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Pag. I.
TOMO SEGUNDO
DE LOS
NTARIOS
DE LA GUERRA DE ESPAÑA.
ANO DE MDCCX
X
^^^^'^^^^ A ociosidad de las Armas, y el artificio
de los Olandeses volvió á entablar Jos
tratados de paz con el Rey Chriotianisi-
mo, que prosiguiendo en su político sys-^
tema de alucinar á los Enemigos , dio
nuevos oídos á ella. Fué Getrudembergh el lugar des-
tinado para el Congreso , y se nombraron Pknipo-
tenciaros \ la Francia nombró al Mariscal de üxe-
lies, y al Abad Melchor de Poligaac: La Olanda , á
Guillermo Puis , y á Bruno Vvanderdusen : La Ingla-
terra , al Duque de Malburgh , y al Miiord Fouves-
kenden ; Ei Emperador , al Principe Eugenio , y al
Conde de Sinceodorf ^ y también envió el suyo el
Duque de Saboya. No estaba maduro el negocio , y
asi era intempestiva la Paz, y nadie, de los que asis-
tían al Congreso, la deseaba^ pues aunque ios Esta«
dos de Oianda estaban enfadados de la Guerra , y
verdaderamente apetecían el descanso, y no correr
Tom. IL A tnaa
3 Comentarios de la Guerra de España»
mas peligro , los Ministros del Congreso , teniendo á
su favor al Gran Pensionario Heinsio , en todo con-
templaban al Principe Eugenio , y á Malburgh , que
querian , por sus particulares ventajas la Guerra. Este
era el dictamen del Cesar , viendo no saldria sin ella,
y con gran trabajo de España el Rey Phelipe , mas
fortificado en el Trono después que tenia succesion,
y le importaba al Cesar buscar para su hermano un
Reyno^ porque quedase parte de les Estados heredi-
tarios á sus hijas. A la Reyna Ana la tenian persuadida
los de la facción de Malburgh , que descaeceria de
su autoridad , y quizás del Trono , si no se mantenía
armada y porque se aumentaba cada dia el partido de
la Iglesia Anglicana , y aunque por la libertad de
sus Escritos , y Sermones , estaba preso el Doctor
Enrique Sciacheverél , no se atrevía el Gobierno á
castigarle , por el gran numero de Protectores , que
defendian la antigua Religión de la Patria, profesada
desde que apostataron de la verdadera. Por estas ra-
zones también la Reyna asentía á la Guerra.
2 De este dictamen era , aunque reservado en los
ardides de su política , y ^^ su prudencia , el Duque
de Saboya , que ni queria ver tan poderosos á los Aus-
tríacos 5 ni sacar de España al Rey Phelipe , aunque
le hiciesen Rey de Italia en los Reynos , que había
poseído, porque también él deseaba un Titulo de Rey
en ella , y solo pedia extenderse en la Lombardia, y
en el Estado de Milán , del qual no era fací! ganar
inas terreno , si se le daban al Rey Fhelipe con Ña-
póles , Sicilia , y Cerdeña , que era el ultimo ofreci-
miento , que meditaban hacer los Olandeses^ porque
las dos Islas , ya las habían ofrecido , siendo despre-
ciado este partido por el Rey de Francia 5 el qual,
viendo á los Olandeses ansiosos de la paz , muy en-
cen-
Tomo segundo. Año de M. DCCX, 3
cendidas las dos facciones en Inglaterra , y constan-
tes en el amor al Rey los Castellanos , había corro-
borado sus esperanzas , de que Liga de tantos dictá-
menes podría durar poco, embarazados sus intereses
en los mismos progresos, y asi fiaba al tiempo sus
ideas. El Delphin las confirmaba con nunca intermi-
tentes instancias , y declaró la inmutable voluntad
acia el Rey su Hijo á sus Plenipotenciarios , y aún
el Duque de Borgoña aprobaba el no hacer la paz,
sin que fuese Rey de Italia su hermano : con esto le
parecía, que quedaba ayroso el empeño, y que des-
membrada de tantos Reynos la España , y poseída de
un Austríaco , la deprimiría á su arbitrio. Este era
un systéma errado , y fundado en falta de experien-
cia , y noticia de la España , mas para temida , quan-
do estuviese desembarazada de la Flandes , y de Mi-
lán. Esta paz, que todos la trataban con mala fe,
contenía tantos artificios , para no explicar un Princi-
pe á otro su intención , que necesitaba de otro volu-
men 5 y no es propio de Comentarios estendernos á
escribir las artes , con que procuraban engañarse , y
asi no se firmó Armisticio , porque nunca fueron ma-
yores los preparativos de Guerra.
3 Baxó en el rigor del Invierno con una Esquadra
á el Mediterráneo el Almirante Norris : salió con
otra costeando la Francia el Vice-Almirante Dusleyo,
y otros Navios costeaban contra los Corsarios France-
ses , que salían de Dunquerque. Las Guardias de la
Reyna se enviaron á Flandes 5 y á mandar las Tro-
pas de Portugal al General Skanon , Inglés , porque
Gallobay padecía una constante gota en los pies 5 es-
taba aborrecido de los Portugueses , y no con grande
aceptación en Londres , después que había sido desgra-
ciado 5 y tres veces en España vencido. Para Emba-
A» xa-
'4 Comentarios de la Guerra de España.
xador de Inglaterra pasó á Lisboa Milord Prothmor;
y para solicitar la Armada Naval , pasó á Olanda el
Señor de Mithel. Hacia grandes Levas el Rey Catho-
lico , y no menores la Francia. Todo esto deciaii , que
era para hacer la paz , porque el Señorde Peihecum^
Ministro de Holstein Gotorp , habia llevado á Olanda
nuevos Proyectos por la Francia , desemejantes á los
que los Oiandeses habian propuesto. El Rey Chris-
tianisimo dccia , que queria para el Rey Phelipe Rey-
nos equivalentes á la España , que habia de dexar^
ofreciólos la Olanda, pero no venian en ello los In-
gleses , ni los Alemanes : eí)tos , porque querían la
Italia 5 y aquellos , porque se habian declarado por
la parte de los Austríacos , que les hablan ofrecido
á Puerto Mahon , y otros en la America ^ y habia
de pasar á Barcelona el Señor de Gragiz , para con-
cluir con el Rey Carlos esie Tratado. Los Plenipo-
tenciarios de Francia , viendo que no podian los Oian-
deses cumplir lo prometido al Rey Christianisimo , se
despidieron el dia 14. de Mayo : los Oiandeses los
entretuvieron algunos dias , por si podian vencer al
Principe Eugenio , y á Malburgh , que eran arbitros
de sus Cortes ^ pero como estos querían la Guerra,
permanecieron constantes , con el pretexto de que no
tenian otra instrucción de sus Soberanos 5 y que dar
la Italia , era desmembrar de dos Reynos la Monar-
quía de España , y hacerla perder el equilibrio á la
Europa, dexando mas poderosa á la Francia. Pethe-
cum trabajaba en unir estos dictámenes , y voluntades,
pero no pudo ^ y Uxelles , y Polignac se volvieron á
París dexando antes escrita una carta muy picante á
los Estados Generales , y haciendo cargo á los Prin-
cipes de la Liga , de serlos instrumentos de la ruina
de Europa. Los Oiandeses respondiexon con no me-
nor
Tomo secundo. Año de M, BCCX. 5
ñor arrogancia , y pareció ya á todo el mundo entera-
mente roto el tratado^ pero con gran secreto hablan
los Olandeses ajustado otro , por medio de Pethecum,
Torsi , y Bergueich con la Francia, que ofrecía quan-
to la Oianda apeteciese , aunque fuese toda la Flandes
Española , y darles el Comercio de Indias , como se
apartasen de la Liga , y volviesen á reconocer al Rey
Phelipe. No se extendieron los Artículos , pero quedó
concordado , que harían solos la paz con gran secre-
to , después de disuelto el Congreso ,y que retirarían
temprano sus Tropas á Quarteles de invierno , la Fran-
cia ofreció en rehenes quatro Plazas.
4 Como en este ajuste daba tanto de lo suyo el
Rey Catholico , fue preciso que el de Francia se lo
comunicase ^ y pasó el Señor de Iberville á Madrid á
este efecto. El Rey Phelipe había puesto todus los ne-
gocios extrangeros en manos del Duque de Medina Coe-
li, y aunque veía que el alma de este negocio era el
secreto, porque si lo penetraban los Aliados antes de
executado , era infalible el turbarle , lo fió el Rey al
Puque , el qual tenia permiso de tratar con los encn
migos, por si podía ajustar una paz particular 5 no te-
nia para esto conocimiento en las Cortes de Viena , y
Londres 5 pero se valia del Marqués Ranucini, Minis-
tro del gran Duque de Tosca na , que estaba en Oian-
da , y pasaba á Londres , quando se ofrecía algún ne-
gocio , porque para ambas Cortes tenia credenciales.
Era este Ranucini , hombre avisado , y muy capaz , y
tenía estrechez con el Duque , desde que fue envia-
do de su amo en Madrid ^ su genio era Austríaco,
creía que en la manifiesta decadencia de la linea de los
Mediéis, pararía la Toscana en manos del Empera-
dor ; y asi cultivaba con grandes obsequios aquella
Corte 5 llevándole su altivez de espíritu , á querer ser
6 Comentarios de la Guerra de España,
Vasallo de un Principe grande , porque la Nobleza
Florentina llevaba muy mal el yugo de ios Mediéis,
Con este hombre conservaba el iJuque de Medina-
Coeli correspondencia publica , y secreta , no sin no-
ticia del K^Y Phelipe , á quien persuadía que todo se
enderezaba á su utilidad. Juzgar de la intención es di-
fícil, cierto es, que por medio del dicho Ranucini
descubrió el Duque el secreto á los Ingleses , y nada
les ocultó de lo que trataba la Olanda con el Chris-
tianisimo , ó para turbar esta paz , ó para sacar mas
ventajosas condiciones de los Ingleses. Aunque haya si-
do la intención la mas sana , el delito de descubrir sin
permiso del Rey tan gran negociado , no se le puede
disculpar. Corrió voz, que también por medio del Nun-
cio Zondadari, aunque estaba en Aviñon , habia pre-
venido esto al Papa 5 pero es improbable , ni que se fia-
se el Duque de quien no era su estrecho amigo , ni
á sus ideas importaba descubrirlo al Pontífice , de quien
no podia esperar , ni que turbase el Tratado , manifes-
tándole,( porque seria contraía caridad paternal) ni
que le mejorase á favor del Rey Catholico ^ y asi fue-
se mala , ó buena su intención , este paso era inútil.
5 No lo fue el que dio con los Ingleses , porque
éstos se quejaron agriamente de la Olanda , y acompa-
ñó sus quejas no con mas moderación , el Emperador
pero como le habian menester , y temian se destacase
de la Liga , admitieron su satisfacción ^ y mas , que no
habiendo Capítulos firmados , no pudieron de lleno pro-
bar el hecho , porque todo estaba en la fe dada á las
palabras de Pethecum , Torsi , y Bergueich , hombres
de inmutable fidelidad , y secreto. A Malburgh le con-
venia fingirse desengañado , y aseguraba en Londres,
que era todo enredo de la Francia , y la España , pa-
ra sembrar discordia entre los Aliados , y que nunca
ha-
Tomo segundo. Año M. BCCX. ^
hablan pensado apartarse de la Liga ^ no porque Mal-
burgh lo creyese asi, sino porque recelaba, que en
Londres sus erriulos inspirasen á la Reyna , que se an-
ticipasen á L'na Paz particular , porque si los Olande-
sts la habían ideado , la executarian. El amar tanto
la guerra Maiburgh , y Eugenio de Saboya, reunió
los ánimos , y se mantuvo la Liga , aunque el Maris-
cal de Tallard , prisionero en Londres , hacia los ma-
yores esfuerzos para que aquellos Ministros hiciesen su
Paz ccn la Francia. El Rey Christianisimo descubrió
Cite doble trato del Duque de Medina , interceptando
unas canas , que pasaban á Olanda de Madrid, y
puesto todo en noticia del Rey Phelipe , mandó éste
prender al Duque en su propio Real Palacio , envian-
dole á la Secretaria del Marqués de Grimaldo , que
estaba de todo advertido , donde le prendió Don Juan
Idiaquez , Conde de Salazar , Sargento mayor de las
Guardias , y entregándole á Don Patricio Laules , que
le esperaba en el Parque del Palacio con cinquenta
Caballos , fue llevado al Alcázar de Segovia , sin cria-
do alguno , hasta que consiguió el Duque de Osuna se
permitiese uno de los suyos. Reconociéronse sus Pape-
les, y se prendieron á sus Secretarios. El Rey mandó
entregar á una Junta de cinco Consejeros Reales de
Castilla , formiada para este efecto , les instrumentos,
y Escrituras , que probaban su cargo, para que formal-
mente se le hiciese el proceso , y como se les ha-
bla encargado el secreto , se ignoraba su culpa , y
cada uno la discurría á su modo , de genero , que en
todas las Cortes variaron las noticias , habiendo hecho
no poco ruido en ellas la prisión de hombre de tanta
magnitud en España, y casi primer Ministro, pero la
verdad la sabian muy pocos.
6 A este tiempo , que era por el mes de Abril , ó
por
S Comentarios de la Guerra de España.
por sospecha de viruelas , ó por arte , estaba fuera de|
Palacio en otra casa la Princesa Ursini. Creyeron mu-
chos que quería dar á entender , no haber tenido par-
te en esta resolución del Rey , por no acabarse de
malquistar con los Españoles ^ pero como gozaba tan
intimamente de la privanza, no es conceptible lo ha-«'
ya ignorado , y dexado de aprobur al Rey su D.^cre-
to , aunque superfluamente , porque la intrepidez del
Rey para esta , y las mas arriesgadas resoluciones , era
la mayor sin asomo de miedo , habiendo ya los gran*
des en España descaecido de aquella alta , é incon-
trastable autoridad , que gozaban. Estos rumores de que
ya alguno de los Aliados pensaba en la Paz, inflimo
mas en el ánimo de los Austríacos , é Ingleses la gu r-
ra, y no soltaba sus bien funiadas esperanzas la Fran^
cia, cuyas Tropas mandaba en Fiandes, mientras lle-«
gaba el Mariscal de Villars , el Sen )r de Arcañan , que
fortiñcó una linea, para asegurar á Maubargh , sin des-
cuidar de M )ntané , y Sant Amant. Los Oíani^sei, pi-
cados con la Francia de que se les hubiese descubier-
to el intento , y haber perdido tan favorable oportu-
nidad, para adelantar sus intereses, hicieron los ma-
yores preparativos en Harlebech, y el General Cado-»
gan fortificó mas á Lilla , Tornay , y Mons , y pasó
después á Bruselas. Destacáronse de Gante , Brujas , y
Lilla ocho hombres por compañía, dejando correr la
voz de que era par^ atacar las Lineas de Baseen ; pero
era para asegurar los caminos por donde pasaban los
víveres y municiones á Lilla, Los Franceses añadieron
á su Exercito las guarniones de Dunquerque, Santo-
mér , y Verges. De los Almacenes de Luxemburgh sa-
caron víveres para la Plaza, que baña el Rio Sambra:
se forrageó en gyro , á Namúr , y visitó Artañán los
Quarteles , desde esta Ciudad á Cambray. Las Tropas
de
^omo segundo. Año de M, BCCX, 9
de la Mosa las juntaron los Olandeses en Soyñies, y
las de Flandes en Tornay.
jr Llegó al Exercito el Mariscal de Vilíars , no
sin visibles señas de la pasada herida en la rodilla , y
recelando, que los enemigos sitiasen áDuay, puso en
ella á Albergod con diez mil hombres^ también en-
tró el Mariscal de Campo Marqués de Dreus , soltaron
las aguas para inundar la Campaña , y aislaron la Pla-
za. Solo les faltaba á los Aliados, que llegase el Prin-
cipe Eugenio , cuya presencia , y fama era otro Exer-
cito ^ tan glorioso le hicieron su valor , y su fortuna^
luego que vino al campo se determinó el Sitio de Duay,
y se acamparon las Tropas entre Tornay , y Lilia:
Las de Francia se dividieron en tres partidas ^ á poca
distancia, en Basees , Duay, y Maubergh : eran inferio-
res al Exercito de los Aliados , los quales sin dificul-
tad alguna expugnaron el Castillo de Mortañé , puesto
entre Tornay , y Sant Amant^ pero luego le recobró
ei Señor de Luxembourgh. Enviáronse á las Plazas
Gefes escogidos ^ á Her , fue el Marqués de Listenois ^ y
á San Omer , el Señor de Geebriad ^ de otras Plazas
cuidaba el Conde de Villars. Destruyeron los France-
ses las lineas de Lilla , y luego se acampó el Princi-
pe Eugenio. Volvió á tomar el Conde de Cadogan á
Mortañé ^ era preciso , porque servia de embarazo. Vi-
sitaron los Franceses una Barca , que pasaba de Am-
beres , y tomaron la baxilla de plata del Principe Eu-
genio. Recibió con desprecio el aviso , diciendo que
estimaba mas el hierro, y que hallaría plata en Duay,
ala qual se presentó su Exercito quando espiraba el
mes de Abril ^ no le embarazaron las aguas porque las
mandó distraer. Las Tropas que mandaba Artañan , se
retiraron luego acia Cambray. Tiró sus lineas de cir-
cunvalación Eugenio 5 echó Puentes al Rio Scarpa , y
Tom» 11, B por
I o Comentarios de Ja Guerra de España,
por ambas partes de él plantó Baterías.
8 Los Alemanes se acamparon en Vitri : Malburgh
con los Ingleses en Guelesin , y Tilli , con los Olan-
deses en Deci. Después se acercaron los Ingleses á la
Plaza , solo á distancia de seis millas , y el Principe
Eugenio se puso en el Fuerte de la Scarpa: el Fran-
cés en Cambray , Betún , y Arras. Empezóse á abrir
Trinchera la noche del dia 4. de Mayo, entre las Puer-
tas llamadas Esquerchinea , y Ocrense ^ terminaba la
linea en un ángulo acia el camino de Betunes, der-
ribada de dos Trincheras ^ la derecha regia el Princi-
pe de Analt , y la siniestra el de Nasau. Plantó su
campo Eugenio entre Lentz, y Vitri , fácil de inundar,
esperaba á los Franceses por frente , si acaso intentasen
socorrer la Plaza , de donde se hacían varias salidas:
la mas fuerte fue la noche del dia 7. en que se des-
truyeron las labores de la linea de comunicación, pre-
sidiada de Ingleses , y Suizos , baxo la mano de los
Coroneles Schimit , y Sultón , defensores esclarecidos,
pero infelices, porque perecieron con sus Regimientos.
Socorrió la Trinchera el General Machartneyo , y se
encendió combate cruel , hasta que acudiendo mas Tro-
pas , hicieron retirar á los Franceses. Con la misma
felicidad hizo otras dos salidas Albergoti las noches de
los dias 10. y 13. Una bomba de la Plaza prendió fue-
go á una porción de Pólvora de los Enemigos, y vo-
laron quarenta Artilleros, y un Ingeniero. Habían ya
perdido mucha gente los Sitiadores, sin plantar Bate-
rías. A 15. de Mayo se disparaban sesenta cañones
con poco fruto , porque del recinto de la Plaza salían dos
Baluartes , que impedían los aproches, y guardaban
su camino encubierto dos ángulos, era preciso alojarse
en él los Alemanes para adelantar las Baterías con-
tra los Baluartes, que defendían la opuesta cortina , á la
qual
Tomo segundo. Año de M. T>CCX. 1 1
qual deseaban acercar las Trincheras, Impedíalo el pri-
mer foso, por estar Heno de agua, distraxola Euge-
nio con incomodidad de su campo , hasta que se hi-
cieron mas anchos los canales , porque la que estaba
encerrada en la Ciudad , volvía á llenar el Foso. Ata-
cóle el Principe Eugenio , y ocupó el exterior labio
de él , con derramamiento de mucha sangre. Una sali-
da de los Sitiados destruyó una Trinchera , que se le-
vantaba contra otra puerta \ y fueron en ella vencidos
de tal forma Alemanes, y Olandeses, que á no haber
acudido personalmente el Principe Eugenio, y el de
Tilü , hubieran padecido mucho mayor estrago.
9 Para dar alguna esperanza de socorro á la Pla-
za el Mariscal de Villars , pasó muestra de su gente,
y se acampó entre Cen^é , y la Esquelda; acompañá-
banle el Rey Jacobo de Inglaterra , y el Duque de
Bervich , con los mas escogidos Cabos Militares. Sa-
có las guarniciones de Guisa, Landresi , San Quintín,
y Porsena , porque el Principe Eugenio tenia cien mil
hombres , y aun no hablan llegado los Regimientos Pru-
sianos , Palatinos , y de Hessecasél , á los quales daban
gran prisa los Ingleses , porque estaban á su sueldo , y
á la ribera de la Scarpa habia dispuesto su Exercito
como en Batalla Eugenio , señalando el centro al Prin-
cipe de Tílli , la izquierda al Duque de Malburgh , y
reservándose él la derecha^ pero los Franceses tenian
orden de mantenerse sobre la defensiva , y sacrificar a
Duay , cuyo presidio habia echado dos veces del ter-
mino del Foso á los Alemanes , que consiar:tes en su
empeño, se alojaron mejor, pero no pudieron ocupar
el ángulo siniestro , aunque el Principe de Analt llevo
tres veces vina escogida Brigada al asalto , y desistió
al fin ^ porque sobre haber perdido ochocientos hom-
bres , sacó una no leve herida. Para que acudiesen al
B 3 ca-
1 2 Comentarios de la Guerra de España,
campo mas Tropas , y pudiese Albergoti hacer algu-
na gran salida , se acercó el Mariscal de Villars al
Principe Eugenio. Aprobó la fortuna la idea , porque
dexadas con poca gente las Trincheras , salió toda la
Guarnición de la Plaza contra ellas, y se asaltaron
con tanto ímpetu , que perdió el Sitiador quanto ha-
bía adquirido, y se arruinaron enteramente los tra-
bajos , con mucha copia de sangre de una y otra par-
te. Se apartaron del muro los Alemanes , que habian
vuelto ya á estar sugetos al tiro de cañón, que los in-
comodaba mucho en aquel desorden , que duró hasta
que el Principe Eugenio, habiendo mandado fortale-
cer bien la Scarpa, y hecha la linea de contravala-
cion 5 aplicó toda la gente al Sitio , siendo ya imposi-
ble que pudiese Viliars dar la Batalla , aunque dista-
ba solo tres Tnillas , porque habia sangrado el Alemán
el Rio en varias partes , y hecho inaccesibles cortaduras.
I o Volvióse á empezar el Sitio de Duay, después
de haber perdido en él 4^. hombres , porque el dia 2,
de Junio habia acabado de destruir los trabajos Alber-
goti , mientras se empleaban en fortificarse contra Vi-
llars los Alemanes. Mudó aquel su campo á Ponte Ven-
din , para cortar la comunicación entre Duay y Lilla,
porque de esta venian los víveres. Quiso atacar á dos
pequeñas fortalezas , con lo que incomodaría por un
lado á ios Enemigos , pero marcharon á embarazarlo
el Duque de Malburgh , y Tilli , porque aquellos Cas-
tillos defendían el deposito de las aguas , para que no
se pudiesen encaminar al campo de Duay. Estaba ya
reparada la Trinchera de la derecha , y apenas íue
levantada la de la izquierda , quando la echaron á
tierra los Franceses con una vigorosa salida , que hi-
cieron el dia 8. de Junio, en el qual rabiosos los Si-
tiadores 5 ^saltaron ios ángulos del labio exterior del
Fo-
Tomo primero. Año M. BCCX. 13 '
Foso , con tal ferocidad, que los ocuparon , después de
bien disputados^ plantaron su bateria , y adelantándo-
se, ya el dia 13. batian á la media Luna, y al Ba-
luarte. Con suerte desigual hizo la Plaza algunas Mi-
nas , porque los Olandeses las contraminaron con gran-
de acierto : No-obstante se dispararon dos en que tu-
vieron daño los Sitiadores, y quedó herido de un cas-
co de Granada el Principe de Holsteimbech 5 porque
al mismo tiempo Aibergoti hizo una salida para apro-
vecharse de la confusión. En la empresa del camino
encubierto se derramó mucha sangre 5 fueron dos veces
rechazados los Alemanes , y no hubieran ganado al ter-
cer asalto los dos ángulos , sino inflamase con su pre-
sencia la acción el Principe Eugenio, que se habia me-
tido en el mayor peligro , y le hacia formidable el
fuego de la Artillería de la Plaza , nunca mas bien
dispuesta , y que con tanto acierto disparase. Estaban
ya á proposito para ser asaltadas las brechas de la me-
dia Luna, y el Baluarte, y quería juntamente execu-
tarlo el Principe Eugenio, aunque no ignoraba estar
el terreno minado. Vigilaba en este fatal terreno Aiber-
goti defensor ilustre de la Plaza , que con la mano , y
el exemplo persuadía al desprecio de la vida. La no-
che del dia 20. se dio el asalto , y cerraban las Briga-
das el Principe Eugenio , y Malburgh. Se peleó con
tanto valor por una y otra parte, que estuvo mucho
tiempo indecisa la fortuna ^ los primeros que monta-
ron la brecha fueron precipitados^ reintegraron otros
el combate , y los rechazaron. Pasaron á la primer fila
Eugenio , y Malburgh , resueltos ya á no desistir del
empeño j avivóse la acción , y se ladeó la fortuna á los
Sitiadores , que ocuparon el deseado parage , y se alo-
jaron , de forma , que ya se batia á los Baluartes , que
guardaban la ultiam cortina del muro, y aun á esta:
des-
14 Comentarios de la guerra de España.
deipues de tres días cayó de ella quanto era menester
para el asalto 5 pero á los 22. de Junio pUió la Pla-
za Capitulación , á tiempo que no quedaría presa la
guarnición , según reglas Militares , porque asi lo
había el Rey C^ristianisimo mandado, por no perder
tan bizarras Tropas. Concedióle el Principe Eugenio
a Albergoti quanto pidió, honrándole mucho con ex-
presiones , bien merecidas de su valor. De mas alto pre-
cio fueron las del Rey , que dixo en publico : Que
aprendiesen ¡os Franceses de un Italiano d defender'
Plazas 5 porque Albergoti era Toscano. Heroycamen-'
te defendida , cedió Duay , al valor , industria , y cons-
tancia del Principe Eugenio , que en el mismo parage
dio algún descanso á sus Tropas,
1 1 Esta victoria inflamó el ánimo para otra em-
presa , y se destinaron las iras de la guerra contra I3
Plaza de Betunes, embestida á 15. de Julio; manda-
ban el Sitio los Generales Scolembourgh , y Faggél:
éste divertía las aguas , y aquel atendía á levantar las
Trincheras de la derecha ^ la defensa fue regular , y
hubo frequentes salidas , en que perecieron las guar-
dias Palatinas , y Brandemburgenses ^ pero llegando a
justo termino ^ se rindió. Luego se emprendió el Sitio
de Her, y aunque duró gloriosamente sesenta dias la
defensa 5 la ganaron los Aliados con pérdida de doce
mil hombres. Veinte y cinco mil les costaron las tres
rendidas Plazas , con lo que se disminuyó mucho el
Exercito ^ pero creció á lo sumo la fama , y la glo-
ria, porque quedaban en todos los empeños ayrosos;
la estación no permitió en F I andes mas progresos.
12 Determinada la empresa de la recuperación de
Cerdeña ^ se dio , como se dixo , la disposición al
Duque de üzeda , y se m.andó pasar á Genova al
Marqués de San Phelipe , y al Conde del Castillo , pa-
ra
^omo primero. Año de M". DCCX, 1 5
ra que aseguradas en aquel Rey no las inteligencias,
obrasen de acuerdo con el Duque , á quien se envió
el dinero necesario para viveres , y municiones para
tres mil hombres. No estaba aun á este tiempo preso el
Duque de Medina ^ y como era su ministerio correspon-
derse con él üzeda , alentaba aparentemente esta re-
solución 5 pero entre ellos habia secreta corresponden-
cia en cifra: nadie veia estas cartas, sino el Secre-
tario Don Joseph de Villalobos , en quien tenia el Du-
que de üzeda la mayor confianza, pero algunos de
su Secretaria transpiraron lo que no nos atrevemos á
escribir , porque no nos consta con la certidumbre
que es menester , ni hemos visto papel ^ pero es indu-
bitable, que caminaban ambos Duques de acuerdo, y
Üzeda no á favor del Rey á quien servia 5 porque di-
lató la empresa de Cerdeña , burlando las instancias
de los Sardos , hasta que estaba ya pronta para partir
del vado la Armada enemiga , que embarcaba siete mil
hombres para Barcelona.
13 Tenia el Duque secreta correspondencia con
el Gobernador de Milán , Conde Daün , y con su her-
mana la Condesa de Oropesa, en Barcelona, á laqual
reveló los designios de recuperar aquel Reyno , y los
preparativos para él los hacia trabajar en Genova tan
publicamente , que nadie ignoraba su destino. Aunque
parte de esto escribió á la Corte el Marqués de San
Phelipe , que penetró luego al Duque , no fue por enton-
ces creído, y aun viendo que ya se habia pasado el
tiempo de hacer desembarco en Cerdeña , donde á los
primeros dias del mes de Junio entran las nocivas mu-
taciones del ayre , era preciso sacrificarse al gusto del
Rey. Para destruir esta empresa , no perdonó üzeda
diligencia 5 mas habiendo llegado ya á Genova el Mar-^
qués de Laconi , destinado por Virey á aquel Reyno
el Conde de Montalvo , Don Antonio Manca , Mar-
qués
1 6 Comentarios de la Guerra de Esparía,
qués de Fuentccilla , Don Francisco Delitaia , y otros
Caballeros Sardos, tomó el pretexto de que no esta-
ba en Longon la gente necesaria para embarcarse , y
le fue preciso al Marqiiés de San Fhelipe , y al Con-
de del Castillo levantar á sus costas un Regimiento,
que llamaron de Bacallar ^ porque el Duque , con per-
miso del Rey, le dio por Coronel á Don Manuel Ba-
callar .hijo del Marqués de San Phelipe , que estaba
preso 5 aunque niño , y en el ínterin gobernaba el Re-
gimiento Don Domingo Loy. Mandaba á este tiempo
en aquel Reyno el Conde de Fuentes , Aragonés , suc-
cesor de el Conde de Cifuentes , hombre bueno , aun-
que floxo 5 faltaban los Cabos de la facción Austriaca,
Marqués de Villazór , Conde de Monte-Santo , y Don
Gaspar Carnicér , que estaban en Barcelona , y queda-
ban otros en Callér, y Gallura , pero no poderosos
para defender el Reyno , del qual estaban también au-
sentes muchos de la facción del Rey Pheiipe , no sola
los que se fueron en el año ijroS. síno otros que des-
terró el Conde de Cifuentes , Don Antiogo Nin , Don
Francisco Quesada , Oidor de aquella Real Audiencia,
ios Ruizes , y algunos de la Familia de los Masones,
de la qual desterró , hasta una Dama á Ñapóles , y
otros Caballeros de Gallura 5 los mas de estos hablan
huido á España ,para evitar la persecución. Quedaban
afectos al Rey Phelipe los Condes de San Lorenzo,
de San Jorge, el viejo Conde de Montalvo, con mu-
chos de su Familia de Masones : En Sassec Don Pe-
dro Amat , Varón de Sorso;, Don Domingo Vico , Mar-
qués deSolemnis, Don Miguel Olives, Varón de la
Planargia, y otros Caballeros 5 pero ni los ausentes,
ni los presentes podian , por la tenuidad de sus habe-
res mantener gente en la campana.
14 Habia quien podia juntar alguna voluntaria, pe-
ro no seria de servicio , porque acabados los viveros,
que
Tomo segundo. Año de M, BCCX. t ^
que de sus casas sacasen, era preciso volver á ellas.
Por esta razón , todo lo habían de hacer las Tropas
que enviase el Rey Católico , sin fiar en inteligen-
cias , como lo significarpn al Rey muchas veces ei
Marqués de S. Pheiipe y el Conde del Castillo , que
estaban encargados de cultivarlas ; y ni ellos ni los
Sardos, que podían ir, eran necesarios , si desembar-
caban bastantes Regimientos para el Sitio de Callér,
y como estos no los podia dar el Rey , estando em-
barazado en guerra de mayor importancia , se dtier-
minó que entrasen con quatrocientos hombres por Ter-
ranova , lugar afecto al Rey Pheiipe , el Conde de
Montalvo , el del Castillo , D. Francisco Lítala , los
Ruizes , los Seraphines , y los del Sardo ^ doscientos
con D. Joseph Deo por !a Marina de Castillo Ara-
gonés , y los restantes , hasta dos mil y quinientos,
con el Marqués de Laconi , el de S. Pheiipe , el de
Fuentecilla y otros Caballeros destinados para la ex-
pedición ^ habían de desembarcar en Puerto-Torres,
con lo qual ocupando la parte superior del Reyno , cae-
rían con solo el bloqueo las Plazas de Castillo Ara-
gonés y Alguér : y para Callér había ofrecido el Rey
nuevas Tropas , porque las que ahora iban baxo el
mando del Teniente General I), Joseph de Armendariz
fio bastaban.
1 5 Nombró el Rey en caso de poner pie en el
Reyno , por General de la Caballería Miliciana al Con-
de del Castillo, y dio el Duque de Uzeda grado
de Mariscal de Campo al de Montalvo. La gente iba
en Naves y Barcas de transporte , oomboyadas de las
Galeras del Duque de Tursis, y de las de Sicilia, que
mandaba , como Gobernador , D. Carlos Grillo , aun-
que tenia despacho de General de ellas el Marqués
de Laconi , por pretesto para salir de la Corte. Des-*
Tom. IL C pa-
í 8 Comentarios de la Guerra de España,
fachar estas Galeras y Naves dependía del Duque
de Uzeda , y no lo hizo antes que partiesen del Fi-
nal á el socorro de Cerdeña seiscientos hombres , y
doscientos de Barcelona con el Coronel Naboth , y
que estuviese casi á la vela la Armada enemiga, pa-
ra que siguiese el rumbo de las Galeras , y prohibiese
ia empresa. Asi lo tenia ajustado secretamente con los
enemigos , tratando en Genova con gran secreto y
cautela con el Marqués Ariberti , Ministro del Rey
Carlos en aquella República , y con el Señor de Xa-
tuin , Enviado de Inglaterra , á los quales iba á ver
muchas noches, saliendo de su casa disfrazado en una
silla -de manos, y otras en un Jardin de S. Pedro
de Arenas , donde tenia una casa de campo. Al fia
partieron estas Galeras del Puerto de Genova á 15. de
Mayo. No estaban en Longón y Liorna los pertre-
chos prevenidos , y se interpuso una perjudicial dila-
ción con engaño. De Longón se partió á dos de Ju-
nio , después de cinco dias se llegó á Bonifacio, Puer-
to de Córcega el mas inmediato á la Cerdeña, porque
solo hay tres leguas de canal. Hicieronse los Destaca»
mentos para Terranova , y Playa de Castillo Arago-
nés, como estaba proyectado. Executó felizmente el
desembarco en Terranova el Conde del Castillo , alo-
jándose^en S. Simplicio. D. Joseph Deo volvió atrás
por el mal tiempo, el qual en muchos dias no dexó
partir las Galeras para Puerto-Torres 5 y aunque se
hicieron tres divisiones , fue preciso volver á Bonifa-
cio. En este intermedio llegó la Armada enemiga, man-»
dada por el Almirante Norris , y dando vista á Ter-
ranova, desembarcó con lanchas mil hombreas, que ata-
cando á los Españoles , acampados en S. Simplicio, se
llevó prisioneros á Barcelona todos los quatrocientos
hombres y á sus Xefes. ^
Par-
Tomo segundo. Año de M, DCCX, 19
16 Partió el Inglés (precediendo Capitulación, que
se hizo con el Conde del Castillo , aunque en campa"
ña, y no atrincherado) en busca de las Galeras y
Barcos de Transporte que habían salido ya de Boni-
facio para la Asinara 5 pero éstas supieron por un Ofi-
cial , que se envió á Terranova á saber lo que alli
se executaba , que hablan hecho prisioneros los Ale-
manes á los Españoles y Sardos , y que buscaban las
Galeras. Hubo Consejo de Guerra 5 y algunos con el
Marqués de S. Phelipe , fueron de opinión de volver
á Bonifacio , y aguardar que se fuese la Armada In-
glesa 5 porque como llevaba socorro de gente á Bar-
celona , no podia entretenerse : Otros , con el Duque
de Tursis , fueron de dictamen de volver á Genova,
esforzando el remo , porque estaba el Mar en cal-
ma, y no podian seguir los Ingleses. Se dexaron las
Tropas y Víveres en el Puerto de Azayo , . á cargo
del Vizconde del Puerto , que salvó en tierra la gen-
te ^ pero los Ingleses sin respeto á la neutralidad da
Genova , tomaron , baxo del cañón de Azayo , las
Barcas que alli se hablan refugiado. Las Galeras,
con la pericia en la Náutica del Duque de Tursis y
las pocas Tropas y Sardos , que en ellas estaban , se
restituyeron á Genova el dia 23. de Julio, y asi se
desvaneció la empresa, no con acierto concebida, y
precipitada de los mismos Sardos , que la deseaban
feliz, porque iba para ella poca gente , y no fue fiel-
mente executada , por la traycion del Duque de
Üzeda.
ijr El dictamen de los que querían se entretuvie-
se fortificado en el Puerto de Bonifacio el Duque de
Tursis con sus Galeras , miraba , no tanto á la em-
presa de Cerdeña , quanto á entretener en aquellos
Mares inútilmente la Armada Inglesa , que estaba des-
C 2 ti-
20 Comentarios de la Guerra de España,
tinada (después de dexar las Tropas en Barcelona)
para hacer un desembarco en Lenguadoc , y alentar
ia sedición de aquellos Ugonotes , que se hablan , con
esta esperanza , vuelto á conmover y salir armados
de los Montes de las Sebennas. Los Ingleses arrima-
dos á la Costa de Francia , desembarcaron por la no-
che hasta dos mil cerca de Agde , á donde acudió
luego el Duque de Recloire , y se puso en defensa la
Provincia , ocupando los pasos de las llanuras y el
puente de Lunél, porque no pudiesen los Sediciosos
juntarse. Luego acometió á los enemigos con quatro
mil hombres , la mayor parte Caballería : hubo po-
ca resistencia , porque al ver los Ingleses , que no
tenian socorro en sus Conjurados , se volvieron á
embarcar con precipitación. Los Rebeldes aguardaban
á declararse y á salir de sus cuevas, quando se en-
cendiese la guerra en las entrañas del Reyno , por-
que los Ingleses les hablan ofrecido diez mil hombres^
pero viendo no ser mas que dos mil , callaron hasta
mejor ocasión. Con esto la Armada se apartó de aque-
llas Costas , y tomó el rumbo de Poniente , para no
perder de vista las de España 5 pero como en ella toda
la guerra se habia trasladado al centro , hacian los
Aliados en tan gran Armamento Naval inútilmente
inmensos gastos.
1 8 Crecia cada dia el empeño en las dos Cortes
de Madrid y Barcelona , y se disputó , si hablan
de salir á campaña sus Reyes. A ambos les pareció
importante su presencia , y se resolvieron á esto. El
Rey Phelipe , aunque su genio belicoso le llevaba á
la campaña , tuvo algunos reparos , por la mental
guerra civil de su Palacio, donde solo dominaba la
Princesa ürsini , y fuera de ella D. Francisco Ron-
quillo 5 Gobernador del Consejo Real de Castilla , cu-
ya
/
Tomo segundo. Año de RL BCCX. 3 1
ya autoridad crecía con la emulación , y había exten*
dido mas allá de su oficio, porque el Rey había pues-
to en él la mayor confianza , que le fue dañosa : no
porque Ronquillo no fuese el mas fiel y aplicado al
servicio de su Soberano , sino porque ofreció para es-
ta campaña las asistencias , que no pudo , ni supo
cumplir. Tomó sobre sí la provisión de víveres y
municiones para el Exercito , y de forma expuso al
Rey 5 que nada fakaria , que se resolvió á mandar sus
Tropas , dándolas por Capitanes Generales al Principe
de Sterclaes y al Marqués de Villadarias.
19 Salió el Rey de Madrid el día 3. de Mayo
dexando por Gobernadora á la Reyna , con el Consejo
del Gabinete , que se componía del Duque de Vera-
guas , Marqués de Bedmár , Conde de Frigiliana y
D. Francisco Ronquillo ^ pero como no podía la Rey-
na determinar por sí , y estaba el Rey lejos , todo el
Consejo era la Princesa Ursiní , á cuyos dictámenes
nadie se oponía , sí no quería ver su ruina. En Léri-
da estaban las Tropas , donde juntó el Rey Consejo
de Guerra: se determinó pasar el Segre, y se acam-
pó en Terms , se presentaron las Tropas á Balao-uér
y no se pudieron acercar á su llanura , hasta que se
dístraxeron las aguas. A la otra parte de ella estaba
el Rey Carlos con su Exercito , regido por el Conde
Guido Starembergh. Dividió á los Enemigos el Segre,
y para venir á una batalla , era preciso echar nuevo
puente, ú ocupar el de Balaguér, aunque todo era di-
fícil. Acercáronse los Españoles á tiro de cañón : su-
frían el de los Enemigos sin resistencia , porque en
el campo del Rey no había baterías , ni trincheras:
los hombres , visiblemente opuestos al peligro , for-
maban la linea: bárbaro examen de su valor! Reía
la inútil pérdida el Alemán. Salió de madre el Segre,
p3í
2 2 Comentarios de la Guerra de España,
por las continuas lluvias , y obligó á retirarse á Le-»
rida , por su puente. Estos fueron malos preliminares
á la campana ^ porque en un tentativo inútil se per-
dieron mas de quinientos hombres. Sterclaes no fue de
esta opinión , sino de plantar los Reales en Ribagor-
za, á espaldas deBalaguér, en país fértil, y parage,
en que se podia prohibir á los enemigos los víveres,
y con esto obligarlos á una batalla , antes que lle-
gasen los socorros , que esperaba el Rey Carlos, pues
no hablan parecido todas las Tropas que conduela la
Armada de los Aliados.
20 El dia 21. de Mayo puso el Rey Phellpe su
campo en Almenara , junto Algaire : Destacó á Don
Antonio de Amezaga con bastantes Tropas para el
socorro de Arens , que le tenían sitiado los Alema-
nes , aunque no muy en forma , con que pudieron ser
fácilmente apartados de la empresa. El Rey Carlos
ocupó las orillas del Segre , mirando á Balaguér por
la derecha , y por la izquierda á Terms. Con esto
mudaron su campo los Españoles á Corblns , exten-
dida la derecha al camino de Lérida : echaron al Se^
gre dos puentes de barcas bien guarnecidas. Los Ale-
manes se acercaron á la raíz del Monte ácla Agra-
mont , pasando un pequeño Rio , que llaman Sió. Con
su Destacamento Amezaga tomó á Statllla y su Cas-
tillo , que estaba mal defendido 5 hizo trescientos y
quarenta prisioneros , y dexó seis Compañías de Guar-
nición. Estaban los Alemanes atrincherados 5 y pasan-
do el Segre , se les presentaron los Españoles en ba-
talla , baxo el tiro de cañón, el dia 10. de Junio: mas
cerca se pusieron el dia 13. pero la rehusaron , por-
que eran Inferiores en número. Esto le bastó por gloria
al Rey Phelipe, pero le costó alguna gente, porque el
cañón de las trincheras enemigas jugaba con felicidad.
De-
Totno segundo. Año de M. BCCX. ^ ^
21 Desengañados los Españoles, se acamparon
entre Suar y Barbeas. Los Alemanes pasaron por
Balaguér el Segre^ después guardaba sus orillas con
mil y quinientos Caballos el Conde de Loviñi , Go-
bernador de Lérida. Divulgóse el dia 15. de Junio,
que habia pasado la Noguera el Rey Carlos : movió-
se el Exercito Español para encontrarle , pero fue en
vano , porque solo habia mandado echar á la Nogue-
ra un puente en Alfarras, para tener mas campaña
en que forragear. Como habia el Conde Mahoní ocu-
pado á Cerbera , y el Conde de Monte- Mar los Estre-
chos de Tora , escaseaban de viveres los Alemanes5
y aunque ocuparon la opuesta orilla de Ja Noguera,
acampados entre Almenara y Portella , los tenia
como bloqueados el Rey Phelipe , y padecían ham-
bre : pasó ésta luego al Exercito Español , por la in-
comodidad del sitio , y aquí se empezó á enflaquecer
el Exercito , introducidas no pocas enfermedades, por.
lo mal sano del ayre , en lugar pantanoso , y ocu-
pado de nieblas , cubierto al Norte. Al Rey Carlos
le llegaron por caminos extraviados algunos viveres^
pero las partidas del Rey Pheíipe se los tomaban,
corriendo la campaña hasta nueve leguas de Barcelo-
na ^ y como estaban las Tropas tan lejos de sus Al-
macenes 5 permanecía el hambre. Parece increíble , que
dos Reyes se aventurasen á estar en parage , donde
eran las Armas superfinas , para que pereciesen las
Tropas 5 y esto sin necesidad , porque aunque se obs-
tinasen los Españoles en padecer , para encerrar á Jos
enemigos, hallándose éstos mas vecinos á su Corte,
y estando en Provincia amiga , recibieron algunos so-
corros , con los quales, haciendo rostro á la desgra-{
cia, la ocasionaron mayor al Rey Phelipe , que des-<
truia en el campo de Ivars su Exercito, y persistía
en
«4 Comentarios de ¡a Guerra de España.
en él , creyendo quitar enteramente los viveres al ene-'
migo 5 porque el Conde Mahoní habia echado al agua
los que halló en Calaph , y el Conde Monte-Mar des-
hizo un gran Comboy en Manresa ^ desjarretando los
bagages que traian provisiones á Balaguér. Estando ya
ambos Exercitos casi inhábiles para grande operación,
se consumían á guerra lenta: ni podia salir de sus
Trincheras el Rey Carlos, ni forzarlas el Rey Pheli-
pe. En este tiempo llegó á Tarragona la Armada In-
glesa con 69. Alemanes veteranos : socorro el mas
oportuno , y que puso á los Españoles en aprehen-
sión 5 porque ocupaban los enemigos á Ribagorza , y
emprendieron el Sitio del Castillo de Arenas ^ con lo
qual, viendo que perecía el Exercito, le movió el Rey
Phelipe el dia 26. de Julio acia Lérida, precisado,
y sin alguna providencia de viveres.
32 Habia mandado venir el Rey Carlos las Tro-
pas de Rosellon y Tarragona, y el dia 2Jt. sal jo
de sus Trincheras para encontrar con los enemigos,
pasó el Segre por Balaguér , y la Noguera por Al-
ferrás. El mismo dia por la mañana habia el Rey
Phelipe destacado á D. Octavio de Mediéis , Duque
de Samo , para guardar los pasos de la Noguera , lie*
gó tarde , ó por negligente , ó por mal obedecido : no
lo sospechó esto el Rey , y movió su Exercito^ á me-
dio dia vio el de los enemigos , que no solo habia
pasado sin dificultad la Noguera , antes que llegase
el Duque de Sarno , sino que ocupaba ya las Alturas
de Almenara , ordenado en batalla , quanto permitía
lo escabroso del sitio , que aunque no era Selva , es-
taba desigual el terreno , donde aguardaba á los Es-
pañoles , que venian desordenados , no por impericia
de los Xefes , sino porque Sterclaes y Villadarias
padecían la desgracia de sec ínal atendidos de los Ofi-
cia-
• Tomo segundo. Año de M, DCCX. 25
cíales Generales subalternos , que era uno de los des^
ordenes del exercito Español , y no poca parte de su
desgracia. Aguardaban , como en emboscada , detrás
de una natural cortadura del collado los Alemanes,
formada la primera linea de Infantería , y puesta to-
da la caballería á sus lados : no había segunda linea,
porque el centro estaba poco distante, donde Starem-
bergh unió la mayor fuerza de la Infantería , y á la
Retaguardia estaba con dos Batallones, y sus Guar-
dias el Rey Carlos , en una altura , no lejos del ca-
mino por donde había venido. Los Españoles habían
puesto toda su caballería en la manguardia , á donde
pasó el Rey Phelipe. La necesidad de marchar prohi-
bía el orden 5 pero acometidos de los Alemanes , se
puso la Caballería en batalla , quanto le fue posible,
y se empezó con sola la Caballería el combate , poco
antes de ponerse el Sol. Fue el primer ímpetu feroz,
y rechazada la Caballería Alemana , la qual huyendo,
puso su exercito en tanta aprehensión , no sin desorden,
que avisado el Rey Carlos , se ritiró luego á Balaguér.
Los Españoles no pudieron seguir á los que huían , por-
que lo impidió la Infantería enemiga , sostenida del
valor de Staremberg, y Diego de Stanop. Mantúvose
la acción quanto fue posible 5 porque la primera linea
de la Infantería Española socorrió á la Caballería , que
se iba desordenando por seguir á los contraríos. Unía-
los con gran trabajo el Duque de Sarno , que murió
gloriosamente combatiendo ^ porque los Regimientes
Ingleses cerraron la izquierda de los Españoles , y los
herían por el lado, que le desordenaron enteramente,
quando al mismo tiempo Stanop , echándose sobre la
segunda linea , la derrotó , con lo qual á rienda suel-
ta huyeron los Españoles á Lérida , no siendo posible
volverse á ordenar , ni con los esfuerzos de los Gefes,
Tom, IL D por-.
20 Comentarios de ¡a Guerra de España.
perqué estaba por aquella ruda campanil, toda confusajy
desordenada la Infantería, y ya había anocheLÍdo.
23 L<.'S Alemanes,, que vencieron la izquierda , aco-
metieron á la derecha:; y porque allí estaba la mayor
fuerza de las tropas , duró sangriento el combate , en que
murieron por la parte del Rey Phelípe los Coroneles
Marqueses de Glronella , y fJon Juan de Figueroa..
Gravemente herido fue preso el General Prospero Wer-
bon. De la parte del Rey Carlos murieron un The-
ni^nte Gere ral Inglés , y el Conde de Nasao , y ocho-
cientos hcmbres ertre ambos exercitcs. Era ciega la
pelea , y tan confusa ^ que se herían los de un mismo
Regimiiento ^ con todo eso echó mas tropas contra los
Españoles Starcmbergh , y los derrotó : la derecha
huyó á Lérida , y lo propio hizo confusamicnte todo
el excrcito. No fue de los primeros que se retiraron
el Rey Phelipe , antes sí de los últimos, desamparado
en aquella confusión de su exercito ^ pero no de sus
Guardias, y Real Familia, ni de los Generales. Co-
mo le buscaban por el campo con ansia los enemi-
gos , y le hizo espaldas el Marqués de Villadarias, y los
acometió con la gente que tumultuariamente pudo jun-
tar , con esto se contuvieron , y con haber tocado á
retirada Starembergh , que no quiso fiar el exercito
á las sombras de la noche, aunque no muy obc-cura:
hizo alto en el propio Campo , lo que le culparon sus
émulos ; porque si perseguía sin intermisión á los Espa-
ñoles,acababa con el exercito enem)igo,y corría peligro
el Rey Pheiipe*
24 Esta es la acción de Almenara , que no fue ba-^
talla en forma , porque no peleó toda la fuerza de
ambos exercjtos ea Campaña abierta , ni duró dos ho-
ras ; pero fue una acción sant>rienta, y ventajosa porque
el miayor numero de los heridos que hubo , fue el de los
Españoles , de los quíiles los Coroneles de mas valor
es-
Tomo segundo» Año de M, BCCX. 2^
estuvieron quatro horas firme!» en el termino del cam-
po con sus Regimientos , y algunos Mariscales de Cam-
po 5 y Brigadieres , estos marcharon >in fuga, y muy
despacio , no solo por el honor propÍ!> , sino por Ja
seguridad de las tropas : Llegaron á Lérida casi de
dia , gloriosos en la desgracia ^ no los nombramos por
no desayrar á los demás , porque hubo muchos aun de
los llegados al Rey , que llegaron mucho ames que él
á Lérida , y alguno no tuvo sonrojo de ponerse en su
presencia.
25 Eí Rey parece que no tuvo satisfacción de las
disposiciones de Viiladarias , y Sterclaes , y envió con
la mayor prisa á llamar al Marqués de Bay , que man-
daba el Exercito de Estremadura, ocioso, después que
el Mariscal de Campo Don Juan Antonio Montenegro
sorprendió por escalada á Miranda de Duero, don Je
subió el primero Don Antonio del Castillo , y se dis-
tinguió el Coronel Don Enrique Sotelo, y su Thenien-
te. Pasó á mandar á Estremadura el Marqués de Rls-
burgh , Virey de Galicia ^ y el Marqués de Bay , por
la posta , al Exercito de Cataluña , que el Rey Phe-
lípe habia mandado acampar entre Lérida , y Alcaraz
con entera f ilta de provisiones , habiendo sido vanas
las promesas de los que las tenían á su cargo , y por
eso se mudó el campo. El Rey Carlos se acercó á Mon-
zón , y tomó el puente 5 y como los Españoles se iban
retirando acia país mas fértil , y seguían los Alema*
nes , les obligó á aquellos la necesidad , y ti hambre
á pasar el dia 13. de Agosto el Cinca: estaba el exer-»
cito cansado , consternado , y no con poca aprehen-
sión los Cabos. Puso el Rey Phelipe su campo en Tor-
rente, y el mismo dia pasó el Cinca el Rey Carlos
por el puente de Monzón. Con desprecio miraba Sta-
te mbergti esta guerra , seguía ios pasos de los enemi-
D 2 gos,
1 8 Comentarlos de ¡a Guerra de España.
gos , cuyas debilitadas fuerzas no ignoraba ^ y no que-
ría dar batalla , sino echar á los Españoles á Casti-
lla , y apoderarse de los Reynos de Aragón , y Va-
lencia , no creyendo verles jamás las caras , sino per-
seguirlos por las espaldas \ así con mucha arrogancia
lo escribió en catorce de Agosto al Emperador Jo-^
seph.
26 El día quince estando los Españoles acampa-
dos en Peñalva , mandó Starembergh , que veinte y
ocho esquadrones atacasen la retaguardia , la qual
cerraba quatro Regimientos de los mas esforzados,
que eran el de Orliens , y Rosellón viejo , el de As*
turias , y Pozo blanco , á los quales socorrieron lue-
go las Guardias Valonas , y otras voluntariamente,
impacientes de la arrogancia de los Alemanes, á quie-
nes recibieron con la muerte , y prisión de muchos:
hicieronlos retirar hasta su campo , dexando siete Es-
tandartes y algunos Timbales. Siguiéronlos mas de una
milla , que dimidiaba la distancia de ambos Exercitos.
Púsose en batalla el del Rey Phelipe , y aguardó for-
mado todo el día 5 pero no la quiso dar Starembergh,
reservándolo para mejor ocasión , aunque muchos en
los Reales del Rey Carlos estaban de opinión de no
diferirla 5 porque también estaban cansados los Ale-
manes , y con pocas provisiones , y se enderezaba eí
Rey Phelipe á Zaragoza , donde la abundancia de vi-
veres restituiria á sus tropas los alientos. Nada de
esto convenció á Starembergh, siempre constante en su
resolución , porque el campo de Peñalva no le tenia
por conforme á su deseo , pues en él podia pelear abier-
tamente la Caballería Española , de la qual habia for*
mado gran concepto , diciendole al Rey Carlos , que
si peleaban contra ella en parage donde no lo pudiese
hacer la Infanteria Alemana , serian siempre vencidos.
El
Tomo segundo* Año de M, DCCX. 29
2jr ' El dia 18. puso el Rey su campo entre el Ga-
llego , y el Ebro junto á Zaragoza , y aunque se re-
paró el exercito con abundantes comestibles , era tal la
aprehensión , que le poseia , que estaban para qualquier
función inhábiles , creyendo por solo pánico terror,
ser vencidos , si se daba la batalla , como decian te-
nia orden el Marqués de Bay ^ y esta la daba á en-
tender con voces tan mysteriosas , que los parciales
de la casa de Austria en el propio exercito del Rey
Phelipe , las interpretaban siniestramente , y esparcían
ser destinada victima aquel exercito á la politica de!
Rey de Francia , para que vencido , diese honoroso pre-
texto al Rey Phelipe para salir de España. El vulgo
de las tropas creia ser sacrificado ; y los Oficiales
que concurrían al Consejo de Guerra lo creyeron tam-
bién y viendo , que contra el parecer de todos, mandó el
Marqués de Bay ponerse en batalla , quando ya por Pina
habia dexado pasar á los enemigos el Ebro , con afec-
tado descuido , para que fuese infalible la acción. ParC"
cía la quería infausta f porque no solo habia dexado pa-
sar con quietud el rio á los enemigos el diai9. sina
que habiéndole también pasado por los puentes de Za-
ragoza los Españoles , prohibió toda escaramuza, y no
mover armas hasta que vio compuestas los tropas del
enemigo.
28 Este hecho, que es cierto , parecerá á ía pos-
teridad apócrifo. Nada hay mas difícil de creer , que
desease el Marqués de Bay ser vencido 5 y todas las
disposiciones que daba , lo persuadían á las tropas, h$
quales vencidas , antes de la batalla , de su propia
aprehensión , no estaban capaces de ella. Estuvieron
sobre las armas toda la noche , que procedía al día 20,
y muchos Oficiales que tenían crédito de valientes , con
varios pretextos se retiraron á Zaragoza. Lo que era
ter-
30 Comentarios de la Guerra de España.
terror en los Españoles , era esperanza en los Alema-
nes , á los quales exortaba con la infalibidad de la
vi:torÍ3 Starembergh , no ignorando lo que en el Exer-
cito enemigo pasaba , no solo por los desertores , si-
no también por las espias , que en él tenia el Rey
Carlos. Esta noche la pasó componiendo su Exercito
el Alemán, cuya izquierda puso á cargo del Coode
de la Atalaya , con las Tropas Olandesas , y la Ca-
ballería Catalana , donde imaginó estarla el mayor
riesgo , porque á la díyrecha de los Españoles , que
la regia el General Mihoni, y Amezaga, estaba la ma-
yor fuerza del exercito ; y lo que; parecía confianza,
era querer evitar á los Alemanes el peligro 5 y coma
sabia la costumbre de los Españoles , que venciendo
en una ala , consumen el tiempo en perseguir á los
que huyen , y no vuelven á la batalla , cereyó divertir
á los mas fuertes , sacrificando á los Catalanes , y
Portugueses. Su derecha la regia con los Ingleses , y
Palatinos , el General Diego Stanop , contra I)on Jo-
seph de Armend iriz que gobernaba la izquierda de los
Españoles. Ocupaban los centros el Marqués de Bay , y
Starembergh.
29 Al amanecer visitó el Rey Phelipe las líneas,
y se puso en una eminencia del mismo Campo , de
donde podia ver la batalla. El Rey Carlos se detu-
vo en la orilla del Ebro. Empezáronse á cañonear los
Exercitos , y marchab.^n lentamente ^ diez y nueve -mil
hombres tenia el Rey Catholico ; y seis mil mas el
Austríaco ^ el campo era desigual , y cortado , levan-
tado á trechos , y por eso le llaman Monte Torrero,
mas dificil para la Infinteria , porque está como sem-
brado de piedra movediza ^ tien3 en medio un grai
b.irranco , que llaman el de la muerte , desde que se
dio aiii una derrota á los Moros. Prohibió Starem-
bcrgh
Tomo segundo. Año de M, BCCX. 3 r
tergh á los Alemanes , que no íe pasasen , princi-
palmente á los Infantes , porque si los rechazaban,
no podrían , ni pelear , ni huir ,. siendo difcü el
formarse con una cortadura tan profunda. Los prime-
ros cañonazos los dispararon los Alem:ínes. Adelan-
tándose á reconocer el terreno Carlos Joseph Acroy,
Duque de Avré , murió de uno de ellos, habiéndole
pasado una bala los musios. Padecían mucho por la Ar*.
tilleria enemiga los Españoles , y mandó el Marqués
de Bay acometer : execuíóio primero la derecha , que
\enció sin diíicu'tad á la izquicida de los enemigos,
y ni vencidos 5 ni VL^ncedores volvieron ma5r ai campo.
Vengó ei desdoro Diego Sianóp , porque al mismo tiem-
po deshizo la izquierda de los Españoles : Sin perse-
guirlos , se paró en el Carrpo , para acometer por un
lado al centro ereirigo^ pero ro k halló formado,
pues ya en pocos momentos lír-bia obienido el Rey Car-
los la victoria , porque habiendo la primer linea del
centro de los Españoles pasado el baiT¿5 neo, estaban
al extremo de éí ios Ademanes , sin moverle, muy es-
tendina la lima, para abrazar la contraria : Disipara-
ron éstos , qt;ando ¿un no habían veiscido el extrema
del barranca los contrarios^ porqtíeei'tírditron rr;aj la
Cfdt n. La mism,a tierra defendió á los Españoles , los
quales , ya á la otra pane del Earrarco , dieren su
descarga , casi sobre el pecho de los enemigos , que
los recibieron con las bayonetas. Luego que diypararon
volvieron ios Españoles la espalda , y se echaron al
barranco.. Les Alemanes , que en los extremos de la
linea aun tenian cargados los fusiles , dispararon con
tanta felicidad , que no erraron tiio 5 porque estaban
empleados sus enemigos en subir la opuesta parte de
la cortadura. La primera linea de los Españoles ,. que
precipitadamente huía, turbó á la segunda, y huyeron
ain."
•3^ Comentamos de la Guerra de España,
amabas , sin que lo pudiesen resistir los ruegos, y ame-
nazas de los Oíijiales. Seguía la Caballería Aleaima
victoriosa , despedazando á su arbitrio á los que ba-
xaban confusos por el Campo. Trabajó inucho el i\I ar-
ques de Biy en unir algunas partidas, ayudado del
Brigadier Don Geronymo de Solis,que no estaba le-
jos. Rehicieronse los Regimientos de Guardias , y se
volvieron á formar. También unió su Regimiento de
Sicilia , Dúñ Pedro Vico , que recibió dos graves he-
ridas. En algunos ribazos se unían los mas esforzados
para resistir el ímpetu del vencedor , pero en vanoj
todo lo corrió la espada enemiga , que gozó de una
perfecta victoria , sin que le costase sangre. Poca ver-
tieron los vencidos , porque no llegaron á qua-
trocientos los muertos. Los prisioneros fueron qua-
tro mil Soldados , y seiscientos Oficiales 5 perdió-
se el cañón , gran numero de Vanderas , y Están-*
dartes.
30 Esta es la batalla de Zaragoza , indecorosa á
los vencidos , no por serlo, sino por no haber peleado.
El Kty Phelipe , al ver perdida la batalla , partió pa-
ra la Corte , y entró por Agreda á Castilla. Luego
se rindió al vencedor Zaragoza , y todo el Reyno de
Aragón. El Rey Carlos , que esperaba el éxito de la
batalla en la Cartuja , corrió riesgo de ser preso de
aquellos Españoles del ala derecha , que vencieron la
izquierda de los Portugueses. Estaba con cinquenta ca-
ballos , y le persuadían los suyos , que se retirase mas
adentro ^ pero constante en el riesgo no quiso , y se
volvió á las orillas del Ebro. Fue á encontrarle Sta-
rcmbergh , y le dixo , que le había ganado la batalla^
y la Monarquía , porque tenia por decisiva la acción.
Creyeron los Alemanes que no de n.iedo , sino de in-
dustria se habían dexado ganar los Españoles , para
dar
Tomo segundo. Año de M. JDCCX, 3 3
dar el Reyno á los Austríacos. Esta voz ía alentaba,
el que no era probable una batalla intempestiva , sin
mas profunda intención. El Rey Phelipe vino forzado
en ella. Los pocos afectos decían , que había sido á
persuasiones de ía Reyna y de la Princes'a Ursini , de
acuerdo con el Rey Chrístianisimo , para poderse ha-
cer la paz , vencido ya el ánimo del Rey PheÜpe á con-
tentarse de salir de la España , y tomar los Reyno que
en ía Italia le daban. Lo contrarío de esto nos consta.
No había en el Exercíto víveres ni dinero : Deserta-
ban á centenares los Soldados 5 tanto , que de la ac-
ción de Almenara á la de Zaragoza , se habían pasa-
do al Rey Carlos mas de dos mil, con lo qual, se iba
perdiendo el Exercíto 5 y ya que era infalible la ruina,
era mejor probar la suerte. Estas razones obligaron al
Rey á consentir en la batalla. Traíalas estudiadas desde
Madrid el Marqués del Bay : dicen, que con siniestra in-
tención le influyó la Princesa , pero esto no nos atre-
vemos á asegurarlo. La Reyna , es cierto , que nunca
«e apartaba del dictamen de su Esposo , y no pensó
jamás el magnánimo corazón del Rey Chrístianisimo
comprar la paz á tanto precio, poniendo en eviden-
te riesgo y desayre á su Nieto. Ni quieren dar mate-
riales los Reyes á los Triumphos del Enemigo , para
que quede en la posteridad mas glorioso^ pues I05
Principes Grandes, no solo deben disputar la tierra, sino
también la gloría. Aunque la tierra abierta de Aragón
cedió á la fuerza del Vencedor , quedaron por el Rey
Phelipe las Plazas que tenía en Cataluña y Valen-
cía : no afloxaron sus Gobernadores en el cuidado de
guardarlas , y hacerse respetar del Confín, y mas quan-
do las Tropas enemigas estaban todas en Zaragoza,
donde se aclamó nuevamente al Rey Carlos , después
de rendiio por Capitulación el Castillo de la Inquisi-
TomAL E cion.
34 Üoment arios de la Guerra de España,
cion y á donde se refugiaron el Gobernador de la Ciu-
dad ^ con algunos Oficiales, y heridos, que quedaron
■prisioneros. •• •
3 1 Sin tener noticia de dónde estaba eí Rey Phe-
lipe , hicieron un gran Consejo de Guerra los Alemanes^,.
Era la duda si tomando Quarteles en los limites de
Castilla , se debia enteramente sujetar el Reyno de Va-
lencia , recobrando á Alicante y Denla y y sacando de
las Plazas de Cataluña á los Españoles, ó si se había
de ir á conquistar el Reyno de Navarra , empezando
por Pamplona , ó á la Corte , para dominar las Cas—
tillas..
32 Los que creyeron decisiva esta Victoria, y que
ya estaba subvertido el Trono , fueron de este üUimo
dictamen i Decían , no haber ya fuerzas en España^
para disputar el Reyno á los Austríacos^ estando ya
vencidas y separadas\^ muertas y ó prisioneras las Tro^
pas , que había en ella : Que las pocas y que manda-
ba el Marqués de Risbourgh, en Portugal^ na bastaban
para oponerse á los Portugueses y que luego con estos
avisos romperían los térmiuos de Castilla'. Que elP^ey
Pheüpe había tomado el camino de Navarra 5 eviden^
te señal de refugiarse á la Francia , por Vizcayay
asintiendo al sistema del Rey Christíanisimo , de que le
darían algo en la Italia^ sidexaba las Españas: Es^
tar ya consternados los ánimos y pobres , a bebidos y
cansados de la infelicidad del Principe los Pueblosi
Jjisgustada la Nobleza , opresa con uitrages , prisio-
nes y destierros ; alguna parte de ella , firmemente-
parcial de los Austríacos y y otra ya , baxo de sus
Vanderas : Que saliendo de la prisión el Duque de Me'
dina Cxli , fw hay duda , que conmovería parte de
las Castillas , y que desde Madrid , reynando el Fen-
cedor , se podrían enviar Tropas , para sacar de
den-
Tomo segundo» Año de M. DCCX, 3 5
^ donde estuviese el actual Dominante , ya sin auxilio
de Franceses , por lo que nuevamente el Rey de Fran^
cia ofrecía , resumiendo los Tratados de Gertrudem-^
bergh , y sin caudales de dinero , no podría mante-^
nerse en parte alguna de la España , donde no le que--
daba mas Flaza , que Cádiz , no siendo probable se
encerrase en ella sin Armada : Que no se debia dexar
respirar las Castillas , ni Andalucía , porque no hi-
ciesen esfuerzos para componer otro Ejercito , que no
lo harian , si veían en la Corte al nuevo Rey fortale-
cido de vencedores Tropas , que solo con el nombre
triunfarían de qualquier pequeña dificultad , que se
les ofreciese 5 y rendidas las Castillas , no hay duda
harian lo propio Valencia y Navarra , y solo con el
bloqueo de las Plazas , que quedaban en Cataluña , de
cuya poca guarnición , no habia que temer nada , aun-
que se dexasen atrás. De esta opinión fueron el Gene-
ral de Stanop, con todos los Cabos Ingleses, el Conde
de la Atalaya con los de Portugal , y los Españoles,
que seguian las Vanderas del Rey Carlos , principal-
ir eite el Duque de Náxera , los Condes de Gal vez,
Cifuentes , la Corzana y Eril: estos por ambición y
rabia contra los Castellanos 5 y los Ingleses , por aca-
bar con esta guerra , ó desengañarse. Y añadió Sta-
nop : Que estas instrucciones tenia de Londres , por^
que ya no se podían tolerar los gastos de la guerra
de España , á la qual era memster rendir , ó des-
amparar,
3,9 ■ Staremberg, con los Alemanes , eran de con-
traria opinión, y afirmaban: Se debia ocupar ant^s la
Navarra , y tomar el Castillo de Pamplona , con las
demás Plazas de la Vizcaya^ y por la Provincia de
Alaba y Rioja entrar en Castilla , hasta Salamanca^
llamando las Tropas de Portugal , con las quales se
E2 ha-
J 6 Comentarlos de la Cuerva de España,
híibia de atacar la Galicia , y juntamente pasar á An-
dalucía , y sitiar formalmente á Cádiz , haciendo en-
trar tierra dentro el Presidio de Cibr altar : Que to-^
f)iaJo lo mas fuerte , importaba pocn , qu¿ el Rey
JPtelipe se cons-irvase en la Nueva Castilla -^ porque
ni podria juntar Tropas , ni las podría enviar el E.ey
Christianisimo , estando ocupados- estos pasos , el qual
no quería sacar á su Nieto de España , aunque asi
¡o daba á entender , para engañar á los de la li-
ga , y tomar tiempo ^ porque vda , que en guerra de
tantos Auxiliares , alguno se habia de apartar pre^
cisamente : Que la guerra se hada con Tropas , y
no con la propicia voiuntad de los Parciales , quundo
se bibia conocido claramente ^ que los Magnates de
España , que tanto blasonaban de Poderosos , no podían
poner en campaña cien hombres'^ y que si se había de
esperar en ellos , no tenia pocos de su partido el Rey
Pbeiipe , y quizá los mas cuerdos : Que no se querrían
cargar de nota alguna , mientras estuviese en España
el Rey que habían jurado'^ porque también estaban obii^
gados á defender el Principe de Asturias , que era
Español , y querían mas que á otro alguno : Que sí
dexaban libres las Andalucías y Estremadura , no po-
drían pasar los Portugueses , y se restauraría luego el
Rey Fhelipe 5 porque su Caballería estaba toda en
píe ^ y que de la Infantería solo le faltaban cinco mil
hombres , que cada día volvían á buscar sus Vande-
ras : Que había en el año de seis mostrado la expe-
-rienda el error de ir á Madrid , el qual no era mjs^
que un Lugar abierto , porque la Corte la hada la
persona del Principe ^ y ahora la mas magnifica era
tina Tienda de Campaña , sí resolvía el Rey Carlos
seguir el Exercito ^ porque era el mejor expediente
Quedarse en Zarfdgoza con alguna gente , y plantar allí
sus
Tomo segundo. Ano de M. DCCX, 3*f
sus Tribunales , hacer mievas Levas , y atacar por la
Cataluña á Valencia con Tropas superiores á las que
n¿andaba D, Antonio del Valle , al qual sería fácil
echar , porque era todo el Reyno Parcial de los AuS"
triacos , y ahora mas enemigo de los Barbones : Que
las conquistas se debían hacer con inmediación ^ y no
á saltos-^ y que se debía ahora empezar la guerra
mas striamente , para mantener la conseguida victo^
ría , que era sin duda decisiva , usando bien de ella^
é inútil^ si se creia , sin mas diligencia^ decisiva. De
esta opinión de ios Alemanes era el Rey Carlos , pero
no la podía seguir 5 porque dixo resueltamente Sta-
íiop: Que no tomaría con sus Tropas otro camino^ que
el de Madrid: Que la Rey na Ana habia ofrecido á los
Austríacos entregarles ei Trono , y que ellos se le ha^
hian de conservar: Que eso estaba cumplido ^ponien"
do al Rey en la Corte , y que lo demás lo pensasen los
Alemanes y Ks paño I es ^ porque la Inglaterra no ha^
hia de llevar enteramente carga tan pesada , que la es^*
taba empobrecv'ndo-,
34 Frevaiecíó el parecer de ios Ingleses, aun re-
pugnando Carlos, que esctibió á su Muger : Que aque^
lies tendrían la g/oria , si el éxito era bueno , pero eí
4año , si malo. Por los confines de Navarra marchó el
Exercito Vencedor , y tomó los Lugares abiertos , que
estaban en el camino. Obedecían involuntarios los Na-
varros , constantes en su fidelidad : Fue en esto insig-
ne la Ciudad de Tudela , aunque ocupada de algún Pre-
sidio Alemán. Era Virey de Navarra D. Fernando de
Pioncada , Duque de S. Juan , hombre de incontras-
table fidelidad , el qual viendo desprevenido el Castillo
de Pamplona , pidió gente á la Francia , y el Mariscal
de Monrebél le envió , de orden del Christianisimo,
sciscieniüs huaibxes,. y se ^basteció de víveres y mu^
ni-
••38 Comentarios de ¡a Guerra de España,
Iliciones el CasLÜio, de género , que en treinta y seis
dias estaba ya capaz de una dilatada defensa. Habia
recogido el Marqués del Bay las reliquias del vencido
Exerclto con gran cuidado , y puestolas en Soria, á car-
go del Teniente General D. Manuel Sello : siete mil
hombres era toda la suma de estas Tropas ^ pero ha-
bia en otras partes algunas Partidas de Caballería , que
se estaban uniendo, y los Oficiales se retiraban á Soria
y Pamplona, esperando la orden del Rey. Huian cada
dia los prisioneros , que estaban en Aragón, y ya en la
última revista se hallaron en Soria nueve mil hombres,
mantenidos á expensas de la Provincia. Admirará la pos-
teridad el amor, la constancia y la fe de los Reynos
de Castilla , que á porfía , no cansados , sino estimu-
lados de la desgracia de su Principe , ofrecían sus
bienes , sus haciendas y sus vidas , para reparar el
daño , mantenían á sus expensas las Tropas , hacían Le-
vas de gente, y aplicados á la que llaman Causa Comuriy
á nadie amedrentó ei infortunio , antes fortificó la fide-
lidad con excesos tales , que no se daria crédito á
estos Comentarios , si escribiésemos lo particular de
cada pueblo y cada individuo.
35 El Rey Phelipe , con Decreto de /. de Septiem-
bre , mandó pasar la Real Familia y Tribunales á Va-
lladolid , permitiendo á los que no podian seguirle el
quedarse en la Corte, como no cxerciescn su oficio los
que se hallaban Ministros. El dia antes habla convo-
cado á la Nobleza , y dexado libertad de seguirle , ó
no , con expresiones de la mayor confianza en su fi-
delidad. Creyeron muchos , que esta fue arte , para
experimentar los mas leales y afectos 5 porque pare-
cían equívocas las palabras , no muy gratas á ios Mag-
nates , que no las querían tan obscuras , sino mas de-
term.inadas , y asi pidió explicación de ellas el Conde
de
Tomn segundo. Arlo de M, T)CCX, 3 9
de LemoP , y adhirió el Marqués del Carpió , escarmen-
tados de lo que les sucedió el año sexto de este siglo,
(como ya hemos visto) y dixeron estar prontos á lo
que el Rey deliberadamente ordenase. También esta
era otra astucia y para preservarse con preceptos de
la ira de ambos Principes ^ pero el Rey , con palabras
aún mas equívocas dexó la duda en pie , ó para expe-
riencia de expontanea fineza de seguirle , ó por no
aventurar el no ser obedecido f porque en tanta de-
clinación de su poder, receló declinase la autoridad y
la obedienciv^. Manteníanse en perpIexidaJ, quaníos que-
rían (sin que fuese á costa de su honor) prestar ob-
sequios al Rey Carlos f pero la quitaron con abierta
resolución , y propalaron su ánimo de no dexar al
Rey los Duques de Mental to, deMontellano,de Medina-
Sydonia y el Conde de Frigiliana. Luego asintieron^
casi todos á tan heroyca resolución. El Rey mandó con-^
ducir á Francia, al Castillo de Burdeos,, al Duque de
Medina- Coeli , y partió con su Familia (aunque el Prin-^
cipe de Asturias con calentura) para Valladolid el di^
9» de Septiembre: Siguiéronle los Magnates y Nobles
de mas distinción , y después otros muchos , solo por
no ver el dominio de los Austríacos i otros por necesi-
dad de seguir los Tribunales ^ tanto que salieron de la
Corte treinta mil personas. No se cceyera , sr no se hu-
biera mandado tomar razón de los que entraron en Va-
lladolid y otros parages,. de orden del Presidente de
Castilla D. Francisco Ronquillo , que también partid
puntualmente con su Consejo, y los que componían el
del Gabinete 5 y se quedaron en Madrid , despachados
por particulares intereses, el Conde de Palma , e! Mar-
qués de la Laguna y el Duque de Hijar , con intención
de pasarse al partido Austríaco , como después lo exe-
cuiaron. Muchas de las Set'íoras se fueron á Toledo , y
otras
40 Comentarios de la Guerra de 'España.
otras á sus estados. Quiso salir el Maiqués de Mancé^
ra^ pero el Rey le mandó lo contrario, porque tenia
mas de cien años , y era hombre de inalterable fe:
ucgo se retiró al Convento de S. Francisco. También
por su vejez y achaques (consintiéndolo el Rey) se
quedó en Madrid el Marqués del Fresno.
36 Estaba en su destierro el Duque del Infantado,
y pidió al Rey licencia para seguirle , que la obtu*
vo , con palabras sumamente benignas, y asi lo exe--
cuto. Llegó el Rey á Valladolid, y el Duque de Medina-
Sydonia echó la especie , que debian los Magnates
propalar al Rey de Francia su constante fidelidad,
explicar la necesidad , de que con la mayor pronti-
tud enviase socorros ^ porque como sabía en quán
mala opinión habian puesto á la Nobleza Española
con el Christianisimo sus Ministros , recelaron , que
dando por desesperado el remedio, descuidase de é\\
y mas , quando no estaban los Tratados de Paz ente-
ramente desvanecidos , porque ya consentía la Ingla-
terra en formarle al Rey Phelipe un Trono en Italia,
Fue aprobado de todos , menos del Duque de 0:-una,
el dictamen del de Medina-Sydonia f no porque á aquel
le aventajase nadie en el amor al Rey Phelipe, sino»
porque le pareció indecoroso á la Nación , clamar
por extrangeros socorros , ya una vez desamparada de
los Franceses la España , en la qual creia haber fuer-
zas para reparar el daño , si se aplicaban las necesa-
rias diligencias , y caminaban todos de buena fe. Esta
delicadez pareció intempestiva, y no fue atendido su
dictamen.
3*7 Formó la carta para Luis XIV". el Conde de
Frigiiiana , hombre de elegante pluma y de feliz ex-
plicación ^ concibióla con los términos mas obligantes,
y expresivos , si abatir la Nación Española , antes si
en-
Tomo segundo. Año de M. BCCX. 41
ensalzado su fidelidad , y no disminuyendo su poder^
pero el mal era tan grave , y peremptorio , que se ne-
cesitaba de los auxilios de la Francia , por no depen^
der del beneñcio del tiempo. Firmaron la carta los Du-
ques dellnfantado, de Populi , de Atri, de Medina-Sido*
nia, de Monteilano, dex\rcos,de^brahantes, deBaños,
de Veraguas , de Atrisco , de Sesa , de Jovenazo , y de
Bejar : los Marqueses de Priego , de Astorga , de Ay-
tona 5 de Bedmár , de Villafranca, de Montealegre, de
Alnionacid , y del Carpió : los Condes de Lemos , de
Peñaranda , de Benavente , de San Estevan del Puerto,
de Oñate , de Frigiiiana , de Baños , y el Condestable
de Castilla: también hubiera firmado el Marqués de Ca-
marasa , pero estaba enfermo. Estos eran los que se ha-
llaban ya en Valladolid 5 y los mismos escribieron al
Duque de Alba, Embaxador en Francia , otra carta, pa-
ra que entregase aquella al Rey Christianisimo, é hicie*.
se los mayores esfuerzos por socorros , mientras , sin
dilación alguna , se formaba en España nuevamente un
exercito.
38 El Rey Luis , quanto tuvo amargura del suceso,
mostró complacencia de esta carta , que leyó muchas
veces , y exagerada del Delphin , se resolvió á enviar
luego á España catorce mil hombres por la Navarra
Baxa , ó la Vizcaya ; y si no los habia menester en
Castilla el Rey Phelipe , que con ellps , y otras tro-
pas del Rosellón sitlaria á Girona el Duque de Noailles,
para hacer una gran diversión á los enemigos. Pidió
el Rey , con carta aparte , á su Abuelo , le enviase al
Duque de Vandoma , para mandar su exercito : lue-
go pasó con el de Noailles á Valladolid. Tenian orden
de mirar dt cerca el estado de las cosas: Ver si aque-
lla carta , que firmaron treinta Grandes , era solo
cumpli.niento , ó realidad , y si habia fuerzas , para
Tom. IL F que
42 Comentarios de la Guerra de Espa^a^
que el socorro , que se meditaba enviar , no fuese inútil^
porque ufanos de la victoria los enemigos , no solo la
engrandecían , sino que también publicaban sin remedio
el mal , y anadian algunas falsedades probables , para
consternar el ánimo del Rey Christianisimo, y apartar-
le del empeño. Relaciones vimos publicas , y secretas,
sacadas de las Cortes de los Aliados , donde estaban
con tal arte entretexidas las verdades con los embustes,
que nadie creía en la Europa , que podia restablecerse
el Rey Phelipe.
39 Apenas , marchando acia Madrid , dexó los ter-^
minos de Aragón el Rey Carlos, quando los Españoles,
que presidiaban á Lérida , Tortosa , Monzón ^ y Mequi-
nenza , ocuparon los caminos de genero ^ que no se te-
nia en Cataluña noticia alguna del Rey , y de su Exer-
cito 5 lo que afíigia no poco á aquella Corte ; porque
íambiea los Españoles ^ para consternar la Provincia,
divulgaban mil falsedades , que eran fácilmente crei-
das de los que ignoraban la adversión de los pueblos
de Castilla al Rey Carlos 5 los quales y consiguientes
en lo que hablan obrado cinco años antes , dexaban
las poblaciones , gastaban las aguas, quemaban los for-
rages , y víveres , aun los que necesitaban para su ali-
mento. Dudóse en el Exercito del Rey Carlos sobre la
marcha , si se destacarían á lo menos dos mil hombres
contra el Reyno de Valencia, para darse la manocun los
que habían de partir de Barcelona , y no quiso Sta-
rembergh desmembrar el exercito , ya que todo había
de pasar á Castilla f y asi , el Conde de Saballá , que
estaba destinado por Virey de Valencia, partió de Bar-
celona á esta em.presa con ocho Naves , mil Catala-
nes de desembarco de un nuevo Regimiento , y todos
los Valencianos , que estaban en aquella Corte á esta
empresa. Habíala fom.entado la Condesa de Oropesa,
(bica
Tomo segundo. Año de M. DCCX. 43
(bien que ya habia muerto el Conde su marido) es-
cribiendo á algunos Valencianos de aquella Koblezaj
y dixo falsamente , que entraba en la conjura Don
Antonio del Valle , Gobernador de las Armas de aquel
Reyno , el qual , no ignorando , que venían á atacarle,
y que alguna interna commocion habia en los ánimos,
juntó el Magistrado , y Nobleza , y oró con eficacia , y
fortuna por el Rey Phelipe , al qual dixo : Mantendría
el Reyno , basta verter con sus Tropas la ultima gota
desangre: Que nada pedia sino la quietud ^ pues solo
con sus Armas baria frente á los 'Enemigos : Que en
caso de ser vencido , podrian ellos deliberar de j/,
acordándose siempre de quantos males , y desgracias
les habia ocasionado la guerra , y la indignación jus*
ta del poder de las Armas del Rey Catholico : Que aun
habiendo otra vez salido de la Corte , nada habian saca--
do sino el escarmiento sus enemigos : Que creyesen á
la experiencia ^y no á las falsas sugestiones de los Re^
beldes de su propia Patria , para labrar de sus ruinas
su fortuna. Todos ofrecieron fidelidad al Rey Pheli-
pe , y la Nobleza sus vidas , y haciendas. Llegó con
la referida Esquadra el Conde de Saballá á la Playa de
Valencia : hizo el primer desembarco de trescientos
hombres , y acudió á las Marinas con dos mil caba-
llos. Don Antonio del Valle , vio al amanecer , á los
que pisaban orgullosos la arena : acometiólos , y los
puso en vergonzosa huida. Volviéronse tumuítuaria-
mente á embarcar : fiaban mas en las ocultas inteli-
gencias , que en las armas : calió la tierra toda , y se
aseguraron por el Rey los pueblos. Don Antonio mos-
tró su fidelidad , y lo falso del esparcido rum«r , para
que el miedo de él le hiciese prevaricar. Los Gefes de
aquella mal ideada Expeücion volvieron con la gen-
|e á Barcelona desayrados. La Reyna Isabel se que-
F^ jó
44 Comentarios de ¡a Guerra de España,
jo de la Condesa de Oropesa , y de haber sido enga^
fiada.
40 No daba paso , que no fuese infeliz el Rey Car-
los en Castilla ^ porque era menester para la obedien-
cia usar del mayor rigor , que degeneró en ira ^ y en
tal desorden , que executaban los Alemanes , é Ingle-
ses las mas exquisitas crueldades contra los Castella*
nos. Los Hereges estendian su furor á los Templos, é
Im:{genes , haciendo de ellas escarnio , y servirles tor-
pemente á su lascivia : bebian en los Sagrados Cálices
y derramando los Santos Óleos , ungían con ellos los
caballos , y pisaban las Hostias Consagradas. Se halló
en un Lugar ILmado Tartanedo un Lienzo, echado en
un rincón de una casa , en que hablan los Hereges,
que en ella se alojaban , embuelto unas Partículas
Consagradas , que bañaron el Lienzo en sangre , en for-»
ma de seis Partículas , perfectamente impresas, el qual,
muchas veces lavado , las conserva : Le hemos visto,
y reberentemente besado con nuestros labios. Después
le vieron infinitos de los que con el Rey Phelipe vol-
vieron á Castilla , y el Duque de Montellano le hizo
once veces lavar en su presencia , sin que pudiesen qui-
tar la impresión viva de aquella Divina Sangre 5 y ju-
raron los testigos presentes , al desemvolver el Lien-
zo , quando le hallaron, que la vieron por él correr á
trechos.
41 No llegaban á los oídos del Rey Carlos estos
desordenes , que no los permitirla su piedad, y Religión;
Servíase de tropas Auxiliares , y era preciso contem-
plarlas , sin averiguar exactamente sus operacio-
nes , porque se aventuraba el respeto. Mal reci-
bido de todos los Lugares , por donde pasaba , llegó
á vista de Madrid el Exercito el dia 2^. de Septiem-
bre : era Corregidor Don Antonio Sanguineto , elegido
por
Tomo segundo. Ano de M. DCCX, 45
por el cuerpo de la Villa en esta ocasión , con apro-
bación del Rey Phelipe , porque se habia pasado á Va-
lladolid el Conde de la Xarosa , que ocupaba este em-
pleo. Habia el Rey Carlos recibido el omenage de la
Villa , desde que llegó el exerciio á Alcalá de Hena-
res , porque se evitase toda hostilidad. Asi lo habia de-
xado ordenado el Rey Phelipe , que estaba tan vivo en
el corazón de los de la Corte de Madrid , que admiró
Síanop ( que entró primero) la general tristeza del pue-
blo, pues estaban ceradas las mas de las casas, tien^
das , y oficinas : pocos niños aclamaban al Austría-
co Principe , y no lo hacian sin recibir dinero del Ge-
neral inglés , que bueito á los Reales , vaticinó triste-
mente. Estaba entonces el Rey Carlos en Villaverde , y
después pasó á la Quinta del Conde Aguilar , don-
de aguardábalos obsequios de los magnates, que solo
acudieron el Duque de Hijar , el Conde de Palma , y eí
Marqués de la Laguna , que cerno diximos , se queda-
ron en la Corte. También le prestó obediencia el Ar-
zobispo de Valencia , el Conde de Cardona , y otros
Nobles de menor esfera. Luego desesperó el Rey Car-
los de serlo de Castilla , sin la fuerza , y asi lo significo
á Staiembergh , dicieedole : jQtie usase del rigor , por-
que estaban rodeados de desafectos. Luego se conoció el
error de Síanop en querer venir á la Corte , porque
aunque estaba á vista de ella acantonado todo el exer-
cito , cerraban con partidas de caballería los pasos , y
por el monte de Guadarrama para Madrid , por to-
das partes Don Feliciano Bracamonte, y Don Joseph
Vallejo , hombres del mayor valor , pericia , y fideli-
dad , los quales tenian contra el exercito enemigo tan-
tas espías , quantos moradores habia en los vecinos
Lugarejos. Formóse en el Campo un Consejo de Gabi-
nete j en q^ue fueron admiúdos el Arzobispo de Va-
y
46 Comentarlos de la Guerra de España.
Icncia , y el Duque de Hijar. Siempre discordaban Sta-
iiop , y el Principe Antonio de Leichtesteim , á quien
adhería Starembergh ^ pero prevaleció el dictaai:ri del
Secretario del despacho Universal Don Rimon Villana
Perlas , que gozaba enteramente del favor del Rey Car-
los 5 de quien intercepto Don Joseph Vallejo una Carta,
que escribía ala Reyna su muger, »>qu janiose de los
»> dictámenes del General Inglés, que le habia traído á
» experimentar el desafecto de los Castellanos , pues era
» cada dia mayor , y que solo tres hombres de distinción
» hablan pasado á su partido ^ pero pobres , y de corta
«autoridad: Que muchas mugeres de los Grandes, que
» estaban con el Principe Eugenio , le habían prestado
5> obediencia , algunas veces en público, y otras en
í> secreto , para estar en ambos partidos , siendo yacía-
w ro , que el suyo solo ¿e podía adelantar á f aerza de
»> armas.
42 También se interceptaron cartas de la Reyna
Isabel al Rey Carlos, en que se quajaba de la frustrada
expedición de Valencia , y que ocupaban los caminos los
Españoles. Estas cartas , que traxo Don Gerónimo de
Solís á Valladolid , mandó el Rey Phelípe leer en públi-
co en sus antecámaras , y expresó el agradecimiento, que
debia tener á los Castellanos-
43 Mandó el Rey Carlos abrir las Cárceles , y salió
de ellas D.Bonifacio Manrique, que luego siguió las Van-
deras Austríacas ; y el que era en la prisión inocente,
fue en la libertad Reo. Pasáronse al mismo partido Don
Antonio de Villarroél , Theniente General , después
de hiber recibido ayuda de costa del Rey Phelípe pira
seguirle ^ Don Luis de C')rdova, hermiino del Mirqués
de Priego; Don Jayme Muñeses de Sylva , hermano del
Conde de Cifuentes ; el Marqués de Valparaíso , y el
de Valde- Torres, los mas sin otro motivo , que amar
U
Tomo segundo. Arlo de M, BCCX. ^^
Í2t novedad : á estos los llamaba publicamente Starem-
bergh Christianos nuevos: Stanop^traydores: Antonio de
Leichtesteim 5 hombres sin ley : D. Ramón Vilana Perlas,
desesperados; y el Rey Carlos 5 miserables.
44 Estos epitectos ganaren los que ya creyendo
subvertido el Trono del Rey Phelipe , le adelantaroa
al obsequio de su enemigo , de quien no lograron apre-
cio: otros [Nobles, y Títulos, que estaban desconten-
tos de su fortuna , se pasaron también : Grandes de
España ninguno , mas que el Conde de Palma : el Du-
que de Hijar no lo era sino por su muger : el Marqués
de la Laguna aun no lo era , porque vivia su Madre
la Condesa de Paredes, que también reconoció ai nue-
vo Rey : ni aún con ser llamados de un Edicto , pa-
recieron otros : estaba este concebido con términos de
ía mayor clemencia : ofrecia general perdón , bienes,
prerrogativas , y honores á los que en el termino de
un mes reconociesen por Rey de las Españas á Carlos
III. Mandó salir de los Monasterios á las mugeres de
Grandes, que á ellos se habían retirado, y que pasa-
sen á Toledo , á donde se habia prestado el acostum»
brado juramenta , y le ocupaban un Regimiento de ín—
fantería con el Conde de la Atalaya. Muchas Señoras:
no obedecieron , y se quedaron en los Conventos , y
una de ellas fue ia Duquesa de Medina-Coeli. El Duque
Vandoma , como Capitán General de las Tropas , se
quejó á Staremibcrgh de esta usada severidad con mu-
geres de tan alta esfera y y respondió : jQue era para
viíiycr seguridad de sus personas , y que se dexarian
en Hbertad , quando la tuviesen los maridos. Con esto
daba á entender lo que no creia , de que seguían al Rey
Phelipe violentos 5 y aunque en parte no era vana la-
sospecha, estaban violentados de su propio honor , los.
que no inflamados del afecto*
4^ Ccnienf arios de la Guerra de España.
45 Habiíin los Tribunales del Rey Phelipe pasado
con U Reyna á la Ciudad de Vitoria, y no halló el Rey
Carlos en la Corte Ministros para formar los suyos 5 y
asi creo por Presidente de la Sala Criminal de Alcalr-
des á Don Francisco Alvarez Guerreros: nombró Mi-
nistros , y solo dio Despachos en Ínterin , por no qui-
tar á los ausentes la esperanza de volver á sus empleos:
jquitó el de Corregidor á Don Antonio Sanguineto , y
puso al Marqués de Palomares^ y esto acabó con la
providencia para los víveres , y con la quietud del pue-
blo, porque la prudencia , y ajustada dirección de San-
guineto , contenia en orden al vulgo , ya inclinado al
tumulto por falta de pan 5 pues no permitían las parti-
das de caballería de Vallejo , y Bracamonte , que se ín^
troiuxesen en Madrid, ni los alieaaos querían traer-
los , por sí el hambre ocasionaba una rebelión , y lle-
gaban á las armas. Esta malicia oportuna , aunque age-
na de caridad , fue de suma importancia, porque no se
podía mantener un exercíto de 2 89. hombres , y tan
gran cantidad de bagages en un Lugar , que ya pade-
cía entera falta de todo, y de quien violentamente se
sacaba el preciso alimento , por no haber otro reme-
dio de subsistir las tropas ^ y aunque enviase el Rey
Carlos partidas de Caballería por los vecinos Lugares
á buscar víveres , les hacia tantas emboscadas Don Jo-
seph Vallejo con exacta noticia de la tierra , y el favor
de los paysanos, que nada lográbanlos Alemanes jsiem"
pre vencidos, ó ahuyentados.
46 Determinó el Rey Carlos hacer su pública en-
trada en la Villa ^ y visitando antes el Santuario de
nuestra Señora de Atocha , subió por la propia calle,
acompañado de dos mil caballos, que le precedían de
sus Guardias , y su familia^ ni aun la curiosidad mo-
vió al Pueblo 5 y retirado á sus casas rebosaban melan*
co-
'•^ í
Tonwprimero. Año M. DCCX. 49
eolia las Plazas. Oíanse voces de niños , que atraídos
con dineros, aclamaban al nuevo Rey , y alguna vez
se oia aclamar á Phelipe V. Esto hirió altamente eí
ánimo del Principe Austríaco 5 y al llegar á la Puer-
ta que llaman de Guadaíaxaia , sin proseguir hasta el
Real Palacio , como era costumbre , declinó por la de-
recha , y por la calle de Alcalá , y su Puerta , volvió
á salir de Madrid , diciendo, que era una Corte sin gen-
te. Desterró á muchos, que le parecía promovían el
afecto á su Enemigo 5 mandó que entregase las armas
el Pueblo ^ pero no fue obedecido ; mas fácilmente lo-
gró que entregasen los Caballos , porque los necesitaba
el Exercito para reclutar los que habían perecido por
falta de forrage. No dexaba de reconocer quan difícil
era mantenerse en aquella Corte ^ y mientras embara-
zaba Ja variedad de dictámenes las operaciones del
Exercito , prosiguió en formar Tribunales , y proveer
los principales empleos. Dio la Presidencia de Castilla
al Conde de Palma , y éste se excusó de ella , sirvién-
dola en Ínterin el Marqués de Castrillo 5 la Presidencia
de Hacienda , á Don Atanasio Esterepa , Obispo de
3SJícopoU , y se dio Plaza en este Consejo á los Con-
des de Clavijo , y de Belmonte ^ mandó presidir en el
Tribunal de Cuentas al Marqués de Canil! : jas , en eí
Consejo de Indias á Don Pedro Gamarra , donde se
nombraron por Consejeros al Marqués de la Laguna , y
á Don Pvamon Portocarrero. No se dio esta Pcesiden"
cía , porque la tenia en propieÁ^d el Duque de Uzeda,
de qui:'n habla recibido eí Rey Garlos ocultamente , no
pocos servicios. Nombróse por Virey de Aragón sA
Duque de HIjar.
47 Viendo ya abierto el camino á las mercedes,
prestaron obediencia al Rey Carlos los Marqueses de
Corpa , y de las Minas ios Condes de feíiuela , y
. . Tom. 11, Q Her-
50 Comenturios de la Guerra de Espaua.
Hernan-Nuucz; cargó gran goipe de Memoriales, tan-
to , que dixo el Rey ; Que babia hallado quien le pi-*
dia'^ pero no quien le sirviese» El Decreto le díó ea
voz t^:l Secretario, diciendo: ^«e Carlos IIL hasta en^
tonces no era mas que General de sus Tropas , que se
despack<'íiun en el Trono las pretensiones. Deseábase
mucho trvier al obsequio al Marqués de Mancéra , que
estaba retirado en el Convento de San Francisco , co-
mo diximos,fueselo á persuadir Don Luis de Hijar ; pe-
ro constante el Marqués, respondió : Que no tenia mas
qve una Fe , y un Rey , viviendo el qtial , no podia ju*
rar otro : Qu^ estaba ya vecino al sepulcro , porque pa^
faba de cien años ,y que no quería poner este borrón
en su nombre, JSio sacó otra respuesta el General Sta-
nop , que fue después á verle \ admiró su firmeza,
y no le pareció al Rey Carlos usar del rigor con ua
hombre medio difunto ^ lo propio executó con el Mar-
qués del Fíesno, que no quiso reconocerle» Estos mis-
mos exemplos tomaron muchos , que retirados en sus
casas dentro de Madrid , nunca prestaron obediencia.
Iba desmembrando el Exercito la disolución de los Sol-
dados , la gula ,la embriaguez, y la luxuria. Llenáron-
se los Hospitales , y á pocos aconteció la suerte de
salir de ellos , porque los cirujanos les envenenaban las
llagas con mortal odio , y los que podía la gente del
Pueblo matar alevosamente, lo contaba en triunfo. Dis-
minuíase la caballería por instantes, vencida en Par-
tidas de las de Vallejo , y Bracamonte , el qual to-
mó muchos equipage¡, que se restituían á Aragón; y
envió al Rey Phelipe la plata , y el dinero , que se
halló en ellos. ( rara, y maravillosa moderación en un
Soldado ! ) Don Joseph Vallejo se atrevió á tomar al-
gunos Carros de víveres de las Puertas de Madrid,
hizo ochucientüs caballos, c^ue con el Varón de
JD.
'^K
Tomo segando. Año M, BCCX, 5 1
Vecél pasaban á Zaragoza. Sorprehendió en Ocaña un
Regimiento de Portugueses , y en las alturas de Al-
calá burló la arrogancia del General Stanop , que coa
dos mil Caballos le buscaba. Llegó su osadía á que-
rer coger al Rey Carlos en el Pardo , á donde habia
salido á caza , y lo hubiera logrado , si no estuviera
avisado el Rey de uno de los Guardias del Bosque,
que temió ser todos pasados á cuchillo si esto succedia.
AI fin logró Don Joseph Vallejo hacer molesto su nom-
bre á los enemigos , y tener inquieto y sin víveres el
Exercito. No grandes , pero oportunas hazañas , que le
dieron no pequeña gloria. Toda la disposición de Sta-
rembergh era aguardar á que entrasen por la Estro-
madura los Portugueses , para irles al encuentro , y
unidos los Exercitos , atacar en qualquier parage las
Tropas , que estaba volviendo á juntar el Rey Pheli-
pe, de las quales se nombró por General al Duque de
Vandoma ^ se crearon por Capitanes Generales al Du-
que de Populi 5 al Conde de Aguilár , al Marqués de
Toy, al de A y tona 5 y al Conde de las Torres, y se
mandó venir al Marqués de Valdecañas , que ya lo era.
Herido de alguna envidia de no serlo tambicn el Du-
que de Osuna , se retiró con la Reyna á Vitoria , y se
alojó en un pequeño Lugarejo , con su hermano el Con-
de de Pinto, no sin la censura de que reparase en es-
tas delicadezas á tiempo que el Rey estaba en ia mas
ardua , y fatal coyuntura , y que tenia en evid^^nte pe-
ligro su Corona.
48 No creerán los venideros siglos tantas dificul-
tades allanadas insensiblemente en cinquenta dias , y
que se los hayan los enemigos dado de tiempo al Rey
PheíT^ para restaurar su Exercito , que ya se compo-
nía de veinte y dos mil hombres. Esta gente se juntó á
expensas de los Reynos de Castilla , y Aadalucia 5 se
§3 Comentarios de ¡a Guerra de España.
armó , y vistió con el cuidado del Conde de Aguilír,
y la actividad de Don Baltasar Patino , Marqués de
Casteíár , hombres ambos de la mayor eficacia en los
negocios , y de incomparable inteligencia en la meca-
nica de la Guerra , en la qual excedía á los mas expe-
rimentados el Conde 5 sin quitarles su Militar pericia,
y valor. Ninguno en esta ocasión sirvió mas al Rty
Catholico , facilitando al parecer iriiposibki.^ porque
de un Exercito vencido, derramado, y abatido^ de un
Erario exacto , y sin fondos ^ de un Reyno vacilante , y
solo voluntariamente , y por su fidelidad sumiso , for^
mó un Exercito , que como veremos , restableció el Tro-
no á la casa de los Borbones, que reynat5an en Es"
paña.
49 Todos los lauros de la Victoria perdió en los
ocios de Madrid Starembergh. Parece que tenia aque-
lla Corte narcóticos, ó beleños, para adormecer los
ánimos , pues no escarmentados del error del Marqués
de las Minas, y Gallobay el año de i^'oá que dieron
quarenta días de tiempo al Rey Phelipe para reunir sus
Tropas, y que baxasen de la Francia socorros, aho-
ra le dio mayor dilación Starembergh , esperando que
los Portugueses entrasen por Estremadura , lo que so-
licitaban incesantamente sin fruto 5 porque el Rey Phe-
lipe , dexando á Valladolid puso su Éxerci.o en Al-
Diaráz , ocupó el Puente , y dispuso sus Tropas de ge-
nero , que no podia á un tiempo ser atacado de am-
bos Exercitos , y se hallaba con fuerzas no solo de re-
sistir á uno, sino también con probabilidad de ven-
cerle. Esta disposición 5 y acampamento salvó á la Es-
paña , porque no podian ya por parte alguna pasar á
Tajo los Portugueses; y aunque estaba poco distante
el Puente que llaman del Arzobispo , y el de Alcán-
tara^ todo^ €st^ban fortificados^ y bien guarnec.dos,
Tomo segundo. Año de M, CCX, S 3
y guardaba otros pasos el Marqués de Bay con
la mayor vigilancia. Ni por Galicia podian hacer
alguna distracción , porque vigilaba en sus limi-
tes con buen numero de gente el Marqués de Ris-
bourgh. Quisieron los Portugueses desesperados entrar
en castilla , atacar por la Andalucía , y tomaron á
Xíirez de la Frontera con poco trabajo ^ pero luego
retrocedieron , para observar el Exercito Enemigo,
por si había forma de juntarse con los Alemanes , lo
que hubieran conseguido , si luego que se perdió la
Batalla de Zaragoza , hubieran ocupado la Estrema-
dura 5 porque eran inferiores las Tropas que alli te-
nia el Rey Phelipe. Esta culpa cargaban sobre los Por-
tugueses los Ministros Austríacos^ pero el Rey Don
Juau de Portugal no quiso aventurar otra vez su Exer-
cito, no olvidado de que por semejante osadía habia per-
dido, baxo del mando del Marqués de las Minas, todas
las Tropas su padre , y asi se contuvo hasta que pudie-
se 5 sin riesgo, juntarse á los Alemanes. Esto no pu-
do lograr, porque pasó la oportunidad , de lo que de-
pendió toda la fortuna del Rey Phelipe. Dieren por
disculpa , que no tenían prevenidos víveres para mar-
' cha tan iacietta , y dilatada , en País tan enemigo. Es-
■ ta mesma dio Starembergh para entretenerse en Ma-
drid , y Cbperar noticia de lo que habían determinado
los Portugueses. Estos avisos no podian pasar , porque
las Tropas Españolas ocupaban acia Estremadura los
• pasos, y en Castilla sitiaban al Exercito del Rey Car-
los ias partidas de Caballería del Rey Phelipe , como
dixiiuos. Quando partieron los Tribunales á Vitoria
cenia Rey na Mana Luisa , y el Principe de Asturias
la Siguieron muchos Magnates , cuya salud , ó medios,
no permitían seguir al Rey , al qual sirvieron sin ofi-
cio alguno ea toda i«i campaña los Dug^aes del Infan-
ta-
54 Comentarios de ¡a Guerra de España,
tado , de Montellano , de Bejar , los Condes de Lemos,
y de Peñaranda , los Consejeros del Gabinete , y to-
dos los Oficiales de las Guardias , y de la F¿imili3
Real^ otros Nobles de la primera y scguaJa esfera
se quedaron en Valladolid, porque embarazarla encam-
pana tanta gente inútil para la Guerra. Quedaba dis-
puesto , que el Duque de Noailles sitiase á Girona , pa-
ra diversión del Exercito enemigo , y que tomada es*
ta se internase mas en la Cataluña , para cogerle de
espaldas^ y asi se entretenia al Rey Phelipeen el Puen-
te de Almarázj hasta que supiese que el Duque de Nuai-
lies había ya embestido á la Plaza , comj lo hizo á los
últimos dei mes de Diciembre.
go Nunca estuv»> mas confuso, ni apesarado Sta-
rembergh , porque la falta de noticias le tenia en una
dañosa indecisión. Ya n^ era tiempo de ir á sitiar á
Pamplona, porque la guarnecían los Franceses con el
Marqués deDupont, no podia penetraren Castilla poc
falta de víveres , no ignorando quan bien acampado,
y en lugar veitajoso estaba el Exercito del Rey Phe-
íipe , y creía , que el no moverse de Almaraz era por
esperar que lo hiciese el Alemán , y observar sus pa-
sos ; ni era tiempo de empresa alguna , estando ya tan
adelantado el Otoño , y cansado el Exercito de los
vicios , que engendró el ocio , disminuido , y sin bríos
porque conocían claramente estar en tierra enemiga,
que cada día daba muestras mas evidentes de su cons-
tante fidelidad al Rey Phelipe. Para decidir tantas du-
das , juntó el Rey Carlos Consejo de Guerra. Todos
fueron de parecer , que se retirase del Exercito su ^ler-
sona , y se restituyese á Cataluña , porque eran in-
ciertas las operaciones , dependiendo de las del Ene-
migo. Respondió con magnanimidad el Rey: Que n0
baiia junta Jo el Consejo -¿ara deñterar de su seguri^
dudp
Tomo secundo. Año de M. DCCX, 5 5
dad y sino de lo que debían 'as Tropas exect/tar,
5 1 Les Ingleses , y Portugueses querían fortificar
á Toledo , plantar aili la Corte , y acantonar el Exer-
cito, poniendo en contribución la Provincia: Bel-Cas-
tél, General Glandes, y a<gunos Alemanes , querian
poner la Corte en Zaragoza , y retirar á Aragón las
Tropas. Starembergh era de parecer de retirar á Bar-
celona al Rey y y tomar Quarteles en la raya de Cas-
tilla, en la parte mas internada con Aragón , y espe-
rar la resolución del enemigo. En tanta variedad de
dictámenes, no se atrevió el Rey Carlos á seguir al-
guno 5 y estando embarazado en estas dudas , un de-
sertor Español , á quien ofreció la Reyna Isabel gran-
des premios si entregaba á su marido una Cana , ía
puso fielmente en manos del Rey Carlos , en la qual
avisaba )a Reyna : »» Que había llegado á Pcrpiñan
wcon 15© hombres el Duque de Nouüles j y que aurv-
»que se esparcía la voz de que sitiaba á Girona , era
»>lo mas cierto, que baxaba á Cataluña á ocupar los
9y pasos por donde podía volver á Barcelona el Rey,
wpara prohibirle esta retirada , quando moviese sus
«Tropas el enemigo ; y que asi resolviese á tiem-
wpolo que debía executar para asegurar su persona,
«porque después no le tendría, si quince mil France-
»ses , unidos a las guarniciones Españolas , ocupabaa
«la Cataluña. Esta carta solo la dio el Rey á ver al
Principe Antonio de Leichtestein , á Guido Starembergh,
y á Don Ramón Vilana Perlas ; y se resolvió que se
moviese el Exercito con el Rey baxo el pretexto de fun-
dar la Corte en To!ed(i , y que secretamente partiese
con ochocientos Caballos á Barcelona. Pareció dar á
saber esta resolución á Stanop, y Bel-Castél , y la
aprobaron. Publicóse un Decreto el día 8. de Noviem-
bre , mandando que pasasen los Tribunales i Toledo.
Es-
56 Comentarios de la Gnerrade España'^
Esto consternó á quantos habían seguido d Partido
Austríaco, de lo que se arrepentían muchos^ ptro ya
empeñados, era preciso buscar la seguridad ene! ries-
go. Antes de dexará Madrid, se disputó sí se habla
de saquear. Los Españoles , Catalanes , Alemanes, y
Poriugueses , eran de esta opinión ^ resistiéronlo ios In-
gleses , y los Cabos Olandeses, el Señor de Bd-Cas-
lél , de Sant Amant , sobre todos Stanop , diciendo,
que no se podía executar sin gran pérdida de buida-
dos , y sin la entera ruina de la fortuna del Rey Car-
los , que quería parecer tyrano , antes que Rey ; que
con esto perdería un gran Lugar , y un Reyno 5 por-
que seria mayor , y eterno el odio de los Castellanos.
De este parecer fue Starembergh ^ y dixo el Rey Car-
ios : Ta que no la podemos asolar , dexemosla. Partió eí
Exercito al amanecer el día 9. ya libre la Corte de
los Enemigos , aclamó nuevamente al Rey PheJipe,
restituyó el Corregimiento de la Villa á Don Anto-
nio Sanguíneto, é hizo tales demostraciones de jubilo,
que oyó el Rey Carlos , que marchaba en el centro del
Exercito , el festivo rumor de las campanas. Todos mar-
charon á las vecindades de Toledo ^ nadie entró mas
que Starembergh, y se aumentó la Guarnición hasta
«eis mil hombres , baxo la mano de Odoardo Amilton,
á quien había dado el Rey Carlos el Gobierno^ y quaii-
do todos creían , que se encaminaban al mismo para-
ge, á grandes jornadas, acompañado de dos mil ca-
ballos , tomó el camino de Zaragoza , donde se entre-
tuvo poco, porque luego pasó á Barcelona^ siguie*
ronle los Nobles, que le habían prestado obediencia,
y á mas de los ya referidos , el Marqués de Alniar-
za , y el Conde del Sacro Imperio ^ quedáronse en Ma-
drid los Marqueses de Hernán Nuñez , y de la Minaj
y para que no faltasen en este siglo nunca oidas mons-
ÍXIÍO'
Tomo segmdo, AñodeM.DCCX. 5^
Iruosídades , siguieron al Rey Carlos la Duquesa de
Arcos y ia Marquesa del Carpió, aunque estaban sus
maridos con el Rey Phelipe 5 la primera , reconocien-
do el error , se quedó en un Monasterio de Zara-
goza.
52 También se pasó á Barcelona la Condesa de
Paredes , madre del Marqués de la Laguna , siendo ella
la que obligó á su hijo á tomar aquel partido. En Barce-
lona hubo general tristeza de ver que volvia el Rey,
porque se ignoraba enteramente el estado del Exerci-
to 5 y como las noticias las fíngia alguna vez el temor,
ó el afecto , se oian cosas tan repugnantes , que se ig-
noraba la verdad. Arguian pocos progresos las Tropa?,
no fiando el Rey su seguridad á ellas. Otros creían in-
falible la ruina del Rey Phelipe , arguyendo , de que
la Reyna Maria Luisa quería pasar á Francia con el
Principe de Asturias, por tomar las aguas de Bañeras,
en el Condado de Bigorra, Esto era cierto , porque la
Reyna , aprensiva de unos tumores , como postemas
frías, que tenia en la garganta, estaba persuadida de
que le aprovecharían aquellas aguas. Esto llevaban muy
mal los de su Corte y los Tribunales , que con ella
estaban en Victoria , porque sin duda parecía no bus-
car físico remedio al mal , sino refugio á la desgra-
cia , y asegurar en Francia al Principe de Asturias;
lo que consternaba enteramente á los afecíos al Rey
Católico , y turbaba sus medidas. La Princesa Ursini
estaba en esto indiferente , por no parecer que se opo-
nía á la salud de la Reyna 5 pero el Rey no quiso
permitirlo , y se resignó la Reyna á su voluntad , con
tanto gusto, que pareció propio dictamen. Con esto se
desvaneció la jornada.
53 No perdonó diligencia Starembergh para dar á
entend'ir al Duque de Vaadorna , que quería tomar quar-
Tom, IL ti te-
t; 8 Comentarios de la Guerra deEspaña,
teles en tierra de Toledo , fortiñcando ésta ; y con
efecto levantó una gran Trinchera , y puso en el Al-
cazar cantidad de viveres , pero conoció claramente
el General Francés , que todo era estratagema, y que
no tenia Almacenes para pasar el invierno, ni de alli
podia tener mas intención , que irse á juntar con los
Portugueses , si dexaba el Exercito Español el Puente
de Almarásif y asi aunque había algunos de poca ex-
periencia en las Tropas del Rey Phelipe , que eran
de dictamen de ir á atacar en Toledo á los enemi-
gos, no se apartó Vandoma de su systema, cuya opi-
nión seguían los Cabos mas experimentados , porque
conocim claramente, que estaba necesitado el Exerci-
to Alemán de volver atrás , y tomar quarteles donde
pudiese , y para que no lo executase en Castilla , ni
Aragón , habia resuelto el Rey Phelipe seguir á los
enemigos, y disputarles la quietud del invierno , por-^
que sus Tropas veteranas estaban ya tres meses des-
cansando , y las Reclutas se habían hecho con felici-
dad , y se iban haciendo mas cada dia. Cansado Sta-
rembcrgh de la paciencia de Vandoma , y de que no
podia engañarle, determinó partir para la raya de Ara-
gón , y acantonar en ella sus Tropas. Quiso el Con-
de de la Atalaya quemar la Ciudad , pero no lo permi-
tió A miltón , ni consintió Starembergh 5 habían pues-
to en el Alcázar muchos viveres , y no pudiendo tu-
multuariamente sacarlos , para que no se aprovechasen
los enemigos , le quemaron con tanta rabia y furor
del Pueblo contra los incendiarios, que hubiera suce-
dido un tumulto , si no se hubieran formado las Tro-
pas en quadrada figura en la Plaza de Zocodovér, pa-
ra tener en freno al Pueblo. Saquearon muchas casas
y Templos , y quisieron quemar el de S. Agustín,
aplicaron seis barriles de pólvora para arruinarle , y
ios
Tomo segundo. Año de M. DCCX, 5 9
los que pusieron la mecha á la Mina, quedaron abra-
sados, porque permaneciendo ileso el Edificio , retro-
cedió el fuego.
54 El dia 29. de Noviembre dexó á Toledo el
Exercito ^ cerráronse luego las Puertas , y aclamaron
al Rey Phelipe , dio aquella Ciudad muestras de su
heroyca fidelidad 5 desde los muros burlaban con sil-
vidos y oprobrios á los Soldados , pero Starembergh
atento á su marcha , no hizo caso de estos leves ac-
cidentes de la suerte 5 con él se fueron algunos No-
bles y entre ellos el Marqués de Tejares , que antes
entrego su casa á las llamas, como quien no espera-
ba volverla á ver. Las Señoras que habían ido á To-
ledo , volvieron á Madrid. Quedóse en un Convento
la muger del Conde de Palma desaprobando lo que
habia executado su marido 5 creyeron muchos que lo
afectaba, pero estaba precisada á esto, por no salir de
España. La Manguardia la llevaban los Portugueses y
Palatinos , el Centro los Alemanes y Olandeses , la
Retaguardia los Ingleses , y la Caballería Catalana
guardaba los lados del centro 5 eran los principales Xe-
fes el Señor de Franchembergh , Palatino, y el Conde
de la Atalaya, Portugués , el Marqués de Bel Castél y
Stanop. Todos obedecían á Starembergh , ó ningunoj
estaban entre sí desunidos , y asi no marchaban juntas
las Tropas , sino precediendo una gran distancia del
Centro á la Retaguardia, y cada Nación hacía su
Tropa aparte , de género , que no se observaba orden
Militar en la marcha^ se destacaban los Soldados á
robar á los vecinos Lugares , ó campos de ganado^
muchos no volvían , y quedaban por víctima del odio
de los Paysanos , que se armaron para defenderse.
55 Tuvo luego ?1 R;y Phelipe, por las Partidas
abanzadas casi hasta Toledo , noticia de la marcha de
H2 los
6 o Comentarios de ¡a Guerra de España,
los enemigos , y ordenó la suya con tanta celeridad,
que pudiese alcanzarlos á la distancia de executar lo
que tenia ideado. Luego que dexaron los confines las
Tropas Españolas , pusieron en Quartcles de invierno
las suyas los Portugueses , ó creyeron acabada la c un-
paña, ó no se quisieron aventurar mas 5 porque el Kiiy
Phelipe , habiendo dexado en las Fronteras muy poca
gente , tenia ya un Exercito de 25©. hombres , los 1 8"^.
Veteranos , deseosos de lavar la nota de la perdida
bata! la en Zaragoza ^ y asi marchaban con tanta ve-
locidad y alegria , como si tuviesen segura la victo-
ria , sin que la embarazase la rígida estación del in-
vierno. A confirmar en su fidelidad á Toledo entró
con 600. Caballos D. Pedro Ronquillo , luego vol-
vió á partir á buscar al Rey Phelips , que tenia pues-
tos sus Reales en Talavera de la Reyna , adonde lle-
garon los Diputados de Madrid con una suma de di-
nero , gratuitamente contribuida para los gastos de la
guerra. Había ya emrado en la Corte desde el día 30.
de Noviembre D. Feliciano Bracamonte , y experimen-
tado en ella las mas altas señas de júbilo en el Pue-
blo, que se propasó al mayor exceso, quando el dia
3. de Diciembre entró por la Puerta de Atocha en
coche el Rey Phelipe, que después de haber visitado la
Capilla de la Santísima Virgen , se encaminó al Real
Pakcio. Era tanta la multitud del Pueblo que salió
á verle , bendecirle y aclamarle, que no podia el co-
che penetrar y ganar camino , en el qual , no siendo
la distancia mas que media legua , se gastaron mu-
chas horas ^ estaban adornadas con el mas exquisito
gusto las calles y las fuentes ^ siguiéronse por la no-
che fuegos artificiales y luminarias, y se introduxo tan
universal alegria, que vaticinaba los mas prósperos
sucesos-
El
Tomo segando. Año de M. DCCX. ói
56 El Exercito sin hacer alto, pasó á Guadalaxa-
r'? , mandado por el Marqués de Valdecañas , porque
el Duque de Vandoma estaba con el Rey , que el día
6. de Dicif mbre volvió á las Tropas, que proseguían
sus marchas. Seguía inmediatamente á los enemigos
por las espaldas Bracamonte ^ y por un lado Valiejo,
no en vano , porque picaban siempre la Retaguardia, y
qualqiúer Soldado enemigo que se descarriaba , ó en-
tietenia, les caia en las manos. La tarde del dia 6.
cuidadoso de que le seguían con tanto tesón Diego
Stanop, no teniendo exacta noticia ád Lugar, le pa*
recio poner sus Tropas Inglesas dentro de Brihuega,
y pasar de dia el Tajo 5 estaba el Lugar situado en una
pequeña a-tura , cuyo recinto era un simiple muro de
antiguo ladrillo^ y tenia dentro una Torre por retira-
da ^ pero desarmada y para ningún uso. Estaba distante
tres leguas el centro de su Exercito , y solo pensaba
Stanop pasar en Brihuega mas segura aquella noche.
Luego que las partidas abanzadas del Rey vieron que
se enderezaban los prim^eros Estandartes del Inplés á
aquel Lugar , dieron aviso al Duque de Vandoma , el
qual con la mayor celeridad destacó al Marqués de
Valdecañas con toda la Caballería y Granaderos acia
Torija , por si podia cortar á los Ingleses el camino y
separarlos de Starembergh. El largo espacio de las no-
ches de Diciembre y el ardiente zelo del Marqués
hicieron que llegase antes de la Aurora al Tajo, ocu-
pase sus puentes y fortificase el vado mas vecino á
Brihuega , en la quai estaban ya cerrados los Ingleses,
que por la mañana del dia f . queriendo salir con una
Partida de Caballería á reconocer ei rio, no solo le
hallaron crecido con las coiuinuas aguas, sino tam-
bién ocupado de los Españoles : Hubo alguna escara-
muza 5 y se retiraron ios Ingleses al Lugar, donde vien-
do
02 Comentarios de ¡a Guerra de España.
do ^ que no podían salir, se fortificaron con Trinche-
roñes y cortaduras , todo quanto permitía la prisa y
la falta de instrumentos ^ faltábales también Artillería,
Municiones y Víveres , con que no podía ser larga
la defensa ^ pero creían ser socorridos de todo su Exer-
cito , avisando á las Tropas del centro , de donde un
Regimiento marchaba separado, y dimidiando la dis-
tancia del camino , para dar á Starembergh noticias
de Stanop , y á éste de aquel, pero esta partida se ha"
bia apartado del camino para robar, y habia sido hecha
prisionera por Bracamonte , y asi le era muy difícil al
Inglés avisar de su peligro al General Alemán.
5^ Antes del dia había partido el Rey Phelipe
con el Exercito : encaminándose al mismo Lugar , á
larga marcha , que la aceleró , quando tuvo noticia,
de que ya Valdecañas tenia bloqueada toda la Reta-
guardia de los enemigos. El dia 8, llegó el Rey con su
Manguardia á las doce , y luego se plantaron caño-
nes , aunque de campaña , para batir el muro. Hacía
mucha impresión la bala , pero no abría buena bre-
cha , porque no podía batir la raiz del recinto , impi-
diéndolo lo elevado del terreno , y no estaban bien
asentadas las cureñas , para ponerlas á tiro ^ pero era
tanto el ardor de los Españoles , cuyo Exercito , ya
el dia 9. por la mañana habia llegado todo, que que-
ría asaltar la brecha , estando aún ruda y sin apla-
nar , bien que venían cansados de una continuada mar-
cha desde Guadalaxara , que dista diez y nueve millas.
El mayor fuego se enderezó contra la Puerta de San
Phelipe ^ hacer ésta pedazos fue fací! , pero no el mu-
ro , que siendo de tierra encrostada, no resistía á la
bala , se abría en agugeros , pero no caia con tanta bre-
vedad , quanta hablan menester los Españoles para el
asalto , porque recelaban volviese atrás el Exercito
Ene-
Tomo segundo. Año de M. LCCX. 6^
Enemigo. Para alcanzar estos avisos se adelantó Bra-
camonte , el qual pn la tarde dio noticia de que ya
venia con todo su Exercito Starembergh y porque habia
Stanop despachado seis hombres los mas esforzados,
que pasando á nado el rio la noche del día T'. dio cuen-
ta de su peligro , advirtiendo , que si no estaba en to-
do el dia 9. socorrido, era infalible la ruina de aquella
parte de Exercito , que traeria infaustas conseqüencias
para el todo^ pero como ya estaban tan adelantados
los Alemanes , no les alcanzó esta noticia en parage,
que podían por todo el dia 9. dar la batalla á los
Españoles.
5 8 Ignorando estas circunstancias el Duque de Varr»
doma, mandó al Conde de Aguilar, que con toda la
Caballería pasase el rio , embarazase el Exercito ene-
migo , oponiéndosele , para que recelase entrar en el
puente , ó en el vado vecino á Brihuega, la qual man-
dó el Rey atacar por la tarde , aunque no era la brecha,
según regla militar , todavía capaz de ser asaltada.
Executóse por dos distintas partes, y el verdadero
asalto fue por la Puerta de S. Phelipe , á cargo del
Marqués de Toy , de D. Pedro de Zúñiga y de Car-
los Florencio , Conde de MerodL Otro fingia el Con-
de de las Torres por otra brecha , y otra partida de
Soldados sitiaba el muro , para que nadie escapase,
á cuyo efecto estaban mil Caballos en las vecinas al-
turas , y tomando el camino para el rio.» La acción
fue de las mas sangrientas de esta guerra , porque so^
bre ser ruda y alta la brecha , era preciso baxar mu-
cho para poseer el terreno llano del Lugar 5 y con
Defensores tan fuertes y experimentados era arduisima
la empresa. Iba costando mucha sangre , porque los
Ingleses , aunque no tenían Artillería , habían puesto
tantos embarazos en la brecha con piedras y leñosy
que
64 Comentarios de la Guerra de España,
que no era pelea regular s'mo muy extravagvinte ; pe*
ro todo lo ven?ii el valor de los Españoles, que nua-
ca fueron rechazados , aunque murieron infinitos. Go-
bernaba dentro los suyos el General Carpentier, Inglés,
con tanto brío que se vio muchas veces luchando con
los que pretendian penetrar por todas las dificultades,
guiados del Marqués de Toy , que al subir del muro
y apoderarse de la Puerta de S. Phelipe , recibió en
el pie una herida ; otra no menos gloriosa tuvo el
Marqués de Torremayor , Coronel del Regimiento de
Se g ovio.
59 Impaciente el Conde de S. Estevan de Gor*
máz de estar ocioso con las Guardias , que estaban
con la persona del Rey, fue voluntariamente al asalto,
donde adquirió no pequeña gloria , ayudando con su
mano á los Soldados á que montasen la brecha 5 y aun-
que cargaba sobre él una tempestad de balas, perfi-
cionó la obra , hasta que ya todos los Regimientos en-
trasen por la brecha y por la puerta con gran intre-
pidez , despreciando tanta variedad de peligros. Aquí
brilló mucho el valor de D. Pedro -de Zúñiga y el
Conde de Meredi , que guiaban los Soldados á lo in-
terior del Lugar tan difícil como su entrada , porque
habia hecho Stanop muchos hondones , cortaduras y
empalizadas , que encadenó con vigas , y las disputa-
ba , peleando con la mayor fortaleza por su propia
mano , y aplicando fuego á los maderos , para esto
prevenitlos , para que la llama y el humo embaraza-
se á los que abanzaban , sin jamás retroce 1er , que ni
con este ardid desmayaron , porque trepando unos con
achuelas y otros con sus bayonetas por el fuego , hacian
retirar á los defensores. Cayó aquí siete veces herido
el Marqués de Rup^lmond , que reti-ado al cam:;o,
murió al uiro dia. También fue gravemente heri-
do
Tomo primero. Año de M, DCCX. 6 3
do en un brazo el Duque de Prato Ameno , Sici-
liano.
60 Sin decidirse esta disputa anocheció , y la hi-
cieron las sombras mas cruel , porque con la noticia
mas exacta del parage , se defendían mejor los ingle-
ses , hasta que se plantó el canon dentro de la Ciu iad,
y se apartaban con la bala menuda los defensores , re-
tirados ya á la Plaza del Castillo , siempre seguidos de
los Españoles á los quales guiaban con maravillosa in-
trepidez los Capitanes de las Reales Guardias , Don
Gonzalo Quintana, y Don Bartholomé ürbina , que pe-
netrados de varias heridas , cayeron gloriosamente. Los
E-egimientos de Guardias hicieron alli maravillas , y
el de Ecija , y los Granaderos ^ pero no quedaron mu-
chos : ñnaimente , hasta mas de dos horas de noche
se dilató la sangrienta lid , y pidió capitulación Sta-
tiop, mas arrogante ,que justa , porque queria salir li-
bre con sus Soldados. El Duque Vandoma se escanda-
lizó mucho , y dixo que se admiraba de que se pidie-
se esto á un b>xercito que mandaba el Rey Catholico:
que habia menester de aquellos prisioneros , no del
Lugar ; y que si no se rendían en una hora , no daría
quartél. Antes de ella se capituló , y quedaron todos
prisioneros de Guerra. El Rey por benignidad , conce-
dió á los Oficiales los equipages , entregando ios pa-
peles ,y restituyendo lo que fuese de las Iglesias : de
estas alhajas se hallaron muchas , y hubo un gran bo-
tín : salieron prisioneros quatro mil y ochocientos In-
gleses, con los Generales Stanop , Hil , y Carpentier.
Éste fue herido en la cara : quedaron muertos quinien-'
tos, doble numero de ios Españoles, y casi otros tan-
tos heridos. Al punto se enviaron los prisioneros con
varias Escoltas , y por distintos Lugares se despacha-
ren á lo interior de Castilla , con orden de que toda
Tí/m, IL I ^^ue-
66 Comentarios de la guerra de Espacia,
aquella noche , y al otro dia los hicieron marchar sin
hacer alto. Estos fueron los que tantos robos, y sacrile-
gios comtrtieron en Toledo , Ciudad que tiene á Santa
Leocadia por protectora , que se vengó de ellos en el
inÍ5mo dia 9. de Diciembre en que se celebra su Fiesta,
Pe esta reflexión se reirán los Heregr^s. El hecho es cier-
to , la Providencia no tiene acasos , ni la divina Justicia
olvidos.
61 Stanop 5 dixo, que se había rendido por falta
de municiones ^ lo cierto es, que no se hallaron: al-
gún Inglés , poco afecto á su Comandante , esparció
que las hábia mandado echar en un pozo, para poder-
se valer de esta excusa ^ pero no le disculparon los
peritos en el Arte Militar , de haberse encerrado en
un Lugar tan poco fuerte , y que marchase tan distan-
te deí centro de su Exctcito , sabiendo le seguia el de
los Enemigos. En este error , ó negligencia también ia«
cuirió Starembergh^ bien, que todo era efecto de
la soberbia, y confianza en el propi'i valar, no per-
suadiéndose , que se atreverían los Españoles á seguir
tan inmediatos. El General Alemán , y el Inglés se
atribuían reciprocamente la culpa. De esto se hizo gran
seijtimienio en Londres, y se resolvió no enviar mas
Ti opas á España, y en vez de ellas , connibuir con
dinero , si se proseguíala Guerra. A Stanop se le per-
mitió despachar luego un correo á su Curte: á él le
importaba prevenir disculpas, que llegaron antes que
las acusadores de los Austríacos: y a' Rey Phelipe le
im|[ criaba divulgar apriesa la noticia, por si muda-*
ban de sen:blanie las cosas. Luego se dio aviso á Pa-
rís , y no lo celebró poco el Rey Christianiiimo , quien
con la mayor diligencia dio esta noticia al Mariscal
de Tailard , que estaba todavía prisionero tn Lon-
dres,
í. Ama-
Tomo segundo. Año de M.BCCX. ó^
62 Amaneció mas alegre para los Españoles el día
10. de Diciembre, porque ya se repetían avisos de que
venia Starembergh al socorro, y creian ser vencedo-
res, si se daba la batalla , faltándole á los Enemigos
tan gran numero de la mas escogida Infantería. Oían-
se cañonazos, que mandaba Starembergh disparar , para
dar aviso á Stanop , por si aun no estaba rendido.
Luego puso el Duque de Vandoma su Exercíto en ba-
talla sobre una pequeña eminencia en los campos de
Viilaviciosa : no era el parage muy llano 5 antes sí pe-
drajoso, y con algunas pequeñas cortaduras, y pare-
des rusticas de cabanas antiguas , ó apriscos de pasto-
res. Guareciéronse de ellos: fue el dictamen del Conde
de las Torres de poner la infantería , porque quando
viniese con furia el Enemigo, hallase un insuperable
embarazo. Vandoma no quiso mas que poner patentes,
y en abierto las Tropas, y escogió quanto era posible
la parte del campo mas á proposito para la Caballe-
ría. El ala derecha dio al Marqués de Valdecañas , la
siniestra al Conde de Aguilar, y el centro al de las
Torres , mientras él , corriendo por todo , daba las ne-
cesarias disposiciones: puso dos lineas de Artillería , y
en un vecino Montichuelo estaba con solas sus Guar-
dias dea caballo el Rey Phelipe,baxo del cañón del
Enemigo, que á medio dia se dexó ver compueato en
batalla, baxando por el opuesto Collado , al pie del
qual hizo alto , porque vio un Exercito , que no espe-
raba , y se le figuró mayor el estar de indumia ex-
tendidas con gran intervalo las lineas, de lo que ar-
güyó no estar empleado Destacamento alguno contra
Brihuega , y que ya estaban rendidos los Ingleses , por-
que no se veian en ella señas de guerra, ni se oían ti-
ros. Esto le puso en cuidado , y juntando su Conse-
jo j determinaron qodar la batalla, §ino e.^perar i que
I2 la
68 Cowent arios de la Guerra de España.
la noche protegiese con sus sombras la retirada á Ara-
gón : con lodo eso puso sus cañones á tiro , y dos mor-
teros , por no dar indicio de su resolución : estos ha-
cían grande daño , y no dexó el Rey de correr igual
riesgo, como los dtmás ; pero ni los ruegos, ni súplicas
de los suyos pudieron hacerle alejar.
63 El Duque de Vandoma , al ver , que los enemi-
gos dexaban finalizar el dia , arguyo su designio , y
dio señal de acometer. Hizolo primero por la dere-
cha el Marqués de Valdecañas , contra la siniestra de
los enemigos, que gobernaba el General Francher-
bergh con sus Palatinos , la caballeria Portuguesa,
y Catalana : el centro le regía con ocho mil escogi-
dos Infantes Don Antonio de Villarroél , y el Señor de
Bel-Cí.stél con lalnfanteiia Alemana, y Olandesa. La
derecha el mismo Starembergh, pero muy pegada al
centro : la formó entretexida en caballeria , con mu-
chas , aunque pequeñas lineas , haciendo frente la ca-
balleria mas escogida , porque también guardaba las
baterías puestas con tanta felicidad , que incomodaban
mucho á los Españoles , y las protegían dos Regimien-
tos de Infanleria. Toda la caballería de los enemigos
eran cinco mil hombres ^ pero ios Infantes eran diez y
siete mil. El Rey Cathoiico traía nueve mil caballos,
( que de estos se habían destacado con Bracan.onte , y
Vallejo dos mil ) y los Infantes erau scio diez mil, por-
que desde el Irucnte de AJmaráz al dia de eita Bata-
lla , fahaban iruthos. Acometió ccn tanto ínpetu el
Marqués de Valdeci^ñas ^ ove no pudiéndole lesistir la
primera linea de la izquierda enenága, padeció una en-
tera derrota : cayó sobre la stgi rda: y aui^que ius Ge-
fes se esforzaron para ponerla en ordrn, ya se habían
dividido en pelotones las lincas, rotas aubasdel biio
de Id caballería Española ; Francheiber^h aplicó los
nía-
Tomo primero. Ano M. JjCCX, 69
mayores esfuerzos para reglar ios suyos ; pero ya es-
taban bien lejos los Palatinos , y solo resistían un poco
los Portugueses , y Catalanes. Destacó Starembergh del
centro algunos Regimientos para socorrerlos 5 pero
cortados , y asaltados por ios Españoles , fueron des-
hechos de forma , que no se pudieron jamás unir al
centro 5 aunque con él hizo ViÜairoél dos movimien-
tos para acercárseles ^ pero ya no fueron á tiempo,
porque estaban enteramente derrotados con todo el
cuerno izquierdo dei Exercito Alemán. Los Vencedores
persiguieron mas de lo justo á los Vencidos : hacian
' falta en el campo , y se esforzaba en vano Valdeca^-
üas para que volviesen á él ^ y por si ios podia jun-
tar para acometer al centro los seguia , y se apartó
muy distante , con gran perjuicio „ porque en el cen-
tro estaba lodo el peso, y el mayor ardor de (a Guer-
ra ^ y peleaba con tanto valor el de los Enemigos
siempre sostenido de la caballería , que tenia á su de-
recha , que roiiip-iójadelatitundo algunos pasos , la pri-»
meia linea dei centro de los Españoles , de jos quales
la mitad yolvieron la espalda. Estos fueron los Regi-
mientos nuevos, porque algunos de ios veteranos, y
las Guardias se apart£,rün por un lado á la derecha,
mientríis trabajaba el Conde de las Torres en volver á
juntar los que hablan huido,
64 El Duque de Vandoma volvió á guiar á la pelea
los que hablan quedado, y con ellos atacó , dando un
breve gyro al csritio de ios Enemigos por un lado: hi-
zole irente Bei-Castél , y se travo una cruel disputa,
porque estaban lo.. Valones , y Guardias Españolas, del
Rey Pheiipe cor ridos de parecer vencidos^ y lo estu-
vieron en aquella parle , porque Villarroéi , del que era
punto deia prima' linea dei centro sacó un ángulo, é
hizo dos frentes , con las quales rechazó á ios Es^-'aüo-
T'O Comentarios de ¡a Guerra de España.
les , que por ambas le habían vuelto á acometer , por-
que instaba con gran vigor el Conde de Aguilar , que
no podia pelear contra el centro. Tan unidos ios te-
nia Starembergh , que rechazó al Conde con toda su
primer linea, y caballería , y le echó, si no de iodo
el campo, de la mitad de él. Con esto , dexando un
poco atrás su centro el General Alemán , le defendía me--
jor , y apartó enteramente á los Españoles 5 pero no
proseguía á ganar terreno , esperando que anocheciese,
y que con quedarse en aquel parage , decantase Ja vic-
toria. No habían las Guardias del Rey vuelto jamás la
espalda con algunos Regimientos ; p:ro habían retro-
cedido hasta la mitad del campo , donde el Duque de
Vandoma se esforzaba á vo'ver á formar la primera
linea del centro : ayudábale el Marqués de Toy , y fue
otra vez herido, y prisionero ^ pero luego sobre su pa-
labra se le dexó en libertad. Él Conde de las Tores , y
otros Españoles , que no eran Soldados , sino Minis-
tros persuadían á formar nuevamnte la segunda linea,
y lo consiguieron en gran parte ^ viendo , que hs Guar-
dias habían restablecido la primera contra el centro ^ pe-
ro con los pocos pasos , y movimientos , que el de los
enemigos habia dado, estaban mas mi>lestados de la Ar-
tillería los que hablan de acometerle. Contra ella,
viendo e«;to , volvió sus Armas con la mayor intrepi-
dez el Teniente General Don Joseph de Armendaríz,
baxo cuya mano el Coronel Don Juan de Velasco per-
feccionó la obra , y ganó la Artilieríaá los Enemigos,
porque Armendariz se retiró mortalmente herido , y
habia en este mismo parage muerto Don Pedro Ron-
quillo.
65 Ya sin este embarazo los Españoles , volvie-
ron á la batalla con brio. Mezclóse entre los Valones
con u¿ia de sus Vanderas el Marqués de Moya , hijo
del
Tomo primero. Año de M. DCCX. ^ i
del Marqués de ViUena , que no habiendo podido
volver á umc su Regimiento , tomó una Vandera de
uno de sus Tenieníes , y se unió á los que comba-
tiaii. Tampoco faltó á la acción el Conde de San Es-
tevan de Gormaz, cuyo valor no descaeció en toda
la saugneíiía función , que ya se habia encendido mas
feroz, ae genero , que se vibren obUgados los Alemanes á
formar ds todas sus Ti opas una figura de puerco espin, y
€nei cabo de una linea peleaba con tanto esfuerzo Villar-
roéi, quc si se hubiera podido quitar la nota de desertor,
hubiera quedado glorioso. Regía el pumo céntrico de
la figura btarembergh , y queriéndola sustentar , mu-
rió 5 pasado de mucnas heridas, Bel-Castél. Todos
ios Oíiciaies Españoles , aunque faltaban sus Regimien-
tos 5 manieníaü la batalla , porque no puiiendo vol-
ver a oraenurios , no quisieron dexar de asistir á ella.
Murió entre eiios , animándolos , el Mariscal de Cam-
po Don Kodi igo Correa. Tauta fue el arte , y forta-
leza debiaiemb-rghjque rechazó otra vez á los Es-
pafioies, y se hizo a^^arte de ellos casi á tiro de fj»-
sil 5 aunque /ictbia perdido mucha gente. No creyen-
do ei Jjuqae de Vandoma que volverían á la batalla
los que se habían apartado , la juzgó por perdida , ó
por lo menos mdecisa la victoria 5 y como ya estaba
anocheciendo, suplicó al Rey que se retirase á Torija,
lo que ao quioo exccuíar , y mas viendo , qucf el Con-
de de Agüildr teniendo ya reparados los suyos , vol-
tio a acoiueter ladeicchade los Enemigos con su Ca-
baüeiía , ia que procuraba resistir el Conde de la Ata-
laya» Esio aesconccrLó las medidas de Síaremberghj
poique ie obligó á mudar ligura , y hacer frente á los
Ebpanoies,qu¿ curndos del pasado desorden peleaban
con la mct)or loitaieza , y ios resistían con bao la
CabaUaia Alemana 5 y pane de l^ Portuguesa , aun-
qu«
7 2 Coméntanos de la Guerra de España.
que ya estaban cansados de lo vario, y prolixo de ía
Acción.
66 Era todo el cuidado de Starembergh , que no
perdiese el centro el socorro de la cabalieria , pues
por ella no habia podido aun ser vencido con tantos
asaltos como dieron los Españoles^ pero prevaleciendo
ya en la izquierda la fortuna del Conde de AgjiUr,
rompió la primera , y segunda linea de la derecha del
Enemigo , de cuya derroca salvó Starembergh mií Ca-
ballos, que puso como por Muro de su centro, que es-
taba aun firme , hasta que volviendo el iVlarqués de
Valdecañas, de haber deshecho toda la izquierda ene-
miga , acudiendo por otra parLe Don Feliciano Braca-
monte , que estaba destacado con mil y doscientos Ca-
ballos , y á rienda suelta , habiendo sido avisado de
los tiros de catión , procuró hallarse en la batalla:
atacaron el centro por distintas partes , y aun por
tres, d.íspuis que llegaron también Don Joseph de
Amezaga, y el Conde Mihoni. El General Alemán
sacrifico priiiiero dos mil Caballos, que le hacian
frente : deípues armó un fuerte quadrangulo , que
dio tres descargas contra la Caballería Española, que
ciegam-nte empeñada en vencer aquel centro , y sacar
del campo á Starembergh , se echaba sobre las Bayo-
netas enemigas : quedó herido en la cara Amezaga. Ha-
bia formado Bracamonte una corta linea de nueve
hombres : mas la estrechó Valdecañas , porque formó
una de seis, pero repetidas por todas las caras del
quadrangulo , que combatía contra sola la Caballería5
porque la Infaniería Española se habia apartado ya del
combate , y solo permanecían en él el Conde San Este-
van de Gormáz , el Marqués de Moya, los Gefes , y
Oficiales del Exercito, con trece Soldados 5 y aunque
las Guardias del Rey no estaban lejos, las sombras
de
I:
Tomó^segmdo/AñodeM,DCCl. ^ ^3
íáe la noche prohibían entrar en el combate , tan su-
mamente intrincado , que solo el valor y la pericia de
Guido Starembergh podia conservar el orden , y reti-
rarse siempre combatiendo , ayudado del Conde de la
Atalaya , y mas que de todos de D. Antonio Viílar-
roél. El primero que tuvo la gloria de acometer con
su Caballería el centro , fue Bracamonte 5 y por eso no
queria dexar de ser el último en perseguir al enemi-
go , á quien puso verdaderamente en confusión Valde*
cañas , porque traia mayor número de Caballos y Ofi-
ciales. Al fin , ya habia mas de media hora que reyna-
ban las sombras de la noche, y aun duraba la bata-
lla 5 de la qual y del campo se salió formado el Ale-
mán con seis mil Infautes que le quedaron , y se re-
tiró á un vecino bosque , donde no podia ofenderle la
Caballería enemiga , á quien se debió enteramente la
victoria. Quedó Valdecañas por dueño del campo , de
la artillería y bagages.
6f El Rey Phelipe aún estaba en el mismo parage,
aguardando el éxito , que ignoraba todavía , hasta que
fue avisado de la victoria , y pasó al centro del camp3
de batalla , donde durmió aquella noche cercado de
heridos y cadáveres , porque se mandó estuviese el
Exercito sobre las armas sin entrar al saqueo. Lo
propio hizo Starembergh , que juntó luego Consejo da
Guerra, y aunque todos los Oficiales (menos Villar-
roél) fueron de opinión de hacer llamada, y capitu-
lar, no quiso diciendo : ^'Que á obscuras nada se deter-
gí minaba, y que la luz mostrarla lo que se debía
wexecutar^ que ciertamente habia vencido á la Infante^
«ría Española , y que no se podia juntar tan de maña-
«na, que no tuviese tiempo de hacer su marcha, y to-
«mar el camino de Aragón , donde estaba segura
También juntó Consejo el Rey Phelipe , y fue de pare-
Tom.lL K cer
^4 Üoment arios de ¡a Guerra de España.
cer el Conde de Aguilár de despachar luego la Caba-
llería para tomir los pasos de Aragón, y ver si se po*
dia bloquear al enemigo, que era infalible su rendi-
ción porque no le quedaba mucha gente. Los mas de
los Españoles adherían á este dictamen^ y el Duque de
Vandoma dixo: "Que no habia mas Exercito que Ca-
»ballería , que ignoraba quán lejos estaba el enemigo y
» con quánta gente , que éste estaba para volverle á dac
»> alientos á emprender otra acción , si veia al Rey sin
» Exercito numeroso por la mañana , y que en este caso
wera preciso retroceder, y no sería haber ganado la ba-
« talla : que ahora estaba segura la victoria , y que el
»dia sería mejor consejero para ver el estado y para-
»ge de los enemigos." Este dictamen siguió el Rey^
y solo destacó , aunque poco adelantado , con dos mil
Caballos á Bracamonte , para que se acercase quanto
era posible á los contrarios , cubriendo por defuera el
campo en que estaba el Rey, á quien sirvió esta noche
de tienda su coche.
68 Esta es la célebre no esperada batalla de Vilía-
viciosa , ganada con un tercio menos de gente , arreba-
tados los laureles de las sienes de un Exercito vence-
dor , que quatro meses antes creia haber conquistado la
España. Dentro de la misma Castilla dexaron las Na-
ciones Coligadas quanto pillage y saqueo hablan he-
cho de los mismos Pueblos y de los profanados Tem**
píos, porque D. Joseph de Vallejo , que estaba ade-
lantado á las encrucijadas de los caminos con una Par-
tida de Caballería , cogió los bagages de todo el Exer-»
cito, (Vandoma restituyó el suyo á Starembergh) y
30. prisioneros , sin los que le hicieron en el campo
y en las cercanías de él , donde quedaron muertos 49.
del Exercito del Rey Carlos y 60. prisioneros, y se to-
maron 20. piezas de cañón, dos morteros, seis timba**
ÍeS|
Tomo segundo. Año de M, BCCX, ^5
feí!, y 3?' vanderas: en fin , de un Exercito de mas de
308. quedaron 69.
69 Viendo Starembergh la mañana del día 1 1. que
solo estaban los 2 9. Caballos de Bracamonte formados^
y en parage donde no podían ofender su Infantería,
amparado del mismo bosque , tomó el camino de Ara-*
gon, marchando formado, hasta que subió á la Montaña,
y á grandes jornadas llegó á Zaragoza , de donde, sin
detenerse pasó á Barcelona, y divulgó, que habla ga-
nado la batalla : asi lo escribió á la Corte de Viena,
pero que como habia perdido tanta gente , no se ha-
bía podido mantener en campaña. Conocieron las Cor-
tes Coligadas del propio hecho contrario , que aunque
para engañar al Pueblo celebraron la victoria , saca-
ron de esto mas irrisión , que aplauso. Con estas reite-
radas funestas noticias , los Ingleses se confirmaron en
la deliberación de no enviar mas Tropas á España. En
la Francia hubo de esto particular júbilo, y mucho ma-
yor le tuvieron los Españoles , pues solos y sin Tropas
Auxiliarles, restablecieron al Rey en el Trono, y ad-
quirió el Duque de Vandoma la gloria de ser llamado
Reparador del Reyno. Toda la disposición del acampa-
mento y marchas efectivamente fue suya , executada
por los Españoles con denuedo y fortaleza 5 y aunque
no se debió la victoria á la Infantería , no pudo la
Veterana pelear , porque la desampararon los nuevos
Regimientos. El Rey Pheíipe dixo : Habia debido la
'victoria al Marqués de Valdecañas , porque fue quien
con su ala derecha atacó, y sacó á los enemigos del cam-
po. No se portaron con menos valor en aquel último lan-
ce el Conde de Aguilár , el de S. Estevan de Gormáz y
el Marqués de Moya su hermano , D. Feliciano Bra-
camonte , D. Joseph de Amezaga , Mahodi y todos
los Oficiales del Cuerpo del Exercito , que dexando sus
K a Gom-
'{r6 Comentarios de la Guerra deEspaña.
Compafíias y Regimientos , sirvieron de Soldados , y
formaron la ultima linea contra el centro. No brilló
menos la vigilancia , é infatigable aplicación de Don
Joseph Vallejo. Murieron de los Españoles tres mil , y
mas de mil quedaron gravemente heridos, á los quales
mandó el Rey curar con la mayor atención. Después, á
regulares marchas , pasó con su Exercito á Zaragoza
vencedor, donde habia quedado vencido.
70 Algunos creyeron que habia usado floxamente
de la victoria, y que si se hubiese seguido el dictamen
del Conde de Aguilár , de adelantarse toda la Caballe-
ría á cerrar los pasos á Starembergh , no se hubiera re-
tirado hombre alguno á Barcelona. De esto se disculpó
con bien modesta carta el Duque de Vandoma con su
Soberano , dando por razón , que no quedaba Exer-
cito á quien fiar la persona del Rey , si destacaba la
Caballería y Granaderos ^ y que ésta sola no bastaba
para vencer á Starembergh, que estaba ya abrigado
del bosque , y cubierto el camino de las Montañas^ y
como en un dia salió de los términos de Castilla , todo
era Pais amigo : circunstancia , que hizo gloriosa la
retirada de Starembergh. Nunca tuvo General alguno
de Exercito mas presencia de ánimo en acción tan
sangrienta, varia y trágica: decian sus propios ene-
migos , que solo él podía haber sacado formada aque-
lla gente , que salió vencida del campo , pero no deshe-
cha ^ y si hubiera tenido tan fuerte Caballería como In-
fantes, hubiera obtenido la victoria: dos veces vio de
ella la im^^gen : tres rechazó la Infantería Española^ pe-
ro desamparado de sus alas, y cargado de 89. Caba-
llos , resueltos á morir , ó vencer , cedió á la fortuna del
Rey Phwlipe y al valor de sus Tropas,
ANO
f?
AÑO DE M. DCCXI.
jri TT A pasada victoria en los Campos de Villavi-
p _j ciosa , quanto avigoró el ánimo de los Espa^
ñoles , consternó el de los Aliados. Ya no daba oidos
á la Paz el Rey de Francia : mudado el semblante de
las cosas , no se atrevían á proponerla los Olandeses,
Los Ingleses la meditaban particular , á instancia del
Mariscal de Tallard. El Rey Phelipe dio Quarteles á
sus Tropas 5 pero se aplicó todo á aumentar el núme-
ro de ellas , y á reparar la pérdida de los mas esforzar
dos , que hablan muerto el año precedente , vencidos
y vencedores. No podia dar esta ociosidad á las po-
cas 5 que le quedaban al Rey Carlos , porque despre-
ciando los rigores del invierno, proseguía en el Sitio
de Girona el Duque de Noailles. Era Gobernador de
la Plaza el Conde de Tatembach , hombre esforzado,
y que no perdonaba diligencia : hizo algunas salidas
con felicidad , aunque no tenia mas que dos mil hom-
bres 5 pero como el Exercito de los Franceses se com-
ponía solo de 198. toda pequeña pérdida era grande,
porque sobre ser Girona Plaza fuerte , la hablan los
Ingleses añadido algunas Fortificaciones exteriores. El
mayor enemigo que los Franceses tenían , era lo rígi-
do del tiempo : veinte dias estuvieron los ¡Goldados
en las Trincheras , que estaban llenas de agua. Algu-
nos Cabos de no vulgar experiencia en el Exercito,
eran de opinión de levantar el sitio y permanecer en el
bloqueo hasta la Primavera. El Duque de Noailles,
que estaba constante en su empeño , determinó perfec-
ción
{f8 Comentarios de la Guerra de España.
Clonar la obra antes que pudiese ser la Plaza socorri-
da. Esto solicitaba con la mayor viveza Barcelona:
habíase introducido á la desilada alguna gente antes
que se perficionase la linea de circunvalación, y le-
vantó el Principado á propias expensas dos Regimien-
tos , que no pudieron entrar en Girona , pjrque ya te-
nían ocupados los pasos los Franceses. Aplicaron el Mi-
nador al baluarte de la Virgen y al muro de Santa Lu-
cía, que volaron con felicidad la mañana del dia 23.
de Enero , no solo por haber perecido parte de los
Defensores , sino porque dio ocasión para el asalto. Dos
veces fueron rechazados los Franceses : acudió la ter-
cera el mismo Duque de Noailles, y de tal manera in-
flamó los ánimos con la vista y el exemplo , que re-
chazó á los enemigos hasta la interior cortadura en las
ruinas del muro , porque los que defendían el baluarte
quedaron prisioneros.
. ^2 Alojáronse los Sitiadores , y jugando solo el ca*-
ñon , quando se prevenía el dia 25. otro asalto, hizo
la Plaza llamada. Ofreció el Gobernador entregar I9
Ciudad, si se le dexaban las fortificaciones exteriores. No
vino en ello el Duque de Noailles, y prosiguió la guer-
ra. Luego volvió á hacer señal la Plaza , capitulóse,
que si no estaba en seis días socorrida , se entregaría,
con las Fortificaciones del Condestable , la Reyna Ana,
el Calvario y los Capuchinos , saliendo la Guarnición
libre , con todos los honores Militares. No pudo el
Rey Carlos socorrerla , y se cumplieron estas Capitu-
laciones el dia I. de Febrero. Entró en la Ciudad el
Puque de Noailles vencedor : para que recordasen los
Catalanes , publicó luego un perdón general , y res-
titución de bienes , en nombre del Rey Phelipe : des-
preciáronle , y no le creyeron , ni podían valerse de
él j teniendo en Barcelona al Rey Carlos: deseaban mu-
chos
•L .J
Tomo segundo. Año de M, BCCX. 7^
chos sacarle , porque públicamente los llamaba Re-
beldes Antonio de Leichteslheim \ sin Rey los llama-
ba Starembergh, y todo era oprobrio. Este General pi-
dió licencia al Emperador para retirarse , porque no
vio forma de tener Exercito , y ya los Españoles
se habian adelantado mas allá de Balaguér y Calaf,
donde tenia su campo el Marqués de Valdecañas.
Habian los Franceses tomado la Plana de Vich, Venas-
que y el Valle de Aran , con que solo le quedaban al
Rey Carlos Barcelona y Tarragona. Esto hacía pen-
sar en nuevo systéma á los Aliados , y mas viendo em-
barazado con los Rebeldes de Ungría al Emperador,
pertinaces á los ruegos y á las proposiciones de Ajus-
te. Era cabeza de ellos el Principe Ragotzi, ayudado
de los Condes Berceli y Carolio , y mucho mas del
Conde Seterasi , Gobernador de Casovia , á quien in-
tentó corromper con oro el Cardenal Soafeitz, pero le
sostenía el Rey de Suecia retirado al Imperio Othoma-
no , no sin influxo secreto del Sultán. Formaba cuer-
po esta conjura ; pero Carolio , cansado de los traba-
jos, dio oidos al ajuste, y obligó á Ragotzi á tratar de
él. Convínose en quince dias de tregua 5 pero propuso
Artículos tan insolentes , que mandó el Emperador , que
se retirase á Viena el Conde de Locheren , que trataba
el negocio. Este fue arte para no descubrirse el secre-
to ajuste , que Carolio meditaba. Ragotzi volvió á las
Armas , no sin socorros de la Puerta Othomana , sub-
ministrados (decian) por el Rey de Suecia , por no
violar la tregua de Carlovitz. Hacía grandes preparati-
vos de guerra el Othomano, y aunque publicaba, que
eran contra el Moscovita , tenia en aprensión á la Cor-
te de Viena, hasta que le envió una solemne Embaxa-
da el Turco , porque temió que se coligase con el Em-
perador el Moscovita 5 que para este efecto habla en-
via-
8 o Comentarios de la Guerra de España,
viado á Viena al Señor de Urbich. Con esto respiró el
Cesar : contúvose neutral , y se aplicó á socorrer á su
hermano en Barcelona , porque los Ingleses y Olande-
ses , aunque le habian asegurado de su constancia en
!a confederación, declararon , que no podían enviar mas
gente á España , y que solo mantendrían la guerra en
Flandes.
^3 No podía el Emperador enviar prontamente
mas Tropas á Barcelona , que las que tenia en Italia. A
esta la exprimía de género, que no estaba seguro el Do-
minio ; porque en Ñapóles , Milán y Cerdeña tenía en-
tonces mas Parciales el Rey Phelípe, que quando la po-
seía. Era Virey de Ñapóles el Conde Carlos Borro-
meo, y vivía con grande recelo desde que se hizo un
Proceso contra el Duque de Matalón , por afecto á los
Españoles. Los mismos que le absolvieron por inocen-
te , le creían culpado : no hizo verdaderamente co^
sa , que mereciese castigo , si no se imponía pena á los
deseos. Por esta secreta conmoción de ánimo no se
pudo destacar gente de Ñapóles. De Milán no la dexa-*
ba sacar el Duque de Saboya, quejoso del Empera-
dor , porque no se le habia dado del Ducado de Mi-
lán quanto le habian ofrecido ^ y su Ministro en Viena,
el Conde de Melarede , instaba por el Vigebenasco.
El Emperador le prometía esperanza , porque quería
inducir al Duque á que atacase el Delphínado , con
esto se distraía el poder de los Franceses , que hacían
grandes preparativos en la Alsacia. Temió el Duque de
Witembergh fuesen el primer objeto de furor sus Es-»
tados , y amenazó á los Austríacos con la neutralidad, jj
sino enviaban mas Tropas al Rhin. Había también el "
Cesar de juntar el Exercito de la neutralidad de Ger-
mania , porque la Liga de los tres Federicos , contra et
Reyno de Suecia , y el empeño del Moscovita , no
ira-
Tomo segundo. Año de M. hCCXL 8 1
traxese la Guerra á Geraiania , y sacasen e^tos Princi-
pes las tropas que hablan dado á los Coligados. El
arte , y el poder del Cesar lo componía todo. Era des-
pótico de Germania , pero no podia sacar dinero ^ es*
te le contribuia por dura necesidad la Italia ^ por eso
vendió en baxo precio el Ducado de Mirandula al
Duque de Modena , contra la sentencia dada en Raiis-
bona , que privaba á la Casa Pico solo del usufruto de
su Estado.
^"4 La Francia á quien salieron vanas todas las
ideas de turbar la Germania, hizo entenderlos mayo«»
res esfuerzos de guerra , porque deseaba la paz. Man-
tenia cinco Exercitos , uno en Alsacia , mandado por
el Duque de Arcourt: otro en la Mosa por el Duque
de Baviera ^ otro en la Esquelda por el de Villars;
otro en la Saboya , por el de Bervich , y otro en el
Rosellon , por el de Noaiiles , sin las tropas, que te-
nía en la Guienna , y en Pamplona ^ también mando
armar en Brest , y Tolón varias Esquadras; esto ver-
daderamente era rumor con que quería dispertar á los
Ingleses y Olandeses , para que hiciesen grandes gas-
tos en armadas navales , porque la Francia no tenia
intención de sacar un Navio. Ordenó trabajar un nue-
vo equipage para el Rey Jacobo, con aparatos de em-
barcarse , para inquietar mas á la Inglaterra , que desde
las ultimas victorias de España estaba vacilando en U
confederación , é iba descaeciendo el par dio de los
Vigst , desde que la Reyna privó del oficio de Camare-
ra Mayor á la Duquesa de iVIaiburgh , y se le dio á la de
Somerset.
5^5 De esta general confusión de las Cortes ene-
migas no se supo aprovechar bien la Eepjña , por la
civil discordia del Aula. Habían vuelío á Mad id los
Tribunales, que estaban tn Vitoria, y la Reyna pasó
Tom, 11, L á
83 Comentarios de la Guerra de España,
á Zaragoza donde la Princesa Ursini , queriéndose '
introducir , aun en las disposiciones de la Guerra lo
confundía todo , porque no le era grato el dictamen
de quien no le prestaba ciega adoración. Después de
haber tomado á Girona , baxó el Duque de Noailles
á ver al Rey Phelipe , y á reglar las disposiciones de
la campaña ^ no convenia su dictamen con el del Du-
que de Vandoma ^ y esto retardaba las resoluciones , y
el haber gravemente enfermado la Reyna , no sin sos-
pecha de etiquez. En tsta ocasión divulgaron los ému-
los del Conde de Aguilár , que habia hablado con poca
reverencia , y amor acia su persona , lo que le hizo
caer de la gracia , como después veremos. Vuelto á
Madrid Don Francisco Ronquillo y desrerró á quantos
allí se h.'bian quedada y y besado la mano al Rey Car-
los. Sacó de los Reynos ^ que el Rey Ca'holico po-
rcia á las mugeres de los que hablan seguido al Aus-
tríaco Principe, y entre ellas á la Condesa de Palma»
El Consejo Real consultó al Rey el perdonar á los.
plebeyos , y hombres de baxa esfera , que hablan se-
guido el contrario partido , estando aquel Principe en
Madrid ; ésta , sobre ser clemencia , era justicia ^ por*
que habiendo prestado obediencia el Magistrado , que
representa el Cuerpo de la Ciudad , ó "Villa y son lí-
citos los obsequios , y aun precisos á qualquier parti-
cular. Pretendía el Rey Phelipe , que baxase el Exer-
cito del Duque de I^oailles á juntarse con el suyo;
pero descompuso todas las medidas la muerte de Luis
¿e Boibon , Delphin de Francia, su Padre , sucedida en
14. de Abiil , de enfermedad de viruelas, que en vez
de manifestarse con saludable expulsión, retrocedieron.
al centro.
*r6 El Rey Chrjstiani.simo llevó e.^ta fatalidad con
la mas heroyca constancia, y escribió al Rey Phelipe
una
Tomo segundo. Año de M, BCCXL 83
una carta como consolatoria , y que no le haría falta
su Padre para mirar por sus intereses. No tuvieron tieiH-
po las Cortes enemigas de fundar nuevas esperanzas por
este accidente , porque dos dias después murió en Vie-
na, de la misma enfermedad , y con los propios sympto-
mas , el Emperador Joseph de edad de 33.:años. Esto
varió enteramente el systema del mundo, porque faltaba
el alma de la Guerra 5 y aunque le quedaba en el Rey
Carlos á la Casa de Austria Succesor , si lo habia de
ser también de la Imperial Diadema , no podia ser Rey
de España , porque sobre ser difícil acudir á todo , no
querían los Ingleses , y Olandeses acumular tantos Rey-«
nos. Sus intereses de Religión no podian hacer los po-
sibles esfuerzos para que fuese elegido por Emperador;
porque hablan casi expelido los Hereges , que preten-
dian en esta elección la alternativa pero como era con-
tra las Leyes del Imperio , y los Electores Catholicos
estaban por el Rey Carlos , no querían mover en Ale-
mania una guerra mas sangrienta , y civil ^ y asi abra*
zaron los de la Liga la idea de elevar al Solio imperial
al Rey Carlos , que por Testamento de sus mayores , y
del Emperador Joseph , quedaba dueño de los Estados
hereditarios.
77 En la apariencia favorecía el Rey de Francia
al Duque de Baviera, y añadió tr^jpas al Exercito de
la Alsacia para proteger sus derechos , y los del Ar-
zobispo de Colonia , á los quales el Colegio de los
Electores habia excluido; y asi no solo no habicin.á-
-db convocados para el Congreso , que coma Ciiarici-
llér del Imperio publicó el Elector de Maguncia , íino
que permanecía la sentencia dada contra ambos Elec-
tores, á los quales no querían ahora admitir , por no
turbar la tranquilidad de la elección , pues todos esta-
ban concordes en que recayese la Corona en el Kf^^
Lz Car-
84 Comentarios de la Guerra de España,
Cavíos. ÍMo desei^ba otra cosa el Key de Francia , y
el de España , porque este era el camino mas fácil para
la paz, y como quiera que saliese de España este Princi-
pe , la recobraba sin dificultad teda el Rey Phelipe , y
quitaba á sus rebeldes la esperanza de mantenerse en
aquel dominio. ISio aborrecían esie pretexto para salir
del empeiío los Ingleses, y Olandeses^ y asi todos con-
ciurierün á volver á entionizar la Casa de Austria. La
Emperatriz Leonora , Madre del Rey Carlos , deseaba
ardientemente sacarle de España, para que gozase un
Tiuno mas tranquilo , y aunque se habia enviado con la
noticia de la muerte el Emperador á Barcelona el Con-
de de Rofrano, volvió la Emperatriz á enviar al Con-
de de Molano , su Caballerizo Mayor , para pers'jadir
al Rey , que pasase luego á Alemania , porque asi lo
pedían mas relevantes intereses , que los que tenia en
España , y querían los Electores verle en Viena ^ por-
que recelaban dilatada su ausencia , y con ella nunca
perfecta quietud , pues aunque sin contradicción le ha-
bian ya reconocido los Reynos de Bohemia , y ün-
gria 5 y estaban ya desalentados los rebeldes^ después
que por arte del Conde Paphi se sometió á la clemen-
cia del Cesar , el Conde de Carolio , hacia grandes
esfuerzos Ragotzi , para que el Sultán se valiese de es-
te interregno , y atizaba el fuego el Rey de Sutcia des-
de Bender , por si en la confusión podía adelantar la
pretensión del Duque de Baviera , de cuya casa era de&
cendiente.
^8 Sentia mucho el Rey Carlos dexar á Barcelo-
na , porque veía claramente que no sería con esto Rey
de España , cuyo Trono deseaba tanto. Isio ttnia tro-
pas para mantenerse en Cataluña , y euin tales las
quejas de los Catalanes , de que los desí'mpan.se , que
padecia su agradecimiento en ellas , y ofrecían sus Mi-
Tomo segundo. Año de M. BCCXL 8 5
nistros cosas que jamás podían cumplir. Ya decían que
quedaría el Principado de Cataluña agregado á los
Estados Hereditarios de !a Casa de Austria 5 y ya que
se interpondría fuertemente quando fuese elegido por
Emperador , para que los Coligados obligasen al Rey
Phelípe á dexarle República , y siendo esto tan im-
practicable , .habla Catalanes que lo creían , aun vien-
do al Exercito del Rey Phelipe ya dueño de todo el
país , desde Cerbera á Aragón , de toda la Ribagorza
y de las mejores plazas , excepto Tarragona : Faltá-
banle muchas disposiciones , víveres , y medios para
emprender el Sitio de Barcelona. No les pareció á los
Españoles tiempo oportuno , porque precisamente se
había de ir á Alemania el Rey Carlos , y esta era la
mejor ocasión. Tenia en su Exercito el Rey Phelipe do-
ce mil Franceses ociosos , porque el Duque de Van-
doma ni tenia que hacer en Cataluña , ni los quería
distraer contra Portugal 5 y con todo eso los dexaba
alli ei Rey Christianísimo , porque no creyese el Catholi-
co , que la muerte del Delphin ocasionaba esta tibieza^
mas le hubiera aprovechado tenerlos en la Alsacia ó
Fíandes ^ porque los enemigos , aun después de la
muerte del Emperador Joseph , proseguían con los
mayores esfuerzos , por no perder lo gastado , y per-
ficionar su idea. Estaba el Mariscal de Villars acampa-
do en Flandes , desde Oysion á Arras ^ y los aliados
entre la Esquelda , y Scarpa , habían echado varios
puentes al Río Crinchon , no porque corre furioso , si-
no porque tiene obscuros , y iknos de arena los vados^
lambien hicieron otros entre Biaoch , y Arras, por lo
cenagoso , y pantanoso del terreno. Los Franceses con
las sombras de la noche quisieron atacar la derecha
de los enemigos y que ocupaban á Magni 5 pero no lo-
graron mas (jue derrotar la Gran Guardiíi ,, y matar las
c§n-
8 6 Comentarios de la Guerra de España.
centinelas. Después sorprendieron el Castillo de Har*
Icch , cortaron los Diques del^Rio Lis , y cegaron el
canal 5 esto embarazaba el trasporte de víveres al Ejer-
cito enemigo , pero acudió el Principe de Holsteim*
bergh , é hizo apartar á los Franceses hasta Reuss-
lario.
7-9 La falta de forrages obligó á los Olandeses á
pasar la Scarpa , y acercarse á Lemz ; los Franceses
á Arras entre Vilers , y Brulain ^ en vano intentaron
sorprender á Vimi , acampáronse m Arleux , é in-
quietaban á Duay , hasta que las partidas que corrían
aquella campaña, fueron rechazadas del Principe de
Hessecaséí , destacado cou siete mil hombres ; Por eso
pusiéronlos Aliados al General Hompesch, con diez
batallones, y doce Esquadiones entre Duay , y Ferin.
Este Cuerpo de Trop-íjs fue improvisamente atacado del
Conde de Gasion , Francés , con treinta Esquadrones,
y enteramente deshecho. Pocos se salvaron en Duay,
porque para no ser socorrido de lo restante del exer-
cito , acometió á un mismo tiempo por la noche el
Conde de Broglío á la derecha de los enemigos , ma-
tó á las centinelas , y acudió allá la fuerza de las tro-
pas , mientras Gasion derrotó á Hompesch. El Exerci-
to de los Aliados en Flandes estaba solo á cargo del
Duque de Maíbu:gh , porque habia partido para el
Rhin el Principe Eugenio , y se habia anegado el Prin-
cipe Nasao en Mordeich , pasando á la Haya , por la
•.contienda vertida entre él , y el Rey de Prusia , por
la herencia del Rey Guiliclmo. No gustaban los' Olan^
v.deses del arrojo de M.^ibargh , porque ya veían que
hacian en vano la guerra, y que el sacar de la Espa-
^ ña al Rey Phelipe , se habia hecho un moral imposi-
ble ^ inspiraban reínisos los riÜentos, y no querían aven-
turarse á una batalla. Puso su. Campo el Inglés en Be-
tu-
Tomo segundo. Año de M. BCCXL 87'
tunes , y el Francés en Hesdin^ fortiñcaron los Ingleses
el mismo parage en que Hompesch fue vencido : Pero
el Señor de Montesquiu atacó la linea -, y la rompió,
con muerte de seiscientos OlanJeses ; salió á socorrer-
los Hompesch deDuay ,y no pudo llegar, porque se lo
embarazó el Conde deCogny ,que hacia espaldas á Mon-
tesquiu ; ni tampoco llegó á tiempo el General Faggél,
destacado de Malburgh , porque ya estaban los suyos
dos veces en un mismo Campo vencidos : creyendo ha-
llar desprevenido á Villars , puso Malburgh en Bctu-'
nes ios bagages , y en tna noche , dexando á Corte,
marchó dos leguas : pasó la Esquelda con ocho puentes,
entre Cambray , y Bouchain , para darle la batalla , pe-
ro hallándose al amanecer formado , mudó de intento,
y retrocedió. Viilars picó la Fvttaguardia 5 volvió esta
la caía, y como quería pelear reiroceditndo , fue der-
rotada ; murieron de ella mil : igual numero de pri-
sioneros y sin los que se anf gaton en el rio. Enfureci-
do Maibrugh con estos míalos sucesos , aunque no de
gran couíequcncia, timó de repente los puestos para
el Sitio de Bcuehain. A 22. de Agosto se abrió la
Trinchera , y nada hubo de particular en este Sitio;
cumpiió con su cbügacion el Gobernador , y el Presi-
dio ^ pero ganó la Plaza el Inglés ^ con esto se acabó
en Flandes la campana , y por el m.es de Septiembre
se dieron quartcies de invierno por una y otra parte á
las tropas.
80 Tampoco hubo en el Rhin cosa remarcable. Na
quería empeñarse por el Bávaro á todo el dispendio el
Frsricés en la ei^ccion dt Imperador , pues los m.as
de los Electores confirn aban la sentencia dada enRa-
timbona. Kabiame juntado en Francfort los Diputados
de ios Electores ^ y aunque estaban á favor del Duque
de tavieía 5 y de su hermano el Rey de Prusia , y el
S 3 Cementarlos de la Guerra de 'España,
Duque de Saxonia , para admitirlos al Congreso , vo-
taron en contra el Palatino , el Duque de Hannovér, cI
Rey de Bohemia Carlos de Austria , y los Electores
Eclesiásticos , el Maguntino , y el Treverierrse ; y asi
proseguíanlas Sesiones , y se llamaba con instancia al
Rey Carlos , quien con repugnancia grande salió de
Barcelona , embarcado en la Armada Inglesa , que
mandaba el Almirante Norris , á 27'. de Septiembre.
Mucho sintieron los Catalanes esta ausencia , aunque
les duízó lo amargo con nuevos privilegios , en que
los prefería á Casulla ; todo era engañarse el Rey Car-
Ios á si mismo , engañar á los Catalanes , que para
Procuradores , ó Agentes de la Provincia , enviaron
con el Rey al Conde de Saballá , y á Pinos , porque
les habiu hecho grandes ofrecimientos , de nunca olvi-
darlos , y les dex iba para mayor consuelo á la Reyna
Isabel, que qu^dó por Gobernadora de Cataluña , y de
los Rey nos de Italia. El mismo dia 12. de Octubre,
que en Francfort fue elegido el Rey Carlos por Empe-
rador , llegó á las costas de Genova , dio fondo ea
Vado, y no quiso entrar en la ciudad , ó en el Arra-
bal de San Pedro de Arenas , hasta que los Genoveses
le reconociesen por Rey de España; esto era arduo, y
monstruoso, porque ya la habia dexado, y en ella no
poseía mas que una pequeña parte de Cataluña ; pe-
ro para deprimir mas á los Principes de Italia , los obli-
gó á esto. Dos dias estuvo en Vado , mientras lo resol-
vía aquí en el Consejo de los doscientos tan grave
punto , que quedó indeciso por entonces : pero el Mar-
qués de Monte-Leon , Ministro del Rey Cjth )lico,
hacia los mayores esfuerzos para que no fuese recono-
cido como tal el Rey Carlos , que picado de esta re-
pugnancia , sin admirar el obsequio de sei ; Galeras , que
á Vado le envió la Repiíblica , para que con comodi-
düd
Tomo segundo. Año de M. BCCXX. 89
dad desembarcase en San Pedro de Arenas, no admi-
íió el prevenido hospedage: Luego que desembarcó,
pasó corriendo la. posta á Milán sin detenerse en los
Estados de la República , la qual obligada de las ame-
nazas, envió allá sus Diputados para el reconocimien-
to. Lo propio hicieron la República de Venecia , el
Duque de Toscana , y el Duque de Parmí , que toda-
vía se mantenían en el primer reconocimiento hecha
al ReyPhelipe.
81 El Duque de Uzeda , que aun estaba en Geno-
va , resistiendo el precepto del Rey Catholico , de que
pasase á España , fue con su hijo Don Melchor
Pacheco á prestar la obediencia al Rey Carlos en
Vado , y le entregó los papeles secretos , que tenia
de su Oficio , de todo el tiempo que había servida al
Rey Pheíipe 5 reveló las inteligencias , que se tenían
en Ñapóles , y Cerdeña , y vengándose en sí mismo,
puso este barron á su nombre ^ daba para esto insubs-
tanciales pretextos^ y los principales eran , haber
muerto en París prisioneros el Marqués de Leganés, y
en el Castillo de Pamplona el Duque de Medina-Cae-
li 5 y que , sí iba á España , le sucedería lo propio ^ to-
das eran redarguiciones de su conciencia^ pero lo cier-
to es , que habían muerto aquellos dos prisioneros sin
difinirse su causa, por política , y benignidad del Pvey
Pheiipe, que solo sacó la depresión de estos dos M ig-/
nates , sin confiscación de bienes , porque á M-dina-
Coeli le heredó el Marqués de Priego su Sobrino 5 y al
de Leganés el Conde de Altamira.
83 Indignado el Rey Pheiipe del nuevo reconoció
miento de los Principes de Italia al Emperador , co-
mo Rey de España , mandó salir de suConeal Mir-
qués Joseph Casiíe , enviado de Parma , al Varón
•Ñeron de Ñero, de Toscana , y álos Secretarios de
^ lomolL M Ve-
90 Cotmnt arios de la Guerra de Espana,
Venecia , y Genova , que á este tiempo no tenían allí
Ministro con carácter, y de esta llamó á la Corte al
Marqués ele Monte-Leon, y su Enviado extraordinario,
y con paaicular Decreto prohibió el comercio activo,
y pasivo de sus Reynos con los Estados de la Repú-
blica de Genova. Los dos Enviados del Gran Duque,
y Parma , se entretuvieron en Madrid , aunque sin ca-
rácter , con licencia del Rey ,y mas tiempo se detu-
vo el de Toscana- Ocif'so había estado en la raya de
losiVlpesel Exercito Francés ^ no pudo el Emperador
mover las Armas del Duque de Saboya , para atacar
d Delphínado, porque no ignoraba las favorables dis-
posiciones que había en Inglaterra para la paz. El
Abad Gauüer, y el Mariscal de Tallard la instabaa
incesantemente , y al fin , dio orden para ella la Rey-
na Ana, y se cometió el Tratado en Londres á los
Duques de Amilton , y Buchingaam , á los Condes de
BulUmbroch , Preterbourgh , y Stafort* En Parisal Mar-
qués de Torsi , al Mariscal de üxeles , al Abad Poli-
ñac, al Señor de Maren , y al Señor de Voisin 5 y por
las cosas del Comercio nombraron á los Señores de
Brior , y Menager.
8 2 Este tratado le fomentaron los émulos de Mal—
burgh , para quitarle la autoridad que le daban las Ar-
mas. Se tuvo por cierto , que no pudiendo mantenerse
de otra forma , sino con la guerra, dio noticia de es-
te tratado al Emperador , á los. Principes de Alema-»
nía , y á los Olandeses ^ y auu decían sus enemigos,
que habla ofrecido el Exercito al Duque de Hannuvér
para que turbase esia Paz , y echase del Trono á la
Reyna , el qual no quiso dar oidos á tan alto cri-
men , porque aventuiaba la succesion. I\u estaban
^los Uvitz ya en Inglaterra tan poderosos , porque
los Toris se habían levantado con el favor de la Rey-
Tomo segundo. AñoM^BCCXL 91
na , y ocupaban los primeros empleos 5 y tantos voios
tenían ya en el Parlamento, que vencieron la propo-
sición de que se debia hacer la paz , y se dio entera
autoridad á la Reyna para tratarla. Estaba ya esta
adelantada secretamente , y firmados con la Francia los
Preliminares. Se duda , si con noticia de la España , que
era la que mas perdia en este Tratado. El Rey Ca-
tólico habia dado á su Abuelo amplios Poderes para
haceral , porque no se podia resistir á la eficaz volun-
tad de la Francia, y de la Inglaterra , que la querían
siempre con la suposición de que le habia de quedar
el continente de España, y las Indias.
83 A este tiempo pasó el Conde de Bergueich á
Madrid , y aunque se creyó, que era por negocios de
esta paz, fue para arreglar el Real Erario , y las pro-
visiones para el Exercito. Era á este tiempo Presiden-
te de Hacienda Don Juan del Rio , Marqués del Cam-
po Florido , y llevando mal la subordinación de Ber-
gueich , hizo dexacion del empleo. Hallóse éste emba-
razado , porque sembraban los Españoles de dificulta-'
des los negocios, que por su mano corrían ; y no ha-
biendo medios para salir á campaña el Exercito , por-
que los Banqueros se retiraron de los asientos , todo
el arbitrio que dio fue imponer un doblón por cabeza a
toda la España. Este tributo , que parecía ligero er^
gravísimo, porque á mas de las rentas ordinarias , que
se pagaban al Rey , no todos podían pagar un doblón
con la prontitud que Bergueich le quería. Ai fin , asig-
nando esta nueva contribución , se tuvo dinero , y pro-
visiones para empezar la campaña ; y mientras no pa-
só al Exercito el Duque de Vandoma , mandaba las Tro-
pas el Marqués de Valdtcañas , que estaba acampada
entre Tarragona , y Cerbera : Starembergh puso el cam-
po entre Igualada , Toux , y Santa Coloaia j atrinchc-
92 Comentarios de la guerra de España»
rado , porque tenia poca gente. El Principado no asis-
tía con tanto dinero conno antes , ni tenían los Alema-
nes tanta tierra, y asi estaba elExercito corto de me-
dios , y en terreno seco , que fue preciso sacar pozos
para beber. E^n el Excrcito del Rey Phelipe , que man-
daba el Duque de Vandoma , no se caminaba con la
mayor uniformidad ^ porque el Marqués de Valdeca-
fías , y el Conde de Aguiiár llevaban mal las precipi-
tadas resoluciones del General Francés. Hizose Conse-
jo de Guerra sobre la primera Expedición , y fue de
parecer el Conde de Aguiiár , con los Cabos Españo-
les 5 el sitiar á Cardona , y entre ella , y el Exercito
enemigo interponer las Tropas del Rey. No disentía
de este dictamen Valdecañas , pero lo proferia con
modestia ^ ó porque tenia el genio mas blando , que
el Conde de Aguiiár , ó porque no ignoraba , que era
de contrario parecer el Duque de Vandoma , que ha-
bia determinado ocupar á Pratz del Rey, Lugar inú-
til , y murado de ladrillo crudo. Esta disputa , soste-
nida con tesón por el Conde , ofendió al Duque , que
si no profirió palabras injuriosas , el modo significaba
desprecio ^ de esto quedó picado Aguiiár, y se fundó
una discordia perjudicial á los intereses del Rey , infla-
mada de hombres chismosos , y entre ellos de un Clé-
rigo Parmesano, llamado Julio Aibtroni , muy insinua-
do en la gracia del Duque , á quien servia como de
Capellán , desde quando aquel mandó las Armas en Lom-
bardia , introducido por practico de la lengua France-
sa , y habia ido algunas veces á hablar al Duque en
nombre del Obispo del Burgo de San Dionyne, para
aliviar las contribuciones del País. Con alguna liber-
tad en el hablar , y tener la conversación festiva , dio
en el genio del Duque , á quien enteíamente en mu-
chas cosas mandaba. Esta , como digresión , nos ha pa-
re-
Tomo segundo. Año de M. IDCCXL 9 3
recido necesaria para dar noticia de este hombre , que
construyendo su fortuna de acasos , aunque nacido en
los baxos pañales de ser hijo de un hortelano , hizo
no poca figura en el Teatro de España.
84 A 16. de Septiembre partió el Duque de Van-
doníia para Pratz del Rey. Los Alemanes pusieron en
las sendas mas estrechas alguna Caballería escogida,
para enibara¿ar la marcha. Vencieron los Españoles
esta corta dificultad. Starembergh se retiró á Pratz del
Rey ^ algunas Tropas dexó fuera del muro , en la mis-
ma orilla del Río ^ otras puso adentro del recinto , y
lo restante del Exercito detrás de la Villa, en un si-
tio áspero , á quien hacia mas escabroso la multitud de
peñascos, el qual incensibiemente se levantaba á re-
matar en un Momichuelo inculto , que tenia á la dere-
cha una poca de llanura, embarazada de Fosos , y co-
llados , doiide no podía pelear la Caballería, y por
eso le escogió Starembergh , porque no tenia mucha. Los
Españoles extendieron el ala izquierda del Exercito mas
allá de ia Viiia , como en semicírculo 5 batían al mu-
ro, y á las Tropas que estaban fuera de él , que des-
ampararon la llanura que poseían por el ala izquier-
da, y el rio. fciarenibergh tomó la altura del monte,
y tenia á su dispusicion una de las Puertas de la Vi-
lla, por doiide le entraban socorros mientras hubo gen-
te. Luego la desampararon , sacando sus bienes los mo-
radores, y quedo el Lugar convertido en un montón de
püivo y cetiiza , riéndose Starembergh , de que emplea-»
sen ioi> Espciñoies sangre , tiempo, y dinero f n una em-
presa inuiii , a ia quai fue preciso volver las espaldas^
pero el jüuque de Vand^.ma ^ que obraba ya sin con-
sejo alguno , usando de un pernicioso despotismo , y
no pu Jicnüo obligar á Síaiember^;h á una batalla , gtría-
cheiado en aquel monte cou sulos doce mil hombres.
94 Comentarios de la Guerra de España,
resolvió tarde el Sitio de Cardona.
85 No eran ya de esta opinión Valdecañas, y
Aguilár ^ y este ultimo mas impaciente de ver cosas
fuera de toda regla de Guerra , pidió al R^y licencia
para dexar el campo ^ no se le respondió , y poco po-
deroso contra sí mismo , volvió á escribir en tono de
picado, é hizo dexacion de los empleos que tenia. Era
Capitán de una de las Compañías de Giardias de á
caballo , y el mas antiguo Director General de la Infan-
tería , y Chanciller del Coasejo de Ordenes. De todos
los empleos le admitió el Rey luego la dexacion , y se
proveyeron en otros ; llegó á la Corte , y aunque le
permitieron los Reyes el favor de dexarse obsequiar,
se le insinuó que saliese de Madrid : Asi se le inutilizó
á los fines de esta Guerra un General de los mas há-
biles, y experimentados. Sintió el Rey verse obligado á
perderle^ pero hizo justicia, para que ningún Vasallo
presuma ser á su Soberano necesario. Conocía el Rey
aígunas tropeiias de Vandoma^ pero no quería dis-
gustarle : Había enviado éste Ingenieros Franceses , y
Oficiales , á reconocer la Plaza , y el Sido , y con mi-
litar arrogancia le pintaron llana la Expedición , fuese
esto ignorancia, ó adularle.
86 A 1 5. de Noviembre partió á Cardona el Con-
de de Muret con buenas Tropas 5 fueron todos los Fran-
ceses , y algunos Regimientos Españoles, Sobre ser en
lugar áspero tiene la Ciudad un Castillo puesto en una
gran eminencia. La Guarnición era escogida , y bas-
tante , é inquietaban á los Sitiadores tres mil caballos
Catalanes , que obligó á hacer linea de contravala-
cion. Después de abierta la brecha , se dio el asalto á
la Ciudad ^ gobernaba la derecha el Conde de Suder-
son^la izquierda el de Melún 5 y el Marqués de Ar-
payon el centro , fue sangrienta la disputa , vencieron
los
Tomo segundo. Año M, DCCXL 95
los Sitiadores , pero nada ganaron con la Ciudad , por-
que io diftcil era el Castillo , adonde se retiró la guar-
nición , y contra quien no eran fáciles las baterías, por
lo empinado del Sitio, y las que se pusieron estuvie-
ron erradas 5 porque batían lo mas fuerte, contra el
parecer del iVlarqués de Valdecañas. El día 30. de No-
viembre se ie aió un asalto antes de amanecer 5 alo-
járonse en la misma brecha los Franceses 5 pero ya
abierto el dia fueron atacados por la Guarnición , y
echaüos del lugar que poseían. Había ya pasado á em-
peño ei sitio, y el Conde de Muret mandó minar el
Castillo , con poco , ó ningún efecto , porque no podia
llegar en lo rigoroso del invierno á abrir el monte de
genero, que cayesen las Fortificaciones mas necesarias.
Starembergh fue al socorro de la Plaza , donde quiso
introducir mil hombres. Atacó tres veces uno de los
Quarteies de los Sitiadores , y quedó rechazado. ÍVíos-
traton el mayor brío los Franceses , obstinados, no fo-
lo en defenderse de los Alemanes , sino taiiibien en lO-
niar et Cabtillo ^ brilló entre todos el valor del Con-
de de Melün. En el ultimo asalto del Puente de Cor-
minas 3 viendo que persistía Siarembergh y echando mas
gente , destacó mil hombres por las alturas para en-
cerrar á los enemigos 5 desistieron entonces de la em-
presa los Alemanes , pero se quedaron á vista de la
tiaza. Viendo Starembergh, que dos veces no había
podido introducir socorio , tentó otra vez atacar la li-
nea y acudió a ella todo el Exercito de los bítiadoresj
pero era ya tarde, porque h habían roto los Alema-*
nes, después de una sangrienta disputa con la gente
que aquel par age guarda ba^ Murió allí valerosamente
peleando el Conde de M^ lún ^ habiendo perdido ma-
cuá gente, gran parte del Bagage , y la ArLÍlieria,se
retiro el Couae de Muret» . "-*^"-'- *>**■
Asi
96 Comentarios de la Guerra de España,
8^ Asi libró Guido Stareínbergh á Cardona, apli-
cando tanto esfuerzo , para de>picírse de la vana sor-
presa , que habia intentado de Tortosa , contra quien
envió al General Veséi , y en una noche obscura ata-
có una Torre, que está junto al Baluarte de San Juin.
El rumor avisó á las centinelas , y to no las ariiias el
Presidio ^ acudió medio vestido al Gobernador Conde
de Güines ; subvertieronse las escalaj;, pero los Aldna-
nes , cortando la Puerta del reducto del Baluarte de
San Juan, ocuparon la vecina media Luna , que na
tenia Guarnición. Todo esto era fuera de la Plaza ; y
por eso los enemigos intentaron tomar las Fortifica-
ciones , que median entre él , y el Ri > : Esto lo emba-
razó el Baluarte de enfrente , cargado á bala menuda.
Amaneció, y con Arietes quisieron los Alemanes rom-
per las puertas de San Juan , y la que llaman Tém-
plense 5 pero lo prohibía el fuego de la Plaza. Difícil-
mente se píjáia estar en el muro , por la fusilería ene-
miga 5 pero cuoipliendo con su obligación, asistía don-
de ardía tn is el fuego de la Guerra el Conde de Gli-
mes, que sacó mucha^s veces el pecho fuera de la ma-
ralla. No obstentaron menor valor el Ingeniero Ta-
nuil , y Don Eugenio Zibaíza , Coronel del Regimien-
to de Pamplona , con los demás Regimientos, el da Se-
villa , Murcia , Palervcia. Desesperados los Alema-
nes de salir con el intento , volvieron precipiradamen-
te la espalda 5 y com > estaba poco distante de la Ciu-
did el Coronel Don Francisco Bustaminte, avisado de
la Ariilleria, llegó con su genre á la Plaza á tiempo
que pudo perseguir á los enemigos , castigando la ar-
rogancia de una empresa muy diñcil , fiada al descui-
do que creían en los Españoles. Con tal precipitación
se retiró Veíiél , que se olvidó de haber dexado en la me-
dia Luna, y reducto de ¡Saa Juan 400. hombres , que
que-
Tomo segundo. Año de M, DCCXL gp
quedaron prisioneros. Se creyó haber avisado el Rey á la
plaza estQ designio revelado por un traydor al Principe á
guien servia.
88 Ya veían los Catalanes que declinaba su fortu-
na , y asi estaba poco obedecida la Emperatriz en Bar-
celona. Este desorden le aumentaba el penetrarse ya los
Preliminares de la paz , ajustados entre la Francia , y
la Inglaterra. Era la suma de ellos : >?Que se darían al
»> Emperador Ñapóles , Milán, y Cerdeiia^ á los Olaa-
«deses la Alta Gueldría, y una Barrera conveniente en
»FIandes 5 á los Ingleses la Plaza de Glbraltar, y la
wlsla de Menorca , con Puerto Mahón 5 y al Rey Phe-
w lipe el Continente de España , con Mallorca , Indias,
?? y Canarias. Sicilia , y Flandes quedaron en suspen-
sión : de aquella se reservaron disponer los ínglescj^
porque meditaban darla al Duque de Saboya , para que
restituyese la parte que tenia del Ducado de Milán. La
Flandes la habia cedido el Rey Catholico al Duque de
Baviera , menos el Condado de la Provincia de Luxem^*
bourgh 5 que le habia dado en Soberanía á la Princesa
ürsini , queriendo , después de esto, que en su Corte se
íe diese el titulo de Alteza 5 pero como lo habia manda*
do con expreso Decreto, se negaron muchos Magnates á
este obsequio.
8 9 Tenia grandes contradicciones la Rey na A na pa-»
ra la paz en el Parlamento , entonces compuesto la ma-
yor parte de Wigsts. Se quejaban agriamente los Minis-
tros de los Principes. El Conde de Gallasch , que lo era
del Emperador , hablaba con tanta insolencia, que fue
echado de Inglaterra. Vino el Señor de Buis por los
Olandeses : tuvo mas modestia , pero no menor desgra-»
cia en su comisión , porque la Reyna , empeñada en la
paz , estaba poseída de la facción de los Toris , y nom-
bró por Plenipotenciarios al Obispo de Bristpl , al Con-
■ TonhlL N de
98 Comentarios de ¡a Guerra de España.
de deStafort , y á Brior ^ la Francia al Abad de Polig-
nac , al Mariscal Uxelles , y á Menager. Habiendo con-
sentido en ella el Rey Phelipc, nombró también los suyos^
al Duque de Osuna , al Conde de Bergueich , y el Mar-
qués de Monteleon. Esto consterno á los Oiandeses , y
Alemanes; aquellos, porque recibían la ley , quando pre^
sumían darla; y estos, porque se hablan de contentar con
Ñapóles, y Milán, habiendo hecho tantos años guerra
por toda la Monarquía de España.
90 Había escrita desde Milán una carta bien resen-
tida el Emperador ^ y se declaró , que baxo de aquellos
Preliminares, nunca vendría en la paz. Esto no fue de
embarazo para que la Reyna , de acuerdo con el Rey
Christianisimo, prosiguiesen su Tratado, y se propusie-
ron á los Oiandeses quatro Lugares para el Congreso,
Nimcga , Lieja , Aquisgran ^ y ütrech : este ultimo fue
elegido. No se había en los Preliminares nombrado al
Bey de Portugal ; y aunque este habia ganado á Miran-
da de Duero, por mal defendida de su Gobernador, tra-
tó secretamente su Paz con el Rey Phelipe. Estaba el
Tratado en buena disposición , pero le turbaron los In-
gleses , Con palabra , que al Rey de Portugal dieron , de
incluirlos con la suya , que no estaba lejos ; por eso en
Estremadura hubo solo hostilidades de saqueos recipro-
camente ; pero no guerra.
91 Mandaba el Conde de Mascareñas el Exercíto
del Rey Don Juan , y el Marqués de Bay el del Rey
Phelipe. Avistáronse j compuestos en batalla , en las
orillas, del Rio Caya 5 pero tenia orden el General Mas-
careñas de rehusarla quanto fuese po.^ible ^ porque ya
estaban los Portugueses cansados de la guerra : no ha-
bían sacado de ella fruto alguno, sino malogro de di-
nero^ y conocían , que quando querían los Ingleses ha-
cer la paz 2 despreciabüa los. intereses del Rey Don
Juan;
Tomo segundo. Año de M, DCCXL 99
Juan : estaba por el Emperador la Rey na de Portugal,
su hermana , y el P. Alvaro Cienfuegos , su Ministra
en Lisboa , persuadiendo la continuación de la guerraj
pero el Duque de Cadavál , adverso á ella , que era
el autor de la paz , mantuvo al Rey en su resolu-
ción.
9 2 No persuadido aun el Cesar de que le desampara-
sen sus aliados , aplicaba los medios posibles para tur-
bar la paz 5 y dispuso , que el Duque de Hannovér en-^
viase á Londres al Varón de Botmar para aste efecto.
Hizo por escrito una representación á la Reyna Ana
el dia 9. de Diciembre , que entregó al Sr. de San Juan
Secretario del Despacho. Su contenido era , la mala fe
con que solían obrar los Franceses , y que nada habiaa
de cumplir de lo que ofrecian ^ ponderaba , que no se
les observarla el pacto del comercio de las Indias^
porque reynando los Borbones en ellas , y en España,
sería la negociación de los Franceses. La Reyna dio
noticia de todo al Parlamento ; volvióse á dividir en
pareceres , y aun se llegó á dudar , si tenia autoridad
la Reyna para hacer la paz sin consentimiento de las
dos Cámaras Alta, y Baxa. El Conde deNotinganera
el mas acérrimo defensor de la guerra ) y tuvo algu-
nos opositores. Por 166. votos fue reprovada del Par-
lamento la Paz : pocos la quedaron á la Reyna , porque
todo él no constaba mas que de 232. pero creó Duques,
y Condes , quanto fue menester para tener la inclusi-
va 5 y como no se le podia disputar , que era peculiar de
los Reyes de Inglaterra la guerra , y la paz , se mantu-
vo firme la Reyna , y proseguía el trato sin aiternacion,
habiéndosele hecho á Malburgh fuertes amenazas , de
que se le pedirla quenta de turbarla. Ya conocía él ha-
ber decaído de la gracia ,' y que prevalecian los
Türis en el Palacio 3 y asi , cediendo á U inconstan-
Na cía
1 00 Covientarios de la Guerra de España,
cía de la suerte , nianifesió la mayor humildad , y resig-
nación , y mas quando vcia , que le queria pedir el Par-
lamento cuenta del dinero que había pasado por su mana
en esta guerra ; porque decían sus émulos , que se habla
aprovechado mas de lo justo. Ya con el nombre solo de
la paz paró el gyro de su fortuna, y de su gloria á que
le habia levantado las armas,
AÑO DE M. DCCXIL
93 "\7^A encarada contra Malburg la fortuna , íe
JL quitó la Reyna , con un decreto , todos sus
empleos , expresando en él , que le habían sido gratos
sus servicios. Asi le dexaba la honra , que no podia
quitarle ^ pero contra ella se conjuraron Salomón , y
Mongomerio Presión , que le acusaron , de haber usur-
pado al Erario público grandes sumas de dinero. La
Cámara le pidió quemas , dio las que se habían for^
mado en el Haya ^ no habia mas pruebas que su dicho,
las firmas de Uvalpoli , y Dal Ripeo , y de su Secreta-
río Cordonel ^ pero como á estos se les acomulaba eí
mismo delito , no tenia mas á su favor Malburgh , que
el exemplo de oíros Generales, que no habían formado
¡as quentas de otra manera. El Emperador , y el Du-
que de Hannover se interesaron por él , y no prosiguió
el reato , ni se le abonó lo gastado : como no se habia
todavía firmado suspensión de armas , se nombró Gene-
ral de ellas en Inglaterra al Duque de Ormond , á quien
también se hizo Coronel de las Guardias : el mando de la
Artillería se dio al Conde de Ribers : ambos eran enemi-
gos de Malburgh. ♦
94 A estas mutaciones se siguieron muchas , para
ase»
Tomo segundo, Aíw de M, BCCXIL i o i
asegurar los designios de la Reyna á quien no pudie-
ron disuadir de la paz las altas promesas del Princi-
pe Eugenio , que pasó á este efecto á Inglaterra : ofre-
ció grandes exerciíos en Francia , y España , pagados
á costa del Emperador , y ventajosos partidos ai co-
mercio de los Ingleses , si se le daban las Indias , con
el continente de España , aunque cediese la Italia al
Rey Plielipe ^ y porque no les hiciese fuerza tanto cú-
mulo de Rey nos , proponia el exemplo de Carlos V. La
Reyna le hizo grandes honores aparentes , pero muy
breve respuesta : que acudiese á los Ministros. Estos con-
testaron poco 5 y dixeron , estar hecha la paz sobre
unos preliminares inalterables : Que á Inglaterra le ha-
bía costado su dinero la guerra , con la ruina del co-
mercio , y sola la adquisición de dos plazas , que ser-
vían mas á la pompa , que al útil : Que pagase el Em-
perador todas las expensas de la guerra , desde el año
de dos , y que la proseguirían. Esto era proponer un
imposible 5 y asi desengañado el Principe Eugenio , vol-
vió á Viena , y mostró al Emperador la necesidad , que
tenia de enviar Plenipotenciarios á Utrech , porque si
no 5 dispondrían en el Congreso de Sicilia, y Flandes,
y que no tendrían remedio. Con eso se resolvió á en-
viar á los Condes de Síncendorf, y de Consbruch, no
porque á nada consintiesen , sino por repugnarlo todo
con protestas , que no tenian mas fuerzas , que la que le
podían dar las armas. Con esta instrucción partieron al
destinado lugar , donde ya estaban los Plenipotencia-
rios de Inglaterra , y Francia ; por el Prusiano, el Con-
de de Dencof 5 por el Moscovita , el Señor de Urbich;
por el Rey de Portugal , el Conde de Taroca 5 por el
Duque de Saboya , el de MaíFey , por los Venecianos,
el Caballero Ronsini : también enviaron el suyo el
Gran Duque de Toscana , el de Parma, Módena ^ y los
Es-
I03 ementarlos cl¿ ¡a Guerra de España,
Esguizaros, el PoiiLificc, el Duque de Lorenvi, deHan-
nover , de Neoburgh , y Luncburg^ los Principes, ds
ílesescasél , y Armes tad 5 y el Rey de Polonia , y el
Reyno : los Plenipotenciarios de España estaban toda-
bia en París , porque los Alemanes, y Oiandeses no que-»
rian admitirlos: no sacaba por eso la cara Inglaterra 5 pe-
ro la sacó la Francia , y dixeron sus Plenipotenciarios,
que ella , con la Inglaterra , los harían admitir con las
armas : que si ya no eran variables los Preliminares , es-.
taban en ellos otra vez reconocido Phelipe de Borbóa
por Rey de España.
95 Ventilóse sobre la Sicilia , y ya se veían íncIi-<
nados los Ingleses á darla al Duque de Saboya , gana-
dos de los artes de éste los Ministros. No lo podia re-
sistir la Francia , porque habia ofrecido dexar la Sici-
lia en manos de los Ingleses ; á todo se oponían los
Alemanes , y mas á que el Duque de Baviera poseyese
la Plandes 5 también lo repugnaban altamente los Olan-
deses , porque no querían por vecino á un Principe
chico , que no los podia defender , ni de la Francia , ni
del Emperador. Los Ingleses , que en este tiempo dieron
la ley á la Europa , estaban firmes , no solo en que se ha-
bia de restituir sus Estados , y Dignidades al Duque de
Baviera j pero que por los daños padecidios , se le habia
de dar el Reyno de Cerdeña , si quería el Emperador
quedarse coa la Flandes : también le propusieron , que
si quería la Sicilia , diese el Ducado de Milán al Duque
de Saboya : de la libertad de Italia nadie hizo caso , ni
que restituyesen á sus Principes los Estados , que el Em-
perador poseía , Mantua , Mirandula , Comachio, y Sa-
vioneta. En este estado de cosas se les ofreció á los Aus-
tríacos oportunidades de discurrir á la paz , porque iban
faltando en Francia los herederos , y estaba mas veci-
no á la succesion de aí^uelU Corona el Rey Phelipe.
Ha-
Tomo segundo. Año de M.DCCXIL 103
96 Habia muerto á 12. de Febrero María Adelay-
da, muger del nuevo Delphin (antes Uanaada Duquesa
de Borgoña) de enfermedad de viruelas : pasaron es-
tas á su marido , y murió cinco dias después : dexaron
dos hijos 5 que eran el Duque de Bretaña , y el Duque
de Angoú. A pocos dias murió el de Bretaña , y solo
quedó succesor inmediato de la Corona de Francia un
niño de dos años , y enfermo. En defecto de este , I3
Ley Sálica llamaba al Rey Phelipe , segundo nieto de
Ludovico XIV. pero por la Renuncia hecha quando en-
tró al Trono , era el inmediato el Duque de Berri, su
hermano : los peligros de esta succesion exaltaban los
Austríacos á sus aliados ^ dando á ver la probabilidad
de unirse las dos Coronas , y que por esto no debia
darse la de España á un Principe de la Casa de Bor-
bón : alguna impresión hicieron en Londres estas re-
flexiones , que también las ponderaban los Wigst ; pe-
ro los Toris empeñados en la paz , dixeron , que basta-
ba 1 que hiciese otra vez la Renuncia el Rey Phelipe,
porque no faltaban Principes Borbones en Fiancia pa-
ra suceder á la Corona: ios Austríacos replicaban , que
la Ley Sálica f¿ivorecia á la Casa de España , y que
esta tenia ya dos succesores 5 porque á 6* de Junio ha-
bía dado á luz en Madrid la Reyna un nuevo Infan-
te , que en el Sacro Bautismo le pusieron por nom-
bre Phelipe. Asistieron , como es costumbre , al parto
de la Reyna los Presidentes de los Tribunales , y se
hallo á este tiempo el Cardenal Francisco Judice, que
habia pasado á España con el empleo de Inquisi-
dor General. Muchos creyeron , ¿«ería primer Mi-
nistro ^ pero no le dexaba adelantar tanto la Princesa
ürsini..
97- Este año se retardó en Cataluña la Campana
por haber muerto en el Rcyno de Valencia Luis de Bor-
bon,.
104 Comenl arios de la Guerra de España,
hón , Duque de Vandoma, que mandaba Jas arma.<; : /a
causa de su aplopegia atribuyeron muchos á una ' im-
moderada cena , cebándose en un gran pescado. Sucedió
en el Imperio de las Armas el Marqués de Valdecañas:
todavía la guerra era perseguir rebeldes, y estos ha-
cer varias correrías , y executar las mas exquisitas
crueldades. Las tropas del Rey se acamparon en Cerbe-
ra , baxo la mano del Conde de Herseles. Intentó sorprc-
henderla el General Franchemburch ^ penetrólo el Co-
mandante , y para esperar á los enemigos en las sendas
mas angostas , destacó á Don Luis de Obes , que atacan-
dolos felizmente , los derrotó : la misma felicidad tuvo
Don Miguel Pons en la Fuente de Suert : libró al Mar-
qués de Villahermosa del peligro que le amenazaba, si«
tiado de los enemigos : puso en contribución el Condado
de Pallars , y en la Puebla derrotó un buen numero de
Catalanes : mandó el Marqués de Valdecañas abrir ca-
mino para la Artillería , desde Tortosa á Mequinen-
za. Esto puso en aprensión á los Alemanes , y forti-
ficaron mas á Tarragona. Iba juntando sus tropas Sta-
rembergh , y fue preciso á los Españoles dexar á Cer-
bera.
99 El Rey Phelipe , dando licencia á Valdecañas
de retirarse á la Corte , dio el mando de su Exercito
al Principe de Sterclaés , que uniendo las tl"opas , se
acampó en Balaguér. El dia 20. de Octubre pasó el Se-
gre , y se acercó á Agramont , muy vecino á los ene-
migos. Esto dio cuidado á Starembergh , porque ya le
faltaban las tropas Inglesas , que de orden de la Rey-
na Ana habia conducido el Duque de Arguile á Ma-
lión. También habia hecho un gran destacamento con-
tra Girona , con que le fue preciso al General Ale-
mán escoger un lugar fuerte, y atrincherarle , para no
venir á batalla : con eso iba la guerra lenta 3 porque
tam-
T^mo segundo. Año de M. BCCXII. i o g
tampoco el Rey Católico quería fiar á las armas lo que
estaba encomendado á la negociación: ni hacía saa-
grienta la guerra el Duque de Saboya, porque puestos
todos sus negocios en manos de los Ingleses , no presta-
ba los antiguos obsequios á la Corte de Viena , ni
querian engrandecer en la Italia al Emperador , por-
que no habia sido su idea que poseyese los Reynos
de ella el que gozaba del Trono Imperial ^ pero habla
dado tales gyros la fortuna , que ya podía libremente
el Emperador oprimir la Italia , sin que nadie pudie-
se embarazarlo^ y para poner nuevos grillos á la Tos-
cana , mandó pasar al General Zumiunghen , de Sien-
na, Tropas á Órbitelo , que era lo propio , que amena-
zar á Puerto Hercules y las Fortalezas que le guardaban.
Para entregarlas habia solicitado á su Gobernador el
Duque de Úzeda ^ pero en vano , y asi fueron preci-
sas las armas , que por el mes de Abril movió Zu-
miunghen contra aquellas Plazas, Envióle de Ñipóles
el Conde Borromeo gran cantidad de viveras y una
Esquadra, compuesta de corsarios Ingleses y Olandeses,
y algunas Naves Napolitanas. Esto bastó para encerrar
aquella Ensenada y bloquear el Puerto 5 tanto , que
no pudo socorrer aquellas Fortificaciones , como lo
pretendían D. Estevan Villars, Gobernador de Len-
gón , y desde Roma D. Joseph Molinés , ni pudieron
entrar las Galeras del Duque de Tursis , que á este cf^c*
ío habia partido de Genova sin orden alguna , mas que
movido de su propia voluntad , para componerse con
el Rey Católico , porque ya tenia noticia, que quería
despedir de sus servicio estas Galeras , habiendo con-
tra ellas hecho una fuerte representación el Cardenal
Judice , que ya entraba en el Gobierno de la Monar-
quía , y habia sido admitido al Consejo del Gabinete
ád Rey Católico.
Tom.lL O No
I o 6 Comentarios de la Guerra de España.
9jr No podia subsistir la Esquadra enemiga en
Puerto Hercules , si no se rendía la Fortificación de
Monte- Phelipe 5 que bien defendidos, cumpliendo la
Guarnición con su honra , ya teniendo la brecha abier-
ta , capituló j saliendo libre la Guarnición. Como de
esta Fortaleza se podia batir la que guardaba á Puerto
Hercules , corrió la misma fortuna , y la ocupó el
Alemán pasando la Guarnición de ambas á Marsella»
Hubiera proseguido la empresa de los Presidios de
Toscana Zumiunghen , y corria gran riesgo Longon,
pero los Franceses hicieron una grande invasión en
Saboya , y temiendo del Piamonte , ó fingiendo te-
mer , llamó á los Alemanes su Duque. El General
Zumiunghen pasó á Milán ^ y á encontrar al Duque
de Bervich fue el Conde Daún , que mal acampa-
do en el Collado de Brunet , le derrotaron los Fran-
ceses.
98 Solo en el corazón del Emperador estaba vi-
va la guerra , y para inflamarla , pasó á Flandes el
Principe Eugenio. Aunque no en la apariencia , algo
se habian entibiado los Olandeses ^ los Ingleses mas,
mandados por el Duque de Ormond, succesor de Mal-
iburgh. Mandó el Exercito Francés el Duque de Vi-
llars , á quien se habia dado mayor libertad de obrar,
y poner terror á laOlanda, para que correspondiesen
los efectos á las promesas , que el Christianisimo ha-
bia hecho en Londres , correspondidas con haber man-
dado á Ormond la Reyna , hiciese solo la guerra de-
fensiva, sin asistir á empresa alguna. Por esto no ha-
bia querido consentir en el Sitio de Kesno , determina-
do por el Principe Eugenio , que ni con este embara-
zo desistió de su idea, y á los 13. de Junio embistió
la Plaza con 10^, hombres, baxo la mano del General
Faggél. El Gobierno de la Plaza dio pruebas de su fi-
de-
Tomo segundo. Año de M. BCCXIL 1 07-
delídad y valor. Hizo una vigorosa salida por la puer-
ta de Valensenas : al fin , dilató la defensa hasta que
pudo capitular la libertad de la Guarnición. Ni esto
apartó de su proposito á los Ingleses : pasó á París el
Conde de BruUimbroch , Secretario del Despacho de
la Reyna Ana , para firmar los concordados Artícu-
los ^ y como wse habia de empezar por la suspensión de
armas , no firmó esta hasta que el Christiansimo en-
tregase á Dunquerque en rehenes. Envióse á ütrech
firmada la Tregua , en virtud de la qual el Duque de
Ormond apartó sus Tropas del Exercito , y las condu-
xo á Brujas y Gante. También llamó á los Prusianos,
Hannoverianos , Saxones y Palatinos, que tenia á su
sueldo la Inglaterra 5 y aunque se habian tomado con
este pacto , de retirarse á qualquiera insinuación de la
Reyna , no obedecieron , porque previniendo este caso,
habia conseguido de sus Soberanos el Emperador , que
quedasen al sueldo de los Olandeses. Quejóse mucho la
Inglaterra: respondieron los Principes del Imperio con
palabras muy suaves, dando la culpa á sus Generales^
pero el haberse quedado al servicio de Olanda mostraba
clara la ficción.
99 El Principe Eugenio, para dar á conocer al mun^
do, que podia el Emperador mantener la guerra , y él
vencer sin los Ingleses , meditaba otra empresa , aunque
veia , no podia ser grande, porque le faltaban 309. In-
fantes , Ingleses escogidos. Tenia poderoso Exercito el
Francés , y no quería aventurarse mas la Olanda. Con
todo eso, como tenia 8o9. hombres de buenas Tropas,
pasó el Principe Eugenio la Esquelda , las acampó en
Haspre , con intención de sitiar á Landresi poco des-
pués tomó los puestos el Principe de Analth. No es esta
Plaza de las de mayor nombre , pero tomándola los
Alemanes, tenian descubierta la Provincia de Picardía.
0:í a
1 o8 Comentarios de la Guerra de "España,
A esta empresa se dio esta disposición: 2cS^. hombre-s
estaban contra la Plaza , y coa corta distancia se iinia
á ellos la izquierda de todo el Exercito, que extendia su
derecha por la orilla de la Esquclda , acia Venain, don?-
de estaba el Conde Albemarle con un grueso destaca-
mento , y fuertemente atrincherado ^ para que con se-
guridad pasasen ai campo los víveres. El Rey Chris-
tianisimo , aprovechando la ocasión de la ausencia de
los Ingleses , mandó á Villars y socorriese á Landres!,
por si podía haber una acción general , porque cons-
taba su Exercito de mas de ioo9. hombres : e<tos pasa-
ron la Esquelda el dia i8. de Julio, y se acamparon en
Sella ^ allanaron los caminos para la Sambra, construye-
ron algunos puentes ^ y extendieron la derecha á Ma-
cenquien. Viendo esto , recogió la suya Eugenio á me-
nor distancia, uniendo sus Tropas, y levantó una Trin-
chera delante la iaquierda 5, la qual guardaba el General
FaggáL
100 El dia 2%. ya por ía tarde , destacó Villars al
Conde de Coigni, con orden, que pasando la Sambra,
se adelantase á Cartini por Lein. Corre alli un riachue-
lo , que baxo Landresi se junta á la Sambra 5 y le dio
por instrucción , que al amanecer se presentase á Jos
enemigos , trabando algunas escaramuzas , y después
lentamente se retirasen por Guisa. Todo era estratage-
3iia del Francés, para turbar y distraer el cuidado de
los enemigos, porque su intención era contra Denain:
por esto ia misma tarde destacó al Conde de Brollo á
la ribera del Sella , y fortificó los vados , para que
no pudiesen los Alemanes saber las opiniones del con^
trario Exercito. Mandó luego al Marqués de Vieponí,
que echase en Nebille algunos puentes á la Esquelda,
entre Bruchcn y Denain. A Viepont soateiiia Alber-
goti con buen número de Tropas $ y á éste todo el
Exer-
Tomo segundo. Año de M, BCCXTL 1 09
Exerclto. No tenia el Principe Eugenio noticia de estas
disposiciones , ni grande aprehensión , porque estaba
bien fortificada su linea , y aun Denain , y mas allá el
Puente de Previo , que mira la Escarpa por una y otra
parte de Marchiena. El Conde de Brollo tomó entre
Nebille y Denain una gran cantidad de carros de vi-
veres , guardados de dos Regimientos, á los quales ata-
có y deshizo. Salió á socorrerlos parte de la gente
que estaba en Denain ^ pero temiendo que fuesen los
Franceses en gran número , retrocedieron á sus Trin-
cheras , donde habla 89. hombres , á los quales prote?-
gian buen número de cañones , cargados de bala menu-
da. Pasaba ya la Esquelda con el ímpetu de Tropas^
que llevaba el Conde de Brollo, y asegurado el vado^
movió toda su Infantería Villars en ocho columnas con-
tra Denain : abrían el camino los Granaderos. No iba
muy distante la segunda linea , cerrado por todo de la
Ccíballería. Gobernaba la diestra el Duque de Villars,
el Marqués de Montawich la siniestra.. Asistían los Ge*
perales Albergoti, Viepont , Dreux , Brindelais , los P/ía-
riscales de Campo Conde de Montemar , Principe de
I-inghien , y los Marqueses de Muchí y Nangí , y
€l Conde de Villars^
loi Con este orden se atacó á Denain, que defen-
dia valerosamente Albemarle. Sufrieron laA^rtülería I0.3
Franceses , hasta pasar el Foso , después aplicaron las
valerosas manos á la Estacada. A.Ili fue sangricníisínia
la disputa , favorable á los Franceses , porque rompie*
ron la Trinchera , y ya tcdos sobre eJllano , estuvieron
obligados los Alemajjcs á retirarse al Muro , ó á la que
llaman la Abadía : todos fueron vencidos , y los que
sobraron al rigor de la espada , quedaron prisioneros:.
ni á los que quioieron huir les dio feliz acogida la Es«
quclda ^ ni podian ir til Puente de Prouro^ porque míen-
tras-
lio Coweiltarhs de ¡a Guerra de España»
tras duraba la batalla , le habían ocupado Nangls y
Albergoli con fuertes Tropas , porque no socorriese á
Denain por alli el Principe Eugenio , como lo isitentó
con gran brio ^ pero ya tenían ocupado el puente los
Franceses , á los quales echaron de él dos veces los
Alemanes ^ pero después , haciendo los Franceses ma-
yor esfuerzo, se afirmaron en él , con gran pérdida de
gente de una y otra parte. Los tablones y leños del
puente, cediendo en parte al peso de tanta muchedum-
bre , y no pudiéndola sostener, cayó al agua gran núme-
ro de Alemanes , entre ellos el Conde de Dona , Glan-
des. Habia querido con todo el Exercito el Principe Eu-
genio, por el sonrojo de rechazado, volver al empeño:
opusiéronse á esta temeridad los Olandeses, y mas, que
ya no era tiempo, porque los Franceses habian ocupa-
do á Denain , y hecho prisioneros al Conde Albcmarle,
á Cornelio Nassao , al Principe de Analth , de Holo-
thein y otros Oficiales de gran fama. Los Franceses
perdieron al Señor de Meusechoisel y de Torbil: que-
daron heridos el Conde de Tessé y el de Guasach. Cos-
tóles la empresa mil hombres , diez rail á los Aliados.
Hallaron los Vencedores en Denain gran cantidad de
víveres y municiones ^ todos pelearon con braveza y
<ímpeño5 aun muchos Oficiales , que servían en la Ca-
ballería , pusieron pie en tierra , el General Rozel,
el Conde de S. Mauricio , los Mariscales de Campo,
Vaillier, Lilli y Carlos de Lorena. Luego tomó Alber-
goti á Mortañéz, Sant Amant , con novecientos hombres
y quarenta Barcas cargadas de víveres. Otro destaca-
mento , acia el Puente de Rach, tomó prisionero el Con-
de de Esparc.
102 Glorioso Villars , no solo por la importancia
de la acción , mas también por el arte , con que ha-
bia engañado al Principe Eugenio , aprovechándose de
la
, Tomo segundo. Año de M, DCCXIL iii
ísi consternación de los enemigos , envió al Conde de
Broglio á sorprender á Marchiena, donde estábanlos
Almacenes de los Olandeses para toda la campaña,
guardados de cinco mil hombres : siguió con la Arti-
llería el Conde de Monteschin ^ en un dia se abrió la
brecha , capitularon su prisión los Presidarios , entre-
garon enteros los Almacenes y cien Barcas cargadas
de municiones : Alli perdieron los Olandeses mucho
caudal ^ de esto resultó faltarle víveres al Exercito del
Principe Eugenio , que el primer dia de Agosto le-
vantó el sitio á Landresi; faltaba el pan de munición,
y no pudiendo los Olandeses , con presteza , suplir el
abastecer las Tropas , se les dio licencia que robasen»
Este desorden , no solo afligió á los míseros Pueblos, si-
no que enflaqueció el Exercito , porque se echaron
menos infinitos Desertores. El Rey Christianisimo , por
tío perder tan buena ocasión , mandó sitiar á Duay^
aumentando el Exercito con el Presidio , que pudo sa-
car de las Plazas. Kada sintió mas el Principe Euge-
nio , porque después de haber hecho tantas proezas en
esta guerra , á los últimos periodos de ella , se le mar-
chitaron los laureles , y daba á conocer la Francia lo
invencible de su poder , que sola , y contra tantos y
tan poderosos Principes , á su ruina coligados , después
de tantas pérdidas de Exercitos y Plazas , y doce
años de la guerra mas cruel , la acababa venciendo^
porque el Principe Eugenio, aunque sacó de las Plazas
las Guarniciones, y aumentó el número de su Exer-
cito , no pudo embarazar que el Duque de Villars pu*»
siese el sitio á Duay , pues aunque se acampó entre
Tournay y Lilla , y se presentó en batalla , cierto es^
que no se lo consintieron los Olandeses ^ porque si la
perdían en vísperas de la paz , había tiempo eo
aquella campaña de poner las cosas en estado, que
ya
1 1 ft Comentarios de la Guerra de Espand,
ya no la quisiese con ellos el Christianisimo.
103 A if. de Agosto se empezó á batir la Pía*
za , el p'imer dia de Septiembre tomaron los France-
ses el Fuerte de Escarpa. Los Presidarios se retiraron
á la Ciudad. A 8. de Septiembre , el Marques de Vie-
pout y el Principe de Winghien atacaron las Fortifi-
caciones exteriores. La defensa fue heroyca , pero in-
feliz 5 derramando mucha sangre las ocuparon los Fran^
ceses: con mas comodidad convirtieron todo el fuego
contra el cuerpo de la Plaza , y quando llegó á esta-
do, que ya lo piden las Leyes de la Guerra, capituló
la Rendición su Gobernador Honspesch , y quedó pri-
sionera la Guarnición. Las Capitulaciones se hicieron con
Albergoti , porque habia marchado Villars con todo el
Exercito , y pasado poc Denia la Esquelda , para em-
barazar al Principe Eugenio , que iba á encontrarse con
el General Cogni , que de orden del Christianisimo
partió á sitiar á Kesno , con quince mil hombres , ya
bien acampados entre Mons y Kesno : Villars puso sa
Exercito junto á Valencienas, antes que el Principe Eu-
genio pudiese embarazar este otro Sitio , altamente sen-
tido, de que en dos meses saliese con tantas empre-
sas el Francés ^ y lo que mas exaltaba la gloria de éste,
era , que á un mismo tiempo mandó Villars sitiar á
Bouschen. A 20. de Septiembre se empezó á batir Kes-
•no , con setenta piezas y treinta morteros : excedía al
objeto la ira: Kabia en la Plaza tres mil hombres y
todos los preparativos que se habian retirado de Lan-
dresi. La defensa «e dilató mas de lo justo 5 por eso n3
«e le acordó capitulación alguna al Presidio, y se rin-
dió á discreción: A primero de Octubre empezó las
hostilidades contra Bouchen el Marqués D.Uigre. Aun
aqui se dihitó la dt-f.^nsa mas de lo que era razón: al
íin se rindió la -Plaza con mil hombres quel^ presidiaban,
tam-
Tomo segundo. Año de M. DCCXIL 113
también á discreción. Esta es la última cláusula de ía
Guerra de Flandes, porque se retiraron á Quarteles de
invierno. Aquí concluyó felizmente la suya el Cliris-
tianisimo, disponiendo las negociaciones y las armas,
de suerte , que ya le rogaban los enemigos con la
paz.
104 Aún estaba resistente al Ajuste el Emperador
no ignorando que ya se hablan convenido -con particu^
lares Artículos la España y la Inglaterra. Pasó á
Madrid Milord L^sinton , para arreglar las cosas deí
Comercio , y que otra vez en Cortes Generales , re-
nunciase sus derechos el Rey Phelipe á la Corona de
Francia. Convocáronse los Procuradores de las Ciuda-
des , Prelados y Nobleza de los Reynos de España,
y á 5. de Octubre hizo el Rey otra solemne renuncia,
donde sirvieron de testigos los Consejeros de Estado,
los Presidentes de los Consejos , con el Decano de
ellos , los Xefes de la Casa Real y de las Guardias:
imprimióse el Acto: se publicó con pregón , y se fir-
maron quatro meses de tregua entre la Inglaterra y la
España.
105 Por contemplar á los Ingleses, mas que por
dar gusto á los Alemanes , dilataba la paz Portugal.
Esta razón m.ovió el ánimo del Rey Phelipe á man-
dar , que el Marqués del Bay sitiase á Campo Mayor^
pero fue mal obedecido , ó fue infeliz en la Expedición
^1 Marqués. A 4. de Octubre tiró su linea no de cir-
cunvalación , sino en semicírculo, contra lo mas fuer-
te de la Plaza, y mandó á la Caballería, baxo la ma-
no de D. Baltasar de Moscoso , Marqués de Nava-
morquende , que pusiese el circulo, disponiendo las par-
tidas de los Caballos de género, que no pudiesen en-
trar socorros á la Plaza. Invigilaba por ella el Gene-
ral de Mascareñas , y recogiendo las Tropas que se
Tom 11. P ha-
114 Comentarios de la Guerra de España.
habían destacado contra Carvajal , mas noticioso del
lugar , que los Españoles , ó neglig;tntes éstos, que es
lo mas cierto, introduxo mil hombres de socorro á Cam-
po Mayor. Batiase en brecha ^ pero asentada con er-
ror la Artillería , la abrió en parage , que era preci-
so asaltarla con escalas , ni era tan ancha , que se
pudiesen aplicar -muchas : pero como las continuas
lluvias en aquel parage , no solo incomodaban á los
Sitiadores, sino retardaba el conducir víveres , porque
habian pasado los Españoles dos ríos, era preciso levan-
tar el Sitio , 6 dar el asalto. Contra el parecer de los
mas, le mandó dar el Marqués del Bay^ y aunque
hicieron los Españoles los mayores esfuerzos , repitien-
do los acometimientos , muchas veces fueron del va-
lor de los Portugueses rechazados : Allí recibió dos
heridas el Coronel D. Antonio Lanzós , Conde de
Taboada, que dio con todo su Regimiento grandes prue*
bas de su brío : También brilló mucho el Teniente Ge^
neral D. Pedro de Zúñiga , alentando á los suyos, pero
todo era en vano , porque conducidos los Españoles á
tina empresa imposible , en aquella forma dispuesta,
perecerían lastimosamente los mas alentados. Conocierr-
do el error , y no habiendo ya tiempo de enmendarle,
levantó el Sitio el Marqués del Bay. Siete meses había
que tenia bloqueado á Girona el General Vesél, para
rerdirla por hambre. Habia echado de la Provincia
de Ampurias al Conde de Fienes , inferior en fuerzas,
que tQ vio precisado á retirarse á S. Pedro Pescador^
y después de haber abastecido á Rosas con los vive-
res que pudo , paró su gente á Roscllon,
1 c6 Era Gcbei nador de Girona el Marqués de Bran-
cas, Francés, hombre prudente y esforzado^ tenia de
Guarnici( n diez Regimientos y doscientos Caballos.
Habia recogido ks provisiones que le fue posible , y
aua
Tomo segundo. Año de M. BCCXIL 115
aun bloqueado hacía algunas correrías. Había puesto
ochenta Franceses en Medina , pero atacados de los Ale»
manes quedaron prisioneros. Con mas Tropas volvió
á entrar por el Collado de Vangulso á la tierra de
Ampurias el Conde de Fienes. Solo el rio Muga le se-
paraba de los Alemanes , acampados en Pedralta. El
Marqués de Brancas recobró á Medina , é hizo pri-
sioneros trescientos Alemanes. Veél ocupó á Vangul-
sio , y estrechó tanto á Giroaa , que ya se padecía en
la Ciudad hambre cada día mayor , de género , que se
comía carne de caballo. El Conde de Fienes quiso por
el Collado de S. Miguel introducir víveres á ¡a Pla-
za en una noche obscura : lo consiguió en parte , la
mayor fue presa de los enemigos , que lo advirtieron á
tiempo: En los Monasterios no se comía mas quepan
bañado en agua 5 muchos Religiosos, mal sufridos, de-
xaron la Ciudad: Los Jesuítas nunca asistieron con ma-
yor caridad á los enfermos y afligidos, que eran en
gran número, con tanta diversidad de males. Allí se
conoció la constancia y juicio del Gobernador 5 en-
viaba los mas fuertes Soldados á recoger comestibles,
que en poca cantidad costaba mucha sangre. Estos los
distribuía con justicia , ni en su casa había otra cosa,
que pan y vino. Para que espirase la Plaza en sus ma-
nos, vino Guido Starembergh con esperanzas del triun-
fo. Dio nuevas disposiciones á estrechar el Sitio, ere*»
ció el hambre en la Plaza y la constancia del Go-
bernador, alentada de los avisos que había recibido
del Principe de Sterclaes y el Duque de Bervich,
de que luego estaría socorrido. La noche di día 15.
de Diciembre , favorecidos de la obscuridad , asalta-
ron setecientos Alemanes el Fuerte de los Capuchinos,
fingiendo otros asaltos para distraer los Defensores,
que nada embarazados , echaron tantos fuegos artiíicia-
P 2 les
T 1 6 Comentarlos de ¡a Guerra de 'España.
les del muro , qu^ ardiendo las escalas, ó los que osa-*
dos querían subir por ellas , desistió del intento VeséL
Por tres noches repitió la empresa con la misma in-
felicidad. Acreditó su brio y vigi'a:icia el Gobernador
Marqués de Brancas, no menos los Señores de Grecingin
y Tabraga, que corrían toda la muralla. Los Ciudadanos
se mantuvieron leales , exórtados de su Prelado D. Mi-
guel Juan Tabernér, hombre fidelisimo al Rey Católi'*
eo. Moría el ano, pero no la ira de los enemigos. Ha-
bía llegado ya á Perpiñan ei Duque de Bervich con
buenas Tropas al socorro de la Plaza ^ y para divertir
los Alemanes , sacó de los Quarteles parte de la suya
el Principe de Sterclaes , y se encaminó á Tortosa^
mandó, que con quatro mil hombres marchase á Cer-
bera el Marqués de Ceba-Grimaldo^ con esto solici-
tado de mayores cuidados Starembergh , volvió á
Barcelona: el General Vesél quedó en el bloqueo, y
• feneció el año*
'...^s^, «.r.K.x»v, ^'f-../^. -- f-
AÑO DE M. DCCXÍIL
lojr Tj^'L primer dia de Enero llegó un Soldada
\^j disfrazado á Girona, enviado del Duque
de Bervich, para dar noticia que ya se habia ade-
lantado con las Tropas h.i3ta Armendariz, y que pa-
sando el rioTcr, daría aviso con la Artillería. Es-
to alivió algo al afligido Pueblo , que mas de siete
meses bloqueado , padecía con gran constancia los ma-
les que trae el hambre ^ se comian carnes inmundas
de caballo , jumento, perro, gato y ratón, y valían
no poco dinero. Las continuas lluvias y vientos no
de-
Tomo segundo. Año de M, BCCXIIL 1 1 ^
dexaban oir los cañonazos , con que avisaba el paso
del Ter el Duque de Bervich , y asi estaba en la ulti*
ma consternación la Plaza. Quatro Desertores del cam-
po enemigo avisaron de su arribo á las vecindades de
Girona ^ mas lo aseguró , el que el dia 3. de Enero ya
traían los villanos de la comarca víveres á vender á
ia Ciudad , que respiró de su opresión. Al otro dia
entró el Conde de Fienes coa quatro mil hombres, que
al pasar el Ter los Franceses retiró sus Tropas VeséL
Dos dias después llegó el Duque de Bervich , mudó
la Guarnición para que descansase ^ con D. Tiberio
Carrafa se dio esta alegre noticia al Rey Católico-,
que le creó Teniente General , y envió el Toyson de
Oro al Marqués de Brancas , esclarecido defensor de
la Plaza tan importante. Esto consternó mucho á los
Catalanes , á favor de los quales se publicó un nue-
vo Indulto. Estaban sordos á las voces de la clemen-
cia , porque los tenia Dios prevenido el castigo de la
rebelión. No era natural tanta pertinacia: conjurados
al propio daño, quando veian que por falta de Tro^
pas habia desamparado á Cerbera , y que nuevamente
babia retirado las suyas el Rey de Portugal, con quien
habia celebrado el de España Treguas por quatro me*
ses , y dado paso á hs Tropas Portuguesas por sus
Reynos hasta Extremadura. Mediaron en este ajuste
los Ingleses ; mas la Francia , que habia hecho su par-
ticular Paz con el Rey D. Juan , prorrogó el término
de la suspensión de armas entre España é Inglaterra,
y en 13. de Marzo se vio el Emperador obligado á
firmar en Urrech el Tratado de la evacuación de Ca-
taluña , Mallorca é Ibiza , y de la neutralidad de Ita-
lia ^ porque no podía firmar sus paces con los Alia^-
dos el Rey Católico , sin que se le entregasen los R.cy^
nos que habia de poseer^
1 1 8 Comentarios de la Guerra deEspañtr,
1 08 Pasarüii los Plenipotenciari')s Españoles al
Congreso, allanadas las dificultades: La mayor era,
concordar al Emperador con el Rey de España 5 nin-
guno de los dos quería la paz 5 y asi hallaron los Alia-
dos un modo, como sin ella, se suspendiese la guerra,
porque sacadas de Cataluña y Mallorca las Tropas
Alemanas, no había dónde proseguirla 5 y mas, decla-
rada neutral la Italia , no adjudicados al Emperador
los Reynos que en ella poseía , y quitada la libertad
al Rey Piíelipe de invadirlos , embarazada toda hosti-
lidad , y aunque no se abrió para las dos Naciones
claramente el Comercio , era atentado obrar una con-
tra otra , como se cumpliesen en buena fe las condi-
ciones de este tratado^ siendo la primera, no solo sa-
car sus Tropas el Emperador de Cataluña y Mallorca,
pero no dar directa , ni indirectamente asistencia á
los Rebeldes del Rey Phelipe. Garantes de este Tra-
tado fueron la Inglaterra y la Francia , hasta que se
concluyese la paz entre las Potencias , congregadas en
Utrech para ella , no contando al Emperador , por-
que ya se había declarado no la quería con la Espa-
ña , haciéndosele muy cuesta arriba , ceder los dere-
chos á esta Monarquía. Lo propio sentía el Rey Ca-
tólico , que no habia echado de sí las esperanzas de
recobrar á Milán , olvidado de Flaades , porque si
no se daban sus Provincias al Duque de Baviera, era
preciso darlas al Emperador , porque éste restituyese
al Duque sus Estados , con el alto Palatinado y la
Dignidad Electoral , en lo que insistía tenazmente la
Francia ; y asi en Utrech no se resolvía sobre Flandes,
como cosa que quedaría á la Casa de Austria ^ pero
■ésta repug[naba se diese la Cerdeña al Duque de Ba-
viera , como querían los Ingleses y Franceses^ y co-
mo dependía del Emperador reintegrar en sus Esta-
dos
Tomo segundo. Año de M, BCCXIIL 1 19
dos al Duque , se dexó esta circunstancia en abierta,
porque los Alemanes querian tratar solo con la Fran-
cia de esta dependencia. Habiendo de sacar las Tro-
pas de Barcelona , mandó antes el Emperador , que sa-
liese de ella la Emperatriz su muger , como lo exe-
cutó á 19. de Marzo, en la Armada Inglesa, llevándose
consigo la mayor pane de las Tropas en las mismas
Naves.
109 No es ponderable la rabia , que de esto con-
cibieron ios Catalanes. Estaban ya desengañados , que
no los sccorrerian los Principes de la Liga 5 que era
un delito pensar quedarse República , que precisamen-
te los habia de desamparar el Empnrador^ y se obs-'
tinaron tanto , queriendo huir del dominio del Rey Phe-
iipe, que por medio del Ministro , que el Emperador
tenia en Constantinopla , pidieron auxilio al Othoma-
no. Las condiciones con que le imploraban , no he-
mos podido saber á punto fixo. El Conde de Saballá y
Pinos , que estaban en Viena , Procuradores de Cata-
luña 5 manejaron infelizmente este negocio , porque no
quiso entrar ei él el Sultán ; ya pareciendole ardua em-
presa , ya por no romper con la Francia. Creyeron
muchos que le ofrecian los Catalanes al Turco el do-
minio del Principado de Cataluña, conservándole so-
lo su Religión y sus Fueros ^ otros , mejor informa-
dos , aseguraban , que solo pedían su auxilio y su amis-
tad , para quedarse República , baxo el Patrocinio de
la Casa Othomana 5 como quiera , es bien negro ren-
glón para los Catalanes en la Historia tan ciega pertina-
cia , quando todavía ofrecía General Indulto el Rey-
Católico. Los Soldados AUmanes , con arte despedi-
dos del Emperador , se quedaron al servicio de Bar-
celona, que se prevenía á la defensa, haciendo hvas
con doble estipendio, para resistir á las armas deí
Rey
12 0 Comentarios de la Guerra deEspa^a.
Eey Phelipc , mandadas en Cataluña por el Duque de
Pópuli , bax'j cuya mano servían los Tenientes Gene-
rales Marqués de Ceba-Grimaldo, Varón de Capri, y
D. Jüscph de Armendariz^ los Miriscales de Campj
D. Policiano Bracamonte, D. Gabriel Cano, D. Mar-
cos de Araciel , el Conde de Montemar , el Caballero
de Lede y D. Francisco Ribadeo.
lio Partieron de Madrid algunos Catalanes de
los que habían seguido el Partido del Rey Phelipe,
que se correspondían secretamente con los leales , que
en Barcelona habían quedado^ bien que pocos. Aún es-
taba en ella Guido Starembergh f juntó sus Tropas,
ofreciendo defenderlos ^ pero era para unir sus fuerzas
y evacuar h Cataluña, según la orden que de Viena
había recibido , sin que lo pudiese resistir 1 1 Provincia,
mientras volvía la Armada Inglesa de dexar á la Em-
perairis en S. Pedro de Arenas, suntuoso Arrabal de
Genova. Esta vez se dexó servir de aquella Repú-
blica , porque la trataron como Emperatriz y Reyna
de España 5 se le previno hospcdage magnifico á ex-
pensas públicas , y tomó el camino de Milán para Vie-
Da. Con la Emperatriz se salieron de Cataluña todos los
rebeldes de distinción que había en ella; porque ea
aquel poco ángulo de tierra se habían juntado quan-
tos había iiabído en España. Ordenó el Emperador,
que no pasasen á Viena, con que se derramiron infe-
lizmente por la Italia ; la mayor parte se quedó en Mi-
lán y Genova, no todos bien asistidos, pues aunrjue
no el Emperador , estaban los Alemanes cansados de
los Españoles.
3 11 A 1 5. de Mayo volvió la Armada Inglesa,
mandada por el Almirante Geninos , á sacar las Tro-
pas: Starembergh aló á ver la orden del Emperador
á la Diputación de Cataluña y ai Magistrado de la
Ciu-
Torno segundo. Aoo de M. DCCXIIL T2 1 '
Ciudad 5 los clamores y quejas pasaron á insolencia:
Starembergh sacó de los Baluartes sus Tropas , y las
acampó fuera de la Ciudad 5 él se quedó solo en ella
mientras juntados en Cerbera Comisarios Españoles , y
Alemanes , deliberaban el modo de la evacuación,
que aunque materialmente se executó , se quejaba el
Rey Catholico , que habia sido con mala fe , porque
al sacar las Tropas Alemanas no se habian introduci-
do las suyas. Esto verdaderamente era difícil , aun af
poder del Emperador, si no entregaba los Catalanes
á cuchillo 5 porque tenia Barcelona seis mil hombres de
Tropas propias , gente aguerrida , y veterana , y ea
pocos meses habian pasado á su sueldo quatro mil de-
sertores Alemanes.
lis No ignoraba esto el Emperador , y tácitamen-
te consentía en ello , por si el tiempo abria camino á
turbar la paz , durante la guerra de Cataluña 5 bien,
que ya sabia estaba hecha entre España é Inglaterra
adonde pasó el Marqués de Monte-Leon , para ajustar
los intereses del Comercio^: Esta paz se estableció ea
ütrech á 13. de Julio : firmáronla el Duque de
Osuna , y el Marqués de Monte-Leon , por la Espa-
ña: Juan 5 Obispo de Bristol , y el Conde de Stafort,
por la Inglaterra. Extendiéronse veinte y seis Articu-
los ^ después se ajustó otro Tratado de Comercio : to«
do se reduela á nuevos reconocimientos rociprocos del
Rey Phelipe , y la Reyna Ana , y apartarse esta de
auxiliar las razones de la Casa de Austria contra el
Rey Phelipe 5 el Comercio se confirmó , como en tiem-
po de Carlos II. y se dio á los Ingleses el asiento de
los negros para Indias , cuyo Comercio se prohibió á
los Franceses , y á toda nación. Ofreció el Rey Phe-
lipe, no dar auxilio al Rey Jacobo , pretendiente de
la Corona de Inglaterra , y reconocer la succesion, co-
TomAL Q mo
12 2 Come fit arios de la Guerra de España.
mo estaba ordenada en el Parlamento. Seiia impropio
de Comentarios extender los Articulos de esta paz, que
ya corren impresos en volúmenes aparte. A los prime-
ros dias de Julio se embarcó Starembergh, con las Tro-
pas que cupieron en las Naves Inglesas^ sobraron tres
milhombres, que quedaron en Hostelrich , á los qua-
les se juntó la Guarnición de Tarragona , que en 14.
de Julio entregaron los Alemanes al Marqués de Lede,
Esta Plaza se evacuó con buena fe , pero se faltó en
conducir bien las Tropas , porque casi todas deserta-
ron , y tomaron partido en Barcelona : afectaban pe-
sadumbre los Oficiales 5 pero ya sabian daban con es-
to gusto al Emperador , á quien de algo le servia ver
empeñado al Rey Catholico en esta Guerra , porque
no emplease las Tropas en Italia. Pareciendole á Bar-
celona, que no tenia el Duque de Populi Exercito , ni
preparativos para sitio tan difícil , se conjuraron sus
moradores á la defensa 5 embarazaban las discordias de
la Corte los aciertos en la Guerra , porque cuidaban
de la Hacienda Real el Conde de Bergueich, y Juan
Orri, ambos altivos , despóticos , y que llevaban mal
la subordinación ^ eran aceptos al Rey , pero como es-
taban entre si discordes , faltaba aquella armonia que
ha menester el Gobierno , y mas , quando lo mas re-
servado de él se fiaba solo á la Princesa ürsini , que
con la nueva Soberania conseguida del Rey en un Es-
tado de Flandes, habia tenido ocasión de concillarse
mas enemigos , que lo eran quantos le negaban el tra-
tamiento de Alteza. Este fue el escollo , en que pri-
mero tropezó Don Francisco Ronquillo , Conde de Gra-
medo, cuya autoridad habia minorado mucho , y se pen-
saba como quitarle la Presidencia de Castilla , y aun-
que éste se habia unido con Bervich , y el Marqués de
Bedniár , Ministro de la Guerra , todos podian menos
que
Tomo segundo. Año de M, CCXIIL 123
que la Princesa , sostenida en la mayor exaltación por
el favor de la Beyna.
113 En este tiempo murió el Condestable de Cas-
tilla , Mayordomo mayor del Rey. Este es en el Pala-
cio el empleo de mayor autoridad. Habíase conserva-
do, desde la muerte del Marqués de Villafranca , en
la persona del Condestable , porque era de genio apa-
cible , contemplativo, é ingenuo. Estudiaba mucho la
Princesa darle Succesor, que tuviese las mismas má-
ximas 5 porque queria apartar del Rey, no solo á los
ambiciosos , pero también á los mas experimentados en
las malicias de Palacio. El Rey , que queria siempre
lo mejor , buscaba hombre digno de tan alto oficio,
y eligió al Marqués de Villena , á cuyo mérito no le
faltaba ¡circunstancia , y habia sido de la aprobación
de la Princesa ^ porque el genio retirado , y estudio-
so del Marqués, esperaba no le baria embarazo. Ha-
bia poco tiempo , que era llegado de su prisión , y te-
nia con el Rey tanto concepto de hombre ajustado,
sabio, y exemplar, que aunque no era Sacerdote,
quiso proponerle para Arzobispo de Toledo ^ el Mar-
qués repugnó , juzgándose , con loable humildad , in-
digno de pasar al Estado Eclesiástico,
114 Aun estaban juntos los Reynos en el Congreso
que mandó el Rey tener por la ya referida renuncia,
y con esta ocasión , como tenia ya dos hijos , y á la
Reyna en cinta , se le ofreció por mayor quietud de
sus Vasallos , amando su posteridad , derogar la Ley,
de que entrasen á la succesion de la Corona , hem-
bras , aunque tuviesen mejor grado , proponiendo los
varones de linea transversal , descendientes del R^y^
queriendo heredase antes el hermano del Principe de
Asturias , que su hija , si le faltaban al Principe Va-
rones. Esto parecía duro á muchos , mas satisfechos de
Q3 lo
12 4 Comentarios de ¡a Guerra de España.
lo inveterado de la costumbre , que de lo justo 5 y mas
quando se h¿ibia de derogar una Ley , que era funda-
mental , por donde había entrado la Casa de Borbon á
la succesion de los Reynos. Los mas sabios , y poiiti-
eos aprobaban el dictamen , por no exponer los Pue^
blos á admitir Rey extrangero, habiendo Principes de
la Sangre Real en España, que directamente descen-
diesen de Phelipe V. La Reyna , por amor á sus hi-
jos , estaba empeñada en hacer esta nueva Ley, y co-
mo no la admitieron los Reynos , ni seria valida sin
su consentimiento , si no la aprobaba el Consejo de
Estado , se encargó la Reyna de manejar este negocio,
y lo executó con sumo acierto , no sin arte ^ porque
sabiendo quanto prevalecía en el Consejo de Estado el
voto del Duque de Montalto , se valió de él , afectando
confianza, para que promoviese.
115 Este dictamen dio á la Reyna el Duque de
Montellano , y también estaba prevenido el Cardenal
Judice , que tenia voto en el Consejo de Estado , com-
puesto á este tiempo de los Duques de Montalto , de
Arcos, de Medina- Sidonia, de Montellano , de Jove-
nazo 5 de los Marqueses de Bedmar, Almonacid , y
Canales 5 de los Condes de Monterrey , Frigiliana , y
San Este van del Puerto, y de el Cardenal Judice^
juntáronse de orden del Rey , ya dispuestos los ánimos
por varios medios , y se votó sobre un establecimien-
to de Succesion , que formó Don Luis Curiel , Conseje-
ro Real de Castilla. Fueron los votos uniformes, se-
gún la mente del Rey , que consultándolo también con
el Consejo Real, hubo tanta variedad de pareceres,
los mas equívocos, y obscuros, que al fin nada con-
cluían, mas presto era aquella consulta un Seminario
de Pleyíos,y Guerras Civiles 5 porque ni Don Fran-
cisco Ronquillo , ni gran parte de los Consejeros sea"
lian
Tomo secundo. Año de M. DCCXIIL 125
lian bien el mudar la forma de la succesion , sino de-
xar la que habían establecido los antiguos Reyes Don
Fernando el Caiholico , con la Reyna Doña Isabel su
iTiUger, que unieron en su hija Doña Juana las Coro-
nas de Castilla , y Aragón. Indignado el Rey Phelipe
de la obscuridad del Voto , ó de la oposición de los
Consejeros de Castilla , con parecer de los de Estado
mandó se quemase el original de la Consulta del Con-
sejo Real , porque en tiempo alguno no se hallase prin-
cipio de duda, y fomento á una guerra^ y que cada
Consejero diese su Voto por escrito aparte enviandole
sellado al Rey. Executóse en esta forma , y con con-
sentimiento de todas las Ciudades en Cortes , del Cuer-
po de la Nobleza , y Eclesiásticos , se estableció la
succesion de la Monarquia, excluyendo la hembra, aun
mas próxima al Reynante , si hubiese varones descen-
dientes del Rey Phelipe, en linea directa, ó trans-
versal 5 no interrumpida la varonil ; pero con circuns-
tancia, y condición que fuese este Principe nacido , y
criado en España , porque de otra manera entraria al
Trono el Principe Español inmediato 5 y en defecto
de Principes Españoles , la hembra mas próxima al
ultimo Rey. Se estableció también , pertenecía la Co-
rona á la Casa del Duque de Saboya , extinta la del
Rey Phelipe, varones , y hembras. A esta constitu-
ción y autos se les dio fuerza de Ley , firmada , y pu-
blicada con la solemnidad mayor.
116 Estrechaba el Duque de Saboya á los Ingle-
ses, para que obligasen al Rey de España á entregar
la Sicilia ^ y aunque esto lo llevaban muy mal los Es-
pañoles, como ya lo había ofrecido el Rey de Fran-
cia á la Reyna de Inglaterra , fue preciso acordarlo.
Había pasado á Londres el Duque de Aumont , Em-
bf^x^dor de Fiancia ,con gran pompa, para dar la uU
ti*
12 6 Comentarios de la Guerra de España,
tima mano á los negocios , porque en Ucrccfi solo sé
executaba lo ajustado en las Cortes. Dando un banque-
te el Ministro de Francia á los de Londres , se prendió
fuego en la casa de aquel, y se consumieron alliajas
muy preciosas. Divulgóse que la facción Vvigts, ra-
biosa de la paz lo habia executado. Esto no se pudo
averiguar , ni con las mayores diligencias , que la Rey-
na mandó hacer 5 cierto es, que gran parte de los
Magnates de Inglaterra , disentian de ella , pero ma-
nejaban este negocio Carlos de Mordant , Conde de
Peterbourgh , Jayme Buter , Duque de Ormont , y En-
rique de San Juan , Vizconde de Bullimbroch , estos eran
los principales. Entraban en las Consultas el Duque de
Schebesburis , el de Amilton , y Conde de Osfort , no
estaba á este tiempo en Londres JuanCruzil, Duque
de Malburgh, porque viéndose en desgracia , habia pa-
sado con su muger á Alemania á unos baños 5 asi
quedó el campo por sus enemigos , y formaron los
Artículos de la paz como quisieron.
1 1 jr Procuraba el Marqués de Monte -León , que-
dase por la Princesa Ursini la Soberania que el Rey
Catholico la habia dado en Flandes , del Ducado de
Limburgh, según Despacho dado en Corella á 28. de
Septiembre del año de 11. y ofreció la Reyna Ana pro-
teger , y garantir esta donación , la qual repugnaban
constantemente los Olandeses, porque el Emperador no
quiso venir en ello , que era á quien se destinaba la
Flandes. Esforzaba mucho esto el Duque de Osuna , por
adulación á la Princesa 5 menos el Marqués de Mon-
te-León, porque conocía la imposibilidad del hecho,
y que estaban muy unidos con los Alemanes los Olan-
deses , de genero, que aun no hablan hecho su paz
particular con la España , con quien , y con el Du-
que de Baviera , no la quería el Cesar , aunque si con
so-
Tomoprimero. Año M, BCCXIIL 1 2 Jr
sola la Francia. Divulgóse un Manifiesto , en que da-
ba el Emperador las razones de su repugnancia á la
Paz, y que habia sido tratado con traycion de sus pro-
pios Aliados. En suma, era una satyra contra el ac-
tual Ministro : éste , y las amenazas de la Francia , hi-
cieron , que los Olandeses ajustasen su Paz con el Rty
Christianisimo , que convirtió contra el Rhin sus Ar-
mas , ya desocupadas de otra Guerra , y mandó que
las Guarniciones de las Fronteras hiciesen las posibles
hostilidades , para traer á la paz al Emperador. Con
este mismo fin admitió en París al Principe Ragotzi,..
con nombre de Conde de Saxarense, asistido con grue-
sas sumas de dinero, continuando el magnánimo cora-
zón de aquel Rey á dar magnificos socorros á los Prin*
cipes refugiados á sus dominios. El Inglés , el Bávaro
el Coloniense , y ahora el Ungaro , era para dar fuer-
tes zelos al Emperador , que veia deshecha su Liga,
porque también el Duque de Saboya habia hecho su
paz con la Francia. Para perficiunarla , fue á París
el Conde Costa , Piamontés , y fue fácil el ajuste, res-
tituyendo el Christianisimo la Saboya, Niza, y Villa-
Franca al Duque.
118 Confirmábase en su dictamen el Cesar , á pe-
sar de las persuasiones de los Ingleses , con quienes se
habia declarado el Francés, que por si en todo el mes de
Mayo no venia en la paz el Emperador, no estaría
obligada á cumplir la Reyna Ana todo lo que á favor
de la Casa de Austria habia ofrecido. El Principe Eu-
genio mantenía constante la Corre de Viena , aunque
también el Prusiano habia entrado en la paz con el
Christianisimo , que para hacer mas viva la guerra
en el Rhin juntó alli diez mil hombres , y les dio por
Gefe al Duque de Villars , á quien asistían los Te-
nientes Generales Daligre jCoigni , Brollo, y Albergo-
ti.
128 Comentarios de la Guerra de España,
tí , en la Mosela se quedó el Mariscal de Besons,
A estas fuerzas se oponía el Principe Eugenio con las
suyas ^ pero no pudo evitar, que acampado Villars en
Espira , teniendo á las espaldas á Landao , y á Phi-
lisburgh enfrente , pusiesen en contribución la Provin-
cia. Mas cuidado le daba al Principe Eugenio ver, que
estas disposiciones eran contra Landao, y que no po-
día embarazar el Sitio, por tener distraídas sus Tro-
pas en presidiar la dicha Plaza , á Philisburgh , Eidel-
burgh 5 Moguncia , la Selva negra , y el Viejo Brisac
y Kel.
119 Habia ya pasado el Cesar el tiempo que se-
ñaló el Christianisimo para la paz, y asi en 22. de Ju-
nio , llamando Villars con sus Tropas al Mariscal de
Besons, le mandó embestir á Landao, de quien era
Gobernador el Principe Alexandro de Vvitembergh:
tenia diez mil Infantes de Guarnición , y mil caballos.
Villars ocupó los Castillos que guardaban el Puente de
Philisburgh , y Manthein. Eugenio aun no tenia junto
su Exercito , porque tardaban las Tropas de Hanno-
ver , Vvitembergh , y Branderburgh , pues aunque es-
te ultimo habia hecho su paz, como diximos, con ía
Francia , permitía al sueldo del Emperador parte de
sus Tropas. El Señor de Milon debastaba el Palati-
nado , después que ganó el Castillo de Keiser Laurer,
con setecientos prisioneros. Mientras el Conde de Bourgh
levantaba las primeras Trincheras contra Landao , em-
vió Villars la caballería á saquear la tierra de Mogun-
cia. El Principe Eugenio solo podía dar socorro con
palabras. Esperando el mes de Junio, hizo una fuer-
te salida la Guarnición de Landao ^ opusiéronse vale-
rosamente los Regimientos de Navarra , y Angeroen.
El choque fue sangriento , y perdieron los Franceses
mucha gente , y al Marqués de Virón. Quando tuvo
el
Tomo segundo. Año de M, BCCXIIL 129
el Principe Eugenio sesenta mil hombres , extendió sus
Reales de Manthein á Philisburgh 5 dexó encomenda-
do al General Baubon , con diez mil hombres , la Sel-
va JVegra.
120 A 23.de Julio asaltaron los Franceses el pri-
mer ángulo , que guardaba el camino encubierto de
una media Luna. Costó mucha sangre la disputa : mas
los Sitiadores , ( entre los quales fue gravemente herí*
do el Principe Talrstond ) vencieron estos , y convir-
tieron sus Armas contra la media Luna : no fue menos
cruel el combate ; pero igualmente feliz. A esa misma
hora una bomba enemiga hizo arder el Gran Hospi-
tal de la Plaza, devoraron las llamas el edificio , y se-
tecientos enfermos : este horrible accidente llenó de tris-
teza la Ciudad ^ pero no desmayó su Gobernador : los
Sitiados soltaron las aguas del Foso de la derecha , que
hablan abierto los Franceses. Esto los hizo trabajar mu-
cho : al fin con gran fatiga la distraxeron. La ultima
noche de Julio dieron los Sitiadores tres asaltos con-
tra dos medias Lunas , que quedaban , y el Baluarte de
Melach , donde fue mas reñida la disputa , porque con-
currió aqui toda la fuerza de una , y otra parte. Hizo
mas horrible la acción , haber en el ardor de ella apli-
cado llama á sus Minas los Sitiados. Volaron muchos
Franceses 5 los que quedaron, y otros que se añadieron,
sostuvieron el empeño con facilidad , pues no solo re-
chazaron al Defensor , pero se alojaron tan fuertemen-
te , que aunque después de tres dias dieron fuego los
Alemanes á otras Minas, que en aquel parage tenian
hechas , no los pudieron desalojar, aun con haber he-
cho al mismo tiempo una fuerte salida. Los aproches
amenazaban ya la Puerta, que llaman de Francia : levan-
taron dos Baterías contra las Fortificaciones exteriores,
y ya arruinadas estas , se batia el cuerpo de la Pla-
. Tom. IL R za:
130 Ceméntanos de la Guerra de España,
^a ; quando estuvieron á proposito las brechas , se pre-
vinieron con diez y seis mil hombres dos asaltos;
hubieralos recibido el Principe de Vvitembergh , á no
clamar los Ciudadanos por la rendición , pues ya no era
posible la defensa , y lo había sido el socorro. Pidió ca-
pitulación á los últimos de Agosto : celebráronse los
pactos, y quedó la Guarnición prisionera. Este es el quin-
to sitio de Landao, en un decenio: quantas veces sitia-
da , tantas perdida. Mereció esta Plaza el mayor cuida-
do de una , y otra parte , y que dos veces la sitiase en
persona el Emperador Joseph, y al fin volvió al poder de
los Franceses.
121 De la felicidad de esta empresa se alentó Vi-
llars para otras: Por Castel Luis pasó elRhin, puso su
campo en Lautembergh^ pero le embarazaba los pro-
gresos la peste , que este año se encendió en la Germa-
nia. Con no admitir Desertores se preservó de ella.
Mandó el Marqués Daligre ocupar las angostas sendas
de OfFemburgh: al Mariscal de Besons , guardar las li-
neas de Lautembergh , y atacar las que por antemural
de Triburgh guardaba el General Baubón con quince
mil Infantes , y treinta Esquadrones de Caballería. Su
mayor defensa era lo áspero , y rudo del sitio , lleno
de peñascos , y cortaduras. Ni esto arredró á los Fran-
ceses : acometieron en tres partidas , mandadas por los
Condes de Bourgh, y Destrades, y del Caballero de Asfelt,
varones fuertes, y resueltos. Empezaron la Obra los Gra-
naderos: succediase continua llama, y la muerte j y
fue tan feroz el Ímpetu de los que asaltaban, que no pu-
do resistir la Trinchera : rompieron la linea los Fran-
ceses , con no poco dispendio de sangre , y vencieron.
Volvieron la espalda los Alemanes : persiguiólos Villars
hasta Olegroben , y Vilinghen , los quales ocupó luego:
por sesenta millas allá del Rhin puso en contribución
la
Tomo segundo. Ano M, BCCXIIl ^ 131
id Tierra , exausta con tanta Guerra ^ y asi suplió la
crueldad , lo que no pudo satisfacer la Avaricia. Era
ya fácil sitiar á Frisburgh : esta comisión se dio al Con-
de de Burgh , que en 30. de Septiembre se presentó
á la Plaza; el cañón se traxo de Brisac. Para divertir
al Enemigo , quiso entrar por la Compañia el Principe
Eugenio : los mismos Paysanos la defendieron , guar-
dando el Rio; decían los supesticiosos , que la for-
tuna le habia vuelto las espaldas : esto prueba , que no
la hay.
122 Quería la providencia, para abatir la vani-
dad de los Alemanes , que faltándoles sus Coligados
fuesen vencidos. No podía solo el Emperador resistir á
la Francia, y asi hacían varías correrías por Alemania
sus Tropas ; contribuyó mucho la Suevia , y el Coronel
Ratzi oprimió con tyrania las pobladas orillas del Da-
nubio. De Mubíergh movió su Exercito Eugenio , y por-
que no fuese dueño de las llanuras , fortificó unas li -
neas el Francés, desde Roscof, al Rhin; el Rio que le
ciñe , era de impedimento á circunvalar á Frisburgh.
Los sitiados llenaban el Foso de los Franceses de agua,
era nunca intermitente el trabajo de distraerla, por-
que habia desde un Baluarte un aqueducto , por don-
de los de la Ciudad llegaban hasta el Foso del Enemi-
go. Se aceleró por esto VíUars á atacar aquel Bas-
tión 5 y aunque tenia la brecha abierta , antes era
preciso ganar la media Luna, que por un lado le
defendía. Mandóse atacarla á los Regimientos de
Berri , y Tallard , que al primer acometimiento ven-
cieron , haciendo prisioneros los defensores , y se alo-
jaron.
123 Como ya tenia brecha abierta el Baluarte, que
guarda el Puente , se prevenía el asalto 5 pero le emba-
razó haber hecho la Plaza llamada. Se capituló retirar-
R2 se
1^2 Comentarios de la Guerra de España»
se á la Ciudadela la Guarnición, dexando en la Ciu-'
dad dos mil, y quinientos enfermos, la qual entrega*
ron juego , y que pagarian , por no saquearla , un mi-»
llon de libras : que las familias de los que se retirasen á
la Ciudadela irian con sus maridos. Después insinuó
Villars, que si levantaba contra ella Trinchera, que
nodarian capitulación. Pidió el Gobernador cinco dias
de tregua , y se le concedieron , para consultarlo con
el Principe Eugenio , que estaba en Rotuelo. La res-
puesta fue dudosa , y se alargó la tregua , para que vol^
viese á escribir. Asintió Eugenio á la rendición , y sa-
lió en i6.de Noviembre libre la Guarnición. La caida
de Frisburgh abria el camino á la Selva negra, al Pala-
tinado, y la Baviera , si hubiera querido el Rey de
Francia volver á sus Estados al Duque, protegido de sus
Armas ^ pero aun no lo habia resuelto, porque ya es-
taba mas blanda la Corte de Viena , cansada de los
clamores de los afligidos Pueblos, y el del Palatino, que
iba perdiendo sus Estados. Daba oidos ala paz 5 pero
no quiso el Cesar enviar otra vez sus Plenipotencia-
rios á Utrech : la quería hacer en lugar aparte , oidos
antes los circuios , y Principes del Imperio en Ratis-
bona, donde luego se juntaron^ pero propusieron con-
diciones tan altivas , y desproporcionadas, ( para lison-
jear la arrogancia de la Corte ) que las despreció el
Francés , y mandó renovar las hostilidades con ma-
yor rigor, aunque lo embarazaba lo crudo de la esta-
ción.
124 Deseaba la Francia la paz , pero quería ser ro-
gada. Propuso el Emperador, que se viniese á Congreso
particular en Rastad , y lo admitió el Christianisimo. L^
primera condición que se insinuó, fue , que no se habia
de hablar de la España, ni de su Principe, con quien
el Emperador habia de hacer la Paz , ó la Guerra, (co-
mo
Tomo segundo. Año de M, BCCXTIL 133
1110 quisiese ) Vino á bien Luis XIV., porque veía, que
ya apartados de la Liga la Inglaterra y la Olanda, po-
co mal podia hacer el Emperador al Rey de Espa-
ña 5 antes esta deseaba la dexasen sola en Guerra con
ia Casa de Austria ^ y asi , ofreció el Francés , no asis-
tir á su nieto , como al Emperador no asistiese otro.
Juntáronse el Principe Eugenio, y Villars: aquel tenia
mas dilatada la Plenipotencia, pirque al ardor de Vi-
llars no fiaba tanto su Soberano la paz, como la Guer-
ra; y cansado de esta, (ya viejo, y con continuos
temblores ) quería Luis XIV. dexar quieto el Reyno, por-
que tenia un heredero de tres años , y mal ajustados los
principales puntos de la Monarquia, con el desorden
de la Guerra. Veia también , caía la Regencia en el
Duque de Orleans, primer Principe de la Sangre, y co-
nociéndolo turbulento del genio , no le quería dar oca-
sión á estar muy armado , ni á tener arbitrio á nuevos
systemas.
125 En España se llevaba muy mal haber dado la
Sicilia al Duque de Saboya , después de haber coope-
rado tanto á la ruina de la Monarquia ; y el Pueblo fue
por esto perdiendo el afecto de la Reyna , por imagi-
ftar , que había inclinado el ánimo del Rey á favor de
su padre. Esto creían los menos informados , porque ni
la Reyna, ni la Princesa concurrieron á engrandecer al
Duque , sí solo los Ministros Ingleses, ganados con oro,
como publicaba la fama, y ya empeñados en apartar
del Emperador al Duque de Saboya, para obligarle á
la paz. Es cierto , que la rehusaban los Españoles con
condiciones tan duras , perdiendo la Sicilia , y no re-
cobrando de los Ingleses á Mahón , y Gibraltar , y no
quiso firmar el Papel de la Renuncia el Marqués de
Bedmár,ni dar su voto; pero estaba el Rey Catholi-
co obligado , porque ya lo habia el Christianisimo ofre-
cí*
134 Comentarios de la Guerra de 'España,
cldü. No ignoraba la Reyna estas quejas de sus Subdi-
tos ^ pero estaba en estado, que nada la afligía, sin^
la gravedad de su mal , que se iba declarando ethiquéz,
aunque en medio de tan graves accidentes , dio á luz
á 23. de Septiembre un nuevo Infante, á quien se le
dio por nombre Fernando 5 tan sano, y robusto , comci
si saliera de unas entrañas , de ningún mal infectas: no
parió con gran trabajo^ pero quedó mucho mas dé-
bil , y con calentura continua , no periódica , que
hacia desesptranzar de su salud á los Médicos mas
lisonjeros.
126 AI pésimo exem pío de Barcelona, se resistió
Cardona , a su Soberano, aun desamparada de los Ale-
manes ^ lo propio queria hacer Manresa : Don Joseph
Armendariz la ocupó, y aplicó al Fisco Regio los bie-
nes de los Rebeldes, que sobraron á la llama. Holgá-
banse del estrago los Catalanes : buscaban la muerte,
antes que restituirse al debido Vasallage. ( ellos le lla-
maban esclavitud ) No se pueden referir en corto vo-
lumen los lastimosos efectos de su obstinación. El es-
tado Eclesiástico era el mayor fomento de ella , á mu-
chos se les inspiraba el tiempo de una usurpada libertad,
que no distaba mucho de apostasía , y asi hacian los ma-
yores esfuerzos a conservarla, engañándolos ignoran-
tes Pueblos. Las Tropas del Rey ocuparon á Solsona,
Mataró, y Ostalric: el Conde de Fienes la Provincia de
Ampurias. Estaba Barcelona bloqueada , cuyo Gobier-
no tenia Villaroel , Teniente de Mariscales de las
Tropas del Emperador , que corresponde al de Te-
niente General ^ y debiendo este haber seguido la eva-
,cuacion , tenian fundamento los que creian se habia
quedado de orden del Cesar á ser Cabo de aquellos Re-
beldes, que habian hecho su confederación con Ma-
llorca, que aun evaquada, se mantenía pertinaz. La
Tomo segundo. Año M. BCCXIIL ^135
gobernaba el Marqués de Rafal, Catalán. Alguna parte
de la JMobleza , reflexionando en su daño, queria so-
ineterse al Rey : lo resistía la Plebe, hasta ver la for-
tuna de Barcelona , que habia enviado á Viena al Mar-
qués de Montenegro , para pedir otra vez socorro. Pe-
rezoso el desengaño , los mantenía en una esperanza tan
mal fundada , como mostró el éxito.
12^ El Cesar les escribió claro, no podia ya socor-
rerlos : muchos creían , que seria distinta de la pluma
la mano , pues aunque en publico era menester escri-
bir de esta manera , sospechaban , que en secreto tenían
orden de dar socorro Ñapóles , y Cerdeña 5 cierto es,
que de ambos Reynos se enviaron víveres, y de Ñapóles
cañones: esto era faltar á lo ofrecido 5 pero respondía
la Corte de Viena, que lo compraban con su dinero.
Estos socorros les entraban furtivamente en dichos Bar-
cos , con el favor de la noche , quando podían librar-
se de las Galeras de España, mandadas por D. Joseph de
ios Ríos , que para estrechar mas á Barcelona , corría
aquellas Costas. Dalmao, y Nabot , dos hombres de va-
lor, y osadía, juntaron hasta tres mil Catalanes, que
niantenian sublevada la Provincia, donde no había Tro-
pas del Rey , executaban mil crueldades , que fuera pro-
lixo escribirlas. El Presidio de Lérida , y Balaguér sa-
lió contra Nabot, también le buscaba D. Tiberio Car-
rafa , y el Conde de Fienes: alcanzóle D. Feliciano Bra-
camonte en un angosto camino junto á Tarrafa : atacó-
le, y le derrotó: hizole prisioneros muchos Catala-
nes, que luego entregó á la horca , y al incendio. Los
Rebeldes, que sobraron , pasaron á la Plana de Vich:
ni alli hallaron sosiego , porque las Tropas del Rey
ios perseguían: habíanse muchas retirado á CastéJ,
Ciudad , que la ganó con gran valor , y prontitud Bra-
camonte. Estaba Manresa á la devoción del Rey : así la
man-
136 Comenf arios de la guerra de España,
mantenía JaymeLisac, hombre leal : contra ella vino
Nabot. Resistentes los Paysanos , empezóse una chica,
pero sangrienta batalla: llegó á tiempo con sus Tropas
Bracamonte: Nabot huyó, y dexó muchos de los sa-
yos, que se pasaron luego á cuchillo. Dalmao no ha-
bla tenido mejor fortuna en sus empresas: ambos Ge»*
fes dexaron sus cuadrillas, y por mar se retiraron á
Barcelona , la noche del dia 4. de Octubre mal reci-
bidos del Pueblo, no ñiltó mucho á que los despe-
dazasen.
128 Sin Cabo , ni disposición alguna los Rebeldes
del Principado , quisieron , asaltando un Quartel de los
del Exercito , entrar en Barcelona : fue infeliz la idea,
los mas dexaron aíli la vida : deshicieronse aquellas
Tropas de hombres facinerosos: muchos imploraron la
clemencia del Rey, fueron admitidos : otros , mudando
de trage, se entraron en las Ciudades : algunos se es-
condieron en las cuebas de los Montes: otros pasaron
los Pirineos , y se refugiaron en la Francia. El Duque
de Populi estudió sosegar la tierra , para aplicarse
todo á Barcelona , donde hablan hecho sus moradores
tantos Trincherones , y cortaduras , que era precisa
ganarla palmo á palmo. Abrieron en las casas trone-
ras : levantaron en las encrucijadas de las calles pare*
des , para que, aun después de ganado el muro, costase
trabajo penetrarlas. Esto inspiraba la desesperación , y
la rabia , sin reparar , que la misma resistencia de la
Ciudad era su ruina, y querían perderla, ya que de-
fenderla no podían. Las Tropas del Rey ocuparon á
Santa Matrona , no sin sangre , porque la tenían for-
tificada los Catalanes: allí se levantaron las primeras
Trincheras: era esto en el rigor del Invierno; salió de
madre el Rio Lobregat , separó las Tropas. No per-
dieron esta oportunidad ¡os Catalanes , é hicieron
una
Tomo segundo. Año de M. DCCXTIL 13^
una salida fuerte y numerosa : se peleó de una y
otra parte con gran valor , los Sitiadores despre-
ciando las aguas, se juntaron , rechazaron, con mu-
cha pérdida , á la Ciudad Ips Rebeidei, Asi espiró ef
AÑO DE M. DCCXÍV.
129 ^^Rave y peligroso fue el sobreparto de ía
Vj Reyna de España: ya interiormente cor-,
rompidas las entrañas , la reduela á los extremos de lí
vida ^ pero se lo ocultaba la lisonja de los Palacios,
mas la Princesa Ursini , por no afligirla, cuyo imperio
se extendía hasta las palabras que habían los Médicos
de proferir. Era la Reyna pía, de la vida mas ajustada
y llena de virtudes 5 con todo eso, no era justo callarle
el desengaño de la vida mortal , para que aplicase el
ánimo á la eterna: nadie se atrevía á quitarle la espe-
ranza. El Rey , uniendo su amor y su pidad , hilió
el medio término , que tomase los Sacramentos , como
por devoción en un día de Fiesta solemne , y executó
lo mismo , para quitar á la Reyna la aprehensión 5 pe-
ro ya succediendose unos á otros los mortales acciden-
tes , comprehendió su peligro , y recibiendo muchas
veces los Sacramentos de la Confesión y de la Eucha-
ristía , con visible resignación , murió en 14. de Fe-
brero , de edad de veinte y cinco años, y pocos me-
ses. El Rey, herido del justo dolor , dexó luego el Pa-
lacio 5 y no queriendo renovar especies en ninguna Ca-
sa Real , mandó desocupar la que el Marqués de Prie-
go , como Duque de Medína-Cceli , poseía en la calle
Tomo 11. S del
138 Comentarios de la Guerra de España.
del Prado. Embalsamado el cadáver de la Reyna , se
hallaron los libianos oradados , y de los pequeños
agrujeros , que hizo lo corrosivo del humor , se saca-
ion unas piedrecitas. Dióse , con la acostumbrada pom-
pa , sepultura en el Escorial , en el Panteón de los
Reyes , donde tienen su lugar las Reynas , que han de-
xado succesion.
130 Embarazado el Rey del dolor, para no aten-
der á los negocios , dio entera autoridad al Cardenal
Judice para disponer la pompa funeral , y que despa-
chase las dependencias, que tenian peligro en la dila-
ción , saliendo las ordenes por el Secretario del Des-
pacho Universal , Marqués de GrimaLio, en nombre
del Rey , que le dio este poder por palabra y sin De-
creto. El Cardenal usó con la mayor moderación de es-
la confianza i solo despachó lo mas preciso , y el Rey,
después de tres dias volvió al Despacho , á persuasio-
nes de la Princesa Ursini, cuya autoridad no espiró
con la Reyna, porque continuó en favorecerla el Rey,
y valerse de su consejo. Era el mayor fundamento de sa
poder el amor que la Reyna la habia tenido: conserva-
base en el Palacio , como Aya del Principe y los Infan-
tes, y por no aventurar los oidos del Rey á alguna si-
niestra impresión de tantos émulos , que en la Corte
tenia , lo ciñó de sus mas allegados y amigos, y que si-
guiesen al Rey j hasta en la caza , con pretexto de ali-
viarle su tristeza.
131 Era Juan Orri el hombre de la mayor con-
fianza de la Princesa, que atenta á su seguridad , llena
de mayores sospechas , inspiró en el Rey , consintie-
se en mudar el método del Gobierno , según Orri le
habia ideado. Embarazaba á todos los que querian te-
ner mano en el Gcbierno la grande autoridad áú que
regía la Piesidencia de Castilla , y asi , quitando su
em-
Tomo segundo. Mo de M, DCCXTV, j 3 9
empleo , con honrado papel del Rey , á D, Francisco
Ronquillo , se crearon cinco Presidentes , uno en cada
Sala del Consejo Real ^ aun en el Consejo del Gobier-
no del Rey se deputaron Consejeros i cada linea de ne-
gocios , y se añadieron el Marqués de Jamayca, ya Du.
que de Veraguas, y el Principe d§ Chelamár: los Ne-
gocios estaban divididos en quatro clases , Iglesia, Jus-
ticia , Estado y Guerra : solo Juan Orri y el Conde de
Vergueich entraban en todos : pero aquel er4 ^1 arbitro
de la nueva planta, " " -
J32 Habiasele introducido y logrado su enteríi
aprobación D. Melchor Macanáz , hombre apenas co-
nocido en la Corte , y solo había sido Juez de Confis-
cados en Aragón y Valencia, no sin queja de infini-
tos , y mas de los Eclesiásticos , por su rígida y pe-
sada mano. Este influía en Orri nuevos y nunca vis-
tos dictámenes 5 los mas, contrarios á la Inmunidad Ecle-
siástica , pero tan bien escondido el veneno , que lo-
graba la gracia y la aprobación del P. Robinet,
Confesor del Rey : por estos medios subió á ser Fiscal
del Consejo de Castilla, con mas autoridad que otro
alguno. Dieronse quatro Presidentes al Consejo de Ha-
cienda , tres al de Indias , otros tantos al de Ordenes:
añadióse gran numero de Consejeros , que esperaban
poderlo ser: Quitáronse los dias feriados , y había jun-
tas de Tribunales , aun por la tarde , y solo se vacaba
de los negocios los días Kalendos , llamador, vulgar-
mente de Precepto. Esta turba de Consejeros , división
de Negocios , continuación de Juntas , que parece con-
tribuía á la brevedad de la Expedición, la embaraza-
ba. Sería prolixo referir quántas novedades introduxo
Macanáz , con general desconsuelo , no sin risa de los
hombres mas serios. La Secretaría del Despacho Uni-
versal de Estado y Justicia , se quitó al Marqués de
S 2 Me^
1 40 Comenlarios de la Guerra de Espanaé
Mejorada , creándole Consejero de Estado, y se dio á
I). Manuel Vadillo. Conservaba siempre la suya de
Guerra é Indias el Marqués de Grimaldo , hombre
bien visto del Rey , y de su mayor confianza, que también
lograba con su buen modo el patrocinio de la Princesa.
133 No acababa con el Sitio de Barcelona el Du-
que de Pópuli por falta de gente y preparativos , ni
queria agriar mas los ánimos con nuevas contribucio-
nes por si podia reconocerse Barcelona , admitiendo
el perdón que el Rey oñecia ^ pero no atento á estas
políticas Juan Orri, gravó quanto le fue posible, con
nunca vistos impuestos, el Principado, que todo estaba
á la obediencia del Rey , menos Cardona. Heridos es-
taban de duras contribuciones los Catalanes: vuelven
á las Armas , y sublevada la Provincia , no tenia el
Puque de Pópuli gente para el Sitio, habiendo de des-
tacar tantos partidos ^ porque en defensa de sus bienes,
nunca con mayor fuerza se confirmó en la rebelión Ca-
taluña , aunque caian sobre los míseros sublevados la
llama , el cuchillo y el suplicio. Esta nueva é inútil
guerra embarazó mucho , y costó no poca sangre: con
esto tomaba tiempo Barcelona , previniéndose mejor á
la defensa. Hizo nueva confederación , con Despacho
del Emperador , el Marqués de Rubí , con clara infrac-
ción del tratado de Utrech : se enviaron de Ñapóles
nuevas Levas , y cada dia se endurecían mas aquellos
ánimos , no faltando los continuos socorros de los Rey-
nos que en Italia poseía el Cesar. El Rey Phelipe, pa-
ra quitarles esta esperanza , mandó pasar ocho Naves
.de la Flota de Indias^ á estas se añadieron tres Naves
que mandaba el Marqués Estevan Mari , Genovés:
otros doce Navios de menor porte, con las Galeras del
cargo de D. Joseph de los Ríos : no podían siempre
estar á vista de Barcelona , por lo inquieto de aque-
lla
Tomo segundo. Año de M, BCCXIF. 141
Ha Playa , y se abrigaban del Seno de Tarragona.
134 También tenia Barcelona sus chicos Navios y
tres de Guerra para comboyar los viveres , que sub-
ministraba Italia , principalmente Genova , que se habia
hecho el refugio de los Rebeldes , y asi , en alguna no-
che obscura no dexaban de entrar Falucas y Barcos
chatos 5 que llaman Laudes , cargados de comesti-
bles. También recibía los suyos el Exercito del Rey
por Mar , porque tenian los Sublevados ocupados los
pasos , y vivian de latrocinio , sin perdonar á pasage-
ros algunos, hechos públicos salteadores de caminos:
quisieron ocupar á Manresa , pero la defendió el Con-
de de Montemar: el Marqués de Toy á Solsona y Ver-
ga , poique lo intentaban los Rebeldes ^ y aunque tu-,
vieron alguna derrota en S. Estevan , renacían de esta
Hidra cada dia nuevas cabezas 5 juntóse mayor núme-
ro de ellos baxo la mano del Señor de Poal : de géne-
ro, que estaba tan ocupada la Infantería del Rey, que
era imposible adelantar el Sitio. Por eso acudió el Rey
á su Abuelo , pidiéndole Tropas , y aun Naves : esto
ultimo no pudo ser en la cantidad que el Rey lo que-
ría 5 y solo vino el Señor de Ducás , con título de Al-*
mirante del Mar de España, y traxó tres Naves de Gueri
ra al sueldo del Rey. Esto sintieron mucho los Españo-
les , porque mandaba con esto á todos los Xefes de
Marina. Determinó el Christianisimo enviar quince mil
hombres con el Mariscal de Bervich. El Rey agrade-^
ció el socorro ^ pero como estaba mal con él la Prin-
cesa ürsini , pidió se le enviase al Mariscal de Tes-
sé , en lo que no quiso venir á bien el Rey de Fran-
cia. Viendo la Princesa podia venir Bervich á la Cor-
te ^ como sabía era su grande amigo D. Francisco Ron-
quillo, le desterró de ella con Decreto del Rey: dio-
sa por pretexto , que hablaba con insolencia del Go-»
bier-
1 4^ Comentarios de Ja Guerra de España,
bicrno , y que se habia unido con el Marqués de Bran-»
cas, entonces Enviado de la Francia en España, el qual
llevaba muy mal el método de aquel Gubierno, y que
por negligencias de él , ó poca armonía , se metia en
nuevos gastos y empeños la Francia 5 y aún estaba
á pique de no concluirse la paz de Utrech , entre
los Olandeses y la España 5 porque como aquellos
no querian ser Garantes del Estado , que en Flandes
habia dado el Rey Phelipe en soberanía á la Prin-
cesa Ursini , ésta mantenía el ánimo del Rey á no
hacer la paz , hasta que viniesen á esta coniw
cion,
1 35 Sentía mucho estas dilaciones el Christianísi-
mo, porque la tenia ajustada , y le embarazaba sus ideas,
y poder aplicarse todo á hacer buena paz con el Em-
perador, y quiso saber con fundamento, de qué depen-
día la resistencia del Rey su Nieto, y si era propio mo-
vimiento , ó influxo de la ambición de la Princesa. Con
esta ocasión soltó la pluma Brancas , y dixo á su Amo
quanto en el Gobierno de España pasaba , con tan ne-
gra tinta , que aseguró destruían el Reyno la Prince-
sa y Juan Orri , cada uno por su camino : Que aque-
lla se había apoderado de la voluntad del Rey : Que
era arbitra del Gobierno , con máximas tan perjudicia-
les á la Francia , como siempre , y aun perniciosas á
los intereses de España , la qual sacrificaba , por no
perder en el Luxembouges este Estado , que le habi^
concedido el Rey : Que ya prevenía tropiezos al acier-
to del Duque de Bervich , que como baxaba contra su
voluntad , perdería sin duda en el Sitio de Barceloníi
la gente y la honra de las Armas de Francia 5 por-
que no hallaría los preparativos necesarios , ni Orri
los subministraría sin la voluntad de la Princesa , ty-
rana de la España y perjudicial á la Francia ; Que
am-
Totno segundo. Año de M. DCCXIF, 1 43
ambos eran Vasallos de su Magestad Christianisima,
que lo podia remediar con una orden , de que se res»
tituyesen á Francia , pues de otra manera no se haria
la paz con los Olandeses , ni se tomaría á Barcelona,
Resumen de esta carta del Marqués de Brancas he-
mos tenido en nuestras manos , que no se desdeñó de
mostrarla á algún confidente suyo en la Corte , enemi-
go de la Princesa , que no los tenia muchos. Con es-
tas noticias Luis XÍV". insinuó á su Nieto , no quería
enviar mas Tropas ^ y mandó contramarchar las ya
destinadas al mando del Duque de Bervich , contra Bar-
celona^ añadiendo, que haría su paz con los Olande-
ses y el Emperador, y dexaria á España en guerra
con estos dos enemigos , volviéndole del todo las es-
paldas , porque no queria , por un particular interés
de la Princesa , dilatar la quietud de sus Reynos , y
empeñarlos en nuevos gastos. Esta carta no la hemos
visto , pero la referia Brancas en Madrid , como co-
municada del Rey su Amo. El Rey Phelipe escribió á
su Abuelo , desengañándole de tan siniestras impresio-^
nes , y explicó ser solo Autor de la resistencia de la
paz de los Olandeses , por su propio decoro , y ver,
que no tenia efecto la merced hecha á la Princesa , de
la qual se confesaba bien servido , y que contra su vo-
luntad la habia tenido en España , después de la muer-
te de la Reyna : también la Princesa , por medio de
la Señora de Maintenon, se procuró sincerar con el
Rey de Francia ^ pero nada bastó , porque las Tro-
pas no se enviaban , y cobraba fuerza la rebelión de
Barcelona , cada dia mas , prevenida á una vigorosa
defensa.
136 El Rey sabiendo era el Marqués de Brancas
quien fomentaba esta discordia , pidió le sacasen de
España , y éste anadia materiíiies á la ira del Chris-
tia-
% 44 Comentarios de la Guerra de España,
tianisimo , diciendo , que la Princesa interceptaba sus
cartas , y abria los Despachos de la Corte de Vcrsalles.
Esta mala inteligencia tomaba cuerpo 5 y asi para apa-»
gar tan perniciosa centella , envió el Rey por la pos-
ta á París al Cardenal Judice, instruidj de razones,
que pudieran convencer el ánimo del Christianisimo,
sumamente indulgente á su Nieto : los que todo lo apli-
caban á lo malo , dixeron , haberse la Princesa valido
del Cardenal , para sacarle de Madrid , por zelos de su
autoridad , viendo , que eran aceptos al Rey sus dictad
menes. Habia la Princesa ensangrentado la pluma con^
tra Brancas : y viendo éste que podia el Cardenal ha^
cer alguna impresión en el Rey de Francia, pidió li-
cencia para ir á París, y la consiguió: se dio tanta pri-
sa en eí viage , que llegó antes que el Cardenal , el
qual llevó consigo á su sobrino el Principe de Chela-»
mar , hombre maduro y prudente , capaz del mas ar-
duo negocio. En Madrid se ignoraba la incunvencia
del Cardenal , que salió con tanta prisa , aun el di^
de Viernes Santo , en que los Catalanes están aplica-?
dos en rememorar solemnemente la Pasión de Christo,
y asi sospechaban fuese de suma importancia ^ pero
Brancas , de París escribió á sus amigos , habia ido
el Cardenal para componer en la Corte de París á la
Princesa , lo qual era injurioso é indecente á la Purpu-»
ra 5 pero verdaderamente fue á quitar al Christianisi*
mo algunas siniestras impresiones , y que volviese á
mandar , baxasen las Tropas contra Barcelona , porque
ya en la contramarcha hablan pasado los Pyrineos: y
esto dio grandes alientos á la rebelión , y el haber áu
vulgado ¡os Olandeses , que si no hacía el Rey la pa?
con ellos , socorrerían á los sublevados ; y que lo pro*
pió haria el Rey de Portugal , picado de saber , qua
el Católico habia dado orden á sus Plenipotenciarios,
Tomo secundo. Año de M. DCCXIF, 145
eí3 Ütrech 5 no aceptasen la paz con los Portugueses,
con quienes estimaba mejor estar en guerra. Esto pu-
so en cuidado al fley D. Juan , creyendo , que la Es-
paña, desocupada, convertiría las Armas contra sus do-
minios 5 y asi recurrió á su§ iVUados j que le ofrecieroii
no le dexarian en guerra.
135T Aunque el Marques de Brancas llenó los oí-
dos de su Soberano de grendes incentivos á la ira , y
díó noticia , que para templarle venia armado de so-^
fisticas justificaciones el Cardenal Judice , fue éste re-»
cibido del Christianisimo con las mayores demostrar
clones de honra y aprecio , qual ningún otro Minis-
tro Extrangero jamás habia conseguido ^ y fue tan fe-
liz en su cargo , no desdeñando el patrocinio de la Se-p
ñora de Maitenon , que el Christianisimo volvió á en-
viar con el Duque de Bervich las Tropas á Cataluña^
para sincerar i la Princesa Ursiní , era el mayor ato-
lladero el dilatar la paz con los Qlandeses , porque
esto se creía efecto de su ambicioso influxo ^ pero la
ofreció el Cardenal , que también quiso justificar á
Juan Orri , para que fuese en general aprobada la
conducta del Rey, Esto el Christianisimo lo miraba
como cosa de poca entidad^ porque Orri era entera-
mente subordinado y dependiente de los Ministros de
Francia. Brancas no volvió á España , porque se había
puesto en desgracia del Rey Phelipe , y no era á pro-
posito para este ministerio. Los Políticos creyeron , hu-
biera hecho el Cardenal mejor su negocio , si hubiese
echado á la Princesa de España , que con la mano
del Christianisimo , estaba en la suya ^ pero quiso usar
de la mayor lealtad , aunque no le fue muy agrade-
cida la Princesa; porque temió, que elevado el Car-
denal al favor del Rey de Francia , no se alzase con
el del Rey Phelipe , á quien habia escrito su Abuelo
TomAL T gran-
i 46 Cementarlos Je ¡a Guerra de España.
grandes encomios del Cardenal , y que seiía acertado
en todo valerse de su consejo. Esto tenia en sobresalto
á la Princesa , y le entretenia en París. Se confirma-
ba mas en su absoluto poder cada día ^ y no pudién-
dose subordinar á él el Conde Ber^ueieh , pidió licen-
cia para volverse á Flandes , y explicó con gran liber-
tad la causa. Estaba el Rey tan acostumbrado á oir
quejas contra la Princesa , que ya no le hacian mella;
creialo todo impostura y efecto de rabiosa envidia y
ambición.
138 En virtud del Tratado de la Cesión de Sici-
lia, firmado en Utrech , mandó el Rey Phelipe al Mar-
qués de los Balvases , que la gobernaba , evacuar aquel
Reyno. Las condiciones fueron , reservarse el Rey los
bienes confiscados 5 con Tribunal independente en Pa-
lermo 5 que gozarían de sus antiguos Privilegios los Si-
cilianos ^ se mantendrían en sus empleos los Provis-
tos por el Rey 5 que tendría perpetua alianza con la
España , el que lo fuese de la Sicilia 5 que volverla ésta
á los Reyes Católicos , extinta la linea varonil de la
casa de Saboya. Y se añadió la condición , que no
cumplidas todas las que se habian impuesto , fuese la
Cesión de ningún valor, y devoluto el Reyno á la
España.
139 El nuevo Rey Victor Amadeo, pasó con su
muger y el segundo hijo á Sicilia , con tres Naves In-
glesas ; no le reconocía Rey , ni el Cesar , ni los Prin-
cipes y Repúblicas de Italia^ antes unos y otros velan
con disgusto crecer el poder del Duque de Saboya,
Principe de altas ¡deas , y mal contenido en los li-
irites , que prescribió la fortuna á su dominio. Los Si"
cilianos , aunque tratados con humanidad y agrado,
llevaban mal el nuevo amo , que para empeñar la No-
bleza en su obsequio y obediencia, formó para su guar-
da
Tomo segundo. Año de M. BCCXW. 1 4 jr
da una Compañía de Nobles Sicilianos , de la qual hi-
zo Capitán al Marqués de Villafranca. Se informó por
menor de las cosas principales del Reyno y de s\jís
Rentas, y dexando por Virey al Conde Mafey, y biea
presidiadas las Plazas , volvió al Piamonte, También
se entregaron las Galeras del Reyno , de que era Ge-
neral el Principe de Campo- Florido , Siciliano , que no
queriendo dexar el servicio de España , se pasó á ella
con toda su familia ^ no queriendo , como algún otro,
hacer á dos palos,
1 40 En este año murió en París Carlos de Borbon,
Duque deBerri, y en Londres la Reyna Ana, á quien ^
succedió Jorge, Duque de Hannovér, consintiéndolo
ambos partidos , aunque los que adherían secretamen-
te al Rey Jacobo , que estaba retirado en Lorena, di-
vulgaban era la intención de la Reyna dexarle here-
dero , pero que obruida de una grave apoplexia , no
habia podido articular acento alguno. Esto desengañó
al infeliz Rey, frustrándosele las esperanzas que te^
nia en el Rey de Francia , porque no le pareció á és-
te entrar en nuevos empeños, habiéndose todos conve-
nido á la exaltación del Rey Jorge , y queriendo goza-
sen los Pueblos de la Francia de la quietud que \qs
prometía la paz , ya establecida en Rastad con el Em-
perador , en la qual fue reconocido Rey Católico^
porque aunque no tenia los Reynos , se contentaba el
Cesar con la vanidad del Título , que no le pareció
al Christianisimo escasearle , siendo insubstancial , ya
que poseia los Reynos de España su Nieto ^ y ofreció
no darle ayuda contra el Cesar , para que no hiciese
éste la guerra sin Aliados : Ni aquella podia ser mas
que idea , respecto á los Alemanes , porque la distancia
embarazaba las Armas,
141 Con la elevación al Trono del Rey Jor-
Ta ge
148 Comentarlos de ¡a Guerra de 'España.
ge renacía el poder de los Wits , que hablan sido ad-
versos á la paz 5 y recelando que la turbasen , mandó
el Rey Católico á su Plenipotenciario el Duque de
Osuna , que reconociese en su nombre al Rey Jorge,
quando pasase por los Estados de Olanda á embarcar-
se , y envió á Londres al Marqués de Monte-Leon,
con Ja paz establecida entre la Francia y el Cesar^
tomó este enteramente posesión de la Flandes , porque
habian sido reintegrados en sus Estados y Dignida-
des Maximiliano Emanuel , Duque de Baviera , y Jo-
sepb Clemente, Elector de Colonia. El Cesar no qui-
so reservar el Estado señalado á la Princesa Ursini,
ni habia cómo obligarle á esto 5 y asi los Olandeses
no podian ofrecerse Garantes sobre lo que no subsistia.
Quitado este embarazo se firmó entre el Rey Católi-
co y los Estados Generales de los Paises Baxos la
paz en 26. de Junio: Poco se añadió á las antiguas
convenciones, mas que el capitulo 31. en que ofrecía
el Rey Phelipe , que ninguna Nación comerciaría en
las Indias , excepto la Española , sin perjuicio á los
que tenían el asiento de negros. En el capitulo 3;^. se
dexó asentado, no se unirían en unas mismas sienes
las Coronas de España y Francia. Hubo un Articulo
«eparado , en que se dexaba entera la acción á los he-
rederos del Principe de Orange , que había sido Rey
de Inglaterra , para pedir al Rey Católico lo deven-
gado de las Rentas Anuales, ofrecidas por el Rey Can*
los II. al Principe de Orange, en el año de i68f. El
nuevo dominio de Inglaterra , que daba al Rey no
pocos recelos , aunque el Rey Jorge había significado
mantendría religiosamente la paz , y el estar desem*
barazado de la guerra , hizo se aplicase con el mayor
vigor el Sitio de Barcelona , á la qual bombeaba ínce-
santcmeme el Duque de Pópuli, los rebeldes de la Pro-
vin-»
Tomo segundo. Ano de M. LCCXIF. 149
vlncia corrían la campaña , mas los nuestros contra
ellos. Habían salido en varios Destacamentos el Conde
de Fíenes , D. Feliciano Bracamonte , el Marqués de
Caylus , D. Diego González y D. Gerónimo de Solís
y Gante, éste los había derrotado en Alcobér, Bra-
camonte en la Plana de Vich , D. JosepVallejo en I3
Conca , hecho prisionero un Cabo de ellos , llamado
Marogás,
142 A 15. de Mayo se levantó Trinchera contra
la Ciudad , batía la Artillería al Convento de los Ca-
puchinos , bien fortificado , y hacía no poco fuego el
baluarte de S. Pedro 5 tomóse el Convento , y en él
quatrocientos Catalanes : Con esto se adelantó la Trin-
chera á la muralla , parte del Pueblo se salió á la ori-
lla del Mar, y se puso entre la Ciudad y Monjui,
para salvarse de las bombas. Las Naves del Rey , que
corrían á la Ribera , los obligaron con la Artillería á
retirarse dentro de los muros. A 30. de Mayo se pu-
so una batería contra el Convento de Jusus, que tam-
bién estaba fortificado , y contra el Bastión de la Puer-
ta , que llaman del Ángel. En este estado llegó el Du-
que de Bervich con veinte mil Franceses : Retiróse á
la Corte el Duque de Pópulí , bien recibido del Rey,
que le honró con el Toyson de Oro. Las cosas esta-
ban en estado , que no pudo el Duque de Bervich ade-«
lantar mucho ^ y á 13. de Julio hicieron los Sitiados
una salida por dos partes 5 los de la Puerta del Mar,
asaltaron las Trincheras por un lado 5 los otros por
la frente. Todos eran quatro mil Infantes y trescientos
Caballos. Querían destruir una nueva paralela , que
se había levantado, y se trabó sangriento combate. Em-
pezaba ya á romper la linea, pero acudió el mismo
Bervich con mas gente , y fueron rechazados con igual
pérdida de una y otra parte. Setenta piezas batían el
1 5 o Comentarios de la Guerra deEspaña.
baluarte que mira al Oriente , que tenia ya la brecha
abierta , con la azada se adelantó el Foso de la última
paralela, para que abrazase los ángulos de los baluar-
tes de Santa Clara y Puerta Nueva , y se puso otra
batería contra el mismo camino encubierto. A 30. de
Agosto se dio el asalto ^ tan vigorosamente se defen-
dian los Sitiados sobre ésta , que era la piedra funda-
mental de su seguridad , que fue una de las acciones
mas vivas que hubo en esta guerra , al fin le ocuparon
los Españoles y Franceses.
1 43 Aquí demostró no vulgar esfuerzo D. Joseph
Delitala , Sardo , Teniente de Granaderos , que aco-
metiendo el primero con los suyos , adelantó mucho eí
asalto ^ y muriendo en él su Capitán , sostuvo el lugar
toda la noche , ceñido de peligros. En premio de su
valor se le dio luego aquella Compañía. Por dond^
amenazaba el asalto , minaron el terreno los sitiados;
dio esta noticia un Desertor , y le contraminaron los
Españoles ^ acometieron al baluarte de Santa Clara,
donde fue bien dura la disputa: alojáronse los Fran«
ceses no muy bien , porque fueron rechazados con pér-
dida de mil hombres. El Duque de Bervich mandó mi-
nar este baluarte , aplicóse fuego á la mina , volaron
lo de él y la Puerta Nueva. Dispusiéronse tres asal-
tos ^ antes avisó á la Ciudad el Duque de Bervich, com»
padecido de la ruina que les amenazaba. Estaban en-
durecidos los ánimos , y lo avigoraban con sus persua-
siones los Eclesiásticos y Frayles. Los Cabos de Rebel*
des Dalmao y Villarroel , determinaron morir por la
libertad de la Patria ; decian , aunque tenian tantas bre-
chas abiertas , que era inevitable su desgracia , sitia-
dos por Mar y por Tierra. Hasta las mugeres toma-
ron las Armas para defender sus propias casas ^ aun
después de una respuesta insolente , no precipitosa sino
len-
Tomo segundo. Año de M. BCCXIF', i § i
lenta la ira del Duque de Bervich , diferia el asalto,
por compasión , aun de los suyos , porque habia de
costar gran sangre.
144 Al fin, al amanecer del día 11. de Septiem-
bre se dio general. Cincuenta Compañías de Granade-
ros empezaron la tremenda obra ^ por tres partes se-
guían quarenta Batallones y seiscientos Dragones des-
montados ; los Franceses asaltaron al Bastión de Le-
vante que estaba enfrente : Los Españoles por los la-
dos de Santa Clara y Puerta Nueva 5 la defensa fue
mas obstinada y feroz. Tenian armadas las brechas de
Artillería, cargadas de bala menuda, que hizo gran
estrago ^ no fueron rechazados los que asaltaron , pero
morian en el fatal lindar , sin vencer , hasta que en-
trando siempre gente fresca, afloxó precisamente la
fuerza de los Sitiados , menores en número. Todos á un
tiempo montaron la brecha , Españoles y Franceses,
el valor con que lo executaron no cabe en la ponde-
ración. Mas padecieron los Franceses , porque atacaron
lo mas difícil^ plantaron el Estandarte del Rey Phe-
lipe sus Tropas en el baluarte de Santa Clara y Puerta
Nueva $ ya estaban los Franceses dentro de la Ciudad,
pero entonces empezaba la guerra , porque habian he-
cho tantas retiradas los Sitiados , que cada palmo de
tierra costaba muchas vidas.
145 La mayor dificultad era desencadenar las vi-
gas y llenar los Fosos , porque no tenian prontos los
materiales , y de las troneras de las casas se impedia
el trabajo- Todo se vencia á fuerza de sacrificada gen-
te, que con el ardor de la pelea ya no daba quaitel
ni le pedian los Catalanes , sufriendo intrépidamente la
muerte. Fueron estos rechazados hasta la Plaza Mayor:
creian los Sitiadores haber vencido , y empezaron á
saquear desordenados. Aprovecháronse de esta ocasión
los
I c^ 2 Comentarios ^e la (Guerra de 'España,
los rebeldes , y los acometieron con tal fuerza , que
los hicieron retirar hasta la brecha. Los hubieran echa-"
do de ella , si los Oficiales no hubieran resistido. Em-
pezóse otra vez el combate mas sangriento , porque es-
taban unos y otros rabiosos. Los Españoles, que por
los lados poseían gran parte de la Ciudad , viendo ha-
bian retrocedido los Franceses ^ también ellos se reti-^
raron á la brecha: todos empezaban nueva acción. Car*
gados los Catalanes de esforzada muchedumbre de
Tropas , iban perdiendo terreno: los Españoles cogie-
ron la Artillería que tenian plantada en las esquinas
de las calles, y la dirigieron contra ellos. Esto los des-
alentó mucho , y ver , que el Duque de Bervich que
á todo estaba presente , mandó poner en la gran bre^
cha Artillería. Desordenáronse los Defensores 5 pero
mantenían la guerra : parecióles á los Españoles , que
la acabarían felizmente , tomando el baluarte de San
Pedro , que incesantemente disparaba , y á pecho des-
cubierto le acometieron. Ninguno de los Xefes dio es-
ta orden 5 pero ya empeñados y encendidos con la
gran cantidad de gente que perdían , determinaron
perficionar la obra á espada en mano ^ al fin , á costa
de mucha sangre vencieron, Ocupado el baluarte, con*
virtieron las piezas contra los rebeldes ; otros los aca-
baban divididos en partidas. Villarroel y el Cabo de
los Conselleres de la Ciudad , Juntaron los suyos, y aco^
metieron á los Franceses , que se iban adelantando or-!»
denados 5 ambos quedaron gravemente heridos, Enton»*
ees desmayaron los Defensores ^ pero en todas las par-»
les de la Ciudad se mantuvo la guerra por doce con-
tinuas horas , porque todo el Puelo peleaba. No se híi
visto en este siglo semejante Sitio , mas obstinado y
cruel» Las mugeres se retiraron á los Conventos. Ven?-
cida U Plebe , la tenian los vencedores arrinconada,
no
N
Tomo secundo. Año M. DCCXIF. 153
no se defendían ya , ni pedían qnartél: morirían á manos
del furor de los Franceses. Prohibió este rigor Bervichj
porque algunos hombres principales , que se habían re-
tirado á la Casa del Magistrado de la Ciudad , pusieron
Vandera blanca. El Duque mandó suspender las Ar-
mas , manteniendo el Lugar las Tropas , y admitió el
coloquio.
146 En este tiempo salió una voz (se ignora de
quien ) que decía en tono imperioso : Mata , y quema.
Soltó el ímpetu de su ira el Exercito , y manaron las
calles sangre , hasta que con indignación lo atajó el
Duque. Anocheció en esto, y cubrió la Ciudad de
mayor horror, porque, aun durando la pequeña tre-
gua 5 de las troneras de las casas disparaban , sin ser
vistos , los Catalanes, Los que fueron á hablar á Ber*
vich , sobre la mesma brecha , mostraron la insolencia
mayor 5 porque pidieron perdón general , y restitución
de privilegios. El Duque moderó ,con una falsa risa , su
ira , y díxo , que si no se entregaban antes del ama-
necer , los pasaría á todos á cuchillo. Esta respuesta
inflamó los ánimos , y se volvió á la Guerra , mas per-
niciosa para los Vencedores , porque de todas las casas
llovían llamas , y habia prohibido el Duque aplicarlas
á los edificios ; en ellos se habían los Rebeldes encer-
rado. No parecía Pueblo, pero todos disparaban , aun-
que con objeto incierto , no siempre en vano. La no-
che fue de las mas horribles , que se pueden ponde-
rar , ni es fácil describir tan diferentes modos , con
que se exercítaba el furor , y la rabia. Mandó el Du-
que sacar de la Ciudad los muertos , y retirar los heri-
dos 5 y á las Tropas, que estuviesen en orden hasta
la Aurora , y que se previniesen los incendarios. Ama-
neció , y aunque la perfidia de los Rebeldes irritaba la
compasión , nunca la tuvo mayor hombre alguno , ni
Tom.lL V mas
154 Comentarios de la Guerra de España,
mas paciencia , que Bervich. Dio seis horas mas de
tiempo ^ fenecidas , mandó quemar prohibiendo el sa-
queo: la llama aviso de su ultimo peligro á los Rebel-
des. Pusieron otra vez Vandera blanca: mandóse sus-
pender el incendio ^ vinieron los Diputados de la Ciu-
dad á entregarla al Rey , sin pacto alguno : el Duque
ofreció solo las vidas , si le entregaban á Monjui 5 y á
Cardona : executóse luego.
147' Dio orden el Magistrado á los dos Goberna-
dores de rendir las dos fortalezas : á ocupar la de
Cardona fue el Conde de Montemar ^ y asi , en una
misma hora se rindieron Barcelona , Cardona , y Mon-
jui. Hasta aqui no habia ofrecido mas que las vidas
Bervich, ahora ofreció las haciendas , si luego dispo-
nian se entregase Mallorca. Esto no estaba en las ma*
nos de los de Barcelona , á la qual se la quitaron sus
Privilegios , y se la pusieron Regidores, como en Cas-
lilla , arreglando á estas Leyes todo el Gobierno. Ea
€sto paró la soberbia pertinaz de los Catalanes , su in-
fidelidad , y traycion. El Rey mandó quemar sus Es-
tandartes : envió veinte de los principales Cabos á va-
rias prisiones de España 5 entre ellos Villarroel , el Ge-
neral Armengol , el Marqués del Peral , y el hermano
del Coronel Nabot ; porque no habia capitulado el Du-
que de Bervich la libertad , sino la vida.
148 Quatro mil hombres costó este asalto , con dos
mil heridos : tantos murieron de los Rebeldes. No fal-
tó quien aconsejase al Rey , asolar la Ciudad , y plan-
tar en medio una columna. No habia rigor, que no
mereciese , Ciudad , que habia sido el origen de tantos
males, y que habia quitado á la Monarquia tantos Rey-
nos. El Rey se excedió en clemencia , y la conservó ; pe-
ro abatida. El Gobierno de Barcelona se dio al Mar-
qués de Lede , y Capitán General del Principado , se
que-
Tomo segundo. Año de M, CCXIK 155
quedó el Principe de Sterclaes. Bervich pasó á la Corte,
y fue recibido con el mayor aplauso, y estimación deí
Rey : dióse el Toysón de Oro á su hijo primogénita
Conde de Timout. Asi descansó por breve tiempo la
España,
149 La robusta salud del Rey , y la pureza de su
conciencia le precisaban á nuevas bodas. Participó es^»
ta resolución á su Abuelo elChristianisimo , enviando á
París al Principe deChalay, á este efecto: y se dis-
currió á proponer al Rey , para que elegiese á la
Infanta Doña Francisca, hermana del Rey D. Juan da
Portugal, á una de las hijas del Duque de Baviera , á
la Princesa Isabel Farnesio , hija del Duque OJoardo;
(ya difunto) ó si quisiera una de la sangre Real de
Francia , se le propuso la hija del Principe de Con-
de. El Rey se inclinó á la Parmesana, á lo que coo-
peró mucho la Princesa Ursini , contra las instancias
del Conde Albert , Enviado á este tiempo del Du-
que de Baviera en Madrid , que proponia grandes
ventajas al Rey, de casarse con la hija de su So-
berano.
150 A este tiempo hacia en aquella Corte los ne-
gocios del Duque de Parma el Abad Julio Alberoni , de
quien hemos dado alguna noticia : este , después de
la muerte del Duque de Vandoma , que le habia sacado
sobre el Arzobispado de Valencia una pensión de 49.
ducados , se retiró á Madrid áser Huésped del Marqués
de Casali, Enviado que fue de Parma , á tiempo , que
este estaba para salir de la Corte , que habiendol) exe-
cutado , dexó á cargo de Alberoni los negocios de su
amo. El Duque Francisco Farnés tenia entonces poco
á que atender , porque en Italia casi se habían conclui-
do las dependencias de la Corte , y con la de Parma
no se tenian intereses , hasta que se ofreció la ocasión
.Va de
,156 Comentarios de la Guerra de Esp a^a.
de haber de elegir el Rey esposa. Alberoni , cuya for-
tuna no habia sido igualen el Palacio, no estaba á es-
te tiempo mal con la Princesa ^ y tuvo oportuni-
dad de exponer las utilidades , que hallaba el Rey en
este casamiento , porque no teniendo hijos su Tio , era
heredera del Estado de Parma, y Plasencia , y tenia los
derechos inmediatos á la Toscana : que aunque estaba
el Principe Antonio Parnés, hermano del Duque , no se
habia querido , aun en edad tan adelantada , casar , y
engordaba, con disposiciones de no poder tener succe-
sion^queera este el único medio de volver á poner eí
pie en Italia el Rey Catholico , y que al fin, no habia
otra Princesa heredera en Europa , digna del Tálamo
del Rey. No desagradaban á la Princesa ürsini estas ra-
zones^ la que mas la hacia fuerza era creer , que man-<
tendria con esta nueva Rey na la misma autoridad no
solo publicándose Autora del hecho, mas aun porque
sacando una Princesa del modestísimo retiro de las
Cortes de Italia, la pareció fácil de acomodarla á la
seria gravedad de la etiqueta española : con esto la
tendria retirada, y siendo su Camarera mayor , á quien
toca instruirla , creyó adquiriría el mismo dominio en
su voluntad. La viveza de las Francesas no la pare-
ció á proposito para ser sujetada 5 y con la Portugue-
sa temió, que la vecindad del País, traxese á la Corte
favores de la Reyna , que la embarazasen su autoridad.
Sin descubrirse á Alberoni , ni hacerle participe de la
resolución , adhirió á la Farnesia , y traxo su dictamen
al Rey , informando de las altas calidades de esta Prin-
cesa , educada en un Palacio exemplar , serio , y el mas
bien arreglado, y doctrinado de la Duquesa Dorotea
Sofía de Neoburgh , Princesa de sublimes virtudes
pia ,y religiosa.
151 También le hicieron fuerza al Rey los dere-
chos
Tomo segundo. Año M. BCCXIIL 15;^
chos al Ducado de Parma , y Toscana , porque en aquel
no habia mas varón que el Principe Antonio , que no
gustaba de casarse , y el gran Duque no tenia mas hi-
jos, que el Principe Don Juan Gastón, imposibilitado
de tenerlos. Participó á su abuelo la elección , y le fue
aprobada. Los Castellanos hubieran querido fuese la
Infanta de Portugal , por lo bien que han probado en
España las Reynas Portuguesas. Dióse al Cardenal Aqua^
viva el encargo de tratar este matrimonio , que se con-
cluyó luego en 16. de Septiembre^ y habiéndose en-
viado poderes del Rey al Duque de Parma, se celebra-
ron magnificamente en Parma las Bodas , y se saludo
Reyna de España la Princesa Isabel : mandóse preve-
nir la Esquadra de Galeras del Duque de Tursis , y se
enviaron Navios á cargo del Gefe de Esquadra Don An-
drés Pes. Se nombró Mayordomo mayor de la Reyna
al Marqués de Santa Cruz 5 y á su Real familia se
mandó fuese á encontarla á Alicante. El Duque de
Medina-Coeli fue el nombrado para llevar la Joya á la
Reyna : todo lo dispuso la Princesa ürsini , que siem-
pre recelándose de no perder un punto de su alta au-
toridad , se quiso congratular con la Reyna viuda Ma-
ría Ana de Neoburgh , que estaba en Bayona , tia de
la nueva Reyna , y dispuso se le diese libertad para vol-
ver á España , lo que rehusó la Reyna Maria Ana por
entonces , hasta componer (como dixo ) muchas co-
sas , que debían preceder. Estudiando en su seguridad la
Princesa Ursini , procuró apartar de París al Cardenal
Judice , porque como este se habia introducido dema-
siado con el Rey Christianisimo , temió por allá su
caida , y propuso al Rey razones , que le obligaron
á mandarle volver á la Corte ^ pero se atravesaron ac-
cidentes tales , que esto no pudo ser tan presto , con
no poco perjuicio de la Princesa.
AI-
1 5 S Comentarlos de la Gujrra de España,
152 Algunos meses antes Don Melchor Macanáz,
Fiscal de Castilla, presentó al Consejo Real una súplica
contra la Inmunidad Eclesiástica, expresando sus abusos,
y quanto se habia contra el derecho Canónico adelan-
tado. Concibió este papel Macanáz en términos teme-
rarios , poco ajustados á la doctrina de los Santos Pa-
dres, á la Inmunidad de la Iglesia , y que sonaban á
heregia. Habia bebido esta doctrina de algunos Auto-
res Franceses , y queria introducir en España el mé-
todo de la Iglesia Galicana , y una directa inobe-
diencia al Concilio Tridentino ^ no porque dexaban de
ser justas algunas cosas que pedia ^ pero el modo era
irreverente á la Iglesia , y no con palabras dignas de
un Ministro Catholico. En muchas cosas tenia la sú-
plica exceso , y todo respiraba adversión á la Santa
Iglesia.
153 Este papel esparcido, hizo dudar á muchos
en la religión de Macanáz. Los mas serios juzgaron, que
era un Catholico lisongero, y ambicioso, y que prote-
gido de Juan Orri, y del P. Robinet , cieyó por alli
hacer su fortuna. Orri no entendió lo que aprobaba;
pero nunca hemos creido (aunque Macanáz lo dixese)
que lo aprobase el P. Robinet , Confesor del Rey , por-
que repugnaria á su estado religioso , y los Jesuitas,
comunmente , son hombres sabios , Defensores de la
Iglesia , y acérrimos antagonistas de la heregia. Al
Consejo Real le causó horror este papel. Muchos disi-
mularon de miedo : otros por adulación 5 algunos se
opusieron libremente á él : otros con mas modestia, se-
gún el genio, dixeron que la materia era grave , y que
se pasase el papel al Rey, que le dio á examinar al P,
Robinet , con las propuestas mas expresivas : que na-
da queria quitarle á la Iglesia de la Inmunidad , que
la daban los Sagrados Cañones , y que se descarga-
ba
Tomoprimero. Año M. IDCCXIV, i g 9
ba de este negocio , sobre el qual no queria mas que
lo justo.
154 Macanáz en una Audiencia secreta quiso qui-
tarle al Rey el temor. Dixo : Habia declinado la autori-
dad Real , con el abuso de los Eclesiásticos , cuya in-
munidad les daba ocasión al delito , al robo , y al es-
cándalo , porque estaba extendida mas de lo justo : Que
se habian hecho los Templos refugio de facinerosos,
y adelantado el asylo , aun fuera de los sagrados á
las casas contiguas , á las Bodegas , y Plazas : Que
usurpaban las Rentas Reales los Monasterios, los Fray-
Íes, y Clérigos, con la superfiua adquisición de bienes
de los Seglares , eximiéndolos de tributos : Que tenia
la Iglesia mas subditos en los Reynos , que el Rey ; y
lo que anadia innumerables, la Nunciatura , cuyo Tri-
bunal habia extendido su autoridad á intolerable despo-
tismo: Que la ambición de muchos Ministros de aco-
modar sus parientes con beneficios Eclesiásticos , ha-
bia tolerado estos abusos, y que la mayor causa de
ellos habia sido el pasado Fiscal , Don Luis Curiél,
cuya negligencia era falta de zelo , y amor al Rey , ó
una adhesión inconsiderable á lo Eclesiástico: Habia
dexado fundar una posesión injusta, sin noticia , ni con-
sentimiento del Rey : Que mayores cosas habian pedido,
y presentado los antiguos Ministros , doctos , y zelantes:
Que no habia en aquel papel clausula alguna , que
no estuviese apoyada de los Canonistas mas clasicos , y
tenidos en el mundo por sabios : Que él daria la
vida por la Fé Catholica 5 pero que esto no embaraza-
ba su oficio, que era ser Procurador del Rey, y de
quanto le pertenecía , que tocaba juzgarlo al Con-
sejo.
155 Al Rey no le hizo fuerza Macanáz, pero si
muchos exemplares , que para moderar los abusos le ha-
bia
1 6o Comentarios de la Guerra de España,
bia éste representado. Verdaderamente lo sabía , y
quería el Rey remediarlos , con inocencia, y pureza de
ánimo. El P. Robinet, no aprobó muchas proposicio-
nes ^ y de las demás dixo , que puestas en otra forma,
no serian tan escandalosas. Mandó el Rey , que sobre
ello diese cada uno de los Consejeros de Castilla su vo-
to por escrito : con esto fue preciso darles copia del
papel , que llegó á manos del Inquisidor General Car-
denal Judice, antes que este fuese á París : entregósele
uno de los mismos Consejeros , ó por amistad , ó por
escrúpulo : el Cardenal le dio al Tribunal de la Supre-
ma : este á los Calificadores , como es estilo : pasaron
algunos meses ( porque la Santa Inquisición obra con
esta madurez ) y después de bien ventilado el negocio
estando el Cardenal en París , le envió el Tribunal
á firmar un Edicto , que era contra el dicho papel,
sin expresar Autor. Mandóle fixar en todos los luga-
res públicos , y puertas de las Parroquias: condena-
base el escrito , como temerario , escandaloso , turban
dor de la potestad pontificia , no conforme á la verda-
dera doctrina de la Iglesia , erróneo , y herético. En
este mismo papelón se condenaron los Autores legales
Franceses, Barclayo , y Talón este vivía, y era uno
de los Ministros del Parlamento de Francia : no se nom-
braba á Macanáz , por respetos al Rey , pero era infa-
lible , que si el Rey no le impedía con la plenitud de
su potestad , ó reservaba , que la Inquisición pasaría á
prenderle.
156 De esto tuvo un justo temor, y dio grandes
quejas al Rey, que alentadas de Juan Orri, y la Prin-
cesa, le hicieron indignar contra los Inquisidores, cre-
yendo poco respetoso á la Magestad un Edicto contra
su Ministro , sin que se le hubiese prevenido. El ob-
jeto mas principal de la ira, era el Cardenal Judice,
por-
Tomo segundo. Año de M, DCCXl^. 1 6 1
¡porque le había firírado en París , donde no podía tenor
aüSQíite , jurisdicción para un acto del Tribunal del
Sanio Oficio de España ; el qual mandó el Rey , que
no procediese adelante en esta materia , no esparciese
por los Reynos el Edicto , y que le revocase. Esto ul-
timo dixeron que no podían executar 5 y que sobre lo
demás , se debía intimar esta orden al laquisior Gene-
ral. Inspiraban en el Rey- muchos de no muy sana doc-
trina , que suspendiese la inquisición ; que habían sido
nulos todos aquellos actos , precipitados , ó irreveren-
tes 5 porque mandó hacer una Junta de los Theologos
mas sabios y exemplares , para que vistos todos los
Autos dixesen al Rey quanto era la potestad Regí*
en este caso , la del Tribunal , y la del Inquisidor
General.
15^ Mientras esto se discurría, votaron los Con-
sejeros de Castilla en la materia ^ los mas decían una
misma cosa, y que el papel de Macanáz necesitaba
de gran corrección , por la temeridad de sus proposi-
ciones , contra el qual procedió justamente la Inquisi-
ción. El voto mas libre , claro , y sin contemplación,
fue el de Don Luis Curiel ; dixo mucho mas que los
otros contra el papel del Fiscal $ que aunque era ver-
dad , que había muchos abusos , debía suplicar al Pa-^
pa los enmendase ; pero que en la Regla potestad no
habia jurisdicción para el remedio , si se habia de es-
tar á los Cañones , y el Concilio Tridentino. Este vo-
to le expresó con demasiada viveza Don Luis , mas qui-
zá , de lo que debia un Ministro , encarado directamen-
te contra Macanáz , y tenido en el concepto del Rey
por poco defensor de la jurisdicción Real ^ por eso fue
por un Decreto privado de la Toga , y de los honores
de ella , y desterrado á Segura de la Sierra. Ta nblen
fue desterrado de la Curte un il*¿i!gí'>so Dumiiúco , por^
• TthoAL X ^3.ue
102 Coiventnrios de la Guerra de España,
que era del mismo parecei: de D. Luis, y le había dado i
uno de los Consejeros y preguntado,
I i; 8 Los pueblos de España que son tan religiosos,
profesan la mayor veneración á la Iglesia , creian que
esta se alropellaba , y hubo alguna interna inquietud,
no sin fomento de los adversos al Rey , cuyo puro y
sincero ccrazon podia ser engañado f pero no inducido
á un evidente error contra los Sagrados Cánones^ por-
que su primer cuidada era el aciierto : obraba según el
voto de muchos , que tenia por sabios , porque no fal-
taban Mmistros parciales de Macanáz , y que contem*
pl iban á Juan Orri. La Junta de los Theologos desen*
gañó al Rey de la impresioa de muchas cosas , y prin*
cipalmente que pudiese mandar arrancar los Cedulones
de las puertas de las Iglesias f dixo y que á esto no se
estendia la potestad Real, que la tenia el Tribunal de
la Inquisición contra qualquier Ministro ,, en semejantes,
casos de Fe , y de la Religión , porque nadie está
exempto : Que se habia obrado bien contra aquel pa-*
peí , lleno de mil errores , y temerario : Que era vali-
do el Edicto , porque estaba firmada de quatro Inqui-^
sidores de la Suprema ^ pero no por la firma del Car-
denal Judice, Inquisidor General, que fuera de los Rey-»
DOS de España , no tenia jurisdicción en ella ^ y que hu-
biera podido el Cardenal , sin faltar al secreto , par-
ticipárselo solo al Rey , porque se trataba de causa con-
tra un Ministro , el qual tenia difícil remedio, sino se
retrataba ante el Tribuaal de la Inquisición , borrando
las proposiciones condenadas , porque de otra manera
persistiría el reata contra él ^ y que si su Magestad
impediael castigo. ,. faltaba á los Cañones, y á los fun-
damentales estatutos de la Inquisición, aprobados por
sus Antecesores : Que si no lo estorvaba , estaba el
Tribunal precisado á. pbrac contra, el que suponía reo.
Tomo segundo. Año de M. DCCXir» 163
159 El Rey se aquietó con estaconsu/ía, ni mandó
otra cosa á la Inquisición , ni dexó por entonces de pro-
teger á Macanáz ; y asi convirtió toda su iniig.iacion
contra el Cardenal Judice , con aquel moderamen de
animo , que era preciso para escucharle. H^bia éste
partido de París , y se mandó al Principe Pió le fuese á
encontrar á Bayona á intimarle la orden del Rey , que
no entrase en los Reynos de España , y diese al Rey sa-
tisfacción con mandar quitar aquellos cedulones , por ía
desatención de haberlos firmado sin participárselo 5 de
haber violado la jurisdicción de la España , queriend*
mandar en ella ausente 5 haber condenado un Autor
Francés , que estaba en actual ministerio del Rey
Chrístianisimo , que era lo propio ^ que condenar la
doctrina de que el Rey de Francia se servia , cometien-
do el atentado de haber hecho tsio en la propia Casa
Real de Marli , sin noticia de ambos Reyes , siendo
contra ellos indirectamente , porque era contra sus Mi-
nistros.
160 Dióse esta comisión al Principe Pío, porque
era amigo del Cardenal, y deseaba el Rey componerlo.
La Princesa Ursini , á quien la grande autoridad del
Cardenal daba zelos, olvidada de lo que habia hecho
por ella en París , queria que se volviese á Roma sin
entrar en España. Esto era lo que deseaba Orri , y
Macanáz , pero el Rey naturalmente benigno , y qué
queria lo mas justo ^ no quiso darle esta orden , sino
buscar temperamento á lo arduo del negocio. El Car-
denal se disculpaba , era operación del Tribunal , que
obraba según sus costituciones , inviolablemente obser-
vadas , sin humanos respetos: Que aquel dictamen ha-
bía sido de los Calificadores , después de ponderado el
negocio con la mayor seriedad ^ y caminado en él con
piás de plomo ; Que de esto habia resultado un De-
1 64 Comentarios de la Guerra de España.
creio y al qual daba tuerza , y autoridad el Tribunal,
sin qnc se pudiere ncp,ar á firmarle el Inquisidor General^
quandü era con planos votos , sin faltar á su obligación,
porque la potestad residia en el Tribunal , según Bulas
Pontilklas , y que la firma del Inquisidor General era
formalidad , que no es necesaria quando no le hay ; pe-
ro que habiéndole , lo eia, como Cabeza de aquel Cuer-»
po ^ ei quaí juzgó conservaba la misma autoridad , aun
fuera de los Rey nos de España , porque esta dependía
de las Bulas ^ concedidas á la^s personas y no revocadas
estas , la. autoridad era indeleble : Que en esta creyó
hacer la lisonja , y servicio á un Rey tan Catholico,
por hacerle entrar en el gongciraiento de los errores,
que le infíuian muchos malos Ministros, que no podía
faltar á Ja veneración del Rey ,. al amor de su Real Per-
sona ,. y al mayor zelo de sus intereses 5 un individuo
de una Familia , toda sacrificada á su servicio : Que
los autores Franceses condenados en el mismo Edicto,
lo estaban también en Roma : Que la pureza de la doc-
trina j. no se podia conservar atada, á humanos intere^
ses : Que los Reyes no se valían de toda la de sus Mi-
nistros 5 y que asi no estaban aquellos heridos en el res-
peto, quando era la temeridad , y error de estos repro-
bada por la Iglesia : Que no estaba en su mano quitar
los Cedulones^ porque por si solo no podía mas que todo
el liibunal , el qual no se debia retratar de una cosa,
que con tanta madurez , y lentitud habia determinado:
Que baria dexacion de su empleo , si el Rey gustaba,
y que el nuevo Inquisidor Geijcrái los quitase : Que
era el mejor medio tildar sus proposiciones Macanáz,
y dar representación mas moderada , y digna de un Ca-«
tholico.
161 Esta fue h respuesta del Cardenal 5 y lo mis-
ino
Tamo segundo. Año de M. BCCXL 165
m^ escribió al Rey , con cartas entregadas á su sobrino
el Principe Chelamár , que aunque recibido con benigni-
dad y le pareció al Rey se saldria mejor del empeño , ha-»
ciendo que el Cardenal dexase el empleo, elqual lo exe-
cuto luego , pero no admitió la dexacion el Pontífice,
porque habian llegado estas noticias , y competencias de
jurisdicción á la Corte de Roma y y temió cobrarla fuer-
za la representación de Macanáz , si se daba al Tribu-
nal de la Inquisición un Gefe menos constante , y se de-
xaba tomar pie á la potestad Real contra el Santo Ofi-
cio 5 porque el Rey habia nombrado , con consejo de
muchos , dos Inquisidores para el de la Suprema : uno
el P. Robinet , otro un Religioso Dominico j hermano
de Macanáz. Robinet no admitió el empleo 5 el otro no
fue admitido del Tribunal , porque replicó éste , que
iio tenia autoridad de nombrar Inquisidores- , mas que
el Pontífice,, y el Inquisidor General , qiae esto fue lo
acordado con Ferdinando el Catholico j y asi estableci-
das aquellas Leyes que se desharía luego el Tiibuiíal,.
si se violaban , y que el Rey lo podia extinguir , pero
no alterar.
162 Con esto llegaron fas cosas al mas aífo pun-
to de cunfusion , porque el Pontifice no quexia otro
Inquisidor General 5 y el Rey habia dado permiso aL
Cardenal para hacer su defensa. Dios ^ cuya providen-
cia es infinita , previno un insensible remedio con la
venida de la nueva Reyna. Habia dispuesto elRey , que
esta pasase á Genova , sin tocar los Esíaaos , que po-
seía el Emperador , y que embarcada, en la Esquadra
de Navios , que mandaba Don Andrés de Pes , pasa-
se á España. Para esto fué preciso que la Reyna pasa-
se por la áspera montaña de cien Cruces , donde lin-
da el Estado del Duque de Parma, con el de Genova.
El día 26. de Septiembre llegó la Reyna á Sestri , Li:v-
i66 Comentan es de la Guerra de España,
gar de la Ribera de Levante, en el Genovesado. Eí día
30. se emkírcó en la Galera Capitana de la Esquadra
del Duque de Tunsis , servida ta-ubien de la Esquadra
de Galeras de la República , que llevaba los seis Ca-
balleros , enviados para cumplimentarla : venia con I3
Rey na el Cardenal Aqu »v¡va , y los Marqueses Scotí,
y Maldachini : la playa es abicni , y desahogada ^ y
como el día no era apacible , y habia mareta gruesa,
molestó mucho á la Reyua el mar , aún en la corta dis-
tancia de treinta millas que navegó hasta desembarcar en
Genova.
163 En S. Pedro de Arenas se la previno magní-
fico hospedage , á expensas publicas , en la casa de
Carlos Lomelino : habia el Rey mandado al Marqués
de los Balvases la fuese sirviendo de Mayordomo Ma-
yor hasta España ^ y aunque la Reyna ignoraba el
gusto del Rey , en que fuese por mar , y hablan ve-
nido dos expresos de Madrid al Cardenal Aquavivg,
para que se executase asi , era tanto lo que en él pa-
decía , que se resolvió hacer el viage por tierra 5 asis-
tida de la Princesa de Pomblin , como Camarera Ma-
yor , y de la Familia , que traxo de Parma , hasta
la raya de España , y como no podia pasar en el
Modenés , sin tocar un poco por el Estado de Milán,
y llegar á Turin , hizo el viage por las Montañas del
Genovesado en silla de manos , y partió de S. Pedro
de Arenas el dia 10. de Octubre. El Rey Christianisi-
mo en el transito de sus Reynos , la mandó prestar
los obsequios debidos á la Mw^-gestad ^ y para darle gra-^
cias , envió la Reyna á París á D. Carlos Grillo, que
la servia en el viage , aunque habia venido de Espa-
ña Gefe de Esquadra , en la que mandaba D. Andrés
dePés. También venia en ella otro Gefe de Esquadra,
que era el Marqués Estevan Mari , Genovés. Estos gra-
dos
Tomo segundo. Año de M". BCCXIF\ 1 6^
dos creo nuevamente el Rey , sia alterar la antigüedad
del servicio. Como ya la Rey na venia por tierra , se man-
dó retroceder la Real Familia , que la esperaba en Ali-
cante: el Rey salió hasta Guadalaxara : la Princesa ür-
sini se adelantó á encontrarla á Xadraque : mas adelan-
te pasó el Abad Julio Alberoni, que ya habia explica-
do el carácter de Enviado de Parma, desde que se exe-
cuto la Boda , y habia sido honrada de su Soberano con
el Titula de Conde*
1 64 La Reyna Viuda María Ana pasó á&s^t Bayo-
na á S. Juan de Pie de Puerto , para ver á la Reyna Isa-
bel su sobrina* Dos dias duró la conferencia : mucho in-
ñuxo tenia en ella el Cardenal Judice , aunque ausente^
por que por no descubrirse Autor de lo que tramaba^
no quiso salir de Bayona , y porque ignoraba como se-
ría recibido de la Reyna , estando en desgracia del
Rey. Habia tenido en Bayona oportunidad de frequen-
tes audiencias con la Reyna Viuda , á cuyo favor se
íntroduxo fácilmente ^ porque eran ambos enemigos de
la Princesa Ursini : deseaban sacarla de España , por-
que esperaban mejor fortuna en su ausencia. Armó de
tan eficaces razones á la Reyna Maria Ana,^ para que la
inspirase á su Sobriua , que tuvieron el éxito que desea-
ban 5 pues no solo logró el poner á la Reyna Isabel
mal con la Princesa , pero poner en su gracia al Car--
denaj..
165 Es muy obscuro lo que quedó acordado etí
S. Juan de Pie de Puerto, entre las dos. Reynasi cierta
es , que la reynante salió instruida , y noticiosa de
la inmoderada autoridad de la Princesa , de su ambi^
cion al mandar , y del rígido systéma de apartar
de los oídos de los Reyes quantos no eran sus parcia-»-
les 5 y amigos. En Pamplona , donde la encontró Al-
beroni j acabó de confirmarse ea el dictamen ^ q^ue era
y*
1 6 8 Comentarios de la Guerra de España.
ya insufrible en el Palacio la Prinsesa 5 porque aquel,
con la libertad de Ministro de su Tío , tuvo ocasión de
dar á entender á la Reyna , sería la Princesa su inquie-
tad : con esto no descuidaba de sí mismo , porque le
pareció , que faltando aquella, tendría mas entrada en
el quarto de la Reyna, y crecería su autoridad. No dexd
de favorecer Alberoni al Cardenal Judice , de quien
siempre habia sido amigo 5 aunque después que le vio
en desgracia del Rey hubo quien dixo , que le volvió
las espaldas , para contemplar á la Princesa. Estas
son las continuas traiciones , y labyrinto de la Cor-*
te, de donde , desterrada la amistad , y la gratitud,
nadie estudia , que para sí mismo, aun con ageno per-
juicio,
166 Preocupada de estas impresiones la Reyna , líe-
^6 á Xadraque : encontró con la Princesa , que después
de las primeras palabra<5 de obsequio , la quiso advertir,
que llegaba tarde en noche tan fría , y que no estaba
prendida á la moda. Escandalizada la Reyna del modo,
ó de la temprana licencia de advertir , mandó en vos
ayrada al Gefe de las Guardias del Rey , que la servía,,
que se ía apartasen de delante , y que puesta en un co-
che , la sacasen luego , y conduxesen fuera de los Reynos
de España , dándola el epitecto de loca. Valor hubo
menester la Princesa para resistir este golpe ^ mas la
Reyna para mandarlo , sin haber visto aun la cara
del Rey. Fue luego obedecida la orden , sin de-
xar que amaneciese ^ y en la noche mas fría de aquel
año , cuyo Invierno fue rigurosísimo , sacaron en su pro-
pio coche , por caminos incómodos á la Princesa , en-«
trando en él el Gefe de los soldados , para que saliese
como prisionera la que habia venido servida como Ca*
marera Mayor, y Aya del Principe , y los Infantes de
España.
Kia-
Tom segundo» Año de M. BCCXIF, 1 69
i6f -Ninguna acción en este siglo causó mayor ad-
miración. Como esto lo llevase el Rey , es obscuro^
hay quien diga que estaba en ello de acuerdo : no con-
viene entrar en esta question , por no manosear mu-
cho las sacras cortinas , que ocultan á la Magestad:
dexarémos mysterioso este hecho , y en pie la duda,
si fue con noticia del Rey , y si la Reyna traía he-
cha la ira , y tomó el pretexto 5 ó si fuese movida de
las palabras de la Princesa. No faltó quien asegurase,
había sido disposición del Rey de Francia , por influxos
del Cardenal Judice : otros , que no lo ignoraba el Du-
que de Parma 5 nuestro dictamen es , que se formó el
rayo en S. Juan de Pie de Puerto. La Reyna avisó
luego de este hecho al Rey : después envió al Abad
Alberoni , y prosiguió sus jornadas hasta Guadalaxara,
donde fue recibida de su Esposo con las mayores de-
monstraciones de fineza. Debió el Rey aprobar lo exe-
cutado , pues luego ordenó , que prosiguiese la Prin^
cesa hasta salir de España, y que se entregasen sus
alhajas , papeles , y lo que habia dexado en Madrid
á su Caballerizo,
AÑO DE M. DCCXV.
168 XA Corte del Rey Catholico estaba llena
I ^ de júbilo con la entrada de la Reyna, y
mas con la salida de la Princesa Ursini , que puso á
la Reyna en el concepto mayor de los Españoles , ha-
biéndola visto executar con tanto desembarazo, aún
en los preliminares del Trono , una acción, que tan
difícil parecía. La opinión que se tenia de la Reyna,
correspondía á sus bellas calidades , de viveza de espi-
Tomo IL Y ú^
1^0 Comentarios de la Guerra de España.
ritu, comprehension , y genio pülitico^ y lo que es
mas , de una habilidad extraña para hacerse amar
del Rey , que hacia por la nueva esposa extraordina-
rias finezas 5 por lo qual se adelantó mas el creer,
que hahia consentido el Rey en sacar de sus Reynos
á la Princesa. Vino Embaxador de la Francia á Ma-
drid el Duque de Sant Agnant , para cumplimentar
al Rey de las nuevas bodas, y se quedó Ministro extraor-
dinario. Como la Reyna era extraña en la Corte , y
se había vuelto de la Raya de España toda la Fami-
lia, que traxo de Italia, (menos la Princesa de Pom-
blin , que pocos meses después se volvió a Roma ) co-
municaba necesariamente mas con el Abad Alberoni,
á quien la fortuna deparó la oportunidad á adelantar-
se á mas superior grado , que podia desear.
169 Fortificóse con la gracia de la Reyna , y se
insinuó en la del Rey: suspiraba en aquella dictáme-
nes , con que poder traer á sí la voluntad de su Espo-
so, en lo qual no hubo descuido, acompañábale siem-
pre en la caza , donde disparaba con acierto : no de-
xaba con esto de satisfacer su genio , y encontraba
con el del Rey. El mas arduo negocio , que estaba
pendiente, era el de la Inquisición : trabajaba mucho
el Principe de Chelamár con Alberoni, para imponer
al Rey por medio de la Reyna , en las razones del Car-
denal Judice, á quien ya habia ofrecido la Reyna su pro-
teccion,recomendado en San Juan de Pie de Puerto por la
Reyna viuda, (comodiximos) Faltábales á Juan Orri, y
á Don Melchor Macanázel grande apoyo de la Princesa,
que Íienab4 siempre los oidos del Rey de impresiones con-
trarias á los que la podian impedir su autoridad^ y asi, au-
sente esta,r,u^dó todo el campo por la Reyna,y con los pa-
peles que subministró Chelamár por medio de Alberoni,
compuestos por hombres muy sabios , y virtuosos , hizo
en-
Tomo segundo. Año de M. DCCXK Tjr i
entrar al Rey en el conocimiento, de que estaba engañado
de la ambición de Macanáz, y de la impetuosa ignorancia
de Orri: estos, ya no tenian mas familiar comunicación
con el Rey , después que llegó la Reyna , y asi falta-
ba Director para sostener el tomado empeño contra la
Inquisición, por la qual se habia declarado. El Pon-
tifice no queria admitir la dexacion del Cardenal Judi-
ce. Habia Orri separado los negocios de la Secretaria
de el Despacho Universal , apartando quanto era po-
sible al Marqués de Grimaldo del Rey , porque no le
habia dexado mas que los negocios de Estado , y Mi-
nistros Extrangeros : los de Indias , y Marina dio á Don
Bernardo Tinagero 5 los de Guerra á Don Miguel Fer-
nandez Duran ^ y los de Justicia y Eclesiásticos tenia
Don Manuel Vadillo.
ifo Habiendo decaído Orri de su autoridad , la
habian perdido sus hechuras , y el Marqués de Gri-
maldo,que nunca perdió la intima gracia del Rey , le co-
municaba ya mas, y se habia introducido en la Reyna,que
le nombró su Secretario Grimaldo^ cuyo ger.io dulce, y
apacible inclinaba á sosegar el ánimo del Rey, y no emba-
razarle en inútiles empeños, influía en componer el de la
Inquisición: inspiraba en el Marqués estos dictámenes un
hermano suyo, el Abad Don Francisco Grimaldo muy
amigo del Principe Chelamár : concurría también á ellos
Alberoni , para hacer á la Reyna Autora de una cosa
muy grata á los Españoles 5 y todo el precedente ruí^
do le apagó el Rey con permitir volviese á la Corte,
y á exercer su empleo de Inquisidor General , el Car-
denal Judice. Con esto desmayó el contrario partido.
Hizo el Cardenal al Rey evidente quanto estaba mal
informado , y quanto erróneo , temerario , y escanda-
loso era el papel de Macanáz : descubrió que por adu-
lación á la Princesa , le ocultaban la verdad quantos
Y2 la
1^2 Comentarios de la Guerra de España,
!a contemplaban ^ y que como esta quería mantener S
Orri , muchos Consejeros, poseídos del miedo, ha-
bían votado menos claro , que Don Luis Curíél : que
era el fundamento de la conservación de la Monarquía
y la religión cathólíca ^ y que esta la conservaba pu-
ra en España la nunca intermitente vigilancia del Tri-
bunal , y los Inquisidores , no crueles , ni rigurosos,
como los pintaban los Franceses, sino los mas jus-
tos, y considerados, como era preciso que fuesen
Jueces , que trataban materia tan grave , y tan de-
licada : Que precedía mucho examen , y voto de los
Calificadores mas sabios para el mínimo decreto : Que
no se habían de posponer todos al dictamen de Ma-
canáz , hombre nuevo en los Tribunales , poco Juris-
perito, y envanecido del grado , á que le había ele-
vado la atropellada resolución de Orri: que los Au-
tores que citaba , no hablaban en estos términos irre-
verentes , y mal consonantes á la Fé , y á los Dog-
mas , y que los Autores Franceses hablaban, fundados
en los Privilegios de la Iglesia Galicana, sobre la
inmunidad Eclesiástica , y potestad pontificia , porque
no se había en Francia admitido el Concilio de Tren-
to , del qual eran los Reyes Catholícos Protectores:
Que el Padre Robinet , viendo inclinado al Rey , á
Orri, y Macanas, no había querido exponerle la con-
ducta arrojada de los dos , aunque la conocía : Que
los abusos , que habían introducido muchos Eclesiásti-
cos , eran dignos de reparo 5 pero que se podían re-
mediar, de acuerdo con el Pontífice , sin sacar pa-
pelones heréticos , presentados á un Rey , que tiene
por blasón el sublime título de Cathólíco.
i^i Estas razones convencieron el pro ánimo del
Rey Phelipe , y en 10. de Febrero hizo un Decreto , el
mas demostrativo de la piedad de su ánimo , en el
qual
Tomo segundo. 'Año M. BCCXF, '^TS <
qual mandaba á todos los Tribunales representarle cla-
ramente los perjuicios , que del pasado Gobierno ha-
bía sufrido la religión , y el estado , porque pudo,
mal informado , haber resuelto algo, contrario al sys-
tema , que tenia hecho , del bien de sus Reynos , y
pureza de la religión. Este Decreto , en que parece
se acusaba el Rey á sí mismo, fue mal visto de los
que creen , que es heroísmo la pertinacia : túvose por
inmediato dictamen del Cardenal Judice ^ y sus ému-
los se lo atribuían á arrogancia , y blasonar del triun-
fo : como quiera , él perfeccionó la obra , porque el
Rey mandó á Juan Orri saliese de la España , dándo-
le pocas horas de termino para dexar la Corte ^ Don
Melchor Macanáz huyó á Francia , y se retiró á Pau,
Ciudad Capital de el Principado de Bearne 5 Don Luis
Curiél volvió á la Corte , reintegrado á su Plaza , y
honores, dlóse al Consejo Real de Castilla el antiguo
método de gobierno, quitando tanta superfluidad de
Presidentes: lo propio se hizo con los demás Tri-
bunales ^ y al fin , mudaron todas las cosas de semblan-
te, y se introduxo en España una no esperada tran-
quilidad , que aunque ephimera , dexó respirar algún
tiempo.
' 172 El P. Robinet , viendo tan mudado el tea-
tro , siendo de genio entero , y no acostumbrado á
contemplar á otro , que al Rey , le insinuó , que el
P. Guilielmo Daubantón seria mas acepto á les Españo-
les , comiO antes lo habia sido , y pidió licencia para
retirarse á Francia. Vino en uno , y otro el Rey , y
mandó luego venir de Roma para su confesor al Pa-
dre Daubantón , Sugeto de singulares prendas en el
saber, y en la amabilidad 5 aunque algunos del nue-
vo ministerio no gustaron mucho de la elección , por
la grande autoridad , que habia tenido siempre su dic-
ta-
1 74 Comentarios de la Guerra de España,
lamen para con la Magestad , por haber sido su maes-
tro , y confesor desde niño. Al Cardenal Judice se le
hizo Ministro de Estado , y de los negocios extran-
gcros, no era este un ministerio absoluto^ pero habian
de tratar con él todos los Ministros forasteros, y te-
nia la incunvencia de representar solo al Rey lo que
en esta linea se ofiecia , después de oir al Consejo de
Estado. A su sobrino el Principe de Chelamár se
nombró Caballerizo mayor de la Reyna: esta fue hechu-
ra enteramente de Alberoni , que cada dia se adelan-
taba mas en el favor ^ y porque no se introduxese
con la Reyna algún hombre de elevado espíritu , que
entendiese mucho el labyrinto de la Corte , cooperó á
que se le diese por Confesor á D. Domingo Guerra,
hombre retirado , nada ambicioso , y Sacerdote muy
exemplar , aunque á todos pareció persona de muy
moderadas prendas para tan alto empleo.
1 2^3 A 6. de Febrero firmaron en Utrech la paz
con la España , y Portugal seis Plenipotenciarios:
por el Rey Phelipe , el Duque de Osuna ^ y por el
Rey de Portugal , D. Juan Gómez de Sylva , Conde
de Trauca , y Don Luis de Acuña. Los capítulos fue-
ron veinte y cinco. En el sexto se dio al Rey Catho-
lico el territorio , y Colonia del Sacramento , situa-
da sobre el borde septentrional del Rio de la Plata : en
el otro capitulo siguiente se reservó un año y medio
para ofrecer á Portugal un equivalente por dicha co-
lonia : restituyeron los Españoles á Noudár , y la Is-
la Verdejo en América , los Portugueses á la Puebla,
y Alburquerque enEstremadura.
ij^4 Querían los Mallorquines imitar en la perti-
nacia á Barcelona : no se pudo , inmediatamente á la
rendición de esta, atacar á la Ciudad de Palma , Ca-
piui de Mallorca , porque la Esquadra de Navios del
Rey
Tomo segundo. Año de M. DCCXK t ¡f 5
ReyThelipe había pasado, como diximos á Genova
á conducir la Reyna. Con esto tuvo tiempo el Marqués
de Rubí , Virey de aquel Reyno, de llamar algunas
Tropas al sueldo de la Ciudad , y abastecer sus Al-
macenes. Perdióse el tiempo en negociados inútiles ^ y
aunque los Ingleses , á instancias del Rey de Francia,
hacian apariencias de amenazar á los Mallorquines^ pe-
ro no llegaba este caso , porque las Tropas , que te-
nian en Mahón eran pocas, y el nuevo Rey de Inglaterra,
como era Alemán, contemplaba mas al Emperador,no ig-
norando , que éste sostenía el ánimo de los Mallorqui-
nes 5 y mandaba fuesen de Ñapóles , y Cerdeña socor-
ridos. El Rey Christianisimo , que penetraba la inten-
ción de la Corte de Viena , por no empeñarse en otra
Guerra , envió al Conde de Lúe , su Embaxador á
aquella Corte , para que con arte dexase caer la pro-
posición, que haría qualquier fineza por la Casa de
Austria Luis XIV. si ésta quería hacer la paz con el
Rey Phelipe , cediendo sus derechos á la España.
ij^S Había la Puerta Otomana intimado la Guer-
ra á los Venecianos , y atacado la Morea , sin dar mo-
tivo alguno. El armamento era considerable 5 mas por-
que hallaba á los Venecianos desprevenidos , para dar
ocupacioni á ;la izquierda de los Genizaros , había mo-
vido las armas el Sultán , rompiendo la paz de Cario
Vitz , y despreciando las amenazas del Ministro Aus-
tríaco , que estaba en Constantinopia 5 y aunque el Di-
ván daba por pretexto á la Guerra , que los Venecia-
nos socorrían secíetamente á los Sublevados de Mon-
tenegro , se sabia , que buscaba aquella Guerra para
su seguridad el Reynante Otomano , porque estaban
las Tropas cansadas del ocio, y censurado el Sultán
de hombre inútil.
xfó Veía el Emperador , que había de recaer en
sus
1 5^6 Comentarios de la Guerra de España»
sus Armas el empeño , porque ni los Venecianos po-
dian resistir solos al Turco, ni estaban seguros los
Estados hereditarios de Dalmacia , y üngria , quedan-
do aquel victorioso f con todo, no se declaró luego á
favor de los Venecianos, porque tenia otras ideas sobre la
Italia , y no queria empeñarse en una Guerra tan di-
fícil como era sobstener á los Venecianos , que no te-
nian medios , ni Tropas. Nada de esto se escondia á \st
alta penetración del Rey de Francia : y creyendo co -
ger al Emperador necesitado , le ofreció su auxilio con»*
tra el Turco , si hacia la paz con España. El Empe«<
rador no abrazó este partido pareciendole harian una
fingida Guerra los Franceses , porque no ignoraba , que
el Ministro de Francia en Constantinopla , habia ofre-*
cidoal Sultán ser neutral en ella, y aun ver de bue-
na gana oprimir á los Venecianos , con quienes esta-
ba mal el Christianisimo , por lo que hablan obrado
contra la Casa del Cardenal Pedro Otobono , porque
éste habia tomado la protección de Francia.
if^ Viendo el Rey Catholico , que ya eran pre-
cisas las Armas , porque todas estas negociaciones , y
el perdón general ofrecido á los Mallorquines , habian
sido inútiles determinó enviar diez mil hombres con-»
tra Parma. El Christianisimo permitió, que fuese eí
Caballero Asfelt con Tropas Francesas : aguardaron
los Mallorquines el desembarco , pero no la Guerra ^ y
á 1 5. de Junio capituló el Marqués de Rubí, salir libre la
Guarnición^, y concediendo vidas , y haciendas á los na-
turales, entregó el Reyno. Luego dio el Rey perdón gene-
ral, y no fueron tratados con el rigor , que los Catalanes,
pilque recordaron mas en tiempo. Con esto quedaba en-
teramente la España en paz , pues aunque no la habia
con el Emperador , tampoco habia Guerra.
178 De Madrid salieron Ministros para las Cor-
tes
T'&mo segundo. Año de M. DCCXF. i^i^
tes Extrangeras : á París fue Embaxador el Principe
Chelamár , á los Olandeses , D. Luis de Mirabal,
Oidor del Consejo Real de Castilla : á Turín volvió
D. Antonio de Albizu , Marqués de Villa-Mayor,
después que pasó á Genova. Ya se habia el Rey Ca-
tólico pacificado con esta República , por el arte y
buen nriodo de Francisco María Grimaldo , Enviado
á Madrid á este efecto , á quien sirvió macho la pro-
tección del Cardenal Judice , cuya Familia es origina-
ria de Genova. Habia el Rey Phelipe sentido , que
esta República comprase al Final del Emperador , y
que hubiese demolido sus Fortificaciones ^ pero era pre-
ciso disimularlo todo , porque tenia necesidad para sus
ideas de Ministro de Genova , y de la neutralidad de
aquel Puerto en la Italia, la que mas ocupaba la me^
moría y voluntad del Emperador y el Rey de España:
éste no habia olvidado los derechos á Ñapóles y á
Milán 5 y aquel no podia llevar , que el Duque de Sa-
boya fuese Rey de Sicilia , é instaba al Rey de In-
glaterra fe asistiese para tomarla. El nuevo Ministro
de Londres «ra adverso al que estableció la paz^ pe-
ro no se atrevía á romperla , porque no habia del to-
do opreso á sus contrarios, y se habían declarado los
Olandeses , que les era necesaria la quietud ; ni era
de su cuenta el volverse á empeírar por la Casa de
Austria 5 con quien aún no hablan podido concluir -eí
señalar la Barrera de las Plazas en Flandes. Los Sici-
lianos estaban disgustados del nuevo dominio , y sias-
pirando siempre por el de España ^ y con las disputas,
que se hablan suscitado entre el Rey de Sicilia y eí
Pontífice 5 sobre el Tribunal, que llaman de la Mo-
narquía , estaba aquel Rey no inquieto , entredicho, y
los Eclesiásticos perseguidos.
- 179 Apenas dio entera quietud á sus vasallos Luis
- - Tom. IL Z XIV.
I f 8 Comentarios de la Guerra de España.
XIV. de Francia , quando cayó sobre, aquel Reyno la
infelicidad mayor , porque á 30. de Septie.iibre murió
el Rey , Principe el mas glorioso , que han conocido
los sig'os: ni su memoria y su fama es inferior á la
de los pasados Héroes , ni nació Principe alguno con
tantas circunstancias y calidades para serlo. La Reli-
gión , las Letras y las Armas , florecían en el mas
alto grado en su tiempo: ninguno de sus Antecesores
coronó de mayores laureles el sepulcro , ni elevó á
mayor honra, ni respeto la Nación 5 y después de ha-
ber trabajado tanto para prosperar su Reyno, le de-
xó en riesgo de perderse , porque dexó por heredero
un Niilo de cinco años, su viznieto, último hijo del
Duque de Bordona, á quien se aclamó Rey, con nom-
bre de Luis XV. La Regencia tocó al Duque de Or-
leans , como primer Principe de la Sangre : confirmó-
üela el Parlamento de París, con dominio absoluto 5 y
aunque se formó un Consejo de Regencia , quedó to-^
da el Gobierno al arbitrio del Duque, mas que coma
Regente , como Rey. En España no se llevó esta in-
dependiente autofidad, dada al Duque de Orleans, muy
bien , porque no se creia muy afecto á ella el Duque,
que aunque se habia reconciliado con el Rey Phelip.9
antes. que muriese Luis XIV.,, siempre quedaban recipro?
caniente enagenados los ánimos de las pasadas descon-
fianzas, que fomentó la Princesa Ursini. El Abad Al-
beroni , que ya , con el favor de la Reyna entraba
en parte del secreto del Gobierno ,, no 4<^xaba de in-
fluir en elRey Católico reflexiones de la injusticia^
que en Francia se le habia hecho , no habiéndole
nombrado á la Regencia , como primer Principe de la
Sangre , y el mas inmediato , según las disposiciones
de la Ley Sálica , sin que embarazase el poseer otro
Trono , porque le favorecían los exemplares de Hen-
ri»
Tomo segundo. Año de M. DCCXF, i ^g
rico V. , Rey de Inglaterra , Tutor de Carlos VI. de
Francia ^ y de Valduíno , Conde de Flandes , que lo
fue de Phelipe Primero. No era fácil de explicar con las
Armas este resentimiento , no tanto porque ya estaba
bien sentada la autoridad del Duque de Orleans , quan-
to porque se opondrían los Principes de la pasada Li-
ga , no consintiendo á que una misma mano goberna-
se ambos Reynos , que era una indirecta revocación á
la renunciación , que habia hecho el Rey Católico á
la Francia 5 porque si por primer Principe de elía le to-
caba la regencia, era conseqüente á la succesion, en ca-
so de la muerte del Rey, que era difícil quitársela, po-
seyendo ambos Reynos.
180 Este gran peso de dificultades y la religiosí-
-dad de su palabra contuvo al Rey Phelipe^ pero que-
riendo vender Alberoni este servicio al Duque de Or-
leans, publicó su intención , que ya la habia penetra-
do el Duque de Sant Aguan , y estos fueron los pri-
meros fundamentos de la enemistad , que contraxo él
Regente contra Alberoni , tan perjudiciales á la Espa-
ña. No le disuadía al Rey ideas de Italia, y le iba
buscando enemigos. Oponíase á muchos intempestivos
.^proyectos el Cardenal Judice , celoso de que se toma-
ba mucha mano en el Gobierno político Alberoni, que
ya estudiaba cómo apartar al Cardenal. Habíale nom-
brado el Rey á éste Ayo del Principe de Asturias, ya
sacado del poder de Doña María Antonia Salcedo,
Marquesa de Monte Hermoso , que le habia criado con
•grande atención y amor , é introducido en el tierno
corazón del Principe particular afecto á los Españoles,
Esto en tiempo de la Princesa ürsini era delito ^ pe-
ro tenia la Marquesa tal arte -, que se pudo mantener
-en el empleo y períiclonar su systema ^ porque el
Principe , de nadie que no fuese Español , se dexaba
Z 2 ser-
1 8o Comentarios de la Guerra de Es parla.
servir con gusto ^ y nada , sino las cosas y modas de
España mcrccian su aprobación. Esto se admiraba en
edad incapaz de reflexiones , y se atribuia á la edu-
cación. El Cardenal Judice no vario del systema,qtie
le pareció justo ^ pero Alberoni, que queria sacarle del
R'Jacio, ponia á la Reyna en aprehensión, que inspi-
raba el Cardenal en el Principe una enagenacion de
ánimo acia ella. Como vivía con estos rezelos, no se
le introduxo jamás en la gracia el Cardenal , que no
tenia poca dificultad en quitarle esta impresión , que
ya habia penetrada, y en hablar sinceramente al Rey
contra muchas ideas de Alberoni^ porque éste, para
lisonjear á la Reyna , y asegurarla , como decia,
la succesion de Toscana y Parma , queria mover
la guerra de Italia , pero estaba discurriendo per
dónde.
1 8 1 El Emperador , á quien nunca le habían falta-
do buenas y secretas espías en Madrid , tenia estas no-
ticias puntuales, y le embarazaban declararse contra el
Turco, temiendo, que ocupado en esta guerra ^envia*
se á Italia sus Armas el Rey Católico. Los Venecia-
nos iban perdiendo la Marea , porque se habían rendí-,
do Corón , Modón y Ñapóles de Romanía , y corría
peligro el Adriático. Veíase la Casa de Austria preci-
sada á embarazar los progresos del Otomano, é ins-
tándola por socorro los Venecianos , do se atrevió á
©freccrle , si antes no hacían ellos con la Casa de Aus-
tria una liga ofensiva y defensiva para defenderle los
Estados de Italia, en caso de ser atacados^ y que se hi-
eiescn nuevamente gat antes de su neutralidad, dando
doce Navios y ocho mil hombres, quando el Empera-
dor los necesitare á este efecto. Estaban los Venecia-
nos necesitados á admitir qualquier condición de la Cor-
te de Viena , porque últimamente habían perdido la Isla,
de
Tomo segundo. Año de M, BCCXF. i S i
de Tine , y asi venian en la liga , con condición , que
ésta durase mientras la guerra del Turco , porque el
Emperador la quería absoluta, en que no convinie-
ron. Aun después de ajustado este Tratado , no movia
la Casa de Austria sus Armas : tenia sobreojo los dere-
chos de la Reyna de España á la Toscana y Parnia:
sintió por esto mucho este casamiento^ y sabiendo, que
el Gran Duque habia hecho su Testamento , en que lla-^
maba á la succesion de sus Estados á su hija Ana Luisa,
muger del Palatino del Rhín , faltando la linea de va-
rones, ignorando la Familia , que á la heredera substi-
tuía , recelando fuese la Casa de Parma heredera de Ist
Toscana, Margarita de Médicis, hija de Cosme, que
casó con Eduardo Primero , Duque de Parma ^ y asi , dán-
dose por quejoso con el Gran Duque , que hiciese estas
disposiciones ún su noticia , insinuó , que era de su
aprobación le succediese íá hija f mas que era preciso
admitir en los Presidios de su dominio Guarnición Pala-
tina , con Xefe nombrado por el Emperador. Para que
esto pareciese menor violencia, dispuso la Corte de Vie-
na , que lo instase asi el Palatino..
1 82 El negocio se encargó al Conde Carlos Borro'-
méo , Vicario Imperial de Italia y y con sus Credencia*
les envió éste al Barón Bonifacio Vizconti; pero co-
mo ios Despachos no venian á gusto del Gran Duque,
porque no le trataban en ellos de Alteza Real , no día
respuesta categórica á los puntos que se le propusie-
ron , y todo paró en pedir contribuciones , que enton*
ees no las quiso dar el Gran Duque, porque ya vela
que el Emperador , con la idea de hacer la guerra al
Turco en üogria, llamaba las Tropas de Müin , y aun
de Ñapóles , aunque lo repugnaba el Conde Daiin-,
Vire y en este Rey no , lleno de mal contentos , y ami-
gos de novedades , donde no se habia querido dar na-
fa-
• í 8 2 Comentarios de la Guerra deEspaña,
turaleza á los Españoles , que habían seguido el parti-
do Austríaco. Todo esto significaba quaii mal concea-
tos estaban con la dominación Alemana. No lo dexaba
túe conocer la Corte de Viena , y asi te:üa tantos z^los
de los Españoles. Había pasado á servir al Rey Cató-
lico de Caballerizo Mayor el Duque de la Miráidula,
despojado de sus Estados 5 y como recelaba de alguna
Liga en Italia con la España, mandó hacer nuevas le-
,vas en Lombardia, para suplir los Regimientos, que ha-
-bia sacado , porque no se fiaba del Duque de Saboya.
Pasaban estos recelos aun á dudar de la Francia, por-»
que ésta había hecho un Asiento de su EsquaJra con
el Duque de Tursis, despedido del servicio de España.
El contrato le hizo Ludovico XIV, , caníirmóle el Re-
gente Duque de Orleans ^ pero sin intención de cum-
plirle, porque nunca se pagó en los prefixados térmi-
nos el dinero • ni la Francia se valia de estas Galeras,
con que insensiblemente se hizo nulo el contrato: des-
pués quiso la Francia comprar algunas de ellas, de-
xando la Esquadra en Genova con Xefes Franceses , y
para eso envió al Señor de la Palería ^ pero no tuvo
efecto este designio. El Ministro de España, que resi-
día en Genova , aplicó secretamente quantos medios
pudo para turbarle, porque veía de mala gana, que otro
Principe gozase en Genova las prerrogativas , que ha-
bía gozado el suyo^ y esta Esquadra daba siempre ze-
Jos á la España, si llegase el tiempo de no serle la
Francia amiga ^ al fin, todo se deshizo , porque com-
-praron los Genoveses las Galeras.
183 Como el Duque de Orleans fingía grande amis-
tad con el Rey Católico, todos los pasos de la Fran-
.cia eran sospechosos al Emperador, estrechado á mo
.ver guerra al Turco y á conservar la Italia , á la
qual, para hacerse temer, trataba como si fuese So-
_. be-
^
Tomo segundo. Año de M, DCCXF, 183
berano de ella , con despótico imperio. Unía á las ame-
nazas rnovimientos de Tropas^ y porque en Genova pren-
dieron un Catalán , que tenia Patente de Capitán , da-
da en Barcelona , quando el Emperador la poseia, con
pretexto , que el Senador Rolando de Ferrari , mostrán-
dole , había dicho , que en Genova solo mandaba el
Senado , hizo entrar hasta Novi , Lugar de la Repú-
blica , seis mil hombres, señalando la diaria contri-
bución: hizo suspender de :su empleo al Senador, y
dar libertad al Capitán y otrosicCatalanes , que esta-
ban presos por un atentado que hicieron contra los
Alguaciles que guardaban las Cárceles del que lla-
man Palaceto. Estas operaciones, que eran tocias con-
tra la neutralidad de Italia , las acumulaba el Rey
Católico con. razones á sus designios , porque. -iiq
podia juntamente mover la guerra en Italia, sin; su-
poner la infracción de la neutralidad , violada por el
Emperador*
AÑO DE M. DCCXVL
- 184 "fT^ Chaba mas profundas raíces la autoridad de
J^ la Reyna de España con el alumbramien-
to de un Intante el dia 20. de Enero: pufosele por nom-
bre Carlos , fueron Padrinos el Duque de Parma y U
Reyna Viuda , que estaba en Bayona; por aquel sir-
vió su M;oisíro Alberoni: por é^^ta l^a Condesa viuda de
Altamira , Camarera Mayor de la Reyna , porque no
quiso la Viuda pasar á Madrid , aunque se lo permi-
üa el Rey. iNohizo su Sobrina gran fuerza por esto, ni
Alberoni quería que hubiese otro á quien escuchar (aun-
que
184 Comentarios de la Guerra de E.?pa^a,
que no había de vivir la Reyna Viuda en la Corte, si-
no en una Ciudad de España) pero no quiso aventu-
rar otra vez su respeto al arbitrio de los Ministros , y
fie quedó en Bayona. Este nuevo Infante de España,
que nacía en los derechos de la Reyna , puso en aU
guna advertencia al Emperador , porque ya los Espa-
ñoles le miraban como heredero de los Estados de
Toscana y Parma^ y se podía dar el caso (aunque
á este úiíimo Infante le precedían tres Principes ) de
volv-er á tener Estados en Italia el Rey Católico , ó
administrarlos , aun sin esperar tanta fatalidad. Esto
fa hizo discurrir á la Corte de Viena con mas aplica-^
cion en procurar por interpuesta persona, que se ca-
sase el Principe Antonio de Parma , cuyo genio ad-
verso al Matrimonio , miraba con indiferencia la ex-
tinción de su Familia,
1^8$ De esta tibieza culpaba al Duque su herma-
no, y se la acriminaba el Emperador como delito. No
había recibido en su Corte Ministro de Parma después
del casamiento de su sobrina con el Rey Católico ^ y
creía que su muger, madre de la Reyna , le mantenía en
el dictamen de no aclarar el casamiento del Principe An*
tonio 5 para que heredase los Estados su hija. Esta era
sola presunción natural , porque era difícil saber lo
que pasaba en una Corte tan cerrada como la de Par-
ma , y en un Principe tan mysterioso y reservado ; co-
mo quiera , no mostraba el Duque la mayor aplicación
al casamiento de su hermano , y mas después que ha-
bía logrado del Pontífice una Bula , en que permitía
disponer de los Estados á favor de las hembras, en falta
de linca de varones, usando del alto dominio, por ser
estos Estados Feudo de la Iglesia, (aunque lo niegue el
Emperador , con el fundamento de haber sido en un
tiempo umdos al Ducado de Milán ) Pareciaíc á la Rey-
na,
Tomo segundo. Año de M. BCCXIF, 185
na , que colocar á su hijo en las dos Soberanías de Tos^
cana , y Parma , se debía esperar mas de la negocia-
ción , y del arte , que de la razón de la sangre , y que
el Ministro mas á proposito para manejar esto , era el
Abad Alberoni, De aqui nació permitirle mayor autori-
dad , é introducción en los negocios ^ y el Abad , nada
desaliñado, se aprovechó de la oportunidad , esperando
á la Reyna de sus mayores ventajas en la Itaíia. Entró
el Rey en este systema , y permitió que tratase este ne-
gocio Alberoni á su arbitrio ; y como con él estaban
encadenadas muchas dependencias , se hizo insensible-
menie dueño de todas. Conocía , que el Papa podía
. ser embarazo á esto , y trató ganarle la voluntad , ún
explicarle el fin , porque en esto de secreto , y disimu-
lado 5 pocos hombres habrá habido mas exactos. Ha-
bía nuevamente llegado de París 5 después de tantas
repugnancias , el Nuncio del Papa, Aldrobandi, Arzo-
bispo de Neocesarea , con el qual le estrechó Albero-
ni con mas facilidad , porque el Nuncio no era amigo
del Cardenal Judice , ni Alberoni lo era ya. No estaban
ajustadas las controversias de la Corte de España coa
la Dataría de Roma , ni deslindados muchos puntos de
jurisdicción ^ y de esta favorable coyuntura se valió
Alberoni , para ofrecer al Papa conveniente ajuste,
si entraba propicio en las dependencias del K^y Ca-
tholico.
18Ó Mas grande oportunidad de ganar al Ponti-
íice se le ofreció , instando este por socorros para la
Guerra contra el Turco , que ya ganada toda la Mo«
rea , tiraba mas altas las lineas. Había hecho un gran
armamento Naval de sesenta Navios , sin la Armada
sutil de treinta Galeras. Era Comandante de estas Ar-
mas Gujano Copia , un Turco feroz , aunque no muy
experimentado. Concurrieron con sus Naves armadas
Tom, IL Aa los
1 8 6 Cementarlos de ¡a Guerra de España,
los Africanos de Argel , y Túnez ^ y habiendo armado
tcdos sus bastimentos los Dulcinotes , estaba infestado
el Mar Jonio , el Egéo , y el Adriático. Habia hecho
un gran acampamento el Turco en Gianina , tomada
ya el Castillo de Parge , que le facilitaban los trans-
portes contra Corfú , cuyo Sitio meditaba. Habia salida
con su Armada el General Pisani, muy inferior en nu-
mero , aunque mas bien armadas las Naves. Cubrían es-
tas á Corfú , y en el Cabo del Zante se vieron ambas
Armadas : pudo haber batalla , ninguno de los dos la
queria : el Turco, porque su designio solo era emplear
las Kaves , y Galeras en pasar tropas á Corfú ^ el Ve-
neciano, porque tenia instrucción de su República de
no darla hasta que viniesen las Armas Auxiliares, por
las qualc s clamaba el Fontifice , é instaba en las Cor-
tes de España , y Portugal con gran calor. El envió
sus Galeras , y quatro Isiavios armados , baxo el man-
do del Com.endador Ferrer. También envió las suyas
el Gran Duque de Toscana , y dos la República de Ge-
nova : los Duques de Parma , y Módena asistieron con
Infantería : de aquel se valió el Pontífice , para que la
Corte de España se determinase al socorro , al exem-
plo dtl Rey de Portugal, que habia enviado siete Ka-
ves de Guerra con el Conde de Riogrande. Albcroni dis-
puso, que enviase el Rey Phelipe las Galeras de España
á cargo del Gefe de Esquadra D. Bahhasar de Guevara,,
y seis Navios de Guerra mandados por el Marqués Este-
Yan Mari»
187" No faltó en el Consejo de Estado quien sintiese
mal de csia resolucicn del Rey , porque era indirecta-
mcijie favorecer al Emperador , que ya con el Principe
Eugenio habia enviado treinta mil hombres á Ungria,
^ejpues que en 13. de Mayo firmaron con él la Liga
"oícribiva 5 y defensiva los \ cnecianos 5 y eldia 5. de
Agos-
Tomo segundo. Año de M. DCCXFL 1 8^
Agosto ganó el Principe Eugenio una batalla á los Tur-
cos en Petervaradin , victoria , que le abrió el camino
al Sitio de Temesvar , que rendida ya , facilitaba otras
conquistas 5 y mas distraídas con tanta armada de los
Christianos las fuerzas del Turco en Corfú. Esta era
mucha sutileza , y política 5 y entonces le importó al
Abad Alberoni parecer muy zeíante de la Christian-
dad , y condescendió con los ruegos del Pontífice , que
ponderó mucho lo que estaba aventurado el Mar Adriá-
tico 5 si Corfú se randia. Estaba no muy bien abasteci-
da la Plaza, aunque la defendía con tres mil hombres el
General Scolembergh, Alemán , que llamaron á su ser-
vicio los Venecianos : sufría ya el Sitio desde el mes de
Julio : faltaba agua , y municiones : 308. Turcos la
combatían , y mas estrechamente después que tomaron
los fuertes de Montes Abrahán , y el Salvador : cubrían el
sitio las Naves del Sultán : Ño se atrevían los Ve-
necianos á acometerlas , porque aun no habían llegado
los Auxiliares de España , y Portugal : estas del Conde
de Riogrande no llegaron á tiempo 5 y las de España,
guiadas con el mayor cuidado del Marqués Estevan Ma-
ri , tuvieron la felicidad de juntarse á la Armada Ve-
neciana el día 28. de Agosto : eran mas en numero de
las que el Rey había dado , porque el Comandante se
llevaba consigo quantas encontraba en el viage , para
abultar el poder , y poner mayor terror á los Turcos.
Dios fue propicio á la idea , porque luego que la Ar-
mada Othomana vio entrar esta Esquadra de España,
avisando al Comandante del Sitio , de que por necesi-
dad le desamparaba , con las sombras de la noche hi-
zo vela , y aunque el viento no era favorable , pasó no
muy lejos de la Armada de los Christianos , y tomó la
costa de África. La misma noche se levantó el Sitio , y
empezaron á embarcar los sitiadores en la Armada
Aa 2 Su-
1 88 Comentarlos de la Guerra de España.
Sutil, y ya el dia 29. estaba desembarazado el Campo.
Texaronla Ariilleria , muchos víveres, y pertrechos ; la
rente que no llegó á tiempo á embarcarse , quedó pri-
sionera , porque hizo una bien ordenada salida el Go-
bernador, glorioso con haber defendido plaza tan im-
portante.
188 El Rey Catholico quedó gustoso del acciden-
te con fausto , porque su natural piedad le inclinaba
siempre á proteger la Religión Catholica, y todo lo que
es piedad. El Papa quedó agradecido, y muy bien pues-
to en su gracia el Abad Alberoni, á quien puso en el
ánimo el Nuncio Aldrobandi el deseo del Capelo. No lo
oyó Alberoni con de-agrado , é hizo el mismo Nuncio
lo significare á la Reyna , que abrazó luego empeño. El
Papa oyó esto primero con desprecio , quando se lo in-
sinuó , como novedad penetrada , su Nuncio ^ quien le
callaba , haber sido el autor de esta desproporcionada
pretensión.
189 Como no estaban ajustadas las dependencias
con la Corte de Roma, no estaba corriente la Nuncia-
tura , ni había explicado del todo su carácter Aldro-
bandi f y como él tam.bien aspiraba al Capelo , y era
el m.edio mas inmediato ser admitido Nuncio , estaba
precisado á contemplar , y aun lisongear á Alberoni:
por eso le propuso, y le facilitó la Purpura de Carde-
nal , que es el ultimo objeto de los Eclesiásticos. No la
soñaba Alberoni tan presto , aunque su elevado espíri-
tu le llevaba á cesas grandes : todas sus lineas tiraba á
alzarse con la pribanza del Rey: ayudábale la Reyna,
pero le cmabarazaba dentro del Palacio el Cardenal Ju-
dice. Por eso dispuso Alberoni sacarlo de él , quitándo-
le el empleo de A>o del Principe: esto era arduo, por-
que no podia hallar en el Cardenal culpa que esto me-
reciese 5 pero como no le era propicia la Reyna , avi-
van-
Tomo segundo. Año de M. BCCXFL 189
vandole siempre Alberoni la aprensión, que el Cardenal
criaba al Principe , no solo desafectado ala Reyna, pe-»
ro aun enagenado el ánimo , y con poco amor al Rey,
se resolvió a quitarle al Cardenal su empleo de Ayo,
como lo hizo, con un decreto muy honroso; porque de-
cia el Rey , le quitaba tanta ocupación , para atender á
la de Inquisidor General : esto expresaba el papel que
le escribió el Marqués de Grimaldo. Nombróse Ayo del
Principe al Duque de Populi : el Cardenal se volvió á
su cafa 5 y luego hizo dejí ación del Cargo de Inquisi-
dor General : admitióla el Rey , y ya sin dificultad tam-
bién el Pontífice , porque habia escrito Aldrobandi,que
ya no podia servir en aquella Corte el Cardenal Judi-
ce , habiendo el Rey tomado á mal , que se mostrase re-
sentido de la resolución de sacarle de Palacio : como si
estuviesen los Reyes precisados á valerse siempre de un
mismo sugeto.
190 Inquisidor General se nombró á Don Joseph
Molinés , Decano de la Sacra Rota : habia tenido éste
los negocios de España á su cargo desde la salida del
Duque de Uzeda , como diximos ^ y en algunas con-
troversias, y disputas , que después con el Papa se tu-
vieron , mostrando Molinés mas ardor , que creia el
Fontifice era justo , habia algunas veces pasado á per-
derle el respeto : todo se le sufrió , y aprobó en Espa-
ña , hasta que ya Alberoni , inflamado del deseo del
Capelo , le importaba dar gusto en todo á la Corte de
Roma ^ y porque con mano armada defendió la Immu-
nidad de la Plaza de España Don Joseph Molinés , y
en ella se habia dado de palos , y aun herido á unos
Alguaciles ^ el Rey , por dar satisfacción á las que-
jas del Pontífice , bien llevadas de Aidrobrandi , y no
menos ponderadas de Alberoni , quitó á Molinés la
Atendencia de los Negocios Reales , y la dio al Car-
de^
1 90 Comentarios de la Guerra de España,
dena) Francisco Aquaviva , ó porque se crcia hombre
de mayor representación por su sangre , y por la Pur-
pura , ó porque trataría con mas dureza, y política los
negocios con el Pontífice, Desde entonces también to-
mó parte en los intereses del Abad Albcroni el Car-
denal Aquaviva , necesitado á contemplarle ; y por
eso enagenó enteramente su ánimo del Cardenal Ju-<
dice.
191 De repente, y sin que lo supiese el Pontífice,
salió de España para Roma el Nuncio Aldrobandi : dio
por pretexto , que se lo ordenaba el Rey : no era falso;
pero todo fue disposición de Alberoni , para tratar á
boca con el Papa los medios mas oportunos á componer
las diferencias de la Dataría, y Jurisdicción, y explicar,
que sin alteración de los tolerados abusos , era el medio
mejor el Capelo para Alberoni , porque habiéndose ya
empeñado el Rey en esto, por dar gusto á la Reyna , no
podia desistir sin desayre. La Corte de Roma quedó sor-
prendida del atrevimiento , y mal exemplo , que daba
Aldrobandi , de salir de una Corte un Ministro sin li-
cencia del Soberano, que le había enviado, y sin violen-
cia del Principe , cerca de quien servia 5 porque ni el
Rey Phelípe se la había hecho , ni confesado habérse-
lo mandado. El Papa estuvo resuelto á no dexar en-
trar en Roma á Aldrobandi 5 pero viendo , que esto era
romper del todo con la Corte de España , porque te-
nia su patrocinio , se dexó persuadir de los intere-
sados en la Dataría , y le escuchó , hecho enteramen-
te el Nuncio Procurador de Alberoni , con el pre-
texto , que era lo que á la quietud del Pontífice con-
venia.
192 El Emperador , ya victorioso del Turco no
se descuidaba de la Italia , haciéndose cada día mas te-
mer en ella , y usando de una jurisdicción , que reno-
va-
Tomo segvndo. Año de M. BCCXFL 191
vaba los antiguos derechos del Imperio , y violaba
directamente el Tratado de la Neutralidad , y habia
tomado á su arbitrio contribuciones de Genova , me-
tido en su Estado Tropas á discreción ^ y pretendien-
do entrar la Sal de Cerdeña por San Pedro de Are-
nas á Lombardia , habia determinado hacer en este
arrabal almacenes. Envió la República á Clemen-
te Doria á Viena 5 y se redimió esta vejación con di-
nero.
193 Aun no hablan salido las tropas de los ter-
nninos de Novi , y por si podia lograr esta oportuni-
dad el Marqués de S. Phelipe, Ministro de España, in-
sinuó al Gobierno : asistiría su Rey con Tropas , si que-
rian resistirse á las del Emperador, ponderó quan igno-
miniosa era esta servidumbre. Ya la conocian los Ge-
noveses ^ pero no se atrevian á remediarlo, por no aven-
turarse : no fiaban mucho de los socorros de España,
por estar lejos , y aunque habia algunas Republiqui-
tas de espiritu ardiente , le temjplaba la flema de las
otras , que es lo que sucede en un Congreso de muchos
individuos. Por esto emprehendcn pecas veces cosas
grandes las Repúblicas, porque dificilm.entc se conforman
á un dictamen tantas cabezas 5 y asi , determinaron los
Gcnoveses obedecer, ames que ver la cara al menor ries-
go , porque veian se habia hecho la Corte de Vicna ar-
bitro en Italia.
194 En unas diferencias entre el Duque de Masa , y
!a República de Luca , habia dado el Consejo Áulico la
Serttncia , ufando de alto dominio : esto miraban los
1-iircipes de Italia con dolor , y miedo , y mas el gran
luquc de Toscana, y el Duque de Parma, perseguidos
del Emperador. Por creer los parciales de España á és-
te , le amenazaban con que habían de presidiar á Pla«
sencia ios Alemanes : consulta que hizo por escri-
to
ig2 Cmetit arios de la Guerra de España,
to el Ministerio Español de Viena , y el Duque de Uzcda.
Para invigilar sobre el Gran Duque, eavió el Emperadoi
á Florencia al Conde Sajago , Caballero Veronés , hom-^
bre astuto , y de genio turbulento : todos eran grillos,
que iba texiendo el Emperador á la Italia , siempre re-
zeloso de ella , porque no ignoraba las ideas del Rey
Catholico, ni el descontento de sus Principes. No se atre-"
via á inquietar al Rey de Sicilia , no solo por ser maa
poderoso que los demás Principes de Italia, sino porque
estaban procurando , que le cediese la Sicilia , dándole
un equivalente en dinero, y algo mas en el Ducado de
Milán : no le habia reconocido Rey de ella, y sentia so-
bre el corazón verla desmembrar del Reyno de Ñapóles,
Para asegurarse mas , hizo en el mes de Mayo una Liga
ofensiva , y defensiva con el Rey de Inglaterra, que vino en
ella de buena gana, porque rezelaba perder los Estados de
Bremén , y Werdén en Alemania , que habia comprado de
los enemigos del Rey de Suecia ^ y porque no pareciese
era contra el Rey Catholico , hizo que el Ministro de
Inglaterra, que residía en Madrid, llamado el Sr. Bubb,
diese noticia de esta alianza. Ya lo sabia el Rey Catho-
lico por sus Ministros , y todo lo que el Emperador obra-
ba ea Italia : con lo qual le fue fácil al C^nde hacer en*
trar á Alberoni en el systema , que se perderla la espe-»
ranza de volver á poner el pie en ella , si dexaba al EíH-
perador perñcionar sus designios.
ANO
193
AÑO DE M. DCCXVIL
^
195 "FJReveniase el Rey Católico á dar mayores
-t^ socorros á los Venecianos, á instancias del
Pontífice , que habia vuelto á enviar á Madrid al Ar-
zobispo de Neocesarea, Aldrobandi, y fue admitido, ex-
plicando el carácter de Nuncio , porque traxo favora-
bles noticias á la pretensión del Capelo para el Abad
Alberoni , que era todo lo que se pretendía de Roma 5 y
por eso no habia cuidado el Ministro de España de
ajustar con la Corte Romana parte de aquellos abusos,
que pretendían quitar en la Dataría , y otros puntos de
Jurisdicción , porque ya Alberoni no servia mas que á
sí mismo, después que estuvo tocado de la ambición
del Capelo. Ofrecía Tropas al Pontífice para guardar
sus Marinas , que creyó se admitirían, porque de un des^
embarco, que hicieron en el Reyno de JNápoles , en
la Provincia de Pechi , los corsarios Dulcinotes , em-
pezó á temer Roma. Tomaron un Castillejo , hicieron
quarenta cautivos, y se ausentaron los Turcos, pero de-
xaron tan consternadas las riberas del Adriático , que
se creyó perdido ^ porque la fama del nuevo Armamen-
to era grande, y se habían en Dardaneli espalmado se-
senta Naves gruesas , sin infinitas Zaycas de transpor-
te, y temían se volviese á emprender el Sitio de Corfú.
Alberoni se valia de estos temores del Pontífice para
hacerse necesario ^ y como se habían concedido al Rey
Católico unos Breves para Donativos de Eclesiásticos,
no solo en los Reynos que posee en la Europa , pero
.aun en las Indias ^ por este beneficio persuadía al Rey
Tom.IL ; Bb se
194 Comentarios de la Guerra de España
se dcbian hacer los niayores esfuerzos contra los Oto-
iranos ; y verdaderamente , entonces era fip su in-
tención de enviar una poderosa Armada á Le-
vante.
J96 Habia siempre impuesto al Rey , que era pre-
ciso mover la guerra de Italia ^ pero después esperan-
do el C.'pelo , no queria distraer las Armas , por no
enojar al Pontifice. En el Ínterin se iba apoderando
mas de la voluntad del Rey. Sacó de la Secretaría del
Pespacho Universal á D. Manuel Vadillo , y puso á
D. Joseph Rodrigo , Fiscal que era del Consejo Real
de Castilla. Quitó también la Presidencia de Hacienda
ai Obispo de Cádiz ^ que se retiró á su Iglesia. Puso
los mayores esfuerzos en apartar del Rey al Marqués
de Grimaldo , pero no pudo ^ y aunque tenia la misma
intención contra D. Miguel Fernandez Duran , no ha-
llaba sugetos á proposito para la Secretaría del Des-
pacho, y asi se sirvió de los que estaban, reservando
en sí lo mas principal de los negocios, con un secreta el
mayor que se ha visto en España.
1 97 Llegó á este tiempo noticia, que queria el Rey
de Sicilia cederla al Emperador , por un equivalente
en el Estado de Milán ^ y como todavía no habia sa-
lido en Roma el Capelo , que Alberoni esperaba , has-
ta engañar al Papa templaba los designios de la guer-
ra , dexando perder la mayor oportunidad, ya que la
tenia ideada , porque se habia resuelto en Viena pro-
seguir la guerra con el Turco , contra los votos de todo
el Ministerio Español , y aun de muchos Principes del
Imperio ^ tanto , que en casa del Conde Guido Sta-
rembergh , encendidos en esta porfía , sacaron las es-
padas el Conde de Scomborvice, Chanchillér del Impe-
rio, y el de Ulcindisgrtz , Presidente del Consejo Áu-
lico ; fue el motivo de decir éste , debia ser guerra de
Cir-
Tomo segundo. Año de M, DCCXFIL 195
Circuios la deUngria, porque perdida é.^ta ,. estaba ya
Alemania descubierta. El Principe Eugenio , venciendo
todas las dificultades, habia obtenido permiso de sitiar
á Belgrado, porque habian distraido los Turcos gran
partida de su Exercito con el Orreschier , hermano del
Gran Visir , acia Espiro y Albania. Esto descubría,
no solo nuevo designio contra Corfú , pero aun encen-
der la guerra en Dalmacia.
1 9 8 Alberoni , esperando el Capelo , mandaba pro-
seguir el Armamento , y ni socorría á los Venecianos,
ni invadía en Italia los Estados poseídos por el Empe-
rador. Habia ya salido la Esquadra Portuguesa y
unidose al General Pisani, con las Naves Maltesas, man-
dadas por el Baylio Vella Fontana. Hablase adelantado
con veinte y seis Naves Venecianas , mas de lo que de-
bía , el General Fangini acia Dardaneli : salieron treia-
ta y seis Otomanas , y en las aguas de Tenedo hubo
una batalla por tres continuos dias : separábalos la no-
che , y volvían á ella al amanecer , hasta que muerto
Fangini y maltratadas las Venecianas , se reararon a
Lante. Esto empeñaba á la guerra en el Mar Jonio , é
hizo empeñar al Principe Eugenio en el Sitio de Bel-
grado , que se rindió en 19. de Agosto, después de ha-
ber ganado una batalla los Alemanes á los Turcos, rom-
piéndoles sus lineas: en ella se portaron con gran valor,
y se distinguieron mucho los Regimientos Españoles
é Italianos , y mostró su brio el Infante D. Manuel de
Portugal. Tanto tiempo dexaba perder Alberoni , sia
que se supiese á qué estaba destinado su Armamento^
y porque no se le descubriese la intención , y no can-
sase con Consultas el Consejo de Estado los oiJos del
Rey , ni estuviesen informados de lo que pasaba en el
mundo sus Ministros , mandó á los que servían en las
Cortes Extrangeras , que nada participasen al Rey por
Bb 3 via
196 Comentarios de la Guerra de E sp aña.
via de Estado, sino directamente por los Secretarios de
Universal Despacho, que llaman Via Reservada.
\ 199 Pasaba á España D. Joseph Molinés á exer-
cer su empleo de Inquisidor General, aunque en edad
decrépita y tullido: no se atrevió á hacer viage por
mar ^ y con Pasaporte del Pontífice y una obscura pa-
labra del Cardenal Wolfango Annibál de Scotembach,
que bacía los Negocios del Emperador en Roma, da-
da al Cardenal Fabrkio Paoluci, Secretario de Estado,
tomó el camino de tierra, y siendo preciso, para en-
trar en Fiancia, ( no queriendo pasar las Montañas del
Genovesado) tocar en el Estado de Milán, fue alli, de
orden del Gobernador , arrestado y puesto en el Cas-
tillo con £U Familia , y enviados á Viena sus papeles^
porque como babia pasado por Plasencia, creyeron los
Ministros Alemanes , que hubiese tratado con el Du-
que de Parma negocios de grande importancia 5 y de
todo estaban recelosos con el rumor del Armamento
de España , en cuyos Puertos , que baña el Mediter-
ráneo, se detenían quantas embarcaciones venian, para
que sirviesen al transporte.
200 Esta prisión de Molinés fue á los últimos de
Mayo , y á los 29. que alcanzó esta noticia el Mar-
qués de S. Phelipe , la dio con extraordinario al Rey
Católico , y ponderó como agravio hecho á la Mages-
tad . arrestar al Inquisidor de España , que con la bue-
na fe de un Pasaporte y una palabra , pasaba por
los Estados del Emperador: Que esta era nueva in-
fracción de la neutralidad de Italia , que tenia fuerza
de tregua 5 y al fin , con mas dilatadas reflexiones in-
flamó quanto pudo el ánimo de su Soberano á que to
mase satisfacción del Emperador. Creyó con esto el
Marqués acabar de determinar el ánimo del Rey á mo
ver la guerra de Italia 3 pero nada hubiera bastada,
si
Tomo segundo. Año de M. DCCXFIL igy
si Alberoni no hubiera prevenido de antemano el áni-
mo del Rey para ella. En unos resúmenes de Mani-
fiesto , sacados por dicho Alberoni , ó Cartas escritas
á Roma 5 como después veremos, no queriendo car-
garse de ser Autor de la guerra , dice , que esta car-
ta dtl Ministro de Genova movió mucho el ánimo del
Bey: Que se la envió á consultar ^ y que fue él de
contrario dictamen 5 y carga al Duque de Pópuli, co-
ligo el primero que dio su parecer para la guerra. Es-
taba el Rey á este tiem.po con la salud muy quebran-
tada, que podía dar cuidado, y los Médicos le persua-
dieron á apartarse de los negocios de la irsayor apli-
cacicn, y con este motive los había abK.lu{amjente de-
xado en manos de Alberoni , no con Decreto de hacerle
primer Ministro , pero con p; rmisiones de serlo; y asi,
esta caria de Genova , no tuvo necesidad de que el Rey
se la enviase á consultar, porque todos los Despachos
pasaban por su mano»
201 Estaba ya á este tiempo en Madrid, como di-
ximcs, Aldrubandi, que instaba por los socorros con-
tra el Turco , y como aun no se había resuelto á dar
el Capelo á Alberoni , éste escondía su intención de
todos, aunque ya la tenia hecha de mover la guerra,,
y .dispuso , que el Rey pidiese parecer al Duque de
Pópuli^ pero en forma, que conociese claramente el
Duque, que ya estaba el Rey determinado. Se le envió
la carta misma del Marqués de S. Pheiipe , que la
había menester Alberoni para nuevo pretexto 5 y vien-
do el Duque, que era sumamente avisado, y gran Cor-»
tesano , que el espíritu de Ja carta era mover la guer-
ra , votó por ella , y dixo , se debía emprender la re-»
cuperacion de Ñapóles ó Cerdeña ^ no miento á Milán
porque sabía no era ese el dictamen de Alberoni, que
gueri^ indirectamente asegurar los Estados de Parma^
pe-
198 Comentarios de la Guerra de España,
pero no acercarle tanto el fuego ^ no por amor que te-
nia al Duque, á quien contemplaba poco, sino por ob-
sequio á la Reyna , para fingir mejor , y no fiarse de
viviente alguno. Escribió al Duque de Pópuli , queján-
dose de haber sido de dictamen de mover la guerra
no estando la España para eso, ni pudienio el Rey^
faltar á la palabra de socorrerá los Venecianos ^ esto
lo hizo para que llegase á oidos de Aldrobandi, que
persistía Alberoni en lo ofrecido á su Santidad. El
Duque de Pópuli , que por entonces no entendió á Al-
beroni , escribió al Rey otro papel mas considerad 05
expuso las dificultades de qualquier empresa , por lo
exhausto del Real Erario, y casi se retractó de lo dicho.
Hizo Alberoni que el Rey le replicase , como ofendi-
do de su contemplación Alberoni , y aun dispuso, que
él mismo reprehendiese , por boca de su Confesor el
Padre Daubanton , de que se oponia á la ingenuidad
de los dictámenes , y que estorbaba la .guerra. Todos
estos artificios usaba para engañar al Pontifice y cubrir-
se en qualquier caso , dando siempre por Autor á la
mera voluntad del Rey , á la qual nadie se podia re-
sistir; tanto es esto , que en un Libro en octavo, que
salió después , de la vida de dicho Alberoni , escrita de
«n grande amigo suyo ; para el qual él mismo dio los
papeles y materiales, confiesa el Autor , quando nar-
ra el orden de las cosas , y la noticia que á Madrid
llegó del arresto de D. Joseph Molinés , que Albero-
lü, encendió el ánimo del Rey, preparado con mas aN
tas reflexiones para la guerra , que iba premeditando,
hasta que la executó con las secretas disposiciones que
nadie entcndia.
202 Al fin, el Papa en elConsistorio de 12. de
Julio , se resolvió á crear Cardenal á Julio Alberoni,
precisado á ello , no solo de las instancias del Rey Phe-
Tomo segundo. Año de M, DCCXFIL 199
lipe, llevadas coa el mayor ardor del Cardenal Aqua-
viva 5 y escritas con no menos solicitud del Nuncio,
pero aun , como diximos , por los servicios hechos á la
Iglesia 5 en el socorro dado á los Venecianos el año
pasado de 1^16. el que habia ofrecido, y el ajuste de
las controversias entre las Cortes de Roma y España.
El Cardenal Judice , que asistió á este Consistorio , á
arrebatado de su ódio:, ó movido de su conciencia, co-
mo dixo, no asintió á esta elección 5 y como explicó
que esto le inspiraba su conciencia , hacía una breve,
pero horrible Sátyra á Alberoni., que ya con su Púr-
pura desenfrenó lo despótico y violento. Era su genio
impetuoso, y con el favor de los Reyes se hizo á to-
da España insufrible ^ porque sobre ser hombre de pri-
mera impresión , tenaz y muy sobre sí , no toleró Es-"
paña Gobierno mas rígido , aunque tampoco mas al
pro del común del Reyno , desde que subió el Rey
Phelipe al Tiono , á cuya noticia no llegaban muchas
violencias , porque nadie se atrevia á hablar de Albe-
roni 5 ni dexaba acercar á los oidos del Rey masj
que los que queria ^ y eso dictándoles las palabras y
retirando todas las Consultas de los Tribunales.
203 No se le ocultaron al Cardenal Alberoni las-
palabras que en el Consistorio profrió el Cardenal Ju-
dice, y mostrando luego su venganza, hizo que el Rey
ordenase al Cardenal Aquaviva , que en su nombre man-
dase á Judice baxar de la pi e ti de su casa las Ar^
mas de España , y juntamente se ordenó á todos los
vasallos de la Corona , no tratasen al Cardenal , que
repiicindo á esta orden , escribió al Rey con la mas
humilde veneración , é interpuso al Duque de Orleans
para que se revoca^^e este Decreto. Aiberoni hizo per-
sistir al Rey en él , y repiró la orden con mas vive-
za, y pasaron con Aquaviva y Judice algunos sinsa-
bo-
2 oo Comentarios de la Guerra de España,
borcs en los papeles y recados. Al íin , éste obedeció
y baxó las armas del Rey Católico 5 pero desde luego
trató de ser admitido á la gracia del Emperador por
medio del Cardenal Scotembach y otros del Ministerio
Español de Viena.
304 Estaba á este tiempo en Madrid Consejero de
Estado el Duque de Jovenazo , y servia al Rey Phe-
lipe de Embaxador á este tiempo en París su sobri".
no el Principe de Chelamar , en quienes no se halló
la menor mudanza de ánimo acia el amor y fidelidad
del Rey 5 pero es infalible que Alberoni cobró odio pa-
ra la familia, pero no se atrevió á sacar de París á Che-
lamar, porque era difícil llenar aquel hueco con hom-
bre de iguales medidas , y se corria con el Rey de ex-
tender tanto su venganza , y arrancada de las manos
del Pontífice la apetecida Púrpura soltó las riendas á
sus ideas , encaminadas todas á adquirirse gloria, bien
es verdad , que no ganó poca en su tiempo la Nación
Española , ni poco crédito las armas del Rey ^ y aun-
que no ignoraba la necesidad , que de socorros tenían
los Venecianos, no se acordó de cumplir la palabra, y
se aplicó todo al Armamento , que ya con prevención
de Naves de transporte , era claro no servia contra
el Turco , porque no habia de enviar Tropas. Hizo
pasar con plena autoridad sobre todos , á D. Josepfi
Patino , Intendente General de Marina , á Barcelona^
y éste con su actividad y prontitud , en pocos dias
después tenia en orden aun la gran Nave , que se fa-
bricó en S. Philiií", y las seis nuevas , que se hicieron
en Vizcaya. Este armamento , que ya se conocía no
ser contra el Otomano , puso en cuidado á muchos
Principes^ mas al Emperador que se quejó con la Fran-
cia y el Regento: Este ascguió no tener parte en él,
ni saber su destino , porque todavía , aun mandando la-
brar
Tojfjo segundo. Año de M. DCCXFIL 201
bfar pesebres para la Caballería , decía el Cardenal Aí-
beroni , que era contra el Turco 5 fixo es , que nadie
mas que los Reyes , el Duque de Populí, y el Padre
Daubanton sabían su destino 5 y aun le recataba quan-
to podía de los Secretarios del Despacho Universal, que
muchas ordenes daba escritas de su mano , y para per-
ñcionarel Armamento, no era menester explicar la in-
tención. Resolvió atacar á Cerdeña , y como de lo
que allí pasaba daba frequentas noticias el Ministtro,que
residía e-n Genova, se valía de ellas , sin encargarle
ks continuase ^ y ya estaba informado , que había pa-
sado nuevamente por Virey á aquel Reyno el Mar-
qués de Rubí , que se había sacado de él el Regimien-»
to de Borbon para Ñapóles , porque el Armamento de
los Españoles hacia poner en defensa á los que temían
s?r invadidos, asi , había mandado el Emperadora sus
Ministros de Italia , é instruido al Gobernador de Mi-
lán , que en todo caso retirase las Tropas á Mantuaj
si veia poderoso desembarco en Genova contra Lom-
bardia^ porque estaban persuadidos en la Corte de
Viena , que el Duque de Parma entraba á la parte de
este secreto , y que era casi autor de la Guerra j pero
podemos asegurar lo contrario,
205 Al Duque de Orleans le sosegó los recelos,
ver que se prevenían Naves 5 pero eso mismo los dio á
Inglaterra , en la qual , aunque se había aparentemsn-
te aquietado la Pvcbelion de Escocía, y vencidas las
armas del Rey Jacobo en una batalla, que ganó el Du-
que de Argiile , había sido aquel obligado á retirarse
á los Estados del Pontífice. Andaban algunos de sus
Parciales por el mundo, solicitando las Potencias, que
creían podiari ser adversas al Rey Jorge ^ estos eran
el Duque de Ormont , el de Pert , Milord Marexal , y
su hermano , y el Conde de Maár* Como la ínglater-
Tom,LL Ce ra
20 2 Comentarlos de la Guerra de España..
ra funda su secruridad. enlo opuesto de los partidos , no
faltaba esta discordia, y una conjura contra el Rey,
y su hijo el Principe de Gales , fomentada por el En-
viado del Rey Carlos de Suecia, Conde de Gilembergh,,
que fue de orden de la Corte preso , y reconocidos sus.
papeles. A su hermano le hizo arrestar en Olanda
el Rey Jorge , y también al Conde de Goartz , que
en ella hacia , sin carácter , los negocios de Suecia. De
esta se hallaron mas los Autores , que los cómplices^
y como no podia obrar absoluto , no quiso entrar en el
individual examen el Rey^ pero todo le hacia sombra,,
pues aunque iiabia conseguido sacar de Francia al Pre-
tendiente de la Corona , sus Parciales solicitaban al Rey
de Suecia^ y al Czar de Moscovia para convertir las
Armas contra Inglaterra^ valiéndose de la Liga del Nor-
te , por si podiaa otra. vez. sublevar la Escocia^ Habia
sido bien admitido , y tratado de los Principes de Ita-
lia el Rey Jacobo, quando pasó á Pesaró , y dudaban
los Ingleses que fuese Roma la Oficina de su inquietud,
y como juzgaban aquella Corte muy unida con la Es-
paña ,. su armamento les daba alguna aprehensión.
206 No dexaba de inquirir á donde se encamina-
ban estas Armiadas del Rey de Sicilia per d Abad de
Mari , su Mmistro , que residía en Madrid , porque no
ignoraba el descontento de los Sicilianos , y creia po-
dia el Papa , coa quien estaba muy mal , fomentar es-
ta invasión.. Recelaba también , que concurriesen se-
cretamente con dinero , porque estos habiaa descubier-»
to una conjura en el Final, donde su Gobernador Juan
Fiancisco Gropallo, con ía prisión de un Frayle , y
aprehensión de sus papeles descubrió indicios , que
ios Finalinos se querian entregar al R.ey de Sicilia.
Esta intención del Duque creían los Genoveses, que se
daba la mano con U que habia tenido siempre contra
Sao*
Tomo segundo. Año de M. BCCXVIL 203
Saona , y enviar á su Castillo la mas gente , y mas
Presidarios al Final. No ignoraba por el Enviado de
Inglaterra Enrique de Abenant, que residía en Geno-
va 5 que el Rey de Sicilia habia pedido á la Reyna
Ana 5 le ayudase á tomar á Saona , y asi estaban mu/
advertidos. El Rey de Sicilia con un papel, que pre-
sentó al Gobierno su Ministro , que residía en Genova,
el Abad Angroña se sinceró de esta mal fundada voz,que
se habia esparcido , pero sabia que en España se
!a habia dado crédito 5 y asi en tanto secreto , que
el Cardenal Alberoni observaba , no carecía de algún
cuidado , y mandó al Ccnde Mafey , Virey de Sicilia
que estuviese prevenido.
20^ Mandó el Rey Catholico pasase á Barcelona eí
Marqués de Lede, para Comandante General de las
Tropas de esta Expedición 5 y las Naves se pusieron
á cargo del Gefe de Esquadra , Marqués Estevan Ma-
ri. Alberoni , luego que recibió la noticia del Capelo,
hizo partir esta Armada , constaba de doce Naves de
Guerra , y cien de las de Transporte ^ las Tropas eran
ocho mil Infantes, y seiscientos Caballos^ iban los Te-
nientes Generales Don Joseph Armendariz , y el Señor
de Graferon 5 los Mariscales de Campo Conde de Mon-
temar , Marqués de San Vicente, y el Caballero de Le-
de. Habíanse err¡barcado cinquenta cañones de batír^
doce de campaña , gran cantidad de pertrechos , vive-
res , y municiones para tres me^es. Esta secreta Expe-
dición solo con Despacho de 9, de Julio, la fió el Car-
denal al" Marqués de San Phelipe, encargándole muclio
et secreto, y ordenándole en nombre del Rey pasase á
Cerdeña , quando se le enviase un Navio , para coope-
rar á su rendición 5 porque creyó que el Marqués , co-
mo natural de aquella isla , con entero conocimiento
de ella j y de sus moradores , facilitarla su recupera-
Ce 2 cion
204 Comentarios de la Guerra de España.
cion.Dióle el Rey plena autoridad, menus en las Arn
masóle envió copia déla instrucciones , que se ha-
bían dado al Marqués de Lede , en que se le ordenaba,
se valiese en todo del dictamen de San Phelipe.
208 Después de haber partido esta Armada de Bar-
celona, en despacho de 9. de Marzo dio el Marqués
de Grimaldo á todos los Ministres , que servían en ias
Cortes extrangeras, las razones, porque continuaba el
Rey la Guerra contra la Casa de Austria, aunque em-
barazada esta en la del Turco.
209 Mostró todas las infracciones , que el Empe-
rador hftbia hecho de las neutralidades de Italia , ia ma-
la fe con que habia evacuado á Cataluña 5 el socorro
que habia dado á Barcelona , y á Mallorca , hacien-
do durar la Rebelión dos años mas , con dispendio de
la España ^ haber hecho tantas invasiones en la Italia^
y que , aun después de haber enviado una Esquadra
contra los Turcos, que indirectamente contribuia á la
seguridad, y victoria de los Austríacos , se habia he-
cho en Milán el atentado de prender pasagero al In-
quisidor General de España , que iba fíado en un Pa-
saporte pontificio , y palabra del Ministro Austríaco^
y que habiéndolo sido muchos años de España en Ro-
ma Don Joseph Molinés , se le hablan tomado los pa-
peles , faltando á la fé pública, y rompiendo clara-
mente el Armisticio, que tenia embebido la neutralidad.
Que ya violada esta , quedaba el Rey Catholíco en li-
bertad de proseguir la Guerra , porque con el Empera-
dor no se habia hecho la paz. Esto era una especie de
Manifiesto , que se esparció por la Europa, porque los
Ministros dieron muchas copias de este despacho que
segifn los negocios , y los afectos, tuvo su aprobación
y censura. El Emperador se quejó fuertemente en Ro-
ma , con texmiiios de pedir uaa satisfacción extraordi-
na-
Tomo segundo. Año M, DCCXFIL 205
naria , quería q4ae el Papa quitase á Alberoni el Ca-
pelo 5 y derogase las Bulas concedidas al Rey Catho-
lico para Subsidio , y donativo de los Eclesiásticos?,
ya que se empleaban estos caudales en Guerra contra
CathoHcos , siendo la intención de la Santa Sede con-
cederle contra Infieles.
210 El Pontífice se halló sumamente embarazado^
prefirió palabras gravísimas contra el Cardenal Albe-
roni 5 indignóse mucho y y confesó haber sido engaña-
do, pero ni podia executar loque el Emperador que-
ría , ni hallaba otro modo de satisfacer. Envióle co-»
pía de un breve muy resentido , que escribía al Rey
Catholico , á cuyas manos nunca llegó , ó porque en la
realidad no le enviase el Pontífice, ó porque no se atre-
viese á presentarle el Nuncio Aldrobandi, porque co-
nocía el ímpetu violento de Alberoni , que después de
haber logrado el Capelo^ ya no contemplaba mas la
Corte de Roma, aunque con el Nuncio conservaba, á
su modo, una aparente amistad. Esta Carta d^l Pon-
tífice se divulgó por el mundo en varias copias 5 una
de ellas no dexó de Ikgar á las manos de el Rey,
que escribió á sus Ministros de las Cortes exírangeras,
estuviesen en la inteligencia , que este Breve no le ha-
bía recibido ,, ni se podia el Pontífice atrever á escribir-
le , porque como le esparcían los Romanos para sa-
tisfacer la Corte de Viena , tenía algunas clausulas li-
cenciosas^ El Emperador mandó luego ,. se enviasen
de Milán , y Ñapóles Tropas á Cerdeña , que las pen-
día con instancia el Marqués de Rubí , y se resolvió á
enviar seiscientos hombres de Milán , para lo qual se
pidió paso á la República de Genova , porque se ha-
bían de embarcar en San Pedro de Arenas ,. y quatro»
cientos de Ñapóles.
21 JL La Armada Española partió en dos Esqiíadras
do6 Comentarios de la Guerra de Espaí/a,
toda la mandaba Estcvan Mari , y con él partió la pri-
mera , tomando el rumbo á derechura por el Golfo de
León á Puerto Eseus, la segunda partió á cargo del
Gefe de Esquadra Don Baltasar de Guevara , y ende-
rezando la Proa por Ja Costa de Francia á la Cór-
cega, llegó antes á Cerdcna, y se encaró en Pusa, uno
de los promontorios 5 que forman la Bahia de Caliér,
la primera Esquadra llegó veinte dias después , por-
que la dieron calmas en las aguas de Mallorca, y fue
preciso entrar dos veces en Parma para hacer agua por
la Caballería. La Esquadra que Ihgó antes no - pudo
empezar las hostilidades , porque estaba subordinada , y
asi se dio tiempo á que el Marqués de Rubi se previ-
niese á la defensa , porque quando parecieron los pri-
meros Navios , ni una pieza de Artillería tenia bien
montada : No habia en el Castillo viveres , y si quan-
do llegó Guevara hjubiese toda la Esquadra dado fon-
do , y hecho su desembarco , era preciso rendirse lue-
go Callér , porque no habia forma de defenderlo.
2 12 Al íin 5 el dia 20. de Agosto llegaron todas
las Naves ^ iban también las Galeras de España á car-
go del Gefe de Esquadra Don Francisco Grimau , que
protegió el dia 22. el desembarco ^ executado con poca
oposición aparente en la Playa de San Andrés , donde
hay un rio caudoíoso , que hacia al caso , porque en
todo aquel terreno hasta Callér, que dista dos leguas,
no hay mas que pozos de agua muy mala, y los ha-
bian gastado los Alemanes 5 era ardiente la estación,
el lugar intemperoso, y mal sano, y las mutaciones
de Cerdeña ,las mas executivas, y dilatadas, que na-
turalmente duran hasta Diciembre , porque como nacen
de los vapores nocivos , que levantan tantos pantanos,
estanques, y lagunas, que tienen la Isla cubierta , con
altisimps montes al Norte, hasta que se purifique con
nie-
Tomo segundo. Año M. JDCCXFIL 20^
nieve , y grandes lluvias el ayre , persevera mal sano.
Por esto creían los de Callér tener en él otra defensa,
y que moririan sin otra Guerra las Tropas del Rey:
tenia la Ciudad seiscientos hombres de Guarnición, man-
dada por el Teniente Coronel Don Jayme Carreras,
alguna parte de la Nobleza se habia salido de
eiia 5 los mas parciales de la Casa de Austria se
aplicaron á la defensa ^ hicieron entrar Milicias Urba-*
ñas 5 parce de iasquales m.antenia Doa Antonio Geno-
vés, Marqués de la Guardia, Gobernador de los Ca-
bos de Callér , hombre rico , y declarado Parcial del.
Emperador, como diximos en el año de 8. habia tam-
bién una Compañia de Catalanes , y Valencianos , y
hasta unos doscientos Caballos,
213 Las Tropas del Rey Phelipe marcharon á for-
mar la linea, y se acamparen á la falda del Monte
ürpino, entre la Iglesia de la Virgen de Líuch, y la
de los Mercenarios 5 no podian levantar Trincheras,
por faka de faginas^ estas venian por mar de las tier-
ras de Pula , porque el País no habia prestado toda-
vía la obediencia al Marqués de Lede , mas que: una
tegua de tierra en contorno ^ que es adonde podían lle-
gar sus Partidas, porque los caminos de internarse,.
ioa ocupaban las Milicias del País , mezclados con al-
gunos Veteranos por Cabos , y el camina principal le.
cubría el Castillo de San Miguel de la Condesa , que
habiaa los Sardos fortificado, y dista media milla de
la Ciudad ^ eran pocas las Tropas españolas para for-
mar linea de circunvalación, ni la Artillería dexaba acer-
car las Naves al Puerto, pero como la Bahía es se-
gura, por quince millas de distancia , se ancoraron en
ella 5 y mientras se desembarcaba la Aríiileria,y Mor-
teros , la gente de mar puso una batería de cañones
eontr^ el Fortín de Darcena, ocupado ya por los Es-
3o8 Comentnrios de la Guerra de "Espand,
pañoles el Convento de Buen Ayre , y el de la Trini-
dad, porque se habían de abrir los ataques á espaldas
del Convento de Jesús , hasta la Iglesia de San Lucí-
fero, adelantándolos á batir el Baluarte de Monserrat,
el qual llaman el Espolón , y el de la Seca donde se
habia de abrir la brecha , no teniendo la Plaza otro ata-
que , por su situación , que la hace fuerte , porque es-
tá fundada sobre una peña escarpada , y muy alta,
continuada por todo el recinto del Castillo, para el qual
es menester tomar antes un Arrabal, que tiene fortifica-
do , que llaman la Marina 5 los otros llamados Estam-
padle , y Villanueva, están abiertos , y separados de la
Plaza , que acia Poniente tiene un Foso considerable,
Contra el qual no se puede abrir Trinchera, ni ade-
lantar aproches , ya por lo inaccesible de la Roca,
j^a por el terreno cubierto de peñascos.
214 El recinto de este Castillo, y Arrabal es muy
dilatado, y asi no se le pudo poner Sitio formal, por-
que era preciso atacarle por lo mas fuerte, porque so-
lo alli lo permitía el terrena La Plaza es irregular,
y asi caminaban á obscuras los Ingenieros, Esto hacia
perder tiempo , y la noche del dia trece de Septiembre
se abrió la Trinchera , mandada por el Teniente Ge-
neral Armendariz, y el Mariscal de Campo Caballero
de Lede. Esta misma noche llegó el Marqués de San
Phelipe en el mismo Navio que se le envió , manda-
do por Don Cayetano Pujadas ^ no usó de la autoridad
que tenia del Rey^ por no dar ocasión á la emulación
de los Sardos^ solo asistía en cosas fuera de Guerra,
con su diciamen al Marqués de Lede. Escribió luego
Varias cartas por todo el Reyno^ y en pocos días todo
el País abierto rindió la obediencia al Rey , y las Ciu-
dades , menos las que son Plazas cerradas , Caliér , Al*
g.uér , y Castillo Aragonés. La Nobleza que estaba fue-
ra
\Tomo segundo, Ao de M. DCCXVU. 209
ra de ella personalmente , por cartas prestó al Mar-
qués de Lede la obediencia. En Sacer , Capital de la
parte Occidental del Reyno , intentaron prender
al Gobernador, Marqués Benités, los Parciales del Rey
Phelipe , Don Domingo Vico , Marqués de Solemnis, D.
Pedro Anat , Varón de Sorso 5 Don Juan Guio , Varón
de Osi 5 Don Antonio Miguel Olibes, Marqués de Mon-
tenegro , y otros , que fiándose para el hecho de uno,
que no les guardó fe , fueron descubiertos 5 algunos
huyeron , otros fueron presos , y enviados á la Torre
del Espolón de Alguer. Con algunos no se atrevió Be-
nités , y quedó en confusión la Ciudad. El Marqués de
Montenegro se puso en campaña con mucha gente del
Pais , y se declaró por el Rey Phelipe , sirviendo co-
aplicación , y vigilancia. Para adelantar esta sedición
se enviaron las Galeras á Puerto Torre 5 el dia 1 6»
llegaron con el Marqués de Montealegre otros 300.
Caballos , y un Regimiento de Infanteria. Con esto se
adelantó el bloqueo de Callér hasta un Lugar, que
llaman el Más , y la Escafa 5 para que no viniesen vi-
veres por Uta , y Asemine á la Ciudad en Barquillos
por el Estanque 5 iba continuamente Don Joseph Pati-
no enviando viveres de Barcelona con el mayor cui-
dado , y abundaba de ellos el Campo ^ porque con ha-
berse salido de la Plaza, el Virey Marqués de Rubí,
retirándose á la de Alguér , se consternó aquella Co-
marca.
315 El dia i8.se tuvo esta noticia en el Campo,
y se mandó al Coronel de Dragones Conde de Pezue-
la , seguirle : alcanzóle en un Lugar que llaman Siama-
ná , pero protegido de algunos del Pais , se escapó, y
quedó prisionero Don Pedro Banchifort , Conde de San
Antonio , General de las Galeras de Cerdeña , y mu -
chos Soldados de Caballería , quedó el mando delaPla-
Tom, IL Dd za
210 Comentarios de la Guerra de España.
za á Don Jayme Carreras 5 batíase ésta con quarenta
cañones , y veinte morteros , y teniendo ya la brecha
abierta la Marina, sin esperar asalto, la desampara-
ron los Alemanes. También tenían las brechas abiertas
el Bastión de la Seca , y el Español , aunque no capa-
ces de ser montadas ^ ni con ganarlas se estaba dentro
del recinto de la Plaza , adonde se habían retirado los
Presidarios , guarneciendo los Baluartes que llaman de
Santa Catalina de Palacio, y del Viento.
216 Hicieron una cortadura después de la prime-
ra cortina del Castillo, desde la Torre, que llaman
del Elefante, á la del León en la Plaza del Bach^aun
tenían mucho que hacer los Sitiadores \ pero la tarde
del día 30. estando de Trinchera el Marqués de San
Vicente , hizo la Plaza llamada. El dia i. de Octubre
se capituló de salir desarmada la Guarnición , que se
le había de dar Barcos , para llevarla hasta Genova:
el dia 2. se ocupó la Puerta de San Pancracio , al otro
día entraron las armas del Rey Phelipe , y se quedó
en Callér el Marqués de San Vicente , porque Armen-
dariz estaba malo , y de presidio los Regimientos de
Bustamante, y Basilicata , con cien Dragones.
i2ijr El dia 6. se destacó al Conde deMontemar,
con mil Granaderos , para tomar los puestos contra Al-
guér f después de tres días partió el resto del Exer-
cito con el Marqués de Lede , quedó mandando la
Provincia de Callér Armendariz. Ésta marcha de un
Cabo á otro del Rey no, era peligrosa por las muta-
ciones ^ se había de pasar por los Lugares mal sanos
distando Alguér de Callér mas de quarenta leguas.
Conducir estas Tropas , y que tuviesen en la marcha
víveres, se encargó al Marqués de San Phelipe , co-
mo practico del Pais \ y para huir de las Lagunas de
Ofisíán j que son las mas dañosas , se tomó el cami-
no
Tomo segundo. Año de M. DCCXFIL jii
no por Fuerte, y Agailarra 5 y da alli por Icire á Al-
guér 5 donde se liego el 20. de Octubre.
218 Habían el dia 11. hecho desembarco quatro*
cientos y qua renta y seis Alemanes del Regimiento de
Vvalis en Terranova , que enviaron de Napoíes , com-
boyandolos las Galeras de aquel Reyno, de quien era
General eí Conde de Foncalada ; el qual habiéndolos
dexado en tierra , luego se hizo á la vela 5 porque sa-
bia estaban en aquellos mares muchas Naves , y
Fragatas Españolas. Era el Lugar en que desembarca-
ron muy afecto al Rey Phelipe , por lo qual , en la
malograda Expedición del año de 17' 10. habia pade-
cido mucho , y se habian ahorcado muchos. Esta Pla-
ya 5 aunque no es de la jurisdicción de Gallura , la
gobernaba entonces , de orden del Marqués de San Phe-
lipe , Don Juan Bautista Sardo de Tempio : habia éste
tomado las armas por el Rey , y puesto á su devoción
la Gallura , é invigilaba en las Marinas mas cercanas
á Tempio , donde se hallaron sesenta hombres quando
desembarcaron los Alemanes. Fingieron los Sardos, ser-
les amigos : y para engañarlos mejor , con dirección
de un Sacerdote , que alU se hallaba , aclamaron en
alta voz al Emperador^ con esto se fiaron de ellos,
y mostraron las instrucciones , que tenian de socorrer
la Plaza de Alguér , ó mantener la Gallura en Ar-
mas contra los Españoles , baxo la mano de Don Fran-
cisco Pez , Marqués de Villamarin , ó de Don Juan Va-
lentín , Conde de San Martin , Autores de la primera
rebelión , como referimos aquel año. Estos ^ y los tie-
rnas Cabos, que entonces referimos de la sedición de
Gallura se habian retirado , luego que se rindió Callér
á Bonifacio , y no tenia gente en Campaña ^ toda la
Provincia de la Gallura estaba por el Rey Phelipe 5 y
asi , aquellos sesenta Sardos engañando á ios Alemanes
Dd 2 los
212 Comentarios de la Guerra de^ España.
ios guiaron por los estrechos de los montes , y pues-J
tos en una canal muy angosta , que no tenia por los
lados salida , convirtieron las Armas contra ellos ^ no
estaban los Alemanes desarmados ^ pero sorprendidos
de aquella novedad , y encerrados en las entrañas de
un Monte no conocido , capitularon con el Clérigo su
rendición , hasta que avisado , llegó Don Juan Bau-
tista Sardo, y formó sus capitulaciones, ofreciéndoles
librjrtad para volverse á Ñapóles 5 estas no las observó
el Marqués de Lede , porque fueron dadas de quien no
tenia autoridad para ello , y asi se conduxeron prisio-
neros de Guerra á Sacér.
219 Con esta novedad desmayó mucho el Presidio
de Alguér ^ aunque de los seiscientos hombres que en-
viaron de Milán 5 en las noches del dia 10. y el 12.
con unos Falucones prevenidos, y en una Galeota,
les habia entrado el socorro de ciento y ochenta hom-
bres del Regimiento de Amiltón. No pudieron entrar to-
dos los que de Italia vinieron , porque los Navios Es-
pañoles , que bordeaban en las aguas de Puerto Conde,
lo embarazaban. Quedaron las SaetiaSjy Naves , que
los conduxeron en los Puertos de Córcega , mas ve-
cinos á Cerdeña ^ y con Falucas también introduxeron
en Castillo Aragonés 140. hombres del mismo Regimien-
to. Esto fue antes que al Puerto de Alguér llegasen las
Galeras de España , después no pudo entrar mas socor-
ro , y se volvió la gente á Genova 5 ni con la que ha-
bia recibido tenia bastante Presidio Alguér , de donde
la noche del dia 21. de Octubre también se salió el
Marqués de Rubí , y se pasó á Castillo Aragonés en
una Galeota^ de alli se fue á Córcega , desamparando
el Reyno , porque no le podia defender. La Plaza que-
dó á cargo de su Gobernador Don Alonso Bernardo
de Céspedes. Esta es una obra coronada , regular , pe-
ro
Tomo segmdo. Año de M. DCCXFTl 215 w
to chica 5 tiene Foso 5 mas no entrada encubierta 5 no
se le pudo atacar mas que por una parte, porque á
mas de la mitad de la Ciudad ciñe el mar.
2 30 El dia 25. de Octubre le intimó la rendición
el Marqués de Lede , la respuesta fue pedir tres dias
de tiempo; se le dieron seis horas; en este tiempo en-
vió el Gobernador al Sargento mayor de la Plaza , pa-
ra capitular. En el mismo dia se hizo un destacamen-
to de ochocientos Granaderos , á cargo del Marqués de
San Vicente , para bloquear á Castillo Aragonés ; con-
cedióse á la Guarnición de Alguér salir con Armasj
pero dexarlas antes de embarcarse , porque también se
capituló conducirlos á Genova. El dia 29. se entregó
la Plaza.
221 Con esta noticia capítulo en 30. de Octubre
Ca,ptillo Aragonés , y se le concedió lo mismo. Este
es un Castillo grandísimo , ceñido de Baluartes, pues-
to en una eminencia , que no se le puede abrir brecha,
toda la subida es peña viva , y no se puede tomar sinq
por hambre , ó por falta de agua, porque tiene muy
pocas cisternas , y la fuente de que bebe el Pueblo es-
tá fuera del recinto , y se pueden apoderar de ella
los Sitiadores. Con esta rendición de Castillo Arago-
nés , recobró en dos meses , y pocos dias el Rey no el
Rey Catholico; dio indulto general , y licencia, para que
saliese qualquiera, aun del País, Executaronlo quantos
en el año de ocho habían sido declarados ParciaJes
de la Casa de Austria , y algunos otros ,por veleydad
ó porque habían sido beneficiados del Emperadr>r. Se
extrañó del Reyno al Arzobispo de Sacer, Don Bernar-
do Fustér , porque no había querido cantar en su Ca-
tedral el acostumbrado Hymno en acción de gracias^
echóle el Rey las temporalidades, embargó las rentas,y el
Arzobispo se pasó á Bonifacio, éste era un Canónigo
Va-
c 1 4 Comentarlos de la Guerra de España.
Valenciano , muy parcial de los Austríacos , le había
el Emperador propuesto á esta Mitra. También se sa-
lió voluntariamente Don Antonio Sellent, Obispo Au-
xiliar de Callér.
22 2 El Marqués de Lede dexó en el Rey no tres
mil hombres de Presidio , y por Gobernador General
á Don Joseph Armendaríz. Perdió el Rey en esta Ex-
pedición seiscientos hombres , mas de las mutaciones
del ayre, que del fuego de la guerra ^ porque solo I3
hubo en Callér por espacio de quince dias^ con lo res-
tante de las Tropas volvió el Marqués de San Phelipe
á su ministerio de Genova 5 los Navios , y Galeras de
España, se restituyeron á sus Puertos; los de Trans-
porte no se despidieron , porque tenia el Cardenal
Alberoní meditada otra empresa , aunque corrían las
voces como ciertas , de que hacia el Emperador la
paz con el Turco , porque armados los Españoles re-
celaba perder la Italia , donde exercia su despótico im-
perio.
223 Había enviado á ella Plenipotenciario al Con-
de Orcolám, que tenía una Liga con sus Principes,
pero no tuvo efecto , y solo logró sacarles contribu-
ciones , no solo con el pretexto de la Guerra de Ua--
gría , pero para defender la Italia , que suponía ame-
nazada por el Adriático del Turco , y por los Españo-
les del Mediterráneo. Estos le daban mas cuidado , por-
que ya sabía , que le pedían los Turcos la paz : le ofre-
cían el Condado de Temesvar , como quedase por ellos
la Morea 5 y se demoliese Belgrado , dexando en li-.
bertad á los Principes de Transilvania , Valachía , y
Moldavia , que tomasen el Patrocinio de la Puerta
Otomana , ó del Emperador. Al Ministro Español le
parecían razonables estas proposiciones 5 pero las juz-
gaba el Príncipe Eugenio indecentes , y no dignas de
proponer al vencedor. To-
Tomo segundo. Año M, DCCXVll, 21 ^-^ '-
224 Toda esta disputa de los Ministros de Vie-
na nacía de la aprehensión de perder la Italia 5 y aun-
que el Ministro Veneciano aseguraba en Viena , que su
República contribuirla con las Naves , y Tropas ofre-
cidas en la nueva Liga , para defenderla , no les bas^t
taba esto , como recelaban tanto de sus Principes , y
mas del Gran Duque de Toscana , y el de Parma. Dis-
pusieron poner Tropas Alemanas en la Lunegiana , y
Ducado de Masa , con esto se ponian entre Toscana,
Parma, y Genova, y les parecía formar otra cadena,
y aun ofrecieron al Duque de Masa , que se hallaba en
Viena , el Feudo de Mirrebalt en Alemania , si daba
sus Estados de Italia al Emperador. Estaba el Duque
mal con sus Vasallos , por una sublevación, poco an-
tes sucedida , y daba oidos á dexarlos 5 pero vendién-
dolos. Esto no tuvo efecto , porque los Alemanes ra-
ras veces hacen contrato de dar dinero , sino de to-
marle. Desaogaban su ira con el Papa 5 sacaron al
Nuncio de Ñapóles , y el Tribunal que llaman de las
Obras Pias , para la Fabrica de San Pedro ^ enviaron
Tropas á Benevento , con pretexto , que no se escapa-
sen los que de Ñapóles se destinaban á las prisiones
por difidencia del Gobierno. Cierto es, que el Carde-
nal Alberoni habia enviado Emisarios á aquel Reyno
y que algunos Napolitanos se correspondían con los
Ministros del Rey Catholico, porque la intención de
Alberoni era , si se desembarazaba aprisa de Cerde-
ña, pasar estas Tropas á Ñapóles , con otras que me-
ditaba enviar 5 pero el Cardenal no las sacó de Espa-
ña para Cerdeña hasta tener el Capelo , en que per-
dió mucho tiempo , y también tardó en el viage mas
de lo que se pensaba la Esquadra del Marqués Esie-
van Mari , de lo que se le quería hacer cargo 5 pero
se halló haber sido sin su culpa , y alegó , que no
era
-s.
Gi6 Comentarios de ¡a Guerra de España» ' >
era dueño de los Mares, ni los Vientos.
225 En este año perdió el Emperador su hijo pr¡-«
mogenito , que llamaban en Viena Principe de Astu-
rias; y parió la Emperatriz á la Archidu.-]uesa Ma-
ría Teresa en 13. de Mayo. LaReynade España pa-
rió á 21. de Marzo otro Infante , á quien se le dio por
nombre Francisco ^ pero vivió solo treinta y seis dias.
ANO DE M. DCCXVIII.
226 /^On un leve golpe, siguiendo el dicta-
\^^ men de Alberoni , despertó el Rey Ca-
tholico al Enemigo, porque la recuperación de Cer-
deña no traía las consequencias , que eran precisas al
haber nuevamente desembaynado la espada, aun abul-
tadas en la ponderación del Cardenal , para confirmar
al Rey en la opinión déla Guerra. Nada perdió el Em-
perador con Cerdeña , nada ganó el vencedor. Lo des-
armado de aquel Reyno , el desengaño de los nobles,
y el descontento de los Pueblos , facilitó su rendición.
Las Tropas no tuvieron en que mostrar su brio 5 pero.
la felicidad del éxito estimuló al Cardenal á seguir,
eomo decia , el favorable viento de la fortuna. No ad-
mitía consejo alguno : inútil la prudencia de los Espa-
ñoles, y la experiencia de los Ministros se desprecia-
ba con escándalo: con vanidad de saber mas que to-
dos , escuchaba á pocos Alberoni , ó no escuchaba;
superior aun 4 su esperanza su dicha , admitió aquella
perniciosa vanidad de dilatar su nombre , aun con mas
eficacia , porque le concebia obscuro. Estos creia eran
los mas firmes materiales para la mundana gloria , y
para adelantar la de la Nación española.
Eí
Tomo segundo. Año de M. T>CCXVIIL 1 1 ^
2 2^ El Rey perseveraba enferino : este cuidado
ocupaba todo á la Rey na , y se prometió la Monar-
quía victima del hombre mas violento , (como los émulos
de Alberoni decían) cuyas desproporcionadas ¡deas to-
maban un empeño, que no podían sostener, para el qual
prevenía un grande armamento : disponianse Naves de
guerra, comprábanse otras sin intermisión 5 mandaba re-
clutar toda España , en Genova , y en Liorna : fundíase
gran numero de piezas en Pamplona 9 de que había mu-
cha falta en España 5 y desde la misma ciudad se con-
ducían de continuo millares de bombas , y balas á Ca-
taluña : trabajábanse gran cantidad de vestuarios para
tropas : labrábanse armas , municiones , y se tenían aí
sueldo numero considerable de Navios estrangeros para
transporte, con queja de las Naciones , que les impedia
el comercio. El único Ministro de quien Alberoni se va-
lia era Don Joseph Patino : no le podía hallar mas á
proposito , ni mas expedito , porque para mantener su
autoridad , lo facilitaba todo , y lo conseguía , aunque
decían sus émulos , que no despreciaban medio alguno
para el fin , y que en él la palabra no tenia aquella
firmeza , que ha menester la de un Ministro , porque es
substituido en vez del Rey , cuyas palabras deben ser
inviolables.
328 Nunca se vieron en España preparativos tan
grandes : ni Ferdinando el Catholico , que tantas Ex-
pediciones ultramarinas hizo 5 ni Carlos V. ni Phelipe
II. que hicieron muchas , han formado una mas ador-
nada de circunstancias ^"^ ^^ preparativos. La nota de
ellos iba en varias copias por la Europa , asombrada
de que pudiese un Reyno , cansado de tan prolija , y
tan varia guerra , ser capaz de gastos tan inmensos.
Verdaderamente , Alberoni dio á ver las fuerzas de la
Monarquía Española , quando sea bien administrado
Tom. IL Ee el
2 1 8 Cowetitarios de la Guerra de España»
el Erario ^ siendo indubitable , que gastos tan excesivos
en tan breve tiempo , ningún Rey Catholico ha podido
hacerlos : y esto , no habiendo echado nuevas contribu-
ciones al Reyno. Esta obstinación de su poder la debia
el Rey á la dirección del Cardenal , que le hubiera sido
útil , si mas prudente ^ porque creyó poder asistir á todo
el mundo ^ ó padeció el engaño de creer , que no se le
opondrían los Principes , que no estaban directamente
interesados en esta guerra , para sobstener la qual , no
perdonó diligencia.
229 Como se persuadía la proseguiría er Empera-
dor con el Turco , envió al Principe Ragotzi , que
residía en Andrinopoli, al Coronel D. Santiago Borsi-
piene, para ofrecer á aquel Principe bastantes socor-
ros de dinero , (si somo el habla ofrecido) le daba
el Gran Sultán un cuerpo de 30^. hombres , para en-
trar por la Transilvania» Creía con esto , no solo ha-
cer una gran diversión al Emperador 5 pero aleantar
al Sultán , para que no hiciese la paz , cuyo Tratado
adelantaban los Ministros de Inglaterra, y Olanda, que
estaban en Constantinopla f pero ya como consternados
los Turcos , la deseaban , ni podía Ragotzi cumplir lo
t)frecído , ni el Coronel Boisiniene hacia en Andrino-
poli mas que escandalizar el mundo 5 porque decían
los émulos de Alberoni , y el Emperador , que había
enviado la España un Ministro á la Puerta Othoma-
na , para una secreta coligación , ofreciendo sobste-
ner la guerra contra el Emperador en Italia , como
el Turco lo hiciese en Ungria , y pagar las tropas,
que se diesen á Ragotzi, para que renovando la rebe-
lión , atacase los Estados Austríacos 1 Que este trata-
do habla tenido su principio en París con el Principe
de Chelamár , Embaxador del Rey Catholico , quando
^Ragotzi estuvo en aquella Corte , con quien habla te-
ñí-
Tomo segundoo Am de M\ DCCXFIIL 219
nido varias conferencias en el Convento de los Caman-
dulenses , y que aún se proseguía este Tratado con un
Agente de Ragotzi , y un Thesorero suyo , habiéndose
enviado por Marsella armas , y dinero. Todo esto
ponderó por escrito el Pontífice al Conde de Galíasch,
Embaxador Austríaco en Ronia , y esparció copias , no
solo por el Sacro Colegio pero aún por la Europa.
El Principe de Chelamár , se excusó de esta impos-
tura con una carta muy bien escrita al Cardenal Aqua-
viva ^ negó el hecho , y aseguró no haber hablado á
Kagotzi , mas que muy de paso en las antecámaras
del Rey Christianisimo , y en la casa donde se cele-
braba una Academia , no conocer los sugetos , que
le citaban , ni haber tenido de su Soberano tal en-
cargo,
230 Al fin se esforzó disuadir al mundo, y que*
dó dudosa la materia 5 cierto es , que el Coroné! Boi-
siniene no tenia mas comisión , ni credenciales , que
para el Principe Ragotzi , que es Catholico Romano,
y podía el Rey de España , estando en Guerra con
la Casa de Austria , ayudar á aquel á recobrar sus
estados , sin entrar en si era justo , ó no , la confisca-
ción , ni la piedad del Rey Phelipe , quien , aunque
lo quisiese Alberoni , nunca hubiera firmado despacho
de tener comunicación , ó procurar alianza con el Tur-
co 5 porque es ley fundamental de los Reyes Catholicos
nunca hacer la paz con los Mahometanos, y esta guer»
ra permanece desde el Rey Don Pelayo : por mas de
siete siglos , sin hacer jamás paces, ni treguas con ellos,
como cada día las hacen el Emperador , y otros Prin-
cipes Catholicos.
231 No faltaban Theologos , ni Ministros , que
defendían , era lo propio coligarse con los Turcos,
que con los Hereges : que con estos era ya usual la
EC2 11-
220 Comentarios de la Guerra de España.
liga de España , y otros Principes Catholicos : y que
no debía hacer mayor horror el Othomano , pues to-
dos eran igualmente enemigos de la Iglesia : que ha-
bia llamado á aquel alguna vez , contra la violencia
de los Empera'^ores. El Rey Phelipe nunca quiso dar
oidos á esta Theología , cuya doctrina no nos toca
examinar ^ cierto es , que es mas escandalosa la amis-
tad con el Mahometano , que con el Hercge , porque
este es Christiano ^ y como no disiente en todo , es
mas fácil su reconciliación con la Romana Iglesia.
También es cierto , que el Coronel Santiago Boisi-
iiiene , de orden del Rey Catholico , se vio , antes
de pasar á Ragotzi , con Clemente XI. que siempre
juzgó , quedarla desautorizada la potestad Pontificia,
y violados muchos privilegios Eclesiásticos , si domi-
naba enteramente en Italia el Imperio impetuoso , y
despótico de los Alemanes. En Roma se daba crédi-
to á quanto se oía contra el Cardenal Alberoni ^ por-
que desde la empresa de Cerdeña le, cargaba el Pon-
tífice epiíectos injuriosos á su honor. Con todo ^soy
por no acabar de romper la amistad con el Rey Ca-
tholico , le dio las Bulas del Obispado de Malaga, á
que el Rey le habia propuesto , y un Breve que se
pudiese hacer consagrar de qualquier Obispo , sin asis-
tencia de otros ^ pero habiendo luego , por muerte
del Cardenal Don Manuel Arias , vacado el Arzobis-
pado de Sevilla , fue Alberoni propuesto por el Rey,
El Pontifice negó estas Bulas , aun después de admi-
tida la dexacion de Malaga ^ celebró los Consistorios
después de esto , sin procurar canonizar á Alberoni: y
viendo los Ministros del Rey de España , que perju-
dicaba á su derecho , porque debia admitir el Papa
á qualquiera propuesto por el Rey , como no tuviese
las nulidades , ó defectos , que prescriben los Cáno-
nes.
Tomo segundo. Año de M. BCCXFIIL 221
nes ,bizo D. Juan de Herrera (Auditor de Rota Espa-
ñol) una protesta al Papa en ii.de Febrero, por subs-
titución del Cardenal Aquaviva , alegando estar vulne-
rados, con esta repugnancia de dar las Bulas, los dere-
chos del Rey Catholico , y sus prerrogativas , concedi-
das , y confirmadas por tantos Sumos Pontífices : Que era
claro atentado, no axpedir Bulas á proposiciones del Rey
en los primeros Consistorios^ y que asi le quedaba ac-
ción, no solo á hacerse mantener sus derechos 5 pero á
usar de aquellos medios , que permiten los Cánones para
resistir á la violencia. El Papa se excusaba, con que tam-
bién aquellos , y muchas Bulas Pontificias prohivian , en
tan pocos dias pasar de un Obispado á otro , y que no
había necesidad de dispensarlo. 'No debemos entrar en
las razonas del Pontífice , pero creyó el mundo , que en
esto habia parte de contemplación al Emperador, por-
que era Alberoni el blanco de sus iras , y se deseaba su
abatimiento.
232 El Rey Phelípe se dio de esto por ofendido:
mandó saliesen todos sus subditos de Roma : Que no se
tuviese mas comercio con aquella Corte , y que no se to-
masen Bulas de Dataría ^ y sacó al Nuncio Aldrobandi
de sus Reynos , no porque tuviese de él queja particu-
lar , sino porque era consequente el haberse manifes-
tado mal satisfecho del Pontífice , el qual no estaba
bien con su K unció , porque se creía engañado de sus
persuasiones , y promesas por haber dado el Capelo
á Alberoni , de que tanto se arrepentía , y asi no le
permitió entrar en Roma , y se retiró á su casa en
Bolonia.
233 Estas, que llamaba Alberoni venganzas del
Pontífice , ó temores , los despreciaba con inmodestia,
y se gloriaba su vanidad de ser objeto de la ira de
los Principes , y de hacer figura en el Theatro del
mun-
2 2 2 Comentarios de ¡a Guerra de España,
mundo : mantenía con tesón las ideas de la Guerra
aunque habia asegurado falsamente á Inglaterra , y
á Francia , que el Rey de España se contendría en la
sola recuperación de Cerdena , no le daba crédito la
Inglaterra , recelosa de tan gran armamento 5 y asi
envió á Madrid al Coronel Stanop , para que viéndose
con el Señor Bubb , Embaxador Británico en aquella
Corte , no solo indagasen , á que se enderezaban taa^
tas prevenciones de guerra ^ pero aun tenían facultad
de proponer un ajuste entre aquella Corte , y la del
Emperador , no solo porque veía el Rey Jorge arma-
dos otros Principes , sino porque en virtud de la alian-
za del año pasado le pedía el Cesar socorros. Las mis-
mas diligencias hacia la Francia : no estaba fuera de
sospechas el Regente : porque como veía , que el Par-
lamento , y los Magnates del Reyno llevaban mal lo
despótico de su Regencia , y en la Bretaña habían su-
cedido algunos rumores , recelaba fuesen fomentados
de Alberoní 5 y asi envió á Madrid al Marqués de Non-
ere, para que , de acuerdo con Stanop, propusiesen la
paz con el Emperador : Esforzábanse estos Ministros,
quanto era posible 5 mas ya Alberoni se habia endu-
recido en el empeño : daba con altanería las respuestas,
y conocían , no quería desistir de la Guerra. No se des-
cuydaba el Ministro del Rey de Sicilia, Abad del Ma-
ro , con quien hablaba Alberoni mas obscuro. Aun afec-
tando confianza , tenía hecha la intención contra la
Sicilia , y al mismo tiempo propuso una Liga á su
Rey : de él no dexaba también de desconfiar el Em-
perador ^ y para ponerle mal con él , y que de necesi-
dad adhiriese al de España , queriéndole hacer instru-
mento, que él mismo entregase aquel Reyno, le pro-
puso con el mayor artificio la Liga , con estas condi-
ciones.
Que
Tomo secundo. Año de M. BCCXFllL 223
234 Que España atacaría al Rey no de Ñapóles,
pondría una Escuadra de Navios en el Mediterráneo , y
daría 1 2©. Infantes , y 3^. caballos, para que uniéndolos
á sus tropas , invadiese el Rey de Sicilia al Ducado de
Milán, cuyos derechos le cedería la España : Que man-
tendría la guerra hasta que todo el Estado se rindiese^ y
que para los gastos de ella , daría el Rey Catholico un mi-
llón de reales de á ocho , como el Rey de Sicilia pusiese
luego aquel Reyno en deposito en manos del Rey Pheli-
pe , cuya propiedad le quedaría , quando todo el Estado
de Milán estuviese conquistado.
235 Estas proposiciones las hizo Alberoní al Abad
del Maro ^ las mandó repetir por el Marqués de Villa Ma-
yor , Ministro de España en Turin , y las dexó con astu-
cia transpirar , para que viéndole tratar liga con Espa-
ña, se hiciese sospechoso al Emperador , á los Reyes de
Inglaterra, y Francia, y aun á los Principes de Italia,
porque nada deseaban menos , que ver crecer al Duque
de Saboya con el Estado de Milán , y mas los Geno-
veses , que le tuvieran mas intimamente vecino , y no
se podrían ya defender de él, perseverando los recelos
de que deseaba á Saona , y el Final. El Rey de Sicilia,
cuya perspicacia de entendimiento era la mas feliz,
acompañada de una singular astucia , conoció los fon-
dos de la intención del Cardenal , y aunque le era mas
útil Milán , que Sicilia , vio , que tiraban á engañarle,
empeñándole en una guerra , que no podia mantener,
bien que le cumpliesen la palabra 5 porque no estendien-
dose su poder á poner en campaña mas que quince mil
hombres , ni con los otros quince mil que la España
ofrecía , podía resistir el poder del Emperador, desem^
barazado de la guerra del Turco 5 porque s^e habia ya
elegido á Pasarovitz para lugar del Congreso con el
Othomano , y envió la Inglaterra al Señor de Sutón,
pa-
2 24 ementarlos de la Guerra de España,
para mediador de esta Tregua, que se trataba de 24,
años. Habían también enviado á Venecia al Procurador
Runcini para su Plenipotenciario , y elegido el Empe-
rador los suyos , que eran el Conde Slich , y el Ge-
neral Virmont 5 con que ya veía el Rey de Sicilia , que
era infalible esta tregua , como al fin quedó concor-
dada , y el Emperador desembarazado para qualquiera
guerra.
236 Esto, y el ver , que también se trataba una
Alianza , entre el Cesar , la Inglaterra , y la Francia con-
tra los designios de España , hizo , que respondiese á Al-
beroni en esta forma: Que el Rey de España luego daría
un millón de pesos , y cada mes dos mil doblones para los
gastos de la guerra , y los quince mil efectivos : Que
atacarían los Españoles al Reyno de Ñapóles , donde la
mitad del presidio de las plazas , que conquistase , había
de ser de Piamonteses : Que lo propio se haría en las
que conquistaría en el Estado de Milán , á donde , des-
pués de rendido el Reyno de Ñapóles , debían pasar
veinte mil hombres.
2 37" Ya el Cardenal conoció , que esto era descon-
fiar de él , y no querer la alianza ^ y pareciendole mas
fácil pasar á las demás ideas , conquistar la Sicilia,
antes que el mismo Duque la cediese al Emperador,
ó le ayudase á conquistarla. El Rey Phelipe se man-
tuvo en el systéma de atacarla 5 mas con tanto secreto,
que nadie le pudo penetar \ bien , que el Abad del
Maro , por congeturas , siempre escribía á su Amo,
cuydase mucho de la Sicilia , porque este era el objeto
de Alberoni. El Duque de Saboya ya veía , que no la
podía defender, porque solo tenia en ella siete mil
hombres ^ pero mandó al Conde de Mafey , que fortiñ-
case de nuevo las Plazas \ y J!3zgó conveniente correr
el riesgo , antes , que entregarla de su propia volun-
tad
Tomo segundo. Aíw de M. ÜLLaFIJL i 2 %
tad al Emperador , ni admitir sus Tropas, porque para
este último paso siempre habia tiempo , y pensó ven-
derla á buen precio ^ para lo qual envió al Marqués
de Santo Thomás á Viena \ y por confirmar mas al Em-
perador , pidió para muger del Principe del Piamonte
su hijo, una de las Archiduquesas, hijas del Emperador
Joseph: no determinó quál de las dos , porque sabía,
que la primera se trataba de casar , por medio del
P. Juan Bautista Salerno , Jesuíta , con Federico Augus-
to , Principe electoral de Saxonia , que instruido del
mismo Salerno, habia ya abrazado la Religión Caió^
lica y a;bjurado la heregía , que desde Lutero habia
seguido esta casa, y por este servicio hecho á la Iglesia,
fue premiado después este Jesuíta con la Púrpura.
238 Nada ignoraba Alberoni, y para fortificar
su systéma, sabiendo, que se trataba en Londres una
Liga contra sus designios , procuró alentar la guerra
del Norte , para embarazar al Emperador : envió se-
cretamente un Oficial á Mosavia , y que este mismo
tratase (aunque después envió otro) con el Rey de
Suecia, ofreciéndole socorros de dinero, si hacía una
guerra, que fuese de distracción á las Armas de la
Casa de Austria. Travo correspondencia con el Conde
Vilio , Agente del Rey de Polonia en Venecia , que
ofrecía la amistad de su Amo 5 y al fin , no dexó pieza
sin tocar, para poner la Europa en guerra, empeñando
en ella al Cesar.
239 Estas diligencias todas fueron inútiles, por-
que el Czar no tenia motivo para traer sus Armas á
Alemania , y estaba en guerra con la Suecia , cuyo
Rey, aunque tenia que recuperar en el Imperio de los
Estados de Bremén y Verden , esto era dificil , ya
poseídos del Rey de Inglaterra^ y asi habia convertido
sus Armas contra el de Dinamarca , cuya guerra no
. Tomoll. Ff ha-
2 2 0 Comentarios de la Guerra de España,
hacía eco á la que la España habia menester: con que
estas negociaciones del Norte le fueron inútiles ^ porque
no le faltaban al Emperador artes y poder para apartar
de sí el cuidado de esta guerra^ trataba con blandura
y amistad á los que la podian mover. Concilióse el
ánimo del Czar, mandando pasar preso á Ñapóles á su
hijo primogénito el Principe de Alexo , que del rigor
de su padre huia , aunque era su cuimdo, que habia
tenido por muger á una hermana de la Emperatriz.
Esto le fue muy grato al Czar, porque le facilitó el
haber á sus manos á su hijo , que poco después mu*
fió en una prisión , no sin graves sospechas de haber
sido á violencias de un veneno.
240 De quien mas cultivaba la amistad el Empe-
rador , era del Rey de Inglaterra (como quien solo
podia frustrar los designios de la España) que ya ha-
biendo formado una competente esquadra , solo otra de
Inglaterra se le podia oponer , y con efecto mandó ya
prevenir el Rey Británico una de veinte y seis Navios,
exponiendo al Parlamento la necesidad que de ella
habia 5 porque permaneciendo obscura la intención del
Rey Católico , recelaba fuese en auxilio del Preten-
diente de aquella Corona , con acuerdo del Pontifice,
que tenia £n sus Estados refugiado á Jacobo , á quien
reconocía por Rey de la gran Bretaña , y que habia
dispuesto su casamiento con la Princesa Clementina
Sobieski
241 Habia ya el Rey Jacobo, con Poderes dados
al Duque de Ormond , contraido este Matrimonio , y
baxaba con su madre y hermana esta Princesa á en-
contrar con su marido , que habia salido de Pesaró á
este efecto. Scntia mucho este casamiento el Rey Jor-
ge, porque era interés de su Casa se extinguiese la de
Siuard , y se quejó mucho con el Emperador , que
hu-
Tomo segundo. Año de M, DCCXFIIL 22^
hubiese consentido á este Tratado, y permitido saliese
de sus estados la Princesa. No parecia propio del Em-
perador embarazar estas bodas , y mas siendo Cle-
mentina su parienta: ni era decente á un Principe Ca-
tólico impedir un Sacramento de la Iglesia , del qual
podría resultar la propagación y conservación de una
Familia Real tan antigua y esclarecida como la de
Stuard ^ pero todo lo venció la razón de estado y el
temor , que se tenia á las Armas de España , y como
todavía se hallaba esta Princesa en sus estados , man-»
dó seguirla , y alcanzada en Inspruch , ordenó arres-
tarla y ponerla en un Convento , para que no se con-
sumase este Matrimonio : esto dio escándalo á los Ca-
tólicos , pero no admiración , porque ya puestos los
intereses de la Casa de Austria en manos del Rey de
Inglaterra , era preciso obedecerle.
242 Todo esto era contra la España 5 mas lo era
la Liga , que en Londres se trataba entre el Cesar,
la Inglaterra y la Francia. Habia pasado á aquella
Corte el Barón de Penteridér por el Cesar 5 y por el
Christianisimo el Abad de Dubois , primer Secretario
de Estado , hombre íntimo del Regente , y que habia
padecido en tiempo de Luis XIV. grandes persecucio-
nes y trabajos. Tratábase todo con Diego Sianop,
Secretario de Estado, y el mas favorecido del Rey,
y estos tres Ministros, que tenían en su mano la volun-
tad de sus Amos , gloriándose de Legisladores del
(inundo , dieron la Ley á la Europa ^ dividieron los
Reynos á su modo, estudiando , como decían, el equi-
librio de las Potencias. Quedaron de acuerdo en los Ar-
ticules Stanop y el Abad Duboís, pero no los mos-
traron á Penteridér, porque antes querían volver á in-
tentar , que admitiese el Rey Católico proposiciones
de paz 5 y establecerla general. El Emperador pro-
Ff 2 tes-
2 2 8 Comentarios de la Guerra de España,
testó , que no conscntia á ella , si no le mostraban los
Aniculos , y asi se le enviaron con tanto secreto, que
pudiese el liigiés y el Francés negar, que en Vicna
se habian vi<;io escritos en forma , que parecían favo-
rables á !a España. Ordenaron los propusiesen al Rey
Phelipc los quatro Ministros , que por Inglaterra y
Francia estaban en Madrid , con los quales tuvo varias
conferencias el Cardenal Alberoni.
243 La suma de los capítulos era esta: Que para
sosegar las controversias repugnantes á la paz de Va-
den y á la neutralidad de Italia , restituiría el Rey
Católico la Cerdeiia al Emperador: Que ratificaría la
renuncia al Rey no de Francia por los Borbones de Es-
paña, y la de España por ios de Francia: Que reco-
nocerla el Emperador por Rey de las Españas é In-
dias al Rey Phelipe y sus descendientes , renuncian-»
do los derechos á esta Corona: Que el Rey Católico
haría el mismo reconocimiento y renuncia á favor
del Emperador en los Estados de Italia que poseía , y
el Final, que había vendido á los Genoveses, y aun
cederla el derecho de reversión , que se habia reser-»
vado en la Sicilia quando la entregó al Duque de Sa-
boya : Que consentiría y reconocería el Emperador
por Succesores de los Estados de Toscana y Parma al
Primogénito de la Reyna de España Isabel Parnés, ex-
tinta la linea varonil de los Principes , que los poseían^
pero que habian de quedar éstos Feudos Imperiales , y
Liorna , como ahora , Puerto Franco , y que llegando
el caso de la succesion de un Infante de España , se le
entregaría la Plaza de Puerto Longon : Que serían in-
compatibles estos Estados con la Monarquía de Es-
paila , y que se les pondría desde luego un Presi-
dio de 69. Suizos, y mientras que estos venían , de In-
gleses : Que consentiría á la disposición , que se ba-
tid
Tomo segundo. Año de M. BCCXFIIL 229
bla de hacer del Reyno de Sicilia , aun contra el Tra-
tado y la Cesión de Ütrech , á favor del Duque de
Saboya , y que el derecho de reversión se pasaría al
Reyno de Cerdeña , destinada, en vez de la Sicilia,
á este Principe: Que se haría un Tratada particular
entre el Emperador y el Rey Católico , concediendo
Indulto general á todos los que hubiesen adherido á
uno ü otro Partido , con restitución de sus bienes,
Títulos y Dignidades.
244 Este proyecto fue mal recibido de Alberoni,
y ponderado como indecoroso al Rey , porque pare-
ce que le obligaban por fuerza á admitirle , con una
superioridad y arrogancia , como quien daba la ley,
y sin estar antes consultado en la Corte de España.
Esta circunstancia le hacía gran fuerza al ReyPhelipe^
y aunque parece que á la Rey na se la facilitaba la
succesion de Toscana y Parma , era con el acibar de
quedar Feudos Imperiales , en que se conocia , que las
Potencias mediadoras tiraban á engrandecer al Em-
perador.
245 No pareció entonces erta condición digna de
llevarse , ni se podia admitir sin consultarlo con el
Gran Duque y el Duque de Parma, que la repugna-
ron fuertemente. Este último envió á Alberoni los pa-
peles, en que se demuestra claramente ser Parma y
Plasencia Feudo de la Iglesia , y extendidas las razones
contra el Imperio , que pretendía lo contrario. El
Gran Duque expresó con mas viveza su resentimiento,
no solo porque la plena libertad, que goza la Tosca-»
na, es emanada de la que tenia su Repiíblica, quanto
por la dura condición de sufrir Presidio £)ra2tero y
ver excluida de la succesion á su hija la V"iuda Palatina^
que se habia restituido á Florencia 5 y á quien tenia
particular afecto,
Eríi
230 Comen tartos de la Guerra de España.
346 Era verdaderamente su ánimo llamar un In-
fante de F.spana á la succesion , tomándole como he-
redero de María de Mediéis , muger de Enrique IV., ó
coiTjo hijo de la Reyna Isabel Parnés, que tenia mas
inmediato el derecho. Habia manejado con arte y feli-
cidad este negocio en Florencia el P. Fr. Ascanio, de
Ja Orden de Predicadores, que hacía los negocios del
'Rqv Católico, hombre sagaz, sabio y aplicado. No
dcxaba de encontrar sus dificultades en la voluntad
de algunos Ministros afectos al Imperio: pero el Gran
Duque estaba siempre por la Casa de España , y le
habia el Rey Católico ofrecido , que el modo y las
circunstancias se dexarian á su arbitrio.
347' Estas condiciones, y las de creer, que el Rey
Phelipe padecía ultrage en admitir los propuestos Ar-
tículos , los hizo despreciar , y dio el Cardenal á los
Ministros extrangeros una respuesta seca y poco obli-
gante. Con esto se confirmaron en su Alianza los tres
referidos Potentados , y á toda prisa se acabó de ar-
mar la esquadra , que á cargo del Almirante Brings
habia de pasar al Mediterráneo. Quejóse en Londres
de este Armamento el Marqués de Monte-Leon , Mi-
nistro del Rey Católico , y le fue respondido , que aque-
lla esquadra estaba destiaada á mantener la neutralidad
de Italia , empleándola contra quien quisiere turbarla.
'>48 Esta noticia no la ignoró Alberoni: dióMonte-»
León cuenta exactamente, y expresó, que no se li-
sonjease el Rey Católico , con que estas eran solo ame-
nazas , porque los intereses del Rey Jorge , podían
patrocinar los del Emperador. Esta es la mas fuerte crí-
Mca contra la conducta de Alberoni ^ porque si creía,
que eran solo insinuaciones las de la Inglaterra y la
Francia , padeció la desgracia de mal instruido en los
intereses de los Principes , y no conoció el formal es-
ta-
Tomo segundo. Año de M. BCCXFIIL 1 3 1
tado del mundo , si creía hablaban de veras , é imagi-
naba poder sola la España resistir á tres poderosos
Principes , era inconsideración , porque debía conocer
las fuerzas marítimas , con que tomaba el empeño , in-
feriores á las de Inglaterra 5 ni las Tropas , que podia
enviar el Rey Católico á qualquier empresa podian
recibir aumento , ocupado por los Ingleses el mar, é
inundada de Alemanes la tierra 5 porque tenia el
Emperador en Alemania 8oS. hombres ociosos, y era
el arbitro de la Italia 5 á cuyos Principes hacía con-
tribuir grandes sumas de dinero , con sola una carta
del Gobernador de Milán.
248 Estaba bien prevenido el Conde Daun, y for-
tificadas las Plazas del Rey no de Ñapóles , donde pre-
venía un campo volante con las Tropas que por el
Trieste habia recibido. Habia también pasado el Mar-
qués de Lita , Gobernador de Tortona, con 2 9. hom-
bres á la Luneguiana , presidiando á la Uia y Laben-
za , y concurría también el Duque de Módena á cerrar
los pasos por donde podían penetrar los Españoles á la
Lombardia , si hacían desembarco en el Puerto de la
Especia 5 de lo que había mandado prevenir á los
Genoveses el Emperador.
249 Estos respondieron, que no tenían fuerzas pa-
ra oponerse á Príncipe tan poderoso como el Rey Ca-
tólico , y que ofrecían la mas sincera neutralidad.
También baxaban Tropas al Ducado de Milán , des-
tacadas de la Ungría ; se aumentaron los Presidios y
se abastecieron de víveres las Plazas. El Cardenal se
reía de todas estas precauciones ^ porque' creyó sor-
prender la Sicilia 5 y llevado del ardor de su empe-
ño , sé lisonjeó , que como aquel Reyno no era parte
de los Estados del Emperador , no le defenderían los;
Aliados,
Es-
^32 Comentarios de la Guerra de Espuua,
250 Este modo de discurrir era el mas arrojado;
porque ya había visto en las presentadas proposiciones
de paz , que se destinaba la Sicilia al Emperador , y
asi era preciso defenderla , y con esta ocasión domi-
narla ^ pues aunque se habia altamente quejado en
Londres y en París de esta nueva disposición , contra el
Tratado de Uírech , el Rey de Sicilia , se le respon-
dió , que esto importaba al equilibrio de la Europa:
quisose entonces unir con la España, por redimir esta
vejación 5 pero esto \o propuso con tanta obscuridad
y reserva , que no tuvo el Cardenal tiempo de ajus«
tar el Tratado con un Principe tan difícil como Vic-
tor Amadeo, y mas que ya tenia hecho el ánimo con-
tra la Sicilia , y creia , que ocupada ésta, mudarian de
viso las cosas, y modificarían el proyecto los Aliados,
porque conocerían la dificultad de emprender una guer-
ra contra una Isla presidiada de 30^. Españoles, y
se figuraba, que la conquistarla en dos meses, como
á Cerdeña , porque deseaban los Sicilianos sacudir el
yugo del actual Dominante, y admitir el de los Espa-
ñoles, que le hablan experimentado suave, por mas de
txes siglos. No los gobernaba el nuevo Principe con
tyrania , pero como en lo económico era tan exacto,
no se distraían las Rentas Reales con la profusión,
que en tiempo de los Reyes Católicos 5 y habia en
todo una regla , que aunque justa , era odiosa á los
vasallos , porque la relaxacion humana no queria Prin»
cipe advertido , sino negligente , y á esto llamaban
benignidad.
251 Todos los Reyes Católicos lo hablan sido en
Sicilia , porque la bastidad del Imperio Español , ha-
cía menos aplicado el cuidado á cada Reyno en parti-
cular , y mas á los que el mar separaba , el mismo
cúmulo de Reynos hacía floxa y remisa la domina-
ción
Tomo segmda. Año de M, XiCCXVllL ¡233
Cion EspañoU ; el descuido la hacia parecer liberal. Es
en ú verdaderamente generosa , y poco interesada ^ pe-«
ro es inaplicada también , y de sus descuidos se consti-
tuian los logros de los subditos distantes , no habiéndose
sabido servir de Italia , y Flandes , míis , que para d^s-
truirí-e , y despoblarse 5 lo que se cree sucede tambiea
con Indias. Por esto no era tan bien visto en Sicilia el
Duque de Saboya , porque atendía mas , y goberna-
ba con formalidad mayof , haciendo observar sus De-»
cretos con una severidad , (^ue parecía tyrania , y er^
justicia.
252 Como quiera , los Sicilianos es cierto que esta*
ban siempre convidando á los Españoles, pero no cono-
ció los tiempos , ni la situación de aquella Isla el Carde-
nal Aiberoni ; porque tenia muchas plazas fuertes , que
tomar , y estaba á este tiempo el Emperador desembara-
zado , y dueño de Ñapóles 5 por donde por la corta dis-
tancia del Faro , podia desde Rixoles socorrer con bar-
quillos , y falucas las plazas , pues todas las mas fuer-
tes son marítimas ^ y una que por un mes se resistiese,
daba tiempo á poner en forma la oposición , é introdu-
cir la guerra \ la qual no poáia el Rey Catholico man-
tener sin Armada superior á quantas podian tener los
Aliados.
253 Estas eran evidencias 5 que no quiso advertir
el Cardenal 5 porque no admitía su ambición de gloria
consejo , ni comunicaba con viviente alguno sus ideas^
creyendo , que el secreto era el alma del negocio , y
no fiando de nadie para iluminarle en lo que entendía.
En estos errores suelen caer los genios sumamente re-
servados 5 y que se glorian de incomprehensibles 5 no
porque no sea el secreto el fundamento de las grandes
resoluciones 5 pero es menester elegir Ministros á quie-
nes fiarlas 5 porque por lo mismo que son grandes,
Tow. IL Gg traed
034 Comentarios de la Guerra de España.
traen consigo tan difíciles circustancias , que no las puede
entender uno solo ^ y mas empresas Monárquicas , que de
tan distintos oficios dependen.
254 Después de ideado amó tanto su propio em-
peño el Cardenal , que no supo desistir de él , y fiando,
como decia , gran parte de la obra á la fortuna man-
dó 5 que juntándose en Barcelona Tropas y Naves , que
en toda España habia prevenido , entregando dos plie-^
gos sellados á los Comandantes , hizo partir esta Ar-
mada el dia i8.de Junio, mandada por el Gefe de
Esquadra Don Antonio Castañeta , buen Piloto ^ pero
poco experimentado en la Guerra 5 mas tocábale el man-
do por su antigüedad. A este iban subalternos los Gefes
de Esquadra Don Fernando Chacón , Marqués Estevan
Mari 5 y Don Baltasar de Guevara. Constaba la Arma-
da de viente y dos Navios de linea , tres Navios mer-
cantiles , armados en guerra , quatro Galeras á cargo
del Gefe de Esquadra Don Francisco Grimau , en que
también iba otro Gefe de Esquadra Don Pedro Monte-
mayor , una Galeota Mallorquína 5 y 340. bastimentos
de transporte , con dos Balandras. Estos llevaban de
tropas 36. Batallones completos , quatro Regimientos de
Dragones, y seis de Caballería, que componían 309. hom-
bres , mandados por Don Juan Francisco de Vete , Mar-
qués de Lede , gente veterana , y escogida , y tropas
quales Monarca alguno no tenia mejores , disciplina-
das con diez y ocho años continuos de guerra , que se
habían hallado en todas las funciones de las que hemos
iscrito.
255 Habia en éstos ocho Batallones de Guardias
Españolas , y Walonas , gente esforzada , que cada Sol-
dado podía ser Oficial. También se embarcaron cien
piezas de cañón de batir , quarenta morteros, una can-
tidad inmensa de pólvora y municiones con 1 500. mu-
los
Tomo secundo. Año de M. "DCCXVllt 235
los para el tren de la Artillería , 600. Artilleros, y has-
ta iS^o. que en la Artilleria servían^ una Compañía de
sesenta Minadores , y cinquenta Ingenieros , subordina-
dos á D. Próspero Berboon , Ingeniero Mayor , hombre
en esta facultad de los mas insignes de su siglo 5 pertre-
chos de guerra inumerables , y quantos instrumentos son
precisos para ella,
256 Nunca se ha visto Armada mas bien abastecí •
da , no faltaba la menudencia mas despreciable , y yai
escarmentados de lo que en Cerdeña habia sucedido,
traían 1 5 5 9. faginas , y 5008. piquetes para trincheras;
se pusieron víveres para todo este Armamento para qua«
tro meses.
2 5f Todo se debió al cuidado de Don Joseph Pa-
tino , que aunque no tenia mas Despacho , que de In-
tendente General de Tierra , y Marina , le habia con-
ferido tan plena autoridad el Cardenal con cartas mi-
sivas , que la tenia sobre toda la Expedición , y las
operaciones que se habían de hacer en ella , y era ar-
bitro del dinero , y caudales destinados para esta em-
presa 5 y tenían instrucciones Castañeta , y Lede , de
nada hacer sin su dictamen , y aun en caso de discor-
dia seguir el de Patino , y en fin de obedecer quantas
ordenes en nombre del Rey diese. Esto era haberle
fiado el todo , y aunque era Don Joseph Patino hombre
capaz , celante , inteligente , y desinteresado , era uno,
y no lo podía executar todo , ni entenderlo , y
como el Cardenal era de genio despótico, y creia , que
él solo podía gobernar la Monarquía , transfirió su au*
lorídad en uno , y creyó que lo podia todo hacer , y
comprender : este era desorden 5 porque los demás
no se hacían cargo de sus propios oficios , creyendo
estaban al de Patino. A los Gefes se entregaron plie-
gos: se habían de abrir en determinados Lugares: el pri-
G§ a me-»
2^6 Comentarios de la Guerra de España.
iricro se abrió en Cerdefía , en la Bahía de Callér : alli se
tomaron otras tropas, que se incluyen en el referido nu-
mero , y se embarcó el Thcuienie General D. Joseph
Armeiidariz. Partió todo el armamento á 28. de Junio
de Callér , y el dia 30. dio vista á Sicilia , llevando la
proa á S. Vito, donde se habia destinado al desembarco,
ün temporal la sotaventó , sin desunirla. El primero dia
de Julio hizo punta á la parte de Monelo^ pero no pa-
reció á proposito aquella Playa , aunque está dos mi-
llas de Palermo , y continuó el viage hasta dar fondo
en el Cabo de Salento , quatro leguas distante de la
capital de aquella Isla , la misma tarde se desembarcó
!a mayor parte de la Infantería, y se acampó en las altu-
ras de S. Elias , donde hubo escasez de agua. Al otro
dia se feneció el desembarco de todas las tropas , y se
abrió el otro pliego , y se declaró Capitán General de
aquel Exercito , y Virey de Sicila el Marqués de Lede,
el dia 3. se marchó 4. millas , y se acampó en la Tor-
re del Agua de Corsarios , aqui vinieron muchos caba*
lleros de Palermo , y los Diputados de la ciudad á ofre-
cerla al Rey Catholico , pidiendo solo manutención de
sus privilegios,
258 El Conde Mafey , que alli gobernaba , dexó
luego esta capital , y dexando alguna guarnición en
el castillo, se retiró con 1500. hombres á Siracusa:
gran parte de la nobleza fue á encontrar al Marqués
de Lede al campo de Mala Espina , desde donde mar-
charon quatro compañías de granaderos de Guardias ^|
Españolas , y ocuparon la Puerta Nueva de la ciudad
y el Palacio ^ estos mismos después se acercaron á Cas-
telamár, presidiada de 460. Infantes Piamonteses 5 y
por la parte de la marina le bloquearon también dos
compañías de granaderos del Regimiento de Saboya,
y Guadalaxara j otra compañía de Guardias Españo-
las
Tomo segundo* Año de M. D CCXFIIL 2 3 jr
las ocuparon el Fuerte del Muelle , y la Linterna. Se
intimó la rendición á Castelamár : respondió con hon-
ra su Gobernador Caballero Marelli : se tomó un Na-
vio nuevo de 64. piezas , que habia en el Muelle
de Palermo , á cuya Bahía pasó la Armada Espa-^
ñola.
258 Los Piamonteses trabajaban una pequeña me-
dia Luna entre el Fuerte de la Flecha , y San Pe-«
dro : los Españoles pusieron por eso doscientos hom-
bres en las casas inmediatas , y adelantaron otros á un
ribazo , para hacer fuego sobre los trabajadores. En
este dia 5. se declararon Thenientes Generales al Caba-
llero de Lede ^ á Don Juan Chacolí ^ á Don Antonio
Pinatelo 5 Marqués de San Vicente 5 al Conde de Mon-
temar , y á Don Feliciano Bracamonte 5 y al otro dia,
Maríscales de Campo al Señor Dupui 5 al Conde de Sue-
veghen , al Marqués de Rebés , y al Conde de Roydo-
villes ^ después al Señor de Vaucop. La noche del dia
^. y 8. se trabajó en una pequeña paralela , para cu-
brir la bateria, dirigida al franco , y cara del Baluar-
te de San Pedro , que mira á la Ciudad ^ pues ocupa-
da ésta no se necesitaba de quitar el fuego opuesto pa-
ra tomar la brecha : se destacó Don Lucas Espinóla , con
el Marqués de Villadarias , con los Regimientos de Dra-
gones de Batabia , y Frisa , y 500. Infantes , en dere-
chura á Mecina , y en los dos cuerpos siguió después
toda la Caballería , y Dragones , y á la testa de ca-
da una iban un Theniente General 5 y un Mariscal de
Campo.
259 La Infantería se envió por mar , destinando el
lugar del desembarco entre la Torre del Faro , y Me-
lazo 5 alguna quedó en Palermo contra el Castillo ^ y el
dia 13. después de seis horas de batería , se rindió á
discreción. Esto llevó muy mal el Rey de Sicilia, y se-^
for-
2 3 5 Comentarios de la Guerra de España.
formó proceso al Gobernador 5 pero no era fortifica-
ción , que tenia resistencia. Quedó un campo volante
de 39. hombres á cargo del Conde de Momemar, á quien
también se le dio orden de bloquear á Trápana : baxa-
ron luego Milicias del país á unirse con las tropas Espa-
ñolas 5 y aquellas se enfurecieron tanto con lo Piamon-
teses, que en Cantanieta mataron los paysanos quarea-
ta de ellos.
260 La Ciudad de Cathania se apoderó de su cas-
tillo, aclamando al Rey Phelipe , é hizo prisionera la po-
ca guarnición , que en él había : las de Trápana , y Ter*
mini hacian algunas salidas 5 pero las contuvo el Conde
de Montemar , metiendo su campo volante en el Val'e de
Mazara. Mecina era la mas difícil empresa ^ tenia de
Presidio 2500. Piamonteses, y al dar vista á la ciudad
la Armada Española se conmovió el pueblo de genero
contra ellos , que abandonando los Baluartes , se retira-
ron á la Cindadela , guarneciendo los Castillos de las
cumbres del monte , y del Salvador. Sin dilación del
país cubierto obedeció al Rey Catholico. Las Galeras
de aquel Reyno , mandadas por Cabos Saboyardos , se
refugiaron á Malta.
261 Para empezar las operaciones por la parte de
Palermo , se movieron (como se ha dicho) á cargo
del Conde de Montemar contra Termini : llegaron el día
26. : y por mar desembarcaron las municiones en la
Playa de San Cosme y San Damián , guarneciendo á
la Hermita con una Compañía de Granaderos del Regi-
miento de Valladolid : luego se empezaron ios trabajos
para la trinchera , y componer una batería de morte-
ros, y á 31. de Junio se perficionó la paralela. Desde
el llano de Santa Ana se batia la plaza baxa del Baluar«
te de los Balbases , y parte de la cara del de Villar-
roél : con esto hizo llamada la noche del dia 4. de Agos-
to
Tomo segundo. Año de M. LCCXFIIL 239
to el castillo , y se rindió á discreción , quedando prisio-
neros 300. hombres.
262 Don Joseph Vallejo y el Marqués de Villa Ale-
gre partieron á bloquear á Siracusa ^ de donde salieron
dos Navios Ingleses , fletados del Conde Mafey con qua-
trocientos hombres para Augusta , los quales , sacando
quatro Compañias de Infantería , que de esta ciudad que-
daban , dieron fuego á las Minas , que tenian hechas pa-»
ra volar el castillo, que no hicieron mucho efecto. Des«^
amparada la ciudad , la ocuparon los Españoles , y re-
pararon el castillo.
263 Habíanse de las Galeras de aquel Rey no es-
capado todos los Sicilianos , que en ellas servían , y so-
lo quedaba mal abastecida la chusma de algunos Ofi-
ciales Piamonteses. Para guarnecerlas envió Mafey
soo. hombres á Malta para donde partió también con su
EsquadraD. Baltasar de Guevara, para pedirlas al Gran
Maestre de S. Juan , ó sacarlas con violencia de aquel
puerto si era posible. Ésto ultimo no era fácil intentarlo,
porque las protegía el cañón de la plaza : el Gran Maes-
tre Perellós se excusó á entregarlas, diciendo no era Juez
de las diferencias de los Principes , y que no podia ne-
gar refugio á quien le buscaba en su Puerto : Que co-T
mo era neutral , dexaba á las Galeras en su plena liber-
tad , pero si perseveraban en él hasta Ja decisión de la
Guerra de Sicilia , las entregarla al dueño de ella. Esta
respuesta tomó muy mal el Rey Phelipe , y se prohibió
á la Isla de Malta el comercio con Sicilia , negándola
los granos , que acostumbraba dexar extraer ^ mas des-
pués que las abrigó de la Esquadra Inglesa , que llegó,
como veremos , dexó el Gran Maestre salir las Galeras,
que se fueron á Ñapóles , y de allí á Villafranca de Ni-
za , no habiedolas querido entregar á otro, que á D. Mi«»
guél Regio.
Es-
54^ Comentarlos de la Guerra de España,
264 Este destacamento de Navios , que ordenaron
el Marqués de Lede , y D. Joseph Patino , empezó á
enflaquecer las fuerzas de la Armada : Jas restantes Na-
ves entraron en el Puerto de Mecina, donde hallaron dos
Navios del Rey de Sicilia , que no tuvieron tiempo de
escapar ; pero no podían los Españoles valerse de ellos,
porque los defendia la Ciudadela , y el Fuerte del Sal-
vador. Bien recibidas de los Mecineses , llegaron to-
das las Tropas Españolas f y luego se dio principio aí
Sitio de la Ciudadela ^ pero como embarazaban los ata-
ques los castillos de la montaña Matagrifon , Gonzaga,
y Castalazo se atacaron antes estos , y en pocos dias
se rindieron á discreción» En el primero habia 200.
hombres.
265 En este estado dieron aviso los Ministros de Ita-
lia á los Gefes Españoles , que ya navegaba las aguas
del Mediterráneo la Armada Inglesa , mandada por el
Almirante Jorge Binghs. Habia salido esta Esquadra
desde 14. de Junio de sus puertos constaba de 20. Na-
vios de Guerra , todos de linea : el mayor , que era el
Navio Brafieur , tenia 90. piezas : dos habia de 80. y
de Y7' los demás eran de 60. y el menor , que era el
Rochester , tenia 50, cañones : el Guastlant , y Grifin
eran de fuego : Blasilik , y Blast de bombas. No eran
grandes estas fuerzas 5 pero les pareció á los Ingleses,
que bastaban , porque ya habían enviado de antemano un
Oficial de Marina á Cádiz, y otro á Barcelona , con pre-
texto de negociantes , para que se informasen por menor
del armamento Marino del Rey Catholico, y asi estaban
los Ingleses tan rectamente informados , que sabían el
nombre , y el numero de las piezas de cada Navio , y de
su tripulación.
166 Quando la Armada Inglesa llegó á las altu-
ras de Alicante despachó Binghs á Madrid un Oficial
su-*
Tomo segundo. Año de M. BCCXIIL 241
suyo , que le servia de Secretario , con cartas para el
Coronel Sianop, en que le decía, hallarse con su es-
quadra en el Mediterráneo, y que tenia instrucciones
de su Soberano para tomar las «iedidas mas propor-
cionadas al Ajuste entre el Rey Católico y el Em-
perador^ y en caso de reservarlo, y persistir aquel eti
turbar la neutralidad de Itaüa y los Estados de éste,
que tenia orden de embarazarlo con las fuerzas de aque-
lla Armada. Stanop lo parúcipó al Cardenal Alberoni,
que induxo al Rey á permiur se le diese en su nombre
una respuesta , la mas sobre sí y orguUosa , porque le
respondió á Stanop , que podia executar el Almirante
Binghs las ordenes de su amo como le pareciese.
267' Esta sequedad no dexó de picar al Ingle's, y
tomó el rumbo de las Costas de Ñapóles , ya hecho el
ánimo á exercer toda hostilidad. A este tiempo pasó de
Londres á París el Secretario Diego Stanop , para dar
la última mano al Tratado de la Triple Alianza, que se
íirmó en Londres á 2. de Agosto. Tenia por Apéndice,
el que entre sí hicieron el Emperador , el Rey Jorge
y el Christianisimo , del modo cómo oponerse á la,
España^ y quedó concordado, que pondría las Tro-
pas el Emperador, la Armada Naval la Inglaterra , y
la Francia concurriría con un equivalente considerable
en dinero. Envióse al Conde Cadogan al Haya , para
disponer , que los Estados Generales de las Pro\ incias
unidas entrasen en esta Liga. Hizo este Ministro los
mayores esfuerzos para persuadirlos , y los mismos ha-
cía por lo contrario el Marqués de Berreti Landi , Em-
baxador del Rey Católico. El Inglés proponía la anti-
gua amistad de las dos Naciones ; la unión de sus inte-
reses de Religión y Estado^ la gloria de entrar á la par-
te de dar á la Europa equilibrio , y la infracción de la
neutralidad por pane de los Españoles , y sobre to
Tom.IL Hh do
242 Comentarios de la Guerra de España,
do, el cxcmplar de la Francia , en que la Casa de Bor-
bon , contra sí misma posponía los derechos de la San»
gre á la pública utilidad y quietud.
168 El Marqués BerrctÜand i , por lo contrario,
ponderaba la a ubicion de la Casa de Austria, y quinto
les importaba á iosOlandeses no engrandecerla^ porque
aspiraba á la depresión de sus vecinos , como se de-
xaba conocer^ en que aún no habia dado cumplimiento
al Ajuste de la Barrera: mostró, que los Coligados ni
-fonraban , ni querían equilibrio , porque con darle al
Emperador la Sici'ia , le acrecentaban el poder , y le
rendían esclava á la Italia 5 con lo qual serian sus Armas
tan formidables , que no hallarían resistencia : Que
la Neutralidad habia sido violada por el Emperador,
como habia muchas veces explicado , abusando de la
paciencia del Rey Católico , hasta que llegaron los
agravios á punto tan insufrible , que era desdoro de la
Magestad tolerarlos : Que no era la Inglaterra la que
obraba, sino un Rey Alemán , por los propios intereses
de la Casa de Hannover 5 y para mantener lo usurpa-
do al Rey de Suecia: Que tampoco era la Francia,
ni el Rey , que solo tenia ocho arlos , el que movia
Jas armas contra Phelipe de Borbon , Rey Católico,
sino el Duque de Orleans, despótico en la Regencia,
ó por odio á su sobrino , ó porque buscaba en el Em-
perador y el Rey Jorge protectores á mas altas ideas:
Que el Rey de España, nada invadirla, que no hubiese
sido suyo ^ y ya que en este último Tratado, que-
riendo tyranizar la Europa los que se llamaban Legis-
ladores , rompían el de Utrech , adjudicando al Em-
perador la Sicilia , que la España no estaba obligada
á mantenerle , sino á defender aquel Reyno , porque
se había despojado de él , para darle á un Principe,
que no le embarazaba, pero no para exaltar á su enemigo.
Los
Tmo segundo. Año de M, DCCXf^IIL 12 4,-5
Los Oíandeses no querían volver á tomar las Armas
y destruir su comercio por la Casa de Austria, que
lan mal los habia pagado : mantenían ardientes que-
jas con el Emperador , y conocían con evidencia , que
la Inglaterra y la Francia volvían á una guerra volun-
taria , por privado interés de las Dominantes , no de
sus Subditos 5 y resolvieron hablar con ambos Ministros
obscuramente.
- 299 La respuesta dada á Cadogan fue , que no
podían entrar en confederación alguna con el Empera-
dor antes de rematar el negocio de la Barrera , y dar
la ultima mano al Tratado de Ambers. Al Marqués
JBerretí dixeron , asegurase al Rey Católico de su cons-
tante amistad , y que lo suplicaban componer amiga-
blemente las diferencias con el Emperador. Cadogan
^concibió esperanzas de esta respuesta, creyéndola sen-
^cilla: dio noticia de ella á su Corte y á la del Empera-
ídor , y pasó á Ambers á hablar al Marqués de Prie,
Gobernador de Flandes , que partió á este efecto de
Bruselas. Tratóse de la composición de la Barrera, que
con palabras la facilitaron los Alemanes 5 pero obra-
ban de mala fe, mal entendida de los Ingleses, que
dieron por asentado el Ajuste, y en su conseqüencia,
que laOlanda adhería á la Alianza. Diego Stanop, que
■estaba en París, padeció también este engaño, y cre-
^yendo, que tanto poder unido pondría miedo a! Rey
Católico , pidió un Pasaporte para ir á Madrid , que-
riendo partir sin él, porque ya sabía las ordenes, que su
'Amo habia dado al Almirante Binghs , y recelaba, que
'ie detuviesen en Madrid, si llegaba la noticia de aigun^^
^hostilidad.
2^0 El Cardenal Albcroni entendió la desconfian-
za^ pero dio el Pasaporte, por no negar tan visiblemen-
te los oidos á un razonable ajuste. Estaba entonces el
"i* Hh2 Rey
244 Comentarios de la Guerra de España.
Rey Católico en el Escorial , donde fue Stanop recibi-
do : tuvo algunas conferencias con Alberoni , al qual
sorprendió la noticia, de que habían entrado en Alianza
los Olandeses , aunque el Marqués Berreti habia es-»
crito lo contrario. Todo el tiempo que estuvo averi-
guándolo , dio esperanza de Ajuste f pero después co-
nociendo el engaño , picado de la hostilidad de la Ar-
mada Inglesa , que después referiremos, esperanzado de
recobrar la Sicilia, por los progresos, que iban hacien-
do las Tropas , y animado de que no le faltarían cau-
dales , porque acababan de llegar de Indias los Gáleo*
nes muy interesados , y traian doce millones de pesos,
se obstinó en el dictamen de la guerra , y determinó
romper las conferencias con Stanop; pidióle éste la
última resolución, y fue la respuesta: Que solo po-
día el Rey Católico convenir en la paz, quedando por
la España Sicilia y Cerdeña , y que el Emperador sa-
tisfaciese al Duque de Saboya con un equivalente, como
también los daños ocasionados á los Principes de Italia,
de donde retiraría las Tropas , que excediesen á un
cierto número: y que no se hablarla de la succesion
de Toscana y Parma , ni de infeudar estos Estados al
Imperio.
2 7" I Distribuyó estas condiciones en ocho Artícu-
los, y en el último pidió, se retirase la Armada Ingle-
sa á sus Puertos. Stanop , que á los primeros días de
su arribo había concebido esperanzas de Ajuste , y
las habia dado á las Cortes de los Aliados , quedó
abrasado de esta respuesta , y en nombre de los Princi-
pes de la Liga dexó un papel al Cardenal , en que de-
cía : que si el Rey Católico no admitía el Tratado en
el término de tres meses subministrarían los Aliados del
Emperador los socorros en él ofrecidos ; y que si con-
tra ellos, sus Vasallos, ó Negociantes, intentaban hos-
Tomo segundo. Año de M, BCCXFIIL 245
tllidad , ó mandaba hacerla , que le harían luego la
guerra , y dispondrían en otro Principe la succesion de
Toscana y Parma ^ y que suspendería el Emperador las
Armas en estos tres meses, si hacía lo propio la España.
272 Estas proposiciones encendieron también el
ánimo del Cardenal , y se aplicó mas á la guerra. Para
justificarla, se dio de todo cuenta á los Olandeses , por
medio del Ministro Español , en una carta , con grande
artificio escrita ; y entre otras cosas decía : Que la
Inglaterra y la Francia habían sido la causa de la guer-
ra de Sicilia , porque habían dado el aviso secreto , de
que se trataba de cederla el Duque de Saboya al Empe-
rador. Esta proposición ya no llegaba á tiempo , por-
que no era fácil sembrar cizaña entre los Aliados, tan
firmes en su empeño , que aún admitían en Alianza aí
Duque de Saboya. Había este Principe quedado cons-
ternado de la invasión contra Sicilia ^ que nunca creyó,
y se echó todo en manos del Emperador , el qual
ofreció defender la Sicilia , pero quedarse con ella. Pe-
dia el Duque un equivalente en el Estado de Milán, y
á eso tiraban las quejas , que daban sus Ministros en
Londres y en París. Fue la respuesta: Que si dexaba
sus Tropas Auxiliares con las del Emperador, se le da-
ría la Cerdeña,
273 Esto era de sumo desagrado al Duque, por-
que siempre había inmensa diferencia de Reyno á Reyno:
le achicaban el poder con obligarle á mantener el que
le daban; no quería hacer la cesión de la Sicilia , es-
perando el éxito de las cosas , y sin esto no le que-
rían admitir en la Alianza. Los coligados no querían
tampoco sacar susTropas de las Plazas entregándolas
á los Españoles , porque no esperaban recompensa , y
era ponerse de la parte mas flaca. Nunca ha padecido
mayor vejación su alto entendimiento , que por mu-
chas
2 J,.6 Comentar ios de la Guerra de España,
chas vueltas que daba recurriendo á sus naturales ma-^
ñas, halló las puertas cerradas, y vio que era preciso
cooperar con sus propios enemigos á su ruina , por no
padecerla mayor.
2^74 De ellos procedía el daño de perder la Sicilia,
porque nunca la hubiera invadido el Rey Católico , si
no viera que la destinaban los Aliados al Emperador^
pues aunque los Españoles tuvieron idea de recobrar-
la , era en cambio del Ducado de Milán , que querían
conquistar para el Duque : por eso le convidaron á una
Liga particular (como diximos). Rebolcandose entre
espinas Victor Amadeo , y sabiendo que el Emperador
había dado orden al Virey de Ñapóles de defender á
Sicilia, mandó á sus Gobernadores enMecina,Siracusá.,
Mclazo y Trápana , admitiesen como Auxiliares á las
Tropas Alemanas ^ pero que mantuviesen el gobierno
de las Plazas. Detuvo prisionero en su propia casa al
Marqués de Villamayor , Ministro de España, hasta
que se diese libertad al Conde de Lascaris, que lo era
del Duque en Madrid.
27'5 Aplicando el mayor cuidado, dio fondo en
Ñapóles la Armada Inglesa. En los agasajos y obse-
quios , que hizo el Conde Daún al Almirante Binghs,
explicaba la necesidad de su auxilio. Luego le pidió es^
coltase o;cnte á Rixoles: no se negó á ello, y pasaron 39.
hombres; y como el día 7. llegó la orden de su Amo de
atacar á la Armada Española , hizo vela acia el Faro de
Mecina: despachó un Oñcial al Marqués de Lede, pi-
diéndole dos meses de tregua, y expresando venia para
componer tan peligrosa disputa. El Marqués respondía
no poder condescender á la suspensión de Armas , por-
que no tenia orden, ni instrucción para ello.
27'6 Ya sabía el Inglés, que no había de conse-
guir , porque lr»^ia desde la respuesta, que dio la Cor-
-^ te
Tomo segundo. Año de M. DCCXFIIL 2 4^
te el desengaño^ pero quiso dar esta otra aparente jus-
tificación al mundo , y enviar un explorador , para sa-
ber dónde y cómo estaban ancoradas las Naves Espa^
ñolas, cuyos Destacamentos no ignoraba, porque desde
Siracusa daba el General Besél, que estaba en Rixoles,
todas las noticias al Conde Mafey. La mañana del día 9.
de Agosto descubrió la Torre del Faro á los Ingleses,
con la proa dirigida á su entrada ; y al amanecer dio
fondo á vista de dicha Torre del Faro, en el Cabo de
las Mirtelas.
2^77 Las Naves Españolas estaban dadas fondo en
el estrecho ^ y recelando de la intención de los Ingle-
ses , como eran ya pocas , porque faltaba (como se ha
dicho) la esquadra de Guevara, parecióles conveniente
(todo de orden de Patino) salir de lo angosto acia el
Cabo de Spartivento, para unirse á las que faltaban,
porque hablan de volver por aíli , y en el ínterin des-
cubrir mas la intención del Inglés, porque creía el
Marqués de Lede, que volvería aquel mismo Oficial,
declarando absolutamente el ánimo de Binghs, que
no entendió estar obligado á eso, y en el beneficio
de la noche procuró penetrar el Faro en el alcance de
los Españoles. El dia 10. por la mañana pasó el es-
trecho, saludándole las Naves de transporte, que allí
estaban dadas fondo : algunas cargadas de víveres
para la Armada se llevó consigo el Comandante
Inglés.
2f8 Aun le creían amigo, porque habiéndose el
Marqués de Lede quejado con el referido Oficial en-
viado del Almirante Binghs, que hubiese escoltadoTro-
pas del Emperador , respondió , que esto no era acto
de hostilidad , sino de protección á quien se amparaba
de la Vandera del Rey Británico. No se puede .negar
algún género de engaño en el Inglés, y alguna candi-
da
2i\M Covient arios de la Guerra de España,
da credulidad en los Españoles, porque asegurado?,
que venia aquella esquadra á embarazar la guerra , no
se pasearía inútilmente por estos mares f y mas, que
los Ingleses abrazaban con gusto esta ocasión de d^é-
truir la Armada Española , porque no quieren ver por
mar muy armado al Rey Católico , no solo por los
perpetuos zelos del comercio , pero aun por no per-
der la alta actual prerrogativa de ser dueños de ambos
mares.
2^ip Dos Fragatas ligeras de los Españoles avisa-
ron á su Xefc , que venia en su seguimiento el Inglés
con solas las Gavias^ (este fue otro disimulo) y una
Corbeta suya avisó á éste , que ya no estaban lejos los
Españoles , que no viendo hacer fuerza de velas del
Inglés , se atravesaron mantenidos á la capa , como
quien sabía de cierto que no eran aquellos enemigos,
hasta que viéndoles venir á proa directa , tomaron el
rumbo acia el Cabo de Spartivento sin cargar de Velas,
por no mostrar desconfianza, ni temor.
280 En la simplicidad de esta conducta consistió
todo el daño , porque D.Antonio de Castañeta esperó
á la capa á los enemigos , superiores en fuerzas , y
perdió tres dias, en los quales podia haberse retirado
á Malta , ó dado la vuelta á Cerdeña , porque ni el
Inglés desampararla aquellos mares , ni perdida la
oportunidad, era fácil irle siguiendo: dio por discul-
pa , que asi lo habia mandado Patino, y que guardaba
sus ordenes: éste decia, que le habia mandado salir
del estrecho para salvarse , que no tenia forma de
avisarle , ni aun noticia que enviar , y que una vez
fuera del Faro , tocaba á la prudencia de Gastañcía
gobernarse.
281 No entramos en la qüestíon , si debia la Ar-
niada Española retirarse á sus Puertos , luego execu-
ta-
Tomo segundo. Ano M. DCCXFIIL 249
tado el desembarco 5 porque este fue error del Carde-
nal Alberoni no mandarlo , fiado quizá, en que la Ar-
mada del Rey Catholico pedia resistir á la Inglesa , li-
songeadodel numero , sin advertir , que verdaderamen-
te no habia en aquellas mas que ocho Navios de Guer-
ra, los demás eran viejos, y Mercantiles, armados coa
mas piezas de cañón , que la construcción de la Nave
sufría. Ni aunque la calidad de las Naves , y el nume-
ro fuese igual á los de los Ingleses, se debia aveatu-
rar una acción , porque estos no tienen otro oricio , y
aventajan en el mar en pericia , y destreza en gran par-
te á los Españoles en este siglo. Retiráronse á Sparti-
vento los Españoles , les faltó el viento antes que á los
Ingleses , que llevaban su derrota en el Nordeste : por
cuya circunstancia , ó por la variedad de las corrien-
tes , ó por maniobras , amanecieron el dia 11. mezcla-
dos , é interpolados los Navios de ambas Esquadras.
El Español mandó remolcar los suyos de linea , acer-
cándolos á San Phelipe el Real, que era el Comandan-
te : las Galeras de España , aunque en calma , pudie-
ron hacer hostilidad , no la quisieron empezar , y fue-
ron tomando la Costa. Refrescó un poco el tiempo, y
hallándose la Esquadra del Marqués de Mari , que forma-
ba la retaguardia , muy separada del cuerpo de Casta-
ñeta, y muyala tierra con los Navios de su división,
solicitó salir de la Ensenada , y juntarse al Comandante,
pero no pudo.
282 Los Ingleses continuaban su rumbo con disi-
mulo, haciendo fuerza de Velas, para dexar atrás cor-
tados los Navios de Mari , y ganarlos el viento , que
lo consiguieron , porque estaban mas á la mar. Logran-
do de esta buena disposición seis Navios Ingleses , vol-
vieron la Proa contra Mari ,que aun tenia sus Navios
separados 5 y como estaba aterrado , tomó el partido
Tom. lU a de
2 5o Comentarios de la Guerra de España,
de echarse á la Costa de Abüla, donde pasaron sus Na-
vios , combatiendo con siete Navios Ingleses , de linea,
todo el tiempo, que permitió la situación de haber pues-
to la Proa á tie ra ^ y no pudiendo resistir mas á fuer-
za tan superior , piocuró salvar los equipuges , ponién-
dolos en la arena, y abarrancando las Naves, de las
qualcs algunas se quemaron por sí mismas , y otras
pudieron sacar los Ingleses después de baradas.
283 El ?vlarqués de Mari saltó á tierra con muchos
Oficiales : lo restante de la Esquadra Inglesa fue á ata-
car el cuerpo principal de la Española, compuesta de
los Navios nombrados S. Phelipeel Real, el Principe de
Asturias, S Fernando, S. Caí los, Santa Isabel, S.Pedro, y
las Frjgatas Santa Rosa , la Perla , la Juno , y el Vo^
lante, que unidas tenian la Proa á Cibo Paxaro: tumul-
tuariamente quisieron poner la linca f pero no pudieron.
Cinco Navios de los Ingleses atacaron á los de los Es-
pañoles 5 que quedaban mas atrás ^ y como estos iban
uno á uno , los fueron tomando los Ingleses, no sin la
resistencia de que era capaz tan desigual combate. Con
el resto de las Naves se adelantó Binghs á las dos de
la tarde , y cargó contra la Comandante de España con
siete Navios, y un Burlóte de fuego. Dos Naves de
linea cun.batian las primeras : sufrió dos descargas S.
Phelipe , sin disparar , hasta que los dos Ingleses le die-
ron el costado, entonces respondió con sus andanas,
de forma , que antes que pasasen de ellas, habian re-
cibido los Ingleses dos descargas , y á fuerza de velas
se adelantaron á repararse del daño : la Comandanta
lí giesa continuó su curso , arrimándose con su Aimi-
ranta , que mandaba el Contra- Almirante Dclabál , y
otros dos Navios de linea , por la Popa de San Phdi-
pe, que sufrió las descargas, sin poder emplear un
tiro : volvieron las dos ^'<^os primeías , que le ata-
Tonw segundo. Año M. DCCXFIIL 2 5 1
carón con los Bordos, rendidas á ceñir sus costados , y
le dieron sus cargas, correspondiendo á ellas, y se
retiraron un poco por ambas aletas de San Phelipe,acri-
viiíandüle con descargas de Metralla, balas de fierro, y
plomo, chicas, de suerte que no le dcxaron aparejo
pendiente, ni de labor , ó benque , ni de brandal , que no
cayese la mayor parte sobre la cubierta , ni vela ente-
ra : dos Navios Ingleses se le acercaron mas por la par-
te de estribor , para abordarle 5 pero no lo hicieron,
porque todavía daba , aunque maltratado, San Phcli-
pe sus arribadas , y orzadas , con unas de las q'iale*
hizo perder el curso del abordo á un Burlóte , que le
arrimaron para incendiarle , que con su Bauprés le des-
barató todo el guardapolvo del corredor alto , y parte
del Espejo de la Popa.
284 Habieadole muerto ya á Castañeta doscientos
hombres , con todo daba sus descargas , y recibió otra
vez el Burlóte protegido de las Naves de Binghs,
cuya amura tapó con la aleta de la parte de estribor
de San Phelipe ^ y le dio una descarga á tiempo , que
hallándose Don Antonio Castañeta al pie de la Mesa-
na , le alcanzó una bala , que le atravesó la pierna de
parte á parte, y quedó clavada en el tovillo de la de-
recha: continuaba con todo á resistirse en el mism) lu-
gar , y dividiendo una bala de cañón por medio de la
barriga á un hombreóle dieron unos pedazos del cuer-
po en el pecho , y cara á Castañeta , de genero que
cayó por esta violencia , y por la sangre ,qae de las
heridas vertia. Entonces le retiraron á curarle con el
Capitán Don Pedro Dexpois, herido de un astillazo
en ias espaldas : coreó una bala la driza de la VanJe-
ra , al tiempo de arriarla , y se rindió la Comandante
Española.
285 Tres Navios de linea , habían atacado al Prín-
li z ci-»
2 =; 2 Comentarios de la Guerra de España,
cipe do Asturias que mandaba Don Fernando Chacón,
que se resiütió valerosamente , hasta que desbaratado
el buque , y obras fuera del agua , muerta la mayor
parte de la Gu:irnicion , rotos todos los Palos mayores,
Bergas , Gavia , y Mesana , todo el Velamen del apare-
jo, y desvaratada toda la Ovecanduria , y la jarcia, he-
rido de un astillazo en la cara , se rindió : lo mismo
hizo la Fragata Santa Rosa , que mandaba Don Antonio
González , después de haber peleado tres horas contra
cinco Navios: igual tiempo combatió Don A^ntonio Es-
cudero , que mandaba el Volante contra tres Ingleses;
y aunque tenia su buque seis balazos á la lengua del
agua , por donde recibía tanta , que empezaba á hun-
dirse , los Oficiales , y Marineros arriaron la Vandera,
y se rindieron sin quererlo consentir el Capitán. Tan-
tas horas peleó también Juno, quedando enteramente
fracasada , y muerta la mayor parte del Equipage. Co-
mo iban atacándolos succesivamente los Ingleses , una
después de otra , tres Naves atacaron á la Perla , que
mandaba Don Gabriel de Aldrete: defendíase valero-
samente 5 y con el favor, que le dio Don Baltasar de
Guevara , que volvía de Malta , por el barlomento de
los demás Navios de España , y el Sudo: este pudo es-
capar á Don Gabííel á dicha Isla : la Fragata la Sor-
presa, que mandaba Don Miguel de Sada, aunque era de
la división de la Esquadra de Mari, como estaba mas
abanzada , la atacaron los enemigos , y después de ca-
si deshecha , la rindieron : lo propio sucedió al amane-
cer del dia I 2. á la Nave Santa Isabel , que manda-
ba Don Andrés Regio , atacada de quatro Navios In--
gleses.
286 Los Navios Españoles mas adelantados se pu-
dieron reürar a Malta , y Cerdeña. A tiempo que es-
taba combatiendo con los Ingleses San Phelipe , llegó
de
Tomo segundo. Año de M, DCCXFIIL 253
de Malta , como se ha dicho , Don Baltasar de Gue-
vara con dos Navios de linea , y poniendo la Popa á
él , pudo atravesarse sobre los dos Navios , que daban
á San Phelipe los costados , y hacer fuego á uno, y á
otro , hasta que viendo , que arrió la Vandera el San
Phelipe 5 dirigió la Proa sobre el Navio del Almirante
Binghs , que le seguia por Popa , y dándole el costado,
le hizo fuego. Executó lo mismo la Nave San Juan,
que seguia en las mismas aguas á la de Guevara , y
se retiraron ambas con el beneficio de la noche , acia
Poniente , por donde , con su abrigo escaparon las Naos
San Luis , y San Juan ^ después de haber combatido
la Almiranta Inglesa. Las Galeras de España , que
mandaba Grimau , como no podian defender las Na-
ves , se retiraron á Palermo 5 de los Navios de Mari
sacaron los Ingleses el Real , y las Fragatas San Isi-
dro , y el Águila ; se quemaron la Esperanza, un Bur-
lóte , y dos Balandras 5 los que se salvaron fueron los
referidos , San Luis , San Juan , San Fernando , el
Puerco Espin , la Tolosa * San Juan el Chico , la
Flecha , y una galeota á bombas.
28^ Para repararse los Ingleses de los daños pa-
decidos , se entretuvieron quatro dias cinquenta millas
á la mar^ después entraron furiosos con los Navios
rendidos en Siracusa los dias 1 6. y i T*. de Agosto. Es-
ta es la derrota de la Armada Española , voluntaria-
mente padecida en el Golfo de Ariaich, Canal de Mal-
ta , donde sufrió un combate sin linea , ni disposición
Militar , atacando los Ingleses á las Naves Españolas
á su arbitrio , porque estaban divididas. No fue bata-
lla , sino un desarreglado combate , que redunda en
mayor desdoro de la conducta de los Españoles, aun-
que mostraron imponderable valor, mas que los In-
gleses , que nunca quisieron abordar 5 por mas que lo
#
'2 5 4 *- utnent arios de la Guerra de líspafi.i,
procuraron los E^pañjles : el Comándame Inglés d¡ó 1¡-
bcriad á los Oficiales prisioneros , y envió uno de los
suyos al Marqués de Lede , excusando aquella acción,
como cosa accidental, y no movida de ellos , siio de
los Españoles, que tiraron el primer cañonazo, cier-
to es, que la Esquadra de Mari, disparólos primeros
quando vio que se le echaron encima para abordarle.
288 El Marqués de Monte-Leon , Ministro de Es-
paña en Londres , se quejó altamente de esta opera-
ción , y escribió el Señor Gratz, Secretario de Esta-
do , un papel sumamente resentido de hostilidad tan
impensada, no habiendo atacado los Estados del Em-
perador el Rey Caiholico, á quien tantos accosde amis-
tad debian los Ingleses, y su Comercio ^ y como esto
era ya haber de hecho , movido con simulación á sa
Soberano la Guerra , no podia usar mas de su empleo
hasta recibir ordenes de su Corte , posteriores á esta
noticia. La respuesta , que también se le dio por es-
crito , fue después de tres semanas , porque esperaba
una relación exacta del hecho, aunque ya habían te-
nido noticia de él , y de la que llamaban Victoria , por
un expreso de Ñapóles.
289 En este intermedio llegó la carta del Gene-
ral Binghs, escrita con soberbia, en el propio des-
precio, que hacia de su gloria, el estilo era sucinto
como refiriendo cosa de menor entidad^ y dixo, que
habia vito fuera del Faro , tomando el Borde largo la
Flota española , compuesta de veinte y seis Naves de
Guerra, entre granies, y pequeñas ^dos Burlotes, qua-
tro Galeotis de Bombas , y siete Galeras : Que destacó
á los Navios Kent, Soberbio, Grafton, y Leofort , pa-
ra alcanzar á 1 ^s Españoles: Qje el dia 11. viéndo-
se estos acercar á los Ingleses, algunos Navios con las
Galeras , tomaron la Costa, y que destacó ai Capitán
Vval-
Tomo segundo. Año di M. DCCXVIIL 255
Vvalton entre el Navio Cantorver , para seguirlos ^ y
que ya á tiro, un Navio Español hizo una descarga contra
el Argüe, mandado del Capitán Norburi , que con el
resto de su Armada siguió al Comandante Español : Que
aquellos quatro Navios que seguían á los que se iban
retirando , les dio orden de no tirar contra los Espa-
ñoles , sino en caso en que ellos prosiguiesen en hacer
fuegof y que viendo que proseguían en hacerle, el Kcnt
habia atacado á San Carlos, el Leofort á Santa Rosa,
el Gratfon al Principe de Asturias, que le dexó, des-
pués que sobrevinieron Breda , y el Capitán, y que to-
dos rindieron á los Navios Españoles , contra quienes
peleaban: Que después de Kent, y el Soberbio , ata-
caron á San Pheiipe , con otros dos Navios mantu-
vieron una especie de combate , siempre huyendo, has-
ta las tres de la tarde , en que el Ktnt se acercó á la
Popa de San Pheiipe , y le ció una gran descarga ^ pe-
ro habiendo sido sotaventado el Soberbio , le atacó á
sobreviento para abordarle j mas habiendo San Pheii-
pe dado un golpe de timón , huyó el burdo , y que al
fin el Soberbio le obl gó á rendirse : Que un Contra
Almirante Español habia hecho su descarga contra el
Blarfieur 5 pero que luego tomó el viento , y que
se fue con otro Navio de sesenta piezas : Que el Al-
mirante les habia seguido hasta la noche , pcio que ha-
biendo tenido poco viento se escaparon , y que él vol-
vió á la Flota :Que la Nave Esek tomó á la Juno , y
el Montaipu, y Ruperto á la Anna Volante: Que el
Vice-Aimirante Coronabaií siguió al Cratlon para sos-»
tenerle , pero corria poco viento , y se accrcabu la no-
che 5 por e.no pudieron escapar los Españoles , á quie-
nes perseguían : Que el Contra Aimírante Delabdl, y el
Kene Real habían seguido dos Navios , baxo viento,
y que uno de ellos fue rendido , como io hizo Vvalton
al
2 5^ Cúvient arlos de la Guerra de Espaun.
al que montaba el Contra-Almirante Marques de Ma-
ri: Que este Marqués se salvó con su plata , y sus me-
jores efectos, y los demás Navios que con éi estaban
los hablan los Ingleses apresado, quemado, ó echa-
do á fondo : Que de las veinte y una Naves de su Ar-
mada Inglesa no se habia perdido alguna, solo habia
sido Grafton un poco maltratado. Al fin, que los Es-
panoles hablan perdido veinte y tres Naves , una Ga-
leota, un Burlóte , y otro Bastimento con 5^390. hom-
bres de equipage, 728. piezas de canon, y quede to-
do su grande Armamento solo les quedaban á los Es-
pañoles quince Naves , y las Galeras , y que se hablan
llevado las presas á Puerto Mahon , habiendo queda-
do su Magestad Británica dueño del mar.
290 Esta relación no es muy distinta de la que los
Españoles daban : es arrogante , como lo fue la respues-
ta del Secretario Gratz á Monte-Leon : dixo , que la
acción del Almirante Binghs no debia parecer extraña,
porque ya le habia prevenido el Conde Stanop al Rey
Catholico , que si no se contenia en las hostilidades , se
lo impedirían los de la Liga , y que el atacar la Si-
cilia , era romper la neutralidad de Italia , y obrar
contra el Proyecto de los Aliados, presentando ásu Ma-
gestad Catholica , á quien se le habia dado de tiempo
tres meses para admitirle 5 con prevención, que si en
ellos no se abstenía de la Guerra , que la impediriati
los Aliados.
291 A este papel dio otra respuesta Monte. León,
y unió copla de una carta de Alberoni que le escri-
bió , en que se explicaba contra el Almirante con tér-
minos ofensivos , porque sobre llamarla acción indig-
na , y hecha con mala fe ^ decía haber recibido del
Conde Daun gruesas sumas de dinero : Que no se de-
bia defender neutralidad , ya quatro años rota por los
A US*
Tomo segundo. Año de M. DCCXFIII. 2 5 jr
iVustriacos; Que los sucesos de la Guerra , y los cicci-
dentes eran varios , y que toda humana felicidad esta-*»
ba expuesta á ellos, y qoe asi creia que el Rey Bri-
tánico , con su prudencia, y moderación, no aproba-
da lo hecho por el Almirante Bioghs.
292 No dio otra respuesta la Corte de Londres,
aunque el Cardenal Alberoni, habiéndole enviado Mon-
te-Leoa la que dio en 15. de Septiembre el Secretario
¡Gratz escribió otra carta , con términos injuriosos , y
violentos , como era su genio , y mandó al Marqués de
Monte-Leon saliese de Londres, el qual poco después
pasó al Haya , con el Marqués Berreti mostró á los Es-
tados Generales las razones del Rey Catholico , y dio
copia de las referidas cartas. El Rey de España sacó
de sus Dominios á los Cónsules Ingleses , é hizo repre--
salia de todos los efectos de aquella Nación , mandó
se armasen Corsarios, á los quales perdonó la parte
que tocaba al Real Erario de las presas , para alen-
tar los Armadores 5 lo propio hicieron los Ingleses,
el Emperador , y el Rey de Sicilia , con que se lle-
naron los mares de pyratas con daño del Comercia
de todos, y ningún útil de los Soberanos.
293 No desalentó este infausto suceso á las Tro-
pas Españolas , que estaban scfbre Mecina , donde se
habian retirado á abrir Trinchera contra la Ciudad.:la,
por tener dispuestas las Tropas al desembarco, que ios
Ingleses podian hacer ^ pero se bombardeaba la duda-
déla, y el Castillo del Salvador^ después se aplica-
ron los Sitiadores á construir las baterías , que á 10.
de Septiembre ya disparaban.Eii 1 1. se abrió otra Trin-
chera de diez cañones , detrás de la Iglesia de San-
ta Cruz , contra el Rebellín. Por la Puerta del Socor-
ro, que da al mar, recibian los Sitiados Tropas Ale-
manas., quantas el Marqués Andorno , Piamontés pe-^
. Tomo IL ■ Kk dia.
258 Comentarios de la Guerra de España.
dia ^ enviaba á Rixoics los heridos , y mudaba cory
gente fresca los cansados , por eso pudo en el Rebellin
levantar luego una Trinchera de faginas , por poder
jugar el fusil contra los trabajadores Españoles , que
formaban la paralela, que por Chta razón para pcrfi-
cionarla cosió mucha sangre. El Gobernador sacó de
la Ciuda ie'.a todos los Sicilianos , entre los quales el
Coronel Guisani, algunos Caballeros Panormitanos, y
algunos Mccine.^es, dos Capitanes, y dos Tenientes,
los envió á Calabria^
293 La noche del día doce se concluyó la para*
lela, en el diez y ocho se dio asalto al camino cubier-
to ^ no fue grande la defensa , y le ocuparon los Es-
pañoles , donde fortificados tiraron una linea por la
otra parte déla Ctudadela, que mira al mar grueso,,
por plantar una batería á la parte del Jardin , que es
la menos fuerte , y ver si se podia impedir la comuni-
cación en las Barcas de Calabria. Contra estos traba-
jadores se acercaren quairo Naves Inglesas hacienda
fuego. Sostuvieron el puesto los Españoles , y pasó con
la Caballería el Marqués de Lede : contra las Naves
dispararon las baterías del Puerto Salvo , de Puerta
Perpetusa , del Llano de las Carretas , y del Bastión
de Don Blascos , y se apartaron los Ingleses. La noche
del veinte hizo ¡a Plaza una salida , mas vigorosa fue
la del veinte y dos , en que quinientos Alemanes st acer-
caron primero con silencio á L.s Trincheras. Traían
prevención de cera , pez , y azufre , á los quales sos-
tenía un Regimiento. No lograron mas que una san»
gricnta acción , que fue dilatada ,. y favorable á ios Es-
pañoles , pjrque la mayor parte de los que salieron,,
quedaron en el Campo.
294 Al otro dia, en que estaba de Trinchera Don
Juan Carachoii, rompió el alva con muy concertada músi-
ca
Tomo segundo. Año M. DCCXFIIL 259
•ca de Oboes , Cornetas , y Trompetillas 5 esta era ar-
rogancia Española , porque á estos instrumentos siguie-
ron sesenta cañones que batían en brecha la Ciudad.
Hubo una hora de tregua que este pidió para enterrar
los dituntos. A los 2'^, ya estaba el Rebellín arruinado^
y habiéndose alojado en el Foso los Españoles, rom-
pieron los Sitiadores el segundo Puente , y se aco-
gieron á la primera retirada para batir , la qual era
precisa antes de ser dueños los Sitiadores del Rebellín,
que se atacó por mar , sobre Puentes llanos , fundados
en cubas vacids,y vigas. Esto era sumamente arriesga-
do , porque estaban en descubierto , expuestos á todas
las piezas de la Cindadela , y del Salvador.
294 La acción mas sangrienta fue la del 39. por-
■que a la media noche resolvieron los Españoles ata-
car quatro Trincheras, que habían hecho los Sitiados,
una tras de otra , á espaldas de la Cindadela , por la
parte del mar , para evitar no ser cogidos en medio en
el asalto general , estar flanqueados de las contraguar-
dias 5 por seguridad de su comunicación , y del modo
de retirarse , como también para ocupar una batería,
de seis piezas de cañón , que habían hecho los Pia-
monteses , porque no adelantasen los Españoles los
Aproches acia aquel mar , y no penetrasen al Llano
de San Raynero , y quitasen enteramente la comodi-
dad de acercarse Barcos de Calabria , de donde todas
las noches recibían los Sitiados socorros de gente , y
víveres por manos del General Vassel , que , como di-
ximos 5 estaba en Rixoles , y emanada del Conde Daun
hdbia dado una orden á los 1 500. Alemanes , que den-
tro estaban con el General Valaís , que no rindiese la
Plaza 5 aunque quisiesen los Piamonteses.
295 Seiscientos Granaderos salieron á defender es-
ta batería. Los Españoles, para cogerlos enmedio,
Kk2 co-
a 6o ComentciTíOs de ¡a Guerra de España,
coi\ Falucas desembarcarían por la (jtra pane de ellac
la acción tue viva, y prolix.i, porque unos, y otros
ibvtn si:bmini'4rando gente fresca á la pelea ^ pero
coaio los Tiidescíís ^ y Piamaiteses estaban C(»gidosea
medio de l4)s Españoles ^ padecieron mucho , y no po-
dían apenas retirarle. Al misino tiempo atacaron á lo3
Trincherones , no to-'.a> bien defendidos , porque había
muchos á que atenvier. Después pasaron tan adelante
los Españoles , que llcgiron hasta la Torre de la Lin-
terna, que está en el llano de San Raynero, entre la
Ciüdadela , y el Sah ador. Habíanse ya ocupado los
atrincheramientos, y ma¡idó el Marqués de Lede reti-
rar lüj que tanto se h. bi¿.n adelantado , porque esta-
ban entre dos fuegos. No se consiguió esto fácilmente,
porqti^" iban persiguiendo á los que se retiraban con
tan ciego valor , que cinco Granaderos Españoles si^
guicndo á los Enemigos, re metieron dentro de las puer-
tas de la Ciüdadela ; creyó esta , que seguian Tropas,
y estaba ya la Guarnición para hacer llamada ^ pero
viendo que no eran mas de cinco hombres , cerrando
la puerta los detuvieron prisioneros , á los quales en
premio de su valor , dio luego libertad el Marqués
Andorno.
296 En esta ocasión perdieron los Españoles 300^
hombres,, y algunos Oficiales : muchos mas murieron
de los Enemigos, de los quales quedaron quarenta pri-
sioneros , con un Mariscal de Campo, un Teniente
Coronel , quaíro Capitanes , y otros Subalternos , los
mas Altmancs. Al otro dia se dio una suspensión de
Armas de tres horas para enterrar los difuntos, y en
el espacio de ellas salió de la Cindadela el Marqués
de Entraides Tierines , para tratar de la rendición, que
al 30. dír Septiembre se executó , precediendo las ca-
pÍLuiacioncs , (^uc salió libre la Guarnición, que era
de
• Tomo segundo. Año M,BCCX1X: ¡261
áe 3500. hombres con sus Armas; por la Puerta de
los Griegos con Vandera desplegada , y Tambor bas-
tiente , p^ira embarcarse á Rixoles. Se entregó también
elCastüiodel Salvador , y las dos Maves^ que en el
Puerto estaban : se permitió al Conde Ricio, y á otros,
que no eran Militares , salir de la Ciudadeía para Ca-
labria , y se restituyeroa ios prisioneros de parte á
parte.
- 297' Esta victoria persuadió enteramente á los Si-
cilianos que quedarían los Españoles dueños de aquel
Reyno , que era lo que tan ardientemente deseaban*
Se celebró esta noticia con extraordinario júbilo en la
Corte del Rey Catholico , porque parecía compensaba
en parte la perdida de la Armada Naval , y hacia
inútil la victoria de los Ingleses , para el fin á-ci Car-
denal Alberoni , que con estose fortificó en su sistema,
y acaloró quanto pudo la Guerra enviando gruesas su-
mas de dinero ,. qual nunca se ha visto salir de Espa-
ña en poder de los Ministros de Italia, para socorro,
y subsistencia del Exercito de Sicilia , á donde desde
Roma , Genova , y Liorna se enviaban continuamente
Djuniciones, y Reclutas 5 pues aunque dominaban eí
rnar los Ingleses , y guardaban aquellas Costas no po-
dían en una Isla embarazar el arribo de una , ó dos
Embarcaciones , que guardando una Collada en tiempo-
favorable , se metian en un Puerto, \
298 Sin perder tiempo el Marqués de Lede , dos-
^iasdespues de la rendición de la Ciudadeía de Meci-
da , destacó para Melazo el Regimiento de Castilla^
y las Brigadas de Milán , y de Borgoña , con alguna.
Caballería , y dexando Gobernador en Mecina al Te-
niente General Don Lucas Spinola, con 20. hombres
de Guarnición , siguió con el resto de las Tropas. Ha-
bla entrado yaeniVleiaio refuerzo de Alemanes, has-
ta
2 6 2 Comentarios de la Guerra de Esparía,
13 3?. que ocupábanla Ciudad baxa , el Castillo, y
la parte de la Ciudad murada la tenían los Saboyardos,
Estaba ya de antemano bloqueada de los Españoles^
pero en la noche del 13: y 14. de Octubre desembar-
caron con el General Carrafa hasta 8'^. Alemanes^
porque aunque de la parte de Levante habia una Bate-
ría Española , que lo podía impedir ^ pero no por
Poniente, porque Melazo hace una legua de tierra de
doce millas , que forma su promontorio, aunque es muy
angosta : con que tenían comodidad los Alemanes para
(desembarcar, porque la Ciudad baxa está bañada de
dos aguas, por Poniente , y Levante. Así formaron ua
campo de 80. hombres en aquella poca tierra , dando
la derecha al mar , y la siniestra á la Plaza , dexan-
do en el centro de la linea el Convento de San Pipi-
no, á la qual defendía con gran atrincheramiento de
tierra , y fagina , de donde se podía batir el campo
Español , cuya línea abrazaba la Plaza por una , y
otra parte del mar,
299 Había el Marqués de Lede , con los Oñcia-
les Generales de un Regimiento de Caballería , llega-
do la noche del dia 14. al Campo con la Infantería
Irlandesa , dexando orden le siguiesen las Guardias
Vvalonas mas presto , que lo restante del Exercíto. Al
otro dia , que era 15. de Octubre , antes de la ama-
necer , se formaron los Aleemanes en batalla delante
de su Trinchera. Eran once Batallones , con uno de
Piamonteses , y mil Caballos : estos los mandaba el
General Conde de Vetarani , y 4 todos el General Car-
rafa. Hicieron acercar contra la siniestra de los Es^
panoles las Galfros de Ñapóles , y por la derecha al-
gunos Navios Ingleses , para molestarlos con su Ar-
tillería , y mas abaxo , dos millas lejos , habia algunas
Embarcaciones , y Falucas , fingiendo un desembarco.
Al
Tomo segundo. Año de M, DCCXIX, 263
Al Alva atacaron los Alemanes los puestos abanzados,
que estaban defendidos de varios Piquetes de Regimien-.
tos Espariolos , los quales se defendieron quanto fue
posible^ pera cargad(iS de fuerza supeiior, quedaron
todos niuertus , d prisioneros , y entre ellos el Maris-
cal de Campo Varón Zuevegen^
300 Con este buen principio atacaron la siniestra
de Ja linea , y el centro , que ocupaban los Regimien-
tos de Casuiia ^MiláiíjGuadalaxara, Aragón, y Utrec:
la defensa fue vigorosa 5 pero fue mayor el acometi-
niiento de ios Alemanes , porque venciendo con conti-*
Buauos asaltos la resk-.tencia , hicieron retirar á los Es-
pañoles , y ocuparon el terreno» Dos veces le reco-
biarun , la leicera le volvieron á perder, y penetró
la Caballé ia Alemana hasta el acampamento , con áni-
mo ue atucar por las espaldas de ia derecha la In-
fantería bspanola , niientras la Alemana atacó el flan-
co 5 peio la Cabaiieria no pudo períicionar su desig-
nio ,. porque el Regimiento de Milán se le atravesó,
y dando una descarga entera ,. oponiendo después las
bayonetas , embarazó á la Cabaiieria,.
301 A este tiempo la Iníanteria Alemana y des-
pués de haber forzado la siniestra, atacó el centra-
de 1¿4 linea ,. creyendo haber vencida á tiempo que las
Guardias Españolas , dcxando su campamento de la
siniestra , marcíiaban en cuerpo de batalla á ocupar
los puestos abanzados. Al piincipio fueron rechazados,,
y puestos en huida sus Piquetes f pero abanzaron des-
pués conia Brigada lilandesa,. para entretener el ím-
petu de los Alemanes ,, descargando la fusilería por el
flanco de sus Batallones, y dexandolos siempre á ia
derecha , para poder atacar los costados por el centro.
Dados ya los pasos convenientes de esta marcha , los
Españoles se echaron con vigor , convirtiendo las Ar-
omas,
264 Com:nf itrios de la Guerra de España»
mas, dando media vuelta , porque ya tenían cortadas
á los Enemigos , á quienes con el mayor brío atacaron
los Regimientos de Caballería Farnés , que mandaba
el Duque de Atri,elde Salamanca, los Dragones de
Vatavia,y Lusitania , aunque el terreno estaba plan-
tado de viña.
303 Dieron tres gruesas descargas los Alemanes,
que hicieron gran daño en esta Caballería , mas arro «
j:ida con la vertida sangre de muchos Oficiales , y en-
tre ellos el Duque de Atri , que quedó herido en un
brazo. Al fin, por todas paites ceñidos, los que se
habían creído vencedores, se empezaron á desordenar
de genero , que huyeron acia la Plaza , tan descom-.
puestos, que con el Alfange, y Bayoneta les hacían
huir sin resistencia , matando los Españoles , que si-
guieron hasta las puertas de la Ciudad. Defendían los
dos Batallones Alemanes los puestos abanzados , que
iiabian ocupado al principio 5 pero atacados por las
Guardias Españolas , los desampararon , y se retiraron
con tanto desorden á sus Trincheras , que abanzandose
las Guardias , á tiempo , que los primeros vencidos se
retiraban á la Ciudad , hicieron tanto fuego sobre
ellos , que muchos se vieron obligados á echarse al
mar por la izquierda de la linea Española, el qual
miserable refugio buscaron los que no estaban mas á
tiempo de entrar en la Plaza. Los mas se anegaron, ó
fueron en el agua heridos , porque los Españoles acu-
dieron á la orilla, sufriendo el fuego de las Galeras:
la Caballería Alemana , que, como diximos, no pudo
penetrar las espaldas de la línea , quedó cortada , y
asi padecía gran daño, por todas partes ceñida de
Enemigos , al quererse retirar.
• 303 Este fuerte combate duró tres horas : los Es-»
pañüks acabaron antes ia munición que traun, y cun-
clu-
Tomo segundo. Año de M. BCCXIX, 265
'cluyeron la acción con la bayoneta. Perdieron los
Alemanes 39. Infantes , y de 300. Caballos de los Sa-
boyardos, que salieron, ni uno volvió á la Plaza. Que-
daron 1 9. prisioneros , entre ellos el Conde Veterani,
con 58. Oficiales: perdieron dos Vanderas y muchos
Estandartes. De los Españoles murieron 1050. hombres
y 150. quedaron al principio prisioneros. Hallóse en
el mayor fuego de guerra el Marqués de Lede, á cuyo
lado hirieron gravemente en el costado á su hermano
el Caballero de Lede. Se portaron con gran valor Don
Joseph de Armendariz y el Conde de Glimes ^ los
Mariscales de Campo D. Gerónimo de Solís , el Con-
de de Roydenille , el Señor de Rebes 5 los Coroneles
D. Francisco de Evoli , D. Francisco Miguel Coeyo,
D. Manuel de Sada , D. Joseph Almazán , que que-
dó mortalmente herido , con su Teniente Coronel y
Sargento Mayor , y aun el Coronel D. Francisco
Doetiguen , que también recibió una herida mortal^
D. Lucas Patino , Coronel del Regimiento de Iberniaj
que como mas antiguo mandaba la Brigada Irlandesa,
que con su Teniente Coronel y tres Capitanes que-
daron heridos. El Duque de Atri , que sacó como sd
ha dicho , una herida en un brazo.
• 304 De los Alemanes quedaron en el campo Espa-
ñol heridos mortalmente los Capitanes Laudreti , He-
vi y Berri , de los Regimientos de Salazo Toldo y
Walte 5 y prisioneros el General Conde Veterani,
como se ha dicho , los Capitanes Bracial , Fitegeral,
Gramont , Kulkel , de los Regimientos de Tiste , Sta-
rembergh , Lorena y Vessél , y el Sargento Mayor
Varol , con diez Tenientes.
303 Esta victoria poco esperada de la arrogancia
Alemana , añadió brio , y puso en gran crédito á los
Españoles , porque era ia primera acción en Siciliay
Tom. 11. Ll cia-
•2 66 Comentarios de la Guerra de España,
clara , y en campaña. Quejóse mucho con el Gcncrat
Carrafa de esta pérdida el Conde Daun ^ fue la res-
puesta , que no eran aquellos mismos Españoles los que
él habia vencido en Gacta. Luego que acabó la Acción
llegaron al campo las Guardias Walonas, la Briga-
da de Saboya y otros cuerpos de Infantería, Caba-
llería y Dragones^ que si hubiesen dos horas antes
llegado, se perderían 89. Alemanes , que combatieron
contra 69. Españoles , que eran los que estaban en el
bloqueo de la Plaza , y los Cuerpos que primero se
destacaron de Meeina , á los quales se añadieron los
que iraxo consigo , como se ha referido , el Marqués de
Lede.
,906 Acabó de llegar el Excrcito Español delante
de sus Trincheras , y fortificó las suyas el Alemán,
enviando mas gente, que por tierra pasaba á Calabria,
destacada de Ungria* Poco satisfecho Daun del Ge-
neral Carrafa , le sacó de Melazo , y envió al Gene-
ral Zumiunghen , porque la guerra de Sicilia la habia
puesto el Emperador á cargo del Virey de Ñapóles,
de donde llegaban continuados socorros de viveres y
dinero. Tanta gente cargó en aquella tierra, que no pu-
diendo subsistir la Caballería , se volvió á Ñapóles^
y como ya entraba el invierno , padecían muchas bor-
rascas las embarcaciones destinadas á Melazo , y aun
lardaban, de lo que se podian temer llegar las pro-
visiones, lo que puso al Exercito Alemán en suma cons-
ternación y falta de lo necesario f pero se habían tan
fuertemente atrincherado , que desconfió el Marqués de
Ledc de poder atacar en sus formas la Plaza , antes
de romper las Trincheras enemigas , cuya empresa le
persuadían muchos de los Oficíales Generales^ y llegó
á tanto la variedad de dictámenes , que ya le acusa-
ban de fíoxo é irresoluto.
Co-
Tomo segundo. Año de M.BCCXFITL 26^
307" Como creció el número de Alemanes de Me-
lazo de 1 69. Infantes y 2 9. Caballos , hicieron los Es-
pañoles linea de contravalacion , en la que el Ingenie-
ro Mayor, Teniente General Verboon consumió sumas
inmensas de dinero, cuya falta alguna vez se hacía
sentir en el Exercito , porque todo habia de pasar por
Letras de Italia , y no había Bancos que sufriesen estas
remesas 5 por lo qual se aventuraron gruesos caudales
en Falucas y barcos desarmados
308 Manteníase bloqueada de la Caballería Espa-
ñola Siracusa , donde estuvo el Conde Mafey , hasta
que llegase el Barón S. Remi , á quien envió el Rey
de Sicilia para mantener las Plazas á orden suya,
hasta que viese si podía en Viena y Londres sacar al-
go mas que el Reyno de Cerdeña por equivalente de
Sicilia 5 pero viendo que aún le podía faltar lo que le
ofrecían , si no adhería luego á la Triple Alianza,
vino forzado en ella , y admitió á Cerdeña , Rey de
la qual fue reconocido en Viena á 5. de Noviembre,
y cedió la Sicilia , de la qual hizo Virey el Empera-
dor al Duque de Moníe-Leon 5 mas para satisfacerse
con este acto positivo de dominio, que porque pudiese
tener tan pronto efecto, no poseyendo en ella mas que
tres Plazas Marítimas , quando toda la Isla estaba por
los Españoles , que habían agregado á su Caballería
la mas escogida de la del País , y se servían de ella,
para guardar muchos pasos , y ayudar al bloqueo de
Siracusa y Trápana , y aun correr las Marinas, des-
de Melazo á Mecina , donde D. Lucas Espinóla las
hizo reparar luego las brechas , y las puso en estado
de defensa.
309 Aunque hizo celebrar mucho en Madrid el
Cardenal Alberoni la feliz y ventajosa acción de Me-
lazo ^ por las disposiciones de aquellas Trincheras y
Ll 2 va-
268 Comentarios de ¡a Guerra de España,
varios avisos , conoció , que la guerra de Sicilia iba
larga, y que era obra de muchos años, porque el Em-
perador reforzaba cada dia su Exercito, y el del Rey
Católico se disminuía ; por eso ordenó al Marqués de
Ledc conservar mucho aquellas Tropas , y no entrar
en acción general voluntariamente , sino en caso preci-
so , y de asaltar las Trincheras de Melaza, si pare-
cía conveniente. El Duque de Orleans , que ya habia
hecho el systema de estrechar la amistad con Inglater-
ra y el Emperador , no solo contribuía con caudales,
pero prohibió á los Franceses el servicio de España,
tanto por mar , como por tierra , llamando á todos
con un edicto , y previno Almacenes en los fines de
[Navarra y Cataluña , arrimando algunas Tropas con
manifiesta deliberación de atacar los Reynos de Es-
paña.
310 Muchos creían, y aun los mismos Franceses,
que esto era una engañosa apariencia, para satisfacer
á sus Aliados , pero ya obraba el Duque de veras y
con animosidad contra el Rey Phelipe , dando á en-
tender al Consejo de la Regencia y á los Principes
de la Sangre , que esto era por su propio bien , y por-
que tuviese los Estados de Parma y Toscana , como
en el Tratado de la quatriple Alianza se le ofrecían.
La' verdad era estar picado, de que el Cardenal Al-
beroni le quería sublevar los Pueblos , y quitarle la
Regencia , y aun al Rey de su poder, y ponerle como
decia el Cardenal, en seguro, desconfiando del Du-
que. No faltaban en Francia hombres de todas esfe-
ras , que asi lo entendían , y por medio del Príncipe
de Chelamar trataba una conjura contra el Duque ^ no
contra el Rey , ni el Reyno. Los sugetos que entraban
en ella no nos consta con evidencia , porque este se^
creto , solo le tenia Alberoni y Chelamar.
Ha-
Tomo segundo. Año de M. 'DCCXVIU, 1 6g
'311 Hallábase en París D.Vicente Portocarrero,
hermano del Conde de Montijo , que pasaba á Madrid,
y de él se valió Chelamar, como persona de la mayor
confianza , para poner unos pliegos en manos de Al-
beroni. La seguridad de la ocasión y lo prolixo de su
escritura , hizo que Chelamar no la velase con la ci-
fra. Alguna espía en la propia Secretaría del Emba^
xador , ó los recelos del Duque , que eran los mas vi'
guantes , hicieron creer , que llevaba consigo Porto-
carrero papeles de importancia , y en Potiers asaltado
de una manga de Soldados en una posada , dentro de
su propia cama , fue despojado de todos sus papeles
y de los pliegos que el Embaxador le había entrega-
do 5 al qual 5 aunque le dieron esperanzas de resti-
tuírselos ^ y el Señor Blane , uno de los Secretarios de
Estado 5 le llamó para eso , le conduxo después con
gente armada á la casa de su habitación, le arrestó en
ella con Guardias de vista , y buscando todos los re-
tretes , encargó y selló todos los papeles de Oficio y
ios que dexaron el Duque de Alba y el Marqués de
Casteldosrius.
312 En una representación por escrito de 10. de
Diciembre se quejó con el Rey CHristianisimo alta-
mente el Principe de Chelamar , de que se había con
él dos veces violado el Derecho de las Gentes en la
intercepción de sus cartas y en el arresto de su perso-»
na y Secretario , con el embargo de los papeles. Pon-
deró la ofensa como injusta y extraña , y confesó en-
viaba al Rey su Amo algunos proyectos de personas
afectas al Rey Christíanisimo y al Reyno , y sin poner
en execucion su contenido , sino dando esta noticia al
Rey Católico.
313 El mismo Duque de Orleans, contra quien to-
do esto se ponderaba, era el que recibía esta Repre-
sen-
2 jro Cowevfarhs de la Guerra de España.
scntacion , y dclibcrah¿i sobre ella , por la ninez del
Rey , y asi hizo poco efecto. Sus papeles quedaron em-
bargados : Los Privilegios que Portocarrero llevaba,
nunca se restituyeron^ y en 12. de Diciembre se le
dio orden , que al otro día saliese quarenta leguas
de la Corte , hasta que llegase la del Soberano. Asi
lo executó 5 y se quedó en Blois. Como el Regente
habia participado á todos los Ministros extrangeros
esta resolución, diciendo era el Principe de Chela-
mar motor y principal instrumento de una conj:jra
contra el Rey y el Reyno , aquel escribió también á
los mismos 5 no habia hecho mas que participar á su
Amo un proyecto de hombres zelantes y apasiona-
dos del Rey , para librar el Reyno del despótico y
tyrano dominio del Regente 5 este hizo imprimir dos
cartas del Embaxador , dirigidas á Alberoni en el plie-
go , que interceptó á D. Vicente Portocarrero, en que
se leian cláusulas , que manifestaban la conjura , aun-
que no declarando á punto fixo el objeto de ella, por-
que le decia , que si era menester dar fuego á la mina y
llegar á los hierros , era preciso anticiparse antes que
tomasen mas cuerpo los abusos y el poder. Citaban
las cartas otras ya escritas sobre el mismo asunto, y
notadas con unas letras ó números, las memorias que
incluían , las quales no imprimió , ni sacó á luz el
Regente.
314 Es constante , que esta conjura o designio,
no era contra el Rey ni el Estado , solo se endere-
zaba á juntar Cortes Generales , y á minorar la auto-
ridad del Duque de Orleans, ó quitársela enteramen-
te. Habia ya descubierto esta intención el Rey Cató-
lico en una carta , que desde 3. de Septiembre es-
cribió al Key su subrino , y la mandó entregar por
su Embaxador en París, en que se quejaba de la alian-
za
Tomo segundo. Año de M, BCCXFIIL 2^1
¿a de Francia con sa mayor enemigo , que era el Em-
perador, y que algunos, prevaliéndose de su menor
edad , querían con violencia aumentar sus propios in-
tereses ^ daba á conocer los perjuicios de esta guerra,
que la Francia movia contra un Principe de la pro-
pia Casa Real ^ y en fin, aunque no nombraba al Re-
gente , todas las flechas se enderezaban á este blanco.
315 Otra, casi del mismo tenor, escribió á todos
los Parlamentos de la Francia en quatro de Septiembre
é hizo imprimir un Manifiesto á seis del mismo mes,
dirigido á los Estados Generales de aquel Reyno , de
los quales se declaraba Protector , y ponia patentes
las razones de minorar la autoridad del Daque , y los
riesgos que ésta amenazaba. Después se imprimió en
España una Instancia , ó Súplica de los Estados Gene-
rales de Francia, como implorando la protección, y
la fuerza del Rey Phelipe para librarlos, como decía,
de un violento despotismo del Regente. A nueve de
Noviembre hizo el mismo Rey una declaración muy
resentida de la guerra , que se le movia , y muy lle-
na de amor y compasión por la Nación Francesa^
por lo qual , aunque se le hiciesen hostilidades, per-
mitía todavía el comercio , y ser tratados los Fran-
ceses , como Españoles , dándoles un año de tiempo
para retirar sus efectos á los que quisiesen salirse de
sus Reynos, con libertad de quedar en ellos sin ser
molestados.
316 Después hizo otra declaración en veinte y cinco
de Diciembre , en que firmaba no creía que los France-
ses , por pretexto alguno tomasen contra su Persona y
Reyno las armas , después de haber derramado los teso-
ros de su sangre y caudales para socorrerle y man-
tenerle en el Trono. Todos estos violentos pasos é in-
consideradas Escrituras que disponía y mandaba pu-
bli^
'2*^2 Comentarios de la Guerra de "España.
blicar Albcroni , no tuvieron mas efecto , que irritar
mas al Regente , perseverar en su systema , y determi-
nar la guerra contra la España, y tanta fuerza ó li-
bertad dio á su ira, que mandó prender á muchos de
los que creía , ó le constaba eran parciales del Rey
Católico , y autores de la ideada sublevación de los
Pueblos contra su persona , porque no ignoraba no ser
contra el Rey ; pero este nombre le servia para ho-
nestar sus resoluciones. Prendió al Duque de Humena,
hijo natural del Rey Luis XIV. , y á su muger y á
otros. Con muchos no se atrevió , porque era conci-
liarse enemiga toda la Francia.
2 17" Nunca creyó la España, ni el mundo, ni
sus propios enemigos , que tendría antes de la paz ge-
neral aliada contra sí la Francia , que era la que lle-
vó todo el empeño de mantener al Rey Phelipe en el
Trono , y tanto por eso habia padecido ^ y asi se re-
novaron los odios contra los Franceses , aunque el
Cardenal Alberoni se lisonjeaba , que nadie tomarla las
armas contra el Rey Phelipe 5 y que al verle , se pa-
sarían á su Partido. Por eso tuvo idea de hacer entrar
al Rey armado en la Cataluña de Francia , quedán-
dose en la raya , como llamando á los Franceses ^ pero
tenia bien pagadas y contentas las Tropas el Du-
que Regente , y esparcía , que quería el Cardenal
mandar ambas Monarquías , y venir á Francia , Tutor
de su Rey Luis XV. en nombre del Rey Phelipe, á quien
creía pertenecerle la Regencia , como primer Principe
de la Sangre. Estas reflexiones inspiraba también en sus
Aliados , para que temiesen mas á la España, que con
el pretexto de la Tutela , quería unir ambos Reynos:
lo que Albcroni pensaba no lo podemos saber, porque
tin hombre tan reservado no expondría manifiesta su
idea ^ pero es constante , que aspiraba , por medio
de
Tomo segundo, Ano de M, WCXFIIl í? ^^3
déla intentada sublevación, á hacer elegir Curador del
Rey de Francia , al de España. '
318 En este año parió la Reyna Catholíca en 13. de
Marzo una Infanta , á quien se la dio por nombre Maria
Ana. El Rey padeció recelos de principios de hydrope-
sia , no sin una profunda tristeza , y su aprehensión la
daba á los Vasallos. Se resolvió por eso á hacer Testa-
mento ; si voluntariamente , ó inducido de Alberoni,
es secreto muy obscuro 5 cierto es , que dexaba Curado-
ra á la Reyna , con solo el consejo , y dictamen del
Cardenal Alberoni , mientras duraba la menor edad del
Principe de Asturias. Los Españoles padecieron el des-
consuelo mayor , no solo porque ya concibieron el grave
peligro en la salud del Rey ^ pero por ver , que en qual-
quier funesto accidente ^ rio se libraban del violento go-
bierno del Cardenal.
3 1 9 Hubo en Madrid , con el mayor secreto , algu-
nas secretas conferencias entre los primeros Magnates:
y Dios con mejorar la salud del Rey , libró la España
de la intestina inquietud , que la amenazaba. Quanto era
de su parte la fomentaba el Duque de Sant-Agnan, Em-
baxador de Francia. El Marqués de Nancre , ya mucho
tiempo , habia sido llamado á París , aunque Sant-An-
nan se habia desparecido, dilataba el salir de la Cor-
te , hasta que Alberoni , mal satisfecho de lo que aquel
censuraba su conducta j le hizo dar orden saliese lue-
go de España,
320 La noche del dia i o. de Diciembre murió en ías
trincheras , que habia levantado contra Federico Alá, en
Noruega, Carlos XII. Rey deSuecia , herido de una ba-
la de Sacre, que disparaban del castillo , mientras de
éste con fuegos artificiales, querían descubrir los apro-
ches Suadeses. Esta improvisa muerte desconcertó , en
parte 3 las medidas del Cardenal Alberoni : Ofrecia-
Tom. IL Mm le
274 Comentarlos de la Guerra de España»
le este socorro, si movia el Sueco la guerra en Ale-
mania , como la tenia ideada al principio de la otra
campaña. En efecto se hallaron en los papeles del Va-
ron Ghcrtz , su primer Ministro (que fue después dego-
llado en Stokolmo ) un Tratado ajustado con el Señor
de Osternan , Plenipotenciario del Czar , donde queda-
ron de acuerdo , que este pasaría , con un Exercito de
8o9. hombres , contra Polonia , para volver á entroni-
zar al Rey Stanislao, y que baxaria á Alemania con un
Exercito de quarenta mil. El Sueco y sustentando este
empeño, contra qualquier Principe, que quisiese opo-
nérsele^ y que acabada esta empresa, le ayudarla, el
Czar, contra el Duque de Hannover, á recobrar los
Estados de Bremén , y Verdén , y mantener las ar-
mas contra la Inglaterra , si ésta usaba de su po-
der.
321 Alberoni tenía ofrecido al Sueco socorros , (co*
mo diximos) y no habia perdido las esperanzas, que en
caso de ver el Othomano , que se mezclaba el Empera-
dor en esta guerra , moverla él, para recobrar lo per-
dido en Ungria f porque Ragotzi no estaba desesperan-
zado de obtener de la Puerta Othomana volver á mover
las armas , aun en tan reciente paz. Todas estas ideas
se le desvanecieron al Cardenal j pero no su firmeza de
ánimo»
322 La Emperatriz en 1 3. de Mayo dio á lirz á ía
Archiduquesa María Teresa, mal compensada con una
hembra la pérdida del hijo , que el pasado año habia
parido , lo que puso en suma tristeza , y aprehensión
la Corte ^ porque ver al Emperador , después de tan-
tos años de casado , sin succesion varonil , sucitaba al-
gunos disgustos en los Principes del Imperio , perjudi-
ciales á la autoridad , y quietud del Emperador , que
nada afíoxando de sus magnificas ideas , proseguía en
te-
Tomo segundo. Año de M. VCCXFIIL 2 j^ 5
texer á la Italia los grillos , alojando sus tropas en los
Estados de los Principes de ella , y fatigando el dominio
de la Iglesia con tránsitos continuos de soldados para
Ñapóles, arrepentido de las que había hecho pasar por
mar , que le costaba mucho , y perdió en una borrasca
algunas,
323 Eran inútiles los lamentos del Pontífice , porque
los Oficiales Alemanes daban la mayor libertad á su gen"
te , pareciendoles ser prerrogativa de la mucha autori-
dad la licencia , y el desacato. No se atrevía el Gobier-
no de Roma , ní á quejarse por no dar mayor ocasión á
la insolencia , que adelantaban los mismos Cardenales
parciales del Emperador , para manifestársele obsequio-
sos, y no eran pocos. Uno mas tuvo este año de su par-
tido, porque el Cardenal Francisco Judice, á quien el
Rey Catholico habia hecho baxar sus armas, puso las
del Emperador , y se declaró de su partido , sacando un
Manifiesta , en que pretendía justificarse , y daba entre
otras razones, que siendo el Neyno de Ñapóles (de don-
de era natural) del Emperador , y habiéndole despedido
de su servicio el Rey Catholico , y embargado sin moti-
vo Jas rentas del Arzobispado de Monreal, que tenia en
Sicilia , estaba en su libertad, y que debia seguir el par-
tido de los Napolitanos. Esto lo juzgó el mundo varia-
mente , como todas las demás cosas , en que entra usur-
pándole el oficio de Juez, el afecto , el genio, y la pasión.
Mm 2 ANO
2jr6 Comentarios de la Guerra de Esparia.
AÑO DE M. DCCXIX.
3^4 /^í^ecia cada dia la mala satisfacción entre las
V.^ dos Cortes de España , y Francia : mantC'
nia esta desunión el Cardenal Alberoni , que se consi-
deraba muy en desgracia del Duque de Orleans , y lo ven-
dia al Rey Catholico por servicio : habia hecho ya va-
nidad de la ostentación , de genero , que obligó , ha-
biendo ya declarado la Inglaterra á España la Guerra, á
que la declarase formalmente la Francia en 9. de Ene-
ro, y el dia antes se habia publicado en París un Ma-
nifiesto , en que se daban las razones de mover las Ar-
mas contra el Rey Catholico , decia : Que aunque los
Soberanos no están obligados á dar quenta mas que á
Dios de sus operaciones ^ pero que quando importa á
su gloria , ó la tranquilidad pública , es bien informar
al mundo de su justicia : Que habia tomado esta empre>
sa por el propio bien de la España : Que no cono-
cia sus actuales intereses , y era preciso mantenerla,
sin imputar esta infracción de Tratados á la religiosi-
dad del Rey Fhelipe , sino al considerado empeño de
sus Ministros : Que esto era manejar los intereses de la
España que tanto á la Francia la costaban, que se vio
esta en términos de volverá llamar á París al Rey Phe-
lipe , si no hubiese tenido la providencia ocultos reme-
dios ^ bien , que en la Paz de Uirech, tratando de los
intereses del Emperador , y la España , no se hiciesen
mas , que ajustes provisionales , y no decisivos ^ por-
que el Emperador no habia concurrido á nada, ni que-
ría admitir reconciliación con la España , aun después
de
Tomo segundo. Año de M, BCCXIX. 1*2*?
3e la perdida de Landau , y Friburgh , y los Tratados
de Rastad , y Vada , que eran los que tanto desea-
ba Luis XIV. y los hizo proponer al Conde de
Gros , y al Principe Eugenio , enviando particu-
larmente para eso al Conde de Luch á Viena : Que
el Rey Catholico habia escrito en 16. de Mayo del
año 13. á su Abuelo , que no podia durarla paz , si
no le reconocía Rey de España el Archiduque^ y que
en otra de 31. de Enero del año de 14. escribia, que
habia renunciado á Flandes , Ñapóles , y Milán á la
Casa de Austria \ Sicilia al Duque de Saboya \ Gibral-
tar , y Menorca á los Ingleses : Que estaba pronto
á ceder lo de Cerdeña al Duque de Baviera^ y que asi
debia el Archique conocerle Soberano de lo que de
la Monarquía le quedaba : Que entonces era claro,
que el Rey Catholico se contentaba de ella , asi des-
membrada, y que lo propio debiera ahora hacer: Que
la España habia querido turbar su Estado con secre-
tas conjuraciones ; Que para asegurarse de ellas , ha-
bia sido precisado consentir á una Alianza , no solo
perjudicial á la España , pero útil , porque se le presen-
taba un ajuste , en que ganaba mas de lo que podia es-
perar, y nada perdía de lo que creyó poseer : Que pa-
ra peficionar esto , eran precisas las armas después de
avisado del rigor de ellas el Rey Catholico, y aun da-
dole á ver la utilidad de las proposiciones 5 siendo
una de ellas , que el Christianisimo alcanzarla para el
'Rey de España á Gibralíar : Que todas hablan sido
despreciadas , creyendo , que ir contra la Neutra-
lidad de Italia , y Sicilia , no era de quenta de los
Aliados.
325 El Rey Catholico mandó publicar otro Mani-
fiesto en 19. de Febrero , dando los motivos por qué no
habia admitido el Trato de la Quadruple Alianza. De-
cía,
2^8 Comentarios de la Guerra de España,
cia , estar ya rescindido el contrato de la NeutralÜad
de Italia , porque le habia violado muchas veces el Em-
perador: Que también lo estaba la cesión de Sicilia,
porque nada habia observado de sus pactos el Duque de
Saboya : Que se le habia propuesto un tratado por
unos Principes, que pretendian dar la ley á toda la Eu-
ropa con modo tan imperioso , como quitando la sobe-
ranía á quien Dios la habia concedido : Quejábase de
la Inglaterra después de haberla prometido tanto bene-
ficio en el comercio, de la que llamaba traycion de Bin-
ghs , y mala fe : Ponderaba la ambición de la Casa
de Austria , y la interesada amistad con el Rey Jorge.
En fin , con quien mas se ensangrentaba era contra el
Regente.
326 Estos papeles, y otro que sirvió á Alberonl eti
su defensa , tirando una impropia linea de comparación
entre él , y el Regente, tocante al Ministerio , con pa-
labras in'mriosas , y ofensivas contra el Duque , exalto
su ira al graio mas superior , y fundando una personal
enemistad contra Alberoni , avivó las artes , y la guer-
ra. Determinó hacerla contra Cataluña , y la Navar-
ra , y se enderezaron tropas á la Guienna , mientras
baxaba el Duque Bervich, que aunque estaba en Pa-
rís , porque no se habia resuelto la empresa , hubo so-
bre eso una Junta de Guerra , en que concurrieron los
mas experimentados, sino los mas lisonjeros. La volun-
tad del Duque de Bervich , hizo confirmar al de Or-
leans , sin que le hiciese fuerza ser Bervich Duque de
Lyria en España , Grande de primera cía e , y tener
á su Hijo Primogénito ca.^ado con la hermana del Du-
que de Veraguas ^ cierto es , que de mala gana tomó
este encargo , y restituyó el Toyson al Rey Catho-
lico, que no le quiso ^ pero dependia enteramente de I3
Francia , á quien debía ?u ser, y aunque no fue de dic-
ta-
Tctno segundo. Año de M, DCCXIX, i>^(^
tatren de atacar á Fuente-Rabia , ese fue el del Duquede
Orleans , por mas fácil , porque le abria el camino á la
Vizcaya , cuyos Puertos podia ocupar , y después hacer
al Rey Caíholico la amenaza de entregarlos á los Igleses,
que con esta intención ofrecieron concurrir á esta guer-
ra enviando una Esquadra á los Pasages.
327' El Duque Regente , para ser arbitro de elía,
no quiso que le ayudasen los Ingleses , se quedó de
acuerdo, en que ellos atacarían otra parte de España.
Alberoni , que nada dexaba de penetrar , viendo frus-
tradas las esperanzas de la guerra del Norte en la Ale-
inania con la muerte del Rey de Suecia , y que ios ofre-
cimientos de Ragoizi eran aéreos, aunque embarazado
en la peligrosa , y difícil guerra de Sicilia , discurrió in-
troducirla en Escocia : no sabia por donde empezar tan
gran maquina , y se dio el caso , que ó cansado el Pon-
tífice de tener en sus Estados al Rey Jacobo de Ingla-
terra , ó interesándose por él , insinuó al Rey Catholi-
co,por medio del Cardenal Aquaviva^ y escribiendo
al Padre Daubatcn, que sería dar fuertes zelos,y algu-
ra diversión á los Ingieres el llamar á España á Jaco-
bo; el Cardenal Alberoni abrazó esta oportunidad, co»
mo era amigo de empresas ruidosas , quiso que antes de
pasar este Principe fe le enviase un Confidente suyo, con
quien tratar el modo , como dar mas que zelos al Rey
Jorge.
328 El Rey Jacobo mandó al Duque de Ormond,
que estaba en Francia , que pasase á Madrid. Execu-
tólo luego, lo que dio en rostro á los Ingleses , y Olan-
deses , y aun estos se quejaron con el Rey Phelipe , di-
ciendo, podia irritar mas tan gran demostración al Rey
de la Gran Bretaña , y aun hacer tomar otras medidas
á los Estados Generales. Alberoni desmentia con fal-
sas expresiones su idea , asegurando , que solo huia Or-
mond
2 8o Comentarios de ¡a Guerra de Esparía.
tnond de la Francia , porque sabia lo quería prender el
Regente , y que se habia refugiado en España , pero no
entrado en la Corte : Que las de Londres , y París usaban
del artificio de estas quejas para acumular mayores cri-
mines á los Ministros del Rey Catholico, Mientras esto
decia Alberoni á los Ministros Españoles , que servian
en las Cortes Estrangeras, para que lo publicasen , pre-
venía un formidable armamento en Cádiz, y en los Puer-»
tos de la Galicia, deteniendo naves para transporte, y pa««
sando Armas de Vizcaya, y Barcelona. El pretexto era
el mejor , porque se habían embarcado con cantidad de
Tropas Alemanas en S. Pedro de Arenas para Melazo^
y como se mantenían atrincherados ambos Exercitos;
sin osar atacarse unos á otros , creía el mundo ( y lo
creían los Aliados ) que enviaba este socorro á los su-
yos el Rey Catholico.
339 Algo empezaron á dudar quando vieron , que
en 8. de Febrero desapareció el Rey Jacobo de Roma.
Envió algunos de los suyos , con apariencia de su pro-
pia persona , por Bolonia al Estado de Milán, para
Francia : otros envió por el camino de Genova ^ pe-
ro el Rey en una Corbeta Francesa , prevenida en Nep-
tuno secretamente del Cardenal Aquaviva , pasó á Es-
paña , y fue recibido del Rey Catholico con las mayo-
res demostraciones de amistad , y atención , y magní-
ficamente regalado. Esto hizo desvanecer la opinión , de
que estaba preso en Milán , porque en Voguera habiati
arrestado dos de aquellos criados suyos ,que de industria
hablaban con mysterio, con lo qual creyeron tener en
las manos al Rey. Asi lo participaron aquellos Minis-
tros á Viena , y á París , y Milord Stairs á Inglaterra:
asi lo habia participado D. Francisco Colmenero , Go-
bernador del Castillo de Milán, al Enviado de Ingla-
terra , que residía en Genova , y este á su Corte 5 pero
bur-»
Temo segundo. Año de M. DCCXIX. 281
burló á todos la bella disposición de este viage , sobre
lo qual exclamó con palabras violentas el Conde de Ca-
dogán en el Haya , dando á conocer el artificioso en-
gaño de los Españoles ^ y que el Rey Católico, quan-
do fingia querer la paz , encendia la guerra 5 mostró
un género de Manifiesto , que salió en Escocia, firmado
del Rey Phelipe en 24. de Febrero , en que decía
emplearla todas sus fuerzas , para restituir al Trono al
Rey Jacobo.
330 Este papel fue apócrifo, le inventaron los Par<
cíales de la Casa Stuarda, para mover los Pueblos, y
esperanzar los de su Partido , previniéndolos á tomar
las armas , porque no faltaba en Escocia quien sabía
el secreto , ó por lo menos no ignoraban haber pasa-
do el Duque de Ormond á España 5 y al que espera,
cada pequeño incendio le propone abultado su deseo.
El Cardenal Alberoni , despreciando los riesgos , que
esta empresa tenia , hizo que Ormod partiese de Bilbao
á la Coruña , donde se hablan de unir las Naves que
salieron de Cádiz , que eran dos de Guerra de sesen-
ta cañones , y una Fragata de veinte , mandadas por
P, Baltasar de Guevara , que escoltaba los basti-
mentos de transporte, en que había 58. hombres, can-
tidad grande de municiones y 30^. fusiles. Iban en
ellos cinco Ingleses del Partido Jacobita , hombres de
distinción, disfrazados, y estas veinte y quairo velas
salieron de Cádiz á 10, de Marzo,
331 Prevenido de antemano el Rey Jorge , sacó
un Tallón , diciendo , que Jayme Budlet , Duque de
Ormod , se habia embarcado en España para suble-
var la Irlanda , y que ofrecía io9. libras sterlinas al
que le cogiese vivo ó muerto. Esto previno los áni-
mos de los traydores y los leales. Esta Esquadra de
España estaba en trozos dirigida á varias partes ; mil
Tomo 11, Na hom-
282 Comentarios de la Guerra de Espand
hombres , los mas. Irlandeses Católicos , llegaron á Es-
cocia , á Polclum , Garoloch y Kintail , con los Mi-
lordes Mariscal Scafort y Tullibardina , desembar-
cando en aquella Playa los dias 16. y i^. de Abril.
Traian 3^. fusiles para armar pay sanos , aderezos para
500. caballos y municiones. Ocho dias después pasó á
Bracaam Scafurt , de donde habia escrito cartas circu-
lares á sus amigos y vasallos , para venir armados á
asistirle , y á la Ciudad de Imurnesa , para que fuese
sin contradicion recibido. Estos hombres ocuparoa
vjnos Castillos de poca entidad y algunos puestos,
agregándoseles hasta 2 9. paysanos , número infinita-
mente menor al que esperaban.
332 No se les declararon mas del Partido del Rey
Jaccbo , no porque dexaba de haberlos , porque la no-
ta que en Madrid presentaron de los que les aguarda-
ban, llamándolos con solicitud, era mas numerosa, y
de personas de distinción , que no nombramos , porque
lu vieron la fortuna de no ser descubiertos , y es faeil
que se abultase este número para determinar el ánimo
del Rey Católico á la empresa, hecha tumultuaria-
mente y con poca reflexa deAlberoni, porque eran
pocas Tropas las que envió , para m.aniener una guer-
ra civil contra un Rey, bien armado, y á quien se
dispusieron á socorrer lücgo sus Aliados, y la Olanda,
de donde marcharon 2 9. hom.bres , uniéndose en los
Puertos de Francia todas las Naves de transporte,
posibles para embarcar quatro á cinco mil hombre?,
perqué marchaban acia Osíende seis batallones del
•Emi erador , y eí Duque de Orleans hacía prevenir en
Brcit una Esquadra de Naves de Guerra , para unir**
56 á la de Inglaterra , que mandaba el Almirante
Norris,
333 Estos socorros debían estar previstos de Al-
be-
Tomo segundo. Año de M, BCCXVIIL 283
beroni 5 pues aunque soío pretendiese turbar la quie-
tud del Rey Jorge, y empeñar en nuevos gastos sus
Aliados 5 envió tan poca gente , que no podia maite-
ner viva la rebelión 5 marcharon luego Tropas Ingle-
sas para defender la Escocia , navegando acia Caitnes,
con ánimo de introducir la sedición en Sonter Lan i,
después de ocupar el Castillo de Dumrobin. Los Mi-
nistros Reales , invigilando sobre aquel Reyno , encon-
traron en Korke, en un soterraneo de una casa, can-
tidad de fusiles y alfanges , que debían servir á los
Sublevados. Pocos se agregaron al MilordTullibar dina»
acampado contra el Fuerte Kingraíl , que ocuparon y
guarnecieron con sesenta hombres. Estaban en estas
Costas con dos Navios del Rey el Capitán Voyle , y
uniendo algunas Naves Mercantiles con gente , se
acercó al Castillo , que está á la orilla del mar , y
como éste se defendía , acercó sus Naves el inglés.
Con el favor de la noche batió el Castillo , echó en
Lanchas su gente á tierra , y le atacó , y resistióse
la guarnición con valor , pero estando dos millas le-
jos el campo de Tullibardina , no pudo ser socorrido,
porque los Rebeldes , en las tinieblas de la noche no
se atrevieron á moverse de la Trinchera que habían
levantado , creyendo , que aquella guerra era fingida
de Tropas del Rey, para que desampararen su cam-
po. Al fin se rindió el Castillo donde teman los Suble-
vados quatrocientos barriles de pólvora , municiones y
harina de repuesto 5 todo y la Fortaleza quemaron los
Ingleses , y se volvieron á embarcar. . . ;
334 Los Rebeldes para moverse aguardaban las
noticias , en que hablan cometido con el Duque de Or-
mond, de la sublevación de Inglaterra é irlanda, por-
que en ambos Reynós habían de hacer el deseiibarco
los Españoles j como si fuesen treinta mil. Estt) man»»
Mn 2 íe~
284 Comentarios de la Guerra de España,
tenia en innaccion á los Escoceses del Partido Jacobi-
ta. Un Navio Español , con otro Patache de transpor-
te , echó gente á tierra en la parte Septentrional de
la Escocia, á tomar lengua, si sabian algo del Du-
que de Ormoni , y no pudiendo lograr noticia vol-
vieron á embarcarse. Salió el Almirante Norris con
diez Naves buscando la Esqiíadra Española , que en el
Cabo de Finis-Terrag padeció tan fueriosa borrasca por
doce dias , que se separó toda , echando los Caballos
al Mar 5 muchas Naves de transporte naufragaron,
quatro entraron en Lisboa , ocho en Cádiz , diez y
ocho en los Puertos de Galicia , donde se salvaron
fracasados tres Navios de Guerra ^ de los de transpor-
te pocos pudieron servir.
335 El Rey Católico pagó las que no fueron ca-^
paces de aconche , y redro sus Tropas por tierras de
Portugal , porque asi lo permitió el Rey D. Juan, ins-
tándole el Ministro de España , Marqués de Capice-
latro. Las Naves de Guerra de Galicia con el Du-
que de Ormond , saliendo de Vigo y Pontevedra , in**
tentaron sublevar la Bretaña , que sabian estaba des-«
contenta del gobierno del Duque de Orleans , y el Con-
de de Bonamaur , Francés , se ofrecía , entre otros por
Cabo de la Sedición ; pero no tuvo efecto, porque aun-
que la Provincia creia estar ajada y oprimida, no
tuvo valor á la rebelión , ni Cabos que la alentasen,
porque la mayor parte de la Nobleza estuvo por el Re-
gente. No se podian internar los Rebeldes de Escocia
ú. la parte Meridional , porque no parecía el Duque de
Ormond , y todo el Reyno estaba quieto ^ por lo qual
€in hacer progreso alguno , atacados de pocas Tropas
del Rey, quedaron derrotados: Muchos se salvaron con
ios Cabos principales ; otros quedaron prisioaeros y
llevados en triunfo i Londres,
Tomo segundo. Año de M, BCCXIX. 285
336 Este éxito tuvo esta Expedición: asi, pró-
digo del dinero y sangre de la España Alberoni , to-
do lo intentaba , y nada le podia salir bien , porque
quería contrastar el poder de tres Principes grandes,
con solos los caudales de España , que había agotado,
consumiendo , no solo los del Rey , pero de particu-
lares. Bien es verdad , que el meter la guerra en
casa á los Ingleses lo embarazó la desgracia del tem-
poral, y por su causa no haberse podido introducir
en Escocía mas Tropas Españolas , que sobstuviesen á
los Malcontentos , que el Regimiento de León , que de
repente hizo embarcar en los Pasages el Principe de
Campo Florido.
33jr Los descontentos de Francia con el Gobierna
del Regente , y temores , de que en su Tutela enfer-
mase de muerte el Rey niño , tampoco pudieron jugar
las armas , ni declararse del todo 5 porque D. Blas
de Loya , á cuyo cargo estaba salir de los Puertos
de Laredo y Santander con dos Navios cargados de
armas y patentes para algunos Caballeros de la Bre-
taña , nunca salió de los Puertos , pretextando el mal
temporal , que muchos llamaron miedo , por no tener
el mayor crédito de valor en las Tropas este Oficial.
Llegóse á esto , el que poniendo de mala fe con Al-
beroni al Coronel Boisiniene , le fue mandado retirar,
como preso á Burgos.
338 Túvose por cierto, que Boisiniene tenia la
comisión y el secreto de ganar á muchos de los que
venían en el Exercito de Bervich , para que se pasa-
sen al Rey Phelipe , y mantener la correspondencia
con los principales Franceses de la Bretaña , que es-
taban esperando armas, patentes y ordenes del Rey
Católico , para la sublevación 5 pero cortada la co-
municación ;, ibao con el arresto de Boisiniene , y las
es-
2 86 Comentarios de la Guerra de España,
esperanzas de los Bretones , con la detención y micio
de Loya , que nunca tuvo ánimo de e¡Tibarcar.-:e^ nrj-
clios de ellos , descubiertos ya , se arrojaron al peli-
gro del mar, por huir el evidente de c.ier ei las
manos del Regente , y en una pequeña cnbarcacion
arribaron á Santander, y de aqui á Madrid , donde se
quejaron agriamente de la mala conducta y poca re-
solución de D. Blas de Loya. De este modo se mo-
faba con las desgracias y con la fatalidad de los Su-
balternos el ardimiento del Cardenal y se desvane-
cían sus intentos. De estas malas resultas salió, que se
enviase preso al Castillo de Alicante al Duque de
Veraguas , porque éste se correspondia con el de Ber-
vich \ y aun suponían , que con el de Orleans.
009 En Sicilia mantenía las Trincheras de Melaza
con gran penuria y escasez de víveres el General
Barón Zumiunghen, sin poder atacar á los Españoles,
que hablan hecho unas lineas invencibles. En el Exer-
cito habla encontrados pareceres, porque muchos Un-
ciales Generales eran de opinión , que atacase el Mar-
qués de Lede á los enemigos , antes que se reforza-
sen porque el Ministro de Genova habia dado aviso,
que se prevenía en Vado un gran comboy de i 59. hom^
bres, mandados por el General Merci, y escoltados por
las Naves de Guerra de la Esquadra Inglesa.
940 El Marqués de Lede creyó insuperables las
Trincheras enemigas, y no poder empeñarse en el
Sitio de Melazo^ porque como no le podia quitar la
comunicación del mar, este mismo socorro, que es-
peraba la Plaza , hacía imposible su rendición 5 por-
que con las Tropas, que habían de llegar, y las que
estaban, tendrían los Alemanes 249. hombres, número
superior al Exercito Español , de donde faltaban los
que servían de Presidio á Mecina , á Palermo y Ter-
mi-
Tomo segundo, Año de M. BCCXIX. 28^
mini 5 y los que bloqueaban á Siracusa y Trápana,
y aunque los Ministros Españoles , que servían en íia-
lia , habían enviado cantidad de Recluías, y de ía
gente que despidió Venecia , habían formado dos Pve-
gimientos , que se iban enviando á Sicilia , con el de
Lombardia , que se sacó de Longon , y las Tropas
que se pudieron sacar de Cerdeña , no bastaba esta
gente á formarle al Marqués de Lede un campo igual
al que tenían los Alemanes , porque este rumor de las
Tropas que se esperaban , había puesto en conster-
nación á Palermo 5 y escribían de Ñápeles , que era
la intención hacer desembarco en aquella Playa , y
asi fue precisado el Marqués de Lede á hacer otro des-
tacamento para asegurar aquella Capital , que goberna-
ba el Marqués Dubui , porque habia sido llamado al
campo el Conde de Montemar, al qual habia casi siem-
pre destacado , teniendo el Marqués de Lede lejos de sí,
porque era uno de los que se oponían á la que llamaba
fioxedad del Marqués, y aborrecía la inacción.
' 341 El Marqués tenia ordenes de la Corte de con-
servar el Exercito , porque Aiberoni , ya que no pudo
tomar á Sicilia por sorpresa , quería dilatar aquella
guerra , para esperar el beneficio del tiempo , cansar
■á los Aliados , y hacerse necesario al Rey, porque en
la forma que estaba entablada , solo él podia seguir
aquella empresa 5 ni otro mas , que su absoluto modo
de obrar podia sacar dinero para tantas urgencias,
porque ya habían entrado también los Franceses á la
Iviavarra, y habia determinado el Rey Católico. ¿alir
x:on las Tropas que le quedaban á encontrarlos , mas
con la esperanza de traerlos á sí, que de oponerse
con las Armas.
342 Partió al fin de Vado con las Tropas el Gene-
ral Merci, y llegó á Ñapóles á 24. de Abril; no pu-
do
2 88 Comentarios de la Guerra de España,
do luego pasar á Sicilia , porque se habian de juntar
víveres y municiones, y avisar al General Zumiunghen
de las operaciones , que debia hacer el desembarco.
En 23. de Mayo partió de V^aya , escoltado en ocho
Naves Inglesas, y en mas de 200. Velas de Transpor-
te: traía consigo 12 9. Infantes, dos Compañías de Usa-
res , dos Regimientos de Corazas y uno de Dragones.
Estas Tropas , parte se embarcaron en la Ribera de
Genova , parte pasaron á Ñapóles por el Trieste , y
mas de la Caballería que salió de Milán , fue por tier-
ra. El dia 26. de Mayo , al anochecer , la Flota de
los Alemanes dio vista á las Costas, el rumbo acia el
Faro , y las Proas á Estromboli : siguió esta Nave-
gación hasta el Cabo de Orlando , de donde vino el
bofdo , y se puso á la capa el 27". en la altura de
Pati. Allí llegó el General Zumiunghen , y se hizo Con-
sejo de Guerra. De Mecina , viendo estas operaciones,
se destacó Caballería y Granaderos por Sanagati y
Torre del Faro , para impedir el desembarco ; pero ya
la Armada se habia acordonado en el Golfo de Oliveire
la noche del 2^., y á 18. millas deMelazo, entre Pati
y Oliveire echaron 19. puentes.
343 Con esta noticia sola tuvieron los Alemanes
la gloria de que levantase el Sitio el Marqués de Le-
de , porque podia ser cogido en medio de las Tropas,
que llegaban , y de la Guarnición de Melazo , y que^
ria tener el resguardo de las montañas y la comuni-
cación con el mar Meridional. Esta noche entró de
Trinchera el dicho Montemar, y se empezaron á dexar
las lineas, desfilando con alguna precipitación , de gé^
ñero , que se dcxaron en el campo los enfermos , reco-
mendados con una carta al Conde de Merci , 2 0. sa-
cos de harina y otros víveres. En el campo habia
ocho cañones , tres en el Parque y cinco ea las li-
neas
Tomo segundo. Año de M. DCCXIX. sB 9
neas , los quales se enviaron' á Mecina ^ la marcha se
tomó por el camino de Barceloneta al largo del Rio:
después tomaron la Vanguardia los cinco Batallones
de las Trincheras , y en la Retaguardia quedaron cin-
co Compañias de Granaderos, y los Oficiales avisan-
do las Partidas abanzadas^ todo se executó sin que lo
sintiesen los enemigos ; pero una chica Partida del Re-
gimiento de Castelár, que no oyó el aviso , quedó des-
pués prisionera.
344 Unido el Exercito , prosiguió su marcha 5 lle-
vaba en la Retaguardia los Granaderos , mandados del
Marqués de Re&tcs. Cubrialos por la siniestra la Ca-
ballería , mandada por el Marqués de San Vicente. Con
esta orden el Exercito se retiró á Rodi , y Casal de
Castro , dexando parte de la Caballería en Pozo de
Gotto , y Barceloneta , y lo grueso del Exercito se
acampó á lo largo del Rio Rodi. La mañana del
dia 28. salió la Guarnición de Melazo , y ocupólas
Trincheras de los Españoles : Tomó el Hospital con
los Enfermos, y los viveres que se hablan dexado.
Con esto descansó la victoria 5 y se hicieron salvas en
la Plaza , dando con ellas, y con las concertadas se-
ñales avisó al Conde de Merci de lo que habia sucedi-
do. Los Alemanes , dexando su Trincheron de M dazo
se acamparon fuera, baxo el tiro del cañón , corrien-
do sus Partidas hasta Merci, y fuego de los Arcos.
La mañana del 28. el Conde de Merci, en el seno
vecino á Olíveiri , cerrado de dos grandes prom )nto-
rios, llamados Santa María de Tindaro , y el Cabo de
Caraba , hizo su desembarco ; luego ocupó á Fati , Ciu •
dad abierta, y yéndose á unir con la Guarnición de
Melazo todos aquellos Lugares vecinos prestaron U obe-
diencia.
345 La misma noche determinaron atacar á los Es-
TvmolL Oo pa-
2Q0 Comentarios de la Guerra de España,
pañoles en Rodi por dos partes ^ pero el Marques de Le-
do 5 no pareciendole estar en aquel Campo seguro , hi-
zo una marcha muy larga, y se acampó en Franca-
villa, para cnbrir según decía, todo el País , acu-
dir á qualquier parte que los enemigos se encamina-
sen, y tener la retirada en todo accidente á Palermo.
Viendo malogrado su designio Merci , acampó su Exer^
cito , con el ala derecha al mar , la siniestra á Home-
ri : luego mandó prevenir faginas , y gaviones para el
sitio de Mecina^ y el primer dia de Junio, valiéndo-
se de los Barcos que tenia alli de transporte, hizo un
destacamento de tres mil hombres, contra la Isla de
Lipari. Tenia su Castillo quinientos Españoles de Guar-
ricion , que se retiraron á él. Los habitadores retira-
ron las mugeres , y niños al cabo de Orlando , des-
pués al continente de Sicilia^ y no pudiendo Lipari
ser socorrida , se rindió con su Castillo prisionera de
Guerra la Guarnición. El Marqués de Lede envió á lla-
mar sus Destacamentos para reforzar el Exercito. Se
destacaron 300. Caballos con el Coronel Conde de
Pezuela , á cargo del Brigadier Caballero de Aragón,
para observar en la altura de San Pedro de Patti los
Alemanes , que habían destacado 500. Caballos á Sa-
ponara , y cogieron á su Duque , que estaba enfermo.
Algunos dixeron era ficción, para dexarse tomar de
los Alemanes , con quienes estaba de acuerdo. < •
246 El Marqués de Lede , del Campo de Franca-
villa fue solo á Mecina , donde hizo reparar el Fortia
de los Capuchinos ^ y para mantener á la devoción deí
Rey Cathoiico, la Ciudad , la quitó las gavelas por
tres años , y esta hizo un Donativo para las presentes
ocurrencias. Todo el Reyno de Sicilia se armó con-
tra los Alemanes , á cuyos Piquetes mataban á tray-
cion. Publicó uti Edicto el Conde de Merci ^ en que
Tomo segundo. Año M. DCCXIX, 291
mantendría el Emperador los Privilegios á quel Rey-
no 5 y quitaba catorce años de las gavelas , si le pres-
taba la obediencia. El dia 2. de Junio el Marqués de
Lede reconoció los pasos de Ibiza , Saponara , y Cal-
varuzo , donde dexó algunos Veteranos con Caballeria
del País: la Brigada de Castilla , con dos Regimien-
tos de Caballería , los puso en la Escaleta , la de Sa-
boya en Taurmina. Envió al Marqués de San Vicente á
Catanea, al Conde de Montemár á Palermo , para
dar disposición de víveres para Mecina , y el Exerci-
to á esta Ciudad. Se la entró bastimentos á lom > de
mulos , porque estaba poseído de los enemigos el mar.
Por esta parte era difícil traerlos á Palermo ^ por eso
ocupó Montemár á Castel-Brolo en la Costa de Tra-
montana, por donde los enviaba por agua , y solo te-
nían que andar por tierra á Francavilla ocho leguas.
347" El dia 17". de Junio se puso en marcha el
General Merci con todo su Exercíto desde el Rio Ro-
folino en dos columnas, para ocupar las ahurasdelas
tres fuentes. Una columna marchaba por lo largo del
Rio, otra por el camino de Castro Real. Las Partidas
abanzadas de los Españoles se iban retirando , que era
el Destacamento del Conde de Pezuela , quatro Com-
pañías de Granaderos de las Guardias , y los cincuen-
ta Caravineros, y la Infantería , que ocupaban á Fon-
daco. El dia 19. se prosiguió su marcha, empez::ndo
á baxar por la montaña, que domina el Rio de Fran-
cavilla , haciendo que tres columnas tomasen las opues-
tas alturas á esta Ciudad. Observaba 3 los enemigos
el Capi an de Caravineros Don Juan de Ezpieta ; coa
lo qual el Marqués de Lede se puso en Batalla en su
Campo de Francavilla, que había bien fortificado , aun-
que no habían á este tiempo llegado todos los Desra-
camentos, ^ue U^mó el dia 20. al amanecer. Prosi-
Oo 2 guie-
3 9 3 Comentarios de la Guerra de España,
guieron los Alemanes á baxar por quatro distintas
partes al Rio á la parte de los Capuchinos , y una
columna mandada del General Schendorf, como iba lle-
gando á llano , tomó la marcha de la montana , que
dominaba la siniestra de los Españoles ocupada por el
Brigadier Don Pedro de Tancour con el Regimiento
de Ibernia , y ocho Piquetes. Con otros cinco Pique-
tes ocuparon la mitad de la Colonia el Coronel Don
Sebastian de Eslaba ^ éste hacia frente al grueso de los
Enemigos: El Marqués de Lede reforzó á Tancour con
el segundo Batallón de Castilla 5 pero los Alemanes le
apretaban tanto , que perdiendo mucha gente se reti-
raba. Viendo esto el Marqués de Lede , hizo abanzar
al abierto , que está entre esta montaña , y los Capu-
chinos 5 los Batallones de ütrech , y Borgoña , y or-^
denó á Eslava mantener quanto pudiese aquel puesto^
lo qual executaba con la mayor bizarría, sostenido de
dos Compañías de Granaderos de las Guardias Vvalo^
ñas , mandadas por el Varón de Venelt , y el Señor
de Bay , que mostraron el mayor valor 5 pero como
los Alemanes , con una intrepidez singular los carga-
ban , y hacían tanto fuego sobre el ala derecha Espa-
ñola , se iba Eslaba retirando.
34^ Lede hizo guarnecer el Sitio con el Batallón
de Ibernia, sostenido de el de las Guardias Vvalo-
nas, al mismo tiempo que los enemigos baxaban de
la altura. A la una de la tarde el grueso del Exercito
Alemán , que estaba en el Río , atacó con gran denue-
do , y resolución la derecha Española 9 fue rechaza-
do por tres veces de los Píquetts , y de las Guardias
Españolas con un Regimiento de Dragones , que esta-
ba en aquel puesto ; pero abanzando los Alemanes,
que ya con muerte de muchos Españoles , y de Tan-
cour 5 los habiaa ecIiAd<J de todas las alturas , se vie-
ton
Tomo segundo,' Año de M. DCCXIX» 293
ron obligados , los que querían adelantados defender
el ala siniestra , á retirarse al cubierto de la derecha
de los Capuchinos , siempre peleando ^ mandados por
Don Juan Caracholi , que recibió una herida mortal,
y Don Domingo Luqués.
348 Los Piquetes atacados por todas partes se re-
tiraron á su cuerpo , haciendo oposición en los Capu*
chinos á diez Batallones de los Alemanes , que ataca-
ron con vigor imponderable aquel puesto. Los Batallo-
nes de ütrech, y Borgoña , con las Guardias Vvalo-
nas ocuparon el Puente : allí pusieron su mayor esfuer-
zo los Alemanes , pero siempre con infelicidad. La co-
lumna que baxó cara á los Capuchinos dio varios asal-
tos ^ pero fue siempre con gran pérdida rechazada , de
genero , que volvía la espalda. Enardecido Merci , acu-
dió con los Oficiales , no tuvo mejor fortuna , y que-
dó gravemente herido. La siniestra del Alemán no ata-
có en forma á la derecha Española , contentándose de
sostener quanto podía los que volvían rechazados del
centro, donde estaba el mas vivo fuego de la acción:
el que de ella se apartaba de los Alemanes , venia com-
batido de los Granaderos , y Dragones , que había
mandado el Marqués de Lede salir de la linea con los
Regimientos de Flandes , y Andalucía , y ocupar las
margenes baxas del Rio. Ko las atacaron los Drago-
nes y Granaderos á caballo Alemanes , porque estos
guardaban la falda del monte , y el camino de la Mo-
ra , manteniéndose con gran valor al fuego de dos Ba-
tallones , aunque algo desordenados.
349 Enfurecido Merci , echaba mas Tropas á la ac-
ción 5 pero como este puesto de los Capuchinos estaba
ocupado de las Guardias Españolas , mandadas por D.
Joseph Armendariz , y el Marqués de Villadarías , Ofi-
ciales de mayor brío, y honra, no era fácil romper
es-
2 94 Comentarios de la Guerra de 'España.
esta linea , sostenida de las Guardias Vvalonas 5 los
Batallones de Utrech , y Borgoña , que les tocó aquel
puesto. Los Generales Zumiunghen , y Sechendorf , se
empeñaron ambos valerosamente varias veces en este
acometimiento , siempre con infelicidad , sin reparar que
era insuperable el Campo Español , porque el ala dere-
cha estaba cubierta del Rio , y de una linea presidia-
da , como hemos dicho , de Tropas tan bravas 5 en
medio habia un Convento de Capuchinos , fortificado,
y guarnecido de escogidos Batallones^ el ala siniestra
estaba arrimada á Francavilla , cubierta de varias vi-
ñas , y paredes; conque no podia ser por todas par-
tes atacado el Campo , ni pelear la Caballeria. En es-
to ultimo tuvo Merci ventaja , porque si hubiera podi-
do entrar á la acción la Caballeria Española , no la
tenian los Alemanes para oponérsele. Por eso resolvió
atacar el Campo el Alemán , fiandolo todo el valor
de su Infantería , que hizo maravillas 5 pero encontró
otro no menos fuerte. La noche dio fin a la ira de Mer-
ci 5 que se retiró herido ; pero no desengañado donde
mostró mas valor que prudencia , porque si durara mas
el dia , el Emperador , en una que no fue batalla, per-
día todo su Exercito; y fue felicidad no haber perdi-
do mas que 59- hombres, muchos Oficiales , entre ellos
el Principe dé Holstein , y el General Rokor 5 los he-
ridos pasaron de 1 500. Los Españoles perdieron 29.
hombres , al Teniente General Don Juan Caracholi,
al Señor de Tancour Don Francisco de Ayala , y has-
ta cien Oficiales. Quedó herido el Caballero de Lede en
una espalda , y Don Pedro Seatahufort , con no pocos
Oficiales de las Guardias Españolas , y Vvalonas.
350 Al otro dia ocupó el General Merci las Mon-
tañas, que los Españoles poseían, fortificando las gar-
gantas de ellas , porque no pudiese ser atacado. Mu-
chos
Tomo segundo» Año de M. JDCCXIX, 295
chos Oficiales Generales decian , que debia el Mar-
qués de Lede hacer seguir al Enemigo aquella misma
noche , porque guiado de la Caballería del País , po-
día ocupar los puestos , por donde le fuCsSe difícil ba*
xar al Llano para Melazo , ni tomar el camino de
Mecina, ó abrirse paso al mar, pero ni los Alema-
nes se retiraron con el desorden que los Españoles creían
ni dexó el Conde de Merci de tener su Exercito junto
á la media noche , aunque sin mas provisiones , que
seis dias de pan , que llevaba el Soldado en la mochila,
pero tenían los Oficiales su Bagage en parage seguro,
cubierto de dos Regimientos de Caballería, y otros dos
de lafanteria, y asi pudo en los dias 22. y 23. fortifi-
carse , é ir adelantando su Vanguardia acia el mar,
habiendo su Caballería ocupado el puesto que está en-
tre los Jardines , y la Torre que se hizo para recibir
los víveres de Calabria, porque de Trápana se hacían
continuas conductas de víveres , y se retiraban los he-»
rídos.
351 Muchos culparon á Lede , de que en esta oca**
sion pudo haber acabado con ios Alemanes , si los hu-
biera seguido. Pasó á aquel Reyno el General Merci
para curarse , y quedó Zumiunghen con el mando. El
día 2. de Julio , después de dos veces rechazados , to-
maron los Alemanes á Taurmina , los Paysanos les fa-
cilitaron la entrada por una puerta , por no padecer
los estragos de la Guerra , ó por inteligencia , como
se creyó , de algunos Clérigos dei Lugar. El Castillo de
Mola, que presidiaba con 200. hombres el Theniente
General del Regimiento de Saboya , Pastor , se defen-
dió con un imponderable brío , aun batido con dos ca-
ñones de vemte y quatro , y sufrido muchas Granadas
Reales incenaiarias. Llegaron al Campo del Marqués
de Lede ío$ Regimientos de Caballería de i3orbón , y
Mí^
296 Comentarios de la Guerra de España,
Milán , que venían de Palermo , y unidos al de Flanr
des , y Barcelona , se destacaron para Mascari , obser*
vando al Exercito enemigo , que se enderezaba á Me^
ciña. Volvió de Palermo el Conde de Montemar con el
Regimiento de Brabante , y los Batallones de Lombar-
dia, Landini , y uno de Suizos, para reforzar el Exer-
cito.
352 También aumentaron el suyo los Alemanes
con la gente que volvió de Lipari , y la que sacaron
de Siracusa , introducida por Taurmina , y Santa Te-
cla , donde tenían intención de poner su campo , des-
pués de haber fortificado el paso de las tres Fuentes,
que facilitaba la comunicación con Melazo , de donde
estrechaban el Campo Español, é incomodaban las Tro-
pas 5 pero el Conde de Pezuela , con trece Compañías
de Granaderos que mandaba el Coronel Don Patricio
Landini , y trescientos Dragones de su Regimiento , des-
alojó á los Alemanes de las tres Fuentes , después de
un choque muy sangriento. Estos solo tenían la inten-
ción de adelantarse , y asi desamparando á Taurmina
el bloqueo de Mola , y dexando á la Escaleta, marchan-
do por la Forca, baxaron por la Ribera del Rio Agro,
y tomaron el camino de Mecina , acampándose ocho
millas distante de la Ciudad de San Estevan , sin que
se lo embarazase el Marqués de Lede, como podiai
según aseguraban muchos Oficiales.
352 Ya con esto estaba amenazada Mecina \ sien-
do cierto, que los Enemigos antes de baxar por el Agro,
estaban en Quarteles, casi no comunicables, y atacados
por su Retaguardia , ó flanco derecho , no podían ser
socorridos, sino á mucha costa, pues para eso habían
de baxar cuestas bien difíciles , pero al Marqués de Lede
le parecía no moverse de su Campo de Francavilla , y
asi hizo inútiles las ventajas, que tuvo en él, pues des-
pués
Tomo segundo. Año de M, VCCXIX. 2 9 *r
pues de cantar la victoria los Españoles , vencido el
Exercito Enemigo , se halló este capaz de marchar , ex-
tendido por las Montañas , y en un mes abrirse varios
pasos por la mar, ocupar á San Estevan, y aun adelan-
tarse hasta Dromo , tres millas de Mecina.
353 Estas disposiciones daba desde Calabr'ia el Ge-
neral Merpi, que luego que mejoró de sus heridas , vol-
vió al Campo , para emprehender el Sitio : los Españo-
les volvieron á ocupar á Taurmina , y Don Lucas Es-
pinóla, Gobernador de Mecina, se prevenia á la defen-
sa. Estas noticias las pintó el genio, y el afecto varias
en la Corte de España. Reconoció el Cardenal la varie-
dad de los dictámenes, y que el Conde de Montemar,
Don Lucas Espinóla, Don Prospero Berboon , y otros
Oficiales Generales, se oponían al Marqués de Lede, cu-
ya conducta era de su aprobación , y asi determinó sa-
car á Berboon, y á Montemar de Sicilia , y que por ellos
fuesen las dos Galeras del cargo de Don Pedro Monte-
mayor , con las quales había de pasar de España á Ita-
lia el Rey Jacobo de Inglaterra.
354 Quería el Cardenal desembarazarse , porque
veía era otro obstáculo á la paz ^ pues la primera con-
dición sería sacarle de los dominios del Rey Catholi-
co. Esto instaban los Olandeses , que se mantenían neu-
trales , aunque habían ya ofrecido entrar en la quadru-
pie Alianza, dando tres mil hombres para esta Guer-
ra, si en termino de tres meses hacia la paz el Rey Ca-
tholico. Para esto enviaron á Madrid al Varón de Elos-
tér, que no fue recibido de Alberoni con aquella urba-
nidad , que los Olandeses esperaban , porque el Car-
denal creyó, que traería modificados los Artículos ya
propuestos ^ y este solo instaba , que se admitiese el de
Londres, al qual tenia Alberoni tanto horror , y con po-
co que de él se hubiese mudado , sin duda se conven-
Tomo IL Pp dria
298 Comentarlos de ¡a Guerra de España,
dría al ajuste, que hacia cada dia mas difícil^ por-
que habia explicado al Marqués de Annibál Scotti, Mi-
nistro extraordinario de Parma en París , el Duque de
Orleans, que nunca dexaria Jas Armas, si no salia de
los dominios de España Alberoni^ por el Rey Jacobode-»
cia Jo propio la Inglaterra , y asi se halló embarazado
el Rey Phelipe en el pretexto de insinuarle volviese á
Roma,
355 La fortuna abrió camino. Estaba , como dixi-
mos , arrestada en Inspruch Ja Princesa Clementina Sco-
bieski , muger deJ Rey Jacobo, y habia el Emperador
mandado pasase á la Ciudad de Olao en Silesia, donde
estaba su Padre. La Princesa , que no habia determina-^
do mas , que seguir á su marido , dispuso huirse , lo
que executó en esta forma. A los 15. de Abril partie-
ron de Sclestad , en Alsacia , el Señor de Miscet con
su muger, ambos Irlandeses, acompañados del Señor
de Guidón , Mayor del Regimiento DilJón , y los Seño-
res Uhogan , y Toóle, todos Irlandeses: llegaron in-
cógnitos á Inspruch, Guidón tomó nombre de Conde
de Cernet, Flamenco: los demás pasaban por sus ca-
maradas , y criados. El pretexto era baxar á ver la Ita-
lia. La Princesa avisada de que aquellos venian para
patrocinar su fuga de orden de su padre , en termino de
un dia halló modo de executarla 5 porque saliendo de la
casa en que estaba , disfrazada en habito plebeyo, y so-
la, con dos camisas debaxo del brazo, burló el conoci-
miento de las Guardias, y siguiendo á lo largo á uno,
que la guiaba al lugar donde la esperaban los demás,mar-p
chó 32. leguas sin parar , fingiéndose hija del supuesto
Conde de Cernet.
356 Esta fuga no supieron los Ministros de Ins-
pruch , hasta después de dos dias. Despacharon varios
correos para seguirla , con ordenes de arrestarla , y
nao
Tomo segundo. Ario M. DCCXIX, 299
uno dio con ella en aqoella Posada Campestre^ pero co-
nocido de los de su Comitiva, le combidaron á beber,
y dándole vino compuesto de un fortisimo beleño, le
emborracharon , y dexandole dormido , prosiguió la
Princesa su viaje hasta Boloña , donde la encontró la
Condesa Maar , y en Roma fue recibida con demostra-
ciones de suma benignidad del Pontifica El Emperador
por dar satisfacción al Rey Jorge, sacó de sus Estados
al Principe Sobieski,que suponían Autor de esta fuga. Es-
te gustoso aviso , que con expreso se dio al Rey Jacobo,
le hizo salir de España , quitando al Rey Phelipe e! sin-
sabor de insinuárselo.
35^7- Hizo de buena gana estos excesivos gastos Al-
beroni , porque se quitaba un gran embarazo 5 y mas
ocupado con la nueva Guerra , que hacia la Francia en
Navarra la baxa. A 21. de Abril , antes que baxase el
Duque de Bervich , pasó el Bidaso el Marqués de Silli
con 2o9. hombres, cerca de Vera , en la Provincia de
Guipúzcoa 5 luego ocupó el Castillo de Behodia , des^
pues la Hermita de San Marcelo, á Castelfolit, el Fuer-
te de Santa Isabel , y lo que fue mas dañoso , los Pa-
sages, donde tenia un buen Arsenal , y ricos Almace-
nes de Guerra el Rey Catholico, muchos cañones, y
seis buques de Guerra por acabar. Todo lo quemaron
los Franceses , aprovechándose muy poco deq janto ha-
blan encontrado , aunque el daño que hicieron pasaba
de dos millones. A 2. de Mayo , tomando un peq ¡eñví
Puerte , poco distante de Fuente-Rabia , quedó euibcs-
tida la Plaza : las Guarniciones de los Fuertes , que ha-
blan tomado quedaron prisioneras. Bixó el Duque de
Bervich al Exercito, y halló esparcidos unos papeles
impresos en Madrid en 7. de Abril , cuyo titulo era:
Declaración de su Mu gestad Catholica sobre la reso-
iuoion , c[ue ha tomado , de ponerse d la cabeza de
Pp2 sus
300 Comentarios de la Guerra de España,
sus Tropas , para favorecer ¡os intereses de su Ma-*
gestad Christianisima ^ y de la Nación Francesa.
3558 Todos eran partos del resentido entendimiento
de Alberoni , como lo hablan sido los demás papeles en
este asunto esciitos, que tanto irritaron al Duque Re-
gente : ni este ultimo era el mas templado , porque po^
nia su autoridad en duda, y le llamaba, no absoluta-
mente Regente , sino que pretendia serlo 5 y esta prer-
rogativa le daba el Rey Catholico , que llamaba á la de»
sercion á las Tropas Francesas , no solo ofreciéndolas
premios , pero el agradecimiento del Rey Christianisi-»
mo , quando saliendo de la menor edad , llegase á reyu-
na r.
359 El Duque de Bervich envió un exemplar de cs*»
tos papeles al Rey Christianisimo : el Duque de Orleans
le oyó con desprecio , y respondió en nombre del Rey;
Que ya conocia el Autor de él: Que no habia tomado
las Armas contra el Rey , ni la España , que tanto á la
Francia le costaban 5 sí , que solo tenia por objeto un
Gobierno extrangero , que oprimía á la Nación ^ y aba-
sando de la confianza de su Soberano , quería renovar
una Guerra general : Que estas Armas no pretendían,
sino que, á despecho de su Ministro, fuese el Rey Ca*
tholico reconocido por tal de toda la Europa , y confir-
mado en el Trono : Que si el Rey de España impropre-
raba á la Francia de haberse unido con sus enemigos,es-
tos eran los que él habia atacado, y le ofrecía una paz
ventajosa : Que á solo su Ministro , enemigo de la paz,
se debía imputar la resistencia del Rey , las conspira-
ciones contra la Francia , y los escritos injuriosos á la
Magestad del Christianisimo en la persona de su Tío el
Duque de Orleans , que era el depositario de ella ; Que
estaban mas los que parecían enemigos del Rey Cacho-»
lico en s^s propios intereses , que su Ministro , ^ue por
sa*
Tomo segundo. Año M. DCCXIX. 301
satisfacer su particular ambición, queria empeñarle en una
Guerra, que le salia infausta:Que la ternura, y amor, que
mostraba el Rey Catholico á los Franceses , era solo de
palabra , porque no podía haber mayor hostilidad , que
querer introducir en un Reyno la Guerra civil , la convo-
cación de los Estados , la deserción , y la rebeldia : Que
por la renuncia se habia hecho ya el Rey Catholico
Principe extrangero para la Francia : Que con actos
solemnes habia reconocido aquella Regencia , y la que^
ria de nuevo reconocer si faltaba á sus Aliados : Que el
Rey Catholico hacia injuria á sus Franceses , creyén-
dolos capaces de deserción ^ y que él solo les mandaba
combatiesen por la paz , esperando en la Nobleza
Española para obtenerla , y librar al Rey de un yu-
go extrangero , perjudicial á su gloria , y á sus inte-
reses : Que sus Enemigos estaban prontos á hacer la
paz , sobre que la asegure , no la palabra de un Mi-
nistro , que desprecia la fe publica , y que se ha expli-
cado no conseguirían de él mas que una paz fingida 5 si-
no la palabra Real , y la buena fe de una Nación, que
aun quando no tuviese un Rey de la Casa de Francia,
era digna de particular aprecio.
360 El Rey Phelipe salió de su Corte , acompa-
üado de la Reyna , aunque estaba prefiada : iba tam-
bién el Principe de Asturias , y el Cardenal , que dis-
puso se quedase en Madrid el Ayo del Principe , Duque
de Populi , á quien tenia aversión , porque no era de
su dictamen : la naturaleza , la ingenuidad , y la pru-
dencia del Duque no podia ser de la aprobación de AI-
beroni , el qual poco después , habiendo sabido , que
en una conversación había dicho el Duque , no haría
el Regente de Francia la paz , sino sacaba el Rey de
sus dominios al Cardenal; este, mal dueño de ¿1 mis-
mo , hizo ^ue §e ie q^uitasen al Duque de Popuü sus em-
pleos
>
c>()2 Comentarios de la Guerra de EsDaña.
picos , y que saliese desterrado de la Corte. Por mo-
tivo igualmente leve hizo poner en un Castillo á Don
Pedro de Zuñiga , Duque de Naxera. Estos engaños
pad£da el Rey , mal informado , porque tyrani-
zados sus oidos del Cardenal , solo á él escu-
chaba.
361 Nombróse Capitán General del Exercito, que
se enderezaba al socorro de Fuente-Rabia , al Princi-
pe Pió, haciéndole pasar de Barcelona. Se habian con
dificultad juntado 1 5 ^. hombres, que marchaban áNa-
varra^ pero era ya tarde, porque desde los 27. de
Mayo tenia Bervich la Trinchera abierta contra Fuen-
te Rabia. Habian baxado otras Tropas del Rosellón , y
llegado al Campo el Principe de Contí para servir de
aventurero en él. A 5. de Junio ya se batia en brecha:
Hicieron los Españoles una regular defensa , mientras
el Rey se iba acercando á la Plaza 5 pero quando ya
no estaba mas que dos millas de ella tuvo noticia,
que se había rendido á 18. de Junio, habiendo hecho
la llamada el Comandante Don Joseph Emparan , des-
pués de haber sido muerto de una bomba el Goberna-
dor: pudo el Rey apresurar su viage, y la marcha de
las Tropas, pero no quería el Cardenal, ni el Prin-
cipe Pío exponer la Persona del Rey á una empresa im-
posible, por ser tan inferiores en numero los Espa-
ñoles : con todo eso el Rey , sin sabida del Cardenal,
mandó apresurar su Exercito 5 pero como las Monta-
ñas por donde habia de pasar eran tan difíciles , no
pudo llegar á tiempo de ponerse el Rey á vista de las
Tropas Francesas, que era lo que deseaba , esperan-
do , que su presencia facilitase la deserción : y como
miraba al Cardenal como impedimento de su designio,
explicólo su indignación con palabras , que podian
significar haber caido de su gracia, pero la Reyna le man-
tu-
Tomo segundo» Año de M, BCCXIX. 303
tuvo en ella , porque aun estaba persuadida , que las dis-
posiciones del Cardenal eran las mas acertadas, para
el bien de la Monarquia.
362 Los Franceses embarcaron en tres Fragatas
Inglesas 800. hombres , mandados por el Caballero de
Guire; y llegando á 12. de Junio á la Playa de Santo-
ña , cañonearon las baterías que los Españoles hablan
hecho , guarnecidas de 700. Miqueletes Catalanes : por
la noche desembarcaron á un quarto de legua. Los Fran-
ceses ocuparon la vecina Montaña , de donde al amane-
cer baxaron á la Villa , y huyendo las Milicias Urba-
nas , que la defendían , prestando la obediencia , ocu-
paron los enemigos los Fuertes , y las baterías 5 esta-
ba entre ellos el Coronel Stanop , que habia propues-
to esta Expedición á Bervich , porque ya sabia , que ha-
bia enviado el Rey Catholico á Santoña á Don Car-
los Grillo , para dar calor á la construcción de unos
Navios, que estaban por acabar, tres quemaron los
Franceses , y los materiales para construir otros siete,
llevándose 50, piezas de cañón : obraba en esta empre-
sa con animosidad Stanop , á quien habia enviado el
Rey Británico , para observar , si hacian de veras la
Guerra los Franceses , de donde se colige, que por sus
intereses particulares no hacia otra cosa , que los man-
dados de Inglaterra el Regente.
363 Esto aumentaba las sospechas en el Rey Ca-
tholico. El Duque de Bervich mandó atacar á San Se-
bastian ; la Ciudad se rindió á 2. de Agosto, la Cindadela
á i^. mucho antes de lo que los Franceses lo espera-
ban: esta Guarnición, la de Fuente-Ravia , y la de la
pequeña Isla de Santa Clara , que también se hablan ren-
dido , pasaron á Pamplona , porque Bervich , con los
Españoles era franco , galante , y liberal, pues ni ellos
ni estas Plazas se defendieron hasta darle lugar á no ser-
lo;
304 Comentarios de la Guerra de España,
lo: la Provincia de Guipúzcoa presto obedeció á los
Franceses , pidiendo solo en los tratados de paz , la
Francia , y la Inglaterra pactasen la conservación de
sus antiguos Privilegios, y libertad , prevención poco
decorosa á aquel País , y que le pareció mal á Ber-
vich, quien le respondió j que esta Guerra, no era mas
que para obligar al Rey á la paz , y no admitió tam-
poco contribuciones. Partió luego para el Roseilón : con
esto creció el cuidado del Rey de España , creyendo le
atacarian á Pamplona; por eso la presidió con iü9.hom-
bres5 pero viendo ya marchar las Tropas Francesas de la
Navarra,se retiró á la CortCjy mandó que el Principe Pió,
con el restante del Exercito, marchase á Cataluña, que es-
taba amenazada de los Franceses^ porque sobre acercarse
Tropas al Roseilón , se enviaba gran cantidad de vi-
veres , y municiones á Colibre , que llegaron muy po-
cas , porque en una furiosa tempestad naufragaron los
mas de los Barcos de transporte. Esto impidió el Sitio de
Rosas , de genero , que ocupados los Franceses , en la
toma de pequeños Castillejos en la de Urget , ocupando
también á Castel Ciudad , se aquartelaron : pues ya le
parecia á la Francia , que en aquella Campaña podia
desengañarse de sus falsas ideas Alberoni ^ porque ha-
bla perdido el Rey Catholico en tres meses dos Provin-
cias , con sus Plazas , y padeciendo costosos daños de
mas de tres millones de pesos en los Pasages , y en San-
toña , que era el principal designio de los Ingleses , sus-
pirando siempre , porque España no tenga Navios , pa-
ra aprovecharse asi de los tesoros de las Indias con los
suyos.
364 Estos malos sucesos , y el haber tenido el Rey
Phelipe la noticia , que estaban los Alemanes en Sici-
lia , sitiando á Mecina, sin que hubiesen los Españo-
les podido embarazarlo , le \x\zo entrar en I4 reflexión,
que
Tomo segundo. Ano de M, DCCXIX, 305
que le había puesto Alberoni en empeños de que
no podia salir , y empezó á enagenar el animo de
este Ministro , que no dexando de conocer alguna
mudanza en el Rey , apelaba al favor de la Rey-
na 5 que también estaba cansada de sostener la despó-
tica voluntad de aquel hombre , á quien por su baxo ori-
gen , miraba interiormente con desprecio. Alberoni,
viendo todo el mundo conjurado contra él 5 haciendo
rostro á las amenazas de la fortuna , se esforzaba á
mantenerla. Todo el arte era apartar del Rey á quan-
tos podían influir consideraciones, que avivasen la re-
flexión 5 y tenerle falto de noticias. Por eso habia man-
dado á los Ministros, que servian en las Cortes extran-
geras , que ni á los Secretarios del despacho Universal
las comunicasen , y solo á él en derechura se escribiese,
para que estrechado mas el Rey á mendigar avisos de
lo que pasaba , ni aun pudiesen los Secretarios dárse-
los 5 porque estos , de oficio , le presentan la cartas de
los Ministros , que no dexa el Rey de leerlas , porque es
difícil en materia de estado minutarlas: por eso las que-
ría Alberoni en su poder , porque dexando la formali-
dad de llevarlas al Rey , solo le decia lo que no emba-
razaba á su idea , conociendo la oportunidad , y la sa«
20D.
365 Esto lo hizo también por quitar al Marqués
de Grimaldo la ocasión de hablar mas frequeniemente
con el Rey , temiendo , que en la sinceridad de Gri-
maldo peligrase su gigante autoridad : por eso en las
jornadas que el Rey hacia á Balsain , Aranjuez , ó el
Escorial , solo se servia del Secretario Universal de
Guerra Marqués de Tolosa , para dar las ordenes de
Guerra ^ que las de Estado , solo las fiaba á su plu-
ma propia , ó á la de un Secretario suyo particular. Es-
te era desorden nunca visto en una Monarquía , porque
Tmo.IL Qq los
3o6 Comentarios de ¡a Guerra de Espacia,
los Ministros no tenían respuesta de oficio , y vivían
con la desconfianza , de que nada llegaba á oidos
del Rey , y aun se hallaban embarazados en el obe-
decer á quien no era declarado primer Ministro , ni
tenia oficio alguno , por donde juridicamente podia
mandar.
366 En este riesgo vivían quantos executaban sus
ordenes 5 y aunque lo rebalidaba todo el tácito consen-
timiento del Rey, era trabajo creer, que en algún tiem-
po jcayerdo Alberoni de la gracia , fuese preciso, su-
friendo algún cargo , reconvenir á su Soberano con ra-
zones ^ porque las del subdito no tienen mas eficacia,
que la que les da la compasión , ó benignidad del Prin-
cipe. Conocían los Ministros , que no debían obedecer
sin replica ordenes perjudiciales al bien de la Monar-
quía , pero la soberbia de Alberoni había degenerado
en fiereza » y no sufría, que le replicasen 5 porque na-
da contenido en la circunspección , y moderación de
animo , precisa en el que gobierna , prorumpía en pa-
labras ofensivas , con modo tal , que muchos hombres,
dignos de la mayor atención , salían ajados de su pre-»
sencia. El mismo peso de los negocios detenia , ó con-
fundía los expedientes ^ ni era un hombre solo capaz
de darle á quanto ocurría en tan varías líneas 5 y asi
ni respondía muchas veces á lo que se le consultaba , ni
la respuesta , si la daba , era cathegoríca, y formal : y
como no le bastaba el tiempo á evaquarlo todo , no te-
nía registro alguno al pie de la letra de lo que orde-
naba , y asi salían muchas ordenes encontradas, y re-
pugnantes.
367- Brilló entonces la constante fidelidad de los Es-
pañoles : decían algunos , que menores trabajos habian
padecido en tan dilatada guerra , que en estas violencias
de un estraiigero. Conocía Alberoni , que estos desor-
de-
Tomo segundo. Año de M, DCCXIX, 3ojf
denes estaban desaprobados del zelo , y la prudeacia
del Confesor del Rey , el Padre Gailierm j Daubatón:
no ignoraba por conjeturas , que este imponía al Rey
en el conocimiento de la ruina de su Estado, y la obli-
gación de repararla 5 y asi determinó aplicar sus es-
fuerzos á sacarle de Espaaa , y llamo á ella otro Jesuí-
ta Español, que habia treinta años, que estaba en Ita-
lia , llamado Francisco de Castro , muy conocido de la
Reyna , y que la habia acompañado , con el Padre Ve-
leti, Jesuíta también, su Confesor, hasta Pamplona :fiste
pensaba introducir en la gracia del Rey , para echar á
Daubatón.
368 Era el Padre Castro de apreciables calidades,
virtuoso , y político, se le hacia injuria en creer suje-
tarla esclavo su dictamen al de Alberoni 5 pero este,
para salir del dia , solo queria apartar á Daubatón , y
probar nueva fortuna. A este tiempo también turba
la cabeza del Cardenal , y puso en aprehensión la Es-
paña la invasión de los Ingleses en Galicia. A 10. de
Octubre entró en la Bahia de Vigo con una Esquadra
Inglesa el Vice Almirante Michelles : traia hasta 49.
hombres de desembarco , mandados por el Vizconde
Chacón ; á tres leguas de la Villa desembarcó los Gra-
naderos , y los puso en batalla. Los paysanos desde
las alturas hacian bastante fuego , con poco efecto , por-
que era de lejos. Acabó de desembarcar toda la g.n-
te ; y la Guarnición , que estaba en la ciudad , clavan-
do las piezas, y quemando las cureñas , se retiró a la
Ciudadela: intimóle la rendición á la ciudad el Inglés,
y por no padecer los estragos de la guerra , le envió
las llaves : entró en ella el Brigadier Homovod con dos
Regimientos , y presidió también el Ftierte de S. Se-
bastian, que hablan los Españoles abandonado : púsose
una bateria de bombas á la Ciudadela , é hizu gran da-
Qq^2 ño,
3o8 Comentarles de la Guerra de España,
íio , después de quatro dias se desembarcó el canon , y
antes de batir se intimó al Gobernador , no se le da-
rla quartel , si se le abria brecha. Rindióse á 2 1. de Oc-
tubre : salió la Guarnición libre, y los Ingleses saquea-
ro aquellos almacenes , que estaban llenos de los per-
treches 5 que habian dexado las naves destinadas , co-
mo se ha dicho , al desembarco de Escocia , quando
la tempestad las volvió á las costas de España. Hallá-
ronse 69. antiguos Mosquetes, y cantidad de pólvora:
lleváronse las piezas de canon , que en la ciudad ha-
bla , pocas de bronce : también llevaron dos Na-
vios destinados al corso , y otros quatro mercan-
tiles.
369 Esta noticia recibida por la Corte, dio mas
cuidado , porque se creyó , que seguirían otras tropas
de desembarco ^ y asi se mandaban pasar , baxo la ma-
no del Marqués de Risbourh , las que estaban en Estre-
madura , y Castilla. Acudieron las Milicias del Pais á
ocupar lus puestos , porque no se internasen los Ingle-
ses en la Provincia ^ pero aquellos no habian venido,
mas , que para hacer hostilidades , y asi se conten-
taron de saquear los Lugares abiertos déla Marina, y
se volvieron á embarcar. Esta expedición nada tenia de
heroyco. Perdieron sin fruto los Ingleses alguna gente,
y se conoció mas un espíritu de venganza , por el
desembarco de Escocia , que cumplir con lo ofreci-
do de atacar la España , de acuerdo con el Duque de
Orleans.
3jro Había ya formado su linea de contrabalacion
el General Merci contra la Cindadela de Mecina , á la
qual se habla reducido en 1 9. de Agosto D. Lucas Spi-
nola , cerrando á Terranova , después que la defendió
quanto pudo , porque ya estaban perdidos los Castillos
de Matpgriíbn 3 y Castelazo ^ mal defendidos de sus
Co-
Tomo segundo. Año de M. BCCXIX. 306
Comandantes , que en cortos días , con igual defensa
los entregaron , quedando la Guarnición prisionera de
Guerra. En la noche del dia 19. tiraron los Alema-
nes una paralela desde la cortina que del Bastión de
D. Blasco va á la ciudadela , hasta Santa Teresa en el
mismo parage que los Españoles construyeron la bate-
reria , llamada de Mariani. Con esta noticia juntó nu-e-
vo Consejo de Guerra el Marqués de Lede , los dictáme-
nes fueron varios: el Conde de Motemár , que aun esta-*
ba en Sicilia , y en el campo , dio el mismo parecer,
que había dado en los antecedentes Cornejos del dia 22.
12^. y 29. de Jolio 5 que se reduelan ^ á que se marcha-
se á tuda costa á socorrer á Mecina, y ahora á la ciu-
dadela.
3^1 El Marqués de Lede se resolvió marchar á di*
cho socorro, dando las providencias , para que se pu-
diese subsistir la caballería , que estaba en m.al estado,
por falta de forrages , y se habían introducido en las
Tropas Españolas muchas , y peligrosas enfermedades,
causadas de las mutaciones de aquel Reyno5que las pa-
dece crueles, aunque no muy dilatadas. Se envió á ocu-
par el Campo de Remeta , y se mandaron encaminar las
harinas á Castro- Real , y Barcelona. Daba el Marqués
de Ltde algunas razones á su lentitud , y entre otras
la falta de medios ^ cierto es , que muchas veces la ha-
bla, porque los caudales , que el Rey Catholico tenia en
Iialia no podian pasar á Sicilia con la prontitud , que
era menester , por falta de Letras , porque nadie se
queria cargar de meter en su barco un dinero , que
si le cogían los enemigos , estaba hasta el bastimento
perdido.
37-2 Había también habido algún desperdicio en
Sicilia con la confusión de la guerra , y faltaba Don
Joseph Patino , que desde el mes de Abril habia sali-
do
3 1 o Comentarios de la Guerra de España,
do de Sicilia para España. Los Banqueros de aquella
Isla , ni podían anticipar tantos caudales , ni querían
aventurar los que tenían , porque era claro , que per-
dida Mccina , no le quedaba al Rey de España Plaza
alguna, y no se podia mantener en el Reyní. Esto
desaleataba á los paysanos ; y toda la tierra que cu»
bri.cQ las Plazas , contribuía y estaba á devoción del
Emperador \ con que ya en caso desesperado , no te-
nia el Marqués de Lede otro partido que tomar , que
venir á las manos. Esto no era fácil , porque habían
fortificado sus puestos los Alemanes , y proseguía el Si-
tio con vigor , al fin el Marqués de Lede puso su
Campo en Rometa , reconoció el sitio , y halló que no
se podían atacar los enemigos , sin una sangrienta , y
aventurada acción 5 repetíanse los Consejos de Guerra,
y persistían muchos Oficiales , y el Conde de M jnte-
már en el dictamen de atacar las lineas de Merci,
antes que llegasen 89. hombres , que se habían últi-
mamente embarcado en Vadj , mandados por el Ge-
neral Bonnevál , pues hallándose los enemigos en sii
derecha á San Miguel , y su izquierda á la mar , un
pequeño campo entre Castel-Gonzaga, y Baluarte del
Secreto , fortificada la Montaña de la Galera , y guar-
necida con i9. hombres , y lo propio Montesanto en
la caída acia el Campo 5 y que como desconfiaban de
la Ciudad de Mecina , tenían dentro 63. Infantes , dis-
curría Montemar , que no constando el Exercito de los
enemigos de mas de i89. hombres , no podían tener
en el Campo mas de io9. porque se hacía cargo de
donde estaban los demás , y teniendo el Marqués de
Lede 149. hombres , quería que las Milicias, con dos
batallones los menos fuertes , marchasen á las cerca-
nías de la Montaña de la Galera , con un Comandan-
te capaz de ocuparla , si los enemigos la abandona-
sen,
Tomo segundo. Año de M, BCCXIX. 311
sen , y baxar por ella á Monte-Santo , para entretener
á los que estaban allí 5 y no abandonando la Galera,
irantenerse en observación , para ocupar los enemigos
en guardar aquel puesto , con el grueso de los Infan-
tes marchar á S. Estevan , ó Landeria , y entrar á
atacar al enemigo por la frente , á tiempo que la Ca-
ballería , Dragones , y escogidas Malicias del pais, ata-
casen por la parte de la Marina con la mayor imme-
diacion á la Infanteria , no debiéndose acometer por la
derecha de los enemigos , porque estaba favorecida
de la Artillería de Castel Gonzaga , y los puestos de
la Galera, y Montes amo 5 ni absolutamente por la iz-
quierda , porque estaba estendida hasta la orilla del
mar , y abrigada con los cañones de las Galeras del
Rey de Capoles f que la Ciudadela aun no habia per-
dido la Estrada encubierta , que tenia 49. hombres de
guarnición 5 y que avisado del dia y la hora P. Lu-
cas Spinola , podía hacer una salida con 2^500. hom-
bres al mismo tiempo , no dudando , que atacando por
ledas partes el Campo Alemán , se moverla el Pueblo
de Mecina.
3f 3 Este parecer dio Montemár en 9. de Septiem-
bre en el Campo de la Meita ^ pero no le pareció al
Marqtés de Lede seguirle , porque ímagiró insupera-
bles las lineas de los enemigos con tan poca Infante-
ría Española, habiendo dexado en Francavilla 39. hom-
bres , y teniendo un grueso destacamento en Palermo^
firme en que si perdia aquella ocasión , no tenia tropas
con que mantenene en el Reyno , y era su instrucción
dilatar , como hemos dicho , quanto pudiese la guer-
ra. Muchos ent( nces , y después , culparon esta lenti'
tud de Lede , inflamados los ánimos de los Españo-
les con la confianza de haber observado el miedo, que
les habían cobrado los Alemanes , habiéndose puesto
en
312 Comentarios de la Guerra de España.
en precipitada fuga mas de una vez grandes partidas de
Tudescos , al descubrir una ó dos compañias de caballe-
ría Española. Por el tanto maliciaron algunos , que es-
tas detenciones del Marqués de Lede no tenían su prin-*
cipio en el natural ardimiento del Rey Phelipe, y su Mi-
nistro.
3^74 Con todo esto aguantó en Rometa, hasta que
se perdió la estrada encubierta de la Ciudadela de Me-
ciña , que fue á los últimos de Septiembre defendida de
los Españoles con valor , que admiraron los propios
enemigos , porque fueron muchas veces rechazados , y
les costó gran sanare el alojarse. Después de esta per-
dida se retiró el Marqués de Lede á Bronte. El día 8.
de Octubre , estando asaltando los Alemanes un Re-
bellín de la ciudadv'.la , entró en el Faro el comboy
de Bonnebál , q^ue á 28. de Septiembre habia partido de
Vado. Traía 8 9 600. Infantes , ^'oo. caballos, gran nu-
mero de mulos para la Artillería , 40. piezas de ca-
ñón de batir , y 30. morteros , 4^. Barriles de pólvo-
ra , y mucha cantidad de otras municiones. También
iba segundo Comandante el Ceneral Lucini ^ con este
socorro acoloró mas los ataques á la ciudadela el Con-
de de Merci , que andaban tibios , porque había per-
dido en este Sitio mas de 39, hombres con tan vigo-
rosas salidas y defensa que hacían los Españoles , con-
ducidos con acierto , y vigilancia de D. Lucas Spinola,
D. Luis de Aponte , y otros Oficiales de valor, y expe-
riencia.
375 Palmo á palmo defendían los sitiados, aun-
que habían perdido mas de 1 500. hombres , y estaba
cansada la guarnición. Con todo , abierta la brecha aí
cuerpo de la Plaza , sostuvieron nueve asaltos , antes
que hiciesen la llamada , que fue á 18. de Octubre,
después de tres meses de Sitio ^ se hubiera Don Lu-
cas
Tomo segundo. Año M. DCCXIX. 515
cas Spinola mantenido un mes mas , si esperara ser
socorrido, y hubiera tenido municiones, pues aunque
los Enemigos dixeron , que habian hallado 300. quin^-
tales de pólvora , no habia 1 00. ni ellos pudieron ne-
gar la gloria de esclarecido defensor á Don Lucas,
á quien el dia 19. se dieron las capitulaciones mas ho-
noríficas, que se acostubran en la Guerra, extendidas
en quarenta Artículos , y pasó la Guarnición al Cam-
po Español , la mayor parte por mar.
3f6 El Marqués de Lede se volvió á retirará su
antiguo Campo, baxo de Ethna , en un Fuerte, for-
rageando quanto habia entre Mecina , y Palernio , por
si los Alemanes intentaban pasar por tierra á aquella
Capital. Esta entera rendición de Mecina quitó gran
parte de País á los Españoles , y como habia el Em-
perador nombrado Virey de aquel Reyno al Duque de
Monte-Leon , pasó éste luego á Mecina , de lo que se
experimentaron no pocos inconvenientes , partido el
mando Político, y Militar, donde lo encadenado de
las dependencias mantenía en disensión los Gefes, En
esta victoria parecía consistir todo el Reyno de Sici-
lia 5 voló la noticia á Viena , y exaltó la esperanza
del Emperador , no solo á poseer aquel Reyno pero
á insinuará sus Aliados, que costandole tanto dinero,
y sangre de sus Tropas , y no habiéndole voluntaria-
mente entregado el Rey Phelipe , no estaba obligado
á mantener lo que por él habia ofrecido en el Trata-
do de Londres. La Francia , y la Inglaterra respon-
dieron , que estaba capitulado , no alterarle por suce-'
so alguno , fausto , ó infausto de la Guerra.
3^7" Estas , que parecían respuestas imperiosas , y
dar la ley , desagradaban sumamente al Emperador,
pero pedia la necesidad contemplar á los que se ha-
bian declarado amigos , con esperanza , de que si po-
TomoII^ Rr §eÍ£^
314 Comentarios de la Guerra de España.
seía Ja Sicilia , por fuerza de sus Armas, como se lo
ofrecía el Conde de Merci , podía dilitar las condicio-
nes favorables á la España , que consistian en la Re-
nuncia á aquel Trono , y el reconocimiento de succe-
sion á Toscana , y Parma. En la renuncia habia deter-
minado no dcxar el Titulo de Rey Catholico , del qual
no solo usaba , pero quandose ofrecía , creaba Gran-
des de España , porque le era pesado irse despojando
de aquella prerrogativa , ó señal de la acción á la
Monarquía Española , que tanta guerra, y trabajóle
costaba ^ ni veía de buena gana , que todavía pusiesea
en sus dictados el Duque de Saboya ser Rey de Sici-
lia ^ porque también se intitultaba Rey de Cerdeña , pe-
xo su Ministro en Viena fingía no entender este desagra^-
do del Emperador , y habia muchos meses , que insta-
ba le ganasen á su Amo la Cerdeña por fuerza de Ar-
mas 5 habia ya determinado esta Expedición la Corte
de Viena , con acuerdo de sus Aliados. La Inglaterra
no quería concurrir en mas , que en comboyar con la
Esquadra que tenia en el Mediterráneo , Tropas. La
Francia ofrecía sus Galeras , y con efecto , creyendo
se executaría esta empresa, las hizo pasar á Genova,
mandadas por el Baylio de la Platería. Tenía preveni-
dos el Emperador ocho mil hombres á cargo de Bonr
neval para eso , y todo tren de Artillería 5 y hasta do-
ce mil con las provisiones, y víveres, daba el Du-
que de Saboya. A este efecto previno en Genova gran
-cantidad de granos,
3f 8 Esta empresa no era tan llana como se la ñ-m
guraban los Alemanes ^ porque estaba Cerdeña guar-
necida de mas de quatro mil hombres de buenas Tro-
pas. Era su Gobernador General Don Gonzalo Chacón,
y de Caballería lo era el Vizconde del Puerto , hombre
esforzado, y vigilante, que pgs^ aquel Castillo en la
me-
Tomo segundo. Año de M. DCCXIX, 3 1 5
mejor defensa. Envió el Ministro, que residía en Ge-
nova , cantidad de municiones, y estaban las tres Pla-
zas de aquel Reyno prevenidas para una larga resis-
tencia. Las cosas de Sicilia no pedian esta distracción
de Armas del Emperador , y clamaba incesantemente
Merci se le enviasen las Tropas destinadas á Cerde-
ña , contra la qual siempre habia tiempo^ y ganada la
Sicilia , no se podia mantener aquella Isla , porque
cargaría contra ella toda la Guerra. Estas justas con-
sideraciones hicieron desvanecer la empresa , y paso
Bonnevál á Mecina , como hemos dicho , porque el
Emperador quería antes asegurar sus cosas , que las
agenas, y veía, que de necesidad habia de alargar
la Cerdeña el Rey Catholico , acosado de tantos , y tan
poderosos Enemigos , y gobernada su Monarquía por
un hombre aborrecido singularmente del Rey de Ingla-
terra , y el Regente de la Francia , contra quienes no
.habia perdido diligencia , ni la Corte de Viena estaba
lejos de creer , aunque vanamente , que Alb^roni ha-
bía conspirado contra la vida del Emperador 5 á lo
menos creyeron tenía inteligencia con Mon-Señor Cini,
Consejero Áulico , que á instancia del Emperador,
habia sido preso en Turin ^ y enviado al Castillo de
Milán.
3jr9 A esta sazón también se fulminaba un rigoro-
so Proceso en Viena, contra el Conde Nimsech , cu-
ñado del Conde de Altám , que era muy favorecido
del Emperador; se habia puesto á question de tormen-
to al Abad Tedeschi ^ pero en todo eso no habían
concurrido las maliciosas artes de Alberoni, porque
después se averiguó ser el delito de Nimsech, reve-
. lar al Abad Tedeschi , y éste al Ministro de Saboya,
secretos de Estado, que sabia por su Oficio de Con-
sejero Áulico , y otros que con arte podia penetrar de
Rr2 su
3 1 6 Comentarios de la Guerra de España,
su cuñado. Cini tenia culpa semejante , p jr la mala
conducta que había observado en Venecia ^ y se des-
engañó la Corte de Viena , que hasta allá no habian
podido llegar las artes de Albcroni : verdaderamente no
dcbia aborrecerle el Emperador , porque por la utili-
dad que le había resultado de su conducta , mas pa-
recía Ministro Cesáreo , que de el Rey Cathoiico. Es-
taba empero en suma en desgracia del Regente, y del
Duque de Parma su Soberano, á quien, después que
fue Cardenal , no tenia tan perfecta atención como era
justo , conocía el Duque lo descabellado de aquel Go-
bierno , los progresos de las Armas Austríacas , el ab-
soluto dominio, que iban tomando en Italia, con apa-*
riencias de ser cada dia mayor, y persuadía á la Cor-
te de España la paz 5 pero se había ya empedernido
el animo de Alberoni , y hacia vanidad de la obsten-»
tacion, Hizose preciso á los que aborrecían la Guer-
ra, y temían peligrar e'n ella, apartar este hombre
de los oídos del Rey, tomó esto á su cargo el Duque
de Orleans , y por medio del Marqués Annibal Scotti,
que era el que mas temía , y peligraba , hizo entrar
en este dictamen al Duque de Parma.
380 Hallóse acaso en París Mílord Peterbourgh,
que por su gusto , como muchas veces acostumbraba,
había de baxar á Italia. Era su genio ingerirse en to-
dos los negocios , y bien conocido esto del Regente,
le encargó que se viese con el Duque de Parma , y
se determínase á la ultima disposición de echar de
España á Alberoni , asegurándole , que sin esta condi-
ción , nunca veria la paz , tan deseada de todos , y
necesaria , no sin sospt chas del Emperador, que el
Duque de Parma fomentase la Guerra. A Peterbourgh.
no le pareció conveniente ir á Plasencia , por no dar
sospechas á los curiosos, y en Novi , Lugar del Ge-
flOn
Tomo segundo. Año de M. BCCXIX. 3 i jr
novesado , tuvo de acuerdo una conferencia con un Mi-
nistro de Parma, este secreto entonces le penetraron
pocos. Al fin , armados de grandes papelones, que des-
cubrían la vida , y conducía de Alberoni , que le man-
dó dar el Duque de Orleans , pasó á Madrid el Mar-
qués Annibál Scotti , con carácter de Enviado del
Duque de Parma a aquella Corte. También este le
dio las instrucciones necesarias , y escribió cartas con-
fidenciales de- su puño á el Rey Catholico, y á la Rey-
na. Todos los instrumentos se reducian á ponderar al
Rey el reconocimiento de la ruina de su Monarquía , la
necesidad de la paz , y la imposibilidad de hacerla , te-
niendo mano en el Gobierno Alberoni , no solo por su
conocida pertinacia , sino porque creian los Enemigos,
que no serian sólidas , y firmes las convenciones , es-
tando á los cidos del Rey un Ministro , á quien creian
de tan mala fe , y que no reputaba cosa abominable el
faltar á la palabra.
381 Ko costó poco trabajo á Scotti tener una lar-
ga , y secreta Audiencia con los Reyes , porque Albe-*
roni , que tan sospechoso , y lleno de recelos vivia
( lo que á todo Ministro le sucede) aplicaba el ma-
yor cuidado á que nadie hablase con el Rey: conocía
estar perseguido de todos , y con especialidad de todas
las potencias enemigas de España. Habia visto decli-
nar en parte la satisfacción, que antes tenia el Rey
ele su conducta, y ieia en el semblante de la Reyna
algún enfado de toda la autoridad , que le habia dado.
Estaba entre si imaginando ei retirarse voluntariamente:
retiíóbc, pero no tema adonde, porque no era Obispo de
Malaga, m Arzobispo de hevilia.
382 Ei Rey, que ya habia hecho, sobre el pre-
sente estado de ias cosas , seria , y repetida r efíexion,
ayudada de las g^ue insinuaba ei Confesor , se acabó de
de-
3 1 8 Comentarios de la Guerra de España.
determinar , leyendo los papeles del Duque de Or-
leans , y las cartas del de Parma ^ y viéndose casi
precisado ano proseguirla Guerra empezada , salien-
do con la Reyna, y el Principe el dia 5. de Diciem-
bre al Pardo , dexó un Decreto en manos de Don Miguel
Duran , Marqués de Tolosa , Secretario del Despacho
Universal, Parte de Guerra, y Marina, escrito de su
propia mano , con orden se le notificase al Cardenal,
era su tenor: »> Que estando obligado á procurar á sus
»> Vasallos las ventajas de una paz general , para la
>>qual se buscaban los medios, que la hiciesen sólida,
f> y duradera^ y queriendo para eso quitar todos los
9> obstáculos , que pueden retardar una obra , en. que
» tanto interesa el bien publico , como también por otros
» justos motivos, había resuelto apartar de los nego-
« cíos en que tenia el manejo al Cardenal Alberoni ; y
«al mismo tiempo ordenarle salir de Madrid en termi-
»no de ocho dias^ y de los Reynos de España en
« tres semanas , con prohibición de no mezclarse mas
«en cosa alguna del Gobierno , ni parecer en la
» Corte , ni otro lugar , en que el Rey , la Rey-
«na , lí otro Principe de la Casa Real se pudiesen encon-
« trar.
383 Esto hirió altamente á la soberbia del Carde-
nal , quanto menos esperado : creia seria mas honrada
su caida , en caso de apartarle de los Negocios 5 por-
que siendo uno de los Prelados de España, era imagina-
ble le mandasen retirar á Malaga , de donde le queda-
ban las Bulas 5 aunque había renunciado, pero el K^Yy
y la Reyna entraron en el conocimiento del daño, que
les ocasionaba la desgraciada conducta de este hom-
bre , que no salió como se pensaba. No faltó quien le
subministrase al Rey , tenia motivos para prenderle , y
construido el proceso informativo, enviarle á Roma;
pe-
Tomo segundo. Año de M. DCCXIX, 3 1 9
pero no le pareció poner las manos en lo Sagrado de
la Purpura , fic^ndo que lo haria su Santidad , quando
le tuviese mas cerca , porque lo contrario era entrar
en grandes empeños ú se entregaba ", ó no al Ponti^
fice , en caso , que los cargos no perteneciesen á mate-
ria espiritual.
384 Pidió el Cardenal , se le permitiese una vez
hablar al Rey , ó la Reyna : negóscle , y se le con-
cedió escribir; creyeron muchos, que el Rey no leyd
esta carta , y le mandó responder , que obedeciese.
También se le ordenó , que entregase los papeles, que
tenia, pertenecientes á los interiores manejos , los cau-
dales que tenia el Rey , y la quenta de como se ha-f
bian distribuido , y quantos habian estado á su dispo-
sición. Todo lo obedeció, aunque sus émulos decian,
que no habia entregado mas papeles , que los insubs-»
tanciales , reservando los mejores , ni cuenta de los
caudales tan clara , como era preciso , ni á la verdad
era posible darla. Él Rey no quiso hacer examen ma$
riguroso de papeles, ni dinero , aunque lo deseaba el
Marqués Annibál Scotti , que en nombre de su Amo le
pidió al Cardenal los papeles de su pasado Ministerio
de Parma ; también entregó los mas inútiles, dicien-
do , habia ya enviado al Duque los demás. Toda esta
represa la hizo de algunos papeles j para tener ar-i
mas (según después se conoció) no solo para defen^
derse de los cargos , que creia le podia el Papa ha-
cer , sino aun para descubrir secretos de Estado , quan-
do le importase á su crédito , y á la buena opinión
de su conducta pasada : empezaba desde entonces á es *
tudiar , y prevenir aquellas artes , que reparasen la
presente desgracia : pidió al Rey Pasaporte , y Escol-^
-ta , por la seguridad de su persona, y aun expresó, que
^in él no podía pasar por la Francia , por los preceden^
' - tes
3 2 o Comentarios de la Guerra de España,
tes disgustos, ni embarcarse , sin otro del K^y de In-
glaterra.
385 El Rey le di6 el suyo , y una Escolta , y le
insinuó , iba seguro hasta Italia : por lo qual escribió
al Regente de Francia se le concediese. El Cardenal
luego trató de poner en salvo sus papeles , por va-
rias partes , y caminos extraviados. Nadie le vio an-
tes de partir , mas que Ministros extrangeros. Machos
de los Españoles creían no haber tenido dia mas feliz,
que aquel en que le vieron dexar la España , porque le
habían concebido un fatal aborrecimiento. Otros mu-
chos fueron de tan contrario dictamen , que juzgaron,
que en este solo hombre habia perdido mucho la Mo-
narquía Española , y el Rey Ministro , que no pen-
saba en otra cosa , que en su Real servicio , en la re-
cuperación de lo perdido , y crédito de sus Armas,
pareciendoles , que en esta ocasión no hubiera salida
del Gobierno ^ y no se le puede negar la gloria , de
que los tres Enemigos irreconciliables de España, que lo
eran á la sazón el Emperador, el Duque de Orleans, y la
Inglaterra, se conspiraron en sacar á este hombre de Es-
paña, diciendo por el tanto los Españoles afectos al Car-
denal , que no lo harían esto por el bien de la Nación,
aunque el Regente , el Inglés , y el Emperador ponde-
raban , que debia hacerse asi , por la conservación de la
paz.
386 A II. de Diciembre salió el Cardenal de la
Corte para Aragón : un Oficial le alcanzó en Lérida,
pidiéndole de orden del Rey algunos papeles , que no
se hallaban, y para eso las llaves de sus cofres , que
entregó puntualmente. Halláronse algunas escritu-
ras de las que el Rey buscaba 5 pero no las mas eáen-
cíales. También se le halló una letra de cambio de 2$d.
doblones , que hizo pedazos en presancia del Oficial.
Pro-*
Tomo segundo. Año M. DCCXIX. 321
Prosiguió su viage , y antes de llegar á Girona fue ata-
cado de unos Miqueletes^y á no llevar tan buena Es-
colta 5 le hubieran cogido , y hecho pedazos , porque
estaban muy mal con él los Catalanes ; porque du-
rante su ministerio se habia conquistado á Barcelona , y
sujetadose lo mas de aquel País. En este encuentro le
mataron un Criado , y dos Soldados del Rey. El Carde-
nal , saliendo de su Calesa llegó á pie á Girona disfra-
zado: entró en Francia con Pasaporte del Christianisi-
mo, y un Oficial del Regimiento de la Corona le fue
acompañando hasta Antivo: dudóse , si era quererle ha-
cer este honor por hidalguía el Regente, ó asegurarse
de su persona , para que con nadie comunicase ^ por-
que creían los Principes , y aun muchos Ministros
Españoles , que todo esto era fingido , que no ha-
bia caido de la gracia del Rey , y que solo se le
apartaba de España para hacer la paz j pero que volve-
rla luego.
38;^ Esto mismo insinuaba con términos obscuros
en sus cartas el Cardenal á sus amigos, principalmen-
te á los que tenia en Genova , donde pensaba hacer su
mansión , y se le prevenía un quarto en el Convento de
los Padres Claustrales. El Rey daba bastantes mues-
tras, para que creyesen habia enteramente caido de
su gracia ^ porque no solo tomó el dinero , que él ha-
bia dexado en poder de la Casa de los Pitís , pero aun
en otras partes 5 y en Genova se hizo recobrar el qué
el Cardenal por letras habia enviado : eran sin duda
caudales del Rey enviados para la Guerra , porque Al-
beroni no tenia rentas para acumular tanto dinero. Sos-
pechaban algunos 5 que tenia gran cantidad en Poder
de un Gentil Hombre, llamado Fracisco Maria Gri-
maído , persona de quien podia fiar por su antigua
amistad ; y la experiencia , que Alberoni tenia de la in-
Tomo IL Ss ter
32 2 Coffiejit arios de la Guerra de España.
tegridad del sugeto , y haberle hecho algún beneficio.
Este punto es para nosotros obscuro 5 porque Grimal-
do lo negaba acérrimamente 5 ni en los Libros de los
Bancos de San Jorge parecia : uno , y otro era poca
prueba para el desengaño ^ porque ni Francisco María
Grimaldo habia de confesarlo, ni ppniendo en varias
cabezas el dinero, y dándole varios gyros, se podia pro-
bar su dueño 5 ni probándolo habia medio como lo re-
cobrase el Rey ^ porque la Casa de San Jorge es
una República aparte , donde están seguros los cauda-
les de qualquiera , por la buena fe , que en esto se
observa.
388 El Rey se explicó con todos sus Ministros,que
servian en las Cortes extrangeras de lo indignado , que
estaba contra Alberoni^ y en prueba de que habia he-
cho muchas cosas sin su noticia , pidió las cartas ori-
ginales , que Alberoni les habia escrito desde el año
16. y copias de las de los Ministros á Alberoni, con
quenta de los caudales , que de su orden hablan admi-
nistrado. Al Ministro , que residía en Genova , se le or-
denó invigilase en los pasos , y operaciones del Car-
denal : prohibiósele el verle , y del tenor de las orde-
nes se le dio á entender, quedaba pendiente algún in-
terés del Rey en las operaciones de este hombre. Se
proveyó luego el Arzobispado de Sevilla : se alzó el
destierro al Duque de Populi , y se le restituyeron sus
empleos , y se puso en libertad á los Duques de Vera-
guas , y Naxera. Todo era haber desaprobado el Rey
( mejor informado ) lo que Alberoni habia hecho. Este
fue un nuevo exemplar de los innumerables Ministros
de Principes, que subieron , y baxaron en todos tiempos^
aunque este quedaba en tal escalón con la Purpura que
nunca podia baxar mucho.
189 Habíanse retirado los Franceses, donde solo
que-
Tomo segundo. Año de M. DCCXIX. 323
quedaban algunos Regimientos aquartelados en tierras
de España , y los Presidios de los Castillos , que ha-
bían tomado , á su abrigo tornaron las Armas contra el
Rey mas de 29. Catalanes , que infestaban el País
abierto 5 ocupaban los caminos , y siempre huyendo de
las Tropas del Rey , robaban, y executaban sus acos-
tumbradas crueldades. Uno de los Rebeldes , que esta-
ban en Italia, pasó con Patente del Christianisimo á po-
nerse á la cabeza de ellos : las Ciudades , y las Pobla-
ciones no tuvieron parte en esta sublevación : todo era
de gente baxa, y facinerosa , mas pobre con la quie-
tud , que por eso aborrecian. En ausencia del Principe
Pío , mandaba el Principado Don Francisco Gastano
de Aragón , Teniente General : no hablan aun vuel-
to de Navarra las Tropas 5 y asi duró este desor-
den hasta que se restituyó el Principe Pió á Cata-
luña , que luego salió á Campaña , para recuperar la
perdida.
390 Iba por Intendente de este Exercito Don Jo-
seph Patino, al qual creian todos apeado de su autoridad^
porque se la habia dado demasiada Alberoni, y habia sido
el instrumento de sus principales operaciones : carga-
ban entonces sus Enemigos , contra Patino , que ios
tenia muchos , acusábanle de la profusión de inmen-
sos tesoros , y que no habiendo despedido á tiempo
la Armada Naval de Mecina , habia sido la causa de
haberse perdido, porque Don Antonio Gastañeta , para
disculparse , cargaba todo contra él , y se renovaban
estas acusaciones ahora , que le imaginaban caido. Na-
da de esto ignoraba el Rey , porque tenia cerca de si
quien se lo ponderaba^ pero no quiso poner en juicio
formal la materia hasta mas indagación , y se mantenía
con Patino indiferente.
391 La ausencia del Cardenal volvió á estrechar con
Ss 2 el
324 Comentarios de la Guerra de Espaua.
el Rey al Marqués de Grimaldo , por quien] corrían
los negocios de Estado, y otros los principales de la
Monarquía. El Rey puso las dependencias regulares en
los Tribuntiles que tocaba, y dio mas gratos oídos á la
paz Estaba todavía en Madrid el Barón de Clostér, y
habiiín los Estados Generales délos Países baxos obte-
nido délos Aliados otro termino de tres meses mas,
para que la España admitiese el Tratado de Londres,
y asi despacharon un extraordinario con una carta al
Rey Phelipe , la mas bien ponderada , para inclinarle á
la paz: la respuesta , por no perder el método hasta
aquí observado , toca al siguiente año , porque este
espiro, sin que en el breve termino que quedaba de
el 5 desde la salida del Cardenal , se pudiesen compo-
ner cosas tan grandes, aunque luego que este dexó la
España entraron los Aliados en esperanza de que es**
taba concluida la Guerra 5 porque contra ella fuerte-
mente trabajaba en Madrid el Duque de Parma por me-
dio de su Ministro Annibal Scotti 5 y el Abad Dubois
se entendía ya con el Confesor del Rey Catholico, pa-
ra persuadirle la paz : la quería el Rey ardientemente,
pero no de aquella forma propuesta , y sin mejorar al-
gún articulo , porque sentía mucho restituir la Cerdc-
ña ; quería que al Emperador le costase la Sicilia , dar
un equivalente al Duque de Saboya , y no sujetar feu-
datarios del Imperio los Estados de Toscana , y Par-
ma : los Aliados no querían mudar una letra de lo ya
convenido entre ellos j y esto era lo que embarazat^a
al Rey Catholico , combatido presentemente del do-
lor de hciber muerto el Infame Don Phelipe en 29. de
Noviembre , á los siete años cumplidos de su edad.
Vt^Gstost tomaba pretexto, para no admitir en Es-
paña el Padre Francisco de Castro, que ya se endere-
zaba á ella 5 porque era hechura de Aiberoni , y no que-
ría
Tomo segundo. Año de M, DCCXIX. 325
ria el Rey mudar Confesor , como el Cardenal algu-
na vez se lo había insinuado.
392 Castro llegó después á Alicante , pero no se
le permitió pas?^ á Madrid , diciendo cesai>a el moti-
vo á que le llamaban , que era , á ser Maestro de el
Infante Don Fhelipe. Contra el Cardenal tuvo el Rsy
nuevo 5 y mas gíande motivo de indignación 5 porque
olvidado de si mismo , y de quanto al Rey debía , es-
cribió deí^de Francia una carta ai Duque Regente , en
que hablaba de él con poca veneración de aquel Prin-
cipe, usando de íein.inos ofemivos á la IVlagestad,
y para hacer mas negra , é indigna la operación , quiso
comprar la protección deí Regente , con ofrecer reve-
larle las personas que contra el se habían conjurado
en Francia , y muchos secretos de la España , impor-
tantes á su seguridad. El Regente despreció tan vil
ofrecimiento , y todo llegó á noticia del Rey Catholi-
co 3 el modo se ignora.
393 Muchos creyeron había el Regente enviado
copia de la carta al Rey 5 de esto no nos consta ^ pe-
ro sí de que al Rey daba esta razón mas de indigna-
ción contra Alberoní 5 que negaba, no haber tal car-
ta escrito. No Ja hemos visto, pero sí alguna minuta
de ella , enviada de Francia , cuyo resumen también se
vio en las Cortes de París ,Viena, Londres , y en mu-
chas de Italia 5 y muchos fueron de parecer , que esta
carta fue mandada hacer , y prohijada al Cardenillo
que siempre se ha mantenido con inclinación á los in-
tereses de España.
ANO
3 2 ó Comentarios de la Guerra de Es pana.
AÑO DE M. DCCXX.
394 4 La carta que los Estados Generales es-
¿\^ cribieron al Rey Catholico, como di-
ximos, se dio la mas urbana , y benigna respuesta en
4. de Enero, para obligarlos á que se empeñasen con
los Aliados á admitir el Proyecto de paz, que se en-
vió al Marqués Berreti, para presentarle á aquel Go-
bierno , estos eran sus Articulos : Que se restituirian á
la España las Plazas tomadas en Europa , y en Ame-
rica : Que se evacuarla la Sicilia , y las Tropas Es^
pa ñolas serian transportadas á gastos de los Aliados,
con Armas, Artillería, y municiones á España: Que
restituirian todos los Navios , y buques, tomados en es-
ta Guerra , principalmente en la acción de 11. de
Agosto del año de 18. en los Mares de Siracusa , y
el Navio del Señor de Martinitz , que se habia reti-
rado á Brest con dinero, y efectos de la España : Que
la cesión de Sicilia al Emperador , seria con el dere-
cho de reversión, como se habia dado al Duque de Sa-
boya : Que se restituirla Puerto Mahón , y Gibraltar
al Rey ; Que quedaria á España la Cerdeña , y se
restituirian las Plazas de Orbitelo y Puerto Hercules;
Que, los Estados de Toscana , y Parma no estuviesen
sujetos al Imperio, como Feudos: Que la succesion se
extenderla á las hembras , y que pasaria desde luego
el Infante Don Carlos á Toscana , donde , ni en Par-
ma no habia de haber Presidio alguno : Que se debie-
se solicitar la restitución de los Estados de Castro , y
Roncilion , que posee el P^pa en perjuicio de la Ca-
sa
Tomo segundo. Año de M. DCCXX, 327'
sa de Farnés ^ porque en la investidura de Pablo iíl.
en la Erección de aquel Ducado, las mugeres venían
nombradas á la succesion , en falta de Varones , y aun
los hijos naturales de la dicha Casa : Que la domina-
ción, y el Comercio de las Indias Occidentales se de-
bían arreglar según el Tratado de ütrech : Que el Rey
Catholico se reservaba en el Congreso otros puntos
pertenecientes á los Vasallos , y que nombrarla sus
Plenipotenciarios quando se hubiesen concordado en ei
lugar.
395 Los Estados Generales enviaron copia de es-
te Proyecto á París , donde los Ministros de los Alia-
dos , en 19. de Enero , tuvieron sobre esto una junta,
y declararon hablan visto con dolor estos Artículos,
que destruían el Tratado de Londres, y París , que
servían de vasa inmutable á la paz , sin los quales
no se podia executar, y declararon proseguirían en la
Guerra , si espiraba el termino dado al Rey Catholi-
co. Los Olandeses despacharon luego un Expreso á
Madrid , para que su Ministro esforzase sus Oficios , á
que el Rey Phelipe se conviniese. El Conde Stanop
envió también á Madrid al Secretario Schaub. No se
descuidó el Regente con el Padre Daubanton , ni el
Marqués Annibál Scotti con la Reyna , y con el Mar-
qués de Grimaldo. Al fin tantas persuasiones vencie-
ron el animo del Rey Phelipe, que hizo un Decreto,
en que dando por motivo el bien público , y la quie-
tud de sus Vasallos, adhería, y aceptaba el Tratada,
firmado primero en Londres en 2. de Agosto de if 18.
y después ratificado en París. Este Decreto , y los Po-
deres de Plenipotenciario , para formar solemnemente
esta adhesión, se enviaron al Duque de Orleans, á
quien encargó su confianza el Rey Catholico , para cum-
plirle la palabra de interponerse á la execuclon de la
re-
328 Comentarios d¿ la Giierra de "España,
restitución de Gibraltar , y Puerto Mihon , porque se
ie había insinuado , que habia ofrecido el Rey Jorge
restituir la primera , y que se trataría del modo de re-
cibir un equivalente por la segunda.
396 En esta resistencia, que mostró el Rey Catho-
lico á la paz , hizo ver , que no obraba por si solo
Alberoni en los movimientos pasados , y quejsu Amo,
no estaba poco acalorado en los mismas 5 pero desde
su allanamiento depuso el Regente su ira, vióse satis-
fecho con la expulsión de Alberoni , y con la entera
confianza del Rey Phelipe ^ y asi se puso de acuerda
con la España, ofreciendo sus mas eficaces oficios pa-
ra lo que deseaba. El Marqués Berreti , con poderes
del Rey Catholico , firmó esta adhesión al referido
Tratado en el Haya á los ijr. de Febrero , con los
Ministros de los Aliados , que alli se hallaban , por
el Emperador el Conde Leopoldo de Vium 'Disgratz:
por la Francia el Señor Florian de Morbille , por la
Inglaterra el Conde de Cadogán. Estos Artículos son
ios mismos que se le fueron propuestos , y referimos el
año antecedente.
39^ A esto se seguía la convocación del Congre-
so^ pero se suscitaron muchas dificultades, y la mayor
era la evacuación de la Sicilia , y Cerdeña , porque los
Aliados querían por Preliminares de la paz la exe-
cucion del Tratado , y mientras esto se discurría , na-
ció otra mayor dificultad, que habiéndose hecho publi-
car la promesa de la Francia á la España sobre lo de
Gibraltar , el Parlamento de Inglaterra no queria con-
sentir á la restitución de esta Plaza , aunque el Rey
Jorge se inclinaba á esto , ó porque hubiese contrahi-
do alguna obligación con la palabra dada á la Fran-
cia , ó porque conocía ser de poco útil , y no de pe-
queóo gasto aquella Plagia á los Ingleses , como ha
Toffío segundo. Año de M, DCCXX. 329
mostrado la experiencia , conira las esperanzas , que
habían concebido quando la ganaron. El Chrisiia^isi-
mo , que tenia resuelto la demolición de las Fortifica-
ciones que habian ganado ea Guipúzcoa y la Navarra
baxa , man ió suspenderla , aunque llegando con sus
Tropas el Principe Pío á Cataluña á los prin)eros
dias de Enero , iba abanzando , para sacar á los Fran-"
ceses de la Gonza de Tremp, donde se hallaba con
alguna gente el Marqués de Voaas , y como esto era
inferior en fuerzas , se retiró á la Cerdeaa ^ con mas
precipitación , que era lícito á los que le gloriaban
vencedores , y se incorporó coa las Tropas , que man-
daba el Marques de Firmaacon , que se coniponian de
once batallones, quialentos Granaderos y dos mil y
quinientos Veteranos , sacados de los Presidios del Ro-
sellon 5 añadíanse á estos mas de dos mil Arcabuce-
ros de campaña y Miqueletes , los mas rebeldes de
su Soberano , que ya temiendo el rigor del Principe
Pío , se habian abrigado de las Tropas de Francia.
Ocupaban éstos los caminos reales , pero los Españo-
les pasaron , aunque trabajosamente por la mucha nie-
ve , el que llaman Coll de Quesalt , y atacando los
enemigos , los pusieron en confusioH , retirándose has-
ta el cañón de Mont-Luis , y dexaron á los Españo-
les toda la Cerdeña franca. Desde Puicerda se hizo un
destacamento á cargo del Teniente General D. Tibe-
rio Carrafa, para atacar, dándose las manos con las
Tropas dcVich y Girona, los Quarteles, que tenían
los Franceses en Ripoll , Camprondon y Aulot , que no
aguardaron el combate, y se retiraron á Francia 5 lue-
go el Principe Pío pasó áCastel, Ciudad ya de ante-
mano bloqueada, y la noche del día 22. de Enero abrió
la Trinchera contra la Torre Blanca ^ dos dias después
capituló la Guarnición, que era solo de cincuenta hom-
Tom, 11. Tt bres.
3 3^ Comentarios de la Guerra de Españn,
brcs , y quedó prisionera de guerra \ que ^ aba el Cas*
tillo, que á los 29. se rindió. Esto, aunque parece^
cosa de poca importancia, era de sunna entidad para
sosegar los Rebeldes de Cataluña, á los qua'es pudo
despees el Principe Pió perseguir con mayor comodi-
dad ^ bien , que los cabos principales se pasaron á do
núíúo del Bey Chrisiianisimo.
198 El Cardenal Alberoni , desde Francia tuvo
f)ríT.a para que en Genova sus amigos pidiesen una
Ga'era á la República , que le traxese desde Antivo,
de dc-nde sin tocar en Genova , pasó á Sestri de Le-
vante , Lu^ar del Genovesado : halló aqui cartas del
Duque de Parma , en que se le insinuaba , no entrase
en aquel Estado , y lo propio hizo el Poniifice , y mas
le hizo pre.^entar por los Ministros del Cardenal Lo-
renzo Fiesco , Arzobispo de Genova , ura carta del
Cardenal Pauluci , en que le ordenaba el Puntifice no
valerse del Breve que le habia concedido , para que le
pudiese qualquier Obispo consagrar. Esto tiraba, á que
no querían las dos Cortes de Roma y España , que
fue.se Obispo de Malaga , y se estudiaba en aqueÜa
el modo cómo quitarle el Obispado^ pero no le habia
sin que precedie-e cargo formal y semencia.
399 Todas e-tas deinostraciones pusieron en avi-
so al Cardenal, y en la' inteligencia de que no solo
había él enteramente caido de la gracia del Rey , pe-
ro que le hacian algunos cargos ^ y ya se reservaba
mas en la casa en que vivia , y por medio de sus
confidentes envió secretamente á Genova lo mas. pre-
cioso que tenía en su poder y algunos papeles, de
los quales entregó al Canónigo Benamin de Plasencia,
su grande amigo. Habia tomado Pasaporte del Gober-
nador de Milán Conde de Collcredo , para pasar por
dominios del Emperador al Estado del Papa , pero ya
coa
Tomo segundo. Año de M, BCCXX, 331
con estas disposiciones , que significaban armara
sele no conocidos riesgos , resolvió quedarse en Ses-»'
tri.
400 Eí Rey Católico , que no había querido po-
ner las manos en la Púrpura y detenerle en sus Reynos,
mejor informado de las operaciones del Cardenal,
creyó , no debían quedar muchos excesos sin castigo,
y con acuerdo del Duque de Parma pidió al Pontífice
se asegurase de la persona del Cardenal, y le envío
materiales para construir el Proceso , porque ni aun
el informativo había querido el Rey empezar. El Pon-
tífice se valió del Cardenal Joseph Renato Imperial,
Genovés, para que escribiese al Senado de Genova, se
arrestase la persona del Cardenal Alberoní , y escri-
bió al dicho Imperial un papel , en que le decía : Que
por las reelevantisimas razones , que á su tiempo se sa-
brían , importaba sum.amente á la Iglesia , á la Santa
Sede, al Sacro Colegio, y que aun se podía decir con
verdad á la Religión Católica y á la Christiana Re-
pública, que luego se asegurasen de la persona del Car-
denal Alberoni , para hacerle inmediatamente pasar al
Castillo de San- Ángel, y proceder contra él con aque-
llas resoluciones , que fuesen justas 5 y añadió , que
mandase al P, Maineri , Religioso de la Congregación
de los Ministros Agonizantes , pasase luego á Ge-
nova con esta comisión, y eUregase un Breve de su
Santidad sobre el propio asunto.
401 Executólo puntualmente el Cardenal Imperial,
dándole oportunidad favorable para esto , el que el
actual Dux de Genova era de su propia casa y su
amigo, llamado Ambrosio Imperial , á quien, y al Go-
bierno , escribió una carta bien expresiva , enviando
copia del papel , que le había escrito el Pontífice , pa-
ra que fuese el Cardenal Alberoni arrestado y tenido
* Tt 2 ea
333 Comenfarto^ de la Guerra deEspaña.
en esta custodia , hasta que el Papa eaviase por A
Con estos despachos llegó el dia 24. de Febrera el Pa*
are Maineri á Genova , y entregando luego al Dux sus
cartas , éste juntó los C >legios , aunque era dia de
Fiesta , donde hubo reñida disputa; porque 00 le fal-
taban á Alberoni entre aquellos Senadores algunos ami*
gos. Por pluralidad de votos viendo asegurar al Pon-
tífice, qte esta prisión importaba á la Religión Ca--
tólica , se mandó arrestar en la propia casa , en que:
vivia en Sestri , poniéndole por guarda una Compañía
de Soldados con el Coronel Mogavi , siempre á la.
vista.
402 Este arresto le pareció al Gobierno provisto*^
nal , porque no determinó entregar la persona del Car-
denal , si no le constase ser rea convencido en mate-
ria de Religión: por eso respondiendo el Gobierno e»
carta del Secretario Juan Vicente Bentuxa al Carde-
nal Imperial, insinuó, necesitaban saber individualmen*
le los cargos ^, que al Cardenal se le hacían, para ver,
si era digno de ser entregado, sin violar el derecha
de la Hospitalidad. El dia 2. de Marzo el P* Maineri
presentó al Dux copia del Breve Pontificio , porque
el original no le dio hasta el dia 8. en que tambiera
llegó la respuesta del Cardenal Imperial, que conte-
Dia lo mismo^ que el Breve. Se reduelan los cargos á
tres puntos..
403 Que feabia empleado el dinero de las Bulas dí2
la Santa Cruzada y otros Subsidios Eclesiásticos ea
guerra contra Principes Católicos : Que la habia mo-
vido en tiempo que la tenia el Emperador contra eí
Turco, causando tantos daños á la Europa y á la Ita-
lia; y que habia, por particulares intereses, prohibido
á los Subditos de España de tomar Bulas de la Dataría
de Roma, por los Beneficios, ^ue conferia el Pontince-
Y
Tomó segundo. Año de M. BCCXX, 333
y estos cargos , examinados p(jr el Gobierno de Genova
en lajinta del que llaman Concellato, parecieron in-
subsistentes, y que no llenaban la expectativa y la grari
máquina de delitos , qiie habian concebido por la pri-
mera a ercion del Pontifice en el papel escrito al
Cardenal Imperial , y en el Breve , que entregó el
P. Maineri ^ y creyendo no bastaban á violar el De-
recho de las Gcnies y el de la Hospitalidad , habién-
dose Alberoni C( mo refugiado al Estado de la Repú-
blica 5 le pusieron en libertad : y escribiendo al Pon-
tifice una carta muy reverente y obsequiosa, en que
narraban los motivos de esta resolución , por no ha-
ber hallado en los que el Papa había significado bas-
tante material á la infracción de las Leyes , y á las
del Derecho de las Gentes y de la pública libertad,
á la qual tenia el Cardenal Alberoni derecho una vez
acogido á la Soberanía de esta República , que por
su propio decoro le debía observar el de la Hospitali-
dad , qiae se le había concedido aún en atención á su
Sagrada Púrpura-
404 No solo con esta respuesta indignaron los
Genoveses al Pontifice , pero aún al Rey Católico.
El Marqués de S^ Pheiipe su Miíiistro en. Genova,
había hecho fuertes representaciones , para que no se
sacase al Cardenal del arresto, porque tenia en ello
interés su Soberano, y que se le entrega en quantos
papeles tenia en su poder el Cardenal , pertenecien-
tes al pasado Ministerio , que exenio en España. No
le hicieron fuerza al Gobierno ríe Genova estas ins-
tancias , ya tenaz en su systéma ^ y respondieron co»
mas pompa de palabras y afectado obsequio ai Rey
Católico , que a>n execuciones, porque se le quita-
ron al Cardenal las Guardias , y se le insinuó saliese
del Genovesado , porque no querían empeños con
Pria-
^ ,:;4 Comentarios de la Guerra de España
Principes , que se iban poco á poco declarando , por?
que á las instancias, del Rey Católico , se unieroa
Jas del Christianisimo y Británico , por medio de
sus Ministros , que residian en Genova. También es-
cribió al Gobierno el Rey Phelipe un Despacho biea
expresivo 5 pero ni llegó á tiempo , ni los Genoveses
(muchos del partido de Alberoni) quisieron mudar
dictamen 5 y tan precipitados fueron en quitarle la li-
bertad , como en dársela. Dieron por excusa al Rey
Phelipe , que le hablan recibido ^ porque venia con su
Pasaporte y de otros Principes: Que no habían usa-
do con él , mas que con otro qualquiera , que se re-
fugiaba á sus tierras ^ y que después que hablan sa-
bido , ya muy tarde , que estaba en desgracia del Rey,
le hablan mándalo salir de ellas.
405 Alberoni viéndose perseguido de todos im-
ploró el patrocinio del Emperador , que no se le qui-
so otorgar , aun ofreciendo aquel descubrirle secretos,
que le importaban ; pero le toleró sin darse por en-
tendido , de que se habla refugiado el Cardenal á al-
gunos Feudos de Lombardía , porque saliendo con
gran secreto de Sestri , y enviando algunos criados
suyos por otros parages , para engañar las congetu-
ras 5 pasó á uno de ios Feudos Imperiales , abrigado
de sus amigos y conocidos , que los tenia muchos
en Lombardía ^ y de género se robó á los ojos y á
la noticia del mundo , que raros sabían con certidum-
bre , dónde se hallaba , y muchos creian , que escon-
dido en Genova.
406 El Rey Católico , pidió á los Genoveses
satisfacción de esta, que imaginaba ofensa, ó poca
atención á una Representación hecha en su nombre ^ y
lo propio instaba el Pontífice , que se puso de acuer-
do con el Rey de España en vengarse de aquella Re-
pú-
Tomo segundo. Año de M. BCCXX. 335
pública: ésta para sincerarse, nombró Enviado Ex-
traordinario á España á Francisco Maria Baldi , y se
disponía de enviar otro Gentil Hombre sin carácter á
Roma ^ pero el Cardenal Pauluci declaró en nombre
del Pontiíice , no sería admitido , como ni lo fue Bal-
bi del Rey Catóüco , que mancfó en sus Fronteras y
Puertos de mar, no se le permitiese entrar en sus
Reynos , quando yá estaba previniéndose á partir^ y
ori^enó , que su Ministro en Genova esparciese esta
noticia , sin participar de oficio : en lo que mostró el
Rey benignidad ^ porque le quitó á Balbi el desdoro
de retroceder»
40/ El Cardenal Alberoni , antes de salir de Sestrí,
escribió una carta al Cardenal Pauluci en 20. de Mar-
zo, y al Decano de! Sacro Colegio el Cardenal FuU
bio Atali , en que hablando coí^ la mayor veneración
del Sumo Pontífice , daba las disculpas á los cargos,
que no ignoraba se le hacían , creyendo , que solo
eran los tres ya mencionados en el Breve del Papa,
y cana del Cardenal Imperial: mostraba en el con-
texto de estas cartas , casi con evidencia , no haber
sido Autor de la guerra de Iiaüa ^ antes haber a
repugnado : y daba los motivos de todo lo que el
Rey Católico habia ordenado á sus Subditos contra
la Dataría de Roma , excusándose de no haber teni-
do parte en esto y en quanto se le acriminaba , y
traia por testigos muchos Ministros del Rey de Espa-
ña , y á su Confesor el P, Daubanton.. También
en estas cartas y otras que sacó después , sin poner
el Lugar en que estaba oculto , prevenía disculpas á
los cargos que se le podían hacer, y revelaba muchos
secretos de oficio, y los mandó imprimir^ pero los
crimines que sp le imputaban eran de mas superior
inspección, aunque no nos consta del fundamento, que
la
336 Con: ert arios de ¡a Guerra de España,
que en Francia pasaba si no tiene conexión con la Espa-
ña , y solo lo hemos de paso tocado para dar á ver la
constitución del mundo , y quan vidrioso era dar aliento
con una victoria al Rey Catholico , para que dilatase
evacuar á Sicilia.
411 Habia dado al Marqués de Lede facultad de
hacer una suspensión de armas , por si ganando tiem-
po , se pudiese abrir el Congreso de paz , antes que
faliesen de aquel Reyno los Españoles. El Emperador
no queda tratar de ella , si antes no evacuaban á Si-
cilia 5 y Cerdeña , y no teniendo las ordenes genera-
les de Lede , y Merci , aunque se trató de ajuste , y
pasaron Oficiales de una parte á otra, no quisieron los
Alemanes convenir en la suspensión de armas el dia
j^. de Abril , y se movieron del Campo de Santa Nin-
fa acia Alcamo , donde estaban los Españoles acampán-
dose solo tres leguas distantes. El Marqués de Lede
se mudó á Valguarnera , pero viendo que los enemigos
por la derecha podian tomarle las espaldas , y no era
lugar de tener segura la subsistencia , marchó hasta
Monreal.
412 Merci ocupó el Campo de Alcamo , y quando
supo que los Españoles estaban en Palermo tomó su
marcha, y el dia 23. de Abril baxó por la montaña
vecina á la ciudad , y se acampó en la llanura á tiro
de cañón del exercito enemiigo , con la izquierda á
Monte Peregrino , que ocupó luego , á la derecha á
la Montaña llamada la Escala de Carini. Los Españo-
les tenian su derecha al Fuerte del muelle de Paler-
mo , y la izquierda á boca de Falco, bien atrinche**
rado el frente , y ocupadas y fortificadas algunas ca-
sas. A este tiempo se hallaba con su Esquadra el Al-
mirante Binghs , dada fondo al Escaro de Móndelo : te-
nia hasta quarenta embarcaciones de trasporte , car-
ga-
Tomo segundo. Ano de M, DCCXX, 33^
gadas de Artillería , Municiones ,y víveres paraelExer-
cito Alemán. El día 26. destacó dos Navios de Guer-
ra , y una Balandra , y cañones. Dos puestos que al pie
de Monte Peregrino tenían con cien hombres ocupa ios
los Españoles á la Marina , luego los desampararon con
alguna perdida. El dia 29. al amanecer, los Alemanes
atacaron una casa al pie del monte , que ocupaban 500.
Españoles , muy abanzada de su linea. La noche ante-
cedente había adelantado Merci seis batallones , de di-
cho monte , y con el favor de las sombras , pudieron
ocupar las alturas de aquel puesto , desde las quales,
haciendo un gran fuego se trabó una corta disputa 5 por-
que viendo los quinientos Españoles , que se movía el
Exercito contrario á sostener á los suyos , se retiraron
hasta un reducto que había Lede mandado hacer, don-
de se formaron , y mantuvieron batidos de cinco piezas
de cañón de campaña. Merci mandó atacarlos de los
Granaderos , sostenidos de otra Infantería 5 y aquella
aunque pequeña acción , fue bien executada por una y
otra parte , pero al fin fueron los Alemanes rechaza-
dos con pérdida , porque no era fácil romper por el re-
ducto. Intentaba Merci apoderarse de los puestos que
tenían ocupados los Españoles en frente de su linea,
para tomar después el muelle , pero ganando el reducto
mudó de idea , y se volvió á acampar mas cerca del
Enemigo,
413 El dia 30, se empezaron á cañonear le exer-
citos : trabóse alguna escaramuza , en que se retira-
ron escarmentados los Coraceros de la Guardia de Mer-
ci , y ya se movían las alas de las lineas para acometer,
quando en una Faluca, despachada de Genova , llegó
al Marqués de Lede orden de su Amo , de cesar toda
hostilidad , y evacuar los Reynos de Sicilia, y Cerdeña.
Diósele para esto poder amplío , con su instrucción , y
Vv 2 lúe-
'33S Comentarios de h Guerra de España,
luego avisó al General Merci , que ya estaba puesto en
batalla. Pareció un milagro de la Providencia eviíar tan-
to estrago , porque hubiera sido una de las batallas mas
crueles de esta Guerra,segunlasdisposicionesdelos áni-
mos, ya enconadlos , y ambiciosos de la mundana gloria:
Eran las fuerzas iguales , y se peleaba á vista de la capi-
tal , creyendo cada uno , que en aquel dia se decidiria
tan dilatada qüestion. Los Palermitanos hacian desie las
murallas plegarias, y rogativas por los Españoles, aguar-
dando 'a batalla : quando vieron retirarse la tropas , y se
publicó la causa , no hubo demostración de queja , y do*
lor, que no hiciesen.
414 Los Generales se juntaron , para tratar del
modo de la evacuación de los Reynos,yse concordó
en 28. Ariiculos. Era la suma de ellos una suspen-
sión de armas por mar , y tierra hasta que llegasen
tropas de España. Que evaquarian á Palermo las
tropas Españolas dentro de cinco dias , con todos
sus Fuertes , y que marcharían los Españoles á Ter-
mini , conservando aquella Plaza, hasta la entera eva-
cuación , y el confín de ella , ocupando los Luga-
res de Bautina , Veintimilla , Giminia , Montemayor,
Caltabuturo , Petralia, Vicari, Polici , la Rochela, Ro-
capelamo , y Cacamo : y que á medida , que se embar-
carían las tropas , se irian evacuando estas Aldeas:
Que los enfermos , y heridos con sus Médicos , Ciru-
janos , y asistentes , quedarían hasta curarse en los
Hospitales , en que se hallaban con una Guardia de 20.
hombres Españoles , dándoles lo necesaria , por su di-
nero : Que podian quedar en Palermo los Ministros de
la Intendencia , Comisarios de Guerra , Tesoreros , y
Contadores , hasta ajusiar sus quentas , y dar provi-
dencia al embarco : Que qualquiera que sirviese en el
Exercito Español , pudiese sacar sus Familias , y bie-
nes
Totfio segundo. Año de M. BCCXX. 339 •
res muebles de aquel Reyno : Que sus almacenes de vi-
veres quedasen por los Españoles : Que las tropas, que
estaban divididas por el Reyno , tuviesen libre pasage,
y alojamiento en la marcha , para embarcarse : Que
evaquado Palermo, se retirarían las tropas de Girgen-
ti: Que lo propio hariaa las de Augusta , con sus Ar-
mas , pertrechos , y municiones de Guerra , las que blo-
queaban á Siracusa , y estaban en otras partes del Rey-
no : Que las tropas Españolas debían ser conduci Jas á
las costas de España con sus armas , caballos , y baga-
ges : Que qualquiera que quisiese seguir el partido del
Rey , pudiese salir del Reyno : Que se le darían trans-
portes bastantes para las tropas , pagándoles el Rey Ca-
tholico , y escolta de Navios Ingleses , según el numero
á que conviniese el General Binghs : Que se embarca-
rían las tropas en dos , ó tres partidas , poniendo el nu-
mero á porporcion del bastimento : Que los Españoles
se llevarían los cañones, morteros , armas , y quantos
pertrechos de guerra habían traído , dexando los que
en el Reyno habían hallado : Que los Navios , y Ga-
leras , que del Rey Catholico se hallasen en los Puer-
tos de aquel Reyno , pudiesen libremente salir : Que
se restituirían de una parte á otra los prisioneros : Que
se daría seis meses de termino á qualquiera que qui-
siese vender sus efectos , para seguir el partido del Rey
Catholico.
415 Estos eran los principales puntos mas estendi-
dos , y con clausulas , que quitasen todas las dudas.
Fueron firmados estos Capítulos del General Merci, Mar-
qués de Lede , y el Almirante Binghs. Por el Reyno de
Cerdeña se concordó en 24. Artículos la evacuación^ ca-
si eran del mismo tenor , y en Articulo separado ofre-
ció el Plenipotenciario del Emperador dexaria á aquel
Reyno, en común, y en particular , todos sus Privile-
gios,
34í> Comentar ios de ¡a Guerra de España,
gios^y aunque la cesión fue hecha al Emperador, se
declaraba la condición de haberle de ceder al Duque de
Saboya. Con efecto pasó á Cerdeña , para recibir el
Reyno Comisario Imperial, D. Josephde Mediéis, Prin-
cipe de Otayano , á quien se entregó en virtud de estos
Capítulos, y de la orden, que tenia del Rey, D.Gonza-
lo Chacón ^ y aquel Varón de S. Remi , que toTió pose-
sión por el Duque de Saboya , y se quedó el Virey,
y Capitán General : las tropas Españolas , que alli
estaban , pasaron luego á España : lo propio hicieron
las de Sicilia , que por todo Agosto ya estaban en Bar-
celona. Salieron de este Reyno 2o9 hombres de buenas
tropas , 4^. de Cerdeña : Este fin tuvo tan costosa ex-
pedición. X
416 Luego se trató , entre las potencias que habían
de concurrir á la paz, de elegir el lugar del Congreso;
Quedaron de acuerdo , en que fuese Cambray 5 peroaua
no se hablan nombrado Plenipotenciarios para él , por-
que querían los Principes tenerlo todo ajustado , y aun
permanecían las mayores dificultades 5 ni el Emperador,
después de poseída la Sicilia , quería la paz , por no ce-
der con mas solemnidad los dererechos de la Monarquía
de España , y por el recelo , que los Principes todos en
el Congreso le limitasen el poder sobre la Italia , porque
los Soberanos de ella hacían secretas , instancias, sobre
que se pusiese en esto remedio , pues de otra manera era
dexarlos esclavos. El Rey Jorge quería deslindar algu-
nas dependencias con el Emperador, antes de entrar en
el Congreso , para estar mas libre, como decía , á hacer
justicia. La Corte de Viena las quería tener indecisa?,
para tener dependiente al Rey de Inglaterra , y estas po-
líticas dilataban la paz. La Francia no tenia ínteres en
diferirla , pero no la apresuraba , porque el Regente no
podía pcrficionar sus ideas.
So-
Tomo segundo» Año de M. DCCXX, 341
. 4ijr Solo el Rey de España instaba para la con-
clusión de la paz , porque de su parte habia exccutado
quanto habia ofrecido ^ pero creían era todo afectación,
porque estaban los Españoles formando un grande ar-
mamento en Cádiz , y las costas de Andalucía , á donde
mandó el Rey Catholico pasar las tropas que tenia en
España , reemplazándolas de las que de Sicila iban lie-
gando. Preveníanse naves , baxo el mando del Gefe
de Esquadra D. Carlos Grillo , que habia sido decla-
rado Thenienie General ^ y Galeras , baxo el de D. Jo-
seph de los Ríos, con otros muchos barcos de transporte, y
se conducían á Cádiz cañones, armas, pertrechos , y
gran cantidad de víveres. Esto tuvo en nueva expecta-
ción á la Europa. Era digno de admiración, que sin
descansar un instante , no evacuado todavía el Reyno
de Sicilia , entrase el Rey Phelipe en nuevas ideas, que
dieron recelo á la Francia , Inglaterra , y Portugal:-
Y aqui se volvieron á desengañar otra vez , de que el
genio del Rey Catholico , tan inclinado á la guerra,
no tenia necesidad de quien se la accnsejase , si la juz-
gaba justa , y que no pararía , haaa recuperar lo que
era suyo.
518 Con estos recelos determinaron los aliados , no
adelantar los pasos á la paz , hasta que se viese el de-
signio de los Españoles , porque la fama abultaba el
armamento , aun al parecer mayor , que el que se hizo
para Sicilia. Era entretenimiento oír delirar los mejo-
res políticos , y pretexto de precaución adelantarse los
temores á exceso indigno. Dudaban lo Ingleses de otra
conspiración contra el Reyno hecha en Roma á impul-
sos del Pontífice , y m,as estando ya próximo á te-
ner succesion el Rey Jacobo Stuard , porque esta-
ba la Reyna -en cinta. Y no carecía Londres de algu-
na confusión , por las variedades de las acciones del
Ban-
34^ Comentarios de ¡a Guerra 4q España,
Banco de Mardelstr, que habiéndose aumentado aprecio
jamas visto , baxaron al mas Ínfimo , con notable perjui-
cio de infinitos , que habian perdido aüi sus caudales^
engañados,
419 Había pasado el Rey Jorge á Hannover,para
componer privadas diferencias con los Principes de Ale*
mania , y del Norte , y se creía dilataba con arte la
buelta de Londres , hasta que cesase aquella confusión;
y esperaba ver el paradero de las Armas de España,
que estaban en movimiento. Despacharon varios Correos
á Gibraltar , y Mahon , reforzáronse las Guarniciones,
y se abastecieron las Plazas. Esto lo dispuso la Re^
gencia de Londres , aun ausente el Rey ; porque sus
enemigos esparcieron con artificio , que se entendió
con el Rey Phelipe , y se dexaria perder á Gibral-
tar , para salir con aire de la palabra dada al Regente
de Francia,
430 El Rey de Portugal , aunque asegurado del Mi*
nistro de España , que no era contra sus Estados el
nuevo armamento insensiblemente abasteció de todo
lo necesario sus Plazas fronteras , y no ignoraba porme-
nor el numero de tropas , de las quales poco antes
habia pasado reseña. El Duque Regente , que contra
sí tenia la Francia toda , por lo aniquilado del comer»-
cío 5 el universal retiro del dinero á las Reales Arcas,
y Banco , también admitió la sospecha , que pudiese la
España otra vez intentar la sublevación de la Francia,
viéndola turbada sin medios , y abatida \ y aunque Don
Patricio Laules , que hacia los negocios del Rey Ca^
tholico en París , se esforzaba á sosegar los recelos del
Gobierno , se ñngian olvidados ¡¡ pero permanecían en
el corazón del Duque , que ya eqipeñado en su despo-
tismo 5 hacia las mayores demostraciones , para que
no le creyesen temeroso. Desterró á todo el Parlamen-
to
/
Tonw segundo. Año de M. BCCXIX. 343
to de París á Pontuiso : quíLÓ muchos empleos , y ha-
ciendo acercar Tropas á la Corte , se mantenia en su
dictamen , mas apoyado de las Armas , quede la ra-
zón 5 porque quería obligar al Parlamento á firmar un
nuevo Edicto , que sobre la Bula Unigenitus se habia
hecho después de tantos rumores , que costó aquella
Pontificia constitución , mal admitida de los Franceses,
y rechazada de los mas, como vulnerativa de los Privile-
gios de la Iglesia Galicana^ ó porque vivia aquel disfra-
zado Jansenismo, que no pudo apagar el vigilante zelo de
Luis XIV.
42 1 Viendo estos rezelos de la Europa el Rey Ca-
tholico, que turbaban la paz general , estuvo precisa-
do á declarar con un papel del Marqués de Grimaldo
al Ministro de Inglaterra , que residía en Madrid , que
no se movian aquellas Armas contra su Soberano , m
Principe alguno de los de la Quadruple Alianza. Ni es-
to quitó la aprehensión , y no se adelantaba la paz , ni
se nombraban Plenipotenciarios , aunque el Rey Catho-
lico habia ya nombrado á Don Francisco de Benavi-
des , Conde de San Estevan del Puerto , y al Marqués
Berreti. Después nombró el Emperador al Conde de
Vium Disgratz , y al Varón de Penteriter : el Christia-
nisimo al Señor de S. Conster , y al Señor de Morbi-
lle ; la Inglaterra á Milord Certeced , y Milord Pobort,
sin que ninguno de los Plenipotenciarios de los demás
Principes se moviesen. Llegaron á las cercanías de Cam-
bray los del Rey Catholico , para desengañar al mundo,
quan de buena fe trataba la paz , aunque veian preve-
nía sus Armas para nueva Expedición.
422 Haberse unido las Cortes de Roma, y Espa-
ña contra el Cardenal Albcroni , estrechó de ellas la
buena inteligencia , á que cooperaba no poco el Du-
que de Parma, que dando al Pontífice esperanzas de me-
Tmo 11^ Xx i^í
344 Comentarios de la Guerra de España,
jor ajuste se resolvió á enviara España Nuncio al Ar-
zobispo de Rodas Mon Señor Aldrobandini, llamándo-
le de la Nunciatura de Venecia : este era Fiorentin , y
muy afecto á la Casa de Parma , con la qual Familia
Aldrobandini, ilustre en Toscana , habia tenido anti-
gua inclusión. No se había la España olvidado del Car-
denal Alberoni , ni de la desatención de que cargaban
á los Genoveses, contra losquales clamaba á España
el Pontífice , de que habia quedado desayrado, porto-
mar el empeño del Rey contra Alberoni. El Gobierno
de Genova creia haber cumplido con ambos Princi-
pes, con quererles enviar el Ministro , que no admi-
tieron 5 y aunque habían hecho muchas diligencias, pa-
ra que el Rey Phelipe dexase entrar en sus Reynos á
Francisco María Valbi, viendo la constante repugnan-
cia del Rey , se aquietaron , creyendo haber hecho
quanto cabía en lo imposible^ porque, para compo-
nerse con la España , se valieron del Duque de Par-
ma , enviando privadamente á Plasencia á Juan Bautis-
ta Morando , que aunque no trató inmediatamente con
el Duque, por medio del Conde Ignacio Roca , muy fa-
vorecido del Duque, tuvo poco favorable respuesta,
porque se excusó este de entrar en interposiciones
con el Rey de España , justamente indignado contra el
Gobierno , con la dilación de siete meses.
423 Creyeron muchos ya apagada esta centella^pe-
ro el Rey Catholico ordenó á su Ministro de Genova,
hiciese , en los términos mas fuertes , nueva instancia,
para que le diesen los Genoveses satisfacción de la li-
bertad concedida á A.lberoni , y la diesen también al
Sumo Pontifict:,sin la qual no admitiría el Rey alguna.
Esta instancia , para parecer mas expresiva , la hizo
el Ministro por escrito , con términos muy aprovechados
del Pontífice 3 y resultó , que luego los Genoveses hi-
ele-
Tomo segundo. Año M, BCCXX, 345
cieron pasar á Roma Ministro extraordinario , con ca-
rácter de Enviado , á Constantin Valbi , exponiéndose
á que no fuese admitido. Esto vendieron por obsequio
al Rey Catholico , y que se le habia dado caractecr,
porque el primero , que quisieron enviar , habia de
ir sin él. Al Rey respondieron con palabras de ma-
yor veneración ^ pero solo palabras , porque nada re-
solvieron: repetían las ya muchas veces oidas excusas, y
volvieron á pedir , fuese admitido (para sincerarse ) el
nombrado Ministro á la España.
424 Con esto, y con haber determinado tentar
otra vez la interposición del Duque de Parma , imagi-
naron no tener mas que hacer. Alberoni , desde su re-
tiro , nada ignoraba, volvió á escribir al Cardenal Pau-
luci, sin declarar el Lugar, quejándose le trataban, co-
mo al mas vil , y facineroso reo ^ y que ni le era licito
publicar donde estaba , porque se le insidiaba la vida;
y que el Duque de Parma hacia las mas exactas dili-
gencias para prenderle , y entregarle ; por lo quil su-
ponía , hablan pasado á conferir con el Du^ue algu-
nos Oficiales del Rey Phelipe , desde Longóa. Creia el
Cardenal que el Confesor del Rey avival;)a esta llama,
y era aprehensión 5 porque la modestia , y rectitud del
Padre Daubantón , no era capaz de venganza , aun-
que inspirase en el Rey las mas justas reflexioaes. Cier *
to es , que se adelantó su autoridad de genero , que
creían los Españoles , que tenían la mayor parte en
el Gobierno los Jesuítas, y se atribuyó al Confesor la
resolución de enviar Tropas á África.
425 Estaba Ceuta 26. años habia sitiada de Tra-
pas del Rey de Marruecos ; y aunque la impericia de
los Moros nada habia adelantado contra la Plaza,
habiendo ya pasado á servirá los Infieles alguioi Fran-
ceses Hugnotes, Ingenieros, y Oficiales, fortificaron
Xxa de
34^ Comentarios de la Guerra de España.
de genero las Trincheras , y los Aproches , que esta-
ba mas apretada la Plaza, y mas imposibilitada de
hacer ventajosas surtidas. Su Exercito se componia de
mas de 2o9. hombres, aguerridos con la Escuela de
Sitio tan dilatado , aunque poc;As funciones hablan te-
nido en los 26. años , pues á fuerza de minas los ha-
cían volar , y apartar de los Españoles. Con la ulti-
ma conducta de Tropas de Sicilia llegó el Marqués
de Lede á Barcelona , y llamándole luego á la Corte,
fue creado Grande de España de segunda Clase. Se
le aprobó con esto quanto en Sicilia habla hecho , y
mas con haberle nombrado Capitán General para la
Expedición de África , para la qual se juntaban Tro-
pas en Malaga , Cádiz , y Tarifa , pero ningún Cuer-
po de los que de Sicilia hablan venido \ para dexar-
los descansar , y exercitar los que en España hablan
quedado.
426 Muchos de los Oficiales Generales fueron
nombrados también á esta empresa 5 porque eran de la
satisfacción de Lede. Hablase justificado de algunas im-
posturas , y calumnias Don Joseph Patino , y llamado
á la Corte se le reintegró en la Intendencia General de
Marina , limitándole á este empleo la autoridad 5 y vien-
do lentas las prevenciones para la Expedición , que
ninguno la tenia mejor que Patino , se le ordenó pa-
sase á Cádiz. Con esto se pudo poner en varias conduc*^
tas á la vela el Exercito embarcado en distintos para-
ges á últimos de Octubre , y escoltado de la Esqua-
dra de Waves , que mandaba Don Carlos Grillo , de
las Galeras del cargo de Don Joseph de los Rios , y
de otras treú Naves de la Religión de San Juan , á las
quales pidió el Rey le sirviesen en este parage hasta
el desembarco , como lo executaron , dándoles el Rey
provisiones por el tiempo que se podian entretener.
Es-
Tomo segundo. Año de M. BCCXX. 3 4^
425^ Estaba Ceuta sitiada desde el año de 1 6 94. que
la embistió el Baxá Ali Beneb Dalat con 40^. Moros:
este Sitio le hacia el Marrueco , no solo para quitarse
el embarazo de aquella Plaza 5 pero para entretener
y entregar al peligro algunos Moros mal afectos , y
Parciales de su hijo , con quien habia tenido Guerras
Civiles 5 aquel Campo le destinaba , mas para suplicio
que para teatro de gloria 5 porque nada adelantaron
los Sitiadores en veinte y seis años , en cuyo espacio
de tiempo hablan muerto mas de cien mil Moros. Co-
mo era la idea del Rey de Marruecos, no solo Mi-
litar 5 sino política , resolvió no dexar la empresa , y
tanto se fortificaron en ella los Sitiadores, que á las
faldas del Monte que llaman Bullones , fabricaron Ca-
*^ sas para los principales Gefes á proporción de su grado^
y plantando el Campo tras de las Trincheras en una
lengua de tierra, bañada de una y otra parte de las
aguas del mar , hablan plantado huertas , y sembra-
^ban en los vecinos campos , quanto cubria su cañón, y
su Exercito 5 de forma, que habían hecho una Población
acomodada para el Sitio tan dilatado : las Trincheras
estaban con su Foso , y reductos, y fabricada parte de
ellas de las ruinas de la antigua Ceuta, muy extendida
en su izquierda al mar, y la derecha al Monte : ocupa-
ban la lengua de tierra de mar á mar , donde habían
tirado quatro paralelas , con comunicación de una , á
otra , en lo mas angosto frente de la Plaza , porque era
la lengua el paso para tierra. Adentro tenían piezas
de canon 5 y mas era una fortificación contra Ceuta^
para embarazar las salidas, que verdadero Sitio ^ por-
que nunca habían batido en brecha. Por el mar la en-
traban á la Plaza continuos socorros de gente , muni-
ciones , y víveres. Esto costaba mucho al Rey Ca-
tholico, y determinó hacer levantar el Sitio, observan-
do
>^ ^
J48 Comentarios de la Guerra de Espatja»
do después las disposiciones del País, para meditar los
progresos, que se debían hacer , ó retirar las Tropas.
A 14. d^' I^Joviembre estaban ya todas desembarcadas en
Ceuta , con algunos días de descanso: esia noche se
mandó á Don Joseph de los Rios , hiciese fuego por la
mañana sobre la siniestra de los Moros , y por sus espal-
das , fingiendo con Lanchas un de-iembarco, para dis-
traerlos.
428 Habia mandado el Marqués de Lede hacer al-
gunas bocas en el camino encubierto, para que por ellas
y las Puertas pudiese á un tiempo salir el Exercito,
hasta los ataques del Enemigo, dividiendo las Tro-
pas en varias partes. El dia quince al amanecer salie-
ron estas en quatro columnas de á seis y siete Bata*
Uones cada una uniéndose á los que estaban en la Pla-
za, porque las que de España habian pasado nueva-
mente, no excedían de diez y seis mil hombres, pre-
cedían los Granaderos, y muchos gastadores , para
arruinar las Trincheras, porque prontamente pudiese
la Infantería penetrar al Campo enemigo, el qual es-
taba de sus mismas Trincheras cubierto, sin que se
pudiese por otra parte atacar , porque estas ocupa-
ban ambas orillas del mar , cada columna tenia un
cuerpo de Caballería por Retaguardia ala derecha.
429 Con un tiro de cañón se dio la señal , y em-
pezó á disparar Don Joseph de los Rios, executando
con acierto lo que se le habia mandado. Esto desor-
denó los Moros , acometidos con tanto ímpetu de los i
Españoles en sus atrincheramientos , que fueron pues- fl
tos en la mayor confusión ^ defendiéronse poco, car- I
gando sobre ellos tanta gente , y de paralela en para-
lela se retiraron hasta unirse á su Campo , donde ha-
bia hasta unos 2o9. hombres. Vencidas , y penetradas
las Trincheras, se puso de ia o,ra parte en batalla el
Exer-
Tomo segundo. Año de M, DCCXX. 349
Exercito Español, quanto permitía la estrechez del lu-
gar. También la frente del Campo estaba fuerte con
fosos y cortaduras^ pero los Españoles las fueron po-
co á poco vericiendo , y de altura en altura hacían re-
troceder á los Moros que se resistían y peleaban con
bravura , sostenidos de dos mil negros de la Guardia
del Rey de Marruecos , que llevaron el peso de la
batalla , y hacían frente mientras íe retiraban los muer-
tos , y heridos , y por esta razón no se pudo saber á
punto íixo su numero.
430 Duró la acción quatro horas, hasta que se pu-
sieron los Infieles en precipitada fuga ^ parte por el
camino que vá á Tetuan , y otros por el de Tánger,
donde tenían otro pequeño Campo de Caballería , del
qual se tomaron las Tiendas. Lo escabroso del terre-
no no permitió cortar á los que huían , y asi se que-
dó el Exercito en aquel Campo, donde halló 29. pie-
zas de cañón , 4. morteros , mucha cantidad de vive-
res , y municiones , y se tomaron quatro Estandartes , y
una Vandera. Del Exercito Español quedaron muertos
algunos Oficíales , y mas de cien hombres , doble nu-
mero hubo de heridos , entre los quales gravemente ea
la cara el Caballero de Lede , y en un lado el Maris-
cal Don Carlos de Arizaga. Algunos Oñcíaks,y Solda-
dos Moros , quedaron prisioneros 5 los mUvTtos que se
hallaron en el Campo no llegaban á quinientos , se
demolieron luego sus Fuertes , y atrincheramientos , y
se logró hacer levantar un Sitio tan prolixo , y mo-
lesto.
431 El Rey Catholico presentó en persona tres
Estandartes á la Virgen de Atocha j uno envió con
expreso al Pontífice , y le escribió una carta muy ob-
sequiosa, y reverente. Los Ingleses empezaron luego
á tener recelos por su Comercio , si se apoderaba el
Rey
35o Comentarios Je la Guerra de España.
Rey Cathülico de las Costas de África en el Estre-
cho , y ya discurrían el modo como atajar las ideas
del Rey Phelipe , si acaso teaia otra mas , que liber-
tar la Plaza , no siendo , ni habiendo sido en todos tiem-
pos menos perjudiciales á las conquistas de la Iglesia,
los Hereges que los Gentiles , y Mahometanos. En es-
te año se encendió un executivo , y rigoroso contagio
en la Provenza ^ empezó por Marsella , á donde tra^
xo Mercaderias infectas una Nave Francesa , que ve-
nia de Esmirna , y Alexandria , cogió aquella Ciudad
extenuada, sin víveres ni dinero, y la pobreza ayu-»
dó al estrago , porque murieron mas de sesenta mil per-
sonas , se extendió después á Aix , y otros Luga res,
hasta veinte y seis Poblaciones. Enviáronse Tropas á
guardar el Ródano, y el Duque de Saboya hizo lo
propio en el Varo. Antes de fenecer este año pasa-»
bao los muertos de cien mil.
AÑO DE M.DCCXXI.
432 TXEspues déla accesión del Rey Catholl-
I J co á la Quadruple Alianza , y evacua-
ción de Sicilia, y Cerdeña, nada parece que falta-
ba á la paz , porque no habia Guerra ^ pero estaba
aquella muy lejos , pendientes aun muchas diferencias,
no solo entre el Emperador y el Rey Catholico, sino
entre éste, y la Inglaterra,' y aun con la Francia,
que dilataba entregar las Plazas de Fuente Rabia, y
San Sebastian , de las quales no se habia hecho men-
ción alguna en los últimos Tratados , pretendiendo tres
Potcacias grandes á porfía, destruir la España, con
mas-
Tonto segundo, Am de M, BCCXXL ^^i
máf^cara de la publica utilidad. Todos iban á perficio-
nar sus iJeas antes de la paz 5 y conociéndose nece-
sarios para ella, y aun garantes, en quanto recíproca-
mente se habían de ofrecer al Emperador y al Rey
Phelipe , la Francia y la Inglaterra no querían soltar
la usurpada tixera de la mano , porque sobre darles
mayor autoridad , esperaban algún útil de la dilación.
433 El Rey de Inglaterra no habia aún conse-
guido las investiduras del Ducado de Bremén y Wer-
dén , en la forma que les deseaba , y el Eoiperador
Je hacía penar, para tenerle asido á su favor en las
controversias , que sabía se habían de suscitar quando
diese laToscana al Infante de Castilla D. Carlos, se-
gún lo estipulado: con que deseando estos dos Principes,
el Emperador y el Inglés , fenecer cada uno antes
sus dependencias, ninguna se concluía, y con pelillos
y reparos insubstanciales , se dilataban las recíprocas
renuncias del Emperador á la España y del Rey Ca-
tólico á lo que el Emperador poseía en la Italia y Flan-
des ^ porque este negocio se trataba en Londres con los
Ministros de las Potencias interesadas , y habia el
Rey de España á este efecto enviado á aquella Cor-
te sin carácter , pero con credenciales , al Teniente
General Don Jacinto Pozo Bueno , Gobernador de
Pamplona.
434 El Duque de Orleans , Regente de la Francia,
que se gobernaba por los dictámenes del Abad Dubois,
generalmente adverso á la España, no perdiendo de vis-
ta sus antiguas ideas y expectativa á la Corona de P'ran-
cia, si muriese LuisXV". , no quería descontentar al Empe-
rador, y estaba tan de acuerdo con la Inglaterra, que
se tenían mutuamente ofrecido dilatar el Congreso quan-
to á cada uno de ellos conviniese 5 y mas , que el Du-
que viendo tan favorable oportunidad , de casar bien
Tomo IL Yy sus
3^2 Comentarlos de la Guerra de España,
sus hijas las Princesas de Monspensier y Baujolis , había
muy de lejos por el P. Daubanton, Confesor del Rey de
España, escudriñado, si tendría buen éxito su proposi-
ción , queriendo dar una al Principe de Asturia; y otra
al Infante D. Carlos^ y que en trueque tomaría para el
Rey de Francia la Infanta de España.
435 Esta idea muy á sus principios, fue con gran
secreto comunicada al Marqués deGrimaldo, Secreta-
rio del Despacho Universal de Estado , y Ministro de
la mayor confianza del Rey. Hacía negocio con el mys-
terio de secreto el Duque de Orleans^ y queriendo exa-
gerar conveniente el Tratada para la España , fingía,
recelos, que le turbarían la Inglaterra y el Empera-
dor, si lo penetraban , y mientras las respuestas no ve-^
nian decisivas , ni entregaba las Plazas , que de la Es-
paña tenia , ni enviaba sus Plenipotenciarios al Con-
greso, aun habiendo mas de seis meses llegado á las ve-
cindades de Cambray el Conde de S. Estevan y el
Marqués Berreti , Plenipotenciarios del Rey Católico,,
que tenían sonrojo de estar en Cambray solos, debien-
do acudir antes á recibirlos los de Francia , por cele-
brarse el Congreso en su Reyno ^ y aunque se dispo-
nía á partir el Señor de S. Conster , nunca llegaba
este casa, y estaban muy remotos del viage los de In-
glaterra y Alemania. El pretexto de la dilación era,,
que todavía no se habían reciprocamente entregado
los Actos de las mencionadas renuncias , que era el
fundamento de la paz , y de usar en el Congreso los
títulos y dictados , que á cada uno de los Príncipes
pertenecían , porque el Emperador no quería soltar el
de Católico , con pretexto , que poseía, parte de la Mo-
narquía de España, y había ya reconocido Rey de ella
al Rey Phelipe. (que asi le llamaban los Imperiales, por
no decir Católico) Tenaces sutilezas del amor pro-
pio
Tomo segundo. Año de M. BCCXXT, 353
pió y de la soberanía ^ porque no creían los Principes,
que les títulos y dictados dan derecho mas del que
pueden dar las Armas, sino porque los lisongea tan pro-
lixa pompa de voces , que íes abulta la Magestad: co-
mún delirio de los mortales, que no satisfechos de
ser mucho, quieren ser lo que no son.
436 Ño descuidaban en Inglaterra y París de im^
poner en lo que les importaba al Duque de Parma,
porque influyese en lo que proponían , y le ofrecieron
firme patrocinio contra las violencias, que usaba el Em-
perador en Italia, y el Gobierno de Milán en los Esta-
dos del Duque, sobre los límites del Pó y paso de
Tropas á la Lunegiana y Mam , que presidiaba el Em-
perador con gran cuiiado. El Duque de Parma, hom-
bre prudentísimo , fingia abstracción de la España y
de su Gobierno , aunque influyese en la Reyna lo que
convenia para su quietud , y que el principal objeto ha-
bía de ser solo perficionar la obra de asegurar la Tos*
cana para 5U hijo primogénito. A vueltas de esto , al-
go se quería introducir fuera de su oficio el Marqués
AnnibalScGtti^ y aunque ya habia en el Palacio muchos
Parmesanos , el Gobierno permaneció , después de echa-
do Alberoni, solo en el Rey,
437 Enviábanse algunas particulares consultas al
Presidente de Castilla D. Luis de Mirabal y al Co-
misario General de la Cruzada D. Francisco Antonio
Ramírez de la Piscina, pero lo mas esencial pasaba
por el P. Guillermo Daubanton y el Marqués de Gri-
maldo, y mas después que habia caido de la gracia
y del empleo D. Miguel Fernandez Duran , Mar-
qués de Tolosa , el qual , por la inclusión que tenia
con la casa de D. Juan Prieto , con cuya hermana,
'Viuda del Marqués de Gallegos, habia casado Tolosa,
se juzgó interesado en el asiento de víveres para el
Yy2 Exer-
354 Comentarlos de la Guerra de España,
Excrciío de África, donde por ser de mala calídaci,
hablan perecido mas de 49. Soldados, y al retirarse 'as
Tropas, se llenaron de enfermos todos los Hospitales
de Andalucía, de género, que se temió alguna infec-
ción. Tomó el Rey rigurosa cuen(a de los Autores de
esta desgracia, y las casas de Prieto y Gallegos padecie^
ron una multa considerable : otros Oficiales é Inten-
dentes pasaron por riguroso examen: se formó el Proce-
so, y se quitaron muchos empleos.
438 No era reo de esta maldad el Marqués de
Tolosa ; pero se le probó entraba en el Asiento como
partícipe : cosa muy opmsta á su Ministerio de Secre-
tario del Despacho Universal de Guerra y Marina,
cuyos empleas confirieron : el de Guerra , á D. Bal-
tasar Patino , Marqués de Castelar , hombre en esta
materia inteligentisimo ^ y el de Marina á D. An-
drés Pez , Presidente de Indias. Poco después murió
Tolosa de pesadumbre y ó de tósigo , como dLxeroo
muchos.
439 El Rey habia defendido miicho al Marqués
de Tolosa en tiempo de Alberoni , y esto le confirmó
en una naíaral desconfianza , habiendo padecido tantos
engaños. Retardaba, escrupulizando, el Despacho, y
manteniéndose casi siempre fuera de Madrid: no falta-
ban quejosos , ni en el Aula zelos del mundo ^ porque
Grimaldo no dexó tomar pie en la gracia y entera
confianza del Rey á Castelar , aun con el apoyo de
la Reyna, porque verdaderamente el ánimo del Rey
era á Grimaldo, propenso por su blandura, sinceri-
dad , é indiferencia , estudiando no apoyar su dicta-
men en las consultas , que subia al Despacho , sino
muy instado del Rey , y aun mandado , diciendo , que
siempre el dictamen del Rey habia visto ser el mas acer-
tado y prudente^
Es*
Tomo segundo. Año de M, BCCXXL 355
440 Este desinterés y desnudez de afectos apro-
baba el Rey, y por oiríe de oficio , y que diese su pa-
recer , le creó Consejero de Estado con retención de
la Secretaría, que administraba. Esto explicó el favor
sobre los demás Secretarios , y cesó en pane la políti"
ca guerra, no parecieodoles á los envidiosos oportuna.
El mantenerle en la aceptación del Rey el P. Dau-
banton y el Marqués de Grimaldo ponían siempre de
peor calidad la fortuna del Cardenal Alberoni , que
aún vivia como sepultado en unas casas de campo de
los Feudos Imperiales, puestos entre el Estado de Mi-
lán y el de Genova. No le faltaban ocultos protec-
tores , y no ignoraba la Corte de Viena dónde se ha-
llaba ^ pero se daba por desentendida , sabiendo , que
el Rey Católico y el Papa deseaban mucho haberle á
las manos 5 y esto le hacía recelar , que les importa-
ba , y asi le toleró en aquellos Feudos , aun no sieri-
do Alberoni acepto al Emperador»
441 El Pontifíce Clemente XI. conservaba tan te-
nazmente su indignación , que queria quitarle el Cape-
lo ^ pero los cargos que se le fulminaban en España^
no eran bastantes para tan ruidoso castigo 5 se le pre-
tendía probar , que había subrepticiamente y con en-
gaño , como arrancado el Capelo de manos de su San-
tidad^ pero esta prueba era sumamente difícil, porque
hablan precedido empeños d( 1 Rey y la Rey na , y es
cierto , que destinaba contra ei Turco las fuerzas , que
contra Cerdeña se emplearon , á no haber el Emoera'»
dor , con la intempestiva prisión de D. Joseph Moli-
nés , probocado al Rey Phelipe á la guerra.
442 Querían hacerle cargo de que había enviado
Ministros á la Puerta Otomana , y suponían , que el
Coronel Boisíniene . Francés , á quien envió á Ragot-
2i 5 y habiendo éste á la vuelta pasado por Genova el
Mar-
35^ Comentarios de la Guerra de España.
Marqués de S. Phelipe , Ministro de España, por ha-
ber sus papeles y su persona , con agasajo y dinero
le persuadió que fuese á Madrid , é hizo que se le jun-
tase por camarada un Oficial del Rey , para que no
le perdiese de vista ^ pero los papeles de Boisiniene no
conienian mas que el Despacho de Enviado á Ragot-
zi y una instrucción muy regular , ofreciendo á aquel
Principe dinero , para ayudar á recobrar la Transil-
vania de manos del Emperador , y alentar los rebel-
des de üngría , lícitos ardides de la guerra , ó los ha
hecho lícitos el ser en todo comunes, porque todos los
practican aunque fuese indiscretamente á favor delTur-
co ^ y por Alberoni se traia exemplo de haber mandado
Gregorio IX. á los Templarios Caballeros Hierosolimi-
tanos y Prelados de Oriente, no obedeciesen al Empe-
rador Ferdinando III. quando pasó á la conquista de Je-
Tusalén , porque estaba el Pontífice mal con el Empera-
dor , le habia excomulgado y movido guerra en la Pu-
lla, mientras estaba empleado en la Suria, contra Sa!a-
dina , distrayéndole de obra tan santa , aun después
de haber recobrado el santo Sepulcro.
443 Asi tratan á veces los Principes sus intereíes
de Estado , posponiendo á todo 5 con que ni el Rey Ca-
tólico , ni Alberoni faltaban á la Religión , como que-
rían suponer en Roma , por haber enviado un Minis*
tro al Principe Ragotzi , Católico , que es lo que se
le respondió á un Manifiesto , que sacó el Emperador
sobre este asunto. Y por lo que mira al Papa , oí ase-
gurar á Boisiniene , haber e:tado primero en Roma y
dado noticia á su Santidad de la comisión que llevaba
al Principe Ragotzi , para divertir las Armas del Em-
perador. De qué sentir fuese al Papa no lo podemos de-
cir , lo cirto es , que no querían al Alemán en Ita-
lia 5 porque dicen de su caballo , que se parece al del
Tur-
Tomo segundo. Año de M. BCCXXL íí^'^
Tarc*o , que no nace yerba donde pisa. Ninguna de
estas ideas produxo mas efecto, que formar aparente
cansa á A'beroni , que la juzgó insubstancial la Jun-
ta de Cardenales depurada á este efecto 5 pero no se
atrevían á absolverle , porque estaban contra él empe-
ñados el Rey y el Pontífice , y con mucho disimulo
el Duque de Ürleans , que nunca le perdonó el inso-
lente trato que contra él había, usado ^ quando mandaba
la. E.^paña^
444 Entre sus mayores persecuciones, y desde sus
ocultos retiros , volvió Alberoni á salir á la luz del
mundo , qnando menos lo esperaba , porque á 19. de
Marzo murió el Sumo Pontífice Clemente XI. , habiendo
gobernado la Silla Apostólica, veinte años ^ varón ajus-
tado y ageno de ínteres y como lo manifiestan las cor^
tas riquezas que atesoró su caía, aun menores de las que
se creían. Su carácter de fíoxo é inconstante se des-
cubrió en los graves negocios , que en su Pontificado
se le ofrecieron , combatido del poder de la casa de-
Borbon y la de Austria , nunca resistido al último,
con quien hablaba, porque no lo persuadía tanto la ra-
zón agena, como- la floxedad propia, pero esta de-
jación 5e dudó si era natural ó necesaria para man-
tenerse en tantas turbulencias con unos y con otros.
Sentía muy de veras el no poder concordar entre sí
las Potencias Católicas y y aun algunas veces le vie-
ron explicar estos sentimientos con lágrimas , y con la
precisión de haber de ceder al que mas podía, se vio
algunas veces pr^isado también á fallar á- lo que ha-
bía ofrecido , por no poderlo cumplir. Por todo esto se.
le compuso aquel Dystico..
Promittis^ promissa negas\f deflesque negatai
His tribus admissis , q^uis neget esse Petrumt
Era:
358 Comentarios de la Guerra de España,
445 Era hombre eloqüente y pcritísiiTio en ía len-
gua laiina ; tanto, que sus Homilías y Oraciones , que
se dieron después á la luz pública en dos tomos, no
son inferiores aun á las obras mas elegantes y doc-
tas , que en semejantes asuntos escribieron los Santos
Padres. Algunos creyeron , que habia dado muchas
plumadas en su juventud á las elegantisimas y públi-
cas sátyras del Setano , Autor incógnito 5 porque éste
es nombre supuesto. Lo personal venia bien con la
Dignidad que representaba, y todas las demás pren-
das del ánimo con las inquietudes que padeció la Eu-
ropa en todo su Pontificado. Al fin con esta muerte se
le mudó áAlberoni todo el teatro. Dudóse en el Sa-
cro Colegio, si se habia de convocar al Cardenal Noa-
Ues y al dicho Alberoni , á aquel le obstaba estar en
desgracia de la Santa Sede, por no haber admití io la
Bula Unigenitus , contra la controversia de la prohibi-
ción de los Libros de Prete-Besnel , á éste el estar pro-
cesado y fugitivo, y lo que es mas, tan oculto, que na
se podia presentar personalmente á la convocatoria.
446 Con poco contraste se resolvió á favor de ara-
bos. Los Cardenales eran Jueces y hacian causa pro-
pia , y prudentemente habían de hacer alguna nuli-
dad , que diese ocasión á la desgracia de un Scisma.
Convocóse á Noalles , y no acudió por su vejez , co-
mo otros , la convocatoria de Alberoni, pasándola por
manos de Cardenal Fiesco , Arzobispo de Genova , se
fixó en las puertas de la Catedral , y un tal Abad
Vielato, Gentil-Hombre , Genovés , amigo de Albero-
ni , le entregó la carta del Sacro Colegio , é indulto
para que asistiese al Cónclave, que empezaría el dia
30. de Marzo, y duraría el indulto hasta diez días des-
pués de elegido el nuevo Pontífice. Semejante citatoria
se envió al Obispo de Briñano j para que se fixate en
las
Tomo segundo. Jflo de M, BCCXXl 359
las Puertas de la Parroquia de Sestri de Levante , Lugar ,
de donde había Alberoni desaparecido ; pero habiendo,
recibido la que encaminó Vielaio , el Cardenal partió,
según se dixo , que no nos consta , de Castillon de la Es-
triberia , en el Mantuano , y tonnó para Roma caminos
extraviados , porque creía , que el Duque de Parma le
tenia puesto gente emboscada , para prenderle. Esto le
motivó , ver que Oficiales de Longon frequentaban á
Plasencia , y el mismo Gobernador de la Plaza D. Die-
go Manrique , siendo publica la voz que saüó de ella,
por ver si podia prender á Alberoni , y habia esta lo en
Genova para tomar lengua. En fin , su fortuna le dio
salvo á Roma , y fue admitido en el Conclave ^ donde
algunos Cardenales no le trataban ^ y otros con mucho
desapego.
447 Habia enviado Embaxador al Sacro Colegio
el Emperador al Conde Kinschi , porque el Cardenal
Miguel Federico Althán , que hacia los negocios del
Imperio , estaba en el Conclave. Lo propio sucedía al
Cardenal Aquaviva , que hacia los de España ; y asi
mandó el Rey pasar de Florencia á Fray Salvador As-
eado , Dominico , para que asistiendo en la Secreta-
ria del Cardenal , cuidase de ello , pero como estaban
á su cargo los de Toscana , y el Gran Duque estaba
gravemente abatido de su edad , y sus achaques , se
mandó apresurar su viage á Roma al Agente de Es-
paña D. Félix Cornejo , para que Fray Salvador pu-
diese restituirse á Florencia. Los negociados del Con-
clave no son de nuestro asunto , aunque entraban á
la parte de la Guerra contra España ^ porque el Em-
perador , con sus Parciales , queria se eligiese al Car-
denal Francisco Pinateli , Napolitano 5 pero no adhe-
rían Franceses, y Españoles , ni el Esquadron,, que
llamaban de los Zelantes que hacían numero mayor,
Tom. IL Zz auu"
360 Comentarios ds la Guerra de Espaífa,
aunque de España no habla llegado el Cardenal Carlos
de Borja , ni Luis de Belluga , por mucho que el Rey
Catholico les mandó apresurar su viage, y dio crecida
ayuda de costa. De los Franceses faltaron algunos por
embarazo de las quarentenas^ porque todavia perseve-
raba el contagio de Provenza , y se había estendido no
solo á Aix 5 y Tolón, pero aun á algunos Lugares del
Lenguadoc.
448 Embarazada todavía la Europa en la indeci-
sión de la Paz , buscaban los Zelantes un neutral , y
estaban ya los mas en el primer escrutinio , por el
Cardenal Fabricio Paulachi , al qual dio la exclusiva
en nombre del Emperador , su Ministro el Cardenal
Althán que sorprendió á todos por no esperada 5 ni el
Cardenal tenia de su Soberano esta orden , ni lo hu-
biera hecho, si viese que salla elegido por los de la
facción Austríaca. Se despachó á Viena ^ y de allí se
supo , que aun al Emperador le cogió de nuevo ^ pero
sostuvo lo hecho por su Ministro , porque pintó con
tales colores el hecho , que introduciendo ya descon-
fianza en el Emperador , confirmó la exclusiva 5 medios
que tomó Dios , porque quería substituir á la Silla de
S. Pedro al Cardenal Miguel Ángel Conti , Romano^
que fue elegido , sin que hubiese pensado en serlo , y
se adoró Sumo Pontífice á 8. de Mayo, concurriendo
todas las facciones , porque pareció sumamente neu-
tral , y Varón de conocida bondad , de una familia
ilustrisima , y que cuenta en ella no solo muchos Ca-
pelos , pero Tiaras. Habia sido Nuncio en Portugal,
de donde sacó la Purpura , y no habia por donde Prin-
cipe alguno desconfiase de su neutralidad , y mas co-
nocido su genio apacible , y ajustado , y lo que le im-
pedia el trabajar , que eran sus grandes , y habituales
enfermedades que era lo que mas estimaban los Carde-
na-
Tomo segundo. Ano de M. DCCXXL 361
nales , porque se mantenia la esperanza en los que aspira-
ban al Pontificado , y mandarían mas absolutos los que
serian elegidos á los primeros empleos.
449 El Cardenal Alberoni mejoró de fortuna, por-
que el nuevo Pontifice le permitió viviese en Roma, como
retirado , pero no le dio el Capelo , porque los cargos
estaban pendientes , y habia llegado poco después á aque-
lla Corte el Cardenal Belluga , que tenia orden del Rey
Catholico , para que instase que se hiciese justicia sobre
ellos , y no gracia. Belluga, hombre de vida austera, y
religioso , y sumamente zelante , cargaba sobre las cos-
tumbres de Alberoni , fundado en lo que se le imputa-
ba en ellas de poco conforme al Sacerdocio, y á la Dig-
nidad de la Purpura , pero los Romanos no hacian ca-
so de esto. No me atrevo á decir , que estas acusacio-
nes fuesen verdaderas , pero como tales las tenia el Rey
de España , y el Cardenal Belluga , que de otra mane-
ra con conciencias tan delicadas , no insistieran en su
castigo , ni el despreciar estos cargos en Roma , suena
desprecio á las virtudes sino no juzgarlos bastantes , aun
siendo ciertos , á quitar un Capelo. También tuvo el
venturoso accidente , que fuese elegido Secretario de
Estado el Cardenal Jorge Spinola , Genovés , hom-
bre sumamente político , y avilado , no enemigo de
Alberoni , porque los Genoveses , menos el Cardenal
Imperial , no lo eran ^ y asi se fue difiriendo el nego-
cio , hasta que se aplacase el animo del Rey Catholico,
que era lo que deseaba el Pontifice , y habia para esto
interpuesto los oficios del mismo Cardenal Belluga , que
no admitió desde luego el encargo , porque sabia quan-
ta indignación perseveraba en Ja Corte de España con-
tra Alberoni.
450 Los Genoveses , que pretendían no deber dar ya
mas satisfacción al Pontifice , por haber faltado el que
Zz2 £&
363 Comentarios de la Guerra de España,
se dio por ofendido , meditaban retirar á Constantin
Vaibi de Roma, que aun no habia logrado audiencia
del pasado , ni del nuevo Pontífice 5 pero el Ministro
de España , que residia en Genova , instó, que su Amo
•quería se satisfaciese á su Santidad , porque el Fontifice
siempre era el mismo , aunque se mudasen sujetos. Con
esto pretendía obligar al Pontífice , á que contemplase
al Rey en lo de Álberoni , y que caminasen de acuer-
do , y mas no habiéndose admitido á audiencia alguna
al Enviado de la República Francisco María Valbi,que
ya habia pasado á España con permisión del Rey , in-
sinuada por el Marqués de S. Phelipe al Gobernador:
las palabras eran obscuras , porque dixo significase al
Gobierno , podia enviar á Valbi á España , que sería
admitido. Antes de saber esto , nombraron á Hipólito,
Mari , para que pasase á Plasencia á implorar el fa-
vor del Duque de Parma , á efecto de ser Valbi ad-
mitido : después no le hubieran enviado , á no haber
el Marqués puesto por condición de ir su Ministro á Es-
paña , el ir Mari á Plasencia , y permanecer Valbi en
Roma 5 porque quería el Rey , no solo su satisfacción,
pero la del Pontífice. Esto mismo decia el Cardenal
Aquaviva en Roma : todo lo qual sirvió para entre-
tener la causa de Álberoni , pero no para no dar
Audiencia á Constantin Valbi , como la Corte de Es-
paña quería , hasta que el Rey la diese al Ministro de
Genova.
45 1 El Cardenal Spinola , Secretario de Estadp,
como buen Genovés, dispuso, que diese su Santidad Au-
diencia á Vaivi , sin esperar consentimiento de la Cor-
te de Madrid , que no lo llevó bien , pero disimuló,
porque aun estaba pendiente el negocio principal , que
era el Capelo de AJberoni. Hizo Valbi una oración á
SU Santidad , llena de especiosas , y sumisas palabras,
pe-
Tomo segundo. Año de M. BCCXXL 363
pero nada mas , porque los puntos que quedaron pendien-
tes, y dilatados, no tuvieron mas ajuste , menos el hacer-
se absolver el Dux Ambrosio Imperial en secreto , y los
Senadores que habían entrado en el Monasterio de S. Phe-
iipe , que llaman el nuevo. De lo de Bonin no se trató
jnas, ni de lo que los Romanos habian propuesto de pa-
gar los réditos, que tenían los Genoveses en el Banco del
Santo Espíritu en trigo , para que tuviese éxito el del
Estado Pontificio.
, 452 Con todo esto , el Rey Catholico no daba au-
diencia á Francisco Maria Valbi , pretendiendo de los
Genoveses positiva satisfacción , sin explicar qual fuese.
Estos habian enviado ya al Duque de Parma á Hipo-
iito de Mari , para que interpusiese aun oficios con el
Key , para que fuese Valbi bien admitido , pero mas
exasperaron el animo del Duque , que le inclinaron á
favorecerles , porque no se detuvo Mari mas que dos
dias en Plasencia , y parecía un mero cumplimiento,
y sin necesidad , porque creían que Valbi sería luego
admitido. El Duque quedó casi ofendido de esta seca
iranera de pedir , y com.o por complacer el Ministro
de Genova , Marqués de S. Phelipe 5 eni fin , fuesen io-
fluxos del Duque . ó que Valbi no quería hablar al Rey
en la forma satisfactoria , que se le habia prescripto
por papel del Marqués de Grímaldo , se dilataba la
Audiencia , con gran sentimiento de los Genoveses,
que se creian engañados , ó del Rey , ó del Mar-
qués de S. Phelipe , porque decían , no debía ser ad-
mitido en España , sino lo habia de ser á la Audiencia
del Rey.
453 Asi pasó todo este año , sin que la consiguiese,
ni se atreviesen los Genoveses á hacerle volver sin ella.
Quantos medios aplicaren fueron en vano , ni el Du-
que de Orleans se quiso meter en esto, ocupado en exi-
gir
364 Come}, t arios de la Guerra de España.
gir de la España lo que mas le convenia , y dilatando en-
viar sus Plenipotenciarios al Congreso , hasta que lo con-
siguiese. Mostraba empeño de que los Ingleses restituye-
sen á Gibraltar 5 pero el Parlamento se oponia: niel Rey
Jorge confesaba , que habia dado palabra de esto 5 por-
que la interna disensión de los partidos no estaba extinctaj
antes clamaban agriamente contra muchos del Gobierno,
que habian dexado quebrar el Banco de las Acciones de
Indias, subiéndolas á inmoderada ganacia , de lo que re-
sultó perderse los caudales , baxando de golpe á nada,
en lo que culpaban á muchos, que con la autoridad del
mando se habian aprovechado.
454 El Rey inquirió contra ellos 5 huyó el Tesore-
ro del Banco á Flandes , y estaban con suma agitación
los ánimos 5 y no dexaba de dar fomento al recelo de
la Corte , haber en Roma la Princesa Sobieski , muger
del Rey Jacobo , parido un Principe 5 y aun corría voz,
que le habian enviado gruesos donativos desde la In-
glaterra los de su Partido 5 pero esto no nos consta,
ni del regalo hecho en esta acción por manos del Car-
denal Aquaviva á la Reyna (que asi la llamaban en
Roma ) de lo qual se dolían mucho los Ministros In-
gleses en Italia ^ pero jamas supieron la verdad , aun-
que como tal trataba sus sospechas el Señor de Abe-
nante , Ministro Británico en Genova , hombre impe-
tuoso , y que daba á las materias mucho cuerpo , y
como era generalmente Austríaco , procuraba fomen-
tar la discordia entre la España , y la Inglaterra. Es-
taba allá esta compuesta , y se ratificó el asiento de
los Negros , y la Inglaterra mandó restituir á España
quantos Navios se apresaron en la función de Sicilia,
en los mares de Siracusa. También restituyó la España
los que tenia de represalia mercantiles , y en esto fue
á perder mucho 5 porque los Navios Españoles estaban
. ya
Tomo segundo. Año de M, BCCXXI. 365
ya todos podridos en Mahon , y el mejor , y mas nue-
vo , que era S. Phelipe , se habia accidentalmente
quemado en el mismo Puerto , de otros habían vendido
las jarcias , y gúmenas , y hubo poco , ó nada que
restituir^ pero todo lo pasó el Rey Catholico , por ver
el fin de este negocio de Toscana , que únicamente ocu-
paba la Corte ^ y conociendo los demás Principes lo di^
lataban hasta componerse á su modo^ con todo, se hi-
cieron las renuncias entre el Emperador , y el Rey
Catholico , y se ratificaron , canviando las ratificaciones
en Londres , siendo aquella Corte mas arbitra , que me-
dianera.
455 Pe esto dependía todo el mal de la España,
porque no lo permitían los intereses del Rey Jorge , co-
mo Duque de Hannover, desminuírle del Emperador, ni
enconarle, y asi por los suyos , y las investiduras , que
pedia de Bremen , y Werdén , sacrificaba las que se ha-,
bian de haber ya dado de la Toscana al Infante D. Car^
los , según los Tratados de la Quadruple Alianza. El
Emperador no las negaba , pero no las concedía 5 antes
admitía con gusto las quejas de Cosme IIL Gran Duque
de Toscana , que se dispusiese de sus Estados sin su no-
ticia , y las de la Viuda Palatina Ana María Luisa , que
no se la dexaba el Gobierno de ellos , si sobreviviese al
Principe Juan Gastón, único hijo del Gran Duque, hom-
bre mas mal tratado de sus desordenes , que de su edad.
Estimaba el Emperador qualquier repugnancia, que mos«
trasen los Toscanos de estas disposiciones de succesion,
y las fomentaba ; porque arrepentido de lo que ofreció,,
buscaba pretextos para no cumplirlo , y los Ministros
Españoles, que en su Consejo de Italia tenia, le aconseja-
ban esto , temiendo , que el ver otra vez Españoles en
Italia , fuese crisis. fatal para el dominio del Emperador
en ella.
Los
366 Comentarios de ¡a Guerra de España.
456 Los Consejeros Alemanes insistían , en que se
cumpliese lo estipulado con sus debidas precaucionáis, y
deseaban la Paz , para echar de V^iena á los Eispañoles,
que no ignorando esto , lo di'ataban , porque necesita-
se el Emperador de ellos con cuyo consejo regia los
Reynos, que de la Monarquía de España había toma-^
do 5 ni les ñiltaba á estos Ministros , priacipalmente ai
Arzobispo de Valencia , y á los Catalanes , animosi-
dad contra el Rey Phelipe , p:>rque los que una vez
han sido rebeldes , jamas deponen el rencor contra su)
Soberano , y adulaban verdaderamente al Emperador,
los que mas acérrimamente votaban contra el Rey de
España , cuyo tiombre le era odioso , porque le pare*
cia que le quitaba una Corona que la tenían los Austria^
eos por suya , y como parte de ella temía el Empera-
dor en Italia el nombre solo de Españoles : en Toscana
le era ingrato , y hubiera estimado una declarada con-
tradicción del Gran Duque, y aun Testamento contra-
rio á la disposición de la Quadruple Alianza , pero eí
Gran Duque Cosme era propenso á los Españoles , y
mas heredando un Infante de la Famila de Borbon,
que no carecía de derecho á sus Estados por María de
Mediéis , muger de Enrique IV. No pensaba en hacer
Testamento , peroq leria que el de Rey España desistie-
se de presidiar sus Estados , como acordado en el Tra-»
tado de Londres , y aun no perfecto , por no haberse
cumplido lo de las investiduras : dio gran sobresalto á
la España la grave y peligrosa enfermedad , que pade*^
ció el Gran Duque , quedando heredero el Principe
Juan Gastón adversísimo á los Españoles , inclinado á
los Tudescos^ aunque con la floxedad de su negligente
genio , solo aplicado á la ociosidad , y á la entera
abstracción de negocios , y aun apartado de la socie-
dad civil.
Era
Tomo segundo. Año de M, DCCXXL 3 6 jr
45 jr Era naturalmente adverso al Padre Fray Sal-
vador Ascanio ,que hacia los negocios de España , aun
por la misma razón , que era acepto á su padre ^ y
asi era menester , muriendo este , que tratase aquellas
dependencias uno, que le fuese, á lo menos, indife-
rente. Por esto mandó el Rey Catholico al Marqués
de San Phelipe, su Ministro en Genova, que luego pa-
sase á Florencia , si moria el Gran Duque , y se encar-
gase de aquellos negocios , que eran los que merecían
entonces toda la aplicación de la Corte 5 porque la Rey-
na queria á toda costa hacer Soberano á su hijo pri-
mogénito.
458 No se dio el caso de pasar el Marqués, por-
que mejoró el Gran Duque , y hubo tiempo de prose-
guir con quietud las negociaciones de las investiduras,
de las quales se trataba lentamente : no con tanta len-
titud las suyas el Duque de Orleans , porque tenia ya
ajustadas las bodas , que meditó , restituidas las Plazas
de San Sebastian , y Fuente Rabia á la España , y lo
que habia el Marqués de Castel Rodrigo tomado en la
Cerdaña á la Francia. Se publicó á un tiempo la boda
de Luis XV. Rey de Francia , y Maria Ana de Bor-
bón, Infanta de España. Tenia el Rey once años , y
la Infanta , quatro , y pasó formalmente á pedirla á la
Corte de Madrid , en nombre del Rey Christianisimo, el
Duque de San Simón. Fue convenido , pasaría luego la
Infanta á París , para ser criada á aquella moda , y
educada de las Señoras Francesas , que baxarian á la
raya de España á recibirla , hasta donde la acompaña-
rían las Españolas ^ y se dio este encargo de conducir-
la hasta Irunal Marqués de Santa Cruz , donde se ha-
bia de recibir la Princesa de Montpensier , Luisa Isa-
bela de Orleans, hija del Duque de edad de doce
años , ajustada ya de casar con Luis Fernaado de Bor-
Tom, IL Aaa bon,
368 Comentarios de la Guerra de España*
bon , Principe de Asturias , que tenia catorce , la qual
ya habia capitulado en Paris, habiendo por el Princi-
pe , y el Rey Catholico firmado las capitulaciones el
Duque de Osuna , Embaxador que era extraordinario
en Paris , y Don Patricio Laules , Teniente General
de los Exercitos del Rey , que hacia allá los negocios
de España , al qual para este efecto se le dio carác-
ter de Embaxador. Luego partió para España el Du-
que de Osuna , y la Princesa de Montpensier á 18. de
Noviembre. Los Reyes Catholicos acompañaron á su
hija hasta Burgos , y allá aguardaron la nuera , que
venia servida de la Familia que habia de recibir la In-
fanta en la raya.
459 Parecieron al Mundo intempestivos estos Ma-
trimonios 5 y hecho con ambiciosa arte del Duque de
Orleans el del Rey á quien se le daba una muger,
que no podia serlo hasta que pasasen por lo menos
diez ó doce años , y todo este tiempo mantenia sus es-
peranzas á la Corona ^ lograba casar su hija con el
Heredero de España , y fortificar relevante Alianza en
todo caso , atribuyóse esta idea al Abad Dubois , ya
Cardenal j pero se le hacia al Duque injuria , cuyo su-
tilisimo ingenio no perdonaba diligencia á su interés^
creian muchos que aprendió el Duque del Cardenal , y
era al contrario 5 solo se servia de él , como mecánico
instrumento 5 apto , y aproposito para sus ideas , por-
que para el fin no despreciaba medio alguno el Car-
tienal , el qual era ya Arzobispo de Cambray , y pri-
mer Ministro del Regente 5 cierto es , que por su ma-
no se trataron estos casamientos , porque era él quien
se correspondía con el Padre Daubanton , que á poca
persuasiva venció al Rey , amantisimo de su Familia , y
quiso la Reyna colocar en Solio tan alto á su hija. Los
Españoles sintieron mal del casamiento del Principe:
tan
Tomo segundo. Año de M. DCCXXL 369
tan anticipado á su edad , porque se enerbaban las fuer-
zas , que la naturaleza necesitaba para el incremento, y
robustez , siendo sumamente delicado de complexión.
Por eso el Rey le tuvo separado de su muger , con
quanta vigilancia era posible , y mas que era también
4a Princesa delicada, y en tan tierna edad, incapaz de
que se consumase el Matrimonio. Los Críticos anadian
á la queja , que Francisca Maria Borbón , madre de
la Princesa , y muger del Duque de Orleans , era hija
ilegitima del Rey Luis XIV. y aunque legitimada en el
,año de 168 1, no queria en la Casa Real de España es-
ta nota la delicadez de los, políticos, no habiendo nece-
sidad 5 pero juzgó el Rey Catholico , que la habla , por
atraher á sí con nuevos vínculos el feroz descariña-
do, animo del Duque de Orleans , que le habla sido
no pocas veces enemigo , y tenia en su poder todo el
de la Francia , y todas sus riquezas , hasta ahora inúti-
les 5 porque no parecía nada de lo que en su interior
meditaba.
460 No ignoraba el Rey el descontento de los Es-
pañoles , que no hablan tenido parte alguna en estos ca-
samientos^ por lo menos no se juntó Consejo de estado pa-
ra ellos, ni casi habia Consejeros que juntar , y para con-
fundir las melancólicas ponderaciones con bullicios, y
mercedes, se hicieron grandes fiestas quando entró la
. Princesa de Asturias en Madrid , y se formó la Casa del
Principe eligiendo el Rey para Mayordomo mayor al
Duque de Populi, que habia sido su Ayo, al Conde
de San Estevan del Puerto por Caballerizo mayor 5 y
al Conde de Altamira Sumiller de Corps , y se le se-
ñalaron por Gentiles Hombres de Cámara al Duque de
Gandía, al Marqués de los Ralbases, y al Marqués del
Surco , que fue también su primer Caballerizo : Mayor-
domos de Semana fueron el Conde de Sasateli , y el
Aaaa Con-
^jro Comentarios de ¡a Guerra de España,
Conde de Arenales. A la Princesa se dio por Camarera
á Doña Luisa de Gante , Viuda del Duque de Mon-
tellano , y se la nombraron , Mayordomo mayor
al Marqués de Valero , aunque estaba Virey en
México : Mayordomo de Semana al Conde de Anguiso-
la, Placentino: Caballerizo Msyor al Marqués de Cas-
tel Rodrigo: Primer Caballerizo, al hijo del Mar*
qués de San Juan , que también fue Mayordomo : Da^
rnas , á la Duquesa de Lyria, á la Marquesa de Miya,
y á la Marquesa de Tor recusa: Señoras de honor á Do-
fia N. Amezaga ^ á Doña N. Quadra. Asi , entre júbilos,
y festejos en las dos Cortes de España , y Francia fene*
ció este año.
AÑO DE M.DCCXX1L
461 Tápeos materiales para los Comentarios dan
■ los hechos de este año , muy conforme al
pasado en la indecisión de las cosas tratadas lentamente
con arte , menos del Rey Catholico, por su realidad de
animo , y buena fe. Todas eran falsas apariencias de
paz, y guerra : aquella nadie la promovia , porque
no habia dexado de dar rezelos la complicación de los
modos entre la misma Casa de Borbon con los referi-
dos casamientos, y el que se prevenia de la Princesa
de Vauxalois, quarta hija del Duque de Orleans , con el
Infinte Don Carlos , primer hijo del segundo Thalamo
del Rey Catholico : tenia aquella poco mas de seis
años , el Infante siete , y parecía , que tantos
intempestivos matrimonios encerraban gran mysterio,
ó mas estrecha Alianza. De esto nació la voz de una
Liga entre Francia , y España , admitidos á ella la
Olaa.
Tomo segundo. Año M. BCCXXIL 3 ^ i
Olanda , y el Rey de Cerdeña , que juzgaron irritados
contra el Emperador^ ios Olandeses , porque se habia
en Ostende formado una Coiiipañia de Comercio para
las Indias Orientales, con gran perjuicio déla Olanda,
y contra la paz de Munsiér : Y el Rey de Cerdeña,
porque después de tan largas esperanzas, dilatadas con
arte de los Austríacos , se le negó para su hijo por Es-
posa á la Archiduquesa Maria Amelia, segunda hija del
Emperador Jüseph, y se dio al Principe Electoral de
Babiera Catlos Alberto, de lo que estaba sumamente pi-
cado el Rey de Cerdeña , y asi casó á su hijo Carlos
Emmanuel , Principe del Piamonte , con Ana Chris-
liana , hija del Palatino de Salusbachi , y celebró gran-
des fiestas.
462 Mas ni esta voz déla Liga tenía fundamento,
ni el Duque de Orkans, cuyo único objeto era la Corona
de Francia ,queria emplear las fuerzas del Reyno , ni
tanto atesorado dinero por interés de un Infante de Es-
paña , aunque le estimase para su yerno, porque su
idea , tenia mas altos fines , para los quales era menes-
ter tener amigos, no contrarios , ni despechados los que
le podian ayudar contra el derecho de la Casa de
España , á coronarse Rey de Francia , si faltaba Luis
XV. cuya delicada salud abultaba las esperanzas del
Duque , que poseia al Rey, y al Reyno con despo-
tismo , mal tolerado de los Franceses , aun amantes de
las cenizas de Luis XÍV. y como estaba vecino el Rey
á salir de la menor edad, con pretexto de instruirle quería
estar algunas horas solo con él , sin que asistiesen , ni su
Ayo el Mariscal de ViUaroy , ni su Maestro el Obis-
po de Frexus. Villaroy defendía su derecho , exaltan-
do su empleo mas de lo que juzgaba conveniente el
Duque, y asi se le mandó saliese luego de la Corte,
á su Govierno de León. Poco después , dexando un
par
37'2 Comentarios de la Guerra de España,
papel al Rey se retiró el Obispo^ paro se Je mandó
volver , y obedeció. Huían todos de oponerse al Du-
que, y no querían intervenir con él, á un Gobierno
que le juzgaban infeliz para la Francia, y aventurado
para el Rey ; porque del Duque , y de su elegido ins-
trumento el Cardenal Dubois , no se tenía el concepto
que era menester , para que se aquietasen los leales.
463 Todo esto era indirectamente contra la Espa-
ña , porque el Duque de Orleans , embarazado de sus
propios arcanos pensamientos, no atendia á los in-
tereses de la España , aunque las palabras eran las
mas afectuosas , ni el Rey de Cerdeña tan gran polí-
tico , y observador de los tiempos , se dexaba llevar
de su ira ; antes mantenía siempre Ministro en Viena,
y exponía esperar del Emperador , se le rehiciese , y
recompensase el daño de haber perdido la Sicilia , de
la qual era corta compensación la Cerdeña , y que asi
se le diesen las Langas, Feudos Imperiales , puestos en-
tre el Genovesado , y Saboya, que se adhirieron con
el Final al Estado de Milán , y el Feudo de Espino,
que había el Emperador confiscado á los Imbreas de
Genova , pero el Emperador no pensaba en estas re-
compensas , ó solo le dixeron , le venderían el Feudo
de Espino , como después se executó.
464 El Emperador tomaba por pretextos los re-
•<ielos de esta soñada Liga , para las prevenciones de
defensa , que hacia en Italia : completando los Regi-
mientos , que tenia en Milán, y Mantua, y fortiñ-
cando aquel Castillo con obras exteriores , y aun fun-
diendo piezas de cañón , y municiones de Guerra ^ de
genero que quitaba todas las apariencias de paz. Las
prevenciones qué mandaba hacer en Ñapóles , y Sici-^
lia , tenían el especioso pretexto del Armamento del
Turco , abultado mucho m^s allá de la verdad , que
da-
Tomo segundo. Año de M. BCCXXL 3^3
¿s^0í grandes recelos á la Isla de Malta , tanto , que
el Gran Maestre del Orden de San Juan , llamó á su de-
fensa un gran numero de Caballeros de todas Nació-
nes ^ y su Embaxador en Roma el Baylio Juan Bautista
Spinola 5 pedia socorros de dinero al Ponúfice , y por-
que los pidió aun á la España , incurrió en la indig-
nación del Emperador , que por motivo alguno quena
ver Españoles en Italia, porque el Rey Catholico
liberalmente ofreció socorrer á la Religión con ocho
Naves de linea , y seis mil hombres de desembarco, co-
mo las Naves tuviesen los Puertos del Emperador por
refugio en caso de necesidad.
465 Ni la Religión de Malta osaba aceptar este
socorro sin licencia del Emperador , ni este ofreció
sus Puertos , sin muy dilatada respuesta , y unas con-
diciones , que dexaba conocer el desagrado , de que Ar-
mas Españolas avistasen á los Reynos de Italia ^ por-
que creia se valdrían de este motivo para poner pie
en la Toscana , y conservar la gente en la Isla Elba:
y asi los Ministros Austríacos ofrecían Tropas al Papa,
cuidadoso de que los Turcos acometiesen por la Costa
del Adriático 5 pero los Romanos mas temian á los Ale-*
manes, que á los Turcos , porque contra estos halla-
rian muchos en su defensa 5 y para sacar después á los
Alemanes, no habría quien socorriese al Pontífice, no ha-
biendo Principe en Italia , que sacase contra el Empe-
rador Ja caía , ni estaban sus Erarios para esto. Fal-
taban , unión , y fuerzas , y asi abatidos, sufrían,
aun sin alivio de la queja , la esclavitud , no solo de
contribuciones ^ pero de un depotismo sin igual , y ma-
yor que tuvieron todos los Emperadores de Occi-
dente.
466 Como es consequente á la felicidad de la li-
sonja el numero de Parciales , apenas le quedaban á la
Es-
37'4 Comentarios de la Guerra de España.
España , y la Francia en Italia , y por donde quiera se
encontraban Emisarios del Emperador, muchos no en-
cargados, ni con comisión alguna, sino arbitrariamen-
te , pareciendoles ganaban autoridad , y respeto , de-
clarándose por el Emperador , aun hombres de tan ba-
xa , é Ínfima fortuna , que no podían hacer mal , ni bien,
ni esperaban , que llegase á oidos del Emperador su
nombre. Donde mas esto se reconocía era en Toscana,
llena de Emisarios , Espías, y Parciales de la Casa de
Austria, que inspiraban en aquellos Pueblos el amar la
libertad , y que la conseguirían con ayuda del Empera-
dor, si ellos se declaraban contra lo establecido en la
Quadruple Alianza , que no le convenia al Empera-
dor romper de propio motu , pero sí con el mas leve
pretexto , y que ninguno podia ser mayor , que la de-
clarada resistencia de los Pueblos á la disposición , de
que recayese la succesion en un Infante de España. Los
hombres leves, y de ligera consideración adherían á es-
te dictamen^pero los serios, experimentados,y entendidos,
le veían impracticable de sostener, ni con la protección del
Emperador , la qual ya la conocían fraudulenta , y
que era traerlos al lazo por sus propios píesj y asi des-
preciaban estas sugestiones, y esperaban otro genero
de libertad , en que entrase en Italia , á balancear en
algo el poder de los Austríacos , un Principe Espa-
ñol , que siendo Duque de Toscana , y Parma , con la
adherencia del Rey Catholico , se hiciese respetar mu-
cho mas , que lo eran cada una de por sí la Casa de
Mediéis, y Farnesioj porque insinuaba el Rey Catholi-
co, que aplicaría todo su poder á engrandecer este
Principe , no solo con hacerle restituir al Duque
de Parma el Condado de Castro , y Ronziglioni,
que le usurpaba el Papa , sino añadienydole otros Es-
tados.
Otrí>
Tomo segundo. Año de M, DCCXXIl 3^5
46^ Oíra tuvieron los Toscanos insubstancial su*
gestión á favor del Principe Fcrdinando de Baviera,
hijo segundo del Duque Maximilano Emanuel , ca ^ado
con María Ana Carolina de Neoburgh , hija del Prin^
cipe Palatino del Rhin Guillelmo , ya difunto, de Ana
Maria Francisca de Saxónia la Wembourgh , que ca-
só en segundas bodas con el Principe D. Juan Gas-
tón , hijo único 5 y heredero del Gran Duque Cosme,
por donde la muger del Principe Ferdinando venia á
ser entenada del Principe Juan Gastón 5 y aunque este
estaba , separado de su muger , que no quiso baxar
á Italia , y no se habia jamas correspondido con los
Príncipes de la Toscana , María Ana Carolina ahora es-
cribió á su padrastro, con ocasión de que baxaron á
Italia el Principe Electoral de Baviera , y su herma-
no Ferdinando, y pasaron á Florencia , para ver á su
tia la Princesa Violante , viuda del Gran Principe de
Toscana difunto , y á su hermano el Principe Theo -
doro de Baviera, Obispo de Ratisbona, que cataba en
los Estados de Siena. La venida de estos Principes la
juzgaban muchos mysteriosa , y no faltaba quien ía
aplicase á dirección del Emperador , ya unido con la
Casa de Baviera 5 pero es constante , que en esto no tu-
vo parte , aunque también lo es , que el Principe Ferdi-
nando procuraba introducirse en el animo de los Fío-
rentines con fiestas , y bullicios , no sin algunas da-
divas á personas con quienes tenia mayor conoci-
miento.
468 No habia en Florencia quien no creyese , que
todo era arte para insinuarse en las voluntades , de lo
que tomaron sombra el Gran Duque, y aun su hijo, de
los quales no recibieron mas , que los inescusabíes
agasajos , no sin alguna queja de haber sido pocos,
pues á los Priacipes Toscanos les era desagradable
Tom. IL Bbb quan-
37^ Comentarios de la Guerra de España,
quantos les turbaba la quietud , y mas sicomprchendian,
que era aquello galantearles la succesion del Estado.
La Prinoesa María Ana Carolina , en la carta que es-
cribió , tratándole de Padre al Principe Juan Gastón,
le recomendaba á su nnarido, con clausulas de espe-
rar , que en quanto dependiese de su pane , adelan-
taría su fortuna , y mas no teniendo persona mas alle-
gada. El Gran Duque mandó á su hijo no responder á
esta carta , de lo que formaron queja los Principes Ba-
varos ^ y con pretexto de ver la Italia pasaron á Roma^
y Ñapóles, á la buelta para Alemania, solo de paso
á Florencia , habiéndolos su Padre mandado restituir-
se á su casa , porque no ignoraba los rezelos , que es-
to habia engendrado en España , estimulado el Rey fuer-
temente de los Ministros, que en Italia le servían , y
mas del Duque de Parma , que habia concebido sumas
sospechas.
469 El Emperador, aunque no tenia parte en los
designios de ios Principes Bávaros , de todo quanto era
enagcnar de la España los ánimos de los Toscanos , sa-
caba algún rayo de esperanza de no cumplir lo trata-
do ^ porque los Españoles , que en Viena le servían en
el Consejo de Italia , le aseguraban no equivalía la Si-
cilia , al peligro , que corrían los Estados de Milán , y
Ñapóles , si los Españoles , baxo de qualquier pretexto
ponían pie en Italia , y mas poseyendo un Infante de
España la Toscana , y el Estado del Duque de Parma,
cuyo Soberano Francisco Farnesio , aunque no te-
nia mas de 44. años , estaba casado con una muger
de 52.
470 Por eso aplicó la Corte de Viena toda su arte,
aun por medio de la de Roma, para que se casase el Prín*
cipe Antonio Farnés , hermano del Duque , y menor
un año de edad , pero extremamente grueso , y en con-
cep.
Tomo segundo, ^Atlo de M. DCCXXJL sjr^
cepto de muchos , inhábil á la generación , y consistía
en los dos individuos toda la Casa : el Duque , aunque
por algunos domésticos sinsabores , no corria bien con
su Hermano, no desintió j^mas del casamiento ^ pero na
quería alargar lo que este le pedia , que era una porción
de Estado , para vivir con decencia , y saber qual seria
el Patrimonio de sus Hijos, si se daba el caso , que eí
Duque los tuviese de otra muger , sobreviviendo á es-
ta. Tan encontradas ideas no dexaban efectuar el ca-
samiento del Principe , y era tan maligno el pensamien-
to de los Ministros Austríacos , que creían gustaba eí
Duque de que se extinguiese su Familia , porque here-
dase el Infante D. Carlos , Hijo de la Reyna : pensa-
miento iniquo , é improbable en el buen ajustado ani-
mo del Duque , Principe entendido , capaz , y de bellas
máximas , aunque en los Principes no lucen , porque el
corto poder se opone Á las bellas ideas de la especu-
lativa.
4^ I El Congreso de Cambray , porque había de de-»
terminar el modo de esta succesion del Infante D. Car-
los , era el objeto de la universal expectación , y allí
nada se hacia mas que gastar en inútiles magnificencias,
convites , y celebridades , respectivamente cada Minis-
tro , por los días del nombre , y cumple años de sus
Soberanos. La artificiosa dilación del Emperador nadie
la dexaba de conocer ^ pero le contemplaban las Cor-
tes de Inglaterra , y Francia , y en la de España no es-
taba el Gobierno tan puntual , y aplicado , como era
justo en coyunturas tan criticas ; porque el Rey ado-
lecía de una flaqueza de espíritus en la cabeza, qué le in-
. habilitaba á grande aplicación ^ y aunque suplían mu-
cho el Padre Daubanton , y el Marqués de Grimaldo,
únicos por los del Despacho , no podían dos hombres
solos regir una Monarquía tan vasta, y faltaba el Con-
Bbb 2 se-
3^0 Comentarios de la Guerra de España.
scjo de EvStado , del qual había muchos años , que el Rey
no se servia , ni habia mas que tres Consejeros , que era
el Duque de Arcos , D. Migué! Francisco de Guerra,
y el Marqués de Grimaldo : con los dos primeros na-
da se consultaba : faltaba , por la muerte del Marqués
de Vcdmar , la Presidencia de Ordenes , y el primer Mi-
nistro de Guerra por la de D. Andrés de Pez, la Pre-
sidencia de Indias , y el Ministro de la Marina : mas á
su quebrada salud , que á su oficio , atendía el Presi-
dente de Hacienda Marqués de Campo Florido: conque
todo iba lento, y sin despacho. Retirado el Rey á la
nueva Granja , que mandó construir con grandes expen-
sas en el sitio de Balsain , donde se consagró una Igle-
sia á S. Ildefonso , que dio el nombre al nuevo palacio,
¡adonde no se permitía fuese alguno ,sin especial licei>>
cia del Rey , y la obtenían pocos. Los Ministros Es-
trangeros iban , quando lo pedia la necesidad , y en el
nuevo Sitio solo se permitía estar de asiento el Marqués
Annibal Scotti, Enviado Ordinario del Duque de Par-
rna , que no entraba en el manejo Monárquico ^ pero
algunas cosas pasaban por su interposición , las que no
estaban ya prevenidas por Doña Laura Piscatori , Ama
de la Reyna , la qual no se mezclaba en el Gobierno,
■ viendo , que por la inaplicación del Rey , se le atri-
buía todo , y no quería cargarse del odio de los Es-
paneles , mirando lo futuro , y la conveniencia de
. sus hijos , contentándose de promover la Soberanía
del Infante D, Carlos en ios Estados de Toscana , y
-Parma,',; ! f '
4^72 Las Naciones , adelantando los hechos inter-
pretando mal algunos avisos de España, publicaban,
que el Rey estaba dementado , y referían casos , en
que lo sería indubitablemente , si fuesen ciertos : ni se
dexaba de creer en la misma España , y en Madrid,
c. por-
Tomo segundo. Año de M.DCCXXII. 3^79
j5orquele veian huir de la Corte, y estar siempre en el
Escorial , ó en Balsain , de genero, que ya el Marqués
de Grimaldo recelaba cargarse de todo , como el Rey
queria , porque no se le atribuyese lo que á muchos no
salla á gusto, siendo imposible satisfacer la ambición de
todos : por eso aconsejó al Rey , fuese llamado al Gabi-
nete del Despacho el Principe de Asturias , lo qual se
executó algunas veces , con gran placer de los Espa*
ñoles 5 pero no duró este método , porque el Rey esta-
ba casi siempre solo con la Reyna 5 y sus hijos esta-
ban en el Escorial , quando el Rey en Balsain , Ma-
drid , ó Aranjuez. Buscar tanto la soledad, aumentaba
la opinión del desconcierto de la cabeza del Rey ^ mas
era atraso del Despacho , porque todo pasaba por ma-
nos de Grimaldo , quedándose en Madrid los demás Se-
cretarios 5 y era tanta la mole délos negocios que desea-
ban expediente, que Grimaldo, para ayudarle , hizo 11a-
niar al Escorial á D. Joseph Rodrigo , Secretario del
Universal Despacho por lo Eclesiástico , Gobierno , y
Justicia.
47-3 El Duque de Orleans , que nada de esto ig-
noraba , habia hecho pasar á Madrid al Señor de
Chavigni , Enviado de Genova , para informarle del
estado de la Corte con mas exactitud que lo hacia el
Señor de Moulíerer , á su parecer. Con gran arte el
Duque proponía que el Rey dexase la mecánica del
Gobierno á su hijo el Principe de Asturias , parecien-
dolé , que siendo este su Yerno , é inspirando en la
Princesa su muger las n:aximas , que al Duque le con-
viniesen , mandaria mas en España , de la qual nunca
se aseguraba , midiendo con lo adverso de su animo el
de los Españoles, y dándole siempre en el rostro Ja
Ley Sálica, en caso que faltase Luis XV. que por el
derecho claro á favor del Rey , ó de sus hijos, si se
ha-
380 Comentarlos de la Guerra de España,
hüüia de coílfor.Tiar á las disposiciones de aquella Ley
por eso adhería á que se renovasen sleinpre renuncias,
no bastándole tantas celebradas en París , Madrid , y
Utrcch. El Cardenal Dubois era elinstruinento propor-
cionado á las ideas del Duque , no el Autor , como
muchos creían ; porque de vastas ideas Monárquicas , y
sutilezas de Corte , sabia mas con grandes ventajas el
Duque , que el Cardenal 5 pero este executaba mejor las
disposiciones de aquellos designios, porque era siempre
arrojado sin escrúpulos , para quien no habia medio
reputado por malo , si conduela al fin ^ y en caso de
dexar el Rey de Espsña el Gobierno , convidaba él
mismo al Duque de Orleans para ir por Embaxador á
España.
. 47-4 Gran parte ignoraba de esto el Rey, y la Rey-
na , no bien avisada del Conde de Landi , Ministro de
Parma en París , parecíendola muy secreto favorecido
del Duque de Orleans Chavigni , dispuso con el Rey,
que este volviese á París , y que se quedase Moulerier
de quien tenia poca confianza el Duque , por parecer-
le no adhería ciegamente á sus dictámenes. No tenia
el Rey repugnancia á dexar gran parte del Gobierno,
vistas las representaciones de los Consejos , que se que-
jaban alguna vez de la falta del Despacho con la ma-
yor veneración , y como indirectamente ; pero la K^y-^
na lo resistía tenazmente , y el Padre Daubanton , que
en esto no adhirió á alguna insinuación del Duque de
Orleans , el qual no proponía mas razones , que las que
publicaban con mas evidencia la inhabilidad acciden-
tal del Rey al Gobierno , porque con eso miraba á to-
do , y á tener pretexto de salir de Francia , ó buscar
en ella refugio , si la fortuna le volvía las espaldas,
quando el Rey Christianisimo tomase la posesión del
Trono , como lo hizo en este año , por haber salido
-.rí de
Temo segundo. Año de M, BCCXXII. 381
déla menor edad, según la Leyes de aquel Feyno.
475 Urgido en Rems , como es costumbre , y to-
madas en apariencias las riendas del Gobierno, con él
se quedó el Duque de Orleans , é hizo declarar primer
Ministro al Cardenal Dubois , el qual , para hacer co-
sa grata á la Francia , y á la España , se aplicó á que
se abriese el Congreso de la Paz , y que por fin die-
se la minuta de las investiduras de Toscana , y Par-
ma el Emperador á favor del Infante Don Carlos , co-
mo lo hizo , pero muy diminuías , y no en todo con-
formes al capitulo quinto de la Quadruple Alianza,
porque ni estendia claramente la succesion á todos los
Hijos de la Reyna, ni absolvia al Infante de ir á Vie-
ra á prestar el juramento de fidelidad , y tomar la in-
vestidura actual , quando llegase el caso de heredar,
y apretando las clausulas de feudalidad en quanto sue-
len ceñir á los Principes feudatarios del Imperio de
menores calidades , y circunstancias , que un Infante de
España.
476 Enviadas por manos del Duque de Orleans
estas investiduras á Madrid , el Rey las consultó con
el Presidente de Castilla, Marqués de Mirabál , con
facultad , que las consultase con los Ministros que mas
á proposito le pareciesen , y fueron reprobadas , de-
clarando el Rey , no las admitiría en aquella forma, y
que retirarla sus Plenipotenciarios de Cambray. Esto
se escribió con algún calor á Londres , y París , quienes
para garantir el quinto capitulo del Tratado , hicie-
ron fuertes instancias , y respondió el Emperador , no
podia mudar clausula alguna , sin el asenso de la Die-
ta de Ratisbona, con lo qual tomaba mas tiempo , y
en el Ínterin fortificaba mejor las Plazas de Italia ^ con-
cibió alguna idea de formar Armada Mar. tima para
el Mediterráneo , para mandar la qual , eligió á Milord
For-
383 Comentarlos de la Guerra de España»
Forbis Inglés , que estaba en Viena,llaiTiadü á este efec-
to , pero todo fueron vanas ideas, no habiendo hallado
los necesarios fondos para la Armada, ni el numero de
marineros necesarios en sus Reynos.
4^7' No ignoraban esto los Austríacos 5 pero que-«
rían dar á entender , que el Emperador se armaba por
mar , y tierra ^ porque no creyesen podían conseguid
cosa alguna de aquella Corte con amenazas, aun quan-
do proseguía en estar armado al Turco , porque hablen-»
dose revelado algunos Pueblos del Rey de Persia , en-
traba el Moscovita , á rio rebuelto , á ocupar algunas
Plazas, y Puertos en el Mar Caspio, y esto daba algún
recelo al Othomano , pero aun mismo tiempo su Arma-
mento le daba al Emperador , y á los Venecianos , aun
no persuadidos de la buena fe , con que el Turco ofre-
cía guardar los últimos Tratados da Pasarovitz. Im-
portábale al Emperador aun abultar los recelos que te-
nía de la Puerta Othomana , porque á bueltas de esto,
prevenía contribuciones de los propios Vasallos Italia-
nos , las Plazas Marítimas de Italia en el Reyno de Na^
poles , y Sicilia , y aun los presidios de Toscana , que
poseía , porque corrió en la Europa la falsa voz que
pasaría á Italia , el Infate D. Carlos , con la Princesa
de Orleans , Madama de Vauxalois , destinada á ser
su Esposa , la qual acompañada del Caballero de Or-
leans 5 hijo natural del Duque su padre , baxó á Espa-
ña, y se la señalo por Camarera Mayor la Condesa de
Lemos,
4f 8 Esta venida del Infante D. Carlos á Italia no
tenía fundamento , ni lo habían pensado en España,
estando aun lejos de componer los Artículos de las
investiduras , y no habiendo caudales prontos para
tantas expensas , ni era razón viviendo todavía los in-
dividuos de la Casa de Médicis , y dos^de la de Far-
ae-
Tomo segundo. Año de M. BCCXXIL 3 8 3
nesio, plantarles en la cara un Succesor y que podía
sin mucha dificultad , dexar de serlo. No faltaban lía-
lianos que persuadim esto al Rey , pero otros Minis-
tros consulíados en ello lo resistían fuertemente , no
-solo por las inútiles expensas , pero aun porque en po-
cas partes de Italia podía estar seguro de las Armas
del Emperador, y mas viniendo á ella sin su consen^
timiento. ^
AÑO DE M. DCCXXÍÍÍ.
- 479 "]\ J" AS abultadas 5 que verdaderas turbulen-
V_l_ cías agitaron la Inglaterra en los fines
del pasado año , y principios de este , porque se des-
cubrió una conjura contra el Rey Jorge , ó la dieron
nombre de tal. Prendióse al Obispo de Rochester , y al
Abogado Laire ^ pgro desterrado aquel , y degollado
éste, todo calmó. No es de mi asunto escribir lo par-
ticular de esta conjura, ni los fomentos de ella , lo
cierto es , que se le dio mas cuerpo que tenia , y hu-
bo mucha afectación en los temores , todo importaba
para quedar armado el Rey , y dominante el partido
de la Corte , que publicando tenían parte en la cons-
piración los Catholicos de Irlanda , é Inglaterra , se
les cargó un grueso tributo, no solo por política, si-
no por ambición de empobrecerlos : verdaderamente
no tuvieron parte en esta idea mal enredada los que
alli llaman Papistas , ni Principe alguno , como que-
rían persuadir á los Ingleses los Imperiales , para po-
nerlos mal con los Españoles , y Franceses , pero se
averiguó , que ni el Rey Cutholico , ni el Christianisi-
TomolL Ccc mo
384 Comentarios de la Guerra de España,
mo alcanzaron la conjura , que se gloriaba de haber
descubierto, estando acaso en Roma el Señor de Have-
nat , Ministro Británico en Genova , en cuyo Puerto
hizo apresar un Navio Inglés , que se destinaba al cor-
so con Vandera Española : la qual no había todavía
enarbolado , y por esto no hubo empeño alguno^ por-
que el que podia haber con la República , los Ingle-
ses le quitaban solo con amenazas , y aun mas se les
figuró , que aquel Navio se armaba para conducir á
Inglaterra al Rey Jacobo , que estaba verdaderamente
ignorante de esta trama , mal concebida entre algunos
descontentos de Londres. Todo esto que no parece á
nuestro asunto , lo hemos brevemente referido porque
era otro embarazo á los intereses de España jy de to^
do se aprovechaba el Emperador, para tomar tiem-
po.
480 Darle poco cuidado esta conspiración , lo mos-
tró el Rey de Inglaterra , en que dexando á Londres,
pasó á Hannover por particulares intereses , y dar la
ultima mano á las investiduras de Bremén , y Vverden
que le dilataba el Emperador. Dexaron correr los Mi-
nistros imperiales la falsa voz de que había de tener
conferencia con el Rey Jorge , con ocasión que pasó
el Emperador á Bohemia á coronarse , y hacer jurar
herederas sus dos hijas , en caso de no tener varón , é
hizo pasar alli al primogénito del Duque de Lorena,
Francisco Estevan , que lo quedó por muerte de Leo-
poldo Clemente , su hermano mayor, destinado Espo-
so á la Archiduquesa Maria Teresa , primera hija del
Emperador, y aunque este tratado no era publico, na-
die dudaba , que las distinciones que el Emperador
hada al Principe de Lorena fuesen dirigidas á este fin;
y por eso no se pudo dar satisfacción á las quejas,
que de ellas formó el Infante Don Manuel de Portu-
gal
Tomo segundo. Año M. BCCXXUI. 385
gal , que estaba en el servicio del Emperador , lison-
geado con tan altas esperanzas , y se ausentó de Pra-
ga , por no verse tratado con mucha desigualdad. Era
idea del Emperador hacer elegir Rey de Romanos al
que fuese su yerno, pero todo lo hizo suspender la no-
vedad de hallarse la Emperatriz en cinta quando me-
nos se esperaba , circunstancia, que también retardó
el dar las investiduras , que se pedian para el Infan-
te de España , porque habia el Emperador concebido
nuevas ideas , si tenia un Succesor.
48 1 Esta sospecha avigoraba el animo de la Fran-
cia , y la Inglaterra , para que luego deliberase sobre
ellas j porque el verle con la próxima posibilidad de te-
ner un hijo , le quitaba muchos amigos , y mas los que
podian aspirar á la Corona Imperial , que veiaa
con envidia casi hereditaria en la Casa de Austria.
Al efecto de que el Rey Jorge apretase mas la con-
clusión de este negocio , se envió por el Rey Chris-
tianisimo , sin carácter, á Hannover Ministro extraor-
dinario al Señor de Chiavigni , hechura del Cardenal
Dubois , y su confidente , el qual partió apriesa , antes
que al Cardenal se le agravase la peligrosa enferme-
dad de unas internas ulceras que le impedían la ori-
na, no sin el embarazo de la piedra , por lo qual,
buscando el remedio , encontró el dia seis de Agos-
to con la muerte , que sobrevino á la operación de
abrirle , y faltó con esto en la Corte , sino el primer
móvil, el mejor instrumento para él, porque al Du-
que de Orleans le importaba poco sacrificarle á las
comunes iras, ni se embarazaba con ellas el Carde-
nal, mientras le duraba el poder. Cierto es que cele-
bró con fausto acaecimiento esta muerte la Francia to-
da , y mientras los ociosos politieos discurrían en el
Succesor del primer Ministro , ya -le habla tomado pa-
Ccc 2 ra
386 Comentarios de la Guerra de España,
ra sí el Duque de Orleans, y recogido exactamente
los papeles del Cardenal , que no quiso que otros los
viesen , porque el secreto solo en los dos consistía , n¡
hallaba persona á quien fiar el peso de los negociosj
y la precisa continua comunicación con el Rey , que
aunque muy á los principios de la mocedad , podiaa
hacerle impresión las siniestras sugestiones contra ei
Duque, que jamás fió tanto á su fortuna, y su auto-
ridad , que no viviese con continuos recejos.
482 Para el despacho se sirvió délos mismos Un-
ciales, que tenia el Cardenal , y perseveró el mis-
mo systema , pero para muchas cosas le hacia ñlta,
porque ya todo se atribula ai Duque , y se conserva-
ban mas vivos los odios. Imponabale salir de e¿íe em-
barazo de la paz , y dispuso que se contentase el Rey
Católico de un papel del Rey de Inglaterra, en que
le aseguraba aplicar quantos medios fuesen posibles,
para que se le restituyese Gibraltar después de la paz,
como no se hablase de Mahon. Para esto se valió del
Marqués de Grimaldo^ porque ya el Padre Guillelmo
Daubantcn , Confesor del Rey , habia muerto el dia jr.
de Agosto con gran edificación , en el Noviciado de
Madrid , porque luego que se sintió malo , se restitu-
yó á él desde Balsain , por morir en propia casa de
San Ignacio , con tantas demonstraciones de religiosa
piedad , que se imprimió en muchos , y mas con la car-
ta en que daba aviso de 6U muerte , como es costum-
bre de su religión , el Padre Francisco Granados , Rec-
tor del Noviciado , á los Superiores de la Provincia de
Toledo , y en ella ponderó sus virtudes , tales , que
hacen gloriosa su memoria. Fue un Religioso sabio , y
ajustado , de genio apacible , y buen corazón para con
lodor. Nada pagado de los primeros empleos , que tu-
vo en I4 Compañia , y de la primera aceptación en la
Cor-
Tomo segundo. Arlo de M. BCCXXIII. 3 8 ¿r
Corte; era siempre su trato llano, y humilde , mere-
ció siempre una suma confianza del Rey desde su tier-
na edad , que le oia con veneración , y afecto ^ por lo
qual hicieron juicio los que lo observaban mas aden-
tro, que el Rey habia peniido en este hombre un gran
consuelo en su escrupulosa conciencia , y la Monar-
quía de España un Ministro siempre aplicado á la
mayor regularidad, dentro y fuera de Palacio, y de-
seosisimo en todo del acierto.
483 Y volviendo adonde Íbamos, quien verdade-
ramenre consiguió , que el Rey se contentase de las pro-
ínesas del Rey Jorge , fue el Ministro Inglés en Madrid,
que tenia gran cabidad con el Marqués de Grimaldo.
Y ya allanado este punto , si se concedían en la debi-
da forma las investiduras , la paz estaba llana , por-
que ni los intereses de la líalia en común , ni los de
Principes de ella en particular la podían embarazar,
ni otras privadas pretensiones de unos , y otros vasa-
llos por los perdidos bienes , porque de qualquiera ma-^r
ñera , ó se determinasen restituir , ó no , era igual,
respecto á los Principes, aunque no respecto á los Subdi-
tos , nada considerados , quando se trata del publico
interés. Esta es la infeliz condición de los hombres pri-
vados , que se sacrifican con casi certidumbre de ser
poco (alguna vez nada) atendidos; ni podían serlo to-
dos en esta paz , porque era preciso para esto , que
el Emperador restituyese al Duque de San Pedro el
Estado de Savioneta, al Marqués de Stepala , üla , y
otros Feudos en Italia á los que habían seguido el par-
tido de España , y esto no era de su satisfacción , por-
que, ó le servían á la extensión de su poder , ó a man-
tener muchos Españoles de su partido, que tenían grue-
sas pensiones sobre estos Estados 5 ni aun muchos Sobe-
ranos se libraban de esta infelicidad , porque no quería
el
3 88 Co:mntarios de ¡a Guerra de España,
el Kmperador se le hablase de la restitución de Miran-
dula á Pico, que se habia retira.io á España, y ven-
dido la Cámara Imperial este Estado al Duque de Mo-
dcna, ni de la restitución de Monferrato , que se ha-
bia dado al Duque de Saboya^ ni de la Mantua , que
pcrtenecia legítimamente al Duque de Guastala ^ ni de
el de Comachio al Papa, y aunque con este teni^n siem-
pre abiertos los Tratados los Ministros Imperiales en
Roma , y el Nuncio Grimaldo en Viena , todos eran
artes de los Austríacos para entretener al Pontífice,
imponiendo intolerables condiciones , no solo de man-
tener presidio imperial , pero aun de que se había de
coticeder la Cruzada en todos los Estados , que en la
Italia poseía el Emperador , lo qual excedía en gran
parte el útil , que le daba Comachio , y su Lago.
484 Ya tenia el Emperador ajustado, que la Ingla-
terra, y la Francia no se metiesen en esto , y se dexase á
su arbitrio , que haría justicia, pero los Espaiioles lo
llevaban mal , porque querían cercenar á Mantua , en-
tregándola á quien pertenecía, mas solos en el Con-
greso , no serían admitidos , aunque se habia el Rey
Catholico declarado de proteger al Duque de Miran-
dula, y al de San Pedro ^ y para esto se proponía se
le diese el Ducado de Masa, pagando el Emperador
su valor á la Casa Cibo, que le quería vender , por-
que el actual Duque de Cibo no tenia hijos, y en él ss ex-
tinguía su linea , y con esto , reparado el daño al Duque
de San Pedro , se podía el Emperador quedar con Sa-
vioneta.
48 5 En esta idea tenia el Rey Catholico , no so-
lo la intención de quitar de la vecindad de Toscana
un Soberano , todo subordinado á la Casa de Austria,
y poner en un confidente suyo , como era Francisco
María Spínola j Du^ue de San Pedro , pero aun impo-
si-
Tomo segundo. Año de M, DCCXXIIL 389
sibillíar , que los Genoveses comprasen á Masa , por-
que era conocido perjuicio al Comercio de Floren-
cia, y Liorna , que por el camino que mandó abrir
el Gran Duque Cosme III. pasaba sus mercadurías á
Lombardia , y por el Pose distribuían á toda ella, has-
ta Turin , y Venecia 5 y como era preciso por esta nue-
va senda pasar por Tierras de Masa , si los Genove-
ses compraban eLEstado, se hacia inútil aquel camino,y
necesitaban los Toscanos enviar sus mercadurías por
Genova 5 con gran perjuicio de sus intereses , y mas, que
los Genoveses no querían admitir Ropas de Levante,
que hubiesen tocado en Liorna 5 ni ya , por nuevo Edic-
to , sacado este año, concedían Puerto franco á quan-
tas mercadurías venían por Levante : desde Civita- Ve-
chía por Poniente, desde el Rio Varón , y Nizaj
porque querían obligar con esto á los Comerciantes
del Norte , y Levante , que sin tocar en otra parte
del mar Ligustíco, viniesen derechamente á Geno-
va.
- 486 Para facilitar esto , determinaron en el gran
Consejo hacer un Lazareto en la Especie , y enviaron
con algunos Ingenieros á Francisco Mari , para que se-
gún la planta que se le daba , en el lugar destinado
empezase á abrir las zanjas : cosa que al Rey de Es-
paña desagradaba mucho , pero no lo podía remediar,
porque esto , que tiraba al Comercio , tenia el expe-
eioso pretexto del bien publico, apartándola quaren-
tena, y el venteo de las Ropas de Levante, cSsospecho"
sas de la Ciudad Capital, y retirándolo á un seno de
mar muy espacioso , y verdaderamente cómodo para
Lazareto ^ que á vueltas de él , se concedería á sus
mercadurías el Puerto franco , dando despachos de
Genova 5 y con esto se brindaba á los negociantes?
extrangeros á acudir á la Especie , que es una Ba-
hía.
390 Comentarios de lo Guerra de "España,
hia capaz, y segura , y en mejor situación , que
Genova , para exitar á todas partes sus mercadu-
rías.
48 r En este estado de cosas todas indecisas, ado-
leció gravemente en un profundo letargo , y retención
de orina el Gran Duque Cosme 111. y no hubo Mi-
nistro en Italia , que no despachase correo extraordi-
nario á su Soberano , porque se creyó , que su muer-'
te ocasionaria grandes novedades , y ios Ministros de
España recelaban , que baxo pretexto de ofrecerle su
protección al Succesor, moviese el Emperador sus Ar-
mas al bloqueo de Florencia , pues las tenia pron-
tas , no solo en el Estado de Milán , con marcha de
pocos dias: pero aun en la Lunegiana,y Orbitelo, don-
de habia nurxieroso presidio para este caso. Fundában-
se estos recelos , en que se habia dado orden en Mi-
lán á algunos Regimientos , de estar prontos á la
marcha al primer aviso; y el Conde Carlos Borromeo,
como Vicario Imperial habia enviado , con pretexto
de componer unas diferencias en Luca al Conde Stam-
pa 5 á que pasando , y deteniéndose en Florencia , vie-
se el estado de la enfermedad del Gran Duque , y se
le dieron carias para los Gobernadores de los Presi-
dios, y para el Virey de Ñapóles, para que envia-
sen las asistencias de gente , y dinero , que el Conde
Stampa pediría: no se sabian con certidumbre todas es-
tas prevenciones ; pero se sospechaban aun mayores , y
que el Conde haria acercar Tropas á Toscana, si aquel
Soberano falleciese. CvDn esta aprehensión fue en Flo-
rencia muy mal recibido ; y mas , que abultaba estas
vuccs , y estas sospechas el Padre Salvador Ascanio,
que hacia los negocios del Rey Catholico tn Floren-
cia, diciendo á ios Ministros, no permitiesen novedad
alguna por parte del Empcr¿idor, que su anoo no la
haría. En
Tomo segundo. Año de M. DCCXXIJL 391
488 En efecto con esta invención avisó el Padre
Ascanio al Marqués de S. Phelipe , Ministro de Es-
paña en Genova , que no pasase á Florencia , aunque
muriese el Gran Duque , como tenia la orden para este
caso, porque importaba no hacer novedad, y mas suc-
cesor tan medroso , y desafecto á España. El Marqués
conoció ser esto lo que entonces convenia ^ y aunque et
Duque deParma le insinuó, que importaba pasase, lue-
go que se diese el caso de la muerte , determinó no
cxecurarlo con el Rey , y avigoró el dictamen del Pa-
dre Ascanio 5 de género , que le ordenó por entonces
no pasar , aunque muriese el Gran Duque 5 porque el
Rey , ofreciendo por su parte, no hacer novedad , ins-
taba á las Potencias Garantes , que interpolase al Em-
perador , para que no la hiciese ^ y asi lo executaron
tan eficazmente , que fue obliga^da la Corte de Viena á
desaprobar el viage del Conde Stampa á Florencia , y
mandar no se hiciese movimiento alguno de Tropas , ni
otra operación , que alterase el estado de las cosas , y
itias, que tenia el Gran Duque succesor, y no se daba el
caso de extinción de linea.
489 Stampa fue mandado retirar, y el Empera-
dor se contentó asegurar al Principe Juan Gastón , no
permitiria se le hiciese violencia, si alguna meditaban
Jos Españoles. Con esto se sosegaron los ánimos de to-
dos , bien que antes de retirarse Stampa , dio en la
Lunegania algunas disposiciones, que manifestaban que-»
rer los Austríacos asegurar bien , que no fuese sor-
prendida Liorna ó Puerto Ferrayo , cuyo Gobernador
-se habia sin razón quejado , que el de Longón pre-
venia la Artilleria de su Píaza, y doblaba las centine-
las , pues ésie solo podia mirar á la defensiva. Since-
róse el Gobernador , y parecían sus temores inútiles^
porque ni habia en Longóa gente para empresa algur
Tom. 11 Ddá na,
392 Comentarios de la Guerra de España,
na , ni habia que emprender mas que atajar qual-
quicr movimienta de los Alemanes , que estaban mas
vecinos y en mayor número ^ tanto , que los tres ba-
tallones , que en Longóo habia , eran incapaces de
operación alguna mas , que defensiva en su Plaza.
490 rio largo plazo la e:fermedad del Gran Du-
que , para tomar de una parte y otra las acertadas
medidas á qie la quietud de la Lalia, y por resolución
fue fenecida su vida. Espiró en fin el dia 3 1. de Octu-
bre p(T la noche: Principe, verdaderamente religio-
so, pío y sumam.ente ajustado, en quien jamás se pu-
do notar vicio alguno , ni inmoderación de afectos.
Rigió con gran quietud sus Pueblos y con Uvtable
amor : era su continua limosna tan gravosa á su Era-
rio , que fue preciso socorrerle con tributos, no ne-
cesarios en un Principe, que jamás tuvo guerra , sí solo
la de algunas contribuciones al Emperador. No hizo
solemnemente Testamento en tan críticos tiempos , por-
que no queria verse obligado á elegir succescr después
de Juan Gastón y su hija la Viuda Palatina , á la qual
habia declarado heredera en un Testamento antiguo^
dexóla 12 9. escudos Romanos de alimentos en una dis-
posición singular y privada, cuyo papel entregó al
Arzobispo de Pisa , é hizo otros legados píos,
que no cumplió el succesor , no sin gran funda-
mento.
491 Halláronse unos pareceres sobre la succesion,
y declaró el Marqués Ranucini , que mandó guardar
el que era favorable ai Infante de España^ pero todo
lo suprimió el nuevo Gran Duqte Juan Gastón, des-
afecto naturalmente á España , y en lo de la suceesion
á todos, por su genio austero y desapegado, por su
vida insociable y desarreglada , aunque en vicios
directanaente mas perjudiciales á su salud, que á su
al-
Tomo segundo. Anv de M. DCCXXIIL 393
alma, que le reduxeron á estado , que poco se po-
día esperar de su vida; con que los Principes, atentos
á esta succesion , volvían á entrar en nuevos cuidados,
no habiéndose todavía concluido el negocio dé laslnves^
tiduras,
492 No dexaba el Emperador con artificio de dar
á la hermana del Gran Duque esperanzas, que sería
en todo caso Gobernadora de aquel Estado , y ella se
empezaba á mostrar mas humana con el partido de Es-
paña, porque no se la hiciede oposición , y traxo á su
dictamen , en la apariencia , al Gran Duque , quien
ya no se manifestaba tan contrario: sin mas fin, que
dexafle vivir en paz; por eso se le hizo por su herma-
fia el proyecto de declarar heredero al Infante de Es-
paña , si en su menor edad , llegando á succeder tu-
viese por Gobernadora del Estado á dicha Princesa. Es-
to lo promovía vivamente el Duque de Orleans ; pe-
ro como caminan tan á ciegas los hombres sin ceni-
dumbre en quanto imaginan y son tan caducas las
ideas como la vida , la noche del dia 2. de Di íem-
bre , precediendo un deliquio de breves instantes muri(>
de repente el Duque de Orleans , sin haber alguno te-
nido noticia de su accidente , antes que de su muerte,
mas que un familiar suyo, que al verle caer de una si-
lla fue por un vaso de agua , y k halló difamo. Suce-
dió esto en el Palacio del Rey ,61 el quarto del
mismo Duque de Orleans , cuyo cadáver fue llevado
' Á su casa ; y apenas llegó al Bey la n&íicia , da-
da por D. Luis Enrique, Duque de Borboa% quanda
luego le fue conferido por el Rey el primer Ministe-
rio , sin mas aprobación, que la de su Maestro el Obis-
po de Frixus , que se halló presente y no pudo dexar
de asentir á ello, porque era en presencia del mis-
mo Duque, que dixo al Rey , debia elegir un Princi-
Ddd 2 ci-
394 Conienfúrios de la Guerra de España,
pe de la Sangre, no dudando recaería en su persona^
que era el primero, después del Duque de Chatres, hi-
jo del de Orleans , que tenia pocos años. Mandó luego
recoger el Duque de Borbon los papeles del de Or-
leans, que se hallaron en el quarto que tenia en Pa-
lacio^ los de su casa no se buscaron por respetos al
succesor , que tuvo con Borbon algunos sinsabores,
aunque después sobresanados»
493 Era asertada opinión en Francia, que el Dur
que deOrl^^ans tenia muchos millones ganados en los ar-
bitrios del Eanco de Misissipi ^ pero no se hallaron , ó
su heredero los supo ocultar con gran maña ^ porque
aunque estuviesen en las Plazas extrangeras de Oían-
da , Liglaterra , Genova ó Roma , baxo otro nom-
bre , era muy difícil sepultar una verdad , que tantos
la sabrían y debrian , y debia constar en ios Libros
del Duque y de los que en Francia dieron su nombre
para el depósito de este dinero , que era suma des-
proporcionada á qualquier particular , según se creia;
porque daban en decir los mas entendidos en el comer-
cio de la Francia , que faltaban 300. millones de li-
bras tornesas ^ y por muchas , que hubiese robado
Lauus y oíros á quienes quiso enriquecer y para que
le tolerasen , no era presumible , que el Duque de-
xase asolar la Francia sin interés propio ^ porque su al-
to entendimiento y sagacidad le hacía incapaz de ser
engañado.
49A .Creían los superficiales en esta muerte, que
había peidido el Rey Católico mucho , faltando quien
promoviese sus intereses^ pero los mas entendidos creían,
que había perdido el Emperador un amigo á quien
contemplaba con secreto tratado, de que le ayudase
en su casa á la succesion de Francia , para excluir la
casa de España. Esta muerte del Duque nada varió el
sys-
Tomo segundo. Año de M. BCCXXIIL 305
systema del mundo , y los Plenipotenciarios Franceses
de Cambray tuvieron confirmación de sus instruccio-
nes ^ porque aún era interés de la Francia la paz , por
hallarse sin mas ideas , que su quietud, que la necesita-
ba , molestada de tanto dispendio en el quimérico Ban-
co del Misisíipi , y del contagio de la Provenza, que en
e«íte año se le restituyó el coínercio enteramente , pKjr
haber cesado ya desde el pa-^ado toda sospecha , aunque
en España todavía se daban á las ropas de Marsella al-
gunos dias de quarentena, de lo que se quejaban agria-
mente ios Franceses ^ nación mas pronta y de menor re-
fiera en sus operaciones.
495 Este cuidado contra la Francia avivó el que
se debía tener contra Portugal ^ por haberse encendido
vn mal epidémico en Lisboa , de lo que murieron mas
de 4o9. personas ^ pero de inferior calidad : creyóse
peste ^ pero no fue mas que una intemperie de seque-
dad , no purificando el ayre de las lluvias que había
muchos meses faltaban , y de alguna mala calidad de
viveres , que hizo precisamente comestibles la falta de
granos, Ja qual duró poco, porque acudieron de to-
das partes Naves cargadas de ellos de Francia y Le-
vante. En España hubo también alguna penuria , pero
luego fue socorrida de la vigilante ambición de los Mer-
caderes Italianos , que no pierden ocasión á su logro.
Nacióle en este año otro hijo al Rey de Portugal , del
qual fue padrino el Rey de España y la Rey na viuda
de Carlos IL, que todavía estaba en Bayona. Dieronse
los Poderes del Rey de España al Marqués de Capíce-
latro, su Embaxador en Lisboa, y á pocos dias murió
el recien nacido infante.
ANO
49 6 Comentarios de ¡a Guerra de España
AÑO DE M. DCCXXIV.
496 y^ON la mas ruidosa y no esperada novedad
\^^ empezó este ano, habiendo hecho el Rey
Phcüpe en el dia 14. de Enero renuncia de todos sus
Reynos y Señoríos en el Principe de Asturias Luis Pri-
n*>ero , su primogénito , retirándose á vivir con la
ileyna privadamente, y depue^^ta toda Real pompa,
y aun á las Guardias, á la Quinta de S. Ildefon-
so , en Balsain , donde habla él mismo fabricado ua
Palacio, y mandado componer deliciosos jardines: des-
pidió toda su familia , para que pasasen á servir al
nuevo Rey, y se reservó para su mantenimiento 6oo9«
ducados y lo que fuese menester á concluir los jardi-
nes del Palacio: edificó una suntuosa Iglesia , y la do-
ró y adornó realmente. Detúvose para asisiírle el
Marqués de Grimaldo , y por único Mayordomo y
Caballerizo al Señor de Valux , Francés , que era su
antiguo Mayordomo de Semana. Con laReyna queda-
ron dos Damas , quatro Camaristas y dos Señoras de
Honor. Toda la familia , incluyendo los de escalera
abaxo , se reduxo á se«£nta personas ^ y en la ca-
balleriza quedaron pocos tiros de muías y caba-
llos de montar , porque ya el Rey hasta el gusto de
la caza iba perdiendo , amando solo la soledad y el
jretiro.
49 ;r Con el instrumento de la Renuncia pasó el Mar-
qués de Grimaldo al Escorial el dia 14. donde estaba
el Principe, y se leyó ame toda su Corte , no sin lá-
grimas , y aun del mismo Principe , por las razones
y
Tomo segundo. Año de M, DCC^XIF, sqjt
y cláusulas con que estaba concebida , dando por mo^
tivo , que habiendo el Rey considerado de algunos años
á esta parte , la rada de las cosas mundanas y los
padecidos trabvijos , querienduí^e re'irar á pensar solo
en su saívaci/jn , dexaba con absoluta entera renuncia
sus Reynos á su hijo primogénito , jurado Principe de
España , de cuyas bellas calidades y prudencia, se
prometía el desempeño de la obligación , en que Dios
le constituía nuevanrente. Prevenía en la misma renun-
cia, que muriendo el Principe Luis sin hijos pasase el
Reyno á su hermano el Infante D. Fernando , y asi
por los demás hijos por succesi^ n , y en caso de me-
nor edad de D. Fernando , ú otro succesor , vivien-
do el Rey Phelipe , form.aba una Regencia de los Pre-
sidentes de los Consejos, del Arzobispo de Toledo f
del Inquisidor General y del Consejero de Estado mas
antiguo , hasta que el Rey inmediato tuviere catorce
años. Obligaba al Rey Luis y sus succesores á cum-
plir los Testamentos que hiciese el Rey Phelipe y svt
muger la Rey na Isabel , y á pagar las deudas de la Co-
rona , que eran casi tres millones de pesos , y á con-
tribuir qualquier cosa que viviendo pidiesen, baxo cu-
yas condiciones solo fuese válida la renuncia, la qual
hizo el Rey tan deliberado, que hizo voto de no ocupar
mas el Trono , ni Reynar.
498 Era sumamente ediíicativo el papel de aviso,,
que el Rey mandó pasar á los Consejeros , mas lo era
una carta, que de su puño escribió á su hijo, con do-
Gum.entos santos y píos, que edificaron el m.undo, la
quaí fue traducida en muchos idiomas 5 fuera prolixo
ponerla aqui á la letra , solo diré , que el mas peni»,
tente Anacoreta no la podía escribir mas expresiva y
ajustada á los Preceptos Evangélicos ^ tanto , que los
críticos desearon en ella se entretexiesen documentos^
398 Comentarios de ía Guerra de España,
pülíticüs entre los morales. Recomendaba á la Reyna y
á los infantes, y poniendo el exemplo del Santo Rey
D. Fernando y S. Luis Rey de Francia , les exhortaba
á la perfección 5 también expresaba en ella , que la
Reyna se habia resignado con gusto á esta resolución,
y creyeron muchos estaba esta cláusula puesta para
atajar la censura de que la hubiese tomado sin su
consentimiento , porque no hay exemplar en las his-
torias de semejante voluntario retiro en un Principe
casado y de solos treinfa y nueve años de edad ^ y la
Reyna de treinta y uno, con probabilidad de tener
otros muchos hijos , y asi fue preciso incluir á la
Reyna en la determinación , sin cuyo consentimiento
es cierto que no se tomó , mas no probaba esto haberle
dado gustosa ^ pero siempre prueba un raro exemplo
de virtud y conyugal amor de convenirse al Decreto
del marido , tan arduo , que sola una superior voca-
ción le puede hacer llevadero , descendiendo del Tro-
no á vida privada , y de la Soberanía á la dependen^
cia , dexando gran parte , que la cabia del mando, en
!a voluntad del Rey , á un Principe que no era su hijo,
á quien entregaba los suyos, sin concluirse el negocio
de Toscana , que habia sido el principal objeto de
tantos años de negociaciones , con notable dispendio
de la Monarquía.
499 Este reparo se venia á la cara contra el Rey,
y los Políticos tenian el hecho por intempestivo en vís-
peras de un Congreso de Paz, no abierto todavía por
las dilaciones que el Emperador interponía á dar las
disputadas Investiduras, aunque ya habia dado pala-
bra á los úkimos del precedente año de darlas, y asi
lo dexó en París ajustado el Barón de Penteriter , que
pasó desde Cambray á este efecto ^ pero quando el
Rey hizo la renuncia, que fue el dia 10. de Enero,
aún
Tomo segundo. Año de M. BCCXXir. 3 9 9»
aun no se habían dado , porque estas salieron de Vie-
na el día siete , que no hubo tiempo de saberlo , ni se
hubieran aquel dia expedido , si hubiese el Emperador
previsto," y penetrado esta gran resolución , la qual
tuvieron en las Cortes del Norte, y en algunas de
Italia por politica , y no espiritual , adelantándose á ■
creer , que era para habilitarse á la Corona de Francia
en caso de la muerte de Luis XV. discurso tan impro-
bable , quanto lo es , que un hombre de treinta y nue-
ve años , dexe lo que posee , aspirando á succeder á
un niño de catorce , porque esta era la edad del Rey
Christianisimo , sano , y robusto , sin apariencias de
fundar muy remotas esperanzas , que ni las debia tener
el Rey Catholico , aun quando el de Francia fuese de-
crepito , no solo en virtud de tantas renuncias , sino
también de la manifiesta oposición de tantas Potencias
volviendo á los principales motivos , que suscitaron la
sangrienta y pertinaz Guerra , que hemos escrito.
500 Ki conocían bien el genio del Rey los que es-
to discurrían , porque ni su delicada escrupulosa con-
ciencia era capaz de faltar á lo prometido , ni su aver-
sión á los negocios, ni la falta de sus fuerzas para
grande aplicación le podían estimular á los inmensos
trabajos de regir una para él nueva Monarquía de Fran-
ceses, dividida precisamente en facciones en caso de
faltar el actual Dominante , pues aunque los Parlamen-
tos , y los mas ancianos Padres de la Patria estuvie-
sen por la Ley Sálica , que favorecía al Rey Phelipe,
los Principes de la Sangre, y sus adheridos estariaa
por el inmediato al Trono entre ellos , que era el Du-
que de Orleans , mozo, y soltero, por lo qual los que
le seguían , miraban mas vecina la posibilidad del So-
lio , que si le ocupase el Rey Phelipe , que á mas de
Principe de Asturias tenia otros tjes Varpnes, sino los-
•- TomoIL Eee que
4o o Comentarm de la Guerra de España.
que podían tener dos individuos,conocidamente fecundos-
501 Estas razones, que convencían á los mas re-
flexivos, avivaron el ingenio , para discurrir otras que
hubiesen dado impulso á tan grande hecho, porque ra-
ros se persuadían á que era mera razón del espiritu,
abstraído de cosas mundanas , y todo entregado á la
contemplación de lo eterno: ya porque pocos , cria-
dos en las brillanteces del Trono , conciben estas ideas
austeras , y melancólicas ^ ya porque no es incom-
patible la Corona con la santidad y perfección de cos-
tumbres 5 antes medio oportunísimo para servir mucho
á Dios, y exercitar con superior heroísmo todas las
virtudes , y mas constituido el Rey en un estado , en
que estaba dividido de si mismo , por la contrahida
unión con su muger , no siendo siempre seguras todas
las ideas de elegirse un Estado á su arbitrio, dexando
aquel , en que Dios le había constituido , porque los
caminos para la perfección son muchos , y el estado,,
que no es mas repugnante , puede ser el mejor. Estas
razones tenían replica , porque puede ser , según la
condición del corazón humano , el acto mayor, y sin
igual, dexarlo todo, y mas una Monarquía como la
de España, y asi los hombres píos, y de dócil corazón lo
atribuían á solida virtud , y temor de errar enel Gobierno,
502 Los enemigos del Rey , y algunos Ministros
que residían en aquella Corte , escribieron , que esta-
ba enteramente incapaz de gobernar, y que por ha-
cérselo dexar con honra , habían fingido toda aquella
renuncia, y papeles que hicieron firmar del Rey, sin
saber lo que era. Esto tenia mucha improbabilidad,
porque era dar por falsario al Marqués de Grimaldo,
que habia extendido la renuncia , y á los Testigos,
y cargarse el Marqués de ser suyas , y no del Rey
las mercedes que se publicaron , y las disposiciones,
que
^omo segundo. Año de M, DCCXtr. 40 1
que se dieron en el mismo día de la renuncia , y es-
to no lo hubiera pasado la Reyna, que era quien. me-
jor sabia el estado de la salud del Rey , y tenia algún
riesgo de mal atendida , si se probaba , que hubiese
cooperado á hacer firmar al Rey lo que no enten-
día ^ porque se dieron en este mismo dia por el Rey
muchos Toysoncs , al Marqués de Grimaldo, al de Va-
lux , al Marqués de Annibál Scotti , Enviado del Du-
que de Parma , y hasta doce Perspnages , sin duda
beneméritos, pues el Rey los juzgó capaces de esta
honra.
503 Se dio la Presidencia de Indias al Marqués de
Valero , la de Ordenes al Conde de Santistevan del
Puerto , que estaba en Cambray , y se hicieron otras
muchas provisiones Militares de empleos vacantes , y
ia Guardia de los Alabarderos al Principe de Mase-
rano 5 fue nombrado Ayo del Infante Don Phelipe el
Marqués del Surco Don Fernando de Figuera , y se se-
ñaló al Principe para el Gabinete , al Marqués de Mi-
rabál , Gobernador de la Presidencia de Castilla , al
Arzobispo de Toledo Don Diego de Astorga , y Cés-
pedes 5 al Inquisidor General Obispo de Pamplona Don
Juan de Camargo , al Marqués de Valero , al Mar-
qués de Lede , al Conde de Santistevan del Puerto , y á
Don Miguel Francisco Guerra , todos sugetos de cono-
cida bondad , y experiencia en los negocios , y para
dar providencia á todos, se pusieron hombres de to-
das facultades , y se le dio al Marqués de Grimaldo
por succesor en la Secretaria del Despacho Universal
de Estado á su primer Oficial Don Juan Bautista de
Orendain , y en la de Indias, y Marina á Don Anto-
nio Sopeña , se dieron las futuras de los em.pleos
en la Casa Real á los que las tenian en la del Prin-
cipe 5 porque todos los criados del Rey , y la Rey-
Eee 2 na
ij-oi Contentarlos de Ja Guerra de España.
na pasaron á servir los nuevos Amos en el propio em-
pleo.
504 Es temeridad creer que todo esto se habia
executado sin acuerdo , y conocimiento del Rey , ha-
ciéndoselo firmar ignorante , ó incapaz de saber Jo qu«
hacia. Hemos procurado, aunque ausentes, indagar es-
to , como punto tan esencial para estos Comentarios
para la verdad del hecho , y hallamos , refiriendo-
nos al año veinte y dos de ellos , que el Rey padecía
sobre profundísimas melancolías , una debilidad de ca-
beza , que le era imposible la grave , y continua apli-
cación al Gobierno de tan vasto Imperio , era natu-
ralmente implicado , y le atediaban los negocios, por-
que le obligaban á resolverlos , cosa pesadísima á su
delicada conciencia, á su genio sospechoso , y de to-
dos desconfiado , y aun de si mismo , y de su propio
dictamen , y aunque le habia dexado por Succesor el
Padre Daubanton al Padre Gaoriel Bermudez, Jesui- -
ta, de la Provincia de Toledo , hombre Docto, y
de virtud , este se cargaba menos de lo que hacia el
Padre Daubanton , y asi quedaba mas cargado el Rey
porque el Padre Bermudez no quería atender mas que
á las cosas meramente de su oficio de Confesor.
505 La mayor felicidad , y expedición del Padre
Daubanton, desimpresionando al Rey de vanos, é in-
subsistentes escrúpulos, le entretenían, y aliviaban en
parte 5 y asi viviendo , no permitió al Rey esta re-
solución , aun viniendo solicitada del Duque de Or-
ieans , como diximos 5 el Padre Bermudez le aliaba
menos de su natural estrechez de conciencia, y asi lu-^
chaba el Rey mas con sus propios temores de errar,
no pudiéndose vencer á fiarse totalmente de uno , ni
de muchos, por lo qual habia considerable atraso en
-los negocios de mayor entidad , pudiera resolverlos el
Mar-
Tomo segundo. Año de M. BCCXXir. 40 3
Marqués de Grimaldo , pero tampoco quería hacerse,
cargo de todo , sin clara, y explitica' deliberación del
Rey 5 cuya melancolía crecia mas, al paso que se au-
mentaban sus temores , é innaccíon, de lo que incurrió
en desesperar de poder cumplir con su oficio sin pe-
ligro de error, ni de poderlo hacer todo , y como su
radicada virtud, y piedad, no daba lugar á sufrir du-
das en su salvación , con tedio de tan espinosa ocupa-
ción para su animo, ya ocupado de temores , y sos-
pechas , y para su cabeza ya débil , lo dexó alegre,
é intrépidamente todo fiado en la bondad , y prudencia
del Principe su hijo , que con el Consejo de los que
para el Gabinete le dexaba , regiría bien la Monarquía,
■y tendrían los Vasallos el alivio de mas pronta Expe-
•dicion. .
506 Conoció verdaderamente el Rey su espiritual,y
corporal enfermedad, y no hallando disuasión para
esto en el Padre Bermudez , que era del propio dic-
tamen , y en la Reyna , que conocía la necesidad,
en que el mismo Rey se había puesto , se lo dexaron
executar , porque verdaderamente , con acuerdo , refle-
xión , y conocimiento pleno lo executó , y quedó con-
tento de executarlo, sin haberse conocido señal algu-
na de arrepentimiento , como publicaban los maldicien-
tes , porque la virtud del Rey era mas sólida , que lo
que muchos creían , pues aseguraban sus Confesores no
haberle jamás hallado pecado mortal , y el que tenia
quando partió de Francia , afirmaba que no había per-
dido la gracia Bautismal. Muchas virtudes pudiéramos
asegurar del Rey , por aserción de hombres fidedígni -
simos , que le trataban familiarmente , ó sirviendo á su
persona , ó siendo sus confidentes Ministros , pero la que
mas resplandecía en el Rey era la verdad, y la cas-
tidad conyugal, aun combatida de lances no solo for-
tui-
4o4 Comentarios de la Guerra de España.
luiros, pero con cuidado expuestos , de quien le ímpor-»'
taba ganar la voluntad del Rey, aun por tan ilícitos
medios.
^o^ Tenia la rectitud en balanza tan bien ponde-
rada, que tardaba á executar lo mismo que deseaba,
porque no le engañase su afecto ^ ni sin consulta de
muchos Teólogos executó jamás cosa , en que podia
intervenir escrúpulo 5 y era en esto tan nimio , que
tropezaba en menudencias , y repitiendo consultas , re-
solvia muy tarde. Era su genio belicoso , y fuerte
amante de los Soldados, quienes confirió los mas gran"
diosos empleos , hasta darles los dos Vireynatos de
Indias, y los mejores Gobiernos , y aun todos los del
continente de España , no sin gran razón , porque ha-
blan sido los que á costa de su sangre le hablan man-
tenido en las sienes la Corona , y tenia tan exacta no-
ticia de todos los Oficiales , que no proveyó empleo
militar, sin método muy regular, y asentado mérito,
aunque con el Rey le perdia el que no vivia ajustado,
sin escándalo.
508 Tachábanle sus mal afectos, que olvidaba tar-
de , y no perdonaba las ofensas. En esto de perdonar
se arreglaba por los Ministros 5 y siendo infalible , que
no hay en las Historias Rey , que haya experimentado
mas traydores públicos , y ocultos , ni mas rebeldes en
numero, y calidad de personages , no ha sacado gota
de sangre en tantos Reos de infidencia , que han esta-
do presos en las cárceles de España^ ni ha querido se
procediese contra ellos con la formula de juicio, y per-
donó infinitos , luciendo mas esta virtud de perdonar
al enemigo , en lo que por sus Plenipotenciarios signi-
ficó al Emperador en Cambray , dándole noticia de
•esta renuncia , y asegurándole , rogarla siempre á Dios
•por sus prosperidades , y para que tuviese succesion
va-
Tomo segundo. Año de M. BCCXXIF. 40 g -
varonil , para ser propugnáculo de nuestra Santa Re-
ligión, contra tantos Enemigos, que la combaten: La
Reyna , por asentir al gusto de su marido , se su-
jetó á la vida privada , y se vistió luego á la Españo-
la , renunciando todo genero de galas, y tomando un
vestido de saya.
509 Pasó luego ei Principe de Asturias á Madrid,
y fue proclamado Rey , aunque los mas de los Juris-
peritos, y los mesmos del Consejo Real veían , que no
era válida la renuncia , no hecha con acuerdo de sus
Vasallos, que tenian acción áser gobernados por aquel
Principe, á quien juraron fidelidad, no habiendo impo-
tencia legitima para dexar el Gobierno , ni decrepita
edad, que no pudiese tolerar el trabajo. Otras mu-
chas razones daban los Legistas ^ pero nadie replicó,
pues al Consejo Real no se le preguntó' sobre la vali-
dación de la renuncia , sino se le mandó , que obede-
ciese el Decreto ,y muchos de los Españoles, y la ma-
yor parte de los Magnates le oyeron con gusto , por-
que ya tenian Rey Español , y sumamente amado,
por su afabilidad, liberalidad , y benignísimo trato ; y
sobre todo , amante , con el mayor exceso , de su Na-'
cion Española , casi con aversión á las demás compara-
tivamente.
510 En fin, por el Rey Luis L se alzó el pendón con
la acostumbrada solemnidad el dia 9. de Febrero : ad-
mitió toda la Familia de su padre , y á la suya se
dexó el sueldo , y se dio futura de los empleos. Lo pro-
pio se executó con la Familia de la Princesa 5 y no hu-
bo mas novedad en la Monarquia , y en todo el syste-
ma de ella , sino mudar en el Trono personas , sin que
se advirtiese otra mutación 5 y mas que el nuevo Do-
minante todo lo consultaba con su padre 5 de forma,
que todavía quedtiba en Balsain el Oráculo , no sola
4o ^ Comentarios de la Guerra de Esparia,
para las cosas mas principales^ pero auti para las mer-
cedes , de donde fue advertido al Rey Luis se modera-
se en ellas, porque habia hecho algunas , que tocaban
en algún exceso , dando pensiones , y futuras 5 de ge-
nero , que aquellas fue preciso moderarlas : sobre lo
cjual se ordenaba al Gobernador del Consejo Real in-
vigilase mucho^ porque se quitaba el Rey , con vul-
garizar los honores , el premio á que aspiraban Suge-
los de mayores servicios, de los que á rio rebuelto ha-
bian pescado en esta coyuntura, bien, que otras merce-»
des hizo dignamente empleadas.
gil El Real Erario era lo que mas embarazo da-
ba á los nuevos Ministros 5 porque se halló la Teso-
rería agotada , y se divulgó , que dias antes de la re-
nuncia había mandado pasar el Rey Phelipe 4oo9. du-
cados , que habia en aquellas Reales Arcas. De esto no
nos hemos podido certificar ; porque Don Fernando
Verdes Montenegro, Tesorero General de la Guerra
no contestaba en este punto , y tenia sus resguardos:
con que hacia servicio del silencio, viendo , que to-
davía se mantuvo en Balsain, y que el Marqués de
Grimaldo tenia casi la misma autoridad, con menor
riesgo , porque no parecía ya su firma 5 y el Rey ( aun-
que con su dictamen ) respondía inmediatamente á su
hijo. Viendo estas mudanzas Don Juan del Río, Mar-
qués de Campo-Florido , Presidente de Hacienda, y Se-
cretario del Despacho Universal de ella , con la gene-
ral Superintendencia, y que era el papel mas principal en
el Gabinete el Marqués de Mírabál , Presidente de Cas-
tilla, hizo dexacion de todos sus empleos, que no le
fue en Balsain admitida , antes le insinuó el Rey Fhe-
iipe , se daría por servido en que continuase en ellos:
hizo segunda dexncion, y se le admitió. Nombróse por
Presidente de Hacienda á Don Juan Blasco Orozco,Pre-
si-
Tomo segundo. Año de M, BCCXXIF. 40;?-
sidente de la Sala de Alcaldes ,* y por Secretario del
Despacho Universal de Hacienda , y absoluto Super-
intendente de ella á D. Fernando Verdes Montenegro,
y Tesorería General se dio á D. Nicolás Hinojosa , que
ya lo habla sido* Todas estas mutaciones en el Go-
bierno de Hacienda y nuevos gastos de dos Casas
Reales , hacían escasear el dinero ^ y asi se discurrid
en reforma de Tropas y mas creyéndose adelantada
la paz 3 porque en estos mismos dias habían J legado
las investiduras para el Itifante D. Carlos de los Es-
tados de Toscana y Parma , con las cláusulas mas
amplias no solo de quanto actualmente poseían am-
bos Principes , pero alargada la succesion á todos los
hijos de la Reyna por succesion regular de varones^
aunque fue preciso , que antes saliesen Garantes la
Francia y la Inglaterra , de que en su caso había de to-
mar las Investiduras de la actual posesión dentro de
un año el Infante.
512 Hizo el Rey su hermano las mayores demos-
traciones de júbilo por este suceso , y fue en público
á dar gracias á Atocha, El Infante pasó luego á ver á
sus padres á Balsain , adonde fue , antes de ir á Ma-
drid el Mariscal de Tessé, Embaxador Extraordinario
de Francia , que no pudo sacar del Rey Phelipe mas
que un benigno reconocimiento; en lo demás se remi-
tió á la Corte , donde le dieron , para tratar sus nego-
cios, por Ministro al Marqués deMirabal, Presidente
de Castilla ^ porque entre ios del Gabinete se había
dividido el oír y referir los negocios extrangeros , y
tocaron al Presidente los de Francia, entonces bien di-
fíciles y secretos. Publicóse , que su mayor comisión
era , tomase el Rey á bien . que dando la Inílinta de
España por muger á Joseph Luis , Principe del Bra-
Tonull. m sil,
4o 8 Comentarios de la Guerra de España.
5il , primogénito del Rey de Portugal , tomase otra et
Rey ChríMianisimo 5 para acelerar la succeslun , si
fuese posible; pues á la Infanta, la faltaban nue-
ve ó diez años para poderla tener , y que admi-
tiéndola por Esposa el Principe del Brasil , toma-
rla el Rey de Francia para suya á la Infanta Ma-
fia Magdalena de Portugal , su hermana , que te-
nia trece años, y casi igual á la edad del Rey , y
la Infanta de España á la del Principe , que solo te-
nia diez aiios, tomando á su cargo la Franria todo,
el Tratado y la conclusión de éh Estaba á este tiem-
po el Marqués de Monte- León en Madrid , y sus ému-
los publicaban, que él era de este dictamen, para
malquistarle con el Rey Luis, que tomaba muy mal es-
tas voces..
513 Dudóse si se enviaría á Italia al Infante Don
Carlos. No hubo Ministro Español , que á ello asintie-
íe 5 pero lo instaba Monte León , cuyo voto venia con
d apoyo de la Reyna Isabel ^ que lo deseaba mucho,
por parecer adelantaba n ucho en la materia ; y co-
mo la dirección de lo mas im.portante todavía estaba.
en S. Ildefonso, determinándolo todo el Rey Luis,
con parecer de su padre, y del Marqués de Grimal-
do (que era lo propio, que á gusto^ de laReyra)
tuvieron orden los Ministros , que residían en París y
Londres de preponer á aquellos Soberanos la inien-
cion del Rey sobre el Infante D. Carlos. Nada pa-
recía ñas rati^ral que declararle Gran Principe, des-
pués de obtenidas las Investidura?, Con todo, ni esto
quisieron consentir, qi?anto mas á que viniese á Italia;
porque consultado el F^mperador sobre esto , lo resistía
todo , sin haber menester de 'as instancias , que con-
tra esto hacía en Viena el Ministro de Toscana , por-
que
Tomo segíindo. Año de. M. BCCXXIV. 409
que nada sentía mas el Gran Duque , qué ver se acer-*
caba , no solo á su Trono , pero aun á los confines de
él , el Infante de España , cuyo nombre aborrecía mor-
talmente ^ y mas, que era contra lo que había orde-
nado , de que se diese el Título de Gran Princesa á su
hermana la Viuda Palatina, á favor de la qual disponía
su Testamento. >
514 Tampoco eran de dictamen de consentir en lo
que el Rey Católico queria , las Cortes de París y
Lo id res : ésta menos por mas allegada á los intereses
del Emperador: la de Francia se hubiera inclinado, si
sallan bien sus negociaciones en Madrid á Tessé^ pero
éste adelanraba pjco, porque se les había acabado á
los Españoles la subordinación á la Francia, y trataba
con el Gobernador del Consejo Real , Marqués de Mira-
ba!, genialmente adverso á las máximas de los Franceses.
515 Ni esto lo queria el Rey de España cometer
al Congrego de Cambray^ porque le parecía que alli to-
do se retardaba mas de lo que deseaba la Reyna, siem-
pre instada del Marqués de Monte-Leon, que deseaba
volver á Italia con el especioso Título de Plenipoten-
ciario. Los Reyes de Francia é Inglaterra, por tem-
plar en algo el ardor de esta negativa, dispusieron,
que se traíase en Cambray de dar la última mano al
Articulo sexto del Tratado de Londres, sobre la suc-
ccíííon de Toscana ; y principalmente sobre poner en
ella Guarnición de Esgulzaros , como se había conve-
nido. El Emperador no pudo negar su conseniímiento,
porque no había por dónde dilatarlo mas^ y asi lo
dio á entender al Gran Duque por su Ministro, ofre-
ciéndole que procuraría no le fuesen estas guarniciones
de m )Iesíia , ni de gravamen á sus rentas. Esto era do-
rar la pildora , porque ya veia el Gran Duque, que
FíF 2 era
4 1 o Comentarios de la Guerra de España,
era desayre de su Soberanía , y una tácifa esclavitud
¿c sus Pueblos, expuestos a^ arbitrio de gente de guerra,
hambrienta de las riquezas y delicias de la Italia,
tan desemejante á la Hehegia. Este Articulo quedó
en Cambray nuevamente concordado , y se pasó á las
formales conferencias , y reconocidos por Mediadores
los Reyes Christianisimo y Británico.
516 Los primeros pasos fueron dar reciprocamen-*
te sus pretensiones el Emperador y el Rey Católico:
aquellas las quisieron directamente de Viena los Me-
diadores^ y las de Rey de España fueron admitidas pa-
ra enviarlas al Emperador iniitilmente , porque se opo-
nían con las del Ce^ar , que por preliminar , declaraba
que no se le hablase de Italia , ni de la restitución de
Mantua y otros Estados , que tenian en ella los que
se pretendian dueños. Esto no se podia ventilar , sino
en Ratisbona y en el Consejo Áulico^ que asentada la
succesion de Toscana , de todo \o demás no se trataba
en quanto á Italia en el Tratado de Londres: ni el Rey
de España, en virtud de su renuncia , tenia derecho á
entromeierse en la Italia , ni le pertenecían los intere-
ses de sus Principes , ni los del Duque de Parma ^ por-
que este era punto de jurisdicción, inseparable del Con-
sejo Áulico, pues con Parma solo habia disputa de con-
fines sobre las tierras que baña el Pó.
517 insistía con todo el Rey Católico, en que se
debia restituir la Italia a su primer estado^ porque era
interés del Infante quanto poseerla laToscana, y que
asi se habían de restituir á quien tocaban los Estados
de Mantua, Mirándula, Monferrato, Sabioneta, y otros
Feudos de menor nombre ^ y que se hablan de prohi-
bir las contribuciones , y señalar por Comisarios neutra-
les los límites del Estado de Milán, y Paraia , en Jas ri.
be-
Tomo segundo. Ano de M. DCCXXIV, 411
beras del Pa, y que no se consintiese á la venta del Dura*
do deMa a , sino baxo la condición de no innovar cosa
alguna el nuevo comprador, que se disponía fuesen los
Genovc^es: cláusula que mira á perjudicar el comercio
deToscana.Naua de tjdo esto queria oir el Emperador,
y protestó , que llamaría sus Plenipotenciarios , porque
era la Italia la niña de sus ojos y sus Indias inagota-
bles, pues por ella lograba el dinero de España , que
hacía urtgyro preciso hasta Germán ia^ exprimiendo ésta
á los Italianos , no solo con las abiertas contribucio-
nes que á su arbitrio el Emperador pedia ^ pero con la
dependencia de toda la Italia de aquella Corte , adonde
por mil modos venia á parar el dinero. No queria el
Emperador achicar su poder , restituyendo á Pvlántua,
ni dar el dinero que le había costado al Duque de Mó-
dena la Mirándula ^ ni podía quitar de manos áú. Rey
de Cerdeña el Monferrato , sin una guerra formal , don-
de no tenia interés 5 ni estos eran exemplos conformes
á lo que pretendían sacar de la Santa Sede por la res-
titución de Comachio ^ y mas , quando era menester ha**
blar mas moderadamente, por regir la Iglesia Católica
un Pontífice integerrimo y santo, que se dexaria con gus-
to martirizar por la Inmunidad Eclesiástica y defensa
de lo que á la Sede Apostólica pertenece.
518 Habia muerto en 10. de Mar;so el Pontífice
Inocencio XIII. , y después de algunos debates en el Cón-
clave,, porque la facción de los Albanis , con graa
número de creaturas del Pontífice Clemente XL preten-
día elevar una de ellas á la Suprema Sede En fin, asis«
tiendo el Divino Espíritu , salió , sin que nadie lo es-
perase , elegido el dia 29. de Mayo para Sumo Pontí-
fice el Cardenal Vicente María ürsini , Religioso Do-
minico f y aunque ilustre por ia antigüedad de su cla-
ri-
412 Comentarios de ¡a Guerra de España,
risima sangre, mas le ilustraban sus profundas virtudes,
que predicaban mas con el exemplo , que con la voz.
Era hombre de vida austera y religiosa , de quien no
se podia esperar, ni contemplación á Principes, ni
cosa que no fuese según dictamen la mas perfecta : era
acérrimo defensor de lalg'esia^ y aunque el Empera-
dor habia despreciado casi la lemp )ral potestad del
Pontifice, como verdadero Católico tenia sumo rcípeto
á lo espiritual , y mandó se tratare de lo de Comachio
con mas blandura y arte: por esto O) queria abrir ca-
mino á otras restituciones, por si podia sacar del Pon-
tifice la Bula de la Santa Cruzada para sus Reynos de
Italia , como lo tenia ajustado con su Antecesor , pero
su muerte dexó el trabado imperfecto.
519 Estas reflexiones le mantenian para no dar 01 •
dos con el Congreso de lo que podia moderar su des-
pótica autoridad en Italia , de lo que se quejaban los
Españoles , d_espues de haber facilifado por su parte
cumplir , quanto en el Tratado de Londres quedó ajus-
tado , y en el primer capitulo de la accesión del Rey
Católico á él 5 porque se obligaroa sus Plenipoten-
ciarios al Conde de Provana , que lo era del Rey de
Cerdeña , de restituir en tres meses en especie , ó su
equivalente en dinero, la Anilleria , que los Esoano-
les sacaron de Cerdeña, y hallaron en ella, quando
la ocuparon el aiio de ijr. , y aunque sobre dineros
cobrados en Sicilia podia preteaier el Rey Católico,
mas que igual compensación , el modo de pagar esta
Artillería , se cometió en Genova á los Dipuiados del
Rey de España, que fueron el Mar.^ués de S. Phe-
lipe y el Marqués de Santa Cruz, VizcmJedel Puer-
to , que estaba aun en Rehenes por ella en Turinj
-y por parte del Rey de Cerdeña fueron Diputados
el
Tomo segundo. Año de M. BCCXXIF, 4 1 3
et Conde de S. Nazar , Gobernador de Alexandría,
y el Conde de Groz , Ministro de dicho Soberana en
Genova.
520 Luego admitieron los Piamonteses el precio
(aunque baxo) que ofrecieron los Españoles 5 por-
que temiendo Yictor Amadeo , que se turbase el Con-
greso de Cambray , quiso sacar el dinero , que pu-
áo y y ció de mala gana para la solución tres me-^
ses de tiempo y lo torraron con arte los Diputados
Españoles , para que el Rey le tuviese de ver las
disposiciones de Cambray , y arreglar á ellas su deli-
beración , y aunque fuese en el corto interés de es-
tos veinte mil doblones^ porque solo se reflexionaba
(aunque tarde) que al Rey Católico todos le daban
de prometido , pero le tomaban de contado. No de-
xaba de enienderlo la sutileza y honra de los Es-
pañoles ^ pero ya la Corte habia tomado empeño de
hacer Soberano al Infante D. Carlos 5. y todo se pos-
ponía á Cite , mías que dictamen ^ anhelo 5 y aunque
los Ministros del Rey Luis se quisiesen moderar, to-
davia el Rey Phe'ipe, valiéndose del Marqués de Gri-
iraldo y del P. Eermudez, era el arbitro del Gobierno,-
y de estos eran hechuras los Consejeros del Rey Luis,
aunque todos de sana inteccion , no se atrevían á dis-
gustar al Rey Phelipe , ni estaban á tiempo de mudar
sysiema , antes consintieron , en que se volviese á
enviar al Marqués de Mx^nte León á las Cortes de los
Principes Garanies y para apretar al Emperador á
que cumpliese todo el Tratado , y se resolviese á
dexar partir á Lialia al Infante D. Carlos , puestas
antes las Guarniciones de Suizos en las Plazas, como
quedaba convenido.,
52 1 Para que Monte-Leon tuviese interés en lo que
iba.
4T 4 Comentarios de la Guerra de España,
iba á solicitar , le dieron la Plenipotencia para Italia,
adonde .labia de residir después de ajustado todo y
ya sin lüíicultad reconocido el Infante Gran Principe
deToscana: y con estas instrucciones partió de Madrid
á 28. de Julio. Había también de pasar al Haya para
aiustar la Liga de las Provincias Unidas con la Fran-
cia y la Espaiia , en caso de mover guerra al Empe-
rador, reconociéndolas con haber por ellas sacado la
cara el Rey Católico con la Francia , para embara-
zar la Compañía de Ostende , que era la espina , que
tenian hincada en el corazón los Olandescs; y para sa-
carla , no estaban lejos de una Liga con España , pe-
ro no la hablan determinado, ni ofrecido: nada se ig-
noraba en Viena. Con todo eso se permanecía con arro-
gancia y aUancría contra las proposiciones , que die-
ron en el Congreso los Plenipotenciarios de España*
También en ella tuvieron entera repulsa las ^ue die-
ron los del Emperador , y se pusieron ambos Princi-
pes tan discordes , que ya la Europa desconfió de la
paz , y en ambos Reynos se .hacian manifiestos prepa-
rativos para la guerra 5 porque el Rey Católico au-
mentó diez hombres por Compañía en todas sus Tro-
pas, que era un aumento de 1 2^. , y el Emperador man-
dó completar sus Cuerpos, que era reclutar mas de 3o9.
hombres : previno para dilatada defensa las Plazas de
Italia , y se trabajó con calor en perficionar la de
Pizigitón.
522 Muchos eran los capítulos en que se discor-
daba : lo principal que sentía el Emperador, era querer
la España , que restituyese á quien pertenecian las Pla-
zas de los Soberanos , que tenia en su poder. Estaba
también picado de que se introduxese la España en
quitar la Compañía de Ostende, para lisonjear los Oían-
de-
Tomo segundo» Año de M, DCCXlF. 4 t 3
3eses con el pretexto , que iban por el mar del Sud á
sus Indias , y cometian perniciosos contravandos:
anadiase á esto , insistir nuevamente el Rey Cathoíico,
que luego se íixasen los limites de los Estados del
Duque de Parma , con restitución de lo que se le
habia usurpado en el Pó , por la parte de Cremonaj
y también otro pedazo de Tierra , por la via de Man-
tua 5 porque habia de poseer el Infante, quanto po-
seía el Duque de Parma al tiempo , que se estipuló el
Tratado de Londres.
523 Pedia también el Emperador los privile-
gios de Cataluña , y Aragón , y quitar al Rey Ca-
tholico la facultad de dar Toysones 5 porque ya
no lo quedaba cosa de la succesion de los Duques
de Borgoña , y Condes de Flandes , instituidores de
esta Orden. Fuera largo referir las pretensiones,
que cada dia , de parte á parte se forxaban , con la an-
tigua máxima de pedir mucho , para lograr algo^
pero ya está el m.undo muy sabio para engañar
con ella , y mientras se disputan menudencias , se
corrompe alguna vez la oportunidad de lograr lo
mas importante , si hay necesidad , ó prisa de hacer
la paz , como la tenia el Rey de España , por ase-
gurar la succesion de Toscana , é introducir en ella
de una vez Guarnición , antes que faltase el Gran
Duque 5 amenazado claramente de hydropesia , y
asma.
524 Las Potencias Garantes solo instaban , se
cumpliese el Tratado de Londres ^ no negaban esto
los dos Monarcas opuestos , pero la inteligencia,
y el modo era difícil de ajustara porque el Empe-
rador creia convenirle la dilación , y no temía,
que el Rey de Inglaterra hablase de veras con tanta
Tom, 11, Ggg de-
41 6 Coméntanos de la Guerra de España.
dependencia del Imperio por sus Estados de Ger-'
manij. También creia se romperla la buena inte-
ligencia entre la España , y la Francia , no solo
por la voz de que no llegarla á efectuarse el casa-
miento del Rey Christianisimo con la Infanta de Es-
paña ^ pero porque sucedió un accidental digusto
entre el Rey Luis , y su muger , que obligó á aquel
( primer consejo de su padre , y con acuerdo de
algunos Ministros) á retirar la Reyna , desde el pa-
seo al Palacio de Madrid , no dexandola de él sa-
lir , ni de las piezas en que dormía , ni hablar con
inas personas , que la Camarera mayor , Condesa viu-
da de Altamira , y el Mayordomo mayor , Marqués
de Valero : ninguna Dama , y éoIo pocas Camaris-
tas , escogidas , y no de la mayor estimación de la
Reyna.
525 Este genero de prisión , ó reclusión dio gran
golpe en el mundo , sin mancillar el honor de la
Reyna , que tenia solo quince años 5 y asi , los mas»
preciados adivinos políticos , creían tener esta pu-
blica 5 y descariñada resolución mas arcanos moti-
vos , y razones de Estado , por poder deshacerse de
la Reyna ,quando de Francia se restituyese la Infan-
ta. Alentaba esta sospecha el asegurar muchos pala-
ciegos , que no se había consumado este Matrimonio,
aunque el Rey Luis se hubiese en un mismo tálamo
unido con la Reyna , mas había de ocho meses. Mas
todo esto no tenia fundamento , ni las culpas de la
Reyna eran mas , que pueriles inadvertencias , y
creer , que era licito romper la seriedad , y gra-
vedad de la etiqueta Española , tan aborrecida
de las otras Naciones , acostumbradas á vivir , no
con tanta circunspección. E.stos desordenes , y vi-
ve-
Tomo segundo. Año de M, BCCXXIK 4 1 jr
vezas de la Reyna eran perjudiciales á su salud , y
desayradas en la Magostad con llaneza ( aunque ino-
centes ) extrañas en ío atento , y serio de la Na-
ción. Fomentaban estas libertades algunas lisongeras
Camaristas , poco dóciles á las ordenes de la Cama-
rera mayor , muger de alta sangre , y virtud , cria-
da desde su mocedad con una modestia , y circunspec-
ción , que no daba lugar , mas que á admirarla , y
venerarla mucho,
526 Estas severas Leyes del Palacio Español han
tolerado las Reynas con gran resignación , y exem-
plo 5 y se tenia presente la modestia , gravedad , y
consumada virtud , con que vivia la Reyna Isabel,
muger del Rey Phelipe , y todo daba mas resalto á
las vivezas , al parecer intolerables , de una Reyna
niña, que no comprehendia los inconvenientes de aflo-
xar j, ni declinar de aquel alto decoro, y sostenimien-
to 5 que compete á la Magestad.
52^ Habíase despedido de servirla, y vuelto á
Balsain el Mayordomo mayor , Marqués de Santa
Cruz , que previo estos desordenes , y lo mismo pen-
saba hacer la Condesa de Altamira , que informó se-
cretamente de lo que pasaba por cumplir con su obli-
gación : No olvidando la suya el Rey , aunque tan
joven , con suma fortaleza , y superioridad de animo,
resolvió castigar á la Reyna con esta publica demons-
tracion , y desapego , quedándose en el Palacio del
Buen Retiro , y con papeles circulares dio cuenta de
los motivos , que para esto habla tenido , á los Con"
sejeros , á ios Ministros extrangeros , y á los suyos,
que servían en otras Cortes.
528 El Embaxador de Francia , Mariscal de
Tessé sintió mucho este accidente , y . trabajó para
Ggg 2 com-
4 1 8 Comentarlos de la Guerra de España.
componerle^ pero no pudo, hasta que llegó el pía-»
20 , que habia el Rey determinado interiormente,
según estuviese informado de la resignación de la
Reyna , y que mella la habia hecho en el animo
este castigo 5 mas como era tan tierna , é inocen-
te, detestó luego sus conocidos errores , y labró
mas aquella publicidad , que las precedentes amones-
taciones. Sacó el Rey de Palacio trece Camaristas,
las mas lisonjeras , ó menos dóciles á los avisos de
la Camarera mayor : algunas de ellas quedaron sia
honores 5 ni gages , ni entrada en el Palacio: era su
delito, alentar á la Reyna á ser despótica en la eti-
queta de su Palacio.
529 También se despidió una Señora de Ho-
nor , á quien se cargaba alguna omisión , ó nimia
complacencia de dar lugar á las niñeces de la Rey-
na ^ quizá , porque la parecieron substancialmente
inculpables , y precisos efectos de tan tierna ju-
ventud. El día quatro de Julio , padeció la Rey-
na este retiro : el dia diez la mandó el Rey sacar
de él 5 y encontrándola en el que llaman Puente-
Verde , no permitiendo , que la Reyna le besase
la mano , la abrazó , y puesta en su Carroza , la
\\t\ó al Palacio , en que el Rey vivia , prosi-
guiendo en la interior, y exterior unión , para que
olvidase lo pasado : y aun , tratándola como niña,
al otro dia la regaló con un Diamante de alto
precio. Con esta pronta reconciliación se redarguyo
de falsos á los Politicos , y adelantados juicios de
los que presumen penetrarlo todo , y se dio á co-
nocer lo leve de los motivos , por lo corto de la
pena.
530 Pero ni esto libró de la critica á tan jus-
ta
Tomo segundo. Año de M, BCCXXIF. 4 1 9
ta acción , porque se tenia la exterioridad del cas-
tigo por exorbitante , no siendo de entidad la cul-
pa. Aun lo juzgaban asi en Francia ; pero el Rey
Christianisimo , y la madre de la Reyna aproba-
ron al Rey Luis su resolución , y la Duquesa Viu-
da de Orleans escribió á la Reyna su hija una
carta discretisima extraordinaria , y con modera-
ción reprensiva , ladeada toda á favor del Rey , y
persuadida á que sé arreglaría en adelante al gus-
to de su Real Esposo , y Suegro , y á la forma-
lidad de la etiqueta , que la hacia mas respeta-
ble ^ y que en fin , que no habia otro medio para
ser feliz.
531 Viendo el Emperador , que de esto no
habia nacido desunión entre las Coronas , declino
algo de su altiva idea , dio oidos á moderar las
proposiciones , porque todos los Principes oian con
desagrado tanta arrogancia 5 y habia sucedido
en aquel Congreso un lance , que probaba con evi-
dencia la inmoderada altivez del Emperador,
porque pretendía , se le declarase preheminente , y
con indisputable preferencia á todos los Principes
de Europa. Penteritér manejaba esto con arte , y por
empezar por lo mas fácil, pidió al Conde de Provana,
Ministro en Cambray del Rey de Cerdeña , que se
contentase de declarado asi por escrito. Este Mi-
nistro 5 que carecía de amigos en el Congreso,
y no podia rastrear cosa alguna , por captarse la
voluntad de Penteritér , hizo una declaración , que
ni su amo , ni Principe alguno podia disputar la
preheminencia á el Emperador. Queriendo el Mi-
nistro Austríaco valerse de este papel para ten-
tar el animo de los demás, le propaló de lo que
to-
32 0 Comentarios de la Guerra de España,
todos formaron tal queja , que el Rey Christiani-
sinio, y Británico pasaron las suyas al Duque de
Saboya ^ y aunque algunos creian haber sido esto
con su acuerdo , la verdad es , que fue sin su partici-
pación , y mera acción del Conde de Provana , al
qual sacó su Soberano de Cambray , le desterró á
una Villa , y en su lugar envió al Conde de Mafey
que era su Ministro en París,
532 El Emperador no se dio por entendido,
y dexó correr á Provana su adversa fortuna: antes
mandó , que aquel papel se rasgase en el congreso,
como se executó , cediendo prudentemente á la co-
mún repugnancia , y oposición , porque fue opinión de
muchos, que esta idea no fue del Emperador, sí so-
lo de Penteritér. No hemos podido saber sobre esto
la verdad , porque no faltó quien dixese , que ha-
bla sido pensamiento del Arzobispo de Valencia,
que no le pudo adelantar , porque falleció el dia
veinte y uno de Julio en Viena de hydropesia, y
vacó la Presidencia de Italia : circunstancia en al-
go favorable á la paz , á que tanto repugnaba el
Arzobispo , por sus propios intereses , y por odio
implacable , que tenia al Rey de España , donde
se afloxó mucho la persecución contra los que si-
guieron el partido Austriaco, y se habia dado li-
cencia para que se restituyese á España la Mar-
quesa del Carpió , muger del Duque de Alva , con
sus nietos , hijos del Conde de Galvez , y de su
hija única , y heredera de todos los Estados 5 aun-
que el Conde se quedó con su muger en el Partido
del Emperador.
43 3 Entre tantas políticas turbulencias , que agi-
taban la Corte , la sorprendió , y llenó de imponde-
ra-
Tomo segundo. Año M, BCCXXIV. 42 1
rabie dolor la muerte del Rey Luis, que de enfer-
medad de viruelas, mal curadas, ó malignas , es-
piró la mañana del ultimo dia de Agosto . con de-
monstraciones de una resignación , mas que vulgar
en edad tan fioreciente, dexando tan sublime Tro-
no. Hizo Testamento , volviendo á su padre lo que
le había renunciado , y encargándole mucho cuida-
se de la Viuda Reyna , que enfe^rmó de dolor. Asij-
tieron á esta disposición el Presidente de Castilla,
el Inquisidor General , y el Arzobispo de Toledo,
con exclusión de los demás Consejeros del Gabine-
te. Mucho se sintió la España de esta perdida , por
las adorables prendas del Rey , que sobre ser de
gentil aspecto , y bien detallado , tenia un trato ama^
bilisimo ^ y como se habia criado con los Españoles,
se empezaba á rozar, y familiarizar con los Grandes á
los quales favorecía en el exterior mucho mas que su
padre: era sumamente liberal , magnánimo , é inclina-
do á complacer á todos: ni la libertad de Rey le
habia contaminado la voluntad , con solo tener diez
y siete años, pues no se le descubría vicio alguno^
antes grande aplicación al despacho , y deseo de
aprender , y acertar : compreendia muy bien , pero
no tenia edad para resolver ^ y su mas allegado
era Don Juan Bautista Orendain , Secretario del Des-
pacho Universal de Estado ; estaba inclinado á la
pintura, y designaba medianamente: baylaba con el
mayor primor, y era gentilísimo.
534 Dixose , que aunque con mas recato, no
habia dexado de tener algunas travesuras inocentes
propias de la edad , hasta salirse algunas noches de
Palacio acompañado de sola una , ó dos personas
de su satisfacción , sin mas motivos , que los de la
cu--
422 Comentarios de la Guerra de España,
curiosidad pueril de ver , y observar , lo que en la
crianza de Palacio , atareado siempre á las lección
nes de varias facultades , no habia podido hacer,
dando este genero de desahogo á aquella como
opresión de animo , en que los Maestros , y Ayos
le habían tenido 5 y aun se añadió también , que
el desreglamento en la fruta , y o!:ras golosinas
de muciíachos, le hablan hecho maliciosas, y mor-
tales las viruelas, Habia el Rey Phelipe , en la re-
nuncia hecha á su hijo , en caso de la muerte del
Rey Luis en menor edad de sus hijos , ó sin ellos,
formado como una Regencia , y nombrado los Sugetos,
ó por mejor decir , los que ocuparen las Presiden-
cias ; pero el Marqués de Mirabal , Presidente de
Castilla , no puso esto en execucion , y quiso le es-
cuchase el Rey : Consultó ser todavía Señor natu-
ral, y propietario de la Corona, y ponderó la obli-
gación , que de justicia , y conciencia tenia de vol-
ver al Gobierno,
535 Con esto, aunque repugnándolo , no sin la
exortacion de la Reyna Isabel , y del Marqués de
Grimaldo, y aun del Mariscal de Tessé, que pa-
só luego á San Ildefonso, volvió el Rey Phelipe á
Madrid : repitió una Consulta el Consejo Real mas ex-
playada 5 pero del mismo tenor de la Representa-
ción , que habia hecho el Presidente , Marqués de
Mirabal : la mayor dificultad estaba en que el Rey
(como dixímos) habia hecho voto de no subir mas
al Trono 5 y asi formó una junta de Teólogos : al-
gunos votaron , que el Rey no podia , en virtud del
voto , gobernar mas como propietario. Comunicó es-
to al Consejo 5 y este, en quatro de Septiembre (con
mas eficaces razones ) se confirmó en lo consulta-
"té'j do.
Tomo segundo. Año de M. BCCXXIF. 42 3
do , dando por nula la renuncia , y el Voto , aque-
lla , porque no habia quien la admitiera , por ser
el nuevo Principe de Asturias de edad de once
años ^ y este , porque no se podia cumplir en per-
juicio de los pueblos , que no dexan de estar suje-
tos á muchos inconvenientes en la menor edad , y
que asi no podia ser jamas Tutor , quien era pro-
prietario.
536 Apretaron mucho mas al Rey , para volver
al Gobierno , el Mariscal de Tessé , el Ministro de
Parma , el Nuncio , y el Marqués de Grimaldo. En
fin , de muy mala gana , en seis de Septiembre res-
pondió el Rey al Consejo con un Decreto , en que
se convenia en volver á tomar las riendas del Gobier-
no , como Señor natural , y propietario de la Coro-
na , sacrificándose al bien , y utilidad de sus Vasa-
llos : y que se juntasen luego Cortes , para jurar
por Principe de Asturias , y Succesor de los Reynos
al Infante D. Fernando. Apresuróse esto , por apa-
gar la falsa voz , de que la Reyna habia quedado
preñada , la qual divulgaron los Franceses , que sea*
tian descendiese del Solio esta Princesa. Y aun pro-
ponia , á media voz , Tessé , que se podia dar por
Esposa al nuevo Principe de Asturias , pues solo le ga-
naba quatro años.
537- Esto , y la repugnancia de los Castellanos,
para esta nueva unión era intempestiva , y asi trata-
ban ya , los que tenian mas parte en el Gobier-
no , de apartar á la Reyna Viuda á una ciudad
de España , y se pensaba en Toledo , ó Valla-
dolid.
538 No dexaron de levantarse los acostumbra-
Tmo.IL Hhh dos
4^4 Comentarios de Ja Guerra de España,
dos zelos en los mas allegados ^ porque por orden
del Rey no podían entrar en palacio hasta pasar
quarenta días , los que hablan entrado en el Re-
tiro , donde murió el Rey Luis , porque ninguno de
la Casa Real habia tenido todavía viruelas , ni aun
el Rey Phelipe , y el estar lejos ocasionaba algún
temor en los que no eran de la intima aceptación
del Marqués de Grimaldo , que gozaba plenamente
del favor del Rey , y de la Reyna , que mostró con
copiosas lagrimas sumo dolor de esta fatalidad , aun-
que la restituía al Trono , y acercaba mas á él á
sus hijos , pues del primer lecho solo quedaba un
individuo.
539 ^^ Marqués de Grimaldo volvió á cargarse
de las Secretarias del Universal Despacho de In-
dias , y Estado , aunque se había puesto ya el Toy«
son , porque el Rey no se podía hallar sin él , y
no despachaba con gusto con los demás , por su
blandura , y haber con larga experiencia aprendi-
do el modo de obligar al Rey , y llevarle su ge-
nio.
540 Los Grandes en general , no gustaron de es-
la resolución del Rey Phelipe de volver al Gobierno
en propiedad , porque los trataba con rigidez , si-
guiendo el sistema , con que empezó á gobernar ; y
esto no lo ignoraban los Reyes , pero lo disimularon^
porque ya no eran perjudiciales , y estuviesen , ó no
contentos , por el ningún poder , ni autoridad , que les
habia quedado á los Nobles de mayor esphera , y vol-
ver el Rey á remover sus desconfianzas , parecía ani-
mosidad.
541 Volvieron los Reyes de Balsain mientras du-
ra-
Tomo segundo. Año de M. BCCXXJV. 42 g
raron las viruelas , que padeció la Reyna Viudaj
pero mas benignas , y de mas feliz éxito , que las
de su Esposo : mejoró apriesa , y mal hallada con
la severidad de la etiqueta Española , deseó volver-
se á París , y lo insinuó con gran secreto á su
Madre , á quien dexó toda la acción , porque no
se indignase el Rey , y le negase sus acostumbra-
dos alimentos. La Duquesa de Orleans , Viuda , pi-
dió al Rey , la dexase volver á Francia , al Con-
vento en que se habia criado : no disgustó esto á
la Corte , y el Rey Phelipe pidió por esto el be-
neplácito del Christianisimo , que condescendió en
ello. Hizose publica esta resolución , y asi se des-
vaneció el temor de los Españoles , que llevaban
muy mal casar con ella el Principe de Asturias,
Don Fernando , jurado , y reconocido como tal el
dia 25. de Noviembre con la acostumbrada so-
lemnidad.
¿42 Poco antes habia alterado la quietud del
Aula alguna interna disensión entre los principales^
Ministros 5 porque el Mariscal de Tessé era declara-
do enemigo del Marqués de Grimaldo , y no que-
na tratar con él ^ y aún de mala gana con el Go-
bernador del Consejo Real , Marqués de Mirabál,
considerado de los Franceses poco afecto á su Na-
ción, que aún pretendía una ciega resignación á sus
ideas 5 ni la Reyna se creía afecta , y propicia á
Mirabál , al qual quitó el Rey la Presidencia 5 nom--
bróle del Consejo de Estado con diez mil escudos
de pensión : salióse luego voluntariamente de la Cor-
te , y le succedió en el empleo D. Juan de Herre-
ra , Obispo de Siguenza 9 que no mucho antes ha-
Hhha bia
426 Comentarlos de ¡a Guerra de España.
bia venido de Roma, donde fue Auditor de Rota,pot
Castilla , hombre bueno , templado , y de grande expe-
riencia en los negocios.
543 Pocos supieron la verdadera causa de la caí*
da de Mirabál , hombre acreditado en letras , zelo , é
integridad. Creyeron algunos , que habia favorecido
mucho , y aprobado la conducta del Superintendente
de Hacienda , y Secretario del Despacho de ella
Don Fernando Verdes Montenegro . que á esa misn
ma razón hablan llevado preso á Ciudad Real , y
hecho aprensión de sus papeles , y bienes , porque
habia aplicado á pagar deudas , menos privilegia-
das , unos gruesos caudales , que su antecesor el
Marqués de Campo-Florido dexó asignados á unos
acreedores , y le imputaban á Montenegro haberse
interesado en esta mudanza de destinación de efec-
tos , y haberlo hecho sin orden , aunque se alega-
ba haberla recibido á boca del Rey Luis , y que los
Secretarios del Despacho Universal no las reciben de
otra manera.
544 Hizosele cargo formal , y Judicial , y su Se-
crtaría del Despacho Universal de Hacienda se dio
á Don Juan Bautista da Orendain , con retención
de la futura , ausencias , y enfermedades del Mar-
qués de Grimaldo , que ya cansado de sus trabajos,
achaques , y edad pensaba en retirarse , aunque lo
resistía mucho el Rey. Volvió el Marqués de Cam-
po-Florido á la Presidencia de Hacienda , y á su
antecesor se dio Plaza en el Consejo de Castilla»
Muchos creyeron , que el verdadero motivo de apar-
tar en esta ocasión á Mirabál , y á otros fue el que
con mala lisonja hablan intentado persuadir al Rey
Luis
Tomo segundo. Año de M, DCCXXIV, 4 2 jr
Luís 5 el que no se hiciese tan dependiente de su
Padre , ni consultase todas las cosas con él , que-
riendo ser ellos los absolutos en la voluntad del
Rey joven. Pensamiento muy ageno de la piedad
christiana , y subordinación de hijo á Padre , con
que se habia criado este Principe. Esto habia em-
pezado ya á ocasionar algunos disturbios entre los
dos Palacios , que llovieron al fin sobre los que los
ocasionaron , mirando solamente al Sol que nacia,
sin respeto alguno al que se acababa de poner por
su propia voluntad , y volvia á renacer por la de
Dios.
ANO
428 Comentarlos de la Guerra de España»
ANO DE M. DCCXXV.
545 X)^^ artificio de mantener la dependencia,
JL^ ó por particulares intereses , ó falta de
fuerzas , no se atrevian Inglaterra , y Francia á
obligar al Emperador á la paz , viendo que el Rey
Catholico solo queria se le mantuviese exactamen-
te el Tratado de Londres ^ pero sobre la inteligen-
cia de las clausulas , venia la disputa : claramen-
te veía la España , no queria la Francia entrar en
Guerra , y que todo era engaño ^ mas no podia
entrar sola en este empeño de deshacer el Tratado
de Londres , ni la religiosidad del Rey Phelipe le
queria violar ^ y mas que la Reyna creía asegurar
para su hijo la Toscana , pasando por él. Bien , que
hacia el Gran Duque los posibles esfuerzos á que
no tuviesen efecto las investiduras dadas al Infante
D. Carlos. El Emperador entretenía las esperan-
zas de la Casa de Mediéis , y las que tenia de suc-
ceder al hermano la Viuda Palatina, y todo era un
labyrinio de enrredadas políticas, aunque jamás ne-
gaba el Emperador de querer cumplir lo que habia
ofrecido. Con todo esto los Ministros Austríacos es-
timulaban al Principe Antonio Farnesio , á casarse,
por si con tener succesion , se apartaba de ella
al Infante de España. Por medio del Secretario de
Malanohc , que residía en el Estado de Milán , se
trataba este negocio muy reservado del Duque de
Par-
Tomo segundo. Año de M, BCCXXF. 42 ^
Parma ; porque creían los Tudescos , que éste no quería
se casase su hermano , porque no le daba los medios,
que aquel pedia. Nada ignoraba el Rey Catholico 5 pe-
ro era preciso disimularlo , esperando el beneficio del
tiempo, y tolerando las costosas dilaciones del Congre-
so de Cambray , que se ocupaba en fiestas , y recípro-
cos banquetes.
546 Hallábase en Madrid Guillelmo, Varón de
Riperdá , Glandes , que después de haber sido Em-
baxador de aquella República en España , y dado
quenta á sus Soberanos de su Embaxada , volvió á
la Corte , y abrazó la Religión Catholica , quedán-
dose en el servicio del Rey. Como era hombre su-
mamente inteligente , se le dio la Intendencia de
la Fabrica de los paños , y se casó en España. No
ignoraba lo que impacientaban al Rey estas políti-
cas dilaciones de las Potencias Garantes , ó Media-
doras , y por medio de Don Juan Bautista Oren-
dain propuso al Rey , que si le permitía ir á Ale-
mania 5 con pretexto de pasar á Olanda á buscar
peritos texedores de paños para la Fabrica de Gua««
dalaxara , él trataría por medio del Príncipe Eu-
genio , su antiguo conocido , la paz directamente
con el Emperador , dexando burlados los media-
dores.
54jr Vino el Rey en esto , y con el mayor se-^
creto se despachó á Riperdá , á tiempo , que el
Pontífice , por medio de sus Nuncios , exortaba á
ambos Principes á la paz , á la que nunca negó
el Emperador los oídos , pero quería condiciones
tan ventajosas , que en muchos meses , que esta-
ba Ripardá incógnito en las cercanías de Viena,
en
4^o Comentarios de la Guerra de 'España.
entrando de secreto alguna vez en ella , no había
podido adelantar cosa alguna ^ porque persistía el
Emperador en lo que siempre había dicho á los In-»
gleses y Franceses. Toda su mira era , que que-
dase enteramente la Italia á su disposición , fun-
dado en la Cesión , que de ella habia hecho ya
el Rey Phelipe , el qual para seguridad de su hi-
jo el Infante D. Carlos , quería que Mantua , Mi-
randula , Monferrato , y Sabioneta , se restituye-
sen á quienes tocaban , sin pasar por los prolixos jui-»
cios de la Dieta de Ratisbona , á donde el Empera-
dor remitía todo lo litigioso ; y lo que mas resis-
tía la esperanza , era , que pasasen por el mismo exa-
men las razones del Duque de Parma , sobre lo que
los Ministros de Milán Je híibian usurpado en las Ri-
beras del Pó.
548 Manteníase firme la Corte de Víena , sin ha-
cerle fuerza una Liga , que se prevenía en el Norte
contra Polonia , por una execucion de justicia , he-
cha en la cabeza de un Protestante de Torgn , que
habia fomentado una sedición contra los Jesuitas,
y pretendían los Protestantes haberse violado el
principal Articulo de la paz de Oliva, Protegía^
los el Prusiano , y trayendo á sü dictamen al de
Suecia , al de Inglaterra , y al Czar de Moscovia^
se juntaban ya tropas , sin hacer caso de la me-
diación del Emperador para el ajuste , el qual no
podía dexar de socorrer al Rey de Polonia , su
antiguo confederado , y Suegro de su Sobrina. Te-
mía se empezase por aqui una cruel guerra de
Religión , y que tomase pretexto el Czar á ba-
xar á Germania , que era lo que mas deseaba
pa-
Tomo segundo. Año de M, BCCXXF. 43 1
para extender por alli sus Dominios. Habia éste
ajustado de casar su hija primogénita Natalia con
el Duque de Holstein , reconocido ya heredero de
la Suecia , en caso de morir sin succesion la ac-
tual Reyna , y no le faltaban otros amigos en Ale-
mania 5 adversos á la Casa de Austria , de la
qual era generalmente enemigo el Czar , Principe
belicosisimo , artificioso , aplicado y amante de glo-
ria 5 cuyo alto elevado espíritu no cabía , ni en
lo vasto de su Imperio , quizá porque era gente
inculta.
549 Estos nublados , se creía , que hacían eco
favorable á la paz de Cambray , doblando al Em-
perador , pero nada se innovó ^ de género , que
ya desesperaba la Europa de la paz 5 y mas quan-
do entre los aparatos de la guerra , que intenta-
ba mover el de Prusia , adoleciendo gravemente el
Czar de Moscovia , murió. Dexó por heredera del
Reyno á su segunda muger María Matuveyvuna , á
quien amaba tiernamente , después que se separó de
la primera Oto-Kesa Federovuna , que aún vivía , pa-
reciendo al mundo extraño, que no hiciese mención
de su nieto Pedro Alexowitz , hijo de su primogé-
nito Alexo (que murió en la prisión) y de una Prince-
sa de Wolfembutel , que tenia ya diez años , y le cria-
ban fuera de la Corte.
550 No le faltaba á este Principe partido, pe-
ro venció el de la Czarina , que tomó posesión
del Trono, y la obedecieron todos, sin replicarj
sabiendo ella por su corage , industria y discre-
ción hacerse obedecer. Con todo esto ya habían
mudado las cosas del Norte de semblante, porque
Tomo IL lii la
432- Comentarios de la Guerra de España^
la Czarina no podía, atender á empeños cxtrange-7
ros , teniendo que cuidar mucho de los propios^
p()r>]ue todos los Principes Aliados por sangre (y
uno de ellos el Emperador , por su muger ) á
la Caí a de Moscovia , llevaban mal ser exclui-
do el verdadero succesor ^ porque la Czarina,
naturalmente dispondría recayese el Trono en sus.
hijas.
551 La falta de este gran Confederado mitigo
en parte la ira del Rey de Prusia y Protestantes,,
de género , que empezaban á dar gratos oidos al
Ajuste \ con que se quitó no poca aprensión al Em-
perador , y se fortificó en sus ideas , sobre el modo
de hacer la paz con la, España. Con evidencia la
fortuna favorecía al Austríaco Principe ^ porque
quando podia recelar de alguna confederación con-
tra él entre España y Francia , desunió las dos Co-
ronas , con la resolución del Christianisimo , de
restituir á Madrid á su destinada esposa , la In-
fanta de España , porque solo tenia seis años, y bus-
car muger , en la qual pudiese tener mas prona,
succesion ^ porque ya el Rey tenia quince , y no
quedaba Principe alguno de la linea de Ludo vico XIV".
en Francia ^ con que venía á recaer la Corona en
Luis deBorbon, Duque de Orleans, primer Principe
de la Sangre.
552 Gozaba del primer ministerio en Francia
Luis Enrique , Duque de Borbon, adverso á la Ca-
sa de Orlcans: por eso se atribuyó esta resolución
enteramente á su envidia y temor , de que pudie-
se heredar la Corona aquella Casa legítimamente in-
mediata , después de la renuncia de los Borbones de
Es-
Tomo segundo. Arlo de'M. DCCXXl^. 43 3
España. También le adivinaban algunos , quería ha-
ter Reyna á una de sus hermanas 5 porque el Rey-
miraba con menos indiferencia , que á otras á la
Princesa Teresa Alexandrina , ultima hermana del
Duque , llamada Madamasele de Sens , que aunque
tenia quatro años mas que el Rey , era la menos
desproporcionada á su edad , y de muy atractiva be-
lleza. 1^0 nos consfa , que el Rey penfase tomarla
por su esposa, ni que el Duque lo pensase: sus
émulos aseguraban , que no perdia oportunidad , pa-
ra franquear de ocasiones, en que el Rey se incli-^
no mas 5 pero el éxito mostró lo contrario, porque
elKey en tan tierna edad y absoluto, no hubiera po»
dido resistir á su pasión , si la tuviera.
553 Asegurar podemos, que por sí lo imagina-
ba; solo disuadieron al Rey muchos de sus mas alle-
gados , y secretamente su Maestro , el Obispo de
Frexus. No perdonaba diligencia á esta disuasión
el Duque de Orleans , el de Conti y los demás
Principes de la Sangre , que llevaban mal la res-
titución de la Infanta de España ^ pero estaba ya
ésta publicada , y no hicieron poco D. Patricio
Laules , Embaxador del Rey Católico en París , y
el Marqués de Monte -León, de detener la execu-
cion , hasta que estuviese avisado el Rey de ella
en términos mas precisos , que las pasadas insi-
nuaciones del Mariscal de Tessé , que partía de
España mal satisfecho , y cjn la misma desgracia
dexaba á los Reyes , que ocultando su desagrado,
le regalaron con alguna particularidad mas de lo
acostumbrado.
554 Hirió íntimamente al Rey esta noticia, y
lii 2 á
4S4 Comentarios de la Guerra de 'España,
á la Reyna no menos , acriminando mas el intenv
pestivo decreto , la inurbanidad de él^ pc.rque ya la
Corte de Francia habia señalado el dia de la par-
tida de la Infanta : novedad , que extrañaron las Cor-
tes, en vísperas de una paz, de que era mediado-
ra la Francia ^ y esto la turbaba enteramente , no
solo porque no podía el justo enojo del Rey Phelipe
pasar ya mas por esta mediación , quanto porque
viendo el Emperador desunida la Casa de Borbon,
fe mantendría mas tenaz en sus ideas ^ pues de la
Inglaterra no tenia que temer ya, porque esta gusta-
ba de dilatar la paz: ya porque tenia Rey Alemán,
que por los Estados de Hannover y Bremén dependía
no poco del Emperador..
555 El Rey de España manifestó su enojo, man-
dando al Abad de Fieuri, Ministre» de Francia, (suc-
cesor de Tessé) que saliese luego de la Corte y
de sus Reynos : sacó de ellos todos los Cónsules
Franceses, aunque permitió el comercio : miando sa-
lir de París al Embaxadur Laules y al Marqués ds
Monte- León, que viniesen sirviendo á la Infanta, á
la qiial no quería acompañasen Franceses : ordenó
á los Ministros que tenia en las Cortes extrangeras,
no tratasen con los de Francia^ y por dar el últi-
mo dc/^ahogo á su enojo anuló el Matrimonio del
Infante D. Carlos con la hermana del Duque de
Orleans , y la restituyó á Francia con la Reyna
viuda del Rey Luis , á quien dio á entender , no
se la pagarían sus alimentos , si no vivía en Espa-
ña : esta amenaza la alcanzó en Burgos , donde es-
peró á la hermana , y ambas pasaron á Francia,
servidas de ¡a Familia Real hasta la raya , por distin-
to
Tomo segundo. Ano de M, BCCXXIF. 43 5
to camino del que tomó la Infanta, por no encontrarse
en él, y evitar tratamientos.
556 El Marqués de Santa Cruz fue á encontrar,
como Mayordomo Mayor de la Rey na , á la Infanta
á S. Juan de Pie de Puerto , á donde no permitie-
ron entrar Guardias Españolas 5 porque venia la
Infanta servida de Familia Real ácl Christianisimo
y tratada como Reyna hasta los confines.
557 Asi se desíiizo el solemne tratado, que
conform.e á sus malogradas ideas , hizo el pasado
Duque de Orleans , que para dilatar sus esperanzas
al Trono , dio al Rey por muger una niña , á quien
faltaban, para tener succesion, doce años. Esta era la
general disculpa , que daban los Ministros France-
ses , protestando la mayor veneración y amor á
la Casa de España , y sacaron como una especie de
Manifiesto en Carta de Monsiur de Morville , Mi-
nistro de Estado ^ á los que tenia la Francia en las
Cortes exírangeras.
558 El Rey Christianisimo escribió una carta
muy reverente , dando la mayor satisfacción á su
tio el Rey de España ; pero no fue admitida, y se le
restituyó al mismo correo f envió segunda , y ni de
manos del correo la quiso tomar , perseverando tan
manifiesto el enojo del Rey , que se persuadió Ja
Europa , á que se encenderia entre las dos Co-
ronas una guerra cruel: dieronse indicios de eso,
acercándose por ambas partes Tropas á los confi-
nes de Cataluña y Navarra , y pasando de to-
da España hasta treinta muí hombres á Catalu-
ña. También en la Francia se mandaron hacer
reclutas , pero anabos Frmcipes declararon en Us
Cor-
43^ Comentarios de la Guerra de España,
Cortes de ios Reyes , y en Cambray ^ que aqnelío
solo era por modo cíe buen gobierno , y defensivo.
. 559 Por todas .partes buscó la Francia Media-
dores , para pacificar al Rey Católico , y éste soío
admitió la mediación del Pontífice Benedicto XIII.,
B quien tenia , por su conocida santidad , venera-
.cion suma; pero eran tan escabrosas las proposi-
ciones del Rey Phelipe y tan duras, que no venia
la Francia en ellas ^ porque como todo el Gobierno
estaba en manos del Duque de Borbon , y Espafia
pedia fuese éste removido del primer Minis:e:ij , no
tenia tan moderado el ánimo el Duque , que de-
cretaí^e contra sí 5 y mas quando habia contraído
el odio común con el casamiento , que trataba para
el Rey Christianisimo.
560 Habia en esta Era muchas Princesas de
proporcionada edad para dar succesor al Trono , ea
Inglaterra, Lorena y :Principes de Germania ^ pero
el Duque halló reparo en todas 5 y: aunque parecía
conveniente y la tnas igual en sangre y Reli-
gión , una hija del Duque de Lorena , no fue de
la aprobación del Duque de Borbon ^ porque era
esta Princesa hija de hermana del Duque de Or-
leans , con quien tenia declarada enemistad , no sin
parte de la emulación en éste , por la suma au-
toridad de aquel , y aunque habia tomado muy
mal , que le hubiesen vuelto á su hermana , la Prir.-
cesa de Vauxalois ^ á Francia , aún tenia alguna
secreta indirecta correspondencia con el Rey Phe-
lipe.
561 No pudiendo el Duque de Borbon casar
una de sus hermanas con el Rey , eligióle por es-
po-
Tomo segundo. Año de M, DCCXXV, 43^;.
po^a á la Princesa María Leziniski , hija del Rey
Stanislao de Polonia , el que vencido del Saxon re-
nunció la Corona , que se le habia caído de Jas
sienes: éste se retiró á Stlsacia á hacer una vid^
privada 5 y aunque era un Palatino de los prime-
meros de Polonia , no se había todavía Igualado su
sangre á la de los prircípales Soberanos , sino es que
le daba pretensión para ello , el haber algunos años
ocupado el Trono de Polonia. Divulgóse esta idea
del Duque , y radie la creía y no solo por la des-
igualdad de la sangre ^ pero aún por la edad , pues
que tenia, la Princesa siete años mas que el Rey , y
parecía empeñar á éste en reparar la declinada for-
tuna de Stanislao , dando con esta Alianza zelos al
Rey Augusto de Polonia y á sus Aliados , y algún
fomento de inquietud de aquel Rey 5 porque todavía.
Stanislao no carecía de Parciales , que disimulaban.
su afecto^
562 No nos atrevemos á escribir, qué fin tnva
el Duque de Borbon en este casamiento , porque le
ignoramos : adivinábanle muchos la intención , pero
todo era arbitrario y no se podía hallar adequada á
la que pareció errada resolución , que no halló apro-
bador alguno , ni en la turba de lisonjeros, que ha-
bitan en los Palacios. Al Rey le inclinó el Duque,,
con describirla por una de Jas mas singulares her-
mosuras ,, y le presentó el retrato parecido f pero
no sin los falsos coloridos de la adulación. El Rey
tenía el ánimo sin impresiones de amor^ el juego
y la caza eran sus geniales divertimientos : no te-
nia para discernir, quál era la mas digna para ele-
vada á tan gran Solio , y se dexó llevar del Du-
que,,.
43^ Comentarios de la Guerra de España,
qwQ. , que decia , se debia elegir Reyna desnuda de
Alianzas, para conservar una útil indiferencia en
los Principados de Europa , porque ya descaecida
la fortuna de Stanislao , no empeñaba , por irrepa-
rable : Que el Trono igualaba las sangres , y que
ya esta Casa le habia poseído , sin que hiciese al
caso el accidente de pocos ó muchos años de rey-<
nado.
563 Sacaba el exemplar de la Casa de Sobies-
ki , Polaca , ya entroncada con los primeros Sobera-
nos de Europa , sin que en su origen , antes de co-
ronarse , fuese mayor que la del Palatino de Posna-
nia Stanislao , á quien no quitaba las impresiones,
que dexa la Diadema , el haber sido infeliz : Que
estaba la elegida Princesa adornada de las mas al-
tas virtudes de piedad , modestia y discreción , y
en edad y física contestura de dar luego un suc-
cesor á la Francia, que era solo lo que habia me-
nester ^ porque la mano del Rey ennoblecía á la
persona mas humilde , quanto mas á ésta , á quien
solo la faltaba la dicha para igualarse á las mas
altas Princesas : Que los zelos que podia dar á la
Ca.^a de Saxonía , que reynaba en Polonia , eran
útiles para moderarle, y que contemplase la Fran-
cia , la qual heredarla d Palatinado de Posnaniaj
porqae Stanislao no tenia otros hijos, y alguno del
Rey , ó de su estirpe pudiera ir á Polonia á gozar de
la herencia , y que sería el Señor mas autorizado,
con la sangre y la intimidad inseparable con la
Francia ; tanto , que podia aspirar al Trono de Polo-
nia con mucha serie de elegidos , como lo fue la Casa
Tagallona , de la qual se eligieron Reyes.
Es-
Tomo segundo. Año de M. BCCXXK 441
5 64 Estas razones , bien adornadas de la sophiste-
ria, no convencían los ánimos, pero era preciso obede-
cer. Mucho trabajó el Duque de Orleans para deshacer,
este Tratado, pero no pudo; antes fue elegido (contra
su voluntad) para ir con los Poderes del Rey á celebrar
la bodas , en Argentina , á donde , de Witembour , había
pasado con sus Padres la Princesa , y en donde se des-
cubrió un tabaco envenenado , que se destinaba al Rey
Stanislao , por su mercader Alemán , que huyó , y le
dexó en una casa , no habiéndole podido recoger. De es-
te hecho, y su Autor no estamos informados , como es
menester para escribirlo , ni es de nuestro asunto : por
eso volvemos á la España.
565 Dio quenta el Rey Christianisimo al Católico
de su matrimonio en una carta , que se envió á poder del
Nuncio Aldrobandi, para que la entregase; pero no
quiso el Rey recibirla , perseverando en su enojo , el
qual prorrumpió en ajustar , por medio del Varón de
Riperdá , (que ya diximos la estaba tratando) la paz con
el Emperador , viniendo bien el Rey Católico , para li-
brarse de subordinación á la Francia á lo que antes re-
pugnaba 5 porque aunque asi veia , que los mediadores
le engañaban , y le querían tener suspenso , y depen-
diente , nunca creyó, que la Francia entrase en guerra,
y mas ahora con la nueva desunión. Con el mayor se-
creto se trataba este negocio en Viena con el Principe
Eugenio de Saboya , el Conde Guido Starembergh , y
Conde de Sincendorf, y como desayre á los mediadores,
se convino el Rey de España en los Artículos, que deS"
pues referiremos en resumen.
566 En Madrid se guardaba el mismo silencio , y
aun se ignoraba de que Ministro se valió el Rey para
consultar tan escabroso Articulo. El Secretario de es-
Tom.lh Kkk la
442 Comentarios de la Guerra de España.
ta dependencia fue solo D. Juan Bautista de Orendaln,
y hay bien fundadas sospechas , que lo ignoraba el
Marqués de Grimaldo , de lo que argüían machos
haber en gran parte declinado el favor de que go-
zaba , pues le apartaba el Rey del conocimiento ds
la mayor operación , que tenia la España que ha-
cer porque en el discurso de veinte y cinco años
de guerra , habia mucho , que componer en uoa
paz , que tan difícil , y casi imposible parecia á la
Europa , viendo los Principes pretendientes de
una misma cosa , cuya disputa costó rios de san-
gre 5 y de dinero» Mucho lo facilitaba el Tra-
tado de Londres , á que habia el Rey Catholi-
co convenido \ pero sobre sus Artículos , aun
habia tanto que ajustar , que el congreso de Cam-
bray no pudo adelantar , ni un paso , ni en es-
ta paz de Viena no tuvo la menor parte , ni aua
noticia.
567^ Mucho sintieron este particular ajuste la
Inglaterra , y la Francia , aunque lo disimulaban^
mas la Olanda , por quien el Tratado de comer-
cio , que siguió á la paz , se daba á la Compa-
ñía' de Oátende , viéndolas perjudiciales al comer-
cio de los Olandeses en el Oriente , unidos con
los Ingleses , se quejaron con . tono muy alto en
Madrid. Se les respondió : Que habia aguardado
diez y seis años , desde la paz de Uírech , á que
obligasen al Emperador á una paz menos ventajo-
ía ^ pero viéndose con ty ranas políticas engañado,
la había ajustado como habia podido con nn Prin-
cipe , á cuyo engrandecimiento habían concurrido,
con lo restante de Europa , y que si de esta paz
sen-
Tomo segundo. Año de M ÜCCXXF. 443
sentían perjuicio alguno , era todo efecto de sus ar-
mas , y de su política : Que estaba ea animo de
mantener religiosamente lo que habia ofrecido : Que
tomasen las medidas que les pareciesen convenien-
tes , que el Rey habia tomado las que eran mas
ütiles á sus Vasallos , molestados de tan dilatada
Guerra,
568 Esta respuesta , y la estrecha alianza , que
publicaba el Emperador queria tener con la España,
puso en grande agitación á los Olandeses , que creían
exterminar la Compañía de Ostende ^ mas ya con estas
nuevas ventajas se establecían mejor, y luego crecieron
sus Acciones.
569 El Rey de Cerdeña , disimulaba mucho el
sentimiento , que esta concordia le habia causado;
porque tranquilas ya las Cortes , en que se fraguaba la
Guerra , no tenia á que aspirar , y se habia precisa-
mente de quedar con la Cerdeña , Reyno pobre,
y no tablero capaz para las vastas ideas de Vic-
tor Amadeo , que pensaba volver á pescar en mar
■turbio , ofreciéndose , con estudiosa indiferencia , á
todos , aunque de mas buena gana hubiera entra-
do con la Francia , y la Espara en una guerra con-
tra el Emperador , por si podia estenierse por el
estado de Milán , qu3 era su principal objeto , y alar-
gar la Cerdeña, que le servia de carga , y no aumenta^
ba su poder,
Sjro Las Repúblicas de Italia ^ y sus Principes
también ojearon esta paz con disgusto , porque libre
de los recelos , que le daban al Emperador las Ar-
mas de España , la oprimirla á su arbitrio , y serian
mas esclavas. . .-j
Kkk2 A
444 Comentarios de ¡a Guerra de España,
571 A los Soberanos del Norte , Suecia , Prusla:
Moscovia, y Dinamarca también les sirvió de disgusta,
mas al Othomano ^ porque desembarazado el Empe-
rador de los otros cuidados , era incomparablemente
mas poderoso. En fin , en la Guerra , y en la Paa
110 hubo en muchos siglos Principe mas feliz , aun-
que todo lo contrapesaba la falta de succesion varo-
nil , que era el único consuelo desús émulos , y de
los Principes Protestantes , que ya hablaban con menos
orgullo.
572 El Rey Católico , vino esforzado de su pro-
pia ira, á la paz: su animo belicoso, y sus razones esti-
mulaban á la guerra^ pero le faltaban aliados , y con
ella ponian en duda la succesion del Infante D. Carlos
á la Toscana : lo principal ya lo habia concedido , con
admitir el Tratado de Londres , que era la solemne re-
nuncia á los Reynos de Italia : las demás circunstancias
no merecian la costosa aventurada resolución de la
guerra , ni podia hacerla solo , ni aun empezarla aun-
que tenia en pie ochenta mil hombres de tropas bra-
bas , y veteranas: No faltaba quien juzgaba , culpan-
do la paz , era mas conveniente para la España , ni
paz , ni guerra 5 pero esta es una theorica difícilmente
practicable , y nos desviáramos mucho de nuestro
asunto de Comentarios , si entrásemos en discurrir
este gran problema , para el qual era menester ex-
plicar con la mayor individualidad el presente esta-
do de los Potentados de Europa ^ y como no pode-
mos difusamente defender nuestra opinión , dexamos
indeciso , si en el presente estado le convenia mas á
la España la paz , y la inacción , esperado el benefi-
cio del tiempo.
To-
Tomo segundo. Año de M. BCCXXF. 445
5jr3 Tüdos los Principes mandaron retirar sus
Plenipotenciarios de Cambray : los Ingleses salieron
antes que todos ^ corridos con igualdad , porque no
habían consumido quatro años sino en banquetes, y
festines. El Rey Católico mandó , que el Mar-
qués de Verreti esperase nuevas ordenes de Bru-
selas ^ los demás partieron directamente á sus
Cortes 5 á los ministerios á que estaban destinados*
FIN BE ESTOS COMENTARIO&
NO-
44^ Comentarios de la Guerra de España,
INÍ o T A.
Va esta impresión cotejada con el Original del
Autor 5 y corregida de los inumerabks errores que
padecen las otras. Se han omitido los títulos^ que
al principio de cada año estaban en el Libro i.
2. &c. por no ser necesarios , ni conducir en co^
sa alguna para el régimen , y contexto de la Obra^
respecto estar arreglada , y dividida por años,
como en ella se figura. También se han pasado
los dos años últimos del Tomo i. al 2. para igua-
lar los volúmenes , por la mejor vista , y propor^
cion , y no tener en esto perjuicio alguno la Obra:
y para mayor claridad , se ha numerado toda la
Obra,
i
DP
19-4
.3
S3
t.2
Jíí'
S^n Felipe, Vice-tP r.. ..
''^^^SE DO NOT RBmVE
CAROS OR SLIPS FROM TH,S POCKET
^NlVERSiry OP TORONTO LIBRARV
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