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Full text of "Comentarios de la guerra de España e historia de su Rey Phelipe V, el Animoso, desde principio de su reynado, hasta la paz general del año de 1725"

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Pag.  I. 


TOMO  SEGUNDO 


DE     LOS 


NTARIOS 


DE  LA  GUERRA   DE  ESPAÑA. 


ANO  DE  MDCCX 


X 


^^^^'^^^^  A  ociosidad  de  las  Armas,  y  el  artificio 
de  los  Olandeses  volvió  á  entablar  Jos 
tratados  de  paz  con  el  Rey  Chriotianisi- 
mo,  que  prosiguiendo  en  su  político  sys-^ 
tema  de  alucinar  á  los  Enemigos ,  dio 
nuevos  oídos  á  ella.  Fué  Getrudembergh  el  lugar  des- 
tinado para   el  Congreso  ,  y  se   nombraron  Pknipo- 
tenciaros  \  la   Francia  nombró    al  Mariscal   de   üxe- 
lies,  y  al  Abad  Melchor  de  Poligaac:  La  Olanda  ,  á 
Guillermo  Puis  ,  y  á  Bruno  Vvanderdusen  :   La  Ingla- 
terra ,  al  Duque  de  Malburgh  ,   y  al  Miiord  Fouves- 
kenden ;  Ei    Emperador  ,  al  Principe  Eugenio ,  y    al 
Conde   de    Sinceodorf  ^  y    también  envió    el  suyo  el 
Duque  de  Saboya.  No  estaba  maduro  el  negocio  ,  y 
asi  era  intempestiva  la  Paz,  y  nadie,  de  los  que  asis- 
tían al  Congreso,  la  deseaba^  pues  aunque  ios  Esta« 
dos  de  Oianda  estaban   enfadados    de  la  Guerra ,  y 
verdaderamente    apetecían  el  descanso,   y  no  correr 
Tom.  IL  A  tnaa 


3  Comentarios  de  la  Guerra  de  España» 
mas  peligro ,  los  Ministros  del  Congreso  ,  teniendo  á 
su  favor  al  Gran  Pensionario  Heinsio ,  en  todo  con- 
templaban al  Principe  Eugenio  ,  y  á  Malburgh  ,  que 
querian ,  por  sus  particulares  ventajas  la  Guerra.  Este 
era  el  dictamen  del  Cesar ,  viendo  no  saldria  sin  ella, 
y  con  gran  trabajo  de  España  el  Rey  Phelipe  ,  mas 
fortificado  en  el  Trono  después  que  tenia  succesion, 
y  le  importaba  al  Cesar  buscar  para  su  hermano  un 
Reyno^  porque  quedase  parte  de  les  Estados  heredi- 
tarios á  sus  hijas.  A  la  Reyna  Ana  la  tenian  persuadida 
los  de  la  facción  de  Malburgh  ,  que  descaeceria  de 
su  autoridad  ,  y  quizás  del  Trono ,  si  no  se  mantenía 
armada  y  porque  se  aumentaba  cada  dia  el  partido  de 
la  Iglesia  Anglicana ,  y  aunque  por  la  libertad  de 
sus  Escritos  ,  y  Sermones  ,  estaba  preso  el  Doctor 
Enrique  Sciacheverél ,  no  se  atrevía  el  Gobierno  á 
castigarle ,  por  el  gran  numero  de  Protectores ,  que 
defendian  la  antigua  Religión  de  la  Patria,  profesada 
desde  que  apostataron  de  la  verdadera.  Por  estas  ra- 
zones también  la  Reyna  asentía  á  la  Guerra. 

2  De  este  dictamen  era  ,  aunque  reservado  en  los 
ardides  de  su  política  ,  y  ^^  su  prudencia  ,  el  Duque 
de  Saboya ,  que  ni  queria  ver  tan  poderosos  á  los  Aus- 
tríacos 5  ni  sacar  de  España  al  Rey  Phelipe  ,  aunque 
le  hiciesen  Rey  de  Italia  en  los  Reynos  ,  que  había 
poseído,  porque  también  él  deseaba  un  Titulo  de  Rey 
en  ella  ,  y  solo  pedia  extenderse  en  la  Lombardia,  y 
en  el  Estado  de  Milán ,  del  qual  no  era  fací!  ganar 
inas  terreno  ,  si  se  le  daban  al  Rey  Fhelipe  con  Ña- 
póles ,  Sicilia ,  y  Cerdeña  ,  que  era  el  ultimo  ofreci- 
miento ,  que  meditaban  hacer  los  Olandeses^  porque 
las  dos  Islas ,  ya  las  habían  ofrecido ,  siendo  despre- 
ciado este  partido  por  el  Rey  de  Francia  5  el  qual, 
viendo  á  los  Olandeses  ansiosos  de  la  paz  ,  muy  en- 

cen- 


Tomo  segundo.  Año  de  M.  DCCX,  3 

cendidas  las  dos  facciones  en  Inglaterra  ,  y  constan- 
tes en  el  amor  al  Rey  los  Castellanos ,  había  corro- 
borado sus  esperanzas  ,  de  que  Liga  de  tantos  dictá- 
menes podría  durar  poco,  embarazados  sus  intereses 
en  los  mismos  progresos,  y  asi  fiaba  al  tiempo  sus 
ideas.  El  Delphin  las  confirmaba  con  nunca  intermi- 
tentes instancias ,  y  declaró  la  inmutable  voluntad 
acia  el  Rey  su  Hijo  á  sus  Plenipotenciarios ,  y  aún 
el  Duque  de  Borgoña  aprobaba  el  no  hacer  la  paz, 
sin  que  fuese  Rey  de  Italia  su  hermano :  con  esto  le 
parecía,  que  quedaba  ayroso  el  empeño,  y  que  des- 
membrada de  tantos  Reynos  la  España  ,  y  poseída  de 
un  Austríaco  ,  la  deprimiría  á  su  arbitrio.  Este  era 
un  systéma  errado ,  y  fundado  en  falta  de  experien- 
cia ,  y  noticia  de  la  España  ,  mas  para  temida  ,  quan- 
do  estuviese  desembarazada  de  la  Flandes ,  y  de  Mi- 
lán. Esta  paz,  que  todos  la  trataban  con  mala  fe, 
contenía  tantos  artificios ,  para  no  explicar  un  Princi- 
pe á  otro  su  intención ,  que  necesitaba  de  otro  volu- 
men 5  y  no  es  propio  de  Comentarios  estendernos  á 
escribir  las  artes ,  con  que  procuraban  engañarse ,  y 
asi  no  se  firmó  Armisticio ,  porque  nunca  fueron  ma- 
yores los  preparativos  de  Guerra. 

3  Baxó  en  el  rigor  del  Invierno  con  una  Esquadra 
á  el  Mediterráneo  el  Almirante  Norris  :  salió  con 
otra  costeando  la  Francia  el  Vice-Almirante  Dusleyo, 
y  otros  Navios  costeaban  contra  los  Corsarios  France- 
ses ,  que  salían  de  Dunquerque.  Las  Guardias  de  la 
Reyna  se  enviaron  á  Flandes  5  y  á  mandar  las  Tro- 
pas de  Portugal  al  General  Skanon  ,  Inglés ,  porque 
Gallobay  padecía  una  constante  gota  en  los  pies  5  es- 
taba aborrecido  de  los  Portugueses ,  y  no  con  grande 
aceptación  en  Londres ,  después  que  había  sido  desgra- 
ciado 5  y  tres  veces  en  España  vencido.  Para  Emba- 

A»  xa- 


'4         Comentarios  de  la  Guerra  de  España. 
xador  de  Inglaterra  pasó  á  Lisboa  Milord  Prothmor; 
y  para  solicitar  la  Armada  Naval ,  pasó  á  Olanda  el 
Señor  de  Mithel.  Hacia  grandes  Levas  el  Rey  Catho- 
lico  ,  y  no  menores  la  Francia.  Todo  esto  deciaii ,  que 
era  para  hacer  la  paz  ,  porque  el  Señorde  Peihecum^ 
Ministro  de  Holstein  Gotorp  ,  habia  llevado  á  Olanda 
nuevos  Proyectos   por  la  Francia  ,  desemejantes  á  los 
que   los  Oiandeses  habian   propuesto.  El  Rey  Chris- 
tianisimo  dccia  ,  que  queria   para  el  Rey  Phelipe  Rey- 
nos  equivalentes  á  la   España  ,  que    habia    de  dexar^ 
ofreciólos  la  Olanda,  pero  no  venian  en  ello  los  In- 
gleses ,    ni    los  Alemanes :  eí)tos  ,  porque  querían    la 
Italia  5   y  aquellos ,  porque  se  habian  declarado    por 
la  parte  de    los  Austríacos ,  que  les    hablan    ofrecido 
á   Puerto   Mahon  ,  y    otros  en  la  America  ^   y  habia 
de  pasar  á  Barcelona  el  Señor   de  Gragiz  ,  para  con- 
cluir con  el   Rey  Carlos  esie  Tratado.   Los  Plenipo- 
tenciarios de  Francia  ,  viendo  que  no  podian  los  Oian- 
deses cumplir  lo   prometido  al  Rey  Christianisimo ,  se 
despidieron   el  dia   14.  de  Mayo  :  los    Oiandeses  los 
entretuvieron  algunos    dias  ,  por  si  podian    vencer  al 
Principe   Eugenio  ,  y  á  Malburgh  ,  que  eran  arbitros 
de  sus    Cortes  ^  pero  como  estos  querían  la  Guerra, 
permanecieron  constantes ,  con  el  pretexto  de  que  no 
tenian  otra  instrucción  de  sus  Soberanos  5   y  que   dar 
la  Italia ,  era  desmembrar  de  dos  Reynos  la  Monar- 
quía de  España  ,  y  hacerla  perder  el  equilibrio  á  la 
Europa,  dexando  mas  poderosa  á  la  Francia.  Pethe- 
cum  trabajaba  en  unir  estos  dictámenes ,  y  voluntades, 
pero  no  pudo  ^  y  Uxelles  ,  y  Polignac  se  volvieron  á 
París  dexando  antes  escrita  una  carta  muy  picante  á 
los  Estados  Generales ,  y  haciendo  cargo  á  los  Prin- 
cipes de  la   Liga  ,  de  serlos  instrumentos  de  la  ruina 
de  Europa.  Los  Oiandeses  respondiexon  con  no  me- 
nor 


Tomo  secundo.  Año  de  M,  BCCX.  5 

ñor  arrogancia  ,  y  pareció  ya  á  todo  el  mundo  entera- 
mente roto  el  tratado^  pero  con  gran  secreto  hablan 
los  Olandeses  ajustado  otro ,  por  medio  de  Pethecum, 
Torsi ,  y  Bergueich  con  la  Francia,  que  ofrecía  quan- 
to  la  Oianda  apeteciese  ,  aunque  fuese  toda  la  Flandes 
Española  ,  y  darles  el  Comercio  de  Indias  ,  como  se 
apartasen  de  la  Liga  ,  y  volviesen  á  reconocer  al  Rey 
Phelipe.  No  se  extendieron  los  Artículos  ,  pero  quedó 
concordado  ,  que  harían  solos  la  paz  con  gran  secre- 
to ,  después  de  disuelto  el  Congreso  ,y  que  retirarían 
temprano  sus  Tropas  á  Quarteles  de  invierno  ,  la  Fran- 
cia ofreció  en  rehenes  quatro  Plazas. 

4  Como  en  este  ajuste  daba  tanto  de  lo  suyo  el 
Rey  Catholico  ,  fue  preciso  que  el  de  Francia  se  lo 
comunicase  ^  y  pasó  el  Señor  de  Iberville  á  Madrid  á 
este  efecto.  El  Rey  Phelipe  había  puesto  todus  los  ne- 
gocios extrangeros  en  manos  del  Duque  de  Medina  Coe- 
li,  y  aunque  veía  que  el  alma  de  este  negocio  era  el 
secreto,  porque  si  lo  penetraban  los  Aliados  antes  de 
executado ,  era  infalible  el  turbarle ,  lo  fió  el  Rey  al 
Puque ,  el  qual  tenia  permiso  de  tratar  con  los  encn 
migos,  por  si  podía  ajustar  una  paz  particular  5  no  te- 
nia para  esto  conocimiento  en  las  Cortes  de  Viena  ,  y 
Londres  5  pero  se  valia  del  Marqués  Ranucini,  Minis- 
tro del  gran  Duque  de  Tosca  na  ,  que  estaba  en  Oian- 
da ,  y  pasaba  á  Londres ,  quando  se  ofrecía  algún  ne- 
gocio ,  porque  para  ambas  Cortes  tenia  credenciales. 
Era  este  Ranucini ,  hombre  avisado ,  y  muy  capaz  ,  y 
tenía  estrechez  con  el  Duque  ,  desde  que  fue  envia- 
do de  su  amo  en  Madrid  ^  su  genio  era  Austríaco, 
creía  que  en  la  manifiesta  decadencia  de  la  linea  de  los 
Mediéis,  pararía  la  Toscana  en  manos  del  Empera- 
dor ;  y  asi  cultivaba  con  grandes  obsequios  aquella 
Corte  5  llevándole  su  altivez  de  espíritu  ,  á  querer  ser 


6  Comentarios  de  la  Guerra  de  España, 

Vasallo  de  un  Principe  grande  ,  porque  la  Nobleza 
Florentina  llevaba  muy  mal  el  yugo  de  ios  Mediéis, 
Con  este  hombre  conservaba  el  iJuque  de  Medina- 
Coeli  correspondencia  publica ,  y  secreta ,  no  sin  no- 
ticia del  K^Y  Phelipe ,  á  quien  persuadía  que  todo  se 
enderezaba  á  su  utilidad.  Juzgar  de  la  intención  es  di- 
fícil, cierto  es,  que  por  medio  del  dicho  Ranucini 
descubrió  el  Duque  el  secreto  á  los  Ingleses  ,  y  nada 
les  ocultó  de  lo  que  trataba  la  Olanda  con  el  Chris- 
tianisimo ,  ó  para  turbar  esta  paz  ,  ó  para  sacar  mas 
ventajosas  condiciones  de  los  Ingleses.  Aunque  haya  si- 
do la  intención  la  mas  sana ,  el  delito  de  descubrir  sin 
permiso  del  Rey  tan  gran  negociado ,  no  se  le  puede 
disculpar.  Corrió  voz,  que  también  por  medio  del  Nun- 
cio Zondadari,  aunque  estaba  en  Aviñon  ,  habia  pre- 
venido esto  al  Papa  5  pero  es  improbable  ,  ni  que  se  fia- 
se el  Duque  de  quien  no  era  su  estrecho  amigo  ,  ni 
á  sus  ideas  importaba  descubrirlo  al  Pontífice ,  de  quien 
no  podia  esperar  ,  ni  que  turbase  el  Tratado  ,  manifes- 
tándole,(  porque  seria  contraía  caridad  paternal)  ni 
que  le  mejorase  á  favor  del  Rey  Catholico  ^  y  asi  fue- 
se mala ,  ó  buena  su  intención  ,  este  paso  era  inútil. 

5  No  lo  fue  el  que  dio  con  los  Ingleses ,  porque 
éstos  se  quejaron  agriamente  de  la  Olanda ,  y  acompa- 
ñó sus  quejas  no  con  mas  moderación  ,  el  Emperador 
pero  como  le  habian  menester  ,  y  temian  se  destacase 
de  la  Liga ,  admitieron  su  satisfacción  ^  y  mas  ,  que  no 
habiendo  Capítulos  firmados  ,  no  pudieron  de  lleno  pro- 
bar el  hecho  ,  porque  todo  estaba  en  la  fe  dada  á  las 
palabras  de  Pethecum  ,  Torsi ,  y  Bergueich ,  hombres 
de  inmutable  fidelidad ,  y  secreto.  A  Malburgh  le  con- 
venia fingirse  desengañado ,  y  aseguraba  en  Londres, 
que  era  todo  enredo  de  la  Francia  ,  y  la  España  ,  pa- 
ra sembrar  discordia  entre  los  Aliados ,  y  que  nunca 

ha- 


Tomo  segundo.  Año  M.  BCCX.  ^ 

hablan  pensado  apartarse  de  la  Liga  ^  no  porque  Mal- 
burgh  lo  creyese  asi,  sino  porque  recelaba,  que  en 
Londres  sus  erriulos  inspirasen  á  la  Reyna  ,  que  se  an- 
ticipasen á  L'na  Paz  particular ,  porque  si  los  Olande- 
sts  la  habían  ideado ,  la  executarian.  El  amar  tanto 
la  guerra  Maiburgh ,  y  Eugenio  de  Saboya,  reunió 
los  ánimos ,  y  se  mantuvo  la  Liga  ,  aunque  el  Maris- 
cal de  Tallard ,  prisionero  en  Londres  ,  hacia  los  ma- 
yores esfuerzos  para  que  aquellos  Ministros  hiciesen  su 
Paz  ccn  la  Francia.  El  Rey  Christianisimo  descubrió 
Cite  doble  trato  del  Duque  de  Medina  ,  interceptando 
unas  canas  ,  que   pasaban  á  Olanda  de  Madrid,   y 
puesto  todo  en  noticia  del  Rey  Phelipe ,  mandó  éste 
prender  al  Duque  en  su  propio  Real  Palacio ,  envian- 
dole  á  la  Secretaria  del  Marqués  de  Grimaldo ,  que 
estaba  de  todo  advertido  ,  donde  le  prendió  Don  Juan 
Idiaquez ,  Conde  de  Salazar ,  Sargento  mayor  de  las 
Guardias  ,  y  entregándole  á  Don  Patricio  Laules  ,  que 
le  esperaba  en  el  Parque  del    Palacio  con   cinquenta 
Caballos  ,  fue  llevado  al  Alcázar  de  Segovia  ,  sin  cria- 
do alguno  ,  hasta  que  consiguió  el  Duque  de  Osuna  se 
permitiese  uno  de  los  suyos.  Reconociéronse  sus  Pape- 
les, y  se  prendieron  á  sus  Secretarios.  El  Rey  mandó 
entregar  á  una  Junta  de  cinco  Consejeros  Reales  de 
Castilla ,  formiada  para  este  efecto ,  les  instrumentos, 
y  Escrituras  ,  que  probaban  su  cargo,  para  que  formal- 
mente se  le  hiciese  el  proceso ,  y  como  se   les  ha- 
bla encargado   el  secreto ,  se  ignoraba  su  culpa ,  y 
cada  uno  la  discurría  á  su  modo  ,  de  genero  ,  que  en 
todas  las  Cortes  variaron  las  noticias  ,  habiendo  hecho 
no  poco  ruido  en  ellas  la  prisión  de  hombre  de  tanta 
magnitud  en  España,  y  casi  primer  Ministro,  pero  la 
verdad  la  sabian  muy  pocos. 

6     A  este  tiempo ,  que  era  por  el  mes  de  Abril ,  ó 

por 


S       Comentarios  de  la  Guerra  de  España. 
por  sospecha  de  viruelas  ,  ó  por  arte ,  estaba  fuera  de| 
Palacio  en  otra  casa  la  Princesa  Ursini.  Creyeron  mu- 
chos que  quería  dar  á  entender  ,  no  haber  tenido  par- 
te en    esta  resolución  del  Rey  ,  por  no  acabarse  de 
malquistar  con  los  Españoles  ^  pero  como  gozaba  tan 
intimamente  de  la  privanza,  no  es  conceptible  lo  ha-«' 
ya  ignorado ,  y  dexado  de  aprobur  al  Rey  su  D.^cre- 
to  ,  aunque  superfluamente ,  porque  la  intrepidez  del 
Rey  para  esta ,  y  las  mas  arriesgadas  resoluciones ,  era 
la  mayor  sin  asomo  de  miedo ,  habiendo  ya  los   gran* 
des  en  España  descaecido  de  aquella  alta ,  é  incon- 
trastable autoridad  ,  que  gozaban.  Estos  rumores  de  que 
ya  alguno  de  los  Aliados  pensaba  en  la  Paz,  inflimo 
mas  en  el  ánimo  de  los  Austríacos ,  é  Ingleses  la  gu  r- 
ra,  y  no  soltaba  sus  bien  funiadas  esperanzas  la  Fran^ 
cia,  cuyas  Tropas  mandaba  en  Fiandes,  mientras  lle-« 
gaba  el  Mariscal  de  Villars ,  el  Sen  )r  de  Arcañan ,  que 
fortiñcó  una  linea,  para  asegurar  á  Maubargh  ,  sin  des- 
cuidar de  M  )ntané  ,  y  Sant  Amant.  Los  Oíani^sei,  pi- 
cados con  la  Francia  de  que  se  les  hubiese  descubier- 
to el  intento  ,  y  haber  perdido  tan  favorable  oportu- 
nidad, para  adelantar  sus  intereses,  hicieron  los  ma- 
yores preparativos  en  Harlebech,  y  el  General  Cado-» 
gan  fortificó  mas  á  Lilla ,  Tornay ,  y  Mons ,  y   pasó 
después  á  Bruselas.  Destacáronse  de  Gante ,  Brujas ,  y 
Lilla  ocho  hombres  por  compañía,  dejando  correr  la 
voz  de  que  era  par^  atacar  las  Lineas  de  Baseen  ;  pero 
era  para  asegurar  los  caminos  por  donde  pasaban  los 
víveres  y  municiones  á  Lilla,  Los  Franceses  añadieron 
á  su  Exercito  las  guarniones  de  Dunquerque,  Santo- 
mér ,  y  Verges.  De  los  Almacenes  de  Luxemburgh  sa- 
caron  víveres  para  la  Plaza, que  baña  el  Rio  Sambra: 
se  forrageó  en  gyro  ,  á  Namúr  ,  y  visitó  Artañán  los 
Quarteles ,  desde  esta  Ciudad  á  Cambray.  Las  Tropas 

de 


^omo  segundo.  Año  de  M,  BCCX,  9 

de  la  Mosa  las  juntaron  los  Olandeses  en  Soyñies,  y 
las  de  Flandes  en  Tornay. 

jr     Llegó  al    Exercito  el  Mariscal   de  Vilíars ,  no 
sin  visibles  señas  de  la  pasada  herida  en  la  rodilla  ,  y 
recelando,  que  los  enemigos  sitiasen  áDuay,  puso  en 
ella  á  Albergod  con  diez  mil  hombres^  también   en- 
tró el  Mariscal  de  Campo  Marqués  de  Dreus  ,  soltaron 
las  aguas  para  inundar  la  Campaña  ,  y  aislaron  la  Pla- 
za. Solo  les  faltaba  á  los  Aliados,  que  llegase  el  Prin- 
cipe Eugenio  ,  cuya  presencia ,  y  fama  era  otro  Exer- 
cito ^   tan  glorioso  le  hicieron  su  valor ,  y  su  fortuna^ 
luego  que  vino  al  campo  se  determinó  el  Sitio  de  Duay, 
y  se    acamparon   las  Tropas  entre  Tornay ,  y  Lilia: 
Las  de  Francia  se  dividieron  en  tres  partidas  ^  á  poca 
distancia,  en  Basees ,  Duay,  y  Maubergh  :  eran  inferio- 
res al  Exercito  de  los  Aliados  ,  los  quales  sin  dificul- 
tad alguna  expugnaron  el  Castillo  de  Mortañé  ,  puesto 
entre  Tornay  ,  y  Sant  Amant^   pero  luego  le  recobró 
ei    Señor  de   Luxembourgh.  Enviáronse  á  las    Plazas 
Gefes  escogidos  ^  á  Her  ,  fue  el  Marqués  de  Listenois  ^  y 
á  San  Omer ,  el  Señor  de  Geebriad  ^  de  otras  Plazas 
cuidaba  el  Conde  de  Villars.  Destruyeron  los  France- 
ses las  lineas  de  Lilla ,  y  luego  se  acampó  el  Princi- 
pe Eugenio.  Volvió  á  tomar  el  Conde  de  Cadogan  á 
Mortañé  ^  era  preciso ,  porque  servia  de  embarazo.  Vi- 
sitaron los  Franceses  una  Barca  ,  que  pasaba  de  Am- 
beres  ,  y  tomaron  la  baxilla  de  plata  del  Principe  Eu- 
genio. Recibió  con  desprecio  el  aviso  ,  diciendo  que 
estimaba  mas  el  hierro,  y  que  hallaría  plata  en  Duay, 
ala  qual  se  presentó  su  Exercito  quando  espiraba  el 
mes  de  Abril  ^  no  le  embarazaron  las  aguas  porque  las 
mandó  distraer.  Las  Tropas  que  mandaba  Artañan  ,  se 
retiraron  luego  acia  Cambray.  Tiró  sus  lineas  de  cir- 
cunvalación Eugenio  5  echó  Puentes  al  Rio  Scarpa  ,  y 

Tom»  11,  B  por 


I  o       Comentarios  de  Ja  Guerra  de  España, 
por  ambas  partes  de  él  plantó  Baterías. 

8  Los  Alemanes  se  acamparon  en  Vitri :  Malburgh 
con  los  Ingleses  en  Guelesin ,  y  Tilli  ,  con  los  Olan- 
deses  en  Deci.  Después  se  acercaron  los  Ingleses  á  la 
Plaza  ,  solo  á  distancia  de  seis  millas  ,  y  el  Principe 
Eugenio  se  puso  en  el  Fuerte  de  la  Scarpa:  el  Fran- 
cés en  Cambray  ,  Betún  ,  y  Arras.  Empezóse  á  abrir 
Trinchera  la  noche  del  dia  4.  de  Mayo,  entre  las  Puer- 
tas llamadas  Esquerchinea  ,  y  Ocrense  ^  terminaba  la 
linea  en  un  ángulo  acia  el  camino  de  Betunes,  der- 
ribada de  dos  Trincheras  ^  la  derecha  regia  el  Princi- 
pe de  Analt ,  y  la  siniestra  el  de  Nasau.  Plantó  su 
campo  Eugenio  entre  Lentz,  y  Vitri ,  fácil  de  inundar, 
esperaba  á  los  Franceses  por  frente  ,  si  acaso  intentasen 
socorrer  la  Plaza ,  de  donde  se  hacían  varias  salidas: 
la  mas  fuerte  fue  la  noche  del  dia  7.  en  que  se  des- 
truyeron las  labores  de  la  linea  de  comunicación,  pre- 
sidiada de  Ingleses ,  y  Suizos  ,  baxo  la  mano  de  los 
Coroneles  Schimit ,  y  Sultón  ,  defensores  esclarecidos, 
pero  infelices,  porque  perecieron  con  sus  Regimientos. 
Socorrió  la  Trinchera  el  General  Machartneyo ,  y  se 
encendió  combate  cruel ,  hasta  que  acudiendo  mas  Tro- 
pas ,  hicieron  retirar  á  los  Franceses.  Con  la  misma 
felicidad  hizo  otras  dos  salidas  Albergoti  las  noches  de 
los  dias  10.  y  13.  Una  bomba  de  la  Plaza  prendió  fue- 
go á  una  porción  de  Pólvora  de  los  Enemigos,  y  vo- 
laron quarenta  Artilleros,  y  un  Ingeniero.  Habían  ya 
perdido  mucha  gente  los  Sitiadores,  sin  plantar  Bate- 
rías. A  15.  de  Mayo  se  disparaban  sesenta  cañones 
con  poco  fruto ,  porque  del  recinto  de  la  Plaza  salían  dos 
Baluartes  ,  que  impedían  los  aproches, y  guardaban 
su  camino  encubierto  dos  ángulos,  era  preciso  alojarse 
en  él  los  Alemanes  para  adelantar  las  Baterías  con- 
tra los  Baluartes,  que  defendían  la  opuesta  cortina ,  á  la 

qual 


Tomo  segundo.  Año  de  M.  T>CCX.  1 1 

qual  deseaban  acercar  las  Trincheras,  Impedíalo  el  pri- 
mer foso,  por  estar  Heno  de  agua,  distraxola  Euge- 
nio con  incomodidad  de  su  campo ,  hasta  que  se  hi- 
cieron mas  anchos  los  canales ,  porque  la  que  estaba 
encerrada  en  la  Ciudad  ,  volvía  á  llenar  el  Foso.  Ata- 
cóle el  Principe  Eugenio ,  y  ocupó  el  exterior  labio 
de  él ,  con  derramamiento  de  mucha  sangre.  Una  sali- 
da de  los  Sitiados  destruyó  una  Trinchera ,  que  se  le- 
vantaba contra  otra  puerta  \  y  fueron  en  ella  vencidos 
de  tal  forma  Alemanes,  y  Olandeses,  que  á  no  haber 
acudido  personalmente  el  Principe  Eugenio,  y  el  de 
Tilü  ,  hubieran  padecido  mucho  mayor  estrago. 

9     Para  dar  alguna  esperanza  de  socorro  á  la  Pla- 
za el  Mariscal  de  Villars  ,  pasó  muestra  de  su  gente, 
y  se  acampó  entre  Cen^é  ,  y  la  Esquelda;  acompañá- 
banle el  Rey  Jacobo  de  Inglaterra ,  y   el  Duque  de 
Bervich ,  con  los  mas  escogidos  Cabos  Militares.  Sa- 
có las  guarniciones  de  Guisa,  Landresi ,  San  Quintín, 
y  Porsena  ,  porque  el  Principe  Eugenio  tenia  cien  mil 
hombres  ,  y  aun  no  hablan  llegado  los  Regimientos  Pru- 
sianos ,  Palatinos ,  y  de  Hessecasél ,  á  los  quales  daban 
gran  prisa  los  Ingleses ,  porque  estaban  á  su  sueldo ,  y 
á  la  ribera  de  la  Scarpa  habia   dispuesto  su  Exercito 
como  en  Batalla  Eugenio ,  señalando  el  centro  al  Prin- 
cipe de  Tílli ,  la  izquierda  al  Duque  de  Malburgh ,  y 
reservándose  él  la  derecha^  pero  los  Franceses  tenian 
orden  de  mantenerse  sobre  la  defensiva ,  y  sacrificar  a 
Duay ,  cuyo  presidio  habia  echado  dos  veces  del  ter- 
mino del  Foso  á  los  Alemanes ,  que  consiar:tes  en  su 
empeño,  se  alojaron  mejor,  pero  no  pudieron  ocupar 
el  ángulo  siniestro ,  aunque  el  Principe  de  Analt  llevo 
tres  veces  vina  escogida  Brigada  al  asalto ,  y  desistió 
al  fin  ^  porque  sobre  haber  perdido   ochocientos  hom- 
bres ,  sacó  una  no  leve  herida.  Para  que  acudiesen  al 

B  3  ca- 


1 2  Comentarios  de  la  Guerra  de  España, 
campo  mas  Tropas ,  y  pudiese  Albergoti  hacer  algu- 
na gran  salida  ,  se  acercó  el  Mariscal  de  Villars  al 
Principe  Eugenio.  Aprobó  la  fortuna  la  idea ,  porque 
dexadas  con  poca  gente  las  Trincheras  ,  salió  toda  la 
Guarnición  de  la  Plaza  contra  ellas,  y  se  asaltaron 
con  tanto  ímpetu ,  que  perdió  el  Sitiador  quanto  ha- 
bía adquirido,  y  se  arruinaron  enteramente  los  tra- 
bajos ,  con  mucha  copia  de  sangre  de  una  y  otra  par- 
te. Se  apartaron  del  muro  los  Alemanes ,  que  habian 
vuelto  ya  á  estar  sugetos  al  tiro  de  cañón,  que  los  in- 
comodaba mucho  en  aquel  desorden ,  que  duró  hasta 
que  el  Principe  Eugenio,  habiendo  mandado  fortale- 
cer bien  la  Scarpa,  y  hecha  la  linea  de  contravala- 
cion  5  aplicó  toda  la  gente  al  Sitio  ,  siendo  ya  imposi- 
ble que  pudiese  Viliars  dar  la  Batalla ,  aunque  dista- 
ba solo  tres  Tnillas ,  porque  habia  sangrado  el  Alemán 
el  Rio  en  varias  partes  ,  y  hecho  inaccesibles  cortaduras. 
I  o  Volvióse  á  empezar  el  Sitio  de  Duay,  después 
de  haber  perdido  en  él  4^.  hombres  ,  porque  el  dia  2, 
de  Junio  habia  acabado  de  destruir  los  trabajos  Alber- 
goti ,  mientras  se  empleaban  en  fortificarse  contra  Vi- 
llars los  Alemanes.  Mudó  aquel  su  campo  á  Ponte  Ven- 
din  ,  para  cortar  la  comunicación  entre  Duay  y  Lilla, 
porque  de  esta  venian  los  víveres.  Quiso  atacar  á  dos 
pequeñas  fortalezas ,  con  lo  que  incomodaría  por  un 
lado  á  ios  Enemigos ,  pero  marcharon  á  embarazarlo 
el  Duque  de  Malburgh  ,  y  Tilli ,  porque  aquellos  Cas- 
tillos defendían  el  deposito  de  las  aguas ,  para  que  no 
se  pudiesen  encaminar  al  campo  de  Duay.  Estaba  ya 
reparada  la  Trinchera  de  la  derecha  ,  y  apenas  íue 
levantada  la  de  la  izquierda  ,  quando  la  echaron  á 
tierra  los  Franceses  con  una  vigorosa  salida  ,  que  hi- 
cieron el  dia  8.  de  Junio,  en  el  qual  rabiosos  los  Si- 
tiadores 5  ^saltaron  ios  ángulos  del  labio  exterior  del 

Fo- 


Tomo  primero.  Año  M.  BCCX.  13  ' 

Foso  ,  con  tal  ferocidad,  que  los  ocuparon  ,  después  de 
bien  disputados^  plantaron  su  bateria  ,  y  adelantándo- 
se, ya  el  dia  13.  batian  á  la  media  Luna,  y  al  Ba- 
luarte. Con  suerte  desigual  hizo  la  Plaza  algunas  Mi- 
nas ,  porque  los  Olandeses  las  contraminaron  con  gran- 
de acierto  :  No-obstante  se  dispararon  dos  en  que  tu- 
vieron daño  los  Sitiadores,  y  quedó  herido  de  un  cas- 
co de  Granada  el  Principe  de   Holsteimbech  5  porque 
al  mismo  tiempo  Aibergoti  hizo  una  salida  para  apro- 
vecharse de  la  confusión.  En  la  empresa  del  camino 
encubierto  se  derramó  mucha  sangre  5  fueron  dos  veces 
rechazados  los  Alemanes ,  y  no  hubieran  ganado  al  ter- 
cer asalto  los  dos  ángulos  ,  sino  inflamase  con  su  pre- 
sencia la  acción  el  Principe  Eugenio,  que  se  habia  me- 
tido en  el  mayor  peligro  ,  y  le  hacia  formidable  el 
fuego  de  la  Artillería  de  la  Plaza ,  nunca  mas  bien 
dispuesta ,  y  que  con  tanto  acierto  disparase.  Estaban 
ya  á  proposito  para  ser  asaltadas  las  brechas  de  la  me- 
dia Luna,  y  el  Baluarte,  y  quería  juntamente  execu- 
tarlo  el  Principe  Eugenio,  aunque  no  ignoraba  estar 
el  terreno  minado.  Vigilaba  en  este  fatal  terreno  Aiber- 
goti defensor  ilustre  de  la  Plaza  ,  que  con  la  mano  ,  y 
el  exemplo  persuadía  al  desprecio  de  la  vida.  La  no- 
che del  dia  20.  se  dio  el  asalto ,  y  cerraban  las  Briga- 
das el  Principe  Eugenio ,  y  Malburgh.  Se  peleó  con 
tanto  valor   por  una  y  otra  parte,  que  estuvo  mucho 
tiempo   indecisa  la  fortuna  ^  los  primeros  que  monta- 
ron la  brecha  fueron  precipitados^  reintegraron  otros 
el  combate ,  y  los  rechazaron.  Pasaron  á  la  primer  fila 
Eugenio ,  y  Malburgh ,  resueltos  ya  á  no  desistir  del 
empeño  j  avivóse  la  acción  ,  y  se  ladeó  la  fortuna  á  los 
Sitiadores  ,  que  ocuparon  el  deseado  parage  ,  y  se  alo- 
jaron ,  de  forma  ,  que  ya  se  batia  á  los  Baluartes  ,  que 
guardaban  la  ultiam  cortina  del  muro,  y  aun  á  esta: 

des- 


14       Comentarios  de  la  guerra  de  España. 
deipues  de  tres  días  cayó  de  ella  quanto  era  menester 
para  el  asalto  5  pero  á  los  22.  de  Junio  pUió  la  Pla- 
za Capitulación ,  á  tiempo  que  no  quedaría  presa  la 
guarnición ,   según   reglas   Militares  ,   porque  asi   lo 
había  el  Rey  C^ristianisimo  mandado,  por  no  perder 
tan  bizarras  Tropas.  Concedióle  el  Principe  Eugenio 
a  Albergoti  quanto  pidió,  honrándole  mucho  con  ex- 
presiones ,  bien  merecidas  de  su  valor.  De  mas  alto  pre- 
cio fueron   las  del  Rey ,  que  dixo  en  publico  :    Que 
aprendiesen  ¡os  Franceses  de  un  Italiano  d  defender' 
Plazas  5  porque  Albergoti  era  Toscano.  Heroycamen-' 
te  defendida ,  cedió  Duay ,  al  valor ,  industria ,  y  cons- 
tancia del  Principe  Eugenio ,  que  en  el  mismo  parage 
dio  algún  descanso  á  sus  Tropas, 

1 1  Esta  victoria  inflamó  el  ánimo  para  otra  em- 
presa ,  y  se  destinaron  las  iras  de  la  guerra  contra  I3 
Plaza  de  Betunes,  embestida  á  15.  de  Julio;  manda- 
ban el  Sitio  los  Generales  Scolembourgh  ,  y  Faggél: 
éste  divertía  las  aguas ,  y  aquel  atendía  á  levantar  las 
Trincheras  de  la  derecha  ^  la  defensa  fue  regular ,  y 
hubo  frequentes  salidas ,  en  que  perecieron  las  guar- 
dias Palatinas ,  y  Brandemburgenses  ^  pero  llegando  a 
justo  termino  ^  se  rindió.  Luego  se  emprendió  el  Sitio 
de  Her,  y  aunque  duró  gloriosamente  sesenta  dias  la 
defensa  5  la  ganaron  los  Aliados  con  pérdida  de  doce 
mil  hombres.  Veinte  y  cinco  mil  les  costaron  las  tres 
rendidas  Plazas ,  con  lo  que  se  disminuyó  mucho  el 
Exercito  ^  pero  creció  á  lo  sumo  la  fama  ,  y  la  glo- 
ria, porque  quedaban  en  todos  los  empeños  ayrosos; 
la  estación  no  permitió  en  F I  andes  mas  progresos. 

12  Determinada  la  empresa  de  la  recuperación  de 
Cerdeña  ^  se   dio ,  como  se  dixo  ,  la  disposición   al 
Duque  de    üzeda  ,  y   se   m.andó   pasar  á  Genova  al 
Marqués  de  San  Phelipe ,  y  al  Conde  del  Castillo ,  pa- 
ra 


^omo  primero.  Año  de  M".  DCCX,         1 5 
ra  que  aseguradas  en  aquel  Rey  no  las   inteligencias, 
obrasen  de  acuerdo  con  el  Duque  ,  á  quien  se  envió 
el  dinero  necesario  para   viveres  ,  y  municiones  para 
tres  mil  hombres.  No  estaba  aun  á  este  tiempo  preso  el 
Duque  de  Medina  ^  y  como  era  su  ministerio  correspon- 
derse con  él  üzeda ,  alentaba  aparentemente   esta  re- 
solución 5  pero  entre  ellos  habia  secreta  corresponden- 
cia en  cifra:  nadie  veia  estas  cartas,  sino  el  Secre- 
tario Don  Joseph  de  Villalobos ,  en  quien  tenia  el  Du- 
que de   üzeda  la  mayor  confianza,  pero  algunos  de 
su  Secretaria  transpiraron  lo  que  no  nos  atrevemos  á 
escribir  ,  porque   no    nos  consta   con  la   certidumbre 
que  es  menester ,  ni  hemos  visto  papel  ^  pero  es  indu- 
bitable, que  caminaban  ambos  Duques  de  acuerdo,  y 
Üzeda  no  á  favor  del  Rey  á  quien  servia  5  porque  di- 
lató la   empresa  de  Cerdeña ,  burlando  las  instancias 
de  los  Sardos ,  hasta  que  estaba  ya  pronta  para  partir 
del  vado  la  Armada  enemiga ,  que  embarcaba  siete  mil 
hombres  para  Barcelona. 

13  Tenia  el  Duque  secreta  correspondencia  con 
el  Gobernador  de  Milán ,  Conde  Daün ,  y  con  su  her- 
mana la  Condesa  de  Oropesa,  en  Barcelona,  á  laqual 
reveló  los  designios  de  recuperar  aquel  Reyno  ,  y  los 
preparativos  para  él  los  hacia  trabajar  en  Genova  tan 
publicamente  ,  que  nadie  ignoraba  su  destino.  Aunque 
parte  de  esto  escribió  á  la  Corte  el  Marqués  de  San 
Phelipe ,  que  penetró  luego  al  Duque ,  no  fue  por  enton- 
ces creído,  y  aun  viendo  que  ya  se  habia  pasado  el 
tiempo  de  hacer  desembarco  en  Cerdeña  ,  donde  á  los 
primeros  dias  del  mes  de  Junio  entran  las  nocivas  mu- 
taciones del  ayre ,  era  preciso  sacrificarse  al  gusto  del 
Rey.  Para  destruir  esta  empresa ,  no  perdonó  üzeda 
diligencia  5  mas  habiendo  llegado  ya  á  Genova  el  Mar-^ 
qués  de  Laconi ,  destinado  por  Virey  á  aquel  Reyno 
el  Conde  de  Montalvo ,  Don  Antonio  Manca ,  Mar- 
qués 


1 6         Comentarios  de  la  Guerra  de  Esparía, 
qués  de  Fuentccilla ,  Don  Francisco  Delitaia ,  y  otros 
Caballeros  Sardos,  tomó  el  pretexto  de  que  no  esta- 
ba en  Longon  la  gente  necesaria  para  embarcarse ,  y 
le  fue  preciso  al  Marqiiés  de  San  Fhelipe ,  y  al  Con- 
de del  Castillo  levantar  á   sus  costas  un  Regimiento, 
que  llamaron  de  Bacallar  ^  porque  el  Duque ,  con  per- 
miso del  Rey,  le  dio  por  Coronel  á  Don  Manuel  Ba- 
callar .hijo  del  Marqués  de  San  Phelipe ,  que   estaba 
preso  5  aunque  niño  ,  y  en  el  ínterin  gobernaba  el   Re- 
gimiento Don  Domingo  Loy.  Mandaba  á  este  tiempo 
en  aquel  Reyno  el  Conde  de  Fuentes ,  Aragonés ,  suc- 
cesor  de  el  Conde  de  Cifuentes ,  hombre  bueno ,  aun- 
que floxo  5  faltaban  los  Cabos  de  la  facción  Austriaca, 
Marqués  de  Villazór ,  Conde  de  Monte-Santo  ,  y  Don 
Gaspar  Carnicér  ,  que  estaban  en  Barcelona  ,  y  queda- 
ban otros  en   Callér,  y  Gallura  ,  pero  no  poderosos 
para  defender  el  Reyno ,  del  qual  estaban  también  au- 
sentes muchos  de  la  facción  del  Rey  Pheiipe  ,  no  sola 
los  que  se  fueron  en  el  año  ijroS.  síno  otros  que  des- 
terró el  Conde  de  Cifuentes  ,  Don  Antiogo  Nin  ,  Don 
Francisco  Quesada  ,  Oidor  de  aquella  Real  Audiencia, 
ios  Ruizes  ,  y  algunos  de  la  Familia  de  los  Masones, 
de  la  qual  desterró ,  hasta  una  Dama  á   Ñapóles  ,  y 
otros  Caballeros  de  Gallura  5  los  mas  de  estos  hablan 
huido  á  España  ,para  evitar  la  persecución.  Quedaban 
afectos  al  Rey  Phelipe  los  Condes  de   San  Lorenzo, 
de  San  Jorge,  el  viejo  Conde  de  Montalvo,  con  mu- 
chos de  su   Familia  de  Masones :  En   Sassec  Don  Pe- 
dro Amat ,  Varón  de  Sorso;,  Don  Domingo  Vico  ,  Mar- 
qués deSolemnis,  Don  Miguel  Olives,  Varón  de  la 
Planargia,  y  otros  Caballeros  5  pero  ni  los  ausentes, 
ni  los  presentes  podian  ,  por  la  tenuidad  de  sus  habe- 
res mantener  gente  en  la  campana. 

14     Habia  quien  podia  juntar  alguna  voluntaria,  pe- 
ro no  seria  de  servicio  ,  porque  acabados  los  viveros, 

que 


Tomo  segundo.  Año  de  M,  BCCX.  t  ^ 

que  de  sus  casas  sacasen,  era  preciso  volver  á  ellas. 
Por  esta  razón  ,  todo  lo  habían  de  hacer  las  Tropas 
que  enviase  el  Rey  Católico ,  sin  fiar  en  inteligen- 
cias ,  como  lo  significarpn  al  Rey  muchas  veces  ei 
Marqués  de  S.  Pheiipe  y  el  Conde  del  Castillo ,  que 
estaban  encargados  de  cultivarlas ;  y  ni  ellos  ni  los 
Sardos,  que  podían  ir,  eran  necesarios  ,  si  desembar- 
caban bastantes  Regimientos  para  el  Sitio  de  Callér, 
y  como  estos  no  los  podia  dar  el  Rey ,  estando  em- 
barazado en  guerra  de  mayor  importancia  ,  se  dtier- 
minó  que  entrasen  con  quatrocientos  hombres  por  Ter- 
ranova ,  lugar  afecto  al  Rey  Pheiipe ,  el  Conde  de 
Montalvo  ,  el  del  Castillo  ,  D.  Francisco  Lítala ,  los 
Ruizes ,  los  Seraphines ,  y  los  del  Sardo  ^  doscientos 
con  D.  Joseph  Deo  por  !a  Marina  de  Castillo  Ara- 
gonés ,  y  los  restantes ,  hasta  dos  mil  y  quinientos, 
con  el  Marqués  de  Laconi ,  el  de  S.  Pheiipe  ,  el  de 
Fuentecilla  y  otros  Caballeros  destinados  para  la  ex- 
pedición ^  habían  de  desembarcar  en  Puerto-Torres, 
con  lo  qual  ocupando  la  parte  superior  del  Reyno ,  cae- 
rían con  solo  el  bloqueo  las  Plazas  de  Castillo  Ara- 
gonés y  Alguér  :  y  para  Callér  había  ofrecido  el  Rey 
nuevas  Tropas ,  porque  las  que  ahora  iban  baxo  el 
mando  del  Teniente  General  I),  Joseph  de  Armendariz 
fio  bastaban. 

1 5  Nombró  el  Rey  en  caso  de  poner  pie  en  el 
Reyno  ,  por  General  de  la  Caballería  Miliciana  al  Con- 
de del  Castillo,  y  dio  el  Duque  de  Uzeda  grado 
de  Mariscal  de  Campo  al  de  Montalvo.  La  gente  iba 
en  Naves  y  Barcas  de  transporte  ,  oomboyadas  de  las 
Galeras  del  Duque  de  Tursis,  y  de  las  de  Sicilia,  que 
mandaba  ,  como  Gobernador ,  D.  Carlos  Grillo  ,  aun- 
que tenia  despacho  de  General  de  ellas  el  Marqués 
de  Laconi ,  por  pretesto  para  salir  de  la  Corte.  Des-* 

Tom.  IL  C  pa- 


í  8  Comentarios  de  la  Guerra  de  España, 

fachar  estas  Galeras  y  Naves  dependía  del  Duque 
de  Uzeda  ,  y  no  lo  hizo  antes  que  partiesen  del  Fi- 
nal á  el  socorro  de  Cerdeña  seiscientos  hombres  ,  y 
doscientos  de  Barcelona  con  el  Coronel  Naboth  ,  y 
que  estuviese  casi  á  la  vela  la  Armada  enemiga,  pa- 
ra que  siguiese  el  rumbo  de  las  Galeras ,  y  prohibiese 
ia  empresa.  Asi  lo  tenia  ajustado  secretamente  con  los 
enemigos  ,  tratando  en  Genova  con  gran  secreto  y 
cautela  con  el  Marqués  Ariberti  ,  Ministro  del  Rey 
Carlos  en  aquella  República  ,  y  con  el  Señor  de  Xa- 
tuin ,  Enviado  de  Inglaterra ,  á  los  quales  iba  á  ver 
muchas  noches,  saliendo  de  su  casa  disfrazado  en  una 
silla -de  manos,  y  otras  en  un  Jardin  de  S.  Pedro 
de  Arenas  ,  donde  tenia  una  casa  de  campo.  Al  fia 
partieron  estas  Galeras  del  Puerto  de  Genova  á  15.  de 
Mayo.  No  estaban  en  Longón  y  Liorna  los  pertre- 
chos prevenidos ,  y  se  interpuso  una  perjudicial  dila- 
ción con  engaño.  De  Longón  se  partió  á  dos  de  Ju- 
nio ,  después  de  cinco  dias  se  llegó  á  Bonifacio,  Puer- 
to de  Córcega  el  mas  inmediato  á  la  Cerdeña,  porque 
solo  hay  tres  leguas  de  canal.  Hicieronse  los  Destaca» 
mentos  para  Terranova  ,  y  Playa  de  Castillo  Arago- 
nés, como  estaba  proyectado.  Executó  felizmente  el 
desembarco  en  Terranova  el  Conde  del  Castillo ,  alo- 
jándose^en  S.  Simplicio.  D.  Joseph  Deo  volvió  atrás 
por  el  mal  tiempo,  el  qual  en  muchos  dias  no  dexó 
partir  las  Galeras  para  Puerto-Torres  5  y  aunque  se 
hicieron  tres  divisiones ,  fue  preciso  volver  á  Bonifa- 
cio. En  este  intermedio  llegó  la  Armada  enemiga,  man-» 
dada  por  el  Almirante  Norris  ,  y  dando  vista  á  Ter- 
ranova, desembarcó  con  lanchas  mil  hombreas,  que  ata- 
cando á  los  Españoles  ,  acampados  en  S.  Simplicio,  se 
llevó  prisioneros  á  Barcelona  todos  los  quatrocientos 
hombres  y  á  sus  Xefes.  ^ 

Par- 


Tomo  segundo.  Año  de  M,  DCCX,  19 

16     Partió  el  Inglés  (precediendo Capitulación,  que 
se  hizo  con  el  Conde  del  Castillo  ,  aunque  en  campa" 
ña,  y  no  atrincherado)   en    busca  de  las  Galeras   y 
Barcos  de  Transporte  que  habían  salido  ya  de  Boni- 
facio para  la  Asinara  5  pero  éstas  supieron  por  un  Ofi- 
cial ,  que  se  envió  á  Terranova  á  saber  lo  que  alli 
se  executaba ,    que  hablan  hecho  prisioneros  los  Ale- 
manes á  los  Españoles  y  Sardos ,  y  que  buscaban  las 
Galeras.  Hubo  Consejo  de  Guerra  5   y  algunos  con  el 
Marqués  de  S.  Phelipe  ,  fueron  de  opinión  de  volver 
á  Bonifacio ,  y  aguardar  que  se  fuese  la  Armada  In- 
glesa 5  porque  como  llevaba  socorro  de  gente  á  Bar- 
celona ,  no  podia  entretenerse  :  Otros ,  con  el  Duque 
de  Tursis ,  fueron  de  dictamen  de  volver  á  Genova, 
esforzando  el  remo  ,  porque  estaba  el  Mar  en  cal- 
ma,  y  no  podian  seguir  los  Ingleses.  Se  dexaron  las 
Tropas  y  Víveres  en  el  Puerto  de  Azayo ,  .  á  cargo 
del  Vizconde  del  Puerto ,  que  salvó  en  tierra  la  gen- 
te ^  pero  los  Ingleses  sin  respeto  á  la  neutralidad  da 
Genova  ,    tomaron  ,    baxo   del  cañón  de  Azayo  ,  las 
Barcas   que   alli  se   hablan   refugiado.    Las  Galeras, 
con  la   pericia  en  la  Náutica  del  Duque  de  Tursis  y 
las  pocas  Tropas  y  Sardos ,  que  en  ellas  estaban ,  se 
restituyeron  á  Genova  el  dia  23.  de  Julio,  y  asi  se 
desvaneció  la  empresa,  no  con  acierto  concebida,  y 
precipitada  de  los  mismos  Sardos  ,  que  la  deseaban 
feliz,  porque  iba  para  ella  poca  gente  ,   y  no  fue  fiel- 
mente   executada ,  por    la    traycion    del    Duque    de 
Üzeda. 

ijr  El  dictamen  de  los  que  querían  se  entretuvie- 
se fortificado  en  el  Puerto  de  Bonifacio  el  Duque  de 
Tursis  con  sus  Galeras ,  miraba ,  no  tanto  á  la  em- 
presa de  Cerdeña  ,  quanto  á  entretener  en  aquellos 
Mares  inútilmente  la  Armada  Inglesa  ,  que  estaba  des- 

C  2  ti- 


20  Comentarios  de  la  Guerra  de  España, 

tinada  (después  de   dexar  las  Tropas  en  Barcelona) 
para  hacer  un  desembarco  en  Lenguadoc ,  y  alentar 
ia  sedición  de  aquellos  Ugonotes  ,  que  se  hablan ,  con 
esta  esperanza ,   vuelto  á   conmover  y  salir  armados 
de  los  Montes  de  las  Sebennas.  Los  Ingleses  arrima- 
dos á  la  Costa  de  Francia ,  desembarcaron  por  la  no- 
che hasta  dos  mil   cerca  de  Agde  ,  á  donde    acudió 
luego  el  Duque  de  Recloire ,  y  se  puso  en  defensa  la 
Provincia  ,  ocupando   los  pasos  de  las  llanuras  y  el 
puente  de  Lunél,  porque  no   pudiesen  los  Sediciosos 
juntarse.  Luego  acometió  á  los  enemigos  con  quatro 
mil  hombres ,  la  mayor  parte  Caballería  :  hubo  po- 
ca resistencia  ,    porque  al  ver    los  Ingleses  ,   que  no 
tenian   socorro  en  sus  Conjurados  ,    se    volvieron  á 
embarcar  con  precipitación.  Los  Rebeldes  aguardaban 
á  declararse  y  á  salir  de  sus  cuevas,  quando  se  en- 
cendiese la  guerra  en  las  entrañas  del  Reyno ,  por- 
que los  Ingleses  les  hablan  ofrecido  diez  mil  hombres^ 
pero  viendo  no  ser  mas  que  dos  mil ,  callaron  hasta 
mejor  ocasión.  Con  esto  la  Armada  se  apartó  de  aque- 
llas Costas  ,   y  tomó  el  rumbo  de  Poniente ,  para  no 
perder  de  vista  las  de  España  5  pero  como  en  ella  toda 
la  guerra  se  habia   trasladado  al  centro ,  hacian  los 
Aliados  en  tan  gran  Armamento  Naval  inútilmente 
inmensos  gastos. 

1 8  Crecia  cada  dia  el  empeño  en  las  dos  Cortes 
de  Madrid  y  Barcelona  ,  y  se  disputó  ,  si  hablan 
de  salir  á  campaña  sus  Reyes.  A  ambos  les  pareció 
importante  su  presencia ,  y  se  resolvieron  á  esto.  El 
Rey  Phelipe ,  aunque  su  genio  belicoso  le  llevaba  á 
la  campaña  ,  tuvo  algunos  reparos ,  por  la  mental 
guerra  civil  de  su  Palacio,  donde  solo  dominaba  la 
Princesa  ürsini ,  y  fuera  de  ella  D.  Francisco  Ron- 
quillo 5  Gobernador  del  Consejo  Real  de  Castilla ,  cu- 
ya 


/ 


Tomo  segundo.  Año  de  RL  BCCX.  3 1 

ya  autoridad  crecía  con  la  emulación ,  y  había  exten* 
dido  mas  allá  de  su  oficio,  porque  el  Rey  había  pues- 
to en  él  la  mayor  confianza  ,  que  le  fue  dañosa :  no 
porque  Ronquillo  no  fuese  el  mas  fiel  y  aplicado  al 
servicio  de  su  Soberano  ,  sino  porque  ofreció  para  es- 
ta campaña  las  asistencias  ,  que  no  pudo  ,  ni  supo 
cumplir.  Tomó  sobre  sí  la  provisión  de  víveres  y 
municiones  para  el  Exercito  ,  y  de  forma  expuso  al 
Rey  5  que  nada  fakaria ,  que  se  resolvió  á  mandar  sus 
Tropas  ,  dándolas  por  Capitanes  Generales  al  Principe 
de  Sterclaes  y  al  Marqués  de  Villadarias. 

19     Salió  el  Rey  de  Madrid  el  día  3.  de  Mayo 
dexando  por  Gobernadora  á  la  Reyna ,  con  el  Consejo 
del  Gabinete  ,  que  se  componía  del  Duque  de  Vera- 
guas ,  Marqués    de  Bedmár  ,   Conde   de  Frigiliana  y 
D.  Francisco  Ronquillo  ^  pero  como  no  podía  la  Rey- 
na determinar  por  sí ,  y  estaba  el  Rey  lejos  ,  todo  el 
Consejo   era  la  Princesa  Ursiní ,  á  cuyos  dictámenes 
nadie  se  oponía  ,  sí  no  quería  ver  su  ruina.  En  Léri- 
da estaban  las  Tropas  ,  donde   juntó   el  Rey  Consejo 
de  Guerra:  se  determinó  pasar  el  Segre,  y  se  acam- 
pó en  Terms ,  se  presentaron  las  Tropas  á  Balao-uér 
y  no  se   pudieron  acercar  á  su  llanura ,  hasta  que  se 
dístraxeron  las  aguas.  A  la  otra  parte  de  ella  estaba 
el  Rey  Carlos  con  su  Exercito  ,  regido  por  el  Conde 
Guido  Starembergh.  Dividió  á  los  Enemigos  el  Segre, 
y  para  venir  á  una  batalla  ,  era  preciso  echar  nuevo 
puente,  ú  ocupar  el  de  Balaguér,  aunque  todo  era  di- 
fícil. Acercáronse  los  Españoles  á  tiro  de  cañón  :  su- 
frían el  de  los  Enemigos  sin  resistencia ,  porque  en 
el  campo  del  Rey  no  había  baterías ,  ni   trincheras: 
los  hombres ,  visiblemente   opuestos  al  peligro  ,   for- 
maban  la    linea:   bárbaro  examen  de  su  valor!  Reía 
la  inútil  pérdida  el  Alemán.  Salió  de  madre  el  Segre, 

p3í 


2  2  Comentarios  de  la  Guerra  de  España, 
por  las  continuas  lluvias ,  y  obligó  á  retirarse  á  Le-» 
rida  ,  por  su  puente.  Estos  fueron  malos  preliminares 
á  la  campana  ^  porque  en  un  tentativo  inútil  se  per- 
dieron mas  de  quinientos  hombres.  Sterclaes  no  fue  de 
esta  opinión ,  sino  de  plantar  los  Reales  en  Ribagor- 
za,  á  espaldas  deBalaguér,  en  país  fértil,  y  parage, 
en  que  se  podia  prohibir  á  los  enemigos  los  víveres, 
y  con  esto  obligarlos  á  una  batalla  ,  antes  que  lle- 
gasen los  socorros  ,  que  esperaba  el  Rey  Carlos,  pues 
no  hablan  parecido  todas  las  Tropas  que  conduela  la 
Armada  de  los  Aliados. 

20     El  dia  21.  de  Mayo  puso  el  Rey  Phellpe  su 
campo  en  Almenara ,  junto  Algaire :    Destacó  á  Don 
Antonio   de  Amezaga   con   bastantes  Tropas  para  el 
socorro  de  Arens  ,   que  le  tenían  sitiado  los  Alema- 
nes ,  aunque  no  muy  en  forma  ,  con  que  pudieron  ser 
fácilmente   apartados  de  la  empresa.    El  Rey  Carlos 
ocupó  las  orillas  del  Segre ,  mirando  á  Balaguér  por 
la    derecha  ,  y   por  la  izquierda   á  Terms.  Con  esto 
mudaron  su  campo  los  Españoles  á  Corblns  ,  exten- 
dida la  derecha  al  camino  de  Lérida :  echaron  al  Se^ 
gre  dos  puentes  de  barcas  bien  guarnecidas.  Los  Ale- 
manes se  acercaron  á  la  raíz  del  Monte  ácla  Agra- 
mont ,  pasando  un  pequeño  Rio ,  que  llaman  Sió.  Con 
su  Destacamento  Amezaga  tomó   á  Statllla  y  su  Cas- 
tillo ,  que  estaba  mal  defendido  5   hizo  trescientos    y 
quarenta  prisioneros  ,  y  dexó  seis  Compañías  de  Guar- 
nición. Estaban  los  Alemanes  atrincherados  5  y  pasan- 
do el  Segre ,  se  les  presentaron  los  Españoles  en  ba- 
talla ,  baxo  el  tiro  de  cañón,  el  dia  10.  de  Junio:  mas 
cerca  se  pusieron  el  dia  13.  pero  la  rehusaron  ,  por- 
que eran  Inferiores  en  número.   Esto  le  bastó  por  gloria 
al  Rey  Phelipe,  pero  le  costó  alguna  gente,  porque  el 
cañón  de  las  trincheras  enemigas  jugaba  con  felicidad. 

De- 


Totno  segundo.  Año  de  M.  BCCX.  ^  ^ 

21  Desengañados  los  Españoles,  se  acamparon 
entre  Suar  y  Barbeas.  Los  Alemanes  pasaron  por 
Balaguér  el  Segre^  después  guardaba  sus  orillas  con 
mil  y  quinientos  Caballos  el  Conde  de  Loviñi ,  Go- 
bernador de  Lérida.  Divulgóse  el  dia  15.  de  Junio, 
que  habia  pasado  la  Noguera  el  Rey  Carlos :  movió- 
se el  Exercito  Español  para  encontrarle  ,  pero  fue  en 
vano ,  porque  solo  habia  mandado  echar  á  la  Nogue- 
ra un  puente  en  Alfarras,  para  tener  mas  campaña 
en  que  forragear.  Como  habia  el  Conde  Mahoní  ocu- 
pado á  Cerbera  ,  y  el  Conde  de  Monte- Mar  los  Estre- 
chos de  Tora  ,  escaseaban  de  viveres  los  Alemanes5 
y  aunque  ocuparon  la  opuesta  orilla  de  Ja  Noguera, 
acampados  entre  Almenara  y  Portella  ,  los  tenia 
como  bloqueados  el  Rey  Phelipe  ,  y  padecían  ham- 
bre :  pasó  ésta  luego  al  Exercito  Español ,  por  la  in- 
comodidad del  sitio  ,  y  aquí  se  empezó  á  enflaquecer 
el  Exercito  ,  introducidas  no  pocas  enfermedades,  por. 
lo  mal  sano  del  ayre ,  en  lugar  pantanoso ,  y  ocu- 
pado de  nieblas  ,  cubierto  al  Norte.  Al  Rey  Carlos 
le  llegaron  por  caminos  extraviados  algunos  viveres^ 
pero  las  partidas  del  Rey  Pheíipe  se  los  tomaban, 
corriendo  la  campaña  hasta  nueve  leguas  de  Barcelo- 
na ^  y  como  estaban  las  Tropas  tan  lejos  de  sus  Al- 
macenes 5  permanecía  el  hambre.  Parece  increíble ,  que 
dos  Reyes  se  aventurasen  á  estar  en  parage  ,  donde 
eran  las  Armas  superfinas ,  para  que  pereciesen  las 
Tropas  5  y  esto  sin  necesidad ,  porque  aunque  se  obs- 
tinasen los  Españoles  en  padecer ,  para  encerrar  á  Jos 
enemigos,  hallándose  éstos  mas  vecinos  á  su  Corte, 
y  estando  en  Provincia  amiga ,  recibieron  algunos  so- 
corros ,  con  los  quales,  haciendo  rostro  á  la  desgra-{ 
cia,  la  ocasionaron  mayor  al  Rey  Phelipe ,  que  des-< 
truia  en  el  campo  de  Ivars  su  Exercito,  y  persistía 

en 


«4  Comentarios  de  ¡a  Guerra  de  España. 
en  él  ,  creyendo  quitar  enteramente  los  viveres  al  ene-' 
migo  5  porque  el  Conde  Mahoní  habia  echado  al  agua 
los  que  halló  en  Calaph ,  y  el  Conde  Monte-Mar  des- 
hizo un  gran  Comboy  en  Manresa  ^  desjarretando  los 
bagages  que  traian  provisiones  á  Balaguér.  Estando  ya 
ambos  Exercitos  casi  inhábiles  para  grande  operación, 
se  consumían  á  guerra  lenta:  ni  podia  salir  de  sus 
Trincheras  el  Rey  Carlos,  ni  forzarlas  el  Rey  Pheli- 
pe.  En  este  tiempo  llegó  á  Tarragona  la  Armada  In- 
glesa con  69.  Alemanes  veteranos :  socorro  el  mas 
oportuno ,  y  que  puso  á  los  Españoles  en  aprehen- 
sión 5  porque  ocupaban  los  enemigos  á  Ribagorza ,  y 
emprendieron  el  Sitio  del  Castillo  de  Arenas  ^  con  lo 
qual,  viendo  que  perecía  el  Exercito,  le  movió  el  Rey 
Phelipe  el  dia  26.  de  Julio  acia  Lérida,  precisado, 
y  sin  alguna  providencia  de  viveres. 

32  Habia  mandado  venir  el  Rey  Carlos  las  Tro- 
pas de  Rosellon  y  Tarragona,  y  el  dia  2Jt.  sal  jo 
de  sus  Trincheras  para  encontrar  con  los  enemigos, 
pasó  el  Segre  por  Balaguér ,  y  la  Noguera  por  Al- 
ferrás.  El  mismo  dia  por  la  mañana  habia  el  Rey 
Phelipe  destacado  á  D.  Octavio  de  Mediéis  ,  Duque 
de  Samo ,  para  guardar  los  pasos  de  la  Noguera ,  lie* 
gó  tarde ,  ó  por  negligente ,  ó  por  mal  obedecido :  no 
lo  sospechó  esto  el  Rey  ,  y  movió  su  Exercito^  á  me- 
dio dia  vio  el  de  los  enemigos ,  que  no  solo  habia 
pasado  sin  dificultad  la  Noguera  ,  antes  que  llegase 
el  Duque  de  Sarno  ,  sino  que  ocupaba  ya  las  Alturas 
de  Almenara ,  ordenado  en  batalla  ,  quanto  permitía 
lo  escabroso  del  sitio  ,  que  aunque  no  era  Selva ,  es- 
taba desigual  el  terreno ,  donde  aguardaba  á  los  Es- 
pañoles ,  que  venian  desordenados  ,  no  por  impericia 
de  los  Xefes  ,  sino  porque  Sterclaes  y  Villadarias 
padecían  la  desgracia  de  sec  ínal  atendidos  de  los  Ofi- 
cia- 


•     Tomo  segundo.  Año  de  M,  DCCX.  25 

cíales  Generales  subalternos  ,  que  era  uno  de  los  des^ 
ordenes  del  exercito  Español ,  y  no  poca  parte  de  su 
desgracia.  Aguardaban  ,  como  en  emboscada  ,  detrás 
de  una  natural  cortadura   del   collado  los  Alemanes, 
formada  la  primera  linea  de  Infantería ,  y  puesta  to- 
da la  caballería  á  sus  lados  :  no  había  segunda  linea, 
porque  el  centro  estaba  poco  distante,  donde  Starem- 
bergh  unió  la  mayor  fuerza  de  la  Infantería  ,  y  á  la 
Retaguardia  estaba  con  dos  Batallones,  y  sus  Guar- 
dias el  Rey  Carlos  ,  en  una  altura  ,  no  lejos  del  ca- 
mino por  donde  había   venido.  Los  Españoles  habían 
puesto  toda  su   caballería  en  la  manguardia  ,  á  donde 
pasó  el  Rey  Phelipe.  La  necesidad  de  marchar  prohi- 
bía el  orden  5  pero  acometidos  de  los  Alemanes  ,  se 
puso  la  Caballería  en  batalla  ,  quanto  le   fue   posible, 
y  se  empezó  con  sola  la  Caballería  el  combate ,  poco 
antes  de  ponerse  el  Sol.  Fue  el  primer  ímpetu  feroz, 
y  rechazada  la  Caballería  Alemana  ,  la  qual  huyendo, 
puso  su  exercito  en  tanta  aprehensión  ,  no  sin  desorden, 
que  avisado  el  Rey  Carlos  ,  se  ritiró  luego  á  Balaguér. 
Los  Españoles  no  pudieron  seguir  á  los  que  huían ,  por- 
que lo  impidió  la  Infantería  enemiga   ,  sostenida   del 
valor  de  Staremberg,  y  Diego  de  Stanop.  Mantúvose 
la  acción  quanto  fue  posible  5  porque  la  primera  linea 
de  la  Infantería  Española  socorrió  á  la  Caballería  ,  que 
se  iba  desordenando   por  seguir  á  los  contraríos.  Unía- 
los con  gran  trabajo  el  Duque  de  Sarno  ,  que  murió 
gloriosamente  combatiendo  ^  porque  los  Regimientes 
Ingleses  cerraron  la  izquierda  de  los  Españoles  ,  y  los 
herían  por  el  lado,  que  le  desordenaron  enteramente, 
quando  al  mismo  tiempo  Stanop ,  echándose  sobre  la 
segunda  linea  ,  la  derrotó  ,  con  lo  qual  á  rienda  suel- 
ta huyeron  los  Españoles  á  Lérida  ,  no  siendo  posible 
volverse  á  ordenar  ,  ni  con  los  esfuerzos  de  los  Gefes, 
Tom,  IL  D  por-. 


20         Comentarios  de  ¡a  Guerra  de  España. 
perqué  estaba  por  aquella  ruda  campanil,  toda  confusajy 
desordenada  la  Infantería,  y  ya  había anocheLÍdo. 

23  L<.'S  Alemanes,, que  vencieron  la  izquierda  , aco- 
metieron á  la  derecha:;  y  porque  allí  estaba  la  mayor 
fuerza  de  las  tropas  ,  duró  sangriento  el  combate  ,  en  que 
murieron  por  la  parte  del  Rey  Phelípe  los  Coroneles 
Marqueses  de  Glronella  ,  y  fJon  Juan  de  Figueroa.. 
Gravemente  herido  fue  preso  el  General  Prospero  Wer- 
bon.  De  la  parte  del  Rey  Carlos  murieron  un  The- 
ni^nte  Gere ral  Inglés ,  y  el  Conde  de  Nasao  ,  y  ocho- 
cientos hcmbres  ertre  ambos  exercitcs.  Era  ciega  la 
pelea  ,  y  tan  confusa  ^  que  se  herían  los  de  un  mismo 
Regimiiento  ^  con  todo  eso  echó  mas  tropas  contra  los 
Españoles  Starcmbergh  ,  y  los  derrotó  :  la  derecha 
huyó  á  Lérida  ,  y  lo  propio  hizo  confusamicnte  todo 
el  excrcito.  No  fue  de  los  primeros  que  se  retiraron 
el  Rey  Phelipe  ,  antes  sí  de  los  últimos,  desamparado 
en  aquella  confusión  de  su  exercito  ^  pero  no  de  sus 
Guardias,  y  Real  Familia,  ni  de  los  Generales.  Co- 
mo le  buscaban  por  el  campo  con  ansia  los  enemi- 
gos ,  y  le  hizo  espaldas  el  Marqués  de  Villadarias,  y  los 
acometió  con  la  gente  que  tumultuariamente  pudo  jun- 
tar ,  con  esto  se  contuvieron  ,  y  con  haber  tocado  á 
retirada  Starembergh  ,  que  no  quiso  fiar  el  exercito 
á  las  sombras  de  la  noche,  aunque  no  muy  obc-cura: 
hizo  alto  en  el  propio  Campo  ,  lo  que  le  culparon  sus 
émulos  ;  porque  si  perseguía  sin  intermisión  á  los  Espa- 
ñoles,acababa  con  el  exercito  enem)igo,y  corría  peligro 
el  Rey  Pheiipe* 

24  Esta  es  la  acción  de  Almenara  ,  que  no  fue  ba-^ 
talla  en  forma  ,  porque  no  peleó  toda  la  fuerza  de 
ambos  exercjtos  ea  Campaña  abierta  ,  ni  duró  dos  ho- 
ras ;  pero  fue  una  acción  sant>rienta,  y  ventajosa  porque 
el  miayor  numero  de  los  heridos  que  hubo  ,  fue  el  de  los 
Españoles ,  de  los  quíiles  los  Coroneles  de  mas  valor 

es- 


Tomo  segundo»  Año  de  M,  BCCX.  2^ 

estuvieron  quatro  horas  firme!»  en  el  termino  del  cam- 
po con  sus  Regimientos  ,  y  algunos  Mariscales  de  Cam- 
po 5  y  Brigadieres  ,  estos  marcharon  >in  fuga,  y  muy 
despacio ,  no  solo  por  el  honor  propÍ!>  ,  sino  por  Ja 
seguridad  de  las  tropas  :  Llegaron  á  Lérida  casi  de 
dia  ,  gloriosos  en  la  desgracia  ^  no  los  nombramos  por 
no  desayrar  á  los  demás  ,  porque  hubo  muchos  aun  de 
los  llegados  al  Rey  ,  que  llegaron  mucho  ames  que  él 
á  Lérida  ,  y  alguno  no  tuvo  sonrojo  de  ponerse  en  su 
presencia. 

25  Eí  Rey  parece  que  no  tuvo  satisfacción  de  las 
disposiciones  de  Viiladarias  ,  y  Sterclaes  ,  y  envió  con 
la  mayor  prisa  á  llamar  al  Marqués  de  Bay  ,  que  man- 
daba el  Exercito  de  Estremadura,  ocioso,  después  que 
el  Mariscal  de  Campo  Don  Juan  Antonio  Montenegro 
sorprendió  por  escalada  á  Miranda  de  Duero,  don  Je 
subió  el  primero  Don  Antonio  del  Castillo  ,  y  se  dis- 
tinguió el  Coronel  Don  Enrique  Sotelo,  y  su  Thenien- 
te.  Pasó  á  mandar  á  Estremadura  el  Marqués  de  Rls- 
burgh  ,  Virey  de  Galicia  ^  y  el  Marqués  de  Bay  ,  por 
la  posta  ,  al  Exercito  de  Cataluña  ,  que  el  Rey  Phe- 
lípe  habia  mandado  acampar  entre  Lérida  ,  y  Alcaraz 
con  entera  f  ilta  de  provisiones  ,  habiendo  sido  vanas 
las  promesas  de  los  que  las  tenían  á  su  cargo  ,  y  por 
eso  se  mudó  el  campo.  El  Rey  Carlos  se  acercó  á  Mon- 
zón ,  y  tomó  el  puente  5  y  como  los  Españoles  se  iban 
retirando  acia  país  mas  fértil ,  y  seguían  los  Alema* 
nes  ,  les  obligó  á  aquellos  la  necesidad  ,  y  ti  hambre 
á  pasar  el  dia  13.  de  Agosto  el  Cinca:  estaba  el  exer-» 
cito  cansado  ,  consternado  ,  y  no  con  poca  aprehen- 
sión los  Cabos.  Puso  el  Rey  Phelipe  su  campo  en  Tor- 
rente, y  el  mismo  dia  pasó  el  Cinca  el  Rey  Carlos 
por  el  puente  de  Monzón.  Con  desprecio  miraba  Sta- 
te mbergti  esta  guerra  ,  seguía  ios  pasos  de  los  enemi- 

D  2  gos, 


1 8  Comentarlos  de  ¡a  Guerra  de  España. 
gos  ,  cuyas  debilitadas  fuerzas  no  ignoraba  ^  y  no  que- 
ría dar  batalla  ,  sino  echar  á  los  Españoles  á  Casti- 
lla ,  y  apoderarse  de  los  Reynos  de  Aragón  ,  y  Va- 
lencia ,  no  creyendo  verles  jamás  las  caras  ,  sino  per- 
seguirlos por  las  espaldas  \  así  con  mucha  arrogancia 
lo  escribió  en  catorce  de  Agosto  al  Emperador  Jo-^ 
seph. 

26  El  día  quince  estando  los  Españoles  acampa- 
dos en  Peñalva ,  mandó  Starembergh  ,  que  veinte  y 
ocho  esquadrones  atacasen  la  retaguardia  ,  la  qual 
cerraba  quatro  Regimientos  de  los  mas  esforzados, 
que  eran  el  de  Orliens  ,  y  Rosellón  viejo ,  el  de  As* 
turias  ,  y  Pozo  blanco  ,  á  los  quales  socorrieron  lue- 
go las  Guardias  Valonas  ,  y  otras  voluntariamente, 
impacientes  de  la  arrogancia  de  los  Alemanes,  á  quie- 
nes recibieron  con  la  muerte  ,  y  prisión  de  muchos: 
hicieronlos  retirar  hasta  su  campo ,  dexando  siete  Es- 
tandartes y  algunos  Timbales.  Siguiéronlos  mas  de  una 
milla  ,  que  dimidiaba  la  distancia  de  ambos  Exercitos. 
Púsose  en  batalla  el  del  Rey  Phelipe ,  y  aguardó  for- 
mado todo  el  día  5  pero  no  la  quiso  dar  Starembergh, 
reservándolo  para  mejor  ocasión  ,  aunque  muchos  en 
los  Reales  del  Rey  Carlos  estaban  de  opinión  de  no 
diferirla  5  porque  también  estaban  cansados  los  Ale- 
manes ,  y  con  pocas  provisiones  ,  y  se  enderezaba  eí 
Rey  Phelipe  á  Zaragoza  ,  donde  la  abundancia  de  vi- 
veres  restituiria  á  sus  tropas  los  alientos.  Nada  de 
esto  convenció  á  Starembergh,  siempre  constante  en  su 
resolución  ,  porque  el  campo  de  Peñalva  no  le  tenia 
por  conforme  á  su  deseo ,  pues  en  él  podia  pelear  abier- 
tamente la  Caballería  Española  ,  de  la  qual  habia  for* 
mado  gran  concepto  ,  diciendole  al  Rey  Carlos  ,  que 
si  peleaban  contra  ella  en  parage  donde  no  lo  pudiese 
hacer  la  Infanteria  Alemana ,  serian  siempre  vencidos. 

El 


Tomo  segundo*  Año  de  M,  DCCX.  29 

2jr  '  El  dia  18.  puso  el  Rey  su  campo  entre  el  Ga- 
llego ,  y  el  Ebro  junto  á  Zaragoza  ,  y  aunque  se  re- 
paró el  exercito  con  abundantes  comestibles  ,  era  tal  la 
aprehensión  ,  que  le  poseia  ,  que  estaban  para  qualquier 
función  inhábiles  ,  creyendo  por  solo  pánico  terror, 
ser  vencidos  ,  si  se  daba  la  batalla ,  como  decian  te- 
nia orden  el  Marqués  de  Bay  ^  y  esta  la  daba  á  en- 
tender con  voces  tan  mysteriosas  ,  que  los  parciales 
de  la  casa  de  Austria  en  el  propio  exercito  del  Rey 
Phelipe  ,  las  interpretaban  siniestramente  ,  y  esparcían 
ser  destinada  victima  aquel  exercito  á  la  politica  de! 
Rey  de  Francia  ,  para  que  vencido  ,  diese  honoroso  pre- 
texto al  Rey  Phelipe  para  salir  de  España.  El  vulgo 
de  las  tropas  creia  ser  sacrificado  ;  y  los  Oficiales 
que  concurrían  al  Consejo  de  Guerra  lo  creyeron  tam- 
bién y  viendo  ,  que  contra  el  parecer  de  todos,  mandó  el 
Marqués  de  Bay  ponerse  en  batalla ,  quando  ya  por  Pina 
habia  dexado  pasar  á  los  enemigos  el  Ebro  ,  con  afec- 
tado descuido  ,  para  que  fuese  infalible  la  acción.  ParC" 
cía  la  quería  infausta  f  porque  no  solo  habia  dexado  pa- 
sar con  quietud  el  rio  á  los  enemigos  el  diai9.  sina 
que  habiéndole  también  pasado  por  los  puentes  de  Za- 
ragoza los  Españoles  ,  prohibió  toda  escaramuza,  y  no 
mover  armas  hasta  que  vio  compuestas  los  tropas  del 
enemigo. 

28  Este  hecho,  que  es  cierto  ,  parecerá  á  ía  pos- 
teridad apócrifo.  Nada  hay  mas  difícil  de  creer ,  que 
desease  el  Marqués  de  Bay  ser  vencido  5  y  todas  las 
disposiciones  que  daba  ,  lo  persuadían  á  las  tropas,  h$ 
quales  vencidas  ,  antes  de  la  batalla  ,  de  su  propia 
aprehensión  ,  no  estaban  capaces  de  ella.  Estuvieron 
sobre  las  armas  toda  la  noche ,  que  procedía  al  día  20, 
y  muchos  Oficiales  que  tenían  crédito  de  valientes ,  con 
varios  pretextos  se  retiraron  á  Zaragoza.  Lo  que  era 

ter- 


30  Comentarios  de  la  Guerra  de  España. 
terror  en  los  Españoles  ,  era  esperanza  en  los  Alema- 
nes ,  á  los  quales  exortaba  con  la  infalibidad  de  la 
vi:torÍ3  Starembergh  ,  no  ignorando  lo  que  en  el  Exer- 
cito  enemigo  pasaba  ,  no  solo  por  los  desertores ,  si- 
no también  por  las  espias  ,  que  en  él  tenia  el  Rey 
Carlos.  Esta  noche  la  pasó  componiendo  su  Exercito 
el  Alemán,  cuya  izquierda  puso  á  cargo  del  Coode 
de  la  Atalaya  ,  con  las  Tropas  Olandesas  ,  y  la  Ca- 
ballería Catalana  ,  donde  imaginó  estarla  el  mayor 
riesgo  ,  porque  á  la  díyrecha  de  los  Españoles  ,  que 
la  regia  el  General  Mihoni,  y  Amezaga,  estaba  la  ma- 
yor fuerza  del  exercito  ;  y  lo  que;  parecía  confianza, 
era  querer  evitar  á  los  Alemanes  el  peligro  5  y  coma 
sabia  la  costumbre  de  los  Españoles  ,  que  venciendo 
en  una  ala  ,  consumen  el  tiempo  en  perseguir  á  los 
que  huyen ,  y  no  vuelven  á  la  batalla  ,  cereyó  divertir 
á  los  mas  fuertes  ,  sacrificando  á  los  Catalanes  ,  y 
Portugueses.  Su  derecha  la  regia  con  los  Ingleses ,  y 
Palatinos  ,  el  General  Diego  Stanop ,  contra  I)on  Jo- 
seph  de  Armend  iriz  que  gobernaba  la  izquierda  de  los 
Españoles.  Ocupaban  los  centros  el  Marqués  de  Bay ,  y 
Starembergh. 

29  Al  amanecer  visitó  el  Rey  Phelipe  las  líneas, 
y  se  puso  en  una  eminencia  del  mismo  Campo  ,  de 
donde  podia  ver  la  batalla.  El  Rey  Carlos  se  detu- 
vo en  la  orilla  del  Ebro.  Empezáronse  á  cañonear  los 
Exercitos  ,  y  marchab.^n  lentamente  ^  diez  y  nueve -mil 
hombres  tenia  el  Rey  Catholico  ;  y  seis  mil  mas  el 
Austríaco  ^  el  campo  era  desigual  ,  y  cortado  ,  levan- 
tado á  trechos  ,  y  por  eso  le  llaman  Monte  Torrero, 
mas  dificil  para  la  Infinteria  ,  porque  está  como  sem- 
brado de  piedra  movediza  ^  tien3  en  medio  un  grai 
b.irranco  ,  que  llaman  el  de  la  muerte  ,  desde  que  se 
dio  aiii   una  derrota  á  los  Moros.    Prohibió  Starem- 

bcrgh 


Tomo  segundo.  Año  de  M,  BCCX.  3  r 

tergh  á  los  Alemanes  ,  que  no  íe  pasasen  ,  princi- 
palmente á  los  Infantes  ,  porque  si  los  rechazaban, 
no  podrían  ,  ni  pelear  ,  ni  huir  ,.  siendo  difcü  el 
formarse  con  una  cortadura  tan  profunda.  Los  prime- 
ros cañonazos  los  dispararon  los  Alem:ínes.  Adelan- 
tándose á  reconocer  el  terreno  Carlos  Joseph  Acroy, 
Duque  de  Avré  ,  murió  de  uno  de  ellos,  habiéndole 
pasado  una  bala  los  musios.  Padecían  mucho  por  la  Ar*. 
tilleria  enemiga  los  Españoles ,  y  mandó  el  Marqués 
de  Bay  acometer  :  execuíóio  primero  la  derecha ,  que 
\enció  sin  diíicu'tad  á  la  izquicida  de  los  enemigos, 
y  ni  vencidos  5  ni  VL^ncedores  volvieron  ma5r  ai  campo. 
Vengó  ei  desdoro  Diego  Sianóp  ,  porque  al  mismo  tiem- 
po deshizo  la  izquierda  de  los  Españoles  :  Sin  perse- 
guirlos ,  se  paró  en  el  Carrpo  ,  para  acometer  por  un 
lado  al  centro  ereirigo^  pero  ro  k  halló  formado, 
pues  ya  en  pocos  momentos  lír-bia  obienido  el  Rey  Car- 
los la  victoria  ,  porque  habiendo  la  primer  linea  del 
centro  de  los  Españoles  pasado  el  baiT¿5 neo,  estaban 
al  extremo  de  éí  ios  Ademanes  ,  sin  moverle,  muy  es- 
tendina  la  lima,  para  abrazar  la  contraria  :  Disipara- 
ron  éstos  ,  qt;ando  ¿un  no  habían  veiscido  el  extrema 
del  barranca  los  contrarios^  porqtíeei'tírditron  rr;aj  la 
Cfdt  n.  La  mism,a  tierra  defendió  á  los  Españoles ,  los 
quales  ,  ya  á  la  otra  pane  del  Earrarco  ,  dieren  su 
descarga  ,  casi  sobre  el  pecho  de  los  enemigos  ,  que 
los  recibieron  con  las  bayonetas.  Luego  que  diypararon 
volvieron  ios  Españoles  la  espalda  ,  y  se  echaron  al 
barranco..  Les  Alemanes  ,  que  en  los  extremos  de  la 
linea  aun  tenian  cargados  los  fusiles ,  dispararon  con 
tanta  felicidad  ,  que  no  erraron  tiio  5  porque  estaban 
empleados  sus  enemigos  en  subir  la  opuesta  parte  de 
la  cortadura.  La  primera  linea  de  los  Españoles  ,.  que 
precipitadamente  huía,  turbó  á  la  segunda,  y  huyeron 

ain." 


•3^         Comentamos  de  la  Guerra  de  España, 
amabas  ,  sin  que  lo  pudiesen  resistir  los  ruegos,  y  ame- 
nazas de  los  Oíijiales.  Seguía  la  Caballería  Aleaima 
victoriosa  ,  despedazando  á  su  arbitrio  á  los  que   ba- 
xaban  confusos  por  el  Campo.  Trabajó  inucho  el  i\I ar- 
ques de  Biy  en  unir  algunas  partidas,  ayudado  del 
Brigadier  Don  Geronymo  de  Solis,que  no  estaba  le- 
jos. Rehicieronse  los  Regimientos  de  Guardias  ,  y  se 
volvieron  á  formar.  También  unió  su   Regimiento  de 
Sicilia  ,   Dúñ   Pedro  Vico  ,  que  recibió  dos  graves  he- 
ridas. En  algunos  ribazos  se  unían  los  mas  esforzados 
para  resistir  el  ímpetu  del  vencedor  ,  pero  en   vanoj 
todo  lo  corrió  la  espada  enemiga  ,  que  gozó  de   una 
perfecta  victoria  ,  sin  que  le  costase  sangre.  Poca  ver- 
tieron  los    vencidos   ,    porque    no    llegaron   á    qua- 
trocientos  los    muertos.    Los  prisioneros  fueron    qua- 
tro  mil  Soldados  ,    y    seiscientos   Oficiales  5    perdió- 
se el  cañón  ,   gran  numero  de  Vanderas  ,    y  Están-* 
dartes. 

30  Esta  es  la  batalla  de  Zaragoza  ,  indecorosa  á 
los  vencidos  ,  no  por  serlo,  sino  por  no  haber  peleado. 
El  Kty  Phelipe  ,  al  ver  perdida  la  batalla ,  partió  pa- 
ra la  Corte  ,  y  entró  por  Agreda  á  Castilla.  Luego 
se  rindió  al  vencedor  Zaragoza  ,  y  todo  el  Reyno  de 
Aragón.  El  Rey  Carlos  ,  que  esperaba  el  éxito  de  la 
batalla  en  la  Cartuja  ,  corrió  riesgo  de  ser  preso  de 
aquellos  Españoles  del  ala  derecha ,  que  vencieron  la 
izquierda  de  los  Portugueses.  Estaba  con  cinquenta  ca- 
ballos ,  y  le  persuadían  los  suyos  ,  que  se  retirase  mas 
adentro  ^  pero  constante  en  el  riesgo  no  quiso  ,  y  se 
volvió  á  las  orillas  del  Ebro.  Fue  á  encontrarle  Sta- 
rcmbergh  ,  y  le  dixo  ,  que  le  había  ganado  la  batalla^ 
y  la  Monarquía  ,  porque  tenia  por  decisiva  la  acción. 
Creyeron  los  Alemanes  que  no  de  n.iedo  ,  sino  de  in- 
dustria se  habían  dexado  ganar  los  Españoles  ,  para 

dar 


Tomo  segundo.  Año  de  M.  JDCCX,  3  3 

dar  el  Reyno  á  los  Austríacos.  Esta  voz  ía  alentaba, 
el  que  no  era  probable  una  batalla  intempestiva  ,  sin 
mas  profunda  intención.  El  Rey  Phelipe  vino  forzado 
en  ella.  Los  pocos  afectos  decían ,  que  había  sido  á 
persuasiones  de  ía  Reyna  y  de  la  Princes'a  Ursini ,  de 
acuerdo  con  el  Rey  Chrístianisimo  ,  para  poderse  ha- 
cer la  paz ,  vencido  ya  el  ánimo  del  Rey  PheÜpe  á  con- 
tentarse de  salir  de  la  España  ,  y  tomar  los  Reyno  que 
en  ía  Italia  le  daban.  Lo  contrarío  de  esto  nos  consta. 
No  había  en  el  Exercíto  víveres  ni  dinero :  Deserta- 
ban á  centenares  los  Soldados  5  tanto ,  que  de  la  ac- 
ción de  Almenara  á  la  de  Zaragoza ,  se  habían  pasa- 
do al  Rey  Carlos  mas  de  dos  mil,  con  lo  qual,  se  iba 
perdiendo  el  Exercíto  5  y  ya  que  era  infalible  la  ruina, 
era  mejor  probar  la  suerte.  Estas  razones  obligaron  al 
Rey  á  consentir  en  la  batalla.  Traíalas  estudiadas  desde 
Madrid  el  Marqués  del  Bay :  dicen,  que  con  siniestra  in- 
tención le  influyó  la  Princesa ,  pero  esto  no  nos  atre- 
vemos á  asegurarlo.  La  Reyna ,  es  cierto ,  que  nunca 
«e  apartaba  del  dictamen  de  su  Esposo ,  y  no  pensó 
jamás  el   magnánimo  corazón  del  Rey  Chrístianisimo 
comprar  la  paz  á  tanto  precio,  poniendo  en  eviden- 
te riesgo  y  desayre  á  su  Nieto.  Ni  quieren  dar  mate- 
riales los  Reyes  á  los  Triumphos  del  Enemigo ,  para 
que  quede  en  la  posteridad   mas    glorioso^  pues  I05 
Principes  Grandes,  no  solo  deben  disputar  la  tierra,  sino 
también  la  gloría.  Aunque  la  tierra  abierta  de  Aragón 
cedió  á  la  fuerza  del  Vencedor ,  quedaron  por  el  Rey 
Phelipe  las  Plazas   que   tenía  en  Cataluña  y  Valen- 
cía  :  no  afloxaron  sus  Gobernadores  en  el  cuidado  de 
guardarlas  ,  y  hacerse  respetar  del  Confín,  y  mas  quan- 
do   las  Tropas  enemigas  estaban  todas   en  Zaragoza, 
donde  se  aclamó  nuevamente  al  Rey  Carlos ,  después 
de  rendiio  por  Capitulación  el  Castillo  de  la  Inquisi- 
TomAL  E  cion. 


34       Üoment arios  de  la  Guerra  de  España, 
cion  y  á  donde  se  refugiaron  el  Gobernador  de  la  Ciu- 
dad ^  con  algunos  Oficiales,  y  heridos,  que  quedaron 
■prisioneros.  ••  • 

3 1  Sin  tener  noticia  de  dónde  estaba  eí  Rey  Phe- 
lipe  ,  hicieron  un  gran  Consejo  de  Guerra  los  Alemanes^,. 
Era  la  duda  si  tomando  Quarteles  en  los  limites  de 
Castilla  ,  se  debia  enteramente  sujetar  el  Reyno  de  Va- 
lencia ,  recobrando  á  Alicante  y  Denla  y  y  sacando  de 
las  Plazas  de  Cataluña  á  los  Españoles,  ó  si  se  había 
de  ir  á  conquistar  el  Reyno  de  Navarra  ,  empezando 
por  Pamplona ,  ó  á  la  Corte  ,  para  dominar  las  Cas— 
tillas.. 

32  Los  que  creyeron  decisiva  esta  Victoria,  y  que 
ya  estaba  subvertido  el  Trono ,  fueron  de  este  üUimo 
dictamen  i  Decían  ,  no  haber  ya  fuerzas  en  España^ 
para  disputar  el  Reyno  á  los  Austríacos^  estando  ya 
vencidas  y  separadas\^  muertas  y  ó  prisioneras  las  Tro^ 
pas ,  que  había  en  ella :  Que  las  pocas  y  que  manda- 
ba el  Marqués  de  Risbourgh,  en  Portugal^  na  bastaban 
para  oponerse  á  los  Portugueses  y  que  luego  con  estos 
avisos  romperían  los  térmiuos  de  Castilla'.  Que  elP^ey 
Pheüpe  había  tomado  el  camino  de  Navarra  5  eviden^ 
te  señal  de  refugiarse  á  la  Francia  ,  por  Vizcayay 
asintiendo  al  sistema  del  Rey  Christíanisimo ,  de  que  le 
darían  algo  en  la  Italia^  sidexaba  las  Españas:  Es^ 
tar  ya  consternados  los  ánimos  y  pobres  ,  a  bebidos  y 
cansados  de  la  infelicidad  del  Principe  los  Pueblosi 
Jjisgustada  la  Nobleza  ,  opresa  con  uitrages ,  prisio- 
nes y  destierros  ;  alguna  parte  de  ella ,  firmemente- 
parcial  de  los  Austríacos  y  y  otra  ya ,  baxo  de  sus 
Vanderas  :  Que  saliendo  de  la  prisión  el  Duque  de  Me' 
dina  Cxli ,  fw  hay  duda  ,  que  conmovería  parte  de 
las  Castillas  ,  y  que  desde  Madrid ,  reynando  el  Fen- 
cedor  ,    se  podrían  enviar  Tropas ,  para   sacar    de 

den- 


Tomo  segundo»  Año  de  M.  DCCX,  3  5 

^  donde  estuviese  el  actual  Dominante ,  ya  sin  auxilio 
de  Franceses ,  por  lo  que  nuevamente  el  Rey  de  Fran^ 
cia  ofrecía ,  resumiendo  los  Tratados  de  Gertrudem-^ 
bergh  ,  y  sin  caudales  de  dinero ,   no  podría  mante-^ 
nerse  en  parte  alguna  de  la  España ,  donde  no  le  que-- 
daba  mas  Flaza  ,   que  Cádiz  ,  no  siendo  probable  se 
encerrase  en  ella  sin  Armada :  Que  no  se  debia  dexar 
respirar  las  Castillas ,  ni  Andalucía ,  porque  no  hi- 
ciesen esfuerzos  para  componer  otro  Ejercito ,  que  no 
lo  harian  ,  si  veían  en  la  Corte  al  nuevo  Rey  fortale- 
cido de  vencedores  Tropas  ,    que  solo  con  el  nombre 
triunfarían  de  qualquier  pequeña  dificultad ,  que  se 
les  ofreciese  5  y  rendidas  las  Castillas ,  no  hay  duda 
harian  lo  propio  Valencia  y  Navarra ,  y  solo  con  el 
bloqueo  de  las  Plazas  ,  que  quedaban  en  Cataluña ,  de 
cuya  poca  guarnición ,  no  habia  que  temer  nada  ,  aun- 
que se  dexasen  atrás.  De  esta  opinión  fueron  el  Gene- 
ral de  Stanop,  con  todos  los  Cabos  Ingleses,  el  Conde 
de  la  Atalaya  con  los  de  Portugal ,  y  los  Españoles, 
que  seguian  las  Vanderas  del  Rey  Carlos ,  principal- 
ir  eite  el  Duque  de  Náxera  ,  los  Condes  de   Gal  vez, 
Cifuentes ,  la  Corzana  y  Eril:  estos  por  ambición   y 
rabia  contra  los  Castellanos  5  y  los  Ingleses ,  por  aca- 
bar con  esta  guerra  ,  ó  desengañarse.  Y  añadió  Sta- 
nop :  Que  estas  instrucciones  tenia  de  Londres ,  por^ 
que  ya  no  se  podían  tolerar  los  gastos  de  la  guerra 
de  España ,  á  la  qual  era  memster  rendir ,  ó  des- 
amparar, 

3,9  ■  Staremberg,  con  los  Alemanes  ,  eran  de  con- 
traria opinión,  y  afirmaban:  Se  debia  ocupar  ant^s  la 
Navarra ,  y  tomar  el  Castillo  de  Pamplona ,  con  las 
demás  Plazas  de  la  Vizcaya^  y  por  la  Provincia  de 
Alaba  y  Rioja  entrar  en  Castilla ,  hasta  Salamanca^ 
llamando  las  Tropas  de  Portugal ,  con  las  quales  se 

E2  ha- 


J  6  Comentarlos  de  la  Cuerva  de  España, 
híibia  de  atacar  la  Galicia  ,  y  juntamente  pasar  á  An- 
dalucía ,  y  sitiar  formalmente  á  Cádiz ,  haciendo  en- 
trar tierra  dentro  el  Presidio  de  Cibr altar :  Que  to-^ 
f)iaJo  lo  mas  fuerte  ,  importaba  pocn ,  qu¿  el  Rey 
JPtelipe  se  cons-irvase  en  la  Nueva  Castilla  -^  porque 
ni  podria  juntar  Tropas  ,  ni  las  podría  enviar  el  E.ey 
Christianisimo ,  estando  ocupados-  estos  pasos ,  el  qual 
no  quería  sacar  á  su  Nieto  de  España  ,  aunque  asi 
¡o  daba  á  entender ,  para  engañar  á  los  de  la  li- 
ga ,  y  tomar  tiempo  ^  porque  vda ,  que  en  guerra  de 
tantos  Auxiliares ,  alguno  se  habia  de  apartar  pre^ 
cisamente :  Que  la  guerra  se  hada  con  Tropas  ,  y 
no  con  la  propicia  voiuntad  de  los  Parciales ,  quundo 
se  bibia  conocido  claramente  ^  que  los  Magnates  de 
España  ,  que  tanto  blasonaban  de  Poderosos ,  no  podían 
poner  en  campaña  cien  hombres'^  y  que  si  se  había  de 
esperar  en  ellos  ,  no  tenia  pocos  de  su  partido  el  Rey 
Pbeiipe  ,  y  quizá  los  mas  cuerdos :  Que  no  se  querrían 
cargar  de  nota  alguna ,  mientras  estuviese  en  España 
el  Rey  que  habían  jurado'^  porque  también  estaban  obii^ 
gados  á  defender  el  Principe  de  Asturias  ,  que  era 
Español ,  y  querían  mas  que  á  otro  alguno :  Que  sí 
dexaban  libres  las  Andalucías  y  Estremadura ,  no  po- 
drían pasar  los  Portugueses ,  y  se  restauraría  luego  el 
Rey  Fhelipe  5  porque  su  Caballería  estaba  toda  en 
píe  ^  y  que  de  la  Infantería  solo  le  faltaban  cinco  mil 
hombres ,  que  cada  día  volvían  á  buscar  sus  Vande- 
ras  :  Que  había  en  el  año  de  seis  mostrado  la  expe- 
-rienda  el  error  de  ir  á  Madrid ,  el  qual  no  era  mjs^ 
que  un  Lugar  abierto  ,  porque  la  Corte  la  hada  la 
persona  del  Principe  ^  y  ahora  la  mas  magnifica  era 
tina  Tienda  de  Campaña  ,  sí  resolvía  el  Rey  Carlos 
seguir  el  Exercito  ^  porque  era  el  mejor  expediente 
Quedarse  en  Zarfdgoza  con  alguna  gente ,  y  plantar  allí 

sus 


Tomo  segundo.  Ano  de  M.  DCCX,  3*f 

sus  Tribunales ,  hacer  mievas  Levas  ,  y  atacar  por  la 
Cataluña  á  Valencia  con  Tropas  superiores  á  las  que 
n¿andaba  D,  Antonio  del  Valle  ,  al  qual  sería  fácil 
echar  ,  porque  era  todo  el  Reyno  Parcial  de  los  AuS" 
triacos ,  y  ahora  mas  enemigo  de  los  Barbones :  Que 
las  conquistas  se  debían  hacer  con  inmediación  ^  y  no 
á  saltos-^  y  que  se  debía  ahora  empezar  la  guerra 
mas  striamente  ,  para  mantener  la  conseguida  victo^ 
ría  ,  que  era  sin  duda  decisiva  ,  usando  bien  de  ella^ 
é  inútil^  si  se  creia  ,  sin  mas  diligencia^  decisiva.  De 
esta  opinión  de  ios  Alemanes  era  el  Rey  Carlos ,  pero 
no  la  podía  seguir  5  porque  dixo  resueltamente  Sta- 
íiop:  Que  no  tomaría  con  sus  Tropas  otro  camino^  que 
el  de  Madrid:  Que  la  Rey  na  Ana  habia  ofrecido  á  los 
Austríacos  entregarles  ei  Trono ,  y  que  ellos  se  le  ha^ 
hian  de  conservar:  Que  eso  estaba  cumplido  ^ponien" 
do  al  Rey  en  la  Corte  ,  y  que  lo  demás  lo  pensasen  los 
Alemanes  y  Ks  paño  I  es  ^  porque  la  Inglaterra  no  ha^ 
hia  de  llevar  enteramente  carga  tan  pesada  ,  que  la  es^* 
taba  empobrecv'ndo-, 

34  Frevaiecíó  el  parecer  de  ios  Ingleses,  aun  re- 
pugnando Carlos,  que  esctibió  á  su  Muger  :  Que  aque^ 
lies  tendrían  la  g/oria  ,  si  el  éxito  era  bueno  ,  pero  eí 
4año ,  si  malo.  Por  los  confines  de  Navarra  marchó  el 
Exercito  Vencedor ,  y  tomó  los  Lugares  abiertos  ,  que 
estaban  en  el  camino.  Obedecían  involuntarios  los  Na- 
varros ,  constantes  en  su  fidelidad :  Fue  en  esto  insig- 
ne la  Ciudad  de  Tudela  ,  aunque  ocupada  de  algún  Pre- 
sidio Alemán.  Era  Virey  de  Navarra  D.  Fernando  de 
Pioncada  ,  Duque  de  S.  Juan  ,  hombre  de  incontras- 
table fidelidad  ,  el  qual  viendo  desprevenido  el  Castillo 
de  Pamplona  ,  pidió  gente  á  la  Francia  ,  y  el  Mariscal 
de  Monrebél  le  envió  ,  de  orden  del  Christianisimo, 
sciscieniüs  huaibxes,.  y  se  ^basteció  de  víveres  y  mu^ 

ni- 


••38  Comentarios  de  ¡a  Guerra  de  España, 
Iliciones  el  CasLÜio,  de  género  ,  que  en  treinta  y  seis 
dias  estaba  ya  capaz  de  una  dilatada  defensa.  Habia 
recogido  el  Marqués  del  Bay  las  reliquias  del  vencido 
Exerclto  con  gran  cuidado ,  y  puestolas  en  Soria,  á  car- 
go del  Teniente  General  D.  Manuel  Sello  :  siete  mil 
hombres  era  toda  la  suma  de  estas  Tropas  ^  pero  ha- 
bia en  otras  partes  algunas  Partidas  de  Caballería  ,  que 
se  estaban  uniendo,  y  los  Oficiales  se  retiraban  á  Soria 
y  Pamplona,  esperando  la  orden  del  Rey.  Huian  cada 
dia  los  prisioneros  ,  que  estaban  en  Aragón,  y  ya  en  la 
última  revista  se  hallaron  en  Soria  nueve  mil  hombres, 
mantenidos  á  expensas  de  la  Provincia.  Admirará  la  pos- 
teridad el  amor,  la  constancia  y  la  fe  de  los  Reynos 
de  Castilla ,  que  á  porfía  ,  no  cansados  ,  sino  estimu- 
lados de  la  desgracia  de  su  Principe ,  ofrecían  sus 
bienes ,  sus  haciendas  y  sus  vidas ,  para  reparar  el 
daño ,  mantenían  á  sus  expensas  las  Tropas ,  hacían  Le- 
vas de  gente,  y  aplicados  á  la  que  llaman  Causa  Comuriy 
á  nadie  amedrentó  ei  infortunio  ,  antes  fortificó  la  fide- 
lidad con  excesos  tales  ,  que  no  se  daria  crédito  á 
estos  Comentarios  ,  si  escribiésemos  lo  particular  de 
cada  pueblo  y  cada  individuo. 

35  El  Rey  Phelipe ,  con  Decreto  de  /.  de  Septiem- 
bre ,  mandó  pasar  la  Real  Familia  y  Tribunales  á  Va- 
lladolid  ,  permitiendo  á  los  que  no  podian  seguirle  el 
quedarse  en  la  Corte,  como  no  cxerciescn  su  oficio  los 
que  se  hallaban  Ministros.  El  dia  antes  habla  convo- 
cado á  la  Nobleza  ,  y  dexado  libertad  de  seguirle  ,  ó 
no  ,  con  expresiones  de  la  mayor  confianza  en  su  fi- 
delidad. Creyeron  muchos  ,  que  esta  fue  arte  ,  para 
experimentar  los  mas  leales  y  afectos  5  porque  pare- 
cían equívocas  las  palabras  ,  no  muy  gratas  á  ios  Mag- 
nates ,  que  no  las  querían  tan  obscuras ,  sino  mas  de- 
term.inadas ,  y  asi  pidió  explicación  de  ellas  el  Conde 

de 


Tomn  segundo.  Arlo  de  M,  T)CCX,  3  9 

de  LemoP ,  y  adhirió  el  Marqués  del  Carpió ,  escarmen- 
tados de  lo  que  les  sucedió  el  año  sexto  de  este  siglo, 
(como  ya  hemos  visto)  y  dixeron  estar  prontos  á  lo 
que  el  Rey  deliberadamente  ordenase.  También  esta 
era  otra  astucia  y  para  preservarse  con  preceptos  de 
la  ira  de  ambos  Principes  ^  pero  el  Rey  ,  con  palabras 
aún  mas  equívocas  dexó  la  duda  en  pie ,  ó  para  expe- 
riencia de  expontanea  fineza  de  seguirle  ,  ó  por  no 
aventurar  el  no  ser  obedecido  f  porque  en  tanta  de- 
clinación de  su  poder,  receló  declinase  la  autoridad  y 
la  obedienciv^.  Manteníanse  en  perpIexidaJ,  quaníos  que- 
rían (sin  que  fuese  á  costa  de  su  honor)  prestar  ob- 
sequios al  Rey  Carlos  f  pero  la  quitaron  con  abierta 
resolución  ,  y  propalaron  su  ánimo  de  no  dexar  al 
Rey  los  Duques  de  Mental  to,  deMontellano,de  Medina- 
Sydonia  y  el  Conde  de  Frigiliana.  Luego  asintieron^ 
casi  todos  á  tan  heroyca  resolución.  El  Rey  mandó  con-^ 
ducir  á  Francia,  al  Castillo  de  Burdeos,,  al  Duque  de 
Medina- Coeli ,  y  partió  con  su  Familia  (aunque  el  Prin-^ 
cipe  de  Asturias  con  calentura)  para  Valladolid  el  di^ 
9»  de  Septiembre:  Siguiéronle  los  Magnates  y  Nobles 
de  mas  distinción  ,  y  después  otros  muchos ,  solo  por 
no  ver  el  dominio  de  los  Austríacos  i  otros  por  necesi- 
dad de  seguir  los  Tribunales  ^  tanto  que  salieron  de  la 
Corte  treinta  mil  personas.  No  se  cceyera  ,  sr  no  se  hu- 
biera mandado  tomar  razón  de  los  que  entraron  en  Va- 
lladolid y  otros  parages,.  de  orden  del  Presidente  de 
Castilla  D.  Francisco  Ronquillo  ,  que  también  partid 
puntualmente  con  su  Consejo,  y  los  que  componían  el 
del  Gabinete  5  y  se  quedaron  en  Madrid  ,  despachados 
por  particulares  intereses,  el  Conde  de  Palma  ,  e!  Mar- 
qués de  la  Laguna  y  el  Duque  de  Hijar  ,  con  intención 
de  pasarse  al  partido  Austríaco  ,  como  después  lo  exe- 
cuiaron.  Muchas  de  las  Set'íoras  se  fueron  á  Toledo ,  y 

otras 


40       Comentarios  de  la  Guerra  de  'España. 

otras  á  sus  estados.  Quiso  salir  el  Maiqués  de  Mancé^ 

ra^  pero  el  Rey  le  mandó  lo  contrario,  porque  tenia 

mas   de  cien    años ,  y   era  hombre  de  inalterable  fe: 

ucgo  se  retiró  al  Convento  de  S.  Francisco.  También 

por  su  vejez  y  achaques  (consintiéndolo  el  Rey)  se 

quedó  en  Madrid  el  Marqués  del  Fresno. 

36     Estaba  en  su  destierro  el  Duque  del  Infantado, 
y  pidió  al  Rey  licencia    para  seguirle  ,   que  la   obtu* 
vo  ,  con  palabras  sumamente  benignas,  y  asi  lo  exe-- 
cuto.  Llegó  el  Rey  á  Valladolid,  y  el  Duque  de  Medina- 
Sydonia   echó    la  especie  ,   que  debian  los  Magnates 
propalar    al  Rey    de   Francia   su  constante    fidelidad, 
explicar  la  necesidad  ,  de  que  con  la  mayor  pronti- 
tud  enviase    socorros  ^    porque    como   sabía  en  quán 
mala  opinión    habian  puesto  á  la  Nobleza  Española 
con  el  Christianisimo   sus  Ministros  ,  recelaron  ,  que 
dando  por  desesperado  el  remedio,  descuidase  de  é\\ 
y  mas ,  quando  no  estaban  los  Tratados  de  Paz  ente- 
ramente desvanecidos  ,  porque  ya  consentía  la  Ingla- 
terra en   formarle  al  Rey  Phelipe  un  Trono  en  Italia, 
Fue  aprobado  de  todos ,  menos  del  Duque  de  0:-una, 
el  dictamen  del  de  Medina-Sydonia  f  no  porque  á  aquel 
le  aventajase  nadie  en  el  amor  al  Rey  Phelipe,  sino» 
porque  le  pareció   indecoroso    á  la  Nación ,  clamar 
por  extrangeros  socorros  ,  ya  una  vez  desamparada  de 
los  Franceses  la  España  ,  en  la  qual  creia  haber  fuer- 
zas para  reparar  el  daño  ,  si  se  aplicaban  las  necesa- 
rias diligencias  ,  y  caminaban  todos  de  buena  fe.  Esta 
delicadez  pareció  intempestiva,  y  no  fue  atendido  su 
dictamen. 

3*7  Formó  la  carta  para  Luis  XIV".  el  Conde  de 
Frigiiiana  ,  hombre  de  elegante  pluma  y  de  feliz  ex- 
plicación ^  concibióla  con  los  términos  mas  obligantes, 
y  expresivos ,  si  abatir  la  Nación  Española ,  antes  si 

en- 


Tomo  segundo.  Año  de  M.  BCCX.  41 

ensalzado  su  fidelidad  ,  y  no  disminuyendo  su  poder^ 
pero  el  mal  era  tan  grave  ,  y  peremptorio  ,  que  se  ne- 
cesitaba de   los  auxilios  de  la  Francia  ,  por  no   depen^ 
der  del  beneñcio  del  tiempo.  Firmaron  la  carta  los  Du- 
ques dellnfantado,  de  Populi ,  de  Atri,  de  Medina-Sido* 
nia,  de  Monteilano,  dex\rcos,de^brahantes,  deBaños, 
de  Veraguas ,  de  Atrisco ,  de  Sesa  ,  de  Jovenazo  ,  y  de 
Bejar  :  los  Marqueses  de  Priego ,  de  Astorga  ,  de  Ay- 
tona  5  de  Bedmár  ,  de  Villafranca,  de  Montealegre,  de 
Alnionacid  ,  y  del  Carpió  :  los  Condes  de  Lemos  ,  de 
Peñaranda ,  de  Benavente  ,  de  San  Estevan  del  Puerto, 
de  Oñate  ,  de  Frigiiiana ,  de  Baños  ,  y  el  Condestable 
de  Castilla:  también  hubiera  firmado  el  Marqués  de  Ca- 
marasa ,  pero  estaba  enfermo.  Estos  eran  los  que  se  ha- 
llaban ya  en  Valladolid  5  y  los  mismos  escribieron  al 
Duque  de  Alba,  Embaxador  en  Francia  ,  otra  carta,  pa- 
ra que  entregase  aquella  al  Rey  Christianisimo,  é  hicie*. 
se  los  mayores  esfuerzos  por  socorros  ,   mientras ,  sin 
dilación  alguna  ,  se  formaba  en  España  nuevamente  un 
exercito. 

38  El  Rey  Luis ,  quanto  tuvo  amargura  del  suceso, 
mostró  complacencia  de  esta  carta  ,  que  leyó  muchas 
veces  ,  y  exagerada  del  Delphin  ,  se  resolvió  á  enviar 
luego  á  España  catorce  mil  hombres  por  la  Navarra 
Baxa  ,  ó  la  Vizcaya ;  y  si  no  los  habia  menester  en 
Castilla  el  Rey  Phelipe  ,  que  con  ellps  ,  y  otras  tro- 
pas del  Rosellón  sitlaria  á  Girona  el  Duque  de  Noailles, 
para  hacer  una  gran  diversión  á  los  enemigos.  Pidió 
el  Rey  ,  con  carta  aparte  ,  á  su  Abuelo  ,  le  enviase  al 
Duque  de  Vandoma  ,  para  mandar  su  exercito  :  lue- 
go pasó  con  el  de  Noailles  á  Valladolid.  Tenian  orden 
de  mirar  dt  cerca  el  estado  de  las  cosas:  Ver  si  aque- 
lla carta  ,  que  firmaron  treinta  Grandes  ,  era  solo 
cumpli.niento  ,  ó  realidad  ,  y  si  habia  fuerzas  ,  para 

Tom.  IL  F  que 


42         Comentarios  de  la  Guerra  de  Espa^a^ 
que  el  socorro  ,  que  se  meditaba  enviar ,  no  fuese  inútil^ 
porque  ufanos  de  la  victoria  los  enemigos  ,  no  solo  la 
engrandecían  ,  sino  que  también  publicaban  sin  remedio 
el  mal ,  y  anadian  algunas  falsedades  probables  ,   para 
consternar  el  ánimo  del  Rey  Christianisimo,  y  apartar- 
le del  empeño.  Relaciones  vimos  publicas  ,  y  secretas, 
sacadas  de  las  Cortes  de  los  Aliados  ,  donde  estaban 
con  tal  arte  entretexidas  las  verdades  con  los  embustes, 
que  nadie  creía  en  la  Europa  ,  que  podia  restablecerse 
el  Rey  Phelipe. 

39  Apenas ,  marchando  acia  Madrid ,  dexó  los  ter-^ 
minos  de  Aragón  el  Rey  Carlos,  quando  los  Españoles, 
que  presidiaban  á  Lérida ,  Tortosa  ,  Monzón  ^  y  Mequi- 
nenza ,  ocuparon  los  caminos  de  genero  ^  que  no  se  te- 
nia en  Cataluña  noticia  alguna  del  Rey ,  y  de  su  Exer- 
cito  5  lo  que  afíigia  no  poco  á  aquella  Corte ;  porque 
íambiea  los  Españoles  ^  para  consternar  la  Provincia, 
divulgaban  mil  falsedades  ,  que  eran  fácilmente  crei- 
das  de  los  que  ignoraban  la  adversión  de  los  pueblos 
de  Castilla  al  Rey  Carlos  5  los  quales  y  consiguientes 
en  lo  que  hablan  obrado  cinco  años  antes  ,  dexaban 
las  poblaciones ,  gastaban  las  aguas,  quemaban  los  for- 
rages  ,  y  víveres  ,  aun  los  que  necesitaban  para  su  ali- 
mento. Dudóse  en  el  Exercito  del  Rey  Carlos  sobre  la 
marcha ,  si  se  destacarían  á  lo  menos  dos  mil  hombres 
contra  el  Reyno  de  Valencia,  para  darse  la  manocun  los 
que  habían  de  partir  de  Barcelona  ,  y  no  quiso  Sta- 
rembergh  desmembrar  el  exercito  ,  ya  que  todo  había 
de  pasar  á  Castilla  f  y  asi  ,  el  Conde  de  Saballá  ,  que 
estaba  destinado  por  Virey  de  Valencia,  partió  de  Bar- 
celona á  esta  em.presa  con  ocho  Naves  ,  mil  Catala- 
nes de  desembarco  de  un  nuevo  Regimiento  ,  y  todos 
los  Valencianos  ,  que  estaban  en  aquella  Corte  á  esta 
empresa.  Habíala  fom.entado  la  Condesa  de  Oropesa, 

(bica 


Tomo  segundo.  Año  de  M.  DCCX.  43 

(bien  que  ya  habia  muerto  el  Conde  su  marido)  es- 
cribiendo á  algunos  Valencianos  de  aquella  Koblezaj 
y  dixo  falsamente  ,  que  entraba  en    la  conjura  Don 
Antonio  del  Valle ,  Gobernador  de  las  Armas  de  aquel 
Reyno  ,  el  qual ,  no  ignorando ,  que  venían  á  atacarle, 
y  que  alguna  interna  commocion  habia  en  los  ánimos, 
juntó  el  Magistrado  ,  y  Nobleza  ,  y  oró  con  eficacia ,  y 
fortuna  por  el  Rey  Phelipe  ,  al  qual  dixo  :  Mantendría 
el  Reyno  ,  basta  verter  con  sus  Tropas  la  ultima  gota 
desangre:  Que  nada  pedia  sino  la  quietud  ^  pues  solo 
con  sus  Armas  baria  frente  á  los  'Enemigos :  Que  en 
caso  de  ser  vencido ,  podrian  ellos   deliberar  de  j/, 
acordándose  siempre  de  quantos  males ,  y  desgracias 
les  habia  ocasionado  la  guerra  ,  y  la  indignación  jus* 
ta  del  poder  de  las  Armas  del  Rey  Catholico :  Que  aun 
habiendo  otra  vez  salido  de  la  Corte  ,  nada  habian  saca-- 
do  sino  el  escarmiento  sus  enemigos  :  Que  creyesen  á 
la  experiencia  ^y  no  á  las  falsas  sugestiones  de  los  Re^ 
beldes  de  su  propia  Patria ,  para  labrar  de  sus  ruinas 
su  fortuna.    Todos  ofrecieron  fidelidad  al   Rey  Pheli- 
pe ,  y  la  Nobleza  sus  vidas  ,  y  haciendas.  Llegó  con 
la  referida  Esquadra  el  Conde  de  Saballá  á  la  Playa  de 
Valencia  :   hizo    el   primer   desembarco  de  trescientos 
hombres  ,  y  acudió  á  las  Marinas  con  dos  mil  caba- 
llos. Don  Antonio  del  Valle  ,  vio  al  amanecer ,  á  los 
que  pisaban   orgullosos  la  arena  :  acometiólos  ,  y  los 
puso  en  vergonzosa  huida.    Volviéronse  tumuítuaria- 
mente  á  embarcar  :   fiaban  mas  en  las  ocultas  inteli- 
gencias ,  que  en  las  armas  :   calió  la  tierra  toda ,   y  se 
aseguraron  por  el  Rey  los  pueblos.  Don  Antonio  mos- 
tró su  fidelidad  ,  y  lo  falso   del  esparcido  rum«r  ,  para 
que  el  miedo  de  él  le  hiciese  prevaricar.  Los  Gefes  de 
aquella  mal  ideada  Expeücion  volvieron    con  la   gen- 
|e  á  Barcelona  desayrados.  La  Reyna  Isabel  se  que- 

F^  jó 


44      Comentarios  de  ¡a  Guerra  de  España, 
jo  de  la  Condesa  de  Oropesa  ,  y  de  haber  sido  enga^ 
fiada. 

40  No  daba  paso  ,  que  no  fuese  infeliz  el  Rey  Car- 
los en  Castilla  ^  porque  era  menester  para  la  obedien- 
cia usar  del  mayor  rigor  ,  que  degeneró  en  ira  ^  y  en 
tal  desorden  ,  que  executaban  los  Alemanes  ,  é  Ingle- 
ses las  mas  exquisitas  crueldades  contra  los  Castella* 
nos.  Los  Hereges  estendian  su  furor  á  los  Templos,  é 
Im:{genes  ,  haciendo  de  ellas  escarnio  ,  y  servirles  tor- 
pemente á  su  lascivia  :  bebian  en  los  Sagrados  Cálices 
y  derramando  los  Santos  Óleos ,  ungían  con  ellos  los 
caballos  ,  y  pisaban  las  Hostias  Consagradas.  Se  halló 
en  un  Lugar  ILmado  Tartanedo  un  Lienzo,  echado  en 
un  rincón  de  una  casa  ,  en  que  hablan  los  Hereges, 
que  en  ella  se  alojaban  ,  embuelto  unas  Partículas 
Consagradas  ,  que  bañaron  el  Lienzo  en  sangre ,  en  for-» 
ma  de  seis  Partículas  ,  perfectamente  impresas,  el  qual, 
muchas  veces  lavado  ,  las  conserva  :  Le  hemos  visto, 
y  reberentemente  besado  con  nuestros  labios.  Después 
le  vieron  infinitos  de  los  que  con  el  Rey  Phelipe  vol- 
vieron á  Castilla ,  y  el  Duque  de  Montellano  le  hizo 
once  veces  lavar  en  su  presencia  ,  sin  que  pudiesen  qui- 
tar la  impresión  viva  de  aquella  Divina  Sangre  5  y  ju- 
raron los  testigos  presentes  ,  al  desemvolver  el  Lien- 
zo ,  quando  le  hallaron,  que  la  vieron  por  él  correr  á 
trechos. 

41  No  llegaban  á  los  oídos  del  Rey  Carlos  estos 
desordenes  ,  que  no  los  permitirla  su  piedad,  y  Religión; 
Servíase  de  tropas  Auxiliares  ,  y  era  preciso  contem- 
plarlas ,  sin  averiguar  exactamente  sus  operacio- 
nes ,  porque  se  aventuraba  el  respeto.  Mal  reci- 
bido de  todos  los  Lugares  ,  por  donde  pasaba  ,  llegó 
á  vista  de  Madrid  el  Exercito  el  dia  2^.  de  Septiem- 
bre :  era  Corregidor  Don  Antonio  Sanguineto ,  elegido 

por 


Tomo  segundo.  Ano  de  M.  DCCX,  45 

por  el  cuerpo  de  la  Villa  en  esta  ocasión  ,  con  apro- 
bación del  Rey  Phelipe  ,  porque  se  habia  pasado  á  Va- 
lladolid  el  Conde  de  la  Xarosa  ,  que  ocupaba  este  em- 
pleo. Habia  el  Rey  Carlos  recibido  el  omenage  de  la 
Villa  ,  desde  que  llegó  el  exerciio  á  Alcalá  de  Hena- 
res ,  porque  se  evitase  toda  hostilidad.  Asi  lo  habia  de- 
xado  ordenado  el  Rey  Phelipe ,  que  estaba  tan  vivo  en 
el  corazón  de  los  de  la  Corte  de  Madrid  ,  que  admiró 
Síanop  (  que  entró  primero)  la  general  tristeza  del  pue- 
blo, pues  estaban  ceradas  las  mas  de  las  casas,  tien^ 
das  ,  y  oficinas  :  pocos  niños  aclamaban  al  Austría- 
co Principe  ,  y  no  lo  hacian  sin  recibir  dinero  del  Ge- 
neral inglés  ,  que  bueito  á  los  Reales ,  vaticinó  triste- 
mente. Estaba  entonces  el  Rey  Carlos  en  Villaverde ,  y 
después  pasó  á  la  Quinta  del  Conde  Aguilar  ,  don- 
de aguardábalos  obsequios  de  los  magnates,  que  solo 
acudieron  el  Duque  de  Hijar  ,  el  Conde  de  Palma ,  y  eí 
Marqués  de  la  Laguna  ,  que  cerno  diximos  ,  se  queda- 
ron en  la  Corte.  También  le  prestó  obediencia  el  Ar- 
zobispo de  Valencia ,  el  Conde  de  Cardona  ,  y  otros 
Nobles  de  menor  esfera.  Luego  desesperó  el  Rey  Car- 
los de  serlo  de  Castilla  ,  sin  la  fuerza  ,  y  asi  lo  significo 
á  Staiembergh  ,  dicieedole  :  jQtie  usase  del  rigor  ,  por- 
que estaban  rodeados  de  desafectos.  Luego  se  conoció  el 
error  de  Síanop  en  querer  venir  á  la  Corte  ,  porque 
aunque  estaba  á  vista  de  ella  acantonado  todo  el  exer- 
cito  ,  cerraban  con  partidas  de  caballería  los  pasos  ,  y 
por  el  monte  de  Guadarrama  para  Madrid  ,  por  to- 
das partes  Don  Feliciano  Bracamonte,  y  Don  Joseph 
Vallejo  ,  hombres  del  mayor  valor ,  pericia  ,  y  fideli- 
dad ,  los  quales  tenian  contra  el  exercito  enemigo  tan- 
tas espías  ,  quantos  moradores  habia  en  los  vecinos 
Lugarejos.  Formóse  en  el  Campo  un  Consejo  de  Gabi- 
nete j  en  q^ue  fueron  admiúdos  el  Arzobispo   de  Va- 


y 


46         Comentarlos  de  la  Guerra  de  España. 
Icncia  ,  y  el  Duque  de  Hijar.  Siempre  discordaban  Sta- 
iiop  ,  y  el  Principe  Antonio  de  Leichtesteim  ,   á  quien 
adhería  Starembergh  ^  pero  prevaleció  el  dictaai:ri  del 
Secretario  del  despacho  Universal  Don  Rimon  Villana 
Perlas  ,  que  gozaba  enteramente  del  favor  del  Rey  Car- 
los 5  de  quien  intercepto  Don  Joseph  Vallejo  una  Carta, 
que  escribía  ala  Reyna  su  muger,  »>qu  janiose  de  los 
»> dictámenes  del  General  Inglés,  que  le  habia  traído  á 
»  experimentar  el  desafecto  de  los  Castellanos  ,  pues  era 
»  cada  dia  mayor ,  y  que  solo  tres  hombres  de  distinción 
»  hablan  pasado  á  su  partido  ^  pero  pobres ,  y  de  corta 
«autoridad:  Que  muchas  mugeres  de  los  Grandes,  que 
»  estaban  con  el  Principe  Eugenio  ,  le  habían  prestado 
5> obediencia  ,  algunas  veces  en  público,  y  otras   en 
í> secreto  ,  para  estar  en  ambos  partidos ,  siendo  yacía- 
w  ro  ,  que  el  suyo  solo  ¿e  podía  adelantar  á  f aerza  de 
»>  armas. 

42  También  se  interceptaron  cartas  de  la  Reyna 
Isabel  al  Rey  Carlos,  en  que  se  quajaba  de  la  frustrada 
expedición  de  Valencia ,  y  que  ocupaban  los  caminos  los 
Españoles.  Estas  cartas  ,  que  traxo  Don  Gerónimo  de 
Solís  á  Valladolid ,  mandó  el  Rey  Phelípe  leer  en  públi- 
co en  sus  antecámaras ,  y  expresó  el  agradecimiento,  que 
debia  tener  á  los  Castellanos- 

43  Mandó  el  Rey  Carlos  abrir  las  Cárceles ,  y  salió 
de  ellas  D.Bonifacio  Manrique,  que  luego  siguió  las  Van- 
deras  Austríacas  ;  y  el  que  era  en  la  prisión  inocente, 
fue  en  la  libertad  Reo.  Pasáronse  al  mismo  partido  Don 
Antonio  de  Villarroél  ,  Theniente  General  ,  después 
de  hiber  recibido  ayuda  de  costa  del  Rey  Phelípe  pira 
seguirle  ^  Don  Luis  de  C')rdova,  hermiino  del  Mirqués 
de  Priego;  Don  Jayme  Muñeses  de  Sylva  ,  hermano  del 
Conde  de  Cifuentes  ;  el  Marqués  de  Valparaíso  ,  y  el 
de  Valde- Torres,  los  mas  sin  otro  motivo  ,  que  amar 

U 


Tomo  segundo.  Arlo  de  M,  BCCX.         ^^ 
Í2t  novedad  :  á  estos  los  llamaba  publicamente  Starem- 
bergh  Christianos  nuevos:  Stanop^traydores:  Antonio  de 
Leichtesteim  5  hombres  sin  ley :  D.  Ramón  Vilana  Perlas, 
desesperados;  y  el  Rey  Carlos 5  miserables. 

44  Estos  epitectos  ganaren  los  que  ya  creyendo 
subvertido  el  Trono  del  Rey  Phelipe  ,  le  adelantaroa 
al  obsequio  de  su  enemigo  ,  de  quien  no  lograron  apre- 
cio: otros  [Nobles,  y  Títulos,  que  estaban  desconten- 
tos de  su  fortuna  ,  se  pasaron  también  :  Grandes  de 
España  ninguno ,  mas  que  el  Conde  de  Palma  :  el  Du- 
que de  Hijar  no  lo  era  sino  por  su  muger  :  el  Marqués 
de  la  Laguna  aun  no  lo  era  ,  porque  vivia  su  Madre 
la  Condesa  de  Paredes, que  también  reconoció  ai  nue- 
vo Rey :  ni  aún  con  ser  llamados  de  un  Edicto  ,  pa- 
recieron otros :  estaba  este  concebido  con  términos  de 
ía  mayor  clemencia  :  ofrecia  general  perdón ,  bienes, 
prerrogativas  ,  y  honores  á  los  que  en  el  termino  de 
un  mes  reconociesen  por  Rey  de  las  Españas  á  Carlos 
III.  Mandó  salir  de  los  Monasterios  á  las  mugeres  de 
Grandes,  que  á  ellos  se  habían  retirado,  y  que  pasa- 
sen á  Toledo ,  á  donde  se  habia  prestado  el  acostum» 
brado  juramenta  ,  y  le  ocupaban  un  Regimiento  de  ín— 
fantería  con  el  Conde  de  la  Atalaya.  Muchas  Señoras: 
no  obedecieron  ,  y  se  quedaron  en  los  Conventos ,  y 
una  de  ellas  fue  ia  Duquesa  de  Medina-Coeli.  El  Duque 
Vandoma  ,  como  Capitán  General  de  las  Tropas ,  se 
quejó  á  Staremibcrgh  de  esta  usada  severidad  con  mu- 
geres de  tan  alta  esfera  y  y  respondió :  jQue  era  para 
viíiycr  seguridad  de  sus  personas  ,  y  que  se  dexarian 
en  Hbertad  ,  quando  la  tuviesen  los  maridos.  Con  esto 
daba  á  entender  lo  que  no  creia ,  de  que  seguían  al  Rey 
Phelipe  violentos  5  y  aunque  en  parte  no  era  vana  la- 
sospecha,  estaban  violentados  de  su  propio  honor  ,  los. 
que  no  inflamados  del  afecto* 


4^         Ccnienf arios  de  la  Guerra  de  España. 

45     Habiíin  los  Tribunales  del  Rey  Phelipe  pasado 
con  U  Reyna  á  la  Ciudad  de  Vitoria,  y  no  halló  el  Rey 
Carlos  en  la  Corte  Ministros  para  formar  los  suyos  5  y 
asi  creo  por  Presidente  de  la  Sala  Criminal  de  Alcalr- 
des  á  Don  Francisco  Alvarez  Guerreros:  nombró  Mi- 
nistros ,  y  solo  dio  Despachos  en  Ínterin ,  por  no  qui- 
tar á  los  ausentes  la  esperanza  de  volver  á  sus  empleos: 
jquitó  el  de  Corregidor  á  Don  Antonio  Sanguineto  ,  y 
puso  al  Marqués  de  Palomares^  y  esto   acabó  con  la 
providencia   para  los  víveres ,  y  con  la  quietud  del  pue- 
blo, porque  la  prudencia  ,  y  ajustada  dirección  de  San- 
guineto ,  contenia  en  orden  al  vulgo  ,  ya  inclinado  al 
tumulto  por  falta  de  pan  5  pues  no  permitían  las  parti- 
das de  caballería  de  Vallejo ,  y  Bracamonte  ,  que  se  ín^ 
troiuxesen  en  Madrid,  ni  los  alieaaos  querían  traer- 
los ,  por  sí  el  hambre  ocasionaba  una  rebelión  ,  y  lle- 
gaban á  las  armas.  Esta  malicia  oportuna  ,  aunque  age- 
na  de  caridad  ,  fue  de  suma  importancia,  porque  no  se 
podía  mantener  un  exercíto  de    2  89.  hombres  ,  y  tan 
gran  cantidad  de  bagages  en  un  Lugar  ,  que  ya  pade- 
cía entera  falta  de  todo,  y  de  quien  violentamente  se 
sacaba  el  preciso  alimento  ,  por  no  haber  otro  reme- 
dio de  subsistir  las  tropas  ^  y    aunque  enviase  el  Rey 
Carlos  partidas  de  Caballería  por  los  vecinos  Lugares 
á  buscar  víveres  ,  les  hacia  tantas  emboscadas  Don  Jo- 
seph  Vallejo  con  exacta  noticia  de  la  tierra  ,  y  el  favor 
de  los  paysanos,  que  nada  lográbanlos  Alemanes jsiem" 
pre  vencidos,  ó  ahuyentados. 

46  Determinó  el  Rey  Carlos  hacer  su  pública  en- 
trada en  la  Villa  ^  y  visitando  antes  el  Santuario  de 
nuestra  Señora  de  Atocha ,  subió  por  la  propia  calle, 
acompañado  de  dos  mil  caballos,  que  le  precedían  de 
sus  Guardias  ,  y  su  familia^  ni  aun  la  curiosidad  mo- 
vió al  Pueblo  5  y  retirado  á  sus  casas  rebosaban  melan* 

co- 


'•^  í 


Tonwprimero.  Año  M.  DCCX.  49 

eolia  las  Plazas.  Oíanse  voces  de  niños  ,  que  atraídos 
con  dineros,  aclamaban  al  nuevo  Rey  ,  y  alguna  vez 
se  oia   aclamar  á  Phelipe  V.  Esto  hirió  altamente  eí 
ánimo  del  Principe  Austríaco  5  y  al  llegar  á  la  Puer- 
ta que  llaman  de  Guadaíaxaia  ,  sin  proseguir  hasta  el 
Real  Palacio ,  como  era  costumbre  ,  declinó  por  la  de- 
recha ,  y  por  la  calle  de  Alcalá  ,  y  su  Puerta ,  volvió 
á  salir  de  Madrid  ,  diciendo,  que  era  una  Corte  sin  gen- 
te. Desterró  á  muchos,  que  le  parecía  promovían  el 
afecto  á  su  Enemigo  5  mandó  que  entregase  las  armas 
el  Pueblo  ^  pero  no  fue  obedecido ;  mas  fácilmente  lo- 
gró que  entregasen  los  Caballos ,  porque  los  necesitaba 
el  Exercito  para  reclutar  los  que  habían  perecido  por 
falta  de  forrage.  No  dexaba  de  reconocer  quan  difícil 
era  mantenerse  en  aquella  Corte  ^  y  mientras  embara- 
zaba Ja  variedad  de  dictámenes  las  operaciones   del 
Exercito  ,  prosiguió  en  formar  Tribunales ,  y  proveer 
los  principales  empleos.  Dio  la  Presidencia  de  Castilla 
al  Conde  de  Palma ,  y  éste  se  excusó  de  ella  ,  sirvién- 
dola en  Ínterin  el  Marqués  de  Castrillo  5  la  Presidencia 
de  Hacienda  ,  á  Don  Atanasio  Esterepa ,  Obispo  de 
3SJícopoU  ,  y  se  dio  Plaza  en  este  Consejo   á  los  Con- 
des de  Clavijo ,  y  de  Belmonte  ^  mandó  presidir  en  el 
Tribunal  de  Cuentas  al  Marqués  de  Canil! : jas  ,  en  eí 
Consejo  de  Indias  á  Don   Pedro  Gamarra ,  donde  se 
nombraron  por  Consejeros  al  Marqués  de  la  Laguna  ,  y 
á  Don  Pvamon  Portocarrero.  No  se  dio  esta  Pcesiden" 
cía  ,  porque  la  tenia  en  propieÁ^d  el  Duque  de  Uzeda, 
de  qui:'n  habla  recibido  eí  Rey  Garlos  ocultamente ,  no 
pocos   servicios.   Nombróse  por  Virey  de  Aragón  sA 
Duque  de  HIjar. 

47     Viendo  ya  abierto  el  camino  á  las  mercedes, 

prestaron  obediencia  al  Rey  Carlos  los  Marqueses  de 

Corpa  ,   y  de  las  Minas  ios  Condes  de  feíiuela  ,  y 

.  .  Tom.  11,  Q  Her- 


50        Comenturios  de  la  Guerra  de  Espaua. 
Hernan-Nuucz; cargó  gran  goipe  de  Memoriales,  tan- 
to ,  que  dixo  el  Rey  ;  Que  babia  hallado  quien  le  pi-* 
dia'^  pero  no  quien  le  sirviese»  El  Decreto  le  díó  ea 
voz  t^:l  Secretario, diciendo: ^«e  Carlos  IIL  hasta  en^ 
tonces  no  era  mas  que  General  de  sus  Tropas ,  que  se 
despack<'íiun  en  el  Trono  las  pretensiones.  Deseábase 
mucho  trvier  al  obsequio  al  Marqués  de  Mancéra ,  que 
estaba  retirado  en  el  Convento  de  San  Francisco ,  co- 
mo diximos,fueselo  á  persuadir  Don  Luis  de  Hijar ;  pe- 
ro constante  el  Marqués,  respondió  :  Que  no  tenia  mas 
qve  una  Fe  ,  y  un  Rey  ,  viviendo  el  qtial ,  no  podia  ju* 
rar  otro :  Qu^  estaba  ya  vecino  al  sepulcro ,  porque  pa^ 
faba  de  cien  años  ,y  que  no  quería  poner  este  borrón 
en  su  nombre,  JSio  sacó  otra  respuesta  el  General  Sta- 
nop ,    que  fue  después  á  verle  \   admiró  su  firmeza, 
y  no  le  pareció  al  Rey  Carlos  usar  del  rigor  con  ua 
hombre  medio  difunto  ^  lo  propio  executó  con  el  Mar- 
qués del  Fíesno,  que   no  quiso  reconocerle»  Estos  mis- 
mos exemplos  tomaron  muchos  ,   que  retirados  en   sus 
casas  dentro  de  Madrid  ,  nunca  prestaron  obediencia. 
Iba  desmembrando  el  Exercito  la  disolución  de  los  Sol- 
dados ,  la  gula  ,la  embriaguez,  y  la  luxuria.  Llenáron- 
se los  Hospitales ,  y  á  pocos  aconteció  la  suerte  de 
salir  de  ellos ,  porque  los  cirujanos  les  envenenaban  las 
llagas  con  mortal  odio ,  y  los  que  podía  la  gente  del 
Pueblo  matar  alevosamente,  lo  contaba  en  triunfo.  Dis- 
minuíase la  caballería  por  instantes,  vencida  en  Par- 
tidas de  las  de  Vallejo  ,  y  Bracamonte  ,  el  qual    to- 
mó muchos  equipage¡,  que  se  restituían  á  Aragón;  y 
envió  al  Rey  Phelipe  la  plata  ,  y  el   dinero ,  que  se 
halló  en  ellos.  (  rara,  y  maravillosa  moderación  en  un 
Soldado  !  )  Don  Joseph  Vallejo  se  atrevió  á  tomar  al- 
gunos Carros  de  víveres   de  las  Puertas  de   Madrid, 
hizo  ochucientüs  caballos,  c^ue  con  el  Varón  de 


JD. 


'^K 


Tomo  segando.  Año  M,  BCCX,  5 1 

Vecél  pasaban  á  Zaragoza.  Sorprehendió  en  Ocaña  un 
Regimiento   de  Portugueses  ,  y  en  las  alturas  de  Al- 
calá burló  la  arrogancia  del  General  Stanop ,  que  coa 
dos  mil  Caballos  le  buscaba.  Llegó  su  osadía  á  que- 
rer coger  al  Rey  Carlos  en  el  Pardo  ,  á  donde  habia 
salido  á  caza ,  y  lo  hubiera  logrado  ,  si  no  estuviera 
avisado  el  Rey  de  uno   de  los  Guardias  del  Bosque, 
que  temió  ser  todos  pasados  á  cuchillo  si  esto  succedia. 
AI  fin  logró  Don  Joseph  Vallejo  hacer  molesto  su  nom- 
bre á  los  enemigos ,  y  tener  inquieto  y  sin  víveres  el 
Exercito.  No  grandes ,  pero  oportunas  hazañas  ,  que  le 
dieron  no  pequeña  gloria.  Toda  la  disposición  de  Sta- 
rembergh  era  aguardar  á  que  entrasen  por  la  Estro- 
madura  los  Portugueses ,  para  irles  al   encuentro ,  y 
unidos  los  Exercitos ,  atacar  en  qualquier  parage  las 
Tropas ,  que  estaba  volviendo  á  juntar  el  Rey  Pheli- 
pe,  de  las  quales  se  nombró  por  General  al  Duque  de 
Vandoma  ^  se  crearon  por  Capitanes  Generales  al  Du- 
que de  Populi  5  al  Conde  de  Aguilár  ,  al  Marqués  de 
Toy,  al  de  A  y  tona  5  y  al  Conde  de  las  Torres,  y  se 
mandó  venir  al  Marqués  de  Valdecañas  ,  que  ya  lo  era. 
Herido  de  alguna  envidia  de  no  serlo  tambicn  el  Du- 
que de  Osuna ,  se  retiró  con  la  Reyna  á  Vitoria  ,  y  se 
alojó  en  un  pequeño  Lugarejo ,  con  su  hermano  el  Con- 
de de  Pinto,  no  sin  la  censura  de  que  reparase  en  es- 
tas delicadezas  á  tiempo  que  el  Rey  estaba  en  ia  mas 
ardua  ,  y  fatal  coyuntura  ,  y  que  tenia  en  evid^^nte  pe- 
ligro su  Corona. 

48  No  creerán  los  venideros  siglos  tantas  dificul- 
tades allanadas  insensiblemente  en  cinquenta  dias  ,  y 
que  se  los  hayan  los  enemigos  dado  de  tiempo  al  Rey 
PheíT^  para  restaurar  su  Exercito  ,  que  ya  se  compo- 
nía de  veinte  y  dos  mil  hombres.  Esta  gente  se  juntó  á 
expensas  de  los  Reynos  de  Castilla ,  y  Aadalucia  5  se 


§3  Comentarios  de  ¡a  Guerra  de  España. 
armó  ,  y  vistió  con  el  cuidado  del  Conde  de  Aguilír, 
y  la  actividad  de  Don  Baltasar  Patino  ,  Marqués  de 
Casteíár  ,  hombres  ambos  de  la  mayor  eficacia  en  los 
negocios  ,  y  de  incomparable  inteligencia  en  la  meca- 
nica  de  la  Guerra  ,  en  la  qual  excedía  á  los  mas  expe- 
rimentados el  Conde  5  sin  quitarles  su  Militar  pericia, 
y  valor.  Ninguno  en  esta  ocasión  sirvió  mas  al  Rty 
Catholico ,  facilitando  al  parecer  iriiposibki.^  porque 
de  un  Exercito  vencido,  derramado, y  abatido^  de  un 
Erario  exacto  ,  y  sin  fondos  ^  de  un  Reyno  vacilante ,  y 
solo  voluntariamente ,  y  por  su  fidelidad  sumiso ,  for^ 
mó  un  Exercito ,  que  como  veremos ,  restableció  el  Tro- 
no á  la  casa  de  los  Borbones,  que  reynat5an  en  Es" 
paña. 

49  Todos  los  lauros  de  la  Victoria  perdió  en  los 
ocios  de  Madrid  Starembergh.  Parece  que  tenia  aque- 
lla Corte  narcóticos,  ó  beleños,  para  adormecer  los 
ánimos  ,  pues  no  escarmentados  del  error  del  Marqués 
de  las  Minas,  y  Gallobay  el  año  de  i^'oá  que  dieron 
quarenta  días  de  tiempo  al  Rey  Phelipe  para  reunir  sus 
Tropas,  y  que  baxasen  de  la  Francia  socorros,  aho- 
ra le  dio  mayor  dilación  Starembergh ,  esperando  que 
los  Portugueses  entrasen  por  Estremadura  ,  lo  que  so- 
licitaban incesantamente  sin  fruto  5  porque  el  Rey  Phe- 
lipe ,  dexando  á  Valladolid  puso  su  Éxerci.o  en  Al- 
Diaráz ,  ocupó  el  Puente  ,  y  dispuso  sus  Tropas  de  ge- 
nero ,  que  no  podia  á  un  tiempo  ser  atacado  de  am- 
bos Exercitos ,  y  se  hallaba  con  fuerzas  no  solo  de  re- 
sistir á  uno,  sino  también  con  probabilidad  de  ven- 
cerle. Esta  disposición  5 y  acampamento  salvó  á  la  Es- 
paña ,  porque  no  podian  ya  por  parte  alguna  pasar  á 
Tajo  los  Portugueses;  y  aunque  estaba  poco  distante 
el  Puente  que  llaman  del  Arzobispo ,  y  el  de  Alcán- 
tara^ todo^  €st^ban  fortificados^  y  bien  guarnec.dos, 


Tomo  segundo.  Año  de  M,  CCX,  S  3 

y    guardaba   otros    pasos  el   Marqués  de    Bay    con 
la  mayor  vigilancia.  Ni  por   Galicia   podian    hacer 
alguna    distracción  ,  porque    vigilaba    en     sus    limi- 
tes con  buen   numero  de  gente  el   Marqués    de  Ris- 
bourgh.  Quisieron  los  Portugueses  desesperados  entrar 
en  castilla ,  atacar  por  la  Andalucía  ,  y  tomaron  á 
Xíirez  de  la  Frontera  con  poco  trabajo  ^  pero  luego 
retrocedieron  ,  para   observar  el   Exercito  Enemigo, 
por  si  había  forma  de  juntarse  con  los  Alemanes  ,  lo 
que  hubieran  conseguido ,  si  luego   que  se  perdió  la 
Batalla  de  Zaragoza  ,  hubieran  ocupado    la  Estrema- 
dura  5  porque   eran  inferiores  las  Tropas  que  alli  te- 
nia el  Rey  Phelipe.  Esta  culpa  cargaban  sobre  los  Por- 
tugueses los  Ministros  Austríacos^   pero  el  Rey  Don 
Juau  de  Portugal  no  quiso  aventurar  otra  vez  su  Exer- 
cito, no  olvidado  de  que  por  semejante  osadía  habia  per- 
dido, baxo  del  mando  del  Marqués  de  las  Minas,  todas 
las  Tropas  su  padre  ,  y  asi  se  contuvo  hasta  que  pudie- 
se 5  sin  riesgo,  juntarse  á  los  Alemanes.  Esto  no  pu- 
do lograr,  porque  pasó  la  oportunidad ,  de  lo  que  de- 
pendió toda  la   fortuna  del  Rey  Phelipe.  Dieren  por 
disculpa  ,  que  no  tenían  prevenidos  víveres  para  mar- 
'  cha  tan  iacietta  ,  y  dilatada ,  en  País  tan  enemigo.  Es- 
■  ta  mesma  dio  Starembergh  para  entretenerse  en  Ma- 
drid ,  y  Cbperar  noticia  de  lo  que  habían  determinado 
los  Portugueses.  Estos  avisos  no  podian  pasar ,  porque 
las  Tropas  Españolas  ocupaban  acia  Estremadura  los 
•  pasos,  y  en  Castilla  sitiaban  al  Exercito  del  Rey  Car- 
los ias  partidas  de  Caballería  del  Rey  Phelipe  ,  como 
dixiiuos.  Quando  partieron  los   Tribunales  á    Vitoria 
cenia  Rey  na  Mana  Luisa  ,  y  el  Principe  de  Asturias 
la  Siguieron  muchos  Magnates ,  cuya  salud  ,  ó  medios, 
no  permitían  seguir  al  Rey  ,  al  qual  sirvieron  sin  ofi- 
cio alguno  ea  toda  i«i  campaña  los  Dug^aes  del  Infan- 
ta- 


54  Comentarios  de  ¡a  Guerra  de  España, 
tado  ,  de  Montellano  ,  de  Bejar ,  los  Condes  de  Lemos, 
y  de  Peñaranda ,  los  Consejeros  del  Gabinete ,  y  to- 
dos los  Oficiales  de  las  Guardias  ,  y  de  la  F¿imili3 
Real^  otros  Nobles  de  la  primera  y  scguaJa  esfera 
se  quedaron  en  Valladolid,  porque  embarazarla  encam- 
pana tanta  gente  inútil  para  la  Guerra.  Quedaba  dis- 
puesto ,  que  el  Duque  de  Noailles  sitiase  á  Girona ,  pa- 
ra diversión  del  Exercito  enemigo ,  y  que  tomada  es* 
ta  se  internase  mas  en  la  Cataluña  ,  para  cogerle  de 
espaldas^  y  asi  se  entretenia  al  Rey  Phelipeen  el  Puen- 
te de  Almarázj  hasta  que  supiese  que  el  Duque  de  Nuai- 
lies  había  ya  embestido  á  la  Plaza  ,  comj  lo  hizo  á  los 
últimos  dei  mes  de  Diciembre. 

go     Nunca  estuv»>  mas  confuso,  ni  apesarado  Sta- 
rembergh  ,  porque  la  falta  de  noticias  le  tenia  en  una 
dañosa  indecisión.  Ya  n^  era  tiempo  de  ir  á  sitiar  á 
Pamplona,  porque   la  guarnecían  los  Franceses  con  el 
Marqués  deDupont,  no  podia  penetraren  Castilla  poc 
falta  de   víveres ,  no  ignorando  quan  bien  acampado, 
y  en  lugar  veitajoso  estaba  el  Exercito  del  Rey  Phe- 
íipe  ,  y  creía  ,  que  el  no  moverse  de  Almaraz  era  por 
esperar  que  lo  hiciese  el  Alemán ,  y  observar  sus  pa- 
sos ;  ni  era  tiempo  de  empresa  alguna  ,  estando  ya  tan 
adelantado  el  Otoño  ,  y  cansado  el  Exercito  de  los 
vicios ,  que  engendró  el  ocio  ,  disminuido  ,  y  sin  bríos 
porque  conocían  claramente  estar  en  tierra  enemiga, 
que  cada  día  daba  muestras  mas  evidentes  de  su  cons- 
tante fidelidad  al  Rey  Phelipe.  Para  decidir  tantas  du- 
das ,  juntó  el  Rey  Carlos  Consejo  de  Guerra.  Todos 
fueron  de  parecer  ,  que  se  retirase  del  Exercito  su ^ler- 
sona  ,  y  se  restituyese  á  Cataluña ,  porque    eran  in- 
ciertas las   operaciones ,  dependiendo  de  las  del  Ene- 
migo. Respondió  con  magnanimidad  el  Rey:  Que  n0 
baiia  junta  Jo  el  Consejo  -¿ara  deñterar  de  su  seguri^ 

dudp 


Tomo  secundo.  Año  de  M.  DCCX,  5  5 

dad  y  sino  de  lo  que  debían  'as  Tropas  exect/tar, 

5 1     Les  Ingleses  ,  y  Portugueses  querían  fortificar 
á  Toledo  ,  plantar  aili  la  Corte  ,  y  acantonar  el  Exer- 
cito,  poniendo  en  contribución  la   Provincia:  Bel-Cas- 
tél,  General  Glandes,  y  a<gunos  Alemanes  ,  querian 
poner  la  Corte  en  Zaragoza  ,  y  retirar  á  Aragón  las 
Tropas.  Starembergh  era  de  parecer  de  retirar  á  Bar- 
celona al  Rey  y  y  tomar  Quarteles  en  la  raya  de  Cas- 
tilla, en  la  parte  mas  internada  con  Aragón  ,  y  espe- 
rar la  resolución  del  enemigo.  En  tanta   variedad  de 
dictámenes,  no  se  atrevió  el  Rey  Carlos  á  seguir  al- 
guno 5  y  estando  embarazado  en  estas  dudas  ,  un  de- 
sertor Español ,  á  quien  ofreció  la  Reyna  Isabel  gran- 
des premios  si  entregaba  á  su  marido  una  Cana  ,  ía 
puso  fielmente  en  manos  del  Rey  Carlos ,  en  la  qual 
avisaba  )a  Reyna :  »»  Que  había  llegado  á  Pcrpiñan 
wcon  15©   hombres  el  Duque  de  Nouüles  j  y  que  aurv- 
»que  se  esparcía  la  voz  de  que  sitiaba  á  Girona  ,  era 
»>lo  mas  cierto,  que  baxaba    á  Cataluña  á  ocupar  los 
9y  pasos  por  donde  podía  volver  á  Barcelona  el  Rey, 
wpara  prohibirle  esta   retirada ,  quando    moviese  sus 
«Tropas  el  enemigo ;   y  que  asi    resolviese   á  tiem- 
wpolo  que  debía   executar  para  asegurar  su  persona, 
«porque  después  no  le  tendría,  si  quince  mil  France- 
»ses  ,  unidos  a  las  guarniciones  Españolas  ,  ocupabaa 
«la  Cataluña.  Esta  carta  solo  la  dio  el  Rey  á  ver  al 
Principe  Antonio  de  Leichtestein ,  á  Guido  Starembergh, 
y  á  Don  Ramón  Vilana  Perlas  ;  y  se  resolvió  que  se 
moviese  el  Exercito  con  el  Rey  baxo  el  pretexto  de  fun- 
dar la  Corte  en  To!ed(i ,   y   que  secretamente  partiese 
con  ochocientos  Caballos  á  Barcelona.  Pareció  dar  á 
saber  esta    resolución  á  Stanop,  y  Bel-Castél  ,  y  la 
aprobaron.  Publicóse  un  Decreto  el  día  8.  de  Noviem- 
bre ,  mandando  que  pasasen  los  Tribunales  i  Toledo. 

Es- 


56         Comentarios  de  la  Gnerrade  España'^ 
Esto    consternó  á   quantos    habían  seguido  d  Partido 
Austríaco,  de  lo  que  se  arrepentían  muchos^  ptro  ya 
empeñados,  era  preciso  buscar  la  seguridad  ene!  ries- 
go. Antes  de  dexará  Madrid,  se  disputó  sí  se  habla 
de  saquear.  Los  Españoles  ,  Catalanes  ,  Alemanes,   y 
Poriugueses  ,  eran  de  esta  opinión  ^  resistiéronlo  ios  In- 
gleses ,  y  los  Cabos  Olandeses,  el  Señor  de  Bd-Cas- 
lél  ,   de  Sant   Amant ,  sobre  todos  Stanop  ,  diciendo, 
que  no  se  podía  executar  sin  gran  pérdida  de  buida- 
dos ,  y  sin  la  entera  ruina  de  la  fortuna  del  Rey  Car- 
los ,  que  quería  parecer  tyrano ,  antes  que  Rey  ;    que 
con  esto  perdería  un  gran  Lugar  ,  y  un  Reyno  5  por- 
que seria  mayor ,  y  eterno  el  odio  de  los  Castellanos. 
De  este  parecer  fue  Starembergh  ^  y  dixo  el  Rey  Car- 
ios  :  Ta  que  no  la  podemos  asolar ,  dexemosla.  Partió  eí 
Exercito  al  amanecer  el  día  9.  ya  libre  la  Corte  de 
los  Enemigos  ,  aclamó    nuevamente   al  Rey  PheJipe, 
restituyó  el  Corregimiento  de  la  Villa  á  Don  Anto- 
nio Sanguíneto,  é  hizo  tales  demostraciones  de  jubilo, 
que  oyó  el  Rey  Carlos  ,  que  marchaba  en  el  centro  del 
Exercito ,  el  festivo  rumor  de  las  campanas.  Todos  mar- 
charon á  las  vecindades  de  Toledo  ^  nadie  entró  mas 
que  Starembergh,  y   se  aumentó  la  Guarnición  hasta 
«eis  mil  hombres ,  baxo  la  mano  de  Odoardo  Amilton, 
á  quien  había  dado  el  Rey  Carlos  el  Gobierno^  y  quaii- 
do  todos  creían  ,  que  se  encaminaban  al  mismo  para- 
ge,  á  grandes  jornadas,  acompañado  de  dos  mil  ca- 
ballos ,  tomó  el  camino  de  Zaragoza  ,  donde  se  entre- 
tuvo   poco,    porque  luego  pasó  á  Barcelona^   siguie* 
ronle  los  Nobles,  que  le  habían  prestado  obediencia, 
y  á  mas  de  los  ya  referidos ,  el  Marqués  de  Alniar- 
za  ,  y  el  Conde  del  Sacro  Imperio  ^  quedáronse  en  Ma- 
drid los  Marqueses  de  Hernán  Nuñez  ,  y  de  la  Minaj 
y  para  que  no  faltasen  en  este  siglo  nunca  oidas  mons- 


ÍXIÍO' 


Tomo  segmdo,  AñodeM.DCCX.  5^ 

Iruosídades  ,  siguieron  al  Rey  Carlos  la  Duquesa  de 
Arcos  y  ia  Marquesa  del  Carpió,  aunque  estaban  sus 
maridos  con  el  Rey  Phelipe  5  la  primera  ,  reconocien- 
do el  error ,  se  quedó  en  un  Monasterio  de  Zara- 
goza. 

52  También  se  pasó  á  Barcelona  la  Condesa  de 
Paredes ,  madre  del  Marqués  de  la  Laguna ,  siendo  ella 
la  que  obligó  á  su  hijo  á  tomar  aquel  partido.  En  Barce- 
lona hubo  general  tristeza  de  ver  que  volvia  el  Rey, 
porque  se  ignoraba  enteramente  el  estado  del  Exerci- 
to  5  y  como  las  noticias  las  fíngia  alguna  vez  el  temor, 
ó  el  afecto ,  se  oian  cosas  tan  repugnantes  ,  que  se  ig- 
noraba la  verdad.  Arguian  pocos  progresos  las  Tropa?, 
no  fiando  el  Rey  su  seguridad  á  ellas.  Otros  creían  in- 
falible la  ruina  del  Rey  Phelipe ,  arguyendo ,  de  que 
la  Reyna  Maria  Luisa  quería  pasar  á  Francia  con  el 
Principe  de  Asturias,  por  tomar  las  aguas  de  Bañeras, 
en  el  Condado  de  Bigorra,  Esto  era  cierto  ,  porque  la 
Reyna ,   aprensiva  de  unos  tumores ,  como  postemas 
frías,  que  tenia  en  la  garganta,  estaba  persuadida  de 
que  le  aprovecharían  aquellas  aguas.  Esto  llevaban  muy 
mal  los  de  su  Corte  y  los  Tribunales ,  que  con  ella 
estaban  en  Victoria  ,  porque  sin  duda  parecía  no  bus- 
car físico  remedio  al  mal ,  sino  refugio  á  la  desgra- 
cia ,  y  asegurar  en  Francia  al  Principe   de  Asturias; 
lo  que  consternaba  enteramente  á  los  afecíos  al  Rey 
Católico ,  y  turbaba  sus  medidas.  La  Princesa  Ursini 
estaba  en  esto  indiferente  ,  por  no  parecer  que  se  opo- 
nía á  la  salud   de  la  Reyna  5  pero  el  Rey  no  quiso 
permitirlo  ,  y  se  resignó  la  Reyna  á  su  voluntad ,  con 
tanto  gusto,  que  pareció  propio  dictamen.  Con  esto  se 
desvaneció  la  jornada. 

53  No  perdonó  diligencia  Starembergh  para  dar  á 
entend'ir  al  Duque  de  Vaadorna ,  que  quería  tomar  quar- 

Tom,  IL  ti  te- 


t;  8  Comentarios  de  la  Guerra  deEspaña, 
teles  en  tierra  de  Toledo  ,  fortiñcando  ésta  ;  y  con 
efecto  levantó  una  gran  Trinchera  ,  y  puso  en  el  Al- 
cazar  cantidad  de  viveres  ,  pero  conoció  claramente 
el  General  Francés ,  que  todo  era  estratagema,  y  que 
no  tenia  Almacenes  para  pasar  el  invierno,  ni  de  alli 
podia  tener  mas  intención  ,  que  irse  á  juntar  con  los 
Portugueses ,  si  dexaba  el  Exercito  Español  el  Puente 
de  Almarásif  y  asi  aunque  había  algunos  de  poca  ex- 
periencia en  las  Tropas  del  Rey  Phelipe  ,  que  eran 
de  dictamen  de  ir  á  atacar  en  Toledo  á  los  enemi- 
gos, no  se  apartó  Vandoma  de  su  systema,  cuya  opi- 
nión seguían  los  Cabos  mas  experimentados  ,  porque 
conocim  claramente,  que  estaba  necesitado  el  Exerci- 
to Alemán  de  volver  atrás ,  y  tomar  quarteles  donde 
pudiese ,  y  para  que  no  lo  executase  en  Castilla  ,  ni 
Aragón  ,  habia  resuelto  el  Rey  Phelipe  seguir  á  los 
enemigos,  y  disputarles  la  quietud  del  invierno ,  por-^ 
que  sus  Tropas  veteranas  estaban  ya  tres  meses  des- 
cansando ,  y  las  Reclutas  se  habían  hecho  con  felici- 
dad ,  y  se  iban  haciendo  mas  cada  dia.  Cansado  Sta- 
rembcrgh  de  la  paciencia  de  Vandoma  ,  y  de  que  no 
podia  engañarle,  determinó  partir  para  la  raya  de  Ara- 
gón ,  y  acantonar  en  ella  sus  Tropas.  Quiso  el  Con- 
de de  la  Atalaya  quemar  la  Ciudad  ,  pero  no  lo  permi- 
tió A  miltón  ,  ni  consintió  Starembergh  5  habían  pues- 
to en  el  Alcázar  muchos  viveres ,  y  no  pudiendo  tu- 
multuariamente sacarlos ,  para  que  no  se  aprovechasen 
los  enemigos  ,  le  quemaron  con  tanta  rabia  y  furor 
del  Pueblo  contra  los  incendiarios,  que  hubiera  suce- 
dido un  tumulto ,  si  no  se  hubieran  formado  las  Tro- 
pas en  quadrada  figura  en  la  Plaza  de  Zocodovér,  pa- 
ra tener  en  freno  al  Pueblo.  Saquearon  muchas  casas 
y  Templos  ,  y  quisieron  quemar  el  de  S.  Agustín, 
aplicaron  seis  barriles  de  pólvora  para  arruinarle ,  y 

ios 


Tomo  segundo.  Año  de  M.  DCCX,  5  9 

los  que  pusieron  la  mecha  á  la  Mina,  quedaron  abra- 
sados,  porque  permaneciendo  ileso  el  Edificio ,  retro- 
cedió el  fuego. 

54  El  dia  29.  de  Noviembre  dexó  á  Toledo  el 
Exercito  ^  cerráronse  luego  las  Puertas ,  y  aclamaron 
al  Rey  Phelipe  ,  dio   aquella  Ciudad  muestras  de  su 
heroyca  fidelidad  5  desde  los   muros  burlaban  con  sil- 
vidos  y  oprobrios  á  los  Soldados ,   pero  Starembergh 
atento  á  su  marcha  ,  no  hizo  caso  de  estos  leves  ac- 
cidentes de  la  suerte  5  con  él  se  fueron   algunos  No- 
bles y  entre   ellos  el  Marqués  de  Tejares  ,  que  antes 
entrego  su  casa  á  las  llamas,  como  quien  no  espera- 
ba volverla  á  ver.  Las  Señoras  que  habían  ido  á  To- 
ledo ,  volvieron  á  Madrid.  Quedóse  en  un  Convento 
la  muger  del  Conde  de  Palma  desaprobando  lo  que 
habia  executado  su  marido  5  creyeron  muchos  que  lo 
afectaba,  pero  estaba  precisada  á  esto,  por  no  salir  de 
España.  La  Manguardia  la  llevaban  los  Portugueses  y 
Palatinos ,  el  Centro  los  Alemanes   y  Olandeses ,    la 
Retaguardia    los  Ingleses ,   y   la  Caballería  Catalana 
guardaba  los  lados  del  centro  5  eran  los  principales  Xe- 
fes  el  Señor  de  Franchembergh ,  Palatino,  y  el  Conde 
de  la  Atalaya,  Portugués  ,  el  Marqués  de  Bel  Castél  y 
Stanop.  Todos  obedecían  á  Starembergh  ,  ó  ningunoj 
estaban  entre  sí  desunidos ,  y  asi  no  marchaban  juntas 
las  Tropas ,   sino  precediendo  una   gran  distancia  del 
Centro  á  la  Retaguardia,   y    cada  Nación  hacía    su 
Tropa  aparte ,  de  género ,  que  no  se  observaba  orden 
Militar  en  la  marcha^  se   destacaban  los  Soldados  á 
robar   á   los  vecinos  Lugares  ,  ó  campos  de  ganado^ 
muchos  no  volvían  ,  y  quedaban  por  víctima  del  odio 
de  los  Paysanos  ,  que  se  armaron  para  defenderse. 

55  Tuvo  luego  ?1  R;y  Phelipe,  por  las  Partidas 
abanzadas  casi  hasta  Toledo ,  noticia  de  la  marcha  de 

H2  los 


6  o       Comentarios  de  ¡a  Guerra  de  España, 
los  enemigos ,  y  ordenó  la  suya  con  tanta  celeridad, 
que  pudiese  alcanzarlos  á  la  distancia  de  executar  lo 
que  tenia  ideado.   Luego  que  dexaron  los  confines  las 
Tropas  Españolas ,  pusieron  en  Quartcles  de  invierno 
las  suyas  los  Portugueses  ,  ó  creyeron  acabada  la  c  un- 
paña,  ó  no  se  quisieron  aventurar  mas  5  porque  el  Kiiy 
Phelipe  ,  habiendo  dexado  en  las  Fronteras  muy  poca 
gente  ,  tenia  ya  un  Exercito  de  25©.  hombres ,  los  1 8"^. 
Veteranos ,  deseosos   de    lavar   la  nota  de  la  perdida 
bata! la  en  Zaragoza  ^  y  asi  marchaban  con  tanta  ve- 
locidad y  alegria  ,  como  si  tuviesen  segura  la  victo- 
ria ,  sin  que  la  embarazase  la  rígida  estación  del  in- 
vierno. A  confirmar   en  su  fidelidad  á  Toledo  entró 
con   600.  Caballos  D.   Pedro  Ronquillo ,  luego  vol- 
vió á  partir  á  buscar  al  Rey  Phelips ,  que  tenia  pues- 
tos sus  Reales  en  Talavera   de  la  Reyna ,  adonde  lle- 
garon los  Diputados  de  Madrid  con  una  suma  de  di- 
nero ,  gratuitamente  contribuida  para  los  gastos  de  la 
guerra.  Había  ya  emrado  en  la  Corte  desde  el  día  30. 
de  Noviembre  D.  Feliciano  Bracamonte ,  y  experimen- 
tado en  ella  las  mas  altas  señas  de  júbilo  en  el  Pue- 
blo, que  se  propasó  al  mayor  exceso,  quando  el  dia 
3.  de  Diciembre  entró  por   la  Puerta   de  Atocha   en 
coche  el  Rey  Phelipe,  que  después  de  haber  visitado  la 
Capilla  de  la  Santísima  Virgen  ,  se  encaminó  al  Real 
Pakcio.   Era  tanta  la  multitud  del  Pueblo  que  salió 
á  verle  ,  bendecirle  y  aclamarle,  que  no  podia  el  co- 
che penetrar  y  ganar  camino  ,  en  el  qual ,  no  siendo 
la  distancia  mas  que  media  legua ,   se  gastaron  mu- 
chas horas  ^  estaban  adornadas  con  el  mas  exquisito 
gusto  las   calles  y  las  fuentes  ^  siguiéronse  por  la  no- 
che fuegos  artificiales  y  luminarias,  y  se  introduxo  tan 
universal  alegria,  que  vaticinaba  los   mas  prósperos 

sucesos- 

El 


Tomo  segando.  Año  de  M.  DCCX.  ói 

56  El  Exercito  sin  hacer  alto,  pasó  á  Guadalaxa- 
r'? ,  mandado  por  el  Marqués  de  Valdecañas ,  porque 
el  Duque  de  Vandoma  estaba  con  el  Rey  ,  que  el  día 
6.  de  Dicif mbre  volvió  á  las  Tropas,  que  proseguían 
sus  marchas.  Seguía  inmediatamente  á  los  enemigos 
por  las  espaldas  Bracamonte  ^  y  por  un  lado  Valiejo, 
no  en  vano  ,  porque  picaban  siempre  la  Retaguardia,  y 
qualqiúer  Soldado  enemigo  que  se  descarriaba  ,  ó  en- 
tietenia,  les  caia  en  las  manos.  La  tarde  del  dia  6. 
cuidadoso  de  que  le  seguían  con  tanto  tesón  Diego 
Stanop,  no  teniendo  exacta  noticia  ád  Lugar,  le  pa* 
recio  poner  sus  Tropas  Inglesas  dentro  de  Brihuega, 
y  pasar  de  dia  el  Tajo  5  estaba  el  Lugar  situado  en  una 
pequeña  a-tura ,  cuyo  recinto  era  un  simiple  muro  de 
antiguo  ladrillo^  y  tenia  dentro  una  Torre  por  retira- 
da ^  pero  desarmada  y  para  ningún  uso.  Estaba  distante 
tres  leguas  el  centro  de  su  Exercito ,  y  solo  pensaba 
Stanop  pasar  en  Brihuega  mas  segura  aquella  noche. 
Luego  que  las  partidas  abanzadas  del  Rey  vieron  que 
se  enderezaban  los  prim^eros  Estandartes  del  Inplés  á 
aquel  Lugar  ,  dieron  aviso  al  Duque  de  Vandoma  ,  el 
qual  con  la  mayor  celeridad  destacó  al  Marqués  de 
Valdecañas  con  toda  la  Caballería  y  Granaderos  acia 
Torija  ,  por  si  podia  cortar  á  los  Ingleses  el  camino  y 
separarlos  de  Starembergh.  El  largo  espacio  de  las  no- 
ches de  Diciembre  y  el  ardiente  zelo  del  Marqués 
hicieron  que  llegase  antes  de  la  Aurora  al  Tajo,  ocu- 
pase sus  puentes  y  fortificase  el  vado  mas  vecino  á 
Brihuega  ,  en  la  quai  estaban  ya  cerrados  los  Ingleses, 
que  por  la  mañana  del  dia  f .  queriendo  salir  con  una 
Partida  de  Caballería  á  reconocer  ei  rio,  no  solo  le 
hallaron  crecido  con  las  coiuinuas  aguas,  sino  tam- 
bién ocupado  de  los  Españoles :  Hubo  alguna  escara- 
muza 5  y  se  retiraron  ios  Ingleses  al  Lugar,  donde  vien- 
do 


02  Comentarios  de  ¡a  Guerra  de  España. 
do  ^  que  no  podían  salir,  se  fortificaron  con  Trinche- 
roñes  y  cortaduras  ,  todo  quanto  permitía  la  prisa  y 
la  falta  de  instrumentos  ^  faltábales  también  Artillería, 
Municiones  y  Víveres ,  con  que  no  podía  ser  larga 
la  defensa  ^  pero  creían  ser  socorridos  de  todo  su  Exer- 
cito  ,  avisando  á  las  Tropas  del  centro ,  de  donde  un 
Regimiento  marchaba  separado,  y  dimidiando  la  dis- 
tancia del  camino ,  para  dar  á  Starembergh  noticias 
de  Stanop  ,  y  á  éste  de  aquel,  pero  esta  partida  se  ha" 
bia  apartado  del  camino  para  robar,  y  habia  sido  hecha 
prisionera  por  Bracamonte  ,  y  asi  le  era  muy  difícil  al 
Inglés  avisar  de  su  peligro  al  General  Alemán. 

5^  Antes  del  dia  había  partido  el  Rey  Phelipe 
con  el  Exercito :  encaminándose  al  mismo  Lugar  ,  á 
larga  marcha  ,  que  la  aceleró ,  quando  tuvo  noticia, 
de  que  ya  Valdecañas  tenia  bloqueada  toda  la  Reta- 
guardia de  los  enemigos.  El  dia  8,  llegó  el  Rey  con  su 
Manguardia  á  las  doce  ,  y  luego  se  plantaron  caño- 
nes ,  aunque  de  campaña ,  para  batir  el  muro.  Hacía 
mucha  impresión  la  bala  ,  pero  no  abría  buena  bre- 
cha ,  porque  no  podía  batir  la  raiz  del  recinto ,  impi- 
diéndolo lo  elevado  del  terreno  ,  y  no  estaban  bien 
asentadas  las  cureñas ,  para  ponerlas  á  tiro  ^  pero  era 
tanto  el  ardor  de  los  Españoles  ,  cuyo  Exercito ,  ya 
el  dia  9.  por  la  mañana  habia  llegado  todo,  que  que- 
ría asaltar  la  brecha  ,  estando  aún  ruda  y  sin  apla- 
nar ,  bien  que  venían  cansados  de  una  continuada  mar- 
cha desde  Guadalaxara  ,  que  dista  diez  y  nueve  millas. 
El  mayor  fuego  se  enderezó  contra  la  Puerta  de  San 
Phelipe  ^  hacer  ésta  pedazos  fue  fací! ,  pero  no  el  mu- 
ro ,  que  siendo  de  tierra  encrostada,  no  resistía  á  la 
bala  ,  se  abría  en  agugeros ,  pero  no  caia  con  tanta  bre- 
vedad ,  quanta  hablan  menester  los  Españoles  para  el 
asalto  ,    porque   recelaban  volviese    atrás  el  Exercito 

Ene- 


Tomo  segundo.  Año  de  M.  LCCX.  6^ 

Enemigo.  Para  alcanzar  estos  avisos  se  adelantó  Bra- 
camonte ,  el  qual  pn  la  tarde  dio  noticia  de  que  ya 
venia  con  todo  su  Exercito  Starembergh  y  porque  habia 
Stanop  despachado  seis  hombres  los  mas  esforzados, 
que  pasando  á  nado  el  rio  la  noche  del  día  T'.  dio  cuen- 
ta de  su  peligro ,  advirtiendo ,  que  si  no  estaba  en  to- 
do el  dia  9.  socorrido,  era  infalible  la  ruina  de  aquella 
parte  de  Exercito ,  que  traeria  infaustas  conseqüencias 
para  el  todo^  pero  como  ya  estaban  tan  adelantados 
los  Alemanes ,  no  les  alcanzó  esta  noticia  en  parage, 
que  podían  por  todo  el  dia  9.  dar  la  batalla  á  los 
Españoles. 

5  8  Ignorando  estas  circunstancias  el  Duque  de  Varr» 
doma,  mandó  al  Conde  de  Aguilar,  que  con  toda  la 
Caballería  pasase  el  rio ,  embarazase  el  Exercito  ene- 
migo ,  oponiéndosele  ,  para  que  recelase  entrar  en  el 
puente ,  ó  en  el  vado  vecino  á  Brihuega,  la  qual  man- 
dó el  Rey  atacar  por  la  tarde ,  aunque  no  era  la  brecha, 
según  regla  militar  ,  todavía  capaz  de  ser  asaltada. 
Executóse  por  dos  distintas  partes,  y  el  verdadero 
asalto  fue  por  la  Puerta  de  S.  Phelipe ,  á  cargo  del 
Marqués  de  Toy  ,  de  D.  Pedro  de  Zúñiga  y  de  Car- 
los Florencio  ,  Conde  de  MerodL  Otro  fingia  el  Con- 
de de  las  Torres  por  otra  brecha  ,  y  otra  partida  de 
Soldados  sitiaba  el  muro ,  para  que  nadie  escapase, 
á  cuyo  efecto  estaban  mil  Caballos  en  las  vecinas  al- 
turas ,  y  tomando  el  camino  para  el  rio.»  La  acción 
fue  de  las  mas  sangrientas  de  esta  guerra  ,  porque  so^ 
bre  ser  ruda  y  alta  la  brecha ,  era  preciso  baxar  mu- 
cho para  poseer  el  terreno  llano  del  Lugar  5  y  con 
Defensores  tan  fuertes  y  experimentados  era  arduisima 
la  empresa.  Iba  costando  mucha  sangre  ,  porque  los 
Ingleses  ,  aunque  no  tenían  Artillería  ,  habían  puesto 
tantos  embarazos  en  la  brecha  con  piedras  y  leñosy 

que 


64  Comentarios  de  la  Guerra  de  España, 
que  no  era  pelea  regular  s'mo  muy  extravagvinte ;  pe* 
ro  todo  lo  ven?ii  el  valor  de  los  Españoles,  que  nua- 
ca  fueron  rechazados ,  aunque  murieron  infinitos.  Go- 
bernaba dentro  los  suyos  el  General  Carpentier,  Inglés, 
con  tanto  brío  que  se  vio  muchas  veces  luchando  con 
los  que  pretendian  penetrar  por  todas  las  dificultades, 
guiados  del  Marqués  de  Toy ,  que  al  subir  del  muro 
y  apoderarse  de  la  Puerta  de  S.  Phelipe ,  recibió  en 
el  pie  una  herida ;  otra  no  menos  gloriosa  tuvo  el 
Marqués  de  Torremayor ,  Coronel  del  Regimiento  de 
Se  g  ovio. 

59     Impaciente  el  Conde  de  S.  Estevan  de  Gor* 
máz  de  estar  ocioso  con  las  Guardias ,  que  estaban 
con  la  persona  del  Rey,  fue  voluntariamente  al  asalto, 
donde  adquirió  no  pequeña  gloria  ,  ayudando  con  su 
mano  á  los  Soldados  á  que  montasen  la  brecha  5  y  aun- 
que cargaba  sobre  él  una  tempestad  de  balas,  perfi- 
cionó  la  obra ,  hasta  que  ya  todos  los  Regimientos  en- 
trasen por  la  brecha  y  por  la  puerta  con  gran  intre- 
pidez ,  despreciando  tanta  variedad  de  peligros.  Aquí 
brilló  mucho  el  valor  de  D.  Pedro  -de  Zúñiga   y  el 
Conde  de  Meredi ,  que  guiaban  los  Soldados  á  lo  in- 
terior del  Lugar  tan  difícil  como  su  entrada ,  porque 
habia    hecho  Stanop   muchos  hondones  ,  cortaduras  y 
empalizadas  ,  que  encadenó  con  vigas ,  y  las  disputa- 
ba ,   peleando  con   la  mayor  fortaleza   por  su  propia 
mano ,   y  aplicando  fuego  á  los  maderos  ,  para  esto 
prevenitlos ,  para  que  la  llama  y  el  humo  embaraza- 
se á  los  que  abanzaban ,  sin  jamás  retroce  1er  ,  que  ni 
con  este  ardid  desmayaron  ,  porque  trepando  unos  con 
achuelas  y  otros  con  sus  bayonetas  por  el  fuego  ,  hacian 
retirar  á  los  defensores.  Cayó  aquí  siete  veces  herido 
el  Marqués    de  Rup^lmond  ,    que   reti-ado   al    cam:;o, 
murió   al  uiro    dia.    También   fue    gravemente   heri- 
do 


Tomo  primero.  Año  de  M,  DCCX.  6  3 

do  en  un   brazo  el   Duque  de   Prato    Ameno  ,  Sici- 
liano. 

60     Sin  decidirse  esta  disputa  anocheció ,  y  la  hi- 
cieron las  sombras  mas  cruel ,  porque  con  la  noticia 
mas  exacta  del  parage ,  se  defendían  mejor  los  ingle- 
ses ,  hasta  que  se  plantó  el  canon  dentro  de  la  Ciu  iad, 
y  se  apartaban  con  la  bala  menuda  los  defensores  ,  re- 
tirados ya  á  la  Plaza  del  Castillo ,  siempre  seguidos  de 
los  Españoles  á  los  quales  guiaban  con  maravillosa  in- 
trepidez los  Capitanes  de  las  Reales  Guardias  ,   Don 
Gonzalo  Quintana,  y  Don  Bartholomé  ürbina  ,  que  pe- 
netrados de  varias  heridas  ,  cayeron  gloriosamente.  Los 
E-egimientos    de  Guardias  hicieron  alli  maravillas ,  y 
el  de  Ecija ,  y  los  Granaderos  ^  pero  no  quedaron  mu- 
chos :  ñnaimente  ,  hasta  mas  de   dos  horas  de  noche 
se  dilató  la  sangrienta  lid ,  y  pidió  capitulación  Sta- 
tiop,  mas  arrogante  ,que  justa  ,  porque  queria  salir  li- 
bre con  sus  Soldados.  El  Duque  Vandoma  se  escanda- 
lizó mucho  ,  y  dixo  que  se  admiraba  de  que  se  pidie- 
se esto  á  un  b>xercito  que   mandaba  el  Rey  Catholico: 
que    habia  menester  de  aquellos  prisioneros  ,  no  del 
Lugar ;  y  que  si  no  se  rendían  en  una  hora  ,  no  daría 
quartél.  Antes  de  ella  se  capituló ,  y  quedaron  todos 
prisioneros  de  Guerra.  El  Rey  por  benignidad ,  conce- 
dió á  los  Oficiales  los  equipages  ,  entregando   ios  pa- 
peles ,y  restituyendo  lo  que  fuese  de  las    Iglesias  :  de 
estas  alhajas  se  hallaron  muchas ,  y  hubo  un  gran  bo- 
tín :  salieron  prisioneros  quatro  mil   y  ochocientos  In- 
gleses, con  los  Generales  Stanop  ,  Hil ,  y  Carpentier. 
Éste  fue  herido  en  la  cara :  quedaron  muertos  quinien-' 
tos,  doble  numero  de  ios  Españoles,  y  casi  otros  tan- 
tos heridos.  Al  punto  se  enviaron   los  prisioneros  con 
varias  Escoltas ,  y  por  distintos  Lugares  se  despacha- 
ren á  lo  interior  de  Castilla ,  con  orden  de  que  toda 

Tí/m,  IL  I  ^^ue- 


66  Comentarios  de  la  guerra  de  Espacia, 
aquella  noche ,  y  al  otro  dia  los  hicieron  marchar  sin 
hacer  alto.  Estos  fueron  los  que  tantos  robos,  y  sacrile- 
gios comtrtieron  en  Toledo  ,  Ciudad  que  tiene  á  Santa 
Leocadia  por  protectora ,  que  se  vengó  de  ellos  en  el 
inÍ5mo  dia  9.  de  Diciembre  en  que  se  celebra  su  Fiesta, 
Pe  esta  reflexión  se  reirán  los  Heregr^s.  El  hecho  es  cier- 
to ,  la  Providencia  no  tiene  acasos ,  ni  la  divina  Justicia 
olvidos. 

61  Stanop  5  dixo,  que  se  había  rendido  por  falta 
de  municiones  ^  lo  cierto  es,  que  no  se  hallaron:  al- 
gún Inglés ,  poco  afecto  á  su  Comandante  ,  esparció 
que  las  hábia  mandado  echar  en  un  pozo,  para  poder- 
se valer  de  esta  excusa  ^  pero  no  le  disculparon  los 
peritos  en  el  Arte  Militar ,  de  haberse  encerrado  en 
un  Lugar  tan  poco  fuerte  ,  y  que  marchase  tan  distan- 
te deí  centro  de  su  Exctcito  ,  sabiendo  le  seguia  el  de 
los  Enemigos.  En  este  error  ,  ó  negligencia  también  ia« 
cuirió  Starembergh^  bien,  que  todo  era  efecto  de 
la  soberbia,  y  confianza  en  el  propi'i  valar,  no  per- 
suadiéndose ,  que  se  atreverían  los  Españoles  á  seguir 
tan  inmediatos.  El  General  Alemán ,  y  el  Inglés  se 
atribuían  reciprocamente  la  culpa.  De  esto  se  hizo  gran 
seijtimienio  en  Londres,  y  se  resolvió  no  enviar  mas 
Ti  opas  á  España,  y  en  vez  de  ellas  ,  connibuir  con 
dinero ,  si  se  proseguíala  Guerra.  A  Stanop  se  le  per- 
mitió despachar  luego  un  correo  á  su  Curte:  á  él  le 
importaba  prevenir  disculpas,  que  llegaron  antes  que 
las  acusadores  de  los  Austríacos: y  a' Rey  Phelipe  le 
im|[ criaba  divulgar  apriesa  la  noticia,  por  si  muda-* 
ban  de  sen:blanie  las  cosas.  Luego  se  dio  aviso  á  Pa- 
rís ,  y  no  lo  celebró  poco  el  Rey  Christianiiimo  ,  quien 
con  la  mayor  diligencia  dio  esta  noticia  al  Mariscal 
de  Tailard  ,  que  estaba  todavía  prisionero  tn  Lon- 
dres, 

í.  Ama- 


Tomo  segundo.  Año  de  M.BCCX.  ó^ 

62     Amaneció  mas  alegre  para  los  Españoles  el  día 
10.  de  Diciembre,  porque  ya  se  repetían  avisos  de  que 
venia  Starembergh  al  socorro,  y  creian  ser  vencedo- 
res, si  se  daba  la  batalla  ,  faltándole  á  los  Enemigos 
tan  gran  numero  de  la  mas  escogida  Infantería.   Oían- 
se cañonazos,  que  mandaba  Starembergh  disparar ,  para 
dar  aviso  á  Stanop  ,  por  si   aun  no  estaba    rendido. 
Luego  puso  el  Duque  de  Vandoma  su  Exercíto  en  ba- 
talla sobre  una  pequeña  eminencia  en  los  campos  de 
Viilaviciosa  :  no  era  el  parage  muy  llano  5  antes  sí  pe- 
drajoso,  y  con  algunas  pequeñas  cortaduras,  y  pare- 
des rusticas  de  cabanas  antiguas  ,  ó  apriscos  de  pasto- 
res. Guareciéronse  de  ellos:  fue   el  dictamen  del  Conde 
de  las  Torres  de  poner  la  infantería ,  porque  quando 
viniese  con  furia   el  Enemigo,  hallase  un  insuperable 
embarazo.  Vandoma  no  quiso  mas  que  poner  patentes, 
y  en  abierto  las  Tropas,  y  escogió  quanto  era  posible 
la  parte  del  campo  mas  á  proposito  para  la  Caballe- 
ría. El  ala  derecha  dio  al  Marqués  de  Valdecañas  ,  la 
siniestra  al  Conde  de  Aguilar,  y  el  centro  al  de  las 
Torres  ,  mientras  él ,  corriendo  por  todo ,  daba  las  ne- 
cesarias disposiciones:  puso  dos  lineas  de  Artillería  ,  y 
en  un  vecino  Montichuelo  estaba  con  solas  sus  Guar- 
dias dea  caballo  el  Rey  Phelipe,baxo  del  cañón  del 
Enemigo,  que  á  medio  dia  se  dexó  ver  compueato  en 
batalla,  baxando  por  el  opuesto  Collado  ,  al  pie  del 
qual  hizo  alto  ,  porque  vio  un  Exercito ,  que  no  espe- 
raba ,  y  se  le  figuró  mayor  el  estar  de  indumia  ex- 
tendidas con  gran  intervalo  las   lineas,  de  lo  que  ar- 
güyó no  estar  empleado  Destacamento  alguno  contra 
Brihuega  ,  y  que  ya  estaban  rendidos  los  Ingleses ,  por- 
que no  se  veian  en  ella  señas  de  guerra,  ni  se  oían  ti- 
ros. Esto  le  puso  en  cuidado  ,  y  juntando  su  Conse- 
jo j  determinaron  qodar  la  batalla,  §ino  e.^perar  i  que 

I2  la 


68  Cowent arios  de  la  Guerra  de  España. 
la  noche  protegiese  con  sus  sombras  la  retirada  á  Ara- 
gón :  con  lodo  eso  puso  sus  cañones  á  tiro  ,  y  dos  mor- 
teros ,  por  no  dar  indicio  de  su  resolución  :  estos  ha- 
cían grande  daño ,  y  no  dexó  el  Rey  de  correr  igual 
riesgo,  como  los  dtmás  ;  pero  ni  los  ruegos,  ni  súplicas 
de  los  suyos  pudieron  hacerle  alejar. 

63  El  Duque  de  Vandoma ,  al  ver  ,  que  los  enemi- 
gos dexaban  finalizar  el  dia  ,  arguyo  su  designio  ,  y 
dio  señal  de  acometer.  Hizolo  primero  por  la  dere- 
cha el  Marqués  de  Valdecañas ,  contra  la  siniestra  de 
los  enemigos,  que  gobernaba  el  General  Francher- 
bergh  con  sus  Palatinos  ,  la  caballeria  Portuguesa, 
y  Catalana  :  el  centro  le  regía  con  ocho  mil  escogi- 
dos Infantes  Don  Antonio  de  Villarroél ,  y  el  Señor  de 
Bel-Cí.stél  con  lalnfanteiia  Alemana,  y  Olandesa.  La 
derecha  el  mismo  Starembergh,  pero  muy  pegada  al 
centro :  la  formó  entretexida  en  caballeria  ,  con  mu- 
chas ,  aunque  pequeñas  lineas  ,  haciendo  frente  la  ca- 
balleria mas  escogida ,  porque  también  guardaba  las 
baterías  puestas  con  tanta  felicidad ,  que  incomodaban 
mucho  á  los  Españoles  ,  y  las  protegían  dos  Regimien- 
tos de  Infanleria.  Toda  la  caballería  de  los  enemigos 
eran  cinco  mil  hombres  ^  pero  ios  Infantes  eran  diez  y 
siete  mil.  El  Rey  Cathoiico  traía  nueve  mil  caballos, 
(  que  de  estos  se  habían  destacado  con  Bracan.onte  ,  y 
Vallejo  dos  mil )  y  los  Infantes  erau  scio  diez  mil,  por- 
que desde  el  Irucnte  de  AJmaráz  al  dia  de  eita  Bata- 
lla ,  fahaban  iruthos.  Acometió  ccn  tanto  ínpetu  el 
Marqués  de  Valdeci^ñas  ^  ove  no  pudiéndole  lesistir  la 
primera  linea  de  la  izquierda  enenága,  padeció  una  en- 
tera derrota :  cayó  sobre  la  stgi  rda:  y  aui^que  ius  Ge- 
fes  se  esforzaron  para  ponerla  en  ordrn,  ya  se  habían 
dividido  en  pelotones  las  lincas,  rotas  aubasdel  biio 
de  Id   caballería  Española ;  Francheiber^h  aplicó  los 

nía- 


Tomo  primero.  Ano  M.  JjCCX,  69 

mayores  esfuerzos  para  reglar  ios  suyos  ;  pero  ya  es- 
taban bien  lejos  los  Palatinos ,  y  solo  resistían  un  poco 
los  Portugueses ,  y  Catalanes.  Destacó  Starembergh  del 
centro    algunos  Regimientos    para   socorrerlos  5  pero 
cortados ,  y  asaltados  por  ios  Españoles  ,  fueron  des- 
hechos de  forma  ,  que  no   se  pudieron  jamás  unir  al 
centro  5  aunque  con  él  hizo  ViÜairoél  dos  movimien- 
tos para  acercárseles  ^  pero  ya  no  fueron  á   tiempo, 
porque  estaban   enteramente    derrotados  con  todo  el 
cuerno  izquierdo  dei  Exercito  Alemán.  Los  Vencedores 
persiguieron  mas  de    lo  justo  á  los  Vencidos  :   hacian 
'  falta  en  el  campo  ,  y  se  esforzaba  en  vano  Valdeca^- 
üas  para  que  volviesen  á  él  ^  y  por  si  ios  podia  jun- 
tar para  acometer  al  centro  los  seguia  ,  y  se  apartó 
muy  distante ,  con  gran  perjuicio  „  porque  en  el    cen- 
tro estaba  lodo  el  peso,  y  el  mayor  ardor  de  (a  Guer- 
ra ^  y   peleaba  con  tanto  valor  el  de  los   Enemigos 
siempre  sostenido  de  la  caballería  ,  que  tenia  á  su  de- 
recha ,  que  roiiip-iójadelatitundo  algunos  pasos  ,  la  pri-» 
meia  linea  dei  centro  de  los  Españoles  ,  de  jos  quales 
la  mitad  yolvieron  la  espalda.  Estos  fueron  los  Regi- 
mientos nuevos,  porque  algunos  de  ios  veteranos,  y 
las  Guardias  se  apart£,rün  por  un  lado  á  la  derecha, 
mientríis  trabajaba  el  Conde  de  las  Torres  en  volver  á 
juntar  los  que  hablan  huido, 

64  El  Duque  de  Vandoma  volvió  á  guiar  á  la  pelea 
los  que  hablan  quedado,  y  con  ellos  atacó  ,  dando  un 
breve  gyro  al  csritio  de  ios  Enemigos  por  un  lado:  hi- 
zole  irente  Bei-Castél  ,  y  se  travo  una  cruel  disputa, 
porque  estaban  lo..  Valones ,  y  Guardias  Españolas,  del 
Rey  Pheiipe  cor ridos  de  parecer  vencidos^  y  lo  estu- 
vieron en  aquella  parle  ,  porque  Villarroéi ,  del  que  era 
punto  deia  prima' linea  dei  centro  sacó  un  ángulo,  é 
hizo  dos  frentes  ,  con  las  quales  rechazó  á  ios  Es^-'aüo- 


T'O         Comentarios  de  ¡a  Guerra  de  España. 
les  ,  que  por  ambas  le  habían  vuelto  á  acometer  ,  por- 
que instaba  con  gran  vigor  el  Conde  de  Aguilar ,  que 
no  podia  pelear  contra  el  centro.  Tan  unidos  ios  te- 
nia Starembergh  ,  que  rechazó  al  Conde  con  toda  su 
primer  linea,  y  caballería ,  y  le  echó,  si  no  de   iodo 
el   campo,  de  la  mitad  de  él.  Con  esto  ,  dexando   un 
poco  atrás  su  centro  el  General  Alemán ,  le  defendía  me-- 
jor  ,  y    apartó  enteramente  á  los  Españoles  5   pero  no 
proseguía  á  ganar  terreno  ,  esperando  que  anocheciese, 
y  que  con  quedarse  en  aquel  parage  ,  decantase  Ja  vic- 
toria. No  habían  las  Guardias  del  Rey  vuelto  jamás  la 
espalda  con  algunos  Regimientos ;  p:ro  habían  retro- 
cedido hasta  la  mitad  del  campo  ,  donde  el  Duque  de 
Vandoma  se  esforzaba  á  vo'ver  á  formar  la  primera 
linea  del  centro  :  ayudábale  el  Marqués  de  Toy  ,  y  fue 
otra  vez  herido,  y  prisionero  ^  pero  luego  sobre  su  pa- 
labra se  le  dexó  en  libertad.  Él  Conde  de  las  Tores ,  y 
otros  Españoles ,  que  no  eran  Soldados ,  sino  Minis- 
tros persuadían  á  formar  nuevamnte  la  segunda  linea, 
y  lo  consiguieron  en  gran  parte  ^  viendo  ,  que  hs  Guar- 
dias habían  restablecido  la  primera  contra  el  centro  ^  pe- 
ro con  los  pocos  pasos ,  y  movimientos ,  que  el  de  los 
enemigos  habia  dado,  estaban  mas  mi>lestados  de  la  Ar- 
tillería   los  que    hablan    de  acometerle.    Contra   ella, 
viendo  e«;to  ,  volvió  sus  Armas  con  la  mayor  intrepi- 
dez el  Teniente  General  Don   Joseph  de  Armendaríz, 
baxo  cuya  mano  el  Coronel  Don  Juan  de  Velasco  per- 
feccionó la  obra  ,  y  ganó  la  Artilieríaá  los  Enemigos, 
porque  Armendariz   se    retiró  mortalmente  herido  ,  y 
habia  en  este  mismo  parage  muerto  Don  Pedro  Ron- 
quillo. 

65  Ya  sin  este  embarazo  los  Españoles  ,  volvie- 
ron á  la  batalla  con  brio.  Mezclóse  entre  los  Valones 
con  u¿ia  de  sus  Vanderas  el  Marqués  de  Moya ,  hijo 

del 


Tomo  primero.  Año  de  M.  DCCX.         ^  i 
del  Marqués  de    ViUena  ,  que    no  habiendo    podido 
volver  á  umc  su  Regimiento  ,  tomó  una   Vandera  de 
uno  de  sus  Tenieníes  ,   y  se    unió  á  los    que  comba- 
tiaii.  Tampoco  faltó  á  la  acción  el  Conde  de  San  Es- 
tevan  de  Gormaz,  cuyo  valor  no  descaeció  en  toda 
la  saugneíiía  función ,  que  ya  se  habia   encendido  mas 
feroz,  ae  genero ,  que  se  vibren  obUgados  los  Alemanes  á 
formar  ds  todas  sus  Ti  opas  una  figura  de  puerco  espin,  y 
€nei  cabo  de  una  linea  peleaba  con  tanto  esfuerzo  Villar- 
roéi,  quc  si  se  hubiera  podido  quitar  la  nota  de  desertor, 
hubiera  quedado  glorioso.  Regía  el  pumo  céntrico  de 
la  figura  btarembergh  ,  y  queriéndola  sustentar  ,  mu- 
rió 5  pasado  de   mucnas  heridas,   Bel-Castél.  Todos 
ios  Oíiciaies  Españoles ,  aunque  faltaban  sus  Regimien- 
tos 5  manieníaü  la  batalla ,  porque  no  puiiendo  vol- 
ver a  oraenurios ,  no  quisieron  dexar  de  asistir  á  ella. 
Murió  entre  eiios  ,  animándolos  ,  el  Mariscal  de  Cam- 
po Don  Kodi  igo  Correa.  Tauta  fue  el  arte ,  y  forta- 
leza debiaiemb-rghjque  rechazó  otra  vez  á  los  Es- 
pafioies,  y  se  hizo  a^^arte  de  ellos  casi  á  tiro  de  fj»- 
sil  5  aunque  /ictbia   perdido  mucha  gente.  No  creyen- 
do ei  Jjuqae  de  Vandoma  que  volverían  á  la  batalla 
los  que  se  habían  apartado ,  la  juzgó  por  perdida  ,  ó 
por  lo  menos  mdecisa  la  victoria  5  y  como  ya  estaba 
anocheciendo,  suplicó  al  Rey  que  se  retirase  á  Torija, 
lo  que  ao  quioo  exccuíar  ,  y  mas  viendo  ,  qucf  el  Con- 
de de  Agüildr  teniendo  ya  reparados  los  suyos  ,  vol- 
tio a  acoiueter  ladeicchade  los  Enemigos  con  su  Ca- 
baüeiía  ,  ia  que  procuraba  resistir  el  Conde  de  la  Ata- 
laya»  Esio  aesconccrLó   las  medidas  de   Síaremberghj 
poique  ie  obligó  á  mudar  ligura  ,  y  hacer  frente  á  los 
Ebpanoies,qu¿  curndos  del  pasado  desorden  peleaban 
con  la   mct)or  loitaieza  ,  y   ios  resistían  con  bao  la 
CabaUaia  Alemana  5  y  pane  de  l^  Portuguesa  ,  aun- 

qu« 


7  2         Coméntanos  de  la  Guerra  de  España. 
que  ya  estaban  cansados  de  lo  vario,  y  prolixo  de  ía 
Acción. 

66     Era  todo  el  cuidado  de  Starembergh  ,  que  no 
perdiese  el  centro  el  socorro  de  la  cabalieria  ,   pues 
por  ella  no  habia  podido  aun  ser  vencido  con  tantos 
asaltos  como  dieron  los  Españoles^  pero  prevaleciendo 
ya  en  la   izquierda  la  fortuna  del  Conde  de  AgjiUr, 
rompió  la  primera  ,  y  segunda  linea  de  la   derecha  del 
Enemigo  ,  de  cuya  derroca  salvó  Starembergh  mií  Ca- 
ballos, que  puso  como  por  Muro  de  su  centro,  que  es- 
taba aun   firme  ,   hasta  que  volviendo  el  iVlarqués  de 
Valdecañas,  de  haber  deshecho  toda  la  izquierda  ene- 
miga ,  acudiendo  por  otra  parLe  Don  Feliciano  Braca- 
monte ,  que  estaba  destacado  con  mil  y  doscientos  Ca- 
ballos ,  y  á  rienda  suelta  ,  habiendo    sido  avisado  de 
los  tiros    de    catión ,  procuró  hallarse   en  la    batalla: 
atacaron  el  centro  por   distintas    partes  ,   y    aun  por 
tres,    d.íspuis    que  llegaron  también   Don  Joseph  de 
Amezaga,  y  el  Conde  Mihoni.    El   General  Alemán 
sacrifico    priiiiero   dos  mil    Caballos,  que   le    hacian 
frente  :    deípues   armó  un    fuerte   quadrangulo  ,  que 
dio  tres  descargas  contra  la  Caballería  Española,  que 
ciegam-nte  empeñada  en  vencer  aquel  centro  ,  y  sacar 
del  campo  á  Starembergh  ,  se  echaba  sobre  las  Bayo- 
netas enemigas :  quedó  herido  en  la  cara  Amezaga.  Ha- 
bia   formado  Bracamonte  una    corta  linea  de    nueve 
hombres  :  mas  la  estrechó  Valdecañas ,  porque  formó 
una  de  seis,   pero  repetidas   por  todas  las  caras   del 
quadrangulo ,   que  combatía  contra  sola  la  Caballería5 
porque  la  Infaniería  Española  se  habia  apartado  ya  del 
combate ,  y  solo  permanecían  en  él  el  Conde  San  Este- 
van  de  Gormáz  ,  el  Marqués  de  Moya,  los  Gefes ,  y 
Oficiales  del  Exercito,  con  trece  Soldados  5  y  aunque 
las  Guardias  del  Rey  no  estaban  lejos,  las  sombras 

de 


I: 


Tomó^segmdo/AñodeM,DCCl.  ^  ^3 
íáe  la  noche  prohibían  entrar  en  el  combate ,  tan  su- 
mamente intrincado  ,  que  solo  el  valor  y  la  pericia  de 
Guido  Starembergh  podia  conservar  el  orden ,  y  reti- 
rarse siempre  combatiendo  ,  ayudado  del  Conde  de  la 
Atalaya  ,  y  mas  que  de  todos  de  D.  Antonio  Viílar- 
roél.  El  primero  que  tuvo  la  gloria  de  acometer  con 
su  Caballería  el  centro ,  fue  Bracamonte  5  y  por  eso  no 
queria  dexar  de  ser  el  último  en  perseguir  al  enemi- 
go ,  á  quien  puso  verdaderamente  en  confusión  Valde* 
cañas  ,  porque  traia  mayor  número  de  Caballos  y  Ofi- 
ciales. Al  fin ,  ya  habia  mas  de  media  hora  que  reyna- 
ban  las  sombras  de  la  noche,  y  aun  duraba  la  bata- 
lla 5  de  la  qual  y  del  campo  se  salió  formado  el  Ale- 
mán con  seis  mil  Infautes  que  le  quedaron  ,  y  se  re- 
tiró á  un  vecino  bosque ,  donde  no  podia  ofenderle  la 
Caballería  enemiga ,  á  quien  se  debió  enteramente  la 
victoria.  Quedó  Valdecañas  por  dueño  del  campo ,  de 
la  artillería  y  bagages. 

6f  El  Rey  Phelipe  aún  estaba  en  el  mismo  parage, 
aguardando  el  éxito ,  que  ignoraba  todavía ,  hasta  que 
fue  avisado  de  la  victoria ,  y  pasó  al  centro  del  camp3 
de  batalla ,  donde  durmió  aquella  noche  cercado  de 
heridos  y  cadáveres  ,  porque  se  mandó  estuviese  el 
Exercito  sobre  las  armas  sin  entrar  al  saqueo.  Lo 
propio  hizo  Starembergh  ,  que  juntó  luego  Consejo  da 
Guerra,  y  aunque  todos  los  Oficiales  (menos  Villar- 
roél)  fueron  de  opinión  de  hacer  llamada,  y  capitu- 
lar, no  quiso  diciendo  :  ^'Que  á  obscuras  nada  se  deter- 
gí minaba,  y  que  la  luz  mostrarla  lo  que  se  debía 
wexecutar^  que  ciertamente  habia  vencido  á  la  Infante^ 
«ría  Española ,  y  que  no  se  podia  juntar  tan  de  maña- 
«na,  que  no  tuviese  tiempo  de  hacer  su  marcha,  y  to- 
«mar  el  camino  de  Aragón  ,  donde  estaba  segura 
También  juntó  Consejo  el  Rey  Phelipe  ,  y  fue  de  pare- 

Tom.lL  K  cer 


^4  Üoment arios  de  ¡a  Guerra  de  España. 
cer  el  Conde  de  Aguilár  de  despachar  luego  la  Caba- 
llería para  tomir  los  pasos  de  Aragón,  y  ver  si  se  po* 
dia  bloquear  al  enemigo,  que  era  infalible  su  rendi- 
ción porque  no  le  quedaba  mucha  gente.  Los  mas  de 
los  Españoles  adherían  á  este  dictamen^  y  el  Duque  de 
Vandoma  dixo:  "Que  no  habia  mas  Exercito  que  Ca- 
»ballería  ,  que  ignoraba  quán  lejos  estaba  el  enemigo  y 
»  con  quánta  gente ,  que  éste  estaba  para  volverle  á  dac 
»>  alientos  á  emprender  otra  acción  ,  si  veia  al  Rey  sin 
»  Exercito  numeroso  por  la  mañana ,  y  que  en  este  caso 
wera  preciso  retroceder,  y  no  sería  haber  ganado  la  ba- 
« talla :  que  ahora  estaba  segura  la  victoria ,  y  que  el 
»dia  sería  mejor  consejero  para  ver  el  estado  y  para- 
»ge  de  los  enemigos."  Este  dictamen  siguió  el  Rey^ 
y  solo  destacó  ,  aunque  poco  adelantado  ,  con  dos  mil 
Caballos  á  Bracamonte ,  para  que  se  acercase  quanto 
era  posible  á  los  contrarios ,  cubriendo  por  defuera  el 
campo  en  que  estaba  el  Rey,  á  quien  sirvió  esta  noche 
de  tienda  su  coche. 

68  Esta  es  la  célebre  no  esperada  batalla  de  Vilía- 
viciosa ,  ganada  con  un  tercio  menos  de  gente ,  arreba- 
tados los  laureles  de  las  sienes  de  un  Exercito  vence- 
dor ,  que  quatro  meses  antes  creia  haber  conquistado  la 
España.  Dentro  de  la  misma  Castilla  dexaron  las  Na- 
ciones Coligadas  quanto  pillage  y  saqueo  hablan  he- 
cho de  los  mismos  Pueblos  y  de  los  profanados  Tem** 
píos,  porque  D.  Joseph  de  Vallejo  ,  que  estaba  ade- 
lantado á  las  encrucijadas  de  los  caminos  con  una  Par- 
tida de  Caballería  ,  cogió  los  bagages  de  todo  el  Exer-» 
cito,  (Vandoma  restituyó  el  suyo  á  Starembergh)  y 
30.  prisioneros ,  sin  los  que  le  hicieron  en  el  campo 
y  en  las  cercanías  de  él ,  donde  quedaron  muertos  49. 
del  Exercito  del  Rey  Carlos  y  60.  prisioneros,  y  se  to- 
maron 20.  piezas  de  cañón,  dos  morteros,  seis  timba** 

ÍeS| 


Tomo  segundo.  Año  de  M,  BCCX,  ^5 

feí!,  y  3?'  vanderas:  en  fin ,  de  un  Exercito  de  mas  de 
308.  quedaron  69. 

69  Viendo  Starembergh  la  mañana  del  día  1 1.  que 
solo  estaban  los  2  9.  Caballos  de  Bracamonte  formados^ 
y  en  parage  donde  no  podían  ofender  su  Infantería, 
amparado  del  mismo  bosque ,  tomó  el  camino  de  Ara-* 
gon,  marchando  formado,  hasta  que  subió  á  la  Montaña, 
y  á  grandes  jornadas  llegó  á  Zaragoza  ,  de  donde,  sin 
detenerse  pasó  á  Barcelona,  y  divulgó,  que  habla  ga- 
nado la  batalla  :  asi  lo  escribió  á  la  Corte  de  Viena, 
pero  que  como  habia  perdido  tanta  gente ,  no  se  ha- 
bía podido  mantener  en  campaña.  Conocieron  las  Cor- 
tes Coligadas  del  propio  hecho  contrario ,  que  aunque 
para  engañar  al  Pueblo  celebraron  la  victoria  ,  saca- 
ron de  esto  mas  irrisión ,  que  aplauso.  Con  estas  reite- 
radas funestas  noticias ,  los  Ingleses  se  confirmaron  en 
la  deliberación  de  no  enviar  mas  Tropas  á  España.  En 
la  Francia  hubo  de  esto  particular  júbilo,  y  mucho  ma- 
yor le  tuvieron  los  Españoles  ,  pues  solos  y  sin  Tropas 
Auxiliarles,  restablecieron  al  Rey  en  el  Trono,  y  ad- 
quirió el  Duque  de  Vandoma  la  gloria  de  ser  llamado 
Reparador  del  Reyno.  Toda  la  disposición  del  acampa- 
mento y  marchas  efectivamente  fue  suya  ,  executada 
por  los  Españoles  con  denuedo  y  fortaleza  5  y  aunque 
no  se  debió  la  victoria  á  la  Infantería  ,  no  pudo  la 
Veterana  pelear ,  porque  la  desampararon  los  nuevos 
Regimientos.  El  Rey  Pheíipe  dixo :  Habia  debido  la 
'victoria  al  Marqués  de  Valdecañas ,  porque  fue  quien 
con  su  ala  derecha  atacó,  y  sacó  á  los  enemigos  del  cam- 
po. No  se  portaron  con  menos  valor  en  aquel  último  lan- 
ce el  Conde  de  Aguilár ,  el  de  S.  Estevan  de  Gormáz  y 
el  Marqués  de  Moya  su  hermano  ,  D.  Feliciano  Bra- 
camonte ,  D.  Joseph  de  Amezaga  ,  Mahodi  y  todos 
los  Oficiales  del  Cuerpo  del  Exercito  ,  que  dexando  sus 

K  a  Gom- 


'{r6  Comentarios  de  la  Guerra  deEspaña. 
Compafíias  y  Regimientos  ,  sirvieron  de  Soldados  ,  y 
formaron  la  ultima  linea  contra  el  centro.  No  brilló 
menos  la  vigilancia  ,  é  infatigable  aplicación  de  Don 
Joseph  Vallejo.  Murieron  de  los  Españoles  tres  mil ,  y 
mas  de  mil  quedaron  gravemente  heridos,  á  los  quales 
mandó  el  Rey  curar  con  la  mayor  atención.  Después,  á 
regulares  marchas  ,  pasó  con  su  Exercito  á  Zaragoza 
vencedor,  donde  habia  quedado  vencido. 

70  Algunos  creyeron  que  habia  usado  floxamente 
de  la  victoria,  y  que  si  se  hubiese  seguido  el  dictamen 
del  Conde  de  Aguilár  ,  de  adelantarse  toda  la  Caballe- 
ría á  cerrar  los  pasos  á  Starembergh ,  no  se  hubiera  re- 
tirado hombre  alguno  á  Barcelona.  De  esto  se  disculpó 
con  bien  modesta  carta  el  Duque  de  Vandoma  con  su 
Soberano  ,  dando  por  razón  ,  que  no  quedaba  Exer- 
cito á  quien  fiar  la  persona  del  Rey  ,  si  destacaba  la 
Caballería  y  Granaderos  ^  y  que  ésta  sola  no  bastaba 
para  vencer  á  Starembergh,  que  estaba  ya  abrigado 
del  bosque ,  y  cubierto  el  camino  de  las  Montañas^  y 
como  en  un  dia  salió  de  los  términos  de  Castilla ,  todo 
era  Pais  amigo  :  circunstancia  ,  que  hizo  gloriosa  la 
retirada  de  Starembergh.  Nunca  tuvo  General  alguno 
de  Exercito  mas  presencia  de  ánimo  en  acción  tan 
sangrienta,  varia  y  trágica:  decian  sus  propios  ene- 
migos ,  que  solo  él  podía  haber  sacado  formada  aque- 
lla gente ,  que  salió  vencida  del  campo  ,  pero  no  deshe- 
cha ^  y  si  hubiera  tenido  tan  fuerte  Caballería  como  In- 
fantes, hubiera  obtenido  la  victoria:  dos  veces  vio  de 
ella  la  im^^gen  :  tres  rechazó  la  Infantería  Española^  pe- 
ro desamparado  de  sus  alas,  y  cargado  de  89.  Caba- 
llos ,  resueltos  á  morir  ,  ó  vencer ,  cedió  á  la  fortuna  del 
Rey  Phwlipe  y  al  valor  de  sus  Tropas, 


ANO 


f? 


AÑO  DE  M.  DCCXI. 

jri  TT  A  pasada  victoria  en  los  Campos  de  Villavi- 
p  _j  ciosa  ,  quanto  avigoró  el  ánimo  de  los  Espa^ 
ñoles  ,  consternó  el  de  los  Aliados.  Ya  no  daba  oidos 
á  la  Paz  el  Rey  de  Francia :  mudado  el  semblante  de 
las  cosas ,  no  se  atrevían  á  proponerla  los  Olandeses, 
Los  Ingleses  la  meditaban  particular ,  á  instancia  del 
Mariscal  de  Tallard.  El  Rey  Phelipe  dio  Quarteles  á 
sus  Tropas  5  pero  se  aplicó  todo  á  aumentar  el  núme- 
ro de  ellas  ,  y  á  reparar  la  pérdida  de  los  mas  esforzar 
dos ,  que  hablan  muerto  el  año  precedente ,  vencidos 
y  vencedores.  No  podia  dar  esta  ociosidad  á  las  po- 
cas 5  que  le  quedaban  al  Rey  Carlos ,  porque  despre- 
ciando los  rigores  del  invierno,  proseguía  en  el  Sitio 
de  Girona  el  Duque  de  Noailles.  Era  Gobernador  de 
la  Plaza  el  Conde  de  Tatembach  ,  hombre  esforzado, 
y  que  no  perdonaba  diligencia :  hizo  algunas  salidas 
con  felicidad ,  aunque  no  tenia  mas  que  dos  mil  hom- 
bres 5  pero  como  el  Exercito  de  los  Franceses  se  com- 
ponía solo  de  198.  toda  pequeña  pérdida  era  grande, 
porque  sobre  ser  Girona  Plaza  fuerte  ,  la  hablan  los 
Ingleses  añadido  algunas  Fortificaciones  exteriores.  El 
mayor  enemigo  que  los  Franceses  tenían  ,  era  lo  rígi- 
do del  tiempo :  veinte  dias  estuvieron  los  ¡Goldados 
en  las  Trincheras ,  que  estaban  llenas  de  agua.  Algu- 
nos Cabos  de  no  vulgar  experiencia  en  el  Exercito, 
eran  de  opinión  de  levantar  el  sitio  y  permanecer  en  el 
bloqueo  hasta  la  Primavera.  El  Duque  de  Noailles, 
que  estaba  constante  en  su  empeño ,  determinó  perfec- 
ción 


{f8  Comentarios  de  la  Guerra  de  España. 
Clonar  la  obra  antes  que  pudiese  ser  la  Plaza  socorri- 
da. Esto  solicitaba  con  la  mayor  viveza  Barcelona: 
habíase  introducido  á  la  desilada  alguna  gente  antes 
que  se  perficionase  la  linea  de  circunvalación,  y  le- 
vantó el  Principado  á  propias  expensas  dos  Regimien- 
tos ,  que  no  pudieron  entrar  en  Girona  ,  pjrque  ya  te- 
nían ocupados  los  pasos  los  Franceses.  Aplicaron  el  Mi- 
nador al  baluarte  de  la  Virgen  y  al  muro  de  Santa  Lu- 
cía, que  volaron  con  felicidad  la  mañana  del  dia  23. 
de  Enero ,  no  solo  por  haber  perecido  parte  de  los 
Defensores ,  sino  porque  dio  ocasión  para  el  asalto.  Dos 
veces  fueron  rechazados  los  Franceses :  acudió  la  ter- 
cera el  mismo  Duque  de  Noailles,  y  de  tal  manera  in- 
flamó los  ánimos  con  la  vista  y  el  exemplo ,  que  re- 
chazó á  los  enemigos  hasta  la  interior  cortadura  en  las 
ruinas  del  muro ,  porque  los  que  defendían  el  baluarte 
quedaron  prisioneros. 

.  ^2  Alojáronse  los  Sitiadores ,  y  jugando  solo  el  ca*- 
ñon ,  quando  se  prevenía  el  dia  25.  otro  asalto,  hizo 
la  Plaza  llamada.  Ofreció  el  Gobernador  entregar  I9 
Ciudad,  si  se  le  dexaban  las  fortificaciones  exteriores.  No 
vino  en  ello  el  Duque  de  Noailles,  y  prosiguió  la  guer- 
ra. Luego  volvió  á  hacer  señal  la  Plaza  ,  capitulóse, 
que  si  no  estaba  en  seis  días  socorrida ,  se  entregaría, 
con  las  Fortificaciones  del  Condestable ,  la  Reyna  Ana, 
el  Calvario  y  los  Capuchinos ,  saliendo  la  Guarnición 
libre  ,  con  todos  los  honores  Militares.  No  pudo  el 
Rey  Carlos  socorrerla  ,  y  se  cumplieron  estas  Capitu- 
laciones el  dia  I.  de  Febrero.  Entró  en  la  Ciudad  el 
Puque  de  Noailles  vencedor :  para  que  recordasen  los 
Catalanes  ,  publicó  luego  un  perdón  general ,  y  res- 
titución de  bienes ,  en  nombre  del  Rey  Phelipe :  des- 
preciáronle ,  y  no  le  creyeron  ,  ni  podían  valerse  de 
él  j  teniendo  en  Barcelona  al  Rey  Carlos:  deseaban  mu- 
chos 


•L  .J 


Tomo  segundo.  Año  de  M,  BCCX.  7^ 

chos   sacarle ,  porque   públicamente  los  llamaba  Re- 
beldes Antonio  de  Leichteslheim  \  sin  Rey   los  llama- 
ba Starembergh,  y  todo  era  oprobrio.  Este  General  pi- 
dió licencia  al  Emperador   para  retirarse  ,  porque  no 
vio   forma   de    tener  Exercito  ,    y    ya  los  Españoles 
se  habian  adelantado  mas  allá  de  Balaguér  y  Calaf, 
donde    tenia   su    campo    el  Marqués    de  Valdecañas. 
Habian  los  Franceses  tomado  la  Plana  de  Vich,  Venas- 
que  y  el  Valle  de  Aran  ,  con  que  solo  le  quedaban  al 
Rey  Carlos  Barcelona  y  Tarragona.  Esto  hacía  pen- 
sar en  nuevo  systéma  á  los  Aliados  ,  y  mas  viendo  em- 
barazado con  los  Rebeldes  de  Ungría  al  Emperador, 
pertinaces  á  los  ruegos  y  á  las  proposiciones  de  Ajus- 
te. Era  cabeza  de  ellos  el  Principe  Ragotzi,  ayudado 
de  los  Condes  Berceli  y  Carolio ,  y  mucho  mas  del 
Conde  Seterasi ,  Gobernador  de  Casovia  ,  á  quien  in- 
tentó corromper  con  oro  el  Cardenal  Soafeitz,  pero  le 
sostenía  el  Rey  de  Suecia  retirado  al  Imperio  Othoma- 
no  ,  no  sin  influxo  secreto  del  Sultán.  Formaba  cuer- 
po esta  conjura  ;  pero  Carolio ,  cansado  de  los  traba- 
jos, dio  oidos  al  ajuste,  y  obligó  á  Ragotzi  á  tratar  de 
él.  Convínose  en  quince  dias  de  tregua  5  pero  propuso 
Artículos  tan  insolentes  ,  que  mandó  el  Emperador ,  que 
se  retirase  á  Viena  el  Conde  de  Locheren  ,  que  trataba 
el  negocio.  Este  fue  arte  para  no  descubrirse  el  secre- 
to ajuste  ,  que  Carolio  meditaba.  Ragotzi  volvió  á  las 
Armas ,  no  sin  socorros  de  la  Puerta  Othomana  ,  sub- 
ministrados  (decian)  por   el  Rey  de  Suecia  ,   por  no 
violar  la  tregua  de  Carlovitz.  Hacía  grandes  preparati- 
vos de  guerra  el  Othomano,  y  aunque  publicaba,  que 
eran  contra  el  Moscovita ,  tenia  en  aprensión  á  la  Cor- 
te de  Viena,  hasta  que  le  envió  una  solemne  Embaxa- 
da  el  Turco  ,  porque  temió  que  se  coligase  con  el  Em- 
perador el  Moscovita  5  que  para  este  efecto  habla  en- 

via- 


8  o  Comentarios  de  la  Guerra  de  España, 
viado  á  Viena  al  Señor  de  Urbich.  Con  esto  respiró  el 
Cesar :  contúvose  neutral ,  y  se  aplicó  á  socorrer  á  su 
hermano  en  Barcelona ,  porque  los  Ingleses  y  Olande- 
ses  ,  aunque  le  habian  asegurado  de  su  constancia  en 
!a  confederación,  declararon ,  que  no  podían  enviar  mas 
gente  á  España ,  y  que  solo  mantendrían  la  guerra  en 
Flandes. 

^3  No  podía  el  Emperador  enviar  prontamente 
mas  Tropas  á  Barcelona  ,  que  las  que  tenia  en  Italia.  A 
esta  la  exprimía  de  género,  que  no  estaba  seguro  el  Do- 
minio ;  porque  en  Ñapóles ,  Milán  y  Cerdeña  tenía  en- 
tonces mas  Parciales  el  Rey  Phelípe,  que  quando  la  po- 
seía. Era  Virey  de  Ñapóles  el  Conde  Carlos  Borro- 
meo,  y  vivía  con  grande  recelo  desde  que  se  hizo  un 
Proceso  contra  el  Duque  de  Matalón ,  por  afecto  á  los 
Españoles.  Los  mismos  que  le  absolvieron  por  inocen- 
te ,  le  creían  culpado  :  no  hizo  verdaderamente  co^ 
sa ,  que  mereciese  castigo ,  si  no  se  imponía  pena  á  los 
deseos.  Por  esta  secreta  conmoción  de  ánimo  no  se 
pudo  destacar  gente  de  Ñapóles.  De  Milán  no  la  dexa-* 
ba  sacar  el  Duque  de  Saboya,  quejoso  del  Empera- 
dor ,  porque  no  se  le  habia  dado  del  Ducado  de  Mi- 
lán quanto  le  habian  ofrecido  ^  y  su  Ministro  en  Viena, 
el  Conde  de  Melarede  ,  instaba  por  el  Vigebenasco. 
El  Emperador  le  prometía  esperanza  ,  porque  quería 
inducir  al  Duque  á  que  atacase  el  Delphínado ,  con 
esto  se  distraía  el  poder  de  los  Franceses ,  que  hacían 
grandes  preparativos  en  la  Alsacia.  Temió  el  Duque  de 
Witembergh  fuesen  el  primer  objeto  de  furor  sus  Es-» 
tados ,  y  amenazó  á  los  Austríacos  con  la  neutralidad,  jj 
sino  enviaban  mas  Tropas  al  Rhin.  Había  también  el  " 
Cesar  de  juntar  el  Exercito  de  la  neutralidad  de  Ger- 

mania ,  porque  la  Liga  de  los  tres  Federicos ,  contra  et 
Reyno  de  Suecia  ,  y  el  empeño  del  Moscovita ,  no 

ira- 


Tomo  segundo.  Año  de  M.  hCCXL  8 1 
traxese  la  Guerra  á  Geraiania  ,  y  sacasen  e^tos  Princi- 
pes las  tropas  que  hablan  dado  á  los  Coligados.  El 
arte  ,  y  el  poder  del  Cesar  lo  componía  todo.  Era  des- 
pótico de  Germania  ,  pero  no  podia  sacar  dinero  ^  es* 
te  le  contribuia  por  dura  necesidad  la  Italia  ^  por  eso 
vendió  en  baxo  precio  el  Ducado  de  Mirandula  al 
Duque  de  Modena ,  contra  la  sentencia  dada  en  Raiis- 
bona  ,  que  privaba  á  la  Casa  Pico  solo  del  usufruto  de 
su  Estado. 

^"4  La  Francia  á  quien  salieron  vanas  todas  las 
ideas  de  turbar  la  Germania,  hizo  entenderlos  mayo«» 
res  esfuerzos  de  guerra ,  porque  deseaba  la  paz.  Man- 
tenia  cinco  Exercitos  ,  uno  en  Alsacia  ,  mandado  por 
el  Duque  de  Arcourt:  otro  en  la  Mosa  por  el  Duque 
de  Baviera  ^  otro  en  la  Esquelda  por  el  de  Villars; 
otro  en  la  Saboya ,  por  el  de  Bervich  ,  y  otro  en  el 
Rosellon  ,  por  el  de  Noaiiles  ,  sin  las  tropas,  que  te- 
nía en  la  Guienna  ,  y  en  Pamplona  ^  también  mando 
armar  en  Brest ,  y  Tolón  varias  Esquadras;  esto  ver- 
daderamente era  rumor  con  que  quería  dispertar  á  los 
Ingleses  y  Olandeses  ,  para  que  hiciesen  grandes  gas- 
tos en  armadas  navales  ,  porque  la  Francia  no  tenia 
intención  de  sacar  un  Navio.  Ordenó  trabajar  un  nue- 
vo equipage  para  el  Rey  Jacobo,  con  aparatos  de  em- 
barcarse ,  para  inquietar  mas  á  la  Inglaterra  ,  que  desde 
las  ultimas  victorias  de  España  estaba  vacilando  en  U 
confederación  ,  é  iba  descaeciendo  el  par  dio  de  los 
Vigst ,  desde  que  la  Reyna  privó  del  oficio  de  Camare- 
ra Mayor  á  la  Duquesa  de  iVIaiburgh ,  y  se  le  dio  á  la  de 
Somerset. 

5^5  De  esta  general  confusión  de  las  Cortes  ene- 
migas no  se  supo  aprovechar  bien  la  Eepjña  ,  por  la 
civil  discordia  del  Aula.  Habían  vuelío  á  Mad  id  los 
Tribunales,  que  estaban  tn  Vitoria,  y  la  Reyna  pasó 

Tom,  11,  L  á 


83         Comentarios  de  la  Guerra  de  España, 
á  Zaragoza   donde  la  Princesa   Ursini  ,    queriéndose  ' 
introducir  ,  aun  en  las  disposiciones  de  la  Guerra  lo 
confundía  todo  ,  porque  no  le   era  grato  el  dictamen 
de  quien  no  le  prestaba  ciega  adoración.  Después  de 
haber  tomado  á  Girona ,  baxó  el  Duque  de  Noailles 
á  ver  al  Rey  Phelipe ,  y  á  reglar  las  disposiciones  de 
la  campaña  ^  no  convenia  su  dictamen  con  el  del  Du- 
que de  Vandoma  ^  y  esto  retardaba  las  resoluciones ,  y 
el  haber  gravemente  enfermado  la  Reyna  ,  no  sin  sos- 
pecha de  etiquez.  En  tsta  ocasión  divulgaron  los  ému- 
los del  Conde  de  Aguilár  ,  que  habia  hablado  con  poca 
reverencia ,  y  amor  acia  su  persona  ,  lo  que  le  hizo 
caer  de  la  gracia  ,  como  después  veremos.    Vuelto  á 
Madrid  Don  Francisco  Ronquillo  y  desrerró  á  quantos 
allí  se  h.'bian  quedada  y  y  besado  la  mano  al  Rey  Car- 
los. Sacó  de  los  Reynos  ^  que  el  Rey  Ca'holico  po- 
rcia á  las  mugeres  de  los  que  hablan  seguido  al  Aus- 
tríaco Principe,  y  entre  ellas  á  la  Condesa  de  Palma» 
El  Consejo  Real  consultó  al  Rey   el    perdonar  á  los. 
plebeyos  ,  y  hombres  de  baxa  esfera  ,  que  hablan  se- 
guido el  contrario  partido  ,  estando  aquel  Principe  en 
Madrid  ;  ésta ,  sobre  ser  clemencia ,  era  justicia  ^  por* 
que  habiendo  prestado  obediencia  el  Magistrado ,  que 
representa  el  Cuerpo  de  la  Ciudad  ,  ó  "Villa  y  son  lí- 
citos los  obsequios  ,  y  aun  precisos  á  qualquier  parti- 
cular. Pretendía  el  Rey  Phelipe  ,  que  baxase  el  Exer- 
cito   del  Duque  de  I^oailles  á  juntarse  con   el  suyo; 
pero  descompuso  todas  las  medidas  la  muerte  de  Luis 
¿e  Boibon  ,  Delphin  de  Francia,  su  Padre  ,  sucedida  en 
14.  de  Abiil  ,  de  enfermedad  de  viruelas, que  en  vez 
de  manifestarse  con  saludable  expulsión,  retrocedieron. 
al  centro. 

*r6     El  Rey  Chrjstiani.simo  llevó  e.^ta  fatalidad  con 
la  mas  heroyca  constancia,  y  escribió  al  Rey  Phelipe 

una 


Tomo  segundo.  Año  de  M,  BCCXL  83 

una  carta  como  consolatoria  ,  y  que  no  le  haría  falta 
su  Padre  para  mirar  por  sus  intereses.  No  tuvieron  tieiH- 
po  las  Cortes  enemigas  de  fundar  nuevas  esperanzas  por 
este  accidente  ,  porque  dos  dias  después  murió  en  Vie- 
na,  de  la  misma  enfermedad ,  y  con  los  propios  sympto- 
mas  ,  el  Emperador  Joseph  de  edad  de  33.:años.  Esto 
varió  enteramente  el  systema  del  mundo,  porque  faltaba 
el  alma  de  la  Guerra  5  y  aunque  le  quedaba  en  el  Rey 
Carlos  á  la  Casa  de  Austria  Succesor  ,  si  lo  habia  de 
ser  también  de  la  Imperial  Diadema ,  no  podia  ser  Rey 
de  España  ,  porque  sobre  ser  difícil  acudir  á  todo  ,  no 
querían  los  Ingleses ,  y  Olandeses  acumular  tantos  Rey-« 
nos.  Sus  intereses  de  Religión  no  podian  hacer  los  po- 
sibles esfuerzos  para  que  fuese  elegido  por  Emperador; 
porque  hablan  casi  expelido  los  Hereges  ,  que  preten- 
dian  en  esta  elección  la  alternativa  pero  como  era  con- 
tra las  Leyes  del  Imperio ,  y  los  Electores  Catholicos 
estaban  por  el  Rey  Carlos  ,  no  querían  mover  en  Ale- 
mania una  guerra  mas  sangrienta ,  y  civil  ^  y  asi  abra* 
zaron  los  de  la  Liga  la  idea  de  elevar  al  Solio  imperial 
al  Rey  Carlos ,  que  por  Testamento  de  sus  mayores ,  y 
del  Emperador  Joseph  ,  quedaba  dueño  de  los  Estados 
hereditarios. 

77     En  la  apariencia  favorecía  el  Rey  de  Francia 
al  Duque  de  Baviera,  y  añadió  tr^jpas  al  Exercito  de 
la  Alsacia  para  proteger  sus  derechos ,  y  los  del  Ar- 
zobispo de  Colonia  ,  á  los  quales  el   Colegio    de  los 
Electores  habia  excluido;  y  asi  no  solo  no  habicin.á- 
-db  convocados  para  el  Congreso ,  que  coma  Ciiarici- 
llér  del  Imperio  publicó  el  Elector  de  Maguncia  ,  íino 
que  permanecía  la  sentencia  dada  contra  ambos  Elec- 
tores, á  los  quales  no  querían  ahora  admitir  ,  por  no 
turbar  la  tranquilidad  de  la  elección  ,  pues  todos  esta- 
ban concordes  en  que  recayese  la  Corona  en  el  Kf^^ 

Lz  Car- 


84         Comentarios  de  la  Guerra  de  España, 
Cavíos.  ÍMo  desei^ba  otra  cosa   el  Key  de  Francia  ,  y 
el  de  España ,  porque  este  era  el  camino  mas  fácil  para 
la  paz,  y  como  quiera  que  saliese  de  España  este  Princi- 
pe ,  la  recobraba  sin  dificultad  teda  el  Rey  Phelipe  ,  y 
quitaba  á  sus  rebeldes  la  esperanza  de  mantenerse  en 
aquel  dominio.    ISio  aborrecían  esie  pretexto  para  salir 
del  empeiío  los  Ingleses,  y  Olandeses^  y  asi  todos  con- 
ciurierün  á  volver  á  entionizar  la  Casa  de  Austria.    La 
Emperatriz  Leonora  ,  Madre  del  Rey  Carlos  ,  deseaba 
ardientemente  sacarle  de  España,  para  que  gozase  un 
Tiuno  mas  tranquilo  ,  y  aunque  se  habia  enviado  con  la 
noticia  de  la  muerte  el  Emperador  á  Barcelona  el  Con- 
de de  Rofrano,  volvió  la  Emperatriz  á  enviar  al  Con- 
de de  Molano  ,  su  Caballerizo  Mayor  ,  para  pers'jadir 
al  Rey  ,  que  pasase  luego  á  Alemania  ,  porque  asi  lo 
pedían  mas  relevantes  intereses ,  que  los  que  tenia  en 
España ,  y  querían  los  Electores  verle  en  Viena  ^  por- 
que recelaban  dilatada  su  ausencia  ,  y  con  ella  nunca 
perfecta  quietud  ,  pues  aunque  sin  contradicción  le  ha- 
bian  ya  reconocido  los  Reynos  de  Bohemia  ,  y  ün- 
gria  5  y  estaban  ya  desalentados  los  rebeldes^  después 
que  por  arte  del  Conde  Paphi  se  sometió  á  la  clemen- 
cia del  Cesar  ,  el  Conde  de  Carolio  ,  hacia  grandes 
esfuerzos  Ragotzi ,  para  que  el  Sultán  se  valiese  de  es- 
te interregno  ,  y  atizaba  el  fuego  el  Rey  de  Sutcia  des- 
de Bender  ,  por  si  en  la  confusión  podía  adelantar  la 
pretensión  del  Duque  de  Baviera  ,  de  cuya  casa  era  de& 
cendiente. 

^8  Sentia  mucho  el  Rey  Carlos  dexar  á  Barcelo- 
na ,  porque  veía  claramente  que  no  sería  con  esto  Rey 
de  España  ,  cuyo  Trono  deseaba  tanto.  Isio  ttnia  tro- 
pas para  mantenerse  en  Cataluña  ,  y  euin  tales  las 
quejas  de  los  Catalanes  ,  de  que  los  desí'mpan.se ,  que 
padecia  su  agradecimiento  en  ellas ,  y  ofrecían  sus  Mi- 


Tomo  segundo.  Año  de  M.  BCCXL  8  5 

nistros  cosas  que  jamás  podían  cumplir.  Ya  decían  que 
quedaría  el  Principado  de  Cataluña    agregado  á  los 
Estados  Hereditarios  de  !a  Casa  de  Austria  5  y  ya  que 
se  interpondría    fuertemente  quando  fuese  elegido  por 
Emperador  ,  para  que  los  Coligados  obligasen  al  Rey 
Phelípe   á  dexarle  República  ,  y  siendo  esto  tan   im- 
practicable ,  .habla  Catalanes  que  lo  creían ,  aun  vien- 
do al  Exercito  del  Rey  Phelipe  ya  dueño  de   todo  el 
país  ,  desde  Cerbera  á  Aragón ,  de  toda  la  Ribagorza 
y  de  las  mejores  plazas ,  excepto  Tarragona  :  Faltá- 
banle muchas  disposiciones  ,  víveres  ,    y   medios  para 
emprender  el  Sitio  de  Barcelona.    No  les  pareció  á  los 
Españoles  tiempo  oportuno  ,  porque  precisamente  se 
había  de  ir  á  Alemania  el  Rey  Carlos  ,  y  esta  era  la 
mejor  ocasión.  Tenia  en  su  Exercito  el  Rey  Phelipe  do- 
ce mil  Franceses  ociosos  ,  porque  el  Duque  de  Van- 
doma  ni  tenia  que  hacer  en  Cataluña  ,  ni  los  quería 
distraer  contra  Portugal  5  y  con  todo  eso  los  dexaba 
alli  ei  Rey  Christianísimo ,  porque  no  creyese  el  Catholi- 
co  ,  que  la  muerte  del  Delphin  ocasionaba  esta  tibieza^ 
mas  le  hubiera  aprovechado  tenerlos  en  la  Alsacia  ó 
Fíandes  ^  porque  los  enemigos  ,  aun    después   de  la 
muerte  del  Emperador  Joseph  ,   proseguían   con  los 
mayores  esfuerzos  ,  por  no  perder  lo  gastado ,  y  per- 
ficionar  su  idea.  Estaba  el  Mariscal  de  Villars  acampa- 
do en  Flandes  ,  desde  Oysion  á  Arras  ^  y  los  aliados 
entre  la  Esquelda  ,  y  Scarpa  ,  habían  echado  varios 
puentes  al  Río  Crinchon  ,  no  porque  corre  furioso ,  si- 
no porque  tiene  obscuros  ,  y  iknos  de  arena  los  vados^ 
lambien  hicieron  otros  entre  Biaoch  ,  y  Arras,  por  lo 
cenagoso ,  y  pantanoso  del  terreno.  Los  Franceses  con 
las  sombras  de  la  noche   quisieron    atacar  la  derecha 
de  los  enemigos  y  que  ocupaban  á  Magni  5  pero  no  lo- 
graron mas  (jue  derrotar  la  Gran  Guardiíi ,,  y  matar  las 

c§n- 


8  6  Comentarios  de  la  Guerra  de  España. 
centinelas.  Después  sorprendieron  el  Castillo  de  Har* 
Icch  ,  cortaron  los  Diques  del^Rio  Lis  ,  y  cegaron  el 
canal  5  esto  embarazaba  el  trasporte  de  víveres  al  Ejer- 
cito enemigo  ,  pero  acudió  el  Principe  de  Holsteim* 
bergh  ,  é  hizo  apartar  á  los  Franceses  hasta  Reuss- 
lario. 

7-9  La  falta  de  forrages  obligó  á  los  Olandeses  á 
pasar  la  Scarpa  ,  y  acercarse  á  Lemz  ;  los  Franceses 
á  Arras  entre  Vilers ,  y  Brulain  ^  en  vano  intentaron 
sorprender  á  Vimi  ,  acampáronse  m  Arleux  ,  é  in- 
quietaban á  Duay ,  hasta  que  las  partidas  que  corrían 
aquella  campaña,  fueron  rechazadas  del  Principe  de 
Hessecaséí  ,  destacado  cou  siete  mil  hombres ;  Por  eso 
pusiéronlos  Aliados  al  General  Hompesch,  con  diez 
batallones,  y  doce  Esquadiones  entre  Duay  ,  y  Ferin. 
Este  Cuerpo  de  Trop-íjs  fue  improvisamente  atacado  del 
Conde  de  Gasion ,  Francés  ,  con  treinta  Esquadrones, 
y  enteramente  deshecho.  Pocos  se  salvaron  en  Duay, 
porque  para  no  ser  socorrido  de  lo  restante  del  exer- 
cito  ,  acometió  á  un  mismo  tiempo  por  la  noche  el 
Conde  de  Broglío  á  la  derecha  de  los  enemigos ,  ma- 
tó á  las  centinelas  ,  y  acudió  allá  la  fuerza  de  las  tro- 
pas ,  mientras  Gasion  derrotó  á  Hompesch.  El  Exerci- 
to  de  los  Aliados  en  Flandes  estaba  solo  á  cargo  del 
Duque  de  Maíbu:gh  ,  porque  habia  partido  para  el 
Rhin  el  Principe  Eugenio ,  y  se  habia  anegado  el  Prin- 
cipe Nasao  en  Mordeich ,  pasando  á  la  Haya  ,  por  la 

•.contienda   vertida  entre  él  ,  y  el  Rey  de  Prusia  ,  por 
la  herencia  del  Rey  Guiliclmo.  No  gustaban  los' Olan^ 

v.deses  del  arrojo  de  M.^ibargh  ,  porque  ya  veían  que 
hacian  en  vano  la  guerra,  y  que  el  sacar  de  la  Espa- 

^  ña  al  Rey  Phelipe  ,  se  habia  hecho  un  moral  imposi- 
ble ^  inspiraban  reínisos  los  riÜentos,  y  no  querían  aven- 
turarse á  una  batalla.  Puso  su.  Campo  el  Inglés  en  Be- 

tu- 


Tomo  segundo.  Año  de  M.  BCCXL  87' 

tunes  ,  y  el  Francés  en  Hesdin^  fortiñcaron  los  Ingleses 
el  mismo  parage  en  que  Hompesch  fue  vencido  :  Pero 
el  Señor  de  Montesquiu  atacó  la  linea  -,  y  la  rompió, 
con  muerte  de  seiscientos  OlanJeses  ;  salió  á  socorrer- 
los Hompesch  deDuay  ,y  no  pudo  llegar,  porque  se  lo 
embarazó  el  Conde  deCogny  ,que  hacia  espaldas  á  Mon- 
tesquiu ;  ni  tampoco  llegó  á  tiempo  el  General  Faggél, 
destacado  de  Malburgh  ,  porque  ya  estaban  los  suyos 
dos  veces  en  un  mismo  Campo  vencidos  :  creyendo  ha- 
llar desprevenido  á   Villars  ,  puso  Malburgh  en  Bctu-' 
nes  ios  bagages ,  y  en  tna  noche  ,  dexando  á  Corte, 
marchó  dos  leguas  :  pasó  la  Esquelda  con  ocho  puentes, 
entre  Cambray  ,  y  Bouchain ,  para  darle  la  batalla ,  pe- 
ro hallándose  al  amanecer   formado ,  mudó  de  intento, 
y  retrocedió.  Viilars  picó  la  Fvttaguardia  5  volvió  esta 
la  caía,  y  como  quería  pelear  reiroceditndo  ,  fue  der- 
rotada ;  murieron  de  ella  mil  :  igual  numero   de  pri- 
sioneros y  sin  los  que  se  anf  gaton  en  el  rio.  Enfureci- 
do Maibrugh  con  estos  míalos  sucesos  ,  aunque  no  de 
gran  couíequcncia,  timó  de  repente  los  puestos  para 
el  Sitio  de  Bcuehain.    A  22.  de  Agosto  se  abrió  la 
Trinchera ,  y   nada  hubo  de  particular  en  este  Sitio; 
cumpiió  con  su  cbügacion  el  Gobernador  ,  y  el  Presi- 
dio ^  pero  ganó  la  Plaza  el  Inglés  ^  con  esto  se  acabó 
en  Flandes  la  campana  ,  y   por   el  m.es  de  Septiembre 
se  dieron  quartcies  de  invierno  por  una  y  otra  parte  á 
las  tropas. 

80  Tampoco  hubo  en  el  Rhin  cosa  remarcable.  Na 
quería  empeñarse  por  el  Bávaro  á  todo  el  dispendio  el 
Frsricés  en  la  ei^ccion  dt  Imperador  ,  pues  los  m.as 
de  los  Electores  confirn  aban  la  sentencia  dada  enRa- 
timbona.  Kabiame  juntado  en  Francfort  los  Diputados 
de  ios  Electores  ^  y  aunque  estaban  á  favor  del  Duque 
de  tavieía  5  y  de  su  hermano  el  Rey  de  Prusia ,  y  el 


S  3         Cementarlos  de  la  Guerra  de  'España, 
Duque  de  Saxonia  ,  para  admitirlos  al  Congreso  ,  vo- 
taron en  contra  el  Palatino  ,  el  Duque  de  Hannovér,  cI 
Rey  de  Bohemia  Carlos  de  Austria  ,  y  los  Electores 
Eclesiásticos ,  el  Maguntino ,  y  el  Treverierrse ;    y  asi 
proseguíanlas  Sesiones  ,  y  se  llamaba  con  instancia  al 
Rey  Carlos  ,    quien  con  repugnancia  grande  salió   de 
Barcelona  ,    embarcado  en  la  Armada   Inglesa  ,    que 
mandaba  el  Almirante  Norris  ,  á  27'.  de  Septiembre. 
Mucho  sintieron  los  Catalanes  esta  ausencia  ,  aunque 
les  duízó  lo  amargo  con  nuevos  privilegios  ,  en  que 
los  prefería  á  Casulla  ;  todo  era  engañarse  el  Rey  Car- 
Ios  á  si  mismo  ,  engañar  á  los   Catalanes  ,  que  para 
Procuradores  ,  ó  Agentes  de  la  Provincia  ,  enviaron 
con  el  Rey  al  Conde  de  Saballá  ,  y  á  Pinos ,  porque 
les  habiu  hecho  grandes  ofrecimientos  ,  de  nunca  olvi- 
darlos ,  y  les  dex  iba  para  mayor  consuelo  á  la  Reyna 
Isabel,  que  qu^dó  por  Gobernadora  de  Cataluña  ,  y  de 
los  Rey  nos  de  Italia.  El  mismo   dia   12.  de  Octubre, 
que  en  Francfort   fue  elegido  el  Rey  Carlos  por  Empe- 
rador ,   llegó  á  las  costas  de  Genova  ,  dio  fondo  ea 
Vado,  y  no  quiso  entrar  en  la  ciudad  ,  ó  en  el  Arra- 
bal de  San  Pedro  de  Arenas ,  hasta  que  los  Genoveses 
le  reconociesen  por  Rey  de  España;  esto  era  arduo,  y 
monstruoso,   porque  ya  la  habia  dexado,  y  en  ella  no 
poseía  mas  que  una  pequeña  parte  de  Cataluña  ;   pe- 
ro para  deprimir  mas  á  los  Principes  de  Italia  ,  los  obli- 
gó á  esto.  Dos  dias  estuvo  en  Vado ,  mientras  lo  resol- 
vía aquí  en  el   Consejo    de    los   doscientos  tan  grave 
punto  ,  que  quedó  indeciso  por  entonces  :  pero  el  Mar- 
qués de    Monte-Leon  ,   Ministro   del    Rey  Cjth  )lico, 
hacia  los  mayores  esfuerzos  para  que  no  fuese  recono- 
cido como  tal  el  Rey  Carlos  ,  que  picado  de  esta  re- 
pugnancia ,  sin  admirar  el  obsequio  de  sei ;  Galeras ,  que 
á  Vado  le  envió  la  Repiíblica ,  para  que  con  comodi- 

düd 


Tomo  segundo.  Año  de  M.  BCCXX.  89 

dad  desembarcase  en  San  Pedro  de  Arenas,  no  admi- 
íió  el  prevenido  hospedage:  Luego  que  desembarcó, 
pasó  corriendo  la.  posta  á  Milán  sin  detenerse  en  los 
Estados  de  la  República ,  la  qual  obligada  de  las  ame- 
nazas, envió  allá  sus  Diputados  para  el  reconocimien- 
to. Lo  propio  hicieron  la  República  de  Venecia  ,  el 
Duque  de  Toscana ,  y  el  Duque  de  Parmí ,  que  toda- 
vía se  mantenían  en  el  primer  reconocimiento  hecha 
al  ReyPhelipe. 

81  El  Duque  de  Uzeda  ,  que  aun  estaba  en  Geno- 
va ,  resistiendo  el  precepto  del  Rey  Catholico  ,  de  que 
pasase  á  España ,  fue  con  su  hijo  Don  Melchor 
Pacheco  á  prestar  la  obediencia  al  Rey  Carlos  en 
Vado ,  y  le  entregó  los  papeles  secretos ,  que  tenia 
de  su  Oficio ,  de  todo  el  tiempo  que  había  servida  al 
Rey  Pheíipe  5  reveló  las  inteligencias  ,  que  se  tenían 
en  Ñapóles  ,  y  Cerdeña ,  y  vengándose  en  sí  mismo, 
puso  este  barron  á  su  nombre  ^  daba  para  esto  insubs- 
tanciales pretextos^  y  los  principales  eran  ,  haber 
muerto  en  París  prisioneros  el  Marqués  de  Leganés,  y 
en  el  Castillo  de  Pamplona  el  Duque  de  Medina-Cae- 
li  5  y  que ,  sí  iba  á  España  ,  le  sucedería  lo  propio  ^  to- 
das eran  redarguiciones  de  su  conciencia^  pero  lo  cier- 
to es  ,  que  habían  muerto  aquellos  dos  prisioneros  sin 
difinirse  su  causa,  por  política ,  y  benignidad  del  Pvey 
Pheiipe,  que  solo  sacó  la  depresión  de  estos  dos  M  ig-/ 
nates  ,  sin  confiscación  de  bienes  ,  porque  á  M-dina- 
Coeli  le  heredó  el  Marqués  de  Priego  su  Sobrino  5  y  al 
de  Leganés  el  Conde  de  Altamira. 

83     Indignado  el  Rey  Pheiipe  del  nuevo  reconoció 
miento  de  los  Principes  de  Italia  al  Emperador ,  co- 
mo Rey  de  España  ,  mandó  salir  de  suConeal  Mir- 
qués   Joseph   Casiíe  ,  enviado  de   Parma  ,  al   Varón 
•Ñeron  de  Ñero,  de  Toscana  ,  y  álos  Secretarios  de 
^  lomolL  M  Ve- 


90       Cotmnt arios  de  la  Guerra  de  Espana, 
Venecia  ,  y  Genova  ,  que  á  este  tiempo  no  tenían  allí 
Ministro  con  carácter,  y  de  esta  llamó  á  la  Corte  al 
Marqués  ele  Monte-Leon,  y  su  Enviado  extraordinario, 
y  con  paaicular  Decreto  prohibió  el  comercio  activo, 
y  pasivo  de  sus  Reynos  con  los  Estados  de  la  Repú- 
blica de  Genova.  Los  dos  Enviados  del  Gran  Duque, 
y  Parma ,  se  entretuvieron  en  Madrid  ,  aunque  sin  ca- 
rácter ,  con  licencia  del  Rey  ,y  mas  tiempo  se  detu- 
vo el  de  Toscana-  Ocif'so  había  estado  en  la  raya  de 
losiVlpesel  Exercito  Francés  ^  no  pudo  el  Emperador 
mover  las  Armas  del  Duque  de  Saboya  ,  para  atacar 
d  Delphínado,  porque  no  ignoraba  las  favorables  dis- 
posiciones   que   había  en    Inglaterra  para  la  paz.  El 
Abad  Gauüer,  y  el  Mariscal  de  Tallard  la  instabaa 
incesantemente ,  y  al  fin  ,  dio  orden  para  ella  la  Rey- 
na  Ana,   y   se  cometió  el  Tratado  en  Londres  á  los 
Duques  de  Amilton ,  y  Buchingaam  ,  á  los  Condes  de 
BulUmbroch  ,  Preterbourgh ,  y  Stafort*  En  Parisal  Mar- 
qués de  Torsi ,  al  Mariscal  de  üxeles ,  al  Abad  Poli- 
ñac, al  Señor  de  Maren ,  y  al  Señor  de  Voisin  5  y  por 
las  cosas  del  Comercio  nombraron  á  los  Señores  de 
Brior ,  y  Menager. 

8  2  Este  tratado  le  fomentaron  los  émulos  de  Mal— 
burgh  ,  para  quitarle  la  autoridad  que  le  daban  las  Ar- 
mas. Se  tuvo  por  cierto ,  que  no  pudiendo  mantenerse 
de  otra  forma  ,  sino  con  la  guerra,  dio  noticia  de  es- 
te tratado  al  Emperador ,  á  los.  Principes  de  Alema-» 
nía ,  y  á  los  Olandeses  ^  y  auu  decían  sus  enemigos, 
que  habla  ofrecido  el  Exercito  al  Duque  de  Hannuvér 
para  que  turbase  esia  Paz ,  y  echase  del  Trono  á  la 
Reyna ,  el  qual  no  quiso  dar  oidos  á  tan  alto  cri- 
men ,  porque  aventuiaba  la  succesion.  I\u  estaban 
^los  Uvitz  ya  en  Inglaterra  tan  poderosos  ,  porque 
los  Toris  se  habían  levantado  con  el  favor  de  la  Rey- 


Tomo segundo.  AñoM^BCCXL  91 

na ,  y  ocupaban  los  primeros  empleos  5  y  tantos  voios 
tenían  ya  en  el  Parlamento,  que  vencieron  la  propo- 
sición de  que  se  debia  hacer  la  paz ,  y  se  dio  entera 
autoridad  á  la  Reyna  para  tratarla.  Estaba  ya  esta 
adelantada  secretamente ,  y  firmados  con  la  Francia  los 
Preliminares.  Se  duda  ,  si  con  noticia  de  la  España ,  que 
era  la  que  mas  perdia  en  este  Tratado.  El  Rey  Ca- 
tólico habia  dado  á  su  Abuelo  amplios  Poderes  para 
haceral ,  porque  no  se  podia  resistir  á  la  eficaz  volun- 
tad de  la  Francia,  y  de  la  Inglaterra ,  que  la  querían 
siempre  con  la  suposición  de  que  le  habia  de  quedar 
el  continente  de  España,  y  las  Indias. 

83     A  este  tiempo  pasó  el  Conde  de  Bergueich  á 
Madrid ,  y  aunque  se  creyó,  que  era  por  negocios  de 
esta  paz,  fue  para  arreglar  el  Real  Erario  ,  y  las  pro- 
visiones para  el  Exercito.  Era  á  este  tiempo  Presiden- 
te de  Hacienda  Don  Juan  del  Rio  ,  Marqués  del  Cam- 
po Florido ,  y  llevando  mal  la  subordinación   de  Ber- 
gueich ,  hizo  dexacion  del  empleo.   Hallóse  éste  emba- 
razado ,  porque  sembraban  los  Españoles  de  dificulta-' 
des  los  negocios,  que  por  su  mano  corrían  ;  y  no  ha- 
biendo medios  para  salir  á  campaña  el  Exercito ,  por- 
que los  Banqueros  se  retiraron  de  los  asientos ,  todo 
el  arbitrio  que  dio  fue  imponer  un  doblón  por  cabeza  a 
toda  la  España.  Este  tributo ,  que  parecía  ligero  er^ 
gravísimo,  porque  á  mas  de  las  rentas  ordinarias ,  que 
se  pagaban  al  Rey ,  no  todos  podían  pagar  un  doblón 
con  la  prontitud  que  Bergueich  le  quería.  Ai  fin  ,  asig- 
nando esta  nueva  contribución ,  se  tuvo  dinero ,  y  pro- 
visiones para  empezar  la  campaña ;  y  mientras  no  pa- 
só al  Exercito  el  Duque  de  Vandoma ,  mandaba  las  Tro- 
pas el  Marqués  de  Valdtcañas ,  que  estaba  acampada 
entre  Tarragona  ,  y  Cerbera :  Starembergh  puso  el  cam- 
po entre  Igualada ,  Toux ,  y  Santa  Coloaia  j  atrinchc- 


92        Comentarios  de  la  guerra  de  España» 
rado ,  porque  tenia  poca  gente.  El  Principado  no  asis- 
tía con  tanto  dinero  conno  antes ,  ni  tenían  los  Alema- 
nes tanta  tierra,  y  asi  estaba  elExercito  corto  de  me- 
dios ,  y   en  terreno  seco ,  que  fue  preciso  sacar  pozos 
para  beber.  E^n  el  Excrcito  del  Rey  Phelipe ,  que  man- 
daba el  Duque  de  Vandoma  ,  no  se  caminaba  con  la 
mayor  uniformidad  ^  porque  el   Marqués  de  Valdeca- 
fías ,  y  el  Conde  de  Aguiiár  llevaban  mal  las  precipi- 
tadas resoluciones  del  General  Francés.  Hizose  Conse- 
jo de  Guerra  sobre  la  primera  Expedición ,  y  fue  de 
parecer  el  Conde  de  Aguiiár ,  con  los  Cabos  Españo- 
les 5  el  sitiar  á  Cardona  ,  y  entre  ella  ,  y  el  Exercito 
enemigo  interponer  las  Tropas  del   Rey.  No  disentía 
de  este  dictamen  Valdecañas  ,  pero  lo  proferia  con 
modestia  ^  ó  porque  tenia  el  genio  mas  blando  ,  que 
el  Conde  de  Aguiiár ,  ó  porque  no  ignoraba  ,  que  era 
de  contrario  parecer  el  Duque  de  Vandoma ,  que  ha- 
bia  determinado  ocupar  á  Pratz  del  Rey,  Lugar  inú- 
til ,  y  murado  de  ladrillo  crudo.   Esta  disputa ,  soste- 
nida con  tesón  por  el  Conde  ,  ofendió  al  Duque  ,  que 
si  no  profirió  palabras  injuriosas ,  el  modo  significaba 
desprecio ^  de  esto  quedó  picado  Aguiiár,  y  se  fundó 
una  discordia  perjudicial  á  los  intereses  del  Rey  ,  infla- 
mada de  hombres  chismosos  ,  y  entre  ellos  de  un  Clé- 
rigo Parmesano,  llamado  Julio  Aibtroni ,  muy  insinua- 
do en  la  gracia  del  Duque  ,  á  quien  servia  como  de 
Capellán ,  desde  quando  aquel  mandó  las  Armas  en  Lom- 
bardia ,  introducido  por  practico  de  la  lengua  France- 
sa ,  y  habia  ido  algunas  veces  á  hablar   al  Duque  en 
nombre  del  Obispo  del  Burgo  de  San  Dionyne,  para 
aliviar  las  contribuciones  del  País.  Con  alguna  liber- 
tad en  el  hablar  ,  y  tener  la  conversación  festiva ,  dio 
en  el  genio  del  Duque  ,  á  quien  enteíamente  en    mu- 
chas cosas  mandaba.  Esta  ,  como  digresión ,  nos  ha  pa- 
re- 


Tomo  segundo.  Año  de  M.  IDCCXL  9  3 

recido  necesaria  para  dar  noticia  de  este  hombre  ,  que 
construyendo  su  fortuna  de  acasos ,  aunque  nacido  en 
los  baxos  pañales  de  ser  hijo  de  un  hortelano ,  hizo 
no  poca  figura  en  el  Teatro  de  España. 

84     A  16.  de  Septiembre  partió  el  Duque  de  Van- 
doníia  para  Pratz  del  Rey.  Los  Alemanes  pusieron  en 
las  sendas   mas  estrechas  alguna  Caballería  escogida, 
para  enibara¿ar   la  marcha.   Vencieron  los  Españoles 
esta  corta  dificultad.  Starembergh  se  retiró  á  Pratz  del 
Rey  ^  algunas  Tropas  dexó  fuera  del  muro ,  en  la  mis- 
ma orilla  del  Río  ^  otras  puso  adentro  del  recinto ,  y 
lo  restante  del  Exercito  detrás  de  la  Villa, en  un  si- 
tio áspero  ,  á  quien  hacia  mas  escabroso  la  multitud  de 
peñascos,  el  qual  incensibiemente  se  levantaba  á  re- 
matar en  un  Momichuelo  inculto  ,  que  tenia  á  la  dere- 
cha una  poca  de  llanura,  embarazada  de  Fosos ,  y  co- 
llados ,  doiide  no  podía  pelear  la  Caballería,  y  por 
eso  le  escogió  Starembergh ,  porque  no  tenia  mucha.  Los 
Españoles  extendieron  el  ala  izquierda  del  Exercito  mas 
allá  de  ia  Viiia  ,  como  en  semicírculo  5  batían  al  mu- 
ro,  y  á  las  Tropas  que  estaban  fuera  de  él ,  que  des- 
ampararon la  llanura  que  poseían  por  el  ala  izquier- 
da, y  el  rio.  fciarenibergh  tomó  la  altura  del  monte, 
y  tenia  á  su  dispusicion  una  de  las  Puertas  de  la  Vi- 
lla, por  doiide  le  entraban  socorros  mientras  hubo  gen- 
te. Luego  la  desampararon ,  sacando  sus  bienes  los  mo- 
radores, y  quedo  el  Lugar  convertido  en  un  montón  de 
püivo  y  cetiiza  ,  riéndose  Starembergh ,  de  que  emplea-» 
sen  ioi>  Espciñoies  sangre  ,  tiempo,  y  dinero  f n  una  em- 
presa inuiii ,  a  ia  quai  fue  preciso  volver  las  espaldas^ 
pero  el  jüuque  de  Vand^.ma  ^  que  obraba  ya  sin  con- 
sejo alguno ,  usando  de   un  pernicioso  despotismo  ,  y 
no  pu  Jicnüo  obligar  á  Síaiember^;h  á  una  batalla  ,  gtría- 
cheiado  en  aquel  monte  cou  sulos  doce  mil  hombres. 


94        Comentarios  de  la  Guerra  de  España, 
resolvió  tarde  el  Sitio  de  Cardona. 

85  No  eran  ya  de  esta  opinión  Valdecañas,  y 
Aguilár  ^  y  este  ultimo  mas  impaciente  de  ver  cosas 
fuera  de  toda  regla  de  Guerra  ,  pidió  al  R^y  licencia 
para  dexar  el  campo  ^  no  se  le  respondió  ,  y  poco  po- 
deroso contra  sí  mismo ,  volvió  á  escribir  en  tono  de 
picado,  é  hizo  dexacion  de  los  empleos  que  tenia.  Era 
Capitán  de  una  de  las  Compañías  de  Giardias  de  á 
caballo  ,  y  el  mas  antiguo  Director  General  de  la  Infan- 
tería ,  y  Chanciller  del  Coasejo  de  Ordenes.  De  todos 
los  empleos  le  admitió  el  Rey  luego  la  dexacion  ,  y  se 
proveyeron  en  otros ;  llegó  á  la  Corte  ,  y  aunque  le 
permitieron  los  Reyes  el  favor  de  dexarse  obsequiar, 
se  le  insinuó  que  saliese  de  Madrid  :  Asi  se  le  inutilizó 
á  los  fines  de  esta  Guerra  un  General  de  los  mas  há- 
biles, y  experimentados.  Sintió  el  Rey  verse  obligado  á 
perderle^  pero  hizo  justicia,  para  que  ningún  Vasallo 
presuma  ser  á  su  Soberano  necesario.  Conocía  el  Rey 
aígunas  tropeiias  de  Vandoma^  pero  no  quería  dis- 
gustarle :  Había  enviado  éste  Ingenieros  Franceses ,  y 
Oficiales ,  á  reconocer  la  Plaza  ,  y  el  Sido  ,  y  con  mi- 
litar arrogancia  le  pintaron  llana  la  Expedición  ,  fuese 
esto  ignorancia,  ó  adularle. 

86  A  1 5.  de  Noviembre  partió  á  Cardona  el  Con- 
de de  Muret  con  buenas  Tropas  5  fueron  todos  los  Fran- 
ceses ,  y  algunos  Regimientos  Españoles,  Sobre  ser  en 
lugar  áspero  tiene  la  Ciudad  un  Castillo  puesto  en  una 
gran  eminencia.  La  Guarnición  era  escogida  ,  y  bas- 
tante ,  é  inquietaban  á  los  Sitiadores  tres  mil  caballos 
Catalanes  ,  que  obligó  á  hacer  linea  de  contravala- 
cion.  Después  de  abierta  la  brecha  ,  se  dio  el  asalto  á 
la  Ciudad  ^  gobernaba  la  derecha  el  Conde  de  Suder- 
son^la  izquierda  el  de  Melún  5  y  el  Marqués  de  Ar- 
payon  el  centro  ,  fue  sangrienta  la  disputa  ,  vencieron 

los 


Tomo  segundo.  Año  M,  DCCXL  95 

los  Sitiadores  ,  pero  nada  ganaron  con  la  Ciudad  ,  por- 
que io  diftcil  era  el  Castillo ,  adonde  se  retiró  la  guar- 
nición ,  y  contra  quien  no  eran  fáciles  las  baterías,  por 
lo  empinado  del  Sitio,  y  las  que  se  pusieron  estuvie- 
ron erradas  5  porque  batían  lo  mas  fuerte,  contra  el 
parecer  del  iVlarqués  de  Valdecañas.  El  día  30.  de  No- 
viembre se  ie  aió  un  asalto  antes  de  amanecer  5  alo- 
járonse en  la  misma  brecha   los  Franceses  5   pero  ya 
abierto  el  dia  fueron  atacados  por  la  Guarnición ,  y 
echaüos  del  lugar  que  poseían.  Había  ya  pasado  á  em- 
peño ei  sitio,  y  el  Conde  de  Muret  mandó  minar  el 
Castillo ,  con  poco  ,  ó  ningún  efecto  ,  porque  no  podia 
llegar  en  lo  rigoroso  del  invierno  á  abrir  el  monte  de 
genero,  que  cayesen  las  Fortificaciones  mas  necesarias. 
Starembergh  fue  al  socorro  de  la  Plaza ,  donde  quiso 
introducir  mil  hombres.  Atacó  tres  veces  uno  de  los 
Quarteies  de  los  Sitiadores ,  y  quedó  rechazado.  ÍVíos- 
traton  el  mayor  brío  los  Franceses  ,  obstinados,  no  fo- 
lo  en  defenderse  de  los  Alemanes ,  sino  taiiibien  en  lO- 
niar  et  Cabtillo  ^  brilló  entre  todos  el  valor  del  Con- 
de de  Melün.  En  el   ultimo  asalto  del  Puente  de  Cor- 
minas  3  viendo  que  persistía  Siarembergh  y  echando  mas 
gente ,  destacó  mil  hombres  por  las  alturas  para  en- 
cerrar á  los  enemigos  5  desistieron  entonces  de  la  em- 
presa los  Alemanes ,  pero  se  quedaron  á  vista  de  la 
tiaza.  Viendo  Starembergh,  que  dos  veces  no  había 
podido  introducir  socorio  ,  tentó  otra  vez  atacar  la  li- 
nea y  acudió  a  ella  todo  el  Exercito  de  los  bítiadoresj 
pero  era  ya  tarde,  porque  h  habían  roto  los  Alema-* 
nes,  después  de  una  sangrienta  disputa  con   la  gente 
que  aquel  par  age  guarda  ba^  Murió  allí  valerosamente 
peleando  el  Conde  de  M^  lún  ^  habiendo  perdido  ma- 
cuá gente,  gran  parte  del  Bagage  ,  y  la  ArLÍlieria,se 
retiro  el  Couae  de  Muret»       .  "-*^"-'-  *>**■ 

Asi 


96  Comentarios  de  la  Guerra  de  España, 
8^  Asi  libró  Guido  Stareínbergh  á  Cardona,  apli- 
cando tanto  esfuerzo ,  para  de>picírse  de  la  vana  sor- 
presa ,  que  habia  intentado  de  Tortosa  ,  contra  quien 
envió  al  General  Veséi ,  y  en  una  noche  obscura  ata- 
có una  Torre,  que  está  junto  al  Baluarte  de  San  Juin. 
El  rumor  avisó  á  las  centinelas ,  y  to  no  las  ariiias  el 
Presidio  ^  acudió  medio  vestido  al  Gobernador  Conde 
de  Güines  ;  subvertieronse  las  escalaj;,  pero  los  Aldna- 
nes ,  cortando  la  Puerta  del  reducto  del  Baluarte  de 
San  Juan,  ocuparon  la  vecina  media  Luna  ,  que  na 
tenia  Guarnición.  Todo  esto  era  fuera  de  la  Plaza  ;  y 
por  eso  los  enemigos  intentaron  tomar  las  Fortifica- 
ciones ,  que  median  entre  él ,  y  el  Ri  > :  Esto  lo  emba- 
razó el  Baluarte  de  enfrente ,  cargado  á  bala  menuda. 
Amaneció,  y  con  Arietes  quisieron  los  Alemanes  rom- 
per las  puertas  de  San  Juan  ,  y  la  que  llaman  Tém- 
plense 5  pero  lo  prohibía  el  fuego  de  la  Plaza.  Difícil- 
mente se  píjáia  estar  en  el  muro  ,  por  la  fusilería  ene- 
miga 5  pero  cuoipliendo  con  su  obligación,  asistía  don- 
de ardía  tn  is  el  fuego  de  la  Guerra  el  Conde  de  Gli- 
mes,  que  sacó  mucha^s  veces  el  pecho  fuera  de  la  ma- 
ralla.  No  obstentaron  menor  valor  el  Ingeniero  Ta- 
nuil ,  y  Don  Eugenio  Zibaíza ,  Coronel  del  Regimien- 
to de  Pamplona  ,  con  los  demás  Regimientos,  el  da  Se- 
villa ,  Murcia  ,  Palervcia.  Desesperados  los  Alema- 
nes de  salir  con  el  intento  ,  volvieron  precipiradamen- 
te  la  espalda  5  y  com  >  estaba  poco  distante  de  la  Ciu- 
did  el  Coronel  Don  Francisco  Bustaminte,  avisado  de 
la  Ariilleria,  llegó  con  su  genre  á  la  Plaza  á  tiempo 
que  pudo  perseguir  á  los  enemigos  ,  castigando  la  ar- 
rogancia de  una  empresa  muy  diñcil ,  fiada  al  descui- 
do que  creían  en  los  Españoles.  Con  tal  precipitación 
se  retiró  Veíiél ,  que  se  olvidó  de  haber  dexado  en  la  me- 
dia Luna,  y  reducto  de  ¡Saa  Juan  400.  hombres  ,  que 

que- 


Tomo  segundo.  Año  de  M,  DCCXL  gp 

quedaron  prisioneros.  Se  creyó  haber  avisado  el  Rey  á  la 
plaza  estQ  designio  revelado  por  un  traydor  al  Principe  á 
guien  servia. 

88     Ya  veían  los  Catalanes  que  declinaba  su  fortu- 
na ,  y  asi  estaba  poco  obedecida  la  Emperatriz  en  Bar- 
celona. Este  desorden  le  aumentaba  el  penetrarse  ya  los 
Preliminares  de  la  paz ,  ajustados  entre  la  Francia  ,  y 
la  Inglaterra.  Era  la  suma  de  ellos  :  >?Que  se  darían  al 
»> Emperador  Ñapóles  ,  Milán,  y  Cerdeiia^  á  los  Olaa- 
«deses  la  Alta  Gueldría,  y  una  Barrera  conveniente  en 
»FIandes  5  á  los  Ingleses  la  Plaza  de  Glbraltar,  y  la 
wlsla  de  Menorca  ,  con  Puerto  Mahón  5  y  al  Rey  Phe- 
w  lipe  el  Continente  de  España  ,  con  Mallorca  ,  Indias, 
??  y  Canarias.  Sicilia  ,  y  Flandes  quedaron  en  suspen- 
sión :  de  aquella  se  reservaron  disponer  los  ínglescj^ 
porque  meditaban  darla  al  Duque  de  Saboya  ,  para  que 
restituyese  la  parte  que  tenia  del  Ducado  de  Milán.  La 
Flandes  la  habia  cedido  el  Rey  Catholico  al  Duque  de 
Baviera ,  menos  el  Condado  de  la  Provincia  de  Luxem^* 
bourgh  5  que  le  habia  dado  en  Soberanía  á  la  Princesa 
ürsini ,  queriendo  ,  después  de  esto,  que  en  su  Corte  se 
íe  diese  el  titulo  de  Alteza  5  pero  como  lo  habia  manda* 
do  con  expreso  Decreto,  se  negaron  muchos  Magnates  á 
este  obsequio. 

8  9  Tenia  grandes  contradicciones  la  Rey  na  A  na  pa-» 
ra  la  paz  en  el  Parlamento ,  entonces  compuesto  la  ma- 
yor parte  de  Wigsts.  Se  quejaban  agriamente  los  Minis- 
tros de  los  Principes.  El  Conde  de  Gallasch ,  que  lo  era 
del  Emperador  ,  hablaba  con  tanta  insolencia,  que  fue 
echado  de  Inglaterra.  Vino  el  Señor  de  Buis  por  los 
Olandeses :  tuvo  mas  modestia  ,  pero  no  menor  desgra-» 
cia  en  su  comisión  ,  porque  la  Reyna ,  empeñada  en  la 
paz  ,  estaba  poseída  de  la  facción  de  los  Toris ,  y  nom- 
bró por  Plenipotenciarios  al  Obispo  de  Bristpl ,  al  Con- 
■   TonhlL  N  de 


98         Comentarios  de  ¡a  Guerra  de  España. 
de  deStafort ,  y  á  Brior  ^  la  Francia  al  Abad  de  Polig- 
nac ,  al  Mariscal  Uxelles ,  y  á  Menager.  Habiendo  con- 
sentido en  ella  el  Rey  Phelipc,  nombró  también  los  suyos^ 
al  Duque  de  Osuna  ,  al  Conde  de  Bergueich ,  y  el  Mar- 
qués de  Monteleon.  Esto  consterno  á  los  Oiandeses  ,  y 
Alemanes;  aquellos,  porque  recibían  la  ley  ,  quando  pre^ 
sumían  darla;  y  estos,  porque  se  hablan  de  contentar  con 
Ñapóles,  y  Milán,  habiendo  hecho  tantos  años  guerra 
por  toda  la  Monarquía  de  España. 

90  Había  escrita  desde  Milán  una  carta  bien  resen- 
tida el  Emperador  ^  y  se  declaró  ,  que  baxo  de  aquellos 
Preliminares,  nunca  vendría  en  la  paz.  Esto  no  fue  de 
embarazo  para  que  la  Reyna  ,  de  acuerdo  con  el  Rey 
Christianisimo,  prosiguiesen  su  Tratado,  y  se  propusie- 
ron á  los  Oiandeses  quatro  Lugares  para  el  Congreso, 
Nimcga ,  Lieja  ,  Aquisgran  ^  y  ütrech  :  este  ultimo  fue 
elegido.  No  se  había  en  los  Preliminares  nombrado  al 
Bey  de  Portugal ;  y  aunque  este  habia  ganado  á  Miran- 
da de  Duero,  por  mal  defendida  de  su  Gobernador,  tra- 
tó secretamente  su  Paz  con  el  Rey  Phelipe.  Estaba  el 
Tratado  en  buena  disposición  ,  pero  le  turbaron  los  In- 
gleses ,  Con  palabra ,  que  al  Rey  de  Portugal  dieron ,  de 
incluirlos  con  la  suya ,  que  no  estaba  lejos  ;  por  eso  en 
Estremadura  hubo  solo  hostilidades  de  saqueos  recipro- 
camente ;  pero  no  guerra. 

91  Mandaba  el  Conde  de  Mascareñas  el  Exercíto 
del  Rey  Don  Juan ,  y  el  Marqués  de  Bay  el  del  Rey 
Phelipe.  Avistáronse  j  compuestos  en  batalla  ,  en  las 
orillas,  del  Rio  Caya  5  pero  tenia  orden  el  General  Mas- 
careñas de  rehusarla  quanto  fuese  po.^ible  ^  porque  ya 
estaban  los  Portugueses  cansados  de  la  guerra  :  no  ha- 
bían sacado  de  ella  fruto  alguno,  sino  malogro  de  di- 
nero^ y  conocían  ,  que  quando  querían  los  Ingleses  ha- 
cer la  paz  2  despreciabüa  los.  intereses  del  Rey  Don 

Juan; 


Tomo  segundo.  Año  de  M,  DCCXL  99 

Juan :  estaba  por  el  Emperador  la  Rey  na  de  Portugal, 
su  hermana ,  y  el  P.  Alvaro  Cienfuegos  ,  su  Ministra 
en  Lisboa  ,  persuadiendo  la  continuación  de  la  guerraj 
pero  el  Duque  de  Cadavál ,  adverso  á  ella  ,  que  era 
el  autor  de  la  paz  ,  mantuvo  al  Rey  en  su  resolu- 
ción. 

9  2  No  persuadido  aun  el  Cesar  de  que  le  desampara- 
sen sus  aliados  ,  aplicaba  los  medios  posibles  para  tur- 
bar la  paz  5  y  dispuso ,  que  el  Duque  de  Hannovér  en-^ 
viase  á  Londres  al  Varón  de  Botmar  para  aste  efecto. 
Hizo  por  escrito  una  representación  á  la  Reyna  Ana 
el  dia  9.  de  Diciembre ,  que  entregó  al  Sr.  de  San  Juan 
Secretario  del  Despacho.  Su  contenido  era  ,  la  mala  fe 
con  que  solían  obrar  los  Franceses ,  y  que  nada  habiaa 
de  cumplir  de  lo  que  ofrecian  ^  ponderaba  ,  que  no  se 
les  observarla  el  pacto  del  comercio  de  las  Indias^ 
porque  reynando  los  Borbones  en  ellas ,  y  en  España, 
sería  la  negociación  de  los  Franceses.  La  Reyna  dio 
noticia  de  todo  al  Parlamento  ;  volvióse  á  dividir  en 
pareceres  ,  y  aun  se  llegó  á  dudar ,  si  tenia  autoridad 
la  Reyna  para  hacer  la  paz  sin  consentimiento  de  las 
dos  Cámaras  Alta,  y  Baxa.  El  Conde  deNotinganera 
el  mas  acérrimo  defensor  de  la  guerra )  y  tuvo  algu- 
nos opositores.  Por  166.  votos  fue  reprovada  del  Par- 
lamento la  Paz  :  pocos  la  quedaron  á  la  Reyna  ,  porque 
todo  él  no  constaba  mas  que  de  232.  pero  creó  Duques, 
y  Condes  ,  quanto  fue  menester  para  tener  la  inclusi- 
va 5  y  como  no  se  le  podia  disputar ,  que  era  peculiar  de 
los  Reyes  de  Inglaterra  la  guerra  ,  y  la  paz  ,  se  mantu- 
vo firme  la  Reyna ,  y  proseguía  el  trato  sin  aiternacion, 
habiéndosele  hecho  á  Malburgh  fuertes  amenazas ,  de 
que  se  le  pedirla  quenta  de  turbarla.  Ya  conocía  él  ha- 
ber decaído  de  la  gracia  ,'  y  que  prevalecian  los 
Türis  en  el  Palacio  3  y  asi ,  cediendo  á  U  inconstan- 

Na  cía 


1 00  Covientarios  de  la  Guerra  de  España, 
cía  de  la  suerte ,  nianifesió  la  mayor  humildad ,  y  resig- 
nación ,  y  mas  quando  vcia ,  que  le  queria  pedir  el  Par- 
lamento cuenta  del  dinero  que  había  pasado  por  su  mana 
en  esta  guerra  ;  porque  decían  sus  émulos  ,  que  se  habla 
aprovechado  mas  de  lo  justo.  Ya  con  el  nombre  solo  de 
la  paz  paró  el  gyro  de  su  fortuna,  y  de  su  gloria  á  que 
le  habia  levantado  las  armas, 

AÑO  DE  M.  DCCXIL 

93  "\7^A  encarada  contra  Malburg  la  fortuna  ,  íe 
JL  quitó  la  Reyna  ,  con  un  decreto ,  todos  sus 
empleos  ,  expresando  en  él  ,  que  le  habían  sido  gratos 
sus  servicios.  Asi  le  dexaba  la  honra  ,  que  no  podia 
quitarle  ^  pero  contra  ella  se  conjuraron  Salomón  ,  y 
Mongomerio  Presión  ,  que  le  acusaron  ,  de  haber  usur- 
pado al  Erario  público  grandes  sumas  de  dinero.  La 
Cámara  le  pidió  quemas  ,  dio  las  que  se  habían  for^ 
mado  en  el  Haya  ^  no  habia  mas  pruebas  que  su  dicho, 
las  firmas  de  Uvalpoli ,  y  Dal  Ripeo ,  y  de  su  Secreta- 
río  Cordonel  ^  pero  como  á  estos  se  les  acomulaba  eí 
mismo  delito  ,  no  tenia  mas  á  su  favor  Malburgh  ,  que 
el  exemplo  de  oíros  Generales,  que  no  habían  formado 
¡as  quentas  de  otra  manera.  El  Emperador  ,  y  el  Du- 
que de  Hannover  se  interesaron  por  él ,  y  no  prosiguió 
el  reato  ,  ni  se  le  abonó  lo  gastado  :  como  no  se  habia 
todavía  firmado  suspensión  de  armas ,  se  nombró  Gene- 
ral de  ellas  en  Inglaterra  al  Duque  de  Ormond ,  á  quien 
también  se  hizo  Coronel  de  las  Guardias  :  el  mando  de  la 
Artillería  se  dio  al  Conde  de  Ribers :  ambos  eran  enemi- 
gos de  Malburgh.  ♦ 

94    A  estas  mutaciones  se  siguieron  muchas  ,  para 

ase» 


Tomo  segundo,  Aíw  de  M,  BCCXIL  i  o  i 

asegurar  los  designios  de  la  Reyna  á  quien  no  pudie- 
ron disuadir  de  la  paz  las  altas  promesas  del  Princi- 
pe Eugenio  ,  que  pasó  á  este  efecto  á  Inglaterra  :  ofre- 
ció grandes  exerciíos  en  Francia  ,  y  España  ,  pagados 
á  costa  del  Emperador  ,  y  ventajosos  partidos  ai  co- 
mercio de  los  Ingleses  ,  si  se  le  daban  las  Indias ,  con 
el  continente  de  España  ,  aunque  cediese  la  Italia  al 
Rey  Plielipe  ^  y  porque  no  les  hiciese  fuerza  tanto  cú- 
mulo de  Rey  nos  ,  proponia  el  exemplo  de  Carlos  V.  La 
Reyna  le  hizo  grandes  honores  aparentes  ,  pero  muy 
breve  respuesta :  que  acudiese  á  los  Ministros.  Estos  con- 
testaron poco  5  y  dixeron  ,  estar  hecha   la  paz  sobre 
unos  preliminares  inalterables  :  Que  á  Inglaterra  le  ha- 
bía costado  su  dinero  la  guerra  ,  con  la  ruina  del  co- 
mercio ,  y  sola  la  adquisición  de  dos  plazas ,  que  ser- 
vían mas  á  la  pompa ,  que  al  útil :  Que  pagase  el  Em- 
perador todas  las  expensas  de  la  guerra  ,  desde  el  año 
de  dos ,  y  que  la  proseguirían.  Esto  era  proponer  un 
imposible  5  y  asi  desengañado  el  Principe  Eugenio ,  vol- 
vió á  Viena ,  y  mostró  al  Emperador  la  necesidad  ,  que 
tenia  de  enviar  Plenipotenciarios  á  Utrech ,  porque  si 
no  5  dispondrían  en  el  Congreso  de  Sicilia,  y  Flandes, 
y  que  no  tendrían  remedio.  Con  eso  se  resolvió  á  en- 
viar á  los  Condes  de  Síncendorf,  y  de  Consbruch,  no 
porque  á  nada  consintiesen  ,  sino  por  repugnarlo  todo 
con  protestas  ,  que  no  tenian  mas  fuerzas ,  que  la  que  le 
podían  dar  las  armas.  Con  esta  instrucción  partieron  al 
destinado  lugar  ,  donde  ya  estaban  los  Plenipotencia- 
rios de  Inglaterra  ,  y  Francia ;  por  el  Prusiano,  el  Con- 
de de  Dencof  5  por  el  Moscovita  ,  el  Señor  de  Urbich; 
por  el  Rey  de  Portugal ,  el  Conde  de  Taroca  5  por  el 
Duque  de  Saboya  ,  el  de  MaíFey  ,  por  los  Venecianos, 
el  Caballero  Ronsini  :  también   enviaron   el  suyo    el 
Gran  Duque  de  Toscana  ,  el  de  Parma,  Módena  ^  y  los 

Es- 


I03  ementarlos  cl¿  ¡a  Guerra  de  España, 
Esguizaros,  el  PoiiLificc,  el  Duque  de  Lorenvi,  deHan- 
nover  ,  de  Neoburgh  ,  y  Luncburg^  los  Principes,  ds 
ílesescasél ,  y  Armes  tad  5  y  el  Rey  de  Polonia  ,  y  el 
Reyno  :  los  Plenipotenciarios  de  España  estaban  toda- 
bia  en  París ,  porque  los  Alemanes,  y  Oiandeses  no  que-» 
rian  admitirlos:  no  sacaba  por  eso  la  cara  Inglaterra  5  pe- 
ro la  sacó  la  Francia  ,  y  dixeron  sus  Plenipotenciarios, 
que  ella  ,  con  la  Inglaterra  ,  los  harían  admitir  con  las 
armas :  que  si  ya  no  eran  variables  los  Preliminares  ,  es-. 
taban  en  ellos  otra  vez  reconocido  Phelipe  de  Borbóa 
por  Rey  de  España. 

95  Ventilóse  sobre  la  Sicilia  ,  y  ya  se  veían  íncIi-< 
nados  los  Ingleses  á  darla  al  Duque  de  Saboya  ,  gana- 
dos de  los  artes  de  éste  los  Ministros.  No  lo  podia  re- 
sistir la  Francia  ,  porque  habia  ofrecido  dexar  la  Sici- 
lia en  manos  de  los  Ingleses  ;  á  todo  se  oponían  los 
Alemanes  ,  y  mas  á  que  el  Duque  de  Baviera  poseyese 
la  Plandes  5  también  lo  repugnaban  altamente  los  Olan- 
deses  ,  porque  no  querían  por  vecino  á  un  Principe 
chico  ,  que  no  los  podia  defender ,  ni  de  la  Francia  ,  ni 
del  Emperador.  Los  Ingleses  ,  que  en  este  tiempo  dieron 
la  ley  á  la  Europa  ,  estaban  firmes ,  no  solo  en  que  se  ha- 
bia de  restituir  sus  Estados ,  y  Dignidades  al  Duque  de 
Baviera  j  pero  que  por  los  daños  padecidios ,  se  le  habia 
de  dar  el  Reyno  de  Cerdeña  ,  si  quería  el  Emperador 
quedarse  coa  la  Flandes  :  también  le  propusieron ,  que 
si  quería  la  Sicilia ,  diese  el  Ducado  de  Milán  al  Duque 
de  Saboya :  de  la  libertad  de  Italia  nadie  hizo  caso  ,  ni 
que  restituyesen  á  sus  Principes  los  Estados ,  que  el  Em- 
perador poseía  ,  Mantua ,  Mirandula  ,  Comachio,  y  Sa- 
vioneta.  En  este  estado  de  cosas  se  les  ofreció  á  los  Aus- 
tríacos oportunidades  de  discurrir  á  la  paz  ,  porque  iban 
faltando  en  Francia  los  herederos ,  y  estaba  mas  veci- 
no á  la  succesion  de  aí^uelU  Corona  el  Rey  Phelipe. 

Ha- 


Tomo  segundo.  Año  de  M.DCCXIL         103 
96     Habia  muerto  á  12.  de  Febrero  María  Adelay- 
da,  muger  del  nuevo  Delphin  (antes  Uanaada  Duquesa 
de  Borgoña)  de  enfermedad  de  viruelas  :  pasaron  es- 
tas á  su  marido ,  y  murió  cinco  dias  después  :  dexaron 
dos  hijos  5  que  eran  el  Duque  de  Bretaña ,  y  el  Duque 
de  Angoú.  A  pocos  dias  murió  el  de  Bretaña  ,  y  solo 
quedó  succesor  inmediato  de  la  Corona  de  Francia  un 
niño  de  dos  años  ,  y  enfermo.  En  defecto  de  este  ,  I3 
Ley  Sálica  llamaba  al  Rey  Phelipe  ,  segundo  nieto  de 
Ludovico  XIV.  pero  por  la  Renuncia  hecha  quando  en- 
tró al  Trono  ,  era  el  inmediato  el  Duque  de  Berri,  su 
hermano :  los  peligros  de  esta  succesion  exaltaban  los 
Austríacos  á  sus  aliados  ^  dando  á  ver  la  probabilidad 
de  unirse  las  dos  Coronas  ,  y  que  por  esto  no  debia 
darse  la  de  España  á  un  Principe  de  la  Casa  de  Bor- 
bón  :  alguna  impresión  hicieron  en  Londres  estas  re- 
flexiones ,  que  también  las  ponderaban  los  Wigst ;  pe- 
ro los  Toris  empeñados  en  la  paz  ,  dixeron  ,  que  basta- 
ba 1  que  hiciese  otra  vez  la  Renuncia  el  Rey  Phelipe, 
porque  no  faltaban  Principes  Borbones  en  Fiancia  pa- 
ra suceder  á  la  Corona:  ios  Austríacos  replicaban  ,  que 
la  Ley  Sálica  f¿ivorecia   á  la  Casa  de  España ,  y  que 
esta  tenia  ya  dos  succesores  5  porque  á  6*  de  Junio  ha- 
bía dado  á  luz  en  Madrid  la  Reyna  un  nuevo  Infan- 
te ,  que  en  el  Sacro   Bautismo  le  pusieron  por  nom- 
bre Phelipe.  Asistieron  ,  como  es  costumbre  ,  al  parto 
de  la  Reyna  los  Presidentes  de  los  Tribunales  ,  y  se 
hallo  á  este  tiempo  el  Cardenal  Francisco  Judice,  que 
habia    pasado   á   España  con  el    empleo  de  Inquisi- 
dor General.     Muchos  creyeron  ,  ¿«ería  primer    Mi- 
nistro ^  pero  no  le  dexaba  adelantar  tanto  la  Princesa 
ürsini.. 

97-     Este  año  se  retardó  en  Cataluña  la  Campana 
por  haber  muerto  en  el  Rcyno  de  Valencia  Luis  de  Bor- 

bon,. 


104  Comenl arios  de  la  Guerra  de  España, 
hón  ,  Duque  de  Vandoma,  que  mandaba  Jas  arma.<; :  /a 
causa  de  su  aplopegia  atribuyeron  muchos  á  una  ' im- 
moderada cena ,  cebándose  en  un  gran  pescado.  Sucedió 
en  el  Imperio  de  las  Armas  el  Marqués  de  Valdecañas: 
todavía  la  guerra  era  perseguir  rebeldes,  y  estos  ha- 
cer varias  correrías  ,  y  executar  las  mas  exquisitas 
crueldades.  Las  tropas  del  Rey  se  acamparon  en  Cerbe- 
ra  ,  baxo  la  mano  del  Conde  de  Herseles.  Intentó  sorprc- 
henderla  el  General  Franchemburch  ^  penetrólo  el  Co- 
mandante ,  y  para  esperar  á  los  enemigos  en  las  sendas 
mas  angostas  ,  destacó  á  Don  Luis  de  Obes ,  que  atacan- 
dolos  felizmente  ,  los  derrotó  :  la  misma  felicidad  tuvo 
Don  Miguel  Pons  en  la  Fuente  de  Suert :  libró  al  Mar- 
qués de  Villahermosa  del  peligro  que  le  amenazaba, si« 
tiado  de  los  enemigos  :  puso  en  contribución  el  Condado 
de  Pallars  ,  y  en  la  Puebla  derrotó  un  buen  numero  de 
Catalanes  :  mandó  el  Marqués  de  Valdecañas  abrir  ca- 
mino para  la  Artillería  ,  desde  Tortosa  á  Mequinen- 
za.  Esto  puso  en  aprensión  á  los  Alemanes  ,  y  forti- 
ficaron mas  á  Tarragona.  Iba  juntando  sus  tropas  Sta- 
rembergh  ,  y  fue  preciso  á  los  Españoles  dexar  á  Cer- 
bera. 

99  El  Rey  Phelipe  ,  dando  licencia  á  Valdecañas 
de  retirarse  á  la  Corte  ,  dio  el  mando  de  su  Exercito 
al  Principe  de  Sterclaés  ,  que  uniendo  las  tl"opas  ,  se 
acampó  en  Balaguér.  El  dia  20.  de  Octubre  pasó  el  Se- 
gre  ,  y  se  acercó  á  Agramont  ,  muy  vecino  á  los  ene- 
migos. Esto  dio  cuidado  á  Starembergh  ,  porque  ya  le 
faltaban  las  tropas  Inglesas  ,  que  de  orden  de  la  Rey- 
na  Ana  habia  conducido  el  Duque  de  Arguile  á  Ma- 
lión.  También  habia  hecho  un  gran  destacamento  con- 
tra Girona ,  con  que  le  fue  preciso  al  General  Ale- 
mán escoger  un  lugar  fuerte,  y  atrincherarle  ,  para  no 
venir  á  batalla  :  con  eso  iba  la  guerra  lenta  3  porque 

tam- 


T^mo  segundo.  Año  de  M.  BCCXII.       i  o  g 
tampoco  el  Rey  Católico  quería  fiar  á  las  armas  lo  que 
estaba  encomendado  á  la  negociación:   ni  hacía  saa- 
grienta  la  guerra  el  Duque  de  Saboya,  porque  puestos 
todos  sus  negocios  en  manos  de  los  Ingleses ,  no  presta- 
ba los  antiguos  obsequios  á  la  Corte  de  Viena  ,  ni 
querian  engrandecer    en  la  Italia  al  Emperador ,  por- 
que no  habia  sido  su  idea  que  poseyese  los  Reynos 
de  ella  el  que  gozaba  del  Trono  Imperial  ^  pero  habla 
dado  tales  gyros  la  fortuna ,  que  ya  podía  libremente 
el  Emperador  oprimir  la  Italia  ,  sin  que  nadie  pudie- 
se embarazarlo^  y  para  poner  nuevos  grillos  á  la  Tos- 
cana  ,  mandó  pasar  al  General  Zumiunghen ,  de  Sien- 
na,  Tropas  á  Órbitelo ,  que  era  lo  propio ,  que  amena- 
zar á  Puerto  Hercules  y  las  Fortalezas  que  le  guardaban. 
Para  entregarlas  habia  solicitado  á  su  Gobernador  el 
Duque  de  Úzeda  ^  pero  en  vano ,  y  asi  fueron  preci- 
sas las  armas ,  que  por  el  mes  de  Abril  movió  Zu- 
miunghen contra  aquellas  Plazas,  Envióle  de  Ñipóles 
el  Conde  Borromeo  gran  cantidad  de  viveras  y  una 
Esquadra,  compuesta  de  corsarios  Ingleses  y  Olandeses, 
y  algunas  Naves  Napolitanas.  Esto  bastó  para  encerrar 
aquella  Ensenada  y  bloquear  el  Puerto  5   tanto  ,  que 
no   pudo  socorrer  aquellas  Fortificaciones  ,  como  lo 
pretendían  D.  Estevan  Villars,  Gobernador  de  Len- 
gón ,  y  desde  Roma  D.  Joseph  Molinés ,  ni  pudieron 
entrar  las  Galeras  del  Duque  de  Tursis ,  que  á  este  cf^c* 
ío  habia  partido  de  Genova  sin  orden  alguna  ,  mas  que 
movido  de  su  propia  voluntad ,  para  componerse  con 
el  Rey  Católico ,  porque  ya  tenia  noticia,  que  quería 
despedir  de  sus  servicio  estas  Galeras  ,  habiendo  con- 
tra ellas  hecho  una  fuerte  representación   el  Cardenal 
Judice  ,  que  ya  entraba  en  el  Gobierno  de  la  Monar- 
quía ,  y  habia  sido  admitido  al  Consejo  del  Gabinete 
ád  Rey  Católico. 

Tom.lL  O  No 


I  o  6       Comentarios  de  la  Guerra  de  España. 

9jr     No   podia  subsistir  la  Esquadra  enemiga   en 
Puerto  Hercules  ,  si  no  se  rendía  la  Fortificación  de 
Monte- Phelipe  5  que  bien  defendidos,  cumpliendo  la 
Guarnición  con  su  honra  ,  ya  teniendo  la  brecha  abier- 
ta ,  capituló  j  saliendo  libre  la  Guarnición.  Como  de 
esta  Fortaleza  se  podia  batir  la  que  guardaba  á  Puerto 
Hercules ,  corrió  la  misma  fortuna ,  y  la  ocupó  el 
Alemán  pasando  la  Guarnición  de  ambas  á  Marsella» 
Hubiera  proseguido  la  empresa   de   los  Presidios  de 
Toscana  Zumiunghen ,  y  corria  gran  riesgo  Longon, 
pero   los  Franceses   hicieron  una  grande  invasión  en 
Saboya  ,  y  temiendo  del  Piamonte ,   ó    fingiendo  te- 
mer ,  llamó   á   los  Alemanes   su  Duque.   El  General 
Zumiunghen  pasó  á  Milán  ^  y  á  encontrar  al  Duque 
de  Bervich  fue    el  Conde  Daún ,  que  mal   acampa- 
do en  el  Collado  de  Brunet ,  le  derrotaron  los  Fran- 
ceses. 

98  Solo  en  el  corazón  del  Emperador  estaba  vi- 
va la  guerra ,  y  para  inflamarla ,  pasó  á  Flandes  el 
Principe  Eugenio.  Aunque  no  en  la  apariencia  ,  algo 
se  habian  entibiado  los  Olandeses  ^  los  Ingleses  mas, 
mandados  por  el  Duque  de  Ormond,  succesor  de  Mal- 
iburgh.  Mandó  el  Exercito  Francés  el  Duque  de  Vi- 
llars ,  á  quien  se  habia  dado  mayor  libertad  de  obrar, 
y  poner  terror  á  laOlanda,  para  que  correspondiesen 
los  efectos  á  las  promesas ,  que  el  Christianisimo  ha- 
bia hecho  en  Londres  ,  correspondidas  con  haber  man- 
dado á  Ormond  la  Reyna ,  hiciese  solo  la  guerra  de- 
fensiva, sin  asistir  á  empresa  alguna.  Por  esto  no  ha- 
bia querido  consentir  en  el  Sitio  de  Kesno ,  determina- 
do por  el  Principe  Eugenio ,  que  ni  con  este  embara- 
zo desistió  de  su  idea,  y  á  los  13.  de  Junio  embistió 
la  Plaza  con  10^,  hombres,  baxo  la  mano  del  General 
Faggél.  El  Gobierno  de  la  Plaza  dio  pruebas  de  su  fi- 

de- 


Tomo  segundo.  Año  de  M.  BCCXIL        1 07- 
delídad  y  valor.  Hizo  una  vigorosa  salida  por  la  puer- 
ta de  Valensenas :  al  fin  ,  dilató  la  defensa  hasta  que 
pudo  capitular  la  libertad  de  la  Guarnición.  Ni  esto 
apartó  de  su  proposito  á  los  Ingleses :  pasó  á  París  el 
Conde  de  BruUimbroch  ,  Secretario  del  Despacho  de 
la  Reyna  Ana ,   para  firmar  los  concordados  Artícu- 
los ^  y  como  wse  habia  de  empezar  por  la  suspensión  de 
armas  ,  no  firmó  esta  hasta  que  el  Christiansimo  en- 
tregase á  Dunquerque  en   rehenes.   Envióse  á  ütrech 
firmada  la  Tregua ,  en  virtud  de  la  qual  el  Duque  de 
Ormond  apartó  sus  Tropas  del  Exercito ,  y  las  condu- 
xo  á  Brujas  y  Gante.  También  llamó  á  los  Prusianos, 
Hannoverianos ,  Saxones  y  Palatinos,  que  tenia  á  su 
sueldo  la  Inglaterra  5  y  aunque  se  habian  tomado  con 
este  pacto  ,  de  retirarse  á  qualquiera  insinuación  de  la 
Reyna ,  no  obedecieron ,  porque  previniendo  este  caso, 
habia  conseguido  de  sus  Soberanos  el  Emperador ,  que 
quedasen  al  sueldo  de  los  Olandeses.  Quejóse  mucho  la 
Inglaterra:  respondieron  los  Principes  del  Imperio  con 
palabras  muy  suaves,  dando  la  culpa  á  sus  Generales^ 
pero  el  haberse  quedado  al  servicio  de  Olanda  mostraba 
clara  la  ficción. 

99  El  Principe  Eugenio,  para  dar  á  conocer  al  mun^ 
do,  que  podia  el  Emperador  mantener  la  guerra  ,  y  él 
vencer  sin  los  Ingleses ,  meditaba  otra  empresa  ,  aunque 
veia  ,  no  podia  ser  grande,  porque  le  faltaban  309.  In- 
fantes ,  Ingleses  escogidos.  Tenia  poderoso  Exercito  el 
Francés  ,  y  no  quería  aventurarse  mas  la  Olanda.  Con 
todo  eso,  como  tenia  8o9.  hombres  de  buenas  Tropas, 
pasó  el  Principe  Eugenio  la  Esquelda ,  las  acampó  en 
Haspre  ,  con  intención  de  sitiar  á  Landresi  poco  des- 
pués tomó  los  puestos  el  Principe  de  Analth.  No  es  esta 
Plaza  de  las  de  mayor  nombre  ,  pero  tomándola  los 
Alemanes,  tenian  descubierta  la  Provincia  de  Picardía. 

0:í  a 


1  o8      Comentarios  de  la  Guerra  de  "España, 
A  esta  empresa  se  dio  esta  disposición:  2cS^.  hombre-s 
estaban  contra  la  Plaza  ,  y  coa  corta  distancia  se  iinia 
á  ellos  la  izquierda  de  todo  el  Exercito,  que  extendia  su 
derecha  por  la  orilla  de  la  Esquclda  ,  acia  Venain,  don?- 
de  estaba  el  Conde  Albemarle  con  un  grueso  destaca- 
mento ,  y  fuertemente  atrincherado  ^  para  que  con  se- 
guridad pasasen  ai  campo  los  víveres.  El  Rey  Chris- 
tianisimo  ,  aprovechando  la  ocasión  de  la  ausencia  de 
los  Ingleses  ,  mandó  á  Villars  y  socorriese  á  Landres!, 
por  si  podía  haber  una  acción  general ,  porque  cons- 
taba su  Exercito  de  mas  de  ioo9.  hombres :  e<tos  pasa- 
ron la  Esquelda  el  dia  i8.  de  Julio,  y  se  acamparon  en 
Sella  ^  allanaron  los  caminos  para  la  Sambra,  construye- 
ron algunos  puentes  ^  y  extendieron  la  derecha  á  Ma- 
cenquien.  Viendo  esto ,  recogió  la  suya  Eugenio  á  me- 
nor distancia,  uniendo  sus  Tropas,  y  levantó  una  Trin- 
chera delante  la  iaquierda  5,  la  qual  guardaba  el  General 
FaggáL 

100  El  dia  2%.  ya  por  ía  tarde ,  destacó  Villars  al 
Conde  de  Coigni,  con  orden,  que  pasando  la  Sambra, 
se  adelantase  á  Cartini  por  Lein.  Corre  alli  un  riachue- 
lo ,  que  baxo  Landresi  se  junta  á  la  Sambra  5  y  le  dio 
por  instrucción  ,  que  al  amanecer  se  presentase  á  Jos 
enemigos  ,  trabando  algunas  escaramuzas ,  y  después 
lentamente  se  retirasen  por  Guisa.  Todo  era  estratage- 
3iia  del  Francés,  para  turbar  y  distraer  el  cuidado  de 
los  enemigos,  porque  su  intención  era  contra  Denain: 
por  esto  ia  misma  tarde  destacó  al  Conde  de  Brollo  á 
la  ribera  del  Sella ,  y  fortificó  los  vados ,  para  que 
no  pudiesen  los  Alemanes  saber  las  opiniones  del  con^ 
trario  Exercito.  Mandó  luego  al  Marqués  de  Vieponí, 
que  echase  en  Nebille  algunos  puentes  á  la  Esquelda, 
entre  Bruchcn  y  Denain.  A  Viepont  soateiiia  Alber- 
goti  con  buen  número  de  Tropas  $  y  á  éste  todo  el 

Exer- 


Tomo  segundo.  Año  de  M,  BCCXTL  1 09 
Exerclto.  No  tenia  el  Principe  Eugenio  noticia  de  estas 
disposiciones  ,  ni  grande  aprehensión  ,  porque  estaba 
bien  fortificada  su  linea  ,  y  aun  Denain ,  y  mas  allá  el 
Puente  de  Previo  ,  que  mira  la  Escarpa  por  una  y  otra 
parte  de  Marchiena.  El  Conde  de  Brollo  tomó  entre 
Nebille  y  Denain  una  gran  cantidad  de  carros  de  vi- 
veres  ,  guardados  de  dos  Regimientos,  á  los  quales  ata- 
có y  deshizo.  Salió  á  socorrerlos  parte  de  la  gente 
que  estaba  en  Denain  ^  pero  temiendo  que  fuesen  los 
Franceses  en  gran  número  ,  retrocedieron  á  sus  Trin- 
cheras ,  donde  habla  89.  hombres  ,  á  los  quales  prote?- 
gian  buen  número  de  cañones ,  cargados  de  bala  menu- 
da. Pasaba  ya  la  Esquelda  con  el  ímpetu  de  Tropas^ 
que  llevaba  el  Conde  de  Brollo,  y  asegurado  el  vado^ 
movió  toda  su  Infantería  Villars  en  ocho  columnas  con- 
tra Denain :  abrían  el  camino  los  Granaderos.  No  iba 
muy  distante  la  segunda  linea ,  cerrado  por  todo  de  la 
Ccíballería.  Gobernaba  la  diestra  el  Duque  de  Villars, 
el  Marqués  de  Montawich  la  siniestra..  Asistían  los  Ge* 
perales  Albergoti,  Viepont ,  Dreux ,  Brindelais ,  los  P/ía- 
riscales  de  Campo  Conde  de  Montemar ,  Principe  de 
I-inghien  ,  y  los  Marqueses  de  Muchí  y  Nangí ,  y 
€l  Conde  de  Villars^ 

loi  Con  este  orden  se  atacó  á  Denain,  que  defen- 
dia  valerosamente  Albemarle.  Sufrieron  laA^rtülería  I0.3 
Franceses ,  hasta  pasar  el  Foso ,  después  aplicaron  las 
valerosas  manos  á  la  Estacada.  A.Ili  fue  sangricníisínia 
la  disputa  ,  favorable  á  los  Franceses  ,  porque  rompie* 
ron  la  Trinchera ,  y  ya  tcdos  sobre  eJllano ,  estuvieron 
obligados  los  Alemajjcs  á  retirarse  al  Muro ,  ó  á  la  que 
llaman  la  Abadía :  todos  fueron  vencidos  ,  y  los  que 
sobraron  al  rigor  de  la  espada ,  quedaron  prisioneros:. 
ni  á  los  que  quioieron  huir  les  dio  feliz  acogida  la  Es« 
quclda  ^  ni  podian  ir  til  Puente  de  Prouro^  porque  míen- 

tras- 


lio  Coweiltarhs  de  ¡a  Guerra  de  España» 
tras  duraba  la  batalla  ,  le  habían  ocupado  Nangls  y 
Albergoli  con  fuertes  Tropas ,  porque  no  socorriese  á 
Denain  por  alli  el  Principe  Eugenio  ,  como  lo  isitentó 
con  gran  brio  ^  pero  ya  tenían  ocupado  el  puente  los 
Franceses ,  á  los  quales  echaron  de  él  dos  veces  los 
Alemanes  ^  pero  después ,  haciendo  los  Franceses  ma- 
yor esfuerzo,  se  afirmaron  en  él ,  con  gran  pérdida  de 
gente  de  una  y  otra  parte.  Los  tablones  y  leños  del 
puente,  cediendo  en  parte  al  peso  de  tanta  muchedum- 
bre ,  y  no  pudiéndola  sostener,  cayó  al  agua  gran  núme- 
ro de  Alemanes  ,  entre  ellos  el  Conde  de  Dona ,  Glan- 
des. Habia  querido  con  todo  el  Exercito  el  Principe  Eu- 
genio, por  el  sonrojo  de  rechazado,  volver  al  empeño: 
opusiéronse  á  esta  temeridad  los  Olandeses,  y  mas,  que 
ya  no  era  tiempo,  porque  los  Franceses  habian  ocupa- 
do á  Denain  ,  y  hecho  prisioneros  al  Conde  Albcmarle, 
á  Cornelio  Nassao ,  al  Principe  de  Analth  ,  de  Holo- 
thein  y  otros  Oficiales  de  gran  fama.  Los  Franceses 
perdieron  al  Señor  de  Meusechoisel  y  de  Torbil:  que- 
daron heridos  el  Conde  de  Tessé  y  el  de  Guasach.  Cos- 
tóles la  empresa  mil  hombres ,  diez  rail  á  los  Aliados. 
Hallaron  los  Vencedores  en  Denain  gran  cantidad  de 
víveres  y  municiones  ^  todos  pelearon  con  braveza  y 
<ímpeño5  aun  muchos  Oficiales ,  que  servían  en  la  Ca- 
ballería ,  pusieron  pie  en  tierra  ,  el  General  Rozel, 
el  Conde  de  S.  Mauricio ,  los  Mariscales  de  Campo, 
Vaillier,  Lilli  y  Carlos  de  Lorena.  Luego  tomó  Alber- 
goti  á  Mortañéz,  Sant  Amant ,  con  novecientos  hombres 
y  quarenta  Barcas  cargadas  de  víveres.  Otro  destaca- 
mento ,  acia  el  Puente  de  Rach,  tomó  prisionero  el  Con- 
de de  Esparc. 

102  Glorioso  Villars  ,  no  solo  por  la  importancia 
de  la  acción  ,  mas  también  por  el  arte ,  con  que  ha- 
bia engañado  al  Principe  Eugenio ,  aprovechándose  de 

la 


, Tomo  segundo.  Año  de M, DCCXIL       iii 
ísi  consternación  de  los  enemigos ,  envió  al  Conde  de 
Broglio  á  sorprender  á  Marchiena,  donde  estábanlos 
Almacenes  de  los  Olandeses   para  toda  la  campaña, 
guardados  de  cinco  mil  hombres  :  siguió  con  la  Arti- 
llería el  Conde  de  Monteschin  ^  en  un  dia  se  abrió  la 
brecha  ,  capitularon  su  prisión  los  Presidarios  ,  entre- 
garon enteros  los  Almacenes  y  cien  Barcas  cargadas 
de   municiones :   Alli  perdieron  los  Olandeses   mucho 
caudal  ^  de  esto  resultó  faltarle  víveres  al  Exercito  del 
Principe  Eugenio  ,  que  el  primer  dia  de  Agosto  le- 
vantó el  sitio  á  Landresi;  faltaba  el  pan  de  munición, 
y  no  pudiendo  los  Olandeses  ,  con  presteza ,  suplir  el 
abastecer  las  Tropas  ,  se  les  dio  licencia  que  robasen» 
Este  desorden ,  no  solo  afligió  á  los  míseros  Pueblos,  si- 
no que   enflaqueció  el  Exercito ,  porque   se   echaron 
menos  infinitos  Desertores.  El  Rey  Christianisimo ,  por 
tío  perder  tan  buena  ocasión ,  mandó   sitiar  á  Duay^ 
aumentando  el  Exercito  con  el  Presidio ,  que  pudo  sa- 
car de  las  Plazas.  Kada  sintió  mas  el  Principe  Euge- 
nio ,  porque  después  de  haber  hecho  tantas  proezas  en 
esta  guerra  ,  á  los  últimos  periodos  de  ella ,  se  le  mar- 
chitaron los  laureles ,  y  daba  á  conocer  la  Francia  lo 
invencible  de  su  poder ,  que  sola  ,  y  contra  tantos  y 
tan  poderosos  Principes ,  á  su  ruina  coligados  ,  después 
de    tantas    pérdidas  de  Exercitos   y  Plazas ,   y  doce 
años  de  la  guerra  mas  cruel ,  la  acababa  venciendo^ 
porque  el  Principe  Eugenio,  aunque  sacó  de  las  Plazas 
las  Guarniciones,  y  aumentó  el  número  de  su  Exer- 
cito ,  no  pudo  embarazar  que  el  Duque  de  Villars  pu*» 
siese  el  sitio  á  Duay ,  pues  aunque  se  acampó  entre 
Tournay  y  Lilla ,  y  se  presentó  en  batalla ,  cierto  es^ 
que  no  se  lo  consintieron  los  Olandeses  ^  porque  si  la 
perdían    en  vísperas    de    la  paz  ,    había    tiempo    eo 
aquella  campaña  de  poner  las  cosas  en  estado,  que 

ya 


1 1  ft      Comentarios  de  la  Guerra  de  Espand, 
ya   no  la   quisiese  con   ellos  el  Christianisimo. 

103     A  if.  de  Agosto  se  empezó  á  batir  la  Pía* 
za  ,  el  p'imer  dia  de  Septiembre  tomaron  los  France- 
ses el  Fuerte  de  Escarpa.  Los  Presidarios  se  retiraron 
á  la  Ciudad.  A  8.  de  Septiembre  ,  el  Marques  de  Vie- 
pout  y  el  Principe  de  Winghien  atacaron  las  Fortifi- 
caciones exteriores.   La  defensa  fue  heroyca  ,  pero  in- 
feliz 5  derramando  mucha  sangre  las  ocuparon  los  Fran^ 
ceses:  con  mas  comodidad  convirtieron  todo  el  fuego 
contra  el  cuerpo  de  la  Plaza ,  y  quando  llegó  á  esta- 
do, que  ya  lo  piden  las  Leyes  de  la  Guerra,  capituló 
la  Rendición  su  Gobernador  Honspesch  ,  y  quedó  pri- 
sionera la  Guarnición.  Las  Capitulaciones  se  hicieron  con 
Albergoti ,  porque  habia  marchado  Villars  con  todo  el 
Exercito  ,  y  pasado  poc  Denia  la  Esquelda  ,  para  em- 
barazar al  Principe  Eugenio ,  que  iba  á  encontrarse  con 
el  General  Cogni ,  que    de  orden  del  Christianisimo 
partió  á  sitiar  á  Kesno ,  con  quince  mil  hombres ,  ya 
bien  acampados  entre  Mons  y  Kesno :  Villars  puso  sa 
Exercito  junto  á  Valencienas,  antes  que  el  Principe  Eu- 
genio pudiese  embarazar  este  otro  Sitio ,  altamente  sen- 
tido, de  que  en  dos  meses  saliese  con  tantas  empre- 
sas el  Francés  ^  y  lo  que  mas  exaltaba  la  gloria  de  éste, 
era  ,  que  á  un  mismo  tiempo  mandó  Villars  sitiar  á 
Bouschen.  A  20.  de  Septiembre  se  empezó  á  batir  Kes- 
•no ,  con  setenta  piezas  y  treinta  morteros :  excedía  al 
objeto  la  ira:   Kabia  en  la  Plaza  tres  mil  hombres  y 
todos  los  preparativos  que  se  habian  retirado  de  Lan- 
dresi.  La  defensa  «e  dilató  mas  de  lo  justo  5  por  eso  n3 
«e  le  acordó  capitulación  alguna  al  Presidio,  y  se  rin- 
dió á  discreción:  A  primero  de  Octubre   empezó  las 
hostilidades  contra  Bouchen  el  Marqués  D.Uigre.  Aun 
aqui  se  dihitó  la  dt-f.^nsa  mas  de  lo  que  era  razón:  al 
íin  se  rindió  la -Plaza  con  mil  hombres  quel^  presidiaban, 

tam- 


Tomo  segundo.  Año  de  M.  DCCXIL       113 

también  á  discreción.  Esta  es  la  última  cláusula  de  ía 
Guerra  de  Flandes,  porque  se  retiraron  á  Quarteles  de 
invierno.  Aquí  concluyó  felizmente  la  suya  el  Cliris- 
tianisimo,  disponiendo  las  negociaciones  y  las  armas, 
de  suerte  ,  que  ya  le  rogaban  los  enemigos  con  la 
paz. 

104  Aún  estaba  resistente  al  Ajuste  el  Emperador 
no  ignorando  que  ya  se  hablan  convenido -con  particu^ 
lares  Artículos  la  España  y  la  Inglaterra.  Pasó  á 
Madrid  Milord  L^sinton  ,  para  arreglar  las  cosas  deí 
Comercio ,  y  que  otra  vez  en  Cortes  Generales ,  re- 
nunciase sus  derechos  el  Rey  Phelipe  á  la  Corona  de 
Francia.  Convocáronse  los  Procuradores  de  las  Ciuda- 
des ,  Prelados  y  Nobleza  de  los  Reynos  de  España, 
y  á  5.  de  Octubre  hizo  el  Rey  otra  solemne  renuncia, 
donde  sirvieron  de  testigos  los  Consejeros  de  Estado, 
los  Presidentes  de  los  Consejos ,  con  el  Decano  de 
ellos  ,  los  Xefes  de  la  Casa  Real  y  de  las  Guardias: 
imprimióse  el  Acto:  se  publicó  con  pregón ,  y  se  fir- 
maron quatro  meses  de  tregua  entre  la  Inglaterra  y  la 
España. 

105  Por  contemplar  á  los  Ingleses,  mas  que  por 
dar  gusto  á  los  Alemanes ,  dilataba  la  paz  Portugal. 
Esta  razón  m.ovió  el  ánimo  del  Rey  Phelipe  á  man- 
dar ,  que  el  Marqués  del  Bay  sitiase  á  Campo  Mayor^ 
pero  fue  mal  obedecido  ,  ó  fue  infeliz  en  la  Expedición 
^1  Marqués.  A  4.  de  Octubre  tiró  su  linea  no  de  cir- 
cunvalación ,  sino  en  semicírculo,  contra  lo  mas  fuer- 
te de  la  Plaza,  y  mandó  á  la  Caballería,  baxo  la  ma- 
no de  D.  Baltasar  de  Moscoso ,  Marqués  de  Nava- 
morquende  ,  que  pusiese  el  circulo,  disponiendo  las  par- 
tidas de  los  Caballos  de  género,  que  no  pudiesen  en- 
trar socorros  á  la  Plaza.  Invigilaba  por  ella  el  Gene- 
ral de  Mascareñas ,  y  recogiendo  las  Tropas  que  se 

Tom  11.  P  ha- 


114       Comentarios  de  la  Guerra  de  España. 
habían  destacado  contra  Carvajal ,  mas  noticioso  del 
lugar  ,  que  los  Españoles  ,  ó  neglig;tntes  éstos,  que  es 
lo  mas  cierto,  introduxo  mil  hombres  de  socorro  á  Cam- 
po Mayor.  Batiase  en  brecha  ^  pero  asentada  con  er- 
ror la  Artillería  ,  la  abrió  en  parage ,  que  era  preci- 
so asaltarla   con   escalas  ,  ni  era   tan  ancha  ,  que  se 
pudiesen   aplicar  -muchas :    pero    como   las   continuas 
lluvias  en  aquel  parage  ,  no  solo  incomodaban  á  los 
Sitiadores,  sino  retardaba  el  conducir  víveres  ,  porque 
habian  pasado  los  Españoles  dos  ríos,  era  preciso  levan- 
tar el  Sitio  ,  6  dar  el  asalto.  Contra  el  parecer  de  los 
mas,  le  mandó  dar  el  Marqués  del  Bay^  y  aunque 
hicieron  los  Españoles  los  mayores  esfuerzos ,  repitien- 
do los  acometimientos  ,  muchas  veces  fueron  del  va- 
lor  de  los  Portugueses   rechazados :  Allí  recibió  dos 
heridas    el  Coronel    D.  Antonio  Lanzós ,  Conde  de 
Taboada,  que  dio  con  todo  su  Regimiento  grandes  prue* 
bas  de  su  brío :  También  brilló  mucho  el  Teniente  Ge^ 
neral  D.  Pedro  de  Zúñiga  ,  alentando  á  los  suyos,  pero 
todo  era  en  vano  ,  porque  conducidos  los  Españoles  á 
tina  empresa  imposible  ,   en  aquella   forma  dispuesta, 
perecerían  lastimosamente  los  mas  alentados.  Conocierr- 
do  el  error ,  y  no  habiendo  ya  tiempo  de  enmendarle, 
levantó  el  Sitio  el  Marqués  del  Bay.  Siete  meses  había 
que  tenia  bloqueado  á  Girona  el  General  Vesél,  para 
rerdirla   por  hambre.  Habia  echado  de  la  Provincia 
de  Ampurias  al  Conde  de  Fienes  ,  inferior  en  fuerzas, 
que  tQ  vio  precisado  á  retirarse  á  S.  Pedro  Pescador^ 
y  después  de  haber  abastecido  á  Rosas  con  los  vive- 
res  que  pudo  ,  paró  su  gente  á  Roscllon, 

1  c6  Era  Gcbei nador  de  Girona  el  Marqués  de  Bran- 
cas, Francés,  hombre  prudente  y  esforzado^  tenia  de 
Guarnici(  n  diez  Regimientos  y  doscientos  Caballos. 
Habia  recogido  ks  provisiones  que  le  fue  posible ,  y 

aua 


Tomo  segundo.  Año  de  M.  BCCXIL  115 
aun  bloqueado  hacía  algunas  correrías.  Había  puesto 
ochenta  Franceses  en  Medina ,  pero  atacados  de  los  Ale» 
manes  quedaron  prisioneros.  Con  mas  Tropas  volvió 
á  entrar  por  el  Collado  de  Vangulso  á  la  tierra  de 
Ampurias  el  Conde  de  Fienes.  Solo  el  rio  Muga  le  se- 
paraba de  los  Alemanes  ,  acampados  en  Pedralta.  El 
Marqués  de  Brancas  recobró  á  Medina  ,  é  hizo  pri- 
sioneros trescientos  Alemanes.  Veél  ocupó  á  Vangul- 
sio ,  y  estrechó  tanto  á  Giroaa ,  que  ya  se  padecía  en 
la  Ciudad  hambre  cada  día  mayor  ,  de  género  ,  que  se 
comía  carne  de  caballo.  El  Conde  de  Fienes  quiso  por 
el  Collado  de  S.  Miguel  introducir  víveres  á  ¡a  Pla- 
za en  una  noche  obscura  :  lo  consiguió  en  parte ,  la 
mayor  fue  presa  de  los  enemigos  ,  que  lo  advirtieron  á 
tiempo:  En  los  Monasterios  no  se  comía  mas  quepan 
bañado  en  agua  5  muchos  Religiosos,  mal  sufridos,  de- 
xaron  la  Ciudad:  Los  Jesuítas  nunca  asistieron  con  ma- 
yor caridad  á  los  enfermos  y  afligidos,  que  eran  en 
gran  número,  con  tanta  diversidad  de  males.  Allí  se 
conoció  la  constancia  y  juicio  del  Gobernador  5  en- 
viaba los  mas  fuertes  Soldados  á  recoger  comestibles, 
que  en  poca  cantidad  costaba  mucha  sangre.  Estos  los 
distribuía  con  justicia  ,  ni  en  su  casa  había  otra  cosa, 
que  pan  y  vino.  Para  que  espirase  la  Plaza  en  sus  ma- 
nos, vino  Guido  Starembergh  con  esperanzas  del  triun- 
fo. Dio  nuevas  disposiciones  á  estrechar  el  Sitio,  ere*» 
ció  el  hambre  en  la  Plaza  y  la  constancia  del  Go- 
bernador, alentada  de  los  avisos  que  había  recibido 
del  Principe  de  Sterclaes  y  el  Duque  de  Bervich, 
de  que  luego  estaría  socorrido.  La  noche  di  día  15. 
de  Diciembre  ,  favorecidos  de  la  obscuridad  ,  asalta- 
ron setecientos  Alemanes  el  Fuerte  de  los  Capuchinos, 
fingiendo  otros  asaltos  para  distraer  los  Defensores, 
que  nada  embarazados  ,  echaron  tantos  fuegos  artiíicia- 

P  2  les 


T 1 6       Comentarlos  de  ¡a  Guerra  de  'España. 
les  del  muro  ,  qu^  ardiendo  las  escalas,  ó  los  que  osa-* 
dos  querían  subir  por  ellas ,  desistió  del  intento  VeséL 
Por  tres  noches  repitió  la   empresa  con  la  misma  in- 
felicidad. Acreditó  su  brio  y  vigi'a:icia  el  Gobernador 
Marqués  de  Brancas,  no  menos  los  Señores  de  Grecingin 
y  Tabraga,  que  corrían  toda  la  muralla.  Los  Ciudadanos 
se  mantuvieron  leales  ,  exórtados  de  su  Prelado  D.  Mi- 
guel Juan  Tabernér,  hombre  fidelisimo  al  Rey  Católi'* 
eo.  Moría  el  ano,  pero  no  la  ira  de  los  enemigos.  Ha- 
bía llegado  ya  á  Perpiñan  ei  Duque  de  Bervich  con 
buenas  Tropas  al  socorro  de  la  Plaza  ^  y  para  divertir 
los  Alemanes  ,  sacó  de  los  Quarteles  parte  de  la  suya 
el  Principe   de  Sterclaes  ,   y    se   encaminó  á  Tortosa^ 
mandó,  que  con  quatro  mil  hombres  marchase  á  Cer- 
bera  el  Marqués  de  Ceba-Grimaldo^  con  esto  solici- 
tado   de  mayores    cuidados    Starembergh  ,    volvió  á 
Barcelona:  el  General  Vesél  quedó  en  el  bloqueo,  y 
•  feneció  el  año* 


'...^s^,  «.r.K.x»v,  ^'f-../^. -- f- 


AÑO  DE  M.  DCCXÍIL 

lojr  Tj^'L  primer  dia  de  Enero  llegó  un  Soldada 
\^j  disfrazado  á  Girona,  enviado  del  Duque 
de  Bervich,  para  dar  noticia  que  ya  se  habia  ade- 
lantado con  las  Tropas  h.i3ta  Armendariz,  y  que  pa- 
sando el  rioTcr,  daría  aviso  con  la  Artillería.  Es- 
to alivió  algo  al  afligido  Pueblo ,  que  mas  de  siete 
meses  bloqueado  ,  padecía  con  gran  constancia  los  ma- 
les que  trae  el  hambre  ^  se  comian  carnes  inmundas 
de  caballo  ,  jumento,  perro,  gato  y  ratón,  y  valían 
no  poco   dinero.  Las  continuas  lluvias  y  vientos  no 

de- 


Tomo  segundo.  Año  de  M,  BCCXIIL       1 1  ^ 
dexaban  oir  los  cañonazos ,  con  que  avisaba  el   paso 
del  Ter  el  Duque  de  Bervich  ,  y  asi  estaba  en  la  ulti* 
ma  consternación  la  Plaza.  Quatro  Desertores  del  cam- 
po enemigo  avisaron  de  su  arribo  á  las  vecindades  de 
Girona  ^  mas  lo  aseguró  ,  el  que  el  dia  3.  de  Enero  ya 
traían  los  villanos  de  la  comarca  víveres  á  vender  á 
ia  Ciudad  ,  que  respiró   de  su  opresión.  Al  otro  dia 
entró  el  Conde  de  Fienes  coa  quatro  mil  hombres,  que 
al  pasar  el  Ter  los  Franceses  retiró  sus  Tropas  VeséL 
Dos  dias  después  llegó   el  Duque  de  Bervich  ,  mudó 
la  Guarnición   para  que  descansase  ^   con  D.  Tiberio 
Carrafa   se   dio  esta  alegre  noticia   al  Rey   Católico-, 
que  le  creó  Teniente  General ,  y  envió  el  Toyson  de 
Oro  al  Marqués   de  Brancas ,  esclarecido  defensor  de 
la  Plaza  tan  importante.  Esto  consternó  mucho  á  los 
Catalanes  ,  á  favor  de  los  quales  se  publicó  un  nue- 
vo Indulto.   Estaban  sordos  á  las  voces  de  la  clemen- 
cia ,  porque  los  tenia  Dios  prevenido  el  castigo  de  la 
rebelión.  No  era  natural  tanta  pertinacia:  conjurados 
al  propio  daño,  quando  veian  que  por  falta  de  Tro^ 
pas  habia  desamparado  á  Cerbera ,  y  que  nuevamente 
babia  retirado  las  suyas  el  Rey  de  Portugal,  con  quien 
habia  celebrado  el  de  España  Treguas  por  quatro  me* 
ses  ,  y  dado   paso  á  hs  Tropas  Portuguesas  por  sus 
Reynos   hasta  Extremadura.   Mediaron  en  este  ajuste 
los  Ingleses  ;  mas  la  Francia  ,  que  habia  hecho  su  par- 
ticular Paz  con  el  Rey  D.  Juan  ,  prorrogó  el  término 
de  la  suspensión  de  armas  entre  España  é  Inglaterra, 
y  en  13.  de  Marzo  se  vio  el  Emperador  obligado  á 
firmar  en  Urrech  el  Tratado  de  la  evacuación  de  Ca- 
taluña ,  Mallorca  é  Ibiza  ,  y  de  la  neutralidad  de  Ita- 
lia ^  porque   no  podía  firmar  sus  paces  con  los  Alia^- 
dos  el  Rey  Católico ,  sin  que  se  le  entregasen  los  R.cy^ 
nos  que  habia  de  poseer^ 


1 1 8  Comentarios  de  la  Guerra  deEspañtr, 
1 08  Pasarüii  los  Plenipotenciari')s  Españoles  al 
Congreso,  allanadas  las  dificultades:  La  mayor  era, 
concordar  al  Emperador  con  el  Rey  de  España  5  nin- 
guno de  los  dos  quería  la  paz  5  y  asi  hallaron  los  Alia- 
dos un  modo,  como  sin  ella,  se  suspendiese  la  guerra, 
porque  sacadas  de  Cataluña  y  Mallorca  las  Tropas 
Alemanas,  no  había  dónde  proseguirla 5  y  mas,  decla- 
rada neutral  la  Italia ,  no  adjudicados  al  Emperador 
los  Reynos  que  en  ella  poseía ,  y  quitada  la  libertad 
al  Rey  Piíelipe  de  invadirlos  ,  embarazada  toda  hosti- 
lidad ,  y  aunque  no  se  abrió  para  las  dos  Naciones 
claramente  el  Comercio ,  era  atentado  obrar  una  con- 
tra otra  ,  como  se  cumpliesen  en  buena  fe  las  condi- 
ciones de  este  tratado^  siendo  la  primera,  no  solo  sa- 
car sus  Tropas  el  Emperador  de  Cataluña  y  Mallorca, 
pero  no  dar  directa  ,  ni  indirectamente  asistencia  á 
los  Rebeldes  del  Rey  Phelipe.  Garantes  de  este  Tra- 
tado fueron  la  Inglaterra  y  la  Francia  ,  hasta  que  se 
concluyese  la  paz  entre  las  Potencias ,  congregadas  en 
Utrech  para  ella  ,  no  contando  al  Emperador  ,  por- 
que ya  se  había  declarado  no  la  quería  con  la  Espa- 
ña ,  haciéndosele  muy  cuesta  arriba ,  ceder  los  dere- 
chos á  esta  Monarquía.  Lo  propio  sentía  el  Rey  Ca- 
tólico ,  que  no  habia  echado  de  sí  las  esperanzas  de 
recobrar  á  Milán  ,  olvidado  de  Flaades  ,  porque  si 
no  se  daban  sus  Provincias  al  Duque  de  Baviera,  era 
preciso  darlas  al  Emperador ,  porque  éste  restituyese 
al  Duque  sus  Estados ,  con  el  alto  Palatinado  y  la 
Dignidad  Electoral  ,  en  lo  que  insistía  tenazmente  la 
Francia ;  y  asi  en  Utrech  no  se  resolvía  sobre  Flandes, 
como  cosa  que  quedaría  á  la  Casa  de  Austria  ^  pero 
■ésta  repug[naba  se  diese  la  Cerdeña  al  Duque  de  Ba- 
viera ,  como  querían  los  Ingleses  y  Franceses^  y  co- 
mo dependía  del  Emperador  reintegrar  en  sus  Esta- 
dos 


Tomo  segundo.  Año  de  M,  BCCXIIL  1 19 
dos  al  Duque  ,  se  dexó  esta  circunstancia  en  abierta, 
porque  los  Alemanes  querian  tratar  solo  con  la  Fran- 
cia de  esta  dependencia.  Habiendo  de  sacar  las  Tro- 
pas de  Barcelona ,  mandó  antes  el  Emperador  ,  que  sa- 
liese de  ella  la  Emperatriz  su  muger  ,  como  lo  exe- 
cutó  á  19.  de  Marzo,  en  la  Armada  Inglesa,  llevándose 
consigo  la  mayor  pane  de  las  Tropas  en  las  mismas 
Naves. 

109  No  es  ponderable  la  rabia  ,  que  de  esto  con- 
cibieron ios  Catalanes.  Estaban  ya  desengañados  ,  que 
no  los  sccorrerian  los  Principes  de  la  Liga  5  que  era 
un  delito  pensar  quedarse  República  ,  que  precisamen- 
te los  habia  de  desamparar  el  Empnrador^  y  se  obs-' 
tinaron  tanto  ,  queriendo  huir  del  dominio  del  Rey  Phe- 
iipe,  que  por  medio  del  Ministro ,  que  el  Emperador 
tenia  en  Constantinopla  ,  pidieron  auxilio  al  Othoma- 
no.  Las  condiciones  con  que  le  imploraban ,  no  he- 
mos podido  saber  á  punto  fixo.  El  Conde  de  Saballá  y 
Pinos  ,  que  estaban  en  Viena  ,  Procuradores  de  Cata- 
luña 5  manejaron  infelizmente  este  negocio ,  porque  no 
quiso  entrar  ei  él  el  Sultán ;  ya  pareciendole  ardua  em- 
presa ,  ya  por  no  romper  con  la  Francia.  Creyeron 
muchos  que  le  ofrecian  los  Catalanes  al  Turco  el  do- 
minio del  Principado  de  Cataluña,  conservándole  so- 
lo su  Religión  y  sus  Fueros  ^  otros ,  mejor  informa- 
dos ,  aseguraban ,  que  solo  pedían  su  auxilio  y  su  amis- 
tad ,  para  quedarse  República ,  baxo  el  Patrocinio  de 
la  Casa  Othomana  5  como  quiera ,  es  bien  negro  ren- 
glón para  los  Catalanes  en  la  Historia  tan  ciega  pertina- 
cia ,  quando  todavía  ofrecía  General  Indulto  el  Rey- 
Católico.  Los  Soldados  AUmanes  ,  con  arte  despedi- 
dos del  Emperador  ,  se  quedaron  al  servicio  de  Bar- 
celona, que  se  prevenía  á  la  defensa,  haciendo  hvas 
con  doble  estipendio,  para   resistir  á   las  armas  deí 

Rey 


12  0  Comentarios  de  la  Guerra  deEspa^a. 
Eey  Phelipc  ,  mandadas  en  Cataluña  por  el  Duque  de 
Pópuli ,  bax'j  cuya  mano  servían  los  Tenientes  Gene- 
rales Marqués  de  Ceba-Grimaldo,  Varón  de  Capri,  y 
D.  Jüscph  de  Armendariz^  los  Miriscales  de  Campj 
D.  Policiano  Bracamonte,  D.  Gabriel  Cano,  D.  Mar- 
cos de  Araciel ,  el  Conde  de  Montemar ,  el  Caballero 
de  Lede  y  D.  Francisco  Ribadeo. 

lio  Partieron  de  Madrid  algunos  Catalanes  de 
los  que  habían  seguido  el  Partido  del  Rey  Phelipe, 
que  se  correspondían  secretamente  con  los  leales ,  que 
en  Barcelona  habían  quedado^  bien  que  pocos.  Aún  es- 
taba en  ella  Guido  Starembergh  f  juntó  sus  Tropas, 
ofreciendo  defenderlos  ^  pero  era  para  unir  sus  fuerzas 
y  evacuar  h  Cataluña,  según  la  orden  que  de  Viena 
había  recibido ,  sin  que  lo  pudiese  resistir  1 1  Provincia, 
mientras  volvía  la  Armada  Inglesa  de  dexar  á  la  Em- 
perairis  en  S.  Pedro  de  Arenas,  suntuoso  Arrabal  de 
Genova.  Esta  vez  se  dexó  servir  de  aquella  Repú- 
blica ,  porque  la  trataron  como  Emperatriz  y  Reyna 
de  España  5  se  le  previno  hospcdage  magnifico  á  ex- 
pensas públicas ,  y  tomó  el  camino  de  Milán  para  Vie- 
Da.  Con  la  Emperatriz  se  salieron  de  Cataluña  todos  los 
rebeldes  de  distinción  que  había  en  ella;  porque  ea 
aquel  poco  ángulo  de  tierra  se  habían  juntado  quan- 
tos  había  iiabído  en  España.  Ordenó  el  Emperador, 
que  no  pasasen  á  Viena,  con  que  se  derramiron  infe- 
lizmente por  la  Italia ;  la  mayor  parte  se  quedó  en  Mi- 
lán y  Genova,  no  todos  bien  asistidos,  pues  aunrjue 
no  el  Emperador  ,  estaban  los  Alemanes  cansados  de 
los  Españoles. 

3  11  A  1 5.  de  Mayo  volvió  la  Armada  Inglesa, 
mandada  por  el  Almirante  Geninos  ,  á  sacar  las  Tro- 
pas: Starembergh  aló  á  ver  la  orden  del  Emperador 
á  la  Diputación  de  Cataluña  y  ai  Magistrado  de  la 

Ciu- 


Torno  segundo.  Aoo  de  M.  DCCXIIL  T2 1  ' 
Ciudad  5  los  clamores  y  quejas  pasaron  á  insolencia: 
Starembergh  sacó  de  los  Baluartes  sus  Tropas  ,  y  las 
acampó  fuera  de  la  Ciudad  5  él  se  quedó  solo  en  ella 
mientras  juntados  en  Cerbera  Comisarios  Españoles  ,  y 
Alemanes  ,  deliberaban  el  modo  de  la  evacuación, 
que  aunque  materialmente  se  executó ,  se  quejaba  el 
Rey  Catholico ,  que  habia  sido  con  mala  fe ,  porque 
al  sacar  las  Tropas  Alemanas  no  se  habian  introduci- 
do las  suyas.  Esto  verdaderamente  era  difícil ,  aun  af 
poder  del  Emperador,  si  no  entregaba  los  Catalanes 
á  cuchillo  5  porque  tenia  Barcelona  seis  mil  hombres  de 
Tropas  propias ,  gente  aguerrida  ,  y  veterana  ,  y  ea 
pocos  meses  habian  pasado  á  su  sueldo  quatro  mil  de- 
sertores Alemanes. 

lis     No  ignoraba  esto  el  Emperador  ,  y  tácitamen- 
te consentía  en  ello ,  por  si  el  tiempo  abria  camino  á 
turbar  la  paz ,  durante  la  guerra  de  Cataluña  5  bien, 
que  ya  sabia  estaba  hecha  entre  España  é  Inglaterra 
adonde  pasó  el  Marqués  de  Monte-Leon ,  para  ajustar 
los  intereses  del  Comercio^:  Esta  paz  se  estableció  ea 
ütrech   á    13.   de  Julio  :  firmáronla    el   Duque   de 
Osuna ,  y  el  Marqués  de  Monte-Leon ,  por  la  Espa- 
ña: Juan  5  Obispo  de  Bristol ,  y  el  Conde  de  Stafort, 
por  la  Inglaterra.   Extendiéronse  veinte  y  seis  Articu- 
los  ^  después  se  ajustó  otro  Tratado  de  Comercio :  to« 
do  se  reduela  á  nuevos  reconocimientos  rociprocos  del 
Rey  Phelipe  ,  y  la  Reyna  Ana ,  y  apartarse  esta  de 
auxiliar  las  razones  de   la  Casa  de  Austria  contra  el 
Rey  Phelipe  5  el  Comercio  se  confirmó ,  como  en  tiem- 
po de  Carlos  II.  y  se  dio  á  los   Ingleses  el  asiento   de 
los   negros  para  Indias ,  cuyo  Comercio  se  prohibió  á 
los  Franceses ,  y  á  toda  nación.  Ofreció  el  Rey  Phe- 
lipe, no  dar  auxilio  al  Rey  Jacobo  ,  pretendiente   de 
la  Corona  de  Inglaterra  ,  y  reconocer  la  succesion,  co- 

TomAL  Q  mo 


12  2       Come fit arios  de  la  Guerra  de  España. 
mo  estaba  ordenada  en  el  Parlamento.  Seiia  impropio 
de  Comentarios  extender  los  Articulos  de  esta  paz,  que 
ya  corren  impresos  en  volúmenes  aparte.  A  los  prime- 
ros dias  de  Julio  se  embarcó  Starembergh,  con  las  Tro- 
pas que  cupieron  en  las  Naves  Inglesas^  sobraron  tres 
milhombres,  que  quedaron  en  Hostelrich  ,  á  los  qua- 
les  se  juntó  la  Guarnición  de  Tarragona  ,  que  en  14. 
de  Julio  entregaron  los  Alemanes  al  Marqués  de  Lede, 
Esta  Plaza  se  evacuó  con  buena  fe  ,  pero  se  faltó  en 
conducir  bien  las  Tropas ,  porque  casi  todas  deserta- 
ron ,  y  tomaron  partido  en  Barcelona  :  afectaban  pe- 
sadumbre los  Oficiales  5  pero  ya  sabian  daban  con  es- 
to gusto  al  Emperador  ,  á  quien  de  algo  le  servia  ver 
empeñado  al  Rey  Catholico  en   esta  Guerra ,  porque 
no  emplease  las  Tropas  en  Italia.  Pareciendole  á  Bar- 
celona, que  no  tenia  el  Duque  de  Populi  Exercito  ,  ni 
preparativos    para  sitio  tan  difícil ,  se  conjuraron  sus 
moradores  á  la  defensa  5  embarazaban  las  discordias  de 
la  Corte  los  aciertos  en  la  Guerra ,  porque  cuidaban 
de  la  Hacienda  Real  el  Conde  de  Bergueich,   y  Juan 
Orri,  ambos  altivos ,  despóticos ,  y  que  llevaban  mal 
la  subordinación  ^  eran  aceptos  al  Rey ,  pero  como  es- 
taban entre  si  discordes ,  faltaba  aquella  armonia   que 
ha  menester  el  Gobierno ,  y  mas ,  quando  lo  mas  re- 
servado de  él  se  fiaba  solo  á  la  Princesa   ürsini ,  que 
con  la  nueva  Soberania  conseguida  del  Rey  en  un  Es- 
tado de  Flandes,  habia  tenido  ocasión  de  concillarse 
mas  enemigos  ,  que  lo  eran  quantos  le  negaban  el  tra- 
tamiento de   Alteza.  Este  fue  el  escollo  ,  en  que  pri- 
mero tropezó  Don  Francisco  Ronquillo  ,  Conde  de  Gra- 
medo,  cuya  autoridad  habia  minorado  mucho  ,  y  se  pen- 
saba como  quitarle  la  Presidencia  de  Castilla ,  y  aun- 
que éste  se  habia  unido  con  Bervich ,  y  el  Marqués  de 
Bedniár  ,  Ministro  de  la  Guerra  ,  todos  podian  menos 

que 


Tomo  segundo.  Año  de  M,  CCXIIL         123 
que  la  Princesa ,  sostenida  en  la  mayor  exaltación  por 
el  favor  de  la  Beyna. 

113  En  este  tiempo  murió  el  Condestable  de  Cas- 
tilla ,  Mayordomo  mayor  del  Rey.  Este  es  en  el  Pala- 
cio el  empleo  de  mayor  autoridad.  Habíase  conserva- 
do, desde  la  muerte  del  Marqués  de  Villafranca ,  en 
la  persona  del  Condestable  ,  porque  era  de  genio  apa- 
cible ,  contemplativo,  é  ingenuo.  Estudiaba  mucho  la 
Princesa  darle  Succesor,  que  tuviese  las  mismas  má- 
ximas 5  porque  queria  apartar  del  Rey,  no  solo  á  los 
ambiciosos ,  pero  también  á  los  mas  experimentados  en 
las  malicias  de  Palacio.  El  Rey  ,  que  queria  siempre 
lo  mejor ,  buscaba  hombre  digno  de  tan  alto  oficio, 
y  eligió  al  Marqués  de  Villena  ,  á  cuyo  mérito  no  le 
faltaba  ¡circunstancia  ,  y  habia  sido  de  la  aprobación 
de  la  Princesa  ^  porque  el  genio  retirado ,  y  estudio- 
so del  Marqués,  esperaba  no  le  baria  embarazo.  Ha- 
bia poco  tiempo  ,  que  era  llegado  de  su  prisión  ,  y  te- 
nia con  el  Rey  tanto  concepto  de  hombre  ajustado, 
sabio,  y  exemplar,  que  aunque  no  era  Sacerdote, 
quiso  proponerle  para  Arzobispo  de  Toledo  ^  el  Mar- 
qués repugnó ,  juzgándose  ,  con  loable  humildad  ,  in- 
digno de  pasar  al  Estado  Eclesiástico, 

114  Aun  estaban  juntos  los  Reynos  en  el  Congreso 
que  mandó  el  Rey  tener  por  la  ya  referida  renuncia, 
y  con  esta  ocasión ,  como  tenia  ya  dos  hijos ,  y  á  la 
Reyna  en  cinta ,  se  le  ofreció  por  mayor  quietud  de 
sus  Vasallos ,  amando  su  posteridad  ,  derogar  la  Ley, 
de  que  entrasen  á  la  succesion  de  la  Corona ,  hem- 
bras ,  aunque  tuviesen  mejor  grado ,  proponiendo  los 
varones  de  linea  transversal ,  descendientes  del  R^y^ 
queriendo  heredase  antes  el  hermano  del  Principe  de 
Asturias ,  que  su  hija ,  si  le  faltaban  al  Principe  Va- 
rones. Esto  parecía  duro  á  muchos ,  mas  satisfechos  de 

Q3  lo 


12  4  Comentarios  de  ¡a  Guerra  de  España. 
lo  inveterado  de  la  costumbre  ,  que  de  lo  justo  5  y  mas 
quando  se  h¿ibia  de  derogar  una  Ley  ,  que  era  funda- 
mental ,  por  donde  había  entrado  la  Casa  de  Borbon  á 
la  succesion  de  los  Reynos.  Los  mas  sabios  ,  y  poiiti- 
eos  aprobaban  el  dictamen  ,  por  no  exponer  los  Pue^ 
blos  á  admitir  Rey  extrangero,  habiendo  Principes  de 
la  Sangre  Real  en  España,  que  directamente  descen- 
diesen de  Phelipe  V.  La  Reyna  ,  por  amor  á  sus  hi- 
jos ,  estaba  empeñada  en  hacer  esta  nueva  Ley,  y  co- 
mo no  la  admitieron  los  Reynos ,  ni  seria  valida  sin 
su  consentimiento  ,  si  no  la  aprobaba  el  Consejo  de 
Estado ,  se  encargó  la  Reyna  de  manejar  este  negocio, 
y  lo  executó  con  sumo  acierto ,  no  sin  arte  ^  porque 
sabiendo  quanto  prevalecía  en  el  Consejo  de  Estado  el 
voto  del  Duque  de  Montalto ,  se  valió  de  él ,  afectando 
confianza,  para  que  promoviese. 

115     Este  dictamen  dio  á  la  Reyna  el  Duque  de 
Montellano  ,  y  también  estaba  prevenido  el  Cardenal 
Judice ,  que  tenia  voto  en  el  Consejo  de  Estado  ,  com- 
puesto á  este  tiempo  de  los  Duques  de  Montalto ,  de 
Arcos,  de  Medina- Sidonia,  de  Montellano  ,  de  Jove- 
nazo  5  de  los   Marqueses  de  Bedmar,  Almonacid  ,  y 
Canales  5  de  los  Condes  de  Monterrey ,  Frigiliana ,  y 
San   Este  van  del  Puerto,  y  de    el   Cardenal  Judice^ 
juntáronse  de  orden  del  Rey ,  ya  dispuestos  los  ánimos 
por  varios  medios ,  y  se  votó  sobre  un  establecimien- 
to de  Succesion ,  que  formó  Don  Luis  Curiel ,  Conseje- 
ro Real  de  Castilla.  Fueron  los  votos  uniformes,  se- 
gún la  mente  del  Rey ,  que  consultándolo  también  con 
el  Consejo  Real,  hubo  tanta  variedad   de  pareceres, 
los  mas  equívocos,  y  obscuros,  que  al  fin  nada  con- 
cluían, mas  presto  era  aquella  consulta  un  Seminario 
de  Pleyíos,y  Guerras  Civiles 5  porque  ni  Don  Fran- 
cisco Ronquillo ,  ni  gran  parte  de  los  Consejeros  sea" 

lian 


Tomo  secundo.  Año  de  M.  DCCXIIL  125 
lian  bien  el  mudar  la  forma  de  la  succesion ,  sino  de- 
xar  la  que  habían  establecido  los  antiguos  Reyes  Don 
Fernando  el  Caiholico  ,  con  la  Reyna  Doña  Isabel  su 
iTiUger,  que  unieron  en  su  hija  Doña  Juana  las  Coro- 
nas de  Castilla  ,  y  Aragón.  Indignado  el  Rey  Phelipe 
de  la  obscuridad  del  Voto  ,  ó  de  la  oposición  de  los 
Consejeros  de  Castilla ,  con  parecer  de  los  de  Estado 
mandó  se  quemase  el  original  de  la  Consulta  del  Con- 
sejo Real ,  porque  en  tiempo  alguno  no  se  hallase  prin- 
cipio de  duda,  y  fomento  á  una  guerra^  y  que  cada 
Consejero  diese  su  Voto  por  escrito  aparte  enviandole 
sellado  al  Rey.  Executóse  en  esta  forma  ,  y  con  con- 
sentimiento de  todas  las  Ciudades  en  Cortes  ,  del  Cuer- 
po de  la  Nobleza  ,  y  Eclesiásticos  ,  se  estableció  la 
succesion  de  la  Monarquia, excluyendo  la  hembra,  aun 
mas  próxima  al  Reynante ,  si  hubiese  varones  descen- 
dientes del  Rey  Phelipe,  en  linea  directa,  ó  trans- 
versal 5  no  interrumpida  la  varonil ;  pero  con  circuns- 
tancia, y  condición  que  fuese  este  Principe  nacido  ,  y 
criado  en  España  ,  porque  de  otra  manera  entraria  al 
Trono  el  Principe  Español  inmediato  5  y  en  defecto 
de  Principes  Españoles  ,  la  hembra  mas  próxima  al 
ultimo  Rey.  Se  estableció  también  ,  pertenecía  la  Co- 
rona á  la  Casa  del  Duque  de  Saboya  ,  extinta  la  del 
Rey  Phelipe,  varones  ,  y  hembras.  A  esta  constitu- 
ción y  autos  se  les  dio  fuerza  de  Ley ,  firmada  ,  y  pu- 
blicada con  la  solemnidad  mayor. 

116  Estrechaba  el  Duque  de  Saboya  á  los  Ingle- 
ses, para  que  obligasen  al  Rey  de  España  á  entregar 
la  Sicilia  ^  y  aunque  esto  lo  llevaban  muy  mal  los  Es- 
pañoles, como  ya  lo  había  ofrecido  el  Rey  de  Fran- 
cia á  la  Reyna  de  Inglaterra ,  fue  preciso  acordarlo. 
Había  pasado  á  Londres  el  Duque  de  Aumont ,  Em- 
bf^x^dor  de  Fiancia  ,con  gran  pompa,  para  dar  la  uU 

ti* 


12  6  Comentarios  de  la  Guerra  de  España, 
tima  mano  á  los  negocios  ,  porque  en  Ucrccfi  solo  sé 
executaba  lo  ajustado  en  las  Cortes.  Dando  un  banque- 
te el  Ministro  de  Francia  á  los  de  Londres  ,  se  prendió 
fuego  en  la  casa  de  aquel,  y  se  consumieron  alliajas 
muy  preciosas.  Divulgóse  que  la  facción  Vvigts,  ra- 
biosa de  la  paz  lo  habia  executado.  Esto  no  se  pudo 
averiguar  ,  ni  con  las  mayores  diligencias  ,  que  la  Rey- 
na  mandó  hacer  5  cierto  es,  que  gran  parte  de  los 
Magnates  de  Inglaterra ,  disentian  de  ella ,  pero  ma- 
nejaban este  negocio  Carlos  de  Mordant  ,  Conde  de 
Peterbourgh ,  Jayme  Buter  ,  Duque  de  Ormont ,  y  En- 
rique de  San  Juan ,  Vizconde  de  Bullimbroch ,  estos  eran 
los  principales.  Entraban  en  las  Consultas  el  Duque  de 
Schebesburis  ,  el  de  Amilton  ,  y  Conde  de  Osfort ,  no 
estaba  á  este  tiempo  en  Londres  JuanCruzil,  Duque 
de  Malburgh,  porque  viéndose  en  desgracia  ,  habia  pa- 
sado con  su  muger  á  Alemania  á  unos  baños  5  asi 
quedó  el  campo  por  sus  enemigos ,  y  formaron  los 
Artículos  de  la  paz  como  quisieron. 

1 1  jr     Procuraba  el  Marqués  de  Monte -León ,  que- 
dase por  la  Princesa  Ursini  la  Soberania  que  el  Rey 
Catholico  la  habia  dado  en  Flandes  ,  del  Ducado  de 
Limburgh,  según  Despacho  dado  en  Corella  á  28.  de 
Septiembre  del  año  de  11.  y  ofreció  la  Reyna  Ana  pro- 
teger ,  y  garantir  esta  donación ,  la  qual  repugnaban 
constantemente  los  Olandeses,  porque  el  Emperador  no 
quiso  venir  en  ello ,  que  era  á  quien  se  destinaba  la 
Flandes.  Esforzaba  mucho  esto  el  Duque  de  Osuna ,  por 
adulación  á  la  Princesa 5  menos  el  Marqués  de  Mon- 
te-León,  porque  conocía  la  imposibilidad  del  hecho, 
y  que  estaban  muy  unidos  con  los  Alemanes  los  Olan- 
deses ,  de  genero,  que  aun  no  hablan  hecho  su  paz 
particular  con  la  España ,  con  quien  ,  y  con   el  Du- 
que de  Baviera ,  no  la  quería  el  Cesar ,  aunque  si  con 

so- 


Tomoprimero.  Año  M,  BCCXIIL  1 2  Jr 
sola  la  Francia.  Divulgóse  un  Manifiesto ,  en  que  da- 
ba el  Emperador  las  razones  de  su  repugnancia  á  la 
Paz,  y  que  habia  sido  tratado  con  traycion  de  sus  pro- 
pios Aliados.  En  suma,  era  una  satyra  contra  el  ac- 
tual Ministro :  éste ,  y  las  amenazas  de  la  Francia  ,  hi- 
cieron ,  que  los  Olandeses  ajustasen  su  Paz  con  el  Rty 
Christianisimo ,  que  convirtió  contra  el  Rhin  sus  Ar- 
mas ,  ya  desocupadas  de  otra  Guerra  ,  y  mandó  que 
las  Guarniciones  de  las  Fronteras  hiciesen  las  posibles 
hostilidades ,  para  traer  á  la  paz  al  Emperador.  Con 
este  mismo  fin  admitió  en  París  al  Principe  Ragotzi,.. 
con  nombre  de  Conde  de  Saxarense,  asistido  con  grue- 
sas sumas  de  dinero,  continuando  el  magnánimo  cora- 
zón de  aquel  Rey  á  dar  magnificos  socorros  á  los  Prin* 
cipes  refugiados  á  sus  dominios.  El  Inglés  ,  el  Bávaro 
el  Coloniense ,  y  ahora  el  Ungaro ,  era  para  dar  fuer- 
tes zelos  al  Emperador ,  que  veia  deshecha  su  Liga, 
porque  también  el  Duque  de  Saboya  habia  hecho  su 
paz  con  la  Francia.  Para  perficiunarla  ,  fue  á  París 
el  Conde  Costa ,  Piamontés ,  y  fue  fácil  el  ajuste,  res- 
tituyendo el  Christianisimo  la  Saboya,  Niza,  y  Villa- 
Franca  al  Duque. 

118  Confirmábase  en  su  dictamen  el  Cesar ,  á  pe- 
sar de  las  persuasiones  de  los  Ingleses  ,  con  quienes  se 
habia  declarado  el  Francés,  que  por  si  en  todo  el  mes  de 
Mayo  no  venia  en  la  paz  el  Emperador,  no  estaría 
obligada  á  cumplir  la  Reyna  Ana  todo  lo  que  á  favor 
de  la  Casa  de  Austria  habia  ofrecido.  El  Principe  Eu- 
genio mantenía  constante  la  Corre  de  Viena  ,  aunque 
también  el  Prusiano  habia  entrado  en  la  paz  con  el 
Christianisimo  ,  que  para  hacer  mas  viva  la  guerra 
en  el  Rhin  juntó  alli  diez  mil  hombres  ,  y  les  dio  por 
Gefe  al  Duque  de  Villars ,  á  quien  asistían  los  Te- 
nientes Generales  Daligre  jCoigni ,  Brollo,  y  Albergo- 

ti. 


128  Comentarios  de  la  Guerra  de  España, 
tí  ,  en  la  Mosela  se  quedó  el  Mariscal  de  Besons, 
A  estas  fuerzas  se  oponía  el  Principe  Eugenio  con  las 
suyas ^  pero  no  pudo  evitar,  que  acampado  Villars  en 
Espira  ,  teniendo  á  las  espaldas  á  Landao ,  y  á  Phi- 
lisburgh  enfrente ,  pusiesen  en  contribución  la  Provin- 
cia. Mas  cuidado  le  daba  al  Principe  Eugenio  ver,  que 
estas  disposiciones  eran  contra  Landao,  y  que  no  po- 
día embarazar  el  Sitio,  por  tener  distraídas  sus  Tro- 
pas en  presidiar  la  dicha  Plaza ,  á  Philisburgh  ,  Eidel- 
burgh  5  Moguncia  ,  la  Selva  negra  ,  y  el  Viejo  Brisac 
y  Kel. 

119  Habia  ya  pasado  el  Cesar  el  tiempo  que  se- 
ñaló el  Christianisimo  para  la  paz,  y  asi  en  22.  de  Ju- 
nio ,  llamando  Villars  con  sus  Tropas  al  Mariscal  de 
Besons,  le  mandó  embestir  á  Landao,  de  quien  era 
Gobernador  el  Principe  Alexandro  de  Vvitembergh: 
tenia  diez  mil  Infantes  de  Guarnición  ,  y  mil  caballos. 
Villars  ocupó  los  Castillos  que  guardaban  el  Puente  de 
Philisburgh ,  y  Manthein.  Eugenio  aun  no  tenia  junto 
su  Exercito ,  porque  tardaban  las  Tropas  de  Hanno- 
ver ,  Vvitembergh  ,  y  Branderburgh  ,  pues  aunque  es- 
te ultimo  habia  hecho  su  paz,  como  diximos,  con  ía 
Francia  ,  permitía  al  sueldo  del  Emperador  parte  de 
sus  Tropas.  El  Señor  de  Milon  debastaba  el  Palati- 
nado ,  después  que  ganó  el  Castillo  de  Keiser  Laurer, 
con  setecientos  prisioneros.  Mientras  el  Conde  de  Bourgh 
levantaba  las  primeras  Trincheras  contra  Landao ,  em- 
vió  Villars  la  caballería  á  saquear  la  tierra  de  Mogun- 
cia. El  Principe  Eugenio  solo  podía  dar  socorro  con 
palabras.  Esperando  el  mes  de  Junio,  hizo  una  fuer- 
te salida  la  Guarnición  de  Landao  ^  opusiéronse  vale- 
rosamente los  Regimientos  de  Navarra ,  y  Angeroen. 
El  choque  fue  sangriento  ,  y  perdieron  los  Franceses 
mucha  gente  ,  y  al  Marqués  de  Virón.  Quando  tuvo 

el 


Tomo  segundo.  Año  de  M,  BCCXIIL       129 
el  Principe  Eugenio  sesenta  mil  hombres  ,  extendió  sus 
Reales  de  Manthein  á  Philisburgh  5  dexó  encomenda- 
do al  General  Baubon ,  con  diez  mil  hombres ,  la  Sel- 
va JVegra. 

120     A  23.de  Julio  asaltaron  los  Franceses  el  pri- 
mer ángulo  ,  que  guardaba  el  camino  encubierto  de 
una  media  Luna.  Costó  mucha  sangre  la  disputa  :  mas 
los  Sitiadores ,  ( entre  los  quales  fue  gravemente  herí* 
do  el  Principe  Talrstond )  vencieron  estos ,  y  convir- 
tieron sus  Armas  contra  la  media  Luna :  no  fue  menos 
cruel  el  combate  ;  pero  igualmente  feliz.  A  esa  misma 
hora  una  bomba  enemiga  hizo   arder  el  Gran  Hospi- 
tal de  la  Plaza,  devoraron  las  llamas  el  edificio  ,  y  se- 
tecientos enfermos :  este  horrible  accidente  llenó  de  tris- 
teza la  Ciudad  ^  pero  no  desmayó  su   Gobernador  :  los 
Sitiados  soltaron  las  aguas  del  Foso  de  la  derecha  ,  que 
hablan  abierto  los  Franceses.  Esto  los  hizo  trabajar  mu- 
cho :  al  fin  con  gran  fatiga  la  distraxeron.  La  ultima 
noche  de  Julio  dieron  los  Sitiadores  tres  asaltos  con- 
tra dos  medias  Lunas  ,  que  quedaban  ,  y  el  Baluarte  de 
Melach  ,  donde  fue  mas  reñida  la  disputa ,  porque  con- 
currió aqui  toda  la  fuerza  de  una ,  y  otra  parte.  Hizo 
mas  horrible  la  acción  ,  haber  en  el  ardor  de  ella  apli- 
cado llama  á  sus  Minas  los  Sitiados.  Volaron  muchos 
Franceses  5  los  que  quedaron,  y  otros  que  se  añadieron, 
sostuvieron  el  empeño  con  facilidad ,  pues  no  solo  re- 
chazaron al  Defensor  ,  pero  se  alojaron  tan  fuertemen- 
te ,  que  aunque  después  de  tres  dias  dieron   fuego  los 
Alemanes  á  otras  Minas,  que  en  aquel  parage    tenian 
hechas  ,  no  los  pudieron  desalojar,  aun  con  haber  he- 
cho al  mismo  tiempo  una  fuerte  salida.   Los  aproches 
amenazaban  ya  la  Puerta,  que  llaman  de  Francia :  levan- 
taron dos  Baterías  contra  las  Fortificaciones  exteriores, 
y  ya  arruinadas  estas ,  se  batia  el  cuerpo  de  la  Pla- 
.    Tom.  IL  R  za: 


130  Ceméntanos  de  la  Guerra  de  España, 
^a  ;  quando  estuvieron  á  proposito  las  brechas  ,  se  pre- 
vinieron con  diez  y  seis  mil  hombres  dos  asaltos; 
hubieralos  recibido  el  Principe  de  Vvitembergh ,  á  no 
clamar  los  Ciudadanos  por  la  rendición  ,  pues  ya  no  era 
posible  la  defensa ,  y  lo  había  sido  el  socorro.  Pidió  ca- 
pitulación á  los  últimos  de  Agosto :  celebráronse  los 
pactos,  y  quedó  la  Guarnición  prisionera.  Este  es  el  quin- 
to sitio  de  Landao,  en  un  decenio:  quantas  veces  sitia- 
da ,  tantas  perdida.  Mereció  esta  Plaza  el  mayor  cuida- 
do de  una  ,  y  otra  parte  ,  y  que  dos  veces  la  sitiase  en 
persona  el  Emperador  Joseph,  y  al  fin  volvió  al  poder  de 
los  Franceses. 

121     De  la  felicidad  de  esta  empresa  se  alentó  Vi- 
llars  para  otras:  Por  Castel  Luis  pasó  elRhin,  puso  su 
campo  en  Lautembergh^  pero  le  embarazaba  los  pro- 
gresos la  peste ,  que  este  año  se  encendió  en  la  Germa- 
nia.  Con  no  admitir  Desertores  se   preservó  de  ella. 
Mandó  el  Marqués  Daligre  ocupar  las  angostas  sendas 
de  OfFemburgh:  al  Mariscal  de  Besons ,  guardar  las  li- 
neas de  Lautembergh  ,  y  atacar  las  que  por  antemural 
de  Triburgh  guardaba  el  General  Baubón  con  quince 
mil  Infantes ,  y  treinta  Esquadrones  de  Caballería.  Su 
mayor  defensa  era  lo  áspero ,  y  rudo  del  sitio ,  lleno 
de  peñascos  ,  y  cortaduras.  Ni  esto  arredró  á  los  Fran- 
ceses :  acometieron  en  tres  partidas ,  mandadas  por  los 
Condes  de  Bourgh,  y  Destrades,  y  del  Caballero  de  Asfelt, 
varones  fuertes,  y  resueltos.  Empezaron  la  Obra  los  Gra- 
naderos:  succediase  continua  llama,  y  la  muerte j  y 
fue  tan  feroz  el  Ímpetu  de  los  que  asaltaban,  que  no  pu- 
do resistir  la  Trinchera :  rompieron  la  linea  los  Fran- 
ceses ,  con  no  poco  dispendio  de  sangre ,  y  vencieron. 
Volvieron  la  espalda  los  Alemanes  :  persiguiólos  Villars 
hasta  Olegroben ,  y  Vilinghen ,  los  quales  ocupó  luego: 
por  sesenta  millas  allá  del  Rhin  puso  en  contribución 

la 


Tomo  segundo.  Ano  M,  BCCXIIl  ^  131 
id  Tierra  ,  exausta  con  tanta  Guerra  ^  y  asi  suplió  la 
crueldad  ,  lo  que  no  pudo  satisfacer  la  Avaricia.  Era 
ya  fácil  sitiar  á  Frisburgh :  esta  comisión  se  dio  al  Con- 
de de  Burgh ,  que  en  30.  de  Septiembre  se  presentó 
á  la  Plaza;  el  cañón  se  traxo  de  Brisac.  Para  divertir 
al  Enemigo  ,  quiso  entrar  por  la  Compañia  el  Principe 
Eugenio :  los  mismos  Paysanos  la  defendieron ,  guar- 
dando el  Rio;  decían  los  supesticiosos  ,  que  la  for- 
tuna le  habia  vuelto  las  espaldas :  esto  prueba ,  que  no 
la  hay. 

122     Quería  la  providencia,  para  abatir  la  vani- 
dad de  los  Alemanes  ,  que  faltándoles  sus  Coligados 
fuesen  vencidos.  No  podía  solo  el  Emperador  resistir  á 
la  Francia,  y  asi  hacían  varías  correrías  por  Alemania 
sus  Tropas ;  contribuyó  mucho  la  Suevia  ,  y  el  Coronel 
Ratzi  oprimió  con  tyrania  las  pobladas  orillas  del  Da- 
nubio. De  Mubíergh  movió  su  Exercito  Eugenio ,  y  por- 
que no  fuese  dueño  de  las  llanuras ,  fortificó  unas  li  - 
neas  el  Francés,  desde  Roscof,  al  Rhin;  el  Rio  que  le 
ciñe ,  era  de  impedimento  á  circunvalar  á  Frisburgh. 
Los  sitiados  llenaban  el  Foso  de  los  Franceses  de  agua, 
era    nunca  intermitente  el  trabajo  de  distraerla,  por- 
que habia  desde  un  Baluarte  un  aqueducto  ,  por  don- 
de los  de  la  Ciudad  llegaban  hasta  el  Foso  del  Enemi- 
go. Se  aceleró  por  esto  VíUars  á  atacar   aquel  Bas- 
tión 5  y  aunque  tenia  la  brecha  abierta  ,   antes    era 
preciso  ganar   la  media  Luna,  que   por  un    lado  le 
defendía.   Mandóse    atacarla    á    los   Regimientos    de 
Berri ,  y  Tallard ,  que  al  primer  acometimiento  ven- 
cieron ,  haciendo  prisioneros  los  defensores ,  y  se  alo- 
jaron. 

123  Como  ya  tenia  brecha  abierta  el  Baluarte,  que 
guarda  el  Puente  ,  se  prevenía  el  asalto  5  pero  le  emba- 
razó haber  hecho  la  Plaza  llamada.  Se  capituló  retirar- 

R2  se 


1^2       Comentarios  de  la  Guerra  de  España» 
se  á  la  Ciudadela  la  Guarnición,  dexando  en  la  Ciu-' 
dad  dos  mil,  y  quinientos  enfermos,   la   qual  entrega* 
ron  juego  ,  y  que  pagarian  ,  por  no  saquearla ,  un  mi-» 
llon  de  libras  :  que  las  familias  de  los  que  se  retirasen  á 
la  Ciudadela   irian  con  sus  maridos.   Después  insinuó 
Villars,  que   si  levantaba  contra  ella  Trinchera,  que 
nodarian  capitulación.  Pidió  el  Gobernador  cinco  dias 
de  tregua ,  y  se  le  concedieron  ,  para  consultarlo  con 
el  Principe  Eugenio ,   que  estaba  en  Rotuelo.  La  res- 
puesta fue  dudosa ,  y  se  alargó  la  tregua ,  para  que  vol^ 
viese  á  escribir.  Asintió  Eugenio  á  la  rendición ,  y  sa- 
lió en  i6.de  Noviembre  libre  la  Guarnición.  La  caida 
de  Frisburgh  abria  el  camino  á  la  Selva  negra,  al  Pala- 
tinado,  y  la   Baviera  ,  si  hubiera   querido  el  Rey  de 
Francia  volver  á  sus  Estados  al  Duque, protegido  de  sus 
Armas ^  pero  aun  no  lo  habia  resuelto,  porque  ya  es- 
taba   mas    blanda  la  Corte  de  Viena ,  cansada  de  los 
clamores  de  los  afligidos  Pueblos,  y  el  del  Palatino,  que 
iba  perdiendo  sus  Estados.  Daba  oidos  ala  paz  5  pero 
no  quiso  el   Cesar  enviar  otra  vez  sus   Plenipotencia- 
rios á  Utrech :  la  quería  hacer  en  lugar  aparte ,  oidos 
antes  los  circuios ,  y   Principes  del  Imperio  en  Ratis- 
bona,  donde  luego  se  juntaron^  pero  propusieron  con- 
diciones tan  altivas  ,  y  desproporcionadas,  (  para  lison- 
jear la  arrogancia  de  la  Corte  )  que  las  despreció  el 
Francés  ,  y   mandó  renovar  las  hostilidades  con  ma- 
yor rigor,  aunque  lo  embarazaba  lo  crudo  de  la  esta- 
ción. 

124  Deseaba  la  Francia  la  paz ,  pero  quería  ser  ro- 
gada. Propuso  el  Emperador,  que  se  viniese  á  Congreso 
particular  en  Rastad  ,  y  lo  admitió  el  Christianisimo.  L^ 
primera  condición  que  se  insinuó,  fue  ,  que  no  se  habia 
de  hablar  de  la  España,  ni  de  su  Principe,  con  quien 
el  Emperador  habia  de  hacer  la  Paz ,  ó  la  Guerra,  (co- 
mo 


Tomo  segundo.  Año  de  M,  BCCXTIL        133 
1110  quisiese  )  Vino  á  bien  Luis  XIV.,  porque  veía,  que 
ya  apartados  de  la  Liga  la  Inglaterra  y  la  Olanda,  po- 
co  mal   podia  hacer  el  Emperador  al  Rey  de  Espa- 
ña 5  antes  esta  deseaba  la  dexasen  sola  en  Guerra   con 
ia  Casa  de  Austria  ^  y  asi ,  ofreció  el  Francés  ,  no  asis- 
tir á  su  nieto ,  como   al   Emperador  no  asistiese  otro. 
Juntáronse  el  Principe  Eugenio,  y  Villars:  aquel   tenia 
mas  dilatada  la  Plenipotencia,  pirque  al  ardor  de   Vi- 
llars no  fiaba  tanto  su  Soberano  la  paz, como  la  Guer- 
ra; y  cansado    de  esta,  (ya  viejo,   y   con    continuos 
temblores  )  quería  Luis  XIV.  dexar  quieto  el  Reyno,  por- 
que tenia  un  heredero  de  tres  años ,  y  mal  ajustados  los 
principales  puntos  de  la   Monarquia,  con  el  desorden 
de  la  Guerra.   Veia   también  ,  caía  la  Regencia  en  el 
Duque  de  Orleans,  primer  Principe  de  la  Sangre,  y  co- 
nociéndolo turbulento  del  genio ,  no  le  quería  dar  oca- 
sión á  estar  muy  armado ,  ni  á  tener  arbitrio  á  nuevos 
systemas. 

125  En  España  se  llevaba  muy  mal  haber  dado  la 
Sicilia  al  Duque  de  Saboya ,  después  de  haber  coope- 
rado tanto  á  la  ruina  de  la  Monarquia  ;  y  el  Pueblo  fue 
por  esto  perdiendo  el  afecto  de  la  Reyna ,  por  imagi- 
ftar  ,  que  había  inclinado  el  ánimo  del  Rey  á  favor  de 
su  padre.  Esto  creían  los  menos  informados  ,  porque  ni 
la  Reyna,  ni  la  Princesa  concurrieron  á  engrandecer  al 
Duque ,  sí  solo  los  Ministros  Ingleses,  ganados  con  oro, 
como  publicaba  la  fama,  y  ya  empeñados  en  apartar 
del  Emperador  al  Duque  de  Saboya,  para  obligarle  á 
la  paz.  Es  cierto ,  que  la  rehusaban  los  Españoles  con 
condiciones  tan  duras ,  perdiendo  la  Sicilia ,  y  no  re- 
cobrando de  los  Ingleses  á  Mahón ,  y  Gibraltar ,  y  no 
quiso  firmar  el  Papel  de  la  Renuncia  el  Marqués  de 
Bedmár,ni  dar  su  voto;  pero  estaba  el  Rey  Catholi- 
co  obligado ,  porque  ya  lo  habia  el  Christianisimo  ofre- 
cí* 


134  Comentarios  de  la  Guerra  de  'España, 
cldü.  No  ignoraba  la  Reyna  estas  quejas  de  sus  Subdi- 
tos ^  pero  estaba  en  estado,  que  nada  la  afligía,  sin^ 
la  gravedad  de  su  mal ,  que  se  iba  declarando  ethiquéz, 
aunque  en  medio  de  tan  graves  accidentes ,  dio  á  luz 
á  23.  de  Septiembre  un  nuevo  Infante,  á  quien  se  le 
dio  por  nombre  Fernando  5  tan  sano,  y  robusto  ,  comci 
si  saliera  de  unas  entrañas  ,  de  ningún  mal  infectas:  no 
parió  con  gran  trabajo^  pero  quedó  mucho  mas  dé- 
bil ,  y  con  calentura  continua ,  no  periódica  ,  que 
hacia  desesptranzar  de  su  salud  á  los  Médicos  mas 
lisonjeros. 

126     AI  pésimo  exem pío  de  Barcelona,  se  resistió 
Cardona  ,  a  su  Soberano,  aun  desamparada  de  los  Ale- 
manes ^  lo  propio  queria  hacer  Manresa  :  Don  Joseph 
Armendariz  la  ocupó,  y  aplicó  al  Fisco  Regio  los  bie- 
nes de  los  Rebeldes,  que  sobraron  á  la  llama.  Holgá- 
banse del  estrago  los  Catalanes  :  buscaban  la  muerte, 
antes  que  restituirse  al  debido  Vasallage.  (  ellos  le  lla- 
maban esclavitud  )  No  se  pueden  referir  en  corto  vo- 
lumen los  lastimosos  efectos  de  su   obstinación.   El  es- 
tado Eclesiástico  era  el  mayor  fomento  de  ella  ,  á  mu- 
chos se  les  inspiraba  el  tiempo  de  una  usurpada  libertad, 
que  no  distaba  mucho  de  apostasía ,  y  asi  hacian  los  ma- 
yores esfuerzos  a  conservarla,  engañándolos  ignoran- 
tes Pueblos.  Las  Tropas  del  Rey  ocuparon  á  Solsona, 
Mataró,  y  Ostalric:  el  Conde  de  Fienes  la  Provincia  de 
Ampurias.  Estaba  Barcelona  bloqueada  ,  cuyo  Gobier- 
no tenia   Villaroel ,  Teniente    de  Mariscales    de   las 
Tropas   del  Emperador  ,  que  corresponde  al   de  Te- 
niente General  ^  y  debiendo  este  haber  seguido  la  eva- 
,cuacion  ,  tenian   fundamento   los  que  creian  se  habia 
quedado  de  orden  del  Cesar  á  ser  Cabo  de  aquellos  Re- 
beldes, que  habian  hecho  su   confederación  con  Ma- 
llorca, que  aun  evaquada,  se  mantenía  pertinaz.  La 


Tomo  segundo.  Año  M.  BCCXIIL  ^135 
gobernaba  el  Marqués  de  Rafal,  Catalán.  Alguna  parte 
de  la  JMobleza  ,  reflexionando  en  su  daño,  queria  so- 
ineterse  al  Rey  :  lo  resistía  la  Plebe,  hasta  ver  la  for- 
tuna de  Barcelona ,  que  habia  enviado  á  Viena  al  Mar- 
qués de  Montenegro  ,  para  pedir  otra  vez  socorro.  Pe- 
rezoso el  desengaño ,  los  mantenía  en  una  esperanza  tan 
mal  fundada ,  como  mostró  el  éxito. 

12^  El  Cesar  les  escribió  claro,  no  podia  ya  socor- 
rerlos :  muchos  creían  ,  que  seria  distinta  de  la  pluma 
la  mano ,  pues  aunque  en  publico  era  menester  escri- 
bir de  esta  manera ,  sospechaban ,  que  en  secreto  tenían 
orden  de  dar  socorro  Ñapóles ,  y  Cerdeña  5  cierto  es, 
que  de  ambos  Reynos  se  enviaron  víveres,  y  de  Ñapóles 
cañones:  esto  era  faltar  á  lo  ofrecido  5  pero  respondía 
la  Corte  de  Viena,  que  lo  compraban  con  su  dinero. 
Estos  socorros  les  entraban  furtivamente  en  dichos  Bar- 
cos ,  con  el  favor  de  la  noche ,  quando  podían  librar- 
se de  las  Galeras  de  España,  mandadas  por  D.  Joseph  de 
ios  Ríos ,  que  para  estrechar  mas  á  Barcelona  ,  corría 
aquellas  Costas.  Dalmao,  y  Nabot ,  dos  hombres  de  va- 
lor, y  osadía,  juntaron  hasta  tres  mil  Catalanes,  que 
niantenian  sublevada  la  Provincia,  donde  no  había  Tro- 
pas del  Rey ,  executaban  mil  crueldades ,  que  fuera  pro- 
lixo  escribirlas.  El  Presidio  de  Lérida  ,  y  Balaguér  sa- 
lió contra  Nabot,  también  le  buscaba  D.  Tiberio  Car- 
rafa ,  y  el  Conde  de  Fienes:  alcanzóle  D.  Feliciano  Bra- 
camonte  en  un  angosto  camino  junto  á  Tarrafa :  atacó- 
le, y  le  derrotó:  hizole  prisioneros  muchos  Catala- 
nes, que  luego  entregó  á  la  horca  ,  y  al  incendio.  Los 
Rebeldes, que  sobraron  ,  pasaron  á  la  Plana  de  Vich: 
ni  alli  hallaron  sosiego  ,  porque  las  Tropas  del  Rey 
ios  perseguían:  habíanse  muchas  retirado  á  CastéJ, 
Ciudad  ,  que  la  ganó  con  gran  valor ,  y  prontitud  Bra- 
camonte.  Estaba  Manresa  á  la  devoción  del  Rey :  así  la 

man- 


136  Comenf  arios  de  la  guerra  de  España, 
mantenía  JaymeLisac,  hombre  leal :  contra  ella  vino 
Nabot.  Resistentes  los  Paysanos  ,  empezóse  una  chica, 
pero  sangrienta  batalla:  llegó  á  tiempo  con  sus  Tropas 
Bracamonte:  Nabot  huyó,  y  dexó  muchos  de  los  sa- 
yos, que  se  pasaron  luego  á  cuchillo.  Dalmao  no  ha- 
bla tenido  mejor  fortuna  en  sus  empresas:  ambos  Ge»* 
fes  dexaron  sus  cuadrillas,  y  por  mar  se  retiraron  á 
Barcelona ,  la  noche  del  dia  4.  de  Octubre  mal  reci- 
bidos del  Pueblo,  no  ñiltó  mucho  á  que  los  despe- 
dazasen. 

128  Sin  Cabo  ,  ni  disposición  alguna  los  Rebeldes 
del  Principado  ,  quisieron  ,  asaltando  un  Quartel  de  los 
del  Exercito  ,  entrar  en  Barcelona :  fue  infeliz  la  idea, 
los  mas  dexaron  aíli  la  vida  :  deshicieronse  aquellas 
Tropas  de  hombres  facinerosos:  muchos  imploraron  la 
clemencia  del  Rey,  fueron  admitidos  :  otros ,  mudando 
de  trage,  se  entraron  en  las  Ciudades :  algunos  se  es- 
condieron en  las  cuebas  de  los  Montes:  otros  pasaron 
los  Pirineos ,  y  se  refugiaron  en  la  Francia.  El  Duque 
de  Populi  estudió  sosegar  la  tierra ,  para  aplicarse 
todo  á  Barcelona  ,  donde  hablan  hecho  sus  moradores 
tantos  Trincherones  ,  y  cortaduras ,  que  era  precisa 
ganarla  palmo  á  palmo.  Abrieron  en  las  casas  trone- 
ras :  levantaron  en  las  encrucijadas  de  las  calles  pare* 
des ,  para  que,  aun  después  de  ganado  el  muro,  costase 
trabajo  penetrarlas.  Esto  inspiraba  la  desesperación ,  y 
la  rabia  ,  sin  reparar ,  que  la  misma  resistencia  de  la 
Ciudad  era  su  ruina,  y  querían  perderla,  ya  que  de- 
fenderla no  podían.  Las  Tropas  del  Rey  ocuparon  á 
Santa  Matrona  ,  no  sin  sangre ,  porque  la  tenían  for- 
tificada los  Catalanes:  allí  se  levantaron  las  primeras 
Trincheras:  era  esto  en  el  rigor  del  Invierno;  salió  de 
madre  el  Rio  Lobregat ,  separó  las  Tropas.  No  per- 
dieron   esta   oportunidad   ¡os  Catalanes  ,  é   hicieron 

una 


Tomo  segundo.  Año  de  M.  DCCXTIL       13^ 
una  salida   fuerte    y   numerosa  :   se   peleó  de  una  y 
otra   parte  con    gran   valor  ,    los  Sitiadores    despre- 
ciando las  aguas,  se  juntaron  ,   rechazaron,  con  mu- 
cha pérdida ,  á  la  Ciudad  Ips  Rebeidei,  Asi  espiró  ef 


AÑO  DE  M.  DCCXÍV. 

129  ^^Rave  y  peligroso  fue  el  sobreparto  de  ía 
Vj  Reyna  de  España:  ya  interiormente  cor-, 
rompidas  las  entrañas ,  la  reduela  á  los  extremos  de  lí 
vida  ^  pero  se  lo  ocultaba  la  lisonja  de  los  Palacios, 
mas  la  Princesa  Ursini ,  por  no  afligirla,  cuyo  imperio 
se  extendía  hasta  las  palabras  que  habían  los  Médicos 
de  proferir.  Era  la  Reyna  pía,  de  la  vida  mas  ajustada 
y  llena  de  virtudes  5  con  todo  eso,  no  era  justo  callarle 
el  desengaño  de  la  vida  mortal ,  para  que  aplicase  el 
ánimo  á  la  eterna:  nadie  se  atrevía  á  quitarle  la  espe- 
ranza. El  Rey  ,  uniendo  su  amor  y  su  pidad  ,  hilió 
el  medio  término ,  que  tomase  los  Sacramentos ,  como 
por  devoción  en  un  día  de  Fiesta  solemne ,  y  executó 
lo  mismo  ,  para  quitar  á  la  Reyna  la  aprehensión  5  pe- 
ro ya  succediendose  unos  á  otros  los  mortales  acciden- 
tes ,  comprehendió  su  peligro  ,  y  recibiendo  muchas 
veces  los  Sacramentos  de  la  Confesión  y  de  la  Eucha- 
ristía ,  con  visible  resignación  ,  murió  en  14.  de  Fe- 
brero ,  de  edad  de  veinte  y  cinco  años,  y  pocos  me- 
ses. El  Rey,  herido  del  justo  dolor  ,  dexó  luego  el  Pa- 
lacio 5  y  no  queriendo  renovar  especies  en  ninguna  Ca- 
sa Real ,  mandó  desocupar  la  que  el  Marqués  de  Prie- 
go ,  como  Duque  de  Medína-Cceli ,  poseía  en  la  calle 
Tomo  11.  S  del 


138  Comentarios  de  la  Guerra  de  España. 
del  Prado.  Embalsamado  el  cadáver  de  la  Reyna ,  se 
hallaron  los  libianos  oradados  ,  y  de  los  pequeños 
agrujeros ,  que  hizo  lo  corrosivo  del  humor  ,  se  saca- 
ion  unas  piedrecitas.  Dióse  ,  con  la  acostumbrada  pom- 
pa ,  sepultura  en  el  Escorial  ,  en  el  Panteón  de  los 
Reyes ,  donde  tienen  su  lugar  las  Reynas ,  que  han  de- 
xado  succesion. 

130     Embarazado  el  Rey  del  dolor,  para  no  aten- 
der á  los  negocios  ,  dio  entera  autoridad  al  Cardenal 
Judice  para  disponer  la  pompa  funeral ,  y  que  despa- 
chase las  dependencias,  que  tenian  peligro  en  la  dila- 
ción ,  saliendo  las  ordenes  por  el  Secretario  del  Des- 
pacho Universal ,  Marqués   de  GrimaLio,    en  nombre 
del  Rey ,  que  le  dio  este  poder  por  palabra  y  sin  De- 
creto. El  Cardenal  usó  con  la  mayor  moderación  de  es- 
la  confianza  i  solo  despachó  lo  mas  preciso ,  y  el  Rey, 
después  de  tres  dias  volvió  al  Despacho  ,  á  persuasio- 
nes  de   la  Princesa  Ursini,  cuya   autoridad  no  espiró 
con  la  Reyna,  porque  continuó  en  favorecerla  el  Rey, 
y  valerse  de  su  consejo.  Era  el  mayor  fundamento  de  sa 
poder  el  amor  que  la  Reyna  la  habia  tenido:  conserva- 
base  en  el  Palacio ,  como  Aya  del  Principe  y  los  Infan- 
tes, y  por  no  aventurar  los  oidos  del  Rey  á  alguna  si- 
niestra impresión  de  tantos  émulos ,  que   en  la  Corte 
tenia  ,  lo  ciñó  de  sus  mas  allegados  y  amigos,  y  que  si- 
guiesen al  Rey  j  hasta  en  la  caza ,  con  pretexto  de  ali- 
viarle su  tristeza. 

131  Era  Juan  Orri  el  hombre  de  la  mayor  con- 
fianza de  la  Princesa,  que  atenta  á  su  seguridad ,  llena 
de  mayores  sospechas ,  inspiró  en  el  Rey  ,  consintie- 
se en  mudar  el  método  del  Gobierno  ,  según  Orri  le 
habia  ideado.  Embarazaba  á  todos  los  que  querian  te- 
ner mano  en  el  Gcbierno  la  grande  autoridad  áú  que 
regía  la  Piesidencia  de  Castilla ,  y  asi ,  quitando  su 

em- 


Tomo  segundo.  Mo  de  M,  DCCXTV,  j  3  9 
empleo ,  con  honrado  papel  del  Rey  ,  á  D,  Francisco 
Ronquillo  ,  se  crearon  cinco  Presidentes  ,  uno  en  cada 
Sala  del  Consejo  Real  ^  aun  en  el  Consejo  del  Gobier- 
no del  Rey  se  deputaron  Consejeros  i  cada  linea  de  ne- 
gocios ,  y  se  añadieron  el  Marqués  de  Jamayca,  ya  Du. 
que  de  Veraguas,  y  el  Principe  d§  Chelamár:  los  Ne- 
gocios estaban  divididos  en  quatro  clases  ,  Iglesia,  Jus- 
ticia ,  Estado  y  Guerra  :  solo  Juan  Orri  y  el  Conde  de 
Vergueich  entraban  en  todos :  pero  aquel  er4  ^1  arbitro 
de  la  nueva  planta,  " "  - 

J32     Habiasele  introducido   y  logrado  su  enteríi 
aprobación  D.  Melchor  Macanáz  ,  hombre  apenas  co- 
nocido en  la  Corte ,  y  solo  había  sido  Juez  de  Confis- 
cados en  Aragón  y  Valencia,  no  sin  queja  de  infini- 
tos ,  y  mas  de  los  Eclesiásticos ,  por  su  rígida  y  pe- 
sada mano.  Este  influía  en  Orri  nuevos  y  nunca  vis- 
tos dictámenes 5  los  mas,  contrarios  á  la  Inmunidad  Ecle- 
siástica ,  pero  tan  bien  escondido  el  veneno  ,  que  lo- 
graba   la    gracia   y  la    aprobación    del   P.  Robinet, 
Confesor  del  Rey  :  por  estos  medios  subió  á  ser  Fiscal 
del  Consejo  de  Castilla,  con  mas  autoridad  que  otro 
alguno.  Dieronse  quatro  Presidentes  al  Consejo  de  Ha- 
cienda ,  tres  al  de  Indias ,  otros  tantos  al  de  Ordenes: 
añadióse  gran  numero  de  Consejeros  ,  que  esperaban 
poderlo  ser:  Quitáronse  los  dias  feriados  ,  y  había  jun- 
tas de  Tribunales ,  aun  por  la  tarde ,  y  solo  se  vacaba 
de  los  negocios  los  días  Kalendos ,  llamador,  vulgar- 
mente de  Precepto.  Esta  turba  de  Consejeros ,  división 
de  Negocios ,  continuación  de  Juntas  ,  que  parece  con- 
tribuía á  la  brevedad  de  la  Expedición,  la  embaraza- 
ba. Sería  prolixo  referir  quántas  novedades  introduxo 
Macanáz  ,  con  general  desconsuelo  ,  no  sin  risa  de  los 
hombres  mas  serios.  La  Secretaría  del  Despacho  Uni- 
versal de  Estado  y  Justicia ,  se  quitó  al  Marqués  de 

S  2  Me^ 


1 40      Comenlarios  de  la  Guerra  de  Espanaé 
Mejorada  ,  creándole  Consejero  de  Estado,  y  se  dio  á 
I).  Manuel  Vadillo.   Conservaba  siempre  la  suya  de 
Guerra  é  Indias    el  Marqués    de  Grimaldo ,    hombre 
bien  visto  del  Rey ,  y  de  su  mayor  confianza,  que  también 
lograba  con  su  buen  modo  el  patrocinio  de  la  Princesa. 
133     No  acababa  con  el  Sitio  de  Barcelona  el  Du- 
que de  Pópuli  por  falta  de  gente  y  preparativos ,  ni 
queria  agriar  mas  los  ánimos  con  nuevas  contribucio- 
nes    por  si  podia  reconocerse  Barcelona  ,  admitiendo 
el  perdón  que  el  Rey  oñecia  ^  pero  no  atento  á  estas 
políticas  Juan  Orri,  gravó  quanto  le  fue  posible,  con 
nunca  vistos  impuestos,  el  Principado,  que  todo  estaba 
á  la  obediencia  del  Rey ,  menos  Cardona.  Heridos  es- 
taban de  duras  contribuciones  los  Catalanes:  vuelven 
á  las  Armas ,  y  sublevada  la  Provincia ,   no  tenia  el 
Puque  de  Pópuli  gente  para  el  Sitio,  habiendo  de  des- 
tacar tantos  partidos  ^  porque  en  defensa  de  sus  bienes, 
nunca  con  mayor  fuerza  se  confirmó  en  la  rebelión  Ca- 
taluña ,  aunque  caian  sobre  los  míseros  sublevados  la 
llama ,  el  cuchillo  y  el  suplicio.  Esta  nueva  é  inútil 
guerra  embarazó  mucho ,  y  costó  no  poca  sangre:  con 
esto  tomaba  tiempo  Barcelona  ,  previniéndose  mejor  á 
la  defensa.  Hizo  nueva  confederación ,  con  Despacho 
del  Emperador ,  el  Marqués  de  Rubí ,  con  clara  infrac- 
ción del  tratado  de  Utrech :  se  enviaron  de  Ñapóles 
nuevas  Levas ,  y  cada  dia  se  endurecían  mas  aquellos 
ánimos ,  no  faltando  los  continuos  socorros  de  los  Rey- 
nos  que  en  Italia  poseía  el  Cesar.  El  Rey  Phelipe,  pa- 
ra quitarles  esta  esperanza ,  mandó  pasar  ocho  Naves 
.de  la  Flota  de  Indias^  á  estas  se  añadieron  tres  Naves 
que   mandaba    el  Marqués  Estevan  Mari  ,   Genovés: 
otros  doce  Navios  de  menor  porte,  con  las  Galeras  del 
cargo  de  D.  Joseph  de  los  Ríos  :  no  podían  siempre 
estar  á  vista  de  Barcelona ,  por  lo  inquieto  de  aque- 
lla 


Tomo  segundo.  Año  de  M,  BCCXIF.       141 
Ha  Playa ,  y  se  abrigaban  del  Seno  de  Tarragona. 
134     También  tenia  Barcelona  sus  chicos  Navios  y 
tres  de  Guerra  para  comboyar  los  viveres ,  que  sub- 
ministraba Italia ,  principalmente  Genova ,  que  se  habia 
hecho  el  refugio  de  los  Rebeldes ,  y  asi ,  en  alguna  no- 
che obscura  no  dexaban  de  entrar  Falucas  y  Barcos 
chatos  5    que   llaman  Laudes  ,   cargados  de   comesti- 
bles. También  recibía  los  suyos  el  Exercito  del  Rey 
por  Mar ,  porque  tenian  los  Sublevados  ocupados  los 
pasos  ,  y  vivian  de  latrocinio  ,  sin  perdonar  á  pasage- 
ros  algunos,  hechos  públicos  salteadores  de  caminos: 
quisieron  ocupar  á  Manresa  ,  pero  la  defendió  el  Con- 
de de  Montemar:  el  Marqués  de  Toy  á  Solsona  y  Ver- 
ga ,  poique  lo  intentaban  los  Rebeldes  ^  y  aunque  tu-, 
vieron  alguna  derrota  en  S.  Estevan ,  renacían  de  esta 
Hidra  cada  dia  nuevas  cabezas  5  juntóse  mayor  núme- 
ro de  ellos  baxo  la  mano  del  Señor  de  Poal :  de  géne- 
ro, que  estaba  tan  ocupada  la  Infantería  del  Rey,  que 
era  imposible  adelantar  el  Sitio.  Por  eso  acudió  el  Rey 
á  su  Abuelo ,  pidiéndole  Tropas ,  y  aun  Naves :  esto 
ultimo  no  pudo  ser  en  la  cantidad  que  el  Rey  lo  que- 
ría 5  y  solo  vino  el  Señor  de  Ducás ,  con  título  de  Al-* 
mirante  del  Mar  de  España,  y  traxó  tres  Naves  de  Gueri 
ra  al  sueldo  del  Rey.  Esto  sintieron  mucho  los  Españo- 
les ,  porque  mandaba  con  esto  á  todos  los  Xefes  de 
Marina.  Determinó  el  Christianisimo  enviar  quince  mil 
hombres  con  el  Mariscal  de  Bervich.  El  Rey  agrade-^ 
ció  el  socorro  ^  pero  como  estaba  mal  con  él  la  Prin- 
cesa ürsini ,  pidió  se  le  enviase  al  Mariscal  de  Tes- 
sé  ,  en  lo  que  no  quiso  venir  á  bien  el  Rey  de  Fran- 
cia. Viendo  la  Princesa  podia  venir  Bervich  á  la  Cor- 
te ^  como  sabía  era  su  grande  amigo  D.  Francisco  Ron- 
quillo, le  desterró  de  ella  con  Decreto  del  Rey:  dio- 
sa por  pretexto ,  que  hablaba  con  insolencia  del  Go-» 

bier- 


1 4^  Comentarios  de  Ja  Guerra  de  España, 
bicrno  ,  y  que  se  habia  unido  con  el  Marqués  de  Bran-» 
cas,  entonces  Enviado  de  la  Francia  en  España,  el  qual 
llevaba  muy  mal  el  método  de  aquel  Gubierno,  y  que 
por  negligencias  de  él ,  ó  poca  armonía ,  se  metia  en 
nuevos  gastos  y  empeños  la  Francia  5  y  aún  estaba 
á  pique  de  no  concluirse  la  paz  de  Utrech  ,  entre 
los  Olandeses  y  la  España  5  porque  como  aquellos 
no  querian  ser  Garantes  del  Estado ,  que  en  Flandes 
habia  dado  el  Rey  Phelipe  en  soberanía  á  la  Prin- 
cesa Ursini  ,  ésta  mantenía  el  ánimo  del  Rey  á  no 
hacer  la  paz  ,  hasta  que  viniesen  á  esta  coniw 
cion, 

1 35  Sentía  mucho  estas  dilaciones  el  Christianísi- 
mo,  porque  la  tenia  ajustada ,  y  le  embarazaba  sus  ideas, 
y  poder  aplicarse  todo  á  hacer  buena  paz  con  el  Em- 
perador, y  quiso  saber  con  fundamento,  de  qué  depen- 
día la  resistencia  del  Rey  su  Nieto,  y  si  era  propio  mo- 
vimiento ,  ó  influxo  de  la  ambición  de  la  Princesa.  Con 
esta  ocasión  soltó  la  pluma  Brancas  ,  y  dixo  á  su  Amo 
quanto  en  el  Gobierno  de  España  pasaba  ,  con  tan  ne- 
gra tinta ,  que  aseguró  destruían  el  Reyno  la  Prince- 
sa y  Juan  Orri ,  cada  uno  por  su  camino  :  Que  aque- 
lla se  había  apoderado  de  la  voluntad  del  Rey :  Que 
era  arbitra  del  Gobierno  ,  con  máximas  tan  perjudicia- 
les á  la  Francia ,  como  siempre ,  y  aun  perniciosas  á 
los  intereses  de  España ,  la  qual  sacrificaba  ,  por  no 
perder  en  el  Luxembouges  este  Estado ,  que  le  habi^ 
concedido  el  Rey :  Que  ya  prevenía  tropiezos  al  acier- 
to del  Duque  de  Bervich  ,  que  como  baxaba  contra  su 
voluntad  ,  perdería  sin  duda  en  el  Sitio  de  Barceloníi 
la  gente  y  la  honra  de  las  Armas  de  Francia  5  por- 
que no  hallaría  los  preparativos  necesarios  ,  ni  Orri 
los  subministraría  sin  la  voluntad  de  la  Princesa ,  ty- 

rana  de  la  España  y  perjudicial  á  la  Francia ;  Que 

am- 


Totno  segundo.  Año  de  M.  DCCXIF,       1 43 
ambos  eran  Vasallos  de  su  Magestad  Christianisima, 
que  lo  podia  remediar  con  una  orden ,  de  que  se  res» 
tituyesen  á  Francia  ,   pues  de  otra  manera  no   se  haria 
la  paz  con  los  Olandeses  ,  ni  se  tomaría  á  Barcelona, 
Resumen  de    esta   carta  del  Marqués  de  Brancas  he- 
mos tenido  en  nuestras  manos  ,  que  no  se  desdeñó  de 
mostrarla  á  algún  confidente  suyo  en  la  Corte  ,  enemi- 
go de  la  Princesa  ,  que  no  los  tenia  muchos.  Con  es- 
tas  noticias  Luis  XÍV".  insinuó   á  su  Nieto ,  no  quería 
enviar  mas  Tropas  ^  y  mandó   contramarchar   las  ya 
destinadas  al  mando  del  Duque  de  Bervich ,  contra  Bar- 
celona^ añadiendo,  que  haría  su  paz  con  los  Olande- 
ses  y  el  Emperador,   y  dexaria  á  España   en  guerra 
con  estos  dos  enemigos  ,  volviéndole  del  todo  las  es- 
paldas ,  porque  no  queria  ,    por    un  particular  interés 
de  la  Princesa ,  dilatar  la  quietud  de  sus  Reynos  ,  y 
empeñarlos  en  nuevos  gastos.  Esta  carta  no  la  hemos 
visto ,  pero  la  referia  Brancas  en  Madrid  ,  como  co- 
municada del  Rey  su  Amo.  El  Rey  Phelipe  escribió  á 
su  Abuelo  ,  desengañándole  de  tan  siniestras  impresio-^ 
nes ,  y  explicó  ser  solo  Autor  de  la  resistencia  de  la 
paz  de  los  Olandeses  ,  por  su  propio  decoro ,  y  ver, 
que  no  tenia  efecto  la  merced  hecha  á  la  Princesa ,  de 
la  qual  se  confesaba  bien  servido  ,  y  que  contra  su  vo- 
luntad la  habia  tenido  en  España ,  después  de  la  muer- 
te de  la  Reyna  :  también  la  Princesa  ,  por  medio  de 
la  Señora  de  Maintenon,  se  procuró  sincerar  con  el 
Rey  de  Francia  ^  pero   nada    bastó ,  porque  las  Tro- 
pas no  se  enviaban  ,  y  cobraba  fuerza  la  rebelión  de 
Barcelona  ,  cada  dia  mas ,  prevenida  á  una  vigorosa 
defensa. 

136  El  Rey  sabiendo  era  el  Marqués  de  Brancas 
quien  fomentaba  esta  discordia  ,  pidió  le  sacasen  de 
España ,  y  éste  anadia  materiíiies  á  la  ira  del  Chris- 

tia- 


%  44      Comentarios  de  la  Guerra  de  España, 
tianisimo  ,  diciendo ,  que  la  Princesa  interceptaba  sus 
cartas  ,  y  abria  los  Despachos  de  la  Corte  de  Vcrsalles. 
Esta  mala  inteligencia  tomaba  cuerpo  5  y  asi  para  apa-» 
gar  tan  perniciosa  centella ,  envió  el  Rey  por  la  pos- 
ta á  París  al  Cardenal  Judice,  instruidj  de  razones, 
que  pudieran  convencer  el  ánimo  del  Christianisimo, 
sumamente  indulgente  á  su  Nieto :  los  que  todo  lo  apli- 
caban á  lo  malo ,  dixeron  ,   haberse  la  Princesa  valido 
del  Cardenal ,  para  sacarle  de  Madrid  ,  por  zelos  de  su 
autoridad ,  viendo ,  que  eran  aceptos  al  Rey  sus  dictad 
menes.  Habia  la  Princesa  ensangrentado  la  pluma  con^ 
tra  Brancas :  y  viendo  éste  que  podia  el  Cardenal  ha^ 
cer  alguna  impresión  en  el  Rey  de  Francia,  pidió  li- 
cencia para  ir  á  París,  y  la  consiguió:  se  dio  tanta  pri- 
sa en  eí  viage ,  que  llegó  antes  que  el  Cardenal ,  el 
qual  llevó  consigo  á  su  sobrino  el  Principe  de  Chela-» 
mar ,  hombre  maduro  y  prudente ,  capaz  del  mas  ar- 
duo negocio.   En  Madrid  se   ignoraba  la  incunvencia 
del  Cardenal ,  que  salió  con   tanta  prisa  ,  aun  el  di^ 
de  Viernes  Santo  ,  en  que  los  Catalanes  están    aplica-? 
dos  en  rememorar  solemnemente  la  Pasión  de  Christo, 
y  asi  sospechaban  fuese  de  suma  importancia  ^   pero 
Brancas ,  de  París  escribió  á  sus  amigos  ,  habia   ido 
el  Cardenal  para  componer  en  la  Corte  de  París  á  la 
Princesa ,  lo  qual  era  injurioso  é  indecente  á  la  Purpu-» 
ra  5  pero  verdaderamente  fue  á  quitar  al  Christianisi* 
mo  algunas   siniestras  impresiones  ,   y   que  volviese  á 
mandar ,  baxasen  las  Tropas  contra  Barcelona  ,  porque 
ya  en  la  contramarcha  hablan  pasado  los  Pyrineos:  y 
esto  dio  grandes  alientos  á  la  rebelión  ,  y  el  haber  áu 
vulgado  ¡os  Olandeses ,  que  si  no  hacía  el  Rey  la  pa? 
con  ellos ,  socorrerían  á  los  sublevados ;  y  que  lo  pro* 
pió  haria  el  Rey  de  Portugal ,  picado   de  saber ,   qua 
el  Católico  habia  dado  orden  á  sus  Plenipotenciarios, 


Tomo  secundo.  Año  de  M.  DCCXIF,  145 
eí3  Ütrech  5  no  aceptasen  la  paz  con  los  Portugueses, 
con  quienes  estimaba  mejor  estar  en  guerra.  Esto  pu- 
so en  cuidado  al  fley  D.  Juan ,  creyendo ,  que  la  Es- 
paña, desocupada,  convertiría  las  Armas  contra  sus  do- 
minios 5  y  asi  recurrió  á  su§  iVUados  j  que  le  ofrecieroii 
no  le  dexarian  en  guerra. 

135T     Aunque  el  Marques  de  Brancas  llenó  los  oí- 
dos de  su  Soberano  de  grendes  incentivos  á  la  ira ,  y 
díó  noticia ,  que  para  templarle  venia  armado  de  so-^ 
fisticas  justificaciones  el  Cardenal  Judice ,  fue  éste  re-» 
cibido  del  Christianisimo  con  las  mayores  demostrar 
clones  de  honra  y  aprecio ,  qual  ningún  otro  Minis- 
tro Extrangero  jamás  habia  conseguido  ^  y  fue  tan  fe- 
liz en  su  cargo ,  no  desdeñando  el  patrocinio  de  la  Se-p 
ñora  de  Maitenon  ,  que  el  Christianisimo  volvió  á  en- 
viar con  el  Duque  de  Bervich  las  Tropas  á  Cataluña^ 
para  sincerar  i  la  Princesa  Ursiní ,  era  el  mayor  ato- 
lladero el  dilatar  la  paz  con  los  Qlandeses  ,  porque 
esto  se  creía  efecto  de  su  ambicioso  influxo  ^  pero  la 
ofreció  el  Cardenal ,  que  también  quiso  justificar  á 
Juan  Orri ,  para  que   fuese  en  general  aprobada  la 
conducta  del  Rey,  Esto  el  Christianisimo  lo  miraba 
como  cosa  de  poca  entidad^  porque  Orri  era  entera- 
mente subordinado  y  dependiente  de  los  Ministros  de 
Francia.  Brancas  no  volvió  á  España  ,  porque  se  había 
puesto  en  desgracia  del  Rey  Phelipe  ,  y  no  era  á  pro- 
posito para  este  ministerio.  Los  Políticos  creyeron  ,  hu- 
biera hecho  el  Cardenal  mejor  su  negocio ,  si  hubiese 
echado  á  la  Princesa  de  España  ,  que  con   la  mano 
del  Christianisimo ,  estaba  en  la  suya  ^  pero  quiso  usar 
de  la  mayor  lealtad  ,  aunque  no  le  fue  muy  agrade- 
cida la  Princesa;  porque  temió,  que  elevado  el  Car- 
denal al  favor  del  Rey  de  Francia ,  no  se  alzase  con 
el  del  Rey  Phelipe ,  á  quien  habia  escrito  su  Abuelo 
TomAL  T  gran- 


i  46     Cementarlos  Je  ¡a  Guerra  de  España. 
grandes  encomios  del  Cardenal ,  y  que  seiía  acertado 
en  todo  valerse  de  su  consejo.  Esto  tenia  en  sobresalto 
á  la  Princesa  ,  y  le  entretenia   en  París.  Se  confirma- 
ba mas  en  su  absoluto  poder  cada  día  ^  y  no  pudién- 
dose subordinar  á  él  el  Conde  Ber^ueieh ,  pidió  licen- 
cia  para  volverse  á  Flandes  ,  y  explicó  con  gran  liber- 
tad la  causa.  Estaba  el  Rey  tan   acostumbrado  á  oir 
quejas  contra  la  Princesa  ,  que  ya  no  le  hacian  mella; 
creialo  todo  impostura  y  efecto  de  rabiosa  envidia  y 
ambición. 

138     En  virtud  del  Tratado  de  la  Cesión  de  Sici- 
lia, firmado  en  Utrech  ,  mandó  el  Rey  Phelipe  al  Mar- 
qués de  los  Balvases  ,  que  la  gobernaba ,  evacuar  aquel 
Reyno.  Las  condiciones  fueron  ,  reservarse  el  Rey  los 
bienes  confiscados  5  con  Tribunal  independente  en  Pa- 
lermo  5  que  gozarían  de  sus  antiguos  Privilegios  los  Si- 
cilianos ^  se  mantendrían  en  sus  empleos  los  Provis- 
tos por  el  Rey  5  que  tendría  perpetua  alianza  con  la 
España ,  el  que  lo  fuese  de  la  Sicilia  5  que  volverla  ésta 
á  los  Reyes  Católicos ,  extinta  la  linea  varonil  de  la 
casa  de  Saboya.   Y  se  añadió  la  condición ,   que  no 
cumplidas  todas  las  que  se  habian  impuesto ,  fuese  la 
Cesión  de  ningún  valor,  y  devoluto  el  Reyno  á  la 
España. 

139  El  nuevo  Rey  Victor  Amadeo,  pasó  con  su 
muger  y  el  segundo  hijo  á  Sicilia  ,  con  tres  Naves  In- 
glesas ;  no  le  reconocía  Rey ,  ni  el  Cesar ,  ni  los  Prin- 
cipes y  Repúblicas  de  Italia^  antes  unos  y  otros  velan 
con  disgusto  crecer  el  poder  del  Duque  de  Saboya, 
Principe  de  altas  ¡deas  ,  y  mal  contenido  en  los  li- 
irites  ,  que  prescribió  la  fortuna  á  su  dominio.  Los  Si" 
cilianos ,  aunque  tratados  con  humanidad  y  agrado, 
llevaban  mal  el  nuevo  amo  ,  que  para  empeñar  la  No- 
bleza en  su  obsequio  y  obediencia,  formó  para  su  guar- 
da 


Tomo  segundo.  Año  de  M.  BCCXW.  1 4 jr 
da  una  Compañía  de  Nobles  Sicilianos ,  de  la  qual  hi- 
zo Capitán  al  Marqués  de  Villafranca.  Se  informó  por 
menor  de  las  cosas  principales  del  Reyno  y  de  s\jís 
Rentas,  y  dexando  por  Virey  al  Conde  Mafey,  y  biea 
presidiadas  las  Plazas  ,  volvió  al  Piamonte,  También 
se  entregaron  las  Galeras  del  Reyno  ,  de  que  era  Ge- 
neral el  Principe  de  Campo- Florido  ,  Siciliano ,  que  no 
queriendo  dexar  el  servicio  de  España ,  se  pasó  á  ella 
con  toda  su  familia  ^  no  queriendo ,  como  algún  otro, 
hacer  á  dos  palos, 

1 40     En  este  año  murió  en  París  Carlos  de  Borbon, 
Duque  deBerri,  y  en  Londres  la  Reyna  Ana,  á  quien ^ 
succedió  Jorge,  Duque  de  Hannovér,  consintiéndolo 
ambos  partidos  ,  aunque  los  que  adherían  secretamen- 
te al  Rey  Jacobo  ,  que  estaba  retirado  en  Lorena,  di- 
vulgaban era  la  intención  de  la  Reyna  dexarle  here- 
dero ,  pero  que  obruida  de  una  grave  apoplexia ,  no 
habia  podido  articular  acento  alguno.  Esto  desengañó 
al  infeliz  Rey,  frustrándosele  las  esperanzas  que  te^ 
nia  en  el  Rey  de  Francia ,  porque  no  le  pareció  á  és- 
te entrar  en  nuevos  empeños,  habiéndose  todos  conve- 
nido á  la  exaltación  del  Rey  Jorge ,  y  queriendo  goza- 
sen los  Pueblos  de  la  Francia  de  la  quietud  que  \qs 
prometía  la  paz ,  ya  establecida  en  Rastad  con  el  Em- 
perador ,   en   la   qual  fue  reconocido  Rey  Católico^ 
porque  aunque  no  tenia  los  Reynos  ,  se  contentaba  el 
Cesar  con  la  vanidad  del  Título ,  que  no  le  pareció 
al  Christianisimo  escasearle ,  siendo  insubstancial ,  ya 
que   poseia  los  Reynos  de  España  su  Nieto  ^  y  ofreció 
no  darle  ayuda  contra  el  Cesar  ,  para  que  no  hiciese 
éste  la  guerra  sin  Aliados :  Ni  aquella  podia  ser  mas 
que  idea ,  respecto  á  los  Alemanes ,  porque  la  distancia 
embarazaba  las  Armas, 

141     Con   la  elevación  al  Trono   del  Rey  Jor- 

Ta  ge 


148       Comentarlos  de  ¡a  Guerra  de  'España. 
ge  renacía  el  poder  de  los  Wits ,  que  hablan  sido  ad- 
versos á  la  paz  5  y  recelando  que  la  turbasen ,  mandó 
el   Rey  Católico  á  su  Plenipotenciario  el  Duque    de 
Osuna ,   que   reconociese  en  su  nombre  al  Rey  Jorge, 
quando  pasase  por  los  Estados  de  Olanda  á  embarcar- 
se ,  y  envió   á  Londres  al  Marqués    de  Monte-Leon, 
con   Ja  paz  establecida   entre  la  Francia   y   el  Cesar^ 
tomó  este  enteramente  posesión  de  la  Flandes ,  porque 
habian  sido  reintegrados   en  sus  Estados   y  Dignida- 
des Maximiliano  Emanuel ,  Duque  de  Baviera ,  y  Jo- 
sepb  Clemente,  Elector  de  Colonia.   El  Cesar  no  qui- 
so reservar  el  Estado  señalado  á  la  Princesa  Ursini, 
ni  habia  cómo  obligarle  á  esto  5  y  asi  los  Olandeses 
no  podian  ofrecerse  Garantes  sobre  lo  que  no  subsistia. 
Quitado  este  embarazo  se  firmó  entre  el  Rey  Católi- 
co  y   los  Estados  Generales  de  los  Paises  Baxos  la 
paz  en  26.  de  Junio:  Poco  se  añadió  á  las  antiguas 
convenciones,  mas  que  el  capitulo  31.  en  que  ofrecía 
el  Rey  Phelipe  ,  que  ninguna  Nación  comerciaría  en 
las  Indias ,  excepto  la  Española  ,   sin  perjuicio  á  los 
que  tenían  el  asiento  de  negros.  En  el  capitulo  3;^.  se 
dexó  asentado,  no  se  unirían  en  unas  mismas  sienes 
las  Coronas   de  España  y  Francia.  Hubo  un  Articulo 
«eparado  ,  en  que  se  dexaba  entera  la  acción  á  los  he- 
rederos del  Principe  de  Orange  ,   que  había  sido  Rey 
de  Inglaterra  ,  para  pedir  al  Rey  Católico  lo  deven- 
gado de  las  Rentas  Anuales,  ofrecidas  por  el  Rey  Can* 
los  II.  al  Principe  de  Orange,  en  el  año  de  i68f.  El 
nuevo   dominio   de  Inglaterra  ,   que  daba  al  Rey   no 
pocos  recelos  ,  aunque  el  Rey  Jorge  había  significado 
mantendría   religiosamente  la  paz  ,  y  el  estar  desem* 
barazado  de  la  guerra  ,  hizo  se  aplicase  con  el  mayor 
vigor  el  Sitio  de  Barcelona  ,  á  la  qual  bombeaba  ínce- 
santcmeme  el  Duque  de  Pópuli,  los  rebeldes  de  la  Pro- 

vin-» 


Tomo  segundo.  Ano  de  M.  LCCXIF.  149 
vlncia  corrían  la  campaña  ,  mas  los  nuestros  contra 
ellos.  Habían  salido  en  varios  Destacamentos  el  Conde 
de  Fíenes  ,  D.  Feliciano  Bracamonte  ,  el  Marqués  de 
Caylus ,  D.  Diego  González  y  D.  Gerónimo  de  Solís 
y  Gante,  éste  los  había  derrotado  en  Alcobér,  Bra- 
camonte en  la  Plana  de  Vich  ,  D.  JosepVallejo  en  I3 
Conca ,  hecho  prisionero  un  Cabo  de  ellos ,  llamado 
Marogás, 

142  A  15.  de  Mayo  se  levantó  Trinchera  contra 
la  Ciudad  ,  batía  la  Artillería  al  Convento  de  los  Ca- 
puchinos ,  bien  fortificado ,  y  hacía  no  poco  fuego  el 
baluarte  de  S.  Pedro  5  tomóse  el  Convento  ,  y  en  él 
quatrocientos  Catalanes :  Con  esto  se  adelantó  la  Trin- 
chera á  la  muralla ,  parte  del  Pueblo  se  salió  á  la  ori- 
lla del  Mar,  y  se  puso  entre  la  Ciudad  y  Monjui, 
para  salvarse  de  las  bombas.  Las  Naves  del  Rey ,  que 
corrían  á  la  Ribera ,  los  obligaron  con  la  Artillería  á 
retirarse  dentro  de  los  muros.  A  30.  de  Mayo  se  pu- 
so una  batería  contra  el  Convento  de  Jusus,  que  tam- 
bién estaba  fortificado ,  y  contra  el  Bastión  de  la  Puer- 
ta ,  que  llaman  del  Ángel.  En  este  estado  llegó  el  Du- 
que de  Bervich  con  veinte  mil  Franceses :  Retiróse  á 
la  Corte  el  Duque  de  Pópulí ,  bien  recibido  del  Rey, 
que  le  honró  con  el  Toyson  de  Oro.  Las  cosas  esta- 
ban en  estado  ,  que  no  pudo  el  Duque  de  Bervich  ade-« 
lantar  mucho  ^  y  á  13.  de  Julio  hicieron  los  Sitiados 
una  salida  por  dos  partes  5  los  de  la  Puerta  del  Mar, 
asaltaron  las  Trincheras  por  un  lado  5  los  otros  por 
la  frente.  Todos  eran  quatro  mil  Infantes  y  trescientos 
Caballos.  Querían  destruir  una  nueva  paralela  ,  que 
se  había  levantado,  y  se  trabó  sangriento  combate.  Em- 
pezaba ya  á  romper  la  linea,  pero  acudió  el  mismo 
Bervich  con  mas  gente ,  y  fueron  rechazados  con  igual 
pérdida  de  una  y  otra  parte.  Setenta  piezas  batían  el 


1 5  o  Comentarios  de  la  Guerra  deEspaña. 
baluarte  que  mira  al  Oriente ,  que  tenia  ya  la  brecha 
abierta ,  con  la  azada  se  adelantó  el  Foso  de  la  última 
paralela,  para  que  abrazase  los  ángulos  de  los  baluar- 
tes de  Santa  Clara  y  Puerta  Nueva ,  y  se  puso  otra 
batería  contra  el  mismo  camino  encubierto.  A  30.  de 
Agosto  se  dio  el  asalto  ^  tan  vigorosamente  se  defen- 
dian  los  Sitiados  sobre  ésta ,  que  era  la  piedra  funda- 
mental de  su  seguridad  ,  que  fue  una  de  las  acciones 
mas  vivas  que  hubo  en  esta  guerra  ,  al  fin  le  ocuparon 
los  Españoles  y  Franceses. 

1 43  Aquí  demostró  no  vulgar  esfuerzo  D.  Joseph 
Delitala ,  Sardo ,  Teniente  de  Granaderos ,  que  aco- 
metiendo el  primero  con  los  suyos ,  adelantó  mucho  eí 
asalto  ^  y  muriendo  en  él  su  Capitán  ,  sostuvo  el  lugar 
toda  la  noche ,  ceñido  de  peligros.  En  premio  de  su 
valor  se  le  dio  luego  aquella  Compañía.  Por  dond^ 
amenazaba  el  asalto ,  minaron  el  terreno  los  sitiados; 
dio  esta  noticia  un  Desertor ,  y  le  contraminaron  los 
Españoles  ^  acometieron  al  baluarte  de  Santa  Clara, 
donde  fue  bien  dura  la  disputa:  alojáronse  los  Fran« 
ceses  no  muy  bien  ,  porque  fueron  rechazados  con  pér- 
dida de  mil  hombres.  El  Duque  de  Bervich  mandó  mi- 
nar este  baluarte  ,  aplicóse  fuego  á  la  mina ,  volaron 
lo  de  él  y  la  Puerta  Nueva.  Dispusiéronse  tres  asal- 
tos ^  antes  avisó  á  la  Ciudad  el  Duque  de  Bervich,  com» 
padecido  de  la  ruina  que  les  amenazaba.  Estaban  en- 
durecidos los  ánimos ,  y  lo  avigoraban  con  sus  persua- 
siones los  Eclesiásticos  y  Frayles.  Los  Cabos  de  Rebel* 
des  Dalmao  y  Villarroel ,  determinaron  morir  por  la 
libertad  de  la  Patria ;  decian ,  aunque  tenian  tantas  bre- 
chas abiertas ,  que  era  inevitable  su  desgracia  ,  sitia- 
dos por  Mar  y  por  Tierra.  Hasta  las  mugeres  toma- 
ron las  Armas  para  defender  sus  propias  casas  ^  aun 
después  de  una  respuesta  insolente ,  no  precipitosa  sino 

len- 


Tomo  segundo.  Año  de  M.  BCCXIF',       i  §  i 
lenta  la  ira  del  Duque  de  Bervich  ,  diferia  el  asalto, 
por  compasión  ,  aun  de  los  suyos  ,  porque  habia  de 
costar  gran  sangre. 

144     Al  fin,  al  amanecer  del  día  11.  de  Septiem- 
bre se  dio  general.  Cincuenta  Compañías  de  Granade- 
ros empezaron  la  tremenda  obra  ^  por  tres  partes  se- 
guían quarenta  Batallones  y  seiscientos  Dragones  des- 
montados ;   los  Franceses  asaltaron  al  Bastión  de  Le- 
vante que  estaba  enfrente :  Los  Españoles  por  los  la- 
dos de  Santa  Clara  y  Puerta  Nueva  5  la  defensa  fue 
mas  obstinada  y  feroz.  Tenian  armadas  las  brechas  de 
Artillería,  cargadas  de  bala  menuda,  que  hizo  gran 
estrago  ^  no  fueron  rechazados  los  que  asaltaron ,  pero 
morian  en  el  fatal  lindar ,  sin  vencer ,  hasta  que  en- 
trando siempre  gente  fresca,   afloxó   precisamente  la 
fuerza  de  los  Sitiados ,  menores  en  número.  Todos  á  un 
tiempo  montaron  la  brecha ,  Españoles  y  Franceses, 
el  valor  con  que  lo  executaron  no  cabe  en  la  ponde- 
ración. Mas  padecieron  los  Franceses ,  porque  atacaron 
lo  mas  difícil^  plantaron  el  Estandarte  del  Rey  Phe- 
lipe  sus  Tropas  en  el  baluarte  de  Santa  Clara  y  Puerta 
Nueva  $  ya  estaban  los  Franceses  dentro  de  la  Ciudad, 
pero  entonces  empezaba  la  guerra  ,  porque  habian  he- 
cho tantas  retiradas  los  Sitiados ,  que  cada  palmo  de 
tierra  costaba  muchas  vidas. 

145  La  mayor  dificultad  era  desencadenar  las  vi- 
gas y  llenar  los  Fosos ,  porque  no  tenian  prontos  los 
materiales ,  y  de  las  troneras  de  las  casas  se  impedia 
el  trabajo-  Todo  se  vencia  á  fuerza  de  sacrificada  gen- 
te, que  con  el  ardor  de  la  pelea  ya  no  daba  quaitel 
ni  le  pedian  los  Catalanes  ,  sufriendo  intrépidamente  la 
muerte.  Fueron  estos  rechazados  hasta  la  Plaza  Mayor: 
creian  los  Sitiadores  haber  vencido ,  y  empezaron  á 
saquear  desordenados.  Aprovecháronse  de  esta  ocasión 

los 


I  c^  2       Comentarios  ^e  la  (Guerra  de  'España, 
los  rebeldes  ,  y  los  acometieron  con  tal  fuerza  ,  que 
los  hicieron  retirar  hasta  la  brecha.  Los  hubieran  echa-" 
do  de  ella ,  si  los  Oficiales  no  hubieran  resistido.  Em- 
pezóse otra  vez  el  combate  mas  sangriento ,  porque  es- 
taban unos  y  otros  rabiosos.  Los  Españoles,  que  por 
los  lados  poseían  gran  parte  de  la  Ciudad ,  viendo  ha- 
bian  retrocedido  los  Franceses  ^  también  ellos  se  reti-^ 
raron  á  la  brecha:  todos  empezaban  nueva  acción.  Car* 
gados  los  Catalanes   de    esforzada    muchedumbre  de 
Tropas  ,  iban  perdiendo  terreno:  los  Españoles  cogie- 
ron  la  Artillería  que  tenian  plantada  en  las  esquinas 
de  las  calles,  y  la  dirigieron  contra  ellos.  Esto  los  des- 
alentó mucho ,  y  ver ,  que  el  Duque  de  Bervich  que 
á  todo  estaba  presente ,  mandó  poner  en  la  gran  bre^ 
cha  Artillería.   Desordenáronse    los  Defensores  5  pero 
mantenían  la  guerra :  parecióles  á  los  Españoles ,  que 
la  acabarían  felizmente ,  tomando  el  baluarte  de  San 
Pedro ,  que  incesantemente  disparaba ,  y  á  pecho  des- 
cubierto le  acometieron.  Ninguno  de  los  Xefes  dio  es- 
ta  orden  5  pero   ya  empeñados  y  encendidos  con  la 
gran  cantidad  de  gente  que   perdían ,   determinaron 
perficionar  la  obra  á  espada  en  mano  ^  al  fin ,  á  costa 
de  mucha  sangre  vencieron,  Ocupado  el  baluarte,  con* 
virtieron  las  piezas  contra  los  rebeldes ;  otros  los  aca- 
baban divididos  en  partidas.  Villarroel  y  el  Cabo  de 
los  Conselleres  de  la  Ciudad ,  Juntaron  los  suyos,  y  aco^ 
metieron  á  los  Franceses ,  que  se  iban  adelantando  or-!» 
denados  5  ambos  quedaron  gravemente  heridos,  Enton»* 
ees  desmayaron  los  Defensores  ^  pero  en  todas  las  par-» 
les  de  la  Ciudad  se  mantuvo  la  guerra  por  doce  con- 
tinuas horas ,  porque  todo  el  Puelo  peleaba.  No  se  híi 
visto  en  este  siglo  semejante  Sitio ,  mas  obstinado  y 
cruel»  Las  mugeres  se  retiraron  á  los  Conventos.  Ven?- 
cida  U  Plebe ,  la  tenian  los  vencedores  arrinconada, 

no 


N 


Tomo  secundo.  Año  M.  DCCXIF.  153 

no  se  defendían  ya  ,  ni  pedían  qnartél:  morirían  á  manos 
del  furor  de  los  Franceses.  Prohibió  este  rigor  Bervichj 
porque  algunos  hombres  principales  ,  que  se  habían  re- 
tirado á  la  Casa  del  Magistrado  de  la  Ciudad  ,  pusieron 
Vandera  blanca.  El  Duque  mandó  suspender  las  Ar- 
mas ,  manteniendo  el  Lugar  las  Tropas ,  y  admitió  el 
coloquio. 

146  En  este  tiempo  salió  una  voz  (se  ignora  de 
quien  )  que  decía  en  tono  imperioso  :  Mata  ,  y  quema. 
Soltó  el  ímpetu  de  su  ira  el  Exercito  ,  y  manaron  las 
calles  sangre  ,  hasta  que  con  indignación  lo  atajó  el 
Duque.  Anocheció  en  esto,  y  cubrió  la  Ciudad  de 
mayor  horror,  porque,  aun  durando  la  pequeña  tre- 
gua 5  de  las  troneras  de  las  casas  disparaban  ,  sin  ser 
vistos ,  los  Catalanes,  Los  que  fueron  á  hablar  á  Ber* 
vich ,  sobre  la  mesma  brecha ,  mostraron  la  insolencia 
mayor  5  porque  pidieron  perdón  general ,  y  restitución 
de  privilegios.  El  Duque  moderó  ,con  una  falsa  risa ,  su 
ira ,  y  díxo ,  que  si  no  se  entregaban  antes  del  ama- 
necer ,  los  pasaría  á  todos  á  cuchillo.  Esta  respuesta 
inflamó  los  ánimos ,  y  se  volvió  á  la  Guerra  ,  mas  per- 
niciosa para  los  Vencedores  ,  porque  de  todas  las  casas 
llovían  llamas ,  y  habia  prohibido  el  Duque  aplicarlas 
á  los  edificios ;  en  ellos  se  habían  los  Rebeldes  encer- 
rado. No  parecía  Pueblo,  pero  todos  disparaban ,  aun- 
que con  objeto  incierto  ,  no  siempre  en  vano.  La  no- 
che fue  de  las  mas  horribles ,  que  se  pueden  ponde- 
rar ,  ni  es  fácil  describir  tan  diferentes  modos  ,  con 
que  se  exercítaba  el  furor ,  y  la  rabia.  Mandó  el  Du- 
que sacar  de  la  Ciudad  los  muertos  ,  y  retirar  los  heri- 
dos 5  y  á  las  Tropas,  que  estuviesen  en  orden  hasta 
la  Aurora ,  y  que  se  previniesen  los  incendarios.  Ama- 
neció ,  y  aunque  la  perfidia  de  los  Rebeldes  irritaba  la 
compasión ,  nunca  la  tuvo  mayor  hombre  alguno  ,  ni 

Tom.lL  V  mas 


154  Comentarios  de  la  Guerra  de  España, 
mas  paciencia  ,  que  Bervich.  Dio  seis  horas  mas  de 
tiempo  ^  fenecidas  ,  mandó  quemar  prohibiendo  el  sa- 
queo: la  llama  aviso  de  su  ultimo  peligro  á  los  Rebel- 
des. Pusieron  otra  vez  Vandera  blanca:  mandóse  sus- 
pender el  incendio  ^  vinieron  los  Diputados  de  la  Ciu- 
dad á  entregarla  al  Rey ,  sin  pacto  alguno :  el  Duque 
ofreció  solo  las  vidas ,  si  le  entregaban  á  Monjui  5  y  á 
Cardona :  executóse  luego. 

147'  Dio  orden  el  Magistrado  á  los  dos  Goberna- 
dores de  rendir  las  dos  fortalezas :  á  ocupar  la  de 
Cardona  fue  el  Conde  de  Montemar  ^  y  asi ,  en  una 
misma  hora  se  rindieron  Barcelona ,  Cardona  ,  y  Mon- 
jui. Hasta  aqui  no  habia  ofrecido  mas  que  las  vidas 
Bervich,  ahora  ofreció  las  haciendas  ,  si  luego  dispo- 
nian  se  entregase  Mallorca.  Esto  no  estaba  en  las  ma* 
nos  de  los  de  Barcelona ,  á  la  qual  se  la  quitaron  sus 
Privilegios ,  y  se  la  pusieron  Regidores,  como  en  Cas- 
lilla  ,  arreglando  á  estas  Leyes  todo  el  Gobierno.  Ea 
€sto  paró  la  soberbia  pertinaz  de  los  Catalanes  ,  su  in- 
fidelidad ,  y  traycion.  El  Rey  mandó  quemar  sus  Es- 
tandartes :  envió  veinte  de  los  principales  Cabos  á  va- 
rias prisiones  de  España  5  entre  ellos  Villarroel ,  el  Ge- 
neral Armengol ,  el  Marqués  del  Peral ,  y  el  hermano 
del  Coronel  Nabot ;  porque  no  habia  capitulado  el  Du- 
que de  Bervich  la  libertad  ,  sino  la  vida. 

148  Quatro  mil  hombres  costó  este  asalto ,  con  dos 
mil  heridos :  tantos  murieron  de  los  Rebeldes.  No  fal- 
tó quien  aconsejase  al  Rey  ,  asolar  la  Ciudad  ,  y  plan- 
tar en  medio  una  columna.  No  habia  rigor,  que  no 
mereciese ,  Ciudad  ,  que  habia  sido  el  origen  de  tantos 
males,  y  que  habia  quitado  á  la  Monarquia  tantos  Rey- 
nos.  El  Rey  se  excedió  en  clemencia ,  y  la  conservó  ;  pe- 
ro abatida.  El  Gobierno  de  Barcelona  se  dio  al  Mar- 
qués de  Lede ,  y  Capitán  General  del  Principado ,  se 

que- 


Tomo  segundo.  Año  de  M,  CCXIK  155 
quedó  el  Principe  de  Sterclaes.  Bervich  pasó  á  la  Corte, 
y  fue  recibido  con  el  mayor  aplauso,  y  estimación  deí 
Rey :  dióse  el  Toysón  de  Oro  á  su  hijo  primogénita 
Conde  de  Timout.  Asi  descansó  por  breve  tiempo  la 
España, 

149  La  robusta  salud  del  Rey ,  y  la  pureza  de  su 
conciencia  le  precisaban  á  nuevas  bodas.  Participó  es^» 
ta  resolución  á  su  Abuelo  elChristianisimo  ,  enviando  á 
París  al  Principe  deChalay,  á  este  efecto:  y  se  dis- 
currió á  proponer  al  Rey  ,  para  que  elegiese  á  la 
Infanta  Doña  Francisca,  hermana  del  Rey  D.  Juan  da 
Portugal,  á  una  de  las  hijas  del  Duque  de  Baviera  ,  á 
la  Princesa  Isabel  Farnesio  ,  hija  del  Duque  OJoardo; 
(ya  difunto)  ó  si  quisiera  una  de  la  sangre  Real  de 
Francia ,  se  le  propuso  la  hija  del  Principe  de  Con- 
de. El  Rey  se  inclinó  á  la  Parmesana,  á  lo  que  coo- 
peró mucho  la  Princesa  Ursini ,  contra  las  instancias 
del  Conde  Albert ,  Enviado  á  este  tiempo  del  Du- 
que de  Baviera  en  Madrid  ,  que  proponia  grandes 
ventajas  al  Rey,  de  casarse  con  la  hija  de  su  So- 
berano. 

150  A  este  tiempo  hacia  en  aquella  Corte  los  ne- 
gocios del  Duque  de  Parma  el  Abad  Julio  Alberoni ,  de 
quien  hemos  dado  alguna  noticia  :  este  ,  después  de 
la  muerte  del  Duque  de  Vandoma  ,  que  le  habia  sacado 
sobre  el  Arzobispado  de  Valencia  una  pensión  de  49. 
ducados  ,  se  retiró  á  Madrid  áser  Huésped  del  Marqués 
de  Casali,  Enviado  que  fue  de  Parma  ,  á  tiempo  ,  que 
este  estaba  para  salir  de  la  Corte ,  que  habiendol)  exe- 
cutado ,  dexó  á  cargo  de  Alberoni  los  negocios  de  su 
amo.  El  Duque  Francisco  Farnés  tenia  entonces  poco 
á  que  atender ,  porque  en  Italia  casi  se  habían  conclui- 
do las  dependencias  de  la  Corte ,  y  con  la  de  Parma 
no  se  tenian  intereses ,  hasta  que  se  ofreció  la  ocasión 

.Va  de 


,156       Comentarios  de  la  Guerra  de  Esp  a^a. 
de  haber  de  elegir  el  Rey  esposa.  Alberoni ,  cuya  for- 
tuna no  habia  sido  igualen  el  Palacio,  no  estaba  á  es- 
te   tiempo   mal  con    la  Princesa  ^  y  tuvo    oportuni- 
dad de  exponer  las  utilidades  ,  que  hallaba  el  Rey  en 
este  casamiento ,  porque  no  teniendo  hijos  su  Tio ,  era 
heredera  del  Estado  de  Parma,  y  Plasencia ,  y  tenia  los 
derechos  inmediatos  á  la  Toscana :   que  aunque  estaba 
el  Principe  Antonio  Parnés,  hermano  del  Duque  ,  no  se 
habia  querido  ,  aun  en  edad  tan  adelantada  ,  casar  ,  y 
engordaba, con  disposiciones  de  no  poder  tener  succe- 
sion^queera  este  el  único  medio  de  volver  á  poner  eí 
pie  en  Italia  el  Rey  Catholico  ,  y  que  al  fin,  no  habia 
otra  Princesa  heredera  en  Europa  ,  digna  del  Tálamo 
del  Rey.  No  desagradaban  á  la  Princesa  ürsini  estas  ra- 
zones^ la  que  mas  la  hacia  fuerza  era  creer  ,  que  man-< 
tendria   con  esta  nueva  Rey  na  la  misma  autoridad  no 
solo  publicándose  Autora  del  hecho,  mas  aun  porque 
sacando    una    Princesa  del  modestísimo  retiro   de  las 
Cortes  de  Italia,  la  pareció  fácil  de  acomodarla  á  la 
seria  gravedad  de  la  etiqueta   española  :  con  esto  la 
tendria  retirada,  y  siendo  su  Camarera  mayor  ,  á  quien 
toca  instruirla ,  creyó  adquiriría  el  mismo  dominio  en 
su    voluntad.  La  viveza  de  las  Francesas  no  la  pare- 
ció á  proposito  para  ser  sujetada  5  y  con  la  Portugue- 
sa temió, que  la  vecindad  del  País,  traxese  á  la  Corte 
favores  de  la  Reyna  ,  que  la  embarazasen  su  autoridad. 
Sin  descubrirse  á  Alberoni ,  ni  hacerle  participe  de  la 
resolución ,  adhirió  á  la  Farnesia ,  y  traxo  su  dictamen 
al  Rey ,  informando  de  las  altas  calidades  de  esta  Prin- 
cesa ,  educada  en  un  Palacio  exemplar  ,  serio ,  y  el  mas 
bien  arreglado,  y  doctrinado  de  la  Duquesa  Dorotea 
Sofía  de  Neoburgh  ,  Princesa     de  sublimes    virtudes 
pia  ,y  religiosa. 

151     También  le  hicieron  fuerza  al  Rey  los  dere- 
chos 


Tomo  segundo.  Año  M.  BCCXIIL         15;^ 
chos  al  Ducado  de  Parma ,  y  Toscana  ,  porque  en  aquel 
no  habia  mas  varón  que  el  Principe  Antonio ,   que  no 
gustaba  de  casarse  ,  y  el  gran  Duque   no  tenia  mas  hi- 
jos, que  el  Principe  Don  Juan  Gastón,  imposibilitado 
de  tenerlos.  Participó  á  su  abuelo  la  elección  ,  y  le  fue 
aprobada.   Los  Castellanos  hubieran  querido   fuese  la 
Infanta  de  Portugal ,  por  lo  bien  que  han  probado  en 
España  las  Reynas  Portuguesas.  Dióse  al  Cardenal  Aqua^ 
viva  el  encargo  de  tratar  este  matrimonio ,  que  se  con- 
cluyó luego  en  16.  de  Septiembre^   y  habiéndose  en- 
viado poderes  del  Rey  al  Duque  de  Parma, se  celebra- 
ron magnificamente  en  Parma  las  Bodas  ,  y  se  saludo 
Reyna  de  España  la  Princesa  Isabel :  mandóse  preve- 
nir la  Esquadra  de  Galeras  del  Duque  de  Tursis  ,  y  se 
enviaron  Navios  á  cargo  del  Gefe  de  Esquadra  Don  An- 
drés Pes.  Se  nombró  Mayordomo  mayor  de  la  Reyna 
al  Marqués  de   Santa  Cruz  5  y  á  su  Real   familia  se 
mandó  fuese  á  encontarla  á  Alicante.  El  Duque   de 
Medina-Coeli  fue  el  nombrado  para  llevar  la  Joya  á  la 
Reyna :  todo  lo  dispuso  la  Princesa  ürsini ,  que  siem- 
pre recelándose  de  no  perder  un  punto  de  su  alta  au- 
toridad ,  se  quiso  congratular  con  la  Reyna  viuda  Ma- 
ría Ana  de  Neoburgh ,  que  estaba  en  Bayona ,  tia  de 
la  nueva  Reyna ,  y  dispuso  se  le  diese  libertad  para  vol- 
ver á  España ,  lo  que  rehusó  la  Reyna  Maria  Ana  por 
entonces  ,  hasta  componer  (como  dixo )  muchas  co- 
sas ,  que  debían  preceder.  Estudiando  en  su  seguridad  la 
Princesa  Ursini ,  procuró  apartar  de  París  al  Cardenal 
Judice ,  porque  como  este  se  habia  introducido  dema- 
siado con  el  Rey  Christianisimo ,   temió   por   allá  su 
caida ,  y  propuso  al  Rey  razones  ,  que  le  obligaron 
á  mandarle  volver  á  la  Corte  ^  pero  se  atravesaron  ac- 
cidentes tales ,  que  esto  no  pudo  ser  tan  presto ,  con 
no  poco  perjuicio  de  la  Princesa. 

AI- 


1 5  S      Comentarlos  de  la  Gujrra  de  España, 

152  Algunos  meses  antes  Don  Melchor  Macanáz, 
Fiscal  de  Castilla,  presentó  al  Consejo  Real  una  súplica 
contra  la  Inmunidad  Eclesiástica,  expresando  sus  abusos, 
y  quanto  se  habia  contra  el  derecho  Canónico  adelan- 
tado. Concibió  este  papel  Macanáz  en  términos  teme- 
rarios ,  poco  ajustados  á  la  doctrina  de  los  Santos  Pa- 
dres, á  la  Inmunidad  de  la  Iglesia  ,  y  que  sonaban  á 
heregia.  Habia  bebido  esta  doctrina  de  algunos  Auto- 
res Franceses  ,  y  queria  introducir  en  España  el  mé- 
todo de  la  Iglesia  Galicana ,  y  una  directa  inobe- 
diencia al  Concilio  Tridentino  ^  no  porque  dexaban  de 
ser  justas  algunas  cosas  que  pedia  ^  pero  el  modo  era 
irreverente  á  la  Iglesia ,  y  no  con  palabras  dignas  de 
un  Ministro  Catholico.  En  muchas  cosas  tenia  la  sú- 
plica exceso  ,  y  todo  respiraba  adversión  á  la  Santa 
Iglesia. 

153  Este  papel  esparcido,  hizo  dudar  á  muchos 
en  la  religión  de  Macanáz.  Los  mas  serios  juzgaron,  que 
era  un  Catholico  lisongero,  y  ambicioso,  y  que  prote- 
gido de  Juan  Orri,  y  del  P.  Robinet ,   cieyó  por  alli 
hacer  su   fortuna.  Orri  no  entendió  lo  que  aprobaba; 
pero  nunca  hemos  creido  (aunque  Macanáz  lo  dixese) 
que  lo  aprobase  el  P.  Robinet ,  Confesor  del  Rey  ,  por- 
que repugnaria  á  su   estado  religioso  ,  y  los  Jesuitas, 
comunmente  ,  son  hombres  sabios  ,    Defensores  de  la 
Iglesia  ,  y   acérrimos  antagonistas  de   la  heregia.  Al 
Consejo  Real  le  causó  horror  este  papel.  Muchos  disi- 
mularon de  miedo  :   otros  por  adulación  5   algunos  se 
opusieron  libremente  á  él :  otros  con  mas  modestia,  se- 
gún el  genio,  dixeron  que  la  materia  era  grave ,  y  que 
se  pasase  el  papel  al  Rey,  que  le  dio  á  examinar  al  P, 
Robinet ,  con  las  propuestas  mas  expresivas  :  que  na- 
da queria  quitarle  á  la  Iglesia  de  la  Inmunidad  ,  que 
la  daban  los  Sagrados  Cañones  ,  y  que  se  descarga- 
ba 


Tomoprimero.  Año  M.  IDCCXIV,         i  g  9 
ba  de  este  negocio ,  sobre  el  qual  no  queria  mas  que 
lo  justo. 

154  Macanáz  en  una  Audiencia  secreta  quiso  qui- 
tarle al  Rey  el  temor.  Dixo :  Habia  declinado  la  autori- 
dad Real ,  con  el  abuso  de  los  Eclesiásticos  ,  cuya  in- 
munidad les  daba  ocasión  al  delito  ,  al  robo ,  y  al  es- 
cándalo ,  porque  estaba  extendida  mas  de  lo  justo :  Que 
se  habian  hecho  los  Templos  refugio  de  facinerosos, 
y  adelantado  el  asylo ,  aun  fuera  de  los  sagrados  á 
las  casas  contiguas  ,  á  las  Bodegas  ,  y  Plazas :  Que 
usurpaban  las  Rentas  Reales  los  Monasterios,  los  Fray- 
Íes,  y  Clérigos,  con  la  superfiua  adquisición  de  bienes 
de  los  Seglares ,  eximiéndolos  de  tributos :  Que  tenia 
la  Iglesia  mas  subditos  en  los  Reynos  ,  que  el  Rey  ;  y 
lo  que  anadia  innumerables,  la  Nunciatura  ,  cuyo  Tri- 
bunal habia  extendido  su  autoridad  á  intolerable  despo- 
tismo: Que  la  ambición  de  muchos  Ministros  de  aco- 
modar sus  parientes  con  beneficios  Eclesiásticos  ,  ha- 
bia tolerado  estos  abusos,  y  que  la  mayor  causa  de 
ellos  habia  sido  el  pasado  Fiscal ,  Don  Luis  Curiél, 
cuya  negligencia  era  falta  de  zelo  ,  y  amor  al  Rey ,  ó 
una  adhesión  inconsiderable  á  lo  Eclesiástico:  Habia 
dexado  fundar  una  posesión  injusta, sin  noticia ,  ni  con- 
sentimiento del  Rey  :  Que  mayores  cosas  habian  pedido, 
y  presentado  los  antiguos  Ministros ,  doctos ,  y  zelantes: 
Que  no  habia  en  aquel  papel  clausula  alguna  ,  que 
no  estuviese  apoyada  de  los  Canonistas  mas  clasicos ,  y 
tenidos  en  el  mundo  por  sabios :  Que  él  daria  la 
vida  por  la  Fé  Catholica  5  pero  que  esto  no  embaraza- 
ba su  oficio,  que  era  ser  Procurador  del  Rey,  y  de 
quanto  le  pertenecía  ,  que  tocaba  juzgarlo  al  Con- 
sejo. 

155  Al  Rey  no  le  hizo  fuerza  Macanáz,  pero  si 
muchos  exemplares ,  que  para  moderar  los  abusos  le  ha- 
bia 


1 6o  Comentarios  de  la  Guerra  de  España, 
bia  éste  representado.  Verdaderamente  lo  sabía  ,  y 
quería  el  Rey  remediarlos  ,  con  inocencia,  y  pureza  de 
ánimo.  El  P.  Robinet,  no  aprobó  muchas  proposicio- 
nes ^  y  de  las  demás  dixo  ,  que  puestas  en  otra  forma, 
no  serian  tan  escandalosas.  Mandó  el  Rey ,  que  sobre 
ello  diese  cada  uno  de  los  Consejeros  de  Castilla  su  vo- 
to por  escrito :  con  esto  fue  preciso  darles  copia  del 
papel ,  que  llegó  á  manos  del  Inquisidor  General  Car- 
denal Judice,  antes  que  este  fuese  á  París :  entregósele 
uno  de  los  mismos  Consejeros  ,  ó  por  amistad  ,  ó  por 
escrúpulo  :  el  Cardenal  le  dio  al  Tribunal  de  la  Supre- 
ma :  este  á  los  Calificadores  ,  como  es  estilo :  pasaron 
algunos  meses  ( porque  la  Santa  Inquisición  obra  con 
esta  madurez )  y  después  de  bien  ventilado  el  negocio 
estando  el  Cardenal  en  París ,  le  envió  el  Tribunal 
á  firmar  un  Edicto ,  que  era  contra  el  dicho  papel, 
sin  expresar  Autor.  Mandóle  fixar  en  todos  los  luga- 
res públicos  ,  y  puertas  de  las  Parroquias:  condena- 
base  el  escrito  ,  como  temerario ,  escandaloso  ,  turban 
dor  de  la  potestad  pontificia  ,  no  conforme  á  la  verda- 
dera doctrina  de  la  Iglesia ,  erróneo ,  y  herético.  En 
este  mismo  papelón  se  condenaron  los  Autores  legales 
Franceses,  Barclayo ,  y  Talón  este  vivía,  y  era  uno 
de  los  Ministros  del  Parlamento  de  Francia :  no  se  nom- 
braba á  Macanáz  ,  por  respetos  al  Rey  ,  pero  era  infa- 
lible ,  que  si  el  Rey  no  le  impedía  con  la  plenitud  de 
su  potestad ,  ó  reservaba ,  que  la  Inquisición  pasaría  á 
prenderle. 

156  De  esto  tuvo  un  justo  temor,  y  dio  grandes 
quejas  al  Rey,  que  alentadas  de  Juan  Orri,  y  la  Prin- 
cesa, le  hicieron  indignar  contra  los  Inquisidores,  cre- 
yendo poco  respetoso  á  la  Magestad  un  Edicto  contra 
su  Ministro  ,  sin  que  se  le  hubiese  prevenido.  El  ob- 
jeto mas  principal  de  la  ira,  era  el  Cardenal  Judice, 

por- 


Tomo  segundo.  Año  de  M,  DCCXl^.        1 6 1 
¡porque  le  había  firírado  en  París ,  donde  no  podía  tenor 
aüSQíite  ,  jurisdicción  para   un  acto   del  Tribunal  del 
Sanio  Oficio  de  España ;  el  qual  mandó  el  Rey  ,  que 
no  procediese  adelante  en  esta  materia  ,  no  esparciese 
por  los  Reynos  el  Edicto  ,  y  que  le  revocase.  Esto  ul- 
timo dixeron  que  no  podían  executar  5  y  que  sobre  lo 
demás ,  se  debía  intimar  esta  orden  al  laquisior  Gene- 
ral. Inspiraban  en  el  Rey-  muchos  de  no  muy  sana  doc- 
trina ,  que  suspendiese  la  inquisición  ;  que  habían  sido 
nulos  todos  aquellos  actos  ,  precipitados  ,  ó  irreveren- 
tes 5  porque  mandó  hacer  una  Junta  de  los  Theologos 
mas  sabios  y  exemplares  ,  para  que   vistos  todos  los 
Autos  dixesen  al  Rey  quanto  era  la  potestad    Regí* 
en  este  caso  ,  la  del  Tribunal  ,  y  la  del  Inquisidor 
General. 

15^  Mientras  esto  se  discurría,  votaron  los  Con- 
sejeros de  Castilla  en  la  materia  ^  los  mas  decían  una 
misma  cosa,  y  que  el  papel  de  Macanáz  necesitaba 
de  gran  corrección  ,  por  la  temeridad  de  sus  proposi- 
ciones ,  contra  el  qual  procedió  justamente  la  Inquisi- 
ción. El  voto  mas  libre  ,  claro  ,  y  sin  contemplación, 
fue  el  de  Don  Luis  Curiel  ;  dixo  mucho  mas  que  los 
otros  contra  el  papel  del  Fiscal  $  que  aunque  era  ver- 
dad ,  que  había  muchos  abusos  ,  debía  suplicar  al  Pa-^ 
pa  los  enmendase ;  pero  que  en  la  Regla  potestad  no 
habia  jurisdicción  para  el  remedio  ,  si  se  habia  de  es- 
tar á  los  Cañones  ,  y  el  Concilio  Tridentino.  Este  vo- 
to le  expresó  con  demasiada  viveza  Don  Luis ,  mas  qui- 
zá ,  de  lo  que  debia  un  Ministro  ,  encarado  directamen- 
te contra  Macanáz  ,  y  tenido  en  el  concepto  del  Rey 
por  poco  defensor  de  la  jurisdicción  Real  ^  por  eso  fue 
por  un  Decreto  privado  de  la  Toga  ,  y  de  los  honores 
de  ella  ,  y  desterrado  á  Segura  de  la  Sierra.  Ta  nblen 
fue  desterrado  de  la  Curte  un  il*¿i!gí'>so  Dumiiúco  ,  por^ 
•    TthoAL  X  ^3.ue 


102        Coiventnrios  de  la  Guerra  de  España, 
que  era  del  mismo  parecei:  de  D.  Luis,  y  le  había  dado  i 
uno  de  los  Consejeros  y  preguntado, 

I  i;  8     Los  pueblos  de  España  que  son  tan  religiosos, 
profesan  la  mayor  veneración  á  la  Iglesia ,  creian   que 
esta  se  alropellaba  ,  y  hubo  alguna  interna  inquietud, 
no  sin  fomento  de  los  adversos  al  Rey  ,  cuyo  puro  y 
sincero  ccrazon  podia  ser  engañado  f  pero  no  inducido 
á  un  evidente  error  contra  los  Sagrados  Cánones^  por- 
que su  primer  cuidada  era  el  aciierto  :  obraba  según  el 
voto  de  muchos  ,  que  tenia  por  sabios ,  porque  no  fal- 
taban Mmistros  parciales  de  Macanáz ,  y  que  contem* 
pl  iban  á  Juan  Orri.  La  Junta  de  los  Theologos  desen* 
gañó  al  Rey  de  la  impresioa  de  muchas  cosas ,  y  prin* 
cipalmente  que  pudiese  mandar  arrancar  los  Cedulones 
de  las  puertas  de  las  Iglesias  f  dixo  y  que  á  esto  no  se 
estendia  la  potestad  Real,  que  la  tenia  el  Tribunal  de 
la  Inquisición  contra  qualquier  Ministro ,,  en  semejantes, 
casos  de  Fe  ,    y  de   la  Religión  ,  porque  nadie  está 
exempto  :  Que  se  habia  obrado  bien  contra  aquel  pa-* 
peí ,  lleno  de  mil  errores  ,  y  temerario  :  Que  era  vali- 
do el  Edicto  ,  porque  estaba  firmada  de  quatro  Inqui-^ 
sidores  de  la  Suprema  ^  pero  no  por  la  firma  del  Car- 
denal Judice,  Inquisidor  General,  que  fuera  de  los  Rey-» 
DOS  de  España  ,  no  tenia  jurisdicción  en  ella  ^  y  que  hu- 
biera podido  el  Cardenal ,  sin  faltar  al  secreto  ,  par- 
ticipárselo solo  al  Rey  ,  porque  se  trataba  de  causa  con- 
tra  un  Ministro ,  el  qual  tenia  difícil  remedio,  sino  se 
retrataba  ante  el  Tribuaal  de  la  Inquisición  ,  borrando 
las  proposiciones  condenadas  ,  porque  de  otra  manera 
persistiría  el  reata  contra  él  ^  y  que  si  su  Magestad 
impediael  castigo. ,.  faltaba  á  los  Cañones,  y  á  los  fun- 
damentales estatutos  de  la  Inquisición,  aprobados  por 
sus  Antecesores  :    Que  si  no  lo  estorvaba  ,  estaba  el 
Tribunal  precisado  á.  pbrac  contra,  el  que  suponía  reo. 


Tomo  segundo.  Año  de  M.  DCCXir»         163 

159  El  Rey  se  aquietó  con  estaconsu/ía,  ni  mandó 
otra  cosa  á  la  Inquisición  ,  ni  dexó  por  entonces  de  pro- 
teger á  Macanáz  ;  y  asi  convirtió  toda  su  iniig.iacion 
contra  el  Cardenal  Judice  ,  con  aquel  moderamen  de 
animo  ,  que  era  preciso  para  escucharle.  H^bia  éste 
partido  de  París ,  y  se  mandó  al  Principe  Pió  le  fuese  á 
encontrar  á  Bayona  á  intimarle  la  orden  del  Rey  ,  que 
no  entrase  en  los  Reynos  de  España  ,  y  diese  al  Rey  sa- 
tisfacción con  mandar  quitar  aquellos  cedulones  ,  por  ía 
desatención  de  haberlos  firmado  sin  participárselo  5  de 
haber  violado  la  jurisdicción  de  la  España  ,  queriend* 
mandar  en  ella  ausente  5  haber  condenado  un  Autor 
Francés  ,  que  estaba  en  actual  ministerio  del  Rey 
Chrístianisimo  ,  que  era  lo  propio  ^  que  condenar  la 
doctrina  de  que  el  Rey  de  Francia  se  servia  ,  cometien- 
do el  atentado  de  haber  hecho  tsio  en  la  propia  Casa 
Real  de  Marli ,  sin  noticia  de  ambos  Reyes  ,  siendo 
contra  ellos  indirectamente  ,  porque  era  contra  sus  Mi- 
nistros. 

160  Dióse  esta  comisión  al  Principe  Pío,  porque 
era  amigo  del  Cardenal,  y  deseaba  el  Rey  componerlo. 
La  Princesa  Ursini  ,  á  quien  la  grande  autoridad  del 
Cardenal  daba  zelos,  olvidada  de  lo  que  habia  hecho 
por  ella  en  París ,  queria  que  se  volviese  á  Roma  sin 
entrar  en  España.  Esto  era  lo  que  deseaba  Orri  ,  y 
Macanáz  ,  pero  el  Rey  naturalmente  benigno  ,  y  qué 
queria  lo  mas  justo  ^  no  quiso  darle  esta  orden  ,  sino 
buscar  temperamento  á  lo  arduo  del  negocio.  El  Car- 
denal se  disculpaba ,  era  operación  del  Tribunal  ,  que 
obraba  según  sus  costituciones  ,  inviolablemente  obser- 
vadas ,  sin  humanos  respetos:  Que  aquel  dictamen  ha- 
bía sido  de  los  Calificadores ,  después  de  ponderado  el 
negocio  con  la  mayor  seriedad  ^  y  caminado  en  él  con 
piás  de  plomo  ;  Que  de  esto  habia  resultado  un  De- 


1 64  Comentarios  de  la  Guerra  de  España. 
creio  y  al  qual  daba  tuerza ,  y  autoridad  el  Tribunal, 
sin  qnc  se  pudiere  ncp,ar  á  firmarle  el  Inquisidor  General^ 
quandü  era  con  planos  votos  ,  sin  faltar  á  su  obligación, 
porque  la  potestad  residia  en  el  Tribunal ,  según  Bulas 
Pontilklas ,  y  que  la  firma  del  Inquisidor  General  era 
formalidad  ,  que  no  es  necesaria  quando  no  le  hay  ;  pe- 
ro que  habiéndole  ,  lo  eia,  como  Cabeza  de  aquel  Cuer-» 
po  ^  ei  quaí  juzgó  conservaba  la  misma  autoridad  ,  aun 
fuera  de  los  Rey  nos  de  España  ,  porque  esta  dependía 
de  las  Bulas  ^  concedidas  á  la^s  personas  y  no  revocadas 
estas  ,  la.  autoridad  era  indeleble :  Que  en  esta  creyó 
hacer  la  lisonja  ,  y  servicio  á  un  Rey  tan  Catholico, 
por  hacerle  entrar  en  el  gongciraiento  de  los  errores, 
que  le  infíuian  muchos  malos  Ministros,  que  no  podía 
faltar  á  Ja  veneración  del  Rey  ,. al  amor  de  su  Real  Per- 
sona ,.  y  al  mayor  zelo  de  sus  intereses  5  un  individuo 
de  una  Familia  ,  toda  sacrificada  á  su  servicio  :  Que 
los  autores  Franceses  condenados  en  el  mismo  Edicto, 
lo  estaban  también  en  Roma  :  Que  la  pureza  de  la  doc- 
trina j.  no  se  podia  conservar  atada,  á  humanos  intere^ 
ses :  Que  los  Reyes  no  se  valían  de  toda  la  de  sus  Mi- 
nistros 5  y  que  asi  no  estaban  aquellos  heridos  en  el  res- 
peto, quando  era  la  temeridad  ,  y  error  de  estos  repro- 
bada por  la  Iglesia :  Que  no  estaba  en  su  mano  quitar 
los  Cedulones^  porque  por  si  solo  no  podía  mas  que  todo 
el  liibunal ,  el  qual  no  se  debia  retratar  de  una  cosa, 
que  con  tanta  madurez ,  y  lentitud  habia  determinado: 
Que  baria  dexacion  de  su  empleo ,  si  el  Rey  gustaba, 
y  que  el  nuevo  Inquisidor  Geijcrái  los  quitase  :  Que 
era  el  mejor  medio  tildar  sus  proposiciones  Macanáz, 
y  dar  representación  mas  moderada  ,  y  digna  de  un  Ca-« 
tholico. 

161     Esta  fue  h  respuesta  del  Cardenal  5  y  lo  mis- 
ino 


Tamo  segundo.  Año  de  M.  BCCXL  165 

m^  escribió  al  Rey ,  con  cartas  entregadas  á  su  sobrino 
el  Principe  Chelamár ,  que  aunque  recibido  con  benigni- 
dad y  le  pareció  al  Rey  se  saldria  mejor  del  empeño  ,  ha-» 
ciendo  que  el  Cardenal  dexase  el  empleo,  elqual  lo  exe- 
cuto  luego ,  pero  no  admitió  la  dexacion  el  Pontífice, 
porque  habian  llegado  estas  noticias ,  y  competencias  de 
jurisdicción  á  la  Corte  de  Roma  y  y  temió  cobrarla  fuer- 
za la  representación  de  Macanáz ,  si  se  daba  al  Tribu- 
nal de  la  Inquisición  un  Gefe  menos  constante  ,  y  se  de- 
xaba  tomar  pie  á  la  potestad  Real  contra  el  Santo  Ofi- 
cio 5  porque  el  Rey  habia  nombrado ,  con  consejo  de 
muchos ,  dos  Inquisidores  para  el  de  la  Suprema :  uno 
el  P.  Robinet ,  otro  un  Religioso  Dominico  j  hermano 
de  Macanáz.  Robinet  no  admitió  el  empleo  5  el  otro  no 
fue  admitido  del  Tribunal  ,  porque  replicó  éste ,  que 
iio  tenia  autoridad  de  nombrar  Inquisidores- ,  mas  que 
el  Pontífice,,  y  el  Inquisidor  General ,  qiae  esto  fue  lo 
acordado  con  Ferdinando  el  Catholico  j  y  asi  estableci- 
das aquellas  Leyes  que  se  desharía  luego  el  Tiibuiíal,. 
si  se  violaban  ,  y  que  el  Rey  lo  podia  extinguir  ,  pero 
no  alterar. 

162  Con  esto  llegaron  fas  cosas  al  mas  aífo  pun- 
to de  cunfusion  ,  porque  el  Pontifice  no  quexia  otro 
Inquisidor  General  5  y  el  Rey  habia  dado  permiso  aL 
Cardenal  para  hacer  su  defensa.  Dios  ^  cuya  providen- 
cia es  infinita  ,  previno  un  insensible  remedio  con  la 
venida  de  la  nueva  Reyna.  Habia  dispuesto  elRey  ,  que 
esta  pasase  á  Genova  ,  sin  tocar  los  Esíaaos  ,  que  po- 
seía el  Emperador  ,  y  que  embarcada,  en  la  Esquadra 
de  Navios  ,  que  mandaba  Don  Andrés  de  Pes  ,  pasa- 
se á  España.  Para  esto  fué  preciso  que  la  Reyna  pasa- 
se por  la  áspera  montaña  de  cien  Cruces  ,  donde  lin- 
da el  Estado  del  Duque  de  Parma,  con  el  de  Genova. 
El  día  26.  de  Septiembre  llegó  la  Reyna  á  Sestri ,  Li:v- 


i66  Comentan  es  de  la  Guerra  de  España, 
gar  de  la  Ribera  de  Levante,  en  el  Genovesado.  Eí  día 
30.  se  emkírcó  en  la  Galera  Capitana  de  la  Esquadra 
del  Duque  de  Tunsis  ,  servida  ta-ubien  de  la  Esquadra 
de  Galeras  de  la  República  ,  que  llevaba  los  seis  Ca- 
balleros ,  enviados  para  cumplimentarla  :  venia  con  I3 
Rey  na  el  Cardenal  Aqu  »v¡va  ,  y  los  Marqueses  Scotí, 
y  Maldachini :  la  playa  es  abicni ,  y  desahogada ^  y 
como  el  día  no  era  apacible  ,  y  habia  mareta  gruesa, 
molestó  mucho  á  la  Reyua  el  mar ,  aún  en  la  corta  dis- 
tancia de  treinta  millas  que  navegó  hasta  desembarcar  en 
Genova. 

163  En  S.  Pedro  de  Arenas  se  la  previno  magní- 
fico hospedage  ,  á  expensas  publicas  ,  en  la  casa  de 
Carlos  Lomelino :  habia  el  Rey  mandado  al  Marqués 
de  los  Balvases  la  fuese  sirviendo  de  Mayordomo  Ma- 
yor hasta  España  ^  y  aunque  la  Reyna  ignoraba  el 
gusto  del  Rey  ,  en  que  fuese  por  mar  ,  y  hablan  ve- 
nido dos  expresos  de  Madrid  al  Cardenal  Aquavivg, 
para  que  se  executase  asi ,  era  tanto  lo  que  en  él  pa- 
decía ,  que  se  resolvió  hacer  el  viage  por  tierra  5  asis- 
tida de  la  Princesa  de  Pomblin  ,  como  Camarera  Ma- 
yor ,  y  de  la  Familia  ,  que  traxo  de  Parma  ,  hasta 
la  raya  de  España  ,  y  como  no  podia  pasar  en  el 
Modenés ,  sin  tocar  un  poco  por  el  Estado  de  Milán, 
y  llegar  á  Turin  ,  hizo  el  viage  por  las  Montañas  del 
Genovesado  en  silla  de  manos  ,  y  partió  de  S.  Pedro 
de  Arenas  el  dia  10.  de  Octubre.  El  Rey  Christianisi- 
mo  en  el  transito  de  sus  Reynos  ,  la  mandó  prestar 
los  obsequios  debidos  á  la  Mw^-gestad  ^  y  para  darle  gra-^ 
cias ,  envió  la  Reyna  á  París  á  D.  Carlos  Grillo,  que 
la  servia  en  el  viage  ,  aunque  habia  venido  de  Espa- 
ña Gefe  de  Esquadra  ,  en  la  que  mandaba  D.  Andrés 
dePés.  También  venia  en  ella  otro  Gefe  de  Esquadra, 
que  era  el  Marqués  Estevan  Mari ,  Genovés.  Estos  gra- 
dos 


Tomo  segundo.  Año  de  M". BCCXIF\  1 6^ 

dos  creo  nuevamente  el  Rey  ,  sia  alterar  la  antigüedad 
del  servicio.  Como  ya  la  Rey  na  venia  por  tierra ,  se  man- 
dó retroceder  la  Real  Familia ,  que  la  esperaba  en  Ali- 
cante: el  Rey  salió  hasta  Guadalaxara  :  la  Princesa  ür- 
sini  se  adelantó  á  encontrarla  á  Xadraque :  mas  adelan- 
te pasó  el  Abad  Julio  Alberoni,  que  ya  habia  explica- 
do el  carácter  de  Enviado  de  Parma,  desde  que  se  exe- 
cuto  la  Boda ,  y  habia  sido  honrada  de  su  Soberano  con 
el  Titula  de  Conde* 

1 64  La  Reyna  Viuda  María  Ana  pasó  á&s^t  Bayo- 
na á  S.  Juan  de  Pie  de  Puerto  ,  para  ver  á  la  Reyna  Isa- 
bel su  sobrina*  Dos  dias  duró  la  conferencia :  mucho  in- 
ñuxo  tenia  en  ella  el  Cardenal  Judice  ,  aunque  ausente^ 
por  que  por  no  descubrirse  Autor  de  lo  que  tramaba^ 
no  quiso  salir  de  Bayona  ,  y  porque  ignoraba  como  se- 
ría recibido  de  la  Reyna  ,  estando  en  desgracia  del 
Rey.  Habia  tenido  en  Bayona  oportunidad  de  frequen- 
tes  audiencias  con  la  Reyna  Viuda  ,  á  cuyo  favor  se 
íntroduxo  fácilmente  ^  porque  eran  ambos  enemigos  de 
la  Princesa  Ursini  :  deseaban  sacarla  de  España  ,  por- 
que esperaban  mejor  fortuna  en  su  ausencia.  Armó  de 
tan  eficaces  razones  á  la  Reyna  Maria  Ana,^  para  que  la 
inspirase  á  su  Sobriua  ,  que  tuvieron  el  éxito  que  desea- 
ban 5  pues  no  solo  logró  el  poner  á  la  Reyna  Isabel 
mal  con  la  Princesa ,  pero  poner  en  su  gracia  al  Car-- 
denaj.. 

165  Es  muy  obscuro  lo  que  quedó  acordado  etí 
S.  Juan  de  Pie  de  Puerto,  entre  las  dos.  Reynasi  cierta 
es  ,  que  la  reynante  salió  instruida  ,  y  noticiosa  de 
la  inmoderada  autoridad  de  la  Princesa ,  de  su  ambi^ 
cion  al  mandar  ,  y  del  rígido  systéma  de  apartar 
de  los  oídos  de  los  Reyes  quantos  no  eran  sus  parcia-»- 
les  5  y  amigos.  En  Pamplona ,  donde  la  encontró  Al- 
beroni j  acabó  de  confirmarse  ea  el  dictamen  ^  q^ue  era 

y* 


1 6  8  Comentarios  de  la  Guerra  de  España. 
ya  insufrible  en  el  Palacio  la  Prinsesa  5  porque  aquel, 
con  la  libertad  de  Ministro  de  su  Tío ,  tuvo  ocasión  de 
dar  á  entender  á  la  Reyna ,  sería  la  Princesa  su  inquie- 
tad :  con  esto  no  descuidaba  de  sí  mismo  ,  porque  le 
pareció  ,  que  faltando  aquella,  tendría  mas  entrada  en 
el  quarto  de  la  Reyna,  y  crecería  su  autoridad.  No  dexd 
de  favorecer  Alberoni  al  Cardenal  Judice  ,  de  quien 
siempre  habia  sido  amigo  5  aunque  después  que  le  vio 
en  desgracia  del  Rey  hubo  quien  dixo ,  que  le  volvió 
las  espaldas  ,  para  contemplar  á  la  Princesa.  Estas 
son  las  continuas  traiciones  ,  y  labyrinto  de  la  Cor-* 
te,  de  donde  ,  desterrada  la  amistad  ,  y  la  gratitud, 
nadie  estudia  ,  que  para  sí  mismo,  aun  con  ageno  per- 
juicio, 

166  Preocupada  de  estas  impresiones  la  Reyna ,  líe- 
^6  á  Xadraque :  encontró  con  la  Princesa  ,  que  después 
de  las  primeras  palabra<5  de  obsequio ,  la  quiso  advertir, 
que  llegaba  tarde  en  noche  tan  fría  ,  y  que  no  estaba 
prendida  á  la  moda.  Escandalizada  la  Reyna  del  modo, 
ó  de  la  temprana  licencia  de  advertir  ,  mandó  en  vos 
ayrada  al  Gefe  de  las  Guardias  del  Rey  ,  que  la  servía,, 
que  se  ía  apartasen  de  delante ,  y  que  puesta  en  un  co- 
che ,  la  sacasen  luego ,  y  conduxesen  fuera  de  los  Reynos 
de  España  ,  dándola  el  epitecto  de  loca.  Valor  hubo 
menester  la  Princesa  para  resistir  este  golpe  ^  mas  la 
Reyna  para  mandarlo  ,  sin  haber  visto  aun  la  cara 
del  Rey.  Fue  luego  obedecida  la  orden  ,  sin  de- 
xar  que  amaneciese  ^  y  en  la  noche  mas  fría  de  aquel 
año  ,  cuyo  Invierno  fue  rigurosísimo ,  sacaron  en  su  pro- 
pio coche  ,  por  caminos  incómodos  á  la  Princesa ,  en-« 
trando  en  él  el  Gefe  de  los  soldados  ,  para  que  saliese 
como  prisionera  la  que  habia  venido  servida  como  Ca* 
marera  Mayor,  y  Aya  del  Principe  ,  y  los  Infantes  de 
España. 

Kia- 


Tom  segundo»  Año  de  M.  BCCXIF,  1 69 
i6f  -Ninguna  acción  en  este  siglo  causó  mayor  ad- 
miración. Como  esto  lo  llevase  el  Rey  ,  es  obscuro^ 
hay  quien  diga  que  estaba  en  ello  de  acuerdo :  no  con- 
viene entrar  en  esta  question  ,  por  no  manosear  mu- 
cho las  sacras  cortinas  ,  que  ocultan  á  la  Magestad: 
dexarémos  mysterioso  este  hecho  ,  y  en  pie  la  duda, 
si  fue  con  noticia  del  Rey ,  y  si  la  Reyna  traía  he- 
cha la  ira ,  y  tomó  el  pretexto  5  ó  si  fuese  movida  de 
las  palabras  de  la  Princesa.  No  faltó  quien  asegurase, 
había  sido  disposición  del  Rey  de  Francia  ,  por  influxos 
del  Cardenal  Judice  :  otros  ,  que  no  lo  ignoraba  el  Du- 
que de  Parma  5  nuestro  dictamen  es ,  que  se  formó  el 
rayo  en  S.  Juan  de  Pie  de  Puerto.  La  Reyna  avisó 
luego  de  este  hecho  al  Rey  :  después  envió  al  Abad 
Alberoni ,  y  prosiguió  sus  jornadas  hasta  Guadalaxara, 
donde  fue  recibida  de  su  Esposo  con  las  mayores  de- 
monstraciones  de  fineza.  Debió  el  Rey  aprobar  lo  exe- 
cutado ,  pues  luego  ordenó ,  que  prosiguiese  la  Prin^ 
cesa  hasta  salir  de  España,  y  que  se  entregasen  sus 
alhajas ,  papeles ,  y  lo  que  habia  dexado  en  Madrid 
á  su  Caballerizo, 


AÑO  DE  M.  DCCXV. 

168  XA  Corte  del  Rey  Catholico  estaba  llena 
I  ^  de  júbilo  con  la  entrada  de  la  Reyna,  y 
mas  con  la  salida  de  la  Princesa  Ursini ,  que  puso  á 
la  Reyna  en  el  concepto  mayor  de  los  Españoles ,  ha- 
biéndola visto  executar  con  tanto  desembarazo,  aún 
en  los  preliminares  del  Trono  ,  una  acción,  que  tan 
difícil  parecía.  La  opinión  que  se  tenia  de  la  Reyna, 
correspondía  á  sus  bellas  calidades ,  de  viveza  de  espi- 

Tomo  IL  Y  ú^ 


1^0  Comentarios  de  la  Guerra  de  España. 
ritu,  comprehension  ,  y  genio  pülitico^  y  lo  que  es 
mas ,  de  una  habilidad  extraña  para  hacerse  amar 
del  Rey  ,  que  hacia  por  la  nueva  esposa  extraordina- 
rias finezas  5  por  lo  qual  se  adelantó  mas  el  creer, 
que  hahia  consentido  el  Rey  en  sacar  de  sus  Reynos 
á  la  Princesa.  Vino  Embaxador  de  la  Francia  á  Ma- 
drid el  Duque  de  Sant  Agnant ,  para  cumplimentar 
al  Rey  de  las  nuevas  bodas,  y  se  quedó  Ministro  extraor- 
dinario. Como  la  Reyna  era  extraña  en  la  Corte ,  y 
se  había  vuelto  de  la  Raya  de  España  toda  la  Fami- 
lia, que  traxo  de  Italia,  (menos  la  Princesa  de  Pom- 
blin  ,  que  pocos  meses  después  se  volvió  a  Roma  )  co- 
municaba necesariamente  mas  con  el  Abad  Alberoni, 
á  quien  la  fortuna  deparó  la  oportunidad  á  adelantar- 
se á  mas  superior  grado  ,  que  podia  desear. 

169     Fortificóse  con  la  gracia  de  la  Reyna  ,  y  se 
insinuó  en  la  del  Rey:  suspiraba  en  aquella  dictáme- 
nes ,  con  que  poder  traer  á  sí  la  voluntad  de  su  Espo- 
so, en  lo  qual  no  hubo  descuido,  acompañábale  siem- 
pre en  la  caza ,  donde  disparaba  con  acierto :  no  de- 
xaba  con  esto  de  satisfacer  su  genio ,    y    encontraba 
con  el  del  Rey.  El  mas  arduo  negocio ,  que    estaba 
pendiente,  era  el  de  la  Inquisición  :  trabajaba  mucho 
el   Principe  de  Chelamár  con  Alberoni,  para  imponer 
al  Rey  por  medio  de  la  Reyna  ,  en  las  razones  del  Car- 
denal Judice,  á  quien  ya  habia  ofrecido  la  Reyna  su  pro- 
teccion,recomendado  en  San  Juan  de  Pie  de  Puerto  por  la 
Reyna  viuda,  (comodiximos)  Faltábales  á  Juan  Orri,  y 
á  Don  Melchor  Macanázel  grande  apoyo  de  la  Princesa, 
que  Íienab4  siempre  los  oidos  del  Rey  de  impresiones  con- 
trarias á  los  que  la  podian  impedir  su  autoridad^  y  asi,  au- 
sente esta,r,u^dó  todo  el  campo  por  la  Reyna,y  con  los  pa- 
peles que  subministró  Chelamár  por  medio  de  Alberoni, 
compuestos  por  hombres  muy  sabios ,  y  virtuosos  ,  hizo 

en- 


Tomo  segundo.  Año  de  M.  DCCXK  Tjr  i 
entrar  al  Rey  en  el  conocimiento,  de  que  estaba  engañado 
de  la  ambición  de  Macanáz,  y  de  la  impetuosa  ignorancia 
de  Orri:  estos,  ya  no  tenian  mas  familiar  comunicación 
con  el  Rey  ,  después  que  llegó  la  Reyna  ,  y  asi  falta- 
ba Director  para  sostener  el  tomado  empeño  contra  la 
Inquisición,  por  la  qual  se  habia  declarado.  El  Pon- 
tifice  no  queria  admitir  la  dexacion  del  Cardenal  Judi- 
ce.  Habia  Orri  separado  los  negocios  de  la  Secretaria 
de  el  Despacho  Universal ,  apartando  quanto  era  po- 
sible al  Marqués  de  Grimaldo  del  Rey  ,  porque  no  le 
habia  dexado  mas  que  los  negocios  de  Estado  ,  y  Mi- 
nistros Extrangeros :  los  de  Indias ,  y  Marina  dio  á  Don 
Bernardo  Tinagero  5  los  de  Guerra  á  Don  Miguel  Fer- 
nandez Duran  ^  y  los  de  Justicia  y  Eclesiásticos  tenia 
Don  Manuel  Vadillo. 

ifo     Habiendo  decaído  Orri  de  su  autoridad ,  la 
habian  perdido  sus  hechuras ,  y  el  Marqués  de  Gri- 
maldo,que  nunca  perdió  la  intima  gracia  del  Rey ,  le  co- 
municaba ya  mas,  y  se  habia  introducido  en  la  Reyna,que 
le  nombró  su  Secretario  Grimaldo^  cuyo  ger.io  dulce,  y 
apacible  inclinaba  á  sosegar  el  ánimo  del  Rey,  y  no  emba- 
razarle en  inútiles  empeños,  influía  en  componer  el  de  la 
Inquisición:  inspiraba  en  el  Marqués  estos  dictámenes  un 
hermano  suyo,  el  Abad  Don  Francisco  Grimaldo  muy 
amigo  del  Principe  Chelamár  :  concurría  también  á  ellos 
Alberoni ,  para  hacer  á  la  Reyna  Autora  de  una  cosa 
muy  grata  á  los  Españoles  5  y  todo  el  precedente  ruí^ 
do  le  apagó  el  Rey  con  permitir  volviese  á  la  Corte, 
y  á  exercer  su  empleo  de  Inquisidor  General ,  el  Car- 
denal Judice.  Con  esto   desmayó  el  contrario  partido. 
Hizo  el  Cardenal  al  Rey  evidente  quanto  estaba    mal 
informado  ,  y  quanto  erróneo  ,  temerario  ,  y  escanda- 
loso era  el  papel  de  Macanáz :  descubrió  que  por  adu- 
lación á  la  Princesa  ,  le  ocultaban  la  verdad  quantos 

Y2  la 


1^2  Comentarios  de  la  Guerra  de  España, 
!a  contemplaban  ^  y  que  como  esta  quería  mantener  S 
Orri ,  muchos  Consejeros,  poseídos  del  miedo,  ha- 
bían votado  menos  claro ,  que  Don  Luis  Curíél  :  que 
era  el  fundamento  de  la  conservación  de  la  Monarquía 
y  la  religión  cathólíca  ^  y  que  esta  la  conservaba  pu- 
ra en  España  la  nunca  intermitente  vigilancia  del  Tri- 
bunal ,  y  los  Inquisidores ,  no  crueles  ,  ni  rigurosos, 
como  los  pintaban  los  Franceses,  sino  los  mas  jus- 
tos, y  considerados,  como  era  preciso  que  fuesen 
Jueces  ,  que  trataban  materia  tan  grave  ,  y  tan  de- 
licada :  Que  precedía  mucho  examen ,  y  voto  de  los 
Calificadores  mas  sabios  para  el  mínimo  decreto  :  Que 
no  se  habían  de  posponer  todos  al  dictamen  de  Ma- 
canáz  ,  hombre  nuevo  en  los  Tribunales  ,  poco  Juris- 
perito, y  envanecido  del  grado  ,  á  que  le  había  ele- 
vado la  atropellada  resolución  de  Orri:  que  los  Au- 
tores que  citaba ,  no  hablaban  en  estos  términos  irre- 
verentes ,  y  mal  consonantes  á  la  Fé ,  y  á  los  Dog- 
mas ,  y  que  los  Autores  Franceses  hablaban,  fundados 
en  los  Privilegios  de  la  Iglesia  Galicana,  sobre  la 
inmunidad  Eclesiástica  ,  y  potestad  pontificia  ,  porque 
no  se  había  en  Francia  admitido  el  Concilio  de  Tren- 
to ,  del  qual  eran  los  Reyes  Catholícos  Protectores: 
Que  el  Padre  Robinet ,  viendo  inclinado  al  Rey  ,  á 
Orri,  y  Macanas,  no  había  querido  exponerle  la  con- 
ducta arrojada  de  los  dos  ,  aunque  la  conocía :  Que 
los  abusos ,  que  habían  introducido  muchos  Eclesiásti- 
cos ,  eran  dignos  de  reparo  5  pero  que  se  podían  re- 
mediar, de  acuerdo  con  el  Pontífice  ,  sin  sacar  pa- 
pelones heréticos  ,  presentados  á  un  Rey ,  que  tiene 
por  blasón  el  sublime  título  de  Cathólíco. 

i^i  Estas  razones  convencieron  el  pro  ánimo  del 
Rey  Phelipe ,  y  en  10.  de  Febrero  hizo  un  Decreto  ,  el 
mas    demostrativo  de  la  piedad  de  su  ánimo ,  en  el 

qual 


Tomo  segundo.  'Año  M.  BCCXF,  '^TS  < 
qual  mandaba  á  todos  los  Tribunales  representarle  cla- 
ramente los  perjuicios ,  que  del  pasado  Gobierno  ha- 
bía sufrido  la  religión  ,  y  el  estado  ,  porque  pudo, 
mal  informado ,  haber  resuelto  algo,  contrario  al  sys- 
tema  ,  que  tenia  hecho  ,  del  bien  de  sus  Reynos  ,  y 
pureza  de  la  religión.  Este  Decreto  ,  en  que  parece 
se  acusaba  el  Rey  á  sí  mismo,  fue  mal  visto  de  los 
que  creen ,  que  es  heroísmo  la  pertinacia  :  túvose  por 
inmediato  dictamen  del  Cardenal  Judice  ^  y  sus  ému- 
los se  lo  atribuían  á  arrogancia  ,  y  blasonar  del  triun- 
fo :  como  quiera ,  él  perfeccionó  la  obra ,  porque  el 
Rey  mandó  á  Juan  Orri  saliese  de  la  España  ,  dándo- 
le pocas  horas  de  termino  para  dexar  la  Corte  ^  Don 
Melchor  Macanáz  huyó  á  Francia  ,  y  se  retiró  á  Pau, 
Ciudad  Capital  de  el  Principado  de  Bearne  5  Don  Luis 
Curiél  volvió  á  la  Corte  ,  reintegrado  á  su  Plaza ,  y 
honores,  dlóse  al  Consejo  Real  de  Castilla  el  antiguo 
método  de  gobierno,  quitando  tanta  superfluidad  de 
Presidentes:  lo  propio  se  hizo  con  los  demás  Tri- 
bunales ^  y  al  fin ,  mudaron  todas  las  cosas  de  semblan- 
te,  y  se  introduxo  en  España  una  no  esperada  tran- 
quilidad ,  que  aunque  ephimera  ,  dexó  respirar  algún 
tiempo. 

'  172  El  P.  Robinet ,  viendo  tan  mudado  el  tea- 
tro ,  siendo  de  genio  entero  ,  y  no  acostumbrado  á 
contemplar  á  otro ,  que  al  Rey  ,  le  insinuó  ,  que  el 
P.  Guilielmo  Daubantón  seria  mas  acepto  á  les  Españo- 
les ,  comiO  antes  lo  habia  sido ,  y  pidió  licencia  para 
retirarse  á  Francia.  Vino  en  uno ,  y  otro  el  Rey  ,  y 
mandó  luego  venir  de  Roma  para  su  confesor  al  Pa- 
dre Daubantón ,  Sugeto  de  singulares  prendas  en  el 
saber,  y  en  la  amabilidad  5  aunque  algunos  del  nue- 
vo ministerio  no  gustaron  mucho  de  la  elección  ,  por 
la  grande  autoridad ,  que  habia  tenido  siempre  su  dic- 
ta- 


1 74  Comentarios  de  la  Guerra  de  España, 
lamen  para  con  la  Magestad  ,  por  haber  sido  su  maes- 
tro ,  y  confesor  desde  niño.  Al  Cardenal  Judice  se  le 
hizo  Ministro  de  Estado  ,  y  de  los  negocios  extran- 
gcros,  no  era  este  un  ministerio  absoluto^  pero  habian 
de  tratar  con  él  todos  los  Ministros  forasteros,  y  te- 
nia la  incunvencia  de  representar  solo  al  Rey  lo  que 
en  esta  linea  se  ofiecia  ,  después  de  oir  al  Consejo  de 
Estado.  A  su  sobrino  el  Principe  de  Chelamár  se 
nombró  Caballerizo  mayor  de  la  Reyna:  esta  fue  hechu- 
ra enteramente  de  Alberoni ,  que  cada  dia  se  adelan- 
taba mas  en  el  favor  ^  y  porque  no  se  introduxese 
con  la  Reyna  algún  hombre  de  elevado  espíritu  ,  que 
entendiese  mucho  el  labyrinto  de  la  Corte  ,  cooperó  á 
que  se  le  diese  por  Confesor  á  D.  Domingo  Guerra, 
hombre  retirado  ,  nada  ambicioso  ,  y  Sacerdote  muy 
exemplar ,  aunque  á  todos  pareció  persona  de  muy 
moderadas  prendas  para  tan  alto  empleo. 

1 2^3  A  6.  de  Febrero  firmaron  en  Utrech  la  paz 
con  la  España ,  y  Portugal  seis  Plenipotenciarios: 
por  el  Rey  Phelipe  ,  el  Duque  de  Osuna  ^  y  por  el 
Rey  de  Portugal ,  D.  Juan  Gómez  de  Sylva  ,  Conde 
de  Trauca  ,  y  Don  Luis  de  Acuña.  Los  capítulos  fue- 
ron veinte  y  cinco.  En  el  sexto  se  dio  al  Rey  Catho- 
lico  el  territorio ,  y  Colonia  del  Sacramento ,  situa- 
da sobre  el  borde  septentrional  del  Rio  de  la  Plata  :  en 
el  otro  capitulo  siguiente  se  reservó  un  año  y  medio 
para  ofrecer  á  Portugal  un  equivalente  por  dicha  co- 
lonia :  restituyeron  los  Españoles  á  Noudár  ,  y  la  Is- 
la Verdejo  en  América ,  los  Portugueses  á  la  Puebla, 
y  Alburquerque  enEstremadura. 

ij^4  Querían  los  Mallorquines  imitar  en  la  perti- 
nacia á  Barcelona :  no  se  pudo ,  inmediatamente  á  la 
rendición  de  esta,  atacar  á  la  Ciudad  de  Palma  ,  Ca- 
piui  de  Mallorca  ,  porque  la  Esquadra  de  Navios  del 

Rey 


Tomo  segundo.  Año  de  M.  DCCXK  t  ¡f  5 
ReyThelipe  había  pasado,  como  diximos  á  Genova 
á  conducir  la  Reyna.  Con  esto  tuvo  tiempo  el  Marqués 
de  Rubí  ,  Virey  de  aquel  Reyno,  de  llamar  algunas 
Tropas  al  sueldo  de  la  Ciudad  ,  y  abastecer  sus  Al- 
macenes. Perdióse  el  tiempo  en  negociados  inútiles  ^  y 
aunque  los  Ingleses ,  á  instancias  del  Rey  de  Francia, 
hacian  apariencias  de  amenazar  á  los  Mallorquines^  pe- 
ro no  llegaba  este  caso  ,  porque  las  Tropas ,  que  te- 
nian  en  Mahón  eran  pocas,  y  el  nuevo  Rey  de  Inglaterra, 
como  era  Alemán,  contemplaba  mas  al  Emperador,no  ig- 
norando ,  que  éste  sostenía  el  ánimo  de  los  Mallorqui- 
nes 5  y  mandaba  fuesen  de  Ñapóles  ,  y  Cerdeña  socor- 
ridos. El  Rey  Christianisimo  ,  que  penetraba  la  inten- 
ción de  la  Corte  de  Viena  ,  por  no  empeñarse  en  otra 
Guerra ,  envió  al  Conde  de  Lúe  ,  su  Embaxador  á 
aquella  Corte  ,  para  que  con  arte  dexase  caer  la  pro- 
posición, que  haría  qualquier  fineza  por  la  Casa  de 
Austria  Luis  XIV.  si  ésta  quería  hacer  la  paz  con  el 
Rey  Phelipe ,  cediendo  sus  derechos  á  la  España. 

ij^S     Había  la  Puerta  Otomana  intimado  la  Guer- 
ra á  los  Venecianos ,  y  atacado  la  Morea ,  sin  dar  mo- 
tivo alguno.  El  armamento  era  considerable  5  mas  por- 
que hallaba  á  los  Venecianos  desprevenidos  ,  para   dar 
ocupacioni  á  ;la  izquierda  de  los  Genizaros  ,  había  mo- 
vido las  armas  el  Sultán  ,  rompiendo  la  paz  de  Cario 
Vitz ,  y  despreciando  las  amenazas  del  Ministro  Aus- 
tríaco ,  que  estaba  en  Constantinopia  5  y  aunque  el  Di- 
ván daba  por  pretexto  á  la  Guerra  ,  que  los  Venecia- 
nos socorrían  secíetamente  á  los  Sublevados  de   Mon- 
tenegro ,  se  sabia  ,  que  buscaba  aquella  Guerra  para 
su    seguridad  el  Reynante  Otomano  ,  porque  estaban 
las  Tropas  cansadas  del  ocio,  y  censurado  el  Sultán 
de  hombre  inútil. 

xfó     Veía  el  Emperador  ,  que  había  de  recaer  en 

sus 


1 5^6  Comentarios  de  la  Guerra  de  España» 
sus  Armas  el  empeño ,  porque  ni  los  Venecianos  po- 
dian  resistir  solos  al  Turco,  ni  estaban  seguros  los 
Estados  hereditarios  de  Dalmacia ,  y  üngria  ,  quedan- 
do aquel  victorioso  f  con  todo,  no  se  declaró  luego  á 
favor  de  los  Venecianos,  porque  tenia  otras  ideas  sobre  la 
Italia ,  y  no  queria  empeñarse  en  una  Guerra  tan  di- 
fícil como  era  sobstener  á  los  Venecianos ,  que  no  te- 
nian  medios  ,  ni  Tropas.  Nada  de  esto  se  escondia  á  \st 
alta  penetración  del  Rey  de  Francia  :  y  creyendo  co  - 
ger  al  Emperador  necesitado ,  le  ofreció  su  auxilio  con»* 
tra  el  Turco  ,  si  hacia  la  paz  con  España.  El  Empe«< 
rador  no  abrazó  este  partido  pareciendole  harian  una 
fingida  Guerra  los  Franceses ,  porque  no  ignoraba  ,  que 
el  Ministro  de  Francia  en  Constantinopla ,  habia  ofre-* 
cidoal  Sultán  ser  neutral  en  ella,  y  aun  ver  de  bue- 
na gana  oprimir  á  los  Venecianos  ,  con  quienes  esta- 
ba mal  el  Christianisimo ,  por  lo  que  hablan  obrado 
contra  la  Casa  del  Cardenal  Pedro  Otobono ,  porque 
éste  habia  tomado  la  protección  de  Francia. 

if^  Viendo  el  Rey  Catholico  ,  que  ya  eran  pre- 
cisas las  Armas ,  porque  todas  estas  negociaciones  ,  y 
el  perdón  general  ofrecido  á  los  Mallorquines  ,  habian 
sido  inútiles  determinó  enviar  diez  mil  hombres  con-» 
tra  Parma.  El  Christianisimo  permitió,  que  fuese  eí 
Caballero  Asfelt  con  Tropas  Francesas  :  aguardaron 
los  Mallorquines  el  desembarco  ,  pero  no  la  Guerra  ^  y 
á  1 5.  de  Junio  capituló  el  Marqués  de  Rubí,  salir  libre  la 
Guarnición^,  y  concediendo  vidas  ,  y  haciendas  á  los  na- 
turales, entregó  el  Reyno.  Luego  dio  el  Rey  perdón  gene- 
ral, y  no  fueron  tratados  con  el  rigor  ,  que  los  Catalanes, 
pilque  recordaron  mas  en  tiempo.  Con  esto  quedaba  en- 
teramente la  España  en  paz  ,  pues  aunque  no  la  habia 
con  el  Emperador  ,  tampoco  habia  Guerra. 

178     De  Madrid  salieron  Ministros  para  las  Cor- 
tes 


T'&mo  segundo.  Año  de  M.  DCCXF.        i^i^ 
tes  Extrangeras :  á  París  fue  Embaxador  el  Principe 
Chelamár ,    á   los  Olandeses ,   D.    Luis  de  Mirabal, 
Oidor  del  Consejo  Real  de  Castilla  :  á  Turín  volvió 
D.   Antonio   de  Albizu ,    Marqués    de  Villa-Mayor, 
después  que  pasó  á  Genova.  Ya  se  habia  el  Rey  Ca- 
tólico pacificado  con  esta  República  ,  por  el  arte  y 
buen  nriodo   de  Francisco  María  Grimaldo  ,  Enviado 
á  Madrid  á  este  efecto  ,  á  quien  sirvió  macho  la  pro- 
tección del  Cardenal  Judice  ,  cuya  Familia  es  origina- 
ria de  Genova.  Habia    el  Rey  Phelipe  sentido  ,   que 
esta  República  comprase  al  Final  del  Emperador ,  y 
que  hubiese  demolido  sus  Fortificaciones  ^  pero  era  pre- 
ciso disimularlo  todo ,  porque  tenia  necesidad  para  sus 
ideas  de  Ministro  de  Genova ,  y  de  la  neutralidad  de 
aquel  Puerto  en  la  Italia,  la  que  mas  ocupaba  la  me^ 
moría  y  voluntad  del  Emperador  y  el  Rey  de  España: 
éste  no  habia  olvidado    los  derechos  á  Ñapóles  y  á 
Milán  5  y  aquel  no  podia  llevar ,  que  el  Duque  de  Sa- 
boya  fuese  Rey  de  Sicilia ,  é  instaba   al  Rey  de  In- 
glaterra fe  asistiese  para  tomarla.  El  nuevo  Ministro 
de  Londres  «ra  adverso  al  que  estableció  la  paz^  pe- 
ro no  se  atrevía  á  romperla  ,  porque  no  habia  del  to- 
do opreso  á  sus  contrarios,  y  se  habían  declarado  los 
Olandeses ,  que  les  era  necesaria  la  quietud  ;  ni  era 
de  su  cuenta  el  volverse  á  empeírar  por  la  Casa  de 
Austria  5  con  quien  aún  no  hablan  podido  concluir -eí 
señalar  la  Barrera  de  las  Plazas  en  Flandes.  Los  Sici- 
lianos estaban  disgustados  del  nuevo  dominio ,  y  sias- 
pirando  siempre  por  el  de  España  ^  y  con  las  disputas, 
que  se  hablan  suscitado  entre  el  Rey  de  Sicilia  y  eí 
Pontífice  5  sobre  el  Tribunal,  que  llaman  de  la  Mo- 
narquía ,  estaba  aquel  Rey  no  inquieto  ,  entredicho,  y 
los  Eclesiásticos  perseguidos. 

-  179     Apenas  dio  entera  quietud  á  sus  vasallos  Luis 

-  -  Tom.  IL  Z  XIV. 


I  f  8     Comentarios  de  la  Guerra  de  España. 
XIV.  de  Francia  ,  quando  cayó  sobre,  aquel  Reyno  la 
infelicidad  mayor  ,  porque  á  30.  de  Septie.iibre  murió 
el  Rey  ,  Principe  el  mas  glorioso  ,  que  han  conocido 
los  sig'os:   ni  su  memoria  y  su  fama  es  inferior  á  la 
de  los  pasados  Héroes  ,  ni  nació  Principe  alguno  con 
tantas  circunstancias  y  calidades  para  serlo.   La  Reli- 
gión ,  las  Letras   y    las  Armas ,  florecían  en  el  mas 
alto  grado  en  su  tiempo:  ninguno  de  sus  Antecesores 
coronó  de  mayores  laureles   el  sepulcro  ,  ni  elevó  á 
mayor  honra,  ni  respeto  la  Nación 5  y  después  de  ha- 
ber trabajado  tanto   para  prosperar  su  Reyno,  le  de- 
xó  en  riesgo  de  perderse  ,  porque  dexó  por  heredero 
un  Niilo  de  cinco  años,  su  viznieto,  último  hijo  del 
Duque  de  Bordona,  á  quien  se  aclamó  Rey,  con  nom- 
bre de  Luis  XV.  La  Regencia  tocó  al  Duque  de  Or- 
leans  ,  como  primer  Principe  de  la  Sangre :   confirmó- 
üela  el  Parlamento  de  París,  con  dominio  absoluto 5  y 
aunque  se  formó  un  Consejo  de  Regencia ,  quedó  to-^ 
da  el  Gobierno  al  arbitrio  del  Duque,  mas  que  coma 
Regente  ,  como  Rey.   En  España  no  se  llevó  esta  in- 
dependiente autofidad,  dada  al  Duque  de  Orleans,  muy 
bien  ,  porque  no  se  creia  muy  afecto  á  ella  el  Duque, 
que  aunque  se  habia  reconciliado  con  el  Rey  Phelip.9 
antes. que  muriese  Luis  XIV.,, siempre  quedaban  recipro? 
caniente  enagenados  los  ánimos  de  las  pasadas  descon- 
fianzas, que  fomentó  la  Princesa  Ursini.  El  Abad  Al- 
beroni ,  que  ya ,   con   el   favor  de  la  Reyna  entraba 
en  parte  del  secreto  del  Gobierno ,,  no  4<^xaba  de  in- 
fluir en  elRey  Católico   reflexiones  de  la  injusticia^ 
que   en  Francia  se  le  habia   hecho  ,   no   habiéndole 
nombrado  á  la  Regencia  ,  como  primer  Principe  de  la 
Sangre  ,  y  el  mas  inmediato ,  según  las  disposiciones 
de  la  Ley  Sálica  ,  sin   que   embarazase  el  poseer  otro 
Trono  ,  porque  le  favorecían  los  exemplares  de  Hen- 

ri» 


Tomo  segundo.  Año  de  M.  DCCXF,  i  ^g 
rico  V. ,  Rey  de  Inglaterra  ,  Tutor  de  Carlos  VI.  de 
Francia  ^  y  de  Valduíno  ,  Conde  de  Flandes  ,  que  lo 
fue  de  Phelipe  Primero.  No  era  fácil  de  explicar  con  las 
Armas  este  resentimiento ,  no  tanto  porque  ya  estaba 
bien  sentada  la  autoridad  del  Duque  de  Orleans ,  quan- 
to  porque  se  opondrían  los  Principes  de  la  pasada  Li- 
ga ,  no  consintiendo  á  que  una  misma  mano  goberna- 
se ambos  Reynos ,  que  era  una  indirecta  revocación  á 
la  renunciación  ,  que  habia  hecho  el  Rey  Católico  á 
la  Francia  5  porque  si  por  primer  Principe  de  elía  le  to- 
caba la  regencia,  era  conseqüente  á  la  succesion,  en  ca- 
so de  la  muerte  del  Rey,  que  era  difícil  quitársela,  po- 
seyendo ambos  Reynos. 

180  Este  gran  peso  de  dificultades  y  la  religiosí- 
-dad  de  su  palabra  contuvo  al  Rey  Phelipe^  pero  que- 
riendo vender  Alberoni  este  servicio  al  Duque  de  Or- 
leans, publicó  su  intención  ,  que  ya  la  habia  penetra- 
do el  Duque  de  Sant  Aguan  ,  y  estos  fueron  los  pri- 
meros fundamentos  de  la  enemistad  ,  que  contraxo  él 
Regente  contra  Alberoni ,  tan  perjudiciales  á  la  Espa- 
ña. No  le  disuadía  al  Rey  ideas  de  Italia,  y  le  iba 
buscando  enemigos.  Oponíase  á  muchos  intempestivos 
.^proyectos  el  Cardenal  Judice  ,  celoso  de  que  se  toma- 
ba mucha  mano  en  el  Gobierno  político  Alberoni,  que 
ya  estudiaba  cómo  apartar  al  Cardenal.  Habíale  nom- 
brado el  Rey  á  éste  Ayo  del  Principe  de  Asturias,  ya 
sacado  del  poder  de  Doña  María  Antonia  Salcedo, 
Marquesa  de  Monte  Hermoso  ,  que  le  habia  criado  con 
•grande  atención  y  amor  ,  é  introducido  en  el  tierno 
corazón  del  Principe  particular  afecto  á  los  Españoles, 
Esto  en  tiempo  de  la  Princesa  ürsini  era  delito  ^  pe- 
ro tenia  la  Marquesa  tal  arte -,  que  se  pudo  mantener 
-en  el  empleo  y  períiclonar  su  systema  ^  porque  el 
Principe  ,  de  nadie   que  no  fuese  Español ,  se  dexaba 

Z  2  ser- 


1 8o       Comentarios  de  la  Guerra  de  Es  parla. 
servir  con  gusto  ^  y  nada  ,  sino  las  cosas  y  modas  de 
España  mcrccian  su  aprobación.  Esto  se  admiraba  en 
edad  incapaz  de  reflexiones  ,  y  se  atribuia  á  la  edu- 
cación. El  Cardenal  Judice  no  vario  del  systema,qtie 
le  pareció  justo  ^  pero  Alberoni,  que  queria  sacarle  del 
R'Jacio,  ponia  á  la  Reyna  en  aprehensión,  que  inspi- 
raba el  Cardenal  en  el  Principe  una   enagenacion  de 
ánimo  acia  ella.  Como  vivía  con  estos  rezelos,  no  se 
le  introduxo  jamás  en  la  gracia   el  Cardenal  ,  que  no 
tenia  poca  dificultad  en  quitarle  esta  impresión  ,  que 
ya  habia  penetrada,  y  en  hablar  sinceramente  al  Rey 
contra  muchas  ideas  de  Alberoni^  porque  éste,  para 
lisonjear   á   la  Reyna  ,  y    asegurarla  ,    como  decia, 
la    succesion    de  Toscana   y  Parma  ,   queria   mover 
la   guerra   de  Italia ,    pero    estaba    discurriendo  per 
dónde. 

1 8 1  El  Emperador ,  á  quien  nunca  le  habían  falta- 
do buenas  y  secretas  espías  en  Madrid  ,  tenia  estas  no- 
ticias puntuales,  y  le  embarazaban  declararse  contra  el 
Turco,  temiendo,  que  ocupado  en  esta  guerra ^envia* 
se  á  Italia  sus  Armas  el  Rey  Católico.  Los  Venecia- 
nos iban  perdiendo  la  Marea  ,  porque  se  habían  rendí-, 
do  Corón ,  Modón  y  Ñapóles  de  Romanía  ,  y  corría 
peligro  el  Adriático.  Veíase  la  Casa  de  Austria  preci- 
sada á  embarazar  los  progresos  del  Otomano,  é  ins- 
tándola por  socorro  los  Venecianos ,  do  se  atrevió  á 
©freccrle  ,  si  antes  no  hacían  ellos  con  la  Casa  de  Aus- 
tria una  liga  ofensiva  y  defensiva  para  defenderle  los 
Estados  de  Italia,  en  caso  de  ser  atacados^  y  que  se  hi- 
eiescn  nuevamente  gat antes  de  su  neutralidad,  dando 
doce  Navios  y  ocho  mil  hombres,  quando  el  Empera- 
dor los  necesitare  á  este  efecto.  Estaban  los  Venecia- 
nos necesitados  á  admitir  qualquier  condición  de  la  Cor- 
te de  Viena ,  porque  últimamente  habían  perdido  la  Isla, 

de 


Tomo  segundo.  Año  de  M,  BCCXF.  i  S  i 
de  Tine  ,  y  asi  venian  en  la  liga ,  con  condición ,  que 
ésta  durase  mientras  la  guerra  del  Turco ,  porque  el 
Emperador  la  quería  absoluta,  en  que  no  convinie- 
ron. Aun  después  de  ajustado  este  Tratado ,  no  movia 
la  Casa  de  Austria  sus  Armas :  tenia  sobreojo  los  dere- 
chos de  la  Reyna  de  España  á  la  Toscana  y  Parnia: 
sintió  por  esto  mucho  este  casamiento^  y  sabiendo,  que 
el  Gran  Duque  habia  hecho  su  Testamento ,  en  que  lla-^ 
maba  á  la  succesion  de  sus  Estados  á  su  hija  Ana  Luisa, 
muger  del  Palatino  del  Rhín  ,  faltando  la  linea  de  va- 
rones, ignorando  la  Familia  ,  que  á  la  heredera  substi- 
tuía ,  recelando  fuese  la  Casa  de  Parma  heredera  de  Ist 
Toscana,  Margarita  de  Médicis,  hija  de  Cosme,  que 
casó  con  Eduardo  Primero ,  Duque  de  Parma  ^  y  asi ,  dán- 
dose por  quejoso  con  el  Gran  Duque ,  que  hiciese  estas 
disposiciones  ún  su  noticia ,  insinuó ,  que  era  de  su 
aprobación  le  succediese  íá  hija  f  mas  que  era  preciso 
admitir  en  los  Presidios  de  su  dominio  Guarnición  Pala- 
tina ,  con  Xefe  nombrado  por  el  Emperador.  Para  que 
esto  pareciese  menor  violencia,  dispuso  la  Corte  de  Vie- 
na ,  que  lo  instase  asi  el  Palatino.. 

1 82  El  negocio  se  encargó  al  Conde  Carlos  Borro'- 
méo ,  Vicario  Imperial  de  Italia  y  y  con  sus  Credencia* 
les  envió  éste  al  Barón  Bonifacio  Vizconti;  pero  co- 
mo ios  Despachos  no  venian  á  gusto  del  Gran  Duque, 
porque  no  le  trataban  en  ellos  de  Alteza  Real ,  no  día 
respuesta  categórica  á  los  puntos  que  se  le  propusie- 
ron ,  y  todo  paró  en  pedir  contribuciones ,  que  enton* 
ees  no  las  quiso  dar  el  Gran  Duque,  porque  ya  vela 
que  el  Emperador  ,  con  la  idea  de  hacer  la  guerra  al 
Turco  en  üogria,  llamaba  las  Tropas  de  Müin ,  y  aun 
de  Ñapóles ,  aunque  lo  repugnaba  el  Conde  Daiin-, 
Vire  y  en  este  Rey  no  ,  lleno  de  mal  contentos  ,  y  ami- 
gos de  novedades  ,  donde  no  se  habia  querido  dar  na- 
fa- 


•  í  8  2     Comentarios  de  la  Guerra  deEspaña, 
turaleza  á  los  Españoles  ,  que  habían  seguido  el  parti- 
do Austríaco.  Todo  esto  significaba  quaii  mal  concea- 
tos  estaban  con  la  dominación  Alemana.  No  lo  dexaba 
túe  conocer  la  Corte  de  Viena  ,  y  asi  te:üa  tantos  z^los 
de  los  Españoles.  Había  pasado  á  servir  al  Rey  Cató- 
lico de  Caballerizo  Mayor  el  Duque  de  la  Miráidula, 
despojado  de  sus  Estados  5  y  como  recelaba  de  alguna 
Liga  en  Italia  con  la  España,  mandó  hacer  nuevas  le- 
,vas  en  Lombardia,  para  suplir  los  Regimientos,  que  ha- 
-bia  sacado  ,  porque  no  se  fiaba  del  Duque  de  Saboya. 
Pasaban  estos  recelos  aun  á  dudar  de  la  Francia,  por-» 
que  ésta  había  hecho  un  Asiento  de  su  EsquaJra  con 
el  Duque  de  Tursis,  despedido  del  servicio  de  España. 
El  contrato  le  hizo  Ludovico  XIV, ,  caníirmóle  el  Re- 
gente Duque  de  Orleans  ^   pero  sin  intención  de  cum- 
plirle, porque  nunca  se  pagó  en  los  prefixados  térmi- 
nos el  dinero  •  ni  la  Francia  se  valia  de  estas  Galeras, 
con  que  insensiblemente  se  hizo  nulo  el  contrato:  des- 
pués quiso  la  Francia  comprar  algunas  de  ellas,  de- 
xando  la  Esquadra  en  Genova  con  Xefes  Franceses ,  y 
para  eso  envió  al  Señor  de  la  Palería  ^  pero  no  tuvo 
efecto  este  designio.  El  Ministro  de  España,  que  resi- 
día  en  Genova ,  aplicó  secretamente  quantos  medios 
pudo  para  turbarle,  porque  veía  de  mala  gana,  que  otro 
Principe  gozase  en  Genova  las  prerrogativas ,  que  ha- 
bía gozado  el  suyo^  y  esta  Esquadra  daba  siempre  ze- 
Jos  á  la  España,  si  llegase  el  tiempo  de  no  serle  la 
Francia  amiga ^  al  fin,  todo  se  deshizo  ,  porque  com- 
-praron  los  Genoveses  las  Galeras. 

183  Como  el  Duque  de  Orleans  fingía  grande  amis- 
tad con  el  Rey  Católico,  todos  los  pasos  de  la  Fran- 
.cia  eran  sospechosos  al  Emperador,  estrechado  á  mo 
.ver  guerra  al  Turco  y  á  conservar  la  Italia ,  á  la 
qual,  para  hacerse  temer,  trataba  como  si  fuese  So- 
_.  be- 


^ 


Tomo  segundo.  Año  de  M,  DCCXF,  183 
berano  de  ella ,  con  despótico  imperio.  Unía  á  las  ame- 
nazas rnovimientos  de  Tropas^  y  porque  en  Genova  pren- 
dieron un  Catalán  ,  que  tenia  Patente  de  Capitán  ,  da- 
da en  Barcelona  ,  quando  el  Emperador  la  poseia,  con 
pretexto ,  que  el  Senador  Rolando  de  Ferrari ,  mostrán- 
dole ,  había  dicho ,  que  en  Genova  solo  mandaba  el 
Senado  ,  hizo  entrar  hasta  Novi ,  Lugar  de  la  Repú- 
blica ,  seis  mil  hombres,  señalando  la  diaria  contri- 
bución: hizo  suspender  de  :su  empleo  al  Senador,  y 
dar  libertad  al  Capitán  y  otrosicCatalanes ,  que  esta- 
ban presos  por  un  atentado  que  hicieron  contra  los 
Alguaciles  que  guardaban  las  Cárceles  del  que  lla- 
man Palaceto.  Estas  operaciones,  que  eran  tocias  con- 
tra la  neutralidad  de  Italia ,  las  acumulaba  el  Rey 
Católico  con.  razones  á  sus  designios  ,  porque. -iiq 
podia  juntamente  mover  la  guerra  en  Italia,  sin;  su- 
poner la  infracción  de  la  neutralidad ,  violada  por  el 
Emperador* 

AÑO  DE  M.  DCCXVL 

-  184  "fT^  Chaba  mas  profundas  raíces  la  autoridad  de 
J^  la  Reyna  de  España  con  el  alumbramien- 
to de  un  Intante  el  dia  20.  de  Enero:  pufosele  por  nom- 
bre Carlos ,  fueron  Padrinos  el  Duque  de  Parma  y  U 
Reyna  Viuda  ,  que  estaba  en  Bayona;  por  aquel  sir- 
vió su  M;oisíro  Alberoni:  por  é^^ta  l^a  Condesa  viuda  de 
Altamira  ,  Camarera  Mayor  de  la  Reyna ,  porque  no 
quiso  la  Viuda  pasar  á  Madrid  ,  aunque  se  lo  permi- 
üa  el  Rey.  iNohizo  su  Sobrina  gran  fuerza  por  esto,  ni 
Alberoni  quería  que  hubiese  otro  á  quien  escuchar  (aun- 
que 


184  Comentarios  de  la  Guerra  de  E.?pa^a, 
que  no  había  de  vivir  la  Reyna  Viuda  en  la  Corte,  si- 
no en  una  Ciudad  de  España)  pero  no  quiso  aventu- 
rar otra  vez  su  respeto  al  arbitrio  de  los  Ministros ,  y 
fie  quedó  en  Bayona.  Este  nuevo  Infante  de  España, 
que  nacía  en  los  derechos  de  la  Reyna  ,  puso  en  aU 
guna  advertencia  al  Emperador ,  porque  ya  los  Espa- 
ñoles le  miraban  como  heredero  de  los  Estados  de 
Toscana  y  Parma^  y  se  podía  dar  el  caso  (aunque 
á  este  úiíimo  Infante  le  precedían  tres  Principes )  de 
volv-er  á  tener  Estados  en  Italia  el  Rey  Católico  ,  ó 
administrarlos  ,  aun  sin  esperar  tanta  fatalidad.  Esto 
fa  hizo  discurrir  á  la  Corte  de  Viena  con  mas  aplica-^ 
cion  en  procurar  por  interpuesta  persona,  que  se  ca- 
sase el  Principe  Antonio  de  Parma  ,  cuyo  genio  ad- 
verso al  Matrimonio ,  miraba  con  indiferencia  la  ex- 
tinción de  su  Familia, 

1^8$  De  esta  tibieza  culpaba  al  Duque  su  herma- 
no, y  se  la  acriminaba  el  Emperador  como  delito.  No 
había  recibido  en  su  Corte  Ministro  de  Parma  después 
del  casamiento  de  su  sobrina  con  el  Rey  Católico  ^  y 
creía  que  su  muger,  madre  de  la  Reyna ,  le  mantenía  en 
el  dictamen  de  no  aclarar  el  casamiento  del  Principe  An* 
tonio  5  para  que  heredase  los  Estados  su  hija.  Esta  era 
sola  presunción  natural ,  porque  era  difícil  saber  lo 
que  pasaba  en  una  Corte  tan  cerrada  como  la  de  Par- 
ma ,  y  en  un  Principe  tan  mysterioso  y  reservado ;  co- 
mo quiera ,  no  mostraba  el  Duque  la  mayor  aplicación 
al  casamiento  de  su  hermano  ,  y  mas  después  que  ha- 
bía logrado  del  Pontífice  una  Bula ,  en  que  permitía 
disponer  de  los  Estados  á  favor  de  las  hembras,  en  falta 
de  linca  de  varones,  usando  del  alto  dominio,  por  ser 
estos  Estados  Feudo  de  la  Iglesia,  (aunque  lo  niegue  el 
Emperador  ,  con  el  fundamento  de  haber  sido  en  un 
tiempo  umdos  al  Ducado  de  Milán )  Pareciaíc  á  la  Rey- 


na, 


Tomo  segundo.  Año  de  M.  BCCXIF,         185 
na  ,  que  colocar  á  su  hijo  en  las  dos  Soberanías  de  Tos^ 
cana  ,  y  Parma  ,  se  debía  esperar  mas  de  la  negocia- 
ción ,  y  del  arte  ,  que  de  la  razón  de  la  sangre  ,  y  que 
el  Ministro  mas  á  proposito  para  manejar  esto ,  era  el 
Abad  Alberoni,  De  aqui  nació  permitirle  mayor  autori- 
dad ,  é  introducción  en  los  negocios  ^  y  el  Abad  ,  nada 
desaliñado,  se  aprovechó  de  la  oportunidad  ,  esperando 
á  la  Reyna  de  sus  mayores  ventajas  en  la  Itaíia.  Entró 
el  Rey  en  este  systema  ,  y  permitió  que  tratase  este  ne- 
gocio Alberoni  á  su  arbitrio  ;  y  como  con  él  estaban 
encadenadas  muchas  dependencias  ,  se  hizo  insensible- 
menie  dueño  de  todas.    Conocía  ,  que  el  Papa  podía 
.  ser  embarazo  á  esto ,  y  trató  ganarle  la  voluntad  ,  ún 
explicarle  el  fin  ,  porque  en  esto  de  secreto  ,  y  disimu- 
lado 5  pocos  hombres  habrá  habido  mas  exactos.   Ha- 
bía nuevamente  llegado  de  París  5  después  de  tantas 
repugnancias  ,  el  Nuncio  del  Papa,  Aldrobandi,  Arzo- 
bispo de  Neocesarea  ,  con  el  qual  le  estrechó  Albero- 
ni con  mas  facilidad  ,  porque  el  Nuncio  no  era  amigo 
del  Cardenal  Judice ,  ni  Alberoni  lo  era  ya.  No  estaban 
ajustadas  las  controversias  de  la  Corte  de  España  coa 
la  Dataría  de  Roma ,  ni  deslindados  muchos  puntos  de 
jurisdicción  ^  y  de  esta  favorable  coyuntura  se  valió 
Alberoni  ,    para  ofrecer    al  Papa  conveniente   ajuste, 
si  entraba  propicio  en  las  dependencias  del  K^y  Ca- 
tholico. 

18Ó  Mas  grande  oportunidad  de  ganar  al  Ponti- 
íice  se  le  ofreció  ,  instando  este  por  socorros  para  la 
Guerra  contra  el  Turco ,  que  ya  ganada  toda  la  Mo« 
rea ,  tiraba  mas  altas  las  lineas.  Había  hecho  un  gran 
armamento  Naval  de  sesenta  Navios  ,  sin  la  Armada 
sutil  de  treinta  Galeras.  Era  Comandante  de  estas  Ar- 
mas Gujano  Copia  ,  un  Turco  feroz  ,  aunque  no  muy 
experimentado.   Concurrieron  con  sus  Naves  armadas 

Tom,  IL  Aa  los 


1 8  6       Cementarlos  de  ¡a  Guerra  de  España, 
los  Africanos  de  Argel ,  y  Túnez  ^  y  habiendo  armado 
tcdos  sus  bastimentos  los  Dulcinotes  ,  estaba  infestado 
el  Mar  Jonio  ,  el  Egéo  ,  y  el  Adriático.  Habia  hecho 
un  gran  acampamento  el  Turco  en  Gianina  ,  tomada 
ya  el  Castillo  de  Parge ,  que  le  facilitaban  los  trans- 
portes contra  Corfú  ,  cuyo  Sitio  meditaba.  Habia  salida 
con  su  Armada  el  General  Pisani,  muy  inferior  en  nu- 
mero ,  aunque  mas  bien  armadas  las  Naves.  Cubrían  es- 
tas á  Corfú  ,  y  en  el  Cabo  del  Zante  se  vieron  ambas 
Armadas  :  pudo  haber  batalla  ,  ninguno  de  los  dos  la 
queria  :  el  Turco,  porque  su  designio  solo  era  emplear 
las  Kaves  ,  y  Galeras  en  pasar  tropas  á  Corfú  ^  el  Ve- 
neciano, porque  tenia  instrucción  de  su  República  de 
no  darla  hasta  que  viniesen  las  Armas  Auxiliares,  por 
las  qualc  s  clamaba  el  Fontifice  ,  é  instaba  en  las  Cor- 
tes de  España ,  y  Portugal  con  gran  calor.    El  envió 
sus  Galeras  ,  y  quatro  Isiavios  armados  ,  baxo  el  man- 
do del  Com.endador  Ferrer.    También  envió  las  suyas 
el  Gran  Duque  de  Toscana  ,  y  dos  la  República  de  Ge- 
nova :  los  Duques  de  Parma  ,  y  Módena  asistieron  con 
Infantería :  de  aquel  se  valió  el  Pontífice ,  para  que  la 
Corte  de  España  se  determinase  al  socorro  ,  al  exem- 
plo  dtl  Rey  de  Portugal,  que  habia  enviado  siete  Ka- 
ves  de  Guerra  con  el  Conde  de  Riogrande.  Albcroni  dis- 
puso, que  enviase  el  Rey  Phelipe  las  Galeras  de  España 
á  cargo  del  Gefe  de  Esquadra  D.  Bahhasar  de  Guevara,, 
y  seis  Navios  de  Guerra  mandados  por  el  Marqués  Este- 
Yan  Mari» 

187"  No  faltó  en  el  Consejo  de  Estado  quien  sintiese 
mal  de  csia  resolucicn  del  Rey  ,  porque  era  indirecta- 
mcijie  favorecer  al  Emperador  ,  que  ya  con  el  Principe 
Eugenio  habia  enviado  treinta  mil  hombres  á  Ungria, 
^ejpues  que  en  13.  de  Mayo  firmaron  con  él  la  Liga 
"oícribiva  5  y  defensiva  los  \  cnecianos  5  y  eldia  5.  de 

Agos- 


Tomo  segundo.  Año  de  M.  DCCXFL        1 8^ 
Agosto  ganó  el  Principe  Eugenio  una  batalla  á  los  Tur- 
cos en  Petervaradin  ,  victoria  ,  que  le  abrió  el  camino 
al  Sitio  de  Temesvar ,  que  rendida  ya  ,  facilitaba  otras 
conquistas  5  y  mas  distraídas  con  tanta  armada  de  los 
Christianos  las  fuerzas  del  Turco  en  Corfú.   Esta   era 
mucha  sutileza ,  y  política  5  y  entonces  le  importó  al 
Abad  Alberoni  parecer  muy  zeíante  de   la  Christian- 
dad  ,  y  condescendió  con  los  ruegos  del  Pontífice ,  que 
ponderó  mucho  lo  que  estaba  aventurado  el  Mar  Adriá- 
tico 5  si  Corfú  se  randia.  Estaba  no  muy  bien  abasteci- 
da la  Plaza,  aunque  la  defendía  con  tres  mil  hombres  el 
General  Scolembergh,  Alemán  ,  que  llamaron  á  su  ser- 
vicio los  Venecianos  :  sufría  ya  el  Sitio  desde  el  mes  de 
Julio :  faltaba  agua  ,  y  municiones  :    308.  Turcos  la 
combatían  ,  y  mas  estrechamente  después  que  tomaron 
los  fuertes  de  Montes  Abrahán ,  y  el  Salvador :  cubrían  el 
sitio  las  Naves  del  Sultán  :  Ño  se  atrevían  los  Ve- 
necianos á  acometerlas  ,  porque  aun  no  habían  llegado 
los  Auxiliares  de  España  ,  y  Portugal :  estas  del  Conde 
de  Riogrande  no  llegaron  á  tiempo  5  y  las  de  España, 
guiadas  con  el  mayor  cuidado  del  Marqués  Estevan  Ma- 
ri ,  tuvieron  la  felicidad  de  juntarse  á  la  Armada  Ve- 
neciana el  día  28.  de  Agosto  :  eran  mas  en  numero  de 
las  que  el  Rey  había  dado ,  porque  el  Comandante  se 
llevaba  consigo  quantas  encontraba  en  el  viage  ,   para 
abultar  el  poder ,  y  poner  mayor  terror  á  los  Turcos. 
Dios  fue  propicio  á  la  idea ,  porque  luego  que  la  Ar- 
mada Othomana  vio  entrar  esta  Esquadra  de  España, 
avisando  al  Comandante  del  Sitio ,  de  que  por  necesi- 
dad le  desamparaba ,  con  las  sombras  de  la  noche  hi- 
zo vela  ,  y  aunque  el  viento  no  era  favorable ,  pasó  no 
muy  lejos  de  la  Armada  de  los  Christianos ,  y  tomó  la 
costa  de  África.  La  misma  noche  se  levantó  el  Sitio  ,  y 
empezaron  á  embarcar  los  sitiadores  en  la   Armada 

Aa  2  Su- 


1 88  Comentarlos  de  la  Guerra  de  España. 
Sutil,  y  ya  el  dia  29.  estaba  desembarazado  el  Campo. 
Texaronla  Ariilleria  ,  muchos  víveres,  y  pertrechos  ;  la 
rente  que  no  llegó  á  tiempo  á  embarcarse  ,  quedó  pri- 
sionera ,  porque  hizo  una  bien  ordenada  salida  el  Go- 
bernador, glorioso  con  haber  defendido  plaza  tan  im- 
portante. 

188  El  Rey  Catholico  quedó  gustoso  del  acciden- 
te con  fausto  ,  porque  su  natural  piedad  le  inclinaba 
siempre  á  proteger  la  Religión  Catholica,  y  todo  lo  que 
es  piedad.  El  Papa  quedó  agradecido,  y  muy  bien  pues- 
to en  su  gracia  el  Abad  Alberoni,  á  quien  puso  en  el 
ánimo  el  Nuncio  Aldrobandi  el  deseo  del  Capelo.  No  lo 
oyó  Alberoni  con  de-agrado  ,  é  hizo  el  mismo  Nuncio 
lo  significare  á  la  Reyna  ,  que  abrazó  luego  empeño.  El 
Papa  oyó  esto  primero  con  desprecio  ,  quando  se  lo  in- 
sinuó ,  como  novedad  penetrada  ,  su  Nuncio  ^  quien  le 
callaba  ,  haber  sido  el  autor  de  esta  desproporcionada 
pretensión. 

189     Como  no  estaban  ajustadas  las  dependencias 
con  la  Corte  de  Roma,  no  estaba  corriente  la  Nuncia- 
tura ,  ni  había  explicado  del  todo  su  carácter  Aldro- 
bandi f  y  como  él  tam.bien  aspiraba  al  Capelo ,  y  era 
el  m.edio  mas  inmediato  ser  admitido  Nuncio  ,  estaba 
precisado  á  contemplar  ,  y   aun  lisongear  á  Alberoni: 
por  eso  le  propuso,  y  le  facilitó  la  Purpura  de  Carde- 
nal ,  que  es  el  ultimo  objeto  de  los  Eclesiásticos.  No  la 
soñaba  Alberoni  tan  presto ,  aunque  su  elevado  espíri- 
tu le  llevaba  á  cesas  grandes  :  todas  sus  lineas  tiraba  á 
alzarse  con  la  pribanza  del  Rey:  ayudábale  la  Reyna, 
pero  le  cmabarazaba  dentro  del  Palacio  el  Cardenal  Ju- 
dice.  Por  eso  dispuso  Alberoni  sacarlo  de  él ,  quitándo- 
le el  empleo  de  A>o  del  Principe:  esto  era  arduo, por- 
que no  podia  hallar  en  el  Cardenal  culpa  que  esto  me- 
reciese 5  pero  como  no  le  era  propicia  la  Reyna  ,  avi- 
van- 


Tomo  segundo.  Año  de  M.  BCCXFL         189 
vandole  siempre  Alberoni  la  aprensión,  que  el  Cardenal 
criaba  al  Principe  ,  no  solo  desafectado  ala  Reyna,  pe-» 
ro  aun  enagenado  el  ánimo  ,  y  con  poco  amor  al   Rey, 
se  resolvió  a  quitarle  al  Cardenal  su  empleo  de  Ayo, 
como  lo  hizo,  con  un  decreto  muy  honroso;  porque  de- 
cia  el  Rey  ,  le  quitaba  tanta  ocupación  ,  para  atender  á 
la  de  Inquisidor  General :  esto  expresaba  el  papel  que 
le  escribió  el  Marqués  de  Grimaldo.  Nombróse  Ayo  del 
Principe  al  Duque  de  Populi  :  el  Cardenal  se  volvió  á 
su  cafa  5  y  luego  hizo  dejí  ación  del  Cargo  de  Inquisi- 
dor General :  admitióla  el  Rey  ,  y  ya  sin  dificultad  tam- 
bién el  Pontífice  ,  porque  habia  escrito  Aldrobandi,que 
ya  no  podia  servir  en  aquella  Corte  el  Cardenal  Judi- 
ce ,  habiendo  el  Rey  tomado  á  mal ,  que  se  mostrase  re- 
sentido de  la  resolución  de  sacarle  de  Palacio :  como  si 
estuviesen  los  Reyes  precisados  á  valerse  siempre  de  un 
mismo  sugeto. 

190     Inquisidor  General  se  nombró  á  Don  Joseph 
Molinés  ,  Decano  de  la  Sacra  Rota  :  habia  tenido  éste 
los  negocios  de  España  á  su  cargo  desde  la  salida  del 
Duque  de  Uzeda  ,  como  diximos  ^  y  en  algunas  con- 
troversias, y  disputas  ,  que  después  con  el  Papa  se  tu- 
vieron ,  mostrando  Molinés  mas  ardor  ,   que  creia  el 
Fontifice  era  justo ,  habia  algunas  veces  pasado  á  per- 
derle el  respeto  :  todo  se  le  sufrió  ,  y  aprobó  en  Espa- 
ña ,  hasta  que  ya  Alberoni ,  inflamado  del  deseo  del 
Capelo ,  le  importaba  dar  gusto  en  todo  á  la  Corte  de 
Roma  ^  y  porque  con  mano  armada  defendió  la  Immu- 
nidad  de  la  Plaza  de  España  Don  Joseph  Molinés  ,  y 
en  ella  se  habia  dado  de  palos  ,  y  aun  herido  á  unos 
Alguaciles  ^  el  Rey  ,  por  dar  satisfacción  á  las  que- 
jas del  Pontífice  ,  bien  llevadas  de  Aidrobrandi ,  y  no 
menos   ponderadas  de  Alberoni  ,  quitó  á  Molinés  la 
Atendencia  de  los  Negocios  Reales  ,  y  la  dio  al  Car- 
de^ 


1 90  Comentarios  de  la  Guerra  de  España, 

dena)  Francisco  Aquaviva  ,  ó  porque  se  crcia  hombre 
de  mayor  representación  por  su  sangre  ,  y  por  la  Pur- 
pura ,  ó  porque  trataría  con  mas  dureza,  y  política  los 
negocios  con  el  Pontífice,  Desde  entonces  también  to- 
mó parte  en  los  intereses  del  Abad  Albcroni  el  Car- 
denal Aquaviva  ,  necesitado  á  contemplarle  ;  y  por 
eso  enagenó  enteramente  su  ánimo  del  Cardenal  Ju-< 
dice. 

191  De  repente,  y  sin  que  lo  supiese  el  Pontífice, 
salió  de  España  para  Roma  el  Nuncio  Aldrobandi  :  dio 
por  pretexto  ,  que  se  lo  ordenaba  el  Rey  :  no  era  falso; 
pero  todo  fue  disposición  de  Alberoni ,  para  tratar  á 
boca  con  el  Papa  los  medios  mas  oportunos  á  componer 
las  diferencias  de  la  Dataría,  y  Jurisdicción,  y  explicar, 
que  sin  alteración  de  los  tolerados  abusos ,  era  el  medio 
mejor  el  Capelo  para  Alberoni ,  porque  habiéndose  ya 
empeñado  el  Rey  en  esto,  por  dar  gusto  á  la  Reyna ,  no 
podia  desistir  sin  desayre.  La  Corte  de  Roma  quedó  sor- 
prendida del  atrevimiento  ,  y  mal  exemplo  ,  que  daba 
Aldrobandi ,  de  salir  de  una  Corte  un  Ministro  sin  li- 
cencia del  Soberano,  que  le  había  enviado,  y  sin  violen- 
cia del  Principe ,  cerca  de  quien  servia  5  porque  ni  el 
Rey  Phelípe  se  la  había  hecho ,  ni  confesado  habérse- 
lo mandado.  El  Papa  estuvo  resuelto  á  no  dexar  en- 
trar en  Roma  á  Aldrobandi  5  pero  viendo  ,  que  esto  era 
romper  del  todo  con  la  Corte  de  España ,  porque  te- 
nia su  patrocinio  ,  se  dexó  persuadir  de  los  intere- 
sados en  la  Dataría  ,  y  le  escuchó  ,  hecho  enteramen- 
te el  Nuncio  Procurador  de  Alberoni  ,  con  el  pre- 
texto ,  que  era  lo  que  á  la  quietud  del  Pontífice  con- 
venia. 

192  El  Emperador  ,  ya  victorioso  del  Turco  no 
se  descuidaba  de  la  Italia  ,  haciéndose  cada  día  mas  te- 
mer en  ella ,  y  usando  de  una  jurisdicción  ,  que  reno- 
va- 


Tomo  segvndo.  Año  de  M.  BCCXFL  191 
vaba  los  antiguos  derechos  del  Imperio  ,  y  violaba 
directamente  el  Tratado  de  la  Neutralidad  ,  y  habia 
tomado  á  su  arbitrio  contribuciones  de  Genova ,  me- 
tido en  su  Estado  Tropas  á  discreción  ^  y  pretendien- 
do entrar  la  Sal  de  Cerdeña  por  San  Pedro  de  Are- 
nas á  Lombardia  ,  habia  determinado  hacer  en  este 
arrabal  almacenes.  Envió  la  República  á  Clemen- 
te Doria  á  Viena  5  y  se  redimió  esta  vejación  con  di- 
nero. 

193     Aun  no  hablan  salido  las  tropas  de  los  ter- 
nninos  de  Novi ,  y  por  si  podia  lograr  esta  oportuni- 
dad el  Marqués  de  S.  Phelipe,  Ministro  de  España,  in- 
sinuó al  Gobierno :  asistiría  su  Rey  con  Tropas ,  si  que- 
rian  resistirse  á  las  del  Emperador,  ponderó  quan  igno- 
miniosa era  esta  servidumbre.  Ya  la  conocian  los  Ge- 
noveses  ^  pero  no  se  atrevian  á  remediarlo,  por  no  aven- 
turarse :   no  fiaban  mucho  de  los  socorros  de  España, 
por  estar  lejos  ,  y  aunque  habia  algunas  Republiqui- 
tas  de  espiritu  ardiente  ,  le  temjplaba  la  flema  de  las 
otras  ,  que  es  lo  que  sucede  en  un  Congreso  de  muchos 
individuos.    Por  esto  emprehendcn  pecas  veces  cosas 
grandes  las  Repúblicas,  porque  dificilm.entc  se  conforman 
á  un  dictamen  tantas  cabezas  5  y  asi ,  determinaron  los 
Gcnoveses  obedecer,  ames  que  ver  la  cara  al  menor  ries- 
go ,  porque  veian  se  habia  hecho  la  Corte  de  Vicna  ar- 
bitro en  Italia. 

194  En  unas  diferencias  entre  el  Duque  de  Masa ,  y 
!a  República  de  Luca  ,  habia  dado  el  Consejo  Áulico  la 
Serttncia  ,  ufando  de  alto  dominio  :  esto  miraban  los 
1-iircipes  de  Italia  con  dolor  ,  y  miedo  ,  y  mas  el  gran 
luquc  de  Toscana,  y  el  Duque  de  Parma,  perseguidos 
del  Emperador.  Por  creer  los  parciales  de  España  á  és- 
te ,  le  amenazaban  con  que  habían  de  presidiar  á  Pla« 
sencia  ios  Alemanes  :  consulta  que  hizo  por  escri- 
to 


ig2         Cmetit arios  de  la  Guerra  de  España, 
to  el  Ministerio  Español  de  Viena ,  y  el  Duque  de  Uzcda. 
Para  invigilar  sobre  el  Gran  Duque,  eavió  el  Emperadoi 
á  Florencia  al  Conde  Sajago  ,  Caballero  Veronés  ,  hom-^ 
bre  astuto  ,  y  de  genio  turbulento  :  todos   eran  grillos, 
que  iba  texiendo  el  Emperador  á  la  Italia  ,  siempre  re- 
zeloso  de  ella  ,  porque  no  ignoraba  las  ideas  del   Rey 
Catholico,  ni  el  descontento  de  sus  Principes.  No  se  atre-" 
via  á  inquietar  al  Rey  de  Sicilia  ,  no  solo  por  ser  maa 
poderoso  que  los  demás  Principes  de  Italia,  sino  porque 
estaban  procurando ,  que  le  cediese  la  Sicilia  ,  dándole 
un  equivalente  en  dinero,  y  algo  mas  en  el  Ducado  de 
Milán  :  no  le  habia  reconocido  Rey  de  ella,  y  sentia  so- 
bre el  corazón  verla  desmembrar  del  Reyno  de  Ñapóles, 
Para  asegurarse  mas  ,  hizo  en  el  mes  de  Mayo  una  Liga 
ofensiva ,  y  defensiva  con  el  Rey  de  Inglaterra,  que  vino  en 
ella  de  buena  gana,  porque  rezelaba  perder  los  Estados  de 
Bremén ,  y  Werdén  en  Alemania ,  que  habia  comprado  de 
los  enemigos  del  Rey  de  Suecia  ^  y  porque  no  pareciese 
era  contra  el  Rey  Catholico  ,  hizo  que  el  Ministro  de 
Inglaterra,  que  residía  en  Madrid,  llamado  el  Sr.  Bubb, 
diese  noticia  de  esta  alianza.  Ya  lo  sabia  el  Rey  Catho- 
lico por  sus  Ministros ,  y  todo  lo  que  el  Emperador  obra- 
ba ea  Italia :  con  lo  qual  le  fue  fácil  al  C^nde  hacer  en* 
trar  á  Alberoni  en  el  systema  ,  que  se  perderla  la  espe-» 
ranza  de  volver  á  poner  el  pie  en  ella ,  si  dexaba  al  EíH- 
perador  perñcionar  sus  designios. 


ANO 


193 

AÑO  DE  M.  DCCXVIL 

^ 

195  "FJReveniase  el  Rey  Católico  á  dar  mayores 
-t^  socorros  á  los  Venecianos,  á  instancias  del 
Pontífice  ,  que  habia  vuelto  á  enviar  á  Madrid  al  Ar- 
zobispo de  Neocesarea,  Aldrobandi,  y  fue  admitido,  ex- 
plicando el  carácter  de  Nuncio  ,  porque  traxo  favora- 
bles noticias  á  la  pretensión  del  Capelo  para  el  Abad 
Alberoni ,  que  era  todo  lo  que  se  pretendía  de  Roma  5  y 
por  eso  no  habia  cuidado  el  Ministro  de  España  de 
ajustar  con  la  Corte  Romana  parte  de  aquellos  abusos, 
que  pretendían  quitar  en  la  Dataría  ,  y  otros  puntos  de 
Jurisdicción ,  porque  ya  Alberoni  no  servia  mas  que  á 
sí  mismo,  después  que  estuvo  tocado  de  la  ambición 
del  Capelo.  Ofrecía  Tropas  al  Pontífice  para  guardar 
sus  Marinas ,  que  creyó  se  admitirían,  porque  de  un  des^ 
embarco,  que  hicieron  en  el  Reyno  de  JNápoles ,  en 
la  Provincia  de  Pechi ,  los  corsarios  Dulcinotes ,  em- 
pezó á  temer  Roma.  Tomaron  un  Castillejo  ,  hicieron 
quarenta  cautivos,  y  se  ausentaron  los  Turcos,  pero  de- 
xaron  tan  consternadas  las  riberas  del  Adriático ,  que 
se  creyó  perdido  ^  porque  la  fama  del  nuevo  Armamen- 
to era  grande,  y  se  habían  en  Dardaneli  espalmado  se- 
senta Naves  gruesas ,  sin  infinitas  Zaycas  de  transpor- 
te, y  temían  se  volviese  á  emprender  el  Sitio  de  Corfú. 
Alberoni  se  valia  de  estos  temores  del  Pontífice  para 
hacerse  necesario  ^  y  como  se  habían  concedido  al  Rey 
Católico  unos  Breves  para  Donativos  de  Eclesiásticos, 
no  solo  en  los  Reynos  que  posee  en  la  Europa  ,  pero 
.aun  en  las  Indias  ^  por  este  beneficio  persuadía  al  Rey 

Tom.IL  ;  Bb  se 


194     Comentarios  de  la  Guerra  de  España 
se   dcbian  hacer   los  niayores  esfuerzos  contra  los  Oto- 
iranos  ;  y  verdaderamente  ,  entonces   era   fip   su   in- 
tención   de    enviar    una    poderosa     Armada    á    Le- 
vante. 

J96  Habia  siempre  impuesto  al  Rey  ,  que  era  pre- 
ciso mover  la  guerra  de  Italia  ^  pero  después  esperan- 
do el  C.'pelo  ,  no  queria  distraer  las  Armas ,  por  no 
enojar  al  Pontifice.  En  el  Ínterin  se  iba  apoderando 
mas  de  la  voluntad  del  Rey.  Sacó  de  la  Secretaría  del 
Pespacho  Universal  á  D.  Manuel  Vadillo ,  y  puso  á 
D.  Joseph  Rodrigo ,  Fiscal  que  era  del  Consejo  Real 
de  Castilla.  Quitó  también  la  Presidencia  de  Hacienda 
ai  Obispo  de  Cádiz  ^  que  se  retiró  á  su  Iglesia.  Puso 
los  mayores  esfuerzos  en  apartar  del  Rey  al  Marqués 
de  Grimaldo  ,  pero  no  pudo  ^  y  aunque  tenia  la  misma 
intención  contra  D.  Miguel  Fernandez  Duran  ,  no  ha- 
llaba sugetos  á  proposito  para  la  Secretaría  del  Des- 
pacho, y  asi  se  sirvió  de  los  que  estaban,  reservando 
en  sí  lo  mas  principal  de  los  negocios,  con  un  secreta  el 
mayor  que  se  ha  visto  en  España. 

1 97  Llegó  á  este  tiempo  noticia,  que  queria  el  Rey 
de  Sicilia  cederla  al  Emperador  ,  por  un  equivalente 
en  el  Estado  de  Milán  ^  y  como  todavía  no  habia  sa- 
lido en  Roma  el  Capelo  ,  que  Alberoni  esperaba  ,  has- 
ta engañar  al  Papa  templaba  los  designios  de  la  guer- 
ra ,  dexando  perder  la  mayor  oportunidad,  ya  que  la 
tenia  ideada  ,  porque  se  habia  resuelto  en  Viena  pro- 
seguir la  guerra  con  el  Turco ,  contra  los  votos  de  todo 
el  Ministerio  Español ,  y  aun  de  muchos  Principes  del 
Imperio  ^  tanto  ,  que  en  casa  del  Conde  Guido  Sta- 
rembergh  ,  encendidos  en  esta  porfía ,  sacaron  las  es- 
padas el  Conde  de  Scomborvice,  Chanchillér  del  Impe- 
rio, y  el  de  Ulcindisgrtz  ,  Presidente  del  Consejo  Áu- 
lico ;  fue  el  motivo  de  decir  éste ,  debia  ser  guerra  de 

Cir- 


Tomo  segundo.  Año  de  M,  DCCXFIL  195 
Circuios  la  deUngria,  porque  perdida  é.^ta  ,. estaba  ya 
Alemania  descubierta.  El  Principe  Eugenio ,  venciendo 
todas  las  dificultades,  habia  obtenido  permiso  de  sitiar 
á  Belgrado,  porque  habian  distraido  los  Turcos  gran 
partida  de  su  Exercito  con  el  Orreschier ,  hermano  del 
Gran  Visir ,  acia  Espiro  y  Albania.  Esto  descubría, 
no  solo  nuevo  designio  contra  Corfú  ,  pero  aun  encen- 
der la  guerra  en  Dalmacia. 

1 9 8     Alberoni ,  esperando  el  Capelo ,  mandaba  pro- 
seguir el  Armamento ,  y  ni  socorría  á  los  Venecianos, 
ni  invadía  en  Italia  los  Estados  poseídos  por  el  Empe- 
rador.   Habia  ya   salido    la   Esquadra   Portuguesa   y 
unidose  al  General  Pisani,  con  las  Naves  Maltesas,  man- 
dadas por  el  Baylio  Vella  Fontana.  Hablase  adelantado 
con  veinte  y  seis  Naves  Venecianas  ,  mas  de  lo  que  de- 
bía ,  el  General  Fangini  acia  Dardaneli :  salieron  treia- 
ta  y  seis  Otomanas  ,  y  en  las  aguas  de  Tenedo  hubo 
una  batalla  por  tres  continuos  dias :  separábalos  la  no- 
che ,  y  volvían  á  ella  al  amanecer  ,  hasta  que  muerto 
Fangini  y  maltratadas  las  Venecianas  ,  se   reararon  a 
Lante.  Esto  empeñaba  á  la  guerra  en  el  Mar  Jonio ,  é 
hizo  empeñar  al  Principe  Eugenio  en  el  Sitio  de  Bel- 
grado ,  que  se  rindió  en  19.  de  Agosto,  después  de  ha- 
ber ganado  una  batalla  los  Alemanes  á  los  Turcos,  rom- 
piéndoles sus  lineas:  en  ella  se  portaron  con  gran  valor, 
y   se  distinguieron  mucho  los  Regimientos  Españoles 
é  Italianos  ,  y  mostró  su  brio  el  Infante  D.  Manuel  de 
Portugal.  Tanto  tiempo  dexaba  perder  Alberoni ,   sia 
que  se  supiese  á  qué  estaba  destinado  su  Armamento^ 
y  porque  no  se  le  descubriese  la  intención ,  y  no  can- 
sase con  Consultas  el  Consejo  de  Estado  los  oiJos  del 
Rey  ,  ni  estuviesen  informados  de  lo  que  pasaba  en  el 
mundo  sus  Ministros ,  mandó  á  los  que  servían  en  las 
Cortes  Extrangeras ,  que  nada  participasen  al  Rey  por 

Bb  3  via 


196     Comentarios  de  la  Guerra  de  E  sp  aña. 
via  de  Estado,  sino  directamente  por  los  Secretarios  de 
Universal  Despacho,  que  llaman  Via  Reservada. 
\     199     Pasaba  á  España  D.  Joseph  Molinés  á  exer- 
cer  su  empleo  de  Inquisidor  General,  aunque  en  edad 
decrépita  y  tullido:   no  se  atrevió  á  hacer  viage  por 
mar  ^  y  con  Pasaporte  del  Pontífice  y  una  obscura  pa- 
labra del  Cardenal  Wolfango  Annibál  de  Scotembach, 
que  bacía  los  Negocios  del  Emperador  en  Roma,  da- 
da al  Cardenal  Fabrkio  Paoluci,  Secretario  de  Estado, 
tomó  el  camino  de  tierra,  y  siendo  preciso,  para  en- 
trar en  Fiancia,  ( no  queriendo  pasar  las  Montañas  del 
Genovesado)  tocar  en  el  Estado  de  Milán,  fue  alli,  de 
orden  del  Gobernador  ,  arrestado  y  puesto  en  el  Cas- 
tillo con  £U  Familia ,  y  enviados  á  Viena  sus  papeles^ 
porque  como  babia  pasado  por  Plasencia,  creyeron  los 
Ministros  Alemanes  ,  que  hubiese  tratado  con  el  Du- 
que de  Parma  negocios  de  grande  importancia  5  y  de 
todo  estaban  recelosos  con  el  rumor   del  Armamento 
de  España  ,  en  cuyos  Puertos  ,  que  baña  el  Mediter- 
ráneo, se  detenían  quantas  embarcaciones  venian,  para 
que  sirviesen  al  transporte. 

200  Esta  prisión  de  Molinés  fue  á  los  últimos  de 
Mayo  ,  y  á  los  29.  que  alcanzó  esta  noticia  el  Mar- 
qués de  S.  Phelipe ,  la  dio  con  extraordinario  al  Rey 
Católico  ,  y  ponderó  como  agravio  hecho  á  la  Mages- 
tad  .  arrestar  al  Inquisidor  de  España ,  que  con  la  bue- 
na fe  de  un  Pasaporte  y  una  palabra  ,  pasaba  por 
los  Estados  del  Emperador:  Que  esta  era  nueva  in- 
fracción de  la  neutralidad  de  Italia ,  que  tenia  fuerza 
de  tregua  5  y  al  fin  ,  con  mas  dilatadas  reflexiones  in- 
flamó quanto  pudo  el  ánimo  de  su  Soberano  á  que  to 
mase  satisfacción  del  Emperador.  Creyó  con  esto  el 
Marqués  acabar  de  determinar  el  ánimo  del  Rey  á  mo 
ver  la  guerra  de  Italia  3  pero  nada  hubiera  bastada, 

si 


Tomo  segundo.  Año  de  M.  DCCXFIL       igy 
si  Alberoni  no  hubiera  prevenido  de  antemano  el  áni- 
mo del  Rey  para  ella.  En  unos  resúmenes  de  Mani- 
fiesto ,   sacados  por  dicho  Alberoni ,  ó  Cartas  escritas 
á  Roma 5  como  después  veremos,   no  queriendo  car- 
garse de  ser  Autor  de  la  guerra  ,  dice ,  que  esta  car- 
ta dtl  Ministro  de  Genova  movió  mucho  el  ánimo  del 
Bey:  Que  se  la  envió  á  consultar  ^  y   que  fue  él  de 
contrario  dictamen  5  y  carga  al  Duque  de  Pópuli,  co- 
ligo el  primero  que  dio  su  parecer  para  la  guerra.  Es- 
taba el  Rey  á  este  tiem.po  con  la  salud  muy  quebran- 
tada, que  podía  dar  cuidado,  y  los  Médicos  le  persua- 
dieron á  apartarse  de  los  negocios  de  la  irsayor  apli- 
cacicn,  y  con  este  motive  los  había  abK.lu{amjente  de- 
xado  en  manos  de  Alberoni ,  no  con  Decreto  de  hacerle 
primer  Ministro  ,  pero  con  p;  rmisiones  de  serlo;  y  asi, 
esta  caria  de  Genova ,  no  tuvo  necesidad  de  que  el  Rey 
se  la  enviase  á  consultar,  porque  todos  los  Despachos 
pasaban  por  su  mano» 

201  Estaba  ya  á  este  tiempo  en  Madrid,  como  di- 
ximcs,  Aldrubandi,  que  instaba  por  los  socorros  con- 
tra el  Turco ,  y  como  aun  no  se  había  resuelto  á  dar 
el  Capelo  á  Alberoni ,  éste  escondía  su  intención  de 
todos,  aunque  ya  la  tenia  hecha  de  mover  la  guerra,, 
y  .dispuso ,  que  el  Rey  pidiese  parecer  al  Duque  de 
Pópuli^  pero  en  forma,  que  conociese  claramente  el 
Duque,  que  ya  estaba  el  Rey  determinado.  Se  le  envió 
la  carta  misma  del  Marqués  de  S.  Pheiipe  ,  que  la 
había  menester  Alberoni  para  nuevo  pretexto  5  y  vien- 
do el  Duque,  que  era  sumamente  avisado,  y  gran  Cor-» 
tesano  ,  que  el  espíritu  de  Ja  carta  era  mover  la  guer- 
ra ,  votó  por  ella  ,  y  dixo ,  se  debía  emprender  la  re-» 
cuperacion  de  Ñapóles  ó  Cerdeña  ^  no  miento  á  Milán 
porque  sabía  no  era  ese  el  dictamen  de  Alberoni,  que 
gueri^  indirectamente  asegurar  los  Estados  de  Parma^ 

pe- 


198     Comentarios  de  la  Guerra  de  España, 
pero  no  acercarle  tanto  el  fuego  ^  no  por  amor  que  te- 
nia al  Duque,  á  quien  contemplaba  poco,  sino  por  ob- 
sequio á  la  Reyna ,  para  fingir  mejor ,  y  no  fiarse  de 
viviente  alguno.  Escribió  al  Duque  de  Pópuli ,  queján- 
dose de  haber  sido  de  dictamen  de  mover  la  guerra 
no  estando  la  España  para  eso,  ni  pudienio  el  Rey^ 
faltar  á  la  palabra  de  socorrerá  los  Venecianos  ^  esto 
lo  hizo  para  que  llegase  á  oidos  de  Aldrobandi,  que 
persistía  Alberoni  en  lo  ofrecido   á   su  Santidad.  El 
Duque  de  Pópuli ,  que  por  entonces  no  entendió  á  Al- 
beroni ,  escribió  al  Rey  otro  papel  mas  considerad  05 
expuso  las  dificultades  de  qualquier  empresa  ,   por  lo 
exhausto  del  Real  Erario,  y  casi  se  retractó  de  lo  dicho. 
Hizo  Alberoni  que  el  Rey  le  replicase ,  como  ofendi- 
do de  su  contemplación  Alberoni ,  y  aun  dispuso,  que 
él  mismo  reprehendiese ,  por  boca  de  su  Confesor  el 
Padre  Daubanton ,  de  que  se  oponia  á  la  ingenuidad 
de  los  dictámenes ,  y  que  estorbaba  la  .guerra.  Todos 
estos  artificios  usaba  para  engañar  al  Pontifice  y  cubrir- 
se en  qualquier  caso ,  dando  siempre  por  Autor  á  la 
mera  voluntad  del  Rey ,  á  la  qual  nadie  se  podia  re- 
sistir;  tanto  es  esto  ,  que  en  un  Libro  en  octavo,  que 
salió  después  ,  de  la  vida  de  dicho  Alberoni ,  escrita  de 
«n  grande  amigo  suyo ;  para  el  qual  él  mismo  dio  los 
papeles  y  materiales,  confiesa  el  Autor ,  quando  nar- 
ra el  orden  de  las  cosas  ,  y  la  noticia  que  á  Madrid 
llegó  del  arresto  de  D.  Joseph  Molinés  ,  que  Albero- 
lü, encendió  el  ánimo  del  Rey,  preparado  con  mas  aN 
tas  reflexiones  para  la  guerra  ,  que  iba  premeditando, 
hasta  que  la  executó  con  las  secretas  disposiciones  que 
nadie  entcndia. 

202  Al  fin,  el  Papa  en  elConsistorio  de  12.  de 
Julio ,  se  resolvió  á  crear  Cardenal  á  Julio  Alberoni, 
precisado  á  ello  ,  no  solo  de  las  instancias  del  Rey  Phe- 


Tomo  segundo.  Año  de  M,  DCCXFIL       199 

lipe,  llevadas  coa  el  mayor  ardor  del  Cardenal  Aqua- 
viva  5  y  escritas  con  no  menos  solicitud  del  Nuncio, 
pero  aun ,  como  diximos  ,  por  los  servicios  hechos  á  la 
Iglesia  5  en  el  socorro  dado  á  los  Venecianos  el  año 
pasado  de  1^16.  el  que  habia  ofrecido,  y  el  ajuste  de 
las  controversias  entre  las  Cortes  de  Roma  y  España. 
El  Cardenal  Judice ,  que  asistió  á  este  Consistorio ,  á 
arrebatado  de  su  ódio:,  ó  movido  de  su  conciencia,  co- 
mo dixo,  no  asintió  á  esta  elección  5  y  como  explicó 
que  esto  le  inspiraba  su  conciencia ,  hacía  una  breve, 
pero  horrible  Sátyra  á  Alberoni.,   que  ya  con  su  Púr- 
pura desenfrenó  lo  despótico  y  violento.  Era  su  genio 
impetuoso,  y  con  el  favor  de  los  Reyes  se  hizo  á  to- 
da España  insufrible  ^  porque  sobre  ser  hombre  de  pri- 
mera impresión  ,  tenaz  y  muy  sobre  sí ,  no  toleró  Es-" 
paña  Gobierno  mas  rígido  ,   aunque  tampoco  mas  al 
pro  del  común  del  Reyno ,  desde  que  subió  el  Rey 
Phelipe  al  Tiono  ,  á  cuya  noticia  no  llegaban  muchas 
violencias ,  porque  nadie  se  atrevia  á  hablar  de  Albe- 
roni  5   ni  dexaba  acercar   á  los   oidos  del  Rey   masj 
que  los  que  queria  ^  y  eso  dictándoles  las  palabras  y 
retirando  todas  las  Consultas  de  los  Tribunales. 

203  No  se  le  ocultaron  al  Cardenal  Alberoni  las- 
palabras  que  en  el  Consistorio  profrió  el  Cardenal  Ju- 
dice, y  mostrando  luego  su  venganza,  hizo  que  el  Rey 
ordenase  al  Cardenal  Aquaviva ,  que  en  su  nombre  man- 
dase á  Judice  baxar  de  la  pi  e  ti  de  su  casa  las  Ar^ 
mas  de  España  ,  y  juntamente  se  ordenó  á  todos  los 
vasallos  de  la  Corona  ,  no  tratasen  al  Cardenal ,  que 
repiicindo  á  esta  orden  ,  escribió  al  Rey  con  la  mas 
humilde  veneración  ,  é  interpuso  al  Duque  de  Orleans 
para  que  se  revoca^^e  este  Decreto.  Aiberoni  hizo  per- 
sistir al  Rey  en  él ,  y  repiró  la  orden  con  mas  vive- 
za, y  pasaron  con  Aquaviva  y  Judice  algunos  sinsa- 

bo- 


2 oo  Comentarios  de  la  Guerra  de  España, 
borcs  en  los  papeles  y  recados.  Al  íin  ,  éste  obedeció 
y  baxó  las  armas  del  Rey  Católico  5  pero  desde  luego 
trató  de  ser  admitido  á  la  gracia  del  Emperador  por 
medio  del  Cardenal  Scotembach  y  otros  del  Ministerio 
Español  de  Viena. 

304     Estaba  á  este  tiempo  en  Madrid  Consejero  de 
Estado  el  Duque  de  Jovenazo ,  y  servia  al  Rey  Phe- 
lipe  de  Embaxador  á  este  tiempo  en  París  su  sobri". 
no  el  Principe  de  Chelamar  ,   en   quienes  no  se  halló 
la  menor  mudanza  de  ánimo  acia  el  amor  y  fidelidad 
del  Rey  5  pero  es  infalible  que  Alberoni  cobró  odio  pa- 
ra la  familia,  pero  no  se  atrevió  á  sacar  de  París  á  Che- 
lamar, porque  era  difícil  llenar  aquel  hueco  con  hom- 
bre de  iguales  medidas  ,  y  se  corria  con  el  Rey  de  ex- 
tender tanto  su  venganza ,  y  arrancada  de  las  manos 
del  Pontífice  la   apetecida  Púrpura  soltó  las  riendas  á 
sus  ideas  ,  encaminadas  todas  á  adquirirse  gloria,  bien 
es  verdad  ,  que  no  ganó  poca  en  su  tiempo  la  Nación 
Española ,  ni  poco  crédito  las  armas  del  Rey  ^  y  aun- 
que no  ignoraba  la  necesidad ,  que  de  socorros  tenían 
los  Venecianos,  no  se  acordó  de  cumplir  la  palabra,  y 
se  aplicó  todo  al  Armamento ,  que  ya  con  prevención 
de  Naves  de   transporte ,  era  claro  no  servia  contra 
el  Turco ,  porque  no  habia  de  enviar  Tropas.  Hizo 
pasar  con  plena   autoridad  sobre   todos ,  á  D.  Josepfi 
Patino  ,  Intendente  General  de  Marina  ,  á  Barcelona^ 
y  éste  con  su  actividad  y  prontitud  ,  en  pocos  dias 
después  tenia  en  orden  aun  la  gran  Nave ,  que  se  fa- 
bricó en  S.  Philiií",  y  las  seis  nuevas  ,  que  se  hicieron 
en  Vizcaya.   Este  armamento ,  que  ya  se  conocía  no 
ser   contra   el  Otomano ,  puso    en   cuidado  á  muchos 
Principes^  mas  al  Emperador  que  se  quejó  con  la  Fran- 
cia y   el  Regento:  Este  ascguió  no  tener  parte  en  él, 
ni  saber  su  destino ,  porque  todavía ,  aun  mandando  la- 
brar 


Tojfjo  segundo.  Año  de  M.  DCCXFIL       201 
bfar  pesebres  para  la  Caballería  ,  decía  el  Cardenal  Aí- 
beroni ,  que  era  contra  el  Turco  5  fixo  es  ,  que  nadie 
mas  que  los  Reyes  ,  el  Duque  de  Populí,  y  el  Padre 
Daubanton  sabían  su  destino  5  y  aun  le  recataba  quan- 
to  podía  de  los  Secretarios  del  Despacho  Universal,  que 
muchas  ordenes  daba  escritas  de  su  mano  ,  y  para  per- 
ñcionarel  Armamento,  no  era  menester  explicar  la  in- 
tención. Resolvió    atacar  á  Cerdeña ,   y    como    de  lo 
que  allí  pasaba  daba  frequentas  noticias  el  Ministtro,que 
residía  e-n  Genova,  se  valía  de  ellas  ,  sin  encargarle 
ks  continuase  ^  y  ya  estaba  informado ,  que  había  pa- 
sado nuevamente  por  Virey  á  aquel  Reyno  el  Mar- 
qués de  Rubí ,  que  se  había  sacado  de  él  el  Regimien-» 
to  de  Borbon  para  Ñapóles  ,  porque   el  Armamento  de 
los  Españoles  hacia  poner  en  defensa  á  los  que  temían 
s?r  invadidos,  asi ,  había  mandado  el  Emperadora  sus 
Ministros  de  Italia  ,  é  instruido  al  Gobernador  de  Mi- 
lán ,  que  en  todo  caso  retirase   las  Tropas  á  Mantuaj 
si  veia  poderoso  desembarco  en  Genova  contra  Lom- 
bardia^  porque   estaban  persuadidos  en  la    Corte  de 
Viena ,  que  el  Duque  de  Parma  entraba  á  la  parte  de 
este  secreto ,  y  que  era  casi  autor  de  la  Guerra  j  pero 
podemos  asegurar  lo  contrario, 

205  Al  Duque  de  Orleans  le  sosegó  los  recelos, 
ver  que  se  prevenían  Naves  5  pero  eso  mismo  los  dio  á 
Inglaterra  ,  en  la  qual ,  aunque  se  había  aparentemsn- 
te  aquietado  la  Pvcbelion  de  Escocía,  y  vencidas  las 
armas  del  Rey  Jacobo  en  una  batalla,  que  ganó  el  Du- 
que de  Argiile ,  había  sido  aquel  obligado  á  retirarse 
á  los  Estados  del  Pontífice.  Andaban  algunos  de  sus 
Parciales  por  el  mundo,  solicitando  las  Potencias,  que 
creían  podiari  ser  adversas  al  Rey  Jorge  ^  estos  eran 
el  Duque  de  Ormont ,  el  de  Pert ,  Milord  Marexal ,  y 
su  hermano ,  y  el  Conde  de  Maár*  Como  la  ínglater- 

Tom,LL  Ce  ra 


20  2        Comentarlos  de  la  Guerra  de  España.. 
ra  funda  su  secruridad.  enlo  opuesto  de  los  partidos  ,  no 
faltaba   esta  discordia,  y  una  conjura  contra  el  Rey, 
y  su  hijo  el  Principe  de  Gales ,  fomentada  por  el  En- 
viado del  Rey  Carlos  de  Suecia,  Conde  de  Gilembergh,, 
que  fue  de  orden  de  la  Corte  preso  ,  y  reconocidos  sus. 
papeles.  A  su  hermano   le  hizo    arrestar    en  Olanda 
el  Rey  Jorge  ,  y    también  al  Conde  de  Goartz  ,  que 
en  ella  hacia ,  sin  carácter  ,  los  negocios  de  Suecia.  De 
esta  se  hallaron  mas  los  Autores  ,  que  los  cómplices^ 
y  como  no  podia  obrar  absoluto ,  no  quiso  entrar  en  el 
individual  examen  el  Rey^  pero  todo  le  hacia  sombra,, 
pues  aunque  iiabia  conseguido  sacar  de  Francia  al  Pre- 
tendiente de  la  Corona ,  sus  Parciales  solicitaban  al  Rey 
de  Suecia^  y  al   Czar  de  Moscovia  para  convertir  las 
Armas  contra  Inglaterra^  valiéndose  de  la  Liga  del  Nor- 
te ,  por  si  podiaa  otra.  vez.  sublevar  la  Escocia^  Habia 
sido  bien  admitido  ,  y  tratado  de  los  Principes  de  Ita- 
lia el  Rey  Jacobo,  quando  pasó  á  Pesaró ,  y  dudaban 
los  Ingleses  que  fuese  Roma  la  Oficina  de  su  inquietud, 
y  como  juzgaban  aquella  Corte  muy  unida  con  la  Es- 
paña ,.  su  armamento  les  daba  alguna  aprehensión. 

206  No  dexaba  de  inquirir  á  donde  se  encamina- 
ban estas  Armiadas  del  Rey  de  Sicilia  per  d  Abad  de 
Mari ,  su  Mmistro  ,  que  residía  en  Madrid  ,  porque  no 
ignoraba  el  descontento  de  los  Sicilianos ,  y  creia  po- 
dia el  Papa  ,  coa  quien  estaba  muy  mal ,  fomentar  es- 
ta invasión..  Recelaba  también ,  que  concurriesen  se- 
cretamente con  dinero  ,  porque  estos  habiaa  descubier-» 
to  una  conjura  en  el  Final,  donde  su  Gobernador  Juan 
Fiancisco  Gropallo,  con  ía  prisión  de  un  Frayle  ,  y 
aprehensión  de  sus  papeles  descubrió  indicios  ,  que 
ios  Finalinos  se  querian  entregar  al  R.ey  de  Sicilia. 
Esta  intención  del  Duque  creían  los  Genoveses,  que  se 
daba  la  mano  con  U  que  habia  tenido  siempre  contra 

Sao* 


Tomo  segundo.  Año  de  M.  BCCXVIL  203 
Saona ,  y  enviar  á  su  Castillo  la  mas  gente ,  y  mas 
Presidarios  al  Final.  No  ignoraba  por  el  Enviado  de 
Inglaterra  Enrique  de  Abenant,  que  residía  en  Geno- 
va 5  que  el  Rey  de  Sicilia  habia  pedido  á  la  Reyna 
Ana  5  le  ayudase  á  tomar  á  Saona ,  y  asi  estaban  mu/ 
advertidos.  El  Rey  de  Sicilia  con  un  papel,  que  pre- 
sentó al  Gobierno  su  Ministro  ,  que  residía  en  Genova, 
el  Abad  Angroña  se  sinceró  de  esta  mal  fundada  voz,que 
se  habia  esparcido ,  pero  sabia  que  en  España  se 
!a  habia  dado  crédito  5  y  asi  en  tanto  secreto  ,  que 
el  Cardenal  Alberoni  observaba ,  no  carecía  de  algún 
cuidado  ,  y  mandó  al  Ccnde  Mafey  ,  Virey  de  Sicilia 
que  estuviese  prevenido. 

20^  Mandó  el  Rey  Catholico  pasase  á  Barcelona  eí 
Marqués  de  Lede,  para  Comandante  General  de  las 
Tropas  de  esta  Expedición  5  y  las  Naves  se  pusieron 
á  cargo  del  Gefe  de  Esquadra ,  Marqués  Estevan  Ma- 
ri. Alberoni ,  luego  que  recibió  la  noticia  del  Capelo, 
hizo  partir  esta  Armada ,  constaba  de  doce  Naves  de 
Guerra  ,  y  cien  de  las  de  Transporte  ^  las  Tropas  eran 
ocho  mil  Infantes,  y  seiscientos  Caballos^  iban  los  Te- 
nientes Generales  Don  Joseph  Armendariz ,  y  el  Señor 
de  Graferon  5  los  Mariscales  de  Campo  Conde  de  Mon- 
temar ,  Marqués  de  San  Vicente,  y  el  Caballero  de  Le- 
de.  Habíanse  err¡barcado  cinquenta  cañones  de  batír^ 
doce  de  campaña  ,  gran  cantidad  de  pertrechos ,  vive- 
res  ,  y  municiones  para  tres  me^es.  Esta  secreta  Expe- 
dición solo  con  Despacho  de  9,  de  Julio,  la  fió  el  Car- 
denal al"  Marqués  de  San  Phelipe,  encargándole  muclio 
et  secreto,  y  ordenándole  en  nombre  del  Rey  pasase  á 
Cerdeña  ,  quando  se  le  enviase  un  Navio  ,  para  coope- 
rar á  su  rendición  5  porque  creyó  que  el  Marqués  ,  co- 
mo natural  de  aquella  isla  ,  con  entero  conocimiento 
de  ella  j  y  de  sus  moradores ,  facilitarla  su  recupera- 
Ce  2  cion 


204      Comentarios  de  la  Guerra  de  España. 
cion.Dióle  el  Rey  plena  autoridad,  menus  en  las  Arn 
masóle  envió   copia  déla  instrucciones  ,  que  se  ha- 
bían dado  al  Marqués  de  Lede  ,  en  que  se  le  ordenaba, 
se  valiese  en  todo  del  dictamen  de  San  Phelipe. 

208  Después  de  haber  partido  esta  Armada  de  Bar- 
celona, en  despacho  de  9.  de  Marzo  dio  el  Marqués 
de  Grimaldo  á  todos  los  Ministres  ,  que  servían  en  ias 
Cortes  extrangeras,  las  razones,  porque  continuaba  el 
Rey  la  Guerra  contra  la  Casa  de  Austria,  aunque  em- 
barazada esta  en  la  del  Turco. 

209  Mostró  todas  las  infracciones ,  que  el  Empe- 
rador hftbia  hecho  de  las  neutralidades  de  Italia ,  ia  ma- 
la fe  con  que  habia  evacuado  á  Cataluña  5  el  socorro 
que  habia  dado  á  Barcelona  ,  y  á  Mallorca  ,  hacien- 
do durar  la  Rebelión  dos  años  mas  ,  con  dispendio  de 
la  España  ^  haber  hecho  tantas  invasiones  en  la  Italia^ 
y  que ,  aun  después  de  haber  enviado   una  Esquadra 
contra  los  Turcos,  que  indirectamente   contribuia  á  la 
seguridad,  y  victoria  de  los  Austríacos  ,  se  habia  he- 
cho en  Milán  el  atentado  de    prender  pasagero  al  In- 
quisidor General  de  España  ,  que  iba  fíado  en  un  Pa- 
saporte pontificio  ,  y   palabra  del  Ministro  Austríaco^ 
y  que  habiéndolo  sido  muchos  años  de  España  en  Ro- 
ma Don  Joseph  Molinés  ,  se  le  hablan  tomado  los  pa- 
peles ,  faltando  á  la  fé   pública,  y    rompiendo  clara- 
mente el  Armisticio,  que  tenia  embebido  la  neutralidad. 
Que  ya  violada  esta  ,  quedaba  el  Rey  Catholíco  en  li- 
bertad de  proseguir  la  Guerra  ,  porque  con  el  Empera- 
dor no  se  habia  hecho  la  paz.  Esto  era  una  especie  de 
Manifiesto  ,  que  se  esparció  por  la  Europa,  porque  los 
Ministros  dieron  muchas  copias  de  este  despacho  que 
segifn  los  negocios  ,  y  los  afectos,  tuvo  su  aprobación 
y  censura.  El  Emperador  se  quejó  fuertemente  en  Ro- 
ma ,  con  texmiiios  de  pedir  uaa  satisfacción  extraordi- 

na- 


Tomo  segundo.  Año  M,  DCCXFIL  205 
naria ,  quería  q4ae  el  Papa  quitase  á  Alberoni  el  Ca- 
pelo 5  y  derogase  las  Bulas  concedidas  al  Rey  Catho- 
lico  para  Subsidio  ,  y  donativo  de  los  Eclesiásticos?, 
ya  que  se  empleaban  estos  caudales  en  Guerra  contra 
CathoHcos ,  siendo  la  intención  de  la  Santa  Sede  con- 
cederle contra  Infieles. 

210  El  Pontífice  se  halló  sumamente  embarazado^ 
prefirió  palabras  gravísimas  contra  el  Cardenal  Albe- 
roni 5  indignóse  mucho  y  y  confesó  haber  sido  engaña- 
do, pero  ni  podia  executar  loque  el  Emperador  que- 
ría ,  ni  hallaba  otro  modo  de  satisfacer.  Envióle  co-» 
pía  de  un  breve  muy  resentido ,  que  escribía  al  Rey 
Catholico ,  á  cuyas  manos  nunca  llegó  ,  ó  porque  en  la 
realidad  no  le  enviase  el  Pontífice,  ó  porque  no  se  atre- 
viese á  presentarle  el  Nuncio  Aldrobandi,  porque  co- 
nocía el  ímpetu  violento  de  Alberoni ,  que  después  de 
haber  logrado  el  Capelo^  ya  no  contemplaba  mas  la 
Corte  de  Roma,  aunque  con  el  Nuncio  conservaba,  á 
su  modo,  una  aparente  amistad.  Esta  Carta  d^l  Pon- 
tífice se  divulgó  por  el  mundo  en  varias  copias  5  una 
de  ellas  no  dexó  de  Ikgar  á  las  manos  de  el  Rey, 
que  escribió  á  sus  Ministros  de  las  Cortes  exírangeras, 
estuviesen  en  la  inteligencia  ,  que  este  Breve  no  le  ha- 
bía recibido ,,  ni  se  podia  el  Pontífice  atrever  á  escribir- 
le ,  porque  como  le  esparcían  los  Romanos  para  sa- 
tisfacer la  Corte  de  Viena  ,  tenía  algunas  clausulas  li- 
cenciosas^ El  Emperador  mandó  luego  ,.  se  enviasen 
de  Milán  ,  y  Ñapóles  Tropas  á  Cerdeña  ,  que  las  pen- 
día con  instancia  el  Marqués  de  Rubí ,  y  se  resolvió  á 
enviar  seiscientos  hombres  de  Milán  ,  para  lo  qual  se 
pidió  paso  á  la  República  de  Genova  ,  porque  se  ha- 
bían de  embarcar  en  San  Pedro  de  Arenas ,.  y  quatro» 
cientos  de  Ñapóles. 

21 JL    La  Armada  Española  partió  en  dos  Esqiíadras 


do6  Comentarios  de  la  Guerra  de  Espaí/a, 
toda  la  mandaba  Estcvan  Mari ,  y  con  él  partió  la  pri- 
mera ,  tomando  el  rumbo  á  derechura  por  el  Golfo  de 
León  á  Puerto  Eseus,  la  segunda  partió  á  cargo  del 
Gefe  de  Esquadra  Don  Baltasar  de  Guevara  ,  y  ende- 
rezando la  Proa  por  Ja  Costa  de  Francia  á  la  Cór- 
cega, llegó  antes  á  Cerdcna,  y  se  encaró  en  Pusa,  uno 
de  los  promontorios  5  que  forman  la  Bahia  de  Caliér, 
la  primera  Esquadra  llegó  veinte  dias  después ,  por- 
que la  dieron  calmas  en  las  aguas  de  Mallorca,  y  fue 
preciso  entrar  dos  veces  en  Parma  para  hacer  agua  por 
la  Caballería.  La  Esquadra  que  Ihgó  antes  no  -  pudo 
empezar  las  hostilidades ,  porque  estaba  subordinada ,  y 
asi  se  dio  tiempo  á  que  el  Marqués  de  Rubi  se  previ- 
niese á  la  defensa ,  porque  quando  parecieron  los  pri- 
meros Navios  ,  ni  una  pieza  de  Artillería  tenia  bien 
montada :  No  habia  en  el  Castillo  viveres  ,  y  si  quan- 
do llegó  Guevara  hjubiese  toda  la  Esquadra  dado  fon- 
do ,  y  hecho  su  desembarco ,  era  preciso  rendirse  lue- 
go Callér  ,  porque  no  habia  forma  de  defenderlo. 

2  12  Al  íin  5  el  dia  20.  de  Agosto  llegaron  todas 
las  Naves  ^  iban  también  las  Galeras  de  España  á  car- 
go del  Gefe  de  Esquadra  Don  Francisco  Grimau  ,  que 
protegió  el  dia  22.  el  desembarco  ^  executado  con  poca 
oposición  aparente  en  la  Playa  de  San  Andrés ,  donde 
hay  un  rio  caudoíoso  ,  que  hacia  al  caso  ,  porque  en 
todo  aquel  terreno  hasta  Callér,  que  dista  dos  leguas, 
no  hay  mas  que  pozos  de  agua  muy  mala,  y  los  ha- 
bian  gastado  los  Alemanes  5  era  ardiente  la  estación, 
el  lugar  intemperoso,  y  mal  sano,  y  las  mutaciones 
de  Cerdeña  ,las  mas  executivas,  y  dilatadas,  que  na- 
turalmente duran  hasta  Diciembre  ,  porque  como  nacen 
de  los  vapores  nocivos  ,  que  levantan  tantos  pantanos, 
estanques,  y  lagunas,  que  tienen  la  Isla  cubierta  ,  con 
altisimps  montes  al  Norte,  hasta  que  se  purifique  con 

nie- 


Tomo  segundo.  Año  M.  JDCCXFIL         20^ 
nieve  ,  y  grandes  lluvias  el  ayre  ,  persevera  mal  sano. 
Por  esto  creían  los  de  Callér  tener  en  él  otra  defensa, 
y  que  moririan  sin  otra  Guerra  las  Tropas   del  Rey: 
tenia  la  Ciudad  seiscientos  hombres  de  Guarnición,  man- 
dada  por  el  Teniente  Coronel  Don  Jayme  Carreras, 
alguna    parte    de    la    Nobleza  se    habia    salido   de 
eiia  5  los    mas    parciales  de  la  Casa  de    Austria  se 
aplicaron  á  la  defensa  ^  hicieron  entrar  Milicias  Urba-* 
ñas  5  parce  de  iasquales  m.antenia  Doa  Antonio  Geno- 
vés,  Marqués  de  la  Guardia,  Gobernador  de  los  Ca- 
bos de  Callér  ,  hombre  rico  ,  y  declarado  Parcial   del. 
Emperador,  como  diximos  en  el  año  de  8.  habia  tam- 
bién una  Compañia  de  Catalanes ,  y  Valencianos ,  y 
hasta  unos  doscientos  Caballos, 

213     Las  Tropas  del  Rey  Phelipe  marcharon  á  for- 
mar la  linea,  y    se  acamparen  á  la  falda  del  Monte 
ürpino,  entre  la  Iglesia  de  la  Virgen  de  Líuch,  y  la 
de   los   Mercenarios  5  no  podian  levantar    Trincheras, 
por  faka  de  faginas^  estas  venian  por  mar  de  las  tier- 
ras de  Pula  ,  porque  el  País  no  habia  prestado  toda- 
vía la  obediencia  al  Marqués  de  Lede  ,  mas  que:  una 
tegua  de  tierra  en  contorno  ^  que  es  adonde  podían  lle- 
gar sus  Partidas,  porque  los  caminos  de  internarse,. 
ioa  ocupaban  las  Milicias  del  País ,  mezclados  con  al- 
gunos Veteranos  por  Cabos  ,  y  el  camina  principal  le. 
cubría  el  Castillo  de  San  Miguel  de  la  Condesa  ,  que 
habiaa  los  Sardos  fortificado,  y  dista  media  milla  de 
la  Ciudad  ^  eran  pocas  las  Tropas  españolas  para  for- 
mar linea  de  circunvalación,  ni  la  Artillería  dexaba  acer- 
car las  Naves  al  Puerto,  pero  como  la  Bahía  es  se- 
gura, por  quince  millas  de  distancia  ,  se  ancoraron   en 
ella  5  y  mientras  se  desembarcaba  la  Aríiileria,y  Mor- 
teros ,   la  gente  de  mar  puso  una  batería  de  cañones 
eontr^  el  Fortín  de  Darcena,  ocupado  ya  por  los  Es- 


3o8  Comentnrios  de  la  Guerra  de  "Espand, 
pañoles  el  Convento  de  Buen  Ayre  ,  y  el  de  la  Trini- 
dad, porque  se  habían  de  abrir  los  ataques  á  espaldas 
del  Convento  de  Jesús  ,  hasta  la  Iglesia  de  San  Lucí- 
fero, adelantándolos  á  batir  el  Baluarte  de  Monserrat, 
el  qual  llaman  el  Espolón ,  y  el  de  la  Seca  donde  se 
habia  de  abrir  la  brecha  ,  no  teniendo  la  Plaza  otro  ata- 
que ,  por  su  situación ,  que  la  hace  fuerte ,  porque  es- 
tá fundada  sobre  una  peña  escarpada  ,  y  muy  alta, 
continuada  por  todo  el  recinto  del  Castillo,  para  el  qual 
es  menester  tomar  antes  un  Arrabal, que  tiene  fortifica- 
do ,  que  llaman  la  Marina  5  los  otros  llamados  Estam- 
padle ,  y  Villanueva,  están  abiertos  ,  y  separados  de  la 
Plaza ,  que  acia  Poniente  tiene  un  Foso  considerable, 
Contra  el  qual  no  se  puede  abrir  Trinchera,  ni  ade- 
lantar aproches  ,  ya  por  lo  inaccesible  de  la  Roca, 
j^a  por  el  terreno  cubierto  de  peñascos. 

214     El  recinto  de  este  Castillo,  y  Arrabal  es  muy 
dilatado,  y  asi  no  se  le  pudo  poner  Sitio  formal,  por- 
que era  preciso  atacarle  por  lo  mas  fuerte,  porque  so- 
lo alli  lo  permitía  el   terrena  La  Plaza  es  irregular, 
y  asi  caminaban  á  obscuras  los  Ingenieros,  Esto  hacia 
perder  tiempo  ,  y  la  noche  del  dia  trece  de  Septiembre 
se  abrió  la  Trinchera ,  mandada  por  el  Teniente  Ge- 
neral Armendariz,  y  el  Mariscal  de  Campo  Caballero 
de  Lede.  Esta  misma  noche  llegó  el  Marqués  de  San 
Phelipe  en  el  mismo  Navio  que  se  le  envió  ,  manda- 
do por  Don  Cayetano  Pujadas  ^  no  usó  de  la  autoridad 
que  tenia  del  Rey^  por  no  dar  ocasión  á  la  emulación 
de  los  Sardos^  solo  asistía  en  cosas  fuera  de  Guerra, 
con  su  diciamen  al  Marqués  de  Lede.   Escribió  luego 
Varias  cartas  por  todo  el  Reyno^  y  en  pocos  días  todo 
el  País  abierto  rindió  la  obediencia  al  Rey  ,  y  las  Ciu- 
dades ,  menos  las  que  son  Plazas  cerradas  ,  Caliér  ,  Al* 
g.uér ,  y  Castillo  Aragonés.  La  Nobleza  que  estaba  fue- 
ra 


\Tomo  segundo,  Ao de  M.  DCCXVU.       209 
ra  de  ella  personalmente  ,    por  cartas   prestó   al  Mar- 
qués de  Lede  la  obediencia.  En  Sacer  ,  Capital  de  la 
parte    Occidental     del    Reyno   ,    intentaron    prender 
al  Gobernador,  Marqués  Benités,  los  Parciales  del  Rey 
Phelipe ,  Don  Domingo  Vico  ,  Marqués  de  Solemnis,  D. 
Pedro  Anat ,  Varón  de  Sorso  5  Don  Juan  Guio ,  Varón 
de  Osi  5  Don  Antonio  Miguel  Olibes,  Marqués  de  Mon- 
tenegro ,  y  otros ,  que  fiándose  para  el  hecho  de  uno, 
que  no  les  guardó  fe  ,  fueron  descubiertos  5   algunos 
huyeron ,  otros  fueron  presos ,  y  enviados  á  la  Torre 
del  Espolón  de  Alguer.  Con  algunos  no  se  atrevió  Be- 
nités ,  y  quedó  en  confusión  la  Ciudad.  El  Marqués  de 
Montenegro  se  puso  en  campaña  con  mucha  gente  del 
Pais  ,  y  se  declaró  por  el  Rey  Phelipe ,  sirviendo  co- 
aplicación ,  y  vigilancia.  Para  adelantar  esta  sedición 
se  enviaron  las  Galeras  á  Puerto  Torre  5  el   dia    1 6» 
llegaron  con  el  Marqués  de  Montealegre   otros  300. 
Caballos  ,  y  un  Regimiento  de  Infanteria.  Con  esto  se 
adelantó  el  bloqueo  de  Callér  hasta  un   Lugar,  que 
llaman  el  Más ,  y  la  Escafa  5  para  que  no  viniesen  vi- 
veres  por  Uta  ,  y  Asemine  á  la  Ciudad  en  Barquillos 
por  el  Estanque  5  iba  continuamente  Don  Joseph  Pati- 
no enviando  viveres  de  Barcelona   con  el  mayor  cui- 
dado ,  y  abundaba  de  ellos  el  Campo  ^  porque  con  ha- 
berse salido  de  la  Plaza,  el  Virey  Marqués  de  Rubí, 
retirándose  á  la  de  Alguér ,  se  consternó  aquella  Co- 
marca. 

315  El  dia  i8.se  tuvo  esta  noticia  en  el  Campo, 
y  se  mandó  al  Coronel  de  Dragones  Conde  de  Pezue- 
la ,  seguirle  :  alcanzóle  en  un  Lugar  que  llaman  Siama- 
ná ,  pero  protegido  de  algunos  del  Pais ,  se  escapó,  y 
quedó  prisionero  Don  Pedro  Banchifort ,  Conde  de  San 
Antonio  ,  General  de  las  Galeras  de  Cerdeña  ,  y  mu  - 
chos  Soldados  de  Caballería  ,  quedó  el  mando  delaPla- 
Tom,  IL  Dd  za 


210  Comentarios  de  la  Guerra  de  España. 
za  á  Don  Jayme  Carreras  5  batíase  ésta  con  quarenta 
cañones  ,  y  veinte  morteros  ,  y  teniendo  ya  la  brecha 
abierta  la  Marina,  sin  esperar  asalto,  la  desampara- 
ron los  Alemanes.  También  tenían  las  brechas  abiertas 
el  Bastión  de  la  Seca  ,  y  el  Español ,  aunque  no  capa- 
ces de  ser  montadas  ^  ni  con  ganarlas  se  estaba  dentro 
del  recinto  de  la  Plaza  ,  adonde  se  habían  retirado  los 
Presidarios  ,  guarneciendo  los  Baluartes  que  llaman  de 
Santa  Catalina  de  Palacio,  y  del  Viento. 

216  Hicieron  una  cortadura  después  de  la  prime- 
ra cortina  del  Castillo,  desde  la  Torre,  que  llaman 
del  Elefante,  á  la  del  León  en  la  Plaza  del  Bach^aun 
tenían  mucho  que  hacer  los  Sitiadores  \  pero  la  tarde 
del  día  30.  estando  de  Trinchera  el  Marqués  de  San 
Vicente  ,  hizo  la  Plaza  llamada.  El  dia  i.  de  Octubre 
se  capituló  de  salir  desarmada  la  Guarnición  ,  que  se 
le  había  de  dar  Barcos  ,  para  llevarla  hasta  Genova: 
el  dia  2.  se  ocupó  la  Puerta  de  San  Pancracio  ,  al  otro 
día  entraron  las  armas  del  Rey  Phelipe ,  y  se  quedó 
en  Callér  el  Marqués  de  San  Vicente ,  porque  Armen- 
dariz  estaba  malo  ,  y  de  presidio  los  Regimientos  de 
Bustamante,  y  Basilicata  ,  con  cien  Dragones. 

i2ijr  El  dia  6.  se  destacó  al  Conde  deMontemar, 
con  mil  Granaderos ,  para  tomar  los  puestos  contra  Al- 
guér  f  después  de  tres  días  partió  el  resto  del  Exer- 
cito  con  el  Marqués  de  Lede  ,  quedó  mandando  la 
Provincia  de  Callér  Armendariz.  Ésta  marcha  de  un 
Cabo  á  otro  del  Rey  no,  era  peligrosa  por  las  muta- 
ciones ^  se  había  de  pasar  por  los  Lugares  mal  sanos 
distando  Alguér  de  Callér  mas  de  quarenta  leguas. 
Conducir  estas  Tropas ,  y  que  tuviesen  en  la  marcha 
víveres,  se  encargó  al  Marqués  de  San  Phelipe  ,  co- 
mo practico  del  Pais  \  y  para  huir  de  las  Lagunas  de 
Ofisíán  j  que  son  las  mas  dañosas ,  se  tomó  el  cami- 
no 


Tomo  segundo.  Año  de  M.  DCCXFIL       jii 
no  por  Fuerte,  y  Agailarra  5  y  da  alli  por  Icire  á  Al- 
guér  5  donde  se  liego  el  20.  de  Octubre. 

218     Habían  el  dia  11.  hecho  desembarco  quatro* 
cientos  y  qua renta  y  seis  Alemanes  del  Regimiento  de 
Vvalis  en  Terranova  ,  que  enviaron  de  Napoíes  ,  com- 
boyandolos  las  Galeras  de  aquel  Reyno,  de  quien  era 
General  eí  Conde  de  Foncalada ;  el  qual   habiéndolos 
dexado  en  tierra ,  luego  se  hizo  á  la  vela  5  porque  sa- 
bia   estaban  en     aquellos     mares   muchas    Naves  ,  y 
Fragatas  Españolas.  Era  el  Lugar  en  que  desembarca- 
ron muy  afecto  al  Rey  Phelipe  ,  por  lo  qual  ,    en  la 
malograda  Expedición  del  año  de  17' 10.   habia  pade- 
cido mucho  ,  y  se  habian  ahorcado  muchos.  Esta  Pla- 
ya 5  aunque   no  es  de  la  jurisdicción  de  Gallura  ,  la 
gobernaba  entonces  ,  de  orden  del  Marqués  de  San  Phe- 
lipe ,  Don  Juan  Bautista  Sardo  de  Tempio  :  habia  éste 
tomado  las  armas  por  el  Rey ,    y  puesto  á  su  devoción 
la  Gallura ,  é  invigilaba  en  las  Marinas  mas  cercanas 
á  Tempio ,  donde  se  hallaron  sesenta  hombres  quando 
desembarcaron  los  Alemanes.  Fingieron  los  Sardos,  ser- 
les amigos  :  y  para   engañarlos  mejor ,  con  dirección 
de  un  Sacerdote  ,  que  alU  se  hallaba ,  aclamaron  en 
alta  voz  al  Emperador^  con  esto  se  fiaron  de   ellos, 
y  mostraron  las  instrucciones  ,  que  tenian  de  socorrer 
la  Plaza  de  Alguér ,  ó  mantener  la  Gallura  en    Ar- 
mas contra  los  Españoles ,  baxo  la  mano  de  Don  Fran- 
cisco Pez ,  Marqués  de  Villamarin ,  ó  de  Don  Juan  Va- 
lentín ,  Conde  de  San  Martin  ,  Autores  de  la  primera 
rebelión  ,  como  referimos  aquel  año.  Estos  ^  y  los  tie- 
rnas Cabos,  que  entonces  referimos  de  la  sedición  de 
Gallura  se  habian  retirado  ,  luego  que  se  rindió  Callér 
á  Bonifacio ,  y  no  tenia  gente  en    Campaña  ^  toda  la 
Provincia  de  la  Gallura  estaba  por  el  Rey  Phelipe  5  y 
asi ,  aquellos  sesenta  Sardos  engañando  á  ios  Alemanes 

Dd  2  los 


212  Comentarios  de  la  Guerra  de^  España. 
ios  guiaron  por  los  estrechos  de  los  montes ,  y  pues-J 
tos  en  una  canal  muy  angosta ,  que  no  tenia  por  los 
lados  salida  ,  convirtieron  las  Armas  contra  ellos  ^  no 
estaban  los  Alemanes  desarmados  ^  pero  sorprendidos 
de  aquella  novedad ,  y  encerrados  en  las  entrañas  de 
un  Monte  no  conocido ,  capitularon  con  el  Clérigo  su 
rendición  ,  hasta  que  avisado ,  llegó  Don  Juan  Bau- 
tista Sardo,  y  formó  sus  capitulaciones,  ofreciéndoles 
librjrtad  para  volverse  á  Ñapóles  5  estas  no  las  observó 
el  Marqués  de  Lede  ,  porque  fueron  dadas  de  quien  no 
tenia  autoridad  para  ello  ,  y  asi  se  conduxeron  prisio- 
neros de  Guerra  á  Sacér. 

219     Con  esta  novedad  desmayó  mucho  el  Presidio 
de  Alguér  ^  aunque  de  los  seiscientos  hombres  que  en- 
viaron de   Milán  5  en  las  noches  del  dia  10.   y  el  12. 
con  unos    Falucones   prevenidos,  y  en  una  Galeota, 
les  habia  entrado  el  socorro  de  ciento  y  ochenta  hom- 
bres del  Regimiento  de  Amiltón.  No  pudieron  entrar  to- 
dos los  que  de  Italia  vinieron  ,  porque  los  Navios  Es- 
pañoles ,  que  bordeaban  en  las  aguas  de  Puerto  Conde, 
lo  embarazaban.  Quedaron  las  SaetiaSjy  Naves  ,  que 
los  conduxeron  en  los  Puertos  de  Córcega  ,  mas    ve- 
cinos á  Cerdeña  ^  y  con  Falucas  también  introduxeron 
en  Castillo  Aragonés  140.  hombres  del  mismo  Regimien- 
to. Esto  fue  antes  que  al  Puerto  de  Alguér  llegasen  las 
Galeras  de  España  ,  después  no  pudo  entrar  mas  socor- 
ro ,  y  se  volvió  la  gente  á  Genova  5  ni  con  la  que  ha- 
bia recibido  tenia  bastante  Presidio  Alguér ,  de   donde 
la  noche  del  dia    21.  de   Octubre  también   se  salió  el 
Marqués  de  Rubí  ,  y  se  pasó  á  Castillo  Aragonés   en 
una  Galeota^  de  alli  se  fue  á  Córcega  ,  desamparando 
el  Reyno  ,  porque  no  le  podia  defender.  La  Plaza  que- 
dó á   cargo  de  su  Gobernador  Don  Alonso  Bernardo 
de  Céspedes.  Esta  es  una  obra  coronada ,  regular  ,  pe- 
ro 


Tomo  segmdo.  Año  de  M.  DCCXFTl  215  w 
to  chica  5  tiene  Foso  5  mas  no  entrada  encubierta  5  no 
se  le  pudo  atacar  mas  que  por  una  parte,  porque  á 
mas  de  la  mitad  de  la  Ciudad  ciñe  el  mar. 

2  30  El  dia  25.  de  Octubre  le  intimó  la  rendición 
el  Marqués  de  Lede ,  la  respuesta  fue  pedir  tres  dias 
de  tiempo;  se  le  dieron  seis  horas;  en  este  tiempo  en- 
vió el  Gobernador  al  Sargento  mayor  de  la  Plaza  ,  pa- 
ra capitular.  En  el  mismo  dia  se  hizo  un  destacamen- 
to de  ochocientos  Granaderos  ,  á  cargo  del  Marqués  de 
San  Vicente  ,  para  bloquear  á  Castillo  Aragonés ;  con- 
cedióse á  la  Guarnición  de  Alguér  salir  con  Armasj 
pero  dexarlas  antes  de  embarcarse ,  porque  también  se 
capituló  conducirlos  á  Genova.  El  dia  29.  se  entregó 
la  Plaza. 

221     Con  esta  noticia  capítulo  en  30.  de  Octubre 
Ca,ptillo  Aragonés  ,  y  se  le  concedió  lo   mismo.  Este 
es  un  Castillo  grandísimo  ,  ceñido  de  Baluartes,  pues- 
to en  una  eminencia  ,  que  no  se  le  puede  abrir  brecha, 
toda  la  subida  es  peña  viva  ,  y  no  se  puede  tomar  sinq 
por  hambre  ,  ó  por  falta  de  agua,   porque   tiene  muy 
pocas  cisternas  ,  y  la  fuente  de  que  bebe  el  Pueblo  es- 
tá fuera  del  recinto ,  y  se    pueden   apoderar    de  ella 
los  Sitiadores.  Con  esta  rendición  de  Castillo  Arago- 
nés ,  recobró  en  dos  meses  ,  y  pocos  dias  el  Rey  no  el 
Rey  Catholico;  dio  indulto  general ,  y  licencia,  para  que 
saliese  qualquiera,  aun  del  País,  Executaronlo  quantos 
en  el  año  de  ocho  habían   sido  declarados  ParciaJes 
de  la  Casa  de  Austria  ,  y  algunos  otros  ,por  veleydad 
ó  porque   habían  sido  beneficiados  del  Emperadr>r.  Se 
extrañó  del  Reyno  al  Arzobispo  de  Sacer,  Don  Bernar- 
do Fustér ,  porque  no  había  querido  cantar  en  su  Ca- 
tedral el  acostumbrado  Hymno  en  acción  de  gracias^ 
echóle  el  Rey  las  temporalidades,  embargó  las  rentas,y  el 
Arzobispo  se  pasó  á  Bonifacio,  éste  era  un  Canónigo 

Va- 


c  1 4       Comentarlos  de  la  Guerra  de  España. 
Valenciano ,  muy  parcial  de  los  Austríacos ,  le  había 
el  Emperador  propuesto  á  esta  Mitra.  También  se  sa- 
lió voluntariamente  Don  Antonio  Sellent,  Obispo  Au- 
xiliar de  Callér. 

22  2  El  Marqués  de  Lede  dexó  en  el  Rey  no  tres 
mil  hombres  de  Presidio  ,  y  por  Gobernador  General 
á  Don  Joseph  Armendaríz.  Perdió  el  Rey  en  esta  Ex- 
pedición seiscientos  hombres  ,  mas  de  las  mutaciones 
del  ayre,  que  del  fuego  de  la  guerra  ^  porque  solo  I3 
hubo  en  Callér  por  espacio  de  quince  dias^  con  lo  res- 
tante de  las  Tropas  volvió  el  Marqués  de  San  Phelipe 
á  su  ministerio  de  Genova  5  los  Navios ,  y  Galeras  de 
España,  se  restituyeron  á  sus  Puertos;  los  de  Trans- 
porte no  se  despidieron  ,  porque  tenia  el  Cardenal 
Alberoní  meditada  otra  empresa  ,  aunque  corrían  las 
voces  como  ciertas ,  de  que  hacia  el  Emperador  la 
paz  con  el  Turco ,  porque  armados  los  Españoles  re- 
celaba perder  la  Italia  ,  donde  exercia  su  despótico  im- 
perio. 

223  Había  enviado  á  ella  Plenipotenciario  al  Con- 
de Orcolám,  que  tenía  una  Liga  con  sus  Principes, 
pero  no  tuvo  efecto ,  y  solo  logró  sacarles  contribu- 
ciones ,  no  solo  con  el  pretexto  de  la  Guerra  de  Ua-- 
gría  ,  pero  para  defender  la  Italia  ,  que  suponía  ame- 
nazada por  el  Adriático  del  Turco  ,  y  por  los  Españo- 
les del  Mediterráneo.  Estos  le  daban  mas  cuidado  ,  por- 
que ya  sabía  ,  que  le  pedían  los  Turcos  la  paz  :  le  ofre- 
cían el  Condado  de  Temesvar ,  como  quedase  por  ellos 
la  Morea  5  y  se  demoliese  Belgrado  ,  dexando  en  li-. 
bertad  á  los  Principes  de  Transilvania ,  Valachía  ,  y 
Moldavia  ,  que  tomasen  el  Patrocinio  de  la  Puerta 
Otomana  ,  ó  del  Emperador.  Al  Ministro  Español  le 
parecían  razonables  estas  proposiciones  5  pero  las  juz- 
gaba el  Príncipe  Eugenio  indecentes  ,  y  no  dignas  de 
proponer  al  vencedor.  To- 


Tomo  segundo.  Año  M,  DCCXVll,         21  ^-^  '- 
224     Toda  esta  disputa  de  los  Ministros  de  Vie- 
na  nacía  de  la  aprehensión  de  perder  la  Italia  5  y  aun- 
que el  Ministro  Veneciano  aseguraba  en  Viena  ,  que  su 
República  contribuirla  con  las  Naves  ,  y   Tropas  ofre- 
cidas en  la  nueva  Liga  ,  para  defenderla  ,  no  les  bas^t 
taba  esto ,  como  recelaban  tanto  de  sus  Principes ,  y 
mas  del  Gran  Duque  de  Toscana ,  y  el  de  Parma.  Dis- 
pusieron poner  Tropas  Alemanas  en  la  Lunegiana ,  y 
Ducado  de  Masa  ,  con  esto  se  ponian  entre    Toscana, 
Parma,  y  Genova,  y  les  parecía  formar  otra  cadena, 
y  aun  ofrecieron  al  Duque  de  Masa  ,  que  se  hallaba  en 
Viena  ,  el  Feudo  de  Mirrebalt  en   Alemania  ,  si  daba 
sus  Estados  de  Italia  al  Emperador.  Estaba  el  Duque 
mal  con  sus  Vasallos  ,  por  una  sublevación,  poco  an- 
tes sucedida ,  y  daba  oidos  á  dexarlos  5  pero  vendién- 
dolos. Esto  no  tuvo  efecto ,   porque  los  Alemanes   ra- 
ras veces  hacen  contrato  de  dar  dinero ,  sino  de  to- 
marle.   Desaogaban  su    ira  con  el  Papa  5  sacaron  al 
Nuncio  de  Ñapóles ,  y  el  Tribunal  que  llaman  de  las 
Obras  Pias ,  para  la  Fabrica  de  San  Pedro  ^  enviaron 
Tropas  á  Benevento  ,  con  pretexto ,  que  no  se  escapa- 
sen los  que  de  Ñapóles  se  destinaban  á  las  prisiones 
por  difidencia  del  Gobierno.  Cierto  es,  que  el  Carde- 
nal Alberoni  habia  enviado  Emisarios  á  aquel  Reyno 
y  que    algunos  Napolitanos  se  correspondían  con  los 
Ministros  del  Rey   Catholico,  porque  la  intención  de 
Alberoni  era ,  si  se    desembarazaba  aprisa  de  Cerde- 
ña,  pasar  estas  Tropas  á  Ñapóles  ,  con  otras  que  me- 
ditaba enviar  5  pero  el  Cardenal  no  las  sacó  de  Espa- 
ña  para  Cerdeña  hasta  tener  el  Capelo ,  en  que  per- 
dió mucho  tiempo ,  y  también  tardó  en  el  viage  mas 
de  lo  que  se  pensaba  la  Esquadra  del    Marqués  Esie- 
van  Mari ,  de  lo  que  se  le  quería  hacer  cargo  5  pero 
se  halló  haber  sido  sin  su  culpa  ,  y  alegó  ,  que  no 

era 


-s. 


Gi6      Comentarios  de  ¡a  Guerra  de  España»  '     > 
era  dueño  de  los  Mares,  ni  los  Vientos. 

225  En  este  año  perdió  el  Emperador  su  hijo  pr¡-« 
mogenito ,  que  llamaban  en  Viena  Principe  de  Astu- 
rias; y  parió  la  Emperatriz  á  la  Archidu.-]uesa  Ma- 
ría Teresa  en  13.  de  Mayo.  LaReynade  España  pa- 
rió á  21.  de  Marzo  otro  Infante ,  á  quien  se  le  dio  por 
nombre  Francisco  ^  pero  vivió  solo  treinta  y  seis  dias. 


ANO  DE  M.  DCCXVIII. 

226     /^On  un  leve  golpe,  siguiendo   el   dicta- 
\^^  men  de  Alberoni ,  despertó  el  Rey  Ca- 
tholico  al  Enemigo,  porque  la   recuperación  de  Cer- 
deña  no  traía  las  consequencias  ,  que  eran  precisas  al 
haber  nuevamente  desembaynado  la  espada,  aun  abul- 
tadas en  la  ponderación  del  Cardenal ,  para  confirmar 
al  Rey  en  la  opinión  déla  Guerra.  Nada  perdió  el  Em- 
perador con  Cerdeña ,  nada  ganó  el  vencedor.  Lo  des- 
armado de  aquel  Reyno ,  el  desengaño  de  los  nobles, 
y  el  descontento  de  los  Pueblos  ,  facilitó  su  rendición. 
Las  Tropas  no  tuvieron  en  que  mostrar  su  brio  5  pero. 
la   felicidad  del  éxito  estimuló   al  Cardenal  á  seguir, 
eomo  decia  ,  el  favorable  viento  de  la  fortuna.  No  ad- 
mitía consejo  alguno  :  inútil  la  prudencia  de  los  Espa- 
ñoles, y  la  experiencia  de  los  Ministros  se  desprecia- 
ba con  escándalo:  con   vanidad  de  saber  mas  que  to- 
dos ,  escuchaba  á  pocos  Alberoni  ,  ó  no  escuchaba; 
superior  aun  4  su  esperanza  su  dicha  ,  admitió  aquella 
perniciosa  vanidad  de  dilatar  su  nombre  ,  aun  con  mas 
eficacia ,  porque  le  concebia  obscuro.  Estos  creia  eran 
los  mas  firmes  materiales  para  la    mundana  gloria ,  y 
para  adelantar  la  de  la  Nación  española. 

Eí 


Tomo  segundo.  Año  de  M.  T>CCXVIIL       1 1  ^ 
2  2^     El  Rey  perseveraba  enferino  :  este  cuidado 
ocupaba  todo  á  la  Rey  na  ,  y  se  prometió  la  Monar- 
quía victima  del  hombre  mas  violento ,  (como  los  émulos 
de  Alberoni  decían)  cuyas  desproporcionadas  ¡deas  to- 
maban un  empeño,  que  no  podían  sostener,  para  el  qual 
prevenía  un  grande  armamento :  disponianse  Naves  de 
guerra, comprábanse  otras  sin  intermisión 5  mandaba  re- 
clutar  toda  España ,  en  Genova  ,  y  en  Liorna :  fundíase 
gran  numero  de  piezas  en  Pamplona  9  de  que  había  mu- 
cha falta  en  España  5  y  desde  la  misma  ciudad  se  con- 
ducían de  continuo  millares  de  bombas  ,  y  balas  á  Ca- 
taluña :  trabajábanse  gran  cantidad  de  vestuarios  para 
tropas  :  labrábanse  armas ,  municiones  ,  y  se  tenían   aí 
sueldo  numero  considerable  de  Navios  estrangeros  para 
transporte,  con  queja  de  las  Naciones  ,  que  les  impedia 
el  comercio.  El  único  Ministro  de  quien  Alberoni  se  va- 
lia era  Don  Joseph  Patino :  no  le  podía  hallar  mas  á 
proposito  ,  ni  mas  expedito ,  porque  para  mantener  su 
autoridad  ,  lo  facilitaba  todo  ,  y  lo  conseguía  ,  aunque 
decían  sus  émulos  ,  que  no  despreciaban  medio  alguno 
para  el  fin  ,  y  que  en  él  la   palabra  no  tenia  aquella 
firmeza  ,  que  ha  menester  la  de  un  Ministro ,  porque  es 
substituido  en  vez  del  Rey  ,  cuyas  palabras  deben  ser 
inviolables. 

328  Nunca  se  vieron  en  España  preparativos  tan 
grandes :  ni  Ferdinando  el  Catholico  ,  que  tantas  Ex- 
pediciones ultramarinas  hizo  5  ni  Carlos  V.  ni  Phelipe 
II.  que  hicieron  muchas  ,  han  formado  una  mas  ador- 
nada de  circunstancias  ^"^  ^^  preparativos.  La  nota  de 
ellos  iba  en  varias  copias  por  la  Europa ,  asombrada 
de  que  pudiese  un  Reyno  ,  cansado  de  tan  prolija ,  y 
tan  varia  guerra  ,  ser  capaz  de  gastos  tan  inmensos. 
Verdaderamente ,  Alberoni  dio  á  ver  las  fuerzas  de  la 
Monarquía  Española ,  quando  sea  bien  administrado 
Tom.  IL  Ee  el 


2 1 8  Cowetitarios  de  la  Guerra  de  España» 
el  Erario  ^  siendo  indubitable ,  que  gastos  tan  excesivos 
en  tan  breve  tiempo  ,  ningún  Rey  Catholico  ha  podido 
hacerlos :  y  esto ,  no  habiendo  echado  nuevas  contribu- 
ciones al  Reyno.  Esta  obstinación  de  su  poder  la  debia 
el  Rey  á  la  dirección  del  Cardenal ,  que  le  hubiera  sido 
útil  ,  si  mas  prudente  ^  porque  creyó  poder  asistir  á  todo 
el  mundo  ^  ó  padeció  el  engaño  de  creer  ,  que  no  se  le 
opondrían  los  Principes  ,  que  no  estaban  directamente 
interesados  en  esta  guerra ,  para  sobstener  la  qual ,  no 
perdonó  diligencia. 

229     Como  se  persuadía  la  proseguiría  er Empera- 
dor con  el  Turco  ,  envió  al  Principe   Ragotzi  ,  que 
residía  en  Andrinopoli,  al  Coronel  D.  Santiago  Borsi- 
piene,  para  ofrecer  á  aquel  Principe  bastantes  socor- 
ros de  dinero  ,  (si  somo  el  habla   ofrecido)  le  daba 
el  Gran  Sultán  un  cuerpo  de  30^.  hombres  ,  para  en- 
trar por  la  Transilvania»  Creía  con  esto  ,  no  solo  ha- 
cer una  gran  diversión  al  Emperador  5  pero  aleantar 
al  Sultán  ,  para  que  no  hiciese  la  paz  ,  cuyo  Tratado 
adelantaban  los  Ministros  de  Inglaterra,  y  Olanda,  que 
estaban  en  Constantinopla  f  pero  ya  como  consternados 
los  Turcos  ,  la  deseaban  ,  ni  podía  Ragotzi  cumplir  lo 
t)frecído  ,  ni  el  Coronel  Boisiniene  hacia  en  Andrino- 
poli  mas  que  escandalizar  el  mundo  5    porque  decían 
los  émulos  de  Alberoni ,  y  el  Emperador  ,  que  había 
enviado  la  España   un  Ministro  á  la  Puerta  Othoma- 
na ,  para  una  secreta  coligación  ,  ofreciendo  sobste- 
ner la  guerra  contra  el  Emperador  en  Italia  ,    como 
el  Turco  lo  hiciese  en  Ungria  ,  y   pagar  las  tropas, 
que  se  diesen  á Ragotzi,  para  que  renovando  la  rebe- 
lión ,  atacase  los  Estados  Austríacos  1  Que  este  trata- 
do habla  tenido  su  principio  en   París  con  el  Principe 
de  Chelamár ,  Embaxador  del  Rey  Catholico ,  quando 
^Ragotzi  estuvo  en  aquella  Corte  ,  con  quien  habla  te- 
ñí- 


Tomo  segundoo  Am  de  M\  DCCXFIIL  219 
nido  varias  conferencias  en  el  Convento  de  los  Caman- 
dulenses ,  y  que  aún  se  proseguía  este  Tratado  con  un 
Agente  de  Ragotzi ,  y  un  Thesorero  suyo  ,  habiéndose 
enviado  por  Marsella  armas  ,  y  dinero.  Todo  esto 
ponderó  por  escrito  el  Pontífice  al  Conde  de  Galíasch, 
Embaxador  Austríaco  en  Ronia ,  y  esparció  copias ,  no 
solo  por  el  Sacro  Colegio  pero  aún  por  la  Europa. 
El  Principe  de  Chelamár  ,  se  excusó  de  esta  impos- 
tura con  una  carta  muy  bien  escrita  al  Cardenal  Aqua- 
viva  ^  negó  el  hecho  ,  y  aseguró  no  haber  hablado  á 
Kagotzi ,  mas  que  muy  de  paso  en  las  antecámaras 
del  Rey  Christianisimo  ,  y  en  la  casa  donde  se  cele- 
braba una  Academia  ,  no  conocer  los  sugetos  ,  que 
le  citaban ,  ni  haber  tenido  de  su  Soberano  tal  en- 
cargo, 

230  Al  fin  se  esforzó  disuadir  al  mundo,  y  que* 
dó  dudosa  la  materia  5  cierto  es ,  que  el  Coroné!  Boi- 
siniene  no  tenia  mas  comisión  ,  ni  credenciales  ,  que 
para  el  Principe  Ragotzi ,  que  es  Catholico  Romano, 
y  podía  el  Rey  de  España  ,  estando  en  Guerra  con 
la  Casa  de  Austria  ,  ayudar  á  aquel  á  recobrar  sus 
estados  ,  sin  entrar  en  si  era  justo  ,  ó  no  ,  la  confisca- 
ción ,  ni  la  piedad  del  Rey  Phelipe  ,  quien  ,  aunque 
lo  quisiese  Alberoni ,  nunca  hubiera  firmado  despacho 
de  tener  comunicación  ,  ó  procurar  alianza  con  el  Tur- 
co 5  porque  es  ley  fundamental  de  los  Reyes  Catholicos 
nunca  hacer  la  paz  con  los  Mahometanos,  y  esta  guer» 
ra  permanece  desde  el  Rey  Don  Pelayo :  por  mas  de 
siete  siglos  ,  sin  hacer  jamás  paces,  ni  treguas  con  ellos, 
como  cada  día  las  hacen  el  Emperador  ,  y  otros  Prin- 
cipes Catholicos. 

231  No  faltaban  Theologos  ,  ni  Ministros  ,  que 
defendían  ,  era  lo  propio  coligarse  con  los  Turcos, 
que  con  los  Hereges  :  que  con  estos  era  ya  usual  la 

EC2  11- 


220       Comentarios  de  la  Guerra  de  España. 
liga  de  España  ,  y  otros  Principes  Catholicos :  y  que 
no  debía  hacer  mayor  horror  el  Othomano ,  pues  to- 
dos eran  igualmente  enemigos  de  la  Iglesia  :  que  ha- 
bia  llamado  á  aquel  alguna  vez  ,  contra  la  violencia 
de  los  Empera'^ores.  El  Rey  Phelipe  nunca  quiso  dar 
oidos  á  esta  Theología  ,  cuya  doctrina  no   nos  toca 
examinar  ^  cierto  es  ,  que  es  mas  escandalosa  la  amis- 
tad con  el  Mahometano  ,  que  con  el  Hercge  ,  porque 
este  es  Christiano  ^   y  como  no  disiente  en   todo  ,  es 
mas  fácil   su   reconciliación  con    la  Romana    Iglesia. 
También  es  cierto  ,  que  el  Coronel  Santiago  Boisi- 
iiiene  ,  de  orden  del  Rey  Catholico  ,  se  vio  ,  antes 
de  pasar  á  Ragotzi  ,  con   Clemente  XI.  que  siempre 
juzgó  ,  quedarla  desautorizada   la  potestad  Pontificia, 
y  violados  muchos   privilegios  Eclesiásticos  ,  si  domi- 
naba enteramente  en  Italia   el    Imperio  impetuoso  ,  y 
despótico  de  los   Alemanes.  En  Roma  se  daba  crédi- 
to á  quanto  se  oía  contra  el  Cardenal  Alberoni  ^  por- 
que desde  la  empresa  de  Cerdeña  le,  cargaba  el  Pon- 
tífice epiíectos  injuriosos  á   su  honor.    Con   todo  ^soy 
por  no   acabar  de  romper  la  amistad  con  el  Rey  Ca- 
tholico ,  le  dio  las  Bulas  del  Obispado  de  Malaga,  á 
que  el  Rey  le  habia  propuesto  ,   y  un  Breve  que  se 
pudiese  hacer  consagrar  de  qualquier  Obispo  ,  sin  asis- 
tencia de  otros  ^  pero  habiendo  luego  ,    por  muerte 
del  Cardenal  Don  Manuel  Arias  ,  vacado  el  Arzobis- 
pado de  Sevilla  ,  fue  Alberoni  propuesto  por  el  Rey, 
El  Pontifice  negó  estas  Bulas  ,  aun  después  de  admi- 
tida la  dexacion  de  Malaga  ^  celebró  los  Consistorios 
después  de  esto ,  sin  procurar  canonizar  á  Alberoni:  y 
viendo  los  Ministros  del  Rey   de  España ,  que  perju- 
dicaba á  su  derecho  ,  porque  debia  admitir  el   Papa 
á  qualquiera  propuesto  por  el  Rey  ,  como  no  tuviese 
las  nulidades  ,  ó  defectos  ,  que  prescriben  los  Cáno- 
nes. 


Tomo  segundo.  Año  de  M.  BCCXFIIL  221 
nes  ,bizo  D.  Juan  de  Herrera  (Auditor  de  Rota  Espa- 
ñol) una  protesta  al  Papa  en  ii.de  Febrero,  por  subs- 
titución del  Cardenal  Aquaviva  ,  alegando  estar  vulne- 
rados, con  esta  repugnancia  de  dar  las  Bulas,  los  dere- 
chos del  Rey  Catholico  ,  y  sus  prerrogativas ,  concedi- 
das ,  y  confirmadas  por  tantos  Sumos  Pontífices :  Que  era 
claro  atentado,  no  axpedir  Bulas  á  proposiciones  del  Rey 
en  los  primeros  Consistorios^  y  que  asi  le  quedaba  ac- 
ción, no  solo  á  hacerse  mantener  sus  derechos  5  pero  á 
usar  de  aquellos  medios  ,  que  permiten  los  Cánones  para 
resistir  á  la  violencia.  El  Papa  se  excusaba,  con  que  tam- 
bién aquellos ,  y  muchas  Bulas  Pontificias  prohivian ,  en 
tan  pocos  dias  pasar  de  un  Obispado  á  otro  ,  y  que  no 
había  necesidad  de  dispensarlo.  'No  debemos  entrar  en 
las  razonas  del  Pontífice  ,  pero  creyó  el  mundo  ,  que  en 
esto  habia  parte  de  contemplación  al  Emperador,  por- 
que era  Alberoni  el  blanco  de  sus  iras ,  y  se  deseaba  su 
abatimiento. 

232  El  Rey  Phelípe  se  dio  de  esto  por  ofendido: 
mandó  saliesen  todos  sus  subditos  de  Roma  :  Que  no  se 
tuviese  mas  comercio  con  aquella  Corte  ,  y  que  no  se  to- 
masen Bulas  de  Dataría  ^  y  sacó  al  Nuncio  Aldrobandi 
de  sus  Reynos  ,  no  porque  tuviese  de  él  queja  particu- 
lar ,  sino  porque  era  consequente  el  haberse  manifes- 
tado mal  satisfecho  del  Pontífice ,  el  qual  no  estaba 
bien  con  su  K unció  ,  porque  se  creía  engañado  de  sus 
persuasiones  ,  y  promesas  por  haber  dado  el  Capelo 
á  Alberoni ,  de  que  tanto  se  arrepentía  ,  y  asi  no  le 
permitió  entrar  en  Roma  ,  y  se  retiró  á  su  casa  en 
Bolonia. 

233  Estas,  que  llamaba  Alberoni  venganzas  del 
Pontífice  ,  ó  temores  ,  los  despreciaba  con  inmodestia, 
y  se  gloriaba  su  vanidad  de  ser  objeto  de  la  ira  de 
los  Principes  ,  y  de  hacer  figura  en  el  Theatro  del 

mun- 


2  2  2       Comentarios  de  ¡a  Guerra  de  España, 
mundo  :   mantenía  con  tesón  las   ideas  de  la  Guerra 
aunque  habia  asegurado   falsamente  á   Inglaterra  ,  y 
á  Francia ,  que  el  Rey  de  España  se  contendría  en  la 
sola  recuperación  de  Cerdena  ,    no  le  daba  crédito  la 
Inglaterra ,  recelosa  de  tan  gran  armamento  5   y   asi 
envió  á  Madrid  al  Coronel  Stanop  ,  para  que  viéndose 
con  el  Señor  Bubb  ,  Embaxador  Británico  en  aquella 
Corte  ,  no  solo  indagasen  ,  á  que  se  enderezaban  taa^ 
tas  prevenciones  de  guerra  ^  pero  aun  tenían  facultad 
de   proponer  un  ajuste  entre  aquella  Corte ,  y  la  del 
Emperador  ,  no  solo  porque  veía  el  Rey  Jorge  arma- 
dos otros  Principes  ,  sino  porque  en  virtud  de  la  alian- 
za del  año  pasado  le  pedía  el  Cesar  socorros.  Las  mis- 
mas diligencias  hacia  la  Francia  :  no  estaba  fuera  de 
sospechas  el  Regente  :  porque  como  veía  ,  que  el  Par- 
lamento ,  y  los  Magnates  del  Reyno  llevaban  mal  lo 
despótico  de  su  Regencia ,  y  en  la  Bretaña  habían  su- 
cedido algunos  rumores  ,  recelaba  fuesen  fomentados 
de  Alberoní  5  y  asi  envió  á  Madrid  al  Marqués  de  Non- 
ere,  para  que  ,  de  acuerdo  con  Stanop,  propusiesen  la 
paz  con  el  Emperador  :  Esforzábanse  estos  Ministros, 
quanto  era  posible  5  mas  ya  Alberoni  se  habia  endu- 
recido en  el  empeño  :  daba  con  altanería  las  respuestas, 
y  conocían ,  no  quería  desistir  de  la  Guerra.  No  se  des- 
cuydaba  el  Ministro  del  Rey  de  Sicilia,  Abad  del  Ma- 
ro ,  con  quien  hablaba  Alberoni  mas  obscuro.  Aun  afec- 
tando confianza  ,  tenía  hecha  la  intención   contra   la 
Sicilia  ,  y  al  mismo  tiempo   propuso  una   Liga  á  su 
Rey  :    de  él  no  dexaba  también  de  desconfiar  el  Em- 
perador ^  y  para  ponerle  mal  con  él  ,  y  que  de  necesi- 
dad adhiriese  al  de  España  ,  queriéndole  hacer  instru- 
mento, que  él  mismo  entregase   aquel  Reyno,  le  pro- 
puso con  el  mayor  artificio  la  Liga ,  con  estas  condi- 
ciones. 

Que 


Tomo  secundo.  Año  de  M.  BCCXFllL       223 
234     Que  España  atacaría  al  Rey  no  de  Ñapóles, 
pondría  una  Escuadra  de  Navios  en  el  Mediterráneo ,  y 
daría  1 2©.  Infantes ,  y  3^.  caballos,  para  que  uniéndolos 
á  sus  tropas  ,  invadiese  el  Rey  de  Sicilia  al  Ducado  de 
Milán,  cuyos  derechos  le  cedería  la  España  :  Que  man- 
tendría la  guerra  hasta  que  todo  el  Estado  se  rindiese^  y 
que  para  los  gastos  de  ella ,  daría  el  Rey  Catholico  un  mi- 
llón de  reales  de  á  ocho  ,  como  el  Rey  de  Sicilia  pusiese 
luego  aquel  Reyno  en  deposito  en  manos  del  Rey  Pheli- 
pe ,  cuya  propiedad  le  quedaría ,  quando  todo  el  Estado 
de  Milán  estuviese  conquistado. 

235  Estas  proposiciones  las  hizo  Alberoní  al  Abad 
del  Maro  ^  las  mandó  repetir  por  el  Marqués  de  Villa  Ma- 
yor ,  Ministro  de  España  en  Turin  ,  y  las  dexó  con  astu- 
cia transpirar  ,  para  que  viéndole  tratar  liga  con  Espa- 
ña, se  hiciese  sospechoso  al  Emperador  ,  á  los  Reyes  de 
Inglaterra,  y  Francia,  y  aun  á  los  Principes  de  Italia, 
porque  nada  deseaban  menos  ,  que  ver  crecer  al  Duque 
de  Saboya  con  el  Estado  de  Milán ,  y  mas  los  Geno- 
veses ,  que  le  tuvieran  mas  intimamente  vecino  ,  y  no 
se  podrían  ya  defender  de  él,  perseverando  los  recelos 
de  que  deseaba  á  Saona  ,  y  el  Final.  El  Rey  de  Sicilia, 
cuya  perspicacia  de  entendimiento  era  la  mas  feliz, 
acompañada  de  una  singular  astucia  ,  conoció  los  fon- 
dos de  la  intención  del  Cardenal ,  y  aunque  le  era  mas 
útil  Milán ,  que  Sicilia  ,  vio  ,  que  tiraban  á  engañarle, 
empeñándole  en  una  guerra ,  que  no  podia  mantener, 
bien  que  le  cumpliesen  la  palabra  5  porque  no  estendien- 
dose  su  poder  á  poner  en  campaña  mas  que  quince  mil 
hombres  ,  ni  con  los  otros  quince  mil  que  la  España 
ofrecía  ,  podía  resistir  el  poder  del  Emperador,  desem^ 
barazado  de  la  guerra  del  Turco  5  porque  s^e  habia  ya 
elegido  á  Pasarovitz  para  lugar  del  Congreso  con  el 
Othomano ,  y  envió  la  Inglaterra  al  Señor  de  Sutón, 

pa- 


2  24  ementarlos  de  la  Guerra  de  España, 
para  mediador  de  esta  Tregua,  que  se  trataba  de  24, 
años.  Habían  también  enviado  á  Venecia  al  Procurador 
Runcini  para  su  Plenipotenciario  ,  y  elegido  el  Empe- 
rador los  suyos  ,  que  eran  el  Conde  Slich  ,  y  el  Ge- 
neral Virmont  5  con  que  ya  veía  el  Rey  de  Sicilia ,  que 
era  infalible  esta  tregua  ,  como  al  fin  quedó  concor- 
dada ,  y  el  Emperador  desembarazado  para  qualquiera 
guerra. 

236  Esto,  y  el  ver  ,  que  también  se  trataba  una 
Alianza ,  entre  el  Cesar ,  la  Inglaterra ,  y  la  Francia  con- 
tra los  designios  de  España ,  hizo ,  que  respondiese  á  Al- 
beroni  en  esta  forma:  Que  el  Rey  de  España  luego  daría 
un  millón  de  pesos ,  y  cada  mes  dos  mil  doblones  para  los 
gastos  de  la  guerra  ,  y  los  quince  mil  efectivos  :  Que 
atacarían  los  Españoles  al  Reyno  de  Ñapóles ,  donde  la 
mitad  del  presidio  de  las  plazas ,  que  conquistase ,  había 
de  ser  de  Piamonteses  :  Que  lo  propio  se  haría  en  las 
que  conquistaría  en  el  Estado  de  Milán  ,  á  donde  ,  des- 
pués de  rendido  el  Reyno  de  Ñapóles ,  debían  pasar 
veinte  mil  hombres. 

2  37"  Ya  el  Cardenal  conoció ,  que  esto  era  descon- 
fiar de  él ,  y  no  querer  la  alianza  ^  y  pareciendole  mas 
fácil  pasar  á  las  demás  ideas  ,  conquistar  la  Sicilia, 
antes  que  el  mismo  Duque  la  cediese  al  Emperador, 
ó  le  ayudase  á  conquistarla.  El  Rey  Phelipe  se  man- 
tuvo en  el  systéma  de  atacarla  5  mas  con  tanto  secreto, 
que  nadie  le  pudo  penetar  \  bien  ,  que  el  Abad  del 
Maro  ,  por  congeturas  ,  siempre  escribía  á  su  Amo, 
cuydase  mucho  de  la  Sicilia  ,  porque  este  era  el  objeto 
de  Alberoni.  El  Duque  de  Saboya  ya  veía  ,  que  no  la 
podía  defender,  porque  solo  tenia  en  ella  siete  mil 
hombres  ^  pero  mandó  al  Conde  de  Mafey ,  que  fortiñ- 
case  de  nuevo  las  Plazas  \  y  J!3zgó  conveniente  correr 
el  riesgo  ,  antes  ,  que  entregarla  de  su  propia  volun- 
tad 


Tomo  segundo.  Aíw  de  M.  ÜLLaFIJL  i 2  % 
tad  al  Emperador  ,  ni  admitir  sus  Tropas,  porque  para 
este  último  paso  siempre  habia  tiempo ,  y  pensó  ven- 
derla á  buen  precio  ^  para  lo  qual  envió  al  Marqués 
de  Santo  Thomás  á  Viena  \  y  por  confirmar  mas  al  Em- 
perador ,  pidió  para  muger  del  Principe  del  Piamonte 
su  hijo,  una  de  las  Archiduquesas,  hijas  del  Emperador 
Joseph:  no  determinó  quál  de  las  dos ,  porque  sabía, 
que  la  primera  se  trataba  de  casar  ,  por  medio  del 
P.  Juan  Bautista  Salerno ,  Jesuíta ,  con  Federico  Augus- 
to ,  Principe  electoral  de  Saxonia  ,  que  instruido  del 
mismo  Salerno,  habia  ya  abrazado  la  Religión  Caió^ 
lica  y  a;bjurado  la  heregía  ,  que  desde  Lutero  habia 
seguido  esta  casa,  y  por  este  servicio  hecho  á  la  Iglesia, 
fue  premiado  después  este  Jesuíta  con  la  Púrpura. 

238  Nada  ignoraba  Alberoni,  y  para  fortificar 
su  systéma,  sabiendo,  que  se  trataba  en  Londres  una 
Liga  contra  sus  designios ,  procuró  alentar  la  guerra 
del  Norte ,  para  embarazar  al  Emperador :  envió  se- 
cretamente un  Oficial  á  Mosavia ,  y  que  este  mismo 
tratase  (aunque  después  envió  otro)  con  el  Rey  de 
Suecia,  ofreciéndole  socorros  de  dinero,  si  hacía  una 
guerra,  que  fuese  de  distracción  á  las  Armas  de  la 
Casa  de  Austria.  Travo  correspondencia  con  el  Conde 
Vilio ,  Agente  del  Rey  de  Polonia  en  Venecia ,  que 
ofrecía  la  amistad  de  su  Amo  5  y  al  fin ,  no  dexó  pieza 
sin  tocar,  para  poner  la  Europa  en  guerra,  empeñando 
en  ella  al  Cesar. 

239  Estas  diligencias  todas  fueron  inútiles,  por- 
que el  Czar  no  tenia  motivo  para  traer  sus  Armas  á 
Alemania ,  y  estaba  en  guerra  con  la  Suecia ,  cuyo 
Rey,  aunque  tenia  que  recuperar  en  el  Imperio  de  los 
Estados  de  Bremén  y  Verden ,  esto  era  dificil ,  ya 
poseídos  del  Rey  de  Inglaterra^  y  asi  habia  convertido 
sus  Armas  contra  el  de  Dinamarca ,  cuya  guerra  no 
.    Tomoll.  Ff  ha- 


2  2  0  Comentarios  de  la  Guerra  de  España, 
hacía  eco  á  la  que  la  España  habia  menester:  con  que 
estas  negociaciones  del  Norte  le  fueron  inútiles  ^  porque 
no  le  faltaban  al  Emperador  artes  y  poder  para  apartar 
de  sí  el  cuidado  de  esta  guerra^  trataba  con  blandura 
y  amistad  á  los  que  la  podian  mover.  Concilióse  el 
ánimo  del  Czar,  mandando  pasar  preso  á  Ñapóles  á  su 
hijo  primogénito  el  Principe  de  Alexo ,  que  del  rigor 
de  su  padre  huia  ,  aunque  era  su  cuimdo,  que  habia 
tenido  por  muger  á  una  hermana  de  la  Emperatriz. 
Esto  le  fue  muy  grato  al  Czar,  porque  le  facilitó  el 
haber  á  sus  manos  á  su  hijo ,  que  poco  después  mu* 
fió  en  una  prisión ,  no  sin  graves  sospechas  de  haber 
sido  á  violencias  de  un  veneno. 

240  De  quien  mas  cultivaba  la  amistad  el  Empe- 
rador ,  era  del  Rey  de  Inglaterra  (como  quien  solo 
podia  frustrar  los  designios  de  la  España)  que  ya  ha- 
biendo formado  una  competente  esquadra ,  solo  otra  de 
Inglaterra  se  le  podia  oponer ,  y  con  efecto  mandó  ya 
prevenir  el  Rey  Británico  una  de  veinte  y  seis  Navios, 
exponiendo  al  Parlamento  la  necesidad  que  de  ella 
habia  5  porque  permaneciendo  obscura  la  intención  del 
Rey  Católico  ,  recelaba  fuese  en  auxilio  del  Preten- 
diente de  aquella  Corona  ,  con  acuerdo  del  Pontifice, 
que  tenia  £n  sus  Estados  refugiado  á  Jacobo ,  á  quien 
reconocía  por  Rey  de  la  gran  Bretaña  ,  y  que  habia 
dispuesto  su  casamiento  con  la  Princesa  Clementina 
Sobieski 

241  Habia  ya  el  Rey  Jacobo,  con  Poderes  dados 
al  Duque  de  Ormond  ,  contraido  este  Matrimonio  ,  y 
baxaba  con  su  madre  y  hermana  esta  Princesa  á  en- 
contrar con  su  marido ,  que  habia  salido  de  Pesaró  á 
este  efecto.  Scntia  mucho  este  casamiento  el  Rey  Jor- 
ge, porque  era  interés  de  su  Casa  se  extinguiese  la  de 
Siuard ,   y  se  quejó  mucho  con  el  Emperador ,  que 

hu- 


Tomo  segundo.  Año  de  M,  DCCXFIIL  22^ 
hubiese  consentido  á  este  Tratado,  y  permitido  saliese 
de  sus  estados  la  Princesa.  No  parecia  propio  del  Em- 
perador embarazar  estas  bodas  ,  y  mas  siendo  Cle- 
mentina  su  parienta:  ni  era  decente  á  un  Principe  Ca- 
tólico impedir  un  Sacramento  de  la  Iglesia  ,  del  qual 
podría  resultar  la  propagación  y  conservación  de  una 
Familia  Real  tan  antigua  y  esclarecida  como  la  de 
Stuard  ^  pero  todo  lo  venció  la  razón  de  estado  y  el 
temor  ,  que  se  tenia  á  las  Armas  de  España ,  y  como 
todavía  se  hallaba  esta  Princesa  en  sus  estados ,  man-» 
dó  seguirla  ,  y  alcanzada  en  Inspruch  ,  ordenó  arres- 
tarla y  ponerla  en  un  Convento ,  para  que  no  se  con- 
sumase este  Matrimonio :  esto  dio  escándalo  á  los  Ca- 
tólicos ,  pero  no  admiración  ,  porque  ya  puestos  los 
intereses  de  la  Casa  de  Austria  en  manos  del  Rey  de 
Inglaterra  ,  era  preciso  obedecerle. 

242  Todo  esto  era  contra  la  España  5  mas  lo  era 
la  Liga  ,  que  en  Londres  se  trataba  entre  el  Cesar, 
la  Inglaterra  y  la  Francia.  Habia  pasado  á  aquella 
Corte  el  Barón  de  Penteridér  por  el  Cesar  5  y  por  el 
Christianisimo  el  Abad  de  Dubois ,  primer  Secretario 
de  Estado ,  hombre  íntimo  del  Regente ,  y  que  habia 
padecido  en  tiempo  de  Luis  XIV.  grandes  persecucio- 
nes y  trabajos.  Tratábase  todo  con  Diego  Sianop, 
Secretario  de  Estado,  y  el  mas  favorecido  del  Rey, 
y  estos  tres  Ministros,  que  tenían  en  su  mano  la  volun- 
tad de  sus  Amos ,  gloriándose  de  Legisladores  del 
(inundo  ,  dieron  la  Ley  á  la  Europa  ^  dividieron  los 
Reynos  á  su  modo,  estudiando  ,  como  decían,  el  equi- 
librio de  las  Potencias.  Quedaron  de  acuerdo  en  los  Ar- 
ticules Stanop  y  el  Abad  Duboís,  pero  no  los  mos- 
traron á  Penteridér,  porque  antes  querían  volver  á  in- 
tentar ,  que  admitiese  el  Rey  Católico  proposiciones 
de  paz  5  y  establecerla  general.  El  Emperador  pro- 

Ff  2  tes- 


2  2  8  Comentarios  de  la  Guerra  de  España, 
testó ,  que  no  conscntia  á  ella  ,  si  no  le  mostraban  los 
Aniculos  ,  y  asi  se  le  enviaron  con  tanto  secreto,  que 
pudiese  el  liigiés  y  el  Francés  negar,  que  en  Vicna 
se  habian  vi<;io  escritos  en  forma  ,  que  parecían  favo- 
rables á  !a  España.  Ordenaron  los  propusiesen  al  Rey 
Phelipc  los  quatro  Ministros  ,  que  por  Inglaterra  y 
Francia  estaban  en  Madrid  ,  con  los  quales  tuvo  varias 
conferencias  el  Cardenal  Alberoni. 

243  La  suma  de  los  capítulos  era  esta:  Que  para 
sosegar  las  controversias  repugnantes  á  la  paz  de  Va- 
den  y  á  la  neutralidad  de  Italia  ,  restituiría  el  Rey 
Católico  la  Cerdeiia  al  Emperador:  Que  ratificaría  la 
renuncia  al  Rey  no  de  Francia  por  los  Borbones  de  Es- 
paña, y  la  de  España  por  ios  de  Francia:  Que  reco- 
nocerla el  Emperador  por  Rey  de  las  Españas  é  In- 
dias al  Rey  Phelipe  y  sus  descendientes ,  renuncian-» 
do  los  derechos  á  esta  Corona:  Que  el  Rey  Católico 
haría  el  mismo  reconocimiento  y  renuncia  á  favor 
del  Emperador  en  los  Estados  de  Italia  que  poseía ,  y 
el  Final,  que  había  vendido  á  los  Genoveses,  y  aun 
cederla  el  derecho  de  reversión ,  que  se  habia  reser-» 
vado  en  la  Sicilia  quando  la  entregó  al  Duque  de  Sa- 
boya :  Que  consentiría  y  reconocería  el  Emperador 
por  Succesores  de  los  Estados  de  Toscana  y  Parma  al 
Primogénito  de  la  Reyna  de  España  Isabel  Parnés,  ex- 
tinta la  linea  varonil  de  los  Principes ,  que  los  poseían^ 
pero  que  habian  de  quedar  éstos  Feudos  Imperiales  ,  y 
Liorna ,  como  ahora ,  Puerto  Franco ,  y  que  llegando 
el  caso  de  la  succesion  de  un  Infante  de  España  ,  se  le 
entregaría  la  Plaza  de  Puerto  Longon :  Que  serían  in- 
compatibles estos  Estados  con  la  Monarquía  de  Es- 
paila ,  y  que  se  les  pondría  desde  luego  un  Presi- 
dio de  69.  Suizos,  y  mientras  que  estos  venían  ,  de  In- 
gleses :  Que  consentiría  á  la  disposición ,  que  se  ba- 
tid 


Tomo  segundo.  Año  de  M.  BCCXFIIL  229 
bla  de  hacer  del  Reyno  de  Sicilia  ,  aun  contra  el  Tra- 
tado y  la  Cesión  de  Ütrech  ,  á  favor  del  Duque  de 
Saboya ,  y  que  el  derecho  de  reversión  se  pasaría  al 
Reyno  de  Cerdeña  ,  destinada,  en  vez  de  la  Sicilia, 
á  este  Principe:  Que  se  haría  un  Tratada  particular 
entre  el  Emperador  y  el  Rey  Católico ,  concediendo 
Indulto  general  á  todos  los  que  hubiesen  adherido  á 
uno  ü  otro  Partido ,  con  restitución  de  sus  bienes, 
Títulos  y  Dignidades. 

244  Este  proyecto  fue  mal  recibido  de  Alberoni, 
y  ponderado  como  indecoroso  al  Rey  ,  porque  pare- 
ce que  le  obligaban  por  fuerza  á  admitirle  ,  con  una 
superioridad  y  arrogancia ,  como  quien  daba  la  ley, 
y  sin  estar  antes  consultado  en  la  Corte  de  España. 
Esta  circunstancia  le  hacía  gran  fuerza  al  ReyPhelipe^ 
y  aunque  parece  que  á  la  Rey  na  se  la  facilitaba  la 
succesion  de  Toscana  y  Parma  ,  era  con  el  acibar  de 
quedar  Feudos  Imperiales  ,  en  que  se  conocia  ,  que  las 
Potencias  mediadoras  tiraban  á  engrandecer  al  Em- 
perador. 

245  No  pareció  entonces  erta  condición  digna  de 
llevarse  ,  ni  se  podia  admitir  sin  consultarlo  con  el 
Gran  Duque  y  el  Duque  de  Parma,  que  la  repugna- 
ron fuertemente.  Este  último  envió  á  Alberoni  los  pa- 
peles, en  que  se  demuestra  claramente  ser  Parma  y 
Plasencia  Feudo  de  la  Iglesia ,  y  extendidas  las  razones 
contra  el  Imperio ,  que  pretendía  lo  contrario.  El 
Gran  Duque  expresó  con  mas  viveza  su  resentimiento, 
no  solo  porque  la  plena  libertad,  que  goza  la  Tosca-» 
na,  es  emanada  de  la  que  tenia  su  Repiíblica,  quanto 
por  la  dura  condición  de  sufrir  Presidio  £)ra2tero  y 
ver  excluida  de  la  succesion  á  su  hija  la  V"iuda  Palatina^ 
que  se  habia  restituido  á  Florencia  5  y  á  quien  tenia 
particular  afecto, 

Eríi 


230  Comen  tartos  de  la  Guerra  de  España. 
346  Era  verdaderamente  su  ánimo  llamar  un  In- 
fante de  F.spana  á  la  succesion  ,  tomándole  como  he- 
redero de  María  de  Mediéis ,  muger  de  Enrique  IV.,  ó 
coiTjo  hijo  de  la  Reyna  Isabel  Parnés,  que  tenia  mas 
inmediato  el  derecho.  Habia  manejado  con  arte  y  feli- 
cidad este  negocio  en  Florencia  el  P.  Fr.  Ascanio,  de 
Ja  Orden  de  Predicadores,  que  hacía  los  negocios  del 
'Rqv  Católico,  hombre  sagaz,  sabio  y  aplicado.  No 
dcxaba  de  encontrar  sus  dificultades  en  la  voluntad 
de  algunos  Ministros  afectos  al  Imperio:  pero  el  Gran 
Duque  estaba  siempre  por  la  Casa  de  España  ,  y  le 
habia  el  Rey  Católico  ofrecido ,  que  el  modo  y  las 
circunstancias   se  dexarian  á  su  arbitrio. 

347'  Estas  condiciones,  y  las  de  creer,  que  el  Rey 
Phelipe  padecía  ultrage  en  admitir  los  propuestos  Ar- 
tículos ,  los  hizo  despreciar ,  y  dio  el  Cardenal  á  los 
Ministros  extrangeros  una  respuesta  seca  y  poco  obli- 
gante. Con  esto  se  confirmaron  en  su  Alianza  los  tres 
referidos  Potentados  ,  y  á  toda  prisa  se  acabó  de  ar- 
mar la  esquadra  ,  que  á  cargo  del  Almirante  Brings 
habia  de  pasar  al  Mediterráneo.  Quejóse  en  Londres 
de  este  Armamento  el  Marqués  de  Monte-Leon ,  Mi- 
nistro del  Rey  Católico ,  y  le  fue  respondido ,  que  aque- 
lla esquadra  estaba  destiaada  á  mantener  la  neutralidad 
de  Italia ,  empleándola  contra  quien  quisiere  turbarla. 

'>48  Esta  noticia  no  la  ignoró  Alberoni:  dióMonte-» 
León  cuenta  exactamente,  y  expresó,  que  no  se  li- 
sonjease el  Rey  Católico ,  con  que  estas  eran  solo  ame- 
nazas ,  porque  los  intereses  del  Rey  Jorge ,  podían 
patrocinar  los  del  Emperador.  Esta  es  la  mas  fuerte  crí- 
Mca  contra  la  conducta  de  Alberoni  ^  porque  si  creía, 
que  eran  solo  insinuaciones  las  de  la  Inglaterra  y  la 
Francia  ,  padeció  la  desgracia  de  mal  instruido  en  los 
intereses  de  los  Principes ,  y  no  conoció  el  formal  es- 
ta- 


Tomo  segundo.  Año  de  M.  BCCXFIIL  1 3 1 
tado  del  mundo ,  si  creía  hablaban  de  veras ,  é  imagi- 
naba poder  sola  la  España  resistir  á  tres  poderosos 
Principes ,  era  inconsideración ,  porque  debía  conocer 
las  fuerzas  marítimas  ,  con  que  tomaba  el  empeño  ,  in- 
feriores á  las  de  Inglaterra  5  ni  las  Tropas  ,  que  podia 
enviar  el  Rey  Católico  á  qualquier  empresa  podian 
recibir  aumento  ,  ocupado  por  los  Ingleses  el  mar,  é 
inundada  de  Alemanes  la  tierra  5  porque  tenia  el 
Emperador  en  Alemania  8oS.  hombres  ociosos,  y  era 
el  arbitro  de  la  Italia  5  á  cuyos  Principes  hacía  con- 
tribuir grandes  sumas  de  dinero ,  con  sola  una  carta 
del  Gobernador  de  Milán. 

248  Estaba  bien  prevenido  el  Conde  Daun,  y  for- 
tificadas las  Plazas  del  Rey  no  de  Ñapóles ,  donde  pre- 
venía un  campo  volante  con  las  Tropas  que  por  el 
Trieste  habia  recibido.  Habia  también  pasado  el  Mar- 
qués de  Lita  ,  Gobernador  de  Tortona,  con  2  9.  hom- 
bres á  la  Luneguiana ,  presidiando  á  la  Uia  y  Laben- 
za  ,  y  concurría  también  el  Duque  de  Módena  á  cerrar 
los  pasos  por  donde  podían  penetrar  los  Españoles  á  la 
Lombardia ,  si  hacían  desembarco  en  el  Puerto  de  la 
Especia  5  de  lo  que  había  mandado  prevenir  á  los 
Genoveses  el  Emperador. 

249  Estos  respondieron,  que  no  tenían  fuerzas  pa- 
ra oponerse  á  Príncipe  tan  poderoso  como  el  Rey  Ca- 
tólico ,  y  que  ofrecían  la  mas  sincera  neutralidad. 
También  baxaban  Tropas  al  Ducado  de  Milán  ,  des- 
tacadas de  la  Ungría ;  se  aumentaron  los  Presidios  y 
se  abastecieron  de  víveres  las  Plazas.  El  Cardenal  se 
reía  de  todas  estas  precauciones  ^  porque'  creyó  sor- 
prender la  Sicilia  5  y  llevado  del  ardor  de  su  empe- 
ño ,  sé  lisonjeó ,  que  como  aquel  Reyno  no  era  parte 
de  los  Estados  del  Emperador ,  no  le  defenderían  los; 
Aliados, 

Es- 


^32     Comentarios  de  la  Guerra  de  Espuua, 

250  Este  modo  de  discurrir  era  el  mas  arrojado; 
porque  ya  había  visto  en  las  presentadas  proposiciones 
de  paz  ,  que  se  destinaba  la  Sicilia  al  Emperador  ,  y 
asi  era  preciso  defenderla  ,  y  con  esta  ocasión  domi- 
narla ^  pues  aunque  se  habia  altamente  quejado  en 
Londres  y  en  París  de  esta  nueva  disposición  ,  contra  el 
Tratado  de  Uírech  ,  el  Rey  de  Sicilia  ,  se  le  respon- 
dió ,  que  esto  importaba  al  equilibrio  de  la  Europa: 
quisose  entonces  unir  con  la  España,  por  redimir  esta 
vejación  5  pero  esto  \o  propuso  con  tanta  obscuridad 
y  reserva ,  que  no  tuvo  el  Cardenal  tiempo  de  ajus« 
tar  el  Tratado  con  un  Principe  tan  difícil  como  Vic- 
tor  Amadeo,  y  mas  que  ya  tenia  hecho  el  ánimo  con- 
tra la  Sicilia  ,  y  creia ,  que  ocupada  ésta,  mudarian  de 
viso  las  cosas,  y  modificarían  el  proyecto  los  Aliados, 
porque  conocerían  la  dificultad  de  emprender  una  guer- 
ra contra  una  Isla  presidiada  de  30^.  Españoles,  y 
se  figuraba,  que  la  conquistarla  en  dos  meses,  como 
á  Cerdeña ,  porque  deseaban  los  Sicilianos  sacudir  el 
yugo  del  actual  Dominante,  y  admitir  el  de  los  Espa- 
ñoles, que  le  hablan  experimentado  suave,  por  mas  de 
txes  siglos.  No  los  gobernaba  el  nuevo  Principe  con 
tyrania  ,  pero  como  en  lo  económico  era  tan  exacto, 
no  se  distraían  las  Rentas  Reales  con  la  profusión, 
que  en  tiempo  de  los  Reyes  Católicos  5  y  habia  en 
todo  una  regla ,  que  aunque  justa ,  era  odiosa  á  los 
vasallos ,  porque  la  relaxacion  humana  no  queria  Prin» 
cipe  advertido  ,  sino  negligente  ,  y  á  esto  llamaban 
benignidad. 

251  Todos  los  Reyes  Católicos  lo  hablan  sido  en 
Sicilia  ,  porque  la  bastidad  del  Imperio  Español ,  ha- 
cía menos  aplicado  el  cuidado  á  cada  Reyno  en  parti- 
cular ,  y  mas  á  los  que  el  mar  separaba  ,  el  mismo 
cúmulo  de  Reynos  hacía  floxa  y  remisa  la  domina- 


ción 


Tomo  segmda.  Año  de  M,  XiCCXVllL  ¡233 
Cion  EspañoU ;  el  descuido  la  hacia  parecer  liberal.  Es 
en  ú  verdaderamente  generosa  ,  y  poco  interesada  ^  pe-« 
ro  es  inaplicada  también  ,  y  de  sus  descuidos  se  consti- 
tuian  los  logros  de  los  subditos  distantes  ,  no  habiéndose 
sabido  servir  de  Italia ,  y  Flandes  ,  míis  ,  que  para  d^s- 
truirí-e ,  y  despoblarse  5  lo  que  se  cree  sucede  tambiea 
con  Indias.  Por  esto  no  era  tan  bien  visto  en  Sicilia  el 
Duque  de  Saboya ,  porque  atendía  mas  ,  y  goberna- 
ba con  formalidad  mayof  ,  haciendo  observar  sus  De-» 
cretos  con  una  severidad ,  (^ue  parecía  tyrania  ,  y  er^ 
justicia. 

252  Como  quiera ,  los  Sicilianos  es  cierto  que  esta* 
ban siempre  convidando  á  los  Españoles,  pero  no  cono- 
ció los  tiempos ,  ni  la  situación  de  aquella  Isla  el  Carde- 
nal Aiberoni ;  porque  tenia  muchas  plazas  fuertes ,  que 
tomar ,  y  estaba  á  este  tiempo  el  Emperador  desembara- 
zado ,  y  dueño  de  Ñapóles  5  por  donde  por  la  corta  dis- 
tancia del  Faro  ,  podia  desde  Rixoles  socorrer  con  bar- 
quillos ,  y  falucas  las  plazas  ,  pues  todas  las  mas  fuer- 
tes son  marítimas  ^  y  una  que  por  un  mes  se  resistiese, 
daba  tiempo  á  poner  en  forma  la  oposición ,  é  introdu- 
cir la  guerra  \  la  qual  no  poáia  el  Rey  Catholico  man- 
tener sin  Armada  superior  á  quantas  podian  tener  los 
Aliados. 

253  Estas  eran  evidencias  5  que  no  quiso  advertir 
el  Cardenal  5  porque  no  admitía  su  ambición  de  gloria 
consejo  ,  ni  comunicaba  con  viviente  alguno  sus  ideas^ 
creyendo ,  que  el  secreto  era  el  alma  del  negocio  ,  y 
no  fiando  de  nadie  para  iluminarle  en  lo  que  entendía. 
En  estos  errores  suelen  caer  los  genios  sumamente  re- 
servados 5  y  que  se  glorian  de  incomprehensibles  5  no 
porque  no  sea  el  secreto  el  fundamento  de  las  grandes 
resoluciones  5  pero  es  menester  elegir  Ministros  á  quie- 
nes fiarlas  5  porque  por  lo  mismo  que  son   grandes, 

Tow.  IL  Gg  traed 


034        Comentarios  de  la  Guerra  de  España. 
traen  consigo  tan  difíciles  circustancias ,  que  no  las  puede 
entender  uno  solo  ^  y  mas  empresas  Monárquicas ,  que  de 
tan  distintos  oficios  dependen. 

254     Después  de  ideado  amó  tanto  su  propio  em- 
peño el  Cardenal  ,  que  no  supo  desistir  de  él ,  y  fiando, 
como  decia  ,  gran  parte  de  la  obra  á  la  fortuna  man- 
dó 5  que  juntándose  en  Barcelona  Tropas  y  Naves ,  que 
en  toda  España  habia  prevenido  ,  entregando  dos  plie-^ 
gos  sellados  á  los  Comandantes  ,  hizo  partir  esta  Ar- 
mada el  dia  i8.de  Junio,  mandada  por  el  Gefe  de 
Esquadra  Don  Antonio  Castañeta ,  buen  Piloto  ^  pero 
poco  experimentado  en  la  Guerra  5  mas  tocábale  el  man- 
do por  su  antigüedad.  A  este  iban  subalternos  los  Gefes 
de  Esquadra  Don  Fernando  Chacón ,  Marqués  Estevan 
Mari  5  y  Don  Baltasar  de  Guevara.  Constaba  la  Arma- 
da de  viente  y  dos  Navios  de  linea  ,  tres  Navios  mer- 
cantiles ,  armados  en  guerra  ,  quatro  Galeras  á  cargo 
del  Gefe  de  Esquadra  Don  Francisco  Grimau  ,  en  que 
también  iba  otro  Gefe  de  Esquadra  Don  Pedro  Monte- 
mayor  ,  una  Galeota  Mallorquína  5  y  340.  bastimentos 
de  transporte  ,  con  dos  Balandras.    Estos  llevaban  de 
tropas  36.  Batallones  completos ,  quatro  Regimientos  de 
Dragones,  y  seis  de  Caballería,  que  componían  309.  hom- 
bres ,  mandados  por  Don  Juan  Francisco  de  Vete ,  Mar- 
qués de  Lede  ,  gente  veterana  ,  y  escogida  ,  y  tropas 
quales  Monarca  alguno  no  tenia  mejores  ,  disciplina- 
das con  diez  y  ocho  años  continuos  de  guerra  ,  que  se 
habían  hallado  en  todas  las  funciones  de  las  que  hemos 
iscrito. 

255     Habia  en  éstos  ocho  Batallones  de  Guardias 
Españolas  ,  y  Walonas ,  gente  esforzada ,  que  cada  Sol- 
dado podía  ser  Oficial.    También  se  embarcaron  cien 
piezas  de  cañón  de  batir  ,  quarenta  morteros,  una  can- 
tidad inmensa  de  pólvora  y  municiones  con  1 500.  mu- 
los 


Tomo  secundo.  Año  de  M.  "DCCXVllt  235 
los  para  el  tren  de  la  Artillería ,  600.  Artilleros,  y  has- 
ta iS^o.  que  en  la  Artilleria  servían^  una  Compañía  de 
sesenta  Minadores  ,  y  cinquenta  Ingenieros ,  subordina- 
dos á  D.  Próspero  Berboon  ,  Ingeniero  Mayor ,  hombre 
en  esta  facultad  de  los  mas  insignes  de  su  siglo  5  pertre- 
chos de  guerra  inumerables ,  y  quantos  instrumentos  son 
precisos  para  ella, 

256  Nunca  se  ha  visto  Armada  mas  bien  abastecí  • 
da  ,  no  faltaba  la  menudencia  mas  despreciable  ,  y  yai 
escarmentados  de  lo  que  en  Cerdeña  habia  sucedido, 
traían  1 5  5  9.  faginas ,  y  5008.  piquetes  para  trincheras; 
se  pusieron  víveres  para  todo  este  Armamento  para  qua« 
tro  meses. 

2  5f  Todo  se  debió  al  cuidado  de  Don  Joseph  Pa- 
tino ,  que  aunque  no  tenia  mas  Despacho  ,  que  de  In- 
tendente General  de  Tierra  ,  y  Marina  ,  le  habia  con- 
ferido tan  plena  autoridad  el  Cardenal  con  cartas  mi- 
sivas ,  que  la  tenia  sobre  toda  la  Expedición ,  y  las 
operaciones  que  se  habían  de  hacer  en  ella  ,  y  era  ar- 
bitro del  dinero ,  y  caudales  destinados  para  esta  em- 
presa 5  y  tenían  instrucciones  Castañeta ,  y  Lede ,  de 
nada  hacer  sin  su  dictamen ,  y  aun  en  caso  de  discor- 
dia seguir  el  de  Patino ,  y  en  fin  de  obedecer  quantas 
ordenes  en  nombre  del  Rey  diese.  Esto  era  haberle 
fiado  el  todo ,  y  aunque  era  Don  Joseph  Patino  hombre 
capaz ,  celante ,  inteligente  ,  y  desinteresado  ,  era  uno, 
y  no  lo  podía  executar  todo  ,  ni  entenderlo  ,  y 
como  el  Cardenal  era  de  genio  despótico,  y  creia  ,  que 
él  solo  podía  gobernar  la  Monarquía ,  transfirió  su  au* 
lorídad  en  uno ,  y  creyó  que  lo  podia  todo  hacer  ,  y 
comprender  :  este  era  desorden  5  porque  los  demás 
no  se  hacían  cargo  de  sus  propios  oficios  ,  creyendo 
estaban  al  de  Patino.  A  los  Gefes  se  entregaron  plie- 
gos: se  habían  de  abrir  en  determinados  Lugares:  el  pri- 

G§  a  me-» 


2^6       Comentarios  de  la  Guerra  de  España. 
iricro  se  abrió  en  Cerdefía ,  en  la  Bahía  de  Callér :  alli  se 
tomaron  otras  tropas,  que  se  incluyen  en  el  referido  nu- 
mero ,  y  se  embarcó   el  Thcuienie  General  D.  Joseph 
Armeiidariz.  Partió  todo  el  armamento  á  28.  de  Junio 
de  Callér  ,  y  el  dia  30.  dio  vista  á  Sicilia  ,  llevando  la 
proa  á  S.  Vito,  donde  se  habia  destinado  al  desembarco, 
ün  temporal  la  sotaventó ,  sin  desunirla.  El  primero  dia 
de  Julio  hizo  punta  á  la  parte  de  Monelo^  pero  no  pa- 
reció á  proposito  aquella  Playa ,  aunque  está  dos  mi- 
llas de  Palermo  ,  y  continuó  el  viage  hasta  dar  fondo 
en  el  Cabo  de  Salento  ,  quatro  leguas  distante  de  la 
capital  de  aquella  Isla ,  la  misma  tarde  se  desembarcó 
!a  mayor  parte  de  la  Infantería,  y  se  acampó  en  las  altu- 
ras de  S.  Elias  ,  donde  hubo  escasez  de  agua.  Al  otro 
dia  se  feneció  el  desembarco  de  todas  las  tropas  ,  y  se 
abrió  el  otro  pliego  ,  y  se  declaró  Capitán  General  de 
aquel  Exercito  ,  y  Virey  de  Sicila  el  Marqués  de  Lede, 
el  dia  3.  se  marchó  4.  millas ,  y  se  acampó  en  la  Tor- 
re del  Agua  de  Corsarios  ,  aqui  vinieron  muchos  caba* 
lleros  de  Palermo ,  y  los  Diputados  de  la  ciudad  á  ofre- 
cerla al  Rey  Catholico  ,  pidiendo  solo  manutención  de 
sus  privilegios, 

258  El  Conde  Mafey  ,  que  alli  gobernaba  ,  dexó 
luego  esta  capital  ,  y  dexando  alguna  guarnición  en 
el  castillo,  se  retiró  con  1500.  hombres  á  Siracusa: 
gran  parte  de  la  nobleza  fue  á  encontrar  al  Marqués 
de  Lede  al  campo  de  Mala  Espina ,  desde  donde  mar- 
charon quatro  compañías  de  granaderos  de  Guardias  ^| 
Españolas  ,  y  ocuparon  la  Puerta  Nueva  de  la  ciudad 
y  el  Palacio  ^  estos  mismos  después  se  acercaron  á  Cas- 
telamár,  presidiada  de  460.  Infantes  Piamonteses  5  y 
por  la  parte  de  la  marina  le  bloquearon  también  dos 
compañías  de  granaderos  del  Regimiento  de  Saboya, 
y  Guadalaxara  j  otra  compañía  de  Guardias  Españo- 
las 


Tomo  segundo*  Año  de  M.  D  CCXFIIL  2  3  jr 
las  ocuparon  el  Fuerte  del  Muelle ,  y  la  Linterna.  Se 
intimó  la  rendición  á  Castelamár :  respondió  con  hon- 
ra su  Gobernador  Caballero  Marelli :  se  tomó  un  Na- 
vio nuevo  de  64.  piezas  ,  que  habia  en  el  Muelle 
de  Palermo  ,  á  cuya  Bahía  pasó  la  Armada  Espa-^ 
ñola. 

258  Los  Piamonteses  trabajaban  una  pequeña  me- 
dia Luna  entre  el  Fuerte  de  la  Flecha  ,  y  San  Pe-« 
dro :  los  Españoles  pusieron  por  eso  doscientos  hom- 
bres en  las  casas  inmediatas  ,  y  adelantaron  otros  á  un 
ribazo  ,  para  hacer  fuego  sobre  los  trabajadores.  En 
este  dia  5.  se  declararon  Thenientes  Generales  al  Caba- 
llero de  Lede  ^  á  Don  Juan  Chacolí  ^  á  Don  Antonio 
Pinatelo  5  Marqués  de  San  Vicente  5  al  Conde  de  Mon- 
temar  ,  y  á  Don  Feliciano  Bracamonte  5  y  al  otro  dia, 
Maríscales  de  Campo  al  Señor  Dupui  5  al  Conde  de  Sue- 
veghen  ,  al  Marqués  de  Rebés  ,  y  al  Conde  de  Roydo- 
villes  ^  después  al  Señor  de  Vaucop.  La  noche  del  dia 
^.  y  8.  se  trabajó  en  una  pequeña  paralela  ,  para  cu- 
brir la  bateria,  dirigida  al  franco  ,  y  cara  del  Baluar- 
te de  San  Pedro  ,  que  mira  á  la  Ciudad  ^  pues  ocupa- 
da ésta  no  se  necesitaba  de  quitar  el  fuego  opuesto  pa- 
ra tomar  la  brecha :  se  destacó  Don  Lucas  Espinóla ,  con 
el  Marqués  de  Villadarias ,  con  los  Regimientos  de  Dra- 
gones de  Batabia  ,  y  Frisa ,  y  500.  Infantes  ,  en  dere- 
chura á  Mecina  ,  y  en  los  dos  cuerpos  siguió  después 
toda  la  Caballería  ,  y  Dragones ,  y  á  la  testa  de  ca- 
da una  iban  un  Theniente  General  5  y  un  Mariscal  de 
Campo. 

259  La  Infantería  se  envió  por  mar ,  destinando  el 
lugar  del  desembarco  entre  la  Torre  del  Faro  ,  y  Me- 
lazo  5  alguna  quedó  en  Palermo  contra  el  Castillo  ^  y  el 
dia  13.  después  de  seis  horas  de  batería  ,  se  rindió  á 
discreción.  Esto  llevó  muy  mal  el  Rey  de  Sicilia,  y  se-^ 

for- 


2  3  5  Comentarios  de  la  Guerra  de  España. 
formó  proceso  al  Gobernador  5  pero  no  era  fortifica- 
ción ,  que  tenia  resistencia.  Quedó  un  campo  volante 
de  39.  hombres  á  cargo  del  Conde  de  Momemar,  á  quien 
también  se  le  dio  orden  de  bloquear  á  Trápana  :  baxa- 
ron  luego  Milicias  del  país  á  unirse  con  las  tropas  Espa- 
ñolas 5  y  aquellas  se  enfurecieron  tanto  con  lo  Piamon- 
teses,  que  en  Cantanieta  mataron  los  paysanos  quarea- 
ta  de  ellos. 

260  La  Ciudad  de  Cathania  se  apoderó  de  su  cas- 
tillo, aclamando  al  Rey  Phelipe ,  é  hizo  prisionera  la  po- 
ca guarnición ,  que  en  él  había  :  las  de  Trápana ,  y  Ter* 
mini  hacian  algunas  salidas  5  pero  las  contuvo  el  Conde 
de  Montemar ,  metiendo  su  campo  volante  en  el  Val'e  de 
Mazara.  Mecina  era  la  mas  difícil  empresa  ^  tenia  de 
Presidio  2500.  Piamonteses,  y  al  dar  vista  á  la  ciudad 
la  Armada  Española  se  conmovió  el  pueblo  de  genero 
contra  ellos ,  que  abandonando  los  Baluartes  ,  se  retira- 
ron á  la  Cindadela  ,  guarneciendo  los  Castillos  de  las 
cumbres  del  monte  ,  y  del  Salvador.  Sin  dilación  del 
país  cubierto  obedeció  al  Rey  Catholico.  Las  Galeras 
de  aquel  Reyno  ,  mandadas  por  Cabos  Saboyardos  ,  se 
refugiaron  á  Malta. 

261  Para  empezar  las  operaciones  por  la  parte  de 
Palermo  ,  se  movieron  (como  se  ha  dicho)  á  cargo 
del  Conde  de  Montemar  contra  Termini :  llegaron  el  día 
26.  :  y  por  mar  desembarcaron  las  municiones  en  la 
Playa  de  San  Cosme  y  San  Damián ,  guarneciendo  á 
la  Hermita  con  una  Compañía  de  Granaderos  del  Regi- 
miento de  Valladolid  :  luego  se  empezaron  ios  trabajos 
para  la  trinchera ,  y  componer  una  batería  de  morte- 
ros, y  á  31.  de  Junio  se  perficionó  la  paralela.  Desde 
el  llano  de  Santa  Ana  se  batia  la  plaza  baxa  del  Baluar« 
te  de  los  Balbases ,  y  parte  de  la  cara  del  de  Villar- 
roél :  con  esto  hizo  llamada  la  noche  del  dia  4.  de  Agos- 
to 


Tomo  segundo.  Año  de  M.  LCCXFIIL       239 
to  el  castillo ,  y  se  rindió  á  discreción  ,  quedando  prisio- 
neros 300.  hombres. 

262  Don  Joseph  Vallejo  y  el  Marqués  de  Villa  Ale- 
gre partieron  á  bloquear  á  Siracusa  ^  de  donde  salieron 
dos  Navios  Ingleses ,  fletados  del  Conde  Mafey  con  qua- 
trocientos  hombres  para  Augusta  ,  los  quales  ,  sacando 
quatro  Compañias  de  Infantería ,  que  de  esta  ciudad  que- 
daban ,  dieron  fuego  á  las  Minas  ,  que  tenian  hechas  pa-» 
ra  volar  el  castillo,  que  no  hicieron  mucho  efecto.  Des«^ 
amparada  la  ciudad ,  la  ocuparon  los  Españoles  ,  y  re- 
pararon el  castillo. 

263     Habíanse  de  las  Galeras  de  aquel  Rey  no  es- 
capado todos  los  Sicilianos  ,  que  en  ellas  servían ,  y  so- 
lo quedaba  mal  abastecida  la  chusma  de  algunos  Ofi- 
ciales Piamonteses.    Para    guarnecerlas  envió  Mafey 
soo.  hombres  á  Malta  para  donde  partió  también  con  su 
EsquadraD.  Baltasar  de  Guevara,  para  pedirlas  al  Gran 
Maestre  de  S.  Juan  ,  ó  sacarlas  con  violencia  de  aquel 
puerto  si  era  posible.  Ésto  ultimo  no  era  fácil  intentarlo, 
porque  las  protegía  el  cañón  de  la  plaza :  el  Gran  Maes- 
tre Perellós  se  excusó  á  entregarlas,  diciendo  no  era  Juez 
de  las  diferencias  de  los  Principes ,  y  que  no  podia  ne- 
gar refugio  á  quien  le  buscaba  en  su  Puerto  :  Que  co-T 
mo  era  neutral ,  dexaba  á  las  Galeras  en  su  plena  liber- 
tad ,  pero  si  perseveraban  en  él  hasta  Ja  decisión  de  la 
Guerra  de  Sicilia ,  las  entregarla  al  dueño  de  ella.  Esta 
respuesta  tomó  muy  mal  el  Rey  Phelipe  ,  y  se  prohibió 
á  la  Isla  de  Malta  el  comercio  con  Sicilia  ,  negándola 
los  granos  ,  que  acostumbraba  dexar  extraer  ^  mas  des- 
pués que  las  abrigó  de  la  Esquadra  Inglesa ,  que  llegó, 
como  veremos  ,  dexó  el  Gran  Maestre  salir  las  Galeras, 
que  se  fueron  á  Ñapóles ,  y  de  allí  á  Villafranca  de  Ni- 
za ,  no  habiedolas  querido  entregar  á  otro,  que  á  D.  Mi«» 
guél  Regio. 

Es- 


54^       Comentarlos  de  la  Guerra  de  España, 
264     Este  destacamento  de  Navios  ,  que  ordenaron 
el  Marqués  de  Lede  ,  y  D.  Joseph  Patino  ,  empezó  á 
enflaquecer  las  fuerzas  de  la  Armada  :  Jas  restantes  Na- 
ves entraron  en  el  Puerto  de  Mecina,  donde  hallaron  dos 
Navios  del  Rey  de  Sicilia ,  que  no  tuvieron  tiempo  de 
escapar ;  pero  no  podían  los  Españoles  valerse  de  ellos, 
porque  los  defendia  la  Ciudadela  ,  y  el  Fuerte  del  Sal- 
vador. Bien  recibidas  de  los  Mecineses  ,  llegaron  to- 
das las  Tropas  Españolas  f  y  luego  se  dio  principio  aí 
Sitio  de  la  Ciudadela  ^  pero  como  embarazaban  los  ata- 
ques los  castillos  de  la  montaña  Matagrifon ,  Gonzaga, 
y  Castalazo  se  atacaron  antes  estos  ,  y  en  pocos  dias 
se  rindieron  á  discreción»    En  el  primero  habia  200. 
hombres. 

265  En  este  estado  dieron  aviso  los  Ministros  de  Ita- 
lia á  los  Gefes  Españoles ,  que  ya  navegaba  las  aguas 
del  Mediterráneo  la  Armada  Inglesa ,  mandada  por  el 
Almirante  Jorge  Binghs.  Habia  salido  esta  Esquadra 
desde  14.  de  Junio  de  sus  puertos  constaba  de  20.  Na- 
vios de  Guerra  ,  todos  de  linea  :  el  mayor  ,  que  era  el 
Navio  Brafieur ,  tenia  90.  piezas  :  dos  habia  de  80.  y 
de  Y7'  los  demás  eran  de  60.  y  el  menor ,  que  era  el 
Rochester ,  tenia  50,  cañones  :  el  Guastlant ,  y  Grifin 
eran  de  fuego :  Blasilik  ,  y  Blast  de  bombas.  No  eran 
grandes  estas  fuerzas  5  pero  les  pareció  á  los  Ingleses, 
que  bastaban  ,  porque  ya  habían  enviado  de  antemano  un 
Oficial  de  Marina  á  Cádiz,  y  otro  á  Barcelona ,  con  pre- 
texto de  negociantes ,  para  que  se  informasen  por  menor 
del  armamento  Marino  del  Rey  Catholico,  y  asi  estaban 
los  Ingleses  tan  rectamente  informados ,  que  sabían  el 
nombre ,  y  el  numero  de  las  piezas  de  cada  Navio ,  y  de 
su  tripulación. 

166     Quando  la  Armada  Inglesa  llegó  á  las  altu- 
ras de  Alicante  despachó  Binghs  á  Madrid  un  Oficial 

su-* 


Tomo  segundo.  Año  de  M.  BCCXIIL  241 
suyo  ,  que  le  servia  de  Secretario  ,  con  cartas  para  el 
Coronel  Sianop,  en  que  le  decía,  hallarse  con  su  es- 
quadra  en  el  Mediterráneo,  y  que  tenia  instrucciones 
de  su  Soberano  para  tomar  las  «iedidas  mas  propor- 
cionadas al  Ajuste  entre  el  Rey  Católico  y  el  Em- 
perador^ y  en  caso  de  reservarlo,  y  persistir  aquel  eti 
turbar  la  neutralidad  de  Itaüa  y  los  Estados  de  éste, 
que  tenia  orden  de  embarazarlo  con  las  fuerzas  de  aque- 
lla Armada.  Stanop  lo  parúcipó  al  Cardenal  Alberoni, 
que  induxo  al  Rey  á  permiur  se  le  diese  en  su  nombre 
una  respuesta ,  la  mas  sobre  sí  y  orguUosa  ,  porque  le 
respondió  á  Stanop ,  que  podia  executar  el  Almirante 
Binghs  las  ordenes  de  su  amo  como  le  pareciese. 

267'  Esta  sequedad  no  dexó  de  picar  al  Ingle's,  y 
tomó  el  rumbo  de  las  Costas  de  Ñapóles  ,  ya  hecho  el 
ánimo  á  exercer  toda  hostilidad.  A  este  tiempo  pasó  de 
Londres  á  París  el  Secretario  Diego  Stanop  ,  para  dar 
la  última  mano  al  Tratado  de  la  Triple  Alianza,  que  se 
íirmó  en  Londres  á  2.  de  Agosto.  Tenia  por  Apéndice, 
el  que  entre  sí  hicieron  el  Emperador ,  el  Rey  Jorge 
y  el  Christianisimo  ,  del  modo  cómo  oponerse  á  la, 
España^  y  quedó  concordado,  que  pondría  las  Tro- 
pas el  Emperador,  la  Armada  Naval  la  Inglaterra  ,  y 
la  Francia  concurriría  con  un  equivalente  considerable 
en  dinero.  Envióse  al  Conde  Cadogan  al  Haya  ,  para 
disponer ,  que  los  Estados  Generales  de  las  Pro\  incias 
unidas  entrasen  en  esta  Liga.  Hizo  este  Ministro  los 
mayores  esfuerzos  para  persuadirlos ,  y  los  mismos  ha- 
cía por  lo  contrario  el  Marqués  de  Berreti  Landi ,  Em- 
baxador  del  Rey  Católico.  El  Inglés  proponía  la  anti- 
gua amistad  de  las  dos  Naciones  ;  la  unión  de  sus  inte- 
reses de  Religión  y  Estado^  la  gloria  de  entrar  á  la  par- 
te de  dar  á  la  Europa  equilibrio ,  y  la  infracción  de  la 
neutralidad  por  pane  de  los  Españoles ,  y  sobre  to 

Tom.IL  Hh  do 


242     Comentarios  de  la  Guerra  de  España, 
do,  el  cxcmplar  de  la  Francia  ,  en  que  la  Casa  de  Bor- 
bon  ,  contra  sí  misma  posponía  los  derechos  de  la  San» 
gre  á  la  pública  utilidad  y  quietud. 

168  El  Marqués  BerrctÜand i  ,  por  lo  contrario, 
ponderaba  la  a  ubicion  de  la  Casa  de  Austria,  y  quinto 
les  importaba  á  iosOlandeses  no  engrandecerla^  porque 
aspiraba  á  la  depresión  de  sus  vecinos ,  como  se  de- 
xaba  conocer^  en  que  aún  no  habia  dado  cumplimiento 
al  Ajuste  de  la  Barrera:  mostró,  que  los  Coligados  ni 
-fonraban ,  ni  querían  equilibrio  ,  porque  con  darle  al 
Emperador  la  Sici'ia  ,  le  acrecentaban  el  poder  ,  y  le 
rendían  esclava  á  la  Italia  5  con  lo  qual  serian  sus  Armas 
tan  formidables  ,  que  no  hallarían  resistencia :  Que 
la  Neutralidad  habia  sido  violada  por  el  Emperador, 
como  habia  muchas  veces  explicado ,  abusando  de  la 
paciencia  del  Rey  Católico  ,  hasta  que  llegaron  los 
agravios  á  punto  tan  insufrible  ,  que  era  desdoro  de  la 
Magestad  tolerarlos :  Que  no  era  la  Inglaterra  la  que 
obraba,  sino  un  Rey  Alemán ,  por  los  propios  intereses 
de  la  Casa  de  Hannover  5  y  para  mantener  lo  usurpa- 
do al  Rey  de  Suecia:  Que  tampoco  era  la  Francia, 
ni  el  Rey ,  que  solo  tenia  ocho  arlos ,  el  que  movia 
Jas  armas  contra  Phelipe  de  Borbon ,  Rey  Católico, 
sino  el  Duque  de  Orleans,  despótico  en  la  Regencia, 
ó  por  odio  á  su  sobrino ,  ó  porque  buscaba  en  el  Em- 
perador y  el  Rey  Jorge  protectores  á  mas  altas  ideas: 
Que  el  Rey  de  España,  nada  invadirla,  que  no  hubiese 
sido  suyo  ^  y  ya  que  en  este  último  Tratado,  que- 
riendo tyranizar  la  Europa  los  que  se  llamaban  Legis- 
ladores ,  rompían  el  de  Utrech ,  adjudicando  al  Em- 
perador la  Sicilia  ,  que  la  España  no  estaba  obligada 
á  mantenerle ,  sino  á  defender  aquel  Reyno  ,  porque 
se  había  despojado  de  él ,  para  darle  á  un  Principe, 
que  no  le  embarazaba,  pero  no  para  exaltar  á  su  enemigo. 

Los 


Tmo  segundo.  Año  de  M,  DCCXf^IIL  12 4,-5 
Los  Oíandeses  no  querían  volver  á  tomar  las  Armas 
y  destruir  su  comercio  por  la  Casa  de  Austria,  que 
lan  mal  los  habia  pagado :  mantenían  ardientes  que- 
jas con  el  Emperador ,  y  conocían  con  evidencia ,  que 
la  Inglaterra  y  la  Francia  volvían  á  una  guerra  volun- 
taria ,  por  privado  interés  de  las  Dominantes ,  no  de 
sus  Subditos  5  y  resolvieron  hablar  con  ambos  Ministros 
obscuramente. 

-  299  La  respuesta  dada  á  Cadogan  fue  ,  que  no 
podían  entrar  en  confederación  alguna  con  el  Empera- 
dor antes  de  rematar  el  negocio  de  la  Barrera ,  y  dar 
la  ultima  mano  al  Tratado  de  Ambers.  Al  Marqués 
JBerretí  dixeron ,  asegurase  al  Rey  Católico  de  su  cons- 
tante amistad ,  y  que  lo  suplicaban  componer  amiga- 
blemente las  diferencias  con  el  Emperador.  Cadogan 
^concibió  esperanzas  de  esta  respuesta,  creyéndola  sen- 
^cilla:  dio  noticia  de  ella  á  su  Corte  y  á  la  del  Empera- 
ídor ,  y  pasó  á  Ambers  á  hablar  al  Marqués  de  Prie, 
Gobernador  de  Flandes ,  que  partió  á  este  efecto  de 
Bruselas.  Tratóse  de  la  composición  de  la  Barrera,  que 
con  palabras  la  facilitaron  los  Alemanes  5  pero  obra- 
ban de  mala  fe,  mal  entendida  de  los  Ingleses,  que 
dieron  por  asentado  el  Ajuste,  y  en  su  conseqüencia, 
que  laOlanda  adhería  á  la  Alianza.  Diego  Stanop,  que 
■estaba  en  París,  padeció  también  este  engaño,  y  cre- 
^yendo,  que  tanto  poder  unido  pondría  miedo  a!  Rey 
Católico  ,  pidió  un  Pasaporte  para  ir  á  Madrid ,  que- 
riendo partir  sin  él,  porque  ya  sabía  las  ordenes,  que  su 
'Amo  habia  dado  al  Almirante  Binghs ,  y  recelaba,  que 
'ie  detuviesen  en  Madrid,  si  llegaba  la  noticia  de  aigun^^ 
^hostilidad. 

2^0     El  Cardenal  Albcroni  entendió  la  desconfian- 
za^ pero  dio  el  Pasaporte,  por  no  negar  tan  visiblemen- 
te los  oidos  á  un  razonable  ajuste.  Estaba  entonces  el 
"i*  Hh2  Rey 


244  Comentarios  de  la  Guerra  de  España. 
Rey  Católico  en  el  Escorial ,  donde  fue  Stanop  recibi- 
do :  tuvo  algunas  conferencias  con  Alberoni ,  al  qual 
sorprendió  la  noticia,  de  que  habían  entrado  en  Alianza 
los  Olandeses ,  aunque  el  Marqués  Berreti  habia  es-» 
crito  lo  contrario.  Todo  el  tiempo  que  estuvo  averi- 
guándolo ,  dio  esperanza  de  Ajuste  f  pero  después  co- 
nociendo  el  engaño ,  picado  de  la  hostilidad  de  la  Ar- 
mada Inglesa ,  que  después  referiremos,  esperanzado  de 
recobrar  la  Sicilia,  por  los  progresos,  que  iban  hacien- 
do las  Tropas ,  y  animado  de  que  no  le  faltarían  cau- 
dales ,  porque  acababan  de  llegar  de  Indias  los  Gáleo* 
nes  muy  interesados ,  y  traian  doce  millones  de  pesos, 
se  obstinó  en  el  dictamen  de  la  guerra  ,  y  determinó 
romper  las  conferencias  con  Stanop;  pidióle  éste  la 
última  resolución,  y  fue  la  respuesta:  Que  solo  po- 
día el  Rey  Católico  convenir  en  la  paz,  quedando  por 
la  España  Sicilia  y  Cerdeña ,  y  que  el  Emperador  sa- 
tisfaciese al  Duque  de  Saboya  con  un  equivalente,  como 
también  los  daños  ocasionados  á  los  Principes  de  Italia, 
de  donde  retiraría  las  Tropas ,  que  excediesen  á  un 
cierto  número:  y  que  no  se  hablarla  de  la  succesion 
de  Toscana  y  Parma  ,  ni  de  infeudar  estos  Estados  al 
Imperio. 

2 7"  I  Distribuyó  estas  condiciones  en  ocho  Artícu- 
los, y  en  el  último  pidió,  se  retirase  la  Armada  Ingle- 
sa á  sus  Puertos.  Stanop ,  que  á  los  primeros  días  de 
su  arribo  había  concebido  esperanzas  de  Ajuste  ,  y 
las  habia  dado  á  las  Cortes  de  los  Aliados  ,  quedó 
abrasado  de  esta  respuesta ,  y  en  nombre  de  los  Princi- 
pes de  la  Liga  dexó  un  papel  al  Cardenal ,  en  que  de- 
cía :  que  si  el  Rey  Católico  no  admitía  el  Tratado  en 
el  término  de  tres  meses  subministrarían  los  Aliados  del 
Emperador  los  socorros  en  él  ofrecidos ;  y  que  si  con- 
tra ellos,  sus  Vasallos,  ó  Negociantes,  intentaban  hos- 


Tomo  segundo.  Año  de  M,  BCCXFIIL     245 
tllidad ,  ó  mandaba  hacerla ,  que  le  harían  luego  la 
guerra ,  y  dispondrían  en  otro  Principe  la  succesion  de 
Toscana  y  Parma  ^  y  que  suspendería  el  Emperador  las 
Armas  en  estos  tres  meses,  si  hacía  lo  propio  la  España. 

272  Estas  proposiciones  encendieron  también  el 
ánimo  del  Cardenal ,  y  se  aplicó  mas  á  la  guerra.  Para 
justificarla,  se  dio  de  todo  cuenta  á  los  Olandeses ,  por 
medio  del  Ministro  Español ,  en  una  carta ,  con  grande 
artificio  escrita ;  y  entre  otras  cosas  decía  :  Que  la 
Inglaterra  y  la  Francia  habían  sido  la  causa  de  la  guer- 
ra de  Sicilia ,  porque  habían  dado  el  aviso  secreto ,  de 
que  se  trataba  de  cederla  el  Duque  de  Saboya  al  Empe- 
rador. Esta  proposición  ya  no  llegaba  á  tiempo ,  por- 
que no  era  fácil  sembrar  cizaña  entre  los  Aliados,  tan 
firmes  en  su  empeño ,  que  aún  admitían  en  Alianza  aí 
Duque  de  Saboya.  Había  este  Principe  quedado  cons- 
ternado de  la  invasión  contra  Sicilia  ^  que  nunca  creyó, 
y  se  echó  todo  en  manos  del  Emperador  ,  el  qual 
ofreció  defender  la  Sicilia  ,  pero  quedarse  con  ella.  Pe- 
dia el  Duque  un  equivalente  en  el  Estado  de  Milán,  y 
á  eso  tiraban  las  quejas ,  que  daban  sus  Ministros  en 
Londres  y  en  París.  Fue  la  respuesta:  Que  si  dexaba 
sus  Tropas  Auxiliares  con  las  del  Emperador,  se  le  da- 
ría la  Cerdeña, 

273  Esto  era  de  sumo  desagrado  al  Duque,  por- 
que siempre  había  inmensa  diferencia  de  Reyno  á  Reyno: 
le  achicaban  el  poder  con  obligarle  á  mantener  el  que 
le  daban;  no  quería  hacer  la  cesión  de  la  Sicilia  ,  es- 
perando el  éxito  de  las  cosas ,  y  sin  esto  no  le  que- 
rían admitir  en  la  Alianza.  Los  coligados  no  querían 
tampoco  sacar  susTropas  de  las  Plazas  entregándolas 
á  los  Españoles ,  porque  no  esperaban  recompensa  ,  y 
era  ponerse  de  la  parte  mas  flaca.  Nunca  ha  padecido 
mayor  vejación  su  alto  entendimiento ,  que  por  mu- 
chas 


2  J,.6       Comentar  ios  de  la  Guerra  de  España, 
chas  vueltas  que  daba  recurriendo  á  sus  naturales  ma-^ 
ñas,  halló  las  puertas  cerradas,  y  vio  que  era  preciso 
cooperar  con  sus  propios  enemigos  á  su  ruina ,  por  no 
padecerla  mayor. 

2^74  De  ellos  procedía  el  daño  de  perder  la  Sicilia, 
porque  nunca  la  hubiera  invadido  el  Rey  Católico ,  si 
no  viera  que  la  destinaban  los  Aliados  al  Emperador^ 
pues  aunque  los  Españoles  tuvieron  idea  de  recobrar- 
la ,  era  en  cambio  del  Ducado  de  Milán  ,  que  querían 
conquistar  para  el  Duque :  por  eso  le  convidaron  á  una 
Liga  particular  (como  diximos).  Rebolcandose  entre 
espinas  Victor  Amadeo  ,  y  sabiendo  que  el  Emperador 
había  dado  orden  al  Virey  de  Ñapóles  de  defender  á 
Sicilia,  mandó  á  sus  Gobernadores  enMecina,Siracusá., 
Mclazo  y  Trápana ,  admitiesen  como  Auxiliares  á  las 
Tropas  Alemanas  ^  pero  que  mantuviesen  el  gobierno 
de  las  Plazas.  Detuvo  prisionero  en  su  propia  casa  al 
Marqués  de  Villamayor  ,  Ministro  de  España,  hasta 
que  se  diese  libertad  al  Conde  de  Lascaris,  que  lo  era 
del  Duque  en  Madrid. 

27'5  Aplicando  el  mayor  cuidado,  dio  fondo  en 
Ñapóles  la  Armada  Inglesa.  En  los  agasajos  y  obse- 
quios ,  que  hizo  el  Conde  Daún  al  Almirante  Binghs, 
explicaba  la  necesidad  de  su  auxilio.  Luego  le  pidió  es^ 
coltase  o;cnte  á  Rixoles:  no  se  negó  á  ello,  y  pasaron  39. 
hombres;  y  como  el  día  7.  llegó  la  orden  de  su  Amo  de 
atacar  á  la  Armada  Española ,  hizo  vela  acia  el  Faro  de 
Mecina:  despachó  un  Oñcial  al  Marqués  de  Lede,  pi- 
diéndole dos  meses  de  tregua,  y  expresando  venia  para 
componer  tan  peligrosa  disputa.  El  Marqués  respondía 
no  poder  condescender  á  la  suspensión  de  Armas ,  por- 
que no  tenia  orden,  ni  instrucción  para  ello. 

27'6     Ya  sabía  el  Inglés,  que  no  había  de  conse- 
guir ,  porque  lr»^ia  desde  la  respuesta,  que  dio  la  Cor- 
-^  te 


Tomo  segundo.  Año  de  M.  DCCXFIIL  2  4^ 
te  el  desengaño^  pero  quiso  dar  esta  otra  aparente  jus- 
tificación al  mundo ,  y  enviar  un  explorador  ,  para  sa- 
ber dónde  y  cómo  estaban  ancoradas  las  Naves  Espa^ 
ñolas,  cuyos  Destacamentos  no  ignoraba,  porque  desde 
Siracusa  daba  el  General  Besél,  que  estaba  en  Rixoles, 
todas  las  noticias  al  Conde  Mafey.  La  mañana  del  día  9. 
de  Agosto  descubrió  la  Torre  del  Faro  á  los  Ingleses, 
con  la  proa  dirigida  á  su  entrada ;  y  al  amanecer  dio 
fondo  á  vista  de  dicha  Torre  del  Faro,  en  el  Cabo  de 
las  Mirtelas. 

2^77  Las  Naves  Españolas  estaban  dadas  fondo  en 
el  estrecho  ^  y  recelando  de  la  intención  de  los  Ingle- 
ses ,  como  eran  ya  pocas ,  porque  faltaba  (como  se  ha 
dicho)  la  esquadra  de  Guevara,  parecióles  conveniente 
(todo  de  orden  de  Patino)  salir  de  lo  angosto  acia  el 
Cabo  de  Spartivento,  para  unirse  á  las  que  faltaban, 
porque  hablan  de  volver  por  aíli ,  y  en  el  ínterin  des- 
cubrir mas  la  intención  del  Inglés,  porque  creía  el 
Marqués  de  Lede,  que  volvería  aquel  mismo  Oficial, 
declarando  absolutamente  el  ánimo  de  Binghs,  que 
no  entendió  estar  obligado  á  eso,  y  en  el  beneficio 
de  la  noche  procuró  penetrar  el  Faro  en  el  alcance  de 
los  Españoles.  El  dia  10.  por  la  mañana  pasó  el  es- 
trecho, saludándole  las  Naves  de  transporte,  que  allí 
estaban  dadas  fondo :  algunas  cargadas  de  víveres 
para  la  Armada  se  llevó  consigo  el  Comandante 
Inglés. 

2f8  Aun  le  creían  amigo,  porque  habiéndose  el 
Marqués  de  Lede  quejado  con  el  referido  Oficial  en- 
viado del  Almirante  Binghs,  que  hubiese  escoltadoTro- 
pas  del  Emperador ,  respondió ,  que  esto  no  era  acto 
de  hostilidad ,  sino  de  protección  á  quien  se  amparaba 
de  la  Vandera  del  Rey  Británico.  No  se  puede  .negar 
algún  género  de  engaño  en  el  Inglés,  y  alguna  candi- 
da 


2i\M  Covient arios  de  la  Guerra  de  España, 
da  credulidad  en  los  Españoles,  porque  asegurado?, 
que  venia  aquella  esquadra  á  embarazar  la  guerra  ,  no 
se  pasearía  inútilmente  por  estos  mares  f  y  mas,  que 
los  Ingleses  abrazaban  con  gusto  esta  ocasión  de  d^é- 
truir  la  Armada  Española  ,  porque  no  quieren  ver  por 
mar  muy  armado  al  Rey  Católico ,  no  solo  por  los 
perpetuos  zelos  del  comercio  ,  pero  aun  por  no  per- 
der la  alta  actual  prerrogativa  de  ser  dueños  de  ambos 

mares. 

2^ip  Dos  Fragatas  ligeras  de  los  Españoles  avisa- 
ron á  su  Xefc ,  que  venia  en  su  seguimiento  el  Inglés 
con  solas  las  Gavias^  (este  fue  otro  disimulo)  y  una 
Corbeta  suya  avisó  á  éste ,  que  ya  no  estaban  lejos  los 
Españoles ,  que  no  viendo  hacer  fuerza  de  velas  del 
Inglés  ,  se  atravesaron  mantenidos  á  la  capa  ,  como 
quien  sabía  de  cierto  que  no  eran  aquellos  enemigos, 
hasta  que  viéndoles  venir  á  proa  directa  ,  tomaron  el 
rumbo  acia  el  Cabo  de  Spartivento  sin  cargar  de  Velas, 
por  no  mostrar  desconfianza,  ni  temor. 

280  En  la  simplicidad  de  esta  conducta  consistió 
todo  el  daño  ,  porque  D.Antonio  de  Castañeta  esperó 
á  la  capa  á  los  enemigos ,  superiores  en  fuerzas ,  y 
perdió  tres  dias,  en  los  quales  podia  haberse  retirado 
á  Malta  ,  ó  dado  la  vuelta  á  Cerdeña ,  porque  ni  el 
Inglés  desampararla  aquellos  mares  ,  ni  perdida  la 
oportunidad,  era  fácil  irle  siguiendo:  dio  por  discul- 
pa ,  que  asi  lo  habia  mandado  Patino,  y  que  guardaba 
sus  ordenes:  éste  decia,  que  le  habia  mandado  salir 
del  estrecho  para  salvarse  ,  que  no  tenia  forma  de 
avisarle ,  ni  aun  noticia  que  enviar  ,  y  que  una  vez 
fuera  del  Faro  ,  tocaba  á  la  prudencia  de  Gastañcía 
gobernarse. 

281  No  entramos  en  la  qüestíon  ,  si  debia  la  Ar- 
niada  Española  retirarse  á  sus  Puertos  ,  luego  execu- 

ta- 


Tomo  segundo.  Ano  M.  DCCXFIIL       249 
tado  el  desembarco  5  porque  este  fue  error  del  Carde- 
nal Alberoni  no  mandarlo  ,  fiado  quizá,  en  que  la  Ar- 
mada del  Rey  Catholico  pedia  resistir  á  la  Inglesa ,  li- 
songeadodel  numero  ,  sin  advertir  ,  que  verdaderamen- 
te no  habia  en  aquellas  mas  que  ocho  Navios  de  Guer- 
ra, los  demás  eran  viejos,  y  Mercantiles,  armados  coa 
mas  piezas  de  cañón ,  que  la  construcción  de  la  Nave 
sufría.  Ni  aunque  la  calidad  de  las  Naves  ,  y  el  nume- 
ro fuese  igual  á  los  de  los  Ingleses,  se  debia  aveatu- 
rar  una  acción  ,  porque  estos  no  tienen  otro  oricio ,  y 
aventajan  en  el  mar  en  pericia  ,  y  destreza  en  gran  par- 
te á  los  Españoles  en  este  siglo.  Retiráronse  á  Sparti- 
vento  los  Españoles ,  les  faltó  el  viento  antes  que  á  los 
Ingleses  ,  que  llevaban  su  derrota  en  el  Nordeste  :  por 
cuya  circunstancia  ,  ó  por  la  variedad  de  las  corrien- 
tes ,  ó  por  maniobras ,  amanecieron  el  dia  11.  mezcla- 
dos ,  é  interpolados  los  Navios  de  ambas  Esquadras. 
El  Español  mandó  remolcar  los  suyos  de  linea ,  acer- 
cándolos á  San  Phelipe  el  Real,  que  era  el  Comandan- 
te :  las  Galeras  de  España ,  aunque  en  calma  ,  pudie- 
ron hacer  hostilidad  ,  no  la  quisieron  empezar ,  y  fue- 
ron tomando  la  Costa.  Refrescó  un  poco  el  tiempo,  y 
hallándose  la  Esquadra  del  Marqués  de  Mari ,  que  forma- 
ba la  retaguardia ,  muy  separada  del  cuerpo  de  Casta- 
ñeta, y  muyala  tierra  con  los  Navios  de  su  división, 
solicitó  salir  de  la  Ensenada  ,  y  juntarse  al  Comandante, 
pero  no  pudo. 

282  Los  Ingleses  continuaban  su  rumbo  con  disi- 
mulo, haciendo  fuerza  de  Velas,  para  dexar  atrás  cor- 
tados los  Navios  de  Mari ,  y  ganarlos  el  viento  ,  que 
lo  consiguieron  ,  porque  estaban  mas  á  la  mar.  Logran- 
do de  esta  buena  disposición  seis  Navios  Ingleses ,  vol- 
vieron la  Proa  contra  Mari  ,que  aun  tenia  sus  Navios 
separados  5  y  como  estaba  aterrado ,  tomó  el  partido 

Tom.  lU  a  de 


2  5o  Comentarios  de  la  Guerra  de  España, 
de  echarse  á  la  Costa  de  Abüla,  donde  pasaron  sus  Na- 
vios ,  combatiendo  con  siete  Navios  Ingleses  ,  de  linea, 
todo  el  tiempo,  que  permitió  la  situación  de  haber  pues- 
to la  Proa  á  tie  ra  ^  y  no  pudiendo  resistir  mas  á  fuer- 
za tan  superior ,  piocuró  salvar  los  equipuges  ,  ponién- 
dolos en  la  arena,  y  abarrancando  las  Naves,  de  las 
qualcs  algunas  se  quemaron  por  sí  mismas  ,  y  otras 
pudieron  sacar  los  Ingleses  después  de  baradas. 

283     El  ?vlarqués  de  Mari  saltó  á  tierra  con  muchos 
Oficiales  :  lo  restante  de  la  Esquadra  Inglesa  fue  á  ata- 
car el  cuerpo  principal  de  la  Española,  compuesta  de 
los  Navios  nombrados  S.  Phelipeel  Real,  el  Principe  de 
Asturias,  S  Fernando,  S.  Caí  los,  Santa  Isabel,  S.Pedro,  y 
las  Frjgatas  Santa  Rosa  ,  la  Perla  ,  la  Juno ,  y  el  Vo^ 
lante,  que  unidas  tenian  la  Proa  á  Cibo  Paxaro:  tumul- 
tuariamente quisieron  poner  la  linca  f  pero  no  pudieron. 
Cinco  Navios  de  los  Ingleses  atacaron  á  los  de  los  Es- 
pañoles 5  que  quedaban  mas  atrás  ^  y  como  estos  iban 
uno  á  uno  ,  los  fueron  tomando  los  Ingleses,  no  sin  la 
resistencia  de  que  era  capaz  tan  desigual  combate.  Con 
el  resto  de  las  Naves  se  adelantó  Binghs  á  las  dos  de 
la  tarde  ,  y  cargó  contra  la  Comandante  de  España  con 
siete  Navios,  y  un  Burlóte  de  fuego.  Dos  Naves  de 
linea  cun.batian  las  primeras :  sufrió  dos  descargas  S. 
Phelipe  ,  sin  disparar ,  hasta  que  los  dos  Ingleses  le  die- 
ron el  costado,  entonces  respondió  con  sus  andanas, 
de  forma  ,  que  antes  que  pasasen  de  ellas,  habian  re- 
cibido los  Ingleses  dos  descargas ,  y  á  fuerza  de  velas 
se  adelantaron  á  repararse  del  daño :  la  Comandanta 
lí  giesa  continuó  su  curso  ,  arrimándose  con  su    Aimi- 
ranta  ,  que  mandaba  el  Contra- Almirante  Dclabál ,  y 
otros  dos  Navios  de  linea  ,  por  la  Popa  de  San  Phdi- 
pe,  que  sufrió  las  descargas,  sin  poder  emplear    un 
tiro  :  volvieron  las  dos    ^'<^os  primeías ,  que  le  ata- 


Tonw  segundo.  Año  M.  DCCXFIIL  2  5 1 
carón  con  los  Bordos,  rendidas  á  ceñir  sus  costados  ,  y 
le  dieron  sus  cargas,  correspondiendo  á  ellas,  y  se 
retiraron  un  poco  por  ambas  aletas  de  San  Phelipe,acri- 
viiíandüle  con  descargas  de  Metralla,  balas  de  fierro,  y 
plomo,  chicas,  de  suerte  que  no  le  dcxaron  aparejo 
pendiente,  ni  de  labor  ,  ó  benque ,  ni  de  brandal ,  que  no 
cayese  la  mayor  parte  sobre  la  cubierta  ,  ni  vela  ente- 
ra :  dos  Navios  Ingleses  se  le  acercaron  mas  por  la  par- 
te de  estribor ,  para  abordarle  5  pero  no  lo  hicieron, 
porque  todavía  daba  ,  aunque  maltratado,  San  Phcli- 
pe  sus  arribadas ,  y  orzadas ,  con  unas  de  las  q'iale* 
hizo  perder  el  curso  del  abordo  á  un  Burlóte  ,  que  le 
arrimaron  para  incendiarle ,  que  con  su  Bauprés  le  des- 
barató todo  el  guardapolvo  del  corredor  alto  ,  y  parte 
del  Espejo  de  la  Popa. 

284     Habieadole  muerto  ya  á  Castañeta  doscientos 
hombres  ,  con  todo  daba  sus  descargas  ,  y  recibió  otra 
vez    el  Burlóte   protegido    de    las   Naves  de  Binghs, 
cuya  amura  tapó  con  la  aleta  de  la  parte  de  estribor 
de  San  Phelipe  ^  y  le  dio  una  descarga   á  tiempo  ,  que 
hallándose  Don  Antonio  Castañeta  al  pie  de  la  Mesa- 
na  ,  le  alcanzó  una  bala  ,  que  le  atravesó  la  pierna  de 
parte  á  parte,  y  quedó  clavada  en  el  tovillo  de  la  de- 
recha: continuaba  con  todo  á  resistirse  en  el  mism)  lu- 
gar ,  y  dividiendo  una  bala  de  cañón  por  medio  de  la 
barriga  á  un  hombreóle  dieron  unos  pedazos  del   cuer- 
po en  el  pecho  ,  y  cara  á  Castañeta ,  de  genero  que 
cayó  por  esta  violencia  ,  y  por  la  sangre  ,qae  de  las 
heridas  vertia.  Entonces  le  retiraron  á  curarle  con  el 
Capitán  Don   Pedro  Dexpois,   herido  de  un  astillazo 
en  ias  espaldas  :  coreó  una  bala  la  driza  de  la  VanJe- 
ra  ,  al  tiempo  de  arriarla  ,  y  se  rindió  la  Comandante 
Española. 

285     Tres  Navios  de  linea ,  habían  atacado  al  Prín- 

li  z  ci-» 


2  =;  2  Comentarios  de  la  Guerra  de  España, 
cipe  do  Asturias  que  mandaba  Don  Fernando  Chacón, 
que  se  resiütió  valerosamente  ,  hasta  que  desbaratado 
el  buque  ,  y  obras  fuera  del  agua  ,  muerta  la  mayor 
parte  de  la  Gu:irnicion  ,  rotos  todos  los  Palos  mayores, 
Bergas  ,  Gavia  ,  y  Mesana  ,  todo  el  Velamen  del  apare- 
jo, y  desvaratada  toda  la  Ovecanduria  ,  y  la  jarcia,  he- 
rido de  un  astillazo  en  la  cara  ,  se  rindió :  lo  mismo 
hizo  la  Fragata  Santa  Rosa ,  que  mandaba  Don  Antonio 
González  ,  después  de  haber  peleado  tres  horas  contra 
cinco  Navios:  igual  tiempo  combatió  Don  A^ntonio  Es- 
cudero ,  que  mandaba  el  Volante  contra  tres  Ingleses; 
y  aunque  tenia  su  buque  seis  balazos  á  la  lengua  del 
agua ,  por  donde  recibía  tanta ,  que  empezaba  á  hun- 
dirse ,  los  Oficiales  ,  y  Marineros  arriaron  la  Vandera, 
y  se  rindieron  sin  quererlo  consentir  el  Capitán.  Tan- 
tas horas  peleó  también  Juno,  quedando  enteramente 
fracasada  ,  y  muerta  la  mayor  parte  del  Equipage.  Co- 
mo iban  atacándolos  succesivamente  los  Ingleses ,  una 
después  de  otra  ,  tres  Naves  atacaron  á  la  Perla  ,  que 
mandaba  Don  Gabriel  de  Aldrete:  defendíase  valero- 
samente 5  y  con  el  favor,  que  le  dio  Don  Baltasar  de 
Guevara ,  que  volvía  de  Malta  ,  por  el  barlomento  de 
los  demás  Navios  de  España  ,  y  el  Sudo:  este  pudo  es- 
capar á  Don  Gabííel  á  dicha  Isla  :  la  Fragata  la  Sor- 
presa, que  mandaba  Don  Miguel  de  Sada,  aunque  era  de 
la  división  de  la  Esquadra  de  Mari,  como  estaba  mas 
abanzada ,  la  atacaron  los  enemigos ,  y  después  de  ca- 
si deshecha ,  la  rindieron  :  lo  propio  sucedió  al  amane- 
cer del  dia  I  2.  á  la  Nave  Santa  Isabel ,  que  manda- 
ba Don  Andrés  Regio  ,  atacada  de  quatro  Navios  In-- 
gleses. 

286  Los  Navios  Españoles  mas  adelantados  se  pu- 
dieron reürar  a  Malta ,  y  Cerdeña.  A  tiempo  que  es- 
taba combatiendo  con  los  Ingleses  San  Phelipe ,  llegó 

de 


Tomo  segundo.  Año  de  M,  DCCXFIIL  253 
de  Malta ,  como  se  ha  dicho  ,  Don  Baltasar  de  Gue- 
vara con  dos  Navios  de  linea  ,  y  poniendo  la  Popa  á 
él ,  pudo  atravesarse  sobre  los  dos  Navios ,  que  daban 
á  San  Phelipe  los  costados ,  y  hacer  fuego  á  uno,  y  á 
otro  ,  hasta  que  viendo  ,  que  arrió  la  Vandera  el  San 
Phelipe  5  dirigió  la  Proa  sobre  el  Navio  del  Almirante 
Binghs  ,  que  le  seguia  por  Popa ,  y  dándole  el  costado, 
le  hizo  fuego.  Executó  lo  mismo  la  Nave  San  Juan, 
que  seguia  en  las  mismas  aguas  á  la  de  Guevara ,  y 
se  retiraron  ambas  con  el  beneficio  de  la  noche ,  acia 
Poniente  ,  por  donde  ,  con  su  abrigo  escaparon  las  Naos 
San  Luis ,  y  San  Juan  ^  después  de  haber  combatido 
la  Almiranta  Inglesa.  Las  Galeras  de  España  ,  que 
mandaba  Grimau  ,  como  no  podian  defender  las  Na- 
ves ,  se  retiraron  á  Palermo  5  de  los  Navios  de  Mari 
sacaron  los  Ingleses  el  Real ,  y  las  Fragatas  San  Isi- 
dro ,  y  el  Águila  ;  se  quemaron  la  Esperanza,  un  Bur- 
lóte ,  y  dos  Balandras  5  los  que  se  salvaron  fueron  los 
referidos  ,  San  Luis ,  San  Juan  ,  San  Fernando  ,  el 
Puerco  Espin ,  la  Tolosa  *  San  Juan  el  Chico  ,  la 
Flecha  ,  y  una  galeota  á  bombas. 

28^  Para  repararse  los  Ingleses  de  los  daños  pa- 
decidos ,  se  entretuvieron  quatro  dias  cinquenta  millas 
á  la  mar^  después  entraron  furiosos  con  los  Navios 
rendidos  en  Siracusa  los  dias  1 6.  y  i  T*.  de  Agosto.  Es- 
ta es  la  derrota  de  la  Armada  Española  ,  voluntaria- 
mente padecida  en  el  Golfo  de  Ariaich,  Canal  de  Mal- 
ta ,  donde  sufrió  un  combate  sin  linea  ,  ni  disposición 
Militar ,  atacando  los  Ingleses  á  las  Naves  Españolas 
á  su  arbitrio ,  porque  estaban  divididas.  No  fue  bata- 
lla ,  sino  un  desarreglado  combate  ,  que  redunda  en 
mayor  desdoro  de  la  conducta  de  los  Españoles,  aun- 
que mostraron  imponderable  valor,  mas  que  los  In- 
gleses ,  que  nunca  quisieron  abordar  5  por  mas  que  lo 


# 


'2  5  4  *-  utnent arios  de  la  Guerra  de  líspafi.i, 
procuraron  los  E^pañjles  :  el  Comándame  Inglés  d¡ó  1¡- 
bcriad  á  los  Oficiales  prisioneros ,  y  envió  uno  de  los 
suyos  al  Marqués  de  Lede  ,  excusando  aquella  acción, 
como  cosa  accidental,  y  no  movida  de  ellos ,  siio  de 
los  Españoles,  que  tiraron  el  primer  cañonazo,  cier- 
to es,  que  la  Esquadra  de  Mari,  disparólos  primeros 
quando  vio  que  se  le  echaron  encima  para  abordarle. 

288  El  Marqués  de  Monte-Leon  ,  Ministro  de  Es- 
paña en  Londres ,  se  quejó  altamente  de  esta  opera- 
ción ,  y  escribió  el  Señor  Gratz,  Secretario  de  Esta- 
do ,  un  papel  sumamente  resentido  de  hostilidad  tan 
impensada,  no  habiendo  atacado  los  Estados  del  Em- 
perador el  Rey  Caiholico,  á  quien  tantos  accosde  amis- 
tad debian  los  Ingleses,  y  su  Comercio  ^  y  como  esto 
era  ya  haber  de  hecho ,  movido  con  simulación  á  sa 
Soberano  la  Guerra  ,  no  podia  usar  mas  de  su  empleo 
hasta  recibir  ordenes  de  su  Corte  ,  posteriores  á  esta 
noticia.  La  respuesta  ,  que  también  se  le  dio  por  es- 
crito ,  fue  después  de  tres  semanas  ,  porque  esperaba 
una  relación  exacta  del  hecho,  aunque  ya  habían  te- 
nido noticia  de  él ,  y  de  la  que  llamaban  Victoria  ,  por 
un  expreso  de  Ñapóles. 

289  En  este  intermedio  llegó  la  carta  del  Gene- 
ral Binghs,  escrita  con  soberbia,  en  el  propio  des- 
precio, que  hacia  de  su  gloria,  el  estilo  era  sucinto 
como  refiriendo  cosa  de  menor  entidad^  y  dixo,  que 
habia  vito  fuera  del  Faro  ,  tomando  el  Borde  largo  la 
Flota  española  ,  compuesta  de  veinte  y  seis  Naves  de 
Guerra,  entre  granies,  y  pequeñas  ^dos  Burlotes,  qua- 
tro  Galeotis  de  Bombas ,  y  siete  Galeras  :  Que  destacó 
á  los  Navios  Kent,  Soberbio,  Grafton,  y  Leofort ,  pa- 
ra alcanzar  á  1  ^s  Españoles:  Qje  el  dia  11.  viéndo- 
se estos  acercar  á  los  Ingleses,  algunos  Navios  con  las 
Galeras  ,  tomaron  la  Costa,  y  que  destacó  ai  Capitán 

Vval- 


Tomo  segundo.  Año  di  M.  DCCXVIIL  255 
Vvalton  entre  el  Navio  Cantorver  ,  para  seguirlos  ^  y 
que  ya  á  tiro,  un  Navio  Español  hizo  una  descarga  contra 
el  Argüe,  mandado  del  Capitán  Norburi ,  que  con  el 
resto  de  su  Armada  siguió  al  Comandante  Español :  Que 
aquellos  quatro  Navios  que  seguían  á  los  que  se  iban 
retirando  ,  les  dio  orden  de  no  tirar  contra  los  Espa- 
ñoles ,  sino  en  caso  en  que  ellos  prosiguiesen  en  hacer 
fuegof  y  que  viendo  que  proseguían  en  hacerle,  el  Kcnt 
habia  atacado  á  San  Carlos,  el  Leofort  á  Santa  Rosa, 
el  Gratfon  al  Principe  de  Asturias,  que  le  dexó,  des- 
pués que  sobrevinieron  Breda  ,  y  el  Capitán,  y  que  to- 
dos rindieron  á  los  Navios  Españoles  ,  contra  quienes 
peleaban:  Que  después  de  Kent,  y  el  Soberbio ,  ata- 
caron á  San  Pheiipe  ,  con  otros  dos  Navios  mantu- 
vieron una  especie  de  combate  ,  siempre  huyendo,  has- 
ta las  tres  de  la  tarde  ,  en  que  el  Ktnt  se  acercó  á  la 
Popa  de  San  Pheiipe  ,  y  le  ció  una  gran  descarga  ^  pe- 
ro habiendo  sido  sotaventado  el  Soberbio  ,  le  atacó  á 
sobreviento  para  abordarle  j  mas  habiendo  San  Pheii- 
pe dado  un  golpe  de  timón ,  huyó  el  burdo ,  y  que  al 
fin  el  Soberbio  le  obl  gó  á  rendirse  :  Que  un  Contra 
Almirante  Español  habia  hecho  su  descarga  contra  el 
Blarfieur  5  pero  que  luego  tomó  el  viento  ,  y  que 
se  fue  con  otro  Navio  de  sesenta  piezas  :  Que  el  Al- 
mirante les  habia  seguido  hasta  la  noche  ,  pcio  que  ha- 
biendo tenido  poco  viento  se  escaparon  ,  y  que  él  vol- 
vió á  la  Flota  :Que  la  Nave  Esek  tomó  á  la  Juno  ,  y 
el  Montaipu,  y  Ruperto  á  la  Anna  Volante:  Que  el 
Vice-Aimirante  Coronabaií  siguió  al  Cratlon  para  sos-» 
tenerle  ,  pero  corria  poco  viento  ,  y  se  accrcabu  la  no- 
che 5  por  e.no  pudieron  escapar  los  Españoles  ,  á  quie- 
nes perseguían  :  Que  el  Contra  Aimírante  Delabdl,  y  el 
Kene  Real  habían  seguido  dos  Navios ,  baxo  viento, 
y  que  uno  de  ellos  fue  rendido ,  como  io  hizo  Vvalton 

al 


2  5^  Cúvient arlos  de  la  Guerra  de  Espaun. 
al  que  montaba  el  Contra-Almirante  Marques  de  Ma- 
ri: Que  este  Marqués  se  salvó  con  su  plata  ,  y  sus  me- 
jores efectos,  y  los  demás  Navios  que  con  éi  estaban 
los  hablan  los  Ingleses  apresado,  quemado,  ó  echa- 
do á  fondo :  Que  de  las  veinte  y  una  Naves  de  su  Ar- 
mada Inglesa  no  se  habia  perdido  alguna,  solo  habia 
sido  Grafton  un  poco  maltratado.  Al  fin,  que  los  Es- 
panoles  hablan  perdido  veinte  y  tres  Naves ,  una  Ga- 
leota, un  Burlóte  ,  y  otro  Bastimento  con  5^390.  hom- 
bres de  equipage,  728.  piezas  de  canon,  y  quede  to- 
do su  grande  Armamento  solo  les  quedaban  á  los  Es- 
pañoles quince  Naves  ,  y  las  Galeras  ,  y  que  se  hablan 
llevado  las  presas  á  Puerto  Mahon  ,  habiendo  queda- 
do su  Magestad  Británica  dueño  del  mar. 

290  Esta  relación  no  es  muy  distinta  de  la  que  los 
Españoles  daban  :  es  arrogante ,  como  lo  fue  la  respues- 
ta del  Secretario  Gratz  á  Monte-Leon :  dixo ,  que  la 
acción  del  Almirante  Binghs  no  debia  parecer  extraña, 
porque  ya  le  habia  prevenido  el  Conde  Stanop  al  Rey 
Catholico  ,  que  si  no  se  contenia  en  las  hostilidades  ,  se 
lo  impedirían  los  de  la  Liga ,  y  que  el  atacar  la  Si- 
cilia ,  era  romper  la  neutralidad  de  Italia ,  y  obrar 
contra  el  Proyecto  de  los  Aliados,  presentando  ásu  Ma- 
gestad Catholica  ,  á  quien  se  le  habia  dado  de  tiempo 
tres  meses  para  admitirle 5  con  prevención,  que  si  en 
ellos  no  se  abstenía  de  la  Guerra ,  que  la  impediriati 
los  Aliados. 

291  A  este  papel  dio  otra  respuesta  Monte. León, 
y  unió  copla  de  una  carta  de  Alberoni  que  le  escri- 
bió ,  en  que  se  explicaba  contra  el  Almirante  con  tér- 
minos ofensivos  ,  porque  sobre  llamarla  acción  indig- 
na ,  y  hecha  con  mala  fe  ^  decía  haber  recibido  del 
Conde  Daun  gruesas  sumas  de  dinero  :  Que  no  se  de- 
bia defender  neutralidad  ,  ya  quatro  años  rota  por  los 

A  US* 


Tomo  segundo.  Año  de  M.  DCCXFIII.  2  5  jr 
iVustriacos;  Que  los  sucesos  de  la  Guerra  ,  y  los  cicci- 
dentes  eran  varios  ,  y  que  toda  humana  felicidad  esta-*» 
ba  expuesta  á  ellos,  y  qoe  asi  creia  que  el  Rey  Bri- 
tánico ,  con  su  prudencia,  y  moderación,  no  aproba- 
da lo  hecho  por  el  Almirante  Bioghs. 

292  No  dio  otra  respuesta  la  Corte  de  Londres, 
aunque  el  Cardenal  Alberoni,  habiéndole  enviado  Mon- 
te-Leoa  la  que  dio  en  15.  de  Septiembre  el  Secretario 
¡Gratz  escribió  otra  carta  ,  con  términos  injuriosos  ,  y 
violentos  ,  como  era  su  genio  ,  y  mandó  al  Marqués  de 
Monte-Leon  saliese  de  Londres,  el  qual  poco  después 
pasó  al  Haya  ,  con  el  Marqués  Berreti  mostró  á  los  Es- 
tados Generales  las  razones  del  Rey  Catholico ,  y  dio 
copia  de  las  referidas  cartas.  El  Rey  de  España  sacó 
de  sus  Dominios  á  los  Cónsules  Ingleses  ,  é  hizo  repre-- 
salia  de  todos  los  efectos  de  aquella  Nación  ,  mandó 
se  armasen  Corsarios,  á  los  quales  perdonó  la  parte 
que  tocaba  al  Real  Erario  de  las  presas ,  para  alen- 
tar los  Armadores  5  lo  propio  hicieron  los  Ingleses, 
el  Emperador ,  y  el  Rey  de  Sicilia ,  con  que  se  lle- 
naron los  mares  de  pyratas  con  daño  del  Comercia 
de  todos,  y  ningún  útil  de  los  Soberanos. 

293  No  desalentó  este  infausto  suceso  á  las  Tro- 
pas Españolas  ,  que  estaban  scfbre  Mecina  ,  donde  se 
habian  retirado  á  abrir  Trinchera  contra  la  Ciudad.:la, 
por  tener  dispuestas  las  Tropas  al  desembarco,  que  ios 
Ingleses  podian  hacer  ^  pero  se  bombardeaba  la  duda- 
déla,  y  el  Castillo  del  Salvador^  después  se  aplica- 
ron los  Sitiadores  á  construir  las  baterías ,  que  á  10. 
de  Septiembre  ya  disparaban.Eii  1 1.  se  abrió  otra  Trin- 
chera de  diez  cañones ,  detrás  de  la  Iglesia  de  San- 
ta Cruz ,  contra  el  Rebellín.  Por  la  Puerta  del  Socor- 
ro, que  da  al  mar,  recibian  los  Sitiados  Tropas  Ale- 
manas., quantas  el  Marqués  Andorno  ,  Piamontés  pe-^ 
.    Tomo  IL  ■  Kk  dia. 


258  Comentarios  de  la  Guerra  de  España. 
dia  ^  enviaba  á  Rixoics  los  heridos  ,  y  mudaba  cory 
gente  fresca  los  cansados ,  por  eso  pudo  en  el  Rebellin 
levantar  luego  una  Trinchera  de  faginas  ,  por  poder 
jugar  el  fusil  contra  los  trabajadores  Españoles  ,  que 
formaban  la  paralela,  que  por  Chta  razón  para  pcrfi- 
cionarla  cosió  mucha  sangre.  El  Gobernador  sacó  de 
la  Ciuda  ie'.a  todos  los  Sicilianos  ,  entre  los  quales  el 
Coronel  Guisani,  algunos  Caballeros  Panormitanos,  y 
algunos  Mccine.^es,  dos  Capitanes,  y  dos  Tenientes, 
los  envió  á  Calabria^ 

293  La  noche  del  día  doce  se  concluyó  la  para* 
lela,  en  el  diez  y  ocho  se  dio  asalto  al  camino  cubier- 
to ^  no  fue  grande  la  defensa  ,  y  le  ocuparon  los  Es- 
pañoles ,  donde  fortificados  tiraron  una  linea  por  la 
otra  parte  déla  Ctudadela,  que  mira  al  mar  grueso,, 
por  plantar  una  batería  á  la  parte  del  Jardin ,  que  es 
la  menos  fuerte ,  y  ver  si  se  podia  impedir  la  comuni- 
cación en  las  Barcas  de  Calabria.  Contra  estos  traba- 
jadores se  acercaren  quairo  Naves  Inglesas  hacienda 
fuego.  Sostuvieron  el  puesto  los  Españoles ,  y  pasó  con 
la  Caballería  el  Marqués  de  Lede  :  contra  las  Naves 
dispararon  las  baterías  del  Puerto  Salvo  ,  de  Puerta 
Perpetusa  ,  del  Llano  de  las  Carretas ,  y  del  Bastión 
de  Don  Blascos  ,  y  se  apartaron  los  Ingleses.  La  noche 
del  veinte  hizo  ¡a  Plaza  una  salida  ,  mas  vigorosa  fue 
la  del  veinte  y  dos ,  en  que  quinientos  Alemanes  st  acer- 
caron primero  con  silencio  á  L.s  Trincheras.  Traían 
prevención  de  cera  ,  pez  ,  y  azufre  ,  á  los  quales  sos- 
tenía un  Regimiento.  No  lograron  mas  que  una  san» 
gricnta  acción  ,  que  fue  dilatada  ,.  y  favorable  á  ios  Es- 
pañoles ,  pjrque  la  mayor  parte  de  los  que  salieron,, 
quedaron  en  el  Campo. 

294  Al  otro  dia,  en  que  estaba  de  Trinchera  Don 
Juan  Carachoii,  rompió  el  alva  con  muy  concertada  músi- 
ca 


Tomo  segundo.  Año  M.  DCCXFIIL  259 
•ca  de  Oboes  ,  Cornetas ,  y  Trompetillas  5  esta  era  ar- 
rogancia Española  ,  porque  á  estos  instrumentos  siguie- 
ron sesenta  cañones  que  batían  en  brecha  la  Ciudad. 
Hubo  una  hora  de  tregua  que  este  pidió  para  enterrar 
los  dituntos.  A  los  2'^,  ya  estaba  el  Rebellín  arruinado^ 
y  habiéndose  alojado  en  el  Foso  los  Españoles,  rom- 
pieron los  Sitiadores  el  segundo  Puente ,  y  se  aco- 
gieron á  la  primera  retirada  para  batir ,  la  qual  era 
precisa  antes  de  ser  dueños  los  Sitiadores  del  Rebellín, 
que  se  atacó  por  mar ,  sobre  Puentes  llanos ,  fundados 
en  cubas  vacids,y  vigas.  Esto  era  sumamente  arriesga- 
do ,  porque  estaban  en  descubierto ,  expuestos  á  todas 
las  piezas  de  la  Cindadela  ,  y  del  Salvador. 

294     La  acción  mas  sangrienta  fue  la  del  39.  por- 
■que  a  la  media  noche  resolvieron  los  Españoles  ata- 
car quatro  Trincheras,  que  habían  hecho  los  Sitiados, 
una  tras  de  otra ,  á  espaldas  de  la  Cindadela ,  por  la 
parte  del  mar ,  para  evitar  no  ser  cogidos  en  medio  en 
el  asalto  general ,  estar  flanqueados  de  las  contraguar- 
dias 5  por  seguridad  de  su  comunicación ,  y  del  modo 
de  retirarse  ,  como  también  para  ocupar  una  batería, 
de  seis  piezas  de  cañón  ,  que  habían  hecho  los  Pia- 
monteses  ,  porque  no  adelantasen   los  Españoles  los 
Aproches  acia  aquel  mar  ,  y  no  penetrasen  al  Llano 
de  San  Raynero  ,  y  quitasen   enteramente  la  comodi- 
dad de  acercarse  Barcos  de  Calabria  ,  de  donde  todas 
las  noches  recibían  los  Sitiados  socorros  de  gente  ,  y 
víveres  por  manos  del  General  Vassel ,  que  ,  como  di- 
ximos  5  estaba  en  Rixoles ,  y  emanada  del  Conde  Daun 
hdbia  dado  una  orden  á  los  1 500.  Alemanes  ,  que  den- 
tro estaban  con  el  General  Valaís  ,  que  no  rindiese  la 
Plaza  5  aunque  quisiesen  los  Piamonteses. 

295     Seiscientos  Granaderos  salieron  á  defender  es- 
ta batería.   Los  Españoles,    para  cogerlos    enmedio, 

Kk2  co- 


a  6o  ComentciTíOs  de  ¡a  Guerra  de  España, 
coi\  Falucas  desembarcarían  por  la  (jtra  pane  de  ellac 
la  acción  tue  viva,  y  prolix.i,  porque  unos,  y  otros 
ibvtn  si:bmini'4rando  gente  fresca  á  la  pelea  ^  pero 
coaio  los  Tiidescíís  ^  y  Piamaiteses  estaban  C(»gidosea 
medio  de  l4)s  Españoles  ^  padecieron  mucho  ,  y  no  po- 
dían apenas  retirarle.  Al  misino  tiempo  atacaron  á  lo3 
Trincherones  ,  no  to-'.a>  bien  defendidos  ,  porque  había 
muchos  á  que  atenvier.  Después  pasaron  tan  adelante 
los  Españoles  ,  que  llcgiron  hasta  la  Torre  de  la  Lin- 
terna, que  está  en  el  llano  de  San  Raynero,  entre  la 
Ciüdadela  ,  y  el  Sah  ador.  Habíanse  ya  ocupado  los 
atrincheramientos,  y  ma¡idó  el  Marqués  de  Lede  reti- 
rar lüj  que  tanto  se  h.  bi¿.n  adelantado  ,  porque  esta- 
ban entre  dos  fuegos.  No  se  consiguió  esto  fácilmente, 
porqti^"  iban  persiguiendo  á  los  que  se  retiraban  con 
tan  ciego  valor ,  que  cinco  Granaderos  Españoles  si^ 
guicndo  á  los  Enemigos,  re  metieron  dentro  de  las  puer- 
tas de  la  Ciüdadela  ;  creyó  esta  ,  que  seguian  Tropas, 
y  estaba  ya  la  Guarnición  para  hacer  llamada  ^  pero 
viendo  que  no  eran  mas  de  cinco  hombres  ,  cerrando 
la  puerta  los  detuvieron  prisioneros  ,  á  los  quales  en 
premio  de  su  valor  ,  dio  luego  libertad  el  Marqués 
Andorno. 

296  En  esta  ocasión  perdieron  los  Españoles  300^ 
hombres,,  y  algunos  Oficiales  :  muchos  mas  murieron 
de  los  Enemigos,  de  los  quales  quedaron  quarenta  pri- 
sioneros ,  con  un  Mariscal  de  Campo,  un  Teniente 
Coronel  ,  quaíro  Capitanes  ,  y  otros  Subalternos  ,  los 
mas  Altmancs.  Al  otro  dia  se  dio  una  suspensión  de 
Armas  de  tres  horas  para  enterrar  los  difuntos,  y  en 
el  espacio  de  ellas  salió  de  la  Cindadela  el  Marqués 
de  Entraides  Tierines  ,  para  tratar  de  la  rendición,  que 
al  30.  dír  Septiembre  se  executó  ,  precediendo  las  ca- 
pÍLuiacioncs ,  (^uc  salió  libre  la   Guarnición,  que  era 

de 


•  Tomo  segundo.  Año  M,BCCX1X:  ¡261 
áe  3500.  hombres  con  sus  Armas;  por  la  Puerta  de 
los  Griegos  con  Vandera  desplegada ,  y  Tambor  bas- 
tiente ,  p^ira  embarcarse  á  Rixoles.  Se  entregó  también 
elCastüiodel  Salvador  ,  y  las  dos  Maves^  que  en  el 
Puerto  estaban  :  se  permitió  al  Conde  Ricio,  y  á  otros, 
que  no  eran  Militares  ,  salir  de  la  Ciudadeía  para  Ca- 
labria ,  y  se  restituyeroa  ios  prisioneros  de  parte  á 
parte. 

-  297'  Esta  victoria  persuadió  enteramente  á  los  Si- 
cilianos que  quedarían  los  Españoles  dueños  de  aquel 
Reyno  ,  que  era  lo  que  tan  ardientemente  deseaban* 
Se  celebró  esta  noticia  con  extraordinario  júbilo  en  la 
Corte  del  Rey  Catholico  ,  porque  parecía  compensaba 
en  parte  la  perdida  de  la  Armada  Naval ,  y  hacia 
inútil  la  victoria  de  los  Ingleses ,  para  el  fin  á-ci  Car- 
denal Alberoni ,  que  con  estose  fortificó  en  su  sistema, 
y  acaloró  quanto  pudo  la  Guerra  enviando  gruesas  su- 
mas de  dinero  ,.  qual  nunca  se  ha  visto  salir  de  Espa- 
ña en  poder  de  los  Ministros  de  Italia,  para  socorro, 
y  subsistencia  del  Exercito  de  Sicilia ,  á  donde  desde 
Roma  ,  Genova  ,  y  Liorna  se  enviaban  continuamente 
Djuniciones,  y  Reclutas  5  pues  aunque  dominaban  eí 
rnar  los  Ingleses ,  y  guardaban  aquellas  Costas  no  po- 
dían en  una  Isla  embarazar  el  arribo  de  una  ,  ó  dos 
Embarcaciones  ,  que  guardando  una  Collada  en  tiempo- 
favorable  ,  se  metian  en  un  Puerto,  \ 
298  Sin  perder  tiempo  el  Marqués  de  Lede  ,  dos- 
^iasdespues  de  la  rendición  de  la  Ciudadeía  de  Meci- 
da ,  destacó  para  Melazo  el  Regimiento  de  Castilla^ 
y  las  Brigadas  de  Milán  ,  y  de  Borgoña  ,  con  alguna. 
Caballería  ,  y  dexando  Gobernador  en  Mecina  al  Te- 
niente General  Don  Lucas  Spinola,  con  20.  hombres 
de  Guarnición ,  siguió  con  el  resto  de  las  Tropas.  Ha- 
bla entrado  yaeniVleiaio  refuerzo  de  Alemanes,  has- 
ta 


2  6  2  Comentarios  de  la  Guerra  de  Esparía, 
13  3?.  que  ocupábanla  Ciudad  baxa  ,  el  Castillo,  y 
la  parte  de  la  Ciudad  murada  la  tenían  los  Saboyardos, 
Estaba  ya  de  antemano  bloqueada  de  los  Españoles^ 
pero  en  la  noche  del  13:  y  14.  de  Octubre  desembar- 
caron con  el  General  Carrafa  hasta  8'^.  Alemanes^ 
porque  aunque  de  la  parte  de  Levante  habia  una  Bate- 
ría Española  ,  que  lo  podía  impedir  ^  pero  no  por 
Poniente,  porque  Melazo  hace  una  legua  de  tierra  de 
doce  millas  ,  que  forma  su  promontorio,  aunque  es  muy 
angosta  :  con  que  tenían  comodidad  los  Alemanes  para 
(desembarcar,  porque  la  Ciudad  baxa  está  bañada  de 
dos  aguas,  por  Poniente  ,  y  Levante.  Así  formaron  ua 
campo  de  80.  hombres  en  aquella  poca  tierra  ,  dando 
la  derecha  al  mar ,  y  la  siniestra  á  la  Plaza  ,  dexan- 
do  en  el  centro  de  la  linea  el  Convento  de  San  Pipi- 
no,  á  la  qual  defendía  con  gran  atrincheramiento  de 
tierra  ,  y  fagina  ,  de  donde  se  podía  batir  el  campo 
Español ,  cuya  línea  abrazaba  la  Plaza  por  una  ,  y 
otra  parte  del  mar, 

299  Había  el  Marqués  de  Lede  ,  con  los  Oñcia- 
les  Generales  de  un  Regimiento  de  Caballería  ,  llega- 
do la  noche  del  dia  14.  al  Campo  con  la  Infantería 
Irlandesa  ,  dexando  orden  le  siguiesen  las  Guardias 
Vvalonas  mas  presto  ,  que  lo  restante  del  Exercíto.  Al 
otro  dia  ,  que  era  15.  de  Octubre  ,  antes  de  la  ama- 
necer ,  se  formaron  los  Aleemanes  en  batalla  delante 
de  su  Trinchera.  Eran  once  Batallones ,  con  uno  de 
Piamonteses ,  y  mil  Caballos :  estos  los  mandaba  el 
General  Conde  de  Vetarani  ,  y  4  todos  el  General  Car- 
rafa. Hicieron  acercar  contra  la  siniestra  de  los  Es^ 
panoles  las  Galfros  de  Ñapóles  ,  y  por  la  derecha  al- 
gunos Navios  Ingleses  ,  para  molestarlos  con  su  Ar- 
tillería ,  y  mas  abaxo  ,  dos  millas  lejos  ,  habia  algunas 
Embarcaciones ,  y  Falucas ,    fingiendo  un  desembarco. 

Al 


Tomo  segundo.  Año  de  M,  DCCXIX,  263 
Al  Alva  atacaron  los  Alemanes  los  puestos  abanzados, 
que  estaban  defendidos  de  varios  Piquetes  de  Regimien-. 
tos  Espariolos  ,  los  quales  se  defendieron  quanto  fue 
posible^  pera  cargad(iS  de  fuerza  supeiior,  quedaron 
todos  niuertus  ,  d  prisioneros  ,  y  entre  ellos  el  Maris- 
cal de  Campo  Varón  Zuevegen^ 

300  Con  este  buen  principio  atacaron  la  siniestra 
de  Ja  linea  ,  y  el  centro ,  que  ocupaban  los  Regimien- 
tos de  Casuiia  ^MiláiíjGuadalaxara,  Aragón,  y  Utrec: 
la  defensa  fue  vigorosa  5  pero  fue  mayor  el  acometi- 
niiento  de  ios  Alemanes  ,  porque  venciendo  con  conti-* 
Buauos  asaltos  la  resk-.tencia  ,  hicieron  retirar  á  los  Es- 
pañoles ,  y  ocuparon  el  terreno»  Dos  veces  le  reco- 
biarun  ,  la  leicera  le  volvieron  á  perder,  y  penetró 
la  Caballé  ia  Alemana  hasta  el  acampamento ,  con  áni- 
mo ue  atucar  por  las  espaldas  de  ia  derecha  la  In- 
fantería bspanola ,  niientras  la  Alemana  atacó  el  flan- 
co 5  peio  la  Cabaiieria  no  pudo  períicionar  su  desig- 
nio ,.  porque  el  Regimiento  de  Milán  se  le  atravesó, 
y  dando  una  descarga  entera  ,.  oponiendo  después  las 
bayonetas  ,  embarazó  á  la  Cabaiieria,. 

301  A  este  tiempo  la  Iníanteria  Alemana  y  des- 
pués de  haber  forzado  la  siniestra,  atacó  el  centra- 
de  1¿4  linea  ,.  creyendo  haber  vencida  á  tiempo  que  las 
Guardias  Españolas  ,  dcxando  su  campamento  de  la 
siniestra  ,  marcíiaban  en  cuerpo  de  batalla  á  ocupar 
los  puestos  abanzados.  Al  piincipio  fueron  rechazados,, 
y  puestos  en  huida  sus  Piquetes  f  pero  abanzaron  des- 
pués conia  Brigada  lilandesa,.  para  entretener  el  ím- 
petu de  los  Alemanes ,,  descargando  la  fusilería  por  el 
flanco  de  sus  Batallones,  y  dexandolos  siempre  á  ia 
derecha  ,  para  poder  atacar  los  costados  por  el  centro. 
Dados  ya  los  pasos  convenientes  de  esta  marcha  ,  los 
Españoles  se  echaron  con  vigor  ,  convirtiendo  las  Ar- 
omas, 


264  Com:nf itrios  de  la  Guerra  de  España» 
mas,  dando  media  vuelta  ,  porque  ya  tenían  cortadas 
á  los  Enemigos  ,  á  quienes  con  el  mayor  brío  atacaron 
los  Regimientos  de  Caballería  Farnés ,  que  mandaba 
el  Duque  de  Atri,elde  Salamanca,  los  Dragones  de 
Vatavia,y  Lusitania ,  aunque  el  terreno  estaba  plan- 
tado de  viña. 

303  Dieron  tres  gruesas  descargas  los  Alemanes, 
que  hicieron  gran  daño  en  esta  Caballería ,  mas  arro  « 
j:ida  con  la  vertida  sangre  de  muchos  Oficiales ,  y  en- 
tre ellos  el  Duque  de  Atri ,  que  quedó  herido  en  un 
brazo.  Al  fin,  por  todas  paites  ceñidos,  los  que  se 
habían  creído  vencedores,  se  empezaron  á  desordenar 
de  genero  ,  que  huyeron  acia  la  Plaza  ,  tan  descom-. 
puestos,  que  con  el  Alfange,  y  Bayoneta  les  hacían 
huir  sin  resistencia ,  matando  los  Españoles  ,  que  si- 
guieron hasta  las  puertas  de  la  Ciudad.  Defendían  los 
dos  Batallones  Alemanes  los  puestos  abanzados ,  que 
iiabian  ocupado  al  principio  5  pero  atacados  por  las 
Guardias  Españolas ,  los  desampararon ,  y  se  retiraron 
con  tanto  desorden  á  sus  Trincheras ,  que  abanzandose 
las  Guardias ,  á  tiempo ,  que  los  primeros  vencidos  se 
retiraban  á  la  Ciudad ,  hicieron  tanto  fuego  sobre 
ellos ,  que  muchos  se  vieron  obligados  á  echarse  al 
mar  por  la  izquierda  de  la  linea  Española,  el  qual 
miserable  refugio  buscaron  los  que  no  estaban  mas  á 
tiempo  de  entrar  en  la  Plaza.  Los  mas  se  anegaron,  ó 
fueron  en  el  agua  heridos  ,  porque  los  Españoles  acu- 
dieron á  la  orilla,  sufriendo  el  fuego  de  las  Galeras: 
la  Caballería  Alemana  ,  que,  como  diximos,  no  pudo 
penetrar  las  espaldas  de  la  línea  ,  quedó  cortada  ,  y 
asi  padecía  gran  daño,  por  todas  partes  ceñida  de 
Enemigos  ,  al  quererse  retirar. 

•    303     Este  fuerte  combate  duró  tres  horas  :  los  Es-» 
pañüks  acabaron  antes  ia  munición  que  traun,  y  cun- 

clu- 


Tomo  segundo.  Año  de  M.  BCCXIX,  265 
'cluyeron  la  acción  con  la  bayoneta.  Perdieron  los 
Alemanes  39.  Infantes  ,  y  de  300.  Caballos  de  los  Sa- 
boyardos,  que  salieron,  ni  uno  volvió  á  la  Plaza.  Que- 
daron 1 9.  prisioneros ,  entre  ellos  el  Conde  Veterani, 
con  58.  Oficiales:  perdieron  dos  Vanderas  y  muchos 
Estandartes.  De  los  Españoles  murieron  1050.  hombres 
y  150.  quedaron  al  principio  prisioneros.  Hallóse  en 
el  mayor  fuego  de  guerra  el  Marqués  de  Lede,  á  cuyo 
lado  hirieron  gravemente  en  el  costado  á  su  hermano 
el  Caballero  de  Lede.  Se  portaron  con  gran  valor  Don 
Joseph  de  Armendariz  y  el  Conde  de  Glimes  ^  los 
Mariscales  de  Campo  D.  Gerónimo  de  Solís ,  el  Con- 
de de  Roydenille  ,  el  Señor  de  Rebes  5  los  Coroneles 
D.  Francisco  de  Evoli ,  D.  Francisco  Miguel  Coeyo, 
D.  Manuel  de  Sada  ,  D.  Joseph  Almazán ,  que  que- 
dó mortalmente  herido  ,  con  su  Teniente  Coronel  y 
Sargento  Mayor  ,  y  aun  el  Coronel  D.  Francisco 
Doetiguen  ,  que  también  recibió  una  herida  mortal^ 
D.  Lucas  Patino ,  Coronel  del  Regimiento  de  Iberniaj 
que  como  mas  antiguo  mandaba  la  Brigada  Irlandesa, 
que  con  su  Teniente  Coronel  y  tres  Capitanes  que- 
daron heridos.  El  Duque  de  Atri ,  que  sacó  como  sd 
ha  dicho ,  una  herida  en  un  brazo. 
•  304  De  los  Alemanes  quedaron  en  el  campo  Espa- 
ñol heridos  mortalmente  los  Capitanes  Laudreti ,  He- 
vi  y  Berri ,  de  los  Regimientos  de  Salazo  Toldo  y 
Walte  5  y  prisioneros  el  General  Conde  Veterani, 
como  se  ha  dicho ,  los  Capitanes  Bracial ,  Fitegeral, 
Gramont ,  Kulkel ,  de  los  Regimientos  de  Tiste  ,  Sta- 
rembergh ,  Lorena  y  Vessél ,  y  el  Sargento  Mayor 
Varol ,  con  diez  Tenientes. 

303  Esta  victoria  poco  esperada  de  la  arrogancia 
Alemana  ,  añadió  brio ,  y  puso  en  gran  crédito  á  los 
Españoles ,   porque   era  ia  primera  acción  en  Siciliay 

Tom.  11.  Ll  cia- 


•2  66  Comentarios  de  la  Guerra  de  España, 
clara  ,  y  en  campaña.  Quejóse  mucho  con  el  Gcncrat 
Carrafa  de  esta  pérdida  el  Conde  Daun  ^  fue  la  res- 
puesta ,  que  no  eran  aquellos  mismos  Españoles  los  que 
él  habia  vencido  en  Gacta.  Luego  que  acabó  la  Acción 
llegaron  al  campo  las  Guardias  Walonas,  la  Briga- 
da de  Saboya  y  otros  cuerpos  de  Infantería,  Caba- 
llería y  Dragones^  que  si  hubiesen  dos  horas  antes 
llegado,  se  perderían  89.  Alemanes ,  que  combatieron 
contra  69.  Españoles  ,  que  eran  los  que  estaban  en  el 
bloqueo  de  la  Plaza ,  y  los  Cuerpos  que  primero  se 
destacaron  de  Meeina ,  á  los  quales  se  añadieron  los 
que  iraxo  consigo ,  como  se  ha  referido ,  el  Marqués  de 
Lede. 

,906  Acabó  de  llegar  el  Excrcito  Español  delante 
de  sus  Trincheras  ,  y  fortificó  las  suyas  el  Alemán, 
enviando  mas  gente,  que  por  tierra  pasaba  á  Calabria, 
destacada  de  Ungria*  Poco  satisfecho  Daun  del  Ge- 
neral Carrafa  ,  le  sacó  de  Melazo  ,  y  envió  al  Gene- 
ral Zumiunghen  ,  porque  la  guerra  de  Sicilia  la  habia 
puesto  el  Emperador  á  cargo  del  Virey  de  Ñapóles, 
de  donde  llegaban  continuados  socorros  de  viveres  y 
dinero.  Tanta  gente  cargó  en  aquella  tierra,  que  no  pu- 
diendo  subsistir  la  Caballería  ,  se  volvió  á  Ñapóles^ 
y  como  ya  entraba  el  invierno ,  padecían  muchas  bor- 
rascas las  embarcaciones  destinadas  á  Melazo  ,  y  aun 
lardaban,  de  lo  que  se  podian  temer  llegar  las  pro- 
visiones, lo  que  puso  al  Exercito  Alemán  en  suma  cons- 
ternación y  falta  de  lo  necesario  f  pero  se  habían  tan 
fuertemente  atrincherado ,  que  desconfió  el  Marqués  de 
Ledc  de  poder  atacar  en  sus  formas  la  Plaza ,  antes 
de  romper  las  Trincheras  enemigas  ,  cuya  empresa  le 
persuadían  muchos  de  los  Oficíales  Generales^  y  llegó 
á  tanto  la  variedad  de  dictámenes ,  que  ya  le  acusa- 
ban de  fíoxo  é  irresoluto. 

Co- 


Tomo  segundo.  Año  de  M.BCCXFITL  26^ 
307"  Como  creció  el  número  de  Alemanes  de  Me- 
lazo  de  1 69.  Infantes  y  2 9.  Caballos  ,  hicieron  los  Es- 
pañoles linea  de  contravalacion  ,  en  la  que  el  Ingenie- 
ro Mayor,  Teniente  General  Verboon  consumió  sumas 
inmensas  de  dinero,  cuya  falta  alguna  vez  se  hacía 
sentir  en  el  Exercito  ,  porque  todo  habia  de  pasar  por 
Letras  de  Italia ,  y  no  había  Bancos  que  sufriesen  estas 
remesas  5  por  lo  qual  se  aventuraron  gruesos  caudales 
en  Falucas  y  barcos  desarmados 

308     Manteníase  bloqueada  de  la  Caballería  Espa- 
ñola Siracusa  ,  donde  estuvo  el  Conde  Mafey  ,  hasta 
que  llegase   el  Barón  S.  Remi ,  á  quien  envió  el  Rey 
de  Sicilia   para  mantener    las  Plazas   á  orden    suya, 
hasta  que  viese  si  podía  en  Viena  y  Londres  sacar  al- 
go mas  que   el  Reyno  de  Cerdeña  por  equivalente  de 
Sicilia  5  pero  viendo  que  aún  le  podía  faltar  lo  que  le 
ofrecían  ,  si  no  adhería   luego   á  la  Triple  Alianza, 
vino  forzado  en  ella ,   y  admitió  á  Cerdeña  ,  Rey  de 
la  qual  fue  reconocido  en  Viena  á  5.  de  Noviembre, 
y  cedió  la  Sicilia ,  de  la  qual  hizo  Virey  el  Empera- 
dor al  Duque  de  Moníe-Leon  5  mas  para  satisfacerse 
con  este  acto  positivo  de  dominio,  que  porque  pudiese 
tener  tan  pronto  efecto,  no  poseyendo  en  ella  mas  que 
tres  Plazas  Marítimas ,  quando  toda  la  Isla  estaba  por 
los  Españoles ,  que  habían  agregado  á  su  Caballería 
la  mas  escogida  de  la  del  País ,  y  se  servían  de   ella, 
para  guardar  muchos  pasos ,  y  ayudar  al  bloqueo  de 
Siracusa  y  Trápana  ,  y  aun  correr  las  Marinas,  des- 
de Melazo   á  Mecina ,  donde  D.  Lucas  Espinóla  las 
hizo  reparar  luego  las  brechas ,  y  las  puso  en  estado 
de  defensa. 

309  Aunque  hizo  celebrar  mucho  en  Madrid  el 
Cardenal  Alberoni  la  feliz  y  ventajosa  acción  de  Me- 
lazo ^  por  las  disposiciones  de  aquellas  Trincheras  y 

Ll  2  va- 


268  Comentarios  de  ¡a  Guerra  de  España, 
varios  avisos ,  conoció ,  que  la  guerra  de  Sicilia  iba 
larga,  y  que  era  obra  de  muchos  años,  porque  el  Em- 
perador reforzaba  cada  dia  su  Exercito,  y  el  del  Rey 
Católico  se  disminuía  ;  por  eso  ordenó  al  Marqués  de 
Ledc  conservar  mucho  aquellas  Tropas  ,  y  no  entrar 
en  acción  general  voluntariamente  ,  sino  en  caso  preci- 
so ,  y  de  asaltar  las  Trincheras  de  Melaza,  si  pare- 
cía conveniente.  El  Duque  de  Orleans  ,  que  ya  habia 
hecho  el  systema  de  estrechar  la  amistad  con  Inglater- 
ra y  el  Emperador  ,  no  solo  contribuía  con  caudales, 
pero  prohibió  á  los  Franceses  el  servicio  de  España, 
tanto  por  mar ,  como  por  tierra  ,  llamando  á  todos 
con  un  edicto  ,  y  previno  Almacenes  en  los  fines  de 
[Navarra  y  Cataluña  ,  arrimando  algunas  Tropas  con 
manifiesta  deliberación  de  atacar  los  Reynos  de  Es- 
paña. 

310  Muchos  creían,  y  aun  los  mismos  Franceses, 
que  esto  era  una  engañosa  apariencia,  para  satisfacer 
á  sus  Aliados ,  pero  ya  obraba  el  Duque  de  veras  y 
con  animosidad  contra  el  Rey  Phelipe ,  dando  á  en- 
tender al  Consejo  de  la  Regencia  y  á  los  Principes 
de  la  Sangre  ,  que  esto  era  por  su  propio  bien ,  y  por- 
que tuviese  los  Estados  de  Parma  y  Toscana ,  como 
en  el  Tratado  de  la  quatriple  Alianza  se  le  ofrecían. 
La' verdad  era  estar  picado,  de  que  el  Cardenal  Al- 
beroni  le  quería  sublevar  los  Pueblos ,  y  quitarle  la 
Regencia  ,  y  aun  al  Rey  de  su  poder,  y  ponerle  como 
decia  el  Cardenal,  en  seguro,  desconfiando  del  Du- 
que. No  faltaban  en  Francia  hombres  de  todas  esfe- 
ras ,  que  asi  lo  entendían ,  y  por  medio  del  Príncipe 
de  Chelamar  trataba  una  conjura  contra  el  Duque  ^  no 
contra  el  Rey  ,  ni  el  Reyno.  Los  sugetos  que  entraban 
en  ella  no  nos  consta  con  evidencia  ,  porque  este  se^ 
creto ,  solo  le  tenia  Alberoni  y  Chelamar. 

Ha- 


Tomo  segundo.  Año  de  M.  'DCCXVIU,  1 6g 
'311  Hallábase  en  París  D.Vicente  Portocarrero, 
hermano  del  Conde  de  Montijo ,  que  pasaba  á  Madrid, 
y  de  él  se  valió  Chelamar,  como  persona  de  la  mayor 
confianza ,  para  poner  unos  pliegos  en  manos  de  Al- 
beroni.  La  seguridad  de  la  ocasión  y  lo  prolixo  de  su 
escritura  ,  hizo  que  Chelamar  no  la  velase  con  la  ci- 
fra. Alguna  espía  en  la  propia  Secretaría  del  Emba^ 
xador  ,  ó  los  recelos  del  Duque ,  que  eran  los  mas  vi' 
guantes  ,  hicieron  creer  ,  que  llevaba  consigo  Porto- 
carrero  papeles  de  importancia  ,  y  en  Potiers  asaltado 
de  una  manga  de  Soldados  en  una  posada ,  dentro  de 
su  propia  cama  ,  fue  despojado  de  todos  sus  papeles 
y  de  los  pliegos  que  el  Embaxador  le  había  entrega- 
do 5  al  qual  5  aunque  le  dieron  esperanzas  de  resti- 
tuírselos ^  y  el  Señor  Blane  ,  uno  de  los  Secretarios  de 
Estado  5  le  llamó  para  eso ,  le  conduxo  después  con 
gente  armada  á  la  casa  de  su  habitación,  le  arrestó  en 
ella  con  Guardias  de  vista  ,  y  buscando  todos  los  re- 
tretes ,  encargó  y  selló  todos  los  papeles  de  Oficio  y 
ios  que  dexaron  el  Duque  de  Alba  y  el  Marqués  de 
Casteldosrius. 

312  En  una  representación  por  escrito  de  10.  de 
Diciembre  se  quejó  con  el  Rey  CHristianisimo  alta- 
mente el  Principe  de  Chelamar  ,  de  que  se  había  con 
él  dos  veces  violado  el  Derecho  de  las  Gentes  en  la 
intercepción  de  sus  cartas  y  en  el  arresto  de  su  perso-» 
na  y  Secretario ,  con  el  embargo  de  los  papeles.  Pon- 
deró la  ofensa  como  injusta  y  extraña ,  y  confesó  en- 
viaba al  Rey  su  Amo  algunos  proyectos  de  personas 
afectas  al  Rey  Christíanisimo  y  al  Reyno  ,  y  sin  poner 
en  execucion  su  contenido ,  sino  dando  esta  noticia  al 
Rey  Católico. 

313  El  mismo  Duque  de  Orleans,  contra  quien  to- 
do esto  se  ponderaba,  era  el  que  recibía  esta  Repre- 
sen- 


2  jro  Cowevfarhs  de  la  Guerra  de  España. 
scntacion  ,  y  dclibcrah¿i  sobre  ella  ,  por  la  ninez  del 
Rey  ,  y  asi  hizo  poco  efecto.  Sus  papeles  quedaron  em- 
bargados :  Los  Privilegios  que  Portocarrero  llevaba, 
nunca  se  restituyeron^  y  en  12.  de  Diciembre  se  le 
dio  orden  ,  que  al  otro  día  saliese  quarenta  leguas 
de  la  Corte ,  hasta  que  llegase  la  del  Soberano.  Asi 
lo  executó  5  y  se  quedó  en  Blois.  Como  el  Regente 
habia  participado  á  todos  los  Ministros  extrangeros 
esta  resolución,  diciendo  era  el  Principe  de  Chela- 
mar  motor  y  principal  instrumento  de  una  conj:jra 
contra  el  Rey  y  el  Reyno ,  aquel  escribió  también  á 
los  mismos  5  no  habia  hecho  mas  que  participar  á  su 
Amo  un  proyecto  de  hombres  zelantes  y  apasiona- 
dos del  Rey  ,  para  librar  el  Reyno  del  despótico  y 
tyrano  dominio  del  Regente  5  este  hizo  imprimir  dos 
cartas  del  Embaxador ,  dirigidas  á  Alberoni  en  el  plie- 
go ,  que  interceptó  á  D.  Vicente  Portocarrero,  en  que 
se  leian  cláusulas ,  que  manifestaban  la  conjura ,  aun- 
que no  declarando  á  punto  fixo  el  objeto  de  ella,  por- 
que le  decia  ,  que  si  era  menester  dar  fuego  á  la  mina  y 
llegar  á  los  hierros  ,  era  preciso  anticiparse  antes  que 
tomasen  mas  cuerpo  los  abusos  y  el  poder.  Citaban 
las  cartas  otras  ya  escritas  sobre  el  mismo  asunto,  y 
notadas  con  unas  letras  ó  números,  las  memorias  que 
incluían  ,  las  quales  no  imprimió ,  ni  sacó  á  luz  el 
Regente. 

314  Es  constante  ,  que  esta  conjura  o  designio, 
no  era  contra  el  Rey  ni  el  Estado  ,  solo  se  endere- 
zaba á  juntar  Cortes  Generales ,  y  á  minorar  la  auto- 
ridad del  Duque  de  Orleans,  ó  quitársela  enteramen- 
te. Habia  ya  descubierto  esta  intención  el  Rey  Cató- 
lico en  una  carta  ,  que  desde  3.  de  Septiembre  es- 
cribió al  Key  su  subrino  ,  y  la  mandó  entregar  por 
su  Embaxador  en  París,  en  que  se  quejaba  de  la  alian- 
za 


Tomo  segundo.  Año  de  M,  BCCXFIIL     2^1 
¿a  de  Francia  con  sa  mayor  enemigo ,  que  era  el  Em- 
perador, y  que  algunos,  prevaliéndose  de  su  menor 
edad  ,  querían  con  violencia  aumentar  sus  propios  in- 
tereses ^  daba  á  conocer  los  perjuicios  de  esta  guerra, 
que  la  Francia  movia  contra  un  Principe  de  la  pro- 
pia Casa  Real  ^  y  en  fin,  aunque  no  nombraba  al  Re- 
gente ,  todas  las  flechas  se  enderezaban  á  este  blanco. 
315     Otra,  casi  del  mismo  tenor,  escribió  á  todos 
los  Parlamentos  de  la  Francia  en  quatro  de  Septiembre 
é  hizo  imprimir  un  Manifiesto  á  seis  del  mismo  mes, 
dirigido  á  los  Estados  Generales  de  aquel  Reyno  ,  de 
los  quales  se  declaraba  Protector  ,  y  ponia  patentes 
las  razones  de  minorar  la  autoridad  del  Daque  ,  y  los 
riesgos  que  ésta  amenazaba.  Después  se  imprimió  en 
España  una  Instancia ,  ó  Súplica  de  los  Estados  Gene- 
rales de  Francia,  como  implorando  la  protección,  y 
la  fuerza   del  Rey  Phelipe  para  librarlos,  como  decía, 
de  un  violento  despotismo  del  Regente.  A  nueve  de 
Noviembre  hizo  el  mismo  Rey  una  declaración  muy 
resentida  de  la  guerra ,  que  se  le  movia ,  y  muy  lle- 
na   de  amor   y  compasión  por  la  Nación  Francesa^ 
por  lo  qual ,  aunque  se  le  hiciesen  hostilidades,  per- 
mitía todavía  el  comercio  ,   y  ser  tratados  los  Fran- 
ceses ,  como  Españoles  ,  dándoles   un   año  de   tiempo 
para  retirar  sus  efectos  á  los  que  quisiesen  salirse  de 
sus  Reynos,  con  libertad  de  quedar  en  ellos  sin  ser 
molestados. 

316  Después  hizo  otra  declaración  en  veinte  y  cinco 
de  Diciembre ,  en  que  firmaba  no  creía  que  los  France- 
ses ,  por  pretexto  alguno  tomasen  contra  su  Persona  y 
Reyno  las  armas ,  después  de  haber  derramado  los  teso- 
ros de  su  sangre  y  caudales  para  socorrerle  y  man- 
tenerle en  el  Trono.  Todos  estos  violentos  pasos  é  in- 
consideradas Escrituras  que  disponía  y  mandaba  pu- 

bli^ 


'2*^2  Comentarios  de  la  Guerra  de  "España. 
blicar  Albcroni ,  no  tuvieron  mas  efecto  ,  que  irritar 
mas  al  Regente  ,  perseverar  en  su  systema ,  y  determi- 
nar la  guerra  contra  la  España,  y  tanta  fuerza  ó  li- 
bertad dio  á  su  ira,  que  mandó  prender  á  muchos  de 
los  que  creía  ,  ó  le  constaba  eran  parciales  del  Rey 
Católico ,  y  autores  de  la  ideada  sublevación  de  los 
Pueblos  contra  su  persona ,  porque  no  ignoraba  no  ser 
contra  el  Rey ;  pero  este  nombre  le  servia  para  ho- 
nestar sus  resoluciones.  Prendió  al  Duque  de  Humena, 
hijo  natural  del  Rey  Luis  XIV. ,  y  á  su  muger  y  á 
otros.  Con  muchos  no  se  atrevió  ,  porque  era  conci- 
liarse  enemiga  toda  la  Francia. 

2  17"     Nunca  creyó  la  España,  ni  el  mundo,  ni 
sus  propios  enemigos ,  que  tendría  antes  de  la  paz  ge- 
neral aliada  contra  sí  la  Francia  ,  que  era  la  que  lle- 
vó todo  el  empeño  de  mantener  al  Rey  Phelipe  en  el 
Trono ,  y  tanto  por  eso  habia  padecido  ^  y  asi  se  re- 
novaron los  odios   contra   los  Franceses ,   aunque    el 
Cardenal  Alberoni  se  lisonjeaba  ,  que  nadie  tomarla  las 
armas  contra  el  Rey  Phelipe  5  y  que  al  verle ,  se  pa- 
sarían á  su  Partido.  Por  eso  tuvo  idea  de  hacer  entrar 
al  Rey  armado  en  la  Cataluña  de  Francia ,  quedán- 
dose en  la  raya  ,  como  llamando  á  los  Franceses  ^  pero 
tenia   bien  pagadas  y  contentas   las  Tropas   el   Du- 
que Regente  ,   y   esparcía  ,    que  quería    el  Cardenal 
mandar  ambas  Monarquías ,  y  venir  á  Francia ,  Tutor 
de  su  Rey  Luis  XV.  en  nombre  del  Rey  Phelipe,  á  quien 
creía  pertenecerle  la  Regencia  ,  como  primer  Principe 
de  la  Sangre.  Estas  reflexiones  inspiraba  también  en  sus 
Aliados  ,  para  que  temiesen  mas  á  la  España,  que  con 
el  pretexto  de  la  Tutela  ,  quería  unir  ambos  Reynos: 
lo  que  Albcroni  pensaba  no  lo  podemos  saber,  porque 
tin  hombre  tan  reservado  no  expondría   manifiesta  su 
idea  ^   pero    es  constante ,  que   aspiraba  ,  por  medio 

de 


Tomo  segundo,  Ano  de  M,  WCXFIIl       í?  ^^3 
déla  intentada  sublevación,  á  hacer  elegir  Curador  del 
Rey  de  Francia ,  al  de  España.  ' 

318  En  este  año  parió  la  Reyna  Catholíca  en  13.  de 
Marzo  una  Infanta ,  á  quien  se  la  dio  por  nombre  Maria 
Ana.  El  Rey  padeció  recelos  de  principios  de  hydrope- 
sia ,  no  sin  una  profunda  tristeza ,  y  su  aprehensión  la 
daba  á  los  Vasallos.  Se  resolvió  por  eso  á  hacer  Testa- 
mento ;  si  voluntariamente  ,  ó  inducido  de  Alberoni, 
es  secreto  muy  obscuro  5  cierto  es ,  que  dexaba  Curado- 
ra á  la  Reyna  ,  con  solo  el  consejo  ,  y  dictamen  del 
Cardenal  Alberoni ,  mientras  duraba  la  menor  edad  del 
Principe  de  Asturias.  Los  Españoles  padecieron  el  des- 
consuelo mayor ,  no  solo  porque  ya  concibieron  el  grave 
peligro  en  la  salud  del  Rey  ^  pero  por  ver  ,  que  en  qual- 
quier  funesto  accidente  ^  rio  se  libraban  del  violento  go- 
bierno del  Cardenal. 

3 1 9  Hubo  en  Madrid ,  con  el  mayor  secreto ,  algu- 
nas secretas  conferencias  entre  los  primeros  Magnates: 
y  Dios  con  mejorar  la  salud  del  Rey ,  libró  la  España 
de  la  intestina  inquietud  ,  que  la  amenazaba.  Quanto  era 
de  su  parte  la  fomentaba  el  Duque  de  Sant-Agnan,  Em- 
baxador  de  Francia.  El  Marqués  de  Nancre ,  ya  mucho 
tiempo  ,  habia  sido  llamado  á  París  ,  aunque  Sant-An- 
nan  se  habia  desparecido,  dilataba  el  salir  de  la  Cor- 
te ,  hasta  que  Alberoni ,  mal  satisfecho  de  lo  que  aquel 
censuraba  su  conducta  j  le  hizo  dar  orden  saliese  lue- 
go de  España, 

320  La  noche  del  dia  i  o.  de  Diciembre  murió  en  ías 
trincheras  ,  que  habia  levantado  contra  Federico  Alá,  en 
Noruega,  Carlos  XII.  Rey  deSuecia  ,  herido  de  una  ba- 
la de  Sacre,  que  disparaban  del  castillo  ,  mientras  de 
éste  con  fuegos  artificiales,  querían  descubrir  los  apro- 
ches Suadeses.  Esta  improvisa  muerte  desconcertó  ,  en 
parte  3  las  medidas  del  Cardenal  Alberoni  :  Ofrecia- 

Tom.  IL  Mm  le 


274      Comentarlos  de  la  Guerra  de  España» 
le  este  socorro,  si  movia  el  Sueco  la  guerra  en  Ale- 
mania ,  como  la  tenia  ideada  al  principio  de  la  otra 
campaña.  En  efecto  se  hallaron  en  los  papeles  del  Va- 
ron  Ghcrtz  ,  su  primer  Ministro  (que  fue  después  dego- 
llado en  Stokolmo )  un  Tratado  ajustado  con  el  Señor 
de  Osternan  ,  Plenipotenciario  del  Czar  ,  donde  queda- 
ron de  acuerdo  ,  que  este  pasaría ,  con  un  Exercito  de 
8o9.  hombres  ,  contra  Polonia  ,  para  volver  á  entroni- 
zar al  Rey  Stanislao,  y  que  baxaria  á  Alemania  con  un 
Exercito  de  quarenta  mil.  El  Sueco  y  sustentando  este 
empeño,  contra  qualquier  Principe,  que  quisiese  opo- 
nérsele^ y  que  acabada  esta  empresa,  le  ayudarla,  el 
Czar,  contra  el  Duque  de  Hannover,  á  recobrar  los 
Estados  de  Bremén  ,  y  Verdén  ,   y  mantener  las  ar- 
mas contra  la  Inglaterra  ,  si  ésta  usaba  de    su  po- 
der. 

321  Alberoni  tenía  ofrecido  al  Sueco  socorros ,  (co* 
mo  diximos)  y  no  habia  perdido  las  esperanzas,  que  en 
caso  de  ver  el  Othomano ,  que  se  mezclaba  el  Empera- 
dor en  esta  guerra  ,  moverla  él,  para  recobrar  lo  per- 
dido en  Ungria  f  porque  Ragotzi  no  estaba  desesperan- 
zado de  obtener  de  la  Puerta  Othomana  volver  á  mover 
las  armas ,  aun  en  tan  reciente  paz.  Todas  estas  ideas 
se  le  desvanecieron  al  Cardenal  j  pero  no  su  firmeza  de 
ánimo» 

322  La  Emperatriz  en  1 3.  de  Mayo  dio  á  lirz  á  ía 
Archiduquesa  María  Teresa,  mal  compensada  con  una 
hembra  la  pérdida  del  hijo ,  que  el  pasado  año  habia 
parido  ,  lo  que  puso  en  suma  tristeza ,  y  aprehensión 
la  Corte  ^  porque  ver  al  Emperador ,  después  de  tan- 
tos años  de  casado ,  sin  succesion  varonil ,  sucitaba  al- 
gunos disgustos  en  los  Principes  del  Imperio ,  perjudi- 
ciales á  la  autoridad ,  y  quietud  del  Emperador  ,  que 
nada  afíoxando  de  sus  magnificas  ideas  ,  proseguía  en 

te- 


Tomo  segundo.  Año  de  M.  VCCXFIIL  2  j^  5 
texer  á  la  Italia  los  grillos  ,  alojando  sus  tropas  en  los 
Estados  de  los  Principes  de  ella ,  y  fatigando  el  dominio 
de  la  Iglesia  con  tránsitos  continuos  de  soldados  para 
Ñapóles,  arrepentido  de  las  que  había  hecho  pasar  por 
mar ,  que  le  costaba  mucho  ,  y  perdió  en  una  borrasca 
algunas, 

323     Eran  inútiles  los  lamentos  del  Pontífice ,  porque 
los  Oficiales  Alemanes  daban  la  mayor  libertad  á  su  gen" 
te ,  pareciendoles  ser  prerrogativa  de  la  mucha  autori- 
dad la  licencia  ,  y  el  desacato.  No  se  atrevía  el  Gobier- 
no de  Roma ,  ní  á  quejarse  por  no  dar  mayor  ocasión  á 
la  insolencia  ,  que  adelantaban  los  mismos  Cardenales 
parciales  del  Emperador  ,  para  manifestársele  obsequio- 
sos, y  no  eran  pocos.  Uno  mas  tuvo  este  año  de  su  par- 
tido, porque  el  Cardenal  Francisco  Judice,  á  quien  el 
Rey  Catholico  habia  hecho  baxar  sus  armas,  puso  las 
del  Emperador ,  y  se  declaró  de  su  partido  ,  sacando  un 
Manifiesta  ,  en  que  pretendía  justificarse ,  y  daba  entre 
otras  razones,  que  siendo  el  Neyno  de  Ñapóles  (de  don- 
de era  natural)  del  Emperador ,  y  habiéndole  despedido 
de  su  servicio  el  Rey  Catholico  ,  y  embargado  sin  moti- 
vo Jas  rentas  del  Arzobispado  de  Monreal,  que  tenia  en 
Sicilia  ,  estaba  en  su  libertad, y  que  debia  seguir  el  par- 
tido de  los  Napolitanos.  Esto  lo  juzgó  el  mundo  varia- 
mente ,  como  todas  las  demás  cosas  ,  en  que  entra  usur- 
pándole el  oficio  de  Juez,  el  afecto ,  el  genio,  y  la  pasión. 


Mm  2  ANO 


2jr6        Comentarios  de  la  Guerra  de  Esparia. 


AÑO  DE  M.  DCCXIX. 

3^4  /^í^ecia  cada  dia  la  mala  satisfacción  entre  las 
V.^  dos  Cortes  de  España ,  y  Francia  :  mantC' 
nia  esta  desunión  el  Cardenal  Alberoni  ,  que  se  consi- 
deraba muy  en  desgracia  del  Duque  de  Orleans ,  y  lo  ven- 
dia  al  Rey  Catholico  por  servicio :  habia  hecho  ya  va- 
nidad de  la  ostentación ,  de  genero ,  que  obligó  ,  ha- 
biendo ya  declarado  la  Inglaterra  á  España  la  Guerra,  á 
que  la  declarase  formalmente  la  Francia  en  9.  de  Ene- 
ro,  y  el  dia  antes  se  habia  publicado  en  París  un  Ma- 
nifiesto ,  en  que  se  daban  las  razones  de  mover  las  Ar- 
mas contra  el  Rey  Catholico ,  decia  :  Que  aunque  los 
Soberanos  no  están  obligados  á  dar  quenta  mas  que  á 
Dios  de  sus  operaciones  ^  pero  que  quando  importa  á 
su  gloria ,  ó  la  tranquilidad  pública ,  es  bien  informar 
al  mundo  de  su  justicia :  Que  habia  tomado  esta  empre> 
sa    por  el  propio  bien  de  la  España  :  Que  no  cono- 
cia   sus  actuales   intereses  ,  y  era  preciso  mantenerla, 
sin  imputar  esta  infracción  de  Tratados  á  la  religiosi- 
dad del  Rey  Fhelipe ,  sino  al  considerado  empeño  de 
sus  Ministros  :  Que  esto  era  manejar  los  intereses  de  la 
España  que  tanto  á  la  Francia  la  costaban,  que  se  vio 
esta  en  términos  de  volverá  llamar  á  París  al  Rey  Phe- 
lipe  ,  si  no  hubiese  tenido  la  providencia  ocultos  reme- 
dios ^  bien  ,  que  en  la  Paz  de  Uirech,  tratando  de  los 
intereses  del  Emperador ,  y  la  España  ,  no  se  hiciesen 
mas  ,   que  ajustes  provisionales  ,  y  no  decisivos  ^  por- 
que el  Emperador  no  habia  concurrido  á  nada,  ni  que- 
ría admitir  reconciliación  con  la  España  ,  aun  después 

de 


Tomo  segundo.  Año  de  M,  BCCXIX.       1*2*? 
3e  la  perdida  de  Landau ,  y  Friburgh  ,  y  los  Tratados 
de  Rastad  ,  y  Vada  ,  que  eran  los  que  tanto   desea- 
ba   Luis    XIV.   y  los   hizo   proponer    al  Conde  de 
Gros  ,    y  al  Principe    Eugenio   ,  enviando    particu- 
larmente para  eso  al  Conde  de  Luch  á   Viena  :  Que 
el  Rey  Catholico  habia  escrito  en   16.  de  Mayo  del 
año  13.   á  su  Abuelo ,  que  no  podia  durarla  paz  ,  si 
no  le  reconocía  Rey  de  España  el  Archiduque^  y  que 
en  otra  de  31.  de  Enero  del  año  de  14.  escribia,  que 
habia  renunciado  á  Flandes  ,  Ñapóles ,  y  Milán  á  la 
Casa  de  Austria  \  Sicilia  al  Duque  de  Saboya  \  Gibral- 
tar  ,  y  Menorca  á  los  Ingleses  :    Que  estaba  pronto 
á  ceder  lo  de  Cerdeña  al  Duque  de  Baviera^  y  que  asi 
debia  el  Archique  conocerle  Soberano    de  lo  que  de 
la  Monarquía  le  quedaba  :    Que  entonces  era   claro, 
que  el  Rey  Catholico  se  contentaba  de  ella ,  asi  des- 
membrada, y  que  lo  propio  debiera  ahora  hacer:  Que 
la  España  habia  querido  turbar  su  Estado  con  secre- 
tas conjuraciones  ;  Que  para  asegurarse  de  ellas  ,  ha- 
bia sido  precisado  consentir  á  una  Alianza  ,  no  solo 
perjudicial  á  la  España ,  pero  útil ,  porque  se  le  presen- 
taba un  ajuste  ,  en  que  ganaba  mas  de  lo  que  podia  es- 
perar, y  nada  perdía  de  lo  que  creyó  poseer  :  Que  pa- 
ra peficionar  esto  ,  eran  precisas  las  armas  después  de 
avisado  del  rigor  de  ellas  el  Rey  Catholico,  y  aun  da- 
dole  á  ver   la  utilidad  de  las  proposiciones  5    siendo 
una  de  ellas  ,  que  el  Christianisimo  alcanzarla  para  el 
'Rey  de  España   á  Gibralíar  :  Que  todas  hablan  sido 
despreciadas  ,  creyendo  ,  que   ir  contra  la  Neutra- 
lidad de  Italia  ,  y  Sicilia  ,  no  era  de  quenta  de  los 
Aliados. 

325     El  Rey  Catholico  mandó  publicar  otro  Mani- 
fiesto en  19.  de  Febrero  ,  dando  los  motivos  por  qué  no 
habia  admitido  el  Trato  de  la  Quadruple  Alianza.  De- 
cía, 


2^8         Comentarios  de  la  Guerra  de  España, 
cia  ,  estar  ya    rescindido  el  contrato  de  la  NeutralÜad 
de  Italia  ,  porque  le  habia  violado  muchas  veces  el  Em- 
perador:  Que  también  lo  estaba  la  cesión  de  Sicilia, 
porque  nada  habia  observado  de  sus  pactos  el  Duque  de 
Saboya  :   Que  se  le  habia  propuesto  un  tratado  por 
unos  Principes,  que  pretendian  dar  la  ley  á  toda  la  Eu- 
ropa con  modo  tan  imperioso ,  como  quitando  la  sobe- 
ranía á  quien  Dios  la  habia  concedido  :    Quejábase  de 
la  Inglaterra  después  de  haberla  prometido  tanto  bene- 
ficio en  el  comercio,  de  la  que  llamaba  traycion  de  Bin- 
ghs  ,  y  mala  fe  :  Ponderaba  la  ambición  de  la  Casa 
de  Austria  ,  y  la  interesada  amistad  con  el  Rey  Jorge. 
En  fin  ,  con  quien  mas  se  ensangrentaba  era  contra  el 
Regente. 

326  Estos  papeles,  y  otro  que  sirvió  á  Alberonl  eti 
su  defensa ,  tirando  una  impropia  linea  de  comparación 
entre  él ,  y  el  Regente,  tocante  al  Ministerio  ,  con  pa- 
labras in'mriosas ,  y  ofensivas  contra  el  Duque  ,  exalto 
su  ira  al  graio  mas  superior ,  y  fundando  una  personal 
enemistad  contra  Alberoni ,  avivó  las  artes ,  y  la  guer- 
ra. Determinó  hacerla  contra  Cataluña  ,  y  la  Navar- 
ra ,  y  se  enderezaron  tropas  á  la  Guienna  ,  mientras 
baxaba  el  Duque  Bervich,  que  aunque  estaba  en  Pa- 
rís ,  porque  no  se  habia  resuelto  la  empresa  ,  hubo  so- 
bre eso  una  Junta  de  Guerra  ,  en  que  concurrieron  los 
mas  experimentados,  sino  los  mas  lisonjeros.  La  volun- 
tad del  Duque  de  Bervich  ,  hizo  confirmar  al  de  Or- 
leans  ,  sin  que  le  hiciese  fuerza  ser  Bervich  Duque  de 
Lyria  en  España  ,  Grande  de  primera  cía  e  ,  y  tener 
á  su  Hijo  Primogénito  ca.^ado  con  la  hermana  del  Du- 
que de  Veraguas  ^  cierto  es  ,  que  de  mala  gana  tomó 
este  encargo  ,  y  restituyó  el  Toyson  al  Rey  Catho- 
lico,  que  no  le  quiso  ^  pero  dependia  enteramente  de  I3 
Francia  ,  á  quien  debía  ?u  ser,  y  aunque  no  fue  de  dic- 
ta- 


Tctno  segundo.  Año  de  M,  DCCXIX,  i>^(^ 
tatren  de  atacar  á  Fuente-Rabia ,  ese  fue  el  del  Duquede 
Orleans ,  por  mas  fácil ,  porque  le  abria  el  camino  á  la 
Vizcaya ,  cuyos  Puertos  podia  ocupar ,  y  después  hacer 
al  Rey  Caíholico  la  amenaza  de  entregarlos  á  los  Igleses, 
que  con  esta  intención  ofrecieron  concurrir  á  esta  guer- 
ra enviando  una  Esquadra  á  los  Pasages. 

327'     El  Duque  Regente  ,  para  ser  arbitro  de  elía, 
no  quiso  que  le  ayudasen  los  Ingleses  ,  se  quedó  de 
acuerdo,  en  que  ellos  atacarían  otra  parte  de  España. 
Alberoni ,  que  nada  dexaba  de  penetrar  ,  viendo  frus- 
tradas las  esperanzas  de  la  guerra  del  Norte  en  la  Ale- 
inania  con  la  muerte  del  Rey  de  Suecia ,  y  que  ios  ofre- 
cimientos de  Ragoizi  eran  aéreos,  aunque  embarazado 
en  la  peligrosa ,  y  difícil  guerra  de  Sicilia  ,  discurrió  in- 
troducirla en  Escocia  :  no  sabia  por  donde  empezar  tan 
gran  maquina  ,  y  se  dio  el  caso  ,  que  ó  cansado  el  Pon- 
tífice de  tener  en  sus  Estados  al  Rey  Jacobo  de  Ingla- 
terra ,  ó  interesándose  por  él ,  insinuó  al  Rey  Catholi- 
co,por  medio  del  Cardenal  Aquaviva^  y  escribiendo 
al  Padre  Daubatcn,  que  sería  dar  fuertes  zelos,y  algu- 
ra  diversión  á  los  Ingieres  el  llamar  á  España  á  Jaco- 
bo; el  Cardenal  Alberoni  abrazó  esta  oportunidad,  co» 
mo  era  amigo  de  empresas  ruidosas ,  quiso  que  antes  de 
pasar  este  Principe  fe  le  enviase  un  Confidente  suyo,  con 
quien  tratar  el  modo ,  como  dar  mas  que  zelos  al  Rey 
Jorge. 

328  El  Rey  Jacobo  mandó  al  Duque  de  Ormond, 
que  estaba  en  Francia  ,  que  pasase  á  Madrid.  Execu- 
tólo  luego,  lo  que  dio  en  rostro  á  los  Ingleses  ,  y  Olan- 
deses  ,  y  aun  estos  se  quejaron  con  el  Rey  Phelipe  ,  di- 
ciendo, podia  irritar  mas  tan  gran  demostración  al  Rey 
de  la  Gran  Bretaña  ,  y  aun  hacer  tomar  otras  medidas 
á  los  Estados  Generales.  Alberoni  desmentia  con  fal- 
sas expresiones  su  idea ,  asegurando ,  que  solo  huia  Or- 
mond 


2  8o       Comentarios  de  ¡a  Guerra  de  Esparía. 
tnond  de  la  Francia  ,  porque  sabia  lo  quería  prender  el 
Regente  ,  y  que  se  habia  refugiado  en  España  ,  pero  no 
entrado  en  la  Corte :  Que  las  de  Londres ,  y  París  usaban 
del  artificio  de  estas  quejas  para  acumular  mayores  cri- 
mines á  los  Ministros  del  Rey  Catholico,  Mientras  esto 
decia  Alberoni  á  los  Ministros  Españoles  ,  que  servian 
en  las  Cortes  Estrangeras,  para  que  lo  publicasen  ,  pre- 
venía un  formidable  armamento  en  Cádiz,  y  en  los  Puer-» 
tos  de  la  Galicia, deteniendo  naves  para  transporte,  y  pa«« 
sando  Armas  de  Vizcaya,  y  Barcelona.  El  pretexto  era 
el  mejor ,  porque  se  habían  embarcado  con  cantidad  de 
Tropas  Alemanas  en  S.  Pedro  de  Arenas  para  Melazo^ 
y  como  se  mantenían  atrincherados  ambos  Exercitos; 
sin  osar  atacarse  unos  á  otros  ,  creía  el  mundo   ( y  lo 
creían  los  Aliados  )  que  enviaba  este  socorro  á  los  su- 
yos el  Rey  Catholico. 

339  Algo  empezaron  á  dudar  quando  vieron  ,  que 
en  8.  de  Febrero  desapareció  el  Rey  Jacobo  de  Roma. 
Envió  algunos  de  los  suyos  ,  con  apariencia  de  su  pro- 
pia persona  ,  por  Bolonia  al  Estado  de  Milán,  para 
Francia  :  otros  envió  por  el  camino  de  Genova  ^  pe- 
ro el  Rey  en  una  Corbeta  Francesa ,  prevenida  en  Nep- 
tuno  secretamente  del  Cardenal  Aquaviva ,  pasó  á  Es- 
paña ,  y  fue  recibido  del  Rey  Catholico  con  las  mayo- 
res demostraciones  de  amistad  ,  y  atención  ,  y  magní- 
ficamente regalado.  Esto  hizo  desvanecer  la  opinión  ,  de 
que  estaba  preso  en  Milán ,  porque  en  Voguera  habiati 
arrestado  dos  de  aquellos  criados  suyos  ,que  de  industria 
hablaban  con  mysterio,  con  lo  qual  creyeron  tener  en 
las  manos  al  Rey.  Asi  lo  participaron  aquellos  Minis- 
tros á  Viena  ,  y  á  París  ,  y  Milord  Stairs  á  Inglaterra: 
asi  lo  habia  participado  D.  Francisco  Colmenero  ,  Go- 
bernador del  Castillo  de  Milán,  al  Enviado  de  Ingla- 
terra ,  que  residía  en  Genova  ,  y  este  á  su  Corte  5  pero 

bur-» 


Temo  segundo.  Año  de  M.  DCCXIX.  281 
burló  á  todos  la  bella  disposición  de  este  viage ,  sobre 
lo  qual  exclamó  con  palabras  violentas  el  Conde  de  Ca- 
dogán  en  el  Haya ,  dando  á  conocer  el  artificioso  en- 
gaño de  los  Españoles  ^  y  que  el  Rey  Católico,  quan- 
do  fingia  querer  la  paz ,  encendia  la  guerra  5  mostró 
un  género  de  Manifiesto ,  que  salió  en  Escocia,  firmado 
del  Rey  Phelipe  en  24.  de  Febrero ,  en  que  decía 
emplearla  todas  sus  fuerzas ,  para  restituir  al  Trono  al 
Rey  Jacobo. 

330  Este  papel  fue  apócrifo,  le  inventaron  los  Par< 
cíales  de  la  Casa  Stuarda,  para  mover  los  Pueblos,  y 
esperanzar  los  de  su  Partido ,  previniéndolos  á  tomar 
las  armas  ,  porque  no  faltaba  en  Escocia  quien  sabía 
el  secreto ,  ó  por  lo  menos  no  ignoraban  haber  pasa- 
do el  Duque  de  Ormond  á  España  5  y  al  que  espera, 
cada  pequeño  incendio  le  propone  abultado  su  deseo. 
El  Cardenal  Alberoni ,  despreciando  los  riesgos ,  que 
esta  empresa  tenia ,  hizo  que  Ormod  partiese  de  Bilbao 
á  la  Coruña ,  donde  se  hablan  de  unir  las  Naves  que 
salieron  de  Cádiz ,  que  eran  dos  de  Guerra  de  sesen- 
ta cañones ,  y  una  Fragata  de  veinte ,  mandadas  por 
P,  Baltasar  de  Guevara ,  que  escoltaba  los  basti- 
mentos de  transporte,  en  que  había  58.  hombres,  can- 
tidad grande  de  municiones  y  30^.  fusiles.  Iban  en 
ellos  cinco  Ingleses  del  Partido  Jacobita  ,  hombres  de 
distinción,  disfrazados,  y  estas  veinte  y  quairo  velas 
salieron  de  Cádiz  á  10,  de  Marzo, 

331  Prevenido  de  antemano  el  Rey  Jorge ,  sacó 
un  Tallón  ,  diciendo ,  que  Jayme  Budlet ,  Duque  de 
Ormod  ,  se  habia  embarcado  en  España  para  suble- 
var la  Irlanda ,  y  que  ofrecía  io9.  libras  sterlinas  al 
que  le  cogiese  vivo  ó  muerto.  Esto  previno  los  áni- 
mos de  los  traydores  y  los  leales.  Esta  Esquadra  de 
España  estaba  en  trozos  dirigida  á  varias  partes ;  mil 

Tomo  11,  Na  hom- 


282  Comentarios  de  la  Guerra  de  Espand 
hombres ,  los  mas.  Irlandeses  Católicos ,  llegaron  á  Es- 
cocia ,  á  Polclum ,  Garoloch  y  Kintail ,  con  los  Mi- 
lordes  Mariscal  Scafort  y  Tullibardina  ,  desembar- 
cando en  aquella  Playa  los  dias  16.  y  i^.  de  Abril. 
Traian  3^.  fusiles  para  armar  pay sanos  ,  aderezos  para 
500.  caballos  y  municiones.  Ocho  dias  después  pasó  á 
Bracaam  Scafurt ,  de  donde  habia  escrito  cartas  circu- 
lares á  sus  amigos  y  vasallos ,  para  venir  armados  á 
asistirle ,  y  á  la  Ciudad  de  Imurnesa ,  para  que  fuese 
sin  contradicion  recibido.  Estos  hombres  ocuparoa 
vjnos  Castillos  de  poca  entidad  y  algunos  puestos, 
agregándoseles  hasta  2 9.  paysanos ,  número  infinita- 
mente menor  al  que  esperaban. 

332  No  se  les  declararon  mas  del  Partido  del  Rey 
Jaccbo ,  no  porque  dexaba  de  haberlos ,  porque  la  no- 
ta que  en  Madrid  presentaron  de  los  que  les  aguarda- 
ban, llamándolos  con  solicitud,  era  mas  numerosa,  y 
de  personas  de  distinción  ,  que  no  nombramos ,  porque 
lu vieron  la  fortuna  de  no  ser  descubiertos ,  y  es  faeil 
que  se  abultase  este  número  para  determinar  el  ánimo 
del  Rey  Católico  á  la  empresa,  hecha  tumultuaria- 
mente y  con  poca  reflexa  deAlberoni,  porque  eran 
pocas  Tropas  las  que  envió ,  para  m.aniener  una  guer- 
ra civil  contra  un  Rey,  bien  armado,  y  á  quien  se 
dispusieron  á  socorrer  lücgo  sus  Aliados,  y  la  Olanda, 
de  donde  marcharon  2  9.  hom.bres  ,  uniéndose  en  los 
Puertos  de  Francia  todas  las  Naves  de  transporte, 
posibles  para  embarcar  quatro  á  cinco  mil  hombre?, 
perqué  marchaban    acia  Osíende   seis  batallones   del 

•Emi  erador ,  y  eí  Duque  de  Orleans  hacía  prevenir  en 
Brcit  una  Esquadra  de  Naves  de  Guerra  ,  para  unir** 
56  á  la  de  Inglaterra  ,  que  mandaba  el  Almirante 
Norris, 

333  Estos  socorros  debían  estar  previstos  de  Al- 

be- 


Tomo  segundo.  Año  de  M,  BCCXVIIL  283 
beroni  5  pues  aunque  soío  pretendiese  turbar  la  quie- 
tud del  Rey  Jorge,  y  empeñar  en  nuevos  gastos  sus 
Aliados  5  envió  tan  poca  gente  ,  que  no  podia  maite- 
ner  viva  la  rebelión  5  marcharon  luego  Tropas  Ingle- 
sas para  defender  la  Escocia ,  navegando  acia  Caitnes, 
con  ánimo  de  introducir  la  sedición  en  Sonter  Lan  i, 
después  de  ocupar  el  Castillo  de  Dumrobin.  Los  Mi- 
nistros Reales ,  invigilando  sobre  aquel  Reyno  ,  encon- 
traron en  Korke,  en  un  soterraneo  de  una  casa,  can- 
tidad de  fusiles  y  alfanges ,  que  debían  servir  á  los 
Sublevados.  Pocos  se  agregaron  al  MilordTullibar dina» 
acampado  contra  el  Fuerte  Kingraíl ,  que  ocuparon  y 
guarnecieron  con  sesenta  hombres.  Estaban  en  estas 
Costas  con  dos  Navios  del  Rey  el  Capitán  Voyle ,  y 
uniendo  algunas  Naves  Mercantiles  con  gente  ,  se 
acercó  al  Castillo  ,  que  está  á  la  orilla  del  mar  ,  y 
como  éste  se  defendía  ,  acercó  sus  Naves  el  inglés. 
Con  el  favor  de  la  noche  batió  el  Castillo ,  echó  en 
Lanchas  su  gente  á  tierra  ,  y  le  atacó ,  y  resistióse 
la  guarnición  con  valor ,  pero  estando  dos  millas  le- 
jos el  campo  de  Tullibardina  ,  no  pudo  ser  socorrido, 
porque  los  Rebeldes ,  en  las  tinieblas  de  la  noche  no 
se  atrevieron  á  moverse  de  la  Trinchera  que  habían 
levantado  ,  creyendo ,  que  aquella  guerra  era  fingida 
de  Tropas  del  Rey,  para  que  desampararen  su  cam- 
po. Al  fin  se  rindió  el  Castillo  donde  teman  los  Suble- 
vados quatrocientos  barriles  de  pólvora  ,  municiones  y 
harina  de  repuesto  5  todo  y  la  Fortaleza  quemaron  los 
Ingleses  ,  y  se  volvieron  á  embarcar.  .    .  ; 

334  Los  Rebeldes  para  moverse  aguardaban  las 
noticias ,  en  que  hablan  cometido  con  el  Duque  de  Or- 
mond,  de  la  sublevación  de  Inglaterra  é  irlanda,  por- 
que en  ambos  Reynós  habían  de  hacer  el  deseiibarco 
los  Españoles  j  como  si  fuesen  treinta  mil.   Estt)  man»» 

Mn  2  íe~ 


284  Comentarios  de  la  Guerra  de  España, 
tenia  en  innaccion  á  los  Escoceses  del  Partido  Jacobi- 
ta.  Un  Navio  Español ,  con  otro  Patache  de  transpor- 
te ,  echó  gente  á  tierra  en  la  parte  Septentrional  de 
la  Escocia,  á  tomar  lengua,  si  sabian  algo  del  Du- 
que de  Ormoni  ,  y  no  pudiendo  lograr  noticia  vol- 
vieron á  embarcarse.  Salió  el  Almirante  Norris  con 
diez  Naves  buscando  la  Esqiíadra  Española  ,  que  en  el 
Cabo  de  Finis-Terrag  padeció  tan  fueriosa  borrasca  por 
doce  dias ,  que  se  separó  toda  ,  echando  los  Caballos 
al  Mar  5  muchas  Naves  de  transporte  naufragaron, 
quatro  entraron  en  Lisboa  ,  ocho  en  Cádiz ,  diez  y 
ocho  en  los  Puertos  de  Galicia ,  donde  se  salvaron 
fracasados  tres  Navios  de  Guerra  ^  de  los  de  transpor- 
te pocos  pudieron  servir. 

335  El  Rey  Católico  pagó  las  que  no  fueron  ca-^ 
paces  de  aconche ,  y  redro  sus  Tropas  por  tierras  de 
Portugal ,  porque  asi  lo  permitió  el  Rey  D.  Juan,  ins- 
tándole el  Ministro  de  España ,  Marqués  de  Capice- 
latro.  Las  Naves  de  Guerra  de  Galicia  con  el  Du- 
que de  Ormond  ,  saliendo  de  Vigo  y  Pontevedra  ,  in** 
tentaron  sublevar  la  Bretaña  ,  que  sabian  estaba  des-« 
contenta  del  gobierno  del  Duque  de  Orleans ,  y  el  Con- 
de de  Bonamaur ,  Francés ,  se  ofrecía ,  entre  otros  por 
Cabo  de  la  Sedición ;  pero  no  tuvo  efecto,  porque  aun- 
que la  Provincia  creia  estar  ajada  y  oprimida,  no 
tuvo  valor  á  la  rebelión ,  ni  Cabos  que  la  alentasen, 
porque  la  mayor  parte  de  la  Nobleza  estuvo  por  el  Re- 
gente. No  se  podian  internar  los  Rebeldes  de  Escocia 
ú.  la  parte  Meridional ,  porque  no  parecía  el  Duque  de 
Ormond  ,  y  todo  el  Reyno  estaba  quieto  ^  por  lo  qual 
€in  hacer  progreso  alguno ,  atacados  de  pocas  Tropas 
del  Rey,  quedaron  derrotados:  Muchos  se  salvaron  con 
ios  Cabos  principales ;  otros  quedaron  prisioaeros  y 
llevados  en  triunfo  i  Londres, 


Tomo  segundo.  Año  de  M,  BCCXIX.  285 
336  Este  éxito  tuvo  esta  Expedición:  asi,  pró- 
digo del  dinero  y  sangre  de  la  España  Alberoni ,  to- 
do lo  intentaba ,  y  nada  le  podia  salir  bien ,  porque 
quería  contrastar  el  poder  de  tres  Principes  grandes, 
con  solos  los  caudales  de  España ,  que  había  agotado, 
consumiendo  ,  no  solo  los  del  Rey ,  pero  de  particu- 
lares. Bien  es  verdad ,  que  el  meter  la  guerra  en 
casa  á  los  Ingleses  lo  embarazó  la  desgracia  del  tem- 
poral, y  por  su  causa  no  haberse  podido  introducir 
en  Escocía  mas  Tropas  Españolas ,  que  sobstuviesen  á 
los  Malcontentos  ,  que  el  Regimiento  de  León ,  que  de 
repente  hizo  embarcar  en  los  Pasages  el  Principe  de 
Campo  Florido. 

33jr  Los  descontentos  de  Francia  con  el  Gobierna 
del  Regente ,  y  temores ,  de  que  en  su  Tutela  enfer- 
mase de  muerte  el  Rey  niño ,  tampoco  pudieron  jugar 
las  armas ,  ni  declararse  del  todo  5  porque  D.  Blas 
de  Loya ,  á  cuyo  cargo  estaba  salir  de  los  Puertos 
de  Laredo  y  Santander  con  dos  Navios  cargados  de 
armas  y  patentes  para  algunos  Caballeros  de  la  Bre- 
taña ,  nunca  salió  de  los  Puertos  ,  pretextando  el  mal 
temporal ,  que  muchos  llamaron  miedo ,  por  no  tener 
el  mayor  crédito  de  valor  en  las  Tropas  este  Oficial. 
Llegóse  á  esto ,  el  que  poniendo  de  mala  fe  con  Al- 
beroni al  Coronel  Boisiniene ,  le  fue  mandado  retirar, 
como  preso  á  Burgos. 

338  Túvose  por  cierto,  que  Boisiniene  tenia  la 
comisión  y  el  secreto  de  ganar  á  muchos  de  los  que 
venían  en  el  Exercito  de  Bervich ,  para  que  se  pasa- 
sen al  Rey  Phelipe ,  y  mantener  la  correspondencia 
con  los  principales  Franceses  de  la  Bretaña ,  que  es- 
taban esperando  armas,  patentes  y  ordenes  del  Rey 
Católico ,  para  la  sublevación  5  pero  cortada  la  co- 
municación ;,  ibao  con  el  arresto  de  Boisiniene ,  y  las 

es- 


2  86  Comentarios  de  la  Guerra  de  España, 
esperanzas  de  los  Bretones  ,  con  la  detención  y  micio 
de  Loya  ,  que  nunca  tuvo  ánimo  de  e¡Tibarcar.-:e^  nrj- 
clios  de  ellos ,  descubiertos  ya  ,  se  arrojaron  al  peli- 
gro del  mar,  por  huir  el  evidente  de  c.ier  ei  las 
manos  del  Regente  ,  y  en  una  pequeña  cnbarcacion 
arribaron  á  Santander,  y  de  aqui  á  Madrid  ,  donde  se 
quejaron  agriamente  de  la  mala  conducta  y  poca  re- 
solución de  D.  Blas  de  Loya.  De  este  modo  se  mo- 
faba con  las  desgracias  y  con  la  fatalidad  de  los  Su- 
balternos el  ardimiento  del  Cardenal  y  se  desvane- 
cían sus  intentos.  De  estas  malas  resultas  salió,  que  se 
enviase  preso  al  Castillo  de  Alicante  al  Duque  de 
Veraguas ,  porque  éste  se  correspondia  con  el  de  Ber- 
vich  \  y  aun  suponían  ,  que  con  el  de  Orleans. 

009  En  Sicilia  mantenía  las  Trincheras  de  Melaza 
con  gran  penuria  y  escasez  de  víveres  el  General 
Barón Zumiunghen,  sin  poder  atacar  á  los  Españoles, 
que  hablan  hecho  unas  lineas  invencibles.  En  el  Exer- 
cito  habla  encontrados  pareceres,  porque  muchos  Un- 
ciales Generales  eran  de  opinión ,  que  atacase  el  Mar- 
qués de  Lede  á  los  enemigos ,  antes  que  se  reforza- 
sen porque  el  Ministro  de  Genova  habia  dado  aviso, 
que  se  prevenía  en  Vado  un  gran  comboy  de  i  59.  hom^ 
bres,  mandados  por  el  General  Merci,  y  escoltados  por 
las  Naves  de  Guerra  de  la  Esquadra  Inglesa. 

940  El  Marqués  de  Lede  creyó  insuperables  las 
Trincheras  enemigas,  y  no  poder  empeñarse  en  el 
Sitio  de  Melazo^  porque  como  no  le  podia  quitar  la 
comunicación  del  mar,  este  mismo  socorro,  que  es- 
peraba la  Plaza  ,  hacía  imposible  su  rendición  5  por- 
que con  las  Tropas,  que  habían  de  llegar,  y  las  que 
estaban,  tendrían  los  Alemanes  249.  hombres,  número 
superior  al  Exercito  Español ,  de  donde  faltaban  los 
que  servían  de  Presidio  á  Mecina ,  á  Palermo  y  Ter- 

mi- 


Tomo  segundo, Año  de  M.  BCCXIX.  28^ 
mini  5  y  los  que  bloqueaban  á  Siracusa  y  Trápana, 
y  aunque  los  Ministros  Españoles  ,  que  servían  en  íia- 
lia ,  habían  enviado  cantidad  de  Recluías,  y  de  ía 
gente  que  despidió  Venecia ,  habían  formado  dos  Pve- 
gimientos ,  que  se  iban  enviando  á  Sicilia  ,  con  el  de 
Lombardia  ,  que  se  sacó  de  Longon  ,  y  las  Tropas 
que  se  pudieron  sacar  de  Cerdeña  ,  no  bastaba  esta 
gente  á  formarle  al  Marqués  de  Lede  un  campo  igual 
al  que  tenían  los  Alemanes  ,  porque  este  rumor  de  las 
Tropas  que  se  esperaban ,  había  puesto  en  conster- 
nación á  Palermo  5  y  escribían  de  Ñápeles  ,  que  era 
la  intención  hacer  desembarco  en  aquella  Playa  ,  y 
asi  fue  precisado  el  Marqués  de  Lede  á  hacer  otro  des- 
tacamento para  asegurar  aquella  Capital ,  que  goberna- 
ba el  Marqués  Dubui ,  porque  habia  sido  llamado  al 
campo  el  Conde  de  Montemar,  al  qual  habia  casi  siem- 
pre destacado  ,  teniendo  el  Marqués  de  Lede  lejos  de  sí, 
porque  era  uno  de  los  que  se  oponían  á  la  que  llamaba 
fioxedad  del  Marqués,  y  aborrecía  la  inacción. 
'  341  El  Marqués  tenia  ordenes  de  la  Corte  de  con- 
servar el  Exercito  ,  porque  Aiberoni ,  ya  que  no  pudo 
tomar  á  Sicilia  por  sorpresa ,  quería  dilatar  aquella 
guerra  ,  para  esperar  el  beneficio  del  tiempo ,  cansar 
■á  los  Aliados  ,  y  hacerse  necesario  al  Rey,  porque  en 
la  forma  que  estaba  entablada ,  solo  él  podia  seguir 
aquella  empresa  5  ni  otro  mas ,  que  su  absoluto  modo 
de  obrar  podia  sacar  dinero  para  tantas  urgencias, 
porque  ya  habían  entrado  también  los  Franceses  á  la 
Iviavarra,  y  habia  determinado  el  Rey  Católico. ¿alir 
x:on  las  Tropas  que  le  quedaban  á  encontrarlos ,  mas 
con  la  esperanza  de  traerlos  á  sí,  que  de  oponerse 
con  las  Armas. 

342     Partió  al  fin  de  Vado  con  las  Tropas  el  Gene- 
ral Merci,  y  llegó  á  Ñapóles  á  24.  de  Abril;  no  pu- 
do 


2  88  Comentarios  de  la  Guerra  de  España, 
do  luego  pasar  á  Sicilia  ,  porque  se  habian  de  juntar 
víveres  y  municiones,  y  avisar  al  General Zumiunghen 
de  las  operaciones  ,  que  debia  hacer  el  desembarco. 
En  23.  de  Mayo  partió  de  V^aya  ,  escoltado  en  ocho 
Naves  Inglesas,  y  en  mas  de  200.  Velas  de  Transpor- 
te: traía  consigo  12 9. Infantes,  dos  Compañías  de  Usa- 
res ,  dos  Regimientos  de  Corazas  y  uno  de  Dragones. 
Estas  Tropas ,  parte  se  embarcaron  en  la  Ribera  de 
Genova  ,  parte  pasaron  á  Ñapóles  por  el  Trieste ,  y 
mas  de  la  Caballería  que  salió  de  Milán ,  fue  por  tier- 
ra. El  dia  26.  de  Mayo ,  al  anochecer ,  la  Flota  de 
los  Alemanes  dio  vista  á  las  Costas,  el  rumbo  acia  el 
Faro  ,  y  las  Proas  á  Estromboli :  siguió  esta  Nave- 
gación hasta  el  Cabo  de  Orlando ,  de  donde  vino  el 
bofdo  ,  y  se  puso  á  la  capa  el  27".  en  la  altura  de 
Pati.  Allí  llegó  el  General  Zumiunghen ,  y  se  hizo  Con- 
sejo de  Guerra.  De  Mecina ,  viendo  estas  operaciones, 
se  destacó  Caballería  y  Granaderos  por  Sanagati  y 
Torre  del  Faro ,  para  impedir  el  desembarco  ;  pero  ya 
la  Armada  se  habia  acordonado  en  el  Golfo  de  Oliveire 
la  noche  del  2^.,  y  á  18.  millas  deMelazo,  entre  Pati 
y  Oliveire  echaron  19.  puentes. 

343  Con  esta  noticia  sola  tuvieron  los  Alemanes 
la  gloria  de  que  levantase  el  Sitio  el  Marqués  de  Le- 
de  ,  porque  podia  ser  cogido  en  medio  de  las  Tropas, 
que  llegaban ,  y  de  la  Guarnición  de  Melazo ,  y  que^ 
ria  tener  el  resguardo  de  las  montañas  y  la  comuni- 
cación con  el  mar  Meridional.  Esta  noche  entró  de 
Trinchera  el  dicho  Montemar,  y  se  empezaron  á  dexar 
las  lineas,  desfilando  con  alguna  precipitación  ,  de  gé^ 
ñero  ,  que  se  dcxaron  en  el  campo  los  enfermos ,  reco- 
mendados con  una  carta  al  Conde  de  Merci ,  2  0.  sa- 
cos de  harina  y  otros  víveres.  En  el  campo  habia 
ocho  cañones ,  tres  en  el  Parque  y  cinco  ea  las  li- 
neas 


Tomo  segundo.  Año  de  M.  DCCXIX.  sB  9 
neas ,  los  quales  se  enviaron'  á  Mecina  ^  la  marcha  se 
tomó  por  el  camino  de  Barceloneta  al  largo  del  Rio: 
después  tomaron  la  Vanguardia  los  cinco  Batallones 
de  las  Trincheras  ,  y  en  la  Retaguardia  quedaron  cin- 
co Compañias  de  Granaderos,  y  los  Oficiales  avisan- 
do las  Partidas  abanzadas^  todo  se  executó  sin  que  lo 
sintiesen  los  enemigos  ;  pero  una  chica  Partida  del  Re- 
gimiento de  Castelár,  que  no  oyó  el  aviso ,  quedó  des- 
pués prisionera. 

344  Unido  el  Exercito  ,  prosiguió  su  marcha 5  lle- 
vaba en  la  Retaguardia  los  Granaderos ,  mandados  del 
Marqués  de  Re&tcs.  Cubrialos  por  la  siniestra  la  Ca- 
ballería ,  mandada  por  el  Marqués  de  San  Vicente.  Con 
esta  orden  el  Exercito  se  retiró  á  Rodi ,  y  Casal  de 
Castro ,  dexando  parte  de  la  Caballería  en  Pozo  de 
Gotto ,  y  Barceloneta ,  y  lo  grueso  del  Exercito  se 
acampó  á  lo  largo  del  Rio  Rodi.  La  mañana  del 
dia  28.  salió  la  Guarnición  de  Melazo  ,  y  ocupólas 
Trincheras  de  los  Españoles :  Tomó  el  Hospital  con 
los  Enfermos,  y  los  viveres  que  se  hablan  dexado. 
Con  esto  descansó  la  victoria  5  y  se  hicieron  salvas  en 
la  Plaza ,  dando  con  ellas,  y  con  las  concertadas  se- 
ñales avisó  al  Conde  de  Merci  de  lo  que  habia  sucedi- 
do. Los  Alemanes ,  dexando  su  Trincheron  de  M  dazo 
se  acamparon  fuera,  baxo  el  tiro  del  cañón ,  corrien- 
do sus  Partidas  hasta  Merci,  y  fuego  de  los  Arcos. 
La  mañana  del  28.  el  Conde  de  Merci,  en  el  seno 
vecino  á  Olíveiri ,  cerrado  de  dos  grandes  prom  )nto- 
rios,  llamados  Santa  María  de  Tindaro ,  y  el  Cabo  de 
Caraba  ,  hizo  su  desembarco  ;  luego  ocupó  á  Fati ,  Ciu  • 
dad  abierta,  y  yéndose  á  unir  con  la  Guarnición  de 
Melazo  todos  aquellos  Lugares  vecinos  prestaron  U  obe- 
diencia. 

345  La  misma  noche  determinaron  atacar  á  los  Es- 
TvmolL  Oo  pa- 


2Q0  Comentarios  de  la  Guerra  de  España, 
pañoles  en  Rodi  por  dos  partes  ^  pero  el  Marques  de  Le- 
do 5  no  pareciendole  estar  en  aquel  Campo  seguro  ,  hi- 
zo una  marcha  muy  larga,  y  se  acampó  en  Franca- 
villa,  para  cnbrir  según  decía,  todo  el  País  ,  acu- 
dir á  qualquier  parte  que  los  enemigos  se  encamina- 
sen, y  tener  la  retirada  en  todo  accidente  á  Palermo. 
Viendo  malogrado  su  designio  Merci ,  acampó  su  Exer^ 
cito  ,  con  el  ala  derecha  al  mar ,  la  siniestra  á  Home- 
ri :  luego  mandó  prevenir  faginas ,  y  gaviones  para  el 
sitio  de  Mecina^  y  el  primer  dia  de  Junio,  valiéndo- 
se de  los  Barcos  que  tenia  alli  de  transporte,  hizo  un 
destacamento  de  tres  mil  hombres,  contra  la  Isla  de 
Lipari.  Tenia  su  Castillo  quinientos  Españoles  de  Guar- 
ricion  ,  que  se  retiraron  á  él.  Los  habitadores  retira- 
ron las  mugeres  ,  y  niños  al  cabo  de  Orlando  ,  des- 
pués al  continente  de  Sicilia^  y  no  pudiendo  Lipari 
ser  socorrida ,  se  rindió  con  su  Castillo  prisionera  de 
Guerra  la  Guarnición.  El  Marqués  de  Lede  envió  á  lla- 
mar sus  Destacamentos  para  reforzar  el  Exercito.  Se 
destacaron  300.  Caballos  con  el  Coronel  Conde  de 
Pezuela  ,  á  cargo  del  Brigadier  Caballero  de  Aragón, 
para  observar  en  la  altura  de  San  Pedro  de  Patti  los 
Alemanes  ,  que  habían  destacado  500.  Caballos  á  Sa- 
ponara ,  y  cogieron  á  su  Duque  ,  que  estaba  enfermo. 
Algunos  dixeron  era  ficción,  para  dexarse  tomar  de 
los  Alemanes  ,  con  quienes  estaba  de  acuerdo.  <  • 
246  El  Marqués  de  Lede  ,  del  Campo  de  Franca- 
villa  fue  solo  á  Mecina  ,  donde  hizo  reparar  el  Fortia 
de  los  Capuchinos  ^  y  para  mantener  á  la  devoción  deí 
Rey  Cathoiico,  la  Ciudad  ,  la  quitó  las  gavelas  por 
tres  años ,  y  esta  hizo  un  Donativo  para  las  presentes 
ocurrencias.  Todo  el  Reyno  de  Sicilia  se  armó  con- 
tra los  Alemanes ,  á  cuyos  Piquetes  mataban  á  tray- 
cion.  Publicó  uti  Edicto  el  Conde  de  Merci  ^  en  que 


Tomo  segundo.  Año  M.  DCCXIX,  291 
mantendría  el  Emperador  los  Privilegios  á  quel  Rey- 
no  5  y  quitaba  catorce  años  de  las  gavelas  ,  si  le  pres- 
taba la  obediencia.  El  dia  2.  de  Junio  el  Marqués  de 
Lede  reconoció  los  pasos  de  Ibiza  ,  Saponara  ,  y  Cal- 
varuzo ,  donde  dexó  algunos  Veteranos  con  Caballeria 
del  País:  la  Brigada  de  Castilla  ,  con  dos  Regimien- 
tos de  Caballería  ,  los  puso  en  la  Escaleta  ,  la  de  Sa- 
boya  en  Taurmina.  Envió  al  Marqués  de  San  Vicente  á 
Catanea,  al  Conde  de  Montemár  á  Palermo  ,  para 
dar  disposición  de  víveres  para  Mecina ,  y  el  Exerci- 
to  á  esta  Ciudad.  Se  la  entró  bastimentos  á  lom  >  de 
mulos  ,  porque  estaba  poseído  de  los  enemigos  el  mar. 
Por  esta  parte  era  difícil  traerlos  á  Palermo  ^  por  eso 
ocupó  Montemár  á  Castel-Brolo  en  la  Costa  de  Tra- 
montana, por  donde  los  enviaba  por  agua  ,  y  solo  te- 
nían que  andar  por  tierra  á  Francavilla  ocho  leguas. 

347"  El  dia  17".  de  Junio  se  puso  en  marcha  el 
General  Merci  con  todo  su  Exercíto  desde  el  Rio  Ro- 
folino  en  dos  columnas,  para  ocupar  las  ahurasdelas 
tres  fuentes.  Una  columna  marchaba  por  lo  largo  del 
Rio,  otra  por  el  camino  de  Castro  Real.  Las  Partidas 
abanzadas  de  los  Españoles  se  iban  retirando  ,  que  era 
el  Destacamento  del  Conde  de  Pezuela ,  quatro  Com- 
pañías de  Granaderos  de  las  Guardias ,  y  los  cincuen- 
ta Caravineros,  y  la  Infantería ,  que  ocupaban  á  Fon- 
daco.  El  dia  19.  se  prosiguió  su  marcha,  empez::ndo 
á  baxar  por  la  montaña,  que  domina  el  Rio  de  Fran- 
cavilla ,  haciendo  que  tres  columnas  tomasen  las  opues- 
tas alturas  á  esta  Ciudad.  Observaba  3  los  enemigos 
el  Capi  an  de  Caravineros  Don  Juan  de  Ezpieta  ;  coa 
lo  qual  el  Marqués  de  Lede  se  puso  en  Batalla  en  su 
Campo  de  Francavilla,  que  había  bien  fortificado  ,  aun- 
que no  habían  á  este  tiempo  llegado  todos  los  Desra- 
camentos, ^ue  U^mó  el  dia  20.  al  amanecer.  Prosi- 

Oo  2  guie- 


3  9  3  Comentarios  de  la  Guerra  de  España, 
guieron  los  Alemanes  á  baxar  por  quatro  distintas 
partes  al  Rio  á  la  parte  de  los  Capuchinos  ,  y  una 
columna  mandada  del  General  Schendorf,  como  iba  lle- 
gando á  llano  ,  tomó  la  marcha  de  la  montana ,  que 
dominaba  la  siniestra  de  los  Españoles  ocupada  por  el 
Brigadier  Don  Pedro  de  Tancour  con  el  Regimiento 
de  Ibernia ,  y  ocho  Piquetes.  Con  otros  cinco  Pique- 
tes ocuparon  la  mitad  de  la  Colonia  el  Coronel  Don 
Sebastian  de  Eslaba  ^  éste  hacia  frente  al  grueso  de  los 
Enemigos:  El  Marqués  de  Lede reforzó  á  Tancour  con 
el  segundo  Batallón  de  Castilla  5  pero  los  Alemanes  le 
apretaban  tanto  ,  que  perdiendo  mucha  gente  se  reti- 
raba. Viendo  esto  el  Marqués  de  Lede ,  hizo  abanzar 
al  abierto  ,  que  está  entre  esta  montaña ,  y  los  Capu- 
chinos 5  los  Batallones  de  ütrech ,  y  Borgoña  ,  y  or-^ 
denó  á  Eslava  mantener  quanto  pudiese  aquel  puesto^ 
lo  qual  executaba  con  la  mayor  bizarría,  sostenido  de 
dos  Compañías  de  Granaderos  de  las  Guardias  Vvalo^ 
ñas ,  mandadas  por  el  Varón  de  Venelt ,  y  el  Señor 
de  Bay ,  que  mostraron  el  mayor  valor  5  pero  como 
los  Alemanes ,  con  una  intrepidez  singular  los  carga- 
ban ,  y  hacían  tanto  fuego  sobre  el  ala  derecha  Espa- 
ñola ,  se  iba  Eslaba  retirando. 

34^  Lede  hizo  guarnecer  el  Sitio  con  el  Batallón 
de  Ibernia,  sostenido  de  el  de  las  Guardias  Vvalo- 
nas,  al  mismo  tiempo  que  los  enemigos  baxaban  de 
la  altura.  A  la  una  de  la  tarde  el  grueso  del  Exercito 
Alemán  ,  que  estaba  en  el  Río  ,  atacó  con  gran  denue- 
do ,  y  resolución  la  derecha  Española  9  fue  rechaza- 
do por  tres  veces  de  los  Píquetts ,  y  de  las  Guardias 
Españolas  con  un  Regimiento  de  Dragones ,  que  esta- 
ba en  aquel  puesto  ;  pero  abanzando  los  Alemanes, 
que  ya  con  muerte  de  muchos  Españoles  ,  y  de  Tan- 
cour 5  los  habiaa  ecIiAd<J  de  todas  las  alturas ,  se  vie- 

ton 


Tomo  segundo,'  Año  de  M.  DCCXIX»  293 
ron  obligados ,  los  que  querían  adelantados  defender 
el  ala  siniestra ,  á  retirarse  al  cubierto  de  la  derecha 
de  los  Capuchinos  ,  siempre  peleando  ^  mandados  por 
Don  Juan  Caracholi ,  que  recibió  una  herida  mortal, 
y  Don  Domingo  Luqués. 

348  Los  Piquetes  atacados  por  todas  partes  se  re- 
tiraron á  su  cuerpo ,  haciendo  oposición  en  los  Capu* 
chinos  á  diez  Batallones  de  los  Alemanes ,  que  ataca- 
ron con  vigor  imponderable  aquel  puesto.  Los  Batallo- 
nes de  ütrech,  y  Borgoña  ,  con  las  Guardias  Vvalo- 
nas  ocuparon  el  Puente  :  allí  pusieron  su  mayor  esfuer- 
zo los  Alemanes ,  pero  siempre  con  infelicidad.  La  co- 
lumna que  baxó  cara  á  los  Capuchinos  dio  varios  asal- 
tos ^  pero  fue  siempre  con  gran  pérdida  rechazada ,  de 
genero ,  que  volvía  la  espalda.  Enardecido  Merci ,  acu- 
dió con  los  Oficiales ,  no  tuvo  mejor  fortuna ,  y  que- 
dó gravemente  herido.  La  siniestra  del  Alemán  no  ata- 
có en  forma  á  la  derecha  Española ,  contentándose  de 
sostener  quanto  podía  los  que  volvían  rechazados  del 
centro,  donde  estaba  el  mas  vivo  fuego  de  la  acción: 
el  que  de  ella  se  apartaba  de  los  Alemanes ,  venia  com- 
batido de  los  Granaderos ,  y  Dragones ,  que  había 
mandado  el  Marqués  de  Lede  salir  de  la  linea  con  los 
Regimientos  de  Flandes  ,  y  Andalucía  ,  y  ocupar  las 
margenes  baxas  del  Rio.  Ko  las  atacaron  los  Drago- 
nes y  Granaderos  á  caballo  Alemanes  ,  porque  estos 
guardaban  la  falda  del  monte  ,  y  el  camino  de  la  Mo- 
ra ,  manteniéndose  con  gran  valor  al  fuego  de  dos  Ba- 
tallones ,  aunque  algo  desordenados. 

349  Enfurecido  Merci ,  echaba  mas  Tropas  á  la  ac- 
ción 5  pero  como  este  puesto  de  los  Capuchinos  estaba 
ocupado  de  las  Guardias  Españolas ,  mandadas  por  D. 
Joseph  Armendariz  ,  y  el  Marqués  de  Villadarías ,  Ofi- 
ciales de  mayor  brío,  y  honra,  no  era  fácil  romper 

es- 


2  94        Comentarios  de  la  Guerra  de  'España. 
esta  linea ,  sostenida  de  las  Guardias  Vvalonas  5  los 
Batallones  de  Utrech  ,  y  Borgoña  ,  que  les  tocó  aquel 
puesto.  Los  Generales  Zumiunghen  ,  y  Sechendorf ,  se 
empeñaron  ambos  valerosamente   varias  veces  en  este 
acometimiento  ,  siempre  con  infelicidad  ,  sin  reparar  que 
era  insuperable  el  Campo  Español ,  porque  el  ala  dere- 
cha estaba  cubierta  del  Rio  ,  y  de  una  linea  presidia- 
da ,   como  hemos  dicho ,   de  Tropas  tan  bravas  5   en 
medio  habia  un  Convento  de  Capuchinos ,  fortificado, 
y   guarnecido  de  escogidos  Batallones^  el  ala  siniestra 
estaba  arrimada  á  Francavilla  ,  cubierta  de  varias  vi- 
ñas ,  y  paredes;  conque  no  podia  ser  por  todas  par- 
tes atacado  el  Campo  ,  ni  pelear  la  Caballeria.  En  es- 
to ultimo  tuvo  Merci  ventaja  ,  porque  si  hubiera  podi- 
do entrar  á  la  acción  la  Caballeria  Española  ,  no  la 
tenian  los  Alemanes  para  oponérsele.  Por  eso  resolvió 
atacar  el  Campo  el  Alemán  ,  fiandolo  todo  el  valor 
de  su  Infantería  ,  que  hizo  maravillas  5  pero  encontró 
otro  no  menos  fuerte.  La  noche  dio  fin  a  la  ira  de  Mer- 
ci  5  que  se  retiró  herido ;  pero  no  desengañado  donde 
mostró  mas  valor  que  prudencia ,  porque  si  durara  mas 
el  dia ,  el  Emperador  ,  en  una  que  no  fue  batalla,  per- 
día todo  su  Exercito;  y  fue  felicidad  no  haber  perdi- 
do mas  que  59-  hombres,  muchos  Oficiales  ,  entre  ellos 
el  Principe  dé  Holstein ,  y  el  General  Rokor  5  los  he- 
ridos pasaron  de  1 500.  Los  Españoles  perdieron  29. 
hombres  ,  al  Teniente  General  Don  Juan  Caracholi, 
al  Señor  de  Tancour  Don  Francisco  de  Ayala  ,  y  has- 
ta cien  Oficiales.  Quedó  herido  el  Caballero  de  Lede  en 
una  espalda  ,  y  Don  Pedro  Seatahufort ,  con  no  pocos 
Oficiales  de  las  Guardias  Españolas ,  y  Vvalonas. 

350     Al  otro  dia  ocupó  el  General  Merci  las  Mon- 
tañas, que  los  Españoles  poseían,  fortificando  las  gar- 
gantas de  ellas ,  porque  no  pudiese  ser  atacado.  Mu- 
chos 


Tomo  segundo»  Año  de  M.  JDCCXIX,  295 
chos  Oficiales  Generales  decian ,  que  debia  el  Mar- 
qués de  Lede  hacer  seguir  al  Enemigo  aquella  misma 
noche  ,  porque  guiado  de  la  Caballería  del  País  ,  po- 
día ocupar  los  puestos ,  por  donde  le  fuCsSe  difícil  ba* 
xar  al  Llano  para  Melazo  ,  ni  tomar  el  camino  de 
Mecina,  ó  abrirse  paso  al  mar,  pero  ni  los  Alema- 
nes se  retiraron  con  el  desorden  que  los  Españoles  creían 
ni  dexó  el  Conde  de  Merci  de  tener  su  Exercito  junto 
á  la  media  noche  ,  aunque  sin  mas  provisiones ,  que 
seis  dias  de  pan  ,  que  llevaba  el  Soldado  en  la  mochila, 
pero  tenían  los  Oficiales  su  Bagage  en  parage  seguro, 
cubierto  de  dos  Regimientos  de  Caballería,  y  otros  dos 
de  lafanteria,  y  asi  pudo  en  los  dias  22.  y  23.  fortifi- 
carse ,  é  ir  adelantando  su  Vanguardia  acia  el  mar, 
habiendo  su  Caballería  ocupado  el  puesto  que  está  en- 
tre los  Jardines ,  y  la  Torre  que  se  hizo  para  recibir 
los  víveres  de  Calabria,  porque  de  Trápana  se  hacían 
continuas  conductas  de  víveres ,  y  se  retiraban  los  he-» 
rídos. 

351  Muchos  culparon  á  Lede  ,  de  que  en  esta  oca** 
sion  pudo  haber  acabado  con  ios  Alemanes ,  si  los  hu- 
biera seguido.  Pasó  á  aquel  Reyno  el  General  Merci 
para  curarse  ,  y  quedó  Zumiunghen  con  el  mando.  El 
día  2.  de  Julio  ,  después  de  dos  veces  rechazados  ,  to- 
maron los  Alemanes  á  Taurmina  ,  los  Paysanos  les  fa- 
cilitaron la  entrada  por  una  puerta  ,  por  no  padecer 
los  estragos  de  la  Guerra ,  ó  por  inteligencia ,  como 
se  creyó ,  de  algunos  Clérigos  dei  Lugar.  El  Castillo  de 
Mola,  que  presidiaba  con  200.  hombres  el  Theniente 
General  del  Regimiento  de  Saboya  ,  Pastor  ,  se  defen- 
dió con  un  imponderable  brío  ,  aun  batido  con  dos  ca- 
ñones de  vemte  y  quatro ,  y  sufrido  muchas  Granadas 
Reales  incenaiarias.  Llegaron  al  Campo  del  Marqués 
de  Lede  ío$  Regimientos  de  Caballería  de  i3orbón  ,  y 

Mí^ 


296  Comentarios  de  la  Guerra  de  España, 
Milán  ,  que  venían  de  Palermo  ,  y  unidos  al  de  Flanr 
des ,  y  Barcelona  ,  se  destacaron  para  Mascari ,  obser* 
vando  al  Exercito  enemigo ,  que  se  enderezaba  á  Me^ 
ciña.  Volvió  de  Palermo  el  Conde  de  Montemar  con  el 
Regimiento  de  Brabante ,  y  los  Batallones  de  Lombar- 
dia,  Landini ,  y  uno  de  Suizos,  para  reforzar  el  Exer- 
cito. 

352  También  aumentaron  el  suyo  los  Alemanes 
con  la  gente  que  volvió  de  Lipari ,  y  la  que  sacaron 
de  Siracusa ,  introducida  por  Taurmina ,  y  Santa  Te- 
cla ,  donde  tenían  intención  de  poner  su  campo ,  des- 
pués de  haber  fortificado  el  paso  de  las  tres  Fuentes, 
que  facilitaba  la  comunicación  con  Melazo  ,  de  donde 
estrechaban  el  Campo  Español,  é  incomodaban  las  Tro- 
pas 5  pero  el  Conde  de  Pezuela ,  con  trece  Compañías 
de  Granaderos  que  mandaba  el  Coronel  Don  Patricio 
Landini ,  y  trescientos  Dragones  de  su  Regimiento ,  des- 
alojó á  los  Alemanes  de  las  tres  Fuentes ,  después  de 
un  choque  muy  sangriento.  Estos  solo  tenían  la  inten- 
ción de  adelantarse  ,  y  asi  desamparando  á  Taurmina 
el  bloqueo  de  Mola ,  y  dexando  á  la  Escaleta,  marchan- 
do por  la  Forca,  baxaron  por  la  Ribera  del  Rio  Agro, 
y  tomaron  el  camino  de  Mecina  ,  acampándose  ocho 
millas  distante  de  la  Ciudad  de  San  Estevan  ,  sin  que 
se  lo  embarazase  el  Marqués  de  Lede,  como  podiai 
según  aseguraban  muchos  Oficiales. 

352  Ya  con  esto  estaba  amenazada  Mecina  \  sien- 
do cierto,  que  los  Enemigos  antes  de  baxar  por  el  Agro, 
estaban  en  Quarteles,  casi  no  comunicables,  y  atacados 
por  su  Retaguardia ,  ó  flanco  derecho  ,  no  podían  ser 
socorridos,  sino  á  mucha  costa,  pues  para  eso  habían 
de  baxar  cuestas  bien  difíciles ,  pero  al  Marqués  de  Lede 
le  parecía  no  moverse  de  su  Campo  de  Francavilla  ,  y 
asi  hizo  inútiles  las  ventajas,  que  tuvo  en  él,  pues  des- 
pués 


Tomo  segundo.  Año  de  M,  VCCXIX.  2  9  *r 
pues  de  cantar  la  victoria  los  Españoles ,  vencido  el 
Exercito  Enemigo ,  se  halló  este  capaz  de  marchar ,  ex- 
tendido por  las  Montañas  ,  y  en  un  mes  abrirse  varios 
pasos  por  la  mar,  ocupar  á  San  Estevan,  y  aun  adelan- 
tarse hasta  Dromo  ,  tres  millas  de  Mecina. 

353  Estas  disposiciones  daba  desde  Calabr'ia  el  Ge- 
neral Merpi,  que  luego  que  mejoró  de  sus  heridas ,  vol- 
vió al  Campo ,  para  emprehender  el  Sitio :  los  Españo- 
les volvieron  á  ocupar  á  Taurmina  ,  y  Don  Lucas  Es- 
pinóla, Gobernador  de  Mecina,  se  prevenia  á  la  defen- 
sa. Estas  noticias  las  pintó  el  genio,  y  el  afecto  varias 
en  la  Corte  de  España.  Reconoció  el  Cardenal  la  varie- 
dad de  los  dictámenes,  y  que  el  Conde  de  Montemar, 
Don  Lucas  Espinóla,  Don  Prospero  Berboon  ,  y  otros 
Oficiales  Generales,  se  oponían  al  Marqués  de  Lede, cu- 
ya conducta  era  de  su  aprobación ,  y  asi  determinó  sa- 
car á  Berboon,  y  á  Montemar  de  Sicilia  ,  y  que  por  ellos 
fuesen  las  dos  Galeras  del  cargo  de  Don  Pedro  Monte- 
mayor  ,  con  las  quales  había  de  pasar  de  España  á  Ita- 
lia el  Rey  Jacobo  de  Inglaterra. 

354  Quería  el  Cardenal  desembarazarse  , porque 
veía  era  otro  obstáculo  á  la  paz  ^  pues  la  primera  con- 
dición sería  sacarle  de  los  dominios  del  Rey  Catholi- 
co.  Esto  instaban  los  Olandeses ,  que  se  mantenían  neu- 
trales ,  aunque  habían  ya  ofrecido  entrar  en  la  quadru- 
pie  Alianza,  dando  tres  mil  hombres  para  esta  Guer- 
ra, si  en  termino  de  tres  meses  hacia  la  paz  el  Rey  Ca- 
tholico.  Para  esto  enviaron  á  Madrid  al  Varón  de  Elos- 
tér,  que  no  fue  recibido  de  Alberoni  con  aquella  urba- 
nidad ,  que  los  Olandeses  esperaban ,  porque  el  Car- 
denal creyó,  que  traería  modificados  los  Artículos  ya 
propuestos  ^  y  este  solo  instaba  ,  que  se  admitiese  el  de 
Londres,  al  qual  tenia  Alberoni  tanto  horror  ,  y  con  po- 
co que  de  él  se  hubiese  mudado ,  sin  duda  se  conven- 

Tomo  IL  Pp  dria 


298  Comentarlos  de  ¡a  Guerra  de  España, 
dría  al  ajuste,  que  hacia  cada  dia  mas  difícil^  por- 
que habia  explicado  al  Marqués  de  Annibál  Scotti,  Mi- 
nistro extraordinario  de  Parma  en  París ,  el  Duque  de 
Orleans,  que  nunca  dexaria  Jas  Armas,  si  no  salia  de 
los  dominios  de  España  Alberoni^  por  el  Rey  Jacobode-» 
cia  Jo  propio  la  Inglaterra ,  y  asi  se  halló  embarazado 
el  Rey  Phelipe  en  el  pretexto  de  insinuarle  volviese  á 
Roma, 

355  La  fortuna  abrió  camino.  Estaba  ,  como  dixi- 
mos ,  arrestada  en  Inspruch  Ja  Princesa  Clementina  Sco- 
bieski ,  muger  deJ  Rey  Jacobo,  y  habia  el  Emperador 
mandado  pasase  á  la  Ciudad  de  Olao  en  Silesia,  donde 
estaba  su  Padre.  La  Princesa  ,  que  no  habia  determina-^ 
do  mas  ,  que  seguir  á  su  marido ,  dispuso  huirse ,  lo 
que  executó  en  esta  forma.  A  los  15.  de  Abril  partie- 
ron de  Sclestad ,  en  Alsacia ,  el  Señor  de  Miscet  con 
su  muger,  ambos  Irlandeses,  acompañados  del  Señor 
de  Guidón  ,  Mayor  del  Regimiento  DilJón ,  y  los  Seño- 
res Uhogan  ,  y  Toóle,  todos  Irlandeses:  llegaron  in- 
cógnitos á  Inspruch,  Guidón  tomó  nombre  de  Conde 
de  Cernet, Flamenco:  los  demás  pasaban  por  sus  ca- 
maradas ,  y  criados.  El  pretexto  era  baxar  á  ver  la  Ita- 
lia. La  Princesa  avisada  de  que  aquellos  venian  para 
patrocinar  su  fuga  de  orden  de  su  padre ,  en  termino  de 
un  dia  halló  modo  de  executarla  5  porque  saliendo  de  la 
casa  en  que  estaba ,  disfrazada  en  habito  plebeyo,  y  so- 
la, con  dos  camisas  debaxo  del  brazo,  burló  el  conoci- 
miento de  las  Guardias,  y  siguiendo  á  lo  largo  á  uno, 
que  la  guiaba  al  lugar  donde  la  esperaban  los  demás,mar-p 
chó  32.  leguas  sin  parar ,  fingiéndose  hija  del  supuesto 
Conde  de  Cernet. 

356  Esta  fuga  no  supieron  los  Ministros  de  Ins- 
pruch ,  hasta  después  de  dos  dias.  Despacharon  varios 
correos  para  seguirla ,  con  ordenes  de  arrestarla ,  y 

nao 


Tomo  segundo.  Ario  M.  DCCXIX,  299 
uno  dio  con  ella  en  aqoella  Posada  Campestre^  pero  co- 
nocido de  los  de  su  Comitiva,  le  combidaron  á  beber, 
y  dándole  vino  compuesto  de  un  fortisimo  beleño,  le 
emborracharon  ,  y  dexandole  dormido ,  prosiguió  la 
Princesa  su  viaje  hasta  Boloña  ,  donde  la  encontró  la 
Condesa  Maar  ,  y  en  Roma  fue  recibida  con  demostra- 
ciones de  suma  benignidad  del  Pontifica  El  Emperador 
por  dar  satisfacción  al  Rey  Jorge,  sacó  de  sus  Estados 
al  Principe  Sobieski,que  suponían  Autor  de  esta  fuga. Es- 
te gustoso  aviso  ,  que  con  expreso  se  dio  al  Rey  Jacobo, 
le  hizo  salir  de  España  ,  quitando  al  Rey  Phelipe  e!  sin- 
sabor de  insinuárselo. 

35^7-  Hizo  de  buena  gana  estos  excesivos  gastos  Al- 
beroni ,  porque  se  quitaba  un  gran  embarazo  5  y  mas 
ocupado  con  la  nueva  Guerra ,  que  hacia  la  Francia  en 
Navarra  la  baxa.  A  21.  de  Abril ,  antes  que  baxase  el 
Duque  de  Bervich  ,  pasó  el  Bidaso  el  Marqués  de  Silli 
con  2o9.  hombres,  cerca  de  Vera  ,  en  la  Provincia  de 
Guipúzcoa  5  luego  ocupó  el  Castillo  de  Behodia  ,  des^ 
pues  la  Hermita  de  San  Marcelo,  á Castelfolit,  el  Fuer- 
te de  Santa  Isabel ,  y  lo  que  fue  mas  dañoso  ,  los  Pa- 
sages,  donde  tenia  un  buen  Arsenal  ,  y  ricos  Almace- 
nes de  Guerra  el  Rey  Catholico,  muchos  cañones,  y 
seis  buques  de  Guerra  por  acabar.  Todo  lo  quemaron 
los  Franceses  ,  aprovechándose  muy  poco  deq  janto  ha- 
blan encontrado  ,  aunque  el  daño  que  hicieron  pasaba 
de  dos  millones.  A  2.  de  Mayo  ,  tomando  un  peq  ¡eñví 
Puerte  ,  poco  distante  de  Fuente-Rabia  ,  quedó  euibcs- 
tida  la  Plaza :  las  Guarniciones  de  los  Fuertes ,  que  ha- 
blan tomado  quedaron  prisioneras.  Bixó  el  Duque  de 
Bervich  al  Exercito,  y  halló  esparcidos  unos  papeles 
impresos  en  Madrid  en  7.  de  Abril ,  cuyo  titulo  era: 
Declaración  de  su  Mu  gestad  Catholica  sobre  la  reso- 
iuoion ,  c[ue  ha  tomado ,  de  ponerse  d  la  cabeza  de 

Pp2  sus 


300       Comentarios  de  la  Guerra  de  España, 
sus  Tropas ,  para  favorecer  ¡os  intereses  de  su  Ma-* 
gestad  Christianisima  ^  y  de  la  Nación  Francesa. 

3558  Todos  eran  partos  del  resentido  entendimiento 
de  Alberoni ,  como  lo  hablan  sido  los  demás  papeles  en 
este  asunto  esciitos,  que  tanto  irritaron  al  Duque  Re- 
gente :  ni  este  ultimo  era  el  mas  templado ,  porque  po^ 
nia  su  autoridad  en  duda,  y  le  llamaba,  no  absoluta- 
mente Regente  ,  sino  que  pretendia  serlo  5  y  esta  prer- 
rogativa le  daba  el  Rey  Catholico ,  que  llamaba  á  la  de» 
sercion  á  las  Tropas  Francesas  ,  no  solo  ofreciéndolas 
premios  ,  pero  el  agradecimiento  del  Rey  Christianisi-» 
mo  ,  quando  saliendo  de  la  menor  edad  ,  llegase  á  reyu- 
na r. 

359  El  Duque  de  Bervich  envió  un  exemplar  de  cs*» 
tos  papeles  al  Rey  Christianisimo  :  el  Duque  de  Orleans 
le  oyó  con  desprecio ,  y  respondió  en  nombre  del  Rey; 
Que  ya  conocia  el  Autor  de  él:  Que  no  habia  tomado 
las  Armas  contra  el  Rey  ,  ni  la  España ,  que  tanto  á  la 
Francia  le  costaban  5  sí ,  que  solo  tenia  por  objeto  un 
Gobierno  extrangero  ,  que  oprimía  á  la  Nación  ^  y  aba- 
sando de  la  confianza  de  su  Soberano  ,  quería  renovar 
una  Guerra  general :  Que  estas  Armas  no  pretendían, 
sino  que,  á  despecho  de  su  Ministro,  fuese  el  Rey  Ca* 
tholico  reconocido  por  tal  de  toda  la  Europa ,  y  confir- 
mado en  el  Trono  :  Que  si  el  Rey  de  España  impropre- 
raba  á  la  Francia  de  haberse  unido  con  sus  enemigos,es- 
tos  eran  los  que  él  habia  atacado,  y  le  ofrecía  una  paz 
ventajosa :  Que  á  solo  su  Ministro  ,  enemigo  de  la  paz, 
se  debía  imputar  la  resistencia  del  Rey ,  las  conspira- 
ciones contra  la  Francia ,  y  los  escritos  injuriosos  á  la 
Magestad  del  Christianisimo  en  la  persona  de  su  Tío  el 
Duque  de  Orleans ,  que  era  el  depositario  de  ella ;  Que 
estaban  mas  los  que  parecían  enemigos  del  Rey  Cacho-» 
lico  en  s^s  propios  intereses ,  que  su  Ministro  ,  ^ue  por 

sa* 


Tomo  segundo.  Año  M.  DCCXIX.  301 
satisfacer  su  particular  ambición,  queria  empeñarle  en  una 
Guerra,  que  le  salia  infausta:Que  la  ternura,  y  amor,  que 
mostraba  el  Rey  Catholico  á  los  Franceses  ,  era  solo  de 
palabra ,  porque  no  podía  haber  mayor  hostilidad  ,  que 
querer  introducir  en  un  Reyno  la  Guerra  civil ,  la  convo- 
cación de  los  Estados ,  la  deserción  ,  y  la  rebeldia  :  Que 
por  la  renuncia  se  habia  hecho  ya  el  Rey  Catholico 
Principe  extrangero  para  la  Francia :  Que  con  actos 
solemnes  habia  reconocido  aquella  Regencia  ,  y  la  que^ 
ria  de  nuevo  reconocer  si  faltaba  á  sus  Aliados :  Que  el 
Rey  Catholico  hacia  injuria  á  sus  Franceses  ,  creyén- 
dolos capaces  de  deserción  ^  y  que  él  solo  les  mandaba 
combatiesen  por  la  paz  ,  esperando  en  la  Nobleza 
Española  para  obtenerla  ,  y  librar  al  Rey  de  un  yu- 
go extrangero ,  perjudicial  á  su  gloria  ,  y  á  sus  inte- 
reses :  Que  sus  Enemigos  estaban  prontos  á  hacer  la 
paz ,  sobre  que  la  asegure ,  no  la  palabra  de  un  Mi- 
nistro ,  que  desprecia  la  fe  publica  ,  y  que  se  ha  expli- 
cado no  conseguirían  de  él  mas  que  una  paz  fingida  5  si- 
no la  palabra  Real ,  y  la  buena  fe  de  una  Nación,  que 
aun  quando  no  tuviese  un  Rey  de  la  Casa  de  Francia, 
era  digna  de  particular  aprecio. 

360  El  Rey  Phelipe  salió  de  su  Corte  ,  acompa- 
üado  de  la  Reyna  ,  aunque  estaba  prefiada :  iba  tam- 
bién el  Principe  de  Asturias  ,  y  el  Cardenal ,  que  dis- 
puso se  quedase  en  Madrid  el  Ayo  del  Principe ,  Duque 
de  Populi  ,  á  quien  tenia  aversión  ,  porque  no  era  de 
su  dictamen  :  la  naturaleza  ,  la  ingenuidad  ,  y  la  pru- 
dencia del  Duque  no  podia  ser  de  la  aprobación  de  AI- 
beroni ,  el  qual  poco  después  ,  habiendo  sabido ,  que 
en  una  conversación  había  dicho  el  Duque ,  no  haría 
el  Regente  de  Francia  la  paz ,  sino  sacaba  el  Rey  de 
sus  dominios  al  Cardenal;  este,  mal  dueño  de  ¿1  mis- 
mo ,  hizo  ^ue  §e  ie  q^uitasen  al  Duque  de  Popuü  sus  em- 
pleos 


> 


c>()2  Comentarios  de  la  Guerra  de  EsDaña. 
picos ,  y  que  saliese  desterrado  de  la  Corte.  Por  mo- 
tivo  igualmente  leve  hizo  poner  en  un  Castillo  á  Don 
Pedro  de  Zuñiga  ,  Duque  de  Naxera.  Estos  engaños 
pad£da  el  Rey ,  mal  informado  ,  porque  tyrani- 
zados  sus  oidos  del  Cardenal ,  solo  á  él  escu- 
chaba. 

361     Nombróse  Capitán  General  del  Exercito,  que 
se  enderezaba  al  socorro  de  Fuente-Rabia  ,  al  Princi- 
pe Pió,  haciéndole  pasar  de  Barcelona.  Se  habian  con 
dificultad  juntado  1 5  ^.  hombres,  que  marchaban  áNa- 
varra^   pero   era   ya   tarde,  porque  desde  los  27.  de 
Mayo  tenia  Bervich  la  Trinchera  abierta  contra  Fuen- 
te Rabia.  Habian  baxado  otras  Tropas  del  Rosellón  ,  y 
llegado  al  Campo  el  Principe  de  Contí  para  servir  de 
aventurero  en  él.  A  5.  de  Junio  ya  se  batia  en  brecha: 
Hicieron  los  Españoles  una  regular  defensa ,  mientras 
el  Rey  se  iba  acercando  á  la  Plaza  5  pero  quando  ya 
no  estaba  mas  que  dos  millas    de  ella    tuvo   noticia, 
que  se  había  rendido  á  18.  de  Junio,  habiendo  hecho 
la  llamada  el  Comandante  Don  Joseph  Emparan ,  des- 
pués de  haber  sido  muerto  de  una  bomba  el  Goberna- 
dor: pudo  el  Rey  apresurar  su  viage,  y  la  marcha  de 
las  Tropas,  pero  no  quería  el  Cardenal,  ni  el  Prin- 
cipe Pío  exponer  la  Persona  del  Rey  á  una  empresa  im- 
posible, por  ser  tan  inferiores  en  numero   los  Espa- 
ñoles :  con  todo  eso  el  Rey ,  sin  sabida  del  Cardenal, 
mandó  apresurar  su  Exercito  5  pero  como  las  Monta- 
ñas por  donde  habia  de  pasar  eran  tan  difíciles ,  no 
pudo  llegar  á  tiempo  de  ponerse  el  Rey  á  vista  de  las 
Tropas  Francesas,  que  era  lo  que  deseaba  ,  esperan- 
do ,  que  su  presencia  facilitase  la  deserción  :  y  como 
miraba  al  Cardenal  como  impedimento  de  su  designio, 
explicólo  su   indignación    con  palabras  ,   que   podian 
significar  haber  caido  de  su  gracia,  pero  la  Reyna  le  man- 

tu- 


Tomo  segundo»  Año  de  M,  BCCXIX.       303 
tuvo  en  ella  ,  porque  aun  estaba  persuadida ,  que  las  dis- 
posiciones del  Cardenal  eran  las  mas  acertadas,  para 
el  bien  de  la  Monarquia. 

362  Los  Franceses  embarcaron  en  tres  Fragatas 
Inglesas  800.  hombres  ,  mandados  por  el  Caballero  de 
Guire;  y  llegando  á  12.  de  Junio  á  la  Playa  de  Santo- 
ña  ,  cañonearon  las  baterías  que  los  Españoles  hablan 
hecho  ,  guarnecidas  de  700.  Miqueletes  Catalanes  :  por 
la  noche  desembarcaron  á  un  quarto  de  legua.  Los  Fran- 
ceses ocuparon  la  vecina  Montaña ,  de  donde  al  amane- 
cer baxaron  á  la  Villa  ,  y  huyendo  las  Milicias  Urba- 
nas ,  que  la  defendían ,  prestando  la  obediencia  ,  ocu- 
paron los  enemigos  los  Fuertes ,  y  las  baterías  5  esta- 
ba entre  ellos  el  Coronel  Stanop ,  que  habia  propues- 
to esta  Expedición  á  Bervich  ,  porque  ya  sabia  ,  que  ha- 
bia enviado  el  Rey  Catholico  á  Santoña  á  Don  Car- 
los Grillo ,  para  dar  calor  á  la  construcción  de  unos 
Navios,  que  estaban  por  acabar,  tres  quemaron  los 
Franceses ,  y  los  materiales  para  construir  otros  siete, 
llevándose  50,  piezas  de  cañón :  obraba  en  esta  empre- 
sa con  animosidad  Stanop  ,  á  quien  habia  enviado  el 
Rey  Británico ,  para  observar ,  si  hacian  de  veras  la 
Guerra  los  Franceses  ,  de  donde  se  colige,  que  por  sus 
intereses  particulares  no  hacia  otra  cosa  ,  que  los  man- 
dados de  Inglaterra  el  Regente. 

363  Esto  aumentaba  las  sospechas  en  el  Rey  Ca- 
tholico. El  Duque  de  Bervich  mandó  atacar  á  San  Se- 
bastian ;  la  Ciudad  se  rindió  á  2.  de  Agosto,  la  Cindadela 
á  i^.  mucho  antes  de  lo  que  los  Franceses  lo  espera- 
ban: esta  Guarnición, la  de Fuente-Ravia  ,  y  la  de  la 
pequeña  Isla  de  Santa  Clara ,  que  también  se  hablan  ren- 
dido ,  pasaron  á  Pamplona  ,  porque  Bervich  ,  con  los 
Españoles  era  franco  ,  galante  ,  y  liberal,  pues  ni  ellos 
ni  estas  Plazas  se  defendieron  hasta  darle  lugar  á  no  ser- 
lo; 


304  Comentarios  de  la  Guerra  de  España, 
lo:  la  Provincia  de  Guipúzcoa  presto  obedeció  á  los 
Franceses ,  pidiendo  solo  en  los  tratados  de  paz  ,  la 
Francia  ,  y  la  Inglaterra  pactasen  la  conservación  de 
sus  antiguos  Privilegios,  y  libertad  ,  prevención  poco 
decorosa  á  aquel  País ,  y  que  le  pareció  mal  á  Ber- 
vich,  quien  le  respondió j  que  esta  Guerra,  no  era  mas 
que  para  obligar  al  Rey  á  la  paz  ,  y  no  admitió  tam- 
poco contribuciones.  Partió  luego  para  el  Roseilón :  con 
esto  creció  el  cuidado  del  Rey  de  España ,  creyendo  le 
atacarian  á  Pamplona;  por  eso  la  presidió  con  iü9.hom- 
bres5  pero  viendo  ya  marchar  las  Tropas  Francesas  de  la 
Navarra,se  retiró  á  la  CortCjy  mandó  que  el  Principe  Pió, 
con  el  restante  del  Exercito,  marchase  á  Cataluña,  que  es- 
taba amenazada  de  los  Franceses^  porque  sobre  acercarse 
Tropas  al  Roseilón  ,  se  enviaba  gran  cantidad  de  vi- 
veres  ,  y  municiones  á  Colibre ,  que  llegaron  muy  po- 
cas ,  porque  en  una  furiosa  tempestad  naufragaron  los 
mas  de  los  Barcos  de  transporte.  Esto  impidió  el  Sitio  de 
Rosas  ,  de  genero  ,  que  ocupados  los  Franceses  ,  en  la 
toma  de  pequeños  Castillejos  en  la  de  Urget ,  ocupando 
también  á  Castel  Ciudad ,  se  aquartelaron :  pues  ya  le 
parecia  á  la  Francia ,  que  en  aquella  Campaña  podia 
desengañarse  de  sus  falsas  ideas  Alberoni  ^  porque  ha- 
bla perdido  el  Rey  Catholico  en  tres  meses  dos  Provin- 
cias ,  con  sus  Plazas ,  y  padeciendo  costosos  daños  de 
mas  de  tres  millones  de  pesos  en  los  Pasages  ,  y  en  San- 
toña  ,  que  era  el  principal  designio  de  los  Ingleses  ,  sus- 
pirando siempre  ,  porque  España  no  tenga  Navios ,  pa- 
ra aprovecharse  asi  de  los  tesoros  de  las  Indias  con  los 
suyos. 

364  Estos  malos  sucesos ,  y  el  haber  tenido  el  Rey 
Phelipe  la  noticia ,  que  estaban  los  Alemanes  en  Sici- 
lia ,  sitiando  á  Mecina,  sin  que  hubiesen  los  Españo- 
les podido  embarazarlo ,  le  \x\zo  entrar  en  I4  reflexión, 

que 


Tomo  segundo.  Ano  de  M,  DCCXIX,         305 
que   le   había  puesto  Alberoni    en    empeños   de  que 
no  podia  salir  ,  y  empezó  á  enagenar   el   animo  de 
este   Ministro  ,  que   no    dexando    de  conocer  alguna 
mudanza   en  el  Rey  ,  apelaba  al  favor  de  la  Rey- 
na  5  que  también  estaba  cansada  de  sostener  la  despó- 
tica voluntad  de  aquel  hombre ,  á  quien  por  su  baxo  ori- 
gen ,    miraba   interiormente  con  desprecio.  Alberoni, 
viendo  todo  el  mundo  conjurado  contra  él  5  haciendo 
rostro  á  las  amenazas  de  la  fortuna ,  se  esforzaba  á 
mantenerla.  Todo  el  arte  era  apartar  del  Rey  á  quan- 
tos  podían  influir  consideraciones,  que  avivasen  la  re- 
flexión 5  y  tenerle  falto  de  noticias.  Por  eso  habia  man- 
dado á  los  Ministros,  que  servian  en  las  Cortes  extran- 
geras ,  que  ni  á  los  Secretarios  del  despacho  Universal 
las  comunicasen ,  y  solo  á  él  en  derechura  se  escribiese, 
para  que  estrechado  mas  el  Rey  á  mendigar  avisos  de 
lo  que  pasaba ,  ni  aun  pudiesen  los  Secretarios  dárse- 
los 5  porque  estos  ,  de  oficio  ,  le  presentan  la  cartas  de 
los  Ministros ,  que  no  dexa  el  Rey  de  leerlas ,  porque  es 
difícil  en  materia  de  estado  minutarlas:  por  eso  las  que- 
ría Alberoni  en  su  poder  ,  porque  dexando  la  formali- 
dad de  llevarlas  al  Rey ,  solo  le  decia  lo  que  no  emba- 
razaba á  su  idea ,  conociendo  la  oportunidad  ,  y  la  sa« 
20D. 

365  Esto  lo  hizo  también  por  quitar  al  Marqués 
de  Grimaldo  la  ocasión  de  hablar  mas  frequeniemente 
con  el  Rey ,  temiendo  ,  que  en  la  sinceridad  de  Gri- 
maldo peligrase  su  gigante  autoridad  :  por  eso  en  las 
jornadas  que  el  Rey  hacia  á  Balsain ,  Aranjuez  ,  ó  el 
Escorial  ,  solo  se  servia  del  Secretario  Universal  de 
Guerra  Marqués  de  Tolosa  ,  para  dar  las  ordenes  de 
Guerra  ^  que  las  de  Estado ,  solo  las  fiaba  á  su  plu- 
ma propia  ,  ó  á  la  de  un  Secretario  suyo  particular.  Es- 
te era  desorden  nunca  visto  en  una  Monarquía ,  porque 
Tmo.IL  Qq  los 


3o6  Comentarios  de  ¡a  Guerra  de  Espacia, 
los  Ministros  no  tenían  respuesta  de  oficio  ,  y  vivían 
con  la  desconfianza  ,  de  que  nada  llegaba  á  oidos 
del  Rey  ,  y  aun  se  hallaban  embarazados  en  el  obe- 
decer á  quien  no  era  declarado  primer  Ministro  ,  ni 
tenia  oficio  alguno  ,  por  donde  juridicamente  podia 
mandar. 

366     En  este  riesgo  vivían  quantos  executaban  sus 
ordenes  5  y  aunque  lo  rebalidaba  todo  el  tácito  consen- 
timiento del  Rey,  era  trabajo  creer,  que  en  algún  tiem- 
po jcayerdo  Alberoni  de  la  gracia ,  fuese  preciso, su- 
friendo algún  cargo  ,  reconvenir  á  su  Soberano  con  ra- 
zones ^  porque  las  del  subdito  no  tienen  mas  eficacia, 
que  la  que  les  da  la  compasión ,  ó  benignidad  del  Prin- 
cipe. Conocían  los  Ministros ,  que  no  debían  obedecer 
sin   replica  ordenes  perjudiciales  al  bien  de  la  Monar- 
quía ,  pero  la  soberbia  de  Alberoni  había  degenerado 
en  fiereza  »  y  no  sufría,  que  le  replicasen 5  porque  na- 
da contenido  en  la  circunspección  ,  y  moderación  de 
animo ,  precisa  en  el  que  gobierna  ,  prorumpía  en  pa- 
labras ofensivas  ,  con  modo  tal ,  que  muchos  hombres, 
dignos  de  la  mayor  atención ,  salían  ajados  de  su  pre-» 
sencia.  El  mismo  peso  de  los  negocios  detenia  ,  ó  con- 
fundía  los  expedientes  ^  ni  era  un  hombre  solo  capaz 
de  darle  á  quanto  ocurría  en  tan  varías  líneas  5  y   asi 
ni  respondía  muchas  veces  á  lo  que  se  le  consultaba ,  ni 
la  respuesta  ,  si  la  daba  ,  era  cathegoríca,  y  formal :  y 
como  no  le  bastaba  el  tiempo  á  evaquarlo  todo ,  no  te- 
nía registro  alguno  al  pie  de  la  letra  de  lo  que  orde- 
naba ,  y  asi  salían  muchas  ordenes  encontradas,  y  re- 
pugnantes. 

367-  Brilló  entonces  la  constante  fidelidad  de  los  Es- 
pañoles :  decían  algunos ,  que  menores  trabajos  habian 
padecido  en  tan  dilatada  guerra  ,  que  en  estas  violencias 
de  un  estraiigero.  Conocía  Alberoni ,  que  estos  desor- 

de- 


Tomo  segundo.  Año  de  M,  DCCXIX,  3ojf 
denes  estaban  desaprobados  del  zelo ,  y  la  prudeacia 
del  Confesor  del  Rey ,  el  Padre  Gailierm j  Daubatón: 
no  ignoraba  por  conjeturas  ,  que  este  imponía  al  Rey 
en  el  conocimiento  de  la  ruina  de  su  Estado,  y  la  obli- 
gación de  repararla  5  y  asi  determinó  aplicar  sus  es- 
fuerzos á  sacarle  de  Espaaa ,  y  llamo  á  ella  otro  Jesuí- 
ta Español,  que  habia  treinta  años,  que  estaba  en  Ita- 
lia ,  llamado  Francisco  de  Castro ,  muy  conocido  de  la 
Reyna ,  y  que  la  habia  acompañado ,  con  el  Padre  Ve- 
leti,  Jesuíta  también,  su  Confesor,  hasta  Pamplona  :fiste 
pensaba  introducir  en  la  gracia  del  Rey ,  para  echar  á 
Daubatón. 

368  Era  el  Padre  Castro  de  apreciables  calidades, 
virtuoso  ,  y  político,  se  le  hacia  injuria  en  creer  suje- 
tarla esclavo  su  dictamen  al  de  Alberoni  5  pero  este, 
para  salir  del  dia  ,  solo  queria  apartar  á  Daubatón  ,  y 
probar  nueva  fortuna.  A  este  tiempo  también  turba 
la  cabeza  del  Cardenal ,  y  puso  en  aprehensión  la  Es- 
paña la  invasión  de  los  Ingleses  en  Galicia.  A  10.  de 
Octubre  entró  en  la  Bahia  de  Vigo  con  una  Esquadra 
Inglesa  el  Vice  Almirante  Michelles  :  traia  hasta  49. 
hombres  de  desembarco  ,  mandados  por  el  Vizconde 
Chacón  ;  á  tres  leguas  de  la  Villa  desembarcó  los  Gra- 
naderos ,  y  los  puso  en  batalla.  Los  paysanos  desde 
las  alturas  hacian  bastante  fuego  ,  con  poco  efecto ,  por- 
que era  de  lejos.  Acabó  de  desembarcar  toda  la  g.n- 
te  ;  y  la  Guarnición ,  que  estaba  en  la  ciudad ,  clavan- 
do las  piezas,  y  quemando  las  cureñas ,  se  retiró  a  la 
Ciudadela:  intimóle  la  rendición  á  la  ciudad  el  Inglés, 
y  por  no  padecer  los  estragos  de  la  guerra  ,  le  envió 
las  llaves  :  entró  en  ella  el  Brigadier  Homovod  con  dos 
Regimientos  ,  y  presidió  también  el  Ftierte  de  S.  Se- 
bastian,  que  hablan  los  Españoles  abandonado :  púsose 
una  bateria  de  bombas  á  la  Ciudadela ,  é  hizu  gran  da- 

Qq^2  ño, 


3o8  Comentarles  de  la  Guerra  de  España, 
íio  ,  después  de  quatro  dias  se  desembarcó  el  canon  ,  y 
antes  de  batir  se  intimó  al  Gobernador  ,  no  se  le  da- 
rla quartel ,  si  se  le  abria  brecha.  Rindióse  á  2 1.  de  Oc- 
tubre :  salió  la  Guarnición  libre,  y  los  Ingleses  saquea- 
ro  aquellos  almacenes  ,  que  estaban  llenos  de  los  per- 
treches 5  que  habian  dexado  las  naves  destinadas ,  co- 
mo se  ha  dicho  ,  al  desembarco  de  Escocia  ,  quando 
la  tempestad  las  volvió  á  las  costas  de  España.  Hallá- 
ronse 69.  antiguos  Mosquetes,  y  cantidad  de  pólvora: 
lleváronse  las  piezas  de  canon ,  que  en  la  ciudad  ha- 
bla ,  pocas  de  bronce  :  también  llevaron  dos  Na- 
vios destinados  al  corso  ,  y  otros  quatro  mercan- 
tiles. 

369     Esta  noticia  recibida  por  la  Corte,  dio  mas 
cuidado  ,  porque  se  creyó  ,  que  seguirían  otras  tropas 
de  desembarco  ^  y  asi  se  mandaban  pasar ,  baxo  la  ma- 
no del  Marqués  de  Risbourh  ,  las  que  estaban  en  Estre- 
madura  ,  y  Castilla.  Acudieron  las  Milicias  del  Pais  á 
ocupar  lus  puestos  ,  porque  no  se  internasen  los  Ingle- 
ses en  la  Provincia  ^  pero  aquellos  no  habian  venido, 
mas  ,  que  para  hacer  hostilidades  ,  y   asi  se  conten- 
taron de  saquear  los  Lugares  abiertos  déla  Marina,  y 
se  volvieron  á  embarcar.  Esta  expedición  nada  tenia  de 
heroyco.  Perdieron  sin  fruto  los  Ingleses  alguna  gente, 
y  se   conoció  mas  un  espíritu  de   venganza  ,  por    el 
desembarco  de  Escocia  ,  que  cumplir  con  lo  ofreci- 
do de  atacar  la  España  ,  de  acuerdo  con  el  Duque  de 
Orleans. 

3jro  Había  ya  formado  su  linea  de  contrabalacion 
el  General  Merci  contra  la  Cindadela  de  Mecina ,  á  la 
qual  se  habla  reducido  en  1 9.  de  Agosto  D.  Lucas  Spi- 
nola ,  cerrando  á  Terranova  ,  después  que  la  defendió 
quanto  pudo  ,  porque  ya  estaban  perdidos  los  Castillos 
de  Matpgriíbn  3  y  Castelazo  ^  mal  defendidos  de  sus 

Co- 


Tomo  segundo.  Año  de  M.  BCCXIX.  306 
Comandantes  ,  que  en  cortos  días  ,  con  igual  defensa 
los  entregaron  ,  quedando  la  Guarnición  prisionera  de 
Guerra.  En  la  noche  del  dia  19.  tiraron  los  Alema- 
nes una  paralela  desde  la  cortina  que  del  Bastión  de 
D.  Blasco  va  á  la  ciudadela  ,  hasta  Santa  Teresa  en  el 
mismo  parage  que  los  Españoles  construyeron  la  bate- 
reria  ,  llamada  de  Mariani.  Con  esta  noticia  juntó  nu-e- 
vo  Consejo  de  Guerra  el  Marqués  de  Lede ,  los  dictáme- 
nes fueron  varios:  el  Conde  de  Motemár ,  que  aun  esta-* 
ba  en  Sicilia  ,  y  en  el  campo  ,  dio  el  mismo  parecer, 
que  había  dado  en  los  antecedentes  Cornejos  del  dia  22. 
12^.  y  29.  de  Jolio  5  que  se  reduelan  ^  á  que  se  marcha- 
se á  tuda  costa  á  socorrer  á  Mecina,  y  ahora  á  la  ciu- 
dadela. 

3^1  El  Marqués  de  Lede  se  resolvió  marchar  á  di* 
cho  socorro,  dando  las  providencias  ,  para  que  se  pu- 
diese subsistir  la  caballería  ,  que  estaba  en  m.al  estado, 
por  falta  de  forrages ,  y  se  habían  introducido  en  las 
Tropas  Españolas  muchas  ,  y  peligrosas  enfermedades, 
causadas  de  las  mutaciones  de  aquel  Reyno5que  las  pa- 
dece crueles,  aunque  no  muy  dilatadas.  Se  envió  á  ocu- 
par el  Campo  de  Remeta ,  y  se  mandaron  encaminar  las 
harinas  á  Castro- Real  ,  y  Barcelona.  Daba  el  Marqués 
de  Ltde  algunas  razones  á  su  lentitud  ,  y  entre  otras 
la  falta  de  medios  ^  cierto  es  ,  que  muchas  veces  la  ha- 
bla, porque  los  caudales ,  que  el  Rey  Catholico  tenia  en 
Iialia  no  podian  pasar  á  Sicilia  con  la  prontitud ,  que 
era  menester  ,  por  falta  de  Letras  ,  porque  nadie  se 
queria  cargar  de  meter  en  su  barco  un  dinero  ,  que 
si  le  cogían  los  enemigos  ,  estaba  hasta  el  bastimento 
perdido. 

37-2     Había  también  habido  algún  desperdicio  en 
Sicilia  con  la  confusión  de  la  guerra ,  y  faltaba  Don 
Joseph  Patino  ,  que  desde  el  mes  de  Abril  habia  sali- 
do 


3 1  o  Comentarios  de  la  Guerra  de  España, 
do  de  Sicilia  para  España.  Los  Banqueros  de  aquella 
Isla ,  ni  podían  anticipar  tantos  caudales ,  ni  querían 
aventurar  los  que  tenían ,  porque  era  claro  ,  que  per- 
dida Mccina ,  no  le  quedaba  al  Rey  de  España  Plaza 
alguna,  y  no  se  podia  mantener  en  el  Reyní.  Esto 
desaleataba  á  los  paysanos ;  y  toda  la  tierra  que  cu» 
bri.cQ  las  Plazas ,  contribuía  y  estaba  á  devoción  del 
Emperador  \  con  que  ya  en  caso  desesperado  ,  no  te- 
nia el  Marqués  de  Lede  otro  partido  que  tomar  ,  que 
venir  á  las  manos.  Esto  no  era  fácil  ,  porque  habían 
fortificado  sus  puestos  los  Alemanes ,  y  proseguía  el  Si- 
tio con  vigor  ,  al  fin  el  Marqués  de  Lede  puso  su 
Campo  en  Rometa  ,  reconoció  el  sitio ,  y  halló  que  no 
se  podían  atacar  los  enemigos ,  sin  una  sangrienta  ,  y 
aventurada  acción  5  repetíanse  los  Consejos  de  Guerra, 
y  persistían  muchos  Oficiales  ,  y  el  Conde  de  M  jnte- 
már  en  el  dictamen  de  atacar  las  lineas  de  Merci, 
antes  que  llegasen  89.  hombres  ,  que  se  habían  últi- 
mamente embarcado  en  Vadj ,  mandados  por  el  Ge- 
neral Bonnevál ,  pues  hallándose  los  enemigos  en  sii 
derecha  á  San  Miguel ,  y  su  izquierda  á  la  mar ,  un 
pequeño  campo  entre  Castel-Gonzaga,  y  Baluarte  del 
Secreto  ,  fortificada  la  Montaña  de  la  Galera ,  y  guar- 
necida con  i9.  hombres  ,  y  lo  propio  Montesanto  en 
la  caída  acia  el  Campo  5  y  que  como  desconfiaban  de 
la  Ciudad  de  Mecina  ,  tenían  dentro  63.  Infantes  ,  dis- 
curría Montemar  ,  que  no  constando  el  Exercito  de  los 
enemigos  de  mas  de  i89.  hombres  ,  no  podían  tener 
en  el  Campo  mas  de  io9.  porque  se  hacía  cargo  de 
donde  estaban  los  demás  ,  y  teniendo  el  Marqués  de 
Lede  149.  hombres  ,  quería  que  las  Milicias,  con  dos 
batallones  los  menos  fuertes ,  marchasen  á  las  cerca- 
nías de  la  Montaña  de  la  Galera  ,  con  un  Comandan- 
te capaz  de  ocuparla  ,  si  los  enemigos  la  abandona- 
sen, 


Tomo  segundo.  Año  de  M,  BCCXIX.       311 
sen ,  y  baxar  por  ella  á  Monte-Santo  ,  para  entretener 
á  los  que  estaban  allí  5  y  no  abandonando  la  Galera, 
irantenerse  en  observación ,  para  ocupar  los  enemigos 
en  guardar  aquel  puesto ,  con  el  grueso  de  los  Infan- 
tes marchar  á  S.  Estevan  ,  ó  Landeria  ,  y  entrar  á 
atacar  al  enemigo  por  la  frente  ,  á  tiempo  que  la  Ca- 
ballería ,  Dragones  ,  y  escogidas  Malicias  del  pais,  ata- 
casen por  la  parte  de  la  Marina  con  la  mayor  imme- 
diacion  á  la  Infanteria  ,  no  debiéndose  acometer  por  la 
derecha   de  los  enemigos  ,  porque  estaba  favorecida 
de  la  Artillería  de  Castel  Gonzaga ,  y  los  puestos  de 
la  Galera,  y  Montes  amo  5  ni  absolutamente  por  la  iz- 
quierda ,   porque  estaba  estendida  hasta  la  orilla  del 
mar  ,  y  abrigada  con  los  cañones  de  las  Galeras  del 
Rey  de  Capoles  f  que  la  Ciudadela  aun  no  habia  per- 
dido la  Estrada  encubierta  ,  que  tenia  49.  hombres  de 
guarnición  5  y  que  avisado  del  dia  y  la  hora  P.  Lu- 
cas Spinola  ,  podía  hacer  una  salida  con  2^500.  hom- 
bres al  mismo  tiempo  ,  no  dudando ,  que  atacando  por 
ledas  partes  el  Campo  Alemán  ,  se  moverla  el  Pueblo 
de  Mecina. 

3f  3  Este  parecer  dio  Montemár  en  9.  de  Septiem- 
bre en  el  Campo  de  la  Meita  ^  pero  no  le  pareció  al 
Marqtés  de  Lede  seguirle ,  porque  ímagiró  insupera- 
bles las  lineas  de  los  enemigos  con  tan  poca  Infante- 
ría Española,  habiendo dexado  en  Francavilla  39. hom- 
bres ,  y  teniendo  un  grueso  destacamento  en  Palermo^ 
firme  en  que  si  perdia  aquella  ocasión  ,  no  tenia  tropas 
con  que  mantenene  en  el  Reyno  ,  y  era  su  instrucción 
dilatar ,  como  hemos  dicho  ,  quanto  pudiese  la  guer- 
ra. Muchos  ent(  nces  ,  y  después  ,  culparon  esta  lenti' 
tud  de  Lede  ,  inflamados  los  ánimos  de  los  Españo- 
les con  la  confianza  de  haber  observado  el  miedo,  que 
les  habían  cobrado  los  Alemanes  ,  habiéndose  puesto 

en 


312  Comentarios  de  la  Guerra  de  España. 
en  precipitada  fuga  mas  de  una  vez  grandes  partidas  de 
Tudescos ,  al  descubrir  una  ó  dos  compañias  de  caballe- 
ría Española.  Por  el  tanto  maliciaron  algunos  ,  que  es- 
tas detenciones  del  Marqués  de  Lede  no  tenían  su  prin-* 
cipio  en  el  natural  ardimiento  del  Rey  Phelipe,  y  su  Mi- 
nistro. 

3^74     Con  todo  esto  aguantó  en  Rometa,  hasta  que 
se  perdió  la  estrada  encubierta  de  la  Ciudadela  de  Me- 
ciña  ,  que  fue  á  los  últimos  de  Septiembre  defendida  de 
los  Españoles  con  valor ,  que  admiraron  los  propios 
enemigos  ,  porque  fueron  muchas  veces  rechazados ,  y 
les  costó  gran  sanare  el  alojarse.  Después  de  esta  per- 
dida se  retiró  el  Marqués  de  Lede  á  Bronte.  El  día  8. 
de  Octubre  ,  estando  asaltando  los  Alemanes  un  Re- 
bellín de  la  ciudadv'.la  ,  entró  en  el  Faro  el  comboy 
de  Bonnebál ,  q^ue  á  28.  de  Septiembre  habia  partido  de 
Vado.  Traía  8 9 600.  Infantes  ,  ^'oo.  caballos,  gran  nu- 
mero de  mulos  para  la  Artillería  ,  40.  piezas  de  ca- 
ñón de  batir  ,  y  30.  morteros  ,  4^.  Barriles  de  pólvo- 
ra ,  y  mucha  cantidad  de  otras  municiones.  También 
iba  segundo  Comandante  el  Ceneral  Lucini  ^  con  este 
socorro  acoloró  mas  los  ataques  á  la  ciudadela  el  Con- 
de de  Merci ,  que  andaban  tibios  ,  porque  había  per- 
dido en  este  Sitio  mas  de  39,  hombres  con  tan  vigo- 
rosas salidas  y  defensa  que  hacían  los  Españoles  ,  con- 
ducidos con  acierto  ,  y  vigilancia  de  D.  Lucas  Spinola, 
D.  Luis  de  Aponte  ,  y  otros  Oficiales  de  valor,  y  expe- 
riencia. 

375  Palmo  á  palmo  defendían  los  sitiados,  aun- 
que habían  perdido  mas  de  1 500.  hombres ,  y  estaba 
cansada  la  guarnición.  Con  todo  ,  abierta  la  brecha  aí 
cuerpo  de  la  Plaza  ,  sostuvieron  nueve  asaltos  ,  antes 
que  hiciesen  la  llamada  ,  que  fue  á  18.  de  Octubre, 
después  de  tres  meses  de  Sitio  ^  se  hubiera  Don  Lu- 
cas 


Tomo  segundo.  Año  M.  DCCXIX.  515 
cas  Spinola  mantenido  un  mes  mas  ,  si  esperara  ser 
socorrido,  y  hubiera  tenido  municiones,  pues  aunque 
los  Enemigos  dixeron ,  que  habian  hallado  300.  quin^- 
tales  de  pólvora ,  no  habia  1 00.  ni  ellos  pudieron  ne- 
gar la  gloria  de  esclarecido  defensor  á  Don  Lucas, 
á  quien  el  dia  19.  se  dieron  las  capitulaciones  mas  ho- 
noríficas, que  se  acostubran  en  la  Guerra,  extendidas 
en  quarenta  Artículos ,  y  pasó  la  Guarnición  al  Cam- 
po Español ,  la  mayor  parte  por  mar. 

3f6  El  Marqués  de  Lede  se  volvió  á  retirará  su 
antiguo  Campo,  baxo  de  Ethna  ,  en  un  Fuerte,  for- 
rageando  quanto  habia  entre  Mecina  ,  y  Palernio  ,  por 
si  los  Alemanes  intentaban  pasar  por  tierra  á  aquella 
Capital.  Esta  entera  rendición  de  Mecina  quitó  gran 
parte  de  País  á  los  Españoles ,  y  como  habia  el  Em- 
perador nombrado  Virey  de  aquel  Reyno  al  Duque  de 
Monte-Leon  ,  pasó  éste  luego  á  Mecina  ,  de  lo  que  se 
experimentaron  no  pocos  inconvenientes  ,  partido  el 
mando  Político,  y  Militar,  donde  lo  encadenado  de 
las  dependencias  mantenía  en  disensión  los  Gefes,  En 
esta  victoria  parecía  consistir  todo  el  Reyno  de  Sici- 
lia 5  voló  la  noticia  á  Viena  ,  y  exaltó  la  esperanza 
del  Emperador ,  no  solo  á  poseer  aquel  Reyno  pero 
á  insinuará  sus  Aliados,  que  costandole  tanto  dinero, 
y  sangre  de  sus  Tropas ,  y  no  habiéndole  voluntaria- 
mente entregado  el  Rey  Phelipe  ,  no  estaba  obligado 
á  mantener  lo  que  por  él  habia  ofrecido  en  el  Trata- 
do de  Londres.  La  Francia ,  y  la  Inglaterra  respon- 
dieron ,  que  estaba  capitulado  ,  no  alterarle  por  suce-' 
so  alguno ,  fausto ,  ó  infausto  de  la  Guerra. 

3^7"  Estas  ,  que  parecían  respuestas  imperiosas ,  y 
dar  la  ley  ,  desagradaban  sumamente  al  Emperador, 
pero  pedia  la  necesidad  contemplar  á  los  que  se  ha- 
bian declarado  amigos ,  con  esperanza ,  de  que  si  po- 

TomoII^  Rr  §eÍ£^ 


314  Comentarios  de  la  Guerra  de  España. 
seía  Ja  Sicilia  ,  por  fuerza  de  sus  Armas,  como  se  lo 
ofrecía  el  Conde  de  Merci  ,  podía  dilitar  las  condicio- 
nes favorables  á  la  España ,  que  consistian  en  la  Re- 
nuncia á  aquel  Trono ,  y  el  reconocimiento  de  succe- 
sion  á  Toscana  ,  y  Parma.  En  la  renuncia  habia  deter- 
minado no  dcxar  el  Titulo  de  Rey  Catholico  ,  del  qual 
no  solo  usaba  ,  pero  quandose  ofrecía  ,  creaba  Gran- 
des de  España ,  porque  le  era  pesado  irse  despojando 
de  aquella  prerrogativa  ,  ó  señal  de  la  acción  á  la 
Monarquía  Española ,  que  tanta  guerra,  y  trabajóle 
costaba  ^  ni  veía  de  buena  gana ,  que  todavía  pusiesea 
en  sus  dictados  el  Duque  de  Saboya  ser  Rey  de  Sici- 
lia ^  porque  también  se  intitultaba  Rey  de  Cerdeña  ,  pe- 
xo  su  Ministro  en  Viena  fingía  no  entender  este  desagra^- 
do  del  Emperador ,  y  habia  muchos  meses  ,  que  insta- 
ba le  ganasen  á  su  Amo  la  Cerdeña  por  fuerza  de  Ar- 
mas 5  habia  ya  determinado  esta  Expedición  la  Corte 
de  Viena ,  con  acuerdo  de  sus  Aliados.  La  Inglaterra 
no  quería  concurrir  en  mas  ,  que  en  comboyar  con  la 
Esquadra  que  tenia  en  el  Mediterráneo ,  Tropas.  La 
Francia  ofrecía  sus  Galeras ,  y  con  efecto  ,  creyendo 
se  executaría  esta  empresa,  las  hizo  pasar  á  Genova, 
mandadas  por  el  Baylio  de  la  Platería.  Tenía  preveni- 
dos el  Emperador  ocho  mil  hombres  á  cargo  de  Bonr 
neval  para  eso ,  y  todo  tren  de  Artillería  5  y  hasta  do- 
ce mil  con  las  provisiones,  y  víveres,  daba  el  Du- 
que de  Saboya.  A  este  efecto  previno  en  Genova  gran 
-cantidad  de  granos, 

3f  8  Esta  empresa  no  era  tan  llana  como  se  la  ñ-m 
guraban  los  Alemanes  ^  porque  estaba  Cerdeña  guar- 
necida de  mas  de  quatro  mil  hombres  de  buenas  Tro- 
pas. Era  su  Gobernador  General  Don  Gonzalo  Chacón, 
y  de  Caballería  lo  era  el  Vizconde  del  Puerto ,  hombre 
esforzado,  y  vigilante,  que  pgs^  aquel  Castillo  en  la 

me- 


Tomo  segundo.  Año  de  M.  DCCXIX,  3  1 5 
mejor  defensa.  Envió  el  Ministro,  que  residía  en  Ge- 
nova ,  cantidad  de  municiones,  y  estaban  las  tres  Pla- 
zas de  aquel  Reyno  prevenidas  para  una  larga  resis- 
tencia. Las  cosas  de  Sicilia  no  pedian  esta  distracción 
de  Armas  del  Emperador ,  y  clamaba  incesantemente 
Merci  se  le  enviasen  las  Tropas  destinadas  á  Cerde- 
ña ,  contra  la  qual  siempre  habia  tiempo^  y  ganada  la 
Sicilia ,  no  se  podia  mantener  aquella  Isla  ,  porque 
cargaría  contra  ella  toda  la  Guerra.  Estas  justas  con- 
sideraciones hicieron  desvanecer  la  empresa  ,  y  paso 
Bonnevál  á  Mecina  ,  como  hemos  dicho  ,  porque  el 
Emperador  quería  antes  asegurar  sus  cosas ,  que  las 
agenas,  y  veía,  que  de  necesidad  habia  de  alargar 
la  Cerdeña  el  Rey  Catholico  ,  acosado  de  tantos ,  y  tan 
poderosos  Enemigos ,  y  gobernada  su  Monarquía  por 
un  hombre  aborrecido  singularmente  del  Rey  de  Ingla- 
terra ,  y  el  Regente  de  la  Francia ,  contra  quienes  no 
.habia  perdido  diligencia  ,  ni  la  Corte  de  Viena  estaba 
lejos  de  creer ,  aunque  vanamente ,  que  Alb^roni  ha- 
bía conspirado  contra  la  vida  del  Emperador  5  á  lo 
menos  creyeron  tenía  inteligencia  con  Mon-Señor  Cini, 
Consejero  Áulico  ,  que  á  instancia  del  Emperador, 
habia  sido  preso  en  Turin  ^  y  enviado  al  Castillo  de 
Milán. 

3jr9  A  esta  sazón  también  se  fulminaba  un  rigoro- 
so Proceso  en  Viena,  contra  el  Conde  Nimsech  ,  cu- 
ñado del  Conde  de  Altám ,  que  era  muy  favorecido 
del  Emperador;  se  habia  puesto  á  question  de  tormen- 
to al  Abad  Tedeschi  ^  pero  en  todo  eso  no  habían 
concurrido  las  maliciosas  artes  de  Alberoni,  porque 
después  se  averiguó  ser  el  delito  de  Nimsech,  reve- 
.  lar  al  Abad  Tedeschi ,  y  éste  al  Ministro  de  Saboya, 
secretos  de  Estado, que  sabia  por  su  Oficio  de  Con- 
sejero Áulico ,  y  otros  que  con  arte  podia  penetrar  de 

Rr2  su 


3 1 6  Comentarios  de  la  Guerra  de  España, 
su  cuñado.  Cini  tenia  culpa  semejante ,  p  jr  la  mala 
conducta  que  había  observado  en  Venecia  ^  y  se  des- 
engañó la  Corte  de  Viena  ,  que  hasta  allá  no  habian 
podido  llegar  las  artes  de  Albcroni  :  verdaderamente  no 
dcbia  aborrecerle  el  Emperador  ,  porque  por  la  utili- 
dad que  le  había  resultado  de  su  conducta  ,  mas  pa- 
recía Ministro  Cesáreo  ,  que  de  el  Rey  Cathoiico.  Es- 
taba empero  en  suma  en  desgracia  del  Regente,  y  del 
Duque  de  Parma  su  Soberano,  á  quien,  después  que 
fue  Cardenal ,  no  tenia  tan  perfecta  atención  como  era 
justo  ,  conocía  el  Duque  lo  descabellado  de  aquel  Go- 
bierno ,  los  progresos  de  las  Armas  Austríacas ,  el  ab- 
soluto dominio,  que  iban  tomando  en  Italia,  con  apa-* 
riencias  de  ser  cada  dia  mayor,  y  persuadía  á  la  Cor- 
te de  España  la  paz  5  pero  se  había  ya  empedernido 
el  animo  de  Alberoni ,  y  hacia  vanidad  de  la  obsten-» 
tacion,  Hizose  preciso  á  los  que  aborrecían  la  Guer- 
ra, y  temían  peligrar  e'n  ella,  apartar  este  hombre 
de  los  oídos  del  Rey,  tomó  esto  á  su  cargo  el  Duque 
de  Orleans  ,  y  por  medio  del  Marqués  Annibal  Scotti, 
que  era  el  que  mas  temía  ,  y  peligraba  ,  hizo  entrar 
en  este  dictamen  al  Duque  de  Parma. 

380  Hallóse  acaso  en  París  Mílord  Peterbourgh, 
que  por  su  gusto  ,  como  muchas  veces  acostumbraba, 
había  de  baxar  á  Italia.  Era  su  genio  ingerirse  en  to- 
dos los  negocios ,  y  bien  conocido  esto  del  Regente, 
le  encargó  que  se  viese  con  el  Duque  de  Parma ,  y 
se  determínase  á  la  ultima  disposición  de  echar  de 
España  á  Alberoni ,  asegurándole  ,  que  sin  esta  condi- 
ción ,  nunca  veria  la  paz ,  tan  deseada  de  todos ,  y 
necesaria  ,  no  sin  sospt chas  del  Emperador,  que  el 
Duque  de  Parma  fomentase  la  Guerra.  A  Peterbourgh. 
no  le  pareció  conveniente  ir  á  Plasencia  ,  por  no  dar 
sospechas  á  los  curiosos,  y  en  Novi ,  Lugar  del  Ge- 

flOn 


Tomo  segundo.  Año  de  M.  BCCXIX.  3  i  jr 
novesado  ,  tuvo  de  acuerdo  una  conferencia  con  un  Mi- 
nistro de  Parma,  este  secreto  entonces  le  penetraron 
pocos.  Al  fin  ,  armados  de  grandes  papelones,  que  des- 
cubrían la  vida  ,  y  conducía  de  Alberoni ,  que  le  man- 
dó dar  el  Duque  de  Orleans ,  pasó  á  Madrid  el  Mar- 
qués Annibál  Scotti ,  con  carácter  de  Enviado  del 
Duque  de  Parma  a  aquella  Corte.  También  este  le 
dio  las  instrucciones  necesarias  ,  y  escribió  cartas  con- 
fidenciales de-  su  puño  á  el  Rey  Catholico,  y  á  la  Rey- 
na.  Todos  los  instrumentos  se  reducian  á  ponderar  al 
Rey  el  reconocimiento  de  la  ruina  de  su  Monarquía ,  la 
necesidad  de  la  paz ,  y  la  imposibilidad  de  hacerla  ,  te- 
niendo mano  en  el  Gobierno  Alberoni  ,  no  solo  por  su 
conocida  pertinacia  ,  sino  porque  creian  los  Enemigos, 
que  no  serian  sólidas ,  y  firmes  las  convenciones ,  es- 
tando á  los  cidos  del  Rey  un  Ministro  ,  á  quien  creian 
de  tan  mala  fe  ,  y  que  no  reputaba  cosa  abominable  el 
faltar  á  la  palabra. 

381  Ko  costó  poco  trabajo  á  Scotti  tener  una  lar- 
ga ,  y  secreta  Audiencia  con  los  Reyes  ,  porque  Albe-* 
roni  ,  que  tan  sospechoso ,  y  lleno  de  recelos  vivia 
(  lo  que  á  todo  Ministro  le  sucede)  aplicaba  el  ma- 
yor cuidado  á  que  nadie  hablase  con  el  Rey:  conocía 
estar  perseguido  de  todos  ,  y  con  especialidad  de  todas 
las  potencias  enemigas  de  España.  Habia  visto  decli- 
nar en  parte  la  satisfacción,  que  antes  tenia  el  Rey 
ele  su  conducta,  y  ieia  en  el  semblante  de  la  Reyna 
algún  enfado  de  toda  la  autoridad  ,  que  le  habia  dado. 
Estaba  entre  si  imaginando  ei  retirarse  voluntariamente: 
retiíóbc,  pero  no  tema  adonde,  porque  no  era  Obispo  de 
Malaga,  m  Arzobispo  de  hevilia. 

382  Ei  Rey,  que  ya  habia  hecho,  sobre  el  pre- 
sente estado  de  ias  cosas  ,  seria ,  y  repetida  r efíexion, 
ayudada  de  las  g^ue  insinuaba  ei  Confesor ,  se  acabó  de 

de- 


3 1 8  Comentarios  de  la  Guerra  de  España. 
determinar  ,  leyendo  los  papeles  del  Duque  de  Or- 
leans  ,  y  las  cartas  del  de  Parma  ^  y  viéndose  casi 
precisado  ano  proseguirla  Guerra  empezada  ,  salien- 
do con  la  Reyna,  y  el  Principe  el  dia  5.  de  Diciem- 
bre al  Pardo ,  dexó  un  Decreto  en  manos  de  Don  Miguel 
Duran  ,  Marqués  de  Tolosa  ,  Secretario  del  Despacho 
Universal,  Parte  de  Guerra,  y  Marina,  escrito  de  su 
propia  mano  ,  con  orden  se  le  notificase  al  Cardenal, 
era  su  tenor:  »>  Que  estando  obligado  á  procurar  á  sus 
»>  Vasallos  las  ventajas  de  una  paz  general ,  para  la 
>>qual  se  buscaban  los  medios,  que  la  hiciesen  sólida, 
f> y  duradera^  y  queriendo  para  eso  quitar  todos  los 
9>  obstáculos ,  que  pueden  retardar  una  obra  ,  en.  que 
» tanto  interesa  el  bien  publico  ,  como  también  por  otros 
» justos  motivos,  había  resuelto  apartar  de  los  nego- 
«  cíos  en  que  tenia  el  manejo  al  Cardenal  Alberoni ;  y 
«al  mismo  tiempo  ordenarle  salir  de  Madrid  en  termi- 
»no  de  ocho  dias^  y  de  los  Reynos  de  España  en 
« tres  semanas ,  con  prohibición  de  no  mezclarse  mas 
«en  cosa  alguna  del  Gobierno  ,  ni  parecer  en  la 
» Corte  ,  ni  otro  lugar  ,  en  que  el  Rey  ,  la  Rey- 
«na ,  lí  otro  Principe  de  la  Casa  Real  se  pudiesen encon- 
« trar. 

383  Esto  hirió  altamente  á  la  soberbia  del  Carde- 
nal ,  quanto  menos  esperado  :  creia  seria  mas  honrada 
su  caida ,  en  caso  de  apartarle  de  los  Negocios  5  por- 
que siendo  uno  de  los  Prelados  de  España,  era  imagina- 
ble le  mandasen  retirar  á  Malaga  ,  de  donde  le  queda- 
ban las  Bulas  5  aunque  había  renunciado,  pero  el  K^Yy 
y  la  Reyna  entraron  en  el  conocimiento  del  daño,  que 
les  ocasionaba  la  desgraciada  conducta  de  este  hom- 
bre ,  que  no  salió  como  se  pensaba.  No  faltó  quien  le 
subministrase  al  Rey  ,  tenia  motivos  para  prenderle ,  y 
construido  el  proceso  informativo,  enviarle  á  Roma; 

pe- 


Tomo  segundo.  Año  de  M.  DCCXIX,  3 1 9 
pero  no  le  pareció  poner  las  manos  en  lo  Sagrado  de 
la  Purpura ,  fic^ndo  que  lo  haria  su  Santidad ,  quando 
le  tuviese  mas  cerca  ,  porque  lo  contrario  era  entrar 
en  grandes  empeños  ú  se  entregaba  ",  ó  no  al  Ponti^ 
fice ,  en  caso ,  que  los  cargos  no  perteneciesen  á  mate- 
ria espiritual. 

384  Pidió  el  Cardenal ,  se  le  permitiese  una  vez 
hablar  al  Rey  ,  ó  la  Reyna  :  negóscle  ,  y  se  le  con- 
cedió escribir;  creyeron  muchos,  que  el  Rey  no  leyd 
esta  carta  ,  y  le  mandó  responder  ,  que  obedeciese. 
También  se  le  ordenó  ,  que  entregase  los  papeles,  que 
tenia,  pertenecientes  á  los  interiores  manejos  ,  los  cau- 
dales que  tenia  el  Rey ,  y  la  quenta  de  como  se  ha-f 
bian  distribuido ,  y  quantos  habian  estado  á  su  dispo- 
sición. Todo  lo  obedeció,  aunque  sus  émulos  decian, 
que  no  habia  entregado  mas  papeles  ,  que  los  insubs-» 
tanciales  ,  reservando  los  mejores  ,  ni  cuenta  de  los 
caudales  tan  clara  ,  como  era  preciso ,  ni  á  la  verdad 
era  posible  darla.  Él  Rey  no  quiso  hacer  examen  ma$ 
riguroso  de  papeles,  ni  dinero  ,  aunque  lo  deseaba  el 
Marqués  Annibál  Scotti ,  que  en  nombre  de  su  Amo  le 
pidió  al  Cardenal  los  papeles  de  su  pasado  Ministerio 
de  Parma  ;  también  entregó  los  mas  inútiles,  dicien- 
do ,  habia  ya  enviado  al  Duque  los  demás.  Toda  esta 
represa  la  hizo  de  algunos  papeles  j  para  tener  ar-i 
mas  (según  después  se  conoció)  no  solo  para  defen^ 
derse  de  los  cargos ,  que  creia  le  podia  el  Papa  ha- 
cer ,  sino  aun  para  descubrir  secretos  de  Estado ,  quan- 
do le  importase  á  su  crédito  ,  y  á  la  buena  opinión 
de  su  conducta  pasada :  empezaba  desde  entonces  á  es  * 
tudiar  ,  y  prevenir  aquellas  artes  ,  que  reparasen  la 
presente  desgracia :  pidió  al  Rey  Pasaporte ,  y  Escol-^ 
-ta  ,  por  la  seguridad  de  su  persona,  y  aun  expresó,  que 
^in  él  no  podía  pasar  por  la  Francia  ,  por  los  preceden^ 
'      -  tes 


3  2  o        Comentarios  de  la  Guerra  de  España, 
tes  disgustos,  ni  embarcarse  ,  sin  otro  del  K^y  de  In- 
glaterra. 

385  El  Rey  le  di6  el  suyo  ,  y  una  Escolta  ,  y  le 
insinuó  ,  iba  seguro  hasta  Italia  :  por  lo  qual  escribió 
al  Regente  de  Francia  se  le  concediese.  El  Cardenal 
luego  trató  de  poner  en  salvo  sus  papeles ,  por  va- 
rias partes ,  y  caminos  extraviados.  Nadie  le  vio  an- 
tes de  partir ,  mas  que  Ministros  extrangeros.  Machos 
de  los  Españoles  creían  no  haber  tenido  dia  mas  feliz, 
que  aquel  en  que  le  vieron  dexar  la  España ,  porque  le 
habían  concebido  un  fatal  aborrecimiento.  Otros  mu- 
chos fueron  de  tan  contrario  dictamen ,  que  juzgaron, 
que  en  este  solo  hombre  habia  perdido  mucho  la  Mo- 
narquía Española ,  y  el  Rey  Ministro ,  que  no  pen- 
saba en  otra  cosa ,  que  en  su  Real  servicio ,  en  la  re- 
cuperación de  lo  perdido  ,  y  crédito  de  sus  Armas, 
pareciendoles ,  que  en  esta  ocasión  no  hubiera  salida 
del  Gobierno  ^  y  no  se  le  puede  negar  la  gloria  ,  de 
que  los  tres  Enemigos  irreconciliables  de  España,  que  lo 
eran  á  la  sazón  el  Emperador,  el  Duque  de  Orleans,  y  la 
Inglaterra,  se  conspiraron  en  sacar  á  este  hombre  de  Es- 
paña, diciendo  por  el  tanto  los  Españoles  afectos  al  Car- 
denal ,  que  no  lo  harían  esto  por  el  bien  de  la  Nación, 
aunque  el  Regente  ,  el  Inglés  ,  y  el  Emperador  ponde- 
raban ,  que  debia  hacerse  asi ,  por  la  conservación  de  la 
paz. 

386  A  II.  de  Diciembre  salió  el  Cardenal  de  la 
Corte  para  Aragón  :  un  Oficial  le  alcanzó  en  Lérida, 
pidiéndole  de  orden  del  Rey  algunos  papeles  ,  que  no 
se  hallaban,  y  para  eso  las  llaves  de  sus  cofres ,  que 
entregó  puntualmente.  Halláronse  algunas  escritu- 
ras de  las  que  el  Rey  buscaba  5  pero  no  las  mas  eáen- 
cíales.  También  se  le  halló  una  letra  de  cambio  de  2$d. 
doblones ,  que  hizo  pedazos  en  presancia  del  Oficial. 

Pro-* 


Tomo  segundo.  Año  M.  DCCXIX.  321 
Prosiguió  su  viage  ,  y  antes  de  llegar  á  Girona  fue  ata- 
cado de  unos Miqueletes^y  á  no  llevar  tan  buena  Es- 
colta 5  le  hubieran  cogido ,  y  hecho  pedazos ,  porque 
estaban  muy  mal  con  él  los  Catalanes ;  porque  du- 
rante su  ministerio  se  habia  conquistado  á  Barcelona ,  y 
sujetadose  lo  mas  de  aquel  País.  En  este  encuentro  le 
mataron  un  Criado  ,  y  dos  Soldados  del  Rey.  El  Carde- 
nal ,  saliendo  de  su  Calesa  llegó  á  pie  á  Girona  disfra- 
zado: entró  en  Francia  con  Pasaporte  del  Christianisi- 
mo,  y  un  Oficial  del  Regimiento  de  la  Corona  le  fue 
acompañando  hasta  Antivo:  dudóse  ,  si  era  quererle  ha- 
cer este  honor  por  hidalguía  el  Regente,  ó  asegurarse 
de  su  persona  ,  para  que  con  nadie  comunicase  ^  por- 
que creían  los  Principes  ,  y  aun  muchos  Ministros 
Españoles  ,  que  todo  esto  era  fingido  ,  que  no  ha- 
bia caido  de  la  gracia  del  Rey ,  y  que  solo  se  le 
apartaba  de  España  para  hacer  la  paz  j  pero  que  volve- 
rla luego. 

38;^     Esto  mismo  insinuaba  con  términos  obscuros 
en  sus  cartas  el  Cardenal  á  sus  amigos,   principalmen- 
te á  los  que  tenia  en  Genova ,  donde  pensaba  hacer  su 
mansión ,  y  se  le  prevenía  un  quarto  en  el  Convento  de 
los  Padres  Claustrales.  El  Rey  daba  bastantes  mues- 
tras, para  que  creyesen  habia  enteramente   caido  de 
su  gracia  ^  porque  no  solo  tomó  el  dinero  ,  que  él  ha- 
bia dexado  en  poder  de  la  Casa  de  los  Pitís ,  pero  aun 
en  otras  partes  5  y  en  Genova  se   hizo  recobrar  el  qué 
el  Cardenal  por  letras  habia  enviado :  eran   sin  duda 
caudales  del  Rey  enviados  para  la  Guerra ,  porque  Al- 
beroni  no  tenia  rentas  para  acumular  tanto  dinero.  Sos- 
pechaban algunos  5  que  tenia  gran  cantidad  en  Poder 
de  un  Gentil  Hombre,  llamado  Fracisco  Maria  Gri- 
maído  ,  persona   de  quien  podia  fiar  por   su  antigua 
amistad  ;  y  la  experiencia ,  que  Alberoni  tenia  de  la  in- 
Tomo  IL  Ss  ter 


32  2  Coffiejit arios  de  la  Guerra  de  España. 
tegridad  del  sugeto ,  y  haberle  hecho  algún  beneficio. 
Este  punto  es  para  nosotros  obscuro  5  porque  Grimal- 
do  lo  negaba  acérrimamente  5  ni  en  los  Libros  de  los 
Bancos  de  San  Jorge  parecia :  uno  ,  y  otro  era  poca 
prueba  para  el  desengaño  ^  porque  ni  Francisco  María 
Grimaldo  habia  de  confesarlo,  ni  ppniendo  en  varias 
cabezas  el  dinero,  y  dándole  varios  gyros,  se  podia  pro- 
bar su  dueño  5  ni  probándolo  habia  medio  como  lo  re- 
cobrase el  Rey  ^  porque  la  Casa  de  San  Jorge  es 
una  República  aparte  ,  donde  están  seguros  los  cauda- 
les de  qualquiera ,  por  la  buena  fe ,  que  en  esto  se 
observa. 

388  El  Rey  se  explicó  con  todos  sus  Ministros,que 
servian  en  las  Cortes  extrangeras  de  lo  indignado  ,  que 
estaba  contra  Alberoni^  y  en  prueba  de  que  habia  he- 
cho muchas  cosas  sin  su  noticia  ,  pidió  las  cartas  ori- 
ginales ,  que  Alberoni  les  habia  escrito  desde  el  año 
16.  y  copias  de  las  de  los  Ministros  á  Alberoni,  con 
quenta  de  los  caudales  ,  que  de  su  orden  hablan  admi- 
nistrado. Al  Ministro ,  que  residía  en  Genova ,  se  le  or- 
denó invigilase  en  los  pasos  ,  y  operaciones  del  Car- 
denal :  prohibiósele  el  verle  ,  y  del  tenor  de  las  orde- 
nes se  le  dio  á  entender,  quedaba  pendiente  algún  in- 
terés del  Rey  en  las  operaciones  de  este  hombre.  Se 
proveyó  luego  el  Arzobispado  de  Sevilla  :  se  alzó  el 
destierro  al  Duque  de  Populi ,  y  se  le  restituyeron  sus 
empleos  ,  y  se  puso  en  libertad  á  los  Duques  de  Vera- 
guas ,  y  Naxera.  Todo  era  haber  desaprobado  el  Rey 
(  mejor  informado  )  lo  que  Alberoni  habia  hecho.  Este 
fue  un  nuevo  exemplar  de  los  innumerables  Ministros 
de  Principes,  que  subieron  ,  y  baxaron  en  todos  tiempos^ 
aunque  este  quedaba  en  tal  escalón  con  la  Purpura  que 
nunca  podia  baxar  mucho. 

189     Habíanse  retirado  los  Franceses,  donde  solo 

que- 


Tomo  segundo.  Año  de  M.  DCCXIX.  323 
quedaban  algunos  Regimientos  aquartelados  en  tierras 
de  España ,  y  los  Presidios  de  los  Castillos ,  que  ha- 
bían tomado  ,  á  su  abrigo  tornaron  las  Armas  contra  el 
Rey  mas  de  29.  Catalanes  ,  que  infestaban  el  País 
abierto  5  ocupaban  los  caminos  ,  y  siempre  huyendo  de 
las  Tropas  del  Rey  ,  robaban,  y  executaban  sus  acos- 
tumbradas crueldades.  Uno  de  los  Rebeldes  ,  que  esta- 
ban en  Italia,  pasó  con  Patente  del  Christianisimo  á  po- 
nerse á  la  cabeza  de  ellos  :  las  Ciudades  ,  y  las  Pobla- 
ciones no  tuvieron  parte  en  esta  sublevación  :  todo  era 
de  gente  baxa,  y  facinerosa  ,  mas  pobre  con  la  quie- 
tud ,  que  por  eso  aborrecian.  En  ausencia  del  Principe 
Pío ,  mandaba  el  Principado  Don  Francisco  Gastano 
de  Aragón ,  Teniente  General :  no  hablan  aun  vuel- 
to de  Navarra  las  Tropas  5  y  asi  duró  este  desor- 
den hasta  que  se  restituyó  el  Principe  Pió  á  Cata- 
luña ,  que  luego  salió  á  Campaña ,  para  recuperar  la 
perdida. 

390  Iba  por  Intendente  de  este  Exercito  Don  Jo- 
seph  Patino,  al  qual  creian  todos  apeado  de  su  autoridad^ 
porque  se  la  habia  dado  demasiada  Alberoni,  y  habia  sido 
el  instrumento  de  sus  principales  operaciones  :  carga- 
ban entonces  sus  Enemigos ,  contra  Patino ,  que  ios 
tenia  muchos ,  acusábanle  de  la  profusión  de  inmen- 
sos tesoros  ,  y  que  no  habiendo  despedido  á  tiempo 
la  Armada  Naval  de  Mecina ,  habia  sido  la  causa  de 
haberse  perdido,  porque  Don  Antonio  Gastañeta  ,  para 
disculparse ,  cargaba  todo  contra  él  ,  y  se  renovaban 
estas  acusaciones  ahora ,  que  le  imaginaban  caido.  Na- 
da de  esto  ignoraba  el  Rey  ,  porque  tenia  cerca  de  si 
quien  se  lo  ponderaba^  pero  no  quiso  poner  en  juicio 
formal  la  materia  hasta  mas  indagación  ,  y  se  mantenía 
con  Patino  indiferente. 

391  La  ausencia  del  Cardenal  volvió  á  estrechar  con 

Ss  2  el 


324       Comentarios  de  la  Guerra  de  Espaua. 
el  Rey  al  Marqués  de  Grimaldo  ,  por  quien]  corrían 
los  negocios  de  Estado,  y  otros  los  principales  de  la 
Monarquía.  El  Rey  puso  las  dependencias  regulares  en 
los  Tribuntiles  que  tocaba,  y  dio  mas  gratos  oídos  á  la 
paz  Estaba  todavía  en  Madrid  el  Barón  de  Clostér,  y 
habiiín  los  Estados  Generales  délos  Países  baxos  obte- 
nido délos  Aliados  otro  termino  de  tres  meses  mas, 
para  que  la  España  admitiese  el  Tratado  de  Londres, 
y  asi  despacharon  un  extraordinario  con  una  carta  al 
Rey  Phelipe  ,  la  mas  bien  ponderada  ,  para  inclinarle  á 
la  paz:  la   respuesta ,  por  no  perder  el  método  hasta 
aquí  observado ,  toca  al  siguiente  año  ,  porque  este 
espiro,  sin  que  en  el  breve  termino  que  quedaba  de 
el  5  desde  la  salida  del  Cardenal ,  se  pudiesen  compo- 
ner cosas  tan  grandes,  aunque  luego  que  este  dexó  la 
España  entraron  los  Aliados  en  esperanza  de  que  es** 
taba  concluida  la  Guerra  5  porque  contra  ella  fuerte- 
mente trabajaba  en  Madrid  el  Duque  de  Parma  por  me- 
dio de  su  Ministro  Annibal  Scotti  5  y  el  Abad  Dubois 
se  entendía  ya  con  el  Confesor  del  Rey  Catholico,  pa- 
ra persuadirle  la  paz  :  la  quería  el  Rey  ardientemente, 
pero  no  de  aquella  forma  propuesta  ,  y  sin  mejorar  al- 
gún articulo ,  porque  sentía  mucho  restituir  la  Cerdc- 
ña ;  quería  que  al  Emperador  le  costase  la  Sicilia  ,  dar 
un  equivalente  al  Duque  de  Saboya  ,  y  no  sujetar  feu- 
datarios del  Imperio  los  Estados  de  Toscana  ,  y  Par- 
ma :  los  Aliados  no  querían  mudar  una  letra  de  lo  ya 
convenido  entre   ellos  j  y  esto  era  lo  que  embarazat^a 
al  Rey  Catholico  ,  combatido  presentemente  del   do- 
lor de  hciber  muerto  el  Infame  Don  Phelipe  en  29.  de 
Noviembre  ,  á  los  siete  años  cumplidos  de  su  edad. 
Vt^Gstost  tomaba  pretexto,  para  no  admitir  en  Es- 
paña el  Padre  Francisco  de  Castro,  que  ya  se  endere- 
zaba á  ella  5  porque  era  hechura  de  Aiberoni ,  y  no  que- 
ría 


Tomo  segundo.  Año  de  M,  DCCXIX.       325 
ria  el  Rey  mudar  Confesor ,  como  el  Cardenal  algu- 
na vez  se  lo  había  insinuado. 

392  Castro  llegó  después  á  Alicante  ,  pero  no  se 
le  permitió  pas?^  á  Madrid ,  diciendo  cesai>a  el  moti- 
vo á  que  le  llamaban  ,  que  era ,  á  ser  Maestro  de  el 
Infante  Don  Fhelipe.  Contra  el  Cardenal  tuvo  el  Rsy 
nuevo  5  y  mas  gíande  motivo  de  indignación  5  porque 
olvidado  de  si  mismo  ,  y  de  quanto  al  Rey  debía ,  es- 
cribió deí^de  Francia  una  carta  ai  Duque  Regente ,  en 
que  hablaba  de  él  con  poca  veneración  de  aquel  Prin- 
cipe, usando  de  íein.inos  ofemivos  á  la  IVlagestad, 
y  para  hacer  mas  negra ,  é  indigna  la  operación ,  quiso 
comprar  la  protección  deí  Regente  ,  con  ofrecer  reve- 
larle las  personas  que  contra  el  se  habían  conjurado 
en  Francia  ,  y  muchos  secretos  de  la  España ,  impor- 
tantes á  su  seguridad.  El  Regente  despreció  tan  vil 
ofrecimiento ,  y  todo  llegó  á  noticia  del  Rey  Catholi- 
co  3  el  modo  se  ignora. 

393  Muchos  creyeron  había  el  Regente  enviado 
copia  de  la  carta  al  Rey  5  de  esto  no  nos  consta  ^  pe- 
ro sí  de  que  al  Rey  daba  esta  razón  mas  de  indigna- 
ción contra  Alberoní  5  que  negaba,  no  haber  tal  car- 
ta escrito.  No  Ja  hemos  visto,  pero  sí  alguna  minuta 
de  ella ,  enviada  de  Francia  ,  cuyo  resumen  también  se 
vio  en  las  Cortes  de  París  ,Viena,  Londres  ,  y  en  mu- 
chas de  Italia  5  y  muchos  fueron  de  parecer ,  que  esta 
carta  fue  mandada  hacer ,  y  prohijada  al  Cardenillo 
que  siempre  se  ha  mantenido  con  inclinación  á  los  in- 
tereses de  España. 


ANO 


3  2  ó      Comentarios  de  la  Guerra  de  Es  pana. 


AÑO  DE  M.  DCCXX. 

394  4  La  carta  que  los  Estados  Generales  es- 
¿\^  cribieron  al  Rey  Catholico,  como di- 
ximos,  se  dio  la  mas  urbana  ,  y  benigna  respuesta  en 
4.  de  Enero,  para  obligarlos  á  que  se  empeñasen  con 
los  Aliados  á  admitir  el  Proyecto  de  paz,  que  se  en- 
vió al  Marqués  Berreti,  para  presentarle  á  aquel  Go- 
bierno ,  estos  eran  sus  Articulos :  Que  se  restituirian  á 
la  España  las  Plazas  tomadas  en  Europa ,  y  en  Ame- 
rica :  Que  se  evacuarla  la  Sicilia  ,  y  las  Tropas  Es^ 
pa ñolas  serian  transportadas  á  gastos  de  los  Aliados, 
con  Armas,  Artillería,  y  municiones  á  España:  Que 
restituirian  todos  los  Navios  ,  y  buques,  tomados  en  es- 
ta Guerra  ,  principalmente  en  la  acción  de  11.  de 
Agosto  del  año  de  18.  en  los  Mares  de  Siracusa  ,  y 
el  Navio  del  Señor  de  Martinitz ,  que  se  habia  reti- 
rado á  Brest  con  dinero,  y  efectos  de  la  España  :  Que 
la  cesión  de  Sicilia  al  Emperador ,  seria  con  el  dere- 
cho de  reversión,  como  se  habia  dado  al  Duque  de  Sa- 
boya  :  Que  se  restituirla  Puerto  Mahón  ,  y  Gibraltar 
al  Rey ;  Que  quedaria  á  España  la  Cerdeña  ,  y  se 
restituirian  las  Plazas  de  Orbitelo  y  Puerto  Hercules; 
Que,  los  Estados  de  Toscana  ,  y  Parma  no  estuviesen 
sujetos  al  Imperio,  como  Feudos:  Que  la  succesion  se 
extenderla  á  las  hembras  ,  y  que  pasaria  desde  luego 
el  Infante  Don  Carlos  á  Toscana ,  donde  ,  ni  en  Par- 
ma no  habia  de  haber  Presidio  alguno :  Que  se  debie- 
se solicitar  la  restitución  de  los  Estados  de  Castro  ,  y 
Roncilion ,  que  posee  el  P^pa  en  perjuicio  de  la  Ca- 
sa 


Tomo  segundo.  Año  de  M.  DCCXX,  327' 
sa  de  Farnés  ^  porque  en  la  investidura  de  Pablo  iíl. 
en  la  Erección  de  aquel  Ducado,  las  mugeres  venían 
nombradas  á  la  succesion ,  en  falta  de  Varones  ,  y  aun 
los  hijos  naturales  de  la  dicha  Casa  :  Que  la  domina- 
ción, y  el  Comercio  de  las  Indias  Occidentales  se  de- 
bían arreglar  según  el  Tratado  de  ütrech :  Que  el  Rey 
Catholico  se  reservaba  en  el  Congreso  otros  puntos 
pertenecientes  á  los  Vasallos  ,  y  que  nombrarla  sus 
Plenipotenciarios  quando  se  hubiesen  concordado  en  ei 
lugar. 

395  Los  Estados  Generales  enviaron  copia  de  es- 
te Proyecto  á  París ,  donde  los  Ministros  de  los  Alia- 
dos ,  en  19.  de  Enero  ,  tuvieron  sobre  esto  una  junta, 
y  declararon  hablan  visto  con  dolor  estos  Artículos, 
que  destruían  el  Tratado  de  Londres,  y  París  ,  que 
servían  de  vasa  inmutable  á  la  paz  ,  sin  los  quales 
no  se  podia  executar,  y  declararon  proseguirían  en  la 
Guerra ,  si  espiraba  el  termino  dado  al  Rey  Catholi- 
co. Los  Olandeses  despacharon  luego  un  Expreso  á 
Madrid ,  para  que  su  Ministro  esforzase  sus  Oficios  ,  á 
que  el  Rey  Phelipe  se  conviniese.  El  Conde  Stanop 
envió  también  á  Madrid  al  Secretario  Schaub.  No  se 
descuidó  el  Regente  con  el  Padre  Daubanton  ,  ni  el 
Marqués  Annibál  Scotti  con  la  Reyna  ,  y  con  el  Mar- 
qués de  Grimaldo.  Al  fin  tantas  persuasiones  vencie- 
ron el  animo  del  Rey  Phelipe,  que  hizo  un  Decreto, 
en  que  dando  por  motivo  el  bien  público ,  y  la  quie- 
tud de  sus  Vasallos,  adhería,  y  aceptaba  el  Tratada, 
firmado  primero  en  Londres  en  2.  de  Agosto  de  if  18. 
y  después  ratificado  en  París.  Este  Decreto ,  y  los  Po- 
deres de  Plenipotenciario ,  para  formar  solemnemente 
esta  adhesión,  se  enviaron  al  Duque  de  Orleans,  á 
quien  encargó  su  confianza  el  Rey  Catholico ,  para  cum- 
plirle la  palabra  de  interponerse  á  la  execuclon  de  la 

re- 


328     Comentarios  d¿  la  Giierra  de  "España, 
restitución  de  Gibraltar  ,  y  Puerto  Mihon  ,  porque  se 
ie  había  insinuado ,  que  habia  ofrecido  el  Rey  Jorge 
restituir  la  primera  ,  y  que  se  trataría  del  modo  de  re- 
cibir un  equivalente  por  la  segunda. 

396  En  esta  resistencia,  que  mostró  el  Rey  Catho- 
lico  á  la  paz  ,  hizo  ver ,  que  no  obraba  por  si  solo 
Alberoni  en  los  movimientos  pasados  ,  y  quejsu  Amo, 
no  estaba  poco  acalorado  en  los  mismas  5  pero  desde 
su  allanamiento  depuso  el  Regente  su  ira,  vióse  satis- 
fecho con  la  expulsión  de  Alberoni ,  y  con  la  entera 
confianza  del  Rey  Phelipe  ^  y  asi  se  puso  de  acuerda 
con  la  España, ofreciendo  sus  mas  eficaces  oficios  pa- 
ra lo  que  deseaba.  El  Marqués  Berreti ,  con  poderes 
del  Rey  Catholico ,  firmó  esta  adhesión  al  referido 
Tratado  en  el  Haya  á  los  ijr.  de  Febrero  ,  con  los 
Ministros  de  los  Aliados ,  que  alli  se  hallaban ,  por 
el  Emperador  el  Conde  Leopoldo  de  Vium  'Disgratz: 
por  la  Francia  el  Señor  Florian  de  Morbille  ,  por  la 
Inglaterra  el  Conde  de  Cadogán.  Estos  Artículos  son 
ios  mismos  que  se  le  fueron  propuestos ,  y  referimos  el 
año  antecedente. 

39^  A  esto  se  seguía  la  convocación  del  Congre- 
so^ pero  se  suscitaron  muchas  dificultades,  y  la  mayor 
era  la  evacuación  de  la  Sicilia  ,  y  Cerdeña ,  porque  los 
Aliados  querían  por  Preliminares  de  la  paz  la  exe- 
cucion  del  Tratado  ,  y  mientras  esto  se  discurría ,  na- 
ció otra  mayor  dificultad,  que  habiéndose  hecho  publi- 
car la  promesa  de  la  Francia  á  la  España  sobre  lo  de 
Gibraltar  ,  el  Parlamento  de  Inglaterra  no  queria  con- 
sentir á  la  restitución  de  esta  Plaza ,  aunque  el  Rey 
Jorge  se  inclinaba  á  esto ,  ó  porque  hubiese  contrahi- 
do  alguna  obligación  con  la  palabra  dada  á  la  Fran- 
cia ,  ó  porque  conocía  ser  de  poco  útil  ,  y  no  de  pe- 
queóo  gasto  aquella  Plagia  á  los  Ingleses  ,  como  ha 


Toffío  segundo.  Año  de  M,  DCCXX.       329 
mostrado  la  experiencia  ,  conira  las  esperanzas ,  que 
habían  concebido  quando  la  ganaron.  El  Chrisiia^isi- 
mo ,  que  tenia  resuelto  la  demolición  de  las  Fortifica- 
ciones que  habian  ganado  ea  Guipúzcoa  y  la  Navarra 
baxa  ,  man  ió  suspenderla ,  aunque  llegando  con  sus 
Tropas  el  Principe  Pío    á  Cataluña  á   los  prin)eros 
dias  de  Enero  ,  iba  abanzando ,  para  sacar  á  los  Fran-" 
ceses  de  la  Gonza  de  Tremp,  donde  se  hallaba  con 
alguna  gente  el  Marqués  de  Voaas ,  y  como  esto  era 
inferior  en  fuerzas ,  se  retiró  á  la  Cerdeaa  ^  con  mas 
precipitación ,  que  era  lícito  á  los  que  le  gloriaban 
vencedores ,  y  se  incorporó  coa  las  Tropas ,  que  man- 
daba el  Marques  de  Firmaacon  ,  que  se  coniponian  de 
once  batallones,  quialentos  Granaderos  y   dos  mil  y 
quinientos  Veteranos ,  sacados  de  los  Presidios  del  Ro- 
sellon  5  añadíanse  á  estos   mas  de  dos  mil  Arcabuce- 
ros de  campaña  y  Miqueletes  ,  los  mas  rebeldes   de 
su  Soberano ,  que  ya  temiendo  el  rigor  del  Principe 
Pío  ,  se  habian  abrigado  de  las  Tropas  de  Francia. 
Ocupaban  éstos  los  caminos  reales ,  pero  los  Españo- 
les pasaron ,  aunque  trabajosamente  por  la  mucha  nie- 
ve ,  el  que  llaman  Coll  de  Quesalt ,  y   atacando  los 
enemigos  ,  los  pusieron  en  confusioH  ,  retirándose  has- 
ta el  cañón  de  Mont-Luis ,  y  dexaron  á  los  Españo- 
les toda  la  Cerdeña  franca.  Desde  Puicerda  se  hizo  un 
destacamento  á  cargo  del  Teniente  General  D.  Tibe- 
rio Carrafa,  para  atacar,  dándose  las  manos  con  las 
Tropas  dcVich  y  Girona,  los  Quarteles,  que  tenían 
los  Franceses  en  Ripoll ,  Camprondon  y  Aulot ,  que  no 
aguardaron  el  combate,  y  se  retiraron  á  Francia 5  lue- 
go el  Principe  Pío  pasó  áCastel,  Ciudad  ya  de  ante- 
mano bloqueada,  y  la  noche  del  día  22.  de  Enero  abrió 
la  Trinchera  contra  la  Torre  Blanca  ^  dos  dias  después 
capituló  la  Guarnición,  que  era  solo  de  cincuenta  hom- 
Tom,  11.  Tt  bres. 


3  3^  Comentarios  de  la  Guerra  de  Españn, 
brcs ,  y  quedó  prisionera  de  guerra  \  que  ^ aba  el  Cas* 
tillo,  que  á  los  29.  se  rindió.  Esto,  aunque  parece^ 
cosa  de  poca  importancia,  era  de  sunna  entidad  para 
sosegar  los  Rebeldes  de  Cataluña,  á  los  qua'es  pudo 
despees  el  Principe  Pió  perseguir  con  mayor  comodi- 
dad ^  bien  ,  que  los  cabos  principales  se  pasaron  á  do 
núíúo  del  Bey  Chrisiianisimo. 

198  El  Cardenal  Alberoni  ,  desde  Francia  tuvo 
f)ríT.a  para  que  en  Genova  sus  amigos  pidiesen  una 
Ga'era  á  la  República  ,  que  le  traxese  desde  Antivo, 
de  dc-nde  sin  tocar  en  Genova ,  pasó  á  Sestri  de  Le- 
vante ,  Lu^ar  del  Genovesado  :  halló  aqui  cartas  del 
Duque  de  Parma  ,  en  que  se  le  insinuaba  ,  no  entrase 
en  aquel  Estado ,  y  lo  propio  hizo  el  Poniifice ,  y  mas 
le  hizo  pre.^entar  por  los  Ministros  del  Cardenal  Lo- 
renzo Fiesco  ,  Arzobispo  de  Genova  ,  ura  carta  del 
Cardenal  Pauluci ,  en  que  le  ordenaba  el  Puntifice  no 
valerse  del  Breve  que  le  habia  concedido  ,  para  que  le 
pudiese  qualquier  Obispo  consagrar.  Esto  tiraba,  á  que 
no  querían  las  dos  Cortes  de  Roma  y  España  ,  que 
fue.se  Obispo  de  Malaga  ,  y  se  estudiaba  en  aqueÜa 
el  modo  cómo  quitarle  el  Obispado^  pero  no  le  habia 
sin  que  precedie-e  cargo  formal  y  semencia. 

399  Todas  e-tas  deinostraciones  pusieron  en  avi- 
so al  Cardenal,  y  en  la'  inteligencia  de  que  no  solo 
había  él  enteramente  caido  de  la  gracia  del  Rey ,  pe- 
ro que  le  hacian  algunos  cargos  ^  y  ya  se  reservaba 
mas  en  la  casa  en  que  vivia  ,  y  por  medio  de  sus 
confidentes  envió  secretamente  á  Genova  lo  mas.  pre- 
cioso que  tenía  en  su  poder  y  algunos  papeles,  de 
los  quales  entregó  al  Canónigo  Benamin  de  Plasencia, 
su  grande  amigo.  Habia  tomado  Pasaporte  del  Gober- 
nador de  Milán  Conde  de  Collcredo  ,  para  pasar  por 
dominios  del  Emperador  al  Estado  del  Papa  ,  pero  ya 

coa 


Tomo  segundo.  Año  de  M,  BCCXX,        331 
con    estas    disposiciones  ,    que    significaban    armara 
sele  no  conocidos  riesgos ,  resolvió  quedarse   en  Ses-»' 
tri. 

400  Eí  Rey  Católico ,  que  no  había  querido  po- 
ner las  manos  en  la  Púrpura  y  detenerle  en  sus  Reynos, 
mejor  informado  de  las  operaciones  del  Cardenal, 
creyó  ,  no  debían  quedar  muchos  excesos  sin  castigo, 
y  con  acuerdo  del  Duque  de  Parma  pidió  al  Pontífice 
se  asegurase  de  la  persona  del  Cardenal,  y  le  envío 
materiales  para  construir  el  Proceso  ,  porque  ni  aun 
el  informativo  había  querido  el  Rey  empezar.  El  Pon- 
tífice se  valió  del  Cardenal  Joseph  Renato  Imperial, 
Genovés,  para  que  escribiese  al  Senado  de  Genova,  se 
arrestase  la  persona  del  Cardenal  Alberoní ,  y  escri- 
bió al  dicho  Imperial  un  papel ,  en  que  le  decía  :  Que 
por  las  reelevantisimas  razones  ,  que  á  su  tiempo  se  sa- 
brían ,  importaba  sum.amente  á  la  Iglesia ,  á  la  Santa 
Sede,  al  Sacro  Colegio,  y  que  aun  se  podía  decir  con 
verdad  á  la  Religión  Católica  y  á  la  Christiana  Re- 
pública, que  luego  se  asegurasen  de  la  persona  del  Car- 
denal Alberoni ,  para  hacerle  inmediatamente  pasar  al 
Castillo  de  San- Ángel,  y  proceder  contra  él  con  aque- 
llas resoluciones ,  que  fuesen  justas  5  y  añadió  ,  que 
mandase  al  P,  Maineri ,  Religioso  de  la  Congregación 
de  los  Ministros  Agonizantes  ,  pasase  luego  á  Ge- 
nova con  esta  comisión,  y  eUregase  un  Breve  de  su 
Santidad  sobre  el  propio  asunto. 

401  Executólo  puntualmente  el  Cardenal  Imperial, 
dándole  oportunidad  favorable  para  esto  ,  el  que  el 
actual  Dux  de  Genova  era  de  su  propia  casa  y  su 
amigo,  llamado  Ambrosio  Imperial ,  á  quien,  y  al  Go- 
bierno ,  escribió  una  carta  bien  expresiva  ,  enviando 
copia  del  papel ,  que  le  había  escrito  el  Pontífice ,  pa- 
ra que  fuese  el  Cardenal  Alberoni  arrestado  y  tenido 

*  Tt  2  ea 


333     Comenfarto^  de  la  Guerra  deEspaña. 
en  esta  custodia ,  hasta  que  el  Papa  eaviase  por  A 
Con  estos  despachos  llegó  el  dia  24.  de  Febrera  el  Pa* 
are  Maineri  á  Genova  ,  y  entregando  luego  al  Dux  sus 
cartas  ,  éste  juntó  los  C  >legios  ,   aunque  era  dia  de 
Fiesta  ,  donde  hubo  reñida  disputa;  porque  00  le  fal- 
taban á  Alberoni  entre  aquellos  Senadores  algunos  ami* 
gos.  Por  pluralidad  de  votos  viendo  asegurar  al  Pon- 
tífice, qte  esta  prisión  importaba  á  la  Religión  Ca-- 
tólica ,  se  mandó  arrestar  en  la  propia  casa  ,  en  que: 
vivia  en  Sestri ,  poniéndole  por  guarda  una  Compañía 
de  Soldados  con  el  Coronel  Mogavi  ,  siempre  á  la. 
vista. 

402  Este  arresto  le  pareció  al  Gobierno  provisto*^ 
nal ,  porque  no  determinó  entregar  la  persona  del  Car- 
denal ,  si  no  le  constase  ser  rea  convencido  en  mate- 
ria de  Religión:  por  eso  respondiendo  el  Gobierno  e» 
carta  del  Secretario  Juan  Vicente  Bentuxa  al  Carde- 
nal Imperial,  insinuó,  necesitaban  saber  individualmen* 
le  los  cargos  ^,  que  al  Cardenal  se  le  hacían,  para  ver, 
si  era  digno  de  ser  entregado,  sin  violar  el  derecha 
de  la  Hospitalidad.  El  dia  2.  de  Marzo  el  P*  Maineri 
presentó  al  Dux  copia  del  Breve  Pontificio  ,  porque 
el  original  no  le  dio  hasta  el  dia  8.  en  que  tambiera 
llegó  la  respuesta  del  Cardenal  Imperial,  que  conte- 
Dia  lo  mismo^  que  el  Breve.  Se  reduelan  los  cargos  á 
tres  puntos.. 

403  Que  feabia  empleado  el  dinero  de  las  Bulas  dí2 
la  Santa  Cruzada  y  otros  Subsidios  Eclesiásticos  ea 
guerra  contra  Principes  Católicos :  Que  la  habia  mo- 
vido en  tiempo  que  la  tenia  el  Emperador  contra  eí 
Turco,  causando  tantos  daños  á  la  Europa  y  á  la  Ita- 
lia; y  que  habia,  por  particulares  intereses,  prohibido 
á  los  Subditos  de  España  de  tomar  Bulas  de  la  Dataría 
de  Roma,  por  los  Beneficios,  ^ue  conferia  el  Pontince- 

Y 


Tomó  segundo.  Año  de  M.  BCCXX,  333 
y  estos  cargos ,  examinados  p(jr  el  Gobierno  de  Genova 
en  lajinta  del  que  llaman  Concellato,  parecieron  in- 
subsistentes,  y  que  no  llenaban  la  expectativa  y  la  grari 
máquina  de  delitos ,  qiie  habian  concebido  por  la  pri- 
mera a  ercion  del  Pontifice  en  el  papel  escrito  al 
Cardenal  Imperial ,  y  en  el  Breve  ,  que  entregó  el 
P.  Maineri  ^  y  creyendo  no  bastaban  á  violar  el  De- 
recho de  las  Gcnies  y  el  de  la  Hospitalidad  ,  habién- 
dose Alberoni  C(  mo  refugiado  al  Estado  de  la  Repú- 
blica 5  le  pusieron  en  libertad  :  y  escribiendo  al  Pon- 
tifice una  carta  muy  reverente  y  obsequiosa,  en  que 
narraban  los  motivos  de  esta  resolución  ,  por  no  ha- 
ber hallado  en  los  que  el  Papa  había  significado  bas- 
tante material  á  la  infracción  de  las  Leyes  ,  y  á  las 
del  Derecho  de  las  Gentes  y  de  la  pública  libertad, 
á  la  qual  tenia  el  Cardenal  Alberoni  derecho  una  vez 
acogido  á  la  Soberanía  de  esta  República  ,  que  por 
su  propio  decoro  le  debía  observar  el  de  la  Hospitali- 
dad ,  qiae  se  le  había  concedido  aún  en  atención  á  su 
Sagrada  Púrpura- 

404  No  solo  con  esta  respuesta  indignaron  los 
Genoveses  al  Pontifice ,  pero  aún  al  Rey  Católico. 
El  Marqués  de  S^  Pheiipe  su  Miíiistro  en.  Genova, 
había  hecho  fuertes  representaciones ,  para  que  no  se 
sacase  al  Cardenal  del  arresto,  porque  tenia  en  ello 
interés  su  Soberano,  y  que  se  le  entrega  en  quantos 
papeles  tenia  en  su  poder  el  Cardenal  ,  pertenecien- 
tes al  pasado  Ministerio  ,  que  exenio  en  España.  No 
le  hicieron  fuerza  al  Gobierno  ríe  Genova  estas  ins- 
tancias ,  ya  tenaz  en  su  systéma  ^  y  respondieron  co» 
mas  pompa  de  palabras  y  afectado  obsequio  ai  Rey 
Católico  ,  que  a>n  execuciones,  porque  se  le  quita- 
ron al  Cardenal  las  Guardias ,  y  se  le  insinuó  saliese 
del  Genovesado  ,    porque  no  querían  empeños  con 

Pria- 


^  ,:;4  Comentarios  de  la  Guerra  de  España 
Principes ,  que  se  iban  poco  á  poco  declarando  ,  por? 
que  á  las  instancias,  del  Rey  Católico  ,  se  unieroa 
Jas  del  Christianisimo  y  Británico  ,  por  medio  de 
sus  Ministros  ,  que  residian  en  Genova.  También  es- 
cribió al  Gobierno  el  Rey  Phelipe  un  Despacho  biea 
expresivo  5  pero  ni  llegó  á  tiempo  ,  ni  los  Genoveses 
(muchos  del  partido  de  Alberoni)  quisieron  mudar 
dictamen  5  y  tan  precipitados  fueron  en  quitarle  la  li- 
bertad ,  como  en  dársela.  Dieron  por  excusa  al  Rey 
Phelipe  ,  que  le  hablan  recibido  ^  porque  venia  con  su 
Pasaporte  y  de  otros  Principes:  Que  no  habían  usa- 
do con  él ,  mas  que  con  otro  qualquiera ,  que  se  re- 
fugiaba á  sus  tierras  ^  y  que  después  que  hablan  sa- 
bido ,  ya  muy  tarde ,  que  estaba  en  desgracia  del  Rey, 
le  hablan  mándalo  salir  de  ellas. 

405  Alberoni  viéndose  perseguido  de  todos  im- 
ploró el  patrocinio  del  Emperador ,  que  no  se  le  qui- 
so otorgar  ,  aun  ofreciendo  aquel  descubrirle  secretos, 
que  le  importaban ;  pero  le  toleró  sin  darse  por  en- 
tendido ,  de  que  se  habla  refugiado  el  Cardenal  á  al- 
gunos Feudos  de  Lombardía  ,  porque  saliendo  con 
gran  secreto  de  Sestri  ,  y  enviando  algunos  criados 
suyos  por  otros  parages  ,  para  engañar  las  congetu- 
ras  5  pasó  á  uno  de  ios  Feudos  Imperiales ,  abrigado 
de  sus  amigos  y  conocidos  ,  que  los  tenia  muchos 
en  Lombardía  ^  y  de  género  se  robó  á  los  ojos  y  á 
la  noticia  del  mundo ,  que  raros  sabían  con  certidum- 
bre ,  dónde  se  hallaba ,  y  muchos  creian ,  que  escon- 
dido  en  Genova. 

406  El  Rey  Católico  ,  pidió  á  los  Genoveses 
satisfacción  de  esta,  que  imaginaba  ofensa,  ó  poca 
atención  á  una  Representación  hecha  en  su  nombre  ^  y 
lo  propio  instaba  el  Pontífice ,  que  se  puso  de  acuer- 
do con  el  Rey  de  España  en  vengarse  de  aquella  Re- 

pú- 


Tomo  segundo.  Año  de  M.  BCCXX.  335 
pública:  ésta  para  sincerarse,  nombró  Enviado  Ex- 
traordinario á  España  á  Francisco  Maria  Baldi  ,  y  se 
disponía  de  enviar  otro  Gentil  Hombre  sin  carácter  á 
Roma  ^  pero  el  Cardenal  Pauluci  declaró  en  nombre 
del  Pontiíice ,  no  sería  admitido  ,  como  ni  lo  fue  Bal- 
bi  del  Rey  Catóüco ,  que  mancfó  en  sus  Fronteras  y 
Puertos  de  mar,  no  se  le  permitiese  entrar  en  sus 
Reynos ,  quando  yá  estaba  previniéndose  á  partir^  y 
ori^enó ,  que  su  Ministro  en  Genova  esparciese  esta 
noticia ,  sin  participar  de  oficio  :  en  lo  que  mostró  el 
Rey  benignidad  ^  porque  le  quitó  á  Balbi  el  desdoro 
de  retroceder» 

40/  El  Cardenal  Alberoni ,  antes  de  salir  de  Sestrí, 
escribió  una  carta  al  Cardenal  Pauluci  en  20.  de  Mar- 
zo, y  al  Decano  de!  Sacro  Colegio  el  Cardenal  FuU 
bio  Atali ,  en  que  hablando  coí^  la  mayor  veneración 
del  Sumo  Pontífice ,  daba  las  disculpas  á  los  cargos, 
que  no  ignoraba  se  le  hacían  ,  creyendo  ,  que  solo 
eran  los  tres  ya  mencionados  en  el  Breve  del  Papa, 
y  cana  del  Cardenal  Imperial:  mostraba  en  el  con- 
texto de  estas  cartas  ,  casi  con  evidencia ,  no  haber 
sido  Autor  de  la  guerra  de  Iiaüa  ^  antes  haber  a 
repugnado  :  y  daba  los  motivos  de  todo  lo  que  el 
Rey  Católico  habia  ordenado  á  sus  Subditos  contra 
la  Dataría  de  Roma  ,  excusándose  de  no  haber  teni- 
do parte  en  esto  y  en  quanto  se  le  acriminaba  ,  y 
traia  por  testigos  muchos  Ministros  del  Rey  de  Espa- 
ña ,  y  á  su  Confesor  el  P,  Daubanton..  También 
en  estas  cartas  y  otras  que  sacó  después  ,  sin  poner 
el  Lugar  en  que  estaba  oculto ,  prevenía  disculpas  á 
los  cargos  que  se  le  podían  hacer,  y  revelaba  muchos 
secretos  de  oficio,  y  los  mandó  imprimir^  pero  los 
crimines  que  sp  le  imputaban  eran  de  mas  superior 
inspección,  aunque  no  nos  consta  del  fundamento,  que 

la 


336  Con: ert arios  de  ¡a  Guerra  de  España, 
que  en  Francia  pasaba  si  no  tiene  conexión  con  la  Espa- 
ña ,  y  solo  lo  hemos  de  paso  tocado  para  dar  á  ver  la 
constitución  del  mundo  ,  y  quan  vidrioso  era  dar  aliento 
con  una  victoria  al  Rey  Catholico  ,  para  que  dilatase 
evacuar  á  Sicilia. 

411  Habia  dado  al  Marqués  de  Lede  facultad  de 
hacer  una  suspensión  de  armas  ,  por  si  ganando  tiem- 
po ,  se  pudiese  abrir  el  Congreso  de  paz  ,  antes  que 
faliesen  de  aquel  Reyno  los  Españoles.  El  Emperador 
no  queda  tratar  de  ella ,  si  antes  no  evacuaban  á  Si- 
cilia 5  y  Cerdeña  ,  y  no  teniendo  las  ordenes  genera- 
les de  Lede  ,  y  Merci  ,  aunque  se  trató  de  ajuste ,  y 
pasaron  Oficiales  de  una  parte  á  otra,  no  quisieron  los 
Alemanes  convenir  en  la  suspensión  de  armas  el  dia 
j^.  de  Abril ,  y  se  movieron  del  Campo  de  Santa  Nin- 
fa acia  Alcamo ,  donde  estaban  los  Españoles  acampán- 
dose solo  tres  leguas  distantes.  El  Marqués  de  Lede 
se  mudó  á  Valguarnera ,  pero  viendo  que  los  enemigos 
por  la  derecha  podian  tomarle  las  espaldas  ,  y  no  era 
lugar  de  tener  segura  la  subsistencia  ,  marchó  hasta 
Monreal. 

412  Merci  ocupó  el  Campo  de  Alcamo ,  y  quando 
supo  que  los  Españoles  estaban  en  Palermo  tomó  su 
marcha,  y  el  dia  23.  de  Abril  baxó  por  la  montaña 
vecina  á  la  ciudad  ,  y  se  acampó  en  la  llanura  á  tiro 
de  cañón  del  exercito  enemiigo  ,  con  la  izquierda  á 
Monte  Peregrino  ,  que  ocupó  luego  ,  á  la  derecha  á 
la  Montaña  llamada  la  Escala  de  Carini.  Los  Españo- 
les tenian  su  derecha  al  Fuerte  del  muelle  de  Paler- 
mo ,  y  la  izquierda  á  boca  de  Falco,  bien  atrinche** 
rado  el  frente  ,  y  ocupadas  y  fortificadas  algunas  ca- 
sas. A  este  tiempo  se  hallaba  con  su  Esquadra  el  Al- 
mirante Binghs  ,  dada  fondo  al  Escaro  de  Móndelo :  te- 
nia hasta  quarenta  embarcaciones  de  trasporte  ,  car- 
ga- 


Tomo  segundo.  Ano  de  M,  DCCXX,        33^ 
gadas  de  Artillería  ,  Municiones  ,y  víveres  paraelExer- 
cito  Alemán.  El  día  26.  destacó  dos  Navios  de  Guer- 
ra ,  y  una  Balandra  ,  y  cañones.  Dos  puestos  que  al  pie 
de  Monte  Peregrino  tenían  con  cien  hombres  ocupa  ios 
los  Españoles  á  la  Marina  ,  luego  los  desampararon  con 
alguna  perdida.  El  dia  29.  al  amanecer,  los  Alemanes 
atacaron  una  casa  al  pie  del  monte  ,  que  ocupaban  500. 
Españoles  ,  muy  abanzada  de  su  linea.  La  noche  ante- 
cedente había  adelantado  Merci  seis  batallones ,  de  di- 
cho monte  ,  y  con  el  favor  de  las  sombras ,  pudieron 
ocupar  las  alturas  de  aquel  puesto  ,  desde  las  quales, 
haciendo  un  gran  fuego  se  trabó  una  corta  disputa  5  por- 
que viendo  los  quinientos  Españoles  ,  que  se  movía  el 
Exercito  contrario  á  sostener  á  los  suyos  ,  se  retiraron 
hasta  un  reducto  que  había  Lede  mandado  hacer,  don- 
de se  formaron  ,  y  mantuvieron  batidos  de  cinco  piezas 
de  cañón  de  campaña.    Merci  mandó  atacarlos  de  los 
Granaderos  ,  sostenidos  de  otra  Infantería  5  y  aquella 
aunque  pequeña  acción ,  fue  bien  executada  por  una  y 
otra  parte  ,  pero  al  fin  fueron  los  Alemanes  rechaza- 
dos con  pérdida  ,  porque  no  era  fácil  romper  por  el  re- 
ducto.   Intentaba  Merci  apoderarse  de  los  puestos  que 
tenían  ocupados  los  Españoles  en  frente  de  su  linea, 
para  tomar  después  el  muelle  ,  pero  ganando  el  reducto 
mudó  de  idea ,  y  se  volvió  á  acampar  mas  cerca  del 
Enemigo, 

413  El  dia  30,  se  empezaron  á  cañonear  le  exer- 
citos  :  trabóse  alguna  escaramuza  ,  en  que  se  retira- 
ron escarmentados  los  Coraceros  de  la  Guardia  de  Mer- 
ci ,  y  ya  se  movían  las  alas  de  las  lineas  para  acometer, 
quando  en  una  Faluca,  despachada  de  Genova  ,  llegó 
al  Marqués  de  Lede  orden  de  su  Amo  ,  de  cesar  toda 
hostilidad  ,  y  evacuar  los  Reynos  de  Sicilia,  y  Cerdeña. 
Diósele  para  esto  poder  amplío  ,  con  su  instrucción  ,  y 

Vv  2  lúe- 


'33S  Comentarios  de  h  Guerra  de  España, 
luego  avisó  al  General  Merci ,  que  ya  estaba  puesto  en 
batalla.  Pareció  un  milagro  de  la  Providencia  eviíar  tan- 
to estrago ,  porque  hubiera  sido  una  de  las  batallas  mas 
crueles  de  esta  Guerra,segunlasdisposicionesdelos  áni- 
mos, ya  enconadlos  ,  y  ambiciosos  de  la  mundana  gloria: 
Eran  las  fuerzas  iguales  ,  y  se  peleaba  á  vista  de  la  capi- 
tal ,  creyendo  cada  uno  ,  que  en  aquel  dia  se  decidiria 
tan  dilatada  qüestion.  Los Palermitanos  hacian  desie  las 
murallas  plegarias, y  rogativas  por  los  Españoles, aguar- 
dando 'a  batalla  :  quando  vieron  retirarse  la  tropas ,  y  se 
publicó  la  causa ,  no  hubo  demostración  de  queja ,  y  do* 
lor,  que  no  hiciesen. 

414     Los  Generales  se  juntaron  ,  para  tratar  del 
modo  de  la  evacuación  de  los  Reynos,yse  concordó 
en  28.  Ariiculos.  Era  la  suma  de  ellos  una   suspen- 
sión de  armas  por  mar  ,  y  tierra  hasta   que  llegasen 
tropas  de    España.    Que  evaquarian    á  Palermo  las 
tropas  Españolas  dentro  de  cinco  dias  ,    con   todos 
sus   Fuertes  ,  y  que  marcharían  los  Españoles  á  Ter- 
mini ,  conservando  aquella  Plaza,  hasta  la  entera  eva- 
cuación ,  y  el  confín  de  ella  ,  ocupando    los  Luga- 
res  de  Bautina  ,  Veintimilla  ,  Giminia  ,  Montemayor, 
Caltabuturo  ,  Petralia,  Vicari,  Polici ,  la  Rochela,  Ro- 
capelamo  ,  y  Cacamo  :  y  que  á  medida ,  que  se  embar- 
carían las  tropas  ,  se  irian  evacuando  estas  Aldeas: 
Que  los  enfermos ,  y  heridos  con  sus  Médicos ,  Ciru- 
janos ,   y  asistentes  ,  quedarían  hasta  curarse   en  los 
Hospitales ,  en  que  se  hallaban  con  una  Guardia  de  20. 
hombres  Españoles  ,  dándoles  lo  necesaria ,  por  su  di- 
nero :  Que  podian  quedar  en  Palermo  los  Ministros  de 
la  Intendencia  ,  Comisarios  de  Guerra  ,  Tesoreros ,  y 
Contadores  ,  hasta  ajusiar  sus  quentas  ,  y  dar  provi- 
dencia al  embarco :  Que  qualquiera  que  sirviese  en  el 
Exercito  Español ,  pudiese  sacar  sus  Familias ,  y  bie- 
nes 


Totfio  segundo.  Año  de  M.  BCCXX.  339  • 
res  muebles  de  aquel  Reyno  :  Que  sus  almacenes  de  vi- 
veres  quedasen  por  los  Españoles :  Que  las  tropas,  que 
estaban  divididas  por  el  Reyno  ,  tuviesen  libre  pasage, 
y  alojamiento  en  la  marcha  ,  para  embarcarse  :  Que 
evaquado  Palermo,  se  retirarían  las  tropas  de  Girgen- 
ti:  Que  lo  propio  hariaa  las  de  Augusta  ,  con  sus  Ar- 
mas ,  pertrechos  ,  y  municiones  de  Guerra  ,  las  que  blo- 
queaban á  Siracusa  ,  y  estaban  en  otras  partes  del  Rey- 
no  :  Que  las  tropas  Españolas  debían  ser  conduci  Jas  á 
las  costas  de  España  con  sus  armas ,  caballos  ,  y  baga- 
ges :  Que  qualquiera  que  quisiese  seguir  el  partido  del 
Rey  ,  pudiese  salir  del  Reyno  :  Que  se  le  darían  trans- 
portes bastantes  para  las  tropas  ,  pagándoles  el  Rey  Ca- 
tholico  ,  y  escolta  de  Navios  Ingleses ,  según  el  numero 
á  que  conviniese  el  General  Binghs  :  Que  se  embarca- 
rían las  tropas  en  dos  ,  ó  tres  partidas ,  poniendo  el  nu- 
mero á  porporcion  del  bastimento  :  Que  los  Españoles 
se  llevarían  los  cañones,  morteros  ,  armas  ,  y  quantos 
pertrechos  de  guerra  habían  traído ,  dexando  los  que 
en  el  Reyno  habían  hallado  :  Que  los  Navios  ,  y  Ga- 
leras ,  que  del  Rey  Catholico  se  hallasen  en  los  Puer- 
tos de  aquel  Reyno ,  pudiesen  libremente  salir  :  Que 
se  restituirían  de  una  parte  á  otra  los  prisioneros  :  Que 
se  daría  seis  meses  de  termino  á  qualquiera  que  qui- 
siese vender  sus  efectos  ,  para  seguir  el  partido  del  Rey 
Catholico. 

415  Estos  eran  los  principales  puntos  mas  estendi- 
dos ,  y  con  clausulas  ,  que  quitasen  todas  las  dudas. 
Fueron  firmados  estos  Capítulos  del  General  Merci,  Mar- 
qués de  Lede  ,  y  el  Almirante  Binghs.  Por  el  Reyno  de 
Cerdeña  se  concordó  en  24.  Artículos  la  evacuación^  ca- 
si eran  del  mismo  tenor  ,  y  en  Articulo  separado  ofre- 
ció el  Plenipotenciario  del  Emperador  dexaria  á  aquel 
Reyno,  en  común,  y  en  particular  ,  todos  sus  Privile- 
gios, 


34í>  Comentar  ios  de  ¡a  Guerra  de  España, 
gios^y  aunque  la  cesión  fue  hecha  al  Emperador,  se 
declaraba  la  condición  de  haberle  de  ceder  al  Duque  de 
Saboya.  Con  efecto  pasó  á  Cerdeña  ,  para  recibir  el 
Reyno  Comisario  Imperial,  D.  Josephde  Mediéis,  Prin- 
cipe de  Otayano  ,  á  quien  se  entregó  en  virtud  de  estos 
Capítulos,  y  de  la  orden,  que  tenia  del  Rey,  D.Gonza- 
lo Chacón  ^  y  aquel  Varón  de  S.  Remi ,  que  toTió  pose- 
sión por  el  Duque  de  Saboya  ,  y  se  quedó  el  Virey, 
y  Capitán  General :  las  tropas  Españolas  ,  que  alli 
estaban  ,  pasaron  luego  á  España  :  lo  propio  hicieron 
las  de  Sicilia  ,  que  por  todo  Agosto  ya  estaban  en  Bar- 
celona. Salieron  de  este  Reyno  2o9  hombres  de  buenas 
tropas ,  4^.  de  Cerdeña :  Este  fin  tuvo  tan  costosa  ex- 
pedición. X 

416  Luego  se  trató ,  entre  las  potencias  que  habían 
de  concurrir  á  la  paz,  de  elegir  el  lugar  del  Congreso; 
Quedaron  de  acuerdo ,  en  que  fuese  Cambray  5  peroaua 
no  se  hablan  nombrado  Plenipotenciarios  para  él ,  por- 
que querían  los  Principes  tenerlo  todo  ajustado  ,  y  aun 
permanecían  las  mayores  dificultades  5  ni  el  Emperador, 
después  de  poseída  la  Sicilia ,  quería  la  paz  ,  por  no  ce- 
der con  mas  solemnidad  los  dererechos  de  la  Monarquía 
de  España ,  y  por  el  recelo  ,  que  los  Principes  todos  en 
el  Congreso  le  limitasen  el  poder  sobre  la  Italia ,  porque 
los  Soberanos  de  ella  hacían  secretas ,  instancias,  sobre 
que  se  pusiese  en  esto  remedio ,  pues  de  otra  manera  era 
dexarlos  esclavos.  El  Rey  Jorge  quería  deslindar  algu- 
nas dependencias  con  el  Emperador,  antes  de  entrar  en 
el  Congreso ,  para  estar  mas  libre,  como  decía  ,  á  hacer 
justicia.  La  Corte  de  Viena  las  quería  tener  indecisa?, 
para  tener  dependiente  al  Rey  de  Inglaterra  ,  y  estas  po- 
líticas dilataban  la  paz.  La  Francia  no  tenia  ínteres  en 
diferirla  ,  pero  no  la  apresuraba  ,  porque  el  Regente  no 
podía  pcrficionar  sus  ideas. 

So- 


Tomo  segundo»  Año  de  M.  DCCXX,         341 
.    4ijr     Solo  el  Rey  de  España  instaba  para  la  con- 
clusión de  la  paz ,  porque  de  su  parte  habia  exccutado 
quanto  habia  ofrecido  ^  pero  creían  era  todo  afectación, 
porque  estaban  los  Españoles  formando  un  grande  ar- 
mamento en  Cádiz  ,  y  las  costas  de  Andalucía ,  á  donde 
mandó  el  Rey  Catholico  pasar  las  tropas  que  tenia  en 
España  ,  reemplazándolas  de  las  que  de  Sicila  iban  lie- 
gando.   Preveníanse  naves  ,  baxo   el   mando  del  Gefe 
de  Esquadra  D.  Carlos  Grillo  ,  que  habia  sido  decla- 
rado Thenienie  General  ^  y  Galeras  ,  baxo  el  de  D.  Jo- 
seph  de  los  Ríos,  con  otros  muchos  barcos  de  transporte,  y 
se  conducían  á  Cádiz  cañones,  armas,  pertrechos  ,  y 
gran  cantidad  de  víveres.  Esto  tuvo  en  nueva  expecta- 
ción á  la  Europa.   Era  digno  de  admiración,  que  sin 
descansar  un  instante  ,  no  evacuado  todavía  el  Reyno 
de  Sicilia ,  entrase  el  Rey  Phelipe  en  nuevas  ideas, que 
dieron  recelo  á  la  Francia  ,  Inglaterra  ,  y  Portugal:- 
Y  aqui  se  volvieron  á  desengañar  otra  vez ,  de  que  el 
genio  del  Rey  Catholico  ,  tan  inclinado  á  la  guerra, 
no  tenia  necesidad  de  quien  se  la  accnsejase  ,  si  la  juz- 
gaba justa ,  y  que  no  pararía  ,  haaa  recuperar  lo  que 
era  suyo. 

518  Con  estos  recelos  determinaron  los  aliados ,  no 
adelantar  los  pasos  á  la  paz  ,  hasta  que  se  viese  el  de- 
signio de  los  Españoles  ,  porque  la  fama  abultaba  el 
armamento ,  aun  al  parecer  mayor  ,  que  el  que  se  hizo 
para  Sicilia.  Era  entretenimiento  oír  delirar  los  mejo- 
res políticos  ,  y  pretexto  de  precaución  adelantarse  los 
temores  á  exceso  indigno.  Dudaban  lo  Ingleses  de  otra 
conspiración  contra  el  Reyno  hecha  en  Roma  á  impul- 
sos del  Pontífice  ,  y  m,as  estando  ya  próximo  á  te- 
ner succesion  el  Rey  Jacobo  Stuard  ,  porque  esta- 
ba la  Reyna  -en  cinta.  Y  no  carecía  Londres  de  algu- 
na confusión  ,  por  las  variedades  de  las  acciones  del 

Ban- 


34^       Comentarios  de  ¡a  Guerra  4q  España, 
Banco  de  Mardelstr,  que  habiéndose  aumentado  aprecio 
jamas  visto  ,  baxaron  al  mas  Ínfimo  ,  con  notable  perjui- 
cio de  infinitos  ,  que  habian  perdido  aüi  sus  caudales^ 
engañados, 

419  Había  pasado  el  Rey  Jorge  á  Hannover,para 
componer  privadas  diferencias  con  los  Principes  de  Ale* 
mania ,  y  del  Norte  ,  y  se  creía  dilataba  con  arte  la 
buelta  de  Londres ,  hasta  que  cesase  aquella  confusión; 
y  esperaba  ver  el  paradero  de  las  Armas  de  España, 
que  estaban  en  movimiento.  Despacharon  varios  Correos 
á  Gibraltar ,  y  Mahon  ,  reforzáronse  las  Guarniciones, 
y  se  abastecieron  las  Plazas.  Esto  lo  dispuso  la  Re^ 
gencia  de  Londres ,  aun  ausente  el  Rey  ;  porque  sus 
enemigos  esparcieron  con  artificio  ,  que  se  entendió 
con  el  Rey  Phelipe  ,  y  se  dexaria  perder  á  Gibral- 
tar  ,  para  salir  con  aire  de  la  palabra  dada  al  Regente 
de  Francia, 

430  El  Rey  de  Portugal ,  aunque  asegurado  del  Mi* 
nistro  de  España  ,  que  no  era  contra  sus  Estados  el 
nuevo  armamento  insensiblemente  abasteció  de  todo 
lo  necesario  sus  Plazas  fronteras ,  y  no  ignoraba  porme- 
nor el  numero  de  tropas  ,  de  las  quales  poco  antes 
habia  pasado  reseña.  El  Duque  Regente  ,  que  contra 
sí  tenia  la  Francia  toda ,  por  lo  aniquilado  del  comer»- 
cío  5  el  universal  retiro  del  dinero  á  las  Reales  Arcas, 
y  Banco  ,  también  admitió  la  sospecha  ,  que  pudiese  la 
España  otra  vez  intentar  la  sublevación  de  la  Francia, 
viéndola  turbada  sin  medios  ,  y  abatida  \  y  aunque  Don 
Patricio  Laules ,  que  hacia  los  negocios  del  Rey  Ca^ 
tholico  en  París ,  se  esforzaba  á  sosegar  los  recelos  del 
Gobierno ,  se  ñngian  olvidados  ¡¡  pero  permanecían  en 
el  corazón  del  Duque ,  que  ya  eqipeñado  en  su  despo- 
tismo 5  hacia  las  mayores  demostraciones  ,  para  que 
no  le  creyesen  temeroso.  Desterró  á  todo  el  Parlamen- 
to 


/ 


Tonw  segundo.  Año  de  M.  BCCXIX.  343 
to  de  París  á  Pontuiso  :  quíLÓ  muchos  empleos  ,  y  ha- 
ciendo acercar  Tropas  á  la  Corte  ,  se  mantenia  en  su 
dictamen ,  mas  apoyado  de  las  Armas  ,  quede  la  ra- 
zón 5  porque  quería  obligar  al  Parlamento  á  firmar  un 
nuevo  Edicto ,  que  sobre  la  Bula  Unigenitus  se  habia 
hecho  después  de  tantos  rumores  ,  que  costó  aquella 
Pontificia  constitución ,  mal  admitida  de  los  Franceses, 
y  rechazada  de  los  mas,  como  vulnerativa  de  los  Privile- 
gios de  la  Iglesia  Galicana^  ó  porque  vivia  aquel  disfra- 
zado Jansenismo,  que  no  pudo  apagar  el  vigilante  zelo  de 
Luis  XIV. 

42 1  Viendo  estos  rezelos  de  la  Europa  el  Rey  Ca- 
tholico,  que  turbaban  la  paz  general ,  estuvo  precisa- 
do á  declarar  con  un  papel  del  Marqués  de  Grimaldo 
al  Ministro  de  Inglaterra ,  que  residía  en  Madrid  ,  que 
no  se  movian  aquellas  Armas  contra  su  Soberano  ,  m 
Principe  alguno  de  los  de  la  Quadruple  Alianza.  Ni  es- 
to quitó  la  aprehensión ,  y  no  se  adelantaba  la  paz ,  ni 
se  nombraban  Plenipotenciarios ,  aunque  el  Rey  Catho- 
lico  habia  ya  nombrado  á  Don  Francisco  de  Benavi- 
des ,  Conde  de  San  Estevan  del  Puerto  ,  y  al  Marqués 
Berreti.  Después  nombró  el  Emperador  al  Conde  de 
Vium  Disgratz  ,  y  al  Varón  de  Penteriter  :  el  Christia- 
nisimo  al  Señor  de  S.  Conster ,  y  al  Señor  de  Morbi- 
lle  ;  la  Inglaterra  á  Milord  Certeced ,  y  Milord  Pobort, 
sin  que  ninguno  de  los  Plenipotenciarios  de  los  demás 
Principes  se  moviesen.  Llegaron  á  las  cercanías  de  Cam- 
bray  los  del  Rey  Catholico ,  para  desengañar  al  mundo, 
quan  de  buena  fe  trataba  la  paz ,  aunque  veian  preve- 
nía sus  Armas  para  nueva  Expedición. 

422  Haberse  unido  las  Cortes  de  Roma,  y  Espa- 
ña contra  el  Cardenal  Albcroni ,  estrechó  de  ellas  la 
buena  inteligencia ,  á  que  cooperaba  no  poco  el  Du- 
que de  Parma,  que  dando  al  Pontífice  esperanzas  de  me- 

Tmo  11^  Xx  i^í 


344  Comentarios  de  la  Guerra  de  España, 
jor  ajuste  se  resolvió  á  enviara  España  Nuncio  al  Ar- 
zobispo de  Rodas  Mon  Señor  Aldrobandini,  llamándo- 
le de  la  Nunciatura  de  Venecia  :  este  era  Fiorentin  ,  y 
muy  afecto  á  la  Casa  de  Parma ,  con  la  qual  Familia 
Aldrobandini,  ilustre  en  Toscana ,  habia  tenido  anti- 
gua inclusión.  No  se  había  la  España  olvidado  del  Car- 
denal Alberoni ,  ni  de  la  desatención  de  que  cargaban 
á  los  Genoveses,  contra  losquales  clamaba  á  España 
el  Pontífice  ,  de  que  habia  quedado  desayrado,  porto- 
mar  el  empeño  del  Rey  contra  Alberoni.  El  Gobierno 
de  Genova  creia  haber  cumplido  con  ambos  Princi- 
pes,  con  quererles  enviar  el  Ministro ,  que  no  admi- 
tieron 5  y  aunque  habían  hecho  muchas  diligencias,  pa- 
ra que  el  Rey  Phelipe  dexase  entrar  en  sus  Reynos  á 
Francisco  María  Valbi,  viendo  la  constante  repugnan- 
cia del  Rey ,  se  aquietaron  ,  creyendo  haber  hecho 
quanto  cabía  en  lo  imposible^  porque,  para  compo- 
nerse con  la  España  ,  se  valieron  del  Duque  de  Par- 
ma ,  enviando  privadamente  á  Plasencia  á  Juan  Bautis- 
ta Morando ,  que  aunque  no  trató  inmediatamente  con 
el  Duque,  por  medio  del  Conde  Ignacio  Roca  ,  muy  fa- 
vorecido del  Duque,  tuvo  poco  favorable  respuesta, 
porque  se  excusó  este  de  entrar  en  interposiciones 
con  el  Rey  de  España  ,  justamente  indignado  contra  el 
Gobierno ,  con  la  dilación  de  siete  meses. 

423  Creyeron  muchos  ya  apagada  esta  centella^pe- 
ro  el  Rey  Catholico  ordenó  á  su  Ministro  de  Genova, 
hiciese  ,  en  los  términos  mas  fuertes ,  nueva  instancia, 
para  que  le  diesen  los  Genoveses  satisfacción  de  la  li- 
bertad concedida  á  A.lberoni ,  y  la  diesen  también  al 
Sumo  Pontifict:,sin  la  qual  no  admitiría  el  Rey  alguna. 
Esta  instancia ,  para  parecer  mas  expresiva  ,  la  hizo 
el  Ministro  por  escrito ,  con  términos  muy  aprovechados 
del  Pontífice  3  y  resultó ,  que  luego  los  Genoveses  hi- 
ele- 


Tomo  segundo.  Año  M,  BCCXX,  345 

cieron  pasar  á  Roma  Ministro  extraordinario  ,  con  ca- 
rácter de  Enviado ,  á  Constantin  Valbi ,  exponiéndose 
á  que  no  fuese  admitido.  Esto  vendieron  por  obsequio 
al  Rey  Catholico ,  y  que  se  le  habia  dado  caractecr, 
porque  el  primero  ,  que  quisieron  enviar  ,  habia  de 
ir  sin  él.  Al  Rey  respondieron  con  palabras  de  ma- 
yor veneración  ^  pero  solo  palabras  ,  porque  nada  re- 
solvieron: repetían  las  ya  muchas  veces  oidas  excusas,  y 
volvieron  á  pedir ,  fuese  admitido  (para  sincerarse  )  el 
nombrado  Ministro á  la  España. 

424  Con  esto,  y  con  haber  determinado  tentar 
otra  vez  la  interposición  del  Duque  de  Parma  ,  imagi- 
naron no  tener  mas  que  hacer.  Alberoni ,  desde  su  re- 
tiro ,  nada  ignoraba,  volvió  á  escribir  al  Cardenal  Pau- 
luci,  sin  declarar  el  Lugar,  quejándose  le  trataban,  co- 
mo al  mas  vil ,  y  facineroso  reo  ^  y  que  ni  le  era  licito 
publicar  donde  estaba  ,  porque  se  le  insidiaba  la  vida; 
y  que  el  Duque  de  Parma  hacia  las  mas  exactas  dili- 
gencias para  prenderle  ,  y  entregarle  ;  por  lo  quil  su- 
ponía ,  hablan  pasado  á  conferir  con  el  Du^ue  algu- 
nos Oficiales  del  Rey  Phelipe  ,  desde  Longóa.  Creia  el 
Cardenal  que  el  Confesor  del  Rey  avival;)a  esta  llama, 
y  era  aprehensión  5  porque  la  modestia ,  y  rectitud  del 
Padre  Daubantón  ,  no  era  capaz  de  venganza  ,  aun- 
que inspirase  en  el  Rey  las  mas  justas  reflexioaes.  Cier  * 
to  es  ,  que  se  adelantó  su  autoridad  de  genero  ,  que 
creían  los  Españoles ,  que  tenían  la  mayor  parte  en 
el  Gobierno  los  Jesuítas,  y  se  atribuyó  al  Confesor  la 
resolución  de  enviar  Tropas  á  África. 

425  Estaba  Ceuta  26.  años  habia  sitiada  de  Tra- 
pas del  Rey  de  Marruecos ;  y  aunque  la  impericia  de 
los  Moros  nada  habia  adelantado  contra  la  Plaza, 
habiendo  ya  pasado á  servirá  los  Infieles  alguioi  Fran- 
ceses Hugnotes,  Ingenieros,  y  Oficiales,  fortificaron 

Xxa  de 


34^  Comentarios  de  la  Guerra  de  España. 
de  genero  las  Trincheras  ,  y  los  Aproches  ,  que  esta- 
ba mas  apretada  la  Plaza,  y  mas  imposibilitada  de 
hacer  ventajosas  surtidas.  Su  Exercito  se  componia  de 
mas  de  2o9.  hombres,  aguerridos  con  la  Escuela  de 
Sitio  tan  dilatado ,  aunque  poc;As  funciones  hablan  te- 
nido en  los  26.  años ,  pues  á  fuerza  de  minas  los  ha- 
cían volar  ,  y  apartar  de  los  Españoles.  Con  la  ulti- 
ma conducta  de  Tropas  de  Sicilia  llegó  el  Marqués 
de  Lede  á  Barcelona ,  y  llamándole  luego  á  la  Corte, 
fue  creado  Grande  de  España  de  segunda  Clase.  Se 
le  aprobó  con  esto  quanto  en  Sicilia  habla  hecho  ,  y 
mas  con  haberle  nombrado  Capitán  General  para  la 
Expedición  de  África  ,  para  la  qual  se  juntaban  Tro- 
pas en  Malaga  ,  Cádiz  ,  y  Tarifa ,  pero  ningún  Cuer- 
po de  los  que  de  Sicilia  hablan  venido  \  para  dexar- 
los  descansar ,  y  exercitar  los  que  en  España  hablan 
quedado. 

426  Muchos  de  los  Oficiales  Generales  fueron 
nombrados  también  á  esta  empresa  5  porque  eran  de  la 
satisfacción  de  Lede.  Hablase  justificado  de  algunas  im- 
posturas ,  y  calumnias  Don  Joseph  Patino ,  y  llamado 
á  la  Corte  se  le  reintegró  en  la  Intendencia  General  de 
Marina ,  limitándole  á  este  empleo  la  autoridad  5  y  vien- 
do lentas  las  prevenciones  para  la  Expedición  ,  que 
ninguno  la  tenia  mejor  que  Patino ,  se  le  ordenó  pa- 
sase á  Cádiz.  Con  esto  se  pudo  poner  en  varias  conduc*^ 
tas  á  la  vela  el  Exercito  embarcado  en  distintos  para- 
ges  á  últimos  de  Octubre  ,  y  escoltado  de  la  Esqua- 
dra  de  Waves ,  que  mandaba  Don  Carlos  Grillo  ,  de 
las  Galeras  del  cargo  de  Don  Joseph  de  los  Rios ,  y 
de  otras  treú  Naves  de  la  Religión  de  San  Juan  ,  á  las 
quales  pidió  el  Rey  le  sirviesen  en  este  parage  hasta 
el  desembarco  ,  como  lo  executaron ,  dándoles  el  Rey 
provisiones  por  el  tiempo  que  se  podian  entretener. 

Es- 


Tomo  segundo.  Año  de  M.  BCCXX.  3  4^ 
425^  Estaba  Ceuta  sitiada  desde  el  año  de  1 6 94.  que 
la  embistió  el  Baxá  Ali  Beneb  Dalat  con  40^.  Moros: 
este  Sitio  le  hacia  el  Marrueco ,  no  solo  para  quitarse 
el  embarazo  de  aquella  Plaza  5  pero  para  entretener 
y  entregar  al  peligro  algunos  Moros  mal  afectos  ,  y 
Parciales  de  su  hijo ,  con  quien  habia  tenido  Guerras 
Civiles  5  aquel  Campo  le  destinaba  ,  mas  para  suplicio 
que  para  teatro  de  gloria  5  porque  nada  adelantaron 
los  Sitiadores  en  veinte  y  seis  años ,  en  cuyo  espacio 
de  tiempo  hablan  muerto  mas  de  cien  mil  Moros.  Co- 
mo era  la  idea  del  Rey  de  Marruecos,  no  solo  Mi- 
litar 5  sino  política ,  resolvió  no  dexar  la  empresa  ,  y 
tanto  se  fortificaron  en  ella  los  Sitiadores,  que  á  las 
faldas  del  Monte  que  llaman  Bullones ,  fabricaron  Ca- 
*^  sas  para  los  principales  Gefes  á  proporción  de  su  grado^ 
y  plantando  el  Campo  tras  de  las  Trincheras  en  una 
lengua  de  tierra,  bañada  de  una  y  otra  parte  de  las 
aguas  del  mar ,  hablan  plantado  huertas ,  y  sembra- 
^ban  en  los  vecinos  campos  ,  quanto  cubria  su  cañón,  y 
su  Exercito  5  de  forma,  que  habían  hecho  una  Población 
acomodada  para  el  Sitio  tan  dilatado :  las  Trincheras 
estaban  con  su  Foso  ,  y  reductos,  y  fabricada  parte  de 
ellas  de  las  ruinas  de  la  antigua  Ceuta,  muy  extendida 
en  su  izquierda  al  mar,  y  la  derecha  al  Monte  :  ocupa- 
ban la  lengua  de  tierra  de  mar  á  mar ,  donde  habían 
tirado  quatro  paralelas  ,  con  comunicación  de  una  ,  á 
otra  ,  en  lo  mas  angosto  frente  de  la  Plaza ,  porque  era 
la  lengua  el  paso  para  tierra.  Adentro  tenían  piezas 
de  canon  5  y  mas  era  una  fortificación  contra  Ceuta^ 
para  embarazar  las  salidas,  que  verdadero  Sitio ^  por- 
que nunca  habían  batido  en  brecha.  Por  el  mar  la  en- 
traban á  la  Plaza  continuos  socorros  de  gente  ,  muni- 
ciones ,  y  víveres.  Esto  costaba  mucho  al  Rey  Ca- 
tholico,  y  determinó  hacer  levantar  el  Sitio,  observan- 
do 


>^  ^ 


J48  Comentarios  de  la  Guerra  de  Espatja» 
do  después  las  disposiciones  del  País,  para  meditar  los 
progresos,  que  se  debían  hacer ,  ó  retirar  las  Tropas. 
A  14.  d^'  I^Joviembre  estaban  ya  todas  desembarcadas  en 
Ceuta  ,  con  algunos  días  de  descanso:  esia  noche  se 
mandó  á  Don  Joseph  de  los  Rios  ,  hiciese  fuego  por  la 
mañana  sobre  la  siniestra  de  los  Moros ,  y  por  sus  espal- 
das ,  fingiendo  con  Lanchas  un  de-iembarco,  para  dis- 
traerlos. 

428  Habia  mandado  el  Marqués  de  Lede  hacer  al- 
gunas bocas  en  el  camino  encubierto,  para  que  por  ellas 
y  las  Puertas  pudiese  á  un  tiempo  salir  el  Exercito, 
hasta  los  ataques  del  Enemigo,  dividiendo  las  Tro- 
pas en  varias  partes.  El  dia  quince  al  amanecer  salie- 
ron estas  en  quatro  columnas  de  á  seis  y  siete  Bata* 
Uones  cada  una  uniéndose  á  los  que  estaban  en  la  Pla- 
za, porque  las  que  de  España  habian  pasado  nueva- 
mente,  no  excedían  de  diez  y  seis  mil  hombres,  pre- 
cedían los  Granaderos,  y  muchos  gastadores  ,  para 
arruinar  las  Trincheras,  porque  prontamente  pudiese 
la  Infantería  penetrar  al  Campo  enemigo,  el  qual  es- 
taba de  sus  mismas  Trincheras  cubierto,  sin  que  se 
pudiese  por  otra  parte  atacar  ,  porque  estas  ocupa- 
ban ambas  orillas  del  mar ,  cada  columna  tenia  un 
cuerpo  de  Caballería  por  Retaguardia  ala  derecha. 

429     Con  un  tiro  de  cañón  se  dio  la  señal ,  y  em- 
pezó á  disparar  Don  Joseph  de  los  Rios,  executando 
con  acierto  lo  que  se  le  habia  mandado.  Esto  desor- 
denó los  Moros  ,  acometidos  con  tanto  ímpetu  de   los        i 
Españoles  en  sus  atrincheramientos  ,  que  fueron  pues-       fl 
tos  en  la  mayor  confusión  ^  defendiéronse  poco,  car-       I 
gando  sobre  ellos  tanta  gente ,  y  de  paralela  en  para- 
lela se  retiraron  hasta  unirse  á  su  Campo  ,  donde  ha- 
bia hasta  unos  2o9.  hombres.  Vencidas ,  y  penetradas 
las  Trincheras,  se  puso  de  ia  o,ra  parte  en  batalla  el 

Exer- 


Tomo  segundo.  Año  de  M,  DCCXX.  349 

Exercito  Español,  quanto  permitía  la  estrechez  del  lu- 
gar. También  la  frente  del  Campo  estaba  fuerte  con 
fosos  y  cortaduras^  pero  los  Españoles  las  fueron  po- 
co á  poco  vericiendo  ,  y  de  altura  en  altura  hacían  re- 
troceder á  los  Moros  que  se  resistían  y  peleaban  con 
bravura  ,  sostenidos  de  dos  mil  negros  de  la  Guardia 
del  Rey  de  Marruecos ,  que  llevaron  el  peso  de  la 
batalla  ,  y  hacían  frente  mientras  íe  retiraban  los  muer- 
tos ,  y  heridos  ,  y  por  esta  razón  no  se  pudo  saber  á 
punto  íixo  su  numero. 

430  Duró  la  acción  quatro  horas,  hasta  que  se  pu- 
sieron los  Infieles  en  precipitada  fuga  ^  parte  por  el 
camino  que  vá  á  Tetuan  ,  y  otros  por  el  de  Tánger, 
donde  tenían  otro  pequeño  Campo  de  Caballería ,  del 
qual  se  tomaron  las  Tiendas.  Lo  escabroso  del  terre- 
no no  permitió  cortar  á  los  que  huían  ,  y  asi  se  que- 
dó el  Exercito  en  aquel  Campo,  donde  halló  29.  pie- 
zas de  cañón ,  4.  morteros ,  mucha  cantidad  de  vive- 
res  ,  y  municiones ,  y  se  tomaron  quatro  Estandartes ,  y 
una  Vandera.  Del  Exercito  Español  quedaron  muertos 
algunos  Oficíales  ,  y  mas  de  cien  hombres  ,  doble  nu- 
mero hubo  de  heridos ,  entre  los  quales  gravemente  ea 
la  cara  el  Caballero  de  Lede  ,  y  en  un  lado  el  Maris- 
cal Don  Carlos  de  Arizaga.  Algunos  Oñcíaks,y  Solda- 
dos Moros  ,  quedaron  prisioneros  5  los  mUvTtos  que  se 
hallaron  en  el  Campo  no  llegaban  á  quinientos  ,  se 
demolieron  luego  sus  Fuertes  ,  y  atrincheramientos  ,  y 
se  logró  hacer  levantar  un  Sitio  tan  prolixo ,  y  mo- 
lesto. 

431  El  Rey  Catholico  presentó  en  persona  tres 
Estandartes  á  la  Virgen  de  Atocha  j  uno  envió  con 
expreso  al  Pontífice ,  y  le  escribió  una  carta  muy  ob- 
sequiosa, y  reverente.  Los  Ingleses  empezaron  luego 
á  tener  recelos  por  su  Comercio  ,  si  se  apoderaba  el 

Rey 


35o  Comentarios  Je  la  Guerra  de  España. 
Rey  Cathülico  de  las  Costas  de  África  en  el  Estre- 
cho ,  y  ya  discurrían  el  modo  como  atajar  las  ideas 
del  Rey  Phelipe ,  si  acaso  teaia  otra  mas  ,  que  liber- 
tar la  Plaza  ,  no  siendo  ,  ni  habiendo  sido  en  todos  tiem- 
pos menos  perjudiciales  á  las  conquistas  de  la  Iglesia, 
los  Hereges  que  los  Gentiles ,  y  Mahometanos.  En  es- 
te año  se  encendió  un  executivo  ,  y  rigoroso  contagio 
en  la  Provenza  ^  empezó  por  Marsella  ,  á  donde  tra^ 
xo  Mercaderias  infectas  una  Nave  Francesa  ,  que  ve- 
nia de  Esmirna  ,  y  Alexandria  ,  cogió  aquella  Ciudad 
extenuada,  sin  víveres  ni  dinero,  y  la  pobreza  ayu-» 
dó  al  estrago  ,  porque  murieron  mas  de  sesenta  mil  per- 
sonas ,  se  extendió  después  á  Aix  ,  y  otros  Luga  res, 
hasta  veinte  y  seis  Poblaciones.  Enviáronse  Tropas  á 
guardar  el  Ródano,  y  el  Duque  de  Saboya  hizo  lo 
propio  en  el  Varo.  Antes  de  fenecer  este  año  pasa-» 
bao  los  muertos  de  cien  mil. 


AÑO  DE  M.DCCXXI. 

432  TXEspues  déla  accesión  del  Rey  Catholl- 
I  J  co  á  la  Quadruple  Alianza ,  y  evacua- 
ción de  Sicilia,  y  Cerdeña,  nada  parece  que  falta- 
ba á  la  paz ,  porque  no  habia  Guerra  ^  pero  estaba 
aquella  muy  lejos ,  pendientes  aun  muchas  diferencias, 
no  solo  entre  el  Emperador  y  el  Rey  Catholico,  sino 
entre  éste,  y  la  Inglaterra,'  y  aun  con  la  Francia, 
que  dilataba  entregar  las  Plazas  de  Fuente  Rabia,  y 
San  Sebastian  ,  de  las  quales  no  se  habia  hecho  men- 
ción alguna  en  los  últimos  Tratados ,  pretendiendo  tres 
Potcacias  grandes  á  porfía,  destruir  la  España,  con 

mas- 


Tonto  segundo,  Am  de  M,  BCCXXL  ^^i 
máf^cara  de  la  publica  utilidad.  Todos  iban  á  perficio- 
nar  sus  iJeas  antes  de  la  paz  5  y  conociéndose  nece- 
sarios para  ella,  y  aun  garantes,  en  quanto  recíproca- 
mente se  habían  de  ofrecer  al  Emperador  y  al  Rey 
Phelipe ,  la  Francia  y  la  Inglaterra  no  querían  soltar 
la  usurpada  tixera  de  la  mano ,  porque  sobre  darles 
mayor  autoridad  ,  esperaban  algún  útil  de  la  dilación. 

433  El  Rey  de  Inglaterra  no  habia  aún  conse- 
guido las  investiduras  del  Ducado  de  Bremén  y  Wer- 
dén ,  en  la  forma  que  les  deseaba  ,  y  el  Eoiperador 
Je  hacía  penar,  para  tenerle  asido  á  su  favor  en  las 
controversias ,  que  sabía  se  habían  de  suscitar  quando 
diese  laToscana  al  Infante  de  Castilla  D.  Carlos,  se- 
gún lo  estipulado:  con  que  deseando  estos  dos  Principes, 
el  Emperador  y  el  Inglés ,  fenecer  cada  uno  antes 
sus  dependencias,  ninguna  se  concluía,  y  con  pelillos 
y  reparos  insubstanciales ,  se  dilataban  las  recíprocas 
renuncias  del  Emperador  á  la  España  y  del  Rey  Ca- 
tólico á  lo  que  el  Emperador  poseía  en  la  Italia  y  Flan- 
des  ^  porque  este  negocio  se  trataba  en  Londres  con  los 
Ministros  de  las  Potencias  interesadas  ,  y  habia  el 
Rey  de  España  á  este  efecto  enviado  á  aquella  Cor- 
te sin  carácter ,  pero  con  credenciales  ,  al  Teniente 
General  Don  Jacinto  Pozo  Bueno  ,  Gobernador  de 
Pamplona. 

434  El  Duque  de  Orleans ,  Regente  de  la  Francia, 
que  se  gobernaba  por  los  dictámenes  del  Abad  Dubois, 
generalmente  adverso  á  la  España,  no  perdiendo  de  vis- 
ta sus  antiguas  ideas  y  expectativa  á  la  Corona  de  P'ran- 
cia,  si  muriese LuisXV". ,  no  quería  descontentar  al  Empe- 
rador, y  estaba  tan  de  acuerdo  con  la  Inglaterra,  que 
se  tenían  mutuamente  ofrecido  dilatar  el  Congreso  quan- 
to á  cada  uno  de  ellos  conviniese  5  y  mas  ,  que  el  Du- 
que viendo  tan  favorable  oportunidad ,  de  casar  bien 

Tomo  IL  Yy  sus 


3^2  Comentarlos  de  la  Guerra  de  España, 
sus  hijas  las  Princesas  de  Monspensier  y  Baujolis  ,  había 
muy  de  lejos  por  el  P.  Daubanton,  Confesor  del  Rey  de 
España,  escudriñado,  si  tendría  buen  éxito  su  proposi- 
ción ,  queriendo  dar  una  al  Principe  de  Asturia;  y  otra 
al  Infante  D.  Carlos^  y  que  en  trueque  tomaría  para  el 
Rey  de  Francia  la  Infanta  de  España. 

435  Esta  idea  muy  á  sus  principios,  fue  con  gran 
secreto  comunicada  al  Marqués  deGrimaldo,  Secreta- 
rio del  Despacho  Universal  de  Estado  ,  y  Ministro  de 
la  mayor  confianza  del  Rey.  Hacía  negocio  con  el  mys- 
terio  de  secreto  el  Duque  de  Orleans^  y  queriendo  exa- 
gerar conveniente  el  Tratada  para  la  España ,  fingía, 
recelos,  que  le  turbarían  la  Inglaterra  y  el  Empera- 
dor, si  lo  penetraban  ,  y  mientras  las  respuestas  no  ve-^ 
nian  decisivas ,  ni  entregaba  las  Plazas ,  que  de  la  Es- 
paña tenia  ,  ni  enviaba  sus  Plenipotenciarios  al  Con- 
greso, aun  habiendo  mas  de  seis  meses  llegado  á  las  ve- 
cindades de  Cambray  el  Conde  de  S.  Estevan  y  el 
Marqués  Berreti ,  Plenipotenciarios  del  Rey  Católico,, 
que  tenían  sonrojo  de  estar  en  Cambray  solos,  debien- 
do acudir  antes  á  recibirlos  los  de  Francia ,  por  cele- 
brarse el  Congreso  en  su  Reyno  ^  y  aunque  se  dispo- 
nía á  partir  el  Señor  de  S.  Conster ,  nunca  llegaba 
este  casa,  y  estaban  muy  remotos  del  viage  los  de  In- 
glaterra y  Alemania.  El  pretexto  de  la  dilación  era,, 
que  todavía  no  se  habían  reciprocamente  entregado 
los  Actos  de  las  mencionadas  renuncias ,  que  era  el 
fundamento  de  la  paz ,  y  de  usar  en  el  Congreso  los 
títulos  y  dictados ,  que  á  cada  uno  de  los  Príncipes 
pertenecían  ,  porque  el  Emperador  no  quería  soltar  el 
de  Católico ,  con  pretexto  ,  que  poseía,  parte  de  la  Mo- 
narquía de  España,  y  había  ya  reconocido  Rey  de  ella 
al  Rey  Phelipe.  (que  asi  le  llamaban  los  Imperiales,  por 
no  decir  Católico)  Tenaces  sutilezas  del  amor  pro- 
pio 


Tomo  segundo.  Año  de  M.  BCCXXT,  353 
pió  y  de  la  soberanía  ^  porque  no  creían  los  Principes, 
que  les  títulos  y  dictados  dan  derecho  mas  del  que 
pueden  dar  las  Armas,  sino  porque  los  lisongea  tan  pro- 
lixa  pompa  de  voces ,  que  íes  abulta  la  Magestad:  co- 
mún delirio  de  los  mortales,  que  no  satisfechos  de 
ser  mucho,  quieren  ser  lo  que  no  son. 

436  Ño  descuidaban  en  Inglaterra  y  París  de  im^ 
poner  en  lo  que  les  importaba  al  Duque  de  Parma, 
porque  influyese  en  lo  que  proponían  ,  y  le  ofrecieron 
firme  patrocinio  contra  las  violencias,  que  usaba  el  Em- 
perador en  Italia,  y  el  Gobierno  de  Milán  en  los  Esta- 
dos del  Duque,  sobre  los  límites  del  Pó  y  paso  de 
Tropas  á  la  Lunegiana  y  Mam ,  que  presidiaba  el  Em- 
perador con  gran  cuiiado.  El  Duque  de  Parma,  hom- 
bre prudentísimo  ,  fingia  abstracción  de  la  España  y 
de  su  Gobierno ,  aunque  influyese  en  la  Reyna  lo  que 
convenia  para  su  quietud ,  y  que  el  principal  objeto  ha- 
bía de  ser  solo  perficionar  la  obra  de  asegurar  la  Tos* 
cana  para  5U  hijo  primogénito.  A  vueltas  de  esto ,  al- 
go se  quería  introducir  fuera  de  su  oficio  el  Marqués 
AnnibalScGtti^  y  aunque  ya  habia  en  el  Palacio  muchos 
Parmesanos ,  el  Gobierno  permaneció ,  después  de  echa- 
do Alberoni,  solo  en  el  Rey, 

437  Enviábanse  algunas  particulares  consultas  al 
Presidente  de  Castilla  D.  Luis  de  Mirabal  y  al  Co- 
misario General  de  la  Cruzada  D.  Francisco  Antonio 
Ramírez  de  la  Piscina,  pero  lo  mas  esencial  pasaba 
por  el  P.  Guillermo  Daubanton  y  el  Marqués  de  Gri- 
maldo,  y  mas  después  que  habia  caido  de  la  gracia 
y  del  empleo  D.  Miguel  Fernandez  Duran ,  Mar- 
qués de  Tolosa ,  el  qual ,  por  la  inclusión  que  tenia 
con  la  casa  de  D.  Juan  Prieto ,  con  cuya  hermana, 
'Viuda  del  Marqués  de  Gallegos,  habia  casado  Tolosa, 
se  juzgó  interesado  en  el  asiento  de  víveres  para  el 

Yy2  Exer- 


354  Comentarlos  de  la  Guerra  de  España, 
Excrciío  de  África,  donde  por  ser  de  mala  calídaci, 
hablan  perecido  mas  de  49.  Soldados,  y  al  retirarse  'as 
Tropas,  se  llenaron  de  enfermos  todos  los  Hospitales 
de  Andalucía,  de  género,  que  se  temió  alguna  infec- 
ción. Tomó  el  Rey  rigurosa  cuen(a  de  los  Autores  de 
esta  desgracia,  y  las  casas  de  Prieto  y  Gallegos  padecie^ 
ron  una  multa  considerable  :  otros  Oficiales  é  Inten- 
dentes pasaron  por  riguroso  examen:  se  formó  el  Proce- 
so, y  se  quitaron  muchos  empleos. 

438  No  era  reo  de  esta  maldad  el  Marqués  de 
Tolosa ;  pero  se  le  probó  entraba  en  el  Asiento  como 
partícipe :  cosa  muy  opmsta  á  su  Ministerio  de  Secre- 
tario del  Despacho  Universal  de  Guerra  y  Marina, 
cuyos  empleas  confirieron :  el  de  Guerra ,  á  D.  Bal- 
tasar Patino ,  Marqués  de  Castelar ,  hombre  en  esta 
materia  inteligentisimo  ^  y  el  de  Marina  á  D.  An- 
drés Pez ,  Presidente  de  Indias.  Poco  después  murió 
Tolosa  de  pesadumbre  y  ó  de  tósigo ,  como  dLxeroo 
muchos. 

439  El  Rey  habia  defendido  miicho  al  Marqués 
de  Tolosa  en  tiempo  de  Alberoni ,  y  esto  le  confirmó 
en  una  naíaral  desconfianza ,  habiendo  padecido  tantos 
engaños.  Retardaba,  escrupulizando,  el  Despacho,  y 
manteniéndose  casi  siempre  fuera  de  Madrid:  no  falta- 
ban quejosos ,  ni  en  el  Aula  zelos  del  mundo  ^  porque 
Grimaldo  no  dexó  tomar  pie  en  la  gracia  y  entera 
confianza  del  Rey  á  Castelar ,  aun  con  el  apoyo  de 
la  Reyna,  porque  verdaderamente  el  ánimo  del  Rey 
era  á  Grimaldo,  propenso  por  su  blandura,  sinceri- 
dad ,  é  indiferencia ,  estudiando  no  apoyar  su  dicta- 
men en  las  consultas ,  que  subia  al  Despacho ,  sino 
muy  instado  del  Rey ,  y  aun  mandado ,  diciendo ,  que 
siempre  el  dictamen  del  Rey  habia  visto  ser  el  mas  acer- 
tado y  prudente^ 

Es* 


Tomo  segundo.  Año  de  M,  BCCXXL       355 

440  Este  desinterés  y  desnudez  de  afectos  apro- 
baba el  Rey,  y  por  oiríe  de  oficio ,  y  que  diese  su  pa- 
recer ,  le  creó  Consejero  de  Estado  con  retención  de 
la  Secretaría,  que  administraba.  Esto  explicó  el  favor 
sobre  los  demás  Secretarios  ,  y  cesó  en  pane  la  políti" 
ca  guerra,  no  parecieodoles  á  los  envidiosos  oportuna. 
El  mantenerle  en  la  aceptación  del  Rey  el  P.  Dau- 
banton  y  el  Marqués  de  Grimaldo  ponían  siempre  de 
peor  calidad  la  fortuna  del  Cardenal  Alberoni ,  que 
aún  vivia  como  sepultado  en  unas  casas  de  campo  de 
los  Feudos  Imperiales,  puestos  entre  el  Estado  de  Mi- 
lán y  el  de  Genova.  No  le  faltaban  ocultos  protec- 
tores ,  y  no  ignoraba  la  Corte  de  Viena  dónde  se  ha- 
llaba ^  pero  se  daba  por  desentendida ,  sabiendo ,  que 
el  Rey  Católico  y  el  Papa  deseaban  mucho  haberle  á 
las  manos  5  y  esto  le  hacía  recelar ,  que  les  importa- 
ba ,  y  asi  le  toleró  en  aquellos  Feudos ,  aun  no  sieri- 
do  Alberoni  acepto  al  Emperador» 

441  El  Pontifíce  Clemente  XI.  conservaba  tan  te- 
nazmente su  indignación ,  que  queria  quitarle  el  Cape- 
lo ^  pero  los  cargos  que  se  le  fulminaban  en  España^ 
no  eran  bastantes  para  tan  ruidoso  castigo  5  se  le  pre- 
tendía probar  ,  que  había  subrepticiamente  y  con  en- 
gaño ,  como  arrancado  el  Capelo  de  manos  de  su  San- 
tidad^ pero  esta  prueba  era  sumamente  difícil,  porque 
hablan  precedido  empeños  d(  1  Rey  y  la  Rey  na  ,  y  es 
cierto ,  que  destinaba  contra  ei  Turco  las  fuerzas ,  que 
contra  Cerdeña  se  emplearon ,  á  no  haber  el  Emoera'» 
dor ,  con  la  intempestiva  prisión  de  D.  Joseph  Moli- 
nés ,  probocado  al  Rey  Phelipe  á  la  guerra. 

442  Querían  hacerle  cargo  de  que  había  enviado 
Ministros  á  la  Puerta  Otomana  ,  y  suponían ,  que  el 
Coronel  Boisíniene  .  Francés  ,  á  quien  envió  á  Ragot- 
2i  5  y  habiendo  éste  á  la  vuelta  pasado  por  Genova  el 

Mar- 


35^  Comentarios  de  la  Guerra  de  España. 
Marqués  de  S.  Phelipe  ,  Ministro  de  España,  por  ha- 
ber sus  papeles  y  su  persona  ,  con  agasajo  y  dinero 
le  persuadió  que  fuese  á  Madrid  ,  é  hizo  que  se  le  jun- 
tase por  camarada  un  Oficial  del  Rey  ,  para  que  no 
le  perdiese  de  vista  ^  pero  los  papeles  de  Boisiniene  no 
conienian  mas  que  el  Despacho  de  Enviado  á  Ragot- 
zi  y  una  instrucción  muy  regular ,  ofreciendo  á  aquel 
Principe  dinero ,  para  ayudar  á  recobrar  la  Transil- 
vania  de  manos  del  Emperador  ,  y  alentar  los  rebel- 
des de  üngría  ,  lícitos  ardides  de  la  guerra ,  ó  los  ha 
hecho  lícitos  el  ser  en  todo  comunes,  porque  todos  los 
practican  aunque  fuese  indiscretamente  á  favor  delTur- 
co  ^  y  por  Alberoni  se  traia  exemplo  de  haber  mandado 
Gregorio  IX.  á  los  Templarios  Caballeros  Hierosolimi- 
tanos  y  Prelados  de  Oriente,  no  obedeciesen  al  Empe- 
rador Ferdinando  III.  quando  pasó  á  la  conquista  de  Je- 
Tusalén ,  porque  estaba  el  Pontífice  mal  con  el  Empera- 
dor ,  le  habia  excomulgado  y  movido  guerra  en  la  Pu- 
lla, mientras  estaba  empleado  en  la  Suria,  contra  Sa!a- 
dina ,  distrayéndole  de  obra  tan  santa  ,  aun  después 
de  haber  recobrado  el  santo  Sepulcro. 

443  Asi  tratan  á  veces  los  Principes  sus  intereíes 
de  Estado  ,  posponiendo  á  todo  5  con  que  ni  el  Rey  Ca- 
tólico ,  ni  Alberoni  faltaban  á  la  Religión ,  como  que- 
rían suponer  en  Roma  ,  por  haber  enviado  un  Minis* 
tro  al  Principe  Ragotzi ,  Católico ,  que  es  lo  que  se 
le  respondió  á  un  Manifiesto ,  que  sacó  el  Emperador 
sobre  este  asunto.  Y  por  lo  que  mira  al  Papa  ,  oí  ase- 
gurar á  Boisiniene  ,  haber  e:tado  primero  en  Roma  y 
dado  noticia  á  su  Santidad  de  la  comisión  que  llevaba 
al  Principe  Ragotzi ,  para  divertir  las  Armas  del  Em- 
perador. De  qué  sentir  fuese  al  Papa  no  lo  podemos  de- 
cir ,  lo  cirto  es ,  que  no  querían  al  Alemán  en  Ita- 
lia 5  porque  dicen  de  su  caballo ,  que  se  parece  al  del 

Tur- 


Tomo  segundo.  Año  de  M.  BCCXXL  íí^'^ 
Tarc*o  ,  que  no  nace  yerba  donde  pisa.  Ninguna  de 
estas  ideas  produxo  mas  efecto,  que  formar  aparente 
cansa  á  A'beroni  ,  que  la  juzgó  insubstancial  la  Jun- 
ta de  Cardenales  depurada  á  este  efecto  5  pero  no  se 
atrevían  á  absolverle  ,  porque  estaban  contra  él  empe- 
ñados el  Rey  y  el  Pontífice ,  y  con  mucho  disimulo 
el  Duque  de  Ürleans ,  que  nunca  le  perdonó  el  inso- 
lente trato  que  contra  él  había,  usado  ^  quando  mandaba 
la.  E.^paña^ 

444  Entre  sus  mayores  persecuciones,  y  desde  sus 
ocultos  retiros ,  volvió  Alberoni  á  salir  á  la  luz  del 
mundo  ,  qnando  menos  lo  esperaba  ,  porque  á  19.  de 
Marzo  murió  el  Sumo  Pontífice  Clemente  XI. ,  habiendo 
gobernado  la  Silla  Apostólica,  veinte  años  ^  varón  ajus- 
tado y  ageno  de  ínteres  y  como  lo  manifiestan  las  cor^ 
tas  riquezas  que  atesoró  su  caía,  aun  menores  de  las  que 
se  creían.  Su  carácter  de  fíoxo  é  inconstante  se  des- 
cubrió en  los  graves  negocios  ,  que  en  su  Pontificado 
se  le  ofrecieron  ,  combatido  del  poder  de  la  casa  de- 
Borbon  y  la  de  Austria ,  nunca  resistido  al  último, 
con  quien  hablaba,  porque  no  lo  persuadía  tanto  la  ra- 
zón agena,  como-  la  floxedad  propia,  pero  esta  de- 
jación 5e  dudó  si  era  natural  ó  necesaria  para  man- 
tenerse en  tantas  turbulencias  con  unos  y  con  otros. 
Sentía  muy  de  veras  el  no  poder  concordar  entre  sí 
las  Potencias  Católicas  y  y  aun  algunas  veces  le  vie- 
ron explicar  estos  sentimientos  con  lágrimas ,  y  con  la 
precisión  de  haber  de  ceder  al  que  mas  podía,  se  vio 
algunas  veces  pr^isado  también  á  fallar  á- lo  que  ha- 
bía ofrecido ,  por  no  poderlo  cumplir.  Por  todo  esto  se. 
le  compuso  aquel  Dystico.. 

Promittis^  promissa  negas\f  deflesque  negatai 
His  tribus  admissis ,  q^uis  neget  esse  Petrumt 

Era: 


358     Comentarios  de  la  Guerra  de  España, 

445  Era  hombre  eloqüente  y  pcritísiiTio  en  ía  len- 
gua laiina  ;  tanto,  que  sus  Homilías  y  Oraciones ,  que 
se  dieron  después  á  la  luz  pública  en  dos  tomos,  no 
son  inferiores  aun  á  las  obras  mas  elegantes  y  doc- 
tas ,  que  en  semejantes  asuntos  escribieron  los  Santos 
Padres.  Algunos  creyeron  ,  que  habia  dado  muchas 
plumadas  en  su  juventud  á  las  elegantisimas  y  públi- 
cas sátyras  del  Setano ,  Autor  incógnito  5  porque  éste 
es  nombre  supuesto.  Lo  personal  venia  bien  con  la 
Dignidad  que  representaba,  y  todas  las  demás  pren- 
das del  ánimo  con  las  inquietudes  que  padeció  la  Eu- 
ropa en  todo  su  Pontificado.  Al  fin  con  esta  muerte  se 
le  mudó  áAlberoni  todo  el  teatro.  Dudóse  en  el  Sa- 
cro Colegio,  si  se  habia  de  convocar  al  Cardenal  Noa- 
Ues  y  al  dicho  Alberoni ,  á  aquel  le  obstaba  estar  en 
desgracia  de  la  Santa  Sede,  por  no  haber  admití io  la 
Bula  Unigenitus  ,  contra  la  controversia  de  la  prohibi- 
ción de  los  Libros  de  Prete-Besnel ,  á  éste  el  estar  pro- 
cesado y  fugitivo,  y  lo  que  es  mas,  tan  oculto,  que  na 
se  podia  presentar  personalmente  á  la  convocatoria. 

446  Con  poco  contraste  se  resolvió  á  favor  de  ara- 
bos. Los  Cardenales  eran  Jueces  y  hacian  causa  pro- 
pia ,  y  prudentemente  habían  de  hacer  alguna  nuli- 
dad ,  que  diese  ocasión  á  la  desgracia  de  un  Scisma. 
Convocóse  á  Noalles ,  y  no  acudió  por  su  vejez ,  co- 
mo otros  ,  la  convocatoria  de  Alberoni,  pasándola  por 
manos  de  Cardenal  Fiesco  ,  Arzobispo  de  Genova  ,  se 
fixó  en  las  puertas  de  la  Catedral ,  y  un  tal  Abad 
Vielato,  Gentil-Hombre ,  Genovés  ,  amigo  de  Albero- 
ni ,  le  entregó  la  carta  del  Sacro  Colegio ,  é  indulto 
para  que  asistiese  al  Cónclave,  que  empezaría  el  dia 
30.  de  Marzo,  y  duraría  el  indulto  hasta  diez  días  des- 
pués de  elegido  el  nuevo  Pontífice.  Semejante  citatoria 
se  envió  al  Obispo  de  Briñano  j  para  que  se  fixate  en 

las 


Tomo  segundo.  Jflo  de  M,  BCCXXl  359 
las  Puertas  de  la  Parroquia  de  Sestri  de  Levante ,  Lugar , 
de  donde  había  Alberoni  desaparecido  ;  pero  habiendo, 
recibido  la  que  encaminó  Vielaio  ,  el  Cardenal  partió, 
según  se  dixo ,  que  no  nos  consta  ,  de  Castillon  de  la  Es- 
triberia  ,  en  el  Mantuano  ,  y  tonnó  para  Roma  caminos 
extraviados  ,  porque  creía  ,  que  el  Duque  de  Parma  le 
tenia  puesto  gente  emboscada  ,  para  prenderle.  Esto  le 
motivó  ,  ver  que  Oficiales  de  Longon  frequentaban  á 
Plasencia ,  y  el  mismo  Gobernador  de  la  Plaza  D.  Die- 
go Manrique ,  siendo  publica  la  voz  que  saüó  de  ella, 
por  ver  si  podia  prender  á  Alberoni ,  y  habia  esta  lo  en 
Genova  para  tomar  lengua.  En  fin  ,  su  fortuna  le  dio 
salvo  á  Roma  ,  y  fue  admitido  en  el  Conclave  ^  donde 
algunos  Cardenales  no  le  trataban  ^  y  otros  con  mucho 
desapego. 

447     Habia  enviado  Embaxador  al  Sacro  Colegio 
el  Emperador  al  Conde  Kinschi ,  porque  el  Cardenal 
Miguel  Federico  Althán  ,  que  hacia  los  negocios  del 
Imperio  ,  estaba  en  el  Conclave.  Lo  propio  sucedía  al 
Cardenal  Aquaviva  ,  que  hacia  los  de  España  ;  y  asi 
mandó  el  Rey  pasar  de  Florencia  á  Fray  Salvador  As- 
eado ,  Dominico  ,  para  que  asistiendo  en  la  Secreta- 
ria del  Cardenal ,  cuidase  de  ello  ,  pero  como  estaban 
á  su  cargo  los  de  Toscana ,  y  el  Gran  Duque  estaba 
gravemente  abatido  de  su  edad  ,  y  sus  achaques  ,   se 
mandó  apresurar  su  viage  á  Roma  al  Agente  de  Es- 
paña D.  Félix  Cornejo ,  para  que  Fray  Salvador  pu- 
diese restituirse  á  Florencia.    Los  negociados  del  Con- 
clave no  son   de  nuestro  asunto  ,  aunque  entraban  á 
la  parte  de  la  Guerra  contra  España  ^  porque  el  Em- 
perador ,  con  sus  Parciales  ,  queria  se  eligiese  al  Car- 
denal Francisco  Pinateli ,  Napolitano  5  pero  no  adhe- 
rían Franceses,  y  Españoles  ,  ni  el  Esquadron,,  que 
llamaban  de  los  Zelantes  que  hacían  numero  mayor, 
Tom.  IL  Zz  auu" 


360  Comentarios  ds  la  Guerra  de  Espaífa, 
aunque  de  España  no  habla  llegado  el  Cardenal  Carlos 
de  Borja  ,  ni  Luis  de  Belluga  ,  por  mucho  que  el  Rey 
Catholico  les  mandó  apresurar  su  viage,  y  dio  crecida 
ayuda  de  costa.  De  los  Franceses  faltaron  algunos  por 
embarazo  de  las  quarentenas^  porque  todavia  perseve- 
raba el  contagio  de  Provenza  ,  y  se  había  estendido  no 
solo  á  Aix  5  y  Tolón,  pero  aun  á  algunos  Lugares  del 
Lenguadoc. 

448  Embarazada  todavía  la  Europa  en  la  indeci- 
sión de  la  Paz  ,  buscaban  los  Zelantes  un  neutral  ,  y 
estaban  ya  los  mas  en  el  primer  escrutinio  ,  por  el 
Cardenal  Fabricio  Paulachi  ,  al  qual  dio  la  exclusiva 
en  nombre  del  Emperador  ,  su  Ministro  el  Cardenal 
Althán  que  sorprendió  á  todos  por  no  esperada  5  ni  el 
Cardenal  tenia  de  su  Soberano  esta  orden  ,  ni  lo  hu- 
biera hecho,  si  viese  que  salla  elegido  por  los  de  la 
facción  Austríaca.  Se  despachó  á  Viena  ^  y  de  allí  se 
supo  ,  que  aun  al  Emperador  le  cogió  de  nuevo  ^  pero 
sostuvo  lo  hecho  por  su  Ministro  ,  porque  pintó  con 
tales  colores  el  hecho  ,  que  introduciendo  ya  descon- 
fianza en  el  Emperador  ,  confirmó  la  exclusiva  5  medios 
que  tomó  Dios  ,  porque  quería  substituir  á  la  Silla  de 
S.  Pedro  al  Cardenal  Miguel  Ángel  Conti  ,  Romano^ 
que  fue  elegido  ,  sin  que  hubiese  pensado  en  serlo ,  y 
se  adoró  Sumo  Pontífice  á  8.  de  Mayo,  concurriendo 
todas  las  facciones ,  porque  pareció  sumamente  neu- 
tral ,  y  Varón  de  conocida  bondad  ,  de  una  familia 
ilustrisima  ,  y  que  cuenta  en  ella  no  solo  muchos  Ca- 
pelos ,  pero  Tiaras.  Habia  sido  Nuncio  en  Portugal, 
de  donde  sacó  la  Purpura  ,  y  no  habia  por  donde  Prin- 
cipe alguno  desconfiase  de  su  neutralidad  ,  y  mas  co- 
nocido su  genio  apacible  ,  y  ajustado  ,  y  lo  que  le  im- 
pedia el  trabajar  ,  que  eran  sus  grandes  ,  y  habituales 
enfermedades  que  era  lo  que  mas  estimaban  los  Carde- 

na- 


Tomo  segundo.  Ano  de  M.  DCCXXL         361 
nales ,  porque  se  mantenia  la  esperanza  en  los  que  aspira- 
ban al  Pontificado ,  y  mandarían  mas  absolutos  los  que 
serian  elegidos  á  los  primeros  empleos. 

449  El  Cardenal  Alberoni  mejoró  de  fortuna,  por- 
que el  nuevo  Pontifice  le  permitió  viviese  en  Roma, como 
retirado  ,  pero  no  le  dio  el  Capelo  ,  porque  los  cargos 
estaban  pendientes ,  y  habia  llegado  poco  después  á  aque- 
lla Corte  el  Cardenal  Belluga  ,  que  tenia  orden  del  Rey 
Catholico  ,  para  que  instase  que  se  hiciese  justicia  sobre 
ellos  ,  y  no  gracia.  Belluga,  hombre  de  vida  austera,  y 
religioso  ,  y  sumamente  zelante  ,  cargaba  sobre  las  cos- 
tumbres de  Alberoni ,  fundado  en  lo  que  se  le  imputa- 
ba en  ellas  de  poco  conforme  al  Sacerdocio,  y  á  la  Dig- 
nidad de  la  Purpura  ,  pero  los  Romanos  no  hacian  ca- 
so de  esto.  No  me  atrevo  á  decir  ,  que  estas  acusacio- 
nes fuesen  verdaderas ,  pero  como  tales  las  tenia  el  Rey 
de  España  ,  y  el  Cardenal  Belluga  ,  que  de  otra  mane- 
ra con  conciencias  tan  delicadas  ,  no  insistieran  en  su 
castigo ,  ni  el  despreciar  estos  cargos  en  Roma ,  suena 
desprecio  á  las  virtudes  sino  no  juzgarlos  bastantes ,  aun 
siendo  ciertos ,  á  quitar  un  Capelo.  También  tuvo  el 
venturoso  accidente  ,  que  fuese  elegido  Secretario  de 
Estado  el  Cardenal  Jorge  Spinola  ,  Genovés  ,  hom- 
bre sumamente  político  ,  y  avilado  ,  no  enemigo  de 
Alberoni ,  porque  los  Genoveses  ,  menos  el  Cardenal 
Imperial ,  no  lo  eran  ^  y  asi  se  fue  difiriendo  el  nego- 
cio ,  hasta  que  se  aplacase  el  animo  del  Rey  Catholico, 
que  era  lo  que  deseaba  el  Pontifice  ,  y  habia  para  esto 
interpuesto  los  oficios  del  mismo  Cardenal  Belluga  ,  que 
no  admitió  desde  luego  el  encargo  ,  porque  sabia  quan- 
ta  indignación  perseveraba  en  Ja  Corte  de  España  con- 
tra Alberoni. 

450  Los  Genoveses  ,  que  pretendían  no  deber  dar  ya 
mas  satisfacción  al  Pontifice ,  por  haber  faltado  el  que 

Zz2  £& 


363  Comentarios  de  la  Guerra  de  España, 
se  dio  por  ofendido  ,  meditaban  retirar  á  Constantin 
Vaibi  de  Roma,  que  aun  no  habia  logrado  audiencia 
del  pasado ,  ni  del  nuevo  Pontífice  5  pero  el  Ministro 
de  España  ,  que  residia  en  Genova  ,  instó,  que  su  Amo 
•quería  se  satisfaciese  á  su  Santidad  ,  porque  el  Fontifice 
siempre  era  el  mismo  ,  aunque  se  mudasen  sujetos.  Con 
esto  pretendía  obligar  al  Pontífice  ,  á  que  contemplase 
al  Rey  en  lo  de  Álberoni ,  y  que  caminasen  de  acuer- 
do ,  y  mas  no  habiéndose  admitido  á  audiencia  alguna 
al  Enviado  de  la  República  Francisco  María  Valbi,que 
ya  habia  pasado  á  España  con  permisión  del  Rey  ,  in- 
sinuada por  el  Marqués  de  S.  Phelipe  al  Gobernador: 
las  palabras  eran  obscuras  ,  porque  dixo  significase  al 
Gobierno  ,  podia  enviar  á  Valbi  á  España  ,  que  sería 
admitido.  Antes  de  saber  esto  ,  nombraron  á  Hipólito, 
Mari ,  para  que  pasase  á  Plasencia  á  implorar  el  fa- 
vor del  Duque  de  Parma  ,  á  efecto  de  ser  Valbi  ad- 
mitido :  después  no  le  hubieran  enviado ,  á  no  haber 
el  Marqués  puesto  por  condición  de  ir  su  Ministro  á  Es- 
paña ,  el  ir  Mari  á  Plasencia ,  y  permanecer  Valbi  en 
Roma  5  porque  quería  el  Rey  ,  no  solo  su  satisfacción, 
pero  la  del  Pontífice.  Esto  mismo  decia  el  Cardenal 
Aquaviva  en  Roma  :  todo  lo  qual  sirvió  para  entre- 
tener la  causa  de  Álberoni  ,  pero  no  para  no  dar 
Audiencia  á  Constantin  Valbi ,  como  la  Corte  de  Es- 
paña quería ,  hasta  que  el  Rey  la  diese  al  Ministro  de 
Genova. 

45 1  El  Cardenal  Spinola  ,  Secretario  de  Estadp, 
como  buen  Genovés,  dispuso,  que  diese  su  Santidad  Au- 
diencia á  Vaivi ,  sin  esperar  consentimiento  de  la  Cor- 
te de  Madrid  ,  que  no  lo  llevó  bien  ,  pero  disimuló, 
porque  aun  estaba  pendiente  el  negocio  principal ,  que 
era  el  Capelo  de  AJberoni.  Hizo  Valbi  una  oración  á 
SU  Santidad  ,  llena  de  especiosas ,  y  sumisas  palabras, 

pe- 


Tomo  segundo.  Año  de  M.  BCCXXL  363 
pero  nada  mas ,  porque  los  puntos  que  quedaron  pendien- 
tes, y  dilatados,  no  tuvieron  mas  ajuste ,  menos  el  hacer- 
se absolver  el  Dux  Ambrosio  Imperial  en  secreto  ,  y  los 
Senadores  que  habían  entrado  en  el  Monasterio  de  S.  Phe- 
iipe  ,  que  llaman  el  nuevo.  De  lo  de  Bonin  no  se  trató 
jnas,  ni  de  lo  que  los  Romanos  habian  propuesto  de  pa- 
gar los  réditos,  que  tenían  los  Genoveses  en  el  Banco  del 
Santo  Espíritu  en  trigo  ,  para  que  tuviese  éxito  el  del 
Estado  Pontificio. 

,  452  Con  todo  esto  ,  el  Rey  Catholico  no  daba  au- 
diencia á  Francisco  Maria  Valbi  ,  pretendiendo  de  los 
Genoveses  positiva  satisfacción ,  sin  explicar  qual  fuese. 
Estos  habian  enviado  ya  al  Duque  de  Parma  á  Hipo- 
iito  de  Mari  ,  para  que  interpusiese  aun  oficios  con  el 
Key ,  para  que  fuese  Valbi  bien  admitido  ,  pero  mas 
exasperaron  el  animo  del  Duque  ,  que  le  inclinaron  á 
favorecerles ,  porque  no  se  detuvo  Mari  mas  que  dos 
dias  en  Plasencia  ,  y  parecía  un  mero  cumplimiento, 
y  sin  necesidad  ,  porque  creían  que  Valbi  sería  luego 
admitido.  El  Duque  quedó  casi  ofendido  de  esta  seca 
iranera  de  pedir  ,  y  com.o  por  complacer  el  Ministro 
de  Genova  ,  Marqués  de  S.  Phelipe  5  eni  fin  ,  fuesen  io- 
fluxos  del  Duque .  ó  que  Valbi  no  quería  hablar  al  Rey 
en  la  forma  satisfactoria  ,  que  se  le  habia  prescripto 
por  papel  del  Marqués  de  Grímaldo ,  se  dilataba  la 
Audiencia  ,  con  gran  sentimiento  de  los  Genoveses, 
que  se  creian  engañados  ,  ó  del  Rey  ,  ó  del  Mar- 
qués de  S.  Phelipe  ,  porque  decían  ,  no  debía  ser  ad- 
mitido en  España  ,  sino  lo  habia  de  ser  á  la  Audiencia 
del  Rey. 

453     Asi  pasó  todo  este  año ,  sin  que  la  consiguiese, 
ni  se  atreviesen  los  Genoveses  á  hacerle  volver  sin  ella. 
Quantos  medios  aplicaren  fueron  en  vano  ,  ni  el  Du- 
que de  Orleans  se  quiso  meter  en  esto,  ocupado  en  exi- 
gir 


364  Come},  t arios  de  la  Guerra  de  España. 
gir  de  la  España  lo  que  mas  le  convenia ,  y  dilatando  en- 
viar sus  Plenipotenciarios  al  Congreso ,  hasta  que  lo  con- 
siguiese. Mostraba  empeño  de  que  los  Ingleses  restituye- 
sen á  Gibraltar  5  pero  el  Parlamento  se  oponia:  niel  Rey 
Jorge  confesaba  ,  que  habia  dado  palabra  de  esto  5  por- 
que la  interna  disensión  de  los  partidos  no  estaba  extinctaj 
antes  clamaban  agriamente  contra  muchos  del  Gobierno, 
que  habian  dexado  quebrar  el  Banco  de  las  Acciones  de 
Indias,  subiéndolas  á  inmoderada  ganacia  ,  de  lo  que  re- 
sultó perderse  los  caudales ,  baxando  de  golpe  á  nada, 
en  lo  que  culpaban  á  muchos,  que  con  la  autoridad  del 
mando  se  habian  aprovechado. 

454     El  Rey  inquirió  contra  ellos  5  huyó  el  Tesore- 
ro del  Banco  á  Flandes ,  y  estaban  con  suma  agitación 
los  ánimos  5  y  no  dexaba  de  dar  fomento  al  recelo  de 
la  Corte  ,  haber  en  Roma  la  Princesa  Sobieski ,  muger 
del  Rey  Jacobo ,  parido  un  Principe  5  y  aun  corría  voz, 
que  le  habian  enviado  gruesos  donativos  desde  la  In- 
glaterra los  de  su  Partido  5  pero  esto  no  nos  consta, 
ni  del  regalo  hecho  en  esta  acción  por  manos  del  Car- 
denal Aquaviva   á  la  Reyna  (que  asi  la  llamaban  en 
Roma  )  de  lo  qual  se  dolían   mucho  los  Ministros  In- 
gleses en  Italia  ^  pero  jamas  supieron  la  verdad  ,  aun- 
que como  tal  trataba  sus  sospechas  el  Señor  de  Abe- 
nante  ,  Ministro  Británico  en  Genova  ,  hombre  impe- 
tuoso ,  y  que   daba  á  las  materias  mucho  cuerpo  ,  y 
como  era  generalmente  Austríaco ,  procuraba  fomen- 
tar la  discordia  entre  la  España ,  y  la  Inglaterra.  Es- 
taba allá   esta  compuesta  ,  y  se  ratificó  el  asiento  de 
los  Negros  ,  y  la  Inglaterra  mandó  restituir  á  España 
quantos  Navios  se  apresaron  en  la   función  de  Sicilia, 
en  los  mares  de  Siracusa.  También  restituyó  la  España 
los  que  tenia  de  represalia  mercantiles  ,  y   en  esto  fue 
á  perder  mucho  5  porque  los  Navios  Españoles  estaban 

.  ya 


Tomo  segundo.  Año  de  M,  BCCXXI.  365 
ya  todos  podridos  en  Mahon ,  y  el  mejor  ,  y  mas  nue- 
vo ,  que  era  S.  Phelipe  ,  se  habia  accidentalmente 
quemado  en  el  mismo  Puerto  ,  de  otros  habían  vendido 
las  jarcias  ,  y  gúmenas  ,  y  hubo  poco  ,  ó  nada  que 
restituir^  pero  todo  lo  pasó  el  Rey  Catholico  ,  por  ver 
el  fin  de  este  negocio  de  Toscana  ,  que  únicamente  ocu- 
paba la  Corte  ^  y  conociendo  los  demás  Principes  lo  di^ 
lataban  hasta  componerse  á  su  modo^  con  todo,  se  hi- 
cieron las  renuncias  entre  el  Emperador  ,  y  el  Rey 
Catholico  ,  y  se  ratificaron  ,  canviando  las  ratificaciones 
en  Londres ,  siendo  aquella  Corte  mas  arbitra  ,  que  me- 
dianera. 

455  Pe  esto  dependía  todo  el  mal  de  la  España, 
porque  no  lo  permitían  los  intereses  del  Rey  Jorge ,  co- 
mo Duque  de  Hannover,  desminuírle  del  Emperador,  ni 
enconarle,  y  asi  por  los  suyos  ,  y  las  investiduras  ,  que 
pedia  de  Bremen ,  y  Werdén  ,  sacrificaba  las  que  se  ha-, 
bian  de  haber  ya  dado  de  la  Toscana  al  Infante  D.  Car^ 
los  ,  según  los  Tratados  de  la  Quadruple  Alianza.  El 
Emperador  no  las  negaba  ,  pero  no  las  concedía  5  antes 
admitía  con  gusto  las  quejas  de  Cosme  IIL  Gran  Duque 
de  Toscana  ,  que  se  dispusiese  de  sus  Estados  sin  su  no- 
ticia ,  y  las  de  la  Viuda  Palatina  Ana  María  Luisa ,  que 
no  se  la  dexaba  el  Gobierno  de  ellos ,  si  sobreviviese  al 
Principe  Juan  Gastón,  único  hijo  del  Gran  Duque, hom- 
bre mas  mal  tratado  de  sus  desordenes  ,  que  de  su  edad. 
Estimaba  el  Emperador  qualquier  repugnancia,  que  mos« 
trasen  los  Toscanos  de  estas  disposiciones  de  succesion, 
y  las  fomentaba  ;  porque  arrepentido  de  lo  que  ofreció,, 
buscaba  pretextos  para  no  cumplirlo ,  y  los  Ministros 
Españoles,  que  en  su  Consejo  de  Italia  tenia,  le  aconseja- 
ban esto  ,  temiendo ,  que  el  ver  otra  vez  Españoles  en 
Italia  ,  fuese  crisis. fatal  para  el  dominio  del  Emperador 
en  ella. 

Los 


366  Comentarios  de  ¡a  Guerra  de  España. 
456  Los  Consejeros  Alemanes  insistían  ,  en  que  se 
cumpliese  lo  estipulado  con  sus  debidas  precaucionáis,  y 
deseaban  la  Paz  ,  para  echar  de  V^iena  á  los  Eispañoles, 
que  no  ignorando  esto  ,  lo  di'ataban  ,  porque  necesita- 
se el  Emperador  de  ellos  con  cuyo  consejo  regia  los 
Reynos,  que  de  la  Monarquía  de  España  había  toma-^ 
do  5  ni  les  ñiltaba  á  estos  Ministros  ,  priacipalmente  ai 
Arzobispo  de  Valencia  ,  y  á  los  Catalanes  ,  animosi- 
dad contra  el  Rey  Phelipe  ,  p:>rque  los  que  una  vez 
han  sido  rebeldes ,  jamas  deponen  el  rencor  contra  su) 
Soberano  ,  y  adulaban  verdaderamente  al  Emperador, 
los  que  mas  acérrimamente  votaban  contra  el  Rey  de 
España  ,  cuyo  tiombre  le  era  odioso  ,  porque  le  pare* 
cia  que  le  quitaba  una  Corona  que  la  tenían  los  Austria^ 
eos  por  suya  ,  y  como  parte  de  ella  temía  el  Empera- 
dor en  Italia  el  nombre  solo  de  Españoles  :  en  Toscana 
le  era  ingrato ,  y  hubiera  estimado  una  declarada  con- 
tradicción del  Gran  Duque,  y  aun  Testamento  contra- 
rio á  la  disposición  de  la  Quadruple  Alianza  ,  pero  eí 
Gran  Duque  Cosme  era  propenso  á  los  Españoles  ,  y 
mas  heredando  un  Infante  de  la  Famila  de  Borbon, 
que  no  carecía  de  derecho  á  sus  Estados  por  María  de 
Mediéis  ,  muger  de  Enrique  IV.  No  pensaba  en  hacer 
Testamento  ,  peroq  leria  que  el  de  Rey  España  desistie- 
se de  presidiar  sus  Estados  ,  como  acordado  en  el  Tra-» 
tado  de  Londres  ,  y  aun  no  perfecto  ,  por  no  haberse 
cumplido  lo  de  las  investiduras  :  dio  gran  sobresalto  á 
la  España  la  grave  y  peligrosa  enfermedad ,  que  pade*^ 
ció  el  Gran  Duque  ,  quedando  heredero  el  Principe 
Juan  Gastón  adversísimo  á  los  Españoles  ,  inclinado  á 
los  Tudescos^  aunque  con  la  floxedad  de  su  negligente 
genio  ,  solo  aplicado  á  la  ociosidad  ,  y  á  la  entera 
abstracción  de  negocios ,  y  aun  apartado  de  la  socie- 
dad civil. 

Era 


Tomo  segundo.  Año  de  M,  DCCXXL  3  6  jr 
45  jr  Era  naturalmente  adverso  al  Padre  Fray  Sal- 
vador Ascanio  ,que  hacia  los  negocios  de  España  ,  aun 
por  la  misma  razón ,  que  era  acepto  á  su  padre  ^  y 
asi  era  menester ,  muriendo  este ,  que  tratase  aquellas 
dependencias  uno,  que  le  fuese,  á  lo  menos,  indife- 
rente. Por  esto  mandó  el  Rey  Catholico  al  Marqués 
de  San  Phelipe,  su  Ministro  en  Genova,  que  luego  pa- 
sase á  Florencia ,  si  moria  el  Gran  Duque ,  y  se  encar- 
gase de  aquellos  negocios ,  que  eran  los  que  merecían 
entonces  toda  la  aplicación  de  la  Corte  5  porque  la  Rey- 
na  queria  á  toda  costa  hacer  Soberano  á  su  hijo  pri- 
mogénito. 

458  No  se  dio  el  caso  de  pasar  el  Marqués,  por- 
que mejoró  el  Gran  Duque  ,  y  hubo  tiempo  de  prose- 
guir con  quietud  las  negociaciones  de  las  investiduras, 
de  las  quales  se  trataba  lentamente :  no  con  tanta  len- 
titud las  suyas  el  Duque  de  Orleans ,  porque  tenia  ya 
ajustadas  las  bodas ,  que  meditó ,  restituidas  las  Plazas 
de  San  Sebastian  ,  y  Fuente  Rabia  á  la  España  ,  y  lo 
que  habia  el  Marqués  de  Castel  Rodrigo  tomado  en  la 
Cerdaña  á  la  Francia.  Se  publicó  á  un  tiempo  la  boda 
de  Luis  XV.  Rey  de  Francia ,  y  Maria  Ana  de  Bor- 
bón,  Infanta  de  España.  Tenia  el  Rey  once  años ,  y 
la  Infanta  ,  quatro  ,  y  pasó  formalmente  á  pedirla  á  la 
Corte  de  Madrid  ,  en  nombre  del  Rey  Christianisimo,  el 
Duque  de  San  Simón.  Fue  convenido  ,  pasaría  luego  la 
Infanta  á  París ,  para  ser  criada  á  aquella  moda  ,  y 
educada  de  las  Señoras  Francesas ,  que  baxarian  á  la 
raya  de  España  á  recibirla  ,  hasta  donde  la  acompaña- 
rían las  Españolas  ^  y  se  dio  este  encargo  de  conducir- 
la hasta  Irunal  Marqués  de  Santa  Cruz  ,  donde  se  ha- 
bia de  recibir  la  Princesa  de  Montpensier ,  Luisa  Isa- 
bela de  Orleans,  hija  del  Duque  de  edad  de  doce 
años ,  ajustada  ya  de  casar  con  Luis  Fernaado  de  Bor- 
Tom,  IL  Aaa  bon, 


368  Comentarios  de  la  Guerra  de  España* 
bon ,  Principe  de  Asturias  ,  que  tenia  catorce  ,  la  qual 
ya  habia  capitulado  en  Paris,  habiendo  por  el  Princi- 
pe ,  y  el  Rey  Catholico  firmado  las  capitulaciones  el 
Duque  de  Osuna ,  Embaxador  que  era  extraordinario 
en  Paris ,  y  Don  Patricio  Laules ,  Teniente  General 
de  los  Exercitos  del  Rey  ,  que  hacia  allá  los  negocios 
de  España ,  al  qual  para  este  efecto  se  le  dio  carác- 
ter de  Embaxador.  Luego  partió  para  España  el  Du- 
que de  Osuna  ,  y  la  Princesa  de  Montpensier  á  18.  de 
Noviembre.  Los  Reyes  Catholicos  acompañaron  á  su 
hija  hasta  Burgos ,  y  allá  aguardaron  la  nuera ,  que 
venia  servida  de  la  Familia  que  habia  de  recibir  la  In- 
fanta en  la  raya. 

459     Parecieron  al  Mundo  intempestivos  estos  Ma- 
trimonios 5  y  hecho  con  ambiciosa  arte  del  Duque  de 
Orleans  el  del  Rey  á  quien  se  le  daba  una  muger, 
que  no  podia    serlo  hasta  que  pasasen  por   lo  menos 
diez  ó  doce  años ,  y  todo  este  tiempo  mantenia  sus  es- 
peranzas á  la  Corona  ^  lograba  casar   su  hija  con  el 
Heredero  de  España  ,  y  fortificar  relevante  Alianza  en 
todo  caso  ,  atribuyóse  esta  idea  al  Abad  Dubois ,  ya 
Cardenal  j  pero  se  le  hacia  al  Duque  injuria  ,  cuyo  su- 
tilisimo  ingenio  no  perdonaba  diligencia  á  su  interés^ 
creian  muchos  que  aprendió  el  Duque  del  Cardenal ,  y 
era  al  contrario  5  solo  se  servia  de  él ,  como  mecánico 
instrumento  5  apto  ,  y  aproposito  para  sus  ideas  ,  por- 
que para  el  fin  no  despreciaba    medio  alguno  el  Car- 
tienal ,  el  qual  era  ya  Arzobispo  de  Cambray ,  y  pri- 
mer Ministro  del  Regente  5  cierto  es ,  que  por  su  ma- 
no se  trataron  estos  casamientos ,  porque  era  él  quien 
se  correspondía  con  el  Padre  Daubanton ,  que  á  poca 
persuasiva  venció  al  Rey  ,  amantisimo  de  su  Familia  ,  y 
quiso  la  Reyna  colocar  en  Solio  tan  alto  á  su  hija.  Los 
Españoles  sintieron  mal  del  casamiento  del  Principe: 

tan 


Tomo  segundo.  Año  de  M.  DCCXXL  369 
tan  anticipado  á  su  edad ,  porque  se  enerbaban  las  fuer- 
zas ,  que  la  naturaleza  necesitaba  para  el  incremento,  y 
robustez  ,  siendo  sumamente  delicado  de  complexión. 
Por  eso  el  Rey  le  tuvo  separado  de  su  muger  ,  con 
quanta  vigilancia  era  posible  ,  y  mas  que  era  también 
4a  Princesa  delicada, y  en  tan  tierna  edad,  incapaz  de 
que  se  consumase  el  Matrimonio.  Los  Críticos  anadian 
á  la  queja  ,  que  Francisca  Maria  Borbón  ,  madre  de 
la  Princesa  ,  y  muger  del  Duque  de  Orleans  ,  era  hija 
ilegitima  del  Rey  Luis  XIV.  y  aunque  legitimada  en  el 
,año  de  168 1,  no  queria  en  la  Casa  Real  de  España  es- 
ta nota  la  delicadez  de  los,  políticos,  no  habiendo  nece- 
sidad 5  pero  juzgó  el  Rey  Catholico  ,  que  la  habla  ,  por 
atraher  á  sí  con  nuevos  vínculos  el  feroz  descariña- 
do, animo  del  Duque  de  Orleans ,  que  le  habla  sido 
no  pocas  veces  enemigo ,  y  tenia  en  su  poder  todo  el 
de  la  Francia ,  y  todas  sus  riquezas ,  hasta  ahora  inúti- 
les 5  porque  no  parecía  nada  de  lo  que  en  su  interior 
meditaba. 

460     No  ignoraba  el  Rey  el  descontento  de  los  Es- 
pañoles ,  que  no  hablan  tenido  parte  alguna  en  estos  ca- 
samientos^ por  lo  menos  no  se  juntó  Consejo  de  estado  pa- 
ra ellos,  ni  casi  habia  Consejeros  que  juntar ,  y  para  con- 
fundir las  melancólicas  ponderaciones  con  bullicios,  y 
mercedes, se  hicieron  grandes  fiestas  quando  entró  la 
.  Princesa  de  Asturias  en  Madrid ,  y  se  formó  la  Casa  del 
Principe  eligiendo  el  Rey  para  Mayordomo  mayor  al 
Duque  de  Populi,  que  habia  sido  su  Ayo,  al  Conde 
de  San  Estevan  del  Puerto  por  Caballerizo  mayor  5  y 
al  Conde  de  Altamira  Sumiller  de  Corps ,  y  se  le  se- 
ñalaron por  Gentiles  Hombres  de  Cámara  al  Duque  de 
Gandía,  al  Marqués  de  los  Ralbases, y  al  Marqués  del 
Surco  ,  que  fue  también  su  primer  Caballerizo :  Mayor- 
domos de  Semana  fueron  el  Conde  de  Sasateli  ,  y  el 

Aaaa  Con- 


^jro  Comentarios  de  ¡a  Guerra  de  España, 
Conde  de  Arenales.  A  la  Princesa  se  dio  por  Camarera 
á  Doña  Luisa  de  Gante  ,  Viuda  del  Duque  de  Mon- 
tellano  ,  y  se  la  nombraron  ,  Mayordomo  mayor 
al  Marqués  de  Valero  ,  aunque  estaba  Virey  en 
México  :  Mayordomo  de  Semana  al  Conde  de  Anguiso- 
la,  Placentino:  Caballerizo  Msyor  al  Marqués  de  Cas- 
tel  Rodrigo:  Primer  Caballerizo,  al  hijo  del  Mar* 
qués  de  San  Juan  ,  que  también  fue  Mayordomo  :  Da^ 
rnas  ,  á  la  Duquesa  de  Lyria,  á  la  Marquesa  de  Miya, 
y  á  la  Marquesa  de  Tor  recusa:  Señoras  de  honor  á  Do- 
fia  N.  Amezaga  ^  á  Doña  N.  Quadra.  Asi ,  entre  júbilos, 
y  festejos  en  las  dos  Cortes  de  España ,  y  Francia  fene* 
ció  este  año. 


AÑO  DE  M.DCCXX1L 

461  Tápeos  materiales  para  los  Comentarios  dan 
■  los  hechos  de  este  año  ,  muy  conforme  al 
pasado  en  la  indecisión  de  las  cosas  tratadas  lentamente 
con  arte  ,  menos  del  Rey  Catholico,  por  su  realidad  de 
animo  ,  y  buena  fe.  Todas  eran  falsas  apariencias  de 
paz,  y  guerra  :  aquella  nadie  la  promovia  ,  porque 
no  habia  dexado  de  dar  rezelos  la  complicación  de  los 
modos  entre  la  misma  Casa  de  Borbon  con  los  referi- 
dos casamientos,  y  el  que  se  prevenia  de  la  Princesa 
de  Vauxalois,  quarta  hija  del  Duque  de  Orleans ,  con  el 
Infinte  Don  Carlos  ,  primer  hijo  del  segundo  Thalamo 
del  Rey  Catholico :  tenia  aquella  poco  mas  de  seis 
años  ,  el  Infante  siete  ,  y  parecía  ,  que  tantos 
intempestivos  matrimonios  encerraban  gran  mysterio, 
ó  mas  estrecha  Alianza.  De  esto  nació  la  voz  de  una 
Liga  entre  Francia ,  y  España ,  admitidos  á  ella  la 

Olaa. 


Tomo  segundo.  Año  M.  BCCXXIL  3  ^  i 
Olanda ,  y  el  Rey  de  Cerdeña ,  que  juzgaron  irritados 
contra  el  Emperador^  ios  Olandeses  ,  porque  se  habia 
en  Ostende  formado  una  Coiiipañia  de  Comercio  para 
las  Indias  Orientales,  con  gran  perjuicio  déla  Olanda, 
y  contra  la  paz  de  Munsiér :  Y  el  Rey  de  Cerdeña, 
porque  después  de  tan  largas  esperanzas,  dilatadas  con 
arte  de  los  Austríacos ,  se  le  negó  para  su  hijo  por  Es- 
posa á  la  Archiduquesa  Maria  Amelia,  segunda  hija  del 
Emperador  Jüseph,  y  se  dio  al  Principe  Electoral  de 
Babiera  Catlos  Alberto,  de  lo  que  estaba  sumamente  pi- 
cado el  Rey  de  Cerdeña  ,  y  asi  casó  á  su  hijo  Carlos 
Emmanuel ,  Principe  del  Piamonte ,  con  Ana  Chris- 
liana ,  hija  del  Palatino  de  Salusbachi ,  y  celebró  gran- 
des fiestas. 

462  Mas  ni  esta  voz  déla  Liga  tenía  fundamento, 
ni  el  Duque  de  Orkans,  cuyo  único  objeto  era  la  Corona 
de  Francia  ,queria  emplear  las  fuerzas  del  Reyno  ,  ni 
tanto  atesorado  dinero  por  interés  de  un  Infante  de  Es- 
paña ,  aunque  le  estimase  para  su  yerno,  porque  su 
idea  ,  tenia  mas  altos  fines ,  para  los  quales  era  menes- 
ter tener  amigos,  no  contrarios ,  ni  despechados  los  que 
le  podian  ayudar  contra  el  derecho  de  la  Casa  de 
España  ,  á  coronarse  Rey  de  Francia  ,  si  faltaba  Luis 
XV.  cuya  delicada  salud  abultaba  las  esperanzas  del 
Duque  ,  que  poseia  al  Rey,  y  al  Reyno  con  despo- 
tismo ,  mal  tolerado  de  los  Franceses ,  aun  amantes  de 
las  cenizas  de  Luis  XÍV.  y  como  estaba  vecino  el  Rey 
á  salir  de  la  menor  edad,  con  pretexto  de  instruirle  quería 
estar  algunas  horas  solo  con  él ,  sin  que  asistiesen ,  ni  su 
Ayo  el  Mariscal  de  ViUaroy ,  ni  su  Maestro  el  Obis- 
po de  Frexus.  Villaroy  defendía  su  derecho  ,  exaltan- 
do su  empleo  mas  de  lo  que  juzgaba  conveniente  el 
Duque,  y  asi  se  le  mandó  saliese  luego  de  la  Corte, 
á  su  Govierno  de  León.  Poco  después ,  dexando  un 

par 


37'2  Comentarios  de  la  Guerra  de  España, 
papel  al  Rey  se  retiró  el  Obispo^  paro  se  Je  mandó 
volver ,  y  obedeció.  Huían  todos  de  oponerse  al  Du- 
que, y  no  querían  intervenir  con  él,  á  un  Gobierno 
que  le  juzgaban  infeliz  para  la  Francia,  y  aventurado 
para  el  Rey ;  porque  del  Duque  ,  y  de  su  elegido  ins- 
trumento el  Cardenal  Dubois  ,  no  se  tenía  el  concepto 
que  era  menester ,  para  que  se  aquietasen  los  leales. 

463  Todo  esto  era  indirectamente  contra  la  Espa- 
ña ,  porque  el  Duque  de  Orleans ,  embarazado  de  sus 
propios  arcanos  pensamientos,  no  atendia  á  los  in- 
tereses de  la  España ,  aunque  las  palabras  eran  las 
mas  afectuosas  ,  ni  el  Rey  de  Cerdeña  tan  gran  polí- 
tico ,  y  observador  de  los  tiempos  ,  se  dexaba  llevar 
de  su  ira ;  antes  mantenía  siempre  Ministro  en  Viena, 
y  exponía  esperar  del  Emperador ,  se  le  rehiciese  ,  y 
recompensase  el  daño  de  haber  perdido  la  Sicilia ,  de 
la  qual  era  corta  compensación  la  Cerdeña ,  y  que  asi 
se  le  diesen  las  Langas,  Feudos  Imperiales ,  puestos  en- 
tre el  Genovesado ,  y  Saboya,  que  se  adhirieron  con 
el  Final  al  Estado  de  Milán ,  y  el  Feudo  de  Espino, 
que  había  el  Emperador  confiscado  á  los  Imbreas  de 
Genova ,  pero  el  Emperador  no  pensaba  en  estas  re- 
compensas ,  ó  solo  le  dixeron  ,  le  venderían  el  Feudo 
de  Espino ,  como  después  se  executó. 

464  El  Emperador  tomaba  por  pretextos  los  re- 
•<ielos  de  esta  soñada  Liga ,  para  las   prevenciones  de 

defensa ,  que  hacia  en  Italia  :  completando  los  Regi- 
mientos ,  que  tenia  en  Milán,  y  Mantua,  y  fortiñ- 
cando  aquel  Castillo  con  obras  exteriores  ,  y  aun  fun- 
diendo piezas  de  cañón  ,  y  municiones  de  Guerra  ^  de 
genero  que  quitaba  todas  las  apariencias  de  paz.  Las 
prevenciones  qué  mandaba  hacer  en  Ñapóles  ,  y  Sici-^ 
lia ,  tenían  el  especioso  pretexto  del  Armamento  del 
Turco ,  abultado  mucho  m^s  allá  de  la  verdad  ,  que 

da- 


Tomo  segundo.  Año  de  M.  BCCXXL  3^3 
¿s^0í  grandes  recelos  á  la  Isla  de  Malta  ,  tanto ,  que 
el  Gran  Maestre  del  Orden  de  San  Juan ,  llamó  á  su  de- 
fensa un  gran  numero  de  Caballeros  de  todas  Nació- 
nes  ^  y  su  Embaxador  en  Roma  el  Baylio  Juan  Bautista 
Spinola  5  pedia  socorros  de  dinero  al  Ponúfice ,  y  por- 
que los  pidió  aun  á  la  España ,  incurrió  en  la  indig- 
nación del  Emperador ,  que  por  motivo  alguno  quena 
ver  Españoles  en  Italia,  porque  el  Rey  Catholico 
liberalmente  ofreció  socorrer  á  la  Religión  con  ocho 
Naves  de  linea  ,  y  seis  mil  hombres  de  desembarco,  co- 
mo las  Naves  tuviesen  los  Puertos  del  Emperador  por 
refugio  en  caso  de  necesidad. 

465  Ni  la  Religión  de  Malta  osaba  aceptar  este 
socorro  sin  licencia  del  Emperador ,  ni  este  ofreció 
sus  Puertos  ,  sin  muy  dilatada  respuesta ,  y  unas  con- 
diciones ,  que  dexaba  conocer  el  desagrado ,  de  que  Ar- 
mas Españolas  avistasen  á  los  Reynos  de  Italia  ^  por- 
que creia  se  valdrían  de  este  motivo  para  poner  pie 
en  la  Toscana ,  y  conservar  la  gente  en  la  Isla  Elba: 
y  asi  los  Ministros  Austríacos  ofrecían  Tropas  al  Papa, 
cuidadoso  de  que  los  Turcos  acometiesen  por  la  Costa 
del  Adriático  5  pero  los  Romanos  mas  temian  á  los  Ale-* 
manes,  que  á  los  Turcos  ,  porque  contra  estos  halla- 
rian  muchos  en  su  defensa  5  y  para  sacar  después  á  los 
Alemanes,  no  habría  quien  socorriese  al  Pontífice,  no  ha- 
biendo Principe  en  Italia  ,  que  sacase  contra  el  Empe- 
rador Ja  caía  ,  ni  estaban  sus  Erarios  para  esto.  Fal- 
taban ,  unión  ,  y  fuerzas  ,  y  asi  abatidos,  sufrían, 
aun  sin  alivio  de  la  queja  ,  la  esclavitud ,  no  solo  de 
contribuciones  ^  pero  de  un  depotismo  sin  igual ,  y  ma- 
yor que  tuvieron  todos  los  Emperadores  de  Occi- 
dente. 

466  Como  es  consequente  á  la  felicidad  de  la  li- 
sonja el  numero  de  Parciales  ,  apenas  le  quedaban  á  la 

Es- 


37'4  Comentarios  de  la  Guerra  de  España. 
España  ,  y  la  Francia  en  Italia ,  y  por  donde  quiera  se 
encontraban  Emisarios  del  Emperador,  muchos  no  en- 
cargados, ni  con  comisión  alguna,  sino  arbitrariamen- 
te ,  pareciendoles  ganaban  autoridad ,  y  respeto ,  de- 
clarándose por  el  Emperador  ,  aun  hombres  de  tan  ba- 
xa ,  é  Ínfima  fortuna  ,  que  no  podían  hacer  mal ,  ni  bien, 
ni  esperaban  ,  que  llegase  á  oidos  del  Emperador  su 
nombre.  Donde  mas  esto  se  reconocía  era  en  Toscana, 
llena  de  Emisarios ,  Espías, y  Parciales  de  la  Casa  de 
Austria,  que  inspiraban  en  aquellos  Pueblos  el  amar  la 
libertad  ,  y  que  la  conseguirían  con  ayuda  del  Empera- 
dor, si  ellos  se  declaraban  contra  lo  establecido  en  la 
Quadruple  Alianza ,  que  no  le  convenia  al  Empera- 
dor romper  de  propio  motu ,  pero  sí  con  el  mas  leve 
pretexto  ,  y  que  ninguno  podia  ser  mayor  ,  que  la  de- 
clarada resistencia  de  los  Pueblos  á  la  disposición  ,  de 
que  recayese  la  succesion  en  un  Infante  de  España.  Los 
hombres  leves,  y  de  ligera  consideración  adherían  á es- 
te dictamen^pero  los  serios,  experimentados,y  entendidos, 
le  veían  impracticable  de  sostener,  ni  con  la  protección  del 
Emperador ,  la  qual  ya  la  conocían  fraudulenta  ,  y 
que  era  traerlos  al  lazo  por  sus  propios  píesj  y  asi  des- 
preciaban estas  sugestiones,  y  esperaban  otro  genero 
de  libertad  ,  en  que  entrase  en  Italia  ,  á  balancear  en 
algo  el  poder  de  los  Austríacos ,  un  Principe  Espa- 
ñol ,  que  siendo  Duque  de  Toscana  ,  y  Parma  ,  con  la 
adherencia  del  Rey  Catholico ,  se  hiciese  respetar  mu- 
cho mas ,  que  lo  eran  cada  una  de  por  sí  la  Casa  de 
Mediéis,  y  Farnesioj  porque  insinuaba  el  Rey  Catholi- 
co, que  aplicaría  todo  su  poder  á  engrandecer  este 
Principe  ,  no  solo  con  hacerle  restituir  al  Duque 
de  Parma  el  Condado  de  Castro  ,  y  Ronziglioni, 
que  le  usurpaba  el  Papa  ,  sino  añadienydole  otros  Es- 
tados. 

Otrí> 


Tomo  segundo.  Año  de  M,  DCCXXIl       3^5 
46^     Oíra  tuvieron  los  Toscanos  insubstancial  su* 
gestión  á  favor  del  Principe  Fcrdinando  de  Baviera, 
hijo  segundo  del  Duque  Maximilano  Emanuel ,  ca  ^ado 
con  María  Ana  Carolina  de  Neoburgh  ,  hija  del  Prin^ 
cipe  Palatino  del  Rhin  Guillelmo  ,  ya  difunto, de  Ana 
Maria  Francisca  de  Saxónia  la  Wembourgh  ,  que  ca- 
só en  segundas  bodas  con  el  Principe  D.  Juan  Gas- 
tón ,  hijo  único  5  y  heredero  del  Gran  Duque  Cosme, 
por  donde  la  muger  del  Principe  Ferdinando  venia  á 
ser  entenada  del  Principe  Juan  Gastón  5  y  aunque  este 
estaba  ,  separado  de  su  muger  ,  que  no  quiso  baxar 
á  Italia  ,  y  no  se  habia  jamas  correspondido  con  los 
Príncipes  de  la  Toscana ,  María  Ana  Carolina  ahora  es- 
cribió á  su  padrastro,  con  ocasión  de  que  baxaron  á 
Italia  el  Principe  Electoral  de  Baviera  ,  y  su  herma- 
no Ferdinando,  y  pasaron  á  Florencia  ,  para  ver  á  su 
tia  la  Princesa  Violante  ,  viuda  del  Gran  Principe  de 
Toscana  difunto  ,  y   á  su  hermano  el  Principe  Theo  - 
doro  de  Baviera,  Obispo  de  Ratisbona,  que  cataba  en 
los  Estados  de  Siena.  La  venida  de  estos  Principes  la 
juzgaban  muchos  mysteriosa  ,  y  no   faltaba    quien   ía 
aplicase  á  dirección  del  Emperador  ,  ya  unido  con  la 
Casa  de  Baviera  5  pero  es  constante ,  que  en  esto  no  tu- 
vo parte ,  aunque  también  lo  es  ,  que  el  Principe  Ferdi- 
nando procuraba  introducirse  en  el  animo  de  los  Fío- 
rentines  con  fiestas  ,  y  bullicios ,  no  sin  algunas    da- 
divas á   personas    con  quienes   tenia    mayor  conoci- 
miento. 

468  No  habia  en  Florencia  quien  no  creyese ,  que 
todo  era  arte  para  insinuarse  en  las  voluntades  ,  de  lo 
que  tomaron  sombra  el  Gran  Duque,  y  aun  su  hijo,  de 
los  quales  no  recibieron  mas  ,  que  los  inescusabíes 
agasajos  ,  no  sin  alguna  queja  de  haber  sido  pocos, 
pues  á  los  Priacipes  Toscanos   les  era   desagradable 

Tom.  IL  Bbb  quan- 


37^         Comentarios  de  la  Guerra  de  España, 
quantos  les  turbaba  la  quietud  ,  y  mas  sicomprchendian, 
que  era  aquello  galantearles  la  succesion  del  Estado. 
La  Prinoesa  María  Ana  Carolina  ,  en  la  carta  que  es- 
cribió ,  tratándole  de  Padre  al  Principe  Juan  Gastón, 
le  recomendaba  á  su  nnarido,  con  clausulas  de  espe- 
rar ,  que  en  quanto  dependiese  de  su  pane  ,  adelan- 
taría su  fortuna  ,  y  mas  no  teniendo  persona  mas  alle- 
gada. El  Gran  Duque  mandó  á  su  hijo  no  responder  á 
esta  carta  ,  de  lo  que  formaron  queja  los  Principes  Ba- 
varos  ^  y  con  pretexto  de  ver  la  Italia  pasaron  á  Roma^ 
y  Ñapóles,  á  la  buelta  para  Alemania,  solo  de  paso 
á  Florencia  ,  habiéndolos  su  Padre  mandado  restituir- 
se á  su  casa  ,  porque  no  ignoraba  los  rezelos  ,  que  es- 
to habia  engendrado  en  España  ,  estimulado  el  Rey  fuer- 
temente de  los  Ministros,  que  en  Italia  le  servían  ,  y 
mas  del  Duque  de  Parma  ,  que  habia  concebido  sumas 
sospechas. 

469  El  Emperador,  aunque  no  tenia  parte  en  los 
designios  de  ios  Principes  Bávaros  ,  de  todo  quanto  era 
enagcnar  de  la  España  los  ánimos  de  los  Toscanos ,  sa- 
caba algún  rayo  de  esperanza  de  no  cumplir  lo  trata- 
do ^  porque  los  Españoles  ,  que  en  Viena  le  servían  en 
el  Consejo  de  Italia  ,  le  aseguraban  no  equivalía  la  Si- 
cilia ,  al  peligro  ,  que  corrían  los  Estados  de  Milán  ,  y 
Ñapóles  ,  si  los  Españoles ,  baxo  de  qualquier  pretexto 
ponían  pie  en  Italia  ,  y  mas  poseyendo  un  Infante  de 
España  la  Toscana ,  y  el  Estado  del  Duque  de  Parma, 
cuyo  Soberano  Francisco  Farnesio  ,  aunque  no  te- 
nia mas  de  44.  años ,  estaba  casado  con  una  muger 
de  52. 

470  Por  eso  aplicó  la  Corte  de  Viena  toda  su  arte, 
aun  por  medio  de  la  de  Roma,  para  que  se  casase  el  Prín* 
cipe  Antonio  Farnés  ,  hermano  del  Duque  ,  y  menor 
un  año  de  edad  ,  pero  extremamente  grueso ,  y  en  con- 

cep. 


Tomo  segundo,  ^Atlo  de  M.  DCCXXJL       sjr^ 
cepto  de  muchos  ,  inhábil  á  la  generación ,  y  consistía 
en  los  dos  individuos  toda  la  Casa :  el  Duque  ,  aunque 
por  algunos  domésticos  sinsabores  ,  no  corria  bien  con 
su  Hermano,  no  desintió  j^mas  del  casamiento  ^  pero  na 
quería  alargar  lo  que  este  le  pedia ,  que  era  una  porción 
de  Estado ,  para  vivir  con  decencia  ,  y  saber  qual  seria 
el  Patrimonio  de  sus  Hijos,  si  se  daba  el  caso  ,  que  eí 
Duque  los  tuviese  de  otra  muger  ,  sobreviviendo  á  es- 
ta.   Tan  encontradas  ideas  no  dexaban  efectuar  el  ca- 
samiento del  Principe  ,  y  era  tan  maligno  el  pensamien- 
to de  los  Ministros  Austríacos  ,  que  creían  gustaba  eí 
Duque  de  que  se  extinguiese  su  Familia  ,  porque  here- 
dase el  Infante  D.  Carlos ,  Hijo  de  la  Reyna  :  pensa- 
miento iniquo ,  é  improbable  en  el  buen  ajustado  ani- 
mo del  Duque  ,  Principe  entendido ,  capaz  ,  y  de  bellas 
máximas  ,  aunque  en  los  Principes  no  lucen  ,  porque  el 
corto  poder  se  opone  Á  las  bellas  ideas  de  la  especu- 
lativa. 

4^  I  El  Congreso  de  Cambray ,  porque  había  de  de-» 
terminar  el  modo  de  esta  succesion  del  Infante  D.  Car- 
los ,  era  el  objeto  de  la  universal  expectación  ,  y  allí 
nada  se  hacia  mas  que  gastar  en  inútiles  magnificencias, 
convites  ,  y  celebridades  ,  respectivamente  cada  Minis- 
tro ,  por  los  días  del  nombre  ,  y  cumple  años  de  sus 
Soberanos.  La  artificiosa  dilación  del  Emperador  nadie 
la  dexaba  de  conocer  ^  pero  le  contemplaban  las  Cor- 
tes de  Inglaterra  ,  y  Francia  ,  y  en  la  de  España  no  es- 
taba el  Gobierno  tan  puntual  ,  y  aplicado  ,  como  era 
justo  en  coyunturas  tan  criticas  ;  porque  el  Rey  ado- 
lecía de  una  flaqueza  de  espíritus  en  la  cabeza,  qué  le  in- 
. habilitaba  á  grande  aplicación  ^  y  aunque  suplían  mu- 
cho el  Padre  Daubanton  ,  y  el  Marqués  de  Grimaldo, 
únicos  por  los  del  Despacho ,  no  podían  dos  hombres 
solos  regir  una  Monarquía  tan  vasta,  y  faltaba  el  Con- 

Bbb  2  se- 


3^0       Comentarios  de  la  Guerra  de  España. 
scjo  de  EvStado ,  del  qual  había  muchos  años ,  que  el  Rey 
no  se  servia  ,  ni  habia  mas  que  tres  Consejeros  ,  que  era 
el  Duque  de  Arcos  ,  D.  Migué!  Francisco  de  Guerra, 
y  el  Marqués  de  Grimaldo  :  con  los  dos  primeros  na- 
da se  consultaba  :  faltaba  ,  por  la  muerte  del  Marqués 
de  Vcdmar ,  la  Presidencia  de  Ordenes ,  y  el  primer  Mi- 
nistro de  Guerra  por  la  de  D.  Andrés  de  Pez,  la  Pre- 
sidencia de  Indias ,  y  el  Ministro  de  la  Marina  :  mas  á 
su  quebrada  salud  ,  que  á  su  oficio  ,  atendía  el  Presi- 
dente de  Hacienda  Marqués  de  Campo  Florido:  conque 
todo  iba  lento,  y  sin  despacho.  Retirado  el  Rey  á  la 
nueva  Granja  ,  que  mandó  construir  con  grandes  expen- 
sas en  el  sitio  de  Balsain  ,  donde  se  consagró  una  Igle- 
sia á  S.  Ildefonso  ,  que  dio  el  nombre  al  nuevo  palacio, 
¡adonde  no  se  permitía  fuese  alguno  ,sin  especial  licei>> 
cia  del  Rey  ,  y  la  obtenían  pocos.  Los  Ministros  Es- 
trangeros  iban  ,  quando  lo  pedia  la  necesidad  ,  y  en  el 
nuevo  Sitio  solo  se  permitía  estar  de  asiento  el  Marqués 
Annibal  Scotti,  Enviado  Ordinario  del  Duque  de  Par- 
rna  ,  que  no  entraba  en  el  manejo  Monárquico  ^  pero 
algunas  cosas  pasaban  por  su  interposición ,  las  que  no 
estaban  ya  prevenidas  por  Doña  Laura  Piscatori ,  Ama 
de  la  Reyna ,  la  qual  no  se  mezclaba  en  el  Gobierno, 
■  viendo  ,  que  por  la  inaplicación  del  Rey  ,  se  le  atri- 
buía todo  ,  y  no  quería  cargarse  del  odio  de  los  Es- 
paneles  ,   mirando  lo  futuro  ,    y  la    conveniencia  de 
.  sus  hijos  ,   contentándose  de  promover   la    Soberanía 
del  Infante  D,  Carlos  en  ios  Estados  de  Toscana  ,  y 

-Parma,',;    !    f ' 

4^72  Las  Naciones  ,  adelantando  los  hechos  inter- 
pretando mal  algunos  avisos  de  España,  publicaban, 
que  el  Rey  estaba  dementado  ,  y  referían  casos  ,  en 
que  lo  sería  indubitablemente ,  si  fuesen  ciertos  :  ni  se 
dexaba  de  creer  en  la  misma  España  ,  y  en  Madrid, 

c.  por- 


Tomo  segundo.  Año  de  M.DCCXXII.       3^79 
j5orquele  veian  huir  de  la  Corte,  y  estar  siempre  en  el 
Escorial ,  ó  en  Balsain  ,  de  genero,  que  ya  el  Marqués 
de  Grimaldo  recelaba  cargarse  de  todo ,  como  el  Rey 
queria  ,  porque  no  se  le  atribuyese  lo  que  á  muchos  no 
salla  á  gusto,  siendo  imposible  satisfacer  la  ambición  de 
todos :  por  eso  aconsejó  al  Rey ,  fuese  llamado  al  Gabi- 
nete del  Despacho  el  Principe  de  Asturias ,  lo  qual  se 
executó  algunas  veces  ,  con  gran  placer  de  los  Espa* 
ñoles  5  pero  no  duró  este  método  ,  porque  el  Rey  esta- 
ba casi  siempre  solo  con  la  Reyna  5  y  sus  hijos  esta- 
ban en  el  Escorial ,  quando  el  Rey  en  Balsain  ,  Ma- 
drid ,  ó  Aranjuez.  Buscar  tanto  la  soledad,  aumentaba 
la  opinión  del  desconcierto  de  la  cabeza  del  Rey  ^  mas 
era  atraso  del  Despacho ,  porque  todo  pasaba  por  ma- 
nos de  Grimaldo  ,  quedándose  en  Madrid  los  demás  Se- 
cretarios 5  y  era  tanta  la  mole  délos  negocios  que  desea- 
ban expediente,  que  Grimaldo,  para  ayudarle ,  hizo  11a- 
niar  al  Escorial  á  D.  Joseph  Rodrigo  ,  Secretario  del 
Universal  Despacho  por  lo  Eclesiástico ,  Gobierno  ,  y 
Justicia. 

47-3  El  Duque  de  Orleans ,  que  nada  de  esto  ig- 
noraba ,  habia  hecho  pasar  á  Madrid  al  Señor  de 
Chavigni  ,  Enviado  de  Genova  ,  para  informarle  del 
estado  de  la  Corte  con  mas  exactitud  que  lo  hacia  el 
Señor  de  Moulíerer  ,  á  su  parecer.  Con  gran  arte  el 
Duque  proponía  que  el  Rey  dexase  la  mecánica  del 
Gobierno  á  su  hijo  el  Principe  de  Asturias ,  parecien- 
dolé  ,  que  siendo  este  su  Yerno  ,  é  inspirando  en  la 
Princesa  su  muger  las  n:aximas ,  que  al  Duque  le  con- 
viniesen ,  mandaria  mas  en  España  ,  de  la  qual  nunca 
se  aseguraba  ,  midiendo  con  lo  adverso  de  su  animo  el 
de  los  Españoles,  y  dándole  siempre  en  el  rostro  Ja 
Ley  Sálica,  en  caso  que  faltase  Luis  XV.  que  por  el 
derecho  claro  á  favor  del  Rey  ,  ó  de  sus  hijos,  si  se 

ha- 


380  Comentarlos  de  la  Guerra  de  España, 
hüüia  de  coílfor.Tiar  á  las  disposiciones  de  aquella  Ley 
por  eso  adhería  á  que  se  renovasen  sleinpre  renuncias, 
no  bastándole  tantas  celebradas  en  París  ,  Madrid  ,  y 
Utrcch.  El  Cardenal  Dubois  era  elinstruinento  propor- 
cionado á  las  ideas  del  Duque  ,  no  el  Autor ,  como 
muchos  creían  ;  porque  de  vastas  ideas  Monárquicas ,  y 
sutilezas  de  Corte ,  sabia  mas  con  grandes  ventajas  el 
Duque ,  que  el  Cardenal  5  pero  este  executaba  mejor  las 
disposiciones  de  aquellos  designios,  porque  era  siempre 
arrojado  sin  escrúpulos  ,  para  quien  no  habia  medio 
reputado  por  malo  ,  si  conduela  al  fin  ^  y  en  caso  de 
dexar  el  Rey  de  Espsña  el  Gobierno  ,  convidaba  él 
mismo  al  Duque  de  Orleans  para  ir  por  Embaxador  á 
España. 

.  47-4  Gran  parte  ignoraba  de  esto  el  Rey,  y  la  Rey- 
na  ,  no  bien  avisada  del  Conde  de  Landi ,  Ministro  de 
Parma  en  París ,  parecíendola  muy  secreto  favorecido 
del  Duque  de  Orleans  Chavigni ,  dispuso  con  el  Rey, 
que  este  volviese  á  París  ,  y  que  se  quedase  Moulerier 
de  quien  tenia  poca  confianza  el  Duque  ,  por  parecer- 
le  no  adhería  ciegamente  á  sus  dictámenes.  No  tenia 
el  Rey  repugnancia  á  dexar  gran  parte  del  Gobierno, 
vistas  las  representaciones  de  los  Consejos ,  que  se  que- 
jaban alguna  vez  de  la  falta  del  Despacho  con  la  ma- 
yor veneración  ,  y  como  indirectamente ;  pero  la  K^y-^ 
na  lo  resistía  tenazmente  ,  y  el  Padre  Daubanton  ,  que 
en  esto  no  adhirió  á  alguna  insinuación  del  Duque  de 
Orleans  ,  el  qual  no  proponía  mas  razones ,  que  las  que 
publicaban  con  mas  evidencia  la  inhabilidad  acciden- 
tal del  Rey  al  Gobierno  ,  porque  con  eso  miraba  á  to- 
do ,  y  á  tener  pretexto  de  salir  de  Francia  ,  ó  buscar 
en  ella  refugio ,  si  la  fortuna  le  volvía  las  espaldas, 
quando  el  Rey  Christianisimo  tomase  la  posesión  del 
Trono ,  como  lo  hizo  en  este  año  ,  por  haber  salido 
-.rí  de 


Temo  segundo.  Año  de  M,  BCCXXII.        381 
déla  menor  edad,  según  la  Leyes  de  aquel  Feyno. 

475     Urgido  en  Rems  ,  como  es  costumbre  ,  y  to- 
madas en  apariencias  las  riendas  del  Gobierno,  con  él 
se  quedó  el  Duque  de  Orleans  ,  é  hizo  declarar  primer 
Ministro  al  Cardenal  Dubois ,  el  qual  ,  para  hacer  co- 
sa grata  á  la  Francia  ,  y  á  la  España ,  se  aplicó  á  que 
se  abriese  el  Congreso  de  la  Paz ,  y  que  por  fin  die- 
se la  minuta  de  las  investiduras  de  Toscana  ,  y  Par- 
ma  el  Emperador  á  favor  del  Infante  Don  Carlos ,  co- 
mo lo  hizo  ,  pero  muy  diminuías  ,  y  no  en  todo  con- 
formes  al  capitulo  quinto  de  la  Quadruple  Alianza, 
porque  ni  estendia  claramente  la  succesion  á  todos  los 
Hijos  de  la  Reyna,  ni  absolvia  al  Infante  de  ir  á  Vie- 
ra á  prestar  el  juramento  de  fidelidad  ,  y  tomar  la  in- 
vestidura actual  ,   quando  llegase  el  caso  de  heredar, 
y  apretando  las  clausulas  de  feudalidad  en  quanto  sue- 
len  ceñir  á  los  Principes  feudatarios  del  Imperio  de 
menores  calidades ,  y  circunstancias ,  que  un  Infante  de 
España. 

476  Enviadas  por  manos  del  Duque  de  Orleans 
estas  investiduras  á  Madrid  ,  el  Rey  las  consultó  con 
el  Presidente  de  Castilla,  Marqués  de  Mirabál ,  con 
facultad ,  que  las  consultase  con  los  Ministros  que  mas 
á  proposito  le  pareciesen  ,  y  fueron  reprobadas  ,  de- 
clarando el  Rey  ,  no  las  admitiría  en  aquella  forma,  y 
que  retirarla  sus  Plenipotenciarios  de  Cambray.  Esto 
se  escribió  con  algún  calor  á  Londres  ,  y  París  ,  quienes 
para  garantir  el  quinto  capitulo  del  Tratado  ,  hicie- 
ron fuertes  instancias  ,  y  respondió  el  Emperador ,  no 
podia  mudar  clausula  alguna  ,  sin  el  asenso  de  la  Die- 
ta de  Ratisbona,  con  lo  qual  tomaba  mas  tiempo  ,  y 
en  el  Ínterin  fortificaba  mejor  las  Plazas  de  Italia  ^  con- 
cibió alguna  idea  de  formar  Armada  Mar. tima  para 
el  Mediterráneo ,  para  mandar  la  qual , eligió  á  Milord 

For- 


383       Comentarlos  de  la  Guerra  de  España» 
Forbis  Inglés ,  que  estaba  en  Viena,llaiTiadü  á  este  efec- 
to ,  pero  todo  fueron  vanas  ideas,  no  habiendo  hallado 
los  necesarios  fondos  para  la  Armada,  ni  el  numero  de 
marineros  necesarios  en  sus  Reynos. 

4^7'     No  ignoraban  esto  los  Austríacos  5  pero  que-« 
rían  dar  á  entender  ,  que  el  Emperador  se  armaba  por 
mar  ,  y  tierra  ^  porque  no  creyesen  podían  conseguid 
cosa  alguna  de  aquella  Corte  con  amenazas,  aun  quan- 
do  proseguía  en  estar  armado  al  Turco  ,  porque  hablen-» 
dose  revelado  algunos  Pueblos  del  Rey  de  Persia ,  en- 
traba el  Moscovita  ,  á  rio  rebuelto ,  á  ocupar  algunas 
Plazas,  y  Puertos  en  el  Mar  Caspio,  y  esto  daba  algún 
recelo  al  Othomano  ,  pero  aun  mismo  tiempo  su  Arma- 
mento le  daba  al  Emperador ,  y  á  los  Venecianos  ,  aun 
no  persuadidos  de  la  buena  fe  ,  con  que  el  Turco  ofre- 
cía guardar  los  últimos  Tratados  da  Pasarovitz.    Im- 
portábale al  Emperador  aun  abultar  los  recelos  que  te- 
nía de  la  Puerta  Othomana  ,  porque  á  bueltas  de  esto, 
prevenía  contribuciones  de  los  propios  Vasallos  Italia- 
nos ,  las  Plazas  Marítimas  de  Italia  en  el  Reyno  de  Na^ 
poles  ,  y  Sicilia  ,  y  aun  los  presidios  de  Toscana  ,  que 
poseía  ,  porque  corrió  en  la  Europa  la  falsa  voz  que 
pasaría  á  Italia  ,  el  Infate   D.  Carlos  ,  con  la  Princesa 
de  Orleans  ,  Madama  de  Vauxalois  ,  destinada  á  ser 
su  Esposa ,  la  qual  acompañada  del  Caballero  de  Or- 
leans 5  hijo  natural  del  Duque  su  padre  ,  baxó  á  Espa- 
ña,  y  se  la  señalo  por  Camarera  Mayor  la  Condesa  de 
Lemos, 

4f  8  Esta  venida  del  Infante  D.  Carlos  á  Italia  no 
tenía  fundamento  ,  ni  lo  habían  pensado  en  España, 
estando  aun  lejos  de  componer  los  Artículos  de  las 
investiduras  ,  y  no  habiendo  caudales  prontos  para 
tantas  expensas  ,  ni  era  razón  viviendo  todavía  los  in- 
dividuos de  la  Casa  de  Médicis ,  y  dos^de  la  de  Far- 

ae- 


Tomo  segundo.  Año  de  M.  BCCXXIL  3  8  3 
nesio,  plantarles  en  la  cara  un  Succesor  y  que  podía 
sin  mucha  dificultad  ,  dexar  de  serlo.  No  faltaban  lía- 
lianos  que  persuadim  esto  al  Rey  ,  pero  otros  Minis- 
tros consulíados  en  ello  lo  resistían  fuertemente  ,  no 
-solo  por  las  inútiles  expensas ,  pero  aun  porque  en  po- 
cas partes  de  Italia  podía  estar  seguro  de  las  Armas 
del  Emperador,  y  mas  viniendo  á  ella  sin  su  consen^ 
timiento.  ^ 


AÑO  DE  M.  DCCXXÍÍÍ. 


-  479  "]\  J" AS  abultadas 5  que  verdaderas  turbulen- 
V_l_  cías  agitaron  la  Inglaterra  en  los  fines 
del  pasado  año  ,  y  principios  de  este  ,  porque  se  des- 
cubrió una  conjura  contra  el  Rey  Jorge ,  ó  la  dieron 
nombre  de  tal.  Prendióse  al  Obispo  de  Rochester  ,  y  al 
Abogado  Laire  ^  pgro  desterrado  aquel ,  y  degollado 
éste,  todo  calmó.  No  es  de  mi  asunto  escribir  lo  par- 
ticular de  esta  conjura,  ni  los  fomentos  de  ella  ,  lo 
cierto  es ,  que  se  le  dio  mas  cuerpo  que  tenia ,  y  hu- 
bo mucha  afectación  en  los  temores ,  todo  importaba 
para  quedar  armado  el  Rey  ,  y  dominante  el  partido 
de  la  Corte ,  que  publicando  tenían  parte  en  la  cons- 
piración los  Catholicos  de  Irlanda ,  é  Inglaterra  ,  se 
les  cargó  un  grueso  tributo,  no  solo  por  política,  si- 
no por  ambición  de  empobrecerlos :  verdaderamente 
no  tuvieron  parte  en  esta  idea  mal  enredada  los  que 
alli  llaman  Papistas  ,  ni  Principe  alguno ,  como  que- 
rían persuadir  á  los  Ingleses  los  Imperiales ,  para  po- 
nerlos mal  con  los  Españoles  ,  y  Franceses  ,  pero  se 
averiguó  ,  que  ni  el  Rey  Cutholico  ,  ni  el  Christianisi- 
TomolL  Ccc  mo 


384  Comentarios  de  la  Guerra  de  España, 
mo  alcanzaron  la  conjura ,  que  se  gloriaba  de  haber 
descubierto,  estando  acaso  en  Roma  el  Señor  de  Have- 
nat ,  Ministro  Británico  en  Genova ,  en  cuyo  Puerto 
hizo  apresar  un  Navio  Inglés ,  que  se  destinaba  al  cor- 
so con  Vandera  Española  :  la  qual  no  había  todavía 
enarbolado ,  y  por  esto  no  hubo  empeño  alguno^  por- 
que el  que  podia  haber  con  la  República ,  los  Ingle- 
ses le  quitaban  solo  con  amenazas  ,  y  aun  mas  se  les 
figuró  ,  que  aquel  Navio  se  armaba  para  conducir  á 
Inglaterra  al  Rey  Jacobo  ,  que  estaba  verdaderamente 
ignorante  de  esta  trama ,  mal  concebida  entre  algunos 
descontentos  de  Londres.  Todo  esto  que  no  parece  á 
nuestro  asunto ,  lo  hemos  brevemente  referido  porque 
era  otro  embarazo  á  los  intereses  de  España  jy  de  to^ 
do  se  aprovechaba  el  Emperador,  para  tomar  tiem- 
po. 

480  Darle  poco  cuidado  esta  conspiración ,  lo  mos- 
tró el  Rey  de  Inglaterra ,  en  que  dexando  á  Londres, 
pasó  á  Hannover  por  particulares  intereses ,  y  dar  la 
ultima  mano  á  las  investiduras  de  Bremén  ,  y  Vverden 
que  le  dilataba  el  Emperador.  Dexaron  correr  los  Mi- 
nistros imperiales  la  falsa  voz  de  que  había  de  tener 
conferencia  con  el  Rey  Jorge ,  con  ocasión  que  pasó 
el  Emperador  á  Bohemia  á  coronarse ,  y  hacer  jurar 
herederas  sus  dos  hijas ,  en  caso  de  no  tener  varón  ,  é 
hizo  pasar  alli  al  primogénito  del  Duque  de  Lorena, 
Francisco  Estevan ,  que  lo  quedó  por  muerte  de  Leo- 
poldo Clemente  ,  su  hermano  mayor,  destinado  Espo- 
so á  la  Archiduquesa  Maria  Teresa  ,  primera  hija  del 
Emperador,  y  aunque  este  tratado  no  era  publico,  na- 
die dudaba ,  que  las  distinciones  que  el  Emperador 
hada  al  Principe  de  Lorena  fuesen  dirigidas  á  este  fin; 
y  por  eso  no  se  pudo  dar  satisfacción  á  las  quejas, 
que  de  ellas  formó  el  Infante  Don  Manuel  de  Portu- 
gal 


Tomo  segundo.  Año  M.  BCCXXUI.  385 
gal ,  que  estaba  en  el  servicio  del  Emperador  ,  lison- 
geado  con  tan  altas  esperanzas ,  y  se  ausentó  de  Pra- 
ga ,  por  no  verse  tratado  con  mucha  desigualdad.  Era 
idea  del  Emperador  hacer  elegir  Rey  de  Romanos  al 
que  fuese  su  yerno,  pero  todo  lo  hizo  suspender  la  no- 
vedad de  hallarse  la  Emperatriz  en  cinta  quando  me- 
nos se  esperaba  ,  circunstancia,  que  también  retardó 
el  dar  las  investiduras ,  que  se  pedian  para  el  Infan- 
te de  España ,  porque  habia  el  Emperador  concebido 
nuevas  ideas ,  si  tenia  un  Succesor. 

48 1  Esta  sospecha  avigoraba  el  animo  de  la  Fran- 
cia ,  y  la  Inglaterra ,  para  que  luego  deliberase  sobre 
ellas  j  porque  el  verle  con  la  próxima  posibilidad  de  te- 
ner un  hijo  ,  le  quitaba  muchos  amigos  ,  y  mas  los  que 
podian  aspirar  á  la  Corona  Imperial  ,  que  veiaa 
con  envidia  casi  hereditaria  en  la  Casa  de  Austria. 
Al  efecto  de  que  el  Rey  Jorge  apretase  mas  la  con- 
clusión de  este  negocio ,  se  envió  por  el  Rey  Chris- 
tianisimo  ,  sin  carácter,  á  Hannover  Ministro  extraor- 
dinario al  Señor  de  Chiavigni ,  hechura  del  Cardenal 
Dubois  ,  y  su  confidente ,  el  qual  partió  apriesa ,  antes 
que  al  Cardenal  se  le  agravase  la  peligrosa  enferme- 
dad de  unas  internas  ulceras  que  le  impedían  la  ori- 
na, no  sin  el  embarazo  de  la  piedra  ,  por  lo  qual, 
buscando  el  remedio  ,  encontró  el  dia  seis  de  Agos- 
to con  la  muerte  ,  que  sobrevino  á  la  operación  de 
abrirle  ,  y  faltó  con  esto  en  la  Corte  ,  sino  el  primer 
móvil,  el  mejor  instrumento  para  él,  porque  al  Du- 
que de  Orleans  le  importaba  poco  sacrificarle  á  las 
comunes  iras,  ni  se  embarazaba  con  ellas  el  Carde- 
nal,  mientras  le  duraba  el  poder.  Cierto  es  que  cele- 
bró con  fausto  acaecimiento  esta  muerte  la  Francia  to- 
da ,  y  mientras  los  ociosos  politieos  discurrían  en  el 
Succesor  del  primer  Ministro  ,  ya -le  habla  tomado  pa- 

Ccc  2  ra 


386  Comentarios  de  la  Guerra  de  España, 
ra  sí  el  Duque  de  Orleans,  y  recogido  exactamente 
los  papeles  del  Cardenal ,  que  no  quiso  que  otros  los 
viesen  ,  porque  el  secreto  solo  en  los  dos  consistía ,  n¡ 
hallaba  persona  á  quien  fiar  el  peso  de  los  negociosj 
y  la  precisa  continua  comunicación  con  el  Rey ,  que 
aunque  muy  á  los  principios  de  la  mocedad ,  podiaa 
hacerle  impresión  las  siniestras  sugestiones  contra  ei 
Duque,  que  jamás  fió  tanto  á  su  fortuna,  y  su  auto- 
ridad ,  que  no  viviese  con  continuos  recejos. 

482     Para  el  despacho  se  sirvió  délos  mismos  Un- 
ciales,  que  tenia  el  Cardenal  ,  y  perseveró  el    mis- 
mo systema  ,  pero  para   muchas  cosas  le  hacia  ñlta, 
porque  ya  todo  se  atribula  ai  Duque  ,  y  se  conserva- 
ban mas  vivos  los  odios.  Imponabale  salir  de  e¿íe  em- 
barazo de  la  paz  ,  y  dispuso  que  se  contentase  el  Rey 
Católico  de  un  papel  del  Rey  de  Inglaterra,  en  que 
le  aseguraba  aplicar  quantos  medios   fuesen  posibles, 
para  que  se  le  restituyese  Gibraltar  después  de  la  paz, 
como  no  se  hablase  de  Mahon.  Para  esto  se  valió  del 
Marqués  de  Grimaldo^  porque  ya  el  Padre  Guillelmo 
Daubantcn ,  Confesor  del  Rey ,  habia  muerto  el  dia  jr. 
de  Agosto  con  gran  edificación ,  en  el  Noviciado  de 
Madrid  ,  porque  luego  que  se  sintió  malo  ,  se  restitu- 
yó á  él  desde  Balsain ,    por  morir  en  propia  casa  de 
San  Ignacio  ,  con  tantas  demonstraciones  de  religiosa 
piedad  ,  que  se  imprimió  en  muchos ,  y  mas  con  la  car- 
ta en  que  daba  aviso  de  6U  muerte  ,  como  es  costum- 
bre de  su  religión ,  el  Padre  Francisco  Granados ,  Rec- 
tor del  Noviciado  ,  á  los  Superiores  de  la  Provincia  de 
Toledo  ,  y   en  ella  ponderó  sus  virtudes ,  tales  ,  que 
hacen  gloriosa  su  memoria.  Fue  un  Religioso  sabio  ,  y 
ajustado ,  de  genio  apacible  ,  y  buen  corazón  para  con 
lodor.  Nada  pagado  de  los  primeros  empleos ,  que  tu- 
vo en  I4  Compañia  ,  y  de  la  primera  aceptación  en  la 

Cor- 


Tomo  segundo.  Arlo  de  M.  BCCXXIII.  3  8  ¿r 
Corte;  era  siempre  su  trato  llano,  y  humilde  ,  mere- 
ció siempre  una  suma  confianza  del  Rey  desde  su  tier- 
na edad  ,  que  le  oia  con  veneración  ,  y  afecto  ^  por  lo 
qual  hicieron  juicio  los  que  lo  observaban  mas  aden- 
tro, que  el  Rey  habia  peniido  en  este  hombre  un  gran 
consuelo  en  su  escrupulosa  conciencia ,  y  la  Monar- 
quía de  España  un  Ministro  siempre  aplicado  á  la 
mayor  regularidad,  dentro  y  fuera  de  Palacio,  y  de- 
seosisimo  en  todo  del  acierto. 

483  Y  volviendo  adonde  Íbamos,  quien  verdade- 
ramenre  consiguió  ,  que  el  Rey  se  contentase  de  las  pro- 
ínesas  del  Rey  Jorge  ,  fue  el  Ministro  Inglés  en  Madrid, 
que  tenia  gran  cabidad  con  el  Marqués  de  Grimaldo. 
Y  ya  allanado  este  punto ,  si  se  concedían  en  la  debi- 
da forma  las  investiduras  ,  la  paz  estaba  llana  ,  por- 
que ni  los  intereses  de  la  líalia  en  común  ,  ni  los  de 
Principes  de  ella  en  particular  la  podían  embarazar, 
ni  otras  privadas  pretensiones  de  unos ,  y  otros  vasa- 
llos por  los  perdidos  bienes  ,  porque  de  qualquiera  ma-^r 
ñera ,  ó  se  determinasen  restituir  ,  ó  no ,  era  igual, 
respecto  á  los  Principes,  aunque  no  respecto  á  los  Subdi- 
tos ,  nada  considerados ,  quando  se  trata  del  publico 
interés.  Esta  es  la  infeliz  condición  de  los  hombres  pri- 
vados ,  que  se  sacrifican  con  casi  certidumbre  de  ser 
poco  (alguna  vez  nada)  atendidos;  ni  podían  serlo  to- 
dos en  esta  paz  ,  porque  era  preciso  para  esto ,  que 
el  Emperador  restituyese  al  Duque  de  San  Pedro  el 
Estado  de  Savioneta,  al  Marqués  de  Stepala  ,  üla  ,  y 
otros  Feudos  en  Italia  á  los  que  habían  seguido  el  par- 
tido de  España ,  y  esto  no  era  de  su  satisfacción ,  por- 
que, ó  le  servían  á  la  extensión  de  su  poder  ,  ó  a  man- 
tener muchos  Españoles  de  su  partido,  que  tenían  grue- 
sas pensiones  sobre  estos  Estados  5  ni  aun  muchos  Sobe- 
ranos se  libraban  de  esta  infelicidad  ,  porque  no  quería 

el 


3  88  Co:mntarios  de  ¡a  Guerra  de  España, 
el  Kmperador  se  le  hablase  de  la  restitución  de  Miran- 
dula  á  Pico,  que  se  habia  retira.io  á  España,  y  ven- 
dido la  Cámara  Imperial  este  Estado  al  Duque  de  Mo- 
dcna,  ni  de  la  restitución  de  Monferrato  ,  que  se  ha- 
bia dado  al  Duque  de  Saboya^  ni  de  la  Mantua  ,  que 
pcrtenecia  legítimamente  al  Duque  de  Guastala  ^  ni  de 
el  de  Comachio  al  Papa,  y  aunque  con  este  teni^n  siem- 
pre abiertos  los  Tratados  los  Ministros  Imperiales  en 
Roma  ,  y  el  Nuncio  Grimaldo  en  Viena  ,  todos  eran 
artes  de  los  Austríacos  para  entretener  al  Pontífice, 
imponiendo  intolerables  condiciones ,  no  solo  de  man- 
tener presidio  imperial ,  pero  aun  de  que  se  había  de 
coticeder  la  Cruzada  en  todos  los  Estados  ,  que  en  la 
Italia  poseía  el  Emperador ,  lo  qual  excedía  en  gran 
parte  el  útil ,  que  le  daba  Comachio  ,  y  su  Lago. 

484  Ya  tenia  el  Emperador  ajustado,  que  la  Ingla- 
terra, y  la  Francia  no  se  metiesen  en  esto  ,  y  se  dexase  á 
su  arbitrio  ,  que  haría  justicia,  pero  los  Espaiioles  lo 
llevaban  mal ,  porque  querían  cercenar  á  Mantua  ,  en- 
tregándola á  quien  pertenecía,  mas  solos  en  el  Con- 
greso ,  no  serían  admitidos ,  aunque  se  habia  el  Rey 
Catholico  declarado  de  proteger  al  Duque  de  Miran- 
dula,  y  al  de  San  Pedro  ^  y  para  esto  se  proponía  se 
le  diese  el  Ducado  de  Masa,  pagando  el  Emperador 
su  valor  á  la  Casa  Cibo,  que  le  quería  vender  ,  por- 
que el  actual  Duque  de  Cibo  no  tenia  hijos,  y  en  él  ss  ex- 
tinguía su  linea  ,  y  con  esto  ,  reparado  el  daño  al  Duque 
de  San  Pedro ,  se  podía  el  Emperador  quedar  con  Sa- 
vioneta. 

48  5  En  esta  idea  tenia  el  Rey  Catholico  ,  no  so- 
lo la  intención  de  quitar  de  la  vecindad  de  Toscana 
un  Soberano ,  todo  subordinado  á  la  Casa  de  Austria, 
y  poner  en  un  confidente  suyo  ,  como  era  Francisco 
María  Spínola  j  Du^ue  de  San  Pedro ,  pero  aun  impo- 

si- 


Tomo  segundo.  Año  de  M,  DCCXXIIL  389 
sibillíar  ,  que  los  Genoveses  comprasen  á  Masa  ,  por- 
que era  conocido  perjuicio  al  Comercio  de  Floren- 
cia,  y  Liorna  ,  que  por  el  camino  que  mandó  abrir 
el  Gran  Duque  Cosme  III.  pasaba  sus  mercadurías  á 
Lombardia ,  y  por  el  Pose  distribuían  á  toda  ella,  has- 
ta Turin  ,  y  Venecia  5  y  como  era  preciso  por  esta  nue- 
va senda  pasar  por  Tierras  de  Masa ,  si  los  Genove- 
ses compraban  eLEstado,  se  hacia  inútil  aquel  camino,y 
necesitaban  los  Toscanos  enviar  sus  mercadurías  por 
Genova  5  con  gran  perjuicio  de  sus  intereses  ,  y  mas,  que 
los  Genoveses  no  querían  admitir  Ropas  de  Levante, 
que  hubiesen  tocado  en  Liorna  5  ni  ya  ,  por  nuevo  Edic- 
to ,  sacado  este  año,  concedían  Puerto  franco  á  quan- 
tas  mercadurías  venían  por  Levante :  desde  Civita- Ve- 
chía  por  Poniente,  desde  el  Rio  Varón  ,  y  Nizaj 
porque  querían  obligar  con  esto  á  los  Comerciantes 
del  Norte  ,  y  Levante ,  que  sin  tocar  en  otra  parte 
del  mar  Ligustíco,  viniesen  derechamente  á  Geno- 
va. 

-  486  Para  facilitar  esto  ,  determinaron  en  el  gran 
Consejo  hacer  un  Lazareto  en  la  Especie ,  y  enviaron 
con  algunos  Ingenieros  á  Francisco  Mari ,  para  que  se- 
gún la  planta  que  se  le  daba  ,  en  el  lugar  destinado 
empezase  á  abrir  las  zanjas :  cosa  que  al  Rey  de  Es- 
paña desagradaba  mucho ,  pero  no  lo  podía  remediar, 
porque  esto  ,  que  tiraba  al  Comercio ,  tenia  el  expe- 
eioso  pretexto  del  bien  publico,  apartándola  quaren- 
tena,  y  el  venteo  de  las  Ropas  de  Levante,  cSsospecho" 
sas  de  la  Ciudad  Capital,  y  retirándolo  á  un  seno  de 
mar  muy  espacioso ,  y  verdaderamente  cómodo  para 
Lazareto  ^  que  á  vueltas  de  él ,  se  concedería  á  sus 
mercadurías  el  Puerto  franco  ,  dando  despachos  de 
Genova  5  y  con  esto  se  brindaba  á  los  negociantes? 
extrangeros  á  acudir  á  la  Especie  ,  que  es  una  Ba- 
hía. 


390     Comentarios  de  lo  Guerra  de  "España, 
hia  capaz,    y   segura  ,    y  en  mejor  situación   ,   que 
Genova  ,  para  exitar  á  todas    partes    sus    mercadu- 
rías. 

48 r  En  este  estado  de  cosas  todas  indecisas,  ado- 
leció gravemente  en  un  profundo  letargo ,  y  retención 
de  orina  el  Gran  Duque  Cosme  111.  y  no  hubo  Mi- 
nistro en  Italia  ,  que  no  despachase  correo  extraordi- 
nario á  su  Soberano  ,  porque  se  creyó  ,  que  su  muer-' 
te  ocasionaria  grandes  novedades ,  y  ios  Ministros  de 
España  recelaban ,  que  baxo  pretexto  de  ofrecerle  su 
protección  al  Succesor,  moviese  el  Emperador  sus  Ar- 
mas al  bloqueo  de  Florencia  ,  pues  las  tenia  pron- 
tas ,  no  solo  en  el  Estado  de  Milán  ,  con  marcha  de 
pocos  dias:  pero  aun  en  la  Lunegiana,y  Orbitelo,  don- 
de habia  nurxieroso  presidio  para  este  caso.  Fundában- 
se estos  recelos ,  en  que  se  habia  dado  orden  en  Mi- 
lán á  algunos  Regimientos ,  de  estar  prontos  á  la 
marcha  al  primer  aviso;  y  el  Conde  Carlos  Borromeo, 
como  Vicario  Imperial  habia  enviado ,  con  pretexto 
de  componer  unas  diferencias  en  Luca  al  Conde  Stam- 
pa  5  á  que  pasando  ,  y  deteniéndose  en  Florencia  ,  vie- 
se el  estado  de  la  enfermedad  del  Gran  Duque  ,  y  se 
le  dieron  carias  para  los  Gobernadores  de  los  Presi- 
dios,  y  para  el  Virey  de  Ñapóles,  para  que  envia- 
sen las  asistencias  de  gente ,  y  dinero  ,  que  el  Conde 
Stampa  pediría:  no  se  sabian  con  certidumbre  todas  es- 
tas prevenciones  ;  pero  se  sospechaban  aun  mayores  ,  y 
que  el  Conde  haria  acercar  Tropas  á  Toscana,  si  aquel 
Soberano  falleciese.  CvDn  esta  aprehensión  fue  en  Flo- 
rencia muy  mal  recibido  ;  y  mas ,  que  abultaba  estas 
vuccs  ,  y  estas  sospechas  el  Padre  Salvador  Ascanio, 
que  hacia  los  negocios  del  Rey  Catholico  tn  Floren- 
cia,  diciendo  á  ios  Ministros,  no  permitiesen  novedad 
alguna  por  parte  del  Empcr¿idor,  que  su  anoo  no  la 
haría.  En 


Tomo  segundo.  Año  de  M.  DCCXXIJL  391 
488  En  efecto  con  esta  invención  avisó  el  Padre 
Ascanio  al  Marqués  de  S.  Phelipe ,  Ministro  de  Es- 
paña en  Genova  ,  que  no  pasase  á  Florencia ,  aunque 
muriese  el  Gran  Duque  ,  como  tenia  la  orden  para  este 
caso,  porque  importaba  no  hacer  novedad,  y  mas  suc- 
cesor  tan  medroso  ,  y  desafecto  á  España.  El  Marqués 
conoció  ser  esto  lo  que  entonces  convenia  ^  y  aunque  et 
Duque  deParma  le  insinuó,  que  importaba  pasase,  lue- 
go que  se  diese  el  caso  de  la  muerte  ,  determinó  no 
cxecurarlo  con  el  Rey ,  y  avigoró  el  dictamen  del  Pa- 
dre Ascanio  5  de  género ,  que  le  ordenó  por  entonces 
no  pasar ,  aunque  muriese  el  Gran  Duque  5  porque  el 
Rey ,  ofreciendo  por  su  parte,  no  hacer  novedad ,  ins- 
taba á  las  Potencias  Garantes  ,  que  interpolase  al  Em- 
perador ,  para  que  no  la  hiciese  ^  y  asi  lo  executaron 
tan  eficazmente ,  que  fue  obliga^da  la  Corte  de  Viena  á 
desaprobar  el  viage  del  Conde  Stampa  á  Florencia ,  y 
mandar  no  se  hiciese  movimiento  alguno  de  Tropas  ,  ni 
otra  operación ,  que  alterase  el  estado  de  las  cosas ,  y 
itias,  que  tenia  el  Gran  Duque  succesor,  y  no  se  daba  el 
caso  de  extinción  de  linea. 

489  Stampa  fue  mandado  retirar,  y  el  Empera- 
dor se  contentó  asegurar  al  Principe  Juan  Gastón  ,  no 
permitiria  se  le  hiciese  violencia,  si  alguna  meditaban 
Jos  Españoles.  Con  esto  se  sosegaron  los  ánimos  de  to- 
dos ,  bien  que  antes  de  retirarse  Stampa  ,  dio  en  la 
Lunegania  algunas  disposiciones,  que  manifestaban  que-» 
rer  los  Austríacos  asegurar  bien  ,  que  no  fuese  sor- 
prendida Liorna  ó  Puerto  Ferrayo ,  cuyo  Gobernador 
-se  habia  sin  razón  quejado  ,  que  el  de  Longón  pre- 
venia  la  Artilleria  de  su  Píaza,  y  doblaba  las  centine- 
las ,  pues  ésie  solo  podia  mirar  á  la  defensiva.  Since- 
róse el  Gobernador ,  y  parecían  sus  temores  inútiles^ 
porque  ni  habia  en  Longóa  gente  para  empresa  algur 
Tom.  11  Ddá  na, 


392  Comentarios  de  la  Guerra  de  España, 
na  ,  ni  habia  que  emprender  mas  que  atajar  qual- 
quicr  movimienta  de  los  Alemanes  ,  que  estaban  mas 
vecinos  y  en  mayor  número  ^  tanto ,  que  los  tres  ba- 
tallones ,  que  en  Longóo  habia  ,  eran  incapaces  de 
operación  alguna  mas  ,  que  defensiva  en  su  Plaza. 

490     rio  largo  plazo  la  e:fermedad  del  Gran  Du- 
que ,   para   tomar  de  una  parte  y   otra  las  acertadas 
medidas  á  qie  la  quietud  de  la  Lalia,  y  por  resolución 
fue  fenecida  su  vida.  Espiró  en  fin  el  dia  3 1.  de  Octu- 
bre p(T  la  noche:  Principe,  verdaderamente  religio- 
so, pío  y  sumam.ente  ajustado,  en  quien  jamás  se  pu- 
do notar  vicio    alguno ,  ni   inmoderación  de  afectos. 
Rigió  con  gran    quietud  sus  Pueblos  y   con   Uvtable 
amor  :  era  su  continua  limosna  tan  gravosa  á  su  Era- 
rio ,  que  fue  preciso  socorrerle  con  tributos,  no  ne- 
cesarios en  un  Principe,  que  jamás  tuvo  guerra  ,  sí  solo 
la  de  algunas  contribuciones  al  Emperador.  No  hizo 
solemnemente  Testamento  en  tan  críticos  tiempos ,  por- 
que no  queria  verse  obligado  á  elegir  succescr  después 
de  Juan  Gastón  y  su  hija  la  Viuda  Palatina ,  á  la  qual 
habia  declarado  heredera  en  un  Testamento  antiguo^ 
dexóla  12 9.  escudos  Romanos  de  alimentos  en  una  dis- 
posición singular  y  privada,  cuyo  papel  entregó   al 
Arzobispo     de    Pisa  ,    é    hizo    otros    legados    píos, 
que   no  cumplió    el    succesor ,    no   sin   gran    funda- 
mento. 

491  Halláronse  unos  pareceres  sobre  la  succesion, 
y  declaró  el  Marqués  Ranucini ,  que  mandó  guardar 
el  que  era  favorable  ai  Infante  de  España^  pero  todo 
lo  suprimió  el  nuevo  Gran  Duqte  Juan  Gastón,  des- 
afecto naturalmente  á  España ,  y  en  lo  de  la  suceesion 
á  todos,  por  su  genio  austero  y  desapegado,  por  su 
vida  insociable  y  desarreglada  ,  aunque  en  vicios 
directanaente  mas  perjudiciales  á  su  salud,  que  á  su 

al- 


Tomo  segundo.  Anv  de  M.  DCCXXIIL  393 
alma,  que  le  reduxeron  á  estado  ,  que  poco  se  po- 
día esperar  de  su  vida;  con  que  los  Principes,  atentos 
á  esta  succesion  ,  volvían  á  entrar  en  nuevos  cuidados, 
no  habiéndose  todavía  concluido  el  negocio  dé  laslnves^ 
tiduras, 

492  No  dexaba  el  Emperador  con  artificio  de  dar 
á  la  hermana  del  Gran  Duque  esperanzas,  que  sería 
en  todo  caso  Gobernadora  de  aquel  Estado  ,  y  ella  se 
empezaba  á  mostrar  mas  humana  con  el  partido  de  Es- 
paña, porque  no  se  la  hiciede  oposición  ,  y  traxo  á  su 
dictamen  ,  en  la  apariencia  ,  al  Gran  Duque  ,  quien 
ya  no  se  manifestaba  tan  contrario:  sin  mas  fin,  que 
dexafle  vivir  en  paz;  por  eso  se  le  hizo  por  su  herma- 
fia  el  proyecto  de  declarar  heredero  al  Infante  de  Es- 
paña ,  si  en  su  menor  edad ,  llegando  á  succeder  tu- 
viese por  Gobernadora  del  Estado  á  dicha  Princesa.  Es- 
to lo  promovía  vivamente  el  Duque  de  Orleans ;  pe- 
ro como  caminan  tan  á  ciegas  los  hombres  sin  ceni- 
dumbre  en  quanto  imaginan  y  son  tan  caducas  las 
ideas  como  la  vida ,  la  noche  del  dia  2.  de  Di  íem- 
bre ,  precediendo  un  deliquio  de  breves  instantes  muri(> 
de  repente  el  Duque  de  Orleans ,  sin  haber  alguno  te- 
nido noticia  de  su  accidente ,  antes  que  de  su  muerte, 
mas  que  un  familiar  suyo,  que  al  verle  caer  de  una  si- 
lla fue  por  un  vaso  de  agua ,  y  k  halló  difamo.  Suce- 
dió esto  en  el  Palacio  del  Rey  ,61  el  quarto  del 
mismo  Duque  de  Orleans  ,  cuyo  cadáver  fue  llevado 
'  Á  su  casa  ;  y  apenas  llegó  al  Bey  la  n&íicia  ,  da- 
da por  D.  Luis  Enrique,  Duque  de  Borboa%  quanda 
luego  le  fue  conferido  por  el  Rey  el  primer  Ministe- 
rio ,  sin  mas  aprobación,  que  la  de  su  Maestro  el  Obis- 
po de  Frixus ,  que  se  halló  presente  y  no  pudo  dexar 
de  asentir  á  ello,  porque  era  en  presencia  del  mis- 
mo Duque,  que  dixo  al  Rey  ,  debia  elegir  un  Princi- 

Ddd  2  ci- 


394  Conienfúrios  de  la  Guerra  de  España, 
pe  de  la  Sangre,  no  dudando  recaería  en  su  persona^ 
que  era  el  primero,  después  del  Duque  de  Chatres,  hi- 
jo del  de  Orleans ,  que  tenia  pocos  años.  Mandó  luego 
recoger  el  Duque  de  Borbon  los  papeles  del  de  Or- 
leans, que  se  hallaron  en  el  quarto  que  tenia  en  Pa- 
lacio^ los  de  su  casa  no  se  buscaron  por  respetos  al 
succesor  ,  que  tuvo  con  Borbon  algunos  sinsabores, 
aunque  después  sobresanados» 

493  Era  asertada  opinión  en  Francia,  que  el  Dur 
que  deOrl^^ans  tenia  muchos  millones  ganados  en  los  ar- 
bitrios del  Eanco  de  Misissipi  ^  pero  no  se  hallaron  ,  ó 
su  heredero  los  supo  ocultar  con  gran  maña  ^  porque 
aunque  estuviesen  en  las  Plazas  extrangeras  de  Oían- 
da  ,  Liglaterra  ,  Genova  ó  Roma ,  baxo  otro  nom- 
bre ,  era  muy  difícil  sepultar  una  verdad ,  que  tantos 
la  sabrían  y  debrian ,  y  debia  constar  en  ios  Libros 
del  Duque  y  de  los  que  en  Francia  dieron  su  nombre 
para  el  depósito  de  este  dinero ,  que  era  suma  des- 
proporcionada á  qualquier  particular ,  según  se  creia; 
porque  daban  en  decir  los  mas  entendidos  en  el  comer- 
cio de  la  Francia  ,  que  faltaban  300.  millones  de  li- 
bras tornesas  ^  y  por  muchas ,  que  hubiese  robado 
Lauus  y  oíros  á  quienes  quiso  enriquecer  y  para  que 
le  tolerasen  ,  no  era  presumible ,  que  el  Duque  de- 
xase  asolar  la  Francia  sin  interés  propio  ^  porque  su  al- 
to entendimiento  y  sagacidad  le  hacía  incapaz  de  ser 

engañado. 

49A  .Creían  los  superficiales  en  esta  muerte,  que 
había  peidido  el  Rey  Católico  mucho ,  faltando  quien 
promoviese  sus  intereses^  pero  los  mas  entendidos  creían, 
que  había  perdido  el  Emperador  un  amigo  á  quien 
contemplaba  con  secreto  tratado,  de  que  le  ayudase 
en  su  casa  á  la  succesion  de  Francia ,  para  excluir  la 
casa  de  España.  Esta  muerte  del  Duque  nada  varió  el 

sys- 


Tomo  segundo.  Año  de  M.  BCCXXIIL  305 
systema  del  mundo  ,  y  los  Plenipotenciarios  Franceses 
de  Cambray  tuvieron  confirmación  de  sus  instruccio- 
nes ^  porque  aún  era  interés  de  la  Francia  la  paz ,  por 
hallarse  sin  mas  ideas ,  que  su  quietud,  que  la  necesita- 
ba ,  molestada  de  tanto  dispendio  en  el  quimérico  Ban- 
co del  Misisíipi ,  y  del  contagio  de  la  Provenza,  que  en 
e«íte  año  se  le  restituyó  el  coínercio  enteramente ,  pKjr 
haber  cesado  ya  desde  el  pa-^ado  toda  sospecha ,  aunque 
en  España  todavía  se  daban  á  las  ropas  de  Marsella  al- 
gunos dias  de  quarentena,  de  lo  que  se  quejaban  agria- 
mente ios  Franceses  ^  nación  mas  pronta  y  de  menor  re- 
fiera en  sus  operaciones. 

495  Este  cuidado  contra  la  Francia  avivó  el  que 
se  debía  tener  contra  Portugal  ^  por  haberse  encendido 
vn  mal  epidémico  en  Lisboa  ,  de  lo  que  murieron  mas 
de  4o9.  personas  ^  pero  de  inferior  calidad  :  creyóse 
peste  ^  pero  no  fue  mas  que  una  intemperie  de  seque- 
dad ,  no  purificando  el  ayre  de  las  lluvias  que  había 
muchos  meses  faltaban ,  y  de  alguna  mala  calidad  de 
viveres ,  que  hizo  precisamente  comestibles  la  falta  de 
granos,  Ja  qual  duró  poco,  porque  acudieron  de  to- 
das partes  Naves  cargadas  de  ellos  de  Francia  y  Le- 
vante. En  España  hubo  también  alguna  penuria ,  pero 
luego  fue  socorrida  de  la  vigilante  ambición  de  los  Mer- 
caderes Italianos  ,  que  no  pierden  ocasión  á  su  logro. 
Nacióle  en  este  año  otro  hijo  al  Rey  de  Portugal ,  del 
qual  fue  padrino  el  Rey  de  España  y  la  Rey  na  viuda 
de  Carlos  IL,  que  todavía  estaba  en  Bayona.  Dieronse 
los  Poderes  del  Rey  de  España  al  Marqués  de  Capíce- 
latro,  su  Embaxador  en  Lisboa,  y  á  pocos  dias  murió 
el  recien  nacido  infante. 


ANO 


49  6     Comentarios  de  ¡a  Guerra  de  España 

AÑO  DE  M.  DCCXXIV. 

496  y^ON  la  mas  ruidosa  y  no  esperada  novedad 
\^^  empezó  este  ano,  habiendo  hecho  el  Rey 
Phcüpe  en  el  dia  14.  de  Enero  renuncia  de  todos  sus 
Reynos  y  Señoríos  en  el  Principe  de  Asturias  Luis  Pri- 
n*>ero  ,  su  primogénito  ,  retirándose  á  vivir  con  la 
ileyna  privadamente,  y  depue^^ta  toda  Real  pompa, 
y  aun  á  las  Guardias,  á  la  Quinta  de  S.  Ildefon- 
so ,  en  Balsain ,  donde  habla  él  mismo  fabricado  ua 
Palacio,  y  mandado  componer  deliciosos  jardines:  des- 
pidió toda  su  familia  ,  para  que  pasasen  á  servir  al 
nuevo  Rey,  y  se  reservó  para  su  mantenimiento  6oo9« 
ducados  y  lo  que  fuese  menester  á  concluir  los  jardi- 
nes del  Palacio:  edificó  una  suntuosa  Iglesia  ,  y  la  do- 
ró y  adornó  realmente.  Detúvose  para  asisiírle  el 
Marqués  de  Grimaldo ,  y  por  único  Mayordomo  y 
Caballerizo  al  Señor  de  Valux  ,  Francés ,  que  era  su 
antiguo  Mayordomo  de  Semana.  Con  laReyna  queda- 
ron dos  Damas  ,  quatro  Camaristas  y  dos  Señoras  de 
Honor.  Toda  la  familia ,  incluyendo  los  de  escalera 
abaxo ,  se  reduxo  á  se«£nta  personas  ^  y  en  la  ca- 
balleriza quedaron  pocos  tiros  de  muías  y  caba- 
llos de  montar  ,  porque  ya  el  Rey  hasta  el  gusto  de 
la  caza  iba  perdiendo  ,  amando  solo  la  soledad  y  el 
jretiro. 

49 ;r  Con  el  instrumento  de  la  Renuncia  pasó  el  Mar- 
qués de  Grimaldo  al  Escorial  el  dia  14.  donde  estaba 
el  Principe,  y  se  leyó  ame  toda  su  Corte ,  no  sin  lá- 
grimas ,  y  aun  del  mismo  Principe ,  por  las  razones 

y 


Tomo  segundo.  Año  de  M,  DCC^XIF,  sqjt 
y  cláusulas  con  que  estaba  concebida  ,  dando  por  mo^ 
tivo  ,  que  habiendo  el  Rey  considerado  de  algunos  años 
á  esta  parte ,  la  rada  de  las  cosas  mundanas  y  los 
padecidos  trabvijos ,  querienduí^e  re'irar  á  pensar  solo 
en  su  saívaci/jn  ,  dexaba  con  absoluta  entera  renuncia 
sus  Reynos  á  su  hijo  primogénito ,  jurado  Principe  de 
España  ,  de  cuyas  bellas  calidades  y  prudencia,  se 
prometía  el  desempeño  de  la  obligación  ,  en  que  Dios 
le  constituía  nuevanrente.  Prevenía  en  la  misma  renun- 
cia, que  muriendo  el  Principe  Luis  sin  hijos  pasase  el 
Reyno  á  su  hermano  el  Infante  D.  Fernando ,  y  asi 
por  los  demás  hijos  por  succesi^  n  ,  y  en  caso  de  me- 
nor edad  de  D.  Fernando  ,  ú  otro  succesor ,  vivien- 
do el  Rey  Phelipe  ,  form.aba  una  Regencia  de  los  Pre- 
sidentes de  los  Consejos,  del  Arzobispo  de  Toledo  f 
del  Inquisidor  General  y  del  Consejero  de  Estado  mas 
antiguo ,  hasta  que  el  Rey  inmediato  tuviere  catorce 
años.  Obligaba  al  Rey  Luis  y  sus  succesores  á  cum- 
plir los  Testamentos  que  hiciese  el  Rey  Phelipe  y  svt 
muger  la  Rey  na  Isabel ,  y  á  pagar  las  deudas  de  la  Co- 
rona ,  que  eran  casi  tres  millones  de  pesos ,  y  á  con- 
tribuir qualquier  cosa  que  viviendo  pidiesen,  baxo  cu- 
yas condiciones  solo  fuese  válida  la  renuncia,  la  qual 
hizo  el  Rey  tan  deliberado,  que  hizo  voto  de  no  ocupar 
mas  el  Trono ,  ni  Reynar. 

498  Era  sumamente  ediíicativo  el  papel  de  aviso,, 
que  el  Rey  mandó  pasar  á  los  Consejeros ,  mas  lo  era 
una  carta,  que  de  su  puño  escribió  á  su  hijo,  con  do- 
Gum.entos  santos  y  píos,  que  edificaron  el  m.undo,  la 
quaí  fue  traducida  en  muchos  idiomas  5  fuera  prolixo 
ponerla  aqui  á  la  letra  ,  solo  diré ,  que  el  mas  peni», 
tente  Anacoreta  no  la  podía  escribir  mas  expresiva  y 
ajustada  á  los  Preceptos  Evangélicos  ^  tanto ,  que  los 
críticos  desearon  en  ella  se  entretexiesen  documentos^ 


398  Comentarios  de  ía  Guerra  de  España, 
pülíticüs  entre  los  morales.  Recomendaba  á  la  Reyna  y 
á  los  infantes,  y  poniendo  el  exemplo  del  Santo  Rey 
D.  Fernando  y  S.  Luis  Rey  de  Francia ,  les  exhortaba 
á  la  perfección  5  también  expresaba  en  ella  ,  que  la 
Reyna  se  habia  resignado  con  gusto  á  esta  resolución, 
y  creyeron  muchos  estaba  esta  cláusula  puesta  para 
atajar  la  censura  de  que  la  hubiese  tomado  sin  su 
consentimiento  ,  porque  no  hay  exemplar  en  las  his- 
torias de  semejante  voluntario  retiro  en  un  Principe 
casado  y  de  solos  treinfa  y  nueve  años  de  edad  ^  y  la 
Reyna  de  treinta  y  uno,  con  probabilidad  de  tener 
otros  muchos  hijos ,  y  asi  fue  preciso  incluir  á  la 
Reyna  en  la  determinación  ,  sin  cuyo  consentimiento 
es  cierto  que  no  se  tomó ,  mas  no  probaba  esto  haberle 
dado  gustosa  ^  pero  siempre  prueba  un  raro  exemplo 
de  virtud  y  conyugal  amor  de  convenirse  al  Decreto 
del  marido ,  tan  arduo ,  que  sola  una  superior  voca- 
ción le  puede  hacer  llevadero  ,  descendiendo  del  Tro- 
no á  vida  privada ,  y  de  la  Soberanía  á  la  dependen^ 
cia  ,  dexando  gran  parte  ,  que  la  cabia  del  mando,  en 
!a  voluntad  del  Rey ,  á  un  Principe  que  no  era  su  hijo, 
á  quien  entregaba  los  suyos,  sin  concluirse  el  negocio 
de  Toscana ,  que  habia  sido  el  principal  objeto  de 
tantos  años  de  negociaciones ,  con  notable  dispendio 
de  la  Monarquía. 

499  Este  reparo  se  venia  á  la  cara  contra  el  Rey, 
y  los  Políticos  tenian  el  hecho  por  intempestivo  en  vís- 
peras de  un  Congreso  de  Paz,  no  abierto  todavía  por 
las  dilaciones  que  el  Emperador  interponía  á  dar  las 
disputadas  Investiduras,  aunque  ya  habia  dado  pala- 
bra á  los  úkimos  del  precedente  año  de  darlas,  y  asi 
lo  dexó  en  París  ajustado  el  Barón  de  Penteriter ,  que 
pasó  desde  Cambray  á  este  efecto  ^  pero  quando  el 
Rey  hizo  la  renuncia,  que  fue  el  dia  10.  de  Enero, 

aún 


Tomo  segundo.  Año  de  M.  BCCXXir.  3  9  9» 
aun  no  se  habían  dado  ,  porque  estas  salieron  de  Vie- 
na  el  día  siete ,  que  no  hubo  tiempo  de  saberlo ,  ni  se 
hubieran  aquel  dia  expedido  ,  si  hubiese  el  Emperador 
previsto,"  y  penetrado  esta  gran  resolución  ,  la  qual 
tuvieron  en  las  Cortes  del  Norte,  y  en  algunas  de 
Italia  por  politica ,  y  no  espiritual ,  adelantándose  á  ■ 
creer  ,  que  era  para  habilitarse  á  la  Corona  de  Francia 
en  caso  de  la  muerte  de  Luis  XV.  discurso  tan  impro- 
bable ,  quanto  lo  es  ,  que  un  hombre  de  treinta  y  nue- 
ve años  ,  dexe  lo  que  posee ,  aspirando  á  succeder  á 
un  niño  de  catorce  ,  porque  esta  era  la  edad  del  Rey 
Christianisimo  ,  sano  ,  y  robusto ,  sin  apariencias  de 
fundar  muy  remotas  esperanzas  ,  que  ni  las  debia  tener 
el  Rey  Catholico ,  aun  quando  el  de  Francia  fuese  de- 
crepito ,  no  solo  en  virtud  de  tantas  renuncias ,  sino 
también  de  la  manifiesta  oposición  de  tantas  Potencias 
volviendo  á  los  principales  motivos  ,  que  suscitaron  la 
sangrienta  y  pertinaz  Guerra  ,  que  hemos  escrito. 

500     Ki  conocían  bien  el  genio  del  Rey  los  que  es- 
to discurrían  ,  porque  ni  su  delicada  escrupulosa  con- 
ciencia era  capaz  de  faltar  á  lo  prometido  ,  ni  su  aver- 
sión á  los  negocios,  ni  la  falta  de  sus  fuerzas  para 
grande  aplicación  le  podían  estimular  á  los  inmensos 
trabajos  de  regir  una  para  él  nueva  Monarquía  de  Fran- 
ceses, dividida  precisamente  en  facciones  en  caso  de 
faltar  el  actual  Dominante ,  pues  aunque  los  Parlamen- 
tos ,  y  los  mas  ancianos  Padres  de  la   Patria  estuvie- 
sen por  la  Ley  Sálica  ,  que  favorecía  al  Rey  Phelipe, 
los  Principes  de  la  Sangre,  y  sus  adheridos  estariaa 
por  el  inmediato  al  Trono  entre  ellos  ,  que  era  el  Du- 
que de  Orleans  ,  mozo,  y  soltero,  por  lo  qual  los  que 
le  seguían  ,  miraban  mas  vecina  la  posibilidad  del  So- 
lio ,  que  si  le  ocupase  el  Rey  Phelipe  ,  que  á  mas  de 
Principe  de  Asturias  tenia  otros  tjes  Varpnes,  sino  los- 
•-  TomoIL  Eee  que 


4o o       Comentarm  de  la  Guerra  de  España. 
que  podían  tener  dos  individuos,conocidamente  fecundos- 

501  Estas  razones,  que  convencían  á  los  mas  re- 
flexivos, avivaron  el  ingenio  ,  para  discurrir  otras  que 
hubiesen  dado  impulso  á  tan  grande  hecho,  porque  ra- 
ros se  persuadían  á  que  era  mera  razón  del  espiritu, 
abstraído  de  cosas  mundanas  ,  y  todo  entregado  á  la 
contemplación  de  lo  eterno:  ya  porque  pocos  ,  cria- 
dos en  las  brillanteces  del  Trono ,  conciben  estas  ideas 
austeras  ,  y  melancólicas  ^  ya  porque  no  es  incom- 
patible la  Corona  con  la  santidad  y  perfección  de  cos- 
tumbres 5  antes  medio  oportunísimo  para  servir  mucho 
á  Dios,  y  exercitar  con  superior  heroísmo  todas  las 
virtudes ,  y  mas  constituido  el  Rey  en  un  estado  ,  en 
que  estaba  dividido  de  si  mismo  ,  por  la  contrahida 
unión  con  su  muger ,  no  siendo  siempre  seguras  todas 
las  ideas  de  elegirse  un  Estado  á  su  arbitrio,  dexando 
aquel ,  en  que  Dios  le  había  constituido  ,  porque  los 
caminos  para  la  perfección  son  muchos ,  y  el  estado,, 
que  no  es  mas  repugnante ,  puede  ser  el  mejor.  Estas 
razones  tenían  replica  ,  porque  puede  ser ,  según  la 
condición  del  corazón  humano ,  el  acto  mayor,  y  sin 
igual,  dexarlo  todo,  y  mas  una  Monarquía  como  la 
de  España,  y  asi  los  hombres  píos,  y  de  dócil  corazón  lo 
atribuían  á  solida  virtud ,  y  temor  de  errar  enel  Gobierno, 

502  Los  enemigos  del  Rey  ,  y  algunos  Ministros 
que  residían  en  aquella  Corte  ,  escribieron  ,  que  esta- 
ba enteramente  incapaz  de  gobernar,  y  que  por  ha- 
cérselo dexar  con  honra  ,  habían  fingido  toda  aquella 
renuncia,  y  papeles  que  hicieron  firmar  del  Rey,  sin 
saber  lo  que  era.  Esto  tenia  mucha  improbabilidad, 
porque  era  dar  por  falsario  al  Marqués  de  Grimaldo, 
que  habia  extendido  la  renuncia  ,  y  á  los  Testigos, 
y  cargarse  el  Marqués  de  ser  suyas  ,  y  no  del  Rey 
las  mercedes  que  se  publicaron ,  y  las  disposiciones, 

que 


^omo  segundo.  Año  de  M,  DCCXtr.  40 1 
que  se  dieron  en  el  mismo  día  de  la  renuncia  ,  y  es- 
to no  lo  hubiera  pasado  la  Reyna,  que  era  quien. me- 
jor sabia  el  estado  de  la  salud  del  Rey  ,  y  tenia  algún 
riesgo  de  mal  atendida ,  si  se  probaba ,  que  hubiese 
cooperado  á  hacer  firmar  al  Rey  lo  que  no  enten- 
día ^  porque  se  dieron  en  este  mismo  dia  por  el  Rey 
muchos  Toysoncs  ,  al  Marqués  de  Grimaldo,  al  de  Va- 
lux  ,  al  Marqués  de  Annibál  Scotti ,  Enviado  del  Du- 
que de  Parma  ,  y  hasta  doce  Perspnages  ,  sin  duda 
beneméritos,  pues  el  Rey  los  juzgó  capaces  de  esta 
honra. 

503     Se  dio  la  Presidencia  de  Indias  al  Marqués  de 
Valero  ,  la  de  Ordenes  al  Conde  de  Santistevan  del 
Puerto  ,  que  estaba  en  Cambray  ,  y  se  hicieron  otras 
muchas  provisiones  Militares  de  empleos  vacantes ,  y 
ia  Guardia  de  los  Alabarderos  al  Principe  de  Mase- 
rano  5  fue  nombrado  Ayo  del  Infante  Don  Phelipe   el 
Marqués  del  Surco  Don  Fernando  de  Figuera ,  y  se  se- 
ñaló al  Principe  para  el  Gabinete ,  al  Marqués  de  Mi- 
rabál ,  Gobernador  de  la  Presidencia  de  Castilla ,  al 
Arzobispo  de  Toledo  Don  Diego  de  Astorga  ,  y  Cés- 
pedes 5  al  Inquisidor  General  Obispo  de  Pamplona  Don 
Juan  de   Camargo ,  al  Marqués  de  Valero  ,  al  Mar- 
qués de  Lede ,  al  Conde  de  Santistevan  del  Puerto  ,  y  á 
Don  Miguel  Francisco  Guerra  ,  todos  sugetos  de  cono- 
cida bondad ,  y  experiencia  en  los  negocios ,  y    para 
dar   providencia  á   todos,  se  pusieron  hombres  de  to- 
das facultades  ,  y  se  le  dio  al  Marqués  de   Grimaldo 
por  succesor  en  la  Secretaria  del  Despacho  Universal 
de  Estado  á  su  primer  Oficial  Don   Juan  Bautista  de 
Orendain  ,  y  en  la  de  Indias,  y  Marina  á  Don  Anto- 
nio   Sopeña  ,  se  dieron   las  futuras  de    los   em.pleos 
en  la  Casa  Real  á  los  que  las  tenian  en  la  del  Prin- 
cipe 5  porque  todos  los  criados  del  Rey ,  y   la  Rey- 

Eee  2  na 


ij-oi       Contentarlos  de  Ja  Guerra  de  España. 
na  pasaron  á  servir  los  nuevos  Amos  en  el  propio  em- 
pleo. 

504  Es  temeridad  creer  que  todo  esto  se  habia 
executado  sin  acuerdo  ,  y  conocimiento  del  Rey  ,  ha- 
ciéndoselo firmar  ignorante  ,  ó  incapaz  de  saber  Jo  qu« 
hacia.  Hemos  procurado,  aunque  ausentes,  indagar  es- 
to ,  como  punto  tan  esencial  para  estos  Comentarios 
para  la  verdad  del  hecho ,  y  hallamos ,  refiriendo- 
nos  al  año  veinte  y  dos  de  ellos ,  que  el  Rey  padecía 
sobre  profundísimas  melancolías  ,  una  debilidad  de  ca- 
beza ,  que  le  era  imposible  la  grave ,  y  continua  apli- 
cación al  Gobierno  de  tan  vasto  Imperio ,  era  natu- 
ralmente implicado ,  y  le  atediaban  los  negocios,  por- 
que le  obligaban  á  resolverlos  ,  cosa  pesadísima  á  su 
delicada  conciencia,  á  su  genio  sospechoso  ,  y  de  to- 
dos desconfiado ,  y  aun  de  si  mismo ,  y  de  su  propio 
dictamen ,  y  aunque  le  habia  dexado  por  Succesor  el 
Padre  Daubanton  al  Padre  Gaoriel  Bermudez,  Jesui-  - 
ta,  de  la  Provincia  de  Toledo  ,  hombre  Docto,  y 
de  virtud ,  este  se  cargaba  menos  de  lo  que  hacia  el 
Padre  Daubanton ,  y  asi  quedaba  mas  cargado  el  Rey 
porque  el  Padre  Bermudez  no  quería  atender  mas  que 

á  las  cosas  meramente  de  su  oficio  de  Confesor. 

505  La  mayor  felicidad ,  y  expedición  del  Padre 
Daubanton,  desimpresionando  al  Rey  de  vanos,  é  in- 
subsistentes escrúpulos,  le  entretenían,  y  aliviaban  en 
parte  5  y  asi  viviendo ,  no  permitió  al  Rey  esta  re- 
solución ,  aun  viniendo  solicitada  del  Duque  de  Or- 
ieans  ,  como  diximos  5  el  Padre  Bermudez  le  aliaba 
menos  de  su  natural  estrechez  de  conciencia,  y  asi  lu-^ 
chaba  el  Rey  mas  con  sus  propios  temores  de  errar, 
no  pudiéndose  vencer  á  fiarse  totalmente  de  uno ,  ni 
de  muchos,  por  lo  qual  habia  considerable    atraso  en 

-los  negocios  de  mayor  entidad ,  pudiera  resolverlos  el 

Mar- 


Tomo  segundo.  Año  de  M.  BCCXXir.  40  3 
Marqués  de  Grimaldo ,  pero  tampoco  quería  hacerse, 
cargo  de  todo  ,  sin  clara,  y  explitica' deliberación  del 
Rey  5  cuya  melancolía crecia  mas,  al  paso  que  se  au- 
mentaban sus  temores  ,  é  innaccíon,  de  lo  que  incurrió 
en  desesperar  de  poder  cumplir  con  su  oficio  sin  pe- 
ligro de  error,  ni  de  poderlo  hacer  todo  ,  y  como  su 
radicada  virtud,  y  piedad,  no  daba  lugar  á  sufrir  du- 
das en  su  salvación ,  con  tedio  de  tan  espinosa  ocupa- 
ción para  su  animo,  ya  ocupado  de  temores ,  y  sos- 
pechas ,  y  para  su  cabeza  ya  débil ,  lo  dexó  alegre, 
é  intrépidamente  todo  fiado  en  la  bondad  ,  y  prudencia 
del  Principe  su  hijo ,  que  con  el  Consejo  de  los  que 
para  el  Gabinete  le  dexaba ,  regiría  bien  la  Monarquía, 
■y  tendrían  los  Vasallos  el  alivio  de  mas  pronta  Expe- 
•dicion.  . 

506  Conoció  verdaderamente  el  Rey  su  espiritual,y 
corporal  enfermedad,  y  no  hallando  disuasión  para 
esto  en  el  Padre  Bermudez ,  que  era  del  propio  dic- 
tamen ,  y  en  la  Reyna ,  que  conocía  la  necesidad, 
en  que  el  mismo  Rey  se  había  puesto ,  se  lo  dexaron 
executar  ,  porque  verdaderamente  ,  con  acuerdo  ,  refle- 
xión ,  y  conocimiento  pleno  lo  executó  ,  y  quedó  con- 
tento de  executarlo,  sin  haberse  conocido  señal  algu- 
na de  arrepentimiento ,  como  publicaban  los  maldicien- 
tes ,  porque  la  virtud  del  Rey  era  mas  sólida  ,  que  lo 
que  muchos  creían ,  pues  aseguraban  sus  Confesores  no 
haberle  jamás  hallado  pecado  mortal ,  y  el  que  tenia 
quando  partió  de  Francia ,  afirmaba  que  no  había  per- 
dido la  gracia  Bautismal.  Muchas  virtudes  pudiéramos 
asegurar  del  Rey  ,  por  aserción  de  hombres  fidedígni  - 
simos ,  que  le  trataban  familiarmente  ,  ó  sirviendo  á  su 
persona ,  ó  siendo  sus  confidentes  Ministros ,  pero  la  que 
mas  resplandecía  en  el  Rey  era  la  verdad,  y  la  cas- 
tidad conyugal,  aun  combatida  de  lances  no  solo  for- 

tui- 


4o4     Comentarios  de  la  Guerra  de  España. 
luiros,  pero  con  cuidado  expuestos ,  de  quien  le  ímpor-»' 
taba   ganar  la  voluntad  del   Rey,  aun  por  tan  ilícitos 
medios. 

^o^  Tenia  la  rectitud  en  balanza  tan  bien  ponde- 
rada, que  tardaba  á  executar  lo  mismo  que  deseaba, 
porque  no  le  engañase  su  afecto  ^  ni  sin  consulta  de 
muchos  Teólogos  executó  jamás  cosa  ,  en  que  podia 
intervenir  escrúpulo  5  y  era  en  esto  tan  nimio  ,  que 
tropezaba  en  menudencias  ,  y  repitiendo  consultas  ,  re- 
solvia  muy  tarde.  Era  su  genio  belicoso  ,  y  fuerte 
amante  de  los  Soldados,  quienes  confirió  los  mas  gran" 
diosos  empleos  ,  hasta  darles  los  dos  Vireynatos  de 
Indias,  y  los  mejores  Gobiernos ,  y  aun  todos  los  del 
continente  de  España  ,  no  sin  gran  razón  ,  porque  ha- 
blan sido  los  que  á  costa  de  su  sangre  le  hablan  man- 
tenido en  las  sienes  la  Corona  ,  y  tenia  tan  exacta  no- 
ticia de  todos  los  Oficiales  ,  que  no  proveyó  empleo 
militar,  sin  método  muy  regular,  y  asentado  mérito, 
aunque  con  el  Rey  le  perdia  el  que  no  vivia  ajustado, 
sin  escándalo. 

508  Tachábanle  sus  mal  afectos,  que  olvidaba  tar- 
de ,  y  no  perdonaba  las  ofensas.  En  esto  de  perdonar 
se  arreglaba  por  los  Ministros  5  y  siendo  infalible  ,  que 
no  hay  en  las  Historias  Rey  ,  que  haya  experimentado 
mas  traydores  públicos ,  y  ocultos ,  ni  mas  rebeldes  en 
numero,  y  calidad  de  personages  ,  no  ha  sacado  gota 
de  sangre  en  tantos  Reos  de  infidencia  ,  que  han  esta- 
do presos  en  las  cárceles  de  España^  ni  ha  querido  se 
procediese  contra  ellos  con  la  formula  de  juicio,  y  per- 
donó infinitos ,  luciendo  mas  esta  virtud  de  perdonar 
al  enemigo  ,  en  lo  que  por  sus  Plenipotenciarios  signi- 
ficó al  Emperador  en  Cambray  ,  dándole  noticia  de 
•esta  renuncia  ,  y  asegurándole ,  rogarla  siempre  á  Dios 
•por  sus  prosperidades ,  y  para  que  tuviese  succesion 

va- 


Tomo  segundo.  Año  de  M.  BCCXXIF.  40  g  - 
varonil ,  para  ser  propugnáculo  de  nuestra  Santa  Re- 
ligión, contra  tantos  Enemigos,  que  la  combaten:  La 
Reyna  ,  por  asentir  al  gusto  de  su  marido ,  se  su- 
jetó á  la  vida  privada  ,  y  se  vistió  luego  á  la  Españo- 
la , renunciando  todo  genero  de  galas,  y  tomando  un 
vestido  de  saya. 

509  Pasó  luego  ei  Principe  de  Asturias  á  Madrid, 
y  fue  proclamado  Rey  ,  aunque  los  mas  de  los  Juris- 
peritos, y  los  mesmos  del  Consejo  Real  veían  ,  que  no 
era  válida  la  renuncia  ,  no  hecha  con  acuerdo  de  sus 
Vasallos,  que  tenian  acción  áser  gobernados  por  aquel 
Principe,  á  quien  juraron  fidelidad,  no  habiendo  impo- 
tencia legitima  para  dexar  el  Gobierno ,  ni  decrepita 
edad,  que  no  pudiese  tolerar  el  trabajo.  Otras  mu- 
chas razones  daban  los  Legistas  ^  pero  nadie  replicó, 
pues  al  Consejo  Real  no  se  le  preguntó'  sobre  la  vali- 
dación de  la  renuncia  ,  sino  se  le  mandó  ,  que  obede- 
ciese el  Decreto  ,y  muchos  de  los  Españoles,  y  la  ma- 
yor parte  de  los  Magnates  le  oyeron  con  gusto  ,  por- 
que ya  tenian  Rey  Español ,  y  sumamente  amado, 
por  su  afabilidad,  liberalidad ,  y  benignísimo  trato  ;  y 
sobre  todo ,  amante ,  con  el  mayor  exceso  ,  de  su  Na-' 
cion  Española  ,  casi  con  aversión  á  las  demás  compara- 
tivamente. 

510  En  fin,  por  el  Rey  Luis  L  se  alzó  el  pendón  con 
la  acostumbrada  solemnidad  el  dia  9.  de  Febrero  :  ad- 
mitió toda  la  Familia  de  su  padre  ,  y  á  la  suya  se 
dexó  el  sueldo  ,  y  se  dio  futura  de  los  empleos.  Lo  pro- 
pio se  executó  con  la  Familia  de  la  Princesa  5  y  no  hu- 
bo mas  novedad  en  la  Monarquia  ,  y  en  todo  el  syste- 
ma  de  ella  ,  sino  mudar  en  el  Trono  personas  ,  sin  que 
se  advirtiese  otra  mutación  5  y  mas  que  el  nuevo  Do- 
minante todo  lo  consultaba  con  su  padre  5  de  forma, 
que  todavía  quedtiba  en  Balsain  el  Oráculo ,  no  sola 


4o  ^  Comentarios  de  la  Guerra  de  Esparia, 
para  las  cosas  mas  principales^  pero  auti  para  las  mer- 
cedes ,  de  donde  fue  advertido  al  Rey  Luis  se  modera- 
se en  ellas,  porque  habia  hecho  algunas ,  que  tocaban 
en  algún  exceso ,  dando  pensiones  ,  y  futuras  5  de  ge- 
nero ,  que  aquellas  fue  preciso  moderarlas  :  sobre  lo 
cjual  se  ordenaba  al  Gobernador  del  Consejo  Real  in- 
vigilase mucho^  porque  se  quitaba  el  Rey  ,  con  vul- 
garizar los  honores  ,  el  premio  á  que  aspiraban  Suge- 
los  de  mayores  servicios,  de  los  que  á  rio  rebuelto  ha- 
bian  pescado  en  esta  coyuntura,  bien,  que  otras  merce-» 
des  hizo  dignamente  empleadas. 

gil  El  Real  Erario  era  lo  que  mas  embarazo  da- 
ba á  los  nuevos  Ministros  5  porque  se  halló  la  Teso- 
rería agotada  ,  y  se  divulgó  ,  que  dias  antes  de  la  re- 
nuncia había  mandado  pasar  el  Rey  Phelipe  4oo9.  du- 
cados ,  que  habia  en  aquellas  Reales  Arcas.  De  esto  no 
nos  hemos  podido  certificar  ;  porque  Don  Fernando 
Verdes  Montenegro,  Tesorero  General  de  la  Guerra 
no  contestaba  en  este  punto ,  y  tenia  sus  resguardos: 
con  que  hacia  servicio  del  silencio,  viendo  ,  que  to- 
davía se  mantuvo  en  Balsain,  y  que  el  Marqués  de 
Grimaldo  tenia  casi  la  misma  autoridad,  con  menor 
riesgo  ,  porque  no  parecía  ya  su  firma  5  y  el  Rey  ( aun- 
que con  su  dictamen  )  respondía  inmediatamente  á  su 
hijo.  Viendo  estas  mudanzas  Don  Juan  del  Río,  Mar- 
qués de  Campo-Florido  ,  Presidente  de  Hacienda,  y  Se- 
cretario del  Despacho  Universal  de  ella  ,  con  la  gene- 
ral Superintendencia,  y  que  era  el  papel  mas  principal  en 
el  Gabinete  el  Marqués  de  Mírabál ,  Presidente  de  Cas- 
tilla, hizo  dexacion  de  todos  sus  empleos,  que  no  le 
fue  en  Balsain  admitida  ,  antes  le  insinuó  el  Rey  Fhe- 
iipe  ,  se  daría  por  servido  en  que  continuase  en  ellos: 
hizo  segunda  dexncion,  y  se  le  admitió.  Nombróse  por 
Presidente  de  Hacienda  á  Don  Juan  Blasco  Orozco,Pre- 

si- 


Tomo  segundo.  Año  de  M, BCCXXIF.      40;?- 
sidente  de  la  Sala  de  Alcaldes  ,*  y  por  Secretario  del 
Despacho  Universal  de  Hacienda ,  y  absoluto  Super- 
intendente de   ella  á  D.  Fernando  Verdes  Montenegro, 
y  Tesorería  General  se  dio  á  D.  Nicolás  Hinojosa ,  que 
ya  lo  habla  sido*  Todas  estas  mutaciones  en  el  Go- 
bierno   de  Hacienda  y  nuevos   gastos   de   dos   Casas 
Reales ,  hacían  escasear  el  dinero  ^  y  asi  se  discurrid 
en  reforma  de  Tropas  y   mas  creyéndose  adelantada 
la  paz  3   porque  en  estos  mismos  dias  habían  J legado 
las  investiduras   para  el  Itifante  D.  Carlos  de  los  Es- 
tados de  Toscana  y  Parma  ,  con  las   cláusulas    mas 
amplias  no  solo   de  quanto  actualmente  poseían  am- 
bos Principes  ,   pero  alargada  la  succesion  á  todos  los 
hijos  de  la  Reyna  por  succesion  regular  de  varones^ 
aunque   fue   preciso  ,  que  antes  saliesen  Garantes   la 
Francia  y  la  Inglaterra ,  de  que  en  su  caso  había  de  to- 
mar  las  Investiduras  de  la  actual  posesión  dentro  de 
un  año  el  Infante. 

512  Hizo  el  Rey  su  hermano  las  mayores  demos- 
traciones de  júbilo  por  este  suceso ,  y  fue  en  público 
á  dar  gracias  á  Atocha,  El  Infante  pasó  luego  á  ver  á 
sus  padres  á  Balsain  ,  adonde  fue ,  antes  de  ir  á  Ma- 
drid el  Mariscal  de  Tessé,  Embaxador  Extraordinario 
de  Francia  ,  que  no  pudo  sacar  del  Rey  Phelipe  mas 
que  un  benigno  reconocimiento;  en  lo  demás  se  remi- 
tió á  la  Corte ,  donde  le  dieron  ,  para  tratar  sus  nego- 
cios,  por  Ministro  al  Marqués  deMirabal,  Presidente 
de  Castilla  ^  porque  entre  ios  del  Gabinete  se  había 
dividido  el  oír  y  referir  los  negocios  extrangeros  ,  y 
tocaron  al  Presidente  los  de  Francia,  entonces  bien  di- 
fíciles y  secretos.  Publicóse  ,  que  su  mayor  comisión 
era  ,  tomase  el  Rey  á  bien  .  que  dando  la  Inílinta  de 
España  por  muger  á  Joseph  Luis ,  Principe  del  Bra- 

Tonull.  m  sil, 


4o  8  Comentarios  de  la  Guerra  de  España. 
5il ,  primogénito  del  Rey  de  Portugal  ,  tomase  otra  et 
Rey  ChríMianisimo  5  para  acelerar  la  succeslun  ,  si 
fuese  posible;  pues  á  la  Infanta,  la  faltaban  nue- 
ve ó  diez  años  para  poderla  tener  ,  y  que  admi- 
tiéndola por  Esposa  el  Principe  del  Brasil ,  toma- 
rla el  Rey  de  Francia  para  suya  á  la  Infanta  Ma- 
fia Magdalena  de  Portugal ,  su  hermana  ,  que  te- 
nia trece  años,  y  casi  igual  á  la  edad  del  Rey  ,  y 
la  Infanta  de  España  á  la  del  Principe ,  que  solo  te- 
nia diez  aiios,  tomando  á  su  cargo  la  Franria  todo, 
el  Tratado  y  la  conclusión  de  éh  Estaba  á  este  tiem- 
po el  Marqués  de  Monte- León  en  Madrid  ,  y  sus  ému- 
los publicaban,  que  él  era  de  este  dictamen,  para 
malquistarle  con  el  Rey  Luis,  que  tomaba  muy  mal  es- 
tas voces.. 

513  Dudóse  si  se  enviaría  á  Italia  al  Infante  Don 
Carlos.  No  hubo  Ministro  Español ,  que  á  ello  asintie- 
íe  5  pero  lo  instaba  Monte  León  ,  cuyo  voto  venia  con 
d  apoyo  de  la  Reyna  Isabel  ^  que  lo  deseaba  mucho, 
por  parecer  adelantaba  n  ucho  en  la  materia  ;  y  co- 
mo la  dirección  de  lo  mas  im.portante  todavía  estaba. 
en  S.  Ildefonso,  determinándolo  todo  el  Rey  Luis, 
con  parecer  de  su  padre,  y  del  Marqués  de  Grimal- 
do  (que  era  lo  propio,  que  á  gusto^  de  laReyra) 
tuvieron  orden  los  Ministros  ,  que  residían  en  París  y 
Londres  de  preponer  á  aquellos  Soberanos  la  inien- 
cion  del  Rey  sobre  el  Infante  D.  Carlos.  Nada  pa- 
recía ñas  rati^ral  que  declararle  Gran  Principe,  des- 
pués de  obtenidas  las  Investidura?,  Con  todo,  ni  esto 
quisieron  consentir,  qi?anto  mas  á  que  viniese  á  Italia; 
porque  consultado  el  F^mperador  sobre  esto ,  lo  resistía 
todo  ,  sin  haber  menester  de  'as  instancias  ,  que  con- 
tra esto  hacía  en  Viena  el  Ministro  de  Toscana  ,  por- 
que 


Tomo  segíindo.  Año  de.  M.  BCCXXIV.  409 
que  nada  sentía  mas  el  Gran  Duque ,  qué  ver  se  acer-* 
caba  ,  no  solo  á  su  Trono ,  pero  aun  á  los  confines  de 
él ,  el  Infante  de  España ,  cuyo  nombre  aborrecía  mor- 
talmente  ^  y  mas,  que  era  contra  lo  que  había  orde- 
nado ,  de  que  se  diese  el  Título  de  Gran  Princesa  á  su 
hermana  la  Viuda  Palatina,  á  favor  de  la  qual  disponía 
su  Testamento.  > 

514  Tampoco  eran  de  dictamen  de  consentir  en  lo 
que  el  Rey  Católico  queria  ,  las  Cortes  de  París  y 
Lo  id  res  :  ésta  menos  por  mas  allegada  á  los  intereses 
del  Emperador:  la  de  Francia  se  hubiera  inclinado,  si 
sallan  bien  sus  negociaciones  en  Madrid  á  Tessé^  pero 
éste  adelanraba  pjco,  porque  se  les  había  acabado  á 
los  Españoles  la  subordinación  á  la  Francia,  y  trataba 
con  el  Gobernador  del  Consejo  Real ,  Marqués  de  Mira- 
ba!, genialmente  adverso  á  las  máximas  de  los  Franceses. 

515  Ni  esto  lo  queria  el  Rey  de  España  cometer 
al  Congrego  de  Cambray^  porque  le  parecía  que  alli  to- 
do se  retardaba  mas  de  lo  que  deseaba  la  Reyna,  siem- 
pre instada  del  Marqués  de  Monte-Leon,  que  deseaba 
volver  á  Italia  con  el  especioso  Título  de  Plenipoten- 
ciario. Los  Reyes  de  Francia  é  Inglaterra,  por  tem- 
plar en  algo  el  ardor  de  esta  negativa,  dispusieron, 
que  se  traíase  en  Cambray  de  dar  la  última  mano  al 
Articulo  sexto  del  Tratado  de  Londres,  sobre  la  suc- 
ccíííon  de  Toscana  ;  y  principalmente  sobre  poner  en 
ella  Guarnición  de  Esgulzaros  ,  como  se  había  conve- 
nido. El  Emperador  no  pudo  negar  su  conseniímiento, 
porque  no  había  por  dónde  dilatarlo  mas^  y  asi  lo 
dio  á  entender  al  Gran  Duque  por  su  Ministro,  ofre- 
ciéndole que  procuraría  no  le  fuesen  estas  guarniciones 
de  m  )Iesíia  ,  ni  de  gravamen  á  sus  rentas.  Esto  era  do- 
rar la  pildora  ,  porque  ya  veia  el  Gran  Duque,  que 

FíF  2  era 


4 1  o  Comentarios  de  la  Guerra  de  España, 
era  desayre  de  su  Soberanía  ,  y  una  tácifa  esclavitud 
¿c  sus  Pueblos,  expuestos  a^  arbitrio  de  gente  de  guerra, 
hambrienta  de  las  riquezas  y  delicias  de  la  Italia, 
tan  desemejante  á  la  Hehegia.  Este  Articulo  quedó 
en  Cambray  nuevamente  concordado  ,  y  se  pasó  á  las 
formales  conferencias  ,  y  reconocidos  por  Mediadores 
los  Reyes  Christianisimo  y  Británico. 

516  Los  primeros  pasos  fueron  dar  reciprocamen-* 
te  sus  pretensiones  el  Emperador  y  el  Rey  Católico: 
aquellas  las  quisieron  directamente  de  Viena  los  Me- 
diadores^ y  las  de  Rey  de  España  fueron  admitidas  pa- 
ra enviarlas  al  Emperador  iniitilmente ,  porque  se  opo- 
nían con  las  del  Ce^ar  ,  que  por  preliminar  ,  declaraba 
que  no  se  le  hablase  de  Italia ,  ni  de  la  restitución  de 
Mantua  y  otros  Estados ,  que  tenian  en  ella  los  que 
se  pretendian  dueños.  Esto  no  se  podia  ventilar  ,  sino 
en  Ratisbona  y  en  el  Consejo  Áulico^  que  asentada  la 
succesion  de  Toscana ,  de  todo  \o  demás  no  se  trataba 
en  quanto  á  Italia  en  el  Tratado  de  Londres:  ni  el  Rey 
de  España,  en  virtud  de  su  renuncia  ,  tenia  derecho  á 
entromeierse  en  la  Italia ,  ni  le  pertenecían  los  intere- 
ses de  sus  Principes ,  ni  los  del  Duque  de  Parma  ^  por- 
que este  era  punto  de  jurisdicción,  inseparable  del  Con- 
sejo Áulico,  pues  con  Parma  solo  habia  disputa  de  con- 
fines sobre  las  tierras  que  baña  el  Pó. 

517  insistía  con  todo  el  Rey  Católico,  en  que  se 
debia  restituir  la  Italia  a  su  primer  estado^  porque  era 
interés  del  Infante  quanto  poseerla  laToscana,  y  que 
asi  se  habían  de  restituir  á  quien  tocaban  los  Estados 
de  Mantua,  Mirándula,  Monferrato,  Sabioneta,  y  otros 
Feudos  de  menor  nombre  ^  y  que  se  hablan  de  prohi- 
bir las  contribuciones ,  y  señalar  por  Comisarios  neutra- 
les los  límites  del  Estado  de  Milán,  y  Paraia ,  en  Jas  ri. 

be- 


Tomo  segundo.  Ano  de  M.  DCCXXIV,  411 
beras  del  Pa,  y  que  no  se  consintiese  á  la  venta  del  Dura* 
do  deMa  a  ,  sino  baxo  la  condición  de  no  innovar  cosa 
alguna  el  nuevo  comprador,  que  se  disponía  fuesen  los 
Genovc^es:  cláusula  que  mira  á  perjudicar  el  comercio 
deToscana.Naua  de  tjdo  esto  queria  oir  el  Emperador, 
y  protestó  ,  que  llamaría  sus  Plenipotenciarios ,  porque 
era  la  Italia  la  niña  de  sus  ojos  y  sus  Indias  inagota- 
bles, pues  por  ella  lograba  el  dinero  de  España ,  que 
hacía  urtgyro  preciso  hasta  Germán ia^  exprimiendo  ésta 
á  los  Italianos  ,  no  solo  con  las  abiertas  contribucio- 
nes que  á  su  arbitrio  el  Emperador  pedia  ^  pero  con  la 
dependencia  de  toda  la  Italia  de  aquella  Corte  ,  adonde 
por  mil  modos  venia  á  parar  el  dinero.  No  queria  el 
Emperador  achicar  su  poder  ,  restituyendo  á  Pvlántua, 
ni  dar  el  dinero  que  le  había  costado  al  Duque  de  Mó- 
dena  la  Mirándula  ^  ni  podía  quitar  de  manos  áú.  Rey 
de  Cerdeña  el  Monferrato ,  sin  una  guerra  formal ,  don- 
de no  tenia  interés  5  ni  estos  eran  exemplos  conformes 
á  lo  que  pretendían  sacar  de  la  Santa  Sede  por  la  res- 
titución de  Comachio  ^  y  mas ,  quando  era  menester  ha** 
blar  mas  moderadamente,  por  regir  la  Iglesia  Católica 
un  Pontífice  integerrimo  y  santo,  que  se  dexaria  con  gus- 
to martirizar  por  la  Inmunidad  Eclesiástica  y  defensa 
de  lo  que  á  la  Sede  Apostólica  pertenece. 

518  Habia  muerto  en  10.  de  Mar;so  el  Pontífice 
Inocencio  XIII. ,  y  después  de  algunos  debates  en  el  Cón- 
clave,, porque  la  facción  de  los  Albanis  ,  con  graa 
número  de  creaturas  del  Pontífice  Clemente  XL  preten- 
día elevar  una  de  ellas  á  la  Suprema  Sede  En  fin,  asis« 
tiendo  el  Divino  Espíritu  ,  salió ,  sin  que  nadie  lo  es- 
perase ,  elegido  el  dia  29.  de  Mayo  para  Sumo  Pontí- 
fice el  Cardenal  Vicente  María  ürsini ,  Religioso  Do- 
minico f  y  aunque  ilustre  por  ia  antigüedad  de  su  cla- 

ri- 


412  Comentarios  de  ¡a  Guerra  de  España, 
risima  sangre,  mas  le  ilustraban  sus  profundas  virtudes, 
que  predicaban  mas  con  el  exemplo  ,  que  con  la  voz. 
Era  hombre  de  vida  austera  y  religiosa ,  de  quien  no 
se  podia  esperar,  ni  contemplación  á  Principes,  ni 
cosa  que  no  fuese  según  dictamen  la  mas  perfecta  :  era 
acérrimo  defensor  de  lalg'esia^  y  aunque  el  Empera- 
dor habia  despreciado  casi  la  lemp  )ral  potestad  del 
Pontifice,  como  verdadero  Católico  tenia  sumo  rcípeto 
á  lo  espiritual ,  y  mandó  se  tratare  de  lo  de  Comachio 
con  mas  blandura  y  arte:  por  esto  O)  queria  abrir  ca- 
mino á  otras  restituciones,  por  si  podia  sacar  del  Pon- 
tifice la  Bula  de  la  Santa  Cruzada  para  sus  Reynos  de 
Italia ,  como  lo  tenia  ajustado  con  su  Antecesor ,  pero 
su  muerte  dexó  el  trabado  imperfecto. 

519     Estas  reflexiones  le  mantenian  para  no  dar  01  • 
dos  con  el  Congreso  de  lo  que  podia  moderar  su  des- 
pótica autoridad  en  Italia  ,  de  lo  que  se  quejaban  los 
Españoles ,  d_espues  de  haber  facilifado  por  su  parte 
cumplir  ,  quanto  en  el  Tratado  de  Londres  quedó  ajus- 
tado ,  y  en  el  primer  capitulo  de  la  accesión  del  Rey 
Católico  á  él  5  porque  se  obligaroa    sus  Plenipoten- 
ciarios al  Conde  de  Provana  ,  que  lo  era  del  Rey  de 
Cerdeña ,  de  restituir  en  tres  meses  en  especie  ,  ó  su 
equivalente  en  dinero,  la  Anilleria  ,  que  los  Esoano- 
les  sacaron  de  Cerdeña,  y  hallaron  en  ella,  quando 
la  ocuparon  el  aiio  de  ijr.  ,  y   aunque  sobre  dineros 
cobrados  en  Sicilia   podia   preteaier  el  Rey  Católico, 
mas  que  igual  compensación  ,  el  modo  de  pagar  esta 
Artillería ,  se  cometió  en  Genova  á  los  Dipuiados  del 
Rey  de  España,  que  fueron   el  Mar.^ués  de  S.  Phe- 
lipe  y  el  Marqués  de  Santa  Cruz,  VizcmJedel  Puer- 
to ,  que   estaba    aun  en  Rehenes  por    ella  en  Turinj 
-y  por  parte  del  Rey   de  Cerdeña  fueron  Diputados 

el 


Tomo  segundo.  Año  de  M.  BCCXXIF,      4 1 3 
et  Conde   de  S.  Nazar ,  Gobernador    de  Alexandría, 
y  el  Conde  de  Groz  ,  Ministro  de  dicho  Soberana  en 
Genova. 

520  Luego  admitieron  los  Piamonteses  el  precio 
(aunque  baxo)  que  ofrecieron  los  Españoles  5  por- 
que temiendo  Yictor  Amadeo  ,  que  se  turbase  el  Con- 
greso de  Cambray ,  quiso  sacar  el  dinero  ,  que  pu- 
áo  y  y  ció  de  mala  gana  para  la  solución  tres  me-^ 
ses  de  tiempo  y  lo  torraron  con  arte  los  Diputados 
Españoles  ,  para  que  el  Rey  le  tuviese  de  ver  las 
disposiciones  de  Cambray ,  y  arreglar  á  ellas  su  deli- 
beración ,  y  aunque  fuese  en  el  corto  interés  de  es- 
tos veinte  mil  doblones^  porque  solo  se  reflexionaba 
(aunque  tarde)  que  al  Rey  Católico  todos  le  daban 
de  prometido  ,  pero  le  tomaban  de  contado.  No  de- 
xaba  de  enienderlo  la  sutileza  y  honra  de  los  Es- 
pañoles ^  pero  ya  la  Corte  habia  tomado  empeño  de 
hacer  Soberano  al  Infante  D.  Carlos  5.  y  todo  se  pos- 
ponía á  Cite ,  mías  que  dictamen  ^  anhelo  5  y  aunque 
los  Ministros  del  Rey  Luis  se  quisiesen  moderar,  to- 
davia  el  Rey  Phe'ipe,  valiéndose  del  Marqués  de  Gri- 
iraldo  y  del  P.  Eermudez,  era  el  arbitro  del  Gobierno,- 
y  de  estos  eran  hechuras  los  Consejeros  del  Rey  Luis, 
aunque  todos  de  sana  inteccion  ,  no  se  atrevían  á  dis- 
gustar al  Rey  Phelipe ,  ni  estaban  á  tiempo  de  mudar 
sysiema  ,  antes  consintieron  ,  en  que  se  volviese  á 
enviar  al  Marqués  de  Mx^nte  León  á  las  Cortes  de  los 
Principes  Garanies  y  para  apretar  al  Emperador  á 
que  cumpliese  todo  el  Tratado ,  y  se  resolviese  á 
dexar  partir  á  Lialia  al  Infante  D.  Carlos  ,  puestas 
antes  las  Guarniciones  de  Suizos  en  las  Plazas,  como 
quedaba  convenido., 

52 1  Para  que  Monte-Leon  tuviese  interés  en  lo  que 

iba. 


4T  4  Comentarios  de  la  Guerra  de  España, 
iba  á  solicitar ,  le  dieron  la  Plenipotencia  para  Italia, 
adonde  .labia  de  residir  después  de  ajustado  todo  y 
ya  sin  lüíicultad  reconocido  el  Infante  Gran  Principe 
deToscana:  y  con  estas  instrucciones  partió  de  Madrid 
á  28.  de  Julio.  Había  también  de  pasar  al  Haya  para 
aiustar  la  Liga  de  las  Provincias  Unidas  con  la  Fran- 
cia y  la  Espaiia ,  en  caso  de  mover  guerra  al  Empe- 
rador, reconociéndolas  con  haber  por  ellas  sacado  la 
cara  el  Rey  Católico  con  la  Francia ,  para  embara- 
zar la  Compañía  de  Ostende ,  que  era  la  espina ,  que 
tenian  hincada  en  el  corazón  los  Olandescs;  y  para  sa- 
carla ,  no  estaban  lejos  de  una  Liga  con  España ,  pe- 
ro no  la  hablan  determinado,  ni  ofrecido:  nada  se  ig- 
noraba en  Viena.  Con  todo  eso  se  permanecía  con  arro- 
gancia y  aUancría  contra  las  proposiciones ,  que  die- 
ron en  el  Congreso  los  Plenipotenciarios  de  España* 
También  en  ella  tuvieron  entera  repulsa  las  ^ue  die- 
ron los  del  Emperador  ,  y  se  pusieron  ambos  Princi- 
pes tan  discordes ,  que  ya  la  Europa  desconfió  de  la 
paz  ,  y  en  ambos  Reynos  se  .hacian  manifiestos  prepa- 
rativos para  la  guerra  5  porque  el  Rey  Católico  au- 
mentó diez  hombres  por  Compañía  en  todas  sus  Tro- 
pas, que  era  un  aumento  de  1 2^. ,  y  el  Emperador  man- 
dó completar  sus  Cuerpos,  que  era  reclutar  mas  de  3o9. 
hombres :  previno  para  dilatada  defensa  las  Plazas  de 
Italia ,  y  se  trabajó  con  calor  en  perficionar  la  de 
Pizigitón. 

522  Muchos  eran  los  capítulos  en  que  se  discor- 
daba :  lo  principal  que  sentía  el  Emperador,  era  querer 
la  España  ,  que  restituyese  á  quien  pertenecian  las  Pla- 
zas de  los  Soberanos ,  que  tenia  en  su  poder.  Estaba 
también  picado  de  que  se  introduxese  la  España  en 
quitar  la  Compañía  de  Ostende,  para  lisonjear  los  Oían- 
de- 


Tomo  segundo»  Año  de  M,  DCCXlF.  4  t  3 
3eses  con  el  pretexto  ,  que  iban  por  el  mar  del  Sud  á 
sus  Indias  ,  y  cometian  perniciosos  contravandos: 
anadiase  á  esto  ,  insistir  nuevamente  el  Rey  Cathoíico, 
que  luego  se  íixasen  los  limites  de  los  Estados  del 
Duque  de  Parma  ,  con  restitución  de  lo  que  se  le 
habia  usurpado  en  el  Pó  ,  por  la  parte  de  Cremonaj 
y  también  otro  pedazo  de  Tierra  ,  por  la  via  de  Man- 
tua 5  porque  habia  de  poseer  el  Infante,  quanto  po- 
seía el  Duque  de  Parma  al  tiempo  ,  que  se  estipuló  el 
Tratado  de  Londres. 

523  Pedia  también  el  Emperador  los  privile- 
gios de  Cataluña ,  y  Aragón ,  y  quitar  al  Rey  Ca- 
tholico  la  facultad  de  dar  Toysones  5  porque  ya 
no  lo  quedaba  cosa  de  la  succesion  de  los  Duques 
de  Borgoña ,  y  Condes  de  Flandes  ,  instituidores  de 
esta  Orden.  Fuera  largo  referir  las  pretensiones, 
que  cada  dia ,  de  parte  á  parte  se  forxaban  ,  con  la  an- 
tigua máxima  de  pedir  mucho ,  para  lograr  algo^ 
pero  ya  está  el  m.undo  muy  sabio  para  engañar 
con  ella  ,  y  mientras  se  disputan  menudencias  ,  se 
corrompe  alguna  vez  la  oportunidad  de  lograr  lo 
mas  importante ,  si  hay  necesidad ,  ó  prisa  de  hacer 
la  paz ,  como  la  tenia  el  Rey  de  España  ,  por  ase- 
gurar la  succesion  de  Toscana  ,  é  introducir  en  ella 
de  una  vez  Guarnición  ,  antes  que  faltase  el  Gran 
Duque  5  amenazado  claramente  de  hydropesia ,  y 
asma. 

524  Las  Potencias  Garantes  solo  instaban  ,  se 
cumpliese  el  Tratado  de  Londres  ^  no  negaban  esto 
los  dos  Monarcas  opuestos  ,  pero  la  inteligencia, 
y  el  modo  era  difícil  de  ajustara  porque  el  Empe- 
rador creia  convenirle  la  dilación ,  y  no  temía, 
que  el  Rey  de  Inglaterra  hablase  de  veras   con  tanta 

Tom,  11,  Ggg  de- 


41 6  Coméntanos  de  la  Guerra  de  España. 
dependencia  del  Imperio  por  sus  Estados  de  Ger-' 
manij.  También  creia  se  romperla  la  buena  inte- 
ligencia entre  la  España  ,  y  la  Francia ,  no  solo 
por  la  voz  de  que  no  llegarla  á  efectuarse  el  casa- 
miento del  Rey  Christianisimo  con  la  Infanta  de  Es- 
paña ^  pero  porque  sucedió  un  accidental  digusto 
entre  el  Rey  Luis  ,  y  su  muger  ,  que  obligó  á  aquel 
(  primer  consejo  de  su  padre  ,  y  con  acuerdo  de 
algunos  Ministros)  á  retirar  la  Reyna ,  desde  el  pa- 
seo al  Palacio  de  Madrid  ,  no  dexandola  de  él  sa- 
lir ,  ni  de  las  piezas  en  que  dormía  ,  ni  hablar  con 
inas  personas  ,  que  la  Camarera  mayor ,  Condesa  viu- 
da de  Altamira  ,  y  el  Mayordomo  mayor  ,  Marqués 
de  Valero  :  ninguna  Dama ,  y  éoIo  pocas  Camaris- 
tas ,  escogidas ,  y  no  de  la  mayor  estimación  de  la 
Reyna. 

525  Este  genero  de  prisión ,  ó  reclusión  dio  gran 
golpe  en  el  mundo  ,  sin  mancillar  el  honor  de  la 
Reyna  ,  que  tenia  solo  quince  años  5  y  asi  ,  los  mas» 
preciados  adivinos  políticos  ,  creían  tener  esta  pu- 
blica 5  y  descariñada  resolución  mas  arcanos  moti- 
vos ,  y  razones  de  Estado ,  por  poder  deshacerse  de 
la  Reyna  ,quando  de  Francia  se  restituyese  la  Infan- 
ta. Alentaba  esta  sospecha  el  asegurar  muchos  pala- 
ciegos ,  que  no  se  había  consumado  este  Matrimonio, 
aunque  el  Rey  Luis  se  hubiese  en  un  mismo  tálamo 
unido  con  la  Reyna ,  mas  había  de  ocho  meses.  Mas 
todo  esto  no  tenia  fundamento  ,  ni  las  culpas  de  la 
Reyna  eran  mas  ,  que  pueriles  inadvertencias  ,  y 
creer  ,  que  era  licito  romper  la  seriedad  ,  y  gra- 
vedad de  la  etiqueta  Española  ,  tan  aborrecida 
de  las  otras  Naciones ,  acostumbradas  á  vivir  ,  no 
con  tanta  circunspección.  E.stos  desordenes  ,  y  vi- 
ve- 


Tomo  segundo.  Año  de  M,  BCCXXIK  4 1  jr 
vezas  de  la  Reyna  eran  perjudiciales  á  su  salud  ,  y 
desayradas  en  la  Magostad  con  llaneza  (  aunque  ino- 
centes )  extrañas  en  ío  atento ,  y  serio  de  la  Na- 
ción. Fomentaban  estas  libertades  algunas  lisongeras 
Camaristas ,  poco  dóciles  á  las  ordenes  de  la  Cama- 
rera mayor  ,  muger  de  alta  sangre  ,  y  virtud  ,  cria- 
da desde  su  mocedad  con  una  modestia  ,  y  circunspec- 
ción ,  que  no  daba  lugar ,  mas  que  á  admirarla  ,  y 
venerarla  mucho, 

526  Estas  severas  Leyes  del  Palacio  Español  han 
tolerado  las  Reynas  con  gran  resignación  ,  y  exem- 
plo  5  y  se  tenia  presente  la  modestia ,  gravedad  ,  y 
consumada  virtud  ,  con  que  vivia  la  Reyna  Isabel, 
muger  del  Rey  Phelipe  ,  y  todo  daba  mas  resalto  á 
las  vivezas ,  al  parecer  intolerables ,  de  una  Reyna 
niña,  que  no  comprehendia  los  inconvenientes  de  aflo- 
xar  j,  ni  declinar  de  aquel  alto  decoro,  y  sostenimien- 
to 5  que  compete  á  la  Magestad. 

52^  Habíase  despedido  de  servirla,  y  vuelto  á 
Balsain  el  Mayordomo  mayor  ,  Marqués  de  Santa 
Cruz ,  que  previo  estos  desordenes ,  y  lo  mismo  pen- 
saba hacer  la  Condesa  de  Altamira ,  que  informó  se- 
cretamente de  lo  que  pasaba  por  cumplir  con  su  obli- 
gación :  No  olvidando  la  suya  el  Rey ,  aunque  tan 
joven  ,  con  suma  fortaleza ,  y  superioridad  de  animo, 
resolvió  castigar  á  la  Reyna  con  esta  publica  demons- 
tracion  ,  y  desapego  ,  quedándose  en  el  Palacio  del 
Buen  Retiro  ,  y  con  papeles  circulares  dio  cuenta  de 
los  motivos ,  que  para  esto  habla  tenido ,  á  los  Con" 
sejeros  ,  á  ios  Ministros  extrangeros ,  y  á  los  suyos, 
que  servían  en  otras  Cortes. 

528     El    Embaxador   de   Francia  ,    Mariscal   de 
Tessé  sintió  mucho   este    accidente ,  y .  trabajó   para 

Ggg  2  com- 


4 1 8  Comentarlos  de  la  Guerra  de  España. 
componerle^  pero  no  pudo,  hasta  que  llegó  el  pía-» 
20  ,  que  habia  el  Rey  determinado  interiormente, 
según  estuviese  informado  de  la  resignación  de  la 
Reyna  ,  y  que  mella  la  habia  hecho  en  el  animo 
este  castigo 5  mas  como  era  tan  tierna ,  é  inocen- 
te, detestó  luego  sus  conocidos  errores  ,  y  labró 
mas  aquella  publicidad  ,  que  las  precedentes  amones- 
taciones. Sacó  el  Rey  de  Palacio  trece  Camaristas, 
las  mas  lisonjeras  ,  ó  menos  dóciles  á  los  avisos  de 
la  Camarera  mayor  :  algunas  de  ellas  quedaron  sia 
honores 5  ni  gages  ,  ni  entrada  en  el  Palacio:  era  su 
delito,  alentar  á  la  Reyna  á  ser  despótica  en  la  eti- 
queta de  su   Palacio. 

529     También   se   despidió  una  Señora  de   Ho- 
nor ,  á  quien  se  cargaba    alguna   omisión  ,  ó   nimia 
complacencia  de  dar  lugar  á  las  niñeces  de  la  Rey- 
na ^  quizá  ,    porque    la   parecieron    substancialmente 
inculpables  ,    y   precisos     efectos  de    tan    tierna  ju- 
ventud.  El   día    quatro  de   Julio  ,  padeció  la   Rey- 
na   este  retiro  :  el  dia  diez  la  mandó  el  Rey  sacar 
de   él  5   y    encontrándola    en  el  que  llaman  Puente- 
Verde  ,    no    permitiendo ,  que  la    Reyna  le    besase 
la  mano  ,  la  abrazó ,   y   puesta  en  su   Carroza  ,    la 
\\t\ó    al   Palacio  ,   en    que    el   Rey   vivia  ,    prosi- 
guiendo en  la   interior,   y  exterior  unión  ,  para  que 
olvidase    lo  pasado :   y    aun  ,  tratándola  como  niña, 
al    otro    dia    la    regaló    con  un   Diamante    de   alto 
precio.  Con  esta  pronta    reconciliación  se    redarguyo 
de  falsos  á  los  Politicos  ,  y   adelantados   juicios    de 
los    que    presumen  penetrarlo    todo  ,  y  se  dio  á  co- 
nocer  lo   leve  de   los  motivos  ,  por  lo    corto  de   la 
pena. 

530    Pero  ni  esto   libró  de  la  critica  á  tan  jus- 
ta 


Tomo  segundo.  Año  de  M,  BCCXXIF.  4 1 9 
ta  acción  ,  porque  se  tenia  la  exterioridad  del  cas- 
tigo por  exorbitante ,  no  siendo  de  entidad  la  cul- 
pa. Aun  lo  juzgaban  asi  en  Francia  ;  pero  el  Rey 
Christianisimo  ,  y  la  madre  de  la  Reyna  aproba- 
ron al  Rey  Luis  su  resolución ,  y  la  Duquesa  Viu- 
da de  Orleans  escribió  á  la  Reyna  su  hija  una 
carta  discretisima  extraordinaria  ,  y  con  modera- 
ción reprensiva ,  ladeada  toda  á  favor  del  Rey  ,  y 
persuadida  á  que  sé  arreglaría  en  adelante  al  gus- 
to de  su  Real  Esposo ,  y  Suegro  ,  y  á  la  forma- 
lidad de  la  etiqueta ,  que  la  hacia  mas  respeta- 
ble ^  y  que  en  fin  ,  que  no  habia  otro  medio  para 
ser  feliz. 

531     Viendo    el    Emperador  ,    que   de    esto  no 
habia  nacido   desunión  entre    las    Coronas  ,    declino 
algo  de  su    altiva   idea ,  dio    oidos   á    moderar    las 
proposiciones ,  porque   todos    los  Principes  oian   con 
desagrado     tanta     arrogancia  5     y    habia     sucedido 
en  aquel  Congreso  un  lance  ,  que  probaba  con   evi- 
dencia     la     inmoderada     altivez      del    Emperador, 
porque    pretendía  ,  se  le  declarase  preheminente  ,  y 
con     indisputable    preferencia   á  todos  los    Principes 
de  Europa.  Penteritér  manejaba  esto  con  arte  ,  y   por 
empezar  por  lo  mas  fácil,  pidió  al  Conde  de  Provana, 
Ministro    en   Cambray  del    Rey  de  Cerdeña ,  que  se 
contentase   de  declarado  asi    por   escrito.    Este   Mi- 
nistro 5    que  carecía    de    amigos    en     el    Congreso, 
y   no  podia   rastrear    cosa   alguna ,   por  captarse  la 
voluntad  de    Penteritér ,  hizo  una   declaración  ,  que 
ni    su  amo ,    ni   Principe  alguno  podia    disputar   la 
preheminencia   á    el   Emperador.   Queriendo   el  Mi- 
nistro   Austríaco  valerse    de    este    papel  para    ten- 
tar el  animo   de  los  demás,  le  propaló   de  lo  que 

to- 


32  0  Comentarios  de  la  Guerra  de  España, 
todos  formaron  tal  queja  ,  que  el  Rey  Christiani- 
sinio,  y  Británico  pasaron  las  suyas  al  Duque  de 
Saboya  ^  y  aunque  algunos  creian  haber  sido  esto 
con  su  acuerdo ,  la  verdad  es  ,  que  fue  sin  su  partici- 
pación ,  y  mera  acción  del  Conde  de  Provana ,  al 
qual  sacó  su  Soberano  de  Cambray  ,  le  desterró  á 
una  Villa  ,  y  en  su  lugar  envió  al  Conde  de  Mafey 
que  era  su  Ministro  en  París, 

532  El  Emperador  no  se  dio  por  entendido, 
y  dexó  correr  á  Provana  su  adversa  fortuna:  antes 
mandó  ,  que  aquel  papel  se  rasgase  en  el  congreso, 
como  se  executó  ,  cediendo  prudentemente  á  la  co- 
mún repugnancia ,  y  oposición  ,  porque  fue  opinión  de 
muchos,  que  esta  idea  no  fue  del  Emperador,  sí  so- 
lo de  Penteritér.  No  hemos  podido  saber  sobre  esto 
la  verdad  ,  porque  no  faltó  quien  dixese  ,  que  ha- 
bla sido  pensamiento  del  Arzobispo  de  Valencia, 
que  no  le  pudo  adelantar ,  porque  falleció  el  dia 
veinte  y  uno  de  Julio  en  Viena  de  hydropesia,  y 
vacó  la  Presidencia  de  Italia  :  circunstancia  en  al- 
go favorable  á  la  paz ,  á  que  tanto  repugnaba  el 
Arzobispo  ,  por  sus  propios  intereses  ,  y  por  odio 
implacable  ,  que  tenia  al  Rey  de  España ,  donde 
se  afloxó  mucho  la  persecución  contra  los  que  si- 
guieron el  partido  Austriaco,  y  se  habia  dado  li- 
cencia para  que  se  restituyese  á  España  la  Mar- 
quesa del  Carpió ,  muger  del  Duque  de  Alva ,  con 
sus  nietos  ,  hijos  del  Conde  de  Galvez  ,  y  de  su 
hija  única  ,  y  heredera  de  todos  los  Estados  5  aun- 
que el  Conde  se  quedó  con  su  muger  en  el  Partido 
del  Emperador. 

43  3     Entre  tantas  políticas  turbulencias  ,  que  agi- 
taban la  Corte ,  la  sorprendió  ,   y  llenó  de  imponde- 
ra- 


Tomo  segundo.  Año  M,  BCCXXIV.        42 1 
rabie  dolor  la  muerte  del  Rey  Luis,  que   de    enfer- 
medad de  viruelas,  mal     curadas,  ó  malignas  ,  es- 
piró la  mañana  del  ultimo  dia  de  Agosto  .  con   de- 
monstraciones    de   una  resignación  ,  mas  que    vulgar 
en  edad   tan  fioreciente,   dexando  tan    sublime  Tro- 
no. Hizo  Testamento  ,  volviendo  á  su   padre  lo  que 
le   había  renunciado ,  y  encargándole    mucho  cuida- 
se de  la  Viuda  Reyna  ,   que  enfe^rmó  de  dolor.  Asij- 
tieron  á  esta  disposición    el   Presidente  de    Castilla, 
el  Inquisidor  General  ,  y  el   Arzobispo    de    Toledo, 
con  exclusión    de  los  demás   Consejeros  del  Gabine- 
te.  Mucho  se  sintió  la  España  de  esta  perdida  ,    por 
las  adorables    prendas  del  Rey  ,   que  sobre    ser  de 
gentil  aspecto  ,  y  bien  detallado ,  tenia  un  trato  ama^ 
bilisimo  ^  y  como  se  habia  criado  con  los  Españoles, 
se  empezaba  á  rozar,  y  familiarizar  con  los  Grandes  á 
los  quales  favorecía  en  el  exterior  mucho  mas  que  su 
padre:  era  sumamente  liberal ,  magnánimo ,  é  inclina- 
do á    complacer  á  todos:  ni  la  libertad   de    Rey  le 
habia   contaminado  la  voluntad ,  con  solo    tener  diez 
y  siete  años,  pues  no  se    le  descubría  vicio  alguno^ 
antes    grande  aplicación  al   despacho  ,    y    deseo  de 
aprender  ,  y    acertar  :  compreendia  muy  bien  ,    pero 
no   tenia  edad  para  resolver  ^   y  su    mas     allegado 
era  Don  Juan  Bautista  Orendain  ,  Secretario  del    Des- 
pacho   Universal  de  Estado  ;   estaba  inclinado  á    la 
pintura,  y  designaba   medianamente:  baylaba  con  el 
mayor  primor,  y  era  gentilísimo. 

534  Dixose  ,  que  aunque  con  mas  recato,  no 
habia  dexado  de  tener  algunas  travesuras  inocentes 
propias  de  la  edad ,  hasta  salirse  algunas  noches  de 
Palacio  acompañado  de  sola  una  ,  ó  dos  personas 
de  su  satisfacción  ,  sin  mas  motivos ,  que  los  de  la 

cu-- 


422  Comentarios  de  la  Guerra  de  España, 
curiosidad  pueril  de  ver ,  y  observar  ,  lo  que  en  la 
crianza  de  Palacio  ,  atareado  siempre  á  las  lección 
nes  de  varias  facultades ,  no  habia  podido  hacer, 
dando  este  genero  de  desahogo  á  aquella  como 
opresión  de  animo  ,  en  que  los  Maestros  ,  y  Ayos 
le  habían  tenido  5  y  aun  se  añadió  también  ,  que 
el  desreglamento  en  la  fruta  ,  y  o!:ras  golosinas 
de  muciíachos,  le  hablan  hecho  maliciosas,  y  mor- 
tales las  viruelas,  Habia  el  Rey  Phelipe  ,  en  la  re- 
nuncia hecha  á  su  hijo  ,  en  caso  de  la  muerte  del 
Rey  Luis  en  menor  edad  de  sus  hijos  ,  ó  sin  ellos, 
formado  como  una  Regencia  ,  y  nombrado  los  Sugetos, 
ó  por  mejor  decir  ,  los  que  ocuparen  las  Presiden- 
cias ;  pero  el  Marqués  de  Mirabal ,  Presidente  de 
Castilla ,  no  puso  esto  en  execucion  ,  y  quiso  le  es- 
cuchase el  Rey :  Consultó  ser  todavía  Señor  natu- 
ral, y  propietario  de  la  Corona,  y  ponderó  la  obli- 
gación ,  que  de  justicia ,  y  conciencia  tenia  de  vol- 
ver al  Gobierno, 

535  Con  esto,  aunque  repugnándolo  ,  no  sin  la 
exortacion  de  la  Reyna  Isabel  ,  y  del  Marqués  de 
Grimaldo,  y  aun  del  Mariscal  de  Tessé,  que  pa- 
só luego  á  San  Ildefonso,  volvió  el  Rey  Phelipe  á 
Madrid  :  repitió  una  Consulta  el  Consejo  Real  mas  ex- 
playada 5  pero  del  mismo  tenor  de  la  Representa- 
ción ,  que  habia  hecho  el  Presidente ,  Marqués  de 
Mirabal  :  la  mayor  dificultad  estaba  en  que  el  Rey 
(como  dixímos)  habia  hecho  voto  de  no  subir  mas 
al  Trono  5  y  asi  formó  una  junta  de  Teólogos :  al- 
gunos votaron ,  que  el  Rey  no  podia  ,  en  virtud  del 
voto ,  gobernar  mas  como  propietario.  Comunicó  es- 
to al  Consejo  5  y  este,  en  quatro  de  Septiembre  (con 
mas  eficaces  razones )  se  confirmó  en  lo  consulta- 
"té'j  do. 


Tomo  segundo.  Año  de  M.  BCCXXIF.  42  3 
do  ,  dando  por  nula  la  renuncia ,  y  el  Voto  ,  aque- 
lla ,  porque  no  habia  quien  la  admitiera ,  por  ser 
el  nuevo  Principe  de  Asturias  de  edad  de  once 
años  ^  y  este  ,  porque  no  se  podia  cumplir  en  per- 
juicio de  los  pueblos  ,  que  no  dexan  de  estar  suje- 
tos á  muchos  inconvenientes  en  la  menor  edad  ,  y 
que  asi  no  podia  ser  jamas  Tutor  ,  quien  era  pro- 
prietario. 

536  Apretaron  mucho  mas  al  Rey  ,  para  volver 
al  Gobierno ,  el  Mariscal  de  Tessé  ,  el  Ministro  de 
Parma  ,  el  Nuncio  ,  y  el  Marqués  de  Grimaldo.  En 
fin  ,  de  muy  mala  gana ,  en  seis  de  Septiembre  res- 
pondió el  Rey  al  Consejo  con  un  Decreto  ,  en  que 
se  convenia  en  volver  á  tomar  las  riendas  del  Gobier- 
no ,  como  Señor  natural ,  y  propietario  de  la  Coro- 
na ,  sacrificándose  al  bien  ,  y  utilidad  de  sus  Vasa- 
llos :  y  que  se  juntasen  luego  Cortes  ,  para  jurar 
por  Principe  de  Asturias ,  y  Succesor  de  los  Reynos 
al  Infante  D.  Fernando.  Apresuróse  esto  ,  por  apa- 
gar la  falsa  voz  ,  de  que  la  Reyna  habia  quedado 
preñada  ,  la  qual  divulgaron  los  Franceses  ,  que  sea* 
tian  descendiese  del  Solio  esta  Princesa.  Y  aun  pro- 
ponia ,  á  media  voz  ,  Tessé ,  que  se  podia  dar  por 
Esposa  al  nuevo  Principe  de  Asturias  ,  pues  solo  le  ga- 
naba quatro  años. 

537-  Esto  ,  y  la  repugnancia  de  los  Castellanos, 
para  esta  nueva  unión  era  intempestiva ,  y  asi  trata- 
ban ya  ,  los  que  tenian  mas  parte  en  el  Gobier- 
no ,  de  apartar  á  la  Reyna  Viuda  á  una  ciudad 
de  España  ,  y  se  pensaba  en  Toledo  ,  ó  Valla- 
dolid. 

538     No  dexaron  de  levantarse  los  acostumbra- 
Tmo.IL  Hhh  dos 


4^4  Comentarios  de  Ja  Guerra  de  España, 
dos  zelos  en  los  mas  allegados  ^  porque  por  orden 
del  Rey  no  podían  entrar  en  palacio  hasta  pasar 
quarenta  días  ,  los  que  hablan  entrado  en  el  Re- 
tiro ,  donde  murió  el  Rey  Luis ,  porque  ninguno  de 
la  Casa  Real  habia  tenido  todavía  viruelas  ,  ni  aun 
el  Rey  Phelipe  ,  y  el  estar  lejos  ocasionaba  algún 
temor  en  los  que  no  eran  de  la  intima  aceptación 
del  Marqués  de  Grimaldo  ,  que  gozaba  plenamente 
del  favor  del  Rey  ,  y  de  la  Reyna  ,  que  mostró  con 
copiosas  lagrimas  sumo  dolor  de  esta  fatalidad ,  aun- 
que la  restituía  al  Trono  ,  y  acercaba  mas  á  él  á 
sus  hijos  ,  pues  del  primer  lecho  solo  quedaba  un 
individuo. 

539  ^^  Marqués  de  Grimaldo  volvió  á  cargarse 
de  las  Secretarias  del  Universal  Despacho  de  In- 
dias ,  y  Estado  ,  aunque  se  había  puesto  ya  el  Toy« 
son  ,  porque  el  Rey  no  se  podía  hallar  sin  él  ,  y 
no  despachaba  con  gusto  con  los  demás  ,  por  su 
blandura  ,  y  haber  con  larga  experiencia  aprendi- 
do el  modo  de  obligar  al  Rey  ,  y  llevarle  su  ge- 
nio. 

540  Los  Grandes  en  general  ,  no  gustaron  de  es- 
la  resolución  del  Rey  Phelipe  de  volver  al  Gobierno 
en  propiedad  ,  porque  los  trataba  con  rigidez  ,  si- 
guiendo el  sistema ,  con  que  empezó  á  gobernar  ;  y 
esto  no  lo  ignoraban  los  Reyes  ,  pero  lo  disimularon^ 
porque  ya  no  eran  perjudiciales  ,  y  estuviesen ,  ó  no 
contentos  ,  por  el  ningún  poder  ,  ni  autoridad ,  que  les 
habia  quedado  á  los  Nobles  de  mayor  esphera ,  y  vol- 
ver el  Rey  á  remover  sus  desconfianzas  ,  parecía  ani- 
mosidad. 

541  Volvieron  los  Reyes  de  Balsain  mientras  du- 

ra- 


Tomo  segundo.  Año  de  M.  BCCXXJV.  42  g 
raron  las  viruelas  ,  que  padeció  la  Reyna  Viudaj 
pero  mas  benignas ,  y  de  mas  feliz  éxito  ,  que  las 
de  su  Esposo  :  mejoró  apriesa  ,  y  mal  hallada  con 
la  severidad  de  la  etiqueta  Española  ,  deseó  volver- 
se á  París  ,  y  lo  insinuó  con  gran  secreto  á  su 
Madre  ,  á  quien  dexó  toda  la  acción  ,  porque  no 
se  indignase  el  Rey ,  y  le  negase  sus  acostumbra- 
dos alimentos.  La  Duquesa  de  Orleans ,  Viuda  ,  pi- 
dió al  Rey  ,  la  dexase  volver  á  Francia  ,  al  Con- 
vento en  que  se  habia  criado  :  no  disgustó  esto  á 
la  Corte  ,  y  el  Rey  Phelipe  pidió  por  esto  el  be- 
neplácito del  Christianisimo  ,  que  condescendió  en 
ello.  Hizose  publica  esta  resolución  ,  y  asi  se  des- 
vaneció el  temor  de  los  Españoles  ,  que  llevaban 
muy  mal  casar  con  ella  el  Principe  de  Asturias, 
Don  Fernando  ,  jurado  ,  y  reconocido  como  tal  el 
dia  25.  de  Noviembre  con  la  acostumbrada  so- 
lemnidad. 

¿42  Poco  antes  habia  alterado  la  quietud  del 
Aula  alguna  interna  disensión  entre  los  principales^ 
Ministros  5  porque  el  Mariscal  de  Tessé  era  declara- 
do enemigo  del  Marqués  de  Grimaldo  ,  y  no  que- 
na tratar  con  él  ^  y  aún  de  mala  gana  con  el  Go- 
bernador del  Consejo  Real  ,  Marqués  de  Mirabál, 
considerado  de  los  Franceses  poco  afecto  á  su  Na- 
ción, que  aún  pretendía  una  ciega  resignación  á  sus 
ideas  5  ni  la  Reyna  se  creía  afecta  ,  y  propicia  á 
Mirabál ,  al  qual  quitó  el  Rey  la  Presidencia  5  nom-- 
bróle  del  Consejo  de  Estado  con  diez  mil  escudos 
de  pensión  :  salióse  luego  voluntariamente  de  la  Cor- 
te ,  y  le  succedió  en  el  empleo  D.  Juan  de  Herre- 
ra ,  Obispo  de  Siguenza  9   que  no  mucho  antes  ha- 

Hhha  bia 


426       Comentarlos  de  ¡a  Guerra  de  España. 
bia  venido  de  Roma,  donde  fue  Auditor  de  Rota,pot 
Castilla ,  hombre  bueno  ,  templado ,  y  de  grande  expe- 
riencia en  los  negocios. 

543  Pocos  supieron  la  verdadera  causa  de  la  caí* 
da  de  Mirabál  ,  hombre  acreditado  en  letras  ,  zelo ,  é 
integridad.  Creyeron  algunos  ,  que  habia  favorecido 
mucho  ,  y  aprobado  la  conducta  del  Superintendente 
de  Hacienda  ,  y  Secretario  del  Despacho  de  ella 
Don  Fernando  Verdes  Montenegro  .  que  á  esa  misn 
ma  razón  hablan  llevado  preso  á  Ciudad  Real  ,  y 
hecho  aprensión  de  sus  papeles  ,  y  bienes  ,  porque 
habia  aplicado  á  pagar  deudas  ,  menos  privilegia- 
das ,  unos  gruesos  caudales  ,  que  su  antecesor  el 
Marqués  de  Campo-Florido  dexó  asignados  á  unos 
acreedores  ,  y  le  imputaban  á  Montenegro  haberse 
interesado  en  esta  mudanza  de  destinación  de  efec- 
tos ,  y  haberlo  hecho  sin  orden  ,  aunque  se  alega- 
ba haberla  recibido  á  boca  del  Rey  Luis ,  y  que  los 
Secretarios  del  Despacho  Universal  no  las  reciben  de 
otra  manera. 

544  Hizosele  cargo  formal ,  y  Judicial ,  y  su  Se- 
crtaría  del  Despacho  Universal  de  Hacienda  se  dio 
á  Don  Juan  Bautista  da  Orendain  ,  con  retención 
de  la  futura  ,  ausencias  ,  y  enfermedades  del  Mar- 
qués de  Grimaldo  ,  que  ya  cansado  de  sus  trabajos, 
achaques ,  y  edad  pensaba  en  retirarse  ,  aunque  lo 
resistía  mucho  el  Rey.  Volvió  el  Marqués  de  Cam- 
po-Florido á  la  Presidencia  de  Hacienda  ,  y  á  su 
antecesor  se  dio  Plaza  en  el  Consejo  de  Castilla» 
Muchos  creyeron  ,  que  el  verdadero  motivo  de  apar- 
tar en  esta  ocasión  á  Mirabál  ,  y  á  otros  fue  el  que 
con  mala  lisonja  hablan  intentado  persuadir  al  Rey 

Luis 


Tomo  segundo.  Año  de  M,  DCCXXIV,      4  2  jr 

Luís  5  el  que  no  se  hiciese  tan  dependiente  de  su 
Padre ,  ni  consultase  todas  las  cosas  con  él ,  que- 
riendo ser  ellos  los  absolutos  en  la  voluntad  del 
Rey  joven.  Pensamiento  muy  ageno  de  la  piedad 
christiana  ,  y  subordinación  de  hijo  á  Padre  ,  con 
que  se  habia  criado  este  Principe.  Esto  habia  em- 
pezado ya  á  ocasionar  algunos  disturbios  entre  los 
dos  Palacios  ,  que  llovieron  al  fin  sobre  los  que  los 
ocasionaron ,  mirando  solamente  al  Sol  que  nacia, 
sin  respeto  alguno  al  que  se  acababa  de  poner  por 
su  propia  voluntad  ,  y  volvia  á  renacer  por  la  de 
Dios. 


ANO 


428       Comentarlos  de  la  Guerra  de  España» 


ANO  DE  M.  DCCXXV. 


545  X)^^  artificio  de  mantener  la  dependencia, 
JL^  ó  por  particulares   intereses  ,   ó  falta  de 
fuerzas  ,   no   se   atrevian    Inglaterra  ,    y    Francia  á 
obligar  al  Emperador  á  la  paz  ,  viendo  que  el  Rey 
Catholico    solo  queria  se    le  mantuviese  exactamen- 
te  el  Tratado  de  Londres  ^  pero  sobre  la  inteligen- 
cia de  las  clausulas  ,  venia  la  disputa  :  claramen- 
te veía  la   España  ,  no  queria  la  Francia  entrar  en 
Guerra  ,  y  que    todo  era    engaño  ^    mas   no  podia 
entrar  sola  en  este  empeño  de  deshacer  el  Tratado 
de    Londres  ,   ni   la  religiosidad  del  Rey  Phelipe  le 
queria  violar  ^   y  mas  que  la  Reyna  creía  asegurar 
para  su  hijo  la  Toscana ,  pasando  por  él.  Bien ,  que 
hacia  el   Gran  Duque   los    posibles  esfuerzos  á    que 
no  tuviesen   efecto  las  investiduras  dadas  al  Infante 
D.  Carlos.     El  Emperador    entretenía    las   esperan- 
zas de  la  Casa  de  Mediéis  ,  y  las  que  tenia  de  suc- 
ceder  al  hermano  la  Viuda  Palatina,  y  todo  era  un 
labyrinio  de  enrredadas  políticas,  aunque  jamás   ne- 
gaba el  Emperador  de  querer  cumplir  lo   que  habia 
ofrecido.  Con  todo   esto  los  Ministros  Austríacos  es- 
timulaban al  Principe  Antonio  Farnesio  ,  á  casarse, 
por  si  con  tener  succesion    ,    se   apartaba    de   ella 
al  Infante  de  España.    Por  medio  del  Secretario  de 
Malanohc  ,    que  residía  en  el   Estado  de  Milán  ,  se 
trataba  este  negocio  muy  reservado   del  Duque   de 

Par- 


Tomo  segundo.  Año  de  M,  BCCXXF.  42  ^ 
Parma ;  porque  creían  los  Tudescos  ,  que  éste  no  quería 
se  casase  su  hermano  ,  porque  no  le  daba  los  medios, 
que  aquel  pedia.  Nada  ignoraba  el  Rey  Catholico  5  pe- 
ro era  preciso  disimularlo  ,  esperando  el  beneficio  del 
tiempo,  y  tolerando  las  costosas  dilaciones  del  Congre- 
so de  Cambray  ,  que  se  ocupaba  en  fiestas  ,  y  recípro- 
cos banquetes. 

546  Hallábase  en  Madrid  Guillelmo,  Varón  de 
Riperdá  ,  Glandes  ,  que  después  de  haber  sido  Em- 
baxador  de  aquella  República  en  España  ,  y  dado 
quenta  á  sus  Soberanos  de  su  Embaxada  ,  volvió  á 
la  Corte  ,  y  abrazó  la  Religión  Catholica ,  quedán- 
dose en  el  servicio  del  Rey.  Como  era  hombre  su- 
mamente inteligente  ,  se  le  dio  la  Intendencia  de 
la  Fabrica  de  los  paños  ,  y  se  casó  en  España.  No 
ignoraba  lo  que  impacientaban  al  Rey  estas  políti- 
cas dilaciones  de  las  Potencias  Garantes ,  ó  Media- 
doras ,  y  por  medio  de  Don  Juan  Bautista  Oren- 
dain  propuso  al  Rey ,  que  si  le  permitía  ir  á  Ale- 
mania 5  con  pretexto  de  pasar  á  Olanda  á  buscar 
peritos  texedores  de  paños  para  la  Fabrica  de  Gua«« 
dalaxara  ,  él  trataría  por  medio  del  Príncipe  Eu- 
genio ,  su  antiguo  conocido  ,  la  paz  directamente 
con  el  Emperador  ,  dexando  burlados  los  media- 
dores. 

54jr  Vino  el  Rey  en  esto  ,  y  con  el  mayor  se-^ 
creto  se  despachó  á  Riperdá  ,  á  tiempo  ,  que  el 
Pontífice  ,  por  medio  de  sus  Nuncios  ,  exortaba  á 
ambos  Principes  á  la  paz  ,  á  la  que  nunca  negó 
el  Emperador  los  oídos  ,  pero  quería  condiciones 
tan  ventajosas  ,  que  en  muchos  meses  ,  que  esta- 
ba Ripardá  incógnito  en   las  cercanías    de   Viena, 

en 


4^o  Comentarios  de  la  Guerra  de  'España. 
entrando  de  secreto  alguna  vez  en  ella  ,  no  había 
podido  adelantar  cosa  alguna  ^  porque  persistía  el 
Emperador  en  lo  que  siempre  había  dicho  á  los  In-» 
gleses  y  Franceses.  Toda  su  mira  era  ,  que  que- 
dase enteramente  la  Italia  á  su  disposición  ,  fun- 
dado en  la  Cesión  ,  que  de  ella  habia  hecho  ya 
el  Rey  Phelipe  ,  el  qual  para  seguridad  de  su  hi- 
jo el  Infante  D.  Carlos  ,  quería  que  Mantua  ,  Mi- 
randula  ,  Monferrato  ,  y  Sabioneta  ,  se  restituye- 
sen á  quienes  tocaban  ,  sin  pasar  por  los  prolixos  jui-» 
cios  de  la  Dieta  de  Ratisbona  ,  á  donde  el  Empera- 
dor remitía  todo  lo  litigioso  ;  y  lo  que  mas  resis- 
tía la  esperanza  ,  era  ,  que  pasasen  por  el  mismo  exa- 
men las  razones  del  Duque  de  Parma  ,  sobre  lo  que 
los  Ministros  de  Milán  Je  híibian  usurpado  en  las  Ri- 
beras del  Pó. 

548  Manteníase  firme  la  Corte  de  Víena  ,  sin  ha- 
cerle fuerza  una  Liga  ,  que  se  prevenía  en  el  Norte 
contra  Polonia  ,  por  una  execucion  de  justicia  ,  he- 
cha en  la  cabeza  de  un  Protestante  de  Torgn  ,  que 
habia  fomentado  una  sedición  contra  los  Jesuitas, 
y  pretendían  los  Protestantes  haberse  violado  el 
principal  Articulo  de  la  paz  de  Oliva,  Protegía^ 
los  el  Prusiano  ,  y  trayendo  á  sü  dictamen  al  de 
Suecia  ,  al  de  Inglaterra  ,  y  al  Czar  de  Moscovia^ 
se  juntaban  ya  tropas  ,  sin  hacer  caso  de  la  me- 
diación del  Emperador  para  el  ajuste  ,  el  qual  no 
podía  dexar  de  socorrer  al  Rey  de  Polonia  ,  su 
antiguo  confederado ,  y  Suegro  de  su  Sobrina.  Te- 
mía se  empezase  por  aqui  una  cruel  guerra  de 
Religión  ,  y  que  tomase  pretexto  el  Czar  á  ba- 
xar  á    Germania  ,   que   era   lo  que    mas  deseaba 

pa- 


Tomo  segundo.  Año  de  M,  BCCXXF.  43 1 
para  extender  por  alli  sus  Dominios.  Habia  éste 
ajustado  de  casar  su  hija  primogénita  Natalia  con 
el  Duque  de  Holstein  ,  reconocido  ya  heredero  de 
la  Suecia ,  en  caso  de  morir  sin  succesion  la  ac- 
tual Reyna  ,  y  no  le  faltaban  otros  amigos  en  Ale- 
mania 5  adversos  á  la  Casa  de  Austria  ,  de  la 
qual  era  generalmente  enemigo  el  Czar  ,  Principe 
belicosisimo ,  artificioso  ,  aplicado  y  amante  de  glo- 
ria 5  cuyo  alto  elevado  espíritu  no  cabía ,  ni  en 
lo  vasto  de  su  Imperio ,  quizá  porque  era  gente 
inculta. 

549  Estos  nublados  ,  se  creía  ,  que  hacían  eco 
favorable  á  la  paz  de  Cambray  ,  doblando  al  Em- 
perador ,  pero  nada  se  innovó  ^  de  género ,  que 
ya  desesperaba  la  Europa  de  la  paz  5  y  mas  quan- 
do  entre  los  aparatos  de  la  guerra  ,  que  intenta- 
ba mover  el  de  Prusia ,  adoleciendo  gravemente  el 
Czar  de  Moscovia  ,  murió.  Dexó  por  heredera  del 
Reyno  á  su  segunda  muger  María  Matuveyvuna ,  á 
quien  amaba  tiernamente ,  después  que  se  separó  de 
la  primera  Oto-Kesa  Federovuna ,  que  aún  vivía ,  pa- 
reciendo al  mundo  extraño,  que  no  hiciese  mención 
de  su  nieto  Pedro  Alexowitz  ,  hijo  de  su  primogé- 
nito Alexo  (que  murió  en  la  prisión)  y  de  una  Prince- 
sa de  Wolfembutel ,  que  tenia  ya  diez  años ,  y  le  cria- 
ban fuera  de  la  Corte. 

550  No  le  faltaba  á  este  Principe  partido,  pe- 
ro venció  el  de  la  Czarina  ,  que  tomó  posesión 
del  Trono,  y  la  obedecieron  todos,  sin  replicarj 
sabiendo  ella  por  su  corage  ,  industria  y  discre- 
ción hacerse  obedecer.  Con  todo  esto  ya  habían 
mudado  las  cosas  del  Norte  de  semblante,  porque 

Tomo  IL  lii  la 


432-    Comentarios  de  la  Guerra  de  España^ 
la  Czarina   no  podía,  atender   á  empeños   cxtrange-7 
ros  ,   teniendo    que    cuidar   mucho  de   los  propios^ 
p()r>]ue  todos   los  Principes  Aliados    por   sangre   (y 
uno    de    ellos    el   Emperador ,    por    su   muger  )   á 
la  Caí  a    de  Moscovia  ,    llevaban    mal  ser    exclui- 
do   el   verdadero     succesor  ^    porque     la  Czarina, 
naturalmente  dispondría    recayese  el  Trono  en  sus. 
hijas. 

551  La  falta  de  este  gran  Confederado  mitigo 
en  parte  la  ira  del  Rey  de  Prusia  y  Protestantes,, 
de  género  ,  que  empezaban  á  dar  gratos  oidos  al 
Ajuste  \  con  que  se  quitó  no  poca  aprensión  al  Em- 
perador ,  y  se  fortificó  en  sus  ideas  ,  sobre  el  modo 
de  hacer  la  paz  con  la,  España.  Con  evidencia  la 
fortuna  favorecía  al  Austríaco  Principe  ^  porque 
quando  podia  recelar  de  alguna  confederación  con- 
tra él  entre  España  y  Francia  ,  desunió  las  dos  Co- 
ronas ,  con  la  resolución  del  Christianisimo  ,  de 
restituir  á  Madrid  á  su  destinada  esposa  ,  la  In- 
fanta de  España  ,  porque  solo  tenia  seis  años,  y  bus- 
car muger  ,  en  la  qual  pudiese  tener  mas  prona, 
succesion  ^  porque  ya  el  Rey  tenia  quince  ,  y  no 
quedaba  Principe  alguno  de  la  linea  de  Ludo  vico  XIV". 
en  Francia  ^  con  que  venía  á  recaer  la  Corona  en 
Luis  deBorbon,  Duque  de  Orleans,  primer  Principe 
de  la  Sangre. 

552  Gozaba  del  primer  ministerio  en  Francia 
Luis  Enrique  ,  Duque  de  Borbon,  adverso  á  la  Ca- 
sa de  Orlcans:  por  eso  se  atribuyó  esta  resolución 
enteramente  á  su  envidia  y  temor  ,  de  que  pudie- 
se heredar  la  Corona  aquella  Casa  legítimamente  in- 
mediata ,  después  de  la  renuncia  de  los  Borbones  de 

Es- 


Tomo  segundo.  Arlo  de'M.  DCCXXl^.     43  3 
España.   También  le  adivinaban  algunos ,  quería  ha- 
ter  Reyna  á  una  de  sus  hermanas  5  porque  el  Rey- 
miraba  con   menos   indiferencia  ,  que  á   otras  á  la 
Princesa  Teresa  Alexandrina ,  ultima   hermana   del 
Duque  ,  llamada  Madamasele  de  Sens  ,  que  aunque 
tenia  quatro  años  mas  que   el  Rey ,  era   la   menos 
desproporcionada  á  su  edad ,  y  de  muy  atractiva  be- 
lleza.  1^0  nos  consfa  ,  que  el  Rey  penfase  tomarla 
por  su  esposa,    ni   que  el  Duque  lo   pensase:  sus 
émulos  aseguraban  ,  que  no  perdia  oportunidad ,  pa- 
ra franquear  de  ocasiones,   en  que  el  Rey  se  incli-^ 
no  mas 5  pero  el  éxito  mostró  lo  contrario,  porque 
elKey  en  tan  tierna  edad  y  absoluto,  no  hubiera  po» 
dido  resistir  á  su  pasión ,  si  la  tuviera. 

553  Asegurar  podemos,  que  por  sí  lo  imagina- 
ba; solo  disuadieron  al  Rey  muchos  de  sus  mas  alle- 
gados ,  y  secretamente  su  Maestro  ,  el  Obispo  de 
Frexus.  No  perdonaba  diligencia  á  esta  disuasión 
el  Duque  de  Orleans ,  el  de  Conti  y  los  demás 
Principes  de  la  Sangre  ,  que  llevaban  mal  la  res- 
titución de  la  Infanta  de  España  ^  pero  estaba  ya 
ésta  publicada ,  y  no  hicieron  poco  D.  Patricio 
Laules ,  Embaxador  del  Rey  Católico  en  París ,  y 
el  Marqués  de  Monte -León,  de  detener  la  execu- 
cion  ,  hasta  que  estuviese  avisado  el  Rey  de  ella 
en  términos  mas  precisos ,  que  las  pasadas  insi- 
nuaciones del  Mariscal  de  Tessé  ,  que  partía  de 
España  mal  satisfecho  ,  y  cjn  la  misma  desgracia 
dexaba  á  los  Reyes  ,  que  ocultando  su  desagrado, 
le  regalaron  con  alguna  particularidad  mas  de  lo 
acostumbrado. 

554  Hirió  íntimamente  al  Rey  esta  noticia,  y 

lii  2  á 


4S4  Comentarios  de  la  Guerra  de  'España, 
á  la  Reyna  no  menos ,  acriminando  mas  el  intenv 
pestivo  decreto  ,  la  inurbanidad  de  él^  pc.rque  ya  la 
Corte  de  Francia  habia  señalado  el  dia  de  la  par- 
tida de  la  Infanta  :  novedad  ,  que  extrañaron  las  Cor- 
tes, en  vísperas  de  una  paz,  de  que  era  mediado- 
ra la  Francia  ^  y  esto  la  turbaba  enteramente  ,  no 
solo  porque  no  podía  el  justo  enojo  del  Rey  Phelipe 
pasar  ya  mas  por  esta  mediación  ,  quanto  porque 
viendo  el  Emperador  desunida  la  Casa  de  Borbon, 
fe  mantendría  mas  tenaz  en  sus  ideas  ^  pues  de  la 
Inglaterra  no  tenia  que  temer  ya,  porque  esta  gusta- 
ba de  dilatar  la  paz:  ya  porque  tenia  Rey  Alemán, 
que  por  los  Estados  de  Hannover  y  Bremén  dependía 
no  poco  del  Emperador.. 

555  El  Rey  de  España  manifestó  su  enojo,  man- 
dando al  Abad  de  Fieuri,  Ministre»  de  Francia,  (suc- 
cesor  de  Tessé)  que  saliese  luego  de  la  Corte  y 
de  sus  Reynos  :  sacó  de  ellos  todos  los  Cónsules 
Franceses,  aunque  permitió  el  comercio  :  miando  sa- 
lir de  París  al  Embaxadur  Laules  y  al  Marqués  ds 
Monte- León,  que  viniesen  sirviendo  á  la  Infanta,  á 
la  qiial  no  quería  acompañasen  Franceses  :  ordenó 
á  los  Ministros  que  tenia  en  las  Cortes  extrangeras, 
no  tratasen  con  los  de  Francia^  y  por  dar  el  últi- 
mo dc/^ahogo  á  su  enojo  anuló  el  Matrimonio  del 
Infante  D.  Carlos  con  la  hermana  del  Duque  de 
Orleans  ,  y  la  restituyó  á  Francia  con  la  Reyna 
viuda  del  Rey  Luis  ,  á  quien  dio  á  entender ,  no 
se  la  pagarían  sus  alimentos  ,  si  no  vivía  en  Espa- 
ña :  esta  amenaza  la  alcanzó  en  Burgos ,  donde  es- 
peró á  la  hermana  ,  y  ambas  pasaron  á  Francia, 
servidas  de  ¡a  Familia  Real  hasta  la  raya ,  por  distin- 
to 


Tomo  segundo.  Ano  de  M,  BCCXXIF.     43  5 
to  camino  del  que  tomó  la  Infanta,  por  no  encontrarse 
en  él,  y  evitar  tratamientos. 

556  El  Marqués  de  Santa  Cruz  fue  á  encontrar, 
como  Mayordomo  Mayor  de  la  Rey  na  ,  á  la  Infanta 
á  S.  Juan  de  Pie  de  Puerto  ,  á  donde  no  permitie- 
ron entrar  Guardias  Españolas  5  porque  venia  la 
Infanta  servida  de  Familia  Real  ácl  Christianisimo 
y  tratada  como  Reyna  hasta  los  confines. 

557  Asi  se  desíiizo  el  solemne  tratado,  que 
conform.e  á  sus  malogradas  ideas ,  hizo  el  pasado 
Duque  de  Orleans ,  que  para  dilatar  sus  esperanzas 
al  Trono ,  dio  al  Rey  por  muger  una  niña  ,  á  quien 
faltaban,  para  tener  succesion,  doce  años.  Esta  era  la 
general  disculpa ,  que  daban  los  Ministros  France- 
ses ,  protestando  la  mayor  veneración  y  amor  á 
la  Casa  de  España  ,  y  sacaron  como  una  especie  de 
Manifiesto  en  Carta  de  Monsiur  de  Morville  ,  Mi- 
nistro de  Estado  ^  á  los  que  tenia  la  Francia  en  las 
Cortes  exírangeras. 

558  El  Rey  Christianisimo  escribió  una  carta 
muy  reverente ,  dando  la  mayor  satisfacción  á  su 
tio  el  Rey  de  España ;  pero  no  fue  admitida,  y  se  le 
restituyó  al  mismo  correo  f  envió  segunda  ,  y  ni  de 
manos  del  correo  la  quiso  tomar ,  perseverando  tan 
manifiesto  el  enojo  del  Rey  ,  que  se  persuadió  Ja 
Europa ,  á  que  se  encenderia  entre  las  dos  Co- 
ronas una  guerra  cruel:  dieronse  indicios  de  eso, 
acercándose  por  ambas  partes  Tropas  á  los  confi- 
nes de  Cataluña  y  Navarra  ,  y  pasando  de  to- 
da España  hasta  treinta  muí  hombres  á  Catalu- 
ña. También  en  la  Francia  se  mandaron  hacer 
reclutas  ,  pero   anabos  Frmcipes  declararon  en  Us 

Cor- 


43^  Comentarios  de  la  Guerra  de  España, 
Cortes  de  ios  Reyes ,  y  en  Cambray  ^  que  aqnelío 
solo  era  por  modo  cíe  buen  gobierno ,  y  defensivo. 
.  559  Por  todas  .partes  buscó  la  Francia  Media- 
dores ,  para  pacificar  al  Rey  Católico ,  y  éste  soío 
admitió  la  mediación  del  Pontífice  Benedicto  XIII., 
B  quien  tenia  ,  por  su  conocida  santidad  ,  venera- 
.cion  suma;  pero  eran  tan  escabrosas  las  proposi- 
ciones del  Rey  Phelipe  y  tan  duras,  que  no  venia 
la  Francia  en  ellas  ^  porque  como  todo  el  Gobierno 
estaba  en  manos  del  Duque  de  Borbon  ,  y  Espafia 
pedia  fuese  éste  removido  del  primer  Minis:e:ij ,  no 
tenia  tan  moderado  el  ánimo  el  Duque  ,  que  de- 
cretaí^e  contra  sí  5  y  mas  quando  habia  contraído 
el  odio  común  con  el  casamiento  ,  que  trataba  para 
el  Rey  Christianisimo. 

560  Habia  en  esta  Era  muchas  Princesas  de 
proporcionada  edad  para  dar  succesor  al  Trono  ,  ea 
Inglaterra,  Lorena  y  :Principes  de  Germania  ^  pero 
el  Duque  halló  reparo  en  todas  5  y:  aunque  parecía 
conveniente  y  la  tnas  igual  en  sangre  y  Reli- 
gión ,  una  hija  del  Duque  de  Lorena ,  no  fue  de 
la  aprobación  del  Duque  de  Borbon  ^  porque  era 
esta  Princesa  hija  de  hermana  del  Duque  de  Or- 
leans ,  con  quien  tenia  declarada  enemistad ,  no  sin 
parte  de  la  emulación  en  éste ,  por  la  suma  au- 
toridad de  aquel ,  y  aunque  habia  tomado  muy 
mal ,  que  le  hubiesen  vuelto  á  su  hermana ,  la  Prir.- 
cesa  de  Vauxalois  ^  á  Francia  ,  aún  tenia  alguna 
secreta  indirecta  correspondencia  con  el  Rey  Phe- 
lipe. 

561  No  pudiendo  el  Duque  de  Borbon  casar 
una  de  sus  hermanas  con  el  Rey  ,  eligióle  por  es- 

po- 


Tomo  segundo.  Año  de  M,  DCCXXV,     43^;. 
po^a  á  la  Princesa  María  Leziniski ,    hija    del  Rey 
Stanislao  de  Polonia  ,  el  que  vencido  del  Saxon  re- 
nunció   la  Corona  ,  que   se   le  habia  caído  de  Jas 
sienes:  éste  se   retiró  á  Stlsacia    á  hacer    una  vid^ 
privada  5   y  aunque   era  un  Palatino  de  los  prime- 
meros  de  Polonia  ,  no  se  había  todavía  Igualado  su 
sangre  á  la  de  los  prircípales  Soberanos ,  sino  es  que 
le  daba  pretensión  para  ello  ,  el  haber  algunos  años 
ocupado  el  Trono   de  Polonia.  Divulgóse  esta   idea 
del  Duque  ,  y  radie  la  creía  y  no  solo  por  la  des- 
igualdad de  la  sangre  ^  pero  aún  por  la  edad  ,  pues 
que  tenia,  la  Princesa  siete  años  mas  que  el  Rey ,  y 
parecía  empeñar  á  éste  en  reparar  la  declinada  for- 
tuna de  Stanislao  ,  dando  con  esta  Alianza  zelos  al 
Rey  Augusto  de  Polonia  y  á  sus  Aliados ,  y  algún 
fomento  de  inquietud  de  aquel  Rey  5  porque  todavía. 
Stanislao  no  carecía  de  Parciales ,  que  disimulaban. 
su  afecto^ 

562  No  nos  atrevemos  á  escribir,  qué  fin  tnva 
el  Duque  de  Borbon  en  este  casamiento ,  porque  le 
ignoramos :  adivinábanle  muchos  la  intención ,  pero 
todo  era  arbitrario  y  no  se  podía  hallar  adequada  á 
la  que  pareció  errada  resolución  ,  que  no  halló  apro- 
bador  alguno  ,  ni  en  la  turba  de  lisonjeros,  que  ha- 
bitan en  los  Palacios.  Al  Rey  le  inclinó  el  Duque,, 
con  describirla  por  una  de  Jas  mas  singulares  her- 
mosuras ,,  y  le  presentó  el  retrato  parecido  f  pero 
no  sin  los  falsos  coloridos  de  la  adulación.  El  Rey 
tenía  el  ánimo  sin  impresiones  de  amor^  el  juego 
y  la  caza  eran  sus  geniales  divertimientos :  no  te- 
nia para  discernir,  quál  era  la  mas  digna  para  ele- 
vada á  tan  gran  Solio  ,  y  se  dexó  llevar  del  Du- 
que,,. 


43^  Comentarios  de  la  Guerra  de  España, 
qwQ. ,  que  decia  ,  se  debia  elegir  Reyna  desnuda  de 
Alianzas,  para  conservar  una  útil  indiferencia  en 
los  Principados  de  Europa  ,  porque  ya  descaecida 
la  fortuna  de  Stanislao  ,  no  empeñaba  ,  por  irrepa- 
rable :  Que  el  Trono  igualaba  las  sangres ,  y  que 
ya  esta  Casa  le  habia  poseído ,  sin  que  hiciese  al 
caso  el  accidente  de  pocos  ó  muchos  años  de  rey-< 
nado. 

563  Sacaba  el  exemplar  de  la  Casa  de  Sobies- 
ki ,  Polaca ,  ya  entroncada  con  los  primeros  Sobera- 
nos de  Europa ,  sin  que  en  su  origen ,  antes  de  co- 
ronarse ,  fuese  mayor  que  la  del  Palatino  de  Posna- 
nia  Stanislao ,  á  quien  no  quitaba  las  impresiones, 
que  dexa  la  Diadema ,  el  haber  sido  infeliz :  Que 
estaba  la  elegida  Princesa  adornada  de  las  mas  al- 
tas virtudes  de  piedad  ,  modestia  y  discreción  ,  y 
en  edad  y  física  contestura  de  dar  luego  un  suc- 
cesor  á  la  Francia,  que  era  solo  lo  que  habia  me- 
nester ^  porque  la  mano  del  Rey  ennoblecía  á  la 
persona  mas  humilde  ,  quanto  mas  á  ésta ,  á  quien 
solo  la  faltaba  la  dicha  para  igualarse  á  las  mas 
altas  Princesas :  Que  los  zelos  que  podia  dar  á  la 
Ca.^a  de  Saxonía  ,  que  reynaba  en  Polonia  ,  eran 
útiles  para  moderarle,  y  que  contemplase  la  Fran- 
cia ,  la  qual  heredarla  d  Palatinado  de  Posnaniaj 
porqae  Stanislao  no  tenia  otros  hijos,  y  alguno  del 
Rey  ,  ó  de  su  estirpe  pudiera  ir  á  Polonia  á  gozar  de 
la  herencia ,  y  que  sería  el  Señor  mas  autorizado, 
con  la  sangre  y  la  intimidad  inseparable  con  la 
Francia ;  tanto ,  que  podia  aspirar  al  Trono  de  Polo- 
nia con  mucha  serie  de  elegidos ,  como  lo  fue  la  Casa 
Tagallona ,  de  la  qual  se  eligieron  Reyes. 

Es- 


Tomo  segundo.  Año  de  M.  BCCXXK  441 
5  64  Estas  razones ,  bien  adornadas  de  la  sophiste- 
ria,  no  convencían  los  ánimos,  pero  era  preciso  obede- 
cer. Mucho  trabajó  el  Duque  de  Orleans  para  deshacer, 
este  Tratado,  pero  no  pudo;  antes  fue  elegido  (contra 
su  voluntad)  para  ir  con  los  Poderes  del  Rey  á  celebrar 
la  bodas ,  en  Argentina ,  á  donde ,  de  Witembour ,  había 
pasado  con  sus  Padres  la  Princesa ,  y  en  donde  se  des- 
cubrió un  tabaco  envenenado ,  que  se  destinaba  al  Rey 
Stanislao ,  por  su  mercader  Alemán  ,  que  huyó  ,  y  le 
dexó  en  una  casa ,  no  habiéndole  podido  recoger.  De  es- 
te hecho,  y  su  Autor  no  estamos  informados  ,  como  es 
menester  para  escribirlo ,  ni  es  de  nuestro  asunto :  por 
eso  volvemos  á  la  España. 

565  Dio  quenta  el  Rey  Christianisimo  al  Católico 
de  su  matrimonio  en  una  carta ,  que  se  envió  á  poder  del 
Nuncio  Aldrobandi,  para  que  la  entregase;  pero  no 
quiso  el  Rey  recibirla  ,  perseverando  en  su  enojo  ,  el 
qual  prorrumpió  en  ajustar  ,  por  medio  del  Varón  de 
Riperdá ,  (que  ya  diximos  la  estaba  tratando)  la  paz  con 
el  Emperador ,  viniendo  bien  el  Rey  Católico ,  para  li- 
brarse de  subordinación  á  la  Francia  á  lo  que  antes  re- 
pugnaba 5  porque  aunque  asi  veia  ,  que  los  mediadores 
le  engañaban  ,  y  le  querían  tener  suspenso  ,  y  depen- 
diente ,  nunca  creyó,  que  la  Francia  entrase  en  guerra, 
y  mas  ahora  con  la  nueva  desunión.  Con  el  mayor  se- 
creto se  trataba  este  negocio  en  Viena  con  el  Principe 
Eugenio  de  Saboya ,  el  Conde  Guido  Starembergh  ,  y 
Conde  de  Sincendorf,  y  como  desayre  á  los  mediadores, 
se  convino  el  Rey  de  España  en  los  Artículos,  que  deS" 
pues  referiremos  en  resumen. 

566  En  Madrid  se  guardaba  el  mismo  silencio  ,  y 
aun  se  ignoraba  de  que  Ministro  se  valió  el  Rey  para 
consultar  tan  escabroso  Articulo.  El  Secretario  de  es- 

Tom.lh  Kkk  la 


442       Comentarios  de  la  Guerra  de  España. 
ta  dependencia  fue  solo  D.  Juan  Bautista  de  Orendaln, 
y  hay  bien  fundadas  sospechas  ,  que  lo  ignoraba  el 
Marqués  de  Grimaldo  ,  de    lo  que  argüían  machos 
haber  en  gran  parte  declinado  el  favor  de  que   go- 
zaba ,   pues  le  apartaba  el  Rey  del  conocimiento  ds 
la    mayor  operación  ,  que  tenia  la  España  que  ha- 
cer porque  en  el  discurso  de  veinte    y   cinco    años 
de  guerra  ,   habia   mucho  ,   que    componer  en  uoa 
paz  ,  que   tan  difícil  ,  y  casi  imposible  parecia  á  la 
Europa    ,     viendo    los    Principes    pretendientes    de 
una  misma    cosa  ,  cuya  disputa   costó  rios  de  san- 
gre 5    y    de   dinero»    Mucho  lo  facilitaba   el   Tra- 
tado   de  Londres  ,   á   que  habia  el   Rey    Catholi- 
co    convenido   \   pero    sobre    sus    Artículos    ,    aun 
habia  tanto  que  ajustar  ,   que  el  congreso  de  Cam- 
bray  no  pudo   adelantar   ,  ni  un    paso  ,    ni  en    es- 
ta paz  de  Viena   no   tuvo  la  menor  parte  ,  ni  aua 
noticia. 

567^  Mucho  sintieron  este  particular  ajuste  la 
Inglaterra  ,  y  la  Francia  ,  aunque  lo  disimulaban^ 
mas  la  Olanda  ,  por  quien  el  Tratado  de  comer- 
cio ,  que  siguió  á  la  paz  ,  se  daba  á  la  Compa- 
ñía' de  Oátende  ,  viéndolas  perjudiciales  al  comer- 
cio de  los  Olandeses  en  el  Oriente  ,  unidos  con 
los  Ingleses  ,  se  quejaron  con .  tono  muy  alto  en 
Madrid.  Se  les  respondió  :  Que  habia  aguardado 
diez  y  seis  años  ,  desde  la  paz  de  Uírech  ,  á  que 
obligasen  al  Emperador  á  una  paz  menos  ventajo- 
ía  ^  pero  viéndose  con  ty ranas  políticas  engañado, 
la  había  ajustado  como  habia  podido  con  nn  Prin- 
cipe ,  á  cuyo  engrandecimiento  habían  concurrido, 
con  lo  restante  de  Europa  ,   y  que  si  de  esta   paz 

sen- 


Tomo  segundo.  Año  de  M  ÜCCXXF.  443 
sentían  perjuicio  alguno ,  era  todo  efecto  de  sus  ar- 
mas ,  y  de  su  política  :  Que  estaba  ea  animo  de 
mantener  religiosamente  lo  que  habia  ofrecido  :  Que 
tomasen  las  medidas  que  les  pareciesen  convenien- 
tes ,  que  el  Rey  habia  tomado  las  que  eran  mas 
ütiles  á  sus  Vasallos  ,  molestados  de  tan  dilatada 
Guerra, 

568  Esta  respuesta  ,  y  la  estrecha  alianza  ,  que 
publicaba  el  Emperador  queria  tener  con  la  España, 
puso  en  grande  agitación  á  los  Olandeses  ,  que  creían 
exterminar  la  Compañía  de  Ostende  ^  mas  ya  con  estas 
nuevas  ventajas  se  establecían  mejor,  y  luego  crecieron 
sus  Acciones. 

569  El  Rey  de  Cerdeña  ,  disimulaba  mucho  el 
sentimiento  ,  que  esta  concordia  le  habia  causado; 
porque  tranquilas  ya  las  Cortes ,  en  que  se  fraguaba  la 
Guerra ,  no  tenia  á  que  aspirar ,  y  se  habia  precisa- 
mente de  quedar  con  la  Cerdeña  ,  Reyno  pobre, 
y  no  tablero  capaz  para  las  vastas  ideas  de  Vic- 
tor  Amadeo  ,  que  pensaba  volver  á  pescar  en  mar 
■turbio  ,  ofreciéndose  ,  con  estudiosa  indiferencia  ,  á 
todos  ,  aunque  de  mas  buena  gana  hubiera  entra- 
do con  la  Francia  ,  y  la  Espara  en  una  guerra  con- 
tra el  Emperador  ,  por  si  podia  estenierse  por  el 
estado  de  Milán  ,  qu3  era  su  principal  objeto ,  y  alar- 
gar la  Cerdeña,  que  le  servia  de  carga  ,  y  no  aumenta^ 
ba  su  poder, 

Sjro  Las  Repúblicas  de  Italia  ^  y  sus  Principes 
también  ojearon  esta  paz  con  disgusto  ,  porque  libre 
de  los  recelos  ,  que  le  daban  al  Emperador  las  Ar- 
mas de  España  ,  la  oprimirla  á  su  arbitrio  ,  y  serian 
mas  esclavas.  .  .-j 

Kkk2  A 


444  Comentarios  de  ¡a  Guerra  de  España, 
571  A  los  Soberanos  del  Norte  ,  Suecia  ,  Prusla: 
Moscovia,  y  Dinamarca  también  les  sirvió  de  disgusta, 
mas  al  Othomano  ^  porque  desembarazado  el  Empe- 
rador de  los  otros  cuidados  ,  era  incomparablemente 
mas  poderoso.  En  fin  ,  en  la  Guerra  ,  y  en  la  Paa 
110  hubo  en  muchos  siglos  Principe  mas  feliz  ,  aun- 
que todo  lo  contrapesaba  la  falta  de  succesion  varo- 
nil ,  que  era  el  único  consuelo  desús  émulos  ,  y  de 
los  Principes  Protestantes ,  que  ya  hablaban  con  menos 
orgullo. 

572  El  Rey  Católico  ,  vino  esforzado  de  su  pro- 
pia ira,  á  la  paz:  su  animo  belicoso,  y  sus  razones  esti- 
mulaban á  la  guerra^  pero  le  faltaban  aliados  ,  y  con 
ella  ponian  en  duda  la  succesion  del  Infante  D.  Carlos 
á  la  Toscana  :  lo  principal  ya  lo  habia  concedido  ,  con 
admitir  el  Tratado  de  Londres ,  que  era  la  solemne  re- 
nuncia á  los  Reynos  de  Italia  :  las  demás  circunstancias 
no  merecian  la  costosa  aventurada  resolución  de  la 
guerra ,  ni  podia  hacerla  solo  ,  ni  aun  empezarla  aun- 
que tenia  en  pie  ochenta  mil  hombres  de  tropas  bra- 
bas ,  y  veteranas:  No  faltaba  quien  juzgaba  ,  culpan- 
do la  paz ,  era  mas  conveniente  para  la  España  ,  ni 
paz ,  ni  guerra  5  pero  esta  es  una  theorica  difícilmente 
practicable  ,  y  nos  desviáramos  mucho  de  nuestro 
asunto  de  Comentarios  ,  si  entrásemos  en  discurrir 
este  gran  problema  ,  para  el  qual  era  menester  ex- 
plicar con  la  mayor  individualidad  el  presente  esta- 
do de  los  Potentados  de  Europa  ^  y  como  no  pode- 
mos difusamente  defender  nuestra  opinión  ,  dexamos 
indeciso  ,  si  en  el  presente  estado  le  convenia  mas  á 
la  España  la  paz  ,  y  la  inacción  ,  esperado  el  benefi- 
cio del  tiempo. 

To- 


Tomo  segundo.  Año  de  M.  BCCXXF.  445 
5jr3  Tüdos  los  Principes  mandaron  retirar  sus 
Plenipotenciarios  de  Cambray  :  los  Ingleses  salieron 
antes  que  todos  ^  corridos  con  igualdad  ,  porque  no 
habían  consumido  quatro  años  sino  en  banquetes,  y 
festines.  El  Rey  Católico  mandó  ,  que  el  Mar- 
qués de  Verreti  esperase  nuevas  ordenes  de  Bru- 
selas ^  los  demás  partieron  directamente  á  sus 
Cortes  5  á  los  ministerios  á  que  estaban  destinados* 


FIN  BE  ESTOS  COMENTARIO& 


NO- 


44^       Comentarios  de  la  Guerra  de  España, 

INÍ  o  T  A. 

Va  esta  impresión  cotejada  con  el  Original  del 
Autor  5  y  corregida  de  los  inumerabks  errores  que 
padecen  las  otras.  Se  han  omitido  los  títulos^  que 
al  principio  de  cada  año  estaban  en  el  Libro  i. 
2.  &c.  por  no  ser  necesarios  ,  ni  conducir  en  co^ 
sa  alguna  para  el  régimen ,  y  contexto  de  la  Obra^ 
respecto  estar  arreglada  ,  y  dividida  por  años, 
como  en  ella  se  figura.  También  se  han  pasado 
los  dos  años  últimos  del  Tomo  i.  al  2.  para  igua- 
lar los  volúmenes  ,  por  la  mejor  vista  ,  y  propor^ 
cion  ,  y  no  tener  en  esto  perjuicio  alguno  la  Obra: 
y  para  mayor  claridad  ,  se  ha  numerado  toda  la 
Obra, 


i 


DP 

19-4 
.3 
S3 

t.2 


Jíí' 


S^n  Felipe,  Vice-tP  r..     .. 


''^^^SE  DO  NOT  RBmVE 
CAROS  OR  SLIPS  FROM  TH,S  POCKET 


^NlVERSiry  OP  TORONTO  LIBRARV 


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