 
fase.  1-6,  1907. 
Société  linuéenne  de  Normandie,  Caen. 

Bulletin.  í,"  serie,  10*^  volume,  1906. 

Mémoires.  Vol.  xxii,  1904-1907. 
Société  nationale  des  Sciences  naturelles  et  mathématiques  de  Cherbourg. 

Mémoires.  T.  xxxv,  1905-1906. 
Université  de  Toulouse.  , 

Annuaire  pour  les  années  1906-1907  et  1907-1908. 

Rapport  annuel.  1907. 


DE    HISTORIA    NATURAL.  Í05 


Holanda 


Société  hollandaise  des  Sciences,  Haarlem. 

Archives  néerlandaises  des  Sciences  exactes  et  naturelles.  Serie  ii,  t.  viii, 
S"  et  4'^  livraisons,  1903;  t.  xiii,  3''- 5''  livraisons,  1908. 

Inglaterra  y  sus  Colonias 

Australian  Museum,  Sydney. 

Records.  Vol.  iv,  nos  i_8,  1901. 
Colombo  Musenm,  Ceylán. 

Spolia  Zeylanica.  Vol.  v,  part  xix,  1908. 
Linnean  Society  of  New  South  Wales. 

Froceedings.  Vol.  xxxiir,  part  i,  1908. 
Natural  History  Society  of  Glasgow. 

Transnctions.  Vol.  vili,  part  i,  1905-1096. 
Royal  Microscopical  Society,  London. 

Journal.  1908,  parts  3-4. 
South  Afriean  Museum,  Capetown. 

Annals.  Vol.  iv,  part  viii;  vol.  vil,  part  i,  1908. 
The  Canadian  Entomologist,  Guelph.  Vol.  xl,  nos  7-9,  1908. 
The  Entomologist's  Record  and  Journal  of  Variation,  London.   Vol.  xx, 

nos  7-9,  1908. 
The  Zoologist,  London.  Nos  805-807,  1908. 
Uuiversity  of  Toronto. 

Studies.  Geological  series,  n"  6,  1908. 
Zological  Society  of  London. 

Froceedings.  1908,  partes  i  y  11. 

Transactions.  Vol.  xvlii,  part  2,  1908. 

Italia 
Bollettino  del  Naturalista,  innos  xxi-xxiv. 
La  Nuova  Notarisia,  Modena.  Serie  xix,  1908. 
Ri vista  coleotterologica  italiana.  Camerino.  Anno  vi,  nos  0-7,  1908. 
Rivista  italiana  di  Scienze  naturali.  Años  1900-1905. 
Societá  italiana  di  Scienze  naturali  in  Milano. 

Atti.  Vol.  Lxvii,  fase.  l''-2°,  1908. 
Societá  toscana  di  Scienze  naturali.  Pisa. 

Aiti.  Processi  verbali,  vol.  xvii,  nos  3.4,  1908. 

Japón 
Tokyo  Zoological  Society. 

Annotationes  zoologicae  japonenses.  Vol.  vi,  part  iv,  1908. 

México 

Instituto  geológico  de  México. 

Farergones.  T.  11,  n.os  4-6,  1908. 
Sociedad  científica  c Antonio  Álzate»,  México. 

Memorias  y  Revista.  T.  25,  n.os  2-3;  t.  26,  n.os  i_5,  1907. 


,4oe  boletín  de  la  real  sociedad  española 

Monaco 
Instituí  océanographiquej  Monaco. 
Bulletin.  l'^os  118-121,  1908. 

Portugal 
CoUegio  de  S.  Fiel. 

Broteria.  Serie  zoológica.  Vol.  vii,  fase,  v,  serie  de  vulgariza9áo  sciea- 
tífica,  1?08. 

EErÓBLicA  Argentina 
Museo  nacional  de  Buenos-Aires. 
Anales.  Serie  iii,  t.  ix,  1908. 

Rusia 
Société  impériale  des  naturalistes  de  Moscou, 
Bulletin.  1907,  nos  1-3. 

Salvador 
Museo  Nacional  de  El  Salvador,  San  Salvador. 
Anales.  T.  3.°,  n."  21,  1908. 

Sdecia 
Entomologislía  Fóreningen  i  Stockhohn. 
Entomologisk  Tidskrift.  Arg.  5,  Hiift  10. 

Suiza 
Naturforschende  Gesellschaft  in  Basel. 

Verhandlungen.  Band  xix,  Heft  3,  19;  8. 
Socióté  zoologique  suisse  et  Muséum  d'Histoire  naturelle  de  Genéve. 
Revuii  suisse  de  Zoologie.  T.  IG,  fase,  2,  1908. 


Aranzadi  (Tele&foro  de). — Algunos  caracteres  secundarios  de  los  capones. 
(Bol.  lí.  Soc.  esp.  Hist.  nat.  Julio,  1908.) 

—  Cuarta  lista  de  nombres  catalanes  de  hongos.  (Bol.  R.  Soc.  esp,  Hist. 

nat.  Julio,  1908.) 

—  Hongos  observados  en  Cataluña  durante  el  otoño  de  1907.  (Bol.  R.  Soc. 

esp.  Hist.  nat,  Julio,  1908.) 

Baráibar  (Federico). — Nombres  vulgares  de  animales  y  de  plantas  usados 
en  Álava  y  no  incluidos  en  el  «Diccionario  de  la  Real  Academia  Es- 
pañola» (13."  edic.)  (Bol.  R.  Soc.  esp.  Hist.  nat.  Junio,  1908.) 

Bolívar  (Ignacio).— Algunos  ortópteros  nuevos  de  España,  Marruecos  y 
Canarias.  (Bol.  R.  Soc.  esp.  Hist.  nat.  Julio,  190,8.) 

—  Mántidos  de  la  Guinea  española.  (Mem.  R.  Soc.  esp.  Hist.  nat.,  t.  i, 

n°  26,  1908,) 

—  Über  die   Gattung   «Amorphoscelis»    Stal,    (Orth.)    (Deutsche    Ent. 

Zeitschr.,  1908.) 
Cabrera  Díaz  (Agustín).— Nota  ornitológica.  (Bol.  R.  Soc.  esp.  Hist.  nat. 
Julio,  1908,) 


DE    HISTORIA    NATURAL,  407 

Cabrera  (Ángel).— Lista  de  los  mamíferos  de  las  posesiones  españolas 

del   Golfo   de    Guinea.   (Mera.    R.  Soc.  esp.   Hist.  nat.  t.   i,  n.°  25, 

1908.) 
DoELi.o-JuRAüo. — Essai  d'une  división  biologique  des  Vertebres.  (Anales 

Soc.  Cient.  argent.,  t.  lxv,  1908.) 
Ddrand  (Th.)  ET  PiTriER  (H.)  -  Primitiae  Florae  costaricensis.  2^  et  3"  fase. 

Bruxelles,  1893-1 89f3) 
DusMKT  Y  Alonso  (José  M.^)-Los    <Apidos»   de  España.  (Mem.  R.  Soc. 

esp.  Hist.  nat.,  t.  v,  n"  4,  1908.) 
Fernández  Navarro  (L)— Los  pozos  artesianos  en  Madrid.  Madrid,  1908. 

—  Noticias  mineralógicas.  (,Bol.  R.  Soc.  esp.  Hist.  nat.  Junio,  1908.) 

—  Nuevos  yacimientos  de  objetos  prehistóricos.  (Bol.  R.  Soc.   esp.  Hist. 

nat.  Junio,  1908.) 

Hauser  (O.)  -Fouilles  scien tinques  dans  la  vallée  de  la  Vézére.  1908. 

Hermán  (Otto). — Répouse  á  la  critique  de  M.  le  Dr.  Quinet.  (Aun.  Soc. 
roy.  Zool.  et  Malac.  de  Belgique,  t.  xlui,  1908.) 

Instituto  Central  Meteorológico.— Eesnmen  de  las  observaciones  meteoro- 
lógicas efectuadas  en  la  Península  y  algunas  de  sus  islas  adyacentes 
durante  el  año  de  I9C'6.  Madrid,  1908. 

Jiménez  de  Cisxeros  (Daniel) —Excursiones  por  los  alrededores  de  Busot 
(Alicante).  (Bol.  R.  Soc.  esp.  Hiet.  nat.  Junio,  1908.) 

—  La  Sierra  de  la  Puerta  en  el  término  de  Carayaca.  (Bol.  R.  Soc.  esp. 

Hist.  nat.  Junio,  1908) 
Jiménez  Munufra  (Francisco  de  P.)  —  Una  excursión  del  Dr.  Chodat  por 

Cartagena,  (Bol.  R.  Soc.  esp.  Hist.  nat.  Junio,  1908.) 
Lázaro  é  Ibiza  (Blas).— Nota  sobre  la  duración  de  algunas  hojas.  (Bol. 

R.  Soc.  esp.  Hist.  nat.  Junio,  1908.) 
Martínez  de  la  Escalera  (Manuel). — Obseruaciones  sobre  la  ninfosis  de 

tPoecilonota  Solieri>  Cast.  (Bol.  R.  Soc.  esp.  Hist.  nat.  Junio,  1908.) 
Merino  (R.  P.  B.)  — Una  nueva  clris»  de  Galicia.  (Bol.  Soc.  arag.  Cieñe. 

nat.  Julio,  1908.) 
MoRDWíLKo  (A.) -Origine  des  hótea  intermédiaires  chez  les  parasites  des 

animaux.  (Ana.  Musée  Zool.  de  l'Acad.  Imp.  des  Sciences  de  St.  Pé- 

tersbourg,  t.  xiii,  1908.) 
Nery  Delga'jo  (J.  F.)  — Systéme  silurique  du  Portugal,  Etude  de  Strati- 

phie  paléontologique.  Lisboa,  1908. 
PiTTiER  (H.)— Primitiae  Florae  costaricensis.  T.  ii,  t.  iii,  fase.  i.  San  José, 

1898-1900. 
PiTTiER  (H.)  Y  BioLLEY  (P.) — luvcrtebrados  de  Costa  Rica.  IL  Hemípte- 

ros  heterópteros.  San  José,  1895.  IIL  Lepidópteros  heteróceros.  San 

José,  1897. 
PoRTER  (Carlos  E.)— El  Museo  de  Historia  natural  de  Valparaíso  durante 

el  año  1900.  Valparaíso,  1901. 


408  boletín    de   LA.   REAL    SOCIEDAD    ESPAÑOLA 

Reese  (Albert  M.) — The  breeding  habits  of  the  Florida  Alligator.  (Smiths. 

Miscell.  Oollect.   1908.) 
Sánchez  (Domingo). — El  Laboratorio  biológico-marino  de  Baleares  y  su 

inauguración.  (Bol.  R.  Soc.  esp.  Hist.  nat.  Julio,  1908.) 
SoHMiDT  (Adolf).— Zurammestellung  der  bis   1906  beschriebenen   Apho- 

diinen.  1908. 
Seitz  (Dr.  Adalbert).— Les  Macrolépidoptéres  du  Globe.  Livrais.  15  et  16. 

Stuttgart,  1908. 
Silva  Tovakes  (Prof.  Joacbinus  da). — Oontributio  prima  ad  cognitionem 

Cecidologiae  Regionis  Zambeziae.  S.  Fiel,  1908. 
Stejneger  (Leonhard).— a  new  Calamariue  Snake  from  the  Philippine 

Islands.  (Smiths,  Miscell.  Collect.,  (907.) 
ZuLUETA  (Antonio  de)— Note  préliminaire  sur  la  famille  des  Lamippidae. 

(Arch.  de  Zool.  exper.  y  génér.,  1908.) 


Sesión  del  4  de  Noviembre  de  1908. 

PllESIDENCTA  DE  DON  JOSÉ  GÓMEZ  OCAÑA 

El  Secretario  leyó  el  acta  de  la  sesión  anterior,  que  fué 
aprobada. 

El  Congreso  de  Zaragoza. — El  señor  Presidente  dedicó  alg-unas 
palabras  al  Cong-reso  general  Científico  celebrado  en  Zarag-oza 
por  la  Asociación  Española  para  el  progreso  de  las  Ciencias. 
Dijo  que  esta  Asamblea  ha  sido  la  más  importante  de  todas  las 
reunidas  en  la  capital  de  Aragón,  con  motivo  del  Centenario 
de  los  Sitios.  Añadió  que  á  ella  han  concurrido  más  de  600  con- 
g-resistas,  y  que  entre  las  siete  secciones  en  que  estuvo  dividi- 
do el  Cong-reso  se  presentaron  cerca  de  200  notas,  memorias  ó 
comunicaciones.  Añadió  que  la  sesión  de  clausura  fué  presidi- 
da por  S.  M.  el  Rey,  asistiendo  al  acto  la  Reina  doña  Vic- 
toria. En  esta  sesión  hablaron  el  general  de  Ing'enieros  se- 
ñor Marvá,  D.José  Echegaray,  D.  Santiago  Ramón  y  Cajal,  el 
coronel  de  Artillería  D.  Enrique  Losada  y  el  director  del  Ob- 
servatorio del  Ebro,  R.  P.  Cirera,  exponiendo  ante  SS.  MM.  los 
resúmenes  de  los  trabajos  realizados  por  las  secciones. 

La  Sociedad  escuchó  con  marcadas  señales  de  complacencia 
el  relato  del  señor  Presidente,  cong-ratulándose  del  éxito  feliz 
que  ha  tenido  el  primer  Congreso  de  la  Asociación  Española 
para  el  prog"reso  de  las  Ciencias,  en  cuya  constitución  hemos 
tomado  tanta  parte. 

Notas  y  comunicaciones.— El  Sr.  Calderón,  en  nombre  de  don 
Eduardo  Hernández  Pacheco,  leyó  una  «Nota  descriptiva  del 
yacimiento  de  mineral  radiactivo  en  el  granito  de  Albalá  (Cá- 
ceres)». 

— El  mismo  señor  leyó  un  trabajo  propio  acerca  de  la  evolu- 
ción de  los  minerales  de  sílice. 

—  El  Sr.  Bolívar  presentó  un  estudio  del  Sr.  Martínez  de  la 
Escalera  titulado  «Observaciones  sobre  el  g-énero  OnyclioliiíS 
Woll.»  y  una  descripción  de  un  nuevo  g-énero  de  Acrídido  del 
Senegal  hallado  por  el  Sr.  Escalera. 

—  El  Sr.  Russel  dio  lectura  á  una  lista  de  hong-os  comestibles 

T.  VIII.— Noviembre,  1908.  28 


410  boletín  de  la  real  sociedad  española 

y  venenosos  recog-idos  en  los  alrededores  de  Madrid,  3'  comuni- 
có alg'unas  observaciones  hechas  sobre  si  mismo  para  deter- 
minar el  g-rado  de  inocuidad  de  alg-unas  especies  que  pasan 
por  inofensivas,  advirtiendo  que  entre  ellas  las  hay  que  no 
producen  trastornos  en  el  org-anismo  después  de  la  cocción, 
pero  qu3  causan  perturbaciones  si  son  preparadas  mediante 
sólo  una  condimentación  que  pudiera  llamarse  directa,  sin 
previa  separación  por  el  ag'ua  de  sus  principios  tóxicos. 

— El  señor  Presidente  expresó  al  Sr.  Russel  el  g'usto  con- 
que había  sido  escuchado  por  la  Sociedad,  animándole  á  que 
continúe  sus  observaciones  sobre  los  hongos  que  suelen  em- 
plearse para  la  alimentación. 

— El  Sr.  Sánchez  y  Sánchez  rueg-a  á  la  Sociedad  se  adquie- 
ran por  la  Junta  directiva,  para  la  biblioteca,  alg-unas  obras 
sobre  Hirudineos,  con  objeto  de  proceder  al  estudio  y  determi- 
nación de  las  especies  que  viven  en  España,  sobre  las  cuales 
se  están  haciendo  trabajos  microg-ráticos  en  el  Laboratorio  de 
investig-aciones  biológicas  que  dirige  el  Sr.  Cajal;  acordándose 
que  la  Sociedad  tenga  en  cuenta  los  deseos  del  Sr.  Sánchez 
como  los  de  todos  los  socios  que  necesiten  alg-úii  auxilio  para 
los  estudios  que  realiceo,  según  costumbre  establecida. 

El  Sr.  Bolívar,  á  propósito  del  ruego  dirigido  por  el  Sr.  Sán- 
chez, manifestó  que  la  Junta  de  ampliación  de  estudios  viene 
dedicando  anualmente  algunas  cantidades  á  la  compra  de 
obras  científicas  de  difícil  adquisición  por  su  elevado  precio,  y 
que  estos  libros  pueden  ser  consultados  por  todas  las  personas 
que  lo  deseen,  para  lo  cual  la  Junta  de  referencia  los  tiene  en 
depósito  en  la  biblioteca  del  Laboratorio  de  Entomología  del 
Museo  de  Ciencias  Naturales.  Añadió  el  Sr.  Bolívar  que  entre 
las  obras  así  adquiridas  figuran  las  siguientes: 

«Fauna  und  Flora  des  Golfes  von  Neapel». 

«Mittheilungen  aus  der  Zoologischen  Station  zu  Neapel». 

«Transactions  of  the  Entomological  Society  of  London». 

«Archives  de  Zoologie  experiméntale  et  genérale». 

«Bulletin  de  la  Société  Francaise  de  Minéralogie». 

Noticias  bibliográficas. — El  Sr.  Calderón  mencionó  la  reciente 
aparición  del  siguiente  artículo: 

C.  Gagel,  Der  Pie  de  Teyde  aiif  Tenerife,  Himmel  und  Erde, 
XX,  1908,  páginas  320  328. 


DE    HISTORIA    NATURAL.  •        411 

— El  Sr.  Bolívar  presentó  la  obra  titulada  Tratado  de  las  en- 
fermedades de  las  lüantas  y  principalmente  de  las  que  atacan 
los  árboles  forestales,  escrita  por  el  Dr.  Roberto  Hartig",  y  tra- 
ducida y  copiosamente  anotada  por  D.  Joaquín  María  de 
Castellarnau.  Al  anunciar  la  aparición  de  este  libro,  indicó  el 
Sr.  Bolívar  la  conveniencia  de  que  sobre  él  se  hiciese  una  con- 
cienzuda reseña  con  destino  á  nuestro  Boletín,  y  la  Sociedad, 
aceptando  estas  indicaciones,  acordó  confiar  este  cometido  al 
Sr.  Lázaro  é  Ibiza. 


Notas  y  comunicaciones 


Nota  sobre  la  evolución  de  los  minerales  de  silice 


POK 

SALVADOR    CALDERÓN 


En  una  Memoria  que  liemos  presentado  al  reciente  Cong-re- 
so  de  la  Asociación  española  para  el  prog'reso  de  las  Ciencias, 
nos  ocupamos  de  la  alteración  y  transportes  moleculares  del 
cuarzo.  En  ella  hemos  prescindido,  para  no  englobar  cuestio- 
i^es  diferentes,  de  un  aspecto  de  la  historia  del  citado  mineral 
que,  aunque  no  ha  sido  tratado  hasta  ahora  por  ning-ún  natu- 
ralista ni  químico,  al  menos  que  sepamos,  nos  parece  reviste 
alta  trascendencia:  la  evolución  de  la  substancia  silícea,  ó  sea 
la  serie  de  transformaciones  que  experimenta  desde  un  estado 
inicial  amorfo  al  de  completa  individualización. 

Nos  referimos  al  proceso  normal  de  la  evolución  expresada 
y  no  á  los  desiliciñcación  directa  ó  indirecta,  en  la  que  intervie- 
nen substancias  extrañas,  determinando  reacciones  químicas. 
Se  trata  aquí  del  cambio  de  la  substancia  por  su  propia  ener- 
g-ía  molecular  hacia  el  estado  cristalizado  definitivo,  pasando 
por  otros  intermedios,  que  pueden,  seg'ún  las  circunstancias, 
aparecer  como  permanentes  (estados  opalino  y  criptocristalino) 
ó  ser  fases  transitorias  de  la  evolución. 

Desde  luego  se  comprende  que  consideramos  como  un  tér- 
mino de  la  serie  al  ópalo,  el  cual  mineralóg-icamente  constituye 


412  boletín    de   la  REAL   SOCIEDAD   ESPAÑOLA 

una  especie  independiente  por  su  estado  amorfo,  y  no,  como 
suele  decirse,  por  formar  el  ag-ua  parte  de  su  composición. 
Basta  tener  en  cuenta  la  muy  variable  cantidad  en  que  ésta 
existe  en  los  ópalos  (desde  3  á  13,  y  en  un  caso  hasta  35  por 
100),  para  inferir  que  no  es  un  factor  esencial  de  su  constitu- 
ción, sino  un  resto  conservado  al  consolidarse  paulatinamente 
la  sílice  gelatinosa  producida  por  la  alteración  de  los  silicatos 
alcalinos.  Existe  toda  una  serie  de  tránsitos  entre  la  sílice  g'e- 
latinosa  saturada  de  ag-ua  y  una  sílice  anhidra,  igualmente 
coloide,  que  formaría,  por  ejemplo,  la  base  de  la  materia  pe- 
trosilícea  de  ciertos  pórfidos  (1).  Recordaremos  que  la  florita  es 
un  ópalo  casi  completamente  desprovisto  de  ag-ua  y  que  la  alu- 
mocalcita  de  Kersten,  materia  no  endurecida  todavía  ni  del 
todo  formada,  que  aparece  en  salpicaduras,  pequeñas  masas  y 
detritus  en  Eibenstock  y  Rézbánya,  consiste  en  un  tránsito  de 
la  sílice  g'elatinosa  saturada  de  líquido  al  ópalo  típico. 

El  punto  de  partida  de  la  evolución  á  que  nos  referimos  es 
la  sílice  en  estado  coloide,  procedente  de  la  alteración  de  las 
rocas  ó  de  procesos  g'eneradores  en  que  intervienen  los  orga- 
nismos. 

La  descomposición  de  los  silicatos  alcalinos  por  el  ácido  car- 
bónico es  la  fuente  más  g'eneral  de  sílice  amorfa.  Opérase  esta 
reacción  tanto  á  la  suj^erficie  en  las  condiciones  ordinarias  y 
de  un  modo  lento,  como  en  las  profundidades  de  la  corteza  te- 
rrestre, donde  estará  favorecida  por  elevada  temperatura  y  alta 
presión.  Durante  bastante  tiempo  era  creencia  g'eneral  entre 
los  g-eólogos  que  todo  el  ópalo  procedía  del  interior  del  g'lobo 
y  había  sido  traído  á  la  superficie  por  las  fuentes  calientes  y, 
sobre  todo,  los  g-eiseres.  En  efecto,  los  de  las  Azores,  Islandia, 
Nueva  Zelandia  y  las  Montañas  Rocosas  orig-inan  formaciones 
de  sílice  hidratada,  que  llamaron  la  atención  desde  que  fueron 
conocidas.  El  ag-ua  del  Gran  Geiser,  entre  otras  del  Norte  Amé- 
rica, es  muy  rica  en  ácido  silícico,  el  cual  se  va  acumulando 
en  el  trayecto  de  aquella,  edificando  costras  estalactitas  y  con- 
creciones de  diversos  colores,  por  evaporación  del  líquido  que 
le  arrastra  y,  sobre  todo,  por  la  saturación  prog-resiva  del  álcali 
que  le  servía  de  disolvente. 

Pero  hoy  sabemos  que  no  todas  la  sílice  coloide  tiene  este 

(1)    Fcuqué  et  Michel  Lévy,  Minéralogie  micrographique,  pág.  186. 


DE    HISTORIA   NATURAL.  413 

oi'ig-en.  La  misma  liialita  es  obra  superficial  del  vapor  de  ag-ua 
ácido  sobre  las  materias  constitutivas  de  las  rocas  volcánicas. 

En  cuanto  al  proceso  org-ánico  como  g-enerador  de  substan- 
cia silícea  coloide,  bien  sabido  es  el  papel  que  ejercen  los  es- 
pong-iarios,  rizópodos  y  diatomeas,  creando  este  cuerpo  á- 
expensas,  sobre  todo,  de  la  arcilla  coloide  que  arrastran  las 
ag'uas  dulces  y  saladas  para  la  fabricación  de  sus  esqueletos. 
Muchas  calizas  están  impregnadas  de  materia  opalina  de  ori- 
g-en  org-ánico,  de  la  cual  derivan  otras  formaciones  cuarzosas. 
St.  Meunier  (1)  ha  podido  producir  artificialmente  la  g-rossou- 
vreita,  que  es  un  ópalo  farináceo,  por  la  descalcificación  de  las 
calizas  siliciosas.  El  mismo  g*eólog-o  había  descrito  preceden- 
temente el  modo  cómo  en  la  creta  blanca  de  Meudon  y  de  otras 
localidades  se  opera  una  circulación  de  sílice  en  estado  de  di- 
solución acuosa,  que  va  concentrándose  lentamente,  pasando 
lueg-o,  sin  duda,  por  acciones  moleculares,  del  estado  g-elatino- 
so  al  sólido  de  ópalo. 

Veamos  ahora  si  este  ópalo  puede  cambiarse  en  cuarcitina, 
ó  sea  cuarzo  criptocristalisno,  entendiendo  por  tal  las  varieda- 
des que  tienen  una  microestructura  fibrosa  y  que  suelen 
englobarse  bajo  el  nombre  de  calcedonias  (2).  Estas,  en  reali- 
dad, no  son  nunca  puras,  sino  mezclas  de  calcedonia  predomi- 
nante y  ópalo  hidratado,  por  lo  cual  la  calcinación  les  hace 
perder  de  2  á  3  por  100  de  ag-ua.  Los  mismos  elementos,  hacién- 
dose más  compactos  y  con  una  orientación  muy  confusa,  dan 
lug-ar  al  silex. 

El  orig-en  de  los  silex  interpuestos  en  ciertas  rocas  calizas  se- 
dimentarias (pedernales  de  la  creta,  ftanitas  de  la  caliza  carbó- 
nica, etc.),  no  puede  explicarse  más  que  por  transformación  de 
partes  esqueléticas  animales  ó  veg-etales,  lo  cual  se  comprueba 


(1)  Origine  de  l'opale  farineuse  sédimentaire,  B  S.  Géol  de  Fraace,  4'"'=  serie,  t.  ii, 
l'J02,  pág.  250. 

(2)  Conviene  recordar  que  Michel  Lévy  y  Munier  Chaimas  fCompt.  rend.  de  l'Aca- 
démie  de  Sciences,  C4  mars,  1890),  estudiando  las  variedades  fibrosa?  de  la  sílice,  llega- 
ron á  la  conclusión  de  qu3  deben  reconocerse  tres  variedades,  distintas  únicamente 
por  la  dirección  del  alargamiento  de  la  fibra,  que  llamaron  calcedonia,  cuarcitina  y 
lutecina.  Pero  en  un  trabajo  posterior  de  Wallerant,  que  mencionaremos  después, 
se  prueba  haber  reconocido  en  estos  cuarzos  múltiples  direcciones  de  alargamiento, 
en  vista  de  lo  cual  propone,  y  Groth  lo  ha  aceptado,  designar  con  el  nombre  de  cuar- 
citina toda  la  sílice  cristalizada  biá.xica,  la  cual,  según  él,  pertenece  al  sistema  triclí- 
nico,  como  la  tridimita. 


414  boletín    de    la    REAL    SOCIEDAD   ESPAÑOLA 

también  por  la  observación  microscópica.  Por  disolución  sub- 
terránea de  la  sílice  hidratada  de  dichos  restos  y  su  transporte 
alrededor  de  ciertos  centros  de  atracción,  se  produce  la  preci- 
pitación y  la  deshidratación  parcial  de  aquella  que  da  naci- 
miento á  dichos  silex;  proceso  descrito  modernamente  con  todo 
detalle  por  H,  Haussen  (1).  Es  sabido  que  el  pedernal  contiene 
á  menudo  en  su  masa  caparazones  de  diatomeas  y  otros  restos 
esqueléticos.  Del  mismo  modo  el  ópalo  xiloide  se  transforma 
en  calcedonia  xiloide  muchas  veces,  sin  que  en  esta  obra  haya 
intervenido  la  presión,  seg*ún  ha  demostrado  Spezia  experi- 
mentalmente  (2). 

La  tercera  fase  es,  como  queda  dicho,  el  paso  del  estado 
cripto  al  macrocristalino,  de  la  cual  no  faltan  tampoco  compro- 
baciones, aun  en  las  condiciones  ordinarias.  Debe  notarse  que 
existen  etapas  intermedias  entre  dichos  estados.  Así  el  cuarzo 
común,  que  forma  el  relleno  de  numerosos  filones,  está  real- 
mente cristalizado,  pero  de  una  manera  tan  imperfecta,  que 
establece  el  tránsito  entre  el  cuarzo  propiamente  dicho,  y  el 
estado  de  confusa  individualización.  Ciertas  amatistas  parecen 
por  su  estructura  corresponder  á  una  categ"oría  inferior  dentro 
de  las  cristalizadas,  á  juzg'ar  por  su  composición  fibrosa,  ofre- 
ciendo solo  caras  las  puntas  libres  de  las  fibras,  y  eso  reducidas 
á  las  P  y  ooP. 

En  pequeña  escala  se  ve  el  tránsito  del  seg'undo  al  tercer  es- 
tado de  la  materia  cuarzosa  en  los  silex,  en  ciertas  formaciones 
de  ópalo  y  en  las  peg-as  de  rocas  cristalinas  del  modo  que 
vamos  á  indicar  sumariamente. 

Los  silex  y  los  instrumentos  prehistóricos  con  ellos  fabrica- 
dos, cuando  han  estado  enterrados  larg-o  tiempo,  suelen  cubrir- 
se á  trechos  de  puntos  brillantes,  como  nacarados,  que  son 
cristalizaciones  producidas  en  las  superficies  de  fractura.  Les 
acompañan  á  menudo  dendritas,  g-eneralmente  de  mang-aneso. 

Las  formaciones  de  ópalo  g-eiserianas,  de  que  antes  hemos 
hablado,  ofrecen  en  ocasiones  pequeños  cristales  de  cuarzo, 
como  ocurre  en  la  sílice  incrustante  de  Furnas,  en  las  Azores. 

En  cuanto  á  las  peg-as  es  un  hecho  frecuente  encontrar  en 
sus  secciones,   vistas  al  microscopio,  g-eneraciones  de  cuarzo 


(1)  Zeitschr.  d.  dentsch.  geol.  Qesellschaft,  t.  xxviir,  1903. 

(2)  Contribnzione  di  geologie  chimica.  Atti  R.  Acc.  Se.  de  Torino,  t.  xxxvii,  1902. 


DE    HISTORIA    NATURAL.  415. 

cristalizado  en  el  seno  de  la  sílice  concrecionada  con  toda  serie 
de  estados  moleculares  sucesivos,  como  hemos  indicado  en  un 
precedente  trabajo  (1). 

En  mayor  escala  las  geodas  cuarzosas  suelen  ofrecer  de  un 
modo  ostensible  el  tránsito  del  estado  cripto  al  fanerocristalino, 
cual  ocurre  en  las  de  ágata  revestidas  de  amatista  de  tantas 
regiones.  Los  amigdaloides  de  los  melafidos  se  encuentran  en 
este  caso,  y  consisten  en  una  mezcla  de  calcedonia,  jaspe, 
amatista  y  cuarzo  hialino,  que  cuando  se  disponen  en  zonas 
distintas  por  sus  coloraciones  diversas  y  dibujos  caprichosos, 
ostentan  el  más  bello  aspecto,  como  acontece  en  los  ónices. 

Wallerant  (2)  estudiando,  aunque  con  otro  objeto,  las 
g-eodas  que  se  encuentran  en  las  arenas  eocénicas  de  Guise, 
en  los  alrededores  de  París,  en  una  magnífica  Memoria,  ha 
consignado  algunos  datos  que  tiene  interesante  aplicación  á 
nuestro  objeto.  Cuando  estas  geodas  han  estado  expuestas  du- 
rante mucho  tiempo  á  la  acción  atmosférica,  la  sílice  hidratada 
que  se  encuentra  siempre  con  la  arena  del  yacimiento,  trans- 
portada por  las  ag'uas  meteóricas,  ha  dado  origen  á  la  cuarci- 
tina  y  al  cuarzo  de  las  geodas.  La  parte  externa  de  la  pared  de 
éstas  se  halla  formada  de  cristales  recubiertos  en  el  interior  por 
cuarcitina  con  superficie  mamelonada.  Encuéntrase  cada  fibra 
de  esta  última,  según  el  autor,  orientada  ópticamente  como  la 
molécula  del  cristal,  sobre  el  cual  se  fija.  En  realidad  la  cuar- 
citina está  integrada  por  varios  sistemas  de  fibras,  pero  todos 
se  hallan  en  relación  con  los  elementos  del  cristal  correspon- 
diente de  cuarzo,  uno  de  cuyos  [sistemas  sirve  de  punto  de 
partida  para  la  cristalización  de  este  mineral,  como  ya  lo  ha- 
bían notado  Michel  Lévy  y  Munier  Chaimas. 

También  cerca  de  París  existe  una  variedad  de  calcedonia, 
llamada  lutecina,  en  orbículas  aplastadas,  alrededor  de  las 
cuales  se  desarrolla  una  corona  de  cristales  y  constituye  una 
manera  de  ser  particular  de  la  sílice  biáxica,  que  es,  -en  suma, 
el  elemento  primitivo  del  cuarzo  (3). 


(1)  Calderón,  Sobre  los  fenómenos  de  las  pegas.— Is.  Congr.  geól.  iutern.  au  Méxi- 
co, 1906. 

(2)  Mémoire  sur  la  quartiitine  et  sur  l'origine  de  la  polarisaíton  rotatoire  dii  quarlz, 
Bull.  Soc.  francaise  de  Mineral.,  t.  xx,  1897. 

(3)  Lapparent,  Cours  de  Minéralogie,  S""^  édit.,  18)9,  pág.  101. 


416  boletín    de    la.   REAL    SOCIEDAD    ESPAÑOLA 

Descomponiendo  artificialmente  silicatos  y  usando  como  di- 
solvente del  ácido  silícico  el  silicato  sódico  en  un  aparato 
convenientemente  dispuesto,  ha  probado  el  profesor  Spezia  (1), 
antes  citado,  que  según  regalones  de  diversa  temperatura  y 
densidad  se  orig-inan  á  expensas  de  la  materia  silícea  cristali- 
zaciones, ora  de  un  modo  rápido,  ora  lentamente;  en  las  pro- 
ducidas del  primer  modo  predomina  un  solo  romboedro,  y  en 
las  del  segundo  los  dos,  con  mayor  longitud  de  las  caras  pris- 
máticas. También  se  sabe  que  en  las  condiciones  naturales  los 
individuos  cuarzosos  son  más  ó  menos  perfectos,  según  el  gra- 
do en  que  los  han  favorecido  las  condiciones  para  su  cristali- 
zación. Sirvan  de  ejemplo  los  cristales  en  forma  de  tolvas  de 
París,  mencionados  por  Munier  Chaimas,  estudiando  el  origen 
de  la  sílice  cristalizada  en  las  capas  sedimentarias,  cuyas  tol- 
vas parecen  haberse  iniciado  por  una  laminilla  exagonal  mi- 
croscópica, sobre  la  cual  se  hubiera  depositado  una  primera 
envoltura  hueca,  y  formándose  luego  otra  y  otras  semejantes 
sucesivas  en  cada  período  de  cristalización. 

De  todas  las  precedentes  [consideraciones  parece  deducirse 
que  las  diferentes  especies  y  variedades  de  ópalo  y  cuarzo  son 
los  términos  de  una  serie  evolutiva  que  empieza  en  el  estado 
coloide  y  ñúido,  sigue  por  el  amorfo  sólido  (ópalo),  pasa  al 
criptocristalino  (cuarcitina)  y  acaba  en  el  fanerocristalino 
(cuarzo  cristalizado),  último  término  de  la  individualización. 

A  estas  fases  corresponde  el  distinto  grado  de  alterabilidad, 
máximo  en  el  ópalo  y  mínimo  en  el  cuarzo  cristalizado,  del 
modo  que  hemos  descrito  en  nuestra  precedente  Memoria  cita- 
da al  principio  de  esta  nota,  y  que  no  vamos  á  repetir  ahora. 
También  es  de  distinta  energía  la  acción  que  sobre  cada  va- 
riedad ejercen  la  lejía  de  potasa  y  el  ácido  ñuorhídrico;  asi 
entre  los  ópalos  los  hay  más  ó  menos  solubles,  y  las  calcedonias 
y  las  ágatas  están  compuestas  de  ácidos  silícicos  fácil  y  difícil- 
mente atacables,  según  lo  demostraron  hace  tiempo  H.  Rose  y 
Rammelsberg,  lo  que  parece  indicar  estados  diversamente 
avanzados  de  individualización. 

El  proceso  aquí  investigado  es,  en  suma,  un  caso  de  desvi- 
trificación, esto  es,  el  paso  del  estado  amorfo  al  cristalino  por 


(1)    Contribímone  sperimeniali  alia  cristallogenesi  del  quario,  Atti  R.  Acc.  di  Scienze 
di  Torino,  t.  xli,  1905. 


DE   HISTORIA   NATURAL.  41" 

la  iniciación  de  granulaciones  y  ag-ujas  que  á  veces  se  trans- 
forman en  cristalitos  en  la  masa  vitrea,  los  cuales  pueden  ir 
creciendo  hasta  transformarse  en  verdaderos  cristales,  ó  au- 
mentando en  número,  acabar  por  invadir  la  masa  de  que  pro- 
ceden. La  sílice,  los  silicatos  y  el  azufre  proporcionan  los 
principales  ejemplos  de  cristalitos  en  un  estado  intermedio 
entre  el  de  los  cuerpos  coloides  y  los  cristaloides. 

La  evolución  de  los  minerales  de  sílice  no  es  seguramente 
un  hecho  aislado,  y  pudiéramos  citar  muchos  datos  en  com- 
probación de  ello,  si  no  temiéramos  salimos  del  asunto  que 
motiva  la  presente  nota  y  darla  una  desmedida  extensión;  lo 
que  sucede  es  que  en  ellos,  por  su  g-ran  abundancia  y  difusión 
y  por  la  lentitud  con  que  realizan  sus  transformaciones,  se 
manifiesta,  al  parecer,  mejor  que  en  ningún  otro  ese  proceso 
general  por  cuya  virtud  las  moléculas  de  la  substancia  mine- 
ral propenden  á  tomar  su  disposición  de  mayor  estabilidad, 
habiendo  recorrido  antes  las  que  están  cristalizadas,  las  fases 
imperfectamente  cristalina  y  amorfa,  siquiera  la  g*eneralidad 
las  hayan  atravesado  con  tal  rapidez  que  no  sea  posible  reco- 
nocer dichas  fases. 

Todo  lo  aquí  expuesto  no  es  más  que  un  caso  particular  de 
la  ley  que  hemos  formulado  en  un  trabajo  anterior  «Sobre  la 
tendencia  al  equilibrio  molecular  en  el  mundo  mineral  (1)». 
En  semejante  orden  de  consideraciones  puede  fundarse  á  nues- 
tro juicio  la  verdadera  doctrina  de  la  evolución  de  los  mine- 
rales (2). 

(1)  Calderón,  Revista  de  la  Real  Academia  de  Ciencias  Exactas^  Físicas  y  Naturales 
de  Madrid,  tomo  iv,  número  2, 1&06. 

(2)  Aunque  Sterry  Hunt  y  Tschermak  han  empleado  ya  la  expresión  de  evolución 
mineral  aludiendo  á  las  transformaciones  de  las  substancias  inorg-ánicas,  el  primero 
se  refiere  especialmente  á  los  cambios  de  las  especies  en  relación  con  las  edades  del 
planeta,  como  consecuencia  de  su  resistencia  mecánica  á  la  alteración,  y  el  segundo 
á  los  pseudomorflsmos,  desdoblamientos,  nacimiento  de  unas  especies  y  muerte  de 
otras,  consideraciones  todas  realmente  geológicas.  La  verdadera  evolución  de  los  mi- 
nerales no  sabemos  se  haya  formulado  por  nadie  antes  que  por  nosotros. 

Para  que  se  vea  cuan  diverso  de  nuestro  punto  de  vista  es  el  de  Tschermak,  á  pesar 
de  haber  usado  con  profusión  de  la  expresión  indicada,  reproducimos  el  siguiente 
párrafo  de  su  clásica  Mineralogía: 

f'La  historia  del  origen  de  cada  mineral  pertenece  verdaderamente  al  dominio  de 
la  evolución  del  reino  mineral;  pero  en  la  formación  de  cada  mineral  en  particular  no 
se  puede  ordinariamente  reconocer  ningún  progreso  de  lo  simple  á  lo  compuesto  y  á 
lo  múltiple.  Cada  mineral  no  tiene  en  tal  sentido  ninguna  evolución,  sino  que  este 
término  se  adopta  especialmente  para  designar  los  procesos  indirectos  de  formación. >> 
(Tschermak,  Tratt.  di  Mineralog.,  traduc.  Parte  gener.;  Firenze,  18Í3,  pág.  277). 


418  boletín    de    la   REAL   SOCIEDAD    ESPAÑOLA 

Acridarachnea  gen.  nov. 
Nuevo  género  próximo  al  «Acrida»  (L.)  Stál. 

POR 
IGNACIO   BOLÍVAR 

Gen.  Acrida 'primo  intuito  simillino  sed  capite  ante  oculos 
sensim  consti-icto,  fastig-ío  aug-usto  marg-inibus  leviter  expan- 
sis,  antennis  long-issirais  ápice  coxaruní  intermediarum  attin- 
g-entibus,  ante  médium  ang'uste  corapressis,  dilatatis,  denique 
cylindricis,  articulo  8°  long-issirao;  elytra  ang-usta,  aréis  me- 
diastina  et  scapulari  haud  ampliatis  sed  hyalinis  venulis  trans- 
versis  regulariter  dispositis  reticulatis,  área  discoidali  vena 
intercalata  undulata,  incrassata;  alis  ang-ustis,  ramo  veníB  ra- 
dialis  primfe  haud  incrassato,  recto,  aream  ang-ustam  inclu- 
denti,  in  tertia  parte  apicali  emisso;  pedibus  quatuor  anterio- 
ribus  g-racilibus,  elongatis,  femoribus  pronoto  duplo  long-iori- 
bus,  tibiis  anticis  subtus  utrinque  spinis  8  armatis  inter  se 
valde  distantibus,  femoribus  posticis  ápice  superne  breviter 
bispinosis,  ung-uibus  apicalibus  subtus  fortitersinuatis,  arolio 
compresso  elong-ato;  lobis  mesosternalibus  cT  sutura  long-a  con- 
tig'uis  tantum  basi  distantibus,  postice  truncatis  ang-ulo  in- 
terno acuto,  spatio  interlobulari  trig-ono  brevissimo;  lamina 
supraanalis  trig'ona  compressa  superne  sulcata,  cercis  conicis 
obtusis  compressiusculis,  lamina  subg*enitalis  breviter  acu- 
minata. 

Es  una  forma  notable  por  la  disposición  de  la  cabeza  y  la 
long-itud  de  las  antenas  y  de  las  patas,  pero  el  carácter  que 
distingue  mejor  este  nuevo  g-énero  es  la  forma  de  las  piezas 
esternales,  los  lóbulos  mesosternales  son  rectang-ulares  y  angu- 
losos en  el  extremo  del  borde  interno  al  unirse  con  el  posterior 
que  es  recto,  estos  lóbulos  están  soldados  interiormente,  resul- 
tando una  sutura  larga,  y  del  espacio  interlobular  solo  queda 
una  pequeña  pieza  triangular  que  separa  los  lóbulos  en 
la  base. 

La  cabeza  es  vez  y  media  tan  larga  como  el  pronoto  y  es  no- 


DE    HISTORIA   NATURAL.  419 

table  porque  se  estrecha  antes  de  los  ojos  volviendo  á  ensan  - 
char  al  nivel  de  éstos,  que  son  oblong-os  salientes,  y  mucho  más 
larg'os  que  el  fastig-io  del  vértex,  las  antenas  son  largas,  depri- 
midas en  poco  más  del  tercio  de  la  base  y  cilindricas  y  filifor- 
mes en  el  resto,  el  artejo  octavo  es  muy  larg-o.  El  protórax  di- 
fiere poco  del  de  un  Acrída;  sin  embarg-o,  los  lóbulos  laterales 
no  tienen  prolongado  y  agudo  el  ángulo  postero-inferior.  Los 
élitros  y  las  alas  apenas  pasan  de  las  rodillas  posteriores  y  son 
estrechas  y  acuminadas,  y  los  áreas  anteriores,  aun  cuando  no 
están  ensanchados  son,  sin  embargo,  transparentes,  y  están 
recorridas  por  nerviaciones  dispuestas  con  regularidad;  el  área 
discoidal  lleva  una  vena  intercalar  flexuosa  y  callosa  en  algu- 
nos puntos.  Las  patas  son  larg^as  y  muy  delgadas,  las  inter- 
medias tienen  más  de  dos  veces  la  longitud  del  pronoto  y  las 
anteriores  cerca  de  dos  veces  ó  más  de  vez  y  media;  las  poste- 
riores, en  cambio,  son  semejantes  á  las  del  género  Acrida, 
pero  las  espinas  en  que  terminan  los  fémures  posteriores  son 
muy  pequeñas;  los  tarsos  de  estas  patas  tienen  un  primer  ar- 
.tejo  muy  largo  y  el  último  pequeño  y  con  uñas  fuertemente 
sinuadas  por  debajo,  con  arolio  comprimido,  pero  poco  más 
corto  que  las  uñas. 

Acridarachnea  ophthalmica  sp.  nov. 

títraminea,  fusco  varieg^ata.  Caput  fusco  fasciatum.  Oculi  elon- 
gati  prominuli.  Fastigium  brevissimum  haud  dilatatum.  Pro- 
notum  angustum  compressum,  dorso  infuscatum  in  metazona 
ruguloso  punctatum.  carinis  callosis  albidis  in  prozona  paral- 
lelis  intus  nigro  marginatis,  in  metazona  divergentibus  leviter 
curvatis  et  prope  marginem  posticum  acute  angulatim  sub- 
converg'entibus;  lobis  lateralibus  carinis  duabus  longitudina- 
libus  a  sulco  typico  dislocatis,  margine  inferiore  recto  incras- 
sato,  postice  obtuse  sinuato,  ángulo  postico  haud  producto 
subrotundato,  Elytra  ang'ustaapicem  femoruin  posticorum  vix 
excedentia  apicem  versus  sensim  angustata  et  ápice  immo  ob- 
tusata,  campo  antico  pallido,  postico  fusco  castaneo,  área  dis- 
coidalis  vena  intercalata  undulata  albida  callosa  postice  nigro 
litturata.  Alce  augusto?  elytra  parum  breviores  hyalinfe  dilu- 
tissirae  rósese,  venis  transversis  ómnibus  fuscis,  vena  radialis 
longe  pone  médium  divisa.  Pectus  punctatum  haud  carinatum, 
lateribus  thoracis  carinulis  obliquis.  Pedes  antici  longissimi, 


420  boletín  de  la  eeal  sociedad  española 

postici  normales.  Lamina  supraanalis  subcompressa,  superne 
late  sulcata  ante  médium  sulco  transverso  instructa,  cf . 

Loro-,  corp.  (^ 52  mili. 

—  capitis 12    — 

—  antenn 22    — 

—  pronotum 7    — 

—  elytrorum , 40    — 

—  fem.  ant 12    — 

—  —    intern 15    — 

—    post 30    — 

Habitat.  Dakar  (Seneg-al),  6,  1901,  Martínez  de  la  Escalera. 


Nota  descriptiva  del  yacimiento  de  mineral  radiactivo 
en  el  granito  de  Albalá  (Cáceres) 

POR 

EDUARDO    H. -PACHECO 

En  vista  de  la  importancia  creciente  que  se  atribuye  á  los 
yacimientos  de  minerales  radiactivos,  hemos  creído  de  alg'ún 
interés  indicar  ciertos  caracteres  descriptivos  del  filón  de  fos- 
forita que  existe  en  el  manchón  g-ranítico  de  Montánchez,  dos 
kilómetros  á  Poniente  de  Albalá,  en|el  cerro  que  llaman  de  Las 
Perdices,  filón  que  aunque  desprovisto  de  importancia  indus- 
trial, como  yacimiento  de  fosfato  calcico,  la  tiene  mineraló- 
g'ica  por  la  existencia  en  él  de  abundantes  laminitas  de  fosfato 
de  urano,  ó  sea  de  calcoliía. 

El  criadero  del  cerro  de  Las  Perdices  no  ha  sido  objeto  de 
descripción  y  estudio  especial,  que  sepamos,  quizá  como 
queda  dicho,  por  su  escasa  importancia  minera,  si  bien  los 
g-eólog-os  Sres.  Mallada  y  Eg-ozcue  citaron  la  presencia  en  él  del 
fosfato  de  urano  en  su  «Descripción  g-eológ"ico-minera  de  la 
provincia  de  Cáceres».  Sólo  ha  merecido  alg'unas  labores  pa- 
sajeras de  exploración,  cuando  el  laboreo  de  los  yacimientos 
fosfatados  cacereños  estaba  en  su  apog-eo.  Hará  doce  años,  en 
1896,  con  ocasión  de  un  estudio  que  realicé  sobre  el  macizo 
granítico  de  Montánchez,  visité  el  yacimiento  en  cuestión  y 
recog-í  abundantes  muestras  de  calcolita,  de  la  cual  alg'unos 
ejemplares  fig-uran  en  la  colecciones  mineralógicas  del  Museo 


DE    HISTORIA    NATURAL.  421 

de  Ciencias  naturales.  Este  último  verano  volví  á  visitar  el  ya- 
cimiento, y  resultado  de  dicha  visita  es  la  presente  nota. 

El  manchón  granítico  de  Montánchez  ofrece,  en  términos  g-e- 
nerales,  tres  variedades  principales  de  g-ranito,  que  contando 
desde  Alcuéscar  á  Torre  de  Santa  María,  pasando  por  Montá- 
chez,  ó  sea  en  la  dirección  de  SSW.  á  NNE.,  son:  g-ranito  mar- 
cadamente porfírico,  por  cuanto  las  ortosas  destacadas  alcan- 
zan tamaños,  por  lo  general  de  dos  á  seis  centímetros  de 
longitud;  ocupa  este  granito  la  mitad  occidental  y  del  SW.  del 
manchón,  que  es  poco  accidentada,  extendiéndose  por  cerca 
de  iVlbalá  y  armando  en  él  el  filón  de  que  se  trata. 

Hacia  el  NNE.,  ya  en  la  abrupta  y  áspera  sierra  de  Montán- 
chez, pasa  ei  granito  porfírico  á  las  variedades  común  ,y  peg- 
matítica,  siendo  el  de  la  vertiente  Norte  de  la  sierra  marcada- 
mente gneísico,  que  hacia  la  Torre  de  Santa  María  es  ya  un 
verdadero  gneis,  lo  cual  confirma  en  esta  región  las  teorías 
de  Geikie  respecto  al  origen  de  ciertos  gmeises. 

Las  intrusiones  de  pegmatita  y  grauulitas  son  abundantes 
entre  las  variedades  anteriores,  especialmente  hacia  las  zonas 
de  contacto,  enviando  apófisis  y  venillas  á  los  terrenos  paleo- 
zoicos que  rodean  el  manchón  granítico.  Aunque  más  escasos 
existen  también  diques  de  pórfido  cuarcífero. 

Filones  de  fosforita  se  encuentran  en  las  diversas  varieda- 
des del  granito  por  los  términos  de  Albalá,  Alcuéscar,  Mon- 
tánchez y  Casas  de  Don  Antonio,  sumando  el  total  cerca  de 
una  veintena  repartida  por  todo  el  macizo,  si  bien  se  observa 
que  son  en  mayor  número  los  existentes  en  el  granito  porfí- 
rico; el  filón  del  cerro  de  Las  Perdices,  cerca  de  Albalá,  es  uno 
de  ellos,  y  puede  servir  de  tipo  respecto  á  la  constitución  de 
tales  filones  fosfatados,  no  presentando  más  particularidad 
respecto  á  los  demás  que  la  existencia  de  las  laminitas  de  mi- 
neral de  Urano. 

Dichos  filones  cruzan  el  g'ranito  en  todas  direcciones  y  aun 
uno  mismo  sufre  en  ellas  cambios  repentinos,  como  sucede  en 
el  ya  mencionado,  el  cual,  si  bien  afecta  una  dirección  domi- 
nante de  NE.  á  SW.,  corre  en  parte  de  su  trayecto  de  E.  á  W. 

En  consonancia  con  los  caracteres  g-euerales  de  los  yaci- 
mientos de  fosforita  cacereños,  consiste  el  de  Albalá  en  un 
filón  del  tipo  de  los  estratificados,  de  cuarzo  lechoso,  recorrido 
por  vetas  irregulares  de  fosforita,  que  unas  veces  se  aislan  en 


422  BOLETÍN    DE    LA    REAL    SOCIEDAD    ESPAÑOLA 

el  seno  del  cuarzo  y  otras  se  intercalan  tan  íntimamente  con 
él  que  la  separación  mecánica  de  ambos  minerales  es  en  la 
práctica  casi  imposible,  estando  en  rig-or  constituidos  los 
ejemplares  por  la  mezcla  íntima  de  ambas  substancias. 

La  fosforita  es  de  color  blanco,  dura  y  compacta,  y  á  veces 
de  textura  alg-ún  tanto  palmeada.  El  apatito  es  escaso  y  sus 
cristales  poco  manifiestos,  consistiendo  más  bien  en  g-ranos 
cristalinos. 

El  cuarzo  presenta  en  los  contactos  con  el  g-ranito,  oqueda- 
des rellenas  de  óxido  de  hierro,  Alg'unas  drusas  cuarzosas  son 
muy  bellas  por  las  coloraciones  que  presentan,  rojizas,  amari- 
llentas ó  negruzcas  (cuarzo  ahumado). 

El  hierro  y  el  mang-aneso  tifien  abundantemente  los  ma- 
teriales del  filón,  formando  el  último  manchas  y  dendritas  so- 
bre el  cuarzo  y  la  fosforita,  y  constituyendo  el  primero  relle- 
nos de  las  cavidades  situadas  en  los  contactos  de  la  roca  filo- 
niana  con  el  g-ranito  en  que  arma. 

Tienen  alg-ún  interés  las  modificaciones  que  el  g-ranito  ha 
experimentado,  y  las  alteraciones  y  descomposiciones  ostensi- 
bles en  las  salvandas  é  inmediaciones  del  filón. 

Prescindo  de  la  descripción  macro  y  microscópica  de  los 
g-ranitos  normales  inmediatos.  Estos,  que  son  del  tipo  común 
y  porfírico,  no  presentan  ning-una  circunstancia  particular 
si  no  es  la  riqueza  de  los  cuarzos  y  feldespatos  en  ag-ujas  de 
apatito;  hecho  que  conviene  tener  en  cuenta  para  la  explica- 
ción de  la  g-énesis  de  los  filones  fosfatados  del  g-ranito,  mediante 
simples  transportes  moleculares  por  las  ag'uas  circulantes  en 
la  corteza  terrestre. 

El  g-ranito  en  las  cercanías  del  filón  experimenta,  como 
hemos  dicho,  notables  alteraciones  que  dan  por  resultado  con- 
vertirse en  una  roca  sumamente  incoherente  y  deleznable, 
merced  á  la  alteración  principalmente  del  feldespato.  A  ella 
son  debidos  el  tono  verdoso  y  la  consistencia  terrosa  que  este 
mineral  adquiere,  transformándose  á  veces  en  productos  cío- 
ríticos,  los  cuales  se  presentan  impreg-nados  de  manchitas  ne- 
gras y  rojizas  de  óxidos  de  mang-aneso  y  hierro.  De  las  dos  mi- 
cas que  componen  el  g-ranito  normal  alejado  del  filón,  ha  des- 
aparecido la  biotita,  quedando  sólo  la  moscovita  en  escamitas 
plateadas,  tan  brillantes  que  á  primera  vista  semejan  lamini- 
tas  metálicas. 


DE    HISTORIA    NATURAL.  423 

El  cuarzo  aparece  al  microscopio  cruzado  en  todos  sentidos 
])or  numerosas  grietas  y  materialmente  lleno  de  burbujas  lí- 
quidas con  otra  g-aseosa  en  su  interior,  acompañadas  de  algu- 
nas agujas  ó  bastoncillos  de  apatito.  La  moscovita  con  sus  es- 
trías habituales  y  sus  vivas  coloraciones  formando  ag*uas, 
ofrece  entre  los  nicoles  algunas  inclusiones  de  pequeños  gla- 
nos alargados  de  zircún.  mostrándose  casi  siempre  dos  juntos 
sin  estar  maclados;  su  color  es  amarillo,  ofrecen  fuerte  re- 
lieve y  están  rodeados  de  una  ancha  aureola  amarillenta.  El 
feldespato  es  muy  difícil  de  observar  por  el  estado  de  altera- 
ción en  que  se  halla.  Sin  embargo,  reconócese  que  está  muy 
lleno  de  inclusiones,  abundando  extraordinariamente  las  de 
apatito  en  baquetillas  que  presentan  la  particularidad  de  en- 
contrarse rotas  en  su  mayoría,  y  junto  con  estas  otras  de  cuar- 
zo, biotita,  moscovita  y  numerosos  granos  opacos,  que  hemos 
supuesto  son  óxidos  de  manganeso  y  de  hierro. 

Es  de  notar  en  los  ejemplares  de  este  granito  inmediato  al 
filón  que  tratados  por  el  molibdato  amónico  dan  el  precipita- 
do amarillo  del  ácido  fosfórico,  reacción  debida  quizá,  más  que 
á  los  apatitos  que  como  inclusiones  contiene  la  roca,  á  las  im- 
pregnaciones de  fosforita,  procedente  al  parecer,  de  pequeñas 
vetillas  que  entre  el  granito  se  pierden. 

Respecto  á  la  calcolita,  se  presenta  aquí  constituyendo 
bellas  laminitas  cuadradas,  con  intenso  color  verde  y  de  uno 
á  cuatro  milímetros  de  lado.  Su  poder  radiactivo  es  muy  mar- 
cado; basta  que  permanezca  poco  tiempo  sobre  la  placa  foto- 
gráfica envuelta  en  papel  negro  para  que  la  impresione,  apa- 
reciendo una  extensa  mancha  al  revelar  la  placa. 

Abunda  el  mineral  radiactivo,  más  que  en  otras  regiones 
del  filón,  entre  el  granito  descompuesto  de  las  salvandas  en 
los  contactos  del  cuarzo  y  fosforita  filoniana  con  la  roca  ma- 
dre y  entre  los  productos  ferruginosos  que  rellenan  las  cavi- 
dades del  cuarzo;  pero  sobre  todo,  como  queda  dicho,  entre  los 
materiales  descompuestos  del  granito  en  contacto  con  el  filón, 
lo  cual  parece  indicar  que  la  calcolita  es  de  formación  poste- 
rior al  g-ranito  y  también  al  cuarzo  y  fosforita  del  filón. 

Como  esta  nota  no  tiene  otras  pretensiones  ni  objeto  que 
suministrar  alg-unos  datos  puramente  descriptivos  del  yaci- 
miento, no  entro  en  más  detalles  respecto  al  origen  y  modo  de 
formación   de   la   calcolita  y  de   la  fosforita   de  estos  filones; 


424  boletín    de    LA    REAL    SOCIEDAD    ESPAÑOLA 

cuestión  que,  por  lo  que  respecta  al  seg'undo  mineral,  ha  sido 
desarrollada  como  tema  que  abarca  el  conjunto  de  filones  de 
la  provincia  de  Cáceres  por  los  citados  ing-enieros  señores 
Hallada  y  Eg-ozcue  y  tratada  además  en  el  trabajo  del  profe- 
sor Sr.  Calderón,  publicado  en  los  Anales  de  nuestra  Sociedad 
y  titulado  Los  fosfatos  de  cal  naturales. 


Observaciones  sobre  el  género  «Onycholips»  Woll. 

POR 

MANUEL   M.    DE    LA    ESCALERA 

Este  g"énero  era  conocido  solamente  de  Fuerteventura  y  Gran 
Canaria,  por  el  0.  Mfurcalus  Woll.,  y  he  tenido  la  suerte  de  en- 
contrarle también  en  la  costa  africana,  en  Cabo  Juby  y  Mog-a- 
dor,  lo  que  con  multitud  de  datos  proporcionados  por  otras 
familias  indica  claramente  la  existencia  de  una  fauna  propia, 
Atlaniida,  bien  distinta  de  la  Mediterránea  y  de  la  Seneg-a- 
liana;  esta  fauna  parece  limitada  en  la  costa  marroquí  por 
el  N.,  precisamente  hacia  Mazag-án  y  Casablanca,  y  está  muy 
caracterizada  por  las  especies  de  ArtliTodeis  que  comienzan  en 
Mazag-án  y  se  corren  hasta  Cabo  Juby  (último  lugar  al  S.  que 
he  visitado),  y  que  tan  numerosas  son  en  las  Canarias  y  que 
no  existen  en  el  Seneg-al. 

Es  el  g"én.  O^ycAo/f/j^  una  forma  sobremanera  interesante,  de 
la  cual  Wollaston  decía  «this  Cañarían  monster»  con  razón 
fundada,  pues  que  su  extraordinaria  adaptación  al  medio  le 
da  un  aspecto  que  no  tiene  similar  entre  los  Curculiónidos. 

He  tenido  ocasión  de  observar  cómo  se  comporta  en  las  du- 
nas en  que  vive,  sirviéndole  sus  patas  conformadas  de  un 
modo  bien  extraño,  como  puede  verse  en  las  adjuntas  fig-uras, 
de  verdaderas  garraspara  afianzarse  entre  los  g-ranos  de  arena 
y  hacer  resistencia  al  viento  en  el  momento  oportuno,  mientras 
que  su  esferoidicidad  y  falta  de  pesantez  le  hace  ser  jug'uete 
del  mismo,  llevado  de  un  lado  á  otro  con  los  más  lig-eros  de- 
tritus veg-etales  y  partículas  de  conchas  en  la  marcha  de  las 
dunas  voladoras  hasta  que  encuentra  sitio  acondicionado,  en 
ese  continuo  traquetreo,para  ejercitar  sus  facultades  cavadoras, 
al  resguardo  de  alguna  mata  invadida  por  la  duna  antes  de  ser 


DE  HISTORIA  Natural.  425 

cubierta  ó  al  socaire  del  más  pequeño  cuerpo  alg-o  pesado;  mas 
si  el  lug"ar  adonde  ha  sido  volteado  no  le  conviene,  no  hace  uso 
de  las  patas  y  espera  nueva  racha  de  viento  (en  Mog-ador  casi 
constante)  para  dejarse  transportar  á  otro  emplazamiento,  al 
par  que  su  larg'a  y  densa  pubescencia  le  sirve  de  acolchado 
para  librarse  de  los  choques  con  otros  CLierpos  más  pesados  en 
esa  vida  de  azar. 

Sin  su  adaptación  maravillosa  no  podría  subsistir:  un  ani- 
mal cieg-o,  sin  alas,  y  cuyas  patas  no  le  sirven  para  la  progre- 
sión, cuando  el  viento  desmorona  rapidísimamente  la  duna  en 
que  vive  entre  toneladas  de  arena  que  le  resg'uardaran  en  su 
Jiahitat  hipogeo,  necesita  la  extraordinaria  lig-ereza  de  su 
cuerpo  comparativamente  á  su  volumen  para  ser  transportado 
con  los  materiales  más  usados  de  la  duna;  y  al  tiempo  órg-anos 
poderosos  de  resistencia  para,  entre  dos  ráfag'as  de  viento,  su- 
jetarse en  medio  tan  poco  consistente  cuando  lia  sido  arrastra- 
do á  lug-ar  propicio,  ya  tras  la  defensa  de  un  cuerpo  fijo,  ya 
al  punto  medio  ó  neutro  de  la  duna  semicircular  donde  el 
viento  no  lleg-a  por  impetuoso  que  sea. 

Esto,  cuando  el  viento  le  deja  indefenso  fuera  de  su  ele- 
mento, puesto  que  en  él,  dentro  de  la  duna,  envuelto  en  las 
arenas  paradas  ó  en  movimiento  sus  tarsos  intermedios  y  pos- 
teriores son  verdaderas  nadaderas  y  las  cazuelas  cóncavo-alar- 
g-adas  en  que  se  han  convertido  las  tibias  anteriores  despla- 
zan un  volumen  de  arena  considerable  relativamente  á  la  talla 
del  insecto;  así,  iniciada  una  corriente  de  arena  en  la  duna,  la 
torrentera  que  se  forma  en  lo  alto  á  medida  que  la  arista  se 
adelg-aza  y  desmorona,  ó  la  que  se  inicia  en  la  parte  inferior  por 
cualquier  accidente,  pueden  dejar  en  descubierto  al  insecto; 
mas  éste  maniobra  hábilmente  dirig"iéndose  en  esa  corriente  só- 
lida al  borde  que  no  se  ha  puesto  en  movimiento  para  allí  po- 
der profundizar  y  salvarse;  para  este  caso  su  org-anización  es 
perfecta.  Arenícola,  por  excelencia,  es  un  nadador  y  no  un  ca- 
vador. 


T.  VIH— Noviembre,  1908.  29 


426 


boletín  de  la  real  sociedad  española 


Fig.  1. 


Fig.  2.' 


Fig.  3.» 


Fig.  4  "■ 


Fig.  1.'    Antena. 

Fig.  2.*    Tibia  y  tarso  de  la  pata  anterior. 

Fig.  3.^    Pata  intermedia;  a,  por  encima;  í,  extremidad  de  la  tibia  por  debajo, 
Fig.  4.'    Pata  posterior;  a,  extremo  de  la  tibia  por  encima;  5,  toda  la  pata  vista  por 
debajo. 


Sesión  extraordinaria  del  2  de  Diciembre  de  1908 

PRESIDENCIA   DE    D.    JOSÉ    GÓMEZ   OCA  ÑA 

Abierta  la  sesión,  el  Sr.  Presidente  manifestó  que  el  acto 
tenía  por  objeto  presentar  á  la  Sociedad  un  acuerdo  de  la 
Junta  directiva,  por  el  que  se  propone  sean  nombrados  socios 
protectores  los  Excmos.  Sres.  Duque  de  Alba,  Duque  de  Luna, 
Marqués  de  Santa  Cruz  y  Marqués  de  Urquijo,  los  tres  prime- 
ros Vicepresidentes  y  el  último  Tesorero  de  la  Comisión  per- 
manente para  la  exploración  y  estudio  del  Noroeste  de  África, 
en  atención  á  los  servicios  que  en  sus  respectivos  carg-os  nos 
han  prestado. 

La  Sociedad  acordó,  por  unanimidad,  el  nombramiento  pro- 
puesto por  su  Junta  directiva. 


Sesión  del  2  de  Diciembre  de  1908. 

presidencia   de    D.    JOSÉ    GÓMEZ    OCAÑA 

El  Secretario  leyó  el  acta  de  la  sesión  anterior,  que  fué 
aprobada. 

Presentaciones.— Fueron  propuestos  para  socios  numerarios 
los  señores  D.  Alfonso  Medina  Martínez,  licenciado  en  Medi- 
cina, de  Madrid,  presentado  por  el  Sr.  Gómez  Ocaña;  D.  Luis 
Martínez,  alcalde-presidente  del  Ayuntamiento  de  Santander; 
D.  Claudio  López,  marqués  de  Comillas;  D.  Germán  de  la  Mora, 
D.  Gabriel  Pombo  Ibarra,  D.  Félix  de  la  Garma,  diputado  pro- 
vincial; D.  Juan  Herrera  Oria,  médico  del  Sanatorio  Madrazo; 
D.  Vicente  Quintana  Trueba,  cirujano  del  mismo  Sanatorio; 
D.  Enrique  Diego  Madrazo,  director  de  dicho  establecimiento; 
D.  Julián  Fresneda  de  la  Calzada,  profesor  de  ing-lés  de  la  Es- 
cuela superior  de  Industrias  da  Santander;  D.  Jesús  Grinda, 
ingeniero  Jefe  de  las  obras  del  puerto  de  Santander,  y  D.  Lo- 
renzo Torras,  de  Barcelona,   propuestos  por  el  Sr.  Bolívar,  en 


428  boletín    de   LA   REAL    SOCIEDAD   ESPAÑOLA 

nombre  de  D.  José  Rioja,  los  primeros,  y  en  el  de  D.  Manuel 
Llenas,  el  último,  y  D.  Luis  Mariano  Vidal,  inspector  del  cuerpo 
de  Ingenieros  de  Minas,  presentado  por  el  Sr.  García  Mercet. 

Donativos. — El  Secretario  leyó  una  carta  que  dirig-e  á  D.  Ig- 
nacio Bolívar,  nuestro  ilustre  consocio  D.  Joaquín  María  de 
Castellarnau,  remitiendo  un  cheque  de  200  pesetas,  como  do- 
nativo para  los  fondos  de  la  Sociedad. 

El  Sr.  Presidente  elogió  el  generoso  rasgo  del  Sr.  Caste- 
llarnau que,  ya  que  como  miembro  honorario  de  la  Sociedad, 
está  exento  de  toda  cuota,  desea  contribuir  á  los  gastos  de 
nuestras  publicaciones  con  un  desembolso  de  no  escasa  consi- 
deración. 

La  Sociedad  se  enteró  con  profunda  complacencia  de  la  car- 
ta del  Sr.  Castellarnau  y  acordó  conste  en  acta  el  agradeci- 
miento de  todos  para  con  el  generoso  donante. 

Cuentas. — El  Sr.  Tesorero  leyó  el  siguiente 

Estado  económico  de  la  Real   Sociedad  española  de  Historia  natural 
en  1."  de  Diciembre  de  1908. 

La  Sociedad  ha  invertido  en  el  presente  año  la  suma  de 
11.934,47  pesetas  y  tiene  un  sobrante  de  504,22. 

Procede  lo  gastado: 

1."  De  la  subvención  anual  concedida  á  la  Sociedad  por  el 
Ministerio  de  Instrucción  pública  y  Bellas  Artes,  que  se  eleva 
á  la  suma  de  5.000  pesetas,  invertidas  en  su  totalidad  según 
se  acredita  por  el  siguiente  estado  y  cuya  cuenta,  formalizada 
por  el  Habilitado  de  estos  fondos,  consta  este  año  de  las  si- 
guientes partidas: 

PESETAS 

Abonado  por  impresión  de  las  Memorias,  incluso  de  las  del 
tomo  1,  todavía  en  publicación,  por  haberse  agotado  la  sub- 
vención del  Ministerio  de  Estado  destinada  á  dicha  publi- 
cación     2.675,31 

Importan  los  gastos  de  la  Biblioteca 2.213,G9 

Id.         los  de  habilitación  é  impuestos  del  Estado 111 

Suma  iffwal  á  la  concedida 5.000,00 


2.°    De  los  recursos  ordinarios  de  la  Sociedad,  que  con  el 
saldo  sobrante  del  año  anterior  han  ascendido  á  7.438,69  pese- 


DE    HISTORIA   NATURAL.  429 

tas,  cuya  cuenta  de  ing-resos  'y  g-astos,  que  arroja  un  saldo  á 
favor  de  la  Sociedad  de  504,22  pesetas,  es  la  sig-uiente: 

Estado  de  los  ingresos  y  gastos  ordinarios  de  la  Real  Sociedad  espa- 
ñola de  Historia  natural  desde  1.°  de  Diciembre  de  1907  á  30  de 
Noviembre  de  1908. 

INGRESOS. 

PESETAS. 


Saldo  á  favor  de  la  Sociedad  en  1.°  de  Diciembre  de  1907 672,69 

Importe  de  las  cuotas  corrientes  de  un  socio  protector  (180);  un  correspon- 
diente extranjero  (10);  trescientos  cuarenta  y  siete  numerarios,  de 

ellos  doce  extranjeros  (5  223)  y  seis  agregados  (48) 5.461 

Id.      de  sesenta  cuotas  atrasadas  de  socios  numerarios,  de  ellas  vein- 
tiuna de  extranjeros 931, [^0 

Id.       de  la  cuota  adelantada  del  Sr.  Pazos  Caballero  para  1909 16,50 

Id.      de  la  venta  de  publicaciones  á  varios  socios 152 

Id.      del  donativo  hecho  por  el  socio  honorario  D.  José  María  de  Caste- 

llarnau  y  de  Lleopart 200 

Id.      del  donativo  del  Sr.  Gelabert  para  excursiones 5 


Total 7 .438,69 


GASTOS. 

Abonado  por  impresión  del  Boletín  tomo  vii  (números  6-10)  y  vin  (núme- 
ros 1-5)  y  tiradas  aparte  de  los  mismos  y  otras  impresiones  —  2.111,24 

Id.       por  papel  para  la  impresión  del  mismo 1.291,68 

Id.        por  láminas  y  grabados 843,20 

Id.        por  haberes  de  los  dependientes 765 

Id.       por  gastos  de  correo  y  envío  de  publicaciones 729,85 

Id.       por  gastos  menores  y  presupuestos  de  las  Secciones 690,50 

Id.      por  su  cuota  á  la  Asociación  española  para  el  progreso  de  las 

Ciencias 500 


Total 6.934,47 


RESUMEN. 

Importa  lo  recaudado  por  recursos  ordinarios  de  la  Sociedad..    7.438,69 
Id.       lo  gastado 6.931,47 


Saldo  á  favor  de  la  Sociedad  en  l.°de  Diciembre  de  1908 504,22 


La  Sociedad  tiene,  además,  un  saldo  á  su  favor,  por  atrasos, 
de  2.989,41  pesetas,  seg'ún  resulta  de  los  estados  y  comproban- 
tes que  se  acompañan. —Madrid,  1."  de  Diciembre  de  1908,^^/ 
Tesorero,  Ignacio  Bolívar. 


430  boletín    de    LA   REAL    SOCIEDAD   ESPAKOLA 

— Se  acordó  que  una  Comisión,  compuesta  por  los  señores 
Pérez  Zúñig-a,  Calafat  y  Cendrero,  quedase  encarg-ada  del  exa- 
men de  las  anteriores  cuentas,  emitiendo  el  informe  á  que  hu- 
biere lugar. 

Elección  de  cargos. — Antes  de  procederse  á  la  parte  científica 
de  la'  sesión,  el  Presidente  manifestó  que  con  arregdo  á  lo  es- 
tablecido en  los  artículos  8.°  y  9.°  de  nuestro  Reg-lamento,  pro- 
cedía designar  los  señores  que  han  de  asumir  la  dirección  de 
la  Sociedad  durante  el  año  venidero,  y  verificada  la  votación 
oportuna  resultó  elegida  la  siguiente 

JUNTA   directiva    PARA    EL   AÑO    1909 

Presidente:  D.  José  Gómez  Ocaña. 
Vicepresidente:  D.  Joaquín  González  Hidalgo. 
Tesorero:  D.  Ignacio  Bolívar. 
¡Secretario:  D.  Ricardo  García  Mercet. 
Vicetesorero:  D.  Cayetano  Escribano. 
Vicesecretario:  D.  Domingo  Sánchez  y  Sánchez. 
Biiliotecario:  D.  Emilio  Fernández  Galiano. 

comisión  de  publicación 

D.  Blas  Lázaro  é  Ibiza. 

D.  Lucas  Fernández  Navarro. 

D.  Ángel  Cabrera  Latorre. 

comisión  de  catálogos 

D.  Blas  Lázaro  é  Ibiza,  D.  Federico  Gredillay  Gauna,  D.  José 
María  Dusmet  y  Alonso,  D.  Juan  Manuel  Díaz  del  Villar,  D.  En- 
rique Pérez  Zúñiga,  D.  Ángel  Cabrera  Latorre  y  D.  José  Go- 
gorza  y  González. 

Comunicaciones. — El  Secretario,  en  nombre  de  sus  respectivos 
autores,  presentó  los  trabajos  siguientes: 

«Noticia  sobre  un  nuevo  parásito  de  los  robles»,  por  D.  Blas 
Lázaro  é  Ibiza. 


DE    HISTORIA   NATURAL.  431 

«La  Celestina  del  Vuelo  del  Ag-uila  en  el  término  de  San 
Vicente  de  Raspeig'»,  por  D.  Daniel  Jiménez  de  Cisneros. 

«Nuevas  observaciones  sobre  los  Quirópteros  de  España», 
por  D.  Ang-el  Cabrera  Latorre. 

«Nota  sobre  dos  momias  procedentes  de  Quillag'ua  (Chile)», 
por  D.  Francisco  de  las  Barras. 

«Etude  sur  les  Arachuides  recueilles  au  Maroc,  parM.  Mar- 
tínez de  la  Escalera»,  por  M,  Eug-enio  Simón,  presidente  hono- 
rario de  la  Sociedad  Entomológ-ica  de  Francia, 

«Nota  sobre  batracios  y  reptiles  de  Mog-ador»,  por  D.  Antonio 
de  Zulueta,  y 

«Estudio  sobre  los  minerales  de  wolframio  de  España»,  por 
D.  Conrado  Granell. 

— El  Sr.  Calderón  leyó  una  nota  del  Sr.  Gramas,  de  La  Oro  - 
tava,  participando  que  el  día  17  del  pasado  mes  de  Noviembre, 
á  las  once  y  media  de  la  noche,  se  sintió  en  aquella  localidad 
una  trepidación  sísmica,  que  fué  seg'uida  de  otras  dos  al  si- 
g'uiente  día.  La  primera  tuvo  bastante  duración;  laseg-unda,  á 
las  dos  de  la  madrug-ada  del  día  18,  vino  precedida  de  un 
fuerte  ruido  subterráneo  que  se  había  notado  en  la  anterior, 
y  duró  unos  cinco  segundos,  y  la  tercera,  á  las  seis  de  la 
mañana  del  mismo  día,  fué  casi  imperceptible. 

Se  recordará  que  en  la  sesión  del  7  de  Octubre  último,  se  dio 
cuenta,  con  referencia  al  mismo  señor  consocio,  de  otro  terre- 
moto en  la  misma  isla  de  Tenerife.  La  repetición  de  estos  fe- 
nómenos en  la  actualidad,  contra  lo  que  normalmente  acon- 
tece en  el  país,  tiene  grandemente  alarmado  al  vecindario,  que 
teme  sean  estos  los  anuncios  de  una  catástrofe. 

— El  Sr.  Azpeitia  presentó  mag-níficas  fotog-rafías  de  varias 
Diatomeas  ( AmpMpleura  pelludda,  Sitrirella  gemma  y  Pleiiro- 
sigma  angidatum),  obtenidas  por  nuestro  consocio  el  ing-eniero 
de  minas  y  micróg-rafo  reputadísimo  D.  Domingo  de  Orueta. 
Se  trata  de  diatomeas  que  por  su  menudísima  estructura  figu- 
ran como  últimos  números  en  la  escala  de  los  testos  para  me- 
dir el  poder  resolutivo  de  los  objetivos.  En  esta  materia  ha  lle- 
gado el  Sr.  Orueta  donde  nadie  llegó,  ni  en  el  extranjero,  ni 
en  nuestro  país.  Las  fotografías  admiradas  por  los  señores  so- 
cios, son  un  verdadero  alarde  de  finura  en  la  resolución;  en  la 
última  prueba  de  la  AmpJii^üeura  2)eUiicida  (ampliación,  4.000 
diámetros,   luz  absolutamente  monocromática)  aparecen  las 


4'd2  boletín  de  la  REAL  SOCIEDAD  ESPAÑOLA 

perlas  que  la  cubren,  simulando  abalorios  en  líneas  perfecta- 
mente rectas,  pudiéndose  contar  ¡5  perlas  en  1  [x!  y  35  filas 
transversales  (estrías)  en  10  [a. 

—El  Sr.  D.  Emilio  Kibera,  refiriéndose  á  la  noticia  que  se 
dio  en  la  sesión  del  mes  de  Noviembre  sobre  el  Cong-reso  cele- 
brado en  Zarag-oza  por  la  Asociación  Española  para  el  progre- 
so de  las  Ciencias,  pidió  se  hiciese  constar  en  acta  la  parte 
principalísima  que  la  Junta  directiva  de  la  Sociedad  española 
DE  Historia  natural  ha  tomado  en  la  organización  de  esa 
magna  asamblea  científica,  dedicando  con  este  motivo  frases 
de  grande  elog-io  á  todos  los  señores  que  la  componen  en  el 
año  actual  y  singularmente  á  nuestro  dig-nísimo  presidente 
D.  Luis  Simarro. 

—El  Secretario,  en  nombre  de  nuestro  consocio  P.  Filiberto 
Díaz  Tosáos,  presentó  un  hermoso  ejemplar  de  Polyponis,  reco- 
g-ido  en  unos  patatares  del  término  de  Alcobendas. 

— El  Sr.  Lázaro  é  Ibiza  leyó  la  siguiente  nota: 

Por  no  haberme  sido  posible  concurrir  á  la  sesión  anterior 
en  la  que  fué  presentada  la  excelente  traducción  que  del  Tra- 
tado de  las  enfermedades  de  las  plantas,  de  Roberto  Hartig-,  ha 
llevado  á  cabo  nuestro  disting-uido  consocio  y  particular  amigo 
D.  Joaquín  María  Castellarnau  y  de  Lleopart,  perdí  la  ocasión 
de  hacer  alg-unas  manifestaciones  referentes  al  valor  de  esta 
obra,  tan  merecedora  de  encomio;  mas  no  por  llegar  con  algún 
retraso  carecerán  éstas  de  oportunidad  y  dejarán  de  significar 
un  tributo  de  justicia  debido  al  nombre  insigne  del  autor  y  á 
la  merecidísima  reputación  científica  del  traductor. 

Grande  es  el  interés  que  esta  obra  encierra  por  tratarse  en 
ella  de  una  de  las  cuestiones  que  afectan  á  la  vida  de  los  ve- 
g'etales,  por  la  claridad  y  sencillez  de  su  plan,  por  la  seguridad 
y  selección  de  los  datos  en  ella  contenidos  y  por  constituir  un 
trabajo  depurado  de  defectos,  elaborado  con  tal  solidez  que  ha 
merecido  ocupar  uno  de  los  primeros  lugares  entre  tantas 
obras  meritorias  con  que  han  enriquecido  la  literatura  cientí- 
fica los  naturalistas  alemanes. ' 

Muy  acertado  ha  sido  el  propósito  de  verter  á  nuestro  idioma 
un  libro  que  no  tiene  actualmente  equivalente  ni  análogo  en 
la  literatura  científica  nacional,  tanto  más  cuanto  que  en  la 
mente  del  traductor  no  ha  germinado  este  propósito  inspirado 
por  ideas  de  lucro,  que  hubieran  sido  muy  respetables  y  le- 


DE    HISTORIA   NATURAL.  433 

gítimas,  sino  por  el  deseo  de  satisfacer  un  interés  puramente 
científico  y  g'uiado  por  miras  elevadas. 

Avalora  esta  traducción  la  fidelidad  y  exactitud  de  la  ver- 
sión, cualidades  que  no  se  consiguen  en  un  trabajo  de  esta 
naturaleza  sino  cuando  el  traductor  tiene  la  alta  talla  cientí- 
fica y  el  dominio  del  asunto  que  todos  reconocemos  en  el  señor 
Castellarnau,  condiciones  ya  bien  demostradas  por  anteriores 
publicaciones,  que  evidencian  lo  merecido  y  sólido  de  su  repu- 
tación científica.  La  redacción  es  tan  cuidadosa  y  meditada, 
que  el  sentido  resulta  siempre  claro  y  preciso;  se  han  salvado 
todas  las  dificultades  y  pelig'ros  que  surg-en  con  frecuencia 
cuando  se  traduce  de  una  leng-ua  que  por  su  g-enio  y  estructura 
es  tan  diferente  de  la  nuestra. 

El  Sr.  Castellarnau  no  se  ha  limitado  por  su  parte  á  demos- 
trarnos que  es  un  traductor  fiel  y  esmeradísimo,  sino  que  ha 
enriquecido  la  obra  con  profusión  de  notas  interesantes,  de  ca- 
rácterbibliog-ráfico  muchas  de  ellas,  de  observaciónpropia  otras 
y  alg"unas  dedicadas  á  relacionar  los  hechos  que  cita  con  los 
concernientes  á  nuestra  flora.  Ha  puesto,  en  fin,  al  servicio  de 
esta  labor  toda  su  ilustración  científica  y  todas  sus  dotes  de 
escritor. 

Todo  esto  era  necesario  para  vencer  las  dificultades  del  tec- 
nicismo que  en  no  pocos  casos  ha  tenido  que  usar  por  primera 
vez  en  español,  dificultades  que  son  siempre  g'randes  en  una 
obra  en  la  que  tanto  intervienen  las  criptóg-amas  inferiores 
para  cuya  característica  ha  de  hacerse  uso  de  tantas  voces 
nuevas  compuestas  de  radicales  g-rieg'os  y  cuya  naturalización 
en  nuestra  leng-ua  no  es  empresa  fácil  y  corriente.  Grandes 
han  debido  ser  las  dudas  que  en  este  punto  haya  debido  solu- 
cionar el  Sr.  Castellarnau,  respecto  de  la  forma  española  de  al- 
g"unas  voces  técnicas,  que  en  g'eneral  han  sido  resueltas  con 
el  acierto  que  era  de  esperar.  Y  dig-o  en  g-eneral,  porque  con 
todos  los  respetos  y  con  la  cordialidad  de  sentimientos  que  me 
animan,  tanto  respecto  de  la  personalidad  del  traductor  como 
de  la  obra  que  tan  sinceramente  alabo,  no  me  atrevería  á  sus 
cribir  todas  las  voces  técnicas  usadas  sin  hacer  dos  salveda- 
des por  lo  menos,  la  de  la  voz  asea  ó  teca,  ya  usada  en  caste- 
llano, que  veo  reemplazada  por  la  de  g'énero  g-ramatical  mas- 
culino (asco),  sin  ventaja  y  acaso  con  inconvenientes,  y  la  de 
la  voz  espora,  usada  por  nuestros  clásicos  desde  ha  un  sig-lo,  y 


434  boletín   de   LA   REAL   SOCIEDAD   ESPAÑOLA 

que  en  esta  obra,  sig-uiendo  una  costumbre  bastante  g-enera- 
lizada  en  la  actualidad,  ha  sido  sustituida  también  por  la  de 
g-énero  masculino  ó  esporo.  No  entraré  en  detalles  críticos 
acerca  de  esta  cuestión,  que  deben  constituir  una  nota  aparte, 
pero  sí  declararé  que  me  hubiese  sido  más  grato  que  la  auto- 
ridad del  Sr.  Castellarnau  no  se  inclinase  del  lado  de  los  que 
no  han  respetado  en  este  punto  los  usos  ya  establecidos  por 
nuestros  g-randes  naturalistas,  varios  de  los  cuales  eran  al, 
mismo  tiempo  autoridades  no  despreciables  en  el  manejo  del 
idioma,  sino  del  lado  de  los  que  pensamos  que  se  debe  seg"uir 
diciendo  espora  como  se  decía  antes  de  que  los  bacteriólog'os 
hubiesen  comenzado  á  decir  esporo,  desconociendo  que  esta 
voz  estaba  ya  creada. 

Comprende  la  obra  que  examinamos  cinco  partes  ó  capítu- 
los, de  los  que  el  más  interesante  y  que  forma  casi  todo  el 
cuerpo  de  la  obra  es  el  primero,  que  se  refiere  á  las  enferme- 
dades producidas  por  parásitos  vegetales.  En  él  se  expone, 
aparte  de  las  faneróg'amas  parásitas,  la  serie  de  los  hong-os 
que  utilizan  este  g-énero  de  vida,  mencionándolos  especie  por 
especie  con  arreg-lo  al  orden  de  la  clasificación.  Hay  en  esta 
parte  g-ran  copia  de  datos  que  han  de  contribuir  poderosa- 
mente al  conocimiento  de  la  parte  criptog'ámica  de  nuestra 
ñora,  en  la  que  tanto  queda  aún  por  conocer. 

Los  capítulos  restantes  tratan  de  los  daños  causados  por  la 
acción  de  substancias  nocivas,  de  las  enfermedades  ocasiona- 
das por  las  inñuencias  del  suelo,  de  las  producidas  por  las  in- 
fluencias atmosféricas  y  por  último  de  las  heridas. 

Aunque  la  obra  se  refiere  preferentemente  á  las  enferme- 
dades de  las  plantas  leñosas  y  sobre  todo  de  las  arbóreas,  con- 
tiene multitud  de  datos  pertinentes  respecto  de  las  que  afectan 
á  las  plantas  herbáceas.  También  encierra  una  lista  de  obras 
referentes  á  hong-os  y  á  las  enfermedades  eng-endradas  por  el 
parasitismo  de  éstos. 

Por  el  contenido  de  esta  breve  reseña  puede  deducirse  el 
juicio  que  merece  la  obra,  que  por  sí  misma  y  por  las  excelen- 
tes condiciones  de  la  traducción  debe  ser  recomendada  á 
cuantos  se  interesan  por  este  g-énero  de  estudios.  Por  ella  de- 
bemos g-ratitud  al  Sr.  Castellarnau,  que  una  vez  más  ha  hon- 
rado la  ciencia  patria,  dotando  á  la  literatura  botánica  espa- 
ñola de  una  obra  dig-na  de  ser  alabada. 


DE    HISTORIA   NATURAL.  435 

Notas  bibliográficas. ~E1  Sr.  Calderón  leyó  las  sig-uientes: 

Maier  (Dr.  Willielm):  Die  Kontakzone  des  Mt.  TiMdaio  iei 
Barcelona  (Bericht.  d.  naturforsch.  Gesellsch.  zu.  Freiburg*  i. 
B.,  XVIL,  1908;  66  pág-s.,  1  mapa,  1  láin.  microfot.  y  6  g-ra- 
bados  intercal.) 

Este  interesante  trabajo,  que  acaba  de  aparecer,  está  consa- 
g-rado  especialmente  al  estudio  de  los  fenómenos  de  una  de  las 
cuatro  zonas  de  contacto  de  la  cordillera  catalana,,  examinados 
por  el  autor.  Después  de  una  breve  descripción  topog-ráfica,  hi- 
drológ-ica  y  de  la  g-eolog-ía  g-eneral  del  Monte  Tibidabo,  pasa 
á  exponer  la  descripción  petrog-ráfica  de  sus  rocas. 

En  una  extensión  próximamente  de  18  km.  y  2  de  espesor  en 
que  se  extiende  la  zona  de  contacto,  asoma  el  g-ranito  por  el 
pie  meridional  de  la  sierra  costera  formando  el  núcleo  de  los 
anticlinales.  Esto  explica  que  existan  dos  zonas  principales  de 
contacto,  por  el  metamorfismo  experimentado  á  cada  lado  de 
dichos  anticlinales. 

Las  rocas  de  contacto  son  pizarras  arcillosas  normales,  uo- 
dulosas  fhiotentonschiefer),  y  micáceo  nodulosas,  micacitas 
nodulosas,  corueanas  (hornfelsej,  pizarras  quiastolíticas,  cor- 
neanas  de  silicato  calcico  y  otras  rocas  subordinadas,  todas 
las  cuales  describe  minuciosamente  el  autor,  terminando  por 
el  estudio  químico  de  las  áreas  de  contacto,  al  que  acom- 
pañan cuatro  análisis. 

Sig'ue  á  este  estudio  el  de  las  rocas  eruptivas,  empezando  por 
las  profundas,  la  g-ranitita  y  la  sienita,  y  después  las  filonia- 
nas,  pórfidos  g-ranítico  y  sienítico,  aplita,  peg-matita  y  diabasa. 

Termina  el  autor  con  una  breve  descripción  de  las  zonas  de 
contacto  del  Montseny  y  de  cerca  de  Martorell. 

Trabajo  tan  considerable,  detallado  é  interesante,  no  se 
presta  á  ser  extractado  por  su  carácter  descriptivo;  sólo  dire- 
mos de  él  que  da  á  conocer  una  g-ran  variedad  de  rocas  y  mi- 
nerales de  cuya  existencia  en  nuestro  suelo  sólo  poseíamos, 
cuando  más,  vag-as  noticias,  y  que  reviste  una  g-ran  importan- 
cia desde  el  punto  de  vista  de  la  Geología  española  y  g-eneral. 

Henri  Douvillé:  Sur  le  Terliaire  des  environs  de  Toléde 
(Compte  rendu  somm.  de  la  Soc.  géol.  de  France.  Seance  du  2 
Novembre  1908). 

En  la  última  sesión  de  la  Sociedad  geológ-ica  de  Francia,  lia 


436  boletín    de    LA   REAL    SOCIEDAD    ESPAÑOLA 

vuelto  á  ocuparse  el  Sr.  Douvillé  del  descubrimiento  de  fósiles 
marinos  liecho  por  D.  Ventura  Reyes  Prosper  en  los  alrededo- 
res de  Toledo,  de  que  he  dado  noticia  en  la  sesión  de  Febrero 
último  (pág-.  100).  Aunque  insuficientes  aquellos  fósiles  para 
fijar  la  edad  del  terreno,  por  analog"ia  con  los  de  Cuenca  y  otras 
localidades,  el  autor  le  había  supuesto  aquitaniense.  El  señor 
Depéret,  en  cambio,  fundado  en  la  edad  délos  mamíferos  fósi- 
les de  los  alrededores  de  Madrid  y  en  otras  consideraciones, 
supone  más  bien  que  debían  referirse  aquéllos  al  estampiense. 

De  todos  modos  los  modernos  descubrimientos  prueban  que 
las  cuencas  de  la  Meseta  son  más  complejas  de  lo  que  hasta 
ahora  se  había  pensado. 

Un  nuevo  envío  de  fósiles,  recog-idos  en  el  mismo  yacimiento 
por  el  citado  Sr.  Reyes,  ha  permitido  reconocer  al  autor  una 
impresión  de  Fiisus,  el  dulbiformis,  de  donde  se  infiere  que  la 
formación  es  más  antigua  de  lo  que  se  había  supuesto  y  re- 
monta al  eocénico,  contemporánea  de  las  capas  con  Paleothe- 
riiim  de  Salamanca.  Según  esto,  la  formación  yesosa  de  Cas- 
tilla vendría  á  colocarse  cerca  del  nivel  de  los  yesos  parisien- 
ses. La  presencia  en  los  alrededores  de  Toledo  de  los  géneros 
^rc«,  A'«^«c«  y  i^zí52í.9  muestra  que  se  trata  por  modo  induda- 
ble de  depósitos  francamente  marinos. 

Harlé  (E.):  Faime  quaternaire  de  la  province  de  Santander 
(Bull.  de  la  Soc.  géol.  de  France,  4*^  ser.,  t.  viii,  págs.  300-303, 
1908.) 

Un  millar  de  osamentas,  recogidas  por  D.  Lorenzo  Sierra  en 
21  grutas  de  la  provincia  de  Santander  y  sometidas  á  la  com- 
petencia del  autor,  le  han  permitido  dar  una  nota  preliminar, 
sumamente  interesante,  sobre  la  fauna  espeleológica  de 
aquella  región. 

He  aquí,  en  resumen,  la  lista  de  especies  de  mamíferos  con 
la  indicación  entre  paréntesis  de  las  grutas  en  que  se  han  ha- 
llado: Hombre,  raros  restos  (Mar,  MosoUa),  Ursm spelmis  {Yíov- 
nos,  Salitre),  U.  árelos  (Ojebar),  Canis  lupus  (Hornos),  Hijcena 
(Valle),  Felis  leo  (Mirón),  F.  2)ardus  (Hornos),  F.  catus  (Valle), 
Rhinoceros  (Camargo),  Fquiis  cadallus {de  muchas  grutas).  Sus 
scropka  (id.),  Bos  ó  Bíson  (id.),  Cervus  elap/ms{es  el  animal  do- 
minante en  todas  las  cavernas  del  país),  C.  capreolus  (Valle, 
Mar),  C.  iarandus  (es  muy  raro  el  reno,  habiendo  sólo  apare- 


DE    HISTORIA    NATURAL.  437 

cido  cuatro  piezas  en  diferentes  g-rutas),  C.  ihex  (Valle,  Sali- 
tre, etc.),  Riqñcapra  europ¿ea  (Salitre),  Lepus  cuniculus  (Valle). 

En  esta  lista  merece  notarse  especialmente  la  existencia, 
aunque  con  g-ran  escasez,  del  reno,  no  conocido  hasta  ahora 
tan  lejos  en  España.  Las  grutas  del  SW.  de  Francia,  que  ofre- 
cen iguales  especies  á  las  ahora  enumeradas,  poseen,  en  cam- 
bio, abundantes  restos  de  reno. 

Resulta  de  aquí  y  del  examen  de  la  fauna  de  la  caverna  de 
Aitzbitarte,  junto  á  San  Sebastián,  de  que  dimos  cuenta  en 
otra  precedente  nota,  que  la  fauna  cuaternaria  fría,  tan  abun- 
dante en  el  SW.  de  Francia,  se  extiende  bastante  por  España, 
aunque  en  forma  atenuada,  por  lo  que  el  reno  es  raro,  pero 
no  la  g-amuza,  á  causa  de  la  proximidad  de  las  altas  monta- 
ñas, que  alcanzan  hasta  2.642  m.  de  altitud. 

No  se  han  encontrado  en  nuestro  país  restos  de  animales 
propios  de  las  estepas,  pero  es  posible  aparezcan  cuando  se 
realicen  exploraciones  en  otras  partes,  más  allá  del  pie  de  los 
Pirineos  cantábricos. 

J.  Carals:  Note  sur  ¡es  gres  cupriféres  d  Uranium  ct  Vanadium 
de  Montamiy  (Ao-ag 071 )  {Com]}t.  rend.  Soc.  g-éol.  de  France, 
Seance  du  16  Novembre  1908.) 

Un  yacimiento  metalífero  interesante  ha  sido  descubierto 
hace  pocos  años  en  los  alrededores  de  Montanuy  (Huesca),  en 
los  confines  de  Cataluña.  Consista  en  una  serie  de  venas  de 
una  materia  neg-ruzca,  que  ha  dado  en  el  análisis  35  por  100 
de  cobre,  acompañado  de  2,5  por  100  de  urano  y  3.1  de  vana- 
dio. Los  dos  primeros  cuerpos  se  encuentran  en  estado  de 
óxidos,  melaconita  y  pechblenda.  Se  trata  sólo  de  unos  ñlon- 
cillos-capas  que  no  pasan  de  3  á  4  cm,  pero  interesantes  por 
sus  asociaciones.  El  autor  los  atribuye  al  Pérmico,  pues  están 
intercalados  en  una  formacióu  de  arenisca  comprendida  entre 
las  pizarras  hulleras  y  las  pudingas  cuarzosas  del  Triásico,  y 
corresponden  á  las  areniscas  cupríferas  y  vanadíferas  del 
Perra,  en  el  Ural. 

— El  Sr.  Fernández  Navarro  presentó  la  noticia  que  sigue: 
Doctor  D.  Jaime  Almera:  Descripción  de  los  terrenos  pHocéni 
eos  de  la  cuenca  del  hajo  Llodregat  y  llano  de  Barcelona. 

Bien  conocidos  son  los  notables  y  constantes  estudios  del 


438  BOLETÍN    DE    LA   REAL    SOCIEDAD    ESPAÑOLA 

Sr.  Almei-a  acerca  de  la  g-eología  de  Cataluña,  Si  tuviéramos 
en  cada  reg-ión  de  la  península  un  geólog-o  de  la  competencia 
y  el  entusiasmo  que  posee  el  sabio  canónigo  de  Barcelona, 
nuestros  conocimientos  acerca  del  suelo  patrio  serían  tan  com- 
pletos como  en  las  naciones  más  adelantadas. 

El  libro  está  dividido  en  tres  partes.  En  la  primera  hace  la 
descripción  g-eológica  detallada  de  las  citadas  cuencas,  dando 
también  idea,  en  forma  de  apéndice,  de  todos  los  datos  cono- 
cidos acerca  del  pliocénico  de  Gerona.  La  segunda  y  tercera 
parte  están  destinadas  respectivamente  á  la  paleozoología  y 
paleontología  de  los  terrenos  descritos,  no  limitándose  á  la 
enumeración  escueta  de  los  fósiles,  sino  haciendo  numerosas 
é  interesantes  consideraciones  batimétricas,  climatológicas  y 
filogénicas  que  le  sugiere  el  estudio  de  plantas  y  animales 
desaparecidos. 

Avaloran  el  libro  numerosas  láminas  representando  los  or- 
ganismos descritos,  por  lo  cual,  así  como  por  la  minuciosidad 
y  detalle  del  estudio,  merece  ser  conocido  de  todos  los  que  se 
interesan  por  la  geolog-ía  de  España,  y  será  necesariamente 
consultado  por  los  que  en  adelante  se  ocupen  del  terciario  ma- 
rino español. 

Fréd.  Wallerant:  CristaUograpMe.  Deformations  des  corps 
cristallisés.  Gfroupemeyíts.  PolymorpMsme.  IsomorpMsme.  Pa- 
rís, 1909. 

El  sabio  profesor  de  Mineralogía,  de  la  Sorbona,  acaba  de 
publicar  un  libro  de  la  mayor  importancia.  De  la  índole  de 
esta  obra  dan  idea,  mejor  que  nada,  las  siguientes  líneas  del 
prefacio: 

«Desde  Mallard,  el  estado  de  la  ciencia  que  nos  interesa  se 
»ha  modificado  profundamente,  y  me  pareció  llegado  el  mo- 
»mento  de  hacer  una  exposición  de  conjunto  de  nuestros  co- 
»nocimientos  sobre  toda  una  serie  de  propiedades  de  que  no 
»se  habla  sino  incidentalmente  en  las  obras  de  mineralogía  ó 
»de  cristalog-rafía.  He  sido  así  conducido  á  coordenar  los  re - 
»sultados  de  las  investigaciones  que  he  publicado  desde  hace 
»diez  años.  Estos  resultados,  aunque  refiriéndose  á  sujetos 
»muy  variados,  concuerdan  de  la  manera  más  completa  y  pue- 
»den  por  consecuencia  servir  de  base  á  un  cuerpo  de  doctrina 
»de  la  mayor  sencillez.  Bien  entendido,  que  las  concepciones 


DE    HISTORIA   NATURAL.  439 

>^te6nca3  que  sirven  de  base  á  la  coordinación,  no  tienen  sino 
»un  valor  momentáneo;  es  de  prever  que  nuevos  descubri- 
»mientos  las  convertirán  en  defectuosas,  como  ha  ocurrido 
»con  las  concepciones  de  nuestros  antecesores.  Pero  nosotros 
)  no  tenemos  que  preocuparnos  más  que  de  los  hechos  actual- 
»mente  conocidos,  pero  quedando  siempre  prontos  á  modificar 
»nuestras  ideas,  ciiando  nuevos  resultados  nos  muestren  la 
«necesidad  de  hacerlo.» 

Como  se  comprende  por  las  anteriores  líneas,  y  por  el  titulo 
con  que  encabezamos  esta  nota  bibliog-ráfica,  no  se  trata  de 
un  tratado  ni  mamiaJ  más  ó  menos  extenso,  en  que  los  no 
iniciados  puedan  ponerse  al  tanto  de  la  ciencia  cristalog-ráfica. 
Es  un  libro  para  cristahJg'rafos  de  profesión  ó  aficionados,  pero 
siempre  para  cristalóg'rafos. 

A  estos  les  presta  un  servicio  inmenso,  porque  resume  en  una 
sola  obra  multitud  de  estudios  modernos  sobre  la  ciencia  de 
los  cristales,  ahorrándola  consulta  de  publicaciones  heterogé- 
neas, raras  muchas  de  ellas,  escritas  en  todos  los  idiomas 
cultos. 

Estos  trabajos,  hechos  casi  siempre  sobre  la  base  de  la  ex- 
perimentación, han  modificado  completamente  nuestras  clási- 
cas ideas  sobre  la  constitución  íntima  de  la  materia  cristalina, 
nos  ha  llevado  á  descubrimientos  tan  sorprendentes  como  el 
de  los  cristales  líquidos  de  Lehman,  y  han  hecho  intervenir 
en  el  estudio  de  las  propiedades  de  los  cuerpos  cristalizados 
una  distinción  muy  fundamental,  que  aunque  contenida  en 
g-ermen  en  los  trabajos  de  los  primeros  modificadores  de  la 
teoría  de  Haüy,  había  pasado  hasta  hoy  casi  inadvertida:  la 
de  que  las  propiedades  dependientes  de  la  molécula  cristalina 
varían  de  una  manera  continua,  mientras  las  que  se  basan  en 
la  disposición  reticular  lo  hacen  por  incrementos  mensurables. 

Es  imposible  por  la  extensión  é  importancia  de  esta  obra 
hacer  de  ella  un  resumen,  por  breve  que  fuera,  en  el  espacio 
reservado  á  esta  clase  de  notas.  Nos  limitamos  pues,  á  dar 
cuenta  de  su  aparición  y  á  recomendarla  como  fiel  reflejo  del 
actual  estado  de  la  Cristalog-rafía,  ciencia  que  se  halla  hoy  en 
un  interesante  momento  de  transición. 

Secciones. — La  de  Zaragoza  celebró  sesión  el  25  de  Noviem- 
bre, bajo  la  presidencia  de  D.  Pedro  Moyano. 


440  BOLETÍN   DE    LA.   REAL    SOCIEDAD    ESPAÑOLA 

— El  Sr.  Arévalo  da  cuenta  de  la  manera  como  se  dan  las 
clases  prácticas  de  Historia  natural  en  la  Facultad  de  Ciencias 
de  la  Universidad  de  Zarag-oza. 

Se  procede  á  la  elección  de  la  sig-uiente  Junta  para  1909: 

Presidente,  D.  Pedro  Moyano. 

Vicepresidente,  D.  José  Antonio  Dosset. 

Tesorero,  D.  Pedro  Ferrando. 

Secretario,  D.  Celso  Arévalo. 

— La  Sección  de  Granada  celebró  sesión  el  28  de  Noviembre, 
bajo  la  presidencia  de  D.  Pascual  Nácher,  aprobándose  el  acta 
de  la  anterior. 

Se  dio  cuenta  de  las  publicaciones  recibidas  y  délos  objetos 
donados  para  el  Museo  por  los  Sres.  Alvarez  Jiménez,  Gonzalo 
y  Simancas  (F.) 

— El  R.  P.  Navarro  Neumann  leyó  la  sig-uiente  nota  sobre 
«Las  borateras  de  Cbilcaya»,  presentando  muestras  de  las 
mismas: 

Las  dorateras  de  C/íiIca?/a.— Entre  los  18"50'  y  18"57'  S.  y  los 
69°59'  y  63°10'  W.  de  Greenwich,  á  unos  4.200  m.  sobre  el  nivel 
del  mar  y  rodeada  por  una  serie  de  elevados  picos,  entre  los 
los  cuales  se  cuentan  el  volcán  de  Huallatiri  y  los  siempre  ne- 
vados de  Puquitinca,  Lliscaya  y  Chuquiananta,  se  halla  una 
lag'una,  casi  desecada,  y  conocida  con  los  nombres  de  Susuri 
ó  de  Achamaya,  aunque  más  especialmente  con  el  deChilcaya. 

Cubriendo  el  fondo  de  ésta,  y  bajo  una  capa  de  lég-amo  seco 
de  unos  60  cm.  de  gn-ueso,  yace  otra  de  caliche,  como  le  apelli- 
dan los  naturales,  de  30  cm.,  por  término  medio,  la  que  se  ex- 
tiende por  una  superficie  de  1.730  acres  (700  hectáreas),  y 
como,  seg'ún  el  reputado  especialista  en  boratos  Mr.  E.  L.  Fle- 
ming*, quien  la  visitó  detenidamente  en  1898,  cada  acre  con- 
tiene unas  1.500  toneladas,  la  cantidad  total  existente  en  este 
inmenso  depósito,  el  mayor  del  mundo,  asciende  á  la  ya  res- 
petable suma  de  dos  millones  quinientas  mil  toneladas. 

El  caliclie  presenta  un  aspecto  sedoso,  su  color  es  blanco  pu- 
ro, contiene  muy  pocas  impurezas  y,  seg-ún  análisis  del  doctor 
Clarke,  de  Glasg-ow,  entran  en  su  composición  32,50  por  100  de 
sesquiborato  de  cal,  22,74  de  biborato  de  sosa,  1,85  de  mono- 
borato  de  magnesia,  4,64  de  cloruro  de  sodio,  1,12  de  sulfato 
de  cal  con  35,20  de  ag-ua  y  vestigios  de  alúmina  y  hierro. 


DE    HISTORIA   NATURAL.  411 

Según  el  referido  Mr.  Fleming-,  este  borato  es  muy  superior 
á  la  boracita  del  Asia  menor  y  á  la  colemanita  de  California, 
por  contener  sosa,  que  de  otro  modo  habría  que  ag'reg-arle 
para  transformarlo  en  bórax. 

Dado  el  buen  precio  que  alcanzan  el  ácido  bórico,  cuyas 
aplicaciones  van  en  aumento  así  como  las  de  sus  sales,  y  el  no 
resultar  excesivos  los  gastos  de  extracción  y  de  transporte, 
este  yacimiento,  propiedad,  casi  en  su  totalidad,  del  rico  ha- 
cendado boliviano  Sr.  D.  Manuel  Murillo  Dorado,  representa 
un  valor  mercantil  inmenso,  y  parece  superar  en  importancia 
á  ios  antiquísimos  de  la  cuenca  del  Sing--a  Shab,  en  el  Indos - 
tan  y  á  los  suffioni,  de  Toscana. 

— El  Sr.  Aranda  Millán  dijo  que  el  Museo  de  Historia  natu- 
ral de  la  Facultad  de  Ciencias  de  Granada  había  adquirido  re- 
cientemente un  ejemplar  de  diente  izquierdo  de  la  mandíbula 
superior  del  macho  del  Monodon  monoceros  L. 

Tiene  el  diente  una  longitud  de  2,03  m.,  el  diámetro  má- 
ximo es  de  57  mm.  y  pesa  4.135  gn-amos.  Está  en  perfecto 
estado  de  conservación,  no  presentando  nada  astillado,  lo  que 
sucede  frecuentemente  en  estos  ejemplares,  por  el  uso  que  de 
él  hace  el  animal. 

— El  Sr.  Valdelomar  Gijón  se  ocupó  de  los  trabajos  que  ha 
llevado  á  cabo  sobre  la  pureza  de  las  aguas  que  abastecen  á 
Granada,  dando  á  conocer  los  resultados  obtenidos  en  sus  in- 
vestigaciones. 

—El  Sr.  Diez  Tortosa  (Juan  L.)  dio  cuenta  del  Congreso  cientí- 
fico que,  organizado  por  la  Asociación  Española  para  el  pro- 
greso de  las  Ciencias,  ha  tenido  lugar  en  Zaragoza  en  el  pasa- 
do mes  de  Octubre,  y  al  que  ha  asistido  en  representación  de 
la  Sección.  Refirió,  principalmente,  las  tareas  de  la  sección  de 
«Ciencias  naturales.» 


T.  VIII.— Diciembre,  1908.  30 


442  BOLETÍN    DE    LA    REAL    SOCIEDAD    ESPAÑOLA 


Notas  y  comunicaciones. 


Un  nuevo  modelo  de  microscopio  para  la  enseñanza 

POR 

ANTONIO   ELEIZEGUI 

Una  de  las  mayores  dificultades  que  se  ofrecen  á  los  que  de- 
bemos enseñar  varias  preparaciones  microscópicas  á  los  alum- 
nos de  una  clase,  se  halla  en  la  necesidad  de  disponer  de  tantos 
microscopios  como  preparaciones,  si  no  ha  de  verse  obliga- 
do cada  observador  á  cambiarlas  en  una  misma  platina,  lo 
cual  supone  una  g-ran  pérdida  de  tiempo,  dada  la  falta  de 
práctica  que  es  natural  en  los  discípulos  y  que  aumenta  el 
pelig-ro  de  alg-ún  desperfecto  en  el  objetivo. 

Pero  no  sólo  en  este  caso;  aun  en  el  supuesto  de  poder  uti- 
lizar tantos  microscopios  como  preparaciones  hayan  de  obser- 
varse, nadie  puede  evitar  que  cada  uno  de  los  que  va  á  mirar 
al  través  de  sus  lentes,  teng'a  que  enfocarlo  y  cambiar  de  lu- 
g-ar  para  cada  una  de  aquéllas,  con  lo  cual,  lasprob:ibilidades 
de  deterioro  de  los  objetivos  son  g-randes  y  la  pérdida  de  tiem- 
po, factor  importante  en  cátedras  numerosas,  subsiste. 

De  vencer  estas  dificultades  me  proporcionó  ocasión  mi  buen 
amigo  el  Sr.  D.  Carlos  de  la  Cuesta,  de  Valladolid,  ofreciéndo- 
se á  transmitir  á  la  importante  casa  Reichert,  de  Viena, 
cuantas  instrucciones  yo  le  difse  á  fin  de  hacer  un  modelo 
nuevo,  que  se  ajustase  al  tipo  ideado  por  mí. 

Con  la  intelig-encia  y  escrupulosidad  con  que  la  casa  citada 
cumple  todos  sus  encargos,  ha  construido  el  modelo,  cuyo  dibu  - 
jo  acompaña  á  esta  nota  y  del  cual  voy  á  hacer  la  descripción, 
no  tanto  porque  sea  necesaria  después  de  haber  visto  su  g-ra- 
bado,  como  para  llamar  la  atención  acerca  de  sus  ventajas. 

El  aparato  está  dispuesto  sobre  dos  planchas  cuadrang-ula- 
res  de  caoba,  articuladas  mediante  charnelas.  La  superior  tiene 
en  dos  lados  opuestos,  dos  tornillos,  L  L,  que  sirven  para  fi- 
jarla en  el  punto  que  se  desee  de  los  arcos  F  F,  dispuestos  ver- 


DE    HISTORIA   NATURAL. 


'143 


444  boletín    de    LA    REAL    SOCIEDAD    ESPAÑOLA 

ticalmente  sobre  la  plancha  inferior.  Esta  disposición,  que  per- 
mite inclinar  el  microscopio,  hace  más  cómoda  la  observación. 

Con  el  tornillo  A' se  sujeta  al  soporte  el  pie  del  microscopio. 

Lateral,  é  independientemente  del  pie,  se  halla  la  platina,, 
que  es  una  pieza  metálica  circular  que  gura  alrededor  de  su 
eje  y  lleva  cerca  del  borde  doce  taladros  circulares,  sobre 
cada  uno  de  los  cuales  hay  una  pieza  rectangular,  taladrada 
también,  con  dos  pinzas  para  sujetar  la  preparación,  y  que 
se  puede  aproximar  ó  separar  de  la  platina  mediante  los  for- 
nillos  A,  situados  debajo  de  la  misma. 

Esta  platina  tiene  dos  movimientos  alrededor  de  su  eje.  Uno 
rápido,  que  se  da  á  mano  y  otro  lento,  que  se  obtiene  con  el 
tornillo  N.  Puede,  además,  aproximarse  ó  separarse  del  mi- 
croscopio utilizando  el  tornillo  M.  Merced  á  estos  dos  desplaza- 
mientos, en  direcciones  perpendiculares,  ofrece  todas  las  ven- 
tajas de  los  modelos  con  platina  movible,  con  la  cual  pueden 
observarse  todos  los  puntos  de  una  preparación  sin  la  brusque- 
dad de  movimiento  que  da  nuestra  mano  á  las  preparaciones 
cuando  queremos  mudarlas  de  lug-ar  durante  la  observación. 

Su  manejo  es  por  demás  sencillo.  Colocadas  en  sus  lug-ares 
correspondientes  las  preparaciones  que  van  á  enseñarse,  se 
hace  el  enfoque  de  una  cualquiera  de  ellas  por  medio  de  los 
tornillos  i/"  y  Záel  microscopio.  Muévese  lueg-o  la  platina  hasta 
que  la  preparación  inmediata  coincida  con  el  eje  del  tubo  del 
microscopio.  Ahora  se  hace  el  enfoque  de  ésta  valiéndose  del 
tornillo^,  correspondiente.  Una  vez  repetido  esto  con  todas 
ellas,  es  claro  que  la  imag-en  de  las  mismas  ha  de  formarse  en  el 
mismo  plano  matemático,  y  por  lo  tanto  cada  observador  no 
tendrá  necesidad  de  hacer  más  que  un  enfoque  con  la  primera 
que  mire,  para  acomodarle  á  su  distancia  de  visión  distinta, 
pues  todas  las  demás  distan  igual  de  la  lente  frontal  del  obje- 
tivo y  darán  su  imagen  á  la  distancia  que  precisa  para  ver  con 
detalle. 

Adaptando  al  pie  del  microscopio,  después  de  haberle  sepa- 
rado de  la  platina  grande,  la  platina  corriente  T  puede  uti- 
lizarse como  un  modelo  ordinario,  con  movimiento  de  incli- 
nación. 


DE    HISTORIA   NATURAL.  415 


Noticia  sobre  un  nuevo  parásito  de  los  robles 

POR 

BLAS    LÁZARO    É    IBIZA 

En  el  verano  de  1907  recog"í  en  las  cercanías  de  Salinas  de 
Aviles,  alg-unas  sumidades  de  ramas  jóvenes  de  roble,  las 
cuales  aparecían  invadidas  por  un  liong-o,  de  aspecto  de 
Oidium,  que  no  presentaban  indicio  alg-uno  de  fructificación. 
Como  su  aparición,  nunca  observada  por  mí  en  una  localidad 
que  me  es  tan  conocida,  era  realmente  rara  y  nunca  hallé 
órg-anos  característicos  en  que  fundar  una  determinación  es- 
pecífica, la  observación  quedó  incompleta  y  los  ejemplares 
pendientes  de  estudio. 

Pero  al  lleg-ar  el  verano  del  año  corriente  observé  que  la 
piag-a  había  adquirido  g-ran  desarrollo  y  que  afectaba  de  un 
modo  g-eneral  á  todos  los  brotes  ó  renuevos  de  los  robles,  mien- 
tras permanecían  indemnes  las  plantas  arbóreas  de  la  misma 
especie.  La  invasión  se  manifestaba  al  exterior  por  la  abun- 
dancia de  ramillas  micélicas  blancas  que  recubrían  las  hojas  de 
una  eflorescencia  blanquecina  muy  abundante.  Los  ejemplares 
recog-idos  en  el  último  verano  acusan  muy  manifiesta  la  enfer- 
medad, y  en  ella  se  observa  que  las  últimas  hojas  son  las  más 
invadidas  y  no  han  lleg-ado  á  adquirir  su  desarrollo  normal. 

El  micelio  visible  al  exterior  presentaba  un  parecido  nota- 
ble con  el  que  se  observa  en  el  F)ysip/ie  macularis  y  otros  que 
no  son  raros  en  Asturias,  pero  no  se  presentaba  sobre  las  hojas, 
constituyendo  manchas  aisladas,  sino  formando  una  eflores- 
cencia continua  sobre  toda  la  hoja.  La  carencia  de  órg-anos  re- 
productores continuaba  como  en  el  año  anterior.  Por  estas  ob- 
servaciones, y  sobre  todo  por  el  modo  de  veg^etar,  supuse  que 
se  trataba  de  un  hong-o  erisifáceo,  sin  poder  avanzar  más  en 
su  estudio  por  carecer  de  medios  en  la  localidad,  por  lo  que 
rae  limité  á  recog-er  buenos  ejemplares  y  á  obtener  alg-unas 
preparaciones  microg-ráficas,  con  ánimo  de  ultimar  su  estu- 
dio á  mi  vuelta  á  Madrid. 

Por  eso  cuando  un  antig-uo  discípulo,  que  ejerce  la  farmacia 
en  Rentería,  me  remitió  en  consulta  durante  el   mes  de  Ag-os- 


446-  boletín    de    LA   REAL    SOCIEDAD    ESPAÑOLA 

to  Último  alg'unos  ejemplares  de  robles  recog-idos  por  él  en  la 
mencionada  localidad,  y  manifiestamente  invadidos  por  una 
criptüg-ama,  que  era  idéntica  á  la  que  yo  tenía  en  observación, 
solo  pude  comunicarle  mi  opinión  de  que  se  trataba  de  un 
erisifáceo  nuevo  para  nuestra  flora,  pero  cuya  determinación 
específica  no  tenía  por  entonces  medios  de  llevar  á  su  debido 
término. 

Revisando  aquí  libros  y  revistas,  he  podido  hallar  que  dicha 
especie  es,  en  efecto,  nueva  para  la  flora  europea  y  que  ha 
sido  observada  este  año  en  diversas  localidades  de  Francia  y 
de  otros  países  de  la  Europa  central.  La  carencia  de  órg-anos 
reproductores  es  g"eneral  en  todas  las  localidades  europeas 
en  que  ha  sido  observada,  pero  parece  que  esta  plag-a,  en 
forma  idéntica  á  la  aquí  observada,  es  frecuente  en  los  bosques 
de  la  América  del  Norte,  donde  es  conocida  desde  hace  bas- 
tantes años,  y  donde  viene  refiriéndose  á  la  Microsph(sra 
^M  Wallr. 

La  especie  así  llamada  es  considerada  idéntica  á  la  Micros- 
phcera  ¡jeniciUata  Lev.  (Enjsiphe  penicUIata  Fr. ;  Enjsipke 
Ahii  DCj,  nombres  con  los  cuales  la  forma  típica  ha  sido 
citada  ya  desde  hace  más  de  sesenta  años  en  diversos  países 
de  Europa,  aunque  hasta  hoy  no  se  haya  observado  en  Es- 
paña sobre  las  hojas  de  diversos  Ahms  y  de  Viburmim  Ojmliis, 
Admitiendo  que  la  nueva  plag-a  sea  una  forma  conídica  de  la 
Microspliara  peniciUata  Lev.,  siempre  será  nueva  esta  forma 
conídica  en  la  flora  europea,  donde  no  eran  conocidos  los  co- 
nidios de  esta  especie,  y  más  nueva,  para  España  donde  no  se 
ha  hallado  aún  la  forma  típica.  Es  curioso  que  los  conidios  no 
invaden  los  Alnus  y  Vihíirmun  que  se  hallan  incluidos  dentro 
de  los  robledales  y  permanecen  indemnes.  Parece,  pues, 
que  la  forma  típica  y  productora  de  las  peritecas  es  pro- 
pia de  los  A  Invs  y  Vihirnum  y  la  conídica  de  los  Querms,  en 
los  que  ha  sido  hallada  también  en  alg-unas  especies  del 
Japón  antes  de  ahora. 

Trátase  pues,  de  una  forma  exótica  que,  como  e\  mi Idiu  hace 
alg'unos  años,  ha  lleg-ado  á  Europa  y  encontrado  en  ellag-randes 
formaciones  de  especies  atacables,  ha  experimentado  una  rá- 
pida difusión,  favorecida  sin  duda  por  las  abundantes  lluvias 
de  la  pasada  primavera. 

No  se  puede  decir  que  su  aparición  constituya   un  pelig-ro 


DE    HISTORIA    NATURAL.  44^7 

inmediato  para  la  riqueza  forestal  de  Europa,  puesto  que  pa- 
rece respetar  los  árboles  ya  criados,  pero  si  ataca  á  las  plantas 
jóvenes  y  si  continuase  con  el  vig-or  con  que  este  año  ha  apa- 
recido, no  cabe  duda  de  que  especies  arbóreas  tan  importantes 
como  los  robles  se  resentirían  dentro  de  alg'unos  años  por  la 
lucha  que  habrían  de  sostener  en  sus  primeras  edades  con 
este  nuevo  enemig-o. 

Claro  es  que  pueden  emplearse  para  combatir  esta  plag'a  los 
mismos  recursos  utilizados  para  defender  las  vides  del  O'idimu, 
es  decir,  el  azufre  y  los  polisulfuros  alcalinos,  pero  lo  que  pue- 
de hacerse  fácilmente  por  planta  tan  valiosa  como  la  vid,  sería 
difícil  de  aplicar  contra  una  plag-a  tan  difusible,  y  que  tratán- 
dose de  plantas  cuya  producción  es  tan  lenta  no  se  podría  re- 
comendar desde  el  punto  de  vista  económico. 

Cabe,  sin  embarg-o,  la  esperanza  de  que  la  fuerza  expansiva 
de  esta  especie  (debida  á  encontrarse  en  un  terreno  virg-en 
para  ella) se  amortig-üe  á  los  pocos  años  de  su  aparición,  como 
ha  sucedido  con  otras  especies  importadas  por  actuar  pronto 
subre  ellas  otras  que  ameng'üjn  su  potencia  y  aun  la  domi- 
nen una  vez  aclimatadas  y  sometidas  á  las  leyes  de  la  lucha 
con  la  vida  entre  esta  especie  y  las  indíg-enas. 


Nuevas  observaciones  sobre  los  quirópteros  de  España 


ÁNGEL    CABRERA 

En  la  época  en  que  publiqué  mi  «Ensayo  monog-ráfico  sobre 
los  quirópteros  de  España»  (1),  no  me  fué  posible  conseg-uir 
que  se  me  autorizase  para  extraer  los  cráneos  de  los  ejempla- 
res del  Museo  de  Ciencias  que  formaban  la  parte  principal  de 
mi  material  de  estudio.  De  aquí  se  siguieron,  como  no  podía 
menos  de  suceder,  alg'unos  errores  de  apreciación  que  hoy  me 
creo  obligado  á  corregir. 

En  primer  lugar,  el  Rhinolophns  que  yo  consideraba  como 
Rh.  fermmeqiúmim  típico  (p.  25G/,  no  es  sino  una  fase  rojiza, 
o  acaso  una  edad,  de  mi  Rh.  farrnm-eqiánum  olscurus.,  que  es 

(1)    Memorias  de  la  Soc.  esp.  de  Hist.  nat  ,  ii,  190í,  páginas  249  287. 


448  boletín    de    LA   REAL    SOCIEDAD    ESPAÑOLA 

la  Única  raza  de  esta  especie  que  existe  en  la  Península,  siendo 
común  á  toda  ella  en  vez  de  ser  peculiar  de  Valencia,  como  yo 
entonces  suponía. 

La  especie  que  en  mi  trabajo  aparece  bajo  el  nombre  de 
«Rh.  euryale  Blasius»,  ha  sido  al  poco  tiempo  estudiada  por  los 
profesores  Matschie  y  Andersen,  que  la  han  considerado  como 
una  forma  nueva,  dándole  el  nombre  de  R.h.  Cabrerm  (1). 

Mi  Rh.  pJiasma  no  es  más  que  un  sinónimo  de  la  forma  que 
describo  antes  como  Rh.  Mpposideros,  según  me  lo  ha  demos- 
trado la  comparación  de  los  cráneos,  con  material  más  abun- 
dante. Las  diferencias  señaladas  en  la  hoja  y  las  orejas  deben 
ser  producidas  por  causas  externas,  acaso  por  el  alcohol  mismo 
en  que  los  ejemplares  están  conservados. 

La  particularidad  por  mí  notada  en  nuestro  Rh.  Mpposideros , 
de  tener  el  antebrazo  bastante  más  corto  que  los  ejemplares 
del  centro  de  Europa,  ha  sido  posteriormente  observada  por 
Knud  Andersen  (2)  en  todas  las  regiones  mediterráneas,  hasta 
el  Senaar,  llevándole  á  considerar  estos  hÍ2)posiderós  pequeños 
como  una  subespecie  particular  de  dichas  regiones,  á  la  que 
corresponde  el  nombre  minimiis  Heuglin. 

El  no  haber  podido  examinar  el  cráneo  me  hizo  incluir  en 
el  género  VesperiiUo  un  murciélago  (F.  ochromixtus)  que  pa- 
recía próximo  al  V.  murinus  y  que  presentaba,  como  todos  los 
Vespertilio  y  Epiesicus,  1-1  premolares  superiores.  Después  he 
tenido  en  mi  colección  algunos  ejemplares  de  la  misma  forma, 
y  habiendo  enviado  uno  al  Museo  Británico,  el  profesor  Gerrit 
S.  Miller,  al  extraer  el  cráneo,  ha  descubierto  la  existencia  de 
otro  premolar,  aunque  muy  pequeño  y  enteramente  oculto  por 
la  encía.  Ocho  ejemplares  más  he  examinado  yo  al  conocer 
este  hallazgo,  y  en  todos  existe  este  diminuto  premolar,  de 
modo  que  el  quiróptero  en  cuestión  es  realmente  un  Pipis- 
Irelhis,  no  un  VesperiiUo.  Más  aún:  una  vez  reconocida  su  ver- 
dadera posición  genérica,  resulta  tan  semejante  al  PipistreUus 


(1)  Sitzungs-BeHchten  der  Gesellsch.  naturfors  Freunde^  1904,  pág.  78.  En  esta  des- 
cripción original  aparece  dicho  quiróptero  bajo  el  notnbre  de  Euryalus  CabrerfP,  en 
atención  á  que  Matschie  ha  separado  como  un  subgénero,  bajo  el  nombre  de  Enryalus, 
todas  las  formas  del  grupo  euryale.  Aparte  de  que  tal  separación  es  muy  discutible, 
me  parece  inadmisible  el  término  Ev.ryahis,  existiendo  desde  hace  muchos  años  un 
género  Euryale  Lamarck. 

(2)  Proceed.  Zool.  Soc.  of  Lotidon,  1905,  ii,  pág.  140. 


DE    HISTORIA   NATURAL.  ^449 

Sami  de  Italia,  que  no  puede  separarse  de  él  como  especie, 
sino  solo  como  una  forma  local  que  se  disting-ue  precisamente 
por  la  pequenez  del^;^',  y  á  la  que  deberá  llamarse  P.  Savii 
ochromixtus. 

El  g'énero  que,  á  imitación  de  otros  autores,  llamaba  yo 
Ves2JerliIío,  ha  sido  divido  en  dos:  Vespertilio,  con  las  especies 
micrimis  y  supermis  solamente,  y  Epiesicus,  que  comprende 
todas  las  demás.  Entre  éstas  hay  una  del  Sur  de  España  que 
yo  consideraba  idéntica  al  E.  isalellinus  Temía.,  pero  después 
he  podido  compararla  con  verdaderos  isaheUiniis  de  Trípoli  y 
de  Esmirna,  y  resulta  bastante  diferente.  Sin  embargo,  no 
puede  considerársela  tampoco  especie  nueva,  pues  del  examen 
del  cráneo  resulta  que  mi  isaheUiniis  de  Andalucía  no  es  otra 
cosa  que  el  E.  Boscai  mny  adulto.  El  área  de  dispersión  de  este 
último  debe  extenderse,  por  consiguiente,  hasta  la  cuenca  del 
Guadalquivir.  Debo  añadir,  que  después  de  observada  una  nu- 
merosa serie  de  individuos  de  todas  edades,  mi  E.  seroiinus 
insularis  resulta  idéntico  al  verdadero  seroiiniis. 

En  resumen,  las  especies  de  quirópteros  hasta  ahora  encon- 
tradas en  España,  son  las  siguientes: 

Ehinolophus  Mpposideros  minimiis  Heugl.;  Rh.  carpetaniis 
Cabrera;  Rh.  Calrerm  And.  y  Matsch.;  Rh.  fcmim-equinum 
ohscurus  Cabrera. 

BarhasteUus  barhasteUus  Schreb. 

Plecotus  aurilus  Linn. 

Epiesicus  seroiinus  Schreb.;  E.  Boscai  Cabrera. 

PipísireUus  pípisireUiis  Schreb.;  P.  p.  medí  ¿erra  neus  C^hYera; 
P.  Nalhusii  Keys.  y  Blas.;  P.  Savii  ochromixtns  Cabrera; 
P.  Kiihli  Xatt. 

Myoiis  Capaccinii  Bonap.;  M.  Escalera'  Cabrera;  M.  Bechs- 
teini  favonicus  Thos  ;  M.  myoiis  Schreber;  M.  myslacinus  Leisl. 

Miniopicrns  Schreibersi  Natt. 

Nyctinomus  Gesloni  Savi. 


450  BOLETÍN    DE    LA    REAL    SOCIEDAD    ESPAÑOLA 


Nota  sobre  Batracios  y  Reptiles  de  Mogador,  con  descripción 
de  la  forma  joven  de  «Saurodactylus  mauritanicus»  (Dum  et  Bibr.) 

POR 

ANTONIO   DE    ZULUETA 

Aunque  la  fauna  erpetológ-ica  de  Berbería  ha  sido  recien- 
temente estudiada  por  Bouleng-er  y  Doumerg-ue  (1),  las  hermo- 
sas colecciones  de  Batracios  y  Reptiles  de  los  alrededores 
de  Mog-ador  que  el  Sr.  Martínez  de  la  Escalera  reunió  du- 
rante los  años  1905  y  1906  por  encarg'o  de  la  Comisión  perma- 
nente para  el  estudio  del  NO.  de  Afi-ica.  permiten  aducir  algu- 
nos datos  nuevos  para  el  conocimiento  de  aquella  fauna  y  com- 
probar muchos  de  los  que  ya  se  conocían. 

El  presente  trabajo  es  la  lista  de  las  especies  que  forman 
dichas  colecciones,  con  expresión  de  las  fechas  de  captura  y 
alg-unas  indicaciones  sobre  los  ejemplares.  Casi  todas  las  espe- 
cies han  sido  ya  citadas  de  Mog-ador  por  Boulenger  (1891)  y 
Doumerg-ue  (1901),  pero  la  presencia  en  Marruecos  de  Chalci- 
des  viridaniis  (Gravenhorst)  ofrece  particular  interés,  como 
indicaré  en  su  lugar. 

También  lo  ofrece  Saurodacl¡/¡us  mauritanicus  (Duméril  et 
Bibron),  especie  única  en  el  género  y  peculiar  á  Marruecos,  de 
la  que  solo  se  conocía  la  forma  adulta,  y  aun  ésta  relativamente 
rara  en  los  museos.  El  Sr.  Escalera  ha  traído  numerosos  ejem- 
plares adultos  y  algunos  jóvenes  que  se  diferencian  mucho 
por  la  coloración  que  luego  describo. 


(1)  1891.— Boulenger  (G.  A.\  Catalogue  of  the  Reptiles  and  BatracJiians  of  Barlary 
(.Mo)'occo,Algeria,  Tunisia)  basedchiejly  upoiilhe  notes  and  collections  made  in  18S0-188-Í 
by  M.  Fernand  Lataste.  [Tr.  Zool.  Soc.  Londoi,  vol.  sin  ,  p.  93-161,  pl    xm-xviii). 

1901.— Doumergue  (F.)  Essai  sur  la  f aune  erpétologique  de  l'Oranie  avec  des  tableaux 
analytiques  et  des  notions  pour  la  de'termination  de  tous  les  Reptiles  et  Batraciens  du 
Maroc,  de  l'Algérie  et  de  la  Tunisie  (Bull.  Soc.  Qéogr.  Archeol.  Oran,  t.  xix  xxi.  Y  tam- 
bién, tirada  aparte:  Oran,  L.  Fouque,  1  vol.,  8.°,  404  p.,  xxvii  pl.) 

1905.  — Boulenger  (G.  A  ),  An  account  of  the  Reptiles  and  BatracJiians  collected  by 
Mr.  F.  W.  Riggenbachin  the  Atlas  of  Morocco.{Nuv.  Zool.  London,  vol.  xii,  p.  ~3-~7, 
pl    MI) 


D15    HISTORIA    NATURAL.  451 


Batracios. 

1.  Bufo  mauritanicus  Schleg-el, 

Bufo    mauritanicus    Schleg-el,    1841;    Bouleng"er,    1S91;    Düu- 
merg'ue,  1901. 
Ocho  adultos,  cazados  del  13  al  17  de  Julio  de  1905. 
Dos  adultos,  eu  Diciembre  de  1906. 
Seis  jóvenes,  del  6  al  13  de  Julio  de  1905. 
Dos  jóvenes,  en  Diciembre  de  1906. 
Uno  muy  joven,  en  1."  de  Septiembre  de  1905. 

2.  Bufo  viridis  Laurenti. 

Bufo    viridis    Laurenti,     1768,    Bouleng-er,     1891;    Doumer- 
g-ue,  1901. 
Entre  los  varios  individuos,  fig-uran: 
Un  adulto,  cazado  en  6  de  Julio  de  1905. 
Un  joven,  en  6  de  Julio  de  1905. 
Dos  muy  jóvenes,  en  16  de  Diciembre  de  1905. 

3.  Rana  esculenta  Linné. 

Rana  escuJenia   Linné,    1758;    Bouleng-er,     1891;     Doumer- 
gue,  1901. 
Numerosos  ejemplares  cf  y  9  adultos  é  individuos  jóvenes, 
cazados  en  7  de  Julio  de  1905.  Todos  pertenecen  á  la  var.  ridi- 
l)unda  Pallas  (1771),  que  es  la  conocida  de  Marruecos. 

Reptiles. 

1.  Clemmys  leprosa  Schweig-g*er. 

Clemmys  U'prosa  Schweig-g-er,  1812;  Bouleng-er,  1891. 

Emys  leprosa  Doumerg-ue,  1901. 

Un  ejemplar  de  10  cm.  de  longitud,  cazado  el  19  de  Julio 
de  1905. 

2    Testudo  ibera  Pallas. 

Testudo    ibera     Pallas,    1831;     Boulenger,    1891;    Doumer- 
g-ue, 1901. 
Un  ejemplar  joven,  cazado  en  19  de  Julio  de  1905. 


452  boletín    de    LA.    REAL    SOCIEDAD    ESPAÑOLA 

3.  Tarentola  mauritanica  (Linné). 
Lacerta  Mauritanica  Liuné,  1758. 

Tarentola  mauri'.anica  Bouleng-er,  1891;  Doumerg-ue,  1901, 
Muchos  individuos  de  esta  especie  entre  los  que  fig-uran: 
Un  adulto,  cazado  en  6  de  Julio  de  1905. 
Seis  adultos,  en  10  de  Julio  de  1905. 
Un  adulto,  en  8  de  Septiembre  de  1905. 
Seis  jóvenes,  en  14  de  Septiembre  de  1905. 

4.  Saiirodactylus  mauritanicus  (Duméril  et  Bibron). 
Gymnodactylíis  Mauritanicus  Duméril  et  Bibron,  1836. 
Saitrodactijliis     maiiritanicus     Bouleng-er,     1891;     Doumer- 

g-ue,  1901. 

De  esta  especie,  rara  en  los  museos,  se  han  traído  más  de 
cincuenta  adultos,  cuyo  color  es  el  típico  descrito  por  Bou- 
leng-er (1891),  que  fueron  cazados  del  6  al  26  de  Julio,  en 
8  de  Septiembre,  en  Noviembre  y  en  22  de  Diciembre  de  1905 
3^  en  Diciembre  de  1906. 

También  figuran  seis  individuos  jóvenes,  cuya  long-itud  total 
varía  de  3  á  4  cm.,  dos  cazados  en  Noviembre  de  1905  y  cuatro 
en  Diciembre  de  1906.  El  color  difiere  ostensiblemente  del  de 
los  adultos.  Los  jóvenes  tienen  la  cabeza,  el  tronco  y  las 
patas,  por  encima  neg-ro-cenicientos,  con  puntos  blancos  muy 
pequeños,  esparcidos  irregularmente,  y  por  debajo  de  color 
g-ris  anaranjado.  La  cola  es  por  encima,  de  este  color,  con 
manchas  anaranjadas,  g-randes  y  redondas,  y  por  debajo  uni- 
formemente de  color  de  naranja. 

El  color  g-ris  anaranjado  que  se  observa  en  partes  del  cuerpo 
de  estos  animales  es  debido  á  que  cada  escama  es  de  color  de 
naranja  en  su  porción  proximal,  y  g-ris  en  la  distal. 

Existe  alg-ún  individuo  cuyos  colores  y  tamaño  son  inter- 
medios entre  los  de  los  adultos  y  los  de  los  jóvenes. 

Los  colores  descritos  han  sido  observados  en  individuos  que 
se  conservan  en  alcohol,  pero  me  dice  el  Sr.  Escalera  que  son 
casi  ig-uales  á  los  que  tienen  cuando  vivos,  aunque  lig-era- 
mente  más  apag-ados. 

5.  Agama  Bibroni  A.  Duméril. 

Agama  Bihronii  A.  Duméril,   1851;   Bouleng-er,    1891;    Dou- 
merg-ue,  1901. 


DE  HISTORIA   NATURAL.  453 

15  cfcf  j  cazados  entre  7  y  23  de  Julio  de  1905. 

16  99,  en  10,  12  y  23  de  Julio  y  18  de  Noviembre  de  190.5,  y 
en  Diciembre  de  1906. 

Varios  individuos  jóvenes,  cazados  en  6  de  Diciembre  de  1905 
y  en  Diciembre  de  1906. 
Tres  muy  jóvenes,  en  9  de  Septiembre  de  1905. 

6.  Acanthodactylus  vulgaris  Duméril  et  Bibron. 
AcanthodactyJus  viihjaris  y   Acanthodactylus    lineo- macidatus 

Duméril  et  Bibron,  1839. 
Acanthodactylus  vulgaris  Bouleng-er,  1891;  Doumerg-ue,  1901. 

Numerosos  ejemplares  que  pertenecen  á  la  forma  lineo-ma- 
culatus  Duméril  y  Bibron,  considerada  hoy  como  variedad  del 
A.  vulgaris  Duméril  y  Bibron. 

7.  Ctialcides  ocellatus  (Forskal). 
Lacerta  ocellata  Forskal,  1775. 
Chalcides  ocellatus  Boulenger,  1891. 
Gongylus  ocellatus  Doumerg-ue,  1901. 

Cinco  ejemplares,  cazados  en  10  y  12  de  .Julio  de  1905. 
Pertenecen  á  la  var.  2}olyle2)is  Bouleng-er,  1891. 

8.  Chalcides  viridanus  (Gravenhorst). 
Gongylus  viridanus  Gravenhorst,  1851. 

Esta  especie,  que  es  común  en  Canarias,  no  aparece  citada 
en  África  ni  por  Bouleng-er  (1891,  1905),  ni  por  Doumer- 
g-ue  (1901). 

Como  no  se  ha  recog-ido  más  que  un  solo  ejemplar,  cabe  su- 
poner, seg-ún  me  sug-iere  el  Sr.  Bouleng-er  en  carta  particular^, 
que  haya  sido  llevado  á  Mog-ador  por  algún  barco. 

9.  {Ihalcides  mionecton  (Boettg-er). 
Se2)S  mionecton  Boettg-er,  1874. 
Chalcides  mionecton  Bouleng-er,  1891. 
¡Seps  mionecton  Doumerg-ue,  1901. 

Más  de  cien  ejemplares,  cazados  en  1905. 
Dos  ejemplares,  en  Diciembre  de  1906. 

10.  Eumeces  algeriensis  Peters. 

Eumeces  yavimentatus  var.  algeriensis  Peters,  1864. 


4G4  boletín    de   LA    REAL   SOCIEDAD    ESPAÑOLA 

Eumeces  algeriensis  Bouleng-er,  1891;  Doumerg-ue,  1901. 

Varios  individuos  adultos  ó  casi  adultos,  cazados  entre  6  y 
20  de  Julio  de  1905. 

11.  Trogonophis  Wiegmanni  Kaup. 

Trogono2)his  Wiegmanni  Kaup,  1830;  Bouleng-er,  1891;  Dou- 
merg-ue, 1901. 

Entre  los  treinta  cuatro  individuos  cazados  de  esta  especie 
hay  varios  adultos  ó  casi  adultos  que  lo  fueron  entre  6  y  16  de 
Julio  de  1905  y  uno  adulto  que  lo  fué  en  6  de  Diciembre. 

La  coloración  es  semejante  en  todos  los  ejemplares:  cada  ani- 
llo presenta  sobre  fondo  amarillento  varias  manchas,  pardas  en 
los  adultos,  casi  neg-ras  en  los  demás,  cada  una  de  las  cuales 
ocupa  dos  ó  tres  de  los  rectáng-ulos  en  que  el  anillo  se  divide 
en  esta  especie.  Estas  manchas  no  forman  columnas  en  sen- 
tido long'itudinal. 

12.  Chamseleon  vulgaris  Daudin. 

ChamaJeo  milgaris  Daudin,  1803;  Doumerg-ue,  1901. 
Chammleon  mdgaris  Bouleng-er,  1891. 

Veinte  individuos,  cazados  en  Julio  de  1905. 

Dos  jóvenes,  en  28  de  Ag-osto  de  1905. 

13.  Tropidonotus  viperinus  (Latreille). 
Coluher  viperinus  I.atreille,  1802. 

Tropidonohis  vÍ2)eTÍmis  Bouleng-er,  1891;  Doumerg-ue,  1901. 

Un  adulto  y  un  joven,  cazados  en  19  de  Julio  de  1905. 

El  adulto  presenta  21  series  de  escamas  alrededor  del  cuer- 
po, 132  g-astrosteg-as,  60  pares  de  urosteg-as.  El  joven,  21,  161 
y  58,  respectivamente.  Ambos  tienen  1  preocular,  2  postocula- 
res, 7  supralabiales  y  la  anal  doble. 

El  número  de  g-astrostegas  del  ejemplar  joven  excede  en  uno 
al  máximum  señalado  por  Boulenger  (1)  en  los  ejemplares  del 
Museo  Británico. 

14.  Zamenis  hippocrepis  (Linné). 
Coluher  hip'pocreiñs  Linné,  1758. 


(1)    1893.— Boulenger  (G.  A .),  Catalogóte  of'the  Snakes  in  tJie  British  Museum  (Xatnral 
Historyj.  Vol.  i.  (London,  1  vol.  S.°,  sin  +  148  p.,  xxviii  pl.) 


DE    HISTORIA    NATURAL.  4?5 

Zamenis  Mppocrepis  Bouleng-er,  1891;  Doumerg-ue,  1901. 

Un  adulto,  cazado  en  10  de  Julio  de  1905. 

üu  adulto,  en  15  de  Octubre  de  1905. 

Cuatro  jóvenes,  en  7  y  21  de  Julio  de  1905. 

Un  ejemplar,  en  Diciembre  de  1906. 

El  número  de  series  de  escamas  alrededor  del  cuerpo  varía 
entre  26  y  29,  el  de  placas  gastrostegas  entre  219  y  235,  el  de 
urosteg-as  llega  á  104.  En  todos  los  ejemplares,  menos  en  uno, 
la  anal  es  doble. 

15.  Macroprotodon  cucuUatus  (I.  Geoífroy  Saint-Hilairej. 
Colnher  cucullatus  I.  Ge.  ffroy  Saint-Hilaire,  1827. 
Macroprotodon  cucuUatus  ^onXQWgQv,  1891;  Doumergue,  1901. 

45  ejemplares,  cazados  en  Julio  de  1905. 
Un  ejemplar,  en  Octubre  de  1905. 
11  ejemplares,  en  Febrero  de  1906. 

16.  Psammopliis  schokari  (Forskal). 
Coluber  schokari  For.skál,  1775. 
Psammophis  schokari  Doumergue,  1901. 

Tres  individuos,  cazados  entre  7  y  9  de  Septiembre  de  1905. 

Un  individuo,  en  6  de  Diciembre  de  1905. 

Dos  individuos  jóvenes,  en  6  de  Diciembre  de  1905. 

Tres  individuos  jóvenes,  en  6  de  Diciembre  de  1906. 

Todos  tienen  17  series  de  escamas  alrededor  de  la  parte  me- 
dia del  cuerpo,  el  número  de  gastrostegas  varía  entre  178  y  189, 
el  de  urosteg-as  entre  115  y  123  pares,  estando  alguna  vez  sol- 
dadas las  dos  de  un  par. 

17.  Coelopeltis  monspessiilana  (Harmann). 
Cohiber  monspessulamis  Harmann,  1804. 
Coelopeltis  lacertina  Boulenger,  1891. 
Coelopeltis  monspessulanus  Doumergue,  1901. 

?6  adultos,  cazados  á  partir  de  Junio  de  1905. 
Un  joven,  en  7  de  Noviembre  de  1905. 
Dos  jóvenes,  en  Diciembre  c!e  1906. 

18.  Vípera  lebetlna  Linné. 
Cohiher  Lebetinus  Linné,  1758. 

Vípera  leletina  Boulenger,  1891;  Doumergue,  1901. 


456 


boletín  de  la  real  sociedad  española 


Tres  ejemplares,  entre  ellos  uno  joven,  cazado  en  13  de  Julio 
de  1905  que  presenta  18  placas  alrededor  del  ojo  derecho  y 
20  alrededor  del  izquierdo,  número  mayor  del  usual. 


Tal  es  la  lista  de  las  especies  de  Batracios  y  Reptiles  que  de 
los  alrededores  de  la  población  de  Mog-ador  posee  la  Comisión 
permanente  para  el  estudio  del  NO.  de  África.  Otras  coleccio- 
nes erpetológ'icas  de  diversos  puntos  de  Marruecos,  han  sido 
formadas  para  dicha  Comisión,  de  las  que  acaso  me  ocupe  más 
adelante. 


La  Celestina  del  Vuelo  del  Águila 
en  el  término  de  San  Vicente  de  Raspelg  (Alicante) 


DANIEL  JIMÉNEZ  DE  CISNEROS 

Al  N.  de  San  Vicente  de  Raspeig'  y  á  distancia  de  unos  7  ki- 
lómetros empieza  una  serie  de  alturas  que  se  dirig-en  de  SE.  á 
NW.  terminando  al  NW.  del  pico  de  la  EscuMUeta;  el  punto 
situado  al  SE.  se  le  conoce  por  el  Vuelo  del  Águila,  presentan - 


La  Escubilleta,  E;  el  Vuelo  del  .águila,  V;  y  la  Peña  de  Jijona,  P,  en  último  término, 
desde  el  Yacimiento  de  Celestina  del  Cerro  de  González. 


do  su  ladera  del  SW.  cortada  de  tal  modo,  que  pueden  apre- 
ciarse los  estratos  desde  larg-a  distancia.  Continúa  el  corte 
hacia  el  NV\^,  hasta  más  allá  de  la  Escubilleta,  alternando 
los  estratos  margosos  con  las  calizas  y  areniscas  fuertes,  que 


DE    HISTORIA   NATURAL.  457 

forman  grandes  escalones,  y  por  la  disposición  de  estas  cres- 
tas aparecen  como  un  anticlinal  roto,  siendo  su  isoclinal 
opuesto  la  cumbre  Tosal  Redó.  Las  capas  de  este  último  punto 
buzan  al  S.  80  W.  con  una  pendiente  de  unos  20"  próxima- 
mente, y  las  del  Vuelo  del  Ag-uila  se  inclinan  á  la  parte  con- 
traria, formando  la  rotura  del  anticlinal  una  estrecha  cañada 
por  cuyo  fondo  corren  las  aguas  del  barranco  de  ¡as  Codollas. 

La  cumbre  y  faldas  de  Tosal  Redó  se  han  descrito  brevemen- 
te en  otra  nota  (Mayo  1908)  calificándolas  como  parte  del  In- 
fracretáceo,  probablemente  Albense,  y  la  parte  más  elevada  de 
la  Escubilleta  parece  de  la  misma  formación  y  tal  vez  del  me- 
socretácico  ó  cenomanense;  es,  por  tanto,  en  el  fondo  del  anti- 
clinal donde  aparecen  las  capas  aptenses,  areniscas  grises, 
alg-o  micáceas,  marg-as  cenicientas  y  calizas  muy  escasas  en 
restos  orgánicos.  Después  de  un  detenido  reconocimiento  en- 
contramos algunos  equinodermos  de  difícil  determinación  por 
su  mal  estado  de  conservación  y  un  trozo  de  una  gran  Janira, 
probablemente  la/.  J/orrm  Pictet  et  Renevier,  pudiendo  de- 
terminarse por  su  comparación  con  otros  ejemplares  de  la 
misma  especie  encontrados  en  localidades  marcadamente  ap- 
tenses (1). 

En  algunos  puntos  del  fondo  de  esta  cañada  asoman  restos 
del  Triásico  superior  arrastrados  sin  duda  por  las  aguas,  por- 
que no  lejos  de  este  sitio,  al  SW.,  es  decir,  al  otro  lado  del  To- 
sal Redó,  aparecen  las  margas  rojas  con  abundancia  de  jacin- 
tos de  Compostela,  y  al  NE.,  en  las  inmediaciones  del  cerro  de 
Monnegre,  vuelven  á  presentarse  las  areniscas  y  margas  rojas 
del  Keuper,  bajo  capas  de  calizas  obscuras  y  tabulares  que 
pudieran  representar  el  piso  de  Raibl;  siendo  de  notar  que  en 
una  faja  de  algunos  kilómetros  de  anchura,  aparece  el  Triá- 
sico, bajo  el  Aptense,  el  Albense  ó  bajo  las  calizas  cenomanen- 
ses,  como  si  en  estos  lugares  no  se  hubiera  depositado  el  Neo- 
comiense  ó  hubieran  desaparecido  sus  sedimentos,  siendo  en 
mi  concepto  más  probable  la  primera  de  estas  hipótesis. 

El  Aptense  de  las  inmediaciones  del  Vuelo  del  Águila  y  más 


(1)  De  la  nueva  carretera  de  Jávea  á  Denia  con  abundancia  de  orbitolinas.  Del 
Collado  de  la  Madraba  al  NE.  del  Cid  con  la  Terehratula  Sella  Sow.  y  otras  especies 
aptenses.  T)q\cqyvo  dz  Cantallobos  &\  NE.  de  Jijona  con  Orbitolina  lenticulata  Lamk. 
etcétera. 

T.  v:i:.— Diciembre,  1908  31 


458  BOLETÍN   DE   LA   REAL   SOCIEDAD   ESPAÑOLA 

particularmente  en  las  laderas  del  Cabezo  de  González,  peque- 
ñas colinas  del  fondo  del  anticlinal,  se  hace  notar  por  la  gran 
cantidad  de  Celestina  que  contiene;  lo  que  recuerda  los  depó- 
sitos del  Raío  de  Seva,  al  NW.  del  Cabesó  y  los  de  la  ladera 
NE.  de  Sierra  Mediana  ^1);  pero  el  sulfato  estróncico  del  punto 
que  nos  ocupa  está  penetrado  por  ocre  rojo,  circunstancia  que 
no  hemos  apreciado  hasta  el  presente  en  los  otros  yacimientos 
del  mismo  mineral  en  esta  provincia.  Se  extiende  en  capas  de 
alg'unos  centímetros  de  espesor  entre  marg-as  de  color  de  lila 
que  desde  lejos  parecen  manchas  del  Keuper  y  bajo  las  cali- 
zas arenosas  ya  citadas.  Aunque  el  tono  de  color  es  el  rojizo  no 
faltan  bellos  cristales  de  azul  pálido  y  pequeñas  masas  de  color 
claro. 

El  peso  considerable  de  estas  piedras  y  su  color  rojo  han 
sido  causa  de  que  se  hayan  hecho  regñstros  mineros  en  dife- 
rentes ocasiones,  y  en  una  de  ellas,  de  reciente  fecha,  se  han 
encontrado  pequeñas  porciones  de  azufre,  acompañado  de 
yeso  laminar  y  fibroso  y  celestina,  es  decir,  la  asociación  de 
estos  tres  minerales,  tan  frecuente  en  la  naturaleza.  De  las  úl- 
timas excavaciones  se  han  obtenido  también  núcleos  piritosos. 

La  cantidad  de  sulfato  estróncico  es  considerable,  encon- 
trándose piedras  dispersas  por  los  campos  y  tierras  de  cultivo 
extraídas  de  los  hoyos  hechos  para  la  plantación  de  vides  y  al- 
garrobos. No  lejos  y  hacia  el  W.,  se  encuentran  los  criaderosde 
ocre  en  la  falda  de  unas  colinas  situadas  al  E.  de  Tosal  Redó. 
La  alteración  de  dolomitas  ferríferas,  parece  ser  el  orig-en  del 
ocre  amarillo;  casi  todo  él  enviado  á  Inglaterra;  junto  á  los 
ocres  existen  g-ruesas  bancadas  de  caliza  espática  de  la  que 
se  pueden  extraer  cristales  tan  limpios  que  permiten  apreciar  la 
doble  refracción.  Estas  capas  parecen  continuación  de  las  que 
forman  la  ladera  NW.  de  Cabesó,  situada  á  unos  12  km.  al 
NE.  de  este  punto  y  en  donde  se  han  encontrado  los  mismos  mi- 
nerales. 


(1)    Pe  Sierra  Mediana  proceden  muy  bellos  ejemplares  de  Placenticeras  Nicasus 
d'Orb.  V  del  Raío  de  Seva  algunos  trozos  del  Acanthoceras  Mariini  d'Orb. 


DE   HISTORIA  NATURAL.  459 


Publicaciones  que  ha  recibido  la  !ReaI  Sociedad  Española 
de  J^istoria  í^atural  durante  los  meses  de  Octubre  y  fJo- 
uiembre  de  1908. 

(La  liste  suivante  servirá  comme  acensé  de  réception.) 

Alemania 
Deutsche  entomologische  Gesellscliaft,  Berlín. 

Dexdsihe  Entomologische  Zeitschri/t.  Jahrg.  1908,  Hefte  v. 
Entomologisclier  Internationaler  Verein,  Stuttgart. 

Entomclogisclie  Zeitschrift.  xxii.  Jahrg.,  nos  27-35,  1908. 

Entomologische  Litíeratnrblatter,  Berlín.  (R.  FriedUinder  nnd  Sohu).  1908, 
nos  10-11. 

Entomologisclier  Verein  zu  Stettin. 

Entomologische  Zeitung.  70.  Jahrg.  Heft  1.  1908. 
Naturpe  Novitates,  Berlín.  1908,  nos  19-22. 
Zeitschrift  für  Wissenschaftliche  Insektenbiologie,  Hnsum,  Bd,  iv,  Hefte 

8-9,  1908. 
Zoologischer  Auzeiger,  Leipzig.  Bd.  xxxni,  nos  15-20,  1908. 

Au.STRIA-HuNGKfA 

Académie  des  Sciences  de  Cracovie. 

Bnlletin  international.  1908,  nos  6-8. 
K.  K.  Zoologísch-Botanísche  Gesellschaft  in  Wíen. 

Verhandlungen,  lviii.  Band,  6.  und  7.  Heft,  1908. 

BÉLGICA 

Société  belge  d'Astrouomie,  Bruxellee. 

Bulletin.  13^  année,  nos  9_io,  1908. 
Société  entoraologiqne  de  Belgique,  Bruxelles. 

Alíñales.  T.  52^  fase,  ix-x,  1908. 

BliASIL 

Muzen  Rocha,  Ceará. 

Boletim.  Vol.  i,  n°  1,  1908, 
Sociedade  scientifica  de  Sao  Paulo. 

Revista   Vol.  n,  nos  9_i2,  1907;  vol.  ni,  nos  i_8,  1908. 

Costa  Rica 
Sociedad  nacional  de  Agricultura,  San  José  de  Costa  Rica. 
Boletín.  Año  ii,  nos  13-15,  1908, 

Chile. 
Museo  nacional  de  Valparaíso. 

Revista  chilena  de  Historia  natural.  Ano  xii,  n."s  1-2,  1908. 

Egipto 
Société  entomologique  d'Égypte.  Le  Caire. 
5w¿íe<í/?.  1908,  2'' fascicule. 


460  boletín    de    LA   REAL    SOCIEDAD   ESPAÑOLA 

España 

Colegio  de  farmacéuticos  de  Baleares,  Palma  de  Mallorca. 

Las  Baleares.  N.°  94,  1908. 
Facultad  de  Ciencias  de  Zaragoza. 

Anales.  Año  ii,  n.°  6,  1908. 
Farmacia  y  Medicina,  Barcelona.  Año  iil,  n.°  24,  1908. 
Gaceta  farmacéutica  española,  Barcelona.  Año  xl,  n.os  140-143,  1908. 
Ingeniería,  Madrid.  N.os  127,  130-132,  1908. 
Institució  catalana  d'  Historia  natural,  Barcelona. 

Butlleti.  1908,  n.=  27. 
Real  Academia  de  Ciencias  exactas,  físicas  y  naturales  de  Madrid. 

Boletín.  T.  l,  3."  trim.,  1908. 

Revista.  T.  vli,  n.os  i-3,  1908. 
Real  Academia  de  Ciencias  y  Artes  de  Barcelona. 

Memorias.  Vol.  vii,  n.os  3-6,  1908. 
Real  Sociedad  Geográfica  de  Madrid. 

Revista  de  Geografía  Colonial  y  Mercantil.  T.  v,  n.*"  9,  1908. 

Estados  Unidos  y  sus  Colonias 

Departamento  de  lo  Interior.  Oficina  de  Agricultura.  Manila. 

Revista  agrícola  de  Filipinas.  T.  i,  nos  5_6,  1908. 
Department  oí  the  Interior.  Weather  Bureau.  Manila  Central  Observatory. 

BuUetin  for  November-December,  1907. 
Johns  Hopkins  Hospital,  Baltimore. 

BuUetin.  Vol.  xix,  nos  211-212,  1908. 
Museum  of  Comparative  Zóology  at  Harvard  College,  Cambridge. 

BuUetin.  Vol.  ui,  n°  5,  1908. 
Smithsonian  Institution,  U.  S.  National  Museum,  Washington. 

National  Herharium.  índice  del  vol.  x.  Vol.  xli,  part.  4,  1908. 
The  American  Naturalist,  Boston.  Vol.  xlii,  nos  501-503,  1908. 
Wilson  Ornithological  Club,  Oberlin,  Ohio. 

The  Wilson  BuUetin.  Vol.  xx,  n°  3,  1908. 

Francia 

Académie  des  Sciences  de  Paris. 

Comptes  rendus.  Tables  du  tome  cxlvi.  T.  cxlvii,  nos  14-21,  1908. 
Académie  Internationale  de  Géographie  botanique.  Le  Mans. 

BuUetin.  N°  229,  1908. 
Annales  des  Sciences  naturelles.  Paris.  T.  vil,  nos  4.6,  1908. 
La  Feuille  des  Jeunes  Naturalistes,  Paris.  N°  457,  1908. 
Le  Naturaliste,  Paris.  Nos  518-521,  ]908, 

Inglaterra  y  sus  Colonias 

Australian  Museum,  Sydney. 

Records.  Vol.  vii,  n°  2,  1908. 
Entomological  Society  of  Ontario. 

Annual  Report.  1903. 


DE    HISTORIA   NATURAL.  461 

Linnean  Society  of  New  South  Wales,  Sydney. 

Froceedings.  Vol.  xsxm,  n"  130,  1908. 
Koyal  Microscopical  Society,  London. 

Journal.  1908,  part  5,  1908. 

The  Canadian  Entomologist,  Guelph.  Vol.  xl,  nos  IQ-H,  1908. 

The  Entomologist's  Kecord  and  Journal  of  Variation,  London.   Vol.  xx, 
nos  10-11,  1908. 

The  Zoologist,  London.  Nos  808-809,  1908. 

Zoological  Museum  of  Tring. 

Novitates  zoologicae.  Vol.  xv,  n°  2,  1908. 
Zological  Society  of  London. 

Froceedings.  1 908,  part  ni. 

Transactions.  Vol.  xvlii,  part  3,  1908. 

Italia 
La  Nuova  Notarisia,  Modena.  Serie  xix,  Ottobre  1908. 
Reale  Accademia  dei  Lincei,  Roma. 

Atti.  Kendiconto  de  la  adunanza  del  7  Giugno  1908. 

Portugal 
Collegio  de  S.  Fiel. 

Broteria.  Vol.  vii,  fase,  vi,  1908. 
Portugalia,  Porto.  T.  ii,  fase,  1-4,  1908. 
Sociedade  Broteriana,  Coimbra. 
Boletim.  Vol.  xxiii,  1907. 

Rusia 
Kaukasische  Museum,  Tiflis. 

Mitteilungen.  T.  iv,  nos  i-2,  1908. 
Musée  zoologique  de  TAcadémie  impériale  des  Sciences  de  St.  Pétersbourg. 
Annuaireyr.  xiii,  nos  i_2,  1908. 

SUECIA 

Geological  Institution  of  the  University  of  Upsala. 
Bulletin.  Vol.  viii,  nos  15-16,  1906-1907. 

Suiza 
Schweizerische  Entomologische  Gesellschaft,  Schaffhausen. 
Mitteilungen.  Vol.  xi,  Heft  8,  1908. 


Aranda  Millán  (F.)— Contribución  al  conocimiento  de  los  Equinodermos 

de  España  y  en  especial  de  los  Holoturioideos.  (Mem.  R.  Soe.  esp. 

Hist.  nat.,  t.  V,  1908.) 
Blomberg  (Hugo). — Inbjudning  till  Juris  utriusque  Doktors  promotionen 

i  Upsala  Domkyrka  den  24  Maj  l?i07.  Uppsala,  1907. 
CoNSTANTiN  ET  Bois. —  «Folotsy.»  et  « Voharanga»,  deux  Aselépiadéesnou- 

velles  de  Madagascar.  París,  1908. 


462  boletín    de   LA   REAL   SOCIEDAD   ESPAÑOLA 

Ekman  (J.  a.)— lubjudniug  till  Teologie  Doktors  promotionen  i   TJppsala 

Domkyrka  dea  24  Maj  1907.  Uppsala,  1907. 
FüENTK  (José  M.*  de  la). — Más   sobre   cCrioceris  macilenta»    Ws.  (Bol. 

E.  Soc.  esp.  Hist.  nat.  Oct.  If  08.) 
GoNZAGA  DO  Nascimento  (Luís).  — Subsidio  para  o  estudo  da  fauna  carci- 

nologica  de  Portugal.  Epochas  da  crea(,^ao  e  reprcdiic^ao.  (Bol.  R.  Soc. 

esp.  Hist.  nat.,  Oct.  1908.) 
Hartig    (Dr.    Roberto). — Tratado'  de   las   enfermedades  de  las   plantas. 

(Trad.  de  D.  Joaquín  María  de  Castellarnau.)  Madrid,  1908. 
HuLTH  (J.  M.) — Bibliographia  línneana,  Partie  i.livraison  i.  TJppsaia,  1907. 
Krug  (Edmundo). — A  Eibeira  de  Iguape.  Sao  Paulo,  1908. 
LiNNÉ  (Cari  ven)'. — Bref  och  Skrifvelser  af  och  till Forsta  ofdelningen. 

Del.  I,  och  II.  Stockholm,  1907-1908. 
Navarro  (Manuel  M.®  S.) — Datos  sobre  los  macrosismos  españoles.  (Bol. 

K.  Soc.  esp.  Hist.  nat.  Oct.  1908.) 
Nayas  (Louginos). — Algunos  liqúenes  sudamericanos.   (Bol.   R.  Soc.  esp. 

Hist.  nat.  Oct.  1908.) 
Petrén  (Karl). — Inbjudning  till  Medicine  Doktors  promotionen  i  Uppsala. 

Domkyrka  den  24  Maj  1907.  Uppsala,  1907. 
Rector  de  la  Universidad  de  Uppsala.— Inbjudning  till  Uppsala  Uni- 

versit  ets  Linnéfett  den  23  och  24  Maj  1907.  Uppsala,  1907. 
ScHüLTHEss    Recuberg    (Dr.  A.  V.) — Nene  Eumeniden  aus  Japan.  (Mitt. 

Schweiz.  entom  Gesselsch.  Bi.  xi,  Heft  7.) 
Société  d'Océanographie  du  Gol/e  de  Gascogne.  Rapports  presentes  á  l'As- 

semblée  genérale  de  Fevrier  1908.  Bordeaux,  1908. 
Swederds  (M.  B.) — Linné  och  Vaxtodlingen.  Uppsala,  1907. 
ToNl  (G.  B.  de).— Le  lettere  del  medico  Francesco  Petroliui  £jd  Ulisse  Al- 

drovandi  e  Filippo  Teodorio.  Padova,  1908. 

—  Mateo  Lauzi.  (Malpighia,  vol.  xxi,  1907.) 

—  Notizie  intorno  ad  una  polémica  tra  Botanici  nel  1817  (Madonna   Ve- 

rona,  annata  ii,  fase.  2,  1908.) 

—  Per  la  riforma  delle  R.  R.  Stazioni  agrarie  (Le  stazioni  speriment.  agra- 

rie  ital.,  vol.  xli,  fase,  ix-x,  1908.) 
TtiLLBERG  (Tycho). —Inbjudning  till  Filosofie  Doktors  promotionen  i  Up- 
psala Domkyrka  den  24  Maj  1907.  Uppsala,  1907. 

—  Linnéportrütt.  Stochkolm,  mcmvii. 

—  Zoologiska  Studiex'.  Uppsala,  1907. 

YsERN  Y  Fixe  (Francisco).— Algunas  observaciones  sobre  la  nidificación 
del  cNeophron  percnopterus»  Lin.  (Bol.  R.  Soc.  esp.  Hist.  nat.  Octu- 
bre 1908.) 


índice  alfabético 

DE    LOS    GÉNEROS   Y    ESPECIES    MENCIONADOS    Ó    DESCRITOS 

EN    EL    TOMO    YIII    DEL    BOLETÍN 

DE    LA   REAL    SOCIEDAD    ESPAÑOLA   DE    HISTORIA    NATURAL    (D 


Abejero  y  291. 
Abejorro,  282. 
Abia,  286. 
Abibollo,  286. 
Abillurri,  287. 
Abreojos,  287. 
Abrepuilos,  287. 
Acacia  paradoxa,  275. 

-  salicina,  275. 

-  spectabilis,  275. 
Acanthüceras  Mantelli,  361. 

-  Martini,  308. 
Acanthodactylus  vulgaris,  453. 
Acanthus  moílis,  272,  288,  293. 
Accipiter  nisus,  280,  283. 
Acebillo,  287. 

Acedera,  287. 

Acelga,  289. 

Acer  campestre,  289. 

Achillea  millefolium,  295. 

Achitabla,  287. 

Achune,  2 87. 

**  Acridarachnea,  418. 

-  **  ophtalmica,  418. 
Acridium,  285. 
Actinota,  190. 
Adonis  a^stivalis,  288. 
Adularla,  191. 


Aegilops  ovata,  266. 

Agachadiza,  283,  284,  286. 

AgamaBibroni,  452. 

Ágata,  416. 

Agave  americana,  274. 

Agracejo,  287. 

Agrasón,  287. 

Agraz,  287. 

Agriotes  mancas,  163. 

Agrostemma  Githago,  295. 

Agrotis  segetum,  163. 

-  ypsilon,  163. 
Agrypnus  notodonta,  214. 
Agua  benditera,  287. 
Aguaita  caimán,  216. 
Aguavientos,  295, 
Águila  blanca,  280,  392. 
Aguileña,  291. 
Agidlonia,  287. 
Aguilucho,  283. 
Aguín,  287. 
Aguja  de  pastor,  287. 
Ajdii,  287. 
Aj  i  cuervo,  287. 
Ajipuerro,  287. 
Ajopio,  287. 
Ajo  silvestre,  287. 
Ajotrino,  287. 


(1)  Un  asterisco  *  indica  que  el  género  ó  especie  á  que  precede  está  descrito  en 
este  tomo  y  dos  asteriscos  **  que  se  describe  por  primera  vez.  Sólo  figuran  en  el  Ín- 
dice las  variedades  nuevas.  Los  nombres  vulgares  van  de  cursiva. 


464 


boletín  de  la  real  sociedad  española 


Ajuga  Iva,  268. 
Aladierna,  289,  290,  292. 
Alama^  287. 
Álamo  blanco,  289. 
Alauda  arbórea,  280. 

-  arvensis,  280,  283. 
Albaretiy,  358. 
Alcalamines,  287. 
Alear  aban,  216. 
Alcaracache,  287. 
Alcatraz,  216. 
Alcaudón,  282. 
Alcedo  alcyon,  217. 

-  ispida,  284. 
Aleziia,  287. 
Alfileres,  287. 
Alforfón,  290. 
Alimoche,  280,  285. 
Aliso,  288,  294,  295,  298, 
Allium  vineale,  287. 
Almeja  de  rio,  281. 
Almorta,  288. 

Alnus  glutinosa,  288,  294,  295. 

-  incana,  298. 
Aloe  maculata,  274. 

-  vulgaris,  274. 
Alona,  280. 
Alondra,  280,  283. 
Alopecurus,  220. 
Aloya,  280. 
Alquequcnje,  297. 
Alsine  lanceolata,  295. 
Alsinoy,  358. 
Altoverde,  288. 
Alubia,  290. 

Ahitnb  rano  che,  280. 

Amaluquio,  288. 

Amanita  caesarea,  356,  359. 

-  citrina,  356. 

-  leiocephala,  355,  358. 

-  ovoidea,  356. 

-  scariosa,  356. 

-  vaginata,  355. 

-  -  var.  cinérea,  355. 

var.  livida,  355. 

var,  fulva,  355. 

Amapola,  286,  296. 
Amargón,  290,  291,  294. 
Amatista,  414. 
Amianto,  188. 


Ammodytes  sp.,  104. 
Ammonites,  68,  72,  74,  245. 

-  varicosus,  364. 
Amoríos,  288. 

Amphipleura  pellucida,  431, 
Anacyclus  clavatus,  269. 

-  Valentinus,  269. 
Ananchytes  ovata,  247. 
Anaptichia  leucomelas,  390. 

-  speciosa,  396. 
Anas  acuta,  217. 

-  boschas,  282. 

-  carolinensis,  217. 

-  clypeata,  216. 

-  discors,  217. 

-  mariloides,  217. 

-  rubida,  217. 

-  rufitorquis,  217. 

-  spinosa,  217. 
Anchiterium  aurelianense,  100. 
Ancyrophorus,  214. 
Andalucita,  174. 

Angélico,  288. 

Anguis  fragilis,  281,  286. 

Anortita,  190. 

Anser  americana,  217. 

-  hyperborea,  217. 

-  sponsa,  217. 
Antaxius  Kraussi,  334. 
Anthidium,  99. 

Anthoxanthum  odoratum,  220. 
Anthus  arboreus,  285. 

-  pratensis,  285. 
Antimonio,  loi. 
Anube,  288. 
Apagador,  291,  297. 
Aparecido  de  San  Diego,  2 1 6. 
Apatito,  loi,  189. 
Apegaderas,  288. 
Aperauchi  grande,  288. 

-  pequeño,  288. 
Aphis  papaveris,  163. 
Aquilegia  vulgaris,  291. 
Aragonito,  185. 
Aramus  guaranma,  217. 
Aran,  288. 
Arandela,  280. 
Arándono,  286. 
Arangorri,  280. 
Aranha  do  mar,  376. 


DE   HISTORIA   NATURAL. 


465 


Araucaria  excelsa,  273. 

-  imbricata,  273. 

A7-bol  de  las  cuatro  caras,  28S. 
Arbutus  unedo,  289. 

-  Uva  ursi,  292. 
Arca,  436. 

-  barbata,  100. 
Arce,  289. 

Arcilla,  68,  81,  120,  186,  190. 
Árdea  candidissima,  217. 

-  ccerulea,  217. 

-  exilis,  217. 

-  lentiginosa,  216. 

-  leucogaster,  217. 

-  virescens,  216. 
Arena,  76,  81,  88,  90.  - 
Arenaria  calidris,  218. 
Arenisca,  89. 

Arion  rufus,  286. 
Arisarum  vulgare,  266. 
Aristolochia  Baetica,  267. 
Armillaria  mellea,  355. 

-  rhagadiosa,  355,  359. 
Arrendajo,  283. 
Arrhenatherum  avenaceum  bulbo- 

sum,  295,  296,  297. 
Arriero,  216. 

-  de  cosía,  216. 
Arsénico,  10 1. 
Artemisa,  297. 
Artemisia  vulgaris,  297. 
Arthrophicus,    75,    77,    78,    79,    80, 

81,  90. 

-  *  Harlani,  79,  80,  84. 
Arveja,  290. 

-  silvestre,  292. 
Arvejote,  s88. 
Asarta  Zapateri,  133. 
Ascalaphus  baeticus,  133. 

-  longicornis,  133. 
Asparagus  horridus,  266. 
Asphodelus  albus,  288. 

-  fistulosus,  266. 
Aspiclero,  288. 
Aspidocoris,  165. 
Aspil,  288. 
Asqui,  288. 
Astabatán,  288. 
Asteriscus  maritimus,  269. 
Astragalus  sesameus,  26S. 


Asturcar,  288. 
Átemeles,  214. 
Athene  passerina,  131. 
Atizaca?idiles,  288. 
Atriplex  Halmius,  255. 
Aura  tinosa,  2 1 6. 

_Auricalcita,  98,  105,  106,  ;i7,  119, 
Avellano  moral,  288. 
Avica,  280. 
Avión,  283. 

Azafráti  silvestre,  2S8. 
Azcarrio,  289. 
Azotacristos,  289. 
Azufre,  10 1. 
Azulejo,  216,  290. 
-  real,  216. 
Babosa,  284,  286. 
Baculites,  69. 
Barbandola,  289. 
Barbastellus  barbastellus,  449. 
Barbatijo,  289. 
Barbatilla,  289. 
Bardona,  288,  296,  298. 
Baritina,  107,  188. 
Barregarri,  289. 
Basacapon,  280. 
Batista,  216. 
Becasina,  216. 
Be  leda,  289. 

Belemnites,  69,  246,  303. 
Beleño  ?iegro,  291,  297. 
Bellis  perennis,  291,  298. 
Bellorita,  291,  298. 
Belone  acus,  104. 
Berberís  vulgaris,  287. 
Bereguetee,  216. 
Bergari,  282. 
Bermejuela,  286. 
Berraña,  289. 
Berrera,  289. 
Beta  vulgaris  cicla,  289. 

-  -  var.  rapacea,  158. 
Biatora  russula,  398. 
Bien-te-veo,  216. 
Bichileta,  289. 
Bilobites,  75,  77,  78,  80,  81. 
Bijirita  aplomada,  21o. 

-  azjil,  216. 

-  coronada,  216. 

-  de  costa,  216. 


466 


boletín  de  la  real  sociedad  espakola 


Bijirita  de  frente  negra,  216. 

-  de  garganta  amarilla,  2 1 6. 

-  de  maiiigiia,  2 1 6. 

-  mitrada,  'ziii. 

-  trepadora,  216. 
Birgula,  358. 
Bizcóla,  289. 
Blanca,  289. 
Bla7ico,  289. 
Blanquilla,  289. 
Blatta  orientalis,  282. 
Blenda,  98,  107. 
Blennius  tentacularis,  104. 
Bobito,  216. 

Bolet  d' Ahina,  358. 

-  de  Cabra,  358. 

-  d'om,  358. 

-  de  roura^  358. 
Boletus  Boudieri,  352,  358. 

-  calopus,  352. 

-  pachypus,  352. 

-  chrysenteroD,  352. 

-  edulis,  352. 

-  purpureus,  352. 

-  scaber,  352,  358. 

-  Satanás,  352,  358. 

-  versipellis,  352. 
Bolsa  de  pastor,  298. 
Borrubiote,  289. 
Borlo,  289. 
Bossas,  358. 
Botellera,  289. 
Botrytis  Bassiana,  166. 

-  tenella,  166. 
Boyero  ó  ca?nao,  216. 
Brachypodium  ramosum,  266. 
Branca  ursina,  288,  293. 
Brassica  nigra,  287,   290,  293,   294, 

296. 

-  olerácea  bullata,  289. 
Brecolera,  289. 
Breña,  289. 

B revera,  2 89. 
Brezo,  291,  292,  293. 
Brigaza,  289. 
Brocal,  289. 

Bromus  Matritensis,  266. 
Brusco,  287,  292,  295. 
Bryonia  dioica,  287,  295,  297. 
Buharro,  280,  285. 


Bubo  maximus,  131,  281,  2S5. 
Buellia  parasema,  398. 
Buey,  357. 
Bufo  mauritanicus,  451. 

-  viridis,  451, 

-  vulgaris,  213,  282,  285,  286. 
Buho,  285. 

Buitre,  390, 

Bunium  Bulbo  castanum,  294. 
Bupleurum  rotundiíolium,  294, 
Buteo  borealis,  217. 

-  latissimus,  217.         . 
Caballo,  175. 
Cabezones,  289. 
Cabra,  280. 
Cabrero,  216. 
Cabrilla,  281. 
Cacaldarro,  281, 
Cakile  marítima,  267. 
Calabazas,  289. 
Calabaz,on,  289. 
Calamagrostis,  220. 

-  littorea,  218. 
Calamina,  105,  106,  T85. 
Calappa  granulata,  377. 
Calcedonia,  413. 
Calceta,  290. 

Calcita,  186. 
Calcolita,  277,  420. 
Calcopirita,  107. 
Caléndula  arvensis,  269. 
Caliza,68,  69,  71,  72,  74,  76,  106,  186. 
Calocylindrus  Thwaitesii,  '238. 
Caloplaca  phlogina,  398. 
Caloptenus,  285. 

-  ictericus,  348. 

-  italicus,  348. 

-  littoralis,  328. 

-  plorans,  328. 

-  siculus,  350. 

-  Wattenwylianus.  348. 
Calycotome  spinosa,  267. 

-  villosa,  267. 
Calystegia  sepium,  293. 
Cama  d' ase,  358. 
Camao,  216. 

-  ó  boyero,  216. 
Camariío  do  rio,  378. 

-  fnouro,  377. 
Cantar o'n,  285. 


DE    HISTORIA    NATURAL. 


467 


Cama  sec,  358. 
Cámbaro,  281. 
Camedio,  296. 
Gameta  de  per  din,  358. 
Campanilla^  290. 
Canario  de  manglar,  316. 
Cáncer  pagurus,  374. 
Candela,  281, 

-  de  brucli,  358. 
Cangrejo  de  pieza,  281. 
Canis  lupus,  436. 

-  vulpes,  104,  212,  2S3. 
Cannabis  sativa,  294. 
Cantharellüs,  297. 

-  cibarius,  289,  296,  352. 

-  cinereus,  352. 
Canto  rodado,  76. 
Cañamero,  281. 
Cáñamo,  294. 
Cao,  216. 
Caolin,  186. 
Capón,  357. 
Caparrón,  290. 
Capra  hircus,  284. 
Capsela  bursa-pastoris,  298. 
Capsicum  frutescens,  295. 
Cárabo,  2 1 6. 

Caracol,  281. 

-  de  maclio,  281. 

-  france's,  28 1 . 
Caracola,  281. 
Caracolero,  216. 
Caracolillo,  281. 
Caraira,  216. 
Caranguejo  commum,  374. 
Caraquilla,  281. 

-  í/é  macho,  281. 
Ca-ratotrechus  larvarum,  165. 
Carballo,  297. 
Carbo7iero,  281. 
Carcharodon,  205. 
Carcinus  moenas,  281,  374. 
Carcoma,  283. 
Cardador^  286. 

Cardenal  acarminado,  216. 

-  ífi?  a/ííj  negras,  216. 
Cardeficha,  287,  298. 
Cardimuelle,  290. 
Cardinche,  290. 
Cardium,  100,  204. 


Cardo,  289. 

-  ajonjero,  292. 

-  corredor,  290,  296. 

-  lechuzo,  290. 

Carduus  pycnocephahis,  269. 
Carlina  acaulis,  292. 
Carlincho,  290. 
Carpintero  charro  so,  216. 

-  escapulario,  216. 
-jabado,  216. 

-  rodn,  216. 

-  verde,  216. 
Carraleja,  2S6. 
Carramarro,  281. 
Carrascolla,  281. 
Carraspina,  290. 
Carrasquilla,  290. 
Caj-a  alugada,  377. 
Cascalleja,  290. 
Cassida,  103,  15S. 

-  equestris,  159,  165. 

-  fastuosa,  160,  161. 

-  filaginis,  165. 

-  nebulosa,  158,  159. 

-  nobilis,  103. 

-  oblonga,  159,  160. 

-  viridis,  165. 

-  vittata,  99,  159,  160,  178. 
Cassidaemya,  165. 
Casiterita,  188. 

Castaña  de  tierra,  294. 
Castañeta,  281. 
Castellana,  290. 
Catabejas,  281. 
Catachin,  28 1. 
Cathartes  aura,  21b. 

-  percnopterus,  13 1 . 
Cavia  porcellus,  282. 
Celes  variabilis,  loi. 
Cenomyce  calycantha,  399. 

-  coccifera,  399. 

-  fimbriata,  399. 

-  gorgonina,  399. 

-  pyxidata,  399. 
Centaura,  2S9. 

-  jnenor,  288,  292,  294,  297, 
Centaurea  collina,  290. 

-  corymbosa,  289. 
-  cyanus,  290. 

Cephalotaxus,  273. 


463 


boletín  de  la  real  sociedad  española 


Cepola  rubescens,  104. 
Cerasus  Juliana,  289. 
Ceratitis  capitata,  165. 
Cerdo,  282,  283. 
Cerezo,  289. 
Cerithium,  100, 
Cernícalo,  216. 
Cerraculos,  290. 
Cerraja,  290,  292. 
Cerrajerillo,  281,  282. 
Cerrajero,  281. 
Cerreteros,  391. 
Certhia  familiaris.  281. 
Cerusita,  188. 
Cervus  capreolus,  436. 

-  elaphus,  176,  436. 

-  spelaeus,  176. 

-  tarandus,  382,  436. 
Cetraria  islándica,  397. 

-  tenuisima,  397. 
Chalcides  mionecton,  453. 

-  ocellatus,  453. 

-  viridanus,  450. 
Chalcis  párvula,  165. 
Chamaeleon  Oweni,  454. 

-  valga ris,  213. 
Chamaerops  humilis,  266. 
Chambergo,  216. 
Chamberguito,  21b. 
Charadrius  marmoratus,  216. 

-  vociferus,  216. 

-  Wilsonius,  216. 
Charra,  282. 
Charri,  282. 
Charta,  282. 
Chata,  282. 

Chelidon  urbica,  a8o,  283. 

Chepecha,  2 82. 

Chichinguaco,  216. 

Chile,  295. 

Chill¿7ia,  216. 

Chimbo,  282. 

Chimingorri,  290. 

Chitiche  de  la  remolacha,  159. 

Chinchilita,  216 

Chittclmin,  283. 

Chindicrri,  283. 

Chinita,  282. 

Chiribita,  291. 

Chiribita,  283. 


Chiroliiida,  283. 

Chirriador,  216. 

Chirriiichin,  291. 

Chirritabla,  290. 

Chivo,  284. 

Choloma,  283. 

Cliondrites  acutangulus,  86. 

-  flexuosus,  85. 

-  informis,  86. 
Chondrostoma  nasus,  284. 
Chonta,  283. 

Chorizagrotis  agrestis,  163. 
Chorleides  carolinensis,  217. 

-  virginianus,  216. 

-  vociferus,  217. 
CJiozábaJ,  283. 
Chrysanthemum  leucanthemum, 

294,  296. 
Chrysomitris  spinus,  286. 
Chrysoprys,  205. 
Cimchufraca,  291. 
Churro,  283. 
Ciapes,  290, 
Cicuta,  294,  296. 

-  virosa,  294,  296. 
Cidra  cayote,  290. 
Cigüeña,  391. 

Ciervo  volante,  281,  286. 

Cinabrio,  190. 

Cinco  en  rama,  295,  296. 

Cir acallóte,  290. 

Ciran,  281. 

Circus  geruginosus,  315. 

-  cyaneus,  217. 
Cirri,  281. 
Cirrisquila,  282. 
Cistus  ladaniferus,  283. 
Cite,  282. 

Citrus  limonum,  233. 
Cladina  pygnodada,  398. 

-  silvática,  399. 
Cladonia  íurcata,  399. 
Clathrina  aggregata,  398. 
Clavaria   cinérea  coralloides ,    351, 

35"'  359- 

-  flava,  297. 

-  lígula,  351. 

-  pistillaris,  351,  358. 
Clavel  de  San  Juan,  290. 
Clavelina,  290. 


DE    HISTORIA   NATURAL. 


469 


Claviceps  microcephala,  94,  95,  218. 

-  purpurea,  95,  218. 
Clavos  de  Dios,  290. 
Cleonus  punctiventris,  162,  166. 
Clematis  vitalba,  287,  289,  291,  292, 

297,  298. 
Clemmys  leprosa,  451. 
Clitocybe  geotropa,  355,  358. 

-  infundibuliformis.  355. 
Cütophilus  Prunulus,  295,  297. 
Clorita,   191. 

*  Clorofilita,  276. 
Closterium  cornu,  237. 

-  didymotocum,  236. 

-  moniliferum,  237. 

-  striolatum,  237. 

-  subulatum,  237. 
Clupea  pilchardus,  378. 
Clythra  appendicina,  214. 
Cobalto,  101. 

Cobaya,  282. 
Cobre,  10 1. 
Coco  prieto,  2 16. 
Cocoborus  cseruleus,  216. 

-  ludovicianus,  216. 
Coccothraustes  vulgaris,  316. 
Coccyzus  erythrophthalmus,  216. 

Cocho,  282. 

Cachorro,  282. 

Codorniz,  216,  285. 

Coeloceras  subarmatus,  71. 

Coelopeltis  monspesulana,  455. 

Coereba  cyanea,  216. 

Cohetes,  290. 

Cola  de  caballo,  290,  296. 

-  de  raposo,  290. 

-  de  ratón,  290. 
Colaphus  ater,  214. 
Colaspis,  163. 

-  brunnea,  163. 
Colibrí,  216. 

Colchicum  autumnale,  288,  291. 
Colirrojo,  282,  285. 
Colirrubio,  2 16. 

Colleja,  289,  290,  296,  297,  298. 
Collybia  erythropus,  355,  358. 

-  fusipes,  355. 

-  radicata,  355,-358. 
Colmenilla,  290. 
Columba  caniceps,  216. 


Columba  carolinensis,  217. 

-  inornata,  218. 

-  livia,  283. 

-  montana,  216. 

-  passerina,  217. 

-  Zenaida,  217. 
Comadreja,  284,  286. 
Co7iejo,  113,  115. 

-  de  Indias,  282. 
Conger  vulgaris,  loj. 
Conium  maculatum,  296. 
Conoclypeus,  247,  301,  366. 
Conocrinus  pyriformis,  366,; 
Conurus  guyanensis,  217. 
Convallaria,  272. 
Convolvulus  althaeoides,  268. 

-  arvensis,  298,  293. 
Copos  de  nieve,  290. 
Coprinarius  gracilis,  354. 
Coprinus  digitalis,  352. 
Coreo,  282. 

Cor  con,  282. 

Cordiceps  purpurea,  219. 
Cordierita,  191. 
Corquete,  282. 
Cornejo  encarnado,  288. 

-  hembra,  289,  296,  298. 
Cornijuelo,  290. 
Cornillo,  290. 

Cornus    sanguínea,   288,    289,    296, 

298. 
Correcam  ¡nos,  285. 
Corregüela,  293,  298. 
Corlamdices,  282. 
Cortinarius  allutus,  354. 

-  aroniaceus,  354. 

-  collinitus,  354,-359- 

-  firmus,  354. 

-  glaucopus,  354. 

-  multiformis,  354,  358. 
Corita,  216. 

Corvus  jamaicensis,  216. 
Coscojo,  290. 
Coscorrones,  290. 
Cosmarium  biretum,  238. 

-  botrytis,  237. 

-  cucumis,  237. 

-  ochthodes,  238. 
Cosmoceras,  69. 
Cotorra,  216. 


470 


boletín  de  la  real  sociedad  española 


Coiunto,  2  1 6. 

Coturnix  communis,  285. 

Cotyle  riparia,  285. 

Crangon  vulgaris,  377. 

Crataegus  oxyacantha,  287,  289,  290, 

291,  292. 
Craterellus  sinuosus,  351. 
Crenilabrus  massa,  104. 

-  melojjs,  104. 

-  pavo,  104. 
Crepidotus  mojlis,  354. 
Cresta  de  gallo,  293. 
Criadilla  de  tierra^  128. 
Crioceris  asparagi,  388. 

-  ibérica  v.  lineata,  3S9. 

-  Kabyliana,  389. 

-  macilenta,  94,  121,  369,  388. 

-  -  V.  **  bimaculata,  389. 

-  -  ibérica,  121. 

-  -  **  Jordai,  121. 
Simoni,  121. 

-  sexsignata,  390. 

-  Simoni  V.  Tournieri,  390. 
Crispilla^  290. 
Crocidura,  226. 

-  **  cántabra,  238. 

-  baleárica,  239. 

-  leucodon,  237. 

-  russula,  239. 
Crocodilus,  203. 
Cromo,  10 1. 
Cromita,  145. 
Crotophaga  aeni,  217. 
Crucibulum  vulgare,  356. 
Cruziana,  75,  77,  78,  79,  80,  81,  82, 

83,  85,  88,  89,  90. 

-  *  furcifera,  83. 

-  *  Goldfussi,  79,  83. 
Cuadrad.o,  290. 
Ciíalbra,  358. 

Cuarcita,  76,  77,  78,  80,  81,  82,  85,  87 

Cuarci.tina,  413. 

Cuarzo,  191. 

Cuca,  282. 

Czicaracha,  282. 

Cuchareta,  216. 

Cticlillo,  284. 

Cuculus  canorus,  284. 

Cucúrbita  máxima,  290. 

Cuero  de  montaña,  188. 


Cuerva  chiquita,  2 1 6. 

Culebrera,  290. 

Culiblanco,  282. 

Culicivora  coerulea,  216. 

Cniícún,  282. 

Curruca,  282. 

Curruca  gárrula,  282. 

Cursorius  gallicus,  316. 

Cyathus  vernicosus,  356. 

Cycas,  273. 

Cyclostoma  Bourguignati,  281. 

-  elegans,  271. 

-  lutetianum,  281. 
Cylindrocystis  crassa,  237. 
Cynodon  dactylon,  28S,  289. 
Cyprinus  auratus,  249. 
Cypselus  apus,  2S1,  283. 
Cytherea  incrassata,  100. 
Dacus  oleae,  165. 
Dactylopius  trifolii,  163. 
Daidalea  biennis,  351. 
Damourita,  174. 

Daphne  Gnidium,  267. 
Decticus  verrucivorus,  376. 
Degollado,  216. 

Dentex  macrophthalmus,  104. 
Dermoceras,  67,  69. 
Despacliapastores,  291. 
Detienebuey,  297. 
Diabrotica  12-punctata,  163. 
Diplocynodon,  203. 
Dipsacus  pilosus,  287,  29S. 
Discocyclinas,  365. 
Discoidea  cónica,  304. 

-  cylindrica,  305,  363. 

-  subuculus,  304. 
Disonnycha  xanthomela^na,  163. 
Distena,  191. 

Doliconyx  oryziborus,  216. 
Dolomita,  185,  190. 
Dorcadion,  24. 

-  **  aui'ipenne,  334. 

-  Bouvieri,  335. 

-  cinereum,  335. 

-  Fuentei,  336. 

-  Ghiliani,  337. 

-  Graellsi,  334. 

-  **  granulipenne,  337. 

-  hispanicum,  336. 

-  **  incallosum,  335. 


DE    HISTORIA   NATURAL. 


471 


Dorcadion  **  lacunosum,  335. 

-  Martin ezi,  336. 

-  **  nudipenne,  337. 

-  Panteli,  336. 

-  **  paradoxum,  336. 

-  **  pulvipenne,  335. 

-  **  umbripenne,  336. 
Dormidera,  291. 
Dracocephalum  canariense,  97. 
Dracunculus  vulgaris,  290. 
Dragontea,  290. 

Drasterius  elegans,  163. 
Dreissensia  Arnouldi,  281. 

-  fluviatilis,  281. 
Dunita,  145. 

Ecliinoconus  castanea,  309. 
Echinolampas,  247,  36b. 
Echinospatangus,  304. 
Echium  vulgare,  66. 
Emberiza  passerina,  216. 
Empoasca  flavescens,  163. 

-  mali,  163. 
Empusa  muscaí,  166. 
Endocarpon  pusillum,  399. 
Endrino,  288. 

Enebro,  292,  293. 
Entoloma  lividum,  354- 
Entomopthora  calliphorae,  166. 

-  grilli,  166. 

-  radicans,  166. 

-  saccliarina,  166. 
Ephialtes  zorca,  131. 
Ephippigera   andalusica  var.  **  le- 
vantina, 332. 

-  Martorelli  var.  **  angulata,  332. 

-  taeniata,  331. 
Ephippigerida  Zapateri,  133. 
Epiaster,  304. 

Epica^rus  imbricatus,  163. 
Epícauta  cinérea,  163. 

-  lemniscata,  163. 

-  maculata,  163. 

-  marginata,  163. 

-  pensylvanica,  163. 

-  vittata,  163. 
Eptesicus,  449. 

-  Boscai,  449. 

-  isabellinus,  449. 

-  serótinos;  449. 
Equisetum  arvense,  290. 


Equisetum  hiemale,  290,  296. 
Equus  caballus,  436, 
Erebia  Zapateri,  133. 
Erica  arbórea,  291,  293. 

-  cinérea,  201,  292,  293. 
Eritrita,  185. 

Erizo  fósil,  284,  285. 

ErmUao,  377. 

Ervum  monanthos,  290. 

Eryngium  campestre,  268,  290,  296. 

Eryobotria  Japónica,  275. 

Erysiphe  macularis,  445. 

Erythraea  centaurium,  288,  292,  294, 

297. 
Escaraninjo,  287,  290,  298,  295. 
Escarlet  Vermell,  358. 
Escobilla,  290. 
Escuerzo,  2.82,  285,  286. 
Espimendarri,  291. 
Espino  albar,  289,  29 1 . 
Espino  hizcoteño,  291. 

-  majuelo^  290. 
Espliego,  70. 
Estalactitas,  189. 
Estaño,  101. 
Estepa,  293. 
Estilar r a,  291. 
Estoque,  292. 
Estornino,  286. 
Estrella^  291. 
Euastrum  didelta,  237. 

-  elegans,  237. 

-  verrucosum,  237. 
Eucaliptus,  97. 
Eulophus  dimidiatus,  165. 

-  pectinicornis,  165. 
Eumeces  algeriensis,  453. 
Eupagurus  Bemhardus,  377. 
Euphorbia  Peplus,  297. 
Euprepocnemis  plorans,  328. 
Evax  pygmaia,  269. 
Evernia  furfuracea,  397. 
Evonimus,  66. 
Exacosum  viscosum,  97. ' 
Fagonia  crética,  265,  267. 
Fagus  sylvatica,  290. 
Falco  apivorus,  131. 

-  Bonellii,  131. 

-  brachydactylus,  131. 

-  communis,  217. 


472 


boletín  de  la  real  sociedad  española 


Falco  columbarius,  217. 

-  cyaneus,  131. 

-  gilvus,  131. 

-  milvus,  131. 

-  nisus,  131. 

-  peregrinus,  131. 

-  rufus,  131. 

-  spai-verius,  216. 

-  subbuteo,  131. 

-  tinunculus,  131. 
Farolillos  de  San  Antonio,  29 1 . 
Farinet,  358. 

Feldespato,  190. 
Félix  catus,  436. 

-  Ico,  436. 

-  pardus,  436. 

-  spelaeus,  176. 
Festuca,  220. 
Ficus  Carica,  289. 
Filago  micropodiodes,  269. 
Fceniculum  vulgare,  293. 
Fosforita,  10 1,  189. 
Foralites,  75,  78,  82,  88,  89. 
Fórmica,  283. 

**  Fortunata,  323. 

-  **  Pachecoi,  324. 

-  **  subtevis,  325. 
Flor  de  ángel,  291. 

-  de  la  abeja,  291. 

-  del  amor,  291. 

-  de  macho,  291. 
Fluorita,  107,  191. 
Fosforita,  421. 

Fragaria  vesca,  288,  292,  294,  295. 
Frailecillo,  216. 

-  cabezón,  216. 

-  jaspeado,  216. 
Frailes,  291. 

Frankenia  pulverulenta,  266. 

Fratercula  árctica,  316. 

Fredolic,  358. 

Freirá,  377. 

Fresa  silvestre,  288,  292,  294,  295. 

Fringilla  carduelis,  283, 

-  coelebs,  283,  284. 

-  citrinella,  282. 

-  montifringilla,  281,  283 

-  savanna,  217. 
Fritillaria  meleagris,  290. 
Froena,  75,  78,  81,  82,  90. 


Froena  Ronalti,  83. 

Fucus  vesiculosus,  373. 

Fíirta  carnizas,  377. 

Fusus,  436. 

Gafanhoto  do  fnar,  375. 

Galactites  tomentosa,  269. 

Galamperna,  291. 

Galena,  107. 

Galio,  294. 

Galium  Aparine,  294. 

Gallareta  azul,  216. 

Gallinago    scolopacinus,    283,    284, 

286. 
Gallinicas,  292. 
GalliniLcla  ciiiqnita,  216. 

-  de  frenie  blanca,  216. 

-  gorgi-negra,  2 1 7. 

-  parda,  217. 
Gallínula  galeata,  216. 
Gallipato,  369. 
Gallito,  217. 

Gallium  saccharatum,  269, 
Gallo,  292,  357. 

-  de  motile,  283. 
Gamarús,  358. 
Gatnon,  288. 
Garapincho,  292. 
García,  283. 
Garcita,  217. 
Gardacho,  283. 
Gardincha,  292. 
Gardoma,  383. 
Gardubera,  292. 
Garrulus  glandarius,  283. 
Garza,  217. 

-  aziil,  217. 

-  blanca,  217. 

-  pechiblanca,  2 1 7. 
Gato,  1 13,  1 15. 
Gatuña,  287,  289,  297. 
Gaudón,  283. 
Gaulla,  292. 
Gavilán,  280,  283. 

-  colirrojo,  217. 

-  sabanero,  217. 
Gavión,  283. 
Gaviota  chiquita,  217. 

-  de  pico  grueso,  217. 

-  de  pico  negro,  217. 

-  monja,  217. 


DE    HISTORIA   NATURAL. 


413 


Gaviota  negra,  217. 

Gayo,  283. 

Gayuba,  272. 

Geaster  hygrometricus,  356. 

Geticiaita  amarilla,  298. 

Genista  umbellata,  267. 

Gentiana  lútea,  298. 

Geranium  Robertianum,  294. 

Gigantolita,  189. 

Ginastra,  292. 

Gladiolus  communis,  292, 

Glauberita,  10 1. 

Glaucoma,  186. 

Gleditschia  triacanthos,  94,  154. 

Gneis,  174,  190. 

Gobio,  286. 

Gobius  capito,  286. 

-  jozo,  104. 

-  niger,  286. 
Godón,  286,  283. 
Golofidrina,  280,  283. 
Golondrifia  bifurcada,  217. 

-  coronada,  217. 

-  de  ribera,  285. 

-  grande,  217. 

-  verdosa,  217. 
Golorito,  283. 

Gomphocerus  sibiricus,  349. 
Gonoplax  angulata,  376. 
Gordia  marina,  85. 
Gorginegra,  217. 

Gorrión  de  monte,  283. 
Goia  de  sangre,  292. 
Graellsia  Isabellae,  132. 
Grama,  289. 

-  común,  288. 
Graminero,  217. 
Granado,  295. 
Granito,  422. 
Greenockita,  98,  99. 
Gribasa,  292. 
Grillo  hembra,  284. 

-  real,  281',  282. 
Grillotalpa  vulgaris,  281,  282. 
Grillus  campestris,  284. 
Grojo  pittchorrero,  292. 

-  romero,  292. 
Gropet,  358. 
Grosella,  298. 

Grosellero  silvestre,  287,  290. 

T.  VIII  —diciembre,  1908. 


Grossouvreita,  413. 

Guabairo  grande,  212. 

Guanaba,  217. 

Guana?ia,  217. 

Guaraiba  chica,  217. 

Guareao,  217. 

Guarrilla,  283. 

Guibelurdín,  292. 

Guillomo,  296. 

Guillorri,  292. 

Guindan,  292. 

Gui7iarria,  292. 

Guirguirio,  292. 

Guiri,  292. 

Guirigarza,  292. 

Gtisatiero,  217. 

Gusano  de  seda,  166. 

Gustincho,  292. 

Gynandriris  Sisyrinchium,  266 

Gypaétus  barbatus,  131. 

Gysophora  haplocarpa,  398. 

Hadena  atriplicis,  163. 

Haematopus  palliatus,  217. 

Halcón,  217. 

-  í/^  monte,  217. 
Halconcito,  217. 
Haltica  olerácea,  163. 
Halygenia,  81, 
Hamites,  304. 
Hammatoceras,  70. 
Haploceras  Grasi,  69. 
Harpoceras,  68,  70,  71. 

-  Aalensis,  70. 

-  (Leioceras)  elegans,  69. 

-  Thouarsensis,  68. 

-  (Grammoceras)  af.  Thouarsen- 

sis, 69. 
Hebeloma  longicaudus,  354,  358. 
Hederá  Helix,  298. 
Hederodera  Schachtii,  163. 
Helianthemum  canariense,  97. 
Helianthus  tuberosus,  297. 
Heliotaurus  *  sangiiinicollis,  318. 
Helix,  281,  303,  367. 

-  punctata,  281. 

-  Zapateri,  133. 

H  elleborusfcetidus,  295,  296. 
Helminthia  echioides,  289. 
Hclvella  mitra,  290. 
Hemerocallis,  272. 

32 


474 


boletín  de  la  real  sociedad  española 


Hemiaster,  241,  305. 

-  phrynus,  363. 
Herpestes  tentaculatum,  213. 
Herrerillo,  281,  284. 
Hetaerius  Marseuli,  214. 
Hidrozincita,  184,  185. 
Hierro,  loi,  422. 

Hierba  callera,  293. 

-  cana,  294,  295. 

-  de  bálsamo,  293. 

-  de  la  estrella,  293. 

-  de  lumbre,  293. 

-  de  pordioseros,  287,  289,  291,  292, 

297,  298. 

-  de  radera,  293. 

-  de  San  Roberto,  294. 

-  lobera,  293. 

-  llavera,  296. 

-  madrona,  293. 

-  sarita,  293. 
Higuera  breval,  289. 
Hilanderas,  293. 
Himantalia,  81. 
Himantopus  nigricollis,  218. 
Hinieblo,  293. 

Hinojo,  293. 

Hiriindo  americana,  217. 

-  bicolor,  217. 

-  coronata,  217. 

-  purpurea,  217. 

-  rustica,  280. 
Histiophorus  belone,  213. 
Hoja  de  limón,  293. 

-  de  vinagre,  293. 
Hojas  de  macho,  293. 
Holcadiscus,  67. 
Holcus  mollis,  220. 
Hololampra,  91. 

-  **  Abdelazizi,  91,  92. 

-  algerica,  92. 

-  baetica,  92. 

-  **  Haffidi,  92. 
Homarus  vulgaris,  372. 
Homatotylus,  165. 
Hoplites,  362. 

-  criptoceras,  69. 
Hormiga,  283. 
Hornblenda,  189. 
Hoya,  290. 
Hulla,  loi. 


Huyuyo,  217. 
Hyaena  spelaea,  175. 
Hyalinia  cellaria,  133. 
Hydnum  cyathiforme,  351. 

-  ferrugineum,  351. 

-  nigrum,  351 . 

-  repandum,  351,  358. 

-  zonatum,  351. 
Hydrobia,  100. 

-  Dubuisoni,  100. 
Hydi-ometra  najus,  286. 
Hygropliorus  chlorophanus,  352. 

-  conicus,  352. 

-  eburneus,  352. 

-  limacinus,  352,  358. 

-  turundus,  352,  358. 
Hyla  arbórea,  285. 
Hylemia  coarctata,  163. 
Hyosciamus  niger,  291,  297. 
Hypholoma  fasciculare,  354,  358. 
Hyppocampus  brevirrostris,  104. 
Ibis  falcinellus,  216. 
Ichthyosaurus,  194,  198. 
Icterus  assimilis  216. 

-  humeralis,  217. 
Iguirique,  293. 
Ilarra,  293. 
Inachus  scorpio,  376. 
Inganera,  283. 
Inoceramus,  304,  361. 
Inocybe  fibrosa,  354. 
Ira,  293. 

Irasco,  284. 
Iridio,  150. 
Iridosmio,  149. 
Isaria  densa,  166. 

-  destructor,  166. 
Isia  isabella,  163. 
Jacinto  de pe?iacho,  287. 
Janira  Morrisi,  457. 
Jara,  97. 

Jaro,  293. 
Jaspe  negro,  197. 
Jebe'n,  293. 
Jilguero,  283. 
Jinebro,  293. 
Jirafa,  103. 
Jojorita,  217. 
Judio,  217. 
Julus,  286. 


DE   HISTORIA   NATURAL. 


415 


Julis  vulgaris,  104. 
Jrmco,  293. 
Juncus  acutus,  293. 
Juniperus  communis,  292,  293. 

-  sabina,  292. 

Junx  torquiJla,  282,  315. 
Kentrosporium  microcephalum, 

219. 
Kleinia  ficoides,  275. 
Labanco,  217. 
Labidostomis,  214. 
Lacearía  laccata,  355.- 
Lacerta  agilis,  285. 

-  muralis,  284,  285. 

-  viridis,  283, 
Lachnosterna  arcuata,  163. 

-  rugosa,  163. 
Lactarius  aurantiacus,  352. 

-  aconites,  353. 

-  deliciosas,  353. 

-  lateripes,  353,  358. 

-  piperatus,  352,  359. 

-  pyrogalus,  352. 

-  theiogalus,  352. 

-  torminosus,  353. 

-  umbrinus,  353. 

-  vellereus,  352. 

-  volemus,  352,  358. 
Lagartija,  284,  285. 
Lagarto,  283. 
Lagosta,  371. 
Lagostin  373. 
Lagurus  ovatus,  266. 
Laniarckia  áurea,  266. 
Laminaria,  81. 

Lampyris  noctiluca,  280,  281,  285. 

Lampazo,  293. 

Latigarica,  294. 

Lanius  collurio,  283,  286. 

-  rufus,  282. 
Lapa,  294. 
Laparda,  294. 
Lapi cocho,  294. 

Lappa  major,  288,  296,  298. 
Lasiagrostis,  220. 
Lathrea  clandestina,  293. 
Lathyrus  latifolius,  292. 

-  sativus,  288. 
Lavagante^  372. 
Lavandera,  282. 


Lecanora  albella,  398. 

-  fusca,  398. 

-  parella,  398. 

-  subfusca,  398. 
Lechecino,  290. 
Lechetrezna,  297. 
Lechiriega,  294. 
Lechecino,  294. 
Lechiiza,  217. 
Lema  asparagi,  121. 
Lemna,  205. 
Lémur  lori,  139. 

-  tardigradus,  138,  139. 
Lengua  de  perro,  294. 
Le?itina,  294. 
Lenzites  flacida,  352. 
Leña  floja,  294. 
Lepidoclinas,  366. 

Lepiota  procera,  291,  297,  355. 
Leptocerus  Braueri,  192. 

-  cinéreas,  192. 

-  cuneorum,  192. 

-  insequalis,  192. 

-  **  Zapateri,  192. 
Leptogium  phyllocarpam,  399. 
Leuckartia  acrsea,  163. 
Ligaterna,  284. 

Lignimus  chloris,  281,  286. 
Lignito,  10 1. 
Lilium,  272. 

-  candidum,  66. 
Lima,  205,  300. 
Limaco,  284. 

Li matera,  294. 
Limax  rufas,  284. 
Limnobates  stagnorum,  286. 
Linaria  supina,  94,  151,  153. 

-  spuria,  153. 
Lissa  chiragra,  21 
Lithospermum  fruticosum,  268. 

-  officinale,  297. 
Litta  ocellatella,  163. 
Littorina  littorea,  377. 
Lobaria  damaecornis,  395. 
Lobulada  marítima,  267. 
Loess,  73. 

Lóina,  284. 
Loligo  vulgaris,  373. 
Lombriz,  8g. 
Lomechusa,  214. 


476 


BOLETÍN   DE   LA   REAL    SOCIEDAD    ESPAÑOLA 


Lonicera  periclymenum,  294,  298. 

-  Xylcsteum,  296. 

Lori,  128,  135,  136,  137,  138,  139. 
Loris,  137,  138. 

-  gracilis,  138,  139. 

-  -  zeylanicus,  139. 

-  lori,  139. 

-  -  lydelckerianus,  139. 
Loxostege  sticticalis,  163. 
Lucanus  cervus,  281,  286. 
Líiciérnaga,  280,  281,  285. 
Lución,  281,  286. 
Líígano,  286. 
Lugarda,  294. 

Lycoperdon  atropurpureum,  356. 

-  caílatum,  356. 

-  umbrinum,  356. 
Lygus  pratensis,  163. 
Ligyrus  gibbosus,  163. 
Lytoceras,  72. 

-  quadrisulcatus,  66. 
Llantén,  294. 
Llengua  de  bou,  358. 
Mac  ocha,  294. 

Macroprotodon  cucuUatus,  455. 
Madroño,  289. 
Madreselva,  294,  29o,  298. 
Maguillo,  292,  296. 

Maíz  forrajero,  288. 

Maja  squinado,  375. 

Majanthemum,  272. 

Majíielo,  287,  292. 

Malaquita,  10 1,  191. 

Maluquio,  294. 

Malus   communis  sylvestris,   292, 

296. 
Malvis,  282. 
Mamestra  picta,  163. 
Manforita,  294. 
Manganeso,  10 1,  421. 
Manilas  de  Dios,  294. 
Marasmius,  295. 

-  oreades,  354,  358. 
Aíarbella,  217. 
Marchantía,  64,  107,  108,  109. 

-  paleacea,    107,    108,    iio,    iii, 

112. 

-  polymorpha,  107,  108,  109,  110, 

III,  112. 
Marga,  68,  69,  71,  187,  188. 


Margarita,  296. 

-  mayor,  294. 
Margaritón,  294. 
Maricóncola,  294. 
Mariposa,  217. 

-  galana,  217. 
Mariselva,  294. 
Mármol,  107,  187. 
Maro,  293. 
Marón,  284. 
J\íirrubia,  294. 
Marrubio  camt'm,  288. 
Marrubium  vulgare,  268,  288. 
Martín  pescador,  217,  284. 
Ma' tínico  de  agua,  284. 
J\íascuta,  294. 

Mastodon,  100. 
Mas  transo,  298. 
Mastuerzo  silvestre,  293. 
Matabuey,  294. 
Alatacandil,  290. 

-  blanco,  295. 
Matacristos,  284. 
Matagallos,  295. 
Mataparent,  358. 
Alayito,  217. 
Mazarillo,  295. 
Mediocapón,  357. 
Mejillón,  284. 
Melanoplus  bivittatus,  163. 

-  differentialis,  163. 

-  femur-rubrum,  163. 

-  spretus,  163. 
Melanotus  cribulosus,  163. 
Melisa  officinalis,  293. 
Meloe  autumnalis,  286. 

-  maialis,  286. 
Melolontha  vulgaris,  163,  282. 
Menegazzia  cincinnata,  396. 

-  physodes,  396. 
]\íefiseja,  284. 
Menta,  289. 
Mentha  viridis,  289. 

-  rotundifolia,  298. 
Mercurio,  loi. 

-  córneo,  190. 
Mergeo,  917. 

Mergos  cucullatus,  217. 
Mesembryanthemum  nodiflorum, 
266. 


DE   HISTORIA   NATURAL. 


4T7 


Mespilus  amelanchier,  296. 

-  germánica,  295. 
Metra,  295. 
Metroxyderos,  275. 
Mica.  75,  188. 

-  blanca,  174. 
Micharro,  284. 

Micraster  cor-anguinum,  284,  285. 
Micrasterias  Iruncata,  237. 
Microchina,  190. 
Microlonchus  salmanticus,  290. 
Microsphaera  Alni,  446. 

-  penicillata,  446. 
Mijo  del  sol,  297. 
Milano,  281. 
Milenrama,  295. 
Milifoli,  295. 
Milvus  regalis,  281. 
Mimbrera,  298. 
Mi?igorra,  284. 
Mingrano,  295. 
Miniopterus  Schreibersi,  449. 
Mira,  295. 

Miracielos,  295. 

Mispero,  295. 

Mniotilta  varia,  216. 

Mocases,  358. 

Aíojojóti,  284. 

Molinia  coerulea,  220. 

Moloch  hórridas,  213. 

Monegrillo,  128. 

Monjas,  295. 

Mofijita  afnericana,  217. 

Monocrepidius  vespertinus,    163. 

Monotis,  246. 

Monoxia  consputa,  163. 

-  puncticoUis,  163. 
Morchella  esculenta,  290,  356,  358. 
More7ia,  295. 

Morphnus  Gundlachii,  216. 

Morueco,  284. 

Mosca  del  Naranjo,  165. 

-  del  olivo,  165. 
Moscareta  parda,  217. 
Moscovita,  189,  422,  423. 
Mostaza  negra,  287,  290,  293,  294, 

296.  ■ 
Motacilla  alba,  282,  285. 

-  flava,  285. 

-  tithys,  285. 


Motolita  coronada,  217. 
jSfoxcrnó,  358. 
Muérdago.  288,  295. 
Mugil  cephalus,  282. 

-  chelo,  282, 
Mújol,  282. 
Multar ic,  358. 
IMundillo,  288. 
Murciélago,  283. 
Margara,  359. 
Muscari  comosum,  287. 

-  racemosum,  290. 
Muscícapa  fusca,  219. 

-  ruticilla,  216. 

-  virens,  216. 
Alusgaño,  284. 

Mustela  vulgaris,  284,  286. 
Myogalea  pyrenaica,  213. 
Myophoria,  243. 

-  curvirostris,  246. 

-  laevigata,  246. 
Myotis  Bechstelni,  449. 

-  Capacclnii,  449. 

-  Escalerae,  449. 

-  myotis,  449. 

-  mystacinus,  449. 
Mytilus  edulis,  284. 
*  Nacrita,  276. 
Narciso  amarillo,  291. 
Narcissus  pseudo-narcissus.   29 r. 
Natica,  100,  436. 

Naucoria  semiorbicularis,  354,  358 

Necrodes  littoralis,  214. 

Negrilla,  295. 

Negrillón,  295. 

Negrito,  217. 

Nemoptera  bipennis,  133. 

Nenúfar,  289,  298. 

Neomys  anomalus,  240. 

-  fodiens  minor,  240. 
Neophron  percnopterus,  280,  285, 

369^  390- 
Nephroma  antarcticum,  395. 
Nephrops  norvegicus.  373. 
Nesoceleus  Fernandinse,  216. 
Nev-ero,  284. 
Noctua  c-nigrum,  163. 

-  nudipes,  216. 

-  Siju,  2  18. 
Níquel,  loi. 


478 


boletín  de  la  real  sociedad  española 


Níspero,  295. 

Nucula,  246. 

Ntiesa  blanca,  287,  295,  297. 

Nummulites  complanata,  300. 

Nuphar  luteum,  289,  298. 

Nycticebus,  135,  136,  137,  138. 

-  bancanus,  136. 

-  borneanus,  136. 

-  cougang,  138. 

-  philippinus,  137. 

-  tardigradus,  138. 
Nycticorax  vulgaris,  217. 
Nyctinomus  Cestoni,  449. 
Ocalla,  295. 

Odontura  spinulicauda,  var.  **ma- 

roccana,  333. 
QLdipoda,  285. 
Oidium,  445. 
Okapi,  loi,  102,  103. 
Okapia,  102. 

-  Johustoni,  102. 
Olcostephanus,  69. 
Olcostephanus  hispanicus,  69. 

-  aff.  Alcoyensis,  69. 
Oligisto,  189. 
Olivino,  145. 
Ombligo  de  Venus,  293. 
Omocestus  Antigai,  319. 

-  **  femoralis,  317. 

-  minutissimus,  319. 

-  **  Navasi,  319. 

-  Uhagoni,  319. 

-  viridulus,  320. 
Omphalia  leucophylla,  354,  358. 
Ononis  ornithopoides,  268. 

-  spinosa,  287,  289,  297. 
Onycholips  bifurcatus,  424. 
Oolitas,  189. 

Ópalo,  416. 
Operculinas,  366. 
Ophonus  Kabilianus,  214. 
Ophrys  apifera,  291. 

-  fusca,  295. 

-  tenthredinifera,  266. 
Orbitolina  discoidea,  303. 
Orbitolinas,    308. 
Orchis  maculata,  291. 

-  odoratissima,  295. 
O  rejilla,  295. 
Orellana  de  bruch,  359. 


O  rellanas,  359. 

Org7iisal,  295. 

Ornavario,  295. 

Ornithogalum  pyraenaicum,   295. 

Oro,  71,  loi,  145. 

Orpheus  polyglotus,  218. 

Orthorynchus  colubris,  2t6. 

-  Helene,  218. 

-  Ricordi,  218. 
Ortiga,  287. 
Ortosa,  190. 

Ortyx  virginiana,  216. 
Osmio,  150. 
Ostraea,  204,  300. 

-  digitalina,  196. 

-  edulis,  374  374. 
Ostrero  americano,  2  [7. 
Otaca,  295. 

Otis  tetrax,  316. 

Ottrelita,  191. 

Otus  brachyotus,  216. 

-  communis,  131. 

-  Siguapa,  218. 
Ovis  aries,  284. 
Oxyrhina,  201. 

-  hastalis,  2or. 
Oxylophus  glandarius,  315. 
Oxythespis  **  maroccana,  317. 
Pachydisius,  67. 
Pachygrapsus  marmoratus,  377. 
Pachyura  etrusca,  240. 
Pagrus  sp.,  104. 

Pajarera,  295. 

Pajarita  de  las  nieves,  282,  285. 

Pájaro  bobo,  217. 

Paladio,  71,  149,  150. 

Palaemon  serratus,  285,  378. 

-  squilla,  285. 
Palaeochorda,  75,  86. 

-  *  marina,  85. 

-  minor,  85. 

-  *  tenuis,  85. 
Palaiophicus,  75. 

-  *  virgatus,  85. 
Paleotherium,  436. 
Palillo,  295. 
Palinurus  vulgaris,  371. 
Palmas,  295. 
Palomo,  359. 
Palomera,  295. 


DE   HISTORIA  NATURAL. 


479 


Paludina,  loo. 

Pamphagus  deceptorius,   **  var. 

Segurensis,  325. 
Pan  de  etico,  295. 
Patt  de  pájaro,  295. 
Paniquesilla,  284. 
Pantierno,  295, 
Pan  y  miel,  295. 
Papaver  rhoeas,  286,  296. 
Papicolorado,  284. 
Papirrojo,  284. 
Paradla,  359. 
Pardilla,  295. 
Parmelia  Balansa,  396. 

-  caperata,  396. 

-  cetrata,  396. 

-  conspersa,  396. 

-  dubia,  395. 

-  Kamstkadalis,  395. 

-  microsticta,  396. 

-  molliuscula,  396. 

-  períorata,  396. 

-  perlata,  395. 

-  proboscidea,  395. 

-  splendidula,  396. 
Paronychia  argéntea,  266. 
Parra  jacana,  217. 
Parrilla,  295. 

Parus  cceruleus,  284. 

-  maior,  281,  284. 
Passerina  civis,  217. 

-  collaris,  218. 

-  cyanea,  216. 

-  hirsuta,  267. 

-  olivácea,  218. 
Pataca,  297. 

Pata  de  gallina,  295. 

-  de  perdiz,  296. 

-  de  vaca,  296. 
Pato  de  espittas,  217. 

-  de  la  J^lorida,  217. 

-  morisco,  217. 

-  negro,  217. 

-  real,  282. 

-  rojo,  217. 

-  serrano,  217. 
Pebrase,  359. 
Pebrases  vermelles,  359. 
Pectén,  73,  196,  204,  300. 

-  adumus,  196. 


Pecu,  284. 
Pedernal,  188. 
Pedorrera,  2\'j. 
Pegarreborda,  282. 
Pegomya  hyoscyami,  163. 
Pegotes,  296. 
Peine  de  pastor,  287. 
Pelecanus  íuscus^  216. 
Peltigera  canina,  395. 

-  polydactyla,  395. 
Peltoceras,  247. 
Pemphigus  betae,  163  . 
Penthetria  ardens,  316. 
Penlinella,  359, 

P eradles,  359. 

Perca  maritia,  281. 

Per  caza,  284. 

Percha,  284. 

Perejil  de  macho,  296. 

Per ej ilion,  296. 

Peridoma  margaritosa,  163. 

Periquito,  217. 

Perisphinctes,  72,  198. 

Perlón,  480. 

Per?tudo,  376. 

Peronospora  betae,  164. 

Perrechico,  296. 

Perro,  113,  115. 

Pertusaria  coccodes,  398. 

-  leioplaca,  398. 
Pescuezilargo,  217. 
Petibobo,  217. 
Petirrojo,  284. 

Peucedanum  officinale,  288,  293. 
Peus  de  rata,  359. 
Phalacrocorax  floridanus,  216. 

-  resplendens,  216. 
Phallus  impudicus,  356. 
Phaseolus  vulgaris,  290. 
Philadelphus  coronarius,  233, 
Phleum  pratense,  220. 
Phlomis  purpurea,  295, 
Phoenix  Canariensis,  274. 

-  dactilífera,  274. 
Pholiota  aegerita,  354. 

-  áurea,  354. 

-  dura,  354. 

-  mutabilis,  297. 
Phormium  tenax,  274. 
Phragmites  communis,  220. 


480 


BOLETÍN    DE    LA   REAL    SOCIEDAD    ESPATs'OLA 


Phrena  sp.,  83. 
Phylloceras,  67,  72. 

-  (Rhacophyllites)  Loryi,  72, 

-  Rouyanus,  69, 

-  semisulcatus,  69. 

-  Tethys,  69. 
Phyllotreta  nemorum,  163. 

-  pusilla,  163. 
Phyllopneuste  rufa,  282. 

-  trochilus,  282. 
Physalis  Alkekengi,  297. 
Physcia  stellaris,  396. 
Picamaderos^  284. 
Picapotros^  284. 
Picaiocino,  285. 
Picatroncos,  284. 
Pichilindra,  296. 
Pichilines,  296. 

Pico,  285. 

Picus  aura  tus,  216; 

-  minor,  285. 

-  maior,  284. 

-  percussus,  216. 

-  superciliaris,  216. 

-  varius,  216. 

Piedra  de  San  Esteban,,2?>z,. 

Piedra  de  Santa  Catalina,  285. 

Pilado,  375. 

Pi?iatell,  359. 

Pinita,  190. 

Pino,  287. 

Pinus  Halepensis,  266. 

-  Pinaster,  272, 

-  pumilio,  287. 
Pifizolética,  282. 
Pinzón,  281,  283,  284.  ■ 
Pipi,  287. 
Pipirripi,  296. 
Pipirrita,  296. 
Pipistrellus,  448. 

-  pipistrellus,  449. 

mediterraneus,  449. 

-  Kuhli,  449. 

-  Nathusii,  449. 

-  Savii  ochromixtus,  449. 
*  Pirita  en  serpentina,  276. 
Pitirre,  217. 

-  Gnatibere,  217. 
Pitpit,  285. 
Pixacunill,  359. 


Pizarra,   76,   77,   82,   85,    87,    106, 

189. 
Pizarras,  185. 
Pizpita,  217. 
Planorbis,  281. 

-  umbilicatus,  28r. 
Plantago  coronopus,  268. 

-  lagopus,  268,  294. 
Plata,  loi, 
Platalea  ajaja,  218. 
Platera,  296. 
Platino,  71,  98,  144,  145. 
Platiniridio,  149. 
Plecotus  auritus,  449. 
Plesiocetus,  202. 
Plesiosaurus,  198. 
Pleurodeles  Waltii,  369. 
Pleurosigma  angulatum,  431. 
Pleurotus  salignus,  354,  359. 

-  ulmarius,  354,  358. 
Plicatula,  309. 
Plomo,  loi. 

Plotus  Anhinga,  217. 
Pluteus  cervinus,  354. 
Plusia  gamma,  163. 
Pluvial  grande,  2 1 7. 
Poa,  220. 
Podiceps  carolinensis,  217. 

-  dominicensis,  217. 
Podocarpus,  273. 
Popcilonota  Solieri,  269. 
Poecilus  aeneus,  211. 
Pollarenca,  359. 

Pollo,  357. 

Polyborus  vulgaris,  216. 

Polygala,  264. 

-  monspeliaca,  267. 
Polygonatum,  272. 
Polygonum,  290. 

-  fagopyrum,  290. 
Polyporus  acanthoides,  352. 

-  adustus,  352. 

-  intybaceus,  358. 

-  Pes  caprae,  297. 
Pomar,  296. 
Ponza,  285. 
Populus  alba,  289. 
Porrinas,  296. 
Portunus  púber,  375. 
PospoUna,  285. 


DE    HISTORIA   NATURAL, 


81 


Potámides,  loo. 

-  Gaudry,  loo. 

-  Lamarcki,  loo. 

-  Munieri,  loo. 
Potentilla  reptans,  295,  29o. 
Preisia  commentata,  1 1 1. 
Primavera,  284,  289,  290,  294,  296. 
Prímula  veris,  289,  290,  294,   296, 
Prunus  spinosa,  288. 

Psalliota  arvensis,  354. 

-  campestris,  354,  358,  359. 
Psamma  arenaria,  220. 
Psammophis  schokari,  455. 
Psilocybe  sarcocephala,  354,  359. 
Psittacus  leucocephala,  216. 
Psoralea  bituminosa,  268 
Psylliodes  chrysocephala,  163. 

**  Pterolepis  minusculus,  334. 
Piiagra,  359. 
Puincons,  359. 
Púnica  granatun,  395 
Pycnogaster  Finoti,  333. 

-  inermis,  332. 

-  Sánchez-Gomezi,  332. 
Pyrgomorpha  **  acute  geniculata, 

328. 

-  **  Candidina,  327. 

-  **  Maruxina,  326. 

-  **  procera,  328. 
Pyrhula  nigra,  ruy. 
Quercus  sessiliflora,  293,  297. 
Quiquirriqui,  296. 
Quitameriefidas,  288,  291. 
Quitaveneno,  296. 
Quiscalus  Gundlachi,  216. 

-  versicolor,  218. 
Quisquilla,  285. 
Rabiblanca,  285. 
Rabicandil,  285. 
Rábida,  2  1 7. 
Rabilarga,  285. 
Rabirroja,  285. 
Rabo  de  raposo,  296. 
Raia,  372. 

-  clavata,  104. 
Rana  esculenta,  451. 
Ratmnciilo,  288. 
Rhinolophus  euryale,  448. 

-  ferrum-equinum,  447. 

-  -  obscurus,  447. 


I      Rhinolophus  hipposideros,  448. 

-  phasma,  448. 

**  Rhizomorpha,  75. 

-  **  Calderoni,  75,  79,  86,  87. 

-  **  Macphersoni,  75,  86,  87. 
Rhodocistus  Berthelotianus,  97. 
Rhynchonella,  69,  72,  247,  362. 
Ribes  alpinum,  287,  290. 

-  rubrum,  298. 
Ricasola  crenulata,  395. 
Ripidolita,  188. 
Roble,  293. 

Rodio,  150. 
Ro?naza,  293. 

-  silvestre,   287,   289,   290,  291^ 

293.  295. 
Rosa  canina,  287,  290,  295,  298. 
Rosthramus  sociabilis,  216. 
Rovello,  359. 
Rovellol,  359. 
Rubay ellas,  359. 
Rubecola  familiaris,  284. 
Rubeyolas,  359. 
Ruin,  285. 
Rumex  acetosa,  287. 

-  nemorosus   sanguineus,    287, 

288,  290,  291,  295. 

-  sanguineus,  293. 

-  triesi,  293. 

Ruscus  aculeatus,  287,  292,  295. 
Russinyol,  359. 
Russula  aurata,  353. 

-  cyanoxantha,  353. 

-  emética,  353,  358. 

-  foetens,  353. 

-  furcata,  353. 

-  heterophylla,  353. 

-  integra,  353. 

-  lepida,  353. 

-  livescens,  353. 

-  nigricans,  353. 

-  ochracea,  353. 

-  punctata,  353. 

-  Queletii,  353. 

-  rosea,  353. 

-  rubra,  353,  359. 

-  sanguínea,  353. 

-  violácea,  353. 

-  virescens,  292. 

-  xerampelína,  354,  358. 


48^ 


boletín  de  la  real  sociedad  española 


Ruta  chalepensis,  267. 

Rutenio,  150. 

Ruticilla  phcenicura,  282,  285. 

Sabanero,  217. 

Sabina,  292. 

Sagarmín,  296. 

Sahalisa,  191. 

Salderita,  285. 

Sal  gema,  loi. 

Salix  viminalis,  298. 

Saltamo7iíes,  285. 

Saltaojos,  288. 

Saltapiezas,  285. 

Sambucus  Ebulus,  298. 

Samotherium,  103. 

Sandaleja,  285. 

Satiguandilla,  285. 

Sangtieña,  296. 

Sanguinaria,  296. 

Sanjuanera,  217. 

Santola,  375. 

Sapateira,  374. 

Sapo  de  luz,  285. 

-  zabal,  £85. 
Saprinus  cruciatus,  214. 
Saratnahullón  chico,  217. 

-  grande,  217. 
Sargus  vulgaris,  104. 
Sarothammus  scoparius,  287. 
Satandera,  286. 

Satyrus  Prieuri,  133. 

ibérica,  133. 

Uhagoni,  133. 

Saurodactylus  mauritanicus,  450. 
Saurothera  Merlinii,  216. 
Saxífraga,  296. 
Saxífraga  crassifolia,  371. 

-  Geum,  296. 

Scandix  Pectén  Veneris,  287. 
Schlsebachia,  309. 
Schinus  molle,  97. 
Schizophyllum  commune,  354. 
Scilla  autuinnalis,  272. 
Sciurus  aurocapillus,  217. 
Scolithus,  75,  76,  77,  78,  82,  88,  89. 

-  Dufrenoyi,  87,  89,  90. 
Scolopax  Wilsonii,  216. 
Scolytus  destructor,  283. 

-  pygmaeus,  283. 
Scopaena  notulata,  104. 


Scops  Aldrovandi,  315. 
Scutellista,  165. 
Scyllium  canicula,  104. 

-  catulus,  104. 
Sebastes  dactyloptera,  194. 
Sében,  296. 

Sedum  acre,  295,  298. 
Seiurussulfurascens,  217. 
Semiopalo,  188. 
Sempervivum  tectorum,  275. 
Senderuela,  297. 
Senebiera  coronopus,  293. 
Senecio  linifolius,  269. 

-  vulgaris,  294,  295. 
Serbal,  296,  298. 
Serpentina,  188. 
Serpula  spirulaea,  366. 
Serranus  cabrilla,  104,  281. 

-  scriba,  104. 
Servato,  288,  293. 
Seta  con  anillo,  297. 

-  de  borto,  297. 

-  de  breso,  297. 

-  de  calceta,  297. 

-  de  cardo,  297. 

-  de  chopo,  297. 

-  de  pico,  297. 
Setophaga  mitrata,  216. 
Seviya,  218. 

Sherardia  arvensis,  269. 
Siderita,  107. 
Sideritis  leucantha,  268. 
Sietesangrías,  297. 
Sígíiapa,  217. 

Silene  colorata,  266. 

-  inflata,  289,  290,  296,  297,  2c 
Silex,  120,  413. 

Silonia,  297. 

Silpha  bituberosa,  163. 

-  opaca,  162. 
Sinsonte,  218. 
Siphonostoma  typhle,  104. 
Sipi,  218. 

Sirón,  286, 

Sium  latiíolium,  289. 

Sítireny,  359. 

Smithsonita,  105,  106,  107,  185. 

Solibio,  218. 

Sombrerillo,  293. 

Sonchus  arvensis,  292. 


DE    HISTORIA    NATURAL. 


483 


Sonchus  asper,  290. 

-  laevis,  290. 

Sorbus  domestica,  296,  298. 
Sorda,  286. 
Sorex  vulgaris,  284. 
Sortijilla,  286. 
Spergularia  rubra,  267. 
Sphagnum,  235. 
Spharodus,  195. 

Sphaerophorus  compressus,  398. 
Spirotaenia  condensata,  237. 
Spondylus,  ig6,  205. 
Squilla  mantis,  375. 
Staurastrum  punctulatum,  238. 
Stauroderus  **  Ariasi,  321. 

-  bicolor,  321. 

-  biguttulus,  321. 

-  **  chloroticus,  320. 
Staurospermum  viride,  238. 
Stereocaulon  paschale,  399. 

-  ramulosum,  399. 

-  tomentosum,  399. 
Stereum  gauropatum,  350. 

-  hirsutum,  351. 
Sterna  anglica,  217. 

-  minuta,  217. 

-  nigra,  217. 

Sticta  ambavillaria,  395. 

-  crocata,  395. 

-  endochrysa,  395. 

-  filicina,  395. 

-  flabellata,  395. 

-  Freycineti,  395. 

-  íulvo-cinerea,  395. 

-  hirsuta,  395. 

-  orygmaea,  395. 

-  Richardi,  395. 

-  tomentosa,  395. 
Stropharia  melanosperma,  354. 
Strepsilas  interpres,  218. 
Strix  flammea,  131. 
Sturnella  ludoviciana,  217. 
Sturnus  vulgaris,  286. 
Suaeda  fruticosa,  265,  267. 
Succinea  arenaria,  133. 

Sula  fusca,  217. 
Surirella  gemma,  431. 
Sus  domesticus,  282,  283. 
Susa,  297. 
Sylvia  estiva,  216, 


Sylvia  americana,  216. 

-  Bachmanii,  217. 

-  blenda,  216. 

-  coerulescens,  216. 

-  corónala,  216. 

-  discolor,  217. 

-  marítima,  216. 

-  pensilis,  216. 

-  petechia,  216. 

-  striata,  217. 

-  trichas,  216. 

-  vermivora,  217. 
Syrnium  aluco,  131. 
Systena  blanda,  163. 

-  frontalis,  163. 

-  hudsonias,  163. 

-  teniata,  163. 
Tachydenna,  88. 
Talco,  189. 

Tamarix  canariensis,  97. 
Tanagra  aestiva,  216. 

-  Pretrei,  216. 

-  rubra,  216. 
Tanymecus  confertus,  163. 
Tarajal,  97. 

Tarantola  mauritanica,  452. 
Taraxacum  dens-leonis,  290,  291, 

294. 
Tarín,  286. 
Taxus,  273. 
Té,  297. 
Tejedor,  286. 
Tenca,  286. 
Tentahuey,  297. 
Terebratula,  69,  246. 
Terses  dolses,  359. 
Testudo  ibera,  451. 
Tetmemorus  Brebissonii,  237. 

-  granulatus,  237. 
Tetranychus  bimaculatus,  163. 
Tetrodon  meleagris,  66. 
Teucrium  Chamaedrys,  296. 

-  Manum,  293. 

-  Polium,  268. 

-  Pseudochamsepitys,  268. 
Thalpomena,  322. 

-  algeriana,  323. 
Theloschistes     chrysophthalmus, 

397- 

-  flavicans,  397. 


481 


boletín  de  la  real  sociedad  española 


Thisoicetrus  Charpentieri,  328. 
Thymus  vulgaris,  268,  290. 

-  hyemalis,  268. 
Tigillites,  88. 
Timotell,  359. 
Tinca  vulgaris,  286. 
Tirabeques  de  ¡a  esperanza,   297. 
Tiratiros,  297. 

TWmalo,  297. 

Tmethis  **  maroccanus,  32o. 

-  V.  incristata,  326. 
loe  orno,  297. 
Tocororo,  218. 

Todus  portoricensis,  212. 
Tojo,  292,  295. 
Tomarajas,  297. 
Tomate  encarnado,  297. 
Tomegiíín  común,  218. 

-  del  pinar,  218. 
Tomillo  salsero,  290. 
Topinafubnro,  297. 
Torcaza,  218. 
Torcecuello,  282. 
Tordo,  282. 

-  campanario,  286. 
Torilis  nodosa,  268. 
Tornagallos,  297. 
Toro,  357. 
Toronjil,  293. 
Tortero,  297. 
Totanus  flavipes,  218. 

-  longicaudis,  218. 

-  macularius,  218. 

-  minor,  218. 

-  pectoralis,  218. 

-  Schinzi.  218. 

-  solitarius,  218. 

-  speculiferus,  218. 

-  vociferus,  218. 
Toti,  218. 
Trabahedar,  297. 
Trababedarri  de  las  matas,  297. 

-  de  las  piezas,  298. 
Trabas,  298. 
Trámeles  hispida,  351. 
Travertino,  69. 
Tremolita,  188,  227. 
Trepatronco,  281. 
Tricholoma  albellum,  296. 

-  equestre,  355,  358- 


Tricholoma  gambosum,  296. 

-  Georgii,  286,  297. 

-  grammopodium,  355.359. 

-  nudum,  355. 

-  porten tosum,  355. 

-  Russula,  355.358. 

-  saponaceum,  355. 

-  Schumacheri,  297. 

-  truncatum,  355. 

-  tumidum,  355. 
Trichomalus  spiracularis,  165. 
Tnlblium  stcllatum,  268. 
Trigla  lineata,  280. 

-  lyra,  104. 
Trigo  basto,  294. 
Triguero,  286. 
Triquitraco,  298. 
Trionyx,  204. 

-  vittatus,  204. 
Triticum  durum,  294. 

-  repens,  220. 
Trogon  tenarus,  .2  18. 
Trogonophis  Wiegmanui,  454. 
Tropidonotus  viperinus,  454- 
Trufa,  128. 

Trupial,  218. 
Tuber  l^rumale,  356. 
Tulipán  silvestre,  290. 
Turdus  carolinensis,  218. 

-  pilaris,  316. 

-  viscivorus,  282. 
Turma,  128. 
Turmalina,  191. 
Turrilites,  361. 

-  Bergeri,  363. 

-  catenatus,  367. 

-  costatus,  305. 

-  tuberculatus,  305. 
Tusílago,  296,  298. 
Tussilago  fárfara,  296. 

-  petasites,  298. 
Tychea  brevicornis,  163. 
Tyrannus  magnirostris,  217, 

-  matutinus,  217. 

Ulex  europaeus,  292,  295. 
Umbilicaria  dichroa,  398, 
Umbilicus  pendulinus,  293. 
Unciana,  298. 
Unió,  100. 
Urano,  101. 


DE    HISTORIA   NATURAL. 


485 


Urce,  291. 

Uromenus  Agarenus,  330. 

-  mauretanicus,  331. 

-  rhombifer,  330. 
Urospermum  picroides,  269. 
Ursus  spelaeus,  175,  382,  436. 
Urtica  divisa,  287. 

-  urens,  287. 
Usnea  ceratina,  397. 

-  densirostris,  398. 

-  florida,  397. 

-  Isevis,  398. 
Uva  de  Fraii,  298. 
Uva  de  gato,  295,  298. 
Uva  de  pájaro,  298. 
Vaca,  286. 

Vaccinium  Myrtillus,  286. 
Vaillantia  hispida,  269. 

-  muralis,  268. 
Vanellus  squatarolus,  217. 

Vedegambre,  295. 

Vencejo,  281. 
Venus,  100. 

Verdel,  286. 

Verderón,  281,  286. 

Verdezjiela,  298. 

Verniazo,  298. 

Vesperugo  scolopacinus,  283. 
Vespertilio,  447. 

-  murinus,  447. 

-  ochromixtus,  448. 
Vesubiana,  189. 

Víbora,  70. 
Viburno,  289,  290. 
Viburnum  lantana,  289,  290. 

-  opulus,  288,  446. 
Vinotera,  286. 

Viola  arborescens,  267. 

Violeta,  97. 

Vípera  lebetina,  455. 

-  nasicornis,  213. 

Víreo   de  garganta    amarilla, 
218. 

-  solitario,  218. 
Vireo  flavifrons,  218. 

-  Gundlachii,  217. 

-  solitarius,  218. 
Vireosylvia  olivácea,  216- 


Virídaza,  298. 

Viroleta,  298. 

Viscum  álbum,  288,  295. 

Vultur  fulvus,  131. 

Wolfran,  loi. 

Xanthorus  Baltimore,  218. 

Xanthornus  dominicensis,  218. 

Yebo,  298. 

Yedra,  298. 

Yera,  298. 

Yeso,  71,  72. 

Yezgo,  298. 

Yuca  gloriosa,  274. 

Zaniaco,  286. 

Zamenis  hippocrepis,  454. 

Zancudo,  218. 

Zapalota,  298. 

Zaparda,  286. 

Zapatas,  298. 

Zapatero,  286. 

Zapatillas  de  la  Virgen,  298. 

Zarapico  blanquecino,  2 1 8. 

-  de  rabadilla  blanca,  218 

-  -  negra,  218. 

-  escapulario,  218. 

-  gritan,  218. 

-  jnosqueado,  218. 

-  peti-amarillo,  218. 

-  real,  218. 

-  sabanero,  218. 

-  solitario,  218. 
Zarapiquito,  218. 
Zar  apon,  298. 
Zarbo,  286, 
Zarrapo,  286. 
Zarza  lobera,  298. 
Zea  Mays,  288. 
Zinc,  loi. 
Zobatán,  298. 
Zorra,  283. 
Zorzal  gato,  218. 
Zuma,  298. 
Zunzún,  218. 
Zunzuncito,  218. 
Zurbal,  298. 
Zurita,  283. 
Zurrandor,  298. 
Zurrón  de  pastor,  298. 


íiitoe  (le  lo  cfliiteiiilfl  en  el  tomo  VIH  del  Boletín 


Junta  directiva  y  Comisiones  para  1908 3 

Socios  fundadores  de  la  Real  Sociedad  española  de  Historia  natural . .  6 

Presidentes  que  ha  tenido  esta  Sociedad  desde  su  fundación, 5 

Lista  de  socios 7 

índice  geográfico  de  los  socios 37 

Relaciones  del  estado  de  la  Sociedad  y  de  su  Biblioteca 46 

Estado  de  la  Biblioteca 50 

Lista  de  las  sociedades  con  las  que  cambia,  y  de  las  publicaciones  pe- 
riódicas que  recibe,  la  Real  Sociedad  española  de  Historia  natural.  62 

Sesión  del  8  de  Enero  de  1908 61 

Congreso  de  Zaragoza 62 

Jiménez  de  Cisneros  (D.)— Excursiones  por  el  O.  de  Carayaca 67 

Hernández-Pacheco  (E.) — Consideraciones  respecto  á  la  organiza- 
ción, género  de  vida  y  manera  de  fosilizarse  algunos  organismos 
dudosos  de  la  época  silúrica  y  estudio  de  las  especies  de  algas  y 
huellas  de  gusanos  arenícolas  del  silúrico  inferior  de  Alcuéscar 

(Cáceres).  (Láminas  i,  ii,  m  y  iv) 75 

Bolívar  (I.) — Dos  nuevas  especies  de  «Hololampra»  de  Marruecos..  91 

Sesión  del  5  de  Febrero  de  1908 93 

Congreso  de  Zaragoza:  Constitución  de  la  Asociación  española  para 

EL  progreso  de  LAS  ClENCIAS 93 

Hernández-Pacheco  (E.)— Mapa  geológico  de  la  isla  de  Lanzarote  é 
isletas  Canarias. — Carta  dirigida  en  Marzo  de  1877  por  S.  Berthelot 
á  D.  Salvador  Calderón 95 

Calderón  (S.)— Sobre  la  greenockita  de  Picos  de  Europa.— Un  caso 
de  avance  en  el  mar 98 

Calderón  (S.)— Noticias  bibliográficas:  'Áquitaniense  de  los  alrede- 
dores de  Toledo,  por  H.  Douville.— Sobre  as  mina  3  das  provincias 
de  Santander,  Bilbao  e  Guipúzcoa,  por  Roldan  y  Pego.— Die  nutz- 
baren  Mineralien  Spaniens  und  Portugal,  por  Ahlburg 100 

Sección  de  Zaragoza  (sesión  del  31  de  Enero) 101 

Navas  (L.)— Un  ejemplar  de  malaquita  sedosa,  fibroeo-radiante. — 
Un  sócido  (Neuróptero)  nuevo 101 


488  boletín    de    LA    REAL    SOCIEDAD   ESPAÑOLA 


Arévalo  (C.) — Nota  sobre  una  nueva  monografía  del  Okapi 101 

Sección  de  Granada  (sesión  del  28  de  Enero) 103 

Nácher  (P.) — Sobre  una  plaga  de  la  remolacha 103 

DíEZ  ToRTOSA  (M.) — Lista  de  peces  recogidos  en  Almuñécar  (Gra- 
nada)   104 

Calafat  León  (J.)— Un  nuevo  yacimiento  de  auricalcita  en  Ondá- 

rroa  (Vizcaya) 105 

Casares  Gil  (A.) — «Marchantía  polymorpha>  L.  y  «Marchantia  pa- 

leacea»  Bert 107 

Calleja  y  Borja-Tarrius  (C.)  — Contribución  á  la  histogénesis  del 

cerebelo  en  el  hombre 113 

Fernández  Navarro  (L.) — Datos  cristalográficos  de  la  Auricalcita  . ,  117 
Fernández  Navarro  (L.)— Sobre  un  elemento  paleolítico  de  Fuenla- 

brada  (Madrid) 119 

Fuente  (J.  M.*  de  la). — Nueva  variedad  del  «Crioceris  macilenta»..  121 

Publicaciones  recibidas - 122 

Sesión  del  4  de  Marzo  de  190S 125 

Congreso  de  Zaragoza 1 26 

LÁZARO  É  Ibiza  (B.) — Nota  sobre  algunas  plantas  criptógamas  es- 
pañolas poco  conocidas,  tales  como  las   vulgarmente   llamadas 

trufas,  turmas,  criadillas  de  tierra  y  monegrillos 128 

Sección  de  Zaragoza  (sesión  del  26  de  Febrero) 128 

Sección  de  Granada  (sesión  del  18  de  Febrero) 129 

Fernández  Martínez. — Nota  relativa  á  la  formación  de  un  Museo 

regional 130 

Navas  (R.  P.  L.) — El  Rdo.  D.  Bernardo  Zapater,  Presbítero.  Notas 

necrológicas 131 

Cabrera  (A.) — Sobre  los  loris,  y  en  especial  sobre  la  forma  filipina.  135 

Carballo  (J.) — La  Espeleología  en  España 140 

Díaz  (F.) — Algunas  noticias  sobre  el  platino  y  los  metales  platínicos.  144 

Esteva  (J.) — Otra  «Linaria  supina»  monstruosa 151 

Esteva  (J.) — Polimorfismo  foliar  de  la  «Gleditschia  triacanthos».. . .  154 

García  Mercet  (R.) — Las  plagas  de  la  remolacha 168 

Publicaciones  recibidas 171 

Sesión  del  1°  Abril  de  1908 173 

Calderón  (S.)— Not.  bibl.:  Observations  géologiques  sur  quelques 
sources  thermales  (Cestona,  Bagnoles,  Chaudes-Aigues,   Mont- 

Doré,  etc),  por  L.  de  Launay 174 

Heintz. — Faune  quaternaire    de  Saint   Sebastien     (Espagne),     por 

EdouardHarlé.... 174 

Sección  de  Zaragoza  (sesión  del  26  de  Marzo) 177 

Sección  de  Granada  (sesión  del  24  de  Marzo) 177 


DE    HISTORIA   NATURAL.  489 


DíFz  TouTOSA  (J.  L.) — Excursión  á  Sierra  Nevada 178 

H.-Pacheco  (E.)— Adornos  de  piedra  de  los  antiguos  habitantes  de 

Lanzarote.  (Lám.  v) . .    179 

Calafat  y  León  (J.)—Miuerales  termo-luminiscentes  de  España.. .  184 

Navas  (R.  P.  L.)— Nuevo  Tricóptero  de  España 192 

Jiménez  ue  Cisneros  (D.) — Excursiones  por  el  S.  y  SW.  de  la  provin- 
cia de  Alicante 193 

GoGORZA  (J.)— Datos  biográficos  del  profesor  D.  Francisco  de  Paula 

Martínez  y  Sáez 208 

Barras  de  Aragón  (F.  de  las). — Nombres  vulgares  de  las  aves  de  la 

isla  de  Cuba 215 

Lázaro  é  Ibiza  (B  )— Nota  acerca  del  Claviceps  microcephala 218 

Publicaciones  recibidas 221 

Sesión  del  6  de  Mayo  de  1903 225 

HernÍ-NDíz-Paciieco  (E.) — Notice    sur  la   carte   hypsométrique   du 
Portugal,  por  Paul  Choííat.—  Quelques  recherches  sur  le  Volca- 

nisme  au  Pico  de  Teyde  et  au  Timanfaya,  por  Albert  Brun 227 

Sección  de  Zaragoza  (sesión  del  29  de  Abril) 233 

Sección  de  Granada  (sesión  del  28  de  Abril) 233 

Bescansa  Casares  (F.) — Conjugadas  para  la  Flora  de  Galicia 234 

Cabrera  (A.) — Las  musarañas  españolas  del  género  «Crocidura»  .  . .  238 
Jiménez  de  Cisneros  (D.) — Excursiones  por  los  alrededores  de  San 

Vicente  de  Raspeig 240 

Jiménez  de  Cisneros  (D.) — Excursión  á  las  Sierras  de  la  Mola  y  de 

Beties  en  el  término  de  Novelda 244 

Gómez  Ocaña  (J.) — Contribución  al  estudio  de  las  funciones  de  los 

lóbulos  ópticos  de  los  peces , , 247 

Publicaciones  recibidas 250 

Sesióji  del  3  de  Junio  de  1908 257 

Calderón  (S.) — Not.  bibl.:  Ueber  das  Grundgebirge  von  La  Palma, 

por  C.  Gagel 259 

ARANZADi.^Hólzels   Europiiische  Vólkertypen,  combinados   por  el 
consejero  de  Estado  Dr.  Franz  Heger,  pintados  por  Federico  Beck 

y  con  breves  advertencias  acerca  de  los  originales  por  Fr.  Lleger.  259 

Sección  de  Zaragoza  (sesión  del  27  de  Mayo) 2G3 

Sección  de  Granada  (sesión  del  30  de  Mayo) 263 

DíEz  ToRTOSA  (J.  L.)— Excursión  á  Sierra  Nevada 263 

Jiménez  Mdnüera  (F.  de  P.) — Una  excursión  del  Dr.  Chodat  por  Car- 
tagena    264 

Escalera  (M.  M.  de  la).  — Observaciones  sobre  la  ninfosis  de  «Poeci- 

lonota  Solieri»  Cast 269 

LÁZARO  É  Ibiza  (B.)— Nota  sobre  la  duración  de  algunas  hojas 271 


490  boletín    de   LA   REAL    SOCIEDAD    ESPAÑOLA 

Págs. 

Fernández  Navarro  (L.) — Noticias  mineralógicas 276 

—  Nuevos  yacimientos  de  objetos    prehistóricos ....  277 

BáRÁiBAR  (F.)— Nombres  vulgares  de  animales  y  de  plantas  usados 

en  Álava  y  no  incluidos  en  el  «Diccionario  de  la  Real  Academia 

Española»  ( Décimatercta  edición) 280 

Jiménez  de  Cisneros  (D.) — La  Sierra  de  la  Puerta  en  el  término  de 

Carayaca 299 

Jiménez  de  Cisneros  (D.) — Excursiones  por  los  alrededores  de  Bu- 

sot  (Alicante) 302 

Publicaciones  recibidas 309 

Sesión  del  1°  de  Julio  de  190R 313 

Concursos  de  la  Unión  Ibero-Americana 313 

Cabrera  y  Díaz  (A.) — Nota  ornitológica 314 

Bolívar  (I.) — Algunos  ortópteros  nuevos  de  España,  Marruecos  y 

Canarias 317 

Escalera    (M.    M.    de    la). — Especies    nuevas    de    <Dorcadion»    de 

España    334 

Sánchez  (D.)  — El  Laboratorio  biológico-marino  de  Baleares  y  su 

inauguración.  (Láminas  vi  y  vii) 338 

Pantel  (P.)  —  cCaloptenus   italicus»    L.,   v.   <Wattenvryliana»   Pant. 

n'est  pas  synonyme  de  «Caloptenus  ictericus»  Serv 348 

Aranzadi  (T.  de). — Hongos  observados  en  Cataluña  durante  el  oto- 
fio  de  1907  351 

—  Algunos  caracteres  secundarios  de  los  capones 357 

—  Cuarta" lista  de  nombres  catalanes  de  hongos 358 

Jiménez  de  Cisneros  (D.) — El  Cretáceo  de  Villafranqueza 360 

Publicaciones  recibidas 368 

Sesión  del  7  de  Octubre  de  1908 369 

Calderón  (S.) — Not.  bibl.:  Feuilles  de  Prades  et  Céret  (Albéres  et 

Cerdague),  por  O.  Mengel 369 

Sección  de  Granada  (sesión  del  21  de  Julio  y  del  30  de  Septiembre) .  370 
GoNZAGA  DO  Nascimento  (L.) — Subsidio  para  o  estudo  da  fauna  car- 

cinologica  de  Portugal.  Epochas  de  creac^ao  e  reprodu^áo 371 

Carballo  (J.)— La  célebre  caverna  de  Altamira  explorada  por  los 

franceses 378 

S.  Navarro  (M.  M.)— Datos  sóbrelos  macrosismos  españoles 384 

FüBNTE  (J.  M.  de  la). — Más  sobre  «Crioceris  macilenta»  Ws 388 

YsERN  Y  FiTxÉ  (F.1 — Algunas  observaciones  sobre  la  nidificación  del 

cNeophron  percnopterus»  Lin 390 

Navas  (R.  P.  L.) — Algunos  liqúenes  sudamericanos 394 

Publicaciones  recibidas 400 

Sesión  del  4  de  Noviembre  de  190S 409 


DE    HISTORIA   NATURAL.  491 

Págs. 

El  Congreso  de  Zaragoza:  Su  importancia.    409 

RussEL  (L.) — Observaciones  sobre  el  grado  de  inocuidad  de  algunos 

hongos 410 

Calderón  (S.)— Not.  bibl.:  Der  Pie  de  Teyde  aut  Tenerife,  Hinmel 

und  Erde,  XX,  1908,  por  C.  Gagel 411 

—  Nota  sobre  la  evolución  de  los  minerales  de  sílice 411 

Bolívar  (I.) — cAcridarachnea>  gen.  nov.  Nuevo  género  próximo  al 

«Acrida»  (L.)  Stal 418 

H.-Pacheco  (E.) — Nota  descriptiva  del  y  acimiento  de  mineral  radiac- 
tivo en  el  granito  de  Albalá  (Cáceres) 420 

Escalera  (M.  M.  de  la). — Observaciones  sobre  el  género  <Onycho- 

lips»  Woll 424 

Sesión  extraordinaria  del  2  de  Diciembre  de  1908 427 

Nombramiento  de  nuevos  socios  protectores 427 

Sesión  del  2  de  Diciembre  de  1908 427 

Calderón  (S.) — Nota  del  Sr.  Oramas  de  la  Orotava,  dando  cuenta  de 
una  trepidación  sísmica  ocurrida  en  dicha  localidad  el  17  de  No- 
viembre último 431 

Azpeitia  (F.)— Presentación  de  varias  fotografías  de  Diatomeas,  ob- 
tenidas por  D.  Domingo  de  Orueta 431 

Lázaro  é  Ibizi  (B.) — Nota  sobre  la  obra  Tratado  de  las  enfermeda- 
des de  las  plantas  de  Roberto  Hartig,   traducida  por  D,  Joaquín 

María  de  Castellarnau 432 

Calderón  (S.)— Not.  bibl.:  Die  Kontakzone  des  Mt.  Tibidabo,  por 
el  Dr.  Wilhelm  Maier.— Sur  le  Tertiaire  des  environs  de  Toléde, 
Henri  Douvillé. — Faune  quaternaire  de  la  province  de  Santander, 
por  E.  Harlé. — Note  sur  les  gres  cupriféres  á  Uranium  et  Vana- 

dium  de  Montanuy  (Aragón),  por  J.  Carals 435 

Fernández  Navarro  (L.) — Descripción  de  los  terrenos  pliocénicos 
de  la  cuenca  del  bajo  Llobregat  y  Llano'de  Barcelona,  por  el  Doc- 
tor D.  Jaime  Almera.— Cristallographie.  Deformations  des  corps 
cristallisés.   Groupements.    Polymorphisme,    Isomorphisme,  por 

Fréd.  Wallerant 436 

Sección  de  Zaragoza  (sesión  del  26  de  Noviembre) .     43& 

Sección  de  Granada  (sesión  del  28  de  Noviembre) .    . .     410 

Navarro  Neümann  (R.  P.)  — Nota  sobre  iLas  borateras  de  Chilcaya»     440 
EleIzegüi  (A.)— Un   nuevo  modelo   de  microscopio  para  la  ense- 
ñanza      442 

Lázaro  é  Ibiza  (B.)— Noticia  sobre  un  nuevo  parásito  de  los  robles.     446 
Cabrera   (A.)  — Nuevas   observaciones   sobre   los    quirópteros    de 

España 447 

ZoLUETA  (A.)— Nota  sobre  Batracios  y  Reptiles  de  Mocador,  con 


492  BOLETÍN    DÉ    LA   REAL    SOCIEDAD    ESPAÑOLA 

PágS. 

descripción  de  la  forma  joven  de  <Saurodactylus  mauritanicus  > 

(Dam.  et  Bibr.) .- 460 

JiMÉtfEZ  DE  OíasBBOS  (D.)— La  Celestina  del  Vuelo  del  Águila  eu  el 

término  de  San  Vicente  de  Raspeig  (Alicante) 456 

Publicaciones  recibidas 459 

índice  alfabético  de  los  géneros  y  espacies  mencionados  ó  descritos 

en  el  tomo  viii  del  Boletín.  . .   463 

Índice  de  lo  contenido  en  el  tomo  vni  del  Boletí^í. 487 


ADVERTENCIA 

Se  ha  publicado  este  tomo  en  cuadernos  que  han  aparecido  dentro  del 
mes  correspondiente,  excepto  el  de  Noviembre  que  se  ha  publicado  re- 
unido con  el  siguiente  en  el  m3s  de  Diciembre  de  1908. 


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