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*- y/* ■' f- '- ■'"''.■■■■
/ ■■ -
COITSULTAS
Al.
DICCIOXARIO DE L.A LENGUA
Tm
CONSULTAS
.^IL.
DICCIONARIO DE LA LENGUA
(Algo de lo que falta en el Vocabulario académico y de lo que sobra
en el de los ecuatorianos, etc.)
POlt
CARLOS R. TOBAR
Director de In Ac.iilenüa Ecuatoriana, correspondioiitc de la Española. Miembro honorario de la
Facultad do Filosofía, Humanidades y Helias Artes de la Universidad de Chile, «lo la
Asociación de Escritores y Artistas españoles, del x\teneo Hispalense, etc.. ó
individuo correspondiente do la Real Academia Sevillana do Buenas
Letras, de la Sociedad Científica Argentina, etc.
Ssgr-u.3n.(a.a e(a.ici6ii
BARCELOXA
Imp. v: Atlas Geogrático» de Albcrt'j Martín, Conseje» Ciento, 140
ai — II — iMi — tt
ADVERTENCIAS PRELIMINARES
Estimuladas por la benévola acogida de parte de
personas doctas, las CONSULTAS AL DICCIONARIO
DE LA Lengua salen á luz en segunda edición, con-
siderablemente aumentada.
Los aumentos son debidos, en gran manera, á la
mayor generalización dada á las correcciones: antes
versaban éstas, casi exclusivamente, tocante á erro-
res del habla quiteña; no obstante lo cual, un notable
filólogo extranjero ha creído que las CONSULTAS son
tan españolas, como hispanoamericanas, como ecua-
torianas, como quiteñas.
Con mayor fundamento la actual edición mere-
cerá el juicio expresado, pues versa acerca de vicios
del idioma extendidos por toda ó casi toda la América
española. Del propio modo, muchos de los neologis-
mos, cuya aceptación proponemos á la Real Acade-
mia de la Lengua, son vocablos comunes á todos ó
casi todos los pueblos que la hablan en el Continente
de Colón, esto es, voces pronunciadas por cincuenta
millones de hombres, con suficiente derecho para so-
licitar de los diez y ocho millones de hermanos penin-
sulares una justa participación en el acervo común
del lenguaje.
No, por otra parte, se crea que tendemos á la in-
Jlazón^ — como diría un filólogo-economista, — abo-
gando por las desatentadas emisiones de inútiles neo-
logismos, especie de papel moneda inmoral, cuando
no es justificado por una necesidad imprescindible.
No; ni siquiera estimamos esos Diccionarios que, sin
ser enciclopédicos, se recomiendan por contener más
palabras que el Vocabulario de la Academia, y nos
recuerdan á aquel farmacéutico que, para conseguir
clientela, agregaba una buena adehala á los medica-
mentos recetados por el facultativo.
Acogidos ya por el Léxico de 1899 varios de los
vocablos anotados en nuestra primera edición, na-
turalmente han sido suprimidos en esta segunda.
Suprimidas, del propio modo, han sido algunas ob-
servaciones que el último Diccionario ha aceptado
asimismo. Conservamos, no obstante, algunos de
aquéllos y de éstas, expresando su aceptación acadé-
mica, cuando queda aún alguna diferencia de juicio
entre el desautorizado nuestro y el decisivo de la muy
sapiente Academia Española.
Con lo dicho y con agradecer al inteligente fi-
lólogo Hno. Miguel Pebres Cordero, al ilustrado
lingüista P. Valentín Iglesias y al notable gramá-
tico español Sr. D. Primitivo Sanmartí, algunas
oportunas indicaciones que nos han hecho tocante
á las Consultas, pondremos punto final á estas
advertencias, que complementan, para la segunda
edición del libro, lo expuesto en las NotaSy que
precedieron á la primera y que hoy son reprodu-
cidas, exceptuados sólo algunos párrafos ya innece-
sarios.
Las referidas Notas decían:
"¿Por qué se ha intitulado este libro CONSULTAS
AL Diccionario de la Lengua?— Denominárnoslo
primitivamente Diccionario de qnitcñisnio», y con
tal nombre comenzó á publicarse en los Anales de
la universidad de Quito; mas, casi en seguida, algu-
nos literatos de otras provincias nos hicieron notar
lo restringido del título, supuesto que muchas de las
observaciones se referían á voces usadas en toda la
República. Pero se presentaba otro óbice: ¿Cómo
llamar honradamente á nuestro modesto trabajo Vo-
cabulario de ecuaíoriaiiisnios si, la pura verdad,
los estudios respectivos se habían hecho sólo en
Quito; si, por otra parte, diferimos tanto algunas
veces tocante á significación de palabras, modismos,
frases, etc. los del norte de la Nación de los del centro
y de los del sur, los de la sierra y los de la costa;
tanto, repetimos, que una palabra significa aquí una
cosa y allí otra enteramente diversa? Sírvanos de
ejemplo la" voz chucshi, cuyo significado para los
quiteños es lechtisa, y para los cuencanos renacuajo.
¡Qué bien se comprenderíí, pues, entre el vulgo del
Azuay el siguiente párrafol "Posado el chucshi so-
bre corpulento cupuK, amedrenta á los sencillos la-
briegos con el áspero chillido." Párrafo en el que,
sustituido diucshi con rciiacnajOy resulta un quid
pro quo tan chistoso como el en que incurre la Aca-
demia al atribuir á anaco la definición correspon-
diente al guango de las indias.
Se anotan los vocablos, aunque manifiestamente
quichuas, de uso tan general, que se podría conje-
turar que no se conocen en absoluto las voces caste-
8
llanas; así como los que nombran un objeto, animal,
acción, etc., que no podríamos acaso expresar, para
ser comprendidos, sino valiéndonos de la denomina-
ción quichua; v. g.: chucuri^ cuy.
Principiada esta obra hace muchos años, la edi-
ción duodécima del Léxico, que aceptó con sobra de
prodigalidad americanismos innecesarios ó barbaris-
mos traídos de España á América, hizo inútil una
buena parte del trabajo de las Consultas; por tanto,
nos hemos visto en la necesidad de suprimir algunas
voces antes corregidas, así como otras que por cons-
tar en la última edición del libro Apuntaciones crí-
ticas sobre el lenguaje bogotano y podían calificarse
de plagios hechos al sabio Sr. Cuervo.
Inclúyense bastantes de las voces anotadas por
el Sr. Dr. Pedro F. Cevallos: unas por dar fuerza á la
corrección con ejemplos tomados de autores castizos;
otras porque no habiéndose obtenido la enmienda,
se hacía necesaria la repetición de la censura; algu-
nas porque requerían ampliación de doctrina; y po-
cas, en fin, porque no fueron sustituidas con la palabra
propia por nuestro ilustrado lingüista. Se han agre-
gado, á más, los nombres de cosas nuevas, conviene
á saber, de cosas americanas que no solamente jus-
tifican el neologismo, sino que exigen nombres nue-
vos; pues en el Diccionario español no figuran muchas
denominaciones especialmente de la fauna y de la
flora de éste, por varios respectos, aún Nuevo
Mundo.
Hay vocablos de todo punto castizos que tienen
sin embargo en América, no precisamente una acep-
ción distinta de la que les señala el Diccionario, pero
sí un matiz, digamos, un más ó un menos de signifi-
cado que de cierto no poseen en España: son términos
que se han naturalizado en nuestro Continente y que
revestidos de las peculiaridades logradas por la dicha
naturalización, se han despojado algún tanto de las
pertinentes á las del país de origen. Hay otros que
han trasmutado, acrecido ó mermado sus significa-
ciones, según el modo singular 6 enfático, y entera-
mente nacional ó local con que son pronunciados por
venezolanos, colombianos, ecuatorianos, peruanos,
bolivianos, chilenos ó argentinos. De aquí que podría
acaecer que un español recién llegado á una de estas
Repúblicas, quedase ayuno del sentido de frases, por
otra parte muy castellanas; y aun sucedería que en
la Península no se comprendiese de manera cabal lo
que escritores de aquende han expresado clara y per-
fectamente para sus connacionales, sobreviniendo
allá lo que acá respecto de obras de brillantes auto-
res peninsulares, como Pereda, por ejemplo, cuyo
Sabor de la tierruca 6 cuyo Peñas arriba, de gusto
delicioso para los que estamos habituados á la litera-
tura de la antigua Madre Patria, no son debidamente
apreciadas por gentes, cultas quizá, pero que no han
aprendido á saborear esos regalos, así como nues-
tros serranos van á mirar con desvío en la costa los
ostioncitos con que se hace un agua la boca del ya
engolosinado. De aquí también que quizá sean mejor
recibidas en España obras literarias americanas, de
americanismo contrahecho,— obras escritas sobre la
falsilla peninsular, imitaciones en el fondo y la forma
de libros europeos, — que libros genuinos de Amé-
rica, trasuntos de la naturaleza, de las costumbres,
10
del lenguaje de cada país hispanoamericano. Caso en
el que carecen hasta de competencia los críticos espa-
ñoles para juzgar á los escritores nacionales de ultra-
mar, del propio modo como un fotógrafo técnico, si
bien muy capaz para decidir -tocante á la calidad de
las sales, papel y máquinas empleados para una vista
de un paisaje desconocido, es inepto para juzgar
acerca del mérito principal de la fotografía, á saber,
la exactitud del parecido; y ni podrá apreciar tam-
poco las condiciones características de diafanidad
de atmósfera, de viveza de luz, de circunstancias de
ambiente, que modifican de una manera ú otra las
combinaciones y descomposiciones de los agentes
químicos usados por el alejado artista, y que cons-
tituyen lo modal del medio en que éste obtuvo su
obra.
En las costumbres, vestidos, dialecto, etc., de las
personas que nos rodean, hay un algo al que nos he-
mos habituado y que, aun cuando sea raro para otros,
no choca á los que oímos ó vemos cuotidianamente
ese dialecto ó esos vestidos y costumbres; por el con-
trario, nos causa extrañeza otro algo que en los ex-
traños no hemos adquirido el hábito de ver ú oír.
Así V. g.: el modo de andar de las norteamericanas, el
de reír de los ingleses no son del gusto de franceses,
españoles é hispanoamericanos. Las salsas dulces de
los alemanes, la coleta de los chinos, las ostras con
miel de los japoneses, siquiera las uñas largas que
pusieron de moda algunos extravagantes, — no quere-
mos citar el bocio considerado como parte integrante
del cuerpo humano en algún pueblo, — ¿son del gusto
de la mayor parte de las personas? No, á la verdad,
11
y por esto uno de los pocos refranes de exactitud
completa es el que dice que de gfustos no hay nada
escrito.
Acerca del idioma y particularmente del dialecto,
atendiendo á los sonidos más bien que A las modifica-
ciones analógicas y sintácticas, los americanos que
hemos dulcificado la pronunciación, diferimos en modo
notable de los peninsulares que conservan la primitiva
fuerza y virilidad del varonil idioma castellano. ¿No
diferimos asimismo, aunque en menor grado, los po-
bladores de las diversas secciones de la antigua colo-
nia española?
Alguna vez para ser entendidos por las personas
que han de leer, ó mejor dicho á quienes se dirige lo
escrito, necesitaremos emplear una de dos: ó los vo-
cablos propios del país en que se escribe, 6 extensas
perífrasis, insoportables para nuestros compatriotas,
que nos censurarían los tales circunloquios con los
cuales se ha tratado de evitar la censura de los críti-
cos extraños. Véase un ejemplo tomado al acaso del
suelto de crónica de uno de nuestros diarios: La ra-
tera guardó (cierta joya robada) en el SENO, lo que,
para ser entendido en España requiere la explicación
siguiente: las mujeres del pueblo, en la sierra ecuato-
riana, no tienen más bolsillo para guardar el dinero y
otros objetos manuales que la bolsa formada por la
camisa, ceñida á la cintura por las fajas ó cintas, que
sujetan las enaguas y faldas á las caderas; la tal
bolsa, pues, comprendida entre el pecho y abdomen
de la mujer del pueblo y la camisa, cuya escotadura
superior sirve para introducir ahí los expresados di-
nero y objetos manuales; la tal bolsa, decimos, se de-
19
nomina seno; y ninjíuna otra cosa más se entenderá
por la palabra, aunque los no tan ignorantes sepamos
que seno es el vientre materno 6 la cavidad interior
del pecho, ó cualquiera de las concavidades también
interiores del cuerpo humano. Para ser perfectamente
comprendidos en el Ecuador, y quizá censurados en
España, debemos, por tanto, decir como el diario
aludido, que ¿a í^atera guardó lo robado en el seno;
6 para ser entendidos por los españoles, y censurados
por los ecuatorianos, necesitamos expresar extensa-
mente que la ratera escondió la joya dentro de aque-
llo que se ha descrito, á saber, la bolsa que forma la
camisa, entre tela y pecho, arriba de la cintura, com-
primida por las ligaduras que sujetan enaguas y fal-
das. (*) Es decir, nos veríamos en el caso de los niños
ó de los otros ignorantes del idioma, que desconoce-
dores de las palabras propias y precisas, han menes-
ter circunlocuciones para comunicarse con sus seme-
jantes.
No por lo expuesto opinamos que la única heren-
cia que nos queda de España, la dulce lengua de
Castilla, deba desaparecer del Continente americano,
y esta vez á los golpes de la zapa demoledora de la
ignorancia. No, mil veces no; pero sí estamos á una
(*) Acaso el vocablo se^io tuvo antiguamente también en España la actual sig-
nificación ecuatoriana. Véase el ejemplo tomado de Cervantes, palabra Majar. (Nota
de la I.* edi.)
La acepción tercera de se^w, según el Diccionario XIII de la Academia, podría
justificar ya la ecuatoriana : aunque nos quedará duda acerca de cuál es la cavi-
dad 'sxiis.Kioiü del pecho de las personas, como dice el último Diccionario, — Cavidad.
Espacio vacío ó hueco dentro de un cuerpo cualquiera. — Quizá se refiere á los
marsupiales; pcrO aun QSXdi'a personas tienen la cavidad exterior, ó sea la bolsa, en
el vientre y no en 2I pecho.
13
con quienes comprenden que el idioma español, por
razón del trasplante, experimenta algunas modifica-
ciones adaptadas al medio distinto que le presen-
tan las naciones hispanoamericanas. — Hay además
un énfasis propio nuestro que comunica á ciertas lo-
cuciones no sólo fuerza de expresión que las vigoriza,
sino acaso un significado distinto del que les perte-
nece. ¿Serán inteligibles tales locuciones enfáticas
para quienes no están en coyuntura de calar el énfa-
sis? Éstos y otros son los matices á los cuales nos re-
ferimos antes, y que si no han de cambiar propia-
mente, andando el tiempo, nuestro primoroso idioma,
han de hacer necesario que el crítico de ultramar
desentrañe el significado íntimo de la expresión, para
no incurrir en apreciaciones erróneas tocante á obras
literarias de Hispano América.
Las lenguas, no queda duda de ello, tienden á
una especie de mimctis/uo, que las adecúa al medio
en que viven; adquieren una como semejanza con lo
que las rodea, lo cual, por otra parte, les asegura la
existencia, adaptándolas á la naturaleza, á las insti-
tuciones, á las leyes, á las costumbres, á las idiosin-
crasias de los hombres en cuyos cerebros 3' labios
van á amoldarse, si no han de ser idiomas efímeros.
Necesitan, digámoslo, aquerenciarse en los lugares
á donde son trasladadas y donde van á continuar vi-
viendo.
Una advertencia más. Encariñados con nuestro
trabajo de mucho tiempo, — hecho y rehecho, como
lo comprueban aun las varias veces que ha comen-
zado á saUr á luz en publicaciones periódicas, — lo
damos, por fin, á la estampa como está, sin ninguna
14
modificación, conservando hasta algunas cosas que
hemos encontrado, después de elaborada esta modesta
obra, en autores que no habíamos leído antes; lo cual
no debe causar extrañeza, pues libros conocidos, casi
vulgares en otras partes, no lo son en el interior de
nuestra República, donde, en vez de las ricas y mu-
chas bibliotecas públicas de naciones más afortuna-
das, cada cual tiene su librería particular, careciendo
el que no la posee de fuente de estudio y de consulta.
Aquí desgastamos, por tanto, buena parte de la exis-
tencia en la preparación de la materia prima, que ha
de servir para utilizada en las labores de otra por-
ción de la existencia.
Decíamos, pues, que nada hemos modificado últi-
mamente en la obra; y ni siquiera hemos eliminado
de ella las coincidencias: así conservamos la relativa
á la palabra Empecinado, que se nos ocurrió leyendo
uno de los Episodios Nacionales de Pérez Galdós,
y que hallamos después en Rodríguez como tomado
de Cuervo; y así además debe de haber, ó mejor di-
cho debe haber, otras de éstas que hemos llamado
coincidencias, entre las doctas obras de los varios
hispanoamericanos que han ocupado su tiempo fruc-
tuosamente en estudios lingüísticos, y este volumen,
escrito no por persona dedicada de modo exclusivo á
las letras, sino sólo enamorada de ellas, literato no
de profesión sino de ocasión, cuya agitada vida se ha
compartido, tal vez estérilmente, en múltiples y acaso
antagónicos quehaceres.
Respecto del quichua, debemos advertir que lo
concerniente á él. en este libro, se refiere al dialecto
de la provincia de Pichincha; pues no conocemos
15
otro de los muchos brotados, multiplicados, en cada
porcioncilla de los antiguos extensos dominios de
Huaina Cápac.
La ortografía de los ejemplos es la misma usada
por los autores de quienes se han tomado.''
CONSULTAS
AL
DICCIONARIO DE LA LENGUA
ABARCAR, ABRAZAR (la gallina los huevos)
Abarcar. Del lat. ad^ á, y brachium^ brazo) ceñir con los
brazos ó con la mano alguna cosa. || fig. Ceñir, rodear, com-
prender. II fig. Tomar uno á su cargo muchas cosas ó nego-
cios á un tiempo. || fig. Mont. Rodear ó dar un cerco á un
pedazo de monte en que se presume estar la caza. Tales son
las acepciones de abarcar y según el Diccionario de la Aca-
demia Española,
ABRAZAR, dice el mismo Léxico, a. Ceñir con los brazos.
U. t. c. r. II Estrechar entre los brazos en señal de cariño.
U. t. c. r. II fig. Rodear, ceñir. || fig. Comprender, con-
tener, incluir. II fig. Admitir, aceptar, seguir. || fig. Tomar
uno á su cargo alguna cosa: ABRAZAR un negocio^ una em-
presa.
iS ABR
ABARCAR y ABRAZAR no equivalen, pues, como nosotros
queremos, á empollar ó sea calentar el ave los huevos,
poniéndose sobre ellos para sacar pollos.
Los que andáis empollando obras de otros,
Sacad, pues, á volar vuestra cría;
Ya dirá cada Autor: ésta es mía;
Y veremos qué os queda á vosotros.
(Iriai^te — Fábulas literarias: La Avutarda).
Los que gustan de palabras no muy usadas, pueden decir
encobar ó incubar ^ verbos venidos del latín /*», sobre, y cu-
bare^ acostarse.
O si quieren hablar culto, empleen un elegante circun-
loquio de los recomendados por D. Francisco de Quevedo,
verbigracia: vivificar los globos de la mujer del gallo.
ABARROTE
Como término de marina tráelo la Academia, y lo define:
fardo pequeño ó cualquiera otra cosa que sirve para apretar
ó asegurar la estiba, llenando sus huecos.
ABARROTAR, asimismo como vocablo de marina, significa
cargar un buque aprovechando hasta los sitios más pequeños
de la bodega y cámaras, y á veces parte de la cubierta. Por
extensión significa, también, llenar completamente, atestar de
géneros lí otras cosas una tienda, un almacén, etc., de donde,
es probable, hemos dado el nombre de tiendas de abarrotes ^
— como en Cataluña de colmados^ — á las atestadas de bacalao,
especias, etc., esto es, á las que en español se denominan
abacerías.
Llamámoslas tiendas de abarrotes^ no simplemente aba--
rrote^ como dice el Diccionario.
ABRASARSE DE CALOR, DE SED
Junto con los andaluces, que principalmente vinieron á
ACÁ 19
poblar la región hoy denominada Ecuador, como era natural,
vinieron asimismo castellanos, catalanes, etc., y como era
también natural, nos trajeron consigo los modos de hablar
peculiares á la parte de España de donde procedían los colo-
nizadores. Así debieron devenirnos de Cataluña, por ejemplo,
unos cuantos modismos cual el anotado, que es traducción li-
teral de abrassarse de calor, de seí.
Equivalente á asarse^ basta con decir me abraso, ó si se
desea encarecer la cosa, fne abraso vivo,
Abrassarse de set, en español es tener inticha sed, ó estar
sediento, ó secarse de sed, ó sólo secarse según el Léxico.
ABRIDOR
Solemos nombrar al peine de púas ralas, gruesas y largas,
que sirve para desenredar el cabello, más bien que para pei-
narlo. Escarpidor ó escarpiador [del lat. excarpere, cardar]
es como se llamaba antiguamente el tal peine.
ABUSIVO
Abusivo, a, es adjetivo admitido en el Diccionario en la
acepción: «que se introduce ó practica por abuso.» Creemos
que no puede admitirse como participio activo, al modo ecua-
toriano.
ACABAR
Acabar á una persona es, según muchos americanos del
sur, hablar muy mal de ella. Según el Léxico, acabar con
wm persona es quitarle la vida; acabar con una cosa es des-
truirla. De admitirse figuradamente la locución nuestra, de-
biera conservarse la preposición con,
ACÁPITE
No está en el Diccionario. — El signo ortográfico con que
se indica el término de un período, se denomina //m^í?^;^^/;
20 ACB
no punió acápite^ ni siquiera punto aparte^ como nosotros
decimos.
«Se pone punto final cuando el período forma completo sentido, en
términos de poderse pasar á otro nuevo, sin quedar pendiente la com-
prensión de aquél: es esto tan claro, que no ha menester ejemplos.
Resta advertir que en toda clase de escritos suelen hacerse después
de punto final ciertas separaciones ó divisiones llamadas párrafos;
cada uno de los cuales ha de empezar en renglón distinto de aquél en
que acabe el anterior, y más adentro de las otras líneas de la plana.
Deben principalmente usarse tales divisiones cuando se va á pasar á
diverso asunto, ó bien á considerar el mismo bajo otro aspecto.»
(Gramática de la Lengua Castellana, por la Real Academia Espa-
ñola— Ultima edición),
ACÁPITE, corrige el Sr. Cuervo, párrafo ^ aparte. Nosotros
usamos también en tal sentido la palabra corregida, y así de -
címos: «Pasando á otro acápite del escrito;» «El artículo edi-
torial tiene seis acápites;y> «Ponga comillas al principio y al fin
de cada acápite,» etc. En una li otra acepción tomamos al
vocablo cuando, dictando á otro lo que tiene que escribir, le
ordenamos que ponga punto acápite, ó que ponga punto y
acápite, como se dice en francés: «Point á la ligne.»
ACENTUARSE
^Acentúase la mejoría de Fulano enfermo»; «.se acentúan
las señales de un buen tiempo»; «se han acentuado los sínto-
mas que se temían»; «se acentúa más la división». Tales y
otras frases análogas se dicen y escriben en la América espa-
ñola y aun en España. No obstante, la Academia no concede
sino dos significados rectos y uno figurado al verbo acentuar:
Dar acento prosódico á las palabras. || Ponerles acento orto-
gráfico II fig. Pronunciar con esfuerzo significativo alguna pa-
labra ó frase para que en ella se fije la atención.
La necesidad de la simplificación del idioma impele instin-
tivamente á inventar palabras ó á atribuirles significaciones fi-
guradas: así, para no decir «se hace ostensible la mejoría»; <s.se
manifiestan más claras las señales del buen tiempo»; «se han
ACH 21
hecho ostensivos los síntomas que se temían»; «^^ hace más
visibles ^ etc. — expresamos las ideas respectivas conforme lo
dicho al comienzo de este artículo.
ÁCCIDO
Acido
«Los que recalcándose y echándola de más cultos que los demás,
dicen decido , occeano.,, ignoran que nada justifica el empleo de la do-
ble c; porque acer no la tiene en latín, ni en griego dtxi^, áx*/¡(; de la
raíz ax, punta y aguijón^ ni tampoco se escriben con dos ce Oceanus
en latín, ni Oxsaüo^ en griego.»
{Benot — Arquitectura de las Lenguas),
Aldrete no trae todavía la palabra ácido en sus Orígenes,
ni la traen tampoco obras contemporáneas ó anteriores al
libro del Canónigo de la Iglesia de Córdoba, en las cuales sí
se halla el adjetivo acedo, acaso predecesor de nuestro voca-
blo. Lo encontramos en el Diccionario Académico de 1726,
que lo define «lo que es agrio al gusto,» y lo distingue de
«lo que llamamos agrio, porque éste no se dice propiamente
sino del sabor, y el ácido de lo que es corrosivo, que penetra,
disuelve y corrompe la substancia de las cosas.»
ACIAL
Llamamos así al azote formado por una vara, de la cual
pende una correa, y con la que los arrieros avivan ó castigan
á las caballerías.
Los españoles dan el nombre de acial al instrumento que
nosotros denominamos moquillo^ esto es, al que sujeta á las
bestias, por el labio ó parte superior del hocico, para herrar-
las, curarlas, esquilarlas ó domarlas.
ACHOLADO
Bien podrá ser que la persona avergonzada ó corrida de-
22 ADE
lante de gente de suposición, esté ante ella como cholo en
presencia de un superior; pero no porque esto sea posible^
hemos de calificar de acholado al individuo confundido^ tur-
bado, temeroso, tímido y aun atarugado, como figurada y fa-
miliarmente se dice del que, por encogimiento, no sabe qué
hacer ó decir delante de gente.
«El mozo, no muy dueño de sí, anduvo, al cruzarse con ella, ataru-
gado y confuso, amag^ando palabras que no pronunció y saludos que no
hizo.»
{Pereda — El sabor de la tierruca).
El último Diccionario de la Academia, en el Suplemento,
acepta ya el adjetivo acholado^ pero en la acepción de persona
que tiene la tez del mismo color que la del cholo.
ADEFECIO
Se escribe adefesio, y no con c, como lo hacen algunos.
Es notable que hasta Don Miguel Riofrío, en sus Correcciones
de defectos de lenguaje [Lima 1874], haya incurrido en este
error. Traen la etimología de adefesio varios autores, como
Monlau por ejemplo; tráela también el último Diccionario de
la Lengua.
De ad Ephesios,
«Por cierto, Señor Quijada, que estoy en extremo maravillado de
que en el tiempo que nos ha durado la cena, he visto á vuesa merced
algo diferente del que le vi cuando entré en su casa; pues en la mayor
parte de ella le he visto tan absorto y elevado en no sé qué imaginación,
que apenas me ha respondido jamás á propósito, sino tan ad Ephesios,
como dicen, que he venido á sospechar que algún grave cuidado le
aflige y aprieta el ánimo; porque le he visto quedarse á ratos con el
bocado en la boca...»
{Don Quijote de la Mancha, — El Licenciado Fernández de Avella-
neda),
De adefesio hemos formado el adjetivo adefesioso^ adefe*
ADU 23
stosa^ con que naturalmente queremos significar que una per-
sona es ridicula, extravagante, disparatada y aun tonta. Lo
decimos también de las cosas.
ADOBÓN
Puede muy bien ser aumentativo de adobe; pero esto no
estorba que el pedazo de tapia que se hace de una vez, según
el tamaño del tapial con que se fabrica, se denomine em-
plenta,
ADUEÑARSE
Apropiarse es la palabra castiza, como también enseño-
rearse, según los casos. Apropriarse decían antiguamente.
^Apropriarse,^—N2\^ hacerse dueño de alguna cosa, tomándola
como suya propia: lo que regularmente sucede sin tener motivo ó juste
título para ello.»
(Diccionario de la Lengua Castellana — Año de fjaó).
Acaso hacía falta al caudal de nuestra lengua el verbo
adueñarse^ cuando la Academia lo trae ya en la 13.* edición de
su Diccionario.
ADULÓN
El que da á las gentes, «con palabras ó acciones motivo
de satisfacción ó engreimiento, no por benevolencia ni por
espíritu de justicia, sino por ruindad de ánimo ó con el inte-
resado fin de ganarse su voluntad,» es un adulador^ lisonjero
ó lisonjeador; aunque los dos últimos adjetivos no siempre
tienen las mismas acepciones que el primero. Y con esta oca-
sión recordemos que en la lengua castellana no hay sinónimos
propiamente tales.
«¡Qué prevenidos están los príncipes contra los enemigos externos I;
¡qué desarmados contra los domésticos! Entre las cuchillas de la guar-
24 AQA
día les acompañan y no reparan en ellos. Éstos son los aduladores y
lisonjeros^ no menos peligrosos sus balag-os que las armas de los ene-
migos; á más príncipes ha destruido la lisonja que la fuerza...
»Gran advertencia es menester en el príncipe para conocer la li-
sonja, porque consiste en la alabanza, y también alaban los que no son
lisonjeros: la diferencia está en que el lisonjero alaba lo bueno y lo
malo, y el otro solamente lo bueno...
»No faltarían remedios para conocer la lisonja; pero pocos prínci-
pes quieren aplicarlos, porque se conforman con los afectos y deseos
naturales; y así vemos castigar á los falsarios y no á los lisonje-
ros...y^
(Saavedra Fajardo — Idea de un principe político cristiano^.
No hay motivo para que la Academia acepte el barbarismo
adulón^ ni siquiera como adjetivo familiar americano; con
adulador^ lisonjero ó lisonjeador había lo bastante.
ADVENIMIENTO
Venida ó llegada, y también elevación, exaltación de un
sumo pontífice ó de un soberano al trono. No ha de confun-
dirse con avenimiento^ convenio, ajuste.
AEREOLITO
Ha de decirse aerolito^ voz griega formada de á7¡p, aire,
y XíOoc, piedra. Tampoco es palabra esdriijula, como lo quiere
*Riofrío en las ya citadas Correcciones de defectos de lenguaje;
pues no lleva el acento en la o eufónica, según la Academia.
Mas, D. Felipe Robles Dégano, en su erudito libro Ortología
Clasica de la Lengua Castellana^ se admira de que se haga
grave al vocablo, que ha de pronunciarse lo mismo que cri-
sólito,
AGALLA
Posee seis ó siete significados diversos; pero ninguno que
justifique siquiera el único que le damos en el Ecuador. En
sentido figurado y familiar, dice el Léxico, Animo esforzado.
Usase más con el verbo tener.
AQU 25
Tener agallas^ según los ecuatorianos, vale tanto como
cicatear^ de donde hemos formado el adjetivo:
AGALLUDO,
Que aplicamos al que no se contenta con lo que le co-
rresponde, al negociante, jornalero, etc., que después de ob-
tener lo justo por la mercancía ó el trabajo, exigen aún más y
ni ese más les satisface; pues les abre el apetito para solici-
tar todavía una adehala.
AGARRADERA
El asa ó mango de alguna cosa, ó la parte de un cuerpo
que ofrece proporción para asirlo ó asirse de él, es agarra-
dero^ no agarradera,
AGARRÓN
La acción de agarrar, agarro^ y no agarrón como bárba-
ramente decimos.
AGILITAR
Decimos en vez de activar^ confundiendo las significacio-
nes de los dos verbos. Véanse las diferencias: Agilitar, Hacer
ágil, dar facilidad para ejecutar alguna cosa. Activar, Avivar,
excitar, mover, acelerar.
AGUAJE
Término de marina con que designamos la lluvia torrencial
de nuestras montañas andinas. Usámoslo de preferencia en
plural, aguajes.
Además de la acepción académica y de la nuestra, algún
autor emplea la voz en vez de laguna ó cosa parecida.
26 AHO
E hizo bramar al encelado ciervo
Junto al aguaje en que su sed templaba.
{Gabr.y Galán — Campesinas).
AGUATERO
Azacán^ aguador,
«Y cuando no, la Infanta rae ha de querer de manera que á pesar
de su padre, aunque claramente sepa que soy hijo de un azacán^ me
ha de admitir por señor y por esposo. >►
(Cervantes — Don Quijote de la Mancha).
«AZACÁN — Voz de origen arábigo, que significa aguador. Se usaba
no sólo en Toledo, como indica Don Sebastián de Covarrubias en su
Tesoro de la lengua castellana^ sino generalmente en Castilla, como se
ve por este ejemplo de Cervantes, y por los de Fr. Luis de Granada y
otros escritores antiguos. »
(Clemencín — Comentarios al Quijote),
«También en los viernes de la Cuaresma solía alzarse un pulpito
frente á la fachada de esta iglesia, donde predicaban al aire libre los
padres encargados de las misiones, con gran edificación de los astu-
rianos aguadores que formaban la base del auditorio.
(Mesonero Romanos — El Antiguo Madrid).
AGUILÓN
No está en el Léxico. Nosotros llamamos aguilón al caba-
llo que sólo anda de paso y que lo tiene duro. El Diccionario
acepta el americanismo aguililla^ pero lo define: «Cierto ca-
ballo muy veloz en el paso»; queda, pues, sin denominación
la caballería de las propiedades arriba expresadas.
AHOGADOR
No es propiamente \2i. sobarba^ según la definición del Dic-
cionario. Es, según los ecuatorianos, la correa de la brida, ó
ALA 27
mejor dicho de la cabezada, que ajusta ésta en la garganta
del caballo.
AIJARES
I jares ó ijadas. — Antiguamente lujares ó htjadas.
El Léxico último escribe estos dos sustantivos sin k. Ya
el Diccionario de las Autoridades advertía [tom. 4.'', pág. 209]
que se escribiese sin la expresada letra, á causa de venir íjar
é ijada del latín ilia^ iliuin.
Revuelve lleno de vergüenza y furia
Rompiéndole al overo las hijadas
Y otra vez yerra el golpe, porque el brazo
Iba temblando de despecho y rabia.
{Saavedra — Moro Expósito).
AJUSTÓN
Es apretón. Ajustar significa cosa distinta que apretar.
De confundir el significado de los dos verbos, hemos inventado
la palabra que corregimos.
Y si acaso por desdicha
Se ven estos apretones.
{Castillo Solórsano),
Y á la carrera de sorbos
Y al apretón de los tragos
Nunca ha dado yegua el Betis
Potro que pueda alcanzarlos.
(Qzievedo, citado por el Diccionario de 1^26),
ALABANCIA, ALABANCIOSO
Jactancia f jactancioso; presuncióiiy presuntuoso,
«Algunas veces la lisonja mezclada con la ignorancia, alaba en el
niño por virtudes la tacañería, la jactancia, la insolencia, la ira, la
28 ALA
veng-anza y otros vicios, creyendo que son muestras de un príncipe
grande.»
{Saavedra Fajardo),
«Pues no hay sino tenerla (paciencia) y prestarla, dijo el jactan-
cioso, que aquí no hay hombre sin penacho, ni hembra sin garzota.»
{Gr ocian — El Criticón),
«Sé humilde y serás temeroso; y si eres temeroso, serás vigilante;
y si todo esto eres, presto serás de Dios: al Señor dispone lugar, quien
con la humildad desembaraza el alma de Xdi presunción.»
{Nierember£, — Avisoe espirituales sacados de sus obras).
«El segundo (yerro de San Pedro) fue presumir de si más que de
los otroSy anteponiéndose á ellos. El tercero fue, presumir de sus fuer-
zas más de lo que podía y jactarse de ello. De aquí resultó que los de-
más apóstoles, por no quedar inferiores á Pedro y no ser notados
de cobardes, todos dijeron lo mismo, que estaban aparejados á seguir
á Cristo hasta morir. Y si esto dijeran con humildad, pidiendo á su
Maestro que los ayudara, no erraran; pero como nacía de presunción,
no fue agradable á Cristo nuestro Señor, el cual pudiera responderles
aquello de Jeremías: Oído habemos la soberbia de Moab, en gran ma-
nera es soberbio. Yo conozco su j'actancia y que no es conforme á ella
su fortaleza, ni aun hará lo poco que podía. Lo cual se cumplió á la le-
tra con los discípulos. >►
{P, Luis de la Puente — Meditaciones Espirituales).
En este ejemplo está perfectamente definido el alabancioso^
que dice nuestro pueblo. El Venerable de la Puente emplea,
asimismo en el fragmento copiado, los varios términos casti-
zos equivalentes al barbarismo alabancia: presunción, soberbia,
jactancia.
Si se quisiese emplear un término tropológico, se podría
decir cacareador.
Cacareador — Met. El que exagera y pondera con arro-
gancia sus cosas. Jactator^ arrogans^ tuntidus.
(Salva — Dice. í8j8J,
ALA 29
ALACENA
Hueco en la pared, con puertas y anaqueles, para guardar
algunas cosas.
Los ecuatorianos llamamos, además, alacena 4 la parte
superior del pecho, que está encima de la clavícula (á la re-
gión clavicular que diría un anatómico); y á este hueso, hueso
de la alacetta,
ALADEAR
Ladear,
Ladear, dice el Dice, inclinar y torcer una cosa hacia un
lado. II Andar ó caminar por las laderas. || fig. Declinar del ca-
mino (derecho. || r. fig. Inclinarse á una cosa; dejarse llevar de
ella. II Ladearse con uno, fr. fig. y fam. Empezar á enemistarse
con él.
«Elias ladeó la conversación como el avaro que oculta el tesoro que
quieren robarle.»
(Salgas — Mundo f demonio y carne).
Significaba también hacer partícipe ó dar parte de alguna
cosa, aun cuando tal acepción no trae la Academia.
«Puesto está en razón que el que fue fiel en la- adversidad, vaya á
la parte del gozo; y que quien no desamparó al afligido, mejore también
estado. Jesucristo, nuestro Señor, que es la regla con que hemos de
medir nuestras acciones, consagró con su ejemplo esta doctrina; á los
que padecieron afrentas con él, hizo compañeros de sus honras; á los que
le siguieron reo, escogió para jueces del mundo; y con los que se halla-
ron á su lado y en pie de tribunal en tribunal, ladeó él la silla de su
trono.»
{P. Juan Márquez — Los dos Estados de la Espiritual Jer úsale n).
30 ALC
ALBAXEL
Albanil.
«Seg^ún el sabio orientalista Don José Antonio Conde, baño, en ará-
bigo, significa edificio áobra de yeso, y es raíz de las palabcsLS alóam/
y albañilería.)^
(B/ Ingenioso Hidalj^o comentado por Don Diego Clemencin).
Y dando principio al fuerte.
Porque eterno se ediñque,
Los que ayer Hércules eran
Hoy se vuelven albañiles.
(Fr. Gabriel Te lie z — Marta la Piadosa).
ALBERJA
Eri el Diccionario de 1884 no encontramos este sustantivo,
tal como nosotros lo escribimos; es alverja ó arveja, Pero no
es esto lo peor ni lo más común, sino que damos á una legu-
minosa que poseemos, el guisante^ el nombre de otra que no
producen nuestros campos, la alverja.
Antiguamente se escribía con b; pero denominábase así
una planta nociva á los trigos: «Su grano es redondo, dice
Terreros y Pando; Uámanle en algunas partes algarroba sil-
vestre y alberjana.» — Según el mismo Terreros, en algunos
lugares de Castilla se nombraban arbejos á los guisantes^ y
de ahí acaso debió de venir el que nosotros los llamásemos
alverjas,
ALCACHOFLA
Como si no nos bastasen las dificultades que, para gus-
tarla, nos presenta la alcachofa ó alcaucil ó alcarcil ó alcacil^
le aumentamos también una / al nombre, que dificulte aún su
pronunciación. Viene del árabe Kurxufa y el artículo Al,
ALC
3"
ALCAPARRAS
Son los capullos tiernos del alcaparro (árabe alcabar),
arbusto que se cría especialmente en España y en el mediodía
de Francia; mas nosotros denominamos así á los botones de flor
del agave ó pita, aun cuando redondeados aquéllos como ar-
vejitas, y alargados ó fusiformes éstos y mucho mayores,
no se parecen más que en la circunstancia común de que se
comen encurtidos.
^Caparis ó alcapara de la cual la scriptura faze mención ttn el pos-
trero capítulo del libro del eclesiástico. Es una yerva que crece en
Oriente cuyas flores y fojas y corteza son muy buenas en muchas medi-
cinas, mayormente la corteza que es en la raíz según dize Plinio en los
xxiiy capítulos del xiiy libro... Sus flores son calientes quando son ce-
rradas y las guardan en sal para uso de medicina. E mueven el ape-
tito y digeren los umores que son en la boca del estómago ca son vian-
das y medicinas. Su polvo vale á los surdos y á los que les chiflan las
orejas cocho en azeite y puesto en la oreja agravada según cuenta el
plateado.»
{Fr, y. de Burgos — Libro de proprietatihus reriim eu romance —
ALCAYATE
Alcayata
Pues al salir por la puerta,
Como iba arrimado, asióme
La alcayata de la aldaba
Por los tiros del estoque.
(J, R, de A lar con — La Verdad sospechosa).
ALCUZA
Es sólo una parte de lo que denominamos así en el Ecua-
dor; pues alcuza y aceitera significan vasija en que se tiene el
aceite para el uso diario.
32 ALE
La pieza de madera, metal ó cristal, en que para el servi-
cio de la mesa de comer, van colocados varios frascos ó vasijas
con vinagre, sal, aceite y otros condimentos, se llama taller ó
angarillas.
ALENTADO
ALENTADO, de aliento, esfuerzo, es animoso^ valiente.
«Salió pues Gerardo, no poco de estos favores alentado ^ con sus
dos compañeros por la ciudad.»
( Céspedes y Metieses — El Español Gerardo).
Estaba en un caballo derivado
Castaño de color, presto, animoso,
Veloz en la carrera y alentado.
{Don Alonso de Ere i lia — La Araucana).
El son ó golpeo acorde que se hace con manos, pies, palo
ú otra cosa, toqueado.
ALENTAR
Respirar, animar, infundir aliento. — Tómalo el pueblo en
la significación de golpear acompasadamente con las pal-
mas, etc. Sería mejor: tamboritear ó tamborilear.
«Esta esperanza nos regocije, y este gozo nos aliente, y empecemos
á gozar de lo que siempre hemos de gozar. )►
{Nieremberg — Diferencia entre lo temporal y eterno).
«Si por el Reino de la tierra ajena se animaron tanto estos hom-
br<5s, porqué no nos alentamos á conquistar el Reino de los cielos...?»
(Nieremberg — Ib . )
Cuando se anima con palmadas, ademanes y expresiones
á los que bailan, cantan, etc., jalear.
ALEPANTADO
Absoyío, eitsimísiuad'), abstraído, suspenso y aun tiíslyaiil».
según los casos.
I.a Bruyére describe admirablemente al abstraído. Menalca,
como se llama el personaje, lleva su abstracción hasta el punto
de olvidar que él es el visitante, en casa de un amigo: impa-
ciéntase y trata de despedir a éste, cuya prolongada visita le
írrita, etc.
Mr parece estáis suspenso,
Don Luisito...
Estoy pensando...
(Don Francisco Mz de la Rosa — La niña en casa y ¡a madre er.
la máscara).
«Y acabado el conviie se nuedii (San Kranci^co de .\sis) t;iii ,!^-
sorio en una eli-vación profunda.»
{ Cornejo— Chr ¿nica Seráphka <.
«Y amlaba, desde que lírnió la sentencia contra M. Germán, ^'\'-
traído, reservado, ineililabundo y triste,
{Selgas — Dos muertos vivos.)
Nuestro pueblo denomina también elevados á los felices
sujetos que, pisando la tierra, habitan sin embargo un mundo
distinto de este rastrero en que vivimos el común de los mor-
tales. Paréceme el calificativo tan expresivo como el de idos,
que se les aplica en algunos otros lugares de Hispano Amé-
rica.— Véase el ejemplo tomado de Fernández de Avellaneda
en la palabra adefecin.
ALEPAN'T.\MIENTf>
Abstracción, éxtasis, suspensión, elevación y hasta distrae-
ct'ón, aunque lo corrijan críticos en demasía escrupulosos.
34 ALF
«Dezía después en los últimos años de su vida, que en esta abstrac-
ción ó éxtasis se había visto tan fuera de lo sensible...
No lo sintió el Padre mucho, porque como tenía experimentado el
jrenio, que era de gastador, y aora por las suspensiones.,. >^
( Cornejo — Chrónica Serdphica) .
ALESNA
No es extraño que se conserve en América la palabra
alesna conforme se usaba antiguamente en España, donde hoy
ha sido reemplazada por la voz lesna; y no es extraño, su-
puesto que abundan los vocablos, giros, formas, frases y lo-
cuciones enteras, arcaicos ya en la Madre Patria, y en pleno
uso y vigor entre nosotros. Antecesora de la actual lesna ^ es
decir, del instrumento «que se compone de un hierrecillo con
punta muy sutil y un mango de madera, del cual usan los .za-
pateros para agujerear, coser y pespuntar», debió de haber
sido la aguja de los mismos artesanos, por lo que en Covarru-
bias leemos: «Alesna, la aguja con que el zapatero pasa la
suela del zapato y el cuero, antes de los cabos de cáñamo en-
cerotados con que cose. El italiano la llama lesina^ a ledendo,
porque es peligrosa por ser tan aguda. Al que es muy vivo y
presto, decimos que es agudo como una alesna, Lat. subula,
Marcial burlándose de uno, que habiendo ganado mucha ha-
cienda á zapatero, la despendió toda en dar al Pueblo Romano
fiestas de gladiadores y lo que adquirió por la punta de la
ales7ta, despendió por la de la daga, ó el puñal, lib. 6.°,
Epig. i6.
Das gladiatores sutorum regale cerdo
Quodqtie Ubi tribuit subula sica rapif»
(Tesoro de la lengua castellana).
ALFEÑIQUE
Alfeñique.
^AlfetUqne, pasta blanca de azúcar, suavizada con aceite de almen-
ALIH 35
dras dulces. Francés páte de sucre ^ otros penides. Latín sacchart\
mellisque, gluten y sejourn, y otros penidíum; pero no se halla en butma
Latinidad. Italiano penniti. Vulgarmente suelen decir en C-astellano
Alfiñique,
{Esteban de Terreros y Pando, — Diccionario Castellano),
«Era un mozo g'alán atildado, de blancas manos y rizos cabellos, de
voz meliflua, y de amorosas palabras y finalmente todo hecho de alfe-
ñique, g-uarnecido de telas y adornado de brocados.»
(Cef'vafites).
Aldrete lo pone en el Compendio de algunos vocablos ara-
btgoSy como nosotros lo pronunciamos, alfeñique; y así debe-
ría conservarse si su origen fuese el que señalan Urrea y Co-
varrubias: A^ fénicunt y el artículo aL
ALIMENTOSO
«El arroz es poco alimentoso f'» dicen los que no saben que
el adjetivo alimentoso es abundancial. Para no expresarse tan
disparatadamente como los que contestan á la pregunta de sa-
lutación «¿Cómo está Ud?» — «Estoy un poco bastante regular.»
— Se ha de decir: el arroz es poco alimenticio; pues poco y ali-
mentoso son incompatibles. — AltTnenticto, asienta el Diccio-
nario, «que alimenta ó tiene la propiedad de alimentar.» —
4kAlimentosOy que nutre mucho.»
ALMADA ó ALMUADA
Ahnohada
«Del árabe al-mikhadda, 6 al-mokhadda, cjue significa lo mismo, di-
minutivos de khaddy mejillas.
( Monlau — Dice . Etimológico) .
«Del justo dice, que si cayere, no se lisiará, porque él pondrá su
mano por almohada,,,'*
(Fr, Fernando de Zarate — Discursos de la Paciencia Cristiana^
divididos en dos partes).
\
36 ALT
«Sentóse é hizo que Flora
Me llegase una almohada»
{Lope de Vega. — ¡Si no vieran las mujeres!)
ALMAIZAL
El paño blanco, recamado de oro, que el sacerdote se
pone sobre los hombros y con que coge la custodia, se llama
htitneral^ de hunteruSy hombro.
ALOJADO
A la persona aposentada en casa que no es la suya, llama—
mos alojado\ así decimos «tengo un alojado en mi hacienda» ^
resultando el vocablo sustantivo y con la propia significación
de huésped,
«Huésped^ escribe la Academia, persona alojada en casa
ajena.» (Ajena para quién? ¿Para el que se hospeda ó para el
que hospeda? Hay anfibología en la definición: una persona
alojada en mi casa propia ya no será huésped, según uno de
los modos de entender á que se presta la definición. Decimos
esto en descargo de nuestra conciencia, por haber definido
alojado ó sea huésped de distinta manera de como se expresa
el Diccionario.
ALQUILÓN, NA
Es persona ó cosa que se alquila.
InquilinOy el que ha tomado una casa ó parte de ella en al-
quiler para habitarla. El inquilino ó arrendatario urbano no
es, pues, alquilón. Tampoco lo es el colono ó arrendatario
r lis tico,
«Las reparaciones llamadas locativas á que és obligado el inquilino
ó arrendatario de casa, se reducen á mantener el edificio en el estado
que lo recibió...»
(Bello, — Proyectos de Código Civil),
ALÜ 37
«El colono ó arrendatario rústico es obligado á gozar del funlo
como buen padre de familia. )►
(Bello. — Proyectos de Código Civil. )
ALTAMISA
Es curioso que el nombre de esta planta, tan conocido por
nuestros campesinos, esté en Idijerusaléii Conquistada de Lope
de T'^eg-a, y no en el Diccionario de la Academia.
Encarnadas rosas,
Yerbamoras, amaros, manutisas,
Balsaminas, punteras y «altamisas».
ALTILLO
La parte más alta de la casa que tiene por cubierta el te -
jado, es el desváft, según el Diccionario español; según el
ecuatoriano, la voz altillo equivaldría á aquella palabra cas-
tiza.
Altillo^os^^ otra significación: cerrillo ó sitio algo elevado.
ALTO
Decimos mal en vez de cortOy al expresar que «una niña
lleva el vestido alto». Por lo mismo erramos al decir bajar el
vestido^ en vez de alargarlo.
«Hasta entonces, en el colegio ó fuera del colegio, con los vestidos
un poco más largos ó un poco más cortos, siempre había sido Nieves
para su padre una niña...)»
{Pereda — Al Primer Yiielo, )
ALUVIÓN (La)
El aluvión (del lat. alluviunt^ avenida).
En un artículo de un bien redactado periódico de Quito
(La Defensa, N.° 5.** de 9 de Enero de 1897. Art. Pastores),
38 AMA
leo: «Pues nuestros constituyentes... no han de mirar ni som-
bra de pecado en las aluviones de pastores...»
No hay motivo para que la palabra, cuyo único significado
es el de avenida fuerte de agua ó inundación, lleve el artículo
femenino en vez del masculino que le corresponde.
Las obras de Geología tratan de los aluviones y de los te-
rrenos de aluvión, ó sea de los formados por el depósito de
limos, tierras, etc. arrastrados por las avenidas ó inundacio-
nes; pero nunca hablan de las aluviones. Tampoco los Códi-
gos ni los codificadores.
Ni en el lenguaje vulgar, ni en el científico es, pues, feme-
nino el vocablo aluvión.
ALVERJILLA
Es el guisante de olor, según Colmeiro en su Curso de Bo-^
tánica y según algunos traductores del francés, idioma en el
que los perfumistas denominan pois de senteur á una especie
de Cytize, ó sea, al Lathyrus de Linneo. Es tan rico, y por
consiguiente tan conciso el castellano, que debemos descon-
fiar de toda denominación en que se emplee más de un voca-
blo. Entre la compleja de Colmeiro y el nombre simple al-
verjilla^ quizá sea éste el preferible.
AMANERADO
Que adolece de amaneramiento^ esto es, contraer una per-
sona, por afectación, el vicio de dar á sus obras, ó á su pala-
bra ó expresión, cierta uniformidad y monotonía contrarias á
la verdad y ala variedad. — Decimos en vez de atento^ urbano,
cortés, político, cortesano, afable, comedido,
AMANSAJE, AMANSE
Amansamiento, acción y efecto de amansar.
AMASAR
Es mucho más genérico que lo supuesto por los ecuatoria-
AMB 39
nos; pues significa formar ó hacer masa mezclando harina,
yeso, cal, tierra ó cosa semejante con agua d otro líquido.
Amasa, por tanto, así el que hace mortero para trabar los si-
llares ó ladrillos de un edificio, como el que prepara la pasta
para fideos ©.macarrones.
Verbos específicos, propios, precisos que significan hacer
pan, son panadear y panificar; así como panadeo expresa de
una manera más precisa lo que queremos dar á entender con
la palabra aínasijo^ que es la porción de harina amasada para
hacer pan, ó acción de amasar con tierra, yeso, harina ó lo
que fuere; y de preparar ó disponer las cosas necesarias para
ello.
Panadeo acción de fabricar pan, ó lo que es lo mismo, ac-
ción á^ panadear^ como dice el Diccionario.
AMBATEÑO
No encontramos en el Diccionario de ¡a Lengua Castellana
por la Real Academia Española el adjetivo étnico Ainbateño^
ña. Natural de Ainbato^ capital de la provincia de Tungu-
rahua en la República del Ecuador, U, t, c, s. ¡| Perteneciente
á esta ciudad, — Y sea esta ocasión oportuna para indicar á la
Academia Matriz los adjetivos gentilicios que, tocante á nues-
tra República, faltan en el gran Diccionario ó están equivo-
cados. No será mucho exigir, parece, que se adopten en la
XIV edición, al menos los pertenecientes á las Provincias y
á sus Capitales.
Guayaquileño. Natural de Guayaquil, etc.-7-La XI edición
del Dice, colocaba á Guayaquil en el Perú; la XII y la XIII
han corregido el error geográfico, pero incurren en otro yerro
al poner el nombre propio Guayaquil como adjetivo nacional.
— Si en España se dice, por ejemplo, cacao Guayaquily será se-
guramente por elipsis, en vez de cacao de Guayaquil. Los
ecuatorianos decimos guayaquileño al natural de Guayaquil y
á lo perteneciente á esta ciudad.
Gentilicios de Provincias y de Capitales de la República del
Ecuador.
De Provincias: azuayo, de Azuay; bolivarense, de Bolí-
40 AMO
var; cañarejo, de Cañar; carchino ó carcheño ó cárchense,
de Carchi; chimboraceño, de Chimborazo; esmeraldeño, de
Esmeraldas; guayasense, de Guayas; imbabureño, de Imba-
bura; leonés, de León; lojano, de Loja; manabita, de Ma-
nabí; órense ó áureo, de El Oro; pichinchense, de Pichincha;
ríoense, de Los Ríos; tungurahuense, de Tungurahua.
De Capitales: arabateño, de Ambato; azogueño, de Azo-
gues; babahoyano ó babahoyense, de Babahoyo; cuencano,
de Cuenca {conquense dicen en España); esmeraldeño, de Es-
meraldas; guarandeño, de Guaranda; guayaquileño, de Gua-
yaquil; ibarreño, de Ibarra; latacungueño, de Latacunga;
lojano, de Loja; machaleño, de Máchala; portovejeño, de
Portoviejo; ríobambeño, de Ríobamba; tulcaneño, de Tul-
cán.
AMERICANIZARSE
Feo, refeo es, á la verdad, el verbo; pero no mejor es el
europeizarse^ que leo en un diario de Barcelona: «Es menester
que nos europeicemos,.,»
Africanizarse^ decía ya D. Leandro Fernández Moratín,
en su época:
«Eso se va africanisando por minutos»...
(Carf, 21 j , — Obras postumas.)
AMODORRADO
El que padece el accidente de modorra, está amodorrido ó
fnodorro^ según el Diccionario.
El Diccionario de las Autoridades trae las voces amodo-
rrado y modorrado^ así como también las dos conservadas
por la última edición del Léxico.
Se emplea la palabra modorro en la acepción figurada más
que en la propia.
AMOJOSEARSE
Cubrirse alguna cosa de moho ó de mojo^ como dice nuestro
ANA 41
pueblo pronunciando la h como en inglés, es en castellano en-
ninhcccrse . Pero no solamente se dice que está amo/oseado
(mohoso) el objeto sobre el cual han criado los /Jyss//s, Mncnr^
Stilbiun^ Botrytis y otros hongos, de que nos hablan los bo-
tánicos; sino también el metal que, por causa de la humedad,
el contacto con el aire atmosférico, etc., se combina con el
oxígeno, esto es, se oxida. Oxidado ha de decirse, pues, del
metal que denominamos amojoseado.
ha. Academia dice del orín que es un moho del hierro;
quizá sea, más bien, el óxido de que hemos hablado antes.
ANACO
Muchos años ha, cuando la Academia publicó la XI edición
de su Diccionario, hicimos algunas observaciones en un libro
nuestro acerca de los errores que, tocante á vocablos ecuato-
rianos, se habían cometido en la obra de la sabia Corporación.
Como subsistiesen en la edición XII, en el Diccionario de
qtiitcñismos (título que tuvieron estas CONSULTAS cuando las
publicaban los Anales de la Universidad Central) tornamos
á insinuar á nuestra Academia Madre la necesidad de corregir
aquellas equivocaciones que, conservándose aún en el Voca-
bulario último, deben ser denunciadas otra vez á la docta
Academia Española.
El anaco de las indias ecuatorianas es una falda, gene-
ralmente de bayeta, abierta hacia un lado por donde deja
al descubierto las enaguas ó los refajos. Sujétase á la cintura
por las varias vueltas de una faja. AnaciíGS el vocablo genuino
quichua y aftacuna el verbo, ponerse el anacu.
Las aborígenes allá cuando la conquista llevaban, según
el historiador D. Pedro F. Cevallos, «sobre la camisa una
manta envuelta alrededor del cuerpo (anaco) desde la cintura
para abajo, y asegurada con una faja (chiunbi)^ y se cubrían
desde la cabeza ó los hombros hasta los muslos con un manto
(^ pac hal lina j tupullinay llicllaj^ asegurado por una agujeta
(iupu) que agarraba los dos lados en el pecho.»
Ahora bien, el Diccionario dice: «Anaco. Peinado de las
indias ecuatorianas, que consiste en una sola trenza fajada es-
42 AND
trechamente y que cae por la espalda». Definición muy gra-
ciosa, pues trastrueca el anaco con lo que, no solamente las
indias sino aun las blancas, llaman guango, (Véase esta pa-
labra).
ANALFABETO
De d privativo, y áXcpa, S-^xa, las dos primeras letras del
griego: persona que no sabe ni la^ letras del abecedario, que
no sabe leer.
El adjetivo es usadísimo en América y en España; sin em-
bargo, no está aún en el Diccionario.
ANDANZA .
Sustantivo anticuado que el Diccionario define: «caso ó
suceso». Está mal dicho «volver á las andanzas»^ pues la frase
como se usa actualmente en España es «volver á las andadas,»
esto es, reincidir en un vicio ó malacostumbre. Aunque siendo
como es andanza sinónimo de andada^ palabra tan anti-
cuada como la anterior, no hay más motivo para corregirla
que el rigor del empleo de las expresiones consagradas por el
uso en las frases, consistentes sólo en las palabras y hasta en
la colocación de ellas. Es probable que antiguamente se haya
empleado en el lenguaje familiar el uno ó el otro vocablo de
manera indistinta, y aun en la frase que estudiamos.
Estos maridos, no hay duda.
Ofrecen muchas ventajas,
Pero también es verdad
Que á la menor circunstancia
Ya está una muier temblando
Que vuelvan á las andadas
{Dn, Ventura de la Vega — El Hombre de Mundo?)
Ella las maüas pasadas
Del marido sabe ya;
Y al menor paso que da
APA 43
Cree que ha vuelfo á las afidadas.
(ídem — ibúlem)
«Así es que los pretendientes volvieron á las andadas^ pensando
cada uno que á la tercera va la vencida.»
{Selj^as — Dos muertos vivos. )
ANEXIONAR
Por a7texar, se dice en varias repúblicas hispanoameri-
canas, así como en Cataluña, de donde debió de habernos ve-
nido el barbarísmo.
ANNO
Aún no y todavía no.
ANTENALLA
Llaman los cerrajeros ecuatorianos á lo que en España se
llama entenallas,
ANTIALCOHÓLICO. ANTIALCOHOLISMO
Si la aceptación de las palabras produjera la obtención de
lo que ellas significan, rogaríamos encarecidamente á la Aca-
demia que, sin pérdida de tiempo, declarase castellanas, casti-
zas, puras y propias las voces anotadas.
Société de tempérance llaman los franceses á la asociación
para coihbatir el uso del demonio alcohol.
Sociedad de temperancia se dijo también en castellano;
aunque tal vez sin el visto bueno de la Academia. Hoy habla-
mos de sociedades antialcohólicas y de leyes antialcohólicas ^
etc. y de antialcoholismo y todo lo cual tiene, cuando menos,
el mérito de significar esfuerzos en contra del más vergonzoso
vicio de S. M. el Rey de la Creación.
APARTADOR
Tiene varias acepciones; pero no la de aijada^ vara que en
.' \
44 APL
un extremo lleva una punta de hierro ó una espina, con que
los boyeros y labradores pican á los bueyes ó á las muías.
Un labrador que conducía
Sus bueyes de la arada
Atadas las coyundas á las frentes
Y en la rústica mano la aguijada.
{Lope de Vega — ¡Si ?io vieran las micjeres!)
APLOPEJÍA
Apoplejía
Sea que la palabra venga del verbo axozXvjtTEiv, hervir vio-
lentamente, sea que esté formada de las voces ccto', á causa de,
y rXf^biííy estoy lleno, las denominaciones griegas, aro::Xy¡^'.r],
d::o::Xy¡^ía, aT:o::Xy;^'.^, azo::XyjXTixov voor^iia; las latinas casus apople-
xia^ coinus apoplexia^ apoplexia^ apoplexis; las francesas apo-
plexie^ apoplectiqtie; las italianas apoplessia^ colpo apoplético;
las inglesas apoplex^ apoplexy^ apopléctic^ apoplécttcal^ apo-
plexedy etc., todas se escriben con la / en la tercera sílaba, y
no en la segunda.
^Escribe Dubravio (Dubr. lib. I. Histor. Boemicae. ann. 141 4) que
el rey de Bohemia Venislao, cobró tanta ira con un Áulico suyo,...
que fué á matarle con la espada desnuda; pero deteniéndole, porque no
manchase á la Majestad real con la sangre de su criado, le dio una
apoplejía^ de que murió luego».
{Nieremberg — Diferencia etc.)
APLOPETICO
Apoplético
«Don Martín yacía en el centro de la habitación con todos los sín-
tomas de un accidente apoplético.^
(Selgas o su continuador — Nona.)
Respecto de apoplético ^ debe notarse también que, como
APü 45
sustantivo, significa el que padece apoplejía, y no el mismo
flujo cerebral ó sea la enfermedad denominada apoplejía. Se
expresa, pues, mal el que dice: «Ramón murió con apnpléticoy^ ^
aunque Ramón hubiese estado apoplético antes de morir.
Usase principalmente como adjetivo, que quiere decir rela-
tivo á la apoplejía, predispuesto á la apoplejía, que predis-
pone á la apoplejía: temperamento apoplético^ complexión apo-
plética,
APOLTRONADO
Decimos de los caballos y aun de las gentes que, por
haberse entregado á un largo descanso, se habitúan á la pereza
ó haraganería y odian el trabajo, que están apoltronados. Aun
cuando el verbo es apoltronarse, el adjetivo es poltrón,
«Para obviar nosotros este inconveniente (el de las citas), hemos
tenido por conveniente recopilar aquí con la mayor brevedad lo mismo
que dijimos allí, en gracia de nuestros lectores flacos, miserables y pol-
trones.i^
(Isla — Fray Gerundio de Campabas,)
APTITUD
Suficiencia ó idoneidad para el buen desempeño de un
empleo, cargo, negocio, industria, etc. — Se usa por actitud^
postura del cuerpo humano, ó de un animal, ó figuradamente,
manifestación de una disposición de ánimo.
APURISMADO
El enfermizo, el débil, el enclenque no tienen por qué ser
denominados con el vocablo que corregimos, ni siquiera con
el castizo aporismado de la antigua medicina; pues aporis-
ntarse es hacerse aporisma, y la Academia define aporisma:
«Tumor que se forma por derramamiento de sangre entre cuero
y carne de resultas de una sangría ó de una punción seme-
jante, cuando la abertura hecha en la piel es menor que la de
46 ARB
la vena, ó dejan una y otra de hallarse en correspondencia», ó
no hay paralelismo entre las dos punciones, como dicen los
cirujanos.
En la i/ edic. corregimos aún la definición del Diccionario,
que estuvo errada.
APURO
No es lo mismo que apresuramiento ó apresur ación. Así
como tampoco el verbo apurar significa, sino figuradamente,
según queremos los ecuatorianos, lo propio que apresurar^
acelerar j dar prisa y aun abreviar y aligerar,
«Dicho y hecho; con el apresuramiento que en las casas inalterables
produce el anuncio de una visita extraordinaria...»
(Sellas — Nona ,)
ARCIÓN
La correa de que cuelga el estribo es ación^ palabra que,
según el último Diccionario de la Academia quizá proviene
del latín axon^ de á^wv eje, ó según el Diccionario Etimológico
de la Lengua Castellana^ del árabe Zaiara^ ligar, apretar.
</iAc¡ón la correa de donde cuelga el estribo, quasi asión porque va
asida á la barrena de la silla del caballo.»
(Sebastián de Covarrubias — Tesoro de la lengua Castellana.)
ARENILLERO ó ARENILLERA
Ni masculino ni femenino. La palabra castellana es salbadera
que, según la Academia, viene de sabulum^ arena; y según
Cabrera, citado por Monlau, de salvado^ «porque antigua-
mente se usaba de salvados para enjugar ó secar lo que se
acababa de escribir», — etimología que tiene en su apoyo el
que se escribiese antiguamente salvadera y no como hoy está
en el Diccionario.
ARR 47
«Y así tenia una caja de hierro toda agujereada como salvadera,^
(Quevedo — Gran Tacaño.)
«Tornó á repetir, entre roncos bramidos, mientras se incorporaba
derribando el sillón y se hacía pedazos en el suelo una salhadera de
vidrio.»
(Pereda — El sabor de la lie r ruca.)
ARISMÉTICA
Aritmética^ de af»'.6|jLo;, número, palabra griega de la cual
se forman logaritino^ ritmo y otras.
Aristnética es otra de las voces anticuadas en España y aun
usuales en algxinos lugares de la América española.
<kGuar2Stno viene evidentemente del g. apiOjio^, número, de donde
se formó también el nombre de Aritmética.»
(Clemencin — Comentarios al Ingenioso Hidalgo.)
«De los nombres de las artes y ciencias no hay que tratar, pues
casi todos son griegos, aritmética j botánica^ crítica^ etc.»
(Mayans y Sisear — Orígenes de la Leiigua Española)
ARISTÍN
Arestín
^Arestín^ un cierto género de sarna seca, que despide el humor á
modo de caspa, del verbo Lat. aresco^ is^ por secarse, es enfermedad
que suele dar á las bestias.»
(Covarrubias O rosco — Tesoro de la Lengua Castellana.)
ARRANCAR (gritos, etc.)
Catalanismo. Estar en nn grito^ dice la Academia, fig.
quejarse por efecto de un dolor agudo é incesante. Véanse en
el Diccionario las acepciones castizas de arrancar y se perci-
birá la impropiedad de la frase corregida.
4S ARR
ARRAYADO R
t
El instrumento que sirve para igualar las medidas de maíz,
trigo, cebada, etc. se llama rasero; así como la operación
misma se denomina rasar (de r adere ^ raer) y no arrayar^ como
dicen nuestros campesinos.
«Rasar es estar lleno el vaso, á radendo^ del supino rasum. Ra-
sero un palo rollizo, con que se raen las medidas de cosas áridas. Lle-
varlos á todos por un rasero^ igualarlos.»
(Aldrete — Del Origen y Principio de la Lengua Castellana.)
ARRELLENARSE
Arrellanarse
Dice el Diccionario de 1726, que viene del nombre llano ^
porque el que se sienta en llano está con más descanso y á
placer que el que está sentado en parte pendiente, que enton-
ces necesita de ayudarse y estribar con los pies, y se cansa más.
«B en almorzado el ilustre descendiente de los Cañizares, se arre-
llanó ^w el sillón de vaqueta que ocupaba, como un patriarca...»
(Selgas — Nona ,J
Sin embargo, D. Antonio de Valbuena, en su traducción
de «Les ¿tapes d'une conversión» y dice, lo mismo que nosotros,
arrellenarse; y escritor tan escrupuloso debe de tener sus mo-
tivos para ir contra lo prescrito por los buenos escritores cas-
tellanos: «Ella y Bonifacio desaparecieron por la puerta del
gabinete oscuro, y yo me hallé solo en frente de Juan, que se
arrellenaba en su gran poltrona hecha girones.»
ARRETRANCA
Dígase retranca (de retro atrás, á la parte trasera); sota-
cola (de subtus^ debajo); atafarra ó ataharre (del árabe
atafar).
ARU 49
«Púsosela (la alharda) encima; y como el ataharre le viniese junto á
la boca, dijo á Don Quijote que se le echase tras de la cabeza...»
{Avellaneda — Don Quijote de la Mancha.)
ARRL\R
Término de marinería, es distinto de arrear^ ó sea, estimu-
lar á las bestias para que anden.
«Montó sobre el zurrón, arreó un verdascazo al burro y continuó
su camino más alegre que una pascua tlorida.»
(Trueha — La Necesidad.)
ARTESÓN
Como término de arquitectura es cada uno de los adornos
cuadrados ó poligonales, por lo común con molduras y un
florón en el centro, según dice la Academia, que se ponen en
los techos y bóvedas ó en la parte interior y cóncava de los
arcos. Nosotros llamamos malamente artesón á las bóvedas, á
las arcadas de los templos y quizá á las azoteas.
Artesonado es lo adornado con artesones. No es, pues, pa-
labra sinónima de artesón; ni pueden denominarse con ella
las azoteas, cuando 7io están adornadas con artesones,
«Hízose la iglesia de fábrica suntuosa toda de piedra labrada, y el
techo artesonado con florones dorados.»
(Ovalle — Historia del Rei?io de Chile.)
ARUÑAR
Lo trae ya la Academia como término de lenguaje familiar,
y también Friedrich Diez. Tolera asimismo, como de uso fami-
liar, las voces siguientes:
ARUÑQ— ARUÑAZO
Araño ^ arañazo^ arañamiento^ acción y efecto d^^t^Aajt^ í^
4
50 ASE
si se quiere rasguño^ que significa lo mismo aunque viene de
rasguñar.
«Que aun quiero yo dilatar para el lector escribiendo, ó por mejor
decir, dando un rasguño en las muchas parti ularidades...»
(Céspedes y Meneses — El Espaíwl Gerardo.)
ASCENSOR
«Aparato para trasladar personas ó cosas á los pisos altos
de las casas», dice el Diccionario. Entendemos que sirve tam-
bién el tal aparato para trasladar personas ó cosas de los pisos
altos á los bajos de las casas. Mas, le supo mal al Léxico aquello
de ascensor que desciende, — como por falta de costumbre, nos
parece extraño á nosotros mismos el decir á una persona:
«Baje usted en el ascensor», — y dejó incompleta la acepción
del vocablo. Además, para descabalar los servicios del ascen-
sor, tuvo acaso presente aquello de:
Para andar cuesta arriba quiero mi mulo;
Que las cuestas abajo yo me las subo.
ASESAR
Es adquirir seso ó cordura, no jadear^ ijadear^ carlear ó
garlear^ como se decía también antiguamente.
«Hícele andar de manera que iba carleando como podenco con sed,
y tanto, que de cansado se asentó en el camino.»
{Espinel — Marcos de ObregÓ7i.)
F.ntre jadear é ijadear (de ilia^ iuifi) hay la diferencia que
jadear^ voz imitativa, es respirar anhelosamente, é ijadear es
menear aceleradamente las ijadas.
«Cuando acaban de subir aquella empinada cuesta, Mega-n jadea ndo.y^
( 1 ^epes — CAr ornea . )
ASO 51
«Ya en esto Don Quijote y vSancho, que la paliza de Rocinante
habían visto^ llegaban {jadeando,
{Cervantes — El Ingenioso Hidalgo.)
Mirábanse de uno y otro bando,
En el sitio y contrario alojamiento
Cubierto de agua y sangre híjadeando.
Que no pueden hartarse del aliento.
( Er cilla — La A r ancana . )
Y mientras su alazán ijadeandOy
Por la nariz hinchada se desfoga
De humo, de espuma y de sudor cubierto,
Y lánguido á rascarse cuello y cola
Va al tronco de un ciprés...
(Dofi Ángel de Saavedra — El Moro Expósito.)
Ya dan ronquidos últiaios los pechos,
Ya laten los ijares, ya garlean
Los ardientes pulsos menudean.
(O ña — A rauco domado.)
Acezar, Lo hemos hallado posteriormente en algunos auto-
res, en la acepción de jadear. Sírvanos en consecuencia la
corrección sólo para la Ortografía.
ASIGNADOS
Parte del salario de los empleados de las haciendas, paga-
dera en especies; ó mejor, especies que completan el salario.
Estaría mejor llamada asignación.
ASORADA
La comida que, por haberse requemado, toma sabor des-
agradable, está asurada; pues asurar y según la Academia, sig-
niñca «requemar los guisados en la vasija donde se cuecen,
por falta de jugo ó humedad.» Viene del latín exurere: de ex
aument. y urere quemar.
52 ATE
<!íAsuradOy da,, paf t. pas. Lo recalentado y quemado en la forma di-
cha (en la olla ú otra vasija por falta de agua ó grasa). Lat. Pené
exustus a um,»
(Diccio7iario de la Academia Española y 1^26»)
Asorar^ asorarse tampoco están, pues, bien dichos: as7^-
ravy asurarse,
ASPILLERA
Como término de fortificación, tiene varios significados.
Nosotros pretendemos darle la acepción de arpillera ó harpi-
lleray esto es, «tejido por lo común de estopa muy basta, con
que se cubren varias cosas para defenderlas del polvo y del
agua.» Alpilleray dícese asimismo á la harpillera^ y está peor
que lo de aspillera; pues ésta al menos es palabra castellana,
mientras que aquélla no lo es. Me parece también que, en
idioma de pajes, se denomina alpillera indistintamente, ya á
la servilleta, ya al estropajo,
ATAPIALAR
Cerrar con tapia, es tapiar,
*
ATENOR
Atanor, 6 mejor arcaduz. La voz árabe atanor, manantial
y boca de pozo, significa, según el último Diccionario de la
Lengua, tubo ó cañería para conducir el agua; arcaduz, ade-
más, es cada uno de los caños de que se compone una cañería,
que es el valor específico de la palabra atenor entre nuestros
albañiles y arquitectos é ingenieros empíricos.
«Que así se ofenden de un agravio encañonado por arcaduces, como
de una cuchillada en el rostro, como si hubiese alguno en el mundo,
por justo que sea, que tenga las ausencias sin algunas calumnias».
(Espinel — El Escudero Marcos de Obregón,) ■
AVI 53
AUJA
Aguja en todas sus acepciones.
De paso advertimos también, que agujas se llaman las cos-
tillas delanteras del animal, y carne de agujas la carne corres-
pondiente á la región expresada. Nosotros nombramos así á
una porción muy distinta del cuerpo de los animales.
AUJETERO
Ni siquiera agujetero^ que no estaría mal formado. AlfUc-
tero nombran en España al cañuto de metal, madera ü otra
materia que sirve para guardar alfileres y agujas.
Agujetero se denomina la persona que hace ó la que vende
agujetas^ esto es, las correas ó cintas con un herrete en cada
punta, que sirven para atar los calzones, jubones y otras cosas,
y que nada tienen que ver con las agujas.
AUTOMÓVIL. AUTOMOVILISTA. AUTOMOVILISxMO
Den ustedes paso, por Dios, al autmmnnl^ al autobús y á
los automovilistas^ señores académicos, no sean ustedes des-
trozados,— quiero decir, denles entrada en el vocabulario; y
vayan discurriendo, además, la manera menos extravagante
de ataviar castizamente al chauffeur y para darle también en-
trada.
En el Suplemento del Léxico de 1899 está ya automóvil;
pero no automovilista ^ ni autobús^ ni menos chauffeur. ¿Cómo
los académicos vestirán á éste en castellano? (Chofero) No es
imposible, como de repórter ^ reportero, Al fin esos señores
choferos están habituados á disfraces y vestidos de esquié
males, y á procedimientos de salvajes y antropófagos...
AVÍO
Nosotros limitamos l;i significación de este sustantivo á las
caballerías que sirven para un viaje, así decimos: «Fulano sale
54 AZO
mañana hacia Otavalo; ya le llegó el avío»^ quiere decir las re-
feridas caballerías. .
Avío^ además de otras acepciones, tiene la principal de
prevención ó apresto^ de donde, sin duda, ha sido entresacada
la única que hemos expresado.
AVOCACIÓN
Voz forense: acción ó efecto de avocar^ esto es, «atraer ó
llamar á sí algún juez ó tribunal superior, sin provocación
ó apelación, la causa que se está litigando ó debe litigarse ante
otro inferior». (EscrtcheJ,
Es cosa, por cierto, muy diversa de advocación^ título que
se da á una imagen para distinguirla de otra, por razón del
misterio ó pasaje que representa, ó á un templo, altar, etc. por
estar dedicados á Nuestro Señor, á la Virgen, á un santo, ó
á un misterio de la religión.
AZAFATE
Vocablo castizo en otro sentido, no es lo propio que dor-
nillo^ dornajo ó artesón,
níAsafate, s. m. Un género de canastillo llano texido de mimbres,
levantados en la circunferencia en forma de enrejado cuatro dedos de
la misma labor. También se hacen de paja, oro, plata y charol, en la
forma y hechura referidas.»
{Diccionario de las Autoridades,)
AZANJAR
Dígase zanjar,
AZORRARSE
Quedarse como adormecido, tener la cabeza muy cargada,
AZO
!;«;
es muy distinto de azorarse (aludiendo á las aves perseguidas
por el azor): conturbarse, sobresaltarse.
azorado (San Francisco de Asís) con estas ó semejantes razones,
salió de su gruta, dexó el monte»...
(Cornejo — Chrónica Seráphíca. )
a«i 1 i«t
B
BACENILLA. BACENICA
Corrige la primera palabra el señor Cuervo; no la segunda,
por no usarse, seguramente, en Bogotá.
Bacinica^ bacinilla^ definen los académicos: «bacía pequeña
que sirve para pedir limosna. || Bacín bajo y pequeño.» A este
menester nombran en Chile, por razones de eufemismo, escu-
pidera; y han inventado el sustantivo escupidor á fin de no
dejar anónimo el recipiente en que se escupe.
Por las mismas laudables razones, al trasto alto y grande, á
cuyo diminutivo los chilenos denominan escupidera^ llamábase
antonomásticamente vaso^ — voz muy bien empleada por nues-
tros mayores; pues que el Diccionario, en quinta acepción, la
declara vigente hoy mismo.
Me han referido en la Península ibérica una conseja, que
yo no creería aun cuando la viese en letras de molde. Pretén-
dese que allá, antes de conocerse los W, C, públicos, andaban
por las calles unos individuos envueltos en amplias capas, bajo
las cuales ocultaban un... un vaso. Estos benéficos sujetos acu-
dían al llamamiento de las gentes solicitadas intempestiva-
mente por una necesidad, que se aliviaba debajo de la dicha
capa dispuesta por el empresario como las alas de una gallina
que abriga á sus poUuelos. Eranse, pues, esos caritativos per-
sonajes, unos ¡V. C. ambulantes y ni siquiera costosos, su-
puesto que, por honorarios, cobraban apenas uno ó dos cuar-
tos, según la calidad del servicio prestado.
BAL
BADULAQUE
Llamamos al que no cumple con su palabra. VA significado
familiar castellano de badulaque es: persona de poca razón y
fundamento.
BALACADA
Baladronada^ bravata^ fanfarria^ fanfarronada^ Jac-
tancia.
BALAUSTRE
Es la columna pequeña que sirve para formar las barandi-
llas de balcones y corredores, para adornos de escaleras, etc.
La plancha de hierro con asa ó manija, de que usan los
albañiles para extender la argamasa, yeso, cemento, se deno-
mina en castellano ^/^;/rt ó llana.
Don Rufino J. Cuervo, en sus Apuntaciones críticas sobre
el lenguaje bogotano^ nota la varia acentuación de esta voz
cuadrisílaba, y presenta unos cuantos ejemplos, de los cuales
copio aquí algunos, con el objeto de que se conozca el signi-
ficado de la palabra balaustre.^ muy otro, por cierto, del que
solemos darle:
El pecho recliné sobre el hí^rrado
fíaláustre que abortó la ardiente fragua
Para marcar la esclavitud del aj;^ua
{Arriaga — La cavilación solitaria.)
Al pie de aquel balconcillo
Cuyos rústicos balaustres
Eng^alanan y perfuman
Madreselvas y rosales.
( Trueba — Romance ta ?iiiia y el marino. )
58 BAM
De plata los balaustres y antepecho
De jaspes escaleras anchurosas.
{Balóuena — Bernardo . )
Don Miguel Luis Amunátegui, en el libro Aceftitiactones
viciosas^ trae también algunas observaciones, no acerca del
significado, sino de la acentuación de balaustre^ y cita la opi-
nión de don Mariano José Sicilia,, en las Lecciones elementales
de Ortología y Prosodia^ favorable al acento en la segunda a
de la palabra; la de Bello en los Principios de Ortología y Mé-
trica de la Lengua Castellana^ adversa á la de Sicilia; y el uso
de Calderón de la Barca y otros poetas de su tiempo, que car-
gaban el acento en la /¿ y no en la a.
Robles Dégano, en su Ortología Clásica de la Lengua Cas-
tellana^ dice que balaustre es tónico en la ^.
Si la cuestión relativa al acento quedara, pues, por resol-
verle, no quedaría la del significado, nacida exclusivamente en
los caprichos de nuestro vulgo ignorante.
BALUMBA
Es bulto que hacen muchas cosas juntas. No alboroto^ aso-
nada^ como se pretende en algunas partes del Ecuador.
BAMPUCHE ó MAMPUCHE
Indudablemente son una deformación del sustantivo caste-
llano bamboche^ tomado del italiano bamboccio^ sujeto muy
pequeño, gordo y de rostro abultado: definición que corres-
ponde con exactitud á lo que nosotros nombramos ntampuches
ó bampucheSy esto es, á unas figuras ridiculas de barro vidriado,
que los antiguos solían poner en las balaustradas de las azo-
teas. De donde proviene la frase con que aun hoy los niños y
gentes del pueblo encarecen la fealdad do alguien: feo como
un mampuche de azotea,
¿O vendrá acaso de mapú^ de la tierra (araucana) y che^
gente?
BAN b9
BANAL
Este adjetivo francés ha pasado al idioma de los hispano-
americanos tal como está en los vocabularios de la lengua
francesa. Naturalmente ha pasado también con uno de los
significados que tiene en su patria, sin originalidad^ trivial^
común^ vulgar: ntoralité báñale^ báñale poliiesse.
Ya principiamos asimismo á usar el sustantivo galicano ba-
nalidad y el adverbio banalmente. Antes de mucho, no es im-
probable, tendremos además en nuestra galiparla el verbo
banalizar,
BANQUILLO
Se denomina el asiento en que se coloca el procesado ante
el tribunal. Lo otro ^s cadalso ó patíbulo,
«Va pues en su muía el bienaventurado Maestre en la manera que
ya diximos, acompañado todavía de aquel reverendo Religioso é guian-
do al cadahalso, E después que llegado á él, descavalgó de la muía é
subió sin empacho alguno por los escalones del tal cadahalso.»
.(Autor desconocido — Crónica de Don Alvaro de Lima,)
«Porque habiendo sido este hombre hijo de padre católico, y que
estando ya en el cadalso para morir, exhortó con grande afecto á todo
el pueblo (jue perseverase en la fe católica...»
( Rivadeneira — Cisma de Inglate rra , )
La palabra patíbulo (Lat. patibultini^ de patior^ erib\ pas-
sus^ pattj es quizá nueva en castellano; mas no el vocablo ca-
dalso ó cadahalso^ cuya primera significación fué de tablado
en lugar público para un acto solemne cualquiera: «tal como
la jura de pendón lí otro que toque á la Corona; las represen-
taciones y danzas de fiestas, de las de la Iglesia, ó de los secu-
lares.» Cadahalso se llamó también el túmulo funeral de Em-
perador, Rey ó persona real.
6o BAR
BAÑADOR
Es el que baña á otra persona ó alguna cosa; por tanto,
decimos mal que Juan es bañador^ cuando sólo se baña á sí
mismo, aunque ejecute esta operación todos los días del año,
en día frío ó en caluroso: el dicho Juan es simplemente bañista.
«Haciendo en el año i852 una obra para mejorar el servicio de
aquellos baños (los de cerca de Vicarello), encontraron los trabajadores
en el fondo del agua muchos millares de monedas de cobre y otros ob-
jetos, pías ofrendas de los bañistas á los númenes tutelares de las aguas
benéficas...»
(Don Juxin Eugenio Hartzenbusck — Discurso de contestación al de
incorporación en la Academia, de Don Pedro F, Mo7ilau.)
Bailador — Se llama también el traje especial para baño.
BARAJO
La acción de barajar, es baraje ó barajadura,
BARATILLO
Aunque los sustantivos baratillo ^ que decimos en el Ecua-
dor, y baratura como llaman en Chile á lo que luego expresa-
remos, son palabras castizas, no equivalen, sin embargo, pre-
cisamente á lo que en España nombran realización^ esto es, á
la venta de los géneros á precio bajo para reducirlos pronto
á dinero.
Baratura está mejor o^^ baratillo,
BARBIQUEJO
Los Diccionarios de la Academia definen el vocablo barbo-
quejo-, «cinta con que se sujeta por debajo de la barba el som-
brero ó morrión para que no se lo lleve el aire», sentido en el
que apenas será usada esta palabra en el Ecuador por los
BAS 6 1
doctos. El pueblo denomina barbiquejo^ y los tal cual enten-
didos barboqtiejo^ á la porción de soga, cordel ó correa que se
pone á los caballos, muías, asnos, en la boca, y les ciñe la
barba para sujetarlos y guiarlos en lugar de freno; quiere de-
cir, á lo mismo que se llamaba barboquejo en la antigüedad,
además de la cinta con que se sujeta y se cierra la boca á los
cadáveres (V^éase el Diccionario de 1726).
Volvemos á encontrarnos, pues, con otra de las muchas
voces arcaicas en España, pero en todo su vigor en América.
Terreros y Pando trae en su Diccionario la palabra barbi-
quejo^ y la define: «pañuelo que usan en América para po-
nerse en la barba, abrigarse y embozarse». Acepción que hoy
nos es desconocida.
¿El barbiquejo de los ecuatorianos no será, acaso, el bozo^
que se dice en España?
BARRA
Es, segiin la sexta acepción del Diccionario de 1899, espe-
cie de barandilla que cierra y limita la sala donde un tribunal
ó asamblea celebra sus sesiones; quedando un espacio más ó
menos amplio entre ella y la puerta principal.
Por extensión nosotros denominamos barra^ además, á los
curiosos que concurren al dicho espacio para oir las delibera-
ciones de los que forman los referidos tribunal ó asamblea.
Llámase así en singular al público concurrente á las Cámaras
legislativas.
B ARRULLO
Barullo (¿Delital. barrullo?) m. fam. Confusión, desorden,
mezcla de gentes ó cosas de todas clases.
BASCOSIDAD
«Inmundicia ó suciedad», dice el Diccionario académico.
Los ecuatorianos llamamos bascosidad tropológlcamente sólo á
las palabras sucias. Viene de bascoso.
62 BAT
BASCOSO
Adjetivo anticuado que, según el Léxico, se aplicaba al
que padecía bascas. Se emplea todavía en el Ecuador, aunque
no en el sentido recto, sino en el metafórico de persona que
dice cosas sucias. En 1786 había caído en desuso aun en su
primitiva acepción.
<í>BascosOy dice Oud, por el que tiene náuseas; pero está sin uso,
como también el francés angoisseux ^ que le acomoda.»
{Terreros y Pa7ido),
Bascoso es una de las palabras desusadas de antiguo en
España, y vivas todavía en América.
En la tercera edición del Diccionario de la lengua caste-
llana^ compuesto por la Real Academia Española (1791), figura
ya el adjetivo bascoso con la misma nota de anticuado con que
está en el de 1884; pero lo singular es que ni siquiera lo trae
la Academia en su primer vocabulario, año 1726, ni el canó-
nigo Aldrete en su «Origen y principio de la Lengtia Caste-
llana»^ publicado, como se sabe, en 1674. ¿En qué tiempo se
anticuaría?
BASTO
Decimos al almohadillado inferior de la silla de montar,
que resguarda los lomos de las caballerías. El dicho almohadi-
llado es baste. Basto tiene otras significaciones.
BATALLA CAMPAL
«En vez de darse una batalla campal, las tropas entraron
en la ciudad, donde combatieron...» etc., he leído en algún
parte militar. — Parece, por tanto, que lo de batalla catnpal
fuese contrario á batalla dentro de la ciudad, según el leal
saber y entender del que escribió lo que precede.
Batalla campal^ dice la Academia, «es la general y decisiva
s
BAY 63
entre dos ejércitos completos en un terreno en (jue puede
abrazarse el conjunto de las maniobras que se ejecutan. >>
Así, pues, aunque sesL campa /t2Lmb'i¿n la que se da en campo
raso^ no dejará de serlo la que se libre en una población, con
tal de reunir las condiciones antes expresadas.
«Puestos en vista, como se reconocieron unos á otros, sin ordenar
esquadrones ni deshacer el paraje que tr;<ían, arremetieron así como
llegaron en el sitio donde se halló cada cual... Con todo esto morían
asaz hombres valientes en ambas partes, y crecía la crueldad allende lo
que suele crecer en reencuentros apresurados y súbitos, no siendti
batalla campal ó tr avada sobre deliberación.^^
(Florián de O campo — Crónica <renera' de España).
BAYONESA
Es la persona natural de Bayona; la salsa fría que se hace
batiendo aceite y yemas de huevos es mayonesa^ del francés
fnayonaisse.
A creer á cierto cronista, no debería tampoco escribirse
mayonesa^ sino mahonesa; pues viene de Mahón.
Tomada por asalto en 1756 la capital de Menorca, que
acabamos de nombrar, el Cardenal de Richelieu, jefe de las
fuerzas francesas, entra en un hostal y pide algo de comer.
El cocinero se presenta al Duque y le expone que no que-
dan sino restos de comida indignos de los molares de su Emi-
nencia.— T ráemelos, contesta el triunfador, con la concisión
del cansancio y del hambre.
«Después de algunos minutos, dice el cronista, sj servía al Cíirdeniíl
un plato de carne fría, guisada con una exquisita salsa; llamado el co-
cinero, se entabla el siguiente diálogo:
— {Cómo me dijiste que no podías darme nada de comer? Este plato
es excelente.
— La bondad del señor Cardenal me confunde. Usando de su licen-
cia, he aprovechado las sobras halladas en la cocina y procurado pres-
tarles algún atractivo con una sencilla salsa de huevo.
— Tu salsa es una obra maestra que merece pasar á la posteridad.
Es menester darle un nombre.
— Si el señor Cardenal lo permite, la llamaremos salsa mahonesa,^
64 BER
BEBEDERO
Se dice del líquido cualquiera bueno de beber.
Entre otras acepciones, tiene también la de «paraje donde
acuden á beber las aves».
Nosotros acostumbramos decir que el fundo X carece de
agua, pero que posee bebederos psLva. los ganados; confundimos,
en consecuencia, bebedero con abrevadero^ que la Academia
define «paraje donde se da de beber al ganado».
BELERMO
El Padre Beler7no de nuestras máscaras ó mejor dicho de
nuestras mojigangas, es un individuo vestido con una ropa
talar de percal ó percalina con capilla ó capucha, semejante
así á un dominó, como á un hábito de fraile.
Por llevar el tal moharracho una jeringa en la mano, sos-
pechamos que se propone remedar á los religiosos Bethle-
mitas ó sea de la congregación fundada para servicio de los
enfermos en Guatemala, hacia 1653, por Pedro de Bethen-
court, muerto á 25 de Abril de 1667 en olor de santidad.
Bethlemita^ de Belén ó Bethlem ó Beit-el-Lahm.
«Las órdenes religiosas sucesivamente establecidas en la presiden-
cia (de Quito) fueron las de Franciscanos (i535)... y luego, también^
bethlemitas ,, de San Juan de Dios y de San Camilo de Lelis...»
{Cevallos — Resumen de la H storia del Ecuador)
BENEFACTOR
Vocablo anticuado, usan los ecuatorianos más que bien-
hechor^ tanto como adjetivo, cuanto cómo sustantivo.
BERREAR. BERREO
Según la Academia, el verbo berrear^ del latín barrire^
bramar el elefante, significa dar berridos los becerros ú otros
BOC 65
animales; y berrearse en estilo bajo, quiere decir descubrir,
declarar ó confesar alguna cosa.
Antiguamente berrear significaba también reñir con otro,
dando bufidos á manera de los becerros, y era voz jocosa,
conforme lo asienta el Diccionario de 1726. Acepción metafó-
rica que se aproxima á la en que se toma la palabra en nuestra
República, esto es, la de encolerizarse, enfadarse con demasía,
ó sea emberrenchinarse ó emberrincharse .
Lo que decimos berreo es berrinche.
BILABARQUÍN ó BIRABARQUÍX
A imitación del francés vilchreqiiin ó del catalán filabar-
qiií. — Ningún instrumento de carpintero se denomina así
en castellano; el que sirve para abrir taladros en las maderas d
otras materias, se llama berbiquí,
BIRONDO
Lirondo.
Mondo y lirondo^ es decir, limpio, puro.
Mondo ^ del lat. ntundus.
Curioso es que se conserve en castellano el adjetivo com-
puesto imnundo^ sucio, no limpio, y que haya desaparecido el
adjetivo simple tnundo.
Todos conocen la composición leída por Fr. Gerundio, —
con motivo de la representación de «No hay burlas con el
amor», — una de cuyas estrofas dice:
Al verle en sueño tan hondo
¿Qué hace doña Dalilita?
Va y c(jn una tijerita
Le deja mondo y lirondo.
BOCARADA
Bocanada^ cantidad de líquido, aire, humo, etc., que de
una vez se toma en la boca ó de ella se arroja.
5
66 BOC
Tiene además otras acepciones figuradas.
*Las chimeneas empinadas sobre las pendientes de los tejados,
aquí una, más allá otra, empezaban á lanzar al aire bocanadas de humo,
que huían como pájaros que se escapan de la jaula...»
{Salgas — Dos muertos vivos,)
«Comenzó el estómago á basquear, y arrojó tanta cantidad de bo-
canadas,i^
(Espinel — El Escudero Marcos de O bregón.^
El golpe de sangre, líquido gástrico ú otra cosa, que á
manera de vómito sale repentinamente por la boca, dícese
también espadañada^ y en lenguaje anticuado gorgozada,
BOCINA
Del lat. bucctna, trompeta para tañer. Es un instrumento
músico, según la Academia, ó una trompeta para hablar de
lejos. No tiene nada de músico el instrumento que en el Ecua-
dor nombramos bocina; pero como no hay, sin duda, en el
Diccionario, palabra que sirva para denominar la caña ó la
especie de cerbatana que, con el sonido bronco que produce,
sirve á los conductores de reses para anunciarlas á los tran-
seúntes y evitar á éstos un amurco ú otro daño, debería acep-
tarse en el Léxico esta nueva acepción.
La bocina usada por nuestros ganaderos debe de ser des-
cendiente de la denominada sagrada^ de que nos habla Solís
en La Conquista de Méjico: «Pero apenas se dio principio á
la marcha, cuando asustó los oídos un instrumento formida-
ble y melancólico, que llamaban ellos la Bocina sagrada^
porque solamente la podían tocar los sacerdotes cuando inti-
maban la guerra y concitaban los ánimos de parte de sus
dioses.» (Cap. XXII.)
«Los esfuerzos que en esta materia [ayudar al oído ó aumentar su
sensibilidad] han hecho los matemáticos, han sido casi inútiles, y lo
único que han descubierto, ha sido la bocina^ que es un instrumento en
BOH 67
forma de trompeta, que propaga el sonido de modo que se pueda hablar
claramente desde una gran distancia. Hay apariencia de que la inven-
táronlos gTieg'os...)^
(SoDerien — Historia de los progresos del eniendi miento humano .
Ixú.Rudin de Ce lis — 1775.)
Lautaro al puesto término llegando
Presenta la batalla en bella muestra
Con gran rumor de bárbaras trompetas,
Atambores, bocinas y cornetas.
( Era lia — £m A r ancana . j
BODOQUERA
Cerbatana,
Bodoquera es el molde en que se hacen los bodoques.
«Con mayor confusión la centinela, los oídos hechos dos cerbatanas^
escuchaba impaciente aquestas cosas... )^
{El Español Gerardo.)
D. Pedro F. Cevallos corrige, con razón, el significado
erróneo que damos á bodoquera; pero el Diccionario de la
Academia acepta ya este vocablo como sinónimo de cerbatana.
Cebratana^ encontramos escrito en libros antiguos, y pro-
viene esto, segiín parecer del Dr. Aldrete, de que es una co-
rrupción de terebr ataña.
BOHEMIA. BOHEMIO
La Academia no concede acepción alguna figurada á los
vocablos que anotamos; no obstante la prensa de América y la
de Europa hablan á menudo de los bohemios del talento, de los
bohemios del Barrio Latino y de la Bohemia del arte.
El Léxico académico trae las voces bohemiano^ bohémico^
bohemio y bohemo^ casi como sinónimas. Los franceses tienen
las palabras bohémien y bohente^ de las cuales la última equi-
68 BOL
vale á nuestros bohemio y bohemia', Bohémey personne qtii vit
au jour le jour. N. f, L*ensemb¿e des bohémes. De aquí, sin
duda, vienen nuestros vocablos.
BOLA
Es cuerpo esférico de cualquiera materia. La de que nos
valemos en las universidades y colegios para dictaminar
acerca de los exámenes de los estudiantes, tiene nombre espe-
cial: balota. De él se formó el verbo balotar,, votar con balotas
(inglés to Bállot), Las bolitas blancas y negras con que se
hacen las votaciones secretas en los cabildos y otras comuni-
dades, se llaman también habas,, porque primitivamente se
usaron, al efecto, las semillas de la leguminosa que tiene este
nombre.
La Academia ha restringido, sin razón, la definición y el
uso de la palabra balota,, en su último Diccionario, al expresar
que es «pelotilla ó bolilla de que algunas comunidades usan
para votar».
BOLETERÍA
Como denominamos boleto,, ó alguna vez con acierto, bo-
leta,, al billete,, esto es, la tarjeta que da derecho para entrar
lí ocupar asiento en alguna parte, llamamos boletería al sitio
donde se venden los mal nombrados boletos. Casilla nombran
en muchas ciudades de España al despacho de billetes de los
teatros. También taquilla.
•
BOLSICO
Voz anticuada en acepción distinta de «saquillo más ó me-
nos grande cosido en una ü otra parte de los vestidos, y que
sirve para meter en él cosas usuales», — decimos nosotros mu-
chas veces, en vez- de bolsillo.
BOLSICÓN
Nombramos la saya de las mujeres del pueblo: dsanla ge-
neralmente de bayeta.
BOT 69
El vocablo saya^ á trueque de esto, ha subido á denominar
la misma vestidura cuando es de tela fina y, en singular, de
seda. De modo impropio llamamos vestido y traje á las sayas
que no son tampoco de bayeta.
BOLSICO NA
Mujer que usa bolsicón,
«Una señora de vestido» ó «unas señoras de traje», decimos
para diferenciarlas de las bolsiconas,
BOMBA
Este sustantivo tiene varios significados, pero no el de
globo aerostático.
No tiene tampoco la significación de ampolla que forma un
líquido por el aire ú otro gas que se le introduce, lo cual
en castellano se denomina poinpa^ burbuja ó simplemente
ampolla.
BONHOMÍA ó BUONHOMÍA
Por repugnancia á la denominación compleja hombría de
bien ó por simpatía hacia la voz francesa bonhoinie^ hemos aco-
gido los dos vocablos que estamos anotando. Aunque, alas ve-
ces, la significación • que les damos es algún tanto despectiva:
recuerda la de bonhotfifne en francés, que en castellano tradu-
ciríamos bonazo y ó tal vez bonachón,
BOTAR
En el lenguaje ecuatoriano tiene una extensión mucho ma-
yor que la poseída en realidad; pues hasta le damos las acep-
ciones de malgastar y derrochar y etc.
BOTONCILLO
La denominación Spilanthes Lundii de Decandolle, no
70 BRA
tiene equivalente, sin duda por no ser conocida en España la
planta originaria de América. Podría quizá la Academia acep-
tar la palabra botoncillo^ con que la referida planta es nom-
brada en el Ecuador.
BOTUALANTE
Esta interjección de nuestro pueblo es; de cierto, formada
por contracción ó mejor dicho, por yuxtaposición, del jura-
mento «Voto al Ante» ó «Voto al Antecristo», conjetura que
se vuelve más probable al hallar escrita la palabra como la
pone D. Juan León Mera en los Cantares del pueblo ecuato-
riano:
Tienes unos ojitos
De votoalante
Que me dan tentaciones
De ser tu amante.
BOZALILLO
Será acaso diminutivo de bozal; pero no significa lo propio
que almártaga.
Antiguamente se decía también almártega y alntártiga.
Pudiera ser que viniese, en efecto, del árabe mertacum^ tener
firme ó fuertemente una cosa y el art. ¿z/, según la opinión de
Covar rubias y Urrea.
Los picadores llaman asimismo bozalillo al cabezón que,
además de otras acepciones, posee la de «media luna de hierro
con unos dientecillos, que tiene en sus extremos unas asillas
donde se ataxi unos ramales gruesos de cáñamo; sirve para su-
jetar y hacer obedecer al caballo poniéndosela sobre las nari -
ees, afianzada de la cabeza». (Salva — Dice. 1838.)
B RACE ADOR
El caballo que levanta mucho los brazos y pisa con violen-
cia y estrépito es, según el Diccionario de la Academia, pi-
sador.
BRO 71
BRMIADERO
Más en lo justo están los que llaman simplemente poste al
madero clavado en el suelo y destinado á atar caballos, va-
cas, etc.
BRASILERO
Decimos en algunos lugares de América al natural del Bra-
sil. La Academia, en su Diccionario, dice brasileño.
Las gentes de los Estados Unidos del Brasil se denominan
á sí propias brazileiro ó brasileiro. Curiosa es la falta de uni-
formidad en la ortografía, entre nuestros vecinos del oriente;
pues escriben con s ó con z aun el nombre de su patria; dife-
rencia curiosa que puede verse hasta en las monedas de diver-
sas acuñaciones.
BREVARIO
Breviario (breviarius, breve horariunt). Libro que con-
tiene el rezo eclesiástico del año. Equivale también á epítome
ó compendio.
En cuanto á la pronunciación de la palabra, citaremos al
erudito ortólogo Sr. Robles Dégano, quien recuerda á los
poetas partidarios del diptongo y á los más numerosos del
adiptongo. Inclínase hacia los segundos conforme al uso de
Castilla, que guarda la azeuxis en esta palabra.
BROCHES
Decimos á los gemelos^ ó sea juego de dos botones iguales
para sujetar los puños de la camisa.
BROQUEL
Es el escudo pequeño destinado á cubrir el cuerpo y de-
fenderlo de los golpes del enemigo; por lo ta'nto, cosa bien
distinta del antepecho que se pone alrededor de los pozos, el
11 BUCH
cual se denomina brocal; así como es muy diferente también
del vallado de piedra ú otra materia que impide á las gentes
caer de los puentes, azoteas, atrios, andenes, etc., y que se
\[3.xaa. guardalado ó pretil, ó también pasamano.
«Toda esia plática ó conversación pasó estando este hidalgo y yo
echados de pechos sobre el guardalado de la puente Segoviana...»
(Espinel — El Escudero Marcos de Obregón.)
• A un lado y otro de esle balcón monumental se abrían otros dos
i encerrados en el espesor del muro y guarnecidos con
pasamanos de hierro».
BU CHAZO
{Selgas—Rayo de Sol.)
Dar buchazos. — Apabullar llaman familiarmente en otras
partes, donde se habla el castellano, al acto de aplastar, estru-
jar un objeto, y especialmente un sombrero sobre la cabeza
del que lo lleva.
Así los periódicos nos dieron la noticia de que, á prin-
cipios de 1900, se habían puesto de moda en la capital de
Francia los alfileres de corbata (prendedores los llamamos im-
propiamente los ecuatorianos) que representaban un sombrero
apabullado^ haciendo alusión al del Presidente de la República
Francesa después de la bastoneada del Conde Christiani, '
Aun en el caso de que el sombrero redondo se llamase
buche, buchaso no sería el golpe dado al buche., sino el golpe
dado con él.
BUCHE
No comprendo porqué motivo llamamos A«c/í<; al sombrero
alto, de felpa de seda, de copa, de copa alia ó redondo.
La palabra buche posee varias acepciones, mas no la (j
extravagantemente le damos en el Ecuador. La primera^
el Diccionario académico, es la bolsa que tienen 1
cuello.
ia; tiene buen buche, no se ah'i^a c
priLU. ni se ahita con colillas, enjforda con la merced ile IJiíis; y
toiios le echan mii bendiciones.»
( Gradan — Criticón .
Bti:he, equivale también á burro recién nacido.
Xi con esto ni con lo otro, según parece, tiene semejanza
alguna el pobre sombrero redondo.
En la Repiblica Argentina llaman al sombrero alto ^a/irríi,
en Chile !o denominan tarro de unto ó colero^ en Colombia lo
nombrar. s:t:ileie, en los varios lugares de España lo apellida
el pueblo chistera, catite y castora, y en Francia á ciertos
sombr^roi Aau/S de /or me, Bolívar y Giirts, éste del nombre
del primer sombrerero que lo fabricó, y aquél por haber usado
ua sombrero de lonna especial el Libertador de Colombia.
Los ingleses disputan á los franceses la gloria de haber
inventado el sombrero alto, cuyo origen sería un poco extra-
vagante, si nos atuviésemos á io que re6ere el Timas corres-
pondiente al 16 de enero de 1797:
«Jobo Hetberiogton, dice, mercero en el Strand, acaba de
comparecer ante el Lord-Mayor que le condenó, por tumulto
T excitación á desorden, á pagar una multa de 5oo libras. El
Sr, Heiherington, evidentemente con la intención de espantar
tlpúblico, se presentó en plena calle lle^-ando en la cabeza uo
V lustrosa.
74 BÜÑ
74 Dun
gués, inglés, etc., se diga en singular, bon jotir, buon giornOy
bon soir^ buona sera^ etc.
BUÑEGA
Boñiga.
«{Cuándo se vio tal hambre como la que en este cerco se pasó,
cuando los hombres comían los cintos, y las riendas de los caballos, y
los cueros de los zapatos, y las pajas y boñigas de los bueyes?»
{Granada — Del Símbolo de la Fe,)
BUÑELERA
Buñolera^ la que hace ó vende buñuelos.
BUÑELOS
Buñuelos
^Buñuelo, — Lat. globuluSy es cierta fruta de masa, frita con azeite,
que se come caliente y con miel; y en España es más usada que en otra
ninguna parte en tiempo de invierno. Díxose buñuelo quasi puñuelo,
porque tomando un poco de aquella masa batida y en su punto en el
puño, le van apretando poco á poco sobre el azeite, es el buñuelo ex-
primido del puño. Ordinariamente son mujeres las que los hazen, y
venden, y las llaman buñoleras^ se dixo de bunos^ que significa mon-
te zillo.^
{Aldrete — Del origen de la lengua castellana,^
¿Y por qué no de bulla^ ampolla, ó de ebullio ó bulio^ bu-
llir ó hervir, ó de bulbus^ cebolla redonda, ó de bulga^ bolsa
de cuero, ó de bunias^ nabo grueso? El mundo de las hipótesis
es muy grande...
El simple sonido de las palabras, unido á la semejanza ú
otra relación de los seres que ellas representan, puede llevar-
nos á muy ingeniosas suposiciones; pero quizá rarísima vez al
acierto.
Monlau cita en su Diccionario etimológico ^ la opinión de
Diez, quien conjetura que el vocablo buñuelo se refiere al an-
BUS 75
tiguo — alto — alemán bungo^ bulbo; y dice que á la misma fami-
lia pertenecen el catalán bony^ el inglés bun^ el italiano bogna^
bugna^ etc., que todos significan tutnor. Del mismo grupo
forman parte el francés bégnet ó beignet^ que equivalen á nues-
tro buñuelo,
«Hay algunos que así componen y arrojan libros de sí como si fue-
sen buñuelo s,y^
{Cervantes.)
«Juro por vida de la cordura, exclamó Critilo, que sueñan todos
éstos, en opinión de juicio, y que dixo bien aquel monarca, habiendo
oído alguno de esotros, trahedme quien ore con seso; y á otro seme-
jante le apodó buñuelo de viento.»
(Lorenzo Gr ocian — El Criticón,)
Una especie de buñuelo se llama arrepipalo,
BUSCAR
Indagar, averiguar ó examinar cuidadosamente una cosa;
hacer diligencia para encontrarla: tales son las definiciones
dadas por la Academia. En consecuencia, erramos cuando de-
cimos: «Fui á buscar á usted y no le encontré en la casa»;
<fsbuscan á usted»; «hoy estaré á buscar á usted», etc.
Si el individuo á quien se refieren las frases expresadas, no
es una aguja que se ha perdido ó un malhechor que se oculta,
debemos decir: «Fui á ver á usted»; i^preguntan por usted»;
«hoy iré á visitar á usted», etc.
Confieso que me alarmo cuando me dicen que me buscan,
— ¿Qué?, ¿se trata de prenderme? — Ni en este caso habría nece-
sidad de que se me buscase; pues, gracias á Dios, no me es-
condo, ni tengo por qué hurtarme de las personas que quie-
ran verme.
¿Que soy persona muy buscada? No, señor; tal vez me visi-
tan muchos amigos pero les salgo al encuentro y no les per-
mitiría, en caso alguno, que penetrasen hasta lo íntimo de mi
hogar para dar conmigo. Tampoco empleo frases buscadas^ ni
\l
76 BUS
menos rebuscadas^ que pudiesen autorizar el calificativo de
btcscado^ siquiera sutilizando su significación.
El verbo cherchar^ equivalente á buscar^ en francés, es
asimismo empleado por algunos escritores: «Pardonnez-7noz
de vous laisser seul... Je vais chercher papay>^ etc. De donde
acaso nos ha venido la acepción que anotamos respecto del
verbo español.
JUII it=^i— Jl=»
CABALGADURA
Bestia en que se cabalga ó se puede cabalgar.
La correa de que pende el estribo en la silla de montar á
caballo, ación; él ángulo que forman los dos muslos, horca-
jadura.
«Y si yendo á pie puso temor á los leones la pujanza de vuestro
brazo, bien podéis dar felice y venturosa cima á la batalla para la que
demanda vuestra ayuda Fr, Gerundio, sin necesidad de que opriman
vuestras posas los lomos de Rocinante, ni de otra mejor cabalgadura,y>^
(Fr, Gerundio — Capillada II.)
CABEZA (del arado)
Los campesinos ecuatorianos llaman cabeza indistintamente
la catna ó camba y el dental del arado.
«Cama, — En el arado la pieza de madera encorvada, que por un
extremo está , afianzada entre el dental y la esteva, y por otro en el
timón. Pars aratri incurva cui sHva innitur,^
(Don Vicente Salva — Diccionario y 1838.)
4(.Dental, — El palo donde se encaja la reja del arado. Dentale.-»
{Don y. Salva— Dice. 1838.)
«Había en Campazas un sastre que no sabía cortar una capa sin
78 CAB
echarla abajo una pieza añadida que llaman camba ^ porque tiene la
forma de la camba de un arado. Cuando se le echaba en cara ese de-
fecto, siempre decía que era por la poca marca de los paños. Un día
mi tío el mayorazgo tuvo la humorada de sacar al campo al buen sastre
Camba, que por este nombre era ya conocido; y para experimentar su
habilidad le dijo: ahí tiene Ud. esa tierra que hace una carga de sem-
bradura; figúrese Ud. que todo eso es paño; á ver cómo me corta usted
una capa para mí bien cortada. El ingenioso profesor echó sus líneas
por la tierra adelante, y por último concluyó diciendo: «y aquí se echa
una camba». *
(Lafuente — Capilladas IX,)
CABEZADA (de la silla)
9
Es simplemente arzón^ de donde viíio sin duda el verbo
arcionar (que debió ser arzonar), atar al arzón la veta ó el
cabestro con que se tiene sujeto al toro. Aunque me queda la
duda respecto de si los arzones ó fustes de las sillas españolas
tienen ó no la perilla delantera, cual la que nombramos ca-
bezada,
CABEZAZO
Cabezada es el golpe dado con la cabeza. Dícese también
calabazada,
«En Angelo Policiano fué tan vehemente su dolencia, que se daba
de calabazadas por las paredes».
(Nieremberg — Diferencia entre lo temporal y lo eterno.)
CABLEGRAMA
Ninguna falta hace, según parece, el sustantivo anotado,
como tampoco el verbo cablegrafiar^ — sustantivo aquél con
que denominamos el parte telegráfico transmitido ó recibido
por medio del cable eléctrico submarino, y verbo éste con el
cual reemplazamos á telegrafiar cuando es dicho cable el que
funciona. — El adjetivo telegráfico ha padecido también restric-
ción en su significado, gracias al vocablo cablegrafieos ó sea,
CAB 79
cosa relativa al cable ó á la cablegrafía (otra denominación
del mismo origen). Los franceses dicen, del propio modo,
cáblograntine al despacho telegráfico por el cable, y cábler á
telegrafiar por cable.
Partidarios entusiastas somos del enriquecimiento del
idioma; pero no por serlo, dejamos de reconocer uno como
peligro que hoy amenaza á las lenguas: cada semana, cada día,
cada hora, la ciencia entrega á las industrias, á las comodida-
des, á la civilización, inventos que naturalmente reciben un
nombre y que, al paso que vamos, doblarán en breve el caudal
de la lengua.
La antigua casa de nuestros abuelos, la solariega, que sub-
siste aún en su primitiva sencillez allá en los campos, lejos de
las ciudades ¿qué es, comparada con la de éstas? Figuróme que
una especie de esqueleto y no más: fáltanle los nervios que dan
vida, esto es, los alambres eléctricos de las campanillas, los
conductores del alumbrado, los hilos del teléfono; le faltan
las arterias y venas, es decir, las tuberías de agua, de vapor,
de calórico, de refrigeración; carece de los complicados pul-
mones de ventilación y aeración; no posee los canales de des-
asimilación, etc. Es, repetímoslo, un esqueleto. La casa de la
ciudad es ya el ser vivo, dotado, digámoslo así, de sentidos,
de órganos que le comunican existencia, amén de todo cuanto
ha de servirle, además, de belleza y ornato. Ahora bien, res-
tringiéndonos á ella, á la casa, que hemos elegido simplemente
como ejemplo, ¿daremos nombre á cada porcioncilla de los
aparatos, á cada acción? ¡Qué estudio tan difícil el de esta no-
menclatura anatómica y fisiológica! ¡Y cuánto aumento de
dificultades si clasificamos y diferenciamos casi sinónimos!
¡Invéntese antes una máquina mnemotécnica para recordar
faradios y y vatios y y voltios ^ y culombios , y amperios^
y etc.!
Con mucho acierto se han dejado siempre los tecnicismos
para los libros científicos. Un diccionario enciclopédico hoy,
más que nunca, es indispensable; pero el vocabulario del idioma
tiene que ser limitado por su propia naturaleza. No se diga
que la ciencia se vulgariza: vulgarícese, demos por ello gracias
á Dios; pero no hemos de multiplicar al infinito las palabras de
8o CAB
uso diario, y por eso hemos de decir, verbigracia, telegrama^ á
la comunicación por medio de alambres terrestres; cablegrama^
ala que se transmite por cable; kalograma^ no sé á cuál; mar-
comgramay á la que va ó viene según los procedimientos de
Marconi, etc.
Telegram^a, de rf¡Lt^ lejos y ^^(i\i\m^ escrito\ y basta. Con la
palabra tenemos aún la definición de ella; no necesitamos sa~
ber más, ni quien inventó el aparato, ni de qué se componen
sus piezas, ni si pasó el mar el despacho ó se vino á pie
enjuto.
CABOS
Cuando queremos expresar que un caballo, un mulo, un
asno, etc. tienen de un color el cuerpo y de otro las patas, ó
más circunstanciadamente los cascos, decimos, v. g.: «un po-
tro blanco con cabos negros», ó «una yegua alazana con cabos
blancos»; y lo que expresamos en verdad es una cosa distinta
de la que queremos. Pues, al decir de la Academia, por cabos^
en este caso, se han de entender la crin y la cola. Caballo cas-
taño con cabos negros, será por tanto, un caballo que tenga la
lana de aquel color y las cerdas negras.
El Diccionario añade que cabos negros, en las mujeres, son
el pelo, las cejas y los ojos negros.
CABRESTO
Cabestro,
«Iba Sancho detrás del con el asno del cabestro , aguardando ver en
qué mesón paraba su amo...»
{Fernández de Avellaneda — D. Quijote.)
Erramos también en la significación dada á cabestro: ramal
ó cordel, según los académicos, que se ata á la cabeza ó al
cuello de la caballería para llevarla ó asegurarla. Para los
ecuatorianos, la acepción de la voz se extiende á significar la
v^«.
CACH 8 1
materia de que suele ser el ramal: si no es de cuero no ser«i
cabestro.
Como á éste llamamos cabres to y para ser consecuentes,
nombramos también cabrestillo al cabestrillo,
CABRO
El macho de la cabra es el cabrón ó macho cabrío ó cabrío
simplemente, como se decía antes; la cría de la cabra mientras
mama es el choto ó chotuno ó cabrito; el que ya no mama es
el chivo; y por fin, el cabrón pequeño ó maltón, que dicen
nuestros campesinos, es el cabronzuelo. Hé ahí los varios ape-
lativos de esta ilustre familia.
No obstante, en Lope de Vega leemos:
Andan con otros las cabras
En presencia de los cabros,
(Nadie se conoce,)
CABUYA
Cabulla dice la Academia, según la que el vocablo ven-
dría del bajo latín capula, (Véase Pericos, )
CACHO
Sin acudir al quichua podríamos explicar por qué damos
el nombre de cachos á los cuernos de los irracionales, que los
• tienen por dádiva de la naturaleza, y aun á los de los raciona-
les, que se los han ganado en la vida social. Quizá sólo hemos
extendido la significación de la palabra, sinónima de gacho en
punto á lo que atañe 4 los dichos apéndices frontales. Pero, al
fin, la Academia ha aceptado ya la voz como americanismo, y
nada tenemos que añadir por esta parte; mas sí diremos algo
•tocante á otra acepción del vocablo.
Cachos llamamos también á los cuentos ^ chascarrillos y hasta
á las anécdotas. Lo cual me trae una á la memoria.
Cierta dama pedía á una amiga que le relatase un cacho: —
6
82 CAJ
«Anécdota has de decir, no cachoy> — le corrigió el marido de
aquélla, cuando estuvieron á solas.
Pocos días después un toro desmanado hirió de gravedad á
un transeúnte, delante de la dama de nuestro cuento, quien
refiriendo horrorizada el caso, decía: — «Figúrense ustedes que
la fiera metió al pobre hombre por el vientre, toda la anéc-
dota,,,)^
Cachudo^ decimos á los irracionales y racionales cornudos^
y en especial á los cornalones.
CADA
Adjetivo que sirve para designar separadamente una ó
más personas ó cosas con relación á otras de su especie, está
mal empleado en vez de todos ¡os ó todas ¿as, en frases como
las siguientes: paseo cada tarde, tomo café cada Tnañana, que
son catalanismos. Para expresar la costumbre ó la repetición
periódica de esos actos, se dirá en castellano, paseo todas las
tardes, tomo café todas las mañanas,
CAFÉ
El árbol que lo produce, se llama cafeto^ de donde viene
el nombre de cafetal^ sitio poblado de los árboles menciona-
dos; pero nosotros denominamos café, tanto al fruto del ca-
feto, como al cafeto mismo.
La palabra cafeto no está todavía en el Diccionario acadé-
mico de 1729, sin duda á causa de que, como él mismo lo ase-
gura en el vocablo café, el uso de éste se había introducido
recientemente en España.
CAJETA
El que tiene saliente la parte inferior de la boca, por ser
más grueso el labio inferior que el superior ó por otra causa,
es befo ó belfo.
CAL 83
CAJONERAS
Llamamos en Quito á ciertas buhoneras, sin duda porque
exponen sus portátil^ mercancías en unos cuantos cajones.
Cajonera es conjunto de cajones que hay en las sacristías
para guardar las vestiduras sagradas y ropas de altar.
«Desde allí pasaron á la sacristía... por debajo de estas ventanas se
extendían las cajoneras en toda la longitud de la sala)>.
( Selgas — Natía . )
«Aquí fué el sacristán el encargado de enseñar los ornamentos, y
no tardó mucho en colocar sobre el ancho tablero de las cajoneras los
ternos de más valor».
( Selgas — Nona . )
CALÉ
Así llamábamos á una monedita equivalente á la cuarta
parte de nuestro real, que, por cierto, vale el doble del real
de vellón\ y aun hoy se dice que cuesta un calé lo que cuesta
dos centavos y medio ó, lo que es lo mismo, un cuartillo de
un real. — Reemplaza á la palabra cuarto en las frases estar
uno sin tm cuarto y no tener un cuarto ^ etc.
Creíamos que vendría del antiguo calle italiano; mas, pos-
teriormente hemos oído la palabra á los catalanes, y aún la
hemos hallado en el cuento Coralina, publicado en la revista
de Madrid «Por esos Mundos».
CALENTURAS
Denominamos en algunas provincias del Ecuador á las^^-
bres intermitentes 6 á las palúdicas. En otros lugares de Sud-
América, como en Chile, se suele llamar vulgarmente calen-
tura á la tisis ó tuberculosis.
La Academia pone fiebre como sinónimo de calentura;
84 CAL
pero la verdad es que se diferencian la una de la otra, tanto
como el todo déla parte, el compuesto del componente. En el
lenguaje de la ciencia (que debemos empeñarnos no se diver-
sifique del común) ^ fiebre es un género á qu^ pertenecen Mas
especies tiftis^ tifoidea^ amarilla^ etc. La§ obras de medicina
señalan varios orígenes á la yoz fiebre: fervere^ hervir; fervor ^
krmentsición; fie bruare, purgar.
Calentura es un síntoma común á casi todas las afecciones
agudas, inclusive las fiebres; no es una enfermedad esencial.
Se revela por aceleración de los movimientos del pulso y au-
mento de la temperatura orgánica.
Los franceses no tienen sino la ^2\3\yx2L fievre para signifi-
car así lo que en castellano la medicina llama ^^¿r^, como lo
que nombra calentura,
CÁLIDO
Consérvase entre el vulgo ecuatoriano la donosa clasifica-
ción de los medicamentos, ó mejor dicho de los remedios, ó aun
quizá de todos los agentes de la naturaleza, en cálidos y fires-
COS. Y como sucede con los actos del dicho señor vulgo, la re-
ferida clasificación no está fundada más que en el arbitrario
juicio de cada opinante. Así para don Fulano el azufre es cá-
lidOy mientras para don Zutano, fresco; el azúcar es una can-
dela conforme al parecer de Mengana, y un hielo según dicta-
men de Perengana.
Algo análogo acaece respecto de las enfermedades: quién
cree que la alferecía proviene de frio^ quién que es produ-
cida por el calor. Lo cual pone á las veces en aprietos serios
al médico, á quien se le consulta acerca de la condición fresca
ó caliente del remedio ó de la enfermedad; tocante á las enfer-
mas acaso la decisión sería menos difícil.
Y la cosa no es sólo nuestra. Para no citar sino á Para-
celso, hallamos entre sus aforismos uno que da razón á la
homeopatía y á las viejas curanderas: Ñeque unquant ullus
ntorbus CALLlDüS per FRlGlD A sana tus fiuit^ nec FRlGlDUS^^r
CALLIDA; siniile autent suuin simile firequenter curavit,
Don Benjamín Vicuña Mackenna relata en su obra Los
I ■
-5
CAL 85
Médicos de antaño^ que hasta no há mucho, los religiosos de
Chile aplicaban los Evangelios á los pacientes, calificando és-
tos los efectos según el color de los hábitos del que propinaba
la aplicación: así los Evangelios de los religiosos mercenarios
eran frescos^ y cálidos los de agustinos y franciscanos.
Amén de la clasificación general de que hemos hablado,
específicamente el pueblo posee otros maravillosos conoci-
mientos relativos al arte de curar, ya alopáticos, ya homeopá-
ticos, ya eclécticos. De conformidad, verbigracia, con el prin-
cipio de Hahnemann, sintilia similibus cura^ttury adaptado á
las entendederas de cada cual, la pina, por parecerse á una ca-
beza rubia y crespa, tiene la propiedad de hacer rubio y crespo
á cualquier nieto de cualquier soldado raso de Rumiñahui,
con tal que el dicho nieto se peine con el jugo de la anana
cuotidianamente. Al pobre tomate de árbol se le achaca, asi-
mismo á causa de asemejarse á los tubérculos de los leprosos,
el ser propenso á la elefancía.
En cuanto á la fórmula de las viejas para recomendar un
medicamento, «si no le hace bien tampoco le hará mal», em-
pléase también entre las curanderas de Francia: Si fa ne fait
pas de bien^ fa ne fait pas de mal,
CALOSTRE
Calostro, en todo sentido.
«O pintar, las ya afinadas, á punta de navaja sobre la pátina artifi-
cial del calostro secado al fueg^o».
{Pereda — Peñas arriba.^
CALCE
Llaman en Guayaquil á cada uno de los palos de madera
incorruptible que se introduce en el suelo y sirve de cimiento
al estante con el que está empalmado.
¿Será acaso el pilote)
86 CALL
CALZAR (los dientes)
Decimos á lo que los dentistas nombran ^orificar; y calza
llamamos á la orificación. Hay no obstante la diferencia, en-
tre las varias palabras expresadas, que calzar y calza se refie-
ren á todo relleno de la picadura de un diente ó de una muela,
sea con platino, con pasta ó con oro; mientras que orificar y
orificación^ según su etimología, expresan la operación sólo
con el último metal nombrado.
Calzar una muralla se dice asimismo, en vez de reforzar la\
y calza denominamos al refuerzo ó reparo que ponemos para
fortalecer una pared ó muralla que amenaza ruina.
Nombramos calza^ por fin, á la porción de hierro ó acero,
que se añade á las rejas de arado, etc., cuando están gastadas,
esto es, al calce.
CALLA, VENÍ
Esta forma del imperativo, tan empleada en el Ecuador
y Colombia y que aun me parece haberla oído en el Perú,
Chile y la República Argentina, se usa ó se usaba en España,
de donde debió de ser llevada á la América española.
<s.Vení acáf paje, dijo D. Quijote: ¿vuestro amo no se llama Perioneo
de Persia hijo del gran Soldán de Persia?»
{Avellaneda — Quijote^)
4f,Veni acáy hombre del diablo: ¿de dónde sois y cómo os llamáis,
que tanto atrevimiento habéis tenido en casa de dueño de tan ilustres
calidades?»
(/¿/. — tótd,)
<iCal/dy Sancho^ que para que cenéis más á vuestro placer os hemos
puesto esa mesa aparte».
(Id, — tótd.)
CALL 87
Alma, covu'tizá á llorar
Si acabáis el padecer.
¿Por qué habéis de aborrecer
Lo que queréis desear?
{Céspedes y Meneses — El Español Gerardo.)
Alma refrena el vigor
De mi estrella y nacimiento
Si no ha sido encantamento,
Tirano dueño, tu amor.
{Id, — ibid,^
CALLAMBA, ó CALLAMPA
Como se dice en Chile. — Hongo ^ á^fungus (ocpoY^oq ó otoyyo<;,
esponja), de donde vienen también las palabras castellanas
'fungo y fungoso\ las francesas fongus^ fongosiié^ fongible y
fongueux\ las inglesas fungí, fungostiy, fungous y fungus\
la italí2inaL fongo, etc.
«Los hongos (fungí) son vegetales formados de células ó filamen-
tos, y á veces de ambas cosas, muy variados en su forma y tamaño,
provistos de micelio y nacidos en la tierra sobre mantillo, ya proceda
de uno ú otro reino orgánico, ó de algún leño muerto, ó parásitos so-
bre diversas plantas vasculares, vivas y siempre con mayor necesidad
de cierto grado de humedad y calor, que de luz...
«Los hongos varían en sus cualidades, siendo unos estimados como
alimento, mientras que otros son venenosos; y entre los parásitos exis-
ten muchos cuyo conocimiento interesa por el daño que causan á las
plantas sobre que viven. En cuanto á los hongos comestibles debe ad-
vertirse que caben peligrosas ecjuivocaciones con otros más ó menos
parecidos...».
{Colmeiro — Curso de Botánica,)
«En los hongos vemos también la información de nuevos individuos
por el desarrollo de sus filamentos radiciformes...»
(Blanco y Fernández — Curso completo de Botánica,)
Esto por lo que se refiere a los hongos en general; los co-
mestibles son comunmente setas.
p»-
88 CAN
CAMADA
Es palabra castiza; pero no significa lo propio que cama-
rada el que anda en compañía con otro ú otros, tratándose
con amistad y confianza.
CAMAPÉ
Llaman, los que sin duda creen que esta voz viene de
caina^ á lo que en castellano se denomina canapé; palabra que,
cuando la Academia publicó su primer Léxico, acababa de
ser introducida del francés, según expresa el mencionado Dic-
cionario en el artículo respectivo.
CAMISOLA (de fuerza)
Cainisa de fuerza llaman los españoles á lo que los médi-
cos ecuatorianos, sin duda por la costumbre de leer libros
franceses, nombramos camisola de fuerza, Camisole de
FORCÉ, sor te de camisole de toi le forte ^ paralysant les vtouve-
menis des bras^ et a V aide delaquelle on maítrise les fous fu-
rieux^ les criminéis,
CANASTA
Lat. canistrum. Cesto redondo y ancho de boca que suele
tener dos asas y se hace de mimbres.
Nosotros llamamos canasta á todo trasto de mimbres, chico
ó grande, redondo ó alargado; pues para el pueblo es comple-
tamente desconocida la palabra banasta^ que define el Diccio-
nario de la Academia: «Cesta grande formada de mimbres ó
listas de maderas delgadas y entretejidas. Es comúnmente de
forma prolongada. Las hay de distintos tamaños y figuras.»
Uno y otro vocablo encontramos desde antiguo usados en
castellano.
CAN 89
«Nunca faltaban por los trascorrales alg^unas coladas, que con las
canastas mismas trasponíamos en los aires.»
{Mateo Alemán — Giizmán de Alfarache.)
Piensas que llevas banastas
Me dice cuando le asierro.
Si le oyeran las banastas
Le confundieran á retos.
( Quevedo — Romances, )
CÁNCER
Tumor ó úlcera de naturaleza maligna. Del lat. cáncer ^
carcinoSy xapxívo;;, xapx[vo(xa (por la semejanza entre las venas di-
latadas que cubren los tumores cancerosos y las patas de la
langosta marina; ó porque, como un animal, devora las carnes
vivas; ó por la repugnancia que inspira la vista de la enferme-
dad, como la del cangrejo). Del mismo origen han sido toma-
das las denominaciones españolas cancro^ carcinoma\ las fran-
cesas cáncer^ carcino7ne\ la inglesa cáncer y las holandesas
kanker^ kankergezwell.
Caer cáncer decimos vulgarmente en vez de gangrenarse^
esto es, morirse, desorganizarse, pudrirse una porción más ó
menos extensa del cuerpo á causa de una quemadura, de una
herida, etc.
CANECA
No está bien en vez de alcarraza,
«Alhajan las mesas de ag-uamaniles, jarros, alcarrazas y otras
cosas.»
(Oviedo Valdes — Historia Ge?ieral y Natural de las hidias Occ -
dentales,)
CANGAGUA
Denominamos á diversas tierras duras, compactas, estéri-
les, que por lo general constituyen el subsuelo de nuestros
^i*^.:- ,
90 CAN
campos andinos, y especialmente á los yacimientos diluviales
de arcilla margosa^ que dirían los geólogos. Cuando las lluvias
las han denudado de la capa vegetal, forman una especie de
calveros que impropiamente llamamos calaveras.
Cancagua dicen, según parece, en Chile; pues así escribe
la palabra el Dr. Rodulfo Amando Philippi, en su libro Los
fósiles terciarios y cuartarios de Chile.
CANGUEREJO
Cangrejo (de xopxívoí)
Los más autorizados, los más viejos
De todos los cangrejos
Una gran asamblea celebraron.
Repetían las madres sus lecciones
Mas no bastaban teóricas razones,
Porque obraba en los jóvenes cangrejos
Sólo un ejemplo más que mil consejos.
(Samaniego-— Fábulas: Los Cangrejos,)
CANGUIL
El Zea fftais de los botánicos tiene entre nosotros un sin-
número de variedades, naturalmente con sus nombres respec-
tivos para que las diferencie el comercio. Así poseemos el
maíz delgado ó de jora, el maíz grueso ó de mote^ el maíz
blanco^ el maíz negro ^ el maíz pintado; el morocho que, por ser
compacto,' duro, vitreo, ha dado su nombre como calificativo
á las cosas que poseen los atributos expresados; el chuipi^
chico, arrugado y de un sabor especial; el canguily asimismo
pequeño, mas no rugoso, y provisto de una parte saliente y
aguda como una espina. Sometido á la torrefacción, que diría
un boticario, ó sea á la tostadura, se revienta y echando fuera,
en masa esponjosa y blanca, la fécula y más sustancias que
contiene, toma el aspecto de un jazmín doble, constituyendo
lo que denominamos canguil reventado^ ó lo que en España
llaman ^¿z/c?/«2*/¿w, según el decir de Don Pedro Paz Soldán.
CAP 9»
CANILLA
Es cada uno de los huesos largos de la pierna ó del brazo.
Nosotros hemos restringido su significación á sólo la tibia ó
hueso de la espinilla^ palabra esta última que en cambio he-
mos reservado para denominar cierta erupcioncita pasajera del
rostro.
«Y á buena cuarta se larga el palo en la espinilla ó en los nudillos
del pie desnudo».
(Pereda — El sabor de la tierruca,)
CANTERÓN
El que labra las piedras ó cantos para los edificios se
llama cantero^ y no canterón^ como decimos agregando una n
intrusa.
Llámase también picapedrero.
El derivativo cajttero trae origen de canto^ como zapatero
del primitivo zapato, herrero de hierro, etc. Las terminacio-
nes ante^ ario^ ente^ ero^ ista y también la or^ lo sabemos to-
dos, indican generalmente destino, secta, profesión, oficio ú
ocupación.
Lanterón está pues tan mal dicho, como estarían herrerón
y zapaterójty si tal se le ocurriese decir á algún neólogo pa-
lurdo; á no ser que se tratase de formar un derivado de signi-
ficación agrandada ó atenuada, pues on ^h^á^ fuerza especial
á los derivativos ó, por el contrario, la disminuye según los
casos.
«Como si muchos carpinteros y canteros j labrasen madera y piedra
para la cimbra y el arco de la puente».
(Triieba — La vara de azucenas,)
CAPELLADA
Es cierto remiendo que se cose á los zapatos rotos, y no
•Vrf.'fc, ...
92 CAP
el cuero que cubre el pie en las botas, que se llama, según el
Diccionario, cabezada,
CÁPSULA
Con esta palabra, diminutivo de capsa^ caja, se nombra en
química á un vaso redondeado, aplicable á diversos usos;
en botánica, al fruto uni ó multilocular, seco, que se abre de
varias maneras y no presenta caracteres de otro; en anatomía
se denominan cápsulas cosas muy distintas: aparatos ligamen-
tosos (cápsulas articulares), porciones ó sacos membranosos
(cápsula de Glisson, cápsulas sinoviales, etc.); en farmacia,
unos cuerpos huecos, elipsoides ó esféricos, solubles, destina-
dos á encerrar un medicamento generalmente desagradable al
gusto ó al olfato. En milicia se llama cápsula ó pistón el som-
brerete metálico, que por contener una sustancia fulminante,
estalla en la chimenea de las armas de fuego al ser percutido;
mas no la carga de pólvora y bala ó perdigones correspon-
dientes á cada tiro de una arma de fuego es decir, el cartucho,
CAPULÍ
Está ya la palabra en el Diccionario para denominar al
árbol y al fruto de la Drupácea, Cerasus salid folia (D. C.) ó
Prunus salicifolia (H. B. K.), según acostumbramos en el
Ecuador; y no, como en el Perú, al frutito de la Solanácea
Physalis esculenta (Willd), esto es, á lo que nosotros llama-
mos uvilla.
Quizá pues convendría que los SS. Académicos, á la defi-
nición «.CapU'líy m. árbol oriundo de América, especie de ce-
rezo, etc.,» añadiesen. || Pr. Per. Planta de la familia de las so-
lanáceas que produce un fruto algo semejante á la uva. || El
fruto de la misma planta.
Sin duda por haber consultado la tabla de correspondencia
científica dé la obra de Colmeiro Curso de Botánica^ un
erudito escritor nuestro, al hablar del árbol de capulí^ lo con-
funde con la plantita solanácea que hemos nombrado.
. -.■;!
K.- •
CAR 93
CARÁTULA
La primera plana de los libros impresos, en que se pone el
título del libro, el nombre del autor y el lugar y año de la im-
presión, se llama portada y no carátula^ vocablo castizo en
otras acepciones.
CARBÚNCULO
Carbunco ó carbunclo.
Conocedores del latín, se muestran los que llaman car-
búnculo al carbunco,
4iCarbunco ó carbúnculo es el rubí, y se deriva del L. carbtínculus^
porque su color lo asemeja á un carboncillo encendido».
(CUmencin — Comentarios,)
Verásle ya á sus mismos concolegas
Lindas zurras cascar; pero de algunos
vSer padrino también, que hay les entre ellos
Finos como el coral, como el carbunclo;
Y también clamará porque les paguen
Esos cinco realetes como es justo.
(Fray Gerundio — Capillada i,^)
En medicina se dice carbunco al ántrax (ccvUpa^).
CARCOMER
Leo en un periódico que el río Tahuando está car co-
ntiendo un barrio de Ibarra. — En sentido figurado quizá no
esté del todo mal dicho; pues carcoiner^ además de roer la
carcoma la madera, significa metafóricamente consumir poco á
poco alguna cosa como la salud, la virtud, etc. — A los que no
quieran hablar sólo de manera figurada, les recomendamos el
verbo derrubiar.
94 CAR
CARIATIDA
Cariátide^ del griego /apüáttSEc
«Como columnas emplearon también los griegos estatuas de hom-
bre y de mujer... Ejemplos de tales estatuas se encuentran en la tri-
buna situada en la parte del Erecteión que mira al Norte. Si hemos de
atenernos á la tradición consignada por Vitrubio, aquellas estatuas re-
presentan mujeres de la Caria hechas esclavas por los griegos, dedu-
ciéndose de aquí el nombre de Cariátides que suele dárseles; pero es
muy posible que semejante consejo no tenga gran fundamento...»
(Manj arres — Las Bellas Artes — Arquitectura.)
Al cabo hallamos que los griegos modernos todavía dan el nombre
de xooai á las Cariátides j cuya palabra vale en español muchacha-».
(Manjarres — Teoría estética de las Artes del Dibujo,)
CARIUCHO
¡Qué tal! Ha bastado el trastrueque de una letra para que
no lo conozca ni la madre que lo parió. ¿Quién creería que,
con arreglo al Diccionario, Carincho es el potaje compuesto
de carne y de patatas con salsa de ají?
Suponemos que la mala letra del ecuatoriano, que envió á
España el nombre de nuestro popular plato, se tuvo la culpa
del cambio de la u con la n que dejó al dicho potaje hasta sin
etimología.
Cariucho^ del quichua cari varón y ucho ají, quiere decir
bocado propio de hombres, ya por lo alimentoso, ya por lo
picante y fuerte del pimiento molido, que constituye casi por
sí solo la salsa que corona las papas del cariucho.
Bueno está pues que el vocablo figure en el Léxico; pero
restituyasele á su forma originaria y etimológica.
El quichua, prestándose como el griego á las yuxtaposi-
ciones de vocablos, da frecuentemente la definición de la cosa
en las denominaciones respectivas.
V ;'
CAR 95
CARLANCA
Define el Diccionario: collar ancho de hierro ó de cuerpo
muy fuerte, con unas puntas de hierro puestas hacia fuera,
para armar el pescuezo de los mastines contra las mordeduras
de los lobos.
Según Aldrete, «el nombre carla7ica vino del sonido que
hace el perro en la garganta, cuando está cansado y falto de
aliento, sacada la lengua y jadeando; y esto se llama carlear».
El palo que se pone en el pescuezo á los animales para im-
pedirles que penetren en los sembrados ó salgan de los corra-
les, etc., se llama taragallo,
«Pues con orejas como las suyas, que le sirven de taragallo,^ no pa-
sará jamás por la Sublime Puerta».
(Juan Montalvo — Cati linaria undécima,)
CARNICERÍA
Es lo que nosotros llamamos tercena (véase esta palabra
en el lugar respectivo), esto es, la casa ó sitio público donde
se vende por menor la carne para el abasto del común. — Car-
nicería significa, además, muchas otras cosas; mas no el sitio
donde se mata el ganado destinado para el abasto público,
que en castellano se denomina matadero^ ni el lugar donde se
vende la carne por mayor, que se llama rastro,
«El marqués de la Cuérniga, ayer traficante en reses de matadero^
concursado cien veces...»
(Pereda — El sabor de la tierruca.)
CARNICERO
El Diccionario de la Academia trae varias acepciones del
vocablo como adjetivo; pero como sustantivo sólo la de
«persona que vende carne públicamente».
i
96 CAR
La persona que mata las reses en el matadero, las desuella,
descuartiza ó destaza, se llama jifero y además matarife y
matachín. Jifero ¿del árabe djifa^ cadáver que hiede, ó del
griego ^'.cpo;, espada? Más bien lo último; ^m&s jifero es tam-
bién el cuchillo del matarife.
CARPINTERO
Ninguna distinción hacemos entre el jornalero que trabaja
obras de madera groseras y el que las labra finas; y hasta,
acaso, nos es desconocida la palabra ebanista. Sin embargo,
hay tanta diferencia entre el que corta una troza para cimbra,
ó una viga para piso ó para tijeras, y el que pule un tablero ó
una moldura para ménsulas y otros muebles, como la que
existe entre el cantero y el marmolista, entre el artesano y el
artífice.
Ebanista se ha dicho por extensión á los que trabajan en
maderas y?;^¿7í, no sólo en ébano.
Carpintero^ escribe la Academia, el que por oficio labra
madera, ordinariamente común.
Ebanistería^ deberíamos asimismo denominar, más bien
que carpintería^ al taller ó al arte del que se ocupa en obras
delicadas de madera no ordinaria.
Los franceses hacen igualmente distinción entre el charpen-
tier^ el mentiisier y el ébéniste,
CARRASPOSO
Dígase áspero y carrasqueño,
CARRETA
Además del carro del que tiran los bueyes, tiene algunas
otras acepciones; pero no la de cilindro taladrado, general-
mente de madera, con rebordes en sus extremos, que sirve
para arrollar en él hilos de lino, seda, etc., — que en caste-
llano se denomina carrete.
CARR 97
CARRIEL ó CARRIL
¿Del sustantivo inglés carrier^ conductor, portador?,— deci-
mos á lo que en España he oído á los viajeros llamar maleta
de fJtano ó cartera de viaje^ aunque en el Diccionario no
están tales denominaciones. — Algunos ecuatorianos, que han
consultado el Léxico y no han encontrado en él la palabra
que estoy estudiando, llaman á la ntaletita ó saco de noche pe-
queño, no de tela de alfombra como éste, sino de cuero, gar-
niel; voz que no corresponde tampoco al objeto denominado,
pues la Academia la define: «Cinto de los arrieros, al que
llevan cosidas unas bolsitas para guardar el dinero».
Tampoco me parece adaptable al referido objeto el nombre
fardel; pues, aun cuando el Diccionario llama así al «saco ó
talega, que llevan regularmente los pobres» (cosa que no su-
cede con nuestro carriel)^ «pastores y caminantes de á pie,
para las cosas comestibles á otras de su uso», — es palabra em-
pleada por los escritores castizos en el sentido de lío ó de
fardo pequeño.
«Alcanzaron (los de Creta) estrf segunda petición, y las ferias cada
uno hizo ^M fardel A^ trabajos, y cargaron con ellos, mas después que
salieron á la plaza, etc.»
(Nieremberg — Diferencia etc)
«Cuyo equipaje estaba reducido á una pequeña maleta y una gran
cartera, que el mismo viajero llevaba á la mano».
(Selgas-r—Dos muertos vivos.)
«Ayer á media tarde salió de la fonda, dejándose su maletín y su
cartera.»
{Selgas — Dos muertos vivos. )
El vocablo guarniel^ con que sustituye á carriel el señor
Cevallos, es, según entendemos, el mismo garniel de que se
habló arriba. A falta de una voz que corresponda exactamente
al objeto cuyo nombre corregimos, pueden aceptarse las dos
98 CAS
palabras expresadas, que al menos son castizas y significan
una cosa análoga á la que queremos denominar.
Carnier en francés significa lo propio que carnassiére^
saco ó bolsa de red para llevar la caza.
CASCARILLA
Es una corteza muy aromática proveniente del árbol Cro-
tón eleuteria^ completamente distinto de los que producen la
quina (Cinchona calisaya^ C. condantinea^ etc). De confundir
los nombres de los objetos, pueden ocasionarse serios males,
así para las lenguas, como para las necesidades sociales y do-
mésticas. Lástima, pues, que hasta la Academia hubiese, como
nosotros, aceptado el nombre de cascarilla para la corteza de
las cinchónos^ esto es, para la quina.
CASERO
Como adjetivo, significa «que se hace ó cría en casa ó per-
tenece á ella», etc.; y como sustantivo, «dueño de una casa,
que la alquila á otro; persona que corre con la administración
de ella; persona que cuida de uiía casa ajena,» etc.
Mas los ecuatorianos denominamos casero^ al sujeto que
acostumbra comprar en una mism.i tienda lo que necesita, ó
servirse siempre de un artesano, oficial ó jornalero, con prefe-
rencia á otros, es decir, al parroquiano,
«Pero mirad que mandéis que el casero esté á la puerta, para que, si
viniere alguno, sea quien fuere, diga que no estamos aquí, porque no
nos estorben.»
(Mayafis — Diálogo de las lenguas,^
Casera se dice también á la mujer hacendosa; y casero^ ra,
de la persona que no sale de casa, ó gusta mucho de ella.
«Entremos en mi cuarto donde no llega el ruido de la familia, por-
que estas mujeres caseras todo lo traen siempre revuelto.»
{Selgas — Nona.)
CAS 99
Pues yo... la verdad...
Como tú eres tan casero.^.
Creí que el tiempo que estás
En casa... aunque yo esté fuera...
No te debía pesar.
{^Don Y entura de la Vega — El Hombre de Mundo,)
CASILLA
Casa ó albergue pequeño y aislado del guarda de campo,
heredad ó jardín, despacho de billetes de teatro, circo, etc.,
significa la pobre voz casilla^ que en el Ecuador se toma
como equivalente de la denominación inglesa watercloset^
conforme con rubor muy plausible y sin duda para dar á en-
tender que en francés no hay palabra para ello, llaman en
Francia y otras muchas partes dX jardín^ que dicen los marinos
españoles, ó sea al retrete, secreta^ común ^ lugar ^ letrina^
como nombran á los cabtnets los españoles no marinos.
En Castilla la Vieja se usa el vocablo casillas (generalmente
en plural) para designar el conttín. De ahí, pues, ha de venir-
nos la denominación.
En Chile llaman casilla al apartado de correos, sin duda
por la semejanza de éste con el casillero ó sea el mueble con
varias divisiones que sirve para tener en él con la conveniente
separación, papeles, cartas, billetes de teatro ó ferrocarriles,
etcétera.
Presentaremos un ejemplo del nombre castellano más vul-
gar, común, del watercloset:
«El autor se extiende luego en tratar de este ramo de policía de las
ciudades recordando y describiendo las cloacas máximas de Roma, los
comunes públicos y sumideros de Sevilla...»
{^Mesonero Romanos — El antiguo Madrid.)
CASINETE
Así nombran los comerciantes y sastres ecuatorianos á un
^¿i^/^^ especial de poco precio y de menor duración. Cuando
-
• -a *
. loo CAS
Quito era «el pueblo más industrioso de las Colonias», surtía
de casinetes, bayetas y otras telas baratas á los pueblos de
Santa Fe, y por el Sur hasta lo que es hoy República
de Chile.
En el segundo testamento de doña Catalina de los Ríos
(Santiago, enero i5 de i665), publicado por don Benjamín Vi-
cuña Mackenna, hallamos en el item i8:
«Mando que se dé á los indios de mi encomienda un vestuario de
paño de Quito y mil pesos en ganado ovejuno y por los difuntos se digan
quinientas misas por los religiosos del Señor San Agustín de esta
ciudad.»
{Los Lisperguer y la Qutntrala.)
CASQUILLO
Nuestros soldados denominan casquillo al cartucho metá-
lico vacío.
CASTILLA
Según el señor don Zorobabel Rodríguez, en su importante
libro Diccionario de Chilenismos^ seguramente por haber ido
de Castilla las primeras ovejas que llegaron á Chile, se llamó
carne de Castilla á la de oveja, carnero ó cordero.
En nuestra República, como lo observa don Pedro F. Ce—
valí os en el Breve resumen de la Historia del Ecuador^
«decir que tal ó cual efecto era de Castilla, era decir que era
bueno en supremo grado; y hasta ahora mismo ha quedado la
vieja costumbre de llamar bayeta de Castilla á la de pellón;,
caña de Castilla, á la de azúcar; cera de Castilla, á la de abejas;
arroz de Castilla, canela de Castilla, alumbre de Castilla, etc.,
aun cuando estas producciones fuesen americanas, asiáticas
ó africanas, y de otros puntos de Europa ó de la misma
España.
¡Castilla cosa! — para el vulgo, que emplea esta construc-
ción del todo quichua, equivale á decir: ¡Cosa exquisital)^
■,:J
I
CAT loi
CASTILLO
Es «lugar fuerte, cercado de murallas, baluartes, fosos y
otras fortificaciones.» Además de éste y de otros significados,
la palabra castillo quiere decir «máquina de madera ó de hie-
rro, en figura de castillo^ vestida de varios fuegos artificiales,
<ie que se usa en algunos regocijos públicos: aunque en este
caso se dice castillo defuegoi^. Nosotros llamamos simplemente
castillo á la rueda llena de cohetes, que, dando vueltas á la re-
donda, los va despidiendo, esto es, á lo que en España se
nombra girándula.
También he oído nombrar castillos ^ á unos armazones de
carrizos^ especie de cucañas, que sirven á los indios para colo-
car frutas, cucharas, platos, etc. y que regalan á los dueños de
los fundos en las fiestas de dichos fundos.
CATALÁN
Papahigo es como se denomina la especie de montera^ que
cubre la cara y el pescuezo, para defender del «aire y del frío
á los que van de camino».
Catalán lo llama'nuestro pueblo, acaso porque lo usó pri-
mero entre nosotros alguna persona de Cataluña, ó porque de
•este Principado nos vinieron los primeros papahigos.
Papahigo^ según Covarrubias, está formado de papo^ cue-
llo, y fijo^ fijar.
Si el cielo ves ceñudo
Y de nubes echado el papahígo^
No el vigor enemigo
Del rayo amedrentarte jamás pudo,
Ni contra ti rezelas que se fragua
Y tiemblas sólo que te toque el agua.
( Quevedo — Canciones . )
CATZO
Llamamos calzos^ á varías especies de abejorros y quizá
I02 CAU
también á algunos escarabajos^ así como denominamos cusus ó
cusos á las larvas de los mismos.
A nadie se le trate con desprecio,
Como al escarabajo;
Porque al más miserable, vil y bajo,
Para tomar venganza, si se irrita,
¿Le faltará siquiera una bolita?
(Samaniego — El águila y el escarabajo,)
Que así como la reina de las flores
Al sucio escarabajo desagrada,
Así también á Góticos Doctores
Toda invención amena y delicada.
{^Don Tomás de Triarte — Fábulas literarias — El escarabajo,')
CAUCARA
En quichua significa piel ó cascara correosa y dura, quiere
decir, la carne que está inmediatamente debajo del cuero de las
reses, sobre las costillas, que por las fuertes fibras musculares
de las cuales se forma, merece el nombre expresado.
En Chile le denominan malaya,, — voz con que picaresca-
mente llaman también al telón de boca de los teatros, — y en
la Argentina, si no me equivoco, matahainbre,, palabra con la
cual los ecuatorianos nombramos á una judía pequeña.
¿Cómo se dice en castellano? No lo hemos podido averi-
guar. ¿Será el solomillo'^
CAUS
Caos
Pintor del mundo
Que del confuso caos tenebroso
vSacaste en el primero y el segundo
Hasta el último día del reposo
{Pablo de Céspedes^^ Poema de la Pintura.)
CENEGOSO
Cenagoso, lleno de cieno.
En fin á poco trecho los alcanzan
Que un paso cenagoso los detiene.
(Don Alonso de Ercillay Zuñiga — La A:
CENSÍTICO
Ha de decirse censual.
CEQUIA
Palabra anticuada — Acequia ó cauce.
El canal que se abre á fin de tomar ó llevar de los ríos el
agua para regadíos, etc., se denomina también caz, de donde
viene bocacaz, vocablo propio de lo que los ecuatorianos lla-
mamos bocatoma^ y aun más propio que toma, con que algunas
personas aconsejan sustituir el neologismo innecesario boca-
ioma.
Con júbilo ruidoso los lagares
Con su vaivén rimado tos telares,
Las aguas mugidoras en el cas,
Las abejas zumbando en los tomillos.
Balando en el redil los corderillos
Alzan todos el himno de l:i Paz.
{Don Miguel Gutierres Jiménes—Juegos florales de Granada —
La Fas.)
CERA
Por cirio, está mal dicho.
Cera es la materia que, excretada por las abejas, les sirve
para fabricar las celdillas del panal, y aunque, cometiendo una
sinécdoque, pudiéramos llamar al objeto con el nombre de la
104 CBR
materia de que está hecho, y aunque el conjunto de velas ó
hachas de cera que sirven en alguna función se denomina cera;
sin embargo, la bujía ó vela de oera^ larga y gruesa más de lo
regular^ como dice el Diccionario, se nombra cirio,
«El cual (Teodosio el menor) envió algunos senadores nobilísi-
mos, para que con gran pompa y solemnidad, música, cirios encendidos,
procesiones y fiestas que se hiciesen por todos los lug^ares del camino,
trajesen á Constantinopla el sagrado cuerpo de Crisóstomo.*
(/*. Pedro de Ribadeneira — Flos Sanctorum.)
«Un ratito después, calló la campana y llegaron dos hombres con
sendos brazados de velas y de cir.os que mandaba el Cura por delante.»
{Don José María de Pereda — Peñas arriba.^
Antes la definición del Diccionario era incompleta, como
lo hicimos notar en la primera edición de este libro; pues
quedaba sin nombre la cera que consumimos en cirios los ame-
ricanos: la que producen las palmas de cera ( Ceroxylon andico-
lu7n^ Copernicia cerifera^ etc.). El Léxico de 1899 ^Z^^Z^ Y^
que algunos otros insectos la fabrican también, y que se halla
además en las hojas, flores y frutos de diversos vegetales.
CERCÍN, AL CERCÍN
Cercén^ i cercén, — Es como si se dijera circularmente, del
latín circum,^ al rededor,, ó de su derivado circinuSy compás,
instrumento bien conocido.
A cercén, modo adverbial: á raíz,
CERCHA
Tiene varios significados; mas no el de armazón de madera
para construir sobre ella los arcos ó bóvedas, es decir, de lo
que en arquitectura y en castellano se denomina hoy cimbra y
antiguamente se nombró cim^bria.
Es cierto que la tal armadura se ha llamado también cer-
chón^ y de aquí, sin duda, el que nuestros arquitectos la deno-
minasen cercha.
CIÉ 105
«Y una montaña de agua que bajaba rugiendo por las revueltas de
Alonsótegui, arrastró Zubileta abajo andamios y cimbras,,.'s^
. {Trueba — Lavara de azucenas.)
CERNIR ó CERNER
Respecto de este verbo debe advertirse que, si es cierto
que significa separar con el cedazo la harina del salvado ó
cualquiera otra materia reducida á polvo, de suerte que lo más
grueso quede sobre la tela, y lo sutil caiga al sitio destinado
para recogerlo; es cierto también que cuando es un líquido
el que se pasa por el cedazo, por una manga ó por un paño, la
operación se denomina colar ^ verbo que, en el Ecuador, ha
quedado sólo para remedio;- supuesto que no es conocido sino
por los médicos y los boticarios.
«Aquí descubre un arroyuelo, cuyas frescas aguas que líquidos cris-
tales parecen, corren sobre menudas arenas y blancas pedrezuelas que
oro cernido y puras perlas semejan.»
(Cervantes — Don Quijote de la Mancha.)
Colar ^ del lat. colare^ posee además varias otras acepcio-
nes, recta y metafóricamente.
«Después A^xó colarse por las ventanas y por los balcones (la apa-
rición)... porque siguió apare ciendo.)^
(Selgas — Dos muertos vivos,)
CEUTIL
Limón ceutil dicen los que ya saben que no es sutil^ ni
menos sútil^ el limón especial proveniente de Ceuta, que por
esta razón debe llamarse ceuti; pues el adjetivo étnico es, según
se ha expresado, ceuti^ y no ceutily como erradamente decimos
los ecuatorianos. Del árabe cebií^ natural de Ceuta.
CIÉNEGA
No trae el Diccionario la voz ciénega^ pero sí los vocablos
io6 CIN
ciénaga^ cenagal^ pantano^ — no tampoco pantano^ — según los
casos. Háse atenido al uso común.
La victoria tenemos en las manos,
Y pasos en la tierra mil, seguros
De ciénagas^ lagunas y pantanos
Espesos montes, ásperos y duros.
{Er cilla — La Araucana,)
«Allí veo un animal inmundo, que pródigamente se está revolcando
en la hediondez de un asquerosísimo cenagal^ y él piensa que son
flores.»
(Gradan — Criticón.)
«Pero los disparates que ensarta no se pueden tolerar, y todos na-
cen, lo primero, de la falta de estudio, y lo segundo, de los cenagales
donde bebe, ó de los malditos modelos que se propone imitar.»
(P. Isla — JRray Gerundio de CampasasJ
CIGARRO
Mal denominamos á la libélula ó caballito del diablo.
CIMBRÓN
¿De cimbronazo^ golpe que se da de plano con la espada?
A lo que los médicos denominan dolores lancinantes^ nom-
bramos cimbrones^ en singular cuando se presentan en la ca-
beza; Uamámosles también punzadas y está bien. En Chile los
nominan puntadas y está muy mal.
CINCHÓN
El círculo de hierro ó de madera, con que se aseguran y
aprietan las duelas de los barriles y toneles, se llama cincho
ó fleje ^ que, según la Academia, viene At, flexus^ arqueado.
CINEMATÓGRAFO
La Academia acepta, en el suplemento de su Diccio-
-'■K \
CLI 107
nario, este nombre nuevo para cosa nueva; está, pues, en
tiempo hábil para modificarlo, si bien le parece, aunque el
señor Uso se ha apoderado ya de él, — á pesar de la dificultad-
cilla que, sin duda, tuvo al principio para pronunciarlo.
Muy atendibles son las razones del señor Soldevila Canela
para que se denomine ctftefnógra/o al aparato que proyecta
sobre un lienzo vistas animadas (yívy¡|ia, aTo<;, tnovintiento) y se
funda en la persistencia de las impresiones luminosas en la re-
tina. Admitida la denominación propuesta, siquiera consegui-
ríamos quitar ai vocablo una sílaba; empresa, por otra parte,
no fácil, ya que la voz ha pasado á varios idiomas en la forma
aceptada por el español.
CLAUSURAR
Del sustantivo clausura^ supongo, hemos sacado el verbo
neológico clausurar^ que no sé si es necesario poseyendo,
como poseemos, el verbo propio y puro cerrar^ que además
de otras significaciones, tiene la de poner fin á las tareas,
ejercicios ó negocios de cuerpos comerciales, literarios, políti-
cos, etc.
CLIMA
Con frecuencia confundimos clima con temperatura y aun
con temperamento: la distinción entre este vocablo y el penúl-
timo es muy notable (Véase tem^peramento); la entre duna y
temperatura^ no lo es menos.
Temperatura^ en efecto, es el calor de los cuerpos; cHtnay
el conjunto de las condiciones atmosféricas y terrestres pecu-
liares de un lugar: abraza, en consecuencia, la temperatura^ la
altura, etc.; ó, como lo expresa Humboldt, «la palabra clima
comprende, en su sentido más general, todas las modificacio-
nes de la atmósfera sensibles para nuestros órganos, tales como
la temperatura^ la humedad, los cambios de presión baromé-
trica, la tranquilidad del aire ó los efectos de vientos heteró-
nimos, la pureza de la atmósfera ó su mezcla con emanaciones
de gases más ó menos insalubres, y por fin, el grado de diafa-
A*--
i
1 08 cu
nidad habitual, la serenidad del cielo, de tanta importancia por
la influencia que ejerce, no sólo en la irradiación del suelo, en
el desarrollo de los tejidos orgánicos vegetales y la madura-
ción de los frutos, sino además en el conjunto de los sentimien-
tos morales que experimenta el hombre en las distintas zonas».
Clima (del griego xXi|ia, ó de xXtvü), inclinOy con motivo de
que la inclinación de los rayos solares son causa principal
de las diferencias de clima), significa también el espacio com-
prendido entre dos círculos paralelos al Ecuador terrestre, en
los mapas; y por extensión, una porción de país en la cual la
temperatura y las otras condiciones de la atmósfera son muy
semejantes ó idénticas. Las' más notables son, como se ha ex-
presado anteriormente, la latitud, la elevación sobre el nivel
del mar, los vientos reinantes, la mayor ó menor proximidad
de las cordilleras, de los nevados y del mar ó de los grandes
lagos y ríos, la naturaleza del terreno, la transparencia del
cielo, la inclinación de los rayos solares.
«Entiéndese por clima (región) un espacio geográfico, más ó menos
extenso, donde, además de un calor igual, se experimentan fenómenos
atmosféricos muy semejantes. El clima físico es el temperamento par-
ticular de las zonas terrestres. Y el carácter más distintivo de los cli-
mas la temperatura,'^
{Pedro F, Monlau — Higiene Privada,)
«La temperatura es el grado apreciable de calor de un cuerpo, y
suele medirse por medio del termómetro...
La temperatura atmosférica varía según los climas^ y sus variacio-
nes dependen de la presencia más ó menos larga del sol sobre el hori-
zonte y de su acción más ó menos perpendicular; de la naturaleza de los
terrenos y de su inclinación; de la mayor ó menor elevación de los luga-
res sobre el nivel del mar; de la mayor ó menor evaporación de las aguas;
de la figura de las montañas; de los vientos; de la mayor ó menor pure-
za del aire; de la hora del día, de la noche, etc.»
{Monlau — Higiene Privada,)
CLIN
Crin.
De blanco, morado y verde
..^
CLI 109
Corta crin^ y cola larga,
Don Rábano, pareciendo
Moro de juego de cañas.
( Quevedo — Romances .)
Los caballos,
Que fueron su esperanza en la pelea,
Heridos, espantados, pqr el campo
O entre las filas vagan, salpicando
El suelo en sangre que su crin gotea;
Derriban al jinete, lo atropellan,
Y las catervas van despavoridas,
O unas con otras con terror se estrellan.
{Olmedo — La victoria de Junin,)
El garzón sin turbarse, de la yegua
El grueso cuello y crespa crin halag-a;
La rienda acorta, añrma los estribos.
Atrás el capellar airoso aparta.
{Don Ángel de Saavedra — El Moro Expósito.)
Los leones
Con fuerte garra y con lanudas crines^
Y cierta ley de rigorosos fines.
{Pablo de Céspedes — Poema de la Pintura,)
De crin se han formado los adjetivos crinito^ ta y crinado^
da^ que tiene largos los cabellos, y el verbo crifiar^ equiva-
lente á peinar (aunque no lo traiga el Diccionario), como puede
verse en el siguiente ejemplo:
«Su longura (la de los cabellos) hasta el postrero asiento de sus
pies; después de crinados y atados con la delgada cuerda, como ella se
los poae, no há más menester para convertir los hombres en piedras.»
{Fernando de Rojas — La Celes: tina,)
La palabra clin probablemente se ha conservado en el
Ecuador, como muchas anticuadas ya en España. Sin darle
pase el Diccionario de 1729, en la voz crin^ dice: «muchos
no CLU
dicen clin»; y en la palabra clin^ añade, «dícese también crin
y con más propiedad.»
Acoge el vocablo, nuevamente, el Diccionario académico
de 1899.
CLÍSTER
O clistel como se decía antes, viene de xXüan^p, voz griega
aguda, y conserva el acento de origen.
Es general el defecto de hacerla grave.
CLOWN
Pallaso o payaso decíamos antiguamente, y decíamos bien,
al sujeto que, en los circos, hacía reir con palabras, gestos y traje
ridículos; hoy comenzamos, como en toda América, á denomi-
narle clown^ palabra inglesa, usada también en Francia, lo
mismo que clownesse^ clown femenino, y clownerie^ conjunto
de clowns ó bufonada de clown.
La definición á.^ payaso^ pallaso ó pallaso^ dada por la Aca-
demia, es tan limitada, «titiritero que hace de gracioso», que
contribuirá para que gane terreno, en pueblos de habla caste-
llana, el anglicismo anotado.
CLUB
Define el Vocabulario académico: Junta de individuos de
una sociedad política, por lo común clandestina. — Sin em-
bargo, en España hay clubs de agricultores, de militares, etc.,
en que se trata de política sin duda alguna (pues españoles —
españoles y españoles — americanos no pueden estar dos juntos
sin pretender arreglar el mundo con esa quisicosa que llama-
mos política); pero cuyo objeto es el que les da nombre: la
agricultura, la milicia, etc. En punto á lo de clandestina^ bas-
tárame decir que los clubs de Sevilla especialmente son algo
como los escaparates ó vitrinas de los almacenes; pues las
puertas y grandes ventanas de vidrio que dan á la vía pública,
ponen en exposición permanente á los concurrentes á los di-
COB III
chos lugares ó casag, — que deben llamarse casinos^ conforme
al Diccionario.
«Se puede salir con toda seguridad; por esta noche no hay nada; yo
vengo del Casino ^ que se halla más concurrido que ninguna noche, y
allí nada se teme.»
(Selgas — Un rostro y un alma,)
«Habría aprovechado las palabras de Montenegro para dar una
vuelta, á lo menos por el Casino. y>
{Selgas — Id.)
Me parece que por esta noche podemos responder de la tranquili-
dad pública. {Viene usted del CasinoH
{Id, — Ib ídem. )
La palabra club no está, con todo, muy segura en su
puesto, ya que trata de reemplazarla por completo la voz
circulo^ — como en francés cercle^ reunión^ assentblée ou lieu oU
elle se tient.
El sust. círculo está en el vocabulario castellano. Club nos
ha venido del inglés.
' COBIJA
^
La manta peluda que se echa sobre la cama, no se llama
cobija ni tampoco fresada (antiguo nombre de un manjar),
como dice don Pedro Fermín Cevallos, ^ivío frazada ó frezada
ó simplemente manta.
«Todos sus muebles, adornos y aderezos (los de los moros) se vie-
nen á resolver en un lecho de muy pocos colchones, cuatro sábanas,
áo^ frazadas ó paños, dos cabezales ó cojines...»
(Céspedes y Meneses — El Español Gerardo,)
€Don Pedro. — Cuidado con las ventanas y las puertas.
Don Carlos, — Vamos, prima.
Don P^¿/r¿?.-«— Cubridla bien con la manta,'»
{Don Manuel Eduardo de Gorostiza — Indulgencia para todos.)
\
112 coc
COBRAR
Debe de ser el vivo deseo de ser pagados lo que ocasiona
que los comerciantes hablen de cobros cuando no hacen sino
exigir el pago de lo que se les adeuda. Mejor para los deudo-
res que hacen oídos de mercader.
Percibir uno la cantidad que otro le debe, eso es cobrar.
Dice bien un ilustrado amigo nuestro: «Así como no hay venta
si no hay quien compre, por aquello de
No ha de decir que la vende
Sino que la tiene allí,
tampoco puede haber cobro si no hay quien pague.»
COCACHO, COSCACHO
Dígase coscorrón,
Monlau, en su Diccionario etimológico de la lengua caste-
llana^ cita el parecer de Larramendi, quien opina que cosco—
rrón proviene del vascuence coscoa^ parte superior de la
cabeza, y el de Covarrubias que lo deriva de coca^ antigua-
mente cabeza, casi cocorrón,
«Y adviertan con la vehemencia y ahinco que le riñe, que no parece
sino que le quiere dar con el cetro medía docena de coscorrones^ y aun
hay autores que dicen que se los dio, y muy bien dados.»
( Cervantes — Don Quijote . )
iiCoscorrón^ golpe en la cabeza, que no saca sangre y
duele,» dice el Diccionario.
COCTEL
Los yanquis dieron el nombre de Cock-tail (Cock^ gallo y
tai I y cola) á un aperitivo generalmente compuesto de la mezcla
de varios licores, hielo, azúcar, nuez moscada, etc. La cosa y el
coa 113
nombre pasaron á la América española, donde hacemos uso de
ellos, tal vez más que en la patria de origen. Hasta que los
progresos del antialcoholis^no (querría ver esta palabra y anti-
alcohólico en todos los Diccionarios, como en todas partes lo
que ellas significan) no hagan terminar el tal bebedizo, su
nombre continuará muy señor nuestro, quiere decir, del puesto
que se ha conquistado en el lenguaje hispanoamericano.
Ya que este libro trata de cuestiones de lengua y de buen
gusto, no estará demás manifestar el refinado de los señores
yanquis, dando á lo? golosos noticia de los componentes del
coctel más exquisito de todos cuantos son preparados por los
eximios cocteleros norteamericanos. El referido coctel se com-
pone de ginebra, ostras, pimienta, limón, menta, hojas de
eucalipto y hielo triturado... y un yanqui para tomarlo.
CODEO
Será acaso el acto de mover los codos ó dar golpes con
ellos frecuentemente; pero no significa nunca lo mismo que
socaliña. Aun cuando para hacer soltar contra su voluntad á
alguien lo que tenga en las manos, sea conveniente gol-
pearle en el codo, no está justificada la significación que á
codear damos los ecuatorianos.
El verbo socaliñar es de todo punto desconocido entre
nuestras gentes, aunque no son pocas las que ejecutan su sig-
nificado con ingenio y aplicación. Socaliñar ^ dice el Dicciona-
rio, «sacar á uno con artificio ó maña una cosa que no está
obligado á dar». El ardidoso que nos saca algo que no debe-
mos y acaso algo que no queremos darle es, por lo mismo,
socaliñador y no codeador,
«De socaliñas de esta especie (de la de costearle á un mogollón los
cigarros, el café y el chocolate) se halla sembrada nuestra historia
colonial.»
(Don Ricardo Palma — Barchilón,^
COGER GOTERAS
Me parece que lo he dicho antes: debemos recelarnos de
8
fe
114 COL
estar equivocados siempre que empleemos más de una pala-
bra para la expresión de una acción ó para una denomina-
ción, etc.: tan rica y concisa es la lengua castellana.
Componer los tejados, reconociendo las tejas quebradas y
poniendo otras nuevas, es trastejar. Trastejo acción y efecto
de trastejar.
Cuando simplemente se ponen tejas donde faltan: retejar.
«Y aunque al impetrarlas (las bulas) eran ya suntuosas las catedra-
les, y el culto divino se hacía con bastante magnificencia, se creyó
conveniente sostenerlas en el pie en que se hallan á expensas ajenas, y
aunque las bulas cuentan ya siglos, y en algunas catedrales no se ha
vuelto á poner ni una chinita, como siempre hay algo de retejo,,,'»
{Fray Gerundio — Capi liada lo.*)
COLACIÓN. COLACIONES
Colación es el acto de colar canónicamente un beneficio
eclesiástico, ó el de conferir los grados de Universidad; pero
los ecuatorianos decimos colaciones á los cojtjiteSy grajeas^ ca-
nelones^ acitrones^ etc.
Probablemente esta acepción ecuatoriana corresponde á la
que trae el Diccionario «porción de cascajo, dulces,^ frutas, etc.»
ó, si se quiere, es una extensión de ella.
Confites, — Cierta confección ó composición que se hace de
azúcar en forma de bolillas, de varios tamaños, lisas ó con pi-
quillos. Lat. Salganta saccharo codita,
«En dando una viuda en ser golosa y galana, en comer cofifites^ y
en tener calzas de color, y ligas con rapacejos dorados, pocos vicios
hay en una mujer, que no se hallen en ella.»
{Fonseca. Vida de Cristo ^ tomo 2.°, cap. 14.)
<í,Canelón, — Confite largo, que tiene dentro una raja de acitrón ó de
canela, el cual es labrado y quadrado. Llamóse así porque regular-
mente se funda sobre una raja de canela. Lat. Bolus sacchareus,
Pragm, de Tass, año 1680, fol. 48. La libra de canelones de cidra, á
cinco reales y medio.'»
{Diccionario por la Real Academia Española , 1729.)
COL 115
Grajeas^ son los confites muy menudos y de varios colores
(griego TpaY^ilJ-Cí"») postres) .^I^'cese que el vocablo grajea ó
drajea viene del nombre del inventor de las almendras confi-
tadas, Julius Dragatus, de donde se las llamó dragati y en
francés dragées,
COLAPÍS
Cola de pescado.
Colapís es probablemente abreviatura con que los repos-
teros ganan tiempo para dedicarlo á los flanes, huevos moles
(no mol les y como ellos dicen), pestiños (no prístinos)^ hojal-
dres (no masa de hoja^ como los denominan, perdiendo el
tiempo que obtuvieron con la abreviatura consabida), turrones
(no turríines)y bizcochos y bizcotelas (que así se llaman en
España los dedos de datna.J
El último Diccionario trae ya colapez y colapiscis.
COLETA ó CHOLETA
\
Goleta llama la generalidad de los comerciantes quiteños á
la tela de algodón de un solo color, que sirve para forros de
vestidos y otros usos; mas algunos de dichos comerciantes,
que han viajado por el sur de nuestro Continente, nombran
clioleta á la misma tela, palabra que, al fin, no es sino el voca-
blo anterior ligeramente modificado.
Como coleta es el mechón posterior del cabello, que se so-
lían dejar los que, como los chinos, se lo cortaban «para que les
sirviese de adorno,» según opinión de la Academia; ó el cabe-
llo envuelto desde el cogote en una cinta, en forma de cola
que cae sobre la espalda; ó el que usan los toreros; ó familiar y
figuradamente, la adición breve á lo escrito ó hablado, por lo
general con el fin de salvar alguna omisión ó de esforzar com-
pendiosamente lo que antes se ha dicho; como coleta^ repeti-
mos, significa sólo los apéndices cabelludos ó verbales ó es-
critos que se acaban de expresar, echámonos en busca del
genuino nombre de la tela aludida y hemos averiguado que es
ii6 COL
percaliiía. Coleta^ sin embargo, en la acepción que anotamos^
ajuicio del Señor Cuervo, no es sino un arcaísmo.
COLOR
Ambiguo,
Nuestro pueblo usa más este vocablo como femenino, aun
cuando en España se emplee actualmente más como mas-
culino.
Antes se usaba indistintamente como masculino y como
femenino. Véanse los siguientes ejemplos en que está la pala-
bra con ambos géneros:
«La materia pues de los colores se debe considerar ó muy seca por
excelencia ó umida grandemente: ó seca y umida medianamente: si
sequedad señorea en la materia del color y el calor obra en tal materia
se engendrará blancor, ca la color de su natura esparce y extieade las
partes de la materia do obra y engendra sotilidad y claridad.»
{Fray Vicente de Burgos — Libro de Propriefatibus y en Romance,
acabado de imprimir en 1529.)
«La tez lisa y lustrosa, el cuero suyo escurece la nieve, la color
mezclada, cual ella escogió para sí.»
{Fernando de Rojas — La Celestina,^
«Y dijo (un diablo): Mira lo que hacen las feas; y veo una muche-
dumbre de mujeres, unas tomándose puntos en las caras, otras hacién-
dose de nuevo, porque ni la estatura en los chapines, ni la ceja con el
cohol, ni el cabello en la tinta, ni el cuerpo en la ropa, ni las manos
con la muda, ni la cara con el afeite, ni los labios con el color ^ eran los
con que nacieron ellas. Y vi algunas poblando sus calvas con cabellos,,
que eran suyos sólo porque los habían comprado. Otra vi que tenía su
media cara en las manos, en los botes de unto y en la color. »
{Quevedo — Las Zahúrdas de Piulan.)
«Tampoco el color era constante: unos días muy encendido, otro»
malignamente jaspeado, con sus manchas verdi-pardas entre enjundia y
apostema.»
{Padre Isla — Fray Gerundio.)
f-:
COL 117
Vi á Don Felipe en el Prado
Llegar, la color perdida,
Por la mudanza debida
Con que á mi padre he engañado.
{Fray Gabriel Téllez — Marta la Piadosa. )
En sentido figurado:
«Pasó en esto tan adelante, que repudió á la Reina, su mujer, hem-
bra de mucha bondad. El color que tomó fue que era deuda suya y que
«stuvo antes casada con el Conde de Cominges.»
(/*. Mariana — Historia de España.)
Lo curioso, sobre todo, es que color deja de ser palabra
■del género ambiguo para los ecuatorianos, cuando pasa á sig-
nificar por antonomasia la materia colorante de nuestro achiote
(Bixa or e llana J^ destinada en vez del azafrán usado en otras
partes, á teñir y condimentar los alimentos; pues en este caso,
se la llama simplemente la color,
COLUMBIARSE
Columpiarse.
Estaríamos en lo justo los ecuatorianos si, como lo asienta
algún etimólogo, columpio y columpiarse viniesen del latín
columba ó del griego xoXü¡i6o;, á causa de asemejarse el que se
columpia á una paloma que vuela.
COLUMBIO
Colufnpio.
Sea que provenga de xoXu|i6o(;, paloTna^ ó de xoXü|i8á(o, nado^
lia de escribirse con ^ y no con ¿, aunque en griego se escriba
con el signo equivalente á la última letra expresada.
ii8 COM
COMADRONA
Comadre^ partera.
Aun cuando el cirujano especialista en Obstetricia sea co
fftadrón^ el femenino de este sustantivo es cotnadre,
«Más va en la comadre que en la que lo pare.»
{Refrán,)
«La partera es la mujer que sabe una arte de ayudar á las dueñas
á parir.»
(Fray Vicente de Burgos — De proprietatibus ^ en Romance,)
COMEDIRSE
Arreglarse, moderarse, contenerse. — Comedido y cortés^
atento » moderado. — Comedimiento^ cortesía, moderación, ur-
banidad.
Si lo expuesto significan comedirse ^ coTnedido y com^edi-
miento ¿de dónde habremos sacado llamar com^edimiento al
servicio que se presta sin obligación, comedido al servicial y
hasta un poco entremetido, y comedirse al acto de ofrecerse,
prestarse á la ejecución de algo no remunerado y quizá ni so-
licitado? Aquí se origina el proloquio nuestro, «ningún come-
dido sale con la bendición de Dios,» á saber, á los entreme-
tidos no les va bien en sus entremetimientos.
COMELÓN
El que come mucho se llama comilón ó comedor.
«Fue de Gobernador á Segovia un tal Quincocés, gordo, rebájete^
coloradote y comilÓ7t.>
( Trueba — ¡Que gracioso/. . .)
CÜM 119
compañía
Compañía^ en todas sus acepciones.
«Sin prudencia hablas, que de ning-una cosa es aleare posesión sin
compa)'iia.y>
( Rojas — La Celestma . )
«A la sazón que falleció Don Alonso, rey de Castilla, doña Urraca,
su hija, á quien por derecho venía el i eino, estaba ausente en compa^
nía de su marido, que no se fiaba de todo punto de las voluntades de
los g-randes de Castilla.»
{Mariana — Historia de España.)
«Llegado á Andarax, envió á su hijo don Francisco con cuatro com-
pañías de infantería y cien caballos á Ohánez, donde entendió que se
recogían enemigos.»
{JDon Diego Hurtado de Mefidoza — Guerra de Granada,)
«Otro día al amanecer litigó la retaguardia: serían por todos cinco
mil y quinientos infantes y cuatrocientos caballos; compañía bastante
para mayor empresa, si se hubiera de tener en cuenta con sólo el nú-
mero.»
(Id. — ibid.)
Donde se ve, especialmente, clara la estructura de la pala-
bra es en la forma anticuada compaña^ equivalente al actual
vocablo compañía^ y en las voces de origen análogo compa-
ñera^ campano^ coinpañuela., etc.
«El Rey díxole que fuese á sosegar las posadas, é que después se
viniese para él: é esto decía el Rey porque entraron con el Maestre
muchas compañas en el Alcázar.»
{Pedro Lopes de Ayala — CrÓ7iica de Don Pedro el Cruel, )
Señora, trate
De hacerse menos huraña.
- ■ >
»•»
I20 CON
Venga en amor y compaña
A tomar el chocolate.
{Hartzenbusch — Doña Mencía.)
COMPRA (Se)
Se compra botellas.
[Caramba con el solecismo terco! No son pocas las perso-
nas que lo han combatido, y él atrincherado en las espesas ta-
pias de la porfía del vulgo, erre que erre en su puesto.
Los anunciadores, los vendedores y aun los periodistas
nos machucan y hasta nos machacan con el aviso 4(Se vende
telas», «Se compra botellas» y con otras concordancias sintác-
ticas parecidas, del uso de los tales, que nos despeluzan.
Un entendido escritor chileno, con motivo de incurrir en
este despropósito otro escritor, dice con sobra de razón: «Se
X'endcn licores, debió decir y no se z'otde^ porque licores es el
sujeto de la oración pasiva y está en plural; luego también
debe hallarse en plural el verbo con el cual concuerda. Su-
pongamos que en esa oración, en vez de licores^ se hubiese
usado licor y en singular, el verbo habría quedado tal cual está,
«se ven Z^,*» luego el plural licores exige verbo en plural, «se
vemíepí,^ Si así no fuera, sería indispensable aceptar el ab-
surdo de que un verbo en singular sirve para concordar con
un sujeto, tanto en singular como en plural. Además, dése á
la proposición otro giro, y en lugar del personificativo se^
úsese la forma pasiva del verbo scr^ y se verá patente el desa-
tino de «se <'^;íY¿*.» Entonces se tendrá que decir «son vendi-
dos licores.» ¿Y por qué no «es vendido licores?» Porque el
plural licores requiere el verbo en plural: «son vendidos.»
Igual concordancia en plural debe, pues, hacerse con el verbo
vetid^rse: «se venden licores,»
CONCEJERO
Cr^HcejiiI^ individuo de un concejo ó ayuntamiento.
CON 121
CONCEJIL
El empleo no remunerado es ad honores^ ó simplemente
honorífico^ si da honor; pero no concejil^ que significa pertene-
ciente al Concejo, ó común á los vecinos de un pueblo.
Sirve gratis^ gratuitamente^ de gracia^ de balde ^ sin inte-
réSy la persona que, según los ecuatorianos, tiene un empleo
concejil.
Concejil es, pues, para nosotros el antónimo^ — y valga el
neologismo, — de sinecura.
CONCHO
Poso^ sedimento^ borra^ hez^ y, si se quieren más nombres,
hondarras (pr. de Rioja).
De concho formamos conchoso^ que en quichua significa bo-
rroso; pero que en castellano expresa animal que tiene con-
chas. ^
Concho^ para los quichtiaístas ó quichuaizantes^ es también
adjetivo: de color semejante á las heces de la chicha ó de la
cerveza, y así decimos caballo concho^ muía concha^ etc.
CÓNDOR
Hay quienes diferencian cóndor y cóndor^ llamando del
primer modo al pajaróte, y del segundo á la moneda de oro.
Está mal: en ambos casos la palabra es grave; y quizá posee
aun tn^yor gravedad el cóndor de oro que el ave aquella de ra-
piña, digno símbolo en el escudo de armas del Ecuador, de
los sargentos rapaces, ignaros y corrompidos, que por arte de
las revoluciones se encaraman sobre la nación y clavan en ella
las garras y la roen y la anonadan. Viene del quichua cíintnr.
C O NFERENCI ANTE
El vocabulario académico no ha aceptado aún esta palabra
muy común en algunos lugares de América y hasta en España.
122 CON
No sé si el participio activo de disertar^ disertante^ exprese
con propiedad lo que aquél expresa: persona que razona en
público acerca de alguna materia. De conferencia se ha sacado
conferencian te .
CONFINIO
Merecen ser confinados, cuando menos al Ñapo, los que
escriben para el publico artículos en los cuales hablan de con-
finio ^ en vez de confinamiento ó confinación.
«Tarde ó temprano es preciso que nos convenzamos de la necesidad
de tener un establecimiento de confinación para los delincuentes, mon-
tado sobre bases muy diferentes de las de Juan Fernández, cuya insu-
ficiencia y malos efectos tiene demostrados la experiencia.
La confinación en una isla desierta y distante ofrecerá graves incon-
venientes, aun suponiendo expeditas las comunicaciones marítimas con
ella...»
(Bello — Establecimientos de confinación para los delMcuentes,)
CONGRESISTA ó CONGRESAL
No sé si alguien ha propuesto ya á la Academia la acepta-
ción de uno de estos neologismos, para denominar á la per-
sona que concurre á un Congreso político, científico, artístico
ó lo que fuese.
No sé, tampoco, cuál de los dos vocablos parecerá mejor á
los lingüistas, que en materia degusto respecto de palabras, ra-
tifican también la verdad del refrán: de gustos no se ha escrito.
Como sucede verbigracia con el verbo dictaminar^ presentado
por don Ricardo Palma á la Academia, para la inclusión en el
Diccionario, verbo rechazado por los académicos y calificado de
preciso y elegante por don Eduardo de la Barra, después que
don Aníbal Galindo lo había tildado A^ feo.
La verdad es que congresista^ como decimos nosotros, ó
congresal^ como lo hemos oído repetidas veces en el Congreso
científico latino-americano de Buenos Aires, no tienen reem-
:.-^&4
f
CON 123
plazo en español y deben ser aceptados por el Léxico; quiere
decir, debe ser aceptada una de las dos voces, la que mejor
formada parezca á los SS. Académicos. Congresal podría de-
cirse como concejal de concejo^ curial de cierta^ colegial de
colegio; y congresista^ como oficinista de oficina^ seminarista
de sentinariOy etc.; mas la verdad es que no tenemos cómo
reemplazar castizamente uno de los dos vocablos. Diputado
será muy bien la persona nombrada por un cuerpo para repre-
sentarle; pero en las Repúblicas hispanoamericanas, llama-
mos diputado al individuo de la Cámara baja, que dirían en
algunos lugares de Europa, de los Comunes, de la Cámara de
Representantes, como decíamos nosotros antiguamente ó
de la Chambre des dépuiés ^ como dicen también los fran-
ceses.
Para manifestar mejor las diferencias, es necesario además
explicar lo que en América denominamos Congreso y lo que
en España así se nombra: Congreso llamamos nosotros, lo mis-
mo que hoy en Francia, Bélgica, etc., al Senado y Cámara de
Diputados, reunidos; en la Nación española se denomina Con-
greso á sólo la última, de manera que el Senado y el Congreso
constituyen las Cortes. Se comprende, pues, perfectamente
por qué no necesitan del vocablo congresista ó de la palabra
congresal.
La Constitución de la República del Ecuador, dice:
<<E1 poder legislativo reside en el Congreso Nacional, com-
puesto de dos Cámaras, una de Senadores y otra de Diputa-
dos»: en donde se ve que, según nuestra Carta Fundamental,
equivale la palabra Congreso á lo que en España se llama
Cortes: «Reunión de los dos estamentos ó cuerpos colegisla-
dores, Senado y Congreso de Diputados^ que no pueden deli-
berar juntos ni en presencia del rey, etc.», conforme lo dis-
pone la Constitución de 1845.
Nuestras Cámaras, al contrario, tienen que deliberar juntas
algunas veces, y entonces, cuando se reúnen, toman el nombre
de Congreso, p. ej.: para el escrutinio de la elección de Presi-
dente y Vicepresidente de la República.
La Constitución de Chile (art. 11, antiguo 13) dice lo mismo
que el artículo 43 de la nuestra. El artículo 58 de la colom-
i. > ■
124 CON
biana de 1886, expresa lo propio; así como el artículo 42 de la
Constitución del Paraguay.
Con razón, pues, en casi toda la América española son
usados los vocablos congresista ó congresal^ que no hacen
maldita la falta en España.
Congreso (de congrediy conferencia) se llamó la reunión de
soberanos ó de sus representantes para arreglos políticos, ter-
minar guerras, etc. Así como el nombre Parlamento^ dado al
Consejo de Oxford, sirvió en Inglaterra para denominar
al Gran Consejo Nacional^ y en Francia para llamar al Mall^
asamblea de los Francos, ó posteriormente á la Corte del rey;
asimismo la Asamblea constituyente de Bélgica en 1830 recibió
el nombre de Congrés. Las Repúblicas hispanoamericanas
tomaron de Estados Unidos la denominación Congreso para el
conjunto del sistema representativo ó cuerpo legislativo, esto
es, para lo que se llama Cortes en España; Parliament (Hotise
o f Loras and House of Coininuns)^ en Inglaterra; Reichstag
en Alemania; Estados generales en Holanda; Reichsrath ó
Consejo del Imperio^ Reichstag húngaro en Austria-Hungría;
Rigsdag ó Riksdag en Dinamarca y Suecia; Storthing en No-
ruega; Scoiipchtina en Serbia, etc.
Congreso^ pues, lo repetimos, es en nuestras Repúblicas lo
propio que Cortes en España. Por lo cual el Diccionario de la
Academia está errado además en la última parte del párrafo
destinado á la palabra Congreso,
Corregido el tal error,' y en todo caso, nos hace falta uno
de los nombres congresista ó congresaL
Los franceses y belgas, como es justo, tienen para signifi-
car inembre d'tm congréSy el vocablo congressiste ,
CONSKRVATISMO ó CONSERVADURISMO
<f.Liberahy dice la Academia, «que profesa doctrinas favo-
rables á la libertad política de los Estados». — «Liberalismo ^
orden de ideas que profesan los partidarios del sistema libe-
ral. II Partido ó comunión política que entre sí forman».
El Diccionario define también la ^^X^ihr^L progresismo, ¿Por
r15«-
CON 125
qué no trae del propio modo las voces conservador y conser-
va ti sino ó conservador isnio)
CONSTIPACIÓN
Como lo expresa la misma etimología (constipatio^ de cons-
tipare^ constreñir) es propiamente astricción^ estipticidad ó es-
treñiíniento; pero nosotros denominamos constipación^ no
sólo al resfriado, sino también al catarro^ cuya significación
(yaiappáío, afluyo) es de todo punto contraria á la del vocablo
empleado. Debería, por tanto, decirse siempre catarro ó ro-
ntadizo (p£6|ia, de pso), fl74yo).
La última edición del Diccionario de la Academia pone
constipación como sinónima de constipado^ y esta última pala-
bra como equivalente á resfriado^ primera acepción.
Habrá barba betunada,
Tos, catarro^ orina, hijada
Y mucho diente postizo.
(Fr, G. Té Hez — Marta la Piadosa.)
CÓNSUL
Así llamamos al Enviado Extraordinario y Ministro Pleni-
potenciario, como al Ministro Residente, como al Encargado
de Negocios. Cónsul es, por consiguiente, en el Ecuador,
cualquier Ministro diplomático, sea cual fuere la clase á que
pertenezca en la escala diplomática. Admírame que no hubiese
hasta ahora alguno de ellos, á causa de este trastrueque, in-
terpuesto una reclamación y exigido la respectiva indemniza-
ción pecuniaria.
«Los cónsules son agentes que se envían á las naciones amigas con
el encargo de protejer los derechos é intereses comerciales de la patria,
y favorecer á sus compatriotas comerciantes en las dificultades que les
ocurran.
El objeto principal de la misión del cónsul es velar sobre los inte-
reses del comercio nacional.»
(Bello — Derecho Internacional,)
126 CON
Consulado decimos, asimismo, á la legación. La palabra le-
gación es nueva, lo que ella significa se llamaba antes legacía:
4(,Legacía — La embaxada ó recado que se envía», dice el Diccionario
de 1734... «Se toma también por el mismo empleo, oficio ó función del
Legado ó Embaxador.»
«Ca la legacía que tuvo Don Bernardo, como lo nota el Arcediano
de Ronda no se dio á su sucesor, sino á este Don Diego Gelmírez.»
(Mariana — Historia de España.^
«Informado Cortés de estas noticias, y no hallando razón para des-
preciarlas, trató de enviar sus mensajeros á la república, para facilitar
el tránsito de su ejército, cuya legacía encargó á cuatro Zempoales de
los que más suponían».
(Salís — La Conquista de Méjico,)
«El rango que los agentes diplomáticos, acreditados á una misma
corte han de guardar entre sí, se ha reglado por el acta del Congreso
de Viena de 9 de Junio de i8i5... En él se estableció:
Que los empleados diplomáticos se dividiesen en tres clases: pri-
mera, embajadores, legados ó nuncios; segunda, enviados, ministros, ú
otros agentes acreditados de soberano á soberano; y tercera, encar-
gados de negocios, acreditados con los secretarios de Relaciones Exte-
riores (á las cuales añadieron los plenipotenciarios de, Austria, Fran-
cia... en el Congreso de Aquisgrán ó Aix-la-Chapellé... la clase de
segundo orden y los encargados de negocios)».
(Bello -^Derecho Internacional,)
CONTADORES
Son llamados en Quito (y probablemente serán nombrados
también en las demás ciudades del interior de la República^
tan pronto como cunda el mal por ellas) los logreros sin con-
ciencia, que prestan dinero sobre prendas y con el interés del
cincuenta ó sesenta por ciento. La denominación les viene
del apellido de Tomás Contador, ciudadano chileno, muerto
no há mucho, fundador del primer establecimiento de esta
clase, destinado á despabilar á la gente menesterosa. Aunque,
para volver por la mínima honra del mencionado patriarca,
^
I.
CÜN 127
debemos añadir que, gracias á lo propicio del tiempo en que
vivieron sus sucesores, estos fueron quienes amplificaron, ex-
tendieron y explotaron más y mejor la prod'jctiva industria,
con la adición novísima de la granjeria de comprar á los
maestros de escuela y otros empleadillos, por la tercera parte
ó la mitad del justo precio, los vales de sueldos, que los conta-
dores del Tesoro cobraban sin merma de un centavo.
El nombre propio de aquel personaje pasará, pues, á ge-
nérico, del mismo modo que el del célebre zapatero romano
Pasquín, que el de Pero lUán ó Perillán, etc.
No será el primer caso de que en Sud América tenga una
denominación tal origen: el sustantivo ó adjetivo cucalóiiy con
el cual en Chile nombran ó califican á los curiosos que sin ser
militares acompañan los ejércitos, á los corresponsales de pe-
riódicos y quizá también á los entrometidos, provino de don
Antonio Cucalón, caballero peruano que, embarcado en el
«Huáscar» por curiosidad ó patriotismo, cayó al mar y se
ahogó en una de las excursiones del comandante Grau, cuando
la guerra del Pacífico, ó sea de Chile contra el Peni y Bolivia;
según el tradicionista don Ricardo Palma, el vocablo bar-
chilóiiy con que conocemos á los empleados subalternos de
hospital, vino de don Pedro Fernández Barchilón que se con-
sagró en Limaá la piadosa tarea de cuidar enfermos. — Cuando
la infancia de la cirugía en Francia, llamaban también maitres
Mires á los cirujanos, del nombre de Roberto le Mire, nota-
ble operador de entonces.
El verdadero nombre del Monte impío^ fundado por el chi-
leno de marras y conservado y corregido y aumentado por
unos cuantos hombres sórdidos, es ladronera^ y el nombre que
corresponde á ellos... el que fácilmente y sin escrúpulos puede
darles el lector.
CONTRAERSE
Los SS. Barah y Rodríguez corrigen el sustantivo contrac-
ción en el sentido de aplicación: parece que, según el entender de
ecuatorianos, venezolanos y chilenos, significase lo propio que
en francés la voz contention, effort prolongó^ grande applica-
128 COR
tion. Nosotros vamos más allá que los venezolanos y los chile-
nos; supuesto que no sólo empleamos el sustantivo expresado,
en la acepción corregida, sino que nos servimos del vocablo
contraer^ y en especial el reflejo contraerse^ en vez de aplicar
ó aplicarse. Así decimos que el estudiante tal «se contrae hasta
enfermar», que N. «es muy contraído á sus deberes», etc.
CONVENTO
Denominamos impropiamente á la casa del cura.
CONVERSAR
Mal dicho por contar, referir «D. fulano me ha conver--
sado que.,.» Puede darse una noticia sin que haya verdadera
conversación.
CORMILLQ
Colmillo
4cLas mortales navajadas de tus colmillos y heridas de tus manos
sanarán en las del discreto^ en cuyo abrig^o seré dichosamente de tus
adversas tempestades amparado.»
{Mateo Alemán — Guzmán de Alfarache,)
Los colmillos comidos de gorgojo.
Una boca con cámara y con pujo
á la que rosa fué vuelven abrojo.
{Quevedo — Sonetos. )
CORTE
De caña dulce, áigdiSt, safra; corte de trigo, etc., dígase
siega.
CORO (Capa de)
Para dar á entender que alguien ha jugado á otro una mala
COR 129
pasada gruesa ó irremediable, decimos que le hizo una de capa
de coro^ alusivamente á los entierros ó á los matrimonios, que
celebra el sacerdote revestido, según mal se ha creído, con
la capa de coro.
Ahora bien, como la vestimenta empleada en los casos re-
feridos es la capa pluvial y no la de corOy debemos decir para
no levantar falso testimonio á ésta, que Fulano hizo á Zutano
una de capa pluvial^ y no como acostumbramos.
Capa pluvial^ define la Academia, la que usan principal-
mente los prelados y los que hacen oficios de preste en víspe-
ras, procesiones y otros actos del culto divino: se pone sobre
los hombros, ajustándola por delante con una manecilla ó con
corchetes ó broches, etc. — Capa de coro. La que usan las
dignidades, canónigos y demás prebendados de las iglesias
catedrales y colegiales, para asistir en el coro (de aquí su nom-
bre) á los oficios divinos y horas canónicas, y para otros actos
capitulares.
COROZO
Nombramos en las ciudades serraniegas, y tagua en las de
la costa, al fruto del Cadi (Phyielephas macrocarpa)^ cuyas
hojas enormes. sirven como tejas para las casas de campo de
los habitadores de las tierras bajas, y Iqs mencionados coroso^
¿agua ó marfil vegetal constituyen uno de los artículos de ex-
portación del Ecuador, muy estimados en Europa y Norte
América.
CORREÍSTA
Llámesele simplemente correo^ postillón, ó también esta-
feta; pues así se denomina el correo ordinario que va á caballo
de un lugar á otro. (Véase la palabra estafeta),
CORRENTÓN, NA
Está mal, en vez de pasadero^ ra^ mediano^ na^ regular,
9
I30 COV
COSTAL
Denominamos en el Ecuador á la alfombra ordinaria, ge-
neralmente de fibras de agave. Esteras llaman en Cataluña á
las alfombras ordinarias; nosotros empleamos con más pro-
piedad este último sustantivo, — ^aunque nuestras esteras di-
fieren de las usadas en España, así por el material de que se
fabrican, como por la textura.
COSCOJA
Tiene varios significados, supuesto que así se llama una
especie de encina; y así se nombra también la hoja seca de la
carrasca, etc. Los campesinos del Ecuador denominan coscoja
á diversas enfermedades de los rumiantes: á la fnorriña^ al
huérfago ó huélfago y quizá á la tuberculosis,
Al animal que adolece de una de estas enfermedades se le
califica de acoscojado^ y aun se ha inventado el verbo acoscojarse
para significar que una oveja ó un buey han contraído la eos-
coja. Ni el adjetivo ni el verbo están en el Diccionario.
COTEJA
Denominamos al caballo, en alzada, fuerza y ligereza, igual
al que debe correr con él; ó al gallo de valentía, vigor y esta-
tura equivalentes á los del que se presenta como contrario
para la riña; ó al púgil tan esforzado y tan bruto como su con-
tendor, etc.
La operación de arreglar cotejas^ supone un cotejo previo,
esto es, la confrontación ó comparación del uno con el otro
competidor, teniéndolos ambos á la vista. La palabra, pues,
está acaso bien formada y debe ser acogida por el Léxico.
COVACHA
Palabra perfectamente castiza en su significado de cueva
pequeña, no lo es en la acepción de tienda donde se venden
COT 131
los cereales, leguminosas, patatas, etc., por cuenta del dueño,
quien paga un tanto por ciento al vendedor ó vendedora res-
pectivos.
Castiza del propio modo fue entre nosotros primitivamente
la voz corregida, pues la memorada venta se hacía en los sóta-
nos ó cuevas de los atrios de la Catedral y San Francisco, de
donde, por extensión, han seguido nombrándose covachas las
tiendas á que más tarde se han trasladado las ventas de produc-
tos agrícolas.
Covachuelas llaman de manera familiar los españoles á los
Ministerios, por la misma razón que los quiteños denominamos
covachas á lo antes explicado, porque dichos Ministerios esta-
ban situados en las bóvedas del antiguo real palacio.
COVACHERO
De covacha vino, como era natural, el adjetivo covachero^
no covachuelista conforme apellidan en la Península al oficial
de covachuela\ y es de suponer que la denominación se perpe-
tuará tanto como el oficio de esas dignas personas que, al de-
cir de los agricultores, motivos tendrían para bautizar sus
tiendas con el diminutivo de aquella concavidad, que según
los Diccionarios anteriores al de 1899, lleva á las veces un ca-
lificativo infamante: cueva de ladrones.
Consignatarios comienzan á .llamarse algunos entendidos
no sólo en gramática parda, y á nombrar consignación lo que
él vulgo covacha. No está mala la sustitución, ya que consig-
nar ^ comercialmente, significa «enviar las mercaderías á manos
de un corresponsal»; pero estarían mejor las denominaciones
comisionista y casa de comisión^ ó corredor y correduría,
COTO
Es lo mismo que bocio^ según la décima acepción de aque-
lla palabra en el Diccionario último de la Academia; mas bocio
según el mismo Léxico es sinónimo de papera^ lo cual tal vez
no es cierto. Defina simplemente: Coto^ «hipertrofia del cuerpo
tiroides», y nos evitará hasta el trabajo de ver tres palabras en
132 CRi
el gran libro antes de saber el significado del vocablo ameri-
cano.
CRETÓN
Tanto en español, como en francés de donde viene, la pa-
labra es femenina: cretona^ creionne^ tela, comúnmente de al-
godón, blanca ó estampada.
CRISPAMIENTO
«Con un crispamiento de nervios». No sabemos si será po-
sible que los nervios se crispen; pero sí que no hace falta en
castellano la palabra crispamiento^ por existir ya el sustan-
tivo crispatura,
CRISTA
Cresta,
Aun cuando crista sea más conforme á su origen latina
crista y el penacho de carne roja que llevan en la cabeza el
gallo y otros fasiánidos^ se ha nombrado desde antiguo en
castellano cresta,
«El ha (el gallo) la cresta bermeja sobre la cabeza en lugar de co-
rona: e quando ella pierde, pierde la fuerca de combatir contra su ad-
versario.»
{Burgos — Libro de proprietatibus rerum en romance, iSap,)
CRÍTICO
Para los ecuatorianos sin ilustración y aun para los media-
namente ilustrados, no es crítico el que juzga según las leyes
de la critica^ quiere decir, del arte y del buen gusto, conforme
lo han creído los señores Académicos; ni conforme á la opinión
de todas las gentes instruidas, el que poseedor de varios cono-
cimientos, de perspicacia y de no vulgar inteligencia, percibe
^
CRI 133
así los primores como los defectos de las obras que se le pre-
sentan, y los señala, llamando la atención sobre ellos, ya para
educar el criterio ajeno, ya para producir en los menos pers-
picaces el placer que engendra la contemplación de lo bello,
ya. en fin, para que el artista novel imite lo bueno de la obra
juzgada y evite lo malo que hay en ella.
No, señor, no es lo expresado. Crítico es (y se han tenido
la culpa para esto los que sin más condiciones que la malevo-
lencia juzgan á los otros ó las obras de otros) el ^maldiciente^
el que detrae por sistema, por costumbre, por naturaleza; el
odiador en especial de lo que sobresale; el que si acaso puede
tener alguna luz en el cerebro y comunicar alguna sal á la pa-
labra, lleva la' vejiga de la bilis en el lugar del corazón y el
veneno corrosivo de la envidia empapár^dole el alma.
El crítico necesita poseer una finura de percepción no
-común, que le permita apreciar en el objeto juzgado lo que
está á regla respecto del prototipo calológico, criado por el
estudio de modelos perfectos, por el conocimiento del arte y
sobre todo por las propias naturales aptitudes; necesita ade-
más, se ha dicho con razón, idoneidad análoga á la del autor
de la obra juzgada. Mal puede, pues, ser crítico quien sólo po-
see la facultad de percibir lo deforme y carece además de
facultades para, adquirida la educación estética indispensable,
crear algo semejante á la obra que somete á su juicio.
El que padece las dolencias de las virtudes ó méritos aje-
nos, es simplemente un malaventurado, pero no es ni puede
ser un crítico; sin embargo, á éste precisamente denomiíia crí-
tico el mal saber y entender del vulgo: al que carece de ojos
para mirar lo bello y de oídos para oirlo, al que advierte no
más que lo inarmónico en el conjunto de melodías, ó descubre
el filamento de pincel que el maestro Murillo dejó pegado en
el rostro de sus primorosos ángeles. Crítico es, según el vulgo,
ese individuo á cuya retina no pasan sino los rayos Roentgen
del odio, rayos que muestran, eso sí, lo más íntimo, lo que la
ley de imperfección de la naturaleza ocultó allá en lo interior
de todo lo existente. Conforme á lo cual, crítica\^ná.ú?i á ser,
no el sol que abrillanta el universo y muestra su hermosura,
sino la linterna sorda que el antiguo sereno llevaba bajo el
1 34 CÜA
capote, para sacarla solamente cuando creía que iba á darse
el gusto de descubrir un delito ó una inmundicia.
A los que los ecuatorianos denominan críticos^ llámeseles
7nalévolos^ ó simplemente criticones^ prodigando la caridad, y
si se quiere una palabra parecida á la que anotamos.
CROCHET
Voz francesa: aiguille a poirit recourbée^ etc.
No he podido saber el nombre consagrado por la Acade-
mia para el ganchuelo de marfil, hueso, madera ó metal, con
que las mujeres tejen una randa especial de hilos de seda ó
algodón.
En el periódico madrileño La Última Moda^ encuentro
\ ganchillo^ palabra que no está en el Diccionario, pero que es
castiza y muy adecuada para denominar el memorado instru-
mentito.
CUADRA
Posee varias acepciones, á saber: sala ó pieza espaciosa,
caballeriza, sala de un hospital ó cuartel ó prisión, en que
duermen muchos, cuarta parte de una milla, etc.; pero no sig-
nifica nunca lo propio que alfalfal ó alfalfar.
Paja reemplazar á cuadra en el objeto al que hemos qui-
tado este nombre, empleamos la voz pesebrera^ que es el con-
junto de pesebres ó sean los cajones donde comen las bestias.
«Nona siguió á Marta, la cual bajó la escalera que iba al parador,
y entró en la cuadra^ de donde echó á Chucho con cajas destempladas;
y por unos peldaños de madera tosca, sujetos á la pared, de mayor á
menor, en un rincón de la cuadra^ una detrás de otra se encaramaron
en el pajar.»
( Selgas — Nona . )
Rica berberisca alfombra,
Del rey moro de Granada
,1
p*
CUC 135
Don ó tributo, cubría
Las losas de aquella cuadra,
{Saavedra — Romances: El Alcázar de Sevilla,)
El y^Y Don Pedro entre tanto
Separado de los suyos,
En una segunda cuadra
Se entregó al sueño profundo.
i^Don Ángel Saavedra — Romances: El Fratricidio.)
CUCAYO
Llamamos á los fiambres li otros comestibles que se llevan
de viaje; y debe ser de él (del vocablo corregido) ó del quichua
cucahuiy de donde se dijo en Chile cocaví á la provisión que
llevan en las alforjas los viajeros á caballo. No son pocos los
vocablos quichuas que se conservan en el lenguaje chileno:
as7iaMcho (asnac ^ hediondo y hucho^^yL)\ cochayuyo ( cocha ^ lago,
m2Lty yuyo^ cogollo, planta, hortaliza); guagua (huahua^ hijo,
niño, cría); caranda (curunda^ tusa como decimos los ecuatoria-
nos ó zuro,^ como dicen en España); guasca (huasca^ soga, veta).
Insinuamos el expresado origen, con motivo de las etimologías
buscadas por don Zorobabel Rodríguez en su provechosa
obra Diccionario de Chilenismos,, para la palabra cocaví.
Matalotaje nombramos también á los dichos víveres, voz
de marinería que se usa asimismo en las Antillas españolas,
según se ve en la leyenda Enriquillo^ por don Manuel de J.
Gal van.
CUCO
En España se nombra coco al «fantasma que se figura para
meter miedo á los niños.»
Según la Academia viene del griego xáxoí, feo; pero es más
probable que del vascuence cochoa^ gusano (latín coccunty
griego yoxxoc); pues basta y sobra un gusano «para meter
miedo» á los niños, á muchas mujeres y aun á algunos ge-
nerales.
136 CÜC
«Vamos que no era el coco que mi mente se había creado, sino per-
sona muy simpática y muy cortés.»
{Don Ricardo Palma — Recuerdos de España,)
CUCURUCHO
Nos es completamente desconocida esta palabra como de-
nominación del papel arrollado en forma de cono, que sirve
para poner dulces, especias, etc., y que nosotros llamamos car-
tucho; en cambio, á fin de no dejar cesante al sustantivo que
motiva este párrafo, le hemos destinado á significar la persona
que iba en las procesiones de semana santa, vestida con una
túnica larga de color y forma variados, según la respectiva
cofradía, y cubierta la cabeza con una caperuza ó papahigo:
quiere decir, el nazareno.
En nuestra infancia vimos muchos en Quito, después los
hemos vuelto á contemplar en Sevilla, junto con los armados
y otros procesionales, formando los célebres pasos, entre los
que descuella siempre el de la Virgen de la Esperanza de la
Macarena.
¿De dónde les vino en el Ecuador el nombre de cucuruchos)
Comprendímoslo al ver los ya citados de Sevilla, cuyo pa-
pahigo ó caperuza, de que antes hablamos, termina por encima
de la coronilla en punta erecta, en forma d*^ cono ó de cucu-
rucho.
Entre nosotros, según parece, los vestuarios de cucuruchos
han pasado á vivir en los escaparates de los arqueólogos; mas
no acaece lo propio en otros lugares de América, como Chile
por ejemplo: en Quillotalos nazarenos forman parte muy prin-
cipal de la denominada procesión del Pelícano, que se verifica
indefectiblemente todos los viernes santos. Sólo que el cucu-
rucho quillotano difiere por completo, tocante al vestido, del
antiguo cucurucho ecuatoriano que, por lo común, llevaba una
hopalanda toda morada ó azul, mientras que aquél gasta una
túnica negra, con dos listas blancas á lo largo del cuerpo, y
en el pecho y espalda calaveras y fémures igualmente blancos;
en vez de la fontezuela de plata que los nuestros tenían en la
mano para recibir las limosnas, solicitadas con golpecillos
CUCH 137
dados en la misma fuente» los de Quillota llevan una hucha
cuya llave guarda en su poder el cura respectivo, sin duda por
la poca confianza que el roto le inspira aun cuando esté afo-
rrado de penitente.
La ultima vez que en Quito se vieron los cucuruchos fue
en 1888, año en el que se trató de resucitar la procesión noc-
turna del viernes mayor; pero con tan mala fortuna que, des-
pués de gastados algunos miles de pesos en la poco devota
función, un torrencial aguacero se encargó de disolverla ape-
nas había comenzado á desenvolverse por las calles de la
ciudad.
¡Figuraos cuál sería la pena de los viernes santos y como se
dio en llamar á los curiosos de provincia, venidos solamente
para, gustar (así decían por verj laf afamada procesión!
«Ya que usted lo manda, lo haré. Don Fabiancito ha llegado ahora
á la puerta, sudando como un pollo, me ha dejado este cucurucho (lo
saca), y me ha encargado le de á usted esta carlita.»
(Hartsenbiisch — La coja y el encogido.)
4kAdela. — Sería un desprecio.
Don Silvestre, — Y en señal de tu boda te llevaré un cucurucho de
dulces de calabaza.
Adela, — No haga usted tal cosa.»
{Hartzenbusch — Id,)
Por razón de similitud, se llamaba también en Quito cucu-
rucho á un estribo de forma cónica que afianzaba una de las
murallas del convento de San Agustín, y que dio á la calle el
nombre de Calle del Cucurucho,
CUCHILLO DE PAPEL ó CORTAPAPEL
Dígase plegadera.
«Sentámonos frente á frente en cómodos, aunque no ricos ni elegan-
tes sillones, con una mesita entre los dos, cargada de papelejos, una
plegadera, cajas de fósforos...»
{Pereda — Peñas arriba . )
138 CUI
Cuchillo de papel es francés puro: couteau ú papier,
CUCHUBOS ó CUCHUGOS
Denominamos las bolsas de las sillas para montar a caballo;
Uamámoslas también pistoleras y está menos mal, aunque no
sirven ya para llevar pistolas.
CUERO '
Además de las legítimas acepciones de esta palabra, le atri-
buímos también malamente la de látigo^ azote^ flagelo; y de la
errónea significación hemos sacado cuerear por azotar^ ctie-
reada y cueriza por azotaina ó flagelación^ cuerazo por azotazo.
CUETE
Cohete,
(Cuete nos vendrá del catalán?
Vieja roñosa, pues te llevan, vete:
No vistas al gusano de confite,
Pues eres ya varilla de cohete,
{Quevedo — Soneto á una vieja verde, compuesta y afeitada,^
Es con moquita un pezón,
Que le ordeñas si te suenas;
Nariz, que aun hallarla apenas
Puede el cohete á traición.
(Id — Redondillas, )
«Soltó un «el Señor la corone de gloria,» y emparejó calle arriba
listo como un cohete^ clamando á grito pelado...»
(Hartzembusch — Los dos bofetones,^
CUICA
Lombriz^ es el nombre castellano del animalito sin miem-
CUM 139
bros, con el cuerpo largo y cilindrico. De tal modo nos hemos
acostumbrado á usar la denominación quichua cuica^ que si
alg-uien dijese haber visto una lo^nbriz^ nadie le entendería
sino que lo visto ha sido un ascáride^ una tenia ú otro ento-
zoario^ que dicen los médicos técnicos, li otros vermes ^ que
dirían los físicos menos revesados.
Gusanos se llaman especialmente algunos animaluchos
blandos, de varios tamaños y colores, que no tienen vértebras,
y se arrastran y trepan. — Recordamos la palabra gusano por
la particularidad de venir su nombre del sánscrito Kusú (de kUy
tierra, y su^ hijo), vocablo fónicamente igual al quichua ¿:^^í^,
cierto gusano de la tierra,
CULATA
Además de tres acepciones relativas á armas de fuego, tiene
este sustantivo la significación figurada de parte posterior ó
más retirada de una cosa, como la trasera del coche; mas no
por esto ha de llamarse así, según lenguaje de nuestros alba-
ñiles y hasta de algunos de nuestros arquitectos, á la parte, ó
si se quiere, cara lateral (no fachada^ que dice el Diccionario,
pues no es \2l parte anterior) de un edificio, rematada en punta
ó en ángulo por las dos vertientes del tejado, esto es, al has-
tial (fastigiare^ terminar en punta).
CUMBRERA
Caballete,
Tal es el nombre de la línea más alta del tejado, de la cual
descienden las hileras de tejas, etc. — Cumbrera^ según la Aca-
demia, es la pieza de madera de veinticuatro ó más pies de
longitud y con una escuadría de diez pulgadas de tabla, por
nueve de canto, — que se destina especialmente á la construc-
ción de cubiertas de chozas y edificios: de donde, acaso, le
hemos dado en el Ecuador la propia significación de caballete.
I40 CUR
CURCO, CA
Palab ra q uichua . — Jorobado , jibado , jiboso » corcovado .
«Es así, dijo Critilo, dondequiera que hallamos corcovada la dispo-
sición, rezelamos también torcida la intención; en descubriendo ensena-
das en el cuerpo, tememos haya dobleces en el ánimo.»
(Lorenzo Gracián — El criticón,)
«Que está gibado de un golpe, y no confesara que son años, si pen-
sara remozar por confesarlo.»
(Quevedo — Las Zahúrdas de Pintón,)
CURIQUINGUE
El curiquingui^ cuyo nombre en quichua significa pintado
de oro^ era el ave sagrada de los aborígenes de esta parte de
América; pertenece al género Polyborus y se parece al cara-
cara del Brasil. Se le halla frecuentemente en las dehesas,
casi siempre acompañado de la hembra, y aun en bandadas.
Es pintado de negro y blanco, ó pardo, y del tamaño de una
gallina; tiene la cabeza sin plumas como otras aves rapaces.
CURSO. CURSAR
«El 1 5 del mes en curso» ó «el i5 del que cursa», decimos
y escribimos irreflexivamente en vez de «el iS del actual» ^ ó
«del presente mes», ó si se desea algo que venga de los verbos
latinos, casi sinónimos, currere ó cursare^ — «el iS del mes
corriente» ó «del que corre^y,
CURTIEMBRE, ó CURTIMBRE
Como dicen los^ que creen hender un cabello en el aire.
Curtiduría ó tenería ^ del francés tannerie^ de tanner (prépa-
rer les cuirs avec du tan), de tan^ corteza pulverizada de varios
vegetales que contienen tanino ó ácido tánico, principio que
r-'
CUS 141
unido á la materia g-elatinosa de las pieles, las vuelve, al pro-
pio tiempo que flexibles, incorruptibles.
«¿Quién? Parmeno, el hijo de Alberto tu compadre, que estuvo con-
tigo un poco tiempo, que te me dio mi madre cuando morabas á la cuesta
del río, cerca de las tenerías.^
{Remando de Rojas — La Celestina^
Según la primera edición del Diccionario académico, cur-
tiduría sería también el trato y comercio de las pieles ó cueros
adobados.»
CUSCUNGO
Por onomatopéyica que sea la palabra, no puede pasar del
quichua al castellano, donde hay*voz propia para denominar
al ave nocturna, de la cual dice el cantar quiteño:
Canta el cuscungo
Y el indio muere;
Chanza parece
Pero sucede,
que es el
Igfiavíis du6o, dirum mortaltbus ornen ^ de las Metamorfosis de
Ovidio.
Hay varias especies de buhos; pero el más comiin en la se-
rranía del Ecuador es el Buho crassirostris de Veillot.
«Si amaestrase el buho al águila, no la sacaría á desafiar con la
vista los rayos del sol, ni la llevaría sobre los cedros altos; sino por
las sombras encogidas de la noche, y entre los humildes troncos de los
árboles.»
{Saavedra Fajardo.)
Y aquí me estoy hecho un buho
Contemplando las flaquezas
Y aberraciones del mundo.
(Bretón de los Herreros — ¡Muérete y verás!, . .
142 CUY
En castellano ciertos buhos se llaman además autillos y
cárabos.
Como se ha dicho, cuscungo es palabra quichua:
RUCU CUSCUNGU
Jatun pacaypiy
Huañuy huacayhuan
Huacacurcami;
Urpi huahuapas
Janac yurapi
Llaqui llaquilla
Huacacurcami .
En un corpulento g^uabo
Un viejo cárabo está
Con el lloro de los muertos
Llorando en la soledad;
Y la tierna tortolilla
En otro árbol más allá,
Lamentando tristemente
Le acompaña en su pesar.
(Traducción de la estrofa anterior. — Mera — Ojeada históríco-crí—
tica,)
CUTUNDIR
El verbo castellano, aunque familiar, es tundir , que sig-
nifica precisamente lo que nosotros queremos expresar con el
barbarismo cutundir: dar golpes^ palos y azotes, molestar ^ fas-
tidiar ^ etc.
CUY
El animalito que los zoólogos llaman Cavia cobaya (orden
Roedores^ suborden Hystrichidce)^ no tiene, que sepamos,
nombre en la lengua castellana. Los traductores de obras de
Historia Natural francesas lo nombran cochinillo de Indias^
otros apérea ó conejillo de Indias ó cerdo de la India, Para
evitar la multiplicidad de palabras en la denominación, de-
CUY 143
bería llamársele con el solo vocablo cuy^ tanto más cuanto que
así se le nombra en el Ecuador, Perú y otros lugares de Amé-
rica.
Llamándole cochinillo aun podemos inducir á equivoca-
ción, tocante al orden zoológico del cuy y roedores ^ absoluta-
mente alejada de los proboscídeos^ á que pertenece el cerdo ó
cochino.
Una vez por todas, diremos que cincuenta millones de ha-
bitantes que hablan el castellano en América, tienen derecho
bastante para denominar sus cosas conforme á las lenguas in-
dígenas, más bien que 18 ó 20 millones de españoles que no
conocen dichas cosas y que ni siquiera, todos ellos, hablan el
castellano, como v. g. los catalanes y vascos.
Cuy denominamos también al cohete corredor que en Es-
paña llaman buscapiés.
CUY DEL MONTE
Roedor del tamaño de una liebre ó poco mayor, de color
pardo.
Los indios de ambos lados de la cordillera andina comen
la carne del mencionado cuadrúpedo; s,u nombre científico es
JDasyprocta cristata (Desm.) y pertenece al suborden Hystri-
chtdce^ familia Dasyproctince .
fc,. •
aai— — ^— lat
CH
CHACANA
El aparato compuesto de varas como silla de mano y ta-
blas ó lienzo, en que se traslada de una parte á otra á heridos
ó enfermos, se denomina en castellano parihuela ó camilla.
«Vino un día (el Prefecto de Antioquía) trayendo á su mujer en una
cafnilla, y la puso á la puerta de la iglesia donde estaba Crisóstomo.»
(P. Pedro Ribadeneira — Flos sanctorum,)
CHÁFALO. CHAFALOTE
Chafarote,
El alfanje corto y ancho, generalmente corvo hacia la
' punta, se denomina cita/aróte^ del árabe xofra^ cuchilla.
Empero guerra eterna al zamacuco
Indigno clerizonte le declara
Que anda con la facción por esos mundos
Armado de tizona y chafarote ^
Hecho un perdona-vidas furibundo.
{Fray Gerundio — Capillada /.*)
CHACARERO
Chacarero en ecuatoriano es lo que en español agricultor.
'. Denomínase también así al dueño de una chacra.
}. 10
146 CHA
CHAGRA
Es el aldeano^ campesino^ labriego^ palabra aceptada ya
como ecuatorianismo en el Diccionario de la Academia. El
chagra de algunas de las Provincias del Ecuador, voz del todo
quichua (chagra significa además, heredad, sementera; cha-
grana cultivar, labrar las tierras), es aguajiro de Cuba, y¿i-
rocho de México, sabanero de Colombia, guaso de Chile y
gaucho de la República Argentina.
Con el mote de chagra se califica también á los no nacidos
en la Capital, esto es, á los que en Guatemala llaman gua-
nacos.
Por extensión llamamos asimismo chagra al individuo des—
cortés^ grosero^ inculto^ inurba7io^ incivil^ malcriado^ rústico^
tosco.
Los vocablos chacra^ chicara son la misma palabra qui-
chua chagra^ como lo manifiesta su significado en los diversos
países á donde se extendieron ésta y otras muchas voces de la
lengua de los Incas. En Bogotá se emplea la palabra chacra
con la significación de heredad; mas el vocablo chicara con
la de bolsa ó guarniel. — En Chile sí, chicara tiene ó tenía la
propia acepción que nuestra chacra. Encontramos en las Ac-
tas del Cabildo de Santiago, en la correspondiente al lo de
enero de 1S44, Q^^ ^ escribano Luis de Cartagena expresa
habérsele quemado un libro, «en que estaban asentados los ca-
bildos y acuerdos que V. S. y mercedes habían hecho, así de
la fundación de ella (la ciudad de Santiago del Nuevo Ex-
tremo), como los términos que se les señalaron, y el reparti-
miento de solares y chicaras, y medida que han de tener...»
CHAGRILLO
Chagrillo llamamos en el Ecuador á la mezcla de pétalos
de varias flores, rociada con perfumes, que arrojamos sobre
las estatuas de los Santos de una procesión, ó sobre las gen-p
tes el día de un festejo. El doctor Pedro Fermín Cevallos, de-
cano de los estudios lingüísticos en nuestro país, dice que lo
CHA 147
tal se denomina mistura ó mixtura; pero el Diccionario no da
á estas palabras más significado que el genérico de «mezcla,
juntura ó incorporación de varias cosas.»
El ilustrado señor Rodríguez, en su Diccionario de Chile-
nismos^ justifica la opinión del señor Ceballos; pues expresa
que antonomisticamenie se llama mistura en Chile y en el
Perú á la mezcla de diversas flores que perfumadas y encerra-
das en canastillos de papel de colores, se distribuyen á las da-
mas en saraos y otras fiestas.
Aunque algo difiere la mixtura chilena del chagrillo ecua-
toriano, bien pudiera pues, por antonomasia, llamarse á éste
con aquel nombre que, además de ser castizo, está aceptado
en sentido análogo.
^(Seguido el carruaje por los j^enerales á caballo y la inmensa y re-
gocijada concurrencia, rodaba acjuél por las calles de la población que
semejaban pequeños jardines, al pisarse sobre tlores; de los l)alc()nes
llovían ramilletes y olorosas misturas arrojadas por bellas señoritas... )►
(Rey de Castro — Recuerdos del tiempo heroico.)
CHAGUAR ó CHAHUAR
Sin duda por la semejanza de los filamentos ó fibras de la
cabuya con la crin y la cola del caballo hayo con cabos blancos^
damos el nombre quichua chaguar á la caballería que tiene los
colore3 expresados, y aun á la roana,
CHALÁN
■
El que se emplea en comprar y vender con artificio y astu-
cia.— El que tiene el oficio de adiestrar caballos, es picador.
Parece que el dueño,
Que es, se^ún me han dicho,
Ua chalán gitano
De los más ladinos,
Vendió aquella alhaja
A un hombre sencillo.
{Triarte — Fábulas literarias: La compra del asno,)
148 CHA
Trataba un viejo de comprar un perro
Para que le guardase los doblones;
Le decía el chalán estas razones:
No es para marmitón ni despensero,
Continúa el chalán muy presuroso,
Sino para valiente centinela.
(Samaniego — Fábulas: El viejo y el chalán,)
Pues es caso averiguado.
Que cuando entreg-a al señor
Un caballo éS. picador
Que lo ha impuesto y enseñado,
Si no le informa del modo
Y los resabios que tiene,
Un mal suceso previene •
Al caballo y dueño y todo.
(y. R. de Alar con — La verdad sospechosa,^
Generalmente, eso sí, los picadores ecuatorianos son ver-
daderos chalanes.
CHAMBA
Con razón el señor Cevallos corrige la palabra quichua
chambay que con p^ en vez de b como su congénere callamba^
es usada hasta en Chile (champUy callampa^ dicen los chilenos
adaptándose, mejor que nosotros, á la recta pronunciación
quichua de los dos vocablos); pero la sustituye sólo con cés-
ped. En el Diccionario hay además la voz tepe^ que significa
lo propio que chamba, *
Del sustantivo anotado ha salido chambear^ formar con
tepes una represa para irrigaciones, ó cerrar con ellos un por-
tillo, etc.
El pueblo, por semejanza despectiva, denomina chambas á
las charreteras.
«
CHAMBÓN
Adjetivo familiar. De escasa habilidad en el juego.
i •■
CHA 149
Los ecuatorianos le damos una extensión que no tiene;
pues lo empleamos en vez de chapucero (persona sin habilidad,
que hace una cosa tosca y groseramente) ó de chafallÓ7t, y
quizá también en el sentido de chanflón,.
Asimismo ampliamos el significado de chambonada^ hacién-
dole sinónima de chapucería y hasta de inhabilidad^ de des-
acierto ^ de error ó yerro,
CHAMBURO
Así se llaman tanto el árbol como el fruto de una especie
del género Carica 6 Jacaratia, Otra especie del mismo género
denominamos chilguacán. Los árboles lechosos, con sus gran-
des hojas digitadO'palmatífidaSy como dicen los botánicos,
agrupadas al extremo superior, son casi iguales; pero en
cuanto á las bayas se diferencian por ser más alargada la del
chanthurOy no estar lobulada y ser mucho más agradable en
dulces, conservas y sorbetes, que la de su congénere el chil-
guacán,
CHAMICO
No me atrevo á asegurar que nuestro chamico sea la misma
planta que los europeos llaman estrafnonio y Linneo deno-
minó Datura stramonium>; pero sí que produce como éste, á
pequeñas dosis, vértigos, turbación de la vista, alucinaciones
sensoriales, delirio pasajero; y que á dosis elevadas, es un
veneno narcótico-acre violento.
Cree el vulgo que el delirio producido por la expresada
datura es, si no erótico, al menos muy cariñoso hacia la per-
sona que la propinó, y emplea la frase: «parece que A hubiese
dado chamico á B,» esto es, que B hace extremos de cariño
por A.
Otra cosa que es exacta y que se repite por desgracia á
menudo entre nuestros campesinos, más bellacos que inocen-
tes, es que, ya por venganza, ya al contrario por lograr cariño,
dan bebedizos intoxicados con chamico á los enemigos ó á los
amigos, según los casos y los fines propuestos.
I50 CHA
CHAMIZA
Es una hierba silvestre.
La leña menuda, hojas y palillos que, dándoles fuego, le-
vantan mucha llama sin consistencia ni duración, chatnarasca.
Cha^nizo, tizón ó leña medio quemado, quizá tiene la culpa
de que conservemos á chamiza la acepción anticuada de cha-
marasca .
CHAMPÚS
Mazamorra ó gacha de harina de maíz, 7noie (ó sea maíz
entero cocido), raspadura (azúcar prieta), y jugo de naran-
jilla, que come el pueblo de Quito el día de Corpus y los que
le preceden y le siguen; pues ha de saber el lector que por
estas tierras hay comidas peculiares á determinadas épocas:
así la Juanesca es de Jueves santo, los chigüiles son de Do-
mingo de Ramos, las guaguas de pan y la m^azam^orra m^orada
de Día de Difuntos y los buñuelos y pestiños de Pascua de
Nacimiento.
Estar una cosa hecha un champús^ es frase que significa
estar una cosa revuelta y desordenada, quizá más que por los
varios componentes del champús ^ según sospecho, por los tras-
tornos digestivos que producirá en el estómago del que lo
traga.
CHANCHO
Cochino f puerco^ cerdo\ guarro (de /oipot;), de donde gua-
rin^ lechoncillo últimamente nacido de una cría, gorrino\
verraco^ verrón^ según los casos, etc., sobran los nombres...
«Que no es menos importante á un pobre autor discurrir buenos
títulos para sus obras, y buenos encabezamientos para sus capítulos
que el meollo mismo ó sustancia ó doctrina que ellos contengan: y si
puede ser anunciarles en letras tan gordas como el cochino de San
Antón...»
{Fray Gerundio — Capillada X,^
,j vx-
CHA 151
«cConozco, Padre mío, que soy tan miserable, que po merezco ser
llamado tu hijo, ni es razón que nombre tan glorioso se dé á hombre
tan infame, que se ha envilecido á guardar puercos.'»
(Lu s de la Puente — Meditaciones espirituales,)
«Muchos de ellos» (los del Reino de Francia en 1628 y los cinco
años siguientes, según Guillermo Paradín) «cocían grandes calderas
y ollas de malvas. y cardos, mezclando con ellas algún puñado de sal-
vado, si lo podían haber, y de esto henchían los vientres como puercos.
Que la necesidad y falta de las cosas hace á los hombres buscar re-
medios no pensados, como hizo acordar á estos miserables, que los
cuerpos comerían las raíces del helécho, haciendo de ellas pan para
sustentarse, quitando á los puercos su comida y sustento.»
(Nieremberg — Diferencia entre lo temporal^ etc.)
«El puerco y según que dice Isidoro en el libro XII, es una sucia
bestia...
De los puercos algunos son monteses y algunos domésticos. Los
machos son llamados verros ó verracos porque son de mayores fuerzas;
y las hembras son llamadas sües^ que quiere decir puercas, porque
debaxo de la tierra buscan su pasto; y entre los puercos monteses los
machos son llamados apios, que quiere decir cruel,y>
(Fray Vicente de Burgos — Libro de proprietatibus rerum, en ro-
mance— Incunable . )
La palabra araucana cliancho es de no antigua importación
en el Ecuador; pero ha llegado á sustituirse por completo á
las denominaciones castizas, en algunos casos. Por ejemplo, nin-
gún guarnicionero recomienda una silla de montar, diciendo
que la ha fabricado con piel ó cuero de ptierco, sino con cuero
de chancho, etc. Hablamos también de la carne de chancho,^ y
del engorde de los chanchos^ y de otras chanchadas\ y todo con
aire de taco, y hasta con retintín de quien da lecciones de
idioma.
El nombre quichua cucht\ se ha extendido hasta Chile;
sólo que lo han cambiado ligeramente, cochi, A trueco nos
han dado chancho^ para no quedar á debernos.
152 CHA
CHAPA
El mecanismo de metal que se fija en puertas, tapas de co-
fres, arcas, etc., y sirve para cerrarlas por medio de uno ó
más pestillos que hace jugar la llave, se llama cerradura,
«Oh alma mía, en medio de las lágrimas, respira un poco con estas
dulces nuevas, mira que hoy se abren las puertas del paraíso, y aun-
que es á costa de la sangre de tu Señor, él se consuela de derramarla,
para que con ella se quebranten las cerraduras de estas puertas!»
(Padre de la Puente — Meditaciones espirituales,)
Chapay chapeta, se denomina también la mancha de color
encendido que suele salir en las mejillas, y está bien, aunque
la primera palabra hubiese sido corregida por algún autor en
extremo escrupuloso.
Chapas^ por fin, llama y llamará, sin que lo remedie Dios,
nuestro pueblo, á \o^ policiales ó pacos y que dicen en Chile; á
los corchetes ó vigilantes, como nosotros mismos los llamá-
bamos antaño; á los agentes de policía ó agentes de orden pú-
blico^ cual los nombran hoy en España.
Y tan á gusto de nuestras gentes, es la afortunada y mal-
hadada denominación, y tan despectiva, y de tan tremenda
etimología (chapa^ que ve ó ntira^ y... las dos últimas sílabas
del nombre del lago navegable más elevado de Sud América),
que no adivinamos cómo se pueda lograr el que deje de
usarse: es toda la inquina, todo el menosprecio del pueblo en-
tero, descendiente de andaluces y de los cholos agudos y pi-
cantes, convertido en una palat>ra híbrida y puesto, no de
apodo, sino de nombre común, al empleadillo vil, que los go-
biernos dignos no han tratado de levantar; y los brotados á
nombre de fementidos partidos políticos, de las revoluciones
y de las cloacas de los cuarteles, han degradado aún más con-
virtiéndolo en espía, delator, ladrón de caballos; en una pala-
bra, en el ser aborrecido y aborrecible, que se desquita del
odio general haciendo imponer multas sin motivo, seduciendo
CHA 153
á las criadas del barrio, y no pocas veces sirviéndose de la
ganzúa para obtener de los ciudadanos una adehala de renta
en pequeño, como la en grande que sus superiores obtienen
de las contribuciones forzosas y de las confiscaciones.
Los rateros (os gatunos) del Brasil llaman en su jerga
chafa al agente de policía.
«En cuanto á la comodidad de los habitantes de Madrid, á su segu-
ridad y recreo, ocurrió con el establecimiento de los vigilantes noctur-
nos (serenos) y el de un regular alumbrado.»
(Mesonero Romanos — El antiguo Madrid.)
«Poco después comenzaron á sonar las campanas de Madrid; acu-
dieron las bombas de la Villa, los serenos^ los celadores, los alcaldes,
la guardia con dos docenas de aguadores embargados, los milicianos
que estaban de imaginaria.»
(Don Juan Eugenio Hartzenbusch — Historia de dos bofetones.)
«Yo no traigo corchetes ^ ni soplones, ni escribanito: quítenme la
tara como al carbón, y hágase la cuenta entre mí y el agarrador.»
{Quevedo — El alguacil alguacilado .)
CHAPAR
Observar con cuidado recatadamente, procurando no ser
visto, es acechar oatisbar^ á saber, lo que pretende decir nues-
tro pueblo con el verbo quichua chapar. Tómasele también, á
las veces, en significación más amplia: de mirar y hasta
de ver.
CHAPARRO ó CHAPARRA
' — - — — — - - I ' I ■
Es mata de encina, de muchas ramas y poca altura; chapa-
rral^ sitio poblado de chaparros. Por extensión, sin duda,
nosotros nombramos chaparro á la espesura formada por la
muchedumbre de arbustos, como zarzales , jarales^ etc., esto
es, á la fnaleza ó matorral. Cuando no sólo son arbustos, sino
también árboles los que, juntos con matas espesas forman la
154 CHA
espesura^ tiene por sí además esta última palabra la significa-
ción de paraje muy poblado de árboles, trepadoras, arbus-
tos, etc.
Un penacho jalde y neg^ro,
Cual matorral sobre un risco.
Ondea sobre su almete,
Y da al sol variados visos.
{Don Ángel Saavedra — Romances históricos: Don Alvaro de
Luna.)
CHAPO
Chapunay quichua, mezclar^ amasar; chapu, mezcla y por
excelencia la de la harina de cebada tostada, con caldo li otra
comida líquida. — La dicha harina se llama mashca y ha de-
bido primitivamente hacerse de maíz, ya que el trigo y la ce-
bada fueron importados por los conquistadores. Máchica la
denomina el último Diccionario de la Academia; la definición
no corresponde, tampoco, á lo que significa el vocablo ntashca
de nuestro pueblo.
CHAQUIÑÁN
Senda que, para abreviar las distancias, toman los peato-
nes: de chaqui^ pie y ñan, camino (Véase Desecho).
Los denominados chaqutñanes son torrenteras, precipicios
ó cuando más senderuelos para cabras, por donde el indio,
merced al tacto de la planta desnuda y al tino de la costum-
bre, va de un lugar á otro siguiendo la distancia geométrica
más corta, la línea recta.
Y á fe que si acorta la distancia, no siempre pierde tocante
á la bondad de la vía; pues por malaventura, lo que nombra-
mos cam^inos en nuestro suelo quebrado y montañoso (singu-
larmente cuando los torrenciales aguaceros de la estación llo-
viosa han cortado con baches y zanjas los jabonosos declivios
de las laderas) no son verdaderos caminos... sino para el otro
barrio.
. i.:
CHA 155
CHARLON
No hay en el Diccionario; pero sí charlatán^ que habla
mucho y sin substancia ó indiscretamente. Hay asimismo
hablador; y como adjetivos familiares, chacharero^ hablanchótiy
hablantín y hablistán.
<ísDon Diego, — Siempre lidiando con amas, que si una es mala otra
es peor: reg-alonas, entremetidas, habladoras^ llenas de histérico, vie-
jas, feas como demonios.»
{Moratin — Si de las ninas,)
Con esta relación un chacharero
Gana mucha opinión y más dinero:
Pues el vulg"0 pendiente de sus labios
Más quiere á un charlatán^ que á veinte sabios.
(Samaniego^r^ábulas: El charlatán.)
CHAROL
No tiene más significación que la de barniz muy lustroso,
que conserva su brillo sin agrietarse y se adhiere íntimamente
á la superficie del cuerpo á que se aplica.
La pieza de metal ó de otra materia, plana ó algo cóncava,
por lo común cuadrilonga, circular ú ovalada, con un labio
alrededor, y en la cual se sirven dulces, refrescos y otras cosas,
llaman bandeja.
«No sé qué habría contestado el Cura que oía atentamente al señor
Cañizares, si en aquel momento no hubiese entrado Marta, sosteniendo
una gran bandeja de antiguo uso.»
(Selgas — Nona . )
Charol es también lo que nosotros llamamos, y llamamos
bien, betún ó sea lo que en Chile dicen, y dicen mal, unto.
«Sabe, en fin, historia, economía poh'tica, frenología, pirotecnia, y
y .
156 CHI
hacer excelente charol de botas, y un garbanzal de una haza de alg-a-
rroba.»
(Hartzenbusch — El madrileño en la aldea,)
CHARQUI
La carne salada, enjuta y seca al aire, al sol ó al humo se
llama cecina.
El Diccionario trae, además, el vocablo tasajo^ para deno-
minar lo que nosotros nombramos charqui^ aunque restringe
su significación; pues cecina es, como acabamos de copiarlo,
la carne salada en general, y iasaja pedazo de carne seco y
salado ó acecinado para que dure.
De cecina se originó el verbo acecinar y salar las carnes y
ahumarlas para que, enjutas, se conserven. Como reflexivo,
enflaquecerse uno y secarse tanto, que sus carnes parezcan
cecina,
Charquina^ en quichua, acecinar,
Y en un monte de cecina
Vi cazar una tinaja
Y unos órg-anos de paja
Atestados de cocina
Pescando sobre una encina.
(Juan de la Encina — Coplas jocosas, )^
CHICANA
Si las palabras chicana, chicanería^ chicanerOy no provinie-
sen del francés chicane^ chicanerie^ chicaneur^ chicanier^ pudie-
ran venir de chingana^ escondite, ó de chingachina^ confun-
dir. Por chicana^ vocablo castellanizado ya, entendemos en
buena parte de Sud América, argucia abogadil ó de curial;
embrollo en lo relativo á las leyes, á su interpretación, etc.;
sofistería con que se hace frente á la razón y á la justicia. Ha-
cine, en los Plaideurs^ dio el nombre Chicaneau á uno de los
protagonistas, pleiteador infatigable, que no acierta á hablar
CHI 157
de otra cosa que de litigios, procuradores, jueces, códigos y
testigos.
Difícil será que este galicismo desaparezca del lenguaje de
jueces, escribanos, abogados y litigantes; quizá tan difícil como
que desaparezca de juzgados, escribanías, bufetes y litigios lo
que el vocablo significa.
CHICTA
No he podido averiguar si se usa en España el restablecer
con el arado los surcos que desaparecieron de la sementera,
con motivo de la deshierba á que se sometió el suelo en que
crecen las mieses. No habiéndolo averiguado, tampoco puedo
saber cómo se llamaría la operación, caso de que la acostum-
brasen ó la hubiesen acostumbrado.
Al beneficio descrito llamamos los ecuatorianos chicta^ del
quichua chicta^ mitad, raja, separación; pues con la chicta se
separan de nuevo las hileras de plantas, volviendo á trazar los
surcos que fueron deshechos por los azadones de los desher-
badores.
El verbo es chzctar, de chic taita: hender^ partir^ abrir por
mitad.
Con remover mal que mal la porción más superficial de la
epidermis de la tierra con arados primitivos; enterrar la semilla
de maíz, verbigracia, á la buena de Dios; desherbarla después,
á salga lo que saliere, matando las plantitas que beneficia
más bien que las malezas ; con una chicta y un palón (aporca-
miento), sin abonos ni ninguna otra cosa, el agricultor ecua-
toriano hace su cosecha anual; y sin preocuparse de restituir
los elementos gastados, vuelve y vuelve siempre á sembrar el
mismo pródigo suelo.
CHICHIRIMICO
■
Juego de los muchachos, que quitan á otro algún objeto y
pasándoselo de mano en mano entre varios individuos, y di-
ciendo ¡chichiriffticOy chichirintico/ escamotean dicho objeto.
Llamámosle juego, pues comúnmente es devuelta la prenda
.1».
I5S CHI
que sirvió para el chichirimico; sin embargo, algunas veces
el juego se hace veras, y entonces, el calificativo merecido es
de ratería ó robOy según las circunstancias y la valía del esca-
moteo.
Del sentido recto que creemos es el expresado, han venido
significaciones figuradas como hacer chichirimico de los bienes
de fortuna propios ó ajenos, que equivale á derrocharlos; ha-
cerse chichirifnico alguna cosa, desaparecer.
CHIGLÁN .
Lo que así llamamos los ecuatorianos, se denomina en cas-
tellano rencoso,
CHIGÜIL
Masa de harina de maíz, manteca y huevos, con condumio
de queso, envuelta en hojas asimismo de maíz, y cocida al va-
por. Hemos escrito la palabra condumio con letra bastardilla,
porque para el Diccionario de la Academia, dicha palabra no
significa, cual para nosotros los americanos, guiso ó manjar
que se pone dentro de otro, como en las empanadas, etc.; sino
«Manjar que se come con pan, como cualquier cosa guisada,»
es decir, que toda cosa guisada es condumio para los españo-
les; pues el pan es el compañero inseparable de todo lo que se
come.
La voz relleno no equivale á nuestro condumio^ que entra
expresivamente en varias frases: el negocio está con condtimio^
á saber, hay algo interior que no se ve; esto tiene mucho con-
dumio^ es decir, lo tal es significativo, encierra importancia,
etcétera.
CHIHUAHUA
Este nombre de un estado y de una ciudad de México,
sirve en el Ecuador para denominar cierta tosca armazón de
cañas revestida de papel ó pergamino, llena de pólvora y con
grotesca figura de hombre, que sale á lucir siempre, entre los
I
CHI 159
luegos de artificio, en las fiestas de los aborígenes ecuato-
rianos.
He aquí el origen probable de la denominación: don Vi-
cente Rocafuerte, uno de los políticos más notables que ha
producido nuestra patria, al servicio de México en puestos de
importancia durante la época de mayor actividad de su vida,
autor de varios opúsculos referentes á la política de esta Na-
ción, relacionado, por amistad y aun parentesco, con muchas
gentes de viso de la patria de Iturbide, cuyo trono minó con
tesón; don Vicente Rocafuerte, decimos, más mexicano que
ecuatoriano hasta los cincuenta años de edad, en que se resti-
tuyó al Ecuador para tomar parte principalísima en su polí-
' tica y contra el gobernante de entonces, llegó á constituirse
jefe de un partido, al que los contrarios dieron el apodo de
chihuahuas. Así á la campaña de 1834 se la llamó la de los chi-
huahuas^ y es muy probable que entonces mismo, por despre-
cio de los parciales de Flores á los de Rocafuerte, bautizasen
con el propio nombre las ridiculas armazones antes descritas.
Dióse, asimismo, el nombre despectivo de chihuahuas á
unos pesos deficientes de ley, importados á la República al
amparo del desbarajuste económico reinante.
Por fin, nómbrase chihuahua^ en Guaillabamba, á un insec-
tillo que ataca al aguacate.
CHILCAS
Arbustos de la familia de las Compuestas; por tanto, con
flores aglomeradas sobre un receptáculo común, etc., blanque-
cinas; semillas sin albumen; hojas simples alternas, pegajo-
sas, etc. Las varias chilcas pertenecen al género Baccharis^ y
se emplean en infusión y cocimiento como pectorales y antitu-
berculosas, singularmente la Baccharis chilca,
CHILI
Hay en Quito una calle que se llama de Chile^ y otra que
se denomina de Chili^ cuyo origen no hemos podido descubrir.
1 6o CHI
¿Habría por ahí una paltna de coco^ que en quichua se dice
chili)
O será quizá Chili el mismo Chile; pues aun pudiera ser
que el nombre de la próspera República del sur de nuestro
Continente, proviniese de las abundantes palmeras de coqui-
tos, con cuyo fruto hacen los chilenos comercio de valor no
despreciable.
¿Provendrá de la denominación francesa le Chili; ó del río
de Arequipa Chili?
¿O vendrá del nombre de uno de nuestros antiguos artistas?
Si lo último, habría siempre una equivocación; pues el cé-
lebre escultor Caspicara se llamaba Manuel Chili y no Chili,
CHILPE
Como curiosidad, ya que el señor Rodríguez trae esta pa-
labra quichua en su Diccionario de Chilenismos, recordaremos
el origen y las varias acepciones tropológicas del vocablo.
Chilpe significa cortado; mas, por antonomasia, se denomi-
nan chilpes en algunas provincias del Ecuador, á las tiras de
las hojas del agave ó cabuya que el indio ecuatoriano aprove-
cha en la construcción de casas y en muchos objetos, para los
que le ofrece variado material la utilísinifa planta americana.
Chilpes^ antonomásticamente, son también las hojas y cubier-
tas secas y desgarradas de la mazorca de maíz {cutul^ la envol-
tura íntegra).
Chilpe y ya en sentido metafórico, se dice la oreja hendida
de la res señalada de esta manera; así como se denomina chil—
piar (chupina)^ tanto esta operación, cuanto la de desgarrar
pedazos ó tifas de cualquiera cosa.
Conocidos los significados de la voz, puede, pues, compren-
derse la gracia con que los chilenos nombran chilpes á los ves-
tidos haraposos, esto es, al vestuario como las cubiertas ó ro-
pas de la mazorca, separadas á pedazos; ó como si dijésemos
formado de un manojo de tiras, á modo de una hoja de cabuya
chilpeada,
CHIMBADOR
Mohatrón ó mohatrero^ es decir, persona que hace moha"
"^ 'I
V,
CHl i6i
X/^as. — Mohatra^ venta fingida ó simulada que se hace, ó
cuando se vende teniendo prevenido quien compre aquello
mismo á menos precio, ó cuando se da á precio muy alto
para volverlo á comprar á precio ínfimo, ó cuando se da ó
presta á precio exorbitante.
»¡Qué, es posible, se lamentaba, que esté el mundo lleno de engaños
y que yo no le hable!... ¿Si estaría en casa de los mercaderes entre mo-
hatras paliadas y desnudos acreedores? Respondiéronle que no, porque
no hay engaño donde se sabe que lo hay. ..>►
( Gradan — Criticón . )
«Llegó un mohatrero tres días há, y dijo que él se condenaba por
haber vendido gato por liebre, y pusímosle de pies con los venteros,
que dan lo mismo.»
(Quevedo — El alguacií alguacilado,^
CHIMBAR
Mohatrar
Hacer mohatras. Del árabe ntokhitara^ arriesgar; y equi-
vale á venta ó compra en que se corre riesgo de perder.
CHINCHE (El)
La chinche. — La que tenemos (¡ojalá no la tuviéramos!) en
las cuencas calurosas del interior de la República, no es el Ci-
mex lectularius, insecto del tamaño de una lenteja, sin alas,
vivo, ágil y muy fétido, á causa de llevar primero unas glán-
dulas abdominales y dorsales^ y después un aparato torácico y
esternal destinados á preparar el hedor característico (chin-
choso) del desagradable animalito.
La nuestra es un arácnido, mayor que el cimex^ muy pare-
cida á la garrapata, torpe, sin olor fuerte, pero en cambio ex-
tremadamente venenosa. Su picadura produce á ciertas perso-
nas sólo un fuerte escozor y una pústula que desaparece presto
ó que da aguadija por dos ó tres días; mas á los individuos
11
1 62 CHI
nerviosos ocasiona trastornos de la inervación, y á los sanguí-
neos alarmantes síntomas, tales como comezón é hinchazón de
la cabeza y luego de todo el cuerpo, urticaria^ perturbaciones
y hasta pérdida de los sentidos y aun del conocimiento. Al
volver aquéllos y éste, se presentan escalofríos, vómitos, de-
yecciones diárricas, postración y en ocasiones calentura que
se prolonga por algunos días.
No soy suficientemente diestro en zoología para decidir si
la chinche ecuatoriana pertenece al género Ixodes; si pertene-
ciese, debería Uanlarse Ixodes veñenosus,
CHINCHÓN
Chichón^ según Covarrubias, viene de chicha^ carne, á causa
de ser el chichón un bulto de carne abultado por un golpe.
Chichia en vascuence significa carne hecha pedazos, y según
Larramendi, es de donde se origina la palabra chicha, — Chin-
chóny vocablo anticuado, en uso entre nosotros, podría ser au-
mentativo de chinche^ cuya forma de lenteja acrecida tiene el
bulto de la cabeza, origen que, sin quebrársele la cabeza^ se le
puede ocurrir á cualquiera.
El chichón se dice actualmente en España.
En cuanto al cambio de género, recordemos que de mu-
chos nombres femeninos se torman aumentativos masculinos,
como memorión^ carnón^ cebollón^ de memoria^ canta ^ cebolla.
No tal, que nadie se escapa
Sin su chichón en la frente
Al menos
(Z>. Manuel Eduardo de Gorostiza — Indulgencia para todos.)
CHINGANA
La tienda que se pone en las calles para vender comestibles
y bebidas á los transeúntes, se llama tabanco^ — nombre que
bien podemos dar á los puestos de licores y de comidas que,
en épocas de fiestas y festejos, pueblan las vecindades del lu-
gar donde se verifican dichos festejos ó fiestas.
CHl 163
El significado propio de la voz quichua chingana es el de
escondrijo\ y acaso se le dio la acepción de tenducha, especial-
mente de licores, porque el bebedor se esconde para su no-
civo placer. Chicachina es perder algo. ¿No pierde la estima
de los demás hombres, no pierde la salud y el dinero, no
pierde á su familia y no se pierde á sí mismo el malaventu-
rado «loco voluntario» que decía Séneca?
CHIRICATANA.
Poncho grueso de lana que abriga mucho, de donde le
viene el nombre. Chiri, en quichua, frio^ y jatana ó jata-
nilla^ manta: manta para el frío. El chiricatana^ en verdad,
es el abrigo por excelencia del indio y aun del mestizo, tanto
en el día como parte principal del vestido, cuanto en la noche
como frazada.
CHIRLAZO, CHIRLO
La primera palabra no está en el Diccionario; la segunda
significa «herida prolongada en la cara», como la que hace la
cuchillada. || Señal ó cicatriz que deja después de curada.
Tal vez nos ha venido de la jerga gitana el denominar
chirlo ó chirlazo al golpe que se da con la parte palmar de
algunos dedos de la mano.
«Llegué á una parte donde estaba uno solo arrinconado, y muy su-
cio, con un zancajo menos, y un chirlo dado por la cara, lleno de cen-
cerros, y ardiendo, y blasfemando.»
(Quevedo y Villegas — Las Zahúrdas de Plutón.)
CHIROTE
Supongo que llamamos chirote al pardillo: ave de seis pul-
gradas de largo, que tiene el lomo ceniciento, la cabeza, las
alas y la cola negras, con una mancha blanca en el arranque
de ésta y otra en las remeras exteriores. El macho se distin-
1 64 CHO
gue de la hembra en tener el pecho encarnado. Se domestica
fácilmente.
No comprendo por qué el pueblo encuentra tonta á la
pobre avecita, y denomina chirotes á los que no han inven-
tado la pólvora ni otras cosas más fáciles de inventar; y chiro-
tada á la zoncería.
CHOCLO ó CHOCLLO
Aunque en algunos lugares de Centro América llamen
elote al maíz que está en leche ó aun no maduro; la Academia»
caso de tener que elegir entre el vocablo quiche y la palabra
quichua choclo ^ debería quedarse á ésta, cuyo uso no está res-
tringido á una pequeña porción de hispanoamericanos, pues
es general en Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia y Chile. Los
venezolanos novoi^yrTiVi jojoto al choclo,
CHOCLLOTANDA
Decimos á lo que los peruanos y chilenos umita. Se dife-
rencia del chigüil en que éste se hace de maíz en sazón y está
envuelto en hojas de la planta del mismo cereal; mientras que
la chocllotanda ó choclotanda se prepara con el maíz cerolla
y tiene por envoltura las cubiertas de la panoja del choclo 6
chocllo: chocllotanda^ de chocllo y tanda^ que significa paft
también en quichua.
Las chocllotandas ó umitas son más delicadas y agrada-
bles que sus congéneres los chigüiles y, al contrario de éstos
que son siempre salobres, son ya salados, ya dulces, entrando
en su composición variados elementos culinarios. Cuécense,
lo mismo que los mencionados chgüiles y los tatnales^ en baño
de vaho ó vapor.
CHOCO
Dice el Diccionario jibia pequeña, — En Chile denominan
chocos á los perros de aguas; y figuradamente, según el señor
CHU 165
Rodríguez, llámase también choco á la persona de cabello en-
sortijado.
Nosotros nombramos choco al color de chocolate^ de donde
es de presumir que venga la palabra misma si, como asienta
D. Pedro Felipe Monlau en el Diccionario etimológico^ choco
significa cacao en el idioma indígena de los antiguos mexi-
canos.
CHONTA, CHONTILLA
Palmas de los géneros Bactris y Biiterpe\ no muy corpu-
lentas, pero tan elegantes como las demás palmeras. Los indí-
genas de las provincias del Oriente, de Manabí y de Esmeral-
das construyen armas arrojadizas y una especie de lanzas con
la madera, cuya dureza es muy grande y el color casi negro.
CHONTARURO
Palma pequeña cuyo fruto, que se denomina asimismo choív-
íaruro^ semejante al albaricoque, se da en grandes racimos y
se come cocido. Constituye durante los meses de la madura-
ción de la fruta, parte importantísima de la alimentación de
nuestos indios selváticos. La denominación científica del chon-
iaruro es Guilielma speciosa.
CHUCARO, RA
En el Perú, según Salva y Arona; en Chile, según Rodrí-
guez; y en las Repúblicas del Río de la Plata, según Granada,
chucaro es un adjetivo que se aplica al animal arisco ó bravio.
En el Ecuador no es un adjetivo, sino un sustantivo, y signi-
fica simplemente tmilo ó ínula indómitos, singularmente si
son nuevos.
CHUCCHIR
Recoger las espigas ó mieses que los cosechadores han de-
jado en el campo que se está segando ó cosechando, se dice
i66 CHU
en lengua española espigar. De aquí que se llaman espigadoras
ó espigaderas las personas que denominamos con las voces
quichuas chucchídoras y chucchis.
Sin duda en España sólo mujeres espigan; pues el Diccio-
nario no trae sino los sustantivos femeninos espigadera y espi-
gadora. Mas si, como sucede entre nosotros, hay también an-
cianos y niños que espiguen, los señores Académicos deben
consignar en su Léxico el masculino espigador.
De las varias acepciones del verbo espigar^ la única en que
lo empleamos los ecuatorianos es en la de empezar las mieses
á formar espiga.
>Aquí se vive... hay paz... todos nos conocemos, y, mal que bien, si
no se siega, se espiga. >
{Selgas — Dos muertos vivos,)
Quichua chucchina^ recoger sobras,
CHUCO ó CHUCU
Cliucu en (¡uichua significa plato; pero sea porque chucuna
es mamar ^ ó porque el plato del recién nacido y su alimento
único es la leche de la 7nam.a ó teta de la madre, denomina
nuestro pueblo chuco al chtichti ó sea el pecho ^ m^ama^ teta^
ubre., ó lo que fuere, según que se trate de las compañeras
del hombre ó de las hembras de los animales irracionales; pues
pechos son solamente las mam.as de las que las llevan en el
pecho, como las mujeres y las cuadrumanas; y ubre es sólo la
de las cuadrúpedas, aunque venga de uber.^ uberis^ teta en
general. Pudiera también la palabra chuco ser, y es lo más
probable, una deformación de chuchu. Algunas veces me ha
parecido además que la denominación chuco se restringe á
una parte de la mama, al pezón; pero, francamente, no he
encontrado manera de aclarar del modo debido este punto, y
le pongo punto.
Como los italianos, llamamos m.am.a á la mamá que dicen
los franceses y los españoles; pero casi nos es desconocida, y
con razón, la palabra técnica m^am^a.^ teta, que da nombre á
CHÜ 167
una gran clase zoológica, los mamíferos ó sea animales que
tienen mamas {inamma y ferré ^ llevar ó tener). De mama
vienen asimismo mamario^ mamila^ mamilar y hasta el
verbo mamar ^ que sospecho no es desconocido para nadie.
— Ma^nmcBa se llamó la madre de Alejandro Severo.
En griego el vocablo es igual al latino, |i.a|i.|xa. Su uso ge-
neral hace presumir que el origen sea onomatopéyico del len*
guaje de los niños.
CHUCURI
Denominación quichua de dos especies de comadrejas: la
Aíustela agilis de Tschudi y la Mustela aureoventrts de Gray.
CHUCHUCA
Es el choclo secado al fuego y guardado. Metafóricamente
se adjetiva, además, el vocablo y significa persona ó cosa arru-
gada, plegada, etc.: vieja chuchtica.
En Chile hemos oído asimismo este vocablo quichua, aun-
que con o en vez de la segunda u^ chuchoca. Me parece también
que la preparan, no con choclo, sino con maíz en sazón.
CHUCHUMECAS
En Quito llamamos así á ciertas máscaras que remedan
viejas ridiculamente vestidas; en el Perú, si no estamos equi-
vocados, denominan chuchumecas á las mujeres de mal vivir.
El Diccionario acepta el vocablo como sustantivo masculino
despectivo y lo define: «Hombre pequeño, de mala figura y
despreciable (por alusión á los indios chichimecas).'»
Solís mienta á los chichimecas ó chichemecas^ en su Con-
qnistay como gentes valerosas y no despreciables. Bien pu-
diera, sin embargo, ser que el adjetivo nuestro fuese una de-
formación del sustantivo expresado.
«Por la banda del Norte se alargaba (México) hacia la parte de
Panuco hasta comprender aquella Provincia; pefo se dejaba estrechar
i68 CHU
considerablemente de los lecortes ó serranías que ocupaban los chichi-
mecas y otomíes, gente bárbara sin república ni policía, que habitaba
en las cavernas de la tierra, ó en las quebradas de los peñascos, sus-
tentándose de la caza y frutas de árboles silvestres; pero tan diestros
en el uso de sus flechas, y en servirse de las as[)erezas y ventajas de la
montaña, que resistieron varias veces á todo el poder mexicano, ene-
migos de la sujeción, que se contentaban con no dejarse vencer, y as-
piraban sólo á conservar entre las fieras su libertad.»
{Solís — La Conquista de México.)
Es probable que nuestros chuchumecos ó chuchumecas no
sean sino los zam^arrones del valle de Pas en España, de donde
acaso nos vendría aiin la costumbre de los disfraces á fines de
Diciembre; costumbre que, en la fecha expresada, no sabemos
haya existido ni exista más que entre los ecuatorianos y entre
los pasiegos. Véanse en la siguiente relación de Ibero Aban—
tiade (nuestro amigo don José Lamarque de Novoa) las múlti-
ples semejanzas entre las fiestas de Inocentes y las de la Vija-
ñera el día de San Silvestre en aquel valle de la provincia de
Santander:
«El 31 de Diciembre, día de San Silvestre, celébrase en
estos pueblos de Ontaneda y Alceda, y entiendo que en casi
todos los del Valle, una fiesta esencialmente popular y que no
tiene igual en otros pueblos de España. Llámase la Vijanera.
En ese día, y sin duda por materializar ^el nombre del Santo
del día, ejecutando acciones propias sólo de gente silvestre,
vístense de máscaras varios vecinos pobres y de buen humor
con ropas viejas y sucias, unos de hombre y otros de mujer;
quiénes con trajes de pasiegos, quiénes imitando los de otras
provincias, no faltando alguno que se disfrace de fiera, en
cuyo caso éste es conducido con cadena al cuello por otro
hombre que figura ser el dueño de la alimaña. Una comparsa
numerosa de máscaras bien vestidas acompaña á los que hacen
de bufo en la Vijanera.
»Hasta aquí la broma no tiene nada de particular: esto ó
algo parecido se ve hasta en poblaciones de primer orden en
los días de Carnaval, en que se exhiben máscaras, por las ca-
lles, dignas de ser enviadas á la cárcel sólo por el hecho de
CHU 169
ofender la vista de los demás con trajes asquerosos y repug-
nantes, y los oídos con palabras sucias y hasta inmorales.
Pero lo que no pasa en otras poblaciones es la escena bárbara
y continuada que aquí, al decir de los que la han visto, ocurre
con los payasos celebrantes de la Vijanera^ á quienes llama el
pueblo zamarrones. Estos van por parejas, figurando una
vieja y un viejo, y aquélla lleva en brazos un muñeco de trapo
que representa un niño de pechos. Páranse delante de las ca-
sas á pedir aguinaldos, y con objeto, sin duda, de merecerlos,
bailan grotescamente, ya dando brincos descomunales, ya ti-
rándose á tierra de golpe y á trueque de lastimarse; no fal-
tando algún zantarrón que, ante el ofrecimiento de un duro ó
dos, esté dispuesto á zambullirse de cabeza en el río. Durante
el baile cantan algunos de los acompañantes un romance mo-
nótono, cuya música no varía de cadencia en ninguna de las
estrofas, y que comienza con los siguientes versos:
Gracias á Dios que he lleg^ado
Al portal de tu hermosura,
Donde se recrea el sol.
Las estrellas y la luna.
Gracias á Dios que he llegado
Donde no pensé llegar,
A darte las buenas tardes
Y á venirte á visitar.
«Esta fiesta, que nos recuerda la que nos pinta la mitología
de los sátiros y las bacantes^ se repite delante de cada puerta;
y si hay gente zumbona que aplaude á los zamarrones en sus
visajes y^ cabriolas, animándolos al par con algún vaso de
vino y algiyias monedas, entonces el entusiasmó de los gro-
tescos bailarines llega á su colmo, haciendo tales atrocidades,
que rayan en lo increíble y fabuloso. A veces entran en las
casas, y, por sorpresa cogen los comestibles que encuentran á
mano, como chorizos, jamones ó cualquiera otra cosa de co-
mer que haya en las cocinas, siendo de rigor tomar este atre-
vimiento á broma y no perseguirlos por ello. Esta diversión
concluye con una cena abundante, en la que toman parte to-
I70 CHU
dos los zamarrones^ ya vestidos con sus trajes ordinarios; cena
á la que suelen convidarse algunos de los comparsas, que ni
han brincado ni tirádose al río; pero que les ayudan á con-
sumir los comestibles y el vino que se sirve en abundancia.»
CHUECO
Decimos al individuo que tiene algo torcido, especialmente
los pies ó piernas: patojo^ patituerto, patizambo.
CHUGO
No es vocablo castellano; el caballo, mulo ó asno de piel
de varios colores es pío.
Si es del que hoy habéis caído
No subáis en él, y aquí
Recibiil, señor, de mí
Una pía hermosa y bella,
A quien una palma sella
Signo que vuestra la hace:
Que también un bruto nace
Con mala ó con buena estrella.
(Calderón — El médico de su honra.)
El alma aquí no podría
Distinguir lo que procura,
La pía de la pintura,
O por mejor bizarría
La pintura de Xs, pía.
( Calderón — Id. )
«Se les hizo encontradizo (á Critilo y Andrenio) un hombre vene-
rable por su aspecto, muy autorizado de barba... la frente encapotada,
su vestido por lo pió remendado, colgando de la cinta unas disci-
plinas...»
{Gradan — El Criticón)
A los animales que tienen el color parecido al del meló-
CHU 171
cotón, según dice el Diccionario, se les llama overos. Nuestro
vulgo llama j overos á los individuos de rostro manchado.
En un overo de tendidas crines,
Que apenas cabe en la anchurosa plaza
La rienda floja, el acicate á punto.
La pica en ristre, á la sortija marcha.
(Duque de Rivas — Moro expósito,)
Revuelve lleno de venganza y furia,
Rompiéndole al overo las ijadas,
Y otra vez yerra el golpe, porque el brazo
Iba temblando de despecho y rabia.
(Duque de Rivas — Moro expósito. )
CHULCO
Chullcu es una hierba parecida á la acedera, respecto del
sabor ácido, pero completamente distinta por lo que atañe á
la forma exterior: trébol rastrero de flores amarillas pentapé-
talas, chicas, cuyos tallos jugosos y agrios, y hojas no grandes,
comen los indios.
Chuleo denominan también nuestros cpcineros una sopa
que acabo de ver descrita en una receta de cocina con el nom-
bre de sopa al toínate d la CaTnbaceres (las construcciones ga-
licanas son muy culinarias: escribir sopa de verduras ó de
huevos ó de pescado ó de mariscos, sería tan impropio en un
ffienu como que fuese por la calle un clérigo con ropas talares
y sombrero mujeril). Desde que podemos comernos la tal sopa
denominándola al tomate á la Cainbaceres^ puede asegurarse
que parecerá menos mala que cuando la comíamos llamándola
chuleo. Ya se ha hecho, pues, merecedora de que se propague
la receta para prepararla. Vamos á dar una copia: «Cuando
esté hirviendo un buen caldo gordo, romped en él algunos
huevos, sin remover para que se cuezan enteros, en propor-
ción de uno por comensal, y añadidle pedazos de tomates bien
maduros. Esto es todo y serviréis una sopa excelente.»
Así lo asevera el autor de la receta.
172 CHU
CHULPI
El género Zea de los botánicos, ó sea el cereal maíz, de
que hacemos tanto uso en la serranía del Ecuador, posee mu-
chas variedades, que mencionamos al tratar del vocablo can--
guiL Chulpi en quichua significa arruga, y de allí se denominó
chulpi 2l la variedad de maíz chico y arrugado^ pero rico en
materia sacarina, suave y delicado, que nuestro pueblo des-
tina á usos distintos de los del maíz ordinario.
CHULLALEVA
Según la etimología del vocablo híbrido quichua-español,
chullaleva sería sólo el que tuviese una levita; pero según su
valor comprensivo, chullaleva significa más, mucho más: es el
poseedor de un vestuario, con el cual ostenta una riqueza de
que carece; es el cualquiera que, gracias á las caricias de la
ciega fortuna, se da aires de señor; es el mozo de taller que
pretende instalarse como en casa propia en el salón del acau-
dalado; es el parventi de los franceses, que el español traduce
incompletamente con la palabra advenedizo; es aquel ente que,
sin la preparación ^necesaria para subir, pretende colocarse en
alto y lo que consigue es ponerse en ridículo; es un tér-
mino medio entre el futre y el pije de los chilenos; es el
cursiy pero de nacimiento y de gusto; es el que se queja del
orgullo de los demás, y recibe sentado en su oficina á las gen-
tes de importancia que le visitan; es un sujeto que puede muy
bien alcanzar hasta suposición quizá, pero que come con el
cuchillo en el banquete á que se le convidó, que escupe en las
alfombras á lo mejor de discutir acerca de alta política, que se
pone zapatos amarillos al propio tiempo que chistera, que dis-
puta respecto de cualquier cosa con insistencia, que cree de
buen tono encontrarlo todo malo, que se priva porque sus
hijos se casen con nobles y afecta sin ton ni son despreciar
á la nobleza, que habla contra la soberbia de ésta pero ofende
y escarnece á los infelices, que se disgusta de que no se le
llame señor don y nombra por apodos al menestral, que se
CHU 173
precia de que su abuelo fue zapatero... aunque hijo de un
sobrino del capellán de un marqués que vino de España.
CHUxMA, CHUMADO, CHUMAR, CHUMARSE
Tanto como el alcoholismo se ha extendido por el mundo,
cuanto ha crecido igualmente la sinonimia de lo que atañe á
esa gran calamidad social. A lo que, según los grados de la
embriaguez, se llama castizamente estar calamocano, estar en
chispa, embriagarse, emborracharse, decimos todavía en tal
cual castellano pero ya no castizo, rascarse y empericarse^ fne-
terse perica^ y por fin, en quichua puro, chtintarse.
Aficionados á circunloquios, á no ir recto, á hacer curv^as,
á perífrasis y otras figuras retóricas de palabra y de pensa-
miento, á tropos y otras vueltas; los bebedores, á la acción de
beber simplemente ó empinar el codo, denominan de la propia
manera con lujo de sinónimos, matar el gusano^ hacer las m.a-
nanas y abrir boca^ apretar la cincha^ encender el farol^ chupar^
sin duda por aquello de sacar con la boca el jugo de la caña
dulce de que destilamos el aguardiente, etc.
Asimismo la mona, chispa, ebriedad, embriaguez, borra-
chera, crápula, posee extensa nomenclatura entre los profeso-
res del ramo, contentándose los más modestos con el vocablo
chum.a para la borrachez, y con la denominación de chumbados
para sus condiscípulos ó comprofesores, — no para sí propios,
pues nunca se creen en estado de merecer aquel nombre qui-
chua, ni los varios españoles, achispado, chispo, embriagado,
ebrio {hebreo^ como decía alguno), borracho ó crapuloso, que
corresponden al estado habitual.
»
CHUPAR
Además de la significación de beber ó tomar licor, que im-
propiamente damos á este verbo castizo, le atribuimos unos
■cuantos significados más, que es conveniente anotar:
Chupar cañas^ lo cual no es muy impropio, aunque no saca
con los labios, sino con los dientes y muelas y todo el aparato
bucal, el jugo azucarado de la cañamiel el que la caña (hemos
174 CHU
inventado también el verbo cañar para la expresada opera-
ción). Chupar naranjas ó limas ^ ya es impropio sin atenuan-
tes, pues estaría bien sólo en el caso de que quien tomara
naranjas ó limas se contentase con hacer la succión, dejando
dentro de la cascara los pellejillos de las células que en-
cierran el zumo, verbigracia como se verifica con algunas va-
riedades de mangos, que no se comen, sino se chupan para
extraerles el jugo que empapa las fibras déla semilla. Chupar
tabaco es manera de expresarnos innecesaria, supuesto que,
aun cuando el fumador pone la boca como para chupar^ y
hasta mama el cigarro cuando no arde por estar roto ó por
otra causa, tenemos verbo propio para la acción de aspirar y
despedir el humo del tabaco, consumiéndolo en cigarrillos, ci-
garros, pipa lí otra iorvci2i\ fumar .
CHUPO
Divieso^ forúnculo ó clavo ^ conforme lo llaman también por
su forma las obras de medicina.
Según el Diccionario, divieso es el tumor inflamatorio del
tejido celular subcutáneo, y clavo el tejido muerto (?) que se
desprende del divieso.
CHUPÓN
Del verbo chupar hemos formado nuestro chupón^ que en
ecuatoriano no significa, como en español, persona que saca
dinero con astucia y engaño; ni vastago que arrojan los árbo-
les en el tronco ó en medio de las ramas principales, y que les
chupa el jugo y estorba el fruto; ni cada una de las plumas no
consolidadas que extraen la sangre al ave; no, señor, sino ins-
trumento para la succión de la leche, que consiste en una bo-
tellita de cristal ó porcelana, con un pezón de teta de vaca, de
marfil reblandecido ó de goma elástica, con que se lacta arti-
ficialmente á los niños: instrumento que hoy se denomina en
castellano biberón^ de bibo^ bibiSy bibere\ beber.
r
CHU 175
CHUQUIRAGUA
Las dos especies ( Chuquiraga inicrophila y CA., insignis)
de plantas de la familia de las compuestas^ que denominamos
chuqmragua^ habitan en grandes alturas de los Andes ecuato-
rianos, formando parte de la rara vegetación de las regiones
azotadas por vientos helados y las escarchas de la cordillera.
Resiste al rigor de la intemperie merced á lo coriáceo de sus
hojitas menudas, sésiles, escamosas, puntiagudas, y á la soli-
dez de la estructura de toda la planta.
Se la usa como febrífuga y tónica, probablemente por el
principio amargo que contiene.
CHURO
Esta palabra, tomada del quichua chtiru^ tiene entre nos-
otros varios significados, y no sólo es empleada por el vulgo,
sino hasta por gentes un algo instruidas. Así, por ejemplo, no
hay señorita, por bella y distinguida que sea, que no hable de
churos rubios y churos negros, churos naturales y churos pos-
tizos; y en consecuencia, de chureros ó chureadores^ esto es,
de instrumentos para hacer churos\ y de chureadas^ quiere
decir personas ó cosas con churos\ y de chureár ó churearse^
á saber, hacer ó hacerse churos.
El lector no ecuatoriano debe de haber sospechado ya que,
en este caso, denominamos churos á los rtzos^ bucles, tirabu-
zoíies^ anillos ó sortijas del cabello, que todos estos vocablos
encontramos en nuestro caudaloso idioma; y churero ó chu-
reador 2i\- encrespador; chureado á lo rizado^ ensortijado ^ en-
crespado^ enrizado ó enridado^ si se quiere emplear un ar-
caísmo; y churear á encrespar, rizar ^ ensortijar y enrizar.
Churo llamamos además los ecuatorianos, á los moluscos
gasterópodos del género Helix^ de donde debió extenderse la
denominación á los rizos; pues churu primitivamente significa
caracoL
Churo decimos, asimismo, á la escalera que en caste-
llano se nombra también caracoL
176 CHU
Churo y por fin, se llama en los campos, el cuerno con que
los muchachos atruenan al ir á las doctrinas ó á alguna faena
de la labranza; caso en el que quizá corresponde á lo denomi-
nado por la Academta caracola^ ó mejor al término de monte-
ría cuerna.
CHURUMBELA
Dicción que no viene del quichua, á pesar de sus afinidades
con churu^ y que es bien castellana en el significado de instru-
mento músico de viento, semejante á la chirimía; no es caste-
llana en el sentido que le damos de bombillo ó bombilla con el
cual se toma la infusión del mate y de otras hojas, para impe-
dir que pasen á la boca. Tampoco es castellana en vez á&pipa
ó cachim^ba^ aceptada por la Academia como voz americana.
El Diccionario último trae ya la palabra churum^bela con
el signicado de bombillo para tomar el mate.
CHUCSHI
Lechuza
Hay varias especies en el Ecuador: la más común en los
campos de la serranía es la Strix punctatissima de Gray.
Y tan arbitrariamente vamos en esto de dar denominacio-
nes bárbaras á las cosas, que chucshi se llama en Cuenca al
renacuajo,
«Aquél de allá pide venganza; y el otro es un rondante, lechuzo de
las tinieblas, que desea la noche más obscura para capa de sus ruin-
dades.»
(Gradan,)
«Pues si uno va á negociar, y topa zurdos, se vuelve, como si to-
para un cuervo, ó oyera una lechuza.
{Quevedo — Las zahúrdas de Plután.)
Diz que un día en un convento
CHU 177
Entró una lechuza,,, miento;
Qu(í no debió ser un día.
{Triarte — Fábulas: La lechuza,^
CHUZNIETO
Chozno,^ chozna^ cuarto nieto. Según la Academia, aunque
con duda, chozno vendría del griego StóéYYOvo^;, hijo del biznieto,
cuyas dos últimas sílabas gonos se asemejan algo en la pronun-
ciación á chozno. Más ingenioso que el origen expresado es el
que presenta para el vocablo nuestro, chuznieto^ el esclarecido
lingüista señor Cuervo: «En el Ecuador, según don P. F. Ce-
vallos, se dice chuznieto por chozno: ¿será ésta la forma primi-
tiva, y la otra abreviada, como manso de mansueto,, fino de
fintius? Es cierto que estas analogías no son satisfactorias,
pero á falta de otra etimología, podría tomarse como com-
puesto á estilo de biznieto^ trasnieto^ y la primera parte sería
el portugués y gallego chus {=\axín plus)^ más. Debe obser-
varse que en el Fuero Juzgo hay btZ'7itet0y tras-nieto y tres-
nieto ó tris-nieto,, cuadri-nieto; de suerte que el más podría
hacer relación á esta serie numérica.»
Don Rufino José Cuervo — Apufttaciones críticas sobre el
lenguaje bogotano,)
¿No será nuestro chusnieto ó chuznieto,, como convencional-
mente escribimos empleando una z que jamás pronunciamos,
una palabra híbrida, cual las infinitas que tenemos, chuscu-
nieto,, fchuscUy cuatro), cuarto nieto, como dice el Vocabu-
lario?
Chuscu entra en la composición de varias palabras, así se
llama chuscujeta al bezo,, etc.
1-1
\
f-—
V '^
t '
au-ii — ig= II =it
DAMAJAUA
Árbol tropical corpulento, cuya corteza proporciona á los
indios de Cayapas una especie de paño del que hacen ropas
de cama y vestidos. En la Exposición Nacional de Quito
(años 1891-92) se presentó un poncho de dainajaua^ notable
por las amplias dimensiones y por la flexibilidad y, puede de-
cirse finura, de las tupidas fibras.
DAMASANA
Parece que en toda la América española se deforma la pa-
labra damajuana. La Academia le señala la etimología del
árabe damchán^ botellón; mas Cuervo parece atenerse al ori-
gen señalado por Marsh, Damaghan^ ciudad de la provincia
persa de Ko rasan. — Monlau no trae la etimología de dama^
juana, — Castaña llaman más generalmente los españoles á la
vasija ó vaso grande de vidrio ó de barro, que sirve para
echar en ella algún licor.
DAR BOTE
Podemos decir lo mismo con una sola palabra: botar ó re-
surtir.
No la pelota con tan presto salto
Resurte arriba del macizo suelo.
{Er cilla — La A r ancana . )
* T(
1 80 DEB
DAR EL PECHO
Los animales irracionales atetan ó tetan á sus hijos, si se
quiere expresar la acción en una sola palabra; ó también los
lactan ó ainamantan^ lo mismo que las mujeres. Dar de ma-
mar^ dice el Diccionario; pero sólo al definir el verbo atna-
tnantar,
DE ADREDE
Corrigiólo el señor Cevallos; pero con poca suerte, ya que
continúa la intrusa preposición antecediendo al adverbio de
modo adrede que equivale á de propósito^ de caso pensado^
con deliberada intención^ aposta^ intencionadamente.
No es imposible que el defecto nos haya venido de España,
donde, como lo hace notar don Andrés Bello en el Glosario
del poe^na del Cid^ la preposición de se anteponía sin necesi-
dad á no pocos adverbios, como dentro^ defuera^ debajo^
donde^ y aun se duplicó en dedentro (dedans).
DEBAJERO
Entiendo que del adverbio de lugar debajo hemos formada
el sustantivo debajero^ con el que pretendemos significar lo
que en España se llama refajo: zagalejo interior de franela,
bayeta lí otra tela semejante, usado por las mujeres para
abrigo.
«Estaba una vieja, flaca y apergaminada, acabando de remendar, á
duras penas, por falta de vista y de pulso, un refajo negro...»
{^Pereda — El sabor de la Herruca.)
DEBILITAMIENTO
Neologismo innecesario; pues tenemos en español las voces
debilidad y debilitación^ que significan, respectivamente, falta
de vigor ó fuerza, y acción y efecto de debilidad ó debilitarse.
DEC i8i
DECEPCIÓN
Significa precisamente lo contrario de lo que los perio-
distas chanflones quieren que signifique, en las frases siguien-
tes ó parecidas, que hallamos todos los días en editoriales más
ó menos campanudos: «La nación acaba de sufrir la más
grande de las decepciones^ con motivo de la nota liberticida
de N. N... poniendo trabas á la libre emisión del pensamiento
escrito.» — «¡Qué decepción^ Cielo santo, esperar honradez y
probidad y encontrarnos con peculado y miserias! — En la es-
cuela de la adversidad se forman los hombres, como en la de
las decepciones las Repúblicas.» — «¿Se han dictado leyes que
sirvan de garantía para los asociados?... Una triste decepción
nos está dando á conocer todo lo contrario.»
Como decepción equivale á engaño; pues, viene del verbo
anticuado decebir^ engañar (decípere)^ vamos á sustituirla con
«u equivalente, á fin de que se conozca la monstruosidad re-
sultante del cambio.
«La nación acaba de sufrir el más grande de los engaños
<:on motivo, etc.,» donde, según entendemos, el diarista quiso
decir «que la Nación acaba de padecer el mayor de los des-
engaños.» «E.n la escuela de la adversidad se forman los hom-
bres, como en la de los engaños las repúblicas.» ¿De los enga-
ños) Mentira! Sí, de los desengaños, esto es, de las lecciones
de una amarga experiencia.
Las naciones no se forman en las escuelas de los engaños^
por aficionados que seamos á las metáforas; el escritor indu-
dablemente se propuso expresar que las repúblicas se educan
en la escuela de los desengaños (lo opuesto á decepciones ) ^
como los hombres bajo la férula de la adversidad. Por lo
cual, de cierto, se empeñan en educar á nuestra patria, y
en educarnos á nosotros los dictadores militares, que tan ap-
tos se nos manifiestan para formar á aquélla y para educarnos
á nosotros merced á los medios indicados.
Pero donde se ve manifiesto el trastrueque es en un suelto
de crónica de uno de los más afamados diarios de la Repú-
t,Í ;
i82 DEC
blica de Chile, que después de dar noticia del suicidio de un
abogado de la capital, como epifonema exclama:
«El señor Mesa Torres tenía, más ó menos, treinta años,
la edad de las decepciones^ según asegura Espronceda.»
Ahora bien, lo que dice Espronceda en el canto III de «El
Diablo Mundo,» es:
¡Malditos treinta años,
Funesta edad de amargos desengaños!
Por donde claramente se ve que el cronista de Santiago,
como los nuestros, creía que lo mismo valía desengaño que
decepción.
El mismo error cometen generalmente los franceses en el
uso del sustantivo déception. Los ingleses tienen el sustantivo
deception y el adjetivo deceptive^ pero en la legítima acepción
etimológica de las palabras.
DECEPCIONAR
Decepción^ al menos, es castellano; y aunque le hayamos
apropiado cabalmente cualidades, quiero decir significado
opuesto al que le pertenece, del propio modo, cual sucede
con nuestros homúnculos de la política, que tal como decep-
ción son engaño y se nos presentan como desengaño.
Decepción,^ sí al menos es cosa nuestra...
Decepción, siquiera está en el Diccionario; pero decepcio-
nar^ no está; aunque sospecho que también es muy nuestro.
Si decepcionar viniese, como decebir^ decepción y decepto-
riOy de decipere^ debería equivaler á engañar^ y con tal sig-
nificado que le conserven en buena hora los políticos; pues
es verbo que les hace falta: insidias nteditariy ficta daré
verba ^ agere in fraudes^ dolos nectere^ que son frases sinóni-
mas del latino decipere y del griego SeXeáCo), que significa tam-
bién cazar ó pescar con cebo. '
DECLINAR (un honor)
En francés el verbo décliner tiene las mismas acepciones %
. 1
DEM 183
que en castellano y á más la que nosotros le atribuímos: déclt-
jicr un honneur^ nne invitation^ etc.
Dígase rechazar ó renunciar un honor ^ s¡ no se quiere in-
currir en galicismo.
DECREPITARSE
Hay en el Léxico el adjetivo decrépito^ que se aplica á la
edad muy avanzada, y á la persona que por ser muy vieja,
suele tener muy faltas las potencias (todos estos imtys son
del Diccionario). Hay del mismo modo, el sustantivo decrepi-
tud^ suma vejez, chochez ó chochera; pero no el verbo decre-
pitar^ con la significación de debilitarse las facultades menta-
les por efecto de la edad, es decir, con el significado de
chochear,
DEFECCIONARSE
Verbo que seguramente hemos formado los hispanoameri-
canos de defección^ acción de separarse con deslealtad de la
causa ó de la parcialidad á que se pertenecía; pues con dicho
verbo pretendemos expresar lo propio que con rebelarse y al-
zarse^ levantarse^ sublevarse^ conjurarse,
¡Nos faltan palabras para expresar lo que nos sobra!
DE GANA
Los españoles dicen: sin razón ni motivo, porque si.
DEMANDERO, DEMANDA, DEMANDAR
El que recibe las mandas ü ofertas hechas á Dios ó los
Santos, es tan demandador^ según el Diccionario, como el
que demanda ó pide otras cosas.
Demanda para nuestro pueblo significa solamente petición
de una cosa en juicio, y no súplica, solicitud, que son los
principales significados del vocablo, además de limosna que
se pide para una iglesia, imagen ú obra pía.
*••*
1 84 DEM
Demandar^ pedir, rogar; apetecer, desear; en lenguaje
forense, deducir en juicio ó exponer el actor su acción ó de-
recho; significaba también antiguamente lo propio que pre-
guntar ó que intentar, pretender, hacer cargo de una cosa y
pedir satisfacción de un agravio.
Véanse algunos ejemplos de las acepciones de demandar,
tomados del Poema del Cid,
Mío Cid por los sos yernos demandó et non los falló,
(La Gesta de mió Cid^ Cantar III. )
Por quanto esta cort ficiestes por mi amor
Esto les demando á Infantes de Carrion.
(Id,— Ib id.)
Aun grande amor nos face el Cid Campeador,
Quando desondra de sus fijas no nos demanda oy.
(Id,—Ibid.)
DEMASIADO
He aquí un adjetivo que se usa en demasía por nuestros
habladores y hasta por nuestros escribidores:
— Agradezco á Ud. demasiado^ dicen los que tienen que
agradecer un favor.
— Detnasiado lo siento, exclaman los que creen encarecer
con este adjetivo el sentimiento que no tienen.
— Está Ud. demasiado bien, aseveran como, con galantería
los empalagosos.
— Antonio es demasiado honrado, afirma á manera de
abono un raro defensor de la honradez ajena.
Y puede asegurarse que ninguno de los dichos ha em-
pleado debidamente el vocablo, y aun que alguno de ellos ó
todos han expresado lo contrario de lo que se proponían.
En efecto, si dem^asiado significa, como lo define el Dic-
cionario, y como lo demuestra la etimología, por demás, que
tiene demasía^ que es un exceso, — los que agradecen dema-
siadoy en puridad dan á entender que agradecen más de lo
DBM 185
que deben y que se les adeuda una buena adehala de favor
para compensar el exceso de agradecimiento del agradecido.
Asimismo el que dice que se duele demasiado de una des-
gracia, que le sobrevino á su amigo, le hace saber claramente
que la tal desgracia no merece ser sentida, ya que aun el do-
lor del amigo (ya se sabe lo que son dolores de dientes afuera)
es excesivo respecto de ella.
A quien le parece una persona detnasiado bien, se le
podría creer entendiéndoselo en castellano, envidiosa' más
bien que contenta de la demasía de salud, ó de prosperidad,
ó de belleza, ó de vigor, ó de lo que fuere, de aquella persona.
Lo de que Antonio sea demasiado honrado es simplemente
una majadería; pues en la honradez no se comprende nunca
cómo haya exceso. •
Lo qae suponemos que se proponen decir los sujetos
arriba citados es que agradecen m^ticho lo que agradecen, que
sienten mucho el mal aquél, que juzgan muy bien al que tal
juzgan y por fin que Antonio es muy honrado,
Dem^asiado significa, pues, un exceso defectuoso.
Véase ahora el acertado uso en los ejemplos siguientes:
4iiDon Pedro. — ¿La han impreso? (la comedia)
Don Eleuterio. — Sí, señor ¿Pues no se había de imprimir?
Don Pedro. — Mal hecho. Mientras no sufra el examen del público
en el teatro, está muy expuesta; y sobre todo, es demasiada confianza
en un autor novel.»
{Don Leandro Fernández de Moratin, — La Comedia nueva,)
4iíDon Pedro, — Vamos: no hay quien pueda sufrir tanto disparate.
Don Eleuterio, — ¿Dis[)arates los llama usted?
Don Pedro, — ¿Pues no?
Don Eleuterio. — ¡Vaya, que es también demasiado! ¡Disparate!
Pues no los llaman disparates los hombres inteligentes que han leído
la comedia...»
{Id.—Ibid.)
4kDon Pedro, — No quiero dejarle (en la equivocación); me da com-
pasión... y sobre todo, es demasiada necedad después de lo que ha
sucedido, que todavía esté creyendo el señor que su obra es buena...»
{Fernández de Moratin — Id. )
i86 DEM
«Como entramos en la casa, estaba de* tal suerte, que no nos atre-
vimos á quedar allí aquella noche por causa de la demasiada poca lim-
pieza que tenía, y mucha gente del ag-osto.»
[Sta, Teresa — Libro de las fundaciones,)
«Porque así les saldría más barato (lo que fuese menester para el
ejército y para la villa) que trayéndolo mercaderes, que siempre quie-
ren llevar demasiados y excesivos precios.
(/francisco López de Gomara — Conquista de México.)
DEMENTADO
El adjetivo verbal de defnentar^ se^ perder el juicio, es
demente y no dementado. Puede decirse asimismo ^neniecato^
fatuo; menos que demente, mentecato y fatuo es imbécil\ y
aun menos estúpido. Demente y mentecato significan lo propio:
de^ privativo y inens^ entendimiento; m,ens y captuSy privado,
cogido, tomado.
«Cuando el pupilo demente ó loco haya llegado á la pubertad, se-
guirá el padre de familia cuidando de su persona y bienes hasta la
mayor edad del pupilo.»
{Bello — Proyectos de Código Civil.)
«Y como en la corte de dos mundos no hay casa de dementes.,.^
(Castro y Serrano — Cuerdos y locos.)
«Pero el loco, amigo Juan, no era ciertamente el mej orador de los
cangrejos, sino el m^entecato que hacía asunto serio los extravíos de su
razón.»
{Id. — Ibid.)
Era un padre don Gil tan mentecato^
Y en educar sus hijos fué tan nulo.
{Cayetano Fernández — La Cotorra).
demitir; demisión
Detnitir es forma anticuada de dimitir ^ renunciar, hacer
-^
DEM 187
dejación de un empleo ü otra cosa; pero de^nisión significa
sumisión, abatimiento, y no desapropio de una cosa .que se
posee, renuncia ó apartamiento de lo que se tiene, ó del de-
recho y acción que se puede tener, lo cual se llama dimisión,
¡Cuánto nos recuerda la palabra demisión!
Corría una de las turbulentas épocas de nuestras revolu-
ciones. Habíase hallado un pretexto para que las ambiciones
impacientes perturbasen la paz pública, al parecer afirmada
por tres sucesivos cambios constitucionales de gobierno: tra-
tábase de derrocar un gobernante débil y no conocedor de los
hombres, cierto; pero más religioso que varios de los cau-
dillos conservadores de la oposición é incomparablemente
más liberal que el partido triunfante poco después. La ofus-
cación de algunos de los hombres del poder y la? nefastas
intrigas de otros, empujaban á la República hacia el preci-
picio á que la arrastraban las gentes del trastorno. Parecía
que la atracción tremenda del abismo hubiese producido
vahídos aun á los ciudadanos no posesos del demonio de la
revuelta. Todos, sí, preveíamos desventuras, profundas alte-
raciones morales, sacudidas de un magno cataclismo social.
Pero jqué hacer! El movimiento de destrucción de lo exis-
tente era de tal naturaleza, que pretender detenerlo habría
sido obra tan vana como la del niño que se hubiese propuesto
contener los furiosos vaivenes de un terremoto, comprimiendo
la tierra con sus manecitas.
Veíamos á los hombres que el pueblo se había acostum-
brado á respetar, que tomaban como los pilluelos de la calle,
el fango del arroyo para arrojarlo al rostro de la autoridad;
mirábamos á los ciudadanos antes sensatos corriendo por los
senderos de una asquerosa política, en las agencias degrada-
das de ayudar á los clientes de taberna en la labor de azuzar al
chacal de los albañales. ¡Qué hacer! Trasponer los umbrales
del seguro del hogar, equivalía á meterse entre los oleajes de
la multitud delirante; mostrarse siquiera, era señalarse á la fu-
ria estúpida del monstruo que se saboreaba ya con el caniba-
lismo del desastre.
Los pocos hombres que se libertaron entonces de la ho-
rrenda epidemia de la insensatez; los muy pocos que no con-
1 88 DBM
tribuyeron ni con una diminuta acción ni con una sola palabra
á atizar el gran incendio, no consiguieron sin embargo evi-
tarse, más que las tribulaciones de una honda revolución, la
profunda amargura de contemplar el criterio perdido, los jui-
cios extraviados, las más rudimentales nociones del bien y del
mal trastrocadas lamentablemente, el desquiciamento de todo
orden, la fe religiosa vacilante en su choque contra la impasi-
bilidad de los decretos ineludibles de una Providencia que no
explica previamente sus resoluciones.
Después...
La concentración no solamente dentro de un domicilio
profanado por el espionaje y la delación, sino dentro de sí
propio; el alejamiento absoluto de los amigos, de los conoci-
dos, de las gentes, unas enloquecidas por el delirio de la re-
volución, otras envilecidas por la ruindad del interés y del
egoísmo, otras idiotizadas por el instinto imbécil de seguir el
camino que siguen los demás, otros, los villanos, que juzgan
las épocas de desorden apropiadas para las venganzas de la
inferioridad y hasta para escarnecer la honradez, el patrio-
tismo, el mérito; el abatimiento del amor patrio anonadado
por el desastre . . .
Todo esto nos hace recordar la palabra di^nisión^ pronun-
ciada sin cesar por los políticos y los politiqueros y repetida
por el tonto eco de las multitudes ¡Demisión! ^ ¡demisión!
DEMOÑO
Demonio: dcemonium, (latín), demon (inglés), démon (fran-
cés); en ningún idioma de los que han tomado del gíiego
8aíjjL03v, geniOy la voz demonio^ encontramos la gn, que equivale
á nuestra ñ y que, por su semejanza con la ni^ hemos introdu-
cido en el vocablo. Así como tampoco en sus derivados: de-
ntoníaco^ dem^oniadOy deínonial^ demonom>aníaco^ endemoniado ^
endemoniar,
«Vio la sabiduría de Dios, que la malicia y envidia del demonio no
había de tener fin. »
{Fr, José de Sigüensa — Yida de San Jerónimo^
DE R 189
«¡Ay qué terrible demonio eres, memoria del bien que pude hacer,
y de los consejos que desprecié, y de los males que hice!»
(Quevedo — Las zahúrdas de Pintón,)
«Y se ha de advertir, que los diablos en los alguaciles estamos por
fuerza, y por mala gana, por lo cual, si queréis acertarme, debéis lia -
marme á mí demonio enalguacilado, y no este alguacil endemoniado, y^
{Quevedo — El Alguacil alguacilado ,)
AaijjLOv'.ov, demonio, numen, fantasma, en griego; Aaijjiovioc,
divino, feliz, y ¡Filosofía de las lenguas!, también miserable,
desgraciado.
DENTRAR
Por entrar^ ha sido corregido varias veces en Hispano
América; pero no entra la corrección entre los que cometen el
error, que, sin duda por ser importado de la mismísima Es-
paña, posee vigor suficiente para resistirse á todos los ataques
que se le dirigen y pueden dirigírsele en lo futuro.
Probable es que digamos dentrar por analogía con el ad-
verbio dentrOy en el que, como lo observa Bello, se antepuso
la preposición de sin necesidad, y hasta se duplicó en deden-
tro^ que significa nada más que dentro (intus),
DENUNCIO (El)
La acción y efecto de denunciar, sustantivo femenino, no
masculino: la denuncia, Dícese también denunciación,
DE REPENTE
El pueblo da algunas ocasiones á este modo adverbial el
significado de de vez e7t cuando^ ó más bien de alguna vez\ y así
dice: ^de repente sucede, pues, que uno toma una copa»; «rf^
repente no es malo divertirse», etc.
La significación propia es prontamente^ sin preparación^
sin discurrir 6 pensar.
I90 DBS
DIRRITIDO
Derretido,
«No os maravilléis de mi turbación, porque vi dos demonios de tan
abominable vista, que si se encendiese aquí un fuego de piedra azufre,
y metal derretido^ tan fuerte, que hubiera de durar desde ahora hasta
el fin del mundo, escogiera antes pasar por él, que volver á verlos.»
{Nieremberg — Diferencia entre lo temporal y eterno,^
«Hasta la misma princesa, que cada día estaba más derretida por el
sas trillo...»
( Trueba — Las aventuras de un sastre.)
DERRITIR
Derretir,
Sea que venga de peo), fluyo ó de Oépo), caliento^ según Co-
varrubias, ó de deterere^ gastar, destruir, conforme opinión
de Diez, ha de escribirse con e la segunda sílaba, lo mismo
que la primera.
DESAPERCIBIDO
Inadvertido,
Desapercibido^ desprevenido, desprovisto de lo necesario;
inadvertido,^ falto de advertencia, no advertido.
^Inadvertidos de esto los padres, suelen entregar sus hijos en los
primeros años al gobierno de las mujeres, que con temores de sombras
les enflaquecen el ánimo y les imponen otros resabios que suelen man-
tenerlos después.»
( Saavedra — Empresas políticas, )
DESCACHALANDRADO
Despechugado^ desairado^ desarrapado^ desataviado^ des-
DES 191
galichado^ desgarbado ^ desalmado, desgaírado, des br agüe íado^
tan rica es la lengua castellana.
«Los Cartag^inenses decían mal de Anníbal, porque andaba siempre
desabrochado y despechugado el estómago. Otros burlaban de Julio
César, porque andaba mal ceñido. No hay ninguno tan ajustado, que no
halle en él que reprehender la envidia y mal afecto de otros, ó la con-
dición extravagante.»
(Nieremberg — Diferencia entre lo temporal y eterno,^
«Pas. — Pero buen mozo.
Pepita. — Alto y recio sí, pero desgarbado^ estrafalario.»
(Hartzenbusch — Querer de miedo. ^
DESCUAJERINGARSE
El Diccionario trae el verbo familiar descuajaringarse^ y
asimismo lo emplean los escritores de la Península.
«Y lo que es peor que todo ello, que el ánimo va cantando al son
de la osamenta que se descuajaringa y no puede ya con el pellejo.»
{Don José María de Pereda. — Peñas arriba,^
DESCHAPAR
Ya se ha dicho que no hay chapa en nuestro idioma, con
el significado de cerradura; por tanto, tampoco deschapar^
que hemos formado de aquella palabra.
Violentar ó arrancar la cerraja ó cerradura de una puerta,
escritorio, cofre, etc., descerrajar.
Acción de descerrajar, descerrajadura,
DESCHAVETARSE. DESCHAVETADO
Perder uno la chaveta y frase figurada y familiar, perder el
juicio, volverse loco^ no es lo mismo que significa nuestro
verbo deschavetarse. Deschavetado es, no el loco propiamente;
sino, más bien, el que en España denominan chijlado. Por
192 DES
consiguiente, deschavetarse equivale al verbo familiar español
chiflarse,
DESECHO
Denominamos en el Ecuador, cuando no c/iaquiñán^ al
atajoy es decir, á la senda ó paraje por donde se abrevia el
camino, y la palabra es de noble abolengo; pues, aunque
la Academia no traiga la voz desecha en su Léxíico, la halla-
mos en antiguas obras castellanas:
No tiene aquel camino otra desecha.
Que el cerro casi en torno era tajado.
Del un lado le bate la marina,
Del otro un gran peñol con él confina.
(Er cilla — La Araucana,^
El Diccionario escribe deshecha y la define: «Salida pre-
cisa de un camino, sitio ó paraje». No es, pues, lo propio que
nuestros desecho y chaqutñdn^ ni que sendero ni atajo,
, «Tomando á la siniestra un mal sendero,
Que á dar iba en un gran despeñadero.»
(Er cilla — La Araucana,) -
«Pregúnteles por los atajos que podrían llevarme más pronto á Ci-
fuentes; pero sus noticias eran tan vagas, que juzgué prudente seguir
por el camino para no perderme.»
(Peres Galdós — -Juan Martin el Empecinado,)
DESENGAxÑADO
Es un adjetivo figurado y familiar que en España significa
despreciable y malo, es decir, muchísimo más de lo que le ha-
cen significar entre nosotros los calificadores de bellezas fe-
meninas y aun de hermosuras masculinas, según quienes las
frases: «Juana es desengañaditay> ^ «Pablo es el más desenga^
Hado de sus hermanos», equivalen á «Juana no es bonita»,
«Pablo es el menos buen mozo de sus hermanos».
DBS 193
DESENRAIZAR . DESRAIZAR
La fácil formación de verbos de esta naturaleza, ocasiona
que el vulgo, expedito en sus procedimientos, no se detenga
á averiguar cuál es la voz castiza, y encuentre más fácil y
presto criar una palabra que llene las necesidades del mo-
mento.
Arrancar de raíz un árbol ó una planta, desarraigar^ que
posee además otras significaciones, aunque figuradas.
Erradicar^ tiene significado igual: arrancar de raíz.
Descttajar^ sacar de cuajo ó raíz, equivale á los dos verbos
anteriores; pero la Academia lo limita como término de agri-
cultura.
En obras antiguas encontramos desraigar.
DESENTECHAR. DESENTEJAR
Ahí está la mina. Con las preposiciones inseparables des y
en ya hay el material suficiente para fabricar una buena co-
pia de palabras.
Así como nuestros indios del Oriente no necesitan venirse
á lo civilizado de la República para proveerse de dinero, sino
que les basta acudir á los ríos auríferos y tomar una pepita que,
sin cuños ni sellos, les sirve excelentemente para trocarla con
una vara de género ó un sartal de cuentas, de igual manera el
vulgo no ha menester inquirir si es condición indispensable
para que circulen las palabras el que lleven el sello que les
comunica ley y valor. No; echa mano á lo tácil y próximo, y
posee lo bastante para la vida de relación, para el comercio
con sus semejantes. ¿Ni para qué necesita más?
Los pueblos cultos hacen un objeto de arte de sus mone-
das: las de cruz bastaban á las antiguas colonias españolas
para sus cambios insignificantes, verificados muchas veces en-
tre comestibles d otros objetos, sin intermedio de signo mo-
netario alguno. No eran tampoco modelos de grabado los
ochavos morunos que pasaron á España después de la guerra
de África.
13
194 DES
Ni entechar ni entejar hay en el Vocabulario, por consi-
guiente, tampoco desentechar ni desentejar; pero sí hay techar
y tejar ^ de los que se forman castizamente destechar y des-
tejar,
DESGARRAR
Es otro de los despropósitos que corrigió inútilmente el
señor Pedro Fermín Cevallos, lo mismo que el señor Cuervo
y nuestro amigo el señor Rodríguez, quien recuerda que Ca-
rreño, en su Manual de urbanidad^ dice esgarrar^ como los
cubanos.
Arrancar y arrojar por la boca las flemas y secreciones
que se depositan en la faringe, la laringe, la tráquea ó los
bronquios, expectorar feXy fuera de, y pectus^ pecho) ó es-
putar.
Desgarrar, romper ó hacer pedazos, á viva fuerza y sin el
auxilio de ningún instrumento, cosas de poca consistencia,
como tejidos, pieles, papel, etc. U. t. c. r. y en sentido figu-
rado, desgarrarse el corazón. || r. fig. Apartarse, separarse,
huir uno de la compañía de otro.
Asimismo desgarro (rotura, rompimiento. || fig. Arrojo,
desvergüenza, descaro); aun cuando significa también afecta-
ción de valentía, fanfarronada, y aun cuando los farfantones
escupen por el colmillo^ no es en castellano lo que muchos his-
panoamericanos pretendemos que sea, á saber, lo propio que
expectoración ó esputo ó escupidura,
Escarrary escarro, son palabras portuguesas que, segura-
mente, nos fueron traídas de la Península ó del Brasil, y se
cambiaron en esgarrar y esgarro ó desgarrar y desgarro,
DESGRACIA. — DISPARATE
Ambas voces toma nuestro pueblo en la acepción de cosa
insignijicante ó de ningún valor,
DESHOJE
Decimos en algunos campos del Ecuador á la operación
DBS 195
de cosechar el maíz, desprendiendo la mazorca de la caña y de
los envoltorios respectivos. Aunque esta operación realizamos
nosotros en la sementera misma, debe denominarse deshoja,
como se llama el propio acto en algunos lugares de España,
donde se verifica en los graneros, circunstancia que no tiene
por qué cambiar el nombre de la cosa.
Deshoje está bien para significar la caída de las hojas de
las plantas; pero deshoja debe nombrarse á la acción arriba
explicada, así como cava (cava de papas hemos de decir, no
cave de papas como decimos) es la de cavar, siembra la de
sembrar, cosecha la de cosechar, vendimia la de ven dimiar y
desyerba ó deshierba la de desherbar.
Don José María de Pereda, en El sabor de la tierruca, des-
cribe la deshoja en el desván de una casa de Cumbrales y
nos hace acordar del desgrane (desgrana diríamos siguiendo
la analogía) en las trojes de nuestras haciendas.
«De. esta costumbre de vida campestre montañesa», dice, «he ha-
blado yo en otro libro; mas no ha de impedirme esta consideración, que
no deja de ser atendible, dedicar unas cuantas pinceladas á aquella
deshoja de D. Pedro Mortera, etc.»
(Pereda — El sabor de la tierruca,)
DESMANCHARSE
«
No es apartarse de la compañía con que se va. Apartarse
ó salirse el ganado de la manada ó rebaño, se dice desman-
darse ó desmanarse. Por esto el adjetivo es desmandado ó des-
manado ^ no desmanchado, que significa otra cosa.
Desfnandarse, de des^ y minare, conducir el ganado.
Todos á un tiempo quieren ser primeros
En esta empresa y suerte señalada;
Y estaban como lobos carniceros
Sobre la mansa oveja desmandada.
{Er cilla — La Araucana.)
Uno, dos, diez y veinte desmandados ,
196 DBS
Corren á la baxada de la cuesta,
Sin orden, ni atención apresurados.
{Ercilla — La Araucana,)
Desmancharse significaría más bien deshonrarse ó infa-
marse; pues el sustantivo desmancho equivalía á deshonra 6
infam^ia.
Desmanchar significaba también antiguamente romper las
mallas de la loriga; así hallamos en el Poema del Cid:
Veriédes tantas lanzas premer e alzar:
E tanta adarga atoradar e pasar :
£ tanta loriga falsa desmanchar,
(La Gesta de mió Cid,)
Separarse de la compañía con que se iba, como lo hemos
expresado, decíase antes desmandar; y separar ó dividir la
gente ó el ganado de suerte que cada uno vaya solo ó por
una parte, destropar^ verbo igualmente anticuado.
«La primera jornada fué combatir una gruesa banda de moros que
atravesaban desmandados en Illar; de allí fue sobre Filix; tomóla y sa-
queóla enriqueciendo la gente.»
{^Don Diego de Mendosa — La guerra de Granada.)
Desmanchar y en la acepción corregida, es un lusitanismo;
pues aunque los portugueses tienen como los castellanos el
verbo desmanar en el significado de apartar el ganado, po-
nerlo en desorden; poseen, además, los vocablos desmanchar
(deshacer, dislocar, desordenar, separar, salir de filas), des-
manchado (desarreglado, desordenado)^ desm^anchadifo (fácil
de. desarreglarse ó desordenarse), desmanchadao, y desmancho.
DESMANGUILLAR
No es propiamente el cerdear; pues el caballo desm^anguü
llador^ como decimos los ecuatorianos, no sólo «flaquea de los
brazuelos, por cuya causa no puede asentar las manos con
DBS 197
igualdad», conforme define la Academia el verbo cerdear y
sino que es caedizo.
Según los casos, pues, desinanguillar es en castellano cer-
dear ó simplemente caer^ y el caballo desmanguzllador es en
romance cer deador ó caedizo.
Cerdear se emplea también tropológlcamente:
«Por allá (contestó Fermín), todos comen de la olla grande. Sola-
mente mi padre cerdea; está ya achacoso, y desde la muerte de mi her-
mano José, se le ha venido el mundo encima.»
( Salgas — Nona . )
DESHONORA
Lo mismo que ondra, ondrar, ondradOj en vez de deshonra^
honraj honrar y honrado^ no son sino voces arcaicas que «el
gran conservador de lo antiguo», el pueblo, ha conservado
en uso.
Desta desondra que me han fecha los infantes de Carrión,
Que r pese al buen rey d' alma e de corazón.
(La Gesta de mió Cid^ Cantar IIL)
El casó mis fijas, ca non ^e las di yo.
Cuando las han dexadas a grant desonor,
Si desondra hi cabe alguna contra nos.
{Id,—Ibid,)
Ondrástesvos^ Minaya, ca aun vos lo hedes de far.
{Id, — Cantar /.)
Mi mugier e mis fijas con Minaya Alvar Fañez,
Así como a mí dixeron, hi los podred^s fallar.
Con gran ondra aducídmelas delant.
{Id,— Cantar II,)
DESPAVISADERA ó DESPABELADERA
Despabiladeras ó espabiladeras , de despabilar ó espabilar^
198 DES
esto es, quitar el pabilo de la vela. Si viniese de despavesar
(des y pavesa) debería decirse despavesaderas y no tampoco
despavisadera .
DESPOSTAR
¿Y éste de dónde habrá salido?
Cuéntase de un muchacho que se sabía de memoria, sin
entender palote, el Credo; y pidiéndole explicación ala madre
tocante á la parte de y en ^Jesucristo su único hijo, decía: «suni
entiendo un poco, pero cuijo no comprendo absolutamente.»
El des^ decimos nosotros, ya lo conocemos: es la boca de
tierra del minero consabido; pero postar ¿de dónde ha aso-
mado?
Matar, desollar, descuartizar, destazar las reses, suponemos
que es lo que entendemos por despostar, ¿Será algo de poste)
DESTAJAR
De la mismísima mina, de que hablamos al tratar de los
verbos desentechar y desentejar y son destajar, que hemos for-
mado de la preposición des y de tajar ^ cortar, partir, hacién-
dole significar, no lo contrario del verbo simple, sino una cosa
parecida. De ahí destaje ^ que en ecuatoriano vale tanto como
corte.
De la rica mina ha calido deschavetarse ^ por perder la cha-
veta; é íbamos á añadir también desvestirse ( deshabiller ) , que
usamos tanto ó más que desnudarse^ si no hubiésemos recor-
dado que no pertenece á la expresada mina, sino al tesoro ó
depósito escondido, al arcaísmo, del cual como de los entie-
rros ^ conforme decimos aquí, nos apropiamos con justicia
los descendientes de quienes dejaron de aprovecharse del
caudal.
«Destajar, a. Ajustar y expresar las condiciones con que se ha de
hacer una cosa. || ant. Atajar, precaver. || ant. Interrumpir. || Ant. Ex-
traviar, descarriar.» (Diccionario de la Academia. )
DES 199
DESTEMPLARSE (los dientes).
Acaso no sería difícil volver á templarlos, es decir, darles
vuelta como á las clavijas de la guitarra, si realmente se des-
templasen los dientes; lo malo está en que el tal desteinple
(disonancia de las cuerdas de un instrumento) consiste en «la
sensación áspera y desagradable que hace en la dentadura
el ácido fuerte de una fruta ó de otra comida agria, ó un
ruido escabroso, como el que se causa al romper tela ó rozar
metal ó madera fuerte,» que es la dentera.
Ya sabemos que en castellano unas veces salen los deriva-
dos de los primitivos extraños, y otras de los ya castellaniza-
dos: dentera^ de dens^ así como dentellar^ dentado y dentadura^
dental y dentar y dentecery dentecillo^ dentejón y dentellada^
dentelladOy dentellar^ dentellear ^ dentellón^ denteznelo^ den-
tición^ dentiailar^ dentícttlOy dentífrico^ dentista^ dentivano^
dentón^ dentudo^ desdentadOy desdentar^ endentado^ enden-
tar^ endentecer; de 086^, oSovto^, odontalgia; de diente^ sólo
dientecico^ dientecillo y dientecito^ que no están en el Diccio-
nario, sin duda porque no suele poner los diminutivos, aun-
que sí se encuentra dentecillo,
. . . ¡ Ya estaba yo
Rabiando por enseñarla
Mi regalo ! — ¡ Qué dentera
La he dado ! — ; Qué rabia ! — ¡ Anda !
{^Don Y entura de la Vega — El Hombre de Mundo?)
DESTORNILLARSE (de risa).
Desternillarse .
Por mucho que se tuerza y se agite y se dé vueltas el que
ríe, difícilmente se í^^j^(9r;^27/¿ír¿í/ supuesto que no hay tornillos
en el cuerpo humano, aunque abunda la gente destornillada.
Lo que sí hay es ternillas^ de las cuales está especialmente
compuesta la laringe, principal órgano de la voz. — Desterni-
200 día
liarse de risa, equivale, pues, á romperse las ternillas á fuerza
de reir.
«Siempre tenía Gregorio alguna travesura que contar en el café del
Iris, y todos se desternillaban de risa oyéndole.»
(Trueba — ¡Que gracioso!. . ,y>)
«Porque cada día tenía Gregorio una nueva broma que contarle y
con qué hacerle desternillar de risa.»
{Id,—Ibid.)
No estará del todo mal, sin embargo, cuando D. Antonio
de Valbuena, exagerado cuidador de los fueros de la lengua,
emplea la palabra destornillarse en la traducción de la obra
de Pablo Féval ^Les é tapes d' une conversión,"»
4IsL,2l cosa era demasiado fuerte. El capitán gritó: ¡Bravo! y la fami-
lia, tranquilizada, hubo de destornillarse de risa, en tanto que los tres
comisarios se miraban con aire lastimoso al frente de sus constables
aturdidos.»
{Féval — Las etapas^ etc. — Primer episodio: La mtcerte del pa-
dre—IIL )
DESTRONCADO
Además del significado recto, cortar ó derribar un árbol
por el tronco, no tiene el verbo destroncar otras significacio-
nes figuradas que la de cortar ó descoyuntar el cuerpo ó parte
de él, y la de arruinar á uno, destruirle^ embarazarle sus
negocios, etc.
Sin duda de la segunda acepción hemos sacado los ecua-
torianos la de descaecido^ desfallecido y hasta moribundo ó
mortecino^ que atribuimos al adjetivo destroncado,
DIALECTO
Lenguaje que, sin ser realmente diverso de otro ú otros^
difiere de ellos en algunos accidentes analógicos y. sintácticos,
día 201
y con especialidad en lo que atañe á los sonidos. || Cada uno
de los lenguajes particulares de esta índole que se hablan en
determinados territorios de una nación, á diferencia de la len-
gua general, oficial y literaria del mismo país.
Acento^ inodulación^ locuela^ iono^ según los distintos ca-
sos, denomínanse el modo particular de hablar de cada uno, y
el Tftetal ó timbre de voz, más ó menos agradable ó quizá des-
agradable, peculiar de cada persona: á todo lo cual nosotros
llamamos impropiamente dialecto.
DIARISMO
Voz que diariamente empleamos en la América española y,
según sospecho, aun en España; pero que, á pesar de lo ex-
presado, no ha obtenido carta de naturaleza de parte de los
señores Académicos. Y probablemente porque nos hemos
acostumbrado á usarlo, el vocablo nos parece irreemplazable.
PeriodisffiQ será lo relativo á publicaciones periódicas en ge-
neral, «ejercicio ó profesión de periodista», como dice el Dic-
cionario, limitando el significado de la palabra definida;
mas no el ejercicio ó profesión, para servirnos de los mismos
términos académicos, del diarista,^ vocablo sí aceptado en el
Léxico. Hay algo más: puede ya preverse que el nombre
periodismo se añejará, acaso quedará arcaico y sin uso*, pos-
tergado, ó tal vez sustituido por el sustantivo diarismo. Nada
de cosas periódicas, esto es, que requieran un lapso, toleran
desde ahora los contemporáneos de la electricidad (no ya del
vapor, que comienza á parecerles cachazudo), del aire líquido
y quién sabe de qué otros agentes que de hoy á mañana
quizá descubrirán las ciencias de magia racional, la física y la
química. El propio diarismo echa ya de sus raíces brotes que
amenazan secar el árbol primitivo: las ediciones múltiples de
las hojas diarias, edición de la mañana, edición de la tarde,
acaso edición del mediodía ¿cómo denominaremos al diario
de cada cierto número de horas?: ¿bidiario?, ¿tridiario?
Diarista sin diarism.0 no es posible, y si aceptó la Acade-
mia aquel nombre, debió aceptar también estotro.
202 DOM
DOMINGO SIETE íSalír con un >
A quien quiera casi que se le pregunte en el Ecuador cuál
es el primer día de la semana, contestará «el lunes )►. Lo cual
depende de que desde la escuela se nos enseña á repetir los
nombres de los días principiando por aquél, que seg^iin lo sabe
el mundo entero excepto el común de nuestras gentes, es el
segundo-
Xo solamente, pues, por mentar el día santo entre brujas
y diablos, como dice el Sr. Cuervo, cometió desacierto el
tonto aquél que, cuando todos en el aquelarre cantaban
— Lunes y martes
Y miércoles tres,
— Jueves y viernes
Y sábado seis,
añadió y domingo siete y — sino también por poner en séptimo
lugar el día primero de la semana.
lín español, como en otros idiomas, el domingo ^ diman-
clif*y dominica^ etc., está dedicado á Dios {pominus)\ en ale-
mán é inglés, al astro rey, al protector de la tierra, al sol,
sonntagj sunday fsun's dayj, así como el lunes ^ lundi^ lu-
nediy monday, montagy etc., fue consagrado á la luna, el mar-
tes ^ niardi^ martedi^ á Marte, etc.; lo cual viene desde los ro-
manos, que daban á los días de la semana la designación de
Solis dieSf Lunae dieSy Mariis dies^ etc. — Los que más clara-
mente señalan el orden de los días, son los portugueses con
su s e gualda- f eirá (el lunes), terga-feira (el martes), quarta-
feira (el miércoles), etc.; pues consideran o domingo como
primeira-feira.
Se cree (^ue, por aquello de haber descansado Dios al criar
el mundo, el séptimo día, éste es el suyo, dom^inica dies. No
hay tal: el de reposo fue el sábado, sabbati dieSy esto es, el
día clr.l schabbat^ descanso sagrado que, conforme á la ley de
Moisés, los judíos debían observar el día séptimo. Los portu-
DON 203
gueses, que siguen la liturgia cristiana, al menos desde el
tiempo de San Jerónimo, feria secunda^ feria tertia^ feria
quarta^ cambiaron el nombre de séptima feria con el de sab-
bada. Su nomenclatura, por tanto, no es pagana, como son
las nuestras.
De lo arriba expresado, se deduce que, quienes dicen que
el lunes es el primer día de la semana y el domingo el último,
salen con tm domingo siete; aunque para los efectos de la jo-
glería^ cual decían antiguamente en España, ó del jolgorio^
como decimos aún. en el Ecuador, nuestros artesanos hagan
tan día de no trabajar el domingo como el lunes, al que
algunos llaman domingo chiquito^ y otros más entendidos
domingo grande^ y aun San Lunes ^ día muy de guardar... del
trabajo.
Nuestro salir con un domingo siete equivale á las locucio-
nes españolas irse coino por los cerros de Ubeda^ ó salir con
un pie de banco^ según los casos.
DOÑA
Probable es que el ambiente de democracia que envolvió á
las nuevas Repúblicas hispanoamericanas, en seguida de su
emancipación de la Península, originó el que, como despectivo
respecto del título, se llamase doñas á las indias, y como ade-
hala á las viejas; pues las jóvenes han sido y son huambras ó
tongas, Y tanto nos hemos acostumbrado á la denominación
expresada, que hoy tomamos como sinónimos los vocablos
india y doña,
¡Qué diferencia de los tiempos en que se compraba por los
americanos españoles el derecho de gastar el do7if En el Ar-
chivo de Indias de Sevilla he visto una orden impartida á los
Directores del Crédito Público, año 18 18 (Audiencia de Lima
— Est. ii5 — Caj. 6 — Legajo 23 — Años 1771 á 1825), para que
recibiesen mil cuatrocientos reales de vellón de cada una de
ciertas personas de nuestra Presidencia «por haberles conce-
dido la gracia de firmarse con el distintivo don,» ¡Y cómo es
cosa para desternillarse de risa, después de haber leído las
rendidas solicitudes para el logro de títulos, y las informacio-
204 Due
nes respectivas, el contemplar la estúpida vanidad de los su-
cesores de los recurrentes, que en días de vivos y de despreo-
cupación republicana, se vanaglorian de una nobleza, que ni
existió entonces en sus abuelos, ni vale una chita hoy; y que,
aun cuando hubiese sido cierta antaño, hogaño se han empe-
nado en hacer desaparecer los descendientes de aquellos sim-
ples, con la falta de ilustración y hasta de educación, mezquin-
dad de ideas, y ruindad en el porte social, entremezclado
todo, eso sí, con la fatuidad y presunción características de
los tontos de capirote!
¡Y sin embargo, preciándose de la antigüedad de su ape-
llido! Tan antiguo que ha desaparecido de la haz de la tierra
á manera de los animales antediluvianos, como los ntegaterios
y mastodontes^ por ejemplo; conser\'ado, con todo, en el Ecua-
dor, porque éste es el país de las cosas raras. Preciándose
igualmente de no llevar en el rostro ni el color bronceado de
los americanos, ni el negro de los oriundos del África. Mas
esto, de puertas afuera, digamos; que hacia adentro, en el in-
terior de la cabeza, hay oscuridad y negrura y tinieblas de
ignorancia y de torpeza.
¡Valientes imbéciles que brillan por el mérito de sus caba-
llos! Pescadores de riqueza en el piélago turbio de herencias
infames ó de matrimonios consanguíneos, que precipitan á
más honda degeneración una raza ya envilecida.
Pero tienen razón; pues así y todo, en países sin sanción
ni estímulos nobles de ningún género, ocupan puestos visibles
en la sociedad y aun consiguen ir á lugares elevados en la po-
lítica: para lo que les sirven admirablemente las cualidades
negativas que poseen con prodigalidad.
Por lo que atañe á los expresados, paréceme completa-
mente lógico que hubiese pasado el don á los indios y hasta á
los indios más burdos.
DUEÑO (La)
Ha hecho muy bien la Academia al poner en artículo
aparte de su Diccionario el sustantivo \dueña^ sobre todo si
quedan todavía en España personas que, como aquí, no quie-
DÜR 205
ren por nada que la mujer que tiene el dominio de una finca 6
de otra cosa sea dueña^yDios que es Dios, la llaman la dueño;
aunque, en verdad, la terminación masculina haya sido reser-
vada sólo para poquísimos casos, como por ejemplo, el de la
frase amorosa dueño mío y no dueña mía que, con razón, cita
la Academia. Pero sube de punto el adefesio cuando se emplea
el femenino con el artículo masculino.
Después de la corrección de Cuervo en sus Apuntaciones
críticas^ no tocaríamos el punto, si no hubiésemos leído re-
cientemente en algún periódico el defecto censurado.
«Por echarla de remirados y pulcros en el hablar» escribe
el muy erudito filólogo mencionado, «dicen algunas y algunos:
«yo soy la dueño ^ tú eres la dueño déla, csisa.,,. Este es un
error garrafal, porque ó se considera á rf^^^<9 como epiceno
(esto es, como significativo de los dos sexos sin variar de gé-
nero gramatical), y entonces hay que decir «el dueño de la
casa es Diego, el dueño de la casa es María»; ó bien se le dan
las dos formas dueño ^ dueña,»
«Pero la imagen de la muerte se había apoderado de sus ojos, y
era dueña de su pensamiento.»
{Selgas — Dos muertos vivos,)
DURMIENTE
Traviesa.
Durmiente es el madero colocado horizontalmente y sobre
el cual se apoyan otros, horizontales ó verticales. Traviesa y
además de otros significados, tiene el de cada uno de los ma-
deros que se atraviesan en una vía férrea para asentar sobre
ellos los rieles.
;•» • ••■.~v?S
aai lar— lat
ECHARSE
El verbo echarse es riquísimo en significados como activo;
como reflexivo posee algunas acepciones, entre las cuales se
hallan apoyarse con todo el cuerpo sobre una superficie hori-
zontal^ y tenderse tino vestido por ttn rato ^nds ó menos largo.
Para nosotros es perfecto sinónimo de acostarse: así decimos
«Voy á echarme, ya es tarde. Juan está todavía echado. Pe-
dro desvístete y échate: estás enfermo.» Ejemplo el último en
que se manifiesta que no se hará lo tal sólo por un rato y ves-
tido.
Hemos oído emplear el verbo echarse con la significación
indicada, en muchos lugares de Hispano América.
En cuanto á la locución echar en tierra^ observa el señor
Cevallos, que es desembarcar alguna cosa; cuando se quiere
expresar la idea de que se ha destruido ó arruinado algo, ó
se ha rendido ó derribado á alguno al suelo, hay que emplear
otro verbo ú otra preposición: dar en tierra, echar por tierra.
ELE
Sospechamos que el ele de nuestro pueblo, á pesar del as-
pecto de interjección ó de adverbio que toma según las cir-
cunstancias en que se le usa, no es otra cosa que el hele espa-
ñol, ó el hele ahí contraído y contrahecho en elái. En efecto,
se halla algo que se ha perdido, y se exclama ele; nos topa-
2o8 EMB
mos con alguien á quien no hemos visto algún tiempo, y pro-
rrumpimos en <kelé^ pues, fulano.» Y aunque para manifestar
extrañeza 6 admiración el pueblo emplea también su ele enfá-
tico, con todo creemos que no es sino, conforme lo hemos di-
cho, la expresión arriba anotada.
ELECCIONARIO
Hablamos mucho y frecuentemente, y con razón y como
justa aspiración de republicanos, de libertad eleccionaria.
Está muy bien; pero no lo está el adjetivo, ya que lo pertene-
ciente á la dignidad ó á la calidad de elector, lo relativo á elec-
tores ó elecciones, es electoral.
La Libertad Electoral se denominaba, por esto, un diario
fundado, para defender esa basa de las instituciones democrá-
ticas, en la sensata República de Chile, donde la única revolu-
ción que ha perturbado después de muchos años la paz in-
terna fué motivada por la necesidad ineludible de hacer que la
república fuese república, merced á la obtención de lo que por
excelencia la constituye: la libertad electoral. Enemigos en
principio de toda revolución, juzgamos no obstante que, si
Chile obtuvo de la que tan hondamente le conmovió no há
mucho, la libertad del sufragio, no se pueden considerar como
un despilfarro el centenar de millones de pesos y la vida de
diez mil ciudadanos que costó aquella inestimable conquista.
— Bélgica trata de afirmar aun más la libertad electoral y sus
benéficas consecuencias por medio del voto plural, concedido
á gentes exentas de las venalidades que ocasionan la ignoran-
cia y la miseria.
¡Cómo aseguraríamos la paz interior los ecuatorianos, si
gozásemos de la libertad indispensable para elegirnos los go-
bernantes, escogiéndolos entre los ciudadanos más patriotas,
inteligentes y honorables!
EMBARCARSE (en coche)
Los pueblos de la costa son en todas partes los primeros
que gozan de los descubrimientos, inventos y comodidades
\. ■
EMB 209
del progreso; y por lo mismo nuestras ciudades de cerca del
mar^ gran camino del universo, han debido poseer carruajes
antes que las ciudades serraniegas. Acostumbradas aquéllas á
los barcos y vehículos flotantes apropiados á sus necesidades, —
por razón de similitud entre el ir en coche y el ir en barco,
llamaron naturalmente eíubarcarse á aquello como á esto. De
allí debió de trasmitirse al lenguaje de los habitadores de la
sierra el verbo de que tratamos.
Cierto que por catacresis, así como se dice ir á caballo en
muía, instar ntontis equunt oedificanty podría decirse embar-
carse en coche; pero esta manera de expresarnos no hace falta,
pues stibir en coche^ para la acción inicial, é ir en coche ex-
presan sencilla y perfectamente la idea, sin necesidad de figu-
ras retóricas.
Y á propósito de einbarcarse en coche ^ como decían los qui-
teños especialmente cuando se vio rodar el primer carruaje, ó
mejor dicho, dar tumbos por nuestras escabrosas calles, se nos
viene á la memoria que, en la época memorada, hubo conce-
jal que opinó que los trastejos de ruedas debían ser prohi-
bidos severamente como productores de terremotos artificiales
que convertirían en escombros nuestra linda ciudad. La poli-
cía, por consecuencia, impidió la salida de cubil del monstruo
destructor; y en cierta ocasión que fué desobedecida, impuso
una multa al dueño de la alimaña, quien conservaba en marco
y bajo vidrio, hasta no há mucho, la papeleta de imposición
de la referida multa.
Lo cual á su vez trae á la memoria que en España se pro-
hibió hacia 1577 el uso de coches «por ser perjudiciales á la
hacienda, caballería y honestidad»; y esto á pesar de que lle-
vaban treinta y un años de pacífica posesión en las polvorien-
tas calles de algunas de las ciudades españolas, pues el primer
carruaje fué introducido hacia 1546 en tiempos del César Car-
los V. — Casi un siglo más tarde se establecieron en Madrid los
coches de alquiler ó sitnones^ cuyo nombre proviene de Si-
món González, á quien junto con Diego de Robledo, se les
hizo merced, por provisiones reales de 1639 y 1640, del es-
tanco de alquilar coches de rúa con caballos.
En Francia proviene el novoibi^ fiacre de la efigie de San
14
2ío EMP
Fiacro, que adornaba el pórtico de la casa de la cual partían,
en París, los primeros birlochos de alquiler. Pascal suminis-
tró la idea de fundar el servicio de carruajes públicos. La pa-
labra fiacre^ que no está en el Diccionario castellano, fué
usada por L. Moratín:
«Me parece que ni \o^ fiacres,.,i^
(Cart. pj .)
EMBAYADO
La persona enojada y enfadada con poco motivo, bejín,
«Bejín. Especie de hongos redondos y huecos que fácilmente se
rompen y sueltan un polvo negro. Unos dicen que se llaman bejines^ be-
xíneSj de su semejanza con una vejiga; y otros del latín v'sium, vento-
sidad, por haberse comparado -el sonido apagado que despiden al rom-
perse con el de las ventosidades. Esto último parece lo cierto, y lo
confirman las denominaciones vulgares lykoperdon del griego, pet de
Ilop del catalán, y vesse-de-loup del francés. — Metafóricamente pasó be-
jí?i á significar el niño que se hincha de enojado, y después de haber
hecho pucheros, dispara en llorar. >?
(Monlau — Dice i o fiar io etimológico de la lengua castellana.)
EMBAYARSE
Con sobrada justicia, el Breve catálogo de errores en orden
d la lengua^ dice: «Embayarse — Será ponerse ó hacerse bayo.
¡Allá se lo hayan! — Enojarse.^ molestarse,»
ExMBONAR
Usase por empalmar .^ ensamblar .
EMPAÑETADO, EMPAÑETAR
Hay un nombre y un verbo de lenguaje común, y otro
nombre y otro verbo técnicos de albañilería, cuyas significa-
EMP 211
ciones^ con pequeña diferencia, son las que damos á los voca-
blos arriba escritos: enlucido y enlucir ^ jaharro y jaharrar.
Enlucido — Capa de yeso, estuco ó argamasa que se da á
las paredes para que desaparezcan las desigualdades ó junturas
de los materiales con que fueron construidas.
Enlucir— Poner una capa de yeso ó argamasa á las paredes
ó techos de un edificio.
Jaharra — Acción y efecto de jaharrar.
Jaharrar — Allanar la pared, igualándola con yeso ó arga-
masa y raspándola. Del árabe djaiydr, cal, djaiyara^ encalar.
EMPAQUETADO, EMPAQUETAR, SE
Del vocablo de uso familiar paquete\ sujeto que sigue con
rigor las modas y va muy compuesto; ó del sustantivo igual-
mente familiar einpaqtte\ traza y aspecto de una persona, se-
gún los cuales nos gusta ó desagrada á primera vista; debemos
de haber formado el verbo empaquetar y se^ á saber, ataviar,
adornar á una persona ó adornarse ella propia con esmero,
acicalarse^ ó familiarmente emperejilar, se^ ponerse veinti-
cinco alfileres ó con todos sus alfileres; y de allí mismo el nom-
bre empaquetado^ da, con que calificamos á los ó las elegantes,
y en especial á los individuos llamados con voz española, to-
mada del francés, petiínetres , No sé si el barbarismo empaque-
tado corresponda también á los vocablos castellanos pisaverde y
barbilindo y barbilucio,
EMPECINADO
Esta palabra, en el sentido que la empleamos los ecuato-
rianos, es un tropo de otro tropo. Con efecto: á los naturales
de Castrillo de Duero, llaman ó llamaban en España, los em-
pecinados y á causa de poseer aquel lugar un arroyo de aguas
peceñas^ que denominaban pecina. Por antonomasia apellida-
ron el Empecinado al célebre guerrillero don Juan Martín, na-
cido en Castrillo; y, sin duda, por el tesón de este heroico
defensor de la independencia española, damos en nombrar
empecinados á todos los que manifiestan grande firmeza y cons-
212
EMP
tan cía en lo que se proponen. Así decimos: «don Pedro está
empecinado en ser presidente, Antonio empecinado en seguir
su pleito», etc. Equivale, pues, k porfiado ^ obstinado^ encapri-
chado ^ y aun vale más que estos calificativos.
O pudiera ser que nuestro em^pecinado proviniese de la
propiedad pegajosa de la pez, difícil de desprenderse de la
mano ó de algún objeto, como la porfía, obstinación ó capri-
cho del individuo que los posee.
Empecinado^ según el Léxico, es sólo el que por oficia
saca ó fabrica la pez, ó el que trata en ella.
EMPIPADA
¿Se dirá porque llaman pipa á la barriga?
Dígase atracón, hartazgo,
EMPIPARSE
Don Rufino J. Cuervo pone en l3.^Lista de voces que se de-
rivan de raíces castellanas y no lo son ellas misTnas, el verbo
apiparse, que corrige hartarse^ atracarse. Con ellos reempla-
zan el doctor Cevallos y el señor Rodríguez el empiparse^ que
decimos los ecuatorianos y chilenos.
Sin embargo, es de uso común y familiar en España el
verbo empiparse en la acepción de hartarse. También em.pi-
pado en la significación fig. de harto,
EMPLUMAR,
lín vez de huir ^ fugarse^ etc., parece que es defecto de
significación común en Sud América; pues lo corrigen el señor
Cuervo, el doctor Cevallos y don Zorobabel Rodríguez.
El Diccionario á^^ne^ emplumar poner plumas en una cosa,
ya sea para adorno, como en los morriones y sombreros; ya
para que vuele, como en la saeta; ya para afrentar, como se
hacía con ciertas mujeres.
En el sentido de enviar se usa en. España: Lo emplufnaron
d Ceuta,
ENA 213
EMPOTRERAR
Dígase herbajar^ apacentar ó meter uno sus ganados en
una dehesa ó prado para que pasten. 1| n. Pacer ó pastar el
ganado. U. t. c. a. — También se dice herbajear y endehesar,
EMPRETECER
Ennegrecer,
Decimos que se empretece el que, por vivir á la intemperie
ü otra causa, pierde el color blanco de la piel.
Preto^ como sustantivo, en portugués se dice al hombre
etíope ó de color negro, de donde probablemente hemos sa-
cado nuestro verbo. Ó acaso vendrá de prieto.
EMPUÑADURA
Asienta el Diccionario que es la guarnición ó puño de la
espada; la pieza que guarnece la parte superior del bastón,
puño. Lo mismo deben llamarse las del paraguas, quitasol,
sombrilla, aunque no lo diga la Academia.
«La raíz es como un palo, ó como un bastón sin puño ni contera.»
(Monlau — Rudimentos de etimología,)
ENALFOMBRADO
Hablamos ya de cierta mina para la obtención ilimitada de
vocablos nuevos, flamantes, gracias á las preposiciones inse-
parables en ó m, y des^ — mina á la que pertenecen enalfom-
brado y enalfom^brar^ en vez de alfombrado y alfombrar;
enconfitado y enconfitar^ sustitución de confitado y confitar;
entechado y entechar^ entejado y entejar ^ con que reemplaza-
mos techado y techar^ tejado y tejar ^ etc.
214 ENC
ENANCADO
La natural tendencia á la concisión nos ha hecho reempla-
zar la perífrasis ir á ancas ó á las ancas con el verbo enancar
ó estancarse-, ir una persona en las ancas de la caballería que
monta otra persona.
ENCALMARSE
Sofocarse las bestias por trabajar mucho cuando hace de-
masiado calor ó están muy gordas es, ciertamente, diverso de
emnagrarse ó enflaquecerse por morriña, anorexia ú otro mo-
tivo.
Por esto Ercilla, en La Araucana^ parte I, Canto VI, des-
pués de describir un prolongado, tenaz y sangriento combate
en la cuesta de Andalicán, agrega que
Floxos ya los caballps y encalmados j
Los bárbaros por pies los alcanzaban,
Y en los rendidos dueños derribados,
La fuerza de los brazos ensayaban.
ENCAMOTADO, ENCAMOTARSE,
Los que los oigan en el Ecuador, tradúzcanlos enamorado^
enamorarse. Quién sabe qué afinidad tendrá con el Niño de
las flechas el camote (batata) — bueno más bien para cataplas-
mas desinflamantes, que para algo que enardezca, — cuando
de su nombre se han formado las voces anotadas.
Averigüelo Vargas.
ExNCANIJADO, ENCANIJAR
Canijo^ ja, adjetivo familiar, que se usa también como sus-
tantivo, y que es igual á débil, enfermizo. Encanijar,^ poner
flaco y enfermizo; dícese más comunmente de los niños; en-
ENC 215
magrecer, adelgazarse como una caña, canna^ de donde viene
ca7iijo.
Acaece que se pone tesa la persona que se hiela, y por
consiguiente, como un* madero ó un tallo cualquiera, inclu-
sive la caña; pero no hemos de sacar de ahí que encanijarse
valga tanto como arrecirse ó aterirse\ ni que encanijado^ que
en ecuatoriano reemplaza á canijo^ tenga la significación de
aterido ó arrecido^ ó pasmado ó entumecido por exceso
de frío.
ENCARADO
Encarar^ encararse^ no tienen otras acepciones que la de
ponerse uno cara á cara, enfrente y cerca de otro; y con los
nombres saeta^ arcabuz^ etc., la de apuntar, dirigir á alguna
parte la puntería.
El participio encarado,^ aunque pasivo por su terminación,
activo por la significación, no expresa otra cosa, en conse-
cuencia, sino que un individuo está enfrente de otro, esto es,
vis-a-vis ^ como se diría en francés; aunque quizá la acción del
que se encara no sea tan urbana como da á entender la acaso
deficiente definición del Diccionario. Significa también que
la escopeta d otra arma está dirigida ó apuntada á alguna
parte.
Nos expresamos, pues, impropiamente, cuando decimos
que Fulano es mal encarado. Por mala ó terrorífica que sea la
cara, la partícula en está de más. Carado^ con los calificativos
bien ó mal', que tiene buena ó mala cara.
Que en la baranda apoyado,
Al occidente encaróse ^
Gran rato permaneciendo
En una actitud inmoble.
(Saavedra — Una noche de Madrid — Romance II ^ La Meditación,)
«Y tan presto se levantó un cochero viejo de aquéllos, barbinegro
y mal carado, y dijo...»
(Quevedo — Las zahúrdas de Pintón,)
2i6 ENC
El Diccionario de 1899 sic^pt^i ya el adjetivo que estudia-
mos, como equivalente á carado. Bastaba con uno de los dos.
Ojalá la Academia, en vez de multiplicar sinónimos, destinase
los lugares respectivos de su libro á acbger neologismos ame-
ricanos indispensables, como son los que significan cosas
nuevas.
ENCARNE
El color de carne con que se pintan los rostros de las figu-
ras humanas, se llama encarnación.
Encarne^ término cinegético, significa primer cebo que se
da á los perros, de la res muerta en montería. Regularmente
suele ser de las entrañas y la sangre.
ENCARCELAMIENTO
Encarcelación^ acción y efecto de encarcelar.
ENCARPETAR
La frase figurada dar carpetazo^ — suspender en las secre-
tarías la resolución de alguna solicitud, no dándole curso, —
ha sido reemplazada por nuestros oficinistas con el verbo en-
carpetar ^ reemplazo que no ocasiona sino una disminución en
la fuerza de la expresión; pues encarpetar es guardar papeles
en carpetas, cosa que sucede también con el recurso ó memo-
rial que se desea varar ^ es decir, tenerlo varado ó, detenido.
Está bien, pues, dar á conocer la expresión propia; aun-
que sin censurar el uso del verbo, castellano y aplicable al
caso referido.
ENCENEGARSE
Encenagarse.
Como natural consecuencia de denominar ciénega á la cié-
ENC 217
naga y cenegal al cenagal^ decimos encenegarse en vez de ence'
nagarse.
«Anfibio monstruoso que brota de las orillas encenagadas del Rhin,
entre Strasburgo y Maguncia.»
(Castro y Serrano — El Libro,)
Quiere aquélla el descanso, y en el lodo
Nos hunde perezosa y encenagada.
(Espronceda — El Diablo Mundo,)
ENCONTRAR
La Academia ha resuelto, gracias á Dios, la antigua cues-
tión relativa á la diferencia entre los verbos encontrar y
hallar.
Encontrar, Topar una persona con otra ó con alguna cosa
que busca.
Hallar, Dar con una persona ó cosa sin buscarla. Lo que
está de acuerdo con la acepción de hallazgo,
Hase, pues, sentenciado el pleito en favor de Orellana;
sólo que en definitiva, según los señores Académicos, ha-
llar y encontrar significan lo mismo. Véanse la segunda
acepción de encontrar y la ídem de hallar.
Lo cual es tan terminante como aquello de: «Unos dicen
que sí, otros que no; yo soy de la misma opinión.»
ENCUARTELADO
Dígase acuartelado,
I
«Donde (en los pueblos del Ñapo) Gonzalo Pizarro fué á ser testigo
de la destrucción de unas sesenta casuchas del lugar en que se hallaba
acuartelado,y^
(Cevallos — Resumen de la Historia del Ecuador,)
I
I
2i8 ENC
«Mas fracasó la empres.i de los republicanos, porque no les secun-
daron en el asalto los que debían acometer á las tropas de Santa Fe j
Cuenca, acuarteladas pared en medio con las otras. >►
(HH, de las EE. CC. — Compefidi'o de la Historia del Ecuador,)
Acuartelar, a. Poner la tropa en cuarteles. U. t. c. r. — No
encuartelar.
ENCULECARSE, EXCLUECARSE
Dígase enclocarse, encloquecerse. Así como de las gallinas
y otras aves, que dejan de aovar y se ponen idóneas para em-
pollar, se ha de decir que están cluecas y no culecas.
EXCURTIR
Anotada la diferencia entre encurtir y curtir , se verá que
no puede usarse indistintamente el uno por el otro.
Enctirtir, define la Academia, hacer que ciertos frutos ó
legumbres tomen el sabor del vinagre y se conserven mucho
tiempo teniéndolos en este líquido. Es siempre verbo activo.
Curtir y adobar, aderfezar las pieles. Figuradamente se usa
también como reflexivo, endurecer ó endurecerse el cutis de
las personas que andan á la inclemencia. || Acostumbrar á uno
á la vida dura y á la intemperie.
Encurtidos son, por tanto, los frutos ó legumbres que se
han tenido en vinagre; y curtidos^ el cuero aderezado comun-
mente con tanino, el cutis endurecido por el sol y el aire, y la
persona acostumbrada á la vida dura y á las inclemencias del
tiempo.
EXCHAPARRARSE
Embosquecer.
Es decir, cubrirse de bosque un terreno. Hacerse bosque,
ó boscaje, ó espesura.
END 219
ENCHISPADO, ENCHISPAR, ENCHISPARSE
El que se pone alegre ó casi embriagado por el licor, está
achispado ó chispo (adjetivo familiar). El verbo castizo es
achispar^ que se usa más como reflexivo, según lo anota la
Academia.
Los sinónimos de las voces expresadas son múltiples en el
Ecuador; pues no solamente los aficionados se achispan^ pillan
una mona^ se emborrachan y, se embriagan^ se les sube el humo
d la chim^enea^ etc., sino que se ponen Jumos ^ ó s^ juman ^ se
e^mperican^ se ineten perica^ se rascan^ están hebreos^ se en-
m.onan^ y por fin, se chuTnan^ que es la expresión más usada
por nuestro pueblo.
Naturalmente, hay diversos grados de m^ona^ entre el ale-
grarse y el estar hecho una uva,
ENDENANTES
El señor Cevallos corrige este adverbio, anticuado en Es-
paña conforme lo dice el Diccionario de lá Real Academia;
pero en pleno uso entre los ecuatorianos. Propone el mencio-
nado señor, para substituir á endenantes ^ — antes^ enantes^ de-
nantes y deantes. Mas hay que notar que los adverbios de
tiempo enantes^ enante^ denantes y deantes ^ son, lo mismo que
la voz corregida, arcaicos y además no sinónimos.
Véanse las diferencias, según Garcés:
«i.° Deantes ^ denantes, — Diferenciase este primer adver-
bio del segundo con mostrarnos estado ó cosa que se ha inte-
rrumpido y vuelve á su ser.
«Ai tercer día tornó á ser dellos (escrúpulos) combatido como
de antes, »
(Ribadeneira — Yida de San Ignacio, lib, /.°, cap, ó,^J
«Quedándose tan entero y tan grande como deantes, y>
(Granada — Guía, Libro i,^^part, ^.*, cap^ ^90
220 BND
«Abrazó (Corchuelo) al Licenciado y quedaron más amigos que
deantes, »
(Cervantes en el Ing, Hid., part. i \ lid. 4 **, cap. 2p.)
2.° Asienta el segundo sobre dicho ó palabra proferida
poco antes:
4cLe volvió á preguntar (Dorotea á doña Clara) qué era lo que le
, quería decir denantes. »
{Cervantes en el Ing. Hid.^ part. i.^^ lid. 4."*, cap. 4J.)
«Aunque denantes dixe que yo era Licenciado, no soy sino Ba-
chiller.)^
{El misino^ part. /.*, lib. j.**, cap. ip.)
<íi Denantes le oí hablar (al Mayordomo) y no pareció sino que la
voz de la Trifaldí me sonaba en los oídos.»
{El mismo ^ part. 2.^, libro 7.°, cap. 4S.)'»
{Garces — Del vigor y elegancia de la lengua española,)
Antes no denota tiempo limitado respecto de la anteriori-
dad: exprésalo mucho ó poco, según los casos,
«Talaba nuestras tierras (el Rey moro), trocado en atrevimiento el
temor y miedo que los moros tenían antes. ^
{Mariana — Historia de España.)
En cuanto á enantes^ no citado tampoco por Garcés, el
Diccionario dice que equivale á anteSy primera acepción, —
adverbio que denota prioridad de tiempo ó lugar, — pero lo
tacha de anticuado, aun cuando, agrega, se usa todavía entre
la gente del pueblo.
Tal cual lo afirman los Académicos lexicólogos, está á la
verdad el vocablo en los escritores castellanos, como puede
verse en el siguiente ejemplo:
;0 ínclito Conde I quisiste tan fuerte
*. jj
ENP 221
Tomar con los tuyos enantes la muerte
Que con tu hijo gozar de la vida.
(Juan de Mena — El Laberinto,)
Endenantes^ adv. t. ant. Antes,
No estaba, pues, en lo justo, don José Joaquín Mora,
cuando al nivel del despeluzo causado por el empleo del den-
trar y del asco producido por los regüeldos de gentes incul-
tas, ponía el desagrado que le ocasionaba el endenantes de los
chilenos, al alejarse de quienes tenía el contento de no oir ya
más
El dentrar y el endenantes
Y los regüeldos sonantes
Del Señor de la Calera.
ENDOSE
Endorso^ esto es, en el dorso^ revés ó espalda, — que es
donde comunmente se escribe la cesión ó traspaso que se hace
de una letra, vale ó pagaré á favor de otro.
Endoso no es sino la propia voz sincopada.
El nuevo Vocabulario acepta ya endose y conserva endoso
y endorso. Véase lo dicho al fin del párrafo acerca de Enca-
rado,
ENFERMARSE
No es reflexivo. Juan enfermó^ no se enfermó,
ENFERMOSO
Dígase enfermizo,
ENFLORAR
No hay en el Diccionario; pero sí florar^ florecer y hasta
el anticuado enflorecer.
No obstante, hallo en Lope de Vega:
222 BNQ
Mayo los campos enflora,
{S. Diego de Alcalá,)
ENGANGRENARSE
Decimos, cuando no caer cáncer^ á cangrenarse (Fpaívío ó
Ypáo), consumir, comer), morirse parcialmente, desorganizarse,
pudrirse una parte blanda del cuerpo animal. Cuando la ^¿3^;^-
grena^ mortificación ó extinción de la acción orgánica ataca
todo un miembro ó un órgano compuesto de varios tejidos,
muscular, nérveo, óseo, etc., toma el nombre de esfacelo
(HcpaxeXoq).
Según algunos autores, la palabra gafigrena vendría de la
voz céltica gan^ que significa lo mismo.
ENGASTAD O R
Es el que encaja y embute una cosa en otra, como una
piedra preciosa en oro ó plata.
El soldado que va á la cabeza del batallón, destinado á
franquear el paso en las marchas, para lo cual lleva pala, ha-
cha ó pico, se llama gastador^ no engastador^ como decimos
los ecuatorianos, sin duda para diferenciar al dicho soldado de
la persona gastosa.
Y con siete mil soldados,
Dignos que el sol los envidie,
Sin la chusma y gastadores,
Izaron velas sutiles.
{JFr, Gabriel Te lies — Marta la Piadosa,)
ENGATILLAR
Probablemente hemos formado de gatillo; bajar la cabeza
el caballo, arrimando la boca al pecho, encapotar. Si por
engatillar se entiende ponerse erguido y elegante: enga-^
liarse.
Engatillado^ en castellano, es lo que nosotros denominamos
ENQ 223
cargado ó cogotudo en los toros y caballos, esto es, que tienen
gran cerviguillo ó sea que, como dice el Diccionario, tienen el
pescuezo grueso y levantado por la parte superior.
ENCESTADO
Agestado.
De a y gesto ^ que no equivale á ceño^ ni solamente á mueca ^
sino expresión del rostro según los diversos afectos del ánimo,
buena ó mala: buen gesto ^ mal gesto
«Estaba un hombre en Francia, llamado Pedro el hermitaño, natu-
ral de la ciudad de Amiens, de sangre noble, y que seguía la milicia, si
bien era de pequeño cuerpo y mal agestado; de manera que era al pa-
recer despreciable.»
(Sandoval — CrÓ7tica general de España,)
«Fué alto de cuerpo (Don Juan II) y de grandes miembros; pero no
de buen talle, ni de grande fuerza, de buen gesto^ blanco é rubio, los
hombros altos, el rostro grande, de habla arrebatada, sosegado é
manso, muy mesurado é lleno en su palabra. >
{Pérez de Gusmán — Generaciones y semblanzas,^
Si gran fortaleza templan9a y saber
Pueden prestarnos varón muy apuesto
Si es esso bueno lo qu' es muy honesto
Bien sé yo luego quien vos podeys ser.
Soys el que á todo pesar y plazer
Hazedes un gesto alegre y seguro
Soys fortaleza de tan rico muro
Que á toda fortuna podeys atender.
(Juan de Mena — Preguntas y respuestas,^
Pues con desabrido gesto
Y con burladora rabia,
Que no recuerda, responde,
De cuanto le dicen nada.
(Saavedra — U71 embajador español.^
224 ENJ
El que tiene el hábito ó costumbre de hacer gestos ^ se dice
gestero,
ENHACENDADO
Hacendado, — El que posee bienes raíces.
ENJAEZAR
Es adornar á las caballerías con jaeces; poner la silla al
caballo, ensillar^ como también decimos y muy bien; poner
la albarda, enalbardar ó albaldar,
Al excelso Dictador
Eríjase estatua ecuestre:
Merécela ¡Voto á Dios!
Albardada y sin jinete,
ENJAGUAR, ENJAGÜE
El verbo ni siquiera está en el Vocabulario; el sustantivo
sí, pero con el significado de adjudicación que se hacía á los
acreedores ó interesados en una nave en satisfacción de sus
créditos.
Enjuagar — Limpiar la boca con un líquido; aclarar y
limpiar con agua lo que se ha jabonado ó fregado.
Enjuague^ enjuagadura ó enjuagatorio. Acción de en-
juagar,
«Administrador, que administra, y enfermo que se enjuaga^ algo
traga. »
{Refrán.)
ENJUGAMANOS
Catalanismo: aixugatná. Dígase toalla ó paño de manos;
no tampoco sólo paño y como solemos también llamar al lienzo
que sirve para secarse y limpiarse la cara y las manos.
ENT 225
ENLAZAR
Además de los otros significados, tiene para nosotros el de
arrojar el lazo^ veta ó cabres to (Véanse estas palabras) á los
cuernos ó al cuello de los animales para cogerlos.
ENRAIZAR
Arraigar^ echar ó criar raíces. Fig. Hacerse muy firme y
difícil de extinguir ó extirpar un afecto, virtud, vicio, uso ó
costumbre.
ENREDISTA
El que enreda ó figurada y familiarmente el chisfnoso y
embustero son enredadores,
ENSARTAR (la aguja).
Ensartar está bien por formar sarta ó sartal^ á saber,
pasar por un hilo, alambre, soga, etc., varias cosas, como per-
las, cuentas, anillos, etc.; pero no en vez de pasar la hebra
por el ojo de la aguja, enhebrar.
Podríamos, pues, ensartar agujas; mas tratándose de sólo
una, la enhebramos ,
ENTIERRO
Ruina, muerte, sepulcro, entierro en realidad de los mono-
maníacos que se dan á la simpleza de gastar los monises, bus-
cando lo que no han guardado, esto sí podrá significar la pa-
labra que anotamos; pero no depósito antiguo de dinero ó
alhajas escondidas y cuyo dueño se ignora, es decir, lo que
en castellano se llama tesoro.
Conocí un maniático de éstos, que partía anheloso el pan
que iba á comer en cuyo migajón creía siempre encontrar una
peseta.
15
226 EPI
Una de las múltiples manifestaciones de ese feroz Proteo
que se llama envidia, común especialmente en los poblachos
donde todos conocen á todos, consiste en atribuir al hallazgo
de un entierro lo que el prójimo debe á la honradez, al tra-
bajo, á la prudente economía; mientras la ruina propia se
achaca, no á los vicios, ni á la ineptitud, sino á la suerte, po-
bre Hada en cuyos hombros se cuelgan los sambenitos que
justamente pertenecen á los picaros y á los tontos. Por esto
oímos con frecuencia: «¡Qué gracia la riqueza de don Pedro,
si halló una fanega de perlas al demoler su casa para reedifi-
carla, ó un baúl repleto de peluconas, al abrir una zanja!» Y
todavía hay que agradecer que no sea con el aditamento de
que la casa era ajena, y que sabiendo lo del condumio^ don
Pedro la compró por cuatro reales, abusando de la penuria
del vendedor.
El arte, ciencia ó no sé como llamarla, de descubrir entie-
rros es bastante complicada, según informes que he recibido
de peritos: han de buscarse donde que?na^ á la luz de un palo
de romero hecho ascua y agitado por la mano derecha de un
zurdo, no se ha de chistar palabra durante la operación, los
trabajadores han de llevar escapularios de cresta de gallina
clueca; cuando se descubra un signo de la certeza del e7ttierro^
se ha de mirar el lugar de la excavación cerrando el un ojo.
Me olvidaba de lo principal: desde ocho días antes se ha de
ayunar si es posible en absoluto... á fin de destinar ese dinero
más, el de la economía, á enterrarlo en la excavación que se
haga. Es probado.
«El descubrimiento de un tesoro es una especie de invención ó
hallazgo.
Se llama tesoro la moneda ó joyas, ú otros efectos preciosos, que
elaborados por el hombre han estado largo tiempo sepultados ó escon-
didos sin que haya memoria ni indicio de su dueño.»
{Bello — Proyectos de Código CíviL)
EPILECSIA
Epilepsia^ alferecía y perlesía y etc.
Aun cuando se haya usado en castellano el adjetivo epi-
EPI 227
léctico^ la enfermedad se llama epilepsia^ palabra conforme á
la etimología £^í>vy;d»(o (porque el enfermo cae bruscamente ^
como tomado y empujado ó lanzado con violencia por una
causa externa).
Conocida desde la más remota antigüedad, la epilepsia es
una de las enfermedades que mayor número de nombres han
tenido: recordaremos sólo las denominaciones castellanas y
las de otros idiomas, que apoyan la castiza pronunciación del
vocablo.
Los griegos llamaban á la afección S7C'.XrjCJ>ia, lo mismo que
en español, y £Z!>wy;c[;'.c;; los latinos, epileptictis ó epilemticus ó
epilenticus inorbus^ epilentia^ epilensis^ epilentica passio^ y
simplemente epilepsia; los ingleses y los alemanes epilepsie;
los italianos epilessia; los franceses épilepsie\ los españoles
epilepsia^ alferecía (del árabe al Kabat)^ mal de corazón^ mal
caduco^ gota coral^ gran mal y aun perlesía por las convulsio-
nes del paciente.
«El evangelio faze mención que sanó nuestro Redentor Jesús un
hombre que entonce de su enfermedad caya á tierra y echava espuma
por la boca. Esta enfermedad es comunmente llamada el gran ?nal y
los phísicos la llaman epilencia y nosotros gota coral: ancianamente la
)\2iVí!í2,\zxí yra de Dios, Esta enfermedad, según Constantino, es» una
humor: por el qual los pequeños vientres del celebro son cerrados y
no del todo, y empacha el espíritu del anima de fazer liberalmente sus
obras fasta tanto que natura haya librado y abierto las ya dichas venas
para que el anima torne en su libertad y obre. Algunos la llaman la
pas on sagrada: porque reyna en la parte más sagrada del cuerpo que
es en la cabeca. Otros la llamaron cades porque es fuerte como
Ercules. Otros dixeron que era el mal que hombre cae^ ca cuando ella
viene cierra los nervios y venas del celebro: así que los miembros que
son instrumentos de los sentidos no pueden ser gobernados por la
fuer9a de los espíritus: y así cumple que el cuerpo caya á tierra. Esta
enfermedad es cerca de aploplexia, ca todas dos son engendradas de
una materia fría y viscosa en un lugar.»
{Fr, Y cente de Burgos — Libro de proprieiatibus rerum en ro-
mance— Incunable, )
«Ni en su vida conoció otro mal, sino una especie de alferecía que
le amagaba de cuando en cuando.»
i^Don Leandro Feriiándes de Moratin — El si de las niñas )
228 ERO
Felipe, ú. perlesía
Finges, no por mi deseo
A mí me da (cuando veo
Tu alférez) alferecía.
{Pr. Gabriel Té Hez — Marta la piadosa,)
Sin poderme defender,
Por tu ocasión vengo á ser
Enfermo.de perlesía.
( Téllez — Marta la piadosa,)
EROGACIÓN, EROGAR, EROGANTE
Erogación,, acción y efecto de erogar.
Erogar y distribuir, repartir bienes ó caudales.
Dadas las dos definiciones precedentes, cualquiera cono-
cerá el error del empleo del verbo y del sustantivo apuntados^
en los siguientes fragmentos de periódicos:
«El señor don N. N. erogó la suma de % 200 para la com-
pra que hemos expresado.»
«Las mencionadas erogaciones se han distribuido atendien-
do los mayores perjuicios irrogados por el incendio, á algunas
familias, dignas, por otra parte...»
«La lista de los erogantes se publicará en nuestro número
próximo para que reciban los agradecimientos debidos á su
buena acción.»
Entendemos que en el primer caso, se trató de escribir que
el señor N. N. contribuyó con la suma de % 200 para la expre-
sada compra; en el segundo comprendemos que se quiso decir
que los mencionados donativos ó dádivas ó donaciones se han
distribuido,, etc.; y en el tercero adivinamos que la lista ofre-
cida ha de ser de los donantes ó donadores; pues ni siquiera
encuentro en el Diccionario académico el p. a. de erogar^
erogante.
ESP 229
ESCALEXTACIÓN DE SANGRE
La inflamación de la piel, caracterizada por manchas erup-
tivas, que se producen por accesos, y originan un prurito
parecido al que ocasiona la ortiga (urtica)^ urticaria.
La denominación escalentación de sangre debe de venirnos
de España, pues escalentar es verbo sinónimo de calentar.
Ya^ Señor Glorioso, Padre que en cielo estás,
Fecist' cielo é tierra, el tercero la mar:
Feciste estrellas e luna, e el sol para escalentar
Prisiste encarnación en Santa María Madre.
(La Gesta de mió Cid — Cantar /.)
ESCOBILLAR
Allá en la voz Acepillar^ á que se refiere el verbo Cepillar^
y en segunda acepción, se encuentra definido por el Dicciona-
rio lo que la mayor parte de los sudamericanos decimos esco-
billar: limpiar, quitar polvo con cepillo de cerda, esparto, etc.
Cepillar usamos en América con más frecuencia en el sen-
tido de alisar la madera con cepillo de carpintero.
Escobillar debe ser aceptado por la Academia: puede cali-
ficarse entre los neologismos que enriquecen el idioma, ya por
ser castizo el sustantivo de que se deriva, escobilla^ ya porque
especifica la acción de limpiar con* ella.
ESCONDIDAS (Juego de las)
Escondite^ dormirlas.
Juego de muchachos, en el que unos se esconden y otros
buscan á los escondidos.
ESPECERÍA
Es la tienda en que se venden especias.
Especia^ dice el Diccionario, cualquiera de las drogas con
230 ESP
que se sazonan los manjares y guisados, como son clavos, pi-
mienta, etc.
«En el dilatado vientre del novillo estaban doce tiernos y pequeños
lechones, que cocidos por encima servían de darle sabor y enternecerle:
las especias de diversas suertes no parecía haberlas comprado por
libras, sino por arrobas.»
{Cervantes — Don Quijote^
«Kstos (los que imprimen cuanto escriben) dan que hacer á las
imprentas, sustentan á los libreros, gastan á los curiosos, y al cabo
sirven á las especerías.^
(Quevedo — Eí mundo por dedentro,)
No se ha de decir, pues, especería en vez de especia: las
cocineras y reposteros compran normalmente especias y no
especerías; aunque, merced á ahorros y sisas, pueden algunos
llegar á ser dueños de especerías,
ESPELMA
No se encuentra en el Diccionario en ningún sentido; mas
sí esperma^ que no significa tampoco lo propio que vela ó que
bujía^ á no ser que empleemos la materia con que está hecha
la cosa por la cosa misma.
Se dice bien vela de esperma á la esteárica ó de ácido es-
teárico; pero sólo cometiendo una sinécdoque, podemos nom-
brar esperma á la bujía,
«El mozo le dejó una vela encendida, mal calzada en un candelero
de cristal más verde que dorado, vela que positivamente no había sido
nunca de cera y era muy dudoso que fuese de esperma,^
{Selgas — Dos muertos vivos,)
En un oscuro aposento
Que solamente alumbraban
Las luces de dos bujías
En candeleros de plata.
ESP 231
(Dofi Auge I Saavedra — Una noche de Madrid — Romance III ^ El
secreto . )
De seis cande/as de esperma
Que un candelabro coronan,
Do recorta y abrillanta
La luz cinceladas hojas.
(Saavedra — U7ia ?ioche de Madrid — Roma?ice IV, La cartera
verde,)
^Bugia — Vela de cera blanca de poco más de tercia de largo, re-
donda, y bien formada, de que se sirven los señores y personas ricas
para alumbrarse de noche. Lat. Parva candela e cera candida.
(Diccionario de la Academia^ año de 1^26,)
ESPINILLA
Parte anterior de la pierna, no tiene por qué confundirse
con la inflamación de los folículos sebáceos, caracterizada por
pustulitas aisladas, puntiagudas, etc. etc., que los médicos
nombran acne^ según Cassius, de áxjii^, vigor, porque se pre-
senta de preferencia en los adultos, por lo cual pleonástica-
mente se le ha nombrado también acné juvemlis , Según otros,
acné viene de ayvyj, paja, plumilla, cosa ligera, por ser afec-
cioncita insignificante.
Es, acaso, lo que en lenguaje no científico se llama barro.
La palabra espinilla se usó antes en España con el significado
ecuatoriano.
ESPINO
— Se me ha metido un espino.
— Cosa gravísima, señora, esto de habérsele metido á
usted un arbolillo de cuatro á seis metros de altura y con ramas
espinosas, según define el Vocabulario la palabra espino, es
cosa que va á hacerla reventar.
— No, hombre, no es para tanto: véalo usted aquí en
el dedo,
— ¡Ah! Pero es sólo una espina...
í^>:
í^.^ r^'.^K -i**: >^ jg^iZávs. yxr^'J^ *ni.
^ •■ - ^^ - ^— ,-«
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*'y/t :;is.'<»vt t.'r: rv'v:¿tv/t. 'í:*c¿ji»'-*'-í*, jlíí mi: i* í-l.:s *sci rrt>-
^ r ^A\*::Ti*Ji ¿ ez piula y '.vz-l^j.
Por Otra j>arv: no hay sino reciprocidad en lo de llamar
h</y espuela al e%polón; pues antes se denominat>a cspylón á la
f%piyu:la»
(JiiiTí'lo \íiH r\'tn f\\x*zriti'\*',% ya, canes traydores,
;P';r ^|íj': lan sacábales '^le Valencia sus honores?
;A '|»j't l;iH ííríestes a cinchas e a espolones?
{Poema del Cid.)
I'.sim;klazo
líl íi^olpc (lado con la espuela á la caballería para que ande,
CH í'spolada ó espolazo,
«Y arrima. íKkm espolazos á la bestia, precisamente en el instante en
fjiir f*lla daba una huida harria la derecha.»
(Pereda — Peñas arriba,)
EST 233
ESPUMILLA
Es una tela muy delicada y rala. El dulce que denomina-
mos espumilla en el Ecuador es, si no me equivoco, el bienme-
sabe^ cuyos ingredientes son las claras de huevos y el azúcar.
ESTACADO, ESTACADOR, ESTACARSE
Estacador, El caballo que se planta es en lengua caste-
llana caballo harón^ no estacador. Aunque la palabra sea tan
significativa como plantado^ y aun cuando se pudiera emplear
figuradamente, ya que la caballería repropia ó inobediente á la
espuela y freno, está como estacada, es decir, como si se
la hubiese atado á una estaca fija en la tierra, según la defini-.
ción de estacar dada por el Diccionario de la Academia; con
todo, hemos de usar el vocablo castellano.
Estacarse, En España dicen plantarse (como fig. de plan-
tar, plafttarse^ introducir en la tierra el vastago de una planta)
á lo que nosotros llamamos estacarse^ esto es, «pararse un
animal en términos de que cuesta mucho trabajo hacerle sa-
lir del punto en que lo hace.»
Cuando la caballería se resiste á obedecer al que lo rige:
repropiarse.
Estacado es, por lo mismo, cosa distinta.
También suelen hacer hoyos mayores
Con estacas agudas en el suelo,
Cubiertos de carrizo, hierba y flores,
Porque puedan picar más sin recelo:
Allí los indiscretos corredores
Teniendo sólo por remedio el cielo
Se sumen dentro y quedan enterrados
En las agudas puntas estacados.
(Er cilla — La A r ancana . )
El último Diccionario dice: «Estacarse, fig. quedarse in-
234 EST
móvil y tieso á manera de estaca»; pueden, pues, usar el verbo
los que gusten de metáforas.
ESTAFETA
Del italiano staffeta^ correo de á caballo, de staffa es-
tribo, significa muchas cosas relativas al correo; pero precisa-
mente no lo único á que denominamos estafeta los ecuato-
rianos, á saber, la nónima de los que tienen cartas.
Con efecto, estafeta es el correo ordinario que va á caballo,
lo que está muy de conformidad con la etimología de la pala-
bra; el correo especial para el servicio diplomático; «el posti-
llón que aguardaba (en el Ecuador hay que decirlo aiín de '
tiempo presente, pues el servicio postal por falta de ferroca-
rriles, etc. se hace de manera primitiva) la llegada de otro con
las valijas, para salir con ellas y entregarlas al correo de la
posta inmediata; casa lí oficina del correo, donde se entregan
las cartas que se remiten, y se recogen las que vienen de otros
lugares, etc.»
ESTAMPILLA
¿Qué cree usted que le darían en España si pidiese una
estampilla para pegarla en la cubierta de una carta? Acaso
alguna estampa chica de Dios ó de los Santos. Cosa excelente
en verdad, si usted escribiera al cielo; pero, según supongo,
inútil para que la correspondencia de usted llegase á un lugar
cualquiera dentro de los límites del globo terrestre.
Estampilla es también, además de estampa pequeña, «el
molde hecho de algún metal, en que están formadas de relieve
las letras y rúbrica que componen la firma de una persona,
con tal puntualidad, que, estampando con él en el papel, salga
parecida á la propia de la persona cuya es. Úsase principal-
mente para las firmas del Rey en los despachos, etc.» dice la
Academia.
^Sello, — (3.' acep.) Trozo pequeño de papel con fig-uras ó signos
EST 235
grabados, que se pega á ciertos documentos para darles valor ó efica-
cia y á las cartas para franquearlas ó certificarlas.»
{Diccionario de la Academia,)
Sello^ viene de sigillttín (sigillare) ó de sigmiin (signare)y
palabras ambas de un mismo origen. Usted necesitaría, pues,
pedir, para ser bien comprendido y bien servido en España,
un se lio ^ ó si quiere especificar más el objeto, un sello de
correo.
Los ingleses se atribuyen el mérito de la invención de los
sellos de correo, hacia 1840; pero los franceses, para probar
que los habían empleado ya en tiempo de Luis XIV, citan á
Mr. de Velayer, maitre des requétes^ que solicitó de dicho rey
el privilegio para el billet de port payé^ y las rimas de Jean
Loret, en que se alude á la innovación, al hablar de los buzo-
nes primitivos ó boetes (boites)y que terminaron, por enton-
ces, del mismo modo que los primeros buzones establecidos
en Quito por D. José M.^ Arteta, esto es, á causa de que se
arrojaban en ellos pasquines ó legumbres ó ratas ó pis encoré^
como escriben los autores arriba citados.
ESTANCO
Además de otras acepciones, posee la de sitio, paraje ó
casa donde se venden géneros y mercaderías estancadas: así
en España, donde el tabaco está estancado, se entiende por
estanco antonomásticamente á lo que aquí denominamos ciga-
rrería. Por la misma razón, desde las épocas coloniales en
que estuvo estancado el aguardiente, hemos seguido llamando
en el Ecuador estanco á la aguardentería^ nombre de todo
punto desconocido por nuestro vulgo.
«Habíase establecido en la presidencia el estanco de aguardientes
desde i755, con el fin de que sus productos se invirtiesen en la recons-
trucción y mejoramiento del palacio real, y corría este ramo á cargo
de particulares por la pensión de ocho mil pesos, pagaderos en ocho
años. Concluido el palacio, siguió el estanco con el mismo sistema de
arrendamiento.»
{Cevallos — Resumen de la Historia del Ecuador,)
236 ETI
ESTERILLA
Es, según el Diccionario, especie de galón ó trencilla, or-
dinariamente muy angosta, de hilo de oro ó plata, ó también
de paja.
Los ecuatorianos llamamos esterilla la tela rala que sirve
para ciertos bordados de lana ó seda, esto es, el cañamazo.
ESTITIQUEZ
Estreñiiniento ^ accidente ó enfermedad del que no puede
descargar el vientre. En medicina dícese también astricción.
ESTUFAR, ESTUPO
Esputar^ esputo; expectorar^ expectoración,
ETIQUETA
Aun cuando la palabra etiqueta^ del inglés to Stick^ ó del
bajo alemán stickkeUy significa pegar, fijar ó adherir, no por
eso equivale á marca ^ rótulo^ marbete^ título^ inscripción^
señal ó nota puestos en una cosa para darla á conocer.
El vocablo etiqueta se conserva en castellano solamente en
la acepción metafórica de ceremonial de los estilos, usos y
costumbres que se deben observar y guardar en las casas rea-
les y actos públicos solemnes, y por extensión en el signifi-
cado de ceremonia en la manera de tratarse las personas parti-
culares, á diferencia de los usos de confianza ó familiaridad.
En la acepción de rótulo^ es hoy un galicismo; pues sólo en
francés posee este significado la voz éiiquette^ de la que se
derivan étiqueter^ rotular y etiqueté^ rotulado.
Y después de varias frases
De mera etiqueta todas,
EXT 237
Y de discretas razones,
De cortesana lisonja.
(Saavedra — Una noche de Madrid — Romance 1 F, La cartera
verde,)
EXPROFES AMENTÉ, EXPROFESADAMENTE
De caso pensado^ de propósito^ exprofeso,
EXTRAÑAR
Por echar menos ó echar de menos es ecuatorianismo. Pare-
cen os aiin que nuestro extrañar significa más que echar m.e-
nos\ es casi el tener saudades, que dicen los portugueses: es
sentir pena por la pérdida, privación, ó ausencia de persona ó
cosa muy queridas, en una palabra, es ^^A^z^r añoranza.
t %
^ - » •'
ai=it=ii — II =ít
dÉk.1^
FACCIONADO (Bien ó mal)
Debe ser facionado.
FACTURA
Posee varias acepciones » y entre ellas la primera la de he-
chura y, por lo mismo, quizá puede tomarse en el signi-
ficado de dinero que se paga al maestro ú oficial por hacer
tina obra; no obstante, la paga dada á una persona por el tra-
bajo de vender los géneros que se le encomiendan, se llama
vendaje y vocablo al que hemos dado otra significación, con-
forme puede verse al tratar de él especialmente.
FACUNDIOSO
Facundo^ y basta: abundante en el hablar.
FAENA
Para los agricultores del Ecuador, significa trabajo de
campo que se ejecuta por la mañana; el del día se llama tarea
y el de la tarde chisipa, del quichua chishiy tarde,
Faena^ á juicio de don Pedro Felipe Monlau, pertenece á
240 PAN
la misma familia de afin^ y tiene por radical han ó fan^ voz
imitativa del sonido que despiden los operarios dedicados á
trabajos fatigosos. \.
En opinión de la Academia, faena^ viene á^ faczenda^ cosa
que se ha de hacer. En todo caso» significa trabajo ét)rporal,
y figuradamente trabajo mental.
Si se limitase á la significación de trabajo de campo, acaso
podríamos hallar la etimología en fascina^ de fascis, haz^
FALLÓN
A la persona que debiendo concurrir á alguna parte, falta
con frecuencia, dando así prueba de carencia de educación,
denominamos con el adjetivo anotado, que llena acaso una
falta de nuestro riquísimo idioma; pues en otras de nuestras
repúblicas hispanoamericanas han formado también un adje-
tivo, fallero^ a^ que significa lo que el nuestro.
FALTÓN
No está en el Diccionario /a/tó;^, a.
El participio activo A^ faltar ^^ f altante ^ que no equivale
á nuestros adjetivos fallón^ ¿r, faltón^ a^ persona que no acude,
por costumbre, á las citas ú obligaciones.
FANTOCHE
Ninguna falta nos hace esta palabrilla en castellano,
donde siempre por siempre ha habido títeres, — Recuérdense
los de maese Pedro, que según Hartzenbusch, fueron toma-
dos por Cervantes del lance del César Carlos V con Jua-
nelo Turriano, el del artificio para subir el agua del Tajo.
Por la misma razón, tampoco hace falta el vocablo ntario-
nete^ del francés marionnette (de Marión ^ diminutivo de
MarieJ,
PAU 24 i
De títere se dice titerero^ titerista ó titiritero al que di-
vierte con los títeres.
«Este Ginés, pues^... determinó pasarse al Reino de Aragón y cu-
brirse erojo izquierdo, acomodándose al oficio de titerero^ que esto y
el jugar de manos lo sabía hacer por extremo.»
(Cervantes — Quij ote . )
<!í Magdalena, Pues bien, refiriéndole há pocos días ese aconteci-
miento á mi hermano, soltó también una carcajada, diciendo: «Brava
aventura para achacársela á un Htiriteroh
{Hartzenbusch — La locura contagiosa.)
FARMACEUTA
Ya que los señores boticarios no quieren llamarse tales por
parecerles el nombre muy gastado, llámense farmacéuticos^
ó si gustan de un vocablo xjue ha descansada farmacéticos ^ ó
si desean palabra aun menos común farntacópolas, voces del
griego cpap|j.axo(;, cpap|j.axov, que ¡picardía de ese picaro idioma!,
significan también envenenador^ veneno^ etc.
FAROL DE RETRETA
Farola., y se ha dicho en una sola palabra.
FAUMENTOS
Fofftentos.
«Tenemos por un provincialismo, no sólo chileno, sino his-
panoamericano, el uso de fomento» ^ dice el señor Rodríguez
en su libro Diccionario de Chtlenismos^ «para significar el re-
medio que consiste en poner á los enfermos paños empapados
en algún cocimiento.»
El señor don Pablo Herrera ( Voces provinciales del Ecua-
dor) sospecha que la palabra fomento sea castiza, y no pro-
le
242 PBD
vincial de América, por estar en el Diccionario de Fernández
Cuesta.
No queda duda de que la voz es castellana. \.
En obras no modernas de medicina y farmacia hallamos la
palabra. Véase cómo define los fomentos el Forntularió de los
Formularios de don José Sánchez y Sánchez:
ikFomentos , — Medicamentos de uso externo, unas veces infusiones
ó cocimientos acuosos, y otras líquidos vinosos, acéticos, etéreos ó al-
cohólicos en los cuales se mojan compresas que se aplican calientes,
templadas ó frías sobre las partes enfermas.»
Nótese que los ecuatorianos denominamos al tal medica-
mento, no en singular, sino en plural, conformemente aun con
la naturaleza misma del remedio: paños que se cambian tan
luego como empiezan á enfriarse ó á secarse.
El Diccionario último trae ya la voz fomento^ el anterior
traía sólo /otneniactón.
FEDF.RARSE
Encontramos en el Vocabulario federación como palabra
sinónima de confederación; federal y federativo^ adjetivos
que significan perteneciente á la confederación; federalismo^
espíritu ó sistema de confederación entre corporaciones ó es-
tados. Pero el verbo requiere siempre la preposición separa-
ble con^ que denota unión: confederar ó confederarse,
¡Confederación! ¿Cuándo la América española compren-
derá la necesidad de formar una ó dos grandes Confederacio-
nes?
Cuando amanezca el día de la sensatez y las miserias de
pueblos pequeños sean reemplazadas por verdadero patrio-
tismo y aspiraciones de grandeza. Entonces terminarán las
revoluciones que nos anonadan, los tiranuelos que nos infa-
man y el desprecio con que nos miran las naciones de Europa
y Norte América.
PER 243
FÉFERES
Cachivaches^ chirimbolos ^ etc.
FELFA, FELFADO ó AFELFADO
^o felfa s\no fe Ipa^ de donde se derivan afelpado^ felpado^
felpilla^ felposo^ felpudo.
Un abanico sin plata,
Y en invierno una estufilla
De felpas ó de cabritilla,
Que abriga y es más barata.
{Tirso de Molina — Marta la Piadosa,)
De felpa y y ante la silla
En el testero un penacho
La cabezada y rendaje
De oro y seda roja, y lazos.
(Saavedra — El Conde de Villamediana. — Romance /, Los toros.)
Serán amantes felpados^
De estos rubios moscateles,
Que para que no los hieles,
Irán á verte aforrados.
{Pr, Gabriel Téllez — Marta la Piadosa, )
FERÓSTICO
Familiarmente se dice en España al irritable ó díscolo, no
al feote; nosotros denominamos feróstico ó feróstico al que
carece de belleza ó hermosura.
«Se pusieron todos aquellos ferósticos (los diablos) á echar sapos
y culebras.»
{Pe rilan Caballero — fuan Soldado,)
244 FES
FERROCARRIL
Camino con dos filas (carril) de rieles, sobre los cuales
ruedan los carruajes arrastrados generalmente por una loco-
motora.
No está, pues, bien dicho salgo en el ferrocarril ó llegó
q\ ferrocarril^ etc., frases en que confundimos la voz anotada
con el vocablo tren^ ó sea la serie de carruajes enlazados unos
á otros y que, como se dijo antes, ruedan sobre el ferrocarril
arrastrados generalmente por una locomotora.
Los franceses dicen: ^Monter en cheinin de fery^y no sé si
con propiedad.
FERROCARRILERO
Ferroviario ó ferrovial^ perteneciente á las vías férreas.
FESTACIÓN
Sin duda por seguir al notable autor de la Exposición ra-
zonada y estudio comparativo del Código Civil Chileno^ algu-
nos estudiantes de leyes de nuestra Universidad hablan de'
festaciójtf probablemente en vez á^ f elación (fecundación déla
hembra, formación del embrión y después del feto)^ vocablo
poco empleado aun en Medicina, ó en vez de gestación^ pala-
bra más usada por los legistas y médicos y aceptada ya en el
Diccionario de la lengua.
Don Jacinto Chacón, en sus comentarios al libro primero
del Código Civily — título II, sección 2.*, — repite varias veces
la voz que corregimos, que no sabemos de dónde saldría,
ya que no es castellana, ni la encontramos tampoco en los
Proyectos de Código Civil de Bello, ni en las Instituciones
de Derecho Civil Chileno de don José Clemente Fabres.
De la palabra f elación se ha formado otra mucho más
usada, superf elación. El vocablo gestación no está aún en el-
Tratado de Medicina Legal de Orfila, quien emplea las vo-
PIL 245
ees concepción^ p7^eñez y efnbarazo. Menos todavía ha podido
estar en las Siete Partidas, La obra de Medicina Legal
de Briand, Bouis y Casper, traducida al castellano por* los
señores Gómez Pamo y Romero Gilsanz, trae apenas una ó
dos veces la palabra gestación (de gerere^ llevar consigo), de
mucho uso en las obras de Obstetricia modernas.
«Observaciones hechas sinceramente, tanto sobre los animales,
•cuya fisiología más se parece á la de la especie humana, como sobre in-
dividuos de esta misma especie, conducen á establecer que la gestación
ó preñez tiene un término, del cual no puede pasar en el estado nor-
mal, y que este término jamás traspasa los diez meses.»
(Mata — Tratado de Medicina y Cirugía Legal: Informe con visos
de consulta,)
FIADOR
Las cintas pendientes del sombrero, que se atan bajo la
barba, para que no lo lleve el viento ó se caiga, se llaman en
castellano barboquejo. En el sur de la América meridional las
nombran barbijo^ que sin duda es sólo una deformación de
barboquejo.
Los ecuatorianos, probablemente, las den ominamos jí'¿i¿/¿7r
por la similitud de oficio que tienen con el verdadero fia-
dor^ esto es, con los cordones que, cosidos al cuello de la
capa ó manteo, sirven para que no se caiga.
FIERROS
El conjunto de instrumentos de hierro ó acero con que los
artesanos trabajan en las obras de sus oficios, herraTnienta.
FILÁTICO
El que acostumbra usar A^ filaterías t.s filatero^ según el
Diccionario. Según el mismo, ^/¿^/^/^/¿i quiere decir demasía de
palabras para explicar ó dar á entender un concepto; lo cual
no es lo que en el Ecuador entendemos ^ov filatería. El sen-
246 PLE
tido en que nosotros tomamos la palabra viene á ser, poco
más ó menos, el que expresa Covarrubias: «De este término
usamos para dar á entender el tropel de palabras que un ha-
blador embaucador ensarta y enhila para engañarnos y per-
suadirnos lo que quiere; por semejanza de muchos hilos enre-
dados unos con otros».
Y ov filático y en verdad, entendemos no solamente individuo
que emplea exceso de palabras para explicarse, sino posesor
además de taimería y quizá también de insolencia.
FILO
Filo^ sustantivo masculino, corte de la espada, del cuchillo
d otro instrumento cortante, tiene además otras significacio-
nes que no hacen al caso. De la acepción expresada, hemos
sacado los ecuatorianos una que desnaturaliza al vocablo tor-
nándolo adjetivo, y así decimos «este cortaplumas es fila»^
«aquella navaja está fila», en vez de este cortaplumas es afi-
lado^ aquella navaja está afilada,
FLAUTERO
El que hace flautas; fiautisia el que las tañe.
Por eso D. Tomás de Iriarte intituló «El Burro Flautista»
á la VIIL* de sus Fábulas literarias, que comienza
Esta íabulilla
Salga bien ó mal, etc.
en que se ve cómo hay burros que tocan la flauta, aunque por
casualidad; mas no asnos que hacen flautas, ni por acaso.
FLEBOTOMISTA
FlebótomOy fiebotomiano ó más clarito sangrador, que
quiere decir lo propio; supuesto que es el que sangra, ó sea»
abre una vena y deja salir la sangre en la cantidad conve-
niente, según dice el Diccionario. Flebótomo ó fiebotomiano
PLE 247
es, asimismo, ¿1 que abre ó corta una vena, como lo expresa
la etimología: cpA.£'];, cpXáCoí, vena y tápoj, yo corto.
FLETANTE
El que fleta ^'s, fletador ( Freíghter ) . Fletar fio Freighijy
alquilar la nave ó parte de ella para conducir personas ó mer-
caderías. Los de la sierra ecuatoriana denominan, con el vo-
cablo que anotamos, al acemilero que alquila sus mulos, as-
nos, ó caballos para transportar personas ó cosas. Quizá no
está del todo mal por semejanza; y sobre todo nos faltan los
vocablos equivalentes 2l fletante ó fletador (el q}i^ fleta bestias
de silla ó carga, según los ecuatorianos), y?^/^r, (alquilar una
caballería para conducir personas ó mercaderías) y flete (precio
estipulado por el alquiler de la dicha caballería, siempre se-
gún los ecuatorianos).
Bello, Fabres y nuestro Código Civil, entienden la palabra
flete en el sentido general que nosotros le damos, y no en el
limitado á precio que se estipula por alquiler de la nave ó de
una parte de ella, como dice el Diccionario.
«El alquiler de trasporte es un contrato en que una persona se com-
promete mediante cierto y?^/^ ó precio, á trasportar ó hacer trasportar
una persona ó cosa de un paraje á otro.»
{Bello— r Proyectos de Código Civil. ^
«Se efectúa en seg^undo lugar en el arrendamiento de trasporte, en
que el acarreador ó empresario de trasportes se obliga á trasportar ó
hacer trasportar de un lugar á otro una persona ó cosa, por un precio
ó flete. El acarreador se denomina arriero, carretero, barquero, na-
viero, según el modo de hacer el trasporte.»
{Fabres — Instituciones de Derecho Civil Chileno,^
«Arrendamiento de transporte es un contrato en que una parte se
compromete, mediante cío^rto flete ó precio, á transportar ó hacer trans-
portar una persona ó cosa de un paraje á otro.
El que se encarga de transportar se llama generalmente acarrea-
dor, y toma ]os nombres de arriero, carretero, barquero, naviero, se-
gún el modo de hacer el transporte.»
{Código Civil Ecuatoriano — Articulo 200S,)
248 PON
FOETE
Es la fusta castellana. Nuestro foete ó fuete es un gali-
cismo innecesario; pues tenemos además el nombre específico
litigo y el genérico azote para expresar lo que en francés se
denomina fouet: corde^ laniére de cuir^ attachée a un ntaít-
che^ dont on se sert pour condtnre et exciter les anitnaux,
Al sur de nuestro Continente nombran huasca á la fusta.
La denominación quichua ha ido del norte; pero con distinto
significado, ya que nuestras aborígenes dan tal nombre á la
correa retorcida con que enlazan (V. Enlazar) á los animales.
FOLLÓN ó FOLLONES
Llamamos las vestiduras mujeriles de la cintura abajo, á
saber, refajos, zagalejos, enaguas. No es difícil que la de-
nominación, graciosamente pintoresca nos venga de Anda-
lucía y proceda del propio origen de los vocablos /¿7//¿írf¿i,
' empanada hueca de hojaldre; follados^ calzas muy huecas;
fole, bolsa de cuero, odre, fuelle, del latín /í?///^/ óá.^ follium^
hoja, covcío follaje y aun el mismo follón^ vastagos que echa
el árbol desde la raíz alrededor del tronco principal, que son
como los vestidos de la cintura abajo que \\3.vol2íV[ios follones.
Quizá la voz perifollos corrobore la suposición.
Pollón^ con el significado castizo de hombre cobarde,
vano, de poco seso, ruin, bajo, perezoso, etc., hallámoslo á
cada paso en los clásicos castellanos. En la antigüedad decíase
también fol.
FONDEARSE, FONDEADO
T>^ fondos^ término comercial, caudales, dinero, etc., se ha
obtenido el derivado fondearse^ adquirir dinero, de donde se
dice que «Pedro ^stk /ondeados ^ esto es, acomodado ó rico, etc.
O pudiera provenir del verbo vn^LVino fondear^ dar fondo ^
ó sea asegurar la embarcación echando las anclas al fondo;
pues seguro de las marejadas de la vida y de los embates de
x
PRE 249
la necesidad, eiá el que adquiere bienes de fortuna, á saber,
el fo7ideado^ como está seguro el buque que ha fondeado.
FONDERO
Es lo mismo que hondero (soldado que usaba de honda en
la guerra); fondista^ dueño de una fonda ó persona que la
tiene á su cargo.
FORTUNA
Bienes de fortuna,
«Yo, señores, soy... noble en sangre, rico en los bienes de for-
tuna, y no pobre en los de naturaleza.»
( Cervan tes — Per siles y Segismunda . )
FORTUNOSO
Es precisamente todo lo contrario de lo que creemos que
significa, pues equivale á desgraciado^ azaroso^ borrascoso^
tempestuoso. Adjetivo anticuado; hoy se dice ínfortmiado ó
desafortunado .
Lo que nosotros á^civaos fortunoso es venturoso ó afortu-
nado'^ voz, la última, que antes significaba lo propio que la
palabra anotada.
FREGAR
Empleen en buena hora figuradamente los cocineros, pin-
ches, marmitones y fregonas el verbo yS^'é'^^z;^, que es cosa muy
suya, concediéndole todos los significados que á bien tenga la
real voluntad de esos personajes de escaleras abajo. Proclámen-
le, si gustan, dictador; y veje al mundo entero, que para eso y
algo más nos tocó la gran suerte de nacer en república hispano-
americana, democrática, liberal, radical. Recorra así la nación
toda, de palabra y deobra^ pero siempre en palmas de sus dig-
nos progenitores, los dichos galopines y fregonas. Mas ¿cómo
saldrá ensuciando los rosados labios de la joven aristocrática?
250 PRE
¿Cómo vocablo tan inculto puede ser pronunfeiado por el ur-
bano mancebo, el respetable magistrado, la iMtrona venera-
ble?
¿Y vosotros, guardia noble del idioma, capitaneada por los
SS. González, Cuervo, Paz Soldán, Rodríguez, Cevallos, etc.,
seréis atropellados, hollados por la piara á& fregar y sus ca-
chorros, que pretendisteis detener en su carrera triunfal por
estos países americanos? ¿Y los pobres verbos castizos moles-
tar^ importunar^ arruinar^ desesperar^ disgustar^ etc., ten-
drán, por fin, que ceder al empuje del intruso y terminar en
el destierro como nuestros presidentes constitucionales?
FREILE
Dice aún nuestro pueblo en vez áe fraile^ palabra que con
razón ha sustituido definitivamente á aquélla en España; pues
por venir de frade ó frater^ la forma más apropiada es la que
está en uso. Lo mismo debe decirse á^^ fray, apócope, en lu-
gar de frey^ vocablo todavía no anticuado como freile y
fraire.
FRÉJOL
Palabra grave, no aguda como la pronunciamos los ecuato-
rianos. La voz poroto que, para decir verdad, no hacía mucha
falta en castellano, ha sido aceptada ya en la última edición
del Diccionario. La planta y los frutos, pues, del Phaseolus
vulgaris^ Phaseolus nanus y Phaseolus multiflorus poseen las
múltiples denominaciones de fréjoles^ frijoles^ frísoles^ ju-
días^ judiones y habichuelas^ fásoles^ alubias y hasta porotos. Si
no hay quien se indigeste con ellos, no será por falta de nom-
bres.
FRENTÓN, FRENTUDO
Que tiene mucha frente, frontudo.
......■-*'
FUE 251
fríos
Aunque, por lo regular, las fiebres intermitentes comien-
cen por frío, al que suceden calor y sudor; sin embargo, no
hay por qué las denominemos yir/ic?^, palabra que ha sustituido
probablemente al vocablo quichua chucc/iUy que, — cosa cu-
riosa, pero no rara, — lo hallamos en la República Argentina,
con ligera deformación, chucho.
En el Ecuador se da, además, el nombre de saíno á las fie-
bres palúdicas encubiertas ó á las débiles que, — manifestando
la impregnación del organismo, de los agentes tóxicos clima-
tológicos peculiares de aquella enfermedad, por malestar y
otros síntomas generales, — no se desenvuelven, empero, de
manera completa.
FRONTAL
La correa ó cuerda de la cabezada y de la brida del caballo
que le ciñe la ív^ntei frontalera,
FRUTILLA
m
¿Es el fresón de España y del Diccionario?
«Frutilla, — Especie de coquillos de que se hacen rosarios.
II En algunas partes de América, y>^^¿x.»
Lo cual no es exacto; pues llamamos yr^^^í al frutito de la
Fragaria vesca^ y frutilla al fruto de la Fragaria chiloensis^
es decir, á dos frutos de plantas de un mismo género, pero de
especies completamente distintas.
FUEGOS
Decimos los ecuatorianos á cierta erupcioncita que sale en
las comisuras de los labios .
Es verdad que el Diccionario, entre las acepciones figura-
das de la palabra yV¿^^¿?, pone la de «Encendimiento de san-
gre con alguna picazón y señales exteriores que arroja el hu-
252 PÜN
mor, como conchas, costras, etc.»; pero no es menos verdadero
que la erupcioncita aquélla de los ángulos de la boca, tiene
denominación Dronia: vaharera.
denominación propia: vaharera
FULMIN/VNTE
Cápsula ó pistón,
«Los cartuchos con bala, toscamente preparados la noche antes por
ellos mismos, los llevaban sueltos en los bolsillos del lástico, y los pis-
tones á granel en las faltriqueras del pantalón.»
(Pereda — Peñas arriba,)
FULLERO
Es el que comete en el juego fullerías^ trampas ó enga-
ños. Al individuo que hace las cosas precipitadamente, sin
cordura, sin reflexión, se llama en castellano atronado^ atolón-
dradOy aturdido^ irreflexivo^ indiscreto y familiarmente calva-
trueno,
FUxXDIR, FUNDIRSE
Este verbo ni tan ruin como fregarse^ ni tan comprensivo
como él entre nuestras gentes, tiene sin embargo mucha ana-
logía con el tal en cuanto al significado, por lo que oímos á
menudo: «tal negocio xn^ fundió; Antonio ^^tk fundido con
su reumatismo; Anita, empeñándose en casarse, se empeñó en
fundirse y» etc.
Así y todo, el origen de nuestro verbo ha de encontrarse
probablemente allende los océanos; pues en verdad el refle-
xivo fundirse equivalía en lo antiguo á hundirse^ que entre
sus acepciones, posee las figuradas de abatir, abrumar, opri-
mir, destruir, consumir, arruinar.
Désele, por tanto, paso libre, especialmente si' ha de susti-
tuir al soez fregar.
FUS 253
USTAN
Con el nombre genérico, género^ toda clase de telas (5/
icepción del Vocabulario), denominamos específicamente las
le algodón y con singularidad las de un solo color, sean per-
calinas, madapolanes, fustanes, etc.
-^¿Fustanes?
— Sí, señor, ftistanes; pues la vestidura que usan las muje-
es y nosotros llamamos fustán^ no tiene otro nombre que
^naguas\ no tampoco enagua^ ni menos nagua.
-1. *»
• ■ ■ . >
ai=)i II — II II * — ,
GALOPA
El baile húngaro, tan de moda no há mucho, pero hoy casi
en desuso, galop. Del propio modo se denomina la música de
dicho baile.
GALPÓN
■I " ■ " ^
Barraca^ cobertizo^ tinglado.
«Saltaron todos en tierra, en la cual vararon las barcas, y con gran
priesa se dieron á desgajar árboles y hacer una gruesa barraca para
defenderse. »
(Cervantes — Per siles y Segismunda,)
«Chucho aullaba desafí»radamente en el parador, vaciando en las
grandes tinajas del cobertizo. y>
(Selgas — Nona .)
GALLINA DE PERSIA ó GALLINA DEL JAPÓN
Denominamos á la pintada,
GALLITO, GALLO
La flautita que hacen los niños con cañas, pipiritaña^ ó
más en general, silbato.
1
256 QAN
GAMALOTE ó GRAMALOTE
Denomínanse diversas especies de Paspaliun y Panicum^
excelentes forrajes, de dos y hasta tres metros de altura, con
que casi exclusivamente se mantienen los ganados en nuestras
sabanas costaneras. Gramalote debe de provenir de grama.
Si de gramaly la desinencia aumentativa estaría perfectamente
justificada por lo gigantesco de las gramíneas tropicales así
denominadas; aunque gramalote ó gramalotal pudiera ser el
<f.bosque gramUieo^y^ que dice W'olf.
La Academia debe aceptar la segunda de las dos voces ano-
tadas.
GANADO
Tanto el Diccionario de la Academia, como el Diccioíia-
rio razonado de Legislación y Jurisprudencia definen la pa-
labra Ganado: Conjunto de bestias mansas de una especie que
se apacienta ó andan reunidas; como ganado vacuno, cabrío,
ovejuno y otros. Llámase ganado mayor ^ agrega Escriche, el
que se compone de cabezas ó reses mayores, como bueyes,
yeguas, muías, etc.; y ganado menor el que se compone de
reses ó cabezas menores, como ovejas, cabras, etc. A las crías
del ganado se da el nombre de ganado memido.
De lo expresado se deduce, pues, que los caballos, mulos
y asnos, en agregación ó conjunto, son tB,mbién gaviado; y no
sólo los de las especies bovina, ovina y porcina^ como creen
nuestros campesinos y hasta algunos curiales. El artículo 1975
de nuestro Código Civil, ó sea el 2166 de uno de los Proyec-
tos de Código Civil de don Andrés Bello, ó el 2163 de otro de
los Proyectos del mismo autor, se refieren, por tanto, á todas
las bestias enunciadas; por lo que don José Clemente Fabres,
al comentar el artículo 1984 del Código Chileno, sustituye la
palBbra. ga7iado con la más común, animal,
«Los animales^ dice, con que se arrienda un predio pertenecen al
colono, debiendo dejar al fin del arriendo igual número de cabezas de
QAN 257
las mismas edades y cualidades, y en su defecto el precio; pues, el
arrendador no es obligado á recibir animales que no estén aqueren-
ciados al predio.»
(Fabres — Instituciones de Derecho Civil Chileno,)
Antiguamente se llsunahR ganado^ no solamente á las bestias
mansas^ sino también á las bravias ó fieras, aunque es verdad
que entonces se les daba el epíteto correspondiente: ganados
fieros.
m
...Primas, primas, Don' Elvira e Doña Sol,
Despertedes, primas, por amor del Criador,
Que tiempo es el día, ante que entre la noch':
Los ganados fieros non nos coman en aqueste mont\
(La Gesta de mío Cid — Cantar III.)
GANCHERO
El que guía las maderas en el río con un palo largo y á su
remate un gancho.
A causa de que la silla de montar las mujeres se conoce
entre nosotros con el nombre de gancho (probablemente por
tener una pieza encorvada en que aquéllas afirman la pierna
derecha), se ha dado la denominación de ganchero al caballo
adecuado para señoras.
GANC H O
Éntreme una vez á una sillería en un lugar de España y
pedí un gancho, «No lo hay,» me dijeron, aunque yo veía ahí
apilados los que en el Ecuador conocemos con aquel nombre.
, Comprendí entonces que había empleado un vocablo impro-
\ pió, de los con que tratamos de hacer conciso y simplificar
\ el idioma, y mostrando el objeto que necesitaba, corregí: ne-
I
cesito una silla de montar para señora,
— Ah! ¿Eso es gancho) me interrogó el comerciante. ¿En
qué idioma?
17
258 QES
GARRAPATKRO
Avecita oscura, poco más ó menos como un mirlo, útilí-
sima en la costa, pues presta á los ganados elinapreciable ser-
vicio de quitarles los insectos y sus larvas, y en especial las
garrapatas i de donde le viene el nombre. El zoológico es
Crotophaga ani ó. Crotophaga sidcirostris. Es curioso ver
cómo las vacas recostadas perezosamente rumian su alimento,
mientras los garrapateros^ encima de ellas, las limpian de
parásitos.
¡Ojalá hubiese Crotophagas para las naciones!
GATILLO
En las armas de fuego: piñón que detiene la patilla de la
llave estando levantada. No es, por tanto, lo que el Dicciona-
rio, al tratar de la palabra cápsula^ denomina martillo; aunque,
cosa curiosa, al definir este vocablo, no le da la acepción de
pieza de hierro encorvada, que movida fuertemente , por un
resorte en la parte exterior de la recámara, golpea la materia
fulminante, la hace estallar é inflama así la pólvora que lanza
el proyectil.
Al mecanismo completo que dispara las armas de fuego,
determinando la explosión de aquélla, llama el Diccionario
llave,
GESTO
Expresión del rostro según los diversos afectos del ánimo.
Mal puede, pues, llamarse simplemente gesto á la expresión
de enfado, ó al mal aspecto de una persona; aun cuando para
lo primero hay la frase poner gesto: mostrar enojo en el sem-
blante. Para expresarlo con una sola palabra tenemos, además,
las voces sobrecejo^ ó ceño que la Academia define: «Demos-
tración ó señal de enfado y enojo, que se hace con el rostro,
dejando caer el sobrecejo ó arrugando la frente,» ó sobreceño
que es algo más: «ceño muy sañudo», según el Diccionario.
QIQ 259
El que tiene ceño ó sobrecejo, es cernido; y el individuo
con sobreceño, debe ser ceñoso^ si conforme su terminación,
es éste un adjetivo abundancial..
Para lo segundo, es decir, para la expresión de la mala
cara, poseemos el mal agestado (Véase EngestadoJ,
Y de satánica risa
Dando la expresión al gesto
Salió detrás del alcalde
A pasos largos y lentos.
Saavedra — Romances: Una antigualla de Sevilla.)
Alzase y sale turbada
Del balcón al antepecho,
Al gallardo maestre indica
Con actitudes y gesto.
(Saavedra — El alcázar de Sevilla^ romance IV.)
«En habiendo cumplido con esta parte de su oficio (Fr. Pedro Fer-
nández de Pecha), tornábase á su centro y á exercitar los oficios de
humildad; sin el sobrecejo ó gravedad de que suelen andar vestidos los
que no saben bien las leyes de estos oficios.»
(Fr, José de Siguenza — Historia de la Orden de San Gerónimo,)
«Llegó en esto un hombre desaforado de ceño; y alargando la mano,
dijo: Esta es la carta de examen.»
(Quevedo — El stceño de las calaveras.)
GIGANTA
Femenino de gigante.
Giganta llámase también al girasol.
Las figuras que sacaban en la antigüedad los días de cier-
tas fiestas, se denominaban sira^X^xxíQntQ, gibantes ó gigantones;
los ecuatorianos las llamaban magnas gigantas.
«Son (los poderosos de la tierra) como los gigantes que sacan las
fijestas grandes en las ciudades, que son unas figuras muy vistosas, muy
cubiertas de ,oro y seda de mucha grandeza y majestad. Esto es lo que
26o QOL
parece, pero lo que no parece es nn hombrecillo muy cansado, y muy
sudado, y que reventando y muriendo lleva aquella g^randeza sobre sus
hombros.»
(Nieremberg — Diferencia entre lo temporal, etc.)
En algunos lugares de España sacan todavía, precediendo
las procesiones, gigantes y cabezudos,
GIGUEAR
Decimos en vez de gemir y tal vez de sollozar,
«^No los ves? dijo; y empezó á morder la silla, y á dar vueltas al
rededor, y gemir. y^
(Quevedo — Las Zahúrdas de Plutón.)
«Dijéronme que era el retiramiento de los enamorados. Gemí triste-
mente viendo que aun en la muerte no dejan los suspiros.»
(Quevedo — Id,)
Pero al fin... ¿Cómo ha de ser?
Aunque usted £Íma y solloce^
Dios lo hizo. No hay esperanza
De que su fallo revoque.
Bretófi de los Herrerss — /Muérete y verás/
GOLUiMBIO
Columpio.^
El Diccionario define el columpio primitivo y el columpio
perfeccionado. Nuestros chiquillos no conocen sino el primero,
esto es, el formado por una soga ó correa fijas por sus extre-
mos, en cuyo medio se sienta alguna persona y se mece; mas
no porque no conozcamos sino éste, lo hemos de denominar
goluntbio. Llámase también mecedor. El verbo es columpiar,
«Cuando para descansar de las fatigas del Gobierno se baje á estos
jardines, y coja sus flores olorosas, y pesque los pececillos de estos
estanques, y se columpie en estas hamacas de alambre dorado.»
ORA 261
(Don José de Castro y Serrano — Historias vulgares: Cuerdos y
locos.)
GRADA
Parte de la escalera, por sinécdoque de uso exclusivo de
los ecuatorianos, ha pasado á significar el todo de que es com-
ponente. Con efecto, cada uno de los escalones de una escalera
nómbrase grada ó peldaño, aunque gradas (fijarse bien, en
plural) se llama el conjunto de escalones que suelen tener de-
lante del pórtico ó fachada los edificios grandes, majestuosos.
En cambio, el nombre de la parte de un edificio cualquiera,
compuesta de peldaños de piedra, madera d otra materia, para
subir y bajar, esto es, el sustantivo escalera lo hemos reser-
vado para nombrar el trasto portátil compuesto de dos made-
ros con travesanos á iguales distancias, asimismo para subir y
bajar, quiere decir, la escalera de mano ó, en una sola palabra,
la escala.
Gradería se llama el conjunto ó. serie de gradas^ y espe-
cialmente las de los altares.
Grado se denominaba también al peldaño, escalón ó grada.
Mío Cid e su mugier a la eglesia van.
Echós' Doña Ximena en los grados del altar.
Rogando al Criador, quanto ella mejor sabe.
(Poema del Cid — Cantar I.)
GRADIENTE
Anglicismo: Gradiente que quiere decir en castellano pen-
diente^ declive ó declivio^ inclinación^ etc.
GRADIOLA
Gradiolo, gladiolo^ gladio: siempre con el género mascu-
lino encontramos en el Diccionario los nombres vulgares de la
Thypha latifolia Z,., venidos del latín ^ladius; y con el género
262 QUA
femenino la denominación tomada del griego Tzá6r^^ espadaña^
con que se conoce también la dicha planta.
GRANADILLA
Indudablemente en España llaman granadilla á \z.flor de
la pasionaria, cuando así lo asegura el Diccionario último; mas
en América denominamos granadilla 2X fruto de dos especies
de Passijlora: la común y la de Quijos. Los SS. Académicos
podrían, pues, agregar á la definición citada (si no es una
errata) esta otra: «Fruto de algunas especies de pasionarias,
globoso, de corteza correosa, lleno de pepitas envueltas en
una sustancia semejante al almidón cocido, dulce y agradable».
GRANADILLO
La trepadora del género Passiflora ó pasionaria que pro-
duce la granadilla. — Según la Academia, granadilla es un
árbol de América, cuya madera es muy maciza y de color en-
carnado muy obscuro.
Las hermosas trepadoras Passi floras producen varias agra-
dables frutas: las diversas granadillas, los distintos tacsos^ la
badea y etc.
GUABA
Pacay la llaman en quichua y cuajiniguil ó jiniguil en
algunos lugares de Hispano América.
El Diccionario no trae la palabra. Fruto de varias especies
del género Inga. Podría definirlo: «Vaina coriácea, verde,
desde uno hasta cinco ó seis decímetros de largo, que encierra
las semillas en gajos como copitos de algodón, sacarinos y
comestibles».
GUABO
El árbol que produce la guaba: es alto, coposo, de hojas
medianas, flores como borlitas de color blanco verdoso; la
QUA 263
madera se utiliza en construcciones. — El guamo y la guaina
definidos por el Vocabulario, tal vez sean nuestros guabo y
guaba; pues nos parece haber visto escritas las dos palabras
en alguna parte, así como las pone el Léxico. Pero nos deja en
duda aquella cosa del «vello que entra en el cutis,» que no lo
hemos experimentado nunca con las guabas del Ecuador.
GUACHA R
Hacer surcos de distancia en distancia proporcionalmente
para sembrar con igualdad, amelgar, — El verbo guachar ó
huachar^ de huachu^ surco, sería acaso imposible sustituir
entre nuestros agricultores; pero al menos los medianamente
cultos deben no ignorar el término propio.
Los españoles dicen también surcar ó asurcar y aunque el
último verbo significaba más bien lo que nuestro chictar; su-
puesto que lo definían los Diccionarios anteriores al de 1899:
hacer surcos en la tierra ya sembrada, para sacar las raíces de
la hierba y abrigar los panes.
GUÁCHARO, GUACCHO
Quichna, huaccha^ huérfano; abandonado, pobre, desgra-
ciado; huacchara^ ser pobre, huérfano, etc. — Aun cuando ^^¿í-
charo está en el Diccionario para significar persona enfer-
miza, y por lo común hidrópica ó abotagada, polluelo no
volantón, etc., lo corregimos conjuntamente con guaccho por
ser una misma la significación que damos los ecuatorianos á
los dos vocablos, tomándola probablemente de las voces qui-
chuas arriba expresadas.
El animal sin padres, huérfano; el abandonado por la ma-
dre, desm^adrado,
GUACHO
Palabra quichua, significa bien en su idioma la línea honda
que se forma en la tierra al ararla; pero lo tal en castellano se
denomina surco.
2^>4 GLA
1
^\n'¿t\ st s^ntó rendido ^n un linde, y los perros rendidos también
se :jT/oaron en un surco. 9 j
(Trucha — /DescU Madrid al cielolj
Si fi^juk^j tú se echan tcxios
En el surco
(Bretcfi de los Herreros — ¡Muérete y verás!)
\.2i parte elevada que el arado forma al surcar la tierra, se
llama caballón, ó también caifiellón, palabra que hemos dejado
para determinar lo que en España se nombra hache.
GLAIJÜA
¿Guadúa ó guadua?
Entendemos que la gramínea gigantesca denominada gua-
dua en quichua, es una especie semejante á la originaria de la
India y llamada, en malayo y hoy también en español, bambú,
(•Í\xí7.2l, aun sea la misma especie, y en tal caso posee ya el
nombre castellano expresado.
GUAGUA
El señor Cuervo, en su erudita obra Apuntaciones criticas
sobre el lenguaje bogotano^ nota que en muchas lenguas ame-
ricanas las palabras hombre y mujer empiezan por gua^ güe^
giiif hua^ hue y cita huaina, htcarjni, etc. A los ejemplos pre-
sentados por el señor Cuervo, puede agregarse la palabra
guagua, niño ó niña, hombre ó mujer aun no adolescentes.
Guagua^ para los chilenos y también para los peruanos,
es palabra epicena de terminación femenina; pues se dice la
guagua tanto al niño cuanto á la niña que están lactando; para
nosotros es del género común, ya que decimos el guagua ó Id
guagua conforme al sexo respectivo.
Con ser quichua la voz, tiene más uso que en el Ecuador
y el Perú, en Chile, donde la vemos frecuentemente impresa, y
donde aun ha dado origen á derivados que no conocíamos
los naturales déla tierra de los Incas: v. g. guagualón y gua-
QUA 265
gualonay con que se moteja á las personas pueriles, aniñadas
y, si no me equivoco, también á las que en España llaman an-
gelotes,
GUANDO
Palabra quichua, htiandu^ con la que conocemos él mueble
denominado en España parihuela^ que sirve para trasladar
heridos, enfermos, etc.
Los nombres pa/angmn y andas con que corrige, también,
el señor Cevallos el quichuísmo anotado, no corresponden
propiamente á la palabra guaitdo,
GUANGO
Graciosísimo es el quid pro quo en que incurre el Diccio-
nario de la Academia al dar la definición de Anaco: «Peinado
de las indias ecuatorianas que consiste en una sola trenza fa-
jada estrechamente y que cae por lá espalda.» El anaco es una
pieza de vestido, como expresamos al tratar de dicha palabra.
Lo que definen los académicos es tX guango.
Gtcango ó huangu^ como lo pronuncian castizamente los
indios, es copo, atado y, no sé si de manera recta ó de modo
tropológico, la trenza aquella que el Léxico describe en la
palabra anaco,
Guangudo se dice al que )Xts^ guango ,^ como las indias y aun
ciertos indios de algunos pueblos del interior de la República.
GUANTO
Quichua guantug, botánica T>attira sanguínea. Especie de
floripondio sin fragancia, con hermosas flores amarillo rojizas,
antes muy común en las cercanías de Quito, á las cuales acu-
• dían I03 muchachos á fin de Jugar i la guerra^ para la que
suministraban balas rasas, bombas, granadas y otros proyec-
tiles, los frutos del gicanto. No sé si la datura mencionada sea
también europea, ni sé tampoco si tenga nombre castellano.
26f> OLA
El guanio no da peras^ frase ecuatoriana que vale tanto
como la española pedir peras al olw^.
ril'ARACA
Huaraca ;lJe huaira^ viento? Palabra quichua.
lil cordel ó trenza^ como dice el Diccionario, que se usaba
antiíf uamente en la guerra y que hoy sólo tiene uso entre pas-
tores, para tirar piedras con violencia, se denomina en caste-
llano honda,
«No Hió tif:in[iO á los malhf:chores la presteza del caso para pensaren
otro partido más llano que juntarse, llegando á sí, de la gente de los
luj^ares vírcinos, tres mil personas de todas edades, en que había mil y
ochocientos hombres de proxecho armados de arcabuces, ballestas, lan-
zas y j^orjjuces, y parte hondas ^ como la ira y la posibilidad les daba; y
sin tomar capitán....»
(Die^o de Mendosa — La guerra de Granada,)
Ya calla el mar furioso y bravas ondas
Al estallido espeso de las hofidas.^
(O ña — Arauco domado,)
G r A RMI, CxUARMILLA
Xo solamente significa mujer la voz guarmt^ conforme la
proj)ia palabra (¡uichua huarini^ sino mujer que sabe sus de-
beres y los desempeña de manera cumplida, que es casera^ si
este adjetivo español no es deficiente para expresar todo lo
que exj)resa el vocablo guarmty tomado como adjetivo.
De ¿1 ha salido guarmilla^ huarmishina^ hombre afemi-
nado, (jue sabe oficios de mujer, ó que se entremete en ocupa-
ciones mujeriles.
(iUASO
En Chile apellidan guaso al hombre de campo, nosotros al
grosero^ iosco^ incivil^ etc. Aun cuando la palabra parece to-
OUI 267
mada del quichua, sospechamos que trae su origen más bien
del adjetivo familiar español guasón^ individuo falto de gracia
y viveza, persona sosa, pesada, desagradable; pues á este sig-
nificado corresponde exactamente nuestro calificativo.
c
GUATUSA
El roedor Dasyprocta agutí y muchas de las especies zoo-
lógicas americanas no tienen nombre en castellano, aunque
poseen múltiples denominaciones en los varios lugares del
Nuevo Mundo donde se crían. ¿Cómo podríamos unifor-
marlas, para poder entendernos? De cierto, como ha comen-
zadp á verificarlo la Academia: aceptando en el Léxico los
vocablos más generalmente extendidos. Así ha aceptado la
palabra aguacate^ común á casi toda América, aun cuando
reemplazada en Chile y parte del Perú, por la denominación
palta. Muy atendible para la aceptación debe ser, además, el
nombre que se dio al objeto en el lugar de origen ó donde
dicho objeto más abunda, ya que el comercio, elemento hoy
importantísimo de propagación y extensión de los idiomas,
sirve de juez y arbitro para esta materia.
Deben también preferirse las denominaciones en una sola
palabra, pues siempre serán imperfectas las perífrasis en tales
casos.
GÜILLEGÜILLE
Renacuajo ó ranací^ajOy como quien dice ra^ia que está
formándose.
La palabra corregida puede venir del castellano familiar
bullebulle por lo bullidores que son los renacuajos; ó más bien
del quichua hutllt^ aun cuando los indios de Cuenca (lugar
donde se conserva más puro el idioma indígena) llaman al
renacuajo chucshic^ vocablo con el que en Quito denominamos
á la lechuza.
Todos los que han estudiado un poco de Zoología, ó si-
quiera han sido observadores, saben que los batracios (ranas.
268 QUl
sapos, etc.) experimentan metamorfosis completas en los dos
períodos de su vida: en la primera edad tienen el cuerpo pro-
longado con larga cola lateralmente comprimida, y en tal es-
tado se llaman renacuajos,
«Y sería cosa que me fastidiaría de lo lindo el irme al otro barrio
tan pronto, porque quisiera dejar casada á mi augusta hija y S. A. es
todavía un renacuajo."»
(Trueba — El Preste Juan de las Indias,)
Fortuna, ¿No estuvieran más decentes
Puestas en un moscón y un renacuajo
Las dos coronas, que en tan viles frentes?
(Quevede — Sonetos ,)
En la orilla del Tajo
Hablaba con la rana el renacuajo^
Alabando las hojas, la espesura
De un gran cañaveral, y su verdura.
(Iriarte — Fábulas literarias: La rana y el renacuajo.)
GUINEO
Adjetivo. Natural de Guinea. Perteneciente á esta región
de África.
Lo empleamos bien como sustantivo, aunque solamente
para denominar una especie de plátano, la Musa sapientufn.
j(=ai -^t=n H =Jt=it
H
HABLAR (á uno).
Hablar á uno dice nuestro pueblo en vez de venirle^ instil-
t arle y hablar mal de éL
HACER HOJA
Hacer novillos ^ dice el Léxico, frase familiar, hacer falta
en alguna parte donde se suele ó debe asistir. Aplícase espe-
cialmente á los muchachos que por desaplicación, dejan de
asistir á las aulas.
Dícese también hacer bolas ó hacer rabona,
HACIENDA
Diferimos, en la significación específica de esta palabra, los
del norte y los del sur de la América meridional. Los argen-
tinos llaman hacienday por antonomasia, no á la tierra de cul-
tivo, ni á los bienes de fortuna ó riquezas en general, sino á
los ganados ó animales que posee el estanciero ó hacendero^
esto es, el hacendado, como decimos bien los ecuatorianos.
El Léxico trae la palabra hacienda en el sentido en que casi
exclusivamente la usamos nosotros y los brasileños, facenda:
herdade ou propriedade rural,
Fazendeiro^ — como el hacendero de algunos países hispano-
americanos,— es además del que «procura con aplicación los
270 HAT
adelantamientos de su casa y hacienda», el propietario ó el
administrador de nndijazenda.
HAMBRE
En alguna ó algunas de nuestras Repúblicas más meridio-
nales se hace masculino al vocablo hambre^ y así se dice: tengo
mucho hambre ^ etc., equivocación proveniente, de cierto, de oír
decir el hambre y de no saber que el cambio del artículo pro-
viene de la necesidad de evitar el hiato que resultaría si dijése-
mos la hambre^
«Ni con toda hambre al arca, ni con toda sed al cántaro.»
(Refrán castellano.)
HAMBREADO
El que tiene hambre, es hambriento; el que continuamente
manifiesta afán por comer, es hambrón.
HATO
Diputado á una de las Asambleas constituyentes ó Conven-
ciones que después de cada revolución se reúnen para hacer
la felicidad del Ecuador, tan hecha y rehecha que los ecuato-
rianos estamos en vísperas de poseer la dicha más completa,
— caso de que no la jjoseamos ya sin caer en la cuenta de ello.
Digo, pues, que diputado á una de estas Convenciones oí
tanto á ciertos abogados hablar de hatos ^ que la cosa si no me
interesó mucho, al menos se me grabó en el sentido del oído,
asimismo como llega á grabarse en el de la vista el aviso que
los periódicos repiten todos los días y que el lector ve y ve
sin mirar. Después, acaso los propios diputados á fin de
conservar siempre fresca la memoria de los ecuatorianos to-
cante al importantísimo asunto, algo han tenido siempre que
hacer respecto de hatos en las varias Legislaturas reunidas
ulteriormente. — ¿Qué será? ¿Algo así como la triple alianza,
ó la cuestión de Oriente, ó la del monomentalismo, ó de
HIN 271
i paz universal? De todo esto debe de tener; pero quede la
lagna cuestión para los que hacen leyes y... Paulo minora
%nafnus.
Ley de hatos llegó á llamarse una que se dictó para bien,
L no de los ecuatorianos, de los diputados de hato; pero lo
ue tal vez no estuvo bien (con perdón de los dichos aficiona-
os á revolver el hato) fué que la significación dada al voca-
lo no es la que de modo castizo le corresponde. Coffiün^
orno término de Jurisprudencia, es lo que no siendo privati-
amente de ninguno, pertenece ó se extiende á muchos, todos
)s cuales tienen igual derecho de servirse de ello, como bienes
jntunes^ pastos cointines^ etc., que es, según parece, lo que se
enomina con la voz anotada. — Con razón, pues, «la partición
demarcación de hatos ofrece dificultades,» como dice el con-
iderando de una reformatoria de aquella ley, si aun la inteli-
encia del nombre mismo nos las presenta.
lEMBRlLLA
Decimos los ecuatorianos al embrión^ germen ó sea la parte
e la semilla de que se forma la planta. Heínbrilla^ diminutivo
e hejjibra^ tiene varios significados; pero no el que le damos
n el Ecuador.
HGUERILLA
Denominamos las semillas de varias plantas de los géneros
licinus y Jatropha^ de que se saca el aceite de palma Christi,
de ricino, ó de castor, que todos estos nombres damos al
leo extraído de aquellas euforbiáceas.
Higuereta nombra también el Diccionario al ricino, al que
ntiguamente los españoles llamaban higuera infernal.
Ricino^ según el primer Vocabulario de la Academia espa-
ola, viene del latín ricinus por ser el fruto mmy parecido á
a garrapata.
ilNCARSE
Hincar^ introducir ó clavar una cosa en otro, no está bien
272 HOR
por arrodillar^ significado único que nosotros concedemos al
verbo anotado. No está mal dicho hincar la rodilla^ hincarse
de rodillas; pero hincarse sólo, no es sinónimo de arrodi-
llarse,
HONORABILIDAD
Sin duda porque casi no va quedando honradez en el mundo,
tratamos de dar reemplazo á la palabra con el vocablo hoíto-
rabilidady que naturalmente no ha de significar lo mismo que
el usado por nuestros abuelos y aun por nuestros padres.
HORCADO
Adj. En forma de horca. Ahorcado, sustantivo, persona
ajusticiada en la horca.
HORCÓN ó JORCÓN,
Como dicen nuestros campesinos al bieldo.
Aun cuando la Academia no da á horcón otro significado
que el de palo, en figura de horquilla, que sirve para formar
los parrales y para sostener las ramas de los árboles que están
cargados de frutas, con todo, en algunos lugares de España
debe de usarse el vocablo en la acepción que le atribuyen
los ecuatorianos; pues don José M. Pereda, en Peñas arriba^
dice: «En el carro había una carga de heno verde,... y sobre
la carga, un hombre de alta estatura que lanzaba con impe-
tuoso brío grandes horconadas de ella á un boquerón de la
pared... Vuelto de repente hacia nosotros el hombre que des-
cargaba el carro, y mientras nos miraba frunciendo mucho los
ojos, apoyándose gallardamente en el horcón clavado por sus
puntas en el heno...»
HORiVIIGUERO
Hormiguillo, Enfermedad que da á los caballos en los
cascos.
HUA 273
Donjuán Montalvo emplea la voz hormiguillo ^ot horTni-
gueo, quizá á causa de haberla hallado con tal significación en
algún autor.
«Cosa es que le hace á uno erizarse los cabellos y correrle por las
carnes un fatídico hormiguillo y ver á Cristóbal Colón padecer y gemir...»
(Montalvo — El Buscapié,)
«Señor, respondió Sancho en voz muy baja, me está discurriendo
por el cuerpo un hormiguillo junto con un trasudor, que me quita el
conocimiento hasta de mi propia persona.»
{Montalvo — Capítulos que se le olvidaron a Cervantes,)
HOSTIERO
El que hace hostias.
Hostiario la caja que tienen en las sacristías para guardar
las hostias. Latín hostiarium,
HUACO
Don Zorobabel Rodríguez, en su libro Diccionario de
ChilenismoSy recomendaba á la Academia Española la presta
adopción del vocablo quichua (?) cheuto para denominar al
que tiene el labio hendido.
Don José Rufino Cuervo, en las. Apuntaciones críticas
sobre el Lenguaje Bogotano,^ acepta, á pesar de la inquina
que muestra al Diccionario de una sociedad de literatos^ la
palabra labi-hendido ^ que este Léxico trae para llamar á los
que tienen labio leporino^ esto es, á los huacos^ como los nom-
bramos en el Ecuador, ó tencuas conforme se los denomina en
México, según el mismo señor Rodríguez.
Cada cual se cree con derecho para inventar un remedio
para las enfermedades sin remedio, y abundan los nombres para
lo que no tiene nombre.
HUASILLA
Probablemente por nacer y desarrollarse con preferencia
18
'1
274 ^ HUM
en las paredes de las casas {huast)y tapias, y hasta en los
techos de las chozas ó cabanas flla^ á veces diminutivo cari-
ñoso, de ternura), se dio por los indios el nombre á& guasilla
ó luiasilla á la planta antiespasmódica llamada Valeriana
o/ici'nalts en botánica y valeriana inenor ó silvestre en cas-
tellano. Hay varias especies, una de las cuales de olor
más fuerte, á la par que más robusta, se halla cerca del
cerro de Puntas, en nuestra cordillera oriental {Valeriana
rigida (?).
HUILÓN
Dígase huidizo^ adjetivo, que huye ó es inclinado á huir. —
HiLidero se decía antiguamente, según se ve en el Vocabulario
de Nebrija y ya también en el Académico de 1899.
HUMANARSE
No he podido jamás oír este verbo, de labios de ayas, amas
de llaves, sirvientas y hasta fregonas, sin que me produzca
regocijo. Empléanlo de tal manera y con tal retintín, que no
parece sino que son el mismísimo Verbo divino que encarna.—
Las tales gentuallas son cuando menos reyes destronados, que
«por la pobreza y la desgracia se htmtanan á trabajar para
vivir;» «la suerte (naturalmente debe de ser la mala) las obliga-
á rebajarse, á abatirse, á humanarse hasta entrar á servir ^
personas que... valen menos que ellas». Esto último, claro esta»
no lo expresan, pero lo dan á entender merced al tonillo coi^
que pronuncian el humanarse.
Por lo demás, la significación atribuida al verbo reflexiva
está bien, aunque no la traiga ya el Diccionario; pues la vemo^
en autores antiguos. El Léxico académico de 1734 dic^-
«Humanarse^ familiarizarse, baxarse y deponerse de aquei
estado elevado que se gozaba, haciéndose tratable á las gea-'
tes,» que es justamente lo que nos espetan las cocineras y lo^
otros personajes mencionados, cuando entran á servirnos.
HUM
275
HUMAR
Fumar.
Curioso: una de las veces que la h toma el puesto de
la despojadora y. No calumniamos á ésta: la/", ^Sl g J la/ han
destituido casi de sus funciones á la buena de la A, tan mo-
desta en castellano que ni truena ni suena ^ como decimos de
las gentes que no gustan ponerse de manifiesto.
a>=j>==at= H =it
NO
Enano.
>obre la mansión que ocupaban las fieras, había un cuarto muy
donde habitaban los bufones,... en cuyo número se contaban los
•ruos, los e?ianoSj los corcovados...»
(So lis — Im> Conquista de México,)
gNADO, INCONARSE, INCONOSO
Enconado^ Enconarse^ Enconoso,
^legó á tal extremo este ricazo tan limpio y regalado (el rico
ento del Evangelio) que tuviera por felicidad que le diesen una
aunque fuese en el dedo más enconado y asqueroso de un leproso;
aun esto le faltó.»
(Nieremberg — Diferencia^ etc.)
Brama el bárbaro ardiendo de despecho,
Víbora no se vio más enconada,,.
(Don Alonso de Er cilla — La Araucana,)
Nuestras discordias infaustas
Nos llevan al precipicio.
Las pasiones enconadas
Nos ciegan...
(Bretón de los Herreros — ¡Muérete y verás!)
r . ^- . ' » » -^.. .-^^
I
278 IND
«...Que es peligroso abrir ó apremiar las apostemas duras, porque
más se enconan. Esté un poco; dejemos llorar al que dolor tiene; que
las lág^rimas é sospiros mucho dese?ico7ia7i el corazón dolorido.»
(Ferna7ido de Rojas — La Celestina,)
Purén que estaba aparte, habiendo oído
La plática enconosa y rumor grande...
{Er cilla — La Araucana,)
INCONOCIBLE
Inconocible decimos de las personas, animales ó cosas que
han experimentado tal mudanza que no es fácil reconocerlos.
Así se encarecen el envejecimiento de Fulano, lo revejida que
está Zutana, lo enflaquecido de un caballo, lo maltratado de un
objeto, exclamando: «qué inconocibles que están Fulano, Zu-
tana, etc.»
INCREMENTAR
El Vocabulario académico trae increvtento^ voz de la que
hemos sacado el verbo cjue anotamos. Dígase aumentar^ acre-
cer, acrecentar^ que significan lo propio que aquel inútil neo-
logismo.
INDEPENDIZAR, INDEPENDIZARSE
Saben ustedes que no se ha de mentar la soga en casa del
ahorcado, y dale que dale en el empeño de que este verbo
(no lo nombro) sea aceptado por la Academia de los antiguos
dueños de Hispano América.
Emancipar significa, con efecto, lo mismo; pero propon-
gámonos desterrar de nuestro idioma ese independizado del
lenguaje español, y encontraremos, cuando menos, tanta re-
sistencia de parte de nuestras gentes para extrañarlo, cuanta
de parte de los académicos para no aceptar al que ellos juzgan
intruso.
IND 279
indígena
Ciertas personas cultas, escrupulizando en llamar indios á
los aborígenes de América, los denominan indígenas, en lo
cual yerran y aciertan; otras los nombran indianos; y por fin,
no falta alguien, ya no sólo culto sino culterano, que los llama
índicos.
Veamos las diferencias de los diversos-vocablos.
Indio — Natural de la India; u. t. c. s.
Colón, persuadido de haber descubierto, mas bien que un
Mundo nuevo, un c;íraino al Asia, á través del Atlántico hacia
el oeste, denominó indios á los habitantes de Guanahaní, que
tomó por una de las penínsulas del Asia meridional, esto es,
por las Indias orientales; razón por la cual se dio después á
América el nombre de Indias occidentales. Está bien, por
tanto, llamar indio ^ así al antiguo poblador de América como
al oriundo del Indostán, de la Indo China, etc.
Indígena, adj., originario de un país, en oposición á exó-
tico ó advenedizo — Api. á pers.; ü. c. s. El indio, pues, del
Ecuador es también indígena del mismo Ecuador, así como lo
somos nosotros, con la diferencia de no ser quizá indios y sí
indianos.
IndianOy según los SS. Académicos, natural, pero no ori-
ginario, de América; u. t. c. s.
Indico f por último, más próximo á la etimología latina es,
de cierto, menos propio del lenguaje trivial y doméstico que
del no casero. Es por otra parte adecuado á cosas, mejor que á
personas.
■
«El estado de Arauco es una provincia pequeña... que produce la
gente más belicosa que ha habido en las Indias... llámanse los indios
del Araucanos...»
<(.Puelches se llaman los indios de la sierra...»
«.lanaconas son indios mozos amigos, que sirven á los Españoles...»
ikCaufén.., donde los Españoles fundaron la más próspera ciudad...
la cual tenía trescientos mil indios casados de servicio...»
4éLMita es la carga ó tributo que trae el indio tributario.»
- ^.Mitayo es el indio que la lleva ó trae.»
28o IND
(Er cilla — Araucana — Declaración de algunas dudas que se ptieden
ofrecer en la obra»)
La saña y el coraje se renueva
Con la sang^re que saca el hierro duro:
Ya la Española gente á la India lleva
A dar de las espaldas en el muro.
{Ere i lia — Araucana, )
Llegado el indio al rancho, aplica el cuerno
Al túmido carrillo y recia boca...
(O ña — A rauco domculo,)
«Me atengo á la enseñanza de éste (P. Velasco) que, indígena del
antiguo Reino de Quito...»
{Pedro Fermín Cevallos — Breve catálogo de errores en orden d la
le?i£L'a y al lenguaje castellanos. — Quinta edición — Introducción.)
«Adelante pues con la dinastía de los Ruiz de Rejos; y á fin de que
en mí no se acabe, demos cuanto antes una reina indígena á los tablan-
queses.»
{Don José María de Pereda — Peñas arriba.)
«Antes que más adelante pasemos, quiero decir mi parecer acerca
de este nombre Indias, porque algunos tienen creído que se llamaron
así por ser los hombres destas nuestras Indias del color que los indios
orientales. Mas paréce¡iie que difieren mucho en el color y en las fac-
ciones. Es bien verdad que de la India se dijeron las Indias. India pro-
piamente se dice aquella gran provincia del Asia donde Alejandro
Magno hizo guerra, la cual tomó nombre del río Indo, y se divide en
muchos reinos á él comarcanos. Destagran India, que también nombraq
Oriental, salieron grandes compañas de hombres, y vinieron (según
cuenta Herodoto) á poblar en la Etiopía, que está entre la mar Ber-
meja y el Nilo, y que agora posee el preste Gian. Prevalecieron tanto
allí, que mudó aquella tierra sus antiguas costumbres y apellido en el
que trajeron ellos; y así la Etiopía se llamó India; y por eso dijeron
muchos, entre los cuales son Aristóteles y Séneca, que la India estaba
cerca de la España. De la India pues del preste Gian, donde ya contra-
taban portugueses, se llamaron nuestras Indias, porque ó iba ó venía de
allá la carabela que con tiempo forzoso aportó á ellas y como el piloto
INQ 281
vido aquellas tierras nuevas, llamólas Indias, y así las nombraba siem-
pre Cristóbal Colón. — Los que tienen por gran cosmógrafo á Colón
piensan que las llamó Indias por la India Oriental, creyendo que cuando
descubrió las Indias iba buscando la Isla Cipango, que cae á par de la
China ó Cataio, y que se movió á ir tras el sol por llegar más aína que
contra él: aunque muchos creen que no hay la tal isla. De cualquier ma-
nera, en fin, que fué, ellas se llaman Indias.»
(Francisco López dé Gomara — El descubrimiento de América,)
Así que doña Marta no consiente
El un extremo de ese amor honroso,
Ni puede dar el sí doña Lucía,
Por pedirla un ind ano y sangre mía.
(Tirso de Molina — Marta la Piadosa.)
Indiana^ se dice también á una tela de algodón ó lino, ó
mezclada de uno y otro, pintada por un solo lado.
«El miércoles paseaba en el Prado vestida de terciopelo y el jueves
paseaba en el mismo sitio vestida de indiana.^
( Trueba — ¡Desde Madrid al Cielo!)
INDUSTRIARSE
Darse maña á hacer una cosa sin los medios necesarios para
ello. Usámoslo en varias repúblicas hispanoamericanas y, se-
gún nos parece, significa algo más que el verbo castizo inge-
niarse.
INGENIATURA
Es vocablo familiar que el Diccionario define: industria y
arte con que se ingenia uno y procura su bien. Cosa muy dis-
tinta, por cierto, del arte que enseña á hacer y usar ingenios ó
máquinas, ó bien á trazar y ejecutar obras con arreglo á prin-
cipios científicos: ingeniería.
-."I
282 INM
INGUENTO, IXGÜEXTE
Ungtvento.
«Y hay más que ver... que bañarle (las doncellas al caballero que
se arrojó en ferviente lago) con templadas aguas, y luego untarlo todo
con olorosos unguenfos y vestirle una camisa...»
(Cervantes — Quijote J
icOro hacen (los boticarios) de las arañas, de los alacranes y sapos;
y oro hacen del papel, pues venden hasta el papel en que dan el ufh
güento.'^
(Quevedo — Las Zahúrdas de Plutón.)
«Si un poco de ungüento fabrica visceras, natural parece no conce-
der mayor preponderancia al Creador que al boticario.»
(Castro y Serrano — El sobrino de Tántalo.)
INJUNDIA
Enjundia,
Gordura de los animales, en especial la que las aves tienen
en la overa.
¡Qué oronda viene y qué bella!
¡Qué través y enjundia tiene!
{Baltasar del Alcázar — La cena jocosa.)
INTUXDIOSO
E27ij7indioso^ sa, adj. Que tiene mucha enjundia.
INMORTAL
El nombre castellano de varias plantas de pétalos coriáceos,
permanentes, es siempreviva; denominación que impropia-
mente damos los ecuatorianos á diversas especies de vegetales
«
IKR 283
de hojas y flores suculentas, que se crían en los tejados de las
casas.
INSUBSANABLE
A lo que no se puede reparar ó subsanar decimos que es
insubsanable^ palabra que no está en el Léxico de la Aca-
demia.
INTELECTUAL
Tal vez es innecesario el uso del vocablo como sustantivo;
pues poseemos la voz inteligente (el que está dotado de facul-
tad intelectiva) y otras que equivalen á lo que tratamos de
expresar con la palabra anotada.
INTERESABLE
Dice nuestro pueblo por interesado y no está mal, aunque
lo corrijan críticos exajerados.
«Lo primero tengo de ponderar... cómo hay muchos que en esta vida
son tenidos por los primeros en la santidad... y en el día del juicio y de
la cuenta serán tenidos por los postreros, porque en los ojos de Dios
fueron tibios, interesables y muy imperfectos en lo interior.»
(La Puente — Meditaciones espirituales.^
INTRIGARSE
s.
Galicismo, por dar en qué pensar, producir curiosidad, etc.
En vérité^f étais fort intriguée de ce qui allait suivre,
IRRIGACIÓN
De irrigation.
Riego, dicen los que no parlan gabacho ni gustan de an-
glicismos.
1
I
J
!
2S4 IRR
IRRIGAR.
Del inglés to Irrígate ó del francés irrigtier.
Como hemos dado al verbo regar acepciones latísimas, ha
habido necesidad de conseguirnos el irrigar para que sirva de
Cirineo á aquella palabra, á la cual, eso sí, hemos relevado
de casi todos sus deberes legítimos para trasladarlos á irri-
gar.
IRREPROCHABLE
Xi reprochable ni irreprochable están en el Diccionario;
aunque sí reprochar (reconvenir, reprobar), de donde han sa-
lido reproc/mble que casi equivale á reprobable^ é irreprochable
que posee significación más amplia que irreprensible.
a«i íi lai ai=tt
JABONCILLO
Fruto del Sapindus saponaria que por contener abundan-
temente una sustancia alcalina, reemplaza al jabón.
El árbol mismo que se cría en nuestra costa, se llama tam-
bién jaboncillo^ denominación, la última, aceptada ya por el
Diccionario de 1899.
JALETINA
O jala tina y como dicen los que creen entenderlas. Así de-
nominan algunas personas á lo que en castellano y en Quí-
mica Orgánica se llama gelatina.
Se cuenta que se daba un espléndido banquete en una ciu-
dad yankee^ para celebrar no sé qué fausto acontecimiento
químico industrial. Allí en el lugar más visible de la gran
mesa, ostentábase una artística gelatina seca^ de colores, den-
tro de la cual chispeaban vividas luces eléctricas. Junto á ella
se alzaba una campana de metal bruñido que, al parecer, es-
condía algún otro milagro del arte de repostero.
Llega el momento de los postres y todos encomian el exqui-
sito sabor de la gelatina consabida, que los mayordomos se
han empeñado en que nadie deje de gustar.
Tal es el instante oportuno. Pónese de pie el anfitrión
principal y asiendo solemnemente la agarradera de la cam-*
.]
286 JAN
pana aquella, dice: «Este es, Misters., el compañero del objeto
que se ha convertido en la deliciosa y fragante gollería que
acabamos de saborear. Ved, amados compañeros, los milagros
de la química...» y acaba de levantar el bruñido trasto, de-
jando á descubierto una enorme bota destalonada y erizada de
remiendos acreditadores de múltiples períodos de servicios,
prestados á diversos dueños de distintas y descendentes con»
diciones.
JAMPA
Jamba,
Cualquiera de las dos piezas labradas que, puestas vertical-
mente en los dos lados de las puertas ó ventanas, sostienen el
dintel de ellas.
Como los ecuatorianos hemos ascendido al umbral hasta la
categoría del dintel, haciendo aquello que todo revolucionario,
desterrar al personaje sustituido, nos hemos visto en la preci-
sión de criar la ^2X'aaov2L jampa ó de deformar el \ozdi\Ao jamba ^
para denominar con él la «parte inferior ó escalón, por lo
común de piedra y contrapuesto al dintel» (la contraposición
ha llegado hasta el despojo violento) «en la puerta ó entrada
de cualquier casa.»
El primer Diccionario compuesto por la Real Academia
española trae la palabra sólo en plural: «Jambas^ dice, los pies
ú como piernas, que en las puertas ó ventanas mantienen el
dintel. Viene de la voz italÍ3,n2L gayuba, que significa la pierna. —
Lat. lamba, Astragakts, Colmen. Hist. Segon. cap. 49. § 18.
Una puerta, salpicado lintel y jambas con sangre, Brav.
Benedict. Cant. 7.
Las chaflanadas y jambas y linteles,'»
JANEIRO
Gramínea seguramente importada de Río Janeiro, -casi tan
abundante en nuestra costa como el gamalote ó gramalote^
con el que comparte el primer puesto respecto del benéfico
destino de alimentar á los ganados. Pertenece al género Po^"
JIC 2$7
paliuk. El Janeiro se encuentra también en las cuencas abriga-
das de la sierra^ pero mucho menos desarrollado que en el
litoral.
JAQUIMÓN
Ramal ó ronzal,
JAZMÍN DEL CABO
Llamamos á la gardenia ó jazmín de la India^ como dicen
los españoles.
JEBE
Xeb ó jebe llaman en árabe al alumbre, ó sea la sal doble
que forma el sulfato neutro de aluminio con otros sulfatos
alcalinos y en especiar el de potasio. Nosotros denominamos
jebe á la goma elástica ó catcchOy á pesar de que esta última
voz no es sino el catitchouc de nuestros indios de la pro-
vincia del Oriente. La palabra jebe debe provfenir de yebe^
nombre del árbol que únicamente producía antes el caucho^
extraído hoy de un gran número de vegetales, Siphonia elás-
tica^ Castílloa^ etc., y hasta preparado artificialmente con un
aceite y azufre.
El Supiem^ento del Diccionario último trae ya la palabra
jebe^ como americanismo, con la significación de caucho 6 goma
elástica,
JETÓN
El que ú^n^ jeta ^ jetudo; no jetón.
JÍCAMA
Raíz tuberosa de la planta Pachyrizus tuberosus^ se ase-
meja á la batata, pero no se come cocida como ésta, sino
cruda: es jugosa y azucarada, con la adehala de indigesta
hasta para los avestruces.
288 JIL
JÍLGUERO
Palabra de acentuación viciosa. No esdrdjula, sino llana:
jilguero.
Sin recelo ni susto
Los términos pasea
De las cabanas que nacer le vieron;
Y ora aparta con gusto
La cabra en su pelea.
O ve do Xo^jilgíieros nido hicieron.
(Juan Meléndez Yaldés — Batí lo.)
Donde se ve que el endecasílabo dejaría de constar si se
Ity^se, Jilguero^ esto es, si tuviese la acentuación métrica en la
quinta sílaba en vez de llevarla en la sexta.
Por el consonante es aiin más claro el lugar del acento en
el ejemplo siguiente, tomado de don Tomás de Triarle:
Calla tú, Pajarillo vocinglero,
Dijo el cisne al gilguero:
¿A cantar me provocas, cuando sabes
Que de mi voz la dulce melodía
Nunca ha tenido igual entre las aves?
(Fábula XVII — El Gilguero y el Cisne,)
A propósito de la ortografía del vocablo, haremos notar
de paso que debe escribirse con/, y no con ^, como lo hizo
hasta el impresor del tomito de que sacamos el anterior ejem-
plo (Fábulas de Triarte. — Madrid: Imprenta de I. Sancha.
Noviembre de 1830). Las palabras que vienen de vocablos-
latinos que tienen S inicial, la cambian siempre por/, y nunca
por ^.- V. g*'» jejay jejona^ de seges; jeme de seinis; jeringa de
syringa; jerga ^ jergón^ jergueta^ jerigonza^ de sérica; jerpa
de serpus ó de sarpere; jela (hocico del cerdo) de seta; jibia de
sepia; jimenzar A^ sefnentis; jilguero ó silguero de sibilare.
Esta regla tal vez no tiene excepción, y debería agregarse
JOR 289
las siete que preceptúa la Gramática de la Academia
r, J: Reglas para el uso de estas letras^.
PAR
Verbo quichua.: jadear ó carlear,
(Véanse los ejemplos en la palabra Asesar^,
PIJAPA
No es, — como lo expresa el buen amigo mío don Ricardo
alma, en su importante libro Neologismos y Americanis-
toSy — palabra que significa sombrero fabricado con la pajaco-
ocida por bombonaje; sino nombre de una ciudad ecuatoriana
e la provincia de Manabí, donde se fabrica la clase espe-
ial de sombreros, denominados y/^í^Vi^^í por metonimia.
OBACHÓN
En esta, como en otras muchas voces, no nos contentamos
on aspirar la h de hobachón^ sino que la pronunciamos clara-
lente como en inglés. En Andalucía, donde hemos hallado,
aás que en otros lugares de España, los mismos defectos de
enguaje que entre nosotros (prueba que de la tierra anda-
uza, especialmente, vinieron los pobladores de esta porción
le la Colonia); en Andalucía, decimos, el pueblo da sonido á
a hy lo propio que en la antigüedad sucedía en Castilla y
Extremadura.
Dígase hobachón ó ahobachonado,
ORA
Es el maíz germinado que, por tanto, ha producido ya la
üastasa necesaria para que se transforme en glucosa el almi-
dón del grano. Es, pues, lo que los cerveceros, tratándose de
la cebada, denominan ntalta^ ó más en inglés todavía ntalt^
palaSra que, más feliz {\ut.jora cuyo único derivado tíSjorero^
ha dado origen á un sinnúmero de voces: to Mált^ hacer gec-
13
]
290 JUC
minar la cebada; Miltntan ó Miltster^ el que prepara la
cebada para cerveza; Máltkiln^ horno para secar la malta;
Máltmill^ molino para la misma; Milthotcse^ Mált/loor, Aíált-
drink y hasta Máltdust, polvillo que se desprende de la malta
al molerla, etc. Nadie podría darnos razón si el vocablo
jora^ que trae el Diccionario en la XIP. edic, es ó no nues-
tra jora; pues la definición parece corresponder más bien á
chicha ó azua^ vocablo enteramente quichua hoy de poco
uso hasta entre los indios, que ha merecido ser aceptado, sin
que nadie tampoco pueda explicarnos el motivo, en el Léxico
de la Academia. ^
¿Decimos quizá así ^ox jtinco)
Puede ser; aunque el jtico nuestro corresponde mejor á
cañay esto es, tallo de las plantas gramíneas, que por lo común
es hueco y nudoso. Caña coimcny llama Colmeiro á la Aruftda
donax^ ó sea á aquélla á que específicamente da el nombre de
caña el Diccionario y define (2.^acep. de la palabra caña):
«planta gramínea, tiene tallo leñoso, hueco, flexible y de tres
á cuatro metros de altura, se cría en parajes húmedos, se cul-
tiva en grande escala, y sirve para hacer cestas, celosías, etc.
La palabra y^;/¿7¿? equivale más bien á lo que denominamos
snro ó juro^ dicción esta última que, según la Academia,
deberíamos emplear en vez de ^usa; pues 2uro define el Diccio-
nario: «corazón de la mazorca del maíz después de desgra-"
nada.» Ticsa^ no obstante, ha sido ya aceptada por los
SS. Académicos, aunque como americanismo.
Ti^ juncos se vistió de esta laguna.
(Lope de Yega — ¡Si no vieran las mujeres!)
Y tomando una caña
Que un labrador tenía.
{ídem — Ibidem.)
^■'i-
JÜK 291
Ya que iba al bosque á hacer silbos con la corteza del castaño, ó al
arroyo á hacer molinos A^ junco,
( Trueba — Desde Madrid ^ al Cielo!)
Suro^ airémoslo de paso, llaman los catalanes al Quercus
súber de Linneo ó alcornoque de los castellanos, variedad de
encina que produce el corcho.
JUNCO
En cambio, equivocadamente se llama en varios países
americanos, al narciso^ planta de la familia de las amarilídeas^
con flores olorosas, blancas ó amarillas, y hojas radicales lar-
gas y estrechas.
JURÓN
Dígase serón,
«Entró (Victoriano) en un almacén de comestibles y ag'uardientes,
donde vio entrar á un mozo con un serón de libros viejos, y se entre-
tuvo largo rato viendo si entre aquellos libros había alguno que le
aprovechase.»
( Trueba — Qué gracioso,, ,!)
L
aai aai:
K
:epi
Escrito con Ky pronunciado agudo, conservamos la forma
riginal del vocablo francés kepis. La Academia acepta la
alabra, pero la escribe con q, la hace grave y le agrega la s,
ue no suena en la voz gabacha: quepis,
:iLÓGRAMO
Ha de pronunciarse kilogramo, \. .
«Anagrama^ epigra^na^ llanos. Así todos los poetas sin ex-
apción. Y conforme á éstos deben ser llanos los demás en
rama ó gramo\ telegrama^ kilogramoy>,
(Robles Decano. — Ortología Clásica de la Lengua Castellana)*
/
a«i =11 í«i aat
* .
LABIA
Sobre ser un sustantivo de sólo uso familiar, significa
afluencia persuasiva y gracia en el expresarse; y no alabanza
afectada, para ganar la voluntad de una persona, lisonja; ni
habilidad para el engaño ó para lograr artificiosamente algún
fin, astucia; ni halago, no por justicia ó benevolencia, sino
por vileza ó con interesado objeto, adulación; ni demostra-
ción de cariño afectada y empalagosa, zalamería; aunque de
todo lo expresado tiene en el Ecuador lo que denominamos
labia,
LABIOSO
En consecuencia, es un lisonjero ardidoso que nos adula
con zalamerías y que algunas veces obtiene de nosotros lo
que se propone, ya por engaño suyo, ya por la necesidad
nuestra de libertarnos de algún modo del empalagoso.
LAGARTO
Simplemente ó caim^dn^ y no lagarto de Indias^ nombramos
en el Ecuador al enorme saurio Crocodilus occidentalis , Por
esta vez hemos rebajado á un animal respecto de la denomi-
nación; pues nosotros, que llamamos lobo á una pobre anima-
296 LAN
lia inofensiva, y león al casi tímido ptc^na^ denoniiñaim)s lúr
garto^ casi lagartija^ al gigantesco anfibio que tiener hasta
seis metros de longitud y devora un ternero como una grajea.
Dignos de verse son los lagartos tendidos al sol á las márge-
nes del hermosísimo río Guayas; tan valerosos algunos, que no
se lanzan al agua aun cuando pasan cerca los vapores fluvia-
les, que transitan incesantemente por el límpido cristal, donde
se reflejan las palmeras, naranjos, cafetoá y otros árboles de
las orillas.
LANA (de la humedad).
Es el inucor de los latinos y de los botánicos, palabra de
la que viene la española moho. Hay muchos hongos pertene-
cientes á este género, v. g.: el Mucor inucedo^ que crece en el
pan guardado, el aquosMS que nace en las maderas sumergidas
en el agua, el ascopliortis^ etc.
LANCE
Decimos los ecuatorianos á lo que los muy dueños de la
cosa, los españoles, llaman suerte^ en las lidias de toros. Por
cierto, la voz suerte es genérica; pues como denominaciones
específicas hay pases y verónicas^ y recortes y y galleos^ y tras-
teos^ y tanta inoná^ que no nos es dado conocer ni compren-
der á los no iniciados, tan inocentes y legos en el asunto, que
hasta nos afligimos de ver que se degüellan caballos como
premio de una larga vida al servicio del hombre.
LANCHA, LANCHAR, SE.
Lanclta y lanchar^ sustantivos, son castellanos; pero tienen
significados de todo punto distintos de los que les damos en
el Ecuador.
El doctor Cevallos corrige nuestros lancha sustantivo,
y lanchar verbo, con niebla y anublar^ cuyas significacio-
nes quizá sean las únicas que se den á los vocablos corregi-
dos, en las provincias del centro de la República, donde el
lAt
297
decano de los estudios filológicos ecuatorianos espigó las
palabras anotadas en su Breve Catálogo, Los de las provincias
del norte damos, además, á lancha y lanchar las acepciones de
helada y helar ^ y escarcha^ escarchar.
LAPO
Golpe ó cintarazo (planazo como decimos nosotros) que se
da con la espada de plano ó con un bastón ó vara, según el
lenguaje familiar español.
Pegarse un lapo^ ó echar un lapo^ ó tomar un lapo^ según
los ecuatorianos, equivale á echar un irago,
¿Vendrá del término familiar francés lampee)
LATERO, LATERÍA
Aunque el Diccionario denomina ya simplemente lata á la
hoja de hierro estañada, esto es, á la hojalata; no ha aceptado
aún la denominación latero para el individuo que hace objetos
de hoja de lata, ni el nombre lateríay como decimos en el
Ecuador, para el taller en que se hacen piezas del material
mencionado, ó la tienda donde se venden. Llámalos hojalatero
y hojalatería^ conforme los hallamos también en las obras de
escritores españoles.
«Sonaba el martillo del herrador y el mazo del hojalatero,,, y, en.
fin, la campana del reló cuando callaban las de la iglesia.»
{Pereda — El sabor de la tierruca,)
LÁTIGO
Por latigazos es un error. A Pedro le dieron doce azotes ó
latigazos y que bien le dolieron; mas no doce látigos y que bien
se los hubiera querido.
Tampoco trae la Academia el sustantivo latigueo,, usado
por L. Moratín.
<f,\\ cabo de media hora de un continuo latigueo,,, "»
(Viaje de Italia,)
298 LAV
LATIGUEAR
Es dar chasquidos con el látigo, no azotar ó fustigar.
La palabra latigueada por azotaina, ni siquiera está en el
Léxico. — Ojalá no estuviera en ninguna parte el acto.
Majar encontramos frecuentemente en el Poe^na del Cidj
por azotar; y inallamiento es azote ó plaga, en una antigua \
versión de la Biblia, citada por el Padre Scío y recordada por
Bello.
LAVACARA
En singular no significa nada; en plural y familiarmente,
lavacaras se dice á la persona aduladora.
La vasija que sirve para lavarse la cara, manos, etc., se
llama palangana^ vocablo del que se formó palanganero^
mueble donde se coloca la palangana para lavarse.
Nómbrase también aljofaina^ ó jofaina omitiendo el ar-
tículo árabe al^ aunque el Diccionario aplica este nombre en
especial á la palangana de barro vidriado.
«Desde \ai palangana de loza, hasta la resmilla de papel de cartas.»
{Pereda — El sabor de la Herruca,)
«Entró Juanguirle con una jofaina llena de agua, y media sábana
vieja al hombro, y diose comienzo al lavatorio.»
{Id.—Ibid,)
«La verdad sea dicha tenemos también una aljofaina de metal, que
no venderíamos por todo el oro del mundo.»
{A lar con — Diario de un testigo de la guerra de África.)
LAVAMANOS
Tampoco está bien, supuesto que es el depósito de agua
con caño, llave y pila para lavarse las manos.
El lava manos es catalanismo, lo renta inans, en el signifi-
cado de aljofaina.
LED 299
LÁZARO
El que padece el mal de San Lázaro, ó elefancía^ ó elefan-
tíasis de los griegos^ ó lepra de los hebreos^ ó lepra de los Cru--
zados^ ó lepra tuberculosa^ ó Asoviiaatc;, Satüpiaa[i.oí, es elefan-
cíaco (de eXecpac;, elefante, por la semejanza de las piernas del
que padece elefantíasis de los árabes, con las del elefante),
ó leproso^ ó lazaroso^ ó lazarino,
«Y los monolitos solitarios y dispersos, se me antojaban erupciones
de verrugas asquerosas sobre una inmensa piel de leproso,'»
(Pereda — Peñas arriba,)
LAVANDERÍA
Vocablo anticuado en España, así como lavador\ pero vi-
gente en algunos pueblos de América. Lavadero nombran hoy
en la Península al lugar en que se lava.
LECHERO
Nombre ecuatoriano de la Euphorbia latazi, árbol que ser-
vía admirablemente para las chozas vivas de los indios. Clava-
das seis ú ocho estacas de lechero, hecha la quincha y armada
la cubierta pajiza, dichas estacas echaban renuevos que daban
aspecto curioso á las miserables viviendas. Pero no es exacto
hablar en pretérito; pues aun se ve una que otra choza, cual
las descritas, en los campos de la sierra.
El nombre le viene del abundante jugo lechoso, quizá
aplicable á la industria como el cautchouc, que contienen las
hojas y tallos.
LEDINO
Ladino.
{Latino^ que sabe hasta latín, entendido, vivo).
...Tengp miedo
que como los hombres son
1
1
1
300 LEV
Ladinos y redomados
No descubra la maraña...
{^Don Manuel Eduardo de GorosHsa — Indulgencia para todos.)
LEÑATERO
La persona que se emplea en cortar leña, ó que la vende,
leñador ó leñador a\ el sitio destinado para guardar ó hacinar
leña» leñera. El que vende leña se llama también leñero,
LEONERA
La pieza destinada para guardar los trastos viejos ó que no
son del uso diario, se denomina trastera. El Diccionario ulti-
mo trae, no obstante, la palabra anotada con una de las acep-
ciones dadas en América, á saber, aposento habitualmente
desarreglado, que suele haber en las casas de mucha familia.
LETRAS DE AGUA
Las letras transparentes, hechas en el papel al tiempo de
fabricarlo y que sirven de señal en los billetes de banco, etcé-
tera, se denominan con una sola palabra: filigrana.
LEVANTARSE DE MAÑANA
Por madrugar^ es catalanismo: llevarse dentatí,
LEVITA (El)
La levita.
Pocas, no muchas personas cambian el género de levita,
confundiendo así el israelita de la tribu de Leví, tercer hijo de
Jacob y Lía, con el traje moderno de hombre, que todos cono-
cemos. Ha debido formarse la palabra por la casi homofonía
de la voz francesa /' habit con la nueva castellana, levita.
LID 301
«El rústico descargador de yerba había sustituido los burdos ropa-
jes del oficio con una levita cerrada y todos los accesorios correspon-
dientes á esa prenda de sempiterna distinción.»
{Pereda — Perlas arriba . )
«De la túnica corta procedió la casaca^ esto es, la levita que recor-
tada, ha dado origen aXfrac del siglo xix.»
{Manjarres — Teoría estética de las artes del dibujo.)
Hay también quienes, creyendo que levita es diminutivo,
dicen leva^ y se lucen.
LIBRILLO ó LEBRILLO
Los rumiantes tienen casi tantos estómagos como los polí-
ticos: la panza^ el bonete ó redecilla^ el libro (probablemente
el nombre viene de que á muchas personas el estómago les
hace pensar y discurrir) y el cuajar. Francamente, no sé á
cuál de estos compartimientos denominan las cocineras librillo:
si al libro no está tan mal; y quedarían, en tal caso, el nombre
de pusón ó pusún para la panza; y para el cuajar el de cuajo ^
que tampoco está mal, ya que aun cuando su primer significado
es de «materia contenida en el cuajar de los rumiantes que aun
no pacen, y sirve para cuajar la leche», sin embargo significa
también cuarto estómago de los mamíferos mencionados (los
rumiantes, no los políticos).
Librillo es el cuadernillo de papel de fumar, y posee á más
otras acepciones; lebrillo es una especie de barreño vidriado,
redondo, de una cuarta poco más ó menos de alto, que desde
el suelo se va ensanchando hasta la boca, y sirve para varios
usos, es decir, lo que aquí llamamos ptinchera ((Ponchera)
La vasija en que se hace ponche).
LIDIADERA
Altercado, Sin duda alguna la hemos sacado de lidia.
Andar en lidiaderas^ se dice en España andar en dimes y
diretes.
302 LIS
LIENCILLO
No está mal el diminutivo de lienzo, pero no encontramos
la palabra en el Diccionario. El género burdo de algodón, que
los ecuatorianos llaman liencillo^ en Chile y en el Perú se nom-
bra tocuyo^ dicción que el notable escritor don Ricardo Palma
propone sea aceptada por la Academia para denominar la tela
aludida. Sería preferible la denominación nuestra, perfecta-
mente castiza.
LIMOSNERO
Es el que da limosna, no el que la recibe; el caritativo; el
encargado de distribuir limosnas.
Poi^diosero ó iitendigo el que pide limosna.
LISO, LISURA
Dígase atrevido^ da^ atreviiitiento.
En germanía liso significa desvergonzado. ¿Vendría de ahí
la significación ecuatoriana?
LÍQUIDO
Por purOy es puro adefesio. «Este picaro me ha vendido
agua líquida por vino,» acabo de oír; y otras veces he oído
tonterías todavía de mayor calibre, como las siguientes:
«Fulano se ha mantenido con pan líquido'»^ esto es, con sólo
pan, — «¿He de tomar las pildoras líquidas?», que traducido a
racional, significa: ¿He de tomar las pildoras sin otra cosa?
LISIÓN
Voz anticuada. Lesión.
r
«Pues qué hay que pueda guiar al hombre con seguridad?. No hay
LOB 303
otra cosa, sino la Filosofía, la cual consiste en esto, que conserves á tu
ánimo sin mancha y lesión j incontaminado y entero...» {Emperador
Marco Aurelio en su Jilo so fía. Lió. 2 in pm, c. 18 3,)
{Nieremberg — Diferencia entre lo temporal y eterno,)
m
LOBO
A falta de lobos (se entiende entre los irracionales, pues
entre los racionales sí los tenemos) denominamos así á las
zorras; con lo que ocasionamos un gran trastrueque en la
clasificación zoológica, supuesto que aun ascendemos á otra
alimaña, á la mofeta ó atok^ á la categoría de zorra.
El lobo^ Canis lupus^ es un animal feroz mucho más cor-
pulento que la zorra ^ Canis agarce^ á la que hemos dado
aquel nombre, dejando éste para los zorrillos hediondos (Me-
phitis iorcata,^2Lgn, — Mephitis quitensis de Less?).
En España se llama también á la zorra, raposa; mientras
que nosotros adjudicamos esta denominación á los Tnarsupia-
les ó didelfos y que dicen los naturalistas.
El zorro ó raposo se introduce en las alquerías, casas y
hasta los pueblos en busca de alimento; de él, pues, habla la
fábula de Esopo A' /.to:r^^, traducida por Samaniego y sabida
por todos los niños de escuela:
Dijo la sorra al busto.
Después de olerlo:
Tu cabeza es hermosa,
Pero sin seso.
Asimismo, el que nosotros mal llamamos lobo es el prota-
gonista, como personificación de la astucia, de los apólogos
O^NOS KAl' A AQHHS, AÉÜN KAl' O'^NOS KAl' A'AÜliHH, y A
AQnHa KAl TPAFOS, del propio Esopo, y de las fábulas ya
imitadas, ya traducidas, ya originales de Samaniego; así como
de «El Avestruz, el Dromedario y la Zorra» y «La Oruga y la
Zorra», de Iriarte.
304 LÜN
LONGO
Palabra quichua, cuya traducción española es moso, joven;
pero, restringido el significado, entendemos por longo ^ mucha-
cho indio^ y por longa^ india inoza^ sin que jamás comprenda-
mos ni muchacho blanco ni negro mozo y sino siempre indio joven.
LUNCH, LONCHE
Aunque el acto de comer un algo ó unos algos en el inter-
medio del almuerzo y de la comida no sea meramente inglés,
la palabra lunch es de todo punto inglesa.
En España é Hispano-América donde, de cierto sin necesi-
dad del ejemplo de los señores británicos, se usa también to-
mar una refección ó refacción para vigorizar el estómago en el
intervalo de las comidas del día, tenemos naturalmente los tér-
minos apropiados para denominar el acto.
Hacer ó tomar las once se dice, según la Academia, fami-
liarmente porque el refrigerio se toma entre once y doce de la
mañana; aunque en América se pretenda dar como origen á
la denominación, las once letras de que se compone la palabra
agitar diente^ compañero ó acaso parte esencial del tal piscola-
bis ó gaudeamus.
Tente en pie^ se le ha denominado asimismo, quizá porque
por su parvedad, no requiere que se lo tome á manteles ni sen-
tados á la mesa, ó porque el refrigerio le tiene á uno en pie
y le vigoriza para que no desfallezca.
«Una mañana estaba en su tienda cantando y cosiendo un calzón,
cuando pasó una mujer vendiendo bollos calentitos y tiernos, y el sas-
trillo compró un par de ellos para tomar las once con los bollos y un
vasito de vino blanco. 5>
(Trueba — Las aventuras de un sastre.)
«En todas partes se le recibía con las mayores muestras de admira-
ción, y en cada una de ellas encontraba el indispensable agasajo de un
piscolabis ,1^
(Selgas — Nona,)
t.
LÜT 305
«Ya tenemos aquí t\ gaudeamus , Padre cura (exclamó Cañizares),
ahora vamos á dar de él la debida cuenta».
{Selgas — Nona,)
«Jamón del pernil grande... huevos fritos, de los del día, aceitunas
ft de las enteras, salchichón, miel... queso... pronto, pronto. Ahora to-
marás ese tente en pie, y luego cenarás á tus anchas».
( Selgas — Nona . )
El alimento moderado que se toma para reparar las fuerzas
y continuar en el trabajo, así como el agasajo de dulces, bebi-
das, etc., que se da en las visitas, se denominan refresco.
No aguardaron el refresco^
Que se conserva en barriles,
Los idólatras de Meca,
Ni osaron hacer el brindis
{Fr, Gabriel Talles — Marta la Piadosa,)
LUTERANA
Quiere decir persona que profesa la doctrina de Lutero, ó
cosa perteneciente á Lutero, ó relativa á él; mis compatriotas
llaman luterana á la mujer vestida de luto, ó sea á la que, por
muerte de un pariente, trae vestido negro, — ya que el color de
luto en los pueblos europeos es el negro, mientras que en los
asiáticos son los colores blanco y amarillo. Dígase enlutada.
Enlutados bultos andando venían;
Y luego más cerca con asombro ve.
{Espronceda — El Estudiante de Salamanca,)
«...Detrás de los cuales venía una litera cubierta de luto, á la cual
seguían otros seis de á caballo enlutados hasta los pies de las muías.»
{Cervantes — Don Quijote.)
Diga, señor enlutado ,
¿A quién llevan á enterrar?
20
■* 1
3o6 Llil
— Al estudiante endiablado
Don Fr.lix de Montemar.
{Espronceda — El Estudian! e de Salamanca)
A los ya enlutados bosques,
A las calladas llanuras
A los altos campanarios
Que entre nieblas se dibujan.
{Saávedra — Don Alvaro de Luna — Romance III.)
■ •* i
3t=ni 11—11 at=at
LL
■.AMINGO
Nuestros indios denominan llanta á la oveja, y llamingo ó
nallaina^ oveja del indio, al rumiante Auchenia llatna de
aud. El penúltimo Diccionario aceptó la denominación llanta
ra el segundo, definiéndola: «Cuadrúpedo del género del ca-
lilo, con los dedos separados y el lomo liso, del tamaño de
ciervo, y de pelo áspero y castaño.» Definición que ado-
*ía de dos defectos: no son los llamas del mismo género^ sino
la misma fantilia de los camellos (géneros Lanta Cuv. los
os, y Cantelus Lin. los otros). Tampoco el pelo es áspero y
staño, sino suave y flexible, y de color vario; pues hay Ha-
as blancas, negras, castañas, etc.
La definición del Léxico dé 1899 ^^ mejor que la prece-
nte; aunque nombra el llama á la llama, que decimos en
mérica.
LAPANGO
Quichua llapangu^ descalzo. Nombramos así especialmente
la persona que se viste bien; pero que por extravagancia ó
)r razón que la tal persona se sabrá, no usa calzado.
LAPINGACHO
Los que dicen máchica á la mashca^ juzgando que con esta
•gucia hablan castellano culto, en vez de quichua, son quizá
308 LLA
los mismos que nombran rapingacho al llapingachOy temerosos
de que el sonido de la // indígena, sirva en sus labios de reac-
tivo para comprobar los glóbulos indios en la complicada mez-
cla de la sangre de los descendientes de iberos, pelasgos, celtas,
germanos, árabes, y de los hijos de quitus, caras, huancavilcas,
puruhaes, cañaris, pecamores...
Y lo peor es que allende los océanos el dicho temor pasó-
por cosa de más fundamento; y hé ahí que la Academia deno- '
minó, sin más ni más, á la preparación culinaria nuestra r«-
pingacho^ voz sin abolengos ni solar, con que se ha suplantado
al vocablo genuino ¡lapingaclw^ — legítimo descendiente de
llapina^ aplastar^ amasar^ que son verbos activos en el ade-
rezo de la, á juicio de muchos, delicada y sabrosa torta, com-
puesta de patatas, queso, huevos, manteca y especias, que las
cocineras se saben y que bien nos saben al paladar.
A falta de otro signo alfabético, escribimos llapingacho^
llapango^ llamingo^ etc., con //, atribuyéndole un sonido que
no es propiamente el español, sino uno semejante al de la/
francesa, ó sea el mismo que se da á \aL y en la República Ar-
gentina.
L LAQUE
Así pronunciamos los nombres inglés jácket^ chaqueta, ja-
queta, y los franceses yVr^/^^, jubón, ó /¿^j'/^^/Zí?, sayo. ^ llar
qué es un vestido que participa en su forma de la levita y del
frac; aunque de menos distinción, como diría Pereda, que los
dos trajes nombrados.
LLAVAZO
Decimos nosotros al golpe dado con la llave. No hay en el
Vocabulario, aunque sí en alguna obra de autor español:
«Sufriendo llavasos de sacristanes.»
(/,. Moratin — Viaje de Italia.)
LLU 309
L LUQUI
Llamamos en quichua al izqtiierdo ó zurdo,
Pérez Galdós en uno de sus Episodios Nacionales, El ip
de Marzo y el 2 de Mayo^ describe fisiológica y exactamente
al zurdo:
«cDon Mauro Requejo, dice, era un hombre izquierdo,,, ¿Ha sido la
naturaleza ó es la costumbre quien ha dispuesto que. una mitad del
cuerpo humano se distinga por su habilidad y la otra mitad por su tor-
peza? Una de nuestras manos es inepta para la escritura, y en los tra-
bajos mecánicos sólo sirve para ayudar á la experta compañera, la de-
recha. Esta hace todo lo importante: en el piano ejecuta la melodía, en
el violín lleva el arco, que es la expresión, en la esgrima maneja la es-
pada, en la náutica el timón, en la pintura el pincel; es la que abofetea
en las disputas, la que hace la señal de la cruz en el rezo y la que cas-
tiga el pecho en la penitencia. Iguales disposiciones tiene el pie dere-
cho: si algo eminente y extraordinario ha de hacerse en el baile, es in-
dudable que lo hará el pie derecho; él es también el que salta en la
íuga, el que golpea la tierra con ira en la desesperación, el que ahu-
yenta al perro atrevido, el que aplasta al sucio reptil, el que sirve de
ariete para atacar á un despreciable enemigo que no merece ser herido
por delante. Esta superioridad mecánica, muscular y nerviosa de las
extremidades derechas se extiende á todo el organismo: cuando estamos
perplejos sin saber qué dirección tomar, si el cuerpo se abandona á su
instinto, se inclinará hacia la derecha y los ojos buscarán la derecha
como un oriente desconocido. Al mismo tiempo que en el lado siniestro
todo es torpeza, todo subordinación, todo ineptitud, cuanto hace por sí
todo resulta torcido, y su inferioridad es tan notoria, que ni aun en
desarrollo puede igualar al otro lado.»
Quevedo agrega de los zurdos:
«Quién son? le pregunté. Dijo el diablo: Hablando con perdón, los
zurdos: gente que no puede hacer cosa á derechas, quejándose de que
no están con los otros condenados; y acá dudamos si son hombres, ó
otra cosa; que en el mundo ellos no sirven sino de enfados, y de mal
agüero: pues si uno va á negociar, y topa zurdos^ se vuelve, como si
topara un cuervo, ó oyera una lechuza. Y habéis de saber que cuando
Scévola se quemó el brazo derecho, porque erró á Pórcena, fué, no
310 LLU
por quemarle, y quedar manco; sino queriendo hacer en sí un gr
rastigo, dijo: Así, {qué erré el golpe? Pues en pena he de quec
zurdo. Y cuando la justicia manda cortar á uno la mano derecha {
una resistencia^ es la pena hacerle zurdo ^ no el golpe. Y no quer
más, que queri-ndo el otro echar una maldición muy grande, fea
afrentosa, dijo: Lanzada de moro izquierdo te atraviese el corazón; y
el día del juicio todos los condenados, en señal de serlo, estarán i
mano izquierda. Al fin es gente hecha al revés, y que se duda si ;
gentes.»
Se cree científicamente que el uso preferente del lado de
cho se debe á la costumbre, y este uso explica el mayor d
arrollo de dicho lado. En efecto, los que desde la infancia ac
tumbran al brazo izquierdo á servir tanto como el derec
llegan á ser ambidextros.
ai "" — II — it=znt=at==»t:
M
MACANA
Arma ofensiva de que usaban los aborígenes de México. —
Macanazo^ golpe dado con la macana.
Aun cuando el chai difiera algo de la manteleta particular
que en el Ecuador se nombra macanay está menos mal que
esta última voz; y han procedido, en consecuencia, con cor-
dura las personas que han adoptado la expresada palabra chai.
«Quiso después Xicotencal el mozo, que iba por General de la Re-
pública, pasar la muestra de su gente... Pasaron delante los timbales...
las macanas ó montantes con la guarnición sobre el brazo izquierdo...»
{So lis — Historia de la conquista de México,)
«Quita por fuerza á un indio la macana,,,'»
{Ona — Arauco domado^)
«Lita lleva la cabeza envuelta en una esponjada toquilla... y todo el
cuerpo gentil arrebujado en un chai A^ lana gris, de mucho abrigo.»
{Don José María de Pereda — Peñas arriba,)
En la República Argentina, si no he entendido mal, em-
plean macaría en las acepciones de disparate, tontería, etc.
M ACOL LAR
No hay este verbo en la XIIP edic. del Diccionario en el
312 MAQ
sentido de extenderse las plantas ó matas, echando muchos
hijuelos; pero no está mal formado, ya que sí encontramos en
el Léxico el sustantivo macollar^ conjunto de pies ó tallos na-
cidos de un mismo grano.
El verbo ahijar^ según el Diccionario, no es lo propio que
nuestro macollar; pues sólo significa echar la planta retoños
ó hijuelos.
El verbo matear^ que podría muy bien equivaler al ecuato-
riano macollar^ se restringe por la Academia á los panes ó
matas de trigo.
Y á propósito de matas de trigo^ nos parece hallar una
contradicción entre la manera cómo el Diccionario define la
palabra Jitata y el empleo que hace de ella en el verbo /íW-
tear,
«Mata^ dice, planta que vive varios años, y tiene tallo
bajo, ramificado y leñoso.» Xo únicamente los botánicos saben
que el Triticum cestivum es anual; ningún agricultor ignora
que el trigo no dura sino un año. — Parece que la segunda
acepción del Vocabulario corrige empero la primera, y en tal
caso debía dejarse sólo aquélla.
Amacollarse^ dice el Diccionario, formar las plantas /«fl-
colla,
MACHOTE (A)
Para dar á entender que una cosa está hecha, con solidez,
decimos que está hecha á machote^ modo adverbial que en cas-
tellano significa simplemente a golpe de maso.
A macha martillo^ dicen los españoles para explicar que
una cosa está construida con más solidez que primor; y figura-
damente con firmeza equivale á á utachaca martillOy pues
i7tachar es lo mismo que machacar.
MAGUEY
Refiere la extensa obra «Los tres reinos de la naturaleza,í^
en el tomo 8.° destinado á la Botánica, que el árbol indígena
. . ;<
MAJ 3*3
de la India albaricoquero de Santo Domingo^ mango doméstico^
mango cultivado ó Mangifera indica de Linneo, produce una
resina líquida usada como sudorífica y antisifilítica (abran us-
tedes los paraguas, que llueven esdrújulos); que las hojas
se usan como antiodontálgicas, porque limpian los dientes
y fortifican las encías; que el fruto se emplea como antiescor-
bútico, y la almendra tostada como antihelmíntica y astrin-
gente, guardándose seca y reducida á harina. Con la madera,
añade el libro, se hacen ataúdes que se queman con los cuer-
pos de las personas distinguidas; y en el Malabar se forman
con ella hogueras destinadas á los grandes personajes. Los
bracmanes adornan sus casas con ramas de este árbol en los
días de fiestas principales. El fruto se come crudo, solo ó mo-
jado en vino, y también se conserva confitado ó en vinagre, y
lo llaman maguey.
Reproducimos todas estas noticias por referirse al mango^
árbol abundantísimo en nuestra costa y aun en la provincia de
Loja, y vamos á lo que vamos: m-aguey nombramos nosotros
á los tallos no gruesos del cabuyo. Según la Academia se llama
así el agave en general: debe de estar equivocada, lo que no
es raro tiatándose de cosas americanas.
MAJAR BLANCO
Manjar blanco^ plato de postre que se hace con leche, azú-
car, almendras y harina de arroz, según los Académicos, que
naturalmente buen cuidado tendrían, antes de darnos la defini-
ción, de asesorarse con algún repostero. Aunque creo que
nuestro majar blanco es lo que el Diccionario denomina man-
jar de ángeles.
Manjar viene del italiano mangiare^ conjer.
«Ni puede aprovechar el manjar á los cuerpos que en comiendo se
lanza; ni hay cosa que más la sanidad impida que la diversidad y mu-
danza y variación de los manjar es, -f^
{Rojas — La Celestina,)
«Estando á la mesa dijo don Antonio á Sancho: acá tenemos noticia^
314 MAL
buen Sancho, que sois tan amigo de manjar blanco y albondiguillas,
que si os sobran las guardáis en el seno para el otro día.>^
D. Diego Clemencín al tnitar de esta parte dice:
«El manjar blanco se miraba en lo antiguo como regalado. Compo-
níase de pechugas de ave, leche, harina de 2irroz y azúcar, y solía ser-
virse en forma de pellas. Ahora sólo se hace en algunas provincias, de
leche, azúcar y harina de arroz.»
(Cervantes — D, Quijote de la Mancha^ comentado por D, Diego
Clemencín,)
MALAGRADECIDO
Los catalanes llaman inal agrahit al que niega la debida
correspondencia al beneficio recibido, ó lo desconoce, ó lo
paga con un mal. Los españoles dicen ingrato ó desagradecido
al pésimo individuo que comete ingratitudes ó desagradece.
MALANOCHARSR
El idioma protesta contra este verbo ecuatoriano y, según
creemos, protestan también los aficionados á hacer día de la
noche: malanocharse quizá denominen, con efecto, más bien
pasarla en el lecho que no trasnochar ^ pernoctar ó velar.
Hay noctivagos incapaces de hacer una cuarteta al Sol, á
quienes inspira lo umbrío, lo oscuro, lo tenebroso: la Luna es
la única diva del firmamento y de su alma; Véspero el lucero
más simpático, porque anuncia la noche. En ella «Duermen
los hombres, duermen sus maldades»... excepto los ladrones
y más pilletes nocharniegos.
Hay también dispépticos que sólo digieren lo que comen
de noche; los nictálopes no ven sino después de puesto el sol;
las serenatas y los nocturnos no son posibles de día; á juicio
de los Sres. nocturnos, las niatinées son como tomar cham-
pagne con sal; los maitines y vísperas son los rezos de ma-
yor devoción para los monjes; la mayor parte de los teatros»
circos y más lugares de esparcimiento se cerrarían, si la cía-
MAL 315
ridad diurna se apoderase de las horas pertenecientes á la
enlutada, pero alegre hermana del día.
Alg-uien afirma que cada especie zoológica irracional tiene
un semejante en algún hombre: por lo que atañe á los anima-
les nocturnos, sobran los análogos humanos.
En el libro Madrid por dentro y por fuer a ^ dirigido por
don Eusebio Blasco, hay un artículo dedicado á los trasno-
chadores y escrito por el Sr. F. Moreno Godino, quien clasi-
fica y estudia minuciosamente á estos devotos de la madre,
pero no del padre de Morfeo.
MALETA
Dice el Diccionario de la Academia: «Cofre pequeño de
cuero ó lona, sin armadura ó con ella, que sirve para guardar
ropa ú otras cosas y se puede llevar á lar mano.»
«Y cuando llegó, fué á tiempo que alzaba con la punta del lanzón
un cojín y una maleta asida á él... y mandóle su amo que viese lo que
en la maleta v^nis...,^
{Cervantes — Don Quijote,)
Nosotros denominamos maleta á la «porción de ropa ó de
otras cosas atadas», como define el mismo Diccionario al lío.
No sé si justifique la denominación ecuatoriana la frase es-
pañola hacer uno la maleta,
M^ALETERO
Es el que hace maletas ó las vende, y no la propia maleta
(Véase la definición transcrita anteriormente). La que usan los
oficiales y soldados de la caballería del ejército, llama el Dic-
cionario m^aletín de grupa,
MALETÓN
Aumentativo de maleta, no puede llamarse al ¿z//«¿?/r^' aun-
3i6 MAL
que sea chico, trasto que, por otra parte, parece quedar en
uso sólo en los raros países en que la falta de ferrocarriles y
(le sus concomitantes los cómodos alojamientos, etc., hace que
estén en ingencia el dicho alinofrej (no altnofrés como dice el
pueblo) y las muías y los burros, incompatibles con toda civi-
lización, y los respectivos acemileros, almocrebes y asnerizos,
y los tambos y ventorros, donde hallan suficiente comodidad
los habitantes de pueblos que se entretienen degollándose en
revoluciones perennes, y cuyo decoro consiste en la mutua
diatriba.
El Diccionario, con efecto, define el almofrej como cosa
que no se estila ya en el mundo: «Funda en que se llevaba la
cama de camino, y la cual era por fuera de jerga ó vaqueta y
por dentro de anjeo ú otro lienzo basto.»
Como en alguna Pompeya viva (con perdón sea dicho de
la civilizada ciudad destruida hacia el año 79 ant. de J. C.) to-
davía hay las expresadas fundas, y no como curiosidad pa-
leontológica, los doctos académicos deben cambiar al presente
el pasado del verbo llevar,
MALTRACA
Matraca,
«Instrumento de madera con unas aldabas ó mazos, con que
se forma un ruido grande y desai)aci])le», define matraca el
Léxico académico de 1734. '
— ¡Y dale, Jesús Señor, con la matraca!
¿Cómo quier, alma de Dios que se lo di^a?
(Pereda — Peñas arriba),
A la opilación se acoge
Porque no le den matraca
V es verdad que se opiló
De comer tierra con brabas.
(Quevedo — Romances,)
MAN 3»?
MAMADERA
Las personas que sospechan que chupón no significa el
aparato destinado á la lactancia artificial de los niños, y cuyos
conocimientos lingüísticos no llegan hasta el punto de saber
que el referido aparatito se llama biberón^ nombran á éste
mamadera.
Mamadera es término castellano; pero sirve para denomi-
nar el instrumento con que se descargan los pechos de las
puérperas, cuando no lactan á sus hijos, ó cuando tienen ex-
ceso de leche.
Biberón (Del fr. biberón^ del lat. bibere^ beber) m. Instru-
mento para la lactancia artificial, que consiste en una botella
pequeña, con un pezón de goma elástica, de teta de vaca, ó
de marfil reblandecido, para la succión de la leche.
MANDATARIO
Forense. Persona que, en virtud del contrato consensual
llamado ^nandato^ acepta del mandante la gestión ó desem-
peño de uno ó más negocios.
«Mandato es un contrato en que una persona confía la gestión de
uno ó más negocios á otra, que se hace cargo de ellos por cuenta y
riesgo de la primera. — La persona que confiere el cargo se llama comi-
tente ó mandante^ y la que lo acepta apoderado, procurador, y en ge-
neral, mandatario.^
(Código Civil de la República del Eciíador , — Art. 2103.)
En lenguaje ordinario los ecuatorianos decimos mandatario
al gobernante.
MANEQUÍ
Maniquí
«Ese /«¿z«í'^2¿/ (la opinión pública) de cien mil bocas y doscientos
mil brazos, que está fantásticamente en todas partes y realmente en
ninguna»...
{Selgas — Mundo ^ demonio y carne).
1
3i8 MAN
MANIATE
Arropea y maniota ó manea de donde procede el verbo
manear y poner dicha traba á las bestias.
MANO
Nuestros campesinos y aun los comerciantes al por menor
en las ciudades, denominan mano á seis objetos de los que
venden: así dos manos de naranjas, ó tres manos de patatas,
equivalen respectivamente á doce de aquellas frutas ó diez y
ocho de estos tubérculos.
¿De dónde viene la denominación?
wSi de los dedos de la mano, lo mismo que el mashjinbangga
de los australianos, y los otros pueblos salvajes que numeran
por los dedos, una ///rr;/¿7 equivaldrían cinco, y no á seis, según
nuestro vulgo.
¿Una mano es quizá lo que cabe de una vez en las manos?
Tampoco nos parece acertada la suposición, pues el número
de los objetos variaría conforme á sus tamaños. Acaso la de-
nominación fué traída de España y proviene del «Arte de la
seda», en que, según la Academia, se llama mano la porción
de seis ú ocho cadejos de pelo.
MANTEQUILLA
La manteca de la leche, denominada antiguamente butiro
y hoy conocida con el circunloquio manteca de vacas^ se nom-
bra en el Ecuador y la mayor parte de Hispano América, tnan-
teqiiilla^ vocablo que allende el mar tiene otro significado.
Por su origen castizo y su generalización en los países
americanoespañoles, debería ser una de las palabras acep-
tadas por la xAcademia de la Lengua.
wSe usa ya en España la voz mantequilla con la misma acep-
ción (¡ue en América, bien que no está autorizada aún por los
señores académicoi^.
MAN 319
MANTEQUILLERA
Con ocasión de nombrar mantequilla á la sustancia crasa
y oleosa de la leche, llamamos mantequillera á la vasija en
que se sirve dicha sustancia á la mesa.
Como los españoles denominan manteca á la mantequilla^
apellidan mantequera á la vasija expresada.
MANZANA (de la garganta)
Nuez,
Aun cuando el pueblo sea aficionado á dar explicación de
cuanto existe, con poesía ó sin ella, y atribuya la elevación
de la laringe, más común en los hombres que en las mujeres,
á un bocado de la manzana paradisíaca que se le atragantó al
goloso Adán; con todo, creemos que nos falta autorización
para despojar á otro fruto, al del nogal, del derecho de dar su
nombre á la dicha elevación ternillosa.
«Y como el calor le molestaba, había deshecho el leve nudo de la
corbata y soltado el botón del cuello de la camisa, por cuya abertura
se entreveía su rollizo y blanco pescuezo, sin barruntos de nuez ni
asomos de costurones.»
(Pereda — El sabor de la tierruca.)
Sin duda por la misma razón de nuestro pueblo, para lla-
mar manzana á la eminencia vertical media del cartílago ti-
roides ó escutiforme ^ denomínasele también bocado de Adán
en las obras de Anatomía y de Fisiología.
MAÑA
Para los del interior de nuestra República no tiene sino el
mal significado de mala maña; sin que, por lo mismo, sea na-
dife capaz de comprender que también haya buenas mañas^ ni
menos que la primera acepción del vocablo, según la Acade-
1
320 MAR
mia, lo coloque entre los denominadores de cualidad y no de
vicio, y todo esto sin necesidad de que agreguemos el califica-
tivo bueno. Por lo mismo, mañoso para nuestro pueblo no será
el que posee habilidad ó destreza, sino entre los brutos, el
que tiene un defecto, y entre las gentes, el ladrón ó ratero;
quizá porque estos personajes necesitan desplegar en el ejer-
cicio de su profesión mucho artificio ó astucia,
Don Pedro de Valdivia, en carta al Emperador Carlos V,
dice: «Y como vi el servicio que á V. M. se hacía en acredi-
társela, poblándola y sustentándola» (la tierra de Chile ó
Nueva Extremadura), «para descubrir por ella hasta el estre-
cho de Magallanes y mar del Norte, procuré de me dar buena
mana,, y busqué prestado entre mercaderes, y con lo que yo
teñía y con amigos que me favorecieron, hice hasta ciento y
cincuenta hombres de pie y caballo, con que vine á esta
tierra.. »
, MARGARITA
Nombre vulgar de varias plantas de la familia de las Com-
puestas, Los ecuatorianos denominamos margaritas á espe-
cies de la familia de las Liliáceas^ por ejemplo, 2X jacinto,
MARIADO
Mareado
«Los marineros son gente gentil é inurbana... su Dios es su arca y
su rancho, y su pasatiempo ver mareados á los pasajeros.»
(Cervantes,)
Mareado,, da decimos, además, sin propiedad al ebrio ó
borracho; pues no es aplicable sino al que se desazona, se le
turba la cabeza y se le revuelve el estómago, por causa del
movimiento de la embarcación, etc., y no al que experimenta
los desastres provenientes de haber bebido en exceso vino,
aguardiente d otro licor alcohólico.
MAS 321
MARISCO
Cualquier caracol ó concha de mar, especialmente si es co-
mestible.— Las columnas pequeñas, de diferentes formas, que
componen los antepechos ó pretiles, balaustre^ de donde se
deriva balaustrada^ serie d orden de balaustres colocados en-
tre los barandales. Impropiamente, pues, llamamos nosotros
marisco al balaustre ,
MAROMERO
Debe ser, más bien, el que hace maromas, y no el que
anda, baila y efectúa otras habilidades sobre cuerdas ó alam-
bres, al aire, — á quien la Academia denomina acróbata. Antes
se llamaba volatín y volatinero^ palabras que vienen de volar ^
así como aquélla de á/po;, alto; y ,3aívo), ando. Nosotros decía-
mos volantín v volantinero ,
Maromero dijimos de maroma^ en la que, — de un palmo
de diámetro, — andaban temblequeando y agarrados de una
enorme balanza, los muy ilustres predecesores de los que,
por los progresos de la civilización y del arte, bien se mere-
cen un nombre griego, acróbatas.
Díceseles también equilibristas^ voz que, como maromero^
no trae el Diccionario.
MARQUETA
La apicultura es casi desconocida en el Ecuador, por lo
que no tenemos marquetas propiamente tales, según la defini-
ción del Léxico; pero, productores de la tercera parte del
cacao que se consume en el mundo, llamamos fnarqueta í la
pasta de chocolate sin labrar, quiere decir, al pan de cacao
molido ya, pero aun sin azúcar ni aromas, á que después se
da la forma de pastillas, confites, etc.
Está bien empleada la denominación.
MASA DE HOJA
Aun cuando la mezcla de harina con agua se llame ntasa^
y aunque la con manteca y muy sobada, al cocerse haga Aojas
21
1
322 MAT
delgadas; sin embargo, la masa de hoja^ que decimos los ecua-
torianos, está mal denominada, pues en castellano se nombra
hojaldre^ de donde se apellida hojaldrista al que la hace, y
hojaldrado á lo semejante á la hojaldre,
MASCAR CHOCOLATE
En España la frase figurada y familiar con que se expresa
entre muchachos, hacer salir sangre uno á otro cuando andan
á puñadas, es hacer la mostaza. En Chile, según el Dicciona-
rio de Chilenismos del señor Z. Rodríguez, se dice sacar cho-
colate,
MÁSTIL
Del alemán fnast. En ninguna de sus varias acepciones es
aguda, sino grave: mástil,
MATA. AMATA
La herida ó llaga que se hace la bestia por ludirle el apa-
rejo, es matadura,
— Pocas mataduras has tu visto....
— Mataduras no, mas petreras sí...
{Per?iando de Rojas — La Celestina, )
Y bajo la albarda,
Al primer registro,
Le hallaron el lomo
Asaz mal ferido
Con seis mataduras
Y tres lobanillos.
(Tomás de Iríarte — Fábulas literarias.)
Y ansí, del acostarse en quejas duras.
Dicen, vuestra alma tiene mataduras,
(Quevedo — Canciones.)
MAT 323
■
El verbo asimismo es matar y se; no amatar, se.
MATACÁN
■
En lenguaje cinegético ecuatoriano, se nombra matacán al
cervato,
MATANZA
El toro de matanza^ que nosotros decimos, es el toro de
fíttterte de los españoles.
MATAPALOS
Denominamos los serranos á varias parásitas verdaderas ó
falsas parásitas, que por chupar la savia ó por acción nociva
mecánica, enferman y matan Ips árboles en que se implantan.
Matapalos se llama en la costa á un árbol gigantesco, el Ficus
dendrocida^ que lejos de matar á otros vejetales, da vida al
cacao y al cafeto, merced á la sombra, que tan necesaria es
singularmente al último, en la primera edad.
MAT AFERRÓ
El sustantivo figurado y familiar es mataperros: muchacho
callejero y travieso; así como es un pelagatos y no un pela-
gato^ figurada y familiarmente, el hombre pobre y desprecia-
ble, según dice la Academia.
MATRERO, RA
Astuto, diestro y experimentado. Nosotros no empleamos
el adjetivo sino aplicado al toro, buey ó vaca, que se aseguran
para arremeter, esto es, á los que en España llaman marrajos.
Decírnosles también amatrerados; y usamos igualmente el
verbo atnatrerarse^ cuya definición se desprende de lo que
acabamos de expresar.
324 MEC
MATRIMOÑO
Matrimonio,
En fin, Juan, el matrimonio
Es origen, no lo dudes,
De las mayores virtudes
De la tierra... ¡Y... qué demonio!
Mucho contra él se propala.
(Don Ventura de la Vega — El hombre de mundo.)
MAULERO
Persona que vende retales de diferentes telas. Persona
embustera y engañadora con artificio y disimulo. Aun cuando
se merezcan algunas veces el calificativo los prestigiador es ^ no
deben llamarse mauleros por antonomasia, como decimos los
ecuatorianos.
El Diccionario acepta también la voz prestidigitador^ re-
mitiéndose á jugador de manos. — juego de manos ^ en segunda
acepción, significa agilidad de manos con que los titiriteros
y otras personas engañan y burlan la vista de los espectado-
res con varios géneros de entretenimientos.
MECHIFICAR
Según las Apuntaciones críticas sobre el lenguaje bogotaf^o
del erudito señor Cuervo, nuestros vecinos del norte dicen ha-
blar de mecha en lugar de hablar de chanza, broma ó chunga,
y volverlo mecka^ volverlo chanza ó broma. De ahí debió de
venirnos el mechificar^ que en el Ecuador tiene además la sig-
nificación de burlar, mofar, escarnecer.
«
MEDIA-MEDIA
Con una sola palabra ha de decirse, calcetín.
Calcetín^ media corta, diminutivo de calceta.
\ ■
MÉD 325
MEDIERA
Jlfedzero^ a^ persona que hace medías^ y asimismo la que
las vende.
La medida en que cabe la mitad de una fanega, media y
basta; así como también se denomina cuartilla^ y no cuarti-
llera^ la medida de capacidad para áridos correspondiente á la
cuarta parte de la fanega.
MEDIO PELO
Vamos á presentar una hipótesis acerca de esta extrava-
gante denominación, con que hemos sustituido las castizas
burguesía y clase inedia, ¿Quiere decir personas que tienen el
cabello entre lacio y crespo, como sucede con los mulatos,
hijos de blanco y negra ó viceversa? Bien puede ser, y de
aquí es posible también que la denominación se hubiese ex-
tendido á los nacidos de mezcla de indígenas y de europeos,
de los cuales éstos constituyen en América la clase rica y
aquéllos la que vive á jornal ó salario, resultando una clase
inedia: la de los mestizos.
Burguesía es el conjunto de gentes de la clase media ó
burgueses. Burgués quiere decir natural ó habitante de un
burgo^ aldea ó población muy pequeña y dependiente de otra;
y por asimilación, individuo de la clase media. Burgo del
griego ^'JpYo;, torre, por la que, para la defensa, tenían en la
entrada los pueblos ó lugares.
MÉDULA
La Academia autoriza para decir médula ó medjila. El uso
constante de los poetas españoles está por la última.
«Los acentos impresos en medula están mal. Ni hay razón alguna
para hacer esdrújulo el vocablo.»
{Robles Degano — Ortología clásica de la Lengua castellana,)
326 MEN
MELDDIO
Mélodiuní se llamó primitivamente en francés al harmo-
niunt^ como se le dice hoy en ese idioma; ó armonio^ como
decimos en castellano al instrumento músico con la figura
de un piano pequeño ó de un órgano, cuyos tubos están sus-
tituidos por lengüetas ó estrangules, que hace vibrar el aire
producido por un fuelle que se mueve con los pies.
MEMBRILLADA
La Academia define la voz mermelada: conserva de mem-
brillos con miel ó azúcar. Mácese también de otras frutas.
Las mermeladas^ según los Formularios de medicina, se
hacen no solamente de membrillos y otras frutas; pues las hay
de quina, de carne, de ácido benzoico, etc. No obstante, el
Diccionario de la Academia, que nada tiene que ver con la
tecnología médica ni con la farmacopea, acaso hizo bien al
limitarse á dar extensión al vocablo mer7uelada^ usado primi-
tivamente sólo para denominar la conserva de vtentbrillos.
Pero si tal efectuó, ; porqué trae la etimología del latín ma-
Ihtm mellatum} ¿Porqué, si le bastaba recordar que merme-
lada es lo propio que nuestra membrillada^ esto es, conserva
de inarmello ó mérmelo^ como en portugués se llaman el mem-
brillo y el dulce de membrillo ?
Membrillada^ como nosotros decimos, ó 7ner melada^ como
dicen los Académicos, son la misma cosa; con la única dife-
rencia que la primera palabra está formada de la originaria
castellana y la segunda de la primitiva portuguesa.
MENSURAR, MESURAR
Verbos anticuados, en uso aún entre nosotros con el sig-
nificado de medir. Empléanlos especialmente los agrimenso-
res, sin duda recordando que del primero vienen su nombre y
el de su oficio: agrifnensura.
MIC 327
MEOPÉ, MEOPÍA, MIOPÍA
Miope^ fniopia.
Siempre hemos oído á nuestros palurdos, que quieren dár-
selas de sabihondos, hablar de la ^neopía ó de los tneopes; pero
no hemos creído necesario incluir las dos palabras en estos apun-
tes, sino al verlas en letras de molde en un periódico, y pe-
riódico de gobierno, el mismo que, hablando de progreso y
adelanto y civilización, dice que «Profanaron, (no se sabe
quienes), demagogos, el arca santa donde guardaran para he-
redo de la posteridad, la justicia sus varas y la Ley ^\x^ tablas,
para eregirse autócratas para la ley, tiranos para la justicia, y
todo en nombre de Dios: ¡blasfemia horrenda!» (El Nuevo
Régimen^ N.° 73. — Quito, Febrero 11 de 1897).
El vocablo miope viene del griego |i.6co, cierro y ó)']), ojo,
porque el miope amusga para ver.
Tampoco ha de decirse miopía^ conforme es uso general,
sino fniopia.
MELLOCO ó MILLOCO
La planta y las raíces tuberculosas comestibles del Ullucus
tuberosus,
MICHINAL
Mechinal,
«Pito Salces y yo... clavamos en las paredes... con tachuelas...
cuanto habíamos podido haber á las manos en un mechinal áe. la bodega
en que acumulaba Chisco las reservas de esta especie »
{Don José María de Pereda — Peñas arriba,)
Misinal dicen algunos quichuizantes ,^ creyendo que viene
de nttsi^ gato: agujero ó entrada para los gatos.
328 MIS
MIEDOLEXTO
Xo trae el Léxico, ni en el sentido de temeroso ó pusili"
niuie^ ni de cosa que infunde ó causa miedo, esto es, en nin-
guna de las dos acepciones de medroso, palabra castellana
que sustituímos los ecuatorianos con la dicción que estamos
corrigiendo.
Miedoso^ sa^ adjetivo familiar que encontramos ya en el }
Vocabulario de 1884, equivale á medroso. Miedoso es voz
nueva: no está en los antiguos Diccionarios de la Academia.
MIEL
Además de las acepciones académicas, miel en algunas de
las Repúblicas hispanoamericanas, tiene el significado de al-
míbar prieto, que se hace con la raspadura. (Véase esta pa-
labra).
MIEL SOBRE BL;^UEL0S
La expresión figurada con que se cjuiere decir que una
cosa complementa á otra, ó le añade nuevo realce, ó viene
muy á propósito, es miel sobre hojuelas.
«í^ensaba en su hija, que, quieras que no quieras, había cumplido
ya veinticinco años, y que además no debía al cielo grandes dones de
belleza, y que, miel '^ohre hojuelas,, encerrada en aquel caserón, aca-
baría j)or f|ue(larse para vestir imágenes.»
{Sellas — Rayo de sol.)
«Matrimíjnio desventurado y desastroso, cjue fue para los señores
(le Ivlano verde niiel sobre hojuelas.»
{Sellas — Rayo de sol.)
MISIÁ
Hemos formado esta palabra de los vocablos mi y señora^
semejantemente á la voz francesa madame {ina y dame) ó á la
MOC 329
g-lesa madain ó á la italiana madonna (tna y donna); pero este
.timo nombre se da en Italia solo ala Virgen Santísima, óme-
•r dicho, á sus imágenes, mientras que nuestro inisiá equivale
isi al antiguo inadaine (titre d-honneur accordé auirefois atix
z7Jies de qualité)^ ya que no lo empleamos sino respecto de
inoras de viso ó respetables.
Misia^ nombre de una región de la Anatolia, significa,
ues, en gran parte de la América hispana, mi señora ó, si
i quiere, mi señora doña,
Seor síncopa de señor y seo apócope de seor^ explican el
liseá^ de seor a y sed.
IITRA
Por cierto que no vamos á hablar del ornamento de cabeza
ue usaban los persas, ni del que usan los arzobispos y obis-
os; sino de la extremidad movible en donde están las plumas
e la cola de las aves, lo que se llama en castellano obispillo^
' no fnitra^ aunque una y otra palabra provengan de la forma
e dicho apéndice caudal.
También en España lo he oído llamar miira,
lOCA
Moca^ Mocha ó Moka es un puerto de Yemen en la Arabia,
faraado sobre todo por el excelente café de los campos circun-
ecinos, que se exportaba en gran cantidad por Moka antes
e que Aden la sustituyese como importante ciudad comercial.
Ahora bien: ¿Qué cree Ud. que los ecuatorianos denomi-
.amos moca)
Llamamos así al tremedal ó trampal^ al atascadero ó ato-
ladero^ al cenagal y hasta al pantano.
De pantanos procuran guarnecerse
por el daño y temor de los caballos.
{Er cilla — La Araucana,)
330 MOL
Un hombre viene, ruin
Teme pantanos sin lodo.
{Fr. Gabriel Téllez — Marta la Piadosa.)
MOCORA
Palma pequeña, con cuyas hojas se tejen hamacas y gran
parte de los sombreros que se venden en el exterior con el
nombre de sombreros de Panamá^ á pesar de que la industria
de fabricarlos es casi exclusivamente ecuatoriana. (Bactris
acanthocarpa ))
MOLDE
Esta palabra genérica nos sirve en el Ecuador para, en
asocio de otras voces explicativas, denominar muchas cosas,
que el idioma rico de Castilla llama con diversos y apropiados
nombres. Así decimos molde de hacer quesos ó banco de hacer
quesos á la encella; molde de hacer tejas al galápago^ etc.
En cambio, al molde de hacer ladrillos lo llamamos ladrillera^
palabra que no trae el Diccionario; aunque sí trae el sustan-
tivo adobera con la acepción de molde de hacer adobes, ¿Por
qué no aceptará el vocablo ladrillera (molde de hacer ladri-
los), ya que no tiene palabra propia para el tal molde?
MOLDURA
Decimos, á las veces, en lugar de m^arco ó cuadro^ á saber,
cerco que rodea ó guarnece una pintura, etc.
MOLESTOSO
Molesto, a; molestador^ a; según los casos.
También pesado y gravoso^ cargoso^ aunque nó se halla en
el Diccionario.
«¿Qué dijo de su suerte y felicidad el Emperador Constantino? Que
MOL 331
era vida poco más honrada que la de vaqueros y pastores, pero molesta
y penosa, »
(P, Juan Ensebio Nieremberg — Diferencia efitre lo temporal y
eterno.)
«No tienen ninguna tacha las riquezas del cielo, porque á ninguno
son cargosas y ni se quita á nadie nada para dar todo á los siervos de
Cristo, que reinan en el cielo.»
{Nieremberg, — Diferencia etc.)
Aunque está admitido el adjetivo molestador ,^ creo que
molesto se basta para todos los casos y es el único usado.
MÓLOC ó MÓLOG
A lo que impropiamente nombran en Chile pebre^ y en el
Perú asimismo de manera impropia puré^ es decir, a la vianda
formada de patatas molidas y no sé si otros ingredientes, en
el Ecuador denominamos mólog ó móloc. Palabra sin duda
quichua, ya que no ha de ser el mismo vocablo, que equivalía
á rey y aun á dios entre los fenicios y los cartagineses, por
mucho que gusten las tales papas ó puches á nuestras gentes
y por mucho que tengan éstas estragado el gusto.
El Vocabulario académico ha acogido el vocablo puré en
la misma significación del purée francés, esto es, sopa que se
hace de legumbres, etc.
Purea^ dice Moratín:
«Siempre engullendo ricas croquetas, pureas,, fricandós y ra--
gués.,,'¡^
{Cart, lop.)
MOLLE
Schinus m.olle de Linneo.
Árbol funéreo de los antiguos indios, se parece algo al
sauce llorón ó de Babilonia; pero mucho más hermoso que
éste, si^ngularmente cuando cuelgan entre la copa las abun-
dantes agrupaciones de frutitos rojos.
332 MOR
El tallO) las hojas y las bayas exhalan un olor terebentiná-
ceo; la resina es dentrífica, y disuelta en pequeña cantidad de
agua pura puede utilizarse como un buen cosmético.
La gran copia de árboles de moUe, que antes se encontraba
en un lugar cercano á Ambato, dio á dicho lugar el nombre
de MoUe-Ambato. Debió de haber estado allí un cementerio de
los aborígenes.
¿Es, por ventura, el turbinto ó pimentero falso ó falso pi-
miento^ como dicen en diferentes lugares de España? Aunque
nos hace dudar aquello que expresa el Diccionario, respecto
de que con las bayas se prepara una bebida muy agradable, —
cosa qne ignorábamos.
MONSULEO
Mausoleo, Sepulcro primoroso.
— ¿Quién no conoce la historia de la palabra?
— Sólo los que llaman monsiileo á los sepulcros suntuosos.
Artemisa II, Reina de Caria (siglo IV ant. de J. C), céle-
bre por los extremos de dolor á que le llevó la muerte de su
esposo y hermano Mausoleo ó Mausolo, hízole erigir en Hali-
carnaso un sepulcro tan magnífico, que fué considerado como
una de las siete maravillas del mundo. De donde denominóse
niausoleo á todo sepulcro muy bueno, después á los buenos, y
por último á los malos: al fin no es costoso á los faroleros el
empleo de palabras.
MONTUBIO
Chagra decimos al campesino de la sierra y 7nontubio al de
la costa. Metafóricamente denominamos, de manera indistinta,
chagra ó inontnbio al individuo inurbano, inculto, rústico,
grosero.
MORTIÑO
Frutito del Vaccinitim. inorti^iia^ baya negra, chica, comes-
tible como la de las especies congéneres, los mirtilos de Eu-
ropa y Norte América.
MOT 333
¿El vocablo vulgar inortiíw^ que ha pasado ya al nomen-
clador botánico, no será deformación de mirtilo^ ó de mirtino^
Darecido al mirto?
MOSCO
Según el Diccionario , es lo mismo que mosquito; el insecto
mayor, que abunda aún en las ciudades altas del Ecuador, se
nombra siempre en femeninp: mosca,
«Cansado el vSastrillo de ahuyentar las moscas con la mano, se le
atufaron las narices y descargando los calzones sobre los bollos mató
una porción de moscas que contó inmediatamente.
¡Oh placer de los placeres, había matado siete moscas de un golpe!»
(Trueha — Las aventuras de un sastre.)
La mosca mayor que la común se denomina moscarda^ y
vtoscÓ7i el que nosotros nombramos moscardón.
El moscardón^ propiamente, es un insecto distinto del mos-
cón^ aunque los confunda la Academia. (Moscón^ 2.^ acep.).
MOTE
Maíz cocido, según los ecuatorianos.
En Chile, por mote se entiende el trigo cocido, que se
vende por las calles y que al parecer gusta mucho ál pueblo.
A dicho trigo cocido se refiere don Daniel Riquelme,
cuando en su obra «La revolución del 20 de Abril de i85i»,
nos relata que el Presidente General Bulnes, apoyado en el
borrén de la montura tomaba tranquilamente su primer desa-
yuno tina tasa de mote comprada á un vendedor callejero, al
propio tiempo que allá en el campo opuesto, el Coronel Ur-
rióla se ponía los guantes blancos de parada, mientras las tro-
pas cantaban el Himno nacional. Contraste que, según el mismo
señor Riquelme, hacía decir á Vicuña Mackenna: «Los gene-
rales que comen mote en las batallas, las ganan; los que cantan
la Canción nacional, las pierden.»
Me parece haber oído en la República Argentina que asi-
mismo hacen el mote de trigo.
334 MUD
El Diccionario podría, pues, decir: 4f.Moie^ m. maíz ó trigo
cocidos, (jue se emplean como alimentos en algunas partes de
América.»
MUCHILA
Mochila.
Y ¿qué nos dijo en sustancia
El Jefe de división?
Que anduvimos cuatro leguas;
Que el faccioso echó á correr
Dejando en nuestro poder
Una mochila y dos yeg^uas.
(Bretón de los Herreros — ¡Muérete y verás,)
MUDADA
<^Muda^ conjunto de ropa que se muda de una vez, y se
toma regularmente por la ropa blanca», dice el Vocabulario
académico.
Si algo, respecto de vestidos, significase mudada^ seríalo
contrario de inuda^ á saber, el conjunto de ropa que uno deja
para tomar otra.
MUDO
No es sinónimo de imbécil; ni de rudo ó torpe; ni de tonto,
ó estulto, ó mentecato, ó necio, ó incapaz; ni de estólido, ni
de estúpido, ni de idiota, ni de bruto.
Mudo es el ^tw^Ólo físicamente de la facultad de hablar,
quizá sólo porque habiendo nacido sordo, le ha faltado el mC'
dio de aprender el lenguaje (loqui nescius^ expers loqtiela)'
consideración que, sin duda, tuvo en cuenta el benedictino
Pedro de Ponce para poner la palabra en los labios de los sor-
domudos, y sentar las basas para los establecimientos admira-
bles en que se devuelve á los infelices el don más precioso de
Dios, el de la palabra, que los educa y los instruye.
Hay mudos más inteligentes que algunos individuos facun-
dos, que muchos palabreros, que casi todos los locuaces y que
todos los habladores.
i
MllL 335
Por esto y porque han leído en el libro de Job: «Ojalá os
illarais para que os tuviesen por sabios», y porque han oído
fábula de «El Cuervo y el Zorro», ciertos individuos poseen
ciencia del mutismo y con positivo provecho.
«Don Gerónimo, — Pues ese es su mal. Ha venido en darse de muda^
n que se pueda saber la causa. Vea aquí desconsuelo para mí.
Bartolo. — ¡Qué bobería! Al contrario, una mujer que no habla es
[1 tesoro. La mía no padece esta enfermedad, y si la tuviese, yo me
uardaría muy bien de curarla.
Don Geró?i¡mo. — ¿Y para qué es buena la sopa en vino?
Bartolo. — ¡Ay amigo, y qué falta le hace á Ud. un poco de ortogra-
a! La sopa en vino es buena para hacerla hablar. Porque en el pan y
I vino, empapado el uno en el otro, hay una virtud simpática y absorbe
I tejido celular y la pía mater y hace hablar á los mudos. y^
(Don Leaftdro Fernández de Moratin — El médico á palos,)
^ULLO
Cuenta^ chaquira^ abalorio ^ según los tamaños. Aunque
>or abalorio se entiende más bien el conjunto de cuentecillas
nsartadas.
«Traía en las muñecas (la moza de la venta) unas cuentas de vidrio,
►ero á él (D. Quijote) le dieron vislumbres de preciosas perlas orienta-
es.»
(Don Quijote^ por don Miguel de Cervantes Saavedra.)
Paseábase el buen conde
Todo lleno de pesar,
Cuentas negras en sus manos
Do suele siempre rezar.
(Juan de Rivera — Romances,)
La palabra chaquira., que acepta ya el Diccionario, se en-
:uentra por primera vez empleada en obra castellana por Er-
:illa, quien, por lo mismo, la define en la Declaración de
%lgunas dudas que se pueden ofrecer en esta obra (La Arau-
mnaj: «.Chaquira son unas cuentas muy menudas á manera de
336 MUR
aljófar, que las hallan por las marinas, y quanto más menuda
es más preciada, etc.»
MURALLA
No sé si haya, en verdad, murallas en los varios lugares
de América, donde hablamos de ellas, entiendo que equivo-
cándolas con los muros ó paredes.
Muralla, Fábrica que ciñe y encierra para su defensa una
plaza. Unos la toman por todo el terraplén de una plaza forti-
ficada, y otros sólo por la parte exterior ó camisa (Diccionario
de la Acá lemia).
MURMURÓN
Este es el más canijo y sin embargo, quizá el más mal-
quisto de la lechigada: criticastro el que sin ciencia ni talento
satiriza las obras de ingenio: criticón el que todo lo censura y
moteja, sin perdonar ni las faltas ligeras; murmuran,^ según
los ecuatorianos, el ser nefasto nacido con la triste destinación
de hablar mal de todo y de todos, así de lo malo y los malos,
como de lo bueno y los buenos, y aun preferentemente de és-
tos. Puede ser chistoso — cualidad que no deseo para ninguna
de las personas á quienes estimo — ; y entonces infelices délas
gentes que se acerquen al gracioso; pero, en todo caso, mas
infeliz el murmurador (que es tal vez la palabra que se ha
sustituido con nuestro vocablo), especie de cínife, cuando no
de escorpión.
Mal dicho: hay aún individuos más desventurados que las
víctimas del murmuran y que el mismo murm^tirón^ á saber,
sus allegados. El goza al menos del inicuo contento de morder
y envenenar; mas á éstos no alcanza ni siquiera la estúpida
risa de los caudatarios del chistoso, ni el fingido sonreír de
los que le temen. Lo que les toca es el desamparo, la descon-
fianza, la inquina que provoca ese desgraciado ente, á quien
la sociedad arroja al abismo del aislamiento, no encerrado en
un saco con fieras y sierpes, según como condenaban las Doce
tablas á los parricidas, sino encerrando él mismo dentro de si
las víboras de su propio corazón.
jgi =iMi II -lat
N
TACI encía
Nacencia ó nacintienio^ de nascentia^ — nascere, enascere,
[ARANJILLA
Naranja verde y pequeña de que se suele hacer conserva,
ice el Vocabulario. — Debe aumentar: fruto del naranjillo,
sférico y de color amarillo encarnado, como una naranja pe-
[ueña; el albumen, que encierra las numerosas semillas, es
romático y comestible, en una variedad ácido, en otra agri-
iulce y muy agradable. Llámanle en Colombia naranjita de
Itiiio^ y los botánicos Solanuvt quítense.
Se hacen con ella bebidas, conservas, helados ó sorbetes,
idemás de tomarse en fruta, sola ó con polvo de azúcar. Es
an aromática, que basta un fruto para llenar de agradable
)lor un salón.
NARANJILLADA
Bebida hecha con el jugo de la naranjilla ó naranjita de
inulto, ya sea con agua y azúcar ó ya sólo con azúcar.
22
33í> NAR
NARANJILLO
Planta de la familia de las Solanáceas, de uno á tres pies
de altura, hojas grandes, velludas, de color verde que tira á
morado especialmente en la parte posterior, flores moradas,
baya suculenta, llena de semillas, aromática, comestible, de
sabor agrio ó agridulce, según las variedades. Ya se ha expre-
sado su nombre botánico: Solanum quítense,
NARIGADA
Hasta nuestro castizo escritor Montalvo, emplea la pala-
brilla:
«Y sacando (el fraile) de entre los hábitos una enorme caja de rapé,
dio sobre la tapa repetidos golpecitos y ofreció una narigada á Don
Quijote.»
{Capítulos que se le olvidaron á Cervantes,)
La porción de qualquier cosa menuda, que se toma con
las yemas de los dedos pulgar é índice, se denomina polvo ó
pulgarada,
NARIZÓN
Decimos al que tiene grandes las narices; mas es tan inútil
la palabra, como que abundan en castellano los vocablos
que significan lo propio: narigudoy narigón^ y naricísiM
adj. superl. que no trae ya la última edición del Diccionario,
aun cuando bastaría para que lo conservase el que esté en d
siempre nuevo y tan conocido soneto de Quevedo:
Erase un hombre á una nariz pegado.
Erase una nariz superlativa.
Erase una nariz sayón y escriba
Erase un peje espada muy barbad i:
. .'v^B
NEM 339
Era un reloj de sol mal encarado,
Erase una alquitara pensativa,
Erase un elefante boca arriba,
Era Ovidio Nasón más narizado'.
Érase un espolón de una galera.
Erase una pirámide de Egipto,
Las doce tribus de narices era.
Erase un 7iaricísimo infinito
Muchísima nariz, nariz tan fiera.
Que en la cara de Anas fuera delito.
Diccionario de 1734, además del narizado de este so-
trae narigante^ y cita el ejemplo de Cervantes: «Por dar
i quién era el caballero de los espejos, y su narígante
ir o.» (Quijote).
AJA
cimos con impropriedad los ecuatorianos al tajaphiinas
'aphimas. — -Véase la diferencia que hay entre los dos
•si co7'tapltunas^ instrumento, á manera de navaja pe-
, que sirve para cortar plumas de escribir; navaja^ cu-
engoznado, de varias figuras y tamaños, que usan como
os rufianes y gente baja.
la cerradura ó sello de la carta; la inscripción ó epígra-
ta,
2en los gramáticos que los nombres terminados en a son
mayor parte femeninos, con excepción, entre otros, de
origen griego. Por esto quizá (aunque dudamos que
0 vulgo sepa cual es el origen de nema) los ecuatoria-
ímos trastrocado el género de la palabra anotada. Viene
iego vf,}i.a, hilo, porque los antiguos cerraban las cartas
1 hilo y después las sellaban. — Neina es pues palabra
ina y, como lo hemos dicho, significa cerradura ó sello
:arta, y no lo propio que sobrescrito,^ como pretendemos
aatorianos.
340 NIE
NIEVE
Propiamente no la conocemos en las ciudades del Ecuador,
donde jamás nieva; lo que conocemos es el granizo» que cae
á menudo en nuestros cerros, de donde lo llevan á las pobla-
ciones cercanas para suplir al hielo.
Conocemos también á éste que cubre nuestras enormes
montañas, tales como el Chimborazo, el Cayambe, etc. íbamos
á decir «nuestros grandes nevados"^] pero no está tampoco en el
Léxico este vocablo como sustantivo.
Por fin, conocemos mucho el hielo artificial, que reemplaza
económicamente al natural.
He aquí las diferencias entre nieve ^ granizo y hielo:
Nieve^ agua helada que se desprende de las nubes en cris-
tales sumamente pequeños, los cuales, agrupándose al caer,
llegan al suelo en copos blancos.
Granizo^ agua congelada que desciende con violencia de
las nubes, en granos más ó menos duros y gruesos, no en co-
pos como la nieve. Cuando es crecido, se le llama también
piedra^ pedrisca ó pedrisco^ en especial si cae en abun-
dancia.
Hielo^ agua convertida en cuerpo sólido y cristalino por
un descenso suficiente de temperatura.
En el Ecuador no hemos visto caer nieve sino en las gran-
des alturas. El pueblo le Vidúca^i papacara^ que en quichua sig-
nifica cosa completamente distinta.
No obstante, el Diccionario casi nos autoriza para que si-
gamos nombrando nieve al hielo; pues confunde, también, las
dos palabras al aceptar como nosotros las voces nevera y ne-
vería y definirlas cual las define. Lo que venden las neveras
en las neverías, es granizo ó hielo, y no nieve, que dice Ja
Academia. Explícase claramente la cosa, ya que antes de po-
seer el hielo artificial, lo que se vendía era el agua congelada
naturalmente, en la forma que el meteoro la produjera, sea
granizo, sea nieve. Decimos también como los franceses 7iie-
ves perpetuas (neiges perpciuelles.)
NON 341
ISPERO
Desconocidos en el Ecuador los nísperos^ ntspolos ó nés-
er-as de Europa, América Septentrional y Asia, hasta no ha
lucho (el año 1878 se importó al país con muchas otras plañ-
ís útiles, y se aclimató perfectamente en el valle de Puembo
I Mcspilus japónica)^ los costeños ecuatorianos denominan
zspero á una fruta de todo punto distinta de la europea: á la
ue produce el zapotero cultivado ^ como lo llaman en las Añ-
ilas, ó sea el Achras sapota ó Sapota achras de los botánicos,
ruto grueso, y muy carnoso, del que no se puede decir,
or cierto, aquello de que:
«Quien nísperos come
Y bebe cerveza,*^
Espárragos chupa
Y besa una vieja,
Ni come ni bebe,
Ni chupa ni besa.»
O HACER NADA
No trabajar, estar ocioso, puede decirse en una sola pala-
ra: holgar.
La frase anotada es un catalanismo, no fer res; ó un gali-
ismo, rien faire^ vivre les bras croisés; ó un italianismo,
'arnieíite,
JONES
«Ya te di un ?iones y, si quieres te daré ciento»,
«Desde la muerte de mi mujer, he quedado no?ies.^
Los ejemplos anteriores manifiestan que no conocemos el
ingular de nones ^ esto es, non.
342
NON
El Diccionario llamado de las Autoridades^ y el Etimoló-
gico del señor Monlau, recuerdan la opinión de Covarrubias»
quien dice que el non nació del juego de muchachos que lla-
man pares y nones ^ porque el uno decía «par est» y el otro
«non est», y corrompido se dijo pares y nones.
El último, además del parecer de Covarrubias, cita el inge-
nioso de Rosal.
Non vale lo mismo que no; es voz anticuada. No^ como
adverbio de negación, comenzó á usarse en vez de no7t en las
contracciones de enclíticos, no l\ etc.
ai =ai H-at
N
ÑARUSO
No contentos con la palabra quichua sipo^ hemos inven -
tado otra más para denominar al desgraciado que, á conse-
cuencia de las viruelas, tiene en el rostro hoyos, cicatrices ó
costurones: deformidad muy común entre nosotros antes de
que se generalizase el admirable descubrimiento de Jenner.
En lengua de Castilla se dice picoso»
ÑATO
Chato ^ ta^ expresa la Academia, que tiene la nariz casi llana
y como aplastada. U. t. c. s. ¡¡ Dícese además de la nariz que
tiene esta figura, etc.
Al de nariz, pequeña se le llama asimismo, romo. En al-
gunas provincias de España dicen á los chatos nachos^ — pala-
bra con que los ecuatorianos nombramos cariñosamente á los
Ignacios.
«Tendría (el bachiller Sansón Carrasco) hasta veinte y cuatro años,
carirredondo, de nariz chata y de boca grande.»
{Cervantes — Don Quijote.)
De los vocablos chato y ro^no encontramos varios ejemplos
en la redondilla de don Francisco de Quevedo:
Roma, hablando con perdón.
Entre Gomorra y Sodoma, etc.
«Pregunté qué gente eran, y dijeron que no eran sino cocheros; y
344 ÑiÑ
dijo un diablo lleno de cazcarrias, romo y calvo, que quisiera más (á
m^.nera de decir) lidiar con lacayos.»
(Qáevedo — Las Zahúrdas de Pintón.)
ÑEQUE
Hombre de ñeque es el que familiarmente se dice en
España de pelo eíi pecho ó de agallas, esto es, de ánimo
esforzado, de corazón, alentado, animoso, valeroso, etc. '
«Vive Dios que es moza de chapa, hecha y derecha, y de pelo en
pecho.»
Clemencín, comentando este pasaje del Quijote dice:
«Pelo en pecho: una de las alabanzas ridiculas que hace Sancho de
Dulcinea; y tanto más ridicula, cuanto se dice de los hombres vellosos
de pecho, lo que vulg-armente se tiene por señal de forzudo, y en una
mujer sería feo y espantoso.»
NI ÑO
Debe de ser por la propensión que tienen las gentes (no so-
lamente las mujeres y los amujerados, sino también algunos
varones de pro) á disminuirse los años, que se ha acostum-
brado á los sirvientes á llamar niños ó ñiñoSy que es lo más
frecuente, á los señores y señoritos que dicen en España. De
aquí que, al contrario de lo que sucede en la Península, Fran-
cin y otras partes, los muchachos, los mozos y les garfons^ no
son los criados sino los amos.
Es curioso ver cómo desde antiguo, la idea de respeto está ^
íntimamente relacionada con la de ancianidad ó sea de proce-
dencia: Tiaipí:;, patria, zaTiápx'A;:;, patriarca, patronus^ protector,
abogado, patrocínium^ patrocinio, ^rz/r/WV^^, antiguo linaje,
nobleza, todos de 'Jiar/jo, -aTspo;, -«Tpo;, pater^ padre, — así como
patrón. Amo, según algunos, vendría del verbo oú^nX.'aX atnain,
ser madre; señor ^ de sénior.^ comparativo de senex anciano.
Sólo en el Ecuador, donde muchas cosas son al revés de lo
que pasa en el mundo, creemos respetuoso el decir niño aun
ÑUT 345
al viejo, es decir, irrogarle un verdadero insulto, ya que niño
es un adjetivo despectivo, empleado respecto de una persona
que no tiene pocos años.
ÑUÑO
Palabra quichua, peclio^ niaina ó teta^ sirve para denomi-
nar entre nosotros cosa distinta de lo que significa aún en el
idioma al cual pertenece aquella palabra: nodriza que en qui-
chua propiamente es üuímchtc.
En castellano, además de nodriza, la mujer que amamanta
hijo ajeno se nombra ama de cría^ ama de leche ó ama sim-
plemente.
A causa de ser las nodrizas españolas por lo general de
Pas, ó por ser las mejores amas de leche las de este valle, ó
por vestirse las amas de cría como las niujeres del lugar nom-
brado, llámaselas también en España pasiegas,
«¿Cuántas desgraciadas criaturas no vemos desmejorarse á pesar de
criarlas las mejores nodrizaSj porque éstas prefieren, como es muy
natural, la criatura que han parido ellas mismas á la que les compra la
leche?»
{^Descuret — Medicina de las pasio?ies: Traducción de D. Pedro
Felipe Motilan. ^
«Unos lastimeros lamentos de criatura de pecho, que con toda la
fuerza de sus débiles pulmoncitos pedía lo que no suelen dar los ejér-
citos sino las amas de cría,'»
{Pérez Galdós — Juan Martín el Empecinado,)
ÑUTO
Quichua ñiitti.
Molido, desmentizado, pulverizado^ menudo^ sutil. — De
ñutti se formaron ñutuchina, pulverizar, ñu tuna., remoler,
ñuttci^ pulverización, etc.
» 'A.
at=ai =iai — ii =iat:
^
OBJETABLE
Decimos en vez de rebatible y impugnable y aun de censu-
rable^ vituperable. Sustituímos también los dos primeros ad-
jetivos con otro neologismo, refutable.
OBO
Fruto aovado, amarillo ó rojo, del tamaño de una ci-
ruela mediana, con una sola semilla gruesa y asimismo aovada,
entre la que y la película fina y lisa que cubre á la fruta, se
contiene un jugo agridulce muy agradable. Proddcenla varias
especies del género Spondias, y en algunos lugares del Peni
la nombran impropiamente ciruela.
El Diccionario acepta ya la denominación, pero escribe
jobo ü hobo. Es posible que el nombre obo^ como decimos en
casi todas las regiones donde se produce el fruto, provenga,
no de los aborígenes americanos, sino de los conquistadores,
que dirían obo ú ovo^ de ovum^ por la forma de la fruta.
Al árbol nombramos árbol del obo ó simplemente obo. Está
bien descrito por la Academia.
}
348 OCA
OBSTETRIZ
No hace falta en castellano; pues poseemos las voces par-
iera y comadre.
OCA
Raíz tuberculosa de la Oxalis crenata, Conio el melloco
(UlliLciis Uiberosus ) era muy estimada, y es todavía, aunque
no tanto como antes, por los aborígenes de la serranía ecua-
toriana.— Oca^ palabra castellana con diversos significados
del que le damos en el Ecuador, ha sido aceptada también ya
por el Diccionario de 1899 ^^ ^ último sentido.
OCAL, OCALO ó EÜCALO
El niño coloso, temible, formidable, pero voluble y extra-
vagante que se llama vulgo, forma juicios, emite pareceres,
decide magistralmente, conforme á su antojo, sin someterse
á regla alguna ni aconsejarse con nadie, quiere porque quiere,
odia porque odia, cambia de opinión sin que nada haya cam-
biado á su alrededor, excepto su libérrima voluntad.
Ese hace lo que le da la gana con el idioma, trapajo que
le pertenece, que lleva consigo á todas partes, manoseándolo,
estrujándolo, sirviéndose de él á todas horas y para todo, á
solas y en sociedad, adaptándolo á sí mismo en cada una de
las instantáneas é innúmeras variaciones de estado de ánimo,
de lugar, de tiempo.
Ese que, entre nosotros, se manifiesta ordinariamente
aficionado á los diminutivos, por razón de no tener ninguna,
ha creído que el nombre propio eucaliptus es un diminutivo,
y pareciéndole la cosa demasiado grande para que se la deno-
mine con un vocablo que mengua la significación, ha resuelto
llamar ocal^ ocalo, eíicalo y no eucaliptus á la hermosa ^niriár
cea^ que tanta utilidad nos ha traído á los ecuatorianos.
Olial ú okd7t^ fonda ó posada en Egipto.
OJE 349
OCRE
Puede decirse bien que una cosa tiene el color del ocre^
esto es, del mineral así denominado; pero mejor que llamar
ocre á lo que tiene color amarillo subido, es decirle jalde^ ad-
jetivo castizo y propio para dicha nominación.
OJALA
Hémoslo oído alguna vez en el sur de nuestra República
y muchas veces en el sur de nuestro Continente.
Según Casiri, citado por Barcia, «Oxalá es voz árabe legí-
tima, compuesta de laxa-Alá^ la cual se corrompió en oxala^
teniendo la misma significación optativa de ¡ quiera Dios ! ».
El mismo Barcia agrega que Ox-Allah ú Oj-Allah significa
¡ Oh Alá ! , ¡ Oh Dios ! — Catalán Oialá,
La Academia dice que es palabra compuesta de tn xa Aláh^
si Dios quiere.
vSegún la etimología, puede ser hasta esdrújula, pero nunca
llana.
Ya que, en el uso castellano, significa quiera Dios^ come-
ten una reduplicación disparatada los que dicen / Ojalá que
Dios quiera / .
OJEAR
Cuando significa mirar con atención á parte determinada,
viene de ojo\ cuando levantar la caza con voces, tiros ú otro
ruido, para llevarla, acosándola, hasta el sitio donde se la ha
de tomar, viene de ox^ interjección que se emplea en España
para echar ó espantar á las aves domésticas, en vez del chi
que, con el mismo objeto, se emplea en el Ecuador. En este
caso, que debería decirse oxear para evitar la homofonía,
figuradamente tiene también la significación de espantar y
350 OMO
ahuyentar; pero ni así hemos de confundir el verbo anotado
con aojar^ hacer mal de ojo, ni debemos decir ojeadura
por aojo,
OJO
Quien no ha oído esta interjección nuestra y no ha visto el
4 movimiento de hombros que la acompaña, no puede compren-
der cuánto significa. Es un qué me importa y, qué pierdo con
ello y por qué he de afligirme^ etc.; pero reforzados por un vi-
goroso énfasis, significador á las veces de indiferencia, otras
de desprecio, y en no rara ocasión de despecho. — Es una de las
innúmeras palabras que los hispanoamericanos estamos prohi-
bidos de emplear en nuestros escritos, por no constar en el
Léxico de los españoles; pero que los ecuatorianos no pode-
mos reemplazar con vocablo alguno de los constantes en dicho
Léxico.
OMÓPLATO
Scapulum^ omoplate^ de (Ó|j.o;, espalda, y xXáxüY^, ancho, ó
rXáTY], pala, la parte ancha del remo; por extensión cosa an-
cha y plana; ó reduplicación del nombre ü)|ioí;, hombro, es-
palda, y rXáxw.y espaldas; ó, lo que parece mejor, de o|xa>^, jus-
tamente y líkáxw.^ espalda, hueso precisamente de la espalda ó
propio de la espalda; en ningún caso ha de pronunciarse cómo
esdrújulo, conforme lo pronuncian nuestros estudiantes y aun
los profesores de medicina, sino como vocablo llano que es,
om^oplato,
OMOTO ú HOMOTO
Quichua uniutti,
Enano^ ó figuradamente, pigmeo,
Velasquillo el contrahecho.
Enano y bufón que alcanza.
ORQ 351
No sin despertar envidia,
Gran favor con el momarca.
(Don Ángel Saavedra — El Conde de Yillamediana — Romance II:
zs máscaras y cañas,)
PIMO
Está tan mal acentuado como omóplato. Dígase opinto^ se-
Lin la Academia.
Así opina también D. Felipp Robles Dégano, en su impor-
tnte libro Ortología clásica de la Lengua Castellana, De los
oetas por él citados, sólo Arriaza, y esto una sola vez, dice
btfuo,
>RANGUTANGO ú ORANGUTANO
Orangután 6 jocó.
Se creía antes equivocadamente, que el mono más parecido
1 bípedo humano era el orangután, cuyo nombre en malayo
ignifica hombre del bosque.
Jocó es denominación usada en las regiones de las orillas
.el Congo.
Ourangotango hemos oído en el Brasil ¿Vendrá de allí
> de Portugal nuestro orangutango?
DRQUIDÉA
Hoy que se han puesto tan de moda estas hermosas plan-
as vasculares, cuya patria puede decirse es el Ecuador: tantas
^ tan variadas son las especies que abundan en nuestros bos-
jues calientes y húmedos; indispensable es que corrijamos
a viciosa acentuación de la palabra, orquídea, y no orquídea.
De moda en verdad se han puesto (y esta vez la moda no
is extravagante) las fragantes y bellísimas plantas menciona-
das, ya para colecciones, ya para ornamentación, ya aun para
aromatizar los alimentos; pues los lectores saben, sin duda,
que la vainilla es una orquídea trepadora.
352 OSH
OSCURO
Aunque se dice del color que casi llega á ser negro, no es
lo propio llamar así al caballo de color negro con viso rojizo,
esto es, al morcillo.
Un caballo morcillo rabicano
Tascando el freno estaba de cabestro,
Precio del que con suelta y presta mano
Esg^rimiese el bastón, más como diestro.
(Er cilla — La Araucana.)
En un normando morcillo y
Que respira espuma y fuego,
Cuya ligereza es rayo,
Cuyos relinchos son trueno.
(Saavedra — La muerte de un caballero.)
Micer Jorge de Austria, anciano
De gran valor y respeto,
Va á su frente en un morcillo
Que hunde donde pisa el suelo.
{Duque de Rivas — Amor^ honor y valor — Romance I: El ejército,)
OSHOTA
Ushuta en quichua.
Ojota hemos oído decir en Chile, Bolivia y Perú, ó quizá/zí?-
jota^ aumentativo de hoja^ acaso por parecerse á una vegetal o
por estar formada de una sola lámina li hoja ¡Quién sabe!
Lo que sí sabemos es que la osliota^ ochiotay ojota ú hojota^
es una suela de cuero sin curtir, con que los indios defienden
las plantas de los pies, atándola á éstos con toscas correas: á
saber, un calzado aún más grosero y rudimental que la san-
dalia.
Tal es, pues, la oshota^ oshuta^ ó ushtita^ para pronunciarla
de manera primitiva; nombre que, como otros quichuas, ha
OTR 353
)dido pasar á Chile y ser ahí convertido en ojota^ vocablo
le aceptó ya la duodécima edición del Diccionario acadé-
ico.
TAYO
Los vendedores de frutas gritan en los zaguanes : ¡ Com-
re otayosf^ y los niños ^ y los criados van á comprar otayos^
alabra cuyo origen habría yo rastreado en vano, si alguna
ez no hubiese oído á un vendedor callejero, mucho más sa-
ido (|ue sus congéneres: «Cómpreme otayetes»
Debe ser otahiti ó taiti^ díjeme, — esto es, plátanos traídos
el archipiélago de Taiti, ó de la Sociedad, en Polinesia, — como
[amamos siria á una caña de azúcar introducida de Siria.
Otra variedad de Musa paradisíaca^ ó plátano del Paraíso
á juicio de Linneo, fué el plátano la fruta de la tentación y de
a caída de nuestros primeros padres), denominamos guineo
)or haber sido importado de la Guinea.
)TRO SÍ
Sin buen resultado corrigió este error el tan modesto como
lotable autor del Breve catálogo de errores y del Resumen de
^a Historia del Ecuador^ esta última la primera obra nuestra
in su género, así en el orden de precedencia como de mé-
rito; sin buen resultado, pues los señores curiales continúan
escribiendo de la manera errónea (|ue hemos anotado el adver-
bio de modo otrosí ^ equivalente á tambicUy asimismo^ además^
demás de esto. Don Andrés Bello observa que es el francés
alsi^ de donde aussi,
Dixiéronlo al rey, mas non ge lo concloyó.
Non sacastes niniTuna, quando oviemos la cort.
Si Injena-; las tenedes, pro avrán á vos.
Otrosí farán á los del Campeador.
{La Gesta de mío Cid, Cantar III.)
n
iwc===íC?aot^>e===awt
\
DASTRO
Padrastro ó respigón.
Tan incómodo pareció á alguien eso de tener desprendido
pedacito de pellejo cerca de las uñas de las manos, que lo
aó padrastro^ comparándolo, sin duda, respecto del dolor
estorbo que produce al marido de la madre del individuo
i padece doble orfandad: la de la muerte del padre y la del
t\o matrimonio de la madre. Padastro no significa nada.
DROTK
No encontramos esta palabra en el Diccionario, y con ra-
.; pues el castellano posee muchos vocablos para denomi-
el macho destinado en el ganado para la generación y
^creación: padre ^ se?nentaly reproductor ^ engendrador ^ pro-
uior^ en general; en particular, garañón entre camellos y
IOS (pollino es cualquier borrico y en especial el nuevo
cerril); caballo padre ^ el que se destina para el caballaje;
'raco ó verrón^ el cerdo semental; utomieco el carnero re-
aductor, etc.
^^^f Dejar ^ estar ó quedar d la luna de)
Decimos en vez de dejar ó quedar á la luna de Valencia^
>do adverbial figurado y familiar que , según los Académi-
356 PAJ
i
eos, significa dejar ó quedar frustadas las esperanzas de lo quc,,^
se deseaba ó pretendía. i'
Es curioso que Lope de Vega emplee la frase como nos-
otros :
Si no te pesca el dinero
Y con tu aforro de gayta
Deja d la ¿una de Paita
(El testigo contra si.)
PAICO
P2s el nombre más común, que en el Ecuador, Perú, Chile
y otras de nuestras Repúblicas, se da á la planta indígena del
mundo de Colón, que en algún lugar de América se deno-
mina también pazote.
La caña del trigo, cebada, centeno, según los españoles; se-
gún los ecuatorianos, la planta que cubre leguas y más leguas
del lomo de los Andes. Resistente á los ventarrones y nevadas
de nuestras alturas, preséntase ya como una manta continua
amarillenta, ya como mechones diseminados entre los otros
vegetales descrecidos y enclenques, ó entre los calveros de los
interminables páramos andinos; mas el melancólico aspecto
del pajofialy su eterna uniformidad, — que interrumpen solóos
desigualdades del terreno, cortado por hondos precipicios, O
extendido como ün pajizo océano, al que imita aún con 1^
olas formadas por vientos ensordecedores, — están compensados
por la utilidad proporcionada á las numerosas vacadas, q**^
pacen los verdes renuevos del pajón y entre él se guarecen de
las nevascas y tormentas. Allí se multiplican las codornices y
conejos; y el venado del color de la paja, por ley dje wxto^
tismo de la naturaleza, ahí se resguarda de las inclemencias del
hombre, más rigurosas que las de los elementos. Allá un leve
penacho de humo ó el ladrido de un perro descubren algufl*
PAJ 357
t choza Tle pastores, perdida entre la paja que le ha suminis-
^ttrado todo el material de construcción, y que proporcionará
aún mullido lecho al cazador de ciervos ó al viajero aterido
por la enorme evaporación de las alturas, que produce un in-
tenso frío, aunque acercadas al sol cuatro ó más miles de me-
tros sobre el nivel del mar y situadas en el mismo círculo má-
ximo de la esfera terrestre.
Paja llamamos además á la planta con que hacemos nues-
tros sombreros, mal denominados de Pana^ná,
PAJ ARERO
El que se emplea en cazar, criar ó vender pájaros. Llámase
también parancero (palabra que no encontramos en el Diccio-
nario de la Academia) al que caza con lazos, trampas, tollos,
etcétera.
El que se espanta, se asusta ó se asombra fácilmente, es
espantadizo^ asustadizo ó asombradizo.
Tuvo, pues, mucha razón el extranjero aquel, como refiere
don Pedro Fermín Cevallos, que pagó algunos pesos más de
los que valía un caballo, así como supo que era pajarero^ en»
tendiendo que, en vez de un defecto, poseía el rocín una cua-
lidad nada despreciable: la de saber cazar pájaros,
«Era la muía asombradiza^ y al tomarla del freno se espantó de
manera, que alzándose en dos pies, dio con su dueño por las ancas en
el suelo.j^
(Cervafites — Don Quijote.)
«Escápate como gamo de su mano, y como ave de la mano del /¿z-
jarero.y^
{Los Proverbios — Traducción del P. Scio,)
O parancero, que es el cazador, que caza con perchas y qtras in-
venciones.»
{Nota del P, Seto de San Miguel al versículo anterior.)
PAJONAL, PAJÓN
No existiendo, como no existe, en el Diccionario la acep-
ción que nosotros damos al sustantivo paja^ mal pueden en-
558 PAL
í ■":
centrarse en el Léxico los derivados pajón y pajonal^ ¿ampos
cubiertos de paja. Deben ser aceptados por la Academia. á
PALANCÓN
El instrumento compuesto de una plancha cuadrangular
de hierro, con un lado cortante y el opuesto provisto de un
anillo donde encaja el mango, que forma con la plancha un án-
gulo; instrumento adecuado para remover tierras, etc., se
llama azada ^ ó azadón si la plancha es más larga que ancha,
según el decir del Diccionario. — Semejante al azadón es elí¿7-
cJio^ de donde viene el verbo sachar^ y también el legón.
De azada y azadón (lat. ascta^ escardillo) se han formado
azadaday golpe de la azada ^ azadonada ó azadonazo, golpe
dado con el azadón^ azadonar^ cavar con la azada ó con el aza-
dón^ y azddonerOy el que trabaja con el instrumento expresado.
«Quien trae azada ^ trae zamarra.»
(Refrán).
«Llevaban también palas, azadas, cuerdas y otros útiles }>ara
abrirse paso donde no le hubiera descubierto.»
{Pereda — Peñas arriba)
Benditos aquellos que con la asada
Sustentan sus vidas y viven contentos
Y de cuando en cuando conocen morada
Y sufren plazientes las lluvias y vientos.
{Marques de Santi llana — Come dieta de Poma)
«Y no hay peor cosa que ir tras el deseo sin esperanza de buen no;
y especial pensando remediar su hecho tan arduo y difícil con vanos
consejos y necias razones de aquel bruto de Sempronio, que es pensar
sacar aradores á pala y azadón.
(Fernando de Rojas — La Celestina)
«Veis como de mano en mano, se va guiando la conservación o^'
mundo por medio del agradecimiento... la tierra, puntual en agradecer
al labrador las azadonadas y sudor que le costó el cultivarla.»
{Fr. Juan Márquez — Los dos estados de la espiritual Jerusalem)
PAL 359
PALETO, PALTÓ, PALETÓN
Sobretodo^ gabán.
Paltó ^ paleto no son sino el sustantivo francés paletot. Pa-
letón en castellano significa parte de la llave, en que se for-
man los dientes y guardas de ella.
PALO ENSEBADO
Se dice en castellano con una sola palabra: aicaña.
«Allí te aguardan también... la cartera de Fomento, colocada trn lo
alto de una cucaña, i^
•4
{Pedro A. de A lar con — La Pródiga.)
PALÓN, PALONEAR
Aporcaduj^a^ aporcar, voces de agricultura.
PALTANA
Sustantivo que en el Ecuador equivale al adverbio de can-
tidad encima. Así decimos: «Juan dio su muía y diez pesos de
paltana por el caballo de Pedro;» ó «Antonio cambió su vaca
con la de Pablo, dándole dos fanegas de trigo de paltana,» Es
la parte en dinero ó especies con que se compensa el mayor
precio de una de las dos cosas permutadas ó trocadas. Día el
reloj y die:: pesos de paltana^ quiere decir, pues, dio el reloj y
diez pesos encima.
Paltana tiene significado distinto de adehala^ que es lo que
se saca demás en un negocio (dakhala)^ según L>rea; y se-
gún la Academia, lo que se da de gracia sobre el precio de
aquello que se compra, vende ó toma en arrendamiento, ó lo
que se agrega de gajes al sueldo de algún empleo ó comisión.
Adehala es más bien la palabra castiza equivalente al quichua
yapa .
El vocablo propina que, conforme á su origen griego, sig-
36o PAM
nifica lo mismo que el poíirboire francés, no reemplaza tam-
poco á paltana^ que por su significación quichua, palta-palta^
una cosa sobre otra, no puede ser sustituido sino con el arriba
expresado.
PAMBA
lili sustantivo (\\i\Q)(\\xdi pauíba significó primitivamente //¿z-
miray campo^ y de él se formaron el adjetivo paniballa^ bajo,
llano, y el verbo pambayachina, allanar. Después el primitivo
mismo se adjetivó y en el lenguaje híbrido de nuestro pueblo
vino á significar lo propio que pamballa; así la gente de esca-
lera abajo denomina plato pamba al plato trinchero y califica
A^ pamba la laguna ó el riachuelo que no tienen ^profundidad.
El popularísimo poeta y distinguido caballero, don Ramón
de Campoamor, honrándome cierta vez con su visita en Ma-
drid, me decía que le llamaba mucho la atención la suavidad
(|ue los naturales de algunos de los países hispanoamericanos
comunicamos al idioma español, según el ilustre poeta, excesi-
vamente varonil y quizá algo duro en la Península. Nótase, á
la verdad, esta modulación dulce especialmente en el Ecuador
y en el Perú, siendo más notable todavía que los ecuatorianos
han suavizado aún el lenguaje indígena; pues observación ve-
rificada por los conocedores del quichua es la tendencia al
cambio de las consonantes de sonido fuerte con otras de so-
nido suave: g en vez de c^ d en lugar de /, b de p; verbigracia:
mañagiiui por mañacuni ^ yayada por yayata^ pamba por
pampa. Palabra esta última que con su originaria pronuncia-
ción encontramos, como callampa y otras, muy al sur de nues-
tro continente meridional y que aun se ha tornado de común
ó apelativo en nombre propio. La Pampa, con efecto, se llama
en la República Argentina ese magnífico mar de dehesas natu-
rales, Sahara de praderas, S iberia con tundras de vegetación
en vez de hielos y pantanos, á donde podría trasladarse media
Europa, si el suelo esquilmado obligase á los pueblos á emi-
grar colectivamente en busca de una fecundidad que niega ya
la tierra hasta á los milagrosos recursos de la química y de la
FAN 361
física. — De la palabra que anotamos se ha formado el vocablo
pampero^ tifón de las Pampas.
PANAMERICANO
De záv, todo, y americano^ esto es, concerniente á toda
América, así á la septentrional, como á la meridional.
Neologismo consagrado por los representantes de las na-
ciones de América á los Congresos celebrados en Washington,
ZMéxico y Río Janeiro. Ojalá, como se ha consagrado la pala-
bra, hubiese sido aceptada una conclusión para que se desco-
nozcan, por las naciones signatarias, los gobiernos de hecho,
que nuestras inicuas revoluciones llevan al poder. Impedirlas,
sería obtener el mejor medio de oponerse al descrédito ex-
terno de las Repúblicas latinoamericanas y conseguir el ma-
yor bien interno que pudiera lograrse para los desventura-
dos países despoblados periódicamente por degüellos infames,
sin más resultado que la deshonra, la corrupción y el entroni-
zamiento de déspotas destituidos de ilustración, de inteligen-
cia y sobre todo de patriotismo.
Comienza á hacerse extensivo el adjetivo á otras cosas; así
se dice ferrocarril panamericano al que cruzará de un ex-
tremo á otro las dos Américas.
PANCADA
Contrato, muy usado en Indias, dice el Diccionario, de
vender las mercaderías por junto y en montón, especialmente
las menudas. || Pr, Gal, Golpe dado con el pie.
En el Ecuador decimos darse tina pancada á lo que en Es-
paña se dice darse U7ta costalada^ ó un costalazo^ Ó también un
porrazo ó una porrada .
Costalada ó costalazo, golpe que uno da en el suelo con
las costillas^ por resbalarse los pies ó por otro accidente.
Porrada ó porrazo,,. || fig. Golpe que se recibe poruña
caída.
La escalera de la vida
Está con jabón untada,
302 PAN
Y el que baja más confiado,
Si se descuida resbala,
Y da con su cuerpo en tierra
Como los demás: se trata
Me parece, de que el novio
Dé también su costalada
Para que lué^o no riña
A los que en el suelo se hallan.
(GorosHza — Indulge?icia para todos A
PANFLETO
Esta palabra pasada del inglés al francés, como lo expresa
M. P. Poitevin en su Notiveau Diciiomuiire umversel de la
langue franfuíse, y cuya primera acepción, según el sabio
Léxico de Littré, es la de «librito ds pocas páginas», pudiera
quizá ser aceptada en castellano en el segundo significado que
le da la Academia francesa, esto es, en el de folleto indigno»
despreciable, injurioso.
Se cree que el paunflet^ pamjieí ó pamphlei inglés viene
de palme-feutllet, hoja, folleto corto que se tiene á la mano,
de donde se ha formado también en el mismo idioma painphle-
/^¿?r, folletista; y painphUtaire y pamphléiier en francés, tér-
minos no sinónimos, ya que el primero corresponde exacta-
mente al painphleteer de que se origina, y el segundo es de
desprecio: «zu reidor de malos panfletos^» como diríamos si el
vocablo fuese acogido por los SS. Académicos.
Origen de la voz pudiera muy bien ser el vocablo empleado
por Sófocles y Ateneo ^ rair^XsxTo;, quemante, ardiente, ente-
ramente encendido ("av, todo y cpXsYO), quemar), esto es, escrito
(¡ue (juema.
PANTEÓN
Dícese que con la muerte dan fin las humanas vanidades;
lo cual no es cierto, como lo demuestran las exequias, los va-
liosos ataúdes, las coronas funerales, los mausoleos, las necro-
logías y las demás manifestaciones de una vanidad que llama-
PAP 363
riamos postuma, si las hubiese dispuesto antes de morir el
mismo á quien son tributadas. Pero muchas veces los monu-
mentos á los muertos, son simplemente monumentos que los
vivos se erigen á sí propios, e i prueba de lo cual nos bastaría
citar la presunción con que los deudos de cualquier finado ha-
blan de construirle mausoleos y aun la sencillez con la cual
hasta los campesinos nombran panteÓ7i al pobre campo santo,
donde promiscuamente se depositan en la tierra las generacio-
nes pasadas.
Marco Vipsanio Agripa, yerno de Augusto, embelleció á
Roma con fuentes, baños, monumentos y templos, de los cua-
les el más famoso fué el consagrado á todos los dioses y por
esto denominado Panteón (Ilav, Oso;), cuya actual advocación
es Santa María de los Mártires^ ó como lo llama el vulgo, la
Roíonda, Posteriormente Publio Elio Adriano, siendo Arconte
de Atenas, edificó otro Panteón en esta ciudad; y por fin se
dio el propio nombre á la antigua iglesia de Santa Genoveva
de París, al ser destinada á recibir los restos de los grandes
hombres.
De este jnodesto origen debe de provenir el nombre de
panteón^ que nosotros damos á nuestros cementerios de ciu-
dad y hasta á los corrales ó dehesas de nuestras aldeas.
«Cementerio, que significa dormitorio (yüiir/jtrjpiov, de xo'.|i.á(o,
dormir. (-'Cree hoy alguien que los muertos duermen?»
{Benot — Arquitectura de las Lenguas.)
PAPELADA
Sin duda de la frase castellana hacer el papel ^ fingir una
cosa, representarla al vivo, hemos inventado la voz papelada^ á
la que atribuímos las significaciones de 7í¿:í:/'(9//, simulación^ etc.
PAPUJO
Papudo ó papujado^ dícese, por lo general, de las aves que
tienen grueso y abultado el papo ó papada^ esto es, la carno-
sidad entre la barba y el pescuezo.
í
364 PAR
PARAGUA
Dígase paraguas. Los catalanes Uámanle también paray-
gua; de allí debió de venirnos.
PARALELÓGRAMO
Quiere la Academia cjue digamos paralelograjno; en griego
es -apaXXrjXoYpa|i.ov. No viene de Ypá|i.|JLa, de que se forman hecto-
gramo, miligramo, etc., sino de Ypa|i.|i.y¡ y de ::apa/wX"/¡>wo;.
PARALIS
El pueblo que nada sabe de aféresis, síncopas ni apócopes,
comete, sin embargo, estas figuras de dicción muy frecuente-
mente, como en la palabra paralis por parálisis^ etc.
Parálisis^ dice el tomo sexto del Compendio de Medicina
Práctica de los SS. Monneret y Fleury, notable por sus bue-
nas definiciones, es la debilidad ó la abolición de las facultades
de sentir y de contraer los músculos, ó de una sola de éstas
facultades, en una parte cualquiera del cuerpo. El vocablo se
deriva de ::apaXücív, resolvere^ proveniente á su vez de Xüsiv, sol-
vere^ debilitare^ desatar, relajar, y ::apa que, antes del verbo,
significa imperfecta^ incompletamente^ esto es, debilidad ó
resolución no completa: '::apa/w'jaa(o, soliitio, resolutio ftervomm^
relajamiento, flacidez de los músculos; Xüt.c, disolución.
Encontramos la misma palabra griega adoptada por los la-
tinos, paralysis; españoles, parálisis; ír2ince,s^s ^ paralysie; ita-
lianos, paralisia; ingleses, parálisis^ paralytie affection^ etc.
PARAMEAR
Dig3.se llovi::nar, molliznar ó molliznear.
PÁRAMO
Campo desierto, raso, elevado y descubierto á todos vien-
PAR 365
tos, que no se cultiva, ni tiene habitación alguna. || Cualquier
lugar sumamente frío y desamparado.
Conocemos los ecuatorianos estas dos acepciones del sus-
tantivo páramo^ pero .le atribuímos otra más, que no tiene: la
de llovizna y mollizna ^ calabobos^ sin duda porque en nuestros
páramos son frecuentes las lluvias menudas que caen blanda-
mente á modo de niebla gruesa.
PARAPETO
Tiene varios significados, á saber: pared ó baranda que se
pone para defensa en los puentes, escaleras, etc. || Terraplén
corto, formado sobre el principal, hacia la parte de Ja cam-
paña, el cual defiende el pecho contra los golpes enemigos á
los soldados que están en él.
Tal vez por su etimología ('::a¡>a-STavv'j|ii, cubrir) no estaría
del todo mal llamar parapeto^ como acostumbramos los ecua-
torianos, al mueble compuesto de varios bastidores unidos por
goznes, que se cierra, despliega y abre, y sirve para defender
las habitaciones de las corrientes de aire, de la vista, etc.;
pero el mueble descrito tiene nombre peculiar: bionibo ó vtavi-
para^ según los casos.
«Cuando no tuvo más que decirme, continuó su acompasada marcha
monte arriba, y no tardé en verle detenido con su caballo, y como en-
caramados los dos en el parapeto de una azotea, sobre el perfil de
la loma.»
(Pereda — Peñas arriba.)
El biombo es originario del Japón ó China, y según el Dic-
cionario de 1726, de allá vino también el nombre. D. Pedro
F. Monlau cita otro origen de la palabra: del latín bis y am-
bire circundar, ó bien itmbo^ escudo, que, á juicio del mismo
Monlau, parece muy rebuscado.
Don Antonio Solís emplea el vocablo como sinónimo de
baranda^ y merced á esta curiosa coincidencia podríamos
quizá rastrear la significación de biombo que damos los ecua-
366 PAR
torianos k parapeto: «.baranda^ como dice la Academia, (jue se
pone para defensa», etc.
«Atajábase la pieza, con una baranda ó biombo^ que sin impedir la
vista señalaba término al concurso y apartaba la familia. Quedaban
dentro cerca de la mesa tres ó cuatro ministros ancianos de ios más
favorecidos y cerca de la baranda uno de los criados mayores que al-
canzaba los platos.»
(So lis — La conquista de México,)
PARARSE
Por ponerse en pie ó estar de pies^ viene probablemente
de la tendencia irresistible de simplificar los idiomas: el pue-
blo de manera instintiva ha sustituido con el ^^rh^ parar las
varias palabras que en castellano denotan el acto de estar en
pie, ó ponerse uno derecho, erguido y afirmado sobre los pies,
como dice el Diccionario; esto es, á lo que en sánscrito se de-
nomina con un solo vocablo stha del mismo radical del verbo
latino stare.
Parece descortesía
VA recibiros en pie;
Entrad y tomemos sillas.
{Lope de Vega — ¡Si no vieran las mujeres!)
PARARSE LOS PELOS
Ponerse los petos de punta ^ erizarse el cabello.
«Terrible cosa es, y para quebrantar el corazón y erizar el cabello
de congoja, caer en las manos de D¡C)S vivo. »
{Fr. Juan Márquez — Los dos estados de la espiritual JerusaUn.)
4(... Y los cabellos de la cabeza se le erizarofik Don Quijote, el- cual
animándose un poco dijo:...»
(Cervantes — Don Quijote,)
PAR 367
PAREJA
Aun cuando así se denomine el conjunto de dos personas
ó cosas, el par de muías ó caballos que tiran de un carruaje se
llama tronco,
«Montenegro es un ^ran jinete, que maneja con suma destreza los
caballos más bravos; en el pescante de un coche no tiene rival; con
las riendas en la mano es capaz de meter un tronco por el ojo de una
aguja.»
{Sellas — Un rostro y un alma,)
PAREN PERA
La hembra muy fecunda, paridera,
PARIENTE (La)
¿Quién presumiera que las mismas personas que dicen la
coíigreganta^ dicen la pariente)
— Pues sí, señor, y las mismísimas no quieren que dueño
tenga femenino y tan orondas hablan de la dueño de la casa,
y la dueño de las alhajas; pero, en cambio, para dar compañía
á congregania^ dicen la parturienta^ sin duda porque creen
que hay también parturientes masculinos.
«Pero el intendente, en cuya casa de campo nos apeamos, se em-
peñó en que había de quedarme allí todo aquel día, por ser cumpleaños
de s\x*parte7ita,'»
(M Gratín — El sí de las ni ñas.)
La tienes dentro de casa
Si es parienta nuestra, y tuya
Lo será luego...
{Gorostisa — hidulgencia para todos.)
PARTIDARIO, PARTIDO
Denominan nuestros agricultores á lo que en España se
nombra aparcería y aparcero.
368 PAS
Aparcería^ dice don Joaquín Escriche, el trato ó convenio
de los que van á la parte en alguna granjeria, principalmente
en administración de tierra y cría de ganado.
Aparcero. El que va á la parte con otro en alguna gran-
jeria, como de frutos de alguna hacienda, cría de ganados o
trato en ellos, etc.; y también el que tiene parte con otro en
alguna heredad lí otra cosa que poseen en común.
«Trabajaba además un poco de tierra prestada, y tenía una vacuc^^
en aparcería.^
(Pereda — El sabor de la ti er ruca).
PASCANA
Las palabras castellanas mesón, posada^ corresponden meó-
nos que venta á lo que denominamos pascana^ es decir, casa,
en los caminos ó despoblados para hospedaje de los pasajeros;
lo que, con palabra más del quichua, también denominamos
tambo.^ vocablo aceptado ya por la Academia aunque con la
nota de peruanismo.
«Pues, como el Señor determinase de hacer mercedes y favores
tan singulares á esa Santa, y dotarla de tan maravillosas virtudes;
puso primero en su alma la humildad, que si bien no es principio y
origen de todas ellas, es empero la que desembaraza la posada^ y la
que es como aposentadora de todas.»
(Fr. Diego de Ye' pez — Vida de la Santa Madre Teresa de Jesús.)
«La gran puerta del edificio en que la diligencia acababa de parar
tenía, sobre el arco rebajado que la cerraba, un rótulo enorme, escrito
en la pared con tinta negra, que decía: <f,Parador^ Posada y Fonda.if
(Selgas — Dos muertos vivos.)
I
Según eso, á buena cuenta
Seremos en esta danza
Don Quijote y vSancho Panza
Parando de venta en venta.
(Tirso de Molina, ó sea, Fr. Gabriel Té lie z — Marta la Piadosa).
PAV 369
PASPA
Nombramos á las escamillas, que se levantan de la epider-
mis del rostro ó de las manos por efecto de la intemperie.
PATO
Ser el pato de la boda.
La frase castellana es ser la vaca de la boda y en el sentido
en que la empleamos los ecuatorianos. Hay otra frase figurada
y Í2ivmVí2Lr pagar uno el pato; i^^vo con ella se quiere signifi-
car que uno padece ó lleva pena ó castigo no merecido, ó que
ha merecido otro.
«... Si es que para curar los males ajenos tengo yo de ser la vaca
de la boda,».
(Cervantes — Don Quijote.)
Don Diego Clemencín, hablando de esta misma frase, es-
cribe: «Dícese de la persona que sirve de diversión á los que
concurren á ella, y por extensión del sujeto á quien todos
acuden en sus urgencias.»
(Parte II. Capítulo LXIX) .
Si un alguacil no lo enloda,
Haciéndonos á los dos
Las vacas de aquestas bodas.
{Fr. Gabriel Tétlez — Marta la Piadosa. )
PAVIMENTACIÓN
Pavimentar está ya en el suplemento del Diccionario de la
Academia, como sinónimo de solar ó sea revestir el suelo con
losas li otro material; pero no ha sido aceptada la voz pavt-
^nentación. En consecuencia, dígase soladura,
PAVONAR, PAVONADO, PAVONEADO
No sé de donde se nos ha ocurrido que pavonar^ dar al
24
370 PED
hierro color azulado oscuro, significa aguzar ^ afilar un ins-
trumento ó sea amolar^ esto es, adelgazar por el corte ó punta
los instrumentos cortantes, pasándolos por la muela ó de otra
manera.
Pavonear (lo mismo que pavonar^ de pavón )^ hacer uno
vana ostentación de su gallardía li otras prendas, etc., de/fl-
vaner ó se ' pavajier^ francés, — cuyo origen como el deladj.
pavonado, emana del latín pavo: Se pavaner, fnarcher d'nne
maniere fiére comnte iin paon qiii fait la roite.
Pavonado significa azulado oscuro y no afilado ^ adelgazad(?i
aguzado y amolado.
«Kl Rey Ciro cuando quiso ganar el Reino de los Medos, Hamo ^
los Persas, mandándoles que viniesen todos con hachas afiladas^ y ha,-^
biéndole obedecido, los ocupó todo un día en cortar un gran bosque. ^^
(iVíeremóerg — Diferencia entre lo temporal y lo eterno)
«Luego en continente después de aquello assí fecho, al tiempo qutí^
ya el sayón ponía el tajante cuchillo amolado en la garganta del bien —
aventurado maestre.»
(Autor descojiocido — Crónica de don Alvaro de Luna^
Pavonada significa también paseo breve li otra diversión
semejante, que se toma por poco tiempo; quiere decir, lo que
los aficionados á anglicismos llaman ahora Pick-nick,
«Allá comieron y hubo animación y trajín, accidentes curiosos que
contarse, chanzonetas en cjue entretenerse y cuanto más ofrece una
pavonada de las extraordinarias.»
iCevallos — Resnmeii de la Historia del Ecuador.)
PRDACEAR
Barbarismo, que cometemos hasta en el lehguaje escrito. V
Maldita la falta que nos hace la palabra. Dígase despedazar,
pedagogía ;
Pedagogía, del griego '::a'.5aY^'^Y-'^> ^^ "«'-^o; niño y á^to, con- ;
duzco. *í
A
i ■ j«»
PEQ 371
PEGADILLERA
Llamamos bárbaramente á la encajera^ pasamanera ó
ra7idera,
PEGADILLO
Encajcy según Covarruvias, de encajar, Dícese también
punta^ puntilla^ randUy pasamano^ de donde vienen pasama-
nería: obra y fábrica de pasamanos, ú oficio de pasamaneros^
ó taller en donde se fabrica la obra de pasamanos, ó tienda en
donde se vende; pasamanar^ fabricar ó disponer una cosa con
pasamanos; y pasafnanero^ el que hace pasamanos, franjas, etc.
ó el que los vende.
«Qué diré de los ornatos tan costosos y tan necios, (|ue parece que
aun el mismo mundo los condena, pues harto ya de guarniciones de
oro, da en traerlas de paja, como quien ha caído en la cuenta que para
el uso del vestido, lo mismo es guarnecerlo de paja, que de plata y oro?
Y así se usan ahora puntas y pasamanos de paja que suplan los de oro.»
(Nieremberg, — Diferencia enfre lo témpora!^ efe.)
«Sanchica hace puntas de randas^ gana cada día ocho maravedís
horros, que los va echando en una alcancía para ayuda á su ajuar.»
( Cervan tes — Don Quijote . )
«
«Mari-Pepa sacó de un bolsillo muy grande de su delantal los avíos
de hacer media; Lita... los de hacer puntilla^ y ambas comenzaron á
trabajar en sus respectivas labores.»
{Pereda — Peñas ar^^iba, )
«... y sobre la colcha una muy blanda sabanilla con 7'andas de mu-
chos calados.»
{ídem — Ibidem . )
«Cerca de una encajei^a
Vivía un fabricante de galones.
Vecina ¡Quien creyera,
La dijo, que valiesen más doblones
372 PEL
De tu encaje tres varas
Que diez de un g^alón de oro de dos caras!»
( Triarte — Fábulas: El fabricante de galones y la encajera.)
De fino lienzo gallego
Los puños y la gorguera,
Unos y otra guarnecidos
Con randas barcelonesas.
(A, Saavedra — Un castellano leal.)
Del cuerpo ocupa el semblante
Un blanco holán, que guarnecen
Los encajes más costosos
Que el prolijo belga teje.
(ídem. El solemne desengaño. Romance V: Lo que es el mundo.)
Pegadillo ,^ además de diminutivo de pegado ^ bizma ó em-
plasto^ no significa sino hombre pesado en la conversación,
molesto y entremetido.
PEGADURA
Acción de pegar; unión que resulta de haberse pegado una
cosa con otra.
El engaño con que á uno se le burla en una materia, pe^
gala.
PELEAR
Nuestro pueblo prefiere el verbo pelear^ á litigar y plei-
tear. Por lo que alguien ha dicho:
Para de pleitos gozar,
discurrió cierto abogado
casarse, y de pelear
desde entonces no ha cesado.
PELO
Montar á pelo^ que equivale á montar d tiempo^ propósito
PEL 373
lí ocasión^ ó hacia el lado á que se inclina el pelo, conforme
explica la Academia el ra. adv. al pelo ó á pelo^ decimos los
ecuatorianos en vez de montar en pelo, esto es, desnudamente,
y sin agregado alguno, á saber, sin aderezo ó aparejo. Dícese
también en cerro,
«Porque en esto se diferencia la lucha de la guerra, que en la gue-
rra no siempre andan los hombres al pelo; á tiempos descansan, comen
y duermen: sus treguas tienen para descansar, para rehacerse, para
recorrer las armas y curar las heridas; pero los que luchan ningún mo-
mento cesan ni descansan, ni para esto se les da lugar de parte del
enemigo.»
(Fr. Fernando de Zarate — Discursos de la paciencia cristiana,)
«Quilatando con su estimación las cosas, no pensando cumplen con
pintar el caballo, si lo dejan en cerro y desenjaezado, ni dicen la cosa,
sino la comentan como más viene á cuento á cada uno.»
(Mateo Alemán — Gusmán de Alfar ache.)
Los de acá como discretos.
Son jinetes de ventajas;
Que en pelo corren parejas,
Muy cerquita de las ancas.
(Quevedo — Romances . )
El defecto que corregimos debe de venirnos del francés,
I poily sans selle: <f.Les spahis du campy inontani leurs chevaux
i "^oú^ Jirent une sortie pour ramasser les armes des morts,y>
^ELTRECHAR ó APELTRECHAR
Pertrechar^ del lat. per y trahere.
«Acomodóse asimismo de una rodela que pidió prestada á un su
migo, y pertrechando su rota celada lo mejor que pudo, avisó á su es-
udero Sancho.»
( Cervantes — Don Quijote . )
«Por fortuna me cogía bastante pertrechado para salir airoso de
ompromisos con aquél, y recé lo que me pedía.»
{Pereda — Peñas arriba.)
374 PEN
PELTRECHO
Pertrechos^ del lat. pertraciiLS, Tampoco se usa en singular.
«Salió en esto don Quijote armado con todos sus pertrechos^ con el
yelmo aunque abollado de Mambrino en la cabeza.»
{Cervantes — Don Quijote^
Y juzgando un imposible
Que osen venir á su encuentro
Con tan cortos escuadrones,
Con tan escasos pertrechos.
{Saavedra — Amor, honor y valor — Romance I: El ejército.)
PELUCHAR
Empezar el hombre á tener barbas , barbar. || Echar los
animales el primer pelo ó pluma, pelechar.
El pelillo que tienen las aves (|ue aun no llega á ser pluma,
se Ví^xíva flojel.
Figurada y familiarmente, comenzar á medrar, á mejorar
de fortuna, dícese también pelechar,
PELUCHE
Palabra francesa: etoffe analogtie au velours.
En castellano y^/^<2.- tejido de algodón, seda, etc., que tiene
pelo por la haz.
PENCOS, CABUYOS ó CABUYA
Decimos á las plantas de los géneros Agave y Foiircroyay
de la familia de las Antarilídeas^ que abundan, sirviendo de
cercas vivas, en nuestros campos y prodigándonos madera
para edificios, fibra para tejidos, hilos y sogas, flores para en-
curtidos y hasta miel para endulzar los postres de la gente
pobre. Con el nombre cabuya denominamos más bien la fibra
extraída del cabuyo.
PEP 375
En México constituye gran parte de la riqueza el heneqtién^
como se denomina ahí el agave.
Penca es en España la hoja carnosa de ciertas plantas, de
donde hemos, sin duda, denominado pencos á los agaves^ cu-
yas hojas son realmente pencas. Los hemos visto dar de comer
en los campos de Andalucía á los ganados, después de mon-
dar los bordes espinosos.
De algunos lugares de América ha ido á España la deno-
minación penco para los caballos matalones y, en singular,
para los que bárbaramente son asesinados en las plazas de
toros.
PEONADA
Obra que un jornalero ó peón hace en un día; el conjunto
de peones que trabajan en una obra, peonaje.
Peonada con la misma significación de pe07iaje ^^mx). ^v-
caísmo; pues primitivamente vocablo de milicia, quería decir
tropa de peones, conjunto de infantes ó soldados de á pie, esto
es, lo propio que, en la actualidad y primera acepción, el se-
gundo vocablo.
«
Mandó veer sus gentes Mió Cid el Campeador.
Sin las peonadas é ornes valientes que son,
Notó trecientas lanzas que todas tienen pendones.
{^La Gesta de Mió Cid: Cantar I.)
PEPINO
El nuestro, solanácea (^Solamun nitiricatiiui)^ es completa-
mente distinto del pepino europeo ó cohombro, esto es, de la
cucurbitácea Cilcíwiís saíivus de Linneo. Quizá no conocemos
el mencionado cohombro sino sólo en los frascos de encurti-
dos, á saber, los ^<?/>/;/?7/¿7^ conservados en vinagre, que nos
traen generalmente de Francia. — Los españoles encontraban
algo parecido á lo suyo de Europa, y poníanle el nombre de
éste, — así como bautizaron nuestros lugares y poblaciones,
con los Yiombres de los de España, fundados en cualquiera se-
376 PIE
mejanza topográfica ó de otra especie que descubrieron ó cre-
yeron descubrir entre los lui^ares, pueblos, etc., de aquende, y
los de allende los océanos.
PKREyCEJO ó PEREXSEJQ
Perengano es una de las voces con que se suple un nom-
bre de persona, ignorado, ó que se quiere callar: así se dice:
fulano^ zniaiio y perengano.
<Do7i Perengano!.,, ¡No se le puede aguantar, es un g^rosero; uiiíi
pieza. — Porque don Perengafzo se tasa en lo que vale.»
{Pereda — E¡ sabor de la tierruca.)
PERFUMADOR
El que prepara cosas olorosas para perfumar, se llama
perftimador ó perfitntero\ nómbrase del mismo modo el vaso
de metal ú otra materia que sirve para quemar perfumes; equi-
valía también á pomo ó biLJeta^ aunque no lo dice el Diccio-
nario en la palabra que estudiamos. El trasto en que se sahu-
man ó calientan las ropas, tunibilla.
PICOTÓN
Picotada ó picotazo se nombran tanto el golpe que dan con
el pico' los animales que lo tienen, como la señal que queda
de este golpe.
PIE
Desde que se dan lecciones de métrica hasta en los cole-
gios de niñas, saben aun éstas que ^/> es la porción de dos,
tres ó más sílabas breves ó largas que, en la poesía griega y
latina, compone el verso; porciones que se denominan, según
su cantidad, dáctilo,, espondeo^ etc. Saben asimismo que verso
es una combinación artificiosa de palabras sujetas «á medidas
determinadas. wSaben, además, que estrofa^ estancia^ copla son
PIN 377
voces con las cuales se llama una parte compuesta de un mismo
niimero de versos y ordenada de modo igual, en la composición
poética; parte que toma las diversas denominaciones de redon-
dí/la, terceto^ cuarteto^ etc., conforme sean los versos que en-
tren en su formación, v la manera como estén distribuidos los
consonantes ó asonantes.
Mas si todo esto saben las niñas, hay viejos que confunden
lamentablemente los varios vocablos definidos, y creen que
v^^so es lo que los preceptistas y hasta las susodichas niñas
ll3.inan estrofa^ y que pie no es otra cos^i que verso; ^Mn^t, en
esto no les apoyen los retóricos, pero sí el Diccionario en una
i^i las acepciones del vocablo pie.
Llamamos un acueducto ó canal especial que pasa por en-
ci iTia de otro, cruzándolo. Generalmente es de madera y chani-
^<^^, y entonces corresponde á lo que en el Perú denominan
PININOS (Hacer)
En España se llama familiarmente pino ó pinito al paso va-
cilante de los niños que empiezan á andar ó de los convalecien-
tes que comienzan á levantarse del lecho. Nuestros pininos
deben provenir de los pinicos^ que encontramos en algunas
obras antiguas, tan diminutivos de pino como pinito,
«Levantámonos á \í2lZ^v pinicos dentro de cuatro días, y aun pare-
cíamos sombras de otros hombres; y en lo amarillo y flaco, simiente de
los padres del yermo.»
(Quevedo - El Gran Tacaño,)
PINOL
De la voz nahuatle^ /;/(?///, harina de maíz, hemos denomi-
nado pinol á un polvo, compuesto de harinas de varios cerea-
les y leguminosas, aromatizado con canela, ishpingo^ clavo de
olor y vainilla y azúcar. Antiguamente servía especialmente
37» PIQ
para los que iban de viaje, quienes lo comían y aun bebían;
pues echando una cucharada de pinol en agua, según asegura-
ban, se obtenía una bebida muy refrigerante, agradable y ali-
menticia.
PINTÓN
Dícese en España del racimo de uvas cuyos granos van to-
mando color. En el litoral ecuatoriano pintón es el plátano á
medio madurar; y maduro^ por antonomasia, el de color de
oro, que ha llegado á completa madurez.
El verde asado es el pan de los agricultores costaneros; el
sancocho^ plato en que entra también el plátano, una excelente
sopa; el pi7itón cocido, asado ó frito, una buena entrada; y el
maduro un magnífico postre. Una comida completa.
C'on razón Linneo creyó que la Musa paradisiaca había
sido la fruta tentadora de la tataradeuda Eva.
PIOLA
Define la Academia: 4(,Mar. Cabito formado de dos ó tres
filásticas.»
Nosotros llamamos piola al brainantc,
PIQUERO
Soldado armado de pica. En las minas denominan piqueros
á los jornaleros que arrancan el mineral con picas.
«Pedro Fernández Barchilón, natural de Córdoba, en España, fué
uno de los pizarrístas condenados á muerte, por haber militado, como
cabo de piqueros ^ en la compañía del bravo Juan Acosta.»
{Palma — Tradiciones peruanas: Barchilón,)
Cada soldado una arma solamente
Ha de aprender, y en ella ejercitarse
Y es aquélla á que más naturalmente
En la niñez mostrare aficionarse:
PIK 379
De esta sola procura diestramente
Saberse aprovechar, y no empacharse
En jugar de la pica el que es flechero,
Ni de la maza y flechas el piquero,
(Er cilla — La Araucana?)
Nosotros denominamos piquero al vendedor de cereales ú
otras especies agrícolas en pequeña cantidad, aunque no por
menor; verbigracia: una ó dos fanegas de maíz, etc.
PIRATA
Parece que tratando de poner fuera de la ley á los enemi-
gos políticos, una Legislatura Ecuatoriana propuso un De-
creto que declarase piratas á los individuos levantados en ar-
mas hacia las sierras del norte de la República.
Corsario^ pirata^ voces hasta cierto término del tecnicismo
del Derecho de gentes, se aplican: la primera, al que manda
una embarcación armada en corso con patente de un gobierno;
y la segunda, al corsario sin la patente expresada, ó al ladrón
que anda robando por el mar. De donde se formó el verbo
piratear^ apresar y robar las embarcaciones.
Están de acuerdo respecto de la palabra todos los autores
de Derecho Internacional, antiguos y modernos: Chitty,
Wheaton, Kent, Bello, Calvo, Bluntschli, etc.
"írstpaTT^C, nombre griego, adoptado por los latinos con un
ligero cambio, ^zV^r/íi, ha pasado al español en la misma forma
en que éstos lo aceptaron, siempre con la significación de la-
drón marítimo.
Han sido calificados también como actos piráticos^ los de
violencia cometidos por naves de un Estado ó por particulares,
en contra de una nación, antes de declararle formalmente la
guerra.
Menos mal estaría la \i2X2kyxdi filibusiero; aunque se aplica
especialmente también á los ladrones de mar, conforme aun al
propio origen del vocablo, proveniente del nombre de ciertos
piratas. Por lo que el castizo historiador Cevallos emplea de
manera indistinta ora la una voz, ora la otra.
1
i
3S0 PLA
«Casi desde los primeros años del siglo XVIÍ había dado en vagar
una turba A^ piratas ^ que vivía cebándose con la sangre y produccio-
nes de los puertos del Pacífico, y Guayaquil había sido una de sus víc-
timas. A ñnes de 1624 se vio en el mismo peligro que en ocasiones a.'tt'
teriores, pues llegó á traslucir que los filibusteros del norte hab^^^
doblado nuevamente el cabo de Hornos con una armada y destruí ^^
algunos pueblos marítimos del Perú»
{Cevallos — Resumen de la Historia del Ecuador^
•
«Poco después, pero en el mismo año (1709), fué de nuevo asalta '^
y ultrajada la ciudad (Guayaquil) por otro género de piratas que,
no se portaban como \qs filibusteros con absoluta prescindencia de to(
lo honesto y humano, eran al cabo piratas. Unos ingleses de Brist(
dueños de dos fragatas de guerra, etc.»
{Id,—Ibid,)
PIT_A
Nombramos al bramante y al hilo hechos con libras d^^
agave.
Pita-pita dice la Academia que es voz usada en algunos
lugares de España para llamar á las gallinas, así como ox es
interjección que se emplea para espantarlas. Sería necesaria
que diésemos algunas lecciones de idioma á nuestras aves de
corral para que entendiesen aquella voz y aquesta interjec-
ción. Hasta tanto continúen vigentes el tuc-tuc y el c/ií de los
campesinos ecuatorianos.
PLANAZO
Cintarazo^ el golpe que se da de plano con la espada.
También cimbronazo ,
PLANILLA
De gastos, de trabajadores, do ingresos, etc., decimos
arbitrariamente los ecuatorianos á las varias cosas que en
España nombran atenta^ lista ó jióniina. Debe de ser un dimi-
nutivo de plan^ según algunas de las acepciones del Vocabu-
lario.
* LE YAPE
Pléyades, término astronómico, femenino, plural, 3Ír%'e
lara denominar una constelacioncita del hemisferio boreal,
lacia la cabeza de Tauro. Según la Mitología, Pléyades ó Ple-
ades se llamaron las siete hijas de Atlas, que se suicidaron
lor desesperación y fueron métame rfoseadas en estrellas: tales
on las siete principales y perceptibles á simple vista de la ex-
iresada constelación.
Los afícionados á tropos y pedanterías denominan Pléyade
agrupaciones semejantes ó desemejantes, — ellos se sabrán, —
le oradores, de políticos y hasta de pedicuros; y así dicen:
Juan, Pedro, Atanasío y Gervasio. forman la brillante (siendo
le estrellas, brillante tiene <\\x^ %^x) pléyade de ciudadanos,
[ue. etc.»
Para decir verdad, la cosa no es nueva; pero sí lo son el
ebajamiento y la prodigalidad, con que los pedantes deno-
ninan hoy'pléyade k individuos ni brillantes, ni femeninos, ni
iquiera siete. En cuanto á que no sean femeninos bien está,
■a que no se sabe á punto fijo el sexo de las estrellas y ya que
os antiguos dieron tal nombre á los sietes poetas: Lycofron,
\.rato, Teócrito, Xicandro, Homero el Joven, Filíco y Apo-
onio; y los franceses han llamado asimismo á más de una
electividad de siete poetas. Pero, en cuanto á nombrarles en
ingular, acaso no se está en lo justo.
'LUMERO
Es palabra muy castiga en el sentido de instrumento for-
lado de plumas, para sacudir y quitar el polvo; en el de caja
vaso donde se ponen las plumas; ó en el de penacho de piu-
las con que se adornan los sombreros, morriones, cascos, etc.;
ero no es usada en España en vez á& pluma, ó sea mango de
ladera, hueso, metal ú otra materia, cuyo extremo, separable
or lo regular, semejante á la pluma de, ave cortada para es-
ribir, sirve para el mismo efecto.
El vocablo plumero ha sido formado á imitación de lapi-
382 HOL
cero; mas supone que pluma se llame sólo la punta ó extremo
que se empapa en tinta para escribir, y no todo el instrumento
que ha reemplazado á la pluma de ave, cortada hacia la parte
del cañón en un pico dividido en los respectivos gavilanes.
Por esto no encontramos escritor alguno castellano, eix:—
cepto en el Ecuador, que diga: «Tomo t\. plumero para escr*i-
birte estas pocas líneas...», y sí hallamos á cada paso el em-
pleo de la palabra ^//^//^¿z no restringido solamente á la puntilla
metálica de la misma pluma.
Yo os abrazo, que es la pluma
Que las amistades firma,
Sin acordarme de agravios.
(Lope de Yega — ¡Si no vieran las mujeres.!)
Dn. Matías — ¡Misericordia! \\] ndi pluma\
(Llega á la mesa y la toma).
Basta.
Firmo como en un barbecho.
{Bretón de los Herreros — ¡Muérete y veraÉÍ)
POBLADA
Ni menos pueblada. Hay muchas palabras castellanas que
hacen innecesario el vocablo anotado: alboroto^ asonada^ bu-
llangay desorden^ levajiiamieuto^ 7not¡u^ sedición^ sublevación^
tumulto^ turba^ etc., según los casos.
POLECÍA
Policía .
<(La policía secreta me ha informado que el pueblo murmura de que
el servicio que me has prestado no corresponde á la recompensa que te
he prometido.»
(Trueba — Las: aventuras de un sastre,)
POL 383
POLICIAL
Cuando no chapa^ nombramos al que con tres palabras, de-
nominan los españoles agente de policía y con cuatro los fran-
ceses gardien de la patx. Si, como los ingleses, quisiésemos
emplear una sola palabra, policeman (hombre de policía), pu-
diera ésta, traducida á nuestra manera, policial^ continuar vi-
gente, con venia de la Academia y beneplácito de algunas de
las naciones hispanoamericanas, donde la voz es corriente y
moliente.
Nuestro policial no es propiamente el corchete ni el gen-
dar tne españoles.
POLÍGLOTO
Esdrújulo según los ecuatorianos, grave según la Acade-
mia; no obstante, nosotros pronunciamos la palabra conforme
la etimología griega. El Sr. Cuervo dice que se pronuncia
siempre como lo ordenan los Académicos, tanto al usar el vo-
cablo como adjetivo, cuanto al emplearlo sustantivamente
para denotar una edición de la Sagrada Escritura en varias
lenguas.
POLLERA
Dícese en gran parte de la América española á lo que en
francés se llama jtipe^ parte del vestido de las mujeres, que
desciende de la cintura á los pies, esto es, á la prenda deno-
midada yiz/rfaí en castellano.
Es de origen castizo, según la última acepción del Voca-
bulario; pero hoy de ningún uso en España. Debió de nom-
brarse i>ollera á la falda por gracejo, á causa de la semejanza
entre el cesto de mimbres para criar pollos ó guardarlos y la
dicha saya, ó por su analogía con el artificio aquel que se
pone á los niños para que aprendan á andar.
384 PON
PONDO
Voz quichua que equivale á tinaja.
Aunque pretendemos los ecuatorianos hacer distinción en-
tre el pondo y la tinaja^ con la última palabra basta y sobra:
« Tiíiaja,^ dice el Diccionario, vasija grande de barro cocido,
y algunas veces vidriado; desde el asiento va siendo más an-
cha y capaz, y forma una como barriga hasta el gollete ó
cuello, que es más angosto.»
«Chucho aullaba desaforadamente en el parador, vaciando en las
grandes tinajas del cobertizo los cántaros de agua que, con ayuda del
macho, traía de la fuente.»
{Selgas — Nona.)
«Sube por un jarro de ag^ua de la titiaja^ que le voy á hacer la ope-
ración.»
( Trueba — ¡Desde Madrid al Cielo!)
{Agua de la tifiaja dice Ud.? Cá, no sea Ud. bobo. El agua de la ti-
naja como está cerca del fogón está templada.»
( Trueba: Id )
Al tiempo que el beber furioso andaba,
Y mal de las tinajas el partido...
( Er cilla — La A ra ucana . )
PONEDORA
Ponedor, Adj. Que pone, se aplica al caballo que se le-
vanta de manos y se sostiene sobre las piernas, quiere decir
á lo que nosotros decimos pararse e7i dos píes.
Las aves (¡ue ya ponen huevos son ponederas,
PONER fias gallinas)
Aovar d ovar^ poner huevos las aves, insectos y otros ani-
males ovíparos.
POt-ELlNA
Papelina llama la Academia á la tela muy delgada de seda,
lana ú otra materia, que regularmente se teje con pintas y
motas. Del írancés papeline y popeline, de donde acaso hemos
formado nuestro vocablo.
PORRAZO
En vez de muchedumbre, multitud, copia, abundancia, es
un gran adefesio; pues estrictamente no significa sino golpe
dado con la porra, y por extensión cualquier golpe que se da
con otro instrumento ó que se recibe por una caída.
PORTAVIANDA
Dígase portaviandas, vocablo de nueva formación; ó mejor,
fiambrera.
POSTEMA (El)
Siempre ha sido femenino este sustantivo: la postema- ó
apostema.
«Con todo quicrole dejar un poco desbrave, madure; que oído he
decir, que es peligroso abrir ó apremiar \as apostemas duras, porque
más se enconan.»
{Fernando de Rojas — La Celestina.)
POSTURA
Muchos significados tiene esta palabra; mas no el de con-
junto de cabos ó piezas de vestir, como pantalón, levita y cha-
leco, ó sea lo que denominamos también (y esta vez no mal)
temo; aunque el vocablo, de acepción general, esté tomado
en significado particular. — Vestido completo, dicen los españo-
les, ó simplemente vestido á lo que nosotros llamamos postura.
386 POT
«Y no tardó mucho en colocar sobre el ancho tablero de las cajo-
neras los temos de más valor.»
( Selgas — Nona . )
POTRERAJE
Lo que se paga al dueño de un pasto para poder apacentar
allí los ganados, pasturaje.
POTRERO
Es el que cuida de los potros. La dehesa en que éstos se
crían se denomina, según el Diccionario XIP, con el adjetivo
potril. El XIIP acepta ya el nombre potrero para el sitio des-
tinado á la cría y pasto de ganado caballar.
Nosotros denominamos potrero á toda dehesa,
«No se había curado Sancho de echar sueltas á Rocinante, seguro
de que le conocía por tan manso y tan poco rijoso, que todas las yeguas
de la dehesa de Córdoba no le hicieran tomar mal siniestro.»
{Cervantes — Don Quijote.)
m
Clemencín, anotando este pasaje, dice: «Hubo en Cór-
doba, desde antiguo un establecimiento para cría de caballos...
Constaba de un magnífico edificio provisto de todas las ofici-
nas y dependencias necesarias, con varias dehesas^ de las cua-
les la principal, etc.»
«Salí dejando el charco á mano izquierda, á una dehesa^ donde esta-
ban muchos hombres arañándose, y dando voces, y eran infinitísimos,
y tenía seis porteros.»
(Qitevedo — Las Zahúrdas de Pintón,)
POTRO
El tumor inguinal es potra (del lat. botultis})^ bubón (gr.
8oü6o)v), ó landre (lat. glans^ glandis)^ según los casos.
«Ay! Maldito seas, traidor. Postema y landre te mate, y á manos
■%.
PRE 387
de tus enemigos mueras, y por crímenes dignos de cruel muerte en po-
der de rigurosa justicia te veas. ¡ Ay, ay!»
(Rojas — La Celestina,)
¿Por qué me avisas, si picarme quieres?
Que pues que das dolor á los que cantas,
De casta y condición de potras eres.
(Quevedo — Sonetos: Al mosquito de la trompetilla.)
De landre se tormo el nombre de landrerías con que se
denominó, en la Edad Media, á los hospitales de enfermos de
pesie biibóitica^ desaparecida de Europa en el siglo pasado, y
hasta de una parte de Asia, y reaparecida en los últimos tiem-
pos y aun extendida por primera vez á América.
POZO
Tiene varios significados, que todos conocemos; pero no
el de nacimiento de las aguas, que no se llama tamJ)Oco ver-
tiente^ como decimos asimismo los ecuatorianos, sino manan-
tial^ ó si es muy abundante, alfaguara ó f avara,
PREÑADILLA
Pececillo del género Pimelodes (P, cyclopumjy único que
espontáneamente vive y se propaga en las lagunas, ríos y
arroyos andinos, que quizá por falta de materias orgánicas, ó
por el poco aire que contienen en disolución sus aguas á causa
de la débil presión atmosférica, son hasta hoy poco apropia-
dos para lá piscicultura.
Húmboldt, en su interesante libro Cosmos^ explica las llu-
vias de los tales pececillos sobrevenidas en el antiguo Reino
de Quito: las preñadillas, renacuajos, etc., son disparados
junto con las aguas y lodo contenidos en las bóvedas subterrá-
neas, que abren violentamente las erupciones volcánicas.
PREOCUPACIÓN, PREOCUPARSE, PREOCUPADO
El sustantivo significa anticipación en adquirir alguna cosa,
1
388 PRE
idea preconcebida, etc.; pero no recelo, temor, aflicción; idea
que embarga el ánimo. Las acepciones del verbo correspon-
den á las del nombre. El que se preocupa está pues prevenido
ó encaprichado en favor ó en contra de algo ó de alguien, no
absorto ó atormentado por una idea ó un temor.
En francés sí préoccupation significa inquietud, etc.
PRESBITISMO
Presbicia^ defecto ó imperfección del présbite ó hipertne'
trope^ como dicen los oculistas, es decir, del que ve mejor de
lejos que de cerca, del griego TzpéoP'.í, anciano, vista de viejo.
Es lo contrario de miopia: [iücd, cerrar y &'>}>, ojo, porque el
miope amusga para corregir los círculos de dt/uszÓ7t, que
dicen los técnicos.
PRESCINDENCIA
Acción y efecto de prescindir. Está en el Vocabulario de
todos los hispanoamericanos; mas no en el español.
PRETENCIOSO
No está en el Diccionario. Debe escribirse con ^, si se le
acepta, por venir de pretensión. Pretencioso hallo, sin duda
por error de imprenta, en Los Trasplantados^ novela de Don
Alberto Blest Gana, tan bien intencionada como admirable-
mente fotografiada del natural. Asimismo veo el vocablo aun
en libros de escritores españoles, como por ejemplo, La Maja
Desnuda del excelente novelista Sr. Blasco Ibáñez. Los fran-
ceses escriben prétention^ prétentieux^ de donde ha venido
la c en nuestro neologismo: cette tnére était tme femine a
talents et á prétentions.
PRETIL
Pretil es el antepecho ó vallado que se pone en los
puentes y en otros edificios ó parajes para seguridad de
los transeúntes (del lat. pee tus ^ pectoris^ pecho).
PRI 389
Los ecuatorianos llamamos pretil al airio^ esto es, al an-
dén que hay delante de algunos templos y palacios, por lo re-
gular enlosado y más alto que el piso de la calle, caso en el que
el atrio puede tener pretil para evitar caídas.
«Es tan grande lá hermosura de la Justicia... que ... se podían des-
preciar innumerables Años de esta vida... porque no se dixo con falso,
ni con mal afecto aquella sentencia: Mejor es un día en tus atrios que
mil.» (Sn. Agustín — De líber arb, 3).
{Nieremberg — Diferencia entre lo temporal y lo eterno,)
«Tiene la iglesia un atrio cercado de un muro de dos metros de
altura, y se entra subiendo tres escalones de piedra.»
(Selgas — Nona. )
En el pretil de palacio,
Cerca de una casa antigua,
Donde hoy estudia sus obras
Un esclarecido artista.
(D, Ángel de Saavedra — Una noche de Madrid,)
PRINGUE
No es quemadura^ como pringarse no es quemarse.
El pringue ó la pringue se nombra la grasa que suelta el
tocino li otra cosa semejante sometida á la acción del fuego.
Pringar^ amasar con los dedos y pedazos de pan algunas
sustancias pringosas^ en el acto de comer || Manchar con prin-
gue. U. t. c. r., etc.
Puede, pues, muy bien quemarse el que se pringa; pero
esto no es lo principal. La idea capital está en engrasarse, ó
enlardarse, ó mancharse con gordura, grasa, crasitud, lardo,
unto, ó mejor lo hemos dicho ya, con pringue.
Por asociación de ideas, pues, se le puede ocurrir al que
oye que alguien se ha pringado^ que se ha quemado^ además
de mancharse; pero si la comprensión tropológica llegase
hasta el trastrueque del significado de las palabras, podría
acontecer que un día no nos entendiésemos los que hablamos
un mismo idioma.
390 PRO
«Por supuesto, los tales libros serían muy santos, pero tenían tanta*
prÍ7igue que se necesitaban ganchos para cogerlos.»
{Trueba — El preste Juan de las Indias.)
Habla casi fregona de estropajo,
El aliño imitado á la corneja:
Tez que con pringue y arrebol semeja
Clavel almidonado. . . »
(Quevedo — Sonetos, )
Las significaciones dadas por nosotros k pringar y pringue^
podrían acaso venir del castigo usado antiguamente, de echar
á uno pringue hirviendo.
prístino
La fritura ó frito aquel de harina y huevos, bañado con
miel ó almíbar se llama pestiño^ del latín pistas^ majado,
batido.
PROMETER (Le prometo á Ud. que es verdad)
Por protestar^ asegurar^ aseverar^ afirmar^ certificar^ dar
por cierta una cosa^ es un gran disparate que, con todo de
serlo, emplean hasta, algunas personas que escriben para el
público. El verbo certificar^ muy usado antiguamente en la
acepción que corregimos, hoy es menos empleado.
«Certifico á Vmd. que había uno de ellos que se llamaba Surre, tan
olvidado ya de cómo y por dónde se comía...»
{Quevedo — El Gran Tacaño)
No obstante la restringida definición del Diccionario acadé-
mico, en un proyecto de ley, presentado por el Ministro de
Gracia y Justicia al Congreso español, leemos: «En todos los
casos en que las leyes exijan la prestación de juramento, po-
drá el requerido prometer (qué?) por su palabra de honor,
siempre que manifieste que aquél no es conforme á su con-
ciencia. Esta promesa (suponemos que la de decir verdad)
surtirá los mismos efectos que el juramento.»
PUC 391
En francés se usa alguna vez el verbo proinettre en el sen-
tido que corregimos: <kEh bien! je vous promets, fnoi^ qtie ce
Malou ne vous auraii pos rendu la par ei I le,-»
f
m
PRUEBISTA
La persona que verifica ejercicios gimnásticos, gimnasta;
la que anda, etc., al aire sobre cuerdas ó alambres, acróbata,
(Véase Maromero).
PUCA
Vocablo quichua, que significa colorado ó rojo, ha susti-
tuido en lengua vulgar ecuatoriana á los adjetivos taheño^
barbitaheño y barbirrojo, palabras de las cuales la última no
está en el Diccionario; aunque la traen obras de buenos au-
tores castellanos y aun ha servido de apodo á gentes cons-
picuas como Federico I, emperador de Alemania, hijo de Fe-
derico el tuerto.
Quevedo, en Las Zahúrdas de Plutón, dice «Vi á Judas...
no sabré decir sino que me sacó de la duda el ser bar bir rojo,,,»
Los que tienen el cabello rojizo son propiamente los ber-
fnejos^ de vermiculus^ por el animal que producía el color rojo,
nombre que damos nosotros á todos los que no tienen el pelo
negro (por cierto menos á los canos), así á los que lo
poseen castaño, como á los rubios, como á los blondos,
como á los albinos. Para éstos el pueblo, que está más
en contacto con los indios, tiene además la voz pintoresca
urcu-cafnashca^ que quiere decir mandado de los cerros, bro-
tado de los nevados^ etc.
Pr, ¿Quién es el de las botas que colgado
Es arracada vil de aquel garrote?
R, Es Judas el apóstol Iscariote.
Pr. Habéis los portug^ueses despenado,
Bien está lo bermejo á lo ahorcado.
{Quevedo — Sonetos: A Judas Iscariote^ ladrón no de poquito.)
392 PUC
El catire ó catiro^ importado probablemente de Colombia,
con que antes se calificaba también á los blondos ó rubios, va
desapareciendo ya del vocabulario popular ecuatoriano.
PUCO ó PUCU
Plato generalmente de madera; quizá así llamado porque
se hace á las veces de cocos ú otras frutas maduras, quichua
pucuc^ pucushca.
En castellano, hortera.
PUCUCHO
Quichua purito: de ^í^¿:/¿, plato de madera ó de calabaza,
ó de pucuna^ soplar. Pucucho^ cha dice nuestro pueblo á lo
hueco ^ vacío, que no contiene sino aire. Dícese también meta-
fóricamente á las personas faltas de razón ó entendimiento.
Así conocimos en Quito á un pobre individuo á quien por
antonomasia llamaban el Pucucho,
PUCHO
Voz quichua (puchu) que ha tenido no sólo la buena for-
tuna de extenderse por el Ecuador, Peni, Bolivia, Chile, Re-
pública Argentina y Uruguay, amén del Cauca en Colombia;
sino hasta de ser propuesta á la Academia por nuestro escla-
recido amigo don Ricardo Palma, para que se le dé cabida en
el Diccionario Castellano, óigase bien, castellano.
La palabra española es colilla,
«Este tal quedándose con la apagada colilla del cigarro en los
labios...»
(Pereda — El sabor de la Herruca,)
«... con una mesita entre los dos, cargada de... cenicero con cali"
llaSj una petaca de suela y una bolsa abierta de cirugía. >►
{Pereda — Peñas arriba,)
PUP 393
PUCHUELA
No sé si es un derivado de puchu ó pucho. Decimos en vez
de nonada ó de chita ó bledo ^ en las frases: es una puchuela^ ó
no vale una chita^ ó no importa un bledo.
PUJAMANTE
El instrumento con que los herradores recortan el casco á
las bestias, se llama puj avante^ de pujar y avante.
PULGUERO
No es masculino, sino i^m^mxiO'. pulguera^ como gusanera ^
conejera^ etc.
PUNTERO
Sustantivo muy castellano con varias acepciones; pero que
no equivale á horario^ ó sea, mano del reloj que señala las
horas, ni tampoco á minutero^ saetilla que señala los minutos,
ni á Tnanecilla (úsase mejor en plural) ó aguja que sirve para
señalar las horas, minutos y segundos. .
PUPO
Voz quichua que significa ombligo.
Hay épocas en que los pueblos descienden hasta en las
expresiones. Así la en que se denominó á un partido político
curuchupa (curu gusano y chupa; cola); y en que oíamos
hablar incesantemente de los pupoSy hombres de armas de la
Provincia del Carchi, y en que hasta hallábamos en partes
oficiales impresos, alabanzas á los pupos (ombligos) rojos^ —
color que, como insignia de una parcialidad política, debía
sernos ingrato desde que lo adoptó un tirano de América tan
repulsivo como Rosas...
No podemos explicarnos, para decir verdad, de donde pro-
' 394 PW
venga, ni lo que signifique el innoble nombre con que se
llama á los indisciplinados soldados de ocasión que nos vie-
nen del norte de la República.
Si no es quichua la palabra que anotamos, debe de prove-
nir de la voz castiza pupa^ esto es, la costra ó cicatriz ó señal
que queda en el cuerpo cuando se curan las llagas, granos ó
lastimaduras.
Pupo decimos también á la puntada que se da á trechos á
los colchones para mantener la lana en su lugar, es decir á la
basta; y de ahí hemos formado pupear por bastear.
El sobrenombre con que son conocidos los provincianos
del Carchi ¿vendrá tal vez de Pupiales, pueblo del Cauca,
perteneciente á la antigua Provincia de los Pastos, que tiene
al sur la ciudad ecuatoriana de Tulcán?
ai iMt
Q
QUEROSINE, QUEROSÍN, QUEROSINA
Ninguna falta hace la palabra para denominar la nafta.
En algunos otros lugares de Sud América llaman parafina
al aceite mineral de que tratamos; pero tampoco están en lo
cierto.
El liquido impuro, espeso, de color oscuro que se extrae
de la tierra es el petróleo (oleuntpetros^ aceite de piedra), que
destilado, produce la nafta y los otros aceites ó esencias ntine-
rales que se usan para el alumbrado; llevada más adelante la
destilación, se obtienen los aceites densos, empleados para
lubricar las máquinas, la vaselina^ que sirve en farmacia como
vehículo de medicamentos externos, y por fin la parafina^
materia cristalizable de la cual se fabrican las bujías transpa-
rentes de varios colores, que nuestros comerciantes nombran
¿spelmas de querosina.
La denominación aceite de petróleo^ es pleonástica; pues
equivale á aceite de aceite de piedra.
En varias provincias del Ecuador poseemos ricas minas de
petróleo, que explotadas producirían pingües rendimientos:
las de Santa Elena pueden competir ventajosamente con las
de los Estados Unidos y de las cercanías del mar Caspio.
QUICHUA
¿Por qué empleamos en este libro la voz quichua cuando la
396 Qül
Academia ha aceptado la palabra con ^ y no con i en la pri-
mera sílaba?
En algunas parroquias rurales de la provincia de Pichincha,
— donde hemos tenido especialmente ocasión de oír hablarla
lengua de los aborígenes de Quito, — nos ha llamado la aten-
ción el casi ningún uso que se hace de las vocales i y u^ hasta
tal punto que pudiera llegarse á sospechar que las dos letras
referidas quizá no existieron en el abecedario de los Quitus.
En Yaruquí, población de muchos indios, generalmente des-
piertos, vivos y hasta gallardos, donde se ve claro que la raza
no ha degenerado, las raras ocasiones que se pronuncia la e,
á la que restringimos por hoy nuestro estudio, es ó en voca-
blos castellanos quichuizados^ ó de modo tal que el sonido se
confunde con el de la i.
No obstante, nada decidiremos acerca del asunto, ya por
no creerlo de importancia, ya porque nuestros conocimientos
en la materia no son tan grandes que podamos resolver acerca
de menudencia alguna relativa al idioma indígena ecuatoriano.
Mas sí entregaremos á los quichtiizanies algunas observacio-
nes con motivo de nuestra sospecha.
Ni una sola vez hemos oído á los indios llamar quechua á
su idioma, al que antonomásticamente llaman lengua^ ó lengua
del Inca (linguadinga) ó, aunque rarísima vez, quichua. En
cambio, todos los quiteños no indios denominamos al idioma
de éstos quichua y nunca tampoco quechua.
Quichua nómbranle asimismo la mayor parte de las obras
no modernas que se ocupan en lo tocante á él: así vemos escrita
lapalabra en el Vocabulario de la lengua general de todo el
Perüy llamada lengua Quichua ó del Inca^ por el P. Diego Gon-
zález Holguín; así en el Arte y Vocabulario de la lengua gene-
ral delPerü^ llamada Quichua y en la lengua española (Anón.);
así en el Arte de la lengua Quichua^ por el P. Domingo de
vSanto Tomás; así en el Vocabzdario en la lengua general
del Perú^ llamada Quichua^ por Fr. Juan Martínez; así en
el Arte y Vocabulario de la lengua Quichua^ por Torres
Rubio y Juan de Figueredo; así en el Mantua I del idioma ge-
neral del Perú; Gramática razonada de la lengua Quichua^
etc., por Rossi; así en la Relación de todo lo sucedido en la
QUI 397
Provincia del Piní^ desde que Blasco Núñez de Vela fué en-
viado por S. M. á ser Visorey; así en EUis, Peruvia Scyihica.
The Quichtm language o/ Periíy etc.; así en Henry, Le Qui-
chua est'il une langue Aryemie ? ; así escribe la voz el historia-
dor Cevallos; así el Dr. José Fernández Nodal en sus Elementos
de Gramática Quichua ó idiotna de los Incas; así está en el
Ritual Peruano por Fr. Luis Jerónimo Oré; y en los Opúsculos
dados a luz^ por el impresor D. Antonio Ricardo; y en Dávila;
y en la traducción de Palomino; y en Humboldt, en Tschudi,
en Markhara, etc.
Algunos autores, principalmente modernos, sin embargo,
llaman quechua ó keshua al dicho idioma: por ejemplo, los Pa-
dres Reden toristas en el Arte y Diccionario que corrige y au-
menta (1901) al del P. Diego González de Holguín; y el Voca-
bulario poliglota Incaico^ compuesto por algunos Religiosos
Franciscanos^ etc. (1905). Pero no creemos que el alejarnos
de la época en que se hablaba una lengua con pureza, sea
adecuado para corregir lo que antes se escribió acerca de ella.
No obstante las correcciones, en el Diccionario de los Re-
dentoristas, ñi siquiera está la letra E, como si no hubiese pa-
labra alguna quichua que principiase por esta vocal; y en el
prólogo se previene que «Respecto de las vocales, la e^ /', se
usan casi indistintamente: la ¿?, u^ lo mismo, sin que cambie el
sentido». En la Dedicatoria, que consta casi de una página,
no hay sino una palabra en que entra la ^, además del nombre
de España y de la denominación quechtia^ con que los Pa-
dres Redentoristas corrigieran el vocablo quichua del libro
original.
Pirú se nombró antiguamente al Perú y Ariquipa^ á la
ciudad que hoy se llama Arequipa. Cuéntase que, llegados
los primeros españoles á la costa de Tdmbez^ preguntaron, na-
turalmente en castellano, á un indio que pudieron atrapar:
— ¿Cómo se llama esta tierra? Y que entendiendo el interrogado
¿Cómo se llaman estas aves? (unas aves domésticas, que por
alh' andaban), — «Pírú»^ contestó. — ¡Ah! Pern^ repiten los
aventureros y bautizan con el nombre á la región. — ¿Y esos
cerros? interrogan otra vez. — «Anti»^ responde el interrogado,
comprendiendo que se desea saber las riquezas de la cordi-
398 QUI
llera {antt ó anta^ el cobre); y los conquistadores denominan
á la Cordillera Andes. El tal diálogo seguramente no es sino
un cuento; pero prueba que su inventor, entendido en acha-
ques de quichua, para dar verosimilitud á la conseja, contra-
puso letras, que si muy usadas en un idioma, no se emplea-
ban en el otro. — En el Brasil y no sé si también en Portugal,
se nombra aún pirú al pavo, por creerlo oriundo del Perú.
En el tomo Elementos de gramática QUICHUA ó idioma de
los incas^ por el Dr. fosé Fernández Nodal (libro en que se
dice estar en prensa un gran Diccionario castellano-^\Q}Xük^
por el mismo autor) se previene que «La j£ y la /, la O y la U^
y viceversa, tienen equivalencia idéntica, para ser reemplaza-
das la una por la otra, ya sea en la pronunciación ó en la escri-
tura»; y, sin duda por esta razón, pone de vez en cuando, para
variar, vocablos de idéntica estructura, con ^, aunque infinita-
mente más veces los escribe con /'. Hasta tal punto que en
la primera columna de los nombres qtte con m.ás frecuencia ocu-
rren en la economía doméstica^ no hay ni uno sólo con ^, y en
la segunda columna, como hemos dicho, para variar, pone
huauqiie^ qniqíiinhuauque y otros vocablos análogos, al pro-
pio tiempo que yayauqui^ palabra de formación idéntica á las
anteriores y, casi de seguro, escrita ella sí castizamente.
Los PP. Redentoristas, á pesar de decir qiiechua en su edición
de la antigua obra de Fr. Diego González de Holguín, escri-
ben con i los derivados ó compuestos de auqui (*), auquis:
anqnillo^ auqtcictcna^ rinriyokatcqui^ etc.
Metido en la maraña de esta quizá fútil investigación, he
descendido hasta detalles diminutos, tales como contar los vo-
cablos en que entra la ^, en las primeras escenas de Ollanta^ la
más importante obra literaria en el idioma de nuestras aborí-
genes, obra que, lo diremos de paso, no proviene de éstos« con-
forme lo comprueban no solamente lo intrínseco de la compo-
sición, sino aun su forma externa: redondillas, consonantes,
división de actos y escenas según los preceptistas, frases de
(*) Auquis, venerable, viejo; auquillo, antepasado, abuelo; auquicuna,- hidalgo,
señor; rinriyokauqui, nobles Orejones; y ay auqui, padre, señor, amo respetable, tío;
huauqui, hermano de padre; quiquinhuauq^ii, hermano legítimo.
QÜI 399
estructura y hasta de sintaxis españolas, etc. No hemos encon-
trado en toda la escena i.^, por ejemplo, más que seis voces
escritas con e^ y de ellas cuatro en que entra el propio com-
ponente necntan: chayñectnan^ kaiyllttrñecman^ intiñeanan^
quillañecman. En la escena 2/ no hay sino un vocablo, cay-
ñecinan; y asimismo poquísimos en las demás, que con repe-
ticiones y todo, no dan sino veintisiete palabras en el acto I, ó
sea quince, eliminadas las de elementos repetidos.
Por último, y citando vocablos de uso diario y vulgar, aña-
diremos que no hay e^ ni mal pronunciada, en los nombres de
los días de la semana, ni en los de los meses, ni en los núme-
ros cardinales.
Pudiera haber sido que nuestros aborígenes tuviesen una
vocal de sonido intermedio entre los de la ^ y de la i; pero es
la verdad que hay más razón para creer que la e no perteneció
al idioma de los indios, al menos de los Quitus.
Tal creo. No obstante, y aunque considero la cuestión de
tanta importancia como muchas de las que se discuten, días y
más días, en nuestros Congresos; no obstante, digo, si alguien
se empeña en sostener lo otro, dejóle el campo libre, y adiós.
QUICHUISMO
Vocablo ó giro de la lengua quichua empleado en otro
idioma. No está en el Diccionario.
Es indudable que podemos juzgar de la importancia de un
pueblo por la extensión ó propagación de su idioma. Los
Incas lo llevaron hasta regiones muy remotas, donde, aun
después de la conquista y de la emancipación, se conservan
muchas palabras, acreciendo el caudal de barbarismos de los
pueblos hispanoamericanos, conforme lo hemos hecho notar
en varios capítulos de este libro. Defecto tan extendido no
debe, pues, carecer de nombre.
QUIERDE
Don Pedro Fermín Cevallos, en su útil libro Breve Catá-
logo de errores en orden á la lengua y lenguaje castellanos^
400 QUI
corrige este vocablo con el adverbio donde; mas algunos crí-
ticos del mencionado libro argüyeron al doctor Cevallos que
el dicho adverbio no reemplaza al barbarismo quierde en toda
la significación que le damos los ecuatorianos, y propusieron
que se dijese: (DÓ7ide está)
Supongo que ni el autor del Breve Catálogo ni sus impug-
nadores fijaron quizá suficientemente la atención en el sentido
en que nuestro pueblo emplea el vocablo, siempre interroga-
tivo. ¿No es, por ventura, una yuxtaposición ó mejor dicho
una conglomeración de (Qué es de)
En apoyo de lo cual, acaso baste presentar algunos ejem-
plos de los principales casos en que usamos el terminajo.
(Qtiierde el dinero? — (Quierde Antonio? — que de cierto,
pueden ser sustituidos castizamente por (Qué es del dinero?—
(Qué es de Antonio?
Muy bien reemplazado estaría el (Quierde) por (Dófide
está? Pero quedaríanos siempre por averiguar el origen del
vocablo, que asoma claro en qué es de^ si estudiamos la ra-
pidez de la pronunciación en la conversación familiar, y la
semejanza de la r con la s en la emisión sibilante de nuestro
pueblo.
QUIETISMO
Leo en un periódico: «Es indispensable que los hombres
públicos empujen á la Nación, para que dejando el quietismo
abrumador...»
El Quietismo (de quies ó quietud) secta ó doctrina, cuyo
principal apóstol fué el sacerdote aragonés Miguel Molinos,
hacía consistir la perfección en la completa inacción del alma,
que encerrada de tal manera dentro de su propio reposo, no
reflexiona en Dios ni siquiera en sí misma, sin que sean bas-
tantes á sacarle de esta quietud ni las tentaciones pecaminosas
que, según el quietista^ son medios divinos para manifestar al
alma su miseria.
Dígase quietud y se hablará claro y castellano.
...A esa experiencia
QUl 401
Que adquirí en mi juventud
Debo, Juan, esta quietud.
(D. Y entura de la Vega — El Hombre de mundo.)
«En ella (En la Guía espiritual^ uno de los libros de Molinos) se
representa al hombre perfecto sin ejercitar en nada su discurso, y
abandonado á una total inatención é inacción. No reflexiona en Dios ni
en sí mismo; no desea ni teme nada, no desea la salvación, no teme el
infierno, se olvida de sus pecados, y éste es para él el medio más seg"uro
de borrarlos. Se conforma de tal modo con la voluntad de Dios, que no
le incomoda nada de lo que pasa dentro de sí mismo: ni los pensamien-
tos impuros, ni las blasfemias, ni el revelarse contra la Providencia, ni
la incredulidad con respecto á los misterios; en una palabra, ninguna
de las tentaciones á que se rinde. Todo esto lo presentaba Molinos
como medios de que se servía Dios para purificar un alma, para darla
á entender su miseria, y para hacerla palpable el mal de las pasiones y
de las inclinaciones desordenadas. De este modo no sería el hombre
responsable á Dios de las acciones más criminales; porque su cuerpo
podría ser instrumento del demonio, sin que *su alma, íntimamente unida
con Dios, participase de lo que suceda en la casa de carne en que ella
habita
Tal es la herejía de los quietisfas...^
{Beraulty Bercastel y He?irion — Historia de la Iglesia.)
QUILCACAMA
Quilcacamay — de quillca ó quishca^ escrito, carta ó papel
y cama^ oficio, — ó simplemente quillca ó quishca denomina el
pueblo ecuatoriano al individuo que en México y Guatemala
nombran huisache^ esto es, al leguleyo y aun al curial y hasta
al rábula y picapleitos.
Quilcacama es alg-o más despectivo que tinterillo., nombre
con que conocemos también á dicho sujeto, lo mismo que en
casi toda Hispano América.
Como rábula es el abogado ramplón y vocinglero, y pica-
pleitos el abogado sin pleitos que anda buscándolos; las deno-
minaciones tinterillo y quilcacama corresponden más bien al
leguleyo castellano: el que se tiene por legista y sólo de me-
moria sabe las leyes.
26
402 QUI
QUILICO
Cernícalo,
«A quien su ignorancia les ha dado á entender que las uñas largas
les hermosean las manos, como si aquel excremento y añadidura que se
dejan de cortar fuese uña, siendo antes garras de cernícalo lagartijero:
puerco y extraordinario abuso.»
(Cervantes — Do7i Quijote. )
QUILLAY
La Saponaria qtiillaya empleada en América, como en
Europa la Saponaria officinalis ó Bootia Vulgar is^ para quitar
manchas de las ropas, lavarse la cabeza, etc. — Jabonera llaman
en España á la saponaria europea {sapo^ jabón).
QUIMBOLITO
No podemos dejar de tener en cuenta al individuo más no-
ble de la familia de los chigüiles^ choclo tandas^ tamales y más
pastelones envueltos en hojas y cocidos por el vapor: el quim-
bolito, Hácese de harina de maíz ó de almidón de patatas, con
azúcar, manteca, huevos, etc.; y le caracterizan, tanto el
dulzor, cuanto el no contener cbndiiinio (véase la voz Chigüil)\
mientras que sus deudos los dichos tamales y choclotandas pue-
den ser dulces ó salobres, y llevan siempre entrañas de queso
lí otros manjares empanados en la masa respectiva. Como la
del tamal^ la pasta de los qtufnbolitos^ envuelta en hojas de
achira y se cuece merced al vaho que desarrolla un perol, cuya
agua del fondo está separada de aquéllos por un poco de
paja.
QUINCHA
Especie de tabique, hecho comúnmente de cañas. Llámase
también quincha lo que en España denominan cañizo: quinr^
QUI 403
^hatta^ hacer barreras, vallar con ramas, etc. Al tabique for-
mado con cañas y barro nombramos los ecuatorianos va-
reque,
QUINDE
Es el vocablo quichua quintil que ha sustituido por com-
pleto á la denominación castiza pájaro mosca y al nombre
caribe, aceptado ya por la Academia, colibrí. Quiere, pues,
decir que con el quichuísmo quinde denominamos las múlti-
ples especies de Oreotrochibis^ etc., avecitas que son para el
reino animal, como las piedras preciosas para el mineral, de
las que no van á la zaga, respecto de los vividos colores que
brillan así en ésas como en éstas, ya rojo rubí, ya verde esme-
ralda, ya amarillo topacio, ya violado amatista, ya azul zafiro,
Llamámoslas también picaflores cuando no queremos hablar
quichua.
QUINGO
Es el quichua quingti^ rodeo, vuelta, ziszás ó zigzag de un
camino. De quingo se ha formado quinguear^ serpear ó ser-
pentear, subir ó bajar un declivio haciendo caracoles.
QUINUA
La planta y la simiente del vegetal que los botánicos deno-
minan Chenopodium quinua^ alimento muy importante de los
antiguos aborígenes de las poblaciones andinas; quienes em-
pleaban además la ceniza del tallo mezclándola con las hojas
mascadas de coca, para poner en libertad la cocaína y los de-
más alcaloides de la planta, que disueltos en la saliva y traga-
dos poco á poco, vigorizaban á los trabajadores y á los peato-
nes en sus grandes viajes.
QUIPE
Quichua qtiipi^ dícese en vez de lío^ carga^ atado^ especial-
mente de ropa.
404 QUO
QUORUM
Número,
Los ingleses emplean la palabra latina quorum (de quie-
nes) para designar la junta, ó, mejor dicho, el número de
diputados, jueces ó comisarios, etc., suficiente para discutir,
determinar ó resolver algún asunto.
De aquí los periodistas la han hecho pasar al castellano,
por cierto, al de periódicos; pues no han logrado aún natura-
lizarla ni en los Diccionarios de Legislación, ni en los de Polí-
tica, ni menos en el de la Lengua.
Un ilustrado escritor chileno, después de recordar que, en
las Cámaras inglesas, la de los Comunes exige un qtwrum de
cuarenta miembros para sus deliberaciones, y lo reduce á sólo
veinte, de los seiscientos cincuenta y cuatro de que se com-
pone, para las solicitudes de los particulares, y que el quorum
de la Cámara de los Lores es de tres miembros; después de re-
cordar, asimismo, que en Chile se necesita la concurrencia de
la tercera parte de los senadores y la cuarta de los diputados,
cita á Jefferson, según quien, la voz quoriitn trae su origen de
la costumbre que se ha conservado en Inglaterra, como en la
Cancillería Romana, de dar á ciertos actos de Gobierno los
nombres de los actos legislativos que los ordenan, ó de las
fórmulas que les son propias, estando admitida esta práctica
con especialidad para las diferentes órdenes que expiden los
tribunales. Es verosímil que este nombre, dado al número de
individuos que basta para constituir las Cámaras, dimana de
alguna fórmula relativa al asunto, que empezaba con esta pa-
labra. (.*)
! *) Con efecto, en el Diccionario de Webster se encuentra la fórmula aludida:
The tcrm aróse f rom the Latín words: quorum aliquem vestrum... unum esse vo-
LUMüs (of whom we whish some ane ofyou to be ofie), wich were tised in ihe com"
mission fomerly issued to justices of the peace in England, by wich commtssian U
was directed that no hisiness of certain, kinds sliouldbe done without the presence
ofone or more of certain justices speciaüy designated. justice of the pbacb and
OF THB quorum designatcs a class o f justices ofthe peace in some of the United
States.
QÜO 405
El qtiort0n exigido en el Ecuador para las sesiones, es la
ayoría absoluta de cada una de las Cámaras, lo mismo que
1 los Estados Unidos; en Francia el quorum es también la
ayoría absoluta, pero es necesario sólo para votar y no para
iscutir. Deberíamos exigir un número menor, singularmente
ara la instalación del Congreso; pues las dos terceras partes
e la totalidad de sus miembros, exigidos por nuestras Consti-
ición y Ley de elecciones, hacen difícil la dicha instalación el
ía que fija la Carta fundamental.
jwi it=ni— at=nt
RACIMO
¿Pueden ustedes creer, señores lectores, que hay todavía
en el Ecuador personas medianamente educadas que dicen
racimo en vez de racimo)
¿Que nó?
Pues más vale que no lo crean ustedes.
Nadie tenga su viña
Junto al camino
Porque todo el que pasa
Corta un racimo,
Y entre unos y otros,
Se la van vendimiando
Sin saber cómo.
(Aufor desconocido — Seguidillas antiguas).
Uniforme, monótono y cansado
Es sin duda este mundo en que vivimos:
En Oriente de rayos coronado,
El sol que vemos hoy, ayer lo vimos:
De flores vuelve á eng-alanarse el prado:
Vuelve el Otoño pródigo en racimos^
Y tras los hielos del Invierno frío
Coronado de espigas el Estío.
(Espronceda — El Diablo Mundo) .
4o8 KAN
RAMAZÓN
El conjunto de ramas ó ramos de los árboles ó arbustos,
ramaje. Si el conjunto es de ramas cortadas, ramiza^ nombre
que se da también á lo que se hace de ramas.
RANCIO, RANCIARSE
Estas voces poseen una acepción más amplia que la con-
cedida por los ecuatorianos. En efecto, rancio es para nos-
otros sólo el comestible, aceite, etc., que se han echado á
perder; de consiguiente, no comprendemos que sea un mérito
para el vino, por ejemplo, el ser rancio. Lo propio sucede con
el verbo ranciarse,
RANCLA, RANCLARSE
En lenguaje de colegiales el sustantivo significa escapato-
ria^ esto es, salida oculta y apresurada, naturalmente, del
colegio, del convento ó del cuartel; pues sospechamos que los
soldados emplean también el vocablo, así como efectuaban los
antiguos frailes el acto y usaban su nombre.
El verbo tiene la significación de fugarse, escapar ó huir.
Ranciado dícese del que anda fugitivo ó huidizo y, como com-
plemento generalmente, echando una cana al aire.
RANGOSO, SA
Adjetivo ecuatoriano. ¿De ranga^ caballería pequeña, flaca,
endeble, en una palabra, inatalona) No; pues precisamente
aplicamos el dicho calificativo á la persona ostentadora ó que
gusta de boato ^ á la casa ostentosa^ etc. Lo cual nos permite
conocer el origen de la palabra, que debe provenir del gali-
cismo rango frange ordre: le degré d'honneur qtii convient a
chactmjy al que, seguramente por lo contrario de aquello de
nadie es profeta en su país, hemos atribuido mayor impor-
tancia que la tenida por el vocablo en Francia, y hemos dado
RAS 409
las más extensas significaciones de distinción^ suyosicióriy lus-
tre^ viso,
RASCADILLAR
Quitar ó arrancar las hierbas en general, desherbar; entre-
sacar y arrancar los cardos y otras hierbas de los sembrados
cuando están las mieses tiernas y en hierba, escardar ó escardi-
llar; dar segunda labor á las plantas ya algo crecidas, qui-
tando la hierbecilla extraña que ha nacido entre ellas, aparar,
RASCARRABIAS
Ni familiarmente hemos visto jamás usada, en escritos es-
pañoles, la palabra que anotamos. Las que hemos visto son
las voces paparrabias y cascarrabias,
«Que merecías que no te lo dijera, por obcecado y cascarrabiaSy —
respondió don Pedro Montera.»
(Pereda — El sabor de la tierruca,)
RASPA
Equivale para los ecuatorianos á reprensión^ peluca ^ fel-
pa^ etc., en la frase echar una raspa á alguien.
Raspear formado, sin duda, de raspa equivale asimismo á
corregir^ reprender^ amonestar ,
RASPADURA
Con el nombre de chancaca deñn^ ] usiti de Arona: «Es un
bollo prieto, de figura hemisférica y como del tamaño de un pe-
queño plato sopero, que se hace, ó en las pequeñas haciendas
de azúcar que no están montadas en grande, ó en estas mismas
de una manera secundaria y accesoria. Para la exportación se
casa una con otra y se lían con hebras de totora hasta dejar el
atado perfectamente envuelto ó enchipado. Cada una de sus
4IO RAS
piezas toma entonces el nombre de tapa^ es decir, que dos
tapas componen el atado.»
Después de tan excelente descripción de la raspaduras
rapadttray no tenemos que añadir sino que el Diccionario no
acepta, para el tal bollo prieto de azúcar impuro, el nombre
que le damos en el Ecuador, y que ha aceptado el que se le
da en el Perú, Chile y probablemente otros lugares de Amé-
rica: chancaca; aunque su definición no corresponde por com-
pleto al objeto que nosotros conocemos, esto es, al singu-
larizado por Arona, y no por los señores académicos, que
dicen: «Azúcar mascabado en panes prismáticos.»
Palíela lo llaman en Colombia.
Rapadura lo nombran también los brasileños.
RASQUETA
No se usa generalmente en singular. Dícese rasquetas^ y no
tampoco al instrumento «que se compone de una chapa de
hierro con cuatro ó cinco serrezuelas de dientes menudos y
romos, y de un mango de madera, y el cual sirve para sacar á
las caballerías la caspa y el polvo», como define la Academia
á la almohaza; sino á otro distinto que sirve para raer y lim-
piar las cubiertas y costados de las embarcaciones.
«Anda el almohaza, y toca en la matadura.»
(Refrán,)
RASQUETEAR
Almohazar y esto es, rascar y limpiar las caballerías con la
almohaza^ — del árabe Tnaháza y el artículo al; por lo que pri-
mitivamente al instrumento se denominó almahaza^ según
varios autores citados por Covarrubias.
«Traigan aquí un peine ó lo que quisieren, y almohásenme estas
barbas, y sí sacaren dellas cosa que ofenda á la limpieza, que me tras-
quilen á cruces.»
(Cervantes — Quijote,)
KEA 411
RASTRA
Aun cuando se llama así cualquier cosa que va arrastrando,
y singularmente la narria ó fnierra^ carretón de maderos, sin
ruedas, para llevar cosas de una parte á otra; sin embargo,
tiene nombre especial el instrumento de madera, «á manera
de unas parrillas grandes, con el cual se allana la tierra des-
pués de arada, para sembrarla», quiere decir, la grada. La de
ramas, califícase de coia^ y la de púas es llamada de dientes,
RAYUELA
Es un juego á la verdad; mas no el que consiste en sacar
de varias divisiones trazadas en el suelo un tejo á que se da
con un pie, llevando el otro en el aire y cuidando de no pisar
las rayas y que el tejo no se detenga en ellas. — La anterior
definición, que hemos copiado del Diccionario de la Acade-
mia, corresponde al sustantivo infernáculo^ del cual proba-
blemente hemos tomado la voz infiernillo^ con que nombramos
la división más estrecha y la más difícil, en consecuencia, de
las que forman el trazado de nuestra raytcela^ 6 sea del infer-
náculo español.
REATA
Para diferenciar la cinta de seda, de las de algodón ó lino,
los ecuatorianos llaman cinta sólo á la primera y reata á las
Otras.
Que están errados manifiéstanlo las definiciones de las dos
palabras:
Reata, Cuerda ó correa que ata y une dos ó más caballerías
para que vayan en hilera una detrás de otra. || Hilera de caba-
llerías q,ue van de reata, etc.
Cinta, Tejido largo de seda, hilo ú otra cosa, y de uno ó
más colores, que sirve para atar, ceñir ó adornar.
Veta^ llaman los catalanes á la cinta, y nosotros á la correa
retorcida que algunas veces sirve de reata: cosa curiosa.
n
412 REC
Los chilenos denominan huincha á la cinta, — voz completa-
mente quichua.
REBOZO
O rebociño llama en general el Vocabulario á la mantilla ó
toca corta de que usan las mujeres para cubrir el bozo (re y
bozo). Los ecuatorianos hemos restringido el nombre rebozo
á una especie de chai de bayeta con que abrigan las espaldas
y el pecho las mujeres del pueblo.
RECIÉN
Adverbio de tiempo, — que significa poco hd^ no há ntucho^
poco tiempo antes ^ y se usa siempre antepuesto á los partici-
pios pasivos, — es empleado muchas veces con la significación
de ahora^ en el momento en que se habla^ en el instante mismo ^
solo ahora y aun como si equivaliese á solo ó solamente', «Ma-
ñana recién llegará Juan». Es defecto muy común hacia el sur
de la América Meridional. Así, por ejemplo, en una hermosí-
sima novela (calificóla de hermosísima muy merecidamente, no
por el idioma, sino por el plan y desenvolvimiento, que mani
fiestan las notables aptitudes de la autora), se lee: «La cono-
ció recién mucho tiempo después, cuando fué capaz...» «Stella
dormía. Alejandra sintió recién^ en la quietud, el cansancio».
Recién^ del propio modo, se usa antepuesto á los adjetivos
que tienen sentido participial; pero, lo repetimos, nunca con
otra significación que la de poco tiempo antes: recién casado^
reciéíi llegado^ recién escrito^ recién libre. Equivale al nou--
veau francés, tanto como adverbio, nouveau-né^ cuanto en las
locuciones sustantivas ó adjetivas, nouveau venu^ nouveaux .
mariés^ nouvelles converties^ etc.
Pero nada hará resaltar más el contrasentido que corregi-
mos, como el sustituir en las frases citadas, recién^ con recien-
temente^ del cual es apócope: «Mañana recientemente llegará
Juan», etc. «La conoció recientem^ente mucho tiempo des-
pués», etc. .
REQ 413
REFRENDA
La acción y efecto de refrendar, refrendación y refrendo,
REGAR
No sólo el pueblo, sino las gentes ilustradas, emplean este
verbo en el significado de echar por el suelo una cosa, exten-
m
diéndola por muchas partes, esto es, en la acepción de verter^
derramar y desparramar^ efundir^ c^rrojar^ esparcir y aun
^em^brar.
Así en un buen artículo de un periódico nuestro leo:
«Ya si quisiesen ustedes ir á regar su semilla en las selvas orien-
tales...»
(La Defensa, N!^ S^ de enero p — íSpy — Art, 4f,Pastores^ .)
Así también dicen nuestros campesinos: regar alverjas^
por sembrarlas; regar irigo^ por esparcirlo en la tierra para
que nazca.
Así decimos todos: regar virio ^ por verterlo, regar harina^
por derramarla, etc.
Regar no significa sino echar agua en los campos para
beneficiarlos; en las plantas para que vivan y prosperen; en
las plazas, calles, patios para barrerlos y refrescarlos y apagar
el polvo; atravesar un río ó un canal un territorio, fecundán-
dolo.
Regar viene del latín rigare^ del que provienen asimismo
otras palabras que comprueban la limitada significación del
verbo al cual tan lato sentido damos los ecuatorianos:
Regadera^ instrumento para verter agua sobre plantas, etc.
Regadío y terreno que se puede regar.
Regador y que riega.
Regadura^ riego que se hace por una vez.
Regajo y arroyuelo ó charco que forma un arroyuelo.
Regato y que significa lo propio.
Reguera^ canal ó atarjea para el riego.
Reguero^ etc., etc.
■ i
414 REO
«¿Cómo no?, respondió maese Pedro, ¿y estas reliquias que están por
este duro y estéril suelo, quién las esparció y aniquiló, sino la fuerza
invencible de ese poderoso brazo?»
( Cervantes — Quijote. )
«... Alma mía,
Pide mi sangre y la vierto. y>
{^Martínez de la Rosa — La niña en casa y la madre en la máscara,
«Pudiendo verter mi sang^re,
Con destierro me castiga.»
{Lope de Vega — /Si 710 vieran las mujeres!)
«... Anoche Jacinta
Vertió en la mesa la sal
Nombrando á don Pablo.»
(Bretón de los Herreros — ¡Muérete y verás!)
«Y á ejemplo de las gloriosas
Heroínas que las águilas
En este suelo humillaron
De la usurpadora Francia,
Verter sabría mi sangre
En el altar de la patria.»
{ídem — Ib ídem. )
Granear corresponde exactamente á lo que nuestros cam-
pesinos llaman regar trigo, regar cebada, regar alverjas, ó
tapar trigo, tapar cebada, tapar alverjas, etc., ó sea esparcir
la semilla en un terreno.
REGATIAR
Regatear ó recatear.
«... Pienso
Que he visto una buena cara;
Pero ando recateando
En dar más ó menos alma.»
(Lope de Vega— ¡Si no vieran las mujeres!)
RBM 415
Los ganaderos del Ecuador denominan con la voz anotada
el conjunto de vacas lecheras ó que están dando leche; y así
hacen constar en los inventarios, por ejemplo: tantas vacas en
e¿ seco (es decir, sin leche) y tantas de rejo ó en el rejo ó de
ordeño^ vocablo que tampoco se halla en el Diccionario de la
Academia, aunque sí ordeñar^ ordeñadero^ ordenador.
Corral de rejo es, por lo mismo, en el Ecuador lo que en
la República Argentina hemos oído nombrar tambo: corral
donde se ordeña y quizá también lugar donde se vende leche.
REJOSO
Rijoso^ lat. rixostiSy de rixay riña. Dícese SLsimismo rijador.
«No se había curado Sancho de echar sueltas á Rocinante, seguro
de que le conocía por tan manso y tan poco rijoso, que todas las
yeguas de la dehesa de Córdoba no le hicieran tomar mal siniestro.»
( Cervantes — Don Quijote . )
REMANIENTE
Remanente.
«... Y del rema7ie7ite de su caudal, después de hechas éstas y otras
menos importantes deducciones, me nombraba á mí heredero...»
{D 071 Jase María de Pereda — Peñas arriba,)
REMESÓN
La cosa debió de haber sido tremenda. Lo que me admira
es que no hayan venido á tierra todos los edificios, — digo si
fué cierto lo que se refiere de un terremoto acaecido en una
de nuestras ciudades, á saber, que «los remesones fueron mu-
chos y muy fuertes.» — Naturalmente la expresión no puede
tomarse sino en sentido traslaticio, si atendemos á los signifi-
1
I
416 REP
cados rectos de la palabra: acción de remesar ó sea mesar
repetidas veces la barba ó el cabello; ó carrera corta que el
jinete hace dar al caballo, obligándole á pararse cuando va
con más violencia, quiere decir lo que los ecuatorianos nom-
bramos sentón.
Figúrese Ud., señor lector, cómo quedaría una ciudad á la
que se le arrancaran, entiendo los edificios, como los cabellos
ó barbas al que padece una mesadura; ó la ciudad á que se
obligase á dar uña carrera violenta, aunque corta, para dete-
nerla repentinamente.
RENGUEAR
Renquear^ ó rengar que no trae ya el Diccionario último. ,
«Y aunque renqueando unos y palpándose otros los coscorrones,
cada cual se arrimó á su bando.»
{Pereda — El sabor de la iierruca.)
<kRencOy rengo. De un tipo renictiSy del lat. re7i^ renis, el riñon,
como si dijéramos cojo ó lesionado por causa nacida de los ríñones.
De renicus nació el tipo renicare, rengar^ y el prefijo de, der,
derrengar. »
{Monlau — Diccionario etimológico, )
REPELAR, REPELO
Los hacendados ecuatorianos entienden por repelar hacer
que el ganado paste en una dehesa ó prado en que han pacido
antes otros animales. Si algo en relación con forrajes significa
el verbo, es precisamente lo contrario de lo entendido por
esos señores: repelar,^ cortar las puntas á las hierbas. De ma-
nera figurada, además, cercenar, quitar, disminuir.
Como consecuencia del primer error, los mismos señores
denominan repelo á la dehesa despojada á medias de pastu-
ra, 'cosa que en modo alguno significa dicho sustantivo.
Si pelar fuese lo propio que pacer (lo cual probable-
mente creen nuestros payos, deduciéndolo de que es castizo'
KEQ 417
calificar de pelado al campo sin hierbas), debería decirse más
bien repeladttra á lo que se nombra repelo.
Pacer el ganado la hierba hasta agotarla: repacer,
REPUNTADOR, REPUNTAR
El Léxico contiene el verbo repuntar con varias acepcio-
nes, que ni remotamente se aproximan á la que le damos los
serraniegos del Ecuador: revisar las vacadas, especialmente
de los páramos, para saber si están completas. De tal verbo
hemos formado el sustantivo repuntador^ con que nombramos
al cuidador especial de Jos hatos de ganado vacuno.
REQUETEVIEJO, REQUETETONTO, ETC.
No satisfechos con la preposición inseparable re^ que unida
á algunas voces de la lengua castellana, denota aumento y
reiteración ó repetición, hemos agregado á dicha preposición
inseparable todavía algo más, que exagere la significación del
adjetivo con que queremos ponderar generalmente lo despec-
tivo de una cosa. En uso tanto en Hispano América como en
España.
•
REQUISA
Dice don Pedro Fermín Cevallos, «para defender los fueros
de la lengua y de la propiedad, salteamiento,»
Cerca de cincuenta años de no ver á los soldados y á los
empleados de policía (cosa aun más escandalosa) lanzarse sobre
los viajantes, vejarlos y despojarlos de sus cabalgaduras, ó in-
vaciir los fundos, allanar las casas y apropiarse de lo ajeno,
por la fuerza brutal, á nombre de las autoridades... Cerca de
cincuenta años, decimos, de creernos tal cual cultos, nos
habían hecho suponer innecesaria la corrección de las palabras
requisición^ requisa que, á nuestro juicio, quedaban sin signi-
ficado por los progresos de una civilización que se impone ya
hasta á la Abisinia y otros países del África negra, mas confe-
samos humildemente que nos habíamos equivocado, y en plena
27
4iS REQ
vigencia de lo que significa requisa^ exhumamos el vocablo de
la tumba del desuso, y restituírnoslo á la circulación, en honra
y gloria de los ilustrados y honorables hombres de Gobierno,
que á fines del siglo de las luces, y á nombre de la libertad,
y con pregones de civilización, y ponderaciones de respeto á
las garantías, y exageraciones de culto á los derechos, hacen
retroceder el Ecuador á las épocas anteriores á las leyes;
épocas, según un escritor, que consagraron el derecho de pro-
piedad «como el más identificado con nuestra existencia, le
hicieron el más estable y le aseguraron contra los conatos del
artificio y de la violencia, imponiendo severas penas á los que
osasen turbarnos ó privarnos de su goce.»
En honra de los dichos, la Academia, á la definición de re-
quisa «vista y reconocimiento de los presos y prisiones», debe
agregar: || Ecuad, Salteo por mandato de la autoridad, efectua-
do por agentes del orden público, «torticeramente de que non
se pueda amparar el que lo recibe», como dirían las Partidas*
REQUISICIÓN
No es extraño que el doctor Cevallos no halle, como dice
en su Breve Catalogo de los errores que cometemos los ecua-
torianos, la palabra propia en castellano ú otra lengua culta
para expresar lo que los naturales del Ecuador denominamos
requisición^ esto es, el acto de apoderarse los soldados de los
caballos, canoas, carretones, etc., violentamente y muy contra
la voluntad de sus dueños. No es extraño, decimos; pues nin-
gún país medianamente civilizado necesita hoy la palabra, ya
que no conoce lo que ella significa.
Parece, no obstante, que la voz ha sido empleada también
en Chile; supuesto que la encontramos en el buen libro Tra-
tado de Eco}ioinia Política de nuestro amigo el señor don Zo-
robabel Rodríguez:
«Las contribuciones que los pueblos consienten á veces y que siem-
pre se ven en la necesidad de satisfacer, por lo que más propiamente
se designan con el nombre de impuestos^ son... 7.* Las requisiciones
que, principalmente en tiempo de guerra, se hacen en el país y en el
REV 419
extranjero, de caballos, de forrajes, de víveres, de armas, con ó sin pro-
nesa de devolución.»
RESERVADO
Como sustantivo y antonomásticamente denominamos en
Las serranías del Ecuador, al prado que se cierra, vedándolo á
Los ganados, para que críe pasto.
RESIEMBRA
Define el Vocabulario: siembra que se hace en un terreno,
sin dejarlo descansar. No obstante que el Léxico no trae otra
acepción de la voz, no está mal el significado que le dan los
agricultores ecuatorianos: llenar los vacíos que, al nacer las
mieses, quedan en el campo, porque se han perdido algunas
simientes ó por otra causa. Cuando las marras (fallas^ según
decimos) se llenan no con nuevas semillas, sino con plantas,
replanteo; y no replantación ^ como mal nos expresamos en el
Ecuador.
RETOBADO, DA
Es para nuestro pueblo la persona porfiada^ caprichosa^
obstinada^ terca ^ pertinaz^ testaruda ^ temosa ^ tenaz y aun la
rezongona.
Retobar dicen, en Chile y el Perú, en vez de enfardar ó
enfardelar ^ de donde quizá proviene el vocablo ecuatoriano
que equivaldría en tal caso á persona contó un fardo: apretada,
cerrada como él, hecha impenetrable como los fardos que es-
tán cubiertos de cuero, encerado li otra tela impermeable y
fuerte, que no dejan pasar nada hacia el interior, precisamente
lo mismo que el humano y¡2r¿¿>, el caprichoso li otro merece-
dor de ser calificado por el Diccionario con uno de los adjeti-
vos antes expresados.
REVERBERO
El Vocabulario define: cuerpo de superficie bruñida, en
1
420 ríe
que la luz reverbera (lo cual los físicos llaman reflector) ^"^
también farol que hace reverberar la luz.
Nosotros denominamos reverbero á lá cocinilla^ aparato
generalmente de hoja de lata para calentar agua y para otros
usos.
«Llevaba la primera zapato de charol con hebilla de oro;... doble
chorro de encaje amosqueado al pecho; casaca azul y grana con rever-
beros por botones; grandes cintas en banda con dijes y santos en las
puntas.»
(Castro y Serrano — Cuerdos y locos),
REVOLUCIONAR
No está en el Léxico español, más sí en el Vocabulario y
en las costumbres de algunos infelices pueblos semibárbaros.
Revolver ¿Significará todo lo que el verbo anotado? San-
gre, miseria, descrédito, degradación, encumbramiento del
crimen, del cinismo y de la ineptitud, esto y aun más, mucho
más, causa el verbo que anotamas; no sólo disturbios^ como
de revolver y dice el l^iccionario.
REVUELO
Segundo vuelo que dan las aves. || Vuelta y revuelta del
vuelo. II Turbación y movimiento confuso de algunas cosas.
Paréceme que nada de esto pretenden expresar los periodistas
que hablan «del gran revuelo alcanzado por el proyecto tal»,
ó de «tener revuelo una opinión», etc. Acaso alguna vez es una
traducción del élan francés.
Creo que se confunde con resonancia: tener resonancia^
fr. fig. propagarse por la fama un hecho ó suceso.
RIENDA
Que está en rienda decimos del potro que, para acostum-
brarle paulatinamente al freno, lleva en la quijada inferior una
correa ó soga, que hace las veces de éste atada á las riendas.
ROC 421
Rienda simplemente llamamos también á dichas riendas con la
correa ó soga mencionadas, á lo cual en el Perú y Río de
la Plata denominan bocado. Entendemos que equivale á la cosa
en España nombrada /V-^;^¿7 acodado que, según el Diccionario,
es oportuno para hacer la boca á los potros, porque les lastima
menos.
RIFLE
Vocablo con el que se va sustituyendo la wozfuszl\ de tal
manera que ya casi esta palabra ha quedado solamente para
denominar las antiguas armas de fuego de infantería, y la que
anotamos para las modernas. Viene del inglés rifle ^ carabina
rayada, quizá de to rift^ hender, rayar, ó de to rifie^ robar,
quitar algo y acaso también formar estrías ó rayar en hueco,
como dice el Vocabulario.
El sustantivo genérico /Ví^íV ha sido sustituido además por
los nombres propios Chassepot^ Remington^ Mauser^ Mannli-
cher^ Lebel^ etc., según los casos y conforme á los apellidos de
los inventores ó reformadores de los varios fusiles, origen de
las denominaciones de casi todos los elementos de guerra, ex-
cepto las tomadas del griego ó del lugar donde se fabrican
dichos elementos: como las balas dum-dufn provenientes de
Dum Dum, cerca de Calcuta; y las woolwich^ de Woolwich,
ciudad del Condado de Kent en Inglaterra.
ROCOTÍN
Juego de niños que consiste en que uno se pone á gatas y
adivina cuántos dedos extendidos tiene sobre su espalda otro
de los que juegan.
ROCOTO
Planta y fruto de una especie de pimiento americano. La
baya es redondeada y más gruesa que la del ají, del que po-
422 ROS
seemos diversas especies y variedades: el común, cilindrico ó
mejor dicho cónico ó corniforme, de color generalmente rojo,
aunque hay también amarillos; el mishqtiiucho {fuíshquiy dulce»
ucho^ ají); el tíña de pava 6 piquiucho {piqut^ pulga, y ucho, ají:
por lo chico ó por lo que pica) de color asimismo rojo ó ama-
rillo, redondo ó alargado, pequeñito pero muy fuerte.
ROLETA
Ruleta
Viene del francés roulette^ proveniente del bajo latín, ro-
tulare^ rodar.
ROM BREANTE
Romero^ peregrino^ palmero.
«Pero en rig^or y con propiedad, romeros son los que van á Roma
al jubileo ó en cumplimiento de voto; peregrinos los que in tilo temport
se dirigían á Santiago de Compostela con las conchas y el bordón, y
palmeros los que emprendían el camino de Jerusalén y regresaban con
la palma en la mano.»
(Doña Emilia Pardo Basan — Mi romería),
ROSA
Es la flor del rosal; mas no la planta misma, según defecto •
de los ecuatorianos.
En la Saítta Casa de Caridad de Sevilla, en el «patio deles
rosales de Manara», sobre un arquito, he leído:
««Ocha plantas de rosal con sus macetas traídas á esta Santa Casa
por su ilustre fundador el venerable siervo de Dios Don Miguel de Ma-
nara... en 1 67 1, conservadas en todo su vigor y dando frutos todos los
años en su propia fuerza, como resulta del reconocimiento judicial que
en 1749 hicieron de ellos los jueces del proceso informatorio, folio 1092
á 1097, y permanentes hasta el día en el mismo estado. Se han colocado
en este lugar el año de 1802.»
KUN 423
«Por U gran escalera, ricamente alfombrada, abrían paso á la con-
currencia dos series de naranjos y rosales,^
(Selgas — Mundo y demonio y carne).
RUCU
Adjetivo masculino quichua, viejo; femenino paya\ tratán-
dose de cosas, ntauca.
Empleamos la palabra anotada, con mucha frecuencia, par-
ticularmente en las denominaciones compuestas, ^'^a sólo qui-
chuas, ya híbridas; entra asimismo en el nombre de uno de los
más elevados picachos del cráter del Pichincha: Rucupi-
c hincha.
Es curioso investigar cómo llegó el adjetivo rucu á algunos
lugares de Centro América con el significado de caballo des-
preciable, matalote; ranga, que decimos aquí. Probable es que
se denominaron de tal manera las caballerías matalonas, á
causa de que nada las hace desmerecer tanto como la vejez:
rucut,
RUNA
En quichua, si no estamos equivocados, significaba primi-
tivamente hombre del país, de la tierra, indio como se dijo
después. De ahí rtmatnasi^ pariente del indio ó indio pariente;
runallamay oveja del indio; rtmacuna^ población de indios, etc.
Con posterioridad, y seguramente á causa del infundado
desprecio con que los conquistadores trataban á los aboríge-
nes de esta parte de América, ó más bien que los conquista-
dores, los mestizos j es decir, los nacidos de la mezcla de ésos
y de aquéllos, dióse en usar el nombre runa^ como adjetivo
equivalente á ordinario^ f>ajo^ sin estimación, vulgar.
V
<ni =lt=ll —II 31=11:
SACAR DE TUICIO *
Equivale entre nosotros á la frase castellana sacar de quí-
cío á una persona, esto es, exasperarla, hacerle perder el
tino.
SACAR EN CARA
Decimos también con una sola palabra: enrostrar, que
tampoco- trae el Diccionario. Lo que sí trae es dar en rostro^
frase tigurada, echar en cara á uno los beneficios que ha reci-
bido ó las faltas que ha cometido.
SACUDÓN
La acción de sacudir ó sacudirse, sac7idida ó sactidiiniento ,
SALPICAR
Rociar, esparcir en gotas una cosa líquida, como agua,
etcétera. Azotar el viento y el agua en alguna parte, verberar.
SALPICÓN
No es la bebida de jugo de frutas, etc., con granizo ó hielo,
sino un fiambre de carne picada, compuesto y aderezado con
426 SAR
pimienta, sal, vinagre y cebolla todo mezclado; por lo que el
primer capítulo del Quijote de Cervantes dice que
«Una olla de algo más vaca que carnero, salpicón las más noches,
duelos y quebrantos los sábados, lentejas los viernes, algún palomino
de añadidura los domingos, consumían las tres partes de la hacienda
del célebre Hidalgo, d
Pasaje que comenta Clemencín de la manera siguiente:
«Nota Cervantes la mezquindad con que los hidalgos manchegos,
aprovechando los restos de la carne de la comida, los convertían en
salpicón para la cena. — salpicón se dijo como carne picada con sal.»
(El Ingenioso Hidalgo Don Quijote^ etc. , por Miguel de Cervantes
Saavedra, comentado por Don Diego Clemencín,^
SALTO
Tiene varias acepciones; mas para el movimiento nervioso,
brusco del cuerpo, producido por un susto ó una sorpresa,
hay palabra propia: repullo,
SARSA
Salsa (de sal) composición para aderezar ó condimentar
los guisados.
«Y ansí como el pan material, que da fuerza al cuerpo, tiene nece-
sidad de algunas otras ayudas... ansí era menester hacer diversas sal-
sas^ para que el alma coma de buena gana su pan, y buscar con qué
engañarla.»
(/^r. José' de Sigüensa — Historia de la orden de San Jerónimo,)
Aquella cárcel de amor
Que así me plugo ordenar.
Qué propia para amador.
Qué dulce para sabor.
Qué salsa para pecar.
(Diego de San Pedro — El desprecio de la JortunaJ '
SEB 427
Tío,
¿Se echa vinagre á la salsa
Del pato?
(GorosHsa — Indulgencia para todos.)
SARTÉN (El)
^ La sartén,
«En confirmación de esto, escribe el Venerable Pedro Cluniacense,
que estando para morir un mal Sacerdote, se le aparecieron dos fieros
demonios, que venían con una sar/en, en la cual decían le habían de
freir en el infierno, y cayendo una gota de ¿a sartén en la mano del
enfermo, al momento se le abrasó y consumió hasta los huesos.»
{Nieremberg — Diferencia enire lo temporal y eterno.)
De la venta en la cocina
Se hallaban dos reverendos,
De una sartén apurando
Magras con tomate y huevos.
(A, Saavedra — Don Alvaro de Luna — Romance /." La venta.)
SAÚCO
El arbusto que los ecuatorianos denominamos así, no es el
saúco europeo ( Sanibucus ntgraj de la familia de las Capri-
foliáceas; sino una Solanácea del género Cestrum, No estaría
pues bien recetarla como sudorífica equivocándola, á causa del
nombre, con la mencionada planta europea, hoy ya aclimatada
también en Quito.
SEBICABRA
Decimos al rumiante Cerviis rufus^ que con el Cervus an-
tisienstSy el Cervus nejnorivagus (soche) y el Cervus campes^
triSy son los representantes en el Ecuador de la familia Cer-
vinas.
428 SEL
Cervicabra (esto es, entre ciervo y cabrá) es como se de-
nominan en lengua castellana y en lenguaje científico unos
cuantos individuos, del género Cervicapra ó antílopes, abun-
dantes especialmente en el Senegal, Cabo de Buena Espe-
ranza y Sierra Leona, de África; en Sulii y Sumatra, de Ocea-
nía; y en las provincias*de Bengala y Oriza, en Asia.
SEGUNDERO ó SEGUNDERO
No tiene nombre especial la agttja ó manecilla que, en los
relojes, señala los segundos.
Los ecuatorianos hemos inventado las denominaciones
anotadas. '
SELLAR
Dos errores cometemos respecto de la palabra con que
nombramos la piedra labrada, denominada sillar por las per-
sonas que saben hablar el castellano: primero, ignorando que
viene de silla, hemos cambiado la i en e; y segundo, hemos
trabucado el género y decimos la sillar en vez de el sillar.
De sillar se dijo sillar ej o ^ sillar pequeño; y sillería^ fá-
brica hecha de sillares ó conjunto de sillares,
«Alg^unas veces el áng^ulo del muro (en el opus incertum de los ro-
manos) fue construido con sillares ó con ladrillos...»
<i¥A opus qjiadratum fue la obra llamada en la actualidad ufe ¿"í/^-
ría... El labrado de los sillares fue tan perfecto que aun en el día el
jrrande aparejo apenas deja ver las junturas.»
(Manjarre's — Las Bellas Artes,)
«En alturas semejantes, cada amig^o de ésos que se va es un sillar
«jue se arranca en los cimientos de la vida del que se queda.»
{Pereda — Peñas arriba.^
«Trepaba á la cima del arco y colocaba allí aquel pesado sillar^
que sin duda estaba desti?iado á completarle... pero por más esfuerzos
(jue hacía el artífice por encajar el sillar no bajaba.»
(Trueba — La vara de azucenas,)
SEM 429
«Entre ^/enorme j///¿ir que constituía la clave del puente de Cas-
trejana, y las contraclaves ó sillares laterales, brotaban...»
{ídem,)
SEMBRAR (Tierras de pan)
X
Tierras de pan llevar,
«Una y otra locución pueden estimarse, dice Cevalios,
como idiomáticas; pero con esta diferencia: la primera con el
sentido de ignorancia, falta de letras é instrucción; la segunda
con el modo de hablar contra las reglas ordinarias de la gra-
mática, pero propio y peculiar de alguna lengua.»
«¿Qué objetos halagüeños, qué señales de vitalidad presentaba (Ma-
drid) en su radio exterior, sino una monótona sucesión de colinas are-
niscas, de tierras de pan llevar,,,»
{Mesonero Romanos — El antiguo Madrid,)
SEMBRÍO
Sembrado,
El adjetivo sembradío se aplica á la parte de tierra que
está destinada ó es á propósito para sembrar; pero no es prin-
cipalmente con este sentido, sino de manera más común, con
el de seínbrado,, con que en el Ecuador usamos el vocablo
sembrío^ que no existe en castellano, ni es necesario.
Sembrado {ó sembrada^ según se decía antiguamente), tierra
sembrada, hayan nacido ó no las semillas.
«Somos señores de los campos, de los sembrados, de las selvas, de
los montes, de las fuentes y de los ríos.»
{Cervantes — Don Quijote,)
«Don Lucas no desmayaba como Ángel. Atravesando sembrados
en persecución de alguna alondra, se fue alejando, seguido de sus
compañeros.»
( Trueba — ¡Desde Madrid al cielo!)
430 SBM
«Me atreví á hallarle más semejante... á los valles de Navarra
cuando aún verdeguean en el campo sus sembrados,^
{^Pereda — Peñas arriba.)
SEMOVIENTE
No hay que confundir mueble con semoviente^ el primero
género y el segundo especie. Ambos movibles; pero el uno,
considerado también como especie, pasivo, y el otro, activo.
Quiere decir que, aun cuando ambos tengan de común lo de
moverse, — mueble ^ m^obilis; semoviente^ se m^overe^ moverse
por sí, — se diferencian en que el primero, como una mesa
ó un sofá, necesita de la voluntad y fuerza ajenas para ser tras-
ladado de un paraje á otro; mientras que el segundo, como
un caballo ó una vaca, posee facultad propia de locomoción
merced á propias voluntad y fuerza muscular.
Conforme lo expresado antes, se toman las dos voces como
genérica la una y específica la otra; pues el semoviente es, á
la verdad, un mueble, pero este puede no. ser un semoviente.
Exprésase, por tanto, de manera disparatada el que llama se-
movientes á las azadas y más herramientas de una heredad.
Dícense muebles en contraposición á inmuebles^ bienes
raíces^ ó fincas (figere fijar, cosa fija), que no se pueden lle-
var de un sitio á otro.
«Las cosas corporales se dividen en muebles é inmuebles.
^Mtíebles son las que pueden transportarse de un lugar á otro, sea
moviéndose por sí mismas, como los animales ((jue por eso se llaman
semovientes)^ sea que sólo se muevan por una fuerza externa, (!omo las
cosas inanimadas.)^
(Código Civil ecuatoriano, artículos 555 y 556. — Bello — Proyecto
inédito de Código Civil ^ artículos 669 y 670.)
Automóvil (aí)TOí, uno mismo) según su significación etimo-
lógica, es lo propio que semoviente; de donde no faltará acaso
quien deduzca que automóviles, y acémilas, y asnos son la
misma cosa: los extremos opuestos de la locomoción ¡Vaya,
pues, por algo se dirá que los extremos se tocan!... Pero, añá-
dese, que también se estrellan: prevengámoselo á los burros.
SBS 431
SENDO
Sendos,
^SennoSy sendos y distributivo: cada uno el suyo:
Trescientas lanzas son, todas tienen pendones:
Sennos moros mataron, todos de sentios colpas]
(Mío Cid,)
Es decir, que cada lanza mató un moro, y cada lanza de un solo |^olpe.
La significación de este adjetivo y el modo de usarlo lo hacen necesa-
riamente plural. A los que patrocinan el uso moderno de hacerle sig-
nificar fuerte, duro, etc., quisiéramos preguntarles de qué proviene
que jamás se haya usado en singular. En los varios sentidos que le
atribuyen, ¿Qué es lo que encuentran de incompatible con este número?»
(Bello — Poema del Cid — Apéndices,)
De la Rábida el prelado
Con sus dos huéspedes entra,
Y después que sendas sillas.
Les otrece y les presenta.
{Saavedra — Recuerdos de un grande hombre,)
SENTÓN
Sentar al caballo decimos á lo que los españoles denomi-
nan sofrenar^ y de ahí que á la sofrenada llamamos sentón^
quizá porque alguna vez la caballería se sienta en el suelo,
es decir, queda por efecto de una sofrenada ó de un remesón
(Véase esta voz) apoyada y descansando sobre las ancas.
La sobarbada^ según entendemos, es menos fuerte que la
sofrenada y distinta del remesón.
SESIONAR
La instintiva tendencia de simplificar la expresión ha hecho,
de seguro, que se inventase el verbo sesionar: reunirse los di-
putados ó senadores ó los miembros de una corporación en
general, para deliberar, etc.
Parece vocablo aceptable, ya que poseemos el sustantivo
sesión.
]
432 SIN
SIGSI ó vSIGSE
Denominamos á la hermosa gramínea Artindo nítida^ cu-
yas hoja's se emplean para cubrir las chozas; los tallos para
husos; y la flor, teñida de colores, para ramos li otros ador-
nos. Cuando tierna, antes de que el borde de las hojas se
ponga cortante, es también un excelente forraje.
SILGADO
Dícese cenceños á los hombres ó animales delgados ó en-
jutos.
«Daba grandes pasos (Gómez de Pomar) con sus largas piernas al
dirigirse á nosotros que le salimos al encuentro, y balanceaba el cuerpo,
nervudo y cenceño y algo inclinado hacia adelante, al compás de las
zancadas.»
{Pereda — Peñas arriba . )
SINDICADO, SINDICATO, SINDICATURA
Sindicato es palabra castiza en el sentido de junta de per-
sonas elegidas por una sociedad ó comunidad para cuidar de
sus intereses; pero el vocablo, que posee fuerza expansiva tan
poderosa como la de los trusts^ tiende ya á significar lo propio
que sociedad^ compañía^ asociación^ etc., en materias econó-
micas y quizá aún en otros asuntos.
Sindicado^ sustantivo, significa lo mismo que sindicato^
junta de síndicos; y no equivale á reunido ó asociado,
Sindicatnray por fin, es oficio ó cargo de síndico y oficina
del síndico,' pero no reunión.
De donde se deduce que incurrimos en error cuando nos
expresamos, por ejemplo, como el talentoso autor de un ar-
tículo de diario, del que entresaco los siguientes fragmentos:
<:^Los sífídicatos progresan en Francia de un modo tan grande que
dentro de poco no habrá en la República un ciudadano que no esté. J/»-
dtcada». ((De que delito ó crimen}) «De hoy en adelante, los lisia-
dos auténticos podrán, gracias á su sindicatura, desenmascarar á los
falsos estropeados ».
« Precedentes que demostrarían la existencia, en tiempos ya
SIN 433
lejanos, de sociedades, de agrupaciones sindicadas por el estilo de la
que se acaba de constituir en Marsella».
Los vocablos syndicate^ inglés, y syndicai^ francés, se usan
en sociolog"ía para significar asociación formada para la de-
fensa de intereses económicos comunes. Se syndiquer ^ orga-
nizarse en sindicato, etc.
¿Hacían falta, en castellano, estas palabras?
SINVERGÜENZA
No es exactamente el desvergonzado del Diccionario de la
Academia, y tanto que aun quienes sabemos que aquel voca-
blo no existe en el Léxico, creeríamos no expresar todo lo
que queremos si le dijésemos desvergonzado al petardista, al
ruin, al servilón, al mentiroso, en una palabra, 2X sinvergilenza
masculino ó femenino, que nos enfada á los ecuatorianos, pe-
ruanos, bolivianos, chilenos, argentinos y según creo también
á los venezolanos y colombianos, esto es, á más de veinte mi-
llones de personas que usan dicho vocablo. En gracia de lo
cual los SS. Académicos debían ya aceptarlo en su Dicciona-
rio, y con tanta más razón, cuanto que de seguro se usa no
poco en España; pues lo hallamos en libros de escritores muy
notables como Pereda.
«A principios de este otoño oí en Tablanca que había vuelto el ca-
sado y que por aquí andaba tan sinver^^'lefisa y haragán como siempre;
pero yo no le he visto, ni á nadie he oído hablar de él.»
{Pereda — Peñas arriba.)
«Pues aun cuando el tabique era muy incómodo por su sonoridad y
desvergii-enza durante el tiempo en que el estudiante tuvo salud y com-
pañía. »
{Castro y Serrano — El sobrino de Tañíalo.)
El Diccionario de 1899 trae ya la locución sin vergüenza
como sinónima de bribón y picaro. Esperamos que la décima
cuarta edición del Léxico aceptará el vocablo cual lo usamos
en América, tanto como adjetivo cuanto como sustantivo.
■ 28
1
434 SIS
vSIPO
Picoso,
StpUy palabra quichua, significa arruga, rugosidad; así
como sipuna^ fruncir, arrugar, — de donde, los ecuatorianos
hemos tomado la denominación sipo para los señalados por la
viruela (Véase Ñaruso),
Figurada y familiarmente los españoles denominan al que
tiene el rostro muy señalado con hoyos de viruelas, cara de
rallo ó cara apedreada,
SIRVIENTE (La)
Sirvienta,
Lo curioso es que hay quienes dicen la sirviente, y al pro-
pio tiempo llaman pariiirienta á la mujer que está de parto,
temerosos sin duda de que al á^viom\n^T\\ parturiente se en-
tendiese masculino...
« \.lmorzóse en la galera, comimos en Cabanillas lo peor que puede
imaginarse: sirvientas, mantelería, loza, cocido, asado, pan y a^ua,
todo fué allí sucio y mal acondicionado.»
(Hartsenbusch — Un viaje en galera,)
Es muy probable, sin embargo, que este defecto como
otros nos haya venido también de España, pues lo encontra-
mos en buenos autores españoles:
«Los compañeros de Alfredo, que son un ex-mancebo de tienda, un
tratante en carnes y una sirviente dimisionaria, harta de ser doncella,
comienzan á blasfemar de Madrid, donde han hecho su fortuna, y por
poco se tragan á Alfredo, que se opone á sus invectivas.»
{Hartsenbusch — El madrileño en la aldea,)
SISAR
Tomar ó quitar de lo que se compra ó se gasta una pe-
SIS 435
quena parte. || Acortar ó rebajar las medidas en la proporción
que corresponde al impuesto sobre los comestibles. || Cortar
«n los vestidos la parte necesaria para darles la forma conve-
niente. II Preparar con la sisa lo que se ha de dorar: todo
«sto significa el verbo anotado; mas no, como queremos los
ecuatorianos, pegar ^ adherir^ conglutinar una cosa con otra
y especialmente los pedazos ó fragmentos de un utensilio de
cristal, vidrio, porcelana, loza, etc.
Si no viene la significación que damos á sisar, de la última
de las castizas citadas, podría venir del inglés to size^ engru-
dar, encolar, ó de sizy, viscoso, pegajoso, ó size^ engrudo, etc.
«¿Para qué me dijiste embustera.
Que me querías? ,:Este era el motivo
De estar conmigo por las noches seria,
Y de darme sisados los cuartillos?»
i^Dofi RamÓ7i de la Cruz — Manolo.)
SISMÓGRAFO
Sismógrafo^ sismología^ sisino^ stsm-ico^ isosista dicen en Es-
paña; seismógrafo^ seisinología^ seísmo^ seistnico, isoseista^ de-
cimos en América á los aparatos, ciencia, etc., relativos á los
fenómenos geodinámicos ^ como se expresarían un geólogo ó
un meteorólogo, ó sea á los terremotos hablando llanamente.
De ninguna de las dos maneras están las palabras en el
Vocabulario, acaso por considerarlas los SS. Académicos como
técnicas; no obstante, úsanse ya en el lenguaje vulgar y debe-
rían ser acogidas, y cual nosotros las empleamos, pues están
más conformes con la etimología: asTa|j-a, sacudida; asiaTo»;, sa-
cudido, agitado; asío);, remover, agitar, sacudir, quebrantar.
S£'.a|JLaTÍa; Taípo;, sepulcro de personas muertas en terremoto
(Plutarco).
Los Léxicos de otros idiomas, tampoco traen aún las
voces anotadas; pero en los diarios franceses encontramos
indistintamente séisfnal ó sismal^ séismique ó sismiqne y sis-
mographe y sismologie ó séismographe y séismologie.
En diarios brasileños leo: Washington j de Setembro, Os
4¿6 SOC
SElSMOGRAPHOS do Observatorio registraram esta madrugada
tiin terremoto^ etc. Los portugueses escriben, pues, la palabra,
según su etimología.
SOBERADO
Decimos, cometiendo una epéntesis innecesaria, al sobrado.
No sólo los niños, como observa don Pedro Felipe Monlau,
en sus Rudimentos de Etimología^ sino los ignorantes, niños
grandes, ponen una vocal después de cada consonante por no
conocer el artificio de las eufonizaciones.
«Hubiera subido al sobrado á coger los pájaros que buscan allí
abrigo contra la intemperie...»
( Trueba — /Desde Mad^^id al cielo!)
vSOBERNA
Sobornal^ lo que se añade y pone encima de una carga.
Dícese también sobrecarga,
SOBREPASAR
«Los escándalos de anoche sobrepasan la medida ».
Quiere decir que sobrepujan ó exceden.
SOBRERRIENDA
Falsa rienda.
Sin duda se ha dicho sobrerrienda^ por semejanza con sobre-
cincha^ que está bien dicho.
SOCAPAR
Ha de venir de socapa^ pretexto fingido y aparente que se
toma para disfrazar la verdadera intención con que se hace
una cosa. O será acaso una deformación de solapar^ que figu-
radamente significa ocultar maliciosa y cautelosamente la ver-
dad ó la intención; aunque empleamos el verbo, más bien, en
el sentido de ocultar ó encubrir á una persona para que ejecute
lo que no quiere ó no le conviene que se sepa.
SOQ 437
SOCORVA
Esparaván; en francés casi lo mismo: éparvin ó épervin^
tumor en los corvejones de los cuadrúpedos.
SOCROCIO
Especie de ungüento ó emplasto en que entra el azafrán
(croc7is). No es posible adivinar la razón por qué los ecuato-
rianos damos el nombre socrocio á un azucarillo ordinario,
ó sea panal, del azúcar prieto que los colombianos llaman
panela^ chancaca los peruanos y chilenos, y nosotros raspa-
dura,
SOCHE
Decimos en el Ecuador al rumiante que los zoólogos cono-
cen con el nombre de Cervus netnorivagus^ en algunos lugares
de América con el nombre de guazobira^ y en otros con el de
cariacUy denominaciones que no están en el Diccionario, así
como tampoco ninguna otra que sirva para nombrar al ciervo
referido. Acepte alguna de éstas para que nos entendamos. —
¿Que el Léxico llegará á ser en extremo voluminoso? — Cercé-
nensele los arcaísmos propiamente tales, esto es, los caídos en
desuso de una manera cierta, así en España como en América
(ya hemos visto que los americanos conservamos en uso pala-
bras, frases, giros, etc., anticuados en la Península), y que-
dará sobrado lugar para neologismos necesarios.
De los arcaísmos muertos é inhumados se podría formar un
Diccionario independiente, de suma utilidad para los hombres
de letras y de ciencias, y alguna vez aun para el vulgo.
SOGUEAR
Es, según nuestros labriegos, atar á un buey, caballo ú
otra bestia con el ronzal largo, á fin de que pueda pastar á la
redonda con alguna libertad.
1
438 SOR
SOLAR
Tiene la significación general de echar suelo al edificio ó
porción de él; los ecuatorianos le damos la particular de poner
suelo al edificio, pero suelo que se conserve seco como sobre
arcos ó vacíos» que estén en comunicación con el aire exterior
por las aberturas respectivas de las murallas, — aberturas que
denominamos inichhiales ^ lo cual está también mal dicho; pues
mechinal (no tampoco fmchínal) es el agujero cuadrado que se
deja en las paredes cuando se fabrica un edificio para formar
después los andamios.
SONANTE (Dinero)
Está bien: dinero que suena al ser contado; de lo cual por
asociación de ideas, probablemente, hemos establecido deno-
minar así al dinero al contado, contante ó en tabla,
SONRIENTE
No hay tal participio activo de sonreír; pero, con el sig-
nificado que á aquel damos, tenemos el adjetivo risueño,
Hémoslo tomado del adjetivo francés, souriani: Mine, Fré'
fniet^ souriante ^ est la, devant sa porte,
SOPLADOR
Significa varias cosas y hasta lo propio que aventador;
pero no posee la acepción de apuntador^ persona que en el
teatro se coloca en un agujero, abierto en el comedio y al
borde del proscenio, y oculto por la concha á la vista del pú-
blico, va apuntando (no soplando^ á los actores lo que han de
decir.
SOROCHE, PUNA
I
Con estos nombres conocemos lo que en francés se deno-
SOT 439
mina mal des ntontagnes^ esto es, el conjunto de síntomas tales
como náuseas, vértigos, cefalalgia, disnea, palpitaciones, etcé-
tera, producidos por la disminución del oxígeno en la atmós-
fera y, según algún autor, de ácido carbónico eñ las arterias,
á causa del enrarecimiento del aire. Enfermedad que, dicho
sea de paso, creo que padecemos crónicamente los quiteños,
conforme lo manifiestan el malestar ordinario, la inacción, el
cansancio que nos sobrevienen al más ligero trabajo, la debi-
lidad física y moral, la fatiga, etc., que nos constituyen poco
aptos para labores sostenidas; al contrario de lo que nos acaece
á nosotros mismos, cuando estamos al nivel del mar ó siquiera
en alturas menos considerables que los 285o metros á que está
Quito.
La costumbre de vivir tan alto, sin embargo, ó la poca
rapidez con que las caballerías nos llevan cuando ascendemos
á mayores elevaciones, y la acción muscular que requiere el
ir á caballo y que, como todo movimiento, produce en el orga-
nismo ácido carbónico, ó todo esto junto, hace que la ^ía;/¿z
ó soroche agudo no sea tan común entre nosotros, como es en
el Perú, Chile, República Argentina y otros lugares,' donde la
rapidez del ascenso y la casi quietud muscular en los ferro-
carriles y carruajes, ocasionan á las veces de manera alarmante
los efectos de una considerable baja de presión barométrica.
Soroche llama también nuestro pueblo á cualquier guijarro
que contenga partículas metálicas ó que brillen como metales.
SOTA (El)
No basta el vestir calzón para ser masculino; sírvanos de
ejemplo el sujeto ése de la baraja, que aunque gasta gregües-
cos y á las veces espada, amén de bigote y pera, es femenino,
sí señor, y ha de nombrarse la sota y no el sota.
Cuando se usa con el artículo el es abreviatura de los nom-
bres de los subalternos inmediatos ó sustitutos en algunos
oficios, como de soiacaballerizo^ sotacómitrey etc.
Tanto el sustantivo, como la preposición sota^ vienen del
latín stibter.
En otros idiomas la tercera* figura de los naipes tiene nom-
440 SUC
bres masculinos: knave^ valet^ etc., que significan criado, per-
sona que está al servicio ó debajo de otra, subtus,
SUBSISTENCIA
Faltüy especialmente la de asistencia, cuando se pasa lista.
Vocablo inventado en los cuarteles, lo mismo que el verbo
siguiente.
SUBSISTIR
Significa permanecer, durar una cosa ó conservarse; tener
con qué satisfacer las necesidades de la existencia; mas no
equivale k faltar ó ausentarse^ según lenguaje de nuestros sol-
dados y aun del notable escritor don Juan Montalvo:
«¡Pues la mesa de este gran señor! Los dos reinos son sus tributa-
rios; la perdiz provocativa, el pichón delicado, el capón suculento, allí
están á su . albedrío, haciendo requiebros á su paladar esquilimoso.
Ni por lejano el mar deja de ofrecerle sus productos: el rico gusta de
peces finos: el salmón, hele allí... La tortuga, presente... La anguila,
no subsistente.,,'»
{El Buscapié.)
SUBVENCIONAR
Subvenir significa lo propio que auxiliar, amparar, so-
correr y lo mismo que pretendemos decir con el innecesario
verbo corregido.
Trastrocamos los papeles al derivarlo de subvención; pues
este sustantivo se deriva de subvenir.
Subvencionar ¿Será un nieto espurio que trata de reempla-
zar á su abuelo?
SUCRE
Unidad monetaria del Ecuador. Equivale á un peso duro.
SÚT 441
SUEDRO, A
El inventor de este barbarismo debió de ser un yerno. ¡Tan
fecunda es la inquina!, y probablemente el objeto que se pro-
puso el de hacer más aborrecibles los nombres suegro^ suegra^
denominaciones de un parentesco que, por eufemismo, ios
franceses dicen beau pére y belle mere,
SUSCEPTIBLE, SUSCEPTIBILIDAD
Susceptible, Adj. Capaz de recibir modificación ó impre-
sión.— El propenso á formar sospecha ó á tener desconfianza,
suspicaz; el que se siente lí ofende con facilidad, sentido; el
que con facilidad se enoja, vidrioso ó enojadizo^ — no tam-
poco enojón^ como solemos también decir.
Susceptibilidad^ en castellano no significa nada; aunque en
bárbaro la hacemos sinónima de delicadez y suspicacia. La
hemos trasladado del francés stisceptibilité ^ lo mismo que sus-
cepiibley que figuradamente se emplea para significar lo que
nosotros queremos que signifique en español: hoinme suscep-
tible^ homme facile á se fácher ou a s'offenser,
SUTIL
Ha de decirse sutil,
LÍ7nón Sil til. — Limón ceuti 6 cebti^ esto es, de Ceuta (Véase
Ceutil),
aai =»>=ii II jjtn^
TABIQUE
Está muy bien empleada la palabra en vez de vareque^ como
decimos bárbaramente los ecuatorianos á la pared delgada
que, por lo común, sirve para la división de los cuartos ó apo-
sentos de una casa; pero está mal empleada — como han co-
menzado á estilarlo los alarifes y pintores — , para denominar
el alero ó alar^ ó sea la parte inferior del tejado, que sale
fuera de la pared y sirve para desviar de ella las aguas llove-
dizas.
«Crecía hasta tocar con la cabeza en los aleros de los tejados,
y menguaba hasta esconderse debajo de la tierra.»
{Se¿£as — Rayo de sol,)
«Oían el rumor del viento que silbaba en Jas copas de los árboles,
bramaba al rasgarse en los aleros de los tejados...»
{ídem — Ibidem.)
TABLADO
Es todo suelo formado de tablas y especialmente el pavi-
mento del teatro en que se representa, ó el fondo de los carros,
ó la parte de la cama sobre la que se pone el colchón, etc.; pero
los ecuatorianos llamamos tablados á los palenques en que se
444 TAI
pone la gente á ver una función, como define el Vocabulario
á la voz palco y y por antonomasia á los de las plazas de toros.
TACUNGA
El nombre de la capital de la Provincia de León es Lata-
cu7iga\ del quichua llacta^ ciudad, pueblo, país; y cunca^ gar-
ganta (garganta del país). Ctmca se emplea también como
partícula pospositiva ó sufijo, que expresa dónde está aqaello
que significa el radical, etc.
El error de nuestro pueblo se ha extendido hasta el Diccio-
nario Castellano Enciclopédico de D. Manuel González de la
Rosa, quien cree que La es artículo, y no la primera sílaba del
nombre de la ciudad mencionada.
TAITA
Padre,
Es curioso hallar la palabra taita en lugares de Sud Amé-
rica donde no se h ablaba el quichua, como por ejemplo en
Chile; aunque es cierto que, por motivos de que da expli-
cación la Historia, abundan ahí las voces quichuas, tales
como asna-ucho (ají fragante ó hediondo), cocha-yuyo (hierba
de agua ó de mar), guagua^ etc. Curioso es, asimismo, como
conservando la terminación en ^, los chilenos forman el dimi-
nutivo de taita^ tai tita.
Notable es también el parecido del taita de nuestros aborí-
genes con el tata italiano; y, por fin, la semejanza del aita
vascuence, que casi pone en duda el origen netamente quichua
del vocablo sudamericano.
«Taita, dice el Diccionario, nombre con que el niño hace
cariños á sus padres, á su nodriza, ó á otra persona que atiende
á su cuidado ó crianza. || Padre de la mancebía, y> Así, sin
duda, emplea el vocablo don Francisco de Quevedo.
«{Para qué nos persuades eres niña?
;Importa que te mueras de viruelas?
Pues la falta de dientes y de muelas
Boca de taita en la vejez te aliña.»
{Quevedo — Sonetos: A una vieja.)
TAM 445
TAJE
El corte que se da con un instrumento, tajo; el corte á
golpe sólo de hacha ó azuela, que los carpinteros hacen á tre-
chos en una pieza que tiene mucha madera que desbastar, para
facilitar la operación, cospe^ según la undécima edición del
Léxico; mas no se encuentra ya el vocablo en la duodécima.
«Y á pie combate y resiste
Dando tajos y mandobles,
Y á su vigor y destreza
Debió el no morir entonces.»
(Saavedra — La victoria de Pavía — Romance i.°: Pescara y los espa-
ñoles,^
TALAMOCO
El animal racional ó irracional con el iris y la piel, pelo ó
plumaje más ó menos blancos, por falta del pigmento que
colorea aquellas partes del cuerpo, se llama albino.
Como se ha dicho en la palabra Puca^ nuestro pueblo de la
serranía denomina tircu-camashca á las gentes albinas^ por
parecer cubiertas de nieve ó escarcha.
Albino del latín albits^ del griego áX'j>d(;, blanco.
TAMAL
El Léxico académico trae la palabra y la define: «Especie de
eínpanada de harina de maíz, muy usada en América,» — lo
cual es confundir géneros diversos y aun familias ó clases dis-
tintas, como si dijésemos «caballo es una especie de buey,»
ó como decía un italiano explicando lo que es un loro (lora
decimos los ecuatorianos) «una gallina verde que parla como
la gente.»
El tamal es una masa de harina de maíz, de almidón, de
plátano ó de otra cosa, envuelta en hojas de achira ó del
mismo plátano y cocida al vapor, — no en horno, como dice el
446 TAP
Diccionario de la empanada, — como las chocloiandas ^ chigüiles
y quÍ7nbolitos (Véanse estas palabras).
TAMBARRIA
Dicen los ecuatorianos y remolienda los chilenos al holgo-
rio^ parranda ó jarana.
TAMBO
Ta7Jtpti^ quichua, venta, mesón; tampucama ó iampucania-
yoc^ ventero y mesonero. En la República Argentina nombran
iam.bo al lugar donde hay vacas ó se vende su leche, es decir,
á la vaquería.
TAMO
No está mal dicho; pero es la paja más menuda, casi con-
vertida en polvo, del trigo, centeno, cebada, avena, lino, etcé-
tera, trillados. El grueso, el que los ecuatorianos denominamos
propiamente tavto^ tiene varios nombres en castellano, según
la semilla de que proviene: trigaza^ cefttenaza^ ó también
pelaza (aunque no encontramos ya esta palabra en la décima
segunda edición del Diccionario), y genéricamente paja,
«Porque así como mandó Faraón cosas imposibles á los hijos de
Israel, ordenando que no les diesen paja para encender los hornos;
como antes se la daban, mas que no por eso dexasen de dar la misma
tarea y trabajo de los adobes que hacínn cuando les daban ames la
provisión de paja...'»
{Nieremberg — Diferencia entre lo temporal y eterno.)
TAPANCA
Gualdrapa.
«Eran de terciopelo carmesí aforradas en tela de oro, jubones de
raso blanco con botoaes de oro... collares de oro con mucha pedrería,
gualdrapas de terciopelo, frenos, estribos y guarniciones de los caba-
llos doradas. )>
{Mesonero Romanos — El antiguo Madrid,)
TAP 447
TAPIAL
Es el molde con que se fabrican las tapias ó paredes, que
se hacen de tierra pisada en una horma, ó sea en el tapial.
Tapia es, pues, lo que nombramos tapial.
<<Esperando que... no consentiría que su pobre Paquita pasara á
manos de un desconocido, y se perdiesen para siempre tantas caricias,
tantas lágrimas y tantos suspiros estrellados en las tapias del corral.»
{Moratín — El si de las niñas,)
«Con el infelice suceso deste asalto no se alteró nada Don Juan de
Austria; antes viendo que la artillería hacía poco efecto en las casas, y
que solamente horadaba las paredes de tapias^ y no derribaba tanta
tierra que pudiese hacer escape por donde poder subir la gente, acordó
de hacer una mina...>^
{Luis de Mármol Carvajal — Rebelión y castigo de los moros de
Granada,) ^
4cAl frente cortaban el horizonte los áridos cerros de San Isidro,
coronados no de hermosos árboles y misteriosos castillos, sino de
ahumados tejares y tristes cementerios, circuidos de tapias de tierras.»
( Trueba — Desde Madrid al cielo.)
T API ALAR ó ATAPIALAR
Dígase tapiar.
#
«... Porque antes que un mundano sea arrebatado de los demonios
para llevarle á la tierra tenebrosa del Infierno, es en esta vida abru-
mado, y puesto en una obscuridad tan grande, que ni vea un rayo de
luz de un desengaño, y esté como tapiado para que no entre en su cora-
zón contento y alegría cumplida.»
(Nieremberg — Diferencia entre lo temporal y eterno,)
«Llegado al convento, que estaba cerca del bosque, halló tapiada
la puerta que antes solía servir, y que habían abierto otra en otra
parte.»
{ídem — Ibidem , )
•-«
448 TAS
tapíale R A
Como al sustantivo tapial le hemos dado la significación
de tapia ^ nos hemos visto en la necesidad de criar un nuevo
vocablo, tapialera^ que ni existe en el Léxico, ni es necesario
en nuestro idioma. ¡Cuántos trabajos se ahorraría la ignoran-
cia, si se tomase el trabajo de estudiar!
TAQUILLA ó TAQUILLO, TAQUILLAR, TAQUILLADO
La espiguita ó clavo de madera con que se aseguran los
tacones y algunas veces también las suelas de los zapatos, se
llama estaqtiilla; asegurar con estaquillas ^ estaquillar^ y por
consiguiente estaquillado debe llamarse lo asegurado con
estaquillas .
Taquilla significa papelera, ó armario para guardar pape-
les, que se usa principalmente en las oficinas.
TASCAR
Por lo que atañe al significado etimológico, tascar (de
masticare) no posee actualmente más que dos acepciones: que-
.brantar con ruido la hierba las bestias cuando pacen; y mor-
der el caballo el bocado ó moverle entre los dientes, ó sea, lo
propio que expresa la frase tascar el freno.
En ambos casos, pues, eso de tascar es cosa de bestias; no
obstante, nuestras gentes, — motivos de propia conciencia ten-
drán para ello, — lo tascait todo, en vez de morderlo ó añas-
carlo ó cojfterlo^ según las circunstancias.
(Véase el primer ejemplo de Oscuro.^
TASÍN
Tiene en quichua dos significaciones, recta la una, figu-
rada la otra: la de nido y la de rosca ó aro en que se asientan
las ollas, etc. Entendemos que la recta es la de nido ó nidal ó
aun nidada, porque dichos objetos de la naturaleza debieron de
haber sido los primeros que impresionaron los sentidos de los
TAU 449
hombres de la naturaleza^ esto es, de los antiguos pobladores
de nuestras tierras. Además hoy mismo llámase iasin con espe-
cialidad al nido y pollazón, y como, secundariamente á la rosca
ó aro de que se habló antes. Tasimifna^ cabeza desgreñada,
sin peinar, como un nido.
Por parecer derivado de taza, á la que se asemeja en la
forma, alguien ha creído que debería escribirse tacín; pero el
vocablo es conocidamente quichua. Las similitudes, tocante á
derivaciones y etimologías, pueden conducirnos á chistes tan
festivos como el de un inediquerOy — según nombra nuestro
pueblo á los charlatanes, saludadores, matasanos ó curande-
ros,— que traducía de un recetario francés tetes de pavoty tetas
de pavo ^ en vez de cabezas de adormidera.
Véase la manera de discurrir de un ingenioso etimólogo:
<kOpodeldoch^ que se pronuncia opodeldog^ es claramente hopo
del dogo^ cola del perro, — sin duda porque el inventor del re-
ferido bálsamo lo empleó primero para curar el apéndice
caudal de uno de dichos cuadrúpedos. Es origen que se le
ocurre á cualquiera sin que le sude el hopo».
TAURA
Tahúr,
«Fulano es un taura^'» oímos decir de tal ó cual individuo
no muy ejemplar en su conducta.
El Diccionario contiene las voces tahúr y tahurería para
significar, con la primera al jugador fullero, y con la segunda
el garito ó casa de juego, el vicio de los tahúres y, por fin, el
modo de jugar con trampas ó engaños.
Rl vocablo taura es más comprensivo como dicterio, y tiene
el origen siguiente: allá, en una de las varias revueltas á que,
desde la emancipación, hemos estado sometidos los malaven-
turados ecuatorianos, un caudillo trajo á Quito un escuadrón
de negros y mulatos, naturales de la parroquia de Taura en
el cantón de Guayaquil. Soldados ad hoc para sólo la revolu-
ción, no eran naturalmente ni subordinados, ni moralizados,
ni maldita la cosa y, como es natural también, cometieron
29
450
TAX
toda clase de tropelías y desafueros, que contribuyeron no
poco á la inmediata impopularidad del aludido caudillo y á las
mediatas revoluciones con que se le fustigó, quedando en pie
el nombre taura^ con que, adjetivado, se denomina á las gen-
tes no tenidas en olor de santidad.
Cuervo, corrigiendo la pronunciación de la palabra tahur^
recuerda el testimonio de Guibert, según quien, significaba
iruhán^ pillo^ y la opinión de Littré que dice es la misma pa-
labra tafir que Frey tag traduce: vir sordens et sqnaleiis^ y
agrega:
«Es el caso que tafures llamaban á aquella muchedumbre haraposa
y hambrienta que acompañaba al ejército de los cruzados, y se hizo
temer tanto por su valor como por la voz que corría de haber devorado
ansiosamente los cadáveres sarracenos.»
{Cuervo — Apuntaciones criticas sobre el lefiguaje dogotafio,)
Sea de esto lo que fuere, de tahúr y taftir se formaron
tahurería y tafurería. El rey don Alfonso agregó á las Siete
Partidas^ una del DigestOy según la cual sólo se castigaba el
delito de homicidio, de los cometidos en los garitos, porque,
dice: «todo ome debe asmar que los tahúres ó los vellacos^
usando la tahurería^ por fuerza conviene que sean ladrones
é ornes de mala vida; é por ende, si le furtaran algo ó le ficie-
sen otro daño, suya es la culpa de aquel que ha la compañía
con ellos.»
«La lengua implacable llama indistintamente banquero^ lo mismo al
hombre de negocios que al tahúr,'»
{Selgas — Mundo ^ demonio y carne.)
TAXO
Fruto de la planta trepadora l^axonia mixta: hay dos ó
tres variedades, más ó menos dulces, pero siempre con un
aroma muy agradable.
El nombre indígena ha servido para la denominación cien-
tífica del género, Taxonia^ estimado además dé los frutos, por
las hermosas flores.
TEM 451
TAZ CON TAZ
El modo adverbial castizo es taz d taz,
TEJE MADEJE
La expresión familiar con que se da á entender la destreza
de alguno en asuntos y negocios, ó la acuciosidad en un tra-
bajo, es teje inaneje.
«Y su futuro yerno, loco de atar y completamente inexperto en el
teje maneje de la Bolsa...»
{Selgas — Mundo y demonio y carne.)
TELA DE HUEVO
El que quiera decir lo mismo con una sola palabra, diga
fárfara: de donde proviene el modo adverbial en fárfara.,
«que expresa el modo de estar el huevo que se halla dentro
de la gallina con sola Xsl fárfara., sin haber criado la cascara...»
TEMA (El)
Proposición ó texto que se toma por asunto ó materia de
un discurso, masculino; idea fija de los dementes, porfía, obs-
tinación, contumacia, femenino. No obstante, los cajistas hi-
cieron decir á Montalvo:
«No lo era (loco) D. Quijote sino en lo concerniente á la caballería,
mostrándose, por el contrario, cuerdo y hasta sabio en lo que no to-
caba á su negro tema,y>
(Capítulos que se le olvidar 07i á Cervantes .)
TEMBLADERA
Posee varios nombres el sitio cenagoso que, con poco mo-
vimiento que se haga, retiembla: tembladero^ te^nbladal^ tre-
452 TEM
fnedal^ tremadal, — (Tremar^ ant., tremer^ del latín tretnere^
temblar). .
Tembladera en español es lo que nosotros llamamos
totuma, (Véase esta palabra.)
TEMBLOR
Leve ó fuerte, de alguna duración ó pasajero, el movi-
miento del terreno, ocasionado por varias causas geológicas,
se llama terrem^oto^ que quiere decir movimiento de tierra.
Nosotros denominamos así á los fuertes, y á los leves tetnblor.
Como este sustantivo significa otra cosa, al menos debemos
especificar diciendo tem^blor de tierra,
TEMPERAMENTO
Según los fisiólogos es la constitución particular de cada
individuo: modo de ser proveniente del predominio en el orga-
nismo de la acción de un órgano ó de un sistema de órganos.
No es, pues, lo propio que tem^peratura ni cltnta,
«Se obstinan en que el temperamento^ la edad ni el genio no han de
tener influencia alguna en sus inclinaciones, ó en que su voluntad ha
de torcerse al capricho de quien las gobierna.»
{Don Leandro Fernández de Moratin — El si de las niñas,)
«Además la conducta de Guillen no le hacía maldita la gracia, y se
sentía muy dispuesto á penetrar en el secreto de aquel extrañe proce-
der, á viva fuerza: este era su temper amento, y^
(Selgas — Dos muertos vivos.)
TExMPLAR, TEMPLARSE, TEMPLE
— — — — ^ — — — — .^— _^-^_^_^_^^___^__^.^_^______. ^
Son lo opuesto de lo que los ecuatorianos queremos que
signifiquen; pues templar equivale á moderar, entibiar ó sua-
vizar la fuerza de una cosa y tem^plarse á contenerse, mode-
TER 453
rarse, y evitar el exceso en una materia. Nosotros atribuímos
el calificativo de templado al hombre ó á las acciones enérgi-
cas y vigorosas; y damos á templarse la significación de arros-
trar peligros, acometer resueltamente actos de valor, de teme-
ridad y aun de crueldad. TeTnple^ por lo mismo, quiere decir
* en nuestra jerga, energía\ y para que se vea cuan contrarias
' y extravagantes son las acepciones que damos á las voces los
americanos, anotaremos que en Chile templado significa enatno-
rado^ y tem^ple ó tiem^ple que es lo más común, enamora-
miento^ aTHor^ así- como también qtierido^ aTnante.
Es de sospechar que vienen las erróneas acepciones ecua-
torianas, ya de la de valiente con serenidad que los españoles
dan familiarmente á templadOy ya de la operación de tem^plar
los metales, de donde acaso se tomó aun la dicha expresión
familiar española, ya de entesar ó dar tensión á las cuerdas de
un instrumento músico, etc.
TENDER (la cama)
Excusado sería copiar aquí las varias acepciones del verbo
tender^ ninguna de las cuales corresponde á la de preparar la
cama para acostarse en ella; aunque como parte de dicha ope-
ración entre la de tender ó extender las sábanas y frazadas
sobre los colchones.
La frase propia es hacer la cama; así como también se dice
en España estar la cama hecha^ y no tendida^ cuando está pre-
parada para que en ella nos acostemos.
i(.La cama se encontraba hecha ^ intacta, y por debajo de la guarni-
ción, etc.»
( Selgas — Nona . )
TERCENA
Llámase el almacén en que el Estado vende directamente
tabaco ú otros efectos estancados.
No se comprende por qué extravagancia, aunque la carne
454 TER
jamás que sepamos se ha estancado (excepto en épocas de no
grata recordación en que el público comía carne de Gobierno)^
los ecuatorianos llamamos tercenas á las carnicerías^ ó tiende-
cillas ó puestos de carne, esto es, á los lugares en que se vende
carne al por menor.
En cambio, á la palabra carnicería hemos elevado á la con-
dición de matadero (lugar donde se mata el ganado) ó de
rastro (sitio donde se vende la carne al por mayor).
TERCENISTA
Persona que tiene á su cargo la tercena^ ó sea pues, el
individuo encargado de vender efectos estancados por el fisco,
y no la persona que vende carne, quiere decir, el carnicero,
TERCO
Damos á este adjetivo significaciones que no tiene, recta
ni tropológicamente: despegado^ desamorado^ desamoroso^ se-
vero^ serio ^ etc.
Defínelo el Vocabulario: «TERCO, CA. adj. Pertinaz, obsti-
nado é irreducible. || Persistente, duro y bronco, como el
mármol y otras cosas.»
TERNEJO
Ternejón^ palabra que encontramos en el Léxico, es sinó-
nima de ternerón^ adjetivo familiar que se aplica al que se
enternece con facilidad; de donde resulta que ternejón es cosa
contraria, no sólo distinta, de las significaciones que damos á
iernejo: enérgico, vigoroso.
Terne ^ sin embargo, aunque familiarmente, se emplea en
el sentido de valentón, y es de suponer que de ahí hemos
sacado nuestro adjetivo ternejo, O quizá de terno^ que en plu-
ral y con el verbo echar equivale á porvidas, jurainentos y
otros primores que salen de las bocas especialmente de los
perdonavidas, jaques y matones, esto es, de los que nombra-
mos terne jos.
TES 455
TERQUEDAD
Que se dice también terqueza y terqtteríay viene de ierco\
y conforme lo que se ha dicho en esta palabra, significa perti-
nacia^ obstinacióuy inflexibilidad^ porfía^ disputa molesta y
cansada^ inflexible d la razón; y no desvío^ alejamiento^ des-
apego,
TESTAR
No es subrayar. Tratándose de cosa escrita, significa
borrarla,
■
TESTIMOÑO
Testimo7tio,
«Y porque no sea todo bueno (aunque lo es todo para los buenos);
veríanse malos y ruines tratos y grandes desagradecimientos contra el
Santo; falsos testimonios, malicias, mentiras, y motines de amig^os y
enemigos.»
(Sigiiensa — Yida de San Jerónimo ,^
Otra vez yo ataré corto
A.1 que me pida dinero
Sin recibo... y testimonio
De no morir insolvente,
No vuelvo á prestar al prójimo.
{Bretón de los Herreros — ¡Muérete y verás f)
...Y aunque impida
La muerte de Don Antonio
Ver fiestas, en testimonio
De su amistad...
(Fr, Gabriel Te'llez — Marta la piadosa,)
4S6 TIE
TIBIAR
Entibiar,
— Para algo ha de ser, pues, que aumentamos la preposi-
ción inseparable en á unos cuantos vocablos que no la nece-
sitan.
Claro está: para poder cercenar dicha preposición á otras
palabras, cuando nos venga deseo.
TIEMPO (Hacer)
Ocuparse en alguna cosa mientras llega el tiempo señalado
para una ocupación, expresan los españoles con la frase hacer
hora. Nosotros lo expresamos con la frase hacer tiempo^ que
en España significa esperar el momento oportuno para una
diligencia.
A las veces, nuestro hacer tiempo equivale también á las
frases figuradas castellanas matar el tiempo^ entretener el
tiempo ó engañar el tiempo^ ocuparse uno en algo, para que
el tiempo se le haga más corto.
TIERNO
Significa blando, delicado, y aunque en sentido figurado
se emplee también como 7'eciente ó ínoderno,, está mal que,
como única significación, le demos en el Ecuador la de no ma-
duro ó que no ha llegado á sazón ó á punto.
Así decimos «esta fruta está tierna^» y expresamos lo con-
trario de lo que nos proponemos; pues tiernos estarían la chi-
rimoya, ó el plátano, ó las uvas, que, por haber llegado á su
madurez, estuviesen blandos y delicados, y no los que, aun
verdes ó en agraz^ encontramos duros, ásperos y desagra-
dables.
Carnes verdes se dice en portugués á las carnes frescas ó
recientes de las carnicerías, etc.
TIN 457
TIGRILLO
Llamamos á un Pardince pequeño, de hermosa piel seme-
jante á la del tigre. Linneo dio la denominación de Felis par-
dalis á la especie cuyo nombre vulgar anotamos.
TINAJERA (La)
El sitio ó lugar destinado á las tinajas, ó la armazón en que
se ponen la piedra de filtrar el agua potable y la tinaja que la
recibe, tinajero^ masculino.*
TINGAR, TINGAZO
Tingar^ dar capirotes ó papirotes, debe de ser quichua:
tincuni^ darse una cosa con otra, toparse, golpearse; tincu-
chini, itncunacuniy competir, desafiarse, combatir, etc.
Tingazo es papirote^ papirotada^ papirotazo^ capirote^ ca-
pirotazo.
</iJeró?iimo. — Bendita sea tu boquita de miel!
Rosa. — (Dándole un papirotazo.) Anda malo!»
( Trueba — El tiro por la culata.)
TINTERILLO
Nada diremos particularmente de este entremetido, que
anda ya tan dueño de los tribunales, como del art. 48 del Có-
digo de Enjuiciamientos en Materia Civil de la República del
Ecuador. (Véase el quichuismo Quilcacama?)
TINTERO
Es sólo el vaso en que se tienela tinta. El juego de tintero.,
salbadera, y algunas veces también de plumas, plegadera y
otros útiles, colocado en una pieza de metal, madera ó cristal,
se A^Tíomxn^ escribanía. No está, pues, bien expresado: «Lafor-
4SS TIR
tuna del célebre escritor quedó reducida á su mesa de escribir
y a un tintero de su especial cariño, compuesto de un frasco
de tinta, arenillero, corta papel y plumas, contenidos en un
elegante recipiente de metal amarillo, color de bronce, repre-
sentando el grupo de Laocoonte hallado en los establecimien-
tos balnearios de Tito.»
Con las lenguas sucede generalmente lo que con las gentes:
las en verdad opulentas y además de buen tono, lo manifiestan
por la sencillez de los adornos y por la lujosa parsimonia de
alhajas, randas y bordados; mientras que los pobretones,
cuando pueden, se cargan de joyas y de sedas y de primores,
que no manifiestan más riqueza que la del mal gusto.
Las lenguas concisas lo son por ricas; los idiomas pobres
necesitan de rodeos para la expresión de las ideas, es decir,
gastan muchas palabras por escasez de palabras. La lengua de
Castilla es, de cierto, entre las vivas, una- de las más abundan-
tes; por lo que, como se ha repetido varias veces en estas
ConsultaSy debemos presumir que no nos expresamos castiza-
mente, cuando empleamos circunlocuciones para presentar
un pensamiento ó empleamos varias voces para denominar un
objeto.
Pudo decirse con menos vocablos: Los bienes de fortuna
del célebre escritor quedaron reducidos á su escritorio y á una,
elegante escribanía bronceada^ que representaba el grupo de
Laocoonte, hallado en los baños de Tito.
TIPO
Dice el Diccionario: «(del lat. iipus^ del gr. tótto;) m. Mo-
delo, ejemplar. || Letra de imprenta. || Cada una de las clases
de esta letra.»
No existe, pues, hierba alguna en España que se llame
tipo; aunque sí hay la planta misma, cuyo nombre es poleo,
Tipo^ seguramente del quichua tipti^ crespo, por la inser-
ción ensortijada de las flores del poleo,
TIRICIA
La voz ictericia, de txxspo;, oropéndola, por el color ^ma-
TIR 459
rillo de esta ave, ó de ixtiv, milano, ó de ixt'.;, garduña, cuyos
ojos, como los del ictérico, son amarillos; la voz ictericia^ de-
cimos, según la etimología, es la palabra más apropiada para
expresar la enfermedad, cuyo síntoma más visible, la amarillez
verdosa, ha servido á varios autores desde antiguo para
denominarle: inorbus arquatuSy es decir, de uno de los matices
del arco iris, la llamó Celsio; auriga^ de aurus^ oro, la nombró
Plauto. Sin embargo, el uso, supremo juez y arbitro en mate-
ria de idioma, deformó el referido vocablo apropiado, y la pa-
labra tiricia^ que corrige el señor don Pedro Fermín Cevallos
en su Breve Catálago de errores^ continúa campante en las
obras de Medicina, ni más ni menos como la usa nuestro
pueblo.
No trae el Diccionario el vocablo tiricia,^ mas sí el icte-
ricia,
¿Por qué no lleva á una gruta
Su negra misantropía?
Malo está ese hombre. Yo creo
Que padece de ictericia.
{Bretón de los Herreros — ¡Muérete y verás!)
Melancólico era el uno,
De edad cascada y marchita
Macilento, enjuto, grave
Rostro como de ictericia,
(Saavedra — Una noche de Madrid — Romance i,^: Tres galanes,)
Los ecuatorianos pueden apoyarse, no solamente en la
autoridad de las obras médicas españolas, sino en la de don
L. Moratín, que en la Lección poética^ escribe:
...Llena de jirones
La pobreza con cara de tiricia.,,
TIRO
Caballos de tiro decimos los ecuatorianos á los que se llevan
46o TIS
sin servir, á prevención^ ó de repuesto^ 6 de respeto^ vayan
sueltos ó del diestro.
Tiro^ en castellano, es conjunto de caballerías que tiran
de un carruaje; tratándose de aquéllos, está pues mal empleada
nuestra denominación.
El Diccionario no trae la caballo de fnano^ que hallamos en
escritores españoles como don Pedro A. de Alarcón.
«Así sucede á los viajeros que les embisten los baguales y los dejan
sin poder continuar, llevándoseles los caballos mansos de respeto ó de
remuda,^
(Azara — Viaje por la América Meridional,}
«El día que cruzó por aquí, iba muy bien vestido (Muley-Ahmed),
todo de blanco, montado en una hermosísima yegua, blanca también,
y seguido de tres caballos de mano...y>
{Don P. A. de Alarcón — La Guerra de África,)
«Después venía el Príncipe (Muley-el-Abbas), montado en una ca-
ballo alazán, ricamente enjaezado, y seguido de trea caballos de tnano
que conducían del diestro tres esclavos negros.)^
(ídem — Ibidem , )
Del propio modo chevaux de main denominan los franceses
á los caballos de repuesto: <f.Les convoyeurs étaient admirable-
ment mantés et condtusaient des chevaux de mainy>,
TISERAS
Tijeras y tijera,
•
La verde yerba nace tan menuda
Orillas del estero cristalino,
Y toda por igual por donde quiera.
Como si la cortaran con tijera,
(Pedro de Oña — Arauco domado,)
Ya le crece la barba, é valle alongando,
Dijo mió Cid de la su boca á tanto:
TOD 461
Por amor del Rey Alfonso, que de tierra me ha echado,
Nin entraríe en ella Hjera, ni un pelo non habríe tirado:
E que fablasen desto moros é cristianos.
{Poema del Cid,)
\ Corta I . . . ¡ Corta ! . . . ¡ Qué tijera!
{Martínez de la Rosa — La niña en casa y la madre en la máscara.)
Tiseras usábase en la antigüedad en España; por lo que
Hartzembusch, imitando el antiguo romance, decía:
«E cuando á la primer tiserada sintió el frío del hierro, digo vos que
le paresció que le atravesaban el cuer con una daga buida.*
{Hartzembusch — Mariquita la pelona — Crónica del siglo XV,)
«Desviábase mal su grado á un lado é otro fugiendo las mordedoras
tiseras, cuyo fuerte golpeo é crujido feríale acerbamente las orejas.*
{ídem — Ibidem . )
TOCTE ó TOGTE
Magnífico árbol ecuatoriano (Juglans nigra^ cinérea})^
cuya excelente madera oscura emplean con gran estimación
los ebanistas, y cuya nuez esférica, más escabrosa y mucho
más dura que la del nogal enropeo, contiene también una parte
, comestible parecida á la del fruto del Juglans regia^ aunque
menos dulce.
El sarcocarpo es más astringente aún que el de la nuez
últimamente nombrada.
TODITO
Si el adjetivo poco ó el sustantivo parte son susceptibles de
diminución, supuesto que lo poco puede ser más poco, esto
^^^ poquito ^yX^^ parte ^ muy pequeña, es decir, partecita; fuU"
cha en ningún caso podrá ser muchttOy y menos todavía será
posible que todo^ quiere decir, la cosa íntegra ó el exceso de
462 TOQ
algo., sea rebajado hasta convertirse en toditOy como mal
decimos en nuestra tema de usar diminutivos.
TOLA
Vocablo de los aborígenes de Quito.
El modesto y erudito historiador D. Pedro Fermín Ceva-
llos explica, en el siguiente párrafo del Resumen de la Histo-
ria del Ecuador y lo que eran las tolas,
«Los caras no abrían sepulturas para enterrar los muertos como
hacían los quitus. Colocaban el cadáver al haz de la tierra en lugar
separado de las poblaciones, y poniendo en contorno las armas y alha-
jas que fueron de más estimación |)ara el muerto, celebraban los fune-
rales. Concluidos éstos levantaban al ruedo del cuerpo una pared baja,
construida de piedras brutas, y la operación comenzaba primero por
los más allegados al difunto. Hecha la circunvalación de la pared y
construida una bóveda sobre el cadáver, cargaban tanta piedra y tierra,
que venía á formar un montezuelo que llamaban tola^ mayor ó menor,
según la condición ó categoría del muerto, sobre la cual se hacían las
demás ceremonias, ora mensual ó anualmente. Casi en todas las provin-
cias serraniegas de la república se encuentran esparcidos esos monu-
mentos de nuestros mayores, y en muchos de ellos se han hallado algu-
nas alhajas ó piezas de oro, muestras patentes de su abundancia.»
El sustantivo común ha pasado, además, á ser nombre pro-
pio; pues tenemos el pueblo de la Tola, la isla de la Tola, dos ó
tres haciendas llamadas Tola y varios sitios denominados Tola,
sin duda porque en ellos hay ó hubo tolas. Estas van desapare-
ciendo á causa de las excavaciones verificadas por los anticua-
rios y singularmente por los negociantes en objetos incaicos.
TOQUILLA
La Carludovica pahnata^ semejante á una palmita, se pro-
duce espontáneamente en los campos abrigados de la región
inferior de nuestra República; y proporciona, junto con la
ntocora^ el material para los valiosos sombreros que se expor-
TOR 463
tan de varias Provincias y en especial de Manabí. vSabido es
que hay algunos de Jipijapa, Portoviejo y Montecristi que se
venden hasta por quinientos francos y aun más. Y á propósito
de los referidos sombreros, haremos notar al esclarecido autor
de Recuerdos de España que el nombre común jipijapa^
que se da á algunas de aquellas prendas del traje, proviene
del lugar donde se fabrican y no de la materia de que están
hechas, como cree nuestro amigo el autor aludido.
«La industria principal de los manabitas consiste en la manufactura
de sombreros de paja toquilla: los de Montecristi son los más finos,
y tanto que algunas veces se ha pagado ochenta sucres por cada uno;
los de Jipijapa, los que se trabajan en mayor número y los de Santa
Ana los más ordinarios. El uso de estos sombreros es tan general, que
se llevan á todos los mercados de América y Europa, aunque no con el
nombre de la Provincia en que se fabrican, sino con el de la segunda,
tercera ó cuarta plaza en que los compran, como sombreros de Panamá
á los introducidos al Brasil, y sombreros del Brasil á los llevados á
Europa de los exportados de Manabí á Panamá. Cierto que el tejido de
sombreros de paja toquilla se ha generalizado ya bastante en otros
pueblos de América; pero estamos entendidos que ni la paja ni el tejido
son tan finos como los de Manabí.
{P. F. Cevallos — Resume?i de la Historia del Ecuador,^
TORTA
Denominan aquí los niños al Pkaseolus lunatus L, Proba-
blemente es lo que en San vSalvador llaman piloy; pues el doc-
tor Santiago Barberena, en su libro intitulado Quicheísíuos^
dice que los piloyes son unas hermosas judías ó fríjoles, de más
de media pulgada de largo y de diversos y hermosos colores,
con que juegan los niños, como César Augusto jugaba con
almendras. Dice también que son comestibles, lo cual ignorá-
bamos de las tortas^ á pesar de su nombre.
•
TORZÓN
Respecto de esta voz hay que notar: primero, que es tan
464 TOT
castiza como torozón; y segundo, que viene del latín iorsio y
significa contorsión^ esto es, movimiento convulsivo ó violento
y desordenado que hacen los animales cuando padecen una
enfermedad que ocasiona gran dolor en las visceras del vien-
tre. Es, pues, un síntoma y no lo propio que meteorismo^
timpanitis ó simplemente cólico,
TOSTADO
El Diccionario último trae ya la palabra mote^ aunque in-
completa; pues si los ecuatorianos y peruanos teníamos dere-
cho para que los Académicos aceptasen el nombre del ^naís
cocido^ los chilenos y no sé s¡ también los argentinos, lo tenían
para que el tal nombre se hiciese extensivo al trigo cocido.
Con añadir: «Mote^ m. maíz ó trigo cocidos, que se emplean
como alimento en algunas partes de América,» nada quedaría
por reclamar.
Pero sí, aun pondríamos pleito al Léxico por haber acep-
tado la voz quichua cancha y no la que motiva este artículo.
Tostado es, por antonomasia, en el Ecuador el m,atz tostado.
La palabra cancha no está en uso ya más que entre los indios
que no hablan castellano ó que afectan no hablarlo, mientras
que nuestro término pertenece al vulgo, á la burguesía y aun
á la nobleza cuando el tostado es de canguil y, en especial, si
viene confitado ó sea en forma de colación de pobres^ que no
menosprecian tampoco los ricos. En las estaciones de ferro-
carriles de los Estados Unidos de Norte América hemos visto
vender ^ canguil reventado o tostado de canguil; y ]\i3.n de
Arona dice que lo vio comer en Egipto, donde se le de-
nomina dourah.
TOTORA
Planta acuática, especie de anea ó espadaña, de que se
fabrican esteras. Totoral^ sitio lleno de totoras^ generalmente
pantanoso ó lacustre.
TRA 465
TRADICIONALISTA
Iradicionista^ tradicionalisia llamamos á los escritores de
tradiciones, y en singular al criador de este género literario,
al gallardo prosador y poeta don Ricardo Palma. Tradicio-
nista no se encuentra en el Léxico; mas sí tradicionalisia y
que profesa la doctrina del tradicionalismo, ó cosa pertene-
ciente á esta doctrina. Por estar en el Diccionario al menos
la palabra, la hemos empleado aun en este libro en la acep-
ción que no trae el Vocabulario académico.
TRAGO
Por antonomasia es para nuestro pueblo el de aguardiente,
ó algo más aún; pues trago es sinóninfo de aguardiente,
TRAJE
¿Quién puede adivinar el origen de la significación de en-
mascarado, encaratulado, máscara, mojiganga, que damos al
sustantivo traje)
No obstante este que creíamos ecuatorianismo es un espa-
ñolismo; pues leemos en un telegrama que publica El Liberal^
de Madrid, del 25 de marzo de 1907.
«En Odessa ha ocurrido un trágico suceso: habíase organi-
zado un baile de niños que era de trajes. Concurrieron a él
gran número de pequeñuelos elegantemente disfrazados...»
TRAQUEADO
Damos á esta voz todos los significados que derivan del
verbo español traquear. Mas, no sólo nosotros, sino tam-
bién escritores que no son ecuatorianos, como don Alonso
Alvarez de Soria:
Ninfas que en las tasqueras
30
466 TRA
Del Compás, Resolana y San Bernardo
Sobre humildes esteras
Tendéis el pobre y traqueado fardo.
(SátÍ7'a,)
TRAS PLANTAC I ÓN
Dígase trasplante ,
TRASTRABADO
Es, según nuestros entendidos en caballerías, el mulo ó
caballo sometido á la operación de que se habla en el pá-
rrafo que sigue. En todo caso es término ecuestre ó hípico
(como dicen los que «para mayor claridad,» prefieren pala-
bras venidas del griego); pues significa en castellano, caba-
llo ó yegua que tiene el pie derecho y la mano izquierda
blancos.
TRASTRABAR
Decimos á cierta operación por la que el picador obliga á
la caballería á tomar un paso anómalo que, cambiando el mo-
vimiento de pie y mano contrapuestos como se efectúa en el
trote, sirva para acostumbrarla al portante^ paso de andadura^
ó de ambladura^ que estas tres denominaciones tiene lo que
nosotros llamamos andar de paso. Probablemente el verbo
trastrabar vino de trabar; supuesto que á las caballerías rea-
cias al trastrabe^ se las precisa á él poniéndoles una cuerda del
pie á la mano, esto es, echándoles trabas y como se dice en cas-
tellano. Entiendo, pues, que estaría bien decir trabar en vez
de trastrabar; y que aun este último vocablo no es del todo
malo, tanto más cuanto que trastrabarse la lengua ó trabarse'
la lengua son sinónimos en castellano.
TRASTRABILLAR
Debe de tener el mismo origen que trastrabar. En el
TRI 467
Ecuador lo conservamos tal como, según Cuervo, hubo de
venirnos de España; en algunos otros lugares de la América
española se dice trastavtliar. Equivale á vacilar, ir haciendo
eses, estar hecho una equis, dar traspiés; tartalear^ no tras-
ialear como, sin duda por error de imprenta, dice el Breve
Catalogo del doctor Cevallos.
TRENCILLA
Por similitud con una trenza ó con el galoncillo denomi-
nado castizamente trencillay llamamos así á varias especies de
licopodios, abundantes Criptóga^nas vasculares ecuatorianas,
de las que el profesor de Botánica de la Universidad Central,
P. Luis Sodiro, ha descubierto seis ó siete nuevas especies y
aun dedicado una al autor de este libro, la Licopodiínn To-
barz. El pueblo les atribuye distintas propiedades medica-
mentosas.
TRES CUARTOS (para las cuatro)
Ha de decirse las cuatro menos cuarto,
TRESQUILA
Esquilar^ cortar con la tijera el pelo, vellón ó lana de los
ganados; dícese también trasquilar^ verbo del que hemos
sacado mal el sustantivo que anotamos.
La acción y efecto de esquilar y el tiempo en que se es-
quila, se denominan esquileo; lo primero, además, esquila.
Tampoco hay tresquilar en el Léxico español.
TRI BUL
Trébol ó meliloto: Género de leguminosas papilionáceas,
que comprende especies muy estimadas, comestibles, forra-
jeras y oficinales.
468 TRO
TRINCAR
Dígase atar, sujetar, amarrar, etc. Don Juan Montalvo
acaso halló en algún autor español el verbo trincar ^ en la
acepción usada por nuestra plebe, cuando lo emplea en el si-
guiente pasaje de los Capítulos que se le olvidaron a Cer-
vantes:
«No dejó de admirarse don Quijote cuando á la luz del día, que en
largos rayos entraba por las rendijas de la puerta, se vio trincado al
maderamen del aposento.»
El último Diccionario acepta ya el verbo familiar y figura-
damente, en la acepción anotada.
TRINCHE
No es vocablo español ni con el significado de te^tedor^
ni con el de trinchero^ en la denominación plato trifiche que
damos al plato plano. Ha de ser probablemente abreviatura de
trinchero ó de trinchante^ palabra que significa, entre otras
cosas, instrumento con que se afianza ó asegura lo que se ha
de trinchar.
En Chile parece que se da aún mayor extensión á la voz
que anotamos; pues leemos en la sección de avisos de los dia-
rios de Santiago y Valparaíso que «se vende (también allí co-
meten esta falta de concordancia, común entre nosotros) apa-
radores, mesas tr i fiches^ etc.»
TRIQUIS MIQUIS
U simplemente triquis. Dígase tres en raya,
TROMPADA, TROMPEAR, TROMPEADOR, TROMPÓN,
TROMPIZA
El verbo está en el Léxico de la Academia, pero definido
«trompar ó trompear^ jugar al trompo»; el adjetivo no, mas
TRO 469
pudiera acaso significar, si hiciere falta, persona que juega con
trompos. Trompada^ dice el Vocabulario, golpe dado con la
trompa, ó con el trompo. Trompón^ si algo significase sería
trompa ó trompo grandes^ según el más común valor de la ter-
minación aumentativa on. Trompiza no trae tampoco el Dic-
cionario.
De lo que se deduce que los ecuatorianos andamos des-
viados cuando atribuímos á las palabras expresadas las acep-
ciones de combatir a puñadas^, que damos á trom,pear; de
púgil á trompeador; de puñetazo ^ puñada ó puño^ á trompada
y trom^pón; y de pzígilato á trom^piza. Aunque, para descargo
de nuestros compatriotas, debemos añadir que un miembro
respetable de esta temible familia, trompada^ nos vino de la
tierra andaluza, donde, como se ha dicho antes, hemos trope-
zado con muchos de esos personajes que creíamos compatrio-
tas nuestros, oriundos y autóctonos de América, y que prue-
ban, además de ciertas costumbres, etc., que el actual Ecuador,
especialmente, fué poblado en gran parte por andaluces, cuya
sal brota á cada momento en los labios de los quiteños y de
los pobladores de otras de nuestras ciudades.
Así hay otras muchas palabras de las corregidas como
americanismos por Baralt, Cevallos, Cuervo, Paz Soldán, Ro-
dríguez, etc.
Aceptado por el Diccionario el vocablo ptígil^ como con-
tendor d puñadas^ y no sólo como «antiguo gladiador», sería
innecesario el anglicismo boxeador (Boxer)^ con que se ha
dado en llamar á aquellos brutos, — perdónenos la palabra la
culta Albión, — que uno con una órbita vacía y otro escupiendo
los dientes, arrancan aplausos á los extravagantes británicos
ó á sus hijos los norteamericanos, estos bárbaros de la civili-
zación.
El golpe dado con el puño, se nombra también puñete.
«Que es una recia cosa... andar buscando aventuras toda la vida, y
no hallar sino coces y manteamientos, ladrillazos y puñadas.^
( Cervantes — Quijote. )
«Allégate a mí; ven acá, que mil azotes y puñadas te dé en este
mundo y otros tantos besos.»
(Rojas — La Celestina.)
470 TRO
«Cantaba el ciego al son de la ronca gaita, y el lazarillo al de su
pandereta, herida á puñetazo seco.»
{Pereda — El sabor de la tierruca.)
«Casualmente me coge Ud, en un momento en que aplastaría al
mundo de una ?ío\2l puñada *">>
{Selgas — Dos muartos vivos,)
« — ¿Qué tienes tú que darme puñetazos en el pecho?
— Yo puñetazos! Hombre, tú sueñas.
— No, señor, el que sueña eres tú, y sin duda soñando me has dado
un puñetazo, 'i^
( Trueba — Las aventuras de un sastre, )
La razón no quiere fuerza.
Dice un refrán, y es un necio,
Que con fuerza una puñada
Tiene cosas de argumento.
{Don Antonio de Solis — El amor al uso.)
TROMPEZAR
Trompezar y entropezar ó entrompezar son las formas
antiguas en España, vigentes aún en el Ecuador, del verbo
tropezar como se dice hoy.
«Iban las mujeres al infierno tras el dinero de los hombres, y los
hombres tras ellas y sus dineros, tropezando unos con otros.»
{Quevedo — Las Zahúrdas de Plutón,)
«El incrédulo es un ciego que anda á tientas, y como no ve nada, en
todo tropieza:^
{Selgas — Dos muertos vivos.)
«A nadie encontramos que pueda anunciar a Guillen la visita de sus
amigos, lo cual no dejaría de ser cómodo si tropezáramos con alguna
puerta...»
{ídem — Ibidem).
i
TRÜ 471
Así como por el bosque,
Perdido en la noche ciega.
Tropezando el peregrino
Va hacia la lejana hoguera.
{Duque de Rivas — El solemjie desengaño,)
TROMPEZON
Tropezón^ según lo dicho en trompezar ,
«Comenzó á andar, dando tropezones^ zancadillas y suspirando.»
{Quevedo — Las Zahúrdas de Plutón.)
TRONCO
Si alguien hablase de un troncho no sería ciertamente en-
tendido por nuestro pueblo; pues así nombra tronco al de los
árboles, como — y quizá con más especialidad — al tallo de las
hortalizas y en singular al de las coles, es decir, al troncho ó
sea vara de las hortalizas que corresponde al tronco de los ár-
boles.
De troncho se han formado tronchudOy que se aplica á las
hortalizas de troncho largo ó grueso: repollo tronchudo; tron-
chazOy golpe dado con un troncho^ etc.
a Las gentes desvalidas se disputan con ferocidad un troncho de col,
y las sobras de aquellos pocos que tienen todavía en su casa mesa con
manteles.»
{Pérez Galdós — La Batalla de los Ar apiles),
TRO? E ÑA
Dícese á la mujer que sigue á Jos soldados, particularmente
cuando salen á campaña.
TRUNCO
«Tomo trunco de tal obra», decimos del que, perteneciente
á una obra en varios tomos, está descabal.
Obra trunca y llamamos asimismo á la incompleta, etc.
472 TÜC
TRUST
Aunque pudiera reemplazarse esta palabra por el vocablo
español monopolio^ no es él propiamente.
Por trust se entendía antes la coalición de productores con
el objeto de conseguir la disminución de gastos, el perfeccio-
namiento del producto y aumento de beneficios; más tarde se
denominó trust la unión ó sindicato (Véase la palabra) de
especuladores, con el fin de acumular tales ó cuales mercan-
cías, ó apoderarse de una empresa ó de un negocio para obte-
ner enormes ganancias, monopolizándolos. Los grandes trusts
tuvieron su origen en los Estados Unidos de América; aunque
el nombre proviene de Inglaterra, donde se denomina trustee
á la persona á quien se confía la administración de los bienes
de otra, esto es, al apoderado, depositario, administrador ó
síndico.
La primera sociedad á que se llamó trust fué The Standard
OH Trust^ formada por acuerdo de las diversas compañías ex-
plotadoras del petróleo descubierto en Ohío y Pensilvania, uni-
das por el millonario Rockeíeller después de sostener entre ellas
una tremenda lucha de competencia. Posteriormente han ve-
nido los trusts de algodón, de azúcar, de ferrocarriles, de bu-
ques, etc., administrados por los respectivos trustees. No será
imposible que un día la Magna República constituya un trust
para absorber todos los asuntos del globo terrestre.
Trust^ como sustantivo, significa seguridad, confianza, car-
go de confianza, crédito, administración, fundación, institu-
ción, etc.
TUCURPILLA
Columba passerina (?) Tórtola del mismo color que la co-
mún, pero casi tan chica como un gorrión. No gusta de po-
sarse en las ramas; y sociable como es, corre y busca el ali-
mento bajo los árboles, acompañada de varias amigas ó
siquiera del inseparable macho.
TÜM 473
TUMBADO
Adjetivo. De figura de tumba. — El techo en lo interior de
los edificios, de superficie plana y lisa, cielo raso,
«No dejó de admirarse don Quijote cuando á la luz del día que en
largos rayos entraba por las rendijas de la puerta, se vio trincado al
maderamen del aposento, que no tenía cielo raso.,,
{Montalvo — Capítulos que se le olvidaron á Cervantes),
■A-
Vi.
.V.
3t=« lUJ IWt
U
UMBRAL, UMBRALADA, UMBRALADURA
Umbralada ni umbraladura no hay en el Diccionario; um^-
bral^ lugar en que hace sombra (umbra) el dintel^ es la parte
inferior ó escalón, por lo común de piedra, y contrapuesto al
mismo dintel^ en la puerta ó entrada de cualquiera casa. Nos-
otros denominamos um.bral2\ dinteló lintel^ esto es, á la parte
superior de las puertas y ventanas que carga sobre las jambas.
¡Mas qué veo! ¡Arrodillada
Al umbral una mujer!
{Bretón de los Herreros — ¡Muérete y verás!)
«¡Qué cosas se ven (dijo) desde los umbrales de la muerte! Jamás
Celia me ha parecido tan hermosa como en este momento...»
{Selgas — Mundo ^ Demonio y Car fie.)
«¡Qué cosa tan natural es el sueño, y al mismo tiempo qué impene-
trable!... Parece que nos asomamos al umbral At. un mundo descono-
cido.»
«
{Selgas — Rayo de soL)
No merezco vuestro trato,
Ni pisar vuestros umbrales,
{Martínez de la Rosa^—La niña en casa y la madre en la máscara!)
476 ÜVI
«En vano las colgaduras de seda amarilla se cruzaban como bande-
ras sobre los dinteles de las puertas.»
{Selgas — Rayo de Sol,)
El Léxico de 1899 acepta, como término de arquitectura,
la acepción de umbral, «madero que se atraviesa en lo alto de
un vano, para sostener el muro que hay encima;» con lo cual
autoriza, casi, el significado que los ecuatorianos dan á la pa-
labra anotada.
UÑA DE GATO
¿Del nombre botánico Inga unguts catt?
La planta que así denominamos, se conoce en castellano
con una sola palabra: gatuna ó gatuña^ ó simplemente gata,
UTILIZABLE
Aprovechable,
Quizá la Academia no halle mal formado el adjetivo utili-
zable^ y lo deseche por creerlo innecesario; sin embargo, nos-
otros creemos que entre uti Usable y aprovechable hay la pro-
pia diferencia que entre los verbos casi sinónimos utilizar y
aprovechar ^ matiz tenue que se percibe más bien que se ex-
plica y con razón ha hecho decir á los filólogos entendidos
que propiamente no hay sinónimos en castellano.
El Diccionario último ha acogido ya el vocablo.
UVILLO
Ovillo,
De ovum^ huevo; no de uva^ como parecen creer los que
dicen uvillo,
«Que vuestra merced sea servido de mostrarnos algún retrato de
esa señora, aunque sea tamaño como un grano de trigo, que por el hilo
se Sircará el ovillo,
( Cervantes — Quijote, )
' — m IMI 11= lt=<l — lt=lt=:^^p^ '
VACA LOCA
Es lo propio que, conforme un útil libro que leo al con-
cluir la impresión de estas Consultas^^l Diccionario de bar-
barisntos y provincialismos de Costa Rica por don Carlos
Gagini — ^nombran los costarriqueños /^r^ ^;^¿x¿^í7, y «consiste
en una piel de buey sostenida por una armazón de cañas y
recubierta de buscapiés; etc.» «Un hombre, agrega el señor
Gagini, pasea el aparato en torno de la plaza, dispersando á
los espectadores y dando lugar á mil lances divertidos. — Pro-
bablemente guaco es el mexicano huacqui^ cosa seca ó enjuta.»
VAHU
Vaho^ el vapor visible que sale y se eleva de una cosa ca-
liente. En la antigüedad se dijo vafo^ como vocablo de tran-
sición del latino vapor ^ vaporis,
«La furia del contagio (de una mortal pestilencia) era tan grande,
que de sólo mirar á uno solo se le pegaba y moría, por estar el aire de
la ciudad tan corrompido del calor gravísimo del pestilencial mal, que
á cualquier miembro que llegaba el vaho y aliento, se levantaban gran-
des ampollas, y hacían llagas mortales.»
( Nieremberg — Diferencia etc . )
478 VEL
VALACADA ó BALACADA
Jactancia.
«Que sí los que tan mal empleados van, se esmeran tanto en servir
á tan ruin señor, que tiene por caso de menos valer andar con floxedad,
y no crecer mucho en su trato, en tanto que á veces quieren igualar
con jactancias fingidas los hechos torpes y verdaderos de otros...»
(/^r. Jiían Márquez — Los dos Estados de la Espiritual Jerusalen,)
VALONA (Hacer la)
Valonay de valón^ wallus^ nada tiene que ver con el esqui-
leo de las crines de las caballerías, operación á la cual el Dic-
cionario denomina afeitar (4/ acep.) Mas hoy que son pocas
las señoras y señoritas que no se afeitan^ podría ser que se
juzgara poco respetuoso hacia ellas, el que se hablase de afei-
tar caballos, mulos y asnos; y en tal caso convendría que
para estos animalejos recordásemos otro verbo usado también
por nuestros campesinos, y bien usado: tusar ó atusar,
<!.Atusar^ dice el Diccionario de 1726, cortar con tijera el pelo con
igualdad, y muy bajo, así á los hombres como á las bestias... Viene del
francés Toyso?i, que significa vellón, y antepuesta la A se íorma el
verbo, que significa cortar el vellón, ó trasquilar. Antiguamente se
decía Tusar.,,»
Y no sólo cortar el pelo á los hombres y á las bestias, sino
también podar ó despuntar las plantas. Don José María de
Pereda, en Peñas arriba^ dice que
«Chisco precedía trepando sosegadamente por derecho, garantido
por sus tarugos contra los resbalones de que no se libraba el caballo
que conducía de las riendas, cuando pisaba sobre el atusado ramaje de
los brezos.»
VELORIO
Así denominamos el acto de velar los cadáveres, especial-
mente de los niños.
VEN 479
Mejor estará decir velación^ según el Diccionario; aunque
la voz no significa todo lo que nuestro velorio^ esto es, acción
de velar á un difunto, singularmente niño, mitigada por tragui-
tos de licor, piscolabis y algunos divertimientos {cuentos de
velorio)^ etc.
VENA
La ignorancia que nos hace en ocasiones inventar vo-
cablos, otras veces es motivo de que les atribuyamos sig-
nificados que no poseen; con lo cual quedan cesantes unas
cuantas palabras, y el lenguaje del vulgo reducido a un
glosario especial en que abunda lo inútil y falta lo indis-
pensable.
Ocúrrensenos estas reflexiones por lo que pasa con el sus-
tantivo vena, feliz personaje al que hemos entregado á puertas
cerradas todo cuanto poseían una multitud de desaparecidos,
olvidados, muertos é inhumados en el idioma ecuatoriano.
Así llamamos venas á los tallos flexibles de ciertas plantas
trepadoras ó rastreras que los campesinos utilizan en vez de
sogas. Denominación que incluye les bejucos y lianas em-
pleados por los habitantes de la costa para las ataduras de
las cercas, de las balsas y hasta de los tabiques de las casas.
Así nombramos las fibras tendinosas ó aponeuróticas de las
carnes comestibles; así los cartílagos y hasta las arterias y
nervios del cuerpo animal; así la porción fibrinosa de las fru-
tas y de las hortalizas, etc.
VENADERO
Sitio ó paraje en que los venados tienen su querencia ó
acogida.
Nosotros decimos perro venadero al que sirve para cazar
venados, generalmente galgo ó podenco.
VENDAJE
Los que saben que yapa es quichua, pero ignoran que
■y
4S0 VEN
existe en castellano la voz adehala^ nombran á lo que se da ú
obtiene sobre lo que corresponde legítimamente en las ventas
ó compras, vendaje; y pronuncian el vocablo de tal modo que
no parece sino que espetan una lección á quienes les oyen.
Vendaje es cosa que recibe, no que da el vendedor; pues
es paga dada á uno por el trabajo de vender lo que se le en-
comienda.
Lo que agregan el vendedor ó comprador, de gracia, á la
cantidad de lo vendido ó precio de lo comprado, llámase tam-
bién momio figuradamente.
VENDIMIA
Del latín vindemia. Es un sustantivo que tiene, por cierto,
un significado muy distinto de venta pública y coman como
en feria: vendeja; ó de cosa que se puede vender ó está de
manifiesto para venderse: vendible; ó de todo género vendible,
como dice el Diccionario: mercancía,
«Cuando concluyó la vendeja, subió á Begoña, colocó en el altar de
la Virgen la vara de azucenas y...»
{Trueba — La vara de azucenas,)
VENIR
Si el tal verbo significa, como en verdad significa, caminar
de allá para acá, ó llegar al sitio en que está el que habla, lo
emplean detestablemente los ecuatorianos que al encontrarnos
en la calle, por ejemplo, nos dicen vendrás á casa^ ó es-
tando en la ciudad nos preguntan ¿cuándo vienes á la hacien-
da?, ó nos contestan, si les llamamos, ya vengo!
Irás á casUy debe decir el primero; (Cuándo vas á la
hacienda) ha de preguntar el segundo; y voy contestará el ter-
cero, caso de ser llamado.
Los franceses dan más amplia acepción á venir: se trans-
porter d' U7i lieic dans celtii oú se trouve la personne qui par le ^
ou á laque I le on parle ^ ou de laquelle on parle, etc.
i
VES 481
VESTIDO
Tiene una significación mucho más amplia que la conce-
dida por los ecuatorianos, que denominan así sólo la saya ó
faldas mujeriles.
VETA
Veta.
Según el Diccionario de los Académicos, es filón metá-
lico. II Faja de tierra ó piedra, que por su calidad ó su color
se distingue de la masa en que se halla interpuesta. || Cada
una de las listas onduladas ó ramificadas y de diversos colores
que tienen ciertas piedras y maderas. — Todo lo cual corres-
ponde á la etimología del vocablo: del latín vitta^ faja, lista.
Los ecuatorianos nombran veta ó beta á la correa cortada,
sin solución de continuidad, de toda la piel de un toro, de
un buey ó de una vaca, correa que retorcida y curada sirve
^2ir2i ejtlazar 2l los ganados y sujetarles. Diferenciase del ca--
bresto en que aquella es más larga y fuerte. Llámanla tam-
bién lazo ó, en quichua, huasca.
Enlazar es hacer prisioneros á los animales arrojándoles á
los cuernos ó al cuello el lazo ó veta. El extremo de esta tiene
un nudo corredizo. .Es digna de verse la operación, en espe-
cial cuando el enlazador la efectúa á la carrera de su caballo y
á la del toro, al que ya enlazado, retiene y hasta arrastra
merced á la larga veta, atada á la cabezada de la silla: lo cual
se llama ar donar.
Beta. En catalán, como en castellano, significa la cuerda
empleada en el aparejo de un buque.
Veta. Significa lo mismo que en castellano, y además es
el tejido largo y angosto que sirve para atar. Pero sólo se le
da este nombre cuando es de hilo, lana ó algodón; pues
cuando es de seda, se le llama cinta.
A la variedad de macarrones llamada tallarines (taglio-
lino) y también se denomina veta en catalán .
Huasca en Chile nombran á \2l fusta.
31
482 VIJ
VICTIMAR
Por matar ^ ni en sentido alguno, no está en el Diccionario.
Tampoco hace falta.
VIGENCIA
Van á admirarse nuestros curiales y hasta nuestros políti-
cos al saber que no hay vigencia en el Léxico de la Academia.
Están en vigor y observancia ó sea vigentes las leyes y
ordenanzas, ó estilos y costumbres, en fuerza de obligación,
ó de duración constante, respectivamente.
Creemos que la voz debería ser aceptada.
VIJAO ó BIJAO
Las hojas de las Heliconias llamadas bijCLOS (Heliconias
bihai y H, latispatha)^ que nuestros montañeses emplean para
cubrir sus cabanas y para preservar de las lluvias las cargas
que trasportan.
VINAGRERA
Vasija destinada á contener vinagre para el uso dia-
rio. II pl. Conjunto de dos frascos ó ampolletas con aceite y
vinagre para el servicio de la mesa de comer. || Angarillas ó
taller, pieza para el servicio de la mesa.
Tales son todos los significados del sustantivo vinagrera;
es, pues, arbitraria y extravagante la acepción que los ecua-
torianos le damos de eructaciones acidas, provenientes de
haberse agriado los alimentos en el estómago — para no dar
una explicación más médica — , lo cual se denomina ar^¿/m,
del latín acor^ aciditas^ ó pirosis (::yp, fuego) por la sensación
como de quemadura en la faringe que experimenta el que pa-
dece acedías.
VOL 483
VIRGÜELA
Viruela,
¿Para qué nos persuadas eres niña?
¿Import^i que te mueras de viruelas?
(Quevedo — Soneto — A una vieja,)
...Nunca, nunca
He conocido en mi infancia
Semejante enfermedad:
Entonces sólo se usaban
Indigestiones, viruelas,
(Gorostiza — Indulgencia para todos,)
VIRUSA
Viruta,
«Y me embelesaba viéndolos manejar la azuela de angosto y largo
peto cortante, ó sacar con la legra rizadas virutas de lo más hondo é
intrincado de la almadreña.»
{Pereda — Peñas arriba,)
VOLADA
En lenguaje de truhanes, volada equivale á trampa ó rate-
ría con engaño, estafa, petardo. No es propiamente el volata
germanesco; pero de seguro es la misma palabra que, al tras-
ladarse á nuestra tierra, cambió así la / con rf, como el género
y el significado, que en jerga de rufianes peninsulares, es el
de ladrón que hurta por tejado y ventana.
VOLANTÍN
Volatín ó volatinero (de volar)^ funámbulo f funis, ambu-
lare).
Mientras de un volatín bastante diestro
Un principiante mozalbillo toma
484 VUL
Lecciones de bailar en la maroma,
Le dice: Vea Usted, señor Maestro...
{Iriarte — Fábulas: El volatín y su maesfro. )
En Chile llaman volantín á la cometa de los muchachos.
VOLATERÍA
Nada tiene que ver la caza de aves, que se hace con otras
enseñadas á este efecto, ó el conjunto de diversas aves, que es
lo que se llama volatería^ con los cohetes voladores^ á la coíi-
greve^ chisperos ó tronadores.
Volatería probablemente decimos porque los cohetes lan-
zados al espacio parece que vuelan, es decir, por la misma
razón por que al manteamiento del escudero de don Quijote,
Cervantes llama la volatería de Sancho:
«Desearon saber todos qué era aquello de la manta, y el ventero les
contó, punto por punto la volatería de Sancho Panza.)^
{Cervantes — Quijote, )
«Y deseando saber el P. Dionisio en qué consistía el gusto tan
grande, que hallan los señores en esta caza de volatería^ pues así se
ocupan y consumen y aun muchos se destruyen en ella y sufren tanto
cansancio y trabajo y se desentrañan en sustentar y renovar pájaros
tan costosos...»
(P, Juan Eusebio Nieremberg — Hechos políticos y religiosos del
que fué Duque cuarto de Gandía,)
VUELTO
El sobrante que el vendedor devuelve al comprador, que
ha entregado cantidad superior al precio concertado, es vuelta.
VULGARISMO
A la acepción «dicho ó frase vulgar», podría agregarse:
uso de voces introducidas por el vulgo ignorante.
■H-ji n i lat
YACUPUMA ó MARGUAY
. •
El Felis itgrtna de Linneo, carnívoro de los más pequeños
de la familia Fe lince.
YAPA
Adehala,
La gratificación que se da sobre el precio de una cosa que
se vende, se llama adehala ó guantes.
Si yapa y yapar^ dar ó recibir momio ó de momio, no
fuesen indudablemente quichuas (yapana^ yapamj^ creería-
mos que son el sustantivo llapa y el verbo llapar de los mi-
neros.
La edad... Quisiera acertarla...
A ver si le yerro mucho:
La vista viva, la planta
Firme... Serán... ¿Treinta y ocho?
— Y otros doce de adehala.
{Martínez de la Rosa — La niña en casa y la madre en la máscara.^
YEGUAR I ZQv
Es palabra anticuada, que equivale á yegüerizo ó yegüero^
486 YUY
esto es, el que cuida ó guarda las yeguas; mas no á yegüería
ó yeguada^ es decir, conjunto de yeguas.
«Una profunda hoyada con hermosas breñas en sus laderas, y arro-
yos cristalinos en el fondo, golosinas que saboreaban á sus anchas las
yetadas y rebaños que se buscaban la vida por aUí.)>
(Pereda — Peñas arriba,)
YERBUNO
Decimos al conjunto de hierbas que se crían en los prados
y dehesas. La palabra castellana es herbaje,
YUGOCARA
Voz híbrida del castellano yugo y del quichua cara^ cuero,
correa. Ha de decirse cornal ó cornil.
YUYOS
Entendemos que se nominan con esta palabra quichua las
herbecicas de cocina, las Jines herbes que dicen los franceses,
las que sirven de dar buen olor ú ornato á los manjares.
Como palabra componente, empléase el vocablo yuyo hasta
en Chile para denominar un vegetal comestible, el cochayuyo
(cucha ó cocha y mar, lago, y yuyu^ hortaliza).
mf
atmi igt= =i«t
ZAFIRO
Así sería según la etimología griega, mas no según la latina.
La Academia sigue la última, zafiro,
ZAMBULLÓN
La acción y efecto de zabullir ó zabullirse (no zambullir
ni zambullirse)^ zabullidura ó zabullida,
ZANAHORIA ó AZANORIA
Nosotros confundimos dos especies botánicas de distintos
géneros, aunque de una misma familia ( U^nbeliferas ) ^ con
una sola denominación, y llamamos zanahoria á la arracacha
ó r acacha de los indígenas (Arracacha esculentajy cuya raíz
tuberosa blanca ó amarillenta, según la variedad, es incompa-
rablemente mayor y mucho más sabrosa que la de la zanahoria
propiamente tal (Daucus carota) y á la cual nombramos zanahor
ria amarilla para diferenciarla de la otra. ¡Cuánto más sen-
cillo sería dar á cada cosa el nombre que le corresponde!
De paso, no estará mal recordar con don Rufino J. Cuervo>
que debe pronunciarse zanahoria, como en el siguiente ejem-
plo por él traído:
Hay muy gentiles lechones
488 ZAP
Por conserva calabaza.
Zana-hória y berengena.
(Lope — El cuerdo en su casa?)
«Esta es voz arábiga,» agrega el erudito colombiano, usfanariah^
mediante la trasflosición de las dos consonantes f y n^ cosa muy ordi-
naria en las derivaciones de aquella lengua, como en albahaca^ adelfa^
ale re díte y eio
{Cuervo — Apuntaciones criticas sobre el lenguaje bogota7io.)
Monláu advierte que este vocablo árabe se halla escrito en
los autores con variadas formas, tales como zafnariya^ safra-
niya^ safonártydy sannárzya^ y samidra — bahint.
Larramendi pretende que es voz vascongada, que significa
raíz amarilla.
Azanoria ó azanahoria deben de ser voces anticuadas, al
menos la última; y de ahí se diría azanahoriate á la zanahoria
confitada, y metafóricamente á los cumplimientos afectados.
ZANJERO
Decimos al que se ocupa en hacer zanjas. Está bien for-
mado y debe conservarse, aunque no lo trae el Diccionario de
la Academia.
ZAPALLO
La familia botánica de las Cucurbitáceas propia, en la mayor
parte, de las regiones tropicales, posee muchísimas especies
en el Ecuador, algunas de gran uso para la alimentación. Cite-
mos las más notables:
El zapallo cuyo pepón llega á las veces á un enorme tamaño,
y el zambo^ asimismo de baya voluminosa, variedades de la
Cucúrbita maxi/na^ que se comen cocidos; el melón fCucumis
pepoJyl3.saLndÍ3i (Cuciunis citrullus ó Citrullus vulgaris)^
que se producen en temperaturas más elevadas, cuya pulpa
sacarina no necesita ser sometida á la cocción; las variedades
de calabazas^ puros ^ etc.
ZOC 489
Las plantas llevan el mismo nombre de los frutos respec-
tivos.
ZAPATÓN
No hay tal palabra en el Diccionario. El zapato impermea-
ble, en que entra el pie calzado, se llama chanclo y aun (cosa
que ha de admirar á los ecuatorianos) choclo. Uno especial de
las mujeres se denominaba chapín. — Advertimos también que
chanclo y choclo significan asimismo lo que los ecuatorianos
nombramos zuecos y palabra castiza, cuya primera acepción es
la de zapato enteramente de madera, que se usa entre la gente
pobre de algunas provincias de España y de otros lugares de
Europa.
ZARAZO, ZA ó SARASO, SA
Las mieses algo verdes y correosas al tiempo de cosechar-
las, están cerollas^ y no zarazas ó sarasas^ como decimos los
ecuatorianos.
ZOCOLAR
O mejor dicho socolar^ pues así se pronuncia, es para nues-
tras gentes del litoral no precisamente lo mismo que talar;
pues la acción que significa el verbo consiste en una manera
especial de desmontar ^ por procedimientos sucesivos, que el
doctor Wolf describe de la manera siguiente: «En la selva vir-
gen el primer trabajo es el de zocolar ^ es decir, se corta todos
los arbustos, enredaderas y árboles pequeños, dejando en pie
solo los grandes; se amontona el ramaje, y después que se ha
secado, se quema Entonces se procede á tumbar los árbo-
les gruesos, y después de haber separado los troncos de buena
madera, que uno quiere aprovechar, se reduce el resto y el
ramaje también á cenizas. Las raíces quedan en el suelo y se
pudren poco á poco, así como también muchos troncos grue-
sos, que no se han quemado del todo. Con esto el terreno ya
está listo, y sin otra preparación se procede al sembrado,
haciendo huecos en el suelo con el machete...»
{Teodoro Wolf —Geografía y Geología del Ecuador}^
490 ZUM
ZUMBADOR
Denominamos los ecuatorianos á la becada^ chocha ó chocha-
perdiZy ave de carne excelente^ muy común en los terrenos
húmedos.
ZUMBAMBICO
Bramadera ó zumba.
y
Con detenidos pormenores describe el Diccionario este
juguete y la manera de usarlo: «Pedazo de tabla delgada, en
forma de rombo con un agujero y una cuerda atada en él, que
usan los muchachos como juguete. Cogida esta cuerda por el
extremo libre, se agita con fuerza en el aire la tabla, de modo
que forme un círculo cuyo centro sea la mano, y hace ruido
semejante al del bramido ó del viento.»
Brev^ Suplemento
AUTOBÚS
Con sobrada razón el Sr. Araujo, Profesor en el Instituto
del Cardenal Cisneros, anatematiza el término autobús^ en
cuanto no es castellano, ni francés, ni latino, ni griego. ¿Qué
es autobús? Ómnibus^ como lo recuerda el Sr. Araujo, es da-
tivo del vocablo latino ontnis y significa /¿ira todas; p^ro auto-
buSy de a6To<;, uno mismo, de sí mismo, por sí mismo, y bus^
última sílaba de aquella voz latina, no tiene significación al-
guna. AutO'Ontnibus ya sería otra cosa; pues posee significado
y abolengos.
No obstante, juzgo disculpable la palabra adoptada en
Francia y trasladada á España y otros lugares. CinCy dicenen
Madrid al cinematógrafo; y al pueblo no le parece mal es¡o de
apocopar esta palabrota extraña de seis sílabas, á la que, con
justicia, trata de cercenarle siquiera una el Sr. Soldevila. ¿Qué
significa Cinei Nada, si atendemos al término mondo; pero
significa todo lo que quiere decir si le consideramos como sín-
copa de la voz, formada por yív7¡|j.a y fpácpw. No solamente hoy,
en día de los automóviles, y de los tranvías eléctricos, y de
las autocicletas, y de los teléfonos, y de los transatlánticos que
van en cuatro días de Europa á América, el uso ha tratado de
acortar las expresiones; en todos tiempos la tendencia ha sido
la misma y de ahí las aféresis, las síncopes y las apócopes:
metaplasmos abundantísimos en todos los idiomas (Pág. 53.)
TOTUMA
Es para los ecuatorianos lo que en España se nombra tem-
bladera: un vaso ancho (entre nosotros gnneralmente de plata),
de figura redonda, con dos asas á los lados, etc. En Vene-
zuela, de donde proviene la voz anotada, totuma es una vasija
hecha de un fruto seco y hueco, como el calabacino. Parecía-
nos voz quichua y le buscábamos la etimología sin encontrar-
la; pero, en todo caso, viene de un idioma afín de los primi-
tivos ecuatorianos. (Pág. 452)
TRAJES
Es una como elipsis en la torma que usamos la voz. Baile
de trajes^ leo en un programa de fiestas madrileño. Debe de
ser baile de trajes del siglo tantos^ ó de tal país y etc. (Pág. 465)
PALABRAS ANOTADAS
ABA— AMA
Págs.
Abarcar 17
Abarrote 18
Abrasarse (de calor, etc.). . 18
Abrazar (la gallina etc.). . 17
Abridor 19
Abusivo 19
Acabar (á una persona) . . 19
Acápite 19
Accido 21
Acentuarse .20
Acial 21
Acoscojado 130
Acoscojars 130
Actitud 45
Acholado 21
Adefecio 22
Adefesioso 22
Adobón 23
Adueñarse 23
Adulón 23
Advenimiento 24
Advocación 54
Aereolito. ...... 24
rvfelfado 243
Africanizarse 40
Agalla 24
Agalludo 25
Agarradera 25
Agarrón 25
Agilitar 25
Aguaje 25
Aguatero. ...... 26
Aguilón 26
Agujetero 53
Págs.
Ahogador 26
Aijares 27
Ajustar 27
Ajustón 27
Alabancia 27
Alabancioso 27
Alacena 29
Aladear 29
Albañel 30
Alberja 30
Alcachofl 30
Alcaparras 31
Alcayate 31
Alcuza :n
Alentado 32
Alentar 32
Alepantado 33
Alepantamiento 33
Alesna 84
Alfeñique 34
Alimentoso 35
Almada 35
Almaizal 36
Almofrés 316
Almuada 35
Alojado 36
Alpillera 52
Alquilón 36
Altamisa 37
Altillo 37
Alto (Vestido) 37^
Aluvión (La) 37
Alverjilla 38
Amanerado 38
494
AMA— BAS
Pag?.
Pács.
Amannaje
Amansa. .
Amasar. .
Amasijo .
Amata
Amatar, .
Amatrerado
Amatrcrarsc.
A m bate ño
Aiij'trícaoízarse
Amodorrado
Amojosead j.
A mojosearse.
Anaco.
Analfabeto. .
Andanza .
Andar íde paso)
Anexionar. .
An no.
Antenalla. .
Antialcohólico.
Antialcohoiismo
Apartador. .
Apeltrechar .
Aplopejía. .
Aplopétícü. .
Apoltronado.
Aptitud. . .
.Apurar. .
Apurísmado.
Apuro. .
Arción. .
Arcionar .
Arftnillera. .
Arenillero. .
Arismética. .
Aristín
Arrancar (gritos)
Arrayador. .
Arrayar .
Arrellenarse.
Arretranca .
Arriar. .
Artesón. .
Artesonado .
Aruñar. .
3^
3ÍI
3-23
323
323
39
40
40
41
40
41
42
42
466
43
43
43
43
43
43
373
44
41
45
45
46
45
46
46
78
46
46
47
47
47
48
48
48
48
4Ü
49
49
49
Aruñazo 49
Aruño 49
Ascensor 50
Asesar 50
Asignado 51
Asorado 51
Asorar 52
Aspillera 52
Atapialar 447
Atenor . . 52
Auja 53
Aujetero 53
.Autobús 491
Automóvil 53
Automovilis.a . . . * 53
.Automovilismo 53
Avenimiento 24
Avío 53
Avocación 54
Azafate 54
Azanjar 54
Azanoria 488
Azorrarse 54
Bacenica 56
Bacenilla 56
Badulaque 57
Bajar (el vestido) .... 37
Balacada 57
Balaustre 57
Balumba 58
Bampuche 58
Banal 59
Banalidad 59
Banalmente 59
Banquillo * . 59
Bañador 60
Barajo 60
Baratillo 60
Baratura 60
Barbijo 245
Barbiquejo 60
Barboquejo 61
Barchilón 127 ,
Barra 61
Barrullo .61
Bascosidad 61
B AS -CAP
Págs.
Bascoso 62
Basto 62
Batalla (campal) .... 62
Bayonesa 63
Bebedero 64
Belermo 64
Bt-nefactor ...... 64
Bermejo 391
Berrear 64
Berreo 64
Bijao 482
Bilabarquín ...... 65
Birabarquín 65
Birondo 65
Bocarada 65
Bocatoma 103
Bocina 66
Bodoquera 67
Bohemia 67
Bohemio • 67
Bola . . ., 68
Boletería. 68
Boleto 68
Bolsico 68
Bolsicón 68
Bolsicona 69
Bomba 69
Bonhomía 69
Botar 69
Botoncillo 69
Botualante 70
Bozalillo 70
Braceador 70
Bramadero 71
Brasilero 71
Brevario 71
Broches 71
Broquel ....... 71
Buchazo 72
Buche 72
Buen día 73
Buena noche 73
Buñega 74
Buñelera 74
Buñelo 74
Buonhomía 69
495
Págs.
Buscar 75
Cabalgadura 77
Cabeza (del arado). ... 77
Cabezada (de la silla). . . 78
Cabezazo 78
Cablegrafiar 78
Cablegrama 78
Cabos 80
Cabrestillo 81
Cabresto 80
Cabro 81
Cabuya 81
Cabuyo 374
Cacho 81
Cachudo 82
Cada 82
Caer cáncer 222
Café 82
Cajeta 82
Cajonera 83
Calavera 90
Calce '85
Calé 83
Calentura 83
Cálido 84
(yalostre 85
Calza . ■ 86
Calzar 86
Calla 86
Callamba 87
Callampa 87
Camada 88
Camapé ....... 88
Camellón 264
Camisola 88
Canasta . 88
Cáncer 89
Cancha 464
Caneca 89
Cangagua 89
Canguerejo 90
Canjruil 90
Canilla 91
Canterón 91
Capellada 91
Cápsula 92
496
CAP-
-CON
Pá«s.
Par.
Capulí
... 92
Clin
. . lUM
Carátula ....
... 1)3
Clister . . . . .
. . lia
CarbuDculo . . ,
... «3
Clown
. .110
Carcomer . . .
... 93
.Club
. . lio
Cargad.) . , . ,
... 233
Cobija
. . 111
Cariátida. . , .
. . . i)4
Cobrar
. . 112
Cariucho. . . .
... 114
Cocacho
. . 112
Carlanca ....
... 1)5
Cocaví
Carnicería, . . .
. . Íi5
Coctel
Caroii:ero . . .
. . . Ü5
Codeador
Carpintero . . .
... !)6
Codear
. . 11»
Carrasposo . . .
... 96
Codeo
. . 113
Carreta . .
... 96
Coger (goteras). , .
. . 113
Cogotudo
Colación .....
Carril
... 97
. . 114
Cartucho. . . .
... 136
Ci>lación fde pobres) .
. . 4154
Cascarilla . , .
... 98
Colapís
. . 115
Casero . .
... 98
Coleta
. . 115
Casilla ....
Casinete ....
Cas-|iiillo. . . .
. . . 100
Columbio
. . 117
Castilla
... loo
Comadrona ....
. . 118
Comedido
Comedirse
Comelóo
Catzo
. . IIH
Caucara ....
. .. . 102
Compañía
. . n»
Caus
... 102
Compra (Se). . . .
Concejero . . . .
Concejil
Cenegosí). . .
... 103
. . lál
Concho
cer".. : : : :
Cercln
105
Congreganta. .
Congre.sal . , . .
Congresista ....
Cig:irreria. , . .
... 235
. . 132
Cine mató jrrafo . .
. 10iiy4ítl
Consignación. . . .
. . 181
... 111
. . ISl
Constipación. . . .
Constipado . . . .
Clima
... 107
. . 126
CON— CHA
Págs.
Cónsul 125
Consulado 126
Contador 126
Contracción 127
Contraerse 127
Contraído 127
Convento 128
Conversar 128
Cormillo . 128
Coro (Capa de) 128
Corozo 129
Correista 129
Correntón 129
Cortapapel 137
Corte 128
Coscacho 112
Coscoja 130
Costal 130
Coteja 130
Coto 131
Covacha 130
Covachero 131
Cretón •. . .132
Crispamiento 132
Crista 132
Crítica ....... 132
Crítico 132
Crochet 134
Cuadra 134
Cuajo 301
Cuartillera 325
Cucalón 127
Cucayo 135
Cuco 135
Cucurucho 136
Cuchi 151
Cuchillo (de papelj. . . . 137
Cuchubos 138
Cuchugos 138
Cuencano 40
Cuereada 138
Cuerear 138
Cuerazo 138
Cueriza 138
Cuero 138
Cuete 138
S'2
497
Págs.
Cuica. 138^
Culata. 139
Culeca 218
Cumbrera 139
Curco 140
Curiquingue 140'
Cursar 140'
Curso (Mes en) 140
Curtido 218"
Curtiembre 140
Curtimbre. 140
Cuscungo. . ' 141
Cuso 102
Cutundir. ..... 142
Cuy 142
Cuy (del monte) . . . . 143
Chacana 145
Chácara 146
Chacarero 145
Chacra 146
Cháfalo 145
Chafalote 145
Chagra 146
Chagrillo 146^
Chaguar 147
Chai 311
Chalán ...... 147
Chamba 148
Chambear 148
Chambón 148
Chambonada 149
Chamburo 149
Chamico 149
Chamiza 150
Champús 150
Chancaca 437
Chancho . 150
Chapa 152
Chapar 153
Chaparra 153
Chaparro. . . . . . . 153
Chapo. 154
Chapuna 154
Chaquiñán 154
Chaquira 335
Charlón \^^
CHA— DBM
Págs.
Psg*.
Charol 155
Charqui 156
Chauffeur 53
Chí 380
Chicana -156
Cbicaaería 156
Chicanero 15G
Chicta 157
Chicur 157
Chichirimicü 157
Chiglán 158
Chigüil 158
Chihuahua 158
Chilca 159
Chilguacán 149
Chili 159
Chilpe ISO
Chilpiado 160
Chilpiar 160
Chimbador 160
Chimbar 161
Chinche (El) 161
Chinchón 162
Chingana 162
Chiricatana 163
Chirlazo 163
Chirlo 163
Chirotada 164
Chirote 163
Chisipa 81
Chivo 81
Choclo 164
Chocllo 161
ChocUotanda 164
Choco 164
Choleta 115
Chonta 165
Choncaruro 165
Choniilla 165
Chucaro 165
Chucchidor 166
Chucchir 165
Chacehi 166
Chuccho 251
Chuco 166
Chucahi 176
Chucuri IST
Chucho 231
Chuchuca. 167
Chuchumeca 167
Chueco 171)
Chugo 170
Chuleo 171
Cbulpi 172
Chullaleva 172
Chullcu. . ■ 171
Chuma 173
Chumado 173
Chumar 173
Chupar 173
Chupo 174
Chupón 174
Chuquiragua. ■- . . . .175
Chureado. ■ 175
Chureador 175
Churear 175
Churero 175
Churo 175
Churumbela 176
Chuscujeta 177
Chuznieto 177
Damajahua 179
Damasana 179
Dar (bote) 179
Dar (buchazos) 72
Dar (el pecho) 180
De adrede 180
Debajero 180
Debilitamiento 180
Decepción 181
Decepcionar 1?2
Declinar (un honor). ... 183
Decrepitar 183
Dedo de dama 115
Defeccionarse 183
De gana 183
Demanda 188
Demandar 188
Dcmandero 183
Demasiado 184
Dementado 186
Demisión ISA
DBM-BNC
PáBS.
Demitir. • 186
Demoño 188
Etenantes 319
DcQtrar 189
Denuncio. (El) 189
De repente 189
Derritido 190
Derritir 19ü
Desapercibido 190
Descachalandrado .... 190
Descuajeringarse .... 191
Deschavetarse 191
Deschapar 191
Deschavetado 191
Desecho 192
Desengañado' 192
Desentechar 193
Desentejar 193
Desgarrar 194
Desgarro. . . ... 194
Desgracia 194
Deshoje -194
Desgrane 195
Desmancharse 195
Desmanguillador 196
Desmanguillar 196
Desondra 197
Despabeladera 197
Despavisa'lera 197
Despostar 198
Desraizar 193
Destajar 198
Destaje 198
DeslempUrse (los dientes) . 199
Destornillarse 199
Destroncado 200
Destroncar 200
Desvestirse 198
Dialecto 200
Diarismo 201
Dictaminar 122
Disparate . 194
Domingo siete 202
Doña 203
Dueño (La) 804
205
Echarse 207
Ele 307
Eleccionario 308
Elevado 33
Embarcarse (en coche) . 208
Embayado 310
■embayarse ' . 310
Embonar 210
Empañetado. ..... 210
Empañetar 310
Empaquetado. ..... 211
Empaquetarse 311
Empecinado 311
Empipada 312
Empiparse 212
Emplumar 212
Empotrerar 213
Empetrecer 213
Empuñadura. 213
Enagua 253
Enalfombrado 213
Enalfombrar. ... . 213
Enancado. ...... 214
Enancarse 314
Enantes 219
Encalmarse 314
Encamotado 214
Encamotarse 214
Encanijado 214
Encanijar 211
Encarado 215
Encararse 215
Encarcelamiento. ... . 216
Encarne 216
Encarpetar 216
Encenegarse 216
Encluecarae 218
Encontrar 217
Encuartelado 217
Encuartelar 218
EnconfiUr 313
Enculecarse 318
Encurtido 318
Encurtir 318
Enchaparrarac , , , . . t\*
500
BNC— PIL
Enchipado.
Enchispado
Enchispar.
Enchisparse
Endenantes
Endose. ,
Entermarse
Enfermoso.
Enflorar .
Engangranarse
Engastador
Engatillado
Engatillar.
Engestado.
Enhacendado
Enjaezar .
Enjaguar.
Enjagüe .
Enjugamanos
Enlazar. .
Enmonar.
Enraizar .
Enredista.
Enrostrar
Ensartar (la aguja
Entechar.
Entejar. ,
Entierro .
Epigrama
H^pilecsia.
Epiléctico
Equilibrista
Erogar. .
Erogación.
Erogante.
Escalentación (de sangre).
Escalera .
Escobillar.
Escondidas (Juego de las)
Escupidera
Escupidor.
Esgarrar.
Esgarro .
Especería
Espelma .
Esperma .
Págs.
409
219
219
219
219
221
221
221
221
222
222
222
222
223
224
224
224
224
224
225
219
225
225
425
225
213
213
225
293
226
227
321
228
228
228
229
261
229
229
56
56
194
194
229
230
230
Págs.
Espinilla 231
Espino ....... 231
Espuela (de los gallos) . 232
Espuelazo 232
Espumilla 233
Estacado 233
Estacador 233
Estacarse. 233
Estafeta . 234
Estampilla 234
Estanco 235
Esterilla. ..... 236
Esti tiques. ...... 236
Estupar . 236
Estupo . . 236
Etiqueta 236
Encalo 348
Europeizarse 4ü
Exprofesam.ente .... 237
Extrañar 237
Faccionado 239
Factura 239
Facundioso 239
Faena 239
Falla 41-9
Fallón 240
Faltón 240
Fantoche 240
Fardel 97
Farmaceuta . # 241
Farol de retreta 241
Faumentos 241
Federarse 242
Féferes 248
Felfa 243
Felfado. . 243
Feróstico 243
Ferrocarril ...... 244
Ferrocarrilero 244
Festación. ....... 244
Fiacre 210
Fiador ..... . . . 245
Fiebre. . .. , 83
Fieróstico 24S
Fierros. . ^ , . . . . 245
Filatería. . . . 245
Filático
Filibustero. . . ,
Filo
Flautero . . . ,
Flebotomista . .
Fletador. . . .
Fletante , . . .
Fletar
Flete . . . . .
P'oete
Follón
Follones . . . .
Fondeado. . .
Fondearse. .
Fondero . . . .
Fortuna . . . .
Fortunoso. .
Fregar
Freile
Fréjol
Frentón . . . .
Frentudo. . . .
Fresa
Fresada . . . .
Fresco . . . .
Fríos
Frontal . . . .
Frutilla
Fuegos
Fuete
Fulminante . • .
Fullero. . . , .
Fundir . . . .
Fundirse. . .
Fustán . . . .
Galopa
Galpón
Gallina (de Persia).
Gallito . . . .
Gallo
Gamalote. . .
Ganado
Ganchero
Gancho
Garniel. ....
Garrapatero. . .
FIL
-MON
SOI
Págs.
Págs.
. 245
Gatillo
. . . 258
. 379
Género ....
. . . 253
. 246
Gesto
. . . 258
. 246
Giganta ....
. . . 259
. 246
Giguear ....
. . . 260
. 247
Golumbio . . .
. ... 260
. 247
Grada
. ... 261
. 247
Gradiente
. . . 261
. 247
Gradiola. . . •
.261
. 248
Gramalote. . . .
. ... 256
. 248
Granadilla . . . .
. . 262
. 248
Granadino . . •
. . . 262
. 248
Guaba ....
. . . 262
. 248
Guabo
. . 262
. 249
Guachar
. . 263
. 249
Guácharo
, . 263
. 249
Guaccho
. . 263
. 249
Guacho
. . 263
. 250
Guadua . • . . .
. . . 264
. 250
Guagua
. . 264
. 250
Guando
. . . 265
250
Guango
. . . 265
. 251
Guangudo. . . .
. . . 265
. 111
Guanto
. . . 265
84
Guaraca ....
. . . 266
. 251
Guarmi
. . . 266
. 251
Guarmilla ....
266
. 251
Guarniel. . . . .
.' : . 97
. 251
Guaso
. , . 266
. 248
Guatusa ....
. . . 267
252
Guayaguil. . . .
. . . 39
252
GüiUegüille. . . .
. . . 267
252
Guineo
. . . 268
252
Guisante de olor. .
. . . 38
253
Hablar (á uno) . . .
... 269
255
Hacer hoja . . . .
. . 269
255
Hacienda
.. . . 269
255
Hallar
. . . 217
255
Hambre
. . 270
255
Hambreado. . . .
. . . 270
256
Hato
. . . 270
256^
Hembrilla ....
. . . 271
257
Higuerilla. . . .
. . . 271
257
Hincarse
. . . 271
97
Homoto
. . , . 350
258
Honorabilidad, . ..
.. V .272
502
HOR— LEV
Págs.
Horcado 272
Horcón 272
Hormig-uero 272
Hormiguillo 273
Hostiero 273
Huaco 273
Huasca 481
Huasilla 273
Huevo molle 115
Huilón 274
Huincha 412
Humanarse 274
Humar 275
do 33
nano 277
nconado 277
nconarse 277
nconocible 278
nconoso 277
ncrementar . . . . . . 278
ndependizar 278
ndiano 279
ndico 279
ndio 279
ndígena 279
ndustriarse 281
nfiernillo 411
ngeniatura 281
ngüente 282
njrüento 282
njundia 282
njundioso. . . . . . . 282
nmortal 282
nsubsanable 283
ritelectual 283
nteresable 283
ntrigarse ....... 283
rreprochable 284
rrigación 283
rrigar 284
Jaboncillo 285
Jatatina 285
Jaletina 285
Jampa 286
Janeiro 286
Jaquimón . .. .. , , . . 287
Págs.
aziuin del Cabo 28'7
ebe 287
etón 287
ícama 287
ílguero 288
ipar 289
ipijapa 289
obachón 289
ora 289
orcón . 272
orero 289
overo 171
uco 290
unco 291
urón 291
Kalograma 80
Kepi . . • 293
Kilogramo 293
Labia. ........ 295
Labioso 295
Ladrillera 3^0
Lagarto 295
Lana (de humedad). . . . 296
Lance 296
Lancha 296
Lanchar 296
Lapo 297
Latería 297
Latero 297
Látigo 297
Latigueada 298
Latigueo 297
Latiguear 298
Lavacara 298
Lavamanos 298
Lavandería 299
Lázaro 299
Lazo 481
Lebrillo 301
Lechero 299
Ledino 299
Leñatero 300
Leonera 300
Letras de agua 300
Leva .301
Levantarse de mañana. . . 300
LEV— míe
Págs.
Levita (El) 300
Librillo 301
Lidiadera .-301
Liencillo 302
Limosnero 302
Liso 302
Lisura 302
Líquido 302
Lisión 302
Lobo 303
Lonche 304
Longo 304
Lora 445
Lunch 304
Luterana 305
Llama 307
Llamingo 307
Llapango 307
Llapingacho 307
Llaqué 308
Llavazo 308
Lluqui 309
Macana . .311
Macanazo 311
Macollar 311
Máchica 307
Machote (a) 312
Maduro 378
Maguey .312
Majar blanco .313
Malagradecido 314
Malanocharse 314
Malaya 102
Maleta 315
Maletero 315
Maletón 315
Maltón 81
Maltraca 316
Mama 166
Mamadera 317
Mama giganta 259
Mampuche 58
Mandatario 317
Manequí 317
Maniate 318
Mano 318
503
Págs.
Mantequilla 318
Mantequillera 319
Manzana (de la garganta) 319
Maña 319
Mañoso 320
Marconigrama 80
Margarita 320
Marguay 485
Mariado 320
Marionete 240
Marisco 321
Maromero 321
Marqueta .321
Masa de hoja 321
Mascar chocolate 322
Mashca 154
Mástil 322
Mata 322
Mata (de trigo, 312
Matacán 323
Matanza 323
Matahambre 102
Matalotaje 135
Matapalos 323
Mataperro 323
Matrero 323
Matrimoño 324
Mauca 423
Maulero 324
Mechificar 324
Media-media 324
Mediera 325
Medio pelo 325
Mediquero 449
Médula 325
Melodio 326
Melloco 327
Membrillada 326
Mensurar 326
Meope 327
Meopía 327
Mesurar 326
Michinal 327
Miedolento 328
Miel 328
Miel sobre buñuelos . . . 328
i
504
MÍO—PAL
Págs.
Miopía 327
Mischquiucho. 422
Misiá 328
Mistura 147
Mitra 329
Moca 329
Mocera 330
Mojo 40
Molde 330
Moldura 330
Molestoso 330
Móloc 331
Molle 331
Monsuleo 332
Montubio 332
Moquillo 21
Morocho 90
Mortiño 332
Moscardón 333
Mosco 333
Mote 333
Muchila • . . . 334
Mudada 334
Mudo 334
Mullo 335
Muralla 336
Murmurón 336
Naciencia 337
Nacho 343
Nagua 253
Naranjilla 337
Naranjillada 337
Naranjillo 338
Narigada 338
Narizón 338
Navaja 339
Nema 339
Nevado 340
Nieve 340
Niña 344
Níspero 34 1
No hacer nada 341
Nones 34 1
Ñaruso 342
Nato 343
Ñeque 344
Págs.
Ñiño 344
Ñuño 345
Ñuto. • 345
Objetable 347
Obo 347
Obstetriz 348
Oca 348
Ocal 348
Ócalo 348
Ocre 349
Ojala 349
Ojeadura 340
Ojear 349
Ojo 350
Ojota . 352
Omóplato 350
Omoto 350
Ondra 197
Ondrado 197
Ondrar 197
Opimo 351
Orangutango 351
Orangutano 351
Ordeño 415
Orquídea 351
Oscuro . . 352
Oshota 352
Otayete 353
Otayo 353
Otro sí 353
Padastro 355
Padrote 355
Paico 356
Paita (A la luna de). ... 355
Paja 356
Pajarero 357
Pajón 357
Pajonal . 357
Palancón 358
Paleto 359
Paletón 359
Palo ensebado 359
Palón 359
Palonear . 359
Paltana 359
Paltó 359
PaM-PRE
Págs.
Pamba 360
Pampa .... ... 360
Pampero 361
Panamericano 361 .
Pancada 361
Panela . 437
Panfleto 362
Pantano 106
Panteón 362
Paño 224
Papacara 340
Papelada 363
Papujo 363
Parajina 395
Paragua 364
Paralelógramo 364-
Paralis 364
Paraméar 364
Páramo 364
Parapeto 365
Pararse 366
Pararse (en dos pies) . . . 384
Pararse (los pelos) .... 366
Pareja 367
Perendera 367
Pariente (La) 367
Partidario ....... 367
Partido 367
Parturienta 367
Pascana 368
Paspa 369
Pato (Ser el) 369
Pavimentación 369
Pavoneado 369
Pavonar 369
Paya 423
Pedacear 370
Pedagogia 370
Pegadillera 371
Pegadillo 371
Pegadura 372
Pelagato 323
Pelear 372
Pelo (Montar á) 372
Peltrechar 373
Peltrecho 374
505
Págs.
Peluchar 374
Peluche 374
Penco. . . ' 374
Peonada 375
Pepino 375
Perencejo 376
Perfumador 376
Pesebrera 134
Picaflor 403
Picotón 376
Pie 376
Pimán 377
Pininos 377
Pinol 377
Pintón 378
Piola 378
Piquero 378
Piquiucho 422
Pirata 379
Pita 380
Planazo 380
Planilla 380
Pléyade 381
Plumero 381
Poblada 382
Polecía 382
Policial .383
Polígloto 383
Pollera 383
Pollino 355
Pondo 384
Ponedora 384
Poner 384
Popelina 385
Porrazo 385
Portavianda 385
Postema (El) 385
Postura 385
Potreraje 386
Potrero 386
Potro 386
Pozo 387
Prendedor. 72
Preñadilla 387
Preocupación 387
Preocuparse ^^'^
l'ngH.
l'rcHbltiímo :)HH
E'rcHtidJKitador :{2l
PrriicindendH 3HH
l'retencidsti :tH«
l'rclil ;(«H
Pringar. :t«ü
l'rint;iip :(Kil
Prisilrto nm
l'rnmrier :)ilO
PriiebiitM :tiil
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ichu.
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Puoí
Pll
Puchuela ;IJI3
PiKthlitda . :i82
Ptijamantp :ití3
Puljiurro :(»;)
Ptina 438
Punchara :(ni
Puntada lOd
Puntero 3<i3
Pumo iicápitr 20
Punto a|tartr 30
Pupear 31' 4
Pupo 3-ia
Purc ,331
PusiSn 301
Puittin 301
Vucrosin 3!iR
«^iHfnwinr sys
V,íui>-hua .... . sys
O«i<'hu'smo. ;W9
t,1«ÍTdc 3!»1>
(.^uir-tismo 400
Ouitoaoama 40i
(,>«ilUv 403
l^iilK-a 401
(^imimUio 403
0«tn«"h« 403
O'iinde 4 OS
*>>iníro 4,,3
0« infice'"" »i'3
OuiaM 40!l
Págs.
Quipe 403
Quisbca. ....... 401
Quorum 404
Racimo 40';
Ramazón 40»
Ranciarse 40S
Rancio 40fi
Rancla 4Ut<
Ranciado 40S
Ranciarse 408
Ranga 423
Rango 408
Rungosu ion
Rapingacho 308
Raposa 303
Rascadillar 4U9
I Rascarrabias 409
I Raspa 409
¡ Raspadura 109
Raspear 409
Rasqueta. ....... 410
Ras<)uciear 410
■ Rastra 411
I Ravuela 411
I Rpatt 411
Reboto 413
Recico. 413
] Refrenda 418
; Refutable 34"
Regar 41S
Regarían 414
Rejo 415
Rejoso 413
Remaniente. 415
Remesón 115
Remolienda .... 44«
Renguear 116
Repelo 4l«
Repelar 4l«
Replantadom. , . , 41$
Reprochable «<
RepunuJor 41"
Repuatar 41T
Resoetetooto 4l~
Requt
Reqni
REQ— TAM
Págs.
Requisición 418
Reservado 419
Resiemlira, . . . . . .419
Retobado 419
Reverbero 419
Revolucionar 420
Revuelo 420
Rienda 420
Rifle 421
Rocotín 421
Rocoto 421
Roleta 422
Romereante 422
Rosa 422
Rucu 423
Runa 423
Runallama 307
Sacar de juicio . . • . . . 425
Sacar choco 322
Sacar (en cara) 425
Sacudón 425
Saino 251
Salpicar 425
Salpicón 425
Salto 426
Saraso 489
Sarsa 426
Sartén (El) 427
Saúco 427
Saya 69
Sebicabra 427
Seco 415
Secundero 428
Segundero 428
Sellar 428
Sembrar (Tierras de panj. . 429
Sembrío 429
Semoviente 430
Sendo 431
Sentar (al caballo) . . . . 431
Sentón 431
Sesionar 431
Siempreviva 282
Sigse 432
Silgado 432
Sindicado 432
507
Págs.
Sindicato 432
Sindicatura 432
Sinvergüenza 433
Sipo 434
Siria 353
Sirviente (La) 431
Sisar 434
Sismo 435
Sismógrafo 435
Sismología 435
Soberado 436
Soberna 436
Sobrepasar 436
Sobrerrienda 436
Socapar 436
Socolar 489
Socorva 437
Socrocio 437
Soche 427
Soguear 437
Solar 438
Sonante (Dinero) .... 438
Sonriente. 438
Soplador 438
Soplar 438
Soroche ...... . . 438
Sota (El). ...*... 439
Subsistencia 440
Subsistir 440
Subvencionar 440
Sucre 440
Suedro 441
Susceptibilidad 441
Susceptible 441
Sutil 441
Tabique 443
Tablado 443
Tacunga 444
Tagua. . ^ .129
Taita 444
Taitita .444
Taje 445
Talamoco 445
Tamal 445
Tambarria 446
Tambero 446
TAM-TRO
Págs.
Tambo 446
Tamo 44(1
Tapa (de raspadura) . . 410
Tapaaca 446
Tapial 447
Tapiatar 447
Tapialera 448
Taquilla 448
Taquillado 448
Taquillar 448
Taquillo 448
Tascar 448
Tasín 448
Taura ua
Taxo 450
Tai con laz 451
Teje mad eje 451
Tela de huevo 451
Tema (El) 451
Tembladera 451
Temblor 45S
Temperamento 45d
Temperatura 452
l'emplar 452
Temple 452
Tener agallas 25
Tender (la cama) 453
Tercena 453
Tercenista 454
Terco 454
Temejo 454
Temo 385
Terquedad 455
Testar 455
Testimoño 455
Tibiar 456
Tiempo (Hacer) .... 456
Tienda de abarrotes 18
Tierno 456
Tigrillo 457
Tinajera 457
Tingar 437
Tingazo 457
Tinterillo 457
Tintero 457
iipo 4
Tiricia 4
Tiro (Caballos de). ... 4
Tiseras *
Tóete 4
Tocuyo 3
Todito -i
Togte i
Tola i
loma 1
l'oquilU -1
Torta 1
Torzón 4
;i'osladn 4
Totora i
Totoral -1
Totuma 4
Tradicionalista 4
Tradicionista 4
Traje
Trajes 465 y 4
Traqueado 4
Trasplantación 4
Trastrabado 4
Trastrabar 4
Trastrabe 4
Trastrabillar 4
Trencilla 4
Tres cuartos (para la una) . 4
Tresquila 4
Tresquílar 4
Tribuí 4
Trincar 4
Trinche 4
Triquis 4
Triquis miquis 4
Trompada 4
Trompeador 4
Trompear 4
Trompiza. ...... 4
Trompón 4
Trompezar 4
Trompezón 4
Tronco 4
Tropeña 4
TRU— ZUM
509
Pags.
Trunco 471
Trust 472
Tucurpilla 472
Tumbado 473
Turrún 115
Tusar 478
Umbral 475
Umbralada 475
Umbraladura 475
Umita 164
Unto 155
Uña de g-ato 476
Uña de pava 422
Urcu — camashca 391
Utilizable 476
Uvilla 92
Uvillo 476
Vaca loca 477
Vahu 477
Valacada 478
Valona (Hacer la) . . . . 478
Vareque 443
Velorio 478
Vena 479
Venadero 479
Vendaje 479
Vende (Se) 120
Vendimia 480
Vení 86
Venir 480
Vertiente 387
Vestido 481
Veta 481
Victimar 482
Págs.
Vigencia 482
Vijao . 482
Vinagrera 482
Virgüela 483
Virusa 483
Volada 483
Volantín ....... 483
Volantinero 483
Volatería 484
Vuelto. . 484
Vulgarismo 484
Yacupuma 485
Yapa 485
Yapar 485
Yeguarizo 485
Yerbuno 486
Yugocara 486
Yuyos 486
Záfiro 487
Zambo 488
Zambullir 487
Zambullón 487
Zanahoria 487
Zanahoria amarilla. . . . 487
Zanjero 488
Zapallo 488
Zapatón 489
Zarazo-za 489
Zocolar 489
Zorro 803
Zueco 489
Zumbador 490
Zumbambico 490
ERRATAS MÁS NOTABLES
Pá|[¡ia
Línea
Dice
Debe decir
72
31
la bo/sa
la de bolsa
95
2
cuerpo
cuero
96
27
del carro
de carro
125
5
esttplicidad
estipticidad
137
26
murallas
murallas
164
25
salados
saladas
.64
27
chgililes
chigUiles
177
6
o'.o¿YY'^vo;
5'.aÍYifovo;
190
I
DIRRITIDO
DKRRITIDO
202
2
quien quiera
quienquiera
235
22
estancadas
estancados
248
9
nuestras
nuestros
312
3
macollar
macolla
33»
14
qualquier
cualquier
356
I
frustadas
frustradas
362
28
quemar
quemo
3»t
20
sietes
siete
30
6
vocales / y //
vocales e y 0
420
12
más
mas
4;v^
S
mi china!
mi si nal
467
3
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